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Full text of "La Santa Biblia, que contiene los Sagrados Libros del Antiguo y Nuevo Testamento : antigua version de Cipriano de Valera, cotejada con diversas traducciones, y revisada con arreglo á los originales hebréo y griego"

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S3.  a..  /O 


_¿y^£^-e  o-i^e-^ 


LA 

SANTA  BIBLIA, 

QnK  COHTIBKB 

LOS    SAGEADOS    LIBROS 
DEL 

ANTIGUO  Y  NUEVO  TESTAMENTO. 

ANTtaiTA  TXBfflOH  DE  CIFBtAKO  DB  VALEBA, 
COTEJADA  CON  SIVEBSAB  TB ADUCCIÓN  E8, 

T  pEyraADA 

CON  AKRBOLO  i  LOS  ORIGINALES  EEBBÉO  T  GBIEOa 


OXFORD: 

IMPEBNTA  DE  LA  UNTVIRSmAD. 


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TABLA 


DE  LOS 


LIBBOS  DEL  ANTIGUO  Y  DEL  NUEVO  TESTAMENTO, 

CON  EL  NÚMERO  DE  LOS  CAPÍTULOS  DE  CADA  UNO. 


LIBBOS  DEL  ANTIGUO  TESTAMENTO. 


Cap. 

OENESIS 60 

Éxodo 40 

Levitk» 27 

Ñámenos 36 

Deoteronomio 9A 

JosDé 2á 

Jueces 21 

Eut 4 

lo  de  Samuel 31 

2»  de  Samuel 24 

lo  de  los  Beyes 22 

a»  de  loe  Beyes 26 

lo  de  las  Crónicas 29 

2o  de  las  Crónicas 36 

Esdraa 10 

Ndwmias 13 

Ealher 10 

Job 42 

Salmee 160 

Proverbios 31 


Cap. 

Ecciedastéa 12 

El  Cantar  de  los  Cantaros  de  Salo- 
món      8 

Isaias 66 

Jeremías 52 

Lamentaciones 5 

Ezequiel 48 

Daniel 12 

Oseas 14 

Joél 3 

Am6s 9 

Abdias 1 

Jonás 4 

Michdas 7 

Nahum 3 

Habacuc 3 

Sophonios 3 

Haggéo 2 

Zacaiias 14 

Malaquias 4 


LIBBOS  DEL  NUEVO  TESTAMENTO. 


Cap. 

aXATEO 28 

amaróos 16 

aLncas 24 

8.  Juan 21 

Hechos  de  los  Apóstoles 28 

Epístola  k  los  Bomanos 16 

1»  &  loe  Corintios 16 

2i&  loe  Corintios 13 

AksGUatas 6 

AlosEfedos 6 

A  los  FOlpenses 4 

A  los  Colosenses 4 

1*  &  los  Tesalonioenses 5 

di  &  los  Tesalonicenses 3 


Cap. 

lab  Timoteo 6 

2a  &  Timoteo 4 

A  Tito 3 

AFilémon 1 

A  los  Hebreos 13 

Epístola  de  Santiago 5 

la  de  S.  Pedro 5 

2adeS.  Pedro 3 

la  de  S.  Juan 5 

2a  de  S.  Juan 1 

3a  de  S.  Juan 1 

Epístola  de  S.  Judas 1 

ElApocalipsi 22 


LIBRO  PRIMERO  BE  MOISÉS, 

OOMUKMENTi;  UAMADO 

EL  GÉNESIS. 


A.C.  4MM. 


>1>io.8.SS. 
Heb.  1.1)01. 

tU.8. 
iS«L8.a. 

la.  40. 98. 

Jer.  SL  U. 

Zac.IS.1. 

H«cluUl& 

Boía.1.90. 

CoLLUL 
<  Jer.  4.  SS. 
'  Job  -26.  U. 

8*L104.aO. 
«8«1.  88.S. 
/  S  Oor.  4.  «. 
rls.4&7. 
»JobS7.18. 

Jer.  10. 19L 
>  ProT.  8.  S8. 

8*LUB.8. 


»  Job  38.  8. 
itel.  1M.9. 
J«.  5.  22. 
SF«d.8.& 


'8al.l9(L7. 
"8*LIOU9l 


•BftLU6.& 
Jer.SLSai 


CAPITULO  I. 
Cr*aeitm  del  mtmia.  Forma  Dio»  «I  tUUt,  l« 
tierra^  lo*  astro*,  latyHamtaa  y  airfuiaiM,  f 
orptHmmml»  oí  Ammmv^  al  «mI  t^/Ma  todo 
loeWodo. 

EN  «d  principio  crió  &IMot  Ig*  oiekM, 
jr  la  tiáink. 
9  1 Y  la  tienra  estaba  edewrdenada  7 
vacia,  Y  la»  tinieblas  tttaban  sobre  la  haz 
del  abismo,  ij  ei  Esiiírltn  de  Dios  se 
moTia  sobie  la  has  de  las  aguas. 

S^Yd^Dios:  •Sealabutt/yftiéla 
lux. 

4  Y  tío  Dios  que  la  Iva  no  buena :  7 
aportó  Dios  la  luz  de  laa  tinieblas. 

5  Y  llanut  Dios  á  la  hiz  DU,  97  á  las 
tinieblas  llamó  Noche:  7  ftié  la  tavde  y 
la  maflana  un  dia. 

S  ^  Y  dijo  Dios:  Haya  ezpttnsion  en 
medio  fie  laa  aguas,  7  separe  las  aguas 
de  las  aguas. 

7  E  lüzo  Dios  vna  espandon  *,  7  apavtd 
las  aguas  que  ettan  debajo  de  la  expan. 
sion,  de  las  aguas  que  iutan  sobre  la 
expóoiion :  7  ñié  asi. 

8  Y  llamó  Dios  á  U  expansión,  Cielos: 
7  fn^  la  tarde  7  la  maflana  el  dia  se. 
gando. 

9  ^  Y  d^  Dios,  It  Jtintanse  las  aguas 
que  citei»  debajo  de  los  oídos  en  un  lu* 
gar,  y  deaedbnue  la  seoa:  7  fué  así. 

10  Y  Uamó  DkM  &  la  seca.  Tierra,  y  ¿ 
la  reunión  de  las  aguas  llanió  Mares :  7 
«ió  Dios  que  eifo  «ra  bueno. 

11  Y  d(Jo  Dios  s  Pmduica  la  tierra  7er- 
ba  verde,  7erba  que  dó  simiente;  árbol 
de  firuto  que  dé  ñuto  tsgun  su  género, 
que  su  ainiiente  e«<éen  él,  sobre  la  tierra : 
7  fué  así. 

19  Y  predv^  la  tierra  yerba  verde,  yer- 
ba que  dá  simiente  según  su  naturaleía, 
y  árbol  que  d4  firuto,  cuya  simiente  tttü 
en  él,  según  su  género :  y  vio  Dios  que 
estoem  bueno. 

18  Y  fué  la  tarde  y  la  maflana  d  dia 
tercero. 

14  ^  Y  dijo  Dios,  Sean  'lumbreras  en 
la  ezpoiBion  de  los  cielos  para  apartar 
d  dia  y  la  noche:  y  sean  por  seflaleB,  y 
para  las  estaeion»",  y  para  dias  y  afkos. 

15  Y  sean  por  himbraras  en  la  czpan. 
aion  de  los  eieloi  para  alnmbiar  soIrv  la 
tierra:  y  ftiéasL 

10  E  hizo  Dios  dos  grandes  lumbreras : 
la  lumbrera  mayor  para  que  seflorease 
el  dia,  y  la  lumbrera  menor  para  que 
in  la  noche:  *Aúo  tamuen 
laaestrdias. 

17  Y  pdsolas  Dios  en  la  espansion  de 
les  délos,  para  alumbrar  sobre  la  tiem, 

18  Y  para  sefiorear  en  d  dia  y  en  la 
noche,  y  pan  apartar  la  luz  y  las  tinie- 
blas :  y  vio  Dios  que  ato  era  bueno. 

19  Y  finé  la  tarde  y  la  maflana  d  dia 


90  Y  d^o  Dios,  Produzcan  laa  aguas 
réptü  de  anima  viviente,  y  aves  que  vu- 
elca sobre  la  tíarra,  en  la  abierta  expaa- 
sion  de  loa  delos^ 

.  91  Y  erió  Dios  las  grandes  ballenas»  y 
leda  oosa  viva  que  anda  anrastsando,  que 
laa  aguas  pmdujeroa  segua  su  género, 
y  toda  ave  alada  según  su  espedet  y  vio 
Olea  qpn  aafe  ara  bueno. 


99  Y  Dios  les  bendUo  dloiendo,  Fruc. 
tiüead  y  midtipliead,  y  henchid  las  a* 
guas  en  las  mares,  y  laa  aTcs  se  multi^- 
quen  en  la  tienra. 

98  Y  fbé  la  tarde  y  la  maflana  d  dia 
quinto. 

94  ^  Y  d^o  IMos,  Produzoa  la  tierra 
seres  vivientes  s^un  su  género,  bestias, 
y  serpientes,  y  animdes  de  la  tíerra  se- 
gún su  eapeoie :  y  fué  así. 

96  E  hizo  Dios  anlrodes  de  la  tíenni 
segua  su  aénero,  y  ganado  según  su  gé- 
ñera,  y  todo  animal  que  anda  arrastran* 
do  sobre  la  tierra  según  su  espeoie:  y 
vio  Dios  que  «do  tra  bueno. 

aSJl  Y  dJ|]o  Dios,  •  Hasamos  d  hombre 
á  nuestra  imagen,  conrorme  á  nuestra 
semtganza :  y  seftúee  en  los  peces  de  la 
mar,  y  en  las  aves  de  loa  deloe,  y  en  laa 
bestias,  y  en  toda  la  tierra,  y  en  todo 
Atimd  que  anda  arrastrando  aobte  la 
tiennu 

97  Y  crió  Dios  d  hombre  ft  su  imagen, 
á  imagen  de  Dios  lo  crió :  maoho  y  tim- 
bra los  ciló. 

98  Y  los  bendijo  Dios,  y  díMes  Dios, 
Fructificad  y  multiplicad,  y  neneUd  la 
tierra,  y  sqjuzgadla,  y  sefioread  en  los 
peces  de  la  mar,  y  en  las  aves  de  los 
oidos,  y  en  todas  las  bestias  que  se  mu- 
even sobre  la  tierra. 

99  Y  dijo  Dios,  He  aquí  que  os  he 
dado  toda  yertia  que  dá  atañiente,  que 
edA  sobre  la  haz  de  teda  la  tierra,  y  todo 
ártwl  en  que  Aey  fruto  de  árbol  que  dá 
simiente;  ^  ser  os  ha  para  comer. 

80  Y  á  toda  bestia  de  la  tierra,  y  á 
todas  las  aves  de  los  cielos,  y  á  todo  lo 
que  sp  mueve  sobre  la  tierra,  en  que  hay 
vida,  toda  yerba  verde  iet  terá  para  co- 
mer: yftiéagí. 

81 Y  vio  Dios  todo  lo  que  habla  hecho, 
y  he  aquí  que  «ni  bueno  en  gran  mane- 
ra. Y  fué  la  tarde  y  la  maflana  d  dia 
sexto. 

CAPITULO  II. 
Atabado*  ta$  obra*  d*  la  ereaeion  «n  tot  tti* 
Ha»,  á—eamta  IHo»  «n  d  itptimo,  y  «<m<^ 
ea  *tU  dia.  Oclooa  ai  komfrr»  on  *Í  Famiaoi 
fvrma  á  Sva,  t  intUittlt»  «I  natriwíonio. 

Y  FUERON  acabados  los  cidos  y  U 
tierra,  y  todo  m  ornamento. 

8  Y  acabó  Dios  en  d  dia  séptimo  «n 
obra  que  hizo,  y  «reposó  d  día  séptimo 
de  toda  su  obñ  que  lúibia  hecho. 

8  Y  bend^  Dios  d  dia  séptimo,  y  san- 
tificólo,  porque  en  él  repoaó  de  tolda  su 
obra  qneJiabia  Dios  eriaoo  y  heebo. 

4  ^  Estos  wn  los  orígenes  de  tos  cielos 
y  de  la  tiem  cuando  nieron  criados^  d 
dia  que  Jéhová  Dioa  hiao  la  tiem  y  lea 
«ddos, 

ft  Y  toda  planta  del  campo  antes  que 
ftiescen  la  Üena,  y  teda  yerba  dd  campo 
aalas  que  naeiese :  porque  aun  no  habla 
Jdiovi  Dios  liecho  llover  sobre  la  tienra, 
ni  habia  hombre  para  que  labrase  la  ti- 
erra. 

6  Mas  subia  de  la  tierra  un  vaper,  que 
regaba  toda  la  fhz  de  la  tierra. 

7  \  Formó  pues  Jdtová  Dioa  d  hom- 
bre dd  bpolvo  de  la  tiem,  y  alentó  «en 
su  nariz  «soplo  de  vida;  y  rae  d  hombre 
en  alma  viviente*. 


Á.C.  400i 


o  Id.  7. 99. 
ir.  4.M. 
Od.  8. 10. 
lOBr.U.7. 


i'Ov-9.8. 


•  Iz.SO.1. 
]Sb(t6.18. 
Vat.lS.& 
Od.S.16. 
IT. 
Beb.4.4.9. 


*  Osp.  Ü.  O. 

I«.64.8. 

■  Job  88. 4. 
'IS.8.SS. 
'10or.U.4S. 


A.  G.  4001 


GÉNESIS,  III,  IV. 


A.  C.  4001 


/Bi.SL8,9. 


Pro.  8.18. 
Apoe.S.7. 


AC»p.ZS.18. 

tHeb.OHA. 
»I>ui.l0.4. 


tt«M«3. 


(lOar.11.9. 
lTIm.S.U. 

"8ia.8.6. 


"Cap.  U.  12. 


•  Bf.  8. 80. 

'Mu.  10. 7. 
<10ar.«.16. 


•Apoe.lXl. 
» tOot.il.  S. 


"Cftp.8.17. 

'J1UB8.44. 


8  Y  habla  Jehovft  Dios  plantado  un 
huerto  en  Edén  al  oriente,  y  puso  allí 
al  hombre  que  habla  formado. 

9/Y  habla  JehoV&  Dios  hecho  nacer 
de  la  tierra  todo  árbol  delicioso  6  la  tís* 
ta,  7  bueno  para  comer ;  también  tí  4a' 
bol  de  xiday  en  medio  del  huertOj  y  éi 
árbol  de  ciencia  del  bien  y  del  mal. 

10  Y  salla  de  Edén  «n  fio  para  legarel 
huerto,  y  de  ^  se  repartía  en  cuatro 
ramales. 

11  n  noinbn  del  uno  era  Pisan  i  este 
«  el  que  oaroa  toda  la  ticna  de  Havi- 
Uh  A,  donde  hay  oro : 

18  Y  el  oro  de  aqudla  tierra  «i  bueno : 
i%  aUl  tomNcii  bdelio  y  piedra  oomerina. 

18  El  nombre  del  seáundo  rio  e*  01- 
hon:  este  m  «1  qoe  rodea  toda  la  Kenra 
de  Etiopia  f. 

14  Y  61  nombre  del  tercer  rio  es  Hidde. 
kel  i :  este  e«  el  que  ir&  delante  de  Asi- 
rla. Y  «1  onarto  rio  ce  el  Eufrates. 

16  Tomó  pues  Jehová  Dios  al  hombre. 

Lie  puso  en  el  huerto  de  Edén,  para  que 
labrara  y  lo  oaardase. 
16  ^  Y  mao^  JehoTá  Dios  al  hombre 
dictendo»  De  todo  árbol  del  huart|^«o- 


17  Mas  del  árbol  de  eienoia  del  bien  y 
del  nal  no  comerás  de  él*;  porque  Á 
día  que  de  él  comieces,  morirás. 

18  <T  Y  düo  Jehov&  Dios,  No  m  buen» 

?ne  el  hombre  esté  solo ;  haréle  ayuda 
idónea  para  él. 

18  Formé  mies  J^ov&  Dios  de  la  tieita 
toda  bestia  áá  campo,  v  toda  ave  de  les 
cieloB,  7  triólas  &  Adam**  para  que 
viese  omno  les  habla  de  llamar :  y  todo 
lo  que  Adam  llamó  &  los  animales  tM* 
entes,  ese  «•  su  nombre. 

80  Y  puso  Adam  nomines  i  toda  bes* 
tia,  y  ave  de  los  cielos,  .y  k  todo  animal 
del  campo :  mas  para  Adam  no  halló 
ayuda  que  MfvviMe  delante  de  él. 

81  Y  JAov&  Dios  hizo  caer  sueBo* 
sobre  Adam,  y  se  quedó  dormido:  en- 
tonces tomó  una  de  sus  oostiUas,  y  cerró 
la  oarne  en  su  lufar. 

83  Y  de  la  costilla  que  Jehová  Dios 
tomó  del  hombw,  hizo  tma  oM^er,  7 
tricot*  "1  hombre. 

83  Y  dijo  Adam,  Esto  e»  ahora  hueso 
«de  mis  huesos,  y  oame  de  mi  iínne : 
Esta  será  llamada  Varona,  porque  del 
Varón  filé  tomada. 

84  Por  tanto  d^ará  j>  el  hombre  á  su 
padre  y  á  su  madre,  y  allegarse  ha  á  su 
mujer,  y  serán  una  sola  camef. 

85  Y  estaban  ambos  desnudos,  Adam  y 
su  m«U«r,  y  no  se  avergonzaban. 

CAPITULO  III. 
MtoA  la  terpttnté  i  Svat  jpwnM  nttetiirt» 
prímw/t»  pád»M,  y  a«arrMMi  »obn  tf  ynu 
áuetiuUmtM  ía  maUUeion.  divi$M.    rro- 
niéta  éd  Metioá. 

EMPERO  «la  Krpiento  era  astuta 
hxsM  que  todos  los  animales  del 
«ampo  que  Jdievá  Dios  habla  hecho ;  la 
cual  dUo  á  la  mi;^er,  ¿  Con  que  Dios  os 
ha  dicho.  No  comáis  de  tado  árbol  del 
huerto? 

8  V  la  mxáet  respondió  i  la  serpiente. 
Del  firuto  de  los  Arboles  del  huerto  eo- 
memos» 

8  Maa  éá.  fruto  del  árbcd  que  etlA  en 
medio  del  huerto  dlJo  Dios«,  No  come- 
réis de  él,  ni  le  tocaréis,  porque  no  mu- 
ráis. 

4  Entonces  la  serpiente  ¿  d^o  4  la  mu- 
jer'. No  moxiríis. 

6  Mas  sabe  Dios  q«e  el  dia  que  comi- 
ereis de  él,  s«rAa  abiertos  vuestros  «jos, 
y  seréis  «orno  lUoses  sabiendo  el  bien  y 
•Imal. 

0  Y  vio  la  mt^er  que  el  árbol  «ra  bucao 


para  «omer,  y  que  era  agradable  ft  los 
ojos,  y  árbol  cowciable  para  alcanzar  la 
UUdtfíA :, y  tdmó  de  ttf  Mitoi  y  comió, 
7  dio  'también  á  su  ttarno,  el  cual  co- 
mió a^  como  ella. 
i  VftacMn  líblertos  los  ojos  de  entram- 
bos, y  conocieron  que  utaban  desnudos/: 
erftonc4s  cositrcte^hqjas  de  higuera,  y  se 
hicieron  delaAtaM. 

8  Y  oyeron  la  voz  de  Jehová  Dios  que 
se  pascaba  en  el  huerto  al  aire  del  día : 
y  escondióse  el  holtfbre  7  su  mi^er  de  la 
iiinwinia  de  Jahavi  Dkw  «noe  les  ár> 
bolea  del  huerto. 

9  Y  llamó  Jehová  Dios  al  homibre,  7  le 
d^o,  ¿  Dónde  estás  td  ? 

10  Y  él  reapondlé,  OC  th  -Muí  «n  el  hu- 
erto, y  tuve  miedo  ir,  porqae  estaba  de- 
nudo)  resoondíma. 

11  Y  d(|ole,  Quién  te  ensefió  que  esta- 
bas denudo  ?  ¿  Haa  comido  del  árbol  de 
que  yo  te  mandé  ao  «omiesea? 

18  y  el  hombre  Mspoadló,  A  La  mu)er 

2ue  me  diste  por  compañera  me  dio-  bd 
rboUyyoooñki.' 

18  Entonóos  Jehová  Dios  dijo  4  la  mu- 
Jar,  i  Qué  «I  lo  que  has  hacho  ?  Y  dijo  la 
BHÓer,  La  asvulente  me  engalló,  7  eolmf. 

14  Y  Jehová  Dios  d^  á  la  serpiento. 
Por  cuanto  esto  hiciste,  maldita  setas 
entre  todas  las  bestiaa,  7  eiitte  todos  loa 
animales  del  campo ;  sobre  ta  peoho  an- 
darás, 7  'polvo  oomecás  todos  los  dlbs 
de  tu  vida. 

1&  Y  enemistad  pondré  entre  tí  7  la 
mi\jer,  7  entre  tu  i^aimiente  7  la  simi- 
ente  BUva^ ;  eata  te  herirá  en  fat  cábela «, 
7  tü  le  herirás  en  el  calcañal. 

16  A  la  mujer  d^o,  Multiplicaré  en 
gran  manera  tus  dowrea  7  tus  preñeces ; 
con  dolor  parirÚJi  losh^ossj&tuaaaiido 
eerá  tu  deseo,  7  él  se  ehseñoreará  de  ti.  - 

17  Y  al  hombre  dijo,  Por  onanto  obe- 
deciste á  la  voz  de  tu  mujer,  7  comiste 
del  árbol  de  que  te  mandé  (Uoiendo>  Ne 
comerá*  de  él,  maldita  eerá  la  tiena  por 
amor  de  tí ;  con  dolor  •  comerás  de  eUa 
todos  los  días  de  tu  vida ; 

18  Espinos^  j  caídos  te  ptoduetrá»  7 
comerás  7erba  del  campo ; 

19  En  el  andior  de  tu  nxua  eomerás  el 
pan  haste  que  vudvas  á  la  tiana,  poti}ae 
de  ella  fuiste  tomado :  pues  poiito  es«Sk 
7  al  polvo  serte  tonudo. 

80  ^  Y  llamó  el  hombre  ti  nombre  de 
su  mujer  Bvaf,  por  «tanto  ella  era  ala- 
dre de  todos  los  vivientes. 

81  Y  Jehová  Dios  Uzb  al  hambre  -7  á 
su  mqjer  túnicas  de  píelas,  7  vbtióloaY. 

88  ^  Y  dije  Jehová  Dios,  He  aqnf  r  el 
hombre  es  como  uno  de  nos  sabiendo  d 
bien  y  el  mal:  ahora  pues,  porque  no 
alanoe  su  mano,  7  tome  también  dd 
árbol  de  la  vida*,  7  coma,  7  Viva  para 
siempre; 

88  Y  sacólo  Jehová  del  huerto  de  Edén» 
pata  que  lábrate  la  tierra  de  que  fue 
tomado. 

84  Echó  pues  fuera  al  hombr^  7  paao 
al  oriente  del  huerto  de  Bden  Quem- 
bines  (,  7  una  »  «nada  cnoendida  que  M 
tevolvia  á  todos  lados,  para  «aardar  él 
caMfno  del  árbol  de  la  vida. 

CAPITULO  IV. 
NoM  Cain  y  AbtL    Coi»  tUno  de 

mata  4  «u  á«m^ea* 
go,  $  dtaieadntna. 

Y  CONOCIÓ  Adam  á  tu  mujer  Eva, 
la  cual  concibió,  7  parló  a  Calnf , 
7  ^lo,  AdquMdo-lie  váron  por  Jehová. 
8  Ydaspate  parió  áau  hermana  Abelf  t 

Lflié  Abel  MUer  de  ov^)as>  .7  Cal»  ftié 
tirador  da  la  tiemu 
8  ^  Y  aconteció  andando  «1  tlempo> 


<a  «MiMMion,  eoiM- 


/  Cap.  2. 85. 


'UnaaSJO. 


kiro.a8.13. 


<Is.6S.9S. 
Ule  7. 17. 

kMat.U.a8. 

Jnaa8.44. 

1  Juan  8. 8. 
lia.?.  14. 

Mío.  6.  3. 

Uat.l.a8. 

Loe.  1.  88. 

*  BoiB.  16. 

80. 

"ITim.*:.!! 


*>Bmi.8.20. 
'  Ib.  86. 13. 


tHeb. 
viviente. 

9  Is.  61. 10. 
Fa.S.9. 
r^«r.s. 


•Apoca.  7. 


<  Xz.  88. 18, 

ao. 

Bd.80.1. 

788.1. 
•1CI0.81. 

16. 


tHeb. 
adquirido. 

tHeb. 
vanidad. 


Á.C'nm. 


01BK1S8ÍE8,  y. 


.C.4NH. 


<  HekU.  i. 


qu  Oain  txido  del  ftnio  de  )*tkra»  no» 
obcnda  A  J«|iováu 

4  Y  Abel  tin^o  también  «le  k»  primo- 

'Dlto«  de  uu  oit^at,  y  de  tu  oxesun. 
■airó  JdioT4  oon  adiado  &  Aoel«  jr  ¿ 
aaoAeada: 

£  Mas  iu>  miró  propicio  k  Cain  y  A  la 
o&enda  saya.  Y  cnM&óae  Caia  en  gran 
manaca,  y  decayó  su  semblante. 

6  Entonces  Jdiová  d^o  á  Cain,  Parqué 
Ce  bas  — twfiade  ?  y  porqué  m  m  ionv- 
tadstaswlro? 

3  Si  bien  liieiei«s,¿no  ae«áe  ensaltad»  ? 
y  si  no  bicieres  bien,  el  pecado  está  A  la 
puerta.  Coa  toda  «ato,  6  ti  sai  su  deseo» 
y  tii  te  cnaeñoreaxAs  de  éL 

8  ^  Y  habló  Cain  A  su  harvuuoo  Abel : 
y  aooateoió  que  estando  ellos  en  el  cam- 
po, Cain  se  levantó  coniz»  su  hennaao 
Abel,  y  le  b  mató. 

9  T  JsboTA  dUo  A  Cain,  Dónde  «stA 
Abel  tu  hermano  ?  Y  él  reapondió*  Ko 
sé :  ¿  Soy  ye  gualda  de  mi  hermano  ? 

10  Y  á  le  dijo.  Qué  has  hecho  ?  La 
TOK  de  la  sangre  de  tu  heiinano  clama  A 
nUl  desda  la.  ticna. 

11  Ahora  p«es  maUüto  tea»  tú  de  la 
tícnra  qoe  ando  m  boca  para  noibir  la 
sangre  de  tu  hermano  de  m  mano. 

18  Cuando  labrares  la  tienra,  no  te  val' 
▼eE&A  dar  su  faetnt:  enante  y  extXBn- 
jen>  sesAs  en  la  tierra» 

15  Y  dijo  Csin  A  JehovA,  Grande  «« 
mi  iniquidad  para  ser  perdonada. 

14  Me  aquí  me  echas  hoy  de  la  iba  de 
Ja  4sna,  y  de  tu  presencia  me  eacon- 
y  sñé  eiraata  y  extni\jero  en  la 
y  sncedeíA  que  cualquiera  que 
me  hallare,  me  matarA. 

IC  y  respondióle  JdiovA,  Cierto  que 
eoalqniara  que  matare  A  Cain,  siete 
▼cees  serA  castigado.  Entoaoes  JebcrrA 
poso  sefisl  en  Oain.  para  que  no  le  hiri- 
eseenalanjeca  ente  le  hallaes* 

16  4  V  salió  Cain  de  delante  de  Jeho- 
▼A,y  habitó  en  tiarra  de  Nod  al  oriente 
de  fideo. 

)7  Y  ccnoeió  Cain  A  su  naxitr,  la  cual 
lilvió  y  parió  A  Henoch:  y  edificó 
dudad,  y  llamó  el  nom^  de  la 
ciudad  del  nombre  de  m  hiio,  Henoch. 

18  Y  A  Henoch  naoió  Irsd,  é  Jred  en- 
gendró A  MehHJael,  y  MehHJael  engea- 
dtó  A  JMiethuaael,  y  Uetfausacl  engen- 
dró A  Lamech. 

18  Y  Y  temó  pa»  ai  Lameqh  dos  mu- 
Jcrei ;  el  nombre  de  la  una  /bá  Ada,  y 
el  nombre  de  la  otra  Zilla. 

88  Y  Ada  parló  A  Jabal,  el  oual  fué 
padre  de  tos  que  habitan  en  tiendas,  y 


n  YoBombre  de  su  hermano  lué  Ju- 
bal,  el  cfiMl  filé  padne  de  todos  los  que 
manrian  htnrpa  y  cnpao. 

SS  V  zula  tamUen  parió  A  Tubal- 
CaiD,  aekaladmr  de  toda  obra  de  metal 
7  de  Meno;  y  su  hcnsana  de  Tubal- 
Cato  Aé 'JN«aaa. 

88  Y  d^o  Lamech  A  sus  mvjeres  Ada 
9  Zilta:;  cid  ni  tos,  raHJeres  de  La- 
mech, ewuehad  mi  dicho :  que  TBien 
malaié  por  mi  herida,  y  mancebo  por 
nalfoliie. 

M  Bt  líete  Teoes  seíA  Terrado  Cato, 
Lamech  «i  verdad  setento  veces  siete  Jo 
serie. 

86  if  Y  ooBooló  de  nueee  Adam  A  tu 
■nitar,  le  onal  9*^  «*  14K>,  1  Uamó 
M nombreSeth :  Porque  Otos  («jja  tila) 
me  ha  sustitiifde  otra  simiente  en  logar 
4e  Abel,  4«iiai  mató  Cato. 

86  Y  A  Sett  tamUen  to  nació  un  h^o, 
« ItomA  «»  wnntaM  ]$aes.  üntonees  ioa 
hm^tm  «SBMMAceD  A  llamuie  del  oom- 
«MdeaelMffA. 


CAPITULO  V. 
thatalogia  d«  .^¿bi,  y  df  mu  dmctmMtmt— 
hasta  Kotporltt  K«m  d»  Sdk,  utirm át  1m 
l'airiartaf  f  vrggmtívru  M  Méitas,  puf 
m  H  tiíjtto  ém  loáoM  loi  JfscrtitarM. 

ESTE  M  el  libro  de  las  generadones 
de  Adara.  El  dto  en  que  crió  IHos 
al  liomtore,  A  la  aemgansa^i  de  Dioe  lo 
hiae. 

8  Maohok  y  hembra  los  ovlói  y  tos 
bend^o,  y  llamó  el  nombre  de  aOos  A- 
dam  el  dia  en  que  fueron  criados. 

8  ^  Y  vivió  Adam  ciento  y  treinta 
afios,  y  engendnó  u»  hijo  A  su  leme- 
janzac,  conforme  A  su  imagen,  y  llamó 
stt  nombre  Seth. 

4  Y  fueron  los  dias  de  Adam,  dmues 
que  engendró  A  Seth^  ochocientos  afios : 
y  enoendró  h^os  é  h^as. 

5  Y  fiíexon  todos  los  dias  que  vivió 
Adam  novecientas  y  tretota  aflos,  «^y 
murió. 

6  Y  vivió  Seth  dento  y  cinco  afios,  y 
engendró  A  Enos. 

7  Y  vivió  Seth,  después  que  engendró 
A  Enos,  ochocientos  y  siete  altos,  y  en- 
gendró li^os  é  hüas. 

8  Y  fueron  todos  los  días  de  Seth  no- 
védenlos  y  doce  años,  y  murió. 

8  ^  Y  vivió  Enos  noventa  aikis,  y  en- 
gendró A  Calnan. 

10  Y  vivió  Enos,  después  que  engendró 
A  Chinan,  ochooientoa  y  quince  aBos,  y 
engendró  l^jes  é  h^as. 

11  Y  fueren  todos  los  dto*  de  Enos  no- 
vecientos y  cinco  años,  y  murió. 

18  f  Y  vivió  Cainan  tetenta  afios,  y 
engoidró  A  Mahalaleel. 

18  V  vivió  Cainan,  desfioes  que  en- 
gendró A  Mahalaleel.  ochodentes  y  eu- 
arenta  afios,  y  ensendió  hijos  é  hijas. 

14  Y  fuen»  todos  los  dias  de  Cainan 
novedentos  y  diez  afios,  y  murió. 

\b^Y  vivió  Mahalaleel  sesenta  y  ctooo 


,  y  engendró  A  Jarad. 

16  Y  vivió  Mahalaleel,  después  que 
engendró  A  Jazad.  ochocientos  y  treinta 
>Aos>  7  engendré  n^  é  hijas. 

17  Y  fueron  todos  tos  días  de  Maha- 
laled  ochodentos  y  noventa  y  dnoo 
aflos,  V  murió. 

18  if  Y  vivió  Jared  ciento  y  sesenta 
y  dos  afios,  y  engendró  A  HeB0<m> 

19  Y  vivió  Jaxed,  después  eme  engen- 
dró ft  Henoch,  ochodentos  aftoa,  y  en- 
gexidió  h(jos  é  hijas. 

90  Y  fueron  todos  los  dias  de  Jared  no- 
vecientos y  sesenta  y  des  afios,  y  murió. 

81  1[  Y  vivió  Henoch  sesenta  y  dnco 
afios,  V  engendró  A  Mathusalaro. 

99  Y  camino  •  Henoch  con  Dios,  des- 
pués que  engendró  A  MatbusaUm,  tses- 
oientos  afios,  y  engendró  hijos  6  hUas. 

98  Y  filaron  todos  los  dias  de  Henoch 
tresdentos  y  sesenta/  cinco  afios. 

94  Caminó  pues  Henoch  con  Dios,  y 
desaparedó,  porque/  to  llevó  Dios. 

85  í  Y  vivió  Bíatbusalam  dentó  y 
oohenta  y  sleto  afios,  y  «ngendró  A  La- 
mech. 

96  Y  vivió  Mathvsalam,  deqpnes  que 
engendró  A  Lamech,  aetedcntea  y  ochen- 
ta y  dos  afios,  y  engendró  hj^os  é  htJM. 

97  Fueron  pues  todos  los  dias  de  Ma- 
thusalam  novecientos  y  sesenta  y  nveve 
tifjfftfj  murió. 

98  ^Y  vivió  Lamech  dento  y  ochepta 
y  dos  afios,  y  engendró  un  hijo : 

99  Y  llamo  su  nombre  Noé,  f  diciendo. 
Este  nos  aJiviaxA  de  nuestras  obras,  y 
del  trs^i^o  de  nuestras  manos,  A  causa 
de  la  ticnea#  que  JebovA  maldijo. 

80  Y  vivió  Lamech,  después  que  en- 
gendró A  Noé,  quinientos  y  noventa  y 
«iaoo  Aftot,  y  engendró  Mioséhtfes. 

A8 


•  Cap.  1. 27. 

lOor.U.7. 

Ool.  8. 10. 
»  Mal.  3.  U. 


*J<»l>9k4. 
Jnaa8.6. 
IOor.U.48. 


tfBHb.a'Sr. 


n. 
ylf.l. 
DeiiitlS.4. 
S  Bey.  90. 8. 
8al.l«.8. 
Am.  8.8. 
Mal.  2. 6. 
/  Hsb.  11.  b. 


fHcb. 
rtfoto. 

9  Cap.  8. 17. 
y  4. 11. 


OENESIS,  VI,  VII. 


SV  dliá'jSwSlíomUfoSert  n 


A  Y  jfl,  h*  ftqui  qo*  JO  Ira!. 


J¿.  »!._..  ,.^« 


»tmtf  Ch&m.  j  Jiplwl,  1il)o«  de  NÓ/, 


á.C3M0. 


GIENESI3,  YUI,  IX. 


A.C.SM8. 


/Job  23. 15, 

U. 


«Cap.8.S. 


,*Cki».19.». 
I  Ei.zai. 

'   JoBM4.IL 
'lt.lt  2L 


'Ch{h6.ia. 


/(h(bl.2L 


anda  arrastrando  aobre  la  tíiftn,  y  todo 
hombre/. 

22  Todo  lo  que  tenia  aliento  de  espíritu 
de  vida  en  sus  narices,  de  todo  lo  que 
habia  en  la  tierra,  murió. 

23  Asi  fué  destruida  toda  sustancia  que 
vivia  sobce  la  ftt  de  la  tierra,  desde  el 
hombre  hasta  la  bestia,  y  los  reptiles,  y 
las  aves  del  cielo :  y  fueron  raidos  de  la 
tierra,  y  quedó  solamente  Noé,  y  lo  que 
con  él  tstaba  en  el  arca. 

S4  Y  preralecleron  las  aguas  sobre  la 
tienra  ciento  y  cincuenta  días  0; 

CAPITULO  VIII. 

Ditmimuida»  la$  agnaa  dd  dijuvio,  dttputn  da 
habar  Nof  «nvtado  el  euérvo  y  la  polama, 
Btde  del  arca,  y  qfreM  á  IHo$  taerifleio 
tigradMe. 

Y  ACORDÓSE*  Dios  de  Noé,  yh 
de  todos  los  animales,  y  de  toiías 
las  bestias  que  ettaban  con  él  en  el  arca : 
é  hizo  pasar  Dios  un  Tiento*  sobre  la 
tierra,  y  disminuyeron  las  aguas. 

9  Y  se  cerraron  las  fuentes  ^del  abismo, 
7  las  cataratas  de  los  cielos,  y  la  lluvia 
de  los  cielos  fué  detenida. 

8  Y  tomáronse  las  aguas  de  sobre  la 
tierra,  yendo  y  volviendo:  y  descreci- 
eron las  aguas  al  cabo  de  ciento  y  cin- 
cuenta  dias. 

4  Y  V  reposó  el  arca  en  el  mes  sép- 
timo, &  diez  y  siete  dias  del  mes,  sobre 
los  montes  de  Armenia. 

6  Y  las  a^as  fueron  descreciendo  hasta 
d  mes  décimo :  en  el  décimo,  al  primero 
del  mes  se  descubrieron  las  cimas  de  los 
montes. 

6  ^  Y  sucedió  que  al  cabo  de  cuarenta 
dias  abrió  Noé  la  ventar «  del  arca'  que 
habi&  hecho : 

7  Y  envió  al  cuervo,  el  cual  salió,  y 
uhtvo  yendo  y  tomando  basta  que  las 
aguas  se  secaron  de  sobre  la  tierra. 

8  Envió  también  de  si  4  la  paloma,  para 
ver  si  las  aguas  se  hablan  retirado  de 
sobre  la  fiíz  de  la  tierra. 

9  Y  no  halló  la  paloma  donde  sentar  la 
planta  de  su  pie,  y  volvióse  &  él  al  arca, 
porque  las  aguas  ettaban  aun  sobre  la  faz 
de  toda  la  tierra :  entonces  él  extendió 
su  mano,  y  cogiéndola  hizola  entrar  con- 
sigo en  el  arca. 

10  Y  esperó  aun  otros  siete  dias,  y  vol- 
vió á  enviar  la  paloma  fuera  del  arca. 

11  Y  la  paloma  volvió  &  él  á  la  hora  de 
la  tarde,  y  he  aqui  que  traía  una  hcna  de 
oliva  tomada  en  su  pico ;  y  entendió  Noé 
que  las  aguas  se  hablan  retirado  de  sobre 
la  tierra. 

13  Y  esperó  aun  otros  siete  dias,  y  en- 
vió la  paloma,  la  cual  no  volvió  \a  mas 
&él. 

13  Y  Y  sucedió  que  en  él  aflo  seisci- 
entos y  mío  de  Noé,  en  el  me»  primero, 
al  primero  del  mes,  las  aguas  se  en- 
jugaron de  sobre  la  tierra ;  y  quitó  Noé 
la  cubierta  del  arca,  y  miró,  y^  he  aqui 
qoe  la  fez  de  la  tierra  estaba  ex^uta. 

14  Y  en  el  mes  segundo,  á  los  veinte  y 
siete  dias  del  mes  se  secó  la  tierra. 

15  5  Y  hablo  Dios  á  Noé  diciendo, 

16  Sal  del  arca  tii,  y  tu  mi^er,  y  tus 
hijos,  y  Ifu  miyeres  de  tus  higos  contigo. 

17  Todos  los  animales  que  ettan  con- 
tigo de  toda  carne f  de  aves,  y  de  bestias, 
7  de  todo  réptU  que  anda  arrastrando 
sobro  la  tierra,  sacarts  contigo :  y  vayan 
por  la  tierra,  y  ihicüíiquen/,  j  mulü- 
plíqnense  sobre  la  tierra. 

18  Entonces  salió  Noé,  y  sus  hijos,  y 
ftt  mi^er,  y  las  mujeres  de  sus  h^os 
eanéU 

19  Todos  Ips  animales,  y  todo  reptil, 
7  toda  ave,  todo  lo  .^e  ^e  mueve  sobre 


la  tierra  scgon  sus  espedes,  salieron  del 
arca. 

ao  Y  Y  ediñcó  Noé  un  altar  i  JehovA, 
y  tomó  de  todo  animal  limpio^,  y  de 
toda  ave  limpia,  y  ofisoió  holocausto  en 
el  altar. 

81  Y  percibió  JehovA  oler  de  suavi- 
dad A  i  y  dijo  Jel^ov&  en  su  corazón.  No 
tornaré  mas  á  maldecir  •'  la  tiena  por 
causa  del  hombre ;  porque  el  intento  del 
ooraxon^  del  hombre  es  malo  desde  su 
juventud:  nL  volveré  mas  &  destruir' 
todo  viviente,  como  he  hecho. 

83  Todavía  eerám  todos  los  tiempos  de 
la  tierra  ¡  la  sementera  y  la  siega,  y  el 
firio  y  calor,  verano  é  invierno,'  y  dú  y 
noche,  no  cesarán  ■». 

CAPITULO  IX. 
BmmUm  JMoa  d  Koé  fdiua  hffottfU»  renu- 
eva la  dtmdeion  me  le»  habia  keemo  de  toda» 
toa  eaeaa  ;  pero  iei  prohibe  «1  eomer  la  tan' 
are.  Ptuto  dtl  Btíior  eon  Noi.  Smbriague» 
de  tete. 

Y  BENDIJO  Dios  A  Noé  y  á  sus 
hijos,  y  dijoles.  Fructificada,  y 
multiplicad,  y  henchid  la  tierra, 

8  Y  vuestro  temerá  y  vuestro  pavor 
será  sobre  todo  animal  de  la  tierra,  y 
sobre  toda  ave  de  los  cielos,  en  todo  lo 
que  se  moverá  en  la  tierra,  y  en  todos 
los  peces  del  mar :  en  vuestra  mano  son 
entrespdos. 

8  Todo  lo  c  que  se  muera  y  Kíve  os  será 
para  mantenimiento:  asi  como  las  le- 
gumbres y  yerbas  os  lo  he  dado  todo  d. 

4  Empero  carne  «  con  su  vida,  qu*  te 
su  sangre,  no  eomerfls. 

5  Poroue  ciertamente  demandaré  la 
sangre  oe  vuestras  vidas  ¡  de  mano  de 
todo  animal  la  demandaré,  y  de  mano 
del  hombre/;  de  mano  del  varón  su  her- 
mano demándala  la  vida  del  hombre. 

6  El  que  derramare  sangre  de  hombre. 

Sor  el  hombre  su  sangre  será  derrania- 
ay :  porque  á  imagen  de  Dios  A  es  liecho 
el  hombre. 

7  Mas  vosotros  fiructifícad,  y  multi- 
plicaos ;  procread  abundam^nte  en  la 
tierra,  y  multiplicaos  en  ella. 

8  ^Y  habló  Dios  &  Noé,  y  á  sus  h^os 
con  el,  diciendo : 

9  Yo,  he  aquí  que  yo  establezco  mi 
paoto*  con  vosotros,  y  con  vuestra  si- 
miente después  de  vosotros, 

10  Y  con  toda  alma  viviente  ^  que  está 
con  vosotros,  de  aves,  de  animales,  y  de 
toda  bestia  de  la  tierra  que  está  con  vos- 
otros ;  desde  todos  los  que  salieron  del 
arca  hasta  todo  animal  die  la  tierra. 

11  Estableceré  mi  pacto  con  vosotros, 
y  no  fenecerá  ya  mas  toda  carne  con 
aguas  de  diluvio ;  ni  habrá  mas  diluvio' 
para  destruir  la  tierra. 

18  Y  dijo  Dios,  Esta  será  la  seiial  m  del 
pacto  que  yo  establezco  entre  mi  y  vo- 
sotros, y  toda  alma  viviente  que  está  con 
vosotros,  por  siglos  perpetuos : 

13  Mi  arco  «pondré  ei^  las  nubes,  el 
cual  será  por  señal  de  convenio  enjtre  mi 
y  la  tierra. 

14  Y  será  que  cuando  haré  venir  nubes 
sobre  la  tierra,  se  d^ará  ver  entonces  mi 
arco  en  las  nubes, 

15  Y  acordarme  hé9  del  pacto  mió,  que 
hay  entre  mí  y  vosotros,  y  toda  alma  vi- 
viente de  toda  carne;  y  no  serán  ma^ 
las  aguas  por  diluvio  para  destruir  toda 
carne. 

16  Y  estará  el  arco  en  las  nubes,  y  verle 
hé  para  acordarme  del  pacto  perpetuo 
entre  Dios  y  toda  alma  viviente,  con 
toda  carne  que  hay  sobre  la  tierra. 

17  Dijo  pues  Dios  á  Noé,  EsU  será  la 
señal  del  pacto  que  he  establecido  entre 
mi  y  ^a  cajrne  que  está  sobre  la  tierra. 


'  Lev.  1-11. 

ALsv.  1.9. 

i  Osp.  S.  17. 
y  6. 17. 

*  Gap.  6.  5. 
Job  IS.  li. 
Jsr.  17. 9. 
Rom.  1.  SI 

'  Cap.  9. 11. 
U. 

•  Ib.  51  9. 
Jer.SS.20. 

•  vw.  7, 19. 
Cbkp  10.  88. 

»8aL8.& 
es»t\  8.  7. 


«Dea.  18. 15. 

&14.  4. 
ccb-ia 

12,14. 

lTiiii.4. 

8,4. 

d  Osp.  1. 20. 
•Lev.  17. 10, 

14. 

y  19.  2». 

I>ea.  18.2S. 

18MD.14. 

34. 
/Es.  21. 12. 

28. 
f  Lev.  21. 17. 

Bom.  13.  4. 
AjOftpl.37. 


>VCT,U,17. 

Cap.  6. 18. 
i  Gap.  8.  L 

fiál.  146.  9. 


I2Ped.8.7. 
"C»p.l7.11. 


"  Es.  1.  28. 
An.4.3. 

y  mi. 


«  Pen.  7.  9. 
Neh.9.  82. 


A.  c.  vm. 


OESTBSIS,  X,  XL 


A.C.elr.  SStL& 


PO»p.l0.1A 

9Gbp.l0.n. 
1  Or.  1. 4. 


•■  Pío.  20.  t, 
LU&S21.81. 
10l9r.10.12. 


,'  OftI. «.  1. 
lPed.4.8. 


(Dea.  ir.ia. 
2  Or.  8.7,8. 


»lCr.l.5. 


6Sopti.?.ll. 


«ICr.l.  8. 
<<M.7S.10. 


«  Uic.  6.  6. 


/Amaa6.2. 


«lCr.l.n. 


*  C«p.  15. 
18.21. 
Toa.  13.7,8. 


19  Y  Y  Im  hijos  d0  N<oó>  «pi«  «lltei<on 
del  arca,  ftieron  Sem,  Ch&m,  y  Ja- 
pbet  '.p  y  Cltfltn  ta  el  padre  de  Cnánaaa. 

19  Estos  tres  q  ten  k»  hijos  de  Noé ;  y 
de  ellos  ftaé  llena  teda  la  tierra. 

80  Y  comenzó  Noé  á  labrar  la  tierra, 
y  plantó  una  vifia. 

Si  Y  bebió  del  vino  «*,  y  ae  embriagó, 
y  estaba  descubierto  en  medio  de  su 
tienda. 

88  Y  Chám,  padre  de  Chánaan,  tío  la 
desnudez  de  su  pacb%,  y  dQolo  &  sus  dot 
hermanos  á  la  parte  de  efViiera. 

88  Entonces  eem  y  Japhet  tomaron  la 
ropa;  y  la  pusieron  sobre  suS  proteos 
hombros,*  y  andando  hada  atrás,  cu- 
brieron la  desnudez  de  su  padre,  tieni> 
endo  vueltos  «as  rostros,  y  asi  no  vieron 
la  desnudez  de  su  padre. 

84  Y  despertó  Noé  de  su  vino,  y  supo 
lo  que  haUa  hecho  con  él  su  h^o  d  mas 
joven, 

86  Y  dHo,  Maldito  tea  Chánaan  ' ;  si- 
ervo de  ñervos  ser&  i  sus  hetmanos. 

86  IMjo  mas.  Bendito  Jehová  el  Dios 
de  Sem,  y  séale  ChAnasn  siervo. 

97  Engrandezca  Dios  á  Japhet,  y  ha- 
bite en  las  tiendas  de  8em,  y  séale  Chi- 
nean siervo. 

88  Y  vivió  Noé  después  del  diluvio 
trescientos  y  cincuenta  allos. 

29  Y  fueron  todos  los  dias  de  Nbó  no- 
vecientos y>cincuenta  afios,  y  nnixió. 

CAPITULO  X. 

Oentidoi6u  dt  ia$  tns  Mfoa  de  JVof ,  g  jro» 

pagaeion  dd  Unofe  Aninano. 

ESTAS  so»  las  generaciones  de  los 
higos  de  Noé,  Sem,  Chám,  y  Japhet, 
á  los  cuales  nacieron  h^os  después  del 
diluvio. 

8  Los  hQoe  de  Japhet « ,/kerim  Oomer, 
y  Magog,  y  Madai,  y  Javan,  y  Tubal, 
y  M eshech,  y  Tiras. 

8  Y  les  ^os  de  Gomer,  Ashkenaz,  y 
Riphat,  y  Togorma. 

4  Y  los  hijos  de  Javan,  Elisa,  y  Torsis, 
KltÜm,  y  Dodanim. 

5  Por  estos  fueron  repartidas  las  Islas  & 
de  las  Gentes  en  sus  tierras,  cada  cual 
según  su  lengua,  conforme  &  sus  fiímUias 
en  sus  naciones. 

9  ^  Los  h^os  de  Cbftm  fuenm  e  Cuih, 
y  Mizrain),  y  Phut,  y  Chánaan. 

7  Y  los  h^os  de  Cush,  Seba<<,  H&vila, 
y  Sabta,  y  Raama,  y  Sabtechá.  Y  los 
hijos  de  Raama,  Sheba,  y  Dedan. 

%^Y  Cush  engendró  á  Nimrod «:  este 
comenzó  &  ser  poderoso  en  la  tierra. 

9  Este  fué  vigoroso  cazador  delante  de 
Jéhovi:  por  lo  cual  se  dice,  Asi  como 
Nimrod,  vigoroso  cazador  delante  de 
Jehová. 

10  Y  fué  la  cabecera  de  su  reino  Babel, 
y  Eveeh,  y  Acoad,  y  /  Calneh,  en  la 
tleml  de  Shinar. 

11  De  aqueste  tierra  salió  á  Assor, 

Í  edificó  á  Nüiive,  y  á  Rehoboth,  y 
Calah. 

18  Y  á  Resen  entre  Nínive  y  Calah,  la 
cual  e»  ciudad  grande. 

18  Y  Y  M Iznüm  engendró  á  Ludim,  y 
Anamim,  y  &  Lehabim,  y  á  Naphtuhim, 

14  Y  á  Pathruslm^,  y  á  Caslulm,  de 
donde  salieron  los  Filisteos,  y  á  Caph- 
tofim. 

15  Y  Y  Chánaan  engendró  á  Sidon  su 
primoKénito,  y  á  Heth, 

1«  Y  al  JebttSéo,  y  al  Amorrhéo,  y  al 
Oergeséo, 

17  Y  al  Hevéo,  v  al  Araoéo,  y  al  Sinéo, 

18  Y  al  Aradio,  al  Samaréo,  y  al 
Amathéo;  y  después  se  derramaron  las 
ftimlUas  de  los  ChánanóosA. 

19  Y  filé  el  término  de  los  Cananéos 


desde  Sidon,  viniendo  á  Getrar,  hasta 
Gaza,  hasta  entrar  en  Sodonut  y  G«* 
mena,  Adma,  y  Zebaim  hasta  Lasa. 

80  Estos  4en  los  fa^os  de  Chám  por  sus 
familias,  por  sus  lenguas,  en  bus  tierras, 
en  sus  naciones. 

91  Y  También  le  nacieron  Atfo*  &  Sem, 
padre  de  todos  los  li^o»  de  Heber,  y  her- 
mano mayor  de  Japhet. 

88  Y  los  h^os  de  SemV  fwemn  Blam,  y 
Assur,  y  Arphaxad,  y  L«d,  y  Aiam. 

88  Y  los  h(|os  de  Aram,  Úz,  y  Huí,  y 
Gether,  y  Mas. 

84  Y  Arphaxad  engendxó  &  Sala,  y  Sala 
engendró  á  Heber. 

95  Y  á  Heber  nacieron  dos  h^os:  el 
nomhre  del  vxiofué  Pel^f,  poarque  en 
sus  dias  fué  repartida  la'  tiersa ;  y  d 
nombre  de  su  hermano.  Joctan. 

88  Y  Joctan  engendró  &  Almodad,  j  Í 
Sheleph,  y  á  HazdMnweth,  y  &  Jera, 

97  Y  i  Hadorara,  y  á  Uzal,  y  á  Dlcla, 

98  Y  &  Obal,  y  &  Abimaél,  y  &  Seba, 

89  Y  á  OpUr,  y  á  Havila,  y  á  Jobad : 
todos  estos  ./Vienm  h^os  de  Joctan. 

80  Y  filé  su  habitación  desde  Mesa, 
viniendo  de  Sephar,  monte  á  la  parte  de 
oriente. 

31  Eetos  fuértm  los  h^os  de  Sem  por 
sus  femittas,  pw  sus  leiqpias,  en  sus  ti- 
erras, en  sus  naciones. 

88  Estas  $tm  las  fittniUiss  de  Noé  por  sus 
desocndenoias,  en  sus  naciones  {  y  de 
estos  fíieron  divididas  las  gentes  en  la 
tierra  después  del  diluvio. 

CAPITULO  XL 

Torre  de  Babel;  desee» dientet  de  Sem  por  ta 
Urna  d*  Atfhútml  hatta  jAram. 

ERA  entonceJNoda  la  tierra  de  una 
lengua,  y  unas  mismas  palabras. 
8  Y  aconteció  que,  como  se  partieron 
de  oriente,  hallaron  una  vetea  en  la  ti- 
erra  de  Shinaií,  y  asentaron  auí. 

8  Y  dieron  los  unos  á  los  otros.  Vaya, 
hagamos  ladrillo,  y  cozámoslo  con  fuego. 
Y  fnéles  el  ladrillo  en  lugar  de  piedra, 
y  el  betún  en  lugar  de  mezcla. 

4  Y  dijeron.  Vamos,  edifiquémonos 
una  ciudad  y  una  torre,  cuya  ctlspidea 
ZZdgtM  al  cielo;  y  hagámonos  un  nom- 
bre b,  por  si  fiíeremos  esparcidos  é  sobre 
la  &z  de  toda  la  tierra. 

5  Y  descendió  Jehová  para  rerd  la 
ciudad  y  la  torre  que  edificaban  los  hijos 
de  los  hombres. 

6  Y  dijo  Johová,  Hé  aquí  el  pueblo  er 
uno,  y  todos  estos  tienen  un  lenguage ; 
y  han  comenzado  á  obrar,  y  nada  les 
retraerá  ahora  de  lo  que  han  pensado 
hacer. 

7  Ahora  pues,  descendamos,  y  'con- 
fundamos allí  sus  lenguas,  para  que 
ninguno  entienda  él  hab»  de  su  compa- 
ñero. 

8  Asi  los  esparció  Jehová  desde  allí 
sobre  la  fiíz  de  toda  la  tierra,  y  dejaron- 
de  edificar  la  ciudad. 

9  Por  esto  ftaé  llamado  d  nomhre  de 
ella  Babel  f,  porque  allí  eonfíindió  Je- 
hová el  lenguage  de  toda  la  tierra,  y 
desde  allí  los  esparció  sobre  la  faz  de 
todíi  la  tierlra. 

10  ^  Estas  tan  las  generaciones  de 
Sem/:  Sem  de  edad  de  cien  años  en- 
gencbó  á  Arphaxad,  dos  años  después 
del  diluvio. 

11  Y  vivió  Sem,  después  que  engendró 
á  Arphasad,  quinientos  años,  y  engen- 
dró hUos  é  hijas. 

18  Y  Arphaxad  vivió  treinta  j  cinco 
afins,  y  engendró  á  áala. 

18  Y  vivió  Arphaxad,  después  que  en- 
gendró á  Sala,  cuatrocientos  y  tres  años, 
y  engendró  hijos  é  hijas. 


i  1 0. 1.17. 


f  Heb. 
partición. 


"  Dbu.  1.  28. 

6  SaL  49. 11. 

Pro.  10.  7. 

Dan.  4.  80. 
'  ver.  9. 

Luc.  1.  51. 

<<  Cap.  18. 21. 


«  Sal.  65.  9. 
Hech.a.6. 


tHeb. 
eoitfnrion. 


/Cap.  10. 14. 
lCr.1.17. 


xc 


QNffm»^  XII.  xxp. 


A.ai9tt 


ICt.h». 


I 


•  Cap. -i?.  20. 
7.4.  IS. 


54.9.7. 
HHlT.4. 


flc(L7.«. 
Ub.lL». 

'Cn.lS.1& 
7S.4. 


'Dm.I1.I0l 


14  Y  «ivM  Siüa  trdnt»  a&m»  ;  «ii«fii- 

15  Y  títíó  Sala,  detpae»  qiM  eagmiátó 
i  HflbaiL  o«atr<ic<«iitM  y  trw  «Am,  y  «v- 

18  Y  vi«w  Heber  tninU  y  «oatr»  aikoa. 

17  Y  Tivki  Il«berj  dMpue*  que  «mw- 
dro  4Pd«a,  cuatMoientot  y  txfonta  «noa» 
y  «aaendro  hl|Q«  é  hQas. 

18  Y  TÍTfa}  FíQteg  trvinu  aflos,  y  engsn- 
dróilUu. 

19  Y  vivió  Pdeg»  dwpiiw  qn»  eogc». 
Aró  k  Rew,  dMotsntos  y  Mwve  a&ot,  x 

SO  Y  R«a  viril}  tnista  y  don  tJk»»  y 
•ngOMlnS  á  S«rag. 

81  Y  vivió  Bctti,  d«apucB  que  engendró 
i  9vt9g,  de«si«iit«>t  j  «itte  aflm,  y  en- 
gendró n^os  e  hUat. 

W  Y  vivi^  antvg  tniata  afiot.  y  en- 
gendró á  NaehA^ 

S3  Y  vivió  Satug,  después  que  engen« 
dró  4  NM»bdx»  doecientoa  afloe«  y  engeo- 
dRShUoaóhüa*. 

M  Y  vivió  Nacfate  veinte  y  nueve  afloi, 
y  «n«ndió  4  Tbare» 

85  Y  vivió  Nachór,  después  que  aoMn- 
dnS  4  Tbaie»  eieato  dle»  y  nueve  ainos, 
y  «naeodió  hitos  ó  14}as. 

88  Y  vivió  Thaie  setenta  aflos»  v  en- 
gwidió  4  Abram,  y  a  Haehñitg,  y  4  Ha- 


87  Y  Y  estas  ton  las  genanoiones  de 
Thflse  t  Tkare  engendió  4  Abram,  y  4 
NaoMr*  y  4  Havaa»  y  Harán  angeíadxó 

áliOt. 

88  Y  maxló  Haraa  antes  de  sa  pa¿bre 
Tbafe  en  la  tiaara  de  sa  natutaleía,  ea 
Ur  de  los  Caldeos. 

80  Y  tomaron  Abram  v  NaohAt  para 
Ú  asugeves ;  el  nombra  de  la  mugex  de 
Atntaa»  ytaá  Sarai,*  7  «I  nombra  de  la 
moger  de  NachAr,  Milca',  IxUa  de  H»< 
na«  padre  da  M  iloa,  y  de  Isoa. 

80  Mas  Saiai  fuá  estéril*»  y  ao  ütéa 
hfio. 

81  Y  tomó  Thare  4  Abeam  au  htfo,  y 
4  Let  b^jo  da  Haraa^  hOo  de  su  bi}o,  y 
4  Saial  su  ouem,  mujer  de  Abxaaa  sd 
bUot  y  «alió  «oa  «lloa  de  Ür  de  los  Gal- 
déos^  para  ir  4  la  tienta  de Ch^sami:  y 
vinieron  hasta  Harán,  v  asentaron  allí. 

as  Y  fueron  los  dias  de  Thare  doscien> 
toa  y  efaMo  aAosi  y  mulló  Thaie  en  Ha- 


'JSSS'l 


CAPITULO  XII. 
JDü  üs  «Maefoa  d»  Abrwm,  4»  mu 
dpmu,  f  da  (»  (H#  Mont 
JSMpto. 

EMPERO  Jehová  haUa  dkho*  4 
Abram,  Vete  de  tu  tierra,  y  da  tu 
|iv«n«ila»y  da  la  «aia  da  tu  pedífe,  4  la 
tienn.  que  te  mostraré  i 

8  Y  haié  de  tí  una  nadan  srande^,  y 
bendecirte  he,  y  «ngrandaoare  tu  nom^ 
ba«,  /  <  sat4s  hqadiclon. 

8  Y  baadeoiré  4  lea  <  qaa  ta  bendUenn, 
y  4  los  que  te  maldUecen  maldeofré:  y 
aeiéa  benditas  en  tí  todas  las  fbmili«s  de 

4  Ynwva  Abram*  como  Jdt9T4  le  dUa« 
y  flió  con  él  Lot :  y  era  Abram  de  edad 
da  «teola  y  elnea  afioa  onando  salió  de 


i 


•  Y  tomé  Alvam  4  Saial  su  mujar,  y 
4  Lot  h^o  de  su  hermano,  y  toda  to 
kasindaquA  hablan  gnado,  y  las  afanas 
que  hablan  adquirido  en  Harán,  y  aatl- 

tam  para  ir  4  tienta  da  Cbánaan  j  y  4 

lena  da  ChAnaan  Uegnon. 

8  Y  Y  jpasó  Abram  pot  aquella  ticsra 

asta  al  loiar  da  Sicbém,  hasta  el  valle  « 
da  Meiah  t  y  al  Cananéa  estaba  entooaas 
anla 


7  Y  epavaoió  Jéhttwé/  4  AbiM».  y  h 
dUo.  A  ««  simi«niw  davó  eala«  iNnra* 

Y  edineó  allí  un  altar  A  4  /ehova,  qua  la 
habla  apoecidok 

8  Y  Y  pasóse  da  afli  4  un  monte  al 
orienta  de  Bethd,  v  tendió  su  tienda, 
ienim4«  4  Bethal'  al  oocUcnte.  y  Hal al 
oitentei  y  edificó  alU  altar  4  •rabav4,  é 
invocó  el  nombre  de  Jehov4. 

9  Y  movió  Abram  de  aUi  caminando  y 
yendo  -h4oia  el  mediodía. 

10  Y  Y  hubo  baaobre  en  la  tieraa*  y 
descendió  Abram  4  Egipto  para  pera- 
grloar  al14  i  porque  em  grande  el  nanin 
bie  «:^  la  tisCTa. 

11  Y  aconteció  que.  cuando  estaba  pata 
eat^ws  en  S^p^  dyo  4  Sara!  su  wxajfit : 
Hé  aquí  ahwa»  coooiqo  qua  eaea  maje* 
hermosa  de  vista ; 

18  Y  ter4  qua  ovando  te  habrán  visto 
loa  Edpolos,  dii^,  Su  mv^em  es :  v  ma 
matar&n  4  mí,  y  4  ti  ta  rusunaiau  la 
vida. 

18  Ahora-  pues  d(  oua  ares  mi  har'« 
manaA,  pain  «ua  yo  oava  bien  par  ca- 
usa tuya,  y  viva  mi  alma  por  amoa 
de  ti. 

14  Y  aoonteoió  qua,  ecsao  entró  Abram 
en  Egipto,  kM  Egipcloe  vieron  la  mt^ 
que  era  hermosa  en  gran  manara. 

15  VióiNMtla  tanabien  los  príaolpes  de 
Faraón,  y  s^  la  alabaran  i  y  fbó  llevada 
la  mujer  4  casa  de  Faraón. 

16  JS  hiao  Mea  4  Abiam  per  cansa  da 
ella,  y  tuvo  ovejas,  y  vacas,  y  asnos»  y 
siervos,  y  oriadas,  y  asnas,  y  oamaUas. 

17  Mas  JehoT4  hirió'  4  Faraón  y  4 
su  casa  con  grandes  plagas,  por  causa 
de  Sarai  n>^i|)cgr  da  Alnamt 

la  Eatonees  Faraón  llamó  4  Abram^ 
y  le  dyb,  ¿  ^ué  es  esto  que  has  itaoho 
conmigo  ?»  ¿  Por  qué  no  ma  declaraste 
que  ara  tu  mujer  ? 

19  ¿Por  que  d^Ute,  Es  mi  beimana, 
poniendoma  en  oMsion  da  tomarla  paaa 
mi  por  mujer  ?  Aboxa  pues,  ba  aquí  ía 
mtuer,  toma^  y  vete. 

SO  Entonces  Faraón  dio  orden  •  4  «m« 
gentes  acerca  de  Abram;  y  le  acom- 
paSaxon,  y  4  su  mujer,  con  todo  lo  qua 
teaia. 

CAPITULO  XIII. 
Sep^Mue  Abram  9  Lot  a  eauaa  da  m  grande 
«ipuleneia.por  M  frica  de  ta  pea.  Lot  eteoge 
•H  territorio  etrea  del  Jordán,  y  Abram 
kqbUa  M  la  tierra  de  Caaaamt  doada  Libe 
le  remueva  iapromeea. 

SUBIÓ  pues  Abram  del  Egipto  b4oi4 
el  mediodía,  él»  i  su  mujer»  con  todo 
lo  que  tenia,  y  con  el  Lot. 

8  Y  Abram  era  riquísimo  en  ganado» 
en  plata  y  oro. 

9  Y  volvió  por  sus  jomadas  ie  la  parle 
del  mediodía  hacia  Bethel,  hasta  el  lu- 
gar donde  habla  estado  antes  su  tienda 
entre  Bethel  v  Hai, 

4  Al  lugar  ael  altara  que  habla  hacho 
allí  antes :  é  invocó  aUi  Abram  el  nom- 
bre de  Jéhováu  • 

5  5  Y  asimismo  Lot,  que  andaba  coh 
Abram,  tenia  ovqas,  y  ▼«Vcas*  y  tiendas. 

6  Y  la  tierra  no  podik  darlesb  para 
que  babitasan  juntos :.  parque  su  haci- 
enda era  niucha,  y  no  podían  morar  ea 
un  mismo  lugar. 

7  Y  hubo  contienda  entre  los  pastores 
del  ganado  de  Abram  y  los  pastores  dal 
ganado  da  Lot:  y  d  Cananeo  y  el  Pbe- 
rezóo  habltatwn  entonces  en  la  tieira. 

8  Entonces  Abram  dijo  4  Lot:  Ifo 
haya  abora  altcroado«  entre  mi  y  tí» 
entre  mis  pastorw  y  loa  tuyos»  porque 
somos  hermanos. 

9  (!  No  eetá  toda  la  tierra  debmta  da 
ti  ?  Ya  ta  rasgo  qua  ta  «saetas  de  nií. 


/Cap.  17.  L 

yllL 
'Cap.l&Ub 

7ILI8. 

y  17. 8. 


OA«.'l& 

*  Osp.  IS.  4. 

18. 

yM.SB. 

y  88.  SO. 
<0»p.l8.U. 


»cap.so.t. 
y  Sil  7. 


IIOMS. 
91. 
Sal.  106. 14. 


■•Ch).;o.io. 

yS&lO. 


*PniT.si.i. 


•  Gap.  IS.  7, 
8. 


» Gap.  ae.  7. 


•ni.  114. 

H0lbU.14 


A.  a  dr.  1918. 


OENEStS,  XIV,  XV. 


A.C.«tap.in8. 


•Oap.19.3t. 
fii.19.49. 
/lÉ.a.8. 
'  Oftp.  li.  I 


'1(^.18.20. 

a  ñi.  i.  7. 

8. 


•  C»p.  19.  7. 
k  C»p.  I£.  9. 

7  2^.  17. 

7  «.14. 

Svu  S3. 10. 

Den.  1. 10. 

lBay.4.90. 

Jer.  88.32. 


<Cm.l8.1. 
y  87. 14. 


81  fiítm  á  la  taaao  iuiBlerdft,  yo  Iré 
k  la  derecha ;  v  •!  td  á  1»  derecha,  yo 
Iré  &  la  iaquierda. 

10  Y  alxó  Lot  sus  ojee,  y  vló  toda  la 
Ilaaim  del  Joidan,  qne  toda  ella  era  de 
rieco»  antes  ave  de¿üruyese«  Jehová  á 
Sodoma  y  á  domom,  como  un  huerto/ 
de  Jehoi^,  como  la  tiara  de  Egipto  en- 
trando en  Zoar  ff. 

11  Entonces  Lot  escogió  para  sí  toda 
la  llanura  del  Jordán :  j  partióse  Lot  de 
Oliente,  y  apartáronse  el  ano  del  otro. 

19  Abram  asentó  en  la  tierra  de  Ca- 
naan,  y  I<ot  asentó  en  las  ciudades  de  la 
llanura,  y  ftié  poniendo  sus  tiendas  hasta 
Sodoma. 

18  Mas  los  hombres  de  Sodoma  eran 
malos  y  pecadores^  para  con  Jehová  en 
gran  manera. 

14  Y  Y  JehoT&  dtio  á  Abram,  después 
que  Lot  se  apartó  oe  él,  Alza  úiora  tus 
cgofl,  y  mira  desde  á  lugar  donde  estén 
hacia  el  aquilón,  y  al  mediodía,  y  al 
oriente,  y  al  ocoidente : 

16  Porque  toda  la  tierra  que  ves,  la 
daré  &  tí  y  á  tu  simiente  •  para  siempre. 

16  Y  haré  tu  simiente  como  á  polvo  & 
de  la  tierra ;  qne  si  alguno  podrá  contar 
el  polvo  de  la  tierra,  también  tu  simiente 
sera  contada. 

17  Levántate,  vé  por  la  tierra  á  lo 
largo  de  ella,  y  &  su  ancho,  parque  &  t( 
la  tengo  de  dar. 

18  Abram,  pues,  removiendo  su  ti- 
enda, vino  y  moró  en  el  alcornocal  de 
Maniré',  que  et  en  Hebron,  y  edificó 
allí  altar  á  Jehová. 

CAPITULO  XIV. 

Abram,  habiendo  derrotado  í  Chadarlaomar  y 
demoM  reyee  iSiadoe,  libra  del  emttíverio  á 
Loíi  f  recibe  ¡a  bendición  del  rey  y  eaeerdoU 
Mdehttedeeh,  al  e*ud  o/reee  d  diemno  de  todo 
el  botín. 

Y  ACONTECIÓ  en  los  dias  de  Am- 
raphel  rey  de  Shinar,  Arloch  rey 
de  Elasar,  Chedorlaomer  rey  de  Elá,  y 
Tidal  rey  de  naciones, 

9  Que  ettot  hicieron  guerra  contra  Bera 
rey  de  Sodoma,  y  contra  Birsha  rey  de 
Oomcna,  y  contra  Shinab  rey  de  Adma, 
y  contra  Shemeber  rey  de  Zeboim,  y 
contra  él  rey  de  Bela,  la  cual  es  Zoar. 

3  Todos  estos  se  jimtaron  en  el  valle 
de  Siddim,  que  es  el  mar  salado. 

4  Doce  aikís  hablan  servido  á  Chedor- 
laomer, y  al  decimotercio  año  se  rebe- 
laron. 

5  Y  en  el  afio  decimocuarto  vino  Che- 
dorlaomer, y  los  reyes  que  estaban  de  su 
parte,  y  derrotaron  á  los  Kaphaitas  en 
Ashteroth  -  camaim,  &  los  Zuzitas  en 
Ham,  y  i  los  Emitas  en  Shave-Kiri- 
athaim, 

8  Y  á  los  Horéos  en  el  monte  de  Sdr. 
hasta  la  llanura  de  Phatan,  que  eetá 
Junto  al  desierto. 

7  Y  volvieron,  y  vinieron  á  Enmisphat, 
que  e«  Cades,  y  devastaron  todas  las 
haciendas  de  los  Amalecitas,  y  también 
ai  Amorrhéo,  que  habitaba  en  Hazezon> 
tomar. 

8  Y  salió  d  rey  de  Sddoma,  y  el  rey  de 
Gomorra,  y  el  rey  de  Adma,  y  el  rey  de 
Zeboim,  y  el  rey  de  Bela,  que  e»  Zoar,  y 
ordenaron  contra  dios  batalla  en  el  valle 
de  Siddim ; 

9  Se  á  eabtr  contra  Chedorlaomer  rey 
de  Elam,  y  Tidal  rey  de  naciones,  y 
Amraphel  rey  de  Shinar,  y  Ariooh  rey 
de  Elasar,  cuatro  reyes  contra  cinco. 

10  Y  el  valle  de  Siddim  eitaba  lleno  de 
pozos  de  betún:  y  huyeron  el  rey  de 
Bodoma  y  el  de  Gomorra,  y  cayeron 
allí ;  y  los  demás  htiyeron  al  monte. 


11  Y  tomaron  teda  la  rlqtteca  de  Sodo- 
ma y  de  Gomorra:  y  todas  ras  vitua- 
llas, y  se  fuéfon. 

19  Tomaron  también  á  Lot,  h^o  del 
hermano  de  Abram,  que  moratw*  en 
Sodoma,  y  su  hacienib,  y  se  fueron. 

18  ^  Y  vino  uno  de  los  que  encapó,  y 
denundólo  á  Abram  el  Hebreo,  que 
habitaba  en*  el  valle  de  Mamre  Amor- 
rhéo, hermano  de  EschOl  y  hermano  de 
Aner,  los  cuales  estaban  confederados 
con  Abram. 

14  Y  oyó  Abnm  que  m  hermano  es- 
taba prisionero,  y  armó  sus  criados,  loe 
criados  de  su  casa,  treedentoe  diez  y 
ocho,  y  slgviiHoa  hasta  Dan. 

15  Y  derramóse  sobre  ellos  de  noche  A 
y  sus  siervos,  é  hiriólos,  y  nieles  siguien- 
do hasta  Hobah,  que  «ttá  &  la  iaquierda 
de  Damasco. 

10  Y  recobró  todos  los  bienes,  y  tam- 
bién á  Lot  su  hermano,  y  su  hacienda» 
y  también  las  mujeres  y  gente. 

17  Y  Y  saUÓ  d  rey  de  Sodoma  4  red- 
birlo,  cuando  volvía  de  la  derrota  de 
Chedorlaomer  y  de  los  reyes  que  con  él 
estaban,  al  valle  de  Shave,  que  es  d  valle 
del  Bffe. 

18  Entoneet  Melchlsedech ',  rey  de 
Salem,  sacó  pan  y  vino,  d  cual  era  sa- 
cerdote* dd  Dios  alto. 

10  Y  bendQolo,  y  dijo.  Bendito  sea  A- 
bram  del  Dios  alto,  poseedor/  de  loa 
oídos  y  de  la  tierra: 

90  Y  bendito  sea  d  Dios  alto,  qne  en- 
tragó  tus  enemigos  en  tu  maso.  Y  dióle 
Abram  los  dieunos^  de  todo. 

91  ^  Entonces  d  rey  de  Sodoma  dfjo 
á  Alñam ;  Dame  las  personas,  y  toma 
para  ti  la  hacienda. 

99  Y  respondió  Abram  al  rey  de  So- 
doma:  He  alaadoA  mi  mano  a  JehovA 
IHos  alto,  poseedor  <  de  los  délos  y  de 
latienra, 

88  Que  desde  un  hilo  hasta  la  eonea 
de  im  cdzado  nada  tomaré  de  todo  lo 
que  es  tuyo,  porque  no  digas.  Yo  enri- 
quecí ik  Abfam : 

94  Sacando  solamente  lo  que  ownleron 
los  mancebos,  y  la  pordon  oe  los  varones 

Se  ñieron   conmigo,  Aner,  Eecol,  y 
amve ;  los  ouales  tomarán  ra  parte. 

CAPITULO  XV. 
JR  Señor  promete  d  Abram  mi  htío  heredero 
de  ene  Avinat  promeeae.  Me  JusHfleodo  por 
su/ét  y  Dios hoMeo»  Htm  solemne  paelo. 

DESPUÉS  de  esta*  cosas  Aló  la  Pala- 
bra de  Jehová  á  Abram  en  visión, 
didendo* :  No  temas  Abram,  yo  sojf  tu 
escudo  ft,  j/  tu  galardón  sobremanera 
grande. 
9  Y  respondió  Abram,  Seflor  Jdievá, 
¿  qué  me  ñas  de  dar,  siendo  mti  que  ando 
sin  14}oe,  y  el  mavordomo  de  mi  casa  es 
ese  Damasoeno,  Eiiecer  ? 

3  D^  mas  Abram :  Mtra  qoe  no  me 
has  dado  prole;  v  he  aquí  que  es  mi 
heredero  uno  nacido  en  mi  casa. 

4  Y  hKgo  U  Pahd>ra  de  Jdiová  JM  A 
él,  diciendo.  No  te  heredará  este,  sino 
el  que  saldrá  de  tns  entraflaa  stfá  d  que 
te  herede. 

5  Y  sacólo  Alera,  y  dijo:  Mira  ahora 
á  los  cielos,  y  cuenta  las  estrellas',  si 
las  puedes  contar.  Y  le  diJo«,  Así  será 
tu  simiente. 

6  Y  creyó  á  Jehová,  y  oontóselo/  pov 
justicia. 

7  5  Y  dijole.  Yo  soy  Jdiová,  que  te 
saqué  9  de  Ur  de  los  Cddéos,  pan  darle 
á  heredar  esta  tierra. 

8  Y  él  respondió,  Sefior  JdiOvá,  i  «n 
qué*  oonocéré  qne  la  tengo  de  heredar  ? 

9  Y  le  dijo.  Apártame  una  becerra  de 


•Om.18.1?. 
1  lim.  6. 9. 


tCap.18.18. 


«  a  Bam.  18. 

18. 

d  Heb.  7. 1. 
•  8d.  110.  4. 

Bsb.ft.e. 

y7.8,U. 
/ver.  22. 


F  Heb.  7. 1, 

10. 


Ik  Bz.  6.  8. 
«ver.  19. 


•  Gap.  46.  2. 
Kan.  19. 6. 
I>ui.l0.1. 

ftDen.88.aB. 
Bd.84.U. 
7  91.4. 
y  U».  114. 
Pro.  80.  & 

•  Bech.  7.  5. 


d  Dsn.  1. 10. 

BeKU.ia. 

•Bom.4.18. 

/Bom.4.3,6. 

Gal.  8.ft. 

Bant<>.2.23. 
V  Cap.  12.1. 

fcJaec.6.17. 
8Be7.a>.8. 
Lao;  1.  18. 


AG«lB.l»U. 


GHüfissDS,'  XVI,  xyn. 


,c.in] 


•'JeE.M.18, 
1». 


:  13. 


íBz.  1X401. 
Hedí.  7.  C. 


<Sx.tt.S0L 


t 


I 


,   I,». 


'1M.118. 


una  tortols 


aflo*,  y  ana  oolira  de 
m  ciaiiw.iu  ds  tío  a&oSf 
también,  y  un  palomiiio. 

10  Y  tomó  &  todas  estas  cosas,  y  '  par- 
tidlas por  la  mitad,  y  puso  oada  minad 
una  en  frente  de  otm :  mas  no  pattió  las 
aves. 

11  T  dcseendian  a«ea  sobie  loa  cueipos 
muertos,  y  oie&t>alas  Abrsm. 

19  Mas  i  la  calda  del  sol  sobracogliS)/ 
el  snefio  á  Abram,  y  hé  aquí  que  el 

Kor  de  ana  grande  oscnridad  c«yó  so- 
él. 
IB  Entonces  d^o  á  Abnun,  Ten  por 
cierto  que  tu  simiente  será  ptñregrina  en 
tierra  no  cuya,  y  serTir&  á  loaA  d»  afi4, 
y  s«án  f>^  €Um  afligidos  oaatrooientos 
afios. 

14  Mas  también  k  la  gente  á  quien  ser- 
Tiién,  Jnxgaré  f  o ;  y  después  de  esto  sal* 
dr&n  con  grande'  riqueza. 

15  Y  td  vendíes  i  tu»  padres  en  paz»y 
serás  sepultado  en  buena  T^e*«. 

16  Y  en  la  cuarta  generación  volverán 
acá:  porque  aun  no  ettá  eumpUda  la 
maldad  del  Amoirhéo  haaU  aquí  •. 

17  Y  sucedió  que  puesto  el  sol,  y  ya 
eaenrecido,  d^óse  ver  un  homo  bome- 
ando,  y  una  antorcha  de  fiíeco  que  pasó 
por  entre  loa  animales  dividióos. 

18  En  aquel  dia  hizo  Jebová  un  pacto 
con  Abcam  diciendo,  A  tu  simiente 
daré  esta  tierra  desde  el  rio  de  Egipto 
hasta  A  rio  grande,  él  rio  Eufrates  i 

19  iios  Ctnéos,  y  los  Céneseos,  y  los 
CednMmóos, 

90  Y  los  Hethéos,  y  los  Fhereaéos,  y 
los  Raphaltas, 

91  Y  los  Amorrháos,  v  los  Cananáos, 
y  loa  Geigesáos,  y  los  Jebuséos. 

CAPITULO  XVI. 
Jkttoaa  Paral  del  emmpUmlenio  it  tai  mró' 
metas  de  Dice,  rve^a  á  Abrem  fw  tome 
por  mufer  tí  em  eedaoa  Agar.  Coneüieeela, 
m  porta  mol  ooa  a«  ama,  íffin<amente  pare 
éfemaeL 

YSARAI  mi^  de  Abnun  no  le 
parias  y  eBa  tenia  una  sierva  £• 
gipcia,  que  se  llamaba  Agar*. 

9  Dijo  pues  Saral  á  Abram,  Ya  ves  que 
Jehová  me  ha  heoho  estáill!  ruégate 
que  entres  ^  &  mi  sierva ;  quizá  tendré 
b^os  de  tíia.  Y  atendió  Abram  al  dicho 
deSaiBi. 

8  Y  Saral,  miOer  de  Abram,  tomó  á 
Agar  su  sierva  Egipcia,  al  cabo  de  diez 
a&a  que  habla  habitado  Abram  en  la 
tiena  de  Canean,  y  dióla  á  Abram  su 
marido  por  mt^er. 

4  Y  A  cohabitó  con  Agar,  la  cual  con- 
cibió :  j  cnauído  vló  que  habla  ooncebido, 
miraba  con  desprecio  á  su  sefiora. 

0  Entonces  Saral  di|}o  á  Abram :  Mi 
afrenta  eea  sobre  tí :  yo  puse  mi  siorva 
en  tn  seno,  y  viéndose  embarazada,  me 
mira  oon  desprecio :  juzgue  Jehová  en< 
tie  mi  y  ti. 

«  Y  respondió  Ahram  á  Saral,  H¿  ahí 
tu  sierva  en  tu  mano ;  haz  con  ella  lo 
qpe  bfen  te  pareciere.  Y  oomo  Saral  la 
«eígiese,  huyóse  de  su  presencia. 

7Y  baUóla  d  ángel  de  Jehová  Junto  á 
una  fuente  de  agua  en  el  deaieito.  Jun- 
to á  la  fuente  que  está  en  el  camino  del 
Sur. 

8  Y  /«  dJi}o :  Agar,  sierva  de  Saral,  ¿  de 
donde  viene»  tu,  7  á  donde  vas  ?  Y  ella 
respondió.  Huyo  de  delante  de  Sarai  mi 
aelk>nu 

9  Y  dfiola  el  ángel  de  Jehová,  Vuélvete 
4  tu  saflova,  y  ponte  sumisa*  b^|o  de  su 
mano. 

10  llQola  también  el  ángtí  de  Jehová, 
MuMpliearé  tanto  tu  limQe,  que  no  será 
contado  á  causa  de  la  muchedumbre. 


II  DUola  «un  el  ánael  d»  Jdiová^  H< 
aquí  que  has  eoncebádo,  y  parirás  un 
h\jo,  y  llamarás  su  nombre  Ismael  fi 
porque  oido  ha  Jehová  ta  afliedon. 

18  Y  él  será  hombre  fiero' ;  su  mano 
oontra  todos,  y  las  manoS'  de  todos  con- 
tra él,  y  delaáte»  d»  todo»  sus  hermanoa 
habitará. 

'  13  Entonces  llamó  di  nombre  de  Jdio» 
vá  que  con  ella  hablaba,  Tü  rrte  el  Dloa 
de  la  vista;  poique  dl}o,  ¿no  he  visto 
también  aquí/  al  que  me  ve  ? 

14  Por  lo  cual  llamó  al  poso.  Poro  del 
Viviente,  y  que  me  vé.  Hé  aquí  «ed 
entre  Cades  y  Bered. 

It  Y  parió  Aoar  á  Abram  un  hUo,  y 
llamó  Abiam  el  nombre  de  su  Ujo,  que 
le  parió  Agar,  Ismael. 

18  Y  era  Abram  de  edad  de  ochenta  y 
seis  afios,  cuando  parió  Agar  á  Ismari. 

CAPITULO  XVII. 
Renmeva  <l  SeUor  mae  partíevlarmeate  ras 
promeeat  al  pairiena  Abram,  dándote  la 
tejfde  le  etrtvneieúm,  V  miidatidob  «I  «0»- 
bre  d  a  9  d  BaraL 

Y  SIENDO  Abram  de  edad  de  no- 
venta V  nueve  afios,  «parecióle  Je- 
hová, y  le  dijo.  Yo  «oy  el  ÍMos*  Todo- 
pederoto ;  andai  delante  de  mi,  y  sé 
perfieoto. 

9  Y  pondré  mi  pacto  entrc  mí  y  tí,  y 
mulüpllearte  be  mucho  en  gran  manera. 
8  Entonoes  Abrank  cayó  sobre  sn  n»> 
tro,  y  Dios  habló  con  él  diciendo, 

4  Yo,  he  aquí  mi  pacto  contigo.  Serás 
padre  de  muchedumbre*  de  gentes. 

5  Y  no  se  llamará  mas  tu  nombre  A- 
bnunf ,  sino  que  será  tu  nombre<<  Abnu 
ham  t>  porque  te  he  puesto  por  padre  « 
de  mucnedumbre  de  gentes. 

6  Y  multiplicarte  be  mucho  en  gran 
manera,  y  te  pondré  en  gentes/,  y  reyes 
saldrán  de  tí. 

7  Y  estableceré  mi  pacto  entre  mí  y  tí, 
y  tu  simiente  después  de  tí  en  sus  gene- 
raciones, por  alianza  y  perpetua,  para 
serte  á  tí  por  Dios,  y  á  tn  simiente  des- 
pués de  tí. 

8  Y  te  daré  á  tí,  y  á  tu  simiente  de«- 
pues  de  tí,  la  tierra  de  tus  peregrina- 
dones,  toda  la  tierra  de  Canean  en  he. 
redad  perpetua* :  y  seré  el  IMos  de  dios. 

9  Dijo  de  nuevo  Dios  á  Abraham,  Tü 
empero  guardarás  mi  pacto,  td  y  tu  si- 
mleme  después  de  tí  por  sus  genera» 
clones. 

10  Este  eerá  nú  pacto,  que  guardaréis 
entre  mi  y  vosotros,  y  tu  simiiente  des- 

Sues  de  tí ;  Será  circuncidado  todo  varón 
e  entre  vosotros. 

11  jCixennddaréis  pues  la  oame  de  vu- 
estro  prepucio,  y  será  por<  seüal  dd  pac- 
to entre  mí  y  vosotros. 

19  Y  de  edad  de  ocho  diaa  será  oircun- 
ddado  todo  varón  entre  vosotros  por 
vuestras  gencradones,  d  nacido  en  casa, 
y  el  comprado  á  dinero  de  cualquier  ex- 
traqjeio,  que  no  (bere  de  tu  dmlente. 

13  Debe  ser  drcuneidado  d  naddo  en 
tu  casa  y  d  comprado  por  tu  dinero :  y 
estará  mi  pacto  en  vuestra  cante  para 
alianza  perpetua. 

14  Y  el  vaxon  incircunoiso  que  no  ha- 
biere  circuncidado  la  oazne  de  su  pi». 
pudo,  aqudla  persona  aera  borrada  de 
su  piieblq  ;  ha  violado  mi  pacto. 

15  ^  Dijo  también  Dios  á  Abraham,  A 
Sarai  tu  mujer  no  la  llamarás  Saxai,  mas 
Sam  t  será  su  nombre. 

18  Y  bendecirla  he,  y  también  te  daré 
da  ella  hijo ;  sí,  la  bendedré,  y  vendrá 
á  ser  madre  de  naciones  I  reyes  de  pueblos 
soándeella. 

17  Entonoes  Abraham  oayó  sobre  sn 
rostro,  y  rióse,  y  dUo  en  au  eocanm. 


f  Heb.oMi 
de  Dior. 

dCap.SL.n 
*Osp.  25.18 


/GBP.S2.80. 
Jaec.  6.  2S, 

as. 

y  13.  as. 


«Bz.  6.S. 

Dan.  4.  35. 
6Csp.4S.15. 

8Be7.a0.3. 


•Cap.  13. 16. 
y  ai  17. 

fHeb. 
ptidre  ttUo. 

d  Séh.  9.  7. 

fHeb. 
padre  de 
midiitud. 

«Bom.4.17. 
/ver.  16.  90. 

Gsp.  35. 11. 
9  Lev.  26. 12. 

Heb.11.16. 


A  Cap.  48.  4. 


>  Hecb.  7.  8. 
Rom.  4. 11. 
Col.  2. 11. 
18. 


fHeb. 
Prinoeea. 


. 


JL.CÍUM. 


CffiSTBSIS,  XVHL 


A.CL  ISM 


t  Otp.  21. 3. 


o  Cap.  13. 18. 
y  14. 18. 
¿Clip.19.1. 


«  H«b.  18. 2. 
<'Gkp.i8.a4. 


<Jaae.ft.9S. 


/ver.  14. 
Gbd.  17.  U. 

yái.a. 

aB0]r.4.1«. 
B4iin.  9. 9. 
OflL4.a8. 


¿■A  homln»  dto  oten  aftoc  ha  de  tiae«r 
h^t  i  Y  San  ;•  de  aoventa  «ftoa  ba 
de  parir? 

18  Y  dijo  Abnham  á  Dk»,  Ojalá  Is- 
nael  Tiva  delante  de  ti. 

I»  Y  retpondló  Dios :  Ciertamente  Son, 
ta  mujer  te  peefaA  «n  Ihjo,  y  Uamaráa 
•u  nomine  Isaac ;  y  confiTmaré  mi  pac- 
to con  41  por  alianza  perpetua  para  su 
simiente  después  de  A. 

50  Y  en  cuanto  á  Ismael  lambítn  te  he 
oido:  Hó  aquí  que  le  bendeoiré,  y  le 
haié  fructificar  y  muitiplioar  mudio  en 
gran  manera :  doce  prucipes  engendra- 
rá, y  ponerlo  he  por  gran  gente. 

51  Mas  yo  estableceré  mi  paoto  con 
Isaac,  al  cual  te  parirá  Sera  por  este 
tiempo  el  afio  siguiente*.' 

SS  Y  acabó  de  hablar  con  él>  y  subió 
Dios  de  coa  Abraham. 

S8  Y  Entonces  tfnaó  Abnham  á  Is- 
mael su  hUo,  y  á  todos  loe  Hervat  naofc* 
dos  ea  sn  casa,  y  á  todos  los  comprados 
por  bu  dinero,  á  todo  raron  entre  los 
domésticos  de  la  ca-a  de  Abraham,  y 
eircuncldd'  la  carne  del  prepucio  ds  ell^s 
ea  aquel  mismo  dia,  como  Dios  le  haUa 
dicte. 

t4  En-  Abraham  de  edad  de  noventa 
y  nueve  aflos,  cuando  circuncidó  la  ear< 
ae  de  su  prepaelo^ 

as  E  Ismael  ta  hijo  era  de  treoe  a&oe, 
etiando  fbé  oireuncüdada  la  carae  de  su 
prepucio. 

9o  En  el  mismo  cUa  ftiá  cfarcunoidado 
Abraham  á  Ismael  su  hijo : 

87  Y  todo»  los  varones  de  ta  easa,  el 
Hemo  nacido  en  oasa  y  el  comprado  por 
dinero  del  estm^Jers  ftieron  ciwunci* 
dados  con  él. 

CAPITULO  XVIIL 
Tres  (fli^rk*  «n  trage  de  pereipritUM,  hotpedih- 
dM  t  ofouifaéoe  de  Ai^akam^  U  prometen 
tmk\fod«B»a.  Q|M«A>lft mIo, m  rfe, y m 
reprendida  por  loe  dn^Ou.  Predicen  <r  ^ 
braham  ¡a  ruina  de  Bodonta,  por  la  cual 
iniereede  repetida»  V«m<. 

Y  APARECIÓLE  Jehová  en  el  vaHe 
de  Mamrea,  estando  sentado  á  la 
paerta  de  se  tienda  en  el  oalor  del  dia : 

•  Y  alzó  sus  ojos,  y  miró,  y  he  aquíA 
tres  varones  ^ue  estaban  junto  á  él :  y 
cuando  los  vió,  salió  corriendo  de  lá 
puerta  de  su  tienda  á  recibirles,  é  incli- 
nóse hacia  la  tierra. 

8  Y  d^o.  Señor,  si  aihem  he  hallado 
oraoia  en  tas  qjos,  ruégote  que  no  pascs« 
de  tu- siervo. 

4  Que  se  traiga  ahon  un  poco  de  a- 
Kua^  y  lavad  vuestros  pies,  y  recostaos 
aeiia|o  de  un  ártwl, 

5  Y  traeré  un  bocado  de  pan,  y  susten- 
tad vuestro  oorason ;  después  pasaréis : 
poique  por  eso  habéis  pasado  cerca  de 
vuestro  siervo.  Y  ellos  acerca.  Has  así 
come  hü  diclw. 

6  Bntoaoes  Abraham  foé  de  priesa  á 
te  tienda  á  Sara,  y  le  dijo :  Toma  presto 
tres  medidas  de  flor  de  harina,  amasa' y 
has  panes  cocidos  debajo  del  rescoldo. 

7  Y  corrió  Abraham  á  las  vacas,  y  tomó 
an  bacenro  tierno  y  bueno,  y  diólo  al 
moio,  y  diese  este  priesa  á  aoóczarlo. 

8  T^ó  tamt>len  manteca*  y  leahe,  y 
el  becerro  que,  habia  aderezado,  y  pdsolo 
delante  de  ellos  {  y  él  estaba  Juxíto  a  ellos 
debido  ^  árbol,  y  comieron, 

9  Y  le  dijeron.  Donde  está  Sara  tu  mu- 
jer? Y  él  respondió:  aquí  en  la  tienda. 

10  Entonces  d^o.  De  cierto  volveré/ 
á  tí  a«gnn  «1  tiempo  de  la  vida,  y  hé 
equl  tendrá  un  hlio  San  tu  mitjñ.  Y 
Sanaiauehabaálapaeru  de  la  tienda, 
qaessteia  detras  d«  el. 


11  Y  Abnham  r  fian  «roa  vli^Jcef ,  e». 
tmdos  en  dias :  á  San  habia  cesado  ya 
la  costumbre  de  las  mt^jeres*. 

15  Hióse  pues  San  eiitve  si'  dieiendo, 
i  Deraues  que  Iw  envejecido  tendrá  d»^ 
ueitee,  siendo  también  misefior  «m  vi*. 
^oí? 

18  Entonces  Jehová  d|jo  á  Abtaham, 
¿  Porqué  se  ha  teido  San  didendo. 
Será  cierto  que  he  de  parir  siendo  ya 
vi^aP 

14  ¿Hay  pan  Dios  alnna  cosa  difl- 
cil  «•  p  Al  tiempo  sellalado  volveré  á  tí 
según  el  tiempo  de  la  vida,  y  San  tendrá 
anhifó. 

16  Entonces  San  necó  dioiendo.  No 
me  reí :  porque  tuvo  miedo.  Y  éi  di^o. 
No  ea  a«i,  sino  que  te  has  reído  *•. 

10  Y  Y  los  varones  sé  levantaron  de 
allí,  y  mtiánm  hada  Sedan» :  y  Abn- 
ham Iba  con  ellos  aoompaftandolos. 

17  Y  Jehová  dijo,  a  Encubriré*  yo  á 
Abrabam  lo  que  voy  á  hacer, 

18  Habiendo  de  ser  Ainahara  en  aaa 
nación  nande  y  fherte,  y  hsWendo  de 
ser  benditas  ^  «n  él  tedas  las  gentes  de  la 
tierra? 

19  Porque  yo  lo  he  conocido,  «á  que 
mandará  á  sus  hijosf,  y  á  sn  casa  án- 
pues  de  il,  que  guarden  el  camino  d« 
Jehotiráy  hectendo  justicia  v  Jqleio,  para 
que  haga  venir  Jehová  sebie  Abtanam 
lo  que  ha  hablado  acema  de  él. 

80  Entonces  Jehová  le  d^.  Por  cuan- 
to el  alamor  de  Sodoraa  y  Goraerr*  se 
aumenta  mas  y  mas,  y  el  pecado  de  ellos 
se  ha  agnvado  en  estranao, 

81  Descenderé''  ahora,  y  veré  si  han 
consumado  sn  obra  aegun  el  clamor  que 
ha  venido  hasta  mí ;  y  si  no,  saberlo  he.. 

98  Y  apartáronse  de  aUí  los  varones,  y 
fueron  oácia  Sodoma :  mas  Abraham 
estaba  aun  delante  de  Jehová. 

88  Y  Y  aoeroó-e  Abraham  y  d^o, 
¿Deatruiíás  también  al  Justo  con  el 
impío? 

84  Quizá  hay  dneaenta  Justos  dentro 
de  la  oindad  i  ¿  destruirás  también,  y  %o 
perdonarás  al  higar  por  cincuenta  justoa 
que  estén  dentro  de  el  ? 
.  8S  Lejos  de  tí  el  hacer  tal,  qne  hagas 
morir  al  justo  con  el  impío,  y  que  sea  el 
justo  tvttImJo  como  el  impío ;  aunca  tal 
hagas.  El  juez  de  toda  la  tiem«,  ¿  m» 
ha  de  hacer  lo  que  es  justo  ? 
'96  Entonces  respondió  Jehová,  St  faa< 
liare  en  Sodoma  cincuenta  justoa  *  den- 
tro de  la.  ciudad,  perdonare  á  todo  este 
lugar  por  amor  de  ellos. 

87  Y  Abraham  replicó  y  dUo:  Hé  aquí 
ahora  qne  he  comenzado  á  hablar  á  tai 
Seftor,  aunque  sov  polvo  y  ceniza  « : 

88  Quizá  nltarán  de  ctnoueata  Justos 
cinco :  ¿  destruirás  por  aqudloa  cinoe 
toda  la  ciudad  ?  Y  dijo.  No  la  destru- 
iré,  si  hallare  allí  cuarenta  y  dnoo. 

89  Y  voMó  á  hablarie,  y  d^.  Quizá 
ae  hallasen  allí  coaicnta.  Y  icqionditf, 
Nol0  haré  por  amor  de  los  cuarenta. 

80  Y  di)o.  No  se  enoje  ahora  mi  Seiloiij 
si  hablare:  Quizá  se  hallarán  allí  tre- 
inu.  Y  respondió.  No  lo  haré  si  ha- 
llan alU  tretaMa. 

81  Y  d^,  Hé  aquí  ahon  one  he  em- 
prendido el  halilar  á  mi  Señor :  Quizá 
se  hallarán  allí  veinte.  No  la  destruiré, 
respondió,  por  amor  de  los  vdnte. 

88  Y  volvió  á  decir.  No  se  enoje  ahon 
mi  Señor,  si  hablare  solamente  una 
vez«  t  Quizá  se  hallarán  allí  dlsa.  No  la 
destruiré,  respondió»  por  amor  de  loa 
diez. 

88  Y  fílese  Jehová  hi0go  qne  acabó  de 
hablar  á  Abraham  t  y  Abraham  sé  vol. 
vió  á  tu  lugar. 


'  Boas.  4. 18. 

Heb.lLU, 

18. 

«^Oap.S1.8i. 
•  Cap.  SI.  é. 
ic  Lne.  1. 18. 
(IPed.  8.8. 


*J«.82.17. 
liuc  1.  87. 


"Sal.  44. 81. 


«8al.  25.14. 
Amos  a.  7. 
Juan  IS.  ló. 

'Cayuca. 


í  Deu.  4.  9. 
10. 

Bsl.78.fi.8. 
se  6. 4. 


••Cap.ll.fi. 
Bz.8.  8. 


<  Job  8.  S. 

LS4.17. 
ti.  68. 11. 
Bom.  8.  6. 

<  Jer.  6.  1. 


•Job  4. 19. 


*Jnec.8.89. 


i.a 


QEnasn  ziz. 


A.<L 


•Ckp-u-as. 


>J«eJ».i 


'lm.U.n. 
IVii.aB.1T. 
BM.1.M. 
I  Cor.  «.9. 
I  U. 
Jm1m7. 


/C^.  18.30. 


•«H 


CAPITULO  XIZ. 

N'ffamda  éltobuiom  dt  lo$  SodomMaB,  Im  em 
ala  atm  iadm$  atfwriM  ftl^fnefu  M  eMo : 
dtaUUrUHkéLaUméotéugtíuimkmí*- 
pean.  Gatttg»  A  b  na^  4»  JUotí  t  im- 
auto  da  ata  con  jui  do»  Av<u. 

LLEGARON  pues  Im  do»  Aogriw 
á8odMMátec«ld«delat«rde:  y 
Lok  Miaba  smtado  4  U  imnrta  de  So- 
donuu  Y  Tianloft*  Lot,  leTant<ÍM  4 
recibirlos,  é  inolinóce  hada  el  twio, 

9  Y  d^o,  Akera  pmn,  mia  i«AQr«f>  «• 
niego  que  ▼angaU  &  «aia  de  mcstro  si- 
ervo, j  os  hospedéis*  j  lamuéis  vuatroe. 
pias:  y  poc  La  maflana  os  levantaréis,  y 
aqguiítéia  vnesHrQ  eamiiio.  Y  ellos  Tes> 
pondléron,  No,  Que  tu  la  pUaa  nm 
qpiedaefmea  eala  neche. 

8  Mm  éi  porfió  «on  ellas  mueho»  y  ta 
«InláraB  oea  A,  y  «ntnron  en  mí  oaea, 
é  hízoles  banquete,  y  cooió  panas  iha 
lavadura,  y  eoñléroo. 

4  *f  Y  aaiBi  <iue  se  aeostasan,  «ana» 
ron  la  can  loe  hombres  de  la  ciudad» 
loa  TaroaBs  da  Sodoma^  todo  el  pueblo 
Junte,  desde  ti  mas  j<W«n  hasta  el  anas 
vi^o: 

5  Y  llamaron  á  Lot,  y  le  d^enm, 
/  Donde  uioi»  loa  varanes,  qpie  Tinieroo 
i  tí  esta*  aeche?  sácanoslos,  para  que 
loa  «anoacamoa< 

8  Entonces  Lot  salió  á  ellos  á  la  puerta, 
y  eeoró  laa  poertaa  tns  a(, 

7  Y  diioi  Os  mam.  hermanos  mios» 
qne  no  iiagaia  tal  maldad  •. 

8  Hé  tqai  aham  yo  lenao  dos  hijas  que 
no  haa  eonoeldi»»  varonil  es  las  saoaxó 
afuera,  y  haeed  da  días  como  Uen  oa 
paieeMBe:  solamente  4 celos  varones  90 
hagáis  nada,  pues  qae  vinieron  4  la 
aosnfaia  de  mi  t^ado. 

9  T  ellos  respondieran.  Quita  aU4:  y 
afladlenm.  Vino,  esle  aquí  paia  habátat 
camo  «n  cztnfto»  y  habt4de  origine  en 
Jnea  ?  Ahora  te  haremos  mas  nal  qae 
4  eUes.  Y  hadatt  gran  vidanaia  al  va- 
nm,  4  Lot,  y  se  aoerGanm  pora  lemper 
lenpoeitaa. 

10  Entoacea  los  varones  alargaron  la 
mano,  y  metienm  4  Lot  en  casa  oon 
cUoa,  7  cfknaen  las  puertea. 

11  Y  4  loa  boeabces  que  «ttaUm  4  la 
puerta  de  la  casa,  desde  d  menor  hasta 
d  meyor,  htaderon*  con  oegueni}  mas 
eüoe  sníhMgwban  por  hallar  la  pneita. 

19  Y  dUenm  los  varones  4  Lot,  ¿  TI- 
enes  aquí  alguno  maa  ?  Yemoe,  j  loa 
hüos,  y  «08  UJaa,  y  tod»  lo  qae  tienes 
en  la  ciudad,  sacado  de  este  lugar : 

18  Porque  vamos  4  destruir  este  higer, 
per  cnanto  d  demnrdles  ha  subido  de 
mata/  delante  de  Jehov4;  por  tanto 
Jehov4  nos  ha  enviado  para  dMtruirlo. 

M  BatcMes  sitio  Lot,  y  habló  4  sus 
yernos,  los  que  hablan  «he  tomar  ene 
h^aa,  y  lee  dJj<y,  Levantaos,  salid  de 
este  lugar  t  poiqa»  Jehov4  v4  4  destruir 
ciudad:  mas  pareció  4  sus  yamoe 
o  que  se  borlaba. 

1*  ^  V  al  rayar  «1  alb«,  los  4ngeles  da» 

an  priaa  4  Let  diciendo.  Levántate, 
toma  tn  mcóc»  3  *tie  dos  hUas  que  se 
hallan  o^kí,  porque  no  perecees  en  d 
caaUflo  da  la  oiudalL 

18  Y  dnfridawhwn  él«  loa  varonee  asi- 
anm  da  su  mano,  y  de  la  mano  de  su 
o^Jier,  y  de  las  manea  da  eos  dos  l^Jaa, 
»egun  la  misericordia  de  Jehov4  para 
oda  á  i  y  fe  saoaron,  y  le  pusieron  nwra 
dabidimad. 

17  T  fa¿  que  cuando  les  hubo  sacado 
Ibera,  d^o:  Escapa;  por  tu  vida  no 
§  tns  tí,  ni  pases  en  tbda  esta  Ua- 
d  mottte,  no  sea  que  pe. 


M  Y  Let  les  d^o,  Mo^  yo  os  lueg» 
eaftorce  netos  i 

19  HÓ  tqiií  ahora  ha  hallado  tu  siervo 
graoia  en  tns  ^0%»  y  has  engrandecido 
ta  misevioordia  que  has  hecho  conmi^ 
dándome  la  vida :  mas  yo  no  podrá  es* 
capar  d  monte,  no  sea  eaeo  que  me  d- 
eanee  d  md,  v  muera. 

JO  Bé  aqni  ahora  esta  dudad  míA  cerca 
para  huir  dl4,  taeud  ■•  pequeflas  esca* 
paré  ahora  aU4,  (¿no'Sf  día  pequefia?) 
y  vinr4  mi  alma. 

21  Y  le  respondió,  H¿  aquí  he  redbido 
también  tu  sií|>ttiia  sobre  este,  y  no  des- 
truiró  la  dudad  de  qoe  haa  hablado. 

99  Date  priesa,  escápate  all4;  porque 
nada  podré  haoer  hasta  que  dli  luuraa 
llsgedo.  I^r  ceto  ftié  llamado  d  nom- 
bre de  la  ciudad  Zoarf. 

93  El  sol  salía  sobM  la  tierra,  coando 
Lot  llegó  4  Zoar. 

84  Entonces  UotíóA  Jehov4  sobra  So» 
doma  y  sobre  Oomona  azufra  j  fticgo 
de  parte  de  JehoT4  desde  los  délos ; 

Sft  Y  destruyó  las  dodades,  y  toda  a. 

Suella  llanura,  con  todos  los  moradores 
e  aquellas  ciudades,  y  d  finito  de  la 
tierra. 

96  Entonces  la  mij^  de  Lot  miró  a- 
txas  á  ttpaUat  de  él,  y  se  vdvió  estatua' 
de  sal. 

97  Y  subió  Abraham  por  la  — \n**T" 
d  lagar  donde  habla  estado  A  ddaafee  de 
Jebov4, 

98  Y  misó  h4da  Sodcana  y  Oomorra, 
y  háoia  toda  la  tierra  de  equella  Uanura 
miró ;  y  há  aqui  que  el  humo  subia  da  la 
tierm  como  el  humo  de  un  homo. 

98  Asi  ftié  que,  cuando  destvwó  Dios 
las  ciudades  de  la  llanura,  acordóse  Dios 
de  Abraham,  y  envió  fuera  4  Lot  de  en 
medio '  de  la  destrucción,  d  asolar  las 
dudadas  donde  Lot  estaba. 

80  ^  Empero  Lot  subió  de  Zoer,  y 
asentó  en  el  monte  f,  y  sus  dos  h^tas 
con  él  I  porque  tuvo  miedo  de  quedar  en 
Zoar,  y  se  alojó  en  una  oueva  él  y  sus 
dosÚJas. 

81  Entonoes  la  mayor  d^o  4  la  menor. 
Nuestro  padre  e»  vieijo,  y  no  queda  va- 
rón en  la  tierra  que  entre  4  nosotras 
confonne  4  la  costumbre  de  toda  la  ti- 
erra. 

89  Ven,  demos  4  beber  vino  4  nuestra 
padre,  y  durmamos  con  él,  y  oonserva- 
r^mos  de  nuestro  padre  geneñdon* 

88  Y  dieron  4  beber  vino  4  su  padre* 
aquella  noche :  y  entró  la  mayor,  y 
durmió  con  su  psioie;  mas  él  no  sintió 
citando  se  acostó  día,  ni  cuando  se  ht- 
vantó.  ,   , 

84  £1  día  siguiente  d^o  la  mayor  4  la 
menor,  Hé  aquí  yo  dormí  la  noche  pa- 
sada oon  mi  pedre;  démosle  4  bmer 
vino  también  esta  noche,  y  entra  .y  du- 
erme con  él,  para  que  conservemos  de 
nuestro  padre  generación. 

86  Y  dieron  4  beber  vino  4  su  padre 
también  aquelU  noche:  y  levantase  la 
menor,  y  durmió  con  él ;  pero  no  eobó 
de  ver  cuando  se  acostó  ella,  ni  cuando 
solevantó. 

86  Y  oondblaron  la»  dos  h^M  d»  Lot 
da  sa  padre*. 

87  Y  psorió  la  mayor  un  h^,  y  Hamo 
su  nombre  Moab  i,  d  cual  et  padre  de 
los  Mosbitas*  hasta  hoy. 

88  La  menor  también  parió  un  byo,  y 
llamó  su  nombre  Ben-ammíf,  el  cnd 
e«  padre  de  los  Ammonitas  hasta  hoy^. 

CAPITULO  XX. 

Abrákam  pata  €  Ornar:  etuUg»  y  ^HMMsa 
dtl  BeHor  at  reyAMmthth  por  lo  «iM  4e- 


fHeb. 


A  Dea.  99.38. 
la.  13. 19. 
Jar.  40. 18. 

ieiii.4.4 

JMIS46.9. 

XatU.lB. 

Lao.  17. », 

». 

aped.9.e. 

jvdttir. 

Apoo.90.9. 
<lim.l7.38. 
»Osp.l8.a2. 


'ver.  17, 19. 


*  Pro.  98.81, 
88. 


"Lev.18.8.7. 
tHflb. 
Umageie 


•  Den.  8. 9, 

1». 
f  Beb. 

dkiíodt 

l>B0Fb.&9. 


A.  case.  1896. 


OEKESIS,  XX,  XXL 


▲.  C.  dir.  1886. 


«Okp.13.18. 

*  Job  ss.  u. 
M.105.14. 


•  Ski.  51. 4. 


<(ia»m.7.S. 
Job  43.  8. 
Suto.&lS. 


•  Pr.  8.  í. 


/Gap.  13. 16. 


+  Hebw  por 
dadiva  d» 
pos. 


'ISsm.}. 

21. 

1AK.L68. 
«Heb.  11.11. 


«Oap.17.19. 
tHeb.r<Mi. 


DE  allí  partid  Atarahflin  á  la  tienra 
del  McÑilcNlia,  j  asentó  entre  Cades 
j  Sur,  V  haUtó  como  fbiasteiro  en  Oerar. 

9  Y  dijo  Abxaham  de  Sara  su  mi^er. 
Mi  «  hermana  es.  Y  Abimeleoh,  rey  de 
Gemr,  envió,  j  tomó  &  Sara. 

8  Empero  Dios  vino  á  Abimelech  en 
sueños  de  noche  b,  y  le  dijo,  fik$  aquí 
muerto  eres  á  causa  de  la  m^Jer  que  has 
tomado,  la  cual  es  casada  con  marido. 

4  Mas  Abimelech  no  habla  llegado  ¿ 
ella,  y  dijo.  Señor,  ¿  matarás  también 
la  gente  Justa  ? 

6  ¿  No  me  dijo  él.  Mi  hermana  es,  y 
ella  también  dijo,  Es  mi  hermano  ?  Con 
sencillex  de  mi  corazón,  y  con  limpieza 
de  mis  manos  he  hecho  esto. 

6  Y  díjoie  IMos  en  sueños.  Yo  también 
s¿  que  con  integridad  de  tu  corazón  has 
hecho  esto :  y  yo  también  te  detuve  de 
pecar  contra  mi<!,  y  así  no  te  permití 
que  la  tocases. 

7  Ahora  pues  Tuelve  la  mujer  &  su 
marido ;  porque  es  profeta,  y  orari  por 
tí^,  y  vivirás.  Y  si  td  no  la  vol vieres, 
sabe  que  de  cierto  morirás,  con  todo  lo 
que  fuere  tuyo. 

8  Entonces  Abimelech  se  levantó  de 
mañana,  y  llamó  á  todos  sus  siervos,  y 
dijo  todas  estas  palabras  en  los  oídos  de 
ellos;  y  temieron  los  hombre^  en  gran 
tpanera. 

9  Después  Uamó  Abimelech  &  Abra- 
ham,  y  le  dijo:  Quó  nos  has  hecho? 
y  en  qué  pequé  yo  contra  tí,  que  has 
ativido  sobre  mí,  y  sobre  mi  reino  tan 
gran  pecado  ?  Lo  que  no  debiste  hacer 
Has  hecho  conmigo. 

10  Y  dijo  mas  Abimeleoh  á  Abraham : 
Qué  viste,  para  que  hicieses  esto  ? 

11  Y  Abraham  respondió,  Porque  dije 
para  mí  * :  Cierto  no  hay  temor  de  Dios 
en  este  lugar,  y  me  matarán  por  causa 
de  mi  mi^er. 

18  Y  á  la  verdad  también  es  mi  her- 
mana, hija  de  mi  padre,  mas  no  h^a  de 
mi  madre,  y  tómela  por  mi:^er. 

18  Y  fué  que,  cuando  Dios  me  hizo 
salir  errante  de  la  casa  de  mi  padre,  yo 
la  dije:  Esta  es  la  merced  que  td  me 
harás,  que  en  todos  los  lugares  donde 
llegáremos,  digas  de  mí.  Mi  hermano  es. 

14  Entonces  Abimelech  tomó  ov^as/ 
y  vacas,  y  siervos  y  dervas,  y  let  dio  á 
Abraham,  y  devolvióle  á  Sara  su  mujer. 

15  Y  d^o  Abimelech,  Hé  anuí  mi  ti- 
erra ettá  delante  de  tí,  habita  donde 
bien  te  pareciere. 

16  Y  ^  Sara  d^o,  Hé  aquí  he  dado  mil 
monedas  de  plata  á  tu  hermano :  mira 
que  él  te  es  por  velo  f  de  qjos  para  todos 
los  que  Ulan  contigo,  y  ¡Mura  con  todos : 
así  fué  reprendida. 

17  Entonces  Abraham  oró  á  Dios;  y 
Dios  sanó  á  Abimelech  y  á  su  mv^er,  y 
á  sus  síervas,  y  parieron. 

18  Porque  lúUa  del  todo  cerrado  Je- 
hová  toda  matriz  de  la  casa  de  Abi- 
melech, á  causa  de  Sara  mtger  de 
Abraham. 

CAPITULO  XXI. 
NaHmiento  de  liaae,  y  <«  etreuntitio».    A- 
hirakam  €eAa  dé  cata  4  Atar  i  Jamad. 
jMmelteh  kaee  aUoma  «m  AUrahaní. 

Y  VISITO «  Jehová  á  Sara,  como 
habia  dicho,  é  hizo  Jehová  con 
Sara  como  habla  hablado. 

8  Y  concibió  b  y  parió  Sara  á  Abraham 
un  hijo  en  su  ve,iez,  en  d.  tiempo  que 
Dios  le  habia  dicho. 

3  Y  llamó  Abraham  el  nombre  de  su 
lUJo  que  le  nadó,  que  le  parió  Sara, 

Isaae't- 

4  Y  circuncidó  Abraham  á  su  h^o 


Isaac  de  ooho  dias,  como  Dios  le  habia 
mandado rf. 

5  Y  era  Abraham  de  cien  afios  cuando 
le  nació  Isaac  su  hijo. 

6  Entonces  dijo  Sara,  Dios  me  ha 
hecho  reír,  y  cualquiera  que  lo  oyere^ 
se  reirá  conmigo. 

7  Y  añadió,  ,>  Quien  dHera  &  Abra- 
ham, que  Sara  habia  de  dar  de  mamar 
á  h^os  ?  pues  que  le  he  parido  xm  hiijo 
á  su  vejez. 

8  Y  creció  el  niflo,  y  Alé  destetado; 
é  lüzo  Abraham  eran  banquete  el  dia 
que  fué  destetado  Isaac. 

9  Y  Y  vio  Sara  al  h^  de  Agar  la  E- 

Íipoia,  ti  cual  habia  uta  parido  á  Abia- 
am,  que  se  burlaba*. 

10  Por  tanto  dijo  á  Abraham :  Echa  á 
esta  slerva/  y  á  su  hijo,  que  el  h^o  de 
esta  sierva  no  ha  de  heredar  oon  mi 
h^o,  oon  Isaac. 

11  Este  dicho  pareció  grave  en  gran 
manera  á  Abraham  á  causa  de  su 
hHo. 

18  Entonces  d^o  Dios  á  Abraham,  No 
te  parezca  grave  á  causa  del  muchacho 
y  de  tu  sierva ;  en  todo  lo  que  te  d^o 
Sara,  oye  su  voz,  porque  en  t  Isaac  Ce 
será  llamada  descendencia. 

18  Y  también  al  hijo*  de  la  sierva 
pondré  en  gente,  porque  m  tu  simi- 
ente. 

14  Entonces  Abraham  se  levantó  muy 
de  maflaitt,  y  tomó  pan,  y  un  odre  de 
agua,  y  diólo  &  Agar  poniéndolo  sobre 
s»  hombro,  y  entregóte  él  muchacho,  y 
despidióla :  y  ella  partió,  y  andaba  er- 
rantepor  el  desierto  de  Beerseba. 

15  Y  V  íkltóle  el  agua  del  odre»  y  echó 
01  muchacho  -debajo  de  un  árbol, 

16  Y  ftiése  y  sentóse  enfrente,  aleján- 
dose (jomo  un  tiro  de  arco ;  porque 
deeia.  No  veré  cuando  el  muchadio 
morirá:  v  sentése  eniirente,  y  alzó  su 
voz  y  lloro. 

17  Y  oyó  Dios  la  voz  del  muchodio;  y 
«A  ángel  de  Dios  Uamó  á  Agar  desde  el 
cielo,  y  le  dijo.  Qué  tienes  Agar  ?  no 
temas,  porque  Dios  ha  oído  la  voz  del 
muchacho  en  donde  está. 

18  Levántate,  alza  el  muohaidto,  y 
ásele  de  tu  mano,  porque  en  gran  •  gente 
lo  tengo  de  poner. 

10  Élntonoes*  abrió  Dios  sus  ojos,  y 
vio  una  ftiente  de  agua ;  v  flié,  y  llenó 
el  odre  de  agua,  y  «fió  de  beber  al  ma- 
ehocho. 

90  Y  ftié  Dios  oon  el  muchacho;  y 
creció,  V  habitó  en  el  desierto,  y  ñié 
tirador  oe  arco. 

91  Y  habitó  en  el  desierto  de  Paran  I, 
y  su  madre  le  tomó  mi^^er  de  la  tierra 
de  Egipto. 

98  'T  Y  acontenció  en  aquel  mismo 
tiempo,  que  habló  Abimelech  y  Phicol 
príncipe  de  su  ejército  á  Abraham  di- 
ciendo :  Dios  es  contigo  ••  en  todo  cnanto 
hoocs. 

93  Ahora  pues  jiirame  aquí  por  Dios, 
que  no  fidtuás  A  mí,  ni  á  mi  nno,  ni  á 
mi  nieto ;  sino  que  oonfbvme  á  la  bondad 
que  yo  hice  contigo,  harás  til  conmigo, 
y  con  la  tierra  dotule  has  peregrinado. 

94  Y  respondió  Abraham,  Yo  Jurará. 
85  Y  Abnham  reconvino  á  Ammelaeh 

á  causa  de  un  pozo  de  agua,  que  loa 
siervos  de  Abimelech  le  babian  qui- 
tado». 

96  Y  respondió  Abimeleoh,  No  sé  qui- 
en haya  hecho  esto,  ni  tampoco  td  me 
lo  hiciste  saber,  ni  yo  lo  he  oído  hasta 
hoy. 

87  Y  tomó  Abraham  ovejas  y  vacas, 
y  dio  á  Abimelech,  é  hioieran  ambos 
alianza. 


d  Lev.  12.  8. 
H«:h.  7.  8. 


*  Gal.  4.  29. 
/Gal.  4.  80. 


«Bom.  9.7.8. 
Heb.11.18. 

A  ver.  18. 
Cap.  16. 10. 


<ver.  IS. 

ÍN1IOL98.81. 
SB9.6.I7, 
90. 

Ia&3«.16, 
8L 


<Nam.  10.12. 


"Cap.  28.38. 
790:2. 


«Osp.S6.15, 
28. 


OEHBie,  XZn,  XZIIL 


m  AiiiúdtnB  ÉUtnn  «  B«n4«lH 


tonollK  1  !•*  af^^n  v»  n« '. 


""m^  <»  n^»^^ 


ndfel,  j  10  dí7  iWtdoi  U  mera  qw 

pidilo  J»  Im  Um.  Kñnj.  Anu  •! 
M  piloto  dn!%¿!í^*UiiiU>'¿'iD(,  T 


■r.fci»i»IBitM,aMliatoa 
Baliiicl.liBii  oh  aídsi,  m^B  • 


\9t,ilJ'!ííPí!lltH^l  riMt. 


■íSicr'^ 


T«n  «I  liQo  4«  mlRlÍK, 


tendlK  i  Jtkert  Mo  dt  mi  kIW*  Abíi 
A  •iXd  »ni  tonu  li  lí<Uói\  h« 


E-ü3=iS 


¡ir¿__  _„..._ 


07    E  CifrfHhIJqU  lUK   i  1l  UHd«  <TC 

B  Y    Jflhúi    nRnlTÓ  A  [Ivhar,  j  á 
DHan  '  ^  6  hQot  da  DvdAU  ftition  Aa- 

Aur  Égtpi^,  íkT*t  de  K 

11  HBdsrr*''Jaiii,  i  'jilui.  r  AipUi, 
10  EjUi  n  la  MJoa  de  loniel,  j 


A.G.18». 


Q£NfiSI8,XXVL 


A.  C.  (de  1801 


I  Birio. 


"18am.llL 

Loe.  1. 18. 
«100.5.90. 

ÜGro.SSJS. 

Sed.  a  90. 

Pro.  10.  ai. 


/■Mal.  1.2, 4. 
Bom.  9. 10, 
12. 


iPeioto. 

9  0a.  12.  8. 
H  Suplantar 
dor. 


»"  Hob.  11. 9. 


B  btrm^ 


•Cap.  37. 36. 
Heb.12.18. 


«Gap.  13. 10. 
t  Gap.  90.  2. 


«OapL  18.15. 
y  IS.  18. 
y  32. 10. 


4Cap.22.18. 
6aL7a.l7. 


S 


«Cap.  13. 18. 

7  90w3.18. 

/Pro.  29.25. 


SO  Y  era  Isaac  de  cuarenta  afioa  cuando 
tomó  por  mvier  k  Rebeca,  l^Ja  de 
Bethuel  AraméoJI  de  Padan-Aram,  her- 
mana  de  Laban  Araméo. 

81  Y  oró  Isaac  á  Jehov&  por  su  mi:^er, 
que"  era  estéril;  y  aceptólo  Jdiová»,  j 
concibió  Rebeca  su  mujer. 

28  Y  los  h^os  se  combatían  dentro  de 
ella ;  j  d^o,  Si  así  habia  de  ser,  ¿  para 

^ué  vtvo  yo?    Y  fúó  á  consultar  a  Je- 

0T&. 

28  Y  respondióle  Jehovát  Dos  sentes 
hay  en  tu  seno,  y  dos  puebloa  seran  di- 
Tlmdos  desde  tus  entrañas:  y  el  «n 
pueblo  tera  mas  fuerte  que  el  otro  po* 
eblo,  7  el  mayor  servirá  tu  menorp. 

24  Y  como  se  cumplieron  sus  dias  paza 
parir,  hé  aauí  mellizos  en  su  vientre. 

86  Y  salió  el  primero  rubio,  y  todo  ól 
velludo  como  una  pelliza;  y  llamaron 
su  nombre  Bsaü  ||.  , 

80  Y  dMpues  salió  su  hermano,  tra- 
bada su  mano  al  calcafiar?  de  Esaii: 
y  fué  llamado  su  nombre  Jacob  |.  Y 
era  Isaac  de  edad  de  sesenta  a&os  cu- 
ando Rebeca  los  parió. 

87  Y  crecieron  los  niños ;  v  EsatL  ftié 
diestro  en  la  caza,  hombre  del  campo: 
Jacob  empero  era  varón  quieto  que  ha- 
bitaba en  tiendas  **. 

88  Y  amó  Isaac  á  Esad,  porque  comia 
de  su  caza ;  mas  Rebeca  amaba  &  Jacob. 

89  ^  Y  guisó  Jacob  ua  potage :  y  vol- 
viendo Esaii  del  campo  cansado, 

80  Dijo  4  Jacob,  Ruógote  que  me  des 

6  comer  de  eso  bermejo,  pues  estoy 
muy  cansado.  Por  tanto  fué  llamado  su 
nombre  Edom  ||. 

81  Y  Jacob  respondió.  Véndeme  en 
este  dia  tu  primcwenitura. 

32  Entonces  dijo  Esad,  Hé  equl  yo  me 
voy  á  morir,  ¿  para  qué  pues  me  servirá 
la  primoeenitura  ? 

88  Y  dyo  Jacob,  Jiírameío  en  este  dia. 
Y  él  le  juró,  y  vendió*  &  Jacob  su  pri- 
mogenitura. 

84  Entonces  Jacob  dio  á  Esaü  pan  y 
del  guisado  de  las  lent^as  :  y  él  comió, 
y  bebió,  v  levantóse,  y  fuese.  Así  me- 
nospreció^ Esaü  la  primogenitura. 

CAPITULO  XXVI. 

Se  treulada  Itaae  d  Otrar  eon  motivo  de  ea- 
rteUa  Bendieionea  dd  StSlor  á  Iiaae,  y  en- 
vidiaedeloeFiKtUoi,  CatamielUo  de  Mtau. 

Y  HUBO  hambre  en  la  tierra,  ademas 
de  la*  primera  hambre  que  fué  en 
los  dias  de  Abraham:  y  ftiéae  Isaac  i 
Abimeiechb  rey  de  los  Filisteos  en 
Gerar. 

8  Y  apareciósele  Jehová,  y  d^ole.  No 
desciendas  á  Egipto :  habita  en  la  tierra 
que  yo  te  diré ; 
8  Habita  en  esta  tierra,  y  seré  contigo, 

7  te  bendeciré ;  porque  &  tí  y  á  tu  simi- 
ente daré  todas  estas  tierras «,  y  conñr- 
maré  el  Juramento  que  juré  á  Abraham 
tu  padre. 

4  Y  QiultipUcaré  tu  simiente  como  las 
estrellas  del  cielo,  y  daré  &  tu  simiente 
todas  estas  tierras ;  y  todas  las  gentes  de 
la  tierra  serán  benditas  en  tu  simiente'' : 

5  Poc  cuanto  oyó  Abraham  mi  voz,  y 
guudó  mi  precepto,  mis  mandamientos^ 
mis  estatutos,  y  mis  leyes. 

0  Habitó  pues  Isaac  en  Qerar. 

7  Y  los  hombres  de  aquel  lugar  le  pre- 
guntaron acerca  de  su  mv^er ;  y  él  res- 
pondió. Es  nü  hermana*:  porque  tuvo 
miedo/  de  decir,  Es  mi  mujer ;  que  tai 
vez,  d\foy  los  hombres  del  lugar  me 
matarían  por  causa  de  Rebeca,  porque 
era  de  hermoso  aspecto. 

8  Y  sucedió  que,  despiues  aue  él  estuvo 
allí  muchos  dias,  Abimdecnf  rey  de  los 


Filisteos,  mirando  por  una  ventana, 
vio  á  Isaac  que  Jugaba  oon  Rebeca  sil 
muienc. 

9  Y  llamó  Abimelech  á  Isaac,  y  dijo, 
Hé  aquí  ella  es  de  cierto  tu  mv^er :  ¿  có- 
mo pues  d^iste.  Es  mi  hermana?  E 
Isaac  le  respondió,  porque  dije,  Quiaá 
moriré  por  causa  de  cula. 

10  Y  Abimelech  dijo.  Por  qnég  nos  has 
hecho  esto  ?  Por  poco  hubiera  dormido 
alguno  del  pueblo  oon  tu  mqjer,  y  hubi- 
eras traído  sobre  nosotros  el  pecado. 

11  Entonces  Abimelech  mandó  á  todo 
el  pueblo  diciendo,  El  que  tocare  á  este 
hombre,  ó  á  su  mt^jer,  de  cierto  morirá. 

13  Y  sembró  Isaac  en  aquella  tierra,  y 
halló  aquel  afio  ciento  por  «no :  y  bendi- 
Jólo  Jehové. 

13  Y  el  varón  se  ensrandeció,  7  fhó 
adelantando'  y  engrandeciéndose,  hasta 
hacerse  muy  poderoso. 

14  Y  tuvo  nato  de  ovejas,  y  hato  de 
vacas,  y  grande  apero ;  y  los  Füistéoa  le 
tuvieron  envidia  A. 

16  Y  todos  los  pozos  que  hablan  abier- 
to los  criados  de  Abrutam  su  padre  en 
sus  dias,  los  Filisteos  los  hablan  cegado, 
y  llenado  de  tierra. 

16  Y  dUo  Abimelech  á  Isaac,  Apártate 
de  noso^os,  porque  mucho  mas  podero» 
so  que  nosotros  te  has  hecho. 

17  Y  E  Isaac  se  fué  de  allí,  y  asentó  stu 
tiendas  en  el  valle  de  Gerar,  y  habitó  allí. 

18  Y  volvió  á  abrir  Isaac  los  pozos  de 
agua,  que  hablan  abierto  en  los  dStu  de 
Abraham  su  padre,  y  que  los  Filisteos 
habían  o^ado  muerto  Abraham:  y  lla- 
mólos por  los  nombres  que  su  padre  los 
bahía  llamado. 

19  Y  los  siervos  de  Isaac  cavaron  en  el 
valle,  y  hallaron  allí  un  pozo  de  aguas 
vivas. 

80  Y  los  pastores  de  Gerar  ri&eron  con 
los  pastores  de  Isaac,  diciendo.  El  agua 
es  nuestra :  por  eso  llamó  el  nombre  del 
pozo  Esek|,  porque  habian  altercacdo 
con  él. 

81  Y  abrieron  otro  pozo,  7  también  ri- 
ñeron sobre  él:  y  llamó  su  nombre  Sit- 
nah||. 

88  Y  apartóse  de  allí,  7  abrió  otro  pon>, 
7  no  riñeron  sobre  él :  7  llamó  su  nombn 
Rehoboth  ||,  y  di)o.  Porque  abora  nos  ha 
hecho  en&anchar  Jehová,  7  fructificaxé- 
mos  en  la  tierra. 

83  Y  de  allí  subió  á  Becrsheba. 

84  Y  apareciósele  Jehová  aqudla  noche, 
7  dijo :  Yo  el  Dios  de  Abraham  tu  padre ; 
no  temas  •',  que  yo  tojf  contigo,  y  yo  te 
bendeciré,  y  multiplicaré  tu  simiente  por 
amor  de  Abraham  mi  siervo. 

86  Y  edilicó  allí  un  altar,  é  invocó  el 
oombre  de  Jehová,  y  tendió  allí  su  tien> 
da:  y  abrieron  allí  los  siervos  de  Isaac 
un  pozo. 

86  ^  Y  Abimelech  vino  á  él  desde  Ge- 
rar, y  Ahuzzath  amigo  suyo,  y  Phiool, 
capitán  de  su  ejército. 

87  Y  díJoles  Isaac,  ¿  Porqué  venís  á  mí, 
pues  que  me  habéis  aborrecido,  y  m* 
echastelB  A  de  entre  vosotros  ? 

88  Y  dios  respondieron.  Hemos  visto 
que  Jehová  es  contigo ;  y  dQimos,  Haya 
ahora  juramento  i  entre  nosotros,  entre 
nosotros  y  ti,  y  haremos  aUanza  contigo : 

89  Que  no  nos  hagas  mal,  como  'noso- 
tros no  te  hemos  tocado,  y  «orno  sola- 
mente te  hemos  hecho  bien,  y  te  envia- 
mos en  paz ;  tü  ahora  bendito  de  Jdtová. 

80  Entonces  él  les  hizo  banqueteas  J 
comieron,  v  bebieron. 

81  Y  se  levantaron  de  madrugada,  7 
Juraron  el  uno  al  otro;  é  Jsaac  les  des- 
pidió, 7  ellos  se  partieron  de  él  en  paz. 

38  Y  en  aquel  dia  sucedió  que  unieron 


'Gap.  20. 9. 


ABcdee.4.4. 


teonUenda. 


Icdfo. 


iMMneha- 

miento. 


t'BsL  27.1,8. 
la.8L12. 


Anr.lA. 


«Gap.  31.28. 


'OV^SLM. 


i   i.CL«ir.lMi. 


GSNfiBis,  zxvn. 


A.afllr.llW. 


Jmramtnto, 
CBp.tl.SL 

"Oitias.1. 

•0V.V.4Í. 


'm.%. 


lOi^S.» 


MBM.S. 


'tu.  7. 


1m  criadM  de  Inae,  y  dléronle  nueva* 
aoen»  dri  pozo  qne  haUan  aUevto,  y  le 
dieron.  Agua  heñaot  hallado. 

88  Y  llanadlo  Shefaa  | :  por  cuya  causa 
d  nombre  de  aquella  enidad  e$  Beér- 
dictMjl  baita  este  día. 

84  5^y  ouando  Enü  ñté  de  cuarenta 
afk»,  tomó  por  mi^er  á  Juditfi,  h^a  de 
Becrl  Hethéo,  j  á«  BaMmat,  hija  de 
Elon  HeChóo. 

85  Y  fberon  amargura»  de  espíritu  á 
Isaaeyá  Rebeca. 

CAPITULO  XXVII. 
Haae  ate  «mUmdtrio,  btHátea  4  Jatab  por  JT. 
taé.   Irritado  Mtn,  tmutuma  d»  mttmtattm 
ksTMODo,  ti  cual  m  ivWra  d  Harán, 

Y  ACONTECIÓ  que  cuando  hubo 
Isaac  env^eddo,  j  sus  i^os  se  oftis- 
carón  quedando  sin  vista,  Uamó  &  Eaaii 
su  hQo  ^  niMor,  j  dí|ole.  Mi  14}o :  y  4i 
lespondld,  Heboe  aquí. 

t  Y  él  dgo,  Hé  aquí  ya  soy  vkdo,  no  s4 
d  dia  de  mi  muerte : 

ft  Toma  pues  ahora  tus  armas,  tu  al* 
jaba  y  tu  arco,  y  sal  al  campo,  y  cógeme 
aigmnacBZí; 

4  V  hazme  un  guisado,  como  yo  gusto, 
y  txAemelo,  y  comeré,  para  que  te  ben* 
digaa  mi  alma  antes  que  muera. 

5  Y  B«beca  esteta  oyendo,  cuando 
hablid»  Isaac  á  Bsad  su  hyo:  y  ftiése 
Eiad  al  campo  para  coger  'la  cata  que 
habla  de  traer. 

d  Entonces  Rebeca  habló  &  Jacob  su 
hQo  diciendo,  Hé  equl  3ro  he  oido  A  tu 
padre  qne  hablaba  con  EÍatf  tu  hermano. 


7  Traeme  casa,  y  hacme  un  guisado, 
pan  que  coma,  y  te  bendiga  dtíiuite  de 
JehorA  antes  que  yo  muera. 

8  Ahora  pues,  14}o  mío,  obedece  á  mi 
▼OK  en  lo  que  te  nuñdo. 

9  Vé  ahora  al  ganado,  y  trasme  de  allí 
dos  buenos  cabritas  de  las  cabras,  y  haré 
de  dios  viandas  paca  tu  padre,  como  & 

10  Y  td  les  llevarás  &  tu  podra,  y  come* 
ri,  para  que  te  bendiga  ante*  de  so  mu< 
erte. 

11  Y  Jaoob  dijo  A  Rebeca  su  madre, 
Hé  aquí,  Esad  mi  hermano  es  hombre 
velloeo  *,  V  yo  lamplik». 

U  QnizA  me  tentaiA  mi  padre,  y  me 
tcndtA  por  burlador,  j  traeré  sobre  mi 
maldición,  y  no  ben^clon. 

18  Y  sn  madre  respondió,  H^o  mloe, 
sobre  mí  ««a  tu  maldición  t  solamente 
obedece  A  mi  tos,  y  vé,  y  tráemele*. 

14  Entonces  él  tUé,  y  temó,  y  tr&fole*  A 
su  madre:  y  m  madre  hizo  guisado*  oo> 
mo  Am  que  su  padi«  gustaba. 

16  Y  tomó  Rebeca  los  vestidos  de  Ikad 
n  14)0  mayor,  los  preciosos,  que  ellk 
tenia  en  casa,  y  vistió  A  Jaoob  su  hijo 


18  E  hízole  Testir  sobre  sus  manos,  y 
•obre  la  earvfac  donde  no  tenia  vdlo,  las 
píeles  de  los  cabrito*  de  las  cabras ; 

17  Y  entregó  lo*  guisado*  y  el  nan,  que 
habla  adereudo  ella,  en  mano  oe  Jacob 
su  hilo. 

18  Y  él  Alé  A  sn  padre,  y  d^o.  Padre 
nrie :  7  él  respondió.  Heme  aquí,  ¿  quién 
«res,  biío  mió  ? 

19  Y  Jacob  d^o  Asu  padre.  Yo  soy  Esad 
tn  primogénito ;  he  hecho  como  me  di- 
jiste :  levAntate  ahora,  y  siéntate,  y  oome 
de  mi  eaxa,  para  que  me  bendiga  tn 
alma. 

80  Entonces  Isaac  dijo  A  sn  h^o,  ¿  Có- 
mo ev  que  le  hallaste  tan  psesto.  hUo 
mió  ?  Y  él  respondió.  Porque  Jehova^ 
tu  Dio*  hlae  que  se  encontrase  delante 
de  mí. 


SI  E  Isaao  d^  A  Jaoob.  Acércate  a* 
hen,  y  te  pelpaié,  hUo  mió,  pom  tater 
si  eres  mi  14)o  Esail,  ó  no. 

98  Y  llegóse  Jaoob  A  su  padre  Isaac ;  y 
él  le  palpó,  y  d^.  La  vea  a  la  vos  die 
Jacob,  mas  las  manos,  las  mano*  de 
EÉad. 

88  Y  no  le  oonodó,  porque  sus  manoe 
eran*  vdloeas  como  las  manos  de  Esad, 
y  lebendQo. 

84  Y  d^o,  ¿  Bies  td  mi  h^  Esad  ?  Y 
A  remondió,  yo  «jy/. 

96  Y  dijo,  Acéroamela,  y  comeré  de 
la  caza  de  mi  hijo,  pan  que  te  bendiga 
mi  alma ;  y  él  se  w  acercó,  y  comió : 
trájole  también  vino,  y  bebió. 

96  Y  dfiole  Isaao  su  padre.  Acércate 
ahora,  y  bésame,  hijo  mío. 

97  Y  él  se  lUgó,  y  te  besó:  y  oUó  Isaao 
el  olor  de  sus  v«sádo*,  y  le  bendijo,  jf 
d^o,  Mba,  el  olor  de  nd  hijo  «•  como  el 
olor  del  campo  que  JehovA  ha  bende* 
oido : 

98  Dio*  pnc*  te  dé  del  rodoA  del  cido, 
y  de  las  greenras  de  la  tlenra,  y  abundan* 
ola  de  ti^  y  de  mosto : 

90  Sfrvante  pueblos,  y  naelona*  ae  in* 
eUnen  A  ti:  sé  sefior  de  tus  hermanos, 
é*  inclínense  A  tí  los  hijo*  de  tu  madret 
maldko*  lo*  que  te  maldijeren,  y  bendi- 
tos lo*  que  te  bendijeren. 

80  Y  aconteció,  luego  que  hubo  Isaao 
acabado  de  bendecir  A  Jacob,  y  apenas 
habla  salidA  Jaoob  de  ddante  de  Isaao 
su  padre,  que  Esail  su  hermano  vino  de 
ni  can. 

81  E  hizo  él  también  guisados,  y  tn^ 
A  sn  padre,  y  dejóle :  Le^nteae  mi  padre, 
y  coma  de  la  caza  de  su  14jo,  pan  que 
me  bendiga  tu  alma. 

88  Entonces  Isaac  sn  padre  le  dUo, 
Quién  erst  td?  y  él  dijo.  Yo  «cqr  tu  hijo, 
tn  primogénito  Esad. 

88  Y  estremecióse  Isaac  con  grande  es* 
treme<!Ímlento,  y  dUo,  ¿  Quién  e«  el  qne 
vHto  aquí,  que  cogió  caza,  y  me  tn^o,  y 
comí  de  todo  antes  que  vinieses  ?  yo  le 
bendije,  y  serA  bendito. 

84  Como  Esad  oyó  las  palabras  de  su 
padre,  clamó  con  «na  muy  grande  y  muy 
amarga  exclamación,  y  le  dijo:  Bendí- 
ceme* también  A  mí,  padre  mió. 

85  Y  él  dijo,  Vino  tu  hermano  con  en- 
gallo, y  tomó  tu  bendición. 

86  \  él  reniondió:  Bien  llamaron  su 
nombre  Jaoon  I,  que  ya  me  ha  engallado 
dos  veces ;  alzóse  con  mi  primogenltura, 
y  hé  aquí  ahon  ha  tomado  mi  boidiclon. 
V  d^o,  ¿No  has  guardado  bendición 
pan  roí  ? 

87  Isaac  respondió,  y  dijo  A  Esad,  Hé 
aquí  yo  le  he  puesto  por  sefior  tnyo«,  y 
le  he  dado  por  siervos  A  todos  sus  her* 
manos :  de  trigo  y  de  vino  le  he  previsto, 
¿  qué  pues  te  haré  A  tí  ahora  h^o  mío  ? 

88  Y  Esad  respon^Uó  A  su  padre,  ¿  No 
tienes  mas  que  una  sola  bendición,  pa- 
dre mió  ?  Bendíceme  también  A  mí, 
padre  mió.  Y  aleó  Bsaü  su  voz,  y  lloró. 

89  Entonces  Isaac  su  padre  habló,  y 
d^ole,  Hé  aquí'  será  tu  haUtacion  en 
grosuras  de  la  tlem,  y  dd  rocío  de  los 
eielos  de  arriba ; 

40  Y  por  tu  espada  virirás,  y  A  tu  her- 
mano servirAs :  y  sucederA  cuando  te  en* 
sefiorees,  que  descargarAs  su  yugo  de  tu 
cerviz*. 

41  '^  Y  aborreció  Esad  A  Jaoob  por  la 
bendición  con  que  le  habla  bendecido,  y 
d^o  en  su  corazón:  llegarán  los  días  dd 
luto  de  mi  padre,  y  yo  mataré  A  Jacob 
mi  hermano. 

49  Y  fticron  dichas  A  Rebeca  las  pala- 
bras de  Esad  su  hijo  mayor;  y  ella  eb- 
rio, y  Uamó  A  Jaoob  su  hijo  menor,  y 


•ver.U. 
/■r.4.9B. 


'Heli.U.90. 


iDsa.a8.tl, 


<Osp.9l.aB. 


tBeKU.17. 


/Gap.  as.  96. 
84. 


88aas.8J4. 


»3B*vA90. 

3a.n.8. 


A^Q,úthtt«K 


GENB8I9,  XXVni,  XZIX 


JL  G  oís.  iy«a 


•01V.U.S1. 


l>CH».9e.86. 


•  Cftp.  34. 8. 
&  Os.  13. 12. 
*Oi».3|.3D. 


•Oh>^1S.3. 
/Cap.  17. 8. 

tairio. 
'OKp.V.88. 


JkJvtDl.Sl. 
HÉIkl.14. 


«oap^aisi. 

IOftp.aB.18. 

•8É1.18L 
6,8. 
»QVba8.& 


dOolAi  H¿  aquí,  Ec«d  tu  beimuaio  te 
oonwid»  acsre»  de  tí  eon  Ja  idea  de  ma- 
tarte. 

49  Ahflva  pnea,  hi)o  miOb  obedece  á  mi 
Toc,  lerAntate,  y  hqjete  á  Labaa  mi  her- 
manoáüann*: 

44  Y  mora  con  él  algunos  dias,  hasts 
una  el  cmáo  de  tu  bermano  te  mitigue; 
naata  que  ae  ^plaque  1*  ira  de  tu  berma- 
no  contra  ti,  y  le  olvide  de  lo  goe  le  bas 
hecbo  t  yo  enviase  entonces,  y  te  traeré 
de  allá:  ¿ por  qué  wré  privada  de  voso- 
tros «mboB  en  un  dia  ? 

45  Y  d^o  Rebeca  4  Isaac:  Fastidio 
tengoj»  de  mi  vida  á  oauaa  de  la»  h^as 
de  Reth.  Si  Jacob  toma  mujer  de  las 
14faa  de  Hetb,  oomo  estas  de  las  h^aa  de 
esta  tierra,  ¿  para  qué  quiero  la  vida  ? 

CAPITULO  XXVIII. 
Oomjtrma  Jtaae  m  btmiteUm  4  Jaaab  al  «imI- 
am  t  MetopaUmmia.  Fl  mU  m  MHflM  iHia 
«Male  »i((ÍMi,  f  Dioa  la  remiMa  los  ftamb- 
$ai  htAa»  a  nu  padtu.  J)»$perteaido$e,lMeé 
un  voto  oí  StSor. 

ENTONCES  Isaac  llamó  á  Jacob»  y 
bendíMolo.  y  'mandóle  diciendo.  No 
tomes  mujer  de  las  bijas  de  Canean  «. 

8  Levántate»  vé  6  Padan-aramb  &  oaia 
de  e  Bethuel,  padre  de  tu  madre,  y  toma 
alU  m«\jer  de  las  hijas  de  Labanrf,  her> 
mano  de  tu  madre. 

8  Y  el  Dios  Omnipotente  te  bendiga, 
y  te  baga  flniotificar,  y  te  multiplique» 
hasta  venir  á  ser  congregación  de  pae- 
blos: 

4  Y  te  dé  la  bendición  •  de  Abraham,  y 
i  tu  simiente  contigo,  para  que  heredes 
la  tierra  de  tus  perepinadones/,  que 
Dios  dio  á  Abraham. 

6  Así  envió  Isaac  6,  Jacob»  éL  cual  ftié  á 
Padan-aram,  &  Laban  hUo  de  Bethud 
Araméoll,  bermano  de  Hebeoa»  madre 
de  Jacob  y  de  Esad. 

6  W  Y  vió  Eaad  como  Isaac  haUa  ben- 
deciao0  á  Jacob,  y  le  habla  enviado  A 
Padan<«zam»  para  tomar  pare  si  mwer  de 
allí ;  y  que  cuando  le  bmd^o»  le  habia 
mandado  diciendo.  No  tomarás  miUer 
de  las  hijas  de  Canaan ; 

7  Y  que  Jacob  habla  obedecido  &  su 
padre  y  &  su  madre,  y  se  habia  ido  A 
Padan-aram. 

8  Vio  asimismo  Esaü  que  las  hUas  de 
Canaan  parecían  mal  i  Isaac  su  padre  j 

9  Y  fiíóM  Esad  á  Ismael»  y  tomó  piura 
si  por  mi^er  á  Mahaleth  bíja  de  Ismael» 
hyb  de  Abraham»  hermana  de  Nabaioth» 
aoienias  de  sus  ctrat  mHJeres. 

10  5  Y  salió  Jaoob  de  Beeneba»  y  fué 
á  Harán: 

11  Y  encontró  con  un  lugar,  y  durmió 
allí,  porque  ja  él  sol  se  hiuiia  puesto :  y 
tomó  de  las  piedras  de  aqud.  pan^e,  y 
puso  á  su  cabecera,  y  aooiStóse  en  aquu 
lugar. 

12  Y  sofió,  y  hé  aquí  una  escala  que 
estaba  ofoüada  en  tierra,  y  su  oabesa 
tocaba  en  el  cielo :  y  hé  aquí  ángelesA  de 
Dios  que  subían  v  dssoendian  por  ella. 

18  Y»  hé  aquí,  JehovA  estaba  en  lo 
alto  de  ella»  el  cual  dUo»  Yo  toy  Jehová, 
•1  Dios  de  Abraham  tu  pam«<»  y  á 
Dios  de  Isaac:  la  tierra  en  que  estás 
acostado  te  la  daré  á  ti  y  á  tn  simiente. 

14  Y  será  tn  simiente  como  el  polvoA 
de  la  tierra,  y  te  extenderás  al  occi- 
dente» y  al  oriente»  v  al  aquilón»  y  al 
mediodía:  y  todas  las  fiunilias 
tierra  aeran  benditas  en  tí»  y  en 
miente'. 

16  Y  hé  aquí.  Yo  sot  contigo^  y  te 
guardaré"»  por  donde  quiera  que  íueres» 
j  te  volveré*  á  esta  aerra;  porque  no 
te  dejaré  hasta  tanto  que  haya  hecho  lo 
que  te  he  dicho. 


de  la 
tu  si 


18  Y  despertó  Jaoob  de  su  eucfio,  y 
dijo.  Ciertamente  Jéhová  está  «n  este 
lugar,  y  yo  no  lo  sabia. 

17  Y  tuvo  miedo,  v  dijo»  Cuan  estu- 
pendo es  efte  logar !  No  es  otra  cosa  que 
casa  de  Dios,  y  puerta  áÁ  oiek». 

10  Y  levantóse  Jacob  de  maflaaa»  y 
tomó  la  piedra  00»  que  habia  puesto  sv 
cabecera,  y  dióla  por  titulo,  y  demmó 
aceite  encima  de  ella. 

19  Y  llamó  d  nombve  de  aquel  tugar 
Bethel  |,  bien  que  Luz  era  el  nombre  de 
la  ciudad  primero. 

80  E  biso  Jaoob  voto  diciendo.  Si  fh- 
ere  Dios  conmigo*,  y  me  guardare  en 
este  viage  que  voy,  y  me  dioe  pan  para 
comer,  y  vertido  para  vestir, 

81  Y  ¿  tomare  en  pac  á  casa  de  mi 
padre,  Jehová  sorá  mi  Dios. 

88  Y  esta  piedra  que  he  puesto  por 
titulo,  será  oasaj»  de  Dios:  y  de  todo  lo 
que  me  dieres,  el  ^esmo  lo  he  de  apar» 
tarpán  ti. 

CAPITULO  XXIX. 
Jteok  tteBbtáo  d»  Labtm  imUo,U  $lrvé  iMe 
oüsf  por  lUuIMfptro  Lábrnn  k  ongáia  dam- 
doU  primero  d  Lea.  Sirve  otro»  Helé  aáo» 
JNW  RaelUl,  la  cual  «  eeUril,  al  gato  fM 
Xm  pare  enatro  Jtifoe. 

Y8IOUIO  Jacob  su  oamlno»  y  fué 
á  la  tierra  de  los  orientales, 
a  Y  miró,  y  vio  un  pozo  en  el  campo : 
y  hé  aquí  tras  rebaños  de  ovcijas  que 
yacían  cerca  de  él ;  porque  de  aquel 
pozo  abrevaban  los  ganados:  y  AeMa 
nna  gran  piedra  sobre  la  boca  del  pozo. 

3  Y  jumábanse  allí  todos  los  rebalios, 
y  revolvían  la  piedra  de  sobre  la  boca 
del  pozo,  y  abrevaban  las  ovejas,  y  v(4- 
vian  la  piedra  sobre  la  boca  del  pozo 
á  su  lugar. 

4  Y  d^oles  Jacob,  Hermanos  mies  ¿  de 
donde  sois  ?  y  ellos  respondieron»  de  Ha> 
lan  somos* 

6  Y  él  les  dijo,  ¿  Conocéis  á  Labaa, 
b^o  de  Nachór  ?  y  dios  dijeran.  Sí,  I* 
conocemos. 

«  Y  él  les  düjo,  i  Tiene  paz  ?  y  ellos 
dijeron.  Pac:  y  hé  aquí  Bachál  sn  h^a 
viene  con  el  ganado. 

7  Y  el  dtfo»  Hé  aquí  el  dia  es  aun 
grande :  no  es  tiempo  todavía  de  recoger 
el  gansido ;  abrevad  las  ovejas,  é  id  á 
apacentarlos. 

8  Y  ellos  respondieron»  No  podemos, 
hasta  que  se  Junten  todos  los  ganados» 
y  remuevan  la  piedra  de  sobre  la  boca 
dd  pozo»  para  que  abrevemos  las  ove. 
Jas. 

9  Estando  aun  él  hablando  con  dios» 
Rachél  vino  con  d  ganado  de  su  padre, 
porque  ella  «ni  la  pastora. 

10  Y  suoedió  que,  oomo  Jaoob  vio  á 
Rachél  hUa  de  Laban,  hennano  de  sv 
madre,  y  a  las  ov^as  de  Laban  d  her- 
mano de  su  madre»  llegóse  Jaoob,  y 
removió  la  piedra  de  sobre  la  boca  dd 

zo«,  y  abrevó  el  ganado  de  Laban 
ermano  de  su  madre. 

11  Y  Jacob  besó  4  Rachél,  y  dió  su 
vos,  y  lloró. 

18  Y  Jaoob  dijo  á  Rachél  como  él  era 
hermano'»  de  su  padre,  y  oomo  era  hijo  « 
de  Rebeca :  y  día  coñió»  y  dió  las  nn- 
evas  á  su  padre. 

18  Y  así  que  oyó  Labaa  las  nuevas  de 
Jacob,  hijo  de  su  hermana,  corrió  á  re- 
dbirlo ;  y  abrasólo,  v  besólo,  y  tnOóle  á 
su  casa :  y  él  contó  a  I^ban  todas  ostaa 
cosas. 

14  Y  Laban  le  d^o.  Ciertamente  hu- 
eso<'  mió»  y  carne  mia  eres.  Y  estuvo 
con  él  d  tiempo  de  un  mes. 

15  5  Bntonces  dijo  Labaa  á  Jaeob, 
¿  Por  ser  td  mi  hennano,  me  has  da 


£02 
ei 


I  cosa  «fe 

Dioo. 

•  3  Bam.  Ifi. 
8. 


rCmp.  86.7. 


«  Kz.  2. 17. 


h  cap.  13.  8. 
y  1414.16. 

«  Gbp.  86. 6. 


il  Jase.  9.x 
3fieB.6.1. 
y  19. 13. 


ÍLT^*l^^}-J.1»''Y.' 


Jay^Stbiit  RwtiH  n  u 


nHdi,  IH  )ii  J»ao  linUí 


1  YSK 

1    tel^lS?(£ 


m  oji!  ni  m,  fSinM  un  hijg. 


issaiiT ,-«, 


tr¿t,ul¡í  Lea  í  a.jlKUJi>.¿liiI 


,'  JttaovA  U  lu  budadda  nqi 


A.  Cebe.  ir4& 


GÉNESIS,  ZXXI. 


A.GLmSL 


•  Cftp.  XL  8. 


k  C«p.  81.  9, 
12. 


«Be.  4.4. 


6  Cap.  38. 15. 


cNnmJ.4.2a. 

Neh.  4. 12. 

Job  19. 8. 

Zm.  8.  S8. 
<<  Job  1.10. 

W.  87. 38. 

y  105. 14. 


de  oolor  Monro  entre  1m  ovejas,  y  las 
manchadas  j  de  ceiat  raxio  entte  las 
cabras ;  y  esto  será  mi  salario '. 

88  Asi  responderá  por  mi  mi  jnsti<da 
mañana,  cuando  me  Tiniere  mi  salario 
delante  de  ti :  toda  la  que  no  ftiere  pin- 
tada  ni  manchada  en  las  cabras,  y  de 
oolor  oscuro  eil  las  ov«>)as  «nos,  se  me 
ha  de  tener  por  de  hurto. 

84  Y  dijo  Laban,  Mira,  q)al&  fuese 
como  td  dices. 

86  Y  apartó  aquel  dia  los  machos  de 
cabrio  rayados  y  manchados,  y  todas  las 
cabras  manchadas  y  de  oolor  vario,  y 
toda  res  que  tenia  en  sí  algo  de  blanco, 
y  todas  las  de  color  oscuro  entre  las 
OTfgas,  y  púsoles  en  mano  de  sus  h^os. 

86  Y  puso  tres  dias  de  camino  entre  sí 
y  Jacob  {  y  Jacob  apacentaba  las  otras 
OT^as  de  Laban. 

87  Y  Y  tomóse  Jacob  varas  de  &Iamo 
verdes,  y  de  avellano,  y  de  castaño,  y 
descortezó  en  ellas  unas  mondaduras 
blancas,  descubriendo  asi  lo  blanco  de 
las  varas: 

88  Y  puso  las  varas  que  habla  mon- 
dado en  las  pÜas,  delante  del  ganado,  en 
los  abrevaderos  del  agua  donde  venían 
á  beber  las  ovejas,  las  cuales  se  recalen- 
taban viniendo  á  beber. 

89  Y  concebían  Iqs  ovejas  delante  de 
las  varas,  y  parlan  borregos  listados, 
pintados,  y  salpicados  de  diversos  co- 
lores A. 

40  Y  apartaba  Jacob  los  corderos,  y 
poníalos  con  su  rebaño,  los  listados,  y 
todo  lo  que  era  oscuro  en  el  hato  de 
Laban.  Y  ponía  su  hato  aparte,  y  no  lo 
ponía  con  las  ov^as  de  Laban. 

41  Y  sucedía  que  cuantas  veces  se  re- 
calentaban las  tempranas,  Jacob  ponía 
las  varas  delante  oe  las  ovejas  ea  las 
pilas,  para  que  concibiesen  &  vista  de 
las  varas. 

4S  Y  cuando  venían  las  ov^as  tardías, 
no  leu  ponía:  así  eran  las  tardías  para 
Laban,  y  las  tempranas  para  Jacob. 

48  Y  acreció  el  varón  muy  mucho, 
y  tuvo  muchas  ovejas,  y  siervas,  y  si- 
ervos, y  camellos,  y  asnos. 

CAPITULO  XXXI. 
fiwM  Jaeob  da  cata  dé  Laban,  y  eMe  U  per- 
n(pte  V  aloanaa/  moa  dapuei  de  haber  al- 
tereaao  entre  tf,  hecha  áuanea,  vate  eada 
unoáeu  eaea. 

Y  oía  él  las  palabras  de  los  hijos  de 
Laban,  que  decían,  Jacob  ha  to- 
mado todo  lo  que  era  de  nuestro  padre ; 
y  de  lo  que  era  de  nuestro  padre  ha 
adquirido  toda  esta  grandeza*. 

2  Miraba  también  Jacob  el  semblante 
de  Laban,  y  vela  que  no  era  para  con  él 
como  ayer  y  antes  de  ayer. 

8  También  J^ov&  cUjo  á  Jacob,  Vu- 
élvete á  la  tierra  de  tus  padres,  y  á  tu 
parentela,  que  yo  seré  contigo  b. 

4  Y  envió  Jacob,  y  Uamó  a  Rachél  y  á 
Lea  al  campo  &  sus  ov^as, 

5  Y  d^oles.  Veo  que  el  semblante  de 
vuestro  padre  no  es  para  conmigo  como 
ayer  y  antes  de  ayer :  mas  el  Dios  de  mi 
padre  ha  sido  conmigo. 

6  Y  vosotras  sabéis  que  con  todas  mis 
fuerzas  he  servido  á  vuestro  padre : 

7  Y  vuestro  padre  me  ha  engañado,  y 
me  ha  mudado  el  salario  diez  veces  e : 

Ero  Dios  no  le  ha  permitido  que  me 
cíese  mal  d. 

8  Sí  él  decía  asi.  Los  pintados  serán 
tu  salario,  entonces  todas  las  ov<$|as  pa- 
lian pintados :  y  si  decía  así.  Los  lis- 
tados serán  tu  salario,  entonces  todas 
las  ovejas  parían  listados. 

9  Astqiutó  Dios  éi  ganado  de  vuestro 
mdTe„y  diómelo  á  mí. 


10  Y  sucedió  que  al  tiempo  que  las 
ov^as  se  recalentaban,  alzé  yo  mis  otos, 
y  vi  en  sueiVos,  y  hé  aquí  los  machos 
que  cubrían  á  las  hembras  eran  listados, 
pintados,  y  abigarrados  •. 

11  Y  d^ome  el  ángel  de  Dios/  en 
sueños,  Jaeob  ?  y  yo  d^e.  Heme  aquí. 

12  Y  él  dijo.  Alza  e^ora  tus  cyos,  y 
verás  todos  los  machos  que  cubren  á  las 
ovejas  listados,  pintados,  y  abigarrados, 
porque  yo  hey  visto  todo  lo  que  Laban 
te  ha  hecho. 

18  Yo  90!f  el  Dios  de  Bethd  A,  donde 
tú  ungiste  el  título,  y  donde  me  hiciste 
un  votoj  levántate  ahora,  y  sal  de  esta 
tierra,  y  vueivete*  á  la  tierra  de  tu 
naturaleza. 

14  Y  respondió  Rachél,  y  Lea,  y  di- 
Jéronie,  ¿  Tenemos  ya  parte  ni  heredad 
en  la  casa  de  nuestro  padre  ? 

15  ¿  No  nos  tiene  ya  como  por  estta- 
ñas,  pues  que  nos  vendió  *,  y  aun  se  ha 
comido  del  todo  nuestro  precio  ? 

16  Porque  toda  la  riqueza  que  Dios  ha 

auitado  á  nuestro  padre,  nuestra  es,  y 
e  nuestros  hijos :  ahora  pues  haz  todo 
lo  que  Dios  te  ha  dicho. 

17  Entonces  se  levantó  Jacob,  y  subió 
sus  h^os  y  sus  mojetes  sobre  los  ca- 
mellos; 

18  Y  puso  en  camino  todo  su  ganado, 
y  toda  su  hacienda  que  había  adquirido, 
á  ganado  de  su  ganancia  que  babla  ob- 
tenido en  Padan-Aram,  para  volverse  á 
I  Isaac  su  padre  en  la  tierra  de  Canean. 

19  Y  Laban  había  ido  á  trasquilar  sus 
ovejas:  y  Rachél  hurtó  los  ídolos f  de 
su  padre. 

20  Y  recató  Jacob  tu  corazón  de  La- 
ban Araméo  H  en  no  hacerle  saber  que 
se  huía. 

81  Huyó  pues  con  todo  lo  que  tenia ; 
y  levantóse  y  pasó  él  rio  m,  y  puso  su 
rostro  al  monte  de  Galaad. 

S2  ^  Y  fué  dicho  á  Laban  al  teroero 
dia  como  Jacob  se  había  huido. 

28  Entonces  tomó  á  sus  hermanos  con- 
sigo, y  fué  tras  él  camino  de  siete  dias, 
y  alcanzóle  en  el  monte  de  Galaad. 
.  24  Y  vino  Dios  á  Laban  Araméo  en 
sueños  aquella  noche»,  y  le  dijo.  Guár- 
date que  no  hables  á  Jacob  descomedi- 
damente. 

25  Alcanzó  pues  Laban  á  Jacob,  y 
este  habia  f^ado  su  tienda  os  el  monte : 
y  Laban  ulantófo  con  sus  hermanos  en 
el  monte  oe  Galaad. 

26  Y  dijo  Laban  á  Jacob,  Qué  has 
hecho,  que  aaí  me  hurtaste  el  c<xazon, 
y  has  traído  á  mis  Ujas  como  jnisio- 
neras  de  guerra  ? 

27  i  Porqué  te  escondiste  para  huir,  y 
me  hurtaste,  y  no  me  diste  noticia,  para 
que  yo  te  enviara  con  alegría,  y  con 
cantares,  con  tamborín  y  vihuela  ? 

28  Que  aun  no  me  d^aste  besar  mis 
h^os  y  mis  hijas.  Ahora  locamente  has 
hecho. 

88  Poder  hay  en  mi  mano  para  haceros 
mal ;  mas  el  Dios  de  vuestro  padre  me 
habló  anoche  diciendo.  Guárdate  que  no 
hables  á  Jacob  descomedidamente. 

80  Y  ya  que  te  ibas,  porque  tenias 
deseo  de  la  casa  de  tu  padre,  ¿  por  qué 
me  hurtaste  mis  dioses  •  ? 

31  Y  Jacob  respondió,  y  dijo  á  Laban ; 
Beeatéme  porque  tuve  nuedo ;  pues  d^Je 

Sra  mi,  que  quizá  me  quitarlas  por 
erza  tus  hijas. 

82  En  quien  hallares  tus  dioses,  no 
viva :  delante  de  nuestros  hermanos  re- 
conoce lo  que  yo  tuviere  tuyo,  y  lléva- 
telo. Jacob  no  sabia  que  Rachél  los 
había  hurtado. 

88  Y  entró   Laban  en  la  tienda  dfe- 


«OHk.80.3». 
/Cap.  48. 16. 


'BcdeB.5.8. 

JLOap.a&ia 


i  Oh».  82.  9. 


ifcCap.a8.U. 
27. 


IGap.28.21.i 

tHeb.  Tera^ 

ah*m. 

Jnec  17.  5. 

1  aAm.19. 

18. 

Ob.8.4. 
I  Sirio. 
"Cap.  15.18. 


"0sp.90.  8. 
Job  38. 15. 


•  Juec.  18. 
34. 


A-ainn 


OBNS6IB,  ZZXn. 


A.o.in». 


•w.U. 
'tth«.9tL 


¡,j.au^ 


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•wr.7. 


I 


iSMÉok 
tH«h. 

MÍMMfo. 

>Jn.ttSr. 


'QlUlU. 


Jacobj  7  en  la  ttanda  de  Lea,  j  en  la 
tienda  de  las  do*  sierras,  j  no  to  halM : 
7  saUÓ  de  la  tienda  de  Lea,  y  vino  á  la 
tienda  de  Raehél. 

M  T  tomó  •  Raehél  los  ídolos,  y  pilao. 
ka  en  una  albaida  de  un  camnlo,  y 
•cnuite  sobre  dios :  y  tentó  Laban  toda 
la  tienda,  y  no  /m  hafió. 

85  Y  ella  d^  á  su  padre.  No  se  enq)e 
mi  sefior  «nqoe  no  me  puedo  levantar 
delante*  de  ti,  pues  estoy  eon  la  oos- 
tomtne  de  las  mujeres.  Y  él  buscó, 
pero  no  halló  los  ídolos. 

88  Entonces  Jacob  se  enojó;»,  y  re* 
cafló  con  Lában :  y  respondió  Jacob,  y 
dUo  á  Labaa,  ¿  Qné  pnnrailoacian  es  la 
nua  ?  ¿  cual  «•  mi  pecado,  que  con  tanto 
ardor  has  venido  en  seguimiento  mió  ? 

87  Pues  que  has  tentado  todos  mis 
muebles,  ¿  que  has  hallado  de  todas  las 
alhi^  de  tu  casa  ?  Ponió  aqni  ddante 
de  mis  hermanos  y  tuyos,  y  juxguen 
entre  nosotros  ambos. 

88  Bstos  veinte  aHos  he  estado  con- 
tigo; tus  ovejas  y  tus  cabras  nunca 
abonaron,  ni  yo  comi  camero  de  tus 
ovejas. 

89  Nunca  te  tnde  lo  arrebatado  por 
lat  fiera» ;  yo  pegabaf  el  dafio  :  lo  hur- 
tado así  de  dia  como  de  noche,  de  mi 
mano  lo  requerías. 

40  De  d¿  me  consumía  él  calor,  y 
de  noche  la  helada,  y  el  snefio  se  huía 
de  mis  ojos. 

41  Así  he  estado  veinte  aBos  en  tu 
case:  'catorce  afios  te  serví  por  tus  dos 
l^Jas,  y  seis  alios  por  tu  ganado,  y  has 
nndado  mi  salario'  diex  veces. 

48  Si  el  Dios  de  mi  padre,  el  DkM 
de  Abraham,  y  el  temor  de  Isaac'  no 
lucra  conmigo,  de  cierto  me  enviarles 
ahora  vacío :  mas  vló  Dios  mi  aflicción 
y  d  trabiOo  de  mis  manos,  y  reprefaen- 
didf*  anoche. 

48  Y  respondió  Laban  y  dijo  &  Jacob, 
Latí  h^jaa  ton  hi}as  mlú,  y  los  h^os, 
hijos  mioB  ton,  y  las  ovejas  ton  mis 
oví^asf  y  todo  lo  que  tá  ves  es  mió: 
¿  y  qué  puedo  vo  hacer  hoy  4  estas  mis 
h()as,  ó  a  sos  hlíjos  que  días  han  pairtdo  ? 

44  Ven  pues  aban,  y  hagamos  allansa» 
7»  y  til,  y  sea  en  testimonio  entre  mí  y 
entre  tL 

45  Entonces  Jacob  tomó  una  piedra*, 
y  levantóla  por  titulo. 

46  Y  dijo  Jacob  &  sos  hermanos.  Co- 
ged piedras*  Y  tomaron  piedras,  é  hi- 
cieran un  mi^jano,  y  comieran  allí  sobre 
aqnelm^ano. 

47  Y  llamólo  Laban  Jegar-Sahadutha  fl : 
y  Jacob  lo  llamó  Oalaadf. 

48  Parque  Labaa  d^o.  Este  m^ano 
«erd  tertúrajr  hoy  entre  mí  y  entre  tí: 

eso  naé  flañíado  sn  nombre  6a- 


por  I 

laad: 


49  Y  Mizpa  I,  por  cuanto  d^o.  Atalaye 
Jdiovfc  entre  mi  y  entre  tí,  dundo  nos 
apartáremos  d  uno  del  otro. 

60  81  afligeres  mis  hUas,  ó  st  tomares 
otras  mvjcres  ademas  de  mis  h^as,  na- 
die uta  con  nosotros ;  pero  mira.  Dios» 
es  testiao  entre  mi  y  entre  tí. 

61  Dgo  mas  Laban  á  Jacob.  Hé  aoní 
esto  majano,  y  hé  aquí  este  título  que  he 
erigido  entre  mi  y  tí. 

as  Testigo  sea  este  majano,  y  testigo 
san  este  tftulo,  que  ni  yo  pasaré  contra  ti 
este  majano,  ni  td  pasarás  contra  mí 
este  m^fano  ni  este  título  para  mal. 

BB  El  Dios  de  Abraham,  y  el  Dios  de 
Nacbte  Juzgue  entre  nosotros,  el  Dios 
de  aas  padrea.  Y  Jaoob  juró  por  él  te- 
mor de  Isaae  su  padre*. 

M  Entonces  Jaoob  inmoló  víctimas  en 
él  mente,  y  Damó  á  sus  hennanos  á 


comer  pan  t  y  comieron  pan»  y  dorai- 
eran  aquella  noehe  en  d  mente. 

6S  Y  levantóse  Laban  de  mafiaaai  y 
besó  sus  hUos  y  sus  h^as,  y  les  bendijo  ; 
y  retrocedió  y  volvióse  4  su  lugar. 

CAPITULO  XXXII. 

Jaecib  oWm  m  Otgaáa  á  Smú,  »  U  afUita. 
iMtIta  miwteriota  ooa  m«  tf'ef«t  d  eual  U 
muda  «I  momtn  4«  Jmeob 


Kaae.» 

a  átMl, 

MMW 


t$ra§L 

Y  JACOB  se  ftaé  m  camino,  y  salié- 
ronle al  encuentro  ángdes  de  Dios  «. 

8  Y  dijo  Jacob  cuando  los  vio.  El 
campo  de  Dios  u  este :  y  Uamó  d  nom- 
bre de  aquel  logar  Mahúiaím  |. 

8  ^  Y  envió  Jacob  mensagcros  ddante 
de  si  á  Esaii  su  hermaiM  á  la  tiesra  de 
Seir,  campo  de  Edom. 

4  Y  mandóles  diciendo.  Así  diréU  á 
mi  sefior  Esaüb ;  Asi  dice  tu  siervo  Ja- 
cob :  Con  Laban  he  morado,  y  detení- 
dorae  hasta  ahora. 

6  Y  tengo  vacas,  y  asnos,  v  ov^as,  v 
siervos,  y  sierras;  y  envió  a  decirlo  a 
mi  sefior,  por  hallar  grada  en  tus  oíos. 

6  Y  los  mensageros  volvieran  4  Jacob, 
diciendo  I  Vinimos  4  tu  hermano  Esaü, 
y  él  también  viene  4  recibirte,  y  cuatro- 
cientos hombres  con  él. 

7  Entonces  Jacob  tuvo  gran  temor,  y 
angustióse :  y  partió  d  paeblo  que  tenia 
ccnslao,  y  las  ovejas,  y  las  vacas,  y  los 
camellos,  en  dos  cuadrillas ; 

8  Y  d^.  Si  vhüere  Esaii  4  la  una  oua- 
diilla,  y  la  hiriere,  la  otra  cuadrilla  ea- 
capar4. 

9  Y  d^oe  Jacob,  Dios  de  mi  padre 
Abraham,  y  Dios  de  mi  padre  Isaac. 
Jebov4,  que  me  d^lste',  Vndvete  4 
tu  tierra,  y  4  tu  parentela,  y  yo  te  haré 
bien: 

10  Menor  soy  que  todas  las  miserecor- 
días,  y  que  toda  la  verdad  que  has  usado 
para  con  tu  siervo ;  que  «w  con  mi  bor- 
dón pasé  este  Jordán,  y  ahora  estoy  so- 
bre dos  cuadrillas  •. 

11  Líbrame  ahora  de  la  mano  de  mi 
hermano,  de  la  mano  de  Esad,  porque 
le  temo ;  no  venga  aniz4,  y  me  hiera  la 
madre  con  los  Yüjotf. 

12  Y  td  has  dicho,  Yo  te  haré  Men;. 
y  pondré  tú  simiente  como  la  arena  del 
mar,  que  no  se  puede  contar  por  la  mul- 
titud. 

18  Y  dormló  allí  aquella  noche,  y  tomó 
de  lo  que  le  vino  4  la  mano  un  presente  A 
para  su  hermano  Esad : 

14  Doscientas  cabras,  y  vdnte  machos 
de  cabrío,  doscientas  ov^as,  y  veinte  car- 
neros, 

15  Trdnta  camellas  paridas  con  sus 
hijos,  cuarenta  vacas,  y  diei  novillos, 
vdnte  asnas,  v  diez  borricos. 

16  Y  entrególo  en  mano  de  sus  siervos, 
cada  manada  de  por  si ;  y  d^o  4  sus  sier- 
vos. Pasad  delante  de  mí,  y  poned  espa- 
cio entre  manada  y  manada. 

17  Y  mandó  al  primero  didendo,  81 
Esad  mi  hermano  te  encontrare,  y  te 
prrauntare  diciendo,  ¿  De  quien  eres  ?  ó 
adonde  vas  ?  Y  para  quiw  es  esto  que 
lUva»  ddante  de  tí  ? 

18  Entonces  dirás.  Presente  es  de  tu 
siervo  Jacob,  que  envía  4  mi  sefior  Esad : 
y  hé  aquí  también  él  viene  tras  nosotros. 

19  Y  mandó  también  al  segundo,  y  al 
tercero,  y  4  todos  los  que  iban  tras  a- 
qudlas  manadas,  diciendo,  Confbrme  4 
esto  hablarais  4  Esaii,  cuando  le  hall4- 
reU. 

80  Y  diréis  también,  Hé  aoní  tu  siervo 
Jacob  viene  tras  nosotros.  Porque  d^fo, 
Apaciguaré'  su  ira  con  el  presente  que 
v4  ddante  de  mi,  y  después  veré  su  ros- 
tro: quiz4  le  ier4  acepto. 


•  8aLU.U. 
Heb.  1. 14. 

|Jo«dM 


»  Vm.  15. 1. 


«  Sal.  60. 15. 

rfC»p.Sl.S, 
18. 


«8*1. 18.S5. 


/Os.  10. 14. 

fOs^a8.ls, 

15. 


kPn>.18.K. 


»  Pro.  81.14. 


A.(Lti>.UM.                           OENBBiet  XZXVI,  ZXZrn.                          ^ca.iwl 

níns'ír'::;^*;:?^^ 

YWc^S'-'S.S!?"*™'* 

"«"vwíjwi.' tai'hijí.'^SfSi.  = 

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^^^JSSÍ'bbH  k  Eltobu';  , 

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ni.'ín.  1.  .»d^ «  taíuir?<k*¿ 

Z!srüs:.%'M^'!i; 

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Hi'HSlsi.Si 

Mu 

Si  u™  d.  d-™  d.  )»*'~  l-r- 

a  y^nmid  B^  1  moi  o  n  bii» 

!..»»>. 

S^  i^^fj^nig-  «^ 

£;¿Ers;,íS55,Oi.°i¿ 

T7l2íí^"i.'3ÍÍS.*B,^.: 

ífiiS^i'lf^^J^TlS 

¡-.tLÍ 

BuiI.BdDm. 

ITíLÍ^AiSfi  «í*^  ntad 

K«>l>.d.M_ncL               ^^ 

íKaSsES;-^ 

«xniTc- 

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riéiár^?Mil 

leioiidl 

|4>  Ada, 
[iNUMh, 

S1r];f£.7Sf°í~ 

p¡'S|3„..ld.,„T-c„, 

^^t: 

paOnm, 

V- 

jjij-u^W™.  — 1  mlm»  E»ip.d« 

'^■°^ 

/o«rl  ■■■iiU.ds  t  -«lUc  pgr  lubnn». 

^jJX 

-¡~h.UD  wm  <  <mÚ.  >  mdÜ^ 

P«tí«.                        ^'^ 

Zn,  »  duqu,  gunmh  i  1  duque 

YíU^.S^.liríd^.'ilrsiírí: 

Mi™,  mo.  ».  I«  doqua  d.  talñ™ 

■■t!""" 

WJg.    Db.^  'i,"Si¿l¿^¿'i:J,í^ 

tóii.í, 

cob  ^  Jiaeph,  ^sida  dr  idjid  di  d!a  I 

^i^íil: 

ÍSj'dl  di  Sibi;  í  ^  ™tÚÍÍdi°Si¿ÍI 

i?^^ig"S 

'StiSí: 

2*~-1-^í:j--«-; 

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•SíiS&ía-,-.-^ 

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'  T  ^"Zif°' ™  "^  *"  "^ 

x-i^M^tüT^-te^ii 

Hd«.ra^pí;rní: 

OENBBIS,  XXXVHL 


r    IDOCdM    qU«»    «UDdo    ll«Bd    Jd- 


^Z 


TTACOPiTECTOmi^od  tjtvpo,  qot 


hhrzlb  «UMudc  Lo  pariü. 

Id  í  I«  ^atdTJ^TÁ,  >  uvix&M  J«- 

qoB  hKll,  T  Eunb^  «lid  á  A  !■  TbU. 
m  m^  £dí  S*l«i  i^^  dttii, 

IKHfi  c  i  truquUdT  tuiordJ». 


a.  0.  ob.  rm.                              GÉNESIS,  XÜIJIll,  XL.                                    A.  o.  iw. 

'te-Si. 
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¿íS.fS-ÍS.'saf 

ria^»  «W  di  prtocipal  d.  la  oaa  d. 

'íBíwwrííía.-;í 

11 

lC.dr.S73e. 


QBVISIS,  XLL 


c»n«. 


IT. 


'Om.4.8. 


r. 

!  J«r.9B.SL 


'M1SL14, 


'Gm.11. 


4  Y  «1  craiUn  de  lo*  de  lA  mardiA  dio 
cargo  de  dtoe  á  Joacph,  j  éllm  aervit; 
j  estuTienm  diaa  en  la  onalon. 

5  Y  T  amboa  á  daa.  «  ooparo  j  él  pa. 
nadexo  del  ngr  de  BgLpto  que  ettaban 
aRwtadfw  en  la  prlalonj  Tieran  un  tu- 
«fio»  oada  ono«  «tt  suefto  en  una  misma 
noene,  cada  uno  conforme  4  la  decUra- 
doB  de  Hi  loejk). 

0  Y  Tino  á  ^o*  Joecph  per  la  mafiana, 
y  miróloa,  y  hé  aguí  que  «¡ttaban  Utistea^ 

7  Y  él  pvmnnto  á  aquello*  eunueo*  de 
Pharaai,  qve  tttalmm  con  él  «n  la  pri- 
sión de  la  casa  de  su  se&or,  diciendo, 
c  Por  qaé  pmitmm.  h<9  mal  Tuestro*  scm- 


8  Y  dio*  le  dieron,  Hemos  tenido  un 
snefio»  y  no  ha/t  quien  lo  declare  •.  EUi' 
toooes  lea  dijo  JoaepIi,  ¿  No  «om  de  Dios/ 
las  declaraciones  ?  Contádmelo  ahora. 

0  Entonces  d  ¡«rlndpal  de  los  coperas 
enató  su  sueflo  á  Joamh,  y  dí^de»  Ye 
sofiaba  que  veia  una  vid  delante  de  mi, 

10  Y  «B  la  vid  tM*  sarmientos ;  y  día 
como  que  luotaba,  y  arrojaba  su  flor, 
vinicnd»  á  madurar  su*  racimos  de  u- 
vas: 

11  Y  fw  la  copa  de  Fharaon  estaba  en 
mi  mano,  j  tomaba  yo  las  uva*,  y  la* 
esprimia  en  la  copa  de  Pbaraon,  y  daba 
yo  la  ocna  en  mano  de  Pbaraon» 

19  Y  d()ole  Joseph,  Esta  u  su  declara- 
don  :  Los  tres  ««rmientos  son  tres  dias : 

18  Al  cabo  de  tres  dias  Pharaon  te 
hará  levantar^  cabesa,  y  te  restituirá  á 
tn  puesto :  y  darás  la  oifpt  á  Pharaon  en 
sa  mano,  como  aoliaa  cuando  ara*  su 
oopeío. 

14  Acuérdate  pue*  de  mí  para  oontifo 
cuando  tuviere*  ae  bien,  y  ru^te  que 
uses  conmigo  de  misericordia,  y  ha^ 
mendon  de  mi  á  Pharaon,  y  me  saques 
de  esta  casa: 

lA  Porque  hurtado  he  sido  de  la  tierra 
de  lo*  Uiebróo* ;  y  tampoco '  he  hecho 
aquí  porque  me  hubiesen  de  poner  en 

16  Y  viendo  el  prlndpd  de  los  panadero* 
one  haUa  declarado  para  blói,  dijo  á 
Joseph,  También  yo  soQaba  que  veía  tres 
canastillo*  blancos  fl  sobra  mi  cabeza ; 

17  Y  en  d  canastillo  mas  alto  habia  de 
todas  las  viandas  de  Pbaraon,  obra  de 
panailero ;  y  que  la*  aves  las  comiandel 
canastillo  de  sobre  mi  cabeza. 

18  Entonces  respondió  Joseph,  y  d^o. 
Esta  et  su  declaración.  Lo*  tres  canas- 
tillo* tre*  dias  son : 

19  Al  cabo  de  tres  dias*  quitará  Pha- 
raon tu  cabeza  de  sobre  tí,  y  te  hará  col- 
gar en  la  horca,  y  las  aves  <  comerán  tu 
carne  de  sobre  tí. 

ao  Y  lüé  al  tercero  día  el  dJa  del  nad- 
miento  de  Pharaon,  é  hizo  banquete  á 
todos  su*  *irvjlente* :  y  alzó  la  cabeza  del 
prindpal  de  lo*  copera*,  y  la  cabeza  del 
prindpal  de  lo*  panaderos  entre  sus  ser- 
vidoras. 

81  E  hizo  vdvsr  á  su  oficio  d  prindpal 
de  los  copera* ;  y  dl6  él  la  copa  en  mano 
dePharaosi. 

89  Mea  hizo  ahorcar  d  prlndpd  de 
Iw  panadero*,  como  le  habla  declarado 
Joacnh. 

88  V  d  piincbwd  de  lo*  coperos  no  so 
acordó  de  Joa*ph>  *ino  que  le  dvidé  ». 

CAPITULO  XLI. 
Jom¡k  ttáirfr^a  «nm«  tutSÍM  d»  Pharaon  t  W 
emai  h  haet  gobtrnador  tuprtmo  dt  iodo  a 
M^la,  y  I»  coKi  con  Aieimth,  d»  la  eaal 
Uomtut  doa  k</M  Mama$$U  y  ÉgkraíM. 

Y    ACONTECIÓ   que   pasado*  dos 
afio*  tuvo  Fharaon  «  un  sueflo.  Pa- 
recíale qna  «ataba  Junto  d  rio ; 


8  Y  qua  dd  rio  rabian  siete  vaca*  her- 
mosas á  la  vista,  y  muy  gordas,  y  padaa 
eo  d  prado : 

8  Y  que  otra*  siete  vacas  subían  tiaa 
días  dd  rio,  de  fea  vista,  j  enjuta»  de 
carne,  y  te  pararon  carca  de  la*  vaca* 
htnmooat  4  la  orilla  dd  rio : 

4  Y  que  las  vacas  de  fin  vista  y  eií\}tttaa 
de  carne  devoraban  á  las  siete  vacas  her- 
mosa* y  muy  gordas.  Y  desperté  Pha- 
raon. 

5  Durmióse  de  nuevo,  y  soIkS  la  sqpin* 
da  vez,  Que  «iete  espigas  llenas  y  hermo- 
sas subían  de  una  sola  oafia : 

6  Y  que  otras  siete  espigas  menudas,  y 
abatida»  del  Sdano,  sallan  despue*  die 
ellas: 

7  Y  la*  déte  espigas  menudas  devora- 
ban á  las  dtte  espigaa  grue*as  y  Uena*. 
Y  despertófle  Pharaon,  y  hé  aquí  gu«  era 
sueño. 

8  Y  aeaedé  que  á  la  mañana  estaba 
agitado  *  su  espíritu ;  y  envió  é  hizo  Ua> 
mar  á  todos  lo*  magos  e  de  Egipto,  y  á 
todos  sus  sabios ;  y  contóles  Pharaon  sus 
sueño*,  mas  no  habia  quien  á  Pharaon 
lo*  declarase. 

9  <f  Entonces  d  prindnd  de  loa  cope» 
roa  habló  á  Phara<m  diciendo.  Acuer- 
dóme hoy  de  mis  fdtaa : 

10  Pharaon  se  encajó '  contra  «u*  der« 
vos,  y  á  mí  me  echó  á  la  prisión  de  la 
casa  del  capitán  de  los  de  la  guardia,  á 
raí  y  d  principd  de  lo*  panadños : 

11  Y  yo  y  él  vimo*  un  sueflo  una  misma 
noche;  cada  uno  soñó  conforme*  á  la 
declaración  de  su  sueflo. 

12  Y  ataba  dlí  con  nosotros  un  mozo 
Hebreo,  sirviente  del  capitán  de  lo*  de 
4*  guardia;  y  se  lo  contamos,  y  él  no* 
declaró  nuestros  sueños,  y  declaró  á  cada 
uno  conforme  á  su  sueflo. 

13  Y  aconteció  que  oomo  él  nos  da» 
claró,  así  fué :  á  mí  me  hizo  volver  á  mi 
puerto,  é  hizo  oolnr  d  otro. 

14  í  Entonces  Pharaon  envió,  y  llamé 
á  Joseph ;  é  hiciéronle  salir  corriendo  de 
la/  cárcel,  y  le  cortaron  el  pdo,  y  mu- 
daran sus  vestido*,  y  vino  á  Pharaon. 

Ifi  Y  dijo  Pharaon  á  Jowphfl :  Yo  he 
tenido  un  sueik>,  y  no  hav  quien  lo  de- 
clare ;  mas  he  oido  dedr  ae  tí,  que  oye* 
sueños  para  declararloc. 

16  Y  respondió  Jo6«ih  á  Pharaon,  di- 
dendo.  No  tUá  en  mí ;  IMo*  atrá  el  qm 
responda  paz  á  Pharaon. 

17  Entonces  Pharaon  d^io  á  Joseph, 
En  mi  sueflo  paredame  que  eataba  á  la 
orilla  del  rio  A, 

18  Y  que  del  rio  subían  siete  vaoaa  dé 
gruesas  carnes  y  hermosa  aparienoia* 
que  pacían  en  el  prado  > 

19  Y  que  otra^  siete  vacas  subían  dea* 
pues  de  ellas,  flacas  y  de  muy  fea  traza  i 
tan  extenuadas,  om  no  he  visto  otras 
sem^antes  en  toaa  la  tierra  de  Egipto 
en  fealdad: 

90  Y  las  vaeas  flacas  y  feas  devoraban 
á  las  siete  primeras  vacas  gruesa*  ¡ 

81  Y  entñjMn  en  su*  entraflas,  mas  no 
se  conocía  que  hubiesen  entrado  en  ella*, 
poique  su  parecer  era  aun  mdo,  ooaio 
de  primero.  Y  yo  desp^té. 

si  Vi  también  soflando,  que  siete  espi- 

Es  subían  en  una  misma  caite  llena*  y 
rmusa*; 

88  Y  que  otras  déte  espiga*  mennda*, 
marchitas,  abatida*  dd  adano,  subían 
despue*  de  ella*: 

84  Y  las  en>igaa  menuda*  devoraban  á 
las  siete  espiga*  herma*** :  y  halo  dicho 
á  los  magos  •,  mas  no  kt^/  quien  me  lo 
declare. 

S&  Entonces  respondió  Joseph  á  Pha- 
raon, El  sueflo  de  Pharaon  es  uno  mi*- 


(San.  4. 1, 

19.  y  7. 98. 

7  8.97. 
«XX.T.U, 

IS.9B.  14. 

0*0.9.8. 


*0af.1P.% 


•Cap.  40.  S. 


/1Sm».%8. 
,  Bd-lOtCaO. 

'  V  8d.  98. 14. 
Daa.8.10. 


i^ver.  L 


'  i  ver.  8. 

4.7. 


A.  €.1715. 


GÉNESIS,  XUL 


A.  C  «ir.  1715. 


k  Du.  2.  a». 
45. 


( 3  Uoy.  8. 1. 

"  ver.  47. 

"ver.  64. 
•Otp.47.18. 


J»  Ckp.  87.  7, 
9. 

«Nina.  as. 
19. 
It.  46. 10. 


•"Pro.  6. 6, 8. 
722.S. 


•Hecii.7.10. 


(8ia.105.21. 


«Dm.5.7, 

a». 

I  hoeed  pro- 
funda re- 
verencia/ 6 
benigno 
padre, 

'  Gap.  46.  8. 

96u 

H«di.7.10. 
f  revelador 

dd/uturo, 
y  Bs.  a.  16. 


mo:  Dios  ha  mostrado  &  Fbanon  lo 
qxieTáá  hacer*. 

S6  Las  siete  Tacas  hermosas  siete  años 
son;  y  las  espigas  hermosas  son  siete 
afioB :  el  sueik>  es  uno  mismo. 

87  También  las  siete  Tacas  flacas  7 
feas,  que  nublan  tras  éUas,  son  siete  afios ; 
y  las  siete  espigas  menudas,  y  marchitas 
del  solano,  siete  aik»  ser&n  de  hambre'. 

S8  Esto  e»  lo  ane  respondo  á  Phaxaon : 
Lo  que  Dios  vá  á  hacer»  hato  mostrado 
á  Pharaon. 

29  Hé  aquí  Tienen  siete  aik»  de  grande  » 
hartura  en  toda  la  tierra  de  Egipto : 

80  Y  lerantane  han  tras  ellos  siete 
8ÍI108  de  hambre»;  7  toda  la  hartura 
ser&  olTidada  en  la  tierra  de  Egipto ;  7 
el  hambre  consumir&  la  tierra  «. 

31  Y  aquella  abundancia  no  se  echará 
de  Ter  á  causa  del  hambre  sigiiiente,  la 
cual  seta  graTisima. 

82  Y  el  suceder  el  sueño  &  Pharaon;> 
dos  veces,  9ign\fl4xi  que  la  cosa  es  firme 
de  parte  de  I^os,  9  y  que  Dios  se  apresura 
á  hacerla. 

38  Por  tanto  proveaM  ahora  Pharaon 
de  un  varón  prudente  7  sabio,  7  póngalo 
sobre  la  Uerra  de  Egipto. 

84  Haga  esto  Pharaon,  7  ponga  gober- 
nadores sobre  el  país,  7  quinte  la  tierra 
de  Egipto  en  los  siete  años  de  la  hartura  r. 

85  Y  junten  toda  la  provisión  de  estos 
buenos  afios  que  vienen,  7  alleguen  él  trigo 
b^jo  la  mano  de  Pharaon  para  manteni- 
miento  de  las  ciudades ;  7  guárdenlo. 

86  Y  esté  aquella  provisión  en  deposito 
para  el  pais,  para  los  siete  afios  del  ham- 
bre que  serán  en  la  tierra  de  Egipto  j  7 
el  pids  no  perecerá  de  hambre. 

87  ^  Y  el  negocio  pareció  bien  á  Pha- 
raon*^ 7  á  sus  siervos. 

88  Y  alio  Pharaon  á  sus  siervos,  ¿  He- 
mos de  hallar  otro  hombre  como  e6te> 
en  quien  hava  Espíritu  de  IMos  ? 

89  Y  dijo  Pharaon  á^oseph.  Pues  que 
Dios  te  ha  hecho  saber  todo  esto,  no  hay 
entendido  ni  sabio  como  tii : 

40  Tü  serás  sobre  mi  casa',  7  por  tu 
dicho  se  gobernará  todo  mi  pueblo :  so- 
lamente en  la  silla  seré  70  ma7or  que  ttl. 

41  Dijo  mas  Pharaon  á  Joseph;  Hé 
aquí  70  te  he  puesto  sobre  toda  la  tierra 
de  Egipto. 

48  Entonces  Pharaon  quitó  su  anillo 
de  su  mano,  7  pdsolo  en  la  mano  de 
Joseph,  é  hízole  vestir  de  ropas  de  Uno 
finísimo,  7  puso  un  collar  de  oro  en  su 
cuello  «. 

.  48  E  hízolo  subir  en  su  segundo  carro, 
7  pregonaron  delante  de  él,  Abrech  || ;  7 
púsolo  sobre  toda  la  tierra  de  Egipto  '. 

44  Y  d^o  Pharaon  á  Joseph.  Yo  Pha- 
raon ;  7  sin  tí  ninguno  alzará  su  mano 
ni  suple  en  toda  la  tierra  de  Egipto  '. 

46  Y  llamó  Pharaon  el  nombre  de  Jo- 
seph |  Zaphnath-paaneah;  7  dióle  por 
mujer  á  Asenath,  h^a  de  Potipherahjr, 
sacerdote  de  On :  7  salió  Joseph  por  la 
tierra  de  Egipto. 

46  ^  Y  era  Joseph  de  edad  de  treinta 
afios  cuando  fué  presentado  delante  de 
Pharaon,  xev  de  £gipto :  7  salió  Joseph 
de  delante  de  Pharaon,  7  transitó  por 
toda  la  tierra  de  Egipto. 

47  E  hizo  la  tierra  en  aquellos  siete 
afios  de  hartura  á  montones. 

48  Y  él  juntó  todo  el  mantenimiento 
de  los  siete  afios,  que  fueron  en  la  tierra 
de  Egipto,  7  guardó  mantenimioito  en 
las  ciudades,  poniendo  en  cada  ciudad 
el  mantenimiento  del  campo  de  sus  al 
rededores. 

49  Y  acopió  Joseph  trigo  como  arena 
de  la  mar,  mucho  en  extremo,  hasta  no 
poderse  oontar,  porque  no  Unüt  niimero. 


60  ^  Y  nacieron  á  Joseph  dos  hijos 
antes  aue  viniese  el  primer  afio  del  ham- 
bre*. Tos  cuales  le  parló  Asenath,  h^a 
de  Potipherah,  saceidote  de  On. 

61  Y  llamó  Joseph  el  nombre  del  pri- 
mogénito tt  Manassé ;  porque  Dios  (a(^) 
me  hizo  olvidar  todo  ná  trabi^o,  7  toda 
la  casa  de  mi  padre. 

62  Y  el  nombre  de)  s^^ndo  llamófo 
Ephraim  I ;  porque  Dtos  {d\jo)  me  hizo* 
fértil  en  la  tierra  de  mi  aflicción. 

68  ^  Y  cumpliéronse  los  siete  aSkm  de 
la  hartura,  que  hubo  en  la  tierra  de 
Egipto, 

64  Y  comenzaron  á  venir  los  siete  afios 
del  hambre,  como  Joseph  habia  dicho ; 
7  hubo  hambre  en  todos  los  países,  mas 
en  toda  la  tierra  de  Egipto  habla  pan. 

66  Y  cuando  se  sintió  el  hambre  en 
toda  la  tierra  de  Egipto,  el  pueblo  clamó 
á  Pharaon  por  pan.  Y  dijo  Pharaon  á 
todos  los  Egipcios,  Id  á  Joseph,  7  haced 
lo  que  él  os  d\{ere< 

60  Y  el  hambre  estaba  ya  por  toda  la 
extensión  del  pais.  Entonces  abrió  Jo- 
seph todo  granero  donde  habla',  7  ven- 
día b  á  los  Egipcios  ;  porque  habia  cre- 
cido el  hambre  en  la  tierra  de  Egipto. ' 

KY  de  toda  tierra  «e  venia  á  Egipto 
para  comprar  de  Joseph,  porque  por 
toda  la  tierra  habia  crecido  el  hambre. 

CAPITULO  xm. 

Loe  Turmanoa  de  Jotefh  acuden  é  Sgipto  á 
comprar  trigo.  C6wm  loe  trató  JoM^ft,  a 
euyoe  piea  m  arrodiUaron.  Queda  Btmeon 
en  la  ofred,  y  loaran  loe  demae  volver  á  e» 
paiet  eon  la  conaleion  de  traer  t  Bemjamin. 

Y  VIENDO  Jacob  que  en  Egipto* 
habia  alimentos,  d^o  á  sus  hijos, 
i  Por  qué  os  estáis  mirando  ? 

8  Y  d^o,  Hé  aquí  70  he  oido  que  ha7 
víveres  en  Egl|rtó;  descended  allá,  7 
comprad  de  allí  para  nosotros,  para  que 
podamos  vivir,  7  no  nos  muramos. 

8  Y  descendieron  los  diez  hermanos  de 
Joseph  á  comprar  trigo  á  Egipto. 

4  Mas  Jacob  no  envió  á  Bei^amin, 
hermano  de  Joseph,  con  sus  hermanos ; 
porque  d^o.  No  sea  caso  que  le  acon- 
tezca algyin  desastre  b. 

6  Y  vinieron  los  hijos  de  Israel  á  com- 
prar entre  los  que  venían :  porque  habia 
hambre  en  la  tierra  de  Canaan. 

6  *ir Y  Josqph  era  ele  sefior  de  la  ticara, 
que  vendía  d  trigo  á  todo  el  pueblo  de 
la  tierra:  7  llegaron  los  hermanos  de 
Joseph,  é  inclináronse  á  él  rostro  por 
tierra. 

7  Y  Joseph  como  vio  á  sus  hermanos, 
conociólos,  mas  hizo  que  no  los  conocía, 
7  hablóles  ásperamente,  7  les  dijo,  ¿  De 
donde  habéis  venido  ?  Ellos  respondi- 
eron. De  la  tierra  de  Canaan  á  comprar 
alimentos. 

8  Joseph  pues  conoció  á  sus  hermanos ; 
pero  ellos  no  le  conocieron. 

9  Entonces  se  acordó  Joseph  de  lo8<i 
sueños  que  habia  tenido  de  ellos,  7  dl- 
joles,  En>ias  sois ;  por  ver  lo  descubierto 
del  pais  habéis  venido. 

10  Y  ellos  le  respondieron.  No,  señor 
mió ;  mas  tus  siertos  han  vráido  á 
comprar  alimentos. 

11  Todos  nosotros  somos  hijos  de  un 
varón;  somos  hombres  de  verdad:  tus 
siervos  nunca  fueron  espías. 

18  Y  él  les  dijo,  No:  á  ver  lo  des- 
cubierto del  país  habtís  venido. 

13  Y  ellos  respondieron.  Tus  dervos 
somos  doce  hermanos,  h^os  de  un  varón 
en  la  tierra  de  Canaan :  7  .hé  aquí  el 
menor  «<At  ho7  con  nuestro  padre,  7 
otro  no  parece*. 

14  Y  Joseph  les  dijo.  Eso  es  lo  que  os 
he  dicho  alirmaado  que  sois  espías. 


'Cap.  46.20. 
748.5. 

I  olvido. 


I  fertilidad. 
«Cap.  49. 23. 


i  Gap.  42.  6. 


"Hedí.  7.12. 


6  ver. 


«Cap.  41. 41. 


•iCap.  87.  5, 
9. 


•Osp.S7.80. 


A.  a  1707. 


GBinBIS^  XTiTTT. 


A.arm. 


9S. 


V.». 


&. 


6.1S. 


;  fL0T.SS.4S. 
!(«k.5.1& 

iw.u.a. 


I  iOtp.48.& 


Okl.U. 


IBcjr.&aaL 
9Cr.M.a2. 


"XM.5.44. 

WLL% 


•wr.T.U. 


15  Sn  Mto  Mrdla  piwbadoa :  Vire  Pha- 
laen/  que  no  saUváif  de  aquí,  dnó 
cnaodo  Ynertro  hormano  moior  aquí 
TlnlaK. 

16  fisTiad  uno  da  Tosotnw,  j  traiga  á 
▼ncatro  iMnnaoo;  y  Toeotxoa  quedad 
pnaoa,  y  vueatns  píüabna  terán  pro- 
badas, Á  hay  verdad  oon  ToaotroB:  y 
sino,  Tlve  Pharaon  que  sois  espías. 

17  T  Juntólos  en  la  cáioel  por  ties 
dias. 

18  T  al  tercero  día  d(}olcs  Joseph, 
Haeed  esto,  y  Tlvid :  Yo  temo^  á  Dios : 

19  Si  sois  hombres  de  Terdad,  quede 
preso  en  la  oasa  de  Tuestn  -circel  uno 
de  Tucanos  hennanos  ¡  y  Toaotns  id, 
llevad  el  alimento  para  el  hambre  de 
vuestra  casal 

90  Pero  habéis*  de  txaenne  á  vuestro 
hermano  menor,  y  serán  verificadas  vu- 
estras palabras,  y  no  moiixéis.  Y  ellos 
lo  hicieron  así. 

SI  Y  decian  el  uno  al  otro.  Verdade- 
ramente hemos  pecado  *  oontn  nuestro 
hermano ;  que  vimos  el  agustia  de  su 
•hna  cuando  noe  rogaba,  y  no  Ir  olmos : 
por  eso  ha  venido  sobre  nosotros  esu 
angustia. 

Si  Entonces  Rubén  les  respondió  di- 
ciendo, ¿  No  os  hablé  yoil  y  dije.  No 
pequéis  contra  A  mozo ;  y  no  escuchas- 
teis ?  Hó  aquí  también  su  sangre'  es 
requerida. 

S8  Y  eiloa  no  sabían  que  ht  entendía 
Joaeph,  porque  kmbia  intérprete  entre 
ellos. 

84  Y  apartóse  él  de  ellos,  y  lloró :  des- 

Sea  volvió  4  elloe,  y  les  habló,  y  tomó 
entre  etica  &  Simeón,  y  aprisionóle  & 
vista  de  rilos. 

26  Y  mandó  Joseph  que  llenaran  sus 
saeos  de  trigo,  y  devolviesen  el  dinero 
de  cada  uno  de  ellos  poníeiuivlo  en  su 
saoo,  y  les  diesen  coñuda  para  d  ca- 
minon:  é  hizose  así  con  ellos. 

96  ^  Y  ellos  pusieron  su  trigo  sobro 
sus  asnos,  v  fbéronse  de  allí. 

87  Y  abriendo  uno  de  ellos  au  saco* 
para  dar  de  comer  á  su  asno  en  el  me- 
són, vio  BU  dinero  que  estaba  en  la  boca 
de  su  costal. 

88  Y  dii}o  4  sus  hennanos.  Mi  dinero 
se  Mc  ha  derodto,  y  aun  hék>  aquí  en 
ml  saco.  Sobittsaltóseles  entonces  «i  eo- 
Tsxon,  y  espantados  dieron  el  uno  al 
otxo»  c  Que  et  esto  que  nos  ha  hecho 
Dios? 

80  Y  venidos  &  Jacob  su  padro  en  ti- 
erra de  Canean,  contáronle  todo  lo  que 
les  hidña  acaecido,  diciendo, 

ao  Aquel  varón,  señor  de  la  tierra,  nos 
habló  ásperamente  o,  y  nos  trató  como  á 
sepias  de  la  tierra  : 

81  Y  nosotros  le  dJlJlmoB,  Somos  hom- 
bves  de  verdad,  nunoa  fíümos  espías. 

39  Somos  doce  hermanos,  hijos  de 
nnestro  padre ;  uno  no  parece,  y  el  me- 
nor ettA  hoy  con  nuestro  padre  en  la 
tleira  de  Canean. 

88  Y  aquel  varon,  señor  de  la  tierra, 
nos  di¡o.  En  esto  conoceré  que  sois 
hombres  de  verdad;  d^ad  conmigo 
ano  de  vuestros  hermanas,  y  tomad 
para  d  hambre  de  vuestras  casas,  y 


'Oi».«.n. 


84  Y  traadme  á  vuestro  hermano  el 
moBor,  para  que  yo  sepa  que  no  sois 
espías.  Sino  hombres  de  ventad :  a*i  os 
dará  4  vuestro  hermano,  y  negociaréis 
en  la  tierra. 

85  Y  aconteció  que  vaciando  ellos  sus 
aneos,  hé  aquí  que  en  el  saco  de  cada 
uno  «itote  el  atuo  de  su  dinero  tj»  y  vi- 
endo ellos  y  su  padre  los  atados  de  su 
dlnaro^  tuvieron  temor. 


86  Entónese  su  padi*  Jacob  les  dUo  tt 
Htfiélsnie  privado  de  mis  hUos ;  Joieph 
no  parece,  ni  Simeón  tampoco,  y  4 
Benjamín  le  llevaréis:  contra  xni  son 
todas  estas  cosas. 

87  Y  Rubén  habló  4  su  padre  diciendo. 
Harás  morir  á  mil  dos  huos,  si  no  te  lo 
volviero :  entrégalo  en  mi  mano,  que  yo 
lo  volveré  4  tí. 

88  Y  él  d^o.  No  dcwwnderá  ml  h^o 
oon  vosotros ;  que  su  hermano  es  mu- 
erto, y  él  solo  ha  quedado :  y  si  le  acon- 
tedóre  obnn  desastre  en  el  camino  fot 
donde  vus,  haréis  descender  mis  oanaa 
oon  dolor  4  la  sepulturar. 

CAPITULO  XLIII. 

Fuefvm  los  ktnmmM  <b  Jot^  dSfipéo  eoM 
BtM/osHU.  JieorMM  Joáa/k  «m  «Hwhe 
afamUdadf  %Uaádmn  Uunfi^a*. 

Y  EL  hambre  era  grande  en  la  ti- 
erra*. 

8  Y  aconteció  que  como  acabaron  de 
comer  el  trigo  que  trsgeron  de  Egipto, 
dudes  BU  padre.  Volved,  y  comprad 
para  nosotros  un  poco  de  alimento. 

8  Y  respondióle  Jud4  diciendo.  Aquel 
varon  nos  protestó  con  4nlmo  resuelto, 
diciendo.  No  veréis  mi  rostro  sin  vu- 
estro hermano  oon  voaotros. 

4  Si  enviares  á  nuestro  hermano  con 
nosotros,  descenderemos,  y  te  compra- 
remos alimento: 

6  Pero  si  no  lo  enviares,  no  descen- 
deremos ;  porque  aquel  varon  nos  dijo, 
No  veréíi  mi  rostro  sin  vuestro  her- 
mano oon  vosotros. 

0  Y  d^o  Israel,  ¿  Por  qué  me  hicisteis 
ionto  mial,  declarando  al  varon  que  te- 
níais mas  hermano  ? 

7  Y  ellos  respondieron.  Aquel  varon 
nos  preguntó  espreaamente  por  nos- 
otros, y  por  nuestra  parentela,  diciendo, 
i  Vive  aun  vuestro  padre  7  f  Tenéis 
mas  hermano  ?  y  deolarámosle  con- 
forme 4  estas  palabras :  ¿  podíamos 
nosotros  saber  que  habia  de  decir,  Ha- 
ced venir  4  vuestro  hermano  ? 

8  Entonces  Jud4  d4)o  4  Israd  su  pa- 
dre: Itevla  al  moco  conmigo,  y  nos 
levantaremos  é  iremos,  4  fin  que  vi- 
vamos y  no  muramos  nosotros,  y  tü,  y 
nuestros  nifios. 

9  Yo  lo  fio ;  b  4  mí  me  pedirás  cuenta 
de  él :  ti  yo  no  te  lo  volviere,  y  lo  pu- 
siere delante  de  ti,  seré  para  ti  el  cul- 
pante todos  los  dias : 

10  Que  si  no  nos  hubiéramos  detenido, 
cierto  ahora  hubiéramos  ya  vuelto  dos 
veces. 

11  Entonces  Israel  su  padre  les  res- 
pondió. Pues  que  asi  es,  hacedlo:  to- 
mad de  lo  mejor  de  la  tierra  en  vuestros 
vasos,  y  Uevad  4  aquel  varon  un  pre- 
sente e,  un  poco  de  talsarao  ',  y  un  poco 
de  miel,  aromas,  y  mirra,  nueces,  y 
almendras. 

18  Y  tomad  en  vuestras  manos  doblado 
dinero,  y  llevad  en  vuestra  mano  el 
dinero  vuelto  en  las  bocas  de  vuestras 
costales*;  quiz4ftié yerro. 

18  Tomad  también  4  vuestro  hermano, 
y  levantaos,  y  volved  4  aquel  varón. 

14  Y  el  Dios  Omnipotente  os  dé  ml- 
lericordlaa/  delante  de  aquel  varon,  y 
os  suelte  al  otro  vuestro  hermano,  y  4 
este  Bei\}amin.  Y  si  he  de  ser  privado 
de  mis  hi[jos,  aéalo. 

Ift  %  Eaitonoes  tomaron  aquellos  va- 
rones el  presente,  y  tomaron  en  su 
mane  doblado  dinero,  y  4  Bei^amin ;  y 
se  levantaron,  y  descendieron  4  Egipto, 
y  presentáronse  delante  de  Joseph. 

16  Y  vló  Joseph  4  Beiúamin  con  ellos, 
y  dUo  al  mayordomof  de  su  oaaa.  Mete 


<C^M.U. 


'O^M.a». 


•OapL41.M. 


»Oqpk44.38. 


•Pro.18.ia. 
<<  Cap.  87. 35. 


'Gap.  48.85. 


/  Kéh.  1.  U. 
8SLS7.S. 


f  Cap.  44.1. 


aE>nsK,xijv. 


..«i^^ii^ 


Jl«  di  11,  hijo  mfo.        ^*' 


«.  3^¡Oi  VonÁ  pan. 


|MX°ÍMS^|?5 


iuda  «1  d  muí  de  Bmjamlm. 


üí°43í£ÍÍ'i3¡l£¡5ff*"'  '"'*' 


OENBUE^  ZLT,  XLTL 


dijD,  VihUv*  ipbtii  ai»  d«  101 


Ja^tt  vmb¿i  tt^^ataá^^    Ftr-   ^] 


.tJ-sim: 


3,s 


Ad  dio  tg  1^  JanSrWcia  ma  bi 
fmtKa  por  lebr  de  Eadú  SgLpu>  ¡  t«  t 


SS ' 


n^>',ldl>>.Jiiiob.jKii>l>í  Tíln-  "^ 
'íYiSuo,  Vo'ÍS'd»,  d  Día  d>  u 
pidn;  üDUmm^dlMIIiliriEfll-U,    ^ 


•n  •  ^  ilM..  ^  .p.  tM  •!«>  n  nuil, 

■&lm;S2E^ 

cu.  de  n.1  p.d'c,  que  eM.t~.  «  1.  lio. 

jT' 

jJÍÍSKgSSÍ.'lS'S 

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J».H.t, 

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lui^  .r^u  u.,^  )>«»«  »i.'id,,  ^ 

lil                      leile,  I  Se»,  tinmiiii 

que  DD  W  pulo  [«X  I»  oKj»  d,  nu 

sírióí;». 

<«                      k.aíB«i.,H.I»>,, 

ilíTs.'^fln'iiru.i^'c^l; 

Til"- 

r      'llir^f 

d.(«i«en. 

di' i^ci^  ^iü?r><>^^^.¿c^^ 

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TvAoob'íÜíi&^ñmi^,  L« 

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ETu™ TÍ 'íí'f ™  ¿TIS*"  JE°Sí 

mren  ^  Eílpio^™.  «mii,. 

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13  r  no'teíb  pu.  o.  M.  I>  Itoi^g. 

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SI. 

H  minlItaU^  "  ,  «».«.-*«'« 

lííiiis;  íS?i  dií;ij.¡;síM"u. 

le  bilU  m  U  aa,A  i.  K(lF»,  j  ~  1> 

^BMSaiB,  XLTnL 


V  dlj,>  í  Jd»Ii,  El  DW  Om 


WS55r^ 


Síiá  ■" 


A.  Clin*:. 


COBNESIS,  ZLIX,  L. 


A.  C.  l«88t 


•  Den.  88.1. 

»NiiiB.M. 
14. 
II.3.S. 

«Oto.  SI.  17. 


I  (5.  4. 1. 

'Cap.a9.8S. 
84. 

/Gap.  84. 25. 


«Jos.  a. 
8.7. 

A 1  Cr.  6.  3. 


iNmü.  S8. 
31. 
Apoe.S.6. 

iíNim.  34. 
17. 

'Sal.  00. 7. 

LKW.S. 
.88.22. 

«nvtodo. 
"  Ib.  9. 8. 6. 

Liie.l.ÚI, 

88. 
"Dea.  88.18. 

Jos.  19. 10. 


fD0ii.8t.17.  grandef  que  él»  j  m  siiiilcntc  aeiá  pie- 
nitud  de  gentes. 
90  T  bendUolos  aqnél  dia  diciendo, 
•'Boté.  11,     En  ti  bendeoLrá  Imel' diciendo,  Pdn- 
13.  sate  Dios  como  á  Ephnim  y  como  & 

Manasse.    Y  puso  á  Ephralm  delante 
de  Manasse. 
81  Y  d^o  Inrael  á  Josepb :  Hé  aquí,  yo 
*0^p.  80.34.   nraero,  mas  Dios  seíA  oon  Tosotros*,  y 
Job33.14.    os  haii  Tolver  á  la  tierra  de  vuestros 
padres. 
SS  Y  yo  te  he  dado  &  ti  una  parte  sobre 
t  Jos.  a.  83.  tus '  hermanos,  la  cual  tomé  yo  de  mano 
Juan  4.  A.     del  Amonréo  con  mi  espada  y  oon  mi 
aroc 

CAPITULO  XLIX. 
Sttatido  Jacob  para  morir,  Undiee  ti  mu  Ufo» 
<HM  por  «Mo,  aunque  mpaeio  de  tdiguno»  la 
bemdtelon  «•  «fM  repreniUn  teverat  y  mt- 
tMna  lo  m*  habia  da  tucedir  a  tu»  detetn- 
dientM.  Dadora  el  lugar  doud»  quire  mr 
ipfdtaáoí  jf  aeaba  la  earrwra  de  mt  vida. 

Y  LLAMO*  Jaoob  &  sus  hUos,  y  djjo. 
Juntaos  y  os  declarará  lo  que  os  na 
de  acontecer  en  los  postreros  diásA. 

S  Juntaos  y  oid,  h\ios  de  Jaoob ;  y  es- 
cuchad  á  vuestro  padre  Israel. 

8  ^  Ruhen,  tü  erea  mi  primogénito,  mi 
fiortalesa,  y  el  principio  de  mi  vigore; 
principal  en  dignidad,  principal  en  po- 
der: 

4  Corriente  como  las  aguas ;  no  seas  el 
principal,  por  cuanto  subiste  al  lecho  de 
tu  padre  4:  entonces  le  envileciste  subi- 
endo á  mi  estrado. 

5  ^  Simeón  y  Leví  hermanos ; «  armas 
de  iniquidad  sus  armas/. 

6  En  su  secreto  no  entre  mi  alma,  ni 
mi  honra  ee  Junte  en  su  compafila ;  que 
en  su  ftiror  mataron  varon«  y  en  su  vo- 
luntad arrancaron  muro. 

7  Maldito  su  furor,  que  fiíé  fiero ;  y 
su  ira,  que  fila  dura:  yo  los  apartará  en 
Jacob,  y  los  esparciré  en  Israel;. 

8  ^  Judá,  alabarte  han  tus  hermanos : 
tu  mano  en  la  cerviz  de  tus  enemigos : 
los  hyos  de  tu  padre  se  indinarán  á  ni. 

9  Cachorro  de  león  Judá :  de  la  presa 
subiste,  14)0  mió :  encórvese,  eehése  co- 
mo león  ip  asi  como  león  vi^o ;  ¿  quien 
lo  despertará  7 

10  No  será  quitado  el  cetro  i^  de  Judá, 
y  el  legislador  <  de  entre  sus  pies,  hasta 
que  venga  Shiloh  O  ;  y  á  él  se  congrega- 
rán los  pueblas  ■*, 

11  Atando  á  la  vid  su  pollino,  y  &  la 
cepa  el  hQo  de  su  asna,  lavó  en  el  vino 
BU  vestido,  y  en  la  sangre  de  uvas  su 
manto: 

12  Sus  ojos  bermejos  del  vino,  y  los 
dientes  blancos  de  la  leche. 

18  ^  Zabulón*  en  puertos  de  mar  ha- 
bitara, y  terá  para  puerto  de  navios ;  y 
su  térñolno  hasta  Sioon. 

14  5  Inachár,  asno  huesudo  echado 
entre  dos  tercios : 

15  Y  vié  que  él  descanso  era  bueno,  y 
que  la  tierra  era  delritosa;  y  bigó  su 
nombro  para  llevar,  y  sirvió  en  tributo. 

16  ^  Dan  Juzgará  á  su  pueblo,  como 
una  4ie  las  tribus  de  Israel. 

17  Será  Dan  serpiente  junto  al  camino, 
cecasta  Junto  á  la  wnda,  que  muerde  los 
talones  de  los  caballos,  y  hace  caer  por 
detras  al  cabalgador  de  ellos. 

18  Tu  salud  esperó,  ó  JAová*. 

19  ^  Oad,  ^férdto  lo  acometerá :  mas 
él  acometeriLf  al  fin. 

90  ^  El  pan  de  Aser  será  grueso,  y  él 
dará  deleites  de  rey. 

81  ^  Nephihali,  cierva  dedada,  que 
dará  dichos  hermosos. 

89  ^  Ramo  fiructlfero  Joseph,  ramo 
fruetinro  Junto  á  fuente,  cuyos  vastagos 
se  estlenden  sobre  ti  muro: 


•IB.SS.». 

l>tGr.6.18. 


88  Y  oausánmle  amarramf,  y 
ronlo,  y  aborreciéronle  los  aroheros : 

84  Mas  su  arco  quedó  en  fortaleza»  y 
loa'  brazos  de  sus  manos  se  corrobon- 
ron  por*  las  manos  dd  Fuerte  de  Ja- 
cob; (de  allí  el  pastor<  y  la  piedra»  de 
Israel:) 

8A  Del  Dios  de  tu  padre,  el  cual  te 
ayudará,  y  del  Omnipotente,  el  cual  te 
bendecirá  con  bendiciones  de  los  cielos 
de  arriba,  oon  bendiciones  del  abismo 
que  est&  ab^Jo,  con  bendicionies  del  seno 
y  de  la  matriz. 

88  Las  bendiciones  de  tu  padre  fueron 
mayores  que  las  bendiciones  de  mis  pro- 
genitores :  y  hasta  el  término  de  los  col- 
lados eternos  serán  sobre  la  cabeza  de 
Jeaeph,  y  sobre  la  mollera  del  Nazareo 
de  sus  hermanos. 

97  ^  Ber\Jamin,  lobo  arrebatador:  á 
la«  mañana  comerá  la  presa,  y  á  la  tarde 
repartirá  los  despegos. 

88  ^  Os  todos  estos  fiíenm  las  doce  tri- 
bus de  Israel :  y  esto  fui  lo  que  su  padre 
les  dijo ;  y  bend(jolos :  á  cada  uno  por 
su  bendición  los  bend^fo. 

89  Mandóles  luego,  y  dejóles.  Yo  voy  á 
ser  reunido  con  mi  pueblo :  sepultadnoe 
con  mis  padres  en  la  cueva  que  está  en 
el  campo  de  Ephron  el  Hethéo' ; 

80  En  la  cueva  que  eelá  en  el  campo  de 
Macpela,  que  eatá  delante  de  Mamre  en 
la  tierra  de  Canean,  la  cual  compró  A- 
Inraham  con  el  mismo  campo  de  Ephron 
el  Hethéo  para  heredad  de  sepultura  9. 

31  Allí  sepultaron  &  Abraham  y  á  Sara 
so  mi^er ;  allí  sepultaron  4  Isaac,  y  A 
Rebecca  su  mujer;  allí  también  sepulté 
yoá  Lea. 

88  La  compn  del  campo  y  de  la  cueva 
que  eetá  en  él,  fité  de  los  hijos  de  Heth. 

83  Y  como  acabó  Jaoob  die  dar  órdenes 
A  sus  hijos,  encogió  sus  pies  en  la  cama, 
y  espiró :  y  fué  reunido  con  sus  pacbces. 

CAPITULO  L. 
S»tpti4t$  de  Jatob,  derpue*  de  bu  euatea  Jo- 
aeph  abraia  y  eoumiaa  d  eu»  kemume».  Ul- 
Umamente  muere/  habiendo  diepueeto  nue 
team  Unadoa  tmt  kue$o$  í  la  tierra  de  C»- 
uaan. 

ENTONCES  se  echó  Joseph  sobre  el 
rostro  de  su  padre,  y  lloró  sobre  él, 
y  besólo. 

8  Y  mandó  Joseph  á  sus  médicos  fioni- 
liares  oue  embalumasen  á  su  padre :  y 
los  médicos  embalsamaron  4  Israel. 

3  Y  cumpliéronle  cuarenta  dias,  porque 
así  cumplían  los  dias  de  los  embalsama- 
dos, y  lloráronlo  los  Egipcios  setenta 
dias. 

4  Y  pasados  los  dias  de  su  luto,  habló 
Joseph  á  los  de  la  casa  de  Pharaon  dici- 
endo. Si  he  hallado  ahora  gracia  en  vu- 
estros ojos,  os  ruego  que  habléis  en  oídos 
de  Pharaon  diciendo, 

6  Mi  padre  me  coi\}uró  •  diciendo,  Hé 
aquí  yo  muero ;  en  mi  sepulcro  que  yo 
cavé  para  mí  en  la  tierra  de  Canean,  allí 
me  sepultarás :  ruego  pues  que  vaya  yo 
ahora,  y  sepultaré  4  mi  padre,  y  volveré. 

0  Y  Pharaon  d]jo.  Ve,  y  sepulta  4  tu 
padre,  como  él  te  conjuró. 

7  ^  Entonces  Joseiüh  subió  4  sepultar 
4  su  padre ;  y  subieron  oon  él  todos  los 
siervos  de  Pharaon,  los  ancianos  de  su 
casa,  y  todos  los  ancianos  de  la  tierra  de 
Egipto, 

8  Y  toda  la  casa  de  Joseph,  y  sus  her- 
manos, y  la  casa  de  su  padre :  solamente 
dejaron  en  la  tierra  de  Gossen  sus  niftos, 
y  sus  ovejas,  y  sus  vacas. 

9  Y  subieron  también  c<m  él  carros  y 
senté  de  4  caballo,  é  hízose  un  escua- 
drón muy  grande, 

10  Y  llegaron  hasta  la  era  de  Atad,  que 


f  Gap.  37. 
4,  etc. 
y  89.  30. 

'JobssLao. 

•  M.  18.  83, 
84. 

(Cap.  46. 10. 
11.  y  80. 31. 
•la.  38. 10. 


•  Jnec  ». 
21,35. 


'Oap.47.30. 


'Cap.  38. 
8,  ele 


•Gap.  47. 28. 


I 


Ltim 


BXODO,  L 


Á.  C.  l«8f. 


IBtutoii 
tCkfbtt.». 


1Í7U-3Í. 
loe.  17. 


A-CinM. 


*0ci.lB.8. 


!ln.lOitt. 


'Ga.4fct. 

ÍiLUt.a4. 
I»h.7.17. 


IK*A.7.]». 


?M.7. 


está  &  J&  otxa  porte  del  Jordán,  y  ende- 
charon allí  con  grande  y  muT  grave  la- 
mentación:  y  Joseph  hizo  a  su  padre 
dnelo'por  siete  días. 

11  T  Tiendo  los  moradores  de  la  tierra, 
h»  Caxiaoéos,  el  llanto  en  la  era  de  Atad, 
dieron,  Llanto  grande  et  este  de  los 
Egipcios :  por  eso  fué  llamado  su  nom- 
bre Abd-mízralmfl,  que  está  á  la  otra 
parte  del  Jordán. 

12  Hicieron  pues  sns  hijos  con  él  segnn 
les  habla  mandado  h ; 

13  Pnes  lleváronlo  sus  hijos  á  la  tierra 
de  Canaan,  y  le  sepultaron  en  la  cueva 
del  campo  de  Macpela,  la  que  habla 
comprado  Abraham  con  d  mismo  cam- 
po, para  heredad  de  sepultura,  de  Eph- 
ron  ed  Hethéo,  delante  de  Mamrec 

14  V  tomdse  Joseph  á  Egipto,  él  y  sus 
hermanos,  y  todos  los  que  subieron  con 
él  á  sepultar  &  su  padre,  deH>ueB  que  le 
hubo  sepultado. 

15  ^  Y  Tiendo  los  hermanos  de  Joseph 
que  su  padre  era  muerto,  dijeron,  Quizá 
nos  aborreoer&  Joseph,  y  nos  da»  el 
pago  de  todo  el  mal  que  le  hicimos. 

10  T  enviaron  ¿  deeir  &  Joseph,  Tu 
padre  mandó  antes  de  su  muerte,  dici- 
endo, 

17  Así  divAs  &  Joseph,  Ruégote  que 
perdones''  ahora  la  maldad  de  tus  her- 
manos, y  su  pecado,  porque  mal  te  tra- 
taron :  por  tanto  ahora  te  rogamos  que 
perdones  la  maldad  de  los  uervos  del 


Dios  de  tu  padre.  Y  Joseph  lloró  mien- 
tras hablaban. 

18  Y  vinieron  también  sus  hermanos, 
y  postráxonse  delante  de  él,  y  dijeron. 
Henos  aquí  por  tus  siervos. 

19  Y  respondióles  Joseph,  No  temáis : 
¿  utcn  yo  en  lugar  de  Dios*  ? 

80  vosotros  pensasteis  mal  sobre  mí, 
moa  Dios  lo  enoaminó  á  bien,  para  hacer 
lo  que  vemos  hoy,  para  mantener  en  vida 
á  mucho  pueblo/. 

21  Ahora  pues  no  tengáis  miedo ;  yo  os 
sustentaré  i  Tosotros  y  a  vuestros  hJ|jos  g. 
Así  los  consoló,  y  les  habló  al  coraxon. 

S3  ^  Y  estuvo  Joseph  en  Egipto,  él  y 
la  casa  de  su  padre :  y  vivió  Joseph  dnnto 
y  diez  aflos. 

S3  Y  vio  Joseph  los  h^os  de  Ephraim 
hasta  la  tercera  generación :  A  tamUen 
los  hijos  de  Machlrs  hijo  de  Manasse, 
fueron  criados  sobre  las  rodillas  de  Jo- 
seph. 

34  Y  Joseph  dijo  &  sus  hermanos.  Yo 
me  muero ;  mas  Dios  ciertamente  os 
vlsitaréi*,  y  os  har&  subir  de  aquesta  ti- 
erra 4  la  tierra  que  juró  &  Abnham,  á 
Isaac,  y  á  Jacob  <. 

95  "•  Y  conjuró  Joseph  á  los  hijos  de 
Israel  diciendo,  Dios  ciertamente  os  vi- 
sitará, y  haréis  Uevar  de  aquí  mis  hu- 
esos. 

S6  Y  murió  Joseph  de  edad  de  ciento 
y  diez  años;  y  embalsamáronlo,  y  iué 
puesto  en  un  ataúd  en  Egipto. 


EL  SEGUNDO  LIBRO  DE  MOISÉS, 

LLAMADO 

ÉXODO. 


CAPITULO  I. 
BeplUae  H  número  de  1o$  k^fos  de  ItraH  qtte 
cafraro»  en  Eyiplo.    Tiranta»  de  un  rey 
■iMvo,  á  fim  de  aeabar  eon  tUoi.    Piedad 
de  toe  partenu  eo»  Im  reeü»  naeidoe. 

ESTOS  «on  los  nombres  de  los  h^os 
de  Israel,  que  entraron  en  Egipto  <> 
con  Jacob ;  cada  uno  entró  con  su  &- 
nüUa. 
S  Rubén,  Simeón,  Leví,  y  Judá, 
8  Isaaehár,  Zabulón,  y  Benjamín, 

4  Dan,  y  Nephthali,  Oad,  y  Aser. 

5  Y  todas  las  idmas  de  loe  que  salieron 
áA  mmlo  de  Jacob  fiteroa  setenta  b.  Y 
Joseph  estaba  en  Egipto. 

6  Y  murió  Joseph  e,  y  todos  sus  her- 
manos, y  toda  aquella  generación. 

7  Y  los  hijos  de  Israel  crecieron,  y 
multiplicaron,  y  Aieron  aumentados  y 
f»rroborados  en  extremo;  y  llenóse  la 
tierra  de  ellos  <{. 

8  ^  Levantóse  entretanto  un  nuevo  rey 
sobre  Egipto,  que  no  conocía  á  Joseph, 
el  enal  ^jo  á  su  pueblo, 

9  Hé  aquí,  el  pueblo  de  los  hijos  de 
Israel  es  mayor  y  mas  ftierte  que  nos- 
cArus ! 

10  Ahora  pues,  seamos  sabios*  para 
eon  él,  porque  no  se  multiplique ;  y  a- 
Gontezc»  que,  viniendo  guerra,  él  tam- 
bién se  Junte  eon  nuestros  enemigos,  y 
pdee  contra  nosotros,  y  se  Taya  de  la 
tierra. 

11  Entonoes  pusieron  sobre  él  oomisa- 
xtos  de  tributos  que  los  molestasen/ con 
sos  caigas:  y  eaiflcaron  á  Phsraon  las 
dudadas  de  los  bastimentos,  Phlthom  y 
Rameses^. 

18  Empero  enanto  mas  los  oprimían. 


tanto  mas  se  multiplicaban  y  crecían: 
así  que  estaban  ellos  fastidiados  de  los 
hijos  de  Israel. 

13  Y  los  E{^pcios  hicieron  servir  á  los 
hijos  de  Israel  con  dureza : 

14  Y  amargaron  su  vida  con  dura  ser- 
vidumbre*, en  hacer  barro  y  ladrillo,  y 
en  toda  labor  del  campo,  y  en  todo  su 
servicio,  al  cual  les  obligaban  con  rigor- 
ismo. 

15  Y  Y  habló  el  rey  de  Egipto  á  las 
parteras  de  las  Hebreas,  una  de  las  cu- 
ales se  llamaba  Sipbra,  y  otra  Phua,  y 
díjoles : 

16  Cuando  parteareis  á  las  Hebreas,  y 
mirareis  los  asientos,  si  fuere  hijo  ma- 
tadlo ;  y  si  fuere  hija,  entonces  vtA'a. 

17  Mas  las  parteras  temieron  á  Dios^ 
y  no  hicieron  como  les  mandó  el  rtey  de 
Egipto,  sino  que  reservaban  la  vida  á 
los  nifios. 

18  Y  el  rey  de  Egipto  hizo  llamar  á 
las  parteras,  y  díjoles :  ¿  por  qué  habéis 
heoho  esto,  que  habéis  reservado  la  vida 
á  los  niSos  ? 

19  Y-  las  parteras  respondieron  á  Pha* 
raoii:  Porque  las  muyeres  Hebreas  no 
son  como  las  Egipcias ;  porque  son  ro- 
bustas, y  paren  antes  que  la  partera 
venga  á  ellas. 

90  Y  Dios  hizo  bienk  á  las  parteras: 
y  el  pueblo  se  multiplicó,  y  sq  corro- 
boraron en  gran  manera. 

91  Y  por  haber  las  parteras  temido  á 
Dios,  él  les  hizo  casase 

98  %  Entonces  Pharaon  mandó  á  todo 
su  pueblo  diciendo:  Echad  en  el  rio 
todo  hijo  que  naciere,  y  á  toda  hija  re- 
servad la  rala. 

_ ¿7--^ 


Job  34.  29. 


/Heeli.2.38. 
7  8.18. 

VMst.  S.44. 


*  Job  42. 16. 
i  Mam.  83. 


'Gap.  15. 18. 

yas.s. 

yS&lS. 
■Bx.18.19. 
Jos.  24. 82. 
Heb.11.22. 


A.  C.  1635. 


AGap.X28. 
y  6.  9. 


•'  Dan.  S.  W. 

y  6. 18. 
Becb.  5.29. 


i  Pro.  11. 18. 

Bo.8. 14L 

Ii.S.ia 

Heb.  fi.  V). 
1 1  Sam.  3. 

35. 

2  Saín.  7. 

U. 

lBey.9i9i. 

Bal.  137.1. 


JLCim. 


ÉXODO,  II,  ni. 


A.&inL 


•Cap.  6.». 


EeI>.U.a8. 


«M.]0&tf. 


d6ti.VI.iO. 


y  aaeadoáé 
la$  aguoi. 


•Heeb.7.as. 
34. 
H6b.ll.94, 


/Hech.r.a8. 


l'HMk.T.a». 


ACap,18.S. 


CAPITULO  II. 

No£imU»ie  dt  Moün,  «I  ctmI  m  cdMeaiio  m 
<l  palatio  da Pkaraon.  B»  kmUa/  f$UM- 
tamttpto  eo»  Blphora. 

UN  vanm  de  la  fiunilia  de«  Lerí  ftió, 
y  tomó  por  «nifcr  una  hija  de  Leví, 
9  La  cual  concibió,  y  parió  un  hijo ; 
y  viéndolo  que  era  hcnnaeoi,  tuvolé 
eacondido  tres  mesei. 

3  Pero  no  pudiendo  oeultaile  mas 
tiempo,  tomó  una  arquilla  de  juncos, 
y  calafateóla  con  pez  y  betún,  y  colocó 
en  ella  al  niño,  y  plisólo  en  un  cañizal 
á  la  orilla  del  rio. 

4  Y  paróse  una  hermana  tuya  á  lo 
Ic^Jofl.  para  ver  lo  que  le  acontecería. 

5  Y  la  hija  de  Fbaraon  descendió  á 
lavarse  al  rio,  y  paseándose  sus  donce- 
llas por  la  ribem  del  rio,  vio  ella  el 
arquilla  en  el  carrizal,  y  envió  una  ori< 
ada  suya  á  que  la  tomase. 

0  Y  como  la  abrió,  vio  el  niño ;  y  hé 
aquí  que  el  niño  lloraba:  y  teniendo 
comnasion  de  ól«,  dijo :  De  los  niños  de 
los  Hebreos  e*  este. 

7  Entonces  su  hermana  d^o  &  la  hija 
de  Pharaon:  ¿  Iré  4  llamarte  un  ama 
de  las  Hebreas,  para  que  te  crie  este 
niño? 

8  Y  la  hija  de  Pharaon  respondió: 
Vé.  Entonces  ftié  la  doncella,  y  llamó 
á  la  madre  del  niño ; 

9  A  la  cual  dUo  la  h^a  de  Pharaon : 
Lleva  este  niño,  y  críamelo)',  y  yo  te 
lo  pagaré.  Y  la  mi^er  tomó  el  niño,  y 
criólo. 

10  Y  como  credo  el  niño,  ella  lo  tn^o 
á  la  hija  de  Pharaon,  la  cual  lo  ptohUÓ, 
y  plisóle  por  nombre  Moisés  |,  diciendo. 
Porque  de  las  aguas  lo  saqué. 

11  ^  Y  en  aquellos  dias  acaeció  que, 
creciao  ya  Moisés,  salió  á  sus  hermanos, 
y  vio  sus  cargas*:  y  observó  á  tm  S- 
gipcio  que  hería  &  uno  de  los  Hebreos, 
sus  hermanos. 

19  Y  miró  á  todas  partes,  y  viendo  que 
no  parecía  nadie,  mató  al  Egipcio,  y  es- 
condiólo en  la  arena. 

18  Y  salió  ai  siguiente  dia,  y  viendo  á 
dos  Hebreos  que  reftian/,  dUo  al  que 
hacia  la  iiyuria :  i  Por  qué  taiezes  &  tu 
pn^imo  ? 

14  Y  él  respondió :  ¿  quien  te  ha  pu- 
esto á  tí  por  principe  y  juez  sobre  nos- 
otros ?  ¿piensas  matarme,  como  ma- 
taste al  Egipcio  ?  Entonces  Moisés  tuvo 
miedo,  y  dijo :  Ciertamente  esta  cosa  es 
descubierta. 

15  Y  oyendo  Pharaon  este  negocio, 
proearó  matar  á  Moisés:  mas  Moisés 
huyó  de  delante  de  Pharaon,  v  habitó 
en  la  tierra  de  Median ;  y  senUMe  junto 
á  un  Tpmof, 

10  1  Tenia;  el  sacerdote  de  Madian 
siete  h^as,  tas  cuales  vinieron  á  sacar 
agua,  para  llenar  las  pOas,  y  dar  de 
beber  á  las  orejas  de  su  padre. 

17  Mas  los  pastores  vinieron,  y  echá- 
ronlas :  entonces  Moisés  se  levantó,  y 
defendiólas,  y  abrevó  sus  ov^as. 

18  Y  volviendo  ellas  á  Ragttel  su  pa- 
dre, d^oles  él :  ¿  Por  qué  habéis  hoy 
venido  tan  preeto  I* 

■  19  T  éUss  respondieron  i  un  varón 
Egfpeio  nos  delendió  de  mano  de  los 
pastores^  y  también  nos  saeó  el  agua,  y 
abrevó  las  ev^JM. 

90  Y  d^o  á  sus  hijas :  ¿  Y  donde  está  ? 
por  qué  habds  diñado  ese  hombre  ?  lla- 
madle para  que  coma  pan. 

91  Y  Moisés  acordó  en  morar  con 
amtel  varón;  y  él  dio  á  Moisés  á  sn 
hQa  SéphoraA. 

99  La  cual  le  parió  un  hUo,  y  él  I» 


puso  por  nombre  Genom  n ;  porqued^, 
Permino  soy  en  tierra  aniña. 

93  1  Y  aconteció  que  después  de  mu- 
chos dias  murió  el  rey  de  Egipto,  y  los 
hijos  de  Israel  suspiraron  á  causa  de  la 
servidumbre',  y  clamaron:  y  subió  á 
Dios*  el  clamor  de  ellos  oon  motivo  de 
tu  servidumbre. 

94  Y  oyó  Dios  el  gemido  de  ellos,  y 
acordóse  de  su  pacto'  oon  Abzaham, 
Isaac,  y  Jacob. 

95  Y  miró  Dios  á  los  fa^os  de  Israel,  y 
reconociólos  Dios. 

CAPITULO  III. 
Agarfeut  Dio$  i  Moiaea  tn  una  tana  fU» 
ardía  «'w  guamarteí  y  U  envía  4  Ubtrim  d 
<«  fuéAo  del  poder  a»  Pharaon, 

Y  APACENTANDO  Moisés  las  ove- 
jas de  Jethro  bu  suegro,  sacerdote 
de  Madian,  llevó  las  ov^as  detras  del 
desierto,  y  vino  á  Horeb,  monte  de 
Diosa, 

9  Y  aMUredóaele  el  Ángel  de  Jdiová 
en  una  llama  de  faego  en  medio  de  una 
zarza:  y  él  miró,  v  vio  que  la  zarzal 
ardía  en  ftiego,  y  la  zana  no  se  con- 
sumía. 
8  Entonces  Moisés  dijo :  Iré  yo  ahora, 

?'  veré  esta  grande  visión,  porque  causa 
a  zarza  no  se  queme. 

4  Y  viendo  Jehová  que  Iba  á  ver,  lla- 
mólo Dios  de  en  medio  de  la  aarza,  y 
diio,  Moisés,  M<dses:  y  él  sespondió: 
Heme  aquí. 

5  Y  dijo ;  No  te  llegues  acá ;  quita  tus 
zapatos  «  de  tus  pies,  porque  el  lugar  en 
que  tii  estás  tierra  santa  es. 

0  Y  d^:  Yo  «ii!y  él  Dloft  de  tu  padre'. 
Dios  de  Abraham,  Dios  de  Isaac,  Dios 
de  Jacob.  Entonces  Moisés  cubrió  su 
rostro,  porque  tuvo  miedo  de  mlnur  á 
Dios. 

7  Y  d^o  Jdiová :  Bien  he  visto  la  aflic- 
ción de  mi  pueblo «,  que  eatá  en  Egipto, 
y  he  oido  su  clamor  6  causa  de  sus  ex- 
actores; pues  tengo  conocidas  sus  an- 
gustias/: 

8  Y  he  descendido  para  librarlos  de 
mano  de  los  Egipcios,  y  sacarlos  de  a- 
quella  tierra  á  una  tierra  tnienaf  y  an- 
cha, á  tierra  que  íluve  leche  y  mid,  á 
los  lugares  del  Cananéo.  del  Hethéo.  dri 
Amorrhéo,  del  Phereseo,  del  Hevéo,  y 
del  Jebuséo. 

9  El  clamor,  pues,  de  los  Mjos  de  Is- 
rael ha  venido  delante  de  mí,  y  tamUen 
he  visto  la  opresión  con  que  los  Egipdos 
los  oprimen. 

10  ven  por  tanto  ahora,  y  enviarte  he 
á  Pharaon  *,  para  que  ssques  mi  pueblo, 
los  h^os  de  Israel,  de  Egipto. 

11  Entonces  Moisés  respondió  á  Dios: 
i  Quien  Mjy  yo>,  para  que  vaya  á  Pha- 
raon, y  saifue  de  Egipto  á  los  h^os  de 
Israd? 

19  Y  él  le  respondió:  Ké,  porque  yo 
seré  contigo ;  y  esto  te  terA  por  señal  de 
que  yo  te  he  enviado :  Lu«ro  que  hubie- 
res sacado  este  pueblo  de  Egipto,  servi- 
réis á  Dios  solne  este  monte. 

18  Y  dUo  Moisés  á  Dios  t  Hé  aquí  que 
llego  yo  á  los  hijos  de  Israel,  y  les  digo : 
£1  Dios  de  vuestros  padres  me  ha  envi- 
ado á  vosotros:  ii  ellos  me  pcegnntaren. 
Cual  «•  BU  nombre,  ¿  qué  les  respon- 
deré? 

14  Y  respondió  Dios  á  Moisés  t  Yo  sor 
SL  Qua  SOY  *  t  y  d^o :  Así  dirás  á  los  hi- 
jos de  Israel:  Yo  sor  me  ha  enviado  á 
vosotros. 

10  Y  dijo  mas  Dios  á  Moiies :  Así  di- 
rás á  los  h^os  de  Israel:  Jehová,  lA. 
Dios  de  vuestros  padres,  el  Dios  de  A- 
braham»  Dioa  de  Isaae»  y  Dios  de  Jacob, 


I  Peregrino. 


<Naia.90.lS. 

Den.  96.  7. 

Bal.  13.  6. 
h  Gap.  8. ». 

<Osn.lK.14. 

7  28.8. 

146.4. 
ud.  n, 

76. 


•Cap.  18.  S. 
1  Bey.  19  J. 

»  Den.  88. 16. 
Is.68.8. 
Hflcfa.  7.801 


«  Jos.  6. 15. 

'Gen.  38.18. 
Mat.33.3S. 

«NA.  9. 9. 

/8aL14a.8. 

'I>Ba.L9S. 


AlUo.6.4. 
•  Jer.  L  8. 


ti  Osp. «.  8; 
Jaaa8.C8. 


j^-j'^^í^^lrisrí 


rtbSjlInO  pew  IBUID  Aba»,  Bppw,   inn   ^V  >l   -un   tjvbi,       j    -íc 


£j  iUJd  :  U  mi  í»  ^no  m»  iñt- 


«d"^  ■'  '"i"'  *"■  ~ 


!•  tUwSo  t<*  WhÍii  1^  '• 


I  ÉmSíSd  ny  íTSpío  lo  dijo i 
MoU»  I  Anón,  /  poiquTbLioU  oew  •] 
5  D^  UmbfBi  Fhimon^   üé  oqof  ol 


litj«  de  ImM  h  Yloraa  en  iflli 
■-.biendoKlu  dlctio :   No  le  dUn 

II  D(J4nnIs  I  Úbt  Jet»T4  lot; 


Sr- 


YW 


g^^SÍ'ít'í.a-r 


■an  ■[  niiijH  ^  lu  hl]n  dt  thiillM. 


YJKHOVA  dUillMMHai  KM,) 


JBffl-j^---- 


Víahnn  pon  Hglia  j  Ainn  t 


■IpiHifi&dicbaJahOTi:  Ba«H 


Í¿^. 


I  «Jslai  Ondl  &  Jriwrl 


A,o.im. 


J30D0,  IX. 


A.Q'l«L 


'Dan.  U.  10, 


■0.8.11. 
/CKP.7.Í. 


»1 


A  Cap.  9. 4. 
«te. 
710.28. 

yii.«,r. 

7I3.IS. 


7«0.8i. 


*CHk8.X8. 


•blo ;  y  90  da{aré  Ir  d  pueblo,  pan  qoe 
nerffiouc  4  jaioyL 

9  T  aS¡o  Moiaet  á  Phanum :  Gloiiatc 
aobK  mi :  ¿  cuando  oraré  por  ti,  7  por 
Cus  tisTTM,  7  por  tu  pueblo,  púa  que 
las  ranas  sean  quitadas  de  ti,  7  de  tus 
easas,  7  que  sobünente  se  queden  en  d 
rio? 

10  T  él  dUo :  Mallana.  Y  MaUei  r«ñ- 
pondió :  8t  nará  oonforme  á  tu  palabra, 
para  que  conozcas  que  no  kajf  atn  como 
JehoT&  nuestro  Dios  * : 

11  Y  las  ranas  se  irán  de  ti,  7  de  tos 
casas,  7  de  tus  sierros,  7  de  tu  pueblo,  y 
solamente  se  quedarán  en  ei  lio. 

19  Entonces  salieron  Moisés  7  Aaron 
de  con  Pbaraon ;  7  clamó  Moisés  á  Je- 
hoy&  sobre  el  negocio  de  las  ranas  que 
haUapuesto 4  Pharaon. 

18  ir  hizo  Jehová  conforme  4  la  pa. 
labra  de  Moisés,  7'  murieron  las  ranas 
de  las  casaa,  de  los  cortJ|}ae,  7  de  los 
campos. 

14  Y  laa  Juntaron  en  montones,  7 
apestaba  la  tierra. 

15  Y  viendo  Pharaon  que  le  haUan 
dado  reposo,  agravó  su  corazón*,  7  no 
loa  escuchó,  como  Jehová  lo  habla 
dicho/*. 

16  f  Entonces  Jehová  diUo  á  Moisés : 
Di  4  Aaron :  Extiende  tu  van,  7  hiere 
el  polvo  de  la  tierra,  para  que  se  vndva 
piejos  por  todo  el  piús  de  I%ipto. 

17  Y  ellos  lo  hicieron  au;  7  Aaxon 
extendió  su  mano  con  su  vara,  é  hirió 
d  polvo  de  la  tierra,  el  cual  se  volvió 

eojos  así  en  los  hombres  como  en  las 
stias :  todo  el  polvo  de  la  tierra  se  vol- 
vió piojos  en  todo  el  país  de  Esipto. 

18  Y  los  encantaoores  hicieran  así 
también  para  sacar  piojos  con  sus  en- 
cantamentos,  mas  no  pudieron.  Y  habla 
piejos  así  en  los  hombres  como  en  las 
bestias. 

19  Entonces  los  magos  dijenm  A  Pba- 
raon: Dedo  de  Dios  •$  etHeg.  Mas  el 
corazón  de  Pharaon  se  endureció,  7  no 
los  escuchó,  como  Jehov&  lo  habla  dicho. 

90  ^  Y  Jehová  dQo  á  Moisés :  Levan- 
tate  de  maiVana,  v  ponte  delante  de 
Pharaon,  hé  aquí  éí  sale  á  las  asuas,  7 
düe.  Jehová  ha  dicho  asi :  D^a  ir  á  mi 
pueblo  para  que  me  sirva : 

81  Porque  si  no  dejares  ir  mi  pueblo, 
hé  aquí  yo  enviaré  sobre  ti,  7  sobre  tus 
dervos,  v  sobre  tu  pueblo,  7  sobre  tus 
casas  toda  suerte  de  moscas ;  7  las  casas 
de  los  Egipcios  se  henchirán  de  toda 
suerte  de  moscas,  7  asimismo  la  tiem 
donde  ellos  estuvieren. 

89  Y  aquel  día  70  apartará  la  tierra  de 
Gossen*,  en  la  cual  mi  pueblo  habita, 
para  que  ninguna  suerte  de  moscas  haya 
en  ella ;  á  fin  de  que  sepas  que  70  aojf 
Jiehová  en  medio  de  la  tierra. 

98  Y  70  pondré  redención  entre  mi  pu- 
eblo 7  el  tu70.   Mañana  será  esta  sehal. 

94  Y  Jdiová  lo  hizo  así :  que  vino  to- 
da  suerte  de  moscas  molestísimas  sobre 
la  oasa  de  Pharaon,  7  sobre  las  casas  de 
sus  siervos,  7  sobre  todo  el  pais  de 
Egipto  i  7  la  tierra  fué  corrompida  á 
oansa  de  ellas. 

86  Entonces  Pharaon  llamó  á  Moisés  7 
á  Aaron,  7  dQoIes :  Andad,  sacrificad 
á  vuestra  Dios  en  la  tierra. 

96  Y  Moisés  respondió:  No  conTiene 

2ne  hagamos  asi,  porque  sacrificariamcs 
Jehová  nuestro  Dios  la  abominación ' 
de  los  Egipcios.  Hé  aquí,  d  sacrificára- 
mos la  abominación  de  los  Egipcios  de- 
lante de  ellos,  ¿  no  nos  apedrearían  ? 

97  Camino  de  tres  días  iremos*  por 
el  desierto,  7  sacrificaremos  á  Jehová 
nuestro  Dios,  como  él  nos  dirá. 


98  Y  dijo  Plianu» :  Yo  os  de)«r¿  !r 

Kra  que  sacrifiquéis  á  Jdiová  vuestro 
os  en  d  desierto,  con  td   qoe  no 
va7ai8  mas  l^os :  orad  por  mí '. 

89  Y  reflp<mdió  Moisés:  Hé  aquí  en 
saliendo  70  de  contigo  rogaré  á  Jdiová 
que  laa  diveraas  suertes  de  moscas  k 
va7an  de  Pharaon,  7  de  sus  siervo^,  7 
de  su  pueblo  mañana,  con  tal  que  Pha- 
raon no  falte  mas"*  no  d«gando  ir  al 
pueblo  á  sacrificar  á  Jehová. 

80  Entonces  Moisés  salió  de  con  Fha- 
raon,  7  oró  á  Jehová. 

81  Y  Jehová  hizo  conforme  á  la  palB> 
bra  de  Moisés;  7  quitó  todas  squellas 
moscas  de  Pharaon,  7  de  sus  dervos,  7 
de  su  pueblo,  dn  que  quedara  una. 

89  Mas  Pharaon  a^vó  aun  esta  ves 
su  corazón  «•,  7  no  dejó  ir  el  pueUo. 

CAPITULO  IX. 
Flagat 4é  fmte, d« íletnu,y áé  grmniao:  min- 
guna  d$  tttat  toca  d  lo*  Btkréo».  Pharaom 
ftomtk  d^jar  aatír  él  jnMÑo/  jmtd  /stta 
XamUen  ámipatabm. 

ENTONCES  Jehová  dijo  á  Moisés: 
Entra  á  Pharaon,  7  dilc :  Jehová  d 
Dios  de  los  Hebreos  dice  asi:  D«ga  ir  mi 
pueblo,  para  que  me  drvan. 

8  Poique  si  no  lo  quieres  d^ar  ir,  7  loa 
detuvieres  aun, 

8  Hé  aquí  la  mano  de  Jdiová  será  so- 
bre tus  ganados  que  ufan  en  el  campo, 
cabdlos,  asnos,  camellos,  vacas,  7  ove- 
jas, con  pestilencia  gravidma. 

4  Y  Jehová  hará  separación  entre  los 
ganados  de  Israd  7  los  de  Egipto,  de 
modo  que  nada  muera  de  todo  lo  de  los 
hijos  de  Israel. 

5  Y  Jdiová  sefidó  tiempo  diciendo: 
Maitana  hará  Jehová  esta  cosa  en  la 
tierra. 

6  Y  d  dia  siguiente  Jehová  hizo  a- 
quello,  7  murió*  todo  el  ganado  de  E- 

fipto ;  mas  dd  ganado  de  los  h^os  de 
srael  no  murió  uno. 

7  Entonces  Pharaon  envió  A  vfr,  7  lié 
aquí  que  del  ganado  de  los  hijos  de  Is- 
rael no  habla  muerto  uno.  Mas  d  co- 
razón de  Pharaon  se  agravó,  y  no  d^ó 
ir  d  pudilo. 

8  ^  Y  Jehová  dUo  á  Moisés  y  á  Aaron : 
Tomad  puñados  de  ceniza  de  un  homo, 
y  espárzda  Moisés  hacia  d  ddo  delante 
de  Pharaon: 

9  Y  vendrá  á  ser  polvo  sobre  toda  la 
tierra  de  Egipto,  d  cud  originará  sar- 
pullido ^  que  cause  tumores  apostemados 
en  los  hombres,  y  en  las  bestias,  por 
todo  d  país  de  Egipto. 

10  Y  tomaron  la  ceniza  del  homo,  y 
pudéronse  delante  de  Pharaon,  y  espar- 
cióla Moisés  hacia  el  délo ;  y  vino  un 
sarpullido  que  causaba  tumores  apos- 
temados mí  en  los  hombres  como  en  las 
bestias. 

11  Y  los  magos  no  podían  estar  delante 
de  Moisés  á  causa  de  los  tumores ;  por- 
que hubo  sarpullido  en  los  magos,  y  en 
todos  los  Egipcios. 

19  Y  Jehová  endureció  el  corazón  de 
Pharaon,  y  no  los  oyó,  como  Jehová  lo 
habia  dicho  á  Moisés  «. 

13  5  Entonces  Jehová  dijo  á  Moisés : 
Levántate  de  mañana,  y  ponte  ddante 
de  Pharaon,  y  dfle :  Jehová  el  Dios  de 
los  Hebreos  dice  así :  Deja  ir  mi  pueblo, 
para  aue  me  sirva. 

14  Porque  dt  otra  manera  yo  enviaré 
esta  vez  todas  mis  plagas*'  á  tu  corazón, 
y  sobre  tus  siervos,  y  sobre  tu  pueblo, 
para  que  entiendas  que  no  hay  otro  como 
yo  en  toda  la  tierra. 

15  Porque  ahora  yo  extenderé  mi  mano 
para  herirte  á  tí  v  á  tu  pueblo  de  pesti. 
lencia,  7  serás  quitado  de  la  tierra. 


"Bal. 78. Si  I 

J«r.  48.90» 
8L 


»  ver.  15. 
Oap.4.3L 

B<n.X5. 


•Sal. 78.  50. 


«Seo.  38.37. 
Job  2.  7. 
A|>.16.3. 


«Oap.  4.XI. 


418am.4.8. 


ÍL61ML 


ÉXODO,  X 


tm.9.U. 


yniA 
kaaoL 

II.S&3S. 

Afot8.r. 


i'cVfl'a 


.tSCt.llfl. 


'SiLILL 

I 


10  Y  &  la  'vodad  yo  te  he  pa«sto«  pan 
dedanr  en  tí  nd  potencia,  y  que  mi 
Nombre  sea  contado  en  toda  la  tierra. 

17  ¿  Todavía  te  ennlzas  td  contra  mi 
pueblo,  paia  no  d^Jarloa  ftr  ? 

18  Fútt  bé  aquí  que  mallana  á  eitai 
boTM  JO  haré  llover  nanizo  muy  grave, 
«nal  nunca  fué  en  agtpto  deide  el  dia 
que  le  fundó  hasta  ahora. 

19  Envia  pues  4  recoger  tu  ganado,  y 
todo  lo  que  tienes  en  el  campo ;  porque 
todo  hombre  6  animal  que  se  hallare  en 
ti  campo,  7  no  fiwre  recogido  4  casa,  «1 
granizo  descenderá  sobre  fi,  j  morirá. 

50  De  los  siervos  de  Pharana  ti  que 
temió  la  palabra  de  Jehová,  hizo  huir 
sus  criados  j  su  ganado  á  casa : 

51  Mas  el  que  ne  puso  en  su  corazón 
la  palabra  de  Jehová,  d^ó  sus  criados  y 
sus  amados  en  d  campo. 

99^  Jehová  d^o  á  Moisés:  Extiende 
tn  mano  hacia  el  cielo,  para  que  venga 
granizo  en  toda  la  tierra  de  E^^pto  sotee 
los  btmibies,  j  sobre  las  bestias,  y  sobre 
toda  la  yerbs  del  campo  en  el  pais  de 


•J^T-M. 


S8  Y  Moisés  extendió  su  vara  hacia  el 
cielo,  7  Jehová  hizo  tronar  y  granizar/, 
y  el  niego  discurría  por  la  tienra:  y  Uo- 
vio  JelMvá  granizo  sobre  la  tierra  de 
Kgirtft 

84  Hubo  pues  granizo,  y  taen  mes- 
dado  oon  el  gnmizo,  tan  granoe,  cual 
nunca  hubo  en  toda  la  tierra  de  Egipto 
desde  que  ^té  habitada. 

85  Y  aquel  granizo  hirió  en  toda  la 
tierra  de  £gipto  todo  lo  que  «timba  en  el 
campo,  asi  hombres  como  bestias:  asi- 
mismo hirió  d  panizo  toda  la  yerba  del 
canqpo,  y  dcsgsjó  todos  los  árboles  del 
pais» 

as  Solamente  en  la  tierra  de  Oosseo  jr, 
donde  los  faUos  de  Israel  estaban,  no 
hubo  granizo. 

97  mtónoes  Pharaon  envió  á  llamar  á 
Moisés  y  á  Aaron,  y  les  dijo :  He  pecado 
esta  vec.  Jehová  es  justo,  y  yo  y  mi 
pveblo  impíos*. 

98  Orad  á  Jehová,  y  cesen  los  truenos 
de  Dios  y  el  granizo ;  y  yo  os  diñaré  ir, 
y  no  os  detencuróis  mas. 

g9  Y  respondióle  Moisés :  en  saliendo 

Jo  de  la  mudad,  estenderé  mis  manos  á 
'eitová,  ^  los  tmenos  cesarán,  y  no  ha- 
brá mas  granizo ;  para  que  sepas  que  de 
Jdtová  c*  la  tierra*. 

80  Mas  yo  sé  que  ni  td  ni  tus  siervos 
temeréis  todavía  la  presencia  del  Dios 
Jehová  A. 

31  £1  lino  pues  y  la  cebada  fueron  he- 
ildoa,  porque  la  cebada  ettúba  ya  enli- 
gada, y  el  Tino  en  cafla. 

89  Mas  el  trigo  y  «1  centeno  no  fhenni 
heridos,  porque  eran  tardíos. 

88  Y  saUdo  Moisés  de  con  Pharaon  de 
la  ciudad,  extendió  sus  manos  ¿  Jehová, 
V  cesaron  los  truenos  y  el  graniso ;  y  la 
Uavla  no  cavó  mas  sobre  la  tierra. 

84  Y  viendo  Pharaon  que  la  lluvia  ha- 
bla cesado,  y  d  granizo,  y  los  truenos, 
perseveró  en  pecar',  y  agravó  su  cora- 
zón él  y  «US  siervos. 

86  Y  el  corazón  de  Pharaon  se  endu- 
veoió,  y  no  á^  ir  los  hijos  de  Israel, 
eosno  Jehová  lo  habla  dicho  por  medio 
de  Moisés. 

CAPITULO  X. 
PloMw  éé  lamgodat,  *  át  ünitUas  tipantotOB. 
Ém  viata  da  uta  úUimajdaaa  «muto  Pka- 
raom  la  talída  M  nuS*  de  itraeL  Pero 
no  aetpta  MtÍM$  la  t/erta  por  no  utar 
tampnmdidou  lo»  gatuulót. 

Y  JEHOVÁ  dijo  á  Motees:  Entra  á 
Pharaon,  porque  yo  he  agravado  • 
BU  corazón,  y  d  corazón  de 


vos,  para  dar  entre  elles  estas  mis  ■»• 
fieles: 

9  Y  para  que  cuentes  á  tus  hijesb  y  á 
tus  nietos  las  cosas  que  vo  hioe  en  Egip- 
to, y  mis  sefiales  que  oí  entre  ellos,  y 
púa  que  sepáis  que  yo  «qy  Jeiwvá. 

8  Entónoes  vinlenm  Moisés  y  Aaron  á 
Pharaon,  j  le  dijeran  s  Jehová  el  Dios 
de  los  Hebreos  na  dicho  así:  ¿Hasta 
cuando  no  querrás  humillarte  •  delante 
de  mí  ?  Di()a  ir  mi  pueblo,  para  que  me 
sirvan. 

4  Y  si  aun  rehusas  diario  ir,  hé  aquí 
que  vo  traeré  mafiana  langosta'  en  tus 
términos, 

6  La  cual  cubrirá  la  fia  de  la  tierra,  de 
modo  que  no  pueda  verse  la  tierra;  y 
ella  comerá  lo  que  quedó  salvo,  lo  que 
os  ha  quedado  del  granizo :  •  comerá  mí- 
mismo  todo  árbol  que  os  produce/Hito 
en  el  campo. 

6  Y  llenarse  han  tas  casas,  y  las  casas 
de  todos  tus  siervos,  y  las  casas  de  todos 
los  Egipcios,  cual  nunca  vieron  t^  pa- 
dres, ni  tus  abuelos  desde  que  ellos  fue- 
ron sobre  la  tierra  hasta  hoy.  Y  volviese, 
y  salió  de  oon  Pharaon. 

7  Entonces  los  siervos  de  Pharaon  le 
dijeron :  ¿  Hasta  cuando  nos  ha  de  ser 
este  por  lazo/?  d«ga  ir  estos  hombres, 
para  que  sirvan  á  Jehová  su  Dios :  ¿  ann 
no  sabes  que  Egipto  está  destruido  ? 

8  Y  Moisés  y  Aaron  volvieron  á  ser 
llamados  á  Pharaon,  el  cual  les  dijo : 
Andad,  servid  á  Jehová  vuestro  IMÍos. 
Quien  y  quien  son  loe  que  han  de  ir  ? 

9  Y  Moisés  respondió:  Hemos  de  ir 
oon  nuestros  niflos,  y  oon  nuestros  vie- 

Íos,  con  nuestros  h(jos  y  con  nuestras 
lijas :  oon  nuestras  ov^as  y  con  nuestras 
vacas  hemos  de  ir ;  porque  tenemos  so- 
lemnidad de  Jehová. 

10  Y  él  les  dijo :  Así  sea  Jehová  con 
vosotros  como  yo  os  d^aré  ir  á  vosotros 
y  á  vuestros  niños:  mJiad  como  el  mal 
está  delante  de  vuestro  rostro. 

11  No  aerA  así:  id  ahora  vosotros  los 
varones,  y  servid  á  Jehová ;  pues  esto  es 
lo  que  vosotros  demandasteis.  Y  echá- 
ronlos de  delante  de  Pharaon. 

18  Entonces  Jehová  dijo  á  Moisés: 
Extiende  tu  mano  sobre  la  tienra  de  E- 
gipto  para  langosta,  á  fin  de  que  suba 
sobre  el  paU  de  E^pto,  y  consuma  todo 
lo  que  el  granizo  d^ó. 

13  Y  extendió  Moisés  su  vara  sobre  la 
tierra  de  Egipto,  7  Jehová  tr^Jo  un  vien- 
to oriental  sobre  el  país  todo  aquel  dia, 
7  toda  aquella  noche:  y  á  la  maltona  él 
viento  oriental  tr^  la  langosta. 

14  Y  subió  la.9  langosta  sobre  toda  la 
tierra  de  Egipto,  y  asentóse  en  todos  los 
términos  de  Egipto,  túado  en  gran  ma- 
nera grave :  antes  de  ella  no  hubo  lan- 

Sta  semcjjante,  ni  después  de  ella  ven- 
otra  tal. 

15  Y  cubrió  la  &z  de  tode  el  país,  y 
oscurecióse  la  tierra;  y  consumió  toda 
la  yerba  de  la  tierra,  7  todo  el  finito  de 
los  árboles  oue  habla  d^ado  el  nanizo, 
que  no  queoó  cosa  verde  en  árooles  ni 
en  la  yeroa  del  campo  por  toda  la  tierra 
de  Egipto. 

18  Entonces  Pharaon  hizo  llamar  á- 
priesa  á  Motees  7  á  Aaron,  y  dijo :  He 
pecado  contra  Jehová  vuestro  Dios,  y 
coittra  vosotros*. 

17  Mas  ru^o  ahora  qne  perdones  mi 
pecado  solamente  esta  vez,  y  que  órete  á 
Jehová  vuestro. Dios  que  quite  de  mí 
solamente  esta  muerte*. 

18  Y  salió  de  con  Pharaon,  y  oró  á  Je- 
hová. 

19  Y  Jehová  volvió  un  viento  occiden- 
tal fbrtísimo,  y  quitó  la  langosta,  y  azn»- 


»Ds«.4.9. 
0SL44.1. 


'lBsy.91. 

29. 

3  Cr.  7. 14. 

y  88.19,19. 

Job  «La. 

8eat*.4a0. 
'Pro.90LST. 


•Osp.9.aS. 


/Jos.  38.18. 


,'BsL  78.46. 
ylu&34. 


A  Osp.  9. 17. 
a  Bey.  13. «. 


ÉXODO,  ZI,  ZIl. 


y  JEHOVA  dUo  &HoU«:lini 


fía  qot  huí»  ditCnoHa  jéfaoij  (imi 
L    lo»  Eftpctm  j  Iv  ItTvUutr^ 

■Ani  ^  m,  3  lodo  oí  pHbla  mt  ffffc 
InJoditL   VanpuBdiuojo^dM 


I  nSET^IÜ^  itlK  W^  •!  hi«o ;' 


BdtM  9  ■■  Fuña  de  Jp&o*i. 

lAiHo  i^  1i%^il>  E>lílo,ui«i  loi 


Jado  «I  prlmrr  &  Iwb  ol  lépUinDr  j 


S^^id^^a  Um  iTIiaÍ»! 


A.  a  1401. 


ÉXODO,  xm. 


A.C.1«L 


U. 
781 U. 


■1015.10. 
SBey.tt. 

a. 

lUt.a8.18. 

*fietai.a8. 


1   lt.9L4,& 
1   ApotT.8. 


hL78.fi. 


'(^4  31. 


'!rn.3.tt. 
7S.4. 
EsL7S.fiL 

rus.  8. 

tU«.10. 

H«b.ii.as. 


i'O^lLflL 


'Cat.U.% 


•XVB.L 

JILSL 
>Xn.lLi. 


19  Por  ■lele  dlaa  no  te  halIoA  levadu- 
ra«  en  ▼oestras  casas,  porque  cualqui- 
era que  comiere  leudado,  así  estrangero 
como  natural  del  país,  aquella  alma  será 
cortada  de  la  congregación  de  Israel. 

90  Ninguna  cosa  leudada  comeréis ;  en 
todas  ▼uestiBS  habitaciones  comeréis 
panes  sfai  levadnra. 

91  5  Y  Molses  convocó  á  todos  los  aa^ 
danos  de  Israel,  y  dQoies :  Sacad,  y  to- 
maos corderos  por  vuestras  familias,  y 
sacrificad  la  Pascua*. 

99  Y  tomad  un  manejo  de  hisopo,  y 
mamadle  en  la  sangre  que  ettará  en  una 
jofaina,  y  untad  el  dintel  y  los  dos  pos- 
tes con  la  sangre  que  eiterá  en  la  jofii- 
ina ;  •  y  ninguno  de  ▼esotros  salga  de  las 
pneítns  de  su  casa  hasta  la  mafiana. 

98  Porque  JdioTA  pasar&  hiriendo  4 
los  Egipcios ;  y  como  verA  la  sangre  en 
d  dintel  y  en  los  dos  postes,  pasará  Je- 
hoT¿  aquella  puerta,  y  no  d^ará  entrar 
al  beridor;»  en  vuestras  casas  para  herir. 

94  Y  guardareis  esto  por  estatuto  para 
vosotros  y  para  vuestros  hijos  para  ^- 
entpre. 

95  Y  seiá,  cuando  habrás  entrado  en 
la  tieira  que  Jehová  os  dar&,  como  Cieñe 
hablado,  que  guardaréis  este  rito. 

96  Y  cuando  os  dieren  vuestros  h^os : 
¿  Que  rito  e»  este  vuestro  f  ? 

97  Vosotros  responderéis:  Esta  ««  la 
victima  de  la  Pascua  de  JehovA,  el  cual 
PMm5  las  casas  de  los  h^os  de  Israel  en 
Egipto,  cuando  hirió  4  los  Egipcios,  y 
libro  nuestras  casas.  Entonces  el  pu> 
eblo  se  inclinó  y  adoró'. 

98  Y  los  hijos  de  Israel  se  fberon,  é 
hiclenm  puntualmente  así  como  Jc^ová 
haUa  mandado  4  Moisés  y  4  Aaron. 

99  5  Y  aconteció  que  4  la  media  noche 
Jehová  hirió  á  todo  primogénito  en  la 
tierra  de  Egipto*,  desde  el  inrlmogáaito 
de  Pharaon,  que  se  sentaba  sobre  su 
trono,  hasta  el  primogénito  del  cautivo 
que  alaba  en  la  cárod,  y  todo  primogé- 
nito de  los  animales. 

80  5  Y  levantóse  aquella  noohe  Pha- 
raon, éí  y  todos  sus  uarros,  y  todos  los 
Egipcios;  y  habla  un  oran  clamor  en 
Egipto,  I  porque  no  habla  oasa  donde  no 
hmiUae  muerto : 

31  E  hiso  llamar  á  Moisés  y  á  Aaron 
de  noche,  y  díjoles :  Salid  de  en  medio 
de  mi  pueblo  vosotros  y  los  hijos  de  Is- 
rad ;  ó  id,  servid  á  Jehová,  como  habéis 
dicho. 

89  Tomad  también  vuestras  ovfjas  y 
vuestras  vacas,  como  habéis  dicho,  é 
idos ;  y  bendecidme  también  á  mi. 

88  Y  los  Egipcios  apremÍAban  «  al  pu- 
eblo dándose  priesa  á  echarlos  de  la 
tierra ;  porque  decían.  Todos  somos  mu- 
ertos. 

84  Y  llevó  el  pueblo  su  masa  antes  que 
se  leudase,  sus  masas  envueltas  en  sus 
sabanas  sobre  sus  hombros. 

86  B  hicieron  los  l^jos  de  Israel  con- 
forme al  mandamiento  de  Moisés,  de- 
mandando 4  los  Egipcios  vasos  de  plata, 
y  vasos  de  oro,  y  vestidos'. 

85  Y  Jdiová  dio  graoia  al  pueblo  de- 
lante de  los  Egipcios^  prestáronles ;  y 
elks  despegaron  á  los  iTgipaiosy. 

87  5  ^  partieron  los  h^os  de  Israel  de 
Rameaes  *  á  Succoth,  como  seiscientos 
mil  hombres*  de  á  pie,  sin  contar  los 
niBos. 

88  Y  también  subió  oon  ellos  grande 
multitod  de  h  diversa  suerte  de  gentes,  y 
ov^t»,  y  ganados  muy  muchos. 

30  Y  cocieron  tortas  sin  levadura  de 
la  masa  que  hablan  sacado  de  Egipto, 
porque  no  habda  leudado,  ñor  cuanto 
echándolos  los  Egipcios  no  nablan  po- 


dido detenene,  ni  aun  prepararse  oo- 
mida. 

40  5  Bi  tienapo  que  los  hijos  de  Israel 
habitaron  en  Egipto,  ftié  onatroelenlos 
y  treinta  aflos«. 

41  Y  pasados  cuatrocientos  y  treinta 
aflos,  en  el  mismo  dia  salieron  todos  los 
c;}érritos  de  Jehová  de  la  tierra  de  X- 
glpto. 

4S  Esta  es  noche  de  guardar  4  Jdiová, 
por  haberlos  sacado  em  tüa  de  la  tierra 
de  Egipto.  Esta  noche  deben  guardar  á 
Jehová  todos  los  h^os  de  Israel  en  sus 
generaciones  "*, 

43  5  Y  Jdiová  d^o  á  Moisés  y  á 
Aaron:  Esta  wrd  la  ordenanxa  de  la 
Pascua.  Ningún  astraflo  comerá  de 
ella  • : 

44  Mas  todo  siervo  humano,  comprado 
\tat  dinero,  comerá  de  ella  diespues  que 
lo  hubieres  circuncidado/. 

45  El  estrangero  y  el  asalariado  no 
comerán  de  ella  9. 

46  En  una  oasa  se  comerá,  y  no  lleva- 
rás de  aquella  carne  ftiera  de  casa,  ni 
quebraréis  hueso  suyo  A. 

47  Toda  la  congregación  de  Israel  le 
sacrificará. 

48  Mas  d  algún  estrangero  peregrinare 
contigo,  y  quisiere  hacer  la  Pascua  4 
JehnT4,  seale  oireunddado  todo  varón. 
y  entonces  se  llenr4  4  hacerla,  y  sem 
como  el  natural  de  la  tierra ;  pero  nin- 
gún incircunciso  eomer4  de  ella. 

40  La  misma  ley  será  para  el  natural 
y  para  el  estrangero  que  peregrinare 
entre  vosotros  •'. 

50  Así  lo  hicieron  todos  los  hUos  de 
Israel ;  como  mandó  Jehov4  4  Moisés 
y  4  Aaron,  así  lo  hicieron. 

51  Y  Y  en  aquel  mismo*  dia  sacó  Je- 
hoT4  á  los  hijos  de  Israel  de  la  tierra  de 
Egipto  por  sus  esciuulrones  <. 

CAPITULO  XIII. 
Ordena  A  Btl^  la  oblaeüm  é»  lo»  nrimofl- 
nitot  «n  memoria  dt  lo  ntttáido  «n  la  temda 
de  Egipto.    Columna  de  nvAe  y  JvegOt  fo» 
Im  mrve  de  gwa  por  d  camino. 

Y  JEHOVA  habló  á  Molses,  dici- 
endo: 

9  Suitiflcamc  todo  primogénito*,  cu- 
alquiera que  abre  matriz  entre  los  h^os 
de  Israel,  asi  de  los  hombres  como  de 
los  animales  :  porou*  mió  es. 

8  Y  Moisés  d^o  al  pueblo:  Tened 
memoria  de  aqueste  día  i,  en  el  cual 
habéis  salido  de  Egipto,  de  la  casa  de 
servidumbre ;  pues  Jehová  os  ha  sacado 
de  aquí  con  mano  f\ierte:.por  tanto  no 
comeréis  leudado. 

4  Vosotros  salís  hoy  en  el  mes  de 
Abib«. 

5  Y  cuando  Jehová  te  hubiere  metido 
en  la  tierra  del  Cananéo,  y  del  Hethéo, 
y  del  Amorrhéo,  y  del  Hevéo,  y  del 
Jebutéo,  la  cual  juró  á  tus  padres  que 
te  darla,  tierra  a  que  destila  leche  y 
miel,  harás  este  servicio  en  aqueste 
mes: 

6  Siete  dias*  comerás  por  leudar,  y  el 
séptimo  dia  será  fiesta  á  Jehová. 

7  Por  los  fciete  días  se  comerán  los 
panes  sin  levadura;  y  no  se  verá  con- 
tigo leudado,  ni  levadura  en  todo  tu 
t&mino. 

8  Y  contarás  en  aquel  día  4  tu  hijo 
diciendo/ 1  Háeese  uto  con  motivo  de 
lo  que  Jehov4  hiao  conmigo  cuando  me 
saco  de  Egipto. 

9  Y  serte  ha  como  una  sefiat^  sobre 
tu  mano,  y  como  una  memoria  delante 
de  tus  ojos,  para  que  la  ley  de  Jehov4 
esté  en  tu  boca ;  por  cuanto  con  mano 
ftierte  te  sac($  Jehová  de  Egipto. 


'0CB.1&IS. 

CM.  S.  17. 


«'Dsn.U. 


'Xf.2.U. 


f  ¥0.9.9. 

V  Lev.  23. 10. 
VLi.13. 

A5V1B.9. 

la. 

Jasa  19. 86. 


«Kan.  9. 14 
OaLS.». 
OqL3.11. 

«ver.  41. 
10ap.fi.!». 


•CSftp.SXI9. 
LS4.19. 
Kan.  8. 13. 
Den.  15. 19. 
£ae.  3.  SÍ. 

»  cap.  19.48. 


•Cap.  33. 16. 


'Gea.17.8. 

yaa.u. 

•0kp.l3.U. 


/Cap.  13. 36. 
vor.  4. 


'ver.  16. 
Den.  6. 8. 
y  U.  18. 
Pro.  A.  31. 
0Bat.8.fi. 


A.C.14M. 


ÉXODO,  XIT. 


aiiflL 


*  Dm.  8. 90. 


<Deii.aS.8. 


ftOKII.l<.U. 

K«m.  14.1. 
4. 


"•GflB.fio.as. 
J(M.2i8a. 

BmIi.7.16. 
•Niim.B.U, 

710.84. 

714.14. 

I)ra.l.tt. 

KdLS.U, 

19. 

8^78.11 

y».  7. 

ylOft.». 

Ii.4.ft. 

lUor.lO.S. 


•N« 


1.7. 


»  0»I>.  4.  21. 


10  Por  tanto  tii  gataátxi»  ote  xito  en 
lu  dempo  de  aAo  en  aflo. 

11  T  enauáo  JchoTá  te  faabiere  me- 
tido en  la  tierca  dd  Cananéo,  como  te 
ba  Jurado  ¿  tí  y  &  tiu  padrea,  y  cuando 
te  la  buUece  dado, 

19  Hará*  pasar  &  Jeherá  todo  lo  que 
abriere  la  matriz;  asimlimo  todo  pri. 
merizo  que  abriere  la  matriz  de  tux 
animales  s  lo»  machos  terán  de  Jtbová. 

13  Mas  todo  primoaánito  de  asno  re- 
dimiiés  con  un  eoxdero;  y  si  no  lo 
redimieres,  le  degollarás :  asimismo  re- 
dimirás toido  humano  primogénito  de 
tushUos. 

14  T  cuando  mafiana  te  prqpintare  tu 
h^o  diolendoA :  Qaé  es  esto  ?  deeixle 
has :  JehoTá  nos  sacó  con  mano  fuerte 
de  Eclpto,  de  casa  de  serridumbie : 

16  Y  endureeiendoee  Pharaon  en  no 
d^amos  ir,  Jehová  mató  en  la  tierra  de 
Egipto  4  tcdo  primogénito,  desde  el  pri- 
mogénito humano  hasta  d  primogénito 
déla  bestia:  y  por  esta  cansa  yo  sacrifico 
4  JchoT4  todo  primogénito  nucho,  y  re- 
dimo todo  prim<^áiilto  de  mis  hijos. 

16  Serte  na  pues  como  iwa  sefial  sobre 
tu  mano,  y  por  una  memoria  delante 
de  tos  q}oa,  ya  que  JehoT4  nos  sacó  de 
Egipto  con  mano  itaerte'. 

17  ^  Y  luqjo  que  Phaxaon  dcdó  ir 
al  pueblo.  Dice  no  los  llevó  por  el  ca- 
miiio  de  la  tierra  de  los  Phiiiuiéos,  que 
estaba  cerca;  porque  dijo  Dios:  Qoe 
qttiz4  no  se  arrepiento  el  pueblo  cuando 
vieren  la  guerxa,  y  se  vndvan  4  E- 
glpto*. 

18  Mas  hizo  Dios  al  pueblo  que'  ro- 
dease por  el  eanUno  del  desierto  dd  mar 
Berm^o :  y  subieron  loe  l^jos  de  Israd 
de  B|dpto  armado*. 

18  Tomó  también  consigo  Moisés  los 
huesos  de  Joseph,  el  cual  habla  jura- 
mentado 4  los  h^os  de  Israel  diciendo : 
Dios  ciertamente  os  ▼isitar4,  y  haréis 
subir  mis  huesos  de  aquí  con  vosotros  <•. 

80  f  Y  partidos  de  Suceoth,  asentaxx>n 
eampo  en  Ethan  4  la  entrada  del  de- 
sierto*. 

91  Y  Jehová  Iba  delante  de  ellos  «,  de 
dia  en  una  columna  de  nube  para  gui- 
arles por  el  camino,  y  de  noche  en  una 
columna  de  ftiego  para  alvmibrarles ;  4 
fin  que  anduviesen  de  dia  y  de  noclie. 

89  Nunca  se  partió  de  delante  del 
pueblo  la  columna  de  nube  de  dia,  ni 
de  noche  la  columna  de  fuego. 

CAPITULO  XIV. 

Ptnt^me  Phsraon  é  loi  ItraéUtat.  JHoiáe 
Moiatt  eon  la  tara  la»  agua»  del  tmar 
Rniot  lo»  ttradUai  U  pcuan  d  pU  enjuto, 
y  qfttedan  en  tt  anefodoe  Uu  Egipcio». 

Y  HABLO  JehoT4;4   Moisés   dici- 
endo: 

9  Habla  4  los  h^  de  Israel  que  den 
la  vuelta,  y  asienten  su  campo  delante 
de  Pihalúroth',  entre  Migdol  y  la  mar 
h4cia  Baalzephon :  delante  de  él  asen- 
taréis el  campo  Junto  4  la  mar. 

S  Porque  Pnaraon  dirá  de  los  hijos  de 
Israel  t  Encerrados  e»tan  en  la  tierra,  el 
desierto  los  ha  encerrado. 

4  Y  yo  endureceré  b  el  corazón  de  Pha- 
raon para  que  los  siga;  y  seré  gloriñ- 
cado  en  Pharaon  y  en  iodo  su  ejército, 
y  sabrán  los  Egipcios  que  yo  aoy  Jdiová. 
X  ellae  lo  hicieron  así. 

fi  5  Y  Alé  dado  aviso  al  rey  de  Egipto  ' 
como  el  pueblo  se  huia :  y  el  corazón  de 
Pharaon  y  de  sus  siervos  se  volvió  con- 
tra ti  pueblo,  y  dijeron :  ¿  Como  hemos 
hecho  esto  de  haber  d^)ado  ir  4  Israel, 
para  que  no  nos  sirva  ? 


0  Y  unció  au  oano,  y  tomó  ooniigo  in 
pueblo  t 

7  Y  tomó  eeisoientos  canos  ese<^ldos«, 
y  todos  los  carros  de  Egipto,  y  los  «api- 
tañes  sobre  ellos. 

6  Y  endureció  Jehová  el  ooracon  de 
Pharaon,  rey  de  Egipto,  y  siguió  4  los 
h^os  de  Israel ;  pero  los  hUos  de  Israd 
hidiian  salido  con  mano  poderosa*'. 

9  Siguiéndolos  pues  ios  Egipcios,  oon 
toda  la  caballería  y  carros  oe  Pharaon, 
su  gente  de  4  caballo,  y  todo  su  ^érdto, 
alcanzáronlos  asentando  el  campo  junto 
á  la  mar,  al  lado  de  Pihahiroth,  delante 
de  Baalzephon. 

10  5  Y  cuando  Pharaon  se  hubo  acer- 
cado, los  hijos  de  Ivari  alzaron  sus 
qjos,  y  hé  aquí  los  Egipcios  que  venían 
tras  ellos ;  por  lo  que  temieron  en  gran 
manera,  y  clamaron  los  hi)os  de  Israel  4 
Jehová*. 

11  Y  dieron  á  Moisés :  ¿  No  káUa 
sepulcros  en  Egipto,  que  nos  has  sa- 
cado para  que  muramos  en  el  desierto  ? 
¿  Porqué  lo  has  hecho  así  oon  nosotros, 
que  nos  has  sacado  de  Egipto  ? 

19  ¿  No  es  esto  lo  que  te  hablábamos 
en  Egipto/,  diciendo  :  Díanos  servir  4 
los  Egipcios  ?  Que  m^jcr  nos  JWra  -ser- 
vir 4  los  Egipcios,  que  morir  nosotros  en 
el  desierto. 

18  Y  Moisés  d^  al  pueblo :  No  te- 
máis ;9  estaos  quedos,  y  ved  la  salud  de 
Jehov4,  que  él  has4  hoy  oon  vosotros : 
poique  los  Egipcios  que  hoy  habéis  victo, 
nunca  mas  para  siempre  los  veréis. 

14  Jehová  pelear4*  por  vosotros,  y 
vosotros  estaréis  quedos. 

16  Entonces  Jehová  d^o  4  Moisés: 
¿  Por  qué  clamas  4  mí  ?  di  4  los  h^os 
de  Israel  que  mardien. 

10  Y  tú  alza  tu  vara,  v  extiende  tu 
mano  sobre  el  mar,  y  divídele,  y  entren 
los  hijos  de  Israel  por  medio  de  la  mar 
en  seco. 

17  Y  yo,  hé  aauí  yo  endureceré  él 
corazón  de  los  Egipcios  para  que  los 
sigan :  y  yo  me  glorificaré  en  Pharaon, 
y  en  todo  su  ejército,  y  en  sus  carros,  y 
en  su  oaballerüu 

18  Y  sabrán  los  Egipcios  que  yo  toy 
Jehová,  cuando  me  glorifican  en  Pha- 
raon, en  sus  carros,  y  en  so  gente  de  á 
caballo. 

10  Y  el  ángel'  de  Dios,  que  iba  de- 
lante del  campo  de  Israel,  se  apartó,  é 
iba  en  pos  de  ellos ;  y  asimismo  la  co- 
lumna de  nube,  que  iba  delante  de  ellos, 
se  apartó,  y  púsose  á  sus  espaldas: 

90  E  iba  entre  el  campo  de  los  E- 
gipoios  y  el  campo  de  Israd;  y  era 
nube  y  tinieblas  pora  ocimUm,  y  alum- 
braba á  ¡erad  de  nocne:  y  en  toda 
aquella  noche  nunca  llegaron  los  unos 
álos  otros. 

91  5  Y  extendió  Moisés  su  mano  sobre 
la  mar,  é  hizo  Jehová  que  la  mar  se 
retirase  por  un  recio  viento  oriental  to- 
da aquella  noche,  y  tomó  la  mar  en 
seco,  y  las  aguas  quedaron  divididas  ik. 

98  Entonces  los  hijos  de  Israd  en- 
traron por  medio  de  la  mar  en  seco ', 
teniendo  las  aguas  como  un  muro  4  su 
diestra  y  4  su  siniestra. 

93  Y  siguiéndolos  los  Egipdos  entra- 
ron tras  ellos  hasta  ri  medio  de  la  mar, 
toda  la  caballería  de  Pharaon,  sus  car- 
ros, y  su  gente  de  4  caballo. 

94  Y  aconteció  4  la  vela  de  la  maftana, 
que  Jdiov4  miró  al  campo  de  los  Egip- 
cios desde  la  columna  de  fliego  y  nube, 
y  perturbó  el  campe  de  los  Einpcios, 

95  Y  quitóles  las  ruedas  de  sus  carros, 

I  trastornólos  gravemente.  Entonces  loe 
gipcios  dijeron :  Huyamos  de  delante 


<  Oap.  16. 4 


rfNnm.8S.8. 
Dea.  36. 8. 


«  Jos.  24.  7. 
N«b.  9.  9. 


/Osp.  6.  a. 
y6wO. 


9  Dm.  90.  8. 
3  Bey.  e.16. 
2  Cr.  90.15, 
17. 
8sL27.1,3. 

t4B.l,8. 
^41.10, 
14. 

i  Dni.  1. 80. 
T20.4. 
Job.  28.  8. 
10. 
18.80.16. 


tKunuaOAfi. 
Is.63.9. 


t  Jos.  4. 28. 

8al.0e.«. 
a  Cor.  10. 1. 

Heb  11.99. 


I 


jLCiua. 


ÉXODO,  XY,  XTL 


A.ai«L 


'•8d.  11814. 
U1S.S. 

|tU.M.8. 
I  rtf.S. 
'  A]i.U.lL 


tBMt.4 

tdtjumeoa. 
'M.IL1L 
'StLlU. 

U,ll 


r«i4 

/SflMLflL 
11 

Mil. 


14 


'bau 


de  Inad»  Ppniwc  Jehorá  petaa  por  eDos 

86  T  Jehov¿  (UJo  &  Moiaes :  Xztiendc 
tn  mano  Mine  U  mar,  mn  que  la« 
»gaaM  te  melTan  tobi*  Im  Egipcio*, 
•obre  vu  caorroe,  7  •obre  tu  cabaUciria. 

97  Y  Moiie*  extendiiS  au  mano  •obre 
la  mar,  7  la  mar  ae  volvió  en  tu  fliena 
cuando  amanecía,  v  los  Egipcio*  iban 
hada  ella :  y  Jehova  derribo  a  loe  Egip- 
cios en  medio  de  la  mar. 

88  Y  volvieron  las  aguas,  7  cubrieron 
los  carros  7  la  caballería,  7  todo  el 
^rcito  de  Pharaon  que  había  entrado 
tna  ellos  en  la.mar ;  no  quedó  de  ellos 
ni  uno. 

88  Y  loe  l^}oe  de  Israel  Ataron  por 
medio  de  la  mar  en  seco,  teniendo  las 
a^uas  pov  muro  4  su  diestra  7  4  su  si- 


80  Así  salvó  Jehová  aquel  dia  ¿  larari 
de  mano  de  los  Egipcios:  é  Israel  vio 
á  loa  Egipcios  mnectoa  á  la  orilla  de  la 


81  Y  vio  Israel  aquel  grande  hecho 
que  Jehov4  ejecutó  contra  los  Egipcias : 

Íel  pueblo  temió  á  JehoWt,  7  cre7enniM 
Jcnov4,  7  á  Moisés  tn  tferro. 

CAPITULO  XV. 

4e  gracúu  al  BtHar,  demme$  d»  potado  d 
miar.  LUgam  Im  ImratUuu  d  Mora,  donde 
eomMtrU  Moima  Im  agmaa  amar^t»  t» 
dtiem. 

-riNTONCBg  oantó  Moisés.  7  los  h^os 
-Ci  de  Israel,  este  cántico  a  Jehovi^  7 
dieron:  Cantará  70  á  Jehov4,  porque 
se  ha  magnificado  grandemente,  ectian- 
do  en  la  mar  al  caballo  7  al  que  en  él 
tuMa. 

8  Jehová  ea  mi  fortaleza,  7  mi  can- 
ción*, 7  hame  sido  por  salud:  este  e# 
mi  Dios,  7  á  ette  engrandeceré :  Dios  de 
mi  padre,  7  á  ette  ensaliaró. 

S  Jehová,  Varón  de  guerra ;  h  Jehová 
tt  su  Nombre. 

4  Los  carros  de  Pharaon  7  á  su  ^fér- 
eito  echó  en  la  mar,  7  sus  escogidos 
príncipes  fueron  hundidos  en  el  mar 
Bermsjof. 

5  Los  abismos  los  onbrlcron;  como 
mma  piedra  descendieron  á  los  pro- 
ftindosi. 

O  Tn  diestra',  ó  Jdwvá,  ha  sido  ma- 

eifieada  en  fortalesa ;  tu  diestra,  ó  Je- 
vá,  ha  quebrantado  al  enemigo. 

7  Y  con  la  crandeta  de  tu  poder  has 
trastornado  á  los  que  se  levantaron  con- 
tn  tí :  enviaste  tn  furor,  el  oisi  los  tragó 
oaao  á  hojantca  «. 

8  Con  el  soplo  de  tus  narioes/  se  amon- 
tonaron las  aguas,  paráronse  las  corri- 
entes como  en  un  montón  ¡  los  abismos 
se  cuajaron  en  medio  de  la  mar. 

9  El  enemioD  diio :  Pencguiró,  pien> 
deré,  repartiré  diespojos,  mi  alma  se 
henehirá  de  ellos;  sacaré  mi  espada, 
destruirlos  ha  mi  mano. 

10  Soplaste  con  tu  viento,  eubrióloe 
la  mar  s  hundiéronse  como  plomo  en  las 
impetuosas  aguas. 

11  ¿  Quien  como  tii,  Jehová,  entre  los 
dioses  í  ?  qidén  como  til  magnífico  en 
santidad,  tenible  en  loores,  twcedor  de 
maraviUas? 

19  Extendiste  tu  diestra,  la  tierra  los 
tragó. 

18  Condujiste  en  tu  misericordia;  á 
este  paeblo  ai  cual  salvaste ;  Uevástelo 
eon  tu  fortaleaa  á  la  habitación  de  tu 
smluBiio. 

14  Oiránlo  *  los  pueblos,  7  temblarán ; 
noderane  ha  dolor  de  loe  morailorss  de 
PalsaHna. 


15  Entonces  loe  pvfneipcs  de  Edom  se 
turbarán ;  á  los  rohuatos  de  Moab  loa 
ocupará  temblor;  abatlne  han  todos  loa 
moradores  de  Canean '. 

16  Caiga  sobre  eUos*  temblor  7  espan- 
to; á  la  grandeaa  de  tn  braso  enmu- 
deican  como  una  piedra,  hasta  que  tuqr* 
pasado  tu  pueblo,  ó  Jehová,  lusta  que 
na7a  pasado  este  pueblo  fw  tii 


17  Til  los  Introducirás  v  los  plantarás  m 
en  d  monte  de  tu  heredad,  en  el  lugar 
de  tu  morada,  que  td  has  aparejado,  ó 
Jehová" ;  en  el  Santuario  del  Seuor,  que 
han  afirmado  tus  manos. 

18  Jehová  reinará*  por  los  ai^os  de  los 
siglos. 

19  %  Parque  Pharaon  entró  cabalgando 
con  sus  carros  7  su  gente  de  á  cabulo  en 
la  mar,  7  Jehová  volvió  á  traer  las  aguas 
de  ia  mar  sobre  eDoa ;  mas  los  hHos  de 
Israel  fueron  en  seco  por  medio  áA  mar. 

90  5  Y  María  la  pro^htisa,  hermana 
de  Aaoon,  tomó  un  pandero  en  su  mano, 
7  todas  las  mtgeres  salieron  en  pos  de 
ella  con  panderos  7  danzas. 

81  Y  María  les  respondía :  Cantad  á 
Jehová,  porque  en  extremo  se  ha  en- 
grandecido, echando  en  la  mar  al  ca- 
ballo, 7  al  que  en  él  subía. 

ss  1  E  hizo  Moisés  que  partiese  Israel 
del  mar  Bermno,  7  salieron  al  desierto 
del  8ur;^  7  anduvieron  tres  días  por  d 
desierto  dn  hallar  agua. 

528  Y  llegaron  á  Mará,  f  7  no  pudieron 
beber  las  aguas  de  Mam  porque  eran 
amargas :  por  eso  la  pusieron  él  nombra 
de  Marán. 

84  Entonces  el  pueblo  murmuró  contra 
Moiies,  7  dQo :  Qué  hemos  de  beber  ? 

86  Y  Moiaet  clamó  á  Jehová ;  v  Jdiová 
le  mostró  un  árbol,  el  cual  metidolo  que 
hubo  dentro  de  las  aguas,  las  aguas  le 
endulzaron •*.  Allí  les  dio  estatutos  7  or- 
denanzas, 7  allí  les  probó, 

88  Y  átío:  Si  <>7eres  atentamente  ia 
voz  de  Jehová  tu  IMos,  é  hicieres  lo  recto 
delante  de  sus  ogos,  7  dieres  oído  á  sus 
mandamientos,  7  guardares  todos  sus 
estatutos,  ninguna  enfermedad  de  las 
que  envié  á  los  Egipcios  te  enviaré  á  tí : 
•  poroue  70  S07  Jehová  tu  tíanador '. 

87  5  Y  llegaron  á  KUm«,  donde  habla 
doce  fuentes  de  aguas,  7  setenta  palmas: 
7  asentaron  allí  junto  á  las  aguas. 

CAPITULO  XVL 

Smia  ti  Beuor  codorniem  y  pan  éd  eUto  t 
m  pmMo  ingrato.  Le  reeomUitda  la  ob- 
atrvaneia  dm  Sábado,  y  ya«  eomtrvo  tn  d 
tabenndetUo  una  poreiom  dd  mtmd,  para 
nuwtoria  do  la  ponoridad. 

Y  PARTIENDO  de  Elim«  toda  la 
congregación  de  los  h^os  de  Israel, 
vino  al  dedcrto  de  8in,  que  ettá  entre 
Elim  7  8inai,  á  los  quince  dias  del  se- 
gundo mes  después  que  salieron  de  ia 
tierra  de  Eg^to. 

9  Y  toda  la  congregación  de  los  h^os 
de  Israel  b  murmuró  contra  Moisés  7 
Aaron  en  el  desierto. 

3  Y  decíanles  los  h^os  de  Israel : 
Ojalá  hubiéramos  muerto  por  mano  de 
Jehová  en  la  tierra  de  B^pto,  cuando 
nos  sentábamos  á  las  ollas  de  las  carnes, 
cuando  comíamos  pan  en  hartura  « ;  pues 
nos  habéis  sacado  á  este  desierto,  para 
matar  de  hambre  toda  eata  multitud. 

4  Y  Jehová  d^o  á  Moins :  Hé  aquí 
70  os  haré  llover  pan  del  délo  j '  7  el 
pueblo  saldrá,  7  cogerá  para  cada  un  dia, 
para  que  70  le  pruebe*  si  anda  en  mi 
Le7,  ó  no. 

5  Mas  al  sexto  dia  aparriaxán  lo  que 
han  de  eneeszar,  que  aeiá  el  dobla  de  lo 
que  solían  .coger  cada  dia/. 


<J«s.<.L 
*I)M.8.8S. 

711.  as. 


'BaL7i.9. 
*"  8^.41 8,8. 

"88178.64. 

•8d.l4U0. 
Dan.  4.8. 
7  7.87. 


'  Osa.  la^  7. 
fH«m.8S.8. 

loauayara. 


74.41 


•Oapb9S.aB. 
(BaL108.8. 


■ITanLlb. 
la 


»Osp.  18.84. 


•Knm.  U. 
4,6. 


4SSL78.94. 
Josa  6. 81. 
83. 
lOv.10.8. 

/vtr.98. 


A.c.im.. 


ÉXODO,  xvn. 


A.GI49I.; 


'18UI.8.7. 


k  Knm.  14 

10. 
<  wr.  7.   . 


l!  Nnm.  11. 
U. 
B«1.10S.40. 


fHeb. 


ISCor.8.15. 


••Mat.flL84. 


"OeB.S.8. 
Cu.  20. 8. 
ra.M. 
le?,  38.8. 


•^.SO. 


6  Entonce»  d^  Moisés  y  A*ron  á  todos 
los  hijos  de  Israel :  Á  la  tarde  sabréis 
que  JdMvá  os  ha  sacado  de  la  tierra  de 
Egipto, 

7  V  á  la  mafiana  Teréis  la  gloria  de 
JehoT¿;  porque  él  ha  oído  vuestras 
mnrmuraotones  contra  Jehovi :  que  nos- 
otros ¿  qué  mmtot,  para  crae  vosotros  mur- 
muréis contra  nosotros  ? 

8  Y  dijo  Moisés :  Jehová  os  dará  á  la 
tarde  carne  pera  comer,  y  4  la  maltona 
pan  en  hartura;  por  cuanto  Jehová  ha 
oido  vuestras  murmuraciones  con  que 
habéis  murmurado  contra  ál :  que  nos- 
otros qué  tamot  t  vuestras  murmura- 
ciones no  ton  contra  nosotros,  sino  con- 
tra Jehová^. 

9  Y  d^o  Moisés  á  Aaron :  Di  á  toda 
la  congregación  de  los  hiios  de  Israel: 
Acercaos  en  la  presencia  m  Jehová,  que 
él  ha  oído  vuestras  murmuraciones. 

10  Y  hablando  Aaron  á  toda  la  con- 
oregacion  de  los  hijos  de  Israel,  miraron 
háoia  el  desierto,  y  hé  aquí  la  gloria  de 
Jehová  que  apareció  en  la  nube  «. 

11  Y  Jehová  hablé  á  Moisés  diciendo : 
13  Yo  he  oido  las  murmuraciones  •  de 

los  h^os  de  Israel :  habíales  diciendo : 
Bntre  las  do»  tardes  comeréis  carne,  y 
por  la  mahana  os  hartaréis  de  pan,  y 
sabréis  que  yo  m>y  Jehová  vuestro  Dios. 

13  Y  venida  la  tarde,  subieron  ik  codor- 
nices que  cubrieron  el  real;  y  á  la  ma- 
fiana detoendió  roció  en  derredor  del 
real. 

14  Y  como  el  rocío  cesé  de  descender, 
hé  aquí  sobre  la  haa  del  desierto  una 
cosa  menuda,  redonda,  menuda  como 
una  helada  sobre  la  tierra. 

16  Y  viéndolo  los  hJ|jos  de  Israel,  se 
dieron  unos  á  otros :  ¿  Qué  es  esto  f  ? 
porque  no  sabían  que  era.  Enténoüs 
Moisés  les  di^o :  Este  ei  el  pan  que  Je- 
hová os  dá  para  comer. 

16  Esto  e»  lo  que  Jehová  ha  mandado : 
Ciñereis  de  él  cada  uno  según  pudiere 
comer,  un  somer  por  cabnca  em^firrme 
al  numero  de  vuestras  personas:  toma- 
réis cada  imo  para  ios  que  están  en  su 
tienda. 

17  Y  los  hijos  de  Israd  lo  hicieron  así ; 
y  recogieron  unos  mas,  otros  menos. 

18  Y  despue»  medíanlo  por  comer,  y  no 
sobraba  al  que  habla  recogido  mucho, 
ni  'faltaba  al  que  habla  recogido  poco : 
cada  uno  recogió  conforme  á  lo  que 
habia  de  comer. 

19  Y  d^oles  Moisés:  Ninguno  d^e 
nada  de  ello  para  mañana  m. 

90  M  a  ellos  no  obedecieron  á  Moisés, 
sino  que  algunos  dejaron  de  ello  para 
otro  dia,  y  crió  gusanos,  y  pudrióse :  y 
enqfóse  contra  ellos  Moisés. 

91  Y  recogíanlo  cada  mafiana,  cada 
uno  según  lo  que  habia  de  comer :  y  lue- 
go que  el  sol  calentaba,  derretíase. 

92  £n  el  sexto  dia  recogieron  doblada 
comida,  dos  gomeres  para  cada  uno:  y 
todos  los  príncipes  de  la  congregación 
vinieron  á  Moisés,  y  se  lo  hicieron  saber. 

98  Y  él  les  dtío :  Esto  e»  lo  que  ha  dicho 
Jehová : «  mafiana  es  el  santo  sábado  del 
repaso  de  Jehová :  lo  que  hubiereis  de 
cocer,  cocedlo  Atw,  y  lo  que  hubiereis  de 
cocinar,  cocinadlo;  y  todo  lo  que  os  so- 
brare, guardadlo  para  mafiana. 

94  Y  ellos  lo  guardaron  hasta  la  ma- 
fiana, según  que  Moisés  habia  mandado, 
y  no  se  pudrió,  ni  hubo  en  él  gusano  «. 

96  Y  o^o  Moisés :  Comedio  hoy,  por- 
que hoy  t$  sábado  de  Jehová :  hoy  no  lo 
hallaréis  en  el  campo. 

96  En  los  seis  dias  lo  recogeréis ;  mas 
el  séptime  dia  es  sábado,  en  el  cual  no 
se  bailará. 


97  Y  aconteeió  que  algunot  del  pueblo 
salieron  en  el  séptimo  dia  á  recoger,  y 
no  hallanm. 

98  Y  Jehová  d^o  á  Moiaes:  ¿Hasta 
cuando  no  querréis  guardar  mis  manda- 
mientos y  mis  l^esj»  ? 

99  Mirad  que  Jehová  oa  dio  el  sábado, 
y  por  eso  os  dá  en  el  sexto  dia  pan  para 
dos  dias.  Estése  pues  cada  uno  en  su 
estancia,  y  nadie  salga  de  su  lugar  en  el 
séptimo  día. 

80  Así  el  pueblo  reposó  éL  séptimo  dia. 

81  Y  la  casa  de  Israel  le  llamó  Maná  v ; 
y  era  como  simiente  de  culantro'*,  blan- 
co, y  su  sabor  como  de  hcjudas  con 
miel. 

88  Y  d^o  Moisés :  Esto  e«  lo  que  Je- 
hová ha  mandado :  Henchirás  un  omer 
de  él  para  que  se  guarde  para  vuestros 
deseendieotes.  á  fin  de  que  vean  el  pan 
que  yo  os  di  á  comer  en  el  desierto,  cu- 
ando yo  os  saaué  de  la  tierra  de  Egipto. 

83  Y  d^o  Aloises  á  Aaron :  Toma  un 
vaso*,  y  pon  en  él  un  omer  lleno  de 
maná,  y  ponió  delante  de  Jehová,  para 
que  sea  guardado  para  vuestros  descen- 
oientes. 

84  Y  Aaron  lo  puso  delante  del  Testi- 
monio <  para  guardarlo,  como  Jehová  lo 
mandó  á  Moisés. 

36  Así  comieron  los  hfjos  de  Israel  ma- 
ná cuarenta  afios*,  hasta  que  entraron 
«n  la  tierra  habitada:  maná  comieron 
hasta  que  llegaron  al  término  de  la  tierra 
de  Canaan«. 

86  Y  un  omer'  «»  la  decima  forte  dd 
epha. 

CAPITULO  XVII. 

Mwrmwrattdo  lo»  Itra/tUta»  porfaUa  i»  agua, 
ti  Señor  la  hae»  brotar  müagrotamení»  d» 
la  peíla  de  Hortb.  f^ietoria  eontra  lo»  A- 
maieeHa»,  eombatUndo  JotiU  y  orando 
Maita. 

Y  TODA  U  congregacioo  de  los  h^os 
de  Israel  partió  del  desierto  de  Sin  « 
por  sus  jomadas  al  mandamiento  de  Je- 
nová,  y  asentaron  el  campo  en  Rephl- 
dim :  y  no  Aa6ta  agua  para  que  el  pueblo 
bebiese. 

9  Y  altercó  el  pueblo  con  Moisés  &,  y 
dUeron:  Danos  agua  que  bebamos.  Y 
Síoises  les  dijo :  ¿  por  qué  altercáis  con- 
migo ?  i  por  qué  tentáis  á  Jehová  «  ? 

8  Así  que  el  pueblo  tuvo  allí  sed  de 
agua,  y  murmuró  contra  Moisés,  y  dijo : 
¿Por  qué  nos  luciste  subir  de  Egipto, 
pora  matamos  de  sed  á  nosotros  y  á  nu- 
estros hijos,  y  á  nuestros  ganados  ? 

4  Entonces  clamó  Moisés  á  Jehová  di- 
ciendo :  Qué  haré  con  este  pueblo  ?  De 
aquí  á  un  poco  me  apedrearán'. 

6  Y  Jehová  dijo  á  Moisés:  Pasa  delante 
del  pueblo,  y  toma  contigo  de  los  ancia- 
nos de  Israel,  y  toma  también  en  tu 
mano  tu  vaxá,  con  que  heriste  d  rio«, 
y  vé: 

6  Hé  aquí  que  yo  estoy  delante  de  ti 
allí  sobre  la  pefia  en  Horeb ;  y  herirás  la 
pefia,  y  saldrán  de  ella  afuas/,  y  beberá 
el  pueblo.  Y  Moisés  lo  hizo  así  en  pre- 
sencia de  los  ancianos  de  Israel. 

7  Y  llamó  el  nombre  de  aqnd  lugar 
Massahll,  y  Meribah||,  por  la  renollla 
de  los  hilos  de  Israel,  y  porque  tentaron 
á  Jehová  diciendo,  i  Está  pues  Jehová 
entre  nosotros,  ó  no  P 

8  5  Y  vtoo  Amalee^,  y  peleó  con  Is> 
rael  en  Rephidim. 

9  Y  dijo  Moisés  á  Josué :  Escógenos 
varonei,  y  sal.  pelea  con  Amalee :  ma- 
fiana yo  estare  sobre  la  cumbre  del  oo- 
liado,  y  la  vara  de  Dios  A  «i  mi  mano. 

10  E  hizo  Josué  como  le  dijo  Moisés 
peleando  con  Amalee ;  y  Moisés,  y  Aa- 


J>  Kus.  14. 
11. 


«ver.U. 
'Kiiia.ll. 

7,8. 


'Heb.9.4 
Apo&  2.17. 


(Gap.S5.I& 

N'um.l7.iai 
1  Rey.  &  9. 

«I>íu.8.2^ 
Keb.9.2L 
Juau  0. 81i 

«JOSL&ll. 

y  ver.  16,32, 


•  Oap.  16. 1. 
Kam.  38. 
12,14. 


»KniB 
3,4. 


ao. 


<I>sn.6.16. 
8aL7S.lS, 
41.796. 
8,9. 

18.7.12. 
Mat.  4.7. 
lOor.  las. 


418ain.aa6. 
Juan  8. 60. 


•Cap.  7.20. 
Nmn.  20.  8, 
11. 

/BaL78.1S. 
T106.4L 
1  Cor.  10.  4. 


lUmtaeiom. 
\renciUa. 


$  nmn. 
90i 


24. 


kQip.4.20. 


ÉXODO,  zvni,  ZIZ. 


j  pMlfamUdáH^o  dclfjw  tn 


iblÍAlBian  dJd^jD  dU  uUÍo™ 


W  íhMhftbIt  hKh?  »□  Mnilkffl, 


¡r^_" 


jrr>f*l&tni«i^  trt»r  eltHjutfi  ' 


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dií^^°    '     '   '  ^Io'h  ÍS^imlJ!^^ 


DHtfk.  B1  DU<^  <<*  ™'  J^drt  nr  &JU4 
3  me  Ubt4  del  «utitllú  de  Fhirua : 


im  »ii  II  lu^n  d<  M«lw  il>. 


^nabb, dUa :  ¿Qaí 


1  5  ¿MdiiDn  iltuBdU!  i' 


JSi.'SS'uiiídeISKi.'*"!  Is-!»» 


■^*^^>«^ 


A.cim. 


ÉXODO,  XX,  XXt 


A.  a  1401. 


«Gen.  86.2. 
i  ver.  10, 18. 


l!Heb.l3J0. 


<18«a.ai. 
4,6. 


«•H»b.ia. 
18,  U. 


»  Don.  4. 10. 


o  Den.  38.  3. 
Jaec.  6.6. 
Sftl.68.8. 
Hsb.3.8. 

PHeb.  12.86. 


<  Keh.  9. 18. 


•Dro.5.4, 
ate. 

iSftLSLlO. 


o  3  Bey.  17. 

36. 

Jar.  36. 6. 
4  Lev.  38.  L 

Dra.4.18. 
•Gqp.S4.14. 
/Sm.  6.16. 

Jcik9i.l9. 


que  el  pueblo  oiga  mientras  70  liablo 
contigo,  y  también  para  que  te  crean 
para  siempre.  Y  Moisés  denunció  las 
palabras  del  pueblo  &  JehoT&. 

10  5  Y  Jehová  dijo  á  Moisés:  Vé  al 
pueblo,  y  santificalos  ho^  y  mañana,  7 
laben  sus  vestidos  A  • 

11  Y  etten  apercibidos  para  el  tercero 
dia,  porque  al  tercero  día  Jehovi  descen- 
derá á  ojos  de  todo  •  el  pueblo  sobre  el 
monte  de  Slnai. 

18  Y  señalar&s  término  al  pueblo  en 
derredor,  diciendo.  Guardaos  no  subáis 
al  monte,  ni  toquéis  á  su  término :  cual- 
quiera que  tocare  el  monte,  de  seguro 
morirá. 

18  No  le  tocará  mano,  mas  será  ape> 
dreado,  ó  asaeteado ;  A  sea  animal  ó  sea 
bombre,  no  vivirá.  En  htdiiendo  so- 
nado targamenie  él  cuerno,  subirán  al 
monte. 

14  Y  descendió  Moisés  del  monte  al 
pueblo,  7  santificó  al  pueblo,  7  lavaron 
sus  vestidos. 

Ifi  Y  dijo  al  pueblo:  Estad  apercibidos 
para  el  tercero  dia ;  no  lleguéis  á  m^jer'. 

16  ^  Y  aconteció  al  tercero  dia  cuando 
vino  la  mañana,  que  vinieron  truenos  7 
relámpagos,  7  espesa  nube  sobre  el  mon- 
te, 7  un  sonido  de  bocina  mu7  fuerte ; 
ym  estremecióse  todo  el  pueblo  que  et- 
taba  en  el  real. 

17  Y  Moisés  sacó  del  real  al  pueblo  á 
recibir  á  Dios,  7  pusiéronse  á  lo  haio  del 
monte  ". 

18  Y  todo  el  monte  de  Slnai  humeaba, 
porque  Jehová  habia  descendido  sobre 
él  en  taego'.o  y  el  humo  de  él  subía 
como  el  humo  de  un  homo,  7  todo  el 
monte  se  estremeció  en  gran  manera;». 

19  Y  el  sonido  de  la  bocina  iba  esfor- 
icandose  en  extremo :  Moisés  hablaba,  7 
Dios  le  respondía  en  voz. 

SO  Y  descendió  Jehpvá  sobre  el  monte 
de  Slnai  9,  sobre  la  cumbre  del  monte : 
7  llamó  Jehová  á  Moisés  á  la  cumbre 
del  monte,  7  Moisés  subió. 

21  Y  Jehová  d^o  á  Moisés :  Desciende, 
requiere  al  pueblo  que  no  traspasen  á 
témtino  por  ver  á  J^ová,  porque  caerá 
multitud  de  ellos. 

8S  Y  también  los  sacerdotes,  que  se 
llegan  á  Jehová,  se  santifiquen,  porque 
Jehová  no  haga  en  ellos  estnigo. 

23  Y  Moisés  d^o  á  Jehová :  El  pueblo 
no  podrá  subir  al  monte  de  Sinai,  por- 
que tií  nos  has  requerido  diciendo.  Se- 
ñala términos  al  monte,  7  santifícalo. 

24  Y  Jehová  le  d^o :  Vé,  desciende,  7 
subirás  tú  y  Aaron  contigo :  mas  los  sa- 
cerdotes 7  el  pueblo  no  traspasen  el  tór- 
mino  por  subir  á  Jehová,  porque  no 
haga  en  ellos  estrago. 

85  Entonces  Moisés  descendió  al  pue- 
blo, 7  habló  con  ellos. 

CAPITULO  XX. 
Promuaaleio»  de  la  ley  a  Deeálono.  AUmo- 
ruado»  lot  ItraeUta»,  piden  ote  te  let  inti- 
nun  la»  Ordene»  por  medio  a»  Moiee».  Or- 
dena Dio»  4  e»te  qne  le  hana  eonetruir  tm 
áttar. 

Y  HABLO  Dios  todas  estas  palabras^ 
diciendo: 
9  Yo  «ov  Jehová  tu  Dios,  que  te  saqué 
de  la  tierra  de  Egipto  6,  de  casa  de  sier- 
vos. 

8  No  tendrás  diotes  ágenos  delante  de 
mí«. 

4  No  te  harás  baégend,  ni  ninguna  se- 
mejanza de  eoea  que  eiU  anrlba  en  el 
<rielo,  ni  ab^to  en  la  tierra,  ni  en  lai  a- 
guas  debido  ^^  ^  tierra : 

5  No  te  inclinarás  á  ellas,  ni  las  hon- 
rarás ; «  porque  70  «ory  Jehová  tu  Dios, 
fuerte,  zeloso/,  que  visito  la  maldad  de 


los  padset  aobre  los  h^,  sobR  lot  ter- 
ceros 7  sobre  lot  cuartos,  á  los  que  me 
aborrecen  y, 

8  Y  que  hago  misericordia  en  mllIaresA 
á  los  que  me  aman,  7  guardan  mis  man- 
damientos. 

7  No  tomará*  el  nombre  de  Jehová  tu 
Dios  en  vano ;  porque*  no  dará  por  in- 
ocente Jehová  al  que  tomare  su  nombre 
en  vano. 

8  Acordarte  has  del  dia  del  sábado,  pa- 
ra santificarlo. 

9  Seis  dlat  tralMOaiás,  7  harás  toda  tu 
obra; 

10  Mas  el  séptimo  dia*  aera  sábado  pa- 
ra Jehová  tu  Dios ;  no  hagas  en  él  obra 
alguna,  tü,  ni  tu  h^o,  ni  tu  hija,  ni  tu 
siervo,  ni  tu  orlada,  ni  tu  bestia,  ni  tu 
eztrangero  que  ettá  dentro  de  tus  puer- 
tas': 

11  Porque  en  seis  dias  hizo  Jehová  lot 
cielos  7  la  tierra,  la  mar  7  todas  las  cosas 
que  en  dios  hay,  y  reposó  en  el  sépti- 
mo dia:»  por  tanto  Jehová  hendió  el 
dia  del  sábado,  7  lo  santificó*. 

18  Honra  á  tu  podre  7  á  tu  madre,* 
porque  tus  dias  se  alarguen  en  la  tierra 
que  Jehová  tu  Dios  te  &. 

13  No  matarás;). 

14  No  cometerás  adulterio  f . 
16  No  hurtarás  ^ 

16  No  hablarás  contra  tu  prójimo  iklso 
testimonio. 

17  No  codiciarás*  la  casa  de  tu  pró- 
jimo, no  codiciarás  la  mc^er  de  tu  pró- 
jimo, ni  su  siervo,  iii  su  criada,  ni  su 
buey,  ni  su  asno,  ni  cosa  alguna  de  tu 
prójimo*. 

18  ^  Todo  el  pueblo  consideraba  las 
voces,  7  las  llamas,  7  el  sonido  de  la 
bocina,  7  el  monte  que  humeaba :  v  vi- 
éndolo el  pueblo,  temblaron,  7  pusiéron- 
se de  lejos, 

19  Y  dijeron  á  Moisés :  Habla  tü  con 
nosotros,  que  nosotros  oiremos ;  mas  no 
hable  Dios  con  nosotros,  porque  no  mu- 
ramos*. 

20  Y  Moisés  respondió  al  pueblo :  No 
temáis,  que  por  probaros  vino  Dios,  7 
porque  su  temor  esté  en  vuestra  presen- 
cia, para  que  no  pequéis. 

81  ^  Entonces  el  pueblo  se  puso  de 
léJos,  7  Moisés  se  llegó  á  la  obscuridad, 
en  la  cual  utaba  Dios. 

88  5  Y  Jehová  dno  á  Moisés :  Así  di- 
tas á  los  hijos  de  Israel :  Vosotros  ha- 
béis visto  que  he  hablado  desde  el  cielo 
cpn  vosotros. 

83  No  hagáis  conmigo  dioses  de  plata, 
ni  dioses  de  oro  os  haréis. 

84  Altar  de  tierra  harás  para  mí,  7  sa- 
crificarás sobre  él  tus  holocaustos,  7  tus 
pacíficos,  tus  ov^as,  7  tus  vacas :  en 
cualquier  lugar  donde  70  hiciere  que  esté 
la  memoria  de  mi  nombre,  vendré  á  tí, 
7  te  bendeciré. 

86  Y  si  me  hicieres  altar  de  {ledras,  no 
las  labres  de  cantería : »  porque  si  alza- 
res tii  pico  sobre  él,  ttt  lo  profanarás. 

86  Y  no  subirás  por  grada-i  á  mi  altar, 

Jorque  tu  desnudez  no  sea  Junto  á  él 
escubierta. 

CAPITULO  XXI. 

Dd  d  Eeñor  d  m  pníblo  alguna»  leye»juáiei- 
ale»  »obre  lo»  e»elavo»,  hurlo,  homicidio,  y 
otra»  materia». 

Y  ESTOS  am  los  derechos  que  let 
propondrás. 
8  ^  Si  comprares  siervo  Hebreo,  seis 
años  servirá;'  mas  al  séptimo  saldrá 
horro  de  balde. 

8  Bi  entró  solo,  solo  saldrá:  si  tenia 
mujer,  saldrá  él  7  su  mvjer  con  él. 

4  Bi  su  amo  le  hubiere  dado  mujer,  7 
ella  le  hubiere  parido  hUos  ó  lUjas,  la 


8  Knin.  14. 

18. 

Job  2L  19. 

Jar.  38. 18. 
k  Den.  7. 9. 
{Lev.  19. 13. 


iCi«>.81.I3. 
14. 
Is.58. 13. 


i  Lev.  28. 3. 
Bi.  70. 13. 


"•Gen.a.2,3. 

"Noh,  18.15, 
19. 
Mai.18.1, 

la. 

•Jer.35.18, 
19. 
lfat.U.4, 

6. 

Sf.6.a. 

'  Mat.  5. 21. 

íM»t.  6.27, 
88. 

•■Ef.4.28. 
•  Bom.  7.  7. 

lOer.  6.10. 

G0LS.5. 


(Deu.18.l6. 


"Dbu.  37.5. 
Jos.  8.  31. 


•Deu.  15.12. 
Jer.  84.  8, 


ÉXODO,  TTIT 


Sffi.TiíS 


HS*i  tMh  wr  Tilla, 
«  (Uo  p<*  ¡¿al,  ¿ehU  tu* 


bW  IClA'apcdnBÚfr,  J   LBIDlllm  mDTM 


7  ^  CuABda  tinao  lUflH  í  n  pn^^oia 
ihpnJwiarüItaiHtidaL.  ...,. 


It  Úrm  de  S^o. 


¡U?  iíJÍtaf-KS.'IííSÍ 


'"dT^é^Íj;  m  ^»& 


h-om. 


ÉXODO,  xxrr,  xxv. 


A.  C  14»1. 


SOkIU. 

/JM.1S. 


as  No  baiác  aUana  con  dios,  ni  con 
msdiaaci«. 
n  Rn  tti  tícm  no  haUtaián,  no  tea 

!ae  te  hagan  pecar  contra  mi  ilrrloMlo 
•os  dioaet :  porque  te  aoáde  tropleio/. 


CAPITULO  XXIV. 
JMm*  AiUma  at  puMo  hu  hym  ftw  IHo$  le 
Jtabio  dado  ¡  él  evat  m  oUíoa  ifnt  obtervoH- 
eia.  SMoUfMM  una  tmcmta  mttr»  Dio» 
fafimeWo.  5h(«  Jfo<«t  tf 2a <<iao del  wm- 
If  fora  neíbir  ia$  loMoa  d«  la  ky/  y  jmt* 
«MMMM  oBf  cvorrata  lUot. 

Y  DIJO  á  MoiMK :  Sobe  &  Jehová, 
tú,  7  Aaxon,  Nadab.  y  AUa,  y  te- 
•5aJii«.  •  tema  de  loa  anoianoa*  de  Israel ;  y  oa 
indinaiéU  deade  l^oe. 

S  Mas  Moina  aoio  m  U«gaxi  á  Jehová, 
y  dloa  no  ae  lleguen  cerea>  ai  raba  oon 
élc|pueblo. 

8  y  Moisés  vino  y  contó  al  pueblo  to- 
das las  palabras  de  Jehorá,  y  todos  loa 
,  doBcfaos :  y  todo  el  pueblo  respondió  á 
>ftt.l.  27.    ana  voz,  y  dijeron,  Eljecutarámosi  todas 
las  palabras  que  Jehová  ha  dicho. 
I    4  Y  Moisea  eaoribló  todas  las  palabras 
¡de  Jehov^  y  levantándose  de  maftana 
¡  edificó  on  altar  al  pié  dd  monte,  y  doee 
eolumnaa,  a«gun  las  doce  tribus  de  li- 
tad. 

i    5  Y  envió  &  los  mancebos  de  loa  hijos 
de  Israel,  loa  cuales  ofredezon  holocaus- 
tos, 7  sacriñoaron  pacíficos  4  Jehová, 
ibecenros. 

I  C  Y  Mfdtes  tomó  la  mitad  de  la  sangre, 
y  pibola  en  taaones,  y  esparció  la  otra 
mitad  de  la  sangre  sobre  M  altar. 


'Htk.tLl9. 


'Kl. 


'Dn.S.a 


íCfX.Vi. 


7  Y  tomó  d  libro  de  la  aliansa,  y  leyó 
á  oidos  del  pueblo,  el  cual  d^o :  Haro- 
BM»  todas  las  cosas  que  Jehová  ha  di- 
cho^ obedeoerómos. 

8  Entonces  Moiaea  tomó  la  sangre,  y 
rodó  sobre  el  pueblo,  y  dijo :  Hé  aquí 
la  sangre  de  la  dianxa,  que  Jehov6  na 
hecho  con  vosotros  sobre  todas  estas 
oosaii«. 

9  Y  subieron  Moisés  y  Aaron,  Nadad, 
y  Abta,  y  setenta  de  los  ancianos  de 
,  Israel. 

i  10  Y  vicn»  al  Dios  de  Israd :  y  kaUa 
débalo  de  sus  pies  como  un  embaldosado 
de  zafiro',  teBujaate  al  délo  cuando 
esta  sereno. 

'  11  Mas  no  extendió  su  mano  sobre  los 
wlneipes  de  los  hijos  de  Isiad :  y  vieron 
a  Dios,  y  comieron  y  bebieron. 

U  Y  Entonces  Jdiová  dijo  4  Moisés : 
Sube  á  mi  al  monte,  y  espera  allá,  y  te 
daré  imat  tablas  de  piedra*,  y  la  1^,  y 
mandamientos  que  he  escrito  para  en- 
sefiarlos. 

13  Y  levantóse  Moisés,  y  Josué  su  mi- 
nóstro,  y  Moisés  subió  d  monte  de  Dios. 

14  T  ay}  &  Jos  ancianos :  Esperadnos 
aquí  hasta  que  volvamos  &  vosotros :  y 
bé  aqni  Aaron  y  Hur/  eiteit  oon  vos- 
ocroa :  d  que  tuviere  ncgodos,  llegúese 
áeUos. 

15  5  Entonces  Mdses  subió  d  monte, 
7  WM  nube  cubrió  d  monte. 

16  Y  la  gloria  de  Jehov&  reposó  sobre 
d  monte  Snd,  7  la  nube  lo  cubrió  ñor 
seis  dias :  7  al  séutímo  dia  llamó  4  Moi- 
sés de  en  medio  oe  la  nube. 

17  Y  d  parecer  de  la  gloria  de  Jehov& 
era  como  un  ftiego  abrasador;  en  la 
cumbre  dd  monte,  á  ojos  de  los  hijos  de 
Israd. 

18  Y  entró  Moisés  en  medio  de  la 
nube,  7  snUÓ  al  monte :  v  estuvo  Mdses 
en  d  monte  cuarenta  olas  y  cuarenta 
noches A. 

CAPITULO  XXV. 
Dmtripiioa  dd  iabtnáémUt  i  Mmtmari»  <M 
Mor  0  para  eiiya  eomttrwteion  manda  Diot 


( de  tajones,  v  madeía  de  Slttlm; 

Ite  para  la  nunlnaiia,  especias 

acate  de  la  undon,  y  para  d 


YJXHOVA  haUó  ft  Mdses  didendo : 
9  Di  4  los  h^jos  da  lerad  que  tomen 
para  mi  oftcnda :  de  todo  varm  que  la 
diere  de  su  vdvntad,  de  ootaion,  toma- 
réis mi  oftcnda*. 

8  Y  esta  terá  Ja  oAenda  que  tomaréis 
de  ellos :  Oro,  y  phrta,  7  cobre, 

4  Y  Jacinto,  y  plfarpura,  7  carmed,  7 
lino  fino,  y  fáo  de  oal»as„ 

6  Y  cueros  de  cameros  teUdoa  de  roijo, 
y  eneros  de  tajones,  7  madera  de  Slttlm; 

6  Acdte 
para  el 
sahumerio  axomátloo ; 

7  Piedras  de  onis,  y  piedras  de 
para  d  Bphod,  y  para  d  Raeiond. 

8  f'  Y  hacerme  han  un  saotnaatlo,  7  70 
habitaré  entre  diosft. 

9  Confinrme  4  todo  lo  que  70  te  mos- 
traré, «*  á  saber,  el  diselio  dd  tabem4- 
culo,  7  el  diiefio  de  todos  sus  vusos,  ad 
/ohúéise. 

10  5  Harán  también  un  arcad  de  mu- 
den de  atUm,  cuTU  longitud  ttrú  de 
dos  codos  7  medio,  y  su  anchara  de  codo 
7  medio,  7  su  altura  de  codo  7  medio. 

11  Y  la  cubrliis  de  oro  puro;  por 
dentro  7  por  fliera  la  cnbrMs ;  7  hans 
sobre  ella  una  comisa  de  on>  d  rededor. 

15  Y  para  día  haiás  de  Audición  cu- 
atro anillos  de  oro,  que  pondrás  á  sus 
cuatro  esquinas ;  dos  anillos  d  un  lado 
de  ella,  7  los  otro»  dos  anillos  d  otro 
lado. 

18  Y  harás  hihm  varas  de  madera  de 
Sittim,  las  ondas  cubrirás  de  oro : 

14  Y  meterás  laa  varas  por  los  anillos 
4  los  lados  dd  arca,  para  llevar  el  aros 
con  ellas. 

16  Las  varas  se  esteran  en  los  anillos 
del  arca ;  no  m  quitarán  de  dla«. 

10  Y  pondrás  en  el  arca  d  Testimonio/ 
que  70  te  daré.  I 

17  5  ^  harás  una  cubierta;  de  oro ' 
fino,  cu7a  longitud  «erd  de  dos  codos  7 , 
medio,  7  su  anchura  de  codo  7  medio. 

18  Hairás  también  dos  querubines  A  de 
oro,  labrados  4  martillo  les  harás,  en  los 
dos  cabos  de  la  cuMerta. 

18  Harás  pues  d  un  quenUn  d  ex- 
tremo de  un  lado,  7  d  otio  querubín  d 
otro  extremo  del  lado  opuesto:  éi  lo 
calidad  de  la  cubierte  harás  los  queru- 
bines en  sus  dos  extremidades. 

80  Y  ios  querubines  extenderán «'  por 
encima  las  das,  cubriendo  con  sus  alas 
la  cubierta :  sus  oaras  la  una  en  ftente 
de  la  otra,  jwro  mirando  á  la  enUette  las 
caras  de  los  querubines. 

81  Y  pondns  la  eufaderte  encima  del 
arca,  7  en  d  arca  pondrás  el  Testimonio 
que  yo  te  daré. 

89  Y  de  dli  me  declararé  á  ti,  7  ha. 
blará  contigo  de  sobre  la  cubierta,  A  de 
entre  los  dos  querabines  que  «atordw 
sobre  el  arca  del  Testimonio,  todo  lo 

lUe  yo  te  mandaré  para  los  l^jos  de 


•Ospb8B.fi. 
SOor.  8.13. 
79.7. 


»Om>.9».«6. 
IH^.flbU. 
30W.6.18. 
Ap.Sl.8. 

•HefeL8.8. 
dBelk9.4. 


88  5  Haiáa  asimismo  una  mesa'  de 
madcn  de  Ittttlm :  su  longitud  será  de 
dos  codos,  7  de  un  codo  su  anchura,  7 
su  dtura  de  codo  7  medio. 

84  Y  la  cubrirás  de  oro  puro,  7  le  has 
de  hacer  una  comisa  de  oro  d  rededor. 

85  Hacerle  has  también  tma  moldura 
d  rededor,  dd  ancho  de  una  mano,  á 
la  eud  mddiua  harás  una  cornija  de 
oro  en  circunfierenda. 

flS  Y  le  harás  cuatro  anillos  de  oro, 
los  cudea  pondrás  á  las  cnotn»  esquinas 
que  eorre»foadtn  á  sus  cuatro  pta. 

97  Los  anillos  estarán  antes  de  la  mol- 
dura por  lugares  de  las  varas  pera  llevar 
la  mcña. 

88  Y  harás  bu  varas  de  madera  de 


*  8  cr.  s.  9. 

/Osi).Sl.I8. 

Peo.  10.  U. 

1  Soy.  8.1. 
'  Ospb  V.  ^ 

Iban.  8.  as. 

Heb.9L& 

K  Gen.  S.  84. 


f2Cr.8.10. 


ib  Lev.  16.  2. 
Knm.  7. 88. 
18am.4.4. 
a]layJ8.16. 

ad.8aL 
790.L 

/lHey.7.48. 
Heb.  9.  2. 


ÉXODO,  XXVL 


íiotÁüít  ln mm «mlu  tU 


nT  I«  buia  {(ti  UBdfa'ivni  pe 


-Süí 


KsoDO,  zzvn,  zxTin. 


todM  l«  TlAYoa  lUl  urfa  «réB  ^  I 


■nbuiA  m    ellu    !«  DudbTK  ár   Íh 


A.C.14M. 


ÉXODO,  XXTX. 


C.141I 


t  Ap.  n.  IX 


19  Km  rt  teceer  ADdeaon  rabí,  un  ágata, 
7  vn  amcticto. 

90  T  en  el  cuarto  ótAeo.  un  berilo,  un 
onis,  7  un  Jaspe :  citazán  engastadas  en 
oro  en  sus  encajes. 

91  T  serán  aquellas  piedras  según  los 
nombres  de  los  hUos  de  Israel,  doce 
s^un  sus  nombres ;  y  como  grabaduras 
de  selloy  cada  una  con  su  nombre.  Ten» 
dián  á  ser  según  las  doce  tribus. 

98  Harás  también  en  el  racional  oa- 
denitas  de  hechura  de  tremas  de  oro 
fino. 

98  Y  harás  en  el  nwional  dos  anillos 
de  oro,  los  cuales  dos  anillos  pondrás  á 
las  dos  puntas  del  mUmo  racional. 

94  Y  pondrás  las  dos  trenzas  de  mo  en 
los  dos  anillos  á  las  puntas  del  raoional. 

25  Y  los  dos  cabos  de  las  dos  trenzas 
sobre  los  dos  engastes,  7  las  pondrás  á 
les  lados  del  ephód  en  la  parte  delan- 
tera. 

96  Harás  también  ofrw  dos  anillos  de 
oro,  los  cuales  pondrás  á  las  dos  puntas 
del  racional  en  su  orilla,  que  tala  al  lado 
del  ephód  de  la  parta  de  dentro. 

97  Harás  asimismo  otro»  dos  anillos  de 
oro,  los  cuales  pondrás  á  loa  dos  lados 
del  ephód  ab^io  en  la  parte  delantera, 
delante  de  su  juntura  sobre  el  cinto  del 
eph<5d. 

in  Y  juntarán  el  racional  con  sus  ani- 

.  Has  á  los  anillos  del  epluSd  oon  un  cor- 

i  don  de  jacinto,  para  que  esté  sobre  el 

I  cinto  del  eph<5d,  7  no  se  aparte  el  ra> 

cional  del  ephiSd. 

99  Y  llera»  Aaron  los  nombres  de  los 
hijos  de  Israel  en  el  incional  del  juicio 
sobre  su  oorazm,  cuando  entrare  en  el 
santuario,  para  memoria*  delante  de 
Jehorá  continiiamente. 

80  Y  pondrás  en  el  racional  del  juicio 
Urim  7  Thummim  >',  para  que  estén  so- 
bre el  corazón  de  Aaron,  cuando  entrare 
delante  de  JehoWl:  7  lleraiá  siempre 
Aaron  el  juicio  de  los  hUos  de  Israel 
sobre  su  corazón  &  delante  de  Jehová. 

81  ^  Harás  el  manto  del  ephód  todo 
dejacmto^ 

89  Y  en  medio  de  él  por  arriba  habrá 
una  abertura,  la  cual  tendrá  un  borde 
al  rededor  de  obra  de  t^edor,  como  el 
curilo  de  un  coselete,  fora  que  no  se 
rompa. 

88  X  a6q;o  en  sus  orillas  harás  grana- 
das de  jacinto,  7  purpura,  7  cannesí; 
por  sus  bordes  al  rededor;  7  entre  ellas 
campanillas  de  oro  al  rededor. 

84  Una  campanilla  de  oro  7  una  gra- 
nada, otra  campanilla  de  oro  7  otra  gra- 
nada^or  las  orillas  del  mcmto  al  rededor. 

35  Y  estará  sobre  Aaron  si  manto  cu- 
ando ministrare ;    7  oiráse  su  sonido 
cuando  ál  entrare  en  el  santuario  de- 
lante de  Jdiová,  7  cuando  saliere,  por- 
que no  muera. 
1  Gap.  30. 90.     86  ^  Harás  ademas  una  plancha'  de 
£*^  i^^   ovo  ^'oo,  7  grabarás  en  ella,  como  graba- 
HeKT.»    dura  de  aeiro,  SANTIDAD  A  JB- 
HOVA. 

37  Y  la  pondrás  con  un  cordón  de  Ja- 
cinto, 7  estará  .«obre  la  mitra  ¡  por  el 
frente  anterior  de  la  mitra  estará. 

88  Y  estará  sobre  la  fitente  de  Aaron : 
"Lar.  10.17.  7  llevará  Aaron m  el  pecado  de  las  cosas 

Neni.  18. 1.  santas  que  los  l^jos  de  Israel  hubieren 

HeK  7. 35,  '  consagrado  en  todas  sus  santas  ofrendas ; 

^  i  7  sobre  su  ftente  estará  continuamente 

"lPed.9.S.   cto  ptaneha,  para  que  ha7an  gracia» 

delante  de  Jdiová. 

89  ^  Y  bordarás  una  ttlnica  de  lino, 

ÍhMrás  una  mitra  de  lino ;  harás  tam- 
len  un  cinto  de  obra  de  recamador. 
40  5  Y  para  los  hijos  de  Aaron  harás 
tdnicas ;  también  les  harás  cintos,  7  les 


*  wr.  12. 


>  Ler.  8.  8. 

Kimi.  37.21. 

DbilSS.  8. 

18«B.38.6. 

IU.X68. 

Nsfa.7.65. 
AHeb.9.81. 


fimnarás  chapeos,  para  honra  7  hermo- 
sura*. 

41  Y  oon  esos  onnnunlot  vestirás  á 
Aanm  tu  hcamano,  7  á  sus  h^os  oon 
él :  7  los  ungixási»,  7  los  eonsagraiáar, 
7  santificarás,  pasa  que  sean  mis  sacer- 
dotes. 

48  ^  Y  les  harás  pa&etes  de  Unor  por» 
cubrir  la  carne  Tergonzosa ;  serán  desde 
los  lomos  hasta  los  muslos : 

48  Y  estarán  sobre  Aaron  7  sobre  «us 
hi^os  cuando  entraren  en  el  tabernáculo 
del  testimonio,  ó  cuando  se  llegaren  al 
altar  para  servir  en  d  santuario,  porque 
no  lleven  pecado',  7  mueran.  Estatuto 
perpetuo  para  él,  7  para  su^simiente  des- 
pués de  él. 

CAPITULO  XXIX. 

Oermumiai  «1  la  eoH$agranoa  tU  mmo  m- 
etrdoié  Aaron,  y  de  nu  htío».  De  to*  do» 
corderos  «rinuiea  fue  deman  $aariflearae 
todoi  loe  oía*. 

Y  ESTO  es  lo  que  les  harás  para  oon- 
sagrarios,  para  que  sean  mis  sacer- 
dotes*. Toma  un  becerro  de  la  vacada, 
7  dos  camero*  sin  tacha, 

9  Y  panes  sin  levadura^,  7  tortas  un 
levadura  amasadas  con  aceite,  7  hojal- 
dres sin  levadura  untadas  con  aceite; 
las  coales  cosas  harás  de  flor  de  harina 
de  trigo: 

8  Y  las  pon<lrás  en  un  canastillo,  y 
en  el  canastillo  les  ofrecerás,  con  el 
becerro  7  los  dos  cameros. 

4  Y  harás  llegar  á  Aaron  7  á  sus  hgos 
á  la  puerta  del  tabernáculo  del  testimo- 
nio, 7  les  lavarás  oon  agtta«. 

6  Y  tomarás  las  vestiduras,  7  vesUiás 
á  Aaron  la  tdnica  7  el  manto  del  ephód, 
7  el  ephód,  7  el  racional,  7  lo  oeOirás 
oon  el  cinto  del  ephód. 

6  Y  pondrás  la  mitra  sobre  su  cabeza, 
7  sobre  la  mitra  pondrás  la  diadema 
santa. 

7  Y  tomarás  el  aceite  de  la  uiusion,  7 
derramarás  sobre  su  cabeza,  7  le  un- 
girás <<. 

8  Y  hará*  llegar  sus  h^os,  7  les  vesti- 
rás las  tünicas. 

9  y  les  ceñirás  el  cinto,  á  Aaron  7  á 
sus  hijos,  7  les  atarás  los  chapeos,  7 
tendrán  el  sacerdocio  por  ftiero  perpe- 
tuo • :  7  henchirás  las  manos  f  de  Aaron 
7  de  sus  h^os. 

10  ^  Y  harás  llegar  el  becerro  ddante 
del  tabernáculo  del  testimonio,  7  Aaron 
7  sus  hiios  pondrán  sus  mano*  sobre  la 
oabezadel  becerro/. 

11  Y  matarás  él  becerro  delante  de  Je- 
hová  á  la  puerta  del  tabernáculo  del 
testimonio. 

19  Y  tomarás  de  la  sangre  del  becerro/, 
7  pondrás  sobre  ios  cuernos  del  altar 
oon  tu  dedo,  7  derramarás  toda  la  otra 
sangre  al  pié  del  altar. 

18  Tomarás  también  todo  el  sebo  que 
cubre  los  intestinos,  7  el  redaik»  de  sc^re 
el  hígado,  7  los  dos  fiOones,  7  el  sebo 
oue  está  sobre  ellos,  y  les  quemarás  sobre 
A  altar. 

14  Empero  &  consumirás  á  fUego  fuera 
del  campo  la  carne  del  becerro,  7  su 
pell^o,  7  su  estiércol :  Ss  expiación. 

15  Asimismo  tomarás  él  un  camero, 
7  Aaroa  7  sus  hijos  pondrán  sus  mano* 
sobre  la  cabeza  del  cantero  •'. 

18  Y  matarás  el  camero,  7  tomarás  su 
sangre,  7  rociarás  sobre  el  altar  al  ie< 
dedor. 

17  Y  cortarás  el  camero  en  pedaxo*,  y 
lavarás  sus  intestinos,  7  sus  piernas,  7 
las  pondrás  sobre  siu  trozos  7  sobre  su 
cabeza. 

18  Y  quemarás  todo  él  camero  sobre 


wr.  3L 


P  Cép.  3».  i 

786.  SOL 
SLer.  8. 

Heb.  &.  4 
••  Ley.  16.  i 

Sx.  44.18 


•IieT.S.lJ 
1    722.  0. 
Mnm.lgJ 


•Lev, 

eio. 

ftLer. 


S.-i 


6.91 


'C»n.t0.t 
H«b.lO.Í 
lPed.S.Z 


<<Ler.lO.T 
8*1.133.3 


•  Num-lS.: 
f  ver.  34. 


/Lar.  8.14 
'    Is.68.6. 
.   aODr.5.21 


VLsT.S.lS 


k  hn.  4. 11 
13. 
Heb.  13. 13 


•  wr.  10. 


A.c.vtafi. 


ÉXODO,  XXX. 


A.  C.  14»L 


iQta.8.  SL 
EtCX 
T3.4.1& 


(C»p.3aa5. 


I«r.7.90L 


I& 


i  «^  Ler.  8.  IBl 


:  '501.18. 
D«.l&3. 


<Ur>.8.] 


I^  22.1a 


•wia 


el  altar :  Bt  liolooanato  á  Jdwvá,  olor 
grato*,  es  ofienda  qacmada  &  JdioWu 

19  TomaiAa  luego  el  otro  eamexo,  y 
Aaron  j  cas  b^oe  pondráa  mis  manos 
sobre  la  cabeza  del  carnero : 

90 -Y  matarás  el  camero,  y  tomarás  de 
■a  sangre,  7  pondrts  sobre  la  ternilla 
de  la  <ñ^a  derecha  de  Auon,  y  lotore 
la  tentílla  de  las  or^as  de  sus  hijos,  j 
aobre  el  dedo  pulgar  de  las  manos  de- 
rechas de  ellos,  7  sobre  el  dedo  pulgar 
de  los  i4es  doeohos  de  ellos,  y  espar- 
cirás la  cangre  sobre  tí  altar  al  rededor. 

SI  Y  tomarás  de  la  ssngte  qae  A/ifrrd 
sobre  el  altar,  y  del  aceite  de  la  unción  l» 
y  esparcirás  sobre  Aaron,  y  sobre  sus 
Testiduras,  y  sobre  sus  Mjos,  y  sobre 
sos  -veitimentas  con  Im  d»él¡  y  él  será 
santificado,  y  sus  vestiduras,  y  sus  h^os, 
y  las  restímentas  de  sus  hijos  con  tat 
deél. 

S8  I/Uego  tomarás  del  eamero  el  sebe, 
y  la  cola,  y  el  sebo  que  cubre  los  intes- 
cfaioa,  y  el  redafio  del  hígado,  y  los  dos 
rifkmes,  y  el  sebo  que  eald  sobre  ellos, 
y  la  espaldilla  derecha ;  porque  es  car- 
nero de  consagraciones : 

23  También  una  torta  de  pan,  y  un 
hqjaldie  amasado  con  aceite,  y  una  la- 
saña del  canastillo  de  los  ázimos  presen- 
tado á  Jéhorá. 

M  Y  lo  has  de  poner  todo  en  las  manoi 
de  Aaron,  y  en  las  manos  de  sus  hijos, 
7  lo  mecerás  agitando/o  ■•  delmte  de  Je- 

SS  Después  lo  tomarás  de  sus  manos» 
7  lo  haiás  arder  sobre  ti  altar  en  holo- 
eausAo,  por  <^or  agradable**  delante  de 
JéhoTá.  Es  ofrenda  encendida  á  Je- 
bová. 

86  Y  tomarás  el  pecho*  del  eamero 
de  las  eonsagraciones,  que  ftaé  inmobtéo 
para  la  de  Aaron,  y  lo  mecerás  por  <¡/V«a- 
éa  agitada  delante  de  Jehova;  y  sexá 
porcioo  tuya* 

97  Y  apartarás^»  el  pecho  de  la  qfivrida 
mecida,  7  la  esiMúdilla  de  la  santifica- 
ción, lo  que  fué  mecido  7  lo  que  fué 
santificado  del  camero  de  fas  consagra- 
dones  de  Aaron  7  de  sus  hijos : 

>8  Y  será  para  Aaron  7  para  sus  h^Jos 

Íor  estatuto  perpetuo  de  los  hijos  de 
Biael,  porque  es  porción  elevada;  7 
icr&  tomada  de  los  hijos  de  Israel  de 
sus  sacrificios  pacíficos,  «orno  porción  de 
dios  aue  ha  de  ter  elevada  en  ofrenda  á 
Jehová. 

£9  Y  las  vestimentas  santas,  que  mm 
de  Aaron,  serán  de  8us<  Ujos  después 
de  él,  para  ser  ungidos  con  ellas,  7  para 
ser  con  ellas  consagrados. 

ao  Por  Mete  diasf  las  vestirá  el  gaoer- 
dote  de  sus  hijos,  que  en  su  lugar  vi- 
niere al  tabernáculo  del  testimonio  á 
servir  en  el  santuario. 

81  Y  tomarás  el  camero  de  las  consa- 
graciones, 7  eocerás  su  carne  en  el  lugar 
dd  santuario. 

as  Y  Aaron  7  sus  h^os  comerán  la 
eame  del  camero,  7  el  pan  que  eiiá  en 
d  canastillo  r,  4  la  puerta  del  taberná- 
culo dd  testimonio. 

88  Y  comerán*  aquellas  cosas  con  las 
cuales  se  hizo  expiación,  para  henchir 
sus  roanos  para  ser  santificados :  mas  el 
eittangero  no  comerá,  'porque  es  cosa 
santa. 

84  Y  si  sobrar»  algo  de  la  carne  de  las 
oontagncioncs,  7  dd  pan,  hasta  la  ma- 
Sana,  quemarás  «  al  ftiego  lo  que  hubiere 
sobrado :  ao  se  comerá,  porque  es  cosa 
santa. 

85  Asi  pues  harás  á  Aaron  7  á  sus  hijos 
cenfonue  á  «odas  las  cosas  que  yo  te  he 
mandado:  por  siete  dias  los  ooosagrarás. 


■BLiLar. 

Het>.10.U. 


i'Gap.ao.ae, 

29. 


■  XoiB.  as. 
8,4. 

ICr.  18.40. 
a  Cr.  3. 4. 
7  81,8. 
EwL8.8. 
Jasa  1.  29. 
^0.9. 


"Csp.3s.as. 

yancas. 


tcsp.as.8. 
SSL68.18. 
zse.aia 

SOiir.e.l«. 
ApbSl.3. 


88  5  Y  sacrifleaiás  d  becerro  '  de  la 
expiación  en  cada  dia  para  las  expia- 
ciones ;  7  purificarás  d  altar  en  na- 
hiendo  hecho  expiación  por  él,  7  lo  UQ- 
g^rás^  para  santineatlo. 

87  Por  siete  dias  expiarás  el  altar.  7  lo 
santificarás,  7  será  un  altar  santísimo : 
cualquiera  oosa  que  tocare  al  altar,  será 
santificada. 

88  ^  Y  esto  es  lo  que  ofrecerás  sobte 
el  altar :  *dos  corderos  de  un  alio  cada 
día,  sin  intermisión. 

89  Ofrecerás  d  un  cordero  á  la  ma- 
fiana,  7  el  otro  cordero  ofrecerás  á  la 
caida  de  la  tarde. 

40  Ademas  una  decima  parte  de  «n 
epM  de  flor  de  harina  amasada  con  la 
coarta  parte  de  un  hhi  de  acdte  molido : 
7  la  libación  aera  la  cuarta  parte  de  un 
hin  de  vino  con  cada  cordero. 

41  Y  ofrecerás  el  otro  cordero  á  la 
calda  de  la  tarde,  haciendo  conforme 
á  la  ofrenda  de  la  ma&ana,  7  conforme 
á  su  libación,  en  olor  de  suavidad :  será 
ofrenda  encendida  á  Jehová. 

42  Beto  terá  holocausto  continuo  por 
vuestras  generaciones  á  la  puerta  del 
tabernáculo  del  testimonio  delante  de 
Jehová,  en  el  cual  me  concertaré  con 
vosotros,  para  hablaros  alH'. 

48  Y  ani  testiñcaré  de  mí  á  los  hijos  d* 
Israd,  7  será  santificado  con  mi  gloria. 

44  ^  Y  santificaré  el  tabernáculo  del 
testimonio  7  el  altar:  santificaré  asi- 
mismo á  Aaron  7  á  sus  hijos  para  que 
sean  mis  sacerdotes. 

4fl  Y  habitaré  b  entre  los  hijos  de  Is- 
rael, 7  seré  BU  Dios. 

46  Y  conocerán  que  70  «oy  Jehová  su 
Dios,  que  los  saqué  de  la  tierra  de  B- 
ffipto,  para  habitar  en  medio  de  dios : 
Yo  Jehová  su  Dios. 

CAPITULO  XXX. 

Del  altar  de  loe  perfume»  i  dd  medio  eielo  t 
pOa  de  broneetbOtamo  eof/rad»  i  iMiemeo, 
y  otro*  eoeae  perteneeUntee  al  taberndevlo. 

HARÁS  asimismo  tm  altar*  de  sa- 
hiunerio  de  perfume:  de  madera 
de  Sittim  lo  harás. 

0  Su  longitud  eerá  de  un  codo,  7  su 
anchura  de  un  codo ;  será  cuadrado :  7 
su  altura  de  dos  codos ;  7  sus  cuernos 
serán  de  lo  mismo. 

8  Y  cubrirlo  has  de  oro  puro^,  su  te- 
chado, 7  sus  paredes  en  derredor,  7  sus 
cuernos :  7  le  harás  en  dettedor  una  co- 
rona de  oro. 

4  Le  harás  también  dos  ajrillQS  de  oro 
debajo  de  su  corona  á  sus  dos  esquinas 
en  ambos  lados  SU70S,  pata  meter  los 
varales  con  que  será  llevado. 

6  Y  harás  los  varales»  de  madem  de 
Sittim,  7  los  cubrirás  de  oro. 

6  Y  le  pondrás  delante  del  Tdo<(  que 
ettá  Junto  al  arca  del  testimonio,  de- 
lante de  la  cubierta*  que  está  sobre 
el  testimonio,  donde  70  te  testificaré 
de  mi. 

7  Y  quonará  sobre  H  Aaron  sahume- 
rio/ de  aromas  cada  noafiana :  cuando 
aderezare  las  lámparas  lo  quemará. 

8  Y  cuando  Aaron  eneenderA  las  lám- 
paras al  anochecer,  quemará  también  el 
sahumerio ;  riio  pópetuo  delante  de  Je- 
hov&  por  vuestras  eoades. 

9  No  ofreceréis  sobre  él  sahumerio 
extrafio,  ni  holocausto,  ni  presente,  ni 
tampoco  derramaréis  sobre  él  libación. 

10  Y  sottre  sos  cuernos  hará  Aaron 
expiación  una  vez  en  d  aflo  con  la  san- 
gre de  la  expiadon  para  las  reconcilia- 
ciones :  9  una  vez  en  el  aik>  hará  expía-   'Lev.  1&18. 
clon  sobre  &  en  vuestras  edades,    será    Hsk  9.asi 
«vto  mtt7  santo  4  Jdiová. 


•Csp.37.25. 


*Gsp.36.1L 


o  Cap.  35. 18. 

<f  Cap.  as.  81. 

746.S. 

nat  27.51. 

HeK9.8. 
•Cap.  25.31. 

/vBr.84. 
lSun.2.28. 
Ln.  1.  9. 


A.  CUBIL 


EX(H)0,  XXZL 


A.C.ltfL 


i  Nnm.  L  & 
736.2. 


*'afl«in.M. 

T».e,a8. 

XiBB.  17. 4. 


itC»iK88.2S. 


fOM.88.8. 
lBqr.7.88. 


Caot.i.11 


"8il.89.ao. 

•Oftp.40.». 
Lev.  8. 10. 


'wr.aa. 
icr.a.a 

30. 


11  5  Y  haUÓ  JAová  &  Moiiet  dici- 
endo: 

19  Cuando  tomares  el  ntfmero*  de  los 
hi|o«  de  Israel  conforme  á  la  cuenta  de 
dios»  cada  uno  darA  A  Jebová  el  rescate 
de  su  persona,  cuando  los  contares,  j  no 
babiá  en  ellos  mortandad'  por  haberlos 
contado. 

13  Esto  dará  cualquiera  que  pasare  por 
la  cuenta,  medio  sido  conxbxme  al  siclo 
del  santuario.  El  sido  e«  de  veinte 
óbolos :  la  mitad  de  un  sido  terá  la 
ofrenda  ¿  Jebová. 

14  Cualquiera  que  pasare  por  la  cuenta, 
de  veinte  aikw  «urriba,  dará  la  ofrenda  & 
Jehová. 

15  Ni  el  rico  aumentari,  ni  el  pobre 
disminuirá  de  medio  siclo,  cuando  die- 
ren la  ofrenda  á  JdioTá  para  hacer  ex- 
piación por  vuestras  personas. 

16  Y  tomarás  de  los  h^os  de  Israel 
el  dinero  de  las  expiaciones,  j  lo  darás  & 
para  la  obra  del  tabernáculo  del  testi> 
monio :  y  será  por  memoria  á  los  I4|os 
de  Israel,  delante  de  Jdiová»  para  ex- 
piar vuestras  personas. 

17  5  Habló  mas  Jehová  á  Moisés  di- 
ciendo : 

18  Harás  también  una  fuente '  de  me- 
tal, con  su  basa  de  metal,  para  lavar ; 
y  la  has  de  poner  entre  el  tabemáoulo 
del  testimonio  j  el  altar,  y  pondrás  en 
ella  asua. 

19  Y  de  ella  se  lavarán  Aaron  j  sus 
14)os  sus  manos  y  sus  pies. 

50  Cuando  entrarán  en  el  tabernáculo 
del  testimonio,  se  lum  de  l^var  con 
agua,  y  no  morirán  :  y  cuando  se  lle- 
garen al  altar  para  ministrar,  para  en- 
cender á  Jehová  la  ofrenda  que  se  ha 
de  consumir  al  friego, 

51  También  se  lavaran  las  manos  y  los 
pies,  y  no  morirán.  Y  tendrán  uto  por 
estatuto  perpetuo  ól  y  su  simiente  por 
sus  generaciones. 

as  5  Habló  mas  Jehová  á  Moisés  di- 
dendo: 

53  Y  td  has  de  tomar  de  las  prindpales 
drogas ;  de  mirra  excelente  •  quinientos 
tidot,  y  de  canela  aromática  la  mitad  de 
esto,  es  á  taber,  doscientos  y  cincuenta, 
y  de  cálamo  aromátioo  doscientos  y  cin> 
cuenta, 

54  Y  de  casia  quinientos  al  peso  del 
santuario,  y  de  aceite  de  olivas  un  hin : 

S6  Y  harás  de  ello  d  aceite  de  la  santa 
unción,  superior  ungüento,  obra  de  per- 
frimador,  el  cual  será  el  aceite  de  la 
undon  o  sagrada. 

88  Con  él  ungirás  el  tabemáciüo  del 
testimonio,  y  el  arca  del  testimonio*, 

87  Y  la  mesa,  y  todos  sus  vasos,  y  el 
candelero,  y  todos  sus  vasos,  y  el  altar 
del  perfrime, 

88  Y  el  altar  del  hdocansto  y  todos  sus 
vasos,  y  la  fuente  y  su  basa, 

89  Así  los  consagrarás,  y  serán  cosas 
santísimas :  todo  lo  que  tocare  en  ellos, 
será  santificado. 

90  Ungirás  también  á  Aaron  y  á  sus 
hqos,  y  les  consagrarás  para  que  sean 
mis  sacerdotes. 

81  Y  hablarás  á  los  hijos  de  Israel  di- 
ciendo :  Este  sorá  mi  aceite  de  la  santo 
unción  por  vuestras  edades. 

88  Sobre  carne  de  bomlwe  no  será -un- 
tado, ni  haréis  otro  sem^ante,  conforme 
á  su  composición :  santo  es ;  por  santo 
habéis  de  tenerlo  vosotros. 

83  Cualquiera  que  compusiere  ungU. 
ento  serenante,  y  que  pusiere  de  él 
sobre  algún  extralio,  será  cortado  de  sus 
pueblas. 

34  5  I>Uo  «un  Jehová  á  Moisés :  To- 
mate aromas;»,  es  á  tabttt  estacte,  y 


u&a  olorosa,  y  gtlbann  onnnitioo,  é  in- 
cienso limpio ;  oe  todo  en  igaal  pe¿> : 

85  Y  haias  de  ello  una  confección  aro- 
mática de  obra  de  perfumador,  Mm 
mezclada,  pura,  y  santa. 

86  Y  molerás  aigma  de  ella  pubrerl- 
sandofe,  y  la  pcmdrás  delante  oel  testl» 
monio  en  d  tabernáculo  del  testimonio, 
donde  yo  te  testificaré  de  míf.  Os  se» 
cosa  santísima. 

87  Como  la  confieocion  que  harás,  no 
os  haréis  ctra  según  su  composición :  te 
seiá  cosa  sagrada  para  Jehová. 

88  Cualquiera  que  hiciere  ctra  como 
ella  para  olería,  será  cortado  de  sus 
pueblos*-. 

CAPITULO  XXXI. 
i>*  Im  arUfiMt  BtwtOM  y  jOnMah^  Moopidos 
por  Dio»  para  Ul  eaiukrueciim  dil  tóbeme- 
culo.    Dt  la  fimta  dd  Bííbaioi  it  ^  la»  ta. 
Ua$  dé  la  leff. 

Y  HABLO  Jehová  á  Moisés  dioindo : 
8  Mira,  yo  he  llamado  por  *u  nom- 
bre á  Beuüeél',  hijo  de  Úxi,  hijo  de 
Hux,  de  la  tribu  de  Judá, 

8  Y  lo  he  henchido  b  de  espíritu  de 
Dios,  en  sabiduría,  y  en  inteligencia,  y 
en  dencia,  y  en  todo  artificio, 

4  Para  inventar  diseños,  para  trab^}ar 
en  oro,  y  en  plata,  y  en  metal ; 

5  Y  en  artincio  de  piedras  para  engas- 
tar/», y  en  artificio  de  madera;  pan 
obrar  en  toda  suerte  de  labor. 

6  Y  hé  aquí  que  yo  he  puesto  con  él 
á  Aholiabe,  htjo  de  Ahuamec,  de  la 
tribu  de  Dan :  y  be  puesto  saUduría  d 
en  d  ánimo  de  todo  sabio  de  oorason, 
para  que  hagan  todo  lo  q,ue  te  he  man* 
dado; 

7  El  tabernáculo  del  testimonio,  y  d 
arca  del  testimonio,  y  la  cubierta  qne 
estará  sobre  ella,  y  todos  los  vasos  dd 
tabernáculo : 

8  Y  la  mesa,  y  sus  vasos,  y  el  candelero 
limpio,  y  todos  sus  vasos,  y  el  altar  del 
perfiune, 

9  Y  el  altar  del  holocausto,  y  todos  sus 
vasos,  y  la  fuente,  y  su  basa  j 

10  Y  los  vestidos  del  servido*,  y  las 
santas  vestiduras  para  Aaron  d  sacer. 
dote,  y  las  vestiduras  de  sus  hi^os,  para 
que  ferian  el  sacerdodo ; 

11  Y  el  aceite  de  la  undpn,  y  el  per- 
fume aromático  para  el  santuario:  lo 
cual  harán  conforme  á  todo  lo  que  te  he 
mandado. 

18  ^  Habló  ademas  Jehová  á  Moisés 
diciendo : 

18  Y  til  hablar&s  á  los  hijos  de  Israd 
diciendo :  Con  todo  eso  vosotras  guar- 
daréis mis  sábados:  /porque  es  sefial 
entre  mi  y  vosotros  por  vuestras  edades, 
para  que  sepáis  que  yo  soy  Jehová  qne 
os  santifioo. 

14  Así  que  guardaréis  el  sábado,  5  por- 
oue  santo  e«  á  vosotros :  el  que  lo  pro- 
ranare,  de  cierto  morirá;  porque  cud- 
quiera  que  hiciere  obra  algima  en  él, 
aquella  alma  será  cortada  de  en  medio 
de  sus  pueblos  A. 

15  Seis  dias  se  hará  obra,  mas  el  dia  sép- 
timo aera  sábado  de  reposo  conswrado 
á  Jehová :  cudqniera  que  hidere  obra  d 
dia  del  sábado,  morirá  ciertamente. 

16  Guardarán  pues  d  sábado  los  hijos 
de  Israel,  cdebrandolo  por  sus  edades 
como  pacto  perpetuo : 

17  Betld  •  tt  para  siempre  entre  mi  y 
los  hijos  de  Israel :  porque  en  sds  dias 
hizo  Jdiová  los  ddos  y  la  tierra,  y  en 
el  séptimo  dia  cesó,  y  reposó  *. 

18  ^  Y  dio  á  Moisés,  como  acabó  de 
hablar  coa  él  en  d  monto  de  Sind,  dos 
tablas  del  testimonio^  tablas  de  piedra 
escritas  000  d  dedo  de  moa. 


fOapu  20.41 
I«v.  l&X 


38. 


•  1  Cr.  2. ». 

»Osp.S&81. 
lB^.7.1t. 


«Cap.S&.3i 
rfPro.  2.«. 


•Cap.  35.  U. 
ya».  1.41. 


/Lev.  W.  3. 

ao. 

y  26.1 

i2s.ao.u 
ao. 

'Osp.  ao.  R. 

I>30.  5.U. 

U.68.1S. 

£s.  44.  Si. 
ACap.  85.2. 
96, 


»■  ver.  13. 
iGoB.  2.2. 

Heb.4.3,4. 
10. 

<  Cap.  34. 12. 
y&  15,14. 
184.28,28. 
1)60.4.13. 
y5.23. 
y  9.  9.  u. 
a  Cor.  8. 3. 


EZODO,  nxD,  xmtL 


íta£2"t^ 


cetras; 

ido.     '  '  lertor ;  tiEcoiuKH  d  pib 


ÍÍS&i.,. 


bis  qn<  idul»,  dljD  (  H 


I*    Egipto,  Do    I^ID 


bS  f!lio*c  ÍSvlltt  I 


32SS;2i?-'"'" 


'  Que  petifiaa  ÁLora  fa  pecudat  ; 


X  It  ^.1,  Id  ,  .1  pueblo  D» 
de  la  Ucna  da  Bdlpcp,  i,  la  üan 

rbAo,  J  al  UvthA^J  aj  pt«f«<éBj  J  aJ 


«.«,«. 

SSODO,  IXXIV,                                          i.  t  IM. 

s^™írt"¿'¿ss,'::,sjSi: 

~...JD«W.. 

lUj™  df  Imri  ■  v™«™  «fc  ¿«IJo  de 

YÍJÍ.mIÍÍ'wÍm^  ii'rtt 

PH  ¿^  m  «li¿S.™S^'  i2bí?íí 

quut-IDdehiar. 

Tíll^SSíS;.^™^,»*. 

■  EDijnm»  hdot  de  Isul  H  d.I«. 

pe,  1.  ™,í™  rt  OBO- dt  Hm¡;  ,  ei. 

T  TT  Md«  u»i  ti  ubmíMlo  , 

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10  T  Indo  ud>  ti  p»Uo  1.  CDT.miu. 

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11  I  hui.b.  Jiho.i  1  Mrf»  «n  « 

o™,  o™,  habla  CDiüquIe»  1  n.  »m- 

1»                           la™.>w/. 

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blllldo  umblen  iniclii  tn  mU  Dju. 

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llYÍI™p™JI4:  Blmrntcomh. 

.qdi  qut  jc  «ÍD  ¿  dH»>lt  de  u  ^■ 

a.  Ir  ™  ™o(™.  „o  ™,  „,„„  de  i^uí. 

H«hO«.  T  al  rhtrnAi,  j  il  Hi T«e, ;  il 

loi'  ''°ri^1£'l"iiS?^^hL'Z 

¡^  !0  ,  «  FQcblK  »«no.  .pM^„"j, 

17  t  J^rt  di»  t  KMm:  Ta..>blB. 

¡^¿¡¿"•^^utan  '"u^mítiü'  n. 

¡«...T. 

Iu.4  eno  que  ba^dle)».  («  cuuu  bu 

3t_,_ 

lull»lo  gncla  en  nU  mS,  r  U  )«  ce. 

iSs 

™idppe.í.™1,r..  ™ 

IS  El  eiUihin  dljg :  Raigov  que  mi 

s££"ár.-.--"-"- 

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1>I^UdU»,IUTÍ..>IV».e»IO. 

1,;. 

h¿¿risi^jáv"^^^ 

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Iro-^    penju.  n»  n^  .ert  tveíom,  , 

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«ís^rríií^'^ 

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&ti 

i.  a  1491. 


ÉXODO,  XXXV. 


A.ai«M. 


«5VB.18. 

lá. 

•-Gip.aO.9. 

ras.  2. 


•Ch>-S.16. 


14, 17. 


<  «  Job  L  la 


I  . 


Caf-AlS. 


'DtmALH, 


14 

Dea.4.U. 
y  10.  2, 4, 
20ar.S.7. 

20or.3.7, 


'SOir.tU, 
16. 


'Ln.XS.S. 


•XBB.U. 


T  de  ta  ganado  todo  primeii»)  de  vaa*  ó 
de  oveja  que  fiíere  macho. 

90  Empero  redimizis  con  oerdero  el 
pximeviao  dd  amo ;  7  si  no  lo  xedlmi- 
eres,  le  has  de  cortar  la  cabeza.  Redi* 
miras  todo  primogénito  de  tos  14)ofl  q,  y 
no  aerfta  vistoa  Tacfoa  delante  de  mí. 

SI  Seta  días  trabajará*,  maa  en  el  aAp< 
timo  día  cesarás*",  cesarás  aun  en  la 
arada  7  en  la  siega. 

as  Y  te  tuuiá*  la  fiesta  de  las  semanas 
á  los  principios  de  la  siega  del  trigo  $  y 
la  fiesta  de  la  cosecha  á  la  vuelta  del 
afio*. 

83  Tres  veces  en  el  aSo  será  visto  todo 
varón  tuyo  delante  del  Señoreador  Je- 
hováy  JMos  de  Israel  *. 

84  Porque  yo  airoijaré  las  gentes  de  tu 
presencia»  y  ensancharé  tu  término:  y 
ninynno  coaiciar&  tu  tierra,  cuando  id 
subieres  para  ser  visto  delante  de  Jdio- 
vá  tu  Dios  tres  veces  en  el  afio  ••. 

85  No  oftecerás  con  leudo  la  sangre  de 
mi  sacrificio;  ni  quedará  de  la  noche 

Sara  la  mañana  el  sacrificio  de  la  fiesta 
ela  Pascua  «. 

96  La  primicia  de  los  primeros  frutos 
de  tu  tierra  meterás  en  la  casa  de  Jeho- 
vA  tu  Dios.  No  cocerás  el  cabrito  en 
la  leche  de  sn  madre'. 

87  Y  JehovA  d^o  á  Moisés  r  Escribe  td 
estas  palabras ;  norque  oonfinrme  á  estas 
palabras  he  hecho  la  aUanza  contigo,  y 
con  Israel. 

88  Y  él  estuvo  allí  con  Jehová  cuarenta 
dias  y  cuarenta  noches :  no  «omid  pan, 
ni  bebió  aguají :  y  escribió  *  en  tablas  las 
palabras  de  la  alianza,  las  diex  palabras. 

89  Y  Y  aconteció,  oue  descendiendo 
Moisés  d^  monte  de  Binai  con  las  do* 
tablas  del  testimonio  en  su  mano,  mien- 
tras descendía  del  monte,  no  sabia  él 

3 ue  la  tes  de  su  rostro  resplandecía  a, 
eqtues  que  hubo  con  él  hablado. 

90  Y  miró  Aaron,  y  todos  los  hijos  de 
Israel,  á  Moisés,  y  hé  aquí  que  la  tes 
de  su  rostro  era  resplandeciente ;  y  tuvi. 
eron  miedo  de  llegarse  á  él. 

SI  Y  llamólos  Moisés ;  y  Aaron  y  todos 
los  príncipes  de  la  congregación  volvi- 
eron á  él :  y  Moisés  les  habló. 

32  Y  después  se  llegaron  todos  los  hijos 
de  Israel,  á  los  cnues  mandó  todas  las 
ooaaa  que  Jefaov&  le  habla  dicho  en  el 
monte  de  Sinai. 

33  Y  cuando  hubo  acabado  Meases  de 
hablar  con  ellos,  puso  un  vrio  sobre  su 
rastro  b. 

84  Y  cuando  venia  Moisés  delante  de 
Jehová  para  hablar  con  él,  quitábase  el 
velo  hasta  que  salla ;  y  saliendo,  habla- 
ba con  los  mjos  de  Israd  lo  que  le  era 
mandado. 

85  Y  velan  los  hijos  de  Israel  el  rostro 
de  Moisés,  que  la  tez  de  su  rostro  era 
resplandeciente ;  y  volvía  Moisés  á  poner 
el  velo  sobre  su  rostro,  hasta  que  entra- 
ba á  hablar  con  él. 

CAPITULO  XXXV. 
ObmnoHcia  dd  Sübado,    Cfnndat  generoaOB 
á*  loa  larcuHtaa  para  ia  eomtnueion  del 
ta^tmOetito. 

Y  MOISÉS  hizo  Juntar  toda  la  con- 
gregación de  los  hijos  de  Israel,  y 
dijoles :  Estas  ton  las  cosas  que  Jehová 
ha  mandado  que  hagáis. 

8  8ei»  dias  se  ham  obra»,  mas  el  dia 
I  séptimo  os  será  santo,  sábado  de  reposo 
á  Jehová:  cualquiera  que  en. él  hioiere 
I  obra,  morirá. 

a  No  encenderéis  fuqro  en  todas  vues- 
,  tras  moradas  en  el  dia  del  sábado  b. 

4  5  Y  habló  Moisés  á  toda  la  oongre- 
gadon  de  los  h^os  de  Israel,  dlciemlo : 


Esto  M  lo  que  Jdiová  ha  mandado  di- 
ciendo: 

0  Tomad  de  entre  voaotros  ofrenda  pa- 
ra Jehová :  todo  liberal  de  corasoo «  la 
traeiá  á  J«^ová  1  oro,  plata,  metal, 

6  Y  cárdeno,  y  pdróura,  y  «armesí,  y 
lino  fino,  y  peL  de  cabras, 

7  Y  cuems  rojos  de  oamens,  y  «meios 
de  tejones,  y  madera  de  Sittim ; 

8  Y  aceite  para  la  luaolnaria,  y  espe- 
cias aromátioas  para  el  aceite  de  la  un» 
cion,  y  para  el  perfume  aromático ; 

9  Y  piedras  de  ónix,  y  demás  pedrería 
para  el  Ephod,  y  para  el  Aacional. 

10  Y  todo  sabio  de  ooraaon^,  que  A«- 
brá  entre  vosotros,  vendrá  y  hará  todas 
las  cosas  que  Jehová  ha  mandado : 

11  El  tabernáculo,  su  tienda,  y  su  cu- 
bierta, y  sus  anillos,  y  sus  tablas,  sus 
barras,  sus  columnas,  y  sus  basas ; 

18  El  arcar,  y  sus  varas,  la  oubiecta,  y 
el  velo  de  la  tienda ; 

13  La  mesa,  y  sus  varas,  y  todos  sus 
vasos,  y  el  pan  de  la  proposición/; 

14  El  candelero  de  la  luminaria,  y  sus 
vasos,  y  sus  candilejas,  y  el  aceite  paim 
la  luminaria; 

15  Y  el  altar  del  perfume;,  y  sus  varas, 
y  el  aceite  de  la  undon,  y  el  perfume 
aromático,  y  el  pabellón  de  la  puerta, 
para  la  entrada  del  tabonáoulo ; 

16  £1  altar  del  holocausto,  y  su  enre- 
jado de  metal,  y  sus  varas,  y  todos  sus 
vasos,  y  la  fuente  con  su  basa ; 

17  haa  cortinas*  del  atiio,  sus  colum- 
nas, y  sus  basas,  y  el  pabelloa  de  la  pu- 
erta del  atrio ; 

18  Las  estacas  del  tabernáculo,  y  las 
estacas  del  atrio,  y  sus  o\ierdas ; 

19  Las  vestiduras  del  servido  •'  para 
ministrar  en  el  santuario,  w  á  taber,  las 
sagradas  vestiduras  de  Aaron  d  sacer- 
dote, y  las  vestiduras  de  sus  h^os  para 
servir  en  el  sacerdocio. 

20  <f  Y  salió  toda  la  congregación  de 
los  hños  de  Israel  de  ddante  de  Moisés. 

81  x  vino  todo  varón  á  quien  sn  ooia- 
zon  estimuló  *,  y  todo  squel  á  quien  su 
espíritu  le  dio  vduntad,  y  tngeron  o- 
frenda  á  Jehová  para  la  obra  diel  tabeor- 
náculo  del  testimonio,  y  para  toda  sa 
fábrica,  y  para  las  sagradas  vestiduras. 

82  Y  vmieron  así  hombtes  como  mu- 
jeres, todo  voluntario  de  corazón,  y  tra- 
jeron cidenas,  y  zarcillos,  sorteas,  y 
brazdetes,  y  toda  joya  de  oro ;  y  eud- 
quiera  ofrecía  ofrenda  de  oro  á  Jdiová. 

28  Todo  hombre  que  se  hallaba  con 
jacinto,  ó  pdrpura,  ó  carmesí,  ó  lino 
fino,  ó  peto  de  cabras,  ó  cueros  rqjos  da 
cameros,  ó  cueros  de  tejones,  lo  tnda. 

24  Cualquiera  que  oáreda  ofiwnda  de 
plata  ó  de  metal,  trda  á  Jehová  la 
ofrenda:  y  todo  el  que  se  hallaba  000 
madera  de  Sittim,  traída  para  toda  la 
obra  del  servido. 

85  Ademas  todas  las  nmjeres  sabias  de 
corazón/  hilaban  de  sus  manos,  y  traían 
lo  que  habían  hilado,  cárdeno,  ó  purpu- 
ra, ó  carmesí,  ó  lino  fino. 

86  Y  todas  las  mujeres,  cuyo  corazón 
las  levantó  en  sabiduría,  hilaron  p«U>t 
de  cabras. 

87  Y  los  príncipes  m  trajeron  piedras 
de  oniz«,  y  las  piedras  de  los  engastes 
para  el  Ephód  y  el  Racional ; 

28  Y  la  especia  arowHUJce*,  y  acdte 
para  la  lumiiuuria,  y  para  d  acdte  de  la 
unción,  y  para  el  peinune  aromático. 

29  De  los  I4J0S-  de  Israel,  así  hombres 
como  mujeres,  todos  los  que  tuvieron 
corazón  voluntario  para  traer  para  toda 
la  obra  que  Jehová  había  mandado  por 
medio  de  Moisés  que  hidesen,  tn^con 
drenda  voluntaria  á  Jehová/». 


•Cap.  85.  a. 
Mar.  12. 41. 
44. 

a  Cor.  S.  11. 
12. 

y».r. 


d  Osp.  SI.  6. 


'Gap.  35. 

lu.eto. 

/Lmr.  Si. 

6.8. 


rosp.ao. 

1.  etc. 


A  Capt  87. 9. 
3  Sara.  7. 2. 


tGap.Sl.10. 
y  39. 1, 41. 


k  Cap.  86.  3. 
lOr.  a».  9. 


ta  Bey.  as.  7. 
Pro.  8L 19. 


»]tBd.3.«8. 

•  1  Cr.  39. 
6,8. 

•  cap.  80. 38. 


P  ver.  31. 


A.aiá0L 


ÉXODO,  ZZXVL 


1 


A.C1«L 


«GqkSLa, 


tT.Íí. 
2Cr.2.1i. 


y  SL  6. 
r3&  10.86. 

1  Cr.  29. 8. 


'aOn:.& 
2.8. 


<<2Cr.Z1.10. 


*  0»p.  28. 1, 
«te. 


/Oftp.9S.A. 


f  T  d^  M«ÉMi¿  iM  hijw  de  I». 
Mimly  JcDOTa  hs  iMmilwJili>  & 
Bcsalcdr,  Mío  de  Uii,  h^o  de  Hw, de 
tettOadeJiidá: 

81  Y  lo  ha  hcndrido  de  Bip&xtD  de 
Vüokt  CD  «ihiduriij  en  hirrHgmcáa,  y  en 
rienri»,  y  en  todo  aitifieio, 

as  púa  jfKujtiJüa  faiTCnlos  pera  tacaba- 
jar  en  oso,  y  en  plata,  j  en  metal, 

as  T  en  oina  de  pedicria  poia  engas- 
tar, j  en  otn  de  noaden,  pan  trabajar 
en  toda  ioToick»  ingeniosa. 

a«  T  ha  poefto  en  wa  coman  el  qne 
pueda  cnaeAar,  míí  él  como  Aholiab, 
I^jo  de  Ahhinach,  de  la  tribo  de  Dan. 

as  Y  loe  ha  henchido  de  sabtdnriarde 
corazón,  para  qne  hagan  toda  obta  de 
artificio,  j  de  invención,  y  de  recamado 
en  jacinto,  y  en  prfrpnxa,  y  en  caxueti, 
y  en  lino  fino,  y  en  telar;  para  qne  ha- 
gan toda  labor,  é  inventen  todo  diseik». 

CAPITULO  XXXVJ. 

PAicM  m  ^ft€»eio»  laUbriea  dd  UtbertUaOo 

t  Umjlo  dd  Dio»  verdadero. 

HIZO  pnea  Bexaleel,  y  Aholiab,  y 
todo  hombre  aabio  de  oocazon,  á 
quien  Jchová  did  «abidniía  ¿  intriigen- 
eia  paia  qne  tupicKn  hacer  toda  la  obra 
del  icrricio  del  «antnario,  todas  las  cosas 
qoe  habla  mandado  JehoWL 

a  Y  Moisés  llamó  &  Beialed  y  4  Aho- 
liab, y  á  todo  varan  sabio  de  ooiaxon  •, 
en  cn^o  corazón  liabia  dado  JAorá  sa- 
bidnna,  y  á  todo  hamtbrt  k  quien  su  co- 
razón le  movió*  á  Ucgaxw  á  la  obra, 
para  trab^ar  en  día : 

8  Y  tomaron  de  delante  de  Moisés 
toda  la  ofrenda  que  los  h^jos  de  Israd 
haUan  traído  para  la  obra  del  servido 
del  santuario,  á  fin  de  hacerla.  Y  ellos 
le  traían  aun  oficen<la  voluntaria  cada 
mafiana: 


a  la 
y  eiraa  eiacnenta  lazadas  en  U 
orilla  de  la  olía  oontoa  en  la  Juntura. 

18  Hiao  tamhiim  g-jfrfw^a  oofclielas 
de  metal  para  juntar  la  tienda,  de  modo 
que  fuese  una. 

IS  B  Uao  una  eufaicMa  para  la  tienda 
de  eneros  rqjoa  de  camoo,  yA  térm  en- 

bierta  encima  de  cncios  de  tóctM*. 

90  Ademas  hiao  las  tablas  pan  el  ta- 
bernáculo de  madera  de  8ittim,  pan 


SI 


La  lonptnd  de  cada  tabla  de  dicn 
,  y  de  codo  y  medio  la  andiora. 


4  Vinieron  por  tanto  todos  los  maes- 
tros qne  hadan  toda  la  obra  del  santua- 
rio, ráda  uno  de  la  obra  qne  hada, 

A  Y  hablaron  &  Moisés  diciendo :  El 
pueblo  trae  mucho  mas  de  lo  qne  es 
menestere  pan  la  atendon  de  hacer  la 
obn,  que  JdiovA  ha  mandado  que  se 
haga. 

6  Entonces  Moisés  mandó  pregonar 
por  el  campo  didendo :  Ningún  hombre 
ni  mujer  naga  mas  obra  para  ofírecer 
pan  el  santuario.  Y  así  fué  el  pueblo 
impedido  de  ofrecer  ¡ 

7  Foes  tenían  material  abundante  pan 
hacer  toda  la  obn,  y  sobnba^. 

8  ^  Y  todos  los  sabios  de  corazón  entre 
loa  que  hadan  la  obn,  hideron  el  ta- 
bernáculo de  diez  cortinas  de  lino  tor- 
cido, y  de  jadnto,  v  de  piirpura,  y  car- 
mesí, las  cuales  hicieron  de  obn  prima  > 
eon  querubines. 

9  La  longitud  de  la  una  cortina  era  de 
veinte  y  ocho  codos,  y  la  anchun  de 
cuatro  codos  :  todas  las  cortinas  tenían 
una  misma  medida. 

10  Y  Juntó  las  dneo  cortfaias  la  una 
con  la  otra:  asimismo  unió  las  otras 
dnco  cortinas  la  una  con  la  oin. 

11  E  hizo  las  lazadas  de  color  de  ja- 
dnto en  la  orilla  de  la  una  corüna,  en 
el  bonle,  ¿  la  Jnntun ;  y  asi  hizo  en  la 
orilla  al  borde  de  la  segunda  cortina,  en 
la  juntura. 

18  Cincuenta  lazadas/  hizo  en  la  una 
cortina,  y  otras  cincuenta  en  la  segunda 
cortina,  en  el  borde,  en  la  Juntun ;  las 
uxuM  laxadas  en  frente  de  las  otras. 

18  Hizo  también  cincuenta  corchetes 
da  «ro,  con  los  cuales  Juntó  las  cortinas 
la  una  con  la  otn,  é  hízose  un  taber- 
náculo. 

14  Hizo  atímlsmo  cortinas  de  pefe  de 


S  Cada  tabla  tenia  dos  quicios 
v^ados  d  uno  ddatte  del  otra :  asllüzo 
todas  las  tablas  dd  tabernáculo. 

as  Hizo  pues  las  tabUs  pan  ct  taber- 
náculo :  veinte  tabte*  al  lado  dd  Austro, 
almediodia. 

24  Hizo  también  las  cuarenta  basas  de 
plata  para  deb^  de  las  veinte  tablas ; 
dos  basas  detago  de  la  nna  tabla  pan 
sus  dos  qnidos,  y  afros  dos  basas  dcfa^io 
de  la  otra  tabla  para  sus  dos  quides. 

86  Y  pan  el  otro  lado  dd  labemáenlo, 
&  la  parte  dd  Aquilón,  hiao  atrm»  veinte 
tablas, 

90  Con  sus  cuarenta  basas  de  plata; 
dos  basas  debajo  de  la  nna  tabla,  y  otroM 
doa  basas  debiüo  de  la  otra  tabla. 

87  Y  pan  el  lado  ooddental  dd  ta- 
bernáculo hizo  seis  tablas. 

88  Pan  las  eiiquinas  dd  tabernáculo 
en  los  dos  lados  hizo  dos  tablas, 

89  Las  cuales  se  juntaban  por  alMjo,  y 
asimismo  por  arriba  á  un  gozne :  y  tal 
hizo  á  la  una  y  á  la  otn  en  los  dos  lados. 

80  Eran  pues  ocho  tablas,  y  sus  basas 
de  plata  diez  y  seis ;  dos  basas  debajo  de 
cada  tabla. 

31  Hizo  también  las  bams  de  madem 
de  Sittim ;  cinco  para  las  tablas  del  un 
ladodd  tabernáculo, 

32  Y  otra»  cinco  bñxas  •  para  las  tablas 
del  otro  lado  dd  tabernáculo,  y  «tro» 
cinco  barras  para  las  tablas  dd  lado  dd 
tabemáoulo  á  la  parte  occidental. 

33  E  hizo  que  la  barra  del  medio  pasase 
por  n\alio  de  las  tablas  dd  un  cabo  al 
otro. 

84  Y  cubrió  las  tablas  de  oro,  é  hizo 
de  oro  los  anillos  de  ellas  por  donde 
pasasen  las  barras:  cubrió  también  de 
oro  las  bañas. 

85  Hizo  asimismo  d  velo  A  de  color 
cárdeno,  y  púrpura,  y  carmesí,  y  lino 
torcido,  el  cual  hizo  con  querubines  de 
delicada  obn. 

86  Y  para  él  hizo  cuatro  columnas  de 
maden  de  Sittim,  y  cubriólas  de  oro, 
los  capiteles  de  las  cuales  eran  de  oro ; 
é  hizo  pan  ellas  cuatro  basas  de  plata 
de  fundición. 

37  Hizo  también  el  velo'  pan  lapnerts 
del  tabernáculo  de  jacinto,  y  pdrpun, 
y  carmesí,  y  Uno  torcido,  obn  de  reca- 
mador, 

88  Y  sns  dnco  columnas  ooo  sus  capi- 
tdes :  y  cubrió  las  cabezas  de  días  y  sus 
molduras  de  oro ;  pero  sos  cinco  basas 
üu  Amo  de  metal. 

CAPITULO  XXXVIL 

Dtocribmuo  A  arta,  el  frofitiaUírio,  la  mesa, 

d  eantddmn,  y  d  altar  dd  intimuo. 


to^ac; 


I 


AO^LacH. 


Cap.SS.26. 


iOap.  28.81. 
yS&.6. 
Hat.  27.51. 
Btib.10.tJ. 


<OBp.26.88. 


A.  C  1491. 


ÉXODO,  XXXVH,  XXXVIII. 


A.  G.  Ittl. 


•Cten.aS.10. 
Sínn.IOL 
S,35. 


tCap.  35^17. 


<1  Bey.  6138. 

Sal.  80. 1. 


•  »«.4,aa. 


HIZO  también  Bcialed  el  aroa*  de 
madera  de  Stttan :  su  longitod  era 
de  dos  codos  y  medio,  5  de  codo  y  medio 
SQ  anchura,  y  so  aitoxa  de  otro  codo  y 
medio. 

9  Y  cubrióla  de  oro  ¡raro  por  de  dentro 
y  por  de  ftiera,  é  hízole  una  comisa  de 
oiro  en  dcnedor. 

S  Hizole  ademas  de  fundición  cuatro 
anillos  de  oro  á  sus  cuatro  esquinas ;  en 
el  un  lado  dos  anillos,  y  en  el  otro  lado 
d^rw  dos  anllk». 

4  Hizo  también  las  Taras  de  madera  de 
Sittim,  y  cubrliflas  de  oro. 

5  Y  metió  las  Taras  por  los  anilles  á 
los  lados  del  arca,  para  Uerar  el  arca. 

6  'í  Hizo  asimismo  la  cubierta  &  de  oro 
pnro :  su  longitud  de  dos  codos  y  medio, 
y  su  anchura  de  codo  y  medio. 

7  Hizo  también  los  dos  querubines  c  de 
oro,  hizolos  labrados  á  martillo,  á  los 
dos  cabos  de  la  cubierta  : 

8  El  un  querubin  de  esta  parte  al  un 
cabo,  y  el  otro  querubín  de  la  otra  parte 
al  otro  cabo  de  la  cubierta :  hizo  los  que- 
rubines &  sus  dos  cabos. 

9  Y  los  querubines  extendían  sus  alas 
por  encima  cubriendo  con  tus  alas  la 
cubierta :  y  sus  rostros  el  uno  ea  ftente 
del  otro,  pero  hacia  la  cubierta  los  ros- 
troa  de  los  querubines. 

10  ^  Hizo  también  la  mesa  ^  de  madera 
de  Sittim :  su  longitud  de  dos  codos,  y 
su  anchura  de  un  codo,  y  de  codo  y  me- 
dio su  altura : 

11  Y  cubrióla  de  oro  puro,  é  hizole  una 
comisa  de  oro  en  derredor. 

18  Hízole  también  una  moldura  al  re- 
dedor del  ancho  de  una  mano,  &  la  cual 
moldura  hixo  la  cornea  de  oro  en  cir- 
cunferencia. 

13  Hízole  asimismo  de  fundición  cuatro 
anillos  de  oro,  y  plisóles  á  las  cuatro  es- 
quinas que  eorretpondian  á  los  cuatro 
pies  de  ella. 

14  Delante  de  la  moldura  estaban  los 
anillos,  por  los  cuales  se  metiesen  las 
Tazas  para  llevar  la  mesa. 

15  E  nizo  las  Taras  de  madera  de  Sittim 
para  llevar  la  mesa,  y  cubriólas  de  oro. 

16  También  hizo  los  vasos  que  habían 
de  tetar  sobre  la  mesa,  sus  platos,  y  sus 
cucharas,  y  sus  cubiertas,  y  sus  tazones 
con  que  se  habia  de  libar,  de  oro  fíno. 

17  1  Hizo  asimismo  el  candelero  de 
oro  puro,  é  hizolo  labrado  &  martillo : ' 
su  pie,  y  su  ca&a,  sus  copas,  sus  manza- 
nas, y  sus  flores  eran  de  lo  mismo. 

18  De  sus  lados  sallan  seis  brazos ;  tres 
brazos  del  un  lado  del  candelero,  y  los 
otros  tres  brazos  éf\  otro  lado  del  can- 
delero. 

19  En  el  un  brazo  hahia  tres  copas  fi- 
sura de  almendras,  una  manzana,  y  una 
flor;  y  en  el  otro  brazo  atrae  tres  copes 
flgoza  de  almendras,  otra  manzana  y 
otra  flor :  y  así  en  los  seis  brazos  que 
sallan  del  cstndelero. 

90  Y  en  el  tronco  dd  candelero  hiúña 
cuatro  copas  figura  de  almendras,  sus 
manaanas,  y  sus  flores : 

n  Y  una  manzana  debajo  de  los  dos 
bnaos  de  lo  mismo,  y  otra  manzana 
delnjo  de  los  atroe  dos  brazos  de  lo  mis- 
mo, y  otra  manzana  debajo  de  los  otroe 
dos  bracos  de  lo  mismo,  conforme  á  los 
seis  brazos  que  sallan  de  él. 

88  Sus  manxanas  y  sus  brazo*  eran  de 
lo  mismo !  todo  era  una  pieza  labrada  & 
martillo,  de  oro  puro. 

83  Hizo  asimismo  sus  siete  candil^as, 
y  sus  despabiladeras,  y  sus  platillos,  de 
on  puiOa 

84  De  un  talento  de  oro  puro  lo  hizo, 
con  todoe  tos  vaso*. 


86  5  Hizo  también  el  altar  del  per- 
ñune  de  madera  de  Sittim :  un  cedo  su 
longitud,  y  otro  codo  su  anchura;  era 
cuubrado ;  y  su  altura  de  dos  codos,  y 
sus  cuernos  de  la  misma  pieza. 

86  Y  cubriólo  de  oro  puro,  su  mesa  y 
sus  paredes  al  rededor,  y  sus  cuernos  i 
é  hízole  una  corona  de  oro  al  rededor. 

27  Hízole  también  dos  anillos  de  oro 
debE^o  de  la  corona  en  las  dos  esquinas 
á  los  dos  lados,  para  pasar  por  ellos  las 
varas  con  que  habla  de  ser  conducido. 

88  E  hizo  las  Taras  de  madera  de  Sit- 
tlm,  y  cubriólas  de  oro. 

89  Hizo  asimismo  el  aceite  santo  de  la 
unción*,  y  el  fino/  perfume  aromático 
de  obra  de  perfumador. 

CAPITULO  XXXVIII. 
DA  áUar  de  toe  MaerifMo*,  dtl  batió  de  hroaee, 
¡f  dtl  atrio.    Suma  dd  valor  de  lae  tffitrtae 
qae  ee  Meterá». 

IGUALMENTE  hizo  el  altar  del  ho- 
locausto •  de  madera  de  8ittim  :  su 
longitud  de  cinco  codos,  y  su  anchura 
de  otros  cinco  codos,  cuadrado,  y  de  tres 
codos  su  altura. 

8  B  hízole  sus  cuernos  á  sus  cuatro 
esquinas,  los  cuales  eran  de  la  misma 
pieza,  y  cubriólo  de  metal. 

3  Hizo  asimismo  todos  los  tssos  del 
altar,  calderas,  y  tenazas,  y  tazones,  y 
garfios,  y  palas  :  todos  sus  vasos  hizo  de 
metal. 

4  E  hizo  para  el  altar  el  enriado  de 
metal  de  hechura  de  red,  oue  pt*eo  en 
su  cerco  por  debajo  hasta  el  medio  del 
altar  mietno. 

5  Hizo  también  cuatro  anillos  de  ftin- 
dicion  k  los  cuatro  cabos  del  enrejado  de 
metal,  para  meter  las  Taras. 

6  E  hizo  las  varas  de  madera  de  Sit- 
tim, y  cubriólas  de  metal. 

7  Y  metió  las  varas  por  los  anillos  á 
los  lados  del  altar,  para  llevarlo  con 
ellas ;  hueco  lo  hizo,  de  tablas. 

8  TamMen  hizo  la  fuente 2*  de  metal, 
con  su  basa  de  metal,  de  los  espejos  de 
las  que  Telaban  &  la  puerta  del  taberná- 
culo del  testimonio. 

9  ^  Hizo  asimismo  el  atrio :  á  la  partee 
austral  del  Mediodía  las  cortinas  del 
atrio  eran  de  cien  codos,  de  Uno  torcido : 

10  Sus  columnas  Teinte,  con  sus  Telnte 
basas  de  metal :  los  capiteles  de  las  co- 
lumnas, y  sus  molduras,  de  plata. 

U  Y  &  la  parte  del  Aquilón  cortinae  de 
cien  codos :  sus  columnas  Teinte,  con 
sus  Teinte  basas  de  metal.  Los  capi- 
teles de  las  columnas,  y  sus  molduras, 
de  plata. 

19  A  la  parte  del  occidente  cortinas  de 
cincuenta  codos:  sus  columnas  diez,  y 
sus  diez  basas ;  los  capiteles  de  las  co- 
lumnas, y  sus  molduras,  de  plata. 

18  Y  &  la  parte  oriental,  al  Levante, 
cortinas  de  cincuenta  codos. 

14  Al  un  lado  cortinas  de  quince  codos, 
sus  tres  columnas,  y  sus  tres  basas. 

15  Ai  otro  lado,  de  la  una  parte  y  de 
la  otra  de  la  puerta  del  atrio,  cortinas  de 
á  quince  codos,  sus  tres  columnas,  y  sus 
tres  basas. 

16  Todas  las  cortinas  del  atrio  al  re- 
dedor, eran  de  lino  torcido. 

17  Y  las  basas  de  las  colxunnas  eran 
de  metal ;  los  capiteles  de  las  columnas, 
y  sus  molduras,  de  plata ;  asimismo  las 
cubiertas  de  las  cabezas  de  ellas,  de  pla- 
ta :  y  todas  las  columnas  del  atrio  tenían 
molduras  de  plata. 

18  Y  el  pabellón  de  la  puerta  del  atrio 
fieé  de  obra  de  recamado,  de  Jacinto,  y 
purpura,  y  carmesí,  v  lino  torcido :  la 
longitud  de  vefaite  codos,  y  la  altura  en 


«Osp.  90.91 

/Cap.  80.94. 


•  Cap.  27. 1. 


h  Cap.  80. 18. 
Tlt.3.6. 


'  Cap.  27.  9. 
y  40.  8. 38. 
lBev.6.eA. 
8aL»i.2ao. 


9  y  Qmlceli,  hpe  de  1;tI,  mo  da 
>  Vnn  «  -ulu  AhglUh>. 


3?"  dt  laH,  aan  Jibort  li>  bibla  i 
O  En  cvaditdo  [  doblada  htdÉTon  i 


V  «tn  da  I4idnjtoi0  di  jHliB, 


f^rSj!^r¡rjj^, 


A.  a  1490. 


ÉXODO,  XL. 


A.  C.  14»1. 


Im.  14.30. 


IteD.12.8L 

ia.aii9. 


?CiV.SL10. 


•HT.P. 


tI««.M.8. 


diadema  santa  de  oro  poro,  t  ewrniie- 
Ton  en  ella  eomo  grabadura  de  «ello  el 
riHiilo,  Sajctidílo  a  Jbbova  •. 

81  Y  pusieron  en  rila  un  o<nd«n  de 
JacintOi  para  colocarla  en  alto  aobre  la 
mitra,  como  Jehová  lo  habia  mandado 
&  Itfotiw. 

as  5  T  fué  acabada  toda  la  obra  del 
tabernáculo,  del  tabemáonlo  del  leatt- 
monio:  é  hicieron  los  h^oe  de  btael 
como  JchoYá  lo  haUa  mandado  á  Mol- 
•es ;  ad  lo  hicieron;». 

85  Y  tiidexon  d  tabernáculo  &  Moiies, 
el  tabernáculo  y  todo*  lui  vaiot;  wu 
eondietes,  sus  tablas,  sus  barras,  y  sus 
columnas,  y  sus  basas ; 

M  Y  la  cubierta  de  pieles  rojas  de  car. 
ñeros,  y  la  cuhlerta  de  pieles  de  tienes, 
y  el  Tdo  del  pabdlon ; 

86  £1  arca  del  testimonio,  y  sus  «aras, 
y  la  cubierta; 

88  La  mesa,  todos  sus  vasos,  y  el  pui 
de  lamoposicioo ; 

87  £1  eandelero  limpie,  sus  candilejas. 


'»r.«. 


<Ctii.aQ.36. 


'U».ll, 


las  lámparas  que  deUan 

<bden,  y  todos  sus  vasos ;  y  él  aceite  para 

la  Inmlnaxia : 

88  Y  el  altar  de  oro,  y  el  aceite  de  la 
unción,  y  el  perftime  aromático,  y  el 
pab^km  pan  U  puerta  del  tabernáculo; 

88  £1  altar  de  metal,  con  su  env^fado 
de  metal,  sus  vanuí,  y  todos  sus  vasos; 
y  la  fuente,  y  su  basa : 

40  Laa  eortliias  del  atrio,  y  sus  colnm> 
naa  y  sna  basas,  y  el  pabellón  pan  la 
puerta  del  atrio,  y  sus  cuerdas,  v  sus 
eacaeas,  y  todoa  los  vaso*  del  servicio  áA 
tabernáculo,  del  tabernáculo  dri  testi« 
monio: 

41  Las  vestimentas  del  servicio  f  pan 
ministrar  en  el  santuario,  las  sagradas 
vestiduras  mura  Aaion  el  sacerdote,  y  las 
vestiduras  de  sus  hUos  pan  ministrar  en 
el  saceidoeio. 

48  £n  ounfunuidad  á  todas  las  cosas  que 
Jehová  habia  mandado  á  Moisés,  asi 
hicieron  los  h^os  de  Israel  toda  la  obra. 
43  Y  Tió  Motees  toda  la  obra,  y  hé  aqui 
que  la  habian  hecho  como  Jehová  habia 
mandado ;  y  bend()olos  r. 

CAPITULO  XL. 
Mneetem  f  eonmgraeto»   dd  tábemttetilo  t 
wumtftUtaat  en  tí  ¡a  ^oria  tU  SeiUtr,  y 
fwda  embierlo  eon  mma  «ute. 

YJ£HOVA  hablo  á  Moisés  diciendo : 
a  En  el  primer  dia  •  del  mes  pri- 
men» harás  levantar  el  tabernáculo,  el 
tabernáculo  del  testimonio. 

8  Y  pondrás  en  él  el  arca  del  testimo* 
nio,  y  la  cubrirás  con  él  velo. 

4  Y  meterás  la  mesa,  y  la  pondrás  en 
dtden:  meteíAii  también  el  eandelero, 
y  encenderás  sus  lámparas. 

0  Y  pondrás  el  altar  de  oro  pan  el  per* 
fmne  delante  del  arca  dd  tótímonio,  y 
pomlrás  d  pabrilon  de  la  puerta  del  ta- 
bcamáculo. 

6  Después  pondrás  el  altar  del  holo- 
emsto  diente  de  la  puerta  úA  taberná- 
culo, del  tabernáculo  del  testimonio» 

7  Lue^o  pondrás  la  fuente*  entre  el 
tabernáculo  del  testimonio  y  «i  altar ;  y 
pondrás  agua  en  ella. 

8  Finalmente  pondrás  él  atrio  en  der- 
redor, y  el  pabellón  de  la  puerta  del  atrio. 

0  Y  tomaras  él  aoeke  de  la  unción,  y 
imgiráa  d*'  tabernáculo»  y  todo  lo  que 
tttarú  en  ¿1 ;  y  le  saatificaTás  c(»  todos 
■BS  vaaoa,  y  será  santo. 

10  Ungfans  tamUen  el  altar  dd  holo- 
causto, y  todos  sus  vasos :  y  santificarás 
el  altar,  j  será  un  altar  tantírimo^. 

11  Asimismo  ungirás  la  ftaente  y  su 
basa,  y  la  santificaras» 

U  Y  harás  llegar  á  Aaron/  y  á  sus  14Jos 


á  la  puerta  dd  tabernáculo  del  testimo- 
nio, V  les  lavarás  eon  agua. 

18  Y  harás  vestir  á  Aaron  las  vestidu- 
ras «agradas,  y  lo  ungirás  y,  v  lo  consa- 
grarás, pan  oue  sea  mi  saMsoote. 

14  Después  narás  ll^ar  sus  h^os,  y  les 
vestirás  las  tdnioas : 

15  Y  los  ungirás  como  ungiste  á  su  pa- 
dre, y  serán  mis  sacerdotes :  y  será  que 
so  undon  ks  servirá  por  saoenlocio  per. 
petno  por  sus  generaciones. 

16  5  «  Moisés  hjao  conJbrme  á  todo  lo 
que  Jdiová  le  mandó  ¡  así  lo  hizo. 

17  Y  así  en  d  dia  primero  del  primer 
mes  A,  en  el  segundo  alio,  el  tabernáculo 
fué  erigido. 

18  Y  Moisés  biso  levantar  el  taberná- 
culo, y  asentd  sus  basas,  y  odocó  sus 
tablas,  y  puso  sus  barras,  é  biso  alsar 
sus  columnas. 

18  Y  extendió  lá  tienda  sobre  d  taber- 
náculo, y  puio  la  sobrecubierta  endma 
dd  mismo,  como  Jehová  haUa  manda- 
do á  Moisñ. 

80  Y  tomó  y  puso  el  Testimonio  •  den- 
tro del  aroa,  y  colocó  las  varas  en  d 
arca,  y  encima  la  cubierta  sobre  d  arca 

mi^llUI  'e 

91  Y  metió  el  arca  en  el  tabernáculo, 
y  puso'  d  velo  de  la  tienda,  y  cubrió  el 
arca  dd  testimonio,  oomo  J  Aova  habia 
mandado  á  Moisés. 

88  Y  puso  la  mesa  en  el  tabernáculo 
del  testimonio,  al  lado  septentriond  • 
dd  pabellón,  fuera  del  velo : 

83  T  sobre  ella  puso  por  orden  los  panes 
delante  de  Jébová,  como  Jéhorá  oaUa 
mandado  á  Moisés. 

94  Y  puso  el  oanddoo  en  el  taberná- 
culo del  testimonio  en  frente  de  la  mesa, 
d  lado  meridional  del  pabellón. 

86  Y  encendió  las  lámparas»  delante 
de  Jehová,  como  Jdiová  haMa  manda- 
do á  Moisés. 

96  Puso  también  el  dtar  de  oro  en  elta- 
bemáculo  dd  testimonio,  ddante  del  vdo : 

87  Y  encendió  sobra  ól  el  perfume  aro- 
mático», oomo  Jehová  habia  mandado 
á  Moisés. 

98  Puso  asimismo  la  cortina  de  la  pu- 
erta del  tabernáculo. 

99  Y  colocó  el  altar  del  holocausto^  á 
la  puerta  del  tabernáculo,  del  taberná- 
culo dd  testimonio;  y  oneció  sobre  él 
holocausto  y  presente,  como  Jehová  ha- 
bla mandado  a  Moisés. 

80  Y  puso  la  fuentes  entre  el  taberná- 
culo del  testimonio  y  d  dtar;  y  puso  en 
día  agua  pan  lavar. 

31  Y  Moisés,  y  Aaron,  y  sus  h^jos  la- 
vaban en  ella  sus  manos  y  sus  pies. 

89  Cuando  entraban  en  el  tabernáculo 
dd  testimonio,  y  cuando  se  llegaban  d 
dtar,  se  levaban  r,  como  Jdiová  liabia 
mandado  á  Moisés. 

88  Findmente  erigió  el  atrio*  en  der- 
redor del  tabernáculo  y  del  dtar,  y  Ptiso 
la  cortina  de  la  puerta  dd  atrio.  Y  así 
acabó  Moisés  la  obra. 

84  ^  Entonces  una  nube  cubrió  el  ta- 
bernáculo dd  testimonio,  y  la  gloda  de 
Jehová  hinchió  el  tabernáculo. 

85  Y  no  podia  Moisés  entrar  en  el  ta- 
bernáculo dd  testimonio,  porque  la  nube 
estaba  sobre  él,  y  la  glonía  de  Jehová  lo 
tenia  lleno. 

36  Y  cuando  la  nube  se  dxaba  del  ta- 
bernáculo, los  h^os  de  Israd  se  movian 
en  todas  sus  jornadas ' : 

87  Pero  si  la  nube  no  se  daaba,  no  se 
partían  hasta  el  dia  que  ella  se  dzaba. 

88  Poique  la  nube  de  Jehová  eetoto  de 
dia  sobre  el  tabernáculo,  y  el  fiíego  es- 
taba de  noche  en  él,  á  vista  de  toda  la 
casa  de  Israd,  en  todas  sus  Jomadas*. 


»1Jub2. 
•JO. 


A««r.  I 
JSvn.  7. 1. 


•  C«p.  36.16. 

k  Cap.  S7. 
«.9. 

I  Cap.  20. 3S. 
<"  C^a6.S6. 


•Csp.a6.S7. 


•Cap.  30. 7. 


P  Csp.  3". 
1.2. 


«Cap.  90. 16. 


'-8d.7S.18. 

•C•^27.  9, 
16. 


«  Neh.  9.  U. 


«8sJ.78.14. 
T1U6.S9. 
Ij.  4.6. 


A-aUMl 


usvinoo,  m,  iy. 


A.0.1ÍMI 


•(>p.T.  11, 
». 

11UX&14. 

IFM.1.19. 
*0n.  I.  4. 

TliS.lL. 

IlSlIO. 


Ex.».  IS, 


'C*p.&lS. 

I 


lz.44.7. 


18W.1JS. 
Í&.7.7. 
•Ga.9.4. 

a,  a. 


si.u.n. 


>  0^11.6. 


YBI  m  oA«nda  ftun»  Moiifieio  de 
«kccc,  «1  hubiera  d*  oAraecrli  d* 
ganiino  Taeuno,  tea  macho  ó  hembiB, 
da  dcCBOtot  lo  ofinoaA  deianto  de  Je- 
hofA. 

2  T  pondxá  m  mano*  lobre  la  oabeca 
de  so  ofrenda,  y  la  degoUaiá  &  la  puerta 
dd  tahenáculo  del  tatUmonio ;  ▼  loa 
■acevdotei,  h^os  de  Aanm,  xociazun  an 
sangre  lolae  él  altar  en  denedor. 

8  Xuego  uftecerá  del  ncvifido  de  las 
paces,  por  ofrenda  enoendida  á  Jehori, 
el  sebo  que  enbxe  los  Intestinos',  y  todo 
el  sebo  que  e»tá  Sobre  laa  entraflas, 

4  Y  loa  dos  sUones,  y  el  sebo  que  «ttá 
soine  ellos,  y  sobre  los  Qares,  y  oon  los 
Tifiones  qoitaxA  d  redafio  que  tttá  sobre 
él  legado. 

5  T  los  hijoa  de  Aaron  halan  arder 
esto  en  el  altar,  sobre  el  holooausto  *  que 
fliAefid  sobic  la  leüa  oue  Aa¿rd  encima 
dd  ftaego  s  jcrd  oficenda  de  olor  snaTe  á 

9  ^  Has  si  de  or^as/bere  su  ofrenda 
para  sacrificio  de  paces  &  Jehová,  «w 
macho  ó  hembra,  ooreoeaálo  sin  tacha/. 

7  SI  ofreciere  cordero  por  su  ofrenda, 
ha  de  ofrecerlo  delante  de  JdioWL 

8  Y  pmubá  su  manof  sobre  la  cabera 
de  su  oftcnda,  y  después  la  degollará 
'^flwp*'^  del  tabeni&eulo  del  testimonio ; 
y  los  h^os  de  Aaron  rodarán  su  sangre 
sotare  el  altar  en  derredor. 

O  Y  del  sacrificio  de  las  paces  ofrecerá 

Kr  ofrñida  encendida  á  Jeborá  su  se- 
A,  y  la  cola  entera,  la  cual  quitará  á 
tais  del  esplüaxo,  y  el  sebo  que  cubre 
los  intestinos,  y  tMo  el  sebo  que  uta 
sobre  las  entraflas : 

10  Astanismo  los  dos  riflones,  y  el  sebo 
que  está  sobre  ellos,  y  el  que  eatá  sobre 
loe  iiazes,  y  con  los  rifiones  quitará  el 
redaao  de  sobre  d  higado. 

11  Y  d  sacerdote  hará  arder  esto  sobre 
d  altar ;  ¡f  terá*  Tienda  de  ofrenda  ea- 
oendida  á  Jehová. 

U  Y  Y  ñ  futre  cabra  su  ofrenda,  ofre- 
oerála  ddanle  de  Jehorá. 

13  Y  pondrá  su  mano  sobre  la  cabera 
de  ella,  y  la  degollará  delante  del  taber- 
náonlo  dd  testimonio;  y  los  14jos  de 
Aaron  rociarán  su  sangre  sobre  el  dtar 
en  derredor. 

14  Después  ofrecerá  de  ella  su  ofrenda 
cncendloa  á  Jehová;  el  sebo  que  cubre 
los  intestinos,  jr  todo  el  sebo  que  eetA 
sobre  las  entrains, 

16  Y  los  dos  rl&ñies,  y  d  sebo  que  e«Ai 
sobre  elloa,  y  d  que  eítá  sobre  los  liares, 
y  ctm  los  rl&ones  quitará  el  redaño  de 
sobre  el  higado. 

10  Y  d  sacerdote  hará  arder  esto  sobre 
d  altar,  y  eerá  Tienda  de  ofrenda  que  se 
oucma  en  olor  de  suavidad  á  JdioWL 
£1  sebo  todo  e$  de  Jebová  *. 

17  Carnto  estatuto  perpetuo  por  roestras 
y  en  todas  Tueitras  moradas, 
sebo   ni  ninguna  saogrei  co- 


CAPITULO  IV. 
BUe  pata  loe  eaaifixioe  por  Im  peeadae  del 
eaetrdoU,  por  ice  dd  pueblo,  por  loe  de  mm 
parUetdar,  eomettdoe  por  ignoraneta  ent* 
pcMt. 

Y  HABLÓ  Jduná  á  Moisés,  dici- 
endo : 
S  Habla  á  loa  hijoa  de  Israd  diciendo : 
Cuando  alguna  persona  pecare  por  yerro  • 
en  algnao  de  los  mandamientos  de  Je- 
hoTá  «ofrrv  eoeas  que  no  se  han  de  hacer, 
y  obnoe  «Ollera  alguno  de  dios ; 
8  8i  sacerdote  ungido  pecare  según  d 


pecado  dd  pueblo,  ofrecerá  á  Jehová. 
por  so  pecado  que  habrá  cometido,  un» 
Dcoecxo  sin  tacha  para  expiación. 


4  Y  tnerá  d  baoeno  á  la  puerta  dd 
tabernáculo  dd  testimonio*  adante  de 
JehoTá,  y  pondrá  so  mano  sobre  la  oa. 
beca  dd  becerro,  y  lo  degollará  delante 
de  JehoTá. 

6  Y  d  saeerdote  ungido  tomará  de  la 
sangre  dd  beoenm,  y  la  traerá  d  taber. 
nácnlo  del  testimonio. 

6  Y  moteará  d  sacerdote  su  dedo  en  la 
sangre,  y  rociará  de  aquella  sangre  siete 
Teces  ddante  de  Jehová,  hacia  d  relo 
dd  Santuario. 

7  Y  pondrá  d  sacerdote  de  la  tnisma 
sanare  sobre  loe  cuernos'  del  dtar  del 
perAuíe  aromátioo,  que  teta  en  el  ta- 
Dcraáculo  dd  testimoaio,  ddante  de  Je. 
hora :  y  echará*  toda  la  otra  sangre  dd 
becerro  d  pié  dd  dtar  del  holocausto, 
que  eetá  á  la  puerta  dd  tabemáculo  del 
testimonio. 

8  Y  tomará  del  becerro  para  la  ex- 
piación todo  su  sebo,  d  sebo  que  cubra 
los  intestinos,  y  todo  el  sebo  que  «dd 
sobre  las  entra&as ; 

O  Y  los  dos  riflones,  y  el  sebo  que  eetá 
sobra  dios,  y  d  que  e¿á  sotase  los  Uares, 
y  con  los  nikMMS  quitará  d  redaiko  de 
sobre  el  hígado, 

10  De  la  manera  que  m  quita  dd  buey 
dd  sacrificio  de  las  paces :  y  el  sacar- 
dote  lo  hará  arder/  todo  sobre  d  dtar 
del  holooausto. 

11  Y  el  cuero  del  becerro,  y  toda  su 
carne,  con  su  cabexa  y  sus  piernas,  y 
sos  intestinos,  y  so  estióool, 

15  En  fin  todo  el  becerro  sacará  fiíeía 
del  campos  á  un  lugar  limpio,  donde 
se  echan  las  cenicas,  y  lo  quemará  d 
friego  sobra  la  lefia :  en  donde  se  eehanA 
las  eenlias  será  quemado. 

18  ^  Y  d  toda  la«  congregación  de 
Israel  hubiere  errado,  y  el  n^godo  es- 
tUTiere  oculto  á  los  ojos  dd  pueblo,  y 
hubieren  hecho  algo  eoatra  alguno  die 
los  mandamientos  de  JdioTá  en  eotae 
que  no  se  han  de  hacer,  y  frieren  cul- 
pables, 

14  Lui^o  que  friere  entendido  d  pecado 
sobre  que  delinquieron,  la  congregación 
ofrecen  un  becerro  por  expiación,  y  lo 
traerán  delante  dd  tabemáculo  dd  tes- 
timonio. 

16  Y  los  ancianos  de  la  congregación 
pondrán  A  sus  manos  sobre  la  cabexa 
dd  iMceiro  delante  de  Jehová;  y  en 
presencia  de  Jehová  degollarán  aqud 
becerro. 

16  Y  d  sacerdote  ungido'  meterá  de 
hi  sangra  dd  becerro  en  el  tabemáculo 
del  testimcmio. 

17  Y  mojará  d  sacerdote  su  dedo  en 
la  misma  sangra,  y  rociará  siete  Teces 
delante  de  Jdiorá  hacia  el  Telo. 

18  Y  de  aquella  sangra  pondrá  sobre  • 
los  cuernos  del  dtar  que  «iid  delante 
de  JefaoTá  en  el  tabemáculo  del  testi- 
monio, y  derramará  toda  la  otra  sangre 
d  pié  del  dtar  del  holocausto,  que  está 
á  la  puerta  dd  tabemáculo  dd  testi- 
monio. 

10  Y  le  quitará  todo  el  sebo,  y  har&¿o 
arder  sobra  d  altar. 

80  Y  hará  de  aqud  becerro  como  hizo 
oon  do  becerro  de  la  expiación;  lo  mis- 
mo hará  de  él :  así  hará  el  sacerdote  ex- 
piadon*  por  ellos,  y  obtendrán  perdón. 

91  Y  sacará  d  becerro  friera  dd  campo, 
V  lo  quemará  como  quemó  el  primer/» 
Deceno :  y  edo  eerá  expiación  de  la  con- 
gre^don. 

88  ^  Y  cuando  pecare  el  príncipe,  é 
hidere  por  yerro  algo  contra  alguno  de 
todos  kis  mandamientos  de  Jehová  su 
Dios,  eobre  cosos  que  no  se  han  de  haoer, 
ypecara; 


*  Bz.  a».  U», 
U. 


<fOw.8.1&. 

y  18. 18. 

Bx.  SO.  1. 

10. 
«Osp^S.». 


/Osp.  S.8. 


9  Ex.  ».  14. 
NoB.  19.5. 
Beb.lS.U. 

&  Oap.  8.  U. 

•'17nioa5.a4. 
Jos.  7. 11. 
ITlai.l.U. 


k  Osp.  1. 4. 
fvar.S,*. 

"fsr.  7. 


"vw.  8. 

«I}aa.9L94. 

B00L6.U. 

Heb.  i.  17. 

y  10. 10, 12. 

i  Josa  1.7. 

ySLS. 

ApocLC, 
Pvcr.U,lS. 


E 


A.C.14M. 


LEvrnoo,  V,  vl 


A.CUX. 


9Gftp.5.4. 


•-11.53.6. 


'  Nnin.  15. 
38. 


'  Gap.  8.  8, 
14. 
•  Oftp.  L  9. 

*tOT.  28. 


'  Oap.  3.  6. 
*  wr.  26.81. 


•  1  Bey.  8, 

SL 

Pro.  29. 24. 

Hat2&«8. 
i  Cap.  11. 24, 

28,  etc. 


'  Cap.  XII, 
XIII,  XT. 


'8*1. 106.38. 

«Jnec.  11.81. 
18am.26. 
22. 
Mar.  6.28. 


fi8  Ln«go  qne  le  fiíere  oanoeidor  tu 
pecado  en  que  ha  delinqnido,  praen- 
tará  por  su  ofirenda  un  macho  cabrio  lin 
defecto: 

84  T  pondr6  au  manor  «obre  la  cabeza 
del  macho  cabrío,  y  lo  degollará  en  el 
lugar  donde  ae  d^^ella  él  holocausto 
delante  de  JehoT¿ ;  y  uto  terá  expiación. 

25  T  tomará  el  aaoeniote  con  au  dedo 
de  la  aangre  de  la  «tcfíma  para  ezpl- 
adon,  y  pondrá  iobre  los  cuernos  del 
altar  del  holocausto,  y  derramará  la 
d«ma$  sangre  al  pié  del  altar  del  ho- 
locausto. 

96  Y  quemará  todo  tu  sebo  sobre  el 
altar,  como  el  sebo  ¿lA  sacrificio  de  las 
paces :  asi  hará  el  sacerdote  por  él  la« 
expiación  de  su  pecado,  y  tendrá  perdón. 

27  ir  Y  si  alguna  persona  del  común 
del  pueblo  pecare  por  yerro,  haciendo 
atgo  contra  alguno  de  loa  mandamientos 
de  Jehová  en  cotat  qne  no  se  han  de 
hacer,  y  delinquiere ; 

28  Luego  que  le  ftiere  conocido  su  pe- 
cado que  cometió,  traerá  por  su  ofrenda 
una  hembra  de  las  cabras,  una  cabra 
sin  defecto,  por  su  pecado  que  habrá 
cometido : 

29  Y  pondrá  su  mano  sobre  la  cabeza 
de  la  vieUma  para  expiación,  y  la  de- 
gollará en  el  lugar  del  holocausto. 

30  Lu^o  tomará  el  sacerdote  en  su 
dedo  de  su  sangre,  y  pondrá  sobre  los 
cuernos  del  altar  del  holocausto,  y  der- 
ramará toda  la  otra  sangre  al  pié  del 
altar. 

81  Y  le  quitará  todo  su  sebo,  de  la 
manera  que  fué  quitado  el  sebo  áél  sa- 
crificio de  las  paces;  y  el  sacerdote  lo 
haráf  arder  sobre  el  altar*  en  olor  de 
suavidad  á  Jéhová :  así  hará  el  sacer- 
dote expiación  por  él,  y  será  perdonado. 

82  Y  si  trajere  cordero  para  su  ofren- 
da por  el  pecado,  hembra «  sin  drfecto 
traerá. 

83  Y  pondrá  su  mano  sobre  la  cabeza 
de  la  víctima  para  exidacion,  y  la  de- 
gollará por  expiación  en  el  lugar  donde 
se  degüella  el  nolocausto. 

34  Después  tomará  el  sacerdote  con 
su  dedo  de  la  sangre  de  la  víctima  para 
expiación,  y  pondrá  sobre  los  cuernos 
del  altar  del  holocausto ;  ▼  derramará 
toda  la  dema*  sangre  al  pié  del  altar. 

85  Y  le  quitará  todo  su  sebo,  como  fué 
quitado  el  sebo  del  sacrificio  de  las  pa- 
ces, y  harálo  el  sacerdote  arder  en  el 
altar  sobre  lay  ofrenda  encendida  á  Je- 
hoTá:  y  «i  le  hará  el  sacerdote  ex- 
piación* de  su  pecado  que  habrá  co- 
metido, y  será  perdonado. 

CAPITULO  V. 

De  alguno»  otro»  »aerifieio»  por  varias  adpa». 

Y  CUANDO  alguna  persona  pecare, 
que  hubiere  oido  la  voz  del  que 
juró  o,  y  él  fuere  testigo  que  vló,  ó  supo, 
si  no  lo  denunciare,  él  llevará  su  pecado. 
9  Asimismo  la  persona  que  hubiere 
tocado  en  cualquiera  cosa  inmunda  b, 
sea  cuerpo  muerto  de  bestia  inmunda, 
ó  cuerpo  muerto  de  animal  inmundo,  o 
cuorpo  muerto  de  reptil  inmundo,  bien 

Sue  no  lo  supiere,  se»  inmunda  y  habrá 
elinquido. 

8  O  si  tocare  á  hombre  e  inmundo  en 
cuidquiera  inmundicia  suya  de  que  es 
inmundo,  y  no  lo  echare  de  ver,  mas 
deapue»  11^  á  saberlo,  será  culpable. 

4  También  la  persona  que  jurare  pro- 
nunciando d  con  «tu  labios  hacer  mal,  ó 
bien,  en  cualesquiera  cosas  que  el  hom- 
bre profiere  con  juramento,  y  él  no  lo 
conociere*,  bien  que  detpuet  lo  entienda, 
será  culpado  en  una  de  estas  cota». 


5  Y  será  qne,  cuando  alguno  pecare  en 
alguna  de  estas  cosas,  confesará/  aquello 
en  qne  pecó : 

6  Y  para  su  expiación  traerá  á  Jehová 
por  su  pecado  que  ha  cometido,  una 
hembra  de  los  rebaños,  una  oordera  ó 
una  cabra  como  ofrenda  de  expiación ;  y 
el  sacerdote  hará  expiación  por  él  de  nt 
pecado. 

7  Y  si  no  le  alcanzare  para  un  cordero, 
traerá  en  expiación  por  su  pecado  qne 
cometió,  dos  tórtolas,  ó  dos  jr  palominos 
á  Jehová;  el  uno  para  expiación,  y  el 
otro  para  holocausto. 

8  Y  ha  de  traerlos  al  sacerdote,  el  cual 
ofrecerá  xnimero  el  que  es  para  expia- 
ción, y  desunirá  su  cabeza  de  su  cuello, 
mas  no  la  apartará  del  todo  *. 

9  Y  rociará  de  la  sangre  de  la  vícUtna 
para  expiación  sobre  la  pared  del  altar ; 
y  lo  que  sobrare  de  la  sangre  lo  ex- 
primirá al  pié  del  altar:  y  etío  aera 
expiación. 

10  Y  dd  otro  hará  holocausto  conforme 
al  rito ;  y  atí  hará  por  él  el  sacerdote 
expiación  de  su  pecado  que  cometió,  y 
le  será  perdonado. 

11  Mas  si  su  posibilidad  no  alcanzare 
para  dos  tórtolas,  ó  dos  palominos,  ti 
que  pecó  traerá  por  su  ofrenda  la  dé- 
cima parte  de  un  epha  de  flor  de  harina 
por  expiación.  No  pondrá  solne  ella 
aceite,  ni  sobre  ella  pondrá  incienso*, 
porque  es  expiación. 

12  Traerála  pues  al  sacerdote,  y  el  sa- 
cerdote tomará  de  ella  su  pufio  lleno, 
en  memoria  suya,  y  le  hsxék  arder  en  el 
altar  sobre  las  otrae  ofrendas  encendidas 
á  Jdiová :  .y  eeto  será  expiación. 

13  Y  (Mi  hará  el  sacerdote  expiación 
por  él  de  su  pecado  que  cometió  en 
alguna  de  estas  cosas,  y  le  será  perdo- 
nado :  y  el  eobranie  será  del  sacerdote, 
como  el  presente  de  vianda. 

14  ^  Habló  mas  Jehová  á  Moisés,  di- 
ciendo : 

16  Cuando  alguna  persona  cometiere 
£eüta,  y  pecare  por  verro  en  las  cosas 
santificadas  á  Jehová,  txaexá  por  su  ex- 

SiadonA  á  Jehová'  un  camero  sin  tacha 
e  los  rebaños,  tMitor,  conforme  á  tu 
estimadon,  de  do»  sidos  de  plata  deí 
siclo  dd  santuario"),  en  tffrenda  por  el 
pecado: 

16  Y  pagará  aquello  de  las  cosas  santas 
en  que  hubiere  pecado,  y  añadirá  á  ello 
el  quinto  »,  y  lo  dará  al  sacerdote :  y  el 
sacerdote  h»á  eniiacion  por  él  con  el 
camero  dd  sacrindo  por  el  pecado,  y 
será  perdonado. 

17  Finalmente,  si  una  persona  pecare, 
é  hiciere  alguna  de  todas  aquellas  cosas 
que  por  mandamiento  de  Jehoi^  no  se 
han  de  hacer,  aun  sin  hacerlo  á  sabien- 
das es  culpable,*  y  llevará  su  pecado. 

18  Traerá  pues  al  sacerdote  por  expia- 
ción, según  td  lo  estimes,  un  camero 
sin  tacha  de  los  rebaños :  y  d  sacerdote 
hará  expiación  por  él  de  su  yerro  que  co- 
metió por  inorancia,  y  será  perdonado. 

19  Es  infiacdon,  y  dertamente  delin- 
quió contra  Jdiová. 

CAPITULO  VI. 
De  lo»  tacrifteio»  por  pecado»  dé  nuiicia.  Ce- 
ref/umia»  en  el  holoeatulo  diario  del  cordero. 
SI  fiugo  perpetuo  ¡  ofrenda»  en  la  eontaara- 
ciondelo»  tumo»  »aeerdote»,y  en  general  por 
lo»  pecado». 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés,  di- 
dendo  : 
9  Cuando  una  persona  pecare,  é  hi- 
ciere prevaricación  contra  Jehová,  y« 
negare  á  su  prójimo  lo  encomendado  b, 
ó  dejado  en  su  mano,  ó  bien  robare,  ó 
calumniare  á  su  prójimo  ; 


KnBL  5*  7- 
Ibd.IO.n. 
Bal.  315. 
I)hl9.4. 


»Oap.llt 
yli2L 


*  Op.  1  Uj 


•  Kam.  5- 1 


i  Cap.  23. 1« 

IBsd.lO.II 

■»Ex-S0.1l 


»Ckp.22.1j 


«Sal.  19- U 
Lnc-12-il 


«Cap.  19.1! 
Col.  3.  8. 

10. 


Ltim. 


LEvmoo,  vn. 


A.C.14M. 


'i!M.a. 

J.Í. 

litS.4. 


ln.$.7. 

llM.lS.6. 
IiK.U.8. 


b&n. 
«, 

fc.4il7, 


i'ftflH. 


•W.11. 


•'«.«Ja 


tita. 

'tiS.1,2. 


8  O  tea  qne  luúlaiido  lo  perdMoc,  dc«- 
pnes  lo  negare,  y  jurare  en  ñdio,^  Jbi' 
tanda  «i  en  al¿ima  de  todas  aquellas 

oua  en  qoe  raele  pecar  el  hombre : 

4  EatóaitB  Kiá  que*  puesto  habiA  pe- 
cado  7  ofeiidido,  restltuiíi  aquello  aue 
tobó,  6  por  el  dsÁo  de  la  caltunnia,  o  él 
deposito  que  se  le  encomendó,  ó  lo  per- 
dido qoe  bailó, 

6  O  todo  aquello  sobre  que  hubiere  ju- 
ndo  fiüsamente.  Lo  restituirá  pues  por 
entero*,  y  a&aiürá  á  ello  la  quinta  parte, 
que  ba  de  pagar  á  a<inel  á  quien  perte- 
nece en  el  ola  de  su  expiación. 

6  T  por  su  expiación  traerá  á  Jehorá 
an  camero  sin  tacha  de  los  rebafk», 
eonfrnne  &  tu  estimación,  e/  fue  dará  al 
sacerdote  para  la  expiación : 

7  T  d  sacerdote  hiná  expiación  por  él 
ddante  de  Jehová,  y  obtendrá  perdón 
de  enalquiera  de  todas  las  cosas  en  que 
sude  ofender  el  lumbre. 

8  Y  Habló  aun  Jehorá  4  Moisés  di- 
denoo: 

9  Manda  á  Aaron  y  á  sus  h^jos  dici- 
endo :  Esta  e>  la  ley  del  holocausto.  Es 
holocausto,  porque  se  quema  sobre  el 
ahsr  toda  la  noche  basta  la  ma&ana,  y 
el  JueoD  del  altar  arderá  en  él. 

10  £1  sacerdote  se  pondrá  su  vetti- 
mcau  de  Uno/,  y  se  restira  pafletcs  de 
Uno  aobie  su  cañie ;  y  cuanoo  el  fuego 
buUere  consumido  d  holocausto,  apár- 
tala él  las  cenizas  de  sobre  el  altar,  y 
pondiilaa  Junto  al  altar  ndamo. 

11  Deqpues  se  desnudará  de  sus  Tes- 
tímentas,  y  se  pondrá  otras  Testiduras, 
7  tacará  las  cenizas  ftwra  dd  real  al  lu- 
gar Itanpiof. 

li  Y  el  ftiego  encendido  sobre  el  altar 
no  ba  de  apagarse,  sino  que  el  sacerdote 
pondrá  en  él  lefia  cada  maflana,  y  aco- 
modará sobre  él  el  holocaiuto,  y  qne- 
nmá  Mtne  &  los  sebos  de  las  paces. 

18  El  ñicgo  ha  de  arder  conunnamente 
en d  altar;  no  se  apagará. 

14  ^  Y  esta  e«  la  ley  del  presente* : 
Hsn  ce  ofrecerle  los  hijos  de  Aaron  de- 
lame de  JdioTá,  delante  del  altar. 

15  Y  tomará  de  él  un  puiUido,  de  la 
fiar  de  harina  del  presente,  y  de  su 
acdte,  y  todo  el  incienso  que  etlará  so- 
iae  d  presente,  y  bará/o  arder  sotnre  el 
dtar  por  memoria,  en  olor  snavislmo  á 
•ehoiá. 

18  Y  d  sobrante  de  ella  le  comerán 
Aaron  y  sus  hijos*:  sin  levadura  se 
comeiá  en  el  lugar  santo;  en  el  atrio 
del  tabernáculo  del  testimonio  le  co- 
merto. 

17  Mo  se  cocerá  con  levadura:  helo 
,dado  d  eüaa  par  su  porción  de  mis  ofrm- 
I  das  eneendiua ;  et  cosa  santísima,  como 
i  b  exirfsdon  por  d  pecado,  y  como  la 

expiación  por  la  culpa. 

18  Todos  los  varones  de  los  hijos  de 
Aaion  comerán  de  ella.  Estatuto  per- 
pgtno  será  para  vuestras  generaciones 
tocarte  á  las  ofrendas  enceMidas  de  Je- 
"oWk:  toda  cosa  que  tocare  en  ellas  será 
ttntifioadaJ^. 

U  ^  Y  habló  Jehová  á  MoUes  di- 
ciendo: 

80  Esta  será  la  ofrenda'  de  Aaron  y 
« tus  hijos,  que  ofkecerán  á  Jehová  el 
^  qne  serán  ungidos ;  la  décima  parte 
y  an  epha  de  flor  de  harina,  (presente 
I|"[Pdao),  la  mitad  á  la  mafiana,  y  la 
■««dala  tarde. 

'I  £n  sartén  se  aderezará  con  aceite ; 
«n»  k  teleras,  y  los  pedazos  cocidos  del 
Vmoe  ofrecerás  á  Jehová  en  olor  de 
naiidad. 

^^^tactadc^  qpe  en  lugar  de  Aa- 
n»  niere  ungido  de  entre  sus  bi^oa,  hará 


la  oArenda,  por  ser  estatuto  perpetuo  de 
Jehová  m :  toda  eUa  será  quemada. 

83  Y  todo  presente  de  sacerdote  será 
enteramente  quemado ;  no  se  comerá. 

84  5  Y  habló  Jehová  á  Moisés  dici- 
endo: 

86  Habla  á  Aaron,  y  á  sos  hQos,  di- 
ciando :  Esta  será  la  ley*  de  la  expia- 
ción dd  petado :  En  el  lugar  donde  será 
degollado  d  holocausto,  será  degollada 
la  victima  cii  expiación  por  el  pecado  de- 
lante de  Jdiová,  porque  es  cosa  santi- 
aima. 

96  El  sacenlote  que  la  ofreciere  por 
expiación,  la  comen :  en  d  lugar  santo 
seiá  comida»,  en  d  atrio  dd  taberná- 
culo dd  testimonio. 

87  Todo  lo  que  en  su  carne  tocare,  será 
santificado j» ;  y  d  cayere  de  an  sangre 
sobre  d  vestido,  lavarás  aquello  sobre 
que  cayere  en  d  lugar  santo. 

88  Y  la  vasija  de  barro  en  que  fuere 
cocida,  será  quebrada :  y  si  ftoere  cocida 
en  vasya  de  metal,  será  fregada  y  lavada 
con  agua. 

89  Todo  varón  de  entre  los  sacerdotes 
la  comerá :  es  cosa  santislma. 

80  Mas  no  se  comerá  victima  de  ex- 
piación alguna,  de  cuva  sangre  se  me- 
tiere en  d  tabemáoulo  del  testimonio 
para  reconciliar  en  el  santuario :  al  frie- 
go será  quemada  v. 

CAPITULO  VII. 

2>rMi0M«  los  dtvtno»  ritos  me  m  kam  dt 

obatrvar  a»  loe  aaerijleioe. 

ASIMISMO  esU  será  la  ley  de  la 
erpiacion  de  la  culpa* :  es  cosa  muy 
santa. 

8  En  el  lugar  donde  degollaren  d  ho- 
locausto, degollarán  la  victima  por  la 
culpa  ¡  jb  rociará  su  sangre  en  derredor 
sobre  d  altar. 

8  Y  de  día  ofrecerá  todo  su  sebo*,  la 
cola,  y  el  sebo  que  cubre  los  intestinos, 

4  Y  loa  dos  ríñones,  y  d  sebo  que  eátá 
sobre  dios,  y  el  que  está  sobre  los  hi- 
jares;  y  con  loa  riflones  quitará  d  re- 
daflo  de  sobre  el  h^ado. 

6  Y  el  sacerdote  u>  hará  arder  sobre  el 
altar  m  ofrenda  encendida  á  Jdiová :  y 
está  será  expiación  de  la  culpa. 

6  Todo  varón  de  entre  los  sacerdotes 
la  comerá*':  será  comida  en  el  lugar 
santo,  mtrque  es  oosa  muy  santa. 

7  %  Como  la  expiación  por  el  pecado 
así  será  la  expiación  de  la  culpa  « :  una 
misma  \ej  tendrán :  será  del  sacerdote 
que  habrá  hecho  la  reconciliación  con 

8  Y  el  sacerdote  que  ofiíccleve  holo- 
oausto  de  alguno,  el  cuero  dd  holo- 
causto que  ofreciere,  será  para  él. 

8  Asimismo  todo  presente  que  se  oo- 
dere  en  homo,  y  todo  el  que  fuere  ade- 
rezado en  sartén,  ó  en  cazuela,  será  del 
sacerdote  que  lo  ofreciere. 

10  Y  todo  presente  amasado  con  acdte, 
y  seco,  será  de  todos  los  hijos  de  Aaron ; 
tanto  d  uno  como  d  otro. 

11  ^  Y  esU  «ent  la  1^  del  sacrificio  de 
las  paces/  que  se  ofrecerá  á  Jehová. 

18  Si  se  ofreciere  en  hadmiento  de 
gradas,  ofrecerá  por  sacrificio  de  haci- 
miento  de  gracias  tortas  sin  levadura 
amasadas  con  acdte  9,  y  hojaldres  dn 
levadura  untados  con  acdte,  y  flor  de  ha- 
rina frita  en  tortas  amasadas  con  acdte. 

18  Con  tortas  de  pan  leudo  ofrecerá 
su  ofrenda  en  d  sacrificio  de  hadmiento 
de  gracias  de  sus  paces. 

14  Y  de  toda  la  ofrenda  presentará  una 
parte  por  A  ofrenda  elevada  á  Jehová,  n 
será  del  sacerdote  que  rociare  la  sangre 
de  loa  pacíficos. 

E8 


"Bz.9B.98. 
96. 


"  Cap.  4. 8, 

«te. 


•  Ca&  10. 
17.18. 
KaiB.U.10. 
Sb.44.9». 

r  VST.  18. 


9  Cap.  la  18. 
ylé.27. 
Heb.  9. 18. 


•C5U.V. 


'y^. 


»  Cap.  6. 9&. 

«Cap.  4.8.9. 
Ez.20. 18. 


•i  Gap. «.  16. 

18. 

Niun.18.9, 

10. 
•Cap.  8. 35. 

96. 


/Cap.  8.1. 
EX.45.1&. 


t  Cap.  9.  4. 


*  Nma.  18. 
8, 11. 19. 


L  C.  1490. 


LEvmoo,  vm. 


A.  0.14911 


Cap.  23.90. 


Cap.l»JJ. 


Ge&.17.1i. 

•  Ckd.  XII, 
yXfil.T 
XV. 

*C«p.  11.34. 

S8 

EK.4.U. 

HMb.10. 

14. 


C»p.  3. 17. 


PC*p.l7.1«. 
Den.14.2L 
Es.  4«.S1. 


7  Gen.  9. 4. 
y  17. 10. 14. 
1  Búa.  14. 
34. 

Joan&'fiS. 
Hadi.l& 
ao,9B. 


'  Ct9'  III. 


•Ex.».  37. 


(C^kiai4. 
Nnin.  18.18. 
Dmi.  18. 8. 


15  Y  la  carne  del  saetiiieio  de  tot  pa- 
cíficos, en  hadmiento  de  gracias,  w  co- 
iner&  en  el  día  que  ftwre  oftvcida : '  no 
dl^)arán  de  ella  nada  para  otro  dia. 

16  Y  Mas  si  el  sactifido  de  sa  ofrenda 
fliere  voto,  ó  voluntario,  el  dia  que  ofie- 
eiere  su  saolñcio  sexA  comido,  j  lo  que 
de  él  quedare,  oomene  bá  d  dia  sigui- 
ente* : 

17  Y  lo  que  quedare  para  el  tercer  dia 
de  la  carne  del  saciifieio,  será  quemado 
en  d  fuego. 

18  Y  si  se  comiere  algo  de  la  carne  del 
taciificio  de  sus  paces  el  teivero  dia,  el 
que  lo  ofreciere  no  seíA  acepto,  ni  le 
será  imputado :  abominación  serA,  j  la 
persona  que  de  él  comiere,  llevan  su 
pecado. 

19  Y  la  carne  que  tocase  6  alguna  cosa 
inmunda,  no  se  comerá ;  al  raego  será 
quemada:  mas  cualquiera  Hmpo  co- 
merá de  aquesta  carne. 

90  Y  la  persona  que  comiere  la  carne 
del  sacrificio  de  paces,  el  cual  et  de 
Jehová,  estando  inmundo,  aquella  per- 
sona será  cortada  de  sus  pueblos'. 

SI  Ademas,  la  persona  que  tocare  al- 
guna cosa  inmunda*,  en  inmundicia 
de  hombre,  ó  en»  anünal  inmundo,  ó 
en  cualquiera  abominación  inmunda,  j 
comiere  la  carne  del  sacrificio  de  las 
paces,  el  cual  u  de  Jdiová,  aqudla  per- 
sona será  cortada  de  sus  pueblos. 

2S  Y  Habló  aun  Jehová  á  Moisés,  di- 
ciendo : 

28  Habla  á  los  hitos  de  Israel  diciendo : 
Ningún*  sebo  de  buey,  ni  de  ocwdero,  ni 
de  cabra,  comeréis. 

S4  El  sebo  de  animal  mortecino,  j  el 
sebo  del  que  fué  arrebatado  defieras,  se 
apandará  para  cualquier  otro  uso,  mas 
no  lo  comeréis/». 

85  Porque  cualquiera  que  comiere  sebo 
de  animal,  del  cual  se  ofrece  á  Jehová 
ofrenda  encendida,  la  persona  que  lo 
comiere,  será  cortada  de  sus  pueblos. 

98  Ademas,  ninguna  sangre  comeréis 
en  todas  vuestras  habitaciones,  así  de 
aves  como  de  bestias  ?. 

97  Cualquiera  persona  que  comiere  al- 
guna sangre,  la  tal  persona  será  cortada 
de  sus  pueblos. 

98  Y  Habló  mas  Jdiová  á  Mdsea,  di- 
ciendo : 

99  Habla  á  los  h^os  de  Israel,  did- 
endo :  El  que  ofreciere  sacrifido  de  sus 
paces  r  á  Jehová,  traerá  su  ofrenda  del 
sacrifido  de  sus  paces  á  Jdiová. 

80  Sus  manos  traerán  las  ofrendas  que 
se  han  de  quemar  á  Jehová :  traerá  d 
sebo  con  el  pecho ;  d  pecho  para  que 
este  sea  agitado,  como  sacrifioo  agita- 
do*, delante  de  Jehová : 

81  Y  d  sebo  lo  hará  arder  d  sacerdote 
en  el  altar ;  mas  el  pecho  será  de  Aaron 
j  de  sus  hijos. 

89  Y  daiéis  d  sacerdote,  para  ser  de- 
vada  en  ofrenda,  la  espddóla  derecha  de 
los  sacrifido*  de  vuestras  paces. 

88  El  que  de  los  hijos  oe  Aaron  ofl«- 
dere  la  sangre  de  las  paces,  j  d  sebo, 
de  él  será  en  porción  la  espaldilla  de- 
recha. 

84  Parque  he  tomado  de  los  íájM  de 
Israel,  de  los  sacrifidos  de  sus  paces,  el 
pecho  que  se  agita,  y  la  cspaloilla  ele- 
vada en  ofrenda,  y  lo  he  dado  á  Aaron 
d  sacerdote,  y  á  sus  h^os,  por  estatuto 
perpetuo  de  los  l^jos  de  Israel '. 

85  Esta  ee,  atendida  la  undon  de  Aa- 
ron, y  la  unción  de  sus  hi^s,  la  parle 
de  eUoe  en  las  ofrendas  enccndiaas  á 
Jehová,  desde  el  dia  qué  él  loa  allegó 
para  ser  sacerdotes  de  Jdtová ; 

86  Lo  cud  mandó  Jdiová  que  Ici  die- 


sen, desde  d  dia  que  él  lo*  ungió»  de 
entre  los  h^os  de  Israel,  por  estatuto 
perpetuo  en  sus  generaciones. 

37  Esta  M  la  ley  del  holocausto,  del 
presente,  de  la  expiadon  por  d  pecado, 
j  de  la  eccpiaeion  de  la  culpa,  y  de  laa 
consagradones,  y  dd  sacrifido  de  laa 
paces: 

88  La  cud  intimó  Jehová  á  Moisés, 
en  el  monte  de  Sind,  el  dia  que  mandó 
á  los  hijos  de  Israel  que  ofredesen  sua 
ofrendas  á  Jehová  en  el  desierto  de  Sinal. 

CAPITULO  VIIL 
MaUet  eomtagra  ponMt$  á  Aaron,  y  «oesr- 
dofas  á  mu  kííoe.    AI  Ubmtáevío  y  i$  mu 
wtwiifflui. 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés,  diciendo : 
9  Toma  á  Aaron  y  á  sus  h^os  con 
él,  y«  las  vestimentas,  yi  el  aedte  de 
la  undon,  y«  d  becerro  de  la  expiadon, 
y  los  dos  cameros,  y  el  canastillo  de  kw 
ázimos; 

0  Y  reúne  toda  la  oongngacion  á  la 
puerta  dd  tabernáculo  del  testimonio. 

4  Híko  pues  Moisés  como  Jehová  le 
mandó,  y  juntóse  la  oongregadon  á  la 
puerta  del  tabernáculo  del  testimonio. 

6  Y  dijo  Moisés  á  la  congiegacion  : 
Esto  u  lo  que  Jehová  ha  mandado 
hacer. 

6  Entonces  Mdses  hizo  llegar  á  Aanm, 
y  á  sus  hijos,  y  lavólos  con  agua'. 

7  Y  puso  sobre  él  la  tifnioa,  y  dfliólo 
con  el  cinto ;  vistióle  después  el  manto, 
y  puso  sobre  él  d  ephod,  y  ciliiólo  con 
d  dnto  dd  ephod,  y  ajustólo  con  él. 

8  Pdtole  luego  encima  el  radond,  y  en 
él  puso  el  Urim  y  Thumim*. 

9  Después  puso  la  mitra  sobre  m  ca- 
heza,  y/  sobre  la  mitra  en  su  frente 
delantero  puso  la  plancha  de  oro,  la 
diadema  santa,  como  Jdiová  habla  man- 
dado á  Moisés^. 

10  Y  tomó  Moisés  el  acdte  de  la  un- 
don A,  y  ungió  el  tabernáculo,  y  todas 
las  cosas  que  ettaban  en  él,  y  santificólas. 

11  T  roció  de  él  sobre  el  dtar  siete 
veces,  y  ungió  el  dtar  y  todos  sus  vasos, 
y  la  fuente  y  su  basa,  para  santificarles. 

19  Y  derramó  dd  acdte  de  la  unción 
sobre  la  cábexa  de  Aanm,  y>  ungiólo 
para  santificarlo. 

13  Después  Mdses  hizo  llegar  los  h^ 
de  Aaron,  y  vistióles  las  túnicas*,  y  d- 
iUólos  con  cintos,  y  dustifles  los  cha- 
peos, como  Jehová  lo  habla  mandado  á 
MoiBes. 

14  Hizo  luego  llegar  el  beoerro  de  la 
expiación,  y  Aaron  y  tus  lúJM  pnderon 
sus  manos  sobre  la  cabeza  del  becerro 
de  la  expriadon : 

15  Y  dqroUólo  ;  y  Moisés  tomó  la 
sangre,  y  puso  con  su  dedo  cobre  los 
cuernos  del  dtar  al  rededor,  y  purificó 
el  dtar,  y<  echó  la  otra  sangre  d  pié 
del  dtar,  y  santificólo  para  reoonduar 
sobre  él  ">. 

16  Después  tomó  todo  el  sebo  que  et- 
taba  sobre  los  intestinos,  y  el  redafto  dd 
hígado,  y  los  dos  ríñones,  y  el  sebo  de 
ellos,  é  hizoto  Moisés  arder  sobre  d 
dtar. 

17  Mas  d  becerro,  y  su  cuero,  y  su 
carne,  y  su  estierod,  quemólo  d  fuego 
fuera  dd  real,  oomo  Jdiová  lo  faabta 
mandado  á  Moisés  •. 

18  Después  Uzo  llegar  d  camero  del 
holooansto*,  y  Aaron  y  sus  h^os  pu- 
sieron sus  manos  sobre  la  cabeza  dd 
camero. 

19  Y  degoUófo ;  y  rodó  Moisés  la  san- 
gre sobre  d  dtar  en  derredor. 

90  Y  cortó  d  camero  en  trozos;  y 
Moisés  hizo  aidcr  la  cabeza»  y  los  troaos, 
y  d  sebo. 


•OBp.8.a 

80. 

Sz.4ais. 
u. 


«Bx.a9.U 
tSx.  28.3,4 
•Ex.  80l34 
2Sl 


<<Bx.29.4. 


«£x.  28.15, 
80. 

/Bx.39.6. 

Zac.3.5. 

'Kz.28.SI 
etc. 

ABz.S0.3fl 

>0ap.2Ll< 
12. 
Bz.2».  7. 

vsaso. 

B*l.  US.S, 

ikBz.29.8.S 


'Ex.  29.  89 
Es.  43.  30; 
Heb. ».  18 
88. 

">Gsp.l«.9l 
2Cr.29.9l 
Dsiu».  M 
30or.S.ll 
3L 

Col.  L  21. 
28.. 
Heb.  2. 17 

•C^i.4.1 

13. 

Ex.  3».  14 

Heb.13.1: 

13. 
•Bz.3».U 


LEnnoo,  iz. 


ss 

L«  !■  UDfn  Hfa»  U  I* 


íiA  lakiir  da  n  iM  dmiAiir. 

»HluliM(ona«: 
^pB»  ÜAliHdalati 


^S^l,£!¡^tmibtm¿'ii 


hcta,  T  ofrBOflb  dctanu  da  JM 
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^,C. 


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^^'?S^'*^'^^| 


A.  C.  1400. 


LBVITICO,  X,  XL 


A.C.1«X 


í  wr.  6. 
Nmn.  14.10. 
y  U.  19, 43. 

tU.  19.20. 

acr.7.1,8. 


•  Sz.  6.  23. 


»Okp.l6.13. 

'Knm.l&S5. 
3  Bey.  1.10, 
12. 

'  Nom.  S. 
S.  4. 

« Cap.  8.  SS. 

lCr.l£.12. 

13. 

Hab.  12.88, 

29. 
/Sal.  88.  9. 
»  Ex.  6. 18. 


i  Hooh.  5.  6, 
10. 


•  Cap.  a.  4S. 
y  21. 10. 
feí.  24. 17. 

k  Jm.  7. 1. 

y  22. 18,20. 

2Sam.  24. 

1,15. 
( Cap.  21. 12. 

"Ez.28.4L 
740.  U. 
Ijiua2.27. 

»  I».  28.  7. 
Ex.  44. 21. 


•  Cap.  11.47. 

y  20.26,28. 

El.  44.23. 
I>!feb.8.2,8. 

Mal.  2.7. 


«Nnm.lSlO. 


'Cap.  7. 31, 
84. 


J 


y  bend^eron  al  pneblo :  y  la  gloria  de 
Jéboyk  M  apareció  á  todo  d  pumlot. 

S4  Y  ■alió'-  fu^  de  delante  de  Je- 
hoTá,  y  consumió  el  holocausto  y  los 
sebos  jtu  sobre  el  altar  htdiia :  y  vien* 
dolo  todo  él  pueblo  alabaron,  y  cayeron 
sobre  sus  rostros. 

CAPITULO  X. 

yaidbjf  Abté,  por  haber  qfrteido  tí  ineimua 
eo»  fuego  eo«««,  mm  abraeadoe  «o*  fitego 
M  eielo.  El  SeUór  prohñe  él  vino  i  ue  ea- 
eerdotei  euando  ha»  de  entraren  el  templo: 
y  ordena  que  eoman  eUoe  loe  eamet  de  loe 
oflrendat. 

Y  LOS  hijos  de  Aaron*  Nadab  y 
Abid  tomaron  cada  uno  su  incen- 
sado, y  pusieron  fuef(o  en  eUos,  sobre 
el  cual  pusieron  perfume,  y  ofrecieron 
ddante  de  Jehova  fuego  estrafiob,  que 
él  nunca  les  mandó. 
S  T  salió  fíx^fío  e  de  delante  de  Jáioy&, 

Jue  los  quemó,  y  murieron  delante  de 
ehová''. 

8  Entonces  dijo  Moisés  6  Aaron :  Esto 
e»  lo  que  habló  JehoTá,  diciendo:  En 
mis  allegados  me  santificaré*,  y  en  pre- 
sencia de  todo  el  pueblo  seré  gloriíioado. 
Y  Aaron  calló/. 

4  Y  llamó  Moisés  A  Misad,  y  &  El- 
laphan,  h^os  de  Uzziel^,  tio  de  Aaron, 
T  dOoles :  Llegaos  y  sacad  á  vuestros 
hermanos  de  delante  del  santuario  fuera 
del  campo. 

5  Y  ellos  llegaron,  y  sacáronlos*  con 
sus  túnicas  fuera  áÁ  campo,  como  d^o 
Moisés. 

6  5  Entonces  Moisés  dijo  6  Aaron,  y 
á  Eleasar,  y  &  Ithamar,  sus  h^os:  No 
deseutirais  vuestras  cablas,  ni  rasguéis 
▼uestros  vestidos  •',  porque  no  muráis, 
ni  se  levante  la  ira  sobre  toda  la  congre- 
gación :  empero  vuestros  hermanos,  toda 
la  casa  de  Israel  A,  lamentarán  el  incen- 
dio que  Jehov&  ha  hecho. 

7  Ni<  saldréis  de  la  puerta  del  taber- 
náculo  del  testimonio,  porque  moriréis  : 
por  cuanto  d  acete  de  la  unción  de  Je- 
nová  eetá  sobre  vosotros"».  Y  ellos  hi- 
deron  conforme  al  dicho  de  Moisés. 

8  5.  Y  JefaovA  habló  &  Aaron,  didendo : 

9  Td,  y  tus  hijos  contigo,  no  beberes 
vino  n  ni  sidra,  cuando  hubiereis  de  en- 
trar en  d  taiiemAculo  dd  testimonio, 
porque  no  muráis;  estatuto  perpetuo 
eerá  por  vuestras  generaciones. 

10  Y  eeto  para  poder  discernir  entre 
lo  santo  y  lo  profano  »,  y  entre  lo  inmun- 
do y  io  limpio, 

11  Y  para  ensefiar/»  á  los  hUos  de  Is- 
rad  toaos  los  estatutos  que  Jehová  les 
ha  dicho  por  medio  de  Moisés. 

IS  Y  Y  Moisés  dijo  6  Aaron,  y  á  Ele- 
azar  y  á  Ithamar,  sus  hijos  que  hablan 
Jufidado :  Tomad  d  presente  que  queda 
e  las  ofrendas  encendidas  a  Jebová, 
y  comedio  sin  levadura  junto  al  altar, 
porque  es  cosa  muy  santa. 

13  Habds  pues  de  comerle  en  d  lugar 
santo  ff ;  porque  esto  será  filero  para  tí, 
y  fuero  para  tus  hijos,  de  las  ofrendas 
encendidas  á  Jehovi,  pues  que  asi  me 
lia  sido  mandado. 

14  Comeréis  asimismo  en  lagar  limpio 
tü  y  tus  hUos,  y  tus  hijas  contigo,  el 
pecDor  de  ¡a  qfrenda.  mecida,  y  la  es- 
paldilla en  qfrenda  elevada ;  porque  por 
meto  para  tí,  y  fuero  para  tus  hijos,  son 
dados  de  los  sacrificios  délas  paces  de  los 
hijosMe  Israd. 

15  Con  las  of)rendas  de  los  sebos  que 
se  han  de  encender,  traerán  la  espaldilla 
que  se  ha  de  elevar,  y  d  pecho  que  será 
mecido,  para  que  lo  mezas  por  oftenda 
agitada  delante  de  JdiovA :  y  será  por 


*Gap.9.S, 


t  Cap.  6.  S 
30. 


«  H»  9. 4 


«DeiLlü 
etc. 

Ex.  4. 14. 
Dui.1.8. 
Hat  15. 11 
Hedi.  10. 
12,15. 
Bo.  14.  It 
Heb.  9. 19 
y  18.  9. 


fuero  perpetuo  tino,  y  de  tus  hlios  con- 
tigo, como  Jehová  lo  na  mamlaao. 

16  ^  Y  Moisés  demandó  el  macho  ca- 
brio oe  la  ezpiadoo ',  y  hallóse  que  era 

fuemado :   y  enojóse  contra  Eleazar  é 
thamar,  los  hijos  de  Aaron  que  hablan 
quedado,  diciendo : 

17  i  Fot  qué  no  comisteis  la  expiación 
en  el  lugar  santo  ?  porque  es  eo$o  moy 
santa,  y  dlóla  d  Sraor  á  vosotros  para 
llevar  la  iniquidad  de  la  consvegadon, 

Sara  que  sean  reconciliados  delaiate  de 
ehova. 

18  Veis  que  sn  sangre  no  fué  metida 
dentro  del  santuario :  habláis  de  comer 
la  víctima  en  el  lugar  santo,  como  yo 
mandé'. 

10  Y  respondió  Aaron  á  Moisés :  Hé 
aquí  hoy  han  oftecldo  su  exdadon  y  su 
holocausto  delante  de  Jehová ;  pero  me 
han  acontecido  estas  cosas :  pues  ti  co- 
miera yo  hoy  del  taerifieio  de  la  expiación, 
hubiera  sido  acento  á  Jehová  ••  ? 

90  Y  cuando  Moisés  oyó  ecto,  dióse  por 
satisfecho. 

CAPITULO  XI. 
Qiu  animaleí  eon  puroe  y  te  pueden  eomer,  f 

eutdee  «o.    £a>  hifot  de  Itrael  deben  eer 

eaeUot^  á  imiiaeion  dd  SeUor. 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés,  y  Aa- 
ron,  dfdendoles : 
a  Hablad  á  los  hijos  de  Israel  diciendo : 
Estos  ton  los  ardiñales*  que  comeréis  de 
todos  los  animales  que  utan  sobre  la 
tierra. 

3  De  entre  los  animales,  todo  d  de 
pesu fia  y  que  tiene  las  pesufias  hendidas, 
y  que  rumia,  este  comeréis. 

4  Estos  empero  no  comeréiB  de  los  que 
rumian,  y  de  los  que  tienen  pesufla :  El 
camello,  porque  rumia,  mas  no  tiene 
pesufia  hendida,  habéis  de  tenerlo  por 
inmundo. 

5  También  d  coim^,  poique  rumia, 
mas  no  tiene  pesufia,  tendréíslo  por  in- 
mundo. 

6  Asimismo  la  liebre,  porque  rumia, 
mas  no  tiene  pesufia,  tendréisla  por  ia- 
munda. 

7  También  el  puerco  b,  poique  tíene 
pesufia,  y  es  de  pesufias  hendidas,  mas 
no  rumia,  tendréíslo  por  inmundo. 

8  De  la  carne  de  ellos  no  comeréis,  ni 
tocaréis  e  su  cuerpo  muerto  :  tendréislos 
por  inmundos. 

9  ^  Esto  comeréis  de  todas  las  cosas 
que  tetan  en  las  aguas  d :  Todas  las  co- 
sas que  tienen  aletas  y  escamas  en  las 
aguas  de  la  mar,  y  en  los  ilos,  aqudlas 
comeréis. 

10  Mas  todas  las  cosas  que  no  tienen 
aletas,  ni  escamas,  en  la  mar  y  en  kw 
rios,  asi  de  todo  reptil  de  agua  como  de 
toda  cosa  viviente  que  ettá  en  las  aguas, 
las  tendréis  en  alMminacion. 

11  Os  serán  pues  en  abominación:  de 
su  carne  no  comeréis»  y  abominaaéis  sus 
cuerpos  muertos. 

18  Todo  lo  que  no  tuviere  aletas  y  es. 
camas  en  las  aguas,  tendréislo  en  abo- 
minadon. 

18  Y  Y  de  las  aves,  estas  tendréis  en 
abominación  e ;  no  se  comerán,  serán 
atjominacion :  El  águila,  d  quebranta- 
huesos, el  esmerc;jon, 

14  El  milano,  y  el  buitre  según  sn  es- 
pede/; 

15  Todo  cuervo  según  su  especie ; 

16  El  avestruz  9,  y  la  lechuza,  y  d  laro, 
y  el  nvilan  según  su  espede, 

17  Y  el  buho  *,  y  el  somormtOo,  y  el 
ibis, 

18  Y  el  calamón,  y  d  cisne,  y  d  ono- 
crótalo, *S»LlfAl 

19  Y  el  herodion,  y  el  oaradrion  según  I  "•j 


»  Ib.  65. 4. 

y6&8,17 


8Car.fcl| 
Col.aLlL. 

«IDeu-li! 


'Ovo.  14.1 

! 
/Job98.l| 

«  Job  90LJ 
Is.13. 
yS4.1&, 
y4S.90.J 
Jer.  fl0.f 
HicLf 


A.citfa 


LEVinOO,  XQ,  TTTT. 


A.ei4M. 


er.  8. 

ia«Ln.s,7. 

be.  13.1. 

BedbS. 

U. 

Heb.9Lia 

lFel.S.aL 

Ai)l7.14. 


'ler.S. 
Hac-2.iaL 


'Cifi&S. 


•C*fcü 


17.11. 


m  capéele,  j  la  abubina,  y  «1  murcié- 
lago. 

90  Y  Todo  lAntil  de  are  que  andoviece 
•oble  cnatio  fu»  tendxéia  en  abomina- 
doa. 

21  Empero  eito  oomeváis  de  todo  reptil 
de  ares  oue  anda  lobre  cuatro  pi*»,  que 
toTiere  puma*  ademai  de  tos  {de»,  para 
saltar  oon  ellas  sobre  la  tienra ; 

8S  Ettoi  comeréia  de  dios :  La  langorta 
Mgim  >n  especie,  y  el  langostín  según  su 
eepeeie,  y  u  haregol  aegnn  su  especie,  y 
ri  nahgah  s^nn  su  especie. 

S8  Todo  otro  reptil  de  aves,  que  tenga 
enatro  pies,  tendrais  en  aboininacioD. 

84  T  por  estas  cosas  seráls  inmundos : 
Cualquiera  que  tocare  &  sus  cuerpos 
nmertos*,  sen  inmundo  basta  la  tarde. 

26  Y  cualquiera  que  Iterare  algo  de 
sos  cuerpos  muertos*,  lavaiA  sns  TCsti. 
dos,  y  sem  inmundo  basta  la  tarde. 

96  Todo  animal  de  pesufla,  pero  que 
no  tiene  pesafla  bendioa,  ni  rumia,  ten- 
dréis por  inmundo :  cualquiera  que  los 
tocare,  ser&  inmundo. 

97  T  de  todos  los  animales  que  andan 
á  cuatro  pie»,  tendréis  por  Inmundo  cual- 
qniem  que  asida  sobre  sns  garras :  cual- 
quícea  que  tocare  sus  cuerpea  muotos, 
setit  hmHBTwli?  hasta  la  tarde. 

98  T  d  que  llevare  sus  cuerpos  muer- 
toe,  lavaiA  sus  Testidos,  y  sera  inmundo 

la  tarde :  habéis  de  tenerlos  por 


99  ^  T  estos  tendréis  por  inmundos 
de  los  reptiles  que  van  arrastrando  sobre 
la  tierra :  La  comadreja,  y  él  ratón,  y  la 
rana  según  su  especie, 

ao  T  el  erizo,  y  el  lagarto,  y  el  caracol, 
y  la  babosa,  y  él  topo.  * 

81  Estos  tendréis  por  inmundos  de  to- 
doa  los  reptiles :  cualquiera  que  los  to- 
care, cuando  estuvieren  muertos  i,  ser& 
Inmundo  hasta  la  tarde. 

99  Y  todo  aquéllo  sobre  que  cayere  al- 
guna cosa  de  dios  después  de  muertos, 
ser&  inmundo,  asi  vaso  de  madera,  como 
vestido,  ó  piel,  ó  saoo :  cualquier  instru- 
mento oon  que  se  hace  obota,  serft  me- 
tido en  agua,  v  será  inmundo  hasta  la 
tarde,  y  aíí  seis  Umiiio. 

aa  T  todo  Ta^a  de  barro  dentro  de  la 
cual  ciñere  al^  de  ellos,  todo  lo  que 
eatnvlere  en  ella  será  imnundo,  y  que- 
baazifis  m  la  vaaiia. 

94  Toda  vianda  que  se  come,  sobre  la 
cual  viniere  el  agua  de  talee  vaé^fatf  será 
inmunda :  y  toda  bebida  que  se  bebiere, 
será  en  todas  eeae  vasijas  inmunda. 

85  T  todo  aquello,  sobre  que  cayere 
algo  dd  cnenio  muerto  de  dios,  será 
immmdo  :  d  homo  ii  hornillos  se  derri- 
barán ;  son  inmundos,  y  por  ixunundos 
les  tendréis. 

88  Con  todo,  la  fuente  y  la  cisterna 
donde  se  recogen  aguas,  serán  limpias : 
mas  lo  que  hubiere  tocado  en  sus  cuer- 
pos muertos  será  inmundo. 

87  T  si  cayere  oigo  de  sus  cuerpos  mu- 
ertos sobre  alguna  simiente  que  se  haya 
de  semblar,  soáUmpla. 

98  Mas  si  se  hubiere  puesto  agua  en  la 
simiente,  y  cayere  (ügo  de  sus  cuerpos 
muertos  aofara  éUa,  tendréisla  por  in- 


b-4.14. 
1*LZL 

icv.iaa. 


99  5  Y  si  algún  animal  que  tuviereis 
para  oomcr,  se  muriere,  el  que  tocare 
su  cuerpo  muerto  será  inmundo  hasta  la 
taide. 

40  T  d  que  comiere»  de  su  cuerpo 
muerto,  lavaiá  sus  vestidos,  y  será  In- 
mondo  hasta  la  tarde :  asimismo  el  que 
sacare  sn  cuerpo  muerto,  lavará  sus  ves- 
tíáoijj  será  inmundo  hasta  la  tarde. 

41  ^  Y  todo  reptil  que  vá  arrastrando 


sobre  la  tierra,  as  abomlnaolon ;  no  se 
comerá. 

48  Todo  lo  que  anda  sotare  el  peche,  y 
todo  lo  que  anda  sobre  cuatro,  ó  mas 
pies,  de  todo  reptil  que  anda  aivaatrando 
sobre  la  tierra,  no  lo  comeréis,  porque  es 
abominación. 

48  No  ensuciéis*  vuestras  personas  en 
ningún  reptil  que  anda  arrastrando,  ni 
os  contaminds  en  ellos,  ni  seáis  iimiun- 
dos  por  ellos. 

44  Y  Pues  que  yo  soy  Jdiová  vuestro 
Dios,  vosotros  por  tanto  os  santiflosréis. 
y  seréis  santos^,  poique  yo  eoy  santo :  asi 
que  no  ensuciéis  vuestras  personas  en 
ningún  reptil  que  anduviere  arrastrando 
sobre  la  tiena. 

46  Porque  yo  «qy  Jdiová,  que  os  hago 
subir  de  la  tierra  de  Egipto?  para  seros 
por  Dios :  seréis  pues  santos,  porque  yo 
«oy  santo. 

40  Esta  es  la  ley  de  los  animales,  y  de 
las  aves,  y  de  todo  ser  viviente  que  se 
mueve  en  las  aguas,  y  de  todo  animd 
que  anda  arrastrando  sobre  la  tierra : 

47  Para  hacer  diferencia  entre  inmun- 
do y  limpio,  y  r  entre  los  animdes  que  se 
pueden  comer,  y  los  animales  que  no  se 
pueden  comer. 

CAPITULO  XII. 

Certmomia»  eo»  gttt  ha  d»  mirifieane  la 

wmier  ncítm  fortaa, 

Y  HABLÓ  Jéhová  á  Moisés,  dieiendo : 
9  Habla  á  los  hUos  de  Israel,  dici- 
endo :  La  mujer  cuando  concibiere,  y 
pariere  vanm  •,  serfc  inmunda  siete  días ; 
confinrme  á  los  dias  que  está  separada 
por  su  menstruo^  será  inmunda : 

8  Y  al  octavo  dia«  circuncidará  la 
carne  de  sn  prepucio. 

4  Mas  ella  permanecerá  treinta  y  tres 
días  en  la  sangre  de  su  purgación  :  nin- 
guna cosa  santa  tocará,  ni  vendr&  al  san- 
tuario, hasta  que  sean  cumplidos  los  días 
de  sn  purgación. 

5  Y  si  pariere  hembra,  sssá  inmunda 
dos  semanas,  conforme  a  su  separación, 
y  sesenta  y  sds  dias  estaiá  purificándose 
de  sn  sangre. 

e  Y  cuando  los  dias  de  su  purgación 
fueren  cumplidos,  por  hijo,  ó  por  hija, 
traerá  un  cordero  ae  un  afk>  para  holo- 
causto, V  un  palomino,  6  una  tórtola 
para  expiación,  á  la  puerta  del  taberná- 
culo del  testimonio,  d  sacerdote. 

7  Y  é/  lo  oflrecerá  delante  de  Jehová, 
y  hará  expiación  por  ella,  y  será  limpia 
del  ñv^  ae  sn  sangre.  Esta  m  la  ley  de 
la  que  pariere  varón  ó  hembra. 

8  X  si  no  alcanzare  su  mano  lo  sufi- 
ciente pera  un  cordero,  tomará  entonces 
dos  tórtolas,  6  dos  palominos,  uno  para 
holocausto,  y  otro  para  expiación :  y  el 
sacerdote  húá  expiación  por  ella,  y  será 
limpia. 

CAPITULO  XIII. 

Leyee  de  poUeta  tobr»  ti  diteemimUetUo  de  la 

lepra/  deualpiiieHeeedloetaeerdotee. 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés,  y  Aaron, 
diciendo: 

8  Cuando  el  hombre  tuviere  en  la  piel 
de  su  carne  hindiazon,  6  postilla,  6 
mancha  blanca,  y  hubiote  en  la  pld  de 
su  carne  como  llaga  de  lepra,  será  traído 
á  Aaron  d  saoer^bte,  6  á  uno  de  loe  sa- 
oordotes  sus  hijos  • : 

8  Y  el  sacerdote  mirará  la  llaga  en  la 
pld  de  la  carne :  si  el  pdo  en  la  llaga 
se  ha  vuelto  blanco,  y  pareciere  la  llaga 
mas  hundida  que  la  tez  de  la  carne,  llaga 
de  lepra  es;  y  d  sacerdote  le  raoonocoá, 
y  le  dará  por  inmwido. 

4  Y  si  en  la  {riel  de  sn  carne  hubiere 
m^'K'h*  blanca,  pero  no  paradere  mas 


•Os^aoL». 


rctaki».! 

lPBd.l.U, 
16. 


«IX.90.S. 
Has.U.L 


*-cs^lo.lo. 

BB.M.9S. 

lld.8.18. 


"  Job  14. 4. 
8sL51.fi. 

La.a.sa. 

kClap.U.19. 
<0«a.l7. 13. 

Ln.2.aL 

Josa?.  S3, 

28. 

Bom.  8. 19. 

OsL&S. 

FU.  8. 8. 


•Dea.  17. 
8.9. 
y94.8. 
Hd.a.7. 
Laal7.14. 


AiaXMft 


LEvmoo,  zm. 


LG.14MI 


iNiuD.ia.io. 
aBer.&ar. 

2Gr.  26.30. 


•IS.M.& 

]IUt9.U. 


<  ler.  i  fi. 


fanndidaqac  la  ta,  ni  an  pelo  se  hubiere 
Torito  blanoo,  entónoet  el  sacerdote  en- 
eennueá  al  Uagtdo  por  siete  días ; 

5  T  al  s^mtimo  dia  el  saoecdote  lo  mi- 
XBxA :  7  si  w  Haga  6  sn  parecer  se  faubi. 
en  estancado»  no  habiéndose  extendido 
en  la  piel,  entonces  el  sacerdote  le  toI» 
yetk  &  enoenrar  por  otros  déte  dias. 

6  Y  al  séptimo  dia  el  sacerdote  le  re- 
conooetá  de  nuero :  j  ú  parece  haberse 
oecorecido  la  lUnsa,  y  que  no  ha  cundido 
en  la  piel,  entdnocs  el  sacerdote  lo  dar& 
por  limpio :  era  postilla ;  y  Israrft  sus 
vestidos,  y  seiá  limpio. 

7  Mas  sí  hubiere  rao  creciendo  la  pos- 
tilla en  la  piel,  después  que  fiíé  mostrado 
al  sacerdote  para  ser  limpio,  ser&  visto 
otra  vez  del  sacerdote. 

8  Y  si  reconociéndolo  «d  sacerdote,  vé 
que  la  postilla  ha  crecido  en  la  piel,  él 
sacerdote  lo  dax&  por  inmundo,  pue»  es 
lepra. 

9  Y  Cuando  hubiere  llaga  de  lepra^  en 
el  hombre,  ser&  traído  al  sacerdote ; 

10  Y  el  Sacerdote  mirará,  y  si  pareciere 
tumor  blanco  en  la  piel,  él  cual  haya 
mudado  el  odor  del  pelo,  y  se  descutñre 
asimismo  la  carne  viva, 

11  Lepra  es  envejecida  en  la  piel  de  su 
carne :  y  le  dará  por  iimiundo  el  sacer- 
dote, y  no  lo  encerrará,  porque  es  in- 
munáio. 

IS  ^  Mas  si  brotare  la  lepra  cundiendo 
por  c»  cutis,  y  día  cubriere  toda  la  piel 
del  llagado  desde  su  cabeza  basta,  sus 
pies,  á  toda  vista  de  ojos  del  sacerdote, 

18  EntiSnces  el  sacerdote  le  reconocerá ; 
y  si  la  lepra  hubiere  cubierto  toda  su 
carne,  dará  por  limpio  al  llagado  e :  hase 
vuelto  toda  ella  blanca,  y  él  es  limpio. 

14  Mas  el  día  que  apareciere  en  él  la 
carne  viva,  será  inmundo» 

15  Y  el  sacerdote  mirará  la  carne  viva, 
y  lo  dará  por  inmundo.  Es  inmunda  la 
carne  viva,  es  lepra. 

16  Mas  cuando  la  carne  viva  se  mu- 
daie  y  volviere  blanca,  entonces  vendrá 
al  sacerdote; 

17  Y  él  sacerdote  mirará,  y  si  la  Uaga 
se  hubiere  vuelto  blanca,  d  sacerdote 
dará  por  limpio  o/  que  tenia  la  llaga,  y 
será  limpio. 

18  *f  Y  cuando  en  la  carne  de  aJgtmOf 
en  su  piel,  hubiere  apostema,  y  se  sanare, 

19  Y  sucediere  en  el  lugar  de  la  apos- 
tema tumor  blanco,  ó  mancha  blanca 
emberm^ecida,  será  mostrado  al  sacer- 
dote: 

90  Yel  sacerdote  mirará;  y  si  poredere 
estar  aquella  mas  baja  que  su  piel  inme- 
diata, y  su  pelo  se  hubiere  vuelto  blanco, 
darálo  el  sacerdote  por  inmundo:  es 
llaga  de  lepra  que  se  originó  en  la  a- 
postema. 

91  Y  si  el  sacerdote  la  considerare,  y 
no  pareciere  en  día  pelo  blanco,  ni  es- 
tuviere mas  bi^a  que  la  otra  piel,  sino 
que  eetá  oscura,  entonces  el  sacerdote  le 
encerrará  por  siete  dias  '. 

99  Y  si  se  fuere  extendiendo  por  la 
piel,  entonces  el  sacerdote  lo  dará  por 
inmundo :  es  llaga. 

93  Empero  si  la  mancha  blanca  se 
estuviere  en  su  lugar,  que  no  haya  cun- 
dido, es  la  costra  de  la  apostema ;  y  d 
sacerdote  lo  dará  por  limpio. 

94  Y  Asimismo  cuando  la  carne  tu- 
viere en  su  piel  quemadura  de  fuego, 
y  hubiere  en  lo  ya  sanado  dd  fií^o 
mancha  blanquecina,  berm^iza,  6  eolo 
blanca, 

95  £1  sacerdote  la  mirará,  y  si  el  pelo 
se  hubiere  vuelto  blanoo  en  la  mancha, 
y  pareciere  estar  mas  hundida  que  la 
etra  piel,  es  lepra  que  sallé  en  ia  quema- 


dma ;  j  A  saoe«dete  deotanrá  d  aajeto 
inmnado,  por  ser  llaga  de  lepra. 

96  Mas  d  d  saeetonte  la  mirare,  y  no 
paredere  en  la  mandia  pdo  blanoo,  ni 
estuviere  mas  baja  que  la  eirá  tea,  sino 
que  está  oscura,  le  etioencaiá  d  saecxdote 
por  siete  diaa«; 

97  Y  d  séptimo  dia  d  sacerdote  la  «e- 
conoocrá :  si  se  hubiese  ido  extendiendo 
por  la  pid,  d  sacerdote  lo  dará  por  in- 
mundo; es  llaga  de  lepra. 

98  Empero  d  la  mancha  se  estuviere 
en  su  lugar,  y  no  se  hubiere  extendido 
en  la  pid,  sino  que  está  oscura,  hincha- 
zón es  de  la  quñnaduxa :  daxálo  pues  el 
sacerdote  por  limpio,  que  seBd  de  la 
quemadura  es. 

90  5  Y  ^  hombre  ó  m^jer  que  le  sa- 
liere uaga  en  la  cabeza,  ó  en  la  barba, 

80  El  sacerdote  mirúá  la  llaga ;  y  al 
pareciere  estar  mas  profunda  que  la  tes, 
y  d  pdo  en  ella  fuere  rubio  y  addga- 
zado,  enténoes  d  sacerdote  lo  dará  por 
inmundo  :  ea  tilla,  es  lepra  de  la  cabeza 
ó  de  la  barba. 

81  Mas  cuando  d  sacerdote  hubiere 
mirado  la  llaga  de  la  tifia,  y  no  pared- 
ere  estar  mas  profunda  que  la  tez,  ni 
fuere  en  ella  el  pelo  negro,  el  sacerdote 
encerrará  d  llagado  de  la  tifia  por  siete 
dias/: 

88  Y  d  séptimo  dia  d  saoerdote  mirará 
la  llaga ;  y  d  la  tifia  no  paredere  ha- 
berse extendido,  ni  hubiere  en  ella  pelo 
rubio,  ni  pareciere  la  tifia  mas  profunda 
que  la  tez, 

88  Entonces  lo  trasquilarán,  mas  no 
traaqqUarán  d  lugar  de  la  tilla:  y  en- 
cerrará d  sacerdote  al  que  tiene  la  tifia 
por  otros  déte  dias  g. 

84  Y  d  séptimo  dia  mirará  d  sacerdote 
la  tifia :  y  SI  la  tifia  no  hubiere  cundido 
en  la  pid,  ni  paredere  estar  mas  pro- 
ftmda  que  la  tez,  el  sacerdote  lo  dará 

K  limpio ;  y  lavará  sus  vestidos,  y  será 
pió. 

85  Empero  d  la  tifia  se  hubiere  ido 
extendiendo  en  la  pid  &  después  de  su 
purlficadon, 

86  Entonces  d  sacerdote  la  mirará ;  y 
d  la  ti&i  hubiere  cundido  en  la  pid,  no 
busque  el  sacerdote  d  pelo  rabio,  es 
inmundo. 

87  Mas  d  le  paredere  que  la  tifia  está 
detenida,  y  que  ha  salido  en  día  el  pelo 
tuegto,  la  tími  está  sanada ;  él  eetá  Um- 
pio,  ypor  limpio  lo  daiá  d  sacerdote. 

88  ^Asimismo  el  hombre  ó  mujer, 
cuando  en  la  pid  de  su  carne  tuviere 
manchas,  manchas  blancas, 

80  El  sacerdote  mirará ;  y  d  en  la  pid 
de  su  carne  parecieren  manchas  blancaa 
algo  oscureddas,  es  empeine  que  brotó 
en  la  piel,  está  limpia  la  tal  persona. 

40  ^  Y  d  hombre,  cuando  se  le  pelare 
la  cabeza,  es  cdvo,  mae  limpio. 

41  Y  d  á  la  parte  de  su  rostro  te  le 
pelare  la  cabeza,  es  cdvo  por  delante, 
pero  limpio. 

48  Mas  cuando  en  la  edva  ó  en  la 
antecdva  hubiere  llaga  blanca  rojiza, 
lepra  es  que  brote  en  sn  cdva  ó  en  su 
antecalva. 

48  Entonces  el  sacerdote  lo  mirará,  y 
d  pareciere  la  hinchazón  de  la  llaga 
blaxica  rojiza,  en  sn  cdva  ó  ea  su  ante- 
cdva, como  el  parecer  de  la  lepra  de  ia 
tez  de  la  carne, 

44  Leproso  es,  es  inmundo ;  el  sacer- 
dote lo  dará  luego  por  inmundo :  en  tu 
cabeza  tiene  su  llaga. 

45  Y  Y  d  leproso  en  quien  hubiere  ttU 
llaga,  siu  vestidos  seián  deshechos,  y  su 
cabeza  descubierta*,  y  embozado  pre- 
gonará, Inmundo,  inmundo  *. 


.«.5.36. 


96. 


»  wr.  SL 


h  ytx.  7.  Sr.  I 
9Tlm.9.17.! 
yS.  18. 


i  Ev  ai.  17, 
S3. 

Mie.&7. 
>  8sL  51.  3. 

Is.8.5. 
y  64.6. 
Baiii.8.  aaL 
10or.fi.  11. 


A.CMML 


LEviTico,  znr. 


A.  O.  UM. 


l5nB.C3. 

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lGr.at.lL 

hacn.H. 

Apor-g.g. 

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■Obp.1141 
•  Dbo.  7.  S, 

Hidt.U. 
U.3II 


tU.U.VL 

iiu.iao. 


'  M«.L44. 

ri7. 14. 


¡'Id.  o.  7. 


.M. 


48  Tod»  «1  tfMoape  que  la  Haga 
'Viere  eu  il,  mtk  inmundo,  eettiá  im- 
pofo :  hebtaiA tolo»  flieni  dei  imát  uuk 

47  5  Y  onando  en  el  Testido  hnUere 
plaga  de  lepra»  en  vertido  de  lana,  ó  en 
veetklodelbo, 

48  O  en  eatambse,  6  en  tnuna  de  Uno  ó 
de  lana,  ó  eu  {lid,  ó  en  cualquiera  otara 
de  piel; 

40  Y  que  la  plaga  aea  verde,  6  benneja, 
en  vcctido  6  en  piel,  ó  en  esUmabre,  6  en 
tiama,  6  en  oualqulcni  otara  de  piel, 
plaga  ea  de  lepia,  y  se  ha  de  moatnr  al 


SO  Y  el  sacerdote  mlmA  la  plaga,  y  cn- 
eenaiá  la  oosa  plaada  por  siete  días  •». 

61  Y  al  séptimo  ola  minaá  la  plaga : 
y  si  Imbieve  cundido  la  plaga  en  el  ves- 
tido, 6  estambre,  ó  en  la  trama,  6  en 
niel,  ó  en  onalqulera  obra  que  se  hace 
de  pides,  lepra  roedora  es  lata/  plaga»; 
inmunda  sen. 

OS  Bert  quemado*  el  vestido,  6  es- 
tambae,  ó  trama  de  lana  ó  de  Uno,  ó 
enalqulen  obra  de  pieles  en  ane  hubiere 
tal  plega^  porque  lepra  roeoora  es :  al 
fti^RO  seis  quemada. 

S8  T  si  él  saoerdote  ndrare,  y  no  pare- 
eiere  que  la  plaga  se  luna  ezlendlao  eu 
él  Testido,  ó  estambre,  ó  en  la  trama,  6 
en  oualqníera  obra  de  púes, 

64  Entonces  el  sacerdote  mandará  que 
laíven  donde  está  la  plaga,  y  lo  encerrará 
otra  Tez  j>  por  siete  días. 

66  Y  d  saceidoCe  minaá  deafiues  que 
la  plaga  fliere  lavada ;  y  si  pareciere  que 
la  plaga  no  ha  mudado  su  aspecto  «,  bien 
que  no  haya  cundido  la  plaga,  inmunda 
es;  la  quemarás  al  fuego:  corrosión  es 
penetrante,  «ftf  lo  fxiido  en  la  haz  ó  en 
él  revés  de  aquella  cosa. 

66  Mas  si  tf  sacerdote  la  viere,  y  pare- 
ciere que  la  plaga  se  ha  oscurecido  des- 
pués que  fbé  lavada,  la  cortará  del  ves- 
tido, o  de  la  piel,  ó  del  eatambra,  ó  de 
la  trama. 

67  Y  si  apareciere  maa  en  él  vestido,  ó 
eetamlme,  ó  trama,  ó  en  cualquiera  coea 
de  pMcs,  reverdeciendo  en  ella,  que- 
mañie  r  al  ftwgo  aqnéUo  donde  estuviere 
la  placa. 

68  Empero  el  vestido,  6  estambra,  ó 
trama,  6  cualquiía  eoia  de  piel  que  la- 
vares, y  que  se  le  quitare  la  plaga,  la- 
varse ha  segunda  vez,  y  entonces  será 
limpia. 

SB  Esta  e«  la  ley  de  la  plaga  de  la  lepra 
áák  vestido  de  lana  6  de  Ihio,  ó  del  cs- 
tamlire,  ó  de  la  trama,  6  de  cualquiera 
cosa  de  piel,  pan  que  sea  dada  pnr  lim- 
pia 6  por  inmunda. 

CAPITULO  XIV. 

Dt  la$  tmmoni€tt  y  tatrifieioB  para  la  jmri- 

flead<m  de  la  lepra. 

\r   HABL6  Jcfaová  á  Moisea  did- 


S  Esta  será  la  ley  del  leproeo  cuando  se 
limpiare:  Será  traído  al  sacerdote  «: 

8  Y  el  saoardote  saldrá  ftura  del  real : 
y  miíaiá  el  sacerdote,  y  viendo  que  está 
sana  la  plaga  de  la  lepm  dd  leproso, 

4  El  saoardote  mandará  luego  que  se 


1  para  d  que  se  purifica  dos  ave- 
cillas vivas,  limitas,  y  palo  de  cedrob,  y 


,,é  hisopo*: 
6  Y  mandará  d  sacerdote  matar  la  una 
avedlla  en  un  vaso  de  barro  sobre  aguas 
vivase 

6  Después  tomarft  el  avecilla  viva,  y  d 
pdo  de  cedro,  y  la  grana,  y  el  hisopo,  y 
lo  mqjará,  oon  d  avecilla  viva,  en  la 
da  la  avedlla  muerta  sobre  las 


7  T  lodaiá*  sitie  veces  sobre  d  que  se 
purifica  de  la  lepra,  y  le  dará  por  lim- 
pie :  y  soltará  al  avedlla  viva  sobre  la 
aaadeleampo. 

8  Y  el  que  se  purifica,  lavará  sus  ves- 
tidos,  y/  raerá  todos  sus  pelos,  y  se  ha 
de  lavar  oon  agua,  y;  sóá  limpie:  y 
después  entrará  en  el  red,  y  morará  Ib- 
era de  su  tienda  A  siete  dias. 

9  Y  será,  que  al  séptimo  dlai  raerá  to- 
dos sus  pelos,  su  cabeza,  y  su  barba,  y 
las  e^as  de  sus  oíos;  flndmente,  racM 
todo  su  pdo,  y  lavaiá  sus  vestidos,  y 
lavará  su  carne  en  aguas,  y  será  limpio. 

10  Y  d  día  octavo  tomará  dos  coroeroe 
shi  defiteto,  y  «na  coedem  de  un  afto  sin 
tacha,  y  tres  dédmas  de  flor  de  harina 
para  Presente,  amasada  con  aodte,  y 
un*  log  de  aeelCe. 

11  Y  el  sacerdote  que  h  purifica,  pre- 
sentará con  aquellas  cosas  d  que  se  ha 
de  limpiar  delante  de  Jdwvá,  á  la  pu- 
erta dd  tabemáeulo  dd  testimonio. 

18  Y  tomará  d  sacerdote  el  un  cordero, 
y  oAeeerálo  por  ceptacioM  de  la  culpa', 
con  d  log  de  aoelbe,  y  lo  mecerá  todo 
como  oftenda  agitada  delante  de  Je- 
hová. 

18  Y  degollará  d  eordcn>  en  d  lugar 
donde  dagttdlan  to  victima  por  d  pecado 
y  d  holocausto,  en  d  lugar  dd  santu- 
ario: porque  oomo  la  víctima  por  el 
pecado,  ad  tamMen  la  víctima  por  la 
culpa  es  dd  saoardote:  es  cosa  muy 
sagrada. 

14  Y  tomará  d  sacerdote  de  la  sangre 
de  la  vicÜNM  por  la  culpa,  y  pondrá  el 
sacerdote  sobre  la  temflla  de  la  ore> 
deredia  dd  que  se  purifica,  y  sobre  el 
pulgar  de  su  mano  derecha,  y  sobre  d 
pulgar  de  su  pié  derecho  ■>. 

16  Asimismo  temará  d  sacerdote  del 
log  de  acdte,  y  echará  sobre  la  palma  de 
■u  mano  IzqnieRla ; 

16  Y  mqjará  su  dedo  derecho  en  el 
acdte  que  tiene  en  su  mano  izquierda, 
y  espaiübá  dd  acdte  con  su  dedo  siete 
veces  delante  de  Jehová. 

17  Y  de  lo  que  quedare  dd  acdte  que 
tiene  en  su  mano,  pondrá  d  sacerdote 
sobre  la  ternilla  de  la  oreja  derecha  dd 
que  se  purifica,  y  sobre  el  pulgar  de  su 
mano  deredia,  y  sobre  d  pulgar  de  su 
pió  derecho»,  sobre  la  sangre  de  la  ex- 
piación por  la  culpa. 

18  Y  lo  que  quedare  dd  acdte  que 
tiene  en  su  mano,  pondrá  sotare  la  ca- 
beza dd  que  se  pnnfica;  t  aeí  hará  d 
sacerdote  ezpiacum*  por  él  ddante  de 
Jehová. 

18  Ofirecerá  luego  d  saoerdote  d  aaeri- 
ficio  por  H  pecado,  y  hará  expiación  por 
el  que  se  ha  de  purificar  de  su  inmun- 
dicia, y  después  o^ioUará  el  holocausto : 

90  Y  hará  subir  el  sacerdote  el  holo- 
oausto  y  d  Preeente  sobre  d  dtar.  Así 
hará  d  saoerdote  expiadon  por  él,  y  será 
limpio. 

81  Y  Ma»  ú  ftiere  pobre,  que  no  alcan- 
zare su  mano  4  tanto,  entimces  tomará 
un  cordero  para  wr  ofrecido  oomo  ofren- 
da agitada  por  la  culpa,  para  reconcili- 
arse, y  una  décima  de  flor  de  harina 
amasada  con  acdte  para  Presente,  y  un 
log  de  acdte:. 

88  Y  dos  tórtolas,  6  dos  palominos,  lo 
que  dcanzare  su  mano :  y  el  uno  será 
para  expiadon  por  el  pecado,  y  el  otro 
para  hdocausto. 

88  Las  oudes  cosas  traerá  al  octave  dia 
de  su  purificación  d  sacerdote,  á  la  pu- 
erta dd  tabernáculo  dd  testimonio  de- 
lante de  Jehová. 

84  Y  el  sacerdote  tomará  el  cordero  de 
la  expUdon  por  la  culpa,  y  el  log  de 


«lfm.1». 
18.18. 
is.aab  3&, 

HSKU.8Í. 

/OBP.U.& 

f  K£6.a6. 
Heb.10.2L 
lF«d.&tL 

ANun.12. 
U. 

i  Non.  &  7. 


tCsp.S.L 


<Csp.6.6. 


•  ■z>9».ao. 

Cftp.  8.». 


"vnr.  11 


•0^1.426. 


A.  a  1400. 


LEvrnoo,  XV. 


A.C.14ML 


P  ver.  12. 


9  fer.  14,  ir. 


•-Oeiul2.7. 
y  18. 17. 
y  17.  8. 


'Cap.  18. 60. 


tCaii.18.61. 


aceite,  j  meoerálo  d  aacerdote  c<Hno  o- 
frenda  agitada  delante  de  Jeharrhp. 

25  Luego  degollará  el  cordero  de  la  ex- 
piación por  la  culpa,  j  tomará  el  sacer- 
dote de  la  sangre  de  la  expiación  por  la 
culpa,  7  pondrá  sobre  la  ternilla  de  la 
OT^a  derecha  del  que  le  purifica,  y  so- 
bre el  pulgar  de  su  mano  derecha,  y  so- 
bre el  puliar  de  su  pié  derecho  9. 

S6  Y  el  sacerdote  echuá  del  aceite 
sobre  la  palma  de  su  mano  izquierda ; 

87  Y  con  su  dedo  derecho  rociará  el 
sacerdote  del  aceite  que  tiene  en  su  mano 
izquierda  siete  veces  delante  de  JehoTá. 

28  También  pondrá  el  sacerdote  del 
aceite  que  tiene  en  su  mano  sobre  la 
ternilla  de  la  or^a  derecha  del  que  se 

Surifica,  y  sobre  el  pulgar  de  su  mano 
erecha,  y  sobre  el  pulgar  de  «m  pié  de- 
recho, en  el  lugar  de  la  sangre  de  la 
expiación  por  la  culpa. 

29  Y  lo  que  sobrare  del  aceite  que  el 
sacerdote  tiene  en  su  mano,  pondiálo 
sobre  la  cabeza  del  que  se  purifica,  para 
reconciliarlo  delante  de  Jehová. 

ao  Asimismo  ofrecerá  la  una  de  las 
tórtolas,  ó  de  los  palominos,  lo  que  al- 
canzare su  mano  : 

31  Bl  uno  de  lo  que  alcanzare  su  mano 
en  expiación  por  el  pecado,  y  el  otro  en 
holocausto,  ademas  del  Presente :  y  hará 
el  sacerdote  expiación  por  el  que  se  ha 
de  purificar  delante  de  Jehová. 

32  Esta  e»  la  ley  del  que  hubiere  tenido 
plaga  de  lepra,  cuya  mano  no  alcanzare 
á  todo  lomreacriptojaaxa,  purificarse. 

83  Y  Y  habló  Jehová  á  Moisés  y  á 
Aaron,  diciendo : 

34  Cuando  hubiereis  entrado  en  la  ti- 
erra de  Canaan,  la  cual  yo  os  doy  en 
posesión,  y  pusiere*-  yo  plaga  de  lepra 
en  alpma  casa  de  la  tierra  de  vuestra 
posesión, 

35  Vendrá  aquel  cuja  fuere  la  casa,  y 
dará  aviso  al  sacerdote  diciendo  :  Como 
plaga  ha  aparecido  en  mi  casa. 

86  Entonces  mandará  el  sacerdote,  y 
despejarán  la  casa  antes  que  el  sacerdote 
entre  á  mirar  la  plaga,  porque  no  sea 
contaminado  todo  lo  que  estuviere  en 
la  casa :  y  después  el  sacerdote  entrará  á 
reconocer  la  casa. 

37  Y  mirará  la  plaga :  y  si  se  vieren 
manchas  en  las  paredes  de  la  casa,  ca- 
vemillas  verdosas  ó  rqjas,  las  cuales  pa- 
recieren mas  hundidas  que  la  superficie 
de  to  pared, 

38  El  sacerdote  saldrá  de  la  casa  á  la 
puerta  de  ella,  y  oenaxá  la  casa  por  siete 
dias*. 

38  Y  al  séptimo  dia  volverá  el  sacer- 
dote, y  mirará :  y  si  la  plaga  hubiere  cre- 
cido en  las  paredes  de  la  casa, 

40  Entónres  mandará  el  sacerdote,  y 
arrancarán  las  piedras  en  que  estuviere 
la  plaga,  y  las  echarán  fuera  de  la  ciudad 
en  lugar  mmundo : 

41  Y  hará  descostrar  la  casa  por  de 
dentro  al  rededor,  y  derramarázw  polvo 
que  descostraren  fuera  de  la  ciudad,  en 
lugar  inmundo. 

42  Y  tomarán  otras  piedras,  y  las  pon- 
drán  en  el  lugar  de  las  piedras  quitadas ; 
y  tomarán  otro  barro,  y  encostrarán  la 
casa. 

48  Y  si  la  plaga  volviere  á  reverdecer 
en  aquella  casa,  después  que  hizo  arran- 
car las  piedras,  y  descostrar  la  casa,  y 
después  que  fiíé  encostrada, 

44  Entonces  el  sacerdote  entrará,  y  mi- 
rará; 7  si  pareciere  haberse  extendido 
la  plaga  en  la  casa,  lepra  roedora*  está 
en  la  tal  casa,  inmunda  es. 

45  Derribante  por  tanto  la  tal  casa, 
sus  piedras,  y  sus  maderos,  y  toda  la 


mezcla  de  la  casa;  y  aaoaráse  todo  fiíesa 
de  la  ciudad  á  lugar  inmundo. 

46  Y  cualquiera  que  entrare  en  aquella 
casa  en  todos  los  dias  que  la  mando  cer- 
rar, será  inmundo  hasta  la  tarde. 

47  Y  el  que  durmiere  en  aquella  casa, 
lavará  sus  vestidos :  también  el  que  co- 
miere ea\a  tal  casa  lavará  sus  vestidos. 

48  Mas  si  entrare  el  sacerdote,  y  mi- 
rare, y  viere  que  la  plaga  no  se  bia  ex- 
tendido en  la  casa  después  que  fué  en- 
costrada, el  sacerdote  dará  la  casa  por 
limpia,  porque  la  plaga  ha  sanado. 

49  Entonces  tomará  pera  limpiar  la 
casa  dos  avecillas,  y  palo  de  cedro,  é 
hisopo  K. 

50  Y  dallará  la  una  avecilla  en  una 
vaaya  de  barro  sobre  aguas  vivas : 

61  Y  tomará  el  palo  de  cedro,  y  el 
hisopo,  y  la  grana,  y  el  avecilla  vira,  y 
mpjaralo  todo  en  la  sangre  de  la  avecilla 
muerta,  y  en  las  aguas  vivas,  y  rociará  la 
casa  siete  veces. 

52  Y  purificará  la  casa  con  la  sangre  de 
la  avecilla,  y  con  las  aguas  vivas,  y  con 
el  avecilla  viva,  y  el  palo  de  cedro,  j  el 
hisopo,  y  la  grüía. 

53  Luego  soltará  la  avecilla  viva  fuera 
de  la  ciudad  sobre  la  haz  del  campo : 
así  hará  expiación  por  la  casa,  y  será 
limpia. 

54  5  Bsta  es  la  ley  acerca  de  toda 
plaga  de  lepra,  y  de  tina, 

55  Y  de  la  lepra  del  vestidof,  y  de  la 
casas, 

56  Y  acerca  de  la  hinchazón*,  y  de  la 
postilla,  y  de  la  mancha  blanca : 

57  Para  enseñar  cuando  algo  es  inmun- 
do, y  cuando  limpio  &.  Aquesta  m  la  1^ 
tocante  á  la  lepra. 

CAPITULO  XV. 

Como  debe  hacerte  la  expiación  y  purifteaeion 

de  varioB  impuretM  légale»  invobmiairiaa. 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés  y  á 
Aaron,  diciendo : 

2  Hablad  á  los  li^os  de  Israel,  y  de- 
cidles: Cualquier  varón,  cuando  su  si- 
miente manare  de  su  carne  •,  será  in- 
mundo. 

8  Y  esta  será  su  inmundicia  en  su 
fli^o :  sea  que  su  carne  destiló  por  causa 
de  su  flujo,  ó  que  su  carne  se  obstruyó  á 
causa  de  su  fli:go,  él  será  inmimdo. 

4  Toda  cama  en  que  se  acostare  el  qiie 
tuviere  flujo,  será  inmunda ;  y  toda  cosa 
sobre  que  se  sentare,  inmunda  swá. 

5  Y  cualquiera  que  tocare  á  su  cama, 
lavará  sus  vestidos  » ;  lavaráse  también  á 
sí  mismo  con  agua,  y  será  inmundo  hasta 
la  tarde. 

6  Y  el  que  se  sentare  sobre  aquello  en 
que  se  hubiere  sentado  el  que  tiene  fii\jo, 
lavará  sus  vestidos,  se  lavará  c  también  á 
sí  mismo  con  agua,  y  será  inmundo  hasta 
la  tarde. 

7  Asimismo  el  que  tocare  la  carne  áA 
que  tiene  fluV>,  lavará  sus  vestidos,  y  á 
SI  mismo  se  lavará  con  agua,  y  será  in- 
mundo hasta  la  tarde. 

8  Y  si  el  que  tiene  flujo  escupiere  so- 
bre el  limpio,  este  lavará  sus  vestidos,  y 
después  de  haberse  lavado  con  agua,  será 
inmundo  hasta  la  tarde. 

9  Y  todo  apartijo  sobre  que  cabalgare 
el  que  tuviere  fl^jo,  será  inmundo. 

10  Y  cualquiera  que  tocare  cualquiera 
cosa  que  haya  estado  debajo  de  él,  será 
inmundo  hasta  la  tarde;  y  el  que  la 
llevare,  lavará  sus  vestidos,  y  despies  de 
lavarse  oon  agua,  será  inmundo  hasta  la 
tarde. 

11  Y  todo  aquel  á  quien  tocare  el  que 
tiene  fli;yo,  y  no  lavare  con  agua  sus 
manos,  lavaiA  sus  vestidos,  y  á  u  mismo 


ver.  t 


'  Den. ».  8. 

rCsp.l8.4T. 
■  ver.  84. 
o  Gap.  IS.  2. 1 

6Bx.  44.23. 


<>  Cap.  23. 4. 
Nun.  5.2. 
2Sain.S.33. 
Mat.  9.  ao. 
Mar.  7. 20, 
28. 


»Cap.ll.SS. 
y  17. 14. 


•  Is.  1. 16. 
Saat».  4.  8. 


A.  C  1490. 


LEVITICO,  XVI. 


A.  C 1490. 


'Cap.U.3S. 


'icr.  38. 
Cap.  li.  8. 
Kiiai.l»Jl, 
12. 

/Cap.  14. 2a, 
SI. 


,»Den.23.19. 


IfiHklU. 


tCiV-X>-18. 
Kx-U.fc 


'm.U,l& 


'BL4L3S. 


se  lavaxá  con  agas,  y  sezá  üunmido  has- 
ta la  taxde. 

IS  Y  la  -ras^a  de  iMurro  en  que  tocare  el 
qne  tiene  flino,  aeiá  quebrada  «fj  j  toda 
Tas^a  de  madera  será  lavada  con  agua. 

13  ^  Y  cuando  se  hubiere  limpiado  de 
su  üujo  el  que  tiene  flajo,  se  ha  de  con- 
tar siete  dias  *  desde  su  puiiñoacion,  y 
lavará  sus  vestidos,  y  lavará  su  carne  en 
aguas  vivas,  y  será  limpio. 

14  Y  el  octavo  dia  tomará  dos  t&riolu, 
6  dos  palominos/,  y  vendrá  delante  de 
Jébová  á  la  puerta  del  tabernáculo  del 
testimonio,  y  los  dará  al  sacerdote. 

15  Y  harálos  el  sacerdote,  el  uno  oflren- 
da  por  el  pecado,  y  el  otro  holocausto : 
y  a«i  le  purificará  el  sacerdote  de  su 
fli^o  delante  de  Jehová. 

16  Y  el  hombre,  cuando  de  A  saliere 
derramamiento  de  sémeny,  lavará  en 
aguas  toda  su  carne,  y  será  inmundo 
hasta  la  tarde. 

17  Y  toda  vestimenta,  ó  toda  piel  sobre 
la  cual  hubiere  del  derranuuxiento  del 
semen,  lavaráse  oon  agua,  y  s^á  inmun- 
da haÁa  la  taxde. 

18  Y  la  miyer  con  quien  el  raxon  tu- 
viere ayuntamiento  de  semen,  amlnt  se 
lavarán  con  agua,  y  seriui  inmundos  has- 
ta la  tarde  &. 

19  Y  Y  cuando  la  mvi¿et  tuviere  fli;^o  • 
de  sangre,  y  su  fli^o  fuere  en  su  carne, 
siete  días  estará  apartada;  y  cualquiera 
que  tocare  en  ella,  será  inmundo  hasta 
la  tarde. 

SO  Y  todo  aquéUo  sobre  que  ella  se 
acostare  mientras  su  separación,  será 
inmundo:  también  todo  aquello  sobre 
que  se  sentare,  será  inmundo. 

21  Y  cualqiiiera  que  tocare  á  su  cama, 
lavará  sus  vestidos,  y  después  de  lavarse 
con  agua,  será  inmundo  hasta  la  tarde. 

32  También  cualquiera  que  tocare  cu- 
alquier mueble  sobre  que  eUa  se  hubiere 
sentado,  lavará  sus  vestidos;  lavaráse 
luego  á  si  mismo  con  agua,  y  será  in- 
mundo hasta  la  tarde. 

83  Y  si  aiguna  cota  estuviere  sobre  la 
cama,  ó  sobre  la  silla  en  que  ella  se  hu- 
biere sentado,  el  que  tocare  en  ella,  será 
inmundo  hasta  la  tarde. 

24  Y  si  alguno  durmiere  con  ella,  y  su 
menstruo  fuere  sobre  él  *,  será  inmundo 
por  siete  dias;  y  toda  cama  sobre  que 
durmiere  será  inmunda. 

25  Y  la  mujer,  cuando  siguiere  él  fligo 
de  su  sangre  por  muchos  ^as,  fuera  del 
tiempo  de  su  costumbre',  ó  cuando  tu- 
viere üa¡o  de  sangre  mas  de  su  costum- 
bre, todo  el  tiempo  del  fli^o  de  su  in- 
mundicia será  inmunda,  como  en  los 
dias  de  su  oostumbre. 

86  Toda  cama  en  que  durmiere  todo 
él  tiempo  de  su  íl^jo,  le  será  como  la 
cama  «n  lo$  dia*  de  su  costumbre :  y  todo 
mueble  sobre  que  se  sentare  seiá  in- 
mundo, como  cuando  en  la  inmundicia 
de  su  costumbre. 

97  Cualquiera  que  tocare  en  esas  cosas 
será  inmundo  ;  y  lavará  sus  vestidos,  y 
á  sí  mismo  se  lavará  con  agua,  y  será  in- 
mundo basta  la  tarde. 

88  Y  cuando  fuere  libre  de  su  flujo  •», 
se  ha  de  contar  siete  dias,  y  después  será 
limpia. 

89  Y  él  octavo  dia  tomará  consigo  dos 
tórtolas,  ó  dos  palominos,  y  les  traerá  al 
sacerdote  á  la  puerta  del  tabernáculo  del 
testimonio: 

30  Y  el  sacerdote  hará  el  uno  ofrenda 
por  él  pecado,  y  ^  otro  holocausto:  y 
aei  la  purificará  el  sacerdote  delante  de 
Jehová  del  ñv^o  de  su  inmundicia. 

31  5  Así  apartaréis  los  hijos  de  Israel 
de  sos  inmundicias»,  á  fin  que  no  mu- 


eran por  sus  imnundicias,  ensuciando  mi 
tabernáculo  qne  está  entre  ellos*. 

88  Esta  es  la  ley  del  que  tiene  fliúo  de 
tément  7  del  que  sale  derramamiento  de 
semen,  viniendo  á  ser  inmundo  á  causa 
de  ella ; 

3S  Y  de  la  que  padece  su  costumbre,  y 
acerca  del  oue  tuviere  flujo,  sea  varón  o 
hembra,  y  del  hombre  que  durmiere  oon 
mujer  inmunda. 

CAPITULO  XVI. 
Saeri/Mot  «we  debe  qfreeer  el  wmo  eaeerdoU 
en  d  dia  tolemnitimo  de  la  ccptacMM  f  per- 
dón general  de  toe  peeadoe. 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moise»  después  • 
que  murieran  los  dos  hijos  de  Aaron, 
cuando  se  llegaron  delante  de  Jehová, 
y  murieron.  * 

8  Y  Jehová  d^o  á  Moisés :  Di  á  Aaron 
tu  hermano,  que  no  en  todo  tiempo  entre 
ei»ei  santuario  b  del  velo  adentro  delante 
de  la  cubierta,  que  ettá  sobre  el  arca, 
para  que  no  muera ;  porque  yo  apare- 
ceré en  la  nube  sobre  la  cubierta  c. 

3  Con  esto  entrará  Aaron  en  el  santu- 
ario: con  un  becerro  por  expiación  rf,  y 
un  camero  en  holocausto. 

4  La  ttínica  santa  de  lino  se  vestirá*, 
y  sobre  su  carne  tendrá  pafletes  de  lino, 
y  cefUráse  el  cinto  de  lino,  y  con  la  mitra 
de  lino  se  cubrirá,  qve  son  las  santas  ves- 
tiduras :  con  ellas,  después  de  lavar  tu 
carne  con  agua/,  se  ha  de  vestír. 

5  Y  de  la  coiur^acion  de  los  hijos  de 
Israel  tomata  dos  machos  de  cabrio  para 
expiación,  y  un  cámaro  para  holocausto. 

6  Y  hará  allegar  Aaron  el  becerro  de 
la  expiación,  que  era  suyo,  y  hará  la  re- 
conciliación por  sí^  y  por  su  casa. 

7  Y  Después  tomará  los  dos  machos  de 
cabrío,  y  los  presentará  delante  de  Je- 
hová á  la  puerta  del  tabernáculo  del  tes- 
timonio. 

8  Y  echará  suertes  Aaron  sobre  los  dos 
machos  de  cabrío ;  la  una  suerte  por 
Jehová,  y  la  otra  suorte  por  Azazel  ||. 

9  Y  hará  allegar  Aaron  el  macho  ca- 
brío sobre  el  cual  cayere  la  suerte  por 
Jehová,  y  ofreceralé  por  expiación. 

10  Mas  el  macho  cabrio,  sobre  el  cual 
cayere  la  suerte  por  Azazel,  lo  presen- 
tará vivo  delante  de  Jehová,  para  hacer 
la  reconciliación  sobre  él  A,  y  enviarlo  á 
Azazel  al  desierto. 

11  ^  Y  hará  llagar  Aaron  el  becerro 
que  era  suyo  para  expiación,  y  hará  la 
reconciliación  por  sí  y  por  su  casa,  y  de- 
gollará por  expiación  ed  becerro  que  era 
suyo. 

18  Después  tomará  el  incensario  lleno 
de  brasas  de  fuego  del  altar  de  delante 
de  Jehová,  y  sus  pufk»  llenos  del  per- 
fume aromático  molido,  y  •  meterálo  del 
velo  adentro : 

18  Y  pondrá  el  perfume  sobre  el  fuego 
delante  de  Jehová,  y  la  nube  del  por- 
flime  cubrirá  la  cubierta  que  está  sobre 
el  testimonio,  y  no  morirá. 

14  Tomará  luego  de  la  sangre  del  be- 
cerro, y  rociará  con  su  dedo  hada  la 
cubierta  al  lado  oriental  * :  hacia  la  cu- 
bierta esparcirá  siete  veces  de  aquella 
sangre  oon  su  dedo. 

15  Después  degollará  paní  expiación  el 
macho  cabrio,  que  era  del  pueblo,  y  me- 
terá la  sangre  de  él  del  velo  adentro/:  y 
hará  de  su  sangre  como  hizo  déla  sangre 
del  becerro,  y  esparcirá  sobre  la  cubierta, 
y  delante  de  la  cubierta. 

16  Y  limpiará  el  santuario  »>  de  las  in- 
mundicias de  los  h^os  de  Israel,  y  de 
sus  rebeliones,  y  de  todos  stis  pecados : 
de  la  misma  manera  hará  también  al 
tabernáculo  del  testimonio,  el  cual  reside 
entre  ellos  en  medio  de  sus  inmundicias. 


«Cap.  SI.  33. 

Xs.  6. 11. 

y  98.  88. 

1*4.5,7. 

iOor.S.17. 


«  Gsp.  10. 1, 

a. 


6  Ex  SO.  10. 

Halke.7,6. 

yiai9. 
'  Bz.  95.  23. 

11107.8.10. 

d  Cap.  4.  8. 

•  xz.  aa.  39. 

48. 
Bs.44.17. 


/Cap.8.<^ 

Ex.  sa  ao. 


í  cap.  9.  7. 
Heb.6.a,S. 
y  7. 37, 881 
y  9.  7. 


inaehoea- 
brfo  envi- 
ado. 


A  Ib.  58. 5^6. 
3  Cor.  5. 21. 
Heb.  7.  87. 
y».  30. 


i  Ex.  80.  84, 
88. 
Ap.8.8.^ 


i  Heb.  9. 13, 
25. 


/  ver.  2. 
Heb.  9. 8, 7, 

la. 

«El.  45. 18. 
Heb.  9.  23, 


JLai4»0. 


LEVITICO,  XVn,  XVIIL 


A.CM90. 


«  Heb.  9. 7. 


«  Sx.  80l  10. 


)>SbLS3.6. 
Pro.a8.1& 

7la.fi3.6. 


•-la.  88.11, 
Jiun  1.  89. 

B»K  9.  as. 

lPed.3.34. 
'8ftl.108.12. 


( Ckp.  4.  8, 

10. 


**  yvT.  28. 

Csp.lfi.S. 
'Cap.  4. 12. 

21. 

y  6.801 

Bebil&Il. 


■Cap.  28. 27. 

Sai  80. 10. 

Nnm.  29. 7. 
«Ib.  68. 8, 5. 

Du.  10. 8, 

12. 


«Cap.  28. 82. 

««p.4  8,íi 
16. 


•<  Xx.  80. 10. 
HeK  9.  7, 
2S. 


17  Y«  ningnn  hombre  estaiá  en  el  ta- 
beniAculo  del  tettimonió  cuando  él  en> 
tare  4  hacer  la  recondUadon  en  el  san- 
tuario, haata  que  él  salga,  y  haya  hecho 
la  reoonciliaeion  por  si  j  por  su  casa,  j 
por  toda  la  congregación  de  Israel. 

18  Y  saldrfr  al  altar,  que  ettá  delante  de 
J^ová,  y  lo  expiara* ;  y  tomará  de  la 
sangre  del  becerro,  y  de  la  sangre  del 
macho  cabrío,  y  pondrá  sobre  Tos  cu- 
ernos del  altar  al  rededor. 

19  Y  esparcir&  sobre  él  de  la  sangre  con 
su  dedo  siete  veces,  y  lo  Ifaniria»,  y  lo 
santiñcará  de  las  inmundicias  de  los 
h^jos  de  Israel. 

flO  Y  Y  cuando  hubiere  acabado  de  ex- 
piar el  santuario,  y  el  tabernáculo  del 
testimonio,  y  el  altar,  haiá  llegar  el  ma- 
cho cabrío  títo  : 

SI  Y  pondrá  Aaron  ambas  manos  suyas 
sobre  la  cabesa  del  macho  cabrío  títo, 
jp  oonfiesará  sobre  él  todas  las  iniquida- 
des de  los  h^os  de  Israel,  y  todas  sus 
rebeliones,  y  todos  sus  pecados,  poni- 
éndolos así  sobre?  la  cabeza  del  ma- 
cho cainio,  y  lo  enviaxá  al  desierto  por 
mano  de  un  hombre  destinado  para 
esto. 

2S  Y  aquel  macho  cabrío  llevará  sobre 
sí  r  todas  las  iniquidades  de  ellos  á  tierra 
inhabitada:  y  atti  dejará  ir  al  macho 
cabrío  por  el  desierto*. 

28  ^  Después  vendrá  Aaron  al  taber- 
náculo del  testimonio,  y  se  desnudará 
las  vestimentas  de  lino,  que  habla  ves- 
tido para  entrar  en  el  santuario,  y  pon- 
drálasalll. 

S4  Lavurá  luego  su  carne  con  agua  en 
el  lugar  del  santuario,  y  después  de  po- 
nerse sus  vestidos,  saldrá  y  hará  su  ho- 
locausto, y  el  holocausto  del  pueblo,  y 
hará  la  reconciliación  por  si  y  por  el 
pueblo. 

86  Y  quemará  el  sebo'  de  la  expiación 
sobre  el  altar. 

96  Y  Y  el  que  hubiere  llevado  el  ma- 
cho cabrío  á  Azazel,  lavará  sus  vestidos, 
lavará  también  con  agua  su  carne,  y 
después  entrará  en  el  xealN. 

S7  ^  Y  sacará  fuera  del  real*  el  be- 
ceno  de  la  eaepiaeion  por  el  pecado,  y  el 
macho  cabrío  de  la  expioHonvor  la  cul- 
pa, la  sangre  de  los  cuales  fué  metida 
para  hacer  la  expiación  en  el  santuario ; 
y  quemarán  en  el  fuego  sus  pellegos,  y 
sus  carnes,  y  su  estiércol. 

88  Y  el  que  los  quemare,  lavará  sus 
vestidos,  lavará  también  su  carne  con 
aguajF,  y  después  entrará  en  el  real. 

89  ^  Btto  tendréis  por  estatuto  per- 
petuo :  En  d  mes  séptimos,  á  los  diez 
del  mes,  afliidxéis  vuestras  almas,  y 
ninguna  obra  haréis*,  ni  el  natural,  ni 
el  estranjero  que  peregrina  entre  vos- 
otros: 

80  Porque  en  este  dia  $e  os  reconciliará 
pera  limpiaros ;  y  seréis  limpios  de  todos 
vuestros  pecados  delante  de  Jehová. 

31  Sábado  de  reposo  aera  para  vos- 
otros, jh  afligiréis  vuestras  almas,  por 
estatuto  perpetuo. 

88  Y  hará  la  reconciliación «  el  sacer- 
dote que  fuere  ungido,  y  cqya  mano  hu- 
biere sido  llena  para  ser  sacerdote  en 
lugar  de  su  padre ;  y  se  vestirá  las  ves- 
timentas de  lino,  las  vestiduras  sagradas. 

88  Y  expiará  el  santuario  santo,  y  el 
tabernáculo  del  testimonio :  expiará  tam- 
bién el  altar,  y  los  sacerdotes,  y  á  todo  el 
pueblo  de  la  congreeacion. 

34  Y  *to  tendréis  por  estatuto  per- 
petuo, para  expiar  á  los  hijos  de  Israel 
de  todos  sus  pecados  una  vez  en  el 
aBo  d.  Y  Moisés  lo  hizo  como  Jehová  le 
mandó. 


CAPITULO  XVII. 
Manda  «I  Señor  á  lo»  Hebrioi  qtie  no  efrttean 
aaarifitU»  tino  íttmHo/  y  f»»  no  w  ofrm- 
eanȤtotfiumddttAeriidemlo.  LttproMba 
ti  «mor  Jama»  Mmgroáoamináh». 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés,  dici- 
endo: 

8  Habla  á  Aaron,  y  á  sus  h^os,  y  á 
todos  los  hijos  de  Israel,  y  dfles.  Esto  e* 
lo  que  ha  mandado  Jehoro  diciendo : 

8  Cudquier  varón  de  la  casa  de  Israel 
que  degollare  buey,  ó  oofdero,  ó  cabra, 
en  el  r«d  ■,  6  fuera  del  real, 

4  Y  no  le  trajere  á  la  puerta  del  ta- 
bernáculo del  testímonio,  para  oñrecet 
ofbrenda  á  Jehová  delante  del  taberná- 
culo de  Jehová,  sangre  será  imputada 
al  tal  varón :  sangre  derramó ;  cortado 
será  el  tal  varón  de  entre  su  pueblo : 

6  A  fin  de  que  traigan  los  hijos  de 
Israel  sus  sacñScios,  los  que  sacrifican 
sobre  la  haz  del  campo  b,  para  que  los 
tzaigan  á  Jehová  á  la  puerta  del  taber- 
náculo dd  testimonio  al  sacerdote,  y 
sacrifiquen  ellos  sacrifidos  de  paces  a 
Jehová. 

6  Y  el  sacerdote  esparcirá*  la  sangre 
sobre  el  altar  de  Jehová  á  la  puerta  del 
tabernáculo  del  testimonio,  y  quemará 
el  sebo  en  olor  de  suavidad  a  Jehová  d. 

7  Y  nunca  mas  sacrificarán  sus  sacrifi- 
cios á  los  demonios  «,  tras  los  cuales  han 
fbnücado/:  tendrán  esto  por  estatuto 
perpetuo  por  sus  edades. 

8  Les  dirás  también :  Cualquier  varón 
de  la  casa  de  Israd,  ó  de  los  estrai^eros 
que  peregrinan  entre  vosotros,  que  of^- 
ciere  holocausto,  ó  sacrifido, 

9  Y  no  lo  tri^ere  á  la  puerta  del  taber- 
náculo del  testimonio,  para  hacerlo  á 
Jehová,  d  tal  varón  será  igualmente 
cortado  de  sus  pueblos. 

10  ^  Y  cualquier  varón  de  la  casa  de 
Israel,  ó  de  los  estrai^eros  que  peregri- 
nan entre  ellos,  que  comiere  alguna  San- 
grey,  yo  pondré  mi  rostro  contra  la  per- 
sona que  comiere  sangre,  y  le  cortaré  de 
entre  su  pueblo. 

11  Porque  la  vida  de  la  carne  en  la 
sangre  ettá :  y  yo  os  la  he  dado  para  ex- 
piar* vuestras  personas  sobre  el  altar: 
por  lo  end  la  misma  sangre  expiará  la 
persona*. 

18  Por  tanto  he  dicho  á  tos  hijos  de 
Israel :  Ningima  persona  de  vosotros  co- 
merá sangre,  ni  el  estrellero  que  pere- 
grina entre  vosotros  comerá  sangre. 

13  Y  cudquier  varón  de  los  nijos  de 
Israel,  ó  de  los  estrai^en»  que  peregri- 
nan entre  dios,  que  cogiere  caza  de 
animal  ó  ave  que  sea  de  comer,  derrama- 
rá su  sangre  *,  y  cubrirála  con  tierra : 

14  Porque  d  alma  de  toda  carne,  su 
vida  I,  está  en  su  sangre :  por  tanto  he 
dicho  á  los  h^oa  de  Israel,  No  comeres 
la  sangre  de  ninguna  carne ;  porque  la 
vida  oe  toda  carne  e»  su  sangre :  cual- 
quiera que  la  comiere,  será  cortado. 

15  ^  X  cualquiera  persona  que  comi- 
ere cota  mortecina,  ó  despedazada*  por 
Jiera,  así  de  los  naturales  como  de  los 
estraiiúeros,  lavará  sus  vestidos,  y  á  sí 
mismo  se  lavará  con  agua,  y  será  in- 
mundo hasta  la  tarde ;  y  ati  se  limpiará. 

16  Y  d  no  for  lavare,  ni  lavare  su  car- 
ne, llevará  su  iniquidad. 

CAPITULO  XVIII. 
Orado»  de  «ormfewo  dentro  de  lo»  ««ala  •■ 
pnMboM  matrimonio.  Sobre  kmir  él  advUe- 
rio,  y  otro»  vido»  eommut  entre  lo»Oe»tilet. 

Y  HABLO  Jehová  á  Mofaes,  did- 
endo : 
8  HaMa  á  los  h^os  de  Israd,  y  díles : 
Yo  to¡f  Jehová  vuestro  Dios  ■. 


•Den.  12.  S. 
6,  2L 


*aCr.  8B.4. 
Bb.  39.28. 


'  Cap.  S.  3. 


•«Oapi  S.  & 

•9Cr.ll.15. 

ICor.lO^. 

Apoe.9.3a 

/Oap^aO-S. 


«  Cap.  7.  26, 

27. 

Gen.  9.  4. 

Dbu.12.16. 

2S. 

Bt.  44.7. 

Hedí.  15. 

20,29. 
41Iat.96.28. 

Bom.  &  9. 

Bí.1.7. 

Heb.  13. 12. 

Apoe.  1.  &. 
•  Heb.  9.  22. 


kDm.  U.23. 

I  ver.  11. 


"•Cap. 22.  8. 
Bx.20. 14. 
Pro.  6.  29. 
Mal  6.  27. 


■1:6.7. 


A^CtáM. 


LisviTioo,  xa. 


A-auM. 


ISd.l<MU5. 


u 

«C*PlUl11, 

etc. 

lOw.&l. 
>CM.Sk.l7. 

sáoLU. 

i  ii.3a.li. 


*OiMlL»i 


KM.  14.  i. 
*3iaÉ. 

iCkp.».14. 


"CainlUfl. 
Ii.U.6. 
7  a  10. 

Iz.  10. 14. 

IatS.r. 
D^U.10. 
te.7.aL 

IM.L17. 

1  te.  &  9. 

?CipL9a.U. 


'VCLlllX 


8  No  haváU  como  háoen  en  la  tiem  de 
Egipto^,  en  U  oual  moneteis ;  ni  haféb 
oomo  haoen  en  la  tf«m  de  Canaan,  4  la 
cual  yo  o«  condnxooj  ni  andiéis  en  «u 

4  Mis  derechos  pondváli  por  obm>  j 
Rds  estatvUos  guardarais  axklando  en 
dloe«:  Yo  totf  Jéhork  yveHro  Dice. 

5  Por  tanto  mis  estatutos  y  mis  dote- 
cbos  guaidaiéis»  loe  cuales  haciendo  el 
hombre,  títíiA  en  dloe' :  Yo  Jehová. 

6  ^  Ningún  varan  se  allegue  &  nin- 
guna cercana  de  su  carne,  para  desou- 
bijr  tu  desnudez :  Yo  Jebora. 

7  lia  desnudei  de  tu  padre*,  ó  la  des- 
nmdez  de  tu  noadre,  no  descubrirás :  tu 
madre  es,  no  descubrirás  su  desnudes. 

8  La  denndez  de  la  miüer  de  tn  padre 
no  descubiiráa/;  es  la  «iesnude»  de  tu 
paMlre. 

9  La  desnudez  de  tu  hennana  9,  hUa 
de  tu  padre,  ó  hija  de  tu  madre,  nacida 
en  casa  6  nacida  fíiera,  su  desnudez  no 
descubrirás. 

10  La  desnudez  de  la  14ja  de  tn  l^jo,  6 
de  la  hija  de  tu  h^a,  su  desnudez  no 
descubrirás,  porque  es  la  desnudez  tuya. 

11  lia  desnudez  de  la  h^a  de  la  mvijer 
de  tu  padre,  engendrada  de  tu  padre, 
tn  hermana  es,  su  desnudez  no  descu- 
brirás. 

18  La  desnudez  de  la  hermana  de  tu 
padre  no  descubrirás :  es  parlenta  de  tu 
padre. 

18  La  desnudez  de  la  hermana  de  tu 
madre  no  descubrirás,  porque  pailenta 
de  tn  madre  es. 

14  La  desnudez  dfl  hermano  de  tu 
podre  no  descubrirás* :  no  llegarAs  4  su 
mi^er:  es  mujer  del  hermano  de  'tu 
padre. 

16  La  desnudez  de  tu  nuera  no  deseu- 
fairirás  • :  mt^er  es  de  tu  I4J0,  no  descu- 
brirás su  desnudez. 

16  La  desnudez  de  la  mt^er  de  tu  her- 
mano no  descubrirás  * ;  es  la  desnudez 
de  tu  hermano. 

17  La  desnudez  de  la  mi^er  y  de  su 
Idj»  no  descubrirás  <:  no  tomarás  la  h^a 
de  su  hjjo,  ni  la  h^a  de  su  ma,  para 
descubrir  su  desnudez:  son  parientas, 
es  maldad. 

18  No  tomarás  majet  juntamente  con 
su  hermana,  para  nacerla  su  ríTat  des- 
cubriendo su  desnudez  delante  de  ella 
ensn  vida. 

19  ^  T  no  llesarásat  á  la  mi^er  en  el 
apartamiento  de  sn  inmundicia,  para 
descubrir  su  desnudez. 

90  Ademas,  no  tendrás  acto  camal  con 
la  mvijet  de  tu  prójimo  ■,  contaminan  - 
dote  <úi  en  ella. 

SI  T  00  des  de  tu  simiente  para  ha- 
eeria  pasar  por  ai  fuego  4  Moloch  • ;  ni 
contamines  el  nombre  de  tu  Dios.  To 
Jéturrk. 

SS  No  te  echarás  con  macho  oomo  con 
mt^jer^ :  es  abominación. 

88  Ni  con  ningún  animal  tendrás  ayun- 
tamiento amancillándote  con  élv:  ni 
muicr  alguna  se  pondr4  delante  de  ani- 
mal pan  ayuntarse  con  él :  es  coníu- 

94  ^  En  ninguna  de  estas  cosas  os  a- 
mancillardis :  porque  en  todas  estas  co- 
sas se  han  ensuciado  las  gentes  que  yo 
echo  de  delante  de  Tosotros. 

S5  Y  la  tierra  fiíó  contaminada  ;  y  yo 
Tistté  sn  maldad  sobre  ella  r,  y  la  tierra 
▼omito  sas  moradores. 

iS  Guardad  pues  vosotros  mis  estatu- 
tos, y  mis  derechas,  1  no  hagáis  «iiwwna 
de  todas  estas  abominaoiones,  nj  el  na- 
tural ni  el  estraqjero  que  peregrina  entre 


87  (Perqué  todas  estas  abominaciones 
hicieron  los  hombres  de  la  tierra,  que 
fuenm  antes  de  Tosocros,  y  la  tiem  fuá 
contaminada:) 

88  Y  la  tierra  no  os  vomitará*,  por  ha- 
berla oontaminado,  oomo  vomitó  4  la 
gente  que  ftié  antes  de  vosotros. 

88  Porque  cualquiera  que  hiciere  al- 
guna de  todas  estas  abominaciones,  las 
personas  que  tal  hicieren,  ser4n  cortadas 
de  entre  su  pueblo. 

80  Guardad  pues  mi  ordenanza,  no  ha- 
ciendo oigo  4e  las  prácticas  abominables 
que  tuvieron  lugar  antes  de  vosotros*, 
y  no  os  ensuciéis  en  ellas :  Yo  Jehová 
▼uestioDias. 

CAPITULO  XIX. 

Se  tarabea  «oriot  feí»  y  anemioif  Morolw  y 

eermoNJoto,  y  m  aHaA»  otro»  muvot. 

Y  HABLÓ  Jehov4  4  Moisés,  di- 
ciendo: 
8  Habla  4  toda  la  oongregadon  de  los 
hijos  de  Israel,  y  diles :  &ntos  aeráis, 
porque  Santo  toy  yo  Jehov4  vuestro 
Dios*. 

3  h  Cada  uno  temerá  4  su  madre,  y  4 
su  padre,  y  mis  ttoados  guardaréU* :  Yo 
Jehov4  vuestro  Dios. 

4  No  os  volveréis  4  los  Ídolos',  ni  ha- 
réis para  vosotros  dioeei  de  fundición : 
Yo  Jehová  vuestro  Dios. 

5  Y  Y  cuando  sacrificara  sacrificio 
de  paces  4  Jehov4,  de  vuestra  voluntad 
lo  sacrificaréis*. 

6  Será  comido  el  dia  que  lo  saciifloa- 
reis,  y  el  siguiente  dia :  y  lo  que  quedare 
nara  el  tercer  dia,  seK4  quemado  en  el 
fuego. 

7  Y  si  se  comiere  d  dia  tercero,  ser4 
abominación ;  no  ser4  acepto. 

8  Y  el  que  lo  comiere,  llevar4  su  de- 
lito, por  cuanto  profanó  lo  santo  de  Je. 
hov4 ;  y  la  tal  persona  ser4  cortada  de 
sus  pueblas. 

9  7  Coando  segareis  la  mies  de  vuestra 
tierra/,  no  jusabarás  de  segar  el  rincón 
de  tu  haza,  ni  espigarás  tu  titrra  segada. 

10  Y  no  rebuscaürás  tu  villa,  ni  reco- 
gerás los  granos  caidoi  de  tu  viña ;  para 
el  pobre  3  van  él  estrai^ero  los  d<(ju4s : 
Yo  Jehová  vuestro  Dios. 

11  Y  No  hurtaréisy,  y  no  engafiaréls*, 
ni  mentiréis  ninguno  4  su  prójimo. 

18  Y  no  Juraréis  en  mi  nombre  con 
mentira  •',  ni  profiuiar4B  el  nombre  de  tu 
Dios:  YoJehov4. 

13  No  oprimirás  4  tu  prójimo,  ni  le 
robarás.  No  se  detendrá  el  trabajo  del 
Jornalero  en  tu  casa  hasta  la  maflana  *. 

14  No  maldigas  al  sordo,  y  delante  del 
ciego  no  pongas  tropiezo  <,  mas  tendrás 
temor  de  tu  Dios :  Yo  Jehová. 

15  No  hu4s  agravio  en  el  Juicio»:  no 
tendr4s  respecto  al  pobre,  ni  honrarás 
la  cara  del  grande :  con  Justicia  juzgarás 
4  tu  prójimo. 

16  No  andarás  chismeando  en  tus  pue- 
blos». No  te  pondrás  contra  la  sangre 
detu  Ti«!|jimo«:  YoJehov4. 

17  No  aborrecerásj»  4  tu  hermano  en 
tu  corazón:  ingenuamente  refnenderáa 
4  tu  nrógimor,  J  no  consentirás  sotase  él 
pecador. 

18  No  te  vencerás*,  ni  guardarás  rm- 
eor  4  los  h^os  cte  tu  pueblo ;  mas  amarás 
4  tu  prójimo  como  4  tí  mismof :  Yo 
Jehoiná. 

19  Y  Mis  estatutos  guardaréis.  A  tu 
animal  no  harás  ayuntar  nara  mistu- 
xas«;  tu  haza  no  sembraras  con  mis- 
tura de  tmáUtu,  y  no  te  pondrás  vestido 
con  mezcla  de  diversas  cosas. 

80  Y  cuando  un  hombre  tuviere  eopula 
oon  mn(Jer,  y  eUa  fuere  sienra  desposada 


'Gap.  90.  SI. 
m.9B. 


t  Des.  IB.  9. 


•Oap.ll.  44. 

y  «5.  7. 

ÍP«L1.16. 
»Bz.80l18. 
•  Ix.  90.  8. 

LU.U. 
.68.18. 
ib.  90. 4. 


'  Gap.  7. 18, 
17. 


/Cap.  as.  92. 
Daa.  81 19, 
81. 

Bnt  a.  U, 
17. 


'lb.90.U. 
Col.  8. 9. 

t  Kz.  ao.  7. 
DBa.fi.11. 


iDen.94Jfi. 

1UL8.S. 

8«i«*.&4. 
'Dan.  87.18. 


•D«.1.17. 
18. 19. 
8188. 


Pro. 


"SSL15.8. 

7  00.80. 

P10.ILI8. 

y  80. 19. 
•Iz.9a.7. 
P 1  Josa.  8. 

0,11. 

7  8.18. 
«Mat.18.18. 

Lv&n.S. 

■tS.!!. 
•-lOor.  8.8. 
*Bom.l8Ll7, 

19. 
(Mal  38. 89, 

40. 

•DBa.aa.9, 
U. 


A.  a  1490. 


LEvrnco,  XX 


A.  C  14M. 


'Cftp.&«. 


'Dan.  12.33. 
•lfcu.18. 
10,14. 

'Oh>.31.S. 


&  Csp.  as.  a. 

•I».  8. 19. 


•'Job  32. 4. 6. 
'  Bx.  22. 21. 


«Caii.l&21. 

»o»iiiir.ia 

Bit  14.  & 


coQ  Blgnao,  y  no  estuTiere  rescatada,  ni 
le  hnUere  sido  dada  libertad,  ambot  te- 
tin  azotados :  no  morir&n,  por  cuanto 
ella  no  es  libre. 

ai  Y  él  tratará  á  JdioT&,  i  la  pnerta 
del  tabernáculo  del  testimonio,  un  car- 
nero en  eziriaeion'  por  su  culpa. 

S9  Y  con  el  camero  de  la  expiación 
lo  Reonciliar&  el  sacerdote  delante  de 
Jéhori,  por  su  pecado  que  cometió :  j 
se  le  pesdonará  su  pecado  que  ha  co- 
metido. 

S8  Y  Y  cuando  hubiereis  ¿itrado  en  la 
tierra,  y  plantareis  todo  Árbol  de  comer, 
quitareis  su  prepucio,  ¡o  primero  de  su 
ñuto :  tres  afios  os  será  incircunciso :  su 
fruto  no  se  comerá. 

84  Y  al  cuarto  aflo  todo  su  fruto  ser& 
santidad  de  loores  á  Jehová. 

25  Mas  al  quinto  año  comeréis  el  fruto 
de  él,  para  que  os  haga  crecer  su  mimo 
fruto :  Yo  Jehová  vuestro  Dios. 

9ft  Y  No  comeréis  eo$a  algttna  con 
sanare  y.  No  seréis  agoreros,  ni  adivi- 
naréis *. 

97  No  cortaréis  en  redondo  las  extre- 
midades del  pdo  de  vuestras  cabezas  a, 
ni  daitatás  la  punta  de  tu  barba. 

88  Y  no  haréis  rasgufios  en  vuestra 
carne  por  un  muerto,  ni  impriminSis 
en  vosotros  sefial  alguna.   Yo  JehoTá. 

89  No  contaminaras  tu  h^a  haciéndola 
fbmicar;  porque  no  se  prostituya  la 
tierra,  y  se  hincha  de  maldad. 

80  Mis  sábados  guardaréis,  y  mi  san- 
tuario h  tendréis  en  reverencia :  Yo  Je- 
hová. 

81  No  os  volváis  á  los  encantadores  y 
á  los  adivinos ;  no  los  consultéis «  ensu- 
ciándoos en  ellos :  Yo  Jehová  vuestro 
Dios. 

88  Y  Delante  de  las  canas  te  levanta- 
rás, y  honrarás  el  rostro  del  anciano,  y 
de  tu  Dios  tendrás  temor  ¿:  Yo  Jehová. 

83  Y  cuando  el  estranjero  morare  con- 
tigo en  vuestra  tierra,  no  lo  oprimiréis*. 

84  Como  á  un  natural  de  vosotros  ten- 
dréis al  estraujero  que  peregrinare  entre 
vosotros,  y  ámalo  como  á  ti  mismo ;  por- 
que peregrinos  fuisteis  en  la  tierra  de  E- 
gipto :  Yo  Jehová  vuestro  Dios. 

85  5  No  hagáis  agravio  en  Juicio,  en 
medida  de  tierra,  ni  en  peso,  ni  en  dtra 
medida. 

80  Balanzas  Justas,  pesns  Justas,  epha 
Justo,  é  hin  Justo  tendréis :  Yo  Jehová 
vuestro  Dios,  que  os  saqué  de  la  tienra 
de  Ef^pto. 

87  Guardad  pues  todos  mis  estatutos, 
y  todos  mis  oerechos,  y  ponedlos  por 
obra :  Yo  Jehová. 

CAPITULO  XX. 
Pena»  de  mverU  contra  loe  ^ue  afreten  a«> 
hifoB  al  ídolo  MfUfeh.  Contra  loe  dm^km, 
eentra  loe  qme  maltratan  i  eu»  padre»,  y 
eontra  lo»  reo»  de  otra»  nuMaáee  eomune» 
entr»  lo»  Cananioe. 

YHABL(3  Jehová  á  Moisés,  dici- 
endo: 

8  Dirás  asimismo  á  los  hHos  de  Israel : 
Cualquier  varón  de  los  hijos  de  Israel, 
6  de  los  estranjeros  que  peregrinan  en 
Israel,  que  diere  de  su  simiente  á  Mo- 
lóch,  de  seguro  morirá :  el  pueblo  de  la 
tierra  lo  apedreará  con  piedras  a : 

8  Y  yo  pondré  mi  rostro  contra  el  tal 
varón,  y  lo  cortaré  de  entre  su  pueblo  & ; 
por  cuanto  dio  de  su  simiente  á  Molóch 
contaminando  mi  santuario,  y  amanci- 
llando mi  santo  nombre. 

4  Que  si  escondiere  el  pueblo  de  la 
tierra  sus  cjo»  de  aquel  varón,  que  hu- 
biere dado  de  su  simiente  á  Molóch, 
para  no  matarle, 

5  Entonces  yo  pondré  mi  rostro  contra 


aquel  varón,  y  contra  su  fiuniUac,  y  le 
cortaré  de  entre  su  pueblo,  con  todos 
los  que  fornicaren  en  pos  de  él  ^prosti- 
tuyéndose con  Molóch. 

6  Y  la  persona  que  atendiere  á  encan- 
tadores*, ó  adivinos,  pan  prostituirte 
tras  ellos,  yo  pondrá  mi  rostro  contra 
la  tal  persona,  y  cortaréla  de  entre  su 
pueblo. 

7  Santificaos  pues,  y  sed  santos,  porque 
Yo  Jehová  eoy  vuestro  Dios/. 

8  Y  guardad  mis  estatutos,  y  ponadlos 
por  obra :  Yo  Jehová  que  os  santifico^. 

9  5  Porque  cualquier  varón  que  mal- 
dyere  á  su  padre*  ó  á  su  madre,  de 
cierto  morirá :  ¿  á  su  padre  ó  á  su  madre 
maldUo  ?  su  sangre  eerA  sobre  él. 

10  Y  él  hombre  que  adulterare  con  la 
mujer  de  otro,  d  que  cometiere  adul- 
terio con  la  mujer  de  su  prójimo.  In- 
defectiblemente se  hará  morir  al  adiil- 
tero  y  ala  adultera  <. 

11  Y  cualquiera  que  se  echare  con  la 
mt^er  de  su  padre*,  la  desnudez  de 
tu  padre  descubrió :  ambos  han  de  ser 
muertos ;  eea  su  sangre  «obre  ellos. 

18  Y  cualquiera  que  durmiere  con  su 
nuera/,  ambos  han  de  morir:  hicieron 
confusión ;  su  sangre  ««a  sobre  dios. 

18  Y  cualquiera  que  tuviere  ayunta- 
miento con  varón  como  con  mii^er"», 
abominación  hicieron :  entrambos  han 
de  ser  muertos,  sobre  ellos  eea  su  sangre. 

14  Y  el  que  tomare  alguna  por  mnjer 
y  á  la  madre  de  ella,  comete  vileza» : 
quemarán  en  fuego  á  él  y  á  ellas,  porque 
no  ha^a  vileza  entre  vosotros. 

15  X  cualquiera  que  tuviere  cópula  con 
bestia*,  ha  de  ser  muerto,  y  mataráia 
ala  bestia. 

18  Y  la  mujer  que  se  allegare  á  algún 
animal,  para  tener  ayuntamiento  con 
él,  á  la  mi^er  y  al  animal  matarás :  mo- 
rirán in&liblemente,  urá  su  sangre  so- 
bre ellos. 

17  Y  cualquiera  que  tomare  á  su  her- 
mana/», hya  de  su  padre,  ó  hija  de  su 
madre,  y  viere  su  desnudez,  y  ella  viere 
la  suya,  cosa  es  execrable;  por  tanto 
serán  muertos  á  ojos  de  los  hgos  de  su 
pueblo;  ¿descubrió  ia  desnudez  de  su 
hermana  ?  su  pecado  llevará. 
,  18  Y  cualquiera  que  durmiere  con  mu- 
jer menstruosa9,  y  descubriere  su  des- 
nudez, su  fuente  descubrió,  y  ella  descu- 
brió la  fílente  de  su  sangre :  ambos  serán 
cortadas  de  entre  su  pueblo. 

19  La  desnudez  de  la  hermana  de  tu 
madre,  ó  de  la  hermana  de  tu  padre,  no 
descubrirás  r:  por  cuanto  descubrió  su 
parienta,  su  iniquidad  llevarán. 

80  Y  cualquiera  que  durmiere  con  la 
mi^er  del  hermano  de  su  padre,  la  des- 
nudez del  hermano  de  su  padre  deaen- 
brió :  su  pecado  llevarán  * ;  morirán  sin 
h^os. 

81  Y  el  que  tomare  la  mxtjet  de  su 
hermano,  eeo  es  suciedad  *  ¡  la  desnudez 
de  su  hermano  descubrió,  sin  hiios  serán. 

88  Y  Guardad  pues  todos  mu  estatu- 
tos, y  todos  mis  dereohoa,  v  poRRsdlos 
por  obra ;  y*  no  os  vomitíirá  la  tierra, 
en  la  cual  yo  os  introduzco  para  que  ha- 
bitéis en  ella'. 

83  Y  no  andéis  en  las  práctioas  de  la 
gente  que  yo  echará  de  delante  de  vos- 
otros :  porque  ellos  hicieron  todas  estas 
oosas,  y  los  tuve  en  abominación  jr. 

84  Empero  á  vosotros  os  he  dichos: 
Vosotros  poseeréis  la  tierra  de  ellos,  y 

Í o  os  la  daré  para  que  la  poseáis  por 
icredad,  tierra  que  fluye  leche  y  miel : 
Yo  Jehová  vuestro  Dios,  que  os  he  apar- 
tado de  los  pueblos  «. 

85  Por  tanto  vosotros  haréis  dlferenoia 


<Kz.20.  & 
*  Cap.  17. 7. 

•Cap.  19.  n. 


/Oa{iLl9.aL 

'OapL2l.8. 
EZ.3L1S. 
Bs.  87.  28. 

Pr.  ao.  ao. 

Mat.  15.4. 


•  1)80.22. 22. 

luán  8.  i. 

«Den.  27.20. 


/Cap.  18. 15. 
•Cap.  18.22. 

•Cap.  18.17. 


•GkpLl&St 
Den.  27. 21. 


i>Dev.27.22. 


9Cap.IS.  1». 
Bs.  18. 16. 


'Cap.  18.12. 
13. 

•Jer.  22.30. 

'  Cap.  18. !«. 

«Osp.  19.37. 

■  Cap.  18. 
85.28. 

»  Den.  9.  5. 
■  Kk.  S.  17. 

y  6.  8. 

•«1.19.5. 
7  38.16. 
IBey.e.SS. 

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LEYínOO,  XXI,  XXIL 


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'Brtirai 


entre  animal  Umpio  é  inmundo  k,  y  an- 
tre  ave  inmunda  y  limpia ;  y  no  enmi- 
eieis  Tootras  pononaa  an  loa  animalea, 
ni  en  las  aTcs,  ni  en  nlngima  eoaa  que 
rá  axrastnmdo  por  la  tienta,  laa  caaws 
os  he  apartado  por  inmundas. 

96  Habéis  pnea  de  aenne  santos,  porqine 
yo  JAovk  tay  Santo  «,  y  os  he  apartado 
de  ios  puebloa,  para  aue  seáis  míos. 

97  Y  Y  d  hombre  o  la  mi^er,  en  guie- 
nea  hubiere  espíritu  pith<)nioo,  ó*  de 
adivinación,  han  de  ssr  muertos:  les 
apedrearan  con  piedras ;  su  sangre  ««rd 
sobre  dios. 

CAPITULO  XXI. 
Variat  lena  tábn  lo*  ancenlotea. 

YJEHOVA  dUo  6  Moisés :  HabU  6 
los  sacerdotes  14}os  de  Aaxon,  y 
diles  fue  no  se  contaminen  por  un  mu- 
oto  en  sus  pueblos*. 

9  Mas  por  su  pariente  cercano  á  tí 
wtúntOf  COMO  por  su  madre,  ó  por  su 
padre,  ó  por  su  hUo,  ó  por  su  nija,  ó 
por  su  hermano, 

8  O  por  su  hermana  virgen,  A  ái  cer- 
cana, la  cual  no  haya  tenido  marido, 
por  ella  se  contamlnarfc. 

4  No  se  contaminará  por  el  |  principe 
en  sos  pueblas,  haciéndose  inmundo. 

5  No  naián  óilTa  en  su  cabeía,  ni  rae- 
rán la  punta  de  su  barba,  ni  en  su  carne 
harán  rasguíkMb. 

6  Santos  aesán  á  su  Dios,  y  no  proft- 
narán  A  nombre  de  su  Dios*;  porque 
los  itaegos  de  Jehováy  el  pan  die  su  IMos 
ofrecen :  por  tanto  smn  santos'. 

7  Mt^CT  nonera  ó  infame  no  tomarán ; 
ni  tomarán  miger  repudiada  de  su  ma- 
rido* :  porque  m  santo  á  su  Dios. 

8  Lo  santificarás  por  tanto,  pues  el  pan 
de  tu  Dios  ofrece:  santo  sñá  para  tí, 
pocque  santo  «oy  yo  Jehová  vuestro  san- 
tiflcador/. 

9  Y  la  hUa  del  varón  sacerdote,  si  co- 
menzare á  fornicar,  á  su  padre  aman- 
cilla :  quemada  será  al  fuegos. 

10  ^  Y  d  sumo  sacerdote  entre  sus 
bennanos,  sobre  cuya  cabeza  fuá  derra- 
mado d  aceite  de  la  unción,  y  yue  hin- 
chió su  mano  para  vestir  Lu  vestimen- 
tas, no  descubrirá  su  cabeza,  ni  rom- 
peiá  sua  vestidos* ; 

11  Ni  entrará  donde  haya  alguna  per- 
sona muerta,  ni  por  su  padre  6  por  su 
madre  se  contaminará: 

19  Ni  saldrá  del  santuario,  ni  conta- 
minará el  santuario  de  su  Dios ;  porque 
la  corona  del  aceite  de  la  unción  de  su 
Dios  está  sobre  él  •'.   Yo  Jehová. 

18  Y  tomará  ¿1  mujer  con  su  virgini- 
dad*. 

14  Viuda,  ó  repudiada,  ó  infiune,  6 
ramera,  estas  no  tomará:  mas  tomará 
virgen  de  sus  pueblos  por  mtOer. 

15  Y  no  amancillará  su  nmiente  en 
sos  pueblos  i :  porque  yo  Jtüuyitk  toy  el 
que  lo  santifico. 

10  Y  Y  Jehová  habló  á  Moisés  dici- 
endo: 

17  Habla  á  Aaron,  y  dfle :  El  varón 
de  tu  simiente  en  &us  generaciones,  en 
d  cnal  hubiere  &lta">,  no  se  allegará 
para  oficeoer  el  pan  de  su  Dios. 

18  Poiiaue  ningún  varón,  en  el  cual 
hubiere  nlta,  se  allegará :  varan  ci^go, 
6  cc^o,  ó  Caito,  ó  sobraído ; 

19  O  varón  en  el  cual  hubiere  quebra- 
dora de  pie,  6  rotura  de  mano, 

90  O  corcovado,  ó  lagaítoso,  ó  que  tn- 
viere  nube  en  el  q)o,  o  que  tenga  sama, 
ó  empeine,  ó  compañón  religado. 

91  Ningún  varón  de  la  simiente  de 
Aaion  sacerdote,  en  el  cual  hubiere 
fislta,  se  aligará  para  ofrecer  las  ofren- 


¿MayiUtUí 
él  pan 


das  encendidas  de  Jehová. 
en  él  ?  no  se  allegará  á 
de  su  Dios. 

99  El  pan  de  su  Dios",  de  lo  muy  santo, 
y  <l(  las  cosas  santificadas  comerá. 

98  Empero  no  cntrazá  del  velo  adentro, 
ni  se  allegará  al  altar,  por  cuanto  luqr 
falta  en  él :  y  no  proAmará  mi  santuario, 
porque  yo  Jehová  *o¡f  el  que  los  santifico. 

94  Y  Moisés  habló  uto  á  Aaron,  y  á 
sus  hijos,  y  á  todos  los  h^os  de  Israel. 

CAPITULO  XXI I. 
Difnmtet  Imm  aotiv  loe  tfnmdut  y  mmtM- 
«Im,  y  iefeeto»  d$  que  dttUm  eetreotr  la» 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés,  di- 
ciendo : 

9  Di  á  Aaron,  y  á  sus  hijos,  que  se 
abstengan  de  las  santiflcadones  de  los 
h^os  oe  Israel,  y  que  no  profenen  mi 
santo  nombra  en  lo  que*  ellos  me  san- 
tifican :  Yo  Jehová. 

8  DQes,  Todo  varón  de  toda  vuestra 
simiente  en  vuestras  generaciones,  que 
llegare  á  las  cosas  sagradas,  que  los  hQoe 
de  Israd  consagran  á  Jehová,  teniendo 
inmundicia  solwe  sí*,  de  delante  de  mí 
será  cortada  su  alma :  Yo  Jehová. 

4  Cualquier  varón  de  la  simiente  de 
Aaron  que  ftiere  leproso,  ó  padeciere 
gonorrea,  no  comerá  de  las  cosas  sagra- 
aas  hasta  que  está  limpio*:  v  el  que  to- 
care cualquiera  cosa  Inmunda  de  mor- 
tecino', ó  el  varón  del  oual  hubiere 
salido  derramamiento  de  semen* ; 

6  O  el  varón  que  hubiere  tooado  cual- 

anier  reptil,  por  d  cual  será  inmundo/, 
i  hombre,  por  el  cual  venga  á  ser  in- 
mundo, oooifbnne  á  cualquiera  inmun- 
dicia suya ; 

6  La  persona  que  lo  tocare,  lerá  in- 
munda nasta  la  tude,  y  no  comerá  de 
las  cosas  sagradas  antes  que  hi^a  lavado 
su  carne  con  agua;. 

7  Y  cuando  el  sol  se  pusiere,  será 
limpio,  y  después  comerá  de  las  cosas 
sagradas,  porque  su  pan  es*. 

8  Mortecino,  ni  despedazado  par  fiera, 
no  comerá,  para  contaminarse»  en  ello : 
Yo  Jehová. 

9  Guarden  pues  mi  ordenanza,  y  no 
lleven  pecado  por  ello,  no  sea  que  así 
mueran  cnwodo  la  profimaren :  Vo  Je- 
hová, que  los  santifico. 

10  ^  Ningún  estrafio  comerá  cosa  sa- 
grada: el  huésped  del  sacerdote,  ni  d 
jornalero,  no  comerá  cosa  sagrada. 

11  Mas  el  sacerdote,  cuando  comprare 
persona  de  su  dinero,  esta  comerá  de 
ella,  y  d  naddo  en  su  casa:  estos  co- 
merán de  su  pan. 

19  Empero  la  hUa  del  sacerdote,  cu- 
ando se  casare  con  varón  estrafio,  ella 
no  comerá  de  la  oflrenda  de  las  cosas  sa- 
gradas. 

13  Pero  si  la  hija  del  sacerdote  ftiere 
viuda,  ó  repudiada,  y  no  tuviere  prole, 
y  se  hnbi«re  vuelto  á  la  casa  de  su  pa- 
dre, como  en  su  mocedad,  comerá  del 
pan  de  su  padre;  mas  ningún  estaraño 
coma  de  él. 

14  *[  Y  el  que  por  yerro  comiere  cosa 
sagrada*,  afiadixá  á  ella  su  quinto,  y 
darálo  al  sacerdote  con  la  cosa  sagrada. 

15  No  profanarán'  pues  las  cosas  santas 
de  los  h(}os  de  Israd,  las  cuales  apartan 
para  Jehová. 

16  Y  no  les  harán  llevar  la  iniquidad 
del  •"  pecado  comiendo  las  cosas  santas 
de  ellos :  porque  yo  Jehová  mfy  d  que 
los  santifico. 

17  5  Y  habló  Jdiová  á  Moisés,  di- 
dendo: 

IB  Habla  á  Aaron,  y  á  sus  hijos,  y  á 
todos  los  h^os  de  Israel,  y  diles.  Cual- 


"  Gsp.  a  8, 
la 
y  &  17. ». 


•  Kx.  38.  88. 

Knm.  1& 


i  Os|k  7.  90. 


«Cap  U.  18. 

i  Kvm.  19. 

11.12. 
•Caín  15.16. 
/Osp.  11. 2(. 

48. 


f  Cap.  15. 6. 
Heb.ia2S. 

kCsp.21.22. 

Knm.  18. 

11.13. 
<  Cap.  17. 15 

Kz.a2.31. 

Ss.  44.  31. 


h  Cwp,  5  15. 
16. 
(Kom.  18.32. 


«•ler.  9. 


LEVITICO.  XZlll. 


iS£ 


l>  OftiLiTlL»  iteDH  m  míe 


w  undriU^Klii,  úu  isiinnun 


A.CL14MI 


LEvnroo,  xznr»  xxv. 


1.CL11M1 


•fe  a.  16. 

■id.S.4. 

>'th.  a.  14. 

lM.U.16, 

19L 

liaa.7.& 

tVllIK  M  ff 

ÍCr.7.9. 

Sek.ft.U. 

jMB-.ir. 

Af.7.9,UL 
•ftM.U.li, 
13. 

•Sa&Siia. 


«SaLTS-CA 


ZL 


WllOl. 

A».Laa. 


80  T  coalqulen  panona  mw  lil«ieN 
obn  alguna  en  este  mismo  dia,  jo  dea» 
tnteé  la  tal  penona  de  entre  va  pueblo. 

81  Ninguna  obra  harél» ;  otatnto  per< 
petuo  atr&  por  Tucstras  edades  en  todas 
Tocstras  haUtaeiones. 

85  Sábado  de  reposo  será  á  vosotros,  7 
aflJgérAs  vuestras  almas,  emntHMando  á 
loa  nueve  det  mes  en  la  tarde :  de  tarde 
á  tarde  hoUpunéis  vuestro  sábado. 

88  5  Y  habló  JéfaovA  á  Moisés,  dlol- 

84  Habla  á  los  hijos  de  Israel,  y  dfles : 
A  los  qninoe  de  este  mes  séptimo  será  la 
solemnidad  de  las  Cabaflas*  á  Jehová 
por  siete  dias. 

86  Bl  primer  día  habrá  santa  convoca- 
ción :  wingwt»»  obra  servil  haréis. 

88  Siete  dias  ofireceréls  oftenda  encen- 
dida á  Jehová ' :  el  octavo  dia  tendréis 
santa  convocación,  j  ofteceréis  ofrenda 
encendida  á  Jehová:  es  fiesta ;  ninguna 
obra  servil  haréis. 

87  Estas  son  las  solemnidades  de  Je- 
hová, á  las  que  convocarais  santas  re- 
uniones, para  ofrecer  ofrenda  encendida 
á  Jeiiová,  hoiooausto  y  presente,  sacri- 
ñiño  7  libaciones,  caán  cosa  en  su  ti- 
empo: 

88  Ademas  de  los  sábados  de  Jehová, 
y  ademas  de  vuestros  dones,  y  á  mas  de 
todos  vuestros  votos,  y  ademas  de  todas 
Tuestras  ofrendas  voluntarlas,  que  daréis 
á  Jehová*. 

88  Empero  á  los  quince  del  mes  sép- 
timo, cuando  hubiereis  allwado  tf  fruto 
de  la  tlenra«,  haréis  fiesta  á  Jehová  por 
riete  dias:  Á  primer  dia  será  sábado; 
sábado  wrA  también  el  octavo  día. 

40  T  tomaréis  el  primer  dia  gi^os  con 
fruto  de  algún  árbol  hermoso,  ramos  de 
joLÍTntn,  y  ramas  de  árboles  espesos,  y 
sauces  de  los  arroyos,  y  y  os  regoc^aréls 
delante  de  Jehová  vuestro  Dios  por  siete 
diass. 

41  T  le  haréis  etta  fiesta  á  Jehová  por 
déte  dias*  cada  un  año ;  7  strá  estatuto 
perpetuo  pw  Tuestias  edades :  en  el  mes 
nümliiMi  la  haréis. 

48  En  caballas  habitarélB  siete  dias: 
todo  natural  de  Israel  habitará  en  ca- 


43  Para  que  sepan  vuestros  desoendi- 
entesk  que  en  caliaAas  hice  yo  habitar  á 
loa  hijos  de  Israel,  cuando  los  saqué  de 
la  tierra  de  Egipto :  Yo  Jehová  vuestro 
Dios. 

44  Así  habló  Moisés  á  loa  htios  de 
Israd  sobre  las  solemnidades  de  Je- 
hová. 

CAPITULO  XXIV. 
2M  aetiU  para  loa  l^mpara$,  $d»lm  etdUai 
de  le*  vamet  éé  la  prtMorieto»t  ^  I*  pama 
édUn^mo^jfdtlaMtaUom, 

Y  HABLO  Jehová  á  Moisés,  dici- 
endo: 

5  Manda  á  los  hijos  de  Israd«  que 
te  traigan  aceite  de  olivas  claro,  da  mo- 
lido, para  la  luminaria,  para  hacer  arder 
laa  lámparas  de  continuo. 

8  Fuen  del  velo  del  Testimonio,  en  tA 
tabernáculo  del  testimonio,  las  aderezará 
Aaron  dode  la  tarde  hasta  la  mafiana 
delante  de  Jehová,  de  oontinno :  estatu- 
to perpetuo  t€rá  por  vuestras  edades. 

4  Sobre  el  candelero  limpio  pondrá 
steinpre  en  orden  laa  lámpamsb  oslante 
de  Jehová. 

6  ^  Y  tomarás  flor  de  harina,  y  co- 
cerás de  ella  doce  tortas « :  cada  torta 
scsá  de  dos  décimas. 

6  Y  has  de  ponerlas  en  dos  órdenes, 
seis  en  coda  ónwn,  sobra  la  mesa  limpia  << 
delante  de  Jrtiová. 

7  Pondrás  también  sobre  ooda  orden 


incienso  limpio,  y  sar4  para  el  p«n  por 
petfbme,  ofrenda  encendida  á  Jdiovi. 

8  Cada  dia  de  sábado*  lo  pondrá  de 
continuo  en  orden  driante  de  Jehová, 
AMNado  de  los  hijos  de  Israel  por  paoto 
sempitemo. 

9  Y  será  de  Aaron  y  de  sus  hijos,  loa 
cuales/  lo  eomcréa  en  el  lugar  santo  i 
porque  es  cosa  muy  santa  para  él  de  las 
ofrendas  encendidas  á  Jehová  por  friero 
perpetuo. 

10  ^  En  aqudla  san»  el  hijo  de  una 
vaaia  Israelita,  «1  cual  en  hUo  de  un 
Egipcio,  salió  entre  los  hijos  de  Israel ; 
y  el  hijo  de  la  Israelita  y  un  hombre  de 
Israel  rifteron  en  A  real: 

11  Y  el  hUo  de  U  mi^er  Israelita  pro- 
nunció él  nombre  de  Jehová,  y  maldijo. 
Entonces  le  llevaron  á  Moisés  5:  (y  su 
madre  se  llamaba  Relomith,  hija  de  Di- 
bri,  de  la  tribu  de  Dan :) 

15  Y  pusiéronlo  en  la  cámal^  haata 
que  les  Aiese  declarado  si  Jirfcio  por  pala- 
bra de  Jehová  *. 

13  Y  Jehová  habló  á  Moisés,  diciendo : 

14  Saca  al  blasfemo  friera  del  real,  y 
todos  los  que  le  oyeron  pongan  sus  ma- 
nos  sobre*  la  eabesa  de  él,  y  apedréelo 
toda  la  congregación. 

lA  Y  á  los  hi^  de  Israel  hablarás,  di- 
ciendo :  Cualquiora  que  maldijere  á  su 
Dios,  llevará  su  iniquidad. 

16  Y  el  que  blasfemare  él  nombre  de 
Jehová,  ha  de  ser  muerto' ;  toda  la  con- 
grcf^on  lo  apedreará:  asi  el  extran- 
UKo  como  el  natural,  si  blasfimiare  él 
Nombre,  que  muera. 

17  Asimismo  el  hombre  que  hiriere  de 
muerU  á  cualquiera  persona,  que  sufht 
la  muerte*. 

18  Y  d  que  hiriere  á  algún  animal,  ha 
de  lestitttirlo  i  animal  por  animal. 

19  Y  el  que  causare  lesión  en  su  pró- 
jimo, según  hizo,  así  le  sea  hecho ; 

90  Rotura  por  rotura,  qjo  por  ojo,  di- 
ente por  diente»:  según  la  lesión  que 
habrá  heclio  á  otro,  tal  se  hará  á  él. 

91  El  que  hiriere  o^gwt  animal,  ha  de 
restituirlo :  mas  el  que  hiriere  de  mn> 
erte  á  un  hombre,  que  muera. 

89  Un  mismo  derecho  tendréis :  oomo 
el  extrai^ero,  asi  será  el  natural :  porque 
Yo  Jehová  vuestro  Dios. 

98  Y  habló  Moisés  á  los  hijos  de  Israd, 
y  ellos  sacaron  al  blasfiemo  raerá  del  real, 
y  apedreáronlo  oon  piedras.  Y  los  h^os 
de  Israel  hicieron  según  que  Jdiová  ha- 
bla mandado  á  Moisés. 

CAPITULO  XXV. 

Uite  Bctre  «I  año  uiMiee  t  OpUmo:  V  dd 
oAo  qtUmeuagMmo,  SddfiMfo. 

Y  JEHOVÁ  habló  á  Moisés  en  el 
monte  de  Sinai,  diciendo : 
9  Habla  á  los  hijos  de  Israel,  y  dlles : 
Cuando  hubiereis  entrado  en  la  tierra 

}ue  yo  os  doy,  la  tierra  hará  sábado  á 
ébová. 

8  Seiso  afios  sembrarás  tu  tierra,  y 
Mis  afios  podarás  tu  viña,  y  cogerás  sus 
frutos; 

4  Y  el  séptimo  aAo  la  tiem  tendrá  sá- 
bado de  holganza,  sábado  áJdiová:  no 
sembrarás  tu  tierra,  ni  podarás  tu  villa. 

6  Lo  que  de  suyo  se  naciere  en  tu 
tierra  segada,  no  lo  segarás  &.  y  las  uvaa 
de  tu  iwoedo  no  vendnmiarás:  alio  de 
holganza  será  á  la  tierra. 

6  Mas  el  sábado  de  la  tierra  os  será 
para  comer,  á  ti,  y  á  tu  sierro,  y  á  tu 
sierra,  y  á  tu  criado,  y  á  tu  estanjeto 
que  morare  contigo : 

•7  Y  á  tu  animal^  7  á  la  bestia  que  hu- 
biere en  tu  Üenta,  será  todo  el  fruto  de 
ella 


«i(k.».a. 


/ISaaLSlA 
llaiU.4. 


Uram.lU«. 

«Non.  V.5. 


tDra.U.9. 
y  17.7. 


10. 1¿ 
lfat.lS.SL 


•Iz.fI.U. 
Kain.8Ml. 
D«a.  19.11. 
12. 


••■z.ai.94. 
]Cat.«.8e. 


•  8».  as.  10. 

2ür.W.ia. 


iSasy.M. 
99. 


A^aUííL 


XiBTlTIOO,  XXV. 


A.  a  149L 


•Oh».  98.  SI, 

768.4 
Jer.  Si.  U. 
17. 

Lae.4.18, 
21. 
'  MuD.  8&4. 


9i. 


«0»frU.18. 
1CW.A.& 


ADra.28.8. 


<  3  Bey.  19. 
99. 


kSiu.S8.12. 


{Ra.2.a0. 
Jer.  89.7, 8. 


"iw.Mrfil. 


•fflr.]A 


a  5  Y  te  bas  da  contar  aiate  wuauaa» 
deanM»ilat*Taoa»aieteaaM;  demodp 
que  Im  dkM  da  laa  ticCe  acmanas  «le  afioa 
Tcndieáa  4  lefta  onarenta  7  nueve  afioa. 

9  Bntóncea  hará*  pasar  I4  trompeta  de 
Jubilación  en  el  roes  aéptimo,  6  lo*  diez 
del  mea,  el  dia  de  la  expiación «  haráit 
pasarla  trompeta  por  toda  vuestra  táeira. 

10  Y  lantifícar^  el  año  cincuenta,  y  i 
pregonaréia  libertad  en  la  tierra  6  todoa 
sus  moradoret :  este  os  8er&  jubUóo ;  7 
TolTor^  cada  uno  6  su  pocasion>  7  cada 
enal  volvoá  6  su  familia  «. 

11  El  año  de  loa  cincuenta  a&M  os  será 
JttbUáo!  no  sembraréis,  ni  segaréis  lo 
que  naciere  de  suyo  en  la  tierra,  ni  ven- 
cumiara  sus  vilkedot. 

U  Porque  es  Jubileo ;  santo  será  á  vos- 
otros :  el  producto  de  la  tierra  comeréis. 

18  En  este  ailo  de  Jubileo  volveréis 
cada  uno  á  su  posesión/. 

14  Y  cuando  vendiereia  algo  á  vuestro 
prújimo,  ó  comprareis  de  mano  de  vu- 
estro prójimo,  no  engafie  ninguno  á  su 
hannanoy. 

15  Conforme  al  numero  de  los  ajlos 
deapnes  del  Jubileo  oomnrar&s  de  tu 
préjimo;  coxubrme  al  numero  de  los 
aflos  de  los  frutos  te  venderá  él  6  ti. 

16  Coaftnrme  6  la  multitud  de  los  ajkw 
aumentarás  el  precio,  7  conforme  á  la 
diminución  de  los  aflos  disminuirás  el 
pre<do ;  porque  mgun  el  ndmero  de  los 
roadlmientos  te  ha  de  vender  él. 

17  Y  no  engafie  nánsono  á  so  prójimo ; 
mas  tendrás  temor  de  tu  Dios»  poique 
70  «ou  Jehová  vuestro  Dios. 

18  *f  j^eeutad  pues  mis  estatutos,  7 
guardiad  mis  derechas,  7  ponedlos  por 
obra,  7  habitaréis  en  la  tierra  seguros ; 

19  Y  la  tierra  dará  su  firuto,  y  comeréis 
hasta  hartura,  7  habitaréis  en  ella  con 
seguridad. 

80  Y  si  dUerels,  Qué  comeremos  el 
séptimo  afio  f  hé  tuiulno  hemos  de  sem- 
bnur,  ni  hemos  de  coger  nuestros  frutos : 

91  Entonces  jro  os  enviase  mi  ben- 
dición i  el  aiko  sexto,  7  hará  firuto  por 
tses  altos. 

88  Y  sembraréis  el  afio  octavo,  7  co- 
meréis del  fruto  afielo  hasta  él  afio  no- 
veno i  i  hasta  que  venga  su  fruto  come- 
réis del  afi^o. 

SB  5  Y  la  tierra  no  se  venderá  rema- 
tadamente, porque  la  tierra  mia  es ;  que 
vosotros  paneonnaa  7  eztrai\)ero«  tai* 
para  conmigo*. 

84  Por  tanto  en  toda  la  tiena  de  vu- 
estra posesión,  otorgaréis  redención  á  la 
tierra. 

96  Cuando  tu  hermano  empobiecte», 
7  vendiere  algo  de  su  posesión,  vendrá  el 
rescatador',  su  parienie  meu  cercano,  7 
rescatará  lo  que  su  hermano  hubiere 
vendido. 

98  Y  cuando  el  hombre  no  tuviere  res- 
eatador,  si  alcanzare  detpuei  su  mano,  7 
hallare  lo  que  basta  para  su  rescate, 

87  Entonces  contará  los  afios»*  de  su 
venta,  7  pagará  lo  que  quedare  al  yaxaa 
á  quiñi  vendió,  7  volverá  á  su  posesión. 

88  Mas  si  no  alcanaare  su  mano  lo  que 
basta  para  que  vuelva  á  él,  lo  que  vendió 
estará  en  poder  dd  que  lo  compró  hasta 
el  afio  dd  Jubileo ;  7  al  Jubileo  saldrá,  7 
él  volverá  á  su  pcéesion  «. 

80  ^  Y  el  varón  que  vendiere  casa  de 
morada  en  ciudad  oereada,  tendrá  fit- 
cuitad  de  redimirla  hasu  acabarse  el 
afio  de  su  venta:  un  afio  será  el  térndHo 
lie  poderse  redimir. 

80  Y  si  no  fuere  redimida  dentro  de 
un  afio  entero,  la  casa  aue  estuviere  en 
dadad  murada  quedará  para  siempre 
por  de  aquri  que  la  comparo»  ¡f  pan  ana 


descendientes :  no  saldrá  de  «h  jwdfr  en 
eljuUléo. 

81  Mas  las  casas  de  las  aldeas,  que  no 
tienen  muro  al  rededor,  serán  estimadas 
como  una  haza  de  tierra:  tendrán  re- 
dención, 7  saldrán  en  el  Jubileo. 

88  Pero  .en  cuanto  á  las  ciudades  de 
los  Levitas*,  siempre  podrán  redimir 
loa  Levitas  las  casas  de  las  ciudades  que 
poseveren. 

88  V  el  que  comprare  de  los  Levitas, 
saldrá  de  la  casa  vendida,  ó  de  la  ciudad 
de  su  posesión,  en  el  Jubileo ;  por  cuanto 
la  casa  de  las  ciudades  de  los  Levitas  ea 
la  posesión  de  ellos  entre  los  hi^os  de 
Israel. 

84  Mas  la  tierra  del  ^do  de  su»  ciu- 
dades no  se  vendeíA,  porque  es  perpetua 
posesión  de  ellos. 

88  1[  Y  cuando  tu  hermano  empobre- 
ciere, 7  se  acogiere  á  tí,  tü  lo  ampara- 
rás^p:  como  peregrino  7  extrai^ero  vi- 
virá contigo. 

86  No  tomarás  usura  f  de  él,  ni  au- 
mento :  mas  tendrás  temor  de  tu  Dtoa, 
7  tu  hermano  vivirá  contigo  r. 

87  No  le  darás  tu  dinero  á  usura,  ni  tu 
vitualla  á  ganancia : 

88  Yo  Jehová  vuestro  Dios,  que  oa 
saqué  de  la  tiena  de  Egipto  para  daros 
la  tiena  de  Canean,  para  ser  vuestro 
Dios*. 

80  5  Y  cuando  tu  hermano  empobre- 
ciere, utando  contigo,  7  se  vendiere  á  tí« 
no  le  harás  servir  como  siervo. 

40  Como  criado,  como  extrai\}ero  ca- 
tará conügo :  hasta  el  afio  del  Jubileo  te 
servirá*. 

41  Entonces  saldrá  de  contigo,  él  7  sua 
hiios  consigo,  7  volverá  á  su  famitta,  7 
á  u  posesión  de  sus  padres  se  restituirá ; 

42  Porque  son  mis  siervos  n,  los  cuales 
saqué  70  de  la  tierra  de  Egipto :  no  se- 
rán vendidos  á  manera  de  siervos. 

48  No  te  ensefioreaiás  de  él  con  du- 
reza ',  mas  tendrás  temor  de  tu  Dios  y. 

44  Así  tu  siervo  oomo  tu  sierva,  que 
tuvieres,  aeráa  de  las  gentes  que  están 
en  vuestro  al  rededor :  de  ellos  compra- 
réis siervos  7  siervas. 

46  Taratatoa  compraréis  de  ios  hijos  de 
los  forasteros  que  viven  entre  vosotros, 
7  de  los  que  del  Unage  de  ellos  son  na- 
cidos en  vuestra  tieñra,  que  etton  cao 
vosotros;  los  cuales  tondiéis  por  pose- 
sión. 

46  Y  los  poseeréis  por  juro  de  heredad 
para  vuestros  hUos  después  de  voeotnis, 
como  posesión*  hereditaria;  para  siem- 
pre os  serviréis  de  ellos :  empero  en  vu- 
estros heraianoa,  los  hi|)os  de  Israel,  no 
os  enseftereaxéis  cada  uno  sobre  an  her- 
mano coa  dureza  •. 

47  1[  Y  si  el  peregrino  ó  extranjero, 
que  está  contigo,  adquiriese  medios,  7 
tu  hermano  que  está  con  él  empobre- 
eieiie,  7  se  vóidiere  al  peregrino  ó  ez- 
tm^ero  que  está  contigo,  ó  á  la  raza  de 
la  £uniUa  del  extranjero, 

48  Después  que  se  hubiere  vendido, 
podrá  ser  rescatado :  uno  de  sus  her- 
nunos  lo  rescatará; 

40  O  su  tio,  6  el  hUo  de  su  tio  lo  res- 
catará,  ó  el  ceroano  de  su  carne,  de  su 
linage,  lo  rescatará;  ó  si  sus  medios  al« 
cansaren,  él  mismo  se  redimirá. 

60  Y  omitará  con  el  que  le  compró 
desde  el  afk>  que  se  vendió  á  ñ  hasta  d 
año  del  Jubilao :  7  ha  de  ^preciarse  tí 
dinero  de  su  venta  conforme  al  ndmera 
de  los  afios,  7  se  hará  con  él  eonfonne 
al  tiempo  de  un -criado  bcaiariodo. 

51  8i  ann  fuercst  mu^oa  afios,  oost- 
forme  á  ellos  volverá  para  su  resoate  dd 
diñe»  por  ti  cual  se  «cndló. 


Jo&XLl, 


8. 

IJuanS.17. 
«Bx.23.29. 

Den.  23. 1». 

SaL  1&& 
*■  Keb.  5.  9, 

1&. 


•Cap.  32.33, 
38. 


(Ex.  21. 2, S. 
Dten.  1&  la. 


'>ver.  65. 


vor.  46- 
VMaLS.S. 


'la.  14.  Z 


ver.  48. 


»  Job  7.1. 
la  16. 14. 


A.GLMSL 


]JCyiTKX>,  XXVI 


Jk»  V»  MS&« 


•ix.aoi4. 


*SM.U.tt, 

TaB.i.ii. 
iB-ai3i 

/Ámimt.JX 


U3S.». 

S2.&17. 


«SeLaLSO. 


•d.W7.t8. 


Ap.9.1 

|»í«.ijol 


'**aL 


M  Y  •!  ooedan  poco  tltmpo  baita  él 
afio  del  jubileo,  eatÓDce»  contarA  con  él. 
y  devolTOá  for  m  geacato  donfbcma  a 
MU  nÜxMMrviáoi. 

fia  Como  OM  tomado  &  adaiio  anuid- 
mente  haiá  oon  él :  no  le  enieflenurá 
en  él  con  upevna  delante  de  tai  ^a«. 

M  Mas  ti  no  le  Mdimiere  en  e«»  aflof , 
en  el  aik>  del  jahOéo  nOdiá  él,  j  nu  hi- 
jos «00  él  mtraw. 

66  Porque  mis  siervos  ion  los  h^oa  de 
lanel ;  ton  derrof  mioi«,  4  los  cuales 
saqué  de  la  tien»  de  Elgipto :  Yo  Jehová 
▼nestro  Dios. 

CAPITULO  XXVI. 

Pfcmmat  htehoM  alo»  ftw  otetrvoren  lo»  num- 

damiemUm :  amenami  d  ío$  traMurtaore». 

NO  haréis  para  Tosotros  ídolos**,  ni 
eseoltura,  ni  os  levantaréis  estafaa, 
nL  pondréis  en  vuestra  tierra  piedra  pin- 
tada paxa  inclinaros  i  éUa:  porque  jo 
Jehová  soy  vuestro  Dios. 

5  Guaroad  mis  a&badosk,  j  tened  en 
reverencia  mi  santuario :  Yo  Jtímyh, 

8  5  SI  anduviereis  en  mis  decretos,  7 
gnaidaueis  mis  mandamientos,  j  los  pu- 
sicareis  por  obm  «, 

4  Yo  daié  vuestra  lluvia  en  su  tiempo, 
y  ^  la  tierra  rendirá  sus  producciones,  y « 
el  Árbol  del  campo  dart  su  fhito. 

6  Y  la  trilla  os  alcansará  á  la  vendi- 
mia, y  la  vendimia/  alcansaié  á  la  se- 
mmrtera,  y  comeréis  vuestro  pan  en 
hartara,  y  habitaréis  seguros  en  vuestra 
tkna. 

0  Y  yo  daré  pazf  en  la  tienra ;  y  dor- 
mizéis,  y  no  habrá  quien  os  espafite :  y 
haré  quitar  A  las  malas  bestias  de  vues- 
tra tierra,  y  no  pasará  por  vuestro  pais 
la  espada. 

7  X  perseguiréis  á  vuestros  enemigos, 
y  caerán  á  cuchillo  delante  de  vosotros. 

a  Y  cinco  de  vosotros  perseguirán  á 
dentó,  y  •  ciento  de  vosotros  perseguirán 
á  diez  mil,  y  vuestros  enemigos  osarán 
á  cuchillo  delante  de  vosotros. 

0  Porque  yo  me  volveré  á  vosotros,  y 
os  haré  crecer,  y  os  multiplicaré*,  y 
afirmaré  mi  patato  con  vosotros. 

10  Y  comeréis  lo  añ^o  de  mucho 
tiempo,  y  sacaréis  fuera  lo  afl^o  á  cansa 
de  lo  nuevo. 

11  Y  pondré'  mi  morada  en  medio  de 
vosotros,  y  mi  alma  no  os  abominará  «. 

18  Y  ands^  entre  vosotros»,  y  yo 
aeoé  vuestro  Dios,  y  vosotros  sertis  mi 
pueblo. 

13  Yd  Jehová  vuestro  Dios»,  que  os 
saqué  de  la  tierra  de  Egipto,  pan  que 
no  fueseis  sus  ñervos ;  y  rompí  las 
coyundan  de  vuestro  yugo^»  y  os  he 
hecho  andar  el  rostro  alto. 

14  ^  Empelo  si  no  me  oyereis?,  ni 
hiciereis  todos  estos  mis  mandamientos, 

15  Y  si  abominarsls  mis  decretos,  y 
vuestra  alma  menMiffeciare  mis  deee- 
ehos,  no  Secutando  todos  mis  manda- 
mientos, é  invalidando  mi  pacto, 

19  Yo  tamMen  haré  con  vosotras  esto : 
Enviaré  sobre  vosotros  tecror,  extenua- 
ción y  calentura,  que  consuman  los  qjoi, 
y  atormenten  el  alna :  y  sembraréis  en 
balde  vuestra  simiente  r,  porque  vuestros 
enemigos  la  comerán. 

17  Y  pondré  mi  ira  sobre  vosotros,  y 
seníis  heridos  delante  de  vuestros  ene- 
nrfoDs;  V  los  que  os  aborrecen  se  en- 
senóreaBáa  de  vosotros,  y  huiréis  sin  que 
baya  quien  os  persiga*. 

18  Y  si  aun  con  estas  cosas  no  me 
oyereis,  yo  tomaré  á  castisaros  siete  ve- 
ces mas  por  vuestros  pecados. 

19  Y  quebrantaré  la  soberbia  de  vu- 
estra ftnrtaieza,  y  tomaré  vuestro  cielo 


oomo  hiefVDy  y 
metal: 

90  Y  vuestra  ftiorxa  se  consumirá  en 
vanot;  que  vuestra  tierra  no  dará  su 
esquilmo,  y  los  árboles  de  la  tiflna  no 
dwánauíiuto. 

Si  Y  si  anduviereis  conmigo  en  opotA- 
oion,  y  no  me  quisioeis  oir,  yo  aftadixé 
sobre  vosotros  siete  veoes  mas  plagM  se- 
gún vuestros  pecados. 

99  Enviaré  también  eontra  veaotres 
bestias  fleias«  que  os  anafaaten  los  hi- 
jos, y  destruyan  vuestros  animales,  y  os 
apoquen,  y  vuestros  oaaoinos  sean  de- 
siettoa*. 

95  Y  si  con  eetas  cosaa  no  me  Ikereis 
corregidos,  sino  que  anduviereis  oon> 
migo  en  oposición, 

94  Yo  también  procedsrc  con  vosotros 
en  oposición,  y  jr  os  heriré  aun  siete  veoes 
por  vuestros  pecados. 

96  Y  traeré  sobre  vosotros  espada  ven- 
gadora, en  vindiceoioot^  del  pacto  mió.*  y 
os  recocéis  á  vuestras  ciudades  1  mas 
yo  enviaré  pestUenoía*  cntve  vosotros,  y 
seréis  enfriados  en  mano  dri  enemigo. 

96  Cuando  yo  os  quebrantaré  el  arrimo 
del  pan»,  oocarán  diea  mitotes  vuesixo 
pan  en  un  homo,  y  ot  devolverán  vu- 
estro pan  por  peso ;  y  comeréis,  y  no  os 
hartaréis  1». 

97  Y  si  oon  esto  no  me  oyereis,  mas  to- 
iaoia  proeadieveiaooiuBigoan  oposición, 

98  Yo  procederé  con  vosotros  en  contra 
y  con  ira,  y  os  oaatigaré  aun  siete  veces 
por  vuestros  peoados. 

99  Y  comeréis  las  carnes  de  vuestros 
hijos,  y  comeréis  las  carnes  de  vuestras 
hijas  «. 

80  Y  destruiré  vuestras  altoa',  y  talaré 
vuestras  imagines,  y  pondré  'vuestras  cu- 
erpos muertos  sobre  los  cuerpos  muer- 
tos de  vuestme  ídolos,  y  asi  alma  os 
abominará. 

81  Y  pondré  vueatna  oindades  en  desi- 
erto, y  asolaré  vuestros  santuarios*,  y 
no  oióé  la  ftaganda  de  vuestra  suwre 
perAime. 

88  Yo  asolaré  también  la  tiena,  y  se 
pasmarán  de  ella  vuestros  enemigos  que 
en  ella  moran. 

88  Y  á  vosotros  os  esparciré  por  las 
gentes/,  y  desenvainaré  espada  en  pos 
de  vosotros :  y  vuestra  tienra  estará  aso- 
lada, y  yennas  vucstna  oiudades. 

84  SxttCmsm  la  tiena  holgará  sui  sá- 
bados todos  los  días  que  ettuviere  aso- 
lada, y  vosotros  en  la  tierra  de  vuestros 
eneinjgos;  la  tienta  descansará  entdnoes, 
y  gozará  sus  sábados  j. 

8fi  Todo  d  tiempo  que  estará  asolada, 
holgará  lo  que  no  holgé  en  vuestras  sá- 
bados mientras  haUtabais  en  ella. 

86  Y  á  los  que  quedaren  de  vosotros 
infundiré  en  sus  ooraxcnes  tal  cobardía, 
en  la  tiena  de  sus  enemigos,  que  el  so. 
nido  de  una  hqfa  movida  los  perseguirá, 
y  huirán  como  de  cnchülo*,  y  caerán 
sin  que  nadie  los  persiga. 

87  Y  tronezarán  los  unos  en  los  otros, 
como  ai  huyeran  delante  de  cuchillo, 
aunque  nadie  les  persiga ;  y  no  podréis 
resistir  delante  de  vuestros  enendgos  i. 

38  Y  pereceaiéis  entre  las  gentes»  y  la 
tienra  de  vuestros  enemigos  oa  consu- 
mirá. 

89  ^  Y  los  que  quedaren  de  vosotros* 
decañán  en  las  tierras  de  vuestros  ene* 
misos  por  su  iniquidad;  y  por  l&lniqui> 
dad  de  sus  padres  deeaenun  con  ellos : 

40  Y  coiubsaxán'  su  iniquidad,  y  la 
iniquidad  de  sus  padres,  por  su  prevari- 
cación con  que  prevaricaron  contra  mi : 
y  también  porque  anduvieron  oonmlgo 
en  oposición, 

F9 


•  Eal.W.1. 


«Dea.  9191. 
Bs.  6. 17. 

'  Jmc.  ft.  «. 
L4. 


'  Sal.  la  9S. 
U6S.M. 


•J«r.9t.l0. 


"8al.10K.ie. 

Ib.S.1. 

Xb.4.18. 

y  14. 18. 
»Hag.L8. 


•S1lay.«.». 

Jer.  19. 9. 

Lam.2.20. 

y4.10. 

Bs.  S.  10. 
rfBs.6.9,13. 

«90r.a6.19. 
Sal.  74.  7. 


/  Dea.  4.  97. 
y  38.  «4 
SaL4i.ll. 


'2Cr.36.31. 


i  Job  1&  SI. 


•  Jase.  3.  IV 


k  Lam.  4.  9. 
Bs.4.17. 


1 5sb.  9.  S. 
etc. 

Pro.  98. 18. 
J«r.  S.  95. 
Loe.  16.18. 
1  Joaa  1. 9. 


A.C.14M. 


LEVITKX),  XXVII. 


A.ai4a 


Hecfa.7.5L 

Bom.  3.39. 
•BftLV.fl. 

y  61. 8,  4. 

Dan.  9.  7. 
o  8aL  106.45. 

Bs.  !«.  60. 
i>  W.84.U. 


«SGr.  86.16. 


<■  8*1.94. 14. 
hae.  8.  3L 
Jtom.  11.  2. 


I  '  Loe.  L  72, 
!    73. 


I  «ISmb.  1. 

11.28. 
I    Xoclaa.6.4, 

i     6. 
frKvn.U.16. 


Bx.80.)S. 


d  C»p.  &.  7. 


'  r«r.  U,19. 


41  Yo  tunUan  hsbrj  andado  con  ellos 
ea  oontn,  y  Io«  habrá  metido  en  la  ti- 
erxB  de  mi  enemigo*  t  y  cntdnoet  le 
humillatA  sa  oonucon  indnwnelao",  y 
veoonooeíAn  ra  peoado«. 

42  Y  yo  me  acoidax<é»  de  mi  pacto  eon 
Jaoob,  y  aidmitmo  de  mi  pacto  «n  Isaac, 
y  también  de  mi  pacto  am  Abnham  me 
aooidaré ;  y  han  memotla  de  la  tierra. 

43  5  Que  ^  tteira  estaiá  desamparada 
de  dios,  y  ¡Migará  sos  sábades;>  estando 
yerma  á  causa  de  ellos.  Mas  entietanto 
se  someterán  al  castigo  de  sus  iniqui- 
dades, por  cnanto  menospredaxon  mis 
derechos,  y  tnvo  éL  alma  die  dios  fiutidio 
de  mis  estatuto*  t. 

44  Y  aun  con  todo  esto,  estando  ellos 
en  tierra  de  sus  enemigos,  yo  no  los 
deseché,  ni  losr  abominé  para  consu- 
mirlos, invalidando  mi  pacto  con  ellos : 
porque  yo  Jehová  «oy  ni  Dios : 

46  Antes  me  aooroaté  de  ellos  por  el 
pacto  antiguo*,  guando  los  saqué  de  la 
tlem  de  ^pto  4  ojos  de  las  gentes, 
para  ser  su  Dios :  Yo  JehoTá. 

40  Estos  son  los  decretos,  derechos,  y 
leyes  que  estableció  JehorA  entre  si  y 
los  h|}os  de  Israel  en  el  monte  de  Sinai 
por  mano  de  Moisés. 

CAPITULO  XXVII. 
X«y»  $oir«  lo»  V0to$  y  dittmoi. 

Y  HABLÓ  JchovA  A  Moisés,  dld- 
endo: 

2  Habla  á  los  h^os  de  Israel,  y  dfles  • : 
Cuando  alguno  hieiere  especial  voto  á 
JehovA,  según  la  estimación  de  las  per- 
sonas mu  te  hayan  de  exñiur, 

8  Asi  ser&  tu  estimación  b :  en  cuanto 
al  Taron  de  ^dute  afios  hasta  sesenta,  tu 
estimación  será  cincuenta  sidos  de  plata, 
según  el  sido  dd  santuario «. 

4  T  si  fueK  hembra,  la  estimación  será 
trdnta  sidos. 

6  Y  si  fuere  de  dnoo  alio*  hasta  Tdnte, 
tu  estimadon  será,  respecto  al  Taron  re- 
inte  sidos,  y  la  hembra  diez  sidos. 

0  Y  si  fuere  de  un  mes  Ixasta  cinco 
años,  tu  estimadon  será,  en  orden  al 
▼aron,  dnco  sidos  de  plata;  y  por  la 
hembra  será  tu  estimación  tres  sidos  de 
plata. 

7  Mas  si  fbere  de  sesenta  afios  arriba, 
por  el  varón  tu  estimadon  será  quince 
sidos,  y  por  la  hembra  diez  sidos. 

8  Pero  si  fliere  mas  pobre  que  tu  esti- 
mación, enténce*  oompanoerá  ante  el 
sacerdote,  v  d  sacerdote  le  pondrá  tasa : 
conforme  a  la  Aicnltad  ^  dd  votante  le 
impondrá  tasa  el  sacerdote. 

9  Y  Y  tlfiíere  animal  de  que  se  ofrece 
ofrenda  á  Jelwvá,  todo  lo  que  se  diere 
de  él  á  Jehová  sem  santo. 

10  No  será  mudado  ni  trocado  bueno 
por  malo,  ni  malo  por  bueno:  y  si  se 
permutare  un  animal  por  otro,  él  y  el 
dado  por  él  en  cambio  serán  sagrados. 

11  Y  si  finere  algún  animal  inmundo, 
de  que  no  se  o&eoe  oñrmda  á  Jehová, 
entonces  d  animal  seíA  puesto  ddante 
del  sacerdote: 

12  Y  el  sacerdote  lo  apndará,  sea 
bueno  ó  sea  malo ;  conforme  á  la  esti- 
mación dd  sacerdote  asi  sehi. 

18  Y  silo  hubieren  de  redimir*,  afia- 
dir&n  su  quinto  sobre  tu  valuación. 

14  5  Y  cuando  alnno  santificare  su 
casa  consagrándola  a  Jehová.  la  apreci- 
ará d  sacerdote,  sea  buena  O  sea  mala : 


segon  la  apiceiaie  el  saeenlole,  así  qae- 
dui. 

16  Mas  d  d  santificante  redimiere  sa 
casa,  afladirá  á  tu  valuación  d  quinto 
dd  dinero  de  ella,  y  será  suya. 

10  ^  Y  d  alguno  santUcare  de  la  ti- 
erra de  sn  posesión  á  Jdiová,  tu  esCi-' 
madon  será  conforme  á  lo  preíñeo  nata 
su  sembradura:  un  homer  de  sembra- 
dura de  cebada  se  qpredará  en  cincu- 
enta sidos  de  plata. 

17  Y  d  santificare  sn  tierra  desde  d 
año  dd  Jubileo^  conforme  á  tu  estima- 
ción quedará. 

18  Mas  sí  deqmes  dd  Jubileo/  santlfi. 
care  su  tierra,  entonces  el  sacerdote  hará 
la  cuenta  dd  dinero  conforme  á  los  afios 
que  quedaren  hasta  el  afio  dd  Jubileo,  y 
se  reuvjará  de  tu  estimación. 

19  Y  si  el  que  santificó  la  tíerra  qui- 
siere redimirla?,  afiadirá  á  tu  estima- 
don  el  quinto  del  dinero  de  día,  y 
quedaráse  para  él. 

20  Mas  si  él  no  tedimiere  la  tierra,  y 
la  tierra  se  vendiere  á  otro,  no  la  re- 
dimirá mas: 

81  Sino  qne  cuando  saliere  d  Jubileo, 
la  tierra  A  será  santa  á  Jehová^  como 
tierra  consagrada :  .y  la  posedoa*  de  ella 
será  dd  sacerdote*. 

22  5  V  si  santificare  oJ^umo  á  Jehová 
la  tierra  que  él  compró,  que  no  era  de  la 
tierra  de  sn  herencia, 

88  Entonces  d  sacódote  cdculará  oca 
él  la  suma  de  tu  estimadon  hasta  d  afio 
del  Jubileo  t,  y  aquel  dia  dará  tu  señalado 
precio,  como  cosa  consagrada  á  Jehová. 

24  En  el  año  dd  Jubileo  vdverá  U 
tierra  á  aquel  de  quien  él  la  compró, 
cuya  era  la  herenda  de  la  tierra  >". 

26  Y  todo  lo  que  apreciares  será  con- 
forme al  sido  del  santuario:  el  siclo 
tiene  vdnte  óbolos  «. 

26  Empero  el  primogénito  de  loe  ani- 
males, que  por  la  primogaütura  es  de 
Jehová,  nadie  lo  santifica]»  o :  sea  bn^, 
ú  oveja,  de  Jehová  es. 

87  Mas  d  fitere  de  lo*  animales  in- 
mundos, lo  redimirán  conforme  á  tn 
estimación,  v  añadirán  sobre  ella  su 

Suinto;» :  y  sí  no  lo  redimieren,  se  ven- 
era conforme  á  tu  estimadon. 

28  5  Veto  ninguna  cosa  consagrada. 

Sue  alruno  hubiere  santificado  á  Jehová 
e  todo  lo  que  tuviere,  de  hombres,  y 
animdes,  y  ae  las  tierras  de  sn  posesión, 
no  se  venderá,  ni  se  redimirá.  Todo  lo 
consagrado  será  cosa  santísima  á  Je- 
hová. 

29  Cualquier  anatema  de  hombres  que 
ae  consagrare,  no  será  redimido :  inde- 
fectiblemente ha  de  ser  muerto  r. 

80  ^  Y  todas  las  décimas  r  de  la  tierra, 
ofi  de  la  simiente  de  la  tierra  amo  dd 
fhito  de  los  árboles,  de  Jehová  son :  m 
cosa  consagrada  á  Jehová. 

81  Y  si  alguno  quidere  redimir  algo  de 
sus  dédmas,  añadirá  sn  quinto  á  dfo'. 

82  Y  toda  décima  de  vacas,  ó  de  ove- 

Ss,  de  todo  lo  que  pasa  ei»  cuenta  bajo 
van*,  la  décima  será  oonsagrada  á 
Jdiová. 

83  No  mirará  si  es  bueno  ó  mdo,  ni 
lo  trocará:  y  si  lo  trocare*,  ello  y  su 
trueque  serán  cosa  sagrada;  no  se  re- 
dimtíá. 

84  Estos  eoH  los  mandamientos  oue 
ordenó  Jehová  á  Moisés ',  para  los  ni- 
Jos  de  Israel;,  en  d  monte  oe  Stnai. 


/OBP.SS.U 


f  ver.  U. 


AOÉpiS&li 
S8. 

•  -nt.  3S. 
A3(iim.1U^ 
BX.4Í.» 


,18. 


"C»p.2SJ| 


»Kx.ao.i' 

Niim.3.4 
SS.Ü.U 

•Bx.U.2, 
12. 

T32.Sa 
«91.19. 

Kim.8.11 
y  8. 17. 
I)en.l5-V 
P  wr.  U,  U 


i  Kam.  3l< 

3,8. 

ISam-lft 

18.33. 
•■Gen.2?.2 

Knin.lS.2 

34. 

3Cr.SLJ 

6,  IX 

KelLlS-li 

H«L3.8.» 
'ver.  13. 
( Jer.  33.  n 

]ti.»).lffi 

Mia  7. 14 
•  ver.  10. 

«Hd.4.4 

yBx.i9.s; 


EL  CÜAKTO  LIBEO  DE  MOISÉS, 

COVDSMESrrE  LLAMADO 

LOS  NÚMEROS. 


ACLltta 


fOMLiau. 


lCr.2La. 


'GqL&lO, 

He. 

T7.an>,ete. 

/BiL4.aa. 

MM.l.4. 
Loe.  2.31 


lCr.27.1C 
•le. 

:íBl  18.31, 


CAPITULO  I. 

J\r«Mr0df  |aMirt«deanii(u  lomar  fw  k«Wa 
oi  lu  frOiM  de  ivaaL 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés  en  el 
desierto  de  Sinai «,  en  el  taberná- 
culo del  testimonio,  en  el  primero  del 
mes  sesundo,  en  el  segundo  aik)  de  su 
salida  de  la  tierra  de  Egipto,  diciendo : 

8  Tomad  b  el  encabezamiento  de  toda 
la  congregación  de  los  hijos  de  Israel 
por  sus  mnilias,  por  las  casas  de  sus 
padres,  con  la  cuenta  de  los  nombres, 
todos  los  varones  por  sus  cabezas : 

3  De  veinte  afios  y  arriba  c  todos  los 
me  pueden  salir  k  la  guerra  en  Israel : 
UM  contara  td  y  Aaron  por  sus  cua- 
drülas. 

4  Y  estaiá  con  vosotros  un  varón  de 
cada  tribu,  cada  uno  que  tea  cabeza  de 
la  casa  de  sus  padres*'. 

5  5  Y  estos  ton  los  nombres  de  los 
varones  que  estarán  con  vosotros.  De 
ta  tribu  de  Rubén,  Elisurc,  h^o  de  Se- 
duer. 

6  De  Simeón,  Selumiel>  hUo  de  ZutÍ- 
saddai. 

7  De  JudA,  Nahsón/,  lujo  de  Ami. 
nadab. 

8  De  Isach&r,  Nathanael,  h^o  de  Suar. 

9  De  Zabulón,  Eliab,  h^o  ^^  Helon. 

10  De  ios  h^oe  dé  Joseph ;  de  Eph- 
raím,  Elisama,  hijo  de  Ammiud:  de 
Manasse,  Gamaliel>  hi^o  de  Fhadassur. 

11  De  Benjamín,  Abidan,  h^jo  de 
Gedeon. 

IS  De  Dan,  Ahiezer,  h^jo  de  Ammi- 
saddai. 

13  De  Aser,  Fhei^el,  hijo  de  Ocran. 

14  De  6ad,  Eliasaph,  h\}o  de  Dehuel. 

15  De  Nephthali,  Ahira,  h^o  de  Enan. 
10  Estos  eran  los  nombrados  de  la^r 

congregación,  principes  de  las  tribus  de 
sos  paores,  capitanes  de  los  millares  de 
Israel  A. 

17  f  Tomó  pues  Moisés  y  Aaron  á 
estos  varones  que  fueron  declarados  por 
nw  nombres: 

18  Y  juntaron  toda  la  consregacion  en 
él  psimero  del  mes  segundo,  y  fueron 
xeiuddos  por  sus  linages,  por  las  casas 
de  sus  padres  según  la  cuenta  de  los 
nombres,  de  veinte  aitos  y  arriba,  por 
sos  cabezas, 

19  Como  Jehová  lo  habla  mandado  á 
M  oiaes :  y  contólos  en  el  desierto  de 
Sinai. 

90  Y  Y  los  h^os  de  Rubén,  primo- 
génito de  Israel,  por  sus  generaciones, 
por  sus  familias,  por  las  casas  de  sus 
padres,  conforme  á  la  cuenta  de  los 
nombres  por  sus  cabezas,  todos  los  va- 
rones de  veinte  años  y  arriba,  todos  los 
que  podían  salir  á  la  guerra, 

SI  Los  contados  de  ellos  de  la  tribu  de 
Bnben,  fueron  cuaventa  y  seis  mil  y 
qidnientoB. 

SS  Y  De  los  h^os  de  Simeón,  por  sus 
generaciones,  por  sus  fiunllias,  por  las 
casas  de  sus  padres,  los  contados  de  ellos 
confomae  á  la  cuenta  de  los  nombres  por 
sn«  cabezas,  todos  los  varones  de  veinte 
afios  arriba,  todos  los  que  podian  salir 
Alasnenra, 

0  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 


nueve 


de  Simeón,  fiíeron  cincuenta  y 
mil  y  trescientos. 

24  ^  De  los  h^os  de  Gad,  por  sus  ge- 
neraciones, por  sus  familias,  por  las 
casas  de  sus  padres,  conforme  á  la  cu- 
enta de  los  nombres,  de  veinte  afios 
arriba  todos  los  que  podian  salir  á  la 
guerra, 

SS  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  Gad,  ^Vieron  cuarenta  y  cinco  mil  y 
seiscientos  y  cincuenta. 

se  ^  De  los  h^os  de  Judá,  por  sus 
generaciones,  por  sus  familias,  por  las 
casas  de  sus  padres,  conforme  á  la  cu' 
enta  de  los  nombres,  de  veinte  años 
arriba  todos  los  que  podian  salir  á  la 
guerra, 

97  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  Judá,  Jiuron  setenta  y  cuatro  mil  y 
seiscientos  •'. 

98  ^  De  los  h^Joa  de  Isaeh&r,  por  sus 
generaciones,  por  sus  familias,  por  las 
casas  de  sus  padres,  conforme  á  la  cu- 
enta de  los  nombres,  de  veinte  años 
arriba  todos  los  que  podian  salir  á  la 
guerra, 

29  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  Isachár,  fueron  cincuenta  y  cuatro 
mil  y  cuatrocientos. 

80  5  !}«  los  hijos  de  Zabulón,  por  sus 
generaciones,  por  sus  familias,  por  las 
casas  de  sus  iñdres,  conforme  á  la  cu- 
enta 4c  sus  nombres,  de  veinte  años 
arriba  todos  los  que  podian  salir  á  la 
guerra, 

81  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  Zabulón,  fVieron  cincuenta  y  siete  mil 
y  cuatrocientos. 

38  ^  De  los  hijos  de  Joseph  >,  de  los 
hijos  de  tu  hyo  Ephraim,  por  sus  ge- 
neraciones, por  sus  famUias,  por  las  ca- 
sas de  sus  padres,  conforme  á  la  cuenta 
de  los  nombres,  de  veinte  años  arriba 
todos  los  que  podian  salir  á  la  guerra, 

33  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  Ephraim,  fueron  cuarenta  mil  y  qui- 
nientos. 

34  ^  De  los  hyos  de  Manasse,  por  sus 
generaciones,  por  sus  ñimilias,  por  las 
casas  de  sus  padres,  conforme  á  la  cu- 
enta de  los  nombres,  de  veinte  años 
arriba  todos  los  que  podian  salir  á  la 
guerra, 

85  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  ManaSse,  fiteron  treinta  y  dos  mil  y 
doscientos. 

36  Y  De  los  hijos  de  Benjamín,  por 
sus  generaciones,  por  sus  familias,  por 
las  casas  de  sus  padres,  conforme  á  la 
cuenta  de  los  nombres,  de  vdnte  años 
arriba  todos  los  que  podian  salir  á  la 
guerra, 

37  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  Benjamín,  Jiteron  treinta  y  cinco  mil 
y  cuatrocientos. 

88  ^  De  los  hijos  de  Dan,  por  sus  ge- 
neraciones, por  sus  familias,  por  las  ca- 
sas de  sus  padres,  conforme  a  la  cuenta 
de  los  nombres,  de  veinte  años  arriba 
todos  los  que  podian  salir  á  la  guerra, 

89  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Dan,  fueron  sesenta  y  dos  mil  y  seteci- 
oitos. 

40  Y  De  los  hi^os  de  Aser,  por  sus  gene- 
raciones, por  sus  femlllaa,  por  las  casas 


A.  a  1490. 


•  9Cr.  17.14. 


tItoa.8S.17. 


A.  C.  1490. 


IHTMEBOS,  IL 


{G»p.a6.0i. 


CapiS 


7  X.  SL 
£>.  12.  37. 

L3á.  2A. 
sa.  10.  22: 
*  Cap.  S.  K, 
y  ni.  T IV, 
1  Cr.  VL 
yil. «. 


•  C»p.  8. «, 
etc. 
Bx.38.2L 


l'Cap.lO.lT, 
SL 


9Cap.18.32. 


'-Caía  3.3. 
yM.2. 

'Cap.  8. 19. 
y  18.  46. 
ylS.  & 
18am.&19. 

tCap.S.7.8. 
ySL8t»,47. 
lOr.  28.83. 
SCr.lS.lO. 


«  Cap.  1.  53. 


»  Cap.  1.  7, 
etc. 

7 10. 14 
i  Ur.  Z  la 
Hat  1.4. 
Iiiic.8.33, 
38. 


de  sus  padres,  oonforme  k  la  cuenta 
de  los  noaboes,  de  vdnte  a&n  arriba 
todos  los  que  podian  salir  i  la  guerra, 

41  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  Aser,  fiuran  cuarenta  y  un  ndl  j 
quinientos. 

48  5  De  los  h^os  de  NephChali,  por 
sus  generaciones,  por  nis  familias,  por 
las  casas  de  tus  padres,  confinrme  a  la 
cuenta  de  los  nombres,  de  veinte  años 
arriba  todos  los  que  podían  salir  &  la 
guerra, 

48  Los  contados  de  ellosi  de  la  tribu 
de  Nephthali,  fiterxm  cincuenta  j  tres 
mil  j  cuatrocientos. 

44  ^  Estos  fueron  los  contados',  los 
cuales  contaron  Moisés  j  Aaron,  con 
los  príncipes  de  Israel,  jue  eran  doce, 
uno  por  cada  casa  de  sus  padres. 

45  V  fueron  todos  los  contados  de  los 
hyos  de  Israel  por  las  casas  de  sus  pa- 
dres, de  veinte  anos  arriba,  todos  los  que 
podían  salir  á  la  guerra  en  Israel, 

48  Fueron  todos  los  contados  sdsclen- 
tos  y  tres  mil  quinientos  y  chicuenta  ». 

47  5  Pero  los  Levitas  no  fueron  con- 
tados entre  ellos  s^gun  la  tribu  de  sus 
padres». 

48  Porque  habló  Jehová  &  Moisés,  di- 
ciendo, 

49  Solamente  no  contarás  la  tribu  de 
Leví,  ni  tomarás  la  cuenta  de  ellos  entre 
los  h^oB  de  Israel  : 

50  Mas  td  pondrás  k  los  Levitas  en  el 
tabernáculo  del  testimonio,  y  sobre  to- 
dos sus  vasos,  y  sobre  todas  las  cosas 
que  le  pertenecen  o :  ellos  llevarán  el 
tabernáculo  y  todos  sus  vasos,  y  ellos 
servóla  en  él,  v  asentarán  sus  tiendas 
al  rededor  del  tabemácnio. 

51  T  cuando  el  tabernáculo  partiere, 
los  Levitas/»  lo  desarmarán;  y  cuando 
el  tabernáculo  parare,  los  Levitas  lo 
armarán:  y  el  estraño  que  se  llegare, 
morirá  7. 

53  *f  Y  los  h^os  de  Israel  asentarán 
sus  riendas  cada  uno  en  su  escuadran, 
y  cada  uno  junto  á  su  bandera  por  sus 
cuadrillas'-. 

68  Mas  los  Levitas  asentarán  las  suyas 
al  rededor  del  tabernáculo  del  testimo- 
nio, y  no  habrá*  ira  sobre  la  congrega- 
ción de  los  hijos  de  Israel :  y  los  Levitas 
tendrán  la  guarda  dd  tabernáculo  del 
testimonio  *. 

54  E  hicieron  los  hijos  de  Israel  con- 
forme á  todas  las  cosas  que  mandó  Je- 
hová k  Moisés :  así  lo  hicieron. 

CAPITULO  II. 
Dttpofíeton  di  l<w  atatro  eampanuntot  vara 
Uu  tHbaa,  al  rtdtdor  del  tabenu^úio,  hOeia 
los  etMtro  puntos  cardinales  (M  mioido. 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés  y  á  Aa- 
ron, diciendo : 

3  Los  hijos  de  Israel  acamparán  cada 
uno  junto  «  á  su  bandera,  según  las  en- 
señas de  las  casas  de  sus  padres :  des- 
viados al  rededor  del  tabernáculo  del 
testimonio  acamparán. 

8  ^  Estos  acamparán  al  Levante,  al 
oriente :  La  bandera  del  ^éreito  de 
Judá,  disMbuido  por  sus  escuadrones. 
T  el  jefe  de  los  hi^os  de  Judá  será  Nah- 
son  b,  t^jo  de  Aminadab. 

4  Su  hueste,  con  los  contados  de  ellos, 
son  setenta  y  cuatro  mil  y  seiscientos. 

5  Junto  A  ¿I  acamparán  los  de  la  tribu 
de  Isach&r :  y  el  Jefe  de  los  hijos  de  Isa- 
ch&r  nrá  Nathanael,  h^o  de  Suar. 

9  Y  su  hueste,  con  sus  contados,  jon 
cincuenta  y  cuatro  mil  y  cuatrocientos. 

7  £m^  la  tribu  de  Zabulón  :  y  el  jefe 
de  los  hijos  de  Zabulón  »erá  Ehab^  hijo 
I  de  Helon. 


8  Y  su  hueste,  con  sus  contados,  ton 
ciiiciients  y  deta  mil  y  cn^trodeotM. 

9  Todos  los  contados  en  el  ejéitílto  de 
Judá  ton  eionto  ochenta  y  seis  mil  y 
cuatrocientos,  rtpartidot  por  sus  escua- 
drones :  estos  irán  dalante*. 

10  La  baadera  del  ejército  de  Raben 
ettará  al  Mediodía  por  sus  escuadrones : 
y  el  jefe  de  los  hUos  de  Bnben  terá  £U- 
sur,  hijo  de  Sedeur. 

11  Y  su  htMste,  sus  oontailos,  ton  cua- 
renta V  seis  nll  y  quinientos. 

13  Y  acamparán  junto  á  ÓI  los  de  la 
tribu  de  Simeón :  y  el  Jefe  de  los  h^Jos 
de  Simeón  terá  Selumlei,  hi^o  de  Zuri- 
saddai. 

18  Y  su  hueste,  con  los  contados  de 
ellos,  ton  cincuenta  y  nueve  y  mil  y 
trescientos. 

14  Después  la  tribu  de  Oad.  Y  él  Jefe 
de  los  hijos  de  Qaá  terá  EUaaaph,  h^o 
de  Rehuel. 

15  Y  su  hueste,  con  los  contados  de 
ellos,  ton  cuarenta  y  cinco  mü  seiscien- 
tos y  dncuenta. 

10  Todos  los  contados  en  ^  ^ércHo  de 
Rubén  son  ciento  cincuenta  y  un  mil 
cuatrocientos  y  cincuenta,  repartídoi  por 
sus  escuadrones :  etiot  irán  los  segundos  il. . 

17  T  Luego  irá  el  tabernáculo  dd  tes- 
timonio*, el  campo  de  los  Levitas  en 
medio  de  los  ejércitos :  de  la  manera 
que  asientan  el  campo,  asi  caminarais, 
cada  uno  en  su  lugar,  junto  á  sus  ban- 
deras. 

18  La  bandera  del  ej^cito  de  Bphraim 
por  sus  escuadrones,  ettará  al  Occidente : 
y  el  jefb  de  los  h^os  de  Ephraim  terá 
Elisama,  h^o  de  Ammlud. 

19  Y  su  hueste,  con  los  contados  de 
ellos,  ton  cuarenta  mil  y  quinientos. 

30  Junto  á  ¿1  estará  la  tribu  de  Ma- 
nasse :  y  el  Jefe  de  los  h^os  de  Manasse 
terá  Qamalieúi,  hijo  de  Pedasur. 

31  Y  su  hueste,  6on  los  contados  de 
ellos,  ton  treinta  y  dos  mil  y  doscientos. 

ÉS  Luego  la  tribu  de  Beí^amin.  Y  el 
jefe  de  los  hijos  de  Beqjamin  terá  Abi- 
dan,  h^o  de  Oedeon. 

33  Y  su  hueste,  con  los  contados  de 
ello<i,  ton  treinta  y  cinco  mil  y  cuatro- 
cientos. 

34  Todos  los  contados  en  el  ejército 
de  Ephraim  ton  dentó  ocho  mil  y  ciento, 
reparftdos  por  sus  escuadrones:  estos  irán 
los  terceros/. 

36  5  I'A  bandera  del  cjérdto  de  Dan 
estará  al  Aquilón  por  sus  escuadrones  : 
y  el  Jelfe  de  los  hijos  de  Dan  terá  Ahi- 
ezer,  h^  de  Ammisaddai. 

38  Y  su  hueste,  con  los  contados  de 
ellos,  ton  sesenta  y  dos  mil  y  setecientos. 

37  Junto  á  él  acamparán  los  déla  tribu 
de  Aser :  y  el  jefe  oe  los  hijos  de  Aser 
terá  Phcglel,  hijo  de  Ocran. 

38  Y  su  hueste,  con  los  contados  de 
ellos,  son  cuarenta  y  un  mil  y  quinientos. 

39  Luego  la  tribu  de  NephthaU.  Y  el 
jefe  de  los  hijos  de  NephthaU  terá  Ahi- 
ra,  htjo  de  Enan. 

80  x  su  hueste,  con  los  contados  de 
ellos,  ton  cincuenta  y  tres  mil  y  cuatro- 
cientos. 

31  Todos  los  contados  en  el  ejército  de 
Dan  «on  dentó  cincuenta  y  siete  mil  y 
seisdentos :  ettotf  Irán  los  postreros  tras 
sus  banderas. 

83  "f  Estos  son  los  contados  de  los  h^os 
de  Israel  por  las  casas  de  sus  padres : 
todos  los  contados  por  ^érdtos,  por  sus 
escuadrones,  ton  seisdentos  y  tres  mil 
quinientos  y  cincuenta*. 

88  Mas  lo  Leritas  no  ftaferon  contados 
entre  los  hijos  de  Israel,  como  JtfioTá 
lo  mandó  A  Moisés.  I 


JL  Cliso; 


I^MEBOS,  tít. 


A.'e.iuk 


>Sx.&! 


etc. 
lGr.lLa. 


I   3ULZ4. 
•  'ICr.K.», 


jli«,7. 


,   Heh.ia.19. 

I  . 

I  •  «r.  41. 

■  Gi^8.lft. 


<C»pLKflt 


1z.6.Ul 

lO.CI. 


84  S  Uderan  Im  I^Jm  de  Israel  con. 
ibrme  á  todas  la>  coaas  qne  Jehovi 
mandó  á  M oiies  :  así  asentaron  el  cam> 
po  por  ana  banderas,  f  asi  marcharon 
cada  ano  por  sos  fkndliasj  scgnn  las  ca> 
aas  de  sus  padres '. 

CAPITULO  III. 
JMtUma  Diet  para  m  tervMo  á  ¡a»  Léniaa 
«I  tttfor  ib  (M  príwtogénilo*.  Mtmda  fiw 
•«  mórfcN;  y  <¡*m  m  meuteN  ton  «na  •Mina 
ib  dfiMTo  Im  primoatnitot  ftu  aobrtpitfeH 
ai  turnen  de  toe  Levitae. 

Y  ESTAS  mm  las  generaciones  de 
Aaron  y  de  Moisesi  desde  que  Je- 
hoTá  habló  á  Moisés  en  el  monte  de 
Slnal. 

ir  Y  estos  ton  los  nombres  de  los  hfjo» 
de  Aaron :  Nadab  •  el  primogénito  ¡  ; 
Abiil,  Ele«tzar,  é  Itharoar. 

8  Sstos  «pn  los  nombres  de  los  h^os 
de  Aaron  sacerdotes  unsldos,  cuyas 
manos  él  hinchió  para  administrar  el 
sacerdocio  h. 

4  Mas  Nadab  y  Abill  murieron «  de> 
laxite  de  Jehová,  cuando  ofirecleron 
fneso  entraño  delante  de  Jehová,  en  el 
desierto  de  Sinai :  y  no  tuTieron  h^os : 
y  Eleazar  é  Ithamar  ^ercieron  el  sacer- 
docio d^ante  de  Aaron  su  padre. 

5  TV  JAoTá  habló  á  Bfolses,  diciendo : 

6  Haz  llegar  &  la  tribu  de  Leví',  y 
hazla  estar  delante  del  sacerdote  Aaron, 
para  qne  le  administren. 

7  T  desempeiten  in  cargo  «  y  él  cargo 
de  toda  la  congregación  delante  del  ta- 
bernáculo del  testimonio,  para  servir  en 
d  ministerio  del  tabernáculo/: 

8  Y  guarden  todas  las  albinas  del  ta- 
bernáculo del  testimonio,  y  lo  encargado 
á  éOoa  de  los  hUos  de  Israel,  y  adminis- 
tren en  el  serrleio  del  tabenu'iculo. 


9  Y  darás  los  Levitas  á  Aaron,  y  á  sus 
:     -  id< 

entre  los  14]os  de  Israel 


UlJos  n :    le  son  enteramente  dados  de 


10  Y  constituirás  á  Aaron  y  &  sus  h^os^ 
para  que  f>)erzan  su  sacerdocio  :  y  el  es- 
traflo  que  se  llegaré,  morirá  A. 

11  5  Y  habló  JdioTá  á  Moisés,  di- 
ciendo : 

12  Y  bé  aquí  yo  he  tomado  los  Levitas  i 
de  entre  los  h(jos  de  Israel  en  lugar  de 
todos  los  primogénitos  que  abren  la  ma- 
triz entre  los  hijos  de  Israel :  serán  pues 
mios  los  Levitas, 

13  Porqde  mió  es  todo  primogénito  k; 
desde  el  día  que  yo  maté  todoí  los  pri- 
mogéidtos  en  la  tierra  de  Egipto,  yo 
santifiqué  á  mí  todos  los  primogénitos 
en  Israd,  así  de  hombres  como  de  ani- 
males ;  míos  serán :  Yo  Jehová. 

14  5  Y  Jehová  habló  á  Moiies  en  el 
desierto  de  Sinai,  diciendo : 

15  Cuenta  los  hijos  de  Leví  por  las 
casas  de  sus  padres,  por  sus  familias : 
contarás  todos  los  varones  de  un  mes 
aniba^ 

10  Y  Moisés  los  contó  conibrme  á  la 
palabna  de  Jehová,  como  le  fué  man- 
dado. 

17  Y  los  hUos  de  Leví  >"  foeron  estos 

Kr  sos  nombres :  Gerson,  y  Coath,  y 
enuri. 

18  Y  los  nombres  de  les  h^os  de  Oer- 
son,  por  sus  fkmüias,  «m  estos :  Libni, 
y  Simel. 

19  Y  los  hijos  de  Coath  por  sus  &- 
millas,  Amram,  é  Izhar,  y  Hebron,  y 
Uzzid. 

80  Y  los  hUos  de  Merari  por  sus  fa- 
milias, Mahali,  v  Musi.  Estas  eon  las 
fsmillas  de  Levi  por  las  casas  de  sus 
tndres* 

91  T  De  Genon  ^  la  bmilia  de 
Libnl,  y  la  de  Sime!.  Estas  eon  las 
CunOlBS  deOerson. 


89  Los  contados  de  ellos  eonfcrme  i 
la  cuenta  de  todos  los  varones  de  un 
mes  arriba,  los  contados  de  ellos  fatnm 
siete  mil  y  quinientos. 

88  Las  fkmüias  de  Gerson  asentarán 
RUS  tiendas  á  espaldas  del  tabernáculo, 
al  Occidente. 

94  Y  el  Jefe  de  la  casa  del  mdie  de  los 
Oersonltas  etrá  Sliasaph,  hUo  de  Lael. 

85  A  cargo  de  los  h^os  de  Oersen*. 
en  el  tabernáculo  del  testimonio,  tetara 
el  tabernáculo  •,  v  la^  tienda,  y  su  cu- 
bierta, y  el  pabellón  de  la  pneita  del 
tabernáculo  ael  testimonio, 

86  Y  las  cortinas  del  atrio  r,  y  él  pa- 
bellon  de  la  puerta  del  atrio  que  ettá 
junto  al  tabernáculo,  y  junto  al  altar 
al  rededor ;  asimismo  sus  cuerdas  para 
todo  su  lerrieio. 

87  5  Y  de  Coath  «-yuá  la  Annllia  Am. 
ramifica,  y  la  fkmilia  Iteharltica,  y  la 
familia  Hebronitlca,  y  la  fkmilia  Ozfel- 
itica.  Estas  eon  las  ftmiHas  Coathttas. 

88  Por  la  cuenta  de  todos  los  varones 
de  un  mes  arriba,  tran  ocho  mil  y  seis- 
cientos, que  tenían  la  guarda  del  san- 
tuario. 

89  Las  IkmiUas  de  los  h^es  de  Coath 
acampurán  al  lado  del  tabemáealo»,  al 
Mediodía. 

30  Y  el  Jefe  de  la  casa  del  padre  de  las 
fiímilias  de  Coath,  Mrd  Eiisaphan,  hijo 
de  Uzziei. 

81  Y  á  cargo  de  ellos  e$tafá  él  aroa*,  y 
la  mesa  *,  y  el  candclero,  y  los  altaras  *, 
y  los  vasos  del  santuario  con  que  mlnls- 
tican,  y  el  velo  y,  con  todo  su  servicio. 

38  Y  el  principal  de  los  Jefes  de  los 
Levitas  eerá  Eneazar,  t^jo  de  Aaron  al 
sacerdote,  prepósito  de  los  que  tienen  la 
guarda  del  santuario. 

83  ^  De  Merari  *  fui  la  fiunllia  Maha- 
litica,  y  la  familia  Musitloa.  Estas /di- 
eron las  familias  de  Merari. 

84  Y  los  contados  de  ellos,  conforme  á 
la  cuenta  de  todos  los  varones  de  un 
mes  wriba,iberaii  seis  mil  y  doscientos. 

85  Y  el  iefe  de  la  casa  del  padre  de  las 
femilias  de  Merari  eerá  Sunél,  hQo  de 
Abihail:  ettoe  acamparán  al  lado  dd 
tabernáculo  •,  al  Aquilón. 

36  Y  á  cargo  de  los  h^os  de^  Merari 
tetará  la  custodia  de  las  tablas  del  ta- 
bernáculo, y  sus  barras,  y  sus  columnas, 
y  sus  basas,  y  todos  sus  talu  enseres,  con 
todo  su  servicio : 

37  Y  las  columnas  en  derredor  del 
atrio,  y  sus  basas,  y  sus  estacas,  y  sus 
cuerdas. 

38  5  V  los  que  acamparán  delante  del 
tabernáculo  al  Oriente,  delante  del  ta- 
bernáculo del  testimonio  al  lavante, 
eerán  Moisés,  y  Aaron,  y  sus  hijos,  te- 
niendo la  guarda  del  santuario  <  en  lu- 
gar de  los  nljús  de  Israel :  y  el  éstraSo 
que  se  acercare,  morirá*'. 

39  Todos  los  contados  de  los  Levitas, 
que  Moisés  y  Aaroq,  conforme  á  la  pa- 
labra de  Jehová,  contaron  por  sus  &- 
millas,  todos  los  varones  de  un  mes 
arriba /i<rron  veinte  y  dos  mil  *. 

40  ^  Y  Jehová  dijo  á  Moisés :  Cuenta 
todos  los  primogénitos  varones  de  los 
hijos  de  Israel  de  un  raes  arriba,  y  toma 
la  cuenta  de  Tos  nombres  de  éllos/. 

41  Y  tomarás  los  Levitas  para  mí.  Yo 
Jehová,  en  lusar  de  todos  los  primogé- 
nitos de  los  hijos  de  Israel :  y^  los  ani- 
males de  los  Levitas  en  lugar  de  todos 
los  primt^enitos  de  los  animales  de  los 
hyos  de  Israel. 

48  Y  contó  Moisés,  como  Jehová  le 
mandó,  todos  los  primogénitos  de  los 
h^os  de  Israel. 

43  Y  todos  los  primogénitos  -varones. 


•Cap.  i.  81, 
98. 

•1Z.9S.8. 
P  la.  96. 1. 
•ta 
tBx.8r.9. 

Stc 

•■IGr.  90.98. 

'C«p.Lfi8. 


t  Kz.  96. 10. 
•Ix.a8w98, 

8L 
•  Bz.  97. 1. 

y80.1. 
rBz.9eL8X 


«lCr.e.18. 


'CapLS. 
»  Cap.  4.  SU 


«  ver.  7, 8. 
'ver.  10. 

«Gap  98.  «a. 
/ver.  1& 


A.<ai4M. 


NVM£BOS,rV^ 


A.C1^0. 


^■WK.tL 


•  Capu  18.11!. 
BZ.18.1& 


Lev.  27.  & 

<Bx.80.18. 
JjOT.  27.  25. 
X>.  iS.  12. 


o  Oaiv  8.  24. 
1  Gr.  23. 8( 
34.87. 


»  Bx.  26. 81. 
Heb.9.& 
7  10.20. 

«BX.2&1J0. 
16. 

7,8.' 
«Bx.25.28, 
80. 
liOT.31.S,8. 


/Bz.36.81. 
S8. 


«Bx.30.1.5. 


eonfonne  á  la  cueita  de  lo*  nombres, 
de  un  me*  arriba,  los  contados  de  ellos 
foeron  veinte  y  dos  mil  doscientos  y 
setenta  y  tres. 

44  Y  habló  JehoT&  á  Moisés,  diciendo : 

45  Toma  los  Levitas  en  lugar  de  todos 
los  primogénitos  de  los  hijos  de  Israel  *, 
y  ios  animales  de  los  Levitas  en  lugar 
de  sus  animales;  y  los  Levitas  serán 
mios:  YoJehov&. 

46  Y  por  los  rescates»  de  los  dosci- 
entos y  setenta  y  tres,  que  sobreptúan  á 
los  Levitas  los  pzimogtmitos  de  los  h^os 
de  Israel, 

47  Tomarás  cinco  slclos  por  cabeza  A; 
conforme  al  siclo  del  santuario  tomarás : 
el  siclo  Htne  veinte  óbolos  1. 

48  Y  dar&s  á  Aaron  y  á  sus  hijos  el 
dinero  por  los  rescates  de  los  que  de 
ellos  sobran. 

49  Tomó  pues  Moisés  el  dinero  del 
rescate  de  los  que  resultaron  de  mas  de 
los  redimidos  por  los  Levitas. 

60  Y  recibió  de  los  primogénitos  de 
los  hijos  de  Israel  en  dinero,  mil  tres- 
cientos 7  sesenta  y  cinco  ticUu,  conforme 
al  siclo  del  santuario. 

fil  Y  Moisés  dio  el  dinero  de  los  res- 
cates  á  Aoron  y  á  sus  hijos,  conforme  al 
dicho  de  Jehová,  según  que  Jehova  ha- 
bia  mandado  á  Moisés. 

CAPITULO  IV. 

DütríbuHon  de  lo$  eargos  ú  ofieio»  dA  táber- 
fldrenlo  «níra  la»  iré»  familia»  de  io»  Levita». 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés  y  á  Aa- 
ron, diciendo : 

2  Toma  la  cuenta  de  los  hijos  de  Coath 
de  entre  los  h^os  de  Le  vi,  por  sus  fami- 
lias, por  las  casas  de  sus  padres : 

3  De  edad  de  treinta  añosa  y  arriba 
hasta  cincuenta  años,  todos  los  que  en- 
tran en  compañía  para  hacer  servicio  en 
el  tabernáculo  del  testimonio. 

4  ^  Este  »erá  él  oficio  de  ios  hijos  de 
Coath  en  el  tabemáctilo  del  testimonio, 
en  el  lugar  santísimo : 

5  Cuando  se  hubiere  de  mudar  el 
campo,  vendrá  Aaron,  y  sus  hijos,  y 
desarmarán  el  velob  de  la  tienda,  y 
cubrirán  con  él  el  arca  del  testimonio «: 

6  Y  pondrán  sobre  ella  la  cubierta  de 
pdos  de  tejones,  y  extenderán  encima 
el  paño  todo  de  cárdeno,  y  la  pondrán 
sus  varas  d. 

7  Y  sobre  la  mesa«  de  la  proposición 
extenderán  el  paño  cárdeno,  y  pondrán 
sobre  ella  las  escudillas,  y  las  cucharas, 
y  las  copas,  y  los  tazones  para  libar :  y 
d  pan  continuo  estará  sobre  ella. 

8  Y  extenderán  sobre  ello  el  paño  de 
carmesí  colorado,  y  lo  cubrirán  con  la 

'  cubierta  de  pieles  de  tejones ;  y  la  pon- 
drán sus  varas. 

O  Y  tomarán  un  paño  cárdeno,  y  cu- 
brirán el  caudelero/  de  la  luminaria,  y 
sus  candilejas,  y  sus  despabiladerds,  y 
sus  platillos,  y  todos  sus  vasos  del  aceite 
con  que  se  sirve : 

10  Y  lo  pondrán  con  todos  sus  vasos  en 
una  cubierta  de  pieles  de  tejones,  y  lo 
colocarán  sobre  unas  parihuelas. 

11  Y  sobre  el  altar  de  oro  extenderán 
el  paño  cárdeno;,  y  le  cubrirán  con  la 
cubierta  de  pieles  de  tejones,  y  le  pon- 
drán sus  varales. 

IS  Y  tomarán  todos  los  vasos  del  ser- 
vicio A,  de  que  hacen  uso  en  el  santuario, 
y  los  pondrán  en  un  paño  cárdeno,  y  los 
cubrirán  con  una  cubierta  de  pieles  de 
t^ones,  y  los  colocarán  sobre  unas  pari- 
huelas. 

18  Y  quitarán  la  ceniza  del  altar,  y  ex- 
tenderán sobre  él  un  paño  de  pdipura: 

14  Y  pondrán  sobré  él  todos  sus  in- 


strumentos! de  que  se  sirve;  las  paletas, 
los  garfios,  los  braseros,  y  los  tazones, 
todos  los  vasos  del  altar :  y  extenderán 
sobre  él  la  cubierta  de  pieles  de  t^ones, 
y  le  pondrán  ademas  las  varas. 

15  Y  en  acabando  Aaron  y  sus  h^os  de 
cubrir  el  santuario,  y  todos  los  vasos  del 
santuario,  cuando  el  campo  se  hubiere 
de  mudar,  vendrán  después  de  ello  los 
h^os  de  Coath  *  para  conducir :  mas  no' 
tocarán  alguna  cosa  santa,  que  morirán, 
m  Estas  aeran  las  carnts  de  los  h^jos  de 
Coath  en  el  tabernáculo  del  testimonio. 

16  Empero  al  cargo  de  Eleazar,  hijo 
de  Aaron  el  sacerdote,  ufará  el  aceite  « 
de  la  luminaria,  y  el  perfume  aromá- 
tico«,  y  el  Presente  continuo j>,  y  .el 
aceite  de  la  unción ;  el  cargo  de  todo  f 
el  tabernáculo,  y  de  todo  lo  que  está  en 
él,  en  el  santuario,  y  en  sus  vasos. 

17  Y  habló  Jehová  á  Moisés  y  á  A- 
aron,  diciendo : 

18  No  cortaréis  la  tribu  de  las  familias 
de  Coath  de  entre  los  Levitas : 

19  Mas  esto  haréis  con  ellos,  para  que 
vivan,  y  no  mueran  cuando  llegaren  al 
lugar  santísimo :  Aaron  y  sus  hijos  ven- 
dnn,  y  les  pondrán  á  cada  uno  en  su 
oficio,  y  en  su  cargo. 

90  No  entrarán  para  ver,  cuando  cu- 
brieren las  cosas  santas,  que  morirán  r. 

21  «[  Y  habló  Jehová  á  Moisés,  dici- 
endo: 

22  Toma  también  la  cuenta  de  los 
h^os  dé  Gerson  por  las  casas  de  sus 
padres,  por  sus  familias. 

23  De  edad  de  treinta  aflos  arriba  hasta 
cincuenta  años  los  contarás ;  todos  los 
que  entran  en  compañía  para  hacer  ser- 
vicio en  el  tabernáculo  del  testimonio. 

24  Este  será  el  oficio  de  las  fiuxülias  de 
Qerson,  para  ministrar,  y  para  llevar*. 

S5  Lievariiin  las  cortinas  del  taberná- 
culo <,  y  el  tabernáculo  del  testimonio, 
su  cubierta,  y  la  cubierta  de  pieles  de 
t^ones,  que  ettá  sobre  él  encuna,  y  el 

Sahellon  de  la  puerta  del  tabernáculo 
el  testimonio  «, 

26  Y  las  cortinas  del  atrio*,  y  el  pa- 
bellón de  la  puerta  del  atrio  y,  que  ettá 
cerca  del  tabernáculo  y  cerca  del  altar 
al  rededor,  y  sus  cuerdas,  y  todos  los  in- 
strumentos de  su  servicio,  y  todo  lo  que 
será  hecho  para  ellos :  así  servirán. 

27  S^gun  la  orden  de  Aaron  y  de  sus 
hijos  será  todo  el  ministerio  de  los  hijos 
de  Gerson  en  todas  sus  cargas,  y  en 
todo  su  servicio:  y  les  encomendaréis 
en  guarda  todas  sus  cargas. 

88  Este  es  el  servicio  de  las  fiunilias  de 
los  hijos  de  Gerson  en  el  tabernáculo 
del  testimonio:  y  el  cargo  de  ellos  e«- 
tara  haio  la  mano  de  Ithamar  >,  h^o  de 
Aaron  ei  sacerdote. 

89  f  Contarás  adema*  los  h^os  de  Me- 
rari  por  sus  familias,  por  las  casas  de 
sus  padres. 

80  Desde  el  de  edad  de  treinta  años  y 
arriba,  hasta  el  de  cincuenta  años,  los 
contarás  «;  todos  los  que  entran  en  com- 
pañía para  hacer  servicio  en  el  taberná- 
culo del  testimonio. 

31  Y  este  «era  el  deber  de  su  cargob 

Sara  todo  su  servicio  en  el  tabernáculo 
el  testimonio :  llevarán  las  tabltts  del 
tabernáculo  «,  y  sus  barras,  y  sus  colum- 
nas, y  sus  basas, 

82  Y  las  columnas  del  atrio  al  rededor, 
y  BUS  basas,  y  sus  estacas,  y  sus  cuerdas, 
con  todos  sus  instrumentos,  y  todo  su 
servicio:  y  contaréis  por  sus  nombres 
todos  los  vasos  de  la  guarda  de  su  cargo. 

33  Este  aera  el  servicio  de  las  fiuniUas 
de  los  hijos  de  Merari  pan  todo  su  mi- 
nisterio en  el  tabernáculo  del  testimo- 


f  Ex.  88. 3. 


fcCap.7.  9. 

yia21. 

itir.l&S. 

1& 
/3Sam.6. 

6,7. 

■*Capb3.81. 
«Sx.35.6. 

Iiev.ai.2. 
«Bz.80.84. 
fSx.89.  4a 
SBx.9a23. 


'16wDa.6.19.' 


'  Cap.  S.  25. 1 
26. 

(Bx.aB.1,7.: 


«Bz.36.36. 
"Bx.37.9. 
VBz.37. 16. 


ver.  88. 


ver.  8. 


»  Cap.  3.  86.Í 
87. 

«Bx.aG.]&.| 


NUtfEBOB,  y. 


A.C1«& 


nio,  1nv}o  Is  mano  de  Ithsmsr,  h^  de 
Aaron  el  sacerdote. 

84  5  Molset  pues,  y  Aaron,  y  los  Jefies 
de  la  congregación,  contaron  los  h^os 
de  Coatfa  por  sus  familia*,  ;  por  las  ca- 
sas  de  sus  padres, 

35  Desde  el  de  edad  de  trdnta  años 
arriba  hasta  el  de  edad  de  cincuenta 
aflos';  todos  los  que  entran  en  com* 
naflía  para  ministrar  en  el  tabernáculo 
del  testimonio. 

38  Y  ftieron  los  contados  de  ellos  por 
sos  fiunilias  dos  mil  setecientos  y  cin- 
cuenta. 

37  EttotfiíeroH  los  contados  de  las  &• 
múias  de  Coath,  todos  los  que  ministran 
en  d  tabonáculo  del  testimonio,  los 
«ules  contaron  Moisés  y  Aaron,  como 
lo  mandó  Jehová  por  mano  de  Moisés. 

38  Y  los  contados  de  los  hijos  de  Oer- 
son  por  sus  üsmilias,  y  por  las  casas  de 
sus  padres, 

89  Desde  el  de  edad  de  treinta  aflos 
axiiba  hasta  el  de  edad  de  cincuenta 
«ños,  todos  los  que  entran  en  compañía 
para  ministrar  en  el  tabemácolo  del 
testinumio; 

40  Los  contados  de  ellos  por  sus  fií- 
milias,  por  las  casas  de  sus  padres,  fa- 
ena dos  mil  y  seiscientos  y  treinta. 

41  Estos  jon  los  contados  de  las  fií- 
milias  de  los  h^os  de  Gerson,  todos  los 
que  ministran  en  el  tabem&culo  del 
testimonio,  los  cuales  contaron  Moisés 
y  Aaron  por  mandado  de  JehoT&. 

48  Y  los  contados  de  las  fiunilias  de 
los  hijos  de  Merari,  por  sus  fiunilias, 
por  las  casas  de  sus  padres, 

48  Desde  el  de  eoad  de  treinta  aflos 
arriba  hasta  el  de  edad  de  cincuenta 
aflos,  todos  los  que  entran  en  compa&ía 
¡Nua  ministrar  en  el  tabem&culo  del  tes- 
timonio j 

44  Los  contados  de  ellos  por  sus  ftmi» 
lias  fueron  tres  mil  y  doscientos. 

46  Estos  fitenn  los  contados  de  las 
familias  de  los  h\)os  de  Merari,  los  cu- 
ales contaron  Moisés  y  Aaron  según  lo 
mandó  Jéhová  por  mano  de  Moisés. 

40  Todos  los  contados  de  loa  LeTitas, 
que  Moisés  y  Aaron,  y  los  jefes  de  Is- 
rael contaron  por  sns  familias,  y  por  las 
casas  de  sus  padres, 

47  Desde  á  de  edad  de  treinta  afios 
arriba  hasta  el  de  edad  de  cincuenta 
aflos*,  todos  los  que  entraban  para  mi- 
nistrar en  el  sexTicio,  y  tener  cargo  de 
obia  en  el  tabemAculo  del  testimonio, 

48  Loa  contados  de  ellos  fueron  ocho 
mil  quinientos  y  ochenta. 

40  Como  U»  muido  JehoTá  por  mano 
de  Moisés  fueron  contados;  cada  uno 
según  su  oficio,  y  s^gun  su  cargo,  los 
cuales  contó  él  como  le  ftié  mandado. 

CAPITULO  V. 
Im  imnmn*  ha»  de  talar  fvura  áA  campa- 
mntío:  leyes  «obra  la  re$tUueüm  y  tolire 
loe  etUte» 

YJEHOVA  habló  &  Moisés,  dici- 
endo: 

8  Manda  &  los  hijos  de  Israel  que 
echen  del  campo  &  todo  leproso*,  y  & 
todos  los  que  padecen  flt^o  de  sémenb, 
y  &  todo  contaminado  sobre  muerto  «. 

8  Así  hombres  como  mujeres  echa. 
léts:  ñiera  del  campo  los  echaréis', 
poique  no  contaminen  el  campo  de 
agnellot  entre  los  cuales  yo  habito  «. 

4  E  hieiéronlo  así  los  hijos  de  Israel, 
qne  loa  echuon  fuera  del  campo :  como 
Jehorá  dijo  Moisés,  así  lo  hicieron  los 
liQes  de  Israel. 

5  5  Ademas  háUÓ  Jehofá  &  Moisés, 

6  Habla  &  los  hijos  de  Israel,  y  diUe: 


El  hombre  ó  la  mi^er  qne  cometieren 
alguno  de  todos  los  pecaoos  de  los  hom  • 
bMs.  haciendo  prerturicaclon  contra  Je- 
hova,  y  delinquieie  aquella  persona/, 

7  Confissar&n  g  su  pecado  que  cometi- 
eron, y  A  compesarán  su  ofensa  entera- 
mente, T  aflaairán  su  quinto  sobre  ello, 
y  lo  daian  á  aquel  contra  quien  pecaron. 

8  Y  si  aquel  hombre  no  turiere  pari- 
ente, al  cual  sea  resarcida  la  ofensa, 
daráae  la  indemnización  del  agravio  a 
JehoTá,  al  sacerdote,  á  mas  deTcamero 
de  las  expiaciones,  con  el  cual  hará  ex- 
piación por  el  delineueaie. 

9  f  Y  toda  ofrenda  de  todas  las  cosas 
santas  que  los  hijos  de  Israel  presenta- 
ren al  sacerdote',  suya  será. 

10  Y  lo  santificado  de  cualquiera  será 
suyo :  asimismo  lo  que  cualquiera  diere 
al  sacerdote,  suyo  aorá. 

1 1 )  Y  JehoTá  habló  á  Molses^didendo : 
19  Habla  á  los  hHos  de  Israel,  y  díles: 
Cuando  la  nu^er  de  alguno  se  desman- 
dare, é  hiciere  traición  contra  él, 

18  Qne  alguno  se  hubiere  echado  *  oon 
ella  en  carnal  avuntamicnto,  y  su  ma- 
rido no  lo  hubiere  visto,  por  haberse 
ella  contaminado  ocultamente,  ni  hu- 
biere testigo  contra  ella,  ni  ella  hubiere 
sido  cogida  e»  d  aebn 

14  Si  viniere  sobre  él  espíritu  de  celo', 
y  tuviere  celos  de  su  mujer,  habiéndose 
ella  contaminado ;  ó  viniere  sobre  él  es- 

Ítíritu  de  celo,  y  tuviere  celos  de  su  mu- 
er, no  habiéndose  ella  contaminado ; 

15  Entonces  d  marido  traerá  su  mt^er 
al  sacerdote,  y  traeré  su  oftwada  oon 
ella,  la  décima  parte  de  un  epha  de 
harbaa  de  cebada :  no  <»  echará  sobre 
ella  aceite,  ni  pondrá  sobre  ella  inci- 
enso ;  porque  es  presente  de  celos,  pre- 
sente de  recordación,  que  trae  en  me- 
moria pecado*. 

16  Y  el  sacerdote  la  hará  acercarse,  y 
la  hará  poner  delante  de  Jehová. 

17  Luego  tomará  el  sacerdote  del  agua 
santa  en  un  vaso  de  barro ;  tomará  tam- 
bién el  sacerdote  del  polvo  que  hubiere 
en  el  suelo  del  tabernáculo,  y  echarálo 
en  el  agua. 

18  Y  hará  el  sacerdote  estar  en  pié  á  la 
mvjet  delante  de  Jehová,  y»  descubrirá 
la  cabeca  de  la  m^jer,  y  pondrá  sobre 
sus  manos  el  presente  de  la  rdcordacion, 

2ue  u  el  presente  de  celos ;  y  el  sacer- 
ote  tendrá  en  la  mano  las  aguas  amar- 
gas que  acarrean  maldición. 

li^  y  el  sacerdote  la  conjurará,  y  le 
dirá :  Si  ninguno  hubiere  dormido  con- 
tigo, V  si  no  te  has  apartado  de  tu  ma- 
rido a  inmundicia,  libre  seas  de  estas 
aguas  amargas  que  traen  maldición : 

90  Mas  si  te  has  descarriado  de  tu 
marido,  y  te  has  amancillado,  y  alguno 
hubiere  tenido  coito  contigo  mera  oe  tu 
marido, 

SI  (El  sacerdote  coQJurará  á  la  mi^er 
con^  juramento  de  maldición,  y  dita  á 
la  mujer  mUmaf)  Jdbová  te  dé  en  mal- 
dición, y  en  conjuración  en  medio  de  tu 
pueblo,  haciendo  Jehová  á  tu  muslo  que 
c^<ii  y  á  tu  vientre  que  se  te  hinche ; 

88  Y  estas  aguas  que  dan  maldición 
entren;  en  tus  entrólas,  y  hagan  hin- 
char tu  vientre,  y  caer  tu  mudo.  Y  la 
miger  dirá.  Amen,  Amenr. 

88  Y  el  sacerdote  escribirá  estas  mal- 
diciones en  un  libro,  y  las  borrará  con 
las  aguas  amargas : 

84  Y  dará  á  beber  á  la  tau^er  las  aguas 
amargas  que  traen  maldición,  y  las  aguas 
qu9  obran  maldición  entrarán  en  ella  por 

85  Después  tomará  á  sacerdote  de  la 
mano  de  la  mv^er  el  presente  de  los 


/Iisv.6.a. 
'Lev.  S.5. 

7  88.40. 

Jos.  7. 19. 

Jot  &  87. 

Bd.89.S. 

Pro.  88.18. 

lJvaBl.9. 
AI«v.8.S,7. 

y  7.  7. 


•'Gm.IS.8. 

I.9B.9B. 
Lev.  7.  e, 
14. 

Xi.44.aR, 
80. 

lOor.a.18. 
il  Lev.  18.80. 


lpM.e.84. 
Sft. 

CaDi8.«. 


•Lev.  S.  11. 


•1  Bey.  17. 
18. 

Bi.a».l«. 
Beb.10.3. 


«Beb.13.4. 


y  Jos.  8. 86. 
Neh.l&a»i 
1  Baos.  11. 
34, 


<8b1.1O0J8. 
r  Dea.  3746. 


A.C1400. 


KUlíEBOS,  VI,  vn. 


A.CL14ML- 


*  Lev.  8. 87. 
(L9T.2.S,9. 


«Dea.  88.87. 

Ja.  Vi.  IB. 

Jar.  34. 9. 

y  39. 18, 23. 

7  42.18. 

Zac.  8. 18. 
«  Sd.  118.9. 


<>Jaec.l8.5. 

Hech.21. 

28,24. 
i  Aia.9.ia. 

Lac.  L  Ifi. 


«Jnoc.  16.17, 
19. 

ISmíi.1. 
11. 

d  Ctm.  9. 9. 

Ltí.  11, 16. 
)T.  21. 1, 
2.U. 


«2  Cor.  6. 17, 
18. 


/Hech.18. 
18. 

'  LeT.  6.  7. 
y  14.  22. 
y  15. 14, 39. 


A  Lev.  5.  6. 

f  Hech.SL 
26. 

l!  Lev.  4.  8, 
38,82. 
BilBl.1.18, 
14. 
lPed.1.19. 

celos,  7  »  mecer&lo  delante  de  JehoT&,  y 
lo  ofrecerá  delante  del  altar. 

38  Y  tomari  el  sacerdote  un  poftado 
del  presente  en  memoria  de  ellat,  y  lo 
quemará  sobre  el  altar,  y  después  dará  á 
beber  las  aguas  á  la  mujer. 

íTDarále pues á beberías guas;  Tserá, 
que  si  fuere  inmunda,  t  hubiere  hecho 
traición  contra  su  marido,  las  aguas  que 
obran  maldición  entrarán  en  ella  en  a- 
margura,  y  su  vientre  se  hinchará»  y 
caerá  su  muslo :  y  la  tal  mujer  será  por 
maldición  en  medio  de  su  pueblo  «. 

28  Mas  si  la  majer  no  ftiere  inmunda, 
sino  que  estuTlere  limpia,  ella  será  Ubre, 
y  será  fecunda'. 

29  Esta  es  la  ley  de  los  celos,  cuando  la 
mujer  hiciere  traición  á  su  marido,  y  se 
amancillare; 

30  O  del  marido,  sobre  el  cual  pasare 
espíritu  de  celo,  y  tuviere  celos  de  su 
mujer :  presentarla  entonces  delante  de 
Jehová,  y  el  sacerdote  Secutará  en  ella 
toda  esta  ley. 

81  T  aquel  varón  será  libre  de  iniqui- 
dad, y  ]».  mujer  llevará  su  pecado. 

CAPITULO  VI. 

/inM(tte<oii  y  ooMograeiom  de  Jos  Nauario». 
Fármula  que  debia  vtar  A  $aeerdote  al  bm- 
dutr  tUfvMo. 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moisés,  dici- 
endo: 
S  Habla  á  los  hijos  de  Israel,  y  díles : 
£1  hombre,  ó  la  mtger,  cuando  se  apar- 
tare haciendo  voto  de  Nazareo  a,  para 
dedicarse  á  Jehová, 

3  Se  abstendrá  de  vino,  yb  de  sidra: 
vinagre  de  vino,  ni  vinagre  de  sidra  no 
beberá ;  ni  beberá  algún  licor  de  uvas ; 
ni  tampoco  comerá  uvas  frescas  ni  secas. 

4  Todo  el  tiempo  de  su  Nazareato,  de 
todo  lo  que  se  hace  de  vid  de  vino,  desde 
los  mnülos  hasta  el  hollejo,  no  comerá. 

5  Todo  el  tiempo  del  voto  de  su  Na- 
zareato no  pasará  navaja  sobre  su  ca- 
beza, hasta  que  sean  cumplidos  los  dias 
de  su  apartamiento  á  Jehová  e:  santo 
será,  y  dejüá  crecer  las  gued^as  del 
cabello  de  su  cabeza. 

6  Todo  el  tiempo  que  se  apartare  á  Je- 
hová, no  entrará  á  persona  muerta  <(. 

7  Por  su  padre,  ni  por  su  madre,  por 
su  hermano,  ni  por  su  hermana,  no  se 
contaminará  con  ellos  cuando  murie- 
ren :  porque  consagración  de  su  Dios 
tiene  sobre  su  cabeza. 

8  Todo«  el  tiempo  de  su  Nazareato  será 
santo  á  Jehová. 

9  Y  si  alguno  muriere  muy  de  repente 
junto  á  él,  contaminará  la  cabeza  de  su 
Nazareato :  por  tanto  el  dia  de  su  puri- 
ficación/ raerá  su  cabeza;  al  séptimo 
dia  la  raerá. 

10  Y  el  dia  octavo  traerá  dos  tértolas, 
ó  dos  palominos;  al  sacerdote,  á  la  pu- 
erta del  tabernáculo  del  testimonio : 

11  Y  el  sacerdote  hará  el  uno  en  ex- 
piación, y  el  otro  en  holocausto:  y  ex- 
piarálo  de  lo  que  pecó  sobre  el  muerto, 
y  santificará  su  cabeza  en  aauel  dia. 

12  Y  consagrará  á  Jehová  los  dias  de 
su  Nazareato,  y  traerá  un  cordero  de  un 
aflo  en  expiación  por  la  culpa ;  y  los  dias 
primeros*  serán  anulados,  por  cuanto 
filé  contaminado  su  Nazareato. 

13  Esta  es  pues  la  ley  del  Nazareo :  El 
dia  que  se  cumpliere  el  tiempo  de  su 
Nazareato  •',  venará  á  la  puerta  del  ta- 
bernáculo del  testimonio, 

14  Y  ofrecerá  por  su  ofrenda  á  Jehová 
un  cordero  de  un  afiok  án  tacha  en  ho- 
locausto, y  una  cordera  de  un  aflo  sin 
defecto  en  expiación,  y  un  camero  sin 


16  Ademas  un  canastillo  de  eenoeflBi«, 
tortas  de  flor  de  harina  amasadas  con 
aceite,  y  hojaldres  cencefias  untadas  eon 
acdte»,  y  su  presente,  y  sus  libaciones". 

18  Y  el  sacerdote  lo  ofrecerá  delante  de 
Jehová,  y  hará  su  expiación  y  su  holo- 
causto. 

17  Y  ofipeeerá  el  camero  en  sacrificio 
de  paces  á  J^ová,  con  el  canastillo  de 
las  cenceñas:  ofrecerá  asimismo  el  sa- 
cerdote su  presente,  y  sus  libaciones. 

18  Entonces  el  Nazareo/*  raerá  á  la 
puerta  del  tabernáculo  del  testimonio  la 
cabeza  de  su  Nazareato,  y  tomará  los 
cabellos  de  la  cabeza  de  su  N&zareato, 
y  los  pondrá  sobre  el  taego  que  etiá  de- 
bajo del  sacrificio  de  las  paces. 

19  Después  tomará  él  sacerdote  la  es* 
paldilla  cocida  del  camero  9,  y  una  torta 
sin  levadura  del  canastillo,  y  una  hojal- 
dre sin  levadura  r,  y  pendíalo  todo  sobre 
las  manos  del  Nazareo,  después  que  fu- 
ere raido  su  Nazareato. 

80  Y  el  sacerdote  mecerá  aquello  por 
ofírenda  agitada  delante  de  Jehová;  lo 
cual  será  cosa  santa  perteneciente  al  sa- 
cerdote, á  mas  del  pecho  mecido,  y  de 
la  espaldilla  separada :  y  después  podrá 
beber  vino  el  Nazareo. 

21  Esta  et  la  ley  del  Nazareo  que  hi- 
ciere voto  de  su  ofrenda  á  Jehová  por 
su  Nazareato,  á  mas  de  lo  que  su  mano 
alcanzare :  según  el  voto  que  hiciere,  aaí 
huá  conforme  á  la  ley  de  su  Nazareato. 

22  ^  Y  Jehová  hablé  á  Moisés,  dici- 
endo: 

23  Habla  á  Aaron,  y  á  sus  hijos,  y 
díles :  Así*  bendeciréis  á  los  h^os  de 
Israel,  diclendoles, 

24  JehO'^á  te  bendiga',  y  te  gaarde« : 

25  Haga  resplandecer  Jehová  su  ros- 
tro *  sobre  tí,  y  haya  de  tí  misericordia  jr : 

26  Jehová  alze  á  tí  su  rostro,  y  ponga 
en  tí  paz. 

27  Y  pondrán  mi  Nombre  sobre  los 
hi^os  de  Israel,  y  yo  los  bendeciré  «. 

CAPITULO  VII. 
Ofrendoi  d»  lo»  prúndpea  de  leu  doce  trüma 
de  lerael  en  la  dedicación  dtl  tabemtíeulo  y 
del  altar.  Dio»  haUa  a  Moitet  deade  d  pro- 
piciatorio. ^ 

Y  ACONTECIÓ,  que  cuando  Moisés 
hubo  acabado  de  levantar  el  taber- 
náculo, yo  ungídolo,  >y  santificádolo, 
con  todos  sus  vasos;  y  asimismo  un> 
gldo  y  santificado  el  altar,  con  todos  sus 
vasos, 

2  Entonces  los  príncipes  de  Israel  e, 
las  cabezas  de  las  casas  de  sus  padres, 
los  cuales  eran  los  príncipes  de  las  tri- 
bus, que  estaban  sobre  los  contados, 
ofrecieron, 

8  Y  trajeron  sus  ofrendas  delante  de 
Jehová;  seis  carros  cubiertos,  y  doce 
bueyes ;  por  cada  dos  príncipes  un  carro, 
y  cada  uno  un  buey,  lo  cual  ofrecieron 
delante  del  tabernáculo. 

4  Y  Jehová  habló  á  Moisés,  diciendo : 

5  Tómab  de  ellos,  y  será  para  el  ser- 
vicio del  tabernáculo  del  testimonio ;  y 
lo  darás  á  los  Levitas,  á  cada  uno  con- 
forme á  su  ministerio. 

0  Entonces  Moisés  recibió  los  canos  y 
los  bueyes,  y  diólo  á  los  Levitas. 

7  Dos  carros  y  cuatro  bueyes  dio  á  los 
h(jos  de  Gerson  conforme  á  su  minis- 
terio'': 

8  Y  á  los  hijos  de  Mérari  dio  los  cuatro 
carros  y  ocho  bueyes  conforme  á  su  mi- 
nisterio ',  bajo  la  mano  de  Ithamar,  h^o 
de  Aaron  el  sacerdote. 

9  Y  á  los  hyos  de  Coath  no  dio  nada/, 
porque  llevaban  sobre  sí  en  los  hombros 
el  servicio  del  santuario. 


>Lev.a.4w 


Ex.  39. 2. 
7  7.10. 


P  Hedí.  21. 
24. 


«ISwn. 
1& 

«'Xx.as, 
28. 


2% 


*  Lev.  9.  22.1 
Dea.  10. 8.1 
T2L6. 
Jos.  8.  83. 
ICt.28.13^ 

(8*1.184.8-1 

••Bal.  121.7 
JUMI  17.11 

«Itel.  8L16, 
y  67. 1. 
780.8,  7. 19J 
▼  119.  LiS.] 
Du.  9. 17.1 

V  8áL  29.  U. 
la.  36. 8, 12 
Juan  14.27. 
FU.  4.7. 
27^.8.16 

■Cap.  33. 20) 
8aL  67. 7. 
T115.124S 
Hecli.8.26 
ET.  1.8. 

i 


'  Bx.  40.  17i 
ftLev.8.10|j 

n. 

•Cap.  1.  4, 
etc. 


•<Caik4.21« 
38. 

/Oap.4.4» 
16. 


-^có  «amera,  tíoa>  mta¿«  di 


n  Un  tecno,  ID  «nKK,  un  corten 


~/.í™ 


u  VJW  tu  afrndi  hd  plib  d 


K«i  >J  Im  oOudí  da  EUiui.  hUo  dá  ib 
JB  i*  n  miüito  db  qAwíA  Sihunkl  r,  h 
U>>  da  ZoTfnddilj  prúuliH  di  Loi  hQ»     4 


A.  a  1490. 


NUtfEB08,ynL 


A.  c.  149a 


•Chi.1.13. 
/m.U.eto. 


8  0»p.  L  18. 
7  a.  37. 
^  for.l8f  080. 


»' 0*1».  1.15. 
7l9». 
*Tar.U.ale. 


64  Un  macho  de  cabrío  paxa  expiación : 
85   V  para  lacriñcio  de  paces»  dos 

Meyea,  cinco  cameros,  dnoo  machos 

de  cabrio,  cinco  corderos  de  un  aik>. 

Esta/ué  la  ofrenda  de  AUdaa,  ^jo  de 

Gedeon. 
06  5  El  décimo  dia  qf\nei6  d  príncipe 

de  los  hUos  de  Dan,  Aliiezer«,  hijo  de 

Ammisaddai: 

67  Y  fué  su  ofrenda/  nn  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  Hdoi  de  peso,  un 
Jarro  de  plata  de  setenta  sidos,  al  sido 
del  santuario ;  ambos  llenos  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  para  pre- 
sente: 

68  Una  cachara  de  oro  de  diez  9Íclo»t 
llena  de  perfume : 

69  Un  becerro,  un  camero,  nn  cordero 
de  un  a&o  para  holocausto : 

70  Un  macho  de  cabrio  paxa  expi> 
ación: 

71  Y  para  sacrifído  de  paces,  dos 
bueyes,  cinco  cameros,  cinco  machos 
de  cabrío,  cinco  corderos  de  un  aBo. 
Esta  fué  la  ofrenda  de  Ahiezer,  h^jo  de 
Ammisaddai. 

78  5  El  undédmo  dia  <tfrtei6  el  prín- 
cipe de  los  hijos  de  Aser,  Pagiel^,  hijo 
de  Ochran : 

73  Y  fué  su  ofrenda*  un  plato  de  plata 
de  dentó  y  treinta  Helo»  de  peso,  un 
Jarro  de  plata  de  setenta  sidos,  al  sido 
del  santuario ;  amtxM  llenas  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  para  pre- 
sente: 

74  Una  cuchara  de  oro  de  dies  «tcAw, 
llena  deperftmie: 

75  Un  becerro,  un  camero,  un  cordero 
de  un  aSo  para  holocausto  : 

76  Un  macho  de  cabrío  para  expiación : 

77  Y  pan  sacrificio  de  paces,  dos 
bueyes,  cinco  cameros,  cinco  machos 
de  cabrío,  dneo  corderos  de  un  año. 
Bsta/i(4  la  ofrenda  de  Fagiel,  hijo  de 
Ochran. 

78  ^  El  duodécimo  dia  qfireeió  el  prfn- 
dpe  de  ios  hijos  de  Nephthali,  Ahirsi, 
hijo  de  Enan : 

79  Y  fué  su  ofrenda*  un  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  Helos  de  peso,  un 
Jarro  de  plata  de  setenta  sidos,  al  sido 
del  santuario  ;  ambos  llenos  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  para  pre- 
sente: 

80  Una  cuchara  de  oro  de  diez  Hcío», 
llena  de  perfume ; 

81  Un  becerro,  un  camero,  un  cordero 
de  un  aik»  para  holocausto  : 

82  Un  macho  de  cabrío  para  expiación : 
88   Y  para  sacrifído   de  paces,  dos 

bueyes,  cinco  cameros,  cinco  machos 
de  cabrío,  dnco  corderos  de  un  afio. 
Esta  fué  la  ofrenda  de  Ahin,  hijo  de 
Enan. 

84  5  Esta  f)té  la  dedicación  del  altar, 
el  dia  que  fué  un^do,  por  los  príncipes 
de  Israel:  doce  platos  de  plata,  doce 
Jarros  de  plata,  doce  cucharas  de  oro. 

85  Cada  plato  de  ciento  y  treinta  nc/of , 
cada  jarro  de  setenta ;  toda  la  plata  de 
los  vasos  fué  dos  mil  y  cuatrocientos 
sidos,  al  sido  del  santuario. 

86  Las  doce  cucharas  de  oro  llenas  de 
perfrune,  de  diez  Helot  cada  cuchara,  al 
sido  del  santuario:  todo  el  oro  de  las 
cucharas /ii4  dentó  y  Tdnte  «tdor. 

87  Todos  los  bueyes  para  holocausto 
fueron  doce  becerros,  doce  los  cameros, 
doce  los  corderos  de  un  afio,  con  su  pre- 
sente; y  doce  noachos  de  cabrío  para 
expiación. 

88  Y  todos  los  bueyes  del  saerifido  de 
las  paoes./li«rm  vdnte  y  cuatro  novillos, 
sesenta  los  cameros,  sesenta  los  machos 
de  cabrío,  sesenta  los  corderos  de  un 


a&o.    Esta  toé  la  dedieaeion  del  altur 
después  gue  toé  ungido. 

89  ^  Y  cuando  entraba  Moisés  en  él 
tabernáculo  del  testimonio  para'  hablar 
con  él,  ola  la  toz  del  que  le  hablaba  de 
encima  de  la  cuUerta  que  estaba  sobre « 
el  arca  del  testimonio,  de  entre  loa  dos 
querubioes ;  y  hablaba  con  él. 

CAPITULO  vm. 

DelaeoloeaeionáHem»ádero,%demmaUria 
Sf  hechura.  Oertnoniai  m  la  couMuraeiom 
de  iM  LtviUu. 

Y  HABLÓ  JehoTá  4  Moisés,  dici- 
endo: 
8  Habla  á  Aaron,  y  dfle :  Cuando  en- 
cendieres las  lámparas,  las  siete  lám- 
paras  alimibrarán>  fíente  4  firente  del 
candelero. 

8  Y  Aaron  lo  hizo  así ;  que  encendió 
enfrente  del  candelero  sus  lámparas,  co- 
mo JehoTá  lo  mandó  á  Mdses. 

4  Y  esta  era  la  hechura  del  oandelemb : 
de  oro  labrado  á  martillo ;  desde  su  pié 
hasta  sus  flores  era  labrado  á  martillo : 
conforme  al  modelo  que  Jeho?á  mostró  e 
á  Moisés,  así  hizo  el  candelero. 

5  5  Y  JefaoTá  habló  4  Mdses,  dici- 
endo: 

6  Toma  4  los  Levitas  de  entre  loa  hyos 
de  Israd,  y  expíalos. 

7  Y  así  les  harás  para  expiarlos :  Rocía 
sobre  ellos  el  agua  de  la  expiación  4,  y 
haz  pasar  navaja  sobre  toda  su  carne  «, 
y  lavarán  sus  vestidos,  y  serán  ezpiadoa. 

8  iMtgf»  tomarán  un  novillo,  con  an 
presente/  de  flor  de  harina  amasada  con 
acdte ;  y  tomarás  otro  novillo  para  ex- 
piadon. 

9  Y  harás  llegar  los  Levitas  delante  del 
tabernáculo  del  testimonio;,  y  Juntarás 
toda  la  congregación  de  los  hijos  de 
Israel. 

10  Y  cuando  habrás  ^echo  llegar  los 
Levitas  delante  de  Jehová,  pondrán  los 
hijos  de  Israd  sus  manos  sobro  los  Le> 
vitas; 

11  Y  ofineoerá  Aaron  los  Levitas  de- 
lante de  Jehová  en  ofrenda  de  los  hijos 
de  Israel  A,  y  servirán  en  el  minJMerio 
de  Jdiová. 

18  Y  los  Levitas  pondrán  sus  manos 
sobro  las  cabezas  de  los  novillos :  y 
ofirecerás  el  uno  por  expiación,  y  el  otro 
en  holocausto  á  Jehová,  para  expiar 
los  Levitas. 

18  Y  harás  presentar  los  Levitas  de- 
lante de  Aaron,  y  delante  de  sus  hijos, 
y  los  ofrecerás  en  ofrenda  á  Jehová. 

14  Así  apartarás  •  los  Levitas  de  entre 
los  hijos  de  Israel,  y  serán  mios  los 
Levitas  h. 

15  Y  después  de  eso  vendr4n  los  Le- 
vitas 4  ministrar  en  el  tabernáculo  dd 
testimonio.  Los  expiarás  pues,  y  los 
ofrecerás  en  ofrenda  < : 

16  Porque  enteramente  me  son  4  mí 
dados  los  Levitas  de  entro  los  hijos  de 
Israel,  en  lugar  de  todo  aquel  que  abro 
matriz ;  helos  tomado  para  mí  en  lusar 
de  los  primogénitos!*  de  todos  los  hQos 
de  Israel. 

17  Porque  mió  es  todo  primogénito" 
en  los  hvfos  de  Israd,  asi  de  Iwmbres 
como  de  animales :  desde  el  dia  que  yo 
herí  todo  primogénito  en  la  tieñra  de 
Egipto,  los  santifiqué  para  mí : 

18  Y  he  tomado  los  Levitas  en  lugar 
de  todos  los  primogénitos  en  los  lidjos  de 
Israel. 

19  Y  yo  he  dado  en  don*  los  Levitas  4 
Aaron  y  4  sus  hijos  de  entro  los  hijos 
de  Israel,  para  que  sirvan  el  ministerio 
de  los  hijos  de  israd  en  el  tabem4oulo 
del  testimonio,  y  reoondllen  4  los  hijos 


fOBa.lS.& 

Sx.SS.9Jl. 

•■I.SS.S2. 


■Sx.35.37. 
y40.8S. 


*Bx.36.ai. 
«  Bx.  25.  40. 


'  Oapk  19.  9, 1 
17.  ele.       ' 
•Lev.14.8,^ 

/  Lev.  Z  1. 


VBx.29.4, 
etc. 

7  40.12. 


*  ver.  15. 


i  Cap.  16.  9. 
*Cap.3.4S. 

i  ver.  U.  U. 


■•csap.a.ia, 

"Oap.S.13. 
Xx.  13.  2, 
12.15. 
LncS-SS. 


•  Oap.  8.  9. 


i. 


A.G149«. 


NÚMEROS,  IX,  X. 


A.ai4M. 


'C>p.L5t. 

;18.5. 


fter.lLlS, 


'  w».  5,  etei 


'0W.LS8. 
lCr.a.>l. 


bM-HL 

•2Cr.aoLa, 


'¿«•.L10. 


•  J  13.11,1». 
a. 


/ici.aa. 


da  Imd ;  fotqju  no  h^y»  plas*^  *n 
los  hijos  do  IstmI,  lleguido  los  hgos  de 
Israel  al  «antiiarto. 

90  Y  Moisés,  j  Aann,  y  toda  la  oon- 
crMaoian  de  los  hHos  de  Israel,  hioienm 
de  u»  Levitas  conloniie  4  todas  las  oosas 
qne  mandó  Jehová  á  Moisés  acerca  de 
los  Ltevitas;  asi  hicieron  de  ellos  los 
h^os  de  Isrád. 

Si  Y  los  Leritas  se  parifieanm,  y  Ia- 
Tanm  sus  vestidos :  y  Aarcm  los  oraéelfjf 
en  ofirenda  delante  de  Jehová,  é  hizo 
Aanm  eipéaoioik  por  tilos  para  purifi- 
carlos. 

SS  Y  asi  vinieron  después  los  Levitas 
para  servir  en  tn  ministerio,  en  ti  ta- 
oemAculo  del  taatímonio,  delante  de 
Aaron  y  delante  de  sas  hijos:  de  la 
que  mandó  Jtiiová  á  Mtises 
de  los  Levitas,  asi  hicieron  con 
ellos  r. 

83  5  Y  haUó  Jehová  á  Moisés,  dici- 
endo: 

94  Esto  cuanto  á  los  Levitas  :  de  ve- 
inte y  cinco  años  aniba*  entrarán  á 
haoer  su  oficio  en  ti  servitio  dti  tatier- 
nácnlo  del  testímonio. 

85  Mas  desde  los  dnonenta  aJios  vol- 
verán del  oficio  de  su  ministerio,  y 
nunca  mas  servirán : 

96  Pero  servirán  con  sus  hermanos  en 
ti  tabemáoulo  dti  testimonio,  para  ha- 
r  la  guarda,  bien  que<  no  servirán  en 
ministerio.  Así  harás  de  los  Levitas 
enanto  á  sos  ofitios. 

CAPITULO  IX. 
Sebn  la  cdebraeion  i»  la  ptutna  el  pii  de 
Biuai!  deterípeíom d» la  eSktwnmade  ««te  y 
d*  fuego  que  ¿uif  á  Itm  IvaMlM  por  aipaeio 
di  euamUa  año4. 

Y  HABLÓ  Jtiiová  á  Mtiaes  en  ti 
desierto  de  Bnai,  en  el  seeundo 
año  de  su  salida  de  la  tierra  de  f^pto, 
en  ti  mes  primero,  diciendo : 

S  Los  hijos  de  Israel  harán  la  Paseua 
á  BU  tiempo  ». 

3  £1  decimocuarto  dia  de  este  mes, 
entre  b  las  dos  tardes,  la  haréis  á  su 
tiempo  t  confi>rme  á  todos  sus  ritos,  y 
coulbrme  á  todas  sus  leyes  la  haréis. 

4  Y  habló  Moisés  á  los  hijos  de  Israel, 
para  qne  hiciesen  la  Pascua. 

5  E  hicieron  la  Pascua*  en  el  mes 
primero,  á  los  catorce  dias  del  mes  en- 
tre las  dos  tardes,  en  ti  desierto  de 
8inai:  conforme  á  todas  las  oosas  que 
mandó  Jehová  á  Moisés,  asi  hideron  los 
hijos  de  Israel. 

6  ^  Y  hubo  algOBoa  que  estaban  In- 
mundos á  causa  de  -muerto'',  y  no  pu- 
dieron hacer  la  Pascua  aqoti  dia :  y 
Uqpaon  delante  de  Moisés «,  y  delante 
de  Aaron  aquel  dia, 

7  Y  dJjeroole  aquellos  hombres :  Nos- 
otros estamo»  inmundos  por  causa  de 
muerto ;  ¿  porqué  seremos  impedidos  de 
oficeocr  onrenda  á  Jehová  á  su  tiempo 
entre  los  hijos  de  Israti  ? 

8  Y  Moisés  les  respondió :  Esperad,  y 
oiré  qué  mandará  Jtiiová  acerca  de  vos- 
otros. 

9  Y  Jehová  habló  á  Moisés,  diciendo: 

10  Habla  á  los  h^os  de  Israel,  dici- 
endo :  Cualquiera  de  vosotros,  ó  de  vu- 
estras generaciones,  que  fuere  inmundo 
por  causa  de  muerto,  ó  estuviere  mos 
de  vi^e,  hará  Pascua  á  Jehová. 

11  En  ti  mes  segundo,  á  los  catorce 
dias  dti  mes/  entre  las  dos  tardes  la 
harán :  con  oenocfias  y  gtrbtu  amargas^ 
loeomecán. 

19  No  dejarán  de  él  oigo  para  la  ma- 
ñana, ni  quebrarán  hueso  en  él* :  con- 
fivme  á  todos  los  ritos  de  la  Pascua  la 
baráo. 


18  Mas  ti  que  eataviane  limpio,  y  no 
estuviere  de  vl^e,  si  d^re  de  hacer  la 
Pascua,  la  tti  persona  será  oortada  de 
sus  pueblos :  por  onanto  no  ofketió  á  su 
tiempo  la  ol&enda  de  Jtiiová',  ti  tal 
hombre  llevará  su  pecado. 

14  Y  si  morare  con  vosotros  tiigun 
pernpino,  é  hiciere  la  paseua  á  Jehová, 
ooninrme  al  rito  de  la  pasoua  y  oonferme 
á  sus  leyes  asi  la  hará:  un  mismo  rito 
tendréis,  así  ti  peregrino  como  ti  na- 
tural de  la  tiara*. 

la  f  Y  ti  dia  que  ti  tabemáoulo  fué 
levantado,  la  nube  cubrió  el  tabemáoulo 
sobre  la  tienda  dti  testimonio:  y'  á  la 
tarde  habla  sobre  ti  tabernáculo  como 
una  apariencia  de  niego,  hasta  la  ma- 


16  Asi  era  cantinQamento« :  la  nube 
lo  oubria,  y  de  noche  la  apariencia  de 
ftiego. 

17  Y  según  oue  se  tinba  la  nube  dti 
tabernáculo  ».  los  h^os  de  Israel  se  par. 
tian ;  y  en  el  lugar  donde  la  nube  pa- 
mba, tili  timaban  los  hgos  de  Israel. 

18  Al  mandato  de  Jehová  los  hilos  de 
Israel  se  partían,  y  al  mandato  oie  Je- 
hová asentaban  el  campo :  todos  los  dias 
que  la  nube  estaba*  sobre  el  taberna» 
culo,  ellos  estaban  quedos. 

19  Y  cuando  la  nube  se  detenJa  sobM 
ti  tabernáculo  muchos  dias,  entonces 
los  14}os  de  Israel  guardaban  la  orde- 
nanza de  Jehová,  y  no  partían. 

90  Y  cuando  sucedía  oue  la  nube  es- 
taba sobre  el  tabemábculo  pocos  dias,  al 
dioho  de  Jtiiová  tiqjaban,  y  ti  dicho  de 
Jehová  partían. 

81  Y  cuando  era  que  la  nube  se  dtienia 
desde  la  tarde  hasta  la  mañana,  cuando 
á  la  mañana  la  nube  te  levantaba,  tilos 
partían :  ó  si  habia  utaáo  el  dia,  y  á  la 
noche  la  nube  se  levantaba,  entonces 
partían. 

99  O  si  dos  dias,  ó  un  mes,  ó  un  aflo, 
mientras  la  nube  se  detenía  sobre  ti 
tabernáculo  Quedándose  sobre  él,  los 
hijos  de  Israti  se  estaban  acampados,  y 
no  movían :  mas  cuando  tila  se  tizaba, 
ellos  movían. 

98  Al  dicho  de  Jehová  asentaban/,  y 
al  dicho  de  Jtiiová  partían,  guardando 
la  ordenanza  de  Jehová,  oomo  lo  htiila 
Jehová  dicho  por  medio  de  Moisés. 

CAPITULO  X. 
MtMda  el  flMIor  que  ee  hagan  doe  trompeta» 
de  ¡data,  y  que  al  oirte  tu  eonido  y  lévate 
taúdoee  la  ñlumna  de  nube,  kvauU  rl  eam- 
pameuio  y  uuirdte  el  pmUo  de  ttrael. 

Y  JEHOVÁ  habló  á  Moisés,  did- 
endo: 

9  Haxte  dos  trompetas  de  plata;  de 
obra  de  martillo  las  narás,  las  cuties  te 
servirán  para  convocar  la  congregación, 
y  para  hacer  mover  el  campo. 

8  Y  cuando  las  tocaren*,  toda  la  con- 
gr^ation  se  juntará  á  tí  á  la  puerta  del 
tabernáculo  del  testimonio. 

4  Mas  cuando  tocaren  m6>  la  una,  en- 
tonces se  congregarán  á  ti  los  príncipes, 
las  cabezas  de  los  millares  de  Israti  b. 

8  Y  cuando  tocartis  alarma,  entonces* 
moverá  el  campo  de  los  que  están  tio- 
jados  ti  d  oriente. 

6  Y  cuando  tocartis  alarma  la  segunda 
yez,  entonces  moverán  el  campo  de  los 
que  están  alojados  ti  •  Mediodía :  alarma 
tocarán  á  sus  partidas. 

7  Empero  cuando  hublertis  de  juntar 
la  congregación,  tocaréis,  mas  no  con 
sonido  de  alarma. 

8  Y  los  h^os  de  Aaron,  los  sacerdotes, 
tocarán/  las  trompetas ;  y  las  tendréis 
per  estatuto  perpetuo  por  vuestras  ge- 
nerationes. 


<lz.U.U. 


A1Z.1S.*. 
I1I.40LM. 

"•DwkLSS. 
•Osp.lftl], 

•lOor.10.1. 


rSaLTT.»). 


•Joti&U. 

»  Oap.  L 16. 
WotiS.L 

rfOi^S.8. 
'Cap.  1.10. 


/Cap.  81.6. 
Jos.  6.  4. 
lOr.U.94. 
SUr.lS.18. 


Lai4M. 


NÜHJQSOS»  n. 


A.C14M. 


2Gr.  18.14. 


Oip.  39.1. 
Lev.  33.  94. 
lCr.l&.94. 

acr.&ia. 

y  7.  6. 
y39.9& 
tu.  8. 10. 
Keh.l2.U. 
8AL81.8. 
:0kp.e.l7, 
SO. 

Ex.  40. 86. 
87. 

i  Ex.  19.  L 
lCaikia.16. 
"Cftp.2.fi, 
84. 
•Cap.  a.  8, 9. 


<>Cap.L6L 

i>  Cap.  4.  94. 
y  7.  6,  8. 
9  Cap.  a.  10. 

16b 


I*  Gap.  4.  4. 
15. 


'G»p.&18, 
94. 


«Oap.&aB, 
81.    ■ 


«Bx.a.l& 


"Bi.e.7,8. 


9  Y  enando  viniArek  á  la  gamtnt  en 
Tumtn  tiem  oontxa  d  enemigo  que  os 
molestare,  tocaréia  alarma  oon  la»  Uom> 
petas ;  y  serdií  en  memoria  delante  de 
Jehov&  TUMtro  Dios,  y  seréis  salvos  de 
vuestros  enemigos. 

10  Y  en  el  dia  de  vneetra  alegría,  y  en 
vuestras  solemnidades,  y  en  los  prin- 
cipios de  vuestros  meses,  tocaréis  las 
trompetas  sobre  vuestros  A  holocaustos, 
y  sobre  los  sacrificios  de  vuestras  paces, 
y  os  ser&n  por  memoria  delante  ae  vu- 
estro Dios :  Yo  Jehov&  vuestro  Dios. 

11  5  Y  fué  en  el  a&o  seaundo,  en  ék 
mes  segundo,  4  los  veinte  oel  mes,  que 
la  nube  se  alzó  del  tabernáculo  del  tes- 
timonio'. 

12  Y  movieron  los  hijos  de  Israel  por 
BUS  partidas  del  desierto  de  Sinai*;  y 
paro  la  nube  en  el  desierto  de  Fharan  1. 

13  Y  movieron  la  primera  vez  al  dicho 
de  Jehová  por  mano  de  Moisés  «*. 

14  ^  Y  la  bandera  del  campo  de  los 
14JOS  de  Judá  comenzó  á  marchar  pri- 
mero» por  sus  escuadrones:  Naasson, 
14Ío  de  Aminadab,  era  sobre  su  ^ército. 

16  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de  los 
hijos  de  Issachár  era  Nathanael,  h^o 
de  Suar. 

16  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de 
los  hijos  de  Zabulón,  era  Eliab,  hijo  de 
Helon. 

17  Y  después  que  estaba  ya  desarmado 
el  tabernáculo,  movieron*  los  hijos  de 
Gerson  y  los  hi|joB  de  Merail,  que  lo 
llevaban  ji. 

18  Luego  comenzó  &  marchar  la  ban- 
dera del  campo  de  Rubén «  por  sus  es- 
cuadrones: y  Elisur,  h^o  de  Sedeur, 
era  sobre  su  qórcito. 

19  Y  sobre  á  ^éroito  de  la  tribu  de 
los  h^os  de  Simeón  era  Belumlel,  14}o 
de  Zurisaddai. 

80  Y  sobre  el  qérdto  de  la  tribu  de  los 
hiljoe  de  Gad  era  EUasaph,  hlJo  de  De- 
huel. 

91  Luego  oomenzaxen  &  marohar  los 
Coathitas  llevando  el  santuario  r :  y  en- 
tretanto que  ellos  llegaban,  loe  otrve  acon- 
dicionaron el  tabernáculo. 

99  Después  comenzó  á  marchar  la  ban- 
dera del  campo  de  los  hUosde  Ephralm* 
por  sus  escuadrones :  y  £llsama,  h^o  de 
Ammind,  era  sobre  su  ejército. 

93  Y  sobre  el  ^ército  de  la  tribu  de  los 
hüos  de  Manasse  era  Qamaliel,  h^jo  de 
Fnadassur. 

94  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de 
los  h^os  de  Bei^amin  era  Abidam,  li^o 
de  Gedeon. 

95  Luego  comenzó  á  marchar  la  Imn- 
dera  del  campo  de  los  hijos  de  Dan'  por 
sus  escuadrones,  recogiendo  todos  los 
campos :  y  Ahiezer,  hQo  de  Ammisad- 
dai,  eru  sobre  su  ejército. 

96  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de 
los  h^os  de  Aier  era  Fagití,  l^jo  de 
Ochran. 

97  Y  sobre  el  ^ército  de  la  tribu  de 
los  I^joB  de  Nephtali  era  Ahira,  h^o  de 
Enan. 

98  Estas  «on  las  partidas  de  los  li^os 
de  Israel  por  su  ^ércitos,  cuando  se 
movían. 

99  5  Entonces  düo  Moisés  á  Hobab, 
h^o  de  RagUcd  «,  Madianita,  su  suegro: 
Nosotros  nos  partimos  para  el  lugar  del 
cual  Jehová  ha  dicho,  Yo  os  lo  daré : 
ven  con  nosotros,  y  te  haremos  Uen : 

rrque  Jehová  ha  hablado  bien  respecto 
Israel*. 

SO  Y  él  le  respondió :  yo  no  iré,  sino 
que  me  marcharé  &  mi  tiena,  y  &  mi 
parentela. 

81  T  él  le  dyo :  mégote  que  no  nos 


dates,  porque  td  sabes  nuestros  ak|)B- 
miento»  en  el  desierto,  y  nos  serás  «n 
lugar  de  oJos. 

89  Y  seca,  que  si  vinieres  oon  nosotros, 
cuando  tuviéremos  el  bien  que  Jehov» 
nos  ha  de  haoer,  nosotros  te  haremos 
bien. 

88  Y  Así  partieran  del  monte  de  Je- 
hová '  camino  de  tres  dias ;  v  él  arca  de 
la  alianza  de  Jehotik  toé  delante'  de 
ellos  oamino  de  tres  dias  buscándoles  lu- 
gar de  descanso. 

84  Y  la  nube  de  Jehová  iba  sobre  ellos  • 
de  dia  desde  que  partieron  del  campo. 

86  5  Y  fbé,  que  en  meiviendo  el  atoa, 
Moisés  decia:  Levántate,  Jehová,  y 
sean  disipados  tos  enemigos,  y  huyan  de 
tu  presencia  b  los  que  te  abonccen. 

86  Y  cuando  ella  asentaba,  decia :  Vn- 
dve,  Jrtutvá,  á  los  mulares  de  millares 
de  Israd. 

CAPITULO  XL 

Mumutraeton  dt  loe  leroeUíai  f  eu  eaettgo: 
etíáblecimtenío  de  toi  aeUnta  aueianoe.  Sit- 
via  Dio»  eodornieu  al  eampanunto. 

Y  ACONTECIÓ  que  el  pueblo  se 
qu^ó  á  oídos  de  Jehová;  y  oyAo 
Jeboirá,  y  enardecióse  su  furor,  y  en- 
cendióse en  ellos'  friego  de  Jebovkhf  j 
oonsumió  el  un  cabo  áa  campo. 

9  Entonces  el  pueblo  dio  voces  á  Moi- 
sés, y  Moisés  oró  á  Jehová,  y  sotorósc 
elÁi^o. 

3  Y  llamó  á  aauel  lugar  Taberahf; 
porque  el  fnq^o  ge  Jehová  se  encendió 
en  ellos. 

4  Y  el  nuMeiaáo  vulgo «  que  haMa  en 
medio  del  puebh,  tuvo  un  vivo  deseo,  y 
volvieron,  v  aun  lloraron  los  hUos  de 
Israel,  y  dgeron  i  i  Qiüen  nos  diera  á 
comer  carne '1 

6  Nos  accHrdamos  del  pesoado  que  co- 
miamos  en  Egipto  de  balde,  de  los  oo- 
hombros,  y  oe  los  melones,  y  de  los 
puerros,  y  de  las  cebollas,  y  de  los  ajo» : 

6  Y  ahora  nuestra  alma  se  seoa*;  que 
nada  sino  maná  «m  nuestros  otos. 

7  Y  era  el  maná  como  semilla  de  cu- 
lantro, y  su  color  como  color  de  bdello. 

8  Dóiamábase  el  pueblo,  y  recogían, 
y  molían  en  molinos,  ó  miú*ban  en 
morteros,  y  le  eodan  en  ealden,  ó  ha- 
cían de  él  tortas :  y  su  sabor  era  «orno 
sabor  de  aceite  nuevo/. 

9  Y  cuando  descendía  el  tocio  sobre 
el  i«al  de  noche,  el  maná  descendía  d« 
sobre  él;. 

10  Y  Y  oyó  Moisés  al  pueblo  que  lloraba 
por  BUS  ftimilias,  oada  uno  á  la  puerta  de 
su  tienda :  y  el  iHiror  de  Jehová  se  en- 
cendió en  gran  manera ;  también  pareció 
mal  &  Moisés. 

11  Y  dijo  Moisés  á  J^ová :  ¿Por  qué 
has  hecho  mal  á  tu  siervo  ?  ¿Y  por  qué 
no  he  hallado  gracia  en  tus  ojos,  que 
has  puesto  la  oavga  de  todo  este  pueblo 
sobre  mí? 

19  ¿  Concebí  yo  á  todo  este  pueblo  ? 
¿  Engendrólo  yo,  para  que  me  diigsa,  llé- 
valo en  tu  seno  A,  como  lleva  la  que  cria 
al  que  mama,  á  la  tierra  de  la  cual  Ju- 
raste 6  sus  padres*  ? 

18  ¿  De  donde  tengo  yo  carne  para  dar  4 
todo  este  pueblo  A  f  Poique  lloran  4  mí, 
diciendo :  Danos  carne  que  comamos. 

14  No  puedo  yo  solo  soportar  4  todo 
este  pueblo^,  que  me  es  pesado  en  de- 
masía. 

15  Y  si  así  lo  haces  td  oonmigo,  yo  te 
ruego  que  me  des  muerte  ">,  ti.  he  hallado 
gracia  en  tus  ojos,  y  que  yo  no  vea  mi 
mal. 

16  5  Entonces  Jeliov4  d^o  4  Moisés : 
Júntame  setenta  varones  de  los  «ncianoe 


yEz.3.1. 
■Jos.S.3,6. 


■Bx.  18.31. 

1MU9.12, 
10. 


*8aL«e.l,L 


«  Bal.  78. 21. 

»  Ler.  la  2. 

SBey.  L  12. 


fineendio, 
Seo.  9.92. 

«El  12.  38.1 


«I  Bal.  78. 18. 
y  y».  14. 

1  Cor.  10.6. 
*Oapi.ai.&. 


/Sz.  16.S1. 
'  Bx.  10.  li 


*  la.  40.  II 

<G«o.i8.1i 
7^6.8. 


<Ez.l8.l^ 


-iBer.» 
J«aa4.S 


LCLUW. 


NITMSBOS,  XI^  XnL 


A.  C  1491 


b.M.l,9L{de  Imcl»  qm  tú  nbM«  qpts  son  tm- 


«K4.6. 


fld.78.». 


•91^:7.1 

1M4T.». 

•liSf».l 


»iír.i:. 


MBM.1& 


VI*.».* 
tlOk.ll. 

1.Í 


JLft.». 

fUl«L 


*¿ln.|^ 


danos  áá.  pueblo,  j  au»  pnnoipalw  i  y 
tndoft  á  la  puecta  (M  taberniciüo  mi 
testimonio,  y  ttpaea  allí  oontlgo. 

17  Y  JO  deaoenderé  •  y  hablar»  allí  con- 
tijBO  ;  7  tomaré  del  espíritu  que  tata  en 
tí,  j  pondré  en  ellos;  y  ^llevarán  oon- 
tiÁo  la  carga  del  pueblo^  y  no  la  llerarás 
wsolo. 

1«  Empero  dirás  al  poebloi  Santifi- 
oaosff  para  maflana,  y  ooncréis  carne: 
ones  qne  habéis  llorado  en  oídos  da  Je- 
novi,  diciendo :  i  Quien  nos  diera  á  co- 
nácar  carne!  r Cierto  m^jor  nos  iba  en 
Vgipto.  Jehovi  pues  os  dará  carne,  ; 
ooBierél*. 

19  No  comeréis  un  dia,  ni  dos  dias,  ni 
chaco  dias,  ni  die¿  dias,  ni  veinte  dias, 

00  Simo  basta  un  mes  de  tiempo,  hasta 
qne  os  salsa  por  las  narioes,  y  o»  sea  en 
aborrecimiento :  •  por  cuanto  menospre- 
ciasteis i  JeboT&,  que  ata  en  medio  de 
vosotros,  7  llorasteis  delante  de  él  dicien- 
do, ¿  Para  qué  salimos  ac&  de  Egipto  ? 

81  5  Entonces  dj|jo  Moisés :  Seucien- 
tos  mil  de  4  pié  et  el  pueblo  en  medio 
dd  cual  70  utout;  7  tü  dices,  Yo  les  daré 
carne,  7  comerán  «u  tiempo  de  un  mes. 

as  ¿  Se  han  de  degollar  para  ellos  ove- 
jas 7  bae7es  que  les  basten»  ?  ó  le  jun- 
tarfo  para  ellos  todos  los  ^aoes  de  la 
mar,  para  que  tengan  abasto  ? 

S8  Entonces  Jehová  respondió  á  Moisés : 
¿Hase  acoatado  la  mano  de  Jehov&<? 
Ahora  verás  si  te  sucede  mi  dicho  ó  no. 

M  5  Y  sallé  Moisés,  y  d^o  al  pueblo 
las  palabras  de  Jehová :  7  juntó  los  se- 
tcmte  varone»  da  los  ancianos  del  pueblo, 
é  hizoloa  estar  al  rededor  del  tabernáoulo. 

SS  EnKSnces  Jehová  deswndióy  en  la 
nube,  7  hablóle ;  7  tomo  del  espíritu 
que  ceúilia  en  él,  7  puso  en  loa  setenta 
varones  ancianos:  7  fué  que,  cuando 
poeó  en  ellos  el  eqpltitn,  profetijsaron,  7 
nos  cesaron. 

46  Y  habían  quedado  en  el  campo  dos 
varones,  llamado  el  uno  EIdad,  v  el 
otro  Mcdad,  sobre  los  cuales  también 
repasó  el  espíritu :  estaban  estos  entre 
los  escritos,  mas  no-  hablan  salido  al  ta- 
bernáculo ;  7  profetizaron  en  el  campo. 

97  Y  corrió  un  mozo,  7  dio  aviso  á 
Moisés,  7  dijo :  Eldad  7  Medad  pro- 
ífetizan  en  el  campo. 

88  Entonces  respondió  Josué,  h^o  de 
Ifim,  aiinistro  de  Moisés,  taw  de  sus 
mancebo*,  7  d^o:  Seitor  mío  Moisés, 
impídelos  «. 

80  T  Moisés  le  respondió:  ¿Tienes 
td  celos  por  mí  ?  Mas  ojalá  que  todo 
el  pueblo  de  Jehová  fuesen  profetas  £, 
qne  Jehová  pusiem  su  Espíritu  sobre 
dloa. 

80  T  xcoogbSse  Moisés  al  campo,  él  7 
loe  ancianos  de  Israel. 

81  Y  Y  wlió  un  viento  de  J^ová,  7 
tjt^pc  eodomices  de  la  mar,  7  dfjjólas 
sobre  tü  nsal  un  dia  de  camino  de  la  una 
parte,  7  otro  dia  de  camino  de  la  otra, 
OÍ  derrcdor  del  campo,  y  casi  dos  codos 
setane  la  haz  de  la  tietra. 

88  Kgtónoes  el  pueblo  estuvo  levantado 
todo  aquel  dia,  7  toda  la  noche,  7  todo 
«i  dia  siguiente,  7  recogiéronse  codor- 
niees :  d  que  menos,  recogió  diez  mon- 
tones ;  7  las  tendieron  para  sí  á  lo  largo 
en  derredor  del  campo. 

33  Aun  estaba  la  carne  entre  los  dientes 
de  dio*',  antes  que  fuese  mascada,  cu- 
ando d  nror  de  Jdiová  se  encendió  en 
d  paeÜo,  é  hirió  Jehová  d  pueblo  con 
una  mnv  grande  plaga. 

34  Y  luvóaó  d  nombre  de  aqnd  lugar 
Kibroth-hattaavah  |,  por  cuanto  allí  se- 
pwltaniin  d  pueblo  codicioso. 


8S  1Í  De  Kibroth-hattaavah  movió  el 
pueblo  á  Haseroth,  7  pararon  aa  Ua^ 
seroth*. 

CAPITULO  XII. 


jffiiraMi9va.  Mtúitit^  8 

MOHO  Mata»».  Maria  m  \$ríá*  i»  Iv^nt 
id  adud  por  Ja  oroefo»  « 


i^ 


Y  HABLARON  Maria  7  Aaron  con- 
tra Moisés  á  causa  da  la  mt\jer  £• 
tlaiopisa  que  habla  tomado:  porque  él 
hd>ia  tojmado  muier  Ethiopisa* : 

8  Y  dieron,  ¿  Sdamento  por  Moisés 
ha  hablado  Jdová  ?  ¿  no  ha  hablado 
también  por  nosotvoss?  Y  qjóA»  Je- 
hová*. 

8  Y  aqud  varón  Moisés  era  mu7  man- 
to, mas  que  todos  los  hombres  que  hábia 
sobre  la  Uena. 

4  t  Y  luego  dijo  Jehová  á  Moisés,  7 
á  AaJron,  v  á  Maria :  Salid  vosotros  tres 
d  tabernáinilo  dd  testimonio.  Y  sali- 
eron dios  tres. 

5  Entonces  Jehová  descendió*'  en  la 
columna  de  la  nube,  y  pdsose  á  la  puerta 
del  tabernáculo,  7  Uaínó  á  Aaron  7  á 
Maria :  y  salieron  ellos  ambos. 

6  Y  él  les  d^o :  Oid  ahora  mis  pala- 
bras :  Si  tuviereis  profieta  de  Jehová.  yo 
le  apareceré  en  vjdon  ',  en  sueños/  ha- 
blaré con  él. 

7  No  así  á  mi  siervo  Moisés,  qye  es 
fiel  en  toda  mi  casa^. 

8  Boca  á  boca  hablaré  con  élA^.y  á 
las  claras,  y  no  por  figuras ;  y  verá  la 
apariencia  de  Jehová  t  ¿  porqué  pues 
no  tuvistds  temor  de  hablar  contra  mi 
siervo  Moisés  ? 

9  Entonces  d  fUror  de  Jehová  se  en- 
cendió en  ellos,  7  fueie. 

10  Y  la  nube  se  apartó  del  tebemáculo : 

?'  hé  aquí  que  Muía  tm  leprosa  ■  como 
a  nieve :  y  miró  Aaron  á  María,  7  he 
aquí  que  citaba  leprosa. 

11  5  Y  dijo  Aaron  á  Moisés:  Ah! 
señor  mió,  no  pongas  ahora  sobre  nos- 
otros pecado,  porque  locamente  lo  he- 
mos hecho  A,  y  nemos  pecado< 

18  No  sea  día  ahora  como  d  que  sde 
muerto  del  vientre  de  su  madre,  consu- 
mida ua  la  mitad  de  su  carne. 

18  £ntónces  Moisés  clamó  á  Jehová, 
diciendo:  Ruégote,  oh  Dios,  que  la 
saiwa  ahora'. 

14  Respondió  Jdiová  á  Moiaes :  Pues 
d  su  padre  hubiera  escupido  en  su  cara, 
4  no  se  avergonzarla  por  siete  dias  ?  Sea 
echada  fuera  dd  red  por  siete  días,  7 
después  ••  se  reunirá. 

lA  Así  Maria  ÍHié  echada  del  red  siete 
dias ;  7  el  pueblo  no  pasó  adelante  basta 
que  se  it  reunió  Marui. 

CAPITULO  XIII. 

De  lo»  exftorador»»  mviado$  p»r  Moita  á  la 
U&rra  ae  Canaan.  Todo»  e&M,  <f  «xMpcMn 
dé  Joauf  y  CaUb,  amtdreiUaH  al  putbto. 


Y  DESPUÉS  movió  d  pueblo  de  Ha- 
seroth, 7 
desierto  de  Paran, 


seroth,  V  atentaron  eí  campo  en  d 


8  f  Y  Jehová  habló  á  Moisés,  did- 
endo: 

3  Envia  td  hombres*  que  reconozcan 
la  tteoa  de  Canaan,  la  «ud  yo  doy  á 
los  hijos  de  Israel :  de  cada  tribu  de 
sus  padres  enriaréis  un  varón,  cada  uno 
principe  entre  ellos* 

4  Y  Moisés  los  envió  desde  el  desierto 
de  Paran  confonne  á  la  pdabra  de  Je- 
hová: 7  todos  aqudlos  varones  eran 
príncipes  de  los  hijos  de  luad, 

fi  Los  nombres  de  los  cudes  «on  estos. 
De  la  tribu  de  Rubén,  Sammua,  hijo  de 
Zaccur. 

6  De  la  tribu  de  Simeón,  Saphat,  hijo 
deHuri. 


•0^3S.V 


•Ex.  3. a. 


ISx.16.90l 

Mié.  8.  4. 
«  Cap.  U.  1. 
8sL  94.7.9 
UST.  4. 
Es.  80.13, 
18. 


rfOa^u.aK 


•0«a.lS.I. 

T4S.2. 
Ss.  1. 1. 

Heeh.  10. 

11,17. 
/Gen.  38.12. 

ySLlL 

i  Bey.  &  fi. 

Job  83.18. 

'Heb.8.2.5. 

A  Ex.  33. 11. 
Dea.  34. 10. 


•'  Den.  84.  9. 

8807.6.27. 
SCr.  36. 19, 
21. 


4Pi«^8aa2. 


I  Santo.  5. 15. 


"Lev.lS.46. 


•Cap.  32. 8. 
Den.  1.32. 


A.  C.  14S0. 


NÚMEROS,  XIV. 


i  me.  17. 


«TW.  9. 

Bz.17.». 


<<  Dea.  1.94. 


•  Koh. ».  as, 

SS. 


/I>aa.aLe, 

7,28. 


'  Jo.  1&  1. 
A  Job.  19.  28. 


<  Joa.  IL  SL 
715.18,14. 

JoM  1.  la 

tja8.ai.ll. 

'  Sftl.  78.  la. 

Is.  19. 11. 

"Dea.La4 

Ji*l  arroyo  ó 
voUeáel 
racimo. 


•  Cap.  90. 1, 


*  Bx.  88. 8. 
r  Den.  Las, 
etc. 
«Den.  1.28. 


'Jae.147,8. 


7  De  la  txlba  d«  JvdA,  Cal«b,  hUo  de 
«Jephone. 

8  De  la  tribu  de  iMch&r,  Igd,  hijo 
de  JoBcph. 

9  De  la  ttlba  de  Ephralm,  Oeeas,  b^o 
de  Nunb. 

10  De  la  tribn  de  Be^amln,  Palti,  hUo 
de  Raphn. 

11  De  la  triba  de  Zabulón,  Oaddld, 
h^odeSodi. 

19  De  la  tribu  de  Joseph,  etio  n,  de  la 
tribu  de  Mañane,  Gadoi,  hijo  de  Susi. 

18  De  la  tribu  de  Dan,  Ammiel,  h^o 
de  Gemalli. 

14  De  la  tribu  de  Aser,  Sethur,  h^o  de 
Miohael. 

16  De  la  tribu  de  Nephthall,  NahaU, 
h^o  de  Vapd. 

16  De  la  tribu  de  Gad,  Geud,  hlio  de 
Machi. 

17  Esto*  ton  loe  nombres  de  los  Tanmes 
que  Moisés  enrió  &  reconocer  la  tierra : 
y  á  Oseas*,  hi^jo  de  Nun,  le  puso  Moisés 
d  nombre  de  Josué. 

18  Enviólos  pues  Moisés  á  reconocer 
la  tierra  de  Canaan,  dloiendoles :  Subid 
por  aquí,  por  el  Mediodia,  ;  subid  al 
montea. 

19  Y  observad  la  tierra  que  tal  es;  j 
el  pueblo  que  la  habita,  si  es  fuerte,  ó 
débil,  si  poco  ó  numeroso : 

90  4ite  tal  et  la  tierra  habitada,  si  es« 
buena  ó  mala :  j  que  tales  son  ús  ciU' 
dades  habitadas ;  si  ton  de  tiendas,  ó  de 
fortalezas. 

81  Y  cual  sea  el  terreno,  si  es  pingQe  ó 
flaco,  si  en  él  hav  ó  no  éorboles/.  Y  es- 
forzaos, y  coged  del  fhito  del  pais.  Y  el 
tiempo  era  el  tiempo  de  las  primeras 
uvas. 

99  Y  ellos  subieron,  j  reconocieron  la 
tierra  desde  el  derierto  de  Sin^r  hasta 
RehobA,  entrando  en  Emath. 

93  Y  subieron  por  el  Mediodia,  j  vi- 
nieron hasta  Hetmm:  j  allí  estaban 
Ahiman,  j  Sesai,  y  Talmai,  hijos  de 
Anae'.  Hébron*  flió  edificada  siete 
aflos  antes  de  Zoan  <  la  de  Egipto. 

94  Y  llegaron  hasta  el  arroyo  de  Es- 
col  ■»,  y  de  allí  cortaron  un  sarmiento 
con  un  racimo  de  uvas,  el  cual  trsgeron 
dos  en  un  palo,  y  también  de  las  grana- 
das y  de  ios  higos. 

95  Y  llamóse  aquel  lugar  Nahal-Es- 
col  R,  por  el  racimo  que  cortaron  de  allí 
los  olios  de  Israel. 

90  Y  Tolrieron  de  reconocer  la  tierra 
al  cabo  de  cuarenta  dias. 

97  ^  Y  andurieron,  y  rinieron  á  Moisés 
y  k  Aaron,  y  á  toda  la  congregación  de 
los  hijo*  de  Israel,  en  el  desierto  de  Pa- 
ran, en  Cades « ;  y  dieronles  la  respu- 
esta, y  á  toda  la  congregación,  y  les  mos- 
traran el  finito  de  la  tierra. 

98  Y  le  contaron,  y  dieron :  Nosotros 
libamos  &  la  tierra,  á  la  cual  nos  en- 
yiute,  la  que  ciertamente  fluye  leche  y 
mielo,  y  este  es  el  fruto  de  ella;». 

99  Mas  el  pueblo  aue  habita  aquella 
tiena  es  ñierte,  y  fas  ciudades  muy 
grandes  f  fuertes?;  y  también  vimos 
aOÍ  los  hijos  de  Anac. 

80  Amalee  haUta  la  tíerra  del  Me- 
diodia ;  V  el  Hethéo,  y  el  Jebuséo,  y  el 
Amorrheo,  habitan  en  el  monte ;  y  el 
Cananéo  habita  junto  á  la  mar,  y  ¿  la 
ribera  dd  Jordán. 

81  Entonces  Caleb  hizo  callar  el  pue- 
blo delante  de  Moisés,  y  dijo :  Subamos 
luego,  y  poseámosla ;  que  mas  podremos 
que  ella«-. 

89  Mas  los  varones  que  subieron  con 
él,  dijeron :  No  podremos  subir  contra 
aquel  pneUo ;  porque  es  mas  fuerte  que 
nosotros. 


as  Y  ritiiperaww  entre  los  fa^os  de 
Israel  la  tierra  que  hablan  reeonoeido, 
diciendo :  La  tierra  por  donde  pasamos, 
para  reconocerla,  et  tierra  que  traga  a 
BUS  moradores*;  y  todo  el  pueblo  que 
vimos  en  medio  de  ella,  son  hombres  de 
grande  estatura  *. 

84  También  vimos  tSM  gigantes,  fa^ 
de  Anac  «,  de  ettirpe  de  los  gigantes :  y 
eramos  nosotros,  á  nuestro  parecer,  como 
langostas  ';  y  así  les  parecíamos  CmnMm 
áeUoa. 

CAPITULO  XIV. 
Joniy  Caleb  froeura»  «n  vano  ofad^mar  at 
BMMO.  Apaea  ¡faite*  la  indignaeton  ád 
iMiori  H  cual  no  obttantt  lot  eondtna  d 
todot  a  morir  en  d  dttiertOt  t  tteepoton  dt 
Jotut  V  da  CaUb. 

ENTONCES  toda  la  congregación  al- 
zaron grita,  y  dieron  voces:  y  el 
pueblo  lloró  aquella  noche. 

9  Y  qucy^onse*  contra  Moisés  y  eon< 
tra  Aaron  todos  los  hijos  de  Israel,  j 
d^oles  toda  la  muUitud:  Ujalá  muri- 
éramos en  la  tierra  de  Egipto,  ó  en  eate 
desierto ;  ojalá  morieramoB. 

8  ¿  Y  porqué  nos  trae  Jébaták  ft  esta 
tierra  para  caer  á  cuchillo,  y  que  nu- 
estras mi^eres  y  nuestros  cUquitos  sean 
por  presa  ?  ¿  No  nos  seria  m^or  toI- 
vemos  á  Egipto  ? 

4  Y  decian  el  uno  al  otro :  Hagamos 
un  capitán,  y  volv&monos  &  Egipto  i. 

5  Entonces  Moisés  y  Aaron  cayeron 
sobre  sus  rastróse  delante  de  tocia  la 
multitud  de  la  oongn^cion  de  los  hijos 
de  Israel. 

6  Y  Josué,  h^o  de  Nun,  y  Caleb,  h^o 
de  Jephone ',  qtu  eran  de  los  que  ha- 
blan reconooldo  la  tierra,  rompieron  bub 
vestidos : 

7  Y  hablaron  &  toda  la  congrwacion 
de  los  h^oft  de  Israel,  diciendo :  La  ti- 
erra por  donde  pasamos,  para  recono- 
cerla, et  tierra  en  gran  manera  buena. 

8  Si  Jehov&  se  agradare  de  nosotros,  él 
nos  meterá  en  esta  tierra,  y  nos  la  entre- 
gará: tierra  qtie  fluye  leche  y  miel «. 

9  Por  tanto  no  seáis  rebeldes  contra 
Jehová,  ni  temáis  al  pueblo  de  aquesta 
tierra/,  porque  nuestro  pan  son^:  sn 
amparo  se  ha  apartado  ae  ellos,  y  con 
nosotros  et  Jehová* ;  no  los  temáis. 

10  Entonces  toda  la  multitud  habló  de 
apedrearlos  con  jdedras  • ;  mas  la  gloria 
de  Jehová  se  mostró  en  el  tabernáculo 
del  testimonio*  á  todos  los  hijos  de 
Israel. 

11  ^  Y  Jehová  dUo  á  Moisés :  ¿  Hasta 
cuando  me  ha  de  nritar  este  pueblo/  ? 
¿  Hasta  cuando  no  me  ha  de  creer  oon 
todas  las  se&ales  que  he  hecho  en  medio 
de  ellos  "•  ? 

19  Yo  lo  heriré  de  moattandad,  y  lo 
destrubré  ;  y  á  tí  te  pondrá  sobra  gente 
grande  y  mas  fuerte  que  ellos  «. 

18  Y  Moisés  respondió  á  Jehová;  Oí- 
ránlo  luego  los  Egipcios»,  porque  de  en 
medio  de  ellos  sacaste  á  este  pueblo  con 
tu  fortaleza ; 

14  Y  lo  dirán  á  los  habitadores  de  esta 
tierra;  lot  cualet  han  oído  que  td,  oh 
JehoTÍá,  etttüHU  en  medio  de  este  pue- 
blo^, que  ojo  á  q}o  aparecías  td,  oh 
Jehová,  y  que  tu  nube  estaba  sobre 
ellos,  y  que  de  día  ibas  delante  de  éUos 
en  columna  de  nube,  y  de  noche  en  co- 
lumna de  fuego  f : 

15  Y  que  has  hecho  morir  á  este  pue- 
blo como  á  un  hombre :  y  las  gentes  que 
hubieren  oido  tu  fiama,  hablarán  dici- 
endo, 

16  Porque  no  pudo  Jehová  meter  r 
este  pueblo  en  la  tierra  de  la  oual  les 
habla  jurado,  los  mató  en  el  desioto. 


«Bx.  13.21 
SSL 

8*1.78.14 


A.CUM, 


FUUIBOSkZy. 


A.aiML 


•XI 7.  U. 


Iva.». 


8m*.&.1S. 
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*Sti.LSS. 
BcktlJ, 


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T&IL 


'BiL1M.IL 
'lC«r.lfli& 


>ttn. 


17  Abon  pvM,  JO  t»  mago  mm 
magnificada  la  fiutalcu  dal  SsIEnt, 
mo  i»  bablaatc*  dkdcndo : 

18  JdM>T&,  tardo  de  ixm»  j  giaad*  en 
nilaelioordia,  que  perdona  •  la  tniquldad 
j  la  rebelión,  y  auolviendo  no  abaolvciA 
at  jmjmmHemH ;  qne  risita  la  maldad  de 
loe  padrea  Bobre  loa  hijo*  hasta  loe  ter- 
oefoa  y  harta  loe  cuartoe  *. 

19  Perdona  ahora  la  iniquidad  de  eate 
pueblo  tegon  la  grandeza  de  tu  miieii- 
ooidia,  j  como  ñas  perdonado  á  esta 
pueblo  desde  E^pto  hasta  aquí  «. 

50  Rntáncea  Jebovfc  dijo :  yo  lo  he  per- 
donado ooofiHrme  &  tu  dicho  «. 

51  Mas  Am  ciertamente  como  títo  yo» 
y  mi  gloria  hinche  toda  la  tierrajr» 

SS  Qae  todos  loa  que  -rieran  mi  gloria, 
y  nda  aeflales,  que  im  hecho  en  Skipto 
y  en  d  desiórto,  y  me  han  tenta<fo  ya 
diez  Tece*,  y  no  han  oído  mi  tos, 

83  No  reían  la  tienax  de  la  cuai  Juré 
á  sus  padres:  no,  ninguno  de  los  que  me 
han  iñtitado  la  roi. 

54  Empero  mi  sierro  Caléb,  por  cu- 
anto hubo  en  él  otro  espíritu,  y  cumplió 
el  ir  en  pea  de  mi,  yo  lo  meteré  en  la 
tierra  donde  entró,  y  su  simiente  la  re- 
eibirÁ  en  heredado. 

55  Ahora  bien,  el  Amalecita  y  el  Ca- 
naneo  habitan  en  el  ralle.  Volreos  ma- 
fiaaa,  y  partios  al  desierto  c*"T>n"  del 
mar  Bermdo. 

S8  5  Y  Jefaor&  habló  á  MoJaca  y  4 
Aann,  diciendo: 

>7  ¿  Hasta  cuando  oiré  esta  deprarada 
multitud  que  murmura  contra  mí,  las 
querellas  de  loa  h^os  de  Israel,  que  de 
mí  seauejan  ? 

S8  iMles :  Viro  yo,  dice  Jehorá,  que 
según  habéis  hablado  &  mia  oidos,  así 
hñé  yo  con  roiotros. 

SO  £n  este  desierto  caerán  ruestros 
cuerpos :  y  todos  ruestros  oontadosb  te- 
gun  toda  vuestra  cuenta,  de  relnte  afkis 
arriba,  los  cuales  habéis  murmurado 
contra  mi, 

ao  Vosotioe  á  la  rerdad  no  entraréis 
en  la  tierra,  por  la  cual  alsé  mi  mano 
de  haceros  habitar  en  ella ;  exceptuando 
&  Caleb,  hijo  de  Jephone,  y  á  Josué, 
hijo  de  Nun. 

31  Mas  ruestros  chiquitos,  de  los  cuales 
dUisteJs  que  serian  por  presa,  yo  los  in- 
troduciré^ y  ellos  conooes&n  la  üetra  que 
roaotros  despreciasteis  «. 

8S  Y  e»  orden  &  rosotros,  ruestros  ouer- 
pos  caerán  <<  en  este  desierto. 

38  Y  ruestros  hijos  andarán  pasturando 
en  el  desierto'  cuarenta  anos,  y  dios 
üerarán  niestras  fornicaciones,  /hasta 
que  ruestros  cuerpos  sean  consumidos 
en  d  desierto. 

34  Coníbnne  al  numero  de  los  dias, 
ie  lot  cuarenta  dias;  en  que  reconocis- 
teis la  tierra,  Uerazéis  ruestras  iniqui- 
dades cuarenta  años,  un  aik>  por  cada 
dia;  y  conoceréis  mi  castigo  A. 

35  Yo  Jehorá  he  hablado :  si  esto  no 
hiciere  á  toda  esta  multitud  perversa, 
que  se  ha  juntado  contra  mí:  en  este 
desierto  soán  consumidos,  y  ahí  mo- 
rirán. 

36  Y  los  Talones'  que  Moisés  enrió 
á  reoonocer  la  tierra,  y  vueltos  hablan 
hecho  murmurar  contra  él  á  toda  la 
congregación,  desacreditando  aquel  pais, 

S7  Aquellos  raxones  que  hablan  habla- 
do mal  de  la  tierra,  murieron  de  plaga 
delante  de  Jehorá. 

38  Mas  Josué,  hijo  de  Nun,  y  Caleb, 
hyo  de  Jephone,  quedaron  con  rida  de 
,  entre  aquellos  hombres  que  hablan  ido 
,  á  reconocer  la  tierra^. 


los  h^  de  I«Ml,  y  el  p«éUo 
mucho  ^. 

40  ^  Y  kvaatároaae  por  la  .»»»., 
y  sumaron  á  la  cumbra  del  monte,  di« 
ciendo  :  Henos  aquí  apar^lados  para  sa- 
Ur  al  lusar  dd  cnal  ha  hablado  Jehorá, 
porque  hemos  pecado  <". 

41  Y  dUo  Meiaes :  Paraná  quebrantáis 
«1  •  dicho  de  JehovA  9  bko  tampooo  ea 
sucederá  bien. 

4S  No  sábela,  porque  Jehorá  no  «lAl 
en  medio  de  rosotros,  no  seala  heildea 
delante  de  ruestros  enemigos. 

48  Forme  el  Amalecita  y  el  Cananéo 
Mtoi»  allí  delante  de  roaotros,  y  caeréia 
á  cuchillo :  pues  pev  cuanto  os  habéis 
retraído  de  seguir  á  Jdiová,  por  eao  no 
será  Jehorá  con  rosotroe  •• 

44  Sin  embargo  se  obstinan»  ca  sabir 
á  la  oima  del  monte :  mas  el  aroa  de  la 
aliania  de  Jdaorá,  y  Moisés,  ao  se  apar» 
taron  de  en  medio  dd  campo. 

49  Y  descendieron  el  Amalaotta  y  el 
Cananéo,  que  habitaban  en  aquel  monte, 
é  hiriéronlos  y  dorrotáronlaa,  siguimtdo- 
U*  hasta  Horma/. 

CAPITULO  XV. 


d«<M 


frtmUíta  f  Iflesf 

mmAm  sus  fwnete 

la  para  mu  los  /•- 


Míe  «M  aábaio.    Ordmt  para  ftw 
raeUtat  traioam  «a  «I  ñutido  aa  rvoHrdD 
ds  la  fay  df  JWac. 

Y  JEHOVA  habló  á  Moisés,  di. 
ciendo : 

5  Habla  á  los  hijos  de  Israel,  y  dOcs  > 
Cuando  hubierds  entrado  en  la  tierra 
de  ruestras  habitaciones,  que  yo  os  dov, 

3  E  hiciereis  ofrenda  mcendida  á  Je- 
horá, holocausto*,  ó  sacrificio,  por  es- 
pecial rotob,  ó  de  ruestra  voluntad,  ó 
para  hacer  en  ruestras  solemnidades « 
olor  suare  á  Jehorá  de  Tacas,  ó  de 
ordas, 

4  Entonces  d  que  ofreciere  su  oiVenda 
á  Jehorá,  traerá  por<(  presenta  una 
dédma  d$  un  fhi  de  flor  de  harina, 
amasada  con  la  cuarta  parte  de  un  hin 
deacdte; 

A  Y  de  riño  para  la  libadon  ofrecerás* 
la  cuarta  parte  de  un  hin,  ademas  dd 
holocausto  ó  dd  sacrificio,  por  cada  un 
cordero. 

6  Y  por  cada  camero  harás  presente 
de  dos  decimas  de  flor  de  harina,  ama- 
sada con  el  tercio  de  un  hin  de  aodte. 

7  Y  de  riño  para  la  libación  ofrecerás 
d  terdo  de  un  hin,  en  olor  suare  á  Je- 
horá. 

8  Y  cuando  ofrecieres  norillo  en  holo- 
causto, ó  sacrificio,  peor  especial  roto,  ó 
eacriñeio  de  paces  a  Jehorá, 

9  Ofirecerás  con  el  novillo  un  presente 
de  tres  décimas  de  flor  de  harina,  ama- 
sada con  la  mitad  de  un  hin  de  acdte/ : 

10  Y  de  riño  para  la  libación  ofrecerás 
la  mitad  de  un  hin,  en  oflrenda  encen- 
dida de  olor  suare  á  Jehorá. 

11  Así  se  hará  con  cada  un  buey,  ó 
camero,  ó  cordero,  lo  mismo  coa  aat- 
mal^  de  ovejas  que  de  cabras  ir. 

12  Conforme  d  numero  así  haréis  coa 
cada  uno,  según  d  numero  de  ellos. 

18  ^  Todo  natural  hará  estas  cosas  asi, 
para  ofrecer  ofrenda  encendida  de  olor 
suare  á  Jehorá. 

14  Y  cuando  habitare  con  rosotros 
extranjero,  ó  cualquiera  que  estnriere 
entre  rosotros  por  ruestras  edades,  si 
hiciere  ofrenda  encendida  de  olor  suare 
á  Jdiorá,  como  rosotros  hidereis,  así 
hará  él. 

16  Oh  congregadon,  un  mismo  esta- 
tuto tendréis  vosotros,  y  el  extraiúero 
que  em  vntotroe  mora ;  estatuto  que  será 


'■l8S.4. 

laanu. 


■>DMl1.«L 


•Sa.16.1 


Jase.  1.17. 


"Iisr.I.S.8. 

»  Lev.  7. 16. 

jaLU.aL 

•  Lev.  aa.  8. 
13.  M. 

d  Mm.  ».  40. 
Ur.  38.13. 


•Cbp.ag.8, 
ate. 
Ler.  U.  10. 


/Cap.  28. 18, 


'Cap.xxrlii. 


A.C.140a 


ITUlQBBOfl;  XVL 


A.  a  1490. 


G»Fb  9. 14. 
BK.ia.4». 


I  Den.  a&  1, 

ale. 


«Pro^S.9, 
10. 

'L«T.a8.10, 
10. 


"LeT.i.2, 
•te. 


•LeT.4.U. 
«  ver.  8, 10. 


fHedi.S. 
17.19. 
iTlm.l.lS. 
Bab.0.a. 


VLn.4.S7, 
S8. 


BaJ.  19.18. 


'rra.lS.13. 


*Si.8S.2,S. 


•LflT.Sili. 


'Kb  81.14. 
U. 

y  Lev.  34. 14. 
•Jet.  7.  as. 


otVM*,  aii  Mrt  el  pengrtno  detauíta  d« 
JehovA. 

10  Una  misnuí  lejr  y  un  minno  dcxeoho 
tendvéis  Tmotrot  j  el  pcrqptino  que  eon 
▼cMotnM  monu 

17  <r  Y  habló  JehoH  á  MoiMt,  di- 
ciendo: 

18  Habla  á  loe  t^Jo*  de  Inad,  j  dllcc : 
eoando  hnbierelt  entrado  en  la  tierra  á 
la  cual  yo  os  llevo  •', 

19  Ser&  que  cuando  comenzareis  á 
oomer  del  pan  de  la  tierra,  ofreceréis 
ofrenda  á  Jehová. 

90  De  lo  primero*  que  amasareis,  ofte> 
ecváis  una  torta  en  ofrenda:  como  la 
ofrenda  de  la  era',  así  la  ofreoeráis. 

91  De  las  primicias  de  vuestras  masas 
daráis  á  Jebarh  ofrenda  por  vuestra* 
genciaelones» 

93  5  Y  cuando  errareis*,  y  no  hicie- 
reis todos  estos  mandamientos,  que  Je- 
bovA  lia  dicho  á  Moisés, 

28  Todas  las  cosas  que  Jehová  os  ha 
mandado  por  la  mano  de  Moisés,  desde 
el  dia  que  Jehová  le  mandó,  y  en  ade- 
lante por  vuestras  edades, 

84  Será  que,  si  et  pecado  fué  hecho  por 
yerro  eon  if^oranda  de  la  ooni^iega- 
eion«,  toda  la  congregación  ofteceiá  un 
novillo  por  holocausto,  en  olor  suave  á 
Jdiová,  con  su  presente  y  su  libación» 
cooforme  á  ia  ley ;  j  un  macho  cabrío 
en  expiación. 

85  Y  el  sacerdote  hará  expiación  per 
toda  la  congregndon  de  los  hijos  de 
Israel,  y  les  será  perdonado,  porque; 
yerro  es :  y  ellos  traerán  sus  ofrendas, 
ofrenda  encendida  á  Jehová,  y  sus  ex- 
piaciones delante  de  Jehová  por  sus 
yerros. 

80  Y  será  perdonado  á  toda  la  congre- 
gación de  lós  lujos  de  Israel,  v  al  ex- 
trai^ero  que  peregrina  entre  ellos,  por 
cuanto  e«  yerro  de  todo  el  pueblo. 

87  5  Y  si  una  persona  pecare  por 
yerro  f,  ofrecerá  una  cabra  de  un  afio 
por  expiación. 

88  Y  el  sacerdote  hará  expiación  por 
la  persona  que  habrá  pecado  por  yerro, 
cuando  pecare  por  yerro  delante  de  Je- 
hová :  y  la  reconciliará,  y  le  scsá  per- 
donado. 

89  El  natural,  entre  los  hijos  de  Israel, 
y  el  peregrino  que  habitare  entre  ellos, 
una  misma  ley  tendréis  para  el  que  hi- 
ciere afeo  por  yerro. 

80  ^  Mas  la  persona  que  hiciere  algo 
con  altiva  mano,  asi  el  natural  como  el 
extrai\jero,  á  Jehová  it\)urió';  y  la  tal 
persona  será  cortada  de  en  medio  de  su 
pueblo. 

81  Por  cuanto  tuvo  en  poco  la  palabra 
de  Jehová',  y  dio  por  nulo  su  manda- 
miento, enteramente  será  cortada  la  tal 
persona  :  su  iniquidad  terá  sobfe  ella. 

88  5  Y  cfttando  los  hi.H»  de  Israel  en 
el  desierto,  hallaron  un  hombre  que  re- 
cogía lefla  en  dia  de  «abado '. 

88  Y  los  que  le  hallaron  recogiendo 
lefla,  tnjiénmlo  á  Moisés  y  á  Aaron,  y  á 
toda  la  congregación. 

84  Y  Dusiéronlo  en  la  cárcel», porque 
no  estaña  declarado  que  le  hablan  de 
hacer. 

85  Y  Jehová  dijo  á  Moisés:  Irre- 
misiblemente muera  aquél  hombre'; 
apedréelo  eon  piedras  toda  la  congrega- 
ción friera  del  campo  jr. 

88  Entonces  lo  sacó  la  congregación' 
friera  del  campo,  y  apedreáronlo  oon  pi- 
edras, y  murió,  como  Jehová  mando  á 
Moisés. 

87  5  Y  Jebová  habló  á  Moisés,  did- 
endo: 


*     •  _  -     •-  .« M- 


..1     ..  A*%^ 


que  se  bagm  pesados  en  les  remates  de 
•os  vMtidos*,  por  sus  generadoncs ;  y 
pongan  en  eoJa  pesuelo  de  loa  remates 
un  cordón  de  cánleno. 

88  Y  serviros  ha  de  peaneio,  pan  «pe 
cuando  lo  viereis,  os  aoordds  de  toaos 
los  mandamientos  de  Jebová,  para  po- 
nerlos por  obra,  v  no  mireb  en  pos  de 
vuestro  corazón  S  y  de  vuestros  qjoe, 
¡ftudo  en  pos  de  los  cuales  fiímieais : 

40  Para  que  os  acordéis,  y  hagáis  todos 
mis  mandamientos,  y  seáis  santos  á  vu- 
estro Dios*. 

41  Yo  Jehová  vuestro  Dios,  que  os 
saqué  de  la  tierra  de  Egipto,  para  ser 
vuestro  Dios :  Yo  Jdiová  vuestro  Dios. 

CAPITULO  XVI. 

StUeüm  dt  Con,  Dalkan  y  >MrmB,  f  dv  mu 
tMMWM,  r«pKmi(fa  y  e 
jUaea  ta  etUra  d»  Dio». 

YCORE«,  h^o  de  Ishar,  h^o  de 
Coath,  h^o  de  Leví;  v  Dathan  y 
Abiram,  hijos  de  Eliab ;  y  Hon,  hijo  de 
Peleth,  de  los  hijos  de  Rubén,  tomaron 
gente, 

8  Y  levantáronse  contra  Moisés  con 
desdentó*  y  cincuenta  varones  de  los 
hyos  de  Israel,  principes  de  la  congre- 
gación, de  loa  del  conaijo,  varones  de 
nombre. 

8  Y  se  juntaron  contra  Moisés  y  Aa- 
ron &,  y  les  dieron:  Básteos,  porque 
toda  la  congr^nadon,  todos  ellos  «m 
santos»,  y  en  medio  de  ellos  eetá  Je- 
hová': porqué  pues  os  levantáis  vos- 
otros sobre  la  congregadon  de  Jehová  ? 

4  Y  como  lo  oyó  Moisés,  echóse  sobre 
su  rostro « ¡ 

5  Y  habló  á  Core  y  á  todo  so  séquito, 
diciendo :  Maflana  mostrará  Jehová  qui- 
en et  suvo/,  y  al  santo  harálo  llegar  á 
sí ;  y  al  que  él  escogiere  f,  él  lo  allegará 
así*. 

6  Haced  esto,  tomaos  incensarlos.  Core 
y  todo  su  séquito } 

7  Y  poned  fuego  en  ellos,  v  poned  en 
ellos  zahumerio  ddante  de  Jehová  ma- 
flana ;  y  será  que  el  varón  á  quien  JehovA 
escogiere,  aquel  eerá  d  santo ' :  basteo* 
eHo,  hijos  de  Leví. 

8  D^o  mas  Mdses  á  Core:  Oíd  ahora, 
h^os  de  liCví, 

9  ¿  Os  es  poco  que  d  Dio*  de  Israel  o* 
haya  apartado  de  la  congregación  de  Is- 
rael, haciéndoos  allegar  á  sí  para  que 
ministraseis  en  el  servicio  del  taberná- 
culo de  Jehová,  y  estuvieads  ddante  de 
la  congregadon  xMira  ministrarles  *  ? 

10  ¿Y  qué,  te  hizo  acercar  á  tí,  y  fc 
todos  tus  hermanos  los  hijos  de  Leví 
contigo,  para  que  ahora  procuréis  tam- 
bién el  sacerdocio  ? 

11  Por  tanto  fá  y  todo  tu  séquito  sois 
los  que  os  Juntáis  contra  Jehová :  pues 
Aaron,  qué  es,  para  que  contra  él  mur- 
murds'? 

18  Y  envió  Mdses  á  llamar  á  Dathan 
y  á  Abiram,  hilos  de  Eliab ;  mas  elloa 
íespondleron,  No  Iremos  allá : 

lé  ¿Et  poco  que  nos  hayas  hecho  veiür 
de  una  tierra  que  destila  leche  y  miel, 
para  hacemos  morir  en  el  desierto,  sino 
que  también  te  ensolkirees  de  nosotro* 
imperiosamente  m  ? 

14  Ni  tampoco  nos  has  metido  tü  en 
tierra  que  fluTa  leche  y  miel «,  ni  no* 
has  dado  heredades  de  tierras  y  vlflas : 
¿  has  de  arrancar  los  ojos  de  esto*  hom- 
bres ?  No  subiremos. 

15  Entonces  Moisés  se  enojó  en  gran 
manera,  y  dijo  á  Jehová:  No  mires  fc 
su  presente :  ni  aun  un  asno  he  tomado 
de  ellos»,  ni  áningtmo  de  dios  be  hecho 


•Dea.SLia. 
]fat.23.i. 


»])ea.S9.19. 
Job  81. 7. 

Jer.  9.  li. 
b.6L9. 

•lev.  U.  44, 
4& 


•  cap.  V,.  9. 

Jad.U. 


»8aLl€6.1fi 

•  Ex.  19.  6. 
4Sa.3».  tf. 


•  cap.  14.  & 

yau.& 

fiTlm  2.19 

'Cap.  17.  t. 

fcOip.  3.19 

Ex.  44.U^ 


«'Heb.&^ 


»  Cap.  8.  i 
46. 

y  8.  14. 

UBa.lO.( 


'Kx.  16, 

Ifi 

Hcdi.8. 
lCor.a.i 


I 

i 


•Ifiaakl 

Ret&d 

».      1 


^Ccir.1471. 


NUMEBOfi.  XVIL 


A.  G  dr.  14». 


>C^1410. 


Apocl&i. 

'C»p.l4,5. 
'Om..J:.1«. 

íclll. 
I1.57.U. 
bcUL 
BdiU». 


•Gía.ISJ2, 
II. 

t0ar.&17. 
A^U.4. 


'JcLlLlS. 


'U&a 


fC.l 

Dn-ILC 

U.1M.V, 


•Cif-n-i. 


1«  Despoes  dUo  Moímb  á  Ceie :  Til  7 
lodo  ta  aéquito  ponaM  nfWiu  delaate 
d*  JdioTA;  ni  7  ellM,  j  Awon : 

17  Y  tomad  cada  uno  sn  inceonrio.  j 
Bdoad  zahnraciio  «a  dios,  j  llegad  ae- 
laote  de  Jefaová  cada  uno  coa  ni  inoen> 
•ario;  doMientoB  7  oittcttcnta  inocnaa» 
riot :  tú  también,  7  Aaron,  cada  uno 
eonn  incensailo. 

18  *f  Y  tomaron  cada  uno  *a  inoen» 
mió,  7  pnaleron  en  elloa  ftiefo,  7  coha> 
MD  en  «aoa  zahumerio,  7  putiérooM  A 
la  pncKta  del  tabenáculo  del  teitimonio 
oon  Moieea  7  Aanm. 

IM  Y«  Core  había  hecho  juntar  oontn 
elloa  toda  la  congi«gacion  á  la  puerta 
dd  tabemAcuIo  del  teétimonio:  entónoef 
la  gloria  de  Jáunh  apareció  4  (oda  la 
eangreicacion/>. 

80  5  Y  Jdiová  habló  4  MoIms  7  4 
Aaion,  diciendo : 

n  Apartaos  de  entre  9  esta  oongrqga* 
don,  7  consumirlos  he  en  un  momento. 

88  Y  ellos  se  echaron  sobre  sus  ros. 
tro**',  7  dijeron :  Dios,  Dios  de  los  espl* 
ritns de  toda  carne*,  ¿  no  m  un  hombre 
á  que  pecó  ?  ¿  7  airarte  has  til  contra 
toda  la  oongregacion  *  ? 

83  Entonces  JehoT4  haUó  4  Moisés, 
diciendo: 

84  Habla  4  la  congregación,  diciendo : 
Apartaos  de  en  derndor  de  la  tienda  de 
Coie,  Dathan,  7  AUram. 

86  Y  Moisés  se  levantó,  7  fué  4  Da. 
fltan,  7  4  Abiram;  7  los  ancianos  de 
Israd  ftiemm  en  pos  de  ¿1. 

88  Y  ¿1  habló  4  la  congregación,  dici* 
codo :  Apartaos  ahora  de  las  tiendas  de 
estos  impíos  hombres,  7  no  toquéis  nin. 
guna  cosa  stt7a,  porque  no  pereceáis  en 
todos  sus  pecados  «. 

87  Y  arart4ronse  de  las  tiendas  de 
Con,  de  I>atiuin,  7  de  Abiram,  en  der. 
icílor,  7  pnsiénmse  4  las  puertas  de  sus 
tiendas  oon  sus  mi^cres,  7  sus  l^jos,  7 
sus  dilmiitos. 

88  Y  dUo  M<Ñses :  En  esto  conoceréis 
qne  Jc9iot4  me  ha  en'viado  para  que  hi- 
ckae  todas  estas  cosas;  que  no  de  mi 
eoiaam  ¡a»  hiet». 

89  Si  como  mueren  todos  los  hombres 
murieren  estos,  ó  si  fueron  ellos  ri.ii- 
tadoa  4  la  manera  de  todos  los  hombres, 
JdioTá  no  me  envió. 

80  Mas  si  JehoT4  hiolers  una  nueva 
cosa,  7  la  tierra  abriere  su  boca,  7  los 
tragare  oon  todas  sus  cosas,  7  desoendie. 
ren  vinuy  al  abismo,  entonces  cono* 
ecréia  que  estos  hombres  irritaron  4 
JdiorA. 

81  Y  aconteció,  que  eo  acabando  él  de 
hablar  todas  estas  palabras,  ron^)ióse  la 
tierra  que  estaba  debido  de  ellos, 

88  Y  abrió  la  tierra  su  boca',  7  tragó- 
los 4  dios,  7  4  sus  casas,  7  4  todos  los 
bombee»  de  CSore,  7  4  toda  su  hacienda. 

88  Y  dios,  con  todo  lo  que  tenian, 
descendieron  vivos  al  abismo,  y  cubrió- 
loa  la  tierra,  7  perecieron  de  en  medio 
de  la  eoogr^^acion. 

84  Y  todo  Israel,  los  qae  estaban  en 
dcRcdor  de  ellos,  hujeron  al  grito  de 
elloa:  porque  decían.  No  nos  trague 
también  la  tiena. 

86  Y  salló  fuego  de  Jehov4*,  7  oon. 
sondó  los  doscientos  7  cincuenta  hom- 
bres  que  ofiredan  d  lahuaserio  k. 

86  5  Entonces  Jdiov4  habló  4  Moisés, 
gicieiido 


37  IM  4  Eleazar,  hQo  de  Aaron  sacer- 
dote, que  tome  los  incensarios  de  en 
naedlo  cM  laceadlo,  7  derrame  mas  all4 
d  fttcgo )  poique  s<»  santificados. 

88  IxNi  incensarios  de  estos  pecadores 
contra  sus  almas :  7  har4n  de  ellos  plan- 


chas «fitMidldas  para  cubrir  d  altar: 

r  cnanto  ofrecieron  oon  elloa  delante 
JdM»v4.  son   santificados,  7   serán 
por  •  se3d  4  los  hijos  de  Israd. 

88  Y  d  sacerdote  Blcasav  tomó  los  in. 
censarlos  de  metal,  con  que  los  quema, 
dos  hablan  ofiwddo:  7  eztcndiéroiales 
para  cubrir  d  dtar . 

40  En  reoueido  4  los  h^os  de  Israel 
que  ningún  estrafio,  que  no  ta  de  la 
nmiente  de  Aaron,  llenie  4  ofirecer  sa- 
humerio ddante  de  Jehov4,  porque  *  no 
sea  como  Core,^  como  /oí  i»  su  séquito, 
SMun  se  lo  d^o  Jehová  por  mano  de 

41  5  El  día  slguiante  toda  la  congre- 
gadon  de  los  hQos  de  lorad  murmuró 
contra  Moisés  7  Aaron,  diciendo :  Vos- 
otros habéis  muerto  al  pueblo  de  Je. 
boT4. 

48  Y  acontado  que,  eomo  se  juntó  la 
oongiegadon  contra  Moisés  7  Aaxon, 
miraron  h4oia  d  tabem4attlo  dd  testi- 
monio,  7  hé  aquí  la  nube  lo  habla  cubi- 
erto, V  apareció*  la  gloria  de  .Tehov4. 

43  Y  vinieron  Moues  7  Aaron  delante 
del  tabern4culo  del  testimonio. 

44  Y  Jehov4  habló  4  Mdses  diciendo : 

45  Apartaos  de  en  medio/  de  esta 
congrcgadon,  7  consnmlrélos  en  un  mo- 
mento. Y  dios  se  eoharon  sobre  sus 
rostros  y. 

46  Y  dyo  Moisés  4  Aaron:  Toma  d 
incensario,  7  pon  en  él  fuego  dd  altar, 
7  sobre  ¿1  pon  perfuqe,  7  vé  presto  4  la 
congregación,  7  has  expiadon  por  elloa ; 
poique  d  furor  ha  salido  de  delante  la 
fax  de  Jehov4A :  la  moriandad  ha  00. 
menzado. 

47  Entonces  tomó  Aaron  ü  inettumrío, 
como  Mdses  dijo,  7  oerrió  en  medio  de 
la  congregación ;  7  hé  aqui  que  la  mor- 
tandad habla  comensado  en  d  pueblo : 
7  él  puso  perfume,  é  hiso  expiadon  por 
dpñeblo. 

48  Y  ptbosei  entre  los  muertas  7  los 
vivos,  7  cesó  la  mortandad  *. 

49  Y  los  que  murieran  en  aqudla  mor- 
tandad fueron  catorce  mU  7  setecientos, 
sin  los  muevtos  por  el  negocio  de  Core. 

fio  Después  se  vdvió  Aanm  4  Mdses  4 
la  puerta  dd  taben4culo  del  testimonio, 
cuando  la  mortandad  halúa  cesado. 

CAPITULO  XVII. 

El  taeetdoño  umfirmado  en  Aaron  con  «i 
prodigio  dé  ia  vara  ^luftortet  yfinttüfiea. 

Y  HABLÓ  Jehová  4  Moisés,  did- 
endo: 

8  Habla  4  los  hijos  de  Israel,  7  toma 
de  elloa  una  vara  por  cada  casa  de  los 
padres  de  todos  los  príndpes  de  dios, 
doce  varas  conflirme  4  las  casas  de  sus 
padres ;  7  escribtr4i  el  nombre  de  cada 
■no  sobre  su  vara. 

8  Y  escriUrás  el  nombre  de  Aaron 
sobre  la  vara  de  Leví,  porque  eaáa  ca- 
beza de  fiímilia  de  sus  padres  tendrá 
una  vara. 

4  Y  las  pondr4s  en  el  tabem4enlo  del 
testimonio,  delante  del  testimonio,  donde 
70  me  dedararé  4  vosotros  «. 

6  Y  ser4,  qu«  el  varón  qu»  70  esoogi. 
ereft,  su  vara  florecer4  i  7  haré  cesar  de 
sobre  mí  las  quejas  de  ns  h^  de  Is- 
rael, oon  que  murmuran  oontn  vos- 

6  Y  Mdses  habló  4  los  hiios  de  Israel, 
7  todos  los  príndpes  de  eUos  le  dieron 
varas;  cada  prtadpe  por  las  oasas  de 
sus  padres  una  vara,  en  toda»  doce  va- 
ras:  7  la  vara  de  Aaron  ettmbm  entre  las 
varas  de  dios. 

7  Y  Mdses  puso  las  varas  ddante  de  Je< 
h0T4  en  el  tal»em4oule  del  «cstlmanio  *. 

—  Q^ 


•Osp.  17.10. 


d  Cap.  S.  10. 
2  0r.36.1S. 


«  «sr.  19. 

/ver.  21,34.  i 
vwr.Sa. 


«cap.  11.38. 

L1&6. 
fy.  10.  6. 
lCr.27.ai. 


.'  Heb.  7.  S4, 
tlCr.  21.36, 

8d.io«.  ao. 


o  Sz.  2S.  3S. 

7  ao.  36. 
i  C•^  16. 5. 

•Cap.  16. 11. 


i  Ey.  39.  31. 
BMb.7.44. 


L  a  dx.  UTt. 


KVHEBOS,  XVnL 


JL  a  dr.  un. 


Heb.  9.  4. 


8*1. 90.  7. 

la.  67. 16. 

'  Cap.  1.  fil. 

6S. 

y  IS.  4, 7. 

Heb.  10.19, 

22.. 


'  Ex.  S8. 88. 


»Oen.a9.84. 
e  C«p.  8. 10, 
etc. 


•'  C«p.  i.  10, 
30. 


'  Kx.  80.  7, 

etc. 

I.ev.  34. 8. 
/Cap.  16. 46. 


7  Heb.  9. 3.6. 


*  C«p.  5. 9. 
Lev.  7.  82. 

•  Ex.  40. 18. 
15. 

*LeT.2.2j8. 

y  10. 13, 13. 
'  Lev.  6. 95, 

2'.. 
"  lev.  7.  7. 

y  14. 13. 

"Lev.  6. 16, 
etc. 

»  Daa.  18.  8. 

PLov.as. 

8  T  aoontMld  que  «1  dia  luiente  vino 
Moiacft  al  tabernáculo  del  testimonio ;  y 
hé  aquí  que  la  van  de  Aaroo  de  la  caaa 
de  Leví  habla  brotado,  j  echado  floraa, 
y  arrojado  renueroa,  y  pmdnoido  al- 
mendras. 

9  Entonce*  meó  Moiaet  toda*  las  -vana 
de  delante  de  Jehová  á  todos  los  h^Joa  de 
Israel,  y  ellos  lo  vieron,  y  tomaron  cada 
uno  su  vara. 

10  Y  Jehová  d(Jo  á  Moisés :  Vurive  la 
▼ara  de  Aaron  delante  del  Testimonio*, 
para  que  se  guarde  por  seilal  á  los  hUos 
rebeldes ;  y  harás  Mi  cesar  sus  quilas  de 
sobre  mi,  porque  no  mueran. 

11  E  Úéolo  Moisés:  como  le  mand<5 
Jehová,  ui  hizo. 

U  5  EntiSnoes  los  MJot  de  Israel  ha- 
blaron á  Mdses,  dieloiMio:  Hé  aquí  nos- 
otros somos  muertos,  perdidos  somos, 
todos  nosotros  somos  penlldos/: 

18  Cualquiera  que  se  llegare^,  d  que 
se  aoercare  al  tabernáculo  de  Jehová, 
morirá:  ¿  acabaremos  de  perecer  todos  ? 

CAPITULO  XVI 11. 

Em  w  dé  jpo$míomm  lurediiariat  MÜele  IXss  á 
Im  mimttroi  primicia»,  «tfremda»  y  Mmmti. 
OUigaeionea  de  $aeerdoU$  y  Uvitot. 

YJEHOVA  dUo  á  Aaron :  Td  y  tus 
hijos,  y  la  casa  de  tu  padre  contigo, 
llevaréis  el  pecado  del  santuario*  :  y  td, 
y  tus  hj^os  oontígo  llevarais  el  pecado  de 
vuestro  sacerdocio. 

9  Y  á  tus  hermanos  tamUen,  la  tribu 
de  Lev!,  la  tribu  de  tu  padre,  hazlos 
llegar  á  tí,  y  jdnfeense  contlcofc,  y  ser- 
virte han  « :  mas  trf,  y  tus  hijos  contigo, 
aerviréíM  delante  del  tabernáculo  del  tes- 
timonio. 

8  Y  guardarán  lo  que  tli  ordenarea,  y 
el  cargo  de  todo  el  tabemáoulo :  mas  no 
llegarán  á  loa  vasos  santos^  ni  al  altar, 
porque  no  mueran  ellos  y  vosotros. 

4  8e  Juntarán  pues  contigo,  y  tendrán 
d  cargo  del  tabernáculo  <&1  testimonio 
en  todo  el  servido  dd  tabernáculo:  y 
nincun  cstraflo  se  ha  de  llegar  á  vosotras. 

6  V  tendréis  la  guarda  dd  santuario,  y 
la  guarda  dd  altar*,  para  que  no  sea 
mas  la  ira/  sobre  los  hOos  de  Israd. 

6  Porque  hé  aquí  yo  he  tomado  á  vu- 
estros hermanos  los  Levitas  de  entn  los 
i^jos  de  Israd,  dados  á  vosotros  en  don 
de  Jehová,  pan  que  sirvan  en  el  minis- 
terio del  tabernáculo  del  testimonio. 

7  Mas  td,  y  tus  h^os  contigo,  guarda- 
réis vuestro  saoerdooio  en  todo  negocio 
dd  altara,  y  dd  relo  adentro,  y  minia- 
traréis.  Yo  ot  he  dado  en  don  el  ser- 
vicio de  vuestro  saoerdooio  t  y  d  estraflo 
que  se  llegare,  morirá. 

8  5  Dijo  mas  Jehová  á  Aaron :  Hé 
aquí  yo  te  he  dado  también  la  guarda  de 
mis  ofrendas  A :  todas  las  oosas  consa- 
gradas de  los  htíos  de  Israel  te  he  dado 
por  razón  de  la  unción  •',  y  á  tus  h^os, 
por  estatuto  perpetuo. 

9  Esto  será  tuyo  de  la  ofrenda  de  laa 
cosas  santas  pretervadoM  dd  fbego  :  toda 
oflrenda  de  dios  de  todo  presente  J^  ■njo, 
y  la  de  toda  expiación  por  d  pecado  de 
ellos',  y  la  expiación  par  la  culpa  de 
ellos  m,  que  me  han  de  presentar,  y  ftie 
es  cosa  muy  santa,  será  para  tí  y  pan 
tus  hijos. 

10  Ln  el  santuario  le  comerás»;  todo 
varón  oomerá  de  día :  cosa  sanu  sesá 
pan  tí. 

11  Esto  también  será  tuyo  • :  la  ofrenda 
elevada  de  sus  dones,  y  todas  las  ofiren- 
das  asiladas  de  los  bi¡oi  de  Israel  be 
dado  a  tí  y  á  tus  h^ os,  y  á  tus  hijas  con- 
tigo, por  estatuto  perpetuo:  todo  lim- 
pio^ en  tu  caaa  comerá  de  ellas. 


19  De  aodte,  y  de  mosto,  y  de  trigo, 
todo  lo  mas  asoogido.  laa  pnmieiaa  de 
ello  que  praeotaráa  á  Jdiovár,  á  tí  laa 
he  dado. 

18  Laa  pclmidas  de  todaa  laa  cosas  de 
la  tierm  oe  ellos,  las  euales  traerán  á  Je- 
hová, serán  tuyas:  todo  limpio  en  tu 
casa  comerá'  de  ellas. 

14  Todo  lo  consagrado  por  voto*  en 
Israel,  será  tuyo. 

15  Todo  lo  que  abriere  matriz  en  teda 
carne  que  onecerán  á  Jehová,  así  de 
hombres  como  de  animales,  será  tuyo : 
mas  has  de  hacer  redimir  d  primogé- 
nito del  hombre' ;  también  haráa  redi- 
mir el  primogénito  de  animd  iiunnndo. 

10  Y  de  un  mes  harás  efisotuar  d  res- 
cate de  dios,  conforme  á  tu  estimación, 
por  precio  de  cinco  sidos»  al  sido  dd 
santuario,  mu  es  de  vdnte  ébolos«. 

17  Mas  el  primogénito  de  vaca,  y  d 
primogénito  de  ov^a,  v  d  ptlmogérdto 
de  oabm  no  redimirás ;  santifloadoa 
sony :  la  sangre  de  dios  roefarás  aolire 
el  dtar,  y  quemarás  la  grasara  de  dios 
por  oftenda  encendida,  en  olor  suave  á 
Jdiová. 

18  Y  la  carne  de  dios  será  tuya,  como 
el  pecho  de  la  meoedun  y  como  la  es- 
pddilla  derecha  *  son  tuyos  tambieii. 

10  Todas  las  ofiendas  elevadas  de  las 
ocsaa  santas,  que  loa  h^  de  Israd  ofre- 
deren  á  Jehová,  líelas  dado  pan  tí  y 
pan  tus  h^oa,  y  pan  tos  h^aa  contigo, 
por  estatuto  perpetuo*:  paoto  de  sal 
perpetuo  es  delante  de  Jebov^  pan  tí 
y  pera  tu  simiente  contigo. 

90  Y  Jdiová  dijo  á  Aaron:  De  la  ti- 
em  de  dios  no  tendrás  heredad,  ni 
entren  elloa  tendrás  paite:  yo  «y  tu 
parte  y  tu  heredad  en  medio  de  los  hi- 
jos de  Israel. 

91  «r  Y  hé  aauí  vo  he  dado  á  loa  h^)oa 
de  Leví  todos  los  oiezmose  en  Israel  por 
heredad,  por  su  ministerio,  por  manto 
ellos  sirven  el  ministerio  del  tabemácolo 
del  testimonio. 

98  Y  no  Uegaiin  mas  los  hQos  de 
Israd  al  tabornáculo  dd  testimoido, 
porque  no  lleven  pecado,  por  d  oual 
mueran  tf. 

88  Mas  los  Levitas'  harán  el  servicio 
dd  tabernáculo  del  testimonio,  y  elloa 
llevarán  su  iniquidad:  et  estatuto  per- 
petuo por  vuestras  edades ;  y  no  pose- 
erán heredad  entre  los  híjoa  de  Israd. 

94  Poique  á  los  Levitas  he  dado  por 
heredad  los  diezmos/  de  los  hijos  de 
Israd,  que  cAeoerán  á  Jehová  en  o- 
firenda ;  por  lo  cud  les  he  dicho.  Entre 
los  hijos  de  Israel  no  poseerán  heredad. 

96  1  Y  habló  Jehová  á  Moisés,  dici- 
endo: 

98  Así  hablaráa  á  los  Levitas,  y  les 
dirás:  Cuando  tomards  de  los  hgoe  de 
Israd  los  diezmos  que  os  he  dado  de 
ellos  por  vuestra  heiedad,  vosotros  pie- 
aentaráis  de  ellos  en  tinmda  ofitenoa  & 
Jdiováy  el  diezmo  de  los  diezmos. 

87  Y  se  os  oontaiA  vuestra  ofrenda 
como  grano  de  la  era,  y  como  acopio 
dd  lagar. 

98  Así  ofreceréis  también  vosotros  o- 
fr«nda  á  Jehová  de  todos  vuestros  diez- 
mos, que  hubiereis  recibido  de  los  hijos 
de  Israd ;  y  daréis  de  ellos  la  ofrenda  de 
Jehová^  Aaron  el  sacerdote. 

80  De  todos  viiestros  dones  ofreceréis 
toda  ofrenda  á  Jehová ;  de  todo  lo  me« 
jor  de  dios  qfreeeríU  la  porción  que  ha 
de  ser  consañada. 

80  Y  les  dkást  Cuando  ofreoierds  lo 
m^or  de  dios,  será  contado  á  los  Le- 
vitaa  por  froto  de  la  en,  y  como  fruto 
ddla^. 


«DeiLlS.4. 

Keh.I0.35, 
88^ 


*-Kz.S£.». 
•lev.  97.28. 


(Sz.tS.U. 
784.90. 


Lev.87.9j6. 
■Bx.aOLU. 


y  Dea.  15. 19. 


'Xz.S9.as. 

as. 

Lev.  7. 84. 

Deu.18.8. 

«9Cr.lS.& 


»Cap.S&01 
Deauía». 
ylS.lS. 
yU.a. 
Jos.  18. 14, 

Sa.  44.  S8. 

•Lev.  27.  SO, 

sa. 


'Cap.  1.51. 
•  Cap.  8.  7. 


/Kdh.10.37. 
y  ia.44. 

Mal.  3.5,10. 
Heb.7.&,9. 


'Neh.iaS8. 


i.aeta;i4n. 


NÜMXBOfi^  XIZ»  XZ. 


A.Calr.l«n. 


IJfltldLlO. 

Lae.  10. 7. 
lCir.8^13. 

•  Lev.  19. 8. 
r2L16. 

IiLL7. 


•kLM. 
ib.ia.5. 
1U.LU, 

IPed-LlSL 
'I>Bi.2Lt 

'I«T.4.12, 
SL 

yinr. 


'I««.14.i, 


*Beb.».]X. 


ni 


w.a.1. 


kGCLlIJSL 

¿■■4.10. 


en  enalaotar  h»gu, 
fkmiUai;    poM  M 


n  Yio 

■naottoB  j  TUMtn 

voMtn  i«niaiMneltm  por  yumüto  mi- 
niitnio  en  d  tebenAcnfo  dd  teMlBieato. 
as  Y  euaado  ▼«•otxot  faubiereit  oft«> 
ddo  de  ello  lo  m^jor  anjo,  no  Ueiwráli 
por  cDo  pecado '  i  y  no  hafaieia  de  oonu. 
minar  ir  las  oont  «antea  de  loe  hlIJe*  de 
larari,  y  no  moitlréU. 

CAPITULO  XIX. 
tmertfitlo  ét  la'vat^rtlat  rtto  porahooerW 
agma  liulnri  t  purifiiatoria/  y  iwo  d«  Mto 


YJEHOVA  habló  6,  Moisea  7  4  Aa- 
ron,  diciendo  t 

3  Bata  ct  la  eidenanaa  de  la  lev  que 
JehoTá  ha  pieacrUo,  diciendo :  Di  á  loa 
h^oa  de  iñd  qne  te  tiaigaa  una  vaoa« 
benncja,  pexftotafc,  en  la  onal  no  haya 
fidta,  airim  la  cnal  no  ae  haja  pneato 
yugo*. 

a  Y  U  daiéia  á  Eleauur  el  aaoenlote,  7 
él  la  aacaiA  ftMca  del  campo^*  7  harála 
dqprflar  en  en  weaenoia. 

4  Y  tonuoft  JSlcezar  d  aaoerdote  de 
ao  aangre  con  an  dedo,  7  roelaiá  hacia 
la  delantera*  del  tabenáonlo  del  tetti- 
nunio  oon  la  aangre  de  ellaelete  veoca. 

5  Y  haza  quemar  la  vaca  ante  ana 
ajoa ;  en  cuero/,  7  an  canae^  7  au  aan- 
gre, oon  an  eatierool,  harfc  quemar. 

8  liUeno  tomar&  el  aacerdote  palo  de 
oediD,  é  hiaopo,  7  eaearlata,  jg  eeluutA 
cato  en  medio  áA  tuega  en  que  aide  la 


7  El  aacerdote  lamA  luego  ana  veati- 
doa,  laTHr&  también  au  carne  con  asua, 
7  dénmea  entrari  en  el  real ;  7  aera  in- 
mundo él  aaoerdote  haata  la  taíde. 

8  Aaimiamo  el  qne  la  quemó,  laTari 
aaa  veetidoa  en  agua,  también  lavaiá  en 
agua  an  carne,  7  aer&  inmundo  haata  la 


9  Y  m  hombre  limpio  reoogerik  laaA 
eenizaa  de  la  ▼acá,  7  laa  pondrá  flien 
del  campo  en  lugar  limpio,  7  laa  guar- 
dará la  oongregaekB  de  loa  hijoa  die  la- 
nel  para  á  agna|  de  aepaniciont  ea 
■na  expiaolon. 

10  Y  él  qne  reeogió  laa  oenisaa  de  la 
Taca,  lATanik  ana  Teatidoa.  7  aera  inmun- 
do haata  la  tarde :  7  aera  acto  á  loa  hHoi 
de  larari,  7  al  eatraq^ero  que  peregrua 
cntie  elloa,  por  catátate  perpetuo. 

11  5  El  que  tocare  mneito*  de  cual- 
humana,  aiete  dJaa  aeiá 


U  Eete  ae  purificará  al  tercer  día  con 
aqueatn  d!fiin»  7  al  aáptimo  dia  aera  lim- 
pio: 7  al  al  tercer  día  no  ae  parificare, 
no  aera  limpio  al  léptlmo  dia. 

18  Cualquiera  que  tocare  en  muerto, 
en  peraona  de  hombre  que  eatuvicte 
muerto,  7  no  le  purificare,  el  taberná- 
culo de  Jehofá  contamino  t  7  aquella 
rf^yynff  aeiá  cortada  de  laniel :  por  cu 


d  agua  de  la  aeparacion  no  ñié 
rociada  arare  él,  inmundo  acefc,  7  an 
innramUda  aera  aobre  ól. 

14  Beta  «t  tal  Ie7  para  ouaado  alguno 
muríate  en  la  tienda  t  oualqutera  que 
entrare  en  la  tienda,  7  todo  lo  que  ea- 
tnvlcre  en  ella,  aera  inmundo  atete  dias. 

15  Y  todo  raao  abiarto,  aobie  el  onal 
no  hubiere  tapadera  bian  i^Juatada,  aecá 
inmundo. 

le  Y  cualquiera  que  tocare  en  muerto 
4  endiillo  aobie  la  has  dd  eampo,  ó  en 
anertio  de  mw»,  ó  en  bueao  humano,  ó 
en  amolelo,  alete  diaa  aecá  inmundo. 

17  Y  para  el  Inmundo  tomarte  de  la 
eeñisn  de  la  quemada  vaca  de  la  exid- 
aeiOB,  7  eohnáa  aobre  ella  agua  viva  * 
cnnnTaao: 


18  Y  un  hombn  Umiilof  tomaeá  hl- 

X,  7  núzatelo  en  d  agua,  t  rodaiá 
e  la  tienda,  7  aobre  tedoa  loa  mué- 
blea,  7  aobre  laa  pewonm  que  allí  eatu- 
viercn,  7  aobrt  aquel  que  hubiere  tocad» 
el  hueao,  ó  el  maiado,  ó  el  muerto,  ó  el 
aepulcro. 

10  Y  ri  limpio  roolaiá  aobie  d  in- 
mundo al  tercero  7  al  aéptlmo  dia:  7 
cuando  lo  había  pnrifloado  al  dia  aep- 
timo,  el  (mmnido  UTará  luego  ••  ana  vea- 
tldoa,  y  á  ai  mlamo  ae  lavará  con  agua, 
7  aera  limpio  á  la  tarde. 

ao  Y  el  que  fiíere  inmundo,  7  no  aa 

Surtficare,  la  tal  peraana  aera  cortada 
e  entre  la  congregaoien,  por  cuanto 
contaminó  el  tabernáoulo  «te  Jehová: 
d  no  fué  rociada  aobre  él  él  agua  de  ae- 
paracion? ei  inmundo. 

81  Y  lea  aera  *Ho  por  estatuto  per- 
petuo :  también  el  que  rociare  el  agua 
de  la  aapcuncion  lavará  aua  TeatUoa  1  7 
el  que  tocare  al  agua  de  la  aeparacion, 
•era  inmundo  haata  la  tarde. 

as  Y  todo  lo  que  el  inmundo  •  tocare, 
será  inmundo ;  7  la  permna  que  lo  to- 
care, aeaá  inmunda  haata  la  tarde. 

CAPITULO  XX. 
MvtrU  d»  Mario.  .Agua»  i»  eoutradUeiom. 
NUga»  lat  /damlo*  d  jMiap  á  lo»  ItraditoM. 
Muerte  át  Aaron. 

Y  LLEGARON  lea  hijea  de  Iirad, 
toda  la  congregación,  al  deaierto  de 
Zin  en  el  mea  primeio,  7  aaentó  el  pu- 
eblo en  Cadea;  7*  alU  musió  Maiia»,  7 
ftié  allí  aepnltada. 

S  5  Y  como  no  hubleae  agua  para  la 
congregación  c.  Juntáronte  oontxa  Moi- 
sés 7  Aaron. 

8  Y  r^afió  fA  ptMblo  con  Moiaea,  7 
hablaron  diciendo :  ¡  Ojalá  que  noaotroa 
hubiéramos  muerto  cuando  perecieron 
nucatxoa  hennanoa  delante  de  Jehorá*' ! 

4  ¿  Y  por  qué  hiélate  venir  la  congre- 
gación da  JehoTá  á  esta  deaierto,  para 

[ue«  muramos  aqui  noaotroa  7  nueatraa 


6  ¿  Y  por  qué  noa  haa  hecho  anbir  de 
Egifito,  para  traeraoa  á  eate  mal  lugar  ? 
No  «t  lugar  de  aementera.  de  higuana, 
de  Tiflaa,  ni  granados ;  ni/aunaguaih^y 
pan  beber. 

O  Y  fuéronae  Moiaea  7  Aamn  de  de- 
lante de  la  oongtcgaeion  á  la  puerta  del 
tabernáculo  del  teatlnonio,  7  echáronse 
sobre  sus  rostros  0;  7  la  gloria  de  Je- 
hová  ^pareció  soiñe  elloa  A. 

7  Y  habló  JdioTá  á  Molsm,  diciendo : 

8  Toma  la  vara*  7  reúne  la  oongren- 
don  •  tii  7  Aaron  tu  hermano,  7  híablad 
á  la  peña  en  q)oa  de  ellos ;  7  ella  dará 
su  agua,  7  ka  aaeaxáa  aguaa  de  la  pefia. 
7  dan»  de  beber  á  la  congregación,  7  á 
aus  bestias*. 

9  Entonces  Moisés  tomó  la  van  de  de- 
lante de  J^ová,  oemo  él  le  mandó. 

10  Y  Juntaron  Moisés  7  Aaron  la  oon- 

Sregacion  delante  de  la  pe&a,  7  dtiolca  t 
id  abon,  rebeldes  <!  ¿oa  hemos  de  ha- 
cer salir  aguaa  de  esta  pella  ? 

11  Entónees  alzó  Moisés  au  mano,  é 
hirió  la  pefia  con  an  van  doa  veoea;  7 
aaüéion  muchaa  aguaa,  7  bebió*  la  eon- 
gregacion,  7  «ua  bestias. 

18  Y  Jehová  d^ á  Moiaea  7  á  Aarottt 
Por  cuanto  no  cieistels  en  aai«,  pan 
aantifioarme  en  q}aa  de  loa  hijos  de  Is- 
rael, por  tanto  no  meteiéla  eata  oongre- 
gadiao  en  la  tierra  qne  lea  he  dado. 

18  Estaa  jo»  laa  aguaa  de  la  rencilla, 
por  laa  onalea  contendieron  loa  hUos  de 
larael  con  Jdiová,  7  él  se  aantifioó  en 
dloa. 

14  «r  Y  wió  Moiaea  embaJadoma  al 


I  gal.  a.  r. 


"LaT.li.O. 


■•Hh.2-13. 


•Cap.8S.86. 
>  Bx.  u.  ao. 

•  Bx.  17. 1, 

etc. 


4Cap.l6.a2. 
78&46. 


«  Kx.  17.  8. 


/Csp.lS.14. 


9  Cap.  14. 5. 
7lé.4. 
*Ca^l4.10. 

(  Bz.  17.  £. 


*Neh.9.16. 

BaL  78. 15, 

18. 

7 105.  41. 

7  114.  8. 

la.  41. 17, 

18. 

7  48.31. 
<  Sal.  106.38. 

•Den.  8. 15. 
1  Cor.  10. 4. 

•0^87^4. 
Den.  1. 87. 
78.86. 
7  82.61. 


'  qoba  MiH  Edom  d^ir  puu  t   ti 
whilCnnlnai  ]<t(]UtdHlirft«L   ir 
«  ^  r  p«T1ld««  d«  CtdH  ] 


¡¿¿."¡.íí."^  ' 


iruiattoa,  xzu 


5'^ 


H  V  Btium  THp«vU4  J  dU»  4  I 


■^TíOl^EBON  bi  Mía  d>  Ind, 


át  U  tí«m :  DDF  JD  ij  que  el  qu. 


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hJbU  «DUoa  («n  aiMnaiM  al  á  dMHn 


BVd  lD(i<ik  JdnTilidUd  jFti 
qii«  luí  hiAdD  ID  >PiD  mm  m  Tt- 


•„"£!?,; 


tri  tf  pcalM  dobiBi*  dv  Dil  < 


A.  cu» 


NÚMEROS,  xxm,  xnv. 


.A.C.14St 


>  w.  89l 


t  f«r.  14, 80. 


•  wr.  18. 
Cap.  81.  8. 
yU.28. 


•IDea.88.28. 
•Geii.18.18. 


/8aL87.87. 
Pro.14.8S. 


Asi  BalMín  fué  «oo  1m  príncipe»  de 
Bidac. 

96  %  Y  ojendo  Balac  qne  Balaam 
venia,  Mli^  4  vedUrlo  &  la  ciudad  de 
Moab>  que  ettaba  junto  al  ténniíio  de 
Amoiit  que  e*  al  caibo  de  lot  oonfinea. 

87  Y  Balae  dijo  4  Balaam :  (>  No  en- 
vié jo  4  tí  4  llamarte?  por  qué  no 
haa  Tenido  4  mi ?  ¿no  puedo  70  lion- 
rarte? 

88  Y  Balaam  respondió  4  Balac :  Hé 

3 ai  70  he  venido  4  ti;  ¿mas  podré 
on  hablar  alguna  cosa  ?  La  palabra 
qne  Dios  pusiese  en  mi  boca,  esa  ha- 
lilaré. 

8i>  Y  Alé  Balaam  con  Balae,  7  vinienm 
4  la  ciudad  de  Husotb. 

40  Y  Balac  hizo  matar  bueyes  7  orejas, 
7  envías  4  Balaam,  7  4  los  principes  qne 
tíabonotMéL 

41  Y  Y  el  dia  siguiente  Balac  tomó  4 
Balaam,  é  hizoio  subir  4  los  altos  de 
Baal.  7  desde  aUi  vié  la  extmnidad  del 
pueblo. 

CAPITULO  XXIII. 
Bataam,4etmut  da  hábm'  trífido  tUU  litara, 
düpomitimompaira  muMeetr  élctJmnttUtat, 
npU»  tcbredust  Wn  fucnaio,  mutkat  bmU^ 
eümm,  y  anmteia  «m  tdeloríaa. 

Y  BALAAM  d^o  4  Balac:  Edifl- 
eame  aquí  siete  altares,  7  prep4- 
nune  aquí  siete  beoenos  7  sl^«  car- 
neros. 

9  Y  Balac  hizo  como  le  dijo  Balaam ; 
7  ofrecieron  Balac  7  Balaam  un  becerro 
7  on  carnero  en  «oiía  altar  h. 

8  Y  Balaam  d^o  4  Balac :  Ponte  junto 
4  tu  holocausto,  7  70  iré :  quix4  JehoT4 
me  vendr4  al  encuentxo,  7  cualquiera 
cosa  que  me  mostrare,  te  la  noticiaré. 
Y  asi  se  flié  solo. 

4  Y  Tino  Dios  al  encuentro  de  Balaam, 
7  eate  le  d^ :  Siete  altares  he  ordenado, 
7  en  e«da  altar  be  ofteoido  un  Iteoem  7 
un  camero. 

5  Y  JehoT4  puso  palabra  en  la  boca  de 
Balaam,  7  dfiole :  VudTe  4  Balac,  7  has 
de  hablar  asi. 

0  Y  TolTió  4  él,  7  bé  aqui  él  estaba 
junto  4  su  holocausto,  él  7  todos  los 
príncipes  de  Moab. 

7  ^  V  él  tomo  su  parábola  e.  7  di}o ; 
De  Aram  me  trajo  Balac,  rey  de  Moab, 
de  los  m<mtes  del  oriente:  Ven,  d\}o. 
maldíceme  4  Jacob ;  j.  Ten,  execra  4 
IsraeL 

8  ¿  Por  qué  maldeciré  70  al  que  Dios 
no  maldijo?  Y  por  qué  he  de  esecncr  al 
que  JéhoT4  no  ha  execrado  ? 

9  Paqne  de  la  cumbre  de  tas  peSas  lo 
Tcré,  7  desde  los  collados  lo  minré :  hé 
aquí  un  pueblo  que  habitar4  confiado', 
7  no  ser4  contado  entre  las  gentes. 

10  ¿  Quien  ooitfar4  el  polTo  de  Jacob*, 
ó  el  mimen  de  la  cuarta  parte  de  Is- 
rael ?  Muera  mi  persona  oe  la  muerte 
de  los  rectos,  7  mi  postrimería  sea  como 
lasuja/. 

11  T  Enténces  Balac  d^o  4  Balaam : 
¿  Qué  me  has  hecho  ?  Hete  tomado  pa. 
ra  Que  maldigas  4  mis  enemigos,  7  hé 
aquí  has  profiorido  bendiciones. 

Ifl  Y  el  respondió,  7  d^o :  ¿  No  obser- 
Taré  70  lo  que  JdiOTá  pusiere  en  mi 
boca  para  decirlo  ? 

18  ^  Y  d^ole  Balac:  Ruégete  que 
Tengas  conmigo  4  otro  lugar  desde  el 
cual  lo  Teas:  su  estianidad  solamente 
Terás,  que  no  lo  Ter4s  todo,  7  desde  alU 
me  lo  maldecirás. 

14  Y  llcTÓlo  al  campo  de  Sophlm,  4  la 
cumbie  de  Pisga,  7  edificó  siete  altares, 
7  ofreció  un  beoccro  7  un  camero  en 
cada  altar. 

1»  Entonces  él  d^o  4  Balao;  Ponte 


aquí  junto  4  tu  hotoeausco,  7  70  iré  4 
encontrar  d  Dio*  allí. 

16  Y  JehoTá  saUó  al  eneuentio  de  Ba- 
laam, 7  puso  palabra  en  su  boca,  7  df- 
jole:  VnelTe4Ba]ae,7así  hasdedeeir. 

17  Y  Tino  4  él,  7  hé  aquí  que  él  esteta 
junto  4  su  holoeansto,  7  con  él  los  prin- 
cipes de  Meabf :  7  d^ole  Balac,  ¿  Qué 
ha  dicho  JehoT4  ? 

18  Entonces  éi  lomó  su  parábola,  7 
d^o ;  Balac,  lerántate,  7  07e ;  escucha 
mis  palabras,  hiio  de  Sephor. 

19  Dios  no  es  hombre,  pax*  que  mien- 
ta A  ¡  ni  hijo  de  hombre,  para  que  «e 
arrepienta :  él  d^o,  ¿ 7  no  haiá?  Hablé, 
¿  7  no  lo  ^eeutar4  ? 

•O  Hé  aquí,  70  lie  tañado  bendición ; 
7  él  bend^,  7  no  podré  rerocarla. 

81  No  ha  notado  Iniquidad  en  Jaeob. 
ni  ha  Tisto  pcrrondon  en  Israel :  JehoTft 
su  Dios  e»  con  él  •',  7  jubilo  de  rey  en  él. 

S9  Dios  los  ha  sacado  de  Egipto ;  Itratí 
tiene  ftacrzas  como  de  unicornio. 

88  Porque  en  .Tacob  no  hay  agOero,  ni 
adiTinacion  en  Israel :  como  ahora,  seiá 
dicho  de  Jaeob  7  de  Israel  lo  que  ha 
hecho  Dios. 

84  Hé  aquí  el  pueblo,  qne  como  león 
se  IcTantúá.  7  como  león  se  eiguir4: 
no  se  echará  hasta  que  coma  la  presa, 
7  beba  la  sangre  de  los  muertos. 

Sd  Y  Entonces  Balao  d^o  4  Balaam : 
Ya  que  no  lo  maldlees,  ni  tampoco  lo 
bendisas. 

86  Y  Balaam  lespondló,  7  d^o  á  Ba- 
lac :  ¿  No  te  he  dicho  que  todo  lo  que 
JehoTá  me  di^eie,  aquwo  tengo  de  ha- 
cer*? 

87  5  Y  dijo  Balac  4  Balaam :  Ruégete 
que  Tengas,  te  Uevaré  4  oúro  logar ;  por 
Tentura  pareccr4  Uen  4  Dios  que  desde 
allí  me  lo  maldigas. 

98  Y  Balac  Ueró  4  Balaam  4  la  euntbre 
de  Peor,  que  mira  h4eia  Jesimon. 

89  Entonces  Balaam  dijo  4  Balae: 
Ediflcame  aquí  siete  altares,  7  prepA- 
rante  aguí  siete  becerros  7  siete  cameroe. 

80  Y  Balac  hizo  eomo  Balaam  le  d^o ; 
7  ofreció  un  becerro  7  un  caxnen»  en 
cada  altar. 

CAPITUÍO  XXIV. 
Baham  9uetv4  á  henáteir  d  Iiraelí  y  «oM- 
eina  al  reino  veaidero  de  JImn  Crmo,  f  otrm 
eueeto». 

Y  COMO  Tió  Balaam  oue  pareeia 
Uen  4  Jdiorá  que  él  bendijese  A 
Israel,  no  ftié,  como  la  prlmcfa  7  se- 
gunda vea,  4  oicnentro  de  agOeros,  sino 
qne  puso  su  rostro  h4cia  el  desierto ; 

9  Y  alzando  sus  ojos,  tío  4  Israd  alo- 
^o  por  sus  tribus:  j  el  espiritn  de 
Dios  Tino  sobre  Si «. 

8  Eotónoes  tomó  su  par4bola,  7  dijo : 
Dijo  Balaam,  hijo  de  Beor,  7  dQo  éí 
Taron  de  oi)os  abiertos : 

4  Dijo  tí  que  07o  los  diohos  de  DIob, 
el  Que  Tió  la  Tlsion  del  Omnipotente  | 
cálao,  mas  abiertos  man  los  o)) os : 

5  ¡  Cuan  hermosas  son  tus  tiendas,  oh 
Jaeob,  .y  tus  habitaciones,  oh  Israel  i 

6  Como  arroyos  están  extendidas,  como 
huertos  junto  al  rio,  como  Un4loes  plan» 
tados  por  JdioT4,  como  h  oedros  junto  4 
las  aguas. 

7  De  sus  ramos  destiUnr4n  egnssc,  7  su 
simiente  será  en  muchas  aguas :  7  en> 
salzarse  ha  su  re7  mas  que*  Agag,  7  su 
reino  eeiá  ensalzado. 

8  Dios  lo  sacó  de  Egipto ;  tiene  fber- 
aas  como  de  unioomu»*:  comer4  4  las 
centes  sus  enemigas,  7  desroenusará  sus 
huesos,  7  asaeteará  oon  sus  saetas. 

9  fie  encorvará  para  echarse  eomo  león, 
7  como  groa  león:  quién  le  despertará/' r 


'ver.  5. 


1.  IS. 


All 

lláLS.6. 

Ron.  11.39. 
Sant".  1.17. 


'Sal.  46.11. 


13. 


•Gen.  13.16. 


tSal.104.lC 

•  Sal.  68. ». 
la.  48.1. 

'lBsakl&8. 


«Gap.  94.  8. 
Den.  88. 17. 
8aL93.10.| 

/Cap.8S.9fc 
Gen.  49.9. 


Kinmoa^  XXV,  zKTL 


B  ^l^lli  J  Hit-   D 

j  kiaráía  Dum»  di  Modh  I  dmi 
M  Hdn  W  hita  di  Boli . 


Si=r!2ií,ssaa 


iwili  diCHM^tM  lil  rili¿r'  di 


fActon  d«  M  t»l>ot  d«  Jwtd,  d*«i£n« 

eíiuhAbHo  da  !■»•]. 
H>»^d.l 


8  V  ha  bliiit  da  Fluñd,  EUU. 
>  y  Li^kiliii  da  BlUb,  NBniHi.  > 
DmIiu,  ir  AUbb.    EHa  Suluii  > 


A.ai4ft. 


KtJMEHOB,  XXVL 


A.CLU 


<'lGar.l0.6. 
•  Sz.  6.  Si. 


/G«a.38.  % 
ID. 

1  Cr.  2.  8, 
ele. 


«Cap.S7. 1. 
7d8.lL 


10  <^  la  tf«Rm  abttó  m  boe»,  j  tn§6 
A  ellot  y  á  Cok,  eoando  aquella  oom- 
pafiia  moxió,  eaúdo  ooiuuiñió  el  taego 
ootcientoi  y  cincuenta  Taronet,  loi  cu- 
alea  fueron  por  wftal  *. 

11  Mas  lot  nUoi  de  Core  •  no  murieron. 
19  5  ^^o*  y^ot  de  Simeón  por  mt  tu- 

mUia*  /nerón ;  de  Nemuel,  la  fionilia  de 
loe  Nemuelitat :  de  Jamin,  la  fiuaiUa  de 
loe  Jaminitat :  de  Jachln,  la  fiuniUa  de 
los  Jaehlnitas : 

18  De  Zera,  la  fkmilia  de  los  Zerritas : 
de  Saúl,  la  ftmiUa  de  los  SauUtas. 

14  Estas  fueron  las  Amulas  de  los 
Simecoitas;  veinte  y  doe  mil  y  dosci- 
entos. 

15  5  Lm  1>Qo*  ^  ^*A  por  sufl  fiuni- 
lias:  de  Zephon,  la  fiuniUa  de  ¡os  Ze- 
phonitas:  de  Aggi,  la  fiunilia  de  los 
A{(gltas:  de  Sunl,  la  familia  de  los 
Snnitas : 

16  De  Ozni,  la  familia  de  los  Omitas : 
de  Eri,  la  fiamilia  de  los  Eritas : 

17  De  Arod.  la  familia  de  los  Aroditas : 
de  Areli,  la  ramliia  de  los  Arelitas. 

18  Estas  fuenn  las  familias  de  Oad ; 
por  sus  contados,  cuarenta  nül  y  qui- 
nientos. 

19  Y  Los  l^jos  de  Judá,  Er  y  Oaan/: 
y  Er  y  Onan  murieron  en  la  tierra  de 
Canean. 

ao  Y  fueron  los  Itijos  de  Judá  por  sus 
fiunilias :  de  Sela,  la  finnilia  de  los  Se- 
laitas:  de  Piíaics,  la  fiunilia  de  los 
Pharesitas:  de  Zcra,  la  fiunilia  de  los 
Zeraitas. 

SI  Y  fueron  los  h^os  de  Filares ;  de 
Hesron,  la  fiuniUa  de  los  Hesronitas :  de 
Hamul,  la  familia  de  los  Hamulitas. 

fla  Estas  fueron  las  familias  de  Judá ; 
por  sus  contados,  setenta  y  seis  mil  y 
quinientos. 

88  5  Lo*  hUps  de  Issaehár  por  sus 
fiunilias:  de  Thola,  la  fkmilla  de  los 
Tholaitas:  de  Fuá,  la  familia  de  los 
Puanítas : 

94  De  Jasub,  la  fiunilia  de  los  Jasnbi- 
tas  :  de  Simxon,  la  fiunilia  de  los  Sim- 
ronitas. 

95  Estas  fueron^  las  familias  de  Issa- 
ehár; por  sus  contados,  sesenta  y  cu- 
atro mil  y  trescientos. 

99  5  Los  hUps  de  Zabulón  por  sus 
familias:  de  sered,  la  fiímilia  de  los 
Sereditas:  de  Elon,  la  fiuniUa  de  los 
Elonitas:  de  Jalel,  la  fkmliia  de  los 
Jalelitas. 

97  Estas  fueron  las  fismiUas  de  los  Za- 
iMilonitas ;  por  sus  contados,  sesenta  mil 
y  quinientos. 

98  5  Los  hijos  de  Joseph  por  sus  fii- 
milias,  Manasse  y  Ephraitn. 

99  Los  hUoa  de  Manasse :  de  HacMr, 
la  familia  de  los  Machlritas :  y  Machlr 
engendró  á  Oalaad :  de  Qalaad,  la  fiuni- 
Ua de  los  Oilaaditas. 

80  Estos  frieron  los  liijos  de  Galaad : 
de  Jeser,  la  flimiUa  de  los  Jezeritas :  de 
Hélee,  la  ftunilla  de  los  Heleeitas : 

81  De  Asriei.  la  fkmilia  de  los  Asriel- 
itas :  de  fiechém,  la  fismilia  de  los  Se- 
chémitas : 

88  De  Semida,  la  familia  de  los  Semi- 
daitas:  de  Hepher,  la  fiamilia  de  los 
Hepheritas. 

88  Y  Salphaad/,  h^o  de  Hepher,  no 
tuvo  hijos  sino  liúas :  y  los  noinbres  de 
las  hijas  de  Salpbaad  JSieron  Maala,  y 
Noa,  y  Hogla,  y  Miloa,  y  Tirsa. 

84  Estas  f\ieron  las  fiámiUas  de  Ma- 
nasse ;  y  sus  contados,  cincuenta  y  dos 
mil  y  setecientos. 

86  5  Estos .fW«n>n  los  hijos  de  Ephraim 
por  BUS  (hmÜias :  de  Suthala,  la  ftmflia 
de  los  Suthalaitas :  de  Bechér,  la  fismi- 


lia  de  los  Beeh«rltas:  de  Tahan,  la  fli 
milia  de  los  Tahanitas. 

80  Y  estos  JWnm  los  hifos  de  SntltaUi ; 
de  Heran,  la  fiuniUa  de  Tos  Heranitas. 

87  Estas /b«nm  las  ftoiilias  de  los  hijos 
de  Ephndm ;  por  ras  contados,  treinta 
y  dos  mU  y  qutaüentos.  Estos /benm  los 
hUos  de  Joseph  por  sus  fiunilias. 

88  5  I'O*  ™JP*  de  Bei:0<">^^  *  POf  *bs 
fiunilias :  de  Bela,  la  fiuniUa  de  los  Be- 
laltas :  de  Asbel,  la  &mlUa  de  los  Aa- 
beUtas :  de  Achlram,  la  fimiiUa  de  loa 
Aeiilramitas : 

80  De  Supham,  la  familia  de  los  Sn- 

K'  amitas :  de  Hupham,  la  fSuniUa  de 
Huphamitas. 

40  Y  los  I^Jos  de  Bela  fberon  Axd  y 
Naaman :  de  Ard,  la  fiunilia  de  los  Ar- 
ditas:  de  Naaman,  la  ftmUia  de  loa 
Naamanitas. 

41  Estos  fUeron  los  h^os  de  Benjamín 
por  sus  familias ;  y  sus  contados,  cu- 
arenta y  cinco  mfl  y  seiscientos. 

tí  ^  Estos  ./Wroii  los  h^os  de  Dan  por 
sus  fismiUas :  de  Suham,  la  familia  de 
los  Suhamitas :  estas  fitenm  las  fiímiUaa 
de  Dan  por  BUS  fámiUas. 

43  Toákt  las  fiunilias  délos  Suluunitaa, 
por  sus  contados,  sesesenta  y  cuatro  mil 
y  cuatrocientos. 

44  5  Lo*  hijos  de  Aser  por  sus  fiuni- 
lias :  de  Imna,  la  fkmilia  de  los  Imna- 
itas :  de  Issui,  la  fiuniUa  de  los  Issnitas : 
de  Beria,  la  fltmiUa  de  los  Beriaitaa. 

45  Los  luios  de  Beria:  de  Heber,  la 
familia  de  los  Heberitas :  de  MalcÚel, 
la  fiunilia  de  los  Malchlelltas. 

48  Y  el  nombre  de  la  h^a  de  Aser  ftté 
Sera. 

47  Estas /i<«nm  las  fiunilias  de  los  hijos 
de  Aser ;  por  sus  contados,  cincuenta  y 
tres  mil  y  cuatrocientos. 

48  5  ¿o*  ^So*  de  Nepthali  por  sus 
familias :  de  Jahzeél,  la  fiuniUa  de  loa 
Jahzeelltas :  de  Guni,  la  fiamilia  de  loa 
Ounitas: 

40  De  Jeaer,  la  fiímilta  de  los  Jeserltas 
de  RUlem,  la  famiUa  de  los  SUIemitaa. 

50  Estas^«tw«  las  fiunilias  de  Neptha 
U  por  BUS  familias :  y  sus  contados*  eU' 
arenta  y  cinco  mil  y  cuatrocientas. 

51  5  Estos  fueron  los  contados  de  los 
h^os  de  Israel,  seiscientos  y  un  mil  se- 
tecientos y  treinta  '. 

68  «r  Y  habló  JehoTá  á  Moisés,  dici- 
endo: 

58  A  estos  se  repartirá  la  tierra  en  he- 
redad por  la  cuenta  de  los  nombres*. 

64  A  los  mas  darás  mayor  heredad,  y 
á  los  menos  menor';  á  cada  uno  se  le 
dará  su  heredad  conforme  á  sus  con- 
tados. 

55  Empero  la  tierra  será  repartida  por 
suerte  ¡  y  por  los  nombres  de  las  tribus 
de  sus  padres  heredarán. 

58  Confimne  á  la  suerte  será  repartida 
BU  heredad  entre  el  grande  y  el  p«iuefio. 

57  5  V  los  contados  de  los  Levitas  por 
BUS  familias  fueron  estos :  de  Oerson,  la 
fiunilia  de  los  Oersonitas :  de  Coath,  la 
familia  de  los  Coathitas :  de  Mecari,  ia 
fismiUa  de  los  Menuritas  ■•. 

58  Estas  fSieron  las  fismiUas  de  los  Le- 
vitas :  la  fiuniUa  de  los  Libnitas,  la  fk- 
milia  de  los  Hebronitas,  la  fhnüUa  de 
los  Mahalitas,  la  famiUa  de  los  Musitas, 
la  fiunilia  de  los  Coritas.  Y  Coath  en- 
gendró á  Amram. 

60  Y  la  mujer  de  Amram  se  llamó 
Joohábed»,  hija  de  Zievf,  la  cual  nació 
á  Leví  en  Egipto :  esta  púrió  de  Amram 
á  Aaron  y  á  Moisés,  y  á  María  su  her- 
mana. 

60  Y  á  Aaron  naoieroa  Nadab,  y  AUif, 
Blazar,  é  Ithamar*. 


Lom. 


NüMSBOS,  zxvn,  zxym. 


61  Xm  Nadab  y  AUú  moricnm,  ov- 
ando ofredenm  ftacgo  «ttiaflo  dduite  de 
Jehorá;». 

6f  Y  los  oontadM  de  lo*  LevitMf  fb- 
enn  veinte  r  tres  mllf  todot  Taronet  de 
na  mea  arrini :  porque  no  ftierea  con- 
tado» entre  loa  I^joa  de  lanelc,  por  ou- 
snto  no  lea  habla  de  aer  dada  heredad 
entra  loa  hQoa  de  lareel*. 

88  1[  Eatoa  fuero»  loe  eontadoa  por 
MoUea  j  Eleaxar  d  «aoecdote,  loa  cualea 
eoutaroB  lo*  lii(jo*  de  larael  en  loa  eam« 
{«*  de  Moeb  junto  al  Jordán  de  Jericó*. 

M  Y  entre  estoa  ningono  hubo  de  loa 
contado*  por  Moisca  y  Aaron  el  aaoer- 
dote,  los  cuale*  contaron  &  lo*  l^jo*  de 
Israel  en  el  deaierto  de  Sinal  *. 

85  Porque  Jehová  le*  dQo :  Han  de 
morir  en  el  deaterto' :  y  no  qnedó  varón 
de  ellos,  sino  Caleb,  hijo  de  Jephonet  y 
Josué,  hijo  de  Nun. 

CAPITULO  XXVII. 

Lif  vibre  la»  \trtneiiu  tn  dtfetto  d»  mtctiiom 
«oroml.  Dio»  haet  ver  d  Moieet  la  tierra 
prometida,  y  elige  por  tueMor  lí  Jomuí. 

Y  LAS  hijas  de  Salphaad ;  h^o  de 
Hepber,  hifo  de  Galaad,  hijo  de 
Machlr,  bgo  de  Itfanaaae,  de  laa  famiUaa 
de  Hanaase,  hijo  de  Joceph,  lo*  nom- 
bre* de  las  cuales  eran  Maala,  y  Noa,  y 
Hoela,  y  Milca,  y  Tiraa»  llegaran, 
%  Y  presentáronse  delanto  de  MolaeSi  y 
delante  del  aacerdote  Eleazar*  y  delante 
de  los  principes,  y  de  toda  la  ooncr^ja- 
don,  a  la  puerta  dd  tabemáemo  del 
testimonio,  y  dijeron : 

3  NnesHo  padre  murió  en  el  desierto, 
d  cual  no  estuvo  en  la  tunta  que  se  re- 
nnió  contra  Jehov4  en  la  compañía  de 
Corei ;  sino  que  en  au  pecado  murió*,  y 
no  toTO  I^jos. 

4  i  fot  qué  aer&  quitado  el  nombre  de 
nuestro  padre  de  entre  au  familia,  por 
no  haber  tenido  hijo  ?  Dánoa  heredad 
CBtie  lo*  heonano*  de  nuestro  padre. 

9  Y  Aloiaea  lleró  su  causa  delaatc  de 
JehoT&4. 

8  Y  JchoTá  reapondió  á  Moisés,  dici- 
endo: 

7  Bien  dicen  la*  h^as  de  Salidiaad : 
has  de  darles  poaeaion  de  heredad  entre 
los  hennano*  de  su  padre,  y  traspasarás 
la  heredad  de  su  pacbre*  á  ella*. 

8  Y  4  los  h^o*  de  Israel  hablarás,  di- 
cicndo :  Cuando  alguno  muriere  *in  hi- 
jo, traspasaréis  *u  berenoia  4  su  h^a. 

9  Y  si  no  tuviere  h^a,  daréis  su  heren- 
cia 4  sus  hermano*. 

10  Y  si  no  tuviere  hermano*,  daréis  au 
lierencia  4  lo*  hermanos  de  su  padre. 

11  Y  ai  su  padre  no  tuviere  hermano*, 
daréla  su  herencia  4  su  pariente  mas 
cenano  de  su  linage,  el  cual  la  poseer4 : 
y  será  eelo  4  los  h^oa  de  Israel  por  esta- 
tuto/de  derecho,  como  Jehov4  mandó 
ilfdaes.. 

U  Y  Y  Jebov4  d^o  4  Moisés :  Sube  4 
arte  monte  Abarim  g,  y  verá*  U  tierra 
qae  he  dado  4  los  14)o*  de  Israel. 

U  Y  despue*  que  la  habrás  visto,  til 
también  serás  reunido  4  A  tus  pueblo*, 
como  toé  reunido  tu  hermano'  Aaron. 

U  Pue*  fuisteU  lebddesA  á  mi  dicho 
en  d  desierto  de  Zin,  en  la  renoilla  de 
la  oongrupcion,  para  santifloarme  en 
las  agua*  á  qjo*  de  ello*.  Estas  «on  la* 
a«nas  de  la  rednlla  de  Cade*  en  el  de- 
liertodeZin. 

15  Entonce*  xeapondió  Moise*  4  Je- 
hov4,dÍdendo: 

18  Ponga  Jehov4,  Dios  de  los  espíritus 
da  toda  oame,  vaxon'  sobre  la  congre- 
|tt!Íon, 

17  <tue  salga  ddante  de  eUosM,  y  que 


entre  delante  de  ellos,  aue  lo*  saque  y 
lo*  inIroduBoa ;  porque  la  oongregadMi 
de  Jehová  no  sea  como  ov^a*  ain  pas- 
tor». 

18  Y  Jehov4  dijo  4  Moisés :  Toma  con- 
Hgo  4  Josué,  tüjo  de  Nun,  varan  en  el 
cual  hay  espíritu,  y  pondrá*  tu  mano 
sobre  él*. 

19  Y  ponerlo  has  delante  de  Eleazar 
el  sacerdote,  y  delante  de  toda  la  con- 
gregación, y  la  dará*  órdenes  en  presen- 
cia  de  ellos. 

SO  Y  pondrá*  de  tu  dignidad  *obre  él, 
para  que  toda  la  congregación  de  lo* 
hVJo*  ae  Israel  le  obedezcaj». 

81  Y  él  estará  delante  de  Eleazar  d 
sacerdote,  v  4  él  preguntar4f  por  el 
juicio  del  Urim  delante  de  Jehová :  por 
el  dicho  de  A  saldr4n,  y  por  el  dicho  de 
él  entrarán,  él,  v  todo*  los  hijos  de  Is- 
rael con  él,  y  toda  la  congregación. 

28  Y  Moisés  hizo  como  Jehová  le  ha- 
bla mandado ;  que  tomó  á  Josué,  y  te 
2  so  delante  de  Bleuar  el  sacerdote,  y 
toda  la  congregación  t    , 

88  Y  puso  sobre  él  sus  mano*,  y  diólt 
órdenes,  como  Jehová  habla  mandado 
por  mano  de  Moisés. 

CAPITULO  XXVIII. 

Saerifieioa  ie  coda  día,  de  toda  táhedo,  de 

eada  mu$,  y  de  eada  aüo. 

Y  HABLÓ  Jehová  á  Moise*,  dici- 
endo: 

8  Manda  4  los  hljoi  de  Israel,  y  díles : 
Mi  ofrenda,  mi  pan  con  mis  onendas 
encendida*,  en  olor  4  mí  agradd>le,  gu- 
ardaréi*,  oneciéndomelo  4  su  tiempo. 

8  Y  les  dirás :  Esta  ee  la  ofrenda  en- 
cendida que  ofreceréis  4  Jdiov4:  dos 
corderos*  sin  tacha  de  un  afio,  cada  un 
dia,  «era  el  holocausto  continuo. 

4  £1  un  cordero  ofirecer4B  4  la  maflana, 
y  el  otro  cordero  ofrecer4s  entre  las  dos 
tardea: 

6  Y  la  décima  parte  de  un  epha  de  flor 
de  harina,  amasada  con  una  cuarta  parte 
de  un  hin  de  aceite  de  molido,  en  pre- 
sente k. 

0  Be  holocausto  continuo,  que  ftié  he- 
cho en  d  monte  de  Sinai  en  olor  de  an- 
avldad,  cftenda  encendida  4  Jdiov4. 

7  Y  su  libación  eerá  la  cuarta  peW«  de 
un  hin  con  cada  cordero :  derramarás 
libación  de  superior  vino  4  Jehová  en  d 
aantuario. 

8  Y  obeoeris  el  segundo  cordero  entre 
las  dos  twdes :  conforme  4  la  ofrenda 
de  la  mañana,  y  conforme  4  su  libación 
ofrecer4s,  por  ofrenda  encendida  en  olor 
de  suavidad  4  Jehov4. 

9  5  Mas  el  dia  del  sábado  dos  corderos 
de  un  año  sin  defecto,  y  dos  décimas  de 
flor  de  harina  amasada  con  aceite  por 
presente,  con  su  libación. 

10  Eete  eerá  d  holocausto  dd  s4bado 
en  cada  sábado  «,  adenaa»  del  holocausto 
continuo,  y  su  libación. 

11  5  V  en  lo*  principios  de  vuectro* 
meses  ^  ofreconéis  en  holocausto  4  Je- 
hov4  do*  becerro*  de  la  vacada,  y  un 
camero,  y  siete  corderos  de  un  año  sin 
deÜBoto; 

18  Y  tres  décimas  de  flor  de  harina, 
amasada  oon  acdte,  por  presente  con 
eada  becerro,  y  dos  dedmas  de  flor  de 
harina,  amaaada  con  aceite,  por  preaente 
con  cada  camero ; 

13  Y  una  dt^dma  de  flor  de  harina, 
amasada  con  aceite,  en  oftenda  por  pre- 
sente con  cada  coidero :  holocausto  de 
olor  suave,  ofrenda  encendida  4  Jehov4. 

14  Y  aus  libaoionea  de  vino  eerdn  me- 
dio hin  con  cada  beccntro,  y  la  teroen 
parte  de  un  hin  con  cada  camero,  y  la 


^  Bey.  82. 
17. 

Zae.  10.  a. 
Hat.».  S& 

•I>en.S4.9. 
Haoh.6.& 


r  Joc  1. 18, 

17. 

«Jvee.90.lB. 

etc. 

18*0.89. 

10. 

y  88. 9. 

y  80^7. 

«lbc.89.». 


»Oap.l8.14. 
Lev.8.L 


,48.4. 


•<  Oso.  10.10. 
la.  1.18,14. 
Bz.  4&  17. 
Üd.8.t6. 


A.C.14SL 


KX7MER08,  ZXIX: 


«Ctp.  15.84. 


/Cftp.9.  8. 
Bz.ia.6, 
18. 

Lev.  as.  5,6. 
Den.  16.1. 
Bs.  46. 21. 


9  ver.  81. 
Cftp.  99.  8. 
Ley.  2a  90. 
]>e«.lS.2L 
BULLU, 
14. 
lPed.1.19. 

A  wr.  15. 


t-  Bx.  23. 16. 
7  34.22. 
Ler.  28. 10, 
ete. 

Dea.  16. 10. 
Eedi.  2.1. 


k  TU.  19. 


•Ley.  28. 34. 
8ftL81.8,4. 


»Cqk38.U. 
•Gap. 88.  8. 


<iLeT.lS.9D. 

7  38.27. 
•8ia.8&18. 

11.58.5. 


euaita  parte  de  im  hin  oon  cada  ooidero. 
Eato  «era  el  holocansto  de  cada  mes  por 
todoe  los  meeet  del  afio. 

15  Y  un  macho  de  cabrio  en  expiación 
M  ofpeceiá  á  J^oTá«,  ademas  del  faolo- 
cauato  eontinno,  con  ra  libación. 

10  5  Mas  en  el  mes  primero,  &  K» 
catorce  del  mes  serék  la  Pascua  de  Je- 

17  Y  A  los  quince  dias  de  amieste  mes 
e«  ia  solemnidad :  por  siete  dias  se  co- 
merán panes  ázimos. 

18  £1  primer  dia  habrá  santa  convoca- 
ción ;  ningana  obra  servil  haréis. 

19  Y  ofreceiéis  por  ofrenda  encendida 
en  holocausto  á  Jehová  dos  beoervos  de 
la  vacada,  y  un  camero,  v  siete  corderos 
de  un  ajk>; :  sin  defecto  los  tomaréis : 

80  Y  BU  presente  de  harina  amasada 
con  aceite:  tres  décimas  con  cada  iie- 
oerro,  y  dos  décimas  oon  cada  camero 
ofiíeceréis. 

SI  Con  cada  uno  de  los  siete  corderos 
ofiraoeréis  una  décima. 

22  Y  un  macho  cabrio  por  expiación  A 
para  reconciliaros. 

83  Esto  oflneeeréis  ademas  del  holo- 
causto de  la  mañana,  que  et  el  holo- 
causto continuo. 

84  Conforme  á  esto  ofreceréis  cada  uno 
de  los  siete  dias  por  vianda,  y  por  oflren- 
da  encendida  en  olor  de  suavidad  á  Je- 
hová; oflrecerse  ha,  ademas  del  holo- 
causto continuo,  con  su  libación. 

85  Y  el  séptimo  dia  tendréis  santa  con- 
vocación :  ninguna  obra  servil  liaréis. 

90  ^  Ademas,  el  dia  de  las  primicias  •', 
cuando  ofreciereis  Presente  nuevo  á  Je- 
hová en  vuestras  semanas,  tendréis  santa 
convocación:  ninguna  obra  servil  haréis. 

87  Y  ofreceréis  en  holocausto,  en  olor 
de  suavidad  á  Jehová,  dos  becerros  de 
la  Tacada,  un  camero,  siete  corderos  de 
un  afio: 

88  Y  d  Presente  de  ellos,  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite,  tres  décimas 
oon  cada  becerro,  dos  dédmas  coa  cada 
camero. 

89  Con  cada  uno  de  los  siete  corderos 
una  décima. 

80  Finalmmle,  un  macho  de  cabrio 
para  hacer  expiación  por  Tosotros. 

81  Let  ofreceréis,  ademas  del  holoca- 
usto continuo,  c<»  sus  Presentes,  j  sus 
libaciones  A :  sin  defecto  los  tomaréis. 

CAPITULO  XXIX. 
FiettoM  y  $aerifieio$  dd  «ne(  eíptimo.  Fieita 
de  la$  trompetai,  de  ¡a  expiación,  y  de  los 
táberntíeuiot, 

Y  EL  séptimo  mes,  al  primero  del 
mes  tendréis  santa  convocación; 
ninguna  obra  servil  haréis :  os  s^  dia 
de  sonar  las  trompetas  >. 

9  Y  ofreceréis  en  holocausto,  por  olor 
de  suavidad  á  J^ová,  un  becerro  de  la 
vacada,  un  camero,  déte  corderos  de  nn 
año  sin  defecto. 

8  Y  el  Presente  de  ellos,  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite,  eerá  tres 
décimas  con  cada  beoeno,  dos  décimas 
con  cada  camero : 

4  Y  con  cada  uno  de  los  siete  corderos 
usa  décima. 

fi  Y  un  macho  de  cabrio  por  expiación 
para  reconciliaros ; 

0  Ademas  del  holocausto  b  del  mes,  y 
su  Presente,  y  el  holocausto  continuo,  y 
■n  Presente  «,  y  sus  libaciones,  conforme 
&  su  1^,  por  ofiwnda  encendida  á  Je- 
hová en  olor  de  suavidad. 

7  *f  Y  en  el  dlex  de  este  mes  séptimo 
tñidréis  santa  convocación^,  y  afligiréis 
vuestras  almas:  ninguna  obra  haréis* 


8  Y  ofkeoeréls  en  bolocanst»  á  Jdiová, 
por  olor  de  suavidad,  un  becerro  de  la 
vacada,  un  camero,  siete  corderos  de  un 
aflo :  sin  defecto/  los  tomaréis. 

9  Y  sus  Presentes,  de  flor  de  harina 
amasada  con  aceite,  «eráit  tres  décimas 
con  cada  becerro,  dos  déoinuM  con  cada 
camero, 

10  Y  con  cada  ano  de  loa  siete  cor- 
deros una  décima : 

11  Un  macho  de  cabrío  por  exiiiadon, 
ademas  de  la  ofrenda  de  las  expiaciones 
por  d  peosdo,  yi;  del  holocausto  oonti- 
nuo,  y  de  sus  Presentes,  y  de  sus  liba- 
ciones. 

18  *f  También  á  los  quince  dias  del 
mes  séptimo  tendréis  santa  oonvocaci- 
on  A :  ninguna  obra  servil  hntéis,  y  ce- 
lebraréis solemnidad  á  Jdiová  por  siete 
dias. 

18  Y  ofireceréis  en  holocansto*,  en  o- 
f^«nda  encendida  á  Jehová  en  olor  de 
suavidad,  trece  becerros  de  la  vacada, 
dos  cameros,  catorce  corderos  de  un 
afio :  han  de  ser  sin  defiecto. 

14  Y  los  Presentes  de  ellos,  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite,  serán  tres 
décimas  con  cada  uno  de  los  trece  be- 
cerros, dos  décimas  oon  cada  uno  de  los 
dos  cameros, 

16  Y  coa  cada'  uno  de  los  catorce  cor- 
deros una  décima : 

16  Y  un  macho  de  cabrio  por  expia- 
ción, ademas  del  holocausto  continuo, 
su  Presente,  y  su  libación. 

17  Y  el  segundo  dia  iffireceréis  doce  be- 
cerros de  la  vacada,  dos  cameros,  ca- 
torce corderos  de  un  aflo  sin  defecto ; 

18  Y  sus  Presentes  y  sus  libaciones  con 
los  becerros,  con  los  cameros,  y  «wn  los 
corderos,  seí^un  el  ndmero  de  eUos,  con- 
forme á  la  ley. 

19  Y  un  macho  de  eábrio  por  exfria- 
oion,  ademas  del  hcAocausto  continuo,  y 
su  Presente  y  su  libación. 

9U  Y  el  dia  tercero  once  becerros,  dos 
cameros,  catocee  corderos  de  un  afio  sin 
defecto; 

81  Y  sus  Presentes  y  sus  libaciones  oon 
los  becerros,  oon  los  cameros,  y  con  los 
corderos,  según  el  niimero  de  eUos,  con- 
forme á  la  ley. 

98  Y  un  macho  de  cabrio  por  exi4a- 
cion,  ademas  del  holocausto  continuo,  y 
su  Presente,  y  su  libación  A. 

93  Y  el  cuarto  dia  diez  becerros,  dos 
cameros,  catorce  corderos  de  un  año  sin 
defecto; 

94  Sus  Presentes  y  sus  libaciones  con 
los  beoem»,  con  los  cameros,  y  con  los 
corderos,  según  el  numero  de  ellos,  con- 
ferme  á  la  I^. 

80  Y  nn  macho  de  cabrio  por  expia- 
ción, ademas  del  holocausto  continuo, 
su  Presente  y  su  libación. 

M  Y  el  quinto  dia  nueve  beoerros,  dos 
oameros,  catorce  corderos  de  un  año 
sin  defecto ;  - 

97  Y  sus  Presentes,  y  sus  libaciones 
con  los  becerros,  con  los  cameros,  y  con 
ios  corderos,  s^gun  él  ndmero  de  ellos, 
oonlbnne  á  la  ley. 

98  Y  un  macho  cabrio  por  expiación, 
ademas  del  holocausto  continuo,  su  Pre- 
sento y  su  libación. 

99  Y  el  sexto  dia  ooho  beoerros,  dos 
oameros,  catorce  corderos  de  un  a&o 
sin  defecto ; 

80  Y  sus  Presentes  y  sus  IttMCiones 
oon  los  beoerros,  con  lo*  cameros,  y  con 
los  corderos,  según  el  nlimero  de  dios, 
conforme  á  la  ley. 

31  Y  un  macho  cabrio  por  expiación, 
ademas  del  holocausto  continuo,  ana 
Presentes  y  ras  Hbaoioaes. 


/Oap.28.IS. 


LCHK 


NXTMEBOS^  XZX,  XXXL 


«.a  ai 

W7.S7. 


J^M. 


■tu*. 
il&i 

•fas.!. 
■U.S.Q. 

u. 

'ltf.S(l.lt 


S  7  d  •óptimo  dia  lUt»  hteeaoh  do« 
cnoeros,  catoree  oaidnrM  d*  un  año  afai 
deftcto; 

33  T  sw  PnMtttM  7  mu  UbaeiMiM  oon 
iw  beeaornt,  eon  Im  eamoniM»  7  000  Uw 
cpiderw,  legun  el  niimcvD  de  mt»,  oon» 
fimneálaler. 

M  T  im  macho  eabiÍD  por  expiación» 
adama  del  liolocansto  contlaao*  oon  su 
{•mente  y  tu  Ubecion. 

36  £1  octavo  dia<  tendréis  lolemnidad : 
ningRaa  oioa  Mrril  huríA*. 

33  Y  ofieceráU  en  bolocautto.  «ñ  o- 
frenda  encendida  de  olor  tuaTe  a  Jebo* 
vá,  vn  noTíllo,  un  camero»  alete  oor- 
deroB  de  un  aflo  sin  dc&oto ; 

87  Siu  presentes  j  sus  libaciones  oon 
el  noTÜlo,  con  él  camero,  ▼  oon  los  oor- 
dw»,  según  el  niimeiD  de  ellos,  oon- 
ftnneálal«!7. 

38  Y  un  míwho  cabrio  por  expiación» 
adonas  del  holocausto  continuo,  con  sn 
FRwnte  y  su  libación. 

30  5  Estas  cosas  oftcceráU  4  Jétnowé, 
m  Tuertias  solemnidades»,  ademas  de 
vuestros  Totos*,  7  de  Tuestcas  ofrendas 
Ittnts,  para  vuestros  holocaustos»  7  pan 
▼MBtns  peescotes»  7  para  vuestras  uba- 
cioaes»  7  para  vuestras  paoes. 

CAPITULO  XXX. 
Mra  la  tUlgaeitm  <b  emmfUr  Im  «otes  f 
^nnwatef.  Por  awímm  y  eon  fw  coadf- 
«wMi  jxKUaa  mudarm. 

Y  MOISÉS  dijo  &  los  hUoa  de  Israel 
oonfonne  á  todo  lo  que  Jehová  le 
hsUa  mandado» 

2  Y  habló  Moisés  á  los  príncipes  de 
lata  tribus  de  los  h^os  de  Israel,  dici- 
endo:  Esto  es  lo  que  Jehov&  ha  man- 
dado. 

3  Coando  alguno  hiciere  voto  á  Je- 
bo?ái,  ó  hiciere  juramento  •  Usando  su 
alma  oon  oMigacion,  no  violan  su  pa- 
Idxa:  hará'  confióme  á  todo  lo  que 
*>Ü6  de  tu  boca. 

i  \  Mas  la  mujer,  cuando  hiciere  voto 
*  Jehová,  7  se  ligaíe  con  obligación  en 
Ctta  de  (u  padre  en  su  mocedad» 

5  Si  tu  psdze  oyere  su  voto,  y  la  obli- 
e*cion  con  que  ligó  sn  alma,  y  sn  padre 
oblare  k  ello,  todos  los  votos  de  eUa  se> 
na  finnes,  7  toda  obligación  con  que 
Itabiere  ligado  sn  alma,  firme  será. 

ff  Mas  si  tu  padre  le  vedare  el  dia  que 
ojeie  todos  sos  votos,  v  sus  obligaciones, 
coo  que  ella  hubiere  ligado  sn  alma,  no 
teria  firmes;  7  Jehová  la  perdonará, 
por  cDsnto  su  padre  le  vedó. 

7  \  Empero  si  fuere  casada,  é  Moleré 
n>UN,  ó  pronunciare  de  sus  labios  cosa 
con  qae  obligue  tu  alma, 

8  Si  sn  mwido  lo  o7ere,  7  cuando  lo 
oyeie,  callare  á  ello,  loa  votos  de  ella 
wráa  finnes,  7  la  obU^^ion  con  que 
^6  tu  alma,  firme  será. 

9  Pero  si  cuando  au  marido  lo  ovó  ',  le 
vedó,  entiinoes  el  voto  que  ella  hixo,  7 
loqae  pronunció  de  sus  labios  con  que 
ligo  m  alma,  será  nulo ;  7  Jdiová  la 
podonaiá. 

10  5  Mas  todo  voto  de  viuda»  ó  re- 
P>diada,  eon  que  ligare  su  alma,  será 

11  Y  ti  hubiere  hecho  voto  en  casa  de 
a  marido,  v  hubiere  ligado  su  alma  eco 
«nígacicn  de  juramento, 

12  Si  tu  marido  oyó,  7  calló  á  dio,  7 
^J*  vedó,  entonces  todos  sus  votos 
*cm  firmes,  7  toda  obligación  oon  que 
bubicre  ligado  su  alma,  firme  será. 

13  Mas  ti  su  marido  los  anuló  el  dia 
P*  lot  036,  todo  lo  que  salió  de  sus  la- 
bios cuanto  á  sus  votos,  7  cuanto  á  la 
obligadon  de  su  alma»  será  nulo ;  su 


naaiido/  loa  anuló»  7  Jehová  la  per- 
donaii;. 

14  Todo  voto,  ó  todo  Juramento  obU. 
gandose  á  afligir  el  alma,  su  marido  lo 
confirmará,  ó  su  marido  ib  anulará. 

15  Empeoro  si  su  noarido  callare  á  ello 
de  dia  en  dia»  entonces  oonfirmó  todos 
sus  votos,  7  todas  las  oblifracionea  que 
están  sobre  ella :  confirmólas,  por  cu- 
anto calló  á  ello  el  dia  que  lo  070. 

10  Mas  si  las  anulare  después  de  ha- 
ber/<M  oido»  entonces  él  llevan  el  pecado 
de  ella. 

17  Estas  son  las  ordenanzas  que  Je- 
hová  mandó  á  Moisés  pora  entre  el 
varón  7  su  mHjer,  7  entre  el  padre  7 
su  h^a  durante  su  mocedad  en  casa  die 
su  padre. 

CAPITULO  XXXI. 

Bom  «uUhminaáoi  lo*  MaáianUa».  £cy  mbn 

übotin. 

Y  JEHOVÁ  habló  á  Molaea»  did- 
endo: 

8  Has  la  vénganla  de  los  hUoa  de 
Israel  sobre  los  Ma<lianitas«i  oeipues 
serás  recogido  á  tus  pueblos  i. 

8  Entices  Moisés  habló  al  pueblo 
diciando:  Armaos  algunos  de  vosotros 
pan  U  guem,  7  serán  contn  Median, 
7  harán  la  venganxa  de  Jehová  en  Me- 
dian. 

4  Mil  de  cada  tribu  de  todas  las  tribus 
de  los  14JOS  de  Israel  enviarais  á  la 
guem. 

fl  Asi  ftieton  dados  de  los  millares  de 
Israel  mil  por  cada  tribu»  doce  mil  á 
punto  de  guerra. 

6  T  Moisés  los  envió  á  la  guem ;  mil 
de  cada  tribu  envió :  7  Phinees,  h^o  de 
Eleazar  sacerdote,  fué  á  la  guerra  con 
los  santos  instrumentos,  oon  las  trom- 
petas en  su  mano  «  para  tocar. 

7  Y  pelearon  contn  Median,  como 
Jdbová  lo  mandó  á  Moisés,  7  mataron 
á  todo  varón  d, 

8  Mataron  también  entre  los  muertos 
de  ellos  á  los  reyes  de  Madian  Kvi,  y 
Recen»  y  Znr,  y  Hur,  v  Keba»  cinco 
reyes  de  Madian  « :  á  Balaam  también, 
h^o  de  Beor/,  mataron  á  cuchillo. 

9  Y  llevaron  cautivas  los  hüos  de  Is- 
rael las  rntüei^^  de  los  Mamanitas,  7 
sus  chiquitos,  7  todas  sus  bestias,  y  todos 
sus  gallados,  7  arrebataron  toda  su  ha- 
cienda. 

10  Y  abrasaron  con  fliego  todaa  tas 
ciudades  g,  aldeas  v  castillos. 

11  Y  tomaron  todo  el  despojo  A,  7  toda 
la  presa,  así  de  hombres  como  de  bestias. 

12  Y  tn^eron  á  Moisés,  y  á  Eleazar  el 
sacerdote,  7  á  la  congregación  de  los 
h^os  de  Israel,  los  cautivos,  y  la  presa, 
y  los  despojos,  al  campo  en  los  llanos  de 
Moab,  que  ettan  junto  al  Jordán  de 
Jericó  •'. 

13  5  Y  salieron  Moisés  y  Eleazar  el 
sacerdote,  y  todos  los  príncipes  de  la 
congregación,  á  recibirlos  raen  del 
campo. 

14  Y  enojóse  Moisés  contn  los  ca|ri- 
tañes  del  ^ército,  contra  los  tribunos  y 
centuriones  que  volvían  de  la  guerra; 

15  Y  díjoles  Moisés :  ¿  Todas  las  mu- 
jeres habías  reservado  ? 

10  Hé  aquí  ellas  fueron  <:  á  los  hijos 
de  Israel,  por  consto  de  Balaam,  para 
causar  prevaricación  contn  Jehová  en 
el  negocio  de  Peor;  por  lo  que  hubo 
mortandad  en  la  congregación  de  Je- 
hová i. 

17  Matad  pues  ahon  todos  loa   va- 
rones entre  los  niños :  matad"*  también 
toda  mi;ú^  4^^  htiyn  conocido  varón . 
camalmente.  I 


/10W.11S. 
'ver.*,». 


•  Gq>.9S.17. 
>Oap.37.U. 


•  Cap.  10.  9. 


•I  Den.  90.18. 
JuecSLll. 
1  Bey.  11. 
U,l<>. 

«  Jos.  18.  n. 
/Jos.  18.23. 


'J0S.6.M. 

ADbo.90.14. 
J(is.S.2. 


<  Cap  23. 1. 


t3Fed.S.U. 
Ap.S.14. 


/  osp.  as.  0. 

■•JaecSl. 
U. 


A.ai46s: 


KÜMKROS,  XZXIL 


•Okp.6.S. 
7l9.U,ete. 

•Capí  19. 13, 
19. 


r  C»p.  19. 9, 
17. 

<L0T.1L  25. 


«-Jas.  93. 8. 

I8«ii.8a 

3^ 

8^68.13. 
•Gen.  14. 30. 

Jos.  6. 19. 

3  8UI.& 

11.13. 

Pro.3.9,10. 
(Otp.18.26. 


«lCor.9. 

U,li. 
■  Cftp.  a.  7, 

ote. 


V  Gap.  18.  8. 
19. 


18  Y  todas  lai  niBas  entre  IM  mujeres, 
que  no  hajan  conocido  ayuntamiento  de 
▼aron.  os  reierraréis  vlvaa. 

19  ^  Y  Toaptroi  quedaos  ftiera  del 
campo  «  déte  dias :  y  todoa  loi  que  fau- 
Meren  matado  penona,  y  cualquiera  que 
hubiere  tocado  muerto,  ce  purificaréis 
al  tercero  y  al  séptimo  día «,  vosotros  y 
vuestros  oautiros. 

au  Asimismo  purificaréis  todo  vestido, 
y  toda  prenda  ae  pieles,  y  toda  obra  de 
pelos  de  cabras,  y  todo  Taso  de  madera. 

31  Y  Eleazar  el  sacerdote  d^o  &  los 
hombres  de  guerra,  que  veniúi  de  la 
guerra :  Esta  et  la  ordenanza  de  la  ley 
que  Jehová  ha  mandado  á  Moisés : 

88  Ciertamente  el  oro,  y  la  plsta^  metal, 
hierro,  estaño,  y  plomo ; 

88  Todo  lo  que  resiste  el  fuego,  por 
fuego  \o  haréis  pasar,  y  será  limpió,  bien 

3ue  en  las  aguas  de  purificación  habrá 
e  puiificarsejí  ¡    mas  haréis  pasar  por 
agua  todo  lo  que  no  aguanta  d  fuego. 

84  Ademas  lavaréis  vuestros  vestidos  f 
el  séptimo  dia.  y  así  aeréis  limpios ;  y 
después  entrarás  en  el  campo. 

85  Y  Y  Jehov&  habló  á  Moisés,  dici- 
endo : 

se  Toma  la  enenta  de  la  presa  que  se 
ha  hecho,  así  de  las  personas  como  de 
ias  bestias,  tü  y  el  sacerdote  Eleazar,  y 
las  cabezas  de  los  padres  de  la  congre- 
gación : 

87  Y  partirás  por  mitad  r  la  presa  entre 
los  que  pelearon,  tntrt  los  que  salieron 
á  la  guerra,  y  toda  la  congregación. 

88  Y  apartarás  para  .^ovi*  el  tri- 
buto de  los  hombres  de  guerra,  que  sa- 
lieron á  la  guerra :  de  quinientos  uno ', 
así  de  las  personas  como  de  los  bueyes, 
de  los  asnos,  y  de  las  ov^as. 

89  De  la  mitad  de  ellos  lo  tomaréis,  y 
daréis  á  Eleazar  el  sacerdote  la  oficenda 
de  Jehovi. 

80  Y  de  la  mitad  perteneciente  A  los 
h^os  de  Israel  tomaras  uno  de  cincuen- 
ta, de  las  personas,  de  los  bueyes,  de  los 
asnos,  y  de  las  ov(;}as,  de  toao  animal, 
y«  le  darás  á  los  liCvitas,  aue  tienen  la 
guarda  dd  tabernáculo  de  Jehová'. 

81  K  hicieron  Moisés  y  Eleazar  el  sa- 
cerdote como  Jehová  mandó  á  Moisés. 

83  ^  Y  fué  la  presa,  el  resto  de  la  presa 
que  tomaron  los  hombres  de  guerra,  seis- 
cientas y  setenta  y  cinco  mil  ovigas, 
88  Y  setenta  y  dos  mil  bueyes, 
M  Y  sesenta  y  un  mil  asnos : 

86  Y  en  cnanto  á  las  personas,  de  mu- 
jeres que  no  hablan  conocido  ayunta- 
miento de  varón  Jiieron  en  todas  treinta 
y  dos  mil. 

86  5  V  la  mitad,  la  parte  de  los  que 
hablan  salido  á  la  guerra,  fué  el  nu- 
mero de  trescientas  treinta  y  siete  mil 
y  quinientas  ovc^jas. 

37  Y  el  tributo  para  J^ová  de  las 
ovijas  filé  seiscientas  v  setenta  y  cinco. 

88  Y  e/  número  de  los  bueyes,  treinta 
y  seis  mil :  y  de  ellos  el  tributo  para 
Jehová,  setenta  y  dos. 

89  Y  W  de  los   asnos,  treinta  mil  y 

Suinientos:   y  de  ellos  el  tributo  para 
ehová,  setenta  y  uno. 

40  Y  e/  de  las  personas,  diez  y  seis  mil : 
y  de  ellas  el  tributo  para  Jehová,  treinta 
y  dos  personas. 

41  Y  dio  Moisés  el  tributo,  por  elevada 
oflf«nda  á  Jehová,  á  Eleazar  el  sacer- 
dote, como  Jehová  lo  mandó  á  Moisés 51. 

4fi  ^  Y  de  la  mitad  para  los  h^os  de 
Israel,  que  apartó  Moisés  de  los  hombres 
que  hablan  ido  á  la  guerra, 

48  (La  mitad  para  la  congrnacion  ftié, 
de  las  ov^as,  trescientas  treinta  y  siete 
mil  y  quinientas : 


44  Y  de  los  bueyes,  treinta  y  selt  mÜ : 

45  Y  de  los  aaiiof,  treinta  mil  y  qul< 
nientos: 

40  Y  de  las  nenonas,  diez  y  seis  mil :) 
47  De  la  mitad  pues  para  los  hHos  de 
Isñel'  tomó  Moisés  uno  de  «04»  dn- 
cuenta,  asi  de  las  personas  como  de  los 
animales,  y  diólos  á  los  Levitas,  ove 
tenían  la  guarda  del  tabemáeulo  de  Je- 
hová, oomo  Jehová  lo  habla  mandado  4 
Moisés. 

48.^  Y  llesaron  á  Moisés  los  Jefies  de 
los  millares  de  aquel  ^{énrfto,  los  tribu- 
nos y  oenturiones, 

49  Y  dieron  á  Moisés:  Tus  siervos 
han  tomado  razón  de  los  hombres  de 
guerra  que  ettan  en  anestro  poder,  j 
ninguno  ha  faltado  de  nosotros. 

50  Por  lo  cual  hemos  oftvcido  á  Je- 
hová ofrenda,  cada  uno  de  lo  que  ha 
hallado,  vasos  de  oro,  brazaletes,  mani- 
llas, anillos,  zarcillos,  y  cadenas,  para 
hacer  estación  por  nuestras  almas  de* 
lante  de  Jehová  •. 

51  Y  Moisés  y  él  sacerdote  Eleazar 
recibieron  el  oro  de  ellos,  alh^as  todas 
elaboradas. 

58  Y  todo  el  oro  de  la  ofk«nda  que 
ofirecieron  á  Jehová  de  los  tribunos  y 
centuriones,  fué  diez  y  seis  mil  sete- 
cientos y  cincuenta  sidos. 

58  Los  hombres  del  ejército  hablan 
pillado  cada  uno  para  sí. 

54  Hecibieron  pues  Moisés  y  el  sacer- 
dote Eleazar  el  oro  de  los  tribunos  y 
centuriones,  y  trtgéronlo  al  tabernáculo 
del  testimonio,  por  memorial  de  loa  hi- 
jos de  Israel  delante  de  Jehová. 

CAPITULO  XXXIL 

Coneeston  hecha  d  \a»  (ríbiii  ds  BMht%  f  de 
Ood,  %  tía  mtdia  M\m  <<•  Uamiuitt,  «pn 
moMoo  de  tu»  miMkos  yomoilof. 

Y  LOS  hijos  de  Rubén  y  los  h^Jos  de 
Gad  tenían  una  muy  gran  muche- 
dumbre de  ganado ;  los  cuales  viendo 
la  tierra  de  Jazer*  v  de  Galaadb,  pare- 
cióles el  país  lugar  de  ganado. 

8  Y  vinieron  los  hi]os  de  Gad  y  los 
MJos  de  Rubén,  y  hablaron  á  Moisés, 
y  á  Eleazar  el  sacerdote,  y  á  los  prbi- 
clpes  de  la  connegaclon,  diciendo ; 

8  Ataroth,  y  Dibone,  y  Jazer,  y  Nim- 
rarf,  y  Hesbon*,  y  Eleale,  y  Saban,  y 
Nebo/,  y  Beony, 

4  La  tierra  que  Jehová  hirió  didante 
de  la  A  congr^acion  de  Israel,  es  tierra 
de  ganado,  y  tus  siervos  tienen  ganado : 

5  Por  tanto,  dijeron,  si  hallamos  gracia 
en  tus  qjos,  dése  esta  tierra  á  tus  siervos 
en  heredad,  y  no  nos  hagas  pasar  el 
Jordán. 

0  5  Y  respondió  Moisés  á  los  h^os  de 
Gad  y  á  los  hijos  de  Rubén :  ¿  Vendrán 
vuestros  hermanos  á  la  guerra,  y  vos- 
otros os  quedaréis  aquí  ? 

7  ¿  Y  por  qué  prevenís  el  ánimo  de  los 
hijos  de  Israel,  para  que  no  pasen  á  la 
tierra  que  les  ha  dado  Jehová  ? 

8  Asi  hicieron  vuestros  padres,  cuando 
los  envié  desde  Gades-Bamea  para  que 
viesen  eWa  tierra* : 

9  Que  subieron  hasta  la  arroyada  de 
Escol,  y  después  que  vieron  la  tierra, 
preocuparon  el  ánimo  de  los  hijos  de 
Israel,  para  que  no  viniesen  á  la  tierra 
que  Jehová  les  habla  dado. 

10  Y  el  furor  de  Jehová  se  encendiú 
entonces  *,  y  Juró  diciendo : 

11  Que  no  verán  los  varones  que  sn- 
bieron  de  Egipto,  de  veinte  afios  arriba, 
la  tierra  por  la  cual  Juré  á  Abraham, 
Isaac,  y  Jacob ;  por  cuanto  no  fueron 
perfectos  en  pos  de  mí  < : 

18  Escepto  Caleb,  h^o  de  Jephone 


HOHEHOS,  ZXXUL 


iiilih^(i4iu|>ilii  «time  di  namn 


■MM  nxa  di  iI^Ht,  li^  iIi'jÓhC 


la  V  puadn  <UI  dsOnu  di  sin,  Im ' 
LS  V  piíücbirdé  I>D]ibH,  tÉ«EU«  « 
II  V  partUo*  d*  AlD»,  «niaroii  tiiJ 


A.e.l4Mt 


NUMEBOS,  lOXnr. 


A.C1I 


r  Sen.  10.  6. 


t  Den.  10. 7. 


I  ¿a  9«(iMi. 
da  vet, 
Cftp.  18. 38. 
Den.  a.  14. 

'-Oftp.ao.as, 

38. 

Dsn.  10. 6. 


'  Cap.  n.  1, 
ate. 


'  Den.  10. 7. 
Cnp.  31. 4. 
Den.  a.  8. 


tone$ds 
j4barim, 
Cttp.  21.  U. 


"Cap.  21.80. 
Den.  83. 49. 
t84.  L 


'BZ.2S.M. 
88. 

Den.  7. 2, 6. 
y  13.  8. 
Jnee.2.8. 


19  Y  p«rtfdm  áB  Ritma,  aaentaron  en 
RiiDnioii-pci'M. 

flO  T  pBitidot  de  Rimmon-pcres,  alen- 
taron en  Libna. 

81  T  partidos  de  Liblia»  aaentaron  en 
Rissa. 

89  T  partidM  de  Rloa,  asentaron  en 
Ceelatha. 

88  Y  partido*  de  Ceelátlia,  aaentaron 
en  el  monte  de  Sepher. 

84  Y  partidoa  del  monte  de  Sepher, 
aaeatanm  en  Harada. 

85  Y  portldoa  de  Harada,  aaentaron  en 
Maceloth. 

9S  Y  partido*  de  Maceloth,  aaentaron 
en  Tahath. 

87  Y  partidos  de  Tahath,  asentaron  en 
Tara. 

88  Y  partidos  de  Tara,  aaentaron  en 
Mithca. 

88  Y  partfdoa  de  Mithca,  asentaron  en 
Haamona. 

80  Y  partidos  de  Haamona,  asentaron 
en  Moseroth^. 

81  Y  partidos  de  Moaexoth,  asentaron 
en  Bene-jaacan. 

88  Y  partidos  de  Bene.Jaacan,  asen- 
taron en  d  monte  de  Oldgad?. 

88  Y  partidos  del  monte  de  Oidgad, 
asentaron  en  Jotbatha. 

84  Y  partidos  de  Jotbatha,  aaentaron 
en  Abrona. 

85  Y  partidas  de  Abrona,  asentaron  en 
Esion-gaber. 

88  Y  partidos  de  Esion-gaber,  asenta- 
ron en  el  desierto  de  Sin,  qne  es  Cades  |. 

87  Y  partidos  de  Gades,  asentaron  en 
el  monte  de  Hor,  en  la  extremidad  del 
pais  de  Edom. 

88  Y  subió  Aaron  el  sacerdote  al  monte 
de  Horr,  conforme  al  dicho  del  Jebová, 
7  allí  murió  &  los  cuarenta  aik»  de  la 
salida  de  los  h^os  de  Israel  de  la  tierra 
de  Egipto,  en  ei  mes  quinto,  en  el  pri- 
mero del  mes. 

80  Y  en  Aaron  de  edad  de  ciento  y 
'veinte  y  tres  afios  cuando  murió  en  el 
monte  de  Hor. 

40  Y  el  Cananóo  rey  de  Arad«,  qne 
habitaba  al  Mediodía  en  la  tierra  de  Ca- 
naan,  oyó  como  haUan  Tenido  los  h^os 
de  Israel. 

41  Y  paxtidosdel  monte  de  Hor',  asen- 
taron en  Salmona. 

43  Y  partidos  de  Salmona,  asentaron 
en  Phunon. 

48  Y  partidos  de  Fhimon,  asentaron  en 
Oboth. 

44  Y  partidos  de  Oboth,  aaentaron  en 
IJe-abarim  |,  en  el  término  de  Moab. 

46  Y  partidos  de  Ije-abarím,  asentaron 
en  Dibon-gad. 

40  Y  partidos  de  Dibon-gad,  asentaron 
en  Almon-diblatbaim. 

47  Y  partidos  de  Almon-diblathaira, 
asentaron  en  los  montes  de  Abaiim,  de- 
lante de  Nebo«. 

48  Y  partidos  de  los  montes  de  Aba- 
rim,  asentaron  en  los  campos  de  Moab 
Junto  al  Jordán  de  Jericó.* 

49  Finalmente  aaentaron  jvnto  al  Jor- 
dán, desde  Beth-jesimoth  hasta  AbeU 
slttkn  en  los  campos  de  Moab. 

50  1f  Y  habló  Jehorá  á  Moisés  en  los 
campos  de  Moab  Junto  al  Jordán  de  Je- 
ricó, diciendo : 

61  Habla  á  los  h^os  de  Israd,  t  dfles : 
Cuando  hubiereis  pasado  el  Jonun  á  la 
tierra  de  Canaan, 

08  Echaréis  á  todos  los  moradores  del 
pais  de  delante  de  vosotros,  y  destmiráis 
todas  sus  pinturas,  y  todas  sus  imágenes 
de  fundición,  y  arruinaréis  todos  sus 
altos '. 

68  Y  echaréis  ¡ot  moradoreí  de  la  tierra. 


y  habitaréis  en  éOa. :  potito*  yo  oa  Ib  be 
dado  para  que  la  poseáis. 

54  Y  heredaréis  la  tierra  por  anertes  g 
por  Tueatras  (familias :  á  los  muchos  da- 
réis mucho  por  su  heredad,  y  á  loa  pocos 
daréis  menos  por  heredad  saya :  a<mde 
le  saliere  la  suerte,  allí  la  tendift  eada 
ttno:  por  las  tribus  de  vuestros  padres 
nereoazeis. 

66  Y  ri  no  echareis  los  momdoras  del 

{lais  de  delante  de  Tosotros,  sucederá  qne 
os  que  d^aicis  de  dios  aerám  por  agni- 
Jones  en  vuestros  ojos,  jr  por  espinas  en 
vuestros  costadas,  y  aflumis  han  sotaní 
la  tierra  en  que  vosotros  naMtaiéis  ■. 

66  Ser&  ademas,  que  haré  á  vosotros 
como  yo  pensé  hacenes  á  ellos. 

CAPITULO  XXXIY. 
/WlMsfoM  y  eoM^OM  <b  la  Honra  da  CatMMm. 
gobrv  M(  npciUeion,  y  los  Mtfútaa  fmt  debe» 

YJEHOVA  habló  á  Moiaes  dbd- 
endo: 
8   Manda  4  los   h^os   de   Israel,    y 
dfles !   Cuando  hubiereis  «ntrado  en  la 
tierra  de  Canaan,  es  á  saber,  la  tierra 

3ue  os  ha  de  caer  en  heredad,  la  tierra 
e  Canaan  según  sus  términos, 

8  Tendréis  el  lado  del  Mediodía  •  desde 
el  desierto  de  Bin  hasta  los  términos  de 
Edom ;  y  os  ser&^  el  término  dri  Medio- 
día el  extremo  dd  mar  salado  hAcia  el 
Oriente. 

4  Y  este  término  os  irft  rodeando  desde 
el  Mediodía  hasta  la  subida  de  Aerab- 
Um,  y  pasará  hasta  Sin :  y  sus  salidas 
serán  del  Mediodía*  á  Cades  bamea ;  j 
saldrá  á  Hasar-addar,  y  pasará  balsta 
Asmon. 

6  Y  rodeara  este  término  desde  Asmon 
hasta  el  torrente  de  Egipto',  j  aas  re- 
mates serán  al  Ocddenta. 

0  ^  Y  el  término  ocddental  os  será  la 
gran  mar:  este  término  os  será  d  tér- 
mino occidental. 

7  5  Y  el  término  del  Norte  os  aera 
este ;  desde  la  gran  mar  os  seBalaréis  el 
monte  de  Hor«. 

8  Dd  monte  de  Hor  sefialaréis  á  la 
oitrada  de  Hamath,  y/  serán  las  salidas 
de  aauel  término  á  Sedad. 

9  Y  saldrá  este  término  á  Zlphion,  y 
serán  sus  remates  en  Hasar-enan:  este 
os  será  el  término  del  Norte. 

10  ^  Y  por  término  al  Oriente  os  ae- 
flalartts  oesde  Hasar-enan  hasta  8e- 
pham. 

11  T  bajará  este  término  desde  Bepham 
á  Bíblaír,  al  Oriente  de  Ain :  y  descen- 
derá el  mümo  término,  y  llegará  á  la 
costa  de  la  mar  de  Cinnereui  A  ta  Oriente. 

18  Después  descenderá  esto  término 
al  Jordán,  y  serán  sus  salidas  al  mar 
salado :  esta  será  vuestra  tierra,  ¿hnar- 
cada  por  sus  términos  al  rededor. 

18  #  Y  mandó  Moisés  á  los  hijos  de 
Israel,  diciendo:  Esta  es  la  tierra  que 
heredaréis  por  suerte  <,  la  cual  mandó 
J^ová  que  diese  á  las  nueve  tribus,  j 
á  la  media  tribu : 

14  Porque  la  tribu  de  los  hijos  de  Rn- 
benfc,  según  las  casas  de  sus  padres,  y  la 
tribu  de  los  h^os  de  Gad,  conibrnae  á 
las  casas  de  sus  padres,  y  la  media  tribu 
de  Manasse,  han  tomado  su  herencia. 

16  Dos  tribus  y  media  tomaron  su  he- 
redad de  esta  parte  del  Jordán  de  Jeiicó 
al  Oriente,  al  nacimiento  dtí  ni. 

18  5  Y  habló  Jdiová  á  Moisés  dld- 
endo : 

17  Estos  ton  los  nombres  de  los  varones 
que  os  aposesÍDnarán  la  tierra:  Eleasar 
d  sacerdote,  v  Josué  t^jo  de  Nnn  t. 

18  Tomaréis  tamUen  de  cada  tribu 


<Joe.lll 
IlBn.S.»l 


ss. 

Jer.a9.5, 
k  Den.  S.1 
Joa.U. 
Loe.  tLI 
Josa: 


•'Joe.U. 


KmsBoe,  jzxv. 


'fSKKiíííiS» 


SSt' 


Y  HABLJ  Jdxnl  t  Hslw  a 


¡^  tribu  dr  hn  UJ«  di  k>iih. 


■1  la  U  bljM  jr*IirM  :  I 


"Sffy  d^  hmidDlia  Hilo*  Aun  de 

ml3^  nuIíia,  i»  ■>  I>  1>ciUfbí  pa 

a  Fi»  m  n  dndid  da  nAgID  da. 

pin  iHodota:  r  lUapMi  qo*  nmln 
ri  BVMdma.A  buBOolla  nhot  I 


A.aitfi. 


DEUTEBONOmO,  L 


«*  Bx. ».  46. 


•Oftp9S.K. 
y)a.64. 
J<M.  17.  8. 

»G»p.a7.17. 


LeT.2S.10. 


A.  C.  1451. 


"Man.  21. 
14. 


éMvm.  2L 
24,86. 

•SE.S.L 


'  K«m.  la 
11. 


habitáis,  en  medio  de  la  cual  yo  habito ; 
poraue  JO  JéhoT&  hábito  en  medio  de 
loa  n^o«  de  Itraei «. 

CAPITULO  XXXVI. 
Lif  adbn  ti  maMmaiUo  dclof  liíjtu  keniarat. 

Y  LLEGA  RON  loa  príncipes  de  los 
padres  de  la  fimülia  de  Galaad, 
h^o  de  Machlr,  hUo  de  Manassé,  de 
las  Csmilias  de  los  hUos  de  Joseph,  y 
hablaron  delante  de  Moisés,  y  de  los 
príncipes  cabezas  de  padres  de  los  l^jos 
de  Israel, 

8  T  dieron :  JehoT&  mandó  &  mi  se- 
fior  qne  por  roerte  diese  la  tierra  &  los 
hijos  de  Israel  en  posesión « :  también 
ha  mandado  Jehova  á  mi  seikir,  qne  dé 
la  poeesion  de  Salphaad  noestro  herma- 
no á  subías  A  t 

3  Las  cnales  si  se  casaren  con  algunos 
de  los  hUos  de  las  oírat  tribus  oe  los 
hUos  de  Israel,  la  herencia  de  ellas  será 
asi  desfalcada  de  la  herencia  de  nuestros 
padres,  y  ser4  afiadida  á  la  herencia  de 
la  tribu  &  que  serán  unUtu :  será  pues 
quitada  de  la  suerte  de  nuestra  here- 
dad. 

4  T  cuando  viniere  d  Jubileo  de  los 
hijos  de  Israel «,  la  heredad  de  ellas  se- 
rá añadida  á  la  heredad  de  la  tribu  de 
sus  maridos ;  y  asi  la  heredad  de  ellas 
será  quitada  de  la  heredad  de  la  tribu  de 
nuestros  padres. 

5  5  Entonces  Moisés  mandó  á  los 
l^Jos  de  Israel  por  dicho  de  Jehová,  di- 


ciendo :  La  tribu  de  los  hlIJoe  de  Joseph 
habla  rectamente. 

6  Esto  es  lo  que  ha  mandado  Jéhová 
acerca  de  las  nij»  de  Ralphaad,  dici- 
endo :  Cásense  como  á  ^as  les  plugui- 
ere; empero  en  la  fimülia  de  la  tribu  de 
su  padre  se  casarán, 

7  rara  que  la  herádad  de  los  h^os  de 
Israel  no  sea  traspasada  de  tribu  en 
tribu  :  porque  cada  uno  de  los  hijos  de 
Israel  se  allegará  á  la  heredad  de  U 
tribu  de  sus  padres^. 

8  Y  cualquiera  hija*  que  poseyere  he- 
redad de  las  tribus  de  los  hijos  de  Israel, 
con  alguno  de  la  fiunilia  de  la  tribu  de 
su  padre  se  casará,  para  que  los  h^jos  de 
Israel  posean  cada  uno  la  heredad  d« 
sus  podres, 

9  Y  no  ande  la  heredad  rodeando  de 
una  tribu  á  otra :  mas  oada  una  de  laa 
tribus  de  los  hijos  de  Israel  se  llegue  & 
su  heredad. 

10  Como  Jehorá  mandó  á  Moisés,  aai 
hicieron  las  hfjas  de  Sal^diaad. 

11  Y  Mi  MaaU,  y  Tirsa,  y  Hoela,  y 
MUchá,  y  Noa,  hijas  de  ^phaad/,  se 
casaron  con  hijos  de  sus  tios : 

18  De  la  familia  de  los  hijos  de  Ma- 
nassé,  hjjo  de  Joseph,  ftaeron  mujeres, 
y  la  heredad  de  ellas  quedó  en  la  tribu 
de  la  fiunilia  de  su  padre. 

18  ^  Estos  son  los  mandamientos  y  loa 
estatutos  que  mandó  JéhoTá  por  mano 
de  Moisés  en  los  campos  de  Moab,  junto 
al  Jordán  de  Jetiaóg. 


EL  QUINTO  LIBRO  DE  MOISÉS, 

COMUNMENTE  LLAMADO 

DEUTERONOMIO. 


CAPITULO  I. 

lUeapUmtaeiom  dt  lo»  prineifalM  seeaiM  fiM 
amtieeitro»  4  Itraei  mt  d  ittiarto  por  m- 
paeio  át  «tortaia  oitos. 

ESTAS  «m  las  palabras  que  habló 
Moisés  á  todo  Israel  de  esta  parte 
del  Jordán  en  A  desierto,  en  el  llano, 
delante  del  mar  Berm^o*.  entre  Pa- 
ran, y  Topliei,  y  Laban,  y  Baseroth,  y 

8  Once  Jomadas  hay  desde  Horeb, 
camino  del  monte  8dr,  hasta  Cades- 
bamea. 

8  T  fiítá,  9««  á  loa  cuarenta  afioa,  en 
el  mea  undécimo,  al  jpvimero  del  mes, 
Moisés  habló  á  los  hijos  de  Israel  con- 
ftnme  á  todas  laa  ooaas  qne  Jefaová  le 
habla  mandado  acerca  de  ellos ; 

4  Después  que  hirió  á  Sehoni,  rejr  de 
loa  Amorrhéoa,  que  habitaba  en  Hea- 
hon,  y  á  Os,  rey  de  Basan,  que  habitaba 
en  Astarom  •  en  Bdrai. 

5  ir  De  asta  parte  del  Jordán,  en  tierra 
de  Moab,  resoMÓ  Moisés  declarar  esta 
ley,  diciendo : 

8  JehoTá  nuestro  Dios  nos  habló  en 
Horeb  diciendo :  Harto  habéis  estado  en 
este  monte; 

7  VoWeoa,  partios,  é'  id  al  monte  dd 
Ainorrbéo,  y  á  todas  sus  oomaroas  en  el 
Uano,  en  Á  monte,  y  en  los  Talles,  y  al 
Mediodía,  y  á  la  costa  de  la  mar ;  á  la 
tierra  del  Cananáo,  y  d  Líbano,  hasta  el 
gran  rio,  el  rio  Eufintes. 

8  Mlníd,  yo  he  dado  'la  «Ierra  en  tu- 
estra  presencia;  entrad,  y  poseed  la  tl- 
aira;qtte  JáhoTá  Joro  4  Tsaatras  padrea. 


Abraham.  Isaac,  y  Jacob,  que  I««  daria 
á  ellos,  y  á  su  simiente  después  de  ellos  «. 

9  Y  Y  yo  oa  hablé  entonces  diciendo: 
Yo  no  puedo  lleraros  sdo/. 

10  JenoTá  Tuestro  Dios  os  ha  mnlti- 
plioado,  y^  aquí  itÁ»  hoy  Tosotros  como 
las  estrellas  dd  cielo  en  multidnd^. 

11  Jehová  Dios  de  Tuestros  padres  alia- 
da sobre  Tosotros  como  sois  mil  Teces,  y 
os  bendiga,  como  os  ha  prometido. 

18  i  Como  UeTará  yo  solo  Tuestraa 
molestias,  Tuestras  caigas,  y  Tuestros 
pleitos  A? 

18  Dadme  de  entre  Tosotros,  de  tu- 
estras  tribus,  Tarones  sabios  y  enten- 
didos, y  expertos,  para  que  yo  los  ponga 
por  vuestros  Jefes. 

14  Y  me  respondisteis,  y  d^isteis:  Ba> 
eno  e*  hacer  lo  que  has  dicho. 

16  Y  tomé  los  principales  de  Tuestraa 
tribus  i,  Tarones  sabios  y  expertos,  y  pd- 
selos  por  Jefes  sobre  Tosotros,  Jefes  de 
millares,  y  Jefes  de  dentoa,  y  Jefes  de 
cincuenta,  y  cabos  de  dies,  y  gobema» 
dores  á  vuestras  tribus. 

16  Y  entonces  mandé  á  Tuestros  jueces 
diciendo :  Oid  laa  emuat  entre  vuestros 
hermanos  A,  y  juzgad  Justamente  entre 
el  hombre  y  su  hermano,  ó  el  que  le  ea 
extra^jetoi. 

17  No  tengáis  respecto  de  personas  en 
el  juicio :  así  al  peauefio  como  al  grande 
oiréis  m :  no  tendréis  temor  de  ninguno, 
porque  el  juicie  es  de  Dios :  t  la  causa 
qne  os  Aiere  diflcU»,  la  traerais  á  mí,  y 
yo  la  oiré. 

18  Os  mandé  poes  csi  aqnd  tiempo  todo 
lo  que  habláis  de  hi 


DSCTEBONOmO,  D 


0  Eoíto™  "  "jjti    I-lígul"  h«l" 


«  pi  tbidí  himoi  te  nU 


íS.^ 


l'S. 


<  CnspnriU  it  «loi  poi  «uno  íu 


r~:^í 


•Sí-  joimpii.ciiiiui  JdmiMUUaJand>>. 


A.CUS1. 


DEXTTEROKOKIO,  DI. 


1 

A.C14ÍLI 


J>gtí.78.S8. 
fllOa9r.l0.5. 


•*  Na.  3L  as. 


t  Qm.  14. 8. 

«w.  10. 


•ow.8&ao. 

•te. 


AmnV.  7. 


'Vv.ai.18, 
14. 

JneclUS, 
21. 


•Kx.15.14, 

1«. 

Jos.  2. 9.10. 

i  Nn.  ai.  81. 
Jiieo.lU9. 


•  Hu.  ao.  18. 


<Bx.4.SL 
7U.ia 

joi.ii.9a. 

Ban.9.18. 
32. 


'0k^aB.7. 

/Gip.  20.18. 

fCq;i3.13. 
74.48. 
JoB.U.9. 

iS«L44.S. 


15  Y  tanUen  la  mane  de  Jchofá  fb< 
•obre  eñoBj»  p«x»  dcrtmirlM  de  en  medio 
del  campo,  nasta  acabarlo*  f. 

16  ^  Y  aconteció,  qne  cnando  w  ha> 
Ueron  acabado  d*  morir  todos  loe  liom> 
bre*  de  guerra  de  entre  d  pueblo, 

17  Jdwvá  me  habló  diciendo : 

18  Tü  pasarás  hoy  el  tórmlno  de  Mod), 
4  Aré- 
is Y  te  acercarás  delante  de  los  hijos 

de  Ammon :  no  los  molestes,  ni  te  me* 
tas  con  ellos ;  porque  no  te  tcáogo  de  dar 
posesión  de  la  tierra  de  los  h^os  de  Am- 
mon ;  que  á  los  h^os  de  Lot  la  he  dado 
por  heredad*. 

50  (Por  tierra  de  gigantes  fué  tamUen 
ella  tenida:  habitaron  en  ella  gigantes 
en  «tro  tiempo,  4  los  cuales  los  Am* 
mónitas  llamaban  Zomcommóos' ; 

51  Pueblo  grande,  y  numeroeo,  y  alto 
como  los  Anacóos ;  y  4  los  cuales»  Je- 
hoT4  destruyó  de  delante  de  los  Am- 
monitas,  qulmes  les  sucedieron,  y  habi- 
taron en  su  lugar : 

SS  Como  hizo  «m  los  ^jos  de  Esalf, 
que  habitaban  en  Seir,  de  delante  de  los 
cuales'  destruyó  4  los  Horéos;  y  ellos 
les  sucedlenm,  y  liaUtaron  en  su  tugar 
hasta  boy. 

88  Y  4  los  Henfos,  que  habitaban  en 
Haserlm  hast|i  Oaxa,  los  Caftoréosf  que 
salieron  de  Caftor  los  destruyeron,  y  ha- 
bitaron en  su  lugar.) 

54  ^  Levantaos,  partid,  y  «asad  el  ar- 
rtyo  de  Amon  * :  hé  aqm  oe  dado  en 
tu  mano  á  Sehon,  rey  de  Hesbon,  Amor- 
rhéo,  y  4  su  tierra.  Comienza  4  tomar 
posesión,  y  empéllate  oon  él  en  guerra. 

55  Hoy  comenzaré  4  poner  tu  miedo 
y  tu  espanto  sobre  los  pueblos  qtu  «Han 
debajo  de  todo  el  cielo ;  los  cuales  oirán 
tu  ^na,  y  temblarán»  y  angustiarse  han 
delante  detí«. 

86  Y  envié  mensajeros  desde  el  desierto 
de  Cademoth  4  Sáion,  rey  de  HeAon, 
con  palabras^  de  paz,  diciendo: 

97  Pasaré  por  tu  tienra  ¡  por  el  camino, 
por  el  camino  iré,  sin  apartarme  4  dies- 
tra ni  4  siniestra. 

88  La  comida  me  venderás  por  dinero, 
y  comeré;  el  agua  también  me  darás  por 
dinero,  y  beboré:  solamente  rasaré  4  {né; 

80  (Gomo  lo  hicieron  oonmigo  los  hUos 
de  Ésad,  que  habitaban  en  seir* ;  y  los 
Moabitas,  que  habitaban  en  Ar:)  hasta 
que  pase  el  Jordán,  4  la  tierra  que  nos 
d4  JehoT4  nuestro  EMos. 

ao  Mas  Sehon,  rey  de  Hesbon,  no 
quiso  que  pasásemos  por  el  territorio 
•os/o*  porque  Jehov4  tu  Dios  habla  en- 
durecido su  espíritu  <<,  y  obstinado  su 
corazón,  paca  entrojarlo  en  tu  mano, 
como  parece  hoy. 

81  Y  dijome  Jehov4 :  Hé  affui  yo  he 
comenzado  4  dar  delante  de  tí  4  Séhon 
y  4  su  tierra ;  comienza  4  tomar  poee- 
sion,  para  que  heredes  su  tierra. 

88  Y  saliónos  Sdion  al  encuentro,  él  y 
todo  su  pueblo,  para  pelear  en  Jaas. 

88  Mas  Jehova  nuestro  Dios  lo  entr^ 
delante  de  nosotros,  y  herimos  4  él  y  4 
sus  hiios,  y  4  todo  su  pueblo  • : 

84  Y  tomamos  entmcei  todas  sus  ci- 
udades, y  destruimos  todas  las  ciudades, 
hombres,  y  miyeres,  y  niilos;  no  de- 
jamos ninguno/. 

86  Solamente  tomamos  para  nosotros 
las  bestias,  y  los  despojos  de  las  ciudades 
que  hablamos  tomado. 

as  Desde'  Aroer,  que  tttá  junto  4  la 
ribera  del  arroyo  de  Amon,  y  la  dudad 

Íne  etHt  en  el  arroyo,  hasta  Galaad,  no 
ubo  ciudad  que  escapase  de  nosotros : 
todas  las  entivgó  Jéhov4  nuestro  Dios 
en  nuestro  poder  A. 


87  Solamente  4  la  tienra  de  los  hljoa 
de  Ammoa  no  llMaste,  ni  4  todo  lo  qa« 
está  4  la  orilla  del  arroyo  de  Jabee ',  ni 
4  las  dudados  del  monte,  ni  4  /úvr 
alguno  que  JdiOT4  nuestro  Dios  hdila 
prohibido*. 

CAPITULO  III. 
9(gm»  la  rdocfon  aaltrier:  dmrcta  M  rtm 
Ogt  raparUeiom  dt  ftora  ^  lat  iribm  m 
RtibéH  y  €hd,  y  nuáia  dt  Mamamtt  y  é» 
eomomigtASmoráMoUm  el  «airsr  sa  la 
M«rra  df  jronMsa. 

Y  VOLVIMOS,  y  subimos  oamino 
de  Basan,  y  saUdnes  d  encuentro 
Og,  rey  de  Baún,  para  pdear«,  €í  y 
todo  su  pueblo,  en  jEdrd*. 

8  Y  dijome  Jdiov4 :  No  tengas  temor 
de  él,  potque  en  tu  mano  he  entregado 
4  él  y  4  todo  su  pueblo,  y  su  tierra ;  y 
'harás  oon  él  come  Uoiste  oon  Sdion, 
rey  Amonhéo,  que  hdiltaba  en  Hea- 
bon«. 

a  Y  JdioT4  nuestro  Dios  entregó  tam- 
bién en  nuestra  mano  4  Og,  rey  de  Ba- 
san, y  4  todo  su  pueblo,  d  eud  herlmo* 
hasta  no  quedar  de  él  ninguno. 

4  Y  tomamos  entonces  toda*  ms  d- 
vdades;  no  quedó  dudad  que  no  les 
tomásemos,  sesenta  dudados,  toda  la 
tierra  de  Argob  del  retaio  de  Og  en 
Basan  rf. 

5  Todas  estas  eran  dudados  finrtale- 
ddas  con  dto  muro,  con  puertas,  y 
barras ;  sin  otras  muy  muohas  dndadca 
sin  mulo. 

O  Y  destruírnoslas*,  como  hidmoa  4 
Sehon,  rey  de  Hesbon,  destruyendo  en 
toda  ciudad  hombres,  mi^eres,  y  nifios. 

7  Y  tomamos  para  nosotros/  todas  laa 
bñtias,  y  los  deqpojos  de  las  dudados. 

8  También  tomamos  en  aqud  tiempo 
de  mano  de  dos  reyes  Amorrliéos,  que 
estaban  de  esta  parte  dd  Jordán,  la  ti- 
erra desde  el  arroyo  de  Amon  hasta  el 
monte  de  Hermon : 

9  (Los  Sidoidos  llaman  4  Hormony 
Slrion ;  y  A  los  Amorrhéoa  Senir  *:) 

10  Todas  las  dudados  de  la  llaznura, 
y  todo  Galaad,  y  4  todo  Basan  haata 
Salchá  y  Bdxd*,  dudades  dd  reino  de 
Ogen  Basan. 

11  Porque  solo  Og,  rey  de  Basan,  ha- 
bia  quedado  de  los  gigantes  que  que- 
daron. Hé  aquí  su  cama,  que  «ra  «na 
cama  de  hierro,  ¿  no  eBt4  en  RabbnCh 
de  los  hijos  de  Ammon'  ?  La  longitud 
de  día  ee  de  nueve  eodos,  y  su  ansian 
de  cuatro  codos,  d  codo  de  un  hombre. 

18  ^  Y  esta  tierra  ftw  heredamóa  en- 
tonces desde  Aroer,  que  está  d  arroyo 
de  Amon,  y  la  mitad  dd  monte  de 
Cküaad  con  sus  ••  dudadas,  di  4  los  Rq. 
benitas  y  4  los  Oaditas : 

13  Y  d  resto  de  Galaad,  y  todo  Baaaa, 
dd  reino  de  Og»,  díio  4  la  media  trllm 
de  Manease ;  toda  la  tiena  de  Argob, 
todo  Basan,  que  se  llamaba  la  tienra  de 
los  gigantes. 

14  Jair*,  hUo  de  Manease,  tomó  toda 
la  tierra  de  Arvob  hasta  el  térmixio  de 
Gessuri  y  Mach&tí,  y;»  llamóla  de  au 
nombre  Basan-Havoth-Jair,  oomoae  Ka- 
nta  hasta  hoy. 

15  Y  4  Machlr  di  4  Galaadr. 

16  Y  4  los  Rubenltas  y  Gaditas  di  de 
Galaad  hasta  el  arroyo  de  Amon,  ^ 
medio  dd  arroyo  por  término  hasta  ^ 
arroyo  de  Jaboc,  término  de  los  bMoa 
de  Ammonr: 

17  Asimismo  la  eampafia,  y  d  Jordán- 
y  d  término,  desde  Cfainereth  haata  la 
mar  del  llano,  el  mar  sdado,  las  -rcrti. 
entes  abajo  dd  Pisga  d  Oriente. 

18  Y  os  mandé  entonces  dldendo  •  j«^ 
hov4  vueáfaro  Dios  os  ha  dado 


*vee^5,9. 
1». 


Na.  21.  B 
«5.  ^ 

»Cbpul.4. 


'Ha.tl.aE 


'lBe7.4J3 


Bal.U5.li 
12. 

yia&i»;! 

/"Joe.11.1! 
141. 


•^p.  4.  4 
48- 

*«aLa9.< 

•1  Cr.  S.  a 

Ks.a7.  5. 

*  Jo*.  13:  { 


<28i 
36. 


I 


■•  Joa.M. 

y  la.  9. 
*  J0B.13.J 


•  Nn. 
41. 
iCt. 


8a. 
a. 


Joa.ia. 

«Ha.  S3t 


Joa.ia.S 


A.ai4SL 


DEUTEBONOHIO,  Y. 


A.c.im. 


<t  Jar.  16. 13. 
•SaL  115.4, 

T. 

yl8A.lS¿7. 

It.44.9. 

y  48.  7. 
r  Cap.  80.1, 

eto. 

Ii6T.26.80, 

40.    . 

«6ftl.ll6.6. 
JonM41. 


IJob  8.  8. 


•'  Sz.  19. 18. 

10. 


k  Cap.  7. 19. 
tCftp.8i.13. 


<"Bx.90.22. 
"Cap.  10. 15. 


»  Cap.  7. 1. 
y  9. 1,2. 


r  Jot.  2. 11. 


s  Na.  86.  6, 
14. 


f  Cap.  19. 4. 
Mn.  85.  U. 
'J(M.30.8. 


t  Oap.16.15. 
716.12. 
7&t.l8,9a. 


entxe  lu  gentes  4  las  cuales  -os  Uerará 
Jehová. 

28  T  terTirOs  alU  &  diotes  hechos  de 
numos  de  hombres,  4  madera  y  4  pie- 
dra', que  no  ven  ni  oyen,  ni  comen,  ni 
huelen*. 

89  ^  Mas  si  desde  allí  buscares  4  Je- 
hoT4  tu  Dios,  lo  hallai4s,  si  le  buscares 
de  todo  tu  corazón,  y  de  toda  tu  alma/. 

ao  Cuando  estuvieres  en  angustia,  y  te 
alcanzaren  todas  estas  cosas,  «t  en  los 
postreros  dias  te  Tolvleres  4  Jebov4  tu 
Dios,  y  oyeres  su  voz, 

81  Porque  Dios  míserioordioso  e>  Je- 
hoT4  tu  Dios  jv,  no  te  d<;jar4,  ni  te  des- 
truir4,  ni  se  olTidar4  del  pacto  de  tus 
padres  que  les  juró. 

82  Poique  pregunta  ahora  de  los  ti- 
empos pasados  A,  que  han  sido  antes  de 
tí,  desde  el  dia  que  crió  Dios  al  hombre 
sobre  la  tierra,  y  desde  el  wa.  cabo  del 
cielo  al  otro,  si  se  ha  hecho  cosa  seme- 
jante 4  esta  gran  cosa,  6  se  haya  tádo 
otra  como  ella. 

83  ¿  Ha  oido  pueblo  la  toz  de  Dios,  que 
hablase  de  en  medio  del  fuego  •',  como 
td  la  has  oido,  y  vivido  ? 

84  ¿  O  ha  Dios  probado  4  venir  4  tomar 
para  sí  gente  de  en  medio  de  otra  gente, 
con  pruebas,  con  se&ales,  con  *  milagros, 
y  con  guerra,  y  mano  fuerte,  y  urazo 
extendido,  y  grandes/  espantos,  según 
todas  las  cosas  que  hizo  con  vosotros 
Jehov4  vuestro  Dios  en  Egipto  ante  tus 
ojos  ? 

85  A  tí  te  fué  mostrado^joara  que  su- 
pieses que  Jehov4  él  es  Dios;  no  ha¡f 
mas  fuera  de  él. 

88  De  los  cielos  te  liizo  oir  su  voz, 
paran  ensefiarte;  y  sobre  la  tierra  te 
mostró  su  gran  fuego,  y  has  oido  sus 
palabras  de  en  medio  del  fuego. 

87  Y  por  cuanto  él  amó  4  tus  padres», 
escogió  su  simiente  después  de  ellos :  y 
sacóte  delante  de  sí  de  Egipto  con  su 
gran  poder, 

88  Para  echar  de  delante  de  tí  gentes 

gandes,  y  mas  ftiertea  que  td  • ;  y  para 
troducirte,  y  darte  su  tiara  por  here- 
dad, como  aparece  hoy. 

88  Aprende  pues  hoy,  y  reduoe  4  tu 
corazón  que  Jehov4  él  es  el  Dios  acriba 
en  el  cielo,  y  abaio  sobre  la  tierraj*;  no 
hay  otro. 

40  Y  guarda  sus  estatutos  y  tus  man- 
damientos, que  yo  te  mando  hoy,  para 
que  te  vaya  bien  4  tí  y  4  tus  h^os  des- 
pués de  ti,  y  prolongues  üu  dias  sobre 
la  tierra  que  Jehov4  tu  Dios  te  d4  para 
siempre. 

41  ^  Entonces  apartó  Moisés  r  tres  ci- 
udades de  esta  parte  del  Jtnrdan  al  na- 
cimiento del  sol, 

4S  Para  que  huyese  allí  el  homicida, 
que  matase  4  su  pró)imo  por  yerro,  sin 
haber  tenido  enemistad  con  él  dasde 
ayer  ni  de  antes  de  avecr,  y  que  huyendo 
4  una  de  estas  ciudaaes,  salvara  la  vida : 

43  A  saber f  4  Beser  en  el  desierto  «,  en 
tierra  de  la  llanura,  de  los  Rubenitas ; 
y  4  Ramoth  en  Galaad,  de  los  Gaditas ; 
y  4  Oolan  en  Basa,  de  los  de  Manassé. 

44  ^  Esta  pues  es  la  ley  que  Moisés 
proputo  delante  de  los  hijos  de  Israel. 

45  Estos  son  los  testimonios,  y  los 

M< 


estatutos,  y  los  derechos  que 
notiflcó  4  los  h^os  de  Israel,  cuando 
hubieron  salido  de  Egipto, 

46  De  esta  parte  del  Jordán,  en  él 
valle  delante  oe  Beth-peor,  en  la  tiara 
de  Sehon,  r^  de  los  Amorrfaéos,  que 
habitaba  en  Hesbon,  al  cual  liirió  Moi- 
sés con  los  hijos  de  Israel  cuando  hubi< 
eroh  salido  de  Egipto  *, 

47  Y  poseyeron  su  tierra,  y  hi  tierra 


de  Og,  rey  de.Basan  i  dos  reyes  de  los 
Amorrhéos  que  estaban  de  esta  pacte 
del  Jordán,  al  nacimiento  del  sol ; 

48  Desde  Aroer»,  que  estA  junto  4  la 
ribera  del  arrojo  Amon,  hasta  el  monte 
de  Sion,  que  es  Hermon  « : 

49  Y  toda  la  llanura  de  esta  parte  dd 
Jordán,  al  Oriente,  hasta  la  mar  d^ 
llano,  las  verUentea  de  las  aguas  ab^}o 
del  Piagay. 

CAPITULO  V. 
BepiU  Moiseí  los  preeepUs  del  áu^logo,  ko- 
eiendo  memoria  de  lo  ssuedido  «n  «i  moal* 
Binat. 

Y  LLAMÓ  Moisés  4  todo  Israel,  y 
d:Uoles :  Oye,  Israel,  loa  estatutos  y 
derechos  que  yo  pronuncio  hoy  en  vu- 
estros oidos ;  y  aprendedioa,  y  guardad- 
los, para  ponerlos  por  obra. 

8  Jehov4  nuestro  Dios  hizo  pacto  con 
nosotros  en  Horeb«. 

8  No  oon  nuestros  padres  hizo  Jdu>v4 
este  pacto,  sino  oon  nosotros  todos  los 
que  estamos  aquí  hov  vivos  i. 

4  Cara  4  cara  habló  Jehov4  con  vos- 
otros en  el  monte  de  en  medio  del  fu- 
ego», 

6  (V  yo  estaba  entonces  entre  J^ov4 
y  vosotros  <<,  para  denunciaros  la  pHsbra 
de  Jehov4;  porque  vosotros  tuvisteis  te- 
mor del  ñi«|go,  y  no  stttxisteis  al  montea) 
dider^o, 

9  Yo  soy  Jehov4  tu  Dios,  que  te  saqué 
de  tienra  de  Egipto,  de  casa  de  siervos  • : 

7  No  tendr4s  dimes  ettiaSos  delante 
de  mí/. 

8  Noharés  para  tí  escultura,  m*  im4gen 
alguna  de  cosa  que  está  aniba  en  loa  cie- 
los, ó  aba¡o  en  la  tierra,  ó  en  las  aguaa 
deb^o  de  la  tierra  a : 

9  No  te  inclinaili  4  ellas,  ni  les  ter- 
vir4B:  porque  yo  soy  Jehov4  tu  Dios, 
Fuerte,  Zeíoso,  que  a  visito  la  iniquidad 
de  los  padres  sotñre  los  h\jos,  y  sobre  los 
terceros,  y  sobre  loa  cuartos,  4  los  que 
me  abomoen  •', 

10  Y  que  hago  misericordia  4  millares 
4  los  que  me  aman,  y  guardan  mis  man- 
damientos. 

11  No  tomai4a  en  vano  el  nombre  de 
tu  Dios  Jdu>v4A;  porque  Jehov4  no 
dar4  por  inocente  al  que  tomare  en  va- 
no su  nombre. 

18  Ouardar4s  el  dia  del  s4bado  para 
santificarlo/,  como  Jehov4  tu  Dios  te 
ha  mandado. 

13  Seis  dias  trab^}ar4s,  y  harás  toda  tu 
obra: 

14  Mas  el  séptimo  es  s4bado  4  Jdiová 
tu  Dios">:  ninguna  obra  harés  tü,  ni  tu 
h|jo,  ni  tu  h^a,  ni  tu  siervo,  ni  tu  ai- 
erva,  ni  tu  buey,  ni  tu  asno,  ni  ningún 
animal  tuyo,  ni  tu  peregrino  que  está 
dentro  de  tus  puertas  ¡  porque  **«'«^*»»tp 
tu  siervo  y  tu  sierva  como  tu  •. 

15  Y  acuérdate  que  fuiste  siervo  en 
tierra  de  Egipto  •,  y  que  JdboT4  tu  Dios 
te  sacó  de  aU4  oon  mano  fuerte,  y  braco 
extendido :  por  lo  cual  Jehov4  tu  Dioa 
te  ha  mandado  que  guardes  éL  dia  áA 
s4bado. 

16  Honra  4  tu  padre  y  4  tu  madrej», 
como  Jehov4  tu  Dios  te  ha  mandado, 
para  que  s^an  prolongados  tus  dias,  j 
para  que  te  vaya  bien  sobre  la  tierra  que 
Jehov4  tu  Dios  te  d4. 

17  No  matarás  9. 

18  No  adulterar4s«'. 

19  Nu  hurtarás*. 

90  No  dinls  fidso  testimonio  contra  tu 
prójimo'. 

81  No  codiciarás  la  mujer  de  tu  pro- 
jimo,  ni  desearás  la  casa  de  tu  prójimo^ 
ni  su  tierra,  ni  su  siervo,  ni  su  Mervu, 


•C»p.S.a6. 
•0^3.S. 

rOap.8.17. 


•Rs.l9.S,8. 
Heh.8.9. 

»CapL99.10^ 

«Bx.19.9, 
18.19. 

y  ao.i8,a 

4Kx.a4.S,& 
Oal.  S.19L 


•BZ.90J47. 
/Mat.4.1«L 

&BZ.S4.U 


<Bz.S4. 
Jar.  SX 
Mat.23. 
86. 


&Let.l9.U 


<U.68.UL 

1^80.13. 


"»Gea.Lft 
Heb.4.4 


•SX.83.U 

•Oan.15.lj 
y  Ift.  18.  I 
784.18,21 


Hat.  15.44 
Sf.6.1.Si 

t  Mal  5. 21 

aa. 

«•Pn».6.3a 

sa. 

Mat.fi.  37 
28. 

•Rom.l.t.< 

Bf.4.28. 

I  Mal.  S.  & 


xcuo. 

DBüTBBOKOMIOi  n,  Vtt 

t.<xim. 

.H-.ll 

S.-^ü'p^ci-'^—L^j-'í.'xr*'  *  -  «s'-'  r*; 

'íírA'' 

^l\ 

1^11  n. 

•dn,lu-<w>l«ia>(Udlii>l.               '1    t  V  IH  «cnUiü  n  U»  p«w  «•  H 

IS'SílsSíSS  rsíSS^ips 

fc.»U. 

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„  V  OH.  Uu  da  «^  bM   q»  M 

w.un.» 

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óL'iSri^  S°íi  «4?^,iSí  í,  K 

1.  dljnt,  ,  m«in.  U  UiúiH  j  huí- 

!.>«.<».  M  fu»  d.  J^>4  W  UM  «m. 

m  Y  oii  J.t.011  1>  w  d.  .üaln. 

'l^HIl 

i:í-íisr'».i¡rs-/.t 

i&.'ESSiiía.T- 

'ÍSí'iírí: 

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'C.Í.1». 

fSaHLim 

n^  ó!  SLu  £*u,1^'?^i 

ub^u  síSiSfíir™^!™  "^ 

hTdiíh,... 

?j]«£_^  f^^t^r  ü^  r 

lí^Sitlf 

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WííézrTs'Sí 

■S  V  HDÚIUH  d«  nm,  pum  tr»niD«  J 

L"£iV 

^«vioKldíi™  JíHct  -I«  ^™iM. 

.q.  blo  .od«.  la.  dli./t  ru.  qu> 

■ST^Ü: 

ss,T  ií'=íuíS¿°'.=^'%j; 

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dUHi»!  d.  F°»(  P«  «t»  udpl  «u 

EI.^1U.S. 

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HUÍ  DU..,  »=»  a  í»  *.  i™d.ld.. 

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ii              rSs: 

(wlNDOJ^.i™IH-„h.«™ 

1  iS-H 

*Í                                    LnLtnDM. 

]íírJ:js^£SJits-.¿^ 

S 

í "-«-. 

m^iB^m^ 

•W.tUJ. 

¿jSSssS— 

-^"^á^i^^^Jrh^ 

A.ai4iL 


DBUTERONOMIO,  TUL 


A.ai46L 


«j4M.e.i7. 
78.M. 

710.38,40. 
7ll.U,lX 
4Bs.9S.8S. 
7U.I2. 
7U.I& 
.«.l.X 


/Si.  as.  34. 
781.1& 

«lP6d.X». 


ÍCIM0.S2. 


<Gema8.1«, 

17. 

XI1Í0.1.7S, 

78. 
ÍBZ.13.S, 

14. 

790.2. 

Dn.9.4. 
«Sx.90.e. 

•»C»p-89Jf. 
b.M.18. 
B0III.LU9. 


«Cip.98.1, 
«to. 
Lev.  96. 8, 

«lo. 


l'Bz.lK.9«. 
798.  9ft. 


«Gaikl9;80. 
Xx.98.8S. 
Jwto.i.ííT. 
M.  108. 88. 

•"Cap.  SU  8. 


*Cftp.4.S4. 
79».  8. 


iBx.9S.98. 
J«9il9. 


«09.10117. 


todolBsdMtraÍxát«:  no  taaiéf  oea  dloi 
alianai',  ni  lu  tomoié*  á  meroed. 

8  T  no  «nparcntaiit  eon  ello*:  no 
darás  tu  hija  a  su  bíjo,  ni  tomarái  &  tu 
hQajNuratnhQo*. 

4  Poique  daiTiaiA  4  tn  hijo  de  en  poa 
de  mí,  y  aerriián  &  dioies  ageno* ;  y  él 
ftiror  de  JehovA  w  enecndetá  •obie  vot- 
otiot,  y  te  dettmiii  pretto. 

5  Mas  así  habéis  de  hacer  con  eDos : 
Sos  altares  destniiváis,  y  quebrarais  sus 
estatuas,  y  cortarais  sus  bosques,  y  que- 
marais/ sus  eteultnTas  en  el  fti^go. 

6  4  Forgtte  tú  eres  pueblo  santo  &  Je- 
hoWC  tu  Dios:  JÁovA  tu  Dios  te  ha 
escogido  pan  serle  un  pueblo  7  especial, 
mas  que  todos  loa  pueblos  que  están  so- 
bre la  haz  de  la  tierra. 

7  No  por  ser  Tosotros  mas  que  todos 
los  pueblos  os  ha  querido  Jeho^i,  y  os 
ha  escogido;  porque  ▼osoCros  enait  los 
mas  pocos  dé  todos  los  pueblos  k : 

8  Sino  poique  JehoT*  os  amó,  y  quiso 
guardar  él  Juramento  que  Juró  4  tu- 
estros  padres ',  os  ha  sacado  JdiovA  oon 
mano  flierte,  y  os  ha  rescatado  de  casa 
defc  sierros,  de  la  mano  de  Ffaaraon, 
rqrde  Egipto. 

9  Conooe  pues  que  Jehorá  tu  Dios  es 
Dios,  Dios  fiel,  que  guarda  él  pacto  y/ 
la  misericordia  a  los  que  le  aman,  y 
guardan  sus  mandamientos,  hasta  las 
mil  ceneíaoionesM, 

10  Y  que  dá  el  psigo  en  su  cara  al  que 
le  aborrece,  destruyéndolo*:  ni  lo  di> 
lataiá  al  que  le  odia,  en  su  cara  le  dai4 
el  pago. 

llGnarda  por  tanto  los  mandamien- 
tos, y  estatutos,  y  derecho*  que  yo  te 
mando  hay  que  cumplas. 

19  T  sen,  que  por  haber  oido  estos 
derechos,  y  guaraado  y  puéstoloa  por 
obn,  Jmork  tu  Dios  guaidarA  contigo 
el  pacto  y  la  misericordia  que  ¡vacó  4  tus 
padres •; 

18  T  te  amar4,  y  te  bendedxft,  y  te 
muUlplicafá,  y  baraecirá  d  fruto  de  tu 
vientre,  t  á  fruto  de  tu  tiem,  v  tu 
grano,  y  tu  mosto,  j  tu  aceite,  la  cru  de 
tus  vacas,  y  los  rebatios  de  tas  ovejas, 
en  la  tienra  que  juró  4  tus  padres  que  te 
daifa. 

14  Bendito  serás  mas  que  todo*  los 

Sueblos :  no  habrá  en  ti  vaxon  ni  hem- 
n  estéril,  ni  en  tus  bestias. 

16  Y  quitará  Jehorá  de  ti  toda  oifrr- 
medad;  y  todas  las  malas  plagas  de 
Egipto,  que  td  sabes,  no  las  pondrá 
scnire  tí^,  antes  las  pondi4  sobre  todos 
los  que  te  aborrecieren. 

10  Y  Y  oonsumlráa  á  todos  los  pueblos 
que  te  dá  Jéhov4  tu  Dios :  no  los  per- 
aonar4  tu  0|)o  ¡  ni  serrlrás  4  sus  dioses, 
que  te  será  tropiezof. 

17  Cuando  dijeres  en  tu  coracon :  Es- 
tas gentes  son  muidlas  mas  que  yo,  ¿  có- 
mo las  podré  desarraigar  ? 

18  No  tengas  temor  de  ellos  r  •.  acuér- 
date bien  de  lo  que  hizo  Jéhová  tu  Dios 
con  Fharaon,  y  con  todo  Egipto ; 

19  De  las  grandes  pruebas*  que  vieroa 
tus  ojos,  y  de  las  séfiales  y  inilagros,  y 
de  la  mano  fuerte  y  bnzo  extendido  con 

3ue  JéhoT4  tu  Dios  te  sacó:  así  hará 
Aova  tu  Dios  con  todos  los  pueblos  de 
onyapresencia  tü  temieres. 

90  Y  también  enviará  Jéhová  tu  Dios 
sobre  ellos  t  abispas,  hasta  que  perecean 
los  que  quedaren,  y  los  que  se  nubieren 
eaeondido  de  ddante  de  tí. 

91  No  desmayes  delante  de  ellos,  que 
JdioTá  tu  Dios  ei<A  en  medio»  de  tí, 
Dtosjnaade  y  tenrible. 

98  Y  Jéhov4  tu  Dios  ediará  á  estas 
gentes  de  delante  de  ti  poco  á  poco :  no 


las  podrás  acabar  luego,  poiqne  las  bes- 
tias ÓA  campo  no  se  aumenten  contn 
tí'. 

98  Mas  Jehová  tu  Dios  las  entregará 
delante  de  tí,  y  él  las  quebrantará  oon 
grande  destioxo,  hasta  que  sean  des- 
truidos. 

84  T  él  entregará  sus  reyes  en  tu  ma- 
no jr,  y  til  destruirás  el  nomtae  de  dio* 
de  detM^o  del  délo :  nadie  te  hará  ícen- 
te '  hasta  que  los  destruyas. 

9S  Las  esculturas  de  sos  dioses  que- 
marás en  el  fuego*:  no  oodldarásb 
plata  ni  oto  de  sobre  ellas  para  tomarlo 
para  tí,  porque  no  tropiezes  en  ello, 
pues  es  abominación  4  Jehov4  tu  Dio*. 

98  T  no  meterás  abomtaiacion  en  tu 
casa,  porque  no  seas  anatema  como  ello : 
dd  todo  lo  aborrecerá*  y  lo  abominarás, 
porque  es  anatema  «. 

CAPITULO  VIII. 
B Aorta MctMit  oleiMUo  4  «im  m  atmaráa 4» 
Im  hmufifeioB  réemdoé  m  tíámtmio,  f  da  Im 
eoií^M  eoNlra  tot  nuáot. 

CUIDAREIS  de  poner  por  obra  todo 
mandamiento  que  yo  os  ordeno  hoy, 
porque  viváis,  y  seáis  multlplioados,  y 
entms  y  poaeau  la  tiem,  de  la  oual 
juró  Jehová  á  vuestros  padres*. 

9  Y  acordarte  has  de  todo  el  camino 
por  donde  te  ha  traído  Jdiová  tu  Dio* 
estos  ft  cuarenta  años  en  el  desierto,  pa- 
ra afligirte,  por  probarte,  para  saber  lo 
que  eitota  én  tu  corazón  e,  ú  haUas  de 
guardar  ó  no  sos  mandamientos. 

8  Y  te  ailMÓ,  é  hizote  tener  hambre, 
y  te  sustentó  con  man4,  cemiiía '  que  no 
oonodas  trf,  ni  tus  padres  la  hablan  co- 
nocido, pera  hacerte  saber  que  el  hom- 
bre no  vivirá  de  solo«  pan,  mas  de  toda 
palabra  que  sde  de  la  boca  de  Jdiov4 
vivirá  d  hombre/. 

4  Tu  vestido  nunca  se  enveredó  sobre 
tí,  ni  el  pié  se  te  ha  hinchado  por  estos 
cuarenta  afios  g. 

6  Reconoce  arimisme  en  tn  ooraaon, 
que  como  castin  el  hombre  4  su  l^joA, 
ati  Jehová  tu  Kos  te  castiga. 

6  Guardarás  pues  los  mandamientos  d« 
Jehov4  tu  Dios  andando  en  sus  cami- 
nos, y  temiéndolo. 

7  Poique  Jdiov4  tu  Dios  te  introduce 
en  la  buena  tienra,  tierra  de  arroyos,  de 
aguas,  de  flientes,  de  abismo*  que  brotan 
por  vegas  y  montes : 

8  Tierra  de  trigo,  v  cebada,  y  de  vides, 
é  higueras,  y  gxanailos ;  tierra  de  olivas, 
de  aodte,  y  de  miel : 

9  Tierra  en  la  cual  no  comoá*  el  pan 
con  escasez ;  no  te  faltará  nada  en  ella: 
tiara  que  sus  piedras  «m  hierro,  y  de 
sus  montes  cortarás  metal. 

10  Y  comerás,  y  te  hartarás,  y  «ben- 
decirás á  Jehová  tu  Dios  por  la  buena 
tierra  que  te  habrá  dado. 

11  Guárdate,  que  no  te  olvides  de  Je- 
hová tu  Dios,  para  no  observar  sus  man- 
damientos, y  sus  derechos,  y  sus  estatu- 
tos, que  yo  te  ordeno  Yiaj : 

19  Que  quizá  no  comas  y  te  hartes,  y* 
edificado  que  hayas  buenas  casas  en  que 
mores, 

18  Y  tus  vacas  y  tus  ovinas  se  aumen- 
ten, y  la  plata  y  el  oro  se  te  multiplique, 
y  todo  lo  que  tuvieres  se  te  aumente, 

14  Se  deve  luego  tu  corazón,  y  <  te  ol- 
vides de  Jehov4  tu  Dios,  aue  te  sacó  de 
tierra  de  ÍMpto,  de  casa  de  dervos ; 

15  Que  te  hizo  caminar  por  un  dedcrto 
grande  y  espantoso,  de  serpientes  ardi- 
entes*,  y  de  escorpiones,  y«  de  sed, 
donde  ningún  agua  haMot  y  fi  te  saco 
agua  de  la  roca  <m1  pedernal  • ; 

\6  Que  te  sustentó  con  man4 en  dde- 


'Xz.98.a. 

80. 


V  Jos.  10.91 

49. 

713.1. 
'G*p.lL9& 

•lGr.l4Jl 

»  /os.  7. 1. 
21. 


«90S.8.U. 
18. 


«Cap.S.A 
88. 

»  Cap.  9. 7. 

7  9er&. 

An.Xia 
•9Gr.8S.Sl. 

<<Bz.l6.1& 


•Mstii 
Lne.  4.  i 

/B*L10iS7. 
3». 

9OBp.90k8. 

Kéh.8.Sl. 

&Pn.&ll 
▲p.8.19. 


<8aL  108.1 


ACs^S3.1& 
Tn.90.9. 
Os.18.6L 


(Jer.8.8. 

•Na.  21. 6. 

•  Ob.U.í^ 

•  Bx.  17.  •. 
Kn.  90. 11. 
8d.78.U. 
18. 

V 114. 8.  , 


DEDTEBOMOHIO,  IZ,  X. 


S"*"*.^™™!."' 


inUMili^  iiLMi  «•  Ib  ujiaU  ^ 


«4rid  .  dad*  al  ddft 


s^zSiTSí'b-t.TS.ns: 


un  JtkAí  rttta*  Dn*:  «  t¿Ü¿ 


Ás  pecqu  Jdw<>4  dQÍ  i¡am 
t,  Jlhñif,  dlcUodo:    Oh 


£j  UbrU  doUlii  di  fUdn  codu 


A.  C.  1461. 


DEUTEBONOHIO,  XL 


A.C.1«L 


«Bz.U.a8. 

¿Bx  90.1,7. 

« 1  Bey.  8.  8. 
/Kn.  S8.81, 


9  Kn.  8.6,9. 
h  Ka.  4. 15. 
<  Cap.  18.  fi. 
aC!r.29.U. 

h  Kn.  18.  ao, 
34. 
Bi.44.28. 

'  Ex.  84.  28. 
■•Bz.83.17. 


«  Mic  6.  8. 
o  8a1.  84.  9. 
rC»p.6.  6. 
M«t22.87. 


7  Cap.  6.  ai. 
•'BaLlU. 

16. 

t8aL148.4. 
iO«0.14.I9. 

eaLa4.1. 

760.12. 


«Otp.80.6. 
Jor.  4. 4. 
Bom.a.28, 
39. 


«  Daa.  3. 47. 
Apoo.  17. 

r  a  Cr.  19.  7. 

Job  84. 19. 

Bom.  3.11. 

£f.  6.  9. 

lFed.1.17. 
■  Bal.  68. 5. 
«LeT.19.3S. 

84. 
»  Cap.  «.18. 

la.  46.  23. 
•  Jer.  17. 14. 


•/Gen.  46. 37. 
Eech.7.14. 


7  labré  dos  táblu  de  piedra  como  las 
primeras,  y  lubi  al  oíante  con  laa  dos 
tablas  en  mi  mano. 

4  T  es4a:ibió  en  las  tablas,  conforme  & 
la  primera  escritura*,  las  diez  palabras 
que  Jáiorik  os  habia  hablado  en  el  monte 
de  en  medio  del  faM0,el  día  de  la  asam- 
blea </,  y  diómelas  Jehorá. 

5  Y  volví,  y  descendí  del  monte,  y  puse 
las  tablas  en  el  arca  que  habla  hecho ;  y 
allí  eitan«,  como  Jdtová  me  mandó. 

6  ^  Después  partieron  los  hijos  de  Is> 
rael  de  Beeroth-bene-jacaan  á  Moserá/: 
allí  murió  Aaron,  y  allí  fué  sepultado ;  y 
en  lugar  suyo  tuvo  el  sac«rdocio  su  14|o 
Eleazar. 

7  De  allí  partieron  &  Gudgod;  y  de 
Gudgod  á  Jotbath,  tierra  de  arroyos  de 
aguas. 

8  ^  En  aquel  tiempo  apartó  JdioT&  la 
tribu  de  Leví,  para  que^  llevase  el  arca 
del  pacto  de  Jehová,  para  que  estuviese  A 
delante  de  Jehová  para  servirle,  y  •  pava 
bendecir  en  sn  nombre  hasta  hoy. 

9  Por  lo  cual  Leví  no  tuvo  parte  ni 
heredad  con  sus  hermanos  A:  Jehová  es 
su  heredad,  como  Jehová  tu  Dios  le  d^o. 

10  Y  yo  estuve  en  el  monte,  como  los 
primeros  dias,  cuarenta  días  y  cuarenta 
noches/;  y  Jcdiová  me  oyó  también  esta 
vez,  V  no  quiso  Jehová  destruirte"*. 

11  'í'  d^ome  Jehová :  Levántate,  anda 
para  que  partas  delante  del  pueblo,  para 
que  entren  y  posean  la  tierra,  que  jiuré  á 
sus  padres  les  había  de  dar. 

13  ^  Ahora  pues,  Israel,  ¿qué  pide 
Jehová  tu  Dios  de  tí»,  sino  que  temas 
á  Jehová  tu  Dioso,  que  andes  en  todos 
sus  caminos,  y  que  lo  ames/»,  y  sirvas 
á  Jehová  tu  Dios  con  todo  tu  corazón, 
y  con  toda  tu  alma ; 

18  Que  guardes  los  mandamientos  de 
Jehová,  y  sus  estatutos,  que  yo  te  pres- 
cribo hoy,  para  que  hayas  bien«  ? 

14  Hé  aquí  de  Jehová  tu  Dios  mnr 
los  cielos  y  los  cielos  de  los  ddos  *,  la 
tierra  (,  y  todas  las  cosas  que  Aay  en  ella. 

16  Solamente  de  tus  padres  se  agradó 
Jehová  para  amarlos ;  y  escogió  su  si- 
miente después  de  ellos,  á  vosotros  de 
entre  todos  los  pueblos,  como  parece  en 
estedia. 

16  Circuncidad*  pues  el  prepucio  de 
vuestro  corazón,  y  no  endurezcáis  mas 
vuestra  cerviz. 

17  Porque  Jehová  vuestro  Dios  es  Di- 
os de  dioses,  y  Señor  de  señores.  Dios 
grande',  poderoso  y  terrible,  que  no 
acepta  personas,  ni  toma  cohecho^ : 

18  Que  hace  Justicia  al  huér&no  y  á  la 
viuda ;  que*  ama  también  al  extrai^Jero 
dándole  pan  y  vestido. 

19  Amaréis  pues  al  extrazgeroa :  por- 
que eztrai\ieros  fuisteis  vosotros  en 
tierra  de  Egipto. 

SO  A  Jehová  tu  Dios  temerás,  á  él 
servirás,  á  él  te  allegarás,  y  por  su  nom- 
bre jurarás  b. 

21  El  eerá  tu  alabanzac,  y  él  será  tu 
Dios,  que  ha  hecho  contigo  estas  grandes 
y  terribles  cosas,  que  tus  ojos  han  visto. 

SS  Con  setenta  aJmas  descendieron  tus 

E adres  á  Egipto ;  y  «I  ahora  Jehová  te  ha 
echo  como  las  estrellas  del  cielo  en 
multitud. 

CAPITULO  XI. 
Bíent»  promtUdo»  í  loe  que  guarden  loe  man- 
damienlo»,  y  ealatnidadiee  que  eobreveiidr4[n 
á  loe  tranegreeoree. 

AMARAS  pues  á  Jehová  tu  Dios,  y 
guardarás  su  ordenanza,  y  sus  esta- 
tutos, y  S1U  derechos,  y  sus  mandamien- 
tos todos  los  dias. 

9  Y  Y  comprended  hoy:  porque  no 
habló  con  vuestros  h^jos,  que  no  han 


sabido  ni  visto  d  castigo  de  Jdbová 
vuestro  Dios,  su  grandeza,  su  mano  I 
fuerte,  y  su  brazo  extendido, 

8  Y  sus  señales,  y  sus  obras  que  hizo 
en  medio  de  Egipto  á  Fhaxaon,  r^  de 
Egipto,  y  á  toda  su  tierra ; 

4  Y  lo  que  hizo  al  cgéroito  de  Egipto,  á 
sus  caballos,  y  á  sus  carros ;  como  hizo 
ondear  las  aguas  del  mar  Berm^o  sobre 
ellos*,  cuando  venían  tras  de  vosotros,  y 
Jehová  los  destruyó  hasta  hoy : 

6  Y  lo  que  ha  hecho  con  vosotros  en  el 
desierto,  nasta  qyue  habéis  llegado  á  este 
lugar: 

6  Y  lo  que  hizo  con  Dathan  y  Abiram, 
h^os  de  £!liab,  hijo  de  Rubén;  como» 
abrió  la  tierra  su  boca,  y  txagóse  á  ellos 

Lá  sus  casas,  y  sus  tiendas,  y  toda  la 
idenda  que  tcáiian  en  pié  en  medio  de 
todo  Israel. 

7  Mas  vuestros  ojos  han  visto  todos  los 
grandes  hechos  que  Jehová  ha  Secutado. 

8  Guardad  pues  todos  los  mandunien^ 
tos  que  yo  os  prescribo  hoy,  para  que 
seáis  esforzados,  y  entréis  y  poseáis  la 
tierra,  á  la  cual  pasáis  para  poseerla : 

9  Y  para  que  os  sean  prolongados  loa 
dias  sobre  la  tierra,  que  juró  Jehová  & 
vuestros  padres  habia  de  dar  á  ellos  y  & 
su  simiente,  tierra  que  fluye  leche  j 
miel. 

10  Y  Que  la  tierra  á  la  cual  entras  para 
poseerla,  no  es  como  la  tierra  de  Egipto, 
de  donde  habéis  salido ;  donde  aembrabaa 
tu  simiente,  y  regabas  con  tu  pie,  como 
huerto  de  hortaliza  «. 

11  La  tierra  á  la  cual  pasáis  para  po- 
seerla, es  tierra  de  montes  y  die  vegas : 
de  la  lluvia  del  cielo  has  de  beber  aUi 
las  aguas. 

13  Tierra  de  la  cual  Jehová  tu  Dios 
cuida :  siempre  están  sobre  ella  los  ojos 
de  Jehová  tu  Dios</,  desde  el  principio 
del  aik>  hasta  el  fin  de  él. 

18  Y  será  que  si  obedeciereis  cuidadosa- 
mente mis  mandamientos,  que«  yo  os 
prescribo  hoy,  amando  á  Jehová  vuestro 
Dios,  y  sirriendolo/  con  todo  vuestro 
corazón,  y  con  toda  vuestra  alma, 

14  Yo  dar¿  la  lluvia  de  vuestra  tierra 
en  ai9  tiempo,  la  temprana  y  la  tardía, 
y  A  cogerás  tu  grano,  y  tu  vino,  y  tu 
aceite. 

16  Daré  también  yerba  en  tu  campo  i 
para  tus  bestias;  y  comerás,  y  te  har- 
tarás. 

16  Guardaos  pues,  que  A  ruestro  cora- 
zón no  se  infatué,  y  os  apartéis,  y  sirváis 
á  dioses  ágenos,  y  os  incUneis  á  ellos ; 

17  Y  así  se  encienda  el  furor  de  Jehová 
sobre  vosotros,  y  I  cierre  los  cielos,  y  no 
h^ya  lluvia,  lü  la  tierra  dé  su  fruto,  y 
perezcáis  presto  de  la  buena  tierra  que 
os  dá  Jehová. 

18  ^  Por  tanto  pondréis  estas  mis  pala- 
bras en  vuestro  corazón  y  en  vuestra 
alma  "•,  y  las  ataréis  por  señal  en  vuestra 
mano,  y  serán  por  frontales  entre  vuestros 
q}os>. 

19  Y  las  enseñaréis  á  vuestros  h^oso, 
hablando  de  ellas  ora  sentado  en  tu  casa, 
ó  andando  por  él  camino,  cuando  te 
acuestes,  y  cuando  te  levantes. 

80  Y  las  esoribixás  en  los  postes  de  tu 
casa,  y  en  tus  portadas : 

21  Para  que  sean  aumentados  vuestros 
dias,  y  los  dias  de  vuestros  hijos j>,  sobre 
la  tierra  que  Juró  Jehová  á  vuestros 
padres  que  les  habia  de  dar  como  los 
dias  de  los  cielos  sobre  la  tierra?. 

28  5  Porque  si  guardards  cuidadosa- 
mente todos  estos  mandamientos  que  yo 
os  prescribo,  para  que  los  cumpláis,  oomo 
améis  á  Jehová  vuestro  Dios  andando  en 
todos  sus  caminos,  y  á  él  os  allegareis. 


•  Bx.  14.  29. 
8L 


4Kq.16.3L 


*Zac.Ii.l3. 


•ver.  32. 

/osp-iaii 


«Lev.  36. 4. 

A  joeia.as. 

Bant».  S.  7. 
tBaLlM.lLÍ 


iljas.  23.  U, 
16. 


{Cap.&U. 


»0»p.6.6.9i 

Fro.8.L 
"Pw.8.1 
•  CapL  4. 9. 


r  Pro.  4. 1(X 
y  9.  U. 

9  Sal. ».  SSi 


ílcmo. 


DEUTEBONOMK),  XIL 


A.  C.  liSL 


'JQB.1.IL 

•GeiLUwIS. 
lx.S3.8L 
51I.3Í.S. 

i'Xz.  23.37. 

:*OqiL2B.3, 
18. 

68. 


»cip.2r.A 

I  '«.8138. 

I 

I 
cGa.U.«. 


'Ctp.u.a 


■C^CL 


'ti.ta.9L 

IU.U 


SCr.JLL 


IX IL 
''J»e.l7.«. 


28  Jehofá  twnUen  •oIuuc&  todaa  eitu 
gentes  «te  delante  de  Toeotros ;  y  mí  po- 
■eeráis  el  pait  dt  gentes  grandes  y  mas 
fuertes  que  Tosotros. 

S4  Tooo  lugar  que  pisare  la  planta  de 
▼uestvo  f&éy  terk  vuestro'':  de¿de  el  de- 
aiert»  y  el  Líbano,  desde  el  rio,  el  rio 
Eufrates»  hasta  la  mar  postrera*  seiá 
Tuestn»  término. 

85  Nadie  se  sostendrá  delante  de  tos* 
otros  *  i  miedo  y  temor  de  ▼osotros  pon- 
drá JehoTá  Tuestro  Dios»  sobre  la  has 
de  toda  la  tieixa  que  hollareis,  como  él 
os  ha  dioho'. 

fl6  5  Hé  aquí  yo  pongo  hoy  delante  de 
▼oaotros  la  benmoiwi,  y  la  maldición  ir : 

87  I<as  bendición,  si  oyereis  los  man- 
dañoientos  de  JehoTá  vuestro  Dios,  que 
yo  os  prescribo  hoy : 

88  >  la  maldición  a,  si  no  oyereis  los 
mandamientos  de  Jehová  Tuestro  Dios, 
y  os  apartareis  del  camino  oue  yo  os  or- 
deno hoy,  para  ir  en  pos  de  aloses  ágenos 
que  no  habéis  conocido. 

88  Y  será,  que  cuando  Jehová  tu  Dios 
te  introdujere  en  la  tierra,  á  la  cual  vas 
pan  poseerla,  pondrás  la  bendición  sobre 
ri  nwnte  Gerizim,  y  la  maldición  sobre 
d  noonte  JBbalb : 

30  Los  cuales  mtan  de  la  otra  parte  del 
Jordán,  tras  él  camino  del  Occidente,  en 
la  tierra  d^  Cananéo  que  habita  en  la 
campafia  ddante  de  GÜgal,  junto  &  los 
Uanoa  de  Moreh*. 

81  Porque  vosotros  pasáis  el  Jordán, 

Era  ir  á  poseer  la  tierra  que  os  dá  Je- 
vá  vuestro  Dios ;  y  la  poseeréis,  y  ha- 
bituáis en  ella. 

88  Cuidaréis  pues  de  poner  por  obra 
todos  kM  estatutos,  y  derechos,  que  jo 
presento  hoy^'  delante  de  vosotros. 

CAPITULO  XII. 
FroMbe  JHm  á  Iom  Itraditaa  «I  qfnetr  aasri- 
jleios  fuera  de  omuí  luifar  ote«  fl  teielaret 
y  mtamda  que  te  abetengan  de  eomer  toitgret 
y  etTM  nuutftaree  ituaundoe. 

ESTOS  MM  los  estatutos*  y  derechos 
que  cuidaréis  de  poner  por  obra,  en 
la  tierra  que  Jehováel  Dios  de  tus  paidres 
te  ha  dado  para  que  la  poseas,  todos  los 
dias  que  vosotros  viviereis  sobre  la  tierra^. 

8  f  Destruiréis  e  enteramente  todos  los 
bagares  donde  las  gentes,  que  vosotros 
heredaréis,  sirvieron  á  sus  dioses  sobre 
los  montes  altos,  y  sobre  los  collados,  y 
debajo  de  todo  árbol  espeso  d : 

8  Y  derribaréis  sus  altares,  y  quebraréis 
sus  imágenes,  y  sus  bosques*  consumiréis 
con  fuego :  y  datruiréis  las  escultiuras  de 
sus  dioses,  y/  extirparéis  el  nomture  de 
rilas  de  aquel  lugar. 

4  ^  No  haréis  así  á  Jehová  vuestro 
Dios. 

5  Mas  el  Itigar  que  Jehová  vuestro  Dios 
escogiere  de  todas  vuestras  tribus,  para  g 
poner  allí  su  nombre,  para  su  habitación, 
cs«  bascaréis,  y  allá  iréis : 

6  Y  allí  llevaréis  vuestros  holocaustos, 
y  vuestros  sacrificios,  y  A  vuestros  diex- 
moa>,  y  la  oftenda  elevada  de  vuestras 
manos,  y  vuestros  votos,  y  vuestras  o- 
fipmdas  voluntarias,  y  los  primerizos  de 
vuestras  vacas  y  de  vuestras  ove^Jas. 

7  Y  comeréis  alU  delante  de  Jehová 
vuestro  Dios,  y  os  alegraréis  A,  vosotros  y 
vuestras  fiuniiias,  en  toda  otea  de  vues- 
tras manos  en  que  Jehová  tu  Dios  te 
hubiere  bendecido. 

8  No  haréis  como  todo  lo  que  nosotros 
hacemos  aquí  ahora,  cada  uno  lo  que  le 
parece'. 

8  Porque  aun  hasta  ahora  no  habéis 
entrado  al  reposo  y  á  la  heredad,  que  os 
dá  Jehová  vuestro  Dios. 

10  Mas  pasaréis  el  Jordán,  y  habitaréis 


en  la  tienta  que  Jdiová  vuestra  Dios  os 
hace  heredar,  y  él  os  dará  reposo  de  to- 
dos vuestros  enemigos  al  rededor,  y  habi- 
taréis seguros. 

11 Y  «a^óncss,  al  lugar  que  Jdiová  vues- 
tro Dios  escof^ere  para  nacer  habitar  en 
él  su  nombre,  allí  llevaréis  "•  todas  las 
cosas  que  yo  os  mando ;  vuestros  bolo- 
eaustos,  y  vuestros  sacrificios,  vuestros 
dieamos,  y  las  oftendas  elevadas  de  vues- 
tras manos,  y  todo  lo  escogido  de  vues- 
tros votos  que  huUereis  prometido  á 
Jehová. 

18  *  Y  os  alegraréis  delante  de  Jehová 
vuestro  Dios,  vosotros  y  vuestros  hijos,  y 
vuestras  hijas,  y  vuestros  siervos,  y  vues- 
tras siervas,  y  el  Levita  que  eetuviere 
en  vuestras  poUadones ;  por  cuanto  no 
tieneparte ni  heredad  con  vosotros*. 

18  Guárdate,  que  no  oflrescas  tus  holo- 
caustos en  cualquier  lugar  que  vieres : 

14  Mas  en  el  lugar  que  Jehová  esoogiere 
en  una  de  tus  tribus,  allí  oñ«oeiás  tus 
holocaustos;»,  y  allí  hsúrás  todo  lo  que  yo 
temando. 

lA  Con  todo  podrás  matar  y  comer  carne 
en  todas  tus  poblaciones  conforme  al 
deseo  de  tu  alma,  Mgun  la  bendición  de 
Jehová  tu  Dios  que  S  te  habrá  dado :  el 
inmundo  y  el  limpio  la  comerá,  como  f  bt 
de  corzo  o  de  ciervo : 

16  Salvo  que  sangre  no  comeréis;  sobre 
la  tierra  la**  derramaréis  oomo  agua. 

17  Ni  podrás  comer  en  tus  poblaciones 
el  diezmo  de  tu  grano,  ó  de  tu  vino,  6  de 
tu  aceite,  ni  los  primerizos  de  tus  vacas, 
ni  de  tus  ov^as,  ni  tus  votos  que  prome- 
tieres, ni  tus  oftendas  voluntarias,  ni  las 
elevadas  ofrendas  de  tus  manos : 

18  Mas  delante  de  Jehová  tu  Dios*  las 
comerás,  en  el  lugar  que  Jehová  tu  Dios 
hubiere  escogido,  td,  y  tu  hijo,  y  tu  h^a, 
y  tu  siervo,  y  tu  sierva,  y  el  Levita  que 
eetít  en  tus  poblaciones :  y  alegrarte  has 
delante  de  Jehová  tu  Dios  en  toda  obra 
de  tul  manos'. 

19  Ten  cuidado  de  no  desamparar  al 
Levita  en  « todos  tus  dias  sobre  tu  tierra. 

20  Cuando  Jehová  tu  Dios  ensanchare 
tu  término,  como  él  te  ha  dicho',  y  td 
dijeres.  Comeré  carne,  parque  deseo  tu 
alma  comerla,  conforme  á  todo  el  deseo 
de  tu  alma  comerás  carne. 

81  Cuando  estuviere  léios  de  tí  el  lugar 
que  Jehová  tu  Dios  habrá  escogido,  para 
poner  allí  su  nombre,  matarM  de  tus 
vacas  y  de  tus  ovejas,  que  Jehová  te 
hubiere  dado,  como  te  he  muidado  yo, 
y  comerás  en  tus  puertas  según  todo  lo 
que  deseare  tu  alma. 

82  Lo  mismo  que  se  come  el  corzo  y  el 
ciervo,  así  las  comerás :  el  inmundo  y  el 
limpio  jf  comerán  también  de  ellas. 

88  Solamente  que  te  etifuerzes  á  no 
comer  sangre:  parque  la  sangre  es  el 
alma> ;  y  no  has  de  comer  el  alma  jun- 
tamente con  su  carne. 

24  No  la  comerás ;  en  tierra  la  derra- 
marás como  agua. 

85  No  comerás  de  ella,  para  que  te  vaya 
bien  á  tí,  y  á  tus  hijos  después  de  ti«, 
cuando  hicieres  lo  recto  en  qjos  de  Je- 
hová. 

86  Empero  las  cosas  que  tuvieres  td 
consagradas,  y  tus  votos,  /«fb  tomarás,  y 
vendías  al  lugar  que  Jehová  hubiere 
escotfido : 

87  Y  ofrecerás  tus  holocaustos,  la  carne 
y  la  sangre,  sobre  el  altar  de  Jehová  tu 
Dios :  y  la  sangre  de  tus  sacrificios  será 
derramada  sobre  el  altar  de  Jehová  tu 
Dios,  y  comerás  la  carne. 

88  Guarda  y  escucha  todas  estas  pala- 
bras que  yo  te  mando,  porque  te  vaya 
bien  á  tí,  y  á  tus  hi^jos  después  de  tí  para 


■  Jos.  18. 1. 
lEey.8.21. 


13. 


•  Csp.  10.  9. 
y  18.1. 


Pver.  11. 


9  ver.  22. 
Cap.  16. 22. 

<*  Osa.  9.  4. 
Ley.  7.  26. 
y  17. 10. 


'  ver.  11, 13. 
Cap.  li.  22, 
2S. 


tlCtor.iaSL 

•Csp.  14. 27. 

'Gen.  28.14. 
Bz.34.24. 


y  ver.  19, 16. 


"TW.lft. 

Lev.  17. 11. 
14. 


"  Csp.  4. 40. 


>  Lev.  22. 18, 
etc. 

lSaiii.1.21, 
81 


H  <IUo^  lUdcKlD  l-itin  Vtmm 


DBÜTEROHOinO.  nn,'HT. 


vi  iJ,  ni  ta>  paAiw  t««ol«lila. 


It  *IOnndocTM*d»i]gajMi— -— 
fnbnt.  l4oi  «I  liDplídi 


STSl: 


^,~~u^|^^ln»i^ii<>h 


¿£?ru2ÍSÍSSSif.ÍÍÍ£' 

¡.*S2i'3?usarrS5i'^ 

'!s«^iSSíSl'I 


SiYuAntraUttlmttiBtlfniaB 


A.Ciua. 


DECTEBONOiaO,  XV,  XYL 


▲.0.14». 


9Dl 


rOkpL  12.21. 


18. 
I  f-  Ke.  9.  7. 
{•CÍ9.1&1J: 
I    lfii.U.90. 
iCapkMLJ& 

•Bz.sa.si. 

M. 

JobSLlff. 
13L 

Iflbl4.]S, 
lá. 

Hek.l9LS. 

•O9.U.10. 

yn.]a.  IT. 

]faL3.iaL 


■Bx.SS.10, 
17. 


«Oi^SS.!, 
8,  etc. 


'^'"^ 


'lJaMS.17. 


.  ti. 
G^S.10. 


I       '(b     A^     MB 


l£«Ll,SL 

•  }S2.«. 

.  Bck.U.lS. 

•  OatMLll. 


y  de  tm  noadM*.  pan  que  anraadaí  4 
temer  4  JehoT4  tu  Dlot  todo*  lo*  diat. 

S4  Y  al  «I  oamlno  fti«e  taa  lai^o  que 
td  no  puedas  Oemlo  por  él,  por  estar 
l^oa  de  ti  d  Ingu  que  JehoTft  tu  Dlot 
hubiere  escogido  pan  poner  en  él  sa 
aomlnej^  cnando  JélioT4  tu  Dloa  te 
bendlien, 

25  Entónoea  venderlo  haa,  j  atax4a  el 
dinero  en  ta  mano,  j  vendiia  al  lagar 
que  Jéhov4  ta  Dioa  eaooglere ; 

28  Y  danb  el  dinero  por  todo  lo  que 
deaeoie  t»  alma,  por  Taeas,  ó  por  oyc- 
jaa,  ó  por  tino,  o  por  sidra,  ó  por  cual- 
qniier  oooa  qne  tu  alma  te  demandare : 
y  comeráa  allí  delante  de  JAot4  tu  Di* 
oar,  y  te  alenaiéa  td  y  tu  íkmilla  '. 

27  Y  no  aewmparaxéa  al  Levita  que 
kabUan  en  tos  poblacionet ;  porque  no 
tiene  parte  ni  heredad  contigo*. 

aa  ^  Al  eabo  de  cada  ttca  afloa'  aa- 
caráa  todo  el  diezmo  de  tua  productoa 
de  aouel  aik>,  y  lo  guardarte  en  toa 
etodadea: 

20  Y  Tendx4  A  Levita,  que  no  tiene 
parte  ni  heredad  contigo,  y  el  estran- 
j/erof  y«  el  huárihno,  y  la  viuda,  que 
hutien  en  tua  poblacionaa,  v  oomerim  y 
aerfia  aaciadoa,  pan  qne  JeDov4  tu  Dioa 
te  bendiga  en  toda  otan  de  tus  mano* 
que  liici«ea«. 

CAPITULO  XV. 

Repita  la  ley  <le  rtmMon  para  el  oRo  tlptíno, 

y  olta»  it  miwrfeordto  pora  «m  el  pm^Vmo. 

AL  cabo  de  cada  siete  «Boa  har4a  re- 
.  misiono. 

2  Y  esta  ei  la  manen  de  la  ranision : 
Perdonar4  4  su  deudor  todo  aquel  que 
hixo  empréstito  de  su  mano,  oon  que 
obligó  4  su  prójimo ;  no  lo  demandar4 
mas  á  su  pr^oimo,  ó  4  su  hermano;  por* 
qne  la  remisión  de  Jdiov4  es  premiada. 

3  Del  extraxqero  demandaras  el  rein- 
f^pro.-  mas  lo  que  tu  hermano  tuviexc 
tnyo,  lo  perdonar4  tu  mano  i, 

4  Pan  que  a»i  no  haja  en  u  mendigo : 
porqne  Jéhov4e  te  beiulecii4  oon  abun< 
ftancia  en  la  tienta  que  Jehov4  tu  Dioa 
te  dá  por  heredad,  pan  que  la  poseas ; 

6  Si  empero  esouchaxas  fielmente  la 
vos  de  Jehov4  tu  Dios,  pan  guardar  y 
cumplir  todos  estos  mandamientos  que 
yo  te  intimo  hay. 

6  Ya  qne  JdioT4  tu  Dios  te  habi4  ben- 
decido, oomo  te  ha  dicho,  prestarás  en- 
tónoea  4  muchas  gentes,  mas  td  no 
tomaxis  pcestado;  jd  enseflotearte  has 
de  muchas  gentes,  pero  de  tí  no  se  en- 
aeHorcarán. 

7  ^  Cnando  hubiere  en  tí  menesteroso 
de  alguno  de  tus  hermanos  en  alguna  de 
tus  eindades,  en  tu  tiem  que  JaDoy4  tu 
Dioa  ted4,  no  endureoer4s  tu  corazón,  ni 
cenarás  tn  mano  4  tu  hermano  pobre «: 

8  Mas  abrÍr4B  4  él  tu  mano  liberal» 
mente,  y  en  efiecto  le  prestai4s  lo  que 
baste»  lo  que  huUeie  menester/. 

O  6n4rdate  que  no  haya  en  tn  ooraion 
peí  veno  pensamiento,  didendoi  Cefva 
eBt4  el  afio  séptimo,  el  de  la  remisión ; 
y  tu  q|o  sea  maligno  sobre  tu  hermano 
monesterosn  pan  no  darle:  que  él  podt4 
clamar  oontn  tí  4  Jéhov4,  y  se  te  im* 
putasá  4  pecado^. 

10  Sin  nlta  le  darás,  y  no  tea  tu  oom- 
son  maligno  enando  le  dieres  A;  que 
ptar  ello  te  bendeeir4  Jéhov4  tu  Dios  en 
todoa  tua  hechos,  7  en  todo  lo  que  pu- 


i. 

11  Porqne  no  &ltaráa  menesterosos  de 
en  medio  de  la  tienta*,  por  eso  70  te 
mando  diciendo:  Abrirás  tn  mano  4 
tu  hermano,  4  tu  pobre,  y  4  tu  menas* 
tntieRa. 


12  ^  Cuando  ae  vendiere  4  tí  tu  herma- 
no Hebreo  6  Hebrea,  7  te  hubiere  aenido 
seis  afkw,  al  séptimo  afio  lo  denpediréa 
Ubre  de  til. 

18  Y  cuando  le  deqddiens  libn  de  tí, 
no  lo  enviarás  vacio. 

14  Le  abastecerte  Itberalmente  dan^ob 
de  tus  eveias,  de  tu  en,  y  de  tu  lagar ; 
le  darte  oe  aquello  en  que  Jehoil  te 
hubiere  bcndeddo. 

Ifi  Y  te  acoidar4s  que  fuiste  siervo  en 
tiem  de  Egipto,  y  que  Jefaov4  tu  Dios 
te  rescaté :  por  tanto  yo  te  mando  esto 
hoy». 

16  Y  ser4,  que  si  él  tedien;  No  saldré 
de  contigo ;  porque  te  ama  4  tí  y  4  tu 
casa,  que  le  v4  bien  contigD, 

17  Enténoes  tomar4B  una  lesna»,  y 
horadaras  su  oreja  Junto  4  la  puerta,  y 
ser4  tu  siervo  pan  uempre :  aai  tamUen 
harte  4  tu  orlada. 

18  No  te  nareica  duro  cuando  le  envi. 
ares  libre  oe  tí ;  que  doblado  del  salarlo 
de  moao  jornalero  te  sirrié  seis  aflos :  y 
Jehov4  tu  Dios  te  bendcdr4  en  todo 
cuanto  hioierea. 

19  t  Santificarte  4  Jdiov4tu  Dioa  todo 
primeriso  macho  que  naoer4  de  tus  vacas 
y  de  tus  ov^as :  no  te  sirvas  del  prlme- 
liao  de  tus  vacas,  ni  trasquiles  el  prime* 
rixo  de  tus  ov^as. 

90  Delante  de  Jehov4  tu  Dios  los  co- 
merás cada  un  alio,  til  y  ta  fionilia,  en  el 
lugar  que  Jehov4  escogiere*. 

21 Y  si  hubiera  en  él  tacha,  oomo  cl^go, 
6  cejo,  ó  oualquien  otra  mala  ftlta;  no 
lo  sacrificarás  4  Jeliov4  tu  Diosj». 

flS  En  tus  poblaciones  lo  comerás :  el 
Inmiudo  lo  mismo  que  el  limpio  eomerám 
de  U  como  de  un  cono,  é  de  un  ciervo*. 

23  Solamente  que  no  comas  su  san- 
grer :  sobre  la  tierra  la  denamaráa  oomo 
agua. 

CAPITULO  XVI. 
D»  la$  tm/lttUu  toUmmítinuu  é»  paaeua,  dt 

prnleeoelfe,  y  de  loe  tabmdaiíoi.    Sottrt 

pontr  Jwett  neUu,  y  huir  ku  ociutont§  dt 


GUARDARAS  el  •  mes  de  Abib,  y 
hax4s  pascua  4  Jdiov4  tu  Dios; 
poraue  en  u  mes  de  Abib  te  sacó  Jo- 
nova  tu  Dios  de  Egipto  de  noche  i. 

2  Y  sacrificarte  la  pascua  4  Jéhová  ta 
Dios  de  las  ov^as  y  de«  las  vacas,  en  d 
lugar  que  Jehov4  escogiere  pan  haoer 
habitar  allí<l  su  nombre. 

8  No  comerte  con  ella  leudo  «¡  siete 
dias  comerás  con  ella  ponce  por  leudar, 
pan  de  aflicción,  porque  apriesa  saliste 
de  tiem  de  Egipto:  para  que  te  acuerdes 
del  dia  en  que  saliste  de  la  tietn  de  E* 
gipto  todos  los  dias  de  tu  vida. 

4  Y  no  se  d4ar4  ver  levadun  contigo 
en  todo  tu  térinino  por  siete  dias  s.  y  de 
la  carne  que  matares  4  la  tude  del  pri- 
mer dia,  no  auedar4  hatu  la  mafiana/. 

6  No  podrás  saorifioar  la  pascua  en 
ninguna  de  tua  ciudades,  que  Jéhov4  tu 
Dios  te  d4; 

6  Sino  en  el  lugar  que  Jdiov4  tu  Dios 
escociere,  pan  hacer  habitar  alU  su 
nomure,  sacrificarte  la  pascua  por  la 
tarde  4  puesta  del  sol,  al  tiempo  que 
saliste  de  EgiDto. 

7  Y  2a  asñas^  y  comerás  en  el  lugar 
qne  Jehov4  tu  Dios  hubiere  esoagl£>; 
y*  por  la  maflana  te  volverás  y  rasti- 
tnixis  4  tu  morada. 

8  Seis  diaa  comerás  patiee  4Blmas,  y  ti 
séptimo  dia  ««rd  solemnidad  4  Jehov4 
tu  Dios  • :  no  harás  obn  en  él. 

O  ^  Siete  semanas  te  contarte :  desde 
que  comenxare  la  hoz  en  las  mieses  oo- 
menzaráa  4  contarte  las  siete  semanas  A. 

10  Y  haráa  la  solemnidad  de  las  aema- 


1 11.31.3. 
Lev.  21^39. 
41. 
J«r.  M.  14. 


"Caá  6. 16. 
yl&lS. 


»sz.ai.s,e. 


P  Cap.  17. 1. 

lev.  2&S0. 

HaLL7,8. 
«  Capáis.». 

etc. 

*-ch>>i.u. 

16/ 

Í1118. 
Z.18.S5. 
96. 
lGr.914. 

3Cra9.a;a. 


«Xz.SA.18. 


»Sz.l3.81, 

49. 
•  Ka.  98.  le, 

1». 

<iCap.l&30i 
•Bz.18.6,7. 


/Bz.  13.  lOi 
7  84.36. 


92Gr.S6.13. 

i  a  Bey.  28. 

28. 

JudS.  18, 

33. 

yll.66. 
t  Lev.  28.  & 
*  Bx.  38. 1& 

784.38. 

Lev.  38. 16. 

Hedí.  2. 1. 


A.  C.  14SI. 


DEUTEEONOMIO,  XVH,  XVIIL 


A.  C.  1451. 


/  wr,  17. 
lCor.ie.2. 

•c».ia.7, 

12, 18. 


«Cap.U.16. 
.o  Ex.  3S.  16. 

Ler.  38.84. 

Na.  9».  12. 
P  Neh.  8. 9, 

UL 


9  IieT.23.89. 

40. 


•-  Bx.  as.  17. 
j84.as. 


'  Ex.  2S.  15. 

j84.ao. 

(Mu.  12. 41, 

44. 

S  Cor.  8. 12. 
"ter.  la 
«C»p.l.l5, 

16. 

ylZ18. 

Bx.18.2S, 

26. 

lOr.as.4. 

3  Gr.  19.  6, 

U. 
íOip.  L17. 

Lev.  19. 15. 
«  Bx.  38.  8. 

Pro.  17. 33. 
'BUq.6.8. 

Fi.4.8. 

*Bz.l8.5,9. 
"  1  Vaj.  14. 
Ifi. 
•iLer.  a&L 


«C!ftp.l6.2L 
Mal.  1.8, 
18.14. 

»Cftp.l&6, 
etc. 


•Ja«c2.aa. 
3  Bey.  18. 
12. 

0B.&1. 

d  C«p.  4 19. 


•Cap.  18. 14. 


ñas  &  JehoTá  ta  Dios :  de  la  suñciencia 
▼oluntaria  de  tu  mano  »erá  lo  qne  dieres, 
s^^on  Jdbcfá  tu  Dios  te  liubiere  ben- 
decido'. 

11  Y  te  al^rar&sm  delante  de  Jehorá 
tu  Dios,  td,  7  tu  t4jo,jr  tu  h^a,  y  tu 
sierro,  j  tu  sierra,  y  el  Levita  que  ettu- 
vtere  en  tus  ciudades,  y  el  extranjero,  y 
el  huéifimo,  y  la  viuda,  que  estuvieren 
en  medio  de  tí,  en  el  lujrar  que  Jehová 
tu  Dios  hubiere  escogido  para  hacer 
habitar  allí  su  nombre. 

IS  Y  acuérdate  que  fuiste  siervo  en 
Egipto :  por  tanto  gnardar&s  y  cumpUrís 
estos  estatutos*. 

13  Y  La  solemnidad  de  laso  eabafias 
harás  por  siete  días,  cuando  hubieres 
hecho  a  cosecha  de  tu  era  y  de  tu  lagar. 

14  Y  te  alegrarás^  en  tus  solemnidades, 
til,  y  tu  hijo,  y  tu  l^ja,  y  tu  siervo,  y  tu 
sierra,  y  el  Levita,  y  el  extranjero,  y  el 
huérfano,  y  ta  viuda,  que  están  en  tus 
poblaciones. 

15  Siete  d^as  celebraris  solemnidad  á 
Jehov&  tu  Dios?  en  el  lugar  que  Jehov& 
escogiere:  porque  te  habrá  bendecido 
Jehová  tu  Dios  en  todos  tus  frutos,  y 
en  toda  obra  de  tus  manos,  y  estaíras 
ciertamente  alegre. 

16  Tres  veces  cada  un  afic  parecerá 
todo  varón  tuyo  delante  de  Jenová  tu 
Dios  en  el  lugar  que  él  escogiere ;  en  la 
solemnidad  de  los  panes  ázimos,  y  en  la 
solemnidad  de  las  semanas,  y  en  la 
solemnidad  de  las  cabanas.  Y  no  pare- 
cerá vacío'  delante  de  Jehová: 

17  Cada  uno  con  él  don  de  su  mano ', 
conforme  á  la  bendición  de  J  Aova  tu 
Dios  que  te  hubiere  dado». 

18  ^  Jueces'  y  alcaldes  te  pondrás  en 
todas  tus  ciudades  que  Jehová  tu  Dios 
te  dará,  en  todas  tus  tribus,  los  cuales 
Juzgarán  al  pueblo  con  justo  juicio. 

19  No  tuerzas  el  doécho;  no  hagas 
acepción  de  personas  y,  ni  tomes  so- 
borno*; porque  el  soborno  ciega  los 
ojos  de  los  sabios,  y  pervierte  las  pa- 
labras de  los  justos. 

90  La  justicia,  la  justicia  seguirás», 
poique  vivase  y  heredes  la  tierra  que 
Jehová  tu  Dios  te  dá. 

31  ^  No  te  plantarás  bosque  c  de  nin- 

gn  árbol  cerca  del  altar  de  Jehová  tu 
os,  que  tú  te  habrás  hecho. 
89  Ni  te  levantarás  estatua  <(;  lo  cuál 
aborrece  Jehová  tu  Dios. 

CAPITULO  XVII. 

Bolbn  el  eastigo  dt  ta  iddatrüit  eonsuUar  d 
los  saeerdoUs:  y  steeeion  jr  comUcmum  de 
un  rey. 

NO  sacrificarás  á  Jehová  tu  Dios  buey, 
6  cordero,  en  él  cual  haya  fidta  «,  ó 
alguna  cosa  mala ;  porque  es  abomina- 
ción á  Jehová  tu  IMos. 

8  Y  Cuando  se  hallare^  entre  tí,  en 
alpina  de  tus  ciudades  que  Jehová  tu 
Dios  te  dá,  hombre,  ó  muder,  que  haya 
hecho  mal  en  ojos  de  Jehová  tu  Dios 
traspasando  su  paleto*, 

8  Que  hubiere  ido  y  servido  á  dioses 
ágenos,  y  se  hubiere  inclinado  á  ellos, 
ora  al  sol,  ó  á  la  luna,  ó  á  todo  el  ^ér- 
oito  del  (délo,  lo  cual  yo  rf  no  he  man- 
dado! 

4  Y  te  fliere  dado  aviso,  y  después  que 
oyeres  y  hubieres  indagado  bien,  la  cosa 
parece*  de  verdad  cierta,  que  tal  atxmü- 
nacion  ha  sido  hecha  en  Israel ; 

6  Entonces  sacarás  al  hombre  6  mi^Jer, 
que  hubiere  hecho  esta  mala  cosa,  á  tus 
puertas,  hombre  6  mcjer,  y  les  apedre- 
arás con  piedras,  y  así  morirán. 

6  Por  lUoho  de  dos  testigos,  ó  de  tres 
testigos,  morirá  d  que  hubiere  de  mo- 


rir/: no  morirá  por  el  dicho  de  un  solo 
testigo. 

7  La  mano  de  los  testigos  será  primero 
sobre  él;  para  matarlo,  y  después  la 
mano  de  todo  el  pueblo :  aisí  quitarás  el 
mal  de  en  medio  de  tí. 

8  ^  Guando  alguna  cosa  te  fíiere  oculta 
en  juicio  entre  sangre  y  sangre,  entre 
causa  y  causa,  y  entre  llaga  y  llaga,  «n 
negocios  de  litigio  en  tus  ciudades,  en. 
tónces  te  levantarás  y  recurrirás  al  lu^ar 
que  Jehová  tu  Dios  escogiere : 

9  Y  vendrás  á los  sacerdotes  Levitas*, 
y  al  juez  •  qne  fuere  en  aquellos  dias,  y 
preguntarás ;  y  te  ensefiarwi  la  senten- 
cia del  juicio. 

10  Y  harás  según  la  sentencia  que  te 
indicaren  los  del  lugar  que  Jehová  es- 
cogiere, y  cuidarás  díe  hacer  según  todo 
lo  que  te  manifiestaren. 

11  Según  la  ley  que  ellos  te  enseflajen, 
y  según  el  juicio  que  te  dijeren,  haiác  : 
no  te  apartarás  ni  á  diestra  ni  á  sinies- 
tra de  la  sentencia  que  te  mostraren. 

18  Y  el  hombre  que  nrocediere  con 
soberbia*,  no  obedeciendo  al  sacerdote 

Jue  está  para  ministrar  allí  delante  de 
ehová  tu  Dios,  6  al  Juez,  el  tal  varón 
morirá :  y  í  quitarás  el  mal  de  Israel. 

13  Y  todo  tí  pueblo  oirá,  y  tem«rá,  y 
no  se  ensoberbecerán  mas"». 

14  ^  Cuando  hubieres  entrado  en  la 
tierra  que  Jehová  tu  Dios  te  dá,  y  la 
poseyeres,  y  habitares  en  ella,  y  dieres : 
Pondré  rey  sobre  mí,  como  todas  las 
gentes  que  están  en  mis  alrededores», 

15  Sin  duda  pondrás  por  rey  sobre  tí 
al  que  Jehová  tu  Dios  escogiere:  de 
entre  tus  hermanos  pondrás  rey  «  sobre 
tí;»':  no  podrás  poner  sobre  tí  hombre 
extre^jero,  que  no  sea  tu  hermano. 

16  ^  Empero  que  no  se  aumente  ca- 
ballos?, ni  haga  volver  el  pueblo  á  E- 
gipto  para  acrecentar  caballos  r :  porque 
Jehonk  os  ha  dicho.  No  procnraieis  vol- 
ver mas  por  este  camino  «. 

17  Ni  aumentaxA  para  sí  mi^eres,  por- 
que su  corazón  <  no  se  desvie :  lü  plata 
ni  oro  acrecentará  para  sí  en  gran  copia. 

18  5  Y  será,  cuando  se  asentare  sobre 
el  souo  de  su  reino,  qne  ha  de  escribir 
pan  sí  en  un  libro  un  traslado  de  esta 
ley,  del  original  de  delante  de  los  sacer- 
dotes Levitas : 

19  Y  lo  tendrá*  consigo,  y  leerá  en 
él  todos  los  dias  de  su  ^da,  para  que 
aprenda  á  temer  á  Jehová  su  Dios,  para 
guardar  todas  las  palabras  de  aquesta 
ley,  y  estos  estatutos,  para  ponerlos  por 
obra: 

80  Pan  que  no  se  eleve  su  conzon 
sobre  sus  nermanos,  ni  se  aparte  del 
mandamiento  á  diestra  ni  á  siniestra  •*; 
á  fin  que  prolongue  su»  diasy  en  su 
reino,  él,  y  sus  li^os,  en  medio  de  Is- 
rael. 

CAPITULO  XVII  I. 
Derechos  «b  los  saeerdoUs  y  Levitas.  Prokfbi- 
ekm  de  toda  suerte  de  sufersUeUmes.   Pro- 
mesa del  Mesías ¡  y  «orno  sslusde  diteerntv 
M  frqfeta  «erdotiaro  dA falso. 

LOS  sacerdotes  Levitas,  toda  la  tribu 
de  Leví,  no  tendrán  parte  ni  here- 
dad con  Israel :  de  las  ofrendas  encen- 
didas á  Jehová*,  y  de  la  heredad  de  él 
comerán  h, 

8  No  tendrán  pues  heredad  entre  sus 
hermanos :  JAová  ct  su  heredad,  como 
él  les  ha  dicho. 

8  Y  Y  este  será  d  derecho  de  los  sa- 
cerdotes ffue  rsttbirán  del  pueblo,  de  los 
ane  ofrederen  m  sacrifieio  buey,  ó  cor- 
dero ;  daiáa  al  sacerdote  la  espalda,  y 
las  qñ^adas,  y  él  cuajar*. 

4  Las  primicias  de  tu  grano,  de  tn 


/Oap^mii 
Na.  85.  tt 

Mat.18.14 
Jnjuí  8. 17. 
3Gor.l.<t.L 
lTliB.a.li 
HaKiaa 
«Hedi.7JS, 
60. 


4  Mal.  3. 7. 


i  Ku.  15.  % 
08.4.4. 

{Hekia2& 
Cap.  U.& 

"•Cl»p.U.U 


»18an.8Ji, 
19.». 

•lBBaL9.15, 

17. 

yl6Ll3. 
PJer.  a&2L 
1 1  Bey.  la 

36,^ 
•-Is-SLl. 

Bl17.  U. 
'Csp.2&6g. 

tlBcT.  IL 
3,4. 


«J0S.L8. 


"IBer-l&S- 
»  Pro.  10. 27. 


•OBp.1019: 
Nii.18.9aL 

S1C0F.9.U. 
14. 


•lev. 7.  80, 
84. 


DECTEBOMOinO,  UX,  XZ. 


Y*tÍSE^ 


^Jr^.^lr^^^ 


baAttmatBirjllvMi  E 


Snugi»  JibaW  u  í»sB^  pnili 


f«  mino,  plípói  pií-í™    "    ' 


A.aitfL 


DEUTEBQNOMIO, 


,G14H. 


•Nah.13.Sr. 


34. 


•Cap.  34.1. 
/Okp.  38.80. 


F  Ja««,  7. 1. 
ANn.8S.0. 


•  3  Bara.  30i 
19.3S. 


tL0T.9B.4i. 
48. 


IKn.8L7,». 


"JMa3.8. 


•C»p.7.1,4. 
Kn.  21.3,8, 
88. 
J(M.U.14. 


•  Gap.  12. 80, 
8L 

Bx.  38.88. 
8aL10«.84, 
4a 
1ÜWJ&88. 


r  J«r.  &  & 


eonlMÚr,  UecnáM  el  Mecrdute,  y  ha. 
blaxfc  al  pueblo, 

8  T  lea  dliA :  ^e,  Inad,  Toaotvoa  oa 
Júntala  boj  en  batalle  eontn  Tocetna 
enemigoa:  no  se  ablande  vueatiD  eora- 
xon.no  temaia.nooaazoreU,nitairitiooo 
oa  acealenteia  odante  de  ellcia ; 

4  Que  JdioTá  Tucatro  Dloa  anda  con 
▼oaotroa  para  pdear  por  Toaotroa  oontia 
Tueaferoa  enemigoa,  para  aalvaraa. 

A  Y  T  loa  ofidalca  hablarán  al  pncUo, 
diciendo:  ¿Quién ha  edificado caaa nn. 
eva,  7  no  la  ha  estrenado*?  VaTa»  j 
yuclTase  á  au  oaaa,  poique  quln  no 
muora  en  la  batalla»  y  otro  alguno  la 
estrene. 

0  ¿  T  «lolen  ha  plantado  vifia,  t  no  ha 
hecho  común  uso  de  día'?  Vaya,  y 
vudvaae  &  au  eaaa,  porque  qniaá  no  mu- 
era  en  la  batalla,  y  otro  alguno  la  goce. 

7  ¿  Tqnicn  se  ha  desposado  con  mujer, 
y  no  la  na  tomado?  V  aya,  y  Tuelvase  4 
su  eaaa  «,  poique  quizá  no  muera  en  la 
batalla,  y  algún  otro  la  tome/. 

8  Y  tomarán  loa  ofidalea  á  hablar  al 
pueblo,  y  dirán:  ¿  Quien  ea hambre  me- 
droso, y  tierno  de  oorason?  Vaya  y 
▼urivate  á  su  casa#,  y  no  apoque  el  co- 
rason  de  sus  hermanos  como  su  oorazonA. 

O  T  será,  que  cuando  loa  oficiales  aca- 
baren de  hablar  al  pueblo,  cntdnees  los 
capitanes  de  los  ^érdtos  mandatán  de- 
lante del  pueblo. 

10  ^  Cuando  te  aoereaxes  á  una  ciudad 
para  combatiila,  le  intimarás  la  pax  •'. 

11  T  será  fua  si  te  respondiere,  Fas,  y 
te  abriere,  todo  el  pueblo  que  en  día 
fliere  hallado  te  serán  tributarios,  y  te 
servirán*. 

18  Mas  si  no  hiciere  pea  oontigo,  y  em- 
prendiere contigo  guerra,  y  la  cercares, 

18  Luego  que  JdtioYá  tu  Dios  la  en- 
tregare en  tu  mano,  herirás  á  todo  TBran 
suyo  á  filo  de  espada/. 

14  Solamente  las  mujeres  j  los  nifioa,  y 
loa  animalea,  y  todo  lo  ^ ue  hubiere  en  la 
ciudad,  todoa  sus  deapojoa,  tomarás  paza 
ti :  y  oomeráa  del  despejo  de  tus  enemi- 
gos, los  cuales  Jdiorá  tu  Dios  te  en- 
tregó"». 

16  Asi  harás  á  todas  las  ciudades  que 
estuvieren  muy  MJos  de  tí,  que  no  ñieren 
de  las  ciudades  de  eitas  gentes. 

18  Empero  de  las  ciudades  de  estos  pue- 
blos que  JdioTá  tu  Dios  te  dá  por  here- 
dad, niuguna  persona  dejarás  á  vida» ; 

17  Antea  áA  todo  loa  destruirás:  al 
Hetthéo,  y  al  Amorrhéo,  y  al  Cananéo, 
y  al  Phereiéo,  y  al  Hevéo,  y  al  Jebuséo; 
como  Jéhová  tu  Dios  te  ha  mandado: 

18  Poraue  no  os  enseften*  á  hacer 
según  todas  sus  abominacioaas,  que  ellos 
hacen  á  sus  dioses,  y  pequéis  contra  Je- 
bová  vuestro  Dios. 

19  ^  Cuando  pusieres  oetoo  á  alguna 
ciudad,  pdeando  contra  ella  muchoa  dias 
para  tonuuria,  no  deitruyaa  su  arlwleda 
metiendo  en  ella  hacha,  porque  de  ella 
comerás;  y  no  la  talarás,  que  no  es  hom- 
bre el  árbol  del  campo  para  venir  contra 
ti  en  el  cerco. 

90  Mas  el  árlwl  que  supieres  que  no  es 
árbol  para  comer,  lo  dñtruirás  y  lo  ta- 
larás; y  construye  baluarte  contra  la^ 
ciudad  que  pelea  contigo,  hasta  aq}uz- 
garla. 

CAPITULO  XXI. 
Ltym tdbn dhomMéUo oetito;  tobnlafiMier 
eatMva:  tobr»  d  prím^gíntt»,  y  «I  Mfo  in- 
tornMUí  y  nHm  lo»  «mdáom»  át  U»  ain^ 

CUANDO  fuere  hallado  en  la  tierra, 
que  JehoTá  tu  Dios  te  dá  para  que 
la  poseas,  aigun  muerto  echado  en  tü 
campo,  y  no  se  supiere  quien  lo  hirió. 


f  Entonces  tas  aneianos  t  tos  Jueeca 
aaldzán,  y  medirán  haata  las  otudadea 
que  eaUtn  al  rededor  áA  muerto : 

8  T  será  rae  los  ancianos  da  aqodla 
ciudad,  de  la  dudad  mas  ceroana  al 
muerto,  tomarán  de  la  vacada  una  be- 
cerra que  no  haya  servido,  que  no  haya 
traidoyugo; 

4  T  los  ándanos  de  aquella  ciudad 
traerán  la  becerra  á  un  vdie  áspero,  que 
nunca  haya  sido  arado  ni  sembrado,  y 
cortarán  d  peaeuexo  á  la  becerra  allí  en 
el  Talle. 

6  Entonces  vendíanlos  sacerdotal  h|joa 
de  Leví;  porque  á  ellos  escogió  Jdievá 
tu  Dios  poca  que*  le  sirvan,  v  para  ben- 
dedr  en  nombre  de  Jehovft,  yb  por  d 
dicho  de  dios  se  determinará  todo  pldtD, 
y  toda  llaga*. 

6  Y  todoa  los  leianoa  de  aquella  el- 
ndad  maa  cercana  d  muerto  lavarán' 
aua  manos  sobre  la  becerra  degdlada  en 
d  valle: 

7  Y  protestarán,  y  dirán:  Nnestna 
manos  no  han  derramado  esta  sangre, 
ni  nuestros  qjos  lo  vieron. 

8  Expía  á  tu  nueblo  Israd,  d  ooal 
redimiste,  dt  Jenová,  y  no  imputes  la 
sangre  inocente*  dsmmada  en  medio 
de  tu  pueblo  Israd.    Y  la  sangre  les 


9  Y  tu  quitarás  la  eufae  i»  uangn  ino- 
cente/ de  en  medio  de  tí,  cundo  hi- 
cieres lo  que  <*  reoto  en  los  c^  de 
Jehová. 

10  ^  Cuando  saUeves  á  la  guerra  con- 
tra tus  enemigos,  y  Jehová  tu  Dios  loe 
entregare  en  tu  mano,  y  tomares  de 
dloa  cautivos, 

11  Y  vieres  entre  los  caatÍTOs  dgwiM 
mv^er  harmoaa,  y  la  oodidarea,  y  la  to- 
marea  para  tí  por  mi^er, 

18  La  meterás  en  tu  caaa ;  y  día  raerá 
su  oabeía,  y  cortaiá  sus  ufias, 

18  Y  se  quitará  d  vestido  de  su  eauti- 
veilo,  y  quedaráse  en  tu  casa:  y  llorará 
á  su  padre  v  á  su  madre  d  tiempo  de 
nn  mes  ¡  y  después  entrarás  á  día,  y  tá 
serás  su  marido,  y  día  tu  mujer. 

14  Y  será,  d  no  te  agradare,  que  la 
has  de  dqaz  en  su  libertad;  ynola  ven- 
derás por  dinero^,  ni  mercadearás  ooo 
día,  por  cuanto  la  afligiste. 

16  ^  Cuando  un  hambre  tuviere  doe 
na^ae»,  la  una  amada*,  y  la  otara  abor- 
recida, y  la  amada>  v  la  aboeredda  le 
parieren  hijos,  y  d  hgo  primogénito  fb- 
ere  de  la  aborrcdda, 

16  Será  gw  d  dia  que  Ugíck  heredar 
á  sus  hijea  lo  que  tuviere,  no  podrá  dar 
d  derecho  de  primogenitnra  a  los  idjpB 
de  la  amada  en  preteenda  d  hijo  de  la 
aborrecida,  fu«  e«  el  primogénito: 

17  Maa  d  hijo  de  la  s&orredda  re- 
conocerá* por  primogénito,  para  darle 
dos  tantea  oe  todo  lo  que  w  hallare  que 
tiene :  porque  aqud  es  el  prindpio  de 
su  fuerza,  el  derecho  de  la  primogeni- 
tnra ea  suyo  iL 

18  ^  Cuando  alguno  tuviere  h^o  con- 
tumaz y  rebelde,  que  no  obedeciere  á 
la  voz  de  su  pa^  ni  á  la  vos  de  su 
madre»,  v  habiéndolo  castigado*,  no 
les  obedeciere, 

19  Entónoes  tomarlo  han  su  padre  y 
su  madre,  y  lo  sacarán  á  los  anctanoe  die 
su  ciudad,  y  á  la  puerta  del  lugar  suyo, 

90  Y  dirán  á  los  ándanos*  de  la  d- 
udad !  Este  nuestro  hijo  es  oontumas  y 
rd>elde,  no  obedece  á  nuestra  voa  j  es 
glotoni»  y  bonacho. 

SI  Entonces  todos  loa  hombrea  de  su 
ciudad  lo  apedrearán  con  piedras,  y  mo- 
rirá; ad  quitarás  d  md  de  en  medio  de 
tí,  y  f  todo  Israel  oirá,  y 


•  Oan.  la  I 

loTas.» 

•  Ku.  6.  f», 
37. 

•  Cap.  17.  8 
10. 

<BaLS6.& 
Mat.  27.91 


'aBey.lU 

jon^rn 


/O^klSLll 


31.8. 


*Gen.  30.11 

90L 

•  Oes.  38.31 


*lCr.6.1J 


48.8 


■*sz.aok.ii 
ProwSOLU 

•Pm.u.94 
yl9Ll& 

•09.  35.] 

y3B.X9.3l 

C  Cap.  13.  i 

11. 


I 


33.  3L 
Oor.&U 


Laso. 


imuTjsKoyoiiio,  xxn,  xxm. 


iLaitfL 


6aLS.13. 


1MB.1S.& 


IIjev.SXB. 
'Ch|x.4.40L 


ni 

lUfcia.37. 
ILR.19L19. 


kl«*.lSLlSl 


flS  Cuando  ob  ilgono  habió*  pecado 
de  Motondarde  mvetto,  ^or  al  que  hay» 
de  morir,  y  le  habiA*  colgado  en  un 


M  Ho  eatari  m  ooexpo  par  la  noche  an 
él  madero,  mas  sin  filta  lo  entamráar 
ei  mHiPo  dia,  porque  maldición  de  Diot 
w  d  colgado:  y  no'  cootamlnaráa  tu 
tierrat  que  Jebo^  tu  Dioa  te  dá  po* 
bendad. 

CAPITULO  XXII. 

Forüu  Inm  tobr»  la  caridad  «om  d  frítale, 

y  MMM  gáUmrno  en  ku/amiltaf. 

NO  vcKÉe  d  buey  de  tu  hermano,  6 
so.  cordero, pódldoa,;  te  retirarla 
de  eiloa :  predcamente  lea  Tolveráa  a  tu 
hermano*. 

t  Y  al  tu  hermano  no  ftiere  tu  Teoino, 
é  no  1*  GoooeleNt,  loa  reoogerás  en  tu 
caaa,  yeataxin  oonttgo  haata  que  tu  her- 
mano loa  bnaqua,  /  te  loa  devolverat. 

8  Y  aaf  haria  de  au  asno,  asi  haiia 
también  de  iu  veatido,  y  lo  miamo  haráa 
eon  tada  cosa  perdida  de  tu  hermano 
que  ae  le  perdiere,  j  t4  la  haUarea  i  no 
podiAa  retraerte  da  eBo. 

4  No  TerAa  el  asno  de  tu  hermano,  o 
aa  buey,  oaidoa  en  el  camino,  y  te  ea- 
ooadcdia  de  dloak :  con  él  haa  de  pn>. 
eorar  levantarlM. 

A  Y  No  veatirá  la  mtqerháUtodehem- 
bm,  ni  el  hombre  Testli&  ropa  de  mujer  i 
poraue  abominackm  e*  k  JehovA  tu  Dioa 
enaJquiera  que  eeto  hace. 

9  ^Cuando  toparea  en  el  camino  aigum 
nido  de  ave  en  cualquier  ftrbol,  ó  sobre 
la  tionac,  «ai»  poUoa  ó  huerca,  y  eatuvi- 
ere  la-  madre  echada  sobre  los  pollos,  d 
aobre  loa  huevea,  no  tomes  la  madxe  con 
h»  hijos': 

7  D^aráa  ir  &  la  madre,  y  tomaráa  loa 
poUoa  para  ti ;  p«a  oue  te  vaya  Uen*, 
y  prolonguea  tus  dlaa/. 

8  Y  Cuando  editicarea  caaa  nuera,  ba- 
ria pretil  á  tu  terrado,  porque  no  pon- 
g«y  aaogie  en  tu  caaa,  ai  de  él  cayere 
alguno. 

9  ^  No  aembraiAa  tu  ^fla  de  varias 
aemillaa*,  porque  no  se  deprave  la  pie- 
■itDd  de  la  semSla  que  semblaste,  y  el 
ftttto  de  la  viña. 

10  No  azaráa  cen  buqr  y  con  amo  Jun- 
tamente'. 

11  No  te  veatbrAa  de  mistura  de  lana  y 
Uno  Juntamente  *. 

19  Y  Hacerte  haa  fleooa  enl  loa  cuatro 
caboa  de  tu  manto  con  que  te  cubrieres. 
13  Y  Cuando  alguno  tomare  mt\)er,  y 
--  de  haber  entrado  &  ella  la  abor- 


14  Y  le  pusiere  algunas  fitltaa,  y  eapar. 
elere  aobre  ella  mala  fama,  y  dijere : 
Bata  tomó  por  mujer,  y  llegué  &  ella,  y 
no  la  hallé  yítgm : 

15  Sntónoea  éí  padre  de  la  roosa  y  su 
madm  tomaxin,  y  sacarán  la*  «eilalet  d« 
la  virginidad  de  la  doñeóla  A  loa  ancl« 
anoa  déla  ciudad,  en  la  puerta. 

Id  Y  dirfr  éí  padre  de  la  moza  &  loa 
mfl^t^wu» :  Yo  <fi  mi  h^a  á  este  hombre 
por  moler,  y  él  la  aborrece; 

17  Y  né  aqui  él  la  pone  uehaa  de  al- 
gunas cosas  diciendo :  No  he  hallado  tu 
14Ja  virgen.  Bmpero  hé  aquí  Uu  teñalt» 
da  la  Tiñinidad  de  mi  l^ja :  y  extende- 
lÉa  la  aálnina  ddante  de  los  ancianos  de 
lacindad. 

18  Botteoes  loa  atidanoe  de  la  dudad 
linnr«-*«t  al  hombre,  y  lo  eastlgaiAn ; 

18  Y  le  han  de  práar  en  den  ft»o$  de 
piata^  loa  euales  darán  al  padre  de  la 
mexn,  por  evento  espardó  mala  fiuna 
'aohrv  vBgen  de  Israel :  y  la  ha  de  tener 

Km«4er,  y  no  podxA  despedirla  en  to- 
an* dlaa  «. 


10  Maa  ai  eate  Mgodo  fué  verdad,  que 
■o  ae  httbloe  hallado  virginidad  en  la 
mosa, 

ti  BMiJnoaa  la  aaoaain  &  la  puerta  de 
teeaaa  de  su  padre,  y  la  apedrearán  con 
piedraa  loa  hombrea  de  au  dudad,  y  mo* 
lirá ;  por  cuanto  hlao  vileaa  en  Israel» 
fomicwodo*  en  caaa  de  au  nadre:  aat 
qnltaráa  el  mal  de  en  medio  ae  tí^. 

88  ^  Cuando  ae  sorprendiere  &  alguno 
echada  oon  mv^Jer  caaada  con  marido, 
cntramboa  morirán  t,  <1  hombre  que  ae 
aooató  oon  la  mv^,  y  la  mujer  mfoma  ; 
aai  qnitaráa  d  mal  de  Israd. 

88  Cuando  ftaere  mota  virgen'*  dcapo- 
aada  con  alguno,  y  alguno  atn  la  hallare 
en  la  dudad,  y  se  echare  con  ella, 

24  Entonces  los  sacaréis  A  ambos  &  la 
puerta  de  aquella  dudad,  v  les  apedre- 
aréis con  piedras,  y  moxlrán ;  la  moia 
E Dique  no  dio  voces  en  la  dudad,  y  el 
ombre  parque  humilló  A  la  mi\jer  de 
su  nnJgimo:  aai  quitarás  él  mal  de  en 
memo  de  tí  *. 

85  ^  Mas  si  el  hombre  halló  una  moca 
desposada  en  el  campo,  y  él  la  agarrare, 
y  se  echare  con  ella,  morirá  sdo  d  hom- 
bre que  oon  eUa  se  habrá  echado: 

86  Y  A  la  moza  no  harás  nada }  no  ti- 
ene  la  mosa  culpa  de  muerte:  porque 
como  cuando  nlp>""  se  levanta  contra 
su  pnJiJimo,  y  le  quita  la  vida,  asi  c« 


87  Porque  él  la  halló  en  d  campo,  dio 
Tooes  la  mora  desposada,  y  ao  hubo 
quien  la  valiese. 

88  5  Cuando  alguno  hallare  mora  vir- 
gen, que  no  fuere  desposada,  y  la  tomare 
y  se  echare  oon  ella,  y  ftieren  hallados  *, 

80  Bntóncea  el  hombre  que  se  echó 
con  ella  dará  al  padre  de  la  mosa  cin- 
cuenta panw  (|e  plata,  y  ella  seíA  su  mu- 
jer, por  cuanto  la  humilló :  no  la  podrA 
de^>edir  en  todos  aus  dias. 

ao  5  No  tonuoA  alguno  la  migcr  de  su 
padreo,  ni  descubrirá  el  regazo*  de  su 
padre. 

CAPITULO  XXIII. 
Varia»  Imu  d*  foUHa  $o¡>n  exelruion  da  la 
tongregaeton :  pnhStUitm  d»  la  Hawa^  f 
tabre  eumpUmiefUo  de  voto». 

NO  entraxA  en  la  congregadon  de 
JdiovA  el  que  fuere  quebrado,  ni 
el  castrado  a. 

8  No  entraiA  baataidob  en  la  oonsre- 
gacion  de  JehovA ;  ni  aun  en  la  décima 
nmaraclon  entxazA  en.lu  congregadon  de 

JdWTá. 

8  No  entrarA  Ammoiüta  ni  Moabita 
en  la  coügregacion  de  JdtovAc;  ni  aun 
en  la  décima  generación  entrará  en  la 
congregación  <w  JehovA  para  siempre : 

4  Por  cuanto  no  os  salieron  A  recibir 
con  pan  j  agua<(  al  camino,  cuando  tá« 
liatais  de  E^pto,  y  porque  dqniló  con- 
tra ti  A  Balaam,  hUo  de  Beor  de  Pethor 
de  MeaepotamU  de  Sirta,  para  que  te 
mald^ese*. 

5  Mas  no  quiso  JehovA  tu  Dios  dr  A 
Bdaam ;  y  JehovA  tu  Dioa  to  volvió  la 
maldición  en  bendición/,  porque  Jeho- 
vA tu  Dios  te  amaba. 

6  No  procurarás  la  paz  de  dios  ni  su 
bien  g  en  todos  los  dlaa  para  siempre. 

7  No  abominarás  al  Idiunéo,  que  tu 
hermano  es  A.  No  abominarAs  al  Egip- 
cio, que  extranjero  flilsta  en  su  tiena  >. 

8  Loa  h^os  que  naderan  de  eUos,  A  la 
tercera  generación  entrarán  en  la  con- 
gregadon de  JdMvA*. 

9  Y  Cuando  salieres  A  campaaa  con- 
tra tos  enemigos,  guárdate  de  toda  cosa 
mala'. 

10  Cuando  hubiere  en  ti  dgune  guano 


•Gea.8i.7. 

Jae&a0.6, 

IOl 

98a.  18. 18, 

18. 

•  Lev.  SL  9. 
'Cap.  18. 8. 
«I«T.80klOb 

37. 

Bs.2S.48, 

4B. 

J«aB8.8. 

Habla.  4. 

•-KatLlS, 

19. 


■vaaSUSL 
ICorT&a. 


18. 


<Bt.82.16, 
17. 


•Cap.  37 J». 

Lev.  18.8. 

TáO.11. 

1  Cor.  8. 1, 

18. 
"Bat.8.9. 

BS.1&8. 


•Lev.  11.17, 

n. 

>  Zae.  9.  e. 


•Nek.l8J,3. 
Loo.  1. 10. 


ilCBpk8  3li 


•Sit.tt8. 

/Mia6.6. 

fBai.9.1». 
*0«a.  36.84, 

as. 

Ab.10. 18. 

Ual.  1.  a. 

<Cap.l0.19. 

x^aa.aL 
vas.  9. 

Ler.  19.84. 
k  Bam.8.a9, 

80. 

BC81S. 
t  Joa.  8. 18. 


A.C14SL 


DEUTEBONOHIO,  XXiV,  XXY. 


A.C14SL 


?1B*.W1& 


«3hcSS.Sl. 

fLeT.19.». 

«Gflii.19.4A 
asar.  28.7. 
Bom.l.a7, 

as. 


(Bl.a2.ss. 

Lar.  as.  86, 

87. 

Veh.  6.2,7. 

8aL15.6. 

Si.  18. 847. 

T92.ia. 

I<iic.0.8t, 

8S. 

«  Cap.  16.  8. 
«C»p.lS.10. 
«50.80.2. 

Be.  6.  4, 6. 


•SikLfl6.18, 
14. 
yU6.U. 


"liat.ia.1. 


flwre  limpio  por  aocideata  de  neclw, 
nldfáM  éei  campo,  7  no  «ntzará  en 
él». 

11  T  Miá  fM  al  dedinar  de  la  taidc  te 
lavaiá  ooD  agua,  y»  coaado  ftiere  piiaato 
•I  lol,  entran  en  el  campo. 

18  Y  tendrás  nn  lugar  fuen  del  rcal>  y 
saldrás  allá  fuera. 

18  Tendrás  también  una  estaca  entre 
tus  armas ;  j  será,  que  cuando  estuvi- 
eres ain  fuera,  caTarás  con  ella,  j  ltt«go 
al  Tolverte  cubrirás  tu  excremento : 

14  Porque  Jehová  tu  Dkw  anda  por 
medio  de  tu  campo*  para  librarte,  y  en- 
tregar tus  enemíns  delante  de  tí :  por 
tanto  será  tu  real  santo ;  porque  él  no 
▼ea  en  ti  cosa  inmunda,  y  se  vuelva  de 
en  pos  de  tí. 

16  ^  No  entregarás  á  su  sefior  el  sierro 
(|ue  se  huyere  á  tí  de  su  amo^. 

16  More  contigo,  en  medio  de  tí,  en  ei 
lugar  que  escogiere  en  alguna  de  tus  ei- 
Qdades,  donde  bien  le  estuviere :  no  le 
harás  fuerza  9. 

17  ^  No  habrá  ramem  de  las  h^as  de 
Israel  r,  ni  habrá  sodomítioo  de  k»  h^os 
de  Israel'. 

18  No  traerás  precio  de  ramera,  ni 
precio  de  perro  á  la  casa  de  Jehová  tu 
Dios  por  nbgun  voto ;  poruue  abomina- 
ción es  á  Jdiová  tu  Dios  así  lo  uno  como 
lo  otro. 

19  ^  No  tomarás  de  tu  hermano  t  lo- 
gro de  dinetD,  ni  logro  de  comida,  ni 
uigro  de  cosa  alguna  de  que  se  suele 
tomar. 

90  Del  eatrafio  tomarás  logro» ;  mas 
de  tu  hermano  no  lo  tomarás,  porque  te 
bendiga  Jehová  tu  Dios  en  toda  obra  de 
tus  manos*  sobre  la  tierra  á  la  cual  en- 
tras para  poseerla. 

81  5  Cuando  prometiera  voto  á  Je- 
hová tu  Dios,  no  tardarás  en  pagarlo  y ; 
porque  ciertamente  lo  demandará  Je- 
ho^  tu  Dios  de  tí,  y  habría  en  tí  pe- 
cado. 

88  Mas  cuando  te  abstuvieres  de  pro- 
meter, no  habrá  en  tí  pecado. 

88  Guardarás  lo  que  tus  labios  pro- 
nunciaren, y  harás,  como  prometiste  á 
Jehová  tu  Dios,  lo  que  de  tu  voluntad 
hablaste  por  tu  boca  •. 

84  5  Guando  entrares  en  la  Tifia  de  tu 

Srójimo,  comerás  uvas  hanta  saciar  tu 
eseo ;  mas  no  pondrás  en  tu  vaso. 
86  Cuando  entrares  en  la  mies  de  tu 
prójimo,  podrás  cortar  espigas  con  tu 
mano  • ;  mas  no  aplicarás  iiox  á  la  mies 
de  tu  prdjimo. 


•Mi«.6.&, 
82. 
y  10.  7. 


IJv.S.1. 


CAPITULO  XXIV. 
ttyti  aatrea  dd  repudio,  y  otras  á»  TMnumi. 
dad  eon  io»  deudorea  pobrtg,  lo»  oxtran^trot, 
lo»  hutr/ano»,  y  la»  vivida». 

CUANDO  alguno  tomare  mi^er  y  se 
casare  con  ella,  si  detpue»  no  le  agra- 
dare por  haber  hallado  en  ella  alguna 
oosa  torpe,  le  escribirá  carta  de  repudio, 
y  se  la  entregará  en  su  mano*,  y  des- 
pHi^^"*  de  su  casa. 

8  T  salida  de  su  casa,  podrá  ir  y  ca- 
sarse con  otro  hombre. 

8  Y  «i  la  aborreciere  aqueste  último,  y 
le  escribiere  carta  de  repudio,  y  se  la 
entn^are  en  su  mano,  y  la  despidiere 
de  su  casa;  6  si  muriere  el  postrer  hom- 
bre eme  la  tomó  para  sí  por  m^er, 

4  No  podrá  su  primer  marido,  que  la 
despidió,  volverla  á  tomar  para  que  sea 
su  miqer,  después  que  ñié  amancilla- 
da h ;  porque  e»  abominación  delante  de 
Jdiová,  y  no  has  de  pervertir  la  tierra 
que  J^ová  tu  Dios  te  dá  por  heredad. 

6  5  Cuando  tomare  algiuio  mi^er  nu- 
eva, no  saldrá  á  la  guerra,  ni  en  nmgima 


otra  ooease  le  ocupará*  t  Ubre 

su  casa  por  un  an>,  para  almiar  «fi  á 

SQ  miiier  que  tomA. 

6  ^  No  tomarás  en  prenda  la  muela  de 
molino,  ni  la  de  ab^jo  ni  la  de  «niba; 
poroue  weria  prendar  la  vida. 

7  1  Cuando  fuere  hallado  alonno  que 
hi^a  hurtado  persona  de  sus  beimanoa 
los  hijos  de  Israel,  yd  hubiere  merca- 
deado con  ella,  ó  la  nubiere  vendido,  ti 
tal  ladrón  morirá,  y  quitarás  el  mal  de 
en  medio  de  tí  «. 

8  %  Guárdate  de  llaga  de  lepra,  obser- 
vando dUigentemcnte,  y  haciendo  scgm 
todo  lo  que  os  enaefiaren  loa  sacerdotes 
Levitas  t  cuidaréis  de  hacer/  como  les 
he  mandado. 

9  Acuérdate  de  lo  que  hlio  Jehová  tu 
Dios  á  Mariay  en  el  camino,  después 
que  salisteis  de  Egipto. 

10  ^  Cuando  dieres  á  tu  prójimo  al- 
guna oosa  emprestada,  no  entrarás  en 
su  casa  para  tomarle  prienda: 

11  Fuera  estarás,  y  el  hombre  á  quien 
prestaste  te  sacará  uuera  la  prenda. 

18  Y  si  fuere  hombre  pobre,  no  ducc- 
mas  con  su  pienda : 

13  Precisamente  le  devolvoás  la  pren- 
da cuando  el  sol  se  ponga*,  para  que 
duerma  en  su  ropa,  y  te  bendiga:  y* 
te  será  jusüoia*  delante  de  Jehová  tu 
Dios. 

14  5  No  hagas  agravio  al  jornalero  po- 
bre y  menesteroso,  asi  de  tus  hermanea 
como  de  tns  extraiúeros  que  eitan  en  ta 
tierra  en  tus  dndades^ 

16  En  BU  dia  le  darás  su  Jornal,  y  no  ae 
pondrá  el  sol  sin  dárselo ;  pues  es  po- 
bre, y  con  él  sustenta  su  vida :  porque 
no  clame  contra  tí  á  Jehová,  y  sea  en  ti 
pecado. 

18  5  Lm  padres  no  morirán  por  toa 
hijos,  ni  los  nljos  por  los  padres ;  cadaw 
imo  morirá  por  su  pecado. 

17  5  ^°  torcerás  el  derecho  áA  pa«- 
grtaio  y  dd  hnerftno;  ni  tomarás  por 
prenda  la  ropa  de  la  viuda» : 

18  Mas  acuérdate  que  fbiste  siervo  en 
Egipto  •,  y  de  allí  te  rescató  Jehová  tu 
Dios :  por  tanto  yo  te  mando  que  hagaa 
esto. 

19  5  Cuando  segares  tu  mies  en  ta 
campo,  y  olvidares  alguna  gavilla  en  «1 
campo,  no  volverás  á  tomarla :  para  el 
extrai^ero,  para  el  huérAuto,  y  para  la 
viuda  será^i  porque  te  bendiga  JdioTá 
tu  Dios  en  toda  obra  de  tas  manos. 

80  Cuando  sacudieres  tus  olivas,  no 
recorrerás  las  ramas  qm«  Mat  tras  tí: 
para  el  extranjero,  para  d  huérfimo,  y 
para  la  viuda  será. 

81  Cuando  vendimiares  tu  viña,  no 
rebuscarás  tras  tí:  para  el  extraiuero, 
para  el  huérfano,  y  para  el  la  viuda  será. 

89  T  acuérdate  que  fuiste  siervo  en  tier- 
ra de  Egiptof:  por  tanto  yo  te  mando 
que  bagas  esto. 

CAPITULO  XXV. 
Le^i»  para  bi  rteta  admimUlraeiom  dt  JutU- 
áat  para  fot  H  kcnaaao  m  eam  eo«  la 
viuda  dt  nt  Mrmaao;  para  («e  Im  wmfrftlee 
»tan/mtta»j  y  pora  {»«  aeon  «wt»t  «ifamlm 
io»  ^maléeUa». 

CUANDO  hubiere  pleito  entre  algn- 
nos,  y  vinieren  ajuicio,  y  los  Juzga- 
ren, y  absolvieran  al  justo,  y  condenaroi 
el  inicuo*, 

8  Será  fue  si  él  ddincuente  mereciere 
ser  azotado,  entonces  el  Juez  lo  bazA 
echar  en  tierra,  y  haiále  azotar  delante 
de  sí,  según  su  delito,  por  cuenta^. 

8  Uarále  dar  cuarenta  azotes,  y  ao 
mase:  no  sea  que,  si  lo  hiriere  con 
muchos  azotes  á  mas  de  estos,  se  envi- 
lezca tu  hermano  delante  de  tv»  qjos. 


•Oap.  19.11 


/I«v.XIII 
yXIT. 

'Ha.  12.11 


«a  Bey.» 
S.6. 

2  Gr.  36.' 
Jv.Sl.S( 

BB.lB.9a 

••Bz.a2.a 

9(7. 

Jar.  Sa.  É 

Km.  7.1a 

1ULS.& 

•Gap.  16.1 


JuCLKSl. 


DEUTEROKOMIO.  ZXVI,  ZXVIL 


A.C.14ÍL 


'  1  Cbr.  A.  O. 


13.1». 
Iine.90.a8. 

/GeB.8S.& 


hlén.-a.U, 


Ib.4S.10l 
IÍk.«.U. 


17.i^ 


llz.17.14. 
lEa.]i^a. 


i«.uiia. 


4  Y  No  pondxái  bocal  «1  Inicgr  onando 
trillaxe^. 

A  ^  Cuando  úlguaot  henaaiK»  catuvl- 
oen  juntot,  j  muxicfe  alguno  de  aUo», 
7  no  toTlere  hl¡Ot  la  migar  del  muerto 
so  aa  caaaiA  ftiafa  con  hombre  cattrafio : 
su  cofiado  entraiA  á  día*  t  la  tomaiá 
por  su  mi^er,  y  baiA  oon  aUa  tal  paren- 
teeco«. 

8  Taert,  fve  el  nimogéntte  «loe  pariere 
eltaf  te  lerantara  en  nombre  de  tu  her- 
mano el  mverto/.  porque  el  nombre  de 
cate  no  sea  raido  de  laraely. 

7  T  «i  el  hombre  no  qnisiere  tomar  á 
sa  cuñada,  irá  enttfaioes  la  euflada  su]» 
A  la  puerta  á  loa  anótanos,  j  dirá:  Mi 
eafiaoo  no  «lisre  saseltar  nombre  en 
Isnel  á  su  normano  ¡  no  quiere  em- 
patentar  oomnigo. 

8  Entonces  los  ancianoa  de  aqudla  du- 
dad lo  harán  Tentar,  y  haUaian  oon  él : 
y  «<  él  te  leramare,  y  dijere.  No  quien» 
tomarla, 

9  Ue^uráse  cntéooes  su  callada  á  él 
delante  de  los  ancianos,  y  le  desealxazá 
el  zapato  de  so  pie,  y  escupiíAle  en  el 
roatro,  y  hablará,  y  din :  Ail  será  hecho 
al  Taran  que  no  edificare  la  casa  de  su 
hermano* 

10  T  su  nombre  será  Ihuooado  en  Imel, 
I>a  easa  del  descalcado» 

11  ^  Cuando  algunos  rlfioren  juntos  el 
uno  con  el  otro,  y  llegare  la  mujer  del 
ano  pan  librar  á  ca  marido  de  mano 
del  que  le  hiere,  y  metiera  tu  mano  y 
le  trabare  de  sus  Tergüenaas, 

U  I<a  oortaráa  entonces  la  mano :  no 
ia  perdonará  tu  «Jo. 

18  Y  No  tencbrás  en  tu  boUa  pesa 
grande  y  pesa  chioaA. 

14  No  tendrás  en  tu  cata  epha  grande 
y  epha  peqneiVo. 

lA  Fesaa  cumplidas  y  justas  tendrás; 
epha  eabal  y  justo  tendrás':  pan  que 
tna  días  sean  prolongadoa  sobre  la  ticna 
que  Jdiová  tu  Dios  te  dá. 

16  Porque  abomlnaoi«m  es  á  JdioTá  tu 
moa  cnalquien  que  hace  esto,  cualqtdera 
que  hace  agnvlo. 

17  ^  Acuérdate  de  loqoete  hlso  Ama- 
lee en  el  camino,  cuiuado  salisteis  de 
JBgipCe*: 

18  Que  ta  salid  al  eamino,  y  te  dasha- 
lató  la  retaguardia  de  todos  loa  flacos 
que  lAan  detoas  de  ti,  cuando  td  utahat 
canaado  y  tnba^ado;  y  na  temió  á  Dios. 

19  Será  pnes,  caaádD  JdutYá  tu  Dios 
te  hnUere  dado  reposo  de  todos  tus  ene- 
mlaoa  al  rededor,  en  la  tiem  que  Jéhorá 
tn  IHoa  te  dá  por  heredad  pan  que  la 

|Ma  raerás  la  memoria  de  Amalee 
o  del  cielo'  i  no  te  olvides. 

CAPITULO  XXVI. 

^  qmUnm  f  eámo  iébt  haetrtt  la  ifnnda.  4k 
los  ait»mo9  y  pritnieia»  át  ¡ot/mtoéi  y  ftM 
MhaMd$reiervar  para  lo$  poltra. 


Y  SERA  qme  cuando  hubieres  entrado 
en  la  tiem  que  Jdiová  tu  Dios  te 
dá  por  heredad,  y  la  poseyeres,  y  habi- 
tarcaeiella, 

8  Entdnces  tomarás  de  las  primicias* 
de  todos  los  frutos  de  la  tlem,  que  saca- 
rea  de  tu  tlem  que  Jefaová  tu  Dios  te 
dáy  y  lo  pondrás  en  un  canastillo,  é  irás 
al  higur  que  Jehorá  tu  Dios  escogiere 
para  nacer  habitar  allf  su  nombre. 

8  Y  UepKás  al  sacerdote  que  ftiere  en 
aqndlce  dlaa,  y  le  dirás :  Beoonosoo  hoy 
A  Jdková  tn  Dios  que  he  entrado  en  la 
tienra  que  jur6  Jehová  á  nuestros  padres 
qne  ik*  habla  de  dar. 

4  Y*  el  saoerdole  tomará  d  canastillo  de 
ta  mano,  y  pondxálo  delante  del  altar  de 
JdioTá  tu  iMoa. 


i  Eaténeai  haUatás  ydllás:  Un  Stxoh 
á  punto  de  vareoer  flié  al  padre,  d  end 
descendió  a  Egipto»,  y  peregrinó  dlá 
oon  poooi  homtina¥,  y  aUi  credo  en 
gente  «ande,  ftierte  y  numeroaa : 

6  T  UM  Egipdos  nea  mdtrataroa,  y 
nos  afligieron,  y  pusieron  sobre  noaotros 
dan  servidumbre  «. 

7  T  damaaioa  á  Jdkorá  Dios  de  nuea- 
tros  padres ;  y  oyó  Jdiová  nuestn  to^, 
y  Tió  nueytn  aflicción,  y  nuestro  tnUOo, 
y  nuestn  opresión : 

8  T  sacónos  Jehová  de  Egipto^  con 
mano  ftierte,  y  oon  braso  eatóidldo,  y 
con  grande  eapanto,  y  con  sefldet,  y  con 
mllasroB*; 

9 Tts^Jeáos áeste  lugar. y diónos cata 
tierra,  tierra  que  fluye  Tache  y  mid  •'. 

10  X  ahon  né  aquí  he  traUo  las  pri- 
miciaa  dd  fruto  de  la  Üem  que  me 
diste,  ah  Jehorá.  T  lo  daiaráa  ddante 
de  Jehová  tu  Dio*,  é  indinarte  has  de- 
lante de  Jdiorá  tu  Dloa*. 

11  Y  te  dcgrarási  oon  todo  d  bien  que 
Jehová  tu  IMos  te  hablen  dado  d  M  y  á 
tu  casa ;  tii.  y  el  Invita"»,  y  d  extran- 
jero que  uta  en  medio  de  ti. 

19  1  Cuando  hublerea  acabado  de-dlei- 
mar  todo  d«  dleamo  de  tna  frutos  en  d 
afio  ternero,  d  afio  del  dlecmo*,  darás 
también  al  Levita,  d  eatnu\jero,  al 
fanérfioM»,  y  á  la  viuda,  y  coBMiáa  en 
tos  villas,  y  se  saeiarán. 

18  T  dirás  ddante  de  Jehová  tu  Dios : 
To  he  saoado  lo  consagrado  de  mi  casa, 
y  también  lo  he  dado  d  Levita,  y  d 
eattaqjefo.  y  d  hoérftno,  y  á  la  viuda, 
conforme  á  todos  tus  mandamientos  que 
me  ordenaste»  no  hetrasoasado  tos  man- 
damientos, ni  me  he  dvldado  d«  tUoa: 

14  No  he  comido  de  eBo  en  mi  luto^, 
ni  he  saoado  de  dio  en  Inmnndioia,  ni 
de  ello  he  dado  pan  mortuorio :  he  obe- 
decido á  la  Toa  de  Jehová  mi  Dios,  he 
heeho  eoafcime  á  todo  lo  que  me  has 
mandado. 

15  Mira  deade  la  monda  de  tu  santi- 
dad, desde  d  ddo,  y  bendice  á  tn  pue- 
blo Israel,  y  á  la  tlem  que  nos  has  dado, 
como  juraste?  á  nuestros  padres,  tierra 
que  fluye  leche  y  mid. 

16  ^  Jdiová  tu  Dios  te  manda  hoy  que 
cumplas  estos  estatutos  y  dereohos:  cui- 
da púas  de  ponerlos  por  obra  oon  todo 
tu  oaraion,  y  con  toda  tu  alma. 

17  A  Jdiová  has  ensaliado  hoy  pon 
que  te  sea  por  Dios,  y  para  andar  en  sus 
caminos,  y  pan  guaroar  sus  estatntoa  y 
sus  mandamientos,  y  sus  doradlos,  y 
pon  oír  su  tos  i 

18  Y  Jehová  te  ha  ensdsado  hoy  pan 
que  le  seas  tu  peculiar  pueblo**,  como  d 
te  lo  ha  dicho,  y  pan  que  guardes  todos 
sus  mandamientos : 

19  Y  pan  ponerte  alto  sobre  todas  las 
gentes  que  hiso,  pan  loor,  y  fiona,  y 
gloria;  y  pan  que  seas  pueblo  santo*  á 
40MiTá  tu  Dios,  como  él  na  dicho. 

CAPITULO  XXVII. 
Ordaaq  Mci^m  tdfuMoqtte  potado  W  JofiaU 
trifo  mm  akar  ae  pudras  y  ou»  en  loa  ptor 
áriu  M  meriban  lot  mamianumk»  da  laUf. 
Hito  para  btndeetr  á  lo»  jtw  lo$  oburoen,  y 
pora  wHirir  4í«t  tra»»greaere$. 

Y  MANDO  Mdses,  con  los  ándanos 
de  Israel,  al  pucMo,  diciendo :  Guar- 
darfis  todos  loa  mandamientos  que  yo  os 
prescribo  hoy. 

9  Y  será  que  el  día  que  pasarela  el  Jor- 
dán* á  la  tlem  que  Jdiová  tu  Dios  te 
dá,  te  has  de  levantar  piedras  grandes, 
laa  cudes  revocarás  con  cd  s 

8  Y  escribirás  en  días  todas  las  pala- 
bras de  esU  ley  i,  cuando  hubieres  pe- 
sado pan  entrar  en  la  tlem  qne  Jehová 

19 


»aea.S&S. 
Ob.1S.IS. 

*Gea.4ft.lA 


«11:1.1144. 

/Ss.II,IU. 
IV. 

faz.is.sr. 

718.8, 14. 
'kCsfká.Si. 


fcPn.&9. 
iOip.lS.r. 

yl&ll. 
"•10te.SlIJ. 

•I4w.sr.80i 

Na.  la.  91 

•G»p.l48E^ 

80. 


^Lsv.r.SOl 
Oa9.4 


U. 


yS8.9. 
Tlt.a.U. 


>JaSL41« 


tJos.&n. 


bovt  b  DlM*  b  p»di4  ti 


7  HiUlcii  •!  T»  nih^n  « 


Y  Ki  díSáS.i'  "dS  ™^ 


^  Kbn  r¡  UdBI  MtU  DUl^claDH,  J 


KHSHlrH  han  bHtaqcfl  poncu, 
HIuílÍJdinlfiirlhiMi'i  n  Uim 


CHil. 


DKUTKHONOMIO,  XXVHL 


XG.1IU. 


«ch|iLsa.sa 

>-  Jcr.  U.  4. 
7M.9L 

«18.4. 
rSz.9.9.XL 

'  Jer.  4^  a. 


*  Ja.  8.  JO. 

•  Am.  S.  11. 
1IÍC6.1& 


(SO. 


«r. 

Jer.  &  17. 


iSBej.  17. 

7M.I3. 

f»7- 

%Cr.S3.]l. 

7SLC.I7. 


&1C. 

ai«.i.ib 


AS  Bar- M. 
Ua.1.». 


xn. 


U. 
lf«^12.1S. 


«■.S^Ut. 


de  tas  encmi^Mf :  por  oa  ouniao  «ti. 
drá«  á  eU(M,  7  por  «ete  oamiiiM  boiiát 
delante  de  elloi :  j  tetéñ  lacadido  4  lo* 
dos  los  reinos  de  la  tíamr. 

26  Y  seri  tu  cneipo  tnaeito  por  co- 
mida á  toda  ave  del  oido,  j  bestia  de  la 
tiexn,  7  no  halnú  quien  Ut*  espante. 

97  JehoT&  te  herüri  de  la  plaga  de  K- 
gipto<,  7  con  almonanas  «,  7  oon  sama, 
7  con  comezón  de  que  no  puedas  ser 
corado. 

S8  Jdiovi  te  heriE&  con  locura,  7  oon 
ceguedad,  7  $on  pasmo*  de  corazón. 

SO  Y  palparás  al  medio  diajr,  como 
palpa  el  c£ego  en  la  obscuridad,  7  no 
seria  proqiarado  en  tus  caminos:  7 
nunca  aeras  sino  opiimido  7  robado  to. 
dos  los  dias,  7  no  habrá  quien  te  salve. 

ao  Te  desposarás  con  moiac,  7  otro 
▼axon  dormirá  oon  ella :  edificázás  ca- 
sa*, 7  no  habitarás  en  eUa:  plantarás 
Tifia,7  no  ]^  Tendimiarás*. 

81  Tu  bu«  seiá  matado  delante  de 
tos  ojos,  7  tu  no  cómelas  de  él:  tu  asoo 
•era  antebatado  de  delante  de  ti,  7  no 
se  te  devolverá:  tas  ovejas  serán  dadas 
á  tus  enemigos,  7  no  tmdrá9  quien  te 
las  rescate. 

88  Tus  t4)os  7  tos  hi}as  serán  entre. 
gados  á  otro  pueUoi,  7  tus  qjoa  lo  ve- 
rán, 7  desEtlleoerán  por  ellos  todo  el 
dia :  7  no  habrá  fuena  en  tu  roano. 

83  la  fruto  de  to  tiena  7  todo  tu  tra- 
bi^o  comerá  pueblo  que  no  oonociste; 
7«  nunca  serás  sino  oprimido  7  quebran- 
tado todos  los  días. 

84  Y  enloquecerás  á  causa  de  lo  que 
verás  oon  tus  qjos. 

85  Hetirte  lut  Jéhová  oon  maligna 
pdstula  en  las  rodillas  7  en  las  piernas, 
sin  qne  puedas  ser  curado :  aun  desde  la 
planta  de  tu  pié  hasta  tu  monera. 

86  JebovA  llevará  4  tí  7  á  tu  rev,  que  ^ 
bobéeres  puesto  sobre  ti,  á  gente  que  no 
ooDooiste  td  ni  tus  padres,  7  allá  ser- 
virás á  dioses  ágenos,  al  palo  7  4  la 
piedsa<^ 

37  Y  s«rás  por  pasmo,  por  templo,  7 
por  &bttla,  á  todos  los  pueblos  á  loe 
coales  te  llevará  Jehová. 

86  Saoanás  mnoba  simiente  al  campo, 
7  cogerás  poco/;  poique  la  langosta  L» 
conaiuniFáf. 

86  Plantarás  vlflas,  7  labrarás  ,*  mas  ao 
beberás  vino  ni  cogerás  udm,  porque  él 
gnsano  les  cometa. 

40  Tendrán  olivas  en  todo  ta  término ; 
mas  no  te  nngliás  con  el  aceite,  porque 
to  aceitona  se  caerá. 

41  i^jos  6  hilas  engendrarás,  7  no  se- 
rán para  ti,  porque  ina  en  cautiverio  K 

48  TTeda  tu  arboleda  7  el  fruto  de  tu 
tierca  caasomiiá  la  langosta. 

48  El  eztraqjero  que  ettará  en  medio 
de  ti  sttbir4  sobre  tí  mu7  alto,  7  tii  serás 
puesto  mu7  baioi. 

44  £1  te  peesüvá  á  ti,  7  td  no  prestarás 
4  él*:  él  será  por  cabeza,  7  td  seráspmr 


45  Y  vendrán  sobre  tí  todas  estasl  mal> 
dldones,  7  te  perseguirán,  7  te  alcanza- 
rán  basta  que  penecas  •> ;  poe  cuanto 
no  bafarás  afennido  4  la  ves  de  JdaeTá 
ta  Dk»,  para  gnardar  sus  maadamien- 
toa  7  sos  estatutos,  que  él  te  mandé: 

4S  Y  tetan  en  ti  por  selkal  v  por  SL. 
villa.  7  en  Cu  jrttniaate  para  si¿iine. 

47  Por  enanto  no  serviste  á  Jehová  tu 
IXoe  oon  al^gria,  7  oon  gozo  de  cora- 
par  la  abnadaaaia  de  todas  las 


48  Servirás  mnr  tanto  4  tus  enemigos», 
que  attviare  Jebov4  conora  ti,  con  bam- 
bcej»  y  oon  sed,  7  oon  desnudez,  7  con 
da  todaa  las  cosas:  7  él  pondr4 


7Ugo  de  hiann  sobra  to  endloff, 

destruirte. 

48  Y  Jehov4  traerá  sotee  ti  gente  de 
lejos  •-,  dd  cabo  de  la  tierra,  que  vuele 
oomo  águila,  gente*  cu7a  lengua  ao  en- 
tiendas; 

fio  Gente  fiera  de  rostro,  que  no  ten. 
drá  respeto  al  anciano,  ni  perdonará  al 
niliof: 

Al  Y  comerá  el  firuto  de  ta  bestia  7  él 
Iknto  de  tu  tlerm,  basta  que  perezcas :  7 
no  te  d^laiá  grano,  ni  mosto,  ni  aceite, 
ni  la  cria  de  tus  vacas,  ni  los  rebaflos  da 
tus  ovciJas,  hasta  destruirte. 

fiS  Y  te  pondrá  cerco  en  todas  tus  dn- 
dades  u,  hasta  oue  caigan  tus  mnrok  al- 
tos 7  encastÜladoB,  en  que  td  confias,  en 
toda  tu  tierra :  te  cercará  pues  en  todas 
tus  «iudades  7  en  toda  tu  tierra,  qtie  Je- 
hová to  Dice  te  habi4  dado. 

68  Y  comerás  el  fruto  de  tu  vientse,  la 
eame«  de  tus  hijos  7  de  tus  hyas  que 
Jehová  tu  Dios  te  dio,  en  el  oeeco  7  en 
el  apuro  con  que  te  aagustlar4  tu  ene- 
migo. 

64'  Kl  hombre  tteme  en  tí,  7  el  ma7 
delicado,  m  q)o  seíA  maligno  para  oon 
su  hermano,  y  pan  con  la  mujer  de  su 
seno,  7  para  oon  el  resto  de  sus  i4|os  que 
leqoediven.; 

65  Para  no  dar  á  alguno  de  ellos  de  la 
oarae  de  sus  hijos,  que  él  comerá,  por- 
que nada  le  habrá  quedado  en  él  cerco, 
7  en  el  apuro  con  que  tu  enemigo  te 
oprimirá  en  todas  tus  ciudades. 

68  La  tierna  7  la  ddioada  entra  vca- 
otroa,  qne  nunca  la  llanta  de  su  pié 
probó  á  sentar  sobre  la  tierra,  de  ter- 
nuiB  7  déUoadeza,  su  ojo  sesá  laaUgno 
para  con  el  marido  de  su  seno,  7  para 
con  su  h^o,  7  para  con  su  14)a, 

57  Y  para  een  su  chiquita  que  sale  de 
entre  sus  pies,  7  para  con  sus  l^Jos  que 
parieref ;  pues  les  cernerá  eaecodida- 
mente«,  á  JEalta  de  todo,  en  el  cerco  7  en 
«1  «poro  e«n  que  tu  enemigo  te  oprimirá 
en  tos  ciudades. 

68  81  no  cuidares  de  poner  por  obra 
todas  las  palataras  de  aquesta  1C7,  que 
están  escruas  en  este  libro,  temiendo 
este  nombre  glorioso  7  terrible*,  Ja- 
HOVAh  TV  Diese, 

60  JdioTá  aumentará  maravUloaamente 
tos  plagas,  7  las  plagas  de  tu  simiente; 
plegas  grandes  v  estables,  7  enSermeda- 
des  muiffaas  7  anraderas^ 

60  Y  hará  volver  sobre  ti  todos  los 
males  de  Egipto,  delante*  de  loa  cuales 
temiste,  7  se  te  pegarán. 

61  Aalmismo  toda  enüermedad,  v  toda 

Slaga,  que  no  está  escrita  en  el  libro 
e  esta  le7,  Jehová  la  enviará  sobre  tí, 
hasta  qne  tu  seas  destruido. 

68  Y  quedaréis  en  poca  gente/,  en  lo- 
gar de  haber  sido  como  las  estrella»  del 
délo  en  multitud  7,  por  cuanto  no  obe. 
deciste  4  la  voz  de  Jehová  tu  Dios. 

63  Y  será,  que  oomo  Jehová  se  gocé 
sobre  vosotros  pera  haceros  bien,  7*  pa- 
ra multtpUearos,  asi  se  gozaná  Jehová 
sobre  vosotros  para  arruinaros,  7*'  para 
destruiros;  7 sñéis  ananoados  de  sobre 
la  ticaa,  4  la  cual  entráis  para  po- 
seerla. 

O*  Y  Jehová  te  espardrá  por  todos  los 
puebloaA^  desde  d  un  cabo  de  la  tierra 
hasta  el  otan  cabo  de  ella;  7  allí  servirás 
á  dioses  agenoa  que  no  ctmociste  td  ni 
tus  podres,  al  lefio  7  4  la  piedra. 

66  Y  ni  ann  entre  las  mismas  gentes 
descansarás,  ni  la  planta  de  tu  pié  ten- 
drá reposo ;  que  auí  te  dará  Jmwá  oo- 
laaen  temeroso,  7  caimiento  de  ot)ea»  y 
tristeza  de  alma ; 

06  Y  tendrás  tu  vida  ooaio  colgada  de> 


<Jer.».U. 


*-  Jer.  &  16. 

7t>9i.a> 
'Lan.4.1». 

0S.&1. 

(SCr.aiLlT. 
ls.47. «. 


«aBay.ae. 

1.4. 
la.  1.7. 


"Lav.a&a». 

Jar.  1». ». 

Lsm.Xao. 

74.10. 


ris.  40.16. 


o  Bal.  m.  9. 

tBz.«.a,s. 

Bal.  8S.  18. 
•Bz.90.a. 

BsLfiar. 

<DBa.».ia: 

•  a«i  7. 16. 


/  NelL.  7.  4. 
Ib.  1.0. 


*  Cap.  80.  0. 

lar.^41. 
<  Fro.  1.  36. 

la.  1.34. 


iliev.96.88. 
Heh.1.8. 
Jer.  1&  18. 

Ieai7. 
1.11.16, 
17. 


A.ai«i. 


DEUTEBONOMIO,  XS3X,  XSX 


A.  C.  1461 


I  Job  7.  4. 


•Ot.8.U. 
j9.t. 

«0BP.17.I& 


•o»p.s.a,8. 


y7.M. 

*Is.«8.17. 
Jiuyi8.48. 


4  0ftp>8.4. 
'Bx.16.85. 

64L78.34, 

26. 


/0»l».XS3. 

78.1. 

lfn.2LaS, 
8S. 

rG«p.8.ia. 

Ka.  32. 88. 


A20r.8S.lS. 
▼  84.29,82. 
Keli.8w2. 

» J(M.  9.  21, 
27. 
iMah.l0.2». 


<  Gap.  28.  9. 
■*az.9.7. 

■G6B.17.  7. 
7M-S.4. 
72a.l8.1& 


lama  de  tí,  y  ettarte  taneroM  d«  noehe 
7  de  dia,  y  no  confieiás  de  tu  vida. 

97  Por  la  maftana  dliái :  f^piea  dieía 
fliew  la  tarde!  Y  4  la  tarde  diréa :  <^- 
endierafueMlamaflana'l  por  d  miedo 
de  tu  corazón  con  que  ettaiM  amedran- 
tado, y  por  lo  que  TeíAn  tus  ojea. 

68  Y  JeboTá  te  hará  tomar  á  Egipto  «• 
en  navíoa,  por  el  camino  del  cuu  te  ha 
dicho».  Nunca  mai  TOlveréis:  y  allí  le- 
réis  Tendido»  4  Tootroa  enemíffM  por 
«■clavot  y  por  ewlaras,  y  no  habm  quien 
M  compre. 

CAPITULO  XXIX. 
RHmnam  loa  ItnuUtat  «I  JurammUo  óé  M 
aUoNM  am  Díom,  TerrObi  onummat  etm- 
trato»  ftuta  g^ubrtrntan. 

ESTÁN  jon  la*  palabra*  del  pacto, 
que  Jehová  mandó  4  Moiae*  con- 
certara con  lo*  hUo*  de  Inrari  en  la 
tierra  de  Moab,  adema*  dd  pacto  que 
concertó  con  ello*  en  Horeb  •. 

9  f  Molaes  pue*  llamó  4  todo  Iciael, 
y  dyole* :  Vnotro*  babel*  visto  todo  lo 
que  JdioT4  ha  hecho  delante  de  vuestros 
cío»  en  la  tierra  de  Egipto  4  Pharaon,  y 
4  todo*  sus  ilarn»,  ya  toda  su  tierra ; 

8  La*  pruebas  gnmdfls  que  vieron  tus 
ojos,  las  seflales,  y  las  grandes  mara- 
villas b. 

4  Y  Jdiorá  no  os  dio  corazón  pan 
entender,  ni  ojos  para  ver,  ni  oidoa  para 
oir,  hasta  el  dia  de  hoye. 

5  Y  yo  os  he  traído  cuarenta  afios  por 
el  desierto :  vuestros  vestidos  no  se  han 
envc^ido  sobre  vosotros,  ni  tu  zapato 
se  ha  env^ecido  sobre  tu  piéif. 

0  No  habéis  comido  pan  *,  ni  bebisteis 
vino  ni  sidra,  para  que  supieseis  que  yo 
aoy  Jehová  vuestro  Dios. 

7  Y  llegasteis  4  este  luinr,  y  salió  Se- 
bón, rey  de  Hesbon,  y  Og,  rey  de  Ba- 
san, delante  de  nosotros  para  pelear,  y 
herimoslos/: 

8  Y  tomamos  su  tierra,  y  dímosla  por 
heredad  4  Rubén  y  4  Oad,  y  4  la  media 
tribu  de  Manasséy. 

9  Guardarais  pues  las  palabras  de  este 
pacto,  y  las  pondréis  por  obra,  para  que 
prosperéis  en  todo  lo  que  hideras. 

10  5  Vosotros  todos  estáis  hoy  delante 
de  Jehov4  vuestro  Dios ;  vuestros  prín- 
cipes de  vuestras  tribus,  vuestros  ao- 
ciaaca,  y  vuestros  oficiales,  todos  los  va- 
rones de  IsraelA; 

11  Vuestros  niflos,  vuestras  mi^eres,  y 
tus  eztrai^Jeros  que  habitan  en  medio  de 
tu  campo,  desde  el  que  corta  tu  lefia 
hasta  el  que  saca  tus  aguasa: 

18  Para  que  entres  en  ei  pacto  de  Je- 
hov4  tu  Dios,  y  en  su  Juramento*,  que 
Jehov4  tu  Dios  acuerda  hoy  contigo : 

18  Para  confirmarte  hoy  por  su  pue- 
blo i,  y  que  él  te  sea  4  ti  por  Dios,  de  la 
manera  que  él  te  ha  dicho,  y  ■•  como  él 
Juró  4  tus  padres  Absaham,  Isaac,  y 
Jacob». 

14  Y  no  con  vosotros  solos  acuerdo  yo 
este  pacto,  y  este  Juramento, 

U  Sino  con  los  que  están  aquí  presen- 
tes hoy  con  nosotros  delante  de  Jehov4 
nuestro  Dios,  y  con  los  que  no  están 
aquí  hoy  con  nosotros. 

18  Porque  vosotros  sabéis  cómo  habi- 
tamos en  la  tierra  de  Egipto,  y  cómo 
hemos  pasado  por  medio  de  las  gentes 
que  habéis  pasaao ; 

.  17  Y  habéis  visto  sus  abominaoicHies,  y 
sos  Ídolos,  madera  y  piedra,  plata  y  oro 
que  tUnen  consigo. 

18  Quiz4  habr4  entre  vosotros  varón 
ó  mujer,  ó  fiuniUa  ó  tribu,  cuyo  corazón 
se  vuelva  hoy  de  con  Jehov4  nuestro 
Dios,  por  andar  4  servir  4  los  dioses  de 


aquellas  gentes:  qniz4  habrá  en  Toa- 
otros  raix  que  eche  veneno  y  a)ef^« : 

19  Y  sea,  que  cuando  el  tal  oyere  laa 
palabras  de  esta  maldición,  él  se  ben- 
diga en  su  corazón  diciendo:  Tendré 
paz,  aunque  ande  s^^un  el  pensamiento 
de  mi  corazón,  para  afladír  la  emlni- 
aguez  4  la  sed^. 

90  Jehov4  no  qnerr4  perdonarle ;  an- 
tes t  hnm«[r4  luego  el  ftaror  de  Jehová 
y  su  zelc  sobre  el  tal  hombre,  y  asen- 
taráse  sobre  él  toda  maldición  óórlta  en 
este  libro,  y  Jdbová  raená  su  nosnbre  de 
delNdodridelo'. 

91  T  apartarálo  Jdiová  de  todas  laa 
tribus  de  Israel  para  mal,  conforme  á 
todas  las  maldiciones  del  pacto  escrito 
en  este  libro  de  la  ley. 

99  Y  dirá  la  generación  venidera,  vu- 
estros h^os  que  vendrán  después  de  vos- 
otros, y  <d  eztnu^ero  que  vendrá  de  le- 
janas tierras,  cuando  vierea  las  plagas 
de  aonesta  tierra,  y  sus  enfermedades  de 
que  Jehová  la  hizo  cnftsmar, 

98  (Aamibe  y  sal<  será,  abrasada  terá 
toda  su  tierra;  no  será  sembrada,  ni 
prodacir4,  ni  crecerá  en  ella  verba  nin- 
guna*, como  en  la  suversion  de  Sodoma 
y  de  Oomorra,  de  Adma,  y  de  Seboim  ', 
que  Jdiová  subvirtió  en  su  fturor  y  en 
su  ira:) 

24  Dirán  oues  todas  laS  gentes :  Por 
qué  hizo  Jenová  esto  á  esta  tienta  ?*  <^ué 
ira  es  esta  de  tan  gran  furory  ? 

95  V  responderán :  Por  cuanta  dejaron 
él  pacto  de  Jehová  el  Dios  de  sus  pa- 
dres, que  él  concertó  con  ellos  cuando 
los  sacó  de  tierra  de  Egipto, 

98  Y  fueron  y  sirvieron  4  cÚoscs  ágenos, 
é  inclin4ron8e  4  ellos ;  dlose^  que  no  co- 
nocían, y  que  ningima  cosa  les  habían 
dado. 

97  Encendióse  por  tanto  el  f^imr  de 
Jehov4  contra  esta  tierra,  para  traer 
sobre  día  toda*  las  maldiciones  escritas 
en  este  libio*: 

98  Y  Jehová  los  desarraigó  de  su  ti- 
erra con  enojo,  y  con  salla,  y  oon  furor 
grande*,  y  los  echó  á  otra  tierra,  como 
aparece  hoy. 

99  Las  cosas  secretas  perteiueen  á  Je- 
hová nuestro  Dios  b :  mas  las  reveladas 
$on  para  nosotros  y  para  nuestros  h4oa 
por  siempre  e,  para  que  cumplamos  to- 
das las  palabras  de  esta  ley. 


CAPITULO  XXX. 

XI  Miar  te  reeoneOiará  aími»  día  eoe  tm 
puMo.  ProUatafimddóMoiiee. 

Y  8  ERA  que,  cuando  te  sobrevini- 
eren todas  estas  cosas,  la  bendición 
y  la  madicion  que  he  puesto  delante  de 
tí,  y  volvieres  á  tu  corazón  en  medio  de 
todas  las  gentes  4  las  cuales  JAová  tu 
Dios  te  hubiere  echado  «, 

9  Y  te  convirtieres  á  Jehová  tu  Dios&, 
y  obededeies  á  su  voz  eonfbrme  4  todo 
lo  que  yo  te  mando  hoy,  til  y  tus  hi- 
jos, con  todo  tu  corazón  y  con  toda  ta 
alma, 

8  Jehov4  también  volver4  tus  cauti- 
ves, y  tendrá  misericordia  de  tí,  y  tór- 
nala á  recogerte  de  todos  los  pueblos, 
á  los  cuales  te  hubiere  esparcido  Jehová 
tu  Dios  e. 

4  81  hubiere*  sido  arrojado  hasta  el 
cabo  de  los  cielos,  de  allí  te  recogerá 
Jehová  tu  Dios,  y  de  allá  te  tomará  «. 

A  Y  volverte  ha  Jehová  tu  Dios  á  la 
tierra  que  heredaron  tu*  padres,  y  la 
poseerás ;  y  te  haza  bien,  y  te  mult^- 
cara  mas  que  4  tus  padres. 

6  Y  circuncidará  Jehová  tu  Dios  ta 
corazón*,  y  él  ooracon  de  tu  simiente, 
para  que  ames  á  Jehová  tu  Dios  con 


•  Hethiaij 


''IB.S8.19 

Bam.a.& 

«SaL79.I 

•-BaL74.1 


•  OapL  9.  U 

'Ba.14.7,1 


(  Jer.l7.ft 
8oph.S.« 

•BaLlOTJI 

'Oea.l9J| 

Jar.  90.  U 


viBey.  «. 
^9L 
J«r.S2.B;| 


14. 


9.1 


- 1  Bey.  1^ 

&BBLia;Li 
Dea.  a.  as 

28. 

1  Cor.  1.1 
«8Tlfli.&l 


•Lev.98L4 

lBe7.8;4 

48. 

Kah.l.|l 

Jer.  98L1 

18. 

XB.6.9L 

ya6.Sl. 

siB.4&r. 

iJoaal. 

•  J«r.S9.l 
etc. 
Bs.  86.91 

clHeh.LI 

I 


Y5  ^  1I^?JmS£7jii¿<, i  dg 


IBUn  lobliii  poi  ddbhScM^Í 


J»  PrDUaLOM  t^'  qo*  d«  cMd  ptfB- 


á  Ol^ni  tBblH 


c  tau  ¿añado  «b»  vülv,  pumo*  no 


A.C.14&1. 


DEUTEBONOMIO,  JXXtt, 


A.  C.  14A 


•Jaa.1.6. 


•2Be7.23.8. 

eÉB. 


i220r.84.24. 


«Cap.  80. 19. 


i  B»L  73.  6. 
Is.S6.1041. 
Hie.fi.  7. 

eBaia8.2,4a. 
li  £c  8. 14. 

•4al.  99.  Ifi. 


/Bx.4.2a. 


o  Hedí.  17. 
29. 
*Oen.ll.  & 


•'  Bi.  19.  6. 

S«L1S5.4. 
tM.  78.71. 
/  0»p.  8. 15. 

Jer.  2.  6. 

Oi.18.fi. 
•CM.I7.8. 

Zm.2.  8. 
•Bx.19.4. 
•Gen.  L2. 


P  la.  68. 14. 
«8aL8Ll«. 


83  Y  dM  óidte  4  Joaoé,  hijo  de  Nim, 
j  dijo:  Egfliénate,  y  anÍ0iate'>  quettf 
meliraáa  los  h^oa  de  Israel  en  la  tieira 
que  les  juré,  y  yo  seré  contigo. 

84  ^  T  como  acabó  Moisés  de  escribir 
las  palabras  de  esta  l^cn  un  Ubro,  hasta 
concluirle, 

85  Mando  et  mismo  Moisés  á  los  Leritas 
gite  llevaban  el  axoa  del  pacto  de  Jeiiovi, 
diciendo: 

98  Tornad  este  libro  de  la  ley,  y  ponedlo 
al  lado  del  arca  del  pacto  de  JehovA 
Titestro  Dios,  y  esté  allí  por  testigo  con* 
tsatí*. 

27  Porque  yo  conozco  tu  rebelión,  y  tu 
eerriz  dura :  hé  aquí  que  aun  TiTiendo 

Ío  hoy  con  Tosotn»,  sois  rebeldes  á  Je> 
>oT&,  ¿y  cuanto  mas  después  que  yo 
fiíere  muerto  ? 

fi8  Congregad  á  mi  todos  los  ancianos 
de  vuestras  tribus,  y  á  vuestros  oficiales, 
y  hablaré  en  sus  oidos  estas  palabras,  y 
llamaré  por  testigos  contra  ellos  los  cielos 
ylatieRa&. 

Sft  Porque  yo  sé  que  después  de  mi 
muerte  ciertamente  os  eerromperéis,  y« 
os  apartaréis  del  camino  que  os  ne  man- 
dado ;  y  que  os  ha  de  venir  mal  en  los 
postreros  aiaa<',  por  haber  hecho  mal  en 
ojos  de  Jehová,  enqjandole  con  la  obra 
de  vuestras  manos. 

80  5  Entonces  habló  Moisés  en  oídos 
de  toda  la  congregación  de  Israel  las 
palabras  de  este  cántico,  hasta  acabarle. 

CAPITULO  XXXII. 
COntieo  profitieo  de  ííoite$  anUt»  d»  morir, 
oué  M  eomo  «»  compendio  de  ia  Uy,  y  de 
toi  moHvoM  de  su  oheñvaneia. 

ESCUCHAD,  cielos,  y  hablaré;  y  oiga 
la  tierra  los  dichos  de  mi  bocaa. 

5  Goteará  como  la  lluvia  mi  doctrina, 
destilará  como  el  rocío  mi  raaonamlento, 
como  la  llovizna  sobre  la  grama,  y  como 
las  gotas  sobre  la  yerba  b. 

a  Porque  el  nombre  de  Jehová  invo- 
caré, engrandeced  á  nuestro  Dios. 

4  El  é»  la  Róeac,  cuya  obra  es  per- 
fecta'; porque  todos  sus  caminos  eon 
rectitud :  Dios  de  verdad,  y  ninguna  faii- 
quidad  en  él ;  es  justo  y  recto». 

6  La  oorxupcion  no  ei  suya :  á  sus  h^os 
la. mancha  de  ellos,  generadon  torcida  y 
perversa. 

6  ¿  Así  pagáis  A  Jehová,  pu^lo  loco  é 
ignorante  ?  ¿  No  es  01/  tu  padre  que  te 
pos^ó  ?  El  te  hizo,  y  te  ha  organizado. 

7  Acuérdate  de  los  tiempos  antiguos, 
considerad  los  aüos  de  generación  y 
generación:  pregunta  á  tu  padre,  que 
el  te  declaraxá ;  á  tus  vi^os,  y  dios  te 
dirán. 

8  Cuando  el  Altísimo  hizo  heredar  á 
las  y  gentes,  cuando  hizo  dividir  los  li^os 
de  los  hombres  A,  estableció  los  ténninos 
de  los  pueblos  según  el  niimero  de  los 
h^os  de  Israel. 

9  Porque  la  parte  de  Jehová  et  su  pue- 
blo ;  Jacob  •  la  cuerda  de  su  heredaa  ¿. 

10  Hallólo  en  tierra  de  desierto,  y  en 
desierto  lioníble  y  yermo:  trájolo  al 
rededor^,  instruyólo,  guardólo  como  la 
ñifla  de  su  ojo  «>. 

11  Como  el  águila  »  despierta  su  nidada, 
revolotea  o  sobre  sus  pollos,  extiende  sus 
alas,  los  toma,  los  lleva  sobre  sus  plu- 
mas: 

19  Jehová  solo  le  guió,  que  no  hubo 
oon  él  dios  ageno. 

13  Hízole  subir  sobre  las  altivas  de  la 
tierxaj»,  y  comió  los  finitas  del  oampo,  é 
h^  que  chupase  miel  de  la  peñay,  y 
aceite  del  duro  pedernal : 

14  Manteca  de  vacas,  y  leche  de  ovq}as, 
con  grosura  de  coxdños,  y  omeiot  de 


Basan ;  también  naohei  de  eabif  o,  coa 
grosura  de  riflones  de  trigo :  y  aaogre  de 
uva  beiriste,  vino  puro. 

16  T  eagxósd  Jeshumn  |,  y  tiró  coces ; 
eiuordártete,  engrasástete',  cubristeCe : 
y  dejó  al  Dios  que  le  hizo,  y  menospreció 
la  Rooa  de  su  salud. 

16  Despettánmle  á  zelos*  con  los  diosu 
ágenos,  ensafláronle  con  abominacionea. 

17  Saeiifiean»  á  los  diablos',  no  A 
Dios ;  á  dioses  que  no  hablan  conocido, 
á  nuevos  dioeet  venidos  de  cerca,  que  no 
habian  temido  vuestros  piídtes. 

18  De  la  Rooa  que  te  crió  te  olvidaste ; 
te  has  olvidado  del  Dios  tu  criador*. 

19  T  viófo  Jehová,  y  encendióse  en  ira 
porel  menosprecio  de  sus  hiy»  y  de  ana 

80  T  dUo :  Esconderé  de  ellos  mi  roa- 
tro,  veré  cual  eerú  su  postrimería :  t^ne 
son  generación  de  perversidades,  h^os 
staifii. 

81  Ellos  me  movienm  á  zelos  oon  lo  qn» 
no  e«  Dios ;  hiciénmme  ensafiar  oon  sos 
vanidades :  yo  también  los  moveré  á  zeloa 
con  «npMUofue  no  e*  pueblo,  con  gente 
insensata  los  lúué  ensaflar*. 

82  Porque  fueso  se  encenderá  en  mi 
furor,  y jr  arderá  hasta  él  profundo;  y 
devorará  la  tierra  y  sus  fimtos,  y  abra» 
saiá  los  fundamentos  de  los  montes. 

88  Yo  allegaré  males  sobre  ellos ;  em- 
plearé* en  ellos  mis  saetas. 

84  Consomidos  ««rdn  de  hambre,  y 
comidos  de  fiebre  ardiente,  y  de  amarga 
pestilencia:  diente  de^  bestias  enviaM 
también  soinre  ellos,  oon  veneno  de  ser- 
pientes de  la  tierna. 

25  De  fuera  desolará  la  espada,  y  den- 
tro de  las  cámaras  el  espanto,  aaib  al 
mancebo  como  á  la  doncella,  al  que 
mama  como  al  hombre  cano. 

86  Dije :  eeharialos  yo  del  mundo,  haria 
cesar  de  entre  los  hombres  la  memoria 
de  ellos, 

87  Si  no  temiese  la  iza  del  enemigo : 
no  sea  qae  se  envanezcan  sus  adversa- 
rios, no  sea  que  digan :  Nuestra  mano 
alta  ha  hecho  todo  esto,  no  Jehová. 

88  Porque  aom  gente  de  perdidos  conse- 
jos, y  no  kau  ca  ellos  entendimiento. 

89  Qjálá  nierau  sabios,  ju«  ■compran- 
dieran  esto«,  y  entendieran  su  postri- 
mería't 

80  i  Como  podria  perseguir  uno  á  mil, 

Ídos  haxisn  huir  á  diez  mil«,  si  su 
oca  no  los  hubiese/  vendido,  y  Jdtová 
no  los  hubiera  entregado  ? 

81  Que  la  roca  de  ellos  no  «v  como 
nuestray  'Roca,  y  nuestros  enemigos  «esa 
¿««00  Jueces. 

89  Porque  de  la  vM  de  Sodoma  ««  la 
vid  de  ellosA,  y  de  los  sarmientos  de 
Oomorra:  las  uvas  de  ellos  «oa  uvas 
ponzofiosas,  racimos  muy  amargos  tie- 
nen. 

88  Veneno  de  dragones  ei  su  vino,  y 
ponzoña  cruel  de  áspides  • . 

34  ¿  No  tengo  yo  esto  guardado*,  sella- 
do en  mis  tesoros  P 

35  Mia  es  la  venganza  i  y  el  pago  al 
tiempo  que  su  pié  vacilará»:  porque  el 
^Ua  de  su  aflicdon  mM  cercano^  y  lo  qne 
les  está  preparado  se  apresura». 

36  Porque  Jehová  juq^acá  4  su  pueblo, 
y  por  amor  de  sus  siervos  se  arrepentirá", 
cuando  viere  que  la  flwrza  pereció,  y  qna 
no  han  guardado,  mas  desamparado. 

87  Y  dbát  i  Donde  •tía»  sus  dioses  j», 
la  roca  en  que  se  guarecían, 

88  Qne  oomiaa  el  sebo  demisMBtificios, 
bebían  el  vine  de.  sus  lükacloaes  ?  leván- 
tense, que  os  ayuden,  y  os  defiendan. 

88  Ved  ahora  que  yo,  yo  soy,  y  no  ikoy 
diosss  oonnigoir :  yo  hago  aoorfir,  y  yo 


I  SI  rede. 
•-OaiiLSl.1 

•1  Cor.  le. 


«  r«T.i7.i 

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Bom.  3.18. 
AOS.1S.U. 

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f  Bou.  18.19. 

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"•Jsr.  13.16. 
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1er.  3L  90. 

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DEUTBBOHOUIO,  IHJll,  XXZIT. 


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■ni  Id  cqm]  chnpUid  !•  ^Hlodu 
13  '5  T  li  NepliuU  éO^  ■■    Ni 


h.  C.  14SL 


JOSUÉ,  I,  IL 


a  141 


NlV.IS. 


Jaee.l.ie. 
aCr.38.1& 

G«B.ia.7. 


rcftpLS.aB, 

V. 


'  Mtt  17.  S. 


A.aii5L 


•Dra.  8Í.5. 

»Ez.ai.is. 


«Den.  11.34. 


•iG4D.16.18. 
Ex.  as.  81. 
Na.  Sé.  2, 

'  Sen.  7.  3A. 
/Cftp.8.7. 

7  8.27. 

«Dea.81.M> 
He1>.  13.  & 

&  Den.  SL  7, 
33. 
Si:  6. 10. 

aiiiD.s.1. 


f8ia.i.x 


ifcCM>.S.S. 


bra  d«  Piíga»  qiw  cifd  enfirante  de  Je- 
lioó* :  j  mostróle  JAowk  toda  la  tiexn 
de  Oalaad  harta  Dan, 

2  T  á  todo  Nephtali,  y  lit  tierra  de 
Ephraim,  j  de  Manaaté,  toda  la  tienra 
de  Judá  huta  la  mar  pobrera ; 

8  T  la  parte  meridional,  j  la  oampafia, 
la  Tegade  Jericó,  dudad  die  las  palmas^, 
haaUSoar. 

4  Y  diy>lt  JehoT& :  Eeta  e*  la  tierra  de 
quee  Juré  &  Abraham,  &  Isaac,  y  Jaoob, 
oiciendo :  A  tu  simiente  la  daré.  Hétela 
hecho  ver  con  tos  ojos,  mas  no  panrÉs 
allá^. 

5  Y  Y  murió  alli  Moisés,  stervo  de 
Jehorá,  en  la  tierra  de  Moab,  oonftnme 
al  dicho  de  Jdu>v4. 

6  Y  enterrólo  en  el  ndle,  en  tieira  de 
Moab,  enfirente  de  Beth  -peor ;  y  ninguno 
supo  su  sepulcro  hasta  hoj  '. 

7  Y  era  Moisés  de  edad  de  ciento  j 
Teinte  a&os  cuando  murió:    sus  ojos 


w  oeeurecienm,  ni   penJló  «a 
▼igor/. 

8  Y  Uoraroa  los  hijos  de  Israel  4  Molaea 
en  los  campos  de  Moab  treinta  dlas^:  y 
así  se  cumplieron  los  dias  dd  Horo  del 
Into  de  Moisés. 

9  Y  Y  Josué,  h»o  de  Nun,  Ji$i  lleno 
de  espíritu  de  sabtanría,  poique  Moiaca 
habla  puesto  sus  manos  sobre  él :  y 
los  hHos  de  Israel  le  obedecieron  *. 
é  hicieron  como  JehorA  mandó  á 
Moisés. 

10  5  ^  nunca  mas  se  levantó  profeta 
en  Israel  como  Moisés,  &  ^nien  liaya 
conocido  JehorA  cara  h  can  *, 

11  En  todas  las  sefiales  y  prodigioat 
que  le  cutíó  Jébork  k  hacer  en  tierra  de 
Eeipto  h  Pharaon,  y  á  todos  siu  sierros, 
y  a  toda  su  tienra, 

18  Y  en  toda  aquella  mano  esforzada. 
y  en  todo  el  espanto  grande  que  canso 
Moisés  á  ojos  de  todo  IttmAK 


/Jim.U.1 


AH1I.S7.1 


EL  LIBRO  DE  JOSUÉ. 


CAPITULO  I. 
jútmUa  d  Smor  a  Jomtt  d  la  eonfiMa  át  la 
tttrra  d»  promUinm:  y  Jomif  av%iaui  pnMo 
qm»  le  prevenga  para  potar  el  Jwéaa.  pr^ 
AtHdo  d»  Uu  friXme  de  BiOen  y  de  Oad,  y  la 
medía  trílm  de  JlíanaitL 

Y  ACONTECIÓ  después  de  la  muerte 
dea  Moisés,  sierro  de  Jtíutrkm  que 
JehoTá  habló  a  Josué,  tújo  de  Nun, 
ministro  i  de  Moisés,  diciendo: 

8  Mi  lierro  Moisés  es  muerto ;  lerin- 
tate  pues  ahora,  y  pasa  este  Jordán  td, 
y  todo  este  pneMo,  a  la  tienra  que  yo  les 
doy  á  los  hijos  de  Israel. 

8  Yo  os  he  entresado,  como  lo  habla* 
dicho  á  Moisés,  todo  lugar  que  pisare  la 
planta  de  vuestro  pié : 

4  Desde  el  desierto,  y  este  libano  hasta 
el  gran  rio  de  EuArates,  toda  la  tierra  de 
los  Hethéos  hasta  la  gran  mar  del  poni- 
ente del  sol,  serA  vuestro  término'. 

6  Nadie  te  podrá  haoer  frente  en  todos 
los  dias  de  tu  vida«:  como  yo  fui  con 
Moisés,  seré  contigo/:  no  te  d^aré,  ni 
te  desampararé^. 

6  Esfuérzate  ptie*  y  sé  valiente :  porque 
tü  repartirAs  a  este  pueblo  por  heredad 
la  tierra,  de  la  cual  Juré  á  sus  padres  que 
la  daria  á  ellos. 

7  Solamente  jiie  te  esftierzes,  y  seas 
muy  valiente*,  para  cuidar  de  hacer 
conibrme  á  toda  la  ley,  que  mi  siervo 
Moisés  te  mandó :  no  te  apartes  de  ella 
ni  k  diestra  ni  á  siniestra,  para  que  seas 
prosperado  en  todas  las  cosas  que  em- 
prendieres. 

8  El  libro  de  aquesta  lej  nunca  se 
apartará  de  tu  boca;  antes  de  día  y  de 
noche  meditarás  en  él  s  para  que  guardes 
y  hagas  conforme  á  todo  lo  que  «n  él  está 
escrito:  porque entóncerharás prosperar 
tu  camino,  y  todo  te  saldrá  bien. 

9  Mira  que  te  mando  que  te  esfüerzes, 
y  seas  valiente:  no  temas  ni  desmayes, 

aue  J^ová  tu  Dios  eerá  contigo  en 
le  quiera  que  ftieres. 

10  ^  Y  Josué  mandó  á  los  oficiales  del 
pueblo,  diciendo : 

11  Paisad  por  medio  del  campo,  y  man- 
dad al  pueblo  diciendo :  Prevenios  de 
comida,  porque  dentro  de  tres  dias  pa> 
saréis  el  Jordán*,  pan  que  entréis  á 
poseer  la  tierra  que  Jehová  vuestro  Dios 
os  dá,  para  que  la  poseáis. 

18  También  habló  Josué  á  los  Rubeni- 
tas,  y  Oaditas,  v  á  la  media  tribu  de 
Manassé,  diciendo : 


18  Acordaos  de  la  palabra  qne  Moiaet, 
siervo  de  Jehová,  os  mando*  diciendo : 
Jehová  vuestro  IHos  os  ha  dado  reposo, 
y  os  ha  dado  esta  tierra. 

14  Vuestras  mujeres,  y  vuestros  nifios, 
y  vuestras  bestias,  quedarán  en  la  tierra 

3tte  Moisés  os  ha  dado  de  esta  parte  del 
ordan ;  mas  vosotros  todos  los  valientes 
y  fuertes  pasaréis  armados  delante  de 
vuestros  hermanos,  y  les  ayudaréis, 

15  Hasta  tanto  que  Jehová  haya  dado 
reposo  á  vuestros  nermanos  como  á  to- 
BOtros,  y  que  ellos  también  posean  la 
tierra  que  Jehová  vuestro  Dios  les  dA : 
y  deepuee  volveréis  vosotros  á  la  tierra  de 
vuestra  herenda,  la  cual  Moisés,  siervo 
de  Jehová.  os  ha  dado  de  esta  parte  del 
Jordán  hacia  donde  nace  d  sol,  y  la 
poseeréis. 

10  Entonces  respondieron  á  Josué  di- 
deudo:  Nosotros  haremos  todas  las  cosas 
que  nos  has  mandado,  ó  iremos  á  donde 
quiera  que  nos  mandares. 

17 'De  la  manara  que  obedednus  4 
Moisés  en  todas  las  cosas,  así  te  obede- 
ceremos á  tí :  solamente  Jdwvá  ta  Dioe 
sea  contigo,  como  fué  con  Moisés  "*. 

18  Caa^[tdera  que  ftiere  rebelde  á  ta 
mandamiento,  y  no  obededere  á  tes 
palabras  en  todas  las  cosas  que  le  man- 
dares, que  muera :  solamente  te  esltacr- 
scs,  y  seas  valiente». 


CAPITULO  II. 
j;«Wa  Joeuí  doe  eaplaradoreí  A  Jeried  y  su 
tetrüorioi  loe  eñatee  meondUoe  par  Jlo- 
koft,  «imímm  aoIvM  ai  aawjMMsaia. 

Y  JOSUÉ,  h^o  de  Nun,  envió  desde 
Sittim  dos  espías  secretamente  •, 
didendoles:  Andad,  reconoced  la  tierra, 
y  á  Jericó.  Los  cuales  fHieron,  y  entrá- 
ronse en  casa  de  una  mujer  ramera,  que 
se  llamaba  Rahab  b,  y  posaron  allí. 

8  Y  filé  dado  aviso  al  rey  de  Jericó, 
diciendo:  Hé  aquí  que  hombres  de  loa 
hijos  de  Israd  han  venido  aquí  esta 
noche  á  espiar  la  tierra. 

8  Entonces  el  rey  de  Jericó  envió  4 
decir  á  Rahab :  Saca  ftiera  los  hombree 
que  han  venido  á  tí,  y  han  entrado  en  tu 
casa ;  porque  han  venido  á  espiar  toda 
la  tierra. 

4  Mas  la  mujer  habla  tomado  los  doa 
hombres,  y  los  habla*  escondido ;  y  di- 
jo :  Verdad  fjue  hombres  vinieron  á  mi, 
mas  no  supe  de  donde  eran : 

8  Y  al  cerrarse  la  puerta,  riendo  ym 


Heb.8.8, 
*  Cap.  4.1 


«Gap.  7. 1 


A.CU5 

<  Gap.  331 
Kii.83.9 


IBey-l-l 


•ver.  8,7 
10Br.l«; 


•irv.u. 


»1Iaft.l. 
Heb.ll. 


«28ikI7. 

ao. 


I- 


lLai46i. 


JOSUÉ,  ni. 


A.C.ltfL 


1.15, 


▼  28.  «7. 
Dra.  xas. 
711.35. 

rKv.2l.Sl, 

»C^S.l. 
7  7-«- 


4.». 


1& 


'I«v.]9l11. 

13. 

Ste.S.1. 
y*  7. 


'0^.6^1 


>¥niILlB. 


escun»»  eacM  hombres  ie  ■alieron,  y  no 
sé  adonde  se  ban  ido :  seguidlos  apriesa, 
qu«  los  alcanzarais. 

6  Mas  éUa  los  haUa  hecho  subir  al 
terrado,  j  habialos  escondido  entre  tas. 
00a  de  lino  qae  en  aquel  terrado  tenia 
poestos'. 

7  Y  los  hombres  fueron  tías  ellos  por 
tí.  camino  del  Jordán  hasta  los  vados  :  7 
la  puerta  ñté  cerrada  después  que  siúi. 
eron  los  que  tras  ellos  iban. 

8  Mas  antes  qoe  ellos  durmiesen,  ella 
cabio  á  ellos  al  terrado,  y  díioles : 

9  8é  que  Jdiorá  os  ha  dado  esta  ti- 
erra ;  porque  el  temor  de  vosotras  ha 
caído  sobre  nosotros,  7  todos  los  mo- 
radores del  país  están  desmajados  por 
cansa  de  vosotros  «. 

10  Porque  hemos  oido  que  Jehová  hizo 
secar  las  aguas  del  mar  Berm^o  de. 
lante  de  vosotros,  cuando  salisteis  de 
Bgipto/,  y  lo  que  habéis  hecho  á  los 
do*  Ttjei  de  los  Amorrhéos,  que  esta- 
ban de  la  parte  aM  del  Jordán,  Sáxan 
y  Ogj,  4  los  cuales  habéis  destruido  y. 

11  Oyaido  esto,  ha  desmayado  nuestro 
corazón  A ;  ni  ha  quedado  mas  espíritu 
en  alguno  por  causa  de  vosotros :  porgue 
Jdiová  vuestro  Dios  es  Dios  aznba  en 
loa  cielos,  y  abi^o  en  la  tierra '. 

Í9  Ruegoos  pues  ahora  me  juréis  por 
JéhoTá,  que  como  he  hecho  mlserloordia 
con  -vosotros,  así  la  haréis  vosotros  con 
la  casa  de  mi  padre,  de  lo  cual  me  da- 
léis  una  señal  cierta  A : 

18  Y  que  salvaréis  la  vida  á  mi  padre  y 
A  mi  madre,  y  á  mis  hermanos  y  her* 
manaa,  y  &  todo  lo  que  es  suyo ;  y  que 
libraréte  nuestras  vidas  de  la  muerte. 

14  Y  ellos  le  respondieron :  Nuestra 
sdma  será  ptnr  vosotros  hasta  la  muerte, 
si  no  denunciareis  este  nuestro  negocio : 
y  cuando  JdiovA  nos  hubiere  dado  la 
tíenra,  nosotros  haremos  contigo  miseri* 
oordia  y  venlad. 

15  Entonces  ella  los  hizo  descender  con 
ana  cuerda  por  la  ventana:  poique  su 
casa  estaba  a  la  pared  del  muro,  y  ella 
Tívia  en  el  muro : 

16  Y  dejóles :  Marchaos  al  monte,  por. 
que  los  que  ftieron  tras  vosotros  no  os 
cneuentien,  y  estad  escondidos  aOÍ  tres 
diasa  hasta  que  los  que  os  siguen  hayan 
voelto ;  y  después  os  iz^  vuestro  ca- 
mino. 

17  Y  ellos  le  dijeron :  Nosotros  seré. 
nioa  desobligados  de  este  juramento', 
con  que  nos  has  conjurado,  ai  ttta  ma- 


18  Hé  aquí,  cuando  nosotros  entrare. 
OKM  la  tierra,  td  atar&s  este  cordón  de 
grana  á  la  ventana  por  la  cual  nos  das- 
cdgaate :  y  tií  Juntarás  en  tu  casa  á  tu 
pacbre  y  tu  madre,  tus  hermanos,  y  toda 
la  üunilia  de  tu  padre». 

19  Cualquiera  que  saliere  fuera  de  las 
puestas  de  tu  casa,  su  sangre  será  sobre 
ni  cabeza,  7  nosotros  terámo»  sin  culpa. 
Maa  cualquiera  que  se  estuviere  en  casa 
oont^,  su  sangre  terA  sobre  nuestra 
cabesa,  si  mano  le  tocare. 

50  Y  si  td  denunciares»  este  nuestro 
negocio,  nosotros  seremos  desobligados 
de  esto  tu  juramento  con  que  nos  has 
jnramentado, 

51  Y  ella  respondió :  Sea  así  como  ha. 
beia  dicho.  Luego  los  despidió,  y  se  fu. 
enm  :  y  ella  ató  tA  cordón  de  grana  á  la 
ventana. 

OS  ^  Y  caminando  ellos  llegaron  al 
monte,  y  estuvieron  allí  tres  dias,  hasta 
qu«  los  que  les  seguían  se  hubiesen  vu- 
cito  :  y  los  que  k»  siguieron,  buscaron 
por  todo  el  camino,  mas  no  loi  hallaron. 

S3  Y  tomándose  los  dos  varones  des. 


oendleron  del  monte,  y  pasaron,  y  vinl. 
eron  &  Josué,  hijo  de  Nun,  7  contáronle 
todas  las  cosas  que  les  hablan  aconte, 
ddo; 

94  Y  dijeron  á  Josué :  Jehová  ha  en. 
tragado  toda  la  tierra*  en  nuestras  ma. 
• ;  y  también  todos  los  moradores  del 
pais  están  desmayados  delante  de  nos- 
otros. 

CAPITULO  III. 

JCI  puMo  de  Imratl,  pnetdido  dd  orea,  pata 

dJordam. 

Y  LEVANTÓSE  Josué  de  maflanft, 
7  partieron  de«  ffittim,  7  vfaiieron 
hasta  el  Jordán,  él  7  todos  los  hijos  de 
Israel,  y  reposaron  allí  antes  que  pa- 
sasen. 

9  Y  pasados  tres  dias,  los  oficiales  atra^ 
vesaron  por  medio  del  campo  >, 

8  Y  mandaron  al  puetuo  diciendo: 
Guando  viereis  el  arca  del  pacto  de  Je- 
hora  vuestro  DÍos«,  7  los  sacerdotes  j 
Levitas  que  la  llevan  d,  Tosotros  parti- 
réis de  vuestro  lugar,  7  marcharéis  en 
pos  de  ella. 

4  Empero  entre  vosotros  7  ella  ha7a 
distancia  como  de  la  medida  de  dos  mil 
codos:  7  no  os  acercaréis  á  ella,  á  fin 

Sue  sepáis  el  camino  por  donde  habéis 
e  ir :  por  cuanto  vosotros  no  habéis  pa- 
sado  antes  de  ahora  por  este  camino. 

5  Y  Josué  dUo  al  pueblo* :  Santifícaos, 
porque  Jehová  ha»  mañana  entre  vos- 
otros  maravillas. 

6  ^  Y  habló  Josué  á  los  sacerdotes 
dioioido :  Tomad  el  arca  dd  pacto/,  7 
pasad  delante  dd  pueblo.  Y  ellos  toma- 
ron el  arca  del  pacto,  7  ftieron  delante 
del  pueblo. 

7£nt(faioes  Jdiovádi)oáJosué:  Desde 
aqtieste  día  comenzaré  á  hacerte  grande 
delante  de  los  ojos  de  todo  Israel  9,  para 
que  entiendan  que  como  fUÍ  con  M<nses, 
así  seré  contigo*. 

8  Tii  pues  mandarás  á  los  sacerdotes 

Íue  llevan  el  arca  del  pacto,  diciendo : 
mando  hubiereis  entrado  hasta  el  borde 
del  agua  del  Jordán,  pararéis  en  el 
Jordán  ■'. 

9  Y  Josué  dijo  á  los  hijos  de  Israel : 
Libaos  acá,  7  escuchad  las  palabras  de 
Jehová  vuestro  Dios. 

10  Y  anadió  Josué:  En  esto  oonooerAs 
que  el  Dios  viviente*  está  en  medio  de 
vosotros,  7  que  él  echará  de  delante  de 
vosotros  al  Oananéo,  7  al  Hethéo,  7  al 
Hevéo,  7  al  Pherezéo,  7  al  Gergeaéo,  7 
al  Amorrhéo,  7  al  Jebuséo  i : 

11  Hé  aquí  el  arca  del  pacto  del  Se- 
ñoreador de  toda  la  tierra»  pasa  el  Jor- 
dán delante  de  vosotros. 

12  Tomad  pues  ahora  doce  hombres  de 
las  tribus  de  Israel,  de  cada  tribu  xmo«, 

18  Y  cuando  las  plantas  de  los  pies 
de  los  sacerdotes  que  llevan  el  arca  de 
Jehová,  Señoreador  de  toda  la  tierra, 
fueren  asentadas  sobre  las  aguas  del 
Jordán,  las  aguas  del  Jordán  se  parti- 
rán :  porque  las  aguas  que  vienen  de 
arriba  se  detendrán  en  un  montón  ». 

14  ^  Y  aconteció  que  partiendo  el  pue- 
Uo  de  sus  tiendas,  para  pasar  el  Jordán, 
7  los  sacerdotes  delante  del  pueblo  lle- 
vando el  arca  del  pactoj», 

15  Cuando  los  que  llevaban  el  arca  en- 
txaron  en  el  Joroan,  así  como  los  pies  de 
los  sacerdotes  que  llevaban  el  arca  fue- 
ron mojados  á  la  orilla  del  agua,  (porque 
el  Jordán  suele  reverter  sobre  toaos  sus 
bordes  todo  el  tiempo  de  la  siega*,) 

16  Las  aguas  que  venían  de  arriba  se 
pararon  como  en  un  monten  bien  lejos 
de  la  ciudad  de  Adam,  que  ettA  al  lado 
de  Sarthanr,  7  las  que  desoendian  á  la 
mar  de  los  llanos,  al  mar  salado*,  se 


•Csp.n.41 


•  Oap.&L 


»  Oap.  L 10, 

•110.11X88. 

•<Dea.&.9, 
8&. 


'Osfkr.is. 

Bz.  10.10. 
14. 

Kn.  11 18. 
18a.l«.& 
Job  1.  6, 
Joeia.l«. 
Jaaair.l*. 
/K11.4.I& 

'  Cap.  4. 14. 
iCr.W.». 
aCr.1.1. 

*  Cap.  1.  0. 


i  ver.  17. 


il>Ba.8.S8. 
]iUt.l«.U. 

1  Tea.  1.9. 

fBz.8ft.aL 

Den.  7.1. 

8aL44.S. 
•Ib.  64.  6. 

Hie.4.18. 

Zse.  4w  14. 

y&& 


o  Sal.  114. 8. 


l>Jsr.&16. 
Beb.0k4. 


91Cr.  11.15. 
Jer.  la.  «. 
y  4D.  1». 

«-lBeT.4.1S. 
y7.46L 
«Dea.&17. 


A.GL1461. 


JOSUÉ,  IV,  V. 


A.c.Ma 


( Ex.  14.  a». 


*vMr.  21. 
Ex.  18. 14 

DBa.e.aoL 
eBLM.1. 

778.  3, «. 


16. 


•  Bx.  34.  i. 

IBey.l&SL 


d  Cap.  3. 18. 


*  ¿Ta.  «a.  90, 


/Gkp.8.7. 
f  Xx  14.  8L 

18a.  12. 18. 

1  Bey.  8. 28. 

n. 


acabaron  j  faenm  partidas ;  j  el  pueblo 
pa*ó  en  derecho  de  Jeiicó. 

17  Mas  ios  sacerdotes  que  Ueraban  el 
arca  del  pacto  de  Jebovi,  estuvieron 
en '  seco,  firmes  en  medio  del  Jofdan, 
hasta  que  todo  el  pueblo  hubo  acabado 
de  pasar  el  Jordán;  j  todo  Israel  pasó 
en  seco. 

CAPITULO  IV. 

Y  CUANDO  toda  la  gente  hubo  aca- 
bado de  pasar  el  Jordán,  JehOTÍ 
habló  á  Josué  diciendo : 

2  Tomad  dü  pueblo  doce  hombres,  de 
cada  tribu  uno, 

8  T  mandadles  diciendo :  Tomaos  de 
aqoi  del  medio  del  Jordán,  del  lugar 
donde  están  firmes  los  pies  de  los  sa> 
cexdotes,  doce  piedras,  las  cuales  pasa- 
rais con  Tosotros,  y  las  asentarais  en  el 
alejamiento  donde  habéis  de  tenor  la 
noche. 

4  EntÓBKies  Josué  llamó  los  doce  faom- 
bses,  los  cuales  habla  él  ordenado  de 
entve  los  hyos  de  Israel,  de  cada  tribu 
uno, 

5  Y  d^lea.  Josué:  Pasad  delante  del 
arca  de  Jebo^  vuestro  Dios  al  medio 
del  Jtndaa,  j  oadi>>qno  de  vosotros  tome 
una  jpiedra  sobre  su  hombro,  oonfbime 
al  muñere  de  las  tribus  de  los  h^s  de 
Israel; 

6  Para  que  esto  sea  señal  ea;tre  vos- 
otros. Y  cuando  vuestros  h\}os  pnigun- 
taren  &  sus  padres  mañana«  diciendo : 
Qué  os  tignifitan  estas  piednis  ? 

7  Les  respionderéis :  Que  las  aguas  del 
Jordán  foeron  partidas  delante  del  arca 
del  pacto  de  Jenová ;  cuando  ella  pasó 
el  Jordán,  las  aguáis  del  Jordán  se  par- 
tieron b:  7  estas  piedras  serin  por  me- 
moria á  los  h^os  de  Israel  para  siempre. 

8  T  los  hijos  de  Israel  lo  hicieron  así 
como  Josué  Ut  mandó ;  que  levantaron 
doce  piedras  del  medio  del  Jordán,  como 
Jebová  lo  habia  dicho  á  Josué,  coi^rme 
al  numero  de  las  tribus  de  los  hijos  de 
Israel,  j  pasáronlas  consigo  al  alqjami- 
ento^  7  laa  asentar<m  alU. 

9  Josué  también  levantó  doce  piedras « 
en  medio  del  Jordán,  en  el  lugar  donde 
estuvienm  los  pies  de  los  sacerdotes  que 
llevaban  el  arca  del  pacto,  y  han  estado 
alU  hasta  hoy. 

10  If  Y  lea  sacerdotes  que  llevaban  ti 
arca  se  pararon  en  medio  del  Jordán^, 
hasta  tanto  que  se  acabó  todo  lo  que 
Jehov&  habia  mandado  á  Josué  que  ha- 
blase al  pueblo,  oonfiírme  á  todas  las 
cosas  que  Moisés  habia  &  J<Mué  man- 
dado :  y  el  pueblo  se  dio  priesa  y  pasó. 

11  Y  cuando  todo  el  pueblo  aoabó  de 
pasar,  pasó  también  el  arca  de  Jehová,  y 
los  sacerdotes,  en  presencia  del  pueblo. 

18  También  los  Dijoá  de  Rubén,  y  los 
hijos  de  Oad,  y  la  media  tribu  de  Ma- 
nassé,  pasaron  armados  delante  de  los 
hijos  de  Israel,  según  Moisés  les  habia 
dicho  •• 

18  Oomo  cuarenta  mU  hombres  arma- 
dos á  punto  pasaron  hacia  la  campaña 
de  Jencó  deluite  de  Jehová,  á  la  guerra. 

14  En  aquel  dia  Jehová  engrandeció  á 
Josué  en  ojos  de  todo  Isrady  ¡  y  temi- 
éronle, como  hablan  temido  a  Moisesy, 
todos  los  diaa  de  su  vida. 

Ifi  Y  Jehová  habló  á  Josué  diciendo: 

10  Manda  á  los  sacerdotes  que  llevan 
el  arca  del  *  testimonio,  que  suban  del 
Jordán. 

17  Y  Josué  mandó  á  los  sacerdotes  di- 
elendo :  Subid  áeá  Jordán. 

18  Y  acoiUedó  que  oomo  los  sacerdotes 
que  Uevabui  d  arca  del  pacto  de  JdM>- 


vá,  suUenm  del  medio  del  Jordán,  y  las 
plantas  de  los  pies  de  los  sacerdotes  es- 
tuvieron en  seco,  las  aguas  del  Jordán 
se  volvieron  á  su  lugar,  corriendo  como 
antes  sobre  todos  sus  bordes  • . 

19  ^  Y  el  pueblo  subió  del  Jordán  el 
dia  diez  del  mes  primero,  y  asentaron  él 
campo  en  Oügalit,  al  lado  oriental  de 
Jerieó. 

SO  Y  Josué  erigió  en  Oilgal  las  doee  pi- 
edras que  hablan  traído  d¡k  Jordán ', 

01  Y  habló  á  los  hijos  de  Israel  di- 
ciendo :  Cuando  mafiisna  preguntaren 
vuestras  hijos  á  sus  padres,  y  dieren, 
¿  Qué  os  tignMean  estas  piedras  n>  ? 

89  Declarareis  á  vuestros  hijos,  dici- 
endo: Israel  pasó*  en  seco  por  este 
Jordán. 

88  Porque  Jehová  vuestro  Dios  secó 
las  aguas  del  Jordán  delante  de  Tos- 
otros, hasta  que  habláis  pasado,  á  la 
manera  que  Jehová  vuestro  Dios  lo  ha- 
bla hecho  en  el  mar  Berm^o,  al  cual 
secó  delante  de  nosotros  hasta  que  pa- 
samos*: 

84  Para  que  todos  los  pueblos  de  la 
tierra  conozcan  la  mano  de  Jehová,  que 
es  fiíecte ;  para  que  temáis  á  Jdiová  -vu- 
estro Dios  todos  los  días. 

CAPITULO  V. 
Ciren»eiiiim  dd  prnéUo.   Cetíbnuio»  dt  la 
jNueiM.   Cna  umatA  Apaneaat  á  Joni 
d  AngA  dd  BtSior. 

Y  CUANDO  todos  kw  reyes  de  los 
AmcnAiéos,  que  criafton  de  la  otra 
parte  del  Jordán  al  occidente,  y  todos 
tos  r^es  de  los  Cananéos,  que  estaban* 
cerca  de  la  mar,  oyeron  i  como  Jehová 
habia  secado  las  aguas  del  Jordán  de- 
lante de  los  higos  de  Israel,  hasta  que 
hubieron  pasado,  desfalleció  su  corazón, 
y  no  hubo«  mas  enaMtu  en  ellos  de- 
lante de  los  hijos  da  Israel.  - 

8  En  aquel  tiempo  Jehová  dijo  á  Josué : 
Hazte  cuchillos  afilados,  y  vuelve  á  cir- 
ouncidar  la  segunda  vez  á  los  l^jos  de 
Israel. 

8  Y  Josué  se  hizo  cuchillos  afilados  <(, 
y  circuncidó  loa  hijos.de  Isra^  en  el 
monte  de  los  prepucios. 

4  Btta  es  la  causa  por  la  cual  Josué 
Ut  cíxouncidó :  Todo  el  pueblo  que  ha- 
bla sdido  de  Egipto,  esto  w,  los  varones, 
todos  los  hombres  de  guerra,  >"^Han 
muerto  en  el  desierto  por  el  camino, 
d«pues  aue  salieron  de  Egipto*. 

fi  X  todos  los  del  pueblo  que  hablan 
salido,  estaban  circuncidados ;  mas  todo 
el  paebk)  que  habia  nacido  en  tfl  desierto 
por  el  camino,  después  que  salieron  de 
jj^pto,  no  estaban  circuncidados. 

6  Porque  los  lujos  de  Israel  anduvi- 
eron por  el  desierto  cuarenta  altos,  hasta 
que  toda  la  gente  de  los  hombres  de 
guerra,  que  hablan  salido  de  Egipto,  flié 
consumida,  por  cuanto  no  obedecieron 
á  la  voz  de  Jehová :  por  lo  cual  Jebová 
les  juró  que  no  les/  dcqaria  ver  la  ti- 
erra, de  la  cual  Jdiová  habla  Jurado  á 
sus  padres  que  nos  la  darla,  tierra  que 
fluye  leche  y  miel. 

7  Mas  los  hijosy  de  ellos,  que  él  haUa 
hecho  sucoeder  en  au  lugar,  Josaá  los 
circuncidó ;  pues  eran  incircuncisos, 
porque  no  habían  sido  circuncidados  por 
el  camino. 

8  Y  cuando  hubieron  acabado  de  cir- 
cuncidar toda  la  gente,  quedáronse  en 
el  mismo  lugar  en  d  campo,  hasta  que 
sanaron. 

9  Y  Jehová  dUo  á  Josué :  hoy  he  qui- 
tado de  vosoOras*  el  oprobio  de  Egipto* : 
por  lo  cual  el  nombre  de  aquel  lugar  fiíé 
llamado  Gilgal  hasta  he^. 


J06D1;  VI,  vn. 


A.c.im. 


íc*n. 


.lU. 


'hlOiL 


10  ^  Y  IM  htífls  de  Imd  aMntaron  el 

ri  ea.k  QOgú,  7  oalebnron  la  paa- 
loB  catotee  diu  l  del  me«,  por  la 
taBde,  «D  ka  Uanoa  de  Jeiioó. 

11  Y  al  otro  día  de  la  paacna  comieran 
dd  fiiito  de  la  tienn  los  panes  sin  leva- 
dora, 7  ea  el  mismo  dia  espigas  nueras 
tostadas. 

18  Y  al  maná*  oció  el  dtat  sinlente, 
desde  que  oomenxanm  á  comer  del  fruto 
de  Ifi  tierra :  y  los  hijos  de  Israel  nanea 
mas  tOTleron  maná",  sino  qne  oemi- 
de  loa  frntos  de  la  tieira  de  Ca- 
acioeiaflo. 

18  <|[  Y  estando  Jotné  cerca  de  Jerleó, 
alxó  sus  ojos,  y  irló  un  varón*  que  es- 
taba ddante  de  él,  el  onal  tenia  una 
espada  desnuda  en  su  mano.  Y  Josué 
jendose  liácia  él,  le  d^o:  ¿  Sms  de  los 
nuestros,  ó  de  nuestros  enemigos  ?  Y  él 
reipondid: 

14  No,  mas  yo  soy  el  Principe  del 
^¿rdto  de  Jdiová,  gve  ahora  be  venido. 
Aiténces  Josué  postrandese  sotwe  su 
rastro  en  tlena  lo  adoró,  y  d^le  i  Qué 
dice  mi  Be&ir  ék  su  sierro  ? 

lA  Y  él  Prlndpedel  déreito  de  Jétkorh 
respondió  k  Josué :  Quita  tus  zapatos  de 
tos  pies^;  porque  el  logar  donde  estis 
es  santo.  Y  Joraé  lo  hiao  así. 

CAPITULO  VI. 

A  Ib  fnmmoia  del  orea  m*m  por  $(  «<*«Mf 
<M  sierM  d$  JmrUót  y  la  eímad  m  lommta 
á  mtmgre  y  f*u9oi  aofvawioM  Mfa««nte 
Babíi)  y  lo»  tmfOK  Inpreeaeiom£$  contra 
hu  gw  vuelvan  d  tüjUax  la  HedcuL 

EMPERO  Jerleó  estaba  cerrada,  bien 
cenada,  &  eausa  de  los  l^jos  de  Is- 
rael :  nadie  entraba,  ni  salta. 
t  Mas  JehorA  d\)o  A  Josué ;  Mira,  yo 
be  entregado  en  tu  mano  á  Jericó»,  y  á 
m  rey  con  sus  varones  de  guerra  K 

3  Cercaréis  pues  la  ciudad  todos  los 
hombres  de  guerra,  yendo  al  rededor  de 
U  ciudad  una  vea  al  dia :  y  esto  haréis 
Kisdias. 

4  Y  siete  sacerdotes  llevaráa  siete  bo- 
cinas de  cuernos  de  carneros  delante  del 
atea :  y  al  séptimo  dia  daréis  siete  tu- 
citas  á  la  dooad,  y  los  saootdotes  toca- 
lén  las  bocinas  c, 

6  Y  cuando  tocaren  prolongadamente 
d  eaem»de  camero,  así  que  oyerds  él 
sonido  dp  la  beeina«  todo  el  pueblo  gri- 
tari  &  eran  voz,  y  el  muro  de  la  ciudad 
cana  debajo  de  sí :  entonces  el  pueblo 
subirá  cada  uno  en  derecho  de  cí. 

8  Y  Y  llamando  Josué,  hjjo  de  Nun,  á 
los  sacerdote»,  les  dijo :  Llevad  el  arca 
dd  pacto,  y  siete  sacerdotes  lleven  bo- 
dnas  de  coemos  de  cameros  delante  del 
arca  de  Jdxová. 

7  Y  dijo  al  pueblo :  Pasad,  y  rodead  la 
dudad :  y  los  que  están  armados  pasarán 
delante  del  arca  de  Jdiová. 

•  8  Y  así  que  Josué  hubo  hablado  al  pue- 
blo, los  ^ete  sacerdotes  llevando  las  siete 
bocinas  de  cuernos  de  cameros,  pasaron 
ddaote  dd  arca  de  JehovA,  y  tocaran 
«abednas:  v  d  área  del  paoto  de  Je- 
■••á  los  lígula. 

8  Y  los  aliñados  iban  delante  de  los 
■■cerdotes  qne  tocaban  las  bocinas,  y  la 
'(MM  Baste  reunida  iba  detras  del  arca 
*adaado  y  tocando  bocinas. 

UTJasiié  mandó  al  pueblo  diciendo : 
*^«**w»MhBÜ»jgrJta,  ni  se  oirá  vues- 
tra Toz,  ni  sáldrA  palabra  de  imaÉiii 
boea,  harta  d  dia  qoe  yo  os  diga.  Gritad : 
WMQoeidaiéb  grita. 

11  El  «pea  pues  de  Jehov4  dio  una 
^«ciU  tí.  rededor  de  la  ciudad,  y  vini- 
íKotm  d  red,  en  «1  «nal  tuxhmín  la 


18  5  ^  Josué  se  levantó  de  mafiaaa, 
y  loa  sacenlotee  tomaron  d  arca  de 
Jehovéu 

18  Y  déte  aaocrdotes,  llevando  las  déte 
bocinas  de  cuernos  de  eameros,  fueron 
delante  del  área  de  Jehová,  andando 
siempra  y  tocando  las  bocinas:  v  ios 
armados  iban  ddunte  de  dios,  y  la  «Mías 
gente  reunida  iba  detras  del  arca  de  Je* 
hovA,  andando  y  tocando  las  bocinas. 

14  Así  dieron  otra  vuelta  A  la  ciudad 
el  segundo  dia,  v  volvieranse  al  real :  de 
esta  manera  hicieran  por  seis  dias. 

15  f  Y  al  s^imo  dia^i  tevantánnae 
euando  subia  el  alba,  y  dieron  vudta  A 
la  ciudad  de  la  misma  manera  siete 
veces :  solamente  este  dia  dieran  vudta 
d  rededor  de  día  siete  veces. 

16  Y  como  los  sacerdotes  hubieron  to- 
cado las  bocinas  la  séptima  vea,  Josué 
dijo  al  pueblo:  Dad  grita*,  porque  Je- 
hovA  os  ha  entregado  lia  dudad. 

17  Mas  la  dudad  serA  anatema/  A  Je- 
hovA,  ella  con  todas  las  cosas  que  están 
en  ella :  solamente  Rahab  la  ramera  vl- 
virA,  oon  todos  los  que  estuvieren  en 
casa  con  ella,  por  cuanto  escondió  loa 
mensageros  que  enviamos  y. 

18  Bmpera  guardaos  vosotros  dd  ana- 
tema A,  que  ni  toquéis,  ni  tomds  dguna 
eosa  dd  anatema,  porque  no  hagds  ana- 
tema el  campo  de  Israel,  y  lo  turbds  •'. 

19  Mas  toda  la  plata,  y  el  oro,  y  vasos 
de  metal  y  de  hierro,  sea  consagrado  A 
JehovA,  «  venga  al  tesoro  de  JdiovA*. 

80  Entonces  el  pueblo  dio  grita,  y  Am 
tacerdotet  tocaron  las  bocinas:  y  acon- 
teció que  como  el  pueMo  hubo  oido  el 
sonido  de  la  bocina,  dio  el  pueblo  grita 
con  gran  vocería,  y  el  muro  cayó  A  plo- 
mo^. El  pueblo  subió  luego  A  la  ciudad, 
cada  uno  en  derecho  de  sí,  y  tomáronla. 

81  Y  destruyeron  todo  lo  qne  en  la 
ciudad  habla ;  homtoes  y  miqeres,  mo- 
zos y  viejos,  hasta  los  bueyes,  y  ov^as,  y 
asnos,  A  filo  de  esnada*. 

88  Mas  Josué  dijo  A  los  dos  hombres 
que  haUan  reoonoddo  la  tierra :  Entrad 
en  oasa  de  la  mi^r  ramera,  y  haced 
salir  de  allá  A  la  mujer,  y  todo  lo  que 
ftiere  suyo,  como  le  jurasteis  *. 

88  Y  los  mancebos  espías  entraron,  y 
sacaron  A  Rahab,  y  A  su  padre,  y  A  su 
madre,  y  A  sos  hermanos,  y  todo  lo  que 
era  suyo ;  y  también  sacaron  A  toda  su 
parentela,  y  pusiéronlos  fuera  del  campo 
de  Israel. 

84  Y  consumieron  con  fuego  la  ciudad  •, 
y  todo  lo  que  en  ella  habla :  solamente 
pusieron  en  d  tesoro  de  laj>  casa  de 
JehovA  la  nlata,  y  d  oro,  y  los  vasos  de 
metal  y  de  nienro. 

85  Mas  Josué  salvó  la  vida  A  Rahab  la 
ramerar,  y  A  la  casa  de  su  padre,  y  todo 
lo  que  ella  tenia :  y  habitó  ella  entra  los 
Israelitas  hasta  hoy;  per  cuanto  es- 
GOiulió  los  mensageros,  que  Josué  envió 
A  reconocer  A  Jerioó'. 

Í6  ^  Y  en  aquel  tiempo  Josué  /et  Ju- 
ramentó diolendo:  Maldito  delante  de 
JdiovA  el  hombro  que  se  levantare  y 
leedifleara  esta  ciudad  de  Jericó.  En  su 
primogénito  eohe  sus  dmientos',  y  en  su 
menor  k{fo  adente  sos  puertas. 

87  Fué  pues  JehovA  con  Josué  »,  y  su 
nombra  se  divulgó  por  toda  la  tierra. 

CAPITULO  VII. 
CmtUga  Dioo  á  loé  IvratUIat  pmr  d  kmrio 
taerOeno  de  AchAn  /  d  enai  mner»  oftdro- 
ado  for  írdán  del  Britwr. 

EMPERO  los  h\)os  de  Israd  oometie- 
xon  pravasfoadon  en  d  anatema: 
porque  AchAn,  hgo  de  Charmi,  WId  de 
OaMM»  im»<Aa  Beiii,  ds  la  tribu  de  JudA, 


iiTCr.4. 


•  wr.  5. 

/Lev.  87. 88. 
M10.4.1S. 


«  Cap.  1  i. 

k  Cap.  7. 1. 

Sea?.». 

y  IS.  17. 

i  Cor.  «.17. 
*'OqpL7.85. 

*l!(u.SL64. 


( ver.  6. 
Hsb.lL  80. 


•Dea.  7.  2, 

16. 

y80iU,17. 

Í8a.U.S, 

18. 

1  Bey.  80. 

43. 

Bd.l87.8> 

9. 

Jer.  48. 10. 
>  ü«p.  2. 11 


•Den.  18. 16. 
'ver.  U. 

«EsklLSl. 
•-MslL». 

*8aar.s;as. 


1 1  Bey.  16. 
S4. 
••Dea.SL6. 


A.ai«L 


JOSUÉ,  YUL 


A.C.14a. 


•  Cfto.  6. 18. 
T22.20L 
i  Qr.  a.  7. 


«18*.  4. 13. 
2  6a.  1.3. 
tU.10. 
It'ek.  9. 1. 
Job  Z  13. 

•Bs.ias. 

38^.8.10. 


<Bz.8a,l& 
So.  14. 18. 

•  Bs.  80. 33, 
38. 


/CtV.&17. 
1& 
9vet.3L 


k  Kn.  14. 4fi. 

Jiiee.3.14. 

i  Cap.  8. 18. 
Den.  7. 38. 

tGkp.8.fi. 


<1S«.10.19. 
714.88,43. 

•Pro.  16.88. 
J<«.L7. 


••  Gen.  84. 7. 
Jaec.30.fi. 


il 


tomó  del  anatagaa*;  y  U  ira  de  Je- 
bová  se  enoendió  oonlzm  loe  b^oe  de 
Israel. 

8  5  T  Jomé  envió  hombzee  desde  Je- 
rico  &  Hai,  que  ettaba  junto  á  Beth- 
aTen  hacia  el  oriente  de  Beth-el,  y  ha- 
blóles diciendo :  Subid,  y  reconoced  la 
tierra.  Y  ellos  subieron,  y  reconocieron 
4Hai. 

8  Y  Tolviendo  k  Josué  dUénmle :  No 
suba  todo  el  pueblo,  mas  suban  como 
dos  mil  ó  como  tres  mil  hombres,  y  to- 
marán &  Hai :  no  fiítignes  á  todo  él  pue- 
blo alli,  parque  son  pocos. 

4  Y  subieron  allá  oel  pueblo  como  tres 
mil  hombres,  los  cuales  huyen»  delante 
de  los  de  Hai. 

5  Y  los  de  Hai  hirieron  de  ellos  como 
treinta  y  seis  hombres,  y  sicuieronlos 
desde  la  puerta  hasta  Sebaiim,  y  los 
rompieron  en  la  bajada :  por  lo  que  se 
diiolTió  el  corazón  del  pueblo,  y  riño  á 
ser  como  agua. 

O  Entonces  Josué  rompió  sus  vestidos, 
y  postróse  en  tierra  sobre  su  rostro  de- 
lante del  arca  hasta  la  tarde,  él  y  los 
ancianos  de  Israel;  y  echaron  polvo 
sobre  sus  cabezas  &. 

7  Y  Josué  dUo :  ¡  Ah,  Sefbr  Jehová  ! 
Por  qué  hiciste  pasar  á  este  pueblo  el 
ordan,  para  entr^jarxMw  en  las  manos 

de  los  Amorrhéos,  que  nos  destruyan'  ? 
Ojalá  nos  hubiéramos  quedado  de  la  otra 
paite  del  Jordán .' 

8  Ay  Sefior !  ¿  qué  diré,  ya  que  Israel 
ha  vuelto  las  espaldas  delante  de  sus 
enemi|{os? 

9  Porque  los  Cananéos,  y  todos  los 
moradores  de  la  tíem,  oirán  ettoif  y 
nos  cercarán,  y  raerán  nuestro  nombré 
de  sobre  la  tierra :  entonces  ¿  qué  harás 
tii  á  tu  «rande  Nombre «  ? 

10  ^  Y  Jdiová  dUo  á  Josué :  Leván- 
tate ;  ¿  por  qué  te  postras  así  sobre  tu 
rostro? 

11  Israel  ha  pecado,  y  aun  han  que- 
brantado mi  pacto  que  yo  les  habla 
mandado/;  pues  aun  han  tomado  del 
anatemas,  y  nasta  han  hurtado,  y  tam- 
bién han  mentido,  y  aun  lo  han  guarda- 
do entre  sus  enseres. 

18  Por  esto  los  h^os  de  Israel  no  podrán 
estar  delante  de  sus  enemigos  A,  sino  que 
delante  de  sus  enemigos  volvenn  las  es- 
paldas, por  cuanto  han  venido  á  ser  ana- 
tema': ni  seré  mas  con  vosotros,  si  no 
destruyereis  el  anatema  de  en  medio  de 
vosotros. 

18  Levántate,  santifica  al  pueblo  >,  y 
di :  Santificaos  para  mañana,  porque  Je- 
hová  el  Dios  de  Israel  dice  así:  Anatema 
hay  en  medio  de  ti,  Israel ;  no  podrás 
estar  delante  de  tus  enemigos,  hasta  tan- 
to que  hayáis  quitado  d  anatema  de  en 
medio  de  vosotros. 

14  Os  aUesaréis  pues  mañana  por  vues- 
tras tribus*;  y  la  tribu  que  Jehová  to- 
mareí»,  se  allemá  por  tus  familias;  y 
la  familia  que  Jehová  tomare,  se  alle- 
gará por  sus  casas ;  y  la  casa  que  Jehová 
tomare,  allegaráse  hombre  á  hombre. 

15  Y  el  que  fuere  cogido  en  el  ana- 
tema, será  quemado  á  fuego,  él  y  todo 
lo  que  tiene,  por  cuanto  ha  quebrantado 
el  pacto  de  Jehová,  y  ha  cometido  mal- 
dad en  Israel  ■. 

18  5  Josué  pues  levantándose  de  ma- 
ñana, hizo  allegar  á  Israel  por  sus  tribus ; 
y  fué  tomada  la  tribu  de  Judá. 
-  17  Y  haciendo  allegar  la  tribu  de  Judá, 
fué  tomada  la  fiuniUa  de  los  de  Zarhi : 
haciendo  luego  allegar  la  familia  de  los 
de  Zarhi  por  los  varones,  fiíé  tomado 
Zabdi: 

18  E  hizo  allegar  su  casapor  kavanmes. 


y  filé  tomado  Acháa,  h|)o  de  Chaiml, 
hijo  de  Zabdi,  h^  de  Zeea,  de  la  tiibu 
de  Judá. 

19  Entonces  Josué  d^o  á  Adián :  H^o 
mió,  dá  ahoaa  gloria  á  Jdiová  el  Dios  de 
Isiaíd,  y*  dale  alabanM,  yj>  declárame 
ahora  lo  que  has  heoho;  no  me  lo 
cubras. 

90  Y  Achán  respondió  4  Jone  dicl 
endo :  Verdaderamente  yo  he  pecado  I 
contra  Jdiová  el  Dios  de  laraei,  y  he  ( 
heoho  así  y  asi: 

81  Que  vi  entre  los  despojos  un  manto 
Babilónioo  muy  bueno,  y  doacieutos  si- 
dos de  plata,  y  un  changote  de  oro  de 
peso  de  cincuenta  sidos:  lo  cual  co- 
didéf,  y  tomé:  y  hé  aquí  que  está  es- 
condiao  debí^  de  tierra  en  el  medio  de 
mi  tienda,  y  el  dinero  uta  debajo  de 
ello. 

82  Josué  entonces  enrió  menaagcraa, 
los  cuales  ftaeton  corriendo  á  la  tienda ; 
y  hé  aquí  ettaba  todo  escondido  en  sn  ti- 
enda, y  el  dinero  debajo  de  ello. 

88  Y  tomándolo  de  en  medio  de  la  ti- 
enda, traiéronlo  á  Josué,  y  á  todos  loa 
hijos  de  Israd,  y  pusiéronlo  delante  de 
Jehová. 

84  Entonces  Josué,  y  todo  Israel  coa 
él,  tomó  á  Achán,  h^Jo  de  Zem,  y  el 
dinero,  y  el  manto,  y  él  changote  de 
oro,  y  sus  l^jos,  y  sus  h^as,  y  sus  bue- 
yes, y  sus  asnos,  y  sus  ov^aa,  y  aa  ti- 
enda, y  todo  cuanto  tenia,  y  lleviuroiilo 
todo  al  valle  de  Achfir. 

35  Y  d^o  Josué :  ¿  Por  qué  nos  I&as 
turbador  ?  Tdrbete  Jehová  en  este  día. 
Y  todos  ios  Israelitas  lo  apedrearon,  y 
los  quemaron  al  fuego*,  después  de  a- 
pednarlos  con  piedras. 

96  Y  levantaron  sobre  él  un  gran  mon- 
tón de  piedras  hasta  hoy '.  Y  Jeho'vA  ae 
tornó  de  la  ira  de  su  furor.  Y  por  esto 
fué  llamado  aquel  lugar  d  Valle  del 
Achdr,  Iiasta  hoy. 

CAPITULO  VIII. 
Coimtdda  df  la  ciudad  <b  BmL   Bmidiet^m»» 
y  maUMoMM  fronumMa»  «a  loa  —i  ir  ato 
Sbal  y  OaHam. 

Y  JEHOVÁ  dijo  á  Josué :  No  temas, 
ni  desmayes :  toma  oontlgo  toda  la 
sente  de  guerra,  y  levántate  y  sube  á 
Hd.  Mira,  yo  he  entregado  en  tu  tnaiko 
d  rey  de  Hay,  y  á  su  pueblo,  á  su  ciu- 
dad, y  á  su  tierra. 

9  Y  harás  á  Hd.  y  á  su  rey,  oomo  lii- 
ciste  á  Jericó  «  y  a  sn  rey :  tolo  que  aua 
despcdos  y  sus  bestias  tomaréis  pdra  "«tsa- 
otros».  Pondrás  pues  emboscadaa  Á  \^ 
dudad  detras  de  ella. 

8  Y  levantóse  Josué,  y  toda  la  «ente 
de  guerra,  para  sutdr  contra  Hai :  y  ea- 
cog^ó  JosuéTtrdnta  mil  hombres  fV&ertes 
los  oudes  envió  de  noche,  ' 

4  Y  mandóles  diciendo :  Mirad,  pon- 
dréis emboscada  á  la  dudad  détma  de 
ella:  no  os  d^aréis  mucho  de  la  ciu- 
dad, y  estaréis  apercibidos.  \ 

6  Y  yo,  y  todo  el  pueblo  que  e«M  con. 
migo,  nos  acercaremos  á  la  eludad  ;    « 
cuando  saldrán  ellos  contra  nosotñ>gs 
como  hicieron  antes  «,  bullemos  delante 
de  eUos : 

6  Y  dios  saldrán  tras  nosotros,  liaata 
que  los  arranquemos  de  la  ciudad.  Por- 
que ellos  dirán :  Huyen  de  nosotroa  co- 
mo la  primera  vex.  Huiremos  pues  de- 
lante oe  ellos. 

7  Entonces  vosotros  os  levantaréia  d* 
la  emboscada,  v  os  echaréis  sobre  lu  «i. 
ndad ;  pues  Jdiová  vuestro  Dioa  la  e&I 
tremrá  en  vuestvas  manos. 

8  Y  cuando  la  huMereis  tomado.  \^ 
prenderéis  ftacgo.  Haréis  confcnne  %  i^ 


lBa.6.i. 
Juan  9.  Si 

IFiriLS.<,r. 
SO.  88.111 
1& 

Bad.  10.14 
U. 
8*L8L6. 

5S1.  S. 
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Du.9.4.' 
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10. 
ClTlnL&U 


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«Cap.7.< 


ICIO. 


JOSÜB,  IX. 


,C.14»L 


•11*7.1 


paltbra  d«  Jdwvá.  Mind  que  ot  lo  he 
maodado. 

9  Entdncea  Jomé  loe  envió ;  j  ellos,  se 
ftienm  4  la  emboscada,  j  pasiéronse  en- 
tre Beth-el  y  Hai,  al  oooldente  de  Hal: 
5  Josué  se  quedó  aquella  noche  en  tne> 
dio  del  pueblo. 

10  Y  levantándose  Josué  de  mafiana 
leviitó  el  pueblo,  j  subió  él,  oon  los  an* 
daaos  de  Israel,  delante  del  pueblo  oon- 
tiaHaL 

11  Y  toda  la  gente  de  suena  que  con 
él  estaba,  subió,  j  acercóse,  y  llegaron 
delante  de  la  ciudad;  y  asentaron  el 
oampo  h  la  parte  del  Norte  de  Hal :  j  el 
Talle  eiiaba  entre  él  y  HaL 

12  Y  tomó  como  einco  mil  hombres,  j 
püsok»  en  onboscada  entre  Beth-el  y 
Hal,  4  la  parte  occidental  de  la  dudad. 

13'  Y  el  pueblo,  m  á  taber,  todo  el 
campo  que  edaba  4  la  parte  del  Norte 
de  la  ciudad,  colocado  ya  cerca,  y  su 
emboscada  al  occidente  de  la  ciudad, 
TÍnoie  Josué  aquella  noche  al  medio  ád. 
Talle. 

14  Lo  cual  como  viese  el  rey  de  Hai, 
ierantése  prestamente  de  maluína,  y  sa- 
lió con  la  gente  de  la  ciudad  contra  Is- 
rael, él  y  todo  su  pueblo,  para  combatir 

E«  el  llano  al  tiempo  señalado,  no  sa- 
odo  que  le  estaba  puesta  emboscada 
á  las  espaldas  de  la  ciudad  '. 

15  Entonces  Josué  y  todo  Israel,  ha- 
ciéndole vencidos,,  huyeron  delante  de 
ellos  por  el  camino  del  desierto. 

18  V  todo  el  pueblo  que  uiaba  en  Hai 
ae  jante  para  seguirlos :  y  siguieron  4 
Joróé,  simdo  asi  arrancados  de  la  du- 
dad. 

17  Y  no  quedó  hombre  en  Hai,  y  Beth- 
d,  que  no  saliera  tras  Israel :  y  por  se- 
guir 4  Israel,  d^aron  la  dudad  abierta. 

18  Entonces  JehoT4  dijo  á  Josué:  Le- 
Tanta  la  lanza  que  tienes  en  tu  mano 
hada  Hai,  porque  yo  la  entregaré  en  tu 
piano.  Y  Josué  levantó  hacia  la  dudad 
la  Unza  que  en  su  mano  tenia. 

10  Y  levantándose  prestamente  de  su 
lugar  los  que  estaban  en  la  emboscada, 
eonieron  luego  que  él  alzó  su  mano,  y 
Tinieron  4  la  dudad,  y  la  tomaron,  y 
a{«eiar4(onse  4  prenderle  fu^o. 
20  Y  como  los  de  la  dudad  miraron 
atos,  observaron,  y  hé  aquí  d  humo  de 
la  óndad  que  subía  al  délo,  y  no  tuvi- 
eron arbitrio  para  huir  4  una  parte  ni  4 
otra :  y  d  pueblo  que  iba  huyendo  h4da 
d  desierto,  ae  volvió  contra  los  que  le 
Hguian. 

n  Josué  pues  y  todo  Israd,  viendo 
qne  los  de  la  onboscada  hablan  tomado 
la  dudad,  y  que  d  humo  de  la  ciudad 
Milria,  tomaron,  é  hirieron  4  los  de  Hai. 
S  Y  los  otros  salieron  de  la  dudad  4 
ni  encuentro ;  y  así  fueron  encerrados 
m  medio  de  Israd,  teiriendo  los  unos  de 
la  una  parte,  y  los  otros  de  la  otra.  Y 
sii  los  hirieron  hasta  que  no  quedó  nin- 
guno de  eUoe  que  escapase  «. 
83  Y  tomaron  vivo  al  rey  de  Hai,  y 
tnyjéronlo  4  Josué. 

M  Y  cuando  los  laraditaa  acabaron  de 
Butar  todos  los  moradoxes  de  Hai  en  el 
ampo,  en  d  doierto  donde  ellos  los 
'^i»a  perMKuido,  y  que  todos  hablan 
c*ido  4  filo  «te  espada  hasta  ser  consu- 
ntos, todos  los  israditas  se  tomaron  4 
lui,  y  también  la  pusieron  4  cuchillo. 
^  Y  d  número  de  los  que  cayeron 
*4nel  dia,  hombres  y  muAeres,  fué  doce 
n>n,  todos  los  de  Hai. 
W  Y  Josué  no  retn^o  su  mano/,  que 
owia  extendido  oon  la  lanza,  liaata  que 
bibo  destruido  todos  los  moradores  de 


87  Empen  los  Israditas  tomaron  pan 
sí  las  bestias  y  los  dcsnoijos  de  la  du- 
dad^, conforme  4  la  palabra  de  Jehov4 
que  el  habla  mandado  4  Josué*. 

SS  T  Josué  quemó  4  Hai  ',  y  reddjola 
4  un  montea  perpetuo,  asolada  hasta 
hoy. 

8»  Mas  al  rey  de  Hai  colgó  de  un  ma> 
deroA  hasta  la  tarde :  y  como  el  sol  ae 
puso,  mandó  Josué  que  quitasen  del  ma- 
dero su  cnenpo,  y  1  lo  echasen  4  la  puerta 
de  la  ciudad:  y  levantaron  sobré  él  un 
gran  montón  de  piedras  hasta  hoy  ». 

80  5  Entonces  Josué  edificó  un  altar 
4  Jdiov4  IMos  de  Israd  en  el  monte  de 
Hebal«, 

81  Como  Moisés,  siervo  de  Jehov4,  lo 
habla  mandado  4  los  h^os  de  Israd, 
como  eBt4  csorito  en  d  Ubco  de  la  ley 
de  Moisés»;  un  ahar  de  piedras  en- 
teras, sobre  laa  cuales  nadie  alxó  hi- 
erro: y  oftecieron  sobre  él  holocaustos 
4  Jehov4,  y  sacrificaron  victimas  pa- 
cíficas. 

82  También  escribió  allí  en  piedras  la 
repetidon  de  la  ley  de  Moisesj»,  la  cual 
él  habla  escrito  ddante  de  los  h^os  de 
Israd. 

88  Y  todo  Israel,  y  sus  ancianos,  ofici- 
ales, y  Jueces,  estaban  de  la  una  y  de  la 
otra  parte  Junto  al  arca,  delante  de  los 
saceraotes  Levitas  que  llevan  el  área  del 
pacto  de  Jehov4  9 ;  todot  asi  extranjeros 
como  naturales:  la  mitad  de  ellos  es- 
taba h4oia  d  monte  de  Oerlzim,  y  la 
otn  mitad  hécia  el  monte  de  Hebal,  de 
la  manera  que  Moisés,  siervo  de  Je- 
hov4,  lo  haUa  mandado  antear,  para 

3ne  hendiesen  {nlmeramente  al  pueblo 
e  Israd. 

84  Después  de  esto  leyó  todas  las  pala- 
bras de  la  ley*,  las  bendiciones  y  las 
maldiciones',  oonforme  4  todo  lo  que 
est4  escrito  en  el  libro  de  la  ley. 

35  No  hubo  palabra  alguna  de  todas 
las  cosas  que  mandó  Moisés,  que  Josué 
no  hiciese  leer  delante  de  toda  la  con- 
gregadon  de  Israel,  mvgeres  y  idfios,  y 
extranjeros  que  andaban  entre  ellos. 

CAPITULO  IX. 
Lo»  Oábaonitat  engañan  i  lo$  HOtrloa,  y  tai- 
van  «M  vidat  I  mat  ouedan  dt$piu»  obU- 
gadM  dperfetua  Mrviaumbn, 

Y  ACONTECIÓ  fue  como  oyeron  ««• 
ttu  coéa*  todos  los  reyes  que  ettaban 
de  esta  parte  del  Jordán,  así  en  las  mon- 
taflas  como  en  los  llanos,  y  en  toda  la* 
costa  de  la  gran  mar  delante  del  Líba- 
no, los  Hethéos,  Amorrhéos,  Cananéoe, 
Fherezéos,  Hevéos,  y  Jebuséosb, 

8  Junt4ron8e  4  una  de  un  acuerdo,  pa- 
ra pelear  contra  Josué  é  Israel. 

8  ^  Mas  los  moradores  de  Oabaone, 
como  oyeron  lo  que  Josué  había  hecho 
4Jericóy4Hairf, 

4  Ellos  usaron  también  de  astucia; 
pues  fueron  y  fingiéronse  embi^adores, 
y  tomaron  sacos  viejos  sobre  sus  asnos, 
y  cueros  vi^os  de  viiu>,  rotos  y  remen- 
dados, 

5  T  zapatos  viqos  y  reoteldos  en  sus 
pies,  con  vestidos  viejos  sobre  sí :  y  todo 
d  pan  que  traían  para  d  camino,  seco  y 
mohoso. 

8  Asi  vinieron  4  Josué «  al  campo  en 
Oilgal,  y  dUéronle  á  61  y  k  las  óe  Is- 
rael: Nosotros  venimos  de  tierra  nray 
l^ana ;  haced  pues  ahora  con  nosotros 
alianza. 


98. 

kvw.  a. 


ACap.  10.88, 

87. 
i  Dea.  SL  88, 

28. 
»  Gsp.  7. 88. 

«DsaJ7-4.fi. 


•  Xx.  80. 85. 


f  Den.  37.  9; 

8.8. 


9  Dsu.  SL  9. 
36. 


'Den.  11.98. 
7  87.19,18. 


'Deii.8LU. 

Neh.8.2,8. 

7I8. 1. 
iLeT.98.3, 

eto. 

Dea.  39. 18. 

26^ 

7  XXYUI. 

7ZXIX. 

780.18,80. 


«210.84.6. 


»  Bx.  3. 17. 
788.88. 

'Cap.  10.  a. 
iDBiL30.ll. 

a  cr.  a.  17, 

18. 


7  Y  los  de  Israel  respondieron  4  los 
Hevéos/:  Quizas  vosotros  habitáis  en 
medio  de  nosotros:  ¿cómo  pues  po- 
dremos nosotros  hacer  alianza  con  vos- 
otros;? 


'  Gsp.  6. 10. 


/Cap.  11. 19. 
PXz.98.8a. 

Dea.  7.  9. 

Jiwc8.a. 


A.  C.  1461. 


JOSÜB, 


jtaiifl 


k]>ra.aOiU>. 


•  o»p>  a.  10. 

BX.1&14. 


i  Na.  21.  24, 
88. 


miu.Vff.2L 
Jnec.  1. 1. 
yao.  18.28. 
18a.  23. 10, 
11. 

530.8. 
B«.a.i. 

y  6. 19. 
»C»p.lL19. 
"a8ft.2LZ 


«Cftp«18.26, 
28. 


P  Ski.  16.  4. 


928».  21.1,6. 

Kz.  17. 12, 

21. 

Zac  6.  S.  4. 

Mal.  3.6. 
•■Den,  29.11. 

2Cr.  2.17, 

18. 


'Bz.23.82. 
Dea.  7. 1,2. 


8  Y  cUot  nspondleron  &  Joraé :  Nos- 
otros «oiNM  tna  sterrot.  Y  Jocné  let 
d^ :  Q/aiéa  tai»  Tosotros,  y  de  donde 
Tenis? 

9  Y  ellos  respondieron :  Tns  sierros 
han  Tenido  A  de  mny  lianas  tierras  por 
la  &ma  de  Jehová  tn  Dios :  porque  he- 
mos oido  su  &ma,  y  todas  las  cosos  que 
hizo  en  Esipto  <*, 

10  Y  todo  lo  que  hizo  &  loe  dos  reyes 
de  los  Amorrhéos,  que  ttbútan  de  la 
otra  parte  del  Jordán ;  &  Sefaon,  xey  de 
Hesbon,  y  á  Oe,  rey  de  Basan,  que  a- 
iaba  en  Astaroui  K 

11  Por  lo  cual  nuestro»  ancianos  y  to- 
dos los  moradores  de  nuestra  tierra  nos 
dieron :  Tomad  en  Tuestras  manos  pro- 
Tision  para  el  camino,  é  id  al  encuentro 
de  dios,  y  decidles :  Nosotros  «omos  tu- 
estros  sierros,  y  haced  ahora  con  nos- 
otros alianza. 

18  Este  nuestro  pan  tomamos  oaliente 
de  nuestras  casas  para  él  camino  el  dia 
que  salimos  para  venir  á  Tosotros ;  y  helo 
aquí  ahora  que  est¿  seco  y  mohoso. 

18  Estos  cueros  de  Tino  también  los 
henchimos  nuevos ;  helos  aqui  ya  rotos: 
también  estos  nuestros  vestidos  y  nues- 
tros zapatos  están  ya  Viejos  á  causa  de 
lo  muy  largo  del  camino. 

14  Y  los  hombres  de  Itraél  tomaron  de 
su  proTision  del  camino,  y  no  pregan* 
taren  la  boca  de  JehoTá  /. 

15  Y  Josué  hizo  paz  con  ellos  ">,  y  con- 
certó con  ellos  que  les  dejarla  la  vida  : 
también  los  principes  déla  congregación 
les  juraron  «. 

16  Pasados  tres  dias  después  que  hici- 
eron con  ellos  el  concierto,  oyeron  como 
eran  sus  vecinos,  y  que  habitaban  en 
medio  de  ellos. 

17  Y  partiéronse  los  hijos  de  Israel,  y 
al  tercer  dia  llegaron  &  sus  ciudades: 
y  sus  ciudades  eran  Oabaon,  Oaphlra, 
Beeroth,  y  Giriathiearim  o. 

18  Y  no  los  hirieron  los  hijos  de  Israel, 
por  cuanto  los  principes  de  la  congrega- 
ción les  habian  jurado  por  JehoT&  el 
Dios  de  Israelj» :  y  toda  la  congregación 
murmuraba  contra  los  jpríncipes. 

19  Mas  todos  los  príncipes  respondi- 
eron á  toda  la  congregación :  Nosotros 
les  hemos  jurado  por  Jehová  Dios  de 
Israel ;  por  tanto  ahora  no  les  podemos 
tocar. 

20  Esto  haremos  con  ellos ;  les  dejare- 
mos vivir,  porque  no  venga  ira  sobre 
nosotros  á  causa  dd  juramento  que  les 
hemos  hecho?. 

SI  Y  los  príncipes  les  dijeron :  VlTan ; 
mas  sean  leñadores  y  aguadores  para 
toda  la  congregación,  como  los  prínci- 
pes les  han  oicno. 

SS  Y  llamándolos  Josué,  les  habló  di- 
ciendo :  i  Par  qué  nos  habds  engaflado 
diciendo.  Habitamos  muy  I^os  de  vos- 
otros, una  Tez  que  moráis  en  medio  de 
nosotros? 

83  Vosotros  pues  ahora  teréi»  malditos, 
y  no  faltará  de  Tosotros  sierro,  y  quien 
corte  la  le&a,  y  saque  el  agua  para  la 
casa  de  mi  Dk>s.  * 

84  Y  ellos  respondieron  á  Josué,  y  di- 
jeron i  Como  fué  dado  á  entender  á  tus 
siervos  que  Jehová  tu  Dios  habla  man- 
dado &  Moisés,  su  siervo,  que  os  habia 
de  dar  toda  la  tierra,  y  que  habia  de 
destruir  todos  los  moradores  de  la  tierra 
delante  de  vosotros «,  por  esto  temimos 
en  gran  manera  de  vosotros  por  nuestras 
Tidas,  é  liidiaos  esto. 

85  Ahora  pues  henos  aqui  en  tn  mano : 
lo  que  te  pareciere  bueno  y  recto  haoeír 
de  nosotros,  hazlo. 

86  Y  él  lo  hizo  así ;  que  los  libró  de  la 


mano  de  los  h^os  de  Israd»  pan  qoe  no 
los  matasen. 

97  Y  constituyóles  Jostté  aquel  dia  per 
letíadotes  y  agnadoves  para  la  congrega- 
ción, y  para  el  altar  de  Jehová,  en  d 
lugar  que  él  escogics»;  b>  que  ton  hasta 
hoy. 

CAPrTüLO  X. 
Vietoriat  prodittotaa  i»  JotuS,  «I  tuál  haat 

parar  élBol:  namda  fnUar  la  vida á  eimeo 
i  y  toma  varia»  dudad»». 


Y  COMO  Adonisedeo,  rey  de  Jenisa- 
lem,  oyó  que  Josué  habia  tomado  á 
Hal,  y  que  la  habia  asolado ;  {porque  co- 
mo habla  hecho  á  Jericó  y  a  su  teja, 
así  hizo  á  Hai  y  á  su  rey,)  y  que  los  mo- 
radores de  Gabaon  habian  hecho  paz  con 
los  Israelitas,  y  que  estaban  entre  ellos, 

8  Tuvieron  muy  gran  tetaor:  porque 
Gabaon  era  una  gran  dudad,  como  una 
de  las  dudades  reales,  y  mayor  tpxe  Hai, 
y  todos  sus  hombres  fuertes. 

8  Envió  pues  á  decir  Adonisedeo,  rey 
de  Jerusalem,  i  Oham  rey  de  Hebron,  y 
á  Piream,  rey  de  Jerimoth,  y  á  Japhia, 
rey  de  Lachls,  y  i  Debir,  rey  de  Bglon, 

4  Subid  á  mi,  y  ayudadme,  y  combata- 
mos á  Oabaon:  porque  ha  hecho  paz 
con  Josué  y  con  los  hijos  de  Israel. 

6  Y  cinco  reyes  de  los  Amorrhéos,  d 
rey  de  Jerusalem,  el  rey  de  Hebron,  el 
rey  de  Jerimoth,  d  rey  de  Lacfals,  el 
rey  de  Eglon,  se  juntaron  y  subieron, 
ellos  con  todos  sus  ejércitos,  y  asentaron 
campo  sobre  Gabaon,  y  pelearon  contra 
ella.      ^ 

6  ^  Y  los  moradores  de  Gabaon  en- 
viaron 4  decir  &  Josué  al  campo  en 
Gilgal  b  •  No  encojas  tus  manos  de  tus 
sierros;  sube  prestamente  á  nosotros, 
para  guardamos  y  ayudamos:  porque 
todos  los  reyes  de  los  Amorrhéos,  que 
habitan  en  las  montañas,  se  han  jtxntado 
contra  nosotros. 

7  Y  subió  Josué  de  OUcnl,  él  y  todo 
el  pueblo  de  guerra  con  d,  y  todos  1m 
valientes  hombres. 

8  Y  Jehová  dijo  á  Josué :  No  tengas 
temor  de  ellos  e  •  porque  yo  los  he  en- 
tregado en  tu  mano,  y  ninguno  de  ellos 
parará  delante  de  ti. 

9  Y  Josué  Tino  á  ellos  de  repente,  por- 
que toda  la  noche  subió  desde  Gilgal. 

10  Y  Jehová  los  turbé  ddante  de  Is- 
rad,  é  hiriólos  con  gran  mortandad  en 
Gabaon  ^  ¡  y  siguiólos  por  el  camino  que 
sube  á  Beth-oron,  é  hiriólos  hasta  Aze- 
oa,  y  Maceda. 

11  Y  como  iban  huyendo  de  los  Israe- 
litas, á  la  tNó^da  de  Beth-oron  Jebová 
echo  sobre  dios  del  délo  grandes  pie- 
dras* hasta  Azeca,  y  murieron::  mU<^os 
mas  murieron  de  las  piedras  del  granizo, 
que  los  que  los  hijos  de  Israel  habian 
muerto  á  cuchillo. 

12  Entonces  Josué  hablé  á  Jehová  el 
dia  que  JehovA  entregó  al  Amorrhéo 
delante  de  los  hijos  de  Israd,  y  d^o  en 
presencia  de  los  Israelitasj  Sol/,  detente 
en  Gabaon ;  y  iA,  lAina,  en  el  Talle  de 
AJalon. 

13  Y  el  sol  se  detuvo,  y  la  hina  se  paró, 
hasta  tanto  que  la  gente  se  hubo  vengado 
de  sus  enemigos.  ¿  No  está  aquesto  es- 
crito en  el  libro  de  Jasher||f  Y  d  sol  se 
paró  en  medio  del  délo,  y  no  se  apresuró 
a  ponerse  casi  un  dia  entero  ir* 

14  Y  nunca  fué  tal  dia  antes  ni  después 
de  aquel,  habiendo  atendido  Jehová  á  la 
voz  de  un  hombre  t  porque  Jehvrk  pe- 
leabapor  Israel  A. 

iE>  Y  Josué,  y  todo  Israel  con  él,  vol- 
Tiase  al  campo  en  Gilgal. 

16  Pero  los  cinco  rey<es  huyenm,  y  se 
escondieron  en  una  cueva  en  Maceda. 


•Csn.6.1 
28.       ^ 


ICSp-ti- 


•Osfkll.l' 


iU.».fi-\ 


«Ex.  9.0. 
28. 

8SL18.W 
14. 

Ap.l«.*[ 
/Habí  8.  ai 


llartOUvi 

I 

kDea.1-» 


Í.C.145L 


JOSÜE,  XL 


'tu.  7. 


^«^■«.a. 


R' 


a.ii 


Su 


'*r.í. 


17  Y  fbá  dicbo  &  Jori4  (pie  Io«  dueo 
nje»  haUan  lido  hallados  en  una  cuera 
enHaeeda. 

18  Bstdaoet  Jomé  dito:  Rodad  gran* 
wi  piedra*  á  la  boca  de  la  cuera,  y  poned 
nombres  junto  á  ella  que  los  guarden : 

19  Y  vosotros  no  os  paréis,  sino  seguid 

6  vuestros  enemigos,  y  heridles  la  reta- 
Soardia,  sin  dejólos  entrar  en  sus  cin- 
wes;  poique  Jehorá  vuestro  Dios  los 
na  entr^ado  en  mestra  mano. 

90  Y  aconteció  que  como  Josué  y  los 
nijos  de  Israel  hubieron  acabado  de 
berirlos  con  mortandad  muy  grande, 
basta  destruirles,  los  que  quedaron  de 
ellos  se  metieron  en  las  ciudades  fuertes. 

91  Y  todo  d  pueblo  se  toMÓ  salvo  al 
caapo  &  Josué  en  Maceda ;  que  no  hut>o 

Jnien  moriese  su  lengua '  contra  los  h^os 
e  Israel. 

29  Entonces  d^jo  Josué :  Abrid  la  boca 
w  la  cuera,  y  sacadme  de  ella  &  estos 
cinco  reyes. 

93  E  hidéronlo  así,  y  sacáxxmle  de  la 
cuera  aquellos  cinco  reyes,  al  rey  de 
Jemsalem,  al  rey  de  Hebron,  al  rey  de 
Jerimotfa,  al  r^  de  Lachls,  al  rey  de 

94  Y  cuando  hubieron  sacado  estos 
!«}«  &  Josué,  llamó  Josoé  á  todos  los 
piones  de  Israel,  y  d^o  A  los  principales 
<u  la  gente  de  guerra  que  hatnan  renido 
con  &:  Llegaa,  y  poned  vuestros  pies 
wbre  los  pescuezo^  de  aquestos  reyes. 
I  ellos  se  llegaron,  y  pusieron  sus  pies 
■nbte  los  pescuezos  de  ellos. 

95  Y  Josué  les  dijo:  No  temáis ft,  ni 
M  atenunizels ;  sed  ftaertes  r  valientes : 
porque  así  hari  Jehorá  &  todos  vuestros 
caeñiigos  contra  los  cuales  peleáis  l. 

26  Y  después  de  esto  Josué  los  hirió,  y 
loa  mató,  é  hizolos  colgar"»  en  cinco 
niaderos:  y  quedaron  colgados  en  los 
BUideros  hasta  la  tarde  •. 

97  Ycnandoel  sol  se  iba  Aponer,  man- 
dó Josué  que  los  quitasen  de  los  raade> 
iw,  y  los  echasen  en  la  cuera  donde  se 
baUan  escondido;  y  pusieron  grandes 
pieilras  A  la  boca  de  la  cuera,  jtu  ettan 
basta  faoT. 

98  5  En  aqnel  mismo  dia  tomó  Josué 
a  Maceda,  y  la  puso  A  cuchillo,  y  mató 
i  m  rey ;  A  ellos  y  A  todo  lo  que  en  ella 
tenia  ridía,  sin  quedar  nada :  mas  al  rey 
de  Maceda  hizo  como  habla  hecho  al 
wyde  Jericó». 

99  ^  Y  de  Maceda  pasó  Josné.  y  todo 
Itrael  ocm  él,  A  Libna^  ¡  y  peleo  contra 
Libna: 

S)  Y  JehovA  la  entregó  también  A  ella, 

7  &  iu  rey,  en  mano  de  Israel ;  y  metióla 
a  filo  de  espada  con  todo  lo  que  en  ella 
baUa  vivo,  sin  quedar  nada :  mas  A  su 
Ky  hizo  de  la  manera  que  habla  hecho 
■JwydeJericó». 

Si  5  Y  Josué,  y  todo  Israel  con  él, 
pande  libna  A  Lachls,  y  r  puso  campo 
Mutn  eDa,  y  combatióla. 

99  Y  JéhoiA  entregó  A  Lachls  en  mano 
de  Israel,  y  tomóla  el  dia  siguiente,  y 
'netióia  A  cuchillo  con  todo  lo  que  en 
^la  babia  viro,  como  habla  hecho  en 
Libna. 

33  ^  Entonces  Horam,  rey  de  Gezer, 
nUó  en  ayuda  de  Lachls ;  mas  A  él  y  A 
n  pueblo  hirió  Josué,  hasU  no  quedar 
ninguno  de  ellos. 

84  ^  De  Lachls  pasó  Josué,  y  todo 
urael  con  él,  A  Églon*;  y  pusieron 
««B^  contra  ella,  y  combatiéronla : 
^  Y  la  tomaron  el  mismo  dia,  y  me- 
ueronia  A  cuchillo;  y  aquel  dia  mató 
todo  lo  que  en  ella  habia  rivo,  como 
baWa  hecho  en  Lachls  «. 

30  ^  Subió  luego  Josné,  y  todo  Israel 


con  él,  de  E^km  A  Hebron»,  y  comba- 
tiéronla: 

87  Y  tomándola  la  metieron  A  cuchillo, 
A  su  rey,  y  A  todas  sus  ciudades,  con 
todo  lo  que  en  ella  habia  vivo,  sin  que- 
dar nada :  como  hablan  hecho  A  Egion, 
asi  la  destruyeron  con  todo  lo  que  en 
ella  habia  viro. 

88  ^  Y  volviéndose  Josné,  y  todo  Is- 
rael con  él,  sobre  Debfar,  combatióla', 

88  Y  tomóla,  y  A  su  rey,  y  A  todas  sus 
villas ;  y  meCiéronlDS  A  cuchillo,  y  des- 
truyeron todo  lo  que  allí  dentro  habia 
vivo,  sin  quedar  nada :  como  habia  he- 
cho A  Hebron.  así  hizo  A  Debir  y  A  su 
rey ;  y  como  habla  hecho  A  Libna  y  A 
su  rey. 

40  *f  Hirió  núes  Josué  toda  la  región 
de  las  montaflas,  y  del  Mediodía,  y  de 
los  llanos,  y  de  las  cuestas,  y  A  todos  sus 
revcs  sin  quedar  nada :  todo  lo  que  tenia 
vida  mato,  al  modo  que  JehovA  Dios  de 
Israel  lo  habia  mawladoj. 

41  E  hiriólos  Josué  desde*  Cades-har- 
nea hasta  Oaza>,  y  toda  la  tierra  dei 
Gosen  hasta  Gabaonc 

49  Todos  estos  reyes  y  sus  tierras  tomó 
Josué  de  una  vez;  porque  JehorA  d 
Dios  de  Israel  peleaba  por  Israel '. 

43  Y  tomóse  Josné,  y  todo  Israel  con 
él,  al  campo  en  Gilgal. 

CAPITULO  XI. 

Aíeamaa  Joiui  ntuveu  vittorloi,  y  ntfda  ea$t 
toda  la  titira  dt  Oanaan. 

/^YENDO  esto  Jabin.  rey  de  Kaaor«, 
^  enrió  nuntiríe  A  Jobab,  rey  de  Ma- 
don,  y  al  rey  de  Simron,  y  al  rey  de 
Achsaph, 

8  Y  A  los  reyes  que  estaban  A  la  parte 
del  Norte  en  las  montaflas,  y  en  el  llano 
al  Mediodía  de  ChinneroÚib,  y  en  los 
llanos,  y  en  las  regiones  dec  Dor  al  Oc- 
cidente; 

8  Y  al  Cananéo  ove  estaba  al  Oriente  y 
al  Occidente,  y  al  Amorrhéo,  r  al  He- 
théo,  y  al  Pherezéo,  y  al  Jebtueo  en  las 
montaflas,  y  al  Heréo  «^  qite  estaba  debajo 
de  Hermon*  en  tierra  de  Mispa. 

4  Estos  salieron,  y  con  ellos  todos  sus 
^ércitos,  pueblo  mucho  en  gran  manera, 
como  la  arena  que  está  A  la  orilla  del 
mar/,  con  gran  muchedumbre  de  caba- 
llos y  carros. 

5  Todos  estos  reyes  se  Juntaron,  y  vi- 
niendo reunieron  los  campos  Junto  A  las 
aguas  de  Merom,  para  pelear  contra 
Israel. 

6  5  Mas  JehovA  dijo  A  Josué:  No 
tengas  temor  de  elios^,  que  mafiana  A 
esta  hora  yo  entregare  A  todos  estos 
muertos  delante  de  Israel:  A  sus  ca- 
ballos A  desJarretarAs,  y  sus  carros  que- 
marás al  fuego'. 

7  Y  vino  Josué,  y  con  él  todo  el  pueblo 
de  guerra,  contra  ellos,  y  dio  de  repente 
sobre  ellos  Juntos  A  las  aguas  de  Merom. 

8  Y  entrególos  JehovA  en  mano  de 
Israel,  los  cuales  les  hirieron,  y  siguieron 
hasta  Bidón  la  grande,  y  hasta  las  Aguas 
calientes,  y  hasta  el  llano  de  Mispa  al 
Oriente,  Úriendolos  hasta  que  no  les 
dejaron  ninguno. 

9  Y  Josué  hizo  con  ellos  como  JehovA 
le  habla  mandado*:  de^arretó  sus  ca- 
ballos, y  sus  carros  quemo  al  fiíego/. 

10  Y  tomándose  Josué  tomó  en  el 
mismo  tiempo  A  Asor,  é  lürió  A  cuchillo 
A  su  rey :  la  cual  Asor  habla  sido  antes 
cabeza  de  todos  estos  reinos. 

11  E  hirieron  A  cuchillo  todo  cnanto 
en  ella  habla  vivo,  destruyendo  y  no 
dejando  cosa  A  rida :  y  A  Asor  pusieron 
Aniego. 

12  Asimismo  tomó  Josué  todas  las  ciu- 


A.ail5L 

•■Osn.14.18. 
yU.18. 
Jmc  1. 10. 
I8ik  «.!,&. 
y  16. 9, 10. 
iCr.Lt.  88, 
88. 


■Gip.U.U. 
Jase.  1.  U. 


yao-Jlf. 

■  Den.  9.  ü. 
•GsB.10.10. 

lBa.8.17. 
t  D«D.  9.  as. 
•rBr.a,ia. 

lEejr.  8.5. 
é  ver.  14. 


•Oftp.ljO.3. 


»  5n.  34. 11. 
•CSP.17.U. 

JtMcL  87. 

llley.4.11. 


d  Jase.  8. 8- 
«CaikU.lL 


/  Juea  7. 12. 
1  8s.  U  S. 


'  Gap.  la  8. 


*  3  8*.  8.  4 
<  8sl.  ao.  7. 

T4&9. 

Is.81.1. 

Os.  14.  8. 


irer.  8. 

{Bz.80.9,10. 


A.&U60. 


JOSUÉ)  xa,  XTTT. 


Den.?.  X 


"Cap.  10.  a. 
•  Q»p.  13.  7. 


l>Ckii.]a.8, 


9Ca|i.9.S,7. 


'DnL&aO. 
1  Bey.  13. 
16. 
Ja.  8. 10. 

Bam.9. 18. 

'Dea.  90. 18. 
17. 


<  18a.  17.  4. 
36*.  21. 22. 
1  Cr.  18.  L 

•  Xa.  M.  3, 
•te 

'Caii.21.44, 

46. 


•  Ka.  31. 34. 
Dev.a.8,9. 


»  Sao.!.  17. 


•  Dea.  4. 49. 
'  Nn.  IL  88, 

86. 
«Oea.14.8. 

DiBa.S.U. 
/DmuL4. 
«Dm.8.8, 

14. 


dades  de  aqiteftm  «eyea.  y  &  todoa  loa 
rejret  de  ellaa,  j  los  metió  &  cudidUo,  y 
loa  áetíxuyó,  cacao  Moiiea,  akarvo  die 
Jéborá,  lo  habla  mandado  •. 

IB  Empero  todas  las  ciadadet  qne  cata- 
ban en  sus  cabezos,  no  las  quemo  Isradf 
sacando  A  sola  Asor,  la  cual  quemo 
Josué. 

14  T  los  hHoa  de  Isnel  tomanm  pan 
sí  todos  loa  deapojos  y  bestias  de  aques- 
tas ciudades :  empero  4  todoa  los  nom- 
bres metieron  á  cuchillo  hasta  destruir- 
los, «in  d^ar  alguno  h  rida. 

15  De  la  manera  que  JehoTá  lo  habia 
mandado  A  Moisés  su  sierro,  así  Moisés 
lo  mandó  á  Josué;  y  asi  Joaué  lo  hizo, 
sin  quitar  palabra  de  todo  lo  qne  JehoTa 
habla  mandado  á  Meises. 

16  ^  Tomó  pues  JoWé  toda  aquella 
tierra,  las  montafias,  t  toda  la  rtgim  dd 
Mediodía,  y  toda  la  tierra  de  Uoaen  •,  y 
loa  b^jos  y  los  Hanos,  y  la  montaüa  die 
Israel,  y  sus  valles: 

17  Desde  el  monte  de  Halak  •,  que  sube 
hasta  Seir,  hasta  Baal-gad  en  la  llanura 
del  libano  á  las  raices  del  monte  Her- 
mon:  tomó  asimismo  todoaj»  sus  reyes, 
los  cuales  hirió,  y  mató. 

18  Por  muchos  dias  tuvo  guerra  Josué 
om  estos  reyes. 

19  No  hubo  ciudad  que  hiciese  nu  con 
los  hijos  de  Israel,  sacados  los  Heréos, 
que  moraban  en  Oabaonf :  todo  lo  to- 
maron por  guerra. 

90  Porque  esto  vino  de  JdiOTá,  qne 
endurecía  el  corazón  de  ellos  r,  para  que 
resistiesen  con  guerra  A  Israel,  para  des- 
truirlos y  que  no  les  fuese  hecha  miseri- 
cordte,  antes  fliesen  desarraiindos,  como 
JehorA  lo  habia  mandado  A  Moisés*. 

91  También  en  tí.  mismo  tiempo  Tino 
Josué,  y  destruyó  los  Anacéos  de  los 
montes,  de  Hebron,  de  Debir,  y  de  A- 
nab,  y  de  todos  los  montes  de  JudA,  y 
de  todos  los  montes  de  Israel :  Josué  los 
destruyó  A  ellos  y  A  sos  ciudades. 

99  Ninguno  de  los  Anacéoa  quedó  en 
la  tierra  de  los  h^  de  Israel :  sola- 
mente Quedaron  en  Gaza,  en  6ath<,  y 
en  Ashood. 

98  Tomó  pues  Josué  toda  la  tierra,  con- 
fbrme  A  todo  lo  que  JehovA  habia  dicho 
A  Moisés  • ;  y  entrególa  Josué  A  los 
Israelitas  por  herencia  conforme  A  sus 
repartimientos  de  sus  tribus'.  Y  la 
tiñra  reposó  de  guena. 

CAPITULO  XII. 
Rteofitutaelon  de  la$  eonouúUu  jue  hito  <l 
puiUo  d9  Itratl.    Ctunfante  treinta  y  tw 
rryti duiniidotpor  Motee»  y  Jottii, 

ESTOS  ton  los  reyes  de  la  tierra  que 
los  14)os  de  Israel  hirieron,  y  cuya 
tierra  poseyeron  de  la  otra  parte  del 
Jordán  al  nacimiento  del  sol,  dode  el 
arroyo  de  Amon«  hasta  él  monte  Her- 
mon,  y  toda  la  llanura  oriental : 

9  Sehon,  rey  de  los  Amorrhéos,  qne 
habitaba  en  Hesbon,  y  señoreaba  desde 
Aroer,  que  a(á  A  la  ribera  del  arroyo  de 
Amon,  y  desde  el  medio  del  arroyo,  y  la 
mitad  de  Oalaad,  hasta  el  arroyo  Jaboc, 
fue  ee  el  término  de  los  h^os  de  Ammon : 

8  Y  desde  la  campafla  hasta  la  mar  de 
Ohinnerothb,  al  oriente;  y  hasta  la  mar 
de  la  llanura,  que  e$  el  mar  salado,  tam- 
bién al  oriente,  por  el  camino  de  fieth- 
Jesimoth;  y  desde  el  Mediodía  debajo 
de  las  vertientes  del  PIsga«. 

4  Y  los  términos  de  Og,  rey  de  Básame, 
que  habia  quedado  de  los  Raphéos«,  el 
cual  habitaba  en  Astaroth  y  en  Edvei/, 

5  Y  sefioreaba^  en  el  monte  de  Her- 
mon,  y  en  Saloa,  y  en  todo  Basan,  hasta, 
loa  táñninos  de  Gessiai  y  de  MaacfaAti, 


7  la  mitad  da  Oalaad»  fw  era  téradao 
de  Sehon,  lev  de  Bcabon. 

6  A  estos  hirieron  Moisés,  aierre  de 
JehovA,  y  loa  hUoa  de  Itmei  i  y  Moisés, 
siervo  de  JehovA,  dio  aquella  tierra  en 
posesión  A  los  Rubenitas,  Oaditaa,  j  A 
la  media  tribu  de  ManasséA. 

7  *f  Y  estos  son  los  reyes  de  la  tierra 
que  hirió  Josué  con  los  hijos  de  Israel 
de  esta  parte  del  Jordán,  al  Occidente; 
desde  Baalgad,  me  está  en  el  llano  del 
Líbano,  hasta  el  monte  de  Halac,  que 
sube  A  Sebr ;  bi  cual  tierra  dio  Joané  en 
posesión  A  las  tribus  de  Israel,  confiume 
A  sus  repartimientos, 

8  En  montes,  y  en  valles,  en  llanos,  y 
en  vertientes,  al  desierto,  y  al  Mediodía : 
el  Hethéo,  y  el  Amorxhéo,  y  el  Oananéo. 
y  el  Pherezéo,  y  el  Hevéo,  y  el  Jebuséo  i, 

9  El  rey  de  Jericó,  unoAr;  el  rey  de 
Hal<,  que  eetá  al  lado  de  Beth-el,  otro : 

10  £1  rey  de  Jerusalem»,  otro ;  el  rey 
de  Hebron,  otro : 

11  El  rey  de  Jaramth,  otro;  d  rey  de 
Lacbls,  otro : 

19  El  rey  de  Eglon,  otro;  el  rey  de 
GezCT,otro: 

18  El  rey  de  Debir,  otro;  el  r«y  de 
Oeder,  otro : 

14  El  rey  de  Horma,  otro;  el  ley  de 
Arad,  otro: 

15  El  rey  de  Libna,  otro;  d  rey  de 
Adullam,  otro : 

16  El  rey  de  Mace^,  otro ;  d  rey  de 
Beth-el,  otro : 

17  El  rey  de  Tappna,  otro ;  d  rey  de 
Hepher,  otro : 

18  £1  rey  de  Aphec,  otro;  d  rey  de 
Lasaron,  otro : 

10  El  rey  de  Madon,  otro ;  d  rey  de 
Baaor,  otro: 

90  £1  rey  de  Simron-meron,  otro;  d 
rey  de  Aacaph,  otro : 

91  El  rey  de  Taanach,  otro ;  el  r^y  de 
Megdddo,  otro : 

89  El  rey  de  Ohédes,  otro;  d  rey  de 
Jocneam  de  Carmel,  otro : 

98  El  rey  de  Dor,  de  la  provincia  de 
Dor,  otro ;  d  rey  de  las  gentes  en  GJI- 
gd,  otro: 

94  El  rey  de  Tixsa,  otro:  treinta  y  un 
rey  en  todos. 

CAPITULO  XIII. 

MamdadBeaoréJoeuífiurvartatatienra 
de  Ctmatm  tnire  loe  olrae  avcm  frAw  y 
mediat  y  deeeríbeie  la  que  aniet  eofio  4  la» 
4e  Rube»  y  de  Oad,  y  meaiade  Mamatet. 

Y  SIENDO  Josué  ya  vi^o.  entrado 
en  dias,  JehovA  le  dijo :  Td  erea  ya 
viejo,  de  edad  avanzada,  y  qneda  aun 
muy  mucha  tierra  por  poseer. 

9  Esta  es  la  tierra  que  queda*:  todos 
los  términos  de  los  JPhilistéos,  y  toda 
Gessnri&, 

8  Desde  Bihor«,  que  ettá  delante  de 
:^pto,  hasta  el  término  de  Acearon  al 
Norte,  reputase  tierra  de  los  Oananéoa : 
dnco  provincias  «m  de  loa  Philistéoa': 
la  de  los  Gazéos,  Asdodios,  Asoalonitaa, 
Gethéoa,  y  Accaronitas ;  y  los  Bevéos. 

4  Al  Mediodía,  toda  la  tierra  de  loa 
Cananéos,  y  Mehaxa,  que  m  de  loa  8i- 
donioB,  hasta  Aphecca  «,  hasta  d  término 
dd  Amorrhéo : 

5  Y  la  tlcna  de  loa  Gibléoa/,  y  todo  d 
Líbano,  hAcia  donde  sde  el  sol,  desde 
Baalgad;  A  las  raices  dd  monte  Hemum 
hasta  entrar  en  Hamath. 

6  Todoa  los  que  habitan  en  laa  mon- 
tafias  desde  el  Líbano  hasta  las  aguaa 
cdientes,  y  todos  los  Sidonlos,  yo  los 
desarraigaré  deUmte  de  los  h^  de  Is- 
rael :  solamente  repartirAs  tü  por  suerte  l^ 
el  MTM  A  los  Israelitas  por  heredad,  oomo 
teñe  mandado. 


|^14ft 


josus;  xiy. 


▲  GIM& 


Il&SS. 


KI.2LU, 
hpi23.U, 


k 


HJ. 


Ha», 

puaa 

¡ 

i 

I 


ra.4. 


SI». 


7  Pirte  mm  ^  ahem  aU  tlenra  en 
heradad  á  IM  naefie  tribus»  y  &  Ift  media 
tiibn  de  Manaaaé ; 

JBPofque  la  ootm  media  necttkió  m  here- 
dad con  los  iUbenttaa  J  GadHas»  la  «nal 
les  dio  Moisés  de  la  otra  parte  del  Jordán 
al  Oriente,  aegim  ^oe  te  la  dio  lloiaes, 
tiarvo  de  Jébová  * : 

8  Desde  Axoer»  que  uiá  &  la  orilla  del 
tsnojo  de  Axnon,  j  la  ciudad  qja»  «tía 
en  medio  del  anoyo,  j  todo  la  campafla 
de  Medeba**  basta  Dibon  ¡ 

10  T  todas  lu  civdades  de  Setaon,  rey 
de  los  Amonhéos,  el  cual  reiiui  en  Hes* 
boa,  insta  loa  términna  d»  loe  14jot  de 
Ammoo: 

11  Y  Gaload^  j  los  témdnes  de  Oea- 
suii  ;  de  Maacb&ti,  y  todo  el  monte  de 
Hennon,  y  toda  la  tiexra  de  Basan  hasta 
Stlchl: 

li  Todo  el  reino  de  Oc  en  Basan,  el 
cnal  idnó  en  Astaroth  y  Sdrel,  y  ti.  cnal 
habia  quedado  del  residuo  de  les  Ra- 
phéos;  pues  Mdaes  los  hirió,  y  echó 
dtiatierram. 

13  Has  4  los  de  O^ssuri  «  y  de  Maachá- 
ti  no  echaron  los  Irnos  de  Israel ;  antes 
Gessnr  j  Maach6t  hahitaron  entre  los 
Israelitas  hasta  hoy. 

14  Empero  á  la  tribu  de  Leví  no  dio 
lundad»:  lo  sacrificios  de  Jéboyk  Dios 
de  Israel  ion  su  heredad,  como  él  les 
había  dicho^. 

15  ^  Dio  pues  Moisés  4  la  tribu  de  loe 
h^  de  JLaben  conforme  &  sus  fiunl- 
lias: 

10  T  fué  el  término  de  ellos  desde 
Aioerf,  q;ne  est4  á  la  orilla  del  arroyo 
de  Amon,  j  la  ciudad,  que  está  en  medio 
del  anojo,  y  toda  la  campaña,  haata  M e- 
deba: 

17  Hesbon*",  ooo  todas  sos  villas  que 
tdm  en  la  llanura ;  Dibon,  y  Bamoth* 
baal,  7  Bethbaal-meon : 

18  Y  Jasa*,  y  KedeBOOth,  y  Mephaath, 

19  T  Chiriataim,  y  Slbma,  y  Zaxeth- 
sbahar  en  el  monte  del  valle, 

20  Y  Beth-peor,  y  Asdotb'pisge,  y 
Beth-]esimoth; 

81  Y  todas  las  ciudades  de  la  campa- 
iUt,  y  todo  el  reino  de  Sehon,  rey  de 
los  Amorrbéos,  que  rdnó  en  Hesbon, 
al  cnal  hirió  Moisés,  y  á  los  principes 
de  Madian,  Hevi,  Bieem,  y  Sur,  y 
Hnr,  y  Bebe,  príncipes  de  Siehon  que 
l>abat^Mn  en  aquella  tierra. 

28  También  mataron  á  cuehillo  los  hi- 
jos de  Israel  ¿  Balaam  adivinow,  hijo 
de  Beor,  cm  los  deniaa  que  mataron. 

A  Y  filaron  los  términos  de  los  hijos 
de  Rubén  eí  Jordán  con  su  término. 
Esta  fué  la  herencia  de  los  h^os  de 
Saben  coofimne  &  sus  familias,  ciuda- 
des con  sos  villas. 

M  Dié  asimismo  Moisés  á  la  tribu  de 
P>d*  i  los  hüos  de  Oad,  conforme  &  sus 
femUias. 

25  Y  d  téimbw  de  ellos  toé  Jazer»,  y 
^pdas  las  ciudades  de  Galaad,  y  la  mitad 
w  la  tienra  de  loe  h^os  de  Ammon  hasta 
Anex,  que  ettá  delante  de  Rabbay ; 

»  Y  desde  Hesbon  hasta  B«moth- 
^^,j  Bethonim ;  y  desde  Mahanaim 
DtÉU  el  témüno  de  Debhr: 

V  Y  la  campa&a  de  Beth-aram<,  y 
«■thainuTB,  y  Sucooth,  y  Saphon,  resto 
del  reino  de  Séhon,  rey  en  llesbon ;  el 
Jotriao  y  su  término  huta  el  cabo  de  la 
mar  de  Chinnereth,  de  la  otra  parte  del 
Jsnlaa,  al  oriente. 

88  Esta  e<  la  herencia  de  los  h^os  de 
uad,  pot  sos  fismilias,  ciudades  con  sus 
ñiflas, 

»  Tamblm  dio  Moisés  herencia  4  la 
BMdia  tribu,  de  Manaaeó:  y  fué  de  Ja 


media  tribu  de  las  h^os  áe  Bf  anasaé, 
conforme  4  sus  familias. 

80  £1  término  de  ellos*  f^é  desde  Ma- 
hanaim, todo  Basan,  todo  el  reino  de 
Og,  vey  de  Basan :  y  todas  las  aldeas 
de  Jair5,  que  eiton  en  Basan,  sesenta 
peblaoioaos. 

81  Dióee  ademas  la  mitad  de  Galaad, 
y  Astaroth,  y  Edrel,  dudadas  del  reino 
de  Og  en  Basan  «,  4  los  h]Jos  de  Machir, 
hijo  de  Manassé,  4  la  mitad  de  los  hijos 
de  Machir  conforme  4  sus  familias. 

82  Beto  e«  lo  que  Moisés  repartió  en 
heredad  en  los  llanos  de  Moab,  de  la 
otra  pacte  del  Jordán  de  Jcrioó,  al  Ori- 
ente". 

88  Mas  4  la  tribu  de  Levi  no  dló  Moi- 
sés heredad «:  J«diov4  Dios  de  LuuA  es 
la  heredad  de  ellos,  como  él  lea  haUa 
dicho/. 

CAPITULO  XIV. 

Jtphraimj  Mamctuf,  hijtm  áa  Jo9iph.formmH 
do»  trwu  tmaradM.  Jiula  ftéleiom  de 
CaUb  otorgada  por  Jomf. 

ESTO  pues  ee  lo  que  los  h^os  de  Is- 
rael tomaron  por  heredad  en  la  ti- 
erra de  Oanaan,  lo  cual  les  repartieron  » 
Sleazar  sacerdote,  y  Josué,  hijo  de  Nun, 

Ílos  principales  de  los  padns  de  las  tri- 
us  de  los  hijos  de  Israel, 
a  Por  suerte^  éiénU»  su  heredad,  como 
Jehov4  lo  luibia  mandado  por  Mdaes, 
que  diese  4  las  nueve  tribus,  y  4  la  me- 
dia tribu. 

3  Porque  4  las  dos  tribus,  y  4  la  media 
tribu,  les  habia  Moisés  dado  heredad  de 
la  otra  parte  del  Jordán :  mas  4  los  Le- 
vitas no  dio  heredad  entre  ellos. 

4  Porque  los  fa^jos  de  Joseph  fueron 
dos  tribus»,  Manassé  y  Ephralm :  y  no 
dieron  parte  4  los  Levitas  en  la  tierra  i, 
sino  ciudades  en  que  morasen,  con  sus 
^dos  para  sus  ganados*  y  reboilos. 

6  De  la  manera  que  Jehov4  lo  habia 
mandado  4  Moiseij,  asi  lo  hicieron  los 
higos  de  Israel  en  el  repartimiento  de  la 
tierra. 

6  ^  Y  los  hijos  de  Jud4  vinieron  4 
Josué  en  Gilsal ;  y  OÁébg,  hijo  de  Je- 

Shone  Oenes^,  le  d^Jo :  Tu  sabes  lo  que 
ehov4A  dyo  4  Moiaes,  varan  de  Dios, 
en  Oades-bamea,  tocante  4  mi  y  4  ti. 

7  Yo  era  de  edad  de  cuarenta  aQos, 
cuando  Moisés,  siervo  de  Jéhov4,  me 
envió  de  Oades-bamea  4  reconocer  la 
tienta*';  y  yo  le  refieri  el  negocio  como 
lo  tenia  en  mi  corazón*. 

8  Mas  mis  hermanos,  los  que  hablan 
subido  conmigo ',  menguaron  el  corazón 
dd  pueblo;  raapéxo  yo  cumplí  siguiendo 
4  jáaov4  mi  Dios  •". 

9  Entonces  Moisés  juró  diciendo :  Si 
la  tierra  que  holló  tu  pié  no  fliere  pora 
ti,  y  para  tos  hijos  en  herencia  per- 

ritua :  por  cuanto  cumpliste  siguiendo 
Jehov4  mi  Dios. 

iO  Ahora  bien  Jehov4  me  ha  hecho 
vivir»,  como  él  dijo,  estos  cuarenta  y 
cinco  años,  desde  el  tiempo  que  Jehov4 
haUó  estas  palabras  4  Moisés,  cuando 
Israel  andaba  por  el  desierto :  y  ahora 
hé  aquí  soy  hoy  dia  de  ochenta  y  cinco 
años. 

11  Pero  aun  hoy  estoy  tan  f^Msrte  como 
el  dia  que  Moisés  me  envió :  cnal  era 
entonces  mi  fuerza  o,  tal  es  ^ora,  para 
la  guerra,  y  para  salir,  y  para  entrar. 

18  Dame  pues  ahora  este  monte,  del 
cual  habló  Jébov4  aquel  dia ;  porque  td 
oíste  en  aquel  dia  que  los  Anaoéos  están 
allí,  y  grandes  y  fuertes  ciudades.  Q^- 
z4  Jefaov4  terá  conmigo,  y  loe  echaxéi», 
como  Jebov4hadi<áu>. 

13  Josué  entonces  lo  alabó,  y  dio  * 

~         Ka 


•Na.  a.  89, 
41. 

» 1  Cr.  2.  23. 

«Okp.UL«. 

•<  Nn.  22. 1. 
«  ver.  14. 
/I>en.l8Ll. 


•Na.  «4- ir, 
18. 


*  A'n.  28.  e& 
78S.&4. 
y  81  18. 


«Geii.48.fi. 
lCr.fi.].S. 

aiCr.«.M. 

81. 

«  Un.  35. 8. 

/Su.  33. a. 

¡>  K«.  83. 12. 

A  Nn.  14.  21. 
Don.  L  36. 

8& 

i  Ka.  18. «, 
26. 

*NB.iaso. 

y  14  «,8. 
/  Kn.  18.  31, 
82. 
Den.  1. 28. 

»lín.l4.24. 

■irn.14.80. 


o  Den.  84.  7. 

Bal.  IOS.  5. 
>>  18a.  14.  6. 

SCr.  14.11. 

SaL18.8a, 

84. 

y  27. 1,8. 

y44.8. 

¿«O.  IX 

Bom.8.81. 

FÍ1.4.1& 

BehU.88. 


V  *TE  U  •atnt  ie  la  trUní 
I    lli>»  da   lali,  inr  luí   b 


OfuMBUíTlEiV  PD9  «  Hr4  ti  lémiiiD 

■■J  UDu  de  ^'leDKij  j  ■>]«  A  la 
Dom,  hL^  €l  OccUmle,  fli  ciul 

SíSEísJS.'írí; 

Mr,  j  pw  (1  lado  d«  iKiDBdr  J^m 
MoU  •!  NoW.  OH  H  ObMim,  ;  d»- 
iiSUi  biin  HU  ihiri»  jl  luto  di 

ffil»  d^  lBdi'!S'(ímdar,  por" 


S  V  &IM.  j  TAmm^T  Ad«dl, 
4ZJpfar.  jTcIrn.  j  BrttoC^, 


U  Llbnu,  y  ElfaBr,  j  AatB, 


A.C.14M. 


JOSUÉ,  XVI,  xvn,  xvra. 


A.C.MM. 


•Cap.  18. 14. 


118a.  38.28. 


*3nK.  1.  9, 

SL 

afia.5.6;. 


tCbp.l8.U. 
«ka.  28. 1». 

iwe.i.ae. 

i9€r.  8.S. 
>lCr.7.2B. 

tCkp.  17.14. 


^Oap.  17. 9. 


«aB.<UL 
«MU  «a  28. 

]ltauS.l& 


'¿■•ai.  28, 


'bit.14.1. 

1».  27. 6,7. 


«riña*,  y  Rabfaa  ;  do*  dodadci  coa  nu 

«1  Bn  él  dedocto,  Batfa-«ialw,  Mlddtn, 
7  SechAchá, 

08  Y  NlbMn,  y  la  ciudad  de  la  tal,  y 
Ei^edl :  wls/  diidadaa  oon  nu  aldeas. 

83  Maa  loa  Jebnaéoa  que  habitaban  en 
Jeruaajem,  loa  h^oa  de  Judá  no  loa 
pudieron  deiaxTaigar;  antea  quedó  el 
Jebutéo  en  Jenisalem  con  los  n^oa  de 
JudAbaatahojtt. 

CAPITULO  XVI. 

Territorio  {fw  «aiitf  por  mtuU  4  la  trOm  i» 

BphrcUm, 

Y  LA  tuerte  de  los  hUot  de  Joaeph 
■alió  desde  el  Jordán  de  Jezicó  hasta 
laa  aguas  de  Jericó  hacia  el  Oriente,  al 
deaieito  que  sube  de  Jerioó  «1  monte  de 
Betb.el: 

5  T  de  Beth.el  sale  &  Luz*,  j  pasa  «1 
término  de  Arehi  en  Ataxoth. 

8  Y  toma  i  descender  hAoia  la  max  al 
término  de  Japhlet,  haats  el  término  de 
Betfa-oron  la  de  abi^o^*  7  hasta  Geaer« : 
y  aale  4  la  mar. 

4  Y  Recibienm  pues  heredad  los  14K» 
de  Jofcph,  Manease  y  Ephfiüm'. 

6  T  fué  el  término  de  los  hyoe  de  B- 

Shzaim  por  sus  familias,  fué  el  término 
e  su  herencia  á  la  parte  oriental  desde 
Ataroch-addar  hasta  Betfa.oron  la  de 
arriba. 

6  Y  sale  este  término  4  la  mar,  y  á 
Michmetbah  al  Norte,  y  di  vuelu  este 
término  biela  el  Oriente  &  Taanath-siio, 
y  de  aquí  pasa  dd  Oriente  4  Janoa : 

7  Y  de  Janoa  desciende  4  Ataroth  y  4 
Naazalha,  y  toca  en  Jeciod,  y  sale  al 
Jordán. 

8  Y  de  Tappua  toma  este  término 
b4cia  la  mar  al  arroyo  de  Oana«,  y  sale 
A  la  mar.  Esta  ee  la  heredad  de  la  tribu 
de  loe  hijos  de  Ephraim  por  sus  fSuniUas. 

9  Hubo  también  ciudades  que  se  apar- 
taron páralos  hitos  de  Bphraim  en  medio 
de  la  aerencla  de  los  hUos  de  Manassé, 
todas  ciudades  con  sus  aldeas. 

10  Y  no  echaron  al  Oanuiéo  que  habi- 
taba en  Geser:  antes  quedó  el  Oananéo 
cu  medio  de  ^hraim  hasta  hoy,  y  fué 
tributario. 

CAPITULO  XVII. 
Territorio  fUé  toeó  4  la  otra  mtáia  tribm  de 
Maneuet,    Confírmate  la  herencia  dada  é 
toe  htíae  de  Baifitaad.   8e  aumenta  la  por- 
ción ae  lo»  yjoi  de  Joifh, 

TUVO  también  suerte  la  tribu  de 
Manassé,  wwque  fué  pimogénito* 
de  Jofeoh.  Ittaohlrt,  prunogénito  de 
Manease,  y  padre  de  Oalaad,  el  cual 
Alé  hombre  de  guerra,  tuvo  4  Oalaad  « 
7  ABaaan. 

5  Tuvieron  tamtiicn  euerfe  los  otros 
h^Jos  de  Manassé  conforme  4  sus  faml- 
Uaa,  e«  á  eaberd,  los  hijos  de  Abieser,  y 
los  h^os  de  Heleo,  y  los  hijos  de  Esiiel, 
7  los  hijos  de  Siohém,  y  los  l^Jos  de 
Bepher,  y  los  hltfos  de  Sémida:  estos 

fiteron   los  h^os  varones  de  Manassé, 
UJo  de  Joseph,  por  sus  fiuniUas. 

8  Pero  Salphaad,  hijo  de  Hepher,  hijo 
de  Oalaad,  hUo  de  Maohlr,  hijo  de  Ma. 
naasé»  no  tuvo  hUos  sino  hijas,  loe  nom- 
bras de  laa  onsJcs  son  estos:  Maala, 
Noa,  Ho^,  MUdift,  y  Tirsa. 

4  BiltM»  vinieron  delante  de  Eleazar« 
aoccrdotc,  y  de  Josué  hijo  de  Nun,  y  de 
loa  principea,  y  dijeron :  Jehov4  nuñdó 
A  Moisés  que  nos  diese  herencia  entre/ 
noestroe  hermanos.  Y  él  les  dio  heren- 
cia entre  loe  hermanes  de  ellas,  conforme 
al  dicho  de  Jthvwh. 

5  T  eaycson  4  Manassé  diez  suertes  4 


mas  de  la  tlenra  de  Oalaad  y  de  Basan, 
que  eefd  de  la  ota  parte  dd  Jordán ; 

6  Porque  las  hijas  de  Manassé  poseye- 
ron herencia  entre  sus  hUos :  y  la  tierra 
de  Oalaad  fué  de  los  otros  ^joe  de  Ma- 
nassé. 

7  Y  fVié  el  término  de  Manasaé  desde 
Aser«  Michmeut,  la  cual  «ata  ddante 
de  Sichém :  y  v4  este  término  4  la  mano 
derecha  4  los  que  habitan  Bn-tappua. 

8  Y  la  tierra  de  Tappua  fué  de  Ma- 
nassé ;  pero  Tappua,  que  ee^d  Junto  al 
término  de  Manassé,  es  de  los  hijos  de 
Ephraim. 

0  Y  desciende  ese  término  al  arroyo 
de  Gana,  hiela  el  Mediodía  del  arroyo. 
Estas  ciudades  de  Ephraim  «etea  entie 
las  ciudades  de  Manassé :  y  A  «1  término 
de  Manassé  ee  desde  el  Norte  del  mismo 
arroyo,  v  sus  salidas  son  4  la  mar. 

10  Ephraim  al  Mediodía,  y  Manassé 
al  Norte ;  y  la  mar  es  su  término :  y  en- 
cuéntrense con  Aser  4  la  parte  del 
Norte,  y  con  Issaoar  al  Oriente. 

11  Tuvo  también  Manassé  en  Issaehir 

Íen  Aser  4'  Beth-san  y  sus  aldeas,  é 
bleam  y  sus  aldeas,  y  loe  moradores  de 
DoT  y  sus  aldeas,  y  los  moradores  de  En- 
dor*,  y  sus  aldeas,  y  los  moradores  de 
Taanach,  y  sus  aldeas,  y  los  moradores 
de  Megiddo  y  sus  aldeas)  tres  provin- 
cias. 

12  Mas  los  hijos  de  Manasaé  no  pudie- 
ron echar  á  ioa  de  aquellas  ciudades; 
antes  el  Oananéo'  quito  habitar  en  la 
tierra. 

13  Empero  cuando  los  hijos  de  Israel 
tomaron  fuerzas,  hideron  tributarlo  al 
Oananéo,  mas  no  lo  echaron. 

14  ^  Y  los  hUos  de  Joseph  hablaron  4 
Josué  diciendo :  ¿  Por  qué  me  has  dado 
por  heredad  una  sola  suerte  y  una  sola 
parte,  siendo  yo  un  pueblo  tan  grande, 
y  que  Jehov4  me  ha  así  bendecido  hasta 
ahoraw? 

15  Y  Josué  les  respofkdió :  81  eres  tan 
grande  pueblo,  sube  td  al  monte,  y  corta 
para  tí  dlí  en  la  tierm  del  Phernéo  y  de 
los  gígkntes,  pues  que  d  monte  de  Eph- 
raim es  angosto  pan  tf. 

IS  Y  los  hijos  de  Joseph  dieren :  No 
nos  bastar4  4  nosotros  eefe  monte:  y 
todoe  los  Oananéos  que  habitan  la  ti- 
erra de  la  campaSa,  tienen  •  carros  her- 
rados ;  los  que  están  en  Beth-san  y  en 
sos  aldeas,  y  los  que  eetoi»  en  d  valle 
de  JezreeL 

17  Entonces  Josué  respondió  4  la  casa 
de  Josedi,  4  Ephraim  y  Manassé,  dici- 
endo :  Tu  eres  gran  pueblo,  y  tienes 
gran  fuerza;  no  tendxis  una  sola  su- 
erte: 

18  Mas  aqud  monte  seri  tuyo;  que 
bosque  es,  y  td  lo  cortaris,  y  serán  tuyos 
sus  términos :  porque  td  eohar4s  al  Oa- 
nanéo, aunque  tenga  carros  herrados,  y 
aunque  sea  fuerte. 

CAPITULO  XVIII. 
Be  fia  el  UiJbemáeeio  <n  SOo,  territorio  de 
Bei^aim'«i,  y  denMfroaee  el  territorio  qne  te 
ha  de  dar  á  lat  otrat  tiele  tribnt. 

Y  TODA  la  congregación  de  los  h^Jos 
de  Israel  se  Juntó  en  a  Silo,  y  asen- 
taron allí  el  tabem4culo  dd  h  testimonio, 
después  que  la  tierra  les  flié  sujeta. 

a  y  Mas  hablan  quedado  en  los  hyos 
de  Israel  siete  tribus,  4  las  cuales  aun 
no  hablan  repartido  su  posesión. 

8  Y  Josué  dijo  4  loe  hijos  de  Israel : 
¿  Hasta  cuando  «rráfe  negligentes  para 
venir  4  poseer  la  tierra  que  os  ha  dado 
Jdu)v4  el  Dios  de  vuestros  padres  ? 

4  Sefkalad  tras  varones  de  cada  tribu«, 
para  que  yo  los  envíe,  y  jne  ellos  se  le- 


«0^>.  149.8. 


*  Oap.  18.  9. 


<  1  Cr.  7. 29. 


*  1  Ba.  28.  7. 
8aL8S.l& 


i  Cap.  16. 10. 


"Gen.  49.22, 
20. 

Ka.  26.  S4. 
S7. 

Den.  88. 13, 
17. 


"Jaec.1.19. 
y  4.  3. 


a  Cap.  19. 81. 

Jer.  7. 12. 
iJne&lSJa. 

IBa.  1.3^34. 

74.8.4. 


•  ver.  8. 


.a  1444. 


JOSITE.  XIX. 


e.uá 


J  Ctp.  15. 1, 
ete. 

/rer.  10. 
Cap.  14.  2. 


rO»p.1S.8. 


&  Xi.  47.  S2. 

¿4.  8,9. 
eeh.lS.19. 


>a«n.28.19. 
Joae.  1.23. 


I  Cap.  U.  r. 


fuitcuy  y  reoonm  bt  ttetra*  y  Ia  des- 
criban oonfonne  &  sus  heicaaoM,  y  te 
tontm  &  ni. 

5  Y  la  dlTldiiáii  en  atete  partes;  j 
Jndá  eataiA  en  su  término  al  Medio- 
dia¿,  j  bu  deltL  caaa  de  Joaeph  estaxin 
en  el  myo  al  Norte  •. 

6  Vocotros  pues  delinearéis  la  tierra  en 
siete  partes,  y  me  traeréis  la  detcripcion 
aquí ;  7  yo  oa  echaré  laa/  raertea  aquí 
delante  de  Jehová  nuestro  Dios. 

7  Empero  loa  Levitas  ninguna  parte 
tienen  entre  Tosotros;  poraue  el  sacer- 
docio de  JehoTá  e»  la  heredad  de  tilos : 
Oad  tamUen,  y  Rubén,  y  la  media  tribu 
de  Manasaé,  ya  han  recibido  su  heredad 
de  la  otn  parte  del  Jordán  al  Oriente,  la 
cual  les  dio  Moisés,  sierro  de  Jeiiová^. 

8  Levantándose  pues  aquellos  vavones, 
fiíeron ;  y  mandó  Josué  á  los  que  iban 
pan  ddinear  la  tlenra,  dioiendoles :  Id, 
y  recorred  la  tierra,  y  dettneadla,  y  tor- 
nad &  mí,  para  que  yo  os  eche  las  su- 
ertes aquí  delante  de  JehovA  en  Silo. 

9  Fueron  pues  aqndlos  varones,  y  pa- 
sean» la  tierra,  delineándola  p<ñ-  ciu- 
dades en  siete  partes  en  on  libio,  y 
tomaron  4  Josué  al  Campo  en  GHlo. 

10  Y  Josué  les  echó  las  suertes*  de- 
lante de  JtiioTá  en  Silo :  y  alli  repartió 
Josué  la  tierra  á  los  hi|ios  de  Israel  por 
sus  porciones. 

11  ^  Y  sacóse  la  suerte  de  la  tribu  de 
los  hijos  de  Benjamín  por  sus  familias : 
y  salió  el  término  de  su  suerte  entre  loa 
lUJos  de  Judá  y  los  I4}o8  de  Joaeph. 

19  Y  fué  el  término  de  éUm  al  lado 
del  Norte  desde  tí.  Jordán ;  v  sube  aquel 
término  al  lado  de  Jarico  al  Norte ;  sube 
después  al  monte  hacia  el  Occidente,  y 
▼lene  á  salir  al  desierto  de  Beth-aven. 

18  Y  de  allí  pasa  aquel  término  A  Luz, 
por  el  lado  de  Luz,  (esta  es  Beth-el') 
hAcia  el  Mediodía.  Y  desciende  ese  tér- 
mino de  Ataroth-addar  al  monte  que 
ettá  al  mediodt»  de  Beth-oron  la  de 
alM^. 

14  Y  toma  este  término,  y  dA  vuelta 
al  lado  de  la  mar,  al  mediodía,  haste  él 
monte  que  ettá  delante  de  Beth-oron  al 
mediedia;  y  viene  A  salir  A  Chlriath- 
baal,  que  es  Ohiriath-Jearim,  ciudad  de 
los  h^os  de  JndA.  Este  e$  el  lado  del 
Occidente. 

15  Y  el  lado  del  Mediodía  et  desde  el 
cabo  de  Chlriath-Jcarim :  v  sale  el  tér- 
mino al  Occidente,  y  sale  A  la  fuente  de 
laa  acuas  de  Nephtoa : 

16  Y  desciende  aqueste  término  al  cabo 
del  monte  que  está  delante  del  valle  del 
14J0  de  Hinnom,  que  ettá  en  la  campodDa 
de  los  gigantes  hAcia  el  Norte:  desci- 
ende luego  al  valle  de  Hinnom,  al  lado 
del  Jebuséo  al  Mediodía,  y  de  allí  des- 
ciende A  la  fuente  de  Rogel  A. 

17  Y  dd  Norte  toma  y  sale  A  En- 
semes,  y  de  allí  sale  A  Geluoth,  que  eetá 
delante  de  la  subida  de  Adummim,  y 
descendía  A  la  piedra  de  Bohan,  hj^jo  de 
Rubén: 

18  Y  pasa  al  lado  que  eetá  delante  de 
la  eampaSa  al  Norte,  y  desciende  A  los 
llanos. 

18  Y  toma  A  pasar  este  término  por  el 
lado  de  Beth-nogia  hAda  el  Norte,  y 
Tiene  A  salir  el  término  A  la  lengua  del 
nur  salado  al  Norte,  al  cabo  del  J  ardan 
al  Mediodía :  este  «t  él  término  de  hAda 
el  Mediodía. 

90  Y  el  Jordán  acaba  aqueste  término 
al  lado  del  Oriente.  Este  ee  la  heredad 
de  los  hijos  de  Bei\iamin  por  sus  térmi> 
nos  al  rededor,  coníbrme  •  sus  fiímilias. 

91  ^  Las  ciudades  de  la  tribu  de  los 
hijos  de  Be^Jarain*  por  sos  fiamiUaa,  fti- 


Jetieó,  Beth-bogla,  y  d  valle  de 
Oasis, 
99  BetlMffaba,  Semoralm  *,  y  Betii-tf  ; 

93  Y  Avim,  y  Para,  y  Ophra, 

94  Y  Oephar-haammonai,  Oplmi,  j 
Oaba ;  doce  ciudades  con  sus  aldeas : 

95  Gabaon,  Rama,  Beerotb, 

96  Y  Mispa,  Ohephira,  y  Moca, 

97  Reoem,  Irpeél,  y  Tárala, 

98  Y  8ela,  Bleph,  Jébns,  que  es  Je» 
rusalem,  Oibeath,  y  Chlriath;  oatorae 
dudadas  con  lus  aldeas.  Este  et  la  he- 
redad de  los  hijos  de  Benjamín  coa- 
forme  A  sus  ñaaUlu. 

CAPITULO  XIX. 

TerritoHo  di  Un  oira»  teU  IrOac,  |r  parefetk 

áadaéJomti. 

LA  segunda  suerte  salió  por  Simeón, 
por  la  tribu  de  los  hijos  de  Simeón 
conforme  A  sus  dmiftas:  y  su  heredad 
Alé  entre  la  heredad  de  los  hijos  de 
JudA«. 

9  Y  tuvieron  en  su  hetedad  A  Beer- 
sebaA,  Sdia,  y  Molada, 
8  Hasar-sual  e.  Bala,  y  Esem, 

4  Eltolad,  Betul,  y  Horma, 

5  Oclag,  Beth-mandiiboth,  y  Haacr- 
sosa, 

6  Betfa-lebooth,  v  Saruhem ;  trece  efn- 
dades  con  sus  aldeas : 

7  Ain,  Rlmmon,  Éter,  y  Asan ;  ev- 
atro  dndades  con  sus  aldeas : 

8  Y  todas  las  aldeas  que  «staAen  al 
rededor  de  estas  dudades  hasta  Baalat3i> 
beer,  que  et  Ramat  dd  Mediodía.  Esta 
et  la  heredad  de  la  tribu  de  los  hijos  de 
Simetm  según  sus  fiunllias. 

9  De  la  suerte  de  los  hilos  de  JndA 
fué  tacada  la  heredad  de  los  hijos  de 
Simeón :  por  cuanto  la  parte  de  los  hi- 
jos de  JudA  era  excesiva  para  ellos  i  así 
que  los  hi{os  de  Simeón  tuvieron  su  he- 
redad en  medio  de  la  de  ellos'. 

10  ^  La  tercera  suerte  saDÓ  por  los 
h^oa  de  Zabulón  conforme  A  sus  fluni- 
Haa:  y  el  término  de  su  heredad  toé 
hasta  Sarid. 

11  Y  su  término  sube  hasta  la  mar*  y 
hasta  Merala,  y  llega  hasta  DabbeseCh, 
y  de  oUi  llega  ai  am^o  que  ss/d  delante 
de  Jocneam/. 

19  Y  tomando  de  Sarid  hAda  Oriente, 
donde  nace  el  sol,  al  término  de  Chis 
loth-tabor,  sale  A  Dabrath^,  y  sube  A 
Japhla : 

18  Y  pasando  de  allí  hada  d  lado  ori- 
ental A  Oith-hepher  y  A  Itta-kazin,  sale 
A  Rimnion  rodeando  A  Nea. 

14  Y  d*  «7114  temía  este  término  al 
Norte  A  Hanaton,  viniendo  A  salir  al 
▼alie  de  Iphtael ; 

15  Y  ábma  Oattath,  y  Nadal*,  y 
Simron',  y  Idéala,  y  Beth-lehem  *}  do- 
ce dudados  oon  sus  aldeas. 

16  Esta  «»  la  heredad  de  los  hijos  de 
Zabulón  por  sus  familias ;  estas  duda- 
des  con  sus  aUéas. 

17  ^  La  euarta  suerte  sdió  por  Issa- 
chir,  por  loa  hijos  de  Issadutr,  oon- 
fbrme  A  sus  fiunillas. 

18  Y  ftié  su  término  lased',  y  Oh» 
sullotfa,  y  Sunema», 

19  T  Haphazaim,  y  Sion,  y  Anaarath, 

90  Y  Rabbith,  y  Ghlsion,  y  Ebes, 

91  T  Rameth,  y  En-gannim,  y  Bn- 
hadda,  y  Beth-passes: 

99  Y  dega  este  término  hasta  Tabor,  y 
Sahasim,  y  BeÜMemes ;  y  sale  sb  tái^ 
mino  al  Jordán:  diez  y  sds  dndades 
oon  sus  aldeas. 

98  Esta  «f  la  heredad  de  la  tribu  de  ka 
hijos  de  Issachár  conlbrme  A  sua  ftani- 
lias ;  estas  ciudades  oon  sus  aldeas. 

94  Y  Y  aa&ó  la  quinta  snorte  par  la 


lOon-lOLl 


M3«^ZLa 

1  Cr.  4.21 

«Oap.13.2 


*wr.l. 


•Gea.48.u 

/Oi^i9.as 

'ICr.CLTI 


AJwe.I.aS 

i  Cap.  U.  1. 
iBut]iI.X« 

98A.as.ia 

9ar.U.« 


llIt«y.X14 
••IPa.98.4 

3  Bey.  4.  f 

12. 


I.CLt4M. 


JOSCB,  XX,  XXI. 


A.0.H4Í. 


5.a. 


CbpLll.8. 
Jaecl-Sl. 

Be  27.  a, 

IJwe.1.». 
Miel.  14. 
^18^4.1. 

IBay-auO. 

'GeK.49.90. 
Seu.8&a4. 


«JiHe.IB.1. 

7  37.». 


•€ap.MJOL 


Mba  de  iM  t^joi  de  Amt  por  na  te* 

millas. 

8S  Y  MttSxnliio  ftié  Hclehftt,  j  EhU,  j 
Beten,  y  Axaph, 

90  Y  Alammdec,  j  Amead,  y  MímoI  ; 

llega  faasu  Oaimei  al  Oedaeiite,  y  á 
'libnath : 

97  Y  tornando  de  donda  BAoe  d  mI 
á  Beth-danms  lien  á  Zabulón,  y  al 
valle  de  IpDtael  al  Narte.  4  Brth-emee, 
y  Ndiiel,  y  tale  á  Cabul  &  la  nurao  le 
quierda; 

98  Y  ofrrvta  á  Bbron,  y  Rebob,  y  Ham - 
mon,  y  Gana,  baila  la  gran  Sidoa*. 

99  Y  toma  <le  otti  cite  ténnino  á  Hor. 
ma,  y  hasta  la  ftierte  dudad  de  Tlrop  t 
y  toma  este  término  &  Hota :  y  sale  á  la 
mar  desde  el  territorio  de  Achidb  f . 

80  Abroga  tamháea  Umma,  y  A{4iec*', 
j  Rdwb:  veinte  y  doe  ciudades  om  sus 


i  ir"* 

:  iea.L& 

.   >>1.7B.«aL 

11 


81  Esta  M  la  heredad  de  la  tribu  de  los 
h^jos  de*  Aser  por  sus  fluailias;  estas 
ctadades  con  sus  aldeas.      ^ 

89  5  La  sexta  suerte  salló  W  loa  h^os 
de  Nephtali,  por  los  h^os  de  NephtaU 
ooaibnne  i  sus  familias. 

88  Y  fué  su  término  desda  Hdeph,  y 
Alian,  á  Saananim,  y  Adaml,  Neoeb,  y 
Jabneel,  hasta  Laenm ;  y  sale  al  Jordñi. 

84  Y  «ornando  de  ttlH  este  tánniao  h&- 
cia  el  Ooeidente  á  Aznoth-tabor,  pasa 
de  allí  á  Hncucat  y  liega  hasta  Z^ukm 
al  Mediodía,  y  al  Oocioente  confina  con 
Aser,  V  coa  Judá  al  Jordán  hada  donde 
nace  el  sol. 

85  Y  las  dudadea  Aieftea  «o«  Siddhi, 
Ser,  y  Hamath,  Raocath,  y  Cfalnneteth, 

8S  Y  Adama,  y  Rama,  y  Hasor, 

87  Y  Cedes,  y  Edrei,  y  En.hasor, 

88  E  Iron,  y  Migdalel,  y  Horenij  y 
Beth-snath,  y  Beth-semes :  diez  y  nueve 
dndades  con  tus  aldeas. 

88  Esta  ef  la  heredad  de  la  tribu  de  los 
l^Joa  de  NephtaU  por  sus  fam^iua  •  es- 
caá  dndades  con  sus  aldeas. 

40  ^  La  séptima  suerte  salló  por  la 
tribu  de  los  I^jos  de  Dan,  por  sus  ft- 
millas. 

41  Y  Alé  el  término  de  su  heredad 
flora,  y  Estaol,  é  Ir^emes, 

48  Y  SaaiaUn,  v  Aialon,  y  leth-la, 
48  Y  Elon,  y  Tlmnatha,  y  Eeron, 

44  Y  Blteché,  Oibbethon,  y  Bsahith, 

45  Y  Jéhud,  y  Bene-berae,  y  Oath. 
naamon, 

40  Y  Me-jarcon,  y  Raocon,  con  el  téi^ 
mino  que  Htá  delante  de  Joppa. 

47  Y  fitltóles  térmfaio  4  los  h«os  de 
Dan:  y'  subieron  los  hJ|ios  de  l>an  y 
eombatieron  á  Lesem,  y  tomándola,  me- 
tiéronla 4  filo  de  espada,  j  la  poseyeron, 
y  habitaron  en  ella ;  y  llamaron  4  Le- 
sem, Dan,  del  nombre  de  Dan  su  padre. 

48  Esta  «  la  heredad  de  la  tribu  de 
loa  14}o8  de  Dan  conforme  á  sus  fiuni* 
lias ;  estas  ciudades  con  sus  aldeas. 

40  ^  T  después  que  acabaron  de  re^ 
partir  la  derra  en  heredad  por  sus  tér» 
minos,  dieron  los  l^jos  de  Isrsd  here> 
dad  4  Josué,  l^jo  de  Nun,  en  medio  de 
dios. 

50  Según  la  palabra  de  Jehov4  le  di- 
eron la  dudad  que  él  pidió,  om  fyé 
Timnathsera*  en  el  mente  deEphra- 
Im:  y  éi  reedificó  la  cisdad,  y  habitó 
en  ella. 

51  Estas  «on  pues  las  heredades  que 
Kleazar  sacerdote,  y  Josué,  h^o  de  Nun, 
y  los  principales  de  los  padres,  entre- 
caron  por  suerte  en  posesión  4  las  tribus 
de  los  n^oa  de  Israel  en  Silo  ',  delante 
de  JdioVa,  4  la  entrada  del  tabem4culo 
dd  testimonio:  y  asi  acabaron  de  re- 
partir la  tierra. 


CAPITULO  XX. 

Ia<  «imiain  it  osOo, «  m 

lo$  frimltgioé  d»  lo*  r^tlffMdo*. 

Y  HABLÓ  Jehov4  4  Josué  did- 
eado: 
9  HaMa  4  lea  h^ea  de  Israel,  didende : 
Sefialaos  las  ciudades  de  nfoglo»  de  las 
cuates  yo  es  hablé  por  Moisés  • : 

8  Para  que  se  acoja  allí  d  hemldda 
que  matare  4  alguno  por  yene,  y  no  4 
sabiendas;  que  os  sean  por  acogindente 
del  cercano  éd  muerto. 

4  Y  d  que  se  acogiere  4  alanna  de 
aquellas  ciudades,  presentartoe  4  la  pu- 
erta de  la  ciudad,  y  dlr4  sus  causas 
oyéndolo  los  ándanos  de  «aquella  du- 
dad :  y  dios  le  t«dbtr4n  oonálgo  dentro 
de  la  dudad,  y  le  darán  lugar  que  ha- 
bite O0B  dloa. 

5  Y  cuando  el  cercano  dd  muerto  le 
siguiere,  no  entregarim  en  su  mano  d 
homicida,  por  cuanto  hirió  4  su  pró- 
jimo por  yerro,  ni  tuvo  con  él  antes 
enemistad. 

6  Y  quedar4  en  aqudta  dudad  hasta 
que  perecea  en  jdoio  delante  dd  ayun- 
tamiento, hasta  la  muerte  dd  gran  sa« 
eerdete  que  ftiere  en  aqud  tiempo^: 
entonces  el  homicida  tomar4  y  Tendi4 
4  su  dudad,  y  4  su  oasa,  4  la  eiudad  da 
donde  huyó. 

7  ^  Entonces  sefialaron  4  Cedes  •  en 
Galilea  en  d  monte  de  Nepfatdi,  y  4 
Sichém  en  d  monte  de  Ephraim,  y  4 
Ohlriath-arba.  que  es  Hebron,  en  d 
monte  de  Judá. 

8  Y  de  la  otn  parte  dd  Jordán  de 
Jericó,  d  Oriente,  tefldanm  4  Beser  en 
d  desierto,  en  la  llanura  de  la  tribu  de 
Rubén,  y  4  Ramdh  en  Gdaad  de  la 
tribu  de  Oad,  y  4  Qaulon  en  Basan  de 
la  tribu  da  Manassé. 

9  Estas  ftieron  las  dudadas  tefidadas 
para  todos  loa  hijos  de  Israd,  y  para  d 
extranjero  que  morase  entre  ellos,  para 

2ue  se  acogiese  4  ellas  cualquiera  que 
iziese  hombre  por  yerro,  y  no  muriese 
por  mano  dd  cercano  dd  muerto,  hasta 
que  compareoiese  delante  dd  ayuntami- 
ento. 

CAPITULO  XXL 

{Mudadas  «•paroMias  |Mira  Im  Ltnitía*.   tot 

ItroMoé  nvnt  t»  npom. 

Y  LOS  ptlndpdes  de  los  padres  de 
los  Lerltas  Tinleron  4  Bleazar  sa- 
cerdote«,  y  4  Josué,  hQo  de  Nun,  y  4 
los  prindpales  de  los  padrea  de  las  tri- 
bus de  los  14J0S  de  Israel, 

5  Y  habláronles  en  Siloh  en  la  tierra 
de  Oanaan,  diciendo:  JehoT4  mandó 
por  Moisés  que  nos  ftaesen  dadas  Tillas 
para  habitar,  con  sus  ^idos  para  nues- 
tras bestias  «. 

8  Entonces  los  I4J0S  de  Israd  dlenm 
4  los  Levitas  de  sus  posesiones,  con- 
forme 4  la  pdabra  de  Jehov4,  estas 
villas  con  sus  ejidos. 

4  Y  Y  salió  la  suerte  por  las  fiunillas 
de  los  Ooathitas;  y  fueron  dadas  por 
suerte  4  los  h^Jos  de  Aaron'  sacerdote, 
otte  eran  de  los  Levitas,  por  la  Mbu  de 
Jud4,  por  la  de  Simeón,  y  por  la  de 
Beidamin,  trece  villas. 

6  V  4  los  otros  h^os  de  Ooath*  «e 
dieron  por  suerte  diez  villas  de  las  fa- 
milias de  la  tribu  de  Ephraim,  y  de  la 
tribu  de  Dan,  y  de  la  media  tribu  de 
Manassé. 

6  Y  4  los  h^os  de  Oerson/,  por  las 
fiunlUas  de  la  tribu  de  Issadúlr,  y  de 
la  txlbu  de  Aser,  y  de  la  tribu  de  Neph- 
taU, y  de  la  media  tribu  de  Manassé 
en  Basan,/b<iiim  dada»  por  suerte  trece 
vUlas. 


•8Z.91.U. 
Kn.8&8, 
11,14. 
DBB.U49. 


•  R«.8fcI2. 
94 


•Os>SLaB. 


■Ob.14.1. 

ylTT*. 

6  Oap.  18. 1. 


«  Na.  88. 9. 


li  ver.  8, 19. 
Gait.a«.88. 


•ier.90,elB. 


/ver.S7.sts. 


^ClMá. 


josuz;,xxii. 


C14éL 


9  TW.  8é,ete. 


k  wr,  8. 


*  1  Cr.  (L  56. 


tCftp.li.14. 


iCUbULa. 
'  1  <&.  C.  S8. 

"Oftp.  16.42. 
ICr.  6.60. 


"Cap.  18.  ai. 

«icr.e.ao. 


P  ver.  8. 
lUr.«.e6. 


9  ver.  8. 
lGr.8.71. 


•■Oftp.aO.8. 


«Cftp.ao.7. 


7  A  los  hijos  de  Menuriff  por  nu  &• 
mOiu  M  díenm  doce  Tillas  por  la  tribu, 
de  Rubén,  7  por  la  trtbo  de  Oad,  y  por 
la  tribn  de  Zabulón. 

8  Y  otí  dieron  por  raerte  loi  h^os  de 
Israel  á  los  Levitas  estas  villas  con  sus 
ejidos  h,  como  Jehová  lo  habia  mandado 
por  Moisés. 

9  ^  Y  de  la  tribu  de  los  hijos  de  Jndá, 
y  de  la  tribu  de  los  hiios  de  Simeón 
dieron  estas  villas  que  fueron  nombra» 
das: 

10  Y  la  primera  suerte  faé  de  los  h^os 
de  Aanin,  de  la  fiunilia  de  Coath>  de 
los  hUos  de  Leví ; 

11  i'A  los  cuales  dieron  á  Ohlriath- 
arba,  del  padze  de  Anac,  la  cual  e» 
Hebxon,  en  el  monte  de  JudA,  con  sus 
^idos  en  sus  contomos. 

18  Mas  el  campo  de  aquesta  ciudad  y 
sus  aldeas  dierop  á  Oaleb,  hijo  de  Je- 
phone,  por  su  posesión  K 

18  Y  á  los  hijos  de  Aanm  sacerdote 
dieron  la  ciudad  de  refusio  para  los  ho- 
micidas, e«  á  saber,  á  Hebron  con  sus 
^idos ;  y  &  Litma  con  sus  cgldos, 

14  Y  6  Jattir  con  sus  ^idos,  y  i  £ste< 
moa  con  sus  ejidos, 

16  A  Helon*  con  sus.qidos,y  á  Debír 
con  sus  cgidos, 

16  Am  Ain  con  sus  ^idos,  4  Jutta  con 
sus  ejidos,  y  &  Beth-semes  con  sus  ^1- 
dos:  nueve  villas  de  estas  dos  tribus. 

17  Y  de  la  tribu  de  Benjamín,  á  Gibeon 
con  sus  ^idos,  &  Geba  «  con  sus  ^idos, 

18  A  Anathoth  con  sus  ^idos,  á  Al- 
mon  »  con  sus  ^idos :  cuatro  villas. 

19  Todas  les  villas  de  los  sacerdotes, 
hUos  de  Aaron,  ton  trece  con  sus  «¡iidos. 

50  5  Mas  las  familias  de  los  mos  de 
Ooathj»  Levitas,  los  que  quedaban  de  los 
hijos  de  Coath,  recibieron  por  suertes 
villas  de  la  tribu  de  Ephralm. 

51  Y  diéronles  A  Sichém,  villa  de  re- 
fugio para  los  homicidas,  con  sus  qidos, 
en  el  monte  de  Ephiaim :  y  á  Oeser  con 
sus  ei^os, 

55  Y  &  Klbsaim,  con  sqs  ^idos ;  y  4 
Beth-oron  con  sus  ejidos :  cuatro  vúlas. 

23  Y  de  la  tribu  de  Dan,  4  Eltheco 
con  sus  gidos,  4  Gibethon  con  sus 
gidos, 

24  A  Ayalon  con  sus  qidos,  4  Gath- 
rimmon  con  sus  qidos :  cuatro  villas. 

25  Y  de  la  media  tribu  de  Manassé,  4 
Taanach  con  sus  ^idos,  y  4  Gath-rim- 
mon  con  sus  ejidos :  dos  villas. 

56  Todas  las  villas  para  el  resto  de  las 
familias  de  los  hijos  de  Coath  fiteron 
diex  con  sus  ejidos. 

27  If  A  los  hijos  de  Gerson?,  de  las 
funilias  de  los  Levitas,  dieron  la  villa 
de  refugio  para  los  homicidas  de  la  me- 
dia tribu  de  Manassé,  me  era  Gaulon 
en  Basan  **,  con  sus  ^iaos;  y  4  Bosra 
con  sus  ^idos :  dos  villas. 

28  Y  de  la  tribu  de  Issachár,  4  Cesión 
con  sus  ^idos;  4  Dabereth  con  sus 
ejidos, 

29  A  Jarmuth  con  sus  ^idos,  y  4  En- 
gannim  con  sus  ejidos :  cuatro  villas. 

30  Y  de  la  tribu  de  Aser,  4  Miseal  con 
sus  ^idos,  4  Abdon  con  sus  ejidos, 

'  81  A  Helcháth  con  sus  ejidos,  y  4  Re- 
hob  con  sus  ejidos :  cuatro  villas. 

82  Y  de  la  tribu  de  Nephtali,  U  vUla 
de  refligio  para  los  homicidas,  4  Cedes 
en  Gallfóa*  con  sus  ejidos ;  4  Hammoth- 
dor  con  sus  ^idos,  y  4  Cartan  con  sus 
ejidos :  tres  villas. 

38  Todas  las  villas  de  los  Gersonitas 
por  sus  familias  fueron  trece  villas  con 
sus  ejidos. 

84  Y  4  las  familias  de  los  hijos  de 
Merarl,  Levitas  que  quedaban,  ai^de» 


de  la  tribu  de  Zabslon  4  Jocneam  cMm 
sus  ejidos,  Cartba  con  sus  ^idos, 

85  Dimna  con  sus  ejidos,  Naalal  con 
sus  etiidos :  cuatro  villas. 

86  Y  de  la  tribu  de  Rubén,  4  Bcser' 
con  sus  ejidos,  4  Jasa  y  sus  ^ídos, 

87  A  Cedemoth  con  sus  ^idos,  y  Me- 
phaat  con  sus  ^idos :  cuatro  villas. 

88  De  la  tribu  de  Gad,  la  villa  de  re- 
fVigio  para  los  homicidas  Ramoth  en 
Galaad,  con  sus  ejidos ;  y  Maanaim  con 
sus  <}idos, 

89  Hesbón  con  sus  ^idos,  y  Jaxer  con 
sus  ejidos :  cuatro  villas. 

40  Todas  las  villas  de  los  h^os  de  Me- 
rari  por  sus  fismillas,  que  restaban  de 
las  familias  de  los  Levitas,  fueron  por 
sus  suertes  doce  villas. 

41  5  Y  todas  las  villas  de  los  Levita* 
en  medio  de  la  posesión  de  los  hijos  de 
Israel,  fiteron  cuarenta  y  ocho  villas  oon 
sus  etidcts  «. 

42  Y  estas  ciudades  estaban  apartadaa 
la  una  de  la  otra  cada  cual  oon  ana 
ejidos  al  rebedor  de  ^la* :  lo  cual  flaé 
en  todas  estas  ciudades. 

48  Y  Así  did  Jehov4  4  Israel  toda  la 
tierra  que  había  Jurado  dar'  4  sus  pa- 
dns;  y  pos^éronla,  y  habitaron  en 
ella. 

44  Y  Jehov4  les  dio  reposo  al  rede- 
dor y,  conforme  4  todo  lo  que  habla 
jurado  4  sus  padres  :  y  ninguno  de  to- 
dos sus  enemigos  lea  paró  delante  *,  sino 
que  Jehov4  entregó  en  mu  manos  todos 
sus  enemigos. 

45  No  faltó  palabra  de  todas  las  bue- 
nas que  habló  Jehov4  4  la  casa  de  Is- 
rael :  todo  se  cumplió  •• 

CAPITULO  XXII. 

Betírafue  d  eui  ea$a$  y  poteeUnu»  lat  tribu» 
csuxíttare»  de  Rubén  y  de  Oad,  y  la  media 
de  ManoMsf  ;  y  levamcm  Mit  áÜar  eerea  dei 
Jordán, 

ENTONCES  Josué  llamó  4  lo*  Ru. 
benitas,  y  4  los  Gaditas,  y  4  la 
media  tribu  de  Manassé, 

8  Y  dQoIes :  Vosotros  habéis  guardado 
todo  lo  que  Moisés,  siervo  de  JehovA, 
os  mando  •,  y  habéis  obedecido  4  mi  vos 
en  todo  lo  que  os  he  mandado  b. 

8  No  habéis  dejado  4  vuestros  her- 
manos en  estos  muchos  dias  hasta  hov, 
antes  habéis  guardado  la  observancia  de 
los  mandamientos  de  Jehov4  vuestro 
Dios. 

4  Ahora  pues  que  Jehov4  vuestro  Dios 
ha  dado  reposo  4  vuestros  hermanas, 
como  se  lo  luAia  prometido,  volved,  y 
tomad  4  vuestras  tiendas,  4  la  tierra  de 
vuestras  posesiones,  que  Moisés  siervo 
de  Jehov4  os  dio  de  la  otra  parte  del 
Jordán  e, 

5  Solamente  que  con  diligencia  cui- 
déis d  de  poner  por  obra  el  mandami- 
ento y  la  ley,  que  Moisés,  siervo  de 
Jehov4,  os  intimó:  Que  améis  4  Je- 
hov4«  vuestro  Dios,  y  andéis  en  todos 
sus  caminos ;  que  guardéis  sus  manda- 
mientos, y  os  alleguéis  4  él  y  le  sirváis 
de  todo  vuestro  oorazon,  y  de  toda  vu- 
estra alma/. 

6  Y  bendiciendolos  Josué  los  envió :  y 
f uéronse  4  sus  tiendas. 

7  También  4  la  media  tribu  de  Ma- 
nassé habla  dado  Moisés  oMecion  en  Ba- 
san ;  mas  4  la  otra  media  habia  Josué 
dado  heredad  entre  sus  hermanos  0  de 
estotra  parte  del  Jordán  al  Occidente: 
y  también  4  estos  envió  Josué  4  sus  ti- 
endas después  de  haberlos  bendecido, 

8  Y  hablóles  diciendo :  Volveos  4  vu- 
estras tiendas  con  grandes  riquezas*,  y 
con  grande  copia  de  ganado ;  con  plata. 


«f3ap.ao.S. 


•NU.S5. 


•  Oca.  12.  7. 
y  18.15. 
y  1&13,ZL 
y  26.  5.  4. 

'C»p.lLSS. 

r  2S.C 
■  rteu.  7. 33. 

24. 


•CapL2S.14. 
lBey.6.5(L 


■  N u.  3SL  20, 

sa. 

Don.  3.16, 

20. 

»Oap.l-li 
18. 


•Wtt.IB.S3. 
Bea.  aa.8. 

¿Den.  «.«, 
17. 
ylLJQ. 

«Bao.  10.12. 


/Cap.  24.14. 
lSa.ia.». 


'Csp.17.  5. 


*  Den.  8.  10, 
It. 


9Y  loa  li^  da  Bubf^r  Im  bjjoi  di 
I^ínii  I  pmOfniua  da  im  bfln'd^ 
luMI  da  Sito,  vu  ntá  en  la  tkrra  da 
Oadaaii.panlrálaDaTaibQila^», 

JebüTlpórnuoí  dHiSliai.^^'^ 

10  ^  r  llegando  i  loa  IfaDlm  « 

n>^  £ia*!Ú«  ^  Botan.  T  loa  I» 

11  1  T  ka  bUoa  lilñwinai»  di 
dr' «u  loa  ÜJo>  da  Ruten,  itea  hU< 

Toidaí,  al  paan  da  toa  Ulna  da  Inul: 


dibUi  1^  da  líánui«,  an  fa  Uatn 
dn  GaUHl>:'liatiUKiBlaidiaaDdo: 
■t  Toda  la  fonff^aelaa  do  Jaknl 


Adnaa  t«  hljcd  de  Rnbm,  r 


3SiíS«KfaS;'°>ÍSd'd 


bi «m -rnl, Mnb» ii alod  OH» 


A.  a  dr.  1497. 


90BÜE,  XXIT. 


A.O.€Sr.im.\ 


A 


yU.10k 


ffKii.33.A3. 


A  Den.  6. 83. 
<Dtn.7.3.8. 


(Ler.a&S. 
Jnee.  7. 19. 
22. 
7U.I8. 

"Xx.  23.27, 

etc. 

«II.L4. 
Boiih.1.  e. 

•30or.Cl4. 


l>Jiuie.2.a^ 
ilB47.ll.  4. 


«•  2  Bíj.  17. 
23,23. 


'0Bp.21.tf. 


tLm.36.14, 
etc. 

Don.  Sí.  U, 
8& 


•  Gsp.  3S.  2. 
«liikiaUL 


«G«a.ll.96, 

etc. 

<tG«D.12.1. 
«Gai.a.9» 


4  Hé  aquí  oe  be  vepartldo  por  suerte, 
en  berenda '  pw  vuestfu  tnbuS}  estas 
gentes,  así  las  destruidas  como  las  qne 
quedan,  desde  el  Jordán  hasta  la  gran 
mar  hacia  donde  d  aol  se  pone. 

5  Y  Jehová  Tuestro  Dios  las  ediará  de 
delante  de  Tosotros,  y  las  lanzart  de 
vuestra  presencia/;  y  vosotros  poseeréis 
sus  Üerns,  como  Jáiorá  vuestro  dos 
os  ha  dicho  ^. 

6  Esforzaos  pues  ninefao  &  guardar  y 
hacer  todo  lo  que  está  escrito  en  el  libro 
de  la  ley  de  Moisés,  dn  apartaros  de  ello 
ni  í  la  diestra  ni  á  la  riniestraA. 

7  Que  cuando  entrareis  á  estas  gentes 
que  nan  quedado  con  vosotros',  no  ha- 
gáis mención  ni  juréis  por  el  nombre  de 
BUS  dioses  >,  ni  los  sirvds,  ni  os  inclinéis 
á  ellos. 

8  Mas  á  Jéhovi  vuestro  Dios  os  alle- 
garéis, como  habéis  hecho  hasta  hoy ; 

0  Pues  ha  echado  J^ová  delante  de 
vosotros  grandes  y  fiíertes  naciones:  y 
hasta  hoy  nadie  ha  podido  parar  delante 
de  vuestro  rostro. 

10  Un  varan  de  vosotros  perseguirá  á 
xoñt:  porque  Jéhová  vuestro  Dios  pdea 
por  vosotros,  como  él  os  d^o  *. 

11  Por  tanto  cuidad  mui»io,  por  vues- 
tras almas,  que  amds  á  Jehova  vuestro 
Dlost 

U  Porque  si  os  aportareis*,  y  os  alle- 
gareis á  10  que  testa  de  aquestas  gentes 
que  han  quedado  con  vosotros,  y  si  con- 
oertazeis  con  ellos  matrimonios,  y  en- 
trareis á  ellas,  y  elbu  k  vosotros  • : 

18  Sabed  que  Jehovft  vuestro  Dios  no 
echará  mas  estas  gentes  deUnte  de  voso- 
tros/*;  antes  os  ser&n  por  Ijuo,  yf  por 
tropicño,  y  por  azote  para  vuestros  cos- 
tados, y  por  espinas  para  vuestros  ojos, 
hssta  tanto  que  perezcáis  de  aquesta 
buena  tieira,  que  Jéhová  vuestro  Dios 
os  ha  dador. 

14  T  hó  aquí  que  vo  estoy  para  entrar 
hoy  por  el  camino  de  toda  la  tierra :  re- 
conoced pues  con  todo  vuestro  corazón, 
y  con  tooa  vuestra  alma,  que  no  se  ha 
perdido  una  palabra  de  todas  las  buenas 

Salabras  que  Jéhová  vuestro  Dios  habla 
icho  de  vosotros  ¡  tedas  os  han  venido, 
no  se  ha  perdido  de  ellas  ni  una*. 

16  Mas  serA,  que  como  ha  venido  sobre 
vosotros  toda  palabra  buena  que  Jéhová 
vuestro  Dios  os  habla  dicho,  así  tamUen 
traerá  Jéhová  sobre  vosotros  toda  pala- 
bra mala*,  hasta  destruiros  de  sobre  la 
buena  tierra  que  Jéhová  vuestro  Dios  os 
hadado, 

19  Otuindo  traspasareis  ti  pacto  de  Jé- 
hová vuestro  Dios,  que  ¿1  os  ha  man- 
dado, yendo  y  honnúido  dioses  ágenos, 
é  inclinándoos  á  ellos.  T  el  furor  de 
Jéhová  se  inflamará  contra  vosotros,  y 
luego  persoeréis  de  aquesta  buena  tierra 
que  él  os  ha  dado. 

CAPITULO  XXIV. 

VUtnia  ariurtaetoH,  y  vroUtta  A  Jatmtg  m 
muerto  y  to  ds  Ehaaar. 

Y  JUNTANDO  Josué  todas  las  tribus 
de  Israel  en  Sichfim,  llamó  á  los 
ancianos  de  Israel,  y  á  sus  pifiícipes,  á 
sus  jueces,  y  á  sus  oficiales*,  y  presen- 
táronse delante  de  Diost. 

8  Y  dijo  Josué  á  todo  el  pueblo :  Así 
dice  Jéhová,  Dios  de  Israel.  Vuestros 
padres  habitaran  antiguamente  de  esotra 
parte  del  rio,  ea  á  Mber,  Thará,  padre 
de  Abraham  y  de  Nachdrc,  y  servían  á 
dioses  estrafiM. 

8  Y  yo  tomé  á  vuestro  padre  Abraham 
de  ia  otra  parte  del  rio',  y  tr^do  por 
toda  la  tierra  de  Canaan,  y  aumento  so 
generación,  y  díle  á  Isaac  «. 


4  Y  á  Isaae  di  á  Jueob  v  á  Emíft  7 
á  Esalf  di  d  monte  de  Seir^,  que  lo 
poseyese;  mas  Jacob  y  sus  hQos  desoen- 
dieroná  Egipto*. 

5  Y  yo  envM  á  Moisés  y  á  Aaron,  j 
herí  á  IMpto,  al  modo  que  lo  hice  en 
medio  de  ^  y  deqiues  os  saqué'. 

6  Y  saqué  á  vuestros  padres  de  Egipto : 
y  como  UMaron  á  la  mar*,  los  Eppclos 
siguieron  á  vuestros  padres  hasta  el  nur 
Bermqo  con  carros  y  caballería. 

7  Y  como  ellos  clamasen  á  Jéhová,  él 
puso  obscuridad  entre  vosotros  y  los 
Egipcios,  é  hizo  venhr  sobre  elto»  la 
mar,  la  cual  los  cubrió :  y  vuestros  ojos 
vieron  lo  que  hice  en  E^pto.  Después 
estuvisteis  muchos  días  en  el  desierto'. 

8  Y  os  Introduje  en  la  tierra  de  los 
Amorrbéos,  que  habitaban  de  la  otra 
-parte  del  Jordán,  los  cuales  pelearon 
contra  vosotros :  mas  yo  los  ents^fué  en 
vuestrsa  manos,  y  poseísteis  su  tierra, 
y  los  destruí  de  delante  de  vosotros. 

9  Levantóse  después  Balac,  hl^o  de 
Sepbor,  rey  de  los  Moabltas,  y  peleó 
contra  Israd :  y  envió  á  llamar  á  Ba- 
laam,  I^Jo  de  Beor,  para  que  os  mddl. 
Jese"^ 

10  Mas  yo  no  qube  escuchar  á  Ba» 
laam  ¡  antes  os  bendijo  repetidamentej 
y  os  Itbré  de  sus  manos». 

11  Y  msado  el  Jordán»,  vlnistds  á  Je- 
ricó:  y  KM  moradores  de  Jericó  pelearon 
contra  vosotros ;  y  los  Amorrbéos,  Pbe- 
rezéos,  Oananéos,  Hetbéos,  Gergeséos, 
Hevéos,  y  JebuséiM :  y  yo  los  entn^gae 
en  vuestras  manos?. 

12  Y  envié  tábanos?  delante  de  voso- 
tros, los  cuales  los  echaron  de  delsnte 
de  vosotros,  á  taber,  á  los  dos  reyes  de 
los  Amorrhéos;  nuu  no  con  tu  espada, 
ni  con  tu  arco  r.  I 

18  Y  os  di  la  Üerra  pot  la  oual  nadA 
tn^^jaateis,  y  las  ciuoades  que  no  edi> 
ficastds,  en  las  cuales  moráis ;  y  de  tas 
villas  y  olivares  que  no  plantasteis  *, 
coméis. 

14  Ahora  pues  temed  á  Jéhová',  y 
servidle  con  IntHcrldad,  y  en  verdad :  y 
quitad  de  en  meoio  los  dioses  á  los  cuales 
sirvieron  vuestros  padres  de  esotra  parte 
del  rio,  y  en  Egipto  ••;  y  servid  á  Jéhová. 

16  Y  si  mal  os  parece  servir  á  Jehovl, 
escogeos  hoy  á  quien  sirváis' ;  si  á  toa 
dioses  á  quienes  sirvieron  vuestros  pa- 
dres, cuando  ettuvieron  de  esotra  parte 
del  rio,  ó  á  los  dioses  de  los  Amorrhéos, 
en  cuya  tierra  habitáis;  que  yo  y  mi 
casa  serviremos  á  Jéhová. 

16  5  Entonces  el  pueblo  respondió,  j 
d^ :  Nunca  tal  acontezca,  one  d^emos 
á  Jéhová  por  servir  á  otros  aloses. 

17  Porque  Jéhová  nuestro  Dios  es  el 
que  nos  sacó  á  nosotros  y  á  nuestros  pa- 
dres de  la  tierra  de  E^pto,  de  la  casa  de 
servidumbre ;  el  cual  delante  de  nuestros 
ojos  ha  hecho  estas  grandes  séllales,  7 
nos  ha  giurdado  por  todo  camino  por 
donde  hemos  andado,  y  en  todos  los 
pueblos  por  entre  los  cuales  pasamos. 

18  Y  Jéhová  echó  de  delante  de  noso- 
tros á  todos  los  pueblos,  y  al  Amonbéo 
que  habitaba  en  la  tierra.  Por  tatito  no- 
sotros también  serviremos  á  JAotk^ 
porque  él  es  nuestro  Dios. 

19  Entonces  Josué  dUo  al  pueblo :  No 
podréis  servir  á  Jehovajr :  porque  él  es 
Dios  santo', y  Dios«  zeloso:  no  sufrirá 
vuestras  rebellones,  y  vuestras  pecadosb. 

90  Si  dc^Jarcia  á  Jenová,  y  sirviereis  & 
dioses  ágenos,  se  volvere  y  os  maltra- 
tará, y  os  consumirá*  después  que  os 
ha  hecho  bien. 

SI  El  pueblo  entonces  d^o  á  Josué: 
I  No,  antes  á  Jéhová  serviremos. 


/OeB.2&3t| 

rGeiLaift 

Dav.2.S. 

*Gai.4&l 
7. 

XII. 

tBz.xrr. 


I  CSP.S..6L 


••NU.2S.S, 
e*B. 

"  Dea.  33.4 

•CiV.S.14. 


«►OaaiTL 

yin. 
'Xx.SS.2S. 

Den.  7. 30i 

•-BeL  44.3,4, 


'Oap.ll.lS 

13. 

(lSa.U.2i 


"  l«v.  17.  T 
XaecaOJa 
ySB.» 

"Ratlul-lSi 
!«.  ■ 

1  Bey.  18. 

ai. 


*!««.  19.  t, 
18tt.«.9iL 
la-C*. 

•KX.SO.Í,. 

y  «4.7. 

«lOr.  39.1 


ttjfiiiHirMí  dota  Mb  jiBiMjwM 
muro «m« t  Jftuni íkna  (blin^ 


rt*»Jii«lp»*tei  m 


d  mon  Oa  BpbnU,  Íi'n« 


■■  llalli*  de  e^atap, «  !■  pula 

d4  «nliB  VI*  JlBBb  DBtnpt^  da  tal 
UJH  da  ^mor,  f«d9*  da  Blobtm,  '■^ 


EL  LraBO  DE  LOS  JUECEa 


I  •[  Ta  ¿bba  eanbatillD  toi  I^faa  «a 

r  D^pdaa  Ih  UJdb  da  Judd  riatcft^^ 

10  V  ouUó  Indi  («mlim  U  Cmiaio, 
^at  htíUtbt  lia  Halma,  la  cuU  Éa  lu- 


iuC.«ir.l«K. 


JUECES»  II,  IIL 


.CLdr.l4U. 


'Job.  19. 91, 


'ver.  fi. 


h  G«B.  17.  7. 
81L89.8Í. 

•I)ra.7.X 

¿Dea.  19.8. 

•ver.  90. 

Bal.  106.84, 

S6. 
/J(M.9S.18. 
»  Bx.  28.  88. 

Den.  7. 16. 


de 


A  Jos.  91. 38, 
eto. 


*'  Jot.  U.  fiO. 
79180. 


fl6  T  ftiése  el  hombre  4  la  tierra  de  los 
Hethéos,  j  edificó  una  ciudad,  &  la  cual 
llamó  Luz :  y  eete  es  su  nombre  hasta 
hoy. 

97  ^  Tampoco  Manassé  echó  klo»  de 
Beth-sean,  ni  á  fo*  <2e  sus  aldeas,  váklot 
de  Taanach  y  sus  aldeas,  ni  &  los  de  Dor 
y  sus  aldeas,  ni  i  los  habitantes  de  Ib* 
leem  j  sus  aldeas,  ni  &  los  que  habitaban 
en  Megiddo  y  en  sus  aldeas :  mas  el  Ca> 
naneo  quiso  habitar  en  esta  tierra. 

98  Empero  cuando  Israel  tomó  fixer- 
zas,  hizo  al  Oananéo  tributario ;  mas  no 
lo  echó. 

99  Tampoco  Ephraim  echó  al  Cananéo 

Íue  habiuba  en  Oezer;  antes  habitó  el 
lananéo  en  medio  de  ellos  en  Oezer. 

80  Tampoco  Zabulón  echó  los  que  ha» 
hitaban  en  Ghltron,  y  &  los  que  habita- 
ban en  Naalol ;  mas  el  Cananéo  habitó 
en  medio  de  él,  y  le  fueron  tributarios. 

81  Tampoco  Aser  echó  los  que  ha- 
Utaban  en  Achó,  y  á  los  que  habitaban 
en  Bidón,  y  en  Ahlab,  y  en  Achzib,  y  en 
Heiba,  y  en  Aphec,  y  en  Rehob  * : 

39  Antes  moró  Aser  entre  los  Oana- 
néos  que  habitaban  en  la  tierra ;  pues 
no  los  echó. 

38  Tampoco  Nephtali  echó  los  que 
habitaban  Beth-semes,  y  &  los  que  ha- 
bitaban en  Beth-anath,  sino  que  moró 
entre  los  Oananéos  que  habitaban  en  la 
tierra;  mas  fuéronle  tributarios  los  mo- 
radores de  Beth-sones,  y  los  moradcnres 
de  Beth<anath. 

84  Los  Amorrhóos  apretaron  á  los  hi- 
jos de  Dan  hasta  el  monte ;  que  no  los 
dejaron  descender  á  la  campana. 

86  Y  quiso  el  Amorrhéo  habitar  en 
el  monte  de  Heres,  en  Ajalon,  y  en 
Saalbim ;  mas  como  la  mano  de  la  casa 
de  Joseph  tomó  fuerzas,  luciéronlos  Vñ- 
butarios. 

86  Y  el  término  del  Amorrhéo  fué 
desde  la  subida  d^  Acrabim,  desde  la 
Piedra,  y  arriba. 

CAPITULO  II. 
üh  énai  reprende  d  loe  laraditae  su  infide- 
Udaa  f  inffratüud:   te  curepienten;  pero 
hufo  caen  otra  vétenla  idoiatrfa. 

Y  EL  Ángel  de  JehoT&  subió  de  Gil- 
gal  á  Bochlm*,  y  dijo :  Yo  os  saqué 
de  iigipto,  y  os  intródige  en  la  tierra  de 
la  cual  habia  jurado  &  vuestros  padres, 
y  dije :  No  invalidaré  jamase  mi  pacto 
con  vosotros; 

9  Con  tal  que  vosotros  no  hagáis  ali- 
anza* con  los  moradores  de  aquesta 
tierra,  cuyos  altares  habláis  de  deixi- 
hard'.  mas  vosotros  no  habéis  atendido 
á  mi  voz*.  ¿  Por  qué  habéis  hecho  esto  ? 

8  Por  tanto  yo  también  d^e:  No  los 
echaré  de  delante  de  vosotros,  sino  que 
os  senki  por/  eíeoie  para  vuestros  cos- 
tados, y  sus  dUoses  por  tropiezo^. 

4  Y  como  el  Ángel  de  Jehovft  habló 
estas  palabras  á  todos  los  h|}os  de  Israel, 
el  pueblo  lloró  en  vos  alta. 

6  Y  llamaron  por  nombre  á  aquel 
lugar!  Bochlm:  y  sacrificaron  alU  á 
Jeíiovifu 

6  5  Porque  ya  Josué  habla  denpedido 
al  pueblo  A,  y  los  hijos  de  Israel  se  hablan 
ido  cada  uno  6  su  heredad  para  poseerla. 

7  Y  el  pueblo  habia  servido  a  Jehová 
todo  el  tiempo  de  Josué,  y  todo  el  tiempo 
de  los  ancianos  que  vivieron  largos  diiu 
después  de  Josué;  los  cuales  habían 
visto  todas  las  grandes  obras  de  Jehová, 
que  él  habia  hecho  por  Israel. 

-  8  Y  murió  Josué,  hijo  de  Nun,  siervo 

de  Jehov&,  siendo  de  ciento  y  diez  años : 

0  Y  enterr&ronlo  en  el  téimin^  de  su 

heredad  en  Timnath-sera^,  en  el  monte 


de  Ephraim,  al  Norte  del  monte  de 
Gaas. 

10  Y  toda  aquella  generación  fVié  tam- 
bién recibida  con  sus  padres :  y  levan- 
tóse después  de  ellos  otra  generación, 
que  no  conocían  á  JehovA,  ni  la  obra 
que  él  habia  hecho  por  Israel. 

11  Y  los  h^os  de  Israel  hicieron  lo 
malo  en  ojos  de  Jehová,  y  sirvieron  á 
los  Baales: 

19  Y  dejaron  á  Jehová  el  Dios  de  sus 
padres  A,  que  los  habia  sacado  de  la 
tierra  de  Egipto,  y  fuéronse  tras  otros 
dioses,  trae  los  dioses  de  los  pueblos  que 
estaban  en  sus  alrededores,  a  los  cuales 
adoraron  I,  y  provocaron  &  ira  &  Jdiov&. 

18  Y  d^iuron  á  Jehovi,  y  adoraron  á 
Baal  y  &  Astaroth. 

14  Y  el  furor  de  Jehová  se  encendió 
contra  Israel"»,  el  cual  los  entregó  en 
manos  de  robadores  que  los  despojaron, 
y  los  vendió  •>  en  manos  de  sus  enemigo* 
de  alrededor;  y  no  pudieron  parar  mas 
delante  de  sus  enemigos. 

15  Por  donde  quiera  que  sallan,  la 
mano  de  Jehová  era  contra  ellos  para 
mal,  como  Jehová  habia  dicho  « ;  y  como 
Jébová  se  lo  habla  jurado,  así  los  afilió 
en  gran  manera. 

16  Mas  Jehová  suscitó  Jueces^,  que 
los  librasen  de  mano  de  los  que  los 
despojaban  f. 

17  Y  tampoco  oyeron  á  sus  Jueces, 
sino  quer  fornicaron  tras  dioses  ágenos, 
á  los  cuales  adoraron :  apartáronse  bien 
presto  del  camino  en  que  anduvioron 
sus  padres  obedeciendo  a  los  mandami- 
enuk  de  Jehová;  mat  ellos  no  hlcieroin 
así. 

18  Y  cuando  Jehová  les  suscitaba  Jue- 
ces, Jehová  era  con  el  Juez,  y  libréenlos 
de  mano  de  los  enemigos  todo  el  ttonpo 
de  aquel  juez :  porque  Jehová*  ae  ar- 
repentía por  sus  gemidos  á  causa  de  los 
que  los  oprimían  y  afligían. 

19  Mas  en  muriendo  el  juez,  ellos  se 
tomaban  y  se  corrompían  <  mas  que  sus 
padres,  siguiendo  dioses  ágenos  para  ser- 
virles, é  inclinándose  delante  de  ellos :  y 
nada  disminuan  de  sus  obras,  ni  de  su 
duro  camino. 

'  90  Y  la  ira  de  Jehová  se  encendió  con- 
tra Israel;  y  d^o:  Pues  que  esta  gente 
traspasa  mi  pacto  que  ordené  a  sus 
padres,  y  no  obedecen  mi  voz  v, 

91  Tampoco  yo  echaré  mas  de  Joiwntf 
de  ellos  a  ninóuna  de  aquestas  gentes, 
que  d^ó  Josué  cuando  murió, 

99  Para  que  por  ellas  probara  yo  á 
Israel,  si  guardarían  ellos  el  camino  de 
Jehová  andando  por  él,  como  sus  padrea 
lo  guardaron,  ó  no. 

93  Por  esto  dejó  Jehová  aquéllaa  gentes, 
y  no  las  desarraigó  luego,  ni  las  entr^ 
en  mano  de  Josué. 

CAPITULO  III. 

De  loa  tru  hteeet  OlhonM,  Aod,  y  Aini^ar, 
loe  eualeaUbran  d  loe  ItraeUtaa  de  la  <gm. 
eion. 

ESTAS  pues  eon  las  gentes  que  d^ 
Jehová  para  probar  con  el&s  4  jg. 
rael,  á  todos  aquellos  que  no  hablan  co- 
nocido todas  las  guerras  de  Canaan  ; 

9  Para  que  al  menos  el  lim^e  de  los 
14}os  de  Israel  conociese,  paia  enseQar- 
los  en  la  guerra,  siquiera  fiie$e  á  los  que 
antes  no  la  hablan  conocido : 

8  A  eaber,  cinco  príncipes  de  loa  Phi- 
listéos,  y  todos  los  Oananéos,  y  los  Sido- 
nios,  y  los  Hevéos  que  habiuban  en  el 
monte  Líbano,  desde  el  monte  de  Baal- 
hermon  hasta  llegar  á  Hamath. 

4  Estos  pues  fueron  diñado»  para  pr«d»r 
por  ellos  á  Israel,  para  saber  si  obedece- 


iDra.3LU. 


'Dea.S.1. 


"Osp.8.7A 

y  10.  7. 

&»LlC«.tt, 

42. 
"CSip-it 

8*1.44.11 

I8.fi0.1. 

«Le\.Se.lT. 
Deu.2s.U 

y  Hech.U. 

90. 
9Bal.l(16.A 

4& 

•-BX.31.U, 
16. 


»  G«n.  6.  i- 
Oi-lIS. 

tCsp.4.1. 

y8.SS. 


•  Jos.23.K- 


'i.Ceir.l«ML 


JUBOBS^IV. 


A.adr.nM. 


'lSt.119. 


*C»Hlfi. 

/DW.Í8.18. 


»j»ia 


lian  á  iM  maDdamientM  de  Jehevá,  qva 
A  haUa  prewilpto  á  tns  padiw  por  mano 
de  Molsea. 

fi  Y  Ad  kM  b»M  de  Imd  habiuten 
cntxe  1m  Cananéos,  Hethéot,  j  Amor- 
iliéM,  Pheméos,  Hevéoe,  y  Jebaidos : 

6  Y  tomaron  de  sus  h^aa  por  nrajeres, 
y  deron  sos  h^as  &  los  l^Joa  de  ellos,  j 
drrkfon  &  ras  dioses. 

7  Hicieron  pues  los  hijos  de  Israel  lo 
malo  en  q|o8  de  Jehorá ;  J  olvidados  de 
JdMTá  sn  Dios,  sirrienm  4  los  Baales, 
;  &  los  Ídolo»  de  Iom  bosoues. 

8T  la  saña  de  JehoT»  se  encendió  con- 
tra Israel ,  j  vendiólos  en  manos  de  Ohu- 
san-rasaOiaim,  rey  de  Mesopotemia ;  j 
lirvieron  los  h\)os  de  Israel  A  Chnsan- 
tasathaim  ocho  aik». 

9  ^  T  clamaron  los  hijos  de  Israel  á 
JebOT&«;  7  Jdiová  suscitó  salvador  á 
los  h^os  de  Israel,  y  librólos,  ««  á  Mber, 
k  Othoniel,  hijo  de  Genes,  hermano 
menor  de  Galeb  ». 

10  Y  el  espíritu  de  Jéhovft  ftaó  sobro 
¿|c,  y  fiítgó  á  Ifrael:  y  salió  &  batalla, 
y  Jehová  entregó  en  su  mano  á  Ohusan- 
laaathaim,  rey  de  Siria,  y  prevaleció  su 
mano  contra  Ohnsan-rasathaim. 

11  Y  reposó  la  tiena  cuarenta  afios ;  y 
mnrió  Othoniel,  hijo  de  Genes. 

U  ^  Y  tomaron  los  hijos  de  Israel  á 
hacer  lo  malo  ante  los  ojos  de  Jehová :  v 
JebovA  esfoRÓ  &  Eglon,  rey  de  Moab', 
contra  Israel,  por  cuanto  hablan  hecho 
lo  malo  ante  los  ojos  de  Jehovft. 

18  Y  juntó  consigo  á  los  hijos  de  Am- 
moD  y  de  Amalee,  y  toé,  é  hirió  &  Is- 
rael, y  tomó  la  dudad  de  las  palmas*. 

14  Y  starvieron/  los  h^os  de  Israel  6 
Eglon,  rey  de  los  Moabitas,  diez  y  ocho 
a&s. 

15  5  Y  clamaron  los  h^jos  de  Israel  6 
JehovA;  y  JehovA  les  suscitó  salvador, 
á  Aod,  hijo  de  Oera,  Beqjamita,  el 
cual  tenia  cerrada  la  mano  derecha. 
Y  los  hijos  de  Israel  enviaron  con  él 
na  presente  A  Eglon,  rev  de  Moab. 

18  Y  Aod  se  habla  hecho  un  pufial 
de  dos  filos,  de  un  codo  de  largo;  y 
cifitelo  debido  de  sus  vestidos  A  su 
lado  derecho. 

17  Y  presentó  el  presente  A  Eglon,  rey 
de  Moab:  y  tra  Eglon  hombre  muy 
gmeso. 

18  Y  luego  fue  hubo  presentado  el 
don,  despidió  A  la  gente  que  lo  habla 
tnddo. 

19  Mas  él  se  volvió  desde  los  ídolos 
qnc  edan  en  Gilgal  j',  y  dijo :  Rey,  una 
palabra  secreta  tengo  que  decirte.  El 
entonces  d^o:  Calla.  Y  saliéronse  de 
con  él  todos  loe  que  delante  de  él  es- 
taban. 

SO  Y  llegóse  Aod  A  él,  el  cual  estaba 
Motado  solo  en  una  sala  de  verano.  T 
Aod  dijo :  Tengo  palabra  de  Dios  para 
ti.  El  entonces  se  levantó  de  la  sUla. 

II  Mas  Aod  metió  sn  mano  izquierda, 
y  temó  el  puflal  de  su  lado  derecho,  y 
metliSado  por  el  vientre : 

S  De  tal  manen  que  la  empnfladura 
«tió  también  tras  la  hoja ;  y  la  grocura 
noenó  la  hoja,  que  él  no  sacó  el  puflal 
de  «n  vientre :  y  salló  el  estiércol. 

<3  Y  saliendo  Aod  al  patio,  oerró  tras 
tí  las  puertas  de  la  sala. 

M  Y  salido  él,  vinieron  so*  siervos, 
los  cuales  viendo  las  puertas  de  la  saU 
'"'radaí,  dijeron :  sin  duda  él  cubre  sus 
fies  en  la  sala  de  verano. 

UY  habiendo  espenulo  hasta  estar 
'^'■i'kuos,  pues  que  él  no  habría  las 
puertas  de  la  sala,  tomaron  la  llave,  y 
"tiiicran :  y  hé  aqui  su  sefior  caldo  en 
<tena  muerto. 


96  Mas  cntiv  tanto  que  éUos  se  data- 
vieron.  Aod  se  esoapo,  y  pasando  los 
ídolos  A,  salvóse  en  Mnth. 

S7  Y  como  hubo  entrado,  tocó  éi  eu- 
emo  en  el  monte  de  Bpiúalm',  y  loa 
h^os  de  Israel  desoendlenm  oon  él  del 
monte,  y  él  iba  delante  de  ellos. 

88  Entonces  él  les  d|jot  Seguldnw, 
poique  JehovA  ha  entregado  vuestros 
enemigas  los  *  Moabitas  en  vuestras  ma- 
nos. Y  desocndieron  en  pos  de  él,  y 
tomaron  los  vados  del  Jordán  A  Moab, 
y  no  d^ron  pasar  A  ninguno. 

S9  Y  en  aquel  tiempo  nirieron  de  los 
MoaMtas  como  dles  mil  hombres,  todos 
valientes,  y  todos  hombres  de  guerra  ¡ 
no  escapo  hombre. 

ao  Asi  quedó  Moab  sojusgado  aquel 
día  b4Jo  la  mano  de  Israel :  y  reposo  la 
tierra  ochenta  aitos. 

81  Después  de  este  Aod  fué  Samgar', 
h^o  de  Anath,  el  cual  hirió  seiscientos 
hombres  de  los  Phillstéos  con  una  agui- 
jada de  bueyes*" ;  y  &  también  salvó  A 
Israel. 

CAPITULO  IV. 
Borne,  ákmtado  fwr  iWftara,  la  fn^eHea, 

derrota  4  SOeara,  fetmnd del  ^firetto  deirep 

Jabití.  Binara  e$  amerto  vor  Jael,  meefer  ée 

UAmt. 

MAS  los  hQot  de  Israel  tomaron  A 
hacer  lo  malo  en  ojos  de  JehovA  «, 
después  de  la  muerte  de  Aod. 

9  Y  JehovA  los  vendió  en  mano  de 
JaUn,  rey  de  Oanaan,  el  cual  reinó  en 
Asorb;  y  d  capitán  de  su  ^ército  te 
Itemiaba  Bisara,  y  él  habitaba  en  Haro- 
seth  de  las  Gentes  c. 

8  Y  los  h^os  de  Israel  clamaron  A  Je- 
hovA, porque  aquel  tenia  nueveeientos 
canos  heñados'';  y  habla  afligido  en 
gran  manera  A  los  l^jos  de  Israel  por 
veinte  aSos. 

4  5  Y  gobernaba  en  aquel  tiempo  A 
Israel  uno  mujer,  Débora  profetisa,  mu- 
jer de  Lapidoth : 

6  La  cual  Débora  habitaba  debajo  de 
una  palma  entre  Rama  y  Beth-el,  en  el 
monte  de  Ephraim :  y  los  h^os  de  Is- 
rael subían  A  ella  A  juicio. 

6  Y  ella  envió  A  Uanuur  A  Barac,  l^fo 
de  Abinoam  de  Cedes  de  Nephtali,  y 
dQole :  £  No  te  ha  mandado  JenovA  Di- 
os de  Israel  diciendo.  Vé,  y  haz  gente 
en  el  monte  de  Tabor,  y  toma  contigo 
diez  mil  hombres  de  los  hijos  de  Neph- 
tali, y  de  los  h^os  de  Zabulón : 

7  Y  yo  atraexó  A  tí  al  arroyo  de  Oboa 
A  Sisara,  capitán  del  ejército  de  Jabín, 
con  sus  carros  y  su  qército,  y  entre- 
garélo  en  tus  manos  ? 

8  Y  Barac  le  respondió :  Si  tú  fueres 
conmigo,  yo  iié ;  pero  si  no  fueres  con- 
migo, no  iré. 

9  Y  ella  dijo:  Iré  contigo;  mas  no 
serA  tu  honra  en  el  cammo  que  vas, 

Eorque  en  mano  de  mt^er  •  vendeíA  Je- 
0V&  A  Sisara.  Y  levantándose  Débora 
ftié  con  Barac  A  Cedes, 

10  Y  juntó  Barac  A  Zabulón  y  A  Neph- 
tali en  Cedes,  y  subió  con  diez  mil  hom- 
bres A  su  mando :  y  Débora  subió  con  él. 

11  ^  Y  Beber  Obiéo/,  de  los  hHos  de 
Hobab,  suegro  de  Moisés,  se  habla  a- 
partado  de  los  Cinéos,  y  puesto  su  tienda 
hasta  el  valle  de  Saanaim,  que  eetá  junto 
A  Cedes. 

12  Vinieron  vues  las  nuevas  A  Sisan 
como  Barac,  nijo  de  Abinoam,  habla 
subido  al  monte  de  Tabor. 

13  Y  reunió  Sisan  todos  sus  carros, 
nueveeientos  carros  herrados,  con  todo 
el  pueblo  que  con  él  estaba,  desde  Ha- 
roseth  de  las  Gentes  hasta  el  arroyo  de 
Oison» 


Aver.M. 
t-Jas.l7.U. 


AOspLy.t, 
U. 


t  Oap.  0.  e. 


"Cap.  5.  8. 
7I&.U. 
ÍBa.l7.47. 


•Cap,  a.  10. 


IJos.  11. 1. 
10. 
•ter.U.lfi. 


4  Cap.  1. 19. 


18.  ao. 


/Cap.  l.l«u 


^CcIr^aMb 


JUECES,  V. 


ihCtciclM 


PSM.1I.& 


iSBaf.eJS. 


iOftp.&a5, 

28. 


•  Ix.  1&  1. 
8ia.l8,tlt. 


»2Ba.a2.8. 
Ib.  61.  8. 
Hab.S.8, 
10. 

•8AL97.6. 
rf  Xx.  19. 18. 
•Cap.  8. 81. 
/Gap.  4. 17. 


«Dm.  83117. 


Al  Biu  18.19, 
93. 


M  5  IfailAMM  I>aortt  dtio  á  Baño: 
Leráatais ;  porqne  cate  m  el  dJa  en  que 
Jehová  ba  entÑgado  4  ^aan  ca  tu« 
mano*.  ¿No  ha  nlido  Jehová  delante 
áetif?  Y  Barac  defendió  dri  monto 
de  Tabar,  j  diei  mil  hombaet  en  ¡km 
de  él. 

lA  Y  Jehov*  deibaxató  i  8íaani&,  j  á 
tadoa  tos  canee,  j  i  todo  su  eiércáto  á 
filo  de  eapada  delante  de<  Barao:  y 
Siaaa  doiowidfaS  del  eano»  j  hayo  á 
pM. 

16  Mas  Bañe  siguió  loa  cazn»  y  el 
ejército  hasta  Haraaeth  de  las  Gentes, 
j  todo  el  eiército  de  Bisan  eayó  i  filo 
de  espada,  hasta  no  quedar  ni  uno. 

17  Y  Sisan  se  acraió  á  pié  á  la  tirada 
de  Jael,  mtúer  de  Heber  Oineo,  porqne 
haUa  pax  entie  Jabin,  ley  de  Asor,  y  la 
casa  de  Heber  Cinéo. 

18  Y  saUendo  Jael  á  ncibbr  &  Bisan, 
digole :  Ven,  sefior  mió,  ven  á  mi ;  no 
tengas  temor*.  Y  él  vino  i  ella  á  la 
tienda,  y  ella  le  cubrió  oon  nns  manta. 

19  Y  él  la  d^o:  Ruégote  me  des  á 
beber  una  poca  de  agaa,  q«e  tengo  sed. 
Y  eUa  abrió  un  odre  de  leche,  y  díale  de 
beber',  y  tornólo  á  cubrir. 

SO  Y  él  la  d^o;  Bstáte  á  la  puerta  de 
la  tienda,  y  si  alguien  viniere,  y  te  pre- 
guntan düeiendo,  ¿  Hay  aquí  alguno  ? 
tü  responderás  que  no. 

91  Y  Jael,  mujer  de  Haber,  tomó  «na 
estaca  de  la  tienda,  v  ponienao  un  maso 
en  su  mano,  vino  a  él  calladamente,  y 
metióle  la  estaca  por  las  sienes,  y  en> 
clavólo  en  la  tíexn,  pues  él  estaba  oar> 
gado  de  suefio  y  cansado ;  y  atí  murió. 

Si  Y  siguiendo  Barac  a  Bisara,  Jael 
salió  á  recibirlo,  y  d^ole:  Ven,  y  te 
mostraré  al  varón  que  tü  buscas.  Y  él 
entró  donde  ella  estaba,  y  hé  aquí  Si- 
sara yacía  muerto  con  la  estaca  per  la 
sien. 

93  5  Así  abatió  Dios  aquel  dU  á  Ja- 
bin, rey  de  Canaan,  delante  de  los  hijos 
de  Israel. 

24  Y  la  mano  de  los  h^os  de  Israel 
comenzó  á  crecer  y  á  fortifioan«  contra 
Jabin,  rey  de  Oanaan,  hasta  que  lo  des- 
trayenm. 

CAPITULO  V. 

OéHtíeo  en  aeeiom  dt  graetat  dt  Dtbera  y  Ba- 

rae,  por  la  viebtria  mar  a  Jabin. 

Y  AQUEL  día  cantó  Débora,  oon 
Barac,  14Jo  de  Abinoam»,  dici- 
endo: 

9  Porqne  ha  rengado  las  ii^urias  de 
Israel,  porque  el  pueblo  se  ha  ofrecido 
de  su  voluntad,  load  á  Jehová. 

5  Oid,  reyes ;  estad,  oh  principes,  a- 
tentos:  yo  cantaré  á  Jehovi;  caiúaié 
salmos  á  Jehová  Dios  de  Israel. 

4  Guando  saliste  de  Seir,  oh  Jehová, 
coando  te  apartaste  del  campo  de  Edom, 
la  tierra  tembló,  y  los  cieloe  flestilaron,  y 
las  nubes  gotearon  aguasa. 

6  Los  montes  se  derritieron*  ddante 
de  Jehová,  aqueste  Sinai»  delante  de  Je- 
hová Dios  de  Israel^. 

6  £n  los  dias  de  flamgar*,  U|jo  de 
Anath,  en  los  dias  de  Jael  cesaron  los 
caminos/,  y  los  que  andaban  por  las 
sendas,  apartábanse  por  torcidos  sen- 
deros. 

7  Las  aldeas  hablan  cesado  en  Israel, 
haUaa  decaído ;  hasta  qne  yo  Débcnra 
me  levanté,  me  levantó  eomo  madra  en 
Israel. 

8  En  escogiendo  nuevos  dioses  p,  la 
guerra  utaba  á  las  puertas:  ¿se  veia 
escudo  ó  lanza  entre  cuarenta  mil  en 
Israel*? 

8  Mi  ooiaxon  «íá  por  los  principes  de 


Israel,  fet  los  que  eon  buena  voluntad 
se  ofredezon  antn  d  paablo.  Load  á 
Jehová, 

10  Veaetraa  los  qoe  eahalgafai  en  aanas 
blaneas,  h»  que  presidís  en  juicio:  y 
vosotros  les  que  vi^Oais  ya  ttguro»,  ha> 
blad. 

11  Lm  Kberiaáoa  del  ruido  de  los  aielie- 
ros  en  los  abrevaderos,  allí  repetirán  las 
justicias  de  Jehová,  las  justicias  para 
eon  /ot  moradare$  die  sus  villas  en  Is- 
rael :  entonces  bajasá  el  pncUo  de  Je- 
hová á  las  puertas. 

19  Despierta,  despierU<,Débon;  dea- 
picKta,  dMúerta,  profiere  un  oáñtico. 
Levántate,  Bañe,  y  lleva  tos  oautivos, 
hi|}o  de  Abinoam  '. 

18  Entonces  ha  hecho  Jehová  que  el 
que  quedó  del  pueblo  sefloree  á  los  mag- 
níficos :  Jehová  me  biso  enaeikirear  so- 
bro los  fíiertes. 

14  De  Ephnira  talié  su  rala  contra 
Amalee ;  tras  tí  viuo  Benjamín  contra 
tus  pueblos.  De  Machlr  descendieroo 
prlncijpes,  y  de  Zabulón  los  que  solían 
mangar  punxon  de  escribiente. 

16  Principes  también  de  Issaohár  fue- 
ron con  Débora;  y  iambieu  Issaobár, 
como  Barac,  se  puso  á  pié  en  el  valle. 
De  las  divisiones  de  Rubén  tete  grandes 
impresiones  del  comzon'. 

lo  ¿  Por  qué  te  quedaste  entre  las  ma« 
jadas,  para  oír  los  balidos  de  los  reba- 
ños ?  De  las  divisiones  de  Rubén  grandes 
Son  las  dUquisÍGlones  del  o(»Bzon. 

17  Oalaad  se  quedó  de  la  otra  parte 
del  Jordán :  y  Iwn,  ¿por qué  se  estuvo 
junto  á  los  navÍDS  ?  Mantúvose  Aser  á 
la  riben  de  la  mar,  y  quedóse  en  sus 
puertos. 

18  £1  pueblo  de  Zabulón  expuso  su 
vida  á  la  muerte,  y  Nephtali  en  laa  al- 
tiuras  del  campo  ■». 

19  Vinieron  reyes  y  pelearon :  entonces 
pelearon  los  reyes  de  Oaaaaa  en  Taanae 
jtmto  á  las  aguas  de  Mesiddo,  mas  no 
llevaron  ganancia  alguna  de  dinero. 

90  De  los  cielcs  pelearon»:  las  es- 
trellas desde  sos  órbitas  pelearon  con- 
tra Sisara. 

91  Barriólos  el  torrente  de  Clsono,  el 
antiguo  torrente,  el  torrente  d«  Oison. 
Hollaste,  oh  alma  mia,  oon  fortaleza/». 

89  Despalmáronse  entonces  las  uíias  de 
los  oabaOIoa  por  las  ariemetidas,  por  les 
brhicos  de  bus  valientes. 

93  Maldecid  á  Meroz,  dijo  el  iagá 
de  Jehová ;  maldecid  severamente  á  sus 
moradores,  porque  no  vinieron  en  so- 
carro á  Jehová,  en  aocorro  &  Jehová 
oontn  los  fuertes. 

94  Bendite  sea  sobre  laa  mujeres  Jad, 
muyer  de  Heber  Cinéo? ;  sobre  las  mu- 
jeres bendiu  sea  en  la  tienda. 

85  El  pidió  agua,  y  diofe  ella  lechen 
en  tazón  de  nobles  le  presentó  manteca. 

96  Su  mano  tendió  á  la  estaca,  y  s« 
diestra  al  mazo  de  trabajadores,  y  majó 
á  Sisan :  hirió  su  oabem,  llagó,  y  atra- 
vesó sus  sienes. 

97  Cayó  encorvado  entn  sns  plés,  que- 
dó tendido :  entre  sus  plés  cayó  enoor- 
vado :  donde  se  encorvó,  allí  cayó  mu- 
erto. 

98  La  madre  de  Sisare  se  asoma  á  la 
ventaiw,  j  mirando  por  entre  las  celosías, 
á  voces  dice :  ¿  Por  qué  se  detiene  su 
carro,  que  no  viene  ?  ¿  por  qué  las  rue- 
das de  sus  cama  se  tardan  ? 

99  Las  mas  avisadas  de  sns  damas  le 
respondían ;  y  ann  ella  se  respondía  á  sí 
misma: 

80  ¿  No  han  hallado  despejos,  y  lo» 
están  repartiendo  ?  á  cada  uno  una  mo- 
za, ó  dos :  los  despojos  de  colore»  pan 


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1*28.». 
fe«.Ü3. 


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*■  57.7  0 


Sisara,  ]o(  decpojoi  bordado»  de  colorea : 
¡a  npa  de  color  bordada  de  ambo*  lados, 
para  los  cuelloi  de  bu  fue  han  tomado  loe 
dcqMgos. 

31  Ad  perezcan  todos  tu»  enemigos, 
oh  Jeho?8:  mas  loa  que  le  aman,  atan 
como  el  loi  cuando  nace  en  au  ftiena  '. 
Y  la  tierra  leposi^  cuarenta  afioa. 

CAPITULO  VI. 
^{w  Itrarf  éC  idoiatrar,  «  <•  raiM^o  eae 
I    mMdírdelo$  Madkmiiai.   Dio*  tUfft  é 
'    edumpanmarlt. 

MAS  los  hyoa  de  larael  hicieron  lo 
malo  en  loa  ojo«  de  JehoTá»;  y 
^ehoTá  kM  entregó  en  laa  manoa  de  Mm- 
«ant  por  siete  anos. 

2  Y  la  mano  de  Madian  vreraleció 
contra  Israel.  Y  los  hJ(jos  de  Israel, 
por  cauta  de  los  Madtaoitaa,  se  hicieron 
«tteras  en  los  montes «,  j  cavernaa,  y 
«liann  ñiertes. 

'Pues como  los  de  Israel haUan  sem- 
nado,  miAan  los  Madianitaa  v  Amale- 
citaa,  j  los  demos  orientalea  aubian  con- 
tra ellos; 

4  Y  asentando  campo  contra  ellos, 
dcstmian  loa  frutos  de  la  tierra,  haata 
Hegar  &  Gaza,  y  no  dejaban  que  comer 
ta  Israel,  ni  ov^aa,  id  bueyes,  niasnos<'. 

5  Porque  suMan  ellos  y  sua  ganados,  y 
▼nlan  con  sus  tiendas  en  grande  mul- 
titud como  langosta*,  que  no  AaMa  nd- 
nwro  en  ellos  ni  en  sua  camelloe:  así 
renian  k  la  tierra  para  devastarla. 

8  Era  pues  Israel  en  eran  manera  em- 
pobrecido por  los  Madianitas;  y  los  hi- 
jo* de  Israel  clamaron  á  JehoTát/. 

7  ^  Y  cuando  los  h^os  de  Israel  hu- 
Meron  clamado  i  Jehová,  á  causa  de  loa 
Madianitas, 

8  Jebov&  enTl<J  un  varón  profeta  á  los 
hijos  de  Israel^  el  cual  lea  dijo :  Así  ha 
dicho  JehoTá  Dloa  de  Israel :  Yo  oa 
hice  taUr  de  Egipto,  y  oa  aaqué  de  la 
CMa  de  servidumbre : 

9  Yo  oa  libré  de  mano  de  los  Egipcios, 
7  de  mano  de  todos  loa  que  os  afligieron, 
&los  cuales  eché  de  delante  de  vosotros, 
7  08  di  su  tierra^: 

10  Y  dijeos :  Yo  tmf  Jehová  vuestro 
^s ;  no  temáis  loe  dioses  de  loe  Amor- 
P^,  en  cuya  tierra  habitaisA :  mas  no 
nabels  obedecido  6,  mi  voz. 

11  5  Y  vino  el  Ángel  de  Jehová,  y 
*ffitó¿e  debido  del  alcornoque  que  ea/d 
«1  Opbra,  el  cual  era  de  Joaa,  Abieze- 
nta;  y  tu  hijo  Gedeon  •'  estaba  sacudí- 
endo  el  trigo  en  el  lagar,  para  hacerlo 
'^oonder  de  los  Madianitas. 

13  Y  el  Ángel  de  Jehová  se  le  apare- 
cid  i,  y  d^ole :  Jehová  e«  contigo,  varón 
«■«rzado. 

13  Y  Gedeon  le  respondió :  Ah,  Sefior 
°^t  si  Jehová  es  con  nosotros,  ¿  por 
qoé  nos  ha  sobrevenido  todo  esto  ?  ¿Y 
Bonde  eiten  todas  sus  maravillas,  que 
nnestroa  padres  nos  han  contado  ^  dioi- 
co. No  nos  sacó  Jehová  de  Egipto  ? 
Y  ahora  Jehová  nos  ha  desamparado,  y 
^08  ha  entregado  en  mano  de  los  Ma- 
dianitaa. 

H  Y  mirándole  Jehová,  d(jole:  Vé 
oon  esta  tu  fortaleza,  y  salvarás  á  Is- 
nel  de  la  numo  de  ios  Madianitaa.  ¿  No 
*e  envió  yo  ? 

\^  Kntonoes  le  respondió :  Ah,  Sefior 

^u>,  ¿  con  qué  tengo  de  salvar  á  Israel  ? 

^  >qni  que  mi  familia  e«  pobre  en  Ma- 

*!*•••■•»  J  yo  el  menor  en  la  oasa  de  mi 
padre. 

18  Y  Jehová  le  dijo;  Porque  yo  aeré 
^^;^">  y  herizús  á  loa  Madianitaa 
•^o  á  nn  „to  hombre. 

*'  Y  él  respondió :  Yo  te  mego  que,  ai 


he  hallado  gracia  delante  de  ti  s  ne  des 
aefial  de  que  tU  haa  hablado  conmigo. 

18  Ruégete  que  no  te  vayas  de  aquí  j», 
basta  que  á  tí  vuelva,  y  aaque  mi  Pre- 
sente, y  lo  ponga  delante  de  tí.  Y  él  res- 
pondió :  Yo  esperaré  hasta  que  vuelvas. 

19  Y  entrándose  Gedeon  aderezó  un 
cabrito,  y  panea  ain  levadura  de  un 
epha  de  harina ;  y  puso  la  carne  en  un 
canastillo,  y  el  caldo  en  una  olla,  y  sa- 
cándolo pzeaeutóaelo  debajo  de  aquel 
alcornoque. 

SO  Y  el  Anoel  de  DioB  le  d^o :  Toma 
la  carne,  y  Toa  paaea  ais  levadura,  y 
ponió  sobre  esta  pe&a,  y  vierte  el  caldo. 
Yéllohiaoasí. 

81  Y  extendiendo  el  Ángel  de  Jehová 
el  bordón  que  teuia  en  su  mano,  tocó 
con  Ja  punta  en  la  carne  y  en  los  panea 
ain  levadura ;  y  subió  fuego «  de  la  pcAa, 
el  cual  consumió  la  carne  y  los  nanea 
sin  levadura.  Y  el  Ángel  de  Jehová  des- 
apareció  de  delante  de  él. 

SS  Y  viendo  Gedeon  que  en  d  Ángel 
de  Jehová,  d^o :  Ah,  Señor  Jehová,  que 
he  visto  el  Ángel  de  Jehová  cara  á  cara  r. 

sa  Y  Jehoi^  le  dijo:  Paa  4  tí;  no 
tengaa  temor,  nomoriráa*. 

54  5  Y  edificó  allí  Gedeon  altar  á 
Jehov^  al  que  llamó  Jehová4aloro|, 
el  cual  dura  hasta  boy  en  Ophza  de  lo* 
Abiezeritaa. 

55  5  Y  aconteció  que  la  misma  noche 
le  d^o  Jehová ;  Toma  un  toro  del  hato 
de  tu  padre,  y  otro  toro  de  aiete  afioa,  y 
derriba  el  altar  de  Baal  que  tu  padre 
tiene,  y  coru  también  el  bosque  <  que 
eeíá  junto  á  él : 

se  Y  edifica  altar  á  Jehová  tu  Dios  en 
la  cumbre  de  este  peñasco  en  lugar  con- 
veniente;  y  tomando  el  segundo  toro, 
sacrlflcalo  en  holocausto  sobre  la  leña 
del  bosque  que  habrás  cortado. 

27  Entonces  Gedeon  tomó  diez  hom- 
bres de  sus  siervos,  é  hizo  como  Jehová 
le  dUo.    Mas  temiendo  hacerlo  de  dia, 

Eor  la  fiunilia  de  su  padre,  y  por  loa 
ombrea  de  la  ciudad,  hlzolo  de  noche. 

88  Y  á  la  malsana,  cuando  loa  de  la 
ciudad  ae  levantaron,  hé  aquí  que  el 
altar  de  Baal  eaUba  derribado,  y  cor- 
tado el  boaque  que  Junto  á  él  citaba,  y 
aacrificado  aquel  aegundo  toro  en  holo- 
causto sobre  el  altar  reedificado. 

89  Y  decíanse  unos  á  otros :  Quién  ha 
hecho  esto  ?  Y  buscando  ó  inquiriendo, 
d^éronlea ;  Gedeon,  h^o  de  Joas,  lo  ha 
hecho.  Entóncea  los  hombres  de  la  ci- 
udad dijeron  á  Joas : 

30  Saca  fuera  tu  h^o  para  que  mn« 
era,  por  cuanto  ha  derribado  el  altar  de 
Baal,  y  ha  cortado  el  bosque  que  junto 
á  él  eetaba. 

31  Y  Joaa  respondió  á  todos  loa  que 
estaban  junto  á  ól :  ¿  Tomaré!»  vosotroa 
la  dem¿ada  por  Baal  ?  ¿  le  aalvaréia 
vosotros  ?  Cualquiera  que  tomare  la  de- 
manda por  él,  que  muera  mañana.  Si 
es  dios,  oonüenda  por  sí  mismo  con  el 
que  denribó  su  altar. 

32  Y  aquel  dia  llamó  ü  á  Gedeon 
Jeiobaain,  porque  dijo:  Pleitee  Baal 
contra  el  que  derribó  su  altar. 

38  5  Y  todos  los  Madianitas  «,  y  Ama- 
lecitaa,  y  orientales,  se  juntaron  á  una, 
y  pasando  asentaron  campo  en  el  valle 
de  Jezrael. 

34  Y  el  Espíritu  de  Jehová  se  envistió 
en'  Gedeon,  y  como  eate  hubo  tocado  el 
cuerno,  Abiezer  se  juntó  con  él. 

35  Y  envió  mensiúeroB  {wr  todo  Ma- 
naaaé,  el  cual  también  ae  juntó  con  él : 
asimismo  envió  menasO^'*»  á  Ascr,  y  á 
Zabulón,  y  á  Nephtali,  los  cuales  sali- 
eron á  encontrarlea. 


•  ver.  86, 40. 

8  Bey.  80. 8. 

Ib.  7. 11. 
P  Gen.  18.  3. 


«  Lev.  ?.  34. 
1  Bey.18.b8. 
8  Cr.  7. 1. 


•'0■p.L^28. 

la.  6.  5, 8. 
•  Gen.  82. 90. 
I  Jehová  t» 

pae. 


<  Es.  81. 13. 
Sen.  7.  6. 


IPkOee 
BaaL 

•v«r.  3. 


•  Cap.  3. 10. 


JUECES,  vn;  wn. 


*S%fD  Otlmmi  dUD  1  ¡Km: 


non»  Ím  UalHd.  V  Toliljio 
-   '-■--*&  dijo  t  OadHD]   Cuaiqíii« 


B,  U^HdDlaam  tiBiaiiDt  I 


"^jt^^^i^i^S^Í^Z: 


BV,  j  o«D  <4k*  iD^dtdto  de  c^ido 


r  iR«mM>.  e  ic  lili  I»  •Hflu 


ifiy^J^Tf^^aí 


a  L-^  5s.?^í,° 


iCm,  UmUcn  IF  pí^  an  UjD.  I  fí- 


•y  ÍUESB  Atilii»l.di,  httj;  '*■ 
lodm  Ift  ftiDlÜk  de  It  euK  ^1  ]4dT«  da 


ir™iK7fii-.: 


ius  «e  Jm>m]  t  ¿1  mt  a  ZMbI  ■■ 
MÜuutl  Bcim  i  l«m«  da  Hi. 


lav'lA  vSdlareapDuUÚ:  ¿TAflDtU 


le'  eicbém  i  Ablmd^h,   bi|i>  i 


■H!£!"HS 


'd± 


Li  Y  OiJ,  hUu  dt  Eb^ToUil  ] 


'  Mu  Gul  Hpmd  i  luhlu,  j  dl^ : 
I  r  QidnLM  dduH  cb  loa  '-  '— 


•  puinxi  til  ailnilada  kruiEiSí 


JÜBCBS.  I,  XI. 


^it 


10 1  &«»  0)V«  «A  Hditf  iHaiM  *i 


1^.  T  pitáfaMtá  Jnm  i  1»  fañiM, 


*-a  J.  IM  iSLum  j  ,dal>ñai}«- 


11  y  Jabori  TMpHidld  fc  iat  bHtv  d« 


llV  i™  bUot  ih  Imd  H^nr"— 


IB  y  I«  prlwipH  j  <d  jMffaJa  í 


?3 


d  i  Jflpbtí  ]  Jdwváoáffi  «tnnoi- 


11  Fin  d«St,  IcpKU  ht  di 
la  Ha  nliisitli  Iinal  <Ie  E|t 

EX* 


n  r  loi  Mdd  di  nuUdM»  lUMil 


■ai,  Iw  MiilaitttbU»  U  tJM  1 


sTWsVíA'íín-dWi'  Hi 

TUjt  I  iltBiiiíA  B«f  loi  aioaMi,  v  Uu 
■dUoDS  d]Jo :  Vd.  r  4«dU  p< 


bcn,  diDiraidDl* :  JU^fote  que  a¡e  ¿^ 
HlÍAlSÉknDDH  &dd*^alpn 


^SiSf^J 


Y  n^ndia,  puna  U>h?^|. 
lii>,yil]«á^^:  j  Por  mil» 


ICAÜIt, 


JUECES»  zm,  ZIY. 


A.  C.  dr.  lUL 


SUbelcth.  Y  él  decía,  BlboleUi,  porque 
no  podía  pronunolar  de  aquella  ■oerte. 
EaUhiees  le  echatmn  mano,  y  lo  de- 
ndlabRD  junto  á  los  Tadoa  del  Jordán. 
I  mulleron  entonces  de  los  de  Bphraim 
cuarenta  y  dos  mil. 

7  5  T  Jepbté  Juzgó  &  Israel  sets  aflos : 
laego  muñó  JcDhtó  Galaadita*  y  Aló  se- 
pultado en  las  ciudades  de  Oalaad. 

1 5  Decpues  de  A  juagó  á  Israel  Ibtaa 
de  Beth-lehem  ; 

9  £1  cual  tuvo  treinta  hijos  j  treinta 
hijas,  las  cuales  casó  ftieía,  -y  tomó  de 
fiMTa  treinta  h^as  para  tus  hijos:  y 
JQtgó  i  Israel  siete  anos. 

10  Y  murió  Ibxan,  y  Alé  sepultado  en 
Beth-ldiem. 

11  5  Después  de  él  Junó  &  Israel 
EloB,  Zabnionita,  el  cual  Juigó  &  Is- 
rael diexaftos. 

15  Y  murió  Blon,  Zabokmita,  y  fué 
sepultado  en  AJalon<(,  en  la  tierra  de 
Zabulón. 

18  ^  Después  de  él  Juxgó  á  Israel  Ab- 
don,  büo  de  HiUel,  Pixatonite. 

14  Este  tuve  cuarenta  hijos,  y  treinta 
nietas,  que  catMlpaban  sobre  setenta 
asnos  « :  y  juzgó  á  Israel  ocho  afios. 

16  Y  murió  Abdon,  h^o  de  HlUel, 
Flratonita,  y  fué  sepultado  en  Piraton, 
en  la  tierra  de  Ephraim,  en  d  monte  de 
Amaleob/. 

CAPITULO  xiir. 

I4M  IratlUa»  retam  t»  la  idoloMliu  y  ton 
dMUsniM  por  Im  PhOitUo*.  JVonWeMfo 
di  Ammoh,  ammneiado  por  w»  éi^tl:  tir~ 
OHMtonWa*  muy  notábUt. 

Y  LOS  hi}os  de  Israel  tomaron  i 
hacer  lo  malo  en  los  oíos  de  Je- 
bová* ;  y  Jehorá  los  entregó  en  mano 
de  los  Fhilistéos  b  por  cuarenta  años. 

5  5  ^'  había  un  hombre  de  Son,  de 
la  tilba  de  Dan,  el  cual  se  llamaba  Ma- 
nca; y  su  majer  era  estéril  que  nunca 
baUa  parido. 

3  A  uta  mi^er'  apareció  el  Ángel  de 
Jefaorá,  y  d(}oie  i  Hé  aquí  que  tu  eres 
estéril,  y  no  has  parido;  mas  concebí- 
rea,  y  puirás  un  l^o. 

4  Alioia  pues,  mira  que  por  ahora  no 
bebas  Tino,  ni  sidra,  m  comas  oosa  in- 
munda: 

6  Poique  td  te  harás  embarazada,  y 
parirás  un  hijo ;  y  no  subirá  navi^a  d 
sobre  su  cabeza,  porque  aquel  niilo  se- 
li*  Nazareo  á  ínos  desde  el  vientre,  y 
¿1  oomenzaxá  á  salvar  á  Israel  de  mano 
delosPhilistéos. 

6  Y  la  m^Jer  vino,  j  contólo  á  su 
marido  diciendo:  Un  varón  de  Dios 
*ino  á  mi,  cuyo  aspecto  era  como  el 
upeeto  de  un  áng«  de  Dios,  terrible 
en  giaa  manera/;  y  no  le  praguntá  de 
donde  ni  quien  era,  ni  tampoco  él  me 
dijo  su  nombre : 

7  T  diJome :  Hé  aquí  que  td  conee- 
Uiis,  y  parirás  un  hijo :  por  tanto  ahora 
ao  bebas  vino  ni  sidra,  ni  comas  oosa 
bununda ;  porque  este  nifio  desde  el  vi- 
entre será  Naaaxéo  á  Dios  hasta  el  dia 
d«  su  muerte. 

8  5  Entonces  oró  Manoa  á  Jehová,  y 
^<  Ah,  Scffior  mío,  yo  te  ruego  que 

2ael  vanm  de  Dios  que  enviaste,  tome 
lora  á  venir  á  nosotros,  y  nos  ensefie 
lo  que  hayamos  da  haeer  con  él  niño 
que  ba  de  nacer. 

0  Y  Dios  oyó  te  vox  de  Manoa :  y  el 
wgel  de  Dios  volvió  otra  vez  á  la  mu- 
jy  estando  ella  en  el  campo ;  mas  su 
"■•■Ido  Manca  no  eelaba  con  ella. 

w  Y  la  mujer  oonrió  prontamente,  y 
i»t»iólo  á  su  marido  dleiendole :  Mira 
Rae  se  me  ha  aparaddo  aquel  varón  que 
*taoá  mielan  dia. 


II  Y  levantóse  Manea,  y  siguió  á  su 
mt^er ;  y  asi  que  llegó  al  varón,  d^ole : 
i  Eres  tü  aquel  varón  que  hablaste  á 
teta  mv^er  ?   Y  él  dijo :  To  «oy. 

19  Entonces  Manoa  dijo :  Cúmplase 
puee  tu  paUhra.  <■  Que  orden  se  tendrá 
eon  el  niño,  y  qué  ha  de  haeer  ? 

18  Y  el  Ángel  de  Jehová  respondió  á 
Manoa :  La  mujer  se  guardará  de  todas 
las  oosas  que  yo  le  dije. 

14  Ella  no  oomerá  oosa  que  prooeda  de 
vid  que  dá  vino ;  no  beberá  vino  ni  si- 
dra, y  no  comerá  cosa  inmunda :  ha  de 
guanrdar  todo  lo  que  le  manden» 

lA  Entonces  Manoa  dijo  al  Ángel  de 
Jehová:  Ruégete  permUat  que  te  de- 
tengamos*, y  aderezaremos  un  cabrito 
que  poner  delante  de  ti. 

16  Y  d  Ángel  de  Jdiová  respondió  á 
Manoa:  Aunque  me  detengas,  no  co- 
meré de  tu  pan ;  mas  si  quisieres  hacer 
holocausto,  sacrifícalo  á  Jehová.  Y  no 
sabia  Manca  que  aqud  fuete  Ángel  de 
Jehová. 

17  Entonóos  dijo  Manoa  al  Ángel  de 
Jehová:  í  üómo  es  tu  nombre <,  para 
que  cuando  sa  cumpliere  tu  palabra  te 
honremos? 

18  Y  el  Ángel  de  Jehová  respondió : 
i  Por  qué  preguntas  por  mi  nombre, 
que  es  oculto  ? 

19  Y  Manoa  tomó  un  cabrito  de  entre 
las  cabras,  y  un  presente,  v  sacrilicóto 
sobré  una  pefla*  á  Jehová:  y  á  ángel 
hizo  milagro  á  vista  de  Manoa  y  de  su 
mi^er; 

90  Porque  aconteció  que  como  te  llama 
subte  d¿  altar  hácte  «A  délo,  el  Ángel 
de  Jehová  subió  en  llama  del  altar  á 
vista  de  Manoa  y  de  su  mujer,  los  cu- 
ales se  postraron  en  tierra  sobre  sus 
rostros^. 

81  Y  el  Ancel  de  Jehová  no  tomó  á 
aparecer  á  Manoa  ni  á  su  mujer.  En- 
tonces conoció  Manoa  que  era  el  Ángel 
de  Jehová. 

sa  Y  dijo  Manoa  á  su  mujer :  CierU- 
mente  moriremos,  porque  á  Dios  hemos 
visto  M. 

88  Y  su  mv^er  le  respondió :  Si  Jehová 
nos  quisiera  matar,  no  tomara  de  nues- 
tras manos  el  holocausto  y  el  presente, 
ni  nos  hubtera  mostrado  todas  estas 
oosas,  ni  en  tal  tiempo  nos  habría  anun- 
ciado esto. 

84  5  1^  la  mujer  parió  un  hijo,  y  lla- 
móle por  nombre  Samson«.  Y  el  niilo 
creció,  y  Jdiová  lo  bendijo*. 

BA  Y  el  Espíritu  de  Jehová  oomenzó  á 
manifestarse  en  élj>  en  los  campamentos 
de  Dan,  entre  Sera  y  EsthaoL 
CAPITULO  XIV. 
Crftaw  &MM01»  con  una  FhilUtía/  enigma 
fue  proputo  áaut  eofafMÜtros*  á  quietiet  to 
dtteifró  tu  tnotOi. 

Y  DESCENDIENDO  Samsoná  Tim- 
nat«,  vio  en  Tlmnat  una  mi\jer  de 
las  hijas  de  los  Fhilistéos. 

8  Y  subió,  V  deehurólo  á  su  padre  y  á 
BU  madre,  diciendo:  Yo  he  visto  en 
Timnat  una  mt^er  de  las  hUas  de  los 
PhiUstéos :  ruegoos  qua  me  la  torods 
por  mujer. 

8  Y  su  padre  y  su  madre  le  dijeron : 
¿  No  h^y  mujer  entre  tea  hijas  de  tus 
hermanos^,  ni  en  todo  mi  pueblo,  para 
que  vayas  tu  á  tomar  mnier  de  los  Fhi- 
listéos incircundBos«  ?  Y  Samson  res- 
pondió á  su  padre :  Tómamela  por  mu- 
jer, porque  esto  agradó  á  mis  qios. 

4  Mas  BU  padre  y  su  madre  no  sabían 
que  esto  vente  de  Jehová ',  y  que  él 
buscaba  ocasión  contra  los  Fhilistéos: 
pevqne  en  aquel  tiemjpo  los  Fhilistéos 
doGunaban  Bowe  Israel  •. 


'var.4. 


A0a^«.18. 
etc. 


{0«n.S8.S9. 


*0ap.6blS, 

as. 


/  Lev.  9.  24. 
lCr.31.16, 

2CSr.  7.8. 
Ek.  1.  38. 
lUt.l7.& 

••Bz.9S.an, 
Pen.&ao. 

•HebU.S3. 
"  1  8a.  8. 19. 

r  Cap.  3. 10. 


•Oea.SS.18. 
J0S.I&IU. 


•Osa.  348,4. 

4  Jos.  U.  30. 

lBay.12.15. 

10r.lO.UL 

y  33.  7. 

y  30.  30. 
«  Cap.  IS.  1. 


A.  C.  cir.  U^. 


Jueces^  zy. 


A.C.elr.ll« 


/CA]xl8.3ft. 
1  Sa.  11.  8. 

'18«.17.H 
84^ 


*  El.  17.  i. 

•  OMk.ifi.22. 


t  c»p.  u.  e. 


<  Loo.  11.  8. 
718.4,6. 


••f«r.& 


*JiHw3.98. 


5  Y  Sainaon  deioeiidliS  eon  in  padre  y 
con  SQ  madre  á  Timnat;  j  como  !!«• 
garon  á  las  ▼!&»  de  Timnat,  M  aqaí 
un  cachonro  de  león  que  Tenia  bramando 
biela  él. 

6  Y  el  Espíritu  de  Jehová  cayó  sobre 
él/,  j  despedasólo  como  quien  despeda, 
xa  un  cabrito,  sin  tener  nada  en  su 
maaoy :  j  no  <ü<S  4  entender  &  su  padre 
ni  á  su  níadre  lo  que  haUa  hecho. 

7  Vino  pues,  j  nabld  4  la  muyer  que 
habla  agradado  á  Samson. 

8  5^  Y  Tolfiendo  después  de  algunos 
dias  para  tomarla,  apartóse  dd  eamitto 
para  ver  el  cuerpo  muerto  del  león :  y 
fié  aquí  que  kabia  en  el  cuerpo  del  león 
un  fiambre  de  ab^as,  y  un  panal  de 
miel. 

9  Y  tomándolo  en  sus  manos,  ñiese 
comiéndolo  por  el  camino:  y  llegado 

Sne  hubo  4  su  padre  y  4  su  madre, 
idles  tamUen  4  ellos  que  comiesen; 
mas  no  les  descubrió  que  habla  tomado 
aquella  miel  del  cuerpo  del  león. 

10  Vino  pues  su  padre  4  la  mv^,  y 
Samson  hizo  allí  banquete ;  porque  así 
solían  hacer  los  mancebos. 

11  Y  como  ellos  lo  vieron,  tomaron 
treinta  oompaikxos  que  estuviesen  eon 
él; 

13  A  los  cuales  Samson  d^o :  Yo  os 
propondré  ahora  un  enigma,  el  cual  si 
en  los  siete  dias  del  banquete  vosotros 
me*  declarareis  y  descubriereis,  yo  os 
daré  treinta  s4b«»s,  y  treinta  mudas 
de  vestidos  i. 

13  Mas  si  no  me  le  supiereis  declarar, 
vosotros  me  daréis  las  treinta  84banas  y 
las  treinta  mudas  de  vestidos.  Y  ellos 
respondieron:  Proponnos  tu  enigma,  y 
le  oiremos. 

14  Entonces  les  dijo:  Del  comedor 
salió  comida,  y  del  fuerte  salió  dulzura. 
Y  ellos  no  pucueron  declararle  el  enigma 
en  tres  dias. 

15  Y  al  séptimo  dia  dijeron  4  la  mt\Jer 
de  Samson :  Induce  4  tu  marido  4  que 
nos  declare  este  enigma*,  porque  no  te 
quememos  4  tí  y  4  la  casa  de  tu  padre. 
¿Habelsnos  llamado  aquí  para  poseer- 
nos? 

18  Y  lloró  la  m^jer  de  Samson  delante 
de  él,  y  dijo :  Solamente  me  aborreces, 
y  no  me  amas,  pues  que  no  me  declaras 
el  enigma  que  propusiste  4  los  h^os  de 
mi  pueblo.  Y  él  le  respondió :  Hé  aquí 

3 ue  ni  4  mi  padre  ni  4  mi  madre  lo  lie 
eclarado ;  a  y  habíalo  de  declarar  4  ti  ? 

17  Y  ella  lloró  delante  de  él  los  siete 
dias  que  ellos  tuvieron  banquete:  mas 
al  séptimo  dia  él  ee  lo  declaró,  porque 
le  constriñó  á  eOo';  y  ella  lo  declaro  4 
los  hüos  de  su  pueblo. 

18  Y  al  séptimo  dia,  antes  que  el  sol 
se  pusiese,  los  de  la  ciudad  le  dieron : 
i  Qué  cosa  Hay  mas  dulce  que  la  miel  ? 
¿  y  qué  cosa  mas  fuerU  que  el  león  ? 

19  Y  él  les  respondió :  Si  no  araseis  eon 
mi  novilla,  nunca  hubierais  descubierto 
mi  enigma. 

80  Y  el  Espíritu  de  JehoT4  c^ó  sobre 
él"*,  y  descendió  4  Ascaion,  é  hirió 
treinta  hombres  de  ellos ;  y  tomando 
sus  despqjos,  dló  las  mudas  de  vestidos 
4  ios  que  hablan  explicado  el  enigma : 
y  encendido  en  enojo  faése  4  casa  de  su 
padre. 

91  Y  Y  la  m^jer  de  Samson  fiíé  dad* 
4  su  compa&ero,  con  d  cual  antes  se 
acompafiaoa». 

CAPITULO  XV. 
Quéma  Samion  tot  Mgo$  d»  bu  FhOtiUott 
mata  mil  d»  «Om  eon  la  ^nifada  d$  un 
Jumento. 


Y  ACONTECIÓ  después  de  atgnnoi 
dias,  que  en  el  tiempo  de  la  siega 
del  trigo  Samson  visitó  4  su  mu)er  con 
un  cabrito,  diciendo  :  Entrare  4  mi 
mujer  4  la  cámara.  Mas  el  padre  de 
ella  no  lo  dejó  entrar. 

8  Y  d^o  el  padre  de  día:  Persuadíme 
aue  la  aborrecías,  y  díla  4  tu  compa- 
ñero*. Mas  su  hermana  menor,  ¿no 
es  mas  hermoaa  que  ella  ?  Tómala  pues 
en  su  lugar. 

8  5  ^  Samson  les  respondió :  yo  será 
ún  culpa  esta  vez  para  con  los  Fhilis- 
téos,  si  mal  les  hiciere. 

4  Y  ftié  Samson  y  cogió  trescientas  cor» 
ras,  y  tomando  teas,  y  trabando  aque- 
llas por  las  colas,  puso  entre  cada  dos 
colas  una  tea. 

fi  Después  encendiendo  las  teas  6,  echó 
las  xorra*  en  los  sembrados  de  loa  Phi- 
listóos,  y  quemó  hacinas  y  mieaes,  y 
viJias  y  olivares. 

6  Y  dijeron  los  Philistéos:  Quién  hizo 
esto  ?  Y  faéles  dicho :  Samson  el  yerno 
del  Tlmnatéo,  porque  le  quitó  su  mi^er, 

Ír  la  dio  4  su  compafiero.    Y  viniñon 
os  Philistéos,  y  quemaron  al  fn«go  4 
ella  y  4  su  padree. 

7  5  Entonces  Samson  les  d^o:  ¿  Así 
lo  habláis  de  hacer  ?  mas  yo  me  Tcnigaré 
de  vosotros,  y  después  cesaré. 

8  E  hiriólos  pierna  y  muslo  coa  gran 
mortandad :  y  descendió,  y  fijóse  en  la 
cueva  de  la  pefia  de  Etam. 

9  5  Y  loa  Thiliitéos  subieron  y  pusie- 
ron campo  en  Jud4,  y  tendiéronse  por 
Lehitf. 

10  Y  los  varones  de  Jud4  les  dieron : 
Por  qué  habéis  subido  contra  nosotros  ? 
Y  ellos  respondieron:  A  prender  4  Sam- 
son hemos  subido,  para  hacerle  como  él 
nos  ha  hecho. 

11  Y  vinieron  tres  mil  hombres  de 
Jud4  4  la  cueva  de  la  pefia  de  Etam, 
y  dijoon  4  Samson :  ¿  No  sabes  tú  que 
loa  Philistéos  dominan  sobre  nosotros  ? 
Por  qué  nos  has  hedió  esto*  ?  Y  él  les 
respondió :  Yo  les  he  hecho  como  ellos 
me  hicieron. 

12  Ellos  entónoes  le  dijeron  :  Nosotros 
hemos  venido  para  prenderte,  y  entre- 
garte en  mano  ae  los  Philistéos.  Y  Sam- 
son les  respondió:  juradme  que  voaotros 
no  me  mataréis. 

18  Y  ellos  le  respondieron  diciendo: 
No,  solamente  te  prenderémoa,  y  te 
entr^arémos  en  sus  manos ;  maa  no  te 
mataremos.  Entonces  le  ataron  con  dos 
cuerdas  nuevas,  é  hidéronlo  Teñir  de 
la  peña. 

14  5^  Y  así  que  vino  hasta  Léhi,  los 
Philistéos  le  salieron  4  recibir  con  alga- 
zara :  y  el  espíritu  de  Jehov4  cayó  sobre 
él,  y/  las  cuerdas  que  tsiabaH  en  sus 
brazos  se  tomaron  como  lino  quemado 
con  niego,  y  las  ataduras  se  cayeron  de 
sus  manos. 

15  Y  hallando  á  manó  una  quijada  de 
asno  flresca  aun,  extendió  la  mano  y 
tomóla,  é  hirió  con  ella  mil  hombrea. 

16  Entonces  Samson  dijo :  Con  b  qui- 
jada de  un  asno,  un  montón,  dea  mon- 
tones ;  con  la  quijada  de  un  asno  herí 
mil  hombres. 

17  Y  acabando  de  hablar,  echó  de  su 
roano  la  quijada,  y  llamó  4  aquel  lugar 
Ramath-lehil. 

18  5  Y  teniendo  gran  sed,  clamó  luq^o 
4  Jehov4,  y  dijo :  Td  has  dado  esta  gran 
salud  por  mano  de  tu  siervo^ :  i  J  modié 
yo  ahora  de  sed,  y  oaeré  en  mano  da  los 
incircuncisos  ? 

19  Entonces  quebró  Dios  una  muda 
que  estaba  en  la  qn^ada,  y  salieron  de 
allí  aguas,  y  bebió,  y  seoobro  su  espíritu. 


•Csp.lia 


»38s.li.« 


'O^liU 


'm.U. 


•(>H^lil 

SsL  106.a 


/Csp.U» 


nttétU 
»8sLS.7. 


A.acÍr.U46. 


JtJlBCES,  XYI. 


A.  C.  dr.  lUO. 


7  icanimów*.  Por  tanto  llamó  >q  nom- 
bie  d»  agud  bigar  En-haccor»  1>  el  cual 
e*  en  Lehi  basta  hoj. 
90  Y  juzgó  á  lanel  en  diai  de  los 
Fbfflatéo*  veinte  aflos. 

CAPITULO  XVI. 

fiblt  Bamaom  de  Oata,  arrtmeamO»  «  OfVtM. 
iom  lo*  pmarta»  de  ia  ciudad.  J)netü>re 
Dtdüa  él  mtrtto  da  bufturteu  d»  Bamttm : 
Ua  FMúUm  U  taetm  toa  ojoa,  daatíttüdo  ya 
di  mu  faena»,  pero  hu  raaobra,  y  maara 
autanaa  rntüaraa  da  am«mi{ioa, 

Y  FUE  Samson  á  Gaza,  y  tío  allí  una 
niHJer  ramera,  y  entro  &  ella. 
S  T  filé  dicho  á  los  de  Gasa :  Samson 
es  Tenido  acá.  Y  cercáronlo,  y  pusié- 
ronle espias  toda  aquella  noche  á  la  pu- 
erta de  w  ciudad  ;  y  estuTieton  callados 
toda  aquella  noche,  diciendo :  Hasta  la 
luz  de  la  mañana ;  entonces  lo  mata- 
TiAnos. 

8  Mas  Samson  durmió  hasta  la  media 
noche ;  y  &  la  media  noche  se  leTantó,  y 
tomando  las  puertas  de  la  ciudad  con 
tus  dos  pilares,  v  su  cerrólo,  echóselas 
al  hombro,  y  fué»,  y  subióse  con  ellas 
á  la  cumbre  del  monte  que  eaíá  delante 
deHebxon. 

4  5  Después  de  esto  aconteció  oue  se 
enamoró  de  una  mujer «  en  el  valle  de 
Soreo,  la  cual  se  llamaba  Delila. 

5  Y  vinieron  &  ella  los  príncipes  de  los 
Phülstéos,  y  d^jeronle:  Eng&ñalob,  y 
sabe  en  que  coiwisfo  su  grande  fuerza, 
y  como  lo  podríamos  Tencer,  para  que 
b>  atemos  y  k>  atormentemos :  y  cada 
tuto  de  nosotros  te  dará  mU  y  den  sielos 
de  plata. 

6  Y  Delila  d^o  á  Samson :  Yo  te  ruMo 
que  me  declares  en  que  cofM{<fe  tu  grande 
toerza,  y  cómo  podrás  ser  atado  para  ser 
steriuentado. 

7  Y  respondióle  Samson :  Si  me  ataren 
con  siete  mimbres  verdes,  que  aun  no 
estén  ei\jutos,  entonces  me  debilitaré, 

Lieré  como   cualquiera  de  los   otroa 
mbres* 

8  Y  los  príncipes  de  los  Philistéos  la 
trajeron  siete  mimbres  Terdes,  que  aun 
no  se  hablan  enjugado,  y  atole  con 
dkM. 

9  Y  estaban  espias  eaeondidot  en  casa 
de  día  en  una  cámara.  Entonces  ella 
le  dijo:  Samson,  los  Philistéos  sobre  tí. 
Y  el  rompió  los  mimbres,  como  se  rompe 
una  cuerna  de  estopa  cuando  siente  el 
fbego :  y  no  se  supo  en  qué  canaiatia  su 
fiíerza. 

10  Entonces  Delila  dijo  á  Samson :  Hé 
aquí,  td  me  has  enga&ado,  y  me  has 
dteho  mentiras :  descúbreme  pues  ahora, 
yo  te  rtt^;o,  cómo  podrás  ser  atado. 

11  Y  él  la  dijo :  81  me  ataren  fuerte- 
mente con  cuordas  nuevas,  con  las  cua- 
les ninguna  cosa  se  haya  hecho,  yo  me 
ddiUitaié,  y  seré  como  cualquiera  de  los 
otm  hombres. 

IS  Y  Delila  tomó  cuerdas  nuevas,  y 
atólo  con  ellas,  y  dijole:  Samson,  los 
Pbilistéos  sobre  u.  Y  loa  esidas  estaban 
n  «na  cámara.  Mas  él  las  rompió  de 
•os  brazos  como  un  hilo. 

18  Y  Delila  d^o  á  Samson:  Hasta 
ahora  me  engañas,  y  tratas  conmigo  con 
mentiras.  Deicilbreme  pues  ahora  cómo 
podrás  ser  atado.  El  entonces  le  dijo : 
w  tejieras  siete  guedejas  de  mi  cabeza 
con  la  tela. 

14  Y  éüa,  hincó  la  estaca,  y  dijole : 
Samson,  los  Philistéos  sobre  tí.  Mas 
despertando  él  de  su  suefto,  arrancó  la 
Mtaea  del  telar  con  la  tela. 

15  Y  ella  le  dijo :  ¿  Cómo  dices,  yo  te 
•aso «.pues que  tu  oorazon  no  eaiá  con- 
migo ?  Ya  me  has  engañado  tres  veces. 


y  no  me  has  aun  descubierto  en  qué  esiá 
tu  gran  fViena. 

16  Y  aoonteció,  que  apretándole  ella 
cada  dia  con  sus  ñalabras,  é  importu- 
nándolo, su  alma  nié  reducida  á  mortal 
angustia. 

17  Descubrióla  pues  todo  su  corazón', 
y  d^ole :  Nunca  á  mi  cabexa  llegó  na- 
T^a ;  porque  aoy  Nazareo  de  Dios  desde 
el  vientre  de  mi  madre «.  Si  fuere  ra- 
pado, mi  fuerza  se  apartará  de  mí,  y 
seré  debilitado,  y  como  todos  los  otroa 
hombres. 

18  Y  viendo  Ddíla  que  &  le  habla 
descubierto  todo  su  corazón,  envió  á 
llamar  los  príncipes  de  los  Philistéos 
diciendo :  Venid  esta  vez,  porque  él  me 
ha  descubierto  todo  su  corazón.  Y  los 
príncipes  de  los  Philistéos  vinieron  á 
ella,  trayendo  en  su  mano  el  dinero. 

19  Y  ella  hizo  que  él  se  durmiese  sobre 
sus  rodillas ;  y  llamado  un  hombre,  ra- 
póle siete  gued^as  de  su  cabeza :  y  co- 
menzó á  afligirlo,  pues  su  fuerza  se 
apartó  de  él/. 

90  Y  d^ole:  Samson,  los  Philistéos 
sobre  tí.  Y  luego  que  despertó  él  de 
su  sueño,  dUe  entre  ai:  Esta  Tez  saldré 
como  las  otras,  y  me  escaparé  9 ;  no  sa- 
biendo que  JdiOTá  ya  A  se  habla  de  él 
apartado. 

ai  Mas  los  Philistéos  echaron  mano  de 
él,  y  sacáronle  los  qjos,  y  lo  llevaron  á 
Gaza:  y  le  ataron  con  cadenas •',  para 
que  móflese  en  la  cárcel. 

8S  ^  Y  el  cabello  de  su  cabeza  comenzó 
á  crecer  después  que  fué  rapado. 

83  Entonces  los  príncipes  de  los  Phi- 
listéos se  iuntaron  para  (ffrecer  sacrificio 
á  Dagonx  su  dios,  y  para  alegrarse^,  y 
dijeron:  Nuestro  dios  entrego  en  nues- 
tras manos  á  Samson  nuestro  enemigo. 

S4  Y  viéndolo  el  pueblo,  loaron  á  su 
diosiM  diciendo:  Nuestro  dios  entregó 
en  nuestras  manos  á  nuestro  enemigo, 
y  al  destruidor  de  nuestra  tierra,  el  cual 
habla  muerto  muchos  de  nosotros. 

JI5  Y  aconteció,  que  yéndose  alegrando 
el  corazón  de  ellos,  dijeron :  Llamad  á 
Samson,  para  que  divierta  delante  de 
nosotros.  Y  llamaron  á  Samson  de  la 
cárcel,  y  hacia  de  juguete  delante  de 
ellos :  y  pusiéronlo  entre  las  columnas. 

96  Y  Samson  d^o  al  mozo  que  le 
guiaba  de  la  mano :  Acércame,  y  haz- 
me tentar  las  columnas  sobre  que  se 
sustenta  la  casa,  para  que  me  apoye 
sobre  ellas. 

97  Y  la  casa  cataba  llena  de  hombres 
y  mt^eres ;  y  todos  los  príncipes  de  ios 
Philistéos  eataban  allí :  y  en  el  alto  piso 
habia  como  tres  mil  hombres  y  mi\je- 
res,  que  estaban  mirando  el  escarnio  de 
Samson. 

98  Entonces  clamó  Samson  á  Jehová», 
y  d^o :  Señor  Jehová,  acuérdate  ahora 
de  mí,  y  esfuérzame,  te  ru^o,  sola- 
mente esta  vez,  oh  Dios,  i>ara  que  de 
una  vez  tome  Tenganza  de  los  Philistóos, 
aunque  pritxUto  de  mis  dos  qjos. 

89  Asió  luego  Samson  las  dos  columnas 
del  medio  sobre  las  cuales  se  sustentaba 
la  casa,  y  estribó  en  ellas,  la  una  con  la 
mano  derecha,  y  la  otra  con  la  izqui- 
erda; 

80  Y  en  agguida  dijo  Samson :  Muera 
yo  con  los  Philistéos.  Y  estribando  con 
esfVierzo  cayó  la  casa  sobre  los  prín- 
cipes, y  sobre  todo  el  pueblo  que  cataba 
en  ella».  Y  fueron  muchos  mas  los  que 
de  ellos  mató  muriendo,  que  los  que 
haMa  muerto  en  su  vida. 

81  Y  descendieron  sus  hermanos,  y 
toda  la  casa  de  su  padre,  y  tomáronlo, 
y  lleváronlo,  y  le  sepultaron  entre  Sora 


<iPro.U.9S. 
•Ca^l8.8. 


/Pro.  7.  se. 

SD.r.M. 


y  Os.  7.  9. 

*Kll.lir43. 

is. 

18a.3S.U. 
<  Jar.  8.191. 


«  1  8a.  5.  S. 

etc. 

<Job8a9, 

10. 

Sal.  85.  U, 

16. 

Pro.  84. 17. 

18. 
■•DaD.S.4. 


•Lam.8.81( 
83. 

Joña  2.1, 
8.7. 


'  Job  90.  5. 
8aL8!l.8. 
JBC9.19. 


iütcm,ia.                        íattfUiLi 

nns; 

"íy  S"  itaBdta  ImDUBd».*. 

^.T-ausíSisíi^r? 

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Ib  1. 17. 

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ís^ss.'-'isr^^'ss 

tSuío?  "írísjflS  ^'  .l?'«!r 

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t^áMM  iMiio  Imr  i  Ainjtinla  -^rqn 


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iihUiad>B«|ualB,: 


Si^fm  ri  priblo  lü*  copuda,  j  i» 
ai4  Jm  nll  b0Ribi4aclvl«  niH  vi 


iMvnlapAÓa  dt  ItlimD«r,  TUami. 
14  y  nñma  «itdiMci  le*  d*  Bn- 


HdíC  •<  «K  dlcR  mía  t  itp»  A 
Bní^i,  i^ído  urinal  dXcHniK 


I  btlii  ic  gUo.  r  «  tñS^/om  d> 


I  k>  hljH  d>  Bmlmta  la  hlitiM 


EL  LIBRO  DE  RÜTa 


1 1  7  U  iirU  tú  Bu  «laa  da  BU»- 


LClcfv.UJt. 


RUTH,  m. 


A.  a  dr.  IS1& 


,  7  d<jo  4  los  iMidof  i  Jehori 
«MoaaTQM«nM«.  TeUMmpoodtaron: 
JeborA  te  bmdin» 

6  Y  Boos  dQo  A  «tt  criado  d  tobn» 
ttvatm  de  iM  ifgidoreí :  ¿  Onya  «• 


BSi.í.1. 


8  Y  el  erlado,  sobrcttaat*  de  loe  Mga. 
dona,  respondió,  y  djjo:  Be  la  mon  de 
Mosb,  qm  toIvm  coo  Noemi  de  los 
oaaoMM  oe  Hoid>  ¡ 

7  7  ha  diobo,  Ra^te  que  me  dc^Jcs 
eoger  y  juntar  ecplgaa  tna  loa  ■egadorea 
entre  Im  gaTillaat  entró  puee,  y  mquí 
eatk  dcade  por  la  maflana  nasta  ahora, 
meno$  un pooooae  ae detuvo  en  casa. 

8  Entáoocs  Boos  dUo  &  Ruth :  Oye, 
14fa  nda,  no  vayas  &  capigar  A  otro  oam> 
po,  ni  pues  de  aqnl ;  y  aqoi  estarás  oon 
mis  mozas. 

9  Mira  Men  al  campo  que  sesaren,  y 
djgaelas :  porque  yo  he  mandado  á  los 
mozos  que  no  te  toquen.  Y  d  tuvieres 
sed,  vé  a  los  vasos,  y  bebe  del  agva  que 
sacaren  los  motos. 

10  Ella  entonces  botando  su  rostro  in- 
dinóse á  tierra  ',  y  mjolt :  i  Por  qué  he 
hallado  gracia  en  tus  igos,  para  que  tü 
me  rcoonoxoas,  siendo  yo  eatrai\iera  ? 

11  T  reqponcucndo  £k>ox  d^ole:  Por 
cierto  se  me  ha  deelarado  todo  lo  que 
has  hecho  con  tu  suegra  después  de  la 
muerte  de  tu  marido*,  y  que  dqando  á 
tu  padre  y  &  tu  madre,  y  la  tierra  donde 
naciste,  has  venido  A  pueblo  que  no  oo- 
oodtte  antes. 

19  JébovA  galardone  tu  obra/,  y  tu 
icmnneraoion  sea  llena  por  JehovA  l)ios 
de  Israri,  que  has  venido  para  cubrirte 
ddiajo  de  sus  alasy. 

18Y  ella  d^o:  Sefior  mió,  halle  yo 
emeia  delante  de  tus  q}osA ;  porque  me 
has  consolado,  y  porque  has  hablado  al 
ooaxon  de  tu  sicrva,  no  dendo  yo  m' 
OMH  como  una  de  tus  criadas. 

14  Y  Boos  le  dijo:  A  la  hora  de  co- 
mer, alicate  aquí,  y  oonoe  del  pan,  y 
moja  tu  bocado  en  el  vinagre.  Y  sen- 
tóse ella  Junto  A  los  swadores,  y  él  le 
dio  del  potaje,  y  comió  hasta  que  se 
havtó,  j  le  sooro '. 

Ift  Levantóse  luego  para  espl|gar.  Y 
Booz  mandó  A  sus  criados  diciendo: 
Ceja  tamUen  espigas  entre  las  gavillas, 
y  no  la  aveigonoeis : 

16  Antes  echaréis  A  sabiendas  de  los 
manq)oe,  y  la  dq)aréis  que  coja,  y  no 
la  reprendáis. 

17  Y  eepiíó  en  el  campo  hasta  la  tarde, 
y  desgrano  lo  que  había  cogido ;  y  ftw 
eomo  un  epha  de  cebada. 

18  5  Y  tomólo,  y  vínose  A  la  ciudad : 
y  su  sueRra  vló  lo  que  habia  cogido. 
Sacó  también  luego  lo  que  le  habla  so- 
hmdo  deapnes  de  harta,  y  dióselo. 

19  Y  dih>Ie  su  suegra  :  Dónde  has  es- 
pigado hoy?  y  dónde  has  traiMdado? 
Bendito  acá  éí  que  te  ha  reoonocido.  Y 
ella  declaró  A  su  suegra  lo  que  le  habia 
aoonseeido  con  aquelAomArf ,  y  dllo :  El 
nombre  del  varón  eon  quien  hoy  he  tra- 
bajado, ea  BooK. 

a>  Y  AÜo  Noemi  A  su  nuera :  Sea  él 
bendito  de  JchovA*,  pues  que  no  ha 
lefanaado  á  los  vivos  la  benevotcnda  que 
mvo  para  con  los  finados'.  DQola  des- 
poes  Noemi :  Nuestro  pariente  es  aquel 
varón,  t  de  nuestros  redentoras  es. 

81  Y  Ruth  MoaUta  dijo:  A  mas  de 
esto  me  ha  dicho,  Jdntate  oon  mis 
ertadoa,  hasta  que  hayan  acabado  toda 
nd  siega- 

88  Y  Noemi  respondió  A  Ruth  su  nn- 
am !  M^ior  «s,  hya  nda,  que  salgas  con 
ms  criadas,  que  no  que  te  encuentren 
fBotro^oampo. 


88  EstuTo  pues  Junta  con  las  mocas 
de  Boos  espigando,  hasta  que  la  sim 
de  las  cebadas  y  ia  de  los  trigos  fué 
acabada;  mas  con  su  suegra  habitó. 

CAPITULO  III. 

itett  iiulntida  d«  Notmi  $u  «twyro,  trata  d» 

edMMÍMlo  eon  Beca,  ftth  aimtU. 

YDIJOLE  su  suegra  Noemi:  H^a 
mia,  ¿  no  te  tengo  de  buscar  des- 
canso, que  te  sea  bueno  ? 

8  ¿  No  es  Boox  nuestro  pariente,  oon 
coyas  mosas  td  has  estado  •  ?  Hé  aquí 
que  él  avienta  esta  noche  la  parva  de 
las  cebadas. 

8  Te  lavaiAs  pues,  y  te  ungirAs,  y 
vistiéndote  tos  vestidos,  pasans  A  la 
era :  mas  no  te  darAs  A  conocer  al  varón 
hasta  que  él  haya  acabado  de  comer  y 
de  beber. 

4  Y  cuando  él  se  acostare,  repara  td 
el  lugar  donde  él  se  aoostarA,  e  IrAs,  y 
descubrirás  los  pies,  y  te  aoostarAs  aúi : 
y  él  te  dirA  lo  que  hayas  de  hacer. 

5  Y  éíla  le  respondió:  Haré  todo  lo 
que  td  me  mandares. 

6  5  Dascendió  pues  A  la  era,  é  hizo 
todo  lo  que  su  suegra  le  habla  mandado. 

7  Y  como  Booz  hubo  comido  y  bebido, 
y  su  corazón  estuvo  contento,  retiróse 
A  dormir  A  un  lado  del  montón.  En- 
tonces ella  vino  calladamente,  y  descu- 
brió los  pies,  y  acostóse. 

8  Y  aconteció,  que  A  la  media  noche 
se  estremeció  aouel  hombre,  y  palpó ; 
y  hé  aquí  la  mujer  que  estaba  acostada 
A  sus  pies. 

9  Entonces  él  dijo:  Quién  eres?  Y 
ella  respondió :  Yo  toff  Ruth  tu  derva : 
extiende  el  borde  de  tu  cana  sotase  tu  sier- 
va>,  por  cuanto  eres  pariente  cercano. 

10  Y  él  d^o:  Bendita  seas  tii  de  Je- 
hovA, h^a  mia;  que  has  heeho  m^or 
tu  postren  gracia  que  la  primera*,  no 
yendo  tras  los  mancebos,  se«n  pobres 
ó  ricos. 

11  Ahora  pues  no  temas,  h^a  mia: 
yo  haré  contigo  lo  que  td  dijeres,  pues 
que  toda  la  puerta  de  mi  pueblo  sabe 
que  eres  mv^^  virtuosa  «f. 

18  Y  ahora,  aunque  es  cierto  que  yo 
soy  pariente  cercano,  con  todo  eso  hay 
otro  pariente  mas  cercano  que  yo  «. 

13  Reposa  esta  noche,  y  cuando  sea 
de  dia,  si  aquel  te  redimiere/,  bien, 
redímate ;  mas  si  él  no  te  quisiere  re- 
dimir, yo  te  redimiré,  vive  JehovAy. 
Descansa  pues  hasta  la  maflana. 

14  5  7  después  que  reposó  A  sus  pies 
hasta  la  malsana,  levantóse  antes  que 
nadie  pudiese  conocer  A  otro.  Y  él  dUo : 
No  se  sepa  que  haya  venido  mujer  A  la 
era  A. 

15  Después  dUo  d  «üa :  Lltta  el  lienzo 
que  traes  sobre  tí,  y  ten  de  él.  Y  teni- 
éndolo ella,  él  inidió  seis  tnedidae  de 
cebada,  y  pdsosela  A  cuestas:  y  vüiose 
ella  A  la  ciudad. 

18  Así  aue  vino  A  su  suegra,  éeia  le 

So :  Que  pues,  hija  mia  ?  Y  declaróle 
a  todo  lo  que  oon  aquel  -varón  le 
habia  aoonteoido: 

17Ydyo:  Estas  seis  fmdfdiu  de  cebada 
me  dio,  diciendome.  Porque  no  vayas 
vacía  A  tu  suegra. 

18  Entonces  Noemi  dijo :  Reposa,  h^a 
mia,  hasta  que  sepas  como  cae  la  cosa : 
porque  aquel  hombre  no  paraxA  hasta 
que  noy  concluya  el  negocio. 

CAPITULO  IV. 
Boos,  «artMandoM  d  parietüe  nuu  eereano, 
toma  por  mujer  lí  RuÜt  eom/omu  al  dtreeko 
de  la  iey,  y  de  día  le  naee  Obed,  ábudo  de 
David,  eon  d  etud  m  eoiUinua  lagetue  '' 
dd  Metüu  deede  Phoret,  hijo  de  Judá. 


•OspiZS. 
83. 


»  Xa.  16.  8. 


•Cap.L8. 


<i  Pro.  18.  4. 
y  31. 10. 

«  Cap.  4. 1. 

/Gap.  4. 6. 
IVn.  25.  S. 
Hat.  82. 84, 

f  Jer.  4  8. 


ABoin.14.18. 


tu  lu^  dk  mf^  di  Bli»ti,  ••■£! 
t  T  JO  iitiMl  Iwfnilo  liba,  j  atara 


¡o  mUiii&  nir  iDt  tait*,wintM  *v<^^ 


miiJirde  Hihika, 


■.'£3fi 


Vd^ávahd»  ka  d^  poMleq 
HgUB-ui.  Jdunllia^áliaB 
4  La/.  Ib  ohIm  doi  «dlflwoa  u 

"la  5  Bota  •patÉ  tmú6  t  Ruth,  t  flUa 


— *■!■>*  Ulat,  M  ba  pulifr. 
■  Ytaaimít  Hatua  •!  I4f 


LIBRO  PRIMEEO  DE  SAMUEL. 


■ubu  d«  hyñr¿a  EU,  Optml^  I  Phl-    « 


i!Lih'i¿iU)i>E1í:  iE£la  mandil 


LaUIUEmL 


^  "S***  f"  "íí'T^SSJ 


tk! 


.^p<di-^^"_l^^^^^ 


yi'p^^.^^i'!»^ 


£íritlXi.S^^ 


todo  lo  qu  «u  ^ot  bAdM  í  loáfl 


_4 


A.C.clr.llM; 


I.  SAlfüEL,  m,  lY. 


A.C.dr.U« 


/LeT.7.7,8, 
84. 

Nb.5.9,1jO. 
7  18.  8. 19. 


"SX.S9.». 


«  Jar.  18. 9. 

10. 

PMaLa.8.9. 


«IBar.a. 
37.85. 
•-  0*p.  1.  8. 


*  Cftp.  4. 11. 


•Bx.a7.», 
21. 


y  di  á  la  can  de  ta  padre  todas  las 
ofirendas  de  ios  hijos  de  Israel'. 

S9  ¿  Por  qué  habéis  hollado  mis  sacrl- 
fieiosM,  y  mis  presentes,  que  yo  mandé 
qfreetr  en  el  tabernáculo;  y  has  hon- 
rado á  tus  hijos  mas  que  k  mí,  engor- 
dándoos de  lo  principal  de  todas  las 
ofimdas  de  mi  pueblo  Israel  ? 

80  Por  tanto  JehoT&  el  Dios  de  Israel 
diee:  Yo  habla  dicho»  que  tu  casa, 
y  la  casa  de  tu  padre  andarían  delante 
de  mí  perpetuamente,  mas  ahora  ha 
dicho  Jehová:  Nunca  yo  tal  haga*; 
porque  yo  honraré  k  los  que  me  hon- 
ran, y  los  que  me  tuvieren  en  poco, 
scrin  TÜes/i. 

31  Hé  aquí  vienen  días,  en  que  cortaré 
tu  brazo,  y  el  brazo  de  la  casa  de  tu 
padrea»  que  no  haya  viejo  en  tu  casa. 

85  Y  ver&s  competidor  r  en  d  taber- 
náculo en  todas  las  cosas  en  que  hiciere 
liien  &  Israel,  y  en  niiigun  tiempo  habrá 
viejo  en  tu  casa. 

83  Y  no  te  cortaré  del  toio  varón  de  mi 
altar,  para  hacerte  marchitar  tus  ojos,  y 
henchir  tu  ánimo  de  dolor ;  mas  toda  la 
cria  de  tu  casa  morirá  en  la  edad  varonil . 

84  Y  te  terá  por  señaU  esto  que  acon- 
tecerá á  tus  dos  hijos  Ophni  y  Phinees ; 
ambos  morirán  en  un  día. 

35  Y  yo  me  suscitaré  un  sacerdote  fiel, 
que  haga  confiarme  á  mí  corazón  y  k 
aá  alma:  y  yo  le  edificaré  casa  firme, 
y  andará  delante  de  mi  ungido  todos  los 
días. 

86  Y  será  que  el  que  hubiere  quedado 
en  tu  casa^  vendrá  a  postrársele  por  o6- 
Uner  un  dineto  de  plata,  y  un  bocado  de 
I>an,  diciendole:  Ruégete  que  me  cons- 
tituyas en  algún  ministerio,  para  que 
coma  un  bocado  de  pan. 

CAPITULO  III. 

Uamando  Dioa  d  Satuv/A  cuatro  veeet,  U  dó- 
tiara  el  ttutigo  d»  JBli  ;  y  fl  $elo  notíflea, 
Samntl  t$  tonoeido  da  pitillo  por  prt^da. 

Y  EL  Joven  Samuel  ministraba  á  Je- 
hová  delante  de  Eli :  y  la  palatoa 
de  Jehová  era  de  estima  en  aquellos 
dias ;  no  había  visión  manifiesta. 

8  Y  aconteció  un  día,  que  estando  Eli 
acostado  en  su  aposento^  cuando  sus 
ojos  comenzaban  ya  á  oscurecerse  que 
no  podía  ver, 

8  Samuel  estaba  durmiendo  en  el  tem- 
plo de  Jehová,  donde  el  arca  de  IMos 
estaba ;  y  antes  que  la  lámpara  de  Dios  « 
fuese  apagada, 

4  Jehová  llamó  á  Samuel,  y  él  respon- 
dió: Háneaquí. 

5  Y  corriendo  luego  á  Eli,  d^o :  Heme 
aquí ;  ¿  para  qué  me  llamaste  ?  Y  Eli 
le  dyo :  yo  no  he  llamado ;  vuélvete  á 
acostar.   Y  él  se  volvió,  y  acostóse. 

6  Y  Jehová  volvió  á  llamar  otra  vez  á 
Samuel.  Y  levantándose  Samuel  vino  á 
Eli,  y  dijo :  Heme  aquí ;  ¿  para  qué  me 
has  llamado  ?  Y  él  d^o :  Hijo  mió,  yo 
no  he  llamado ;  vuelve,  y  acuéstate. 

7  Y  e«  otte  Samuel  no  habla  oonocido 
aun  á  Jehová,  ni  la  palabra  de  Jehová 
le  habla  sido  revelada. 

8  Jehová  pues  llamó  la  tercera  vez  á 
Samuel.  Y  él  levantándose  vino  á  Eli, 
y  dj,To :  Heme  aquí ;  ¿  para  qué  rae  has 
llamado  ?  Entonces  entendió  Eli  que 
Jehová  llamaba  al  Joven. 

9  Y  dijo  Eli  á  Samuel :  Vé,  y  acués. 
tate :  y  si  te  llamare,  dirás :  Habla,  Je- 
hová, que  tu  siervo  oye.  Así  se  fué 
Samuel,  y  acostóse  en  su  lugar. 

10  Y  vino  Jehová,  y  paróse,  y  llamó 
como  las  otras  veces,  Samuel,  Samuel. 
Entonces  Samuel  d^o :  Habla,  que  tu 
sforvo  oye. 


11  Y  Jehová  d^o  á  Samuel:  Hé  aqoí 
haré  yo  una  oosa  en  Israel,  que  á  qtüen 
la  oyere,  le  retiñirán  ambos  <ridosK 

18  Aqnrt  dia  yo  despertaré  contra  EU 
todas  las  cosas  que  he  dicho  lobre  tn 
casa*.  En  comenzando,  acabatéfe  tam- 
bién: 

13  Y  mostxaréle  que  yo  Juzgaré  su  oasa 
para  siempre,  por  la  imqnidad  que  él 
sabe*  porque  sus  h^os  se  han  envile- 
cido a,  y  él  no  los  ha  estorbado. 

14  Y  por  tanto  yo  he  Jurado  á  la  casa 
de  Eli,  que  la  iniquidad  de  la  casa  de 
Eli  no  sóá  expiada  jamas  ni  con  sacri- 
ficios, ni  con  presentes*. 

16  5  Y  Samuel  estuvo  acostado  hasta 
la  mañana,  y  abrió  las  puertas  de  la 
casa  de  Jehová.  Y  Samud  temía  des- 
cubrir la  Vision  á  Eli. 

16  Llamando  pues  Eli  á  Samuel,  di- 
Jóle:  Hijo  mió  Samuel.  Y  él  respon- 
dió; Heme  aquí. 

17Y  tíU  dijo :  ¿  Qué  es  la  palabra  que 
te  habló  JEHOVÁ?  Rulote  que  no  me 
la  encubras :  así  te  haga  Dios,  y  así  te 
añada/,  si  me  encubrieres  paJabra  de 
todo  lo  que  habló  contigo. 

18  Y  Samuel  se  lo  manilbstó  todo,  sin 
encubrirle  nada.  Entonces  él  dijo:  Je- 
hová es,  haga  lo  que  bien  le  pareciere  ;. 

19  Y  Samuel  creció,  y  Jehová  fué  con 
él,  j  no  d^ó  caer  á  tierra  ninguna  de 
todas  sus  palabras  A. 

80  Y  •  conoció  todo  Israel,  desde  Dan 
hasta  Beer-eebah,  que  Samud  era  fiel 
profeta  de  Jehová. 

81  Así  tomó  Jehová  á  aparecer  en 
Silo  •  porque  Jehová  se  manifiesto  á  Sa- 
muel en  Silo  con  palabra  de  Jehová. 

CAPITULO  IV. 
FmcMM  lot  ItraeUtat  de  lo»  PMlUUoi,  aeu- 
erdan  traer  al  campo  «I  Área  dd  Podo,  la 
eualfuí  tomada  por  lo»  PhilMfo»,  y  a^ 
Bm  dafhtfcAo*,  y  mntrto»  lo*  do»  hifo»  d* 
Eli.  Llegada  la  nueva  A  BOo,  BU  eatS  di 
wu  tíOa,  y  mmrig.  La  mi^er  de  Phtueei 
malpare  d  lehábod,  y  muen  en  el  parto, 

Y  SAMUEL  habló  á  todo  Israel.  Por 
aquel  tiempo  salió  Israel  á  encon- 
trar en  bataUa  á  los  Philistéoa,  y  asenté 
campo  junto  á  Eiben-ezer,  y  los  Philis- 
téos  asentaron  el  suyo  en  Aphcc. 

8  Y  los  PhlUstéos  presentaron  la  ba- 
talla á  Israel :  y  trabándose  el  combate, 
Israel  fiíó  vencido  ddanie  de  los  Phl- 
Ustéos ;  los  cuales  hirieron  en  la  batalls 
por  el  campo  como  cuatro  mil  hombres. 

8  Y  vuelto  que  hubo  ei  pueblo  al  cam- 
pamento, los  ancianos  de  Israel  dijeron : 
¿  Por  qué  nos  ha  herido  hoy  Jehová  de- 
lante de  los  Philistéos  ?  Traigamos  á 
nosotros  de  Silo  el  arca  del  pacto  de 
Jehová,  para  que  viniendo  entre  nos- 
otros, nos  salve  de  la  mano  de  nuestros 
enenügos. 

4  Y  envió  el  pueblo  á  «le,  y  trqjeron 
de  allá  el  arca  del  pacto  de  Jehová  de 
los  ejércitos,  que  estaba  asentado  entre 
los  querubines :  y  los  dos  hijos  de  BU, 
Ophni  y  Phinees  ettaban  «  allí  con  el  ares 
del  pacto  de  Dios. 

5  Y  aconteció,  que  como  el  arca  del 
paoto  de  Jehová  vino  al  campo,  todo 
Israel  dio  grita  con  tan  gran  jubilo,  que 
la  tierra  tembló. 

6  5  Y  cuando  los  Philistéos  oyeron  te 
voz  del  Jdbllo,  dijeron :  ¿  Qué  voz  de 
gran  jtlbilo  e»  esta  en  el  campo  de  los 
Hebreos  ?  Y  supieron  que  el  arca  de 
Jehová  habla  venido  al  campo. 

7  Y  los  Philistéos  tuvieron  miedo,  po<r- 
que  decían  :  Ha  venido  ri  Dios  al  campo- 
Y  dijeron :  j  Ay  de  nosotros !  pues  antes 
de  ahora  no  flié  así. 

8  i  Ay  de  nosotros !   ¿  Quien  no*  ■* 


t  a  Bey.  9. 
12. 
Jcr.l».t. 

•Cip.3.a! 

etc. 


dCsp.i1] 
23,  etc. 


Ii.22.li 


/ltetfci.I 


Í:a«feU4t 


CffAHinS;.  1^  VL 


MCi<tÉití4t 


bmi  d*  Is  aaavD-  d»  «itdr-  dloMi  Al- 
erta ?  &tos  «pw  los  dloMt  q^e  Mtieroo 
k  tUípUf  con-  tóOs  ptegR  en  d  áeát- 
étift. 

9  lUfóna««  oh  FhÍIiBt¿oi,  y  w^  boñ- 
bim,  porque  no  Bbnrais  á  lo«  Hebreos, 
«•■lo  ellM  os  han  serrldo  á  yoatMma^: 
Md  luMnbns>  j  pelead. 

10  Pétenron  tmes  los  PtdUtttfoe»  4  !•• 
rael  fode  venefide.  ▼  lrajren>n  cada-onat' 
&«M-tltoMbM>t  j  ni  heoh»  umy  Rvaada 
mortandad,  pues  cajero»  de  Zarael  era» 
iott  mil  iMmilisttB  d«  &  pléj 

11  Y  el  a»M  dé-  Dios  toA  tomada,  7 
muMtas  los:  dM  imes  de  Bli,  (^taal  y 
Pluater*. 

18  Y  Y  ooniendo  de  la  betall»  na- 
boDilm  dé  BenJatnlB»  -vbio  aquel  día  ¿ 
SHo,  retos  tos  vestidae  j  «ehaJa  tloRa 
Mbreía  caben*. 

18  Y  oaando  lUgó»  M  aqui  EU  que 
estaba  sentado  en  una  silla  atalajittdo 
jvatoaloaibiao;  poique  so  eocaaon  es- 
taba temblando  jir  causa'  del  área  dé- 
nos/. Lkfgado  paet'aqQd  hombre  á 
la  «ladad,  ▼.  dota»  laar  mumw,  tdda  la 
ciudad  grito. 

U  Y  oemo  £tt  oyó  el  esttvendo  de  la 
crüetla,  d^:  ¿  Óué  estniende  de  al" 
boroto  u  este?  Y  aquel  hombre  rh» 
apriesa,  7  dU)  las  iracvas  k  BU. 

15  Bra  ja  Eli  de  edad  de  noreata 
J  odio  afloa,  y  soa  ojos  se  hablan  enf 
ttnstecelde,  de   mado  que  no   pédi» 

10  DHo  imes  aqad  hombre  á  £11 :  Yo 
«engo  de  la  batalla,  jo  he  esoapado  hoj 
del  combate.  Y  &.  le  dijoi  ¿  Qué  ha 
aeonteeido,  lujo  nú»  ? 

17  Y  el  menn\}eio  respoodld,  y  d^ : 
Isnel  hujó  ddante  de  kw  Fhlllstéos,  j 
tsmbien  nxé  hecha  oran  mortandad  en' 
djiaeblo;  y  también  tus  dos  h^os, 
OpoBi  y  Flünees>  son  muertos,  y  el 
anad»  Dios  Aiá  tocnada. 

18  Y  aconteeii)  qae  oom«  él  hiio  nien> 
elota  del  arca  de  Dios,  SU  oayó  hada 
attasde  la  silla  al  lado  de  la  puerta,  y 
qnebvdtele  la  «ervia,  y  moitót  potnoe- 
era  hombre  tí^o  y  pesado.  Y  habia 
jtLtgado  á  Israel  cnaventa  a&os. 

19  Y  Y  tu  nnera  la  mi\Jer  de  Phinees, 
f«e  Mttfe  preAada,  ceKana  at'  parto, 
oyendo-  el  rumor  (¿a»  el  área  de  Dloe 
era  tomada,  y jsuertft  su  suegro,  y  aa 
naiido,  enouifluL  y  pavlé ;  poiatte  sus' 
dolores  se  habian  ya  denamado  potf' 

W  Y  al  tíenipe  q«e  se  mMla,  dad- 
*ale  las  que  estaban  Junto  &  éük :  Nb 
tengM  temer?,  poscpie  haS'  patMo  un 
h^e.   Mas:  «Ua  no  reepoedifl,  ni  ptleó 


SI  Y  Uamó  al  nlfio  I<diábod  H,  dicl< 
«tdD;  Traspasada  es  la  gloria  de  la- 
nrt:  (por  el  área  de  Dios  que  íué  to> 
"■ada,  y  pormie  ara  muerto  su  suegro, 
ysuniaaldo.f 

82  Dgo  pues :  Traspasada  es  la  gloria 
d*  Israel ;  poique  el  ana  d*  Dios  ftió 


CAPITULO  V. 

Ptu^d  orea  por  totPhOiiUMm  a  templo 
it  m  <Mm  íktffon,  en  Jtdod,  Dagonfui 
düAsdb  M  m  pnMMio.  Lo»  de  Atdoa/Vf 
Mv*  ttutado»  de  Dio»,  y  a»ifni»mo  lo»  de 
Oafl^  odmcfc  la  MMOrAn.  Traida  á  Serón, 
lo»  Stronita»  y  lo»  prfneip»»  de  lo»  FhUia^ 
tte»  aeordtron  rettítitMa  ántlugar. 

Y  LOS  Philistéos,  tomada  el  arca  de 
Dios,  trsiéronla  desde  Eben-egiers 
áAtdod. 
8  Y  tomaron  lea  Fhilistéos  el  az«a  de 
Hos,  y  metíéroBla  en  la  cata  de  Da* 
pn  i,  y  pusiéronla  Jimto  á  Dagon. 


-  S  V  el  slMMule'di*  10»  dto  Aettd  aa 

lerantaron  de  mafiana,  y  hé  aquí  Dagon 
ptatnáo'  e»  tl*na;>  d«mt»  del  aMa  de 
Jehovil  y  temaoNM  ár-Dagony  y  TelvM*^ 
NOle-éia  lagar. 

4  Y-temanaose  á-Ievaaitar  de  mafima 
el  dia  liguiente,  hé  aqaf  que  Dagen  hft« 
tala  ealde  postrado  en  tiem  delante  del 
área  de  JdwvA ;  y  la  oabaia  de  Dadoa 
y  las  dos  pahnas  de  su*  manos  etmmt 
sovtadas-  sobre  el  umbval  de  la  vterlat 
habiéndole  quedado  á  Daga»  el  tnmm 
solamente. 

5  fot  «tu  eanaa  les  saeerdetesde  Da- 
,  y  todos  los  que  en'  el  templo  de 

a  entran,  no  pisan  d  umbiral  de 
Dagon  en  Aadod  hasta  hoy. 

8  Empero  agrayése  la  mane  de  Je- 
hov4#  sobré  los  de  Aadod,  y  destruye- 
los, é  hirióles  eos  hemotroldas  en  Asdod 
y  en  todos  sus  témáaatd, 

7  5'  Y  Tiendo  esto  los  de  Aadod,  di- 
JeroB:  No  quede  con  nosotras  él  ana 
dd  Dkie  de  Israel ;  porqee  su  mano  es 
dtoa  sobre  noeotna^  j  sobre  nucstao  dlea 
Daym. 

8  Enviaron  pues  k  Juntar  4  sí  todas 
los  principas  de  los  PhUlatéos,  j  di- 
Jeno :  ¿  Qué  haremos  del  arca  del  Dios 
de  Israel  ?  Y  ellos  lespéndieton :  Pá- 
sese el  arca  del  Dios  de  Israel  á  GMh« 
Y  pasaoroB  004  el  ana  del'  IMaa  de 
larael. 

9  Y  acoAteoió  que  oome  la  hubieron 
paaado,  la  noano  de  JchorA  Alé  eontra 
la  eisMlad  eon  grande  quetnantamlento  t 
é  hirió  lo»  hombres  de  aquella  oiudad 
desde  el  chico  hasta  el  grande,  que  se 
□enaidn  de  hcoaoRoldas. 

10  J¡  Entonóos  cnvüuron  el  arce  d* 
Dios  á  Boron.  Y  oamo  él  arca  de  Dios 
▼Ino  á  Ecron,  los  Eoronitas  dieron  voees 
cBolendo  :  BLan  pasado  /fc  mí  el  arca  del 
Dios  de  lanri  por  matarme  4  mi  y  á 
Boi  pueblo,  * 

11  T  envlaam  á  Juntar  todos  los  ptiA' 
cipes  de  los  Fhilistéos,  diciendo :  Des- 
pachad el  anea  del  Dios  de  Israel,  y 
tdmase  A  su  lugar,  y  ne  mate  á  mí  y 
á  mi  pueblo:  porque  haUa  quebranta» 
miento  de  muecte  en  toda  la  oiudad-,  y 
la  mane  de  Dioe*  ae  halda  allí  agra- 
raáo. 

19  Y  los  que  no  morían,  eran  herido* 
de  fMmorroidas ;  j  el  olamov  de  la  ciu- 
dad subía  al  cielo/. 

CAPITULO  VI. 
St  rteUtmldm  el  orea  dd  MIor. 

Y  ESTUVO  el  arca  de  Jehoy*  en 
la  tiatie  de  los  PhlUstéos  aleta; 
meses. 

9  Entónees  los  PhlUstéos  llamando  los 
sacerdotes  j  adivinos,  prwtmtaroñ»: 
¿  Qué  haremos  áá.  aroa  de  Jehová  ? 
Dmlaradnos  cómo  la  honos  de  tomar 
á  enviar  &  «u  lugar. 

8  Y  ellos  d^erotts  Si  enviáis  iA  arca 
del  Dios  de  Israel,  no  la  enviéis  yacía ; 
mas  le  pagaréis  la  ezpiaeion;  jb  en- 
tonces seréis  sanos,  j  conoceréis  poique 
no  le  apartó  de  vosotros  su  mano  «. 

4  Y  elloe  dieron ;  ¿  Y  qué  ser&  la  ez- 
plaoion  que  le  pagaremos  ?  T  eUos  res- 
pondieron: Coiífiírme  al  ndmero  de  loe 
príncipes  de  loa  PhUistéos,  cipco  ho" 
morroidas  de  oro,  j  oinoo  ratones  de 
oro ;  porque  la  mtama  plaga  que  todo» 
tienen,  tienen  también  vuestros  prin- 
cipes. 

5  Haréia  pees  laa  formas  de  vuestras 
hemorroidas,  y  las  formas  de  vuestros 
ratones,  que  destruyen  la  tierra,  y  daréis 
gloria  al  Dios  de  Israel  d :  qnixa  aliviaiA 
su  mano  de  sobre  vosotros,  y  de  sobre 


•wr.  7.U. 

Sz.9.8. 

asi.  38. 4. 

Hech.U.11. 
rfBBn.38,S7. 

8sl.78.a8. 


*  vnr.  6, 9. 


/Oapi9.1«. 
ívt.  14.  a. 


•  G«B.  41.  8, 
Bx.7.11. 
la.  47. 18. 
Dsa.8.8. 
7  6.7. 
Mst,3.4k 

»I«T.S.U, 

«JFob84.31, 


4  Jos.  7. 19. 
BfBl.2.'9L 


A.  C.  dr.  U4S. 


L  SAMUEL»  VIL 


I 


•BZ.7.U. 
T8.15. 

ji«.i7.n 


/Joi.U.10. 


'  vor.  4. 


vuMlfM  dioMt,  7  de  lotoe  viiMtim  ti< 


i  Xx.  19.  n. 

Nn.  4.  U. 
20. 

lGr.lS.9, 
10. 

¿a8*.6w7.9. 

8IÜ.78.7. 

HUÍ.  8.  3. 
I  Lno.  S.  8. 

y8.87. 
■>J<M.  18.14. 

^«00.1803. 

ICr.l&M. 


0  Mm  ¿por  qué  cndmceeU  TUMtro 
oonion*  «orno  los  EsipciM  j  Pharaon 
•ndnreclenm  m  oonuon* ?  Dcipocaque 
lot  hubo  att  tratado,  ¿no  Um  dejaran 
que  le  fueten,  y  le  fti«9oo  ? 

7  Haced  púa*  ahora  «n  cano  nuero. 
j  tomad  l««go  dos  racas  que  citen,  á 
las  cuales  no  haya  sido  puesto  yugo, 
y  uncid  las  vacas  al  carro,  y  haoed  tor- 
nar de  detrás  de  ellas  sus  beowroa  4 


8  Tomaréis  Inego  d  avoa  de  JdioT&,  y 
la  pendráis  sobre  d  carro ;  y  poned  en 
una  eajñ  al  lado  de  ella  las  alh^as  de 
oro  que  le  pagáis  «n  espiaeion,  y  la  de- 
Jaréis  que  se  Taya. 

9  Y  mirad,  si  sube  por  el  oamino  de 
su  tármino  k  Beth-semcs/,  él  nos  ha 
hecho  este  mal  tan  grande ;  y  si  no,  se- 
remos oiertos  que  su  mano  no  nos  hirió. 
Mino  mu  nos  ha  sido  accidente. 

10  ^  Y  aqudios  hombres  lo  hiderai 
así;  pues  tomando  dos  Tacas  que  cri- 
aban, unciéronlas  al  carro,  y  encerraron 
en  casa  sus  beeenros. 

11  Luego  puñeron  el  área  de  Jdiorá 
sobre  d  oairo,  y  la  o^a  oon  los  retoñes 
de  oro,  y  oon  las  fimñas  de  sus  hemor- 
roidas. 

18  Y  las  vacas  se  encaminaron  por  el 
camino  de  Beth-semes,  é  iban  por  un 
mismo  camino  andando  y  bramando, 
sin  apartarse  ni  4  diestra  ni  4  siniestra : 
y  los  principes  de  los  Philistéos  fueran 
hasta  él  término  de  Beth- 


18  Y  los  de  Beth-semes  segaban  él 
trigo  en  d  valle;  y  airando  sus  ojos 
vieron  éí  arca,  y  holgáronse  cuando  la 
vieron. 

14  Y  d  carro  vino  al  «ampo  de  Josué, 
Bethsemita,  y  paro  allí ;  poique  allí  ha 


reoteron  las  vacas 


¿ja  una  gnú  piedra :  y  ellos  cortaron  la 
madera  del  carro,  y  otr 
en  holocausto  4  Jenov4. 

19  Y  los  Levitas  InOaron  el  ara  de 
Jéhov4,  y  la  eaia  que  ettaba  Junto  4 
ella,  en  la  cual  ettahan  las  alhajas  de 
oro,  y  pusiéronla  sobre  aquella  gran 
piedra:  y  kis  hombres  de  Beth-semes 
sacrificaron  holocaustos,  y  mataron  vío- 
timss  4  JehoT4  en  aquel  ola ; 

16  Lo  eual  viendo  los  cinco  príncipes 
de  los  PhUiatéosy,  volviéronse  i  Bcron* 
el  mismo  dia. 

17  Estas  pues  son  las  hemorroidas  de 
oro  que  pagaron  los  PhiUatéos  4  Je- 
hov4  en  expiación.  Por  Asdod  una,  por 
Oaza  una.  por  Asoalon  una,  por  Úadi 
una,  por  Ectod  una : 

18  Y  ratones  de  oro  oan'bnm  al  nu- 
mero de  todas  las  ciudades  de  los  Phi- 
listéos perteneeientet  4  los  clnoo  prüid- 
pea,  desde  las  ciudades  ftMrtes  haau  las 
aldeas  sin  muro,  y  hasta  la  gran  piedra 
sobre  la  cual  pusieron  d  arca  ae  Je- 
hov4|  piedra  que  etiá  en  el  campo  de 
Josué  Beth-a^mita  hasta  hoy. 

U>  5  Entdnoea  hirió  2Mm  atewM  de  los 
de  Beth-aeroea,  ponjue  habun  mirado 
d  arca  de  Jehov4';  hirió  en  ei  pueblo 
oincuenu  mil  y  setenta  hombres.  Y  el 
pueblo  puso  luto,  porque  Jehov4  le  ha- 
bla herido  de  tan  ñan  plaga. 

M  Y  dljeroa  los  de  Beth-semes ;  ¿  Qui- 
en podr4  estar  ddante  de  J«hoT4  d 
Dios  Santo*?  ¿  Y  4 quian  saUr4  desde 
nosotros/? 

81  T  enTÍanm  mensderoa  4  los  de* 
Chtrlath.Jearim  diciendo:  Los  PhiUs- 
téos  han  devuelto  d  área  de  Jdio- 
v4:  descflodad  pues,  y  llevadla  4  to*- 
otras. 


CAPITULO  VII. 

Lo»  d«  Ohirtalhitarím  m  Omom  ú  ana  ét 
BM  ww.  linMl  w  eoMWari*  ala  frwV- 
eaetoa  i*  fisimi,  ti  tmti  erapartU$$.  0^ 
Mmm  Hw/idar  vieUHa  dt  toÍFIMMot. 

Y  VINIERON  los  de  Chlxiatfa-Jea. 
rim,  y  llevaron  d  aroa  de  Jdiov4«, 
y  metiéranla  en  casa  de  AMnadabt,  ti- 
toada  en  el  collado;  y  aantifiearon  4« 
Eleaaar  su  hUo,  para  que  guardase  d 
área  de  Jdiov4. 

9  ^  Y  aconteció  que  desde  d  dia  que 
11^  d  arca  4  Chlriath-Jearim  pasaran 
mudios  dias,  vdnie  afioa;  y  toda  la 
casa  de  Israd  lamentaba  en  pos  de  Je- 
hoT4. 

8  Y  habló  8amud  4  toda  la  easa  de 
Israd  diciendo :  Si  de  todo  vuestro  co- 
ra«m  os  volvéis  4  Jdiov4',  quitad  los 
dioses  ágenos  y*  4  Astaroth  de  entre 
vosotros,  y  preparad  vuestro  oorazon  4 
Jdiov4,  y  4  solo  él  servid,  y  os  Iibiar4 
de  mano  de  los  Philistéos. 

4  Entonces  los  14)oa  de  Israd  quitaron 
4  los  Baales  y  4  Astarodi/,  y  sirvieron  4 
solo  Jdiov4. 

8  Y  Samad  d^o:  Juntad  4  todo  Is- 
rad en  M  ispa,  y  yo  oraré  por  vosotros  4 
Jehov4. 

6  Y  Juntándose  en  Mlspa,  sacaron  a- 
gna,  y  derram4ronte  ddante  de  Jeho- 
v40;  y  ivvnBnn  aquel  dia,  y  dUeron 
allí:  Contra  Jdiov4nemos  pendo  a.  Y 
Jusgó  Samud  4  los  h^Jos  de  Israd  en 

7  1  Y  oyendo  los  Philistéos  que  loa 
hijos  de  Israd  estaban  reunidas  en  His- 
pa, subieron  los  prindpes  de  loa  Philis- 
téos contra  Israel:  lo  cud  como  hubi- 
eron ddo  los  hUoB  de  Israel,  tuvieron 
temor  de  los  Philistéos. 

8  Y  iMuon  los  h^os  de  Israd  4  Sa- 
mud :  Ño  ceses  de  clamar  por  nosotros 
4  Jdiov4  nuestro  Dios,  que  nos  guarde 
de  mano  de  los  Philimos  •'. 

9  Y  Samud  tomó  un  cordero  de  ledte, 
y  sacrificólo  entero  4  Jd>ov4  en  holo- 
causto :  y  clamó  Samud  4  Jdu»v4>  por 
Israd,  y  Jdiov4  le  oyó*. 

10  Y  aoontedó  que  estando  Samnd 
sacrificando  d  hdooausto,  los  PhIUMéos 


llegaron  para  pelear  oon  los  h^  «le 
Israd.  Mas  Jehov4  tronó  aqud  dia 
con  grande  estruendo  a^re  los  Phllia- 
téoa,  y  dasbarattSce/,  y  lw«m  vencidoa 
ddante  de  Israd. 

11  Y  saliendo  los  hijos  de  Israel  de 
M iqpa,  siguieron  4  los  Philistéos  hirién- 
dolos hasta  ab^  de  Beth-car. 

18  Tomó  bi«go  Samud  una  piedra  ■», 
y  plisóla  entre  M  Iqw  y  Sen,  y  púsole 
por  nombre  Eben-ezer Jj,  diciendo  tUaata 
aquí  nos  ayudó  Jdiov4. 

18  Fueron  pues  kis  Philistéos  huml. 
liados,  que  no  vinieron  mas  d  término 
de  laxad:  y  la  mano  de  JehoT4  ftié 
contra  los  rhilistéos  todo  d  tiempo  de 
Samud. 

14  T  fueron  restituidas  4  los  hUos  de 
Israd  las  ciudades  que  los  PhlUstéoa 
hablan  tomado  4  kis  Israditas,  desde 
Ecnm  hasta  Oath,  con  sus  tt'nninoa; 
é  Israel  las  libró  de  mano  de  los  Phi- 
listéos. Y  hubo  paz  entre  Israd  y  d 
Amonhéo. 

lA  5  Y  Juagó  Samud  4  Israd  todo  el 
tiempo  que  vivió. 

16  Y  todos  los  alkis  iba  v  dd»  vudta 
4  Beth-d,  y  4  Oilsd,  y  Miq»,  y  Jus. 
gaba  4  Isnd  en  todos  estos  lugares. 

17  Volvíase  después  4  Rama,  potque 
dlí  éstate  su  oasa* :  y  dlí  lomMm  Jus- 

aba  4  Israel,  y  edificó  aUÍ  dtai  4  Je. 
iov4. 


•Csp.4» 

Bal.  mi 

»aBs.8.3,é 

•la.  «8.11. 


a 


rfDn.». 
la 
IBer.U 

JoelS.ll. 

«0«B.».i 

JOiL».]i 

n. 


«X6S.1ÍII 
Job  16.  SU 
Jer.».L 

ftJnaeJiUft 
SaLlOll, 
JCC3.IÍ 
14. 


ib.Zl.i- 


ABaL9aÍ 
Ssiir.S.li 


<8aLlS.Ui 
14. 


»G«aA« 

U. 


>04^a>^ 


I  BAMUIL,  Vni,  IX. 


Yis: 


dij£  ^HDiHli  In  lUDMi'  d>  IirM : 


líSri'í-ji: 


jSm  iw»Ho  ffaa  iliiiiii,  iJ  í5mj 


fCSLÍ-J' 


la  j1«1  ú  I^Bto  iw  H  biU^SS 


™l5ipin 


nd  mrniiíifTii  Ajo  1 1 


didJi  7  niB^  ■■  madki  «•  )•  «>■ 


MhIkE^:  »■  JTJllá  á  Mi 


|duu>  <k  ■lu  MMMd.  j  iJnll 


—Utt,  DH  hH  dl^  OMMOllplBa  > 


HBlg  diliu  la  ^  sana  I  P«, 

lAdiMAft  M  aAfd  pflH  d  «tunda  dUi  i 
T*  ba  «MUilo  il  rttlM..  V  Su) 


S  Y  biiy*»  JeUM»  a»  míToilpl'  - 


inoMUDil  UtodiOaF  jSauu- 
~»  T  UgB»  d>  lili  fLroBlK,  ,  Uti 


¡no  a.  Jii.  H,l|¿Eirj  y»M  ü 


(■T  U  iTiba  de  Bm^müp 


S-'l 


iCUMb 


X  SAHtnSii  XI,  VBL 


tLClOti. 


llle]r.L9t, 


»CkMLi. 


INmL 
p18t.l.l 


pueblo  ?  Eldñci  «I  wmMo  «laaMS  ant 
iil«pta,«elendft:  Vl«««li«y«. 

•5  taaMl  wbM  IMf»  tf  poeMo  «1 
deradbo  del  nbMk  j  leeiNélo  en  m 
HbiD,  el  eaal  gomíS  delante  de  Jehorá. 

»T  eavló  SamMl  á  todo  el  paetalo 
cada  «no  á en  eeía:  j  feal  «amMan  w 
Ibé  &  m  cata  en  Oabaa«»  y  lliaa  een 
4k  algwmi  éA  eJrfwiiHe,  «1  aonMu  de  loe 
cades  Dloe  haola  toeado» 

S7  Peto  fc»  taináoet  dijeran:  ^Cdrao 
Boe  ha  de  aalrar  aete  ?  T  tavMnMÜe 
«n  poso,  y  no  la  ttajonn 
éidiaimvió. 

CAPITULO  XI. 


*0i>.l7.1l. 


!sí&.i 


fe'^'^ 


AfbiUM  Im  i»  Jebw  d«  OahaJ  por  «I  r<* 

df  ím  jMflweiiat,  jiMai  mmn  4  Bmd,  u 
mol  witae  y  Ut  Mra,  y  «m»  mí»  «Moria 
«HM  «Htoridod  «a  «  jmmUo.  ftwwrf  y 
itáo  el  tmMú  «oajfnaaM  M  <ii«e*on  «on 


«V'MilO. 


Y  SUBIÓ  Naaa  AaanHnitta«,  y  atentó 
«anum  eonira  Jabea  de  Oalaadb. 
T  ttdoa  les  de  -Mbm  d^SMn  4  Naas : 
Hai  allansa  oen  noeotne,  y  le  eerTi- 

»  T  Naas  Ammoaita  la»  Mqioadld: 
Oon  aüa  oottdiekm  basé  alianaa  oen 
«HotiM,  qae  á  oada  uno  da  todos  voa- 
atmiaqiie  al  <4o  doraalio»  y  ponga  eata 
afrenta  tobre  todo  Israel*. 

4  Enlteeea  loa  aMlaaaa  de  JalMS  le 
d^aron:  EMboa  aleta  dlaa*  para  qve  en- 
«ianes  aaaniajena  A  todas  ka  t&mloas 
de  Israel;  y  si  nadie  imbieia  qne  ñas 
defiMda.  saMpámos  á  tí. 

4  Y  Ucgando  loa  aaenealens  á  Oabaa 
de8aaI<4f>enn«Btaa  palabias  en  oídos 
dsl  padilo:  y  toda  d  ipneMo  Uo«6  á  vas 

SBfltitO. 

A  Vbé  aqai  RMd  one  venia  del  «ampo 
toas  lea  bosyesi. y  dijo  Saúl:  ¿Qué  tiene 
tf  pueUo.  4ae  Heaan?  Y  aontfionle  las 
palabras  de  loe  homtnaa  da  Jabas. 

e  Y  el  espirita  da  Dios  annbató  & 
tel*  en  ayaado  esMa  palabras,  y  en- 
ecaditeen  ira  en  gran  maaraa. 

7  Y  tom sanio  «n  par  da  bnefea,  cor< 

Bisen  piaaaa,  yan^Mlas  por  todos  los 
^fmiaea  do  Iñaei  -por  mano  de  oacn- 
mkumf,  diciendo :  Onalquieen  qne  no 
wian  ea  pea  deflanly  en  pos  de  8a. 
BHal,  aaí  aaafr  hacho  á  ana  boayesjf. 
Yenéesmer  daJehoaá  sobre  al  peieblo, 
7  ■allawn  todas  oonao  «n  aalo  iMnabce. 

t  Y  oeaildios  an  Beaeo^y  flieroa  los 
*Upa  de  laraei  treeeientoa  rail,  y  twiata 
dlesinnriwasdeJadá. 

*  YiesasiaUaiuii  4  loa  raena^larss  qne 
ItaUui  wnbio :  Así  dbidis  á  los  de  Ja- 
iMs-de  flalaad:  Maflan»  en  ealentaado 
«iaal,iendBil8BalTasiMnto.  iY  «fallieran 
lasBBH^tsros,  y  Asobuéronlo  4  los  de 
JiAss.  loa  ou  aira  aa  Italgaran. 

10  Y  los  de  Jabes  ^eron:  MaBana 


*í«e.T.ll 


Ih.il.jl 


4  Toaotma,  para  a«e  hagáis 
•en  Bosotroa  todo  lo  qne  baan-oa  pa> 


U  Y  al  dia  aigniasrta  disnuo  flaol  al 
ftoUom  tim  aaonadroMS-*,  y  entraran 
«a  aeriio  del  real  4  bi  «ala  de  la  ma- 
araa, é  hlileven  é  Ira  Ammoitltw  hasta 
ad  dia  ealentaba :  y  loa queqnedawn 
.  n  dlspeiBos,  tol  que  no  quadaiwti 
das  da  sitos  Jnatra. 
1«  1  £1  paabla  anldnara  dijo  4  8a. 
I  (|MSB«.<e«  Iraqna  daeian,  B«- 
'  aisabraBoaotrraVPPadussraes 
),  y  los  matáramos*. 
1*  Y  leal  dUo  i  'No  araelA  boy  al. 
^Mii  praine  hay  ha  atando  JelMiv4 


imoal.pB«Ui>:y«- 


4rid,«ramB  4 
mos  alU  al  reino. 

Ift  T  ftté  teda  al  pu«ble  4  «ilgal,  <  hi. 
«istieran-alU  4  Sanl  por  ttj  delante  de 
Jebor4  en  Oilgal.  Y  saeitdearan  allí 
tkMxmm  pacígara  drtanto  de  JahoH  ¡  y 
«lentoanra  moolio  allí  9»ml  y  todos  las 
delsaael. 

CAPITULO  XI r. 

aMMS^^osMaa  vn  MI  ofeíAia  ceMcflana  av  9wNnhi 
tMtifieaia  for  A  fmMit,  al  ««•  twnmtM  éu 
ínmréio  pin  «m  ÍNm  JIííUHéíis  d  wr 
dMM  al  Mer/  y  1m 
ara ' -" 


1*1 


Y  DIJO  Samuel  4  todo  Israel :  Hé 
aquí,  yo  he  oido  vuestra  rot  en 
todm  Ira  eesM  que  me  habeia  dlolio«, 
yosbapaastotey*. 

5  Ahora  para,  hé  aguí  vueatra  rey  t4 
-detento  de  ▼oaotios.  Yo  soy  ya  vlcifo  y 
cano ;  mas  mis  hilos  están  con  Tosetroe, 
y  yo  ha  andaiio  dratarted»  vesairas  daade 
mi  tnoeadnd  hasta  este  dia. 

8  Aqoí  ceteyi  atoa^piad  eontn  mí 
delattM  da  JahorA,  y  delante  de  ra  un- 
cido«,  ai  he  tomado  el  buey  da  alguno, 
«  alba -tomado  el  asno  de  alguno,  ó  si 
he  calumniado  4  alguien,  ó  ai  ne  agravi- 
ado 4  alguno,  ó  ai  de  alguien  he  tomado 
eoheeho,  par  et  eual  h^  cubierto  oais 
<l|oa';  yoa  aatialbré. 

4  Kntilneto  dieren :  Nanea  noa  hra 
calumniado,  ni  agraviado,  ni  has  toando 
algo  da  mano  da  ntaagun  hombra. 

6  Y  él  lea  di)o:  J^ov4  M  taatlgo  con- 
tra  vaaotraa,  y  «u  ungido  también  «vtoa- 
tigo  en  cate  dia,  que  no  hab^  hallado 
en  mi  mano  «ora  nlagaaa.  Y  cUoa  ras» 
poodiaraai  Aaí«. 

6  ^  Enténoes  Bannial  dijo  al  pueble : 
Jéhov4,  aua  hiao  4  'Motara  y  4  Aeran, 
y  que  aaao  4  tumItm  padxw  de  la  tiena 
de  Bolpto. 

7  Añora  para  aguardad*  y  yo  os  haré 
caqpo  deluito  de  Jéhová  de  todra  las 
justteiM«  de  Jahov4,  que  ha  heoho  con 

8  DeapuM  que  Jaeob  hubo  entrado  en 
&ipto/,  y  vuestras  padfw  clamaron  4 
Jaiov4#,  Jehov4  envió  4  Molsra  y  4 
AaronA,  ios  eualra  sacaron  4  vuestras 
padrra  de  Egipto,  y  los  hicieron  habitar 

9  y  ol^Sjumi  4  Jahov4  su  IMm,  y  «1 
los  vendió  en  la  mano  de  Sisara',  ea- 
pitan  del  düraito  de  Aera,  y  en  la  mano 
de  iM  PhffialéM*,y an  la  mas»  del  rey 
de  Moeb^  Ira  onatos  Ira  hioieron  guerra. 

10  Y  «líos  obmuDun  4  Jahav4.  y  dl- 
jenm:  Peaasnra,  que  hemm  ^'O*'"  ^ 
Jehov4,  y  hemoe  cérvido  é  los  Saalto 
y  4  Aitsíotl* :  Ubvanos  pura  ahon  de 
la  nuao  de  -nuestraa  anemigra,  y  te  sar- 
virémoa. 

11  BntóneraJaiiov4  envió  4  J«o>baalw, 

Í4  Bedan,  y  4  Japhte,  y  4  Samuel,  y  « 
btó  deaomo  devuratm  anemigM  al- 
«ededor,  y  habitastai»  aaguroa. 

18  Y  habiendo  «visto  que  Nara,  rey  de 
1m  hijoa  da  Aitunan,  raída  contra  tos- 
otras«,  me  d^isteis:  Na,  sino  rey  re- 
ina»4  cobra  notototo ;  siendo  vuestra  aey 
JdMv4vuealao  IM«. 

•18  Ahora  'para.  vad  aquí  vuestra  Tsy 
que  habeia  wagirta,^  eual<padliteisi  yu 
vaia-qne  JahavA  ha  puaato  sotan  «ra- 
otrrany*. 

14  Si  temiereia  4  Jdiov4,  y  te  eirvi- 
aeals,  y  «vraala  an  vos,  y  no  itaarels  te* 
beUrai»  4  la  :palabra  da  JAov4,  aaí  vos' 
otraseomftéiiiy  qoeiiciaa'eabra-voeearas 
aeréis  en  pos.de  Jahav4  vuestra  IMas. 

13  Mas  si  no  oyevsis-  la  voa  de  Je- 
lioié,  j  si-feeasla  rabeMra  4  tan  «ala- 
hiw  Js  Jeh««4i  4a  oano  da  jAo«4 


•OsaS-S. 
I».  90. 

«can.  10.  M. 
ylL14.U. 


•  Na.  18. 18. 
10Ur.Ua4 


«SeurlCí». 


•Jaae.8.11. 


/Ora.  48.  8. 
&XX.8.10. 


•'Jaac4S. 


<Juee.S.lS. 


"Jwe.8.14, 
82. 


•C^ILZ 


•OalS.Il. 


rjoa.M.li, 
90. 

Sal.  81. 13, 
U. 


A.C.10W. 


L  SAMUEL,  Xm»  ZIV. 


Lcm. 


i    9  xer.  9. 


'Bul*.  8.10, 


•El.  14. 81. 


tltx.9.». 
lJaui&l& 


•Jer.3.1. 


«Jer.16.19. 

Jon*2.8. 

VSl.  20444 
■I«.8.S1. 
82. 


•  aCor.U. 

u. 

CoLl.  9. 
»BodM.ia. 
13. 


«I)M.a8.S6. 


•Cftp.io.a8. 

»  Cap.  10.  6. 


«Joa.7.X 


'C«pwl4.11. 


taá  oontra  Yototrot  oomo  oontm  tvm- 
trMpadTMf. 

16  JBqienid  aun  abofa,  y  mirad  cita 
gran  coca  que  Jahová  hará  ddante  de 
▼ue>trMq)(M. 

17  ¿  No  e«  ahora  la  doga  de  lo*  trigos  P 
Yo  damaré  á  Jebera,  y  ¿1  dará  tmenos  r 
y  aguas,  para  que  contncait  y  veáis  que 
M  grande  vuestra  maldad,  que  habéis 
hecbo  en  los  ojos  de  Jéhora  pidiéndoos 
rey. 

18  T  Samuel  clamó  á  Jehorá ;  y  Je* 
hová  dio  truenos  y  asnas  en  aquel  dia : 

Ítodo  á  pueblo  temió  en  gran  manera 
Jéhová  y  ér  Samuel  •. 

19  5  Bntónoe*  dUo  todo  el  pueblo  & 
Samuel :  Ruega  por  tus  sierros  á  Jé- 
hová tu  Dios  f,  que  no  muramos :  por- 
que  &  todos  nuestros  pecados  hemos 
aiTadido  «tt«  mal  de  pedir  rey  para  nos- 
otras. 

90  Y  Samuel  respondió  al  pueblo :  No 
temáis :  vosotros  nabeis  cometido  todo 
este  mal ;  mas  con  todo  eso  no  os  apar- 
téis de  en  pos  de  Jehová  «,  sino  servid  & 
Jehová  con  todo  vuestro  corazón. 

Si  No  os  apartéis  en  pos  de  las  vani- 
dades, que  no  aprovechan,  ni  libran  *, 
porque  son  vanidades. 

89  Pues  Jehová  no  desamparará  á  su 
pueblo'  por  su  grande  nombre*:  por- 
que Jehová  ha  querido  haceros  pueblo 
suyo. 

88  Así  que  lejos  sea  de  mi  que  peque 
yo  contra  Jehová  cesando  de  rogar  por 
vosotros*:  antes  yo  os  ens^are  por  el 
camino  bueno  y  derecho: 

84  Solamente  temed  á  Jehová  &,  y  ser- 
vidle de  verdad  con  todo  vuestro  cora- 
zón: porque  eonsidatad  cuan  grandes 
cosas  ha  hecho  con  vosotros. 

86  Mas  si  persevorareis  en  hacer  mal, 
vosotros  y  vuestro  rey  pereceréis*. 

CAPITULO  XIII. 

Jonaüum,  htío  dé  SatU,  duiktu»  ta  mumMon 
de  lo»  FhiUMM  9W  habia  «»  Oobaw.  Jim- 
tamdom  V»  PhiUkioB  eonira  Awl,  ypanei- 
mtdok  á  tt  qv»  Satnutl  m  tardaba,  ofrt» 
<l  Motauéoi  par  lo  cuál  Bamuel  U  denum- 
eia  t¡iu  Dio»  Ib  ha  dnueito  del  reino,  y  dt- 
gUo  Otro  mtior  fue  tí. 

Había  ya  Saul  reinado  un  alio;  y 
reinado  que  hubo  dos  ailo*  sobre 
Israel, 

9  Escogióse  luego  tres  mil  de  Israel : 
los  dos  mil  estuvieron  con  Saúl  en  Mioh- 
mas  y  en  el  monte  de  Beth-el,  y  los  mil 
cstwderon  con  Jonathan  en  Gabaa  de 
Benjamín* :  v  envió  á  todo  el  otro  pue- 
blo eada  uno  a  sus  tiaidas. 

8  *f  Y  Jonathan  hirió  la  guamioion  de 
los  Philistéos  que  habia  en  el  collado^,  y 
oyéronlo  los  Philistéos.  B  hizo  Saul  to- 
car trompeta  por  toda  la  tierra,  dicien- 
do: Oigan  los  Hebreos. 

4  Y  todo  Israd  oyó  que  se  decia :  Saul 
ha  herido  la  guarnición  de  los  Philis- 
téos. y  también  que  Israel  olla  mal  á  los 
Philistéos.  Y  juntóse  el  pueblo  en  pos 
de  Saul  en  OilgaL 

5  Entonces  los  Philistéos  se  juntaron 
para  pelear  con  Israd,  eim  treinta  mil 
carros,  y  seis  mil  caballos,  y  pueblo  co- 
mo  la  arena  que  tdA  á  la  orilla  de  la 
mar  en  multitud:  y  subieron,  y  asen, 
taron  campo  en  Michmas,  al  oriente  de 
Beth -avene. 

0  Mas  los  hombres  de  Israel  viéndose 
puestos  en  estrecho,  (porque  d  pueblo 
estaba  en  aprieto,)  esoondiÓBe  d  pueblo 
en  cuevas,  en  fosos,  en  peBascos,  en  ro- 


,  y  en  cisternas  d. 
7  Y  átgwno»  de  los  Hebreos  pasaron  d 
Jordanála  tierra  de  Oad  y  de  Galaad : 


7  Savl  se  estahft  MB  en  CHlgal,  y  todo  d 
pueblo  Iba  tras  de  él  temblando. 

8  Y  él  eneró  siete  dias,  eoaibrme  d 
plazo  que  Samad  AdMe  d<eáe;  pero  Sa- 
muel no  venia  á  Oilgd,  y  d  pusblo  se 
le  desertaba. 

9  Entonces  dijo  Sanl :  Traadme  fado- 
oausto,  y  saoriflolos  paeifioos.  Yofkedé 
d  holoeansto. 

10  Y  oomo  él  acababa  de  hacer  d  ho. 
locausto,  hé  aquí  Sanmd  que  venia ;  7 
Saul  lo  salió  á  icdbfar  para  sdudarle. 

11  Entónocs  Samud  dijo :  ¿  Qué  has 
heeho?  Y  Sanl  respondió:  Porque  vi 
que  d  pueblo  se  me  iba,  y  que  tii  no 
venias  d  plazo  de  los  dias,  y  que  los 
Philistéos  estaban  juntos  en  Michmas, 

18  DUe  «■  «d:  Los  Philistéos  deseen- 
deián  ahora  oontra  mí  á  €Hlgd,  y  yo  no 
he  implorado  el  Ihvor  de  Jehová.  £•- 
foroéme  pues,  y  ofte^  holocausto. 

18  Entonces  Samuel  d^o  á  Saul:  Lo- 
camente has  hecho,  mu  no  guardaste 
d  mandamiento  de  Jwová  tu  Dios,  que 
él  te  haUa  intimado*.  Porque  diora 
Jehová  hnUem  ocnficmado  tu  reino 
eobre  Israd  para  dempve. 

14  Mas  ahora  tu  rdno  no  será  durable. 
Jdiová  se  ha  buseado  van»  según  tu 
oorazon/,  d  oud  Jdiová  ha  mandado 
que  sea  capitán  sobre  su  pueblo,  por 
cuanto  td  no  has  guardado  lo  que  Je- 
hová te  mandó. 

IB  Y  levantándose  Samuel,  suMó  de 
Oilgd  á  Gabaa  de  Benjamto.  Y  Saul 
contó  la  gente  que  ae  nallabe  con  él, 
que  enm  como  sdsdentos  hombres  f. 

10  Saul  pues  y  Jonathan  su  hijo,  y 
d  pueblo  que  cm  dios  se  hallaba,  que- 
dáronse en  Oabaa  de  Benjamín  1  mas 
los  Philistéos  hablan  puesto  su  campo 
en  Michmas. 

17  Y  Y  saliera!  del  campo  de  los 
Philistéos  en  coneríb  tres  eaoaadnsies. 
El  un  escuadrón  tiró  por  d  camino  de 
Ophra  hAda  la  tiam  de  Sud ; 

18  El  otro  escuadrón  marchó  hada 
Beth-oron*,  y  d  temer  escuadran  mar- 
chó hada  la  región  que  mira  d  vdle 
de  Sebdm  i  hacia  el  dederto. 

19  Y  Y  en  toda  la  tierra  de  Israd  no 
ae  hallaba  herrero*;  porque  los  Phi- 
listéos haUan  dicho :  para  que  loa  He- 
breos no  hagan  espada  o  lanza. 

90  Y  od  todos  loa  de  Israd  desoendian 
á  los  Philistéos  cada  cud  á  amelar  su 
r^a,  su  aaadon,  su  haoha,  ó  su  sacho, 

ti  Y  cuando  se  hadan  booas  en  las 
n^as,  ó  en  los  azadones,  ó  en  las  orqui- 
lias,  ó  en  las  hachas;  harta  paia  una 
ábsida  que  se  hubiera  de  componer. 

88  Asi  aoonteeió  que  d  dia  de  la 
batalla  no  se  hallé  espada  ni  lanza  en 
la  mano  de  alguno  de  todo  d  pneblo, 
que  eaktba  con  Saxd  y  oon  Jonathan, 
esoepto  Saul  y  Jonathan'  su  hijo  que 
las  traían. 

88  Y  la  guarnición  de  loe  FhiUstéos 
sdló  d  paso  de  Michmas  m. 

CAPITULO  XIV. 
JoNoAoN,  Orno  de  «wj/lemo  «n  Dio»*  d«*- 

teemdere.d^ftr' 


'oNoAaie,  Oeno  de  soMIama  t 
barata,  €uompaHaio  dé  mi  eseí 
etto  de  loe  PhOiMees  V  per 


/MroawHto  de  eu  padre  «itaee  á  ptí^  de 
perderla  vida. 

Y  UN  dia  acontado  que  Jonathan, 
h^o  de  Saul,  dUo  á  su  criado  que 
le  traía  las  armas :  v  en,  y  pssegwia  á 
la  guamidon  de  los  Philistéos,  qae  «dá 
á  aqud  lado.  Y  no  io  hizo  saber  á  sn 
padre. 

8  Y  Sanl  estaba  en  d  término  de  Ga- 
baa,  debajo  de  un  gmado  que  hetim  en 
Migron,  y  el  pueblo  que  csMba  oon  él 
«ra  como  aalsdentos  bombiese» 


cdt.ísn. 


L'SAlCCSIs  ziy. 


A.  C  ck.  IMT. 


%'■'• 


lf.%*. 


^u.a. 


hea.7.4J7. 
ICbliU. 


I  Dito  Does  Jonathan  á  m  orlado  qae 
tnu  utf  anaaa  i  Ven,  paMino*  k  la 


lte.lL  11 


8  T  Aehlat»,  hUo  de  Adúlob,  Imt. 
mano  d«  lehAbod,  hijo  do  Vhbammt  hijp 
de  EU,  necfdoce  de  Jehorá  en  811o, 
llevaba  el  Ephodct  y  no  Mbla  el  pne- 
Uo  «ne  Jonallian  ae  hnUete  Ido. 

4  T  entre  loe  poaoa  por  donde  Jona- 
than Tmevraba  paiar  á  la  guamiolon 
de  hM  Fhiliitéot,  AeiMa^  «n  i»ailaaoo 
agodo  de  Im  una  parte,  y  otro  de  la 
olla  paite:  al  nao  ae  llamaba  Boaat, 
y  d  otro  Sene» 

5  El  un  pafiaMo  iltnado  al  Norte 
hada  Mlohmat,  y  d  otro  al  Mediodía 
h4olaQabaa. 

« 
le 

gnandeion  de  «toe  ineirciiiieleot :  qul- 
tá  hará  JdioT&  por  nowtroe  {  que  no 
ei  dÜfeO  &  JdMvá  talvar  can  mnititiid, 
ó  ooB  pooo  nifancro  •• 

7  Y  m  p^o  de  annas  le  xetpondid: 
Has  todo  lo  que  tiene*  en  tu  eoiazon; 
Té  qpe  aquí  ettoy  contiio  &  tu  voluntad. 

8  T  Jonadum  d^o :  ué  aqni,  noootroi 
pataréme*  4  ettot  homlaree,  y  nos  moa- 
tearánuN  &  «líos. 

•  81  noe  dieren  ad:  Itperad  hasta 
que  Ik^gnemos  4  Tototnt ;  entdnoes  nos 
caturimos  en  nueatn»  lugar,  y  no  su- 
btaéBaos  &  ellos. 

10  Mas  al  no*  dijeren  así:  Subid  4 
noaotro*;  entdnees  sublnémo*,  porque 
JdwWk  lo*  ha  entrMado  en  nuestras 
manos,  y  esto  no*  «fra  por  seflal  f. 

11  Mosúrinmse  pue*  ambos  4  la  guar- 
nldoo  d*  los  PUBitáos,  y  los  Philísláos 
dijenm:  Hd  lo*  Hebrte*  que  salen  de 

..  I  las  eavanas  en  que  ae  hablan  esoon- 

P%ll.&;dÍll09. 

U  T  los  hombres  de  la  guarnición 
ropondicnm  4  Jonathan  y  4  su  paje 
de  annas,  y  dijeron :  Subid  4  nosotros, 
y  os  haréÓMM  saber  nna  sosa.  Entonces 
Jcnathan  dijo  4  su  paje  de  armaa:  Sube 
ina  mí,  que  Jéhow  lo*  ha  entregado  en 
lauanodelsmd*. 

U  T  subió  Jonathan  trtpamio  oon  sus 
manas  y  sus  pies,  y  tras  ál  su  pi^e  de 
araiaa ;  y  lo*  que  calan  delante  de  Jo- 
naftan,  su  paje  de  armas  en*  iba  tras 
Alos  mataba'; 

U  Esta  ftié  la  primera  rota,  en  la 
(Mal  Jonathan  con  su  p^e  de  armas 
mataron  como  unos  ▼dnte  hombres  en 
d  «^pedo  de  una  media  yngadai 

U  5  Y  hubo  temblor  en  el  real,  y 

r'  «A.  eampo,  y  entre  toda  la  «ente*  de 
guarnición:  y  los  que  haUan  ido  4 
iHoer  eonrerías,  tamnen  dio*  tembla- 
nia,  y  alborotdae  la  tlerru:  hubo  pues 
pan  oonstemaeion. 

M  Y  las  eentinelas  de  Saúl  Tieron 
daide  Qabaa  de  Benjamín  oomo  la  mul- 
ftnd  «ataba  turbada,  é  Iba  ds  una  parte 
á  otn.j  era  desheoha. 

17  1  Bntónoe*  8aul  dQo  al  pueblo 
4**  taaia  oonslco:  Reconoced  luego, 
y  adrad  quien  hagra  Ido  de  los  núes- 
tma.  Y  reoonocldo  que  hubieron,  ha* 
Daron  que  fldtaba  Jonathan  y  su  p^ 
de  armaa. 

M  Y  Saúl  dijo  4  Aehlaa :  Trae  d  az«a 
de  Dio*'.  Porque  ei  arca  de  Dio*  estaba 
cntfeecs  oon  los  hljes  de  Israel. 

Ifl  Y  aoontfpió  que  estando  aun  ha- 
Mando  Saúl  oon  el  sacerdote»,  el  al- 
bnoto  que  héUa  en  el  oampo  de  los 
ndUitéos  ae  aumentaba,  é  iba  oredendo 
a  gian  manera.  Entúnoea  dijo  Saúl  d 
MMrdote  t  Deten  tu  mano. 

10  Y  Jontando  Saúl  todo  d  pueblo  que 

I  oon  él  cataba,  vinieron  haata  et  lugar  i» 

T.11, la  batalla:  y  hd  aqui  que  la  espiSUi  de 

**¡li:Mda  ano  era  UMaMe  contra  su  oompa- 

*    I '"M,  y  la  mortandad  «rw  grande*. 


Mh.isi 


»Wli8. 


fj?'^- 


n  T  lo*  Hebreo*  que  haUaa  estado 
oon  los  Phlllstdo*  de  tiempo  ante*,  y 
liablan  venido  eon  dio*  de  lo*  aliede- 
dores  al  oampo,  también  e*to*  ••  «deis- 


eiu  ser  oon  lo*  laraalita*  que  «ateten 
ul  y  oon  Jonathan. 
n  Arimlame  todo*  lo*  laraeüta*  que 
ae  hablan  escondido  en  d  monte  de 
Bphraim*,  oyendo  que  loe  PhUistdo* 


huían,  dio*  tamMen  lo*  persiguieron 
en  aqudla  batalla. 

18  Así  salvó  Jehov4  4  Israd^  aquel 
día:  y  Uegó  d  aloaaoe  hasta  Beth- 
avenf. 

M  5  Peo  lo*  hombres  de  Israel  fbe- 
ron  puestos  en  apura  aqud  día;  porone 
Saúl  habla  oonturado  d  pueblo  did- 
endo':  Gualquieía  que  comiere  pen 
hasta  la  tarde,  hasta  que  haya  tomado 
vénganla  de  mis  enemlaos,  sea  md- 
dito.  Y  todo d  pueblo  nonabla  gustado 
pan. 

88  Y  todo  d  puaU»  étt  pala  Uegó  4 
un  boaone,  donde  habla ,  mld  en  la 
supertlole  dd  oampo  *. 

SV  Kitró  pues  d  pueblo  en  d  bosque, 
y  hó  aquí  que  la  miel  eorria,  ma*  nin- 
guno hubo  que  libase  la  mano  4  su 
boca:  j^orqne  d  pueblo  temía  d  jurt' 
mentó. 

87  Empero  Jonathan  no  habla  oído 
cuando  su  padre  coi^nró  d  pueblo,  y 
alargó  la  punta  de  una  vara  que  tnda 
en  su  mano,  y  mqjóla  en  un  pand  de 
miel,  y  llegó  su  mano  4  su  boca ;  y  aus 
ojos  ftieron  aclarado*  *. 

88  Entonce*  habló  uno  del  pueblo 
diciendo:  Tu  padre  ha  ooi\)uraao  es- 
presamente  d  pueblo  dldendo:  Md- 
dito  «se  d  hooibic  que  comiere  hc^ 
manjar  alguno:  y  d  pueblo  deafkllecia 
iékambn. 

88  Y  respondió  Jonathan :  Mi  podre 
ha  turbado  d  país.  Ved  alunra  como 
han  sido  aclarados  mis  qlos  por  haber 
gustado  un  pooo  de  esta  nud : 

80  i  Ouaato  mas  d  d  pueblo  huMera 
hoy  comido  del  despqjo  de  sus  enem^os 
que  hdió  ?  ¿  No  se  habría  hecho  ahora 
mayor  estrado  en  lo*  Fhillstéos  ? 

81  E  hirieron  aquel  día  4  lo*  Fhills- 
téos deade  Midimas  hasta  AJdon :  mas 
d  pueblo  se  cansó  mucho. 

88  Tomóse  por  tanto  d  pueblo  d  des- 
pajo, y  tomaron  ovejas  y  voces,  y  becer- 
ro*, y  mat4ronlo*  en  tienra ;  y  el  pueblo 
comió  con  sangre. 

38  Y  dandoFe  de  ello  avlao  4  Saúl, 
d^áronle:  El  pueblo  peea  oontm  Je- 
liov4oomiendooon  aangrew.  Yáld^e: 
Voaotro*  habd*  prevaricado.  Redadme 
alMira  ac4  una  grande  piedra. 

84  Y  Saúl  tomó  4  decir :  Esparofo*  por 
el  pueblo,  y  decidles  que  me  traiga  cada 
uno  su  vaca,  y  oada  cud  su  ov«;)a,  y 
éegoWaálei  úuí,  y  comed,  y  no  peca- 
réis contra  Jdiov4  comienoo  con  san- 
gre. Y  tn^o  t'K'o  ^  pueblo  oada  cud 
por  su  mano  su  yaca  aquella  noche,  y 
degdlaron  allí. 

85  Y  edlfloó  Saúl  altar  4  Jdiov4«,  el 
cud  dtar  fkió  d  primera  que  edificó  4 
JehoT4. 

88  5  Y  d^o  Saúl :  Descendamos  de 
noche  contra  los  Phüistéos,  y  los  saque- 
arémo*  hasta  la  mafiana,  y  no  depara- 
mos de  ellos  ninguno.  Y  dios  dieron : 
Haz  lo  que  bien  te  pareciere.  IH}o  luego 
d  aaoeraote :  Llcfguemonos  aquí  4  Dios. 

87  Y  Saúl  consultó  4  IMos :  ¿  Descen- 
deré tras  los  FhiUstéos  ?  ¿Los  entre- 
gar4s  en  mano  de  Israel  ?  Mas  Jehovd 
no  le  dló  respueata  aqud  dlay. 

88  Entonce*  dijo  Saúl:  Llegao*  ae4 
todo*  loa  prlndpale*  dd  {weblo ;  y  aa- 


•(kp.l8.& 


PBl.14.30. 

8aL44.8,7. 

Os.  i.  7. 
tCapblS.0. 


'Jaae.96. 


>Bi.S.8. 
Ka.  18.87. 
Maft.S.4. 


«Oa^80.IS. 
Pn.8kie. 


«  Ler.  8. 17. 
y  17.  la 
bea.l8.9B, 

ss.flLas. 


"JoaailO. 
Jii«e.flb9l. 
Ix.  80184. 


»0^8B.«. 


i;BAjnncb'XVi 


nqndidJ  14  "•  ¿(> 


UjBtdnc  ¡  UMU  UHb,  <nm  k 

'  mmM  u  aldnllo,  j  UiU 

da  Im  |H<|«,  MnCTj  ti  ¿  U  u 


K7á»B 


dUoiBMUiiauUli  Jitiiiir:  Vd 

JlUH  llMlM»wff »  Jlillrt  M ¿«  <t 

tlu  tribu  dt  bnil,  ;  rriii  i*  ».lw 


sa 


— ÍSSaíiíS:'!.— 


;síq 


kC.«ir.«0l4 


L  sj^n^EL»  zvi,  xvn. 


AiUth.  Né. 


>Xr.2S.9L 

IB.51.1S. 

QaLLlOL 


klBsT.U. 
90,  zL 

'CapwSB.17. 


'9ra.3S.I9. 
Bx.  M.14. 


ilaecl.7. 


fo-U.17. 


'K.7.1& 

7U.14. 
711 IL 

•W.78.70. 


■.17.U. 


'■1  inMUo,  j*  camaitl  Ala  tob  de- ellos. 
Teadmiainiei  aboa»  mi  peeado, 

95  Y  -nielTe  eonaalgo  para  que  atfon  4 
JchwHL 

•6  Y  Samocl  mpondJÓ  á  Sanl:  No 
■^roi^efé  eontiflo;  poarqne  detcehaite  }a 
labra   de  Jehová,  7  Jelvavá  te  ha 
.pan  que  no  seas  1*7  tobre 


S7  Y  TolTiendoM-Saimiel  pera  ixae,  ^ 
«ello  inaao  -áe  te  oria  de  an  eqia,  y  de* 


flS  Bncdncce  Samad  le  dijo :  JdiofA 
ha  deagmado  hor  de  tí  el  raino  de  Is- 
rael «,  y  lo  ha  dado  á  «u  pr^)ÍB}o  vít^ 
qaeciL 

S9  Y  también  el  Veneedor-de  larad  no 
•ictttitfá',  ni  ae  •nrepentix& :  porque  no 
«a  hnnkliae  paca  ene  se  anreplenta. 

80  Y  él  dijo :  Yo  he  pecrido :  raaenté- 
9ete  ^pie  aae-  honres  aelanie  de  lea  an- 
■fflianea  de  ni  pueble,  y  delante  de  Is- 
rad  ;  j  welve  eoBmlgo,^p«ta  que  adore 
áJtfunAMDIos. 

MY-velTid  Saoaueltna'SaBlvyttdeHS 
«aal  á  JchovA. 

•W  -^  Deapuaa  tfjo  Sennel :  .Tiaedme 
á  Agáfr,  rñ  de  rfjnalec.  Y  Agag  vino 
4  41 4eycaéamcMle.  YdiJoAgag:  Gi- 
le  paaó  la  amaagara  de  la 


-•S-T-Saamel  dijo:*Cerao  tu  eepada 
ót^  laa  mi^eres  am  hljoa,  así  tu  ipacbe 
oaift  ate  MJo  entre  las  nmjcrea/.  En- 
túmem»  Saairael  eertó  en  pedaaoe  á  Agac 
dclanle  de  JAo«á  en  OUgal. 

84  Y  Fiiéae  luego  Samuel  á  Rama,  y 
flaai  «niild  4  su  cas»  en  Oabaa  de  Saúl. 

•as  Y-  aunoa  despaea  yi6  Samuel  4  SaUl 
en  toda  aa  vida:  y  Bamoel  lloraba  4 
Saolft;  mas  Jch0v4  se  haUa  arrepen- 
tido «te  haber  puesto  4  ■Saúl  por  «ey 
8rt|w  Xncart. 

CAPITULO  XVI. 

Uoramdo  Am»imI  í  BmU,  Dio§  b  aMtvIa:««w 

«o  lo  Borv-mof,  puet  fl  toha  tltttehado,  y 

Mw  «opa  4  tmgír  á  David  por  r«y  ;  lo  euat 

H  taOT.   B<ml,d^tU>  áA  «pCriiuieDiM, 


■áA  étmtmAo  ¡  jr  por  xotuiío  de 
mu  mmrvm  b  es  trmiá»  batid. 


mmm     mmww  wwm    •«    w     «raweav    ^rwawvj   jpmmrm    JIM 

y  DIJO  JdM«4 4' Samuel:  ¿Hasta 
evando  has-td  de  Uoiar  á  8aa)«, 
habfciadnln  yo  daaeebado  para  que  no 
aaia»«Dlnei  Israel?  Hinche  tu  euenio 
ém  aocite,  y  Ten,  «e  enviaré  4  laai  de 
-llcüi>lehero :  poique  de  «as  h^os  me 
he  moTtatn  de  vty*m 

:t  Y  dQo  Samuel :  i  Cerno  iré'?  «1 
étanl  1»  entendiere,  aae  matea*.  Jeiu>v4 
respondió:  Toma  contigo  una  beeem 
de  la-vaooda,  y-dí:  A  saetiñoar.4  'Je- 
]io«á:lM«eBld«M(. 

8  Y  llama  4  Xaal  al  aaotlficto,  y  yo  «e 
aparflaWl  lo  q^ie  has  de  haeer}  y  «in- 
fivaMihae  al  que  yo4frdljece«. 

éliico  unas  Samnel  «orno  le  d^o  iTe 


:  yhiegoqae^  UeeóABcth-ltiwm, 
de  la  oiudad  le  aalUroná 


/klflLlOL 

f«.U.U. 

ICkIUBL 
'CH.17.lfc 


4M.  14740. 
Í&.8.». 


C 


neiUr  con  miedo,  y  d^lergn :  ¿'fia  paef- 
4qv  tn.' venldaí? 

«  Y  tfl  napoñdiéi  M;  vcngoé  aaerl* 
Aoar  4  Jébe/fk;  aantifieaes/,  y  venid 
«enaBÍ0ii  «1  saorlficto.  -T  santifleando 
él  4  laaí  y  é  aw  hijos,  llamólea  al  'sa- 


■C  Y  >«caiMei4ó,  eemo  ellea  'Vialeran, 
que  él  Tió  4  EUaby,  y  dyo:  Sedeito 
wla«teda  JaiurT4*«aM  su  ungido. 

7  Y  JeiwTá  respondió  4  tennel:  {«o 

«ilrea  4  aapaseccr,<ni  4  lo  grande  de 

an  estatura*,  porque  yo  lo  deseoho: 

i  penyie  ao« loquea  nombre' misa ',  pues 

qpw  «l-hambín  aalM-fo  f»i»-^tlá  driioite 


í 


de  sneft  ojos,  moa  Jebo^  mira  el  eoza- 
aon'. 

8'Enténecs  llamé  Isef  4  Abinadab«i, 
é  hízole  posar  delante  de  Samuel,  el 
eual  d^ :  Ni  4  eate  ha  elegido  JéheT4. 

9  Hizo  luego  pasar  Isai  a  Samma.  T 
él  dijo :  -tampoco  4  eate  ha  elegido  Je* 
hoTá. 

10  E  Ideo  pasar  laftí  ans  «iete  hMos 
ddante  de  Samuel;  mas  Samuel  mjo 
4  Isai :  Jehov4  no  ha  deoldo  4  estes. 

11  Enténeesd^oSamueTi  Isai:  ¿  Han» 
seaoebado  los  mocos  ?  Y  él  reapondlé: 
Aun  queda  el  menor  que  apacienta  laa 
ov^faa".  Y  dijo  Samuel  4  laai:  Bnvla 
por  él,  porque  no  noa  sentarémoa  4  la 
mesa  hasta  que  él  ▼enea  aquí. 

18  Envió  pues  per  tí,  e  introd^JeHo ; 
el  eual  eiw  rabio,  de  hermoso  paieeer*. 
de  bello  aspecto.    Entonces  Jéhe«a 

ijo :  Le*4ntaae  y  dnaelo,  que  este -es. 

18  Y^amuel  tomé  el  cuerno  del  aodte, 
y  ungiólo  de  entre  sus  hermanoe:  y 
desde  aquel  día  en  adelante  el  eapfíitn 
de  JehoT4  tomó  4  p>aTid'j>.  Lvnmtóae 
luego  Samuel,  y  ToMóse  4  Rama. 

14  ^  Y  el  eaptrltu  de  Jeho«4  se  aiiartó 
de  Saulf,  y  atonnent4balo  d  espmtai' 
ffido  de  porte  de  JehoT4. 

15  Y  loa  edados  de  Saúl  fas  dQeren: 
Hé  aqui  ahora  que  el  espirita  milo  de 
peffedt  Dios  te  atormenta. 

16  Diga  pues  ntwstro  seilor  4  tus  sier- 
vos fuc  tHtm  delante  de  tí,  ^ue  basquen 
dguno  que  sepa  tocar  d  arpa ;  para  que 
cuando  fuere  sobre  .ti  el  espíritu  malo 
por  pemúsion  de  Dios,  él  tafta  con  su 
mano,  y  tengas  alivio*. 

17  Y  Saúl  respondió  á  ans  criados: 
Bnsoadme  pues  ahora  alguno  que  tafla 
bien,jr  traédmelo. 

18  'Enfónces  uno  de  los '  criados  res< 

rindió  diciendo :  Hó  aguí  yo  he  visto 
enhilo  de  Isai,  de  Beth-ldiem,  que 
sabe  tocar ;  y  e»  valiente  y  Tigoniso*  y 
hombre  de  cuerva  <,  prudiente  en  sus 
palabras»  y  nennoso,  y  Jehot4  <«  oon 

10  Y  Saúl  envió  mensajeros  4  tsal 
dielende :  Envíame  4  Dam  tu  Idjo,  d 
que  tttú  con  las  ovejas. 

90  Y  tomó  laaí  un  asno  eargaHoúe 
pan,  y  una  vasija  de  vino,  y  nn  cabrito, 
y  anidólo  4  Saúl  por  mano  de  David 
su  hito. 

SI  Y  viniendo  David. 4  Saúl,  .estovo 
ddente  de  él':  aaoMo  él  mneKo,  y'fUé 
heeho  su  escudero. 

fli  Y'Saul  enrió  4  deeir'4  laftí:  Yo  te 
ruego  que  esté  Darid  conmigo,  porque 
ha  hallado  gracia  en*  mis  ojos. 

-88  Y  euando  el  espirita  wnt/p,  mmdetio 
de  Dios,  era  sobre  Sattljr,  David  tomAba 
el  aipa,  y  tafiia  con  su  mano;  y. Saúl 
tenia  refrigerio,  y  estaba  m^or,  -y  d 
espíritu  mato  «e  apartaba  de  él. 

CAPITULO  XYII. 
a^TM.d».|Bt  fltfKiiiw  ftiiiwnliiraii.  iflab 
David  a  ptUar  eoñtra  «I  g<go»««>OaWwO, 
I»  ilirf  ita,  jf>l»^aartg  fe^olmB. 

T-S.08  'Fhilisfiáos  Juntaren  sus  ejér- 
citos para  la  ^enra,  y-o6ngreg4- 
ranse  en^  Sochó,  que  e$  de  Jad4,  y 
asentaron  campo  entre  Soche  y  Ateca 
en  'Efihes^danunfan. 

9  -Y  también  -Saul  y  ios  -hctrtbies  de 
.Israel  se  Juntaron,  y  iM^entanm  d  campo 
en  d  valle  dd  Akomoquei,-?  ordena- 
ron la  batalla  contra  los  Phllistées. 

8- Y  los  -ntilistéos  estaban  sobre  d  nn 
monte  de 'la  una, parte,  é -Israel  .estaba 
sobre  el  otro  monte  de  la  otra  .parte,  y 
el  váHe  entre  ellos. 

4  Salió  entonces  un  «aron  del  eampo 


ftaCor.10.7. 
<1  Bey.  8. 89. 

lCr.98.9. 

Jar.  17. 10. 

Apoca.  91 

••ChI'17.U. 


«2fla.7.S. 
8d.78.70. 
79. 

•Oiv.  17.48. 


'OapLiae. 

7  9.10. 
Jase.  11. 99. 
y  14.1 

'-Gap.18.ia 
yl9L9. 


*var.  as. 
aBey.8.1& 


<  9  Ba.  17. 8, 

10. 

•Oap.  18.19. 
li. 


••PrD.9S.9». 


y  ver.  14. 16. 


•J4M.1&8$. 

aOr.  98.18. 


JitOiSUk. 


A.adr.lMa. 


L  BAMUEIi,  XVIL 


A.Ccir.1 


»aeft.sL9. 


•1M.4.! 


£5/ 


«aaB.S7.li. 


/i«r.«. 


de  1m  Fhillitáof,  «w  te  puto  eatn  lo* 
dM  eamfot,  el  eoal  w  llamaba  Goliath, 
de  Gath,  y  taoia  de  altoim  aeii  oodoa  y 
nn  raimo. 

5  Y  traía  on  almete  de  acero  en  tu 
cabeza,  y  vttüáo  oon  conoa  de  plan- 
chas :  y  era  ri  peao  de  la  oonza  dooo 
mil  dclw  de  metal. 

6  Y  aobie  nu  picmaa  tnia  arefaas  de 
j  y  aacudo  de  acaro  á  aua  nombotos. 

7  El  haita  de  tu  lansa  era  como  nn 


hierro,  y  aacudo  ( 


enjillió  áeh  telar;  y  tenia  el  hiorro  de 
•u  lansa  aelacientoa  •Icloa  de  hlenro:  ó 
Iba  ni  ewmdero  delante  de  él. 

8  T  paróte,  y  dio  vocea  &  loa  etcna- 
dronei  de  Itrad  didendolet :  ¿  Pan  qoé 
Mlís  6  dar  baUUa  ?  ¿  No  «>y  yo  el  Phi- 
listéo,  V  vowtzt»  loa  sierros  de  Saúl  ? 
Escoged  de  entre  Tosotros  un  hombre 
que  vciwa  oontra  mL 

9  Si  élpodiece  pelear  conmigo,  y  me 
venderé,  nosotros  seremos  vnestios  sier- 
vos: y  si  yo  pudiere  mas  que  A,  y  lo 
venciere,  vosotros  seréis  nuestros  siervos, 
y  nos  senrlráls. 

10  T  afiadió  el  FbUlstáo :  To  he  hqy 
desafiadir  él  campo  de  Itrad;  dadme 
un  hombre  que  tmee  oonmigo. 

11  T  oyendo  Saúl  y  todo  Israel  estas 
palabras  del  Philistóo,  conturbáronse, 
y  tuvieron  gran  miedo. 

la  5  Y  David  era  bl^  de  ajud  hom- 
bre j^pfaratéo  de  Beth-ldiem  de  Judá, 
onvo  nombre  em  Isaí«,  d  cual  tenia 
ocho  hijos :  y  era  este  hombre  en  el 
tiempo  de  Saúl  vli^,  y  de  grande  edad 
entre  los  hombres. 

18  Y  los  tres  hijos  mayores  de  Isai 
hablan  ido  á  seguir  á  Saúl  en  la  guerra. 
T  los  nombres  de  sus  tres  hilos,  que 
hablan  ido  á  la  guerra,  «rae  £liab  d 
primogénito,  el  segundo  Abinadab,  y 
el  tercero  Samma. 

14  Y  David  era  d  menor.  Siguieron 
pues  Um  tres  mayores  &  Saúl. 

15  Empero  David  haUa  ido  y  vuelto 
de  con  daul,  para  apacentar  las  ov^as 
de  su  padre  en  Beth-Iehem  d. 

18  4  Venia  pues  aquel  Phüistéo  por 
la  mañana  y  á  la  tarde,  y  preséntese  «si 
por  cuarenta  dias. 

17  Y  dijo  Isaí  &  David  su  hijo  :  Toma 
ahon  para  tus  hermanos  un  epha  de 
este  grano  tostado,,  y  estos  dies  panes, 
y  llévalo  presto  al  campo  A  tus  herma- 


18  Llevatts  asimismo  estoa  dlec  q 
de  ledw  al  capitán,  y  cuida  de  ver  si 
tus  hermanos  están  buenos«,  y  toma 
prendas  de  dlca. 

19  Y  Saúl,  y  ellos,  y  todos  los  de  Israel 
estaban  en  d  valle  dd  Alcornoque  pele- 
ando con  los  PhiUatéoa. 

90  Levant4Sse  pues  David  de  maflana, 
y  d^}ando  las  ov^as  al  cuidado  de  un 
guarda,  fuese  con  su  carga,  como  Isai 
w  habla  mandado,  y  llegó  al  atrinchera- 
miento dd  ejérdto,  d  cual  habla  salido 
en  ordenanaa,  y  ya  tocaba  alarma  para 
Updéa. 

81  Porque  aaf  los  Isnditas  oomo  los 
Philistéos  estaban  en  ordcnania,  escua- 
drón oontra  escuadrón. 

88  Y  David  d^  de  sobre  sí  la  cana 
en  mano  del  que  guardaba  d  bagaje, 
V  corrid  al  escuadran;  y  llegado  que 
hubo,  preguntaba  por  sna  hcnoaanos  d 
estaban  buenos. 

88  Y  estando  él  hablando  con  dloa,  hé 
aquí  aqnd  varón  que  se  ponía  en  medio 
de  los  dos  campo*,  que  se  llamaba  Go- 
liath  d  Phillstéo,  de  Gath,  salió  de  los 
escuadrones  de  los  Philistéoa,  y  habló 
las  mismas  palabras/;  las  cuales  oyó 
David. 


tCsp.lil 
Dea-iü 


U  Y  todos  los  varones  de  Israel  que 
vdan  aqud  hombre,  hnian  de  su  pn- 
senda,  y  tenían  gran  temor. 

85  Y  cada  uno  de  los  de  Israd  dada: 
¿  No  habds  visto  aqud  hombre  qoe  ha 
salido  ?  él  se  adelanta  para  provocar  & 
Israd.  Al  que  le  venciere,  el  rey  lo 
eniiqueoerA  oon  grandes  liqnexas,  y  k 
dar&  su  hijaf,  y  harA  franca  la  caía  fteUl 
de  su  padre  en  Israd. 

96  Entonces  habló  David  á  los  que 
Junto  &  él  estaban,  diciendo :  ¿  Qué  na- 
r&n  al  hombre  que  venderé  á  este  FU* 
listéo,  y  quitare  d  oprobio  de  Ivad? 
Porque  ¿qui¿n  ee  este  Philiatéo  indr- 
cunelaoA,  pora  que  provoque  á  los  es- 
cuadrones dd  Dios  Viviente'? 

97  Y  d  pueblo  le  respondió  las  mis- 
mas palabras  diciendo :  Asi  se  hari  d 
hombre  que  lo  venciere. 

88  Y  oyéndolo  hablar  Eliab  su  her- 
mano mayor  con  aquellos  hombres,  Eli- 
ab se  encendió  en  in  oontra  David,  y 
dijo:  ¿Para  qué  has  descendido  wakf 
¿  V  á  quien  has  d^ado  aquellas  pocas 
ovejas  en  d  dederto  ?  Yo  oonoioo  tu 
soberbia  v  la  mallda  de  tu  oorason,  que 
para  ver  la  batalla  has  voddo. 

89  Y  David  respondió:  Qué  he  heoho 
yo  ahora  ?  ¿  Estas  no  son  palabras  t  f 

ao  Y  apartándose  de  él  hiela  otros, 
habló  lo  miamos  y  respondiéronle  los 
dd  pueblo  como  prunero. 

31  Y  filen»  ddas  las  pdabras  que 
David  habla  dicho,  las  cuales  oomo 
reñeresen  delante  de  Saúl,  él  lo  hico 
venir. 

89  Y  dUo  David  á  Satú:  No  desmaye 
ninguno  *  causa  de  éU :  tu  siervo  In, 
y  pdearA  con  este  Fhilistéo. 

33  Y  dijo  Saúl  &  David :  No  podrás 
tii  ir  oontra  aquel  Phillstéo,  para  pdcer 
con  él;  porque  td  eree  moto,  y  ^  ee 
hombre  de  guerra  desde  su  Juvenbid. 

84  Y  David  respondió  á  Saúl:  Tu 
siervo  era  pastor  en  las  ov^as  de  sa 
padre,  y  venia  un  león,  ó  un  oso,  y 
tomaba  algún  cordero  de  la  manada : 

85  Y  suia  yo  tras  él,  y  herido»  y 
librábale  de  su  boca:  y  d  se  levantaba 
oontra  mi,  yo  le  echaba  mano  de  la 
quejada,  y  lo  hería  y  mataba. 

88  Fuese  león,  fiíese  oso,  tu  siervo  lo 
mataba:  pues  este  Phillstéo  indrcun- 
ciao  será  cono  uno  de  ellos,  porque  ha 
provocado  d  ^érdto  dd  Dios  Videnta. 

87  Y  afiadió  David :  JdiovA  que  me 
ha  librado  de  las  asnas  dd  leen,  y  de 
las  garras  dd  oso,  el  también  me  libiará 
de  la  mano  de  este  Fhilistdo'.    Y  dito 


tiíí»»^, 


iikB.iiaJ 


Vé,  y 


d^o 
Jdievá  sea  eau' 


Saúl  &  David: 
tigo. 

88  5  Y  Stal  vistió  A  David  de  sus 
ropas,  y  puso  sobre  su  cabesa  nn  almete 
de  acero,  y  armóle  de  coraxa.. 

88  Y  cifió  David  su  espada  sobre  sus 
vestidos,  V  probó  á  andar  mí»  porque 
nunca  habla  probado.  Y  d^o  David  á 
Saúl:  Yo  no  puedo  andar  oon  esto, 
porque  nunca  lo  praotiqud.  Y  eohando 
de  si  David  aqndlÍM  cosas, 

40  Tomó  su  cayado  en  su  mano,  y 
esoooióse  dnoo  piedras  liías  dd  arroyo. 
y  posólas  en  d  saco  pastoril,  y  en  d 
serrón  que  traía,  y  oon  sa  honda  en  su 
mano  váse  háoia  d  PhiUstéo. 

41  Y  el  Fhilistéo  venia  andando  y 
aoeroandose  A  David,  y  su  escuden 
delante  de  A. 

49  Y  oomo  el  Phillstéo  miró  y  vio 
A  David,  tdvole  en  pooo«s  porque  en 
numoebo,  y  rublo,  y  de  hermoso  pa- 


Tía.  17. 

7l4iL 
18. 


43  Y  dUo  el  Phillstéo  A  David:  ¿  Soy 
yo  perro*  pan  que  A  mi 


•10«.l 

•csM» 


I.  BAMDBIs  XVIU. 


<>á»t  il.  toi  ^lülMf.  <l  DM  te 


a  Ad  nSt  DaHd  •!  nillliHii  « 


*«fi*«  i5t  pitofcii  «a  ■■•  4^|o«,  i 


U  ApnAlsiM  Bal  di  ll.  1  lii 


Jjlt,  dlm  pila,  r  iIimlBoa  t  k* 


7  5  I  Jlkl  Snl  i  Dim^  lU  tqml, 
Itinit Htnli  mí  hUnBdiB  per 


II  f  Sol  «)a  n  ■<  ^  To  H  la  dail, 


u  Y  Baúl'  dljD :  Dadd  Md  i 


"frvmiimtm'mn 


A.o.«^.vm. 


B«0.idr.1ril 


•3  8a.  3. 14. 


«Csit.18.1. 


4  8fel.  8&  12. 
tío».  6. 
Pro.  17. 18. 


o  Gap.  16. 2L 


rfOap.  16.14. 
718.10,11. 


*  Bkl.  se.tit 


/2  0o«'.ll. 
82.88. 


•elWF'á'SltTU/ca 


Vete* 


96  Y  oooo  «tu-eriadM  dedi 
David  Mtes  palmbni,  pingo  la 
los  <üp«  de  I>avid,  pan  «cr  'Temo  del 
rey.   Y  como  d  plazo  ao 
pUdo, 

t7  Levazitáw  David,  y 
avnte,  é  Miió  dMH>ientot~hombreB-d«  los 
fbiiUtées:  y  tm^  David  1«  pMpa«lOT 
de  eUoa,  7  «nts^áranioa  «odoa  al  .ny, 

ra  que  et  fncBe  haaho  yerno  JM  mjr. 
Saúl  le  dié  á  «u  h^  Mldial  por 
miijer*. 
28  Pero  Sanl,  tiendo  y  conatdaando 

goe  Jefaová  em'ooa  David,  7  •qneso 
ya  Miehal  k»  anaaba, 
89  Temidw  «dm  de  David;  yfué  San! 
enemigo  de  David  todos  lo»  dia»i>. 
ao.Y  «alian  lot  .fnrimdpes  de  los  'Flki- 
liatéos;  7  como  ellos  sallan,  poxtibaee 
¡David  tnas  jagudentenaante  que  todo»  los 
.siervo»  4e  oaid :  y  esa  au-aonhíe  «siqr 

iilMl». 

CAPITULO  XIX. 

Satlt  rttuelvé  guitwla  vid»  a.Dtaidt  fái- 
ftM  <n  9tM  vAt  M  vi6i  y  cono  le  tUrande 
Mm  Jondtham  y  Midúi. 

YHABLU  Baal  4  Joaathan  m  iiijo, 
y  k  «odas  sus  «fiados,  para  que  ma- 
taaen  4  David :  mas  Jonathan,  fa^  de 
Saúl,  amaba  &  David  en  atan  manen»», 
8  Y  dio  aviso  á  David  diciendo:  Saúl 
mi  padve  procura  matarte:  por  tanto 
mira  ahora  por  ti  hasta  la  malkana,  7 
esi&te  en  paraje  oculto,  7  cscdadete. 

5  Y  70  saidM  7  .estaró  Jonto  á  mi  pa> 
dre  en  él  campo  donde  estuvieres;  7 
hablarédeti  á  mi  padre,  7  te  haré  saber 
lo  que  notase. 

4  Y  Jonathan  habló  bien  de  David  á 
Saúl  BU  padre,  v  d^iole:  No  peque  el 
rey  contra  su  siervo  David,  paes  que 
nioyma  cesaba  cometido  contra  ti ;  an- 
tes sttsobraateAaM«sdomu7b«ena»ft: 

£  Foiqneel  pnao  sn  aloM  en  au .palma, 
é  hirió  al  Pfauistóo,  -7  JdMvá  hixo  una 
.gran  salad  &  todo  Israel.  Tú  lo  viste, 
.7  te  holgaste :  ¿  por  qué  pues  pecarás 
contra  la  sangre. inseente  mateado  á 
David  sin  cansa  ? 

6  Y  oyendo  Saúl  i  la  voz  de  Jonathan, 
■Juró  asi:  Vive  JebovájiQue  no  morirá. 

7  Llamando  entonces  Jonathan  A  Da- 
vid, declaróle  tedas  estas  palabras :  y.  ÓI 
mismo  prasentó  David-A  Saúl,  y-estttvo 
delante  deóLcomo  entese. 

8  Y  Y  tomó  á  hacerte  guerra :  j  salió 
JDavid,  7  poleó'centta  los  Phflistéos,  é 
hiriólos  oon  grande  estngo,  y  huyeran 
delante  de  él. 

9  Y  el  .esvüftu  malo  mor  ftmtMon  de 
JelMvá  filó  sobra  8anl«  t  y  estando  aen- 
tedo.ctt  au  oaaa  tcttia  una  lanza  A  mano, 
miento»  David  estaba  tafiendo  con  sn 
mano. 

.10  Y  Sanl  piM«aró  enclavar  A  David 
oan  la  lanza  en  la  .paied :  mas  él  se 
«parto  de  delante- de  Sanl,  el  osmI  hlxió 
con  la:lanEa.en  tetpated,  y  Jlavld'hii^ 
y  escapóse  aquella  noche. 

11  Saúl  enviló  ]ingo>n<n»i^ems  A  «na 
de  David,  para  qae  lo.guaidBs«n,;y  io 
matasen  A  la  maliana*.  Mas  Michal 
«tt  nui^ler.lo  daacubiió.A  Daivid  dieien» 
do :  8i  no  aalvarea  tu  Tida 
mnerto. 


JS  Y  descolgó  Michal  rA  David  ¡per 
una  ventana/,  y  él  m  fué,  y  huyo,  .y 
caoapdse. 

18  Domó  luego  Mislial  una  ^estatua,  7 
püfaelaaofaoM  la  oama,  y  «eomodóle  per 
'«•cea  una  almaliada.de  palas.de:aa« 
>,  yienbrlótakaonauukTqpa. 


14  Y  amado  flanl  «avió 

£e  tomasen  A  David,  ella  reqMadió: 
tAenftrmo. 
16  T  tomó  Saúl  A  «aviar 


Sara  qoe>  viesen  á  David,  diciendo 
rimelo  en  la  oama  paca  qae  lo  om 

16  Y  como  los  mensajeres  entiaioB, 
héaqai  ¡la  estatua  91»  tttaba  en  la  «ama, 
y  una  «hnehada  de  palos  -deeabia  psr 
•abeocra. 

17  Entonces  Satd  dijo  A  Mioiíai :  i  Por 
qné  me  has  así  engañado,  y  has  'd^Jado' 
escapar  A  mi  enemigo  ?  Y  Mtchal-««ft- 
pondió  A  Saal :  Penque  él  me  dijo :  Dé- 
jame ir ;  -si  no,  yo  te  matate. 

18  %  Hayo  pues  David,  y  ««eapów,  7 
vino  A  Samuel  en  Rama,  y  «lyole  todo 
lo  que  Sanl  habto  hecho  oon  él.  T 
ftiéron«e  él  y  Saamel,  -y  moraron  «n^ 
Najoth. 

Id  Y  Y  IW  dado  aviso  A  Sanl  '(■*!- 
endo:  'Hé'aqiii  que  David  «sM-en  Na-. 
Jothen  Rama. 

80  Y  «avió  Sml  meosajeras  qoe  tra- 
jesen A  David,  los  oaaie»  vlenm  una 
eomnaAfa  de  proÉsta»  qae  otefietizábeny, 
y  A  Samuel  que  calaba  eOi,  jf  les  prs- 
■ridla.  Y  fué  -el  espúrltu  de  Dios  sebie 
los  BMnsaJeros  de  aadl,  y  tfka  temUen 
■  praibtisaion' A. 

81  Y  heoho  que  fué  saber  A  'Saúl,  él 
envió  otros  taisan^eKmt  -le«  eaalea' tam- 
bién paefietiaarcn.  Y  Baal  «elvió  A  en-^ 
viar  por  tercera  vez  mensi^enw, -y^eHos 
también  profetizaren. 

82  Bntónoes  él  ndsia»  -vino  A  Rama; 
y  llegando  «1  pozo  grande  «roe  «rlA  en 
Sochó,  preguntó  diciendo  1  Dónde  uta» 
Samud  y  David?  Yftiéle'req>ondido: 
Hé  aquí  «ttan  en  Naioth  en  Rama. 

83  Y  ftaé  allA  A  I^Jotfa  en  Rama;  7 
también  vino  sabie  él  el  espíritu  de 
Dios,  ó  iba  profeliaando  hasta  que  Hegó 
á  NajotKen  Rama. 

•84  Ir  él  también  w  de«andó  sus  ve*- 
tidos,  7  proflítiAS  igualmente  delante  de 
Samuel,  y  cayó  desnudo  todo  aqud  dia 
y  toda  áquella-noehe.  -De  aquí  -«e  di}o : 
i  También  Saúl  entre  los  pra^Cas  ? 

CAPITULO  XX. 

J)aoid  Saagraeiado. 

Y  DAVID  fauvó  de  N^fodi,  mmum 
Rama,  7  vuiow  delante  .de  Jena- 
than, 7  d&>:  i  Q/aé  he  hecho  yo  ?  ¿  Oaal 
es  mi  maldad,  ó  cual  aii  pecado  «entlw 
tu  pedie,  que  él  .procura  fritarme  mi 
■vidaP 

8  Y  él  le  dUo:.-Jln.nlaguna 
ao-moxitAs,  n&  aquí  que. mi  padxe 
guna  cosa  haiA,  grande  ai  peqaefta,  qae 
no  me.la.dascithra.  ¿  Por  qué  puesine 
encubrirá  mi  pa&n  asteíacgoefo?  No 
'sertkesí. 

S  Y;Davidvelvió  AJnmr  dicieadot  T« 
padaeeabei  rlawm  rota  <jue  yo  Iw  hallado 
oracia  delante  de  tus  ojos,  y  dirá  *■  <i  •' 
No  tepa-esto  Jonathan,  porqae  no  ten- 
ca pesar :  y  eiertamente,  vive  JdMná,7 
vive-tn  alma,  qae  apenas  ád¡yim  pño 
entre  mí  y  la  muerte  «• 

4  Y  Janafhandi}oADavid:  ¿J^nTai»- 
ounetu/alnia,.y  naiéloportí? 

5  Y  David  respondió  A  Jenathaa:  .Bé 
aquí  que  mañana  «Oíá  nueva  inna^,  y 
70  jaoostiunbm  santnrme  .oon  el  tey  á 
comer :  ma«  td  me  dqfarás  que  me-es- 
canda  «a  d  oampo  « -hasta  la  -taoide  éá 
taroenhittii» 

O  Si  tu  padre  hiciere  mención  de  aai, 
diiáat  -Rogóme  nweho  que  lo  diñase  >.ir 
piesto  á  Betta-lehem  su  dadad,  ponine 
todos  las  de  iiM  Umife 
fiólo  aaiveraariotf. 


i&dnlOCL». 


]L.aJCB|BlX,.2XII 


JLCídKJSm 


r.ll 


IhLLV. 


«CiB.10.7. 


7  Si  d  d^ere.Bim«itéf  pa»  leaAtá  t«: 
liflrpo;  ma»  si  m  «D«daK»>OTb«  que  la 
malicia  «  cniál  cwMuminhi« 

8  Wwéa  pMM>  BajtedOMld^  eon  tv  ti- 
crv»,  n  «1»  haa  ttaida  tU'  «itarro  ár  •!{•■ 
ansa  de  jVdiová  oontí(»>  jr*  li  maldiMl 
haj  «n  nú,  máutam  tii>  qm  no  hay  aa- 
C8¿dad  de  Uevanaeihaála  ta  padre. 

9  Y  Jonathan  le  d^o :  Nuiica  tal  ta 
meada;  antes  bien-si  To-eaAMvUaresar 
ooaaunada  la  maliefta  d*  mi  padre»  para- 
veiúi  lebia.ci».  ¿  no  baMa  ;o  dedctou* 
biitUio? 

10  Dijo  eotüSnoas  Sarid  á.  Jonathaa: 
¿  Quien  me  dar&  aviso  ?  6  ¿  qué,  ú  tu- 
padre  ta  lespaodiei»  asnenunenie  f 

11  Y  Joaathan  dijo  á.  David:  Van, 
«algumí»  al-  c«q>o.  V  saUécoaae  amboa 
alcaiapo.^ 

li.  Entihaces  di>>  Jonathan  á-  David -> 
Oh  Jebtnék  Dio*  de-Isncl,  euando  lia- 
bré  yo  preguntado  á  «ni  padre  maüaaa' 
á  esta  hora,  ó  después  de  naftana,  y  tí 
apareeire  bien  pláa  con-  David,  si  en- 
toaoea  na  enviaw  ár  ti,  jr  «a  lo  daani- 
laicre, 

13  Jehová.  haga  asá  á  Jdnatbaa,  j  esto 
aliada/.  Mas  si  á  mi  padre  pareciera 
Uen  hacerte  nukl,  tatnhien  te  lo  daseu- 
bdxé,.  j  te  enviaré,  y  te.-ixdsen  paa: 
y  sea  JehovA  oonúgo,  oooio  faé  eon- 
nipadaaf. 

14  Y  si  yo  viviere,  haris  ooataigo  nii> 
aerieoidia  da  Jdiová;  mas  si  ftaare 
rauerta,. 

15  No  quitar&s  perpetuamente  tu  mi- 
ietioordia>  de  mi  caso.    Guando  desaf - 

_  3  Jehová  uno  por  ono  loa  ene> 
migos  de  David  de  la  tierra,  aun  A' 
Jeuafthaa  «ite  de  su  casa,  ii,téfaUttre¿ 
10  AmL  hiao  Jonathan  álianaa  eon  la 
casa  de  David,;  «Uclend» :  requieran  Ja- 
hovA  da  la  mano  de  loa  encmigoaA  de 
David. 

17  Y  tomó  Jonathaa  A  jurar  A  David, 
paiqae  lo  obmU^  porque  le  amaba  como 
isQdnai, 

18  Dfiola  lu^o  Jonathan.»  Mañana  es 
nueva  lana*,  y  tú  serás  eriíado  menos, 
poique  tu  asiento  eetaiA  vaeío. 

18  EstaiAi  pttes  tNs  dias,  y  luego 
iJnweadiirái  y  vendrás  al.  lagar  donde 
atabas  etoondidoi  rt  dia  da  trablOo* 
7  «pecBíAi  Junto  A  la  piedla  da  Bael. 

ao  V  yo  tiraré  tves'  saetas  háaia  aquel 
lado  como  ejeiattandome  al  blanco. 

SI  Y  iaeg»  enviaré  ti.  criado  dieienáoU: 
Vé,  basca  las  saetea^  Y  si  d^ere  ai  mo- 
to: Hé  aUÍ  las  saetas  mas  acá  de  ti,  tó> 
OMlas;  tá.vemáiéM,  poique  paa  tienes,  y 
Bada  hay  demai»  viva  JehoWk"*.' 

98  Mas  ai  yo  d^Jecái  ai  moio  así:  Hé 
•lUla»  saeta»  mai  tUk  é»*i;  vete,  por. 
qaa  Jehová  te  ha  enviado. 

88  Y  cuanto  A  laa  palabns  que»  yo  y 
tá  limos  hablado,  sea  JehovA  entre  nu 
y  Apamiianipre. 

M  David  pues  se  escondió  en  el  campo, 
y  venida  qiw  fué  la  nueva  luaa,  aentoae 
d-rmá  comer  pon. 

Sft  X  el  rqr  se  sentó  en  su  silla,  como 
wUa,  en  el  asiento  Junto  A  la  parad :  y 
Joaathan  se  levanto,  y  sentón  Abner 
al  lado  de  Saúl,  y  el  lugar  de  David 
tetaba  vacio. 

SS  Mas  aquel  dia  Saúl  no  dijo  nada, 
l«i  V*^p'»  deda  entre  «i:  Habrále  aoon. 

I  ff!-  7<  IL  tcdao  algo,  y  no  estA  limpio  • ;  no  estará 
'"•«.«•a  puifleacto. 

87  Bl  dia  siguiente,  él  segunde  dia  de 

la  nueva  luna,  aconteció  úimUs»  que 

A  asiento  de  David  esuba  vado;    Y 

Snü  düo  A  Jonathan  su  h^jo :   ¿  Por 

Wé  no  ha  venido  á  comee  el  14}o  de 

uaihoyíáujtx? 


lOq>.SLl. 

íSfc4.7. 

íSLU 

lw.5. 


*(^1Í.X 


'J«.4l 


'*•«.«. 


ss$r 


aa  Y  Jceíaahatt'fMyíBdid  A-  Saed^  DA> 
vid  ma  pidié  eauafeeidamante  la-d^fan 
ir  bwta  «ath4elieav, 

88  Y  d^o:  Raégote  que.  me  d^es  ir, 
;ua'  tenemos  aaorificie  ioa  da  nmaetr» 
en  la  ciudad,  y  mi  bemsane  mis- 
mo me  lo  ha.  mandado»  per  tanto  si 
he  hal&do.  gracia  en  Mía  otos,  haré  una 
escapada  alÑra,  y  visitaré  a  mis  herma- 
nes.- Por  esto  pues  no^  lia  venido-  A-la. 
meea  del  rey. 

88  Sntóacee  Saúl  se  cnaxdeolé  oentra 
Jdnathan,  y  f  d^la  t  Hi^  de-la  pawena 
y  rebelde,  ¿  No  sé  yo  que  td  haa  elogld» 
al  hijo  de  IMé  peía-  oonAiaion  tuya,  y 
para  oonfiíaion  oa  la  vergttensa.  da  tu 
mad»? 

8t  Pocqua  todo  el  tiempo  qna  el  hijo 
de  Isaí  vkriera  sobre  la  tierra,  ni  td 
serás,  firma  ni  tu  reino.  £nvla  pues- 
ahoiak  y  tráemelo>  povqaa  ha  de  moiir. 

88.  Y  Jonatfian  raapondid  á  sa  padrv 
Saúl,  y  diMe:  ¿  Por  qué  nMüdrá?  Qué 
haheiehot> 

33  Entonces  Saúl  le  arrqjó  una  lana» 
porr  herirlo:  da  deuda  entewUé  Jona- 
than que  su  padre-  estaba  detcnninado 
á  matar  á.  David  V. 

34  Y  levantóea  Jonathan  da  la-  mesa 
con  exaltada  iza,  y  no  oonió  paa  el 
segnndo  dia  -da  la  nueva  luna :  poique 
tenia  dolor  á  oausa  de  David,  y  pocqua 
sa  pad»  lo  halda  afrentado. 

36  Al  otro  dia  de  mafiaiui  salió  Joaa- 
than al  campo,  al  tiempo  aplatado  o^n 
David,  y  un  moxo  peqpieno  oon  él. 

86  Y  dijo  A  su  mon> :  Corra  y  husoa 
las.  saetas  ana  yo-tirareL-  Y  como  el 
mudiasho  Iba  conriende,  él  tiraba  la 
saeta  goe  pasara  mas  allá  de  él. 

37  X  llegando  el  mnchaedio  adonde 
estrila  la  saeta  que  Jonathan  habla  ti« 
rado,  Jonathan  did  veee*  Ins.  el  mucha* 
oho  diaienda-i  ¿No  eatA. la  saeta  maa 
allá  de  ti'? 

38  Y  temó  A  grUer  Jonaúian  tx»  el 
natchacho-:  Dato  niesa,  rilgera,  no  to 
pares.  Y  el  muchacho  de  Jonathan 
cogió  las- saetas,  y  vinosa  A  su  aeñor. 

88  EmpsDPO  nuguna  cosa  entendió  el 
nrachaobo:  siriamente  Jonathan  y  Da- 
vid entendían  el  negocio. 

48  Lvego  dio  Jonathan  sus  anuas  A  su 
muchacho,  y  d^ola:  Veto,  y  llévalas  A 
la  ciudad. 

41  T  Inego  qne  el  nra<diache  se  hubo 
ido,  se  levuÉÓ  David  de  la- parto  del 
mediodía,  Mnellnósa  tías  veces  pos- 
trándose hasta  la  tierra :  y  besándose  él 
uno  al  otro,  lloraron  el  imo  con  el  otro, 
aunque  David  lloró  mas. 

4S  T  Jonathan  dijo  á  David:  Vete  en 
paa  i  que  ambos  hemos  jurado  per  el 
nombra  de  JdiovA-  diciendo:  Jehová 
sea  entra  mi  y  ti,  entra  mi  slmlento  y 
la  simiente  tuya  para  slemiira«. 

43  Y  él  to  levantó  y  fuese  t  y  Joña* 
thaa  se  entró  en  la  ciudad. 

CAPITULO  XXI. 
David  -«taM  4  Nob  d  JMiMlMh  «acardoto,  e7 
evol  U  dá  toe  «mm*  «orím,  «o  teniínáo 
ctrae,  y  la  —paía.  de  Oelialk.    De  eXU  te 

viene  á  ÁéMe,  reí/  de  Ocák,  y  «nfondMid» 
que  era  «womdo,  fingiéee  loco,  y  osT  eeeaf4 
ÜpeUgro. 

Y  VINO  David  á  Nob  á  Ahimelecb* 
sacerdote ;  y  sorprendióse  Ahfana- 
leeh  de  su  encuentro,  y  d^oteA :  ¿  Como 
vtmss  td  solo,  V  nadie  oontigo  ? 
8  Y  respondió  David  al  sacerdote  Ahi- 
melech :  El  rey  me  encomendó  un  ne- 
gocio«  y  me  dijo :  Nadie  sepa  cosa  al- 
guna de  este  negocio  -á  que  yo  te  envió, 
Lque  yo  te  he  mandado :  y  yo  señalé  A 
■  criados  un  cierto  lugar. 


r.6. 


>Pro.l9.1S. 


'Osp.  18.11. 
•ver.  7. 


t  ver.  81, 82. 


•ver.  S8. 


«asa.  a  17. 

lC^.18.Mk 
t  Csp.  16.  i. 


LSAiroXI^  TTfl' 


fl^íHíHffi?*'^ 


"'eSS'S 


Md  V4HVD4,  han  4H  llp*  Id  qu  T>1« 


2í''.'sa--s5:.T"i-l 


liüa  pnrUcn,  >  UmiM  l>  dld  l^m- 
•d>  lU  GlilUlli  •!  FhUUUt '. 
kbüaaMvh»  hijo  dfl  AbbBb»  j  pv 

laVBuilladUli^  Oltllliiim.  Mknic 
llütDb.    V  II  d!Í>:  Btm  aiisl.  hAh 


's'^yD  im  dF  lJbÍ)«  d«  Al 


LCdcUai 


L  SAMUXL,  XZm,  ZXIY. 


A.aaiv.ioei. 


Hiufi. 


s-tt. 


alU  aqwl  dia  Dueg  d  Ida. 

>. « lo  faabte  da  haoer  utMr  á  8«Bl  •. 

To  líe  dado  veatkn  oontn  todw  1m  par> 

onai  de  la  can  de  tu  padre. 

n  Qaédete  eoBjateo»  no  temaa  i  quien 

Niaene  mi  vida,  muoaiá  tambirá  la 

ti^;  Uen  qpm  ta  ertaiée  oonmlgo  gn- 


.       CikPITULO  XXIII. 


iM&ai. 


tHtA%. 


.n.iA 


.n.u, 


Y  DIERON  afiso  á  David  diciendo: 
B.é  eqoi  que  loe  PhlUitéoe  comba, 
ten  i  KeUa,  y  roban  las  era*. 

t  T  David  ooualtó  á  Jéhorá*  diet- 
aido:  ¿  Iré  á  heriT  á  eetoa  Phillstéot  ? 
Y  Jdwrá  rnpondió  á  David:  Vé,  hiere 
ka  FhlliatA»,  y  libra  4  Kella. 

S  Mai  loe  que  estaban  ooo  David  la 
d^enm:  Hé  aqní  que  neeotne  aqni  en 
Jada  fetamoe  oon  miedo ;  ¿  cnanto  mea 
tiftaanmoaá  Keila  contra  el  aidreltodc 
kaPhUialéoa? 

4  Eatáncea  David  volvld  á  concillar 
4  JdMTáft.  Y  Jdiová  le  xemñidM»  y 
<^Ío :  Levántate»  deadende  á  Keila,  ove 
^t  Hiliigaié  en  toa  manoa  loa  Fhillsteot. 

h  PaMme  poea  David  con  nu  hombres 
4  KeUa,  j  peleó  ctmtra  lot  FhUistéos,  y 
tn^o  aoteoogldoa  nu  ganado»,  é  hlrióloa 
ooo  gnnde  ertiaeo:  y  libró  David  á  loa 
deKdla. 

tf  Y  aeonteeió,  qne  huyendo  Abiathar  «, 
hQo  de  Ahimelech,  á  David  á  KeUa, 
mo  también  con  él  A  ephod. 

7  1 Y  ftié  dichoá  Saal  que  David  ha. 
liiavaa]lo4KeUa.  Entónoca  d^o  8aal : 
IMoa  lo  ha  traído  á  mis rf  manoa;  porque 
A  aiti  encerrado  hablendoae  nútldo  en 
dudad  con  puertas  y  cerraduna. 

5  Y  convocó  8anl  todo  ei  pueblo  á  la 
batalla,  para  deiccnder  á  Kola,  y  poner 
ew»i  David  y  á  loa  suyoa. 

8  Mas  entendiendo  David  que  8anl 
ideaba  el  mal «  contra  ól,  di|jo  &  Abl. 
athariaceniote!  Trae  e>  ephod/. 

10  Y  d^o  David:  Jdiová  Dios  de  Is- 
iMl,  tn  iicrvo  tiene  entendido  que  Sao! 
tala  de  venir  contra  Keila,  &  destruir 
h  dudad  por  canea  mia  y. 

11  i  Me  entregarán  los  vecinos  de  Kei- 
la en  tus  manoa  ?  ¿  Descenderá  Saúl, 
Miao  tu  aiervo  tiene  ddo  ?  Jehová 
piia  de  Inad,  ruécote  qna  lo  declarea 
4  tn  Iicrvo.  T  Jraová  d^o :  Si,  des. 
Mndciá. 

UDUo  luego  David:  ¿Me 

«  vadnos  de  KeUa  á  mi  y  á  mis  ^ 


los 

bm  en  manos  de  Saúl?  V  Jehová  res. 
pondió:  0<  entregarán. 
U  David  entonces  se  levantó  con  sus 
Minbies,  fiM  «nía  como  A  seiscientos,  y 
■■iUMoie  de  Keila,  y  ftiéronse  de  una 
fvteáotra.  Y  vino  la  nueva  á  Saúl  de 
MBo  David  te  habla  eaeapado  de  Ke- 
H>i  vd^ódeaaUro/rA. 

1a7  ^**<*  **  o^te  *n  «1  desierto 
"apenas,  y  habitaba  en  un  monte  en  ei 
«dotodeZlpbi:  y  bascábalo  Ranl  to. 
k,  _  ^  *•  Indias,  mea  iNoa  no  lo  entregó  en 
•Lsr.ttL  aaaunosi. 

fu,  A  >>  Viendo  pues  David  que  Saúl  habla 
!»•.«.  laiuo  en  bnaca  de  su  alma,  utábau  él 
"  *>  Ixaque  en  el  deaierto  de  Ziph. 
M  Inutaoes  ae  levantó  Jonathaa,  l^Jo 
-  ^  .  zJ"**/  y  '•°*>  *  David  en  el  bosque,  y 
P"  *•  •■'www  mano  en  Dios  <: 
bM  v«.Li;.  T  ^<>'*  !  No  temas,  que  no  te 
&Í  M  ííf*  1«  mano  de  Saúl  mi  padre-, 
j«a  *-u.¡jttf  reinarás  aobre  Israel,  y  yo  aeró 
laindo  deapues  de  ti:  y  aun  Saúl 
Nn  aillo  labe*. 


U»  Y  7  saUenm  loa  de  Zhih  ádedrá 
Saúl  en  Qahaa:  ¿  No  está  David  eacon. 
dido  en-  nnastia  tiana  en  laa  pe&as  úA 
bosque,  en  al  collado  de  Haonlla,  qua 
«iM  á  la  mano  derecha  del  desierto  ? 

10  Por  tanto,  lay,  descienda  ahora 
prasto  según  todo  el  deseo  de  ta  alma, 
y  noaotros  lo  entregarémoa  en  la  mano 
dalrey^ 

ai  Y  Saúl  d^:  Benditos  seáis  vos. 
eCroa  de  Jdiová  f,  que  habéis  tenido 
compaalan  de  mi. 

n  Id  pues  ahora,  apercibid  aun,  oon. 
slderad  y  ved  su  lugar  donde  tiene  el 
pió,  y  ouien  lo  haya  visto  alli ;  porque 
ae  me  ha  dicho  que  ól  es  en  gran  ma- 
nera astuto. 

S8  ConeiderBd  pues,  y  ved  tedoe  los 
esoondr^os  donde  se  oculta,  y  volved  á 
mí  oca  la  certidumbre,  y  yo  iró  oon 
voeotros:  qne  si  él  estaviere  en  la  ti. 
erra,  yo  le  busoaré  oon  todos  los  mi. 
llares  de  Jada**. 

54  Y  eUos  ae  levantaron,  y  aa  fticran  á 
Ziph  delante  da  Saúl :  mea  David  y  su 
gente  ufaban  en  el  desierto  de  Maon. 
en  la  Uanura  que  está  á  la  diestra  del 
desierto. 

55  Y  partióee  Saal  con  au  gente  á 
■hnacario :  pero  ftaó  dado  aviso  á  David, 
y  deseendió  i(e  alH  á  U  pe&a,  y  quedóee 
en  el  desierto  de  Maon.  Lo  cual  como 
Saúl  oyó,  siguió  á  David  al  desierto  de 


teL&t 

r&u. 


kU'M- 


mi 


18  Y  entrambao  Uclevon  alianaa  da. 
lante  da  Jdiová:  y*  David  se  quedó  en 
el  boequa,  y  Jonathan  aa  volvió  á  aa 


fl6  Y  Saúl  iba  iior  d  un  lado  dd  monte, 
y  David  oon  los  suyos  por  d  cero  lado 
dd  monte :  y  dábase  priesa  David  para 
Ir  delante  de  Saúl )  mas  Sanl  v  ios  suyos 
hablan  encerrado  á  David  y  á  su  gente 
para  tomarlos'. 

S7  Entonces  vino  un  inensiO*>v  á  Saúl 
diciendo:  Ven  luego,  porque  los  Phi> 
Ustéos  han  hecho  una  irmpdon  en  d 
pais. 

88  Volvióse  por  tanto  Sanl  de  per- 
seguir  á  David,  y  partió  contra  loe  Phl- 
liatóoa.  Por  esta  oausa  pusieron  á  aqnd 
lugar  por  nombre  Sela-hammahlecoth  |. 

CAPITULO  XXIV. 
AwftijMMfam  oea«4oa  d>  matar  á  Bamtno 
lo  kaee,  y  proMta  á  loi  «ityM  ti  kaeerlot  por 
«Myo  tiioMvo  rMoaoes  Anrf  la  »ao«Mi<M  d« 
David. 

ENTONCES  David  subió  de  allí,  y 
habitó  etf^s  parales  Alertes  da  En. 
gaddl*. 

8  Y  como  Saúl  volvió  de  los  PhUis. 
tóosli.dióronle  aviso  diciendo:  Hó  aquí 
que  David  e^á  en  el  desierto  de  JE», 
gaddi. 

a  Y  tomando  Saúl  trea  mil  hombrea 
escocidos  de  todo  Israd,  fbó  en  buaoa 
de  iMvid  y  de  los  sayos  por  las  cumbres 
de  loa  pefiascos  de  laa  cabraa  monteses. 

4  Y  como  llegó  á  una  nubada  de  ove. 
jas  en  d  camino,  donde  AoMa  una  cueva, 
entró  Saúl  en  ella  á  cubrir  sus  pies :  y 
David  y  los  suyos  estaban  á  los  ladoa  de 
la  cueva  e. 

5  Kntónoes  los  de  David  la  dUcnm: 
Hó  aquí  d  día  de  que  te  ha  dicho  Je. 
hová,  Bé  aqní  que  entr^  á  tu  ene- 
migo en  tua  manoa,  y  harás  oon  ól  como 
te  pareciere'.  Y  levantóae  David,  y 
caUadamente  cortó  la  orUIa  del  noanto 
de  Sanl. 

6  Deapues  de  lo  cual  d  coraxon  de 
David  «  le  golpeaba,  poique  habla  cor. 
tado  la  orilla  ad  manto  de  Saúl, 

7  Y  dijo  á  loe  suyos :  Jehová  me  guarde 


•Cap.  90. 18 
48. 
9Ba.8Lr. 


rBaLM.8. 

f  Jase.  17.  a. 
Mis.  111. 


•- 1  Bey.  18. 
10. 
Mle.S.1 


f8d.l7.». 
IL 
yUD.1.9. 


SSm 


iéU» 


•aGr.ao.a. 

»  Cap.  38. 88. 


•Bd.87,tii 
y  143,  tit. 


<ICap.98.B, 
11. 


•38a.Sl.ia 
Unan  8. 
90.21. 


;  1 


1 


•I 


AiCLafeL'UILfv 


LSAicim^.xxy. 


A.(Leir.l 


/38k;kl4 


'8>L7.4. 
Matt.i4. 

E0111.ULI7, 

ai. 


Pro.  18.8. 
y  a6.ao.  22. 
T29.ia 

XedM.7. 
21. 


•-8I8.8S.7. 
AC»p.26.2(l. 


ICip.26.90. 

7  48.1. 
T119.151 
Mié.  7. 9. 

"C»p.a&aá. 


•Hat.  «.44. 


P  8aL  18.20k 
Pío.  26.  21, 
22. 

<C*p.28.17. 


•-28^2LC3. 
•CBp.28.2B. 


o  Cap.  28.  8. 

Ka.  20. 29. 

Den.  84.  & 
iGM.21.2L 

Ka.  la  12L 

y  18. 8, 20. 
«C«p^2S.24. 


d«  haMT  tal  eam  oMHn  wú  mtltr,  el 
ungida,  de  JdurH^  q«e  yo  «fttleiid»  mi' 
nune  eontw  A',  peaqa»  e*  el  nngida 
de  JAoik/. 

a  Ad  4|uÁr«ntiA  David  4  loe  loyo*  eon 
patebne,  7  ne  les  pcmütió  que  te  IcTen- 
taeen  oootn  SmAg.  Y  Baal  ■■Uaade 
de-la  cuevtt,  ftiáie  m  ombíoo. 

9  Y  También  David  te  levantóideBpuea, 
y  Miiendo  de  la.  cueva  dio  voocí  &  las 

paldaft  de  Saúl,  dicidtado:  Bfi  tdkir 
el  rey.  T  aem»  Saal  vaktá  etrat,  David 
inclinó  m  rostro  á  tiena,  é  hiio  leve» 


10  T  d^  David  k  Sanl:  ¿ Por  cnié 
oyes  bu  imlabras  de  los  qne  dioen»  Mka 
qne  DsvU  pfoeuia  tu  mal*  ? 

11  Bé  aqui  han  visto  hey  tus  ojea 
oomo  Jehová  te  ha  hoy  puesto  en  mié 
manos  en  stto  coeva :  y  «Ucnuí  que  to 
matase ;  mas  te  perdoné,  povqne  d^« 
No  exMadevémi  maa»contca  mi  sellar, 
pofqne  ungido  «t  de  Jdiová. 

Ifl  Y  mira,  padre  mJo,  mira  aun  1» 
oillla,  de  tu  manto  en  mi  manot  pasque 
yo  coarté  la  orilla  de  tu  manto,  y  no 
te  maté.  Conoce  pues,  y  vé  que  no  hay 
mal  ni  traición  en  mi  mano,  ni  he  pe- 
cado oontra  tíi:  eon  todo  tú  andas  á 
caaa  de  mi  vida  para  quitármela*. 

15  Jugue  Jehová  entre  mi  y  ti,  y 
vengúeme  de  tí  Jehová:  empew>  mi 
mano  no  seráoontra  t£ 

14  Como  dice  el  ptoverUo  de  loa  aati-' 
guos.  De  los  impíos  saldrá  la  imniedai  t 
así  que  mi  mano  no  será  oontia  ti< 

L&  ¿  Tras  quien  ha  salido  el  «ey  de 
Israel ?  ¿A  quién  persigues ?  ¿ A  un 
penn»  muerto  ?  á  una  pui¿s<  ? 

16  Jeliová  pues  será  juez,  y  él  Jnigazá 
entne-mí  y  tí.   El  vea«,  y  sustente  mi 


qosNaksl 


H-M.,  y  me  defienda  de  tu  mano«. 

17  Y  aconteeió,  que  oomo  David  aeabd 
de  decir  estas  palabras  á  Saúl,  Saúl  dÍ)o<: 
i  No  es  esta  la  voc  tuya,  hijo  mió  David  ? 
Y  alzando  Saúl  su  vos  llord. 

18  Y  dUo  á  David :  Mas  luato  ere»  tú 
que  yo,  que  me  has  pagaoo  con  bien, 
hafaiiéadote  yo  pagado  eon  mal*. 

10  Tú  has  mostrado  hoy  que  has  hedió 
oonnigo  bien  j  pues  no  me  has  muerto, 
haUeadome  Jwová.puesto  en  tus  niai> 
nos. 

80  Poique  ¿quien  hallaiá  á  su  ene- 
raigD,  y  lo  d^Jaiá  ir  sano  y  salvo  ?  Je- 
hová te  pague  con  bien  por  lo  que  en 
este  dia  has  hecho  conmigo^. 

91  Y  ahora,  como  yo  entiendo  que  til 
ha»  de  reinar,  y  que  el  tatao  de  Israel 
ha  de  ser  en  tu  mano  firimy  eatoblc 9, 

8S  Jdrame  luego  ahora  por  Jehová» 
qiw  no  coitaiAs  mi  .simiente  después  de 
mí,  ni  raerás  mi  nerntae  de  la  casa  da 
mipadrer. 

23  Entonces  David  Juró  á  Saúl.  Y 
fuese  Saúl  á  su  easa,  y  Da' 


fuese  Saúl  á  su  easa.  y  David  y  los  suyos 
se  sintieren  al  sitio  fuerte  «. 

CAPITULO  XXV. 
JTiMra  flasMMi.  Nab€adelOamdemttapro- 
vieUm  S  David,  el  cmoI  vimtmtdo  emtra  U 
e$  preveaido  eom  la  pndeaeiade  jtbigaH^ 
nutferdeNaloL  TientNáboltiuUanuierUi 
y  IkuMUmapormttfetéAbiifaU. 

Y  MURIÓ  Samuel,  y  jilntése  todo  Is- 
rael, y  lo  llonwon*,  y  lo  sepultaron 
en  su  casa  en  Rama.  Y  levántese  Da<. 
vid^  se  fbé  al  desierto  de  Fanm*. 

S  Y  Y  en  Maan«  habla  un  hombre  que 
tenia  su  hacienda  en  el  Carmelo,  el  cual 
era  muy  rico,  que  tenia  tres  mil  ovqfas, 
y  mil  cabras.  Y  aconteció  hallane  es- 
quilando sus  oveias  en  el  Carmelo. 

8  El  nombre  de  aquel  varón  era  Na- 
bal, y  el  nombra  de  su  mujer,  AUgail. 


Y  era  amada  rot^  i 
dlmiaato«,  y  de  buen» 
hembee  eim  d«m,  y  de 
y  del  Un^  de  Calcb. 

4  Y  oye  Itevid  en  el 
eaquilww  «os  enrías  «. 

A  Bmdaoas  envld  David  diea  ortadss, 
y  díjoics :  Subid  al  Carmelo,  é  id  4.Na- 
bal,  y  saludadle  en  mi  nembtfe, 

6  Y  daeidle  asíi  Que  vivas,  y  sea  pax 
á  tí,  y  ñas  á  tu  IkunUla,  y  paa  á  todo 
enanto  nenes. 

7  Ha  poeo  snpvque  tienea  cM|iiÍlBdoi«>. 
Ahora,  á  los  pastores  tuyos  que  han 
estado  oon  nesetros*  mmoa  loa  mdnuí 
faena,  ni  les  flsKd  algo  estado  el  tiempo 
que  hú  estado  en  el  Carmdo. 

8  PrfMtunto  á  tus  oilados,  que  ellof 
te  lo  (Uxán.  Hallen  por  tanto  attos 
criados  grada  en  tus  qjos^  pues  oae 
venimos  en  buen  diat  ménnto  que  dss 
la  que  tuvieras  á  mano  á  tua  siarras,  y 
á  tu  hijo/ David. 

9  Y  coa»  llMaron  loa  eaiadoa  de  Da- 
vid» dyeton  á  Ni*ai  tddaa  estas  palabras 

!|probre  de  David,  v  callaran, 
■r  Nabal  respondió  á  los  criados  de 
P,  y  düo'.  dOulen  m  David?  ¿Y 
en  ee  «I  h\)o  di»  Isaif  ?  Mnahos  sier- 
vos hayhoy  que  se  huyen  de  sos  asAoves. 
II  ¿  Hl6  de  tomar  ye  ahom  mi  paa, 

ade 
hom- 


90. 


'0<i.ll| 


mi  agaa,  y  mi  vlotlma  qne  he  pcepara 

Kmls  esquiladores,  y  la  daré  «  hoi 
que  no  sé  de  donde  son  ? 


'?" 


/bdo. 
2. 


«Jueci 


19  Y  tomándose  ios  criados  de  David, 
volviéronse jKHT  su  camino;  y  vinieron 
y  dyñon  á  David  todas  estas  püalatans. 

18  Entóneea  David  dijo  á  sus  hom* 
iMMs:  Cí&ase  cada  uno  su  espada.  Y 
cillése  oada  uno  su  espada:  ^ambioi 
David  cifió  su  espeda  {  y  subieron  teas 
David  oomo  cuati  uuleu toe  hombraa,  y 
dqaron  dosoientaa  oon  el  bagaje*. 

14  Y  uno  de  los  criados  até  avilo  á 
AUgaU,  nmjar  de  Nabal,  dteicndo:  Hé 
aquí  David  envió  mensl^eraa  del  da* 
sioto  qne  saludasen  á  nuestro  amo,  y 
él  los  ha  caherldo. 

15  Mas  aquollos  hembras  nos  han  Mo 
muy  buenos,  y  nanea  nos  han  heoho 
fbena,  ni  ninguna  cesa  nos  ha  faltado 
en  todo  el  tleniiio  qnahemoa  eonrvciaado 
oon  ellos,  mientras  harnea  ortado  en  d 
oampo'.- 

10  Haimoa  sido  por  mura*de  dU»  y  de 
noche  todos  los  aias  oue  hemos 
oon  ellos  apacentando  las  ovejas. 

17  Ahora  pues,  entienda  y  mbra  lo  que 
has  de  hacer,  porque  el  mal  está  dd 
todo  resuelto  contra  nuestra  amo,  y  f»n- 
tn  toda  su  cas»:  pues  él  es  un  hembra 
tan  mato  I,  que  no  h^r  qnien  pueda 
hablarle. 

18  Entóneos  AUgaU  toaaó  luego  dos- 
olentas  panes,  y  «loe  eneros  de  vino,  y 
oinso  ovqjas  guisadas,  y  cinoo  medidas 
de  grano  tostado,  y  alen  hilos  de  uvaa 
pasas,  V  doseieotos  panas  de  lilgoe  saoos, 
y  cargólo  en  asnos  i. 

19  Y d^o  á  sus  eiiades:  Id  delante  de 
mí»,  qne  yo  oa  ssgnlrí  luego.  Y  nada 
deeUÚo  á  su  marido  Nabal. 

90  Y  sentándose  sobra  un  asno  desean- 
dio  por  una  parte  secreta  del  monte,  y 
hé  aquí  David  y  los  suyos  que  venían 
Atente  á  ella ;  y  ella  les  fué  al  enenontro. 

91  Y  David  haUa  dioho:  Ciertamonia 
en  vano  he  guardado  todo  lo  qne  este 
tlona  en  el  desierto,  sin  que  nada  la 
haya  faltado  de  todo  cnasito  er  «ayo ;  7 
él  me  ha  vuelto  mal  por  bien*. 

99  Asi  haga  Dios,  y  así  añada  á  loe 
enemigos  de  David,  que  de  aquí  á  ma- 
fiana  no  tengo  de  d^ar  de  todo  lo  qne 
ftaera  suyo  tu  aun  meante  á  la  pared  •. 


*C»F« 


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Pío. 

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A.C.ekt.lM9. 


L  SAHTTBL,  ZXVH,  XXym. 


JuCLdr.UH 


7U.IS. 


A0ip.a4J<. 


A28ft.l4.1& 

ICap.S«.U. 
«Gap.l&SL 


«  Sal.  7.  8. 
7 18.30. 


•8ia.l8,tlt. 
78117.18. 

i  Cor.  1.9. 
10. 

'Gm.n.38. 
ü  M.  17. 
Bam.8.88, 
87. 


•U.1D.9I, 

7a.u. 


mu 


IS  Limóte  pon  David  U  Imta,  7  la 
botya  de  agua  de  la  eabeoera  de  Sánl,  7 
ftiéiiiiiae ;  qae  no  hubo  nadie  qoe  Ticáe» 
ni  entendiew,  ni  TclaMt  puat  todos  dor- 
mian :  porque  un  ndoAmdo  mefto  emb- 
odo de  Játawk^  haoia  eaido  aobie  etloa. 

18  Y  pauado  David  de  la  o«ra  parte, 
pdMM  decTlado  en  la  camtM»  del  monte» 
Jtabíemdo  grande  distancia  entie  ello» : 

14  Y  dio  Tooet  David  al  pueblo,  7  4 
Abner,  li^o  de  Ner,  dioiendo:  a  rio 
respondes.  Afanar  ?  Entdnoas  Abner 
respondió,  7  d^o :  ¿  Qnien  eres  td  jm 
das  Toocs  al  re7  ? 

15  Y  dúo  David  4  Abner:  ¿  No  eres 
vamn  tn  ?  ¿  Y  oaien  kojf  eomo  td  en 
Israel  ?  ¿  Poique  pues  no  has  guardado 
ai  re7  tu  sefior  ?  Que  4ia  entiáido  ano 
del  pueUo  á  matar  í  tn  icfior  d  rqr. 

16  Esto  que. has  hecho  no  eetá  bien. 
Vive  JehoT&  que  sods  dignos  de  muerte, 
que  no  halieis  gtvudado JL  vuestro  seiVor, 
al  ungido  de  Jehová.  Mira  pues  ahora 
donde  t$tá  la  Uuua  del  rey,  7  la  botUa 
del  agua  que  tttaba  &  su  oabec«ra. 

17  X  eonoeiendo  Saúl  la  voz  de  David, 
dijo :  ¿  No  ««  esta  tu  vos,  h^o  mió  Da- 
vidA  ?  Y  David  re^Mmdió:  Mi  toc  et, 
r^  seflor  mió. 

18  Y  d^o :  ¿  Por  qué  persigue  así  mi 
sefior  á  su  siervo  ?  Qué  he  hecho  ?  ¿  Que 
mal  hay  en  mi  mano  ? 

19  Ruego  pues  que  el  i«7  mi  se&or 
oin  ahora  las  palaibras  de  su  siervo!  8i 
Jdu»vA  te  incita  contra  mi',  acepte  un 
sacrificio :  mas  si  Auren  hijos  de  hom. 
brea,  malditos  dice  en  la  piasencia  de 
J^ová,  que  me  han  echado  I107.  para 

[ue  no  me  junte  en  la  heredad  ac  Je- 
vá,  diciendo*;  Vé  7  sirve  &  dioses 
ágenos. 

90  No  caiga  pues  ahora  mi  sangre  en 
tierra  ddante  de  JéboHk'.  poique  ha 
salido  d  re7  de  Isxad  it  buscar  una 
pulga,  así  como  quien  persigue  una  per- 
dis por  los  montes. 

81  Entonces  d^  Saúl:  He  peeado«: 
vuélvete,  UJo  mió  David,  que  ningún 
mal  te  haré  mst,  pues  que  mi  vida  ha 
sido  estimada  lu>7  en  tus  ojos.  Hé  aquí 
70  he  hecho  neciamente,  7  he  enredo 
en  gran  manera. 

88  Y  David  respondió,  7  dijo :  Hé  aquí 
la  lanza  del  re7{  pase  acá  uno  de  los 
cxiadoi,  7  tómela. 

88  V  Jehová  pague  á  cada  uno  su 
justicia,  7  su  lealtad»:  que  Jdiová  te 
habla  entregado  ho7  en  nú  mano,  mas 
70  no  quise  extender  mi  mano  sobre  el 
ungido  de  Jdiová. 

84  Y  hé  aquí,  como  tu  vida  ha  sido 
estimada  ho7  en  mis  ojos,  así  sea  mi 
vida  estimada  en  los  ojos  de  Jehová,  7 
me  libre  de  toda  aflicción  •. 

86  Y  SbuI  dUo  á  David:  Bendito  ertí 
tü,  hijo  mió  David  t  sin  duda  ejecutarás 
ttf  grandes  emnresas,  7  prevaleeeráBj». 
Entonces  David  se  fué  su  camino,  7 
Saúl  se  volvió  á  su  lugar. 

CAPITULO  XXVII. 
Davtíí,  vor  huir  de  tai  mamo$  dé  8(nd,  ««m 
á  AehU,  rm  dt  IM  J^OiMfca  m  Oath,  d 
ewU  lo  rtait  kumanammtt,  y  le  dad Bie- 
lag  dona»  AoMte.  JDetde  aUC  Meia  ineuT' 
atinee  m  la  Utrra  de  lo»  mnmAgoa. 

Y  DI  JO  David  en  su  corazón:  Al 
fin  seré  muerto  algua  dia  por  la 
mano  de  8aul«j  nada  por  tanto  me 
será  mrior  que  nigaxme  á  la  tíena  de 
los  Phiastéos,  para  que  Sanl  se  d^  de 
mí,  7  no  me  ande  muoando  mas  por 
todos  los  términos  de  Israel,  7  a«i  me 
eioaparé  de  sus  manos. . 
8  Levantóse  pues  David,  7  con  los 


seiselcDtos  hombres  que  fcnla  eoásigo, 
wóeeá  Achlsb,  ^)o  de  Maoeh,  i«7 de 

8  Y  moró  David  con  Achia  en  Gath, 
él  7  los  SU70S,  cada  uno  con  sn  fcmllia : 
David  een  sos  dos  mujeres',  Aliinoam 
Jenedita,  7  Aliigaii,  la  f  w  /Wé  nwjer 
de  Nabal  el  del  Carmelo. 

4  Y  vino  la  nueva  á  Saúl  que  David 
se  halda  huido  á  Oath,  7  no  lo  buscó 


6  Y  David  d^  á  AohU :  8i  be  hallado 
ahora  gracia  en  tus  ojos,  seame  dado 
lugar  en  alguna  de  las  dndadea  de  la 
tieba,  dondie  halilte ;  porque  «  ha  de 
morar  tu  siervo  contigo  en  la  cindad 
xsal? 

6  Y  AohU  le  did  aquel  dU  á  Sldag< 
Da  aquí  fué  Siclag  de  los  reyes  da  Jada 
basta  I107. 

7  Y  filé  d  nitmero  de  los  dias  que 
David  habitó  en  la  tierra  de  los  PhUis- 
téos,  cuatto  meses  7  algunos  dias. 

8  Ysnbia  David  oon  bw  siqrea,  7  hadan 
entradas  en  los  Gcsuréos,  7  en  loa  0«r- 
aéos,  7  en  los  Amaledtas :  porque  estos 
habitaban  de  larao  tiempo  la  tiem, 
desde  como  se  vá  4  Sur  •  iMste  la  tietxa 
de  Egipto. 

9  Y  heria  David  el  pais,  7  no  delaba 
á  vida  hombre  ni  mujer;  7  llevábase 
las  ov^as,  7  las  vacas,  7  loa  asnos,  7 
los  camellos,  7  las  ropas,  y  volvía,  7 
veníase  á  Achís. 

10  Y  deda  Achls:  f  Donde  hahds cor- 
rido hov  ?  Y  David  deda:  Al  Mediodía 
de  Jndá,  7  d  Mediodía  de  Jcranted/, 
ó  contra  d  MediodU  de  Ceni#. 

11  Ni  hombre  ni  mujer  dejaba  4  vida 
David,  que  viniese  á  Gath,  diciendo 
para  iii  Poique  no  den  aviso  de  noso- 
tros diciendo,  Esto  hizo  David.  Y  esta 
era  su  costumbre  todo  el  tiempo  que 
moró  en  tierra  de  los  PhlUstéos. 

18  Y  Achls  crda  á  David,  dioiendo: 
El  se  haoe  abominable  en  su  pueblo  de 
Israd,  7  así  será  siempre  mi  siervo. 

CAPITULO  XXVIII. 
Qmrra  i*  toe  PhOieUoe  etmtra  lo»  ttr^Mutt 
eoiuiMa  Sami  árnnaPuIhoidta:  y  b  mm- 
rtee  Áteme!,  «i  cual  k  ommeto  «a  prgKÍma 
ruina. 

Y  ACONTECIÓ  que  en  aquelloadias 
los  Fhilistéos  Juntaron  sus  campos 
para  pelear  contra  IsraeL  Y  dijo  A«mts 
á  David :  Sabe  de  derto  que  has  de  salir 
conmigo  á  campafia,  td  7  los  tu7oa. . 

8  Y  David  respondió  4  Achls:  Sabias 
pues  lo  que  hará  tu  siervo.  Y  Achls 
dUo  á  David :  Por  tanto  te  haré  guarda 
de  mi  cabeza  todos  los  dias. 

8  Ya  Samuel  era  muerto*,  7  todo  Is- 
rael lo  haUa  lamentado,  7  habíanle 
sepultado  en  Rama,  en  su  ciudad.  Y 
Saúl  habla  echado  de  la  tierra  fr  los 
encantadores  7  adivinos. 

4  Pues  como  los  PhiUstéos  se  Juntaron, 
vinieron  7  asentaron  campo  en  Snnam : 
7  Saúl  Juntó  4  todo  Israd,  7  asentaron 
campo  en  Gilboa  «. 

5  Y  cuando  vio  Saúl  d  campo  de  los 
PhiUstéos,  temió,  7  turbóse  sa  ooraxon 
en  eran  manera^. 

0  Y  consultó  Saúl  4  Jdiov4 ;  pero  Je- 
hov4  no  le  respondió*,  ni  por  sueikis» 
ni  por/  Urim,  ni  oatg  profetaa. 

7  Entonces  Saúl  dijo  4  sus  criados: 
Buscedme  una  m^fer  que  tenga  etaMiu 
dé  FTthon,  para  que  70  va7a  4  ella,  7 
por  medio  oe  ella*  pregunte.  Y  aus 
orlados  le  reqiancUeron:  Hé  aquí  áoy 
una  mujer  en  Endor  que  tiene  espíritu 
dePython. 

8  Y  disflraaóse  Saúl,  7  pdsose  otros 


LBAinim,  xzu,xxz. 


P'í 


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iHBIIB*  £  mi  Hlbir  rl  raí  í 
ITMib  i-fjuilK  i  tena.  ;  «Is! 


^r  linaUH  DnSdi  niib 
«I  lo!  luUBiiK :  T>n  FU 


X  Bmn  á  BIdI—  il Ltm^,  _ I 
loa  di  AuJii  liüfan  hiniUdí  —  -' 
UidUdla,  ]  lOdui  1  lublu  < 


A.  C.  cir.  lose. 


LSAttUEL,  XXXT. 


A.Q.iit.m 


tCap.  2S.  42. 


«  Ex.  17.  4. 

d  C»p.  1. 10. 

Jaao.l8.'i5. 

X  8*.  17.  8. 

a  Bey.  4. 27. 
«  Bikl.  18. 6. 

y  M.  1,  8. 

y  «0.1,  a. 

y  42.  ft.  11. 

Lee.  1.4. 
L2S.4. 
Bo.  8. 81. 
a  Cor.  1.  6, 
10. 

Heb.  13.  S. 
/Up.a3.a.9. 


'ier.21. 


«Chi.14.27. 
Joee.  1&19. 


<  a  Sa.  8. 18. 
I  Bey.  1.38, 

Bi.  35.  le. 
Soph.  a.  64 


ft^w.  8. 
Gen.  14.14. 
16. 


5  Lai  doc  mujeres  b  de  Darid,  Ahi- 
noam  Jezreelita*  i  Ablgall  la  jim  fué 
mujer  de  Nabal  ael  Oarmelo,  también 
eran  cautivas. 

6  Y  David  fué  muy  angustiado,  por- 
que el  pueblo  hablaba  de  apedxearlo«; 
porque  todo  el  pueblo  estaba  oaa  ánimo 
aimarsorf,  oada  uno  por  sus  h^os  y  por 
sus  hijas :  mas  David  se  esforzó  en  Je- 
hová  su  Dios  «. 

7  Y  dijo  David  al  sacerdote  Ablathar, 
hijo  de  Ahimelech:  Yo  te  ruego  que 
me  acerques  el  Ephod/.  Y  Abiatnar 
aocreó  el  Ephod  á  David. 

8  Y  David  consultó  á  Jéhová  dicien- 
do :  ¿  Seguiró  esta  tropa  ?  ¿  Podréla  al- 
canzar ?  Y  él  le  d^o :  Sigúela,  que  de 
cierto  la  alcanzarás,  y  sin  &Ita  Ubracia 
lapreia. 

9  Partióse  pues  David,  él  y  loa  sel»- 
cientos  hombres  que  con  él  estaban,  y 
vinieron  hasta  el  torrente  de  Bcrár, 
donde  se  quedaron  algunos. 

10  Y  David  siguió  W  ateanee  oon  oua- 
trocientos  hombres,  porque  se  quedaron 
atrás  doscientos,  que  cansados  no  pudie- 
ron pasar  el  torrente  de  Besor;. 

IL  V  hallaron  en  el  campo  un  hombre 
Egipcio,  el  cual  tr^Jeion  á  David,  y 
dléronle  pan  que  comiese,  y  á  bebec 
agua : 

IS  Dléronle  también  un  pedazo  de 
masa  de  higos  secos,  y  dos  hilos  de  pa- 
sas. 7  lueso  que  comió,  volvió  en  él 
su  e^irituA:  porque  no  habla  oomido 
pan,  ni  bebido  agua,  en  tres  dias  y  tres 
noches. 

18  Y  díjole  David :  ¿  De  quien  «re*  td  ? 
¿Y  de  donde  eres  ?  Y  respondió  el  mozo 
Egipcio :  Yo  soy  siervo  die  un  Amaleci- 
ta,  y  dejóme  mi  amo  hoy  ha  tres  dia», 
pcútiue  estaba  enfermo. 

14  Pues  hicimos  una  incursión  á  la 
parié  del  Mediodía  de  Cerethi',  y  á 
Judá.  y  al  Mediodía  de  Caleb,  y  pusi- 
mos ruego  á  Siclag. 

15  Y  dUole  David:  ¿  Me  llevarás  td 
á  esa  tropa  ?  Y  él  d\io :  Hazme  Jura- 
mento por  Dios,  que  no  me  matarás, 
ni  me  entregarás  en  las  manos  de  mi 
amo,  y  yo  te  Uevaré  á  esa  gente. 

16  Llevólo  pues:  y  hé  aquí  que  es- 
taban derramados  sobre  la  haz  de  toda 
aquella  tierra  comiendo  y  bebiendo,  y 
haciendo  fiesta,  por  toda  aquella  gran 

Sresa  que  hablan  tomado  de  la  tierra 
e  los  Phllistéos,  y  de  la  tierra  de  Judá. 

17  E  hiriólos  David  desde  aquella  ma- 
ñana hasta  la  tarde  del  dia  siguiente : 
y  no  escapó  de  ellos  ninguno,  sino  oua- 
trecientos  mancebos  que  hablan  suUdo 
en  camellos,  y  huyeron. 

18  Y  libró  David  todo  lo  que  los  Ama- 
leeitas  hablan  tomado:  y  asimismo  li- 
bertó David  á  sus  dea  mujeres. 

19  Y  no  les  &ltó  cosa  chica  ni  grande, 
asi  de  hijos  como  de  hijas,  del  robo,  y 
de  todas  las  cosas  que  les  hablan  toma- 
do :  todo  lo  recobró  David  *. 

20  Tomó  también  David  todas  las  ove- 
jas, y  ganados  mayoro,  y  trayendolo 
todo  delante,  decían:  Sísta  es  la  presa 
de  David. 

81  Y  vino  David  &  los  doscientos  hom- 
bres que  hablan  quedado  cansados,  y 
no  hablan  podido  seguir  á  David,  á  loa 
cuales  hablan  hecho  quedar  en  el  tor- 
rente de  Besor:  y  ellos  salieron  á  reci- 
bir á  David,  y  al  pueblo  que  con  él 
Sitaba.  Y  como  David  11^  a  la  gente, 
saludólos  con  paz. 

as  Entonces  todos  los  malos  y  perver- 
sos de  entre  los  que  hablan  ido  con  Da- 
vid, respondieron  y  dieron :  Pues  que 
no  ftieron  oon  nosotros,  no  les  daremos 


de  la  presa  que  hemos  quitado,  sin»  á 
oada  uno  su  mi\}er  y  sus  hyas,  lot  oaalcí 
tomen  y  se  v«yan. 

S3  Y  David  dijo:  No  hágala  eso,  her- 
manos míos,  de  lo  que  xu»  ha  dada 
Jehová,  el  cual  nos  ha  guardado,  j 
entregado  en  nuestras  manos  la  caterva 
que  vwo  sobre  nosotros. 

24  ¿  Yquienosescuohaiáenestecaso? 
Porque  igual  parte  ha  de  ser  Is  de 
los  que  vienen  á  la  batsdla,  y  la  de 
los  que  quedan  al  bagaje:  que  partan 
Juntamente'. 

85  Y  desde  aquel  dia  en  adelante  foé 
esto  puesto  por  ley  y  ordenanza  en  Israel 
hasta  hoy. 

96  Y  como  David  llagó  á  Siclag,  envió 
de  la  presa  á  los  anoiaaos  de  Judá,  sus 
amigos,  diciendo:  Hé  aquí  «na  bendi- 
ción para  vosotros  de  la  presa  de  los 
enemigos  de  Jehová. 

87  Asimimü  envió  á  los  que  estaban 
en  Beth-el,  y  en  Ramoth  al  Medio- 
día "•,  y  &  los  que  estaban  en  Jattir : 

88  Y  á  los  que  eittiban  en  Aroer,  y  en 
Siphmoth,  y  á  los  que  estaban  en  Es- 
themoa : 

S9  Y  á  los  que  estelan  en  Radiil,  y  á 
los  que  en  las  oindades  de  Jenmeel,  y 
&  los  que  en  las  ciudades  del  Oinéo : 

00  Y  á  los  que  tUabam  en  Horma,  y  á 
los  que  en  Chorasen,  y  &  los  que  en 
Athach: 

81  Y  4  los  que  estaban  en  Hebron,  y 
en  todos  los  lugares  donde  David  habla 
estado  con  los  suyos. 

CAPITULO  XXXL 
Daie  la  batalla  snlre  ¡os  UrcuiOas  y  los  F%i- 
lislíos,  en  ¡a  que  el  campo  de  Itrad  ful 
desbaratado,  flMMtt»  Baut,  y  sus  k^,  y  im»- 
dtosislos  ítroslita»,  y  sus  cuerpos  v  armas 
Oevados  e»  tn^fo  por  los  Fküisttos  é  eu 
tierra.  Los  de  Jales  de  Qalaad  \utiast  d 
cuerpo  de  Batd,  y  los  de  sus  hijos,  is  ks 
PhitisUos,  y  los  «gHittan  en  su  lierra. 

LOS  Phlllatéos  pues  pelearon  oon  Is- 
rael* :  y  los  de  Israel  huyexoa  de- 
lante de  los  Phllistéos,  y  cayeron  muero 
tos  en  d  monte  de  Gilboab. 

8  Y  siguiendo  los  PhiUstéos  á  Saol  v 
á  sus  hííos,  mataron  &  Jonathan,  y  a 
Abinadab,  y  á  Melchlsua,  bijas  de 
Saul«. 

8  Y  agravóte  la  batalla  sobre  Sanl<<« 
y  le  alcanzaron  los  flecheros  t  y  tuvo 
gran  temor  de  los  flecheras. 

4  Entonces  dijo  Saúl  &  su  eseudcro: 
Saca  tu  espada,  y  pásame  oon  tila»,  por- 
que no  vengan/  estos  indrenndsos,  y 
me  pasen,  y  me  escarnezcan.  Mas  sa 
escudero  no  quería,  porque  tenia  gran 
temor.  Entonces  tomó  Saúl  la  espada, 
y  echóse  sobre  ella. 

5  Y  viendo  su  escudero  á  Saúl  muer» 
tó,  él  también  se  echó  sobre  su  eqpada, 
y  murió  con  él. 

6  Así  murió  Satú  en  aquel  dia,  jun- 
tamente oon  sus  ties  hijof  ^,  y  su  escu- 
dero, y  todos  sus  varones. 

7  Y  los  de  Israel  que  eran  de  la  otn 

Jarte  del  valle,  y  de  la  otra  parte  del 
ordan,  viendo  que  Israel  había  huido, 
y  que  Saúl  y  sus  hijos  eran  muertos, 
dejaron  las  ciudades,  y  huyeron ;  y  lo* 
Phllistéos  vinieron,  y  habitanm  en  días. 

8  Y  aconteció  el  sigiasvie  dia,  qne 
viniendo  los  PhiUstéos  á  despojar  los 
muertos,  haUaroin  á  Saúl  y  át  sus  tres 
hijos  tendidos  en  el  monte  de  Oilboa. 

0  Y  cortáronle  la  cabeza,  y  desnudá- 
ronle las  armas :  y  enviaron  á  tíecn  de 
los  Phllistéos  al  contorno,  para  «le  I» 
noticiaran  en  el  templo  de  sus  nulas» 
y  por  el  pueblo. 

10  Y  pusieron  sus  armas*  eo  «1  tanquo 


ijiiee.9.1 
yl7.l6> 


fCd&KM. 


Ui  BAjnjXL^  I,  n. 


A.aflir.lOM. 


MlU. 
IL2LU. 

■■17.U. 
IM.1.27. 


li'>  V  BBlfW,  m  eocvpo  en 
•I  mn»  de  BMlk*Ma*. 

11  Mm  ojrendoi  Icm  de  Jabea  de  6a* 
had  aMo  que  loa  PhUlMéoa  hleiemn  á 
8«nl, 

18  Todoa  loa  hombcaa  valieotes  m  le- 
▼antaron,  j  anduvienm  toda  aquella 


Laioü 


el  enano  de  Baol* 
amoa,  M 


>  7  ^sitann 
y  los  eaerpoa  de  ma  mea,  dai  mera  de 
BcCh.ian:  y  viniendo  á  Jabea,  qumá* 
mulos  altt». 

18  Y  tomando  sea  hvasot*,  seiniltá- 
ronlos  debajo  de  un  árbol  en  JaGcs,  y 
ayonaxott  siete  días  •• 


SEIGUNDO  LffiRO  DE  SAMUEL 


^«».«U7, 


t' 


.*>ill. 


1t 


13L 

n. 


CAPITULO  1. 
Ftmt  la  ««Ma  d  David  dt  le  «nurf*  éh  SatU 

£i»mt$híío»,fdtlaémTataidpiiM»,p9r 

flMtfer  al  wwmtfiro  f««  d^  koMe  «««rfo 
tf  flaal,  y  l«  «roto  n»  tarma.  MndMha  á 
&■{  y  4  JomaOum  eamtamdo  mu  aiabanmiM. 

Y  ACONTECIÓ  después  de  la  muer, 
te  de  Saúl,  que  vuelto  David  de  la 
denota  de  los  Amaleoitas*»  estuvo  doi 
diasen  Slolag: 

5  Y  al  tener  día  acaedd,  que  vino  uno 
dd  campo  de  8anl,  rotos  sus  vestidos, 
V  aparada  tiem  soblc  tu  eabexai;  y 
ilyndo  á  David,  poatr^Sse  en  ttenra,  é 
biso  nvetencia» 

3  Y  DBHnmtdle  David:  De  donde  vie- 
nes ?  V  A  •respondió :  Heme  eeoapado 
del  eampo  de  Israel. 

4  T  David  le  dijo :  Qué  ha  aeontecldo  ? 
Raégote  que  me  lo  digas.  Y  él  respon- 
dió: El  pueblo  bvyó  de  la  batalla,  y 
también  mueboa  d¿  pueblo  cayeron  y 
sen  muertos :  también  fiaul  y  Jonathaa 
sa  1^  muricnin. 

A  Y  dije  David  á  aquel  mancebo  que 
le  daba  las  nuevas :  ¿  Como  sabes  que 
Saal  es  muerto,  y  Jonathan  su  lUJo  ? 

6  Y  d  manoebo  que  le  daba  las  nue- 
vss  respondió:  Casualmente  vine  al 
aaonte  de  OUboa,  y  hallé  á  Saúl  que 
citaba  recostado  sobre  su  lanza,  y  ve* 
nisa  tías  él  carros  y  gente  de  4  caballee. 

7  T  come  él  miró  atrás,  vidme  y  lla- 
móme. Y  yo  dye :  Heme  aquí. 

8  Y  él  me  dQo :  Quien  «res  ttf  ?  Y  yo 
le  respondí:  Boy  Amaleoite. 

9  T  él  me  volvió  é  decir :  Yo  te  rue^ 
que  le  pongas  sobre  mí,  y  me  mates, 
poique  me  toman  angustias,  y  toda  mi 
sima  nlA  ana  en  mí. 

10  To  entonces  pdscne  sobre  él,  y  má- 
telo, porque  sabia  que  no  oodia  vivir 
deipves  de  su  calda :  y  tomé  la  corona 
qM  taija  en  su  oabeea,'y  la  akarca  que 
traía  en  su  braco,  y  helas  traído  acá  & 
mlieAor. 

11  Entonces  David  tiubando  de  sus 
vesüdesrf  rom|dóloa,  y  lo  mismo  hide- 
nn  los  homlaes  que  eetabaa  con  él. 

U  Y  Uoraiion,  y  lamentaran,  y  ayn* 
Dsnm  hasta  la  tarde,  por  Saúl  y  por 
Jonathan  su  hijo,  y  por  el  pueblo  de 
JdK>v&,  y  por  la  casa  de  Israel,  porque 
haUan  eáido  á  euohiUo. 

IS  Y  David  d^o  á  aquel  manoebo  que 
le  haUa  traído  laa  nuevas :  ¿  De  donde 
«Ns  té?  Y  a  lespendiót  Yo  soy  hijo 
de  un  extranjero,  Amaleeita. 

U  Y  d^le  David :  ¿  Como  no  tuviste 
temor  de  estender  tu  nano  penmater 
alM^deJefaová*? 

18  Entonces  llamé  David  uno  de  los 
«Moeebos,  y  dijole :  Llega,  y  mátalo. 
Téllohiri«í;vi£nrlé. 

18  Y  Dmrid  le  dijo:  Tu  sangra  ata 
*ilue  tu  cabeía/,  pnee  que  tu  boca 
MMigaó  eoetra  tí  díoicnda :  Yo  maté 
daoridodeJdiová. 

» J  Y  endeché  David  &  flanl  y  á 

'«■tban  iu  hyooon  esta  endeeha. 


18  (DUo  también  que  eneeBasen  al 
arcoy  &  loe  hijos  de  Judá.  Hé  aquí  que 
Aii  está  escrito  en  el  libro  del  detecho  |.) 

10  Pereeid»  ha  lo  ^ria  de  Israel 
sobre  tus  oaontafias :  ¿  como  han  caldo 
los  valientes  ? 

80  No  lo  denundcis  en  OathA,  no 
deis  las  nuevas  en  las  plazas  de  As- 
oalon;  jporque  no  se  alegren  laa  hijas 
de  los  Fhilistéos,  poique  no  salten  de 
gozo  las  hijas  de  los  inoircaoeisoe. 

81  Montas  de  Oilboa,  ni  rodo  ni  lluvia 
taiga  sobre  voeotios,  ni  Mat«  tlenraa  de 
ofrendas:  poique  allí  fué  rteenuhsdu  el 
escudo  de  loa  valientes,  el  escudo  de 
Baúl,  como  si  no  hubiera  sido  ungido 
eon  aceite '. 

88  Sin  sangre  de  muertoa,  sin  grosura 
de  valientes,  el  aroo  de  Jonathan  nunca 
volvió  atrás,  ni  la  espada  de  Saúl  se 
tomó  vada. 

88  8anl  y  Jonathan,  amados  y  queri- 
dos en  su  vida,  en  su  muerta  tampoco 
fueron  apartados*:  mas  ligeros  que  á- 
güilas,  mas  fuertes  que  leones. 

84  Hijas  de  Israel,  Uorad  sobre  Saúl, 
que  os  wstia  de  escarlata  en  regodjca, 
que  adornaba  vuestras  ropas  con  orna- 
mentos de  oro. 

86  ¿  Cómo  han  caldo  los  valientes  en 
medio  de  la  batalla  ?  Jonathan,  muerto 
en  tus  alturas! 

80  Angustia  tengo  por  tí,  hermano 
mió  Jonathan,  que  me  fuiste  muy  dul- 
ce: mas  maravilloeo  me  fué  tu  amor 
que  el  amor  de  las  miseree'. 

87  i  Cómo  han  caldo  ios  valientes,  y 
perecieron  las  armas  de  guerra^  ? 

CAPITULO  II. 
David  viene  á  Hébnm,  donde  et  nmgtdo  por 
rey  por  loe  prtneipalee  de  JudA  DJ  la» 
gñuiaa  é  lo»  d»  fábe*  por  luim-  enterrado 
áBamí  Mmer,  general  dd^féretto  de  Baui, 
katieitdo  heého  prodamar  reg  á  Itboeetk, 
hifo  de  Banl,  tiene  ima  eeearomnea  eon  la 
gente  de  IkuM,  en  fOt/ué  vemeldo. 

DESPUÉS  de  esto  acontado  que 
David  consulté  á  Jdiová*,  dicien- 
do: ¿Subiré  á  alguna  de  las  dudades 
de  Judá  ?  Y  Jehová  le  reqxmdió :  8ube. 
Y  David  tomé  á  decir:  Adonde  su- 
biié?  YélledQo:  A  Hebnnb. 

8  Y  David  subió  allá,  y  con  él  sus  dos 
mujeres,  Ahlnoam  Jezieelita,  y  Ahí- 

Ídl,  la  fiM  >é  miOer  de  Nabal  del 
iarmdo«. 

9  Y  llevé  también  David  consigo  los 
hombres  que  con  él  hablan  estado', 
oado  uno  con  su  familia;  los  cuales 
moraron  en  las  ciudades  de  Hetnmi. 

4  Y  vinieron  los  varanes  de  Judá,  y 
ungieron  allí  á  David  por  rey  sobre  la 
casa  de  Judá.  Y  dieron  aviso  á  David 
diciendo:  Loe  de  Jebes  de  Oalaad  «m 
los  que  sepultaron  á  Saúl «. 

6  Y  envió  David  mensajeroe  á  loe  de 
Jabes  de  Oalaad  diciendoles:  Benditos 
eeai»  voeotros  de  Jehová,  que  habéis 
hecho  esu  misericordia  con  vueetro 
aeflor  Saúl  en  haberte  dado  sepultun. 
I   0  Ahora  pues  Jehová  haga  con  vos. 


■■Am.6.10. 

■S8a.a.4,S. 

721.12,14. 

•6sn.eO.10. 


A.  c.  ion. 

f  wr.S. 

iLOirodr 

JaAer. 

k  Ule.  1. 10. 


«- 1  Be.  10. 1. 


i  18a.  81. 1, 

4. 


ilSa.  18.1,8. 
720.17,41. 
7  98.18. 

•K}»p.l9.26. 


•  Jase.  1. 1. 
lSa.2S.2. 
4.10. 

»0ap.5.1.& 


«18a.  30.  & 

rfl8a.37.2S. 
1  Cr.  18. 1. 

etc. 


«lea.  81.11, 
13. 


A.C.olr.lMSb 


n.  SAMUEL,  nL 


A.adr.: 


/aTla.1.16. 
18. 


'18*.  14.50. 
A 1  Cr.  8.  S8. 


» •  Cwp.  5.  6. 
Ifiay.aill. 

tJot.  1(V2,4» 

la. 


( Jar.  41.  IS. 


f  El  campo 
deloB/iur- 

tM. 


"C*p.3.L 

"  ICr.  %  16. 
•  1  Cr.  IX  8. 


7  Cap.  4.0. 
y».  101 


otvM  miaofloenUa  y  vodad :  y/  yo  tain- 
bien  ot  haxé  btan  por  cMo  tfim  hab^ 
heoho. 

7  Esfltéreeiue  imn  ahora  Tuotna  ma- 
nm,  y  aed  TaMwitw;  pac»  qae  mnatto 
S«ul  mMtro  seBor»  lo»  de  la  eaaa  de 
Jndá  me  han  angido  por  rey  sobre  dloa. 

8  ^  Mas  Atañer,  hijo  de  Nerf ,  general 
del  ^éreito  de  Saúl,  tomó  &  Is.boseth*, 
14)0  de  Saúl,  é  hizolo  pasar  al  real : 

9  Y  alzólo  por  rey  sobte  Galaad,  y 
sobre  Oeasuri,  ▼  sobre  Jezred,  y  sobre 
Ephraira,  y  sobre  Benjamín,  y  sobre 
todo  Israel. 

10  De  cuarenta  aflos  era  Is.4MMicth, 
hilo  de  Sattl,  ciumdo  comenzó  á  reinar 
sobre  Israel,  y  reinó  dos  aflos.  Sola  le 
casa  de  Jada  seguía  á  David. 

11  Y  fué  el  ndmero  de  los  dias  que 
David  reinó  en  Hebron  •',  sobre  la  casa 
de  JudA,  d  de  siete  afloa  y  seis  meses. 

IS  Y  Y  Abner,  hUo  de  Ner,  salló  de 
Mahanaim  &  Oabaon*  con  loa  siervos 
de  Is-bosech,  hijo  de  Saúl. 

18  Y  Joab,  hijo  de  Sarvia,  y  los  sier- 
vos de  David,  salieron  y  encontráronlos 
Junto  al  estanque  de  Oíibaon':  y  como 
se  Juntaron,  paráronse  los  anos  de  la 
una  parte  del  estanque,  y  los  otros  de 
la  otro. 

14  Y  dijo  Atañer  á  Joab :  Levántense 
ahora  los  manoebos,  y  maniobien  de- 
lante de  nosotros.  Y  Joab  respondió: 
I^evántense. 

,  15  Entonces  se  levantaron,  y  en  nd- 
mero de  doce  pasaron  de  Benjamín, 
por  la  perto  de  Is-hoaeth,  hijo  de  Saúl ; 
y  otroi  doce  de  los  siervos  de  David. 

10  Y  cada  uno  edió  mano  de  la  ca- 
ben de  su  compafiero,  y  ñutióte  su 
espada  por  el  costado,  cayendo  asi  á 
una ;  por  lo  que  fué  llamado  aquel  lu- 

Sir,  Helcath-assurim  t,  el  cual  eetíi  en 
abaon. 

17  Y  hubo  aquel  día  una  batalla  muy 
recia ;  y  Abner  y  los  hombres  de  Israel 
ftieron  Tencidos  de  loe  siervos  de  Da- 
vid •>. 

18  Y  esteban  allí  los  tres  hijea  de 
Servia,  Joab,  y  Abisal,  y  Asaeli.  Este 
Asael  era  suelto  de  pies  como  un*  corzo 
del  campo. 

19  El  cual  Asad  siguió  á  Abner,  yendo 
tras  de  él  sin  aparterse  á  diestra  ni  A 
siniestra. 

90  Y  Abner  miró  atrás,  y  dijo:  ¿  No 
eres  td  Asael  ?  Y  él  respondió :  Sí. 

91  Entonces  Abner  le  dijo:  Apártate 
A  la  derecha  ó  á  la  izquierda,  y  agárrate 
alguno  de  los  manoebos,  y  toma  para 
ti  sus  despojos.  Pero  Asael  no  quiso 
iqMutane  de  en  pos  de  él. 

89  Y  Abner  tomó  á  decir  á  Asael : 
Apártate  de  en  pos  de  mi,  poniue  te 
horiré  derribándote  en  tierra;   y  átefuea 

Ícomó  levantaré  mi  rostió  4  tu  hermano 
oab? 

98  Y  no  Queriendo  él  irse,  hiriólo  Ab- 
ner  con  el  regaten  de  la  lanza'  por  la 
quinta  eotÜUa,  v  sallóle  la  lanza  por  las 
espaldas,  v  cayo  allí,  y  murió  en  aquel 
mismo  sitio.  Y  todos  los  que  venían  por 
aquel  lugar  donde  Asael  habla  caldo, 
y  estaba  muerto,  se  paraban. 

94  Mas  Joab  y  Abbai  siguieron  A  Ab- 
ner  ¡  y  pdsoseles  el  sol  cuando  llegaron 
al  collado  de  Amma,  que  eaiá  delante 
de  Gia,  Junto  al  oamlno  dd  desierto  de 
Oabaon. 

85  Y  Juntáronse  los  h^os  de  Benja- 
mín en  un  escuadrón  con  Abner,  y  pa- 
rámnse  en  la  cumbre  dd  collado. 

96  Y  Abner  dio  vooes  A  Joab  diciendo : 
¿  ConMimirA  la  espada  perpetuamente  ? 
4  No  sabes  tii  que  d  cabo  se  sigue  amar- 


gumf  ?  ¿  Hasta  enaade  no  has  de  dedr 

al  pueblo  que  se  vadvon  de  seguirá  sas 
heñnaaca? 

97  Y  Joab  resnondiót  Vive  Días  qes 
si  no  hubieras  nablado,  ya  desde  eitt 
maflana  d  pueblo  haUen  diñado  de 
seguir  A  sos  hermanos. 

98  Entónoes  Joab  tocó  d  cuemo,  y 
todo  el  pud>lo  se  detuvo,  y  no  siga» 
mas  A  ios  de  Israel,  ni  peleó  mas. 

99  Y  Abnet  y  los  suyos  caminaron  por 
la  oampafia  toda  aquella  noche,  y 
sando  el  Jordán  cruzaron  por  todo 
tron,  y  llegaron  A  Mahanaim. 

80  Joab  también  volvió  de  segdr  á 
Abner,  y  Juntando  todo  el  pueblo,  &>• 
taron  de  los  siervos  de  David  diez  y 
nueve  hombres,  y  Asad. 

81  Mas  los  sierros  de  David  hirieron 
de  los  de  Benjamín,  y  de  los  de  Abner, 
tresdentos  y  sesenta  hombres,  que  nra- 
rleron.  Tomaron  luego  A  Asael,  y  sepul- 
táronlo en  el  sepolcra  de  su  padre,  en 
Beth-ldiem. 

82  Y  caminaron  toda  aquella  noche 
Joab  y  loe  suyos,  y  amanecióles  en  He> 
bvon. 

CAPITULO  III. 

Atmer  m  pora  4  AsWfl  vtrwmaümnie  4  Im 
prfnHpe»  de  Itratl  que  «  reeiham  fcr  ref. 
Joab,  generet  del  eaéi|M  de  JDaríd,  meta  4 
Ákmer  for  Moaiio,  ét  lo  fme  Dawid  tmee 
grem  P—^^t  V  *•  mtierrt  eon  gramd» 


fPnll.1 


forH. 


y  OUMoando,   y 


Y  HUBO  larga  guerra  entre  la  casa 
de  Saúl  v  la  casa  de  David :  mas 
David  se  iba  wrtificando*,  y  la  casa  de 
Saúl  iba  en  diminución. 

9  Y  naoleron  hiyos  á  David  en  He- 
bron *.  Su  primogénito  fué  Amnon,  de 
Ahlnoam  Jezreeltta : 

8  Su  segundo  fué  Ohüeab,  de  AMgail, 
la  mujer  de  Nabd  el  del  Oarmelo :  el 
tercero,  Absalom,  hijo  de  Maachá,  hija 
de  Talmal,  rey  de  Oessur  « : 

4  El  cuarto,  Adonias,  h^e  de  Hag- 
gith^:  d  quinto,  Saphatias,  hijo  de 
Abital : 

5  El  sexto,  Jetream,  de  Bgla  mt^er 
de  David.  Estos  nacieron  A  David  en 
Hebion. 

6  ^  V  oomo  habla  guerra  entre  la  cass 
de  Saúl  y  la  de  David,  aoontedó  qoe 
Abner  se  esfinrzaba  por  la  casa  de  Sanl. 

7  Y  hdila  Sanl  teáiido  una  concabina 
que  se  llamaba  Rispa»,  hya  de  Aja.  Y 
dijo  le-boaetk  A  Abner:  ¿  Por  qué  has 
entrado  A  la  concaUna  de  mi  padre  ? 

8  Y  enojóse  Abner  en  gran  manera 
por  las  pdabras  de  Is-boseth,  y  d^o: 

ÍSoy  yo  cabeza  de  peiros  reqieoto  de 
udA/  P  Yo  he  heoho  hoy  miseiioonUa 
con  la  casa  de  Saúl  tu  podre,  con  sos 
hermanos,  y  con  sus  amigos,  y  no  te  he 
entregado  en  las  manos  de  David :  i  y 
td  me  haces  hoy  caigo  dd  pecado  de 
MW  mujer? 

9  Asi  haga  Dios  A  Abner,  y  así  le 
afladay,  si  como  ha  jurado  JehovA  á 
David,  no  hiciere  yo  aa  con  él  A, 

10  Trasladando  d  rdno  de  la  easa  de 
Saúl ',  y  eonfirmando  d  treno  de  David 
sobre  Israd  y  sobre  Judá,  desde  Dan 
hasta  Beersebah*. 

11  Y  él  no  pudo  responder  palabra  á 
Abner,  porque  le  tcmia. 

19  5  Y  envió  Abner  mens^Jens  A  Da- 
vid de  su  parte,  dioieiido :  Cuya  es  la 
tierra  ?  Y  oim  le  dijesen:  Hoz  Éllania 
conmigo,  y  né  aquí  que  mi  mano  seíA 
oontlcD  para  vdver  A  tí  A  todo  Israd. 

18  Y  Dúvid  dUo :  Bien ;  yo  haré  eoo- 
tigo  diania :  mas  una  oosa  te  pide,  y 
es,  que  no  me  vangaa  A  ver,  dn  qne  pri- 


ILSAÍÍOtL,  IV. 


A.Cdr.im. 


lCr.IS.& 


H. 


'«Via 


Jfy.io. 


mero  migM  &  Mlebal,  1«  h^a  d»  8«a^ 
luaido  TuiiciH  &  Timie. 

14  Demuet  de  esto  «nvló  David  mea- 
«doNM  &  lB<lHMetft,  hMo  de  8ul»,  di. 
dado;  RcMltifyene  ■  mi  mojer  Mi> 
cha),  la  eoal  ^  demoeé  eoomigo  por 
den  prepudoa  de  PUtialte  «. 

15  Ent^hioca  Is>boaeth  envld,  y  quitóla 
ifninaridoFaltlel*,  hOode  tais. 

16  Y  aa  maxido  toé  toa  eOa,  tiguten- 
dola  T  llorando  haata  Bafaartm;*.  Y  di- 
joie  Abner :  Anda,  wnSLftíe.  Entónoea 
él  te  toItíó. 

17  Y  habló  Abner  con  loa  anotanoa  de 
Inaal  diciendo :  Ajer  y  anMa  proonra- 
baii  qoe  David  ñieae  rey  aobre  Toaotroa. 

18  Ahm»  puea,  baoadlo ;  poraue  Je> 
bovA  ha  hablado  á  David  diciendo:  Por 
la  mano  de  mi  sierTo  David  libraré  A 
mi  iwebto  lanel  de  mano  de  loa  Ptii- 
Umot,  3  de  mano  de  todos  loa  ene- 
migot. 

19  Y  habló  tamUen  Abner  A  loa  de 
Bei^aminy:  y  ñié  también  Abner  A 
Hriñon  A  decir  A  David  todo  éi  parecer 
da  lot  de  Iirad,  j  de  toda  la  caaa  de 
Ba^amin. 

SO  Vino  puea  Abner  A  David  en  He< 
bnm,  j  con  él  veinte  hombres :  y  Da- 
vid Uso  banquete  A  Abner,  y  A  loa  que 
con  ál  haUan  venido. 

81  Y  dijo  Abner  A  David:  Yo  me  le- 
vantaré, é  iré  y  juntaré  A  mi  leflor  ei 
nyr  todo  Israel,  para  que  hagan  contigo 
slfamm,  y  tü  reines  como  d«eaa«.  Da- 
vid despidió  luego  A  Abner,  y  él  se  ftié 
«par. 

38  5  Y  hé  aquí  loa  siervos  de  David  y 
Joab  que  venían  del  campo,  y  traian 
consigo  gran  presa.  Mas  Abner  no  es- 
taba con  David  en  Hebron,  que  va  lo 
haUa  él  despedido,  y  él  se  hatada  ido  en 
paz. 

83  Y  iuego  que  llegó  Joab,  y  todo  el 

Íiidto  que  con  él  ettaha,  ftié  dado  aviso 
Joab  diciendo :  Abner,  hijo  de  Ncr, 
lia  venido  al  rey,  y  él  le  ha  despedido,  y 
leftiéenpaz. 

84  Eatóiices  Joab  vino  al  rey,  y  d^ole : 
Qué  has  hecho?  He  aquí  haÚaaÍB  venido 
AboerAtí;  ¿por  qué  pues  lo  dejaste  que 
te  fuese? 

85  i  Sabes  td  qu«  Abner,  h^o  de  Ner, 
ba  Tenido  para  engañarte,  y  A  saber  tu 
aUda  y  tu  entrada,  y  por  entender  todo 
V)  que  tü  haces? 

80  Y  saliéndose  Joab  de  con  David, 
«Bilé  nenM^eroe  tras  Abner,  loa  cuales 
ie  TolTienm  desde  ei  poso  de  Sira,  sin 
«berlo  David. 

87  Y  como  Abner  volvió  A  Hebron, 
apartólo  Joab  al  medio  de  la  puerta  ha- 
Mando  con  él  blandamente,  v  allí  le  hi- 
rió por  la  quinta  cotülla  *,  a  causa  de 
la  maerte  die  Asad  su  hermano,  y  mu- 
rió*. 

88  5  Cuando  David  supo  después  esto, 
0^0 :  Limpio  estoy  yo  y  mi  reino,  por 
JdiovA,  para  dempre,  de  la  sangre  de 
Abner  h^  de  Ner : 

M  Caiga  sobre  la  cabexa  de  Joab,  y 
•dne  toda  la  caaa  de  su  padre*;  que 


Banca  ftlte  de  la  caaa  de  Joab  quien 


*«*.14.l  padeica  fluio',  ni  leproso',  ni  auien 
ijn.tt.^  I  Wde  con  faAoulo,  ni  quien  muera  a  eu- 
ddllo,  ni  quien  tenga  fiUU  de  pan. 
90  Joab,  pues,  y  Abisal  su  hermano 
"Utaron  a  Abner,  ponqué  él  haUa  mu- 
«to  4  Aiael,  hermano  de  ellos,  en  U 
totalladeGabaon. 


5  Intónoea  dijo  David  A  Joab,  y  A 
^  d  iHKblo  que  con  él  utahat  Rom- 
Pw  vnectns  vestidos*,  y  ceflíoa  de  aa- 
^\,  1  haced  duelo  delante  de  Abner. 
X  d  iqr  iba  detrás  del  fiántro. 


'  as  T  sepnltaron  A  Abner  en  Hebron : 
y  aliando  el  rey  an  voz  floró  hinto  al 
sepulcro  de  Abner ;  y  lloró  tamoien  to- 
do d  pueblo. 
38  Y  endechando  el  rev  al  mismo 
Abner,  decía :  ¿  Murió  Abner  come 
muere  un  villano  ? 

84  Tus  manos  no  «taftan  atadas,  ni  tus 
pica  ligados  con  grillos :  caíste  como  los 
que  caen  delante  de  malos  hombres.  Y 
todo  el  pueblo  volvió  A  llorar  sobre  él. 

85  Y  como  todo  el  pueblo  viniese  A  dar 
de  comer  pan  A  David «,  siendo  aun  de 
día,  David  Juró  diciendo:  Así  me  haga 
Dios,  y  así  me  aliada,  si  antes  que  se 
pon^i  ei  mA  niatare  yo  pan,  ü  otra  cu- 
álqniMr  com». 

M  fiMpoio  asi  todo  el  pueblo,  y  plugo 
en  sus  ojo* ;  po^ue  todo  lo  que  el  rey 
hacia  parecía  bien  en  ct|aa  de  todo  el 
pueblo. 

87  Y  todo  el  pueblo  y  todo  Israel  en- 
tendieron aqnd  dia  qile  no  habla  vanbto 
del  rey  que  Abner,  h^o  de  Ner,  mu- 
riese. 

88  Y  el  rey  dijo  A  toa  siervos :  /  No 
sabéis  que  ha  cudo  hoy  en  Israel  un 
principe,  y  grande  ? 

80  Que  yo  ahora  aun  soy  tierno  rey  un- 
gido ;  y  estos  hombres,  los  hHoa  de  Ser- 
via, muy  duroa  me  son:  JehevA  dé  el 
pago  al  que  mal  hace  conform*  A  su 
maliola'. 

CAPITULO  IV. 
Saaim  y  ¡UAáb,  eapüamtt  íb  /»-&0Na,  to 
mcgotk  «t»  «M  «uao,  y  (roen  w  mAsm  <f  Ito- 
vid  mmmmIo  ganar  fraeia  con  tí:  fita$  U 
Ui  hita  fnitar  la  vtda  por  tu  traMon,  t 
hfo>  Mlirrar  la  eabeaa  de  It-iotelh. 

LUBOO  que  oyó  el  hijo  de  Saúl  que 
Abner  habla  sido  muerto  en  He- 
bron, las  manea  se  le  desooyuntaron,  y 
filé  atemorizado  todo  Israel. 

8  Y  tenia  el  hijo  de  Saúl  dos  varones, 
los  cuales  eran  capitanes  de  oompallías : 
Vrnombre  del  uno  era  Baana,  y  el  del 
otro  Reohib,  hUos  de  Rimmon  Beer- 
othita,  de  los  l^jos  de  Benjamín :  por- 
que Beeroth  era  contada  con  Bñú*- 
min*. 

8  Estos  Beerothitas  se  hablan  huido  A 
Oittaim,  V  hablan  sido  peregrinos  allí 
hasta  entonces. 

4  Y  Jonathan,  h^o  de  Sanl,  tenia  un 
hijo  lisiado  de  loa  piés5  de  edad  de  dnco 
años :  que  cuando  la  noticia  de  la  muerU 
de  Saúl  y  de  Jonathan «  vino  de  Jezreel, 
tomóle  su  ama  y  huyó  t  y  como  iba  hu- 
yendo con  celeridad,  cavo  el  niño  v  quedó 
eotjo.  SunombreeraMiphiboaetha. 

6  Los  hilos  pues  de  Bimmon  Beerothi- 
ta,  Rech&b  y  Baana,  ftaeron  y  entraron 
en  el  mayor  calw  del  dia  en  oasa  de  la- 
boseth,  el  cual  estaba  durnüendo  en  su 
cAmara  la  desta. 

6  Entonces  entraron  ellos  en  medio  de 
la  casa  en  habito  ée  mereaderes  de  grano, 
y  le  hirieron  en  la  quinta  mttíüa  *.  Es- 
oqpAronse  luego  ReofaAb,  y  Baana  su 
hermano; 

7  Pues  oomo  entraron  en  la  oasa,  es- 
tando él  en  su  oama  en  su  cámara  de 
dormir,  lo  hirieron  y  mataron,  y  cor- 
tAronle  la  eabeaa :  y  habiéndola  tomado, 
caminaron  toda  la  noche  por  el  camino 
de  la  campafla. 

8  Y  tn^i^ron  la  cabeza  de  Is-boaeth  A 
David  en  Hebron,  y  dijera  al  rcgr :  Hé 
aquí  la  cabexa  de  Is-boaeth,  hi^o  d« 
Saúl  tu  enemigo,  que  procuraba  ma- 
tarte/ ;  y  JehovA  ha  vengado  hoy  A  mi 
seftor  el  rey  de  Saúl  y  de  su  simiente. 

»  Y  David  respondió  A  BecUb,  y  A 
su  hermano  Baana,  |4ios  de  Rimmoa 


•0BP.UX7. 


<Jne&9D.aSL 


•IXey.&S, 
«.88. 
Bal.  7. 18. 
y  38.  4. 
TAS.  13. 
3Tiak4ai. 


o  Jos.  18.  as. 


*  Cap.  9.  8. 

•  1  8a.  29. 1. 
11. 

<llGr.8.S«. 
y  9. 40. 


•Oap.9La8. 


/I  8a.  18. S. 
10.  IL 
yas-lfi. 
735.1». 
8aL  68.9,10. 


Ju<Xodv,l»4a. 


IL8AMUlSi,V,TX 


A.C.dr.ie«. 


PGeB.48.10. 

i8ft.a6.a4. 

1  Bey.  1.39. 
8aL  81.  7. 
y  M.  6. 7, 
17. 

*  Cév.  L  S, 
16. 


*Gai.9.S,6. 


«Cap.  3.83. 


•lCr.U.1. 
i  Jvee.  9>  1. 


«18*.18.18. 
«i8id.78.70, 
7Í. 


•  2  B«y.  U. 
17. 


/lCr.39.27. 


«1  Rey.  8.1. 


Al  Bey. 9.15, 
34 

yil.37. 
20r.U.ft. 

•  1  Bey.5.1. 
lCr.14.1. 


tI)iBa.ir.l7. 
10.li.4t. 


BeerotUta,  y  dUolet:  Viva  Jehov^,  gae 
ha  redimido  mi  alma  d«  toda  angiutía^, 

10  Que  cuando  uno  me  dio  nuevas  di. 
ciendo,  Hé  aquí  Saúl  es  muerto,  inu- 
ginandose  que  traia  buenas  nueras,  yo  lo 
nrendi,  y  le  A  maté  en  Sicla^  en  pego  de 
la  lupuáta  buena  nuera : 

11  ¿  Cuanto  roas  á  los  malos  hombres, 
que  mataron  á  un  hombre  justo  en  su 
oasa,  y  sobre  su  cama?  Ahora  pues, 
¿  nó  tengo  yo  de  demandar  su  sangre  i 
da  vuestras  manos,  y  quitaros  de  la  ti* 
ena? 

13  Entonces  David  mandó  á  los  man* 
cebos,  y  ellos  los  mataron,  v  oortáronleB 
las  manos  y  losjpiés,  y  oolgánmlos  sobre 
ei  estanque  en  Hebron.  Luego  tomaron 
la  cabexa  de  Is4>oseth,  y  entonáronla  en 
el  sepulcro  de  Abaer,  en  Hebron^. 

CAPITULO  Y. 

David  es  wngiáo  en  fiebron  por  ray  $ehn  todo 
JmratLmpttia  dJtnuatm  eon  grande  éh- 
rio.  ZMHi^or/teeraa  la/ortetaa  d*  flM» 
de  ¡oa  Jebmtie»,  p  k&cda  mt  morada.  XI  rey 
dit  Turo  U  envia  madera  de  cedro  y  artífieee 
■  fue  te  labren  eu  eaia.  Loe  PkiUelíoe  vieme» 
emtra  tí  dot  *eu»,  y  ambo*  loe  vence  y 
de^pufa. 

Y  VINIERON  (odas  las  tribus  de 
Israel  á  David  en  Hebron  •,  y  ha> 
hlaron  diciendo :  Hé  aquí,  nosotros  «o» 
mo«  tus  huesos  y  tu  carne  b. 

5  Y  atm  ayer  y  antes,  cuando  Saúl  re> 
inaba  sobre  nosotros,  tü  sacabas  y  vol- 
vías á  Israel  c.  Ademas  JehovA  te  ha 
dicho :  Tü  apacentarás  <<  á  mi  pueblo  Is- 
rael, y  tü  sens  sobre  Israel  principe. 

3  Vinieron  pues  todos  los  ancianos  de 
Israel  al  r^  en  Hebron,  y  el  rey  David 
hizo  con  euos  alianza  en  Hebron  de- 
lante  de  Jéhová« ;  y  ungieron  A  David 
por  rey  sobre  Israel. 

4  Era  David  de  treinta  afios  cuando 
comenzó  á  reinar,  y  raisuS  cuarenta 
años/. 

6  En  Hebron  reinó  sobre  Judá  8Íe|| 
a&os  y  seis  meses ;  y  en  Jerusalem  id» 
treinta  y  tres  afios  sobre  todo  Israel  y 
Judá. 

6  5  Entonces  el  r^  y  los  suyo*  flieron 
á  Jerusalem  al  Jebuséo  que  habitaba  en 
la  tierra,  el  cual  habló  á  David  dici- 
endo :  TÜ  no  entrarás  acA,  si  no  echares 
los  ci^os  y  los  cqjos,  que  dicen :  No  en* 
traiA  Má  David. 

7  Empero  David  tomó  la  fortaleza  de 
Skm,  la  cual  es  la  ciudad  de  David  ff. 

8  T  dijo  David  aquél  dia:  ¿  Quien  lle- 
gará hasta  las  canales,  y  herirá  al  Je- 
buséo, y  ¿  los  cojos  y  ciegos,  á  los  cuales 
el  alma  de  David  aboireoe  ?  Por  esto  se 
dijo :  Ciego  ni  cojo  no  entrarA  en  casa. 

O  Y  David  moro  en  la  fortaleza,  y  pü- 
sole  por  ncnabre,  la  Ciudad  de  David  t 
y  edificó  idrcdedoif  desde  Millo  para 
adentro  A. 

10  Y  David  iba  creciendo  y  aumen- 
tándose, y  JehovA  Dios  de  los  ejércitos 
en  con  él. 

11  Hiram,  r^y  de  Tyiof,  envió  tam- 
bién emb^adores  A  David,  y  madera  de 
cedro,  y  cwpinteros,  y  canteros  para  los 
muros,  los  cuales  edificaron  la  casa  de 
David. 

18  Y  entendió  David  que  JéhovA  le  ha- 
bla confirmado  por  rey  sobre  Israel,  y 
3ue  habla  ensalzado  su  reino  por  amor 
e  su  pueblo  Isnel. 

13  ^  Y  tomó  David  mas  concubinas 
y  mujeres  de  Jerusalem*,  después  que 
vino  de  Hebron,  y  naciéronle  mas  hijos 
éhijei. 

14  Xrtas  wn  loe  nombres  de  los  que  le 
naeieron  en  Jerusalem :  Sammna,  y  So- 
hab,  y  Nathan,  y  Salomón, 


IfrB  HtlMur,  y  Elteu»  y  Nepbcg, 
10  Y  JaphU,  y  Elisama,  TEUada,  y 
EUphdet. 

17  5  Y  oyendo  los  PhOistéoa  que  ba. 
bian  ungido  A  David  pon  rey  sowe  Is- 
rael, todos  los  FhUlatéoe  subieron  A  bus- 
car A  David :  lo  cual  como  David  oyó, 
vino  A  la  fortaleza  <> 

18  Y  vinienm  ka  PlAistéoB,  y  extendi- 
éronse por  «1  valle  de  Rnibalm*. 

19  Entónoe»  eensiütó  David  A  Jdwvi, 
diciendo* :  ¿  Iré  oontra  los  niilistéos? 
¿  Los  entregas  en  mis  manos  ?  Y  Je- 
hovA respondió  A  David:  Vé,  poique 
ciertamente  entrqgaré  los  Philktéos  en 
toa  manes. 

SO  T  vine  David  A  Baal-perasim,  v  allí 
loe  venció  David,  y  dijo :  Rompió  Je- 
hovA mis  enendgos  deluite  de  nu,  como 
quien  rompe  aguas.  Y  por  esto  llamó  «1 
nombre  de  aquel  higaz  Baal-perasim  L 

81  Y  dejaron  allí  sus  ídcdos,  los  onues 
quemó  David  y  los  suyos. 

88  Y  los  FhiUsléos  tornaroa  A  venir,  y 
extendiéronse  en  ri  vaUe  de  Rapbalm. 

88  Y  consultando  David  A  JehovA,  él 
le  respondió :  No  subas ;  mas  rodéalos, 
y  venarás  A  ellos  por  delante  de  los  mo- 
rales: 

84  Y  cuando  oyeres  mt  estruendo  que 
irá  por  las  copas  de  loe  morales,  en> 
tónoes  te  moverás ;  porque  JdiovA  sal- 
drá delante  de  ti  A  herir  el  campo  de 
los  Philistéos. 

85  Y  David  lo  hizo  así,  como.  JéhovA 
se  lo  habla  mandado;  é  hirió  A  los  Phi- 
listéos desde  Gabaa  hasta  llegar  A  Gaza. 

CAPITULO  VI. 
David  traabda  el  arta  djeruiakmjdtfanáeia 
primero  en  la  eme  de  Obededom  por  d  ter- 
rttieemeeeo  de  Vma.  OmMya  Dioe  4  Miéhát 
pot  Aeterse  muñido  de  ta  eanta  ethgría  de 
David. 

Y  DAVID  tomé  A  Juntar  todos  los 
escogidos  de  Israel,  hcuia  treinta 
mil«. 

8  Y  levantóse  David,  y  fué  con  todo 
el  pueblo  que  tenia  consigo  de  Baal  de 
Judá,  para  hacer  pasar  de  «lU  él  arca  de 
Dios  sobro  la  cual  era  invocado  el  nom- 
bro de  JehovA  de  los  i^ércitosy  que  mora 
en  ella  entre  los  querubines. 

8  Y  pusieron  el  aroa  de  Dioe  aobro  un 
carro  nuevo,  y  Uevánnla  de  la  casa  de 
Abinadab  que  atiaba  en  Qabaa :  y  Una 
y  Ahio,  hijos  de  Abinadab,  guiaban  el 
oarro  nuevo. 

4  Y  cuando  lo  llevaben  de  la  easa  de 


Abinadab,  que  estaba  en  Oabaa  con  el 
aroa  de  Diosb,  Ahio  iba  deiaate  áA 


6  Y  David  y  toda  la  casa  de  Israel  dan- 
zaban ddante  de  JehovA  con  toda  suerte 
de  inalrtmuHtoa  de  madera  de  haya,  con 
harpas,  salterios,  adufres,  flautas,  y  dm- 
baloe. 

O  Y  cuando  llegaren  A  la  era  de  Na- 
chón  c,  Uzaa  extendió  ta  mano  al  área 
de  Dios,  y  tüvola',  porque  loa  bueyes 
daban  sacudidas. 

7  Y  el  furor  de  Jehová  se  encendió  oon- 
tra Uzza,  é  hiriólo  allí  Dios  poraqueUa 
temeridad,  y  cayó  allí  muerto  Junto  al 
ana  de  Dios. 

8  Y  entrtstedóae  David  por  haber  he- 
rido JéhovA  A  Uzza :  y  ftaé  llamado  aqwl 
lugar  Perez-Uzsa  I  hasta  hoy. 

9  Y  temiendo  David  A  JdiovA  aqoa 
dia,  dije:  ¿  Como  ha  de  venir  A  mí  ^ 
aroa  de  JehovA? 

10  No  quiso  pues  David  traer  A  si  el 
aroa  de  JehovA  A  la  ciudad  de  David; 
mas  llevóla  David  A  casa  de  Obed'cdom 
Gethéo. 

11  ^  Y  cetuvo  d  área  de  JcbovA  ta 


a.€LlML 


H.  SAKUIBE.»  Tlt 


A.  o.  IMt. 


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ÍPr.  14,18. 
|h.l9.M. 


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vMLU, 


eaaa  dé  OMd<«dam  GcA^o  tici  m— e*; 
7  bendtio  JehoT&  á  Obed-adom  y  4  toda 
n  cus. 

U  Yfbé  dado  avtoo  al  tot  David  dld- 
endo :  Jehová  ha  bendeeMo  la  oan  ét 
Obcd-«doni»  y  todo  lo  que  tiene,  A  cauaa 
dd  tiea  de  Dios.  Entonces  David  iiié, 
y  tn^o  el  aroa  de  Dios  de  oasa  de  Obed- 
edom  i  la  dudad  de  David  oon  alegría. 

IS  Y. como  hM  que  llevaban  •  el  arca  die 
BkM  liaMan  andado  seis  pasos,  sacrlfica- 
bsn  un  buey  y  va  camero  grueso. 

14  T  David  saltaba  con  toda  su  ftierxa 
delante  de  JehovA ;  y  tenia  vestido  Da- 
vid un  ephod  de  Uno/. 

15  Así  David  y  toda  la  casa  de  Isrtel 
llevaban  el  arca  de  Jetaovi  con  JdUlo  y 
sonido  de  trompeta  g. 

16  Y  como  el  arca  de  ^íAutvh  Yieai  á 
la  dudad  de  David,  aconledó  que  Mi* 
cba),  hija  de  Saúl,  miró  desde  una  ven- 
tana, j  vló  al  rey  David  que  saltaba  eon 
toda  su  fuerza  delante  de  Jehová:  y 
menospreciólo  en  su  corazón. 

17  Metferon  pues  el  arca  de  Jéhov&,  y 
pusiéronla  en  su  lui^ar  en  medio  de  una 
tienda  oue  David  le  habla  tendido  A ;  y 
■aerificó  David  holocaustos  y  paclfieos 
delante  de  Jehová  •'. 

18  Y  como  David  liubo  aeabado  de 
ofrecer  los  holocaustos  y  pooMoos,  ben- 
dijo al  pueblo  en  el  nombre  de  Jehová 
delosejáreitosK 

19  Yrepartió  á  todo  el  pueblo,  y  á  toda 
la  multitiid  de  laiuel,  oaf  á  hombres  co- 
mo 4  mujeies,  á  cada  uno  una  torta  de 
pan,  y  un  pedaso  de  carne,  y  un  flrasco 
d*  síño.  Y  tóete  todo  el  pueblo  cada  uno 
ásneaaa. 

>0  5  Volvió  luego  David  para  bendeeir 
«a  casa;  v  saliendo  Michal  á  recibir  á 
David,  dijo :  Ouan  honrado  ha  sido  hoy 
ai  icy  de  Israel  I  desnudándose  h(9  de- 
bate de  las  Orladas  de  sus  siervas,  como 
le  demudara  un  Juglar ! 

21  Entonces  Dsni  reimondió  á  Mi- 
ehal:  Delante  de  Jehová,  que  me  eli- 
giÓM  mas  bien  que  á  tu  padre,  y  á  toda 
(tt  casa,  maxi^ndome  que  fílese  prín- 
cipe sobre  el  pueblo  de  Jehová,  sobre 
ItneL  Danzué  pues  delante  de  Je- 
hovA, 

SS  Y  aun  me  haré  mas  vil  que  esta 
*»>  y  leré  bi^o  &  mis  propios  ojm :  y 
delante  de  las  criadas  que  d^iste,  de- 
lante de  ellas  seiiS  honrado. 

n  Y  Michali  hija  de  Saúl,  nunca  tuvo 
Mjoa  hasta  el  dia  de  su  muerte. 

CAPITULO  VII. 
OuU  Mnfa  tdifiear  un  templo  át  Bator: 
«pnOak  ífalhan  aU  pm$anmUo:  ptro 
H  itélara  por  arden  de  ¿Xof  yue  «iaba  rt- 
lenaiaílktitmHoná  un  hijo  «uuo.  David 
^  traeta»  á  Dtoo  por  toe  hmujMia  not- 

Y  ACONTECIÓ,  que  estando  y«  el 
rey  asentado  en  su  casa*,  después 
KJdiov&  le  babia  dado  reposo  de  to- 
*tu  enemigos  en  derredor  o, 

>  IH}o  el  rey  al  profeta  Nathan ;  Mira 
■llora,  yo  moro  en  edffidos  de  cedro  «,  y 
•1  vasa,  de  Dios  está  entre  cortinas^. 

8  T  Nathan  dyo  al  rey:  Anda,  y  hia 
todo  lo  que  está  en  tu  ooraaon,  que  Je- 
<»*á«t  contigo. 

4  T  scontedó  aquella  noche,  que  toé 
palabra  de  Jehová  á  Nathan  diciendo : 

8  Té,  y  di  á  mi  niervo  David :  Así  ha 
wcho  Jehová :  ¿  Td  me  has  de  ediflc»r 
«••a  en  que  yo  more  «  ? 

<Olertamente  no  he  habitado  en  casas 
i"Ma  el  dia  que  saqué  á  los  hijos  de  Is'. 
2^  de  Egipto  hasta  hoy,  sino  que  ait- 
"¡J^en  tienda  y  en  tabernáculo. 

'  Y  en  todo  cuanto  he  andado/  eon 


todos  los  MJes  de  ísf«et,  ¿he  hablado 
palabra  en  alguna  de. las  tribus  de  Is- 
iMl,  4  quien  haya  mandado  que  apaci- 
ente mi  pueblo  de  Israel,  para  dedr. 
Por  qué  no  me  habela  edificado  casa  de 
cedros? 

8  Ahon  pues,  dliféa  así  á  mi  siervo 
David :  Asi  ha  dicho  Jehová  de  los  ejér- 
eHesT  To  M  tomé  de  la  majada,  de  de- 
tras de  las  ovf^asy,  para  que  fbeses  prín- 
dpe  Rob«e  mi  pueblo,  sobre  Israel : 

9  T  he  sido  contigo  en  todo  cuanto  has 
«idado  A ;  y  delante  de  tí  he  talado  to- 
dos tus  enemigos',  y  te  he  hecho  nom- 
bre grande^  como  el'  nombre  de  los  gran- 
des que  «on  en  la  tierrii. 

10  Ademas- yo  fijaré  lugar  &  mi  nueblo 
Israel,  y  lo  idantaré  *,  para  que  nabite 
en  su  lu^ar  y  nunca  nuw  sea  removido, 
ni  los  iniquos  le  aflijan  mas,  como  antes, 

11  Desde  el  dia  que  puse  Jueces  sobre 
mi  pueblo  Israel.  Y  yo  te  daré  des- 
canse de  todos  tus  enemigos.  Asimismo 
Jehová  te  hace  saber,  que  él  te  quiere 
hacer  oasn'. 

19  Y  cuando  tus  dlaa  foeren  cumplidos, 
y  durmieres  con  tus  padres,  yo  estable- 
ces^ tu  simiente  después  de  ti  m,  la  cual 
procederá  de  tus  entraliaa,  y  aseguraré 
su'rdno. 

18  El  edifieatá  casa  á  mi  nombre,  y 
yo  afirmaré  para  dempi«  el  trono^  sú 
reino*. 

14  To  Lt  RKK  A  IL  FADItB,  V  él  me 
será  á  mí  hijo*.  Y  si  él  hidere  mal,  yo 
lo  caaftlgaré  oon  vara  de  hombres,  y  oon 
aiotes  de  h^os  de  hombres ; 

15  Empero  mi  misericordia  no  se  apar- 
tará de  él;>,  como  la  aparté  de  Saúl,  al 
eual  quité  de  delante  de  tí. 

10  y  será  afirmada  tu  casa  y  tu  rdno 
para  siempre  delante  de  tu  rostro ;  y  tu 
trono  será  estable  etemalmentey. 

17  Oonfbrme  á  todas  estas  palabras,  y 
oonfbrme  á  toda  esta  visión,  así  hablo 
Nathan  á  David. 

18  ^  Y  entré  el  rey  David,  y  ptlsose 
delante  de  Jehová,  y  dijo:  Sefior  Je- 
hová, ¿quien  tony  yo,  y  qué  es  ral  casa, 
pera  que  td  me  tnigHs*ha8te  aquí  r  ? 

19  Y  aun  te  ha  parecido  poco  esto, 
Seflor  Jehová,  pues  que  también  has 
hablado  de  la  casa  de  tu  siervo  en  lo 

Eor  venir.  ¿  Es  ese  el  modo  de  obrar  del 
ombre,  Séfior  Jehová  ? 

SO  ¿Y  qué  mas  puede  afladir  David 
hablando  contigo  ?  Ttf  pues  conoces  tu 
siervo,  Sefior  Jehová. 

91  Todas  estas  grandezas  has  obrado 
por  tu  palabra  »,  y  confiírme  á  tu  cora- 
zón, haciéndolas  saber  á  tu  siervo. 

99  Por  tonto  td  te  has  engrandecido, 
J^ová  Dios,  por  cuanto  no  hay  otro  co- 
mQ  ttf,  ni  hay  Dios  fuera  de  tí«,  con- 
fiarme á  todo  lo  que  hemos  oido  con 
nuestros  oídos. 

98  ¿  Y  quien  como  tu  pueblo,  como  Is- 
rad,  en  la  tierra  «  ?  una  gente  por  amor 
de  la  cual  Dios  fuese  á  redimírsela  por 
pddilo,  y  le  pusiese  nombre,  é  hiciese 
por  vosotros,  oh  leraél,  grandes  y  espan- 
tosas obras  en  tu  tierra,  por  amor  de  tu 
pueblo,  oh  IHo»,  que  tü  redimiste  de  E- 
glpto,  de  lás  gentes,  y  de  sus  dioses  ? 

94  Porque  ra  te  has  confirmado  á  tu 
pueblo  Israel '  por  pueblo  tuyo  para  d- 
empre :  y  ttf,  oh  Jehová,  fuiste  á  ellos 
por  Dios. , 

25  Ahora  pues,  Jehová  Dios,  la  pala- 
bra que  has  hablado  sobre  tu  siervo,  y 
sobre  su  casa,  despiértela  para  siempre, 
y  haz  confi>bne  á  lo  que  has  dicho. 

90  Que  sea  enmndeddo  tu  nombre 
para  dempre,  y  dígase :  Jehová  de  los 
ejérdtos  es  Dioa  sobre  Israel:  y  que  la 


VI  Sa.  16. 11, 

12. 

8«L  78.  70, 

79. 
k  Cap.  fi.  10. 

1  Bs.  1&  14. 
i  Sal  18.  87, 

42. 

I  Sal.  44.  2. 
Jar.  24.  6. 


i  I  Bey.  11. 
88. 

■llley.8.2P. 
Bal.  132. 11, 
12. 


"  1  Bey.  6.  ¡í. 
lCr.n.10. 

•  Sal.  8».  SO, 
»7. 
Heb.L& 

P I  Bey.  11. 
13.34. 


9  Ssl.  46.  6. 
Juan  12. 84. 
Heb.  1.  8. 


•-GeB.82.10. 


«  Sal.  13S.  2. 
Es.  86. 22, 
3X 

t  Den.  3.  24. 
ISa.2.2. 

Ib.  45. 6. 18, 
22. 

«  Dro<  4.  7, 
82. 
y  88. 29. 


•I)ea.l6.I8. 


n.  auTOBu  Tm,  o. 


A.&c>r.lM 


CAPITULO  VIII. 


^m.14. 


lOr.M.11. 


POm.  37.99. 
Ka.  34.18. 

AgsLiaLtf. 


DESPUÉS  ^  Oto 
IDmd  UM  &  lo» 

délo»] 
g^Hiriáti  iliriii  á 

y 

kN 
.   de 
Urtóá 
Souiy 

iut>  cilio 

«YtonéOtníd    . 

deAeakaIlo,7T< 

de  ¿  Bié :  j  dc^|KÍcl¿  Dbvü  te 
4i¿  todo*  Im  caBiMy  cMc^to    ' 
de  cUm  qae  dq^. 

5  Y  Tintavon  la»  Sinm  de  i^f^iir  A 
dar  ajToda  á  Hadad-enr,  ny  de  Soba,  y 

David  Udó de  lOT  Sin»  vetarte  j dosina 
bombns. 

0  PoM  hM9»  Dnrfd  gaanidoa  oi  Si. 
lia  la  de  Dnoaico,  v  ínenm  ka  Sóm 
rierroa  da^vid  mjetaa  fc  txibnto.  T 
JdaavA  naid^  &  Inrid  donde  onicia 
qoefbé^  ^ 

7  Y  tomó  David  loa  etendot  de  oro  qae 
traian  loa  aicrvoa  de  Hadad-caer,  y  Ue. 
TÓloa  á  JenmlcoB. 

8  Aaímismo  de  Beta,  y  de  Bctoth, 
cindadea  de  Hadad-«aer,  tomiS  el  n^ 
David jpaa  copia  de  oietaL 

9  5  JBnUSoces  oyendo  Toi,  rey  de  Ha- 
math,  que  David  habla  herido  todo  el 
ejército  de  Hadad-ezer, 

10  Envió  Tol  A  Jorun  sa  hjjo  al  rey 
David,  A  Müadarlo  pacificamente  y  A 
bandecMo,  potiiae  haUa  pelaailo  con 
Hadad-eser,  y  lo  haUa  vencido ;  porgue 
Toi  era  eoee^go  de  Hadad-ezer.  Y  Jo- 
rom  UevatM  en  au  mano  vaioa  de  plata» 
y  vaeoe  de  ero,  y  de  metal : 

11  Loe  coalea  el  rey  David  dedicó  A 
JriiovA',  con  la  plata  y  el  oro  que  tanta 
dedicado  de  todas  la*  nacionet  que  habla 
■onicUdo: 

19  De  loe  Staoe,  de  loe  Moobitas,  de 
loe  Amnionitas,  de  los  Phllistéo*.  de  los 
Amaleeitae,  y  del  dcspoio  de  Hadad- 
ezet,  hilo  de  Rehob,  rey  de  Soba. 

18  Y  Y  ganó  David  Cima  cnanda  vol- 
viendo de  la  niu  de  loe  Sirca,  kiri6 
din  y  oobo  mil  hombrtt  en  el  valle  de 
Usal/. 

U  Y  poso  guarnición  en  Zdom,  por 
toda  Edom  miso  giuurnlcion;  y  toaos 
loe  Idum^oe  fueron  eiervoe  de  Davidy. 
Y  JehovA  guardó  A  David  por  donde 
quiera  que  ftió*. 

IS  ^  Y  reinó  David  sobre  todo  Israel ; 
y  hacia  David  derecho  y  Justicia  A  todo 
su  pueblo. 

10  Y  Joab,  hijo  da  8arv|a,  era  gtntrat 


CAPITCIjO  IX. 


4BaidMeBcliC7leéHo:  ¿Ta 

i?  TSamopoBdióalieT:  Hiaqai 

'deAnñel, 


5  T  envió  d  v^  Dsvid,  y  tamóio  de 
de  Madlr.  hQe  de  Ancl,de  Lo- 


Idíade  Jo- 
.  A  David,  pMtrdie 

Tdi- 


«Y 

,  hija  de 

■  netnó 
David 
Hóaqoita 

7  Y  díjole  David:  N< 
ponqneyo  A  la  vodad  haré 
seffcmdia  pee  amor  de  Jonadwn  tn  pa- 
dse,  y  le  haré  volver  todas  laa  tierras  de 
Sanl  ta  padre;  y  td  ouiuetás  siempre 
panAmimcaa. 

8  Y  él  incUnandoae  dijo:  ¿Quien  a 
tn  siervo,  pata  qne  mires  A  ma  peno 
muerto'  csomo  yo  soy  f 

9  EntÓDces  él  r^  llamó  A  SIba.  der- 
vDdeSanl,  ydíjole:  Todo  lo  qae  fué  de 
Saúl,  y  de  toda  su  caea,  yo  lo  he  dado  al 
hijo  de  tu  se&or/. 

10  Td  pues  le  lafavaiés  las  tienw,  tú 
eon  tos  hüos,  y  tus  siervos,  y  cncerraris 
Imjrmk»,  pan  que  el  hQo  de  tu  señor 
tenga  con  que  mantenerse»  Y  Mepfai- 
boaeUi,  el  hijo  de  tn  eeftor,  oomerá  si- 
empre pan  A  mi  mesa.  Y  tenia  Slba 
quince  h^jos,  y  veinte  sierros^. 

11  Y  respondió  Siba  al  rey :  Confbrme 
A  todo  lo  que  ha  mandado  mi  seAor  el 

Br  A  en  uenro,  as£  lo  harA  tn  siervo, 
ephi-boseth,  dijo  d  rey,  oonusA  A  mi 
mesa  como  uno  de  loe  h^oe  del  rev. 

19  Y  tenia  Mephi-boeeth  un  húo  pe- 
qpiefio,queselbunaba  MiehAA.  Y  toda 
la  Cunilia  de  U  casa  de  Siba  eran  siervos 
de  Mephi-boeeth. 

18  Y  moraba  Mephi.boseth  en  Jcaro- 
aalem,  poique  comía  siempre  A  la  mesa 
del  rey  <:  y  era  cojo  de  ambos  piée. 

CAPITULO  X. 

JRmWomIs  IkítM  emb^adorm  á  Btanm,  reg 
de  lof  AtumomÜM,  para  wwtorb  dt  U 
«MMTte  d»  w  padre,  U  pinua  ftm  tom  •>- 
Via»,  y  dmpdduilM  vmrgotuMametUe.  Jkttid 
Im  kaee  áurra,  y  lof  vne«  «  deibarato  á 
«Bm  y  ir  lo*  A'nw,  {ttioMe  MiVm  vM&lo  M 
wayiMla. 

DESPUÉS  de  esto  acontado,  que 
murió  ri  rey  de  los  h^os  de  Am- 
mon,  y  reinó  en  lugar  sayo  Himun  so 
hUo. 

9  Y  dijo  David :  Yo  haré  miserieordU 
con  Hráun,  h\}o  de  Naas,  como  so  pa- 


iQv}.V. 


«Ciíill 


fC^kV 


ilOí.i 


iSBíj. 
». 


&cir.lOB7. 


ILSAXÜKL,  XL 


A.<Ldtt.tm. 


n  <«iiimlgu«  Y  €uvló  Dbtm  im 
cwMohno  par  •«  padn.  M«a 
o»  üCTTiM  d*  DBTid  á  la  tiena 


k».i 


tLsiaoL 
i.  21. 


Iha.!!. 


<ici.mi 


dielahlio 
■iertmá 
OegidHlaa.. 
dfeWliQosda 

8  Los  piínelpai  da  loa  l^Joa  da  Am- 
mon  di^enn  A  Hanim  su  wfior :  i  T« 
IHnoe  que  por  homar  David  A  tu  padre 
te  ha  enTiado  eonaoladoret  ?  ¿  No  ha 
coTiado  David  tus  ■iw^ue  A  ti  por  re- 
oonocer  é  iaqiaccloiiai  la  dndad  para 
deMraiila? 

4  Bnttkwes  Hannn  tomó  loa  dervtia  da 
David,  y  npdlea  la  mitad  da  la  barba,  j 
cort^  kM  vaatldoa  por  la  mitad  haata 
la«  nalgas,  j  •  deapachóloa. 

A  Lo  enal  como  toó  hacho  aabar  A  Da- 
vid, en^  A  encontnudaa,  poraue  dios 
ataban  en  extremo  avatgÍBiuaaoa ;  y  al 
Kj  hizo  declF{e« :  Eataoa  an  Jarico  hasta 
que  os  vnaira  A  nacer  la  barba,  y  en- 
tdaces  regiresaiéta. 

8  T  viendo  los  hiioa  de  Ammon  que 
K  habían  hecho  ooioaosb  A  David,  en- 
viaron los  hyoa  de  Ammon,  y  tomaron 
4  sDddo  A  los  Siroa  de  la  oasa  de  Rehob, 
7  4  los  Siros  da  Soba,  Aosta  veinte  mil 
bonabres  de  A  pié ;  y  del  rey  de  Maaoa 
mil  hombres,  y  da  Is-tob  dooe  mil  hom- 
bues. 

7  Lo  cnal  eomo  oyó  David,  envió  A 
Joab  con  todo  al  <)éíaito  de  loa  valien- 
tes. 

8  Y  ndiendo  loa  h^  da  Ammon, 
ordenaron  sus  escuadrones  A  la  entrada 
de  la  puerta;  mas  los  Slros  de  Soba,  y 
de  Rd»b,  y  de  Is-tob,  y  da  Maaoa, 
orátMTM  de  por  sí  en  el  campo. 

9  \^endo  pues  Joab  que  habla  aacua- 
dxones  delante  y  detras  de  él,  entresacó 
de  todos  los  eseooldos  de  Israel,  y  pdsose 
en  orden  contra  los  Slros. 

10  Entregó  luego  lo  que  quedó  del 
pueblo  en  mano  &  Abisal  su  iiermano, 
y  plisólo  en  orden  para  anoonttw  A  los 
Ainmonltas. 

11  Y  d^jo:  Si  los  Slros  me  ftieren 
raperiores,  tii  me  avudaria:  y  si  los 
MJoa  de  Ammon  ptimeren  mas  que  td, 
yo  te  dase  ayuda. 

18  JBsfnénate,  y  eaforoémonoa  por 
nuestro  pueblo,  y  por  las  ciudades  de 
ancatro  iNost  y  haga  JéhovA  lo  que 
bien  le  pareciere  «. 

13  Y  acercóaa  Joab,  y  el  pueblo  que 
con  él  Mfoóa,  para  pelear  con  los  Siros ; 
aas  dios  huyeron  delante  de  él. 

14  Entóneos  los  hijos  de  Ammon, 
liando  que  los  Slros  hablan  huido,  hu- 
jen»  también  éüi»  delante  de  Abiáai,  y 
(adironse  en  la  ciudad.  Y  volvió  Joab 
de  los  h^oa  de  Ammon,  y  vínoaa  A  Ja- 
nualem. 

15  5  Mas  viendo  los  Siros  que  hablan 
caldo  delante  de  Israel,  tomúronaa  A 
juntar: 

16  Y  envió  Hadad-eur,  y  saeó  los 
Siros  qoc  uiabam  de  la  otra  parte  del 
rio,  los  cuales  vinieron  A  Helam  llevan- 
do  pwjeft  A  Sobaoh,  general  del  «Jército 

,  17  Y  como  filé  dado  aviso  A  David, 
jantó  A  todo  Isnd,  y  pasando  d  Jor- 
<i*n  Tino  A  Helam :  y  los  Slros  se  puai- 
cnai  en  óndan  contra  David,  y  pelearon 
con  él. 

18  Mas  los  Siroa  hiñeron  ddante  de 
laael:  é  hirió  David  de  loa  Siros  U 
ffiate  di  seteoientoa  carros,  y  cuarenta 
mil  hombres  de  A  caballo :  hirió  tam- 
Ite  4  Sobaoh,  gemaral  del  aMreito,  y 
BMUtió  allírf. 

18  Viendo  pue»  todoa  los  reyes  que 
•iittian  A  Hadad-eser  oomo  haUan  eflos 
ddo  derrotados  delante  de  Israel,  hiol- 
pas  con  Israel,  y  sirvléroolís  i  y  de 


aBf  adalanie  tanlaran  loa 
rar  A  lea  h^oa  da  Ammoei«. 

CAPITULO  XI. 
ááMtrlo  de  Awtf  mm  Jaft  ritita 
marido  Vrüt  k««  Dmwiá  wmir 
•■Mf*.    PoMdM  Im  dios  éd 
jnaWdwM 


Y  ACONTECIÓ  A  te  vualta  da  u 
aflo,  en  tA  tiempo  que  salen  lea  va- 
yoa  d  Ja  narra,  que  David  envió  A  Joab 
y  A  sus  ñervos  oon  él,  y  A  todo  Israel*, 
y  destruyeron  A  los  Ammonltas,  y  pusi- 
eron cerco  A  Rabba :  mas  David  sequedó 
en  Jeruaalcm. 

8  5  Y  acaeció  oue  levantándose  David 
de  su  cama  A  la  ñora  da  la  tarde»  paaa>. 
Abase  por  el  terrado  de  la  casa  raal, 
cuando  vio  desde  ri  terrado  una  mt^ar 
que  se  estaba  lavandok,  la  oual  en  muy 
hermosa. 

8  Y  envió  David  A  preguntar  por  aqua» 
lia  mujer ;  y  dljéronle :  Aquella  ea  Bath- 
sbeba,  hija  de  BBam,  mujw  de  Uria 
Heth¿c. 

4  Yenvió  David  mensajarca,  v  tomóla: 
y  asi  oue  hubo  entrado  A  él,  el  durmió 
oon  ella  4.  Purificóae  luego  ella  de  su 
inmundicia,  y  se  volvió  A  su  oaaa. 

6  Y  conoihió  la  mujer,  v  enviólo  A 
hacer  saber  A  David  dudendo:  Yo  taio¡f 
embarazada. 

8  Entónoea  David  envió  A  decir  A 
Joab:  Enviame  A  Uifa  Hethéo.  Y  en- 
viólo Joab  A  David. 

7  Y  oomo  Uria  vino  A  él,  preguntóle 
David  por  la  salud  de  Joab,  y  por  la 
salud  del  pueblo,  y  aalmismo  de  la 
guerra. 

8  Después  dijo  David  A  Uria:  Des- 
ciende A  tu  casa,  y  lava  tus  pies*.  Y 
saliendo  Uria  de  casa  del  rey,  vino  tras 
de  él  comida  real. 

O  Mas  Uria  durmió  A  la  puerta  de 
la  casa  del  rey  con  todos  los  siervos  de 
su  sefior,  y  no  descendió  A  su  casa. 

10  E  hicieron  saber  esto  A  David  di- 
ciendo: Uria  no  ha  descendido  A  su 
casa.  Y  d^o  David  A  Uiia:  ¿  No  haa 
venido  de  camino  ?  ¿  Por  qué  púas  no 
descendiste  A  tu  casa  ? 

11  Y  Uria  rttipondió  A  David  >  El 
arca/,  é  Israel  y  JndA  están  debajo  da 
tiendas ;  y  mi  seOor  Joab,  y  loa  siervoa 
de  mi  señor  sobre  la  haiz  del  campo: 
i  y  habla  yo  de  entrar  en  mi  casa  para 
comer  y  beber,  y  A  dormir  oon  mi  mu- 
jer? Por  vida  tuya,  y  por  vida  de  tu 
alma,  que  yo  no  húe  tal  cosa. 

18  Y  David  dijo  A  Uria :  EstAte  aquí 
aun  hoy,  y  mañana  te  despacharé.  Y 
quedóse  Una  en  Jerusalem  aquel  dia, 
y  el  silente. 

13  Y^David  lo  convidó,  é  hliole  comer 
y  beber  delante  de  si,,  hasta  «mbriagarlo. 
Y  él  salió  A  la  tarde  A  dormir  en  su 
cama  con  los  siervos  de  su  se&ort  mas 
no  descendió  A  su  casa. 

14  Venida  la  mañana,  aaeribió  David 
A  Joab  una  carta,  la  cual  envió  por 
mano  de  Uria. 

16  Y  eacilbló  en  la  carta  didcndo: 
Poned  A  Uria  delante  de  la  ibena  de  la 
batalla,  y  desamparadle  para  que  aaa 
herido,  y  mueca  g. 

18  Así  filé  que  cuando  Joab  oeroó  la 
dudad,  puso  A  Uria  en  d  lugar  donde 
sabia  que  estaban  loa  mas  valientaa 
hombres. 

17  Y  saliendo  luego  los  de  la  dudad, 
pelearon  con  Joab,  y  cayeron  aigunot 
del  pueblo  de  loa  siervos  de  David  t  y 
muñó  también  Uria  Hethéo. 

18  Entonces  envió  Joab,  é  hizo  saber 
A  David  todoa  loa  negodos  de  la  guwia. 


•BaLlS.», 


«ICr.aOil. 
Jasa.  8.  W. 


»  Job  81.1. 
Pro.6.SS. 


«Oap.&a.<u 


ilBaLLL 
Baap.LM. 
tí. 


•aaa.l&4. 


/Oapi7.9.ft. 


ffCsf^ia». 


didal  primlor^ND  ubUU 


u JuiKpS  tHtolaSrndilik 

»ld  «B  jna  BU»  ODntn  wdiÍ 

■  il  q»  ut  hlB  •■  dl0B  d>  memr 
I  T  qm  a  drta  laan  !•  «idi 


r.!"í£s,': 


l«  H«hto  tviMi  roHi «  rniiiv. 

Jl  IH  dÜíO  jJwTt:    H<  •qWTD 


Inri. «  kijg  gu  u  t»  dkÍío  mv 
1>  •[Y  NHtim  (t  TslTlí  1  n  ci 


■'  "  il£S¡m  tu  Uimi :  i  Qsí  u 


ÍSS'ijsl»™C"™"  '' 


U.aA]fUBL»XIIL 


A.  a  dr.  ion. 


tCt.3).l. 


.S.9. 


cKbca,  la  cual  p«ába  un  talento  de 
oro,  y  tmi»  piedru  pneioeai,  5  flié 
punta  «obre  la  cabeza  de  David :  y  trej» 
may  gnnde  deqiqie  da  laoiitded. 
ai  üeoó  ademes  el  paablo  qae  e$lab» 
en  día.  y  pdtolo  deb^o  de  tlecras,  de 
txíllw  oe  Ubro,  y  de  hachas  de  hicRo ; 
é  Mieloe  pasar  por  homoe  de  ladrillos : 
T  lo  mismo  hizo  á  todas  las  ciudades  de 
Iss  l^joa  de  Animen'.  VolriiSse  luego 
DsTid  con  todo  el  pueblo  á  Jerasalem. 

CAPITULO  XIII. 
i1— oe,  primtogémito  é»  jDtovtf,  tomé»  imeuto 
ttmmkm  ■ano  Tkammr,  y  da§pmm  la  tdut 
fiuf  tk  m  eank.  ^Uwionh  «•  mmomb  «b 
m  Wauíea,  wuUa  4  «w  Wnono  Ámmom,  y 
m  hmf§  dd  retno, 

Y  ACONTECIÓ  después  de  estanque 
teniendo  Absalom,  h^Jo  de  David, 
ana  hennana  hermosa  que  se  llamaba 
Thamara,  enamoróse  de  ella  Amnon, 
hijo  de  David. 

8  Y  estaba  Amnon  angustiado,  hasta 
enfermar  por  Thamar  su  nermona :  por» 
qae  por  ser  día  virgen,  peieeia  á  Am- 
non qoe  seria  cosa  diliottltosa  haoerle 
algo. 

a  T  Amnon  tenia  un  amigo,  que  se 
llamaba  Jonadab,  h^o  de  Sunea,  her* 
mano  de  David :  y  exa  Jonadab  homlne 
muy  astuto. 

4  Y  eite  le  dijo :  Hijo  del  rejr,  i  pe* 
qnj  de  dia  en  dia  vas  así  ennagueet- 
endo?  ¿  No  me  lo  descubriros  á  nU  ?  Y 
Amnon  le  xcspondió:  Yo  amo  &  Thamar 
la  hennana  de  Abaalom  mi  hermano. 

&  Y  Jonadab  le  d^o :  Acuéstale  en  tu 
cama,  y  finge  que  estas  enfÍBrmo$  y  cu- 
ando tu  paiue  viniese  á  visitarte,  dlle : 
Ruégate  que  venga  mi  hermana  Tha- 
mar, para  que  me  conforte  con  aigvna 
oomua,  y  aderece  delante  de  mi  alguna 
vianda,  para  que  viendo  yo  la  coma  de 
tamaño. 

6  Acostase  pues  Amnon,  y  finsió  que 
eitsba  enfermo,  v  vino  el  rey  &  visitarlo. 
Y  dijo  Amatm  al  rey :  Yo  te  ruego  que 
vanga  mi  hennana  Thamar,  y  haga  de- 
lante de  mi  dos  hojuelas  que  coma  yo  de 


>Q<i-».ii 


a. 

J«.17. 


7  Y  David  envió  á  Thamar  á  su 
didendo:  Vé  ahora  á  casa  de 
ta  hemiano,  y  hazle  de  comer. 

8  Y  fné  Thamar  4  casa  de  su  bemiaao 
Aninon,d  cual  estaba  acostado ;  v  tomó 
haina,  y  amasó  é  hizo  hoifuelaa  delante 
de  él,  y  aderezólas. 

9  Taino  luego  la  sartén,  y  sacólas  de- 
lante de  él ;  mas  él  no  quúo  comer.  Y 
dijo  Amnon:  Echad  Aien  de  aqui&to- 
dot.  7  todos  se  salieron  de  alli. 

10  Entonces  Amnon  d^o  á  Thamar : 
Trae  la  comida  á  la  alcoba,  para  que 
JO  eoma  de  tu  mano.  Y  tomando  Toa- 
Bar  las  hijuelas  que  habla  aderezado, 
Oerélas  i  su  hermano  Amnon  á  la  al- 
coba. 

U  Y  oomo  ella  se  las  puso  delante  paim 
one  comiese,  él  trabó  de  ella  didendole : 
VaaJhennana  mia,  acuéstate  oonmiso  b. 

li  EUa  entonces  le  respondió :  No,  ner- 
nsnomto,!»  mehagaaftierzai  porque 
H>  fe  ha  de  hacer  ni  en  Isiaef*:  No 
kapn  tal  deaacierto. 

IB  Pocmie  ¿donde  Iria  yo  oon  mi  des- 
honra ?  Y  aun  tü  serias  ettimaio  oomo 
^uo  de  los  perversos  en  Israel.  Ruégete 
pnea  ahora  que  habiea  al  rn,  que  no  me 
naiaiiáti. 

U  Mu  A  no  la  quiso  oir;  antes  pu- 
dlsnde  maa  que  día  la  forxó,  y  echóse 
OQueUa. 

U  Abotrsddla  luego  Amnon  de  tan 
Snnde  aboreeimlento,  que  él  odió  oon 
V»  la  abonado  Alé  mayor  qa»  d  amor 


oen  qoe  la  hahte  amado.  Yd^olo  Am* 
non :  Levántate,  y  vete. 

10  Y  día  le  leapondld:  No  es  xazon. 
Mayor  mal  ea  esta  de  echarme  que  d 
que  me  has  hecho.  Mas  él  no  la  quiso 
oir: 

17  Antes  llamando  su  criado  mu  la 
servia,  d^ote:  Échame  eata  allá  Men, 
y  tras  ella  cierra  la  puerta. 

18  Y  tenia  día  aobre  sí  una  ropa  da 
colores^,  traga  que  las  hijas  vinines 
de  loa  reyes  vestían*.  Echóla  pues  mera 
su  criado,  y  cerró  la  pueica  tras  día. 

19  Entonces  Thamar  tomó  ceniza,  y 
Mpardóia  sobra  su  cabeza/,  y  rasgó  la 
ropa  de  colores  de  que  estaba  veailda, 
y  puestas  sus  manos  sobre  su  cabezas 
fume  critando. 

SO  Y  d^ole  su  hermano  Absdom : 
¿  Ha  estado  oontigo  tu  hermano  Am- 
non ?  Pues  calla  ahora,  hermana  mlat 
tu  hermano  es,  no  pongas  tu  ooraaon 
en  este  negocio.  Y  quedóse  Thamar 
desconsolada  en  eaaa  de  Absalom  su 
hermano. 

gl  Y  luego  que  ti  ttj  Davti  ajó  todo 
esto,  fué  muy  eactlado. 

22  Mas  Absalom  no  habló  00a  Amnoa 
ni  malo  ni  buenoA,  faicn  qae  Absalom 
aboraeda  k*  Amnon,  pasque  habla  Av- 
iado &  Thamar  su  hañaana. 

88  5  Y  aoonteeló  paaados  dos  aikos, 
que  Absalom  tenia  esq|uUadorca*  en  Ba- 
al-haaor,  que  «i<d  Junto  á  Ephraim:  y 
convidó  Abealom  i  todos  loa  b^yn  del 
rey. 

S4  Y  vino  Abaalom  al  rey,  y  dQoIe: 
Hé  aqui,  tu  aiervo  ttene  ahora  eaqaila- 
dores:  yo  ruego  que  venga  «1  rey  y  sus 
siervos  con  tu  siervo. 

85  Y  respondió  el  rey  á  Absalom  :  No, 
14)o  mío,  no  vamos  todos,  porque  no  te 
hornos  costa.  Y  aunque  porfió  oon  él, 
no  quiso  ir,  mas  bendijolo. 

86  Entonces  dijo  Absalom  :  81  no, 
ruégete  que  venga  con  nosotros  Am- 
non mi  hermano.  Y  d  icy  le  respondió: 
¿  Para  qué  ha  de  ir  oontigo  ? 

87  Y  oomo  Absalom  lo  importunase, 
ddó  ir  con  él  A  Amnon  y  á  todos  los 
14>osddrey. 

88  Y  haMa  Absalom  dado  óiden  á  sus 
criados  didendo :  Ahora  bien,  mirad  cn> 
ando  d  corazón  de  Amnon  estará  deare 
dd  viBM>< ;  y  en  didendooa  yo,  Herid  á 
Anuion,  entonces  metadle,  y  no  temáis, 
que  yo  os  lo  he  mandado.  Eaibrsaoe 
puea,  y  sed  valientes. 

88  Y  los  criados  de  Absalom  hideron 
con  Amnon  como  Absdom  lo  haUa 
mandado.  Levantáronse  luwo  todos  los 
h^oe  dd  rey,  y  subiexon , todos  en  sus 
mulos,  y  huyoton. 

80  Y  estando  aun  dios  en  d  camino, 
llegó  á  David  el  rumor  que  deda :  Ab- 
salom ha  muerto  á  todos  los  hUae  dd 
rey,  que  ninguno  de  ellos  ha  quedado. 

81  Entonces  levantándose  David,  rasgó 
sus  vestidos  <*,  y  echóse  en  tierra  s  j  to« 
dos  sus  criados,  rasgados  aua  vestidos» 
estaban  delante. 

88  Y  Jonadab»,  hijo  de  ffimea,  her- 
mano de  David,  haUÓ  y  d^o :  No  diga 
mi  aefior  que  han  muerto  á  todos  los 
Jóvenes  h^oe  dd  sqr,  que  solo  Amnon 
es  mnegtto ;  porque  en  boca  de  Abealom 
estaba  puesto  desde  d  dia  que  Amnon 
forzó  á  Thamar  su  hermana. 

83  Por  tanto  ahccano  ponga  mi  seAoc 
el  r^  en  su  cansón  cas  vos  que  diee. 
Todos  los  UJos  del  rey  son  muertos: 
porque  solo  Amnnn  es  muerto: 

84  Absdom  huyó  •  luego.  Entre  tanto 
alzando  sus  ai|os  d  mozo  qoe  estaba  en 
atalaya,  miró,  y  hé  aqui  nwoho  pueblo 


4  Osa.  87-3. 

MsSb&iO. 

•Bd.tf.U. 

li. 
/üsp.  1.  8. 

Jos.  7.6. 

Job  8. 18. 
9  Jer.  8. 87. 


AOsa-SUD. 
yaL8C 

<  Lev.  18. 17, 
18. 

*Oea.88.IS. 
U. 


a  8a.  81.88. 
lalLlO. 


•Oap.!.!!. 
•vsr.S. 


•ver.  88. 


A.aiOBO. 


ILSAICUBL,  HY. 


»ChtiS.S. 


«Cap.is.1, 
ete. 


4G«B.97.1S. 
18a.  25.34. 

•  Cap.  S.  28. 
lBa7.2.8S. 


/Kn.8ft.l9. 


«18».  14. 45. 
Jar.  4. 8. 


AQMklS.87, 

<JobS4.U. 
8BLW.8, 
10. 
Beb. ».  97. 


ff)'f«Bia  A  wmtpaMM  por  d  eamliie 
bácia  el  monte. 

«5  Y  di|o  Jonadnb  al  rey:  H«  aUÍ  loe 
h^ot  deTxay  que  Tienen;  es  puM  ad 
ooino  tu  aterro  ha  dioho. 

88  T  como  él  acabó  de  hablar,  há  aquí 
k»  h^  del  rey  ({oe  vinieron,  y  altando 
tu  vos  lloranm.  Y  también  el  miimo 
rey  y  todos  nu  alcm»  Uomon  con  muy 
gwñdet  lamento». 

9t  5  Mas  Abtalom  huyó,  y  fuéw  á 
Talmai,  hi)o  de  Amind,  icy  de  Ovmnup. 
T  Da»U  lloraba  por  tu  hlio  todo»  los 
dias. 

88  T  detpnc»  que  Absaknn  huyó,  y  te 
ftié  &  Gessor,  estovo  allá  tves  a&o». 

80  Y  d  rey  David  deseó  ver  á  Absa- 
lom :  porque  ya  estaba  consolado  acensa 
de  Atñnon,  qn«  era  muerto. 

CAPITULO  XIV. 
Joalb  em  bi  agltuia  ifa  «nm  mviftr  át  Tteoa 
ptt$made  al  r<y  ftw  Ahmlom  §ta  perdonado. 
iPor  la  Mmreuüm  dd  mdmito  Joab  Mira  ai 
rey,  détpnat  de  kabmr  miado  do»  oíias  m  /•- 
nuaitmHn  verle. 

Y  CONOCIENDO  Joab,  hijo  de  Ser- 
via, que  el  ootaztm  del  rey  estaba 
por  Abialom*, 

9  Envió  Joab  4  Teeoak,  y  tomó  de 
allá  «na  mq|er  astuta,  y  dfjole :  Yo  te 
nie|p>  que  te  enlutes,  y  te  vistas  de 
repes  de  luto,  y  no  te  ui^as  con  óleo, 
antes  sé  como  una  mujer  que  ha  mucho 
tiempo  que  trae  luto  por  iuf(u»  muerto ; 

8  Y  entrando  al  r^,  habla  con  él  de 
esta  manera.  Y  puso  Joab  las  palabras 
en  su  boca. 

4  Entró  pues  aquella  mniet  de  Teooa 
al  rey,  y  postrándose  en  tierra  sobre  su 
rostro  Üzo  reverenda,  y  di^o :  Oh  rey, 
salva. 

6  Y  al  rey  le  d^o:  Qué  tienes  ?  Y  ella 
respondió :  Yo  á  la  verdad  «¡y  una  mu- 
jer viuda,  y  mi  marido  e»  muerto  e. 

9  Y  tu  sierra  tenia  dos  hijos,  y  los 
dos  rifieron  en  el  campo  ¡  y  no  habiendo 
quien  los  despartiese,  hirió  d  uno  al 
otro,  y  matólo. 

7  Y  bé  aquí  toda  la  parentela  se  ha 
levantado  contra  tu  sicrva,  diciendo: 
Entrega  al  que  mató  á  su  hermano, 
para  que  le  hagamos  morir  por  la  vida 
de  su  nermano  á quien  A  mató;  y  qui- 
temos también  el  hereden.  Así  apaga- 
rán el  ascua  que  me  ha  quedado,  no 
deiando  á  mi  marido  nombre  ni  rdl- 
quia  sobre  la  tierra. 

8  Entonces  el  rey  dijo  á  la  m^Jer: 
Vete  á  tu  casa,  que  yo  mandaré  acerca 
de  tí. 

9  Y  la  mv^cr  de  Teeoa  dijo  al  rey : 
Rey  sefW>r  mío,  la  maldad  sea  sobre 
mí',  y  sobre  la  casa  de  mi  padre;  mas 
el  rñr  y  su  trono  sin  culpa'. 

10  Y  él  rey  d^o :  Al  que  hablare  con- 
tra tí,  traélo  A  mí,  que  no  te  tocará 
mas. 

11  DUo  ella  entonces:  Ruégote,  oh 
rey,  que  te  acuerde»  de  Jehová  tu  Dios, 
que  no  di^  á  lo»  cercano»  de  la  san- 
gre/ aumentar  el  dallo  con  destruir  á 
mi  hijo.  Y  él  respondió :  Vive  Jehová, 

£e  no  caerá  ni  un  cabello  de  la  cabeía 
tu  hijo  en  tierra^. 

19  Y  la  mvia  dlJo;  Ruégote  que 
hable  tu  criada  una  palabra  á  mi  aAm 
ti  rey.  Y  él  d^o :  Habla. 

18  Entonces  la  mqjer  dijo :  ¿  Por  qué 
pues  piensas  td  otro  tanto  contra  el 
pueblo  de  Dio»  ?  que  hablando  el  rey 
esta  palabra  t$  como  culpado;  por  cuan- 
to el  rey  no  hace  volver  á  su  nigitlvoA. 

14  Porque  de  cierto  morimos*,  y  »imio$ 
como  aguas  derramadas  por  tima,  que 
no  pneaen  volver  á  rccogecie :  ni  iHos 


quiu  lutgo  la  Tida,  sino  que  aiUtia 
medio  para  que  su  desviado  no  sea  de 
él  CBcluido. 

15  Y  que  yo  he  venido  áhoim  pan 
decir  esto  al  rey  mi  sefior,  «f  porque 
el  pueblo  me  ha  puesto  miedo.  Mas  tu 
sierra  dUo  pora  «i;  Baldaré  ahora  al 
rey;  qnua  él  hará  lo  que  su  stcrva 
diga. 

18  Pnce  el  rey  otaá  para  librar  á  so 
sierra  de  mano  del  hombre  que  me  fw- 
ere  raer  á  mí,  y  á  mi  l4jo  Juntamente, 
de  la  heredad  de  Dio». 

17  Tu  sierva  pue»  diee :  Que  sea  ahora 
la  respuesta  de  mi  seftar  d  rey  pera 
descanso;  pues  que  mi  seftor  el  vqr  es 
como  un  ángd  de  Dics^  para  escuchar 
lo  baeno  y  lo  malo.  AJií  Jdiová  ta 
Dios  sea  contigo. 

18  Entonces  el  rey  respondió,  y  ^Jo 
á  la  mi^er:  Yo  te  ru^go  que  no  me 
encubras  nada  de  lo  que  yo  te  pregun- 
tare. Y  la  mi^er  dijo :  Hable  mi  seAor 
el  rey. 

1»  Y  d  rqr  dijo:  ¿  No  ha  ddo  la 
mano  de  Joab  eontigo  en  todas  otas 
cosas?  Y  la  mujer  respondió  y  d^i 
Vive  tu  afana,  rey  seBor  mi»,  que  no 
hav  que  apartarse  á  derecha  id  á  iiqai- 
enia  de  todo  lo  que  nd  seftor  el  rev 
ha  hablado:  parque  tu  siervo  Joab,  Á 
me  mandó,  y  él  puso  en  boca  de  ta 
sierva  todas  estas  palabras. 

90  Y  que  yo  trocara  la  fiwma  de  las 
palabras,  Joab  tu  siervo  lo  ha  hecho. 
Mas  mi  seftor  es  sabio  conforme  á  la 
sabiduría  de  un  ángel  de  Dio»,  para 
conocer  lo  que  se  haet  en  la  tierra. 

91  Ent<kices  el  tm  dijo  á  Joab:  Hé 
aquí  yo  hago  esto.  Vé,  y  has  volver  al 
moco  AbsaTom. 

99  Y  Joab  se  postró  en  tierra  sobre  su 
rostro,  é  hico  reverencia,  y  después  que 
bendijo  al  rey,  dijo :  Hoy  ha  entendido 
tu  siervo  que  he  hallado  gracia  en  tus 
oíos,  rey  snkw  mió ;  pues  que  ha  hecho 
«  rey  lo  que  su  dervo  ha  dicfao. 

98  Levantóse  luego  Joab,  y  ftié  á  6cs 
sur,  y  volvió  á  Absalom  á  Jemaalem. 

94  Mas  el  rey  d^o :  Vayase  á  su  casa, 
V  no  vea  mi  rostro.  Y  volvióse  Absa- 
lom á  su  casa,  y  no  vio  el  rostro  del 
rey. 

95  5  T  no  haUa  en  todo  Israel  bom- 
bre  tan  hermoso  como  Absalom,  de 
alabar  en  gran  manera :  desde  la  pta 
de  su  pié  hasta  la  mollera  no  habla 
él  defecto'. 

96  Y  cuando  se  cortaba  d  cabdlo,  (lo 
cual  hacia  al  ftn  de  cada  afto,  pues  le 
causaba  molestia,  y  por  eso  se  lo  coar- 
taba,) pesaba  d  cabello  de  su  cabeza 
doscientos  dolos  de  peso  reaL 

97  Ynadénmle  á  Absalom  ties  hyos«, 
y  una  hlJa  que  se  llamó  Thamar,  la  cual 
era  hermosa  de  ver. 

98  5  Y  estuvo  Absalom  por  espado 
de  dos  afta»  en  Jenisalem,  y  no  vio  la 
cara  del  rey  •. 

99  Y  mandó  Absalom  por  Joab  pan 
enviarlo  al  rey ;  mas  no  quiso  vewr  á 
él:  ni  aunque  envió  por  segunda  ves, 
quiso  él  venir. 

80  Entonces  d^o  á  sus  siervo»:  Bien 
sabéis  las  tierra»  de  Joab  junto  á  mi 
lugar,  donde  tiene  sus  oebiulas.  Id,  y 
p<iadles  ftiego  •.  Y  los  siervos  de  Absa- 
lom pegaron  ftiego  á  las  tienaa. 

81  Levantóse  por  tanto  Joab,  y  vino  á 
Absalom  á  eu  casa,  y  d^det  ¿Por  qoé 
han  puesto  ftiego  tus  siervo»  á  ni< 
tierras? 

89  Y  Absdom  respondió  á  Joab:  Hé 
aquí,  yo  be  enviado  por  tí  didendegue 
vinieses  aeá>  á  fin  de  enviarte  yo  d  ruy 


^100. 


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á  qw  le  dUcHB :  ¿  Para  qné  vIim  de 
Gemur?  Mtior  me  (ben  estar  aun 
all&.  Vea  jo  ahora  la  eara  á^ny;  f 
ú  hagr  en  nn  pecado,  máteme. 
asVioo  paae  Joab  al  rey,  é  hizotcio 
laber.  Entdncee  llamó  á  Abtalom,  él 
cual  Tino  al  rey»  é  inollnó  in  rocero  A 
tiexra  delante  d¿  rejr :  y  el  rey  beatf  á 
Abcalom. 

CAPITULO  XV. 
Ábiáhim,  ganadoa  prtnuro  Ifw  átiimoa  M 
mmU»  0m  ñmftdar  ottueiA,  m  Inamta  eem- 
1ra  w  paán  eom  el  reino.  OyendUo  Danii, 
hmm  de  Jtnuaitm  afowpeilado  éá  ^flretto 
fáinuan»igo$. 

ACONTECIÓ  después  de  esto,  oue 
.  Absalom  se  hlso  de  camM  y  cwa- 
Ik»,  y  dncaenta  hombres  que  conissen 
delante  de  &  «. 

i  T  levantábase  Absalom  de  maBana, 
j  poníase  á  un  lado  del  camino  de  la 
pmarta,  y  á  cualquiera  que  tenia  pleito 
7  Toaia  al  rey  á  Juiolo,  Absalom  lo 
llamaba  á  sí,  y  decíale :  i  De  qué  eiu- 
dad  eres?  T  él  respondía:  Tu  slenro 
M  de  una  de  las  tribus  de  Israel. 

8  Entonces  Absalom  le  decía :  Mira, 
tu  palabras  «m  buenas  y  Justas;  mas 
no  tienes  quien  te  oiga  por  el  rey. 

4  T  deda  Absalom :  { Qnioi  me  pusi- 
em  por  juez  en  la  tierra^,  para  que 
Tinieseí  a  mi  todos  loa  que  tienen  pleito 
ó  neoocio,  que  yo  les  haría  justida  I 

5  T  aoontecia  que,  cuando  alguno  se 
llegaba  para  inclinarse  á  él,  él  eirtendia 
la  mano,  y  lo  tomaba,  y  lo  besaba. 

6  Y  de  esta  manera  hada  con  todo 
Israel  que  venia  al  rey  á  Juicio :  y  tui 
robaba  Absalom  el  corazón  de  los  de 

7  T  al  cabo  de  cuarenta  alloe  acon- 
tedé  que  Absalom  dijo  al  rey :  To  te 
m^o  me  fermUat  que  vaya  á  Hebron. 
á  papff  mi  ToCo  que  he  prometido  a 

8  Porque  tu  sierro  hizo  voto  cuando 
ertaba  en  Gessur  e,  en  Siria,  diciendo : 
Si  Jdiová  me  volviere  á  Jerusalem,  yo 
lerrtré  á  Jehová. 

9  T  d  rey  le  dijo:  Vé  en  paz.  Y  él 
•e  levantó,  y  se  fué  á  Hebron. 

10  Empóo  envió  Absalom  espías  por 
todas  las  tribus  de  Israel,  didendo: 
Cnsndo  oyereis  el  sonido  da  la  trom- 
peta, dli«s :  Absalom  reina  en  He- 
bioa'. 

11  Y  fueron  con  Absalom  doscientos 
hombres  de  Jerusalem  por  él  convida- 
dos, los  cuales  iban  en  su  aendUez,  sin 
tsberaada. 

15  También  envió  Absalom  por  Achlt- 
ophel  GUonlta,  del  conM^o  de  David «, 
á  Gilo  su  ciudad,  mientras  hacia  sus 
ttciifidos.  Y  la  conjnradon  vino  á  ser 
pande,  pues  se  iba  aumentando  d  pue- 
blo con  Absalom/. 

13  Y  Y  vino  el  aviso  á  David  didendo : 
El  corazón  de  todo  Israel  m  vá  tras 
Absalom  y. 

14  Entonces  David  dl}o  A  todos  sus 
tierros  que  ettaban  con  él  en  Jerusalem : 
Levantaos,  y  huyamos  A,  porque  no  po- 
díamos esoapar  delante  de  Absalom. 
Daos  priesa  k  partir,  no  sea  que  apie- 
ioiandose  él  nos  alcance,  y  arroje  el 
mal  lobre  nosotros,  y  hicára  la  ciudad 
4  filo  de  espada. 

16  Y  los  siervos  del  rey  dieron  al  rey : 
Bé  aqoi,  tus  sierroa  utan  presto»  á  todo 
lo  qoe  nuestro  seftor  el  rey  eligiere. 

18  El  rey  entonces  salió  con  toda  su 
familia  en  pos  de  él :  y  dejó  el  r^  diez 
mi^)eies  concubinas  para  que  guardasen 
b  casal. 

17  Salió  pues  el  rey,  con  todo  el  pueblo 


que  le  ssguia,  y  paiáronse  en  un  lugar 
«Btante. 

18  Y  toaos  tus  ilervee  pasabaí  á  au 
lado,  con  todos  los  Oeretnéos  y  Pheie- 
théos ;  y  todos  les  Oethéos,  sdadentos 
hombres  que  hablan  venido  á  pié  desde 
Geth,  llMm  delante  del  rey. 

19  Y  dijo  d  rey  á  Ittai  Qethéo :  ¿  Para 
qué  vienes  tii  también  con  nosotros  ? 
Vuélvete  y  quédate  con  d  rn :  poraue 
td  trea  9xíx¿a¡txo,  y  desterrado  también 
de  tu  lugar. 

90  Ayer  viniste,  ¿y  téngate  de  hacer 
hoy  que  mudes  lugar  para  ir  con  noso- 
tros? Yo  rov  como  voyj  td  vuélvete, 
y  haz  volver  a  tus  hermanos :  en  ti  A«fy 
miserioordla  y  verdad. 

91  Y  respondió  Ittai  al  rey  didendo : 
Vive  Dios,  y  vive  mi  scAor  el  rey,  que, 
ó  para  muerte  á  para  vida,  donde  mi 
señor  el  rey  estuviere,  allí  estará  tam- 
bién tu  siervo*. 

99  Entónocs  David  dijo  á  Ittd:  Ven 
piMv,  y  pasa.  Y  pasó  Ittai  Gethéo,  y 
todos  sus  hombres,  y  toda  su  fiímilia. 

98  Y  todo  d  piMUo  del  pais  lloró  en 
alta  voz:  pasó  luego  toda  If  gente  d 
torrente  de  CedronT;  admismo  pasó  d 
rey,  y  todo  d  pueblo  pasó  d  oammo  que 
váaldedecto*. 

94  Y  hé  aqui,  también  ite  Sadoe,  y 
oon  él, todos  los  Levitas  que  llevaban 
d  arca  del  pacte  de  Dios* ;  y  asentaron 
el  aroa  dd  pacto  de  Dios.  Y  suMó  Abia- 
thar  después  que  hubo  acabado  de  salir 
de  la  dudad  todo  el  pueblo. 

96  Pero  dUo  el  rey  á  Sadoe:  Vndve 
el  ama  de  Dios  á  la  dudad ;  que  d  yo 
haUare  grada  en  los  ojos  de  JdMvá, 
A  me  volverá,  y  me  hará  ver  á  ella  y 
á  su  tabernáculo». 

96  Y  d  dijere.  No  me  Mradas :  aqui 
estoy,  haga  de  mi  lo  qiw  Uen  le  pare- 
dere;>. 

97  Dijo  aun  d  rcv  á  Sadoe  sacerdote : 
¿  No  eres  td  el  Videntef  ?  Vuélvete  en 
paz  á  la  dudad;  y  eslm  oon  vosotros 
vuestros  dos  hijos,  tu  hijo  Ahimaas,  y 
Jonathan,  hijo  de  Abiathar. 

98  Mirad,  yo  me  detendré  en  los  cam- 
pos dd  desierto*-,  hasta  que  venga  res- 
puesta de  vosotros  que  me  dé  aviso. 

9»  Entonces  Sadoe  y  Abiathar  volvie- 
ron el  arca  de  Dios  á  Jerusalem,  y 
estuviéronse  dlá. 

80  5  Y  David  subió  la  cuesta  de  las 
olivas;  y  subióla  llorando,  llevando  la 
cabeza  cubierta,  y  los  pies  descalzos. 
TamUen  todo  el  pueblo  que  tenia  con- 
dgo  cubrió  cada  uno  su  cabeza*,  y 
subieron  llorando '  asi  como  subisn. 

31  Y  dieron  aviso  á  David  didendo: 
Achitophelw  estA  entre  los  que  con- 
spiraron con  Absalom.  Entonces  d^o 
David:  Entontece'  ahora,  oh  Jehová, 
el  conatjjo  de  Aohltophd  jr. 

89  Y  como  David  llegó  á  la  cumbre 
de/  monte,  para  adorar  alli  á  Dios,  bé 
aqui  Hu«u  Arachlta  que  le  salió  al 
encuentro  trayendo  rota  su  ropa,  y  tier* 
ra  sobre  su  cabeza  <. 

88  Y  d^ote  David:  Si  pasares  con- 
migo, serme  has  de  carga ; 

84  Mas  d  volvieres  á  la  dudad,  y 
dieres  á  Absalom:  lUn,  yo  seré  tu 
siervo  o ;  como  hasta  aquí-he  ddo  dervo 
de  tu  padre,  asi  seré  ahora  siervo  tuyo: 
entonces  td  me  didparás  d  oona«;)o  de 
Aohitophdb. 

85  ¿No  ettarán  álIi  contigo  Sadoe  y 
AUathar  sacttdotes?  Por  tanto  todo 
lo  que  oyeres  en  casa  dd  rey,  darás 
aviM>  de  dio  á  Sadoe  y  á  Abiathar 
sacerdotes'. 

86  Y  hé  aqui  que  eetan  con  ellos  sus 


tBatl.ie, 
17. 

Pro.  17. 17. 
718.91. 


iJuealS.!. 
•0ap.l&9. 

•Ka.  4. 18. 


•BaL48.S,4. 
T«8.1,2. 
Is.8&9S> 

'18a.  8.18. 
<18a.9.9. 


'■Cap.17.lS. 


'  Gap.  19. 4. 

X6tS.lS. 

Jer.14.8,4. 
<8d.ia6.e. 
•ver.  12. 
'Job  6. 18. 

7lf7l4,28. 


■Cqkl.2. 


•Gap.  M.  19. 


»  Gapb  ir.  6, 
14. 


«Ohp.l7.U. 
16. 


A.O.10tt. 


U.  SAMUJEX,  XYI.  ZYIL 


A.& 


^ 


•IC»Ii.l6.U, 


o  C«p.  9. 2. 


il8a.as.18. 


«Cftp.17.». 


i(  Cao.  19. 37. 
Pío.  18. 17. 


*Ckp.l9.16, 
«te. 
lBej.a.44, 
6te. 

/Sal.  109.17, 
28. 

Pn>.a8.3. 

EcdeB.  10. 
39. 

■atCU, 
12. 


*  Sz.  as.  as. 


18a.l.U. 

8aLSS.18. 

ir«L4.19L 

*aaiii.8.aB. 


dM  hQotm  AhtmM»  d  d*  8a4o^  jr  Jona- 
than  el  a»  Abiathar :  por  mano  da  Mm 
me  enviaiéis  amm  d«  todo  lo  que  oje* 

87  Atí  te  Tino  Hntai,  amigo  de  Da< 
vid<<»  4  la  ciudad;  y  AbMlum  «nCr6  en 
Jerusalem. 

CAPITULO  XVI. 

Siba,  t<arM  dt  JTcpM-teaitk,  <ij^aiiMiMto  tf 
tu  amo  mkmniotammte,  gama  d*  DanUL 

todo»  (M  NmM*  d*  Mt  OtlM.    filMMt  MOUtof 

tf  DaviéL,  «i  eiMi¿  (obra  mu  «MiUMotMi  om 
jMK<M«<a  miUmUmuIo  Mr  wemo  át  Dioa. 
FMtido  ^toalom  <f  /iniMilmi,  .«aira  <r  Im 
«OMaWiMU  da  «w  jN»lr«.  delante  d§  todo  «I 
|NMUo,por  «NM^  (k  AtkOofkd. 

Y  GOMO  DaTid  pato  un  poco  de  la 
cumbre  del  monte,  hé  aquí  Siba*. 
criado  de  Mephi-boMth  que  lo  talla  a 
recibir  oon  nn  par  de  asnee  enalbar* 
dados,  T  aobie  ellos  dosoientos  panes, 
y  cien  hilos  de  pasas,  y  den  pones  d« 
A^^  seooa,  y  un  cuero  de  vinob. 

S  Y  dgo  el  r^  &  Siba :  Qué  ««  esto? 
Y  Siba  respondió:  Los  asnos  «m»  para 
la  &nülia  del  icy,  en  que  suban;  los 
panes  y  \fi  pasa  para  los  criados  que 
coman;  y  d  vino  vara  que  bdMn  los 
que  se  cansaren  en  d  dederto*. 

3  Y  dijo  el  rey :  ¿  Donde  ettA  d  h^o 
de  «u  seflor  ?  Y  Siba  respondió  al  rey : 
Hé  aquí  él  se  ha  quedado  en  Jerusalem* 
porque  ha  dicho:  Hoy  me  devolverá 
la  casa  de  Israd  d  rdna  de  mi  padrea 

4  Entonces  d  rey  dijo  i  Siba:  Hé 
aqui,  sea  tuyo  todo  lo  que  tiene  Mephi* 
boeeth.  Y  respondió  Siba  inclinándose : 
Rey  scAor  mió,  halle  yo  gncia  ddante 
de  tí. 

5  5  Y  vtao  d  rey  David  hasu  Bahn- 
rim :  y  hé  aqui  saUa  uno  de  la  familia 
lie  la  casa  a»  Saúl,  el  oud  se  lUunaba 
Scmei«,  h^o  de  Gera;  y  salia  mddi- 
dendo/, 

0  Y  eehando  piedras  eent»  David,  y 
contra  todos  los  siervos  dd  rey  David: 
y  todo  el  pnelito,  y  todos  los  valientes 
nombres  estaban  á  su  diestra  y  &  su 
siniestra. 

7  Y  deda  Semd  maldioiendole :  Sal, 
sd,  varón  de  sangres,  y  hombre  de  fielial. 

8  JdiovA  te  ha  dado  el  pago  de  toda 
la  sangre  de  la  casa  de  Saúl,  en  lugar 
dd  cud  tú  has  reinado:  mas  Jehová 
ha  entregado  el  reino  en  mano  de  tu 
h^o  AbMüom  ¡  y  hete  aqui  sorprendido 
en  tu  mtldad,  porque  eras  varón  de 
sangres. 

9  Bntónoes  Abisal,  hijo  de  Sarvia, 
dijo  d  rey :  r  Fo'  qué  maldice  este 
perro  muerto  6  mi  seAor  d  rey;  ?  Yo 
te  ruego  que  me  ds;Jes  pasar,  y  quita- 
léle  la  cdMsa. 

10  Y  d  rey  respondió :  ¿  Qué  tengo  yo 
eon  vosotros,  hijos  de  Sarvia  ?  £1  mal- 
dice así,  porque  JéhovA  le  ha  dicho 
que  maldiga  a  David :  ¿  milen  pues  le 
dirá :  Por  qué  lo  haoea  así? 

11  Y  dijo  David  A  Abisd,  v  á  todos 
sus  dervos:  Hé  aquí,  mi  hijo  que  ha 
sdido  de  mis  entrafias,  asedia  A  mi 
vida;  ¿cnanto  mas  ahora  un  hijo  de 
Benjamín  ?  D^adle  que  maldiga,  que 
JduivA  se  lo  ha  dicho. 

12  QuizA  miraiA  JehovA  A  mi  aflle- 
donA,  y  me  darA  JehovA  bten<  por  sus 
mddidones  de  lu>j. 

13  Y  oomo  David  y  los  suyos  iban 

Sr  d  camino,  Semd  iba  por  d  lado 
I  monte  delante  de  él,  andando  y  md- 
didendo,  y  arrojando  piedras  delante  de 
él,  y  esparciendo  polvo. 

14  Y  d  icy  y  todo  el  pueblo  que  con 
él  ettabOf  llegaron  fiuigádos,  y  deiotn- 
^     allí. 


15  5  Y  Abaakim  y  todo  el  puAlo, 
los  varones  de  Israd,  entraron  en  Je- 
rusdem,  y  oon  él  AcUtopfad. 

16  Acaedó  luego,  que  como  Hniai 
Araohlta,  amigo  de  David,  hubo  lle- 
gado A  Absdom,  dijola  Husd:  Viva 
el  rey,  viva  d  rey. 

17  Y  Absdom  d^o  A  Husd:  ¿  Eüe  et 
tu  agradecimiento  para  con  tu  amigo? 
¿  Fot  qué  no  fuiste  con  tu  amigo  ? 

18  Y  Husai  respondió  A  AbsaloB 
No :  Antes  d  que  eligiere  Jehov^  y 
este  pueblo,  y  todos  los  varones  de  IS' 
lael.  de  aqnd  seré  yo,  y  eon  aqnd  que 
daré. 

19  ¿Y  A  quien  haUa  yo  de  servir? 
¿No  es  A  su  hijo ?  Oomo  he  inniáo 
ddante  de  tu  padre,  ad  seré  delante 
de  tí. 

90  n  Enténoes  d^o  Abadon  A  Aetaifio- 
phel « :  Consoitad  qué  haremos. 

21 Y  Aohitophd  dJJo  A  Absdom :  En- 
tra A  las  concubinas  de  tu  padre,  que 
él  d^ó  pera  guardar  la  casa;  y  todo 
d  pueblo  de  Israd  oirA  que  le  has 
hecho  abonedble  A  tu  pactase,  y  así  le 
esfbctar&n  las  manos  de  todos  los  qne 
catan  contigo/. 

22  Entonces  pusieran  una  tienda  i 
Absalom  sobre  el  terrado,  y  entró  Ab- 
sdom A  las  concubinas  de  su  padre  en 
qjoe  de  todo  Israd  a». 

23  Y  d  consejo  que  daba  AcUtophd 
en  aqodlos  dias,  en  como  d  coud-; 
tárnn  la  palabra  de  Dios.  Td  en  d 
consto  de  Aehitophd  asi  oon  David 
oomo  con  Absdom. 

CAPITULO  XVIL 
Por  provUmuia  de  XMo«,  Abeatom  é»  4  ueg»- 
do  déla  ffuerra  eon  «w  podrv  vn^itn  d 
«meefo  de  ¡tneai  ai  de  AMlophU.  Míe 
avieo  á  David,  por  to  qme  paea  et  Jordm 
eo»  tiempo  t  vAelMophel  ee  oaolta.  Jte*- 
lo«  paea  tanmm  ei  Joréom,  Tram  pneir 
don  dDavid  eue  amigoe. 

ENTONCES  Aehitophd  dijo  A  Absa- 
lom :  Yo  escogeré  ahon  doce  mil 
hombres,  y  me  levaalaré,  y  seguiré  & 
David  esta  noche. 

2  Y  daré  sobie  él  cuando  él  ertart 
cansado  y  flaco  de  manos*:  lo  atemo- 
rizaré, y  todo  el  pueblo  qne  «sM  con 
él  huirA,  y  heriré  al  rey  solo. 

8  Ad  tomaxó  A  todo  d  pueblo  A  tí: 
y  cuando  ellos  hubieran  vudto,  (pM( 
aqnd  hombre  es  el  que  tU  qulcns,) 
todo  d  pueblo  estarA  en  paa. 

4  Esta  nxon  pandó  bien  A  Absalom 
y  A  todos  los  ándanos  de  IsraeL 

5  Y  dijo  Absdom :  Llama  también 
ahora  A  Husd  Araohlta,  pan  que  asi- 
mismo oigamos  k)  que  él  diíA. 

6  Y  emno  Husd  vino  A  Absdom,  ba> 
Uóle  Absdom  didendo:  Así  ha  diobo 
Achitepbd :  i  segal  remos  su  cons^Oi  ó 
no?  DíttL 

7  Entonces  Husd  dUo  A  Absalomi  XI 
consto  que  ha  dado  esta  ves  Aohitopbel 
no  es  bueno. 

8  Y  afiadió  Husal :  Ttf  sabes  que  tn 
padre  y  los  tuyoc  son  hombses  vallan- 
tes, y  oue  esten  oAora  con  amaigun  de 
Anlmoo,  como  la  osa  en  d  campo  cuan- 
do le  han  quitado  los  h^os.  Ademas, 
tu  padre  u  hombn  de  guerra,  y  no 
tendrA  la  noche  con  d  pueblo. 

9  Hé  aquí  él  estarA  esoondido  en  d- 
guna  cueva,  ó  en  otra  lugar:  y  al  d 
prindpio  cayeren  dgunos  áe  loe  AQpf, 
oirAlo  quien  lo  oyere,  y  dIrA:  El  poe- 
Vo  que  sigue  A  Abadom  ha  sido  derro- 
tado. 

10  Ad  aun  d  hoabra  vaHcnte,  eayo 
corazón  eea  como  corazón  de  león,  ito 
dada  deanayaiA:  porque  fóde  load 


kC»f.)ii 


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t2B».9A7. 

ia.aLu, 

W-     •     - 
Bt.AI,7. 


(IBey.l.ia. 


eontjra  el  h^o  del  rcj ;  poiv^  domIim 
k>  oÍ«aot  cuando  el  icj  te  mandó  á  ti, 
y  á  Afalud,  7  &  Ittai,  dieiendo/:  Mind 
<m0  nJpgppA  toptf  en  d  Joven  Absalom. 

18  Por  otn  paste,  habsia  yo  hecho 
tralokm  oontzm  mi  vida:  pues  que  al 
nj  nada  te  le  eioonde^;  y  aun  tú  m- 
taxias  en  cootnu 

14  Y  respondió  Joab:    No  «*  ranm 

Íne  yo  te  niegue.  T  tomando  tres  dar. 
os  en  su  mano,  hlncóloa  en  ti  corason 
áe  Absalom,  que  aun  estaba  títo  en 
medio  del  alcornoque. 

Ifi  Cercándolo  luego  diex  mancebo*, 
escuderos  de  Joab,  bmeron  á  Absalom, 
y  acah6mnle. 

16  Entonces  Joab  tocó  la  cometa,  y 
d  pueblo  se  volvió  de  seguir  4  Israel, 
porque  Joab  detuvo  al  vueblo. 

17 Tomando  después  i  Absalom,  ech^ 
ronle  en  un  gran  hoyo  en  el  bosque,  y 
levantaron  sobre  ól  un  muy  grande  mon> 
ton  de  piedras*:  y  todo  Israel  huyó 
cada  uno  á  sus  estancias. 

18  T  haUa  Absalom  en  su  vida  to- 
mado y  levantádose  una  columna,  la 
eual  ettá  en  el  valle  del  rey;  poráue 
habia  dicho  entre  «i.-  Yo  no  te^  hijo* 

Íue  conserve  la  memoria  de  mi  nom- 
re.  Y  llamó  &  aquella  columna  de  su 
nombre:  y  así  se  llamó  hasta  hoy,  Lu- 
gar  de  Absalom. 

19  5  Entonces  Ahimaas,  h^o  de  8a> 
doc,  dyo:  Correrá  ahora,  y  daré  las 
nuevas  al  rey  de  como  JoiovA  ha  de- 
fendido  sn  causa  de  la  mano  de  sus 
enemigos. 

90  x  xetpondlóle  Joab:  Hoy  no  lle- 
rarfts  las  nuevas ;  las  llevarás  otro  dia: 
no  dai^  hoy  la  nueva,  porque  el  l^Jo 
del  rey  es  muerto. 

81  Y  Joab  diüo  íl  Cusí:  Vé  td,  y  dí  al 
rey  lo  que  has  visto.  Y  Cusi  IiíÍbo  xeve- 
reneia  a  Joab,  y  corrió. 

SS  Entonces  Ahimaas,  hUo  de  8adoo, 
tomó  á  decir  á  Joab :  Sea  lo  que  fuete, 
yo  correré  ahor&  tras  Ousi.  Y  Joab 
dijo :  Hijo  mió,  ¿  para  quó  has  til  de 
corker,  pues  que  no  hallaxás  premio  por 
las  nueras? 

SS  Has  a  negoadió :  Sea  lo  que  ftiere, 
yo  correré.  Entonces  le  d^o:  Oorre. 
Corrió  pues  Ahimaas  por  el  camino  de 
la  llanura,  y jwaó  delante  de  Ousi. 

B4  Estaba  David  á  la  sazón  sentado  en- 
tre las  dos  puertas,  y  el  atalaya  &  habia 
ido  al  terrado  de  sobre  la  puerta  en  el 
muro ;  y  alzando  sus  cjos,  miró  y  vio  4 
uno  que  corria  solo. 

S5  B  atalaya  dio  luego  voces,  é  hizolo 
»aber  al  rey.  Y  d  re;  d^o :  &  es  solo, 
buenas  nuevas  trae.  £n  tanto  que  él  ve- 
nia acetcandoae. 

96  Vio  el  atalaya  otro  que  corria:  y 
dio  voces  d  atalaya  al  portero  diciendo : 
Hé,  otro  hambre  que  corre  solo.  Y  el 
rey  dito :  Este  también  m  menwO^ro. 

97  Y  d  atalaya  volvió  A  decir :  Puré- 
cerne  él  coner  del  primer»  oomo  el  cor- 
rer de  Ahimaas,  hyo  de  Badoc  Y  res- 
pondió d  ney :  Ese  es  hombre  de  bien,  y 
viene  con  buena  nueva  I, 

88  Entonces  Ahimaas  d^o  en  alta  vos 
al  rey  :  Paz ;  ¿  inclinóse  6  tierra  delante 
del  rey,  y  dijo :  Bendito  sea  Jehoró  Di- 
os tuyo,  que  ha  entregado  los  hombres 
que  hablan'  levantado  sus  manos  contra 
mi  aei)or  el  nj. 

99  Y  el  rev  cUJo :  El  moco  Absalom  ti- 
ene pax?  Y  Ahinuws  respondió:  Vi  yo 
un  grande  alboroto  cuando  envió  Joab 
ni  siervo  del  rey,  j  A  mi  tu  siervo,  mas 
po  ló  que  era. 

80  Y  el  rey  dijo :  Pasa,  y  ponte  allí. 
y  él  p»«ó  y  paróse. 


81  Y  luego  vino  Ousi»  y  dUoi 
nueva  mi  aeihir  d  rey,  que  noy  JdMvi 
ha  dcfendldó<*  tu  causa  de  la  mane  de 
todos  los  que  ae  haUaa  levantado  eoa» 
tntl. 

89  El  rey  entonces  d^o  A  Oaai:  El 
mozo  Abaalom  tiene  imix  ?  Y  Gnai  Rs> 
pondió :  Como  a^tul  moco  sean  los  ene- 
migos de  rai  seBor  el  ny,  y  todos  los  que 
se  levantan  contra  tí  para  mal  •. 

88  Entonces  el  rey  se  turbó,  y  subióse 
A  la  sala  de  la  puerta*  y  lloro;  y  yendo 
deeiaasí:  :  H^  mió  Absalom,  hgo  mió, 
hQo  mió  Absalom* !  ¡  Quien  me  dioa 
que  mnien  yo  en  li^pur  de  Cf ,  Absateía 
I4J0  mió,  hqo  mió  1 

CAPITULO  XIX. 
JoábrenreKáe  é  David  eom  meUvb  d»  «m  Umio 
por  Jbtalom.  lerael  $»  eoatürtt  al  rcv,  d 
emat  btni^mameiiU  forima  4  iMcb  JmA,* 
«MMoIm  a  waír  é  $C  Poiu  m  iü^nr  « 
Joab  é  Asumí,  onMral  dU  MrcOo  de  Jh- 
Mlom.  Sentei  pide  perdom  é  David,  y  II  fa 
perdona.  JCgasAoam  m  eeeuaa  tom  verdad 
de  la  eabimaia  dé  tu  eiervo  SÁo,  nuu  d  rtf 
«o  recibe  w  cmmo.  BartíOai  aeompaita 
olrcy.  Loa diei tribme edierean  eamlmiriba 
de  JvddeobreiareetHueio»  drf  rcjh 

Y  DIERON  aviso  A  Joab:  Ró  aquí 
el  r^  llora,  y  hace  duelo  por  Ab- 
salom. 

9  Y  volvióse  aquel  dia  la  victoria  en 
luto  para  todo  el  pueblo;  porque  oyó 
decir  el  pueblo  aquel  día  que  el  rey  tenia 
dolor  por  su  h^o. 

8  Entróse  por  tanto  d  pueblo  aqnd  dia 
en  la  ciudad  esoondidamente,  como  soe- 
íe  entrar  A  escondidas  el  pueúo  avci^n- 
zado  que  ha  huido  de  la  iiatalla. 

4  Mas  el  rey,  cubierto  d  rostro*,  cU' 
maba  en  alta  voz:  H^o  mió  Absalom, 
Absalom  hijo  mió,  hijo  mió  h  \ 

5  Y  entrando  Joab  en  casa  al  rey,  di 
Jóle :  Hoy  has  avergonzado  d  rostro  de. 
todos  ítu  siervos,  que  han  hoy  librado  tu 
vida,  y  la  vida  de  tus  h^os  y  de  tas  hi- 
jas, y  la  vida  de  tus  miúcxes,  y  la  vida 
de  tus  concubinas, 

6  Amando  A  los  que  te  aborrecen,  y 
aborreciendo  A  los  que  te  aman :  poique 
hoy  has  declarado  que  nada  te  imporiam 
tu»  príncipes  y  siervos ;  pues  hoy  echo 
de  ver  que  si  Absdom  viviera,  bien  que 
nosotros  todos  estuviéramos  hoy  muer- 
tos, entonces  te  contentAras. 

7  Levántate  pues  ahora  y  sal  fuera,  y 
halaga  A  tus  siervos :  porque  juro  por 
JehovA,  qne  si  no  sdes,  ni  aun  uno 
quede  contigo  esta  noche ;  y  de  esto  te 
pcaiatA  mas  que  de  todos  lo*  nuües  que 
te  han  sobrevenido  desde  tu  mocedad 
hasta  ahora. 

8  Entonces  se  levantó  el  rey,  v  sentóse 
A  la  puerta ;  y  fué  declarado  A  todo  el 
pueblo  diciendo:  HÓ  aauí  el  rey  está 
sentado  A  la  puerta.  Y  vino  todo  d  pue- 
blo delante  dd  rey ;  mas  Israd  había 
huido  cada  ano  A  sus  estancias. 

9  Y  todo  d  pueblo  porfiaba  en  todas 
las  tribus  de  Israd  diciendo :  El  rqr  nos 
ha  librado  de  mano  de  nuestros  enemi- 
gos, y  él  nos  ha  salvado  de  mano  de  lo* 
FhUistéos,  y  ahora  haUa  huido  de  la  ti- 
erra por  miedo  de  AbaaIom«: 

10  V  Absdom,  A  quien  hablamos  un- 

Slo  sobre  nosotros,  es  muerto  en  la 
talla.   ¿  Por  qué  pues  os  estáis  ahora 
quedos  so  óiden  A  híwer  volver  d  rey  ? 

11  ^  Y  el  rey  David  envió  á  Sadoe  y  A 
AUathar  sacerdotes,  diciendo :  Hablad 
A  los  anéjanos  de  JuoA,  y  decidles:  ¿Peor 
qué  ser&  vosotros  los  postreros  A  volver 
el  ny  A  su  casa,  ya  que  la  palabra  de 
todo  Israel  ha  vaiudo  al  rey  w  voloerie  A 
su  casa? 


•JnM.i.]L 
DmlíIÍ 


•  OV.M.Í 


(dlkl&l 


n.  BAlCÜELi  XJL 


A.c.i«a. 


mfc  hemunoé;  mlt' 

Mi» :  i  por  qné  fnm 

iM  poctKTot  en  TotTcr 


Ll^ 


a; 


I 


17. 


It  VCMCTM  Mil 
HHH  J  tai 

méb  ToMtnc 
ék  Mf  ? 

18  Admimo  dinéit*  á  Aman:  ¿  No 
CRi  tú  también  hueM  mió  y  carne  mía  ? 
Aaí  ne  haga  Dios»  y  a«i  me  altada,  ri 
mflMKt  9«ncral  del  ^)<riUo  delante  de 
mí  pan  ricrape,  en  lagar  de  Joab. 

14  Así  inelmó  el  ooraaon  de  todos  loe 
Tnonw  de  JudA,  oomo  <f  de  nn  mIo 
hombre/,  pan  que  enriasen  A  decir  al 
ley :  Vuelve  tá,  j  todo»  tu»  «ierro». 

15  VoMd  jnie»  el  nt,  y  riño  hacu  el 
Joidan:  7  JndA  riño  áOQgal^  i  recibir 
al  icr  7  paearlo  el  Jeidan. 

16  Y  3«mci,  h^o  de  OenA,  hUo  de 
Bei^amln,  qne  tra  de  Bahnrim,  dldae 

Íriem  i,  renlx  oon  lo»  hombre»  de  JndA 
TedUr  al  rer  Darld ; 

17  Y  con  a  vemioM  mil  hombre»  de 
Bo^amin:  adminno  Sba',  orlado  de 
la  c»«a  de  Saol,  con  sn»  qulDce  h^o», 
7  tu  reinte  sierro»,  loe  ciule»  pasaron 
d  Jordán  delante  del  rej. 

18  Atraresó  den>ues  la  barca  para  pa- 
sar la  funilia  del  rej,  y  para  hacer  lo 

ríe  plognien.  Entdnccs  Seniel,  hi9« 
Oen,  w  postró  delante  del  rey  cu- 
ando ál  habla  pasado  el  Jordán, 

10  Td^  al  rqy;  No  me  impute  mi 
seBor  «ri  iniquidad  *,  ni  tengas  memo- 
iia<  de  lo»  males  que  tu  sierro  hizo  el 
día  que  mi  sefior  el  rey  saUd"*  de  Je- 
raialem,  para  gnardarloe  el  rey  en  au 
coraim. 

50  Porgue  yo  tu  sierro  oonofoo  haber 
pecado,  y  he  renido  hoy  el  peimcr»  de 
toda  la  casa  de  JoeepK  para  dwoender  á 
xeoiUr  á  mi  •«flor  el  rey. 

51  Y  Abisal,  hJljo  de  Sarria,  respondió 
y  d^o :  ¿  No  ha  de  morir  por  esto  8e- 
nMi,qae  nuddUo  al  ungido  oe  Jeiiorá**  ? 

tt  Darid  entonces  d^ :  ¿  Qué  tenéis 
motros  copmigo,  hijos  de  Sarria,  oue 
ne  habéis  de  ser  hoy  adrenario»  ?  ¿Ha 
de  modr  hoy  alguno  en  Israd* ?  ¿  No 
oonotw  yo  que  boy  soy  rey  Mine  I»- 
na? 

S3  Yd^o  el  rey  &  Semel :  No  morlxla^. 
Y  d  rey  M  lo  Juró. 

M  ^También  Mephiboseth v,  hijo  de 
Saúl,  descendió  4  recibir  al  rey.  Doha- 
Ua  lavado  tus  pie»,  ni  habla  oortado  su 
barba,  ni  tampoco  habla  larado  sus  ros- 
tidos, dasde  el  dia  que  el  rey  salló  hasta 
d  dte  que  riño  en  pac. 

tt  Y  luego  que  riño  ól  á  Jemaalem  á 
leciUr  al  nj,  el  rey  le  dUo:  MenUbo- 
Mth,  ¿  por  qaé  no  fuiste  conmigo  ? 

SSxAdiJot  Rey  señor  mió,  mi  sierro 
me  ha  fngafladf> ;  pues  habla  tu  sierro 
dicho:  Snalbardard  «n  asno,  y  subiré 
en  fl,  é  iré  al  rey :  porque  tu  sierro  es 
toja, 

K  Bmpero  él  rerolrló*'  k  tu  sierro  de* 
laote  de  mi  seAor  el  rey.  Mas  mi  sefior 
d  ny  es  oomo  un  ¿ngel  de  Dioa* :  haz 
pees  lo  que  Men  te  pareoiere. 

IB  Poique  toda  la  easa  de  mi  padre  en 
digna  de  muerte  delante  de  nu  sefior  di 
ley»  y  td  pudste  á  tu  sierro  entre  los 
eonrUadoedetn  mesa'.  ¿Qué derecho 
pees  tengo  con  pava  qn^arme  mas  oon- 
ttadnj? 

a»  Y  el  rey  le  dijo:  ¿  Pan  qué  hablas 
masMlabeas?  Yo  he  determinado  que 
tü  y  alba  partáis  las  tienes. 

»YMepbtt>o»ethd^alrey:  Y  aun 
itutim  él  «odas,  pues  que  mi  sefior  el 
ley  ha  mdte  en  paz  A  sn  oasa. 

U  5  También  BarziUai  Qalaadxta« 

^weendié  de  HogcUm,  y  paaó  d  Joedan 

eon  d  rey,  pan  aoompuarlo  de  la  otn 

luteddjoidan. 


a8T«f«  Binlllal  muy  rl^o,  de  ochen- 
ta  aftos,  el  cual  habla  dado  prorlrion  al 
rey  cuaíido  estaba  en  Mahanaim  ',  por- 
que era  hombre  muy  rico  y. 

88  Y  el  r^  tffio  A  bsrdUai :  Pasa  con- 
migo, y  yo  te  daré  de  comer  conmigo  en 
Jeniaaiem. 

84  Mas  Banillai  dito  al  rey :  ¿  Cuan- 
tos son  lo»  día»  dri  tiempo  de  mi  rldi, 
pan  que  yo  «aba  con  el  rey  A  Jeru- 
salem> 

85  Yo  soy  hoy  dia  de  edad  de  ochenta 
aflots,  que  ya  no  haré  diílnencia  entre 
lo  bueno  y  lo  malo.  ¿TomarA  gustp 
ahora  tu  sierre  en  lo  que  comiere  ó 
bebiere  ?  ¿  Oiré  m^  la  roa  de  los  can- 
tores y  de  las  cantoras*?  ¿Pan  qué 
poea  seria  aun  tu  sierro  molesto  A  mi 
sefior  el  rer  ? 

86  Paaara  tu  derro  un  ppieo  el  Jordán 
con  d  rey;  ¿por  qué  me  ha  de  dar  el 
rey  tan  gnnde  recompensa  b  ? 

87  Yo  te  ruego  que  d^es  rolrer  A  tu 
sierro,  y  que  mnen  en  mi  ciudad  Junto 
Id  sepulcro  de  mi  podre  y  de  mi  niadie. 
Hé  aqui  tu  sierro  Chimliam  « ;  que  pase 
A  con  mi  señor  el  rey,  y  haále  lo  que 
bien  te  paicelere. 

88  Y  el  rey  dijo:  Pues  pase  conmigo 
Ohimhani,  y  yo  haré  con  él  como  Uen 
te  parezca :  y  todo  lo  que  td  pidieres  de 
mí,  yo  lo  haré. 

80  Y  todo  el  pueblo  pasó  el  Jordán :  y 
luego  que  «1  rey  hubo  tamMen  pasado, 
el  rey  besó  A  Bardllal,  y  bendijolo,  y  él 
w  rolrió  A  su  easa. 

40  El  rey  entonces  pasó  A  Oilgal,  y 
oon  él  pasó  Ghlmham :  y  todo  el  pue- 
blo de  judA,  con  la  mjtad  del  pueblo 
de  Israel,  pasaron  al  rey. 

41  5  Y  hé  aquí  que  todos  lo»  rarones 
de  Itrad  rlnieron  al  ler,  y  le  d^enm^ : 
¿  Por  qué  los  hotpbr^  ae  J  vdA  nncstxo» 
hermanos  te  han  llorado,  r  han  hecho 
pasar  el  Jordán  al  rey^  i  tu  fomilia, 
y  A  todos  los  rarones  de  uarid  con  él  ? 

4B  Y  todo»  lo»  T*rone»  d^  JudA  tes* 
pondieron  ^  todos  los  de  Ismel:  Porque 
el  rey  e»  nuestro  pariente*,  Maa  ¿ñor 
qué  os  enqjais  rosotros  de  CM  ?  ¿  He- 
mos nosotros  coii;iido  algo  del  rey  ?  ¿  He- 
mos recibido  de  él  algún  don  ? 

48  Entonces  respondieron  lo»  rarone» 
de  Israel,  y  ^erpn  A  los  de  JudA:  Nos- 
otros tenemos  en  el  rey  diez  partes,  y 
en  el  mismo  Darid  mas  que  rosotros: 
¿por  qué  pues  nos  habéis  tenido  en 
poc9  ?  ¿  No  hablamos  noMtros  primero 
en  rolrer  A  nuestn>  rey  ?  Y  el  razona- 
miento de  los  rarones  de  JudA  toé  mas 
fuerte  que  el  de  los  razones  de  Israel/. 

CAPITULO  XX. 
BtiUüm  i»  aOM  eimtn  d  ng  Daaid,  apaet- 

miada  eo»  I4  «MMrto  dd  rébeUtt  "^  mV* 
uUtrmedio  Joab  a$t$im(i  tdMoitimmlt  d 

Y  ACAECIÓ  estar  alH  nn  hombre 
perretM  que  se  Itaunaba  Soba,  hijo 
de  Biebri,  hombre  de  Beqjamin,  el 
cual  tooó  la  oometa  7  dijoi  No  tene- 
mos nosotros  parte  en  Darid,  ni  here- 
dad en  el  hijo  de  Is8Í«:  Israd,  vuélvaat 
cada  uno  A  sus  estandas. 

9  Así  se  fliewn  de  en  pee  de  Darid 
todos  los  hombres  de  Ismd,  y  seguían 
A  Seba,  hijo  de  filohxl;  mae lo» de  JiidA 
ñieron  adheridos  A  su  rey  desde  d  Jor- 
dán liasta  Jemaalem. 

8  5  Y  hiego  que  Hhó  Darid  A  su 
C8M  en  Jerusalem,  tomo  el  rqr  las  die* 
mn^oes  oonoubinask  que  habla  diñado 
para  guardar  la  casa,  y  pdMlas  en  una 
casa  en  guarda,  rdlóles  de  comer;  pero 
nunca  mas  entro  A  días,  sino  que  qoe- 

^^      oS 


•cap.  17. 37. 
riTim.4. 
17,18. 


■6aL90.10. 
Pso.16.8L 


«Be.  12.8,5. 


t  Luc&as. 


•lltc7.X7. 
J«r.  il.  17. 


4r»r.ll,15. 


«rer.  la. 


/  Jee&  &  1. 

Baa**.  8.S, 

la 


«Gap.  18.48. 
1  Bey.lS.16. 


»Can.l&16. 


•  1^ 


A.aeir.una. 


VknAMXJfSLtJJÍ 


A.acfeiift 


«IRay.lJS. 


<iLw.7H7. 


•  1  Bay.  &  6. 
/  Gap.  3.  28. 


a*. 

3C1-.1&4. 


13  8^.19. 
33. 


danm  eooenrad**  hwU  qiM  muclfroB 
en  Tludex  de  por  vida. 

4  Detpact  oyó  d  raj  4  AnuM :  Jiln« 
tune  loa  Taronet  de  Judá  pan  dentio 
de  txe»  dias,  5  hállate  tü  aqui  f/nunte» 

5  Fué  pues  AmaM  &  Juntar  á  Judá; 

Eero  detilvose  mai  del  tiempo  que  le 
aUa  sido  lefialado. 

6  Y  dijo  David  4  AbiMi:  Seba,  hUo 
de  Bichxi,  noi  hará  ahora  mas  mal  que 
Absalomc:  toma  pues  td  lossierroa  de 
tu  weSktttj  Té  tras  él.  no  sea  que  halle 
las  ciudades  fwrtifleadas,  y  se  nos  vaya 
de  delante. 

7  Enténees  salleion  en  pos  de  él  los 
hombres  de  Joab,  7  los  Oerethéos,  jr 
Pheletbéos ;  7  todos  los  Talientes  salle* 
ron  de  Jenisalem  para  ir  tras  8eba«  htf  o 
de  Bichrl. 

8  Y  estando  éUos  eeíoa  de  la  snnde 
peSa  que  «ttá  en  Oabaon,  saliobs  A- 
masa  al  encuentro.  Ahora  bien  la  Tes» 
tiduraoue  Joab  tenia  sobrepuesta,  está»- 
bale  ooUda,  7  sobte  ella  el  cinto  de  una 
daga  pegada  á  sus  lomos  en  su  Taina, 
de  la  que,  así  oomo  éi  aTanié»  oaydee 
aquella. 

9  Entdnees  Joab  dlJo  á  Amasa :  ¿  Ti> 
enes  pas,  bennano  mió?  En  seguida 
tomó  Joab  con  la  diestra  la  barba  4e 
Amasa  para  besarlo' : 

10  Y  oomo  Amasa  no  se  cuidó  de  la 
daga  que  Joab  en  la  mano  tenia,  hi> 
riOie*  este  oon  ella  en  la  quinta  oos- 
tilla/,  7  derramó  sus  entrafias  por  tienia» 
7  cajú  muerto  sin  darle  s^jundo  golpe. 
Después  Joab  7  su  hermano  Abisal  fue- 
ron en  Bfgulmlffnro  de  Seba,  h^o  de 
Bichii. 

11  Y  vmo  de  los  orlados  de  Joab  s^ 
paró  junto  á  él,  diciendo:  Oualquien 
que  amare  á  Joab  7  á  David,  vq¡fa  en 
pos  de  Joab. 

19  Y  Amasa  se  habla  revoloado  en 
la  sangre  en  mitad  del  camino :  7  viendo 
a^uel  hombre  que  todo  el  pueblo  se 
parabí^  apartó  4  Amasa  del  camino  al 
campo,  7  echó  sobre  él  una  vestidura, 
porque  veia  que  todos  los  que  venian, 
se  paraban  Junto  á  éL 

13  Luego  pues  que  fué  apartado  dd 
camino,  pasaron  todos  los  que  seguían 
á  Joab,  para  ir  tras  Seba,  hijo  de  Bi- 
chri. 

14  5  Y  él  pasó  por  todas  las  tribus 
de  Israel  hasta  Abel^  v  BeÚi-maaahA, 
7  todo  Barlm:  7  Juntáronse,  7  siguí- 
érojolo  también. 

15  Y  vinieron  7  oeroánmlo  en  Abel 
7  Beth-maachi,  7  pusieron  baluarte  con- 
tra la  dudad*;  7  puesto  que  taé  al 
muro,  todo  el  pueblo  que  estaba  con 
Joab  trabiúaba  por  derribar  la  muralla. 

16  Entonces  una  mvjer  saMa  dio  voces 
de  la  ciudad,  dtekndo:  Oid,  oíd;  roé- 
goos  que  disais  á  Joab  se  llegue  acá, 
para  que  70  hable  oon  él. 

17  Y  como  él  se  aoereé  á  ella,  dUo 
la  mv^er :  ¿  Eres  td  Joab  P  Y  él  respon- 
dio:  Yo  My.  Y  ella  le  dUo:  Oje  las 
palabras  de  tu  sierra.  Y  él  respondió: 

18  Entdneei  tomó  día  4  hablar  did< 
endo:  Antiguamente  soUaa  hablar  di- 
ciendo, Quien  preguntare,  pragnnte  en 
Abel :  7  así  conelnTan. 

19  Yo  soy  de  las  paolficaa  7  fidfls  de 
Israd,  7  ta  procuras  destruir  una  du- 
dad que  es  madre  en  Israd.  ¿  For  qué 
destrúf^sla  heredad  de  Jdiov4  ? 

90  Y  Joab  respondió  diciendo :  Nun- 
ca tal,  nqnea  tal  me  aoontezioa,  que  70 
destrn7a  ni  deshaga. 

91  La  oosa  no  es  asi:  maa  na  hom- 
bre 4*1  monta  de  JBphialm»  que  se  lla- 


ma 8d»,  hUo  de  BklMi.  ha  levMtfado 
su  mane  contra  d  rey  David:  eao^ 
gaiM  ese  solamente,  y  me  iré  de  la 
dudad.  Y  la  mi^  d^o  4  Joab:  Hé 
aquí  su  eabeaa  te  será  echada  desde  d 
muro. 

89  La  muitT  ftié  luago  4  todo  d  pue- 
blo con  su  sabiduría  < ;  7  eUos  oortaron 
la  cabeía  4  Seba,  húo  de  Biduri,  7 
eeháronla  á  Joab.  Y  él  tocó  la  cor- 
nata*  7  etpareiéronse  iodos  de  la  etn- 
dad,  cada  uno  á  su  estancia.  Y  Joab 
se  volvió  al  rB7  á  Jamaalefla. 

88  Y  Ad  9U9dó  Joab  sotoa  todo  d 
ejérdto  de  Isradt  y  Baa^a,  faUo  de 
Joiada  sobre  loa  CeMtbéos  7  Fhdethé- 

OSi 

94  Y  Adonm  sobre  los  tributos  J^  t  7 
Josaphat^  h^o  de  Ahilad,  d  candller : 

95  Y  Seva,  escriba;  7  Sadoe  7  Abia. 
thar,  saocrdotcs:  é  Ira  Jaiiéo  flié  un 
Jete  prindpal  carea  da  David. 


14,16. 


CAPITULO  XXI. 
Oamea  y  rmudío  tb  urna  aramd»  h«mlhrm  mm 
tift^  UraM  em  lümto  di  Dawid.  Qmtrrm 

Y  EN  los  días  de  David  hub»  ham- 
bre por  •  tres  aflea  conseontivos. 
Y  David  oonsultó  á  Jéhová*,  7  Jehová 
le  dijo :  Be  por  Saúl,  7  por  aqudla  ftaaa 
de  sangre ;  poique  mató  á  los  Ciabaoni. 


9  Entónoes  d  rey  llamó  á  los  Oa. 
baonitas,  7  hablóles.  Los  Oabaonitas 
no  «roa  de  los  hijos  de  Israel  h,  sino  dd 
residuo  de  loa  Amowfaéos,  á  les  cuales 
loa  liólos  de  Israd  hablan  hecho  Jvi». 
mentó :  mas  Saúl  haUa  procurado  ma- 
tarlos con  motivo  de  sdo  por  los  h^oa 
de  Israd  y  da  Judá. 

a  Dijo  pues  David  á  loa  Oabaonitas : 
i  Qué  os  Daré,  v  oon  qué  expiaré,  para 
que  besidigais  4  la  heredad  de  Jehovi  ? 

4  Y  los  Oabaonitas  le  respondieron  1 
No  tenemos  nosotros  fttfrdla  sobie  plata, 
ni  sobre  oro,  con  Banl  7  oon  su  oaaa : 
ni  quenanos  que  muera  fanmbie  de  la- 
raef.  Y  él  les  d^o:  Lo  que  vosotma 
dierais  oa  haré. 

5  Y  dios  respondieron  al  rey :  Aqnd 
hombre  que  nos  destruyó,  y  que  ma- 
quinó contra  nosotros,  l«  extlrpajriamoe 
un  d^ar  nada  d«  él  en  todo  el  término 
de  Israel. 

8  Dénsenos  deta  varonas  de  sus  faUoa, 
para  que  los  ahorquemos  á  J^ová  en 
Oabaa  de  Banl «,  d  eaoogido  de  Jéhová. 
YdreydUo:  Yefordaré. 

7  Y  psBMooó  el  ray  á  MepUboeeCh, 
~    o  de  Saúl, 


hyo  de  Jonathan,  l^Jo 


por 


el  juramanto  de  Jdiová  que  hubo  en. 
tre  dios,  entra  David  y  Jonathan,  b^o 
de  Sania : 

8  Mas  tomó  el  rey  dos  ^jos  de  Rispa*, 
h^a  da  Aja,  loa  cuales  ella  habia  pando 
á  Saúl,  et  á  aaber,  á  Annoni  y  4  Me- 

boaeth;  y  dnoo  hyos  de  Michal» 
a  de  Saúl,  los  ouales  ella  había  pa- 
4  Adrld,  hijo  de  BaxxiUai  Mola, 
thita: 

9  Y  entrególes  en  mano  de  loa  U«* 
baonitasy  y  dios  loa  ahoroaron  en  ^ 
monte  delante  de  Jdiová/:  y  murleroo 
Juntos  aquellos  siete,  los  cuales  fíieron 
muertas  en  d  tiempo  de  la  siega»  «a 
loa  primeros  diaa,  en  d  prlnripio  de  la 
dega  de  las  cebadas. 

10  Tomande  lusa»  Rispa,  hija  de  Aja» 
un  saco,  tcsidióselo  sobre  im  peSaaoo, 
desde  d  piineinio  de  U  «lega  hasta  4pi« 
llovió  sobra  elka  agua  dd  ddo;  y  00 
d^ó  4  ninguna  ave  dd  ddo  ssanlaran 
sobre  dios  da  día,  ni  bestias  dd  oamp» 
de  noche. 


■  Sa.sr.ii> 


»te9.UI 


«16a.l<kl 


4l8s.aOLl 
•Cap.a.l' 


yiBikU^ 


n,  BAMtlSL,  XDt 


m  <ta  Bnl,  >  In  liun  da  ' — 
pd»  loi  FUIM&á,  nuBlo  i 


I  OTíB  vaíonda  ^j""" J™'^  ^uF° 
Ib  loa  liljsa  dd  Olfiii» 
JaSB-Oniriin,  da  IMbUm,  ÜM 


uu  alacSlal  dtUJoia  nu  pisi. 


IL  *l*1tffT1W^  YYttT 


jii  D>nd-    INjs  ^nd,  b^Tdi  luí : 
>Ilo<.  fl  Qniiaii  dil  Dlia  di  J»>b.  d 

IBlHa  da  Inad  k>  lUcbti  bitUm 

•lUi,  inniH  di  lian  j  ik  u  S 

1  dt  «I,  Blwu  UjD  di 

il,iMí,  nij  di  toa  H  n- 


pHpplp^,  dihHiidicnrn  T  Tía 


lón  j'BÜánmU  i  Di^dfliUi  «I  i 


Bl  Bflpdo  la  Ihiiu  di  iTmuc», 

lu  iMnu'  eitiuu,  hUD  di  iwiD. 
H    Hila,  di    tlia :    Kin,    IdjD  d> 


Bltl«rti.'  hUo  d»  BUM,  *''J^ 
iDi  hLJu  di  ^(«ÜKinfll  1 
flO  Buuía    FJjUJlinltlI    Vd 


SrS 


ILSiáMinEL,  XA1\. 


«  igUil,  M)i  im  NHtan,  d>  Muí 


irdli'l'Óta' 'íuÚ'nl  íl  kiw  «HTÍlM 


ti  MidlDdlft  (1«  Jud^  i  Brtí-HtMh- 


M  1.  nmn  1.  J^ni*.  poniH  oidT 


IT  5  V  DnU  dUn  >  Jibmi,  ciud 
fKVlt,  JO  bIM  U  nildid  I    i  qiit  hlB 

■UJote:  S«l>r,  j  ba  n  utu  *  Jdun 
«I  Oad,  qu  JiluTá  li  biiMi  nuBdato. 

n  V  dlí!"  ítor  ni  ilBa  Hl  Bli 

•I  nr  ll  n  iknc  ?  y  Dini  mpmdU 

•ínj.  Lmg»  da»  AuM^i.) ;  J». 


PEIMEE  IIBEO  DI  IOS  E1TE8. 


<  EÜgnl/,  cHÉTldl}  á  UdM  ni 


f«  UJoa  M  Ttj,  V  á  Ig*  «pm. 

atnáut,  j  lintata  4  Akübi  hb- 


«da  il  n)  iBJ>T%a  ni  iiBoId 


MEigiM»  Bulla.  U)s  <!•  loiía^ 


IS  Tbi  iqiil  •biiii  AdinU  nUai  j   Huhu  inMa.  i  BbuIi,  UJg  i1>  iiZ 


;:írírAV«s;T«£s^u 


■  HUÍ  lúa  idufliB  ilw£,^ 
dfd  ana  Una  dv  «Buotb*.   BU* 


h 


í^¿£rjSK.a.i.-í:5: 


¡«hWUi da  BB4a,''Cri|u  Ub  i 


^kñ^  bDbodD  lA  mifTv  da  flwn 


lil>9  di  0<i>,  Uli'  AiSnjHiIii,  di 
iMMldoa  fama  <d  día  4«a  7a  Iba  i 
J^haruüro*,   Kaa  41  «Umc  Jtwwdd  «' 

I  ru  ■FOIIKia  ac  la  sñ^iSi  Sm'' 


V  al  jaj  fiatoaun  nwanOd  j  dHo 


•  anaMlal^  j  4  Joik  UJa  da  •! 


U  BnMnaai  al  ni  Salonun  anTM  por 
mana  da  Básala.  MH  de  Jalada,  al  cual 


A.  C.  1014. 


LBETSS,  IIL 


ilSB.2.30, 
86. 

<C^1.7. 


"•wr.  5. 

Na.  as.  as. 

Dea.lA.l& 

7  21.  8. 9. 

«r. 

Sal.  7. 18. 
»a8ft.8.a7. 
I'Ste.  90.10. 


iasa.s.a9. 

•'Pra.ss.6. 
'Bal.  8».  su. 

87. 

b.  9.  8, 8. 


( Job  S«.  94. 
*  wr.  27. 
1SA.S.8S. 

"TBf.  8k 


'SSh.K.as. 
'Jot.2.19. 


«181^37.3. 


»Ee.&9. 


«2  8k  16. 
6,8. 
*  El.  17. 1». 


S7  Aii  «ehó  Saloniao  á  Abiáthar  del 
Mocrdoelo  d*  Jetaorá,  para  qiie  m  enm> 

S'i«M  la  palalm  de  Jébork,  ame  haUa 
oho  aobie  la  eaaa  de  Heli  en  sUoA. 

88  Y  Y  Tino  le  notáeia  haata  Joab: 
poraiie  tamUcn  Joab  le  hábia  adherido 
a  Adonia'»  il  bioi  no  m  haUa  adberido 
AAbialoni.  Y  huvó  Joab  ai  tabemáenlo 
de  JdioTá,  j  ñtkOnB  &  loa  oocnijalea  dd 
altar*. 

89  T  Alé  liccho  aaber  á  Salomón  qlw 
Joab  habla  hvido  ai  tabenácolo  de  Je* 
hoT&,  j  que  estaba  janCo  al  altar/.  En. 
tdncet  envió  Salomón  &  Banaia,  hilo  de 
Joiada, diciendo:  Vé,  y  dá lobre él. 

80  T  entró  Banaia  al  Ubemácuio  de 
Jtbo^h,  y  dQole :  El  rey  ha  dicho  que 
•alni.  Y  él  dijo :  No,  sino  aqni  moriré. 

Y  Sánala  toItIó  con  esta  respuesta  al 
rey  dioiendo :  Asi  liablé  Joab,  y  asi  me 
respondió. 

81  Y  el  rey  le  d^o :  Hax  como  él  ha 
dicho ;  mátale,  y  entiérralo,  y  quita  de 

I  mí  y  de  la  eaaa  de  mi  padre  la  sangre 
que  Joab  ha  derramado  iiqiutamenteM. 

89  Y  Jehovi  hará  tomar  su  sangre» 
sobre  su  cabeía ;  que  él  ha  muerto  dos 
varones  mas  Justos  y  m^ores  que  él,  á 
los  cuales  mató  á  cuchillo  sin  que  mi 
padre  David  supiese  nada»,  es  á  «ofrer, 
a  Abocr,  14)o  de  Ner,  geneial  del  ejér- 
cito de  Israel,  v  á  Amasa,  hUo  de  Je* 
ther  j>,  general  del  t^éteito  de  Judá. 

88  La  sangre  pues  de  ellos  recaerá  so* 
bre  la  caheu  de  Joab,  y  sobre  la  cabesa 
de  su  cimiente  para  slñnpref :  mas  so- 
bre David  y  solwe  su  simiente,  y  sobie 
su  casa,  y  sobre  su  trono  %  habrá  per* 
petuamente'  pax  de  parte  de  Jehová. 

84  Entonces  Banaia,  hijo  de  Joiada, 
subió  y  dio  sobre  él,  y  matólo ;  y  flié  se* 
pultaao  en  su  casa  «n  el  desierto. 

86  V  Y  el  rey  puso  en  su  lugar  á  Ba* 
naía,  hijo  de  Joiada,  sobre  el  ^érdto ;  y 
á  Sadoo  puso  el  rey<  por  sacerdote  en 
lugar  de  Abiathar  ». 

88  Y  Después  envió  el  rey,  é  hizo  venir 
á  Semei«,  y  díjolet  EiUffeate  una  casa 
en  Jerusalcm,  y  mora  ahi,  y  no  salgas 
de  allá  á  una  púte  ni  á  otra. 

87  Porque  sabe  de  cierto  que  él  dia 

2ue  salieres,  y  pasares  él  torrente  de 
ledron',  sin  duda  morirás;  y  tu  san- 
gre será  sobre  tu  cabeza*. 

88  Y  Semei  dijo  al  rn :  La  palabra  e$ 
buena ;  como  el  rey  mí  sefior  na  dicho, 
así  lo  hará  tu  si«rvo.  Y  habitó  Semei  en 
Jeruialem  mvchos  dias. 

88  Per»  pasados  tres  afioe,  aconteció 

2ue  se  le  huyeron  á  Scanei  dos  siervos 
Achls,  hijo  de  Maach&,  rey  de  Gath*. 

Y  dieron  aviso  á  Semei  diciendo :  Hé 
aquí  que  tus  siervos  utan  en  Gath. 

40  Levantóse  entonces  Semei,  y  enal* 
bardó  su  asno,  y  ftaé  á  Oath,  á  Aebls,  á 
procurar  sus  siervos.  Fué  pues  tleaiei,  y 
volrió  sus  siervos  de  Oath.. 

41  Díiose  luego  á  Salomón  como  Semei 
habia  ido  de  Jerusalem  basta  Gath,  y 
que  habia  vuelto. 

48  Entonces  el  r^  envió,  é  hizo  venir 
á  Semei,  y  díjole:  ¿  No  te  conjuré  yo 

Sr  JehoTá,  y  ta  protesté  diciendo,  £1 
k  que  salieres,  y  fueres  acá  ó  «nillái 
sabe  de  cierto  que  has  de  morir  ?  Y  tu 
me  dijiste:  La  palabra  «•  buena,  yo  la 
obedezco. 

48  i  Por  qué  pues  no  guardaste  el  ju- 
ramento de  Jeoová,  y  d  mandamiento 
que  yo  te  impuse  ^  f 

44  Dijo  adamas  el  rey  á  Semei:  Td 
sabes  todo  el  mal,  él  cual  tu  corazón 
bien  sabe,  que  cometiste  contra  mi  pa- 
dre David  «.  Jéhová  pues  ha  tomado  el 
mal  sobre  tu  cabeza  d ; 


46  Y  «1  ny  Sildinoa  tere  baadfto*,  y 
el  trono  de  David  tmk  firase  perpetua* 
menta/  delante  de  Jehová. 

48  Entonces  el  rey  mandó  á  Baaak 
hiUo  de  Joiada,  d  cual  saUó,  é  Urióls. 

L  murió.  Y  el  reino  ftié  oonfizmad»  es 
mano  de  Salomón^. 

CAPITULO  III. 
SalofluM  toma  por  sMtfir  d  la  kifa  dt  Pkonoa 
rtjidoSgtffo.  IHoiUttpareot,pUpnauU 
MMdmKa  y  rifotmu  $obn  todo»  tos  marta- 


pwrmtseco  con 
¡neto. 


umadeelaatrmtk(f6,tmU 

dartítdeJ}io$pumíUro$iata. 

Y  SALOMÓN  hizo 
Phanon  levde 
mó  por  «nf/er*  la  hija  de  rbarson,  y 
trájola  á  la  ciudad  de  Davldi,  entie 
tanto  que  aeababa  de  edificar  su  caae, 
y  la  casa  de  Jehová',  y  los  muros  de 
Jerusalcm  al  rededor  «. 

8  Hasta  entonces  el  pueblo  sacrificaba 
en  los  altos/|  porque  ow»  no  haUa  easa 
edificada  al  nombre  de  Jehová  harta 
aquellos  tiempos. 

8  Has  Salomón  amó  á  JtboTkf,  an> 
dando  en  los  estatutos  de  su  pa^  Da- 
vid :  solamente  sacrificaba  y  quemaba 
perfumes  en  los  altos. 

4  E  iba  el  rey  á  Oabacn*,  poique  aqnd 
era  el  alto  principal ',  y  sacrificaba  aUí: 
mil  holocaustos  sacrificaba  Sabman  so- 
bre aquel  altar. 

6  Y  aparecióse  Jéhová  á  Salomón*  en 
Oabaon  una  noche  en  snelhis',  y  áRoU 
Diost  Pide  lo  que  amkieret  me  vo  te  dé. 

9  Y  Salomón  dUo :  Tú  nlcute  gran 
misericordia  á  tu  siervo  David  mi  padre, 
según  que  él  anduvo  driante  de  tí  en 
verdad,  en  justicia»,  y  con  rectitud  de 
corazón  «para  contigo:  y  tü  le  has  guar- 
dado esta  tu  grande  misericordia,  que  le 
diste  h^  que  se  sentase  en  su  trono,  co- 
mo fNiree*  en  este  día*. 

7  Ahora  pues,  Jehová  Dios  mió,  tii 
has  puesto  á  níí  tu  siervo  por  rey  en 
lugar  de  Darid  mi  padre:  y  yo  soy  mozo 
pequefio^,  que  no  sé  como  entrar  ni  salir. 

8  X  tu  siervo  está  en  medio  de  tu  pue- 
blo, al  cual  td  escogiste  f;  un  pueUo 
grande,  que  no  se  puede  contar  ni  nu- 
merar por  su  multitud  r. 

0  Dá  pues  á  tu  siervo  oonKon  déell* 
para  Juzgar  á  tu  pueblo',  para  discernir 
entre  lo  bueno  y  lo  malo:  porque  é  V^- 
en  podrá  gobernar  este  tu  pueUo  tan 
grande? 

10  Y  agradó  delante  de  Adonai  qae 
Salomón  pidiese  esto. 

11  Y  déjele  Dios :  Poique  has  demso* 
dado  esto,  y  no  pediste  para  ti  muchos 
dias,  ni  piediste  para  tí  riquezas,  ni  pe- 
diste la  vida  de  tus  enemigos,  roas  de- 
mandasta  para  tí  in4e»genci*  para  oir 
Juicio ; 

18  Hé  aq;uí  lo  he  hecho  confimne  á  tus 
palabras*:  hé  aquí  que  te  he  dado  eo- 
razón  sabio  y  entendido,  antis  qae  ne 
haya  habido  antes  de  tí  stfrs  como  tá,  ni 
después  de  tí  se  levántala  otro  como  «'. 

18  Y  aun  tamhifu  te  he  dado'  las  cosas 
que  no  pediste ;  riquezas  y  ^lia*:  tai 
que  entre  los  rúes  ninguno  naya  ooom 
til  en  todos  tus  «fias*. 

14  Y  si  andttrieras  en  mis  caminos 
guardando  mis  estatutos  y  mis  manda- 
mientoa,  como  anduvo  David  tu  padre, 
yo  alaigaié  tus  dlas^. 

16  Y  como  Salomón  despertó,  rió  que 
era  sue&o :  y  vino  á  Jerusalem,  y  pe*- 
sentóle  delante  del  arca  del  pacto  de 
Jehová,  y  sacrificó  holoeaustosy  é  luso 
pacíficos ;  hizo  también  banquete  á  to- 
dos sus  siervos  e. 


iRKyjBH»  IV. 


A.  a  1014. 


]«  Y  Bn  aqiMna  moa  viiitoron  dot 
mujeñi  nmcntt  il  zaj,  y  ¡«■MmáiwiK 
dalant»deél. 

17  Y  ü¡i>  la  una  Bn\)ert  Ah  I  mBot 
mió,  JO  j  «ta  mtajia  moMbaniM  m 
una  mlama  esM ;  y  yo  paii  Mtandb  oon 
ella  «n  la  «aia. 

18  Y  aeouteeió  al  tarcer  día  despnm 
qoe  JO  parí,  que  otta  parió  tambicn :  y 
moiabainot  noMtras  Jmitai  ¡  ninguno  de 
ftiera  «ttaba  en  caaa*  lino  noeotras  doe 

19V  una  noche  el  h^  de  eeta  mujer 
DiniM,  porque  ella  m  aooetd  Mine  A. 

SO  Y  levantóte  á  media  noche,  y  tomó 
á  mi  hijo  de  Junto  &  mí,  eetaado  yo  tu 
áerra  duimiaiido,  y  ndsolo  á  «n  lado,  y 
pdsonw  &  mi  lado  tu  n^o  muerto. 

n  Y  oomo  yo  me  levantó  por  la  ma« 
fiana  para  dar  el  pecho  á  mi  hijo,  hó 
aquí  que  eaCaba  mneno.  Mae  obaerTÓle 
por  la  maSana,  y  fi  qae  no  era  mi  hijo 
qae  yo  habla  pando. 

SS  Bntóneea  la  otra  m^jcr  d^ :  No ; 
mi  hijo  <t  el  que  vive,  y  tu  bI¡o  ea  el 
mncilo.  Y  la  otra  toItíó  &  decir :  No ) 
ta  14jo  M  el  mnerto,  y  mi  hilo  u  el  que 
yin.  Así  hablaban  delante  dd  rey. 

S8  El  rey  entóneea  d^:  Bata  dice,  MI 
M)o  ea  el  que  vive,  y  tu  ¡4)0  m  el  mu- 
erto.  Y  la  otra  dice.  No,  maa  el  tuyo  u 
d  muerto,  y  mi  l4)o  e«  el  que  viTe. 

M  Yd^o  el  rey :  Traedme  un  euch&lo. 
Y  trajanm  al  rqr  un  cuchillo. 

SS  En  a^pilda  d  rey  dito:  Partid  per 
medio  el  niüo  vivo,  y  daa  la  mitad  »  la 
ana,  y  la  otia  mitad  á  la  otra. 

S8  Entóneea  la  mujer  cuyo  era  el  hijo 
vivo,  haUÓ  al  ley,  (porque  sus  entrafiaa 
•a  le  conmovieron  por  su  hl)o,)  y  dijo : 
Ah !  lefior  mió,  dad  á  esta  él  nifiio  tIvo, 
j  no  lo  matéis.  Maa  la  otra  d^o:  Ni  á 
mi  ni  á  tí,  Wn»  partidlo. 

27  Entonces  m  rey  retpondló,  y  d^o : 
Dad  á  aqudla  el  hUo  títo,  y  no  lo  ma- 
téis :  ella  t$  su  madre. 

88  Y  todo  Israel  oyó  aquel  Juicio  que 
Pabia  dado  el  r^y;  y  temieron  al  rey, 
parqne  vieron  que  haUa  en  él  aaUdaxia 
de  Dice  pera  Juzfpv'. 

^  CAPITULO  IV. 

Buertbtm  la  diapotieíein  de  Uu  pnvtmetvu  de 
Uomom,  y  tue  gobemadoree,  y  cf  eargo  ^me 
cada  tmo  lemia  de  haeer  fnoieto»  para  «I 
HUknlo  y  gaiUm  de  la  eaea  cU  ren.  Bitima 
ie  la»  tgfeuat  del  ny,  m  wiMiwrA,  y  m 
{loria. 

FUE  puea  el  rey  Salomón  rey  aofan 
todolaotal. 

>  Y  estos  Alaron  loe  pifneipea  que  tuvo : 
Aatiu,  h^o  da  8adoc  sacerdote. 

8  EUboKph  y  Ahla,  ÜJos  de  Sisa,  Es. 
eiilMU.  Josaphad,  hijo  de  AhUud,  Can- 
eillCT. 

4  Báñala,  hijo  de  Joiada,  era  aobre  el 
^^Rito:  y  Sadoo  y  Abiathar  «ro»  los 
«toerdotes. 

C  Anría.hUo  de  Nathan,  era  sobre  los 
gabenudoBBs.  Zabnd,  hUo  de  Nathan, 
piiaeipal  qfleiat,  amigo  áA  rey. 

4  Y  Ahisar  «ni  mayordomo  >  y  Adoni- 
xnu  bUo  de  Abda,  era  sobre  el  tributo. 

7  1  Y  tania  Salomón  doce  aobomado> 
(Bi  sobra  todo  Israel,  los  cuaiea  manta- 
alan  al  rey  y  á  su  caaa.  Gada  uno  de 
«Has  estaba  obligado  k  abaaleoer  por  un 
■oes  en  dallo. 

8  Y  estos  son  los  nombras  de  ellos :  El 
i^Jo  de  Hnr,  en  el  monte  de  Ephraim. 

9  El  hyo  de  Beoar,  en  Maceas,  y  en 
Malbim,  y  en  Beth.eames,  y  en  Elon,  y 
«iBath-hanan. 

10  El  fa^o  de  Heeed,  en  Aruboth. 
iwia  también  á  Sootai 


deBpbet. 


8oob6,  y  toda  la  tiflBra 


U  Bl  hUo  de  AUnadab  Isate  todos  loa 
tóiiQluoa  de  Dor.  iMe  tenia  pcv  nn^Jor 
á  TeíAiat,  hija  de  Salomón. 

IS  Baana,  hUo  de  Ahilud,  lenta  & 
Thaanach  y  &  Mefdddo,  y  á  toda  Beth- 
aan,  que  ••  cérea  de  Zartsan,  por  b^Je 
de  Jened ;  desde  Beth-san  hasta  Abel, 
metióla,  y  haeta  de  la  otra  parte  de 
Jocmean. 

18  El  hito  de  Oeber,  en  Ramoth  de 
Oalaad.  Este  tenia  también  las  eluda, 
des  de  Jaira,  14)0  de  Manasae,  las  cua- 
les eeUban  en  Oalaad.  Tenia  también  la 
provincia  de  Argob.  que  era  Basan  &, 
aeaenta  giandea  dudadas  oon  muro,  y 
certaduxas  de  bronce. 

U  Ahlnadab,  h^o  de  Iddo,  «ataba  en 
Mahanalm: 

15  Ahimaas  en  Nephthali.  Este  tomó 
tamUen  por  mujer  á  Basmath,  h^a  de 
Salomón. 

le  Baana,  h|jo  de  Huaai,  en  Aser  y  en 
Alotfa. 

17  Josqthat,  l^jo  de  Phama,  en  la. 
sadiir. 

18  Send,  hVo  de  Ela,  en  Bcnjamfai. 
I»  Oeber,  hij<r  de  Uri,  en  la  tierra  de 

Oalaad,  en  la  tierra  fue  JSté  de  Sdum, 
rey  de  ios  Amorrhóos,  y  de  Og  rey  de 
Basan  :  un  gobernador  en  la  tierra. 

m^lM  d»  JudA  é  larad  eran  mu- 
ohos,  como  la  arena  que  edá  Junto  k  la 
mar  en  multltad,  comiendo  y  bebiendo, 
y  alesrandoae*. 

n  Y  Salomón  aetloreaba  sobre  todos 
los  rdnos,  desde  el  rio  de  la  tierra  de 
loa  Philistéos  hasta  el  tórmlno  de  B- 
gipto«(:  y  traían  presentes»,  y  sirvieron 
A  salomón  todos  loa  dias  que  vivió. 

88  Y  la  despensa  de  Salomón  era  cada 
día  trdnta  coros  de  flor  de  harina,  y 
sesenta  coros  de  harina, 

88  Diec  bueyes  engordados,  y  vdnte 
bueyea  de  mato,  y  den  ovc|)as ;  sin  les 
ciervos,  cabraa,  bdüaloa,  y  aves  engor- 
dadas. 

84  Porque  ÓI  sefioreaba  en  toda  la  re* 
glon  que  estaba  de  la  otra  parte  dd  rio, 
desde  Tiphaa  hasta  Oaza,  aobre  todoa 
los  reyes  de  la  otra  parte  del  rio :  y  tuvo 
pax  por  todos  lados  en  derredor  sujro/. 

86  Y-JudA  é  Israd  vivían  seguros,  cada 
uno  debajo  de  su  parra  ó  deb^o  de  su 
higuera^,  desde  Dan  haata  Beeraeba*, 
todos  IcM  dias  de  Salomón. 

88  Tenia  ademas  de  esto  Salommi  cu- 
axento  mil  caballoa  en  sus  oaballerinu 
para  sue  carros  ',  y  doce  mil  para  ginetes. 

87  Y  estos  gobernadores  mantenían  al 
rey  Saloman,  y  k  todos  los  que  A  la  mesa 
del  rey  Salomón  venían,  cada  uno  su 
mea,  y  hadan  qoe  nada  Cáltaae. 

88  Hadan  también  traer  oebada  v  p^fa 
para  loa  caballos,  y  para  laa  bestias  de 
cai^,  d  lugar  donde  él  estaba,  cada 
uno  oonfbnne  al  caigo  que  tenia. 

89  Y  Y  dio  Dtoa  A  Salomón  sabiduría, 
y  prudencia  muy  grande,  y  anchura  de 
comion,  oomo  la  arena  que  e«M  A  la 
orilla  del  mar : 

80  Que  filé  mayor  la  «tbiduría  de  Salo- 
men que  la  de  todoa  lea  Orientalea*,  y 
qn»  toda  la  aaUduxJa  de  loa  Bgipoloa/. 

81  T  aun  fué  mas  sabio  que  todos  loa 
hombrea;  maa  que  Ethan«  Earahlta,  y 

Sue  Hernán*, jf  Oalohól,  y  Darda,  hUos 
e  Mahol :  y  fué  nombrado  entro  todaa 
laa  naeionea  de  diededor. 

88  Y  propuao  trae  mil  parAbolaa :  y  ana 
vereca  nuron  mil  y  oinoo. 

88  También  diaertó  de  loa  Arbolea,  dea- 
de  d  cedro  dd  Líbano  haata  el  hiaopn 
que  aaoe  en  la  pared.  Aaimiamo  disertó 
de  loa  animales,  de  loa  aves,  de  loo  eép- 
ttles.ydelaa 


»l)ea.li,8. 


•■0.9.81. 


'9Gr.9.98. 
•te. 

8d.79.8. 
U. 

•BaLW.8». 


/lOr.99.9. 

9  Jvr.  98. 0. 
»Jnse.90.L 


«Can.  10. 96. 
9(&.l. 


y».  90. 


li. 


AJoIilLS. 

Ibi  9.1,6. 
'Hedí.  7. 32. 
■»10r.l«.19, 

8áL80.tlt 
"  1  Or.  X  6. 

76.88. 

BaL66,tit. 


A^CiOlá. 


I.9EZE8I,  Y,  VL 


A.C1 


a. 
la.  a.  as. 


•20r.a.S. 


»2S«.fi.ll. 
ICr.li.1. 
Ain.1.9. 


•lCr.n.8. 
728.8. 


d3Gr.2.4. 
etc. 


•Ead.S.7. 
Bz.  27.  ir. 


/Cap.&12. 


M  Y  venian  de  todM  lot  paddM  4  «ir 
la  ubiduzi»  de  Salomoii,  j  de  todos  lot 
reyes  de  la  tierra  donde  babiñ  Iksado  la 
fiñoa  de  m  aabidaiia*. 

CAPITULO  V. 
flibiiwi  líiiiii  ■imwiilii  «diJUar  d  Ineplo,  «n^ 
eltrta  eam  Biram^  ny  áe  Aro,  mué  U  di 
«MMiira  y  arttj^ou  gara  la  cora,  b  «nal  fí 
kae»  áUgrememU. 

HIRAM,  icjr  de  Tno«,  envió  tam- 
bién cas  aierroi  á  Salomón,  luego 
que  oyó  que  lo  hablan  ungido  por  rey  en 
lugar  de  su  padre :  porque  Htcam  faabia 
•iexnjue  anudo  á  David  b. 

8  Entónoea  Salomón  envió  &  decir  & 
Hiram: 

3  TÚ  sabe*  oomo  mi  padre  David  no 
pudo  edificar  caaa  il  nombre  de  JdiovA 
•u  Diot«  por  las  guerra»  que  le  cercaron, 
hasta  que  Jebovi  puso  mw  «memigoi  baje 
las  plantas  de  sus  pies. 

4  Ahora  JehovA  mi  Dios  me  ha  dado 
reposo  por  todas  partes ;  que  ni  hagr  ad- 
versario^ ni  ntal  encuentro. 

5  Yo  por  tanto  he  ahora  determinado 
edificar  casa  al  nombre  de  Jehová  mi 
Dios,  oomo  Jehovfc  lo  habló  á  David  mi 
padre  diciendo  d :  Td  hUo,  que  yo  pon- 
dré en  lugar  tujo  en  tu  trono,  el  ediá- 
cará  casaA  mi  nombre. 

6  Manda  pues  ahora  que  me  oorten 
oedroe  del  libano:  j  mis  siervos  es- 
tarán con  los  tuyos,  y  yo  te  dará  por  tus 
siervos  el  salario  que  tii  dijeres :  poique 
td  sabes  bien  que  ninguno  hay  entre 
nosotros  que  sepa  labnurla  madera  oomo 
los  Sidonics. 

7  Y  como  Hiram  oyó  las  palabras  de 
Salomón,  holgóse  en  axaa  manera,  y 
dijo :  Bóulito  ita  hoy  Jehová,  que  dio 
hgo  sabio  á  David  sobre  este  pueblo  taa 
grande. 

8  Y  envió  Hiram  á  decir  á  Salomen : 
He  oido  lo  que  me  mandaste  A  dedrs  yo 
haré  todo  lo  que  te  pluguiere  acerca  de 
la  madera  de  cedro,  y  la  madera  de 
haya. 

9  Mis  siervos  la  llevaren  desde  el  Lí- 
bano á  la  mar,  y  yo  la  pondré  en  balsea 
por  la  mar  lúúta  el  lugar  que  tü  me 
sefialares,  y  alU  se  desaiturá,  y  tü  la  to- 
marás :  y  tü  harás  mi  volimtad  en  dar 
de  comer  á  mi  familia*. 

10  Dio  pues  Hiram  4  Salomón  madera 
de  cedro,  y  madera  de  baya  todo  lo  que 
quiflOk 

11  Y  Salomón  daba  á  Hiram  vdnte  mil 
coros  de  trigo  para  A  sustento  de  su  fa- 
milia, y  veSite  coros  de  aceite  limpio. 
Esto  daba  Halomon  4  Hiram  cada  im 
alie. 

12  Y  Dio  también  Jebová  4  Salomón 
sabiduría,  como  le  haUa  dicho/:  y 
hubo  pos  entre  Hiram  y  Salomón,  é 
hicieron  alianza  entre  arabos. 

13  Y  el  tey  Salomen  Impuso  tributo 
4  todo  Israel ;  y  el  tríbulo  Alé  treinta 
milhombres: 

U  Los  cuales  enviaba  al  Líbano  de 
diez  mil  en  diez  mil  cada  mes  por  su 
turne,  viniendo  asi  4  estar  un  mes  en 
el  Líbano,  y  dos  mesas  en  sus  eaaas. 
Y  AdnsilTMnJ  Miste  sobie  aquel  tri- 
buto. 

15  Tenia  tamUen  Salonum  aetenta  mil 
que  llevaban  las  cargas*,  y  ochosta  mil 
oectadons  en  el  monte, 

16  Sin  los  principales  ofldales  de  Sa- 
lomón que  ntabeen  paeíAw  sobre  la  obra, 
fu»  eram  tres  mil  y  trescientoe,  los  cuales 
tenían  eaigo  del  pueblo  que  hada  la 
obra. 


18  T  lea  alballUas  4e  flaleum  y  k» 
de  Hiram,  y  los  qparqadores',  eoetarea 
y  aparejaron  la  madera  y  la 
labrarla 


<  El.  9.1 


CAPITULO  VI. 
ia  Anas»  «  fúrma  id  tkmjlo,  M 
Orátmio  tOratoriOfd»  loa  f  «mtfaw.  yái] 
iaa  mcUmra»  «  «rnameatM  dt  todo  d  «U- 

Y  FUE  en  el  aflo  caatrodcnlas  y 
ochenta,  después  que  los  hi)os  de 
Israel  salieron  de  Egipto,  en  d  coaxto 
aik»  del  principio  ddT  reino  de  Salomón 
sobre  Israel,  en  el  mes  de  Zlph,  ane 
es  el  mes  segundo,  que  él  oomeáao  á 
edificar  la  casa  de  Jdiová«. 

2  lia  oasa  que  el  rey  Salomón  edificó 
4  Jdaová,  tuvo  smenta  codos  de  largo, 
y  viente  de  anoho,  y  treinta  codos  en 
alto. 

3  Y  61  pórtico  ddante  dd  templo  de 
la  casa,  ae  veinte  codos  de  la^o  según 
la  anchura  de  la  casa;  y  su  anidio  «m 
de  diez  codos  delante  de  la  cesa. 

4  £  hizo  4  la  casa  ventanas  aitchas 
por  de  dtairOf  y  estrechas  for  dejittra. 

t  Edificó  también  Junto  al  muro  de 
la  casa  aposotfos  al  rededor,  eotUra  las 
paredes  de  la  casa  en  derredor  del  tan- 
plo  y  del  Or4cttlo :  é  hizo  cámaras  al 
rededor. 

O  El  aposento  de  abdo  era  de  dnco 
codos  de  ancho,  y  el  oe  en  medio  de 
seis  codos  de  ancho,  y  el  tercero  de 
sieto  codos  de  andio:  poonne  por  de 
fíiera  háUa  hecho  diminuciooes  4  la 
casa  en  derredor,  para  no  trabar  ia» 
vigas  de  las  paredes  de  la  casa. 

7  Y  la  oasa,  cuando  ae  edificó,  &bii- 
c4ronla  de  piedras  que  traiau  ya  aoaba- 
dasfc;  de  tal  manera  que  cuando  la 
edificaban,  ni  martillos  ni  hachas  se 
oyeron  en  la  casa,  ni  ningún  otro  Ins- 
trumento de  hieiro. 

8  La  puerta  del  aposento  de  en  medio 
esUba  al  lado  derecho  de  la  eaaa:  y 
subíase  por  un  earaool  al  de  en  medio, 
y  del  OfKwsnto  de  en  medio  ai  tercero. 

9  Labró  pues  la  casa  y  acabóla:  y 
cubrió  la  casa  con  artesonados  de  cedro. 

10  Y  edificó  asimismo  el  aposento  en 
derredor  de  toda  la  oasa  de  altura  de 
cinco  codos,  el  cual  se  apoyaba  en  la 
casa  con  maderas  de  cedro. 

11  ^  Y  fkié  palabra  de  Jehov4  4  Sa- 
lomón diciendo : 

18  Esta  oasa  que  tü  edificas,  si  andn- 
viaies  en  mis  estatutos,  é  hicieres  mis 
derechos,  y  guardares  todos  mis  man- 
damientos andando  en  eUos«,  yo  tendré 
firme  contigo  mi  palabm  que  hahlé  4 
David  tu  padrea: 

18  Y  habitaré  en  medio  de  los  faltos 
de  Israel',  y  no  d^garé  á  mi  pueblo 
Israel. 

14  Así  que  Salomón  labró  la 
y  acabóla. 

15  Y  Y  «par^  las  pandes  de  te 
por  da  dentro  ecn  tablas  de  cedro,  vis- 
tiéndola de  madera  por 'dentro  dcade 
el  solado  de  la  casa  nasta  las  paredes 
de  la  techumbre:  cubrió  tamnien  d 
pavimento  con  madera  de  hi^a. 

IS  Asimismo  hizo  al  cabo  de  la  casa 
un  edificio  de  veiato  codos  de  tablas 
de  cedro,  desde  el  solado  hasta  lo  mas 
alto,  y  fabricóse  en  la  oasa  un  Oráevlo, 
91H  «  el  lugar  aantístane/. 

17  Y  la  oasa,  4  saber,  el  templo  de 
dentro,  tenia  euaiento  codos. 

18  Y  la  oasa  ssiete  nMerCa  dt  «edm 
par  de  dentro,  y  tenia  entalladuras  de 
calabazas  silvestras,  y  de  betoBea  de 
flores.  Todo  era  oeuxo  1  nIagUBA  |m* 
dra  se  vda. 


•20.  s. 


IS. 


i.'Biirtiss»  Tn< 


a:ü.io<s. 


l»TaiatB<  dOrtkwlo» per J»  dentro 
en  medio  de  la  cau,  pan  poner  allí 
el  ana  dd  pacto  de*  JalKrvA. 

90  T  al  orAeulo  «Mala  «a  la  paite 
de  adentro,  el  ««al  tenia  veinte  codoe 
de  largo,  7  otroe  veinte  de  anoho,  7 
otvM  veinte  de  altara :  7  Tiatiólo  de  oro 
paibüno;  watfmtamo  e^itó  el  altar  de 
oed»». 

ti  De  tuerte  que  Tbtló  Salomón  de 
paro  OTO  la  caaa  por  de  dentro:  7  «erró 
la  entrada  del  Or&cnlo  con  cadenas  de 
WD,  7  Ttotidlo  de  oro. 

92  Cabrio  paes  toda  la  caaa  de  oro 
tuata  d  cabo{  7  aaiminne  vistió  de  oro 
todo  el  altar  que  ettaba  delante  del 
OiicoloA. 

98  Hiao  taaaUen  en  el  OrAcnlo  dos 
qneniUnes  de  madera  de  (diva,  cada 
mude  titán  de  dlea  codos. 

94  La  una  ala  del  im  qtwraUn  tenia 
daoo  codos,  7  la  otra  ala  del  mUmo 
queraMn  otros  elneo  codos;  así  que 
faaUs  diea  codos  desde  la  punta  de  la 
DOS  da  hasta  la  punta  de-la  otra. 

2S  Atimiamo  el  otro  qneraldn  tenia 
diez  codos;  porqne  ambos  queruUnes 
enn  de  on  tamaflo  7  de  una  héchum. 

S6  La  altara  del  ano  era  de  diez  codos, 
y  Mimiamo  el  otxo. 

97  T  puso  estos  querubines  dentro  de 
la  caaa  de  adentro :  los  cnalea  qneru- 
blaes  eatendlan  sns  alas,  de  modo  que 
d  ala  dd  ano  toeéba  la  paared,  7  el 
ala  dd  otro  querabin  tocaba  la  otra 
iwred;  7  las  otras  dos  alas  se  tocaban 
a  una  &  la  otra  en  la  mitad  de  la 


9B  T  vlttM  de  oro  los  qaerablnea. 

99  5  Y  escalplo  todas  las  paredes  de 
la  casa  al  rededor  de  diversas  figuras, 
de  qoerabines,  de  pahnas,  7  de  botones 
de  flores,  por  de  dentro  7  por  de 
laeía. 

W  Y  cubrid^  de  oro  d  piso  de  la  casa, 
de  dentro  7  de  Aiera. 

81  Y  &  la  entrada  dd  Oráculo  hizo 
pneitas  de  madera  de  oliva ;  7  d  um- 
ml  7  los  postes  eran  de  cinco  esquinas. 

88  Las  dos  puertas  énm  de  madera 
de  oliva :  7  entalló  en  días  figuras  de 
oaeraMnes,  7  de  palmas,  7  de  botones 
de  floiea,  7  cubriólas  de  oro ;  cubrió 
taaMen  los  querubines  7  las  palmas  de 
no. 

98  Igualmente  Un>  &  la  puerta  del 
teoulo  poetes  de  madera  de  oliva  ena> 

8i  Pero  las  dos  puertas'  eran  de  ma- 
dna  de  ha7a;  7  los  dos  lados  de  la 
ana  puerta  eran  redondos,  '7  los  otros 
dos  lados  de  la  otra  poerta  iambin  re* 
dendos.  ^ 

35  Y  entalló  en  ellas  quernbfaws  7  psd" 
B>as,^  botones  de  flores^  7  cubriólea  de 
oro  mistado  á  las  entalladuras. 

as  Y  edificó  el  atrio  interior  de  tres 
2°eaea  de  piedras  labradas,  7  de  un 
<>n)en  de  vigas  de  cedro. 

>7  5  En  d  cuarto  alio,  en  d  mea  de 
«ph  le  echaron  los  cimientos  de  la  caaa 
deJdMvi: 

JIB  Y  en  d  undedmo  alio,  en  el  mes 
¡1^  Bol,  qae  es  el  mes  octavo,  ñié  acá- 
Mda  la  casa  con  todas  sus_uertenendas, 
7  coa  todo  lo  necesario.  Eidifioóla  pues 
«lieieafies. 

CAPITUtO  VII, 
3^d(  la  MMu  rM(,  del  ¿Mfitf,  diC  P*Mm 
^"■■M.>iMata,.|r  A  la  mm»  cicla  nima* 
¿Anea  y  /tTma  ái  U»  da»  eobnvma»  d* 
yywefai,  «  mu  cuieniot.  DA  mar,  dt  lu 
^g*"**»,  ir  M  MM  laaak;  y  dt  atrot  vatot  f 
""  fortrntctmita»  ai  aanrieio  dá 


DB8PUBB  edificó*  gdonon  so  pro- 
pia casa  en  trece  aflos,  7  acabóla 
toda. 

9  Asimismo  edMcó  la  cosa  dd  bosque 
dd  Líbano,  la  cual  tenia  cien  codos  de 
longitud,  7  dneuenta  codos  de  anchura, 
7  treinta  codos  de  altura,  sobre  cuatro 
órdjmes  de  columnas  de  cedro,  con  vigas 
de  cedro  sobre  las  cdumnas« 

8  Y  estaba  cnMeita  de  tablas  de  cedro 
arriba  sobro  las  vigas  que  se  apoTaban 
en  cuarenta  7  dnco  cdnmnas:  cada 
hflera  tenia  quince  eolutmuu. 

4  Y  habia  tres  órdenes  de  ventanas, 
una  ventana  contra  la  otra  en  tres 
órdenes. 

5  T  todas  las  puertas  7  postes  eran 
cuadrados :  7  las  unas  ventanas  estaban 
firente  á  las  otras  en  tres  órdenes. 

O  También  hin>  un  pórtico  de  colum- 
nas, que  tenia  de  laigo  cincuenta  codos, 
7  trnnta  codos  de  ancho;  7  aqueste 
pórtico  e$taba  delante  de  aquellas  o<ra«, 
con  sus  odumnas  7  maderos  correspon- 
dientes. 

7  Hizo  asimismo  d  pórtico  del  trono 
en  que  habla  de  Juzgúr,  el  pórtico  dd 
Juldo,'  7  vistiólo  de  cedro  de  sudo  á 
suelo. 

8  Y  en  la  casa  en  que  d  moraba, 
habla  otro  atrio  debtro  del  pórtico,  de 
obra  semejante  á  esta.  Bdiflcó  tam- 
bién Salomón  una  casa  para  la  hija  de 
Pharaon,  que  habia  tomado  por  mi^erk, 
de  la  misma  obra  de  aquel  pórtico. 

9  Todas  aquellas  óbrtu  fueron  de  pie- 
dnis  de  precio,  cortadas  7  aserradas  con 
sierras  según  las  medidas,  asi  por  de 
dentro  como  por  de  fbera,  desde  d  d- 
miento  hasta  los  remates,  7  <wfmirmo 
por  de  ftiera  hasta  el  gran  atrio. 

10  El  dmiento  eta  de  piedras  de  precio, 
de  piedras  grandes,  de  piedras  de  diez 
codos,  7  de  piedras  de  ceno  codos. 

11  De  allí  arriba  eran  también  piedras 
de  predo,  labradas  conforme  á  sus  me- 
didas, 7  (¿ira  de  cedro. 

Iff  Y  en  el  gran  atrio  al  rededor  hd>i8 
tres  órdenes  de  piedras  labradas,  7  un 
orden  de  vigas  de  cedro :  7  a*i  el  atrio 
interior  de  te  casa  de  Jehová,  7  el  otro 
atrio  de  la  casa  «. 

18  5  7  envió  el  re7  Salomón,  é  hizo 
venir  de  Tvro  &  Hiram  *, 

14  HUo  de  una  viuda  de  la  txfbtt  de 
Nephthall,  7»  su  padre  habla  sido  de 
Tvro :  trabi^ba  él  en  bronce/,  lleno  de 
sabiduría,  7  de  inteligencia  7  saber;  en 
toda  obra  de  metal.  Este  pues  vino  d 
rev  Sdomon,  é  hizo  toda  su  obra. 

18  Y  vado  dos  columnas  A  de  bronce, 
la  dtura  de  cada  cual  era  de  diez  7  ocho 
codos ;  7  rodeaba  á  una  7  otra  colamna 
un  hilo  de  doce  codos. 

18  Hizo  también  dos  chiqpiteles  de  fun- 
dición de  bronce,  para  que  ííiesen  pues- 
tos sobro  las  cabezas  de  Us  columnas : 
la  dtura  del  un  chapitel  era  de  dnco 
codos,  7  la  del  otro  chapitd  de  oíros 
dnco  codos : 

17  Ademat  trenzas  á  manera  de  red,  7 
ums  cintas-  á  manera  de  cadenas  púrs 
los  chapiteles  que  u  fuMa»  de  poner  so- 
bro las  cabezas  de  las  odumnas :  siete 
para  cada  chapitel. 

18  Y  cuandolmbo  hecho  las  cdumnas, 
hiro  también  dos  órdenes  de  granadal  al 
rededor  en  el  un  enredado,  para  cubrir 
los  chapiteles  que  estaban  en  las  cabezas 
de  leu  edumneu  con  las  granadas :  7  de  la 
misma  forma  hizo  en  d  otro  chapitd. 

19  Los  chapiteles  que  eetaban  sobro  las 
dos  ooliunnas  en  el  pórtico,  tentón  labor 
de  flores  por  cuatro  codos. 

i»  Tdnan  también  los  chapiteles  de 


*  Cap.  9. 10. 
aCr.  8.L 


I  Cap.  3L 1. 
ací.8.11. 


•  Jvania 

as. 

Ueéh.8.U. 
•<Ter.4a 
2GT.4.11. 

•  S  Cr.  &  14. 
/aCr.  4.16. 
'  Bz.  81. 8. 

7S6.I. 

17. 

20r.8.U. 

«t& 

74.  4% etc. 

Jer.fiS.2l. 

ete. 


A,aiOM.. 


I.«ETBS^yiIL 


4.C1MI 


•  wr.  13. 

>  11  aifaUe- 
ti/rt. 


/l2Qr.i.8,S. 


/G«l8.9«. 

Bz.ilft.U. 
•  y  W.  7. 

Heb.9.S. 

"B1.LU, 
ele. 


■obn  1m  do»  col 
nadas  en  do*  didcnca  al  ndador  en  cada 
chapitel,  cnoima  del  ▼icnln  áá.  chapi- 
tel, el  eval  vientre  «alaba  delante  úA 
enxedado« 

SI  Efitaacolomnaaerigióenélii&ctieoi 
del  templo:  jr  «nando  hubo  auado  la 
columna  de  u  mano  derecha,  pdaole 

Kr  nombre  Jachini :  y  alzando  la  eo> 
nna  de  la  mano  uquieida,  Uamó  mi 
nombre  Boas  H. 

88  Y  j>uM  en  lat  cabexai  de  las  c(^ 
lomnas  labor  en  fonna  de  azucenas:  y 
MÍ  le  aoiübó  la  obra  de  las  columnas. 

83  Y  Hizo  aslmUmo  un  mar  de  fiin> 
dicion,  de  diez  codos  del  un  labio  al 
otro,  perfectamente  icdondo :  su  altura 
era  de  cinco  codos,  y  celUalo  todo  al  re- 
dedor  un  oosdon  de  treinta  oodoa. 

84  Y  cercaban  aquel  mar  por  deb^o  de 
su  labio  en  derredor  unas  bolas  como 
calabazas,  diez  en  cada  codo,  que  oeiUan 
el  mar  todo  al  rededor*  en  dos  drdenes, 
las  cuales  hablan  sido  fundidas  cuando 
él  fué  fundido. 

86  Y  estaba  asentado  sobre  doce  bu- 
eyes, tres  de  lo»  euaUt  miraban  al  Norte, 
9  tres  miraban  al  Poniente,  y  tres  mira. 
ban  al  Mediodía,  y  tres  miraban  al  Orí- 
ente.  Sobre  estos  se  apoyaba  el  mar,  y 
las  traaazas  de  ellos  estaban  bicia  la 
parte  de  adentro. 

88  El  grueso  del  mar  era  de  un  palmo, 
y  su  hduo  era  labrado  como  el  lauüo  de 
un  cáliz,  ó  de  flor  de  lis :  y  cabían  en  él 
dos  mil  batos. 

87  ^  Hizo  también  diez  basas  de  bronce, 
siendo  la  longitud  de  cada  basa  cuatro 
codos,  y  la  sinchura  de  cuatro  codos,  y 
de  tres  codos  la  altura. 

88  lia  obra  de  las  basas  en  esta :  te- 
nían uxuu  cintas,  las  cuales  estaban  entre 
molduras ; 

80  Y  sobre  aquellas  cintas  que  ettaba» 
entre  las  molduras,  JL^unM  de  leones,  y 
de  bueyes,  y  de  querubines  f :  j  sobre  las 
molduras  de  la  basa,  asi  encmia  como 
debajo  de  los  leones  y  de  los  bueyes,  ha- 
bía unas  ailadiduras  de  bajo  relieve. 

80  Oada  basa  tenia  cuatro  ruedas  >■  de 
bronce  con  mesas  de  bronce:  y  en  sus 
cuatro  esquinas  habia  unos  hombrillos, 
los  cuales  nadan  de  ftindicion  á  cada  un 
lado  de  aquellas  aflaáliduras,  para  estar 
áebtito  de  la  fuente. 

81  T  la  boca  dd  pié  de  la  fuente  en- 
traba un  codo  en  el  remate  que  eaUa 
para  arriba  de  la  basa:  y  era  su  boca 
redonda,  de  la  hechura  del  miemo  re- 
mate,  y  este  de  codo  y  medio.  HaUa 
también  sobre  la  boca  entalladuras  con 
sus  cintas,  loe  cuate»  eran  cuadradas,  no 
redondas. 

88  Las  cuatro  ruedas  ettabau  déba^  de 
las  otra»  cintas,  y  los  ^jes  de  las  ruedas 
mtcian  en  la  misma  basa.  La  altura  de 
cada  rueda  era  de  un  codo  y  medio. 

88  Y  la  hechura  de  las  ruaias  era  como 
la  hechura  de  las  ruedas  de  un  carro : 
sus  ^es,  sus  rayos,  j  sus  cubos,  y  sus 
cinclús,  todo  era  de  nindicion ; 

84  Asimismo  los  cuatro  hombrillos  4 
las  cuatro  esquinas  de  cada  basa :  y  los 
hombrillos  eran  de  la  misma  búa. 

86  Y  en  lo  alto  de  la  basa  habia  medio 
eodo  de  altura  redondo  por  todas  partes : 
y  encima  de  la  basa  sus  molduras  y  cin- 
tas, ia»  euaie»  eran  de  ella  misma. 

ae  £  hizo  en  las  tablas  de  las  moldu- 
ras, y  en  las  cintas,  entalladuras  de  que- 
rubines, y  de  leones,  y  de  palmas,  con 
proporción  en  el  eqiacio  de  cada  una,  y 
al  rededor  otros  adornos. 

37  De  esta  forma  hizo  dies  basas  fun- 
didas de  una  misma  manera»  de  una 


mlinia  medida*  y  de  una  ***"'i"»  cota* 
lladura. 

88  Hizo  también  diez  focntes*  de 
bronoe :  cada  fbente  contenía  ouarenla 
batos,  y  oada  una  cm  de  cuatro  codos: 

L  atento  una  fliente  aobre  cada  una  de 
•  diez  basas. 

88  Y  puso  las  cinco  basas  á  la  mano 
derecha  de  la  casa,  y  las  otras  ciqeo  i 
la  mano  Isquioda  t  y  asentó  «1  Mar  al 
lado  derecho  de  la  casa,  al  Oriente,  ha- 
cia el  Mediodía. 

40  Y  Asimismo  hizo  Hixam*  fuentes, 
y  tenazas,  y  cuenoos ;  y  acabd  toda  Is 
obra  que  hizo  á  Salomón  pan  la  casa  de 
Jehovft: 

41  Be  á  eaber,  dos  columnas,  y  los  vasos 
redondos  de  los  capiteles  que  eetaban  en 
lo  alto  de  las  dos  columnas ;  y  dos  re- 
des^ que  cubrían  los  dos  vasos  redondos 
de  los  capiteles,  que  eetaban  sobre  las  ca- 
bezas de  lai  columnas ; 

48  Y  cuatrocientas  granadas  pan  tas 
dos  redes,  ee  á  eaber  dos  érdienes  de 
granadas  en  cada  red,  pan  cubrir  loi 
dos  vasos  redondos  que  ettabau  sobre  las 
cabezas  de  las  columnas: 

48  Y  las  dies  basas,  y  las  diez  flientei 
sobre  las  basas : 

44  Y  un  Mar,  y  doce  bueyes  debajo  del 
Mar: 

46  Y  calderos,  y  paletas,  y  cocnooaf ,  y 
todos  los  etree  vasos  que  Hiram  hizo  ai 
rey  Salomón,  para  la  casa  de  Jefaov¿,  de 
metal  acloalaao. 

46  Todo  lo  hizo  fundir  el  rey  en  la 
llanum  del  Jordán,  en  tiem  aroülosa 
entre  Sucothr  y  Sarthan*. 

47  Y  d^  Salomón  sin  inquirir  d  peso 
del  metal  de  todos  loe  vasos  por  la  grande 
multitud  <  de  dloe, 

48  Y  Bnténoes  hizo  Salomón  todos  los 
vasos  que  eran  pertenecientee  á  la  casa  de 
Jehova :  un  altar  de  oro  «,  y  una  mesa 
sobre  la  cual  eetaban  loe  panes  de  la  pro- 
posición «,  también  de  oro : 

40  Y  dneo  canddocos  de  oro  pnrirfmo 
&  la  mano  derecha,  y  otros  cinco  á  la 
izquierda,  deijate  del  Oriculo,  con  las 
flores,  y  las  Ifunparaa,  y  despabiladeras 
de  oro: 

60  Asimismo  los  cántaros,  vasos,  ta- 
zas,  cucharillas  é  incensarios  de  oro  pu> 
rísiino.  También  de  oro  los  quiciales  de 
las  puertas  de  la  casa  de  adentro,  u  á 
eaber,  del  lugar  santísimo,  y  los  de  las 
puertas  del  templo. 

61  Así  se  acabó  toda  la  obn  que  dis- 

Suso  hacer  el  Teg  Salommi  pan  la  oasa 
e  JéhovA.  Y  metió  tialomon  lo  que 
David  su  padre  haUa  dedicado,  s*  A 
eaber  9,  plata  y  oro,  y  vasos,  y  pdsolo 
todo  en  cuarda  en  las  tesorñías  de  Ja 
casa  de  JebovA. 

CAPITULO  VIII. 
Bálomen  haeejtmlar  *  lodo  wopoMo,  f  con 
gremie  edlimieidaá  feée 4  oreaiApaáo m 
A  teeiMlo,  d  eual  Dio»  JMm*«  i»  ema  eeto 
«M  teeUimemio  de  en preteneta.  HéUtndoBa- 
loman  rmáUo  d  Diot  i/raeáa»  par  kakrif 
euneeMio  U  podar  td^loerli  temjptOf  m  ena 
tarifa  oración  te  pida  mneitre  ta/aeer  M- 
hrtlot  9»ten  a^uel  luyor  b  imooearto  m 
en»  neotMadett  i  deepaet  bendice  at  peMo. 
Jkdíeoeé  él  templo  con  fpr^mde/ieáa  y  ffrea- 
de  fRKttttwi  de  eaertfieiot. 

ENTONCES  Juntó  Salomón  los  an- 
cianos de  Israel,  v  A  todas  las  ca- 
bezas de  las  tribus,  y  A  los  príncipes  de 
las  flunillas  de  loábaos  de  Israel,  al  rsgp 
Salomón  en  Jerusalem*,  pan  traa  el 
aroafc  del  pacto  de  Jehová  de  la  ciudad 
de  David,  que  es  Skin«. 

8  Y  se  juntaron  al  rey  Salomón  todo* 
los  varones  dé  Israel  en  el  mes  de  Etha- 


•aor.t 

ele.  I 
188».  11 
<8Ss.S>f 


L.BsnB,iniL 


A.  CilOO«. 


tolcmne. 

Z  Y  ^rinJcfOB  todos  lot  aaeianM  de  Ii* 
nd,  j loa  necsdotc»  tomanm  el  ane«: 

4  Y  Ueveron  d  «roa  de  Jdiová,  y  el 
tsbeniácalo  dd  teMimonio/,  ;  todee  lot 
yno»  ncFadot  que  utabtm  en  el  taber> 
véealOf  toeoalai  UeralMUí  loe  Moeidotet 
jlieritu. 

6  T  el  wf  Selomon,  y  toda  la  eoii' 
f^regaeioB  de  Inrael  qne  á  él  ee  habla 
juntado,  estaban  oon  A  delante  del  aroa, 
Morificúido  ov^aa  j  bne^ea  f,  que  por 
naltítud  ao  ae  podUaa  contar  ni  na 


•■Tki, 


it-X 


<  Y  loa  aaecrdotea  nietkvon  el  

dd  pacto  de  JchovA  en  au  higarA,  en 
d  Oléenlo  de  la  eaaa>  en  el  liuax  aaa- 
tídmo,  deb^  de  laa  alas  de  km  q«e- 
nbims'. 

7  Ptnqoe  loa  quenibinea  tenían  caten» 
didas  laa  alaa  aobre  el  lugar  del  arca, 
7  así  cubrían  loe  querubinea  el  ana  j 
na  nraa  por  enolnuu 

8  S  hicuTon  salir  las  vans ;  qoe  las 
eabesss  de  laa  varas  ae  ddabaa  ver  desde 
ti  taataario  delante  del  draenlo,  mas 
no  ae  veían  desde  afiaeía:  y  así  ae  que» 
dsnn  haau  boy. 

8  En  el  arca  plncnna  cosa  habla  maa 
de  laa  dos  tablas  «w  piedraA,  que  habla 
dU  pneato  Molaea  en  Hoieb,  maám  Je- 
hoTft  hizo  la  alianial  con  loa  14)oa  ds 
Isnd,  cuando  salieron  de  la  tiena  de 
Egipto. 

10  Y  como  los  saeodotes  salieron  del 
Hatoario,  urna  nube  hinchió  la  caea  de 
Jdwvá-. 

11  Y  los  aacerdoMs  no  pwttenm  estar 
pan  ministnur  por  oanaa  de  la  nnbe: 
porane  Is  ^oria  de  Jehová  haUa  hen» 
cUdo  la  caaa  de  Jebová. 

LS  Entáices  d^o  Salomón*:  Jéhová 
ha  dicho  que  él  habitaria  en  la  oicurl* 
dad».  ♦ 

U  Yo  he  edificado  caaa  por  morada 
paa  tí^,  asiento  en  que  ttf  habites  para 
denme  f. 

M  Y  TolTlendo  el  rey  au  rostro,  ben- 
dUo  &  toda  la  congregación  de  Israel  r, 
{y  toda  Is  ooQgregaolon  de  Israel  estaba 

16  Y  dijo:  Bendito  tea  JehovA  Dioa 
de  locad,  que  habló  de  su  boca  á  J^avld 
mi  padre*,  y  oon  au  mano  lo  ha  oum- 
pUdo,dieienlo: 

18  I>nde  el  dia  que  saqué  mi  pueblo 
latad  de  Egipto,  no  he  escogido  dudad 
de  todas  laa  tribna  de  larad  para  edi- 
ficar casa  en  la  cual  eatnvleac  mi  nom- 
Ue,  aunque  eacogí  &  David  <  para  que 
ptoidiese  en  mi  pueblo  larad. 

17  Y  David  mi  padre  tuvo  en  el  cora- 
zon  edificar  caaa  al  nombre  de  Jdiovft 
Dioadelsrad*. 

18  Mas  Jebovi  d^o  &  David  mi  padre: 
Csaalo  ihaber  td  tenido  en  el  coraxon 
dificar  caaa  á  mi  nomine,  Uen  has 
ONbo  en  tener  tal  voluntad. 

1*  Empero  tii  no  adiflcaxás  la  caaa, 
doo  tu  hUo  que  aaldr&  de  tus  lomos; 
fledificai& casa  á  mi  nombre. 

10  Y  Jehov¿  ha  verificado  au  palabra 
que  hsbia  dicho ;  que  me  he  levantado 
7»  «n  lugar  de  David  mi  podre,  y  heme 
Matado  en  d  tsono  de  larad,  como 
¿dMvft  haUa  dieho«,  y  he  edificado 
•  caaa  d  nombra  de  JdMyvA  Dk>a  de 
Inad. 

1 Y  he  pneato  en  ella  lugar  para  d 
¡^^  en  la  cud  eatA  el  paoto  de  Je» 
"0*«lf  que  él  hizo  con  nuestros  padres 
<=tuado  los  sacó  de  la  tierra  de  I^pto. 

a  Y  Pdsoae  luego  Sdomon  delante 
od  dtar  de  JehovA,  en  prcaencia  de 


toda  la  oongrsgaolon  de  Isnd,  y 
diendo  sus  manos  d  ddo*, 

88  JXiai  JahovA,  Dios  de  Israel,  no 
Aay  Dios  como  Id,  ni  arriba  en  loe  d- 
doB,  ni  alMiJo  en  la  tierra;  qne  guar- 
das d  pacto  y  la  mlsedoontla  A  tas 
dervos»,  los  que  endssi  delante  de  ti 
detodestt  oonuton^: 

S4  Qne  has  guardado  A  tu  dervo  David 
mi  padre  lo  qne  le  dUiate :  d^ístdo  con 
tu  boca,  y  con  ta  mano  lo  has  cumplido, 
como  opaiwce  este  dia. 

S6  Ahora  pues,  JehovA  Dios  de  Isra- 
el, cumple  A  tu  siervo  David  mi  padre 
lo  ane  le  penmctiste  didendo.  No  fld- 
tara  varan  de  tí  delante  da  mí,  qne  se 
dente  en  el  trono  de  Israel,  con  td 
qne  tua  hijos  guarden  sa  camino,  que 
¿aden  dehuate  de  mi  eomo  td  has  d» 
lante  de  mí  andado  «. 

88  Ahora  pues,  oh  Dios  de  Inrad, 
verifiqúese  tu  pdabra  que  dijiste  A  tu 
siervo  Da^Hd  mi  padre. 

87  ¿  Empano  ea  verdad  que  Dkw  hi^ 
de  morar  aobre  la  tierra  ?  Hé  aquí  qne 
loa  délos,  loa  deloe  de  loa  ddas<<  no  te 
pueden  contener*,  ¿cuanto  menos  esta 
caaa  que  yo  he  edifioado  ? 

88  Con  todo  td  atenderás  A  la  onclon 
de  tu  dervo,  y  A  su  plegarla,  oh  JehovA 
Dios  mior  oyendo  propttio  el  clamor  y 
oradon  que  tu  siervo  hace  hoy  ddanto 
de  tí: 

88  Que  estén  tus  cjos  abiertos  de  noche 
y  de  dia  aobre  esta  oasa,  sobre  esto  lugar, 
del  cud  has  dicho :  MI  nombre  estará 
dlí :  y/ que  oigas  la  oradon  que  tu  siervo 
harA  en  este  lugar  y. 

80  Oye  pues  la  oración  de  tu  siervo, 
y  de  tu  pueblo  laxad  A:  cuando  oraren 
en  este  lugar,  también  tü  lo  oirAa  en 
el  lugar  de  tu  habitación,  desde  los 
cielos  t  qne  oteas  y  perdones. 

81  Cuúuio  ^^no  hubiere  pecado  eon> 
tra  su  prdijimo,  j  le  tomaren  Juramento 
hadeooolo  Jurar  •',  y  viniere  d  Juramento 
ddante  de  tu  altar  en  eata  caaa, 

88  Td  oirAa  deede  d  délo,  y  obrarAa, 

?'  JnzgaxAs  A  tus  siervos  condenando  al 
mpío,  tomando  su  proceder  sobre  su 
cabexa,  y  justltíoando  d  Justo  para  darle 
conforme  A  au  Justicia. 

88  Guando  tu  pueblo  Israel  hubiere 
caldo  ddanto  de  sus  enemigos  A,  por 
haber  pecado  contra  tí,  y  A  tí  se  vol- 
vieran/, y  coniiisaren  tu  nombre,  y  ora- 
ren, y  te  rogaren  y  suplioaren  en  esta 


84  Oydos  td  en  los  ddos,  y  perdona 
d  pecado  de  tu  pueblo  Israel,  y  vuélve- 
los A  la  tierra  que  diste  A  sus  padres. 

85  Ctiando  d  cielo  ae  cerrare,  y  no 
lloviere  <",  por  haber  ellos  pecado  con- 
tra tí,  y  te  rogaren  en  este  lugar,  y 
confiíaaren  tu  nombre,  y  ae  volvleren 
dd  pecado,  cuando  los  hubicrea  afligido, 

86  Td  oiris  en  los  ddos,  y  per£>na- 
rAs  d  pecado  de  tus  derroa,  y  de  tu 
pueblo  Israel,  enaeftandolea  el  buen  ca- 
mino en  que  anden;  y  darAs»  lluvias 
aobre  tu  tierra,  la  cual  diste  A  tu  pueblo 
por  horadad. 

87  Cuando  en  la  tierra  hubiere  ham- 
bre ó  pestilencia,  ó  tizondlio,  ó  niebla, 
ó  langosta,  ó  pulgón;  d  aua  enemlgoa 
los  tuvieren  cercados  en  la  tierra  de  su 
domicilio;  cualquiera  plaga  ó  enfcrme- 
dadquetta*; 

88  Toda  oradon  y  toda  súplica  que 
hidere  eudquier  nombre,  ó  todo  tu 
pueblo  Israel:  cuando  oudqnieza  sin- 
tiere la  plaga  de  Stt  coraum,  y  extendiera 
sus  manos  A  esta  casa, 

SO  Tú  oiíAs  en  los  ddos,  en  la  habi- 
tación de  tu  morada,  y  peidonaxAs,  y 


•la.  1.15. 


•  Ksh.  1. 6. 

Osa.  8. 4. 

ktisp.&C 


«Cap.  9. 4. 
8d.Ul.18. 


4Dn.10.14. 

aOor.ULS. 
«aCr.&6. 

Is.flS.1. 

Jar.  as.  84. 

BM!h.7.4a. 

y  17.  34. 


/Dea.  12.  II. 
«Daa.CLlO. 

ASCr.  ao.8. 


i  la.  22. 11. 


ALer.a&ir. 

Deu.aa.a5. 

{Lev.  28. 40, 
48. 
K^l.8,9. 


"Lev.ie.I9. 
Des.  28. 28. 


"1 8a.  18.21. 
8d.a6.8. 
y94.1a. 


•Lev.9>.l«, 
ete. 
Dra.aa.2I, 

etc. 

acr.ao.9. 


''^¡TSJSÍt 


«  la  hiSId  d«  lod«  iM  r^AkmM 


pM,  bM^- »  udi 


pgr  UOtrn  m  iMnruUtd^. 


Sd  ^uHt  d*  J«liD*t,  bm™  «ann  d* 


^VÍÍÍ3 


rail  d<4h.  Ail  daSnifl  «I  i*  f  Cv 


^^slíííSir;!^^; 


>  C  ota* ) 


LBKTEti,  Z. 


.aoir.9» 


XL 


gnaidaxcit  aá»  wwilMnknitc».  y  nút 
atatntot  que  yo  ha  puesto  dcUnto  de 
voeotre*,  uno  jque  ftiereU  t  lirTkrtlt  á 
dioM»  affeno*»  y  los  adoiams, 

7  Yo  oortsfé  &  Isncl  de  sobra  Ia  bai 
de  1«  ticm «  que  les  he  entiegado ;  y 
eete  easa»  que  oe  santifioado  &  mi  nom- 
bre, yo  la  ecbartf  de  delante  de  mi,  é 
Itnel  será  por  proverbio  y  ftbnla  i  to- 
dos los  pucbloa*. 

8  Y  esta  easa  que  estaba  aa  estima, 
oaalqnieía  que  pasan  por  ella  se  uas- 
man,  y  sUvari,  y  dliá :  ¿  Por  qué  ba 
hecho  asi  Jehová  á  esta  ticonra,  y  A  esU 
easa^? 

9  Y  dir&n :  Por  cuanto  diñaron  A  Je- 
hová su  Diosf,  que  habla  sacado  &  sus 
padres  de  tietra  de  Egipto,  y  echaron 
maxko  á  dioses  agcnoa,  y  los  adoraron,  y 
lea  sirrieron :  por  eso  ha  traído  JehovA 
sobre  tilos  iodo  aqueste  malr. 

10  5  Y  aconteció  al  cabo  de  veinte 
allos  •  que  Salomón  haUa  edificado  las 
doa  casas,  la  casa  de  JehovA  y  la  oasa 
xealf. 

U  Para  las  cuales  Hiram  rey  de  Tnro 
habia  traído  A  iialomon  madera  de  cedro 
y  de  haya,  y  cuanto  oro  él  quiso,  que  el 
Ttj  Salomón  dio  A  Hiram  veinte  ciuda- 
des en  tierra  de  Galilea. 

IS  Y  salló  Hiram  de  Tyro  para  ver  las 
ciodades  que  Salomón  le  haUa  dado,  y 
no  le  contentaron. 

13  Y  dijo :  i  Quó  ciudades  son  estas 
qne  me  has  dado,  hermano  ?  Y  pdsoles 

Er  nombre.  La  tierra  de  |  Cabul,  hasta 
y. 

14  T  habla  Hiram  enviado  al  rey  d- 
ento  j  veinte  talentos  de  oro. 

15  f  Y  esU  M  la  raxon  dd  tributo  qne 
d  rey  Salomón  impuso  para  edificar  la 
oaaa  de  JehovA,  y  su  casa,  y  A  Millo  «,  y 
d  mnxo  de  Jeriasalem,  y  A  Hasor*,  y 
lf«^ddoy,  y  Oczer  « : 

16  iHiaraon  d  rey  de  Egipto  habla  su- 
bido, y  tomado  A  Gexer,  t  quemádola,  y 
haUa  muorto  los  Cananeos  qne  habita- 
ban la  dudad,  y  dAdoU  en  don  A  su  h^a 
la  mujer  de  Salomón. 

17  Restauró  pues  Sdomon  A  Qeier,  y 
i  la  b^a  Beth-oron  «, 

18  T  A  Baalathb,  y  Thadmor«,  en  ti- 
cxra  del  desierto: 

19  Aaimismo  todas  las  ciudades  donde 
Salomón  tenia  municiones,  y  las  ciu- 
dades de  los  carros  ',  y  las  dudades  de 
la  vente  de  A  caballo,  y  todo  lo  que  Sa- 
lomón deseó  edificar  en  Jerusalem,  en 
d  LíboBO,  y  en  toda  la  tierra  de  su  se- 
ikirío. 

90  A  todca  kM  pueblos  qne  quedaron 
de  loa  Amonfaá»,  Hethóos,  Pherexóos, 
Hevéoa,  Jd>usáDS,  que  no  fueron  de  los 
li^oa  de  Israd, 

91  A  aus  UJos,  que  quedaron'  en  la 
tierra  después  düe  ello*,  que  los  h^jos  de 
Israel  no  pudieron  acabar/,  hizo  Sa- 
que sirviesen  con  tributo  hasta 


n  ICaa  A  ninguno  de  los  hilos  de  ís- 
inqmso  Salomón  servicio;;  sino 
•ran  hombres  de  guerra,  ó  sus  ori- 

,,  6  sus  príndpes,  ó  sus  capitanes,  ó 

comandantes  de  sus  carros,  ó  su  gente 
de4eabdlo. 

98  Y  los  que  Salomón  habla  hecho 
jiifiTS  j  piepdaitos  sobre  las  obras,  eran 
quinientos  y  cincuenta,  los  cuales  esta- 
ban sobre  el  pueblo  que  trabajaba  en 
aaneila  obra. 

94  Y  aabió  la  hila  de  PharaenA  de  la 
ffliHit*'  da  David  a  su  casa  que  Salumon 
Je  habla  edificado ':  entonces  edificó  U 
4  Mino*. 

95  y  ofirada  Salonon  tres  vaoea  oada 


un  «lio  botecauatoa  y  paoifiooa  sobre  el 
altsr  que  Ól  edlfleó  A  JefaovA,  y  quemaba 
perfumes  sobre  d  que  ettaba  delante  de 
JehovA,  deH>aM  Qoe  la  oasa  toé  acabada. 

96  ^  Hiso  también  d  ny  Salomón  na- 
vios <  en  fidon-gabnr «,  que  m  junto  A 
Elath  en  la  ribera  del  mar  Bermc^,  en 
la  tierra  de  Bdom. 

97  Y  envió  Hiram  en  ellos  A  sas  d- 
ervoa,  mariaeroa  y  diestros  en  la  mar, 
con  los  siervos  de  Sdomon : 

98  Loa  cuales  fticron  A  Ophlr »,  y  to- 
maron de  allí  oro,  cuatrooientoa  y  vdnte 
talentos,  y  tr^érúUo  d  rey  Salomón. 

CAPITULO  X. 
La  rvAui  dt  Ma,  oM«  ia/ama  df  BaJmmam,  It 
•imt  4 vtr, tUdé prtmtf.   BnmaétiM 
rmria»  i»  BaUmom  /  tu  trmto,  riftumn^  y 

Y  OYENDO  U  rdna  de  Beba •  ta  fil- 
ma de  Salomón  en  d  nombre  de 
JehovA,  vino  A  probado  con  preguntas  b. 

9  T  vino  A  Jerusalem  con  muy  gwod^ 
comitiva,  con  camdlos  cargados  de  aa- 
pedas,  y  oro  en  grande  diundancia,  y 
piedras  preoiosaat  y  como  vino  A  Sa- 
lomón, proptlsole  todo  lo  que  en  su  oo- 
razón  tenia. 

8  Y  Salomón  le  declaró  todas  sus  na- 
Udiras :  ninguna  oosa  se  le  escondió  d 
rey  que  no  le  declarase. 

4  Y  cuando  la  reina  de  Beba  vio  toda 
la  sabiduría  de  Salomón,  y  la  oaaa  que 
habla  edificado, 

5  Asimismo  ia  oomida  de  an  mesa,  d 
adento  de  sus  dervos,  d  astado  y  ves- 
tidos de  loa  qiie  le  servían,  sos  maes* 
tresdas,  y  sus  holocaustos  que  sacrifi- 
caba en  la  casa  de  JehovA,  quedóse  ena- 
jenada t 

6  Y  dUo  d  rey :  Verdad  es  lo  que  oí 
en  mi  tierra  de  tus  cosas  y  de  tu  sa- 
biduría; 

7  Mas  yo  no  lo  arda,  hasta  que  he 
venido,  y  mis  qjos  han  visto  qne  ni  aun 
la  mitad/H4  lo  que  se  me  dUp :  es  mayor 
tu  sabiduría  y  bien  que  la  nma  que  yo 
habla  ddo. 

8  Bienaventurados  tus  varones,  dioho- 
sos  estos  tus  siervos  que  están  continua- 
mente ddante  da  tí,  y  oyen  tu  sabiduría. 

9  JehovA  tu  Dios  lea  bendito,  que  se 
agradó  de  ti  para  ponerte  en  el  trono  de 
Inrael « :  porque  JdiovA  ha  amado  d- 
empre  A  Israel  ¡  y  te  ha  puesto  por  r«y, 
para  que  hagas  derecho  y  justicia  ^. 

10  Y  dló  eUa  d  rqr  dentó  y  vefaite  ta- 
lentos de  oro,  y  muy  mucha  espedería, 
y  piedras  preciosas*:  nunca  vmo  det- 

Cu  tan  cnnde  copla  de  especias,  como 
rdna  oe  Seba  dio  al  rey  Salomón. 

11  La  flota  de  Hiram/  que  habla  traído 
el  oro  de  Ophlr,  traía  también  de  Ophlr 
muy  mucha  madera  de  bradl  tt  y  pie- 
dras preciosas. 

19  V  de  la  madera  de  bradl  biso  el 
rey  bdaustres  para  la  casa  de  JehovA, 
y  para  las  casas  reales,  harpas  también 
y  salterios  para  los  cantores :  nunca  vi- 
no tanta  madera  de  brasil,  d  se  ha  visto 
hasta  hoy. 

18  Y  el  rev  Sdomon  dio  A  la  «dna  de 
Seba  todo  lo  que  quiso,  y  todo  .lo  que 
pidió,  demás  de  lo  que  Salomofi  ly  aló 
como  de  mano  del  rey  Salomofi.  Y  día 
se  volvió,  y  se  ftió  A  su  tierra  con  sus 
criados. 

14  5  Bl  pcM  de  oro  que  Salomón  te- 
nia de  renta  oada  un  afio,  era  seiscientos 
sesenta  y  sds  tdentos  da  oro ; 

15  Sin  |0  d*  los  rocroadercs  y  de  la 
contratación  de  especias,  y  de  todos  loa 
r^yes  de  Arabia,  y  de  los  princ^palea  da 
la  tierm. 

10  Hizo  también  d  ttf  Salomón  dosd 


f90r.t.l9. 
•ts. 


«Clft^l0.11. 
Job».  I*. 


•aCr.  9. 1, 

MatlXtt. 
iPro.Lft.9. 


"Cap.  5. 7. 
4  Bal.  72.  9. 

•9Boy.7.«. 


/Gapb  9.  S7. 

fHeb.  Jl- 
mutggtm. 
aCr.  2.8. 
y  9. 10,11. 


A.OLclr.»<k 


L  REVÉS,  XI. 


A.O.di.11! 


uC  wro  extendido :  mucI- 
entM  cbuador  de  oro  gwtó  en  cada  psTM : 


«Btet  w 

ciiuador  de  oro  gasto  en  cada  ps^ 
17  Atimlfmo  tretcientoa  eaendiM  de 


«Sen.  10. 4. 
SOr.90.86. 


*C»p.S.13, 
18. 

/Fro.S.6. 
Buit*.  L  8. 


•aCr.l.M, 

«te. 


•9B«r.T.«. 


•Bi.si.ie. 

])ea.7.8,ii 


»  Sen.  17. 17. 
irfh.18.a6. 


oro  estendido  g,  en  cada  uno  de  los  eua- 
le«  gartd  tm  libras  de  oto ;  j  ptisolos  el 
rey  en  la  casa  del  bosque  dd  Hbano  *. 

18  Hito  tamUín  él  rey  un  gran  trono 
de  marfil,  el  cual  cubrió  de  oto  pu* 
rliimo. 

10  Seis  gradas  tenia  él  trono,  ▼  lo  alto 
de  él  era  redondo  por  el  reipaldo :  y  de 
la  una  parte  y  de  la  otra  tenia  apoyos 
cerca  del  añento,  junto  &  los  cuales  es- 
taban eoloeadoa  dos  leones. 

'SO.  Estaban  también  doce  leones  pu- 
estos alli  sobre  las  s^  gradas,  de  la  una 
paite  y  de  la  otra :  en  lüngun  otro  reino 
se  había  hecho  trono  semefante. 

81  Y  todos  los  vasos  de  beber  del  rey 
Salomón  eran  de  oro,  y  admismo  toda 
la  n^llla  de  la  casa  del  bosque  del  Lí- 
bano era  de  fino  de  oro ;  no  habla  plata : 
en  tiempo  de  Salomón  no  era  oe  es- 
tima. 

8>  Porque  tí.  rey  tenia  la  flota  qve  tatia 
á  la  mor,  á  Tlúotii*,  con  la  flota  de 
Hiram :  una  ves  en  cada  tres  aik>s  ve- 
nia la  4ota  de  Tfaanis,  y  traia  oro,  plata, 
martil,  slttiios,  y  pavos. 

S3  Así  excedía  él  rey  Salomón  &  todos 
los  reyes  de  la  tiena  en  riquexas,  y  en 
sabiduría*. 

84  Toda  la  tierra  procuraba  ver  la  cara 
de  Salomón,  para  oir  su  sabiduría,  la 
cual  Dios  h<d>ia  puesto  en  su  coraxon  I. 

86  Y  todos  le  llevaban  cada  afto  sus 
presentes ;  vaaoi  de  oro,  vasos  de  plata, 
vestidos,  anuas,  aromas,  cabidlos,  y  aoé- 
milas. 

86  Y  juntó  Salomón  carros  m  y  gente 
de  á  caballo ;  y  tenia  mil  y  cuatrociiiitos 
carees,  y  doce  mil  ginetes,  los  cuales 
puso  en  las  ciudades  de  los  carros,  y  con 
el  rey  en  Jcrusaiem. 

87  x  puso  el  rey  en  Jerusalem  plata 
como  piedras,  y  cedros  como  los  ca- 
brahigos que  están  por  los  campos  en 
abunoanoia. 

88  Y  sacaban  caballos  y  Uenaos  á  Sa- 
lomón de  Egipto :  porque  la  compaflía 
de  los  mercaderes  del  rey  compraban 
caballos  y  llenaos. 

88  Y  venia  y  salla  de  Egipto  el  oarro 

Cr  seiscientas  piesiu  de  plata,  y  el  ca- 
llo por  ciento  y  cincuenta :  y  así  los 
sacaban  por  mano  de  ellos  todos  les 
reyes  de  los  Hethéos  «*,  y  de  Siria. 

CAPITULO  XI. 
AlomoM  iodo  «I  amordtUu  WMrfysf  «rfran- 
/cr«,  tdifiea  templo  §»  JaruiaUm  <r  Im  d<- 
ott»  d$  tu»  flu^M ;  for  lo  aial  Dio»  te 
dmtu»Ha  la  dtoÍMÍon  ae  ««  retmo,  y  b  mm- 
eUé  tres  eHemigot  potentüttnoe.  Proaute 
JHot  d  reino  déUu  Ole»  tribm»  4Jerohoam, 
aiervo  dt  Balonunt  por  lo  «uA yroaoromio 
8alomonnialarle,ttluiy»  4JSg^io.  ¡/mere 
Balomom,  y  mmm  h»  «<  reino  Roboam  «w 

hHOk 

EMPERO  el  reySalomon  amó,  &  mas 
de  la  hila  de  Pharaon,  muóhas  mu- 
jeres extranjeras ;  &  las  de  Moab,  á  las 
de  Ammon,  á  las  de  Iduméa,  &  las  de 
Sidon,  y  &  las  Hetháas : 

8  Gentes  de  las  cuales  JehovA  habla 
dicho*  á  los  hitos  de  Israel :  No  entra- 
ra á  ellas,  ni  eiias  entrar&a  á  vosotros ; 
porque  ciertamente  harAn  inclinar  vues- 
tros corazones  tras  sus  dioses.  A  estas 
pues  se  juntó  Salomón  con  amor. 

3  Y  tuvo  setecientas  mt^eres  rrinas, 
y  trescientas  concubinas ;  y  sus  mujeres 
torcieron  su  oorazitaik. 

4  Y  ya  que  Salomón  era  vi^o,  sus 
mujeres  inclinaron  su  coraxon  tras  di- 

y  BU  oorason  no  era  per- 


como  él 


fisete  con  JehovA  so  Dlos«, 
oorawm  de  su  padre  David. 

6  Porque  Salomón  siguió  A  Asfl>arotb,i 
dios  de  los  Sidonios,  yd  g  MUehAm, 
Aominadon  de  los  Ammonitas. 

O  E  hixo  Salomón  lo  malo  en  los  ojoi 
de  JehovA,  y  no  ftié  cumpUdaménte  tus 
JehovA  «  como  David  su  padre. 

7  Entonces  edificó  Salomón  un  alto  A 
Chemos/,  abpminacion  de  Moab,  en  el 
monte  que  eild  enftente  de  Jerusalem ; 
y  A  Moloch,  abominación  de  loe  l^os  de 
Ammon. 

8  Y  así  Un»  para  todas  sns  mojetes 
extrai^jeras,  las  cuales  quemaban  per- 
fumes, y  saerificaban  A  sos  dieses. 

9  Y  enojóse  f  JehovA  contra  Salomón, 

Kr  cnanto  estaba  su  coraxon  desviado 
JehovA  Dios  de  Israel,  que  le  baUa 
aparecido  dos  veces  k, 

10  Y  le  haUa  mandado  acerea  de  esto, 
que  no  siguiese  dioses  uenos :  mas  él  no 
guardó  lo  que  le  mandó  JéhovA. 

11  Y  d^o  JehovA  A  Salomón :  Por  ea- 
anto  ha  habido  esto  en  tí,  y  no  haa 
guardado  mi  pacto  y  mis  estatutos  que 
yo  te  mandé,  romperé  •  el  refaio  de  tí,  y 
lo  entregaré  A  tu  siervo  *. 

18  Empero  no  lo  hará  en  tus  dias  por 
amor  de  David  tu  padre  / :  romperélo  de 
la  mano  de  tu  hijo. 

18  Sfai  embargo  no  romperé  todo  él 
rdnoM,  sino  que  daré  una  tribu  A  tu 
hijo  por  amor  de  David  mi  siervo,  y 
por  amor  de  Jerusalem  que  yo  he  Re- 
gido». 

14  5  Y  JdutvA  suscitó  un  advenaifo  A 
Salomón»;  A  Adad  Iduméo.  de  la  san- 
gre real,  tí.  cual  eetaba  en  Edom. 

16  Práque  cuando   David  estaba  en  I 
Edom^,  y  subió  Joab .  el  general  del 
^éreito  A  enterrar  los  muertos,  y  mató 
A  todos  los  varones  de  Edom  r . 

16  (Porque  seis  meses  habitó  allí  Joab. 
y  todo  Isñd,  hasta  que  hubo  acabado  A 
todo  el  sexo  masculino  en  Edom,) 

17  Entonces  huyó  Adad,  y  con  él  al- 
gunos varones  Iduméos  de  los  siervos  de 
su  padre,  y  fuese  A  Egipto :  era  enton- 
ces Adad  muchacho  peqnefio. 

18  Y  levantAronse  de  Median  •*,  y  tí- 
nieron  A  Paran»;  y  tomando  consigo 
hombres  de  Paran,  Riéronse  A  Ecipto, 
A  Pharaon  rey  de  Egipto,  el  cual  Te  dio 
casa,  y  le  sefiató  alimentos,  y  aun  le  dio 
tierra. 

19  Y  halló  Adad  grande  gracia  delante 
de  Pharaon,  el  cual  le  dio  por  mii^^'  ^ 
la  hermana  de  su  esposa,  A  ia  hennana 
de  ia  reina  Th^phnes. 

80  Y  la  hennana  de  Thaphnes  le  pa- 
rió A  su  h^  Oennbatfa,  al  cual  destetó 
Tlumbues  dentro  de  la  casa  de  Pharaon; 
y  ati  estaba  Oenubath  en  casa  de  Pha- 
raon entre  los  hjjos  de  Phorson. 

81  Y  oyendo  Adad  en  Egipto  que  Da- 
vid habla  dormido  con  sus  padres,  y  cp» 
era  muerto*  Joab,  general  del  eieieito, 
Adad  dijo  A  Pharaon:  Déüame  ir  A  mi 
tierra. 

88  Y  respondióle  Pharaon:  Porqué? 
¿  Qué  te  ralta  oonmigo,  que  procuras 
irte  A  tu  tierra  ?  Yélre^Kindió:  Nada: 
con  todo  ruégete  que  me  d«es  ir. 

83  Despertóle  también  Dios  por  ad- 
versario A  Rexon,  UJo  de  Küada,  tí 
comI  haUa  huido  de  su  amo  AdadeicT, 
reydeSoba*, 

84  Y  habia  juntado  nnte  contra  ¿1,  y 
hablase  hecho  capitán  de  una  oonqpaflía, 
cuando  David  desUioV  A  los  de  Boba. 
Después  tí  y  loe  etf^foe  se  fueron  i  Da- 
masco, y  habitanm  allí,  é  hidéronio  rey 
en  Damasco. 

86  Y  fbé  adversario  i  laraél  todos  las 


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ka.  11 


10. 


^ituo. 


fliidegaionno;  jrfbéetio  mal  aM  ei 

ct  Aátif  poraiw  MMinrarlo  A  ISFMly  y 

KbóMhrela&ria. 

K  Aitaidmio  Jeroboun  >,  14)0  de  Na- 

bit,  I^linthéo  de   Senda,  ■ierro  de 

BfelanMB,  (la  aadi*  te  llamaba  0er«a, 
a^jer  viada,)  alad  tu  mano  oontra  el 
wy. 

17  T  b  canea  parfiM  cete  altó  mana 
€l  ray  Jki  ceu :  Balomon  edlfi- 
á  Millo*  oerrtf  el  portUlo  de  la 
dndadde  David  au  nadre. 

tt  Y  el  varón  Jeroboam  ara  Tállente  y 
oAmdo:  y  vtenile  Salomón  aJ  man- 
eebo  qae  em  hombre  aoÜTO,  encomen> 
áHe  todo  ri  caigo  de  la  oasa  de  Joieph. 

0  Aconteció  pues  en  aquél  tiempo, 
que  Müendo  Jeroboam  de  Jerusalem, 
topdlo  en  el  camino  el  noftta  Ahiai, 
SUonltak;  7  &  miaba  cubierto  con  una 
caya  nnevaí  7  celaban  alloe  doa  aoloa  en 
d  campo. 

80  Y  nabaiide  Ahlae  de  la  oa|Mi  nueva 
qae  (míe  aotne  al»,  fompldla  en  doce 
padazfla, 

a  Y  4^  &  Jeroboam :  Toma  pan  tí 
lM(fiei  pcdaaoc;  porque  aif  dloe  Je- 
bovi  JNofl  de  laraeU :  Hé  aquí  que  70 
nmpo  d  reino  de  la  mano  de  Salomón, 
Tittdavtdleatribaf: 

>  Y  él  tendrá  una  tribu  por  amor  de 
David  mi  aicrvo,  7  por  amor  de  Jera* 
alem,  dudad  que  70  be  elegido  de  todaí 
las  trllHU  de  larael  t 

S8  Per  cuanto  me  han  diñado*,  7  han 
adorado  á  Aathaioth,  dioa  de  loa  Sido- 
aiwi  7  i  Ohemoe,  dloa  de  Moab,  7  á 
Moioefa,  dloe  de  loe  hUoe  de  Ammon ; 
T  no  han  andado  en  mía  camlnos>  para 
hacer  lo  fue  e«  recto  delante  de  mié  ófoe, 
J  mis  catattttoe,  7  mía  derechoa,  como 
tía  Devid  bu  padre. 

M  Impero  no  miitaré  nada  de  au  reino 
de  na  manoe/,  ano  que  le  retendré  por 
caodiUo  todoe  loe  diaa  de  au  vida  por 
*nMr  de  David  mi  aicrvo,  al  cual  70 
d^,  7  ií  guardó  mis  mandamientoa  7 


piu 


'I». 


35  Mas  70  quitaré  el  reino  de  la  mano 
<ie  «  hQof,  7  darélo  4  tí,  laa  diea 
tribus: 

W  Y  &  tu  I4J0  daré  una  tribu*,  para 

ne  mi  aiervo  David'  tenga  liinpan 
todoa  los  días  delante  de  mi  en  Jeru- 
■elem,  ciudad  que  70  me  degí  para  po- 
xe  en  ella  mi  nombre. 

*7To pnee  te  tomaré  á  tí,  v  td  reinarla 
oí  todas  las  ooeas  que  deseare  tu  alma, 
7  Mata  rey  eobre  Israel. 

98  Y  aem  que  ai  pceatarea  oído  &  todas 
las  cosas  que  te  mandAre*,  7  anduvieres 
m  mis  caminos,  é  hlclerea  lo  mte  et  rec- 
te  delante  de  mia  ojoa,  guaraando  mía 
aatatutos,  7  mis  mandamientos,  como 
Uzo  David  mi  siervo,  70  aera  contigo,  7 
te  edilleaw  caaa  firme,  oomo  la  edifiqué 
á  David',  7  70  te  entKgaré  A  Israel. 

»  Y  70  afligiré  la  simiente  de  David  & 
eauea  de  esto,  mas  no  para  siempre  ». 

^  Proearé  por  tanto  Salomón  de  ma- 
^  &  Jeroboam*:  pero  levantandoae 
•oobcam  huTÓ  &  E|ppto,  á  Slaae,  rey 
de  Egipto,  7  estuvo  en  Egipto  hasta  la 
*i"iene  de  Salomoo. 

41  Lo  demás  de  loa  hcehoe  de  Salo- 
■ea^y  tedas  las  cosas  oue  hiae,  v  su 
■nÉfaiIa,  ¿  no  catan  caerltas  en  tí  Ubro 
^  tes  heehoa  de  Salomón»? 

■tt  Y  loa  días  que  Salomón  reiné  en 
'«lualam  sobre  todo  Iamd,/«eniii  cua- 
*Maalloa. 


4BT dnrmié  Salomón  con  eos  padree, 
.  mé  aepultado  en  la  ciudad  de  au 
Pedre  David:  7  rdné  «n  au  lugar  Re- 
Mtti^auhqo. 


CAPITULO  XII. 
La$  dita  Mtau  at  l>i>ee^OT  «afra  l>»totla, 

aiioa  «•  laa  ftiiao  iiaemrgm  alga  áa  lea 
IriMot.  Praforamáim  Eaiommpara  aamir 
eoMft-a  larad,  aa  amomaMaia  4a  Diaa  par  «m 
fn^H»^  y  li^fa  la  «mipnaa.  Jtnbaamjar 
•portar  mI  jumU»  4e  mernür  d  Januaína, 
tr  t§  rMiM|  MWM  asa  oaatrtaa 
y  MM  aef  to^  aa  jnmóIs  Mo* 

Y  FUE  noboam  &  Siohém*,  nmrae 
todo  Israel  haUa  venido  á  OchCm 
para  hacerlo  rev. 

8  Y  aconteció,  que  como  lo  070  Jero« 
boam,  hUo  de  Nabato,  que  estaba  en 
Egipto,  (porque  habla  huido  de  delante 
del  rey  Salomón,  7  habitaba  en  Egipto,) 

8  Enviaron  7  llamáronlo.  Vino  pues 
Jeroboam,  7  toda  la  congregación  de 
Israd,  7  lúblaron  á  Roboam  mciendo : 

4  Tu  padre  agravó  nuestro  Tugo«; 
mas  ahon  tri  dlsminu7e  algo  de  u  dura 
servidumbre  de  tu  padre,  7  dd  7Ugo 
pesado  que  puso  sobre  nosotroe,  7  te 
•crvirémoa. 

6  T  él  les  dUo:  Idos,  7 de  aqui  k  tzea 
diaa  volved  A  mi.  T  el  pueblo  ae  Alé. 

9  Entóncea  el  ie7  Roboam  tomó  oon. 
■«do  etm  é  los  ancianos  que  hablan  catado 
delante  de  Salomón  su  padre  cuando 
Tivia,  7  dijo :  ^  Oomo  aeons^tals  voeotroa 
que  responda  á  este  pueblo  ? 

7  Y  ellos  le  hablaron  diciendo :  81  ti 
ftieres  bo7  siervo  de  este  pueblo,  7  lo 
slrvierM,  7  respondiéndole  oocnas  pala- 
bras  « les  hablares,  dios  te  servlrAn  para 
siempre. 

8  Mas  él,  d^ado  el  cons^  de  los 
vt^oa,  que  ellos  le  hablan  dado,  tomó 
conaejo  con  loe  maneeboa  que  ae  hablan 
criado  con  él,  7  estaban  delante  de  él, 

9  Y  d^oles :  ¿  Gomo  acensuáis  voso- 
tros que  reapondamos  á  cate  pueblo, 
que  me  han  hablado  diciendo:  Dia- 
mlnn7e  d^  del  7ugo  que  tu  padre  puso 
sobre  noaoUtos  ? 

10  Entonces  los  maneeboa  que  se  ha- 
blan criado  con  él,  le  respondieron  di- 
ciendo :  Así  hablares  á  este  pueblo  que 
te  ha  dicho  catas  palabras:  Tu  padre 
agravó  nuestro  7ugo ;  mas  td  disminif- 
7enos  algo :  así  les  hablarás :  El  menor 
dedo  de  los  míos  es  mas  grueso  que  los 
lomos  de  mi  padre. 

11  Ahora  pues,  mi  padre  os  cargó  de 
pesado  Tugo,  mas  70  añadiré  &  vuestro 
7ugD.  MÍ  pailre  os  hirió  oon  aaotes, 
mas  70  os  heriré  con  escorpiones. 

18  y  al  tercero  día  vino  Jeroboam  oon 
todo  el  pueblo  á  Roboam,  según  el  rey 
lo  habla  mandado  diciendo:  Volved  A 
mí  al  tercero  dia. 

18  Y  el  rev  respondió  «I  pueblo  dura- 
mente/, dejado  el  consejo  de  loa  an- 
cianos, que  ellos  le  hablan  dado ; 

14  Y  hablóles  oonfonne  al  consejo  de 
los  mancebos  diciendo :  Mi  padre  agravó 
vuestro  7Ugo,  pero  70  afiadué  A  vuestro 
7ugo:  mi  padre  os  hirió  oon  aaotes, 
mas  yo  os  heriré  con  eseor|iiones. 

lA  Y  no  oyó  el  rn  al  pueblo,  porque 
era  ordenación  de  J^ipvA  para  confir- 
mar su  palabra,  qa«  laíiprA  habla  ha- 
blado por  medio  de  Ahlas,  SUoaiu,  A 
Jeroboam  hijo  de  Nabaty. 

16  Y  cuando  todo  el  pueblo  vló  que 
el  rey  no  les.  habla  oído,  respondióle 
estas  palabras  diciendo:  ¿Que  parte 
tenemos  nosotros  con  David  r  No  Adw 
heredad  en  el  hijo  de  Isai*.  Israd,  A 
tus  estaadas.  Provee  ahora  en  tu  caaa, 
David.  Entonces  Israel  ae  ftié  A  aus 
cMandaa. 


*SGr.lO.], 


'  1 8a.  8. 11. 

8e 


4jbbu.is. 


«  Pr».  15. 1. 


/pn.iaxi, 

81 

Xe.  10. 13. 
•.8.17. 


PO&f.U.U, 

a. 


A9Ca.!».l. 


A.C.9n. 


L  BETEB,  TITT. 


A.a 


Á 


•'o•^  11.18, 

yCli. 


'BB«y.l7. 


••Oi.lS.1. 

•»C3r.ll.l, 

etc. 


rjnee.9.4ft. 
«JiHe.8.17. 


•- Dea.  12.5, 


'SRer.ia 

7 17. 1«. 

ISK.8S.4.8. 
«aen.9S.l». 

•JnaalS. 
39. 
Am.8.11 

yc»i>.is.8i. 

Dem.a4.1£. 

•Kv.8.10. 
9  Bey.  17. 

Ki.44«,& 

••IIBT.38.W, 
84. 


7.18. 


•fis.U.8B. 


17  Mas  reinó  Roboam  sobre  Im  hUo* 
de  Imel  qvt»  monban  en  bu  dudadei 
d^Jndá'. 

18  T  el  ny  Roboam  envió  &  Adomn*, 
que  utaba  ubre  loe  tribetot;  pero  a- 
pedreóte  todo  Ifrael,  j  mnrió.  jBbtón- 
cet  el  re;  Roboam  ae  esforzó  4  ittbiT  en 
un  carro,  y  huir  á  Jenualem. 

19  Así  se  apartó  Israel  de  la  easa  de 
David  hasUlún/. 

10  T  aoonteoio  qne  oyendo  todo  Israel 
que  Jeroboam  haUa  Tuelto,  enviaron 
y  Ilam&ronlo  &  la  consTCgaclon,  é  hi> 
déronlo  rn  sobre  todo  Imd,  sin  qae> 
dar  tribu  alguna  que  siguiese  la  casa  de 
David,  sino  solo  la  tribu  de  Judá  •. 

Si  ^  Y  oomo  Roboam  vino  á  Jeni- 
salem».  Juntó  toda  la  casa  de  Judá, 
y  la  tribu  de  Bei^amin,  ciento  y  ochen- 
ta mil  hombres  escogidos  de  guerra, 
para  hacer  guerra  á  la  casa  de  Israel, 
y  reducir  el  reino  4  Roboam  hijo  de 
Salomen. 

89  Mas  fué  palabra  de  Jehov4  4  6»- 
meíaa^  varón  de  Dios,  diciendo : 

88  Habla  4  Roboam,  hyo  de  Salomón, 
rey  de  Jud4,  y  4  toda  la  casa  de  Jud4 

Íde  Benjamín,  y  4  los  demás  dd  pue- 
lo,  dlcimdo : 

84  Así  ha  dicho  Jdiov4:  No  vayáis, 
ni  pdeeis  contra  vuestros  hermanos  los 
l^Jos  de  Israel :  volveos  cada  uno  4  su 
casa;  porque  este  negocio  yo  lo  he 
hecho*.  Y  ellos  oyeron  la  palabra  de 
Dios,  V  volviéronse,  y  fuéronse,  con- 
forme  4  la  palabra  de  Jehová. 

85  5  Y  reedificó  Jeroboam  4  Sicbém^ 
en  el  monte  de  Ephraim,  y  habitó  en 
ella  ¡  y  saliendo  de  allí,  reedificó  4  Pe- 
nuelf. 

96  Y  dijo  Jeroboam  en  su  coraxon : 
Ahora  se  volverá  el  reino  4  la  casa  de 
David, 

87  Si  este  pueblo  subiere  4  sacrificar 
4  la  casa  de  Jehov4  en  Jerusalemr: 
jiorque  el  corazón  de  este  pueblo  se 
convertirá  4  su  señor  Roboam,  rey  de 
Jud4,  y  me  matarán  4  mí,  y  se  toma- 
rán 4  Roboam  rey  de  Jud4. 

98  Y  habido  coiis^o,  hizo'  el  rey  dos 
becerros  de  oro,  v  áQo  al  pueblo :  Harto 
habéis  subido  4  Jerusalem ;  hé  aquí  tus 
dioses,  oh  Israel,  que  te  faícieion  subir 
de  la  tierra  de  Egipto  t. 

99  Y  puso  el  uno  en  Beth-el*»  y  el 
otro  puso  en  Dan  '. 

80  Y  esto  toé  oeation  de  peeadojr :  por- 
que d  pueblo  iba  á  adorar  ddante  del 
uno  hasta  Dan. 

81  Hizo  también  casa  de  altos,  é  hizo 
sacerdotes  de  la  dase  dd  pueblo,  que 
no  eran  de  los  hijos  de  Levl  t. 

89  Entonces  instituyó  Jeroboam  so- 
lemnidad en  el  mes  octavo,  4  los  quince 
dd  mes»  conforme  4  la  solemnidad  que 
te  ceUtraba  en  Jud4«,  y  sacrificó  sobre 
altar.  Así  hizo  en  Beth-el,  sacrificando 
4  los  becerros  que  había  hecho.  Ordenó 
también  en  Beth-élb  sacerdotes  de  loa 
altos  que  él  habla  frbricado. 

88  Sacrificó  pues  sobre  el  dtar  que  él 
habla  hecho  en  Beth-d  4  loa  quince 
del  mes  octavo,  el  mes  que  él  naUa 
Inventado  de  su  c«va«m«,  é  hiao  fiesta 
4  kw  hijot  de  Israd,  y  subió  al  altar 
para  quemar  perfbmes. 

CAPITULO  XIII. 
Ido  Jeroboam  »aeri*eo»io  á  mm  teeerrM, 
fr^eta  U  demmmeta  la  doelraeeiom  de  em 

1áelátrta,^lad»loepnfHaMde 

rer  lo  4«M  ttleaétmaa  Jerobem 


yvr  wo  fva  inrimiiino  ^erooeamt  la  mamo 
paem  fie  b  premáieeem,  ee  U  Moa,  y  mor  Is 
oreuiom  M  grieta  h  ee  reiMmíia.  MeU 
frq/Wa,  MféMao  for  étro  de  Beútd,  vteme 
4em  oaea.  *  cenu  oom  U  eorntrad  maaia 


áem  eaeatwt 

•liado  de  ÍHott  per  h  eaat,  yendo  eu  «o- 


db  ropMM,  INo»  ompto  «■  Im  !■■  I» 
A  prqfela  «w  lo  MriU,  Irado  d 
Bék-dt  y  lo  ««Mtmi,  y  «oami  i  «m  hüee 
MM  emarndo  U  rneurieoe,  le  dieram  JmUo  4 
H  eepaUmrtL. 

Y  HE  aquí  que  ua  vann  de  Dios  per 
palabra  de  Jdiov4  vino  de  Jada  á 
Bdh-d:  y  estando  Jeroboam  d  altar 
para  qnemai  perfumes, 

8  El  elamó  oontra  d  dtar  por  palabra 
de  Jdiová,  y  dito :  Altar,  dtar,  así  ha 
dicho  Jehová :  Hé  aquí  que  4  la  oaaa  de 
David  nacerá  im  hijo,  llamado  Josias, 
el  oud  saciifioar4  sobre  tí  4  ka  aaeer- 
dotes  de  los  dtos  que  qwman  sobre  tí 
pcrflmies ;  y  sobie  ti  quemarán  huesos 
de  hombres*. 

8  Y  aquel  mismo  dia  dio  una  «efidt 
diciendo :  Esta  te  la  seitel  que  Jehová 
ha  hablado :  hé  aquí  que  el  altar  se  que- 
brará, y  la  ceniza  que  sobre  A  eiM  se 
derramará. 

4  Y  como  el  rm  Jcrobaam  oyó  la  pala- 
bra del  varoD  de  Dios,. que  baUa  cla- 
mado oontra  d  dtar  en  Beth-d,  cdaa- 
dicndo  su  man»  desde  d  dtar,  dijo: 
Prendedle«:  mas  la  mano  que  haUa 
cstendido  contra  él,  se  le  secó,  que  no 
la  pudo  tomar  á  sí. 

5  Y  d  dtar  se  rompió,  y  derramóse 
la  oeniía  dd  altar,  confi>nne  á  la  seiksl 
que  el  vanm  de  Dios  haUa  dado  por 
palabra  de  Jehová  < 

6  Entonces  respondiendo  d  ley  dijo 
d  varón  de  Dios :  Te  pido  qne  megucs 
4  la  ftz  de  Jehov4  tu  Dios,  y«  ora  por 
mí,  que  mi  mano  me  sea  restituida. 
Y  el  varón  de  Dios  oró  4  la  fhz  de  Jc- 
hov4,  V  la  mano  dd  rey  se  le  reeuporó, 
y  tomóse  oomo  áates. 

7  Y  el  rey  d^o  d  varón  de  Dios :  Ven 
conmigo  4  casa,  y  comerás,  y  yo  te  dar¿ 
un  presente/. 

8  Mas  el  varón  de  Dios  d^o  d  rey: 
Si  me  dieses  la  mitad  de  tu  casay,  no 
iría  contigo,  ni  comerla  pan  ni  bdMerñ 
agua  en  este  lugar : 

9  Poique  así  me  está  mandado  por 
palabra  de  Jdiová  diciendo :  No  oomas 
pan,  ni  bebas  agua,  ni  vudvas  por  d 
camino  que  fueres. 

10  Fuese  pues  por  otro  camino,  y  no 
volvió  por  el  cañiino  por  donde  hafaia 
venido  4  Beth-d. 

11  Y  Moraba  4  la  sazón  en  Beth-d 
un  viejo  profeta,  d  cud  vino  su  h^o, 

L contóle  todo  lo  que  el  van»  de  Utus 
ibia  hecho  aqud  dia  en  Beth-el :  c«m- 
tárenle  también  4  su  padre  las  palabras 
que  habla  hablado  d  rey. 

19  Y  su  padre  les  düo:  ¿Por  que 
camino  fué?  Y  sus  l^jos  le  mostraron 
el  camino  por  donde  ,se  habia  tomado 
el  varón  de  Dios,  que  habia  venido  de 
Jud4. 

13  Y  él  d^fli  4  BUS  hUos:  Endbardadme 
el  asno.  Y  dios  le  endbaxdaron  d  asno, 
y  subió  en  él. 

14  Y  yendo  tras  el  varón  de  Dios, 
hallólo  que  estaba  sentado  detuiK*  ^ 
un  dcoipoque,  y  dejóle :  f  Eres  tii  d 
varón  de  Dios  que  viniale  de  Jud4?  Y 
él  dúo :  Yo  toj¡. 

15  D(}ole  entonces:  Ven  eonmigo  4 
casa,  y  oome  del  pan. 

19  Mas  él  Kspondió:  No  podré  vol- 
ver oootigo,  ni  iré  oontigo ;  ni  tampoco 
comeré  pan  ni  beberé  agua  contigo  en 
este  lugar  A; 

17  Porque  por  palabra  de  Dios'  ne 
ha  sido  dloho ;  No  oomas  pan  ni  bebas 
agua  allí,  ni  vudvas  por  eióamiiM»  que 
lueres. 

18  Y  d  otro  le  d(}o:  Yo  también  aogr 
profleta  oome  id,  y  un  áqgd  ma  bñ 


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húOaáo  por  paUbim  de  JeborA  dlci. 
cadaí  VvSrékt  conttco  á  tu  OM,  pan 
QM  eoma  pan  y  beta  una.  Aitparo 
mlaUóle. 

19  Entúnees  yoItIó  oon  A,  y  eomfaS 
del  pan  en  •«  casa,  y  bebió  del  agua*. 

50  Y  aeontedó.  qae  estando  ellioa  & 
la  meea  fiíé  palabra  de  Jehová  al  pro- 
nta «•  le  habla  hecho  votTcr : 

ti  V  clamó  al  varón  de  IMot,  qne 
baUa  Tenido  de  Jndá,  diciendo:  Aai 

S»  JAovi:  Por  cuanto  has  sido  re- 
de al  dicho  de  JehoT&,  y  no  guar- 
darte el  mandamiento  que  JehovA  tu 
Dioe  le  haUa  preacrito  I, 
ti  Sino  que  volviate»  y  comíate  del 

a,  y  bewrte  del  agtuí  en  el  lugar 
de  Jduvá  te  habla  dicho  no  comí- 
pan,  ni  bebleie*  agua,  no  entrará 
tu  cuerpo  en  el  sepulcro  de  tus  padres  «. 

n  Y  como  hubo  comido  del  pan,  y 
Mtido,  el  fTqfibt  qne  lo  haUa  hecho 
wirer  le  enalbardó  un  asno : 

ti  Y  yéndose,  topólo  un  Icón  en  el 
cambio,  y  matólo":  y  su  cuerpo  estaba 
echado  en  tí.  camino,  y  el  asno  estaba 
junto  4  ól,  y  el  león  también  estaba 
Jaato  al  cuerpo. 

U  Y  hé  aquí  unos  fue  paaabant  y 
viene  d  cuerpo  que  esuba  echado  en 
«i  eamino)  y  el  león  qne  estaba  Junto 
al  eaerpo:  y  vinieron,  y  dijénmio  en 
la  ciudad  donde  el  virio  profiita  habi. 
tiha. 

W  Y  oyéndolo  el  profeta  oue  lo  habla 
^elto  del  camino,  d^o:  El  varan  de 
IHos  es,  qne  fiaé  rebcMe  al  dicho  de 
Jebové:  por  tanto  Jehovi  le  ha  entre- 
fado  al  león,  qne  lo  ha  quebrantado  y 
ametto,  conforme  á  la  palabra  dé  Je- 
bo*4,queél1edi}o*. 

r  rbabló  á  sus  hUos,  y  dejóles: 
Bbalbardanne  un  asno.  Y  ellos  se  lo 
eaalbardaron. 

tB  Y  él  fbó,  y  halló  su  cuerpo  tendido 

a  el  camino,  y  el  asno  y  el  león  esta- 
ban Junto  al  cuerpo :  el  león  no  habla 
coiBMo  d  cuerpo,  ni  dallado  al  asno. 

S9  Y  tomando  el  profeta  el  cuerpo  del 
vaitm  de  Dios,  pdsolo  sobre  el  asno,  y 
Bevtfido.  Y  él  profeta  vicjio  vino  á  la 
ciudad,  pcm  endechatlo  y  enterrarlo. 

80  Y  ñuo  su  cuerpo  en  su  «epuloro ; 
y  oideáiáionlo  didaido:  Ay,  hermano 
miof! 

51  Y  después  qne  le  hubieron  enter- 
rado, habló  4  sus  h^os  diciendo:  Cu- 
*ndo  yo  muriere,  enterradme  en  el 
*9aIcio  en  que  eat4  sepultado  tí  varón 
de  Dios;  poned  mis  huesos  Junto  4  loa 
■yosf: 

>>  Porque  sin  duda  vcndr4  lo  que  él 
^0^  4  voces,  por  palabra  de  Jenov4, 
Mntra  el  altar  que  esíd  en  Beth-el,  y 
contra  todas  las  casas  de  los  altos  que 
«toa  en  las  ciudades  de  Samaiiar. 

13  5  Después  de  esto  no  se  tomó 
'eroboam  oe  su  mal  camino;  4ntes 
vcMd  4  hacer  sacerdotes  de  los  altos 
de  la  clase  del  pueblo,  v*  quien  quería 
*  oonsagiaba,  y  era  de  loa  sacerdotes 
de  ios  altos. 

M  Y  esto  fhó  cansa  de  pecado  4  la 
csia  de  Jeroboam ;  por  lo  cual  flié  cor- 
tada y  ndda  de  sotare  la  haz  de  la  tt- 
«a<. 

CAPITULO  XIV. 
U  m/mr  dt  Jeroboam  eoñtmUa  át  preféa 
^Mm;  fttUn  U  imlifka  la  muterte  dtt  hifo, 
te  tatirmMo  do  toda  la/amOia.  Jrrup^ 
«M  d*  fltNw  m  JonuaUmt  y  miamt»  ds 


EN  aquel  tiempo  AMaa»  hQo  de  Jero. 
boam,  cayó  enfermo, 
t  Y  dUo  Jeroboam  4  su  mi^cr:  he- 


vántate  ahora,  y  dlsfráiate,  poique  no 
te  eonoican  que  eres  la  mujer  de  Jero- 
boam, y  vó  4  Silo,  que  ill4  ssM  Ahiaa 
profeta,  el  que  me  dijo  que  yo  habla  de 
ser  rey  sobre  este  pueblo  «. 

8  Y  toma  en  tu  mano  dics  P*>*M,  y 
turrones,  y  ui>a  bot^a  de  miel  *»  y  ve  4 
ól :  que  te  declare  lo  que  ha  de  ser  de 
este  molo. 

4  Y  la  mi^er  de  Jeroboam  híaolo  así ; 
y  levantóse,  y  taé  4  811o«,  y  Tino  4  casa 
de  Ahías :  v  no  podía  ya  ver  Ahias,  que 
sus  ojos  se  nabUua  osetuecldo  4  cansa  de 
su  vÁxrf. 

5  MÍks  Jdiov4  habla  dicho  4  Ah&s«: 
Hó  aquí  que  la  mH}er  de  Jeroboam  ven- 
dr4  4  oonsultarte  por  su  hijo  que  est4 
enfermo :  así  y  así  le  has  de  responder : 

O  Pues  ser4  oue  cuando  ella  viniere. 
vcndr4  simulada.  Y  como  Ahías  ovó 
el  sonido  de  sus  pies,  cuandb  entraña 

Sor  la  puerta,  dgo:  Entra,  mi^cr  de 
eroboam ;  ¿  por  qué  te  finges  otra  ? 
empero  yo  soy  enviado  4  ti  om  reveía- 
efradura. 

7  Vé.  y  df  4  Jeroboam :  Así  dijo  Je- 
ho%4  Dfos  de  Israel :  Por  cuanto  yo  te 
levanté  de  en  medio  del  pueblo,  y  te 
hicejpríncipe  sobre  mi  pueblo  Israd/, 

8  Y  rompí  el  reiiko  de  la  caaa  de  Da- 
vid, y  te  lo  entregué  4  tíf ,  y  td  no  haa 
sido  como  David  mi  dervo,  que  guardó 
mía  mandamientos,  y  anduvo  en  pos  de 
mí  con  todo  su  corazón,  haciendo  sola- 
mente lo  fas  ora  dcNcho  delante  de  mis 
ojos*, 

9  Antes  hiciste  lo  malo  sobie^  todos 
los  que  han  sido  4ntes  de  tí ;  oue'fúiste 
y  te  hiciste  dioses  ajenos  y  de  nindlckm 
para  enqjarme**,  y  4  mí  me  echaste  tras 
tus  espaldas*: 

10  Por  tanto  hé  aquí  que  yo  traigo 
mal  sobre  la  casa  de  Jeroboam ;  y  yo 
talaré  de  Jeroboam  todo  meante  4  la 
pared  <,  así  el  guardado  como  el  dcaam- 
parado  en  Israel»:  y  barreré  la  pos- 
teridad de  la  casa  de  Jeroboun,  como 
es  barrido  tí  estierool»  hasta  que  sea 
acabada.  ^ 

11  El  que  muriere  d'e  too  de  Jeroboam 
en  la  ciudad,  le  comerÁn  los  perros ; 

Leí  qne  muriere  en  el  oampo,  oomerlo 
tn  las  aves  del  cielo»,  porque  Jdaov4 
^  ha  dicho. 

18  Y  tti  lev4ntate,  y  vete  4  tu  casa, 
que  en  entrando  tu  pié  en  la  dudad, 
morirá  el  mozo. 

18  Y  todo  Israel  lo  endechará,  y  le 
enterrar4n :  porque  solo  él  de  los  de 
Jeroboam  entra»  en  sepultura,  por 
cuanto  se  ha  hallado  en  él  aigiuia  cosa 
buena  •  de  Jehov4  Dios  de.  Israel  en  la 
casa  de  Jeroboam. 

14  Y  Jdiov4  se  levántala  un  rey  sobre 
Israel,  el  cual  talar4  la  casa  de  Jero- 
boam^ en  este  día :  ¿  y  qué»  si  ahora  ? 

16  Y  Jdiov4  saondlr4  4  Israel,  al 
modo  que  la  calla  se  agita  en  las  aguas ; 
y  él  anaiicai4  4  Israel  de  esta  buena 
tierra  que  habla  dado  4  sus  padres  r, 
y  esparcir4los  de  la  otra  paiw  oel  rio  r, 
por  cuanto  han  hecho  sus  bosques,  eno- 
jando 4  JehoT4'. 

19  Y  él  éntrenla  4  Israel  per  los 
pecados  de  Jeroboam,  él  cual  pecó,  y 
ha  hecho  pecar  4  Israri  *. 

17  Entonces  la  mujM  de  Jeroboam 
se  levantó,  y  se  fué,  y  vino  4  Thirsa  « : 
y  entrando  ella  por  el  umbral  de  la 
casa,  el  mozo  muñó. 

18  Y  enterráronlo,  y  endechó!»  todo 
Israel,  confermc  4  la  palabra  de  Je- 
hov4,  que  él  habla  hablado  per  mano 
de  su  siervo  Ahias  profeta  '. 

18  5  Loe  otros  hechos  de  Jeroboam, 


•  Cap.U.Sl 
tll!a.0L7,8 


4«ca.ST.l 
Be.  12. 4,6 

•SaI.U8.1 
i. 


/Cap.lC2. 

'Cap.  U.  81, 

88. 


*0^U.& 


íGn.l&28. 

aCT.ll.lS. 

Sal.  106. 30^ 
*Nek.B.98. 

BftL  60. 17. 

Ka.  38.  36. 
fOap.U.3». 

18*.  36b  33. 

3KoT.  14. 
98. 


»  cap.  1&  4. 


"Cap.l( 
ySLSl 


•3Cr.lS.3. 
XS.18.U, 
ete. 

'ObpLU.27. 


VDmi.38.63. 

Jo«.  3S.  15, 

lA 
•-  3  Bey.  1& 

90. 

y  17.0. 
'  Den.  la  S. 

4. 

Is.  1.98, 30. 
t  cap.  16.80, 

84. 

ylfliS. 

>vw.  13, 18. 


i.itsns,xvL 


BD  ^lot  pcoidH  de  Jmbvn  4B* 


".Isau,  J  ¡/^tKMtd 


'Ü  n^Hdoa'ú^ialoa  ¿  BUK,  ; 


dlvldldp  B  du jwlHP :   lí  mitad  de] 


A.c.nt. 


L  BinrBB,  XVII,  xvni. 


■C»p.SLSS, 

18.  (ie. 
7I7.IC 

717.10. 

T2L8. 

J«r.l7.1,S. 

Ivtr.SO. 
0Hi.21.aS. 


•  Ja.  6. 21 


•  Lnc  1. 17. 
y4.aft. 


.U7. 


•ftLBT.l». 
li.8S.26. 
Hab.  S.  17, 
18. 

]iAte.ai. 
ss. 

H»b.l8J(A 
'AkaO. 
Lao.4.M. 


•Pro.»,  sao* 


■«h-baal,  wy  d«  1m  ndonios,  y  Aié  7 
■Ir*i4  4  BMd  •»  y  lo  «dortf. 

•■  ■  Uao  altar  4  Baal,  en  él  templo  d« 
Baal  que  él  edllieó  en  Banuoia. 

88  Hiio  también  Achib  vn  boiqae*: 

Ír  afiadSó  Aeh&b,  haciendo  nroreear  4 
ra  4  Jéfaov4  Diot  de  Inraéf,  nuu  que 
todof  los  rejres  de  Israel  que  antes  de  ¿1 
hablan  sido  b. 

84  ^  En  su  tiempo  Hiél,  de  Beth'd, 
reedificó  4  Jerichd.  En  Abiram  su  pri- 
mogénito echó  ri  oimiento*  ;  en  Hegub, 
su  hijo  postrero,  puso  sus  puertas,  oon- 
fbfme  4  la  palabra  de  JéhoT4  que  haUa 
hablado  jior  Josué,  hUo  de  Nun  «. 

CAPITULO  XVII. 
A  la  pdUbra  d$  BUm  pro/Ma  m  ddiau  la 
llavia  en  el  eUlo,  por  ía  intfUdad  da  AMA. 
Vim  M  foit,  y  e*  provUlo  d»  nutento  for 
Im  tuerw»  en  «I  éañerto.  VieM  4  BanMa, 
domle  «f  \otp0iado  ife  tma  mafer,  cwyo  \iJo 
IMo»  remuUa  par  ««  oraeton. 

ENTONCES  Ellas  Tfaisbita,  ^ut  era 
de  los  moradores  de  Galaad,  dUo  4 
Aeh&b:  Vive*  JehoT4  Dios  de  Israel, 
delante  del  cual  estoy,  que  no  habri 
lluvia  m  rodo  en  estos  anos,  riño  por 
mi  palabra  i>. 

8  T  fVié  4  él  palabra  de  JéhoT4,  di- 
ciendo: 

8  Apártate  de  aquí,  y  TuélTete  al  Oii. 
ente,  y  escóndete  en  el  arroyo  de  Cherith, 
que  niá  antes  del  Jordán. 

4  T  beberts  del  arroyo ;  y  yo  he  man- 
dado 4  los  cucrros  que  te  den  alU  de 


6  Y  él  filié,  é  hin>  conforme  4  la  pala- 
bra de  JelioT4;  pues  se  fué  y  asenté 
junto  al  arroyo  de  Ohexith,  que  uiá 
antes  del  Jordán. 

6  Y  los  cuervos  le  traían  pan  y  carne 
por  la  mafiana,  y  pan  y  carne  4  la  tarde ; 
y  bebia  del  arroyo  e. 

7  Pasados  algunos  dias,  secóse  el  ar- 
royo, porque  no  habla  llovido  sobre  la 
tiara. 

8  ^  Y  Até  4  él  pÉlaaira  de  Jc3iov4,  di- 
ciendo: 

9  Levántate,  vete  4  Sareota'  de  H- 
don,  y  allí  morarás :  hé  aquí  yo  he  man- 
dado allí  4  una  mujer  viuda  que  te  sus- 
tente. 

10  Entonces  él  se  levantó,  y  se  ftié  4 
Savepta.  Y  como  llegó  4  la  puerta.de  la 
ciudad,  hé  equl  una  mt^er  viuda  que 
estaba  allí  cogiendo  serqjas ;  y  él  la  Ha- 
mo, y  dOole :  Ruégete  que  me  traigas 
una  poca  de  agua  en  un  vaso,  para  que 
beba. 

11  Y  yendo  ella  naxm  traérsela,  él  la 
volvió  4  llamar,  y  oljole:  Rnégote  que 
me  traigas  tamUen  un  bocado  de  pan 
en  tu  mano. 

18  T  ella  respon<ttó :  Vive  Jehov4  Dios 
tuyo,  que  no  tengo  pan  cocido ;  que  so- 
lamente un  putlado  de  harina  tengo  en 
la  tinaja,  y  un  poco  de  aceite  en  una 
bot^a :  y  ahora  cogia  dos  senjas,  para 
entrarme  y  aderezarlo  para  mi  y  para 
mi  h^,  y  que  lo  comamos,  y  nos  mu- 
ramos/*««>. 

18  Y  EUas  le  dijo:  No  hayas  temor; 
vé,  hax  como  has  dicho :  empero  haxme 
4  mi  primero  •  de  rilo  una  p«)ue&a  torta 
cotída  debajo  de  la  ceniza,  y  tráemela  ¡ 
y  dennies  harás  para  ti  v  para  tu  hijo. 

14  Porque  Jehová  Dios  de  Israel  ha 
dicho  asi:  La  tini^l*  ^*  '*  hartna  no 
escaaeará,  ni  se  disminnir4  la  botUa  del 
aodte,  huta  aquel  dia  que  Jdiov4  dar4 
lluvia  sobre  la  haz  de  la  tierra. 

15  Entonces  ella  ftié,  é  hizo  como  le 
dijo  Elias ;  y  comió  él,  y  día,  y  su  casa 
algvMU  dias. 

16  Y  la  tiniO*  de  la  harina  no  escateó. 


*^'^*'i 


ni  menguó  la  betUa  éA  aodte, 

4  U  pa£4«a  de  Jdi0v4,  qo»  haUa  didw 

por  Elias. 

17  Y  DespncB  de  mIm  cosas  aeootedé 
que  (ñyó  enferme  «I  UQo  del  ama  de  la 
casa,  y  la  enfermedad  f«é  toa  grave,  que 
no  quedó  en  él  resuello. 

18  Y  ella  dQo  4  Ellas:  ¿  Qué  tengo  yo 
oontta)/,  varón  de  Dios  ?  ¿  Has  vtoido 
4  mi  para  traer  en  memoria  mis  ini- 
quidades f,  y  para  haocsne  morir  ni 
hilo? 

19  Y  él  le  d^o:  DáOK  ae4  tu  hijo. 
Entonces  él  lo  tomó  da  av  regué,  y 
llevólo  4  la  eámam  dhmdé  &  esbiba,  y 
pdsole  sobre  su  cama ; 

90  Y  demando  4  JdMv4,  d^o:  Jdwvá 
Dios  mío,  i  aun  4  la  viuda,  en  cuya  can 
yo  estoy  hospedado,  has  afligido,  ma- 
tándole BU  I4J0  ? 

91  Y  midióse  «obre  el  niflo  *  tres  veces, 
y  clamó  4  Jehov4,  y  d^o:  Jehová  Dios 
mío,  ruégete  que  vuelva  d  alma  de  este 
niflo  4  sus  entnSas. 

99  Y  Jéhov4  oyó  la  voz  de  Elias,  y 
el  alma  dd  nifio  volvió  4  sus  enttailat, 
y  revivió. 

98  Tomando  In^o  Elias  al  alfio,  trá- 
jolo  de  la  cámara  4  la  casa,  y  dióio  á 
su  madre',  y  diJola  Elias:  Mira,  tu 
hijo  vive. 

94  Entonces  la  mi^er  dUo  4  Eliss: 
Ahora  conozco  que  tü  em  van»  de 
Dios,  y  que  la  palabra  de  Jdiov4  es  de 
vendad  en  tu  boca*. 

CAPITULO  XVIII. 
SUatm  NNMSlreirAdUlh,  d  emcijmmimñ^  4 
tu  pdieio»,  4  UMd  mmUi»  y  4  Uim  lo» 
jm^Maa  y  mütiéro»  át  loo  tdUoo  om  H 
moal*  d>  Gormólo.  pnAa  BUao  eoa  «vi- 
dnU  UMmonio  itl  otólo  tor  JAoo4  d  v<r- 


PMl&l 


Btb-ILI 


dameitu 


PASADOS  muéhoa  dias,  fbé  palabra 
de  Jehov4  4  Ellas  en  el  tercer  afio, 
diciendo :  Vé,  muéstrate  4  Acháb,  y  yo 
daré  lluvia  sobre  la  haz  de  la  tierra*. 

9  Fué  pues  Elias  4  mostrarse  4  Acháb. 
Habla  4  la  sazón  grande  hambre  en  Sa- 
marla. 

8  Y  Aoh&b  llamó  4  Abdlas  su  mayor- 
domo, el  cual  Abdlas  era  en  grande 
manera  temeroso  de  Jéhov4fc : 

4  Porque  cuando  Jezabél  destruía  los 
profetas  de  Jehov4,  Abdlas  tomó  cien 
profetas,  los  cuales  escondió  de  dneu- 
enta  en  cincuenta  por  cuevas,  y  susten- 
tólos 4  pan  y  uua  «. 

6  T  dUo  Acfiáb  4  Abdlas :  Vé  per  d 
pds  4  todas  las  fuentes  de  aguas,  7  4 
todos  los  arroyos ;  que  acaso  halIat«raos 
grama,  con  que  conservemos  la  vida  4 
los  caballos  y  4  las  acémilas,  para  que 
no  nos  qoedemos  sin  bestias. 

6  T  psúrtieron  entre  si  el  pais  pan  re- 
correrlo :  Aoháh  Alé  de  por  si  por  un 
camino,  y  Abdlas  ftié  separadamente 
por  otro. 

7  Y  yendo  Abdlas  por  d  eamino,  to- 
póse con  Ellas  t  y  éomo  le  oenodó,  pos- 
tróse sobre  su  rostro,  y  d^o:  ¿  No  eret 
tü  mi  seBor  Ellas  ? 

8  Y  él  respondió :  To  009»  Vé,  di  4  tu 
amo :  Hé  aqui  Ellas. 

9  Pero  él  d\Jo :  i  En  qué  he  pecado, 
para  que  tü  entregues  tu  siervo  en  mano 
de  Aebáb,  para  que  me  mate  ? 

10  Vive  Jdiov*  tu  Dios,  qse  no  ha 
habido  nadon  ni  rdno  donde  nü  seAor 
no  haya  enviado  4  buscarte ;  v  respon- 
diendo todott  No  uta  aquif  A  h»  eon- 
Jurado  4  reinos  y  nadones  si  no  te  han 
hdlado. 


7li!L 


»X<k.V 


•  8il.li 

la 


iCér-m. 


X.B]BYXS|  ZnfL 


jLCLdr.tM. 


llTahontiIdloM:  V4,df  át«  amo: 
Aqafeilá  BHm. 

13  T  ■eonteuerA  (¡a»  IvcR»  <nw  70  m* 
htyi  p«ttido  de  tí,  d  E^ittii  d«  Je> 
boH  te  Ilevart'  donde  jo  no  lepa  i  y 
finiendo  70,  7  dando  las  nnoTas  á  A- 
ehlb,  7  no  hallándole  A,  ne  matari: 
7  tn  ORTO  teme  A  J(3wt4  deade  tu 
moeedid. 

U  ¿  No  ha  aSdo  dieho  A  mi  mBot  lo 
qve  hiee  eaando  Jciabel  mataba  loa 
fwofetas  de  Jehová.  que  aeoondi  cien 
raronet  de  loe  pTofctai  de  Jebová,  de 
dncnenta  en  cincuenta  en  euerai,  7  loi 
mantuve  i  pan  7  aiiu**  f 

14  ¿Y  ahora  dices  tii:  Vé,  di  i  tu 
amo,  Aquí  eatá  Bliaa ;  pan  que  él  me 
mate? 

15  T  dQole  Bliaa :  Thre  Jehovi  de  loa 
^¿nltaa,  delante  del  cual  eito7,  que  hoy 
ase  moatoaré  A  él. 

W  Entdneea  AMiaa  fué  A  enoontrarae 
coa  Acbib,  7  dlóle  d  avlao :  7  AchAb 
vino  A  encontrarle  oon  Eliaa. 

17  Y  como  AchAb  vid  A  Eliaa,  d^le 
Acbib :  i  Erna  ttl  él  que  alboirotaa  A 
ItnAf? 

18  YA  raapondió :  To  no  he  alboro- 
tado A  lanel,  sino  tüf,  7  la  eaaa  de  tu 
padre,  d^ando  loa  mandamientoa  de 
Jdxni  t,  7  siguiendo  A  loa  Baalea. 

li>  Knvia  poea  ahora,  7  jtfaitame  A  todo 
Israel  en  el  monte  de  Carmelo ',  7  los 
enatncientos  7  cincuenta  profetas  de 
Baal,  7  los  cuatrocientos  profetas  de 
los  boaqneai^,  que  comen  de  la  meaa  de 
Joabei: 

»  Entdncea  AchAb  envió  A  todoa  loa 
bUos  de  Israel,  7  juntó  los  profetas  <  en 
el  OMmte  de  Carmelo. 

SI  T  acercándose  Bliaa  A  todo  el  pue- 
Uo,  d^ :  ¿  Hasta  cuando  claudleaoréia 
vosotros  entre  doa  pensamientos  m  ?  gt 
JdMvA  ««  Dios,  seguidlo;  7  si  Baal,  id 
a  pos  de  él  *.  Y  el  pueblo  no  respondió 
palabra. 

tt  T  BUaa  tomó  A  decir  a!  pueblo : 
Solo  vo  he  quedado  profeta*  de  JehovA; 
usas  de  los  profetas  de  Baal  ha7  cuatro- 
dmtas  y  dncuenta  hombrea. 

>S  Dénaenos  puea  doa  bucTw,  7  ca- 
orante  dios  el  uno,  7  córtenlo  en  ^' 
^>»a,  7  pónganlo  sobre  lefia,  mas  no 
pongan  fuego  debido ;  7  70  apréstale  d 
ofo  faw7, 7  pondrélo  sobre  lefia,  7  nin- 
gm  fiíego  pondvé  debido. 

M  Invocad  Inoro  vomna  en  el  nom- 
^  de  Tueatroa  mosca.  7  70  invocaré  en 
d  nombre  de  JehovA :  7  el  IMoa  que 
v^ondiere  por  taegoPt  ese  sea  Dios.  Y 
todo  d  pueblo  reapMidio  diciendo :  Bien 
dicho. 

SS  EntdnccB  Elias  dijo  A  loa  pnHístas 
wBaaJ;  Escógeos  el  un  buey,  7  haced 
primero,  pues  oue  vosotros  sois  los  mas ; 
a  faivocid  en  el  nombre  de  vuestros  di* 

*as,  mas  no  pongáis  ftiego  debajo. 

W  Y  ellos  tomaron  el  bne7  que  les 
filé  dado,  j  omatAronlo,  é  invocaron 
•a  d  nombre  de  Baal,  deade  la  mafiana 
Bada  d  mediodía,  didendo:  Baal  res. 
Pondcnos.  Mas  no  haMa  vt»,  ni  quien 
"■poniese  f:  entre  tanto  elloa  andaban 
■dtaado  cerca  dd  altar  que   hablan 


S7  T  aoentedó  al  mediodía,  que  Eliaa 
wkulaba  de  dloa  diciendo  t  drltad  en 
día  vos,  que  dftoa  ear:  quiíA  eatA  con> 
'"■aando,  ó  tiene  algún  empefio,  ó  vA 
de  camino;  acaao  duerme,  7  deaper- 
taiA. 

M  Y  dloa  clamaban  A  grandM  voces, 
^^ibonae  oon  eoohllloa  7  con  lancetas 
amorme  A  su  costumbre,  hasta  chor- 
ear la  sangre  sobra  dloa. 


M  Y  eomo  pasó  el  mediodía,  7  ell#a 
profetliAiaa  «mi  hasu  d  tiempo  4M 
aaorifldo  del  Preacnle,  7  no  Aeáia  voi, 
ni  quien  respondiese,  ni  escuchase, 

80  BUas  ujo  entonces  A  todo  el  pue- 
blo :  Aeereaoa  A  mí.  Y  todo  d  pueblo 
se  Ilc^  A  él:  7  él  reparó  d  altar  de 
Jehová  que  estaba  arruinado. 


SI  T  tomando  Eliaa  doce  piedraa,  con- 
forme al  ndmcro  de  laa  tribua  de  loa 
hijea  de  Jacob,  al  cual  habla  aldo  pala- 
bra de  JehovA  diciendo,  Israel  aciA  tu 
nombre*. 

89  Bdiflcó  con  las  piedrw  un  altar  en 
d  nombre  de  JdiovA:  después  hiM 
una  reguera  d  rededor  dd  altar,  cuanto 
cupieran  dos  satos  de  dnriente. 

88  Compuso  lu^o  la  lefia,  7  cortó  el 
buej  en  pedazos,  7 püsolo  sobre  la  lefia', 

84  Y  ¿^)o:  Hencold  cuantro  cAntaraa 
de  agua,  7  dcnamadla  sobre  d  holo. 
cansto,  j  sobre  la  lefia.  T  d|jo :  Haced- 
lo  otra  ves.  Y  otra  vea  lo  hicieron. 
DQo  aun:  Haoedlo  la  tereera  vei.  E 
hidéronn  la  temen  ves. 

85  De  manen  que  laa  anas  conian 
al  rededor  dd  altar;  7  haUa  también 
henchido  de  agua  la  reguera. 

88  Y  como  Uecó  la  hora  de  ufteeerse 
d  holoeauato,  Ifamóse  el  piofcta  Ellas, 

?d|Je:  JehovA  DÍoa  de  Abraham,  de 
aaao,  7  de  Isnd,  sea  hoy  manifiesto 
que  td  eres  Dios  en  Isnd,  7  que  70  S07 
tu  dervo,  7  que  por  mandato  tujro  he 
hecho  todas  estas  cosas*. 

87  Respóndeme,  JehoH,  respóndeme, 
pan  que  conoiea  eftte  pueblo  que  td, 
oh  JdiovA,  eres  el  Dios,  v  que  td  vd* 
Tiste  atrás  d  eoraxon  de  ellos. 

88  Entonces  cavó  ftiego  de  JehovA, 
d  cual  consumió  el  holocausto,  7  I« 
lefia,  7  las  piedras,  7  el  polvo,  v  aun 
lamió  las  aguas  que  utdian  en  la  n- 
guen. 

80  Y  vienddo  todo  d  pueblo,  eajeron 
sobra  ana  roatroa,  7  ^eron :  J  ehovA  ea 
d  DkM,  JdiovA  ea  d  IHoa. 

40  T  dQoles  EUaa:  Prended  A  lea 
profetaa  die  Bad,  que  no  escape  nin- 

Cno.   Y  dios  los  prendieron :  7  llevó- 
I  Elias  d  arroyo  de  Oison,  7  dlí  los 
dcudló'. 

41  5  Entonces  Elias  dijo  A  AchAb  t 
Sube,  come,  7  bebe,  porque  una  grande 
lluvia  suena. 

48  Y  AchAb  aabió  A  comer  7  A  beber ; 
7  Ellas  anUÓ  A  la  cumbra  dd  Canudo, 
7  poatrandoae  en  tierra  puao  an  roatio 
entra  laa  rodillas  jr, 

48  Y  dijo  A  «u  criado:  Sube  ahon, 
7  mira  bAcia  la  mar.  Y  él  subió,  7 
mfaxS,  7  dijo:  No  ha7  nada.  Y  él  le 
volvió  A  decir :  Vuelve  siete  veces. 

44  Y  A  la  séptima  vea  ái^pi  Yo  veo 
una  pequefia  nube,  como  la  palma  de 
ta  mamo  de  un  hembra,  que  sube  de 
la  mar.  Y  él  dijo :  Vé,  7  di  A  AchAb ; 
Unce  •/  earrot  7  desdende,  porque  la 
Uttvia  no  te  wtMje, 

46  Y  aconteció  catando  en  eato,  que 
loa  délos  se  oscuraderon  oon  nubes  7 
viento,  7  hubo  una  gran  DuvLa.  Y  su- 
biendo AchAb  vino  A  Jencd. 
40  Y  la  numo  de  JehovA  fué  sobra 
Elias,  el  cud  clftó  sos  lomos  *,  y  vino 
corriendo  delante  de  AehAb  hasta  llegar 
AJezred. 

CAPITULO  XIX. 
Büu  mmmmwkto  d»  /imM,  mufer  á»  AAib^ 
m  9d  á$  la  tíétta,  fmtit  tumi»»  m  «on- 
/ortado  it  Dio*  por  mtdtó  d»  «m  Aigd. 
gtu  U  dd  dt  «&mfr  y  b&btr.  Lhfaio  al 
motde  d0  Hanb,  Dio»  m  U  mmmtea  9  le 
eommtHa!  U  manda  Iomm  ha  dt  ha«f. 
Partido  da  «¡U,  ttama  4  JRMo  d»  m  arada, 
éteaallotifMd^fadaatodathueotaé. 


•aaa.ai.as. 


cLevL !.«.«. 


•X«.10l«. 


■Sea.  ni  9. 

7  18. 90. 
98. 


vSaar.A, 
17,18. 


■9Ba7.4.9>. 

J9.  i. 
ob38.a. 
Jer.  1. 17. 
Mt. «.  14. 
11W.U8. 


A,  C.  dr.  906. 


L  BSYBS,  XIX,  XZ. 


^C.eiI.W 


•C»p.l8.4D. 


»  Na.  U.  U. 

Jo.  4. 3.  a. 


'  Heb.  1. 14. 


<>  Bi.  S4. 28. 

18. 

H»t4.Z 
•  Bi.  S.  L 

BUL  4. 4, 6. 
/Bom.ll.a, 

'  Ka.  86. 11, 

18. 

8d.fl0.9. 
ACKp.18.4. 

ao. 


•'  B«.  1.  4. 
«ZM.4.& 


IBz.8.<. 
Ia.6.i. 


■  TOF.  9, 10. 

"Jer.aSLO. 


*9Be7.6J3. 
18. 

'9  Bey.  9.1. 

8» 


«9807.9.14. 

•4o. 

7l0.6,«to. 

718.8. 
*'0a.&6. 
«Bom.U.4. 
«Oo.ULt. 


YACHAB  dio  la  nuera  á  Jcubel 
de  todo  lo  que  Eliu  había  hecho, 
Ír  como  habia  muerto  k  cucblUo  todo* 
otprofetaa*. 

í  entonces  envió  Jexabel  4  Eliat  un 
menuO^o  diciendo :  Aií  me  haffm  loo 
dioses,  7  así  me  afiadan,  si  mañana  i 
estas  lloras  yo  no  haya  puesto  tv  persona 
como  la  de  uno  de  ellos. 

a  Viendo  pues  el  peligro,  lerant^  y 
fuese  por  salvar  su  vida,  y  vino  4  Beer- 
sebah,  que  e»  en  Jud4,  j  de¡)ó  allí  su 
criado. 

4^V¿Isefii4pord.  desierto  un 
dia  ae  camino,  y  vino  y  sentase  deb^o 
de  un  enebro;  y  deseando  morirse, 
d^o:  Baste  ya,  oh  Jehov4;  quiU  mí 
alma  i,  que  no  soy  yo  m^or  que  mis 
padres. 

5  Y  echándose  deb^{o  del  enebro,  mie- 
dijse  dormido :  y  hé  aquí  lucso  un  án- 
gel c  que  le  tooo,  y  le  d^o :  Levántate, 
come. 

0  Entonces  él  miró,  y  hé  aquí  4  su 
cabecera  una  torta  cocida  sobre  las  as- 
cuas,  y  un  vaso  de  agua:  y  comió  y 
bebió,  y  yoírUae  á  dormir. 

7  Y  volviendo  el  &ngel  de  Jehov4  la 
segunda  ves,  tocóle  diciendo:  Levántate, 
come ;  poique  gran  camino  te  testa. 

.8  Levantóse  pues^  y  comió  y  bebió, 
y  caminó  con  la  fortaleza  de  aquella 
comida  cuarenta  días  y  cuarenta  no- 
ches^,  hasta  el  monte  de  Dios,  Horrt*. 

9  ^  Y  allí  se  metió  en  «na  cueva, 
donde  tuvow  la  noche.  Y  filé  4  él  pala- 
bra d?  Jehov4,  el  cual  le  ¿üo:  ¿Qué 
haces  aquí,  Elias  ? 

10  Y  él  respondió/:  Sentido  he  un 
vivo  xeloy  por  Jehov4  Dios  de  los  ^ér- 
citos;  porque  los  h^os  de  Israel  han 
di;Íado  tu  alianza,  han  derribado  tus 
altares,  y  han  muerto  4  cuchillo  tus 
profetas,  y^  yo  solo  he  quedado;  y  me 
buscan  púa  quitarme  la  vida. 

11  T  él  le  dijo :  Sal  fuera,  y  ponte 
en  el  monte  delante  de  Jehová.  Y  hé 
aquí  Jehov4  que  pasaba,  y  un  grande 
y  poderoso  viento  •  que  rompía  los  mon- 
tes, y  quebraba  las  peñas  delante  de 
Jehová:  mas  Jehov4  no  etiaba  en  el 
viento fc.  Y  tras  el  viento  un  terremoto: 
mas  Jehov4  no  eeiaba  en  el  terremoto. 

18  Y  tras  el  terremoto  un  ftiego :  mas 
Jehov4  no  eetaba  en  el  fuego.  Y  trae 
el  fiíego  un  silbo  apacible.y  delicado. 

18  El  cual  como  oyó  Eilas,  cubrió 
sn  rostro  con  su  manto  ^  y  salió,  y  pa- 
róse 4  la  puerta  de  la  cueva.  Y  hé  aquí 
Uegó  una  voz  4  él  diciendo :  ¿  Qn6  haces 
aquí,  Elias  ? 

14  Y  él  respondió»:  Sentido  he  un 
vivo  zelo  por  Jcbov4  Dios  de  los  eiér- 
oitos;  porque  los  hijos  de  Israel  nan 
dejado  tu  alianza*,  han  derribado  tus 
altares,  y  han  muerto  4  cuchillo  tus 

Erofetas,  y  yo  solo  he  quedado;  y  me 
uscan  para  quitarme  la  vida. 

15  T  cUtole  Jehov4:  Vé,  vuélvete  por 
tu  camino,  por  el  desierto  de  Damasco : 
y  Uwarás,  y  ungirás  4  Hazael  •  por  rey 
deS&ia: 

18  Y  4  Jebilj»,  hiio  de  Nimsi,  un- 
Eiras  por  rejr  sobfe  Israel :  y  4  Éliséo, 
nijo  de  Saphat,  de  Abeth-mehula,  un^ 
giras  para  que  sea  profeta  en  lugar  de 
tí. 

17  Y  será,  que  d  que  escapare  del 
cuobiUo  de  Hazael f,  Jehtt  lo  matará; 

Íel  que  escapare  del  ouohille  de  Jehd, 
liséo  lo  maáa4«-. 

18  Y  yo  haré  que  qoeden  en  Ismd 
siete  mil ;  todas  rodillas  que  ao  se  en- 
corvaron 4  Baal«,  y  bocas  todas  que  no 
lo  besaron '. 


i¿ 


19  5  Y  partieBdate  él  de  allí,  halló 
4  Eliséo,  hijo  de  Saphat,  que  araba 
con  doce  yuntas  delante  de  sí;  y  él 
era  uno  de  los  dooe  gaUanet.  Y  pawn- 
do  Elias  por  delante  de  él,  echo  sobre 
él  su  manto. 

90  Entonces  d^ando  él  los  bm 
vino  corriendo  en  pos  de  Elias,  y 
Ruégote  que  me  o^es  besar  mi 
V  mi  madre,  y  luego  te  saguirén.'Y  él 
le  d^o:  Vé,  vuelve:  ¿quéte  he  hecho 
yo? 

SI  Y  volvióse  de  en  pos  de  él,  y  tomó 
un  par  de  bueyes,  y  matólos,  y  con  él 
arado  de  los  bueyes  coció  la  carne  de 
ellos»,  y  dióla  al  pueblo  que  comiesen. 
Después  se  levantó,  y  toé  tras  Elias,  y 
sernale. 

CAPITULO  XX. 
AtMh  em  el  /««or  «U  JHee  vemet  át  nf  ék 

Siria;  d  cual  voMemio  eomUra  AcMk  4w 

año»  eíetpue»,  et  tamiUe»  deekeeka,  w  freío. 

Per  MSer  Aékéh  feriomado  y  aottado  el  reg 

de  Siria,  ee  fravemetde  ametuuaio  ie  Dio» 

por  un  prívela. 

ENTONCES  Ben-adad,  rey  de  Siria, 
juntó  todo  su  ejército,  y  con  él  tre- 
inta y  dos  reyes  een  caballos,  y  carros ; 
y  subió,  y  puso  cerco  4  Samaria,  y  com- 
batíala. 
8  Y  envió  mensajeros  4  la  ciudad  4 
Acháb,  rey  de  Israel,  diciendo, 
8  Asi  ha  dicho  Ben-adad:  Tu  plata 
tu  oro  es  mió,  y  tus  midieres  y  tus 
08  hermosos  son  míos. 
4  Y  el  rey  de  Israel  respondió^  y  dijo : 
Como  ttf  dices,  rey  sefior  rolo,  yo  «o^ 
tuyo,  y  todo  lo  que  tengo. 

i  Y  volviendo  los  mensajeros  otra  vez, 
dijeron :  Así  dijo  Ben-adad :  Yo  te  en- 
vié 4  decir:  Tu  plata  y  tu  oro,  y  tus 
mi^eres  y  tus  h^k»  me  darás. 

6  Ademas  mañana  4  estas  horas  en- 
viaré yo  4  tí  mis  siervos,  los  cuales  es- 
cudriñarán tu  casa,  y  las  casas  de  tus 
siervos,  y  tomarán  con  sus  manos  y 
llevar4n  todo  lo  precioso  que  tuvieses. 

7  Entonces  d  rey  de  israd  llamó  4 
todos  los  ancianos  de  la  tierra,  y  dí- 
Joles:  Entended,  y  ved  ahora,  como 
este  no  busca  sino  mal;  pues  que  lia 
enviado  4  mí  por  mis  mujeres  y  mis 
bUCf  y  PO'  ^  plata  y  por  mi  oro,  y 
yo  no  se  lo  he  negado. 

8  Y  todos  los  ancianos  y  todo  el  pue- 
blo le  respondieron:  No  le  obedesoas, 
ni  hagas  lo  que  pi^ 

9  Entonces  él  respondió  4  los  emba- 
jadores de  Ben-adad :  Decid  al  rey  mi 
seOor:  Haré  todo  lo  que  mandaste  4 
tu  siervo  al  mindpio ;  mas  esto  no  lo 
puedo  hacer.  Y  los  emn^jadores  fueron, 
y  diértmle  la  xenuesta. 

10  Y  Ben-adad  tomó  4  enviarle  4 
decir :  Asi  me  hagan  los  dioses*,  y  asi 
me  afiadan,  que  el  polvo  de  Samaria 
no  bastar4  4  los  pufios  de  todo  el  pue- 
blo que  me  sigue. 

11  Y  «1  rey  de  Israel  respondió,  y 
dUo :  Deeldle  que  no  ae  alabe  el  que  se 
cine  como  el  que  ya  se  desciflei. 

18  Y  como  &  oyó  esta  palabra  estando 
bebiendo  con  los  revés  en  las  tiendas, 
dijo  4  sua  siervos :  Poned.  Y  ellot  pu- 
sieron contra  la  ciudad. 

18  Y  hé  aquí  un  nrafieta  a*  I^gó  4 
Acháb.  re;  de  Israel,  y  le  dUo :  Asi 
ha  dioAo  Jehov4:  ¿Has  vistQ  est*  tan 
grande  multitud  ?  né  aquí  yo  te  la 
entregaré  hqy  en  tu  mano,  pira  que 
conoxoas  que  yo  eojf  Jehov4. 

14  Y  respondió  Aoháb:  ¿  Por  wet»e 
de  quien?  Y  él  d^o:  Así  ha  diobo 
Jehov4:  Por  mamo  de  los  criados  de 
los  príncipes  d«  laa  provincias.  Y  dtfo 


I.BXTES,XZL 


A.O.M*. 


'wr.ll 
In.S.91. 


'»Q.U1 


'i»».» 


AcUbt  ¿^¡dnoomaittrá  la  batalla? 
YélrMpoadttf:  Tú. 

n  anóncM  a  noonoeM  h»  criados 
d«  h»  prliidy  di  tu  fvovindas»  lo» 
owmitm  morón  ooooicnno  mnca  j  aos* 
Luego  nconoeió  todo  «1  pneblo»  todos 
los  hltoa  do  Imwl,  nmj^itrou  slote  mil. 

le  Y  MiUnwi  á  modiodla.  Y  Htaba 
bcbtende,  bomdie  «n  las 
.  A  y  los  soyos,  los  tMlnla  y  dos 
icyn  oñe  hablan  Tenido  on  su  ayuda* 

17  Y  los  criados  da  h»  pflnólpos  de 
Iss  porinela»  salieron  les  pcfanens.  Y 
haUa  Bcn-adad  enviado  quien  le  dió 
sTlflo  diciendo»  Han  salido  hombres  de 
Ssmaria. 

18  El  entdoces  d^o:  M  han  salido  por 
paa,  tomadlos  tItos;  y  si  han  salido 
psrsjslear,  tomadlos  titos. 

19  ssUeRm  pues  de  la  dudad  los  cria- 
dos de  los  principes  de  las  proTinoias, 
y  en  pos  de  ellos  el  ejétoito, 

90  É  hiri4}  cada  uno  al  que  Tenia  oon* 
trs  á':  y  huyeron  loe  Slns  dguiendolet 
los  de  Xenel.  Y  el  Mv  de  CDria  Ben-adad 
le  cMapó  en  un  oabalio  con  alguna  yente 
deeabslleria. 

SI  Y  salió  él  rey  de  Israel»  é  hirió 
la  arate  de  4  caballo,  y  los  canos  t  y 
dsmiso  los  Silos  con  grúde  cetnmo. 

II  5  UcRandose  luego  el  proCsCa  al 
rey  de  IstmI,  le  d^o*:  Vé,  ftctaMeete, 
y  considera  y  mira  lo  que  has  de  hacer ; 
porque  posado  él  alio  el  rey  de  Siria  ha 
oe  venir  contra  ti. 

as  5  Y  ks  sierroe  del  rey  de  firia 
le  dieron :  Sus  diosas  son  dioses  de  los 
noBtes;  jpor  eso  nos  han  Tenddo/: 
oas  ■  peieaiénos  con  ritos  en  la  lia- 
nura,  m  otrd  si  no  los  Toncemos. 

SI  Has  pnes  así:  Saea  los  reyes  á  oada 
•Bo  de  su  puesto,  y  pon  capitanes  en 
logar  de  ellos. 

56  Y  td  fúimale  oír»  cjdreito  eoono 
d  deleito  que  perdiste:  caballos  por 
csbalios,'  y  carros  por  carros:  luego 
pdeaiénaee  con  dios  en  campo  raso, 
y  wwfciios  si  no  los  Tenoemos.  Y  di  les 
di4oido,éhísoloasi. 

SS  rssado  d  afio,  Ben-adad  reoonoeld 
los  Siros,  y  Tino  á  Apheof  á  pdeer  con- 
tmlsrad. 

57  T  ios  htíos  de  Israel  ftwron  también 
'onados,  y  tomando  peoTldoaes 

rsulas  al  enouentro :  y  asentaron  oam- 
Ise  hQos  de  Itrad  delsnte  de  dios 
so  dos  lebañuelos  de  cabras,  y  los 
8bos  hendiian  la  tlerm. 

58  Llegándose  entonces  d  Tsaon  de 
Dios  al  rqr  de  Israd,  hablóle  dldendo; 
Ad  di)o  Jehorá :  Por  cnanto  los  Siros 
hMi  dieho,  JdioTá  es  Dios  de  los 
tes,  no  IMos  de  los  Talles*,  yo 
gsN  toda  esta  grande  multitud  en  tu 
■MBó  f ,  pera  que  conoBcais  que  ye  «sy 

JdlOTá. 

59  Siete  días  tuTieron  aeentado  campo 
k»  unos  delante  de  los  otros,  y  d  sép- 
timo día  se  dió  la  batdla:  y  mataron 
los  hijos  de  Israd  de  los  Siros  en  un 
día  den  mtt  hombres  de  4  pi6. 

IS  Los  demás  huyeron  4  Apheo,  4  la 
dudad;  y  d  muro  eayd  sobre  Teinle 
y  dele  mil  hocnbNS  que  hablan  que- 
dado.  También  Ben*adad'TÍno  huyendo 
4  la  dudad,  jr  «•esmnasc  de  o4aiara  en 
o4nan*. 

SI  Entonces  sus  derTos  le  dijeron :  Hd 
aqni  hemos  oído  de  los  r^es  de  la  casa 
do  Innel  que  son  reyes  elementes :  pon- 
■naos  pues  diora  saooa<  en  nuestros 
MOMs,  y  sogM  en  nuestras  eabeías,  y 
■dgsmos  al  rey  de  Israd :  por  Tontnn 
liadTn41nTida. 

M  Omeion  pues  su»  lomos  d 


y  sogas  4  soa  eabatis,  y  Ttelensí  ál  rey 
de  Ismd,  y  dOonnle:  T«  sÉerro  Ben- 
adad  dice :  RudgoSMMe  dTa  nd  alma. 
Y  di  respondió :  Sl'^vlTe  ana,  mi  her- 


ffi 


as  Beto  tomaron  aqneUoe  hombres  por 
buen  agtlero,  y  pieeto  tomaron  esta  pa- 
labra de  su  boca,  y  dieron:  Tu  her- 
mano Ben-adad.  Y  él  d^:  Id,  y  tra- 
adle. Ben-adad  entdnces  se  prssentó 
4  AehAb,  y  ól  lo  hiao  sabir  en  un 
carro*». 

M  T  d^le  Bm-^nlai:  Las  ciudades 
que  mi  padre  tomó  al  tuyo*,  yo  las 
restituiré  t  y  has  plaaas  en  Daimaaeo 
pasa  tí,  como  mi  padre  las  hlco.  T  yo, 
dtío  Adiáb,  te  d^aré  peortir  con  esta 
allanea.  Hico  puM  eon  di  alianaa,  y 
dolólo  ir. 

86  5  Entonces  un  Turon  de  loe  l^}as 
de  loo  profiMas*  dtfo  4  su  oomnafiero 

V  palabra  de  INos^:  Hiáwme  ahoraf. 
d  ttro  TaroQ  no  quiso  herirle. 

88  Y  él  le  d^t  Por  cuanto  no  has 
obededdo  4  la  palabra  de  JehoTd.  hé 
aquí  en  apartanoote  de  mí  te  herirá  ttn 
león.  Y  como  se  apartó  de  dl«  topólo 
un  leoa,  é  hirióle''. 

87  Enoentróse  luego  con  trtso  nombra, 
y  díiole:  Hlérsnse  ahora-  Y  el  bombee 
le  dió  un  golpe,  d  híade  una  herida. 

88  Y  d  proMa  se  fué»  y  pdsose  de- 
lante del  rey  en  d  camino,  y  dlafrasóse* 
con  un  Tdo  sobra  los  oi)os. 

a»  T  eomo  d  rn  posaba,  di  dió  tocos 
al  rey,  y  d^o':  Tu  derro  salió  entra 
la  tropa,  y  hé  aquí  apartándose  uno, 
tti^omm  un  hombre  diciendo:  Ouarda 
4  eete  hembra,  y  d  llegara  4  fldtar,  tu 
Tlda  ser4  sor  U  i 
tdento  de  plata. 

40  Y  como  tu  siervo  estaba  ocupado 
4  una  paite  y  4  otra,  d  desaparsoió. 
Entonces  d  rey  de  Israd  le  dyo*:  Esa 
Mrd  tu  sentencia;  Cd  la  has  peonun- 
oiado*. 

41  Pero  di  se  quitó  de  presto  d  Trio 
de  sobra  sus  q)os,  y  d  rey  de  Israel 
conoció  que  en  de  ios  profctas. 

48  Y  dle  diUo :  Así  ha  dicho  Jehov4: 
Por  cnanto  soltaste  de  la  mano  d  hom- 
bra  de  mi  anatema,  tu  Tida  ser4  por  la 
suyajr,  y  tu  pueblo  por  d  svfo. 

48  Y  el  rey  de  Israel  se  fbé  4  su  casa 
triste  y  enqiado,  y  llegó  4  Samarla. 

CAPITULO  XXI. 

NaboOt  por  habtr  «Sfodo  m  «üa  d  Aekáb, 
«■  aemtado/alHmmtt;  y  ouMmMds  aor  <ii- 
diubria  d*  JtmM,  qtu  por  «ata  vía  acmf 
la  villa  d*  Nabalkpara  m  marido.  EUa» 
por  mandado  di  DioM  dmnmeía  d  Aeháh 
gramdt  vtngamaa  mtbrt  §1  y  f otvw  m  mMtftr, 
f  toda  M  e*ua,  por  la  «acrlf  dd  intrnaU 
WahaOn  ptro  kmmaimdtm  AAdh  d  tta 
mum^ttlatiam,  JMet  le  rtktfa  la 


suya,  ó  pagarás  un 


PASADOS  estos  negodoe,  acontaeió 
que  Naboth  de  Jexreel  tenia  en  Jes- 
red  una  Tifia  Junto  al  pelado  de  Aoh4b, 
rey  de  Samaria. 

8  Y  Aofaáb  habló  4  Naboth  dldendo: 
Dame  tu  Tifia  para  un  huerto  de  legum- 
bras,  porque  <ñt4  coreana,  junto  4  nd 
casa,  y  yo  te  daré  per  idla  otra  Tifia 
mi^  que  esto ;  ó  si  mq)or  to  pareciera, 
to  pagaré  su  valor  en  dinero. 

8 YNaboth resp<mdló 4  Aoháb :  Ou4r- 
deme  JshoT4  de  que  yo  te  dé  4  tí  la 
heredad  de  mis  paAres«. 

4  Y  vínose  Achib  4  su  casa  triste  y 
en<tiadok  por  la  palabra  que  Nabodi  de 
Jeaaed  le  habla  rsaBondido,  dldendo : 
No  te  daré  la  heredad  de  mis  podras. 
Y  aoostóm  en  su  oama,  y  vdvió  su 
rostro,  y  no  eemió  pan. 


*  3  Bey.  10. 
U. 

•cap.u.ao. 


•SBoy.lS, 

B,«to. 
r  Cap.  18. 17, 

U. 
</«r.97.S. 

Xs.4.8. 

«-CapLlS.Si 


'S  8a.  14. 3. 
<lBa.U.l, 


•3Ba.ia.S. 

7. 
"JsbUC. 

MatSL41. 

48. 

19.88. 


rosp^am, 

87. 


•IiOT.SS.9S. 

Ka.  M.  7. 

Xt.4S.18. 
»  Job  S.  X 

Hab.a.9, 

18. 


LKBYBB,  XXII 


Imlh  !•  Jnnil,  j  dl^  «m  ■_ 

•  «Hili.  le  ÍMi  lA*  lÁka  n  tili  ¡ 

'jVta  nujcr  JnoW  !•  dUo.  ílm 
tri  Bboim  ni  PDbi*  Ixnal  ?  twváauttt 
-  —l»  im,  !  aUErU* :  ^  la  úaH  ■■ 


í?»'i'l 


»  rffia  IUiüliit«ni"  ih  'aiibl 
nilniiii  HMIaiiijIj^i  liMiiiJjiíJ 


.<ñfriJiuHI 


"""^ — ' '      ' 

pilabn,  qH  mgé  aw  nvllíbfl  >, 


^Sí^"™ 


r  y^¡o_  JiMiflMi :  j  ai]  UB  agM 

inhtt:  Aun  Mvon  «UDiif  por  «I  CHl 
«driun  añinlin  l>)<taoi£  MIAIn, 

inumaU  VJL^temiK:  Nobi- 
llM■^^^DX[llll■^ 


llTlojw  lot  prafhM  MüÉliriiH  da  rblsM 


A.aMT. 


L  BEYES,  XXIL 


A.C8Vr. 


us.3o.ia 


•SI.1L38. 
tM.13. 
I  U1.LIOL 


»ue.i.i 

I>tt.7.», 

te. 

<MI.(. 
■M.S.31. 
*í.ilL 


■í»e.9.SS. 
M12.IS. 

JT»2.M. 


•%1B.30l 


«CrJLa 


Ramoth  de  Oataad,  y  wrás  pwnpwdo, 
qne  Jrtiová  U  dni  en  mano  del  icy. 

18  T  •!  mcDM^cn  qu*  kahi*  Id*  á 
Uamar  4  Mteheas,  hablóle  dloioido :  H« 
aquí  las  palateaa  de  le*  piofiMat  A  ana 
boca  mmuKian  al  rey  bien :  lea  ahora  ta 
palabra  eopfiwaaeála  palabra  da  algwio 
de  dloa,  y  anunda  bienA. 

14  Y  Mloh«aa  TcnÑndió:  Vive  Jeho. 
tA,  qae  lo  que  Jéhová  me  hablan,  ew 
dirfir 

U  Vino  puM  al  rtj,  7  el  rey  le  dijo : 
Miobtea,  ¿  Irémoa  á  pelear  contra  Ka- 
mokh  de  Oalaad,  ó  la  dejarémoa  ?  Y  él 
xmondió :  Sabe,  que  MiAa  proaperado, 
y  Jebera  la  entngarA  en  mano  dtü  rey. 

16  Y  el  ny  le  d^:  ¿  Hasta  cuantas 
Teces  he  de  oot^urarte  que  no  me  dloas 
liiio  la  Todad  en  el  nombee  de  JehoiA  ? 

17  Sntteoes  él  dijo :  Yo  vi  á  todo  U- 
CMl  esparcido  pt»  los  montes,  como  ove- 
>s  qae  no  tienen  pestor:  y  Jehová  d^ : 
Batos  no  tienen  sefli»;  TUétrase  cada 
uno  á  su  casa  en  pax. 

18  Y  el  rey  de  Israel  di^o  i  Josaphat  i 
¿  No  te  lo  habla  yo  dicho  ?  Ninguna 
cosa  buena  profetizará  él  acerca  de  mi, 
dno  solamente  mal. 

19  Entdnces  él  dijo :  Oye  pues  palera 
de  Jehorái  Yo  vi  A  Jehova  sentado  en 
su  trono*,  y  todo  «1  «ército  de  los  cíe- 
los' estaba  Junto  A  éi,  A  su  diestra  y  A  su 
siniestra. 

80  Y  JehovA  dijo :  ¿  Quien  Inducirá  A 
Achib,  para  que  sube,  y  caiga  en  Ra- 
moth de  Galaad  ?  Y  uno  decía  de  una 
manera,  y  otro  deeia  de  otra. 

81  Y  salió  un  espíritu,  y  plísese  de- 
lante de  JehovA,  y  dlio:  To  lo  induciré. 
T  JefaovA  le  d^o :  ¿  De  qué  manera  ? 

88  Y  él  d^o :  Yo  saldré,  y  será  espfíitu 
de  mentira  en  boca  de  todos  sus  profe- 
tas. Y  él  dijo:  Inducirlo  has,  y  avn 
saldrás  eon  ello.  Bal  pues,  y  haslo  asi. 

88  Y  ahora  hé  aquí  JehovA  ha  puesto 
espíritu  de  mentira  »  en  la  boca  de  to* 
dM  estos  tus  profetas,  y  Jeho^  ha  de- 
cretado el  mal  acerca  de  tí. 

84  Llefsndose  entonces  Sedechlas,  hi- 
jo de  Ghánaana,  hirió  A  Michéaa  en  la 
mejilla  diciendo :  ¿  Por  dfmde  se  fué  de 
mí  el  espíritu  de  JéhovA  para  hablarte 
Atí  ? 

85  T  Hichéas  xespondió :  Hé  aquí  tii 
lo  verás  en  aquel  día,  cuando  te  irás 
metiendo  de  cAmara  en  cAmara»  por 
esconderte. 

96  Entonces  el  r^  de  Israel  dijo :  To- 
ma A  Michéas,  y  vuélvelo  A  Amon,  go« 
bemador  de  la  ciudad,  y  A  Joas,  Ujo 
del  rey, 

87  Y  dirfts :  Así  ha  dicho  el  rey :  Echad 
á  este  en  la  cárcel,  y  manfenedle  con 
pan  de  sngnstia*  y  con  agua  de  afliooi* 
en,  hasta  que  yo  vuelva  en  paz. 

88  Y  dUo  Biiehéas:  Si  llevares  á  vol- 
ver en  paz,  JehoH  no  ha  hablado  por 
>ní/.  En  seguida  dijo :  Oíd,  pueblos 
todos. 

88  SaUÓ  pues  el  ley  de  Israel,  con 
Jonphat  rey  de  JudA,  A  Ramoth  de 
Gslaad. 

80  Y  él  rey  de  Israel  dijo  A  Josaphat : 
Ko  me  disnrazaré,  y  ati  entraré  en  la 
"talla;  y  tii  vístete  tus  vestidos.  Y  el 
ley  de  Imsuí  se  disArazó,  y  entxó  en  la 
Intallav. 

81  Mas  d  rey  de  Siria  habla  mandado 
á  nu  treinta  y  dos  capitanes  de  los  car- 
>M  diciendo:  No  peleéis  vosotros  con 
■naide  ni  oon  chico,  sino  solo  contra  el 
nydelsrad. 

8i  Y  oomo  los  capitanes  de  los  carros 
^<cm  A  Josaphat,  frieron:  Ciertamente 
Míe  es  el  rey  de  Israel :  viniéronie  A  él 


aira  pelear  con  él ;  mas  el  rey  Jossphat 
ó  voces. 

S)  Viendo  entónoes  loo  eapitanes  de  los 
carros  que  no  era  el  rey  de  Israel,  apar- 
tAronsodeél. 

54  Y  un  hombre  disparando  su  arco  A 
la  ventara,  hirió  al  rey  de  Israel  por 
entre  las  Junturas  de  la  armadura;  por 
lo  que  dgo  él  A  su  carretero :  Toma  la 
vuelta,  y  sAcame  del  campo,  que  estoy 
herido. 

86  Mas  la  batalla  habla  armdado  aquel 
dia,  y  el  rey  estuvo  en  su  oaxro  delante 
de  lo*  Slros,  t  A  la  tarde  murió :  y  la 
sangre  de  la  herida  oorria  por  el  seno 
del  carro. 

86  Y  A  puestas  del  sol  pasó  un  prcigon 
p<Hr  el  campo  diciendo:  Cada  uno  m 
«suya  A  su  ciudad,  y  cada  cual  A  sn 
tierra  r. 

87  Murió  pues  el  rey,  y  flié  traído  A 
Samarla;  y  sepultaron  al  rey  en  Sa- 
marla. 

8B  Y  lavaron  el  carro  en  el  estanque  de 
Samarla ;  lavaron  también  sus  armas,  y 
los  perros  lamieron  sn  sangre,  conforme 
A  la  palabra  de  JdmvA  que  haUa  ha- 
blado'. 

89  Le  demás  de  los  hechos  de  Acháb, 
y  todas  las  cosas  que  ^Jecuto,  y  la  casa 
de  marfil  que  hizo ',  y  todas  las  ciudades 

3ne  ediftco,  ¿  no  estA  escrito  en  el  libre 
c  las  crónicas  de  1(m  reyes  de  Israel  ? 

40  y  durmió  Aoháb  con  sus  padres,  y 
reinó  en  su  lugar  Ochdzias  su  hilo. 

41  5 T  Josaphat*,  hijo  de  Asa,  co- 
menzó A  rAnar  sobre  JudA  en  el  cuarto 
afio  de  Acháb,  rey  de  Israel. 

tf  T  era  Josapha*  de  treinta  y  einee 
aflos  cuando  comenaó  A  reinar,  y  reinó 
veinte  y  dnoo  aflos  en  Jerusalem.  El 
nombre  de  su  madre  fué  Azuba,  hija 
deSilal. 

48  Y  anduvo  en  todo  el  camino  de  Asa 
su  padre,  sin  declinar  de  él,  haciendo  lo 
qut  era  recto  en  los  ojos  de  JehovA'. 

44  Oon  todo  eso  los  altos  no  Aieron 
quitado* ;  que  el  pueblo  sacrificaba  aun, 
y  qtiemaba  perftunes  en  los  altos. 

45  T  Josaphat  hizo  paz  oon  el  rey  de 
Israel  jr. 

46  Lo  demás  de  los  hechos  de  Josa- 

eiat,  y  sus  hazaflas,  y  Us  guerras  que 
zo,  ¿  no  estA  escrito  en  el  libro  de  las 
crónicas  de  los  reyes  de  JudA  ? 

47  Bardó  también  de  la  tierra  el  resto 
de  los  sodomítioos  «  que  hablan  quedado 
en  el  tiempo  de  su  padre -Asa. 

48  No  hutía  entónoes  rey  en  Edom« ; 
presidente  áoMa  «n  fag'ar  de  rey. 

49  Habla  Josaphat  hecho  xMVÍes  en 
Tharsifib,  ios  cuales  «hablan  de  ir  A 
Ophir  por  oro :  mas  no  fueron,  porque 
se  rompieron  en  Esion-geber. 

GO  Entónoes  OehAzias,  fa^o  de  Acháb, 
dijo  A  Josaphat :  Vayan  mis  siervos  con 
los  tuyos  en  los  nanos.  Mas  Josaphat 
no  quiso. 

51  Y  durmió  Josaphat  con  sus  padres, 
y  ñié  sepultado  con  sus  padres  en  la 
ciudad  oe  David  su  padre«{  y  en  su 
lugar  rdniS  Joram  su  hijo. 

68  Y  Ooh6ziaa«(,  hilo  de  Aoháb,  00- 
menxó  á  reinar  sobre  Israel,  en  Samarla, 
ri  aflo  die»  v  siete  de  Josaphat  rey  de 
JudA,  y  rdnó  dos  aflos  sobre  Israel. 

58  E  hizo  lo  malo  en  tos  ojos  de  Je- 
hovA, y  anduvo  en  el  oammo  de  su 
padre,  y  en  el  camino  de  su  madre, 
y  en  el  camino  de  Jeroboam,  14)o  de 
Nabat,  que  hizo  peoar  A  Israel : 

54  Porque  sirvió  A  Baal,  y  lo  adoró, 
y  provocó  A  ira  A  JehovA  Dios  de  Is- 
rael, oonfbrme  A  todas  las  eo«w  que 
su  padre  haUa  heeho. 


•■ver.  17. 88. 


•Oap^  11.10. 
8.18. 


•sor.aoja. 

oto. 


"SCr.17.8. 


V9Cr.l9.3. 
9Cor.«.14. 


'Cap.  14.21. 
y  15. 18. 

•G«i.as.aaL 

a  8a.  8. 14. 
a  Bey.  8. ». 

y  8.  80. 

i  Cap.  la  aa. 

a  Cr.  80.85, 
etc. 


•aCr.31.1. 
rfver.4a> 


LIBRO  SEGUNDO  DE  LOS  BEYES. 

i  tittí  ha  JümoJUíi  tama  tu 


srJü^r^'sr 


[z:^ 


.aabaamsB:  Trlcrnt  •un  ur 


11  ¥  a  dlj» .  ¡airi|M.  ku#niK  p_ 


cnoon,  j  li uAnL  U  V  «  )•  duÍTA  m^S»  ii 

t»  y  «undfd  iq  da  HdAiM  i|h  •lllnii|»«elan«h>limKh  üibUbl. 


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a  í  <l  dUs  ¡  ¿  Fin  qul  hu  •< 


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íis 


Á,C.dT,tH. 


ILIU&TBB,  VI. 


A.&dr.i 


7Pm.  13.19. 


'O».  10. 13. 

•Capil&ft. 
Xa.  12. 10. 


•0HI.4.W. 


(QipilSL 


S.7. 


<M.U0.1. 

4. 

J«r.  38. 34. 
•  M. «.  83, 

Jer.  86. 38. 
/Om.87.17. 


oiadM  que  lo  De- 


cncttaa  á  d<w  de 
VHcn  dcUote  de  A. 

S4  Y  liando  fue  Imbo  á  m  logar 
MCKto^,  &■  lo  tonoó  de  mano  de  rilos, 
7  guard^o  en  caaa:  tueg»  mandó  4  loa 
hmnttrea  qoe  te  flicMB. 

85  T  él  entró,  y  p<boae  ddaate  de  ao 
•e&or.  Y  Eliaéo  fe  dijo:  ¿De  donde 
viene*,  Oiexi ?  T  A  d^o:  Ta  ilerTO  no 
ha  Ido  4  ningima  parte. 

96  £1  entóncea  le  d^o :  ¿"So  fué  tam- 
Mcn  mi  ooraimi*  cuando  el  homhre 
▼oKió  de  su  earrof  4  redbiite?  ¿  Ea 
tl«mpo  de  tomar  plata,  j  de  tomar  Tea- 
tidoa,  oüraret^  rtaaa,  ov^aa  j  tmejct, 
derroB  7  sSenras  ? 

37  La  de  Naaman  ae  te  pcg8t4  4  tí. 
7  4  tn  simiente  para  tieranre*-.  Y  tallo 
de  delante  de  él  leproso.  Manco  como  la 
nleve«^ 

CAPITULO  VI. 

Wmms  proüjiM  dd  vrtfda  KlUtoi  Bm- 

adad,  ny  d»  BMa,  Mía  d  Bamaria,  y  la 

ritan  í  mma  koMir*  horrütU.   J»ttm,  rwy 

d»  Imrad,  mumda  malar  éJSUtío  ¡  ptto  «o 

LOS  hijos  de  los  profetas*  dieron  4 
Elisóo :  Hé  aquí  el  lugar  en  que  mo- 
tamos contigo,  nos  es  estrecho : 

M  Vamos  ahora  al  Jordán,  y  tome- 
moa  de  allí  cada  uno  una  viga,  y  hag4- 
monos  allí  Innr  en  que  habitemos.  Y 
él  dUo :  Andad. 

8  Y  dQo  uno :  Rog4moBte  que  quieras 
:renir  con  tus  sterros.  Y  él  respondió : 
VoirA 

4  Fuese  pues  con  dios ;  y  como  llega- 
ron al  Jonlan,  cortaron  la  madera. 

5  Y  aconteció  que  derribando  uno  un 
¿rbol,  cayósele  el  hacha  en  el  agua ; 
y  dio  Tooes  diciendo:  Ah  seflor  mío, 
que  era  emprestada! 

0  Y  el  Taron  de  Dios  dQo:  Donde 
cayó  ?  Y  ál  le  mostró  el  lugar.  Enton- 
ces cortó  ¿1  un  palo,  y  echólo  allí&,  ó 
hizo  nadar  el  hierro. 

7  Y  dijo:  Tómalo.  Y  él  tendió  la 
ro«no,jr  tomólo. 

8  ^  Tenia  el  rey  de  Siria  guerra  con- 
tra Israel,  y  consultando  con  sus  sierros 
dijo :  Bhi  tal  y  tal  lugar  estará  mi  cam- 
pamento. 

9  Y  el  varón  de  Dios  envió  4  decir 
al  rey  de  Israel:  Mira  que  no  pases 
por  tal  lugar;  parque  los  Siros  van 
allL 

10  Entonces  él  rey  de  Israel  envió  4 

S[uel  lugar  que  el  van»  de  Dios  habla 
cho,  y  amonest4d(de,  y  guardóse  de 
alU,  no  una  vez  ni  dos. 

11  Y  el  corazón  del  rey  de  Siria  faé 
turbado  de  esto ;  y  llamando  4  sus  sier- 
vos dQoIes ;  ¿  No  me  declararéis  voso- 
tros quien  de  los  nuestros  ea  del  icv  de 
Israel? 

IS  Entonces  uno  de  sus  siervos  dijo : 
Ko,  rey  señor  mió;  sino  que  el  pro- 
feta Eíiséoe  est4  en  Israel,  el  cnal 
deelara  al  rey  de  Israel  las  palabras 
que  til  hablas  en  tu  mas  secreta  c4- 
mara'. 

13  Y  él  dijo:  Id,  V  mirad  donde  está, 

Sara  que  vo  envié  a  tonuurIo«.   Y  fUele 
Icho :  Hé  aquí  él  uta  en  Dotiíalm/. 

14  Entonces  envió  el  rey  allá  gente 
de  4  caballo  y  carros,  y  un  grande  ejér- 
cito, los  cuales  vinieron  de  noche,  y 
cercaron  la  ciudad. 

15  Y  levantándose  de  tmafiana  d  que 
servia  al  varón  de  Dios,  para  salir,  hé 
aquí  d  «ijército  que  toiía  cercada  la 
dudad  con  gente  ae  4  caballo  y  cairos. 
Entonces  su  criado  le  dUo :  Al>  seiktr 
ndo  !  qué  haremos  } 

16  Y  él  le  d^o :  No  hayas  miedo ;  por- 


que mas  son  los  que  están  ooo  nosotros 
que  los  que  están  con  dios/. 

17  Y  oró  Eliséo,  y  dijo:  Bib^siXc*  ^ 
Jehov4.  que  abras  sus  <jaa  nata  qoe 
vea.  Entonces  Jdiov4  abrió  ios  «|os 
dd  mozo,  y  miró :  y  hé  aquí  que  d 
monte  esío&s  lleno  de  gente  de  4  oa- 
ballo,  y  de  carros  de  taegpk  al  sededor 
de  Eliséo. 

18  Y  hiMR)  que  los  Kro»  dewendiemí 
4  él,  oró  maéo  4  Jchov4,j  d^o:  Baé 
gote  4me  hieras  4  esta  gam  con  oegue- 
oad.  E  hiriólos  con  ceguedad  t  confnme 
al  dicho  de  Eliaéo. 

19  Dtespues  les  dúo  Eliséo:  No  es 
el  camino,  ni  es  esta  la  ciudad*; 


guidme,  que  yo  os  guiaré  al  hombre  que 
buscáis.  Y  guiólos  4  Samaiia. 

30  Y  así  que  Iteraron  4  Samarla,  ^o 
Eliaéo :  Jenov4^£bie  los  q|os  de 
para  que  vean.  Y  Jdtová  abrió  sus  cijos, 
y  miraran,  y  halláronse  en  medio  de  Sa 
maria. 

81  Y  cuando  d  rey  de  Israd  les  bebo 
visto,  d^o  4  Eliséo :  ¿  Heriréto*  padW 
mió? 

83  Y  elle  respondió:  No  los  hieras. 
i  Herirías  td  4  los  que  tomaste  cautivos 
con  tu  eqpada  y  con  tu  arco  ?  Pon  de- 
lante de  dios  pan  y  agua,  para  qoe 
coman  y  beban /,  y  se  vucavan  4  so* 
seflores. 

88  Entonces  les  fué  aparejada  girande 
comida:  y  como  hubieron  ooaildo  y  be- 
bidOf  enriólos,  y  dios  se  volricaran  4  sa 
se&or.  Y  nunca  mas  rinieron  cuadrillas 
de  Siria  4  la  tierra  de  Israd  ». 

84  5  Deqmes  de  esto  aconteció,  qae 
Ben-adad,  r^  de  Siria,  jimtó  to«lo  sa 
ejército,  y  subió  y  puso  cerco  4  Sa- 
marla. 

85  Y  hubo  grande  hambre  en  Samarla* 
teniendo  ellos  cerco  sobre  día;  tanto 
que  la  cabeza  de  un  asno  era  veadUñ 
por  ochenta  stetM  de  plata,  y  la  cuarta 
de  un  cabo  cíe  estiércol  de  palomas  por 
cinco  viexat  de  plata. 

96  Y  pasando  d  rey  de  Israd  por  d 
muro,  una  mujer  le  dio  voces,  y  d^o : 
Salvasiw,  niv  se&or  mío. 

97  Y  d  dOo :  Si  no  te  salva  Jdwvi, 
¿  de  donde  te  tengo  de  salvar  30  ?  del 
alfolí,  ó  dd  lagar? 

88  Y dijole d  rey :  Qoétienes?  Ydla 
respondió :  Esta  mqjer  me  dijo :  D4  ac& 
tu  nÍ)o,  y  comámoslo  hoy,  y  maflana  co- 
meremos el  mió  «. 

39  Cocimos  pues  mi  hijo,  v  le  comi- 
mos. El  día  siguiente  yo  la  dqe :  114  acá 
tu  hUo,  y  comámoslo.  Mas  ella  ha  es- 
condido su  h^oj». 

80  Y  como  el  rey  oyó  las  pdabras  de 
aquella  mujer,  rasgó  sus  vesndos,  y  puó 
asi  por  el  muro :  y  Uegó  4  ver  el  oueblo 
el  saco  que  traía  mtenonnente  mmuc  su 
carne. 

81  Y  él  dyo:  Así  me  haga  Dios,  y  así 
me  afiadar,  ri  la  cabeza  de  Elíseo,  hijo 
de  Saphat,  quedare  sobre  él  hoy. 

89  Estaba  á  la  tazón  Eliséo  sentado  en 
su  casa,  y  con  •■  él  estaban  sentados  kM 
ándanos :  y  el  rey  envió  á  él  un  hom- 
bre. Mas  uites^ue  el  mensi){ero  viniese 
á  él,  dijo  él  á  los  ancianos :  ¿  No  habéis 
visto  como  este  hijo  del  homicida  me 
envía  á  quitar  la  cabeza?  Mirad  pues,; 
cuando  riniere  el  mensuro,  cenad  la 
puerta,  é  impedidle  la  entrada:  ¿no 
viene  tras  &  ruido  de  ios  pies  de  so 
an)ot? 

88  Atm  estaüMi  él  hablando  eon  dios,  y 
faé  aquí  d  mens^ero  que  descendía  4  él ; 
y  d^o.:  Ciertamente  este  mal  de  Jdiová 
viene.  ¿  Para  qué  tengo  de  esperar  ma* 
á  Jehová  ? 


Cdr-an. 


n.  BBYBB,  TU,  TUL 


jLa«lr.M. 


CAPITUJLO  Vil. 

MUilo  dtumeUi  •»  ta»  §nméi  heaiAn  vma 
nautím»  íartmru  t  la  emmí  vímm  mitffrfo 
DiM  át  fvpml*  tanto  mMo  «n  Iu  Ai<iih« 
ie  Im  Aro*,  «m  djfalM  f  <mím  mu  Umtdúi 
eim  (mí»  i»  ftU  ttmmn,  m  kNfn».  DttUoii- 
iTMicfÁ»  MMrir*  kproaof:  «  «m  eapUan 
funo  enj^lm  tUnmmeiaeia»  m  Ja kortura, 
«i  UM»  y  «itMinlo  4e  ia  oml»  4  la  jw«rto 
átbcMorf, «tfii  {fMor  dt  in  k<irfitra,  como 

DIJO  «atánoei  EBaéo :  Oid  iwlabn 
de  JeboTá:  Aii  dijo  JdMvA:  Ma> 
&aiw  4  «tat  borM  valdrá  el  leah  de  flor 
de  harina  mi  ddo,  y  doe  wnh  de  cebada 
u  éelo,  4  la  pocrta  de  Samaiia  •. 

5  Y  na  (Mtfneipe,  tobre  euya  nano  •! 
rey  k  ipeyíba  *,  reapondid  al  Taxon  de 
IMoa,  y  dQo :  Si  Jenová  bioiete  ahora 
rentanaa*  en  el  cielo,  ¿  aexia  e*to  ati  ? 
Y  él  dUo :  Hé  aquí  tií  lo  vería  con  tui 
<Ó«,  mas  no  comeiáa  de  ello  é. 

a  Y  haUa  coaCro  hombvet  leproaot  & 
la  entrada  de  la  pnena  «» lot  cvalet  di- 
jeron d  nno  al  otro :  ¿  Para  qué  noe  es- 
tUBoi  aqol  baila  q«e  mmamot  ? 

4  8i  tiatireinoa  de  entrar  en  la  clndad, 
inr  d  hambre  que  ha;  en  la  ciudad  mo- 
lirénu»  en  ella ;  y  A  noe  quedamos  aquí, 
también  movirémoa.  Vamoe  puea  ahora, 
7  MtéoMnos  al  ctJéreito  de  los  Sirca :  si 
eÜMnoa  dieren  U  TÍda,TÍVirámoat  y  ai 
nos  dieren  la  mnwte,  moriréinoa. 

6  Lerantáronse  puea  en  el  principio  de 
la  noebe,  para  Ine  al  campo  de  loe  Bi- 
na ;  y  llqpindo  á  laa  primeraa  eetanciai 
de  loa  Sima,  ne  había  allí  hombre. 

0  Porque  A  Sefior  habla  bcoho  que  en 
el  campo  de  loa  Stroa  ae  oyeae  eatñiendo 
de  cama,  nrido  de  caballos»  y  eatr^lto 
de  grande  ^érdto :  y  dyéronae  loa  unoa 
&ioB  otroa :  Há  aquí  el  rey  de  Israel  ha 
mado  contra  noeotrca  á  lea  KyM  de  lea 
Hetbéos,  y  á  loa  r^yea  de  loa  Egipcios, 
púa  ^e  vengan  contra  nosotroa. 

7  Y  aaf  te  hablan  levantado  y  huido  al 
pincipio  de  la  noche,  dejando  aus  tí- 
cndaa,  aua  caballoa,  ana  asnoa,  y  el  cam- 
po como  ae  cataba,  y  habían  huido  por 
M/mr  laa  vidas. 

8  Y  como  loa  leproeoa  llegaron  á  laa 
piimcraa  eatanciaa,  entrAronae  en  una 
tienda,  y  comieron  y  beUeion,  y  toma- 
ron da  aUl  plata  y  oro,  y'veatldoa,  y  fbé- 
nn  y  weonimtfranlo :  y  vuritoa,  entraron 
en  otra  tienda,  y  de  allí  también  toma- 
ron, t  ftiéron,  y  eacondieron. 

9  Y  d^onae  el  uno  al  otro:  No  ha- 
conos  Uen:  hoy  ei  dia  de  iar  buena 
■UMva,  y  nosotroa  callamoa:  y  ai  eape- 
nmca  baata  la  lux  de  la  mañana,  nos 
•loaaaii  la  maldad.  Vamoe  puea  ahora, 
*nt>aBoa,  y  demoa  la  nueva  en  eaaa  del 
wy. 

10  Y  vinieron,  y  dieron  vocea  4  los 
pmdaa  de  la  puertas  de  la  dudad,  y 
dedaiironiea  diciendo  >  Noaotroa  ftii- 
mos  al  campo  de  los  Slroe,  y  hé  aquí 

rno  había  allí  hombre  iU¿me,  ni  voz 
hombre,  sino  eabaUoa  atados,  asnos 
teiMen  atados,  y  tA  campo  como  se 


il  Y  loa  porteroe  dieron  voces,  y  de- 
clutemlo  ¿teatro  en  el  pafaurfo  del  rev. 

IS  Y  levantóse  el  rey  de  noche,  y  d|jo 
a  sos  aicrvaa  i  Yo  os  declararé  lo  que 
DOS  han  heebo  los  Siroa.  BIloa  saben 
qae  tencmoa  hambre,  y  hanae  aalido  de 
bs  tIendM,  y  esaondidose  en  el  campo 
didende  {  Cuando  hnhlersn  salido  de  la 
ciudad,  los  tomardmoa  vlToa,  y  entra- 
*<"««  en  la  dudad. 

U  Eai^oMs  Teapondi<S  uno  de  sus  si- 
<r*w,  y  dijo :  Tomen  ahora  cinco  de  loa 
<d>dloa  que  han  quedado  en  la  ciudad, 
(poique  dloa  tamblMi  han  Mo  como  to- 


da la  multitad  de  land  «m  ha  «oedado 
en  ella;  tamUen  Mo»  kan  Háó  eomo 
toda  la  mulütiid  de  larael  que  ha  pere- 
oido,l  y  enviemoe  y  veamoa  qué  hay. 

14  Tomaron  puea  dos  caballoa  de  un 
cano,  y  envid  el  rev  traa  f\  campo  de 
loe  Sirca  diciendo  t  Id,  y  ved. 

15  T  ellos  fueron,  v  dauidrenloe  haala 
el  Jordán :  ▼  hd  aquí  touo  A  camino  es- 
taba lleno  de  veetidoa  y  enaeres  que  loa 
Sima  hablan  arrqjado  con  la  premura. 
Y  volvieron  loa  menaajeroa,  é  hidéronle 
saber  ftl  rey. 

18  Entonces  el  pueblo  salló,  y  saque- 
aron el  campo  de  loa  Siros  t  y  toé  ven* 
üdo  un  sean  de  flor  de  harina  por  un 
siclo,  y  dos  seah  de  cebada  por  un  ddo, 
conforme  A  la  palabra  de  JmovA  r. 

17  Y  el  rey  puso  i  la  puerto  á  amiel 
principe  sobre  cuya  mano  él  se  apoyaba ; 
y  atrcpclldlo  d  pueblo  á  la  entrada,  y 
mnrld,  conforme  á  lo  que  haUa  dicho  « 
varan  de  Dice,  lo  que  nablóf  cuando  d 
r^  deseendid  a  él. 

18  Aconteció  pues  de  la  manera  que  d 
varón  de  Dlea  naUa  hablado  al  rey,  di- 
ciendo :  Doa  seah  de  cetiada  por  un  si- 
clo, y  el  seah  de  flor  de  harina  seíA  «ní- 
tida por  un  dclo  maflana  i  estas  horas  A 
la  puerta  de  Samsria. 

19  A  lo  cual  aquel  príndpe  habta  rea* 
pondldo  al  varón  de  IMoa  diciendo :  Aun- 
que Jehová  hiciese  ventanas  en  d  eieto, 
(■Dudlera  ser  eso?  Y  él  d^o:  He  aquí 
tu  lo  veráa  con  tus  qjoa,  mas  no  oomcráa 
deeUoA. 

SO  V  i^ínole  así :  potqne  d  pueblo  lo 
atropdld  *  la  éntrate,  y  murió. 

CAPITULO  VIII. 
Por  a9Í$o  d»  MiMo  m  kuitpmU»  m  vdátta 
Mirra,  kHymdo  del  hambnaut  habia  á$  m- 
nir  Kbr*  *¡ía.  Dedara  ÉtMo  é  HoMod^ 
triado  ád  r«y  de  Biria,  q%u  JUgaria  d  «cr 
r«tF,  y  lo  fiM  <fi  Mt  r«Ímo  harta :  «  vmtito 
BatoA,  ahoga  «I  rey,  y  marpa  W  reino.  Jo- 
rom,  hi/o  de  Jotmkat,  rey  de  Judá,  mgu» 
loi  tmpMdiadM  de  lee  reyes  de  laradf  «  fOt 
mverle  eitya  eecede  ««  tt  rtima  Oekmau  m 
hijot  tawSUm  iw^pta, 

Y  HABLÓ  Bliséo  &  aouella  mt^er,  h 
cuyo  h^o  habla  heotio  vivir,  dici- 
endo': Levántate,  vete  td  y  toda  tu 
casa  á  vivir  donde  pudieres ;  porque  Je- 
hová ha  llamado  el  hambre  e,  la  cual 
vendrá  también  sobre  la  tierra  siete 
aflea*. 

S  Entóncea  la  mi^er  se  levantd,  é  hizo 
come  d  varón  de  Dios  le  dUo :  y  par- 
tióse ella  con  lu  familia,  y  vivió  en  ti- 
erra de  los  PhUiatéoa  aiete  afloa. 

8  5  Y  como  fueron  pasados  los  siete 
afios,  la  miOer  volvió  de  la  tierra  de  los 
Phillstéos :  después  salló  para  dlamar  al 
rey  por  su  casa,  y  por  sus  tierras. 

4  Y  habla  el  rey  hablado  con  Glezid, 
criado  dd  varón  de  Dios,  diciendole: 
Raégote  que  me  cuentea  todas  las  ma- 
ravillas que  ha  hecho  Elíseo  e. 

5  Y  contando  él  d  rey  como  habJa 
hecho  vivir  á  un  muerto/,  hé  aquí  la 
mujer,  á  cuyo  hijo  baUa  hecho  virir, 
que  clamaba  al  r«y  por  su  casa  y  por  sus 
tierra*.  Entonces  d(jo  Oiezi :  Rey  sefior 
míe,  esta  et  la  mujer,  y  este  *•  su  h^o, 
d  cual  EUséo  hizo  vivir. 

6  Y  preguntando  d  rey  á  la  mujer, 
ella  se  lo  contó.  Entonces  el  rey  le  dio 
un  eunuco,  diciendole :  Razie  volver  to- 
das las  cosas  que  eran  suyas,  y  todos  los 
íVutos  de  las  tierras,  desde  el  dia  que 
di>jó  eljMtis  hasta  ahora. 

7  5  Elíseo  se  faé  luego  á  Damasco,  y 
Ben-adad,  rey  de  Siria,  estaba  enfiermo ; 
al  cual  dieron  aviso  diciendo :  Ei  varón 
de  Dios  ha  venido  aquí. 


/ver.  1. 


'ver.  2. 


A  Ka.  SO.  1& 
J«r.l7.S.<. 
Habi8.1». 


•Cap.  4. 18. 

•te. 

»SaLlQ6J6. 

Hac.1.  U. 

•Gea.41.S7. 

asa.ai.u. 


dOap.8.aO, 

S7. 

*  Lno.  n.  8. 
/Cap. 4.  se 


""FíSli 


Ifl  BnrúWM  díM»  Huul:  /  P«  qdA 
Il4rá  úü  HftH  P  V  Al  rvuBdld:  Pdt^h 
•«  •!  BUI  UIU  bu  dt  ll*c«  1 1»  Uln  df 


r  nulldlB  *■  UD*»  J  Hüdkdlo  Htncf 
IB  1  Ed  d  quiñi»  ano  de  JüThi,  bi)9 


'  8ÍW.    r  £amdl4  (MiHlu,  W 


ÍB#'  ]-HiMdi  iM  fruía  ""^iL^i 


Y*  dljO!  Pri»rli».  ■«  |«l»lm  I"1K 


.  dUtroi:  Jdidár«T. 


M. 


n.BE7xa^x. 


A.C.884. 


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15  M^btaae  eaiyro  vncho  el  ray  Jo- 
Tam  1[  Jexnel,  iMura  cunune  d*  U* 
beiidu  que  los  8Ín>«  !•  hablan  hecho 
peinado  contra  Haaael,  rey  de  Siria:) 
Y  Jdiü  düo :  Si  e»  -vuestra  voluntad, 
lüagono  eicape  de  la  ciudad»  para  ir  i 
dar  laa  nueras  en  Jezreel. 

16  Ent&Mes  Jehd  caba]g<$,  j  flieie  á 
JtzRd,  porque  Joram  estaÍM  allí  en> 
ftnno.  TamUenOcfadzlas,re3rde  Judá, 
habla  descendido  allá  á  visitar  i  Joram. 

17  Y  el  atalaya  que  estaba  en  la  torre 
de  Jexreel*,  tí6  la  cuadrilla  de  Jehü 
que  Tenia,  j  dijo :  Yo  veo  una  cuadri- 
lla. Y  Joram  dUo:  Toma  uno  de  á 
caliallo,  j  envía  4  reconoocrlos,  j  que 
leidln,  ¿Haypax*? 

18  Fué  puea  el  de  á  caballo  &  reco- 
nooerloe» jr  dijo:  El  rey  dice  así:  ¿  Hay 
pax  ?  Y  Jébü  le  dUo :   «!  Qué  tienes  tii 

¡oe  ver  eon  la  pax  ?  Vuélvete  tras  mi. 
il  atalaya  dio  luego  aviso  diciendo :  El 
meiisa}ero  llegó  huta  ellos,  y  no  vuelve. 
18  fiítdaces  envid  otro  de  á  caballo, 
d  cual  llegando  á  ellos  dijo:  ¿Hay 
paz?  T  Jehil  respondió:  ¿  Qué  tienes 
td  qa«  ver  con  la  pax  ?  Tuélvet»  tras 
mL 

80  El  atalaya  volvió  á  decir:  Tam- 
bién este  uñó  i  ellos,  y  no  vuelve: 
mas  el  marchar  dd  que  viene  es  como 
d  marchar  de  Jehu,  hJ^jo  de  Namsi, 
porque  viene  impetuosamente. 
SI  Entonces  Joram  d^o:  Unce.  Y 
nocido  que  fué  su  carro,  salió  Joram 
rey  de  Israel,  y  OchOzlas  rey  de  Judá, 
cada  uno  en  su  carro,  y  salieron  6  en- 
contrar á  Jehd,  al  cual  hallaron  en  la 
heredad  de  Naboth  de  Jened. 

M  Y  en  Tiendo  Joram  á  Jehd,  dijo : 
¿Hay  pax,  Jehli?  Y  él  respondo: 
i  Qne  pax,  eon  las  finmicaclones  de  Je- 
zaM  tu  madre,  y  sus  muchas  hediioe- 
lías? 

n  Eatónocs  Joram  volviendo  la  mano 
hnjó,  y  dj^o  á  Ochóxías:  Traición, 
OchAsías. 

M  Mas  Jehü  Beehó  sa  ano,  é  hirió 
*  Joiam  entre  las  espaldas,  y  la  saeta 
alió  por  su  corazón,  y  cayó  en  su  oarro. 

SS  DUo  luego  Jehú  i  Bldkar  su  capi- 
tán: Tómalo,  y  échalo  á  un  cabo  de 
la  beredad  de  Naboth  da  Jesred.  A- 
raénlate  que  cuando  tii  y  yo  Íbamos 
Jnatos  con  la  gente  de  Acháb  su  padre, 
Jehovi  pronunció  esta  sentencia  sobre 
él,  diciendo: 

tt  Que  yo  he  visto  ayer  las  saiupres 
de  Naboth,  y  las  sangres  de  sus  hQos, 
dUo  Jebová,  y  tenso  de  darte  la  paga 
A  esta  heredad,  dijo  Jehovái».  Tómiuo 
pues  ahora,  y  échalo  en  la  heredad,  con- 
unne  á  la  palabra  de  JehovA. 

97^  Y  viendo  etto  Ochózias,  rey  de 
f  oda,  boyó  por  el  camino  de  la  casa 
«I  huerto.  Y  siguiólo  Jehü,  diciendo : 
Herid  también  i  este  en  el  carro.  Y  te 
mritnm  4  la  subida  de  6ur,  junto  4 
lUeam.  Y  &  huyó  4  Me^ddo,  y  murió 

^  Y  sus  siervos  lo  llevaron  en  un 
cano  4  Jenisalem,  y  allá  lo  sepultaron 
ooQ  sat  padres  en  su  sepulcro  en  la 
eiodad  de  David. 

»  En  el  undécimo  aJk>  de  Joram,  h^o 
de  áehlb,  comensó  4  reinar  Ochfizías 
iotireJud4f. 

30  t  Vino  despnes  Jdiü  4  Jezreel ; 
7  como  Jezabd  lo  oyó,  adornó  sus  ojos  r 
«m  alcohol,  y  atavió  su  oabexa,  y  aso- 
mote  á  una  ventana. 

31 Y  como  entraba  Jdiü  por  la  puerta, 
*^  >i4o :  ¿  Sucedió  Uen  4  Zimri,  que 
«"Mó  4  su  señor? 

as  Alzando  él  entonces  sa  rostro  h4oia 


iulcn  es  eonmlgo  ? 
'       «  dos  ó  tres 


la  ventana,  dito:  i 
Quien?  Y 
eunucos. 

W  Y  él  !■«  dí)o:  EchadU  abi^o.  Y 
ellos  la  echaron :  y  parte  de  su  sangre 
fué  salpicada  en  la  parad,  y  en  los  ca- 
ballos s  y  él  la  atropello. 

84  Entró  luego,  y  después  que  eomió 
y  bebió,  dijo:  Id  jhora  4  ver  aqurihi 
maldita,  y  sepoltAa,  que  «•  h^a  de 
rey». 

96  Empero  cuando  flieion  pan  sepul- 
tarla, no  hallaron  de  ella  mas  que  la 
calavera  y  loa  pies,  y  laa  p^mas  de  las 
manca «. 

88  Y  volvieron,  y  diiéronsele.  Y  él 
dijo:  La  palabra  de  Dios  e«  esta,  la 
cual  él  habló  por  mano  de  su  siervo 
Ellas  ThisMu  diciendo :  En  la  here- 
dad de  Jexrael  comcxAn  los  penoa  las 
carnes  de  Jexabel. 

87  Y  el  cuerpo  de  Jexabel  ftié  cual 
estiércol  sobre  la  £sz  de  la  tierra»  en 
la  heredad  de  Jeziccl:  de  manera  que 
nadie  pueda  d«cir,  EsU  es  JezabcL 

CAPITULO  X. 
/«fttf  reeOido  per  rqf  df  Im  priketvee  de  Is- 
rael, kaei  matar  atteata  hi/oe  de  AtkM,  ran 
f «fot  Im  demae  que  ptriemeeiam  á  la  tasa  de 
AA«h,  «  einienao  i  Bamaria,  eneuhttrate 
een  Ia<  Whiomm  de  OeMsfiM,  r<y  di  Jud4, 
y  también  loe  kaet  malar  4  tedoi.  Mm  B^ 
maeia  \aee  ^ntar  icdoe  toe  Muenletet  de 
Boa!,  eon  preteeto  de  querer  haeerie  urna 
^ran  Jtetta,  y  wUUalo»  á  todo*  en  el  Ueeplo, 

Jer^ 


Retiene  eon  lodo  ««o  la  idokdriá  de 
boam  ¡  y  muerto  tí,  eueédele  JoatMe  eu  hifo. 

Y  TENIA  Aehib  en  Samarla  seten- 
ta hijos:  y  escribió  letras  Jehü,  y 
enviólas  4  Sainarla  4  los  principales  de 
Jezreel,  4  los  ancianos,  y  4  los  «y os  de 
Acháb,  diciendo : 

8  Luego  en  llegando  estas  letras  4  vos- 
otros los  qne  tenéis  los  h^jos  de  vuestro 
señor,  v  los  que  tenéis  carros  y  gente  de 
4  eabaUo,  la  ciudad  pertrechada,  y  las 
armas, 

8  Mirad  cual  u  el  m^or,  y  el  mas 
recto  de  los  h^os  de  vuestro  seflor,  y 

Enedlo  en  el  trono  de  su  padre :  y  pe- 
td  por  la  casa  de  vuestro  sefior. 

4  Mías  ellos  tuvieron  gran  temor,  y  di- 
jeron :  Bé  aquí  dos  reyes'  no  pudieron 
resistirle;  ¿como  le  leristirámos  nos- 
otros? 

6  Y  el  mayordomo,  y  el  presidente  de 
la  dudad,  y  loa  ándanos,  y  los  ayos, 
enviaron  4  decir,  4  Jehü :  Siervos  tuyos 
somos,  y  haremos  todo  lo  que  nos  man- 
dares :  no  elegiremos  por  rey  4  ninguno ; 
tü  harás  lo  que  bien  te  pareciere. 

6  El  entonces  les  escribió  la  segunda 
ves,  didendo :  Si  sois  mios,  y  queréis 
obedecerme,  tomad  las  cabezas  de  los 
varones,  hijos  de  vuestro  seUor,  y  venid 
mañana  4  estas  horas  4  mí  4  Jezreel. 
Y  los  h^os  del  rey,  setenta  varones,  u- 
taban  con  los  príndpes  de  la  dudad  que 
los  criaban. 

7  Y  como  las  letras  llegaron  4  ellos, 
tomaron  4  los  hUos  del  rciy,  y  degollaron 
setenta  varones»,  y  pusieron  sus  cabe- 
zas en  canastillos  *,  y  envi4ronselas  4 
Jezreel. 

8  Y  vino  un  mens^ero  que  le  diÓ  las 
nuevas  diciendo:  Traído  han  las  ca- 
bezas de  loa  b^jos  del  r^.  Y  él  dijo: 
Ponedlas  en  dos  montones  4  la  entrada 
de  la  puerta  hasta  la  mañana. 

9  Venida  la  mañana,  salió  él,  y  es- 
tando  en  pié  d^jo  4  todo  el  pueblo  t  Vos- 
otros sois  justos,  y  hé  aquí  yo  he  oons« 
pirado  contra  mi  señor,  y  lo  he  mu- 
erto': i  mas  quien  ha  muerto  4  todos 
estos? 


'  I  Bey.  18. 
81- 


Ib.  14. 18, 

90. 

Jor.  31 19. 

y8&80. 


•Sal.  83. 10. 
Jer.  8.  a. 
y  18.  4. 


tlBey.fL 

31. 
•  Mat.  li.  8. 

U. 


rf  Cap.  8.14, 
94. 


A.  C.  884b 


ILBBYES»  XL 


i.C.1 


V3Cr.22.8. 


A  J«r.  85.  6, 
ete. 
aCr.2.55. 


k  Cap.  9.  8. 
1 1  Bey.  21. 

ai. 

"  1  Bey.  16. 
81,32. 

"1 807.22.6. 


•fW.  15. 


PlBey.aO. 
80. 


ff  Dou.  18.  6, 
11. 
Es.  9.  5, 7. 


•-88*.  81 21. 
IBey.UUS. 


10  Sabed  ahora  aue  de  Ut  palabra  de 
JdioTá,  que  hablo  aobve  la  casa  de 
Achftbe,  nada  caerá  en  tierra/;  y  que 
JehoTA  ha  hecho  lo  que  dijo  por  su  si- 
erro  Eüaa. 

11  Mató  entonces  Jdiü  ¿  todos  tos  que 
hablan  quedado  de  la  casa  de  Ach&b  en 
Jezzeel,  y  4  todos  sus  nríncipes,  y  &  to- 
dos sus  familiares,  ¡L  í  sus  sacerdotes, 
que  no  le  quedó  ninnno. 

18  5  Y  levantóse  de  allí,  y  Tino  &  Sa- 
marla :  7  llegando  ól  en  el  camino  á  una 
oaaa  de  esquileo  de  pastores, 

18  Halló  alli  á  los  hermanos  de  Odid- 
zias,  rey  de  Judá,  y  dijoles :  ^  Quien  sois 
Tosotros  ?  Y  ellos  dijeron :  lloraos  her- 
manos; de  OchOzías,  y  hemos  venido  & 
saludar  á  los  hijos  del  x^,  y  á  los  hijos 
de  la  reina. 

14  Ent4kices  ól  dijo :  Prendedlos  vivos. 
Y  después  que  los  tomaron  vivos,  de- 
golláronlos Junto  al  pozo  de  la  casa  de 
esquileo,  cuarenta  y  dos  varones,  sin 
d^ar  ninguno  de  clloi. 

15  ^  Partiéndose  luego  de  allí,  encon- 
tróse con  JonadabA,  ^o  de  Recháb  ■ ; 
y  después  que  lo  hubo  saludado,  díiole : 
¿  Es  recto  tu  corazón,  como  él  mío  es 
recto  con  el  tuyo  ?  Y  Jonadab  dijo :  Lo 
es.  Pues  que  lo  es,  dame  la  mano.  Y  ól 
le  dio  su  mano.  Hízolo  luego  subir  con- 
sigo en  el  carro, 

16  Y  díjole :  Ven  conmigo,  y  verás  mi 
zelo  por  Jehová.  Pusiéronlo  pues  en  su 
carro. 

17  Y  luego  que  hubo  Jehú  llegado  á 
Samarla,  mató  á  todos  los  que  hablan 
quedado  de  Acháb  en  Samarla,  hasta 
extirparlo  A,  conforme  á  la  palabra  de 
Jehová,  que  habla  hablado  por  Elias /. 

18  Y  juntó  Jehií  todo  el  pueblo,  y  dí- 
joles :  Acháb  sirvió  poco  á  Baal  <" :  mas 
Jéhií  lo  servirá  mucho. 

19  Llamadme  puett  luego  á  todos  los 
profetas  de  Baal  «>,  á  todos  sus  siervos, 
y  á  todos  sus  sacerdotes,  que  no  falte 
uno ;  porque  tengo  un  grande  sacrifi 


do  para  Baal:  cualquiera  que  fiütare, 
no  vivirá.  Esto  hacia  Jehií  con  astu- 
cia, para  destruir  los  que  honraban  á 
Baal. 

80  Y  d^  Jehil :  Santificad  un  dia  so- 
lemne á  Baal.  Y  ellos  convocaron. 

81  Y  envió  Jéhd  por  todo  Israel,  y  vi- 
nieron todos  los  siervos  de  Baal ,  que  no 
&Itó  ninguno  que  no  viniese.  Y  entra- 
ron en  el  templo  de  Baal ;  y  el  templo 
de  Baal  se  llenó  de  cabo  á  cabo. 

89  Entonces  d^o  al  que  tenia  el  cargo 
de  las  vestiduras :  Saca  vestiduras  para 
todos  los  siervos  de  Baal.  Y  él  les  sacó 
vestimentas. 

SS  Y  entró  Jéhd  con  Jonadab»,  h^o 
de  Rechib,  en  el  templo  de  Baal,  y 
d^o  á  los  siervos  de  Baal :  Mirad  y  ved 
que  por  dicha  no  haya  aquí  entre  vos- 
otros alguno  de  los  siervos  de  Jehová, 
sino  soloa  los  siervos  de  Baal. 

Sá  Y  como  ellos  entraron  para  hacer 
sacrificios  y  holocaustos,  Jehu  puso  fue- 
ra ochenta  hombres,  y  d(joIes :  Cualqui- 
era aue  dejare  vivo  alguno  de  aquellos 
hombres,  que  yo  he  puesto  en  vuestras 
manos,  su  vida  será  por  la  del  otro/». 

SS  Y  después  que  acabaron  ellos  de 
hacer  el  holocausto,  Jehd  dijo  á  los  de 
su  guardia,  y  á  los  capitanes :  Entrad, 
y  matadlos;;  que  no  eseape  ninguno. 
Y  los  hirieron  á  cuchillo ;  y  dejáronlos 
tendidos  los  de  la  guardia  y  los  capita- 
nes, y  fueron  hasta  la  ciudad  del  templo 
de  Baal, 

96  Y  sacaron  las  estatuas  de  la  casa  de 
Baal,  y  quemáronlas  *-. 

87  Y  quebraron  la  estatua  de  Baal,  y 


derribaron  la  casa  de  Baal»  é  hiei4|btils 
necesarias  hasta  hoy. 
88  Así  extinguió  Jehd  á  Baal  de  IsraeL 
£9  Oon  todo  eso  Jéhú  no  se  apartó  de 
los  pecados  de  Jooboam,  h^o  de  Nsbat, 
que  hizo  pecar  á  Israel ;  á  taber,  de  en 
pos  de  los  becerros  de  oro  que  estaba»  en 
Belh-el,  y  en  Dan  «. 

80  Y  Jehová  diio  á  Jehif :  Por  cnanto 
has  hecho  bien  Secutando  lo  que  et  recto 
delante  de  mis  ojos,  é  hiciste  á  la  casa 
de  Ach&b  conforme  á  todo  lo  que  ataba 
en  mi  corazón,  tus  h^os  se  sentarán  so- 
bre el  trono  de  Israel  hasta  la  enalta 
generación  t. 

81  Mas  Jehtl  no  cuidó  de  andar  en  la 
ley  de  Jdhová  Dios  de  Israel  oon  todo 
su  corazón,  ni  se  apartó  de  los  pecados 
de  Jeroboam>  el  que  habla  hecho  pecar 
á  Israel «. 

82  En  aquellos  dias  comenzó  Jebová  á 
talar  en  Israel :  é  hiriólos  Hazael  en  to- 
dos los  términos  de  Israel', 

83  Desde  el  Jordán,  al  nacimiento  áá 
sol,  toda  la  tierra  de  Galaad  de  Gad,  de 
Rubén,  y  de  Manassó ;  desde  Aroer,aae 
ettá  junto  al  arroyo  de  Amon,  á  ua- 
laady  y  á  Basan. 

84  Lo  demás  de  los  hechos  de  Jehd,  y 
todas  las  cosas  que  hizo,  y  toda  su  va- 
lentía, ¿  no  está  escrito  en  el  libro  de  las 
crónicas  de  los  reyes  de  Israel  ? 

83  Y  durmió  Jehd  con  sus  padres,  y 
sepultáronlo  en  Samarla :  y  reinó  en  ea 
lugar  Joacház  su  hijo. 

86  El  tiempo  que  reinó  Jehd  sobre  Is- 
rael en  Samaría,  ^é  veinte  y  ocho  afios. 

CAPITULO  XI. 
AOtaUOt  madre  de  0«Mifiu,  ray  i»  JmU,  jmt 
rélmar  «ola,  mofa  toda  la  mmísmi»  real,  •*- 
emto  el  twAo  Joat^  hijo  ái  OeMsToa,  ftM/sJ 
Uurado  por  medio  de  t»  Hat  y  habimda  te- 
tado gnardado  en  d  templo  eete  «ilo*,  et  tu- 
mo laeerdote  Joiada  lo  mueelra  alpveUo,  y 
lo  hace  yrodamar  rey,  matando  í  Malta. 
Joiada  \aee  i¡ae  A  ntwvo  r«y  y  él  pKcfilo  ko- 
oon  püAiea  y  «olemn*  prctetlatiim  de  wywiV 
M  I«y  de  Dioe,  y  detlmifm  toda  la  Hetaírta. 

YATHALIA,  madre  de  Ochftzíaso, 
viendo  que  su  h^o  era  muerto,  le- 
vantóse, y  destruyó  toda  la  simiente 
realb. 

8  Pero  tomando  Josaba,  I4ja  del  rey 
Joram,  hermana  de  Ochózías,  á  Joas 
hijo  de  Ochdzias,  sacólo  furtivamente 
de  entre  los  hijos  del  rey,  que  se  ma- 
taban, y  ocultólo  de  delante  de  AthaUa, 
á  él  y  á  su  ama,  en  la  cámara  de  las  ca- 
mas, y  ori  no  lo  mataron. 

8  Y  estuvo  con  ella  escondido  en  la 
casa  de  Jehová  seis  afios :  y  AthaUa  ñié 
reina  sobre  el  p^i. 

4  1  Mas  al  séptimo  alio  envió  Jcdada, 
y  tomó  centuriones,  capitanes,  y  gente 
de  la  guardia,  y  metiólos  consigo  en  la 
casa  de  Jehová,  é  lüzo  con  ellos  liga  ju- 
ramentándolos en  la  misma  casa  de  Je- 
hová, y  mostróles  al  hijo  del  rej'. 

5  Y  mandóles  diciendo :  Esto  es  lo  que 
habéis  de  hacer :  la  tercera  parte  de  vos- 
otros los  que  entrarán  el  sábado,  tendrán 
la  guarda  de  la  casa  del  rey ; 

6  Y  la  otra  tercera  parte  estará  á  la 

tmerta  del  Sur ;  y  la  otra  tercera  parte  á 
a  puerta  del  postigo  de  los  de  la  guar- 
dia :  así  guardaréis  la  casa  para  que  no 
sea  allaiuuia. 

7  Y  las  dos  partea  de  vosotros,  es  d  M- 
ber.  todos  los  que  salen  el  sábado,  ten- 
dréis la  guarda  de  la  casa  de  Jehová 
junto  al  rey. 

8  Y  estaréis  al  rededor  del  rey  de  todas 
partes,  teniendo  cada  uno  sus  armas  en 
las  manos :  y  cualquiera  que  entrare 
dentro  de  estos  órdenes,  sea  muerto.  Y 


«iibr.ii 


tver.S. 

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X  15.1,1 

•IBef.! 


HBXTBS,  zn. 


A.cm. 


babeb  de  estar  con  d  ny  eoando  aa« 
Here,  j  cnánde  entnkre. 

9  Los  eeftturfoBes  pues  hicieron  todo 
como  el  MMwrdote  Joiada  leí  mandd ;  y 
tomando  ceda  uno  los  sayos,  et  á  taber, 
los  (pie  l»bian  de  entrar  d  sábado,  y  los 

Jie  hablan  salido  el  sábado,  Ttniéronse  á 
oiada  el  saoenlote. 

10  T  el  sacefdote  dio  á  los  eentorlones 
las  picas  T  los  escudos «(  que  habian  Mo 
del  tef  David,  que  estó&o»  en  la  easa  de 
Jehovl. 

11  Y  los  de  la  guardia  se  pusieron  en 
orden,  teniendo  cada  uno  sus  armas  en 
ras  manos,  desde  el  lado  derecho  de  la 
casa  hasta  el  lado  izqtderdo.  Junto  al 
altar  y  el  templo,  en  derredor  del  rey. 

19  Sacando  luego  Joiada  al  h^o  del 
rey,  plisóle  la  corona  j  et  Testimonio,  é 
hlciámale  rey  ungiéndolo  • ;  y  batiendo 
ia>  manos  dijeron  :  Viva  el  rey/. 

18  Y  oyendo  Athalia  el  estruendo  del 
pneUo  que  corría,  entró  al  pueblo  en  el 
templo  de  Jehová ; 

14  Y  como  miró,  hé  aquí  el  rey  que 
ntaba  junto  á  la  columna  9,  conforme 
á  la  costumbre,  y'  los  principes,  t  las 


trompetas  junto  á!  rey,  y  que  todo  el 

pnebl»  del  pais  liaoia    ' 

tocaban  las  trompetas,  jsntónces  A^a 


¡r,  y  oue  todo  el 

alegrías  A,  y  que 

Entonces  Ama- 


lia, rasgando  tus  vestidos,  clamó  á  voz 
en  grito :  Traición,  traición. 

15  Mas  d  sacerdote  Joiada  mandó  á 
los  centuriones,  que  gobernaban  el  eiér- 
cito,  y  díjoles :  Sacadla  fbera  del  recinto 
del  templo,  y  al  que  la  siguiere,  matadlo 
&  enchino :  (porque  el  sacerdote  d|jo  que 
no  la  matasen  en  el  templo  de  Jehovfi.) 

16  Diáronle  pues  lugar ;  y  como  iba 
él  camino  por  donde  entran  los  de  á 
caballo  á  la  casa  del  rey,  allí  la  mata- 
ron, 

17  ^  Entonces  Joiada  hizo  alianza' 
entre  Jehová  y  el  rey  y  el  pueble,  que 
wrian  pueblo  de  Jehová ;  y  asimismo 
entre  «rey  y  el  pueblo. 

18  Y  todo  el  pueblo  de  la  tierra  entró 
en  el  templo  de  Baal  *,  y  derribáronle : 
•rimismo  despedazaron  enteramente  sus 
akaxes  y  sus  imágenes/,  y  mataron  á 
Mathan,  sacerdote  de  Baal,  delante  de 
los  altares.  T  el  sacerdote  puso  guami- 
don  sobre  la  casa  de  Jehová  •». 

19  Después  tomó  los  centuriones,  y 
capitanes,  y  los  de  la  guardia,  y  á  todo 
el  pueblo  de  la  tierra,  y  llevaron  al  rey 
desde  la>  casa  de  Jehová,  y  vinieron 
por  el  camino  de  la  puerta  de  los  de 
Is  guardia  á  la  casa  del  rey :  y  sentóse 
d  ny  sobre  el  trono  de  los  reyes. 

50  Y  todo  el  pueblo  de  la  tierra  hizo 
alegrías «,  y  la  dudad  estuvo  en  reposo, 
habiendo  sido  AtháUa  muerta  á  cuchi» 
Uo JHMfo  á  la  casa  del  rey. 

51  Era  Joas  de  siete  afios  cuando  co- 
menióárdnar. 

CAPITULO  XII. 
Joo»  %ae»  netaurar  ti  Templo.  VUtUndo 
BauA,  rey  de  Bíria,  eowb-a  JenuíUem, 
efUevb  Joa$  e<m  grande  teeoro,  y  té  retira. 
Oemeptram  centra  Joa»  mu  eiereot,  y  le 
"UrfoR.  BHeideUAmatiaeeukiío. 

Ii^N  él  séptimo  atio  de  Jehd  comenzó 
■*  á  reinar  Joas^  y  reinó  ctiarenta  afios 
f>  Jerusalem.  El  nombre  de  su  madre 
fué  Sibia,  de  Beerseba. 
S  Y  Joas  hizo  lo  qne  era  recto'  en 
yo»  de  Jdxová  todo  el  tiempo  que  le 
diiisió  d  sacerdote  Joiada. 

3  Con  todo  eso  los  altos  no  se  quita- 
""> ;  que  aun  lacriflcaba  y  qnemana  d 
PMbio  perforaes  en  los  altos. 

4  Y  Joas  dijo  á  los  sacerdotes :  Todo 
el  dinero  de  las  santificaciones  que  se 
sude  tner  á  la  casa  de  Jehová «,  el 


dinero  de  los  que  pasan  «n  eutnia,  d 
dinero  ñor  las  persoAas,  oada  oual  etgmn 
BU  tasas,  y  todo  el  dinero  que  cada  uno 
de  su  pronia  voluntad*  meto  en  la  casa 
de  Jehová, 

S  Recíbanlo  los  sacerdotes,  cada  uno 
de  sus  flunillaxm,  y  reparen  los  portillos 
dd  templo  donde  quiera  que  se  hallare 
abertura. 

8  Pero  el  alio  veinte  y  taes  del  rey 
Joas  no  hablan  aun  reparado  los  saoer- 
dotes  las  aberturas  del  templo. 

7  Llamando  entonces  el  rey  Joas  d 
pontífice  Joiada.  y  á  loe  sacerdotes,  di- 
Joles  :  j  Por  qué  no  reparáis  las  ab«r- 
turas  del  templo  d  ?  Ahora  pues  no 
tomds  mas  el  dinero  de  vuestros  fami- 
liares, sino  dadlo  para  reparar  las  zo- 
turas  del  templo. 

8  Y  los  sacerdotes  consintieron  en  no 
tomar  mum  dinero  del  pueblo,  ni  tener 
cargo  de  reparar  las  aberturas  del  tem- 
plo. 

9  Mas  d  pontífice  Joiada  tomó  un 
arca,  ó  hízofe  en  la  tapa  un  agnjero, 
y  pTfsola  junto  d  altar,  á  la  mano  dere- 
cha como  se  entra  en  el  templo  de 
Jehová:  y  los  sacerdotes  que  guarda- 
ban la  puerta,  ponian  dlí  todo  el  dinero 
que  se  metia  en  te  casa  de  Jehová. 

10  Y  cuando  vdan  que  habla  mucho 
dinero  en  el  arca,  venia  el  notario  del 
rey,  y  el  gran  sacerdote,  y  contaban  d 
dhiero  que  hallaban  en  d  templo  ds 
Jehorá,  v  guardábanlo. 

11  Y  daban  el  dinero  suficiente  en 
mano  de  los  que  hacían  la  obra,  y  de 
los  que  tenían  el  cai^  de  la  casa  de 
Jehová,  y  ellos  lo  espendian  en  pagar 
los  carpinteros  y  maestros  que  repara- 
ban la  casa  de  Jehová, 

IS  Y  los  albafiiles,  y  canteros,  y  en 
comprar  la  madera  y  piedra  de  cantería 

Sra  reparar  las  abarturas  de  la  casa  de 
hová ;  y  en  todo  lo  que  se  gastaba  en 
la  easa  para  repararla. 

13  Mas  de  aquel  dinero  que  se  traía 
á  la  casa  de  Jehová,  no  se  hadan  tazas ' 
de  plata,  ni  salterios,  ni  Jofdnas,  ni 
trompetas ;  ni  ningún  otro  vaso  de  oro 
ni  de  plata  se  hacia  para  d  templo  de 
Jehová  t 

14  Porque  lo  daban  á  los  que  hadan 
la  obra,  y  con  él  reparaban  la  casa  de 
Jehová. 

15  Y  no  se  tomaba  cuenta  á  los  hom- 
bres en  cuyas  manos  el  dinero  era  en- 
tr^ado,  para  que  ellos  lo  diesen  á  los 
que  hacían  la  obra:  porque  lo  hacían 
ellos  fielmente*. 

íe  El  dinero  por  el  delito/,  y  el  dinero 
por  los  pecados,  no  se  metia  en  la  casa 
de  Jehová;  porque  era  de  los  sacer- 
dotes ff. 

17  í  Entonces  subió  Hazad,  rey  de 
Siria,  y  peleó  contra  Oath,  y  tomóla* : 
y  puso  Hazael  su  rostro  para  subir  con-, 
tra  Jerusalem. 

18  Por  lo  que  tomó  Joas»  rey  de  Judá,' 
todas  las  dnendas  que  habla '  dedicado 
Josaphat,  y  Joram,  y  OchOqeias,  sus  na- 
dies reyes  de  Judá,  y  las  que  él  habla 
dedicado,  y  todo  el  oro  que  se  halló  en 
los  tesoros  de  la  casa  de  Jehová,  y  en 
la  casa  del  rey,  y  enviólo  á'  Hazael, 
rey  de  Siria :  y  él  se  partió  de  Jerusa- 
lem.' 

19  Lo  demás  de  los  hechos  de  Joas,  y 
todas  las  cosas  que  hizo,  ¿  no  está  es- 
crito en  el  libro  de  las  cróíalcas  de  los 
reyes  de  Judá  ? 

SH)  5  Y  levantáronse  sus  siervos,  y 
conspiraron  en  conjuración,  y  mataron 
á  JoasJfc  en  la  casa  de  Millo  descendien- 
do «á  Silla: 


*L«v.  sr.8. 
«Bi.S«.ft. 


•'sor.M.c, 

•te. 


Oftp.tl7; 
/LeT.fi.15, 

18. 

O  Uv.  7.  7. 

Na.  18. 9. 

A  Cap.  8. 19L 


»C4p.iaU, 
16. 

lBsy.10. 
1& 


A  Cap  14.  S. 


A.a«s«. 


n.  REYES,  XIII,  JOY, 


A.C.CIL 


1 


•Jaee.&14. 
»  Gkp.  8. 12. 
7lil7. 


«w.SK. 


rflB«f.l6. 


•  Am.  1. 8. 


/Oq^Ul. 


*Ok^l4.9, 

sur.  a&iT, 


SI  Pac*  JoMchár,  14}o  de  Simaath, 
7  Jozabod,  hi)o  dé  Somer,  nu  tier- 
Toa,  hixiáxonle  y  murió.  Y  sepultáronlo 
con  sus  padres  en  U  ciudad  de  Da- 
vid, y  rcuuS  en  su  lugar  Amasias  su 
hijo. 

CAPITULO  XIII. 
iMéiidM  da  /cmuMs,  rtv  de  Iiraá,  y  d>  m 
k</o  Joa».    Muere  ÉUeto,  cityo  «odtfMr 
ninMÜa  tf  «M  laMiite. 

EN  el  afio  veinte  y  tres  de  Joas,  h^o 
de  OchAzias,  rey  de  Judá,  comenzó 
á  reinar  Joach&z  hijo  de  Jehii  sobre 
Israel  en  Samaria«  y  reinó  diez  y  siete 
afios. 

8  E  hizo  lo  malo  en  oilos  de  Jehov&, 
y  sifuió  los  pecados  de  Jeroboam,  hijo 
de  Nabat,  el  que  hizo  pecar  á  Israd, 
y  no  se  apartó  oe  ellos. 

8  Y  encendióse  el  furor  de  Jéhová 
contra  Israel*,  y  entrególos  en  mano 
de  Hazaelft,  réjr  de  Rna,  y  en  mano 
de  Ben.adad»  h^  de  Haiael,  por  largo 
tiemim. 

4  Mas  JoachAs  oró  á  la  fiuc  de  Je- 
hoTá,  y  Jehová  lo  oyó;  porque  miró 
la  aflicción  de  Iarael>  pues  d  zey  de 
Siria  los  aflMa. 

5  Y  dio  Jehová  salvador  á  Israel,  y 
salieron  de  b^o  la  mano  de  los  Sirosc; 
y  habitaron  los  hjljos  de  Israd  en  sus 
estancias,  como  antes. 

6  Con  todo  eso  no  se  apartanm  de 
los  pecados  de  la  rasa  de  Jeroboam,  él 
que  liizo  peoar  á  Israel :  en  ellos  andu- 
vieron, y  también  el  bosque  permaneció 
en  Samarla'. 

7  Y  no  le  habla  quedado  gente  á  Joa. 
oh&z,  sino  cincuenta  homlúnes  de  á  ca- 
ballo, V  diez  carros,  y  diez  mil  hombres 
de  á  pié;  pues  el  rey  de  Siria  los  babia 
destruido,  y  los  babia  puesto  como  polvo 
para  hollar  «, 

8  Lo  demás  de  los  hechos  de  JoachAzy 
y  todo  lo  que  hizo,  y  sus  valentías,  ¿  no 
está  escrito  en  eL  libro  de  las  cronloas 
de  los  regres  de  Israel  ? 

9  Y  durmió  Joacház  con  sus  padres, 
y  sepultáronlo  en  Samania ;  y  reinó  en 
su  lugar  Joas  su  hUo. 

10  <!'  El  afk)  trdnta  y  siete  de  Joas, 
regr  de  Judá,  oomenxó  á  leinax  Joas, 
hgo  de  Joacbáz,  sobre  Israd  en  Sama- 
rla/^  reinó  diez  y  seis  años. 

11  a  hizo  lo  malo  en  oíos  de  Jcihová: 
no  se  apartó  de  todos  los  pecadas  de 
Jeroboam,  hijo  de  Nabat,  el  que  hizo 
pecar  á  Israel ;  en  dloa  anduvo. 

IS  Lo  demás  de  los  hechos  de  Joasj, 
y  todas  las  eosaa  que  hizo,  y  su  esfñ- 
erzo  con  que  gueneó  contra  Amasias, 
rey  de  JudAA,  ^no  está  escrito  en  el 
libro  de  las  crónicas  de  los  reyes  de 
Israd? 

18  T  durmió  Joas  con  sus  padres,  y 
sentóse  Jeroboam  sobre  su  trono :  y  Joas 
filé  sepultado  en  Samarla  con  loe  reyes 
de  Israd. 

14  Estaba  Eliséo  enfermo  de  aquella 
su  enfiermedad  de  que  murió.  Y  des- 
ofendió á  él  Joas,  rey  de  Israel,  y  lloran- 
do delante  de  él,  dijo :  Padre  mió,  padre 
mió,  carro  de  Israd,  y  su  gente  de  á 
caballo. 

15  Y  d^ole  Eliséo:  Toma  van  arco  y 
unas  saetas.  Tomóse  él  entonces  un 
arco  y  unas  saetas. 

10  Y  dUo  aieéo  d  x^  de  Israd :  Pon 
tu  mano  sobre  el  aroo.  Y  puso  él  su 
mano  sobre  el  arco.  Entonces  puso 
Sliséo  sus  manos  sobre  lat  manos  del 

««y» 

17  Y  d^ :  Abre  la  ventana  de  hada 
el  Oriente.    Y  como  él  la  abrió,  dijo 


Kliaép :  Tira.  Y  tirando  él,  dijo  BH$b: 
Saeta  de  sdud  de  Jdiová',  y  saeta  de 
sdud  contra  Siria :  porque  boiras  á  las 
Siros  en  Apbec*  basta  oonsumirlos. 

18  Y  tomóle  á  decir :  Toma  las  sastai. 
Y  luno  que  el  rgr  de  Israd  las  hubo 
tomado,  díjole:  Hiere  la  tienra.  Y  él 
birló  tres  veces,  y  cesó. 

19  Entonces  d  varan  de  Dios  enq^ado 
con  él.  le  dyo:  A  herir  cinco  ó  seis 
veces,  herirlas  á  Siria  hasta  no  quedar 
ninguno ;  empero  ahora  tres'  veces  he- 
rirás á  Siria. 

90  V  murió  Eliséo,  y  sepultánolo. 
Entrado  el  afio  vinieron  partiBas  de 
Moabitas  á  la  tierra. 

91  Y  aconteció  que  d  sepultar  unos 
un  hombre,  sdbitamente  vieron  una 
partida,  y  arrojaron  d  hombre  en  d 
sepulcro  de  Eliséo:  y  cuando  lleKÓ  á 
tocar  el  muerto  los  huesos  de  Eliséo, 
revivió,  y  levantóse  sobre  sus  pies. 

99  Hazael  pues,  rey  de  Siria,  aflijo 
á  Israel  todo  el  tiempo  de  Joacház. 

93  Mas  Jehová  tuvo  miserioonlia  de 
ellos,  y  oomnadeoióae  de  ellos,  y  mirólos 
por  amor  de  sa  pacto  con  Abrahan, 
Isaac,  y  Jacob  ■• ;  y  no  quiso  destmir- 
los,  ni  échanos  de  delante  de  ti  hasta 
ahora. 

94  Y  murió  Haiad,  reor  de  Siria,  y 
reinó  en  su  lunr  Ben-adad  su  hijo. 

95  Y  volvió  Joas,  b^o  de  Joachix,  y 
tomó  de  mano  de  Ben-adad,  h^o  de 
Hazad ,  las  ciudades  que  él  había  tomado 
de  mano  de  Joacbáz  su  padre  en  guerra. 

Joas,  y 


I 
96. 


{ier.& 


Tres  veces"  lo  batió 
las  ciudades  á  Israel. 


restituyó 


CAPITULO  XIV. 
Reinado  de  Amcuiae,  ny  de  Judí:  e$  ábaHio 
oor  Joeu,  reu  de  lerad,  euyo  h^o  Jaro- 
ooam  //.  acaba  de  Uhertar  tf  leraA, 

EN  el  afio  segundo  de  Joas  ■,  h^o  de 
Joacbáz,  rey  de  Israel,  eomenzó  á 
reinar  Amadas,  b^o  de  Joas,  rey  de 
Judá  6. 

9  Cuando  comenzó  á  reinar  era  de  ve- 
inte V  cinco  alkM,  y  veinte  y  nueve  afios 
rdnó  en  Jerusdem:  d  nombre  de  su 
madre  flié  Joaddan,  de  Jemsalem. 

8  Y  él  lüzo  lo  fM  «ra  repto  en  q}«s  de 
Jehová,  aunque  no  como  David  su  pa- 
dre: hizo  conforme  á  todas  las  eosas 
que  habla  hecho  Joas  su  padre. 

4  Con  todo  eso  los  dtos  no  ftieron  qui- 
tados*; que  d  pueblo  aun  sacrificaba  y 
quemaba  perfiímes  en  los  dtos. 

5  Y  luego  que  el  rdno  flié  confirmado 
en  su  mano,  hirió  á  sus  aiervos  los  que 
hablan  muerte  d  rey  su  padre  i. 

6  Mas  no  mató  á  los  hUos  de  los  que 
lo  mataron,  conforme  á  lo  que  está  es- 
crito en  d  libro  de  la  1^  de  Moisés, 
donde  Jehová  mandó  didendo:  No  ma- 
tarán á  los  padre*  por  los  h^,  ni  á  los 
hijos  por  los  padres  ;  nías  cada  uno  mo- 
rirá por  su  pecador 

7  1  Este  hirió  admismo  diez  mil  Idu- 
méo*  en  el  valle  de  las  salinas,  y  tomó 
á  Sela  por  guerra,  y  llamóle  Jooted/ 
hasta  hoy. 

8  ^  Entónocü  Amasias  envió  embaja. 
dore*  á  Joaa,  li^o  de  Joaohiz,  hUo  de 
Jebd,  rey  de  Uk^A,  didendo:  Vea,  y 
véamenos  de  rostro  JU 

9  Y  Joas,  ny  ¿e  Israd,  envió  á  Ama- 
sias r^y  de  Judá  esta  respuesta :  £l  car- 
dillo 11  que  etra  en  el  Líbano,  envió  á 
decir  al  cedro  que  uta  en  d  Lfbeno: 
Dá  tu  b^a  por  mujcsr  á  mi  h^o.  Y  pa- 
saron las  bestias  fieras,  que  tetan  en  d 
Líbano,  y  hollaron  d  cardiUp. 

10  Ciertamente  has  herido  á  Edom,  y 
tu  corazón  te  ha  envanecido  • ;  glorfate 


•«r.l&l 


xQs^Ví\ 


(te 


«C»p.Il 


tC(b.Ot, 


|LltBYI8>Xy. 


A.  a  «ir.  no* 


Jo*.  19. 38. 
tic. 


'XA.  8.18. 

'*r.31.ML 
«•«.Itia 


'IHir.TJl. 


rit.       ^ 


^■■10.31. 


[^15.13. 
I&a6.1. 

CVlfi.6. 


Htte. 

S«.St8. 


% 

Ih.  32.38. 


IIM.9.U. 
>ikU.3. 


lti.8.C 
Ctl.SL 


F,  mu  «tala  en  tu  obm.  ¿  Y  por  qvé 
te  cntrometeris  en  un  mal»  pan  que 
o^C**  ^*  7  •'udi  contioo  *  ? 
11  Ma»  Amasias  no  dio  oidoa ;  por  lo 

Ee  aoUiS  Joaa,  ray  de  luael,  y  vienmae 
roalio  <1  y  Amalias,  kt  de  JudA«  en 
Betli-semeas  que  e«  de  Juoá. 

U  Y  JudA  cajó  delante  de  Israd,  y 
huyeron  ea<la  uno  4  sus  estancias. 

13  Ademas  Joaa,  rey  de  Israel,  tomó  h 
Amasias  rey  de  JudA,  hi^o  de  Joa»,  hijo 
de  OehAiias,  en  Beth-scmesj  y  Tino  i 
Jerusalem,  y  rom|ii¿  el  muro  de  J«ru- 
saiam  daade  la  puerta  de  Ephraim» 
liasta  la  puerta  die  la  esquina  »,  cuatro» 
dantos  oodoa. 

14  V  tomó  todo  el  oro,  y  la  plata»  y 
todos  los  vasos  que  ftieron  haliaoos  en  la 
casa  de  JehovA*,  y  en  los  tesoros  de  la 
cas»  dd  rt^t  y  los  hijos  en  rehenes,  y 
Tolvidse  A  sumaria. 

15  Lo  demás  de  los  iMchos  de  Joas  que 
ejecutó,  y  sus  baaañas,  y  como  peleó 
contm  Amasias,  rey  de  JudA,  ¿  no  eslA 
escrito  en  el  libro  de  las  crónicas  de  los 
rqres  de  Israel  ? 

18  Y  durmió  Joas  oon  sus  padres,  y 
fué  sepultado  en  Samarla  oon  los  reyes 
de  Israel ;  y  reinó  en  su  lugar  Jerobo- 
amsa  hilo. 

17  Y  Amasia*,  hi^o  de  Joas  rey  de 
JudA,  Tivió  dennies  de  la  muerte  de 
Joas,  hito  de  JoaohAz  rey  de  Israel, 
quince  anosi». 

18  Lo  demás  de  los  hechos  de  Amasias, 
¿  no  estA  esoxito  en  el  libro  de  las  cró- 
nicas de  los  reyes  de  JudA  ? 

19  E  hicieron  oonspixaoion  contra  él 
en  Jerusalem,  y  él  nuj^ó  A  LachUv ; 
mas  enviaron  tras  ól  A  Lachls,  y  allA  lo 
mataron. 

90  Tri0éronlo  Iumo  sobre  caballos, 
y  sepultáronlo  en  Jerusalem  con  su* 
padres  en  la  ciudad  de  David. 

SI  %  Entonces  todo  el  pueblo  de  JudA 
tomó  A  Azarias  r,  que  era  de  diea  y  seis 
años,  é  hidóronlo  rey  en  lugar  de  AnU' 
sías  su  padre. 

99  Edificó  ól  A  Elath  «,  y  la  restituyó  A 
JudA  después  que  el  rey  durmió  con  sus 
padres. 

93  5  El  alio  quince  de  Amasias,,  h^o 
de  Joea  rtj  de  Judá^  eomeiuó  A  reinar 
Jecoboam,  bi)o  de  Joas,  sobre  Israel 
én  Samaria,  y  raaó  cuarenta  y  un 
alio. 

84  E  hizo  lo  malo  en  «dos  de  JebovA, 

Íno  se  apartó  de  todos  u»  pecados  de 
eroboam,  hijo  de  Nabat,  a  que  hiao 
pecar  4  Iszadf. 

85  El  restituyó  loa  términos  de  Israel 
desde  la  entrada  de  Hamath  m  hasta  la 
mar  de  la  llanura',  conforme  A  la  pa- 
labra de  JebovA  Dios  de  Israd,  la  cual 
habla  él  hablado  por  su  siervo  Joña, 
htío  de  Amittaijt,  profeta  que  toé  de 
Gath-Bepher. 

96  Por  cuanto  JehovA  miró  la  muy 
amarga  aflicción  de  Israel  j  que  no  ha- 
bí» guardado,  ni  desamparado  >,  ni  quien 
diese  ayuda  A  Israel. 

97  Y  JebovA  no  haUa  aun  determt. 
nado  raer  d  nombre  de  Israel  de  debajo 
del  délo  •:  por  tanto  los  salvó  por  mano 
de  Jeroboam,  hUo  de  Joas. 

88  Y  lo  demaa  de  los  hechos  de  Jero- 
boam, y  todas  las  cosa*  que  hizo,  y  su 
▼alentía,  y  todas  las  ouerras  que  Úco,  y 
como  restituyó  A  JudA  en  Israel  A  Da- 
masco y  A  Hamath  6,  ¿  no  estA  escrito  en 
«t  libro  de  las  crónicas  de  los  reyes  de 
loael? 

29  Y  durmió  Jeroboam  oon  sus  padres 
los  reres  de  Israel,  y  rdnó  en  su  lugar 
Zaelkáflasinbyo<^ 


CAPITULO  XV. 

jÍjiwarüurtffdtJwidnaidtmkOvJttlunm. 
E»  d  nimo  i»  ¡arad  4  ZatMtHtm  mut^ 
BtdUm:  é  ««!•  Mamakam i  4  Mfa  PtMtia  / 

I  dmwM  P«ta,  «n  ai§o  Ummj»  sos  IfevoáM 
i  Attria  m«<ft«s  lanmOat. 

EN  el  a&o  veinte  y  siete  de  Jeroboam, 
rey  de  Israd  •,  oomenaó  A  reinar 
Aaariatb.  14}o  de  Amasias  rey  de  JudA. 
9  Cuando  comentó  A  rdnar  era  de  diea 
y  sds  afloa,  y  cincuenta  y  dos  afios  reinó 
en  Jerusalem :  d  nombre  de  su  madre 
fué  JecoUa,  de  Jerusalem. 

3  E  hilo  lo  que  era  recto  en  cjos  de 
JebovA,  oonfinine  A  todas  las  oosas  que 
su  padre  Amasias  habla  hecho. 

4  Con  todo  eso  los  altos  no  se  qui- 
taron« ;  que  d  pueblo  sacrifioaba  aun  y 
quemaba  perfumes  en  los  dtos. 

5  Mas  JehovA  hirió  d  rejF  ^  «on  lepra, 
y  fué  lenroso  hasta  el  dia  de  su  muerte, 
V  habito  en  oasa  separada •:  y  Jotham, 
hijo  dd  rey,  tenia  el  cargo  del  palasie, 
gobernando  d  pueblo  de  la  tierra. 

8  Lo  demás  die  loa  hechos  de  Asaziaa, 
y  todaa  las  oosaa  que  hiio,  ¿  no  estA  es- 
crito en  d  libco  de  las  «roñicas  de  loa 
reyes  de  JudA  f 

7  Y  durmió  Aiarlas  oon  sus 
scpultAronlo  oon  sus  padres  en  la  di 
de  David :  y  reinó  en  su  lugar  Jotham 
suhUo. 

8  ^En  d  aBo  treinta  y  ocho  de  Ala- 
rlas, rey  de  JudA,  reinó  ZaohAiias  h^o 
de  Jeroboam  sobre  Israd  seis  meses. 

9  E  hizo  lo  malo  en  ojos  de  JdioTA, 
como  hablan  hecho  sus  padres :  no  se 
apartó  de  los  pecados  de  Jeroboam  h^o 
de  Nabat,  el  que  hizo  pecar  A  Israd. 

10  Contra  él  se  ooi^uró  Salium,  hUo 
de  Jabes,  y  lo  hirió  en  presencia  de 
su  pueblo,  y  matólo/,  y  nénó  en  su 
lugar. 

II  Lo  demás  de  los  hechos  de  Zaohft- 
rlas,  hé  aquí  estA  esorlto  en  d  libro  de 
las  crónicas  de  los  revés  de  Israd. 

19  Y  esta/iié  la  palabra  de  JehovA  que 
haMa  hablado  A  Jehd,  dldendo:  Tus 
hijos  basta  la  cuarta  generación  se  sen- 
tairAn  en  el  trooo  de  Israel^.  Y  flié  asL 

18  Sdlum,  hijo  de  Jabes,  oomenzó  A 
rdnar  en  el  aik>  treinta  y  nueve  de  Uz- 
zia  ny  de  JudA,  y  raiaió  d  tiempo  de  un 
mes  en  Samaria : 

14  Pues  subió  Manahem,  h^o  de  Gadi, 
de  Thina,  y  vino  A  Samaria,  é  hirió  A 
Sdlum  húo  de  Jabes  en  Samaria,  y 
matólo,  V  reinó  en  su  lugar. 

15  Lo  demás  de  los  hechos  de  Sdlum. 
y  su  ooi^uracíon  oon  que  conspiró,  he 
aquí  estA  escrito  en  d  libro  de  la*  cró- 
nicas de  los  reyes  de  Israd. 

16  Entonces  hirió  Manahem  A  Thipsa  A, 
y  A  todos  los  que  estaban  en  ella,  y  tam- 
bién sus  términos  desde  Thirsa:  é  hiri- 
óla, porque  no  le  hablan  abierto  ¡  y  abrió 
A  tonas  sus  preñadas. 

17  En  el  año  trdnta  y  nueve  de  Asa- 
rlas, rey  de  JudA,  reinó  Manahem  hijo 
de  Gaoi  sobre  Isnel  dies  altea,  en  Siá- 
maria. 

18  S  hizo  lo  malo  en  q)aa  de  JdiovA : 
no  se  apartó  en  todo  su  tiempo  de  los 
pecados  de  Jeroboam,  l^Jo  de  XVabat,  el 
que  hizo  pecar  A  Israd. 

19  Y  vino  Flml  rey  de  Asiria  A  la  ti- 
erra ' ;  y  dio  Manahem  A  Phul  mil  ta. 
lentos  de  plata  porque  le  ayudAra  A  con- 
fínnane  «  en  d  reino. 

90  E  impuso  Manahem  este  dinero  so- 
bre Israel,  sobre  todos  los  poderoso*  y 
opulentos ;  de  cada  uno  cincuenta  sidos 
de  plata,  para  dar  d  rey  de  Asiría.  Y 
el  rey  de  Asirla  se  vdvió,  y  no  le  de- 
tuvo alU  en  la  tierra. 


•Os^l4.91. 

S  Cr.  98. 1. 

»  «er.  U.  90, 


•  ver.  88. 
¿aCr.  26.19. 
•Lev.  13. 46. 


/Aoioer.  9. 


f  Cap.  10.  SO. 


ftllay.4.94. 


f  1  Cr.  5. 96. 
«Os.  8. 9. 


'í.'í:ü?-¥4-='a"-? 


ai  tyúth-plItMr  r«3  de  k»  AilritM^ 


I  dHÚndrnw  d>  mum  ¿I  nj  de  BOU, 


h^  d>  Eli,  hln  «ajim 


údnJM  Icnin,  ¿Ui  de  Bidoc. 


lLBSTBS,ZTn. 


kVa 


jrqofl  wow  Lo*  hljH  ót  IbhI  n- 
U  lil>H  da  Inwl/,  T  f-  Ah  d» 


íabkJ^T*  n^ISlD  dilant^?^)]^ 


■J««í!lV^[>l«.,  i  hiaitaar 


hlfnt  d«  Inrarl ¡  j  pctqom  iSi 


A.Cclr.67«. 


ILBISTES^XVIIL 


A.cnih 


kMx.30.6. 


"DMklOJOL 


-000.4.9. 

•Jer.13.3S. 
r«ar.S3.SS. 


«XCr.S8.Sr. 
tW.  1. 
IUtl.9. 


»  3Cr.au  1. 

I  eonde 
«C*p.  23.35. 


•<acr.is.z 

*  Qax.  89. 8. 
/Cftp.  18. 7. 

'  C«p.  17. 9. 


*  Cftp.  17. 8, 


•'  1  Cr.  6. 96. 


h  Keh.  ft  96, 

27. 

Du.9.6. 

10. 
f  aCr.SS.!, 

et« 

Xa.  86.1. 

ote. 


p««tO(  7  iM  mandó  diciendo :  No  teme- 
xúc  &  otroe  diofoi,  ni  lo>  adorar^^*  ni 
let  fcrviréis,  ni  Ict  Mcrificavái*. 

86  Ma«  &  JdMTá,  que  o«  sacó  de  ti* 
erra  de  Egipto  con  grande  poder  y  brazo 
extendido,  &  este  temeréis',  t  á  este 
adoraréis  *,  j  á  este  haréis  saeríficio. 

87  Loa  estatutos,  y  derechos,  y  l«y,  y 
mandamientos  que  os  dio  por  escrito, 
cuidaréis  siempe  de  ponerlos  por  obra, 
y  no  temeréis  dioses  ágenos. 

88  Y  no  olTidaréis  el  pacto  que  hice 
conTosotzos;  ni  temeréis  dioses  ágenos». 

89  Mas  temed  á  JehoT&  vuestro  IMos, 
y  él  os  librará  de  mano  de  todoa  vuestros 
enemigos. 

40  Empero  ellos  no  escucharon ;  antes 
hicieron  según  su  costumbre  antigua*. 

41  Asi  temieron   á  JehoT&  aquelUb 

E'Dtes,  y  juntamente  sirvieron  á  sus 
olos^ :  y  también  sus  h^os  y  sus  ni- 
etos, según  que  hicieron  sus  padres»  asi 
hacen  butaboy. 

CAPITULO  XVIII. 
BmAtoB  rtiUbUee  d  «Mito  fmro  M  Sríior. 
ViM  M«f  4ttndtadofor  BtnmaAtrib  rey  tk 
Adria,  eM|io  gmtrél  Rébtaem  frofitr»  mil 
ammamu  eontra  SmMa»,  y  Uay<mi<af  con- 
tra Dios. 
EN  el  tercer  alio  de  Oseas,  hito  de 
Ela,  rey  de  Israel,  comenzó  ¿  rei- 
nar Ezcchlas*,  hijo  de  AchAx  rey  de 
Judá. 

8  Cuando  comenzó  k  reinar  era  de  ve- 
inte y  cinco  años,  y  reinó  en  Jerusalem 
vdnie  y  nueve  años.  El  nombre  de  su 
madre /vé  Abi,  hija  de  Zaeh&rias. 

3  Hizo  él  lo  qtu  era  recto  en  qjos  de 
Jebov¿,  conforme  ¿  todas  las  cosas  que 
habia  hecho  David  su  padre. 

4  £1  quitó  los  altos,  y  quebró  las  Imá- 
genes, y  taló  los  bosques  fc,  é  hizo  pe- 
dazos la  serpiente  de  bronce  que  habia 
hecho  Moisés,  porque  hasta  entonces  le 
quemaban  penumes  los  h^os  de  Israel ; 
y  llamóle  por  nombre  Nehustan  ||. 

5  En  Jenová  Dios  de  Israel  puso  su 
esperanza:  después  ni  antes  de  él  no 
hubo  otro  como  él «  en  todos  los  reyes 
de  Judá. 

6  'Porque  se  Usgo  á  Jéhová,  y  no  te 
i^iartó  de  él,  sino  que  guardó  los  man- 
damientos que  Jehová  prescribió  á  Moi- 
sés. 

7  Y  Jehová  fué  con  él';  v  en  todas 
las  cosas  á  que  salla  prosperaba*.  £1  se 
rebeló  eontra  el  rey  de  Asirla,  y  no  le 
sirvió/. 

8  Hirió  tamUen  á  los  Fhilistéos  hasta 
Gaza  y  sus  términos,  desde  las  torres  de 
las  atalavas  hasta  la  ciudad  fortalecida  9. 

9  5  En  el  cuarto  año  del  rey  Ese- 
chías,  que  en  el  afio  séptimo  de  Oseas 
h^o  de  Ela,  rey  de  Israel,  subió  Sal- 
manasar  rey  de  los  Aairios  contra  Sa- 
marla, y  cercóla  A. 

10  T  tomáronla  al  cabo  de  tres  albos ; 
tMto  es,  en  el  sexto  afio  de  Ezeohlas,  el 
cual  era  el  nono  afio  de  Oseas  rey  de  Is- 
rael, fue  Samarla  tomada. 

11  Y  el  rey  de  Asirla  traspuso  á  Israel 
á  Asirla,  y  púsolos  en  Hala,  y  en  Habor, 
Junto  al  rio  de  Gozan,  jyen  las  ciudades 
de  los  Medos  • : 

18  Por  cnanto  no  hablan  atendido  la 
voz  de  Jehová  su  Dios,  antes  hablan 
quebrantado  su  paoto ;  y  todas  las  cosas 
que  Moisés  siervo  de  Jehová  habia  man- 
dado, ni  las  hablan  escuchado,  ni  pu- 
efeto  por  obra*. 

18  Y  á  los  catorce  afios  del  rey  Eze- 
chías  subió  Sennacbérib,  rey  de  Asirla, 
contra  todas  las  ciudades  ftiettes  de  Ju- 
dá,  y  tomólas  t. 

14  Entonces  Ezechlaa,  rey  de  Judá, 


envió  á  dedr  al  rey  de  Asirla  en  Ls- 
cfals :  Yo  he  pecado ;  vuélvete  de  ni,  y 
llevaré  todo  lo  que  me  ImnusieiTS.  T  d 
rey  de  Asiría  impuso  á  £zeehlas,  rey 
de  Judá,  trescientos  talentos  de  plata,  7 
treinta  talentos  de  oro. 

15  Dio  por  tanto  Ezechlaa  toda  la  {data 
que  fué  hallada  en  la  cas*  de  Jdiová,  j 
en  los  tesoros  de  la  casa  real  •. 

16  Entonces  descompuso  Ezeohlas  las 
puertas  del  templo  de  Jebová,  y  los  qui 
cíales  que  d  wuemo  rey  Ezedalas  hsUa 
cubierto  de  oro,  y  diólo  tf  ttj  de  Asiría. 

17  Después  el  rey  de  Aairia  envió  al 
rey  Eaecblas,  desde  Laohls  oonoa  Je 
rusalem,  á  Tbartan,  y  á  Rabsaris,  y  á 
Rabsaces,  con  un  grande  ejército:  y  sn- 
bieroR,  y  vinieron  á  Jemsaicm ;  j  ha- 
biendo subido,  vinieron  y  pararon  jauto 
ai  conducto  del  estanque  de  arriba,  me 
M  en  el  camino  de  la  heredad  dd  ba- 
tanero. 

18  Llamaron  luego  al  rey,  y  aalíó  á 
ellos  Eliacim,  hijo  de  Helcias,  que  era 
mayordomo,  y  Sebna  escriba,  y  Joah, 

I  hijo  de  Asapb,  canciller. 

19  Y  d^oles  Rabsaoes:  Decid  ahora 
á  Ezechlaa:  Así  dice  el  gran  rey  de 
Asirte: 

90  ¿  Qué  confianza  e$  esta  en  que  tif 
estás?  Dioes,  (por  cierto  palabras  de  la- 
bios,) eaiuejo  tengo  y  erifiíerzo  paa  la 
guerra.  Mas  ¿  en  qué  confias,  que  te 
has  rebelado  contra  mi  ? 

SI  Hé  aqui  tü  confias  ahora  en 
bordón  de  cafia  cascada,  en  Egipto  «,  en 
el  que  si  alguno  se  apoyare,  entrarále 
por  lamano,yselapaaará.  TalesPha. 
raen  rey  de  Egipto  paca  todoa  los  qne 
en  él  confian. 

88  Y  si  me  deeis:  Noeotros  confiamos 
en  Jehová  nuestro  Dios:  ¿  no  c*  aquel 
cuyos  altos  y  ahares  ha  quitado  lüw- 
chías»,  y  ha  dloho  á  Judá  y  á  Jemsa- 
lem  :  Delante  de  este  altar  adoraréis  oi 
Jerusalem? 

83  Por  tanto  ahora  yo  te  ruego  que  des 
rehenes  á  mi  teftor  el  ley  de  Asirte,  y 
yo  te  daré  dos  mil  caballos,  si  til  pudi- 
eres dar  ginetes  para  rilos. 

84  ¿  Gomo  pues  harás  volver  el  rostro 
de  un  capitán  el  menor  de  los  siervos 
de  mi  seikir,  «mique  estas  eoofisdo  en 
Egipto  por  sos  euros  y  su  gente  ik  á 
ciriíailo  ? 

85  Ademas,  ¿  he  venido  yo  ahora  sbi 
Jehová  á  este  lugar  pata  destruirlo? 
Jehová  me  ha  dicho :  Sube  á  esta  tf- 
erra^  destruyete. 

86  Entonces  djjo  EUaclm,  hHo  de  Bel- 
das,  y  Sebna,  y  Joah,  á  Babsaoes: 
Ruégate  que  hables  á  tus  siervos  Si- 
riaco, porque  nosotros  lo  entendemos,  y 
no  hables  con  nosotros  Judaico  á  oides 
del  pueblo  que  eatá  sobre  el  muro. 

87  Y  Rabsaoea  les  dijo  •.  i  Hame  en- 
viado mi  sefior  á  ti  y  á  tu  sefior  paia 
decir  estas  palabras,  y  no  antes  á  los 
hombres  que  están  sobre  el  muro,  para 
comer  su  estiércol,  y  beber  el  agua  de 
sus  pies  con  vosotrosi»  ? 

88  Paróte  luego  Rabaaoes,  y  clamó  á 
gnuí  voz  en  Juddco,  y  habló  diciendo : 
Uid  te  palabra  del  gran  rey,  el  r«y  de 
Asirla. 

89  Así  ha  didio  el  rey :  No  es  cogafle 
Ezeohlas,  porque  no  os  podrá  Ubsar  de 
mi  mano. 

30  Y  no  os  haga  Eacehias  confiar  en 
Jehová,  dioieado :  De  oie^cto  noa  Ubiaiá 
Jehová,  y  esta  dudad  no  será  entregada 
en  mano  del  rey  de  Asirla. 

81  No  óigala  á  Exechtas,  porque  asi 
dice  d  rey  da  Asirla:  Haced  eooi 
paz,  y  salid  á  mí*  y  cada  uno 


■dp^U^l 


•U.VÁI 


•wr.i  . 

SCr.31'1- 


rSfcit^ 


á.  c.  cfr.  no. 


11.  BEYES,  XDL 


A.c.no. 


sa  vM|  7  de  tv  higucn,  y  cada  uno  be- 
haé  IM  agoM  de  m  poso, 

89  Huta  qo*  jo  venga,  j  oe  IJere  & 
«na  liem  como  la  Tvcatra ;  tierra  de 
naao  j  de  Tino,  tierra  de  pan  j  de  vi- 
mu;  tuna  de  oH^as,  de  aoeite,  j  de 
Büelf ;  y  Tiviréis,  y  m»  nierlríis.  No 
oigáis  á  fifechlas,  porque  m  engalla  en- 
■ado  di«e :  Jeho^  noy  Ilbnr&. 

83  ¿  Aeaao  alguno  de  loe  dioses  de  las 
centci  ha  llbnulo  «u  tiem  de  la  mano 
dd  ver  de  Asirla? 

M  i  Donde  ««M  d  dioe  de  Hamath  •-,  y 
deArphad?  ¿  Dtmde  el  dios  de  Sephar- 
Taln,  ef 'de  Ana,  y  de  Hlva*?  ¿  Pa- 
dienn  estos  Ubnur  A  Samarla  de  mi 
mono? 

85  i  Que  dios  de  todos  los  dioses  de 
las  provincias  ha  librado  á  sa  provlnela 
de  mi  mano,  para  que  libre  JehoT&  de 
mi  mano  á  Jerusalem*  ? 

38  Y  el  pueblo  calló,  que  no  le  res- 
pondieion  palabra ;  porque  habla  man- 
damiento del  rey,  el  ouid  habla  dicho : 
No  le  rapondals. 

87  Y  Entdnces  Sliaeim,  hijo  de  Hét- 
elas, que  era  mayordomo,  y  Sebna  el 
«scfiba,  y  Joah,  hijo  de  Asaph,  ean- 
ciUer,  vmioon  &  JSxcchlas  rotos  sus 
Tcctldos,  y  reeHironle  las  palabras  de 
Rabsacesa. 

CAPITULO  XIX. 
KmAUu  tuvia  t  üamar  at  prt/Ma  ItafM, 
faemdm  atube»  al  Señor,  Meuai  «ntia  tu» 
ámtd  f«e  muía  a  ciento  otkmía  ntü  Art- 
rÑM.  Pro/teta  dt  I$ata§t  y  miwrte  de 
ammuUrih. 

TCOMO  el  rey  Eieehlas  lo  oyd, 
nsgó  sas  vestidos,  y  cubrióse  de 
aoo,  y  entróse  en  la  casa  de  Jehováa. 
8  Y  envió  A  JSliaclm  el  mayordomo, 
T  &  Sebna  esoriba,  y  A  los  ancianos  de 
los  saoardotes  vestidos  de  sacos  A  Isaías 
profieta,  hyo  de  Amos, 

8  Que  le  diesen :  Así  ha  dicho  Eze- 
ehlas;  Sste  día  es  día  de  angustia,  y 
de  nepTensiain,  y  de  blasfemia ;  porque 
Iss  hijos  han  venido  hasta  la  rotura,  y 
la  que  pare  no  tiene  fuerzas. 

4  qftitk  otfA  JebovA  tu  Dios  todas 
las  palabras  de  Rabsaces,  al  cual  «1 
rey  de  los  Asirlos  sa  seAor  1m  enviado  b 
para  Injuriar  ai  Dios  Vivo,  y  A  vita- 
perar»  con  palabras,  las  cuales  JdiovA 
ta  tMoa  ha  otdo :  per  tanto  eleva  oíaoion 
por  las  reliqaias  que  aun  se  hallan. 

5  Vinieron  pues  los  siervos  del  rey 
Eieehlas  A  Isaías. 

9  B  Isaías  les  respondió:  Así  diráU 
4  vuestro  se&or :  Asi  ha  dioho  J^ovA : 
No  temas  por  las  palabras  que  has  oido, 
con  las  cuales  me  han  blasfemado  los 
dervos  del  rey  de  Asirla. 

7  Hé  aqui  pondré  yo  en  él  un  espíritu, 
y  alt&  rumor,  y  volveráse  A  su  tierra : 
y  yo  haré  qae  en  su  tierra  caiga  A 
cnchlllo. 

8  ^Y  regresando  Rabsaces,  halló  al 
ley  de  Asirla  combatiendo  A  Libna: 
porque  va  habla  oido  que  te  liabia  pu^ 
ddodel.adilsi'. 

9  Y  oyó  decir*  de  TMraea,  ny  de 
EUiiopia:  Hé  aquí  es  salido  para  ha- 
eotemenra.  Entdnoes  volvió  él,  y  envió 
eraUgadores  A  Ezechlas  diciendo : 

10  Af í  Artfs  A  Ezeehlas  rey  de  JndA : 
No  te  engalle  tu  Dios,  en  quien  tii 
eoBfias,  para  decir:  Jemsalem  no  serA 
wtwiMda  en  mano  del  rey  de  Asirla. 

11  Hé  aquí  tá  lias  oido  lo  qae  han 
hacho  los  icycs  de  Astaia  A  tedas  las 
ticCTas,  destruyéndolas;  ¿y  has  td  de 
«capar? 

U  i  LitoAfMilas  los  dioses  de  las  gen- 
tes, qae  mis  padies  destruyeron,  —  A 


tttber,  Ootan,  y  Ratan,  y  Reseph,  y  los 
hilos  de  Bden  que  eHaban  en  Tnalasar  ? 
18  i  Dónde  estA  el  rey  de  Hamath. 
el  rey  de  Arphad,  el  ley  de  la  dudad 
de  Hepharraim,  de  Hana,  y  de  Ava  ? 

14  Y  Y  tomó  Exechlas  las  letras  de 
mano  de  los  embajadores:   y  después 

3tte  las  hubo  leído,  subió  A  la  cata  de 
«hovA,  y  estendiólas  Ezeehlas  delante 
de  Jeho^ 

15  Y  oró/  BtecMas  delante  de  Je- 
hovA  diciendo :  JebovA  Dioi  de  Israel, 
que  habitas  nbr»  los  querubines,  tu 
solo  eres  INos  de  todos  los  reinos  de  la 
tierras ;  tú  hiciste  d  cielo  y  la  tierra  A. 

10  Inclina,  oh  JehovA,  tu  oído,  y 
oye'*  abre,  oh  JehovA,  tus  q^os,  y 
mira«:  y  ttyt  las  palabras  de  Senna- 
chérlb,  qne  ha  envudo  A  blasfemar  al 
Dios  viviente. 

17  Es  verdad,  oh  JehovA,  que  los  reyes 
de  Ariria  han  destruido  uu  gentes  y 
sus  tierras ; 

18  Y  que  pusieron  en  el  ftiego  A  sus 
dioses,  por  cuanto  ellos  no  eran  dioses, 
sino  obra  de  manos  de  hombres,  maden 
ó  piedra':  y  así  los  destruyeron. 

19  Ahora  pueé,  oh  JehovA  Dios  nues- 
tro, sAlvanos,  te  sufrilco,  de  su  mano, 
pan  que  sepan  todos  los  reinos  de  la 
tierra  que  til  solo,  JdkovA,  eres  Dios  »•. 

SU  5  Entonces  Isaías,  hijo  de  Amos, 
envío  A  decir  A  Ezeehlas :  Así  ha  dicho 
JdiovA  Dios  de  Israel :  Lo  que  me 
rogaste  acerca  de  Seonaoh^rlb,  rey  da 
Asirla,  he  oido  ". 

SI  EsU  et  la  palabra  que  JehovA  ha 
hablado  contra  él :  ¿  Hate  menosprecia- 
do ?  ¿  Hate  escarnecido,  oh  virgen  hija 
de  Slone?  ¿Ha  movido  su  cabeza  düe- 
tras  de  tí,  hija  de  Jerusalem  ? 

88  ¿  A  quien  has  buurlado,  y  A  quien 
has  blasfemado  P  ¿  Y  contra  quien  has 
hablado  alto,  y  lun  alzado  en  alto  tus 
ojos  ?  contra  el  Santo  de  Israel/». 

88  Por  mano  de  tus  mensajeros  has 

S Diferido  ii^urias  contra  d  Señor,  y  has 
cho:  Con  la  multitud  de  mis  carros 
he  subido  A  las  cumbres  de  los  montes, 
A  las  cuestas  dei.  Líbano,  y  cortaru  sus 
altos  cedros,  sus  hayas  escogidas :  y  en- 
traré A  la  morada  de  su  término,  al 
monte  de  su  Carmel. 

M  Yo  he  cavado  y  bebido  las  aguas 
agenas,  y  he  secado  con  las  plantas  de 
mis  ^es  todos  los  ríos  de  lugares  blo- 
queados. 

85  ¿  Nunca  has  oido  que  mucho  tiem- 
ha  yo  lo  hice,  y  de  días  antiguos  lo 

e  formado  f  ?  Y  ahora  lo  he  hecho 
venir,  y  í^é  pera  desolación  de  ciudades 
fuertes  en  montones  de  ruinas. 

86  Y  sus  moradores  cortos  de  manos, 
quebrantados,  y  confusos,  fiíeron  caul 
yerba  del  campo,  como  legumbre  verde, 
yr  heno  de  los  tejados  que  antea  que 
venga  A  madurez  es  seco. 

Í7  Yo  he  sabido  tu  asentarte,  tu  salir 
y  tu  entrar,  y  tu  furor  contra  mí. 

88  Por  cuanto  te  has  airado  contra 
mí,  y  tu  estruendo  ha  subido  A  mis 
oídos,  yo  por  tanto  pondré  mi  anzuelo 
en  tus  narices*,  y  mi  bocado  en  tus 
labios,  y  te  haré  volver  por  «1  camino 
por  donde  viniste. 

89  Y  esto  te  terá  por  seBal,  Szeckias : 
Este  afko  comerás  lo  que  nacerA  de  suyo, 
y  íatHbien  el  s^undo  aflo  lo  aue  nacerA 
de  suyo ;  y  el  tercer  año  haréis  semen- 
tera, y  SMuéls;  y  plantaréis  vi&as,  y 
comeréis  el  finito  de  ellas. 

80  Y  lo  que  hubiere  escapado,  lo  que 
habrA  quedado  de  la  casa  de  JudA  tor- 
narA  A  echar  rale  abajo,  y  harA  finito 
arriba. 


/acr.sxao. 


« Is.  41. «. 

*8sl.  103.25. 
i  FaL  SI.  8. 
t3Cr.«.«0. 


K 


{ Sal.  118.  4, 
•te 

Is.  44. 10, 
ste. 

« 1  Aey.  aa 


"8aL6».S. 


•lABkZlS. 


'  Is.  6.  21. 
Ji;r.  61. 5. 


« Is.  22.  IL 
Jer.88.8. 


'Bal.  189. 6. 


'  Es.  39. 4. 

788.4. 


¡1 


í  •■ 


A.  C.  7101 


n.  RETESt  Z2,  XXL 


A.GL71S. 


'Ca|k90iie. 


y2Cr.S2.2l. 
Ia.87.llB. 


'GCB.10.U. 

joBk  1.  a. 

tS.  2.01o. 
A*.  1.1,  etc. 

»wr.  7. 
»  Oon.  8.  4. 
<B«d.4.9. 


•2Cr.8S.24, 
etc. 
It.S8.1, 

etc. 


»  G«B.  17. 1. 
1  Bey.  3. 6. 


Ski.  ce.  19, 

au. 

y  lite.  ¿. 
•Don.  82. 89. 

/CBp.l9iS4. 


P  Jaece.  17. 
87. 
Ia.7.11.14. 


kJot.lO.iSL 


81  Porque  uldrAn  de  Jemi«I«m  rell- 

Suiu',  j  1m  que  escaparán  del  monte 
e  Sion :  el  zelo  de  JehovA  de  loa  cgár- 
cltothar&etto*. 

as  Por  tanto  JehovA  dice  atí  del  rnr 
de  Aiiria:  No  entrará  en  esta  dudad, 
ni  echará  saeta  en  ella;  ni  vendrá  de- 
lante de  ella  escudo,  ni  aeiá  echado  con- 
tra ella  baluarte. 

83  Por  el  camino  que  vino  M  TolToá, 

Íno  entiará  en  esta  ciudad,  dice  Je- 
ová. 

84  Porque  yo  amparará  á  esta  ciudad 
para  salvarla,  por  amor  de  mí,  y  por 
amor  de  David  mi  siervo*. 

85  5  ^  aconteció  que  la  misma  noche 
•alió  el  ángel  de  Jenová,  ¿  hirió  en  el 
campo  de  losjr  Asirioa  ciento  ochenta 
7  cinco  mil  hombrtt:  y  como  se  levan- 
taron por  la  mañana,  hé  aquí  los  cuer- 
pos de  los  muertos. 

80  Entonces  Sennacbérib,  rev  de  Asi- 
ría, ae  partió,  y  se  fbé  y  tornó  á  Ninive, 
donde  se  estuvo». 

37  Y  aconteció  que  estando  él  ado- 
rando en  el  templo  de  Nisroch  sa  dios, 
Adramelech  y  Sueux  sus  h^os  lo  hiri- 
eron á  cuchillo  •:  y  huyéronse  á  tierra 
de  Ararat^:  y  reinó  en  su  lugar  Esar- 
hadon  c  su  hijo. 

CAPITULO  XX. 

A  Steditcu,  <if/«rmo  d«  nuurte,  U  prélomga 
d  Señor  la  vida.  La  lombra  det  id  rebro- 
tad» müaf/rotanienU.  JUprendt  ItaOu  la 
vanidad  MÍ  rvy;  ol  moI  mteedé  mt  él  trono 
mt  hifo  JfamiMi. 

EN  aquellos  dias  cayó  Exechlaa  en- 
fermo de  muerte «,  y  vino  á  él 
Isaías  profeta,  hito  de  Amos,  y  díjole : 
Jdiová  dice  a«[ :  JJispon  de  tu  casa,  por- 
que has  de  morir,  y  no  vivirás. 

8  Entonces  volvió  él  su  rostro  á  la 
pared,  y  oró  á  Jebová,  y  dijo : 

8  Ruégete,  oh  Jehová,  ruéffote  hagas 
memoria  de  que  he  andado  delante  de 
ti  en  verdad,  é  integro  corajcon^,  y  que 
he  hecho  hú  cosas  que  te  agradan.  Y 
lloró  Ezechlas  con  gran  lloro. 

4  T  antes  que  Isaías  saliese  hasta  la 
mitad  del  paño,  fué  palabra  de  Jehová 
á  Isaías  diciendo : 

5  Vuelve,  y  di  á  Eiechlas,  principe 
de  mi  pueblo :  Así  dice  Jehová  el  Dios 
de  David  tu  padre :  Yo  he  oido  tu  ora- 
ción «,  y  he  visto  tus  lagrimas' :  hé  aquí 
yo  te  sano*;  al  tercer  dia  subirás  á  la 
casa  de  Jehová. 

6  Y  añadiré  á  tus  dias  quince  afios, 
y  te  libraré  á  tí  y  á  esta  ciudad  de  mano 
del  rc^  de  Asirla;  y  ampararé  esta  ciu- 
dad por  amor  de  mi,  y  por  amor  de 
David  mi  siervo/. 

7  Y  d^jo  Isaías :  Tomad  masa  de  higos. 
Y  tomándola,  pusieron  sobre  la  11^, 
y  sanó. 

8  Y  Ezechlas  habla  dioho  á  Isaías: 
¿  Que  señala  tendré  de  que  Jehová  me 
sanará,  y  que  subiré  á  la  casa  de  Jehová 
al  tercer  día? 

9  Y  respondió  Isaías:  Esta  sdial  ten« 
drás  de  Jehová,  de  que  hará  Jehová 
esto  que  ha  dicho :  ^  Avanzará  U  som- 
bra diez  grados,  ó  retrocederá  diez  gra- 
dos? 

10  Y  Ezechlas  respondió :  Fácil  cosa 
es  que  la  sombra  decline  diez  grados: 
pero  que  la  sombra  vuelva  atrás  diez 
grados. 

11  Entonces  el  profeta  Isaías  clamó 
á  Jehová  i  é  hizo  volver,  la  sombra  por 
los  prados  que  habla  descendido  en  el 
reloj  de  AchAz,  diez  grados  atrás  *. 

12  5  En  aquel  tiempo  Berodach -Bala- 
dan, 'hyo  de  Baladan,  rey  de  Babilonia, 


envió  letTM  y  pneantet  á  Eacohlw,  por- 
que habla  oido  que  Euahlaa  habla  oaido 
enfeimo. 

13  Y  Eiechlas  loa  oyó,  T  mostrólas 
toda  la  oaaa  de  las  «osas  preciosa»,  plata, 
oro,  y  espaoieiia,  y  pradoaos  uagllento»; 

Lía  casa  de  sus  armas,  y  todo  lo  que 
ibia  en  sus  tesoros  •:  ninguaa  oosa 
quedó  que  Kaaehla»  no  Isa  moatrasa,  así 
en  su  «asa  como  én  todo  su  aeAorio. 

U  Entonces  el  profeta  Isalaa  vine  al 
rey  Ezechlas,  y  d^le:  ¿Qué  d^Jcnm 
aquellos  varones,  y  de  donde  vinieran  á 
tr?  Y  Kxechlas  le  reqwndió :  De  lianas 
tierras  han  venido,  de  Babilonia. 

15  Y  el  le  volvió  á  daeir :  ¿  Qué  vie- 
ron en  tu  casa  ?  t  Ezechlas  respondió : 
Vieron  todo  lo  que  habla  en  mi  casa ; 
nada  quedó  en  mis  tesoros  que  no  les 
mostrase* 

16  Entonces  Isaías  d^o  á  Eiachlaa: 
Oye  palabra  de  Jehová ; 

17  Hé  aquí  vienen  días,  «n  que  todo 
lo  que  está  en  tu  casa,  v  todo  lo  que 
tus  padres  han  atesorado  ooata  hoy,  sea 
llevado  á  Babilonia*,  sin  quadar  nada, 
dijo  Jehová. 

18  Y  de  tus  hijos,  que  saldrán  de  ti, 
que  habrás  engendrado',  tomarán,  y 
serán  eunucos  en  el  palacio  del  s«y  de 
Babilonia. 

19  Entonce*  Bcacfalas  dijo  á  Isaías: 
La  palabra  de  Jehová,  que  has  habU'* 
do,  es  buena  «^  Después  d^:  ¿  Uaa 
no  habrá  paz  y  verdad  en  mis  dias  (I 

90  5  Lo  demaa  de  loa  hedioe  de  Eie- 
chlas, y  todo  su  vigor,  y  como  hiso  el 
estanque»,  y  el  eoiwluoto,  y  metió  laa 
aguas  en  la  ciudad,  ¿no  está  escrito 
en  el  libro  de  los  crónioaa  de  los  rnes 
deJudá? 

SI  Y  durmió  Esechlaa  con  sus  padrea, 
y  rdnó  en  su  lugar  Manaasé  su  hgo. 

CAPITULO  XXL 

IMaoilo  ábominahU  do.  Manaitít  á  ^nion  sh. 
0«fe  á  imüa  $u  hiJo  Amen,  Mnorto  otte 
por  tu»  eriado»,  mna  en  Judá  ti  piadooo 
JoHat  M  \ijo. 

DE  doce  años  en  Manassé  cuando 
comenzó  á  reinar*,  y  reinó  «b  Je- 
rusalem  cincuenta  y  cinoo  aftos :  el  nom« 
bro  de  su  madre  .^  Hepsiba* 

5  E  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehová, 
según  las  abominaefanet  de  las  nentea 
que  Jehová  habla  echado  delante  oe  loa 
hijos  de  Israel^. 

8  Porque  él  volvió  á  edificar  los  altos 
que  Ezwblaa  su  podro  habla  derribado  e, 
y  levantó  altares  á  Baal,  é  hizo  boaqae, 
como  habla  hecho  Acháb  rey  de  la- 
raeW:  y  adoró  todo  el  ^érdtodel  eido«, 
y  sirvió  á  aquellas  cosas. 

4  Asimismo  edificó  altarea  en  la  casa 
de  Jdiová/,  de  la  cual  Jehová  habla 
dicho:  Yo  pondré  mi  nombre  en  Je> 
rusalemy. 

6  Y  edificó  altares  pora  todo  el  ^ét~ 
cito  del  délo  en  los  do*  atrios  de  la 
oasa  de  Jehová: 

6  Y  pasó  á  su  hijo  por  fucfoA,  y  miró 
en  tiempos,  v  <ue  agorero,  é  Instituyó 
pvthone*  y  adivino*),  multiplicando  úí 
el  hacer  lo  malo  en  q)oa  de  jiahová,  pan 
provocarlo  á  in. 

7  Y  puso  una  entalladura'  del  bosque 
que  él  habla  hedió,  «n  U  casa  de  la 
cual  haUa  Jdiová  dicho  á  David,  y  á 
Saltmton  su  hyo  t  Yo  pondré  mi  nont. 
bro  para  siempre  en  esta  casa,  y  en 
Jerosalem,  á  kt  cual  escogí  de  todaa 
las  tribus  de  Israel*: 

8  Y  no  volveré  á  hacer  que  él  pié  de 
Israel  sea  movido  de  la  tierra  que  di 
á  sus  padres',  oon  tal  que  guarden  y 


í2Cr.32.2r. 
lflo.2S.i. 


It  Gap.  34.11 
yS&U. 
J«r.  27.  n. 
yflii7. 

IDan.  LS. 


•Jobl.2L 


*X«h.3.U. 


•aCr.SS.!. 

etc. 


*Oap.i£.«. 


<  1  Bey.  14 

•t'ap.n.lt 

I>pa.  4. 13. 

Job  31.  2C 

/Jor.  82.  M, 

'IBay.SJft 


*Cap.l6.t 

Ll».  17. 
■v.I&SIi 
*Dra.l&d 


*28a.T. 
1 

8aLÍ 
14. 

'a8a.7. 


iCclr.tl|. 


JhBKTVBtJXSL 


l.C«él. 


'Ift.S.13. 


fkí,4. 


IklilL 


}ht.]í1. 


'¡¡n.^ 


*¿Hil' 


ICr.itl, 

Mí. 


conliiigine  4  toda*  Ui  eom  que 

Clet  he  mandado,  j  oonfomM  A  toda 
1^  qne  mi  derro  Hoiaet  let  maiid<}. 

9  Mas  ellM  no  acocharon:  ;  Ma- 
ñane los  indujo  •  A  qoe  hiciaaen  mas 
mal  que  las  gentes  oue  JdioTá  destruyó 
delante  de  los  hik»  de  Israel. 

10  Y  habló  JénovA  por  mano  de  sos 
cierros  los  profetas,  diciendo : 

11  Por  cuanto  Manassé,  re;  de  Judá, 
ha  hecho  estas  ahomhiaciones  m.  t  ha 
hecho  mas  mal  que  todo  lo  que  hioi* 
eron  los  Amonrheos*,  que  /ueron  antes 
de  ál,  y  tamUen  ha  hecho  pecar  á  JudA 
en  sus  Ídolos ; 

18  Por  tanto  así  ha  dicho  Jébori  d 
Dios  de  Israel :  Hé  aquí  jo  traiso  tal 
mal  lobre  Jerusalem  ;  sobr»  Juda,  que 
el  que  lo  oyere*  le  rctilUrin  amóos 
oidos/. 

18  Y  estenderé  sobre  Jerusalem. el 
ooidd  de  Samarla,  j  el  plomo  d«  la 
de  Ach&bf :  j  yo  limpiaré  &  Je- 
rusalon  como  se  limpia  una  escudilla, 
que  después  que  la  nan  limpiado,  la 
ToelTep  sobre  su  haz. 

14  Y  desampárale  las  reliquias  de  mi 
heredad  r,  y  entregarlas  hé  en  manos  de 
SDS  enemigos,  y  serAn  para  saco  y  para 
robo  A  todos  sus  adversarlos : 

15  Por  cuanto  han  hecho  lo  malo  en 
mis  ojos,  y  me  han  provocado  A  ira, 
desde  el  dia  oue  sus  padres  salieron  de 
Egipto  hasta  noy. 

16  Fuera  de  esto  derramó  Manassé 
mucha  sanere  inocente  en  gran  manera, 
basta  hendiir  A  Jtfusalem  de  cabo  • 
cabo;  ademas  de  su  pecado  con  que 
biso  pecar  A  JodA',  para  que  hiciese 
k)  malo  en  ojos  de  JdipTA. 

17  Lo  deñws  de  los  hechos  de  Ma- 
naisé,  y  todas  los  cosas  que  hixo,  y  su 
pecado  que  cometió,  ¿  no  estA  todo  es- 
crito en  el  libro  de  las  orónicas  de  ios 
reyes  de  JudA  f? 

18  Y  durmió  Manassé  con  sus  padres, 
y  tai  sepultado  en  el  huerto  de  su  casa, 
en  el  huerto  de  Uxxa,  y  reinó  en  su 
logar  Amop  sn  hijo. 

19  ^  De  Tdnte  y  dos  altos  era  Amon 
QHBdo  comenzó  A  reinar,  y  reinó  dos 
«Sos  en  Jerusalem.  £1  nombre  de  su 
madre  fui  Mesalemeth,  hija  de  Barus 
oeJotba. 

ÍO  E  hizo  lo  malo  en  q)os  de  JehotA, 
como  baUa  hecho  Manassé  su  padre. 

SI  Y  anduTo  en  todos  los  caminos  en 
JW  lu  padre  anduvo;  y  sirvió  A  las 
aUBundicias  A  las  cuales  habla  servido 
ta  padre,  y  A  ellas  adoró. 

fi  Y  dejó  A  JehovA  el  Dios  de  sus 
Vadres.  y  no  anduvo  en  el  oamino  de 

S  Y  los  siervos  de  Amon  conspiraron 
contra  él,  y  mataron  al  rey  en  su  casa. 

M  Entonces  el  pueblo  de  la  tierra 
miió  A  todos  los  qne  hablan  conspirado 
Mntra  tí  rey  Amon,  y  puso  el  pueblo 
de  la  tierra  por  rey  en  su  lugar  A  Josias 

tS  Lo  demás  de  los  hechos  de  Amon 
qne  efectuAra,  ¿  no  estA  todo  escrito  en 
«  libro  de  las  crónicas  de  los  reyes  de 

M  Y  filé  sepultado  en  su  sepulcro  en 
n  bnerto  de  Uzza,  y  reinó  en  su  lugar 
'o«ia»8ubljo. 

CAPITULO  XXII. 
(''•(iMa  Jotiai  á  rttlaurar  d  templo  y  tmUo 
****»/  y  «¡iota  eo»  <«  fMaíla  eóUra 


rjUANDO  Josias*  comenzó  A  reinar 

^  en  de  ocho  a&os,  y  reinó  en  Jeru- 

|Wem  treinta  y  un  afio.   El  nombre  de 


sa  madn  /M  Xdida,  h^a  de  Adaía  de 
Bot^nh. 
a  X  hizo  lo  qut  era  recto  en  c^os  de 
JdiovA,  y  anduvo  en  todo  el  camino  de 
David  su  padre,  sin  apartarse  A  diestn 
ni  A  siniestra  ft. 

3  T  A  los  dies  y  ocho  afios  del  rey 
Josias  filé  que  envió  el  re;  A  Saphaa, 
hUo  de  Azalia,  hik>  de  MÍesullaro,  es- 
criba, A  la  casa  de  JehovA,  diciendo : 

4  Vé  A  Helcias  sumo  sacerdote;  áUe 
que  recoja  el  dinero  que  se  ha  metido 
eo  la  casa  de  JdtovAe,  que  han  juntado 
de!  pueblo  los  guardianes  de  la  puerta, 

5  Y  que  lo  pongan  en  manos  de  loa 
qine  hacen  la  obra,  que  tienen  cargo  de 
la  casa  de  Jehová ;  y  que  lo  entr^pien 
A  los  que  hacen  la  obra  en  la  casa  de 
JehovA,  para  reparar  las  aberturas  (|e 
la  casa: 

6  A  los  carpinteros,  A  los  maestros  y 
albaSiles,  para  comprar  madera  y  piedra 
de  cantería  para  reparar  la  casa. 

7  Y  que  no  se  les  cuente  el  dinero 
cuyo  manejo  se  les  confiare,  porque  ellos 
proceden  con  fidelidad. 

8  5  Entonces  dUo  el  sumo  sacerdote 
Helcias  A  Baphan  escriba:  £1  libro  de 
la  leyrf  he  hallado  en  la  casa  de  Je- 
hovA. Y  Helcias  dio  el  libro  A  fiaphan, 
y  Inólo. 

9  Viniendo  lu^o  Saphan  escriba  al 
rey,  dio  al  rey  la  respuesta,  y  dijo :  Tus 
siervos  han  juntado  el  dinero  que  se 
halló  en  el  templo,  y  lo  han  entregado 
en  poder  de  los  que  nacen  la  obra,  que 
tienen  cargo  de  la  casa  de  JehovA. 

10  Asinusmo  declaró  al  rey  Saphan 
escriba  diciendo:  Helcias  el  sacerdote 
me  ha  dado  un  libro.  Y  leyólo  Saphan 
delante  del  rev  «. 

11  Y  cuando  el  rey  hubo  oido  latf 
palabras  del  libro  de  ia  ley,  rasgó  sus 
vestidos/. 

19  Luego  mandó  él  rey  A  Helcias  el 
sacerdote,  y  A  Ahicam,  hijo  de  Saphan, 
y  A  Achbor,  h^o  de  Mlch&ia,  y  A  Sa- 

Shan  escriba,  y  A  Asaia,  dervo  del  rey, 
iciendo: 

13  Id,  y  preguntad  A  JehovA  por  mí, 
por  tí  pueblo,  por  todo  JudA,  acerca 

ie  las  palabras  de  este  libro  que  se  ha 
hallador  porque  grande  ira  de  JehovA  (f 
es  la  que  ha  sido  encendida  contra  noso- 
tros, por  cuanto  nuestros  padres  no  es- 
cucharon las  palabras  de  este  libro  A, 
para  hacer  coníbrme  A  todo  lo  que  nos 
rué  escrito. 

14  Entonces  fué  Helcias  el  sacerdote, 
y  Ahicam,  y  Achbor,  y  Saphan,  y  A- 
saia,  A  Huida  profetisa,  mujer  de  Sal- 
lum,  hijo  de  Ticva,  h^o  de  Araas, 
guama  de  las  vestiduras,  la  cual  mora- 
ba en  Jerusalem  en  la  segunda  parte 
de  ta  ciudad,  y  hablaron  con  ella. 

16  Y  ella  les  dUo:  Así  ha  dicho  Je- 
hovA el  Dios  de  Israel :  Decid  al  varón 
que  os  envió  A  mí : 

16  Así  d^o  JehovA :  Hé  aqui  yo  traigo 
mal  sobre  este  lugar,  y  sobre  los  que 
en  él  moran,  e»  á  Mttber.  todas  las  pa- 
labras del  libro  que  ha  leído  el  rey  de 
JudA: 

17  Por  cuanto  me  dqjaron  A  mí,  y 
quemaron  perfumes  A  dioses  ágenos, 
provocándome  A  ira  en  toda  obra  de 
sus  manos  i,  y  mi  faror  se  ha  encendido 
contra  este  lugar,  y  no  se  apagaiA. 

18  Mas  al  rey  de  JudA  que  os  ha  en- 
viado para  que  preguntaseis  A  JehovA, 
diréis  asi :  Así  ha  dicho  JehovA  el  Dios 
de  Israel :  Por  cuanto  oiste  las  palabras 
del  libro, 

19  Y  tu  corazón  se  enterneció*,  y  te 
humillaste'  delante  de  JehovA,  cuapdo 


ie 


»DBe.|.32. 


<CÉp.]S.4, 
ele. 


<IOsB.n.94. 
sor.  M.  14. 


•  Kéh.  8.  3, 

18. 

Jer.  aC  6, 

15. 
/ver.  19. 


F8aL7«.7. 
Kah.  1. 6. 

»De«.  39.27. 


fDea.».S6, 
•to. 

NeA.  9. 90, 
97. 
Dui.9iU, 

*8aL5fl7. 

Is.  C7. 1& 
'lB«y-2L 

99. 


A.a  dr.  esi. 


n.  ttisTSB,  xxm. 


A-CLdr-ia 


•Ler.aiSl, 
S2. 

»  ítx.  38.  e. 

744.0. 


•2Cr.9i29t 
etc. 


i  Cftp.  29. 8. 

<Cap.U.14, 

17. 


<íO»p.SU,7. 


«  Oi.  10.  S. 
8o|ili.l.4. 


/80r.M.4. 


rlBer.U. 
22. 


*  El.  44. 10, 

14. 

•  iB^&as. 

k  Jar.  7.  SL 
'  Mr.  7. 8L 

•ftr.lSA. 
Dmi.  18.10. 
Xi.28.sr, 
88. 


triste  lo  que  jo  he  prontuieiado  contra 
eite  Iiigir  j  contra  iiu  moradores,  qne 
Tonchrian  k  ser  asolados»  y  malditos», 
y  rasgaste  tus  vestidos,  j  Uoraste  en  mi 
presencia,  tamUen  70  n  he  oido,  dice 
JehoT&. 

90  Por  tanto  hé  aqní  jo  te  recogeré 
con  tus  padres,  y  tú  serás  recogido  i  tn 
sepulcro  en  paz;  y  no  verán  tus  oios 
todo  el  mal  míe  yo  traigo  sobre  este  Tu- 
gar.  Y  ellos  dieron  al  r^  la  respuesta. 

C-APITULO  XXIII. 
Lee  JoHae  ti  IMulerottomio  dtlan'e  ddpméUot 
reinMna  la  aiicmta  eon  ti  Mimr,  y  eivttraae 
en  todo  lo  mtanie  de  m  vida  em  la  obeer- 
voneia  di  la  Lew,  y  áutmeeUm  de  la  tí»- 
latría. 

ENTONCES  el  rey  envió,  y  JvnUnm 
á  él  todos  iDs  ancianos  de  Judá  y 
de  Jerusalem«. 

2  Y  subió  el  rey  á  la  casa  de  Jehová 
oon  todos  los  varones  de  Jada,  y  con 
todos  loa  moradores  de  Jervialrái,  con 
los  sacerdotes,  y  profetas,  y  con  todo  el 
pueblo  desde  el  mas  chico  hasta  el  mas 
grande,  y  leyó  oyéndolo  ellos,  todas  las 
palabras  del  libro  del  pacto  que  habla 
sido  hallado  en  la  casa  de  Jehová  K 

3  Y  poniéndose  el  rey  en  pié  e  junto  á 
la  columna,  hizo  alianza  delante  de  Je- 
hová de  que  irían  en  pos  de  Jehorá,  y 
guanlarian  sus  mandamientos,  y  sus  tei- 
timonioi,  y  sus  estatutos,  con  todo  el  co- 
razón y  con  toda  el  alma,  y  que  cumpli- 
rían las  palabras  de  la  alianza  que  esta- 
ban escritas  en  aquel  libro.  Y  todo  el 
pueblo  confirmó  el  poeto. 

4  Entonces  mando  el  rey  al  sumo  sa- 
cerdote Hddas,  y  &  los  sacerdotes  de 
segundo  orden,  y  á  los  suardlanes  de 
la  puerta,  que  sacasen  diel  templo  de 
Jehová  todos  los  vasos  que  hablan  sido 
hechos  para  Baal,  y  para  el  bosque,  y 
para  tocia  la  milicia  del  cielo ^,  y  que- 
mólos fuera  de  Jerusalem  en  el  campo 
de  Oidron,  é  hizo  llevar  las  cenizas  de 
ellos  á  Beth-el. 

5  Y  oultó  los  Camoréos «  que  hablan 
puesto  los  r^es  de  Judá,  para  que  que- 
masen perftimes  en  los  altos  en  las  ciu- 
dades oe  Judá,  y  en  k>B  alrededores  de 
Jerusalem :  y  asimismo  á  los  que  que- 
maban perfumes  á  Baal,  al  sol,  y  á  la 
luna,  y  a  los  signos,  y  á  todo  el  ejército 
del  cielo.  < 

6  Hizo  también  sacar  el  bosque  fuera 
de  la  caca  de  Jehová,  fuera  de  Jerusa- 
lem, al  torrente  de  Oidron,  y  quemólo 
en  el  torrente  de  Oidron,  y  tomólo  en 
polvo,  y  echó  el  polvo  de  él  sobre  los  se- 
pulcros de  los  hijos  del  pueblo/. 

7  Ademas  derribó  las  casas  áe  los  so- 
domiticos  que  estaban  en  la  casa  de  Je- 
hová, en  las  cuales  tejían  laa  mqJcK* 
pabellones  para  el  bosque. 

8  E  hizo  venir  todos  los  sacerdotes  de 
tak  ciudades  de  Judá,  y  profanó  loa  al- 
tos donde  los  sacerdotes  quemaban  per- 
fumes, desde  Oabaa^  hasta  Beer.<ebah; 
y  derribó  los  altares  de  las  puertas,  y  toe 

Sne  tetaban  á  la  entrada  de  la  puerta  de 
osué,  gobernador  de  la  chidad,  y  toe 
que  eetaban  á  la  mano  izquierda  á  la 
puerta  de  la  ciudad. 

9  Empero  los  sacerdotes  de  los  altos  A 
no  subían  al  altar  de  Jehová  en  Jeru- 
salem, mas  comían  panes  sin  levadura 
entre  sus  hermanos  •'. 

10  Asimismo  profanó  á  Thopheth*, 
que  está  en  el  valle  del  hijo  de  Hinnom', 
porque  ninguno  pasase  su  hijo  ó  su  h\ja 
por  niego  á  Molech  «>. 

U  Quit)  también  los  caballos  que  los 
reyes  de  Judá  hablan  dedicado  al  sol,  á 
la  entrada  del  templo  de  Jelwvá,  junto 


á  la  cámara  de  AsHian-meleui  conoeo. 
el  cuál  tenia  caigo  délos  ejidos,  7  queno 
al  ftiego  los  carros  del  lol. 

19  Díerribó  ademas  ri  rey  los  altares 
que  eetaban  sobre  la  techumbre  de  la 
sala  de  Acház*,  que  los  reyes  de  Jndá 
hablan  hecho,  y  los  altares  que  habla 
hecho  Manasse  en  los  dos  atnos  de  la 
casa  de  Jehová*;  y  de  alU  corrió,  y 
enrojó  el  polvo  en  el  torrente  de  Oidron. 

18  Asimismo  profanó  el  rey  los  altea 
que  eetaban  delante  de  Jerusalem,  á  la 
mano  derecha  del  monte  de  la  destmc- 
cion,  los  cuales  Salomón,  rey  de  Imd» 
habla  edificado^  á  Asthoreth,  abomina- 
ción de  los  Sidonios,  y  á  Ghémoe,  abo- 
minación de  Moeb,  y  á  Milehóm,  abo- 
minación de  los  hijos  de  Ammon. 

14  T  quebró  las  estatuas,  t  taló  los 
bosques  f,  é  hinchió  el  lugar  de  ellos  de 
huesos  de  hombres. 

15  Igualmente  el  altar  que  eeüAa  en 
Bcth-el,.v  el  alto  que  habla  hecho  Jeto- 
boam,  hijo  de  Nabaf,  el  que  hizo  pecar 
á  Israel,  aquel  altar  y  el  alto  destruyó; 
y  quemó  el  alto,  y  tomó  el  attar  ea  pol- 
vo, y  puso  fuego  al  bosque. 

18  Y  volvióse  Jotías.  y  viendo  loa  se- 
pulcros que  eetaban  allí  en  el  monte,  en- 
vió y  sacó  los  huesos  de  los  sepulcros,  y 
quemólos  sobre  el  altar  para  contami- 
narlo, confinrme  á  la  palacra  de  Jétiork 
que  habla  profMzado  el  varón  de  Dioa, 
el  cual  habla  anunciado  estos  negocios*. 

17  Después  dQo :  ¿  Que  titulo  es  este 

Sue  veo  ?  Y  los  de  la  ciudad  le  reapon- 
ieron :  Este  es  el  sepulcro  dd  varón  de 
IMos  que  vino  de  Judá  (,  y  proftetizó  es- 
tas cosas  que  tú  has  hecho  sobre  d  altar 
de  Beth-eU 

18  Y  él  d^o :  Dudadlo ;  ninguno  mueva 
sus  huesos :  y  así  fueron  preservados  sns 
huesos,  y  los  huesos  del  profeta  que  ha- 
bla venido  de  Samarla. 

19  Y  todas  las  casas  de  los  alto*  que 
eetaban  en  las  ciudades  de  Samaoria», 
las  cuales  hablan  hecho  los  reyes  de  Is- 
rael para  provocar  á  ira,  quitólas  tam- 
bién Josias,  é  hizo  de  ellas  como  habla 
hecho  en  Beth-el. 

90  Mató  ademas  sobre  los  altares  á  to- 
dos los  sacerdotes  de  los  altos  que  allí 
estaban',  y  quemó  sobre  ellos'  huesos 
de  hombres,  y  volvióse  á  Jerusalem. 

81  ^  Entonces  mandó  el  rey  á  todo  el 

Eueblo  diciendo :  Haced  la  Pascua  ¿  Je- 
ová  vuestro  Dios,  confbrrae  á  lo  que 
está' escrito  en  el  libro  de  esta  alianza  «. 

99  No  fué  hecha  tal  Pascua  desde  los 
tiempos  de  los  jueces  que  gobernaron  á 
Israel,  ni  en  todos  los  tiempos  de  los 
l«yes  de  Israel,  y  de  los  reyes  de  Jndá«. 

83  A  los  diez  y  ocho  a&os  del  ley  Jo- 
sias fUé  hecha  aquella  Pascua  á  Jehová 
en  Jerusalem. 

24  Aslmisftio  barrió  Josias  los  Pytbo- 
nes,  adivinos,  y  Theraphéos,  y  todas  las 
abominaciones  que  se  veían  en  la  tiena 
de  Judá  y  en  Jerusalem,  para  cumplir 
las  palabras  de  la  ley  i,  que  estaban  ca- 
critas  en  el  libro  que  el  sacerdote  Heleiaa 
habla  hallado  en  la  casa  de  Jehová. 

90  No  hubo  tal  rey  antes  de  él,  q;ne 
a«i  *  se  convirtiese  á  Jehová  de  todo  su 
corazón,  y  de  toda  su  alma  ',  y  de  todas 
sus  fuerzas,  oonfbrme  á  toda  la  Ley  «fe 
Moisés,  ni  después  de  él  nadó  otro  tsl. 

98  Con  todo  eso  n»  se  volvió  Jdio^ 
del  ardor  de  su  grande  ira,  oon  que  ■• 
habla  enoendido  su  cncrjo  contra  Judá, 
por  todas  las  provocaciones  oonqua  Mm- 
nassé  le  habia  irritado  «. 

97  Y  diio  Jehová :  También  he  de  qui- 
tar  de  mi  presencia  á  Judá/,  como  quité 
á  Israel  9,  y  abonUnaró  á  esU  dudad  que 


•Jer.l9.U 
Bork.l.S. 

•  Osp-lL&i 


PlBey.m. 


fXz.a.tL 
Ks.SS.tt 
Dea.7.S, 

Mi*.  1.7. 
2B|3S. 


•IBej.lS.! 


tlBc*.tt 


n, 


»■ 


■2Cr.» 
8,7. 


'Ckp.U.li 
£s.2im 
IBC7.I& 
4a 

*2Cr.Sii 

■BX.U.S, 

ete. 

.Vii.9.1  I 

Dn.l&l| 

fftt. 
•íCr.SiH 

i». 


j20lS. 


41BeT.I| 
Jer.k! 


•Ca^S 
13. 
t24.J»< 

J«r.lS.< 
/G*p.S 

rcs^] 
ji8.1L 


Udr. 


n.  SKTES^  ZZIV,  XXV. 


▲.CIM. 


B^-9.S. 


Cr.3!.ao, 
b 


iCT.a6.i. 

V.22.1L 


iCr.ai3. 


•H.7. 
W.ttU. 


^.96.5. 


«■li.ia 

■11».  4. 


r-a.u. 


habla  «Mooido»  á  Janmkm.  y  la  om» 
de  la  cual  naUa  jo  dicho :  Mi  nombve 
McáaUlA. 

18  Lo  damas  de  lo»  hedMw  da  Joilas> 
j  todas  las  cosas  que  hixo,  ¿  no  está  todo 
eacrito  en  el  libro  da  las  crdoicas  de  los 
teje*  de  Jud4  ? 

80  En  aqndlos  dias  PhaFSon  Neehio, 
ley  da  K^pto.  snbló  oontia  el  rej  de 
Asirla  al  rio  £iiflrates,  y  calió  oontn  él 
el  rej  Josias'}  pero  aqael«  así  que  le 
vid,  matólo  en  Megiddo. 

ao  Y  sus  sierros  lo  pusieron  en  un 
cano,  7  triáronlo  mucKto  de  Megiddo 
&  Jenisalem,  y  sepultánnlo  en  su  se- 
pulcro. Entonces  ri  pueblo  de  la  tierra 
tomó  á  Joacház,  hito  de  Jo>ias>  y  un» 
giéronle,  y  pusiáronlo  por  rey  en  lugar 
de  su  padre*. 

81  1  De  veinte  y  tres  años  era  Jo- 
acbAz  t  cuando  oomenzó  á  reinar,  y  rei- 
nó tres  mases  en  Jenuaiem :  el  nombre 
de  su  mtáxtfui  Amutal,  h^a  de  Jere- 
mías da  Ubna. 

as  Y  él  hixo  lo  malo  en  ojos  de  Je- 
hová,  conforme  4  todas  las  cosas  que 
■US  padres  **i^bían  hacho. 

33  Y  echólo  preso  Pbaraoo  NeehAo  A 
Rihla»,  en  la  wovincia  de  Hamath, 
reinando  él  en  Jenuaiem ;  é  imputo 
ubre  la  tierra  una  multa  de  cien  ta- 
lentos de  plata^y  uno  de  oro  ■. 

34  Entonces  Fharaon  Nech&o  puso  por 
rqr  A  EUacim,  hijo  de  Josias,  en  lugar 
de  Josias  su  padre,  y  mudóle  el  nombre 
en  el  de  JotAm  • :  y  tomó  A  JoaohAx,  y 
Uerólo  A  Egipto;»,  y  murió  allí. 

36  Y  Joaclm  pagó  A  Fbaraon  la  plata 
y  el  oro  ¡  mas  hizo  apreciar  la  tierra 
para  dar  este  dinero  confiMcme  al  i 
oamiento  de  Phsraon,  Meando  la  plata 
y  oro  del  nueUo  de  la  tierra,  de  cada 
uno  según  la  estimación  de  eu  kacie$ida, 
para  du  A  Pharaoa  Neohfto. 

38  De  veinte  y  cinco  afios  era  Joaclm 
cuando  oomenzó  A  reinar,  y  once  a&os 
reinó  en  Jerosalem.  Kl  nombre  da  su 
madre  fué  Zebuda,  hija  da  Pedaia,  de 
Ruma. 

37  £  hizo  lo  malo  en  ojos  de  JehovA, 
conforme  A  todas  las  oosas  que  sus  pa- 
dres hablan  hecho. 

CAPITULO  XXIV. 
AcMIOM  Joaelm  eantnt  «I  rwy  «t»  BabttoHta  j 
y  !•  emeeie  m  h^o  Joadttn.  JNtUmektdeno- 
«or  te  apodera  de  Jemealem,  y  Utvtuevrt- 
eoe  4  BabOaeiia  4  JaeuHUn,  y  4  mu  vrfmei- 
poímmimBm;  f  gane  por  rey  ú  Matkaniat, 
fIa«udo  tawibien  Bedeeleu. 

EN  su  tiempo  subió  Nabuchódonosor, 
rey  de  Babilonia*  al  cual  sirvió  tres 
afios* :  volvióse  luego,  y  sa  rebdó  con- 
tra él. 

9  JehovA  empero  envió  contra  él  tropas 
de  Caldeos,  y  tropas  de  giros,  y  tropas 
de  Moabttat,  y'  tropas  de  Ammonilas ; 
tos  cuales  envió  contra  Judá  para  que 
le  dettruyesen,  conforme  A  la  palabra  de 
JehovA  que  talabia  hablado  por  sus  si- 
ervos los  proietas. 

3  Gicrtamente  vino  esto  contra  JudA 
por  dicho  de  JehovA,  para  quitarla  da 
su  presencia,  por  los  pecados  de  Ma- 
nassék,  ooofinme  A  todo  lo  que  hizo  : 

4  Ailiniimo  po*  la  sangre  mócente  que 
derramó  •,  pues  hinchió  A  Jerusalen  de 
■angie  inocente ' :  Jéhov^  por  tanto  no 
quiso  perdonar, 

5  Lci  demás  de  los  hechos  de  Joacim» 
y  todas  las  cosas  que  hizo,  ¿  no  está  es- 
crita en  el  libro  de  las  crónicas  de  los 
reyes  de  Judá? 

6  Y  durmió  Joacim  con  sus  padrea*,  y 
rrinó  en  tu  lugar  Joftchln  su  hUo. 

7  Y  nonoa  mas  d  rey  de  EgQito  salió 


de  su  tlerra/i  porque  él  rey  da  Babilo- 
nia le  tomó  todo  lo  que  era  suvo  dasde 
d  rio  de  Egipto  hasta  el  rio  Enfrates». 

8  ^  De  cUes  y  ocho  afios  era  Joachln 
cuando  oomenaó  4  reinar,  y  reinó  en 
Jerusaiem  tres  meses.  £1  nombre  da  tu 
madre  fité  Nehusta,  hija  da  Rlnathan, 
da  Jerusaiem. 

9  E  hizo  lo  malo  en  «ijos  de  JehovA, 
oonforme  4  todas  las  cosas  que  habla 
hecho  su  padre. 

10  En  aquel  tiempo  subieron  los  sier- 
vos de  NabuehOdonoaor  rey  de  Babilo- 
nia contra  Jerusaiem,  y  la  ciudad  fué 
cercada*. 

11  Vino  también  NabudiAdonosor  rey 
de  Babilonia  contra  la  ciudad,  cuando 
sus  siervos  la  tenían  cercada. 

U  Entónoes  salió  Joachln,  rey  de  Ju- 
dA, al  rey  de  Babilonia,  él  y  su  madre, 
y  sus  siervos,  y  sus  principes,  y  sus  eu- 
nucos f.  Y  praidiólo  el  rey  de  Babilonia 
en  el  octavo  afio  de  su  reinado. 

13  Y  sacó  de  allí  todos  los  tesoros  de 
la  casa  de  JehovA,  y  los  tesoros  de  la 
casa  real,  y  quebró  en  piezas  todos  los 
vasos  de  oro  que  habla  necho  Salomón 
rey  de  Israel  en  la  casa  de  JehovA,  como 
JraovA  habia  dicho  *. 

14  Y  llevó  en  cautiverio  4  toda  Jeru- 
saiem, A  todos  los  principes,  y  A  todos 
los  hombres  valientes,  Aíwte  diefc  mil 
cautivos ;  y  A  todos  los  oficiales  y  her- 
reros', que  no  quedó  nadie,  asoepto  los 
pobres  diel  pueblo  de  la  tierra  »•. 

16  Asimumo  trasportó  A  Joachln  A 
Babilonia,  y  A  la  madre  del  rey,  y  4  las 
mujeres  del  rey,  y  A  sus  eunucos,  y  A 
los  poderosos  de  la  tierra  ¡  cautivos  ka 

- .  llevo  de  Jerusaiem  A  Babilonia. 

18  A  todos  los  hombres  de  guerra,  que 
ftieron  siete  mil,  y  A  los  oficiales  y  herre- 
ros, que  JWroM  mil,  y  A  todos  los  vali- 
entes para  hacer  la  guerra  llevó  cau- 
tivos el  rey  de  Babilonia. 

17  Y  el  rey  de  Babilimla  puso  por  rey 
en  lug<ur  de  JoacUn  A  Mathanias  su 
tio,  y  mudóle  el  nombre  va  el  dt  8a- 
decías  ■. 

18  De  veinte  v  un  afto  sm  Sedéelas 
cuando  oomenzó  A  reinar,  y  reinó  en 
Jerusaiem  once  afios*.  El  nombre  de 
su  madnfiíé  Amutal,  hija  da  Jeremías, 
de  Libna^. 

19  E  hizo  lo  malo  en  ojoa  de  JdiovA, 
conforme  A  todo  lo  que  habia  hecho 
Joaelm. 

90  Fué  pues  la  ira  de  JehovA  contra 
Jerusaiem  y  JudA,  hasta  que  los  echó 
de  tu  presencia.  Y  Sedéelas  se  rebeló 
contra  tí.  rey  de  Babilonia  f . 

CAPITULO  XXV. 
ItirfiM  de  Jemetdem  y  de  m  templo :  Iraepor- 
taelon  w»{ver$al  de  loe  JwUo»  d  BoMIoMa, 
eewfko  uiMs  jMCM  A  {«««iief  dq/oro»  jMwa 
eumtMT  la  turra, 

Y  ACONTECIÓ  A  los  nueve  afios  de 
su  reinado,  en  el  mes  décimo,  A  los 
diez  del  mes,  que  Nabuchddonosor  rey 
de  Babilonia  vino  con  todo  so  ejército 
contra  JerusaleíA,  y  ceic<Ha  ¡  y  levan- 
taron contra  ella  ingenios  alredciddr  «. 

S  Y  estuvo  la  ciudad  cercada  hasta  el 
undécimo  afio  del  rey  Sedéelas.  I 

8  A  loe  nueve  del  mes  prevaleció  el 
hambre  en  la  dudad,  que  no  hubo  pan 
para  el  pueblo  de  la  tierra. 

4  Abierta  ya  la  ciudad,  Atiyeron  de 
noche  todos  los  hombres  de  guerra  por 
el  camino  de  la  puerta  míe  ettaba  entre 
los  dos  muros  Junto  A  los  huertos  dd; 
rey,  estando  los  Caldeos  d  rededor  4» 
la  dudacl  i  y  «I  niy  se  filó  oanUno  de  la, 
campafia  h. 


'Jer.4B.S. 


AI)Ba.Ll,a. 


<Jer.».l,2. 


A  Cap.  90. 17. 


( Jer.  M.  1. 
•Gap.36JS. 


*  Jer.  37. 1. 

•  Jer.  89. 1. 
•le. 

PCap.93.aL 


fSCIr<38.13. 
Is.17.14w 


•9Cr.86.l7. 
•te. 

Jer.  Si.  9. 
•te. 

y»».l.ete. 
7  SS.  4,  ete. 
Ss.94.8. 
•Ift 


»]U.19.U. 


JLCi 


ILHXTES;  XXV. 


um 


.1S.1S. 


«lBef.».8. 

11.04. 10, 
U. 


'  Heh.  1.  S. 
Jer.  ta.  14, 
•te. 


ACkp.34.14. 
Jcr.  40.  7. 

<J«r.27.U. 
•te. 

lB^]r.7.15, 
27. 


*  Bx.  37.  & 
lBejr.7.47, 


<1B^.7.U. 


■lCr.6.14. 
7.1. 


de  Je- 


«  Tonado  ■«•  d  »9t  taiétmdo  al 
sqr  de  BaMlonía  á  BBiia«,  y 
eootnélaeBlcBda. 

7  Y  degBUatim  4  los  faijM  de 
•B  pKmda  wya,  7  á  " 
iMoJostf,  yi 
áBaWonia. 

8  ^  En  d  OM  qidnto,  á  los  drte  dd 
na,  riendo  d  afio  dio  y  noeve  de  Na- 
liBcfaMonotor  rey  de  Babíloaía,  Tin»  á 
Jenuaiem  Nabuzanlan,  capitán  de  loa 
de  la  gnaidiay  derro  dd  v^  de  Balii- 


9  T  qncmd  ia  casa  de  Jdwrá*,  y  la 
cata  dd  rey,  j  todas  las  casas  de  Jan- 
•akm/;  y  todas  las  casas  de  los  pdnd- 
palea  qocñsó  á  fnego. 

10  Y  todo  d  ^írcfto  de  los  Caldeas 
que  etiaba  eom  d  capitán  de  la  goaidia, 
denibó  los  nmnis  de  Jonaalcm  alre- 
dedor^. 

11  Y  á  los  dd  pneblo  qne  haUan  que- 
dado en  la  dndaíd,  y  4  loa  qne  se  baUan 
Jnntado  d  rey  de  BaMlonia,  y  á  los  que 
naMan  quedado  dd  migo,  trasportólos 
Nabnzardan,  capitán  de  los  de  la  gu- 
ardia. 

IS  Mas  de  los  pobres  de  la  tierra  d^ó 
Nabnzardu,  capitán  de  los  de  la  gu- 
ardia, nara  qne  tabraaen  las  Tifias  y  las 
tierras*. 

13  Y  qndnaion  los  Caldeos  las  colum- 
nas de  bronce  •'  que  eataban  en  la  cosa  de 
Jdiorá,  y  las  boas,  y  d  noar  de  bronce 
que  ertaba  en  la  casa  de  Jehová,  y  lle- 
varon el  metd  de  dio  á  Babilonia. 

14  LlevAronse  también  los  calderos,  y 
las  paletas,  y  las  tenaus,  y  los  cucba*- 
rona,  y  todos  los  vasos  de  metal  con  que 
ministraban  Jfc. 

15  Incensarios,  cuencos,  los  qne  de 
oro,  e»  ovo,  y  los  que  de  plata,  en  plata, 
todo  lo  llevo  d  capitán  de  los  de  la  gu- 
ardia; 

16  Les  dos  columnas,  un  mar,  y  las 
basas,  que  Sdomon  baÚa  hecho  para  la 
casa  de  JdMvá :  no  haUa  peso  de  todos 


17  La  altura  de  la  una  columna  era  de 
diez  y  ocho  codos,  y  tenia  encima  un 
cm>itd  de  bronce;  y  la  altura  dd  ca- 
pitel era  de  tres  codos':  y  sobre  el  ca- 
pitel habla  un  enredado  y  granadas  d 
rededor,  todo  de  bronce;  y  semejante 
obra  haUa  en  la  otra  columna  oon  el 
enredado. 

18  5  Tomó  entónoa  el  capitán  de  los 
de  la  guardia  A  Saraias"  primer  sacer- 


'Jír.n.1 


tomó    lu   cvuiacu, 

7  eiiiGO 
de  los  eontinMis  dd  ñy  •  que  se 
en  la  dudad,  y  d  priñdpd  es- 
criba dd  ejército  qne  hada  la  reseAs  de 
la  gente  cM  paia,  y  wuwla  varanes  del 
pnáfe  de  la  tisca  qne  se  haHana  en 
laciadad. 

90  Batas  tomó  Nabnxardan,  canitaB  de 
los  de  la  gnaidia,  y  llevólos  A  Ribla  si 
rey  de  BUtHonia. 

n  Y  d  RV  de  BaMlonia  los  hWÓ  j 
mató  en  Blbla,  en  tiem  de  Hanuth. 
Ad  fiió  trasportado  Judá  de  sobre  n 
ttem^. 

S  5  Y  d  pueblo  qne  NabnchMow»- 
sor  rey  de  Alñlonia  dqó  en  ticna  de 
JndA,  puso  por  eobemador  A  Gedalfas, 
hi)o  de  Afaieom,  nijo  de  Rsphan  f . 

d  Y  oyendo  todos  los  principa  del 
d^dto,  dios  y  an  gente,  que  d  rejr  de 
Babilania  había  puerto  por  gobemador 
A  Gedalias,  vinlaonse  A  d  en  Misna; 
e»  á  «afer,  Ismael,  hijo  de  Natiíamas, 
y  Johanan,  hijo  de  Carea,  y  Sanias, 
hijo  de  Tanhumet  NetofatiU,  y  Jaaia- 
nias,  h^  de  MaachAti,  dios  con  los 
su  vos. 

M  Entónca  Gedalias  tos  hizo  jura- 
mento, A  dios  y  A  los  suyos,  y  dljotes: 
No  temáis  de  ter  siervos  de  los  Oahl¿ac : 
habitad  en  la  tiara,  y  servid  d  r^  de 
Babilonia,  y  os  irá  Uen. 

85  Mas  en  el  ma  séptimo  vino  Ismael, 
hijo  de  Nathanias,  hgo  de  Blisama,  de 
la  estirpe  real,  y  con  él  diez  varona,  é 
hirieron  A  Oeddias,  y  murió :  y  tam- 
bién A  los  Judíos  y  Caldeos  que  «siotaa 
oon  él  en  Mispa. 

36  Y  levantándose  todo  d  pueblo,  da- 
de  d  menor  hasta  d  mayor,  oon  los  ca- 
pitana del  qérelto,  fuáronse  A  Egipto  r 
por  temor  de  los  Cddéos. 

97  1[  Y  acontado  A  los  trdnta  y  riete 
afios  de  la  trasportadon  de  Joachln,  re; 
de  JudA,  en  d  ma  duodécimo,  A  los 
veinte  y  siete  dd  ma,  que  Evil-mero- 
dach  rey  de  Babilonia  en  el  primer  año 
de  su  reinado  levantó  la  cabeza  de  Jo- 
achln, rey  de  JudA,  eaeamAtio  de  la 
déla  cárcd; 

58  Y  hablóle  bien,  y  puso  su 
sobre  d  asiento  de  los  reyes  que  oon  él 
eataban  en  BaUlonia : 

59  Y  mudóle  los  vestidos  de  su  prisión, 
y  comió  siempre  delante  de  él*  todos  los 
^as  de  su  vida. 

ao  Y  ftiéle  diaramente  dada  su  comida 
de  parte  del  rey  (  de  continuo,  todos  los 
días  de  su  vida. 


KtLl 


LeT.ft 
Dh-S 
«•     - 

1X.11J 

S. 

f  Jer.  «11 
etc. 


LIBEO  PRIMERO  DE  LAS 

CRÓNICAS. 


CAPITUIX)  I. 

Oetmiogta  dttde  Adam  haeUiMrtüum:  hifim 

de  «te,  y  de$ee»ieiteia  de  iemael  y  de  Ktaé. 

ADAM,  8eth,  Enos« : 
9  Cainan,  Mahalaleel,  Jared, 
8  Henoeh,  Matbusdeni,  Lamech, 

4  Noé,  Sem,  Chim,  y  Japhet. 

5  5  Los  hUos  de  Japhet «  fueron  Qo- 
mer,  Magw,  Madd,  Jaran,  Tubd, 
Meseo,  y  TBiras. 

6  Los  hijos  de  Gomer  fturan  Askenez, 
Riphath,  y  Tbogorma. 

7  Los  hgos  de  Javan:  EUia,  Thazsls, 
ChSthim,  y  Dodanlm. 


8  Y  Los  hijos  de  Chame:  OMs,  Mis- 
rdm,  Phut,  y  Ganaan. 

S  Los  hijos  de  Ohfts :  Seba,  HavUa, 
6d>tha,  Raema,  y  üabteehA.  Y  los  hi- 
jos de  Raema ;  8eba,  y  Dedan. 

10  ChAs  engendró  A  Nlmrod :  ate  co- 
menzó A  ser  poderoso  en  la  tierra» 

11  Misrdm  engendró  A  Ludlm,  Ana- 
mim,  Laabim,  Nephtulm, 

19  Phctruslm,  y  Oadulm:  de  cata 
salieron  los  Philistéos,  y  los  CaphtO' 
reos'. 

18  Ganaan  engendró  A  Sidon,  su  pri- 
mogénito. 


•■Jcft 


'2S1.I 


IDS.S. 


ilIM. 


le  «104,  etc. 


L  cRoincAS,  n. 


A.O.dr.Wt. 


^.10.22, 

Ib 


LSS.U, 


I.S.2S, 


klUL 


14  T  al  Beüséo,  j  al  Jefaoaéo,  y  al 
Amorrháo,  j  al  Oergcaéo, 

16  T  al  Herée,  7  al  Amoéo,  y  d  Slate, 
19  AI  Andéo,  7  al  Samavfo,  y  al  Ha- 

nuAéo. 

17  5  Los  hijM  de  8em*/WeroN  Elam, 
Atmr,  Arphaxad,  Lud,  Axam,  Hus, 
Hal,  Otther,  7  Mcmc. 

18  Ar|ihaxad  engendró  &  Sela»  7  Sela 
engeodfó  i  Heb«*. 

19  T  á  Heber  nadenm  dw  hijoa :  el 
nambie  del  ano  fué  Pelee  |,  por  cnanto 
en  tos  dlai  ftié  dlTldida  la  tierra ;  7  el 
Bombre  de  ni  hermano /ii^  Joctan. 

50  T  Joctan  engendñS  &  Elmodad/, 
fldeph,  Asarmaveth,  j  Jera, 

51  A  Adoram  tamUen,  á  Usalj  Dicla, 
22  Hebal,  Abimael,  Seba, 

2B  Ophir,  HavUa,  7  Jobab ;  todos  h^s 
de  Joctan. 

24  ^  Sem,  Arphatad,  Sela, 

35  Heber,  Peló;,  Rea, 

9S  Serujti  NaehAr,  Thare, 

t!  Y  Abram,  el  cnal  es  Abraham. 

28  ^  Los  h^os  de  Abraham  Jíteron 
Iiaae,  é  Ismael. 

28  T  estas  mm  sos  descendencias:  él 
primogénito  de  Ismael /ii^  íi»b$jat/; 
dcspaes  Cedar,  Adbeel,  Mlbsam, 

30 Misma,  Dama,  Maaaa, Hadad,  The. 
ma,  Jetnr,  Naphis,  7  üedma.  Estos  son 
los  UioB  dé  Ismael. 

ai  T  Ccthura,  concuMna  de  Abraham, 
palió  á  Zimram,  Jocsan,  Madan,  Ma> 
diao,  Isbac,  7  á  Soa. 

a>  Los  hijos  de  Jocsan  /Wron  Séba,  7 
Dedan. 

33  Los  h4os  de  Madlan :  Epha.  Epher, 
Henoch,  Ahida,  7  EIdaa;  todos  estos 
fiuroH  hijos  de  Oethura. 

84  T  Abraham  enaendnS  á  Isaac :  7 
kM  hyos  de  Isaac  J^teron  Esaü,  é  Is- 

35  <l  Los  hijos  de  Esad  fueron  Eli- 
pbaSiRehoel,  Jehus,  Jalam,  7  Cora. 

as  Los  hUos  de  Eliphaa:  Theman, 
Ornar,  Sephi,  Gatbam,  Ohénas,  Timna, 
7  Amaleen. 

37  Los  Ujos  de  lUhael  Aenm  Nahatta, 
Zeía,  Samma,  7  Mixza. 

38  Los  hijos  de  Scir  fSumm  Lotan, 
fWibal,  Sibeon,  Ana,  Dison,  Eser,  7 
Disan. 

33  Los  hpos  de  Lotan :  Hori,  7  Ho- 
Buoa :  7  TUmna  foé  hermana  de  Lo- 
tan. 

40  Loi  14)os  de  Sobal  fuenm  Alian, 
Uandaalh,  Kbal,  Dephi,  7  Onam.  Los 
Itijos  de  Sibeon :  AU,  7  Ana. 

41  Dison  fti4  hijo  de  Ana;  7  los  hyos 
de  Dlion  fueron  Hamran,  Esban,  Ith- 
na,  7  Ghéran. 

43  Los  Ujos  de  Eser:  BUham,  Zaa- 
^•a,  7  Jaacan.  Lita  h|jos  de  Disan 
J^tñn  Has,  7  Aran. 

43  T  estos  «01»  los  rnes  que  reinaron 
en  la  tierra  de  Edom,  antes  que  reinase 
RJ  Mbre  los  hHos  de  Israel*:  Belah. 
bijo  de  Beor.  T  el  nombre  de  sn  ciudad 
MDinaba. 

44  Y  muerto  Bélah,  reinó  en  sn  lugar 
Jobab,  h^o  de  Zera,  de  Bosra. 

45  Y  muerto  Jobab,  reinó  en  su  ingar 
Hnsam,  de  la  tierra  de  los  Themanos. 

46  Muerto  Huaam,  reinó  en  sn  lugar 
Adad,  hijo  de  Bedad,  el  cual  hirió  A 
Madlan  en  la  campafia  de  M oab:  7  el 
nombre  de  sa  chidad/ué  Avith. 

47  Mocito  Adad,  reinó  en  su  lugar 
BUila,  de  Masreoa. 

43  Mnerto  tamUen  Samla,  reinó  en 
tn  lugar  Saúl,  de  B«hoboth,  aue  csftfc 
Jwtoalilo. 

43  Y  muerto  Saol,  seinó  en  su  lugar 
Baal4iaaan,  h<jo  de  Aohbor. 


W  T  muerto  Baal-hanan,  rdnó  en  sn 
lugar  Adad,  el  nombre  de  Ctt7a  ciudad 
fkd  Pai;  7  el  nombre  de  sa  mujer 
Meetabd,  h^a  de  Matred,  7  csu  da 
Mexaab. 

61  Muerto  Adad,  sucedieren  los  dn> 

Sues  en  Edom:  el  duque  de  Thimna, 
I  duque  de  Alia,  el  dnque  de  Jetheth. 
flS  El  duque  Oholibama,  d  dnque  oa 
Ela,  d  duque  Phinon, 

S8  El  duque  Chénaz,  el  duque  The* 
man,  d  duque  Mlbzar, 

M  El  duque  Magdiel,  el  duque  Iram. 
Estos /iicnm  los  duques  de  Edom. 

CAPITULO  II. 

Gtnealcffa  y  deMerntOénHa»  <b  Jaeób,  k^  á$ 
Itaae,  y  ds  JuM,  hifo  dt  Jaeoh. 

ESTOS  ton  los  hijos  de  Israel:   Ru- 
bén, Simeón,  Leri,  JudA,  IssachAr, 
Zabulón, 
a  Dan,  Joaeph,  Ben>jamin,  Nephtdl, 
Oadjj  Aser*. 

3  1  Los  h^os  de  JudA  fueron  Er, 
Onan,  7  8elab.  Estos  tres  le  lucieron 
de  la  h(}a  de  Sua,  Ganaitéa.  Y  Er,  pri> 
mogónito  de  JudA,  fíié  malo  ddante  de 
JehovA,  y  matólo. 

4  T  TÍiamar  su  nucn  le  parió  A  Fila- 
res, 7  A  Zara*:  7  ae%  todos  los  h^os  de 
JudA  fueron  dnco. 

5  L<M  hilos  de  Phares  fiteron  Hciren, 
7  Hamul «. 

8  Y  los  hijos  de  Zara  JWron  Zimri, 
Kthan,  Hernán,  7  Caled,  7  Daida«;  en 
todos  cináM). 

7  H^o  de  ChArmi  fui  AehAr,  d  que 
dborotó  A  Israel,  porque  prerarioó  en  d 
anathema/. 

8  Azaria.Ai¿  h^  de  Ethan. 

9  Los  hi(jos  que  nacieron  A  Hesron 
fueron  Jerameel,  Rtmn.  7  Chélubd. 

10  Y  Ram  engendro  A  Aminadab?; 
7  Aminadab  engendró  A  Nahason,  ptái- 
dpe  de  los  hijos  de  JudA* : 

11  T  Nahason  engendró  A  Salma;  y 
Sdma  engendró  A  Boas : 

la  Y  Boax  engendró  A  Obcd ;  7  Obed 
engendró  A  Isai : 

18  E  Isai  engendró  A  EUab,  sn  primo- 
génito, y  el  segundo  AMnadab,  7  Sima 
el  tercero; 

14  £1  cuarto  Nathanael,  d  quinto 
Radai, 

10  El  soto  Osem,  d  séptimo  DaTid : 

I«  De  los  cuales  Sarria  7  Ab^all 
fueron  hermanas.  Los  hijos  da  Sarria 
fueron  tres  • ;  Abisal,  Joab,  y  Asad. 

17  Abigail  engendró  A  Amasa,  cuyo 
padre >i«Jether  Ismadita*. 

18  "i  Caleb,  hijo  de  Hesron,  engendró 
A  Jerioth  de  su  mujer  Azuba.  Y  loa 
hjjos  de,  ella  fueron  Jeser,  Sobab,  y 
Ardon. 

19  Y  muerta  Azuba,  tomó  Oaleb  por 
mujer  A  Ephrata,  la  cud  le  parió  A 
Hur. 

SO  Y  Hur  engendró  A  Uri;  y  Uri  en- 
gendró  A  Besaléel  K 

81  Después  entró  Hesion  A  la  h^  de 
Machlr,  padre  de  Galaad»,  la  cual 
tomó  siendo  ól  da  sesenta  aAoa,  y  dia 
le  parió  A  Segub. 

SS  Y  Segub  engendró  A  Jalr,  d  cud 
tuvo  relnte  y  tics  dudados  en  la  tlanca 
de  Galaad  «. 

83  Y  Gesnr  y  Aram  tomaron  las  du- 
dados de  Jdr,  de  ellos,  y  A  Cenath  con 
sus  aldóaa,  qm  fiteron  sesenta  lugares. 
Todos  estos  fueron  de  los  hlJoa  de  Ma- 
chlr ^padre  de  Galaad. 

S4  Y  muerto  Hesron  en  Oaleb  de  B- 

Íhrata,  Abla  mujer  de  Hesron  l>  parió 
Aahur,  padre  de  Theooa. 
85  Y  los  hijos  de  Jeramed,  primo- 


ote. 

7  30.  S,  ele. 

733.18,et«. 

743.  8,01c. 
»  Gen.  38.  3, 

ote. 

I4«^1X 

lía.  36: 19. 
•Gea.S8.aB, 

30. 

MatLS. 
'G«B.46.19L 

Eot  4. 18. 
*lBa7.4.Sl. 


/Jos.  3. 18. 
y  7. 1,  at. 


'  But  4. 19, 

ao. 

Mai.  1.  4. 
*  5a.  1.  7. 


•'3Sa.2.18. 
*a8a.l7.2L 


<  Si.  81.  a. 
■  Kn.  87. 1. 


•  Hu.aa.41. 


■W.  ana  ju  d  —dn  4e  Zlsfa  ¡  j  1« 


Uu.  I jiún  dt  Ohlbii.   Y  Acbtt  f 

Hobal,  Hdn  dt  Olifiluh-iauliD ; 
Bl  SMmi,  pad»  dt  Brüt-bhoD ;  El 


fiK?ÍSí5fíü:: 


Tiün,  de  Birít-tak.  Huí  dt  Ama 


'ÍSíriSíi™.. 


Bt    -   ---.-,  ujD  <<•  nñlialii,  bHo 


TwSíS'áíSS 


fLUOO,elc. 


L  GBONICAS^  V. 


JLaxiM,«le. 


t»* 


HcpliCT,  ft  ThAüMiil,  j  Ahattari.   BitM 
/iKTM  los  hiJM  de  Naan. 

7  T  iM  hljM  da  Halca  fMrom  Btnth, 
Jetohar,  y  Itthnan. 

8  Y  Gm  engendró  á  Anob  y  k  Sobeba, 
7  U  ftiiiiUa  de  Ahartiel,  hi^o  de  Amm. 

9  T  Jaba»  ftié  mas  ifantre  que  «lu 
hannino»,  al  coal  su  madre  Damtf  Ja- 
ba! diciendo:  Por  cnanto  1«  pazi  en 
doloir. 

10  S  inToeó  Jabea  al  Diot  de  larael 
didendo:  ¡  Oh  li  me  dienu  bendición, 
7  enuDcharas  ral  término,  t  li  tu  mano 
niera  conmieo,  j  me  ilbruas  de  mal, 
que  no  roe  da&e !  E  hixo  Oioa  que  le 
▼InieM  lo  one  pidió. 

11  T  Oafeb,  hermano  de  Sua,  engen» 
dró  á  Ifachlr,  el  cual  fiíé  padre  de 
Bithon. 

IS  T  Esthon  enoendrd  4  BeCh-rapha, 
á  Phaaea,  j  k  Tehinna,  padre  de  la 
cindad  de  Naaai  eatoa  ton  loa  Tarones 
deRechi. 

13  Los  14)o«  de  Canea  ftunn  Othniel, 
7  Bandas.  Loa  h^os  de  Othniel^,  Ha- 
thath, 

14  Y  Maonathi,  el  cual  engendró  á 
Ophra:  y  Seraia  engendró  á  Joab,  padre 
de  hu  habUamte»  en  el  valle  llamado  de 
Caiithn,  porque  fueron  artlflccs. 

15  Los  b\ioa  de  Caleb,  hilo  de  Je- 
pbnie,  fiíeñm  Iru,  Ela,  y  Naham :  ¿ 
UJodeEU/MGencc. 

16  Los  hijos  de  Jaleleel  fiíerom  Ziph, 
Zipbas,  Thirias,  j  Aaareel. 

17  T  loe  h^oa  de  Bxra  fiíeron  Jether, 
Mered,  Epher,  y  Jalón:  también  en- 
Koidró  á  Marlam,  y  k  Sammai,  y  á 
Iiba^dre  de  Esthemoa. 

18  T  su  mtüer  Odia  le  parló  á  Jered, 
padre  de  Gedor,  y  k  Heoer,  padre  de 
Bocbd,  y  á  loutliíel,  padre  de  Zanoa. 
Betos  Jieron  los  t^Jos  de  Bethia,  h^a 
de  Pharaon,  con  la  oual  casó  Mered } 

19  Y  los  hijos  de  tu  mi^er  Odia,  her- 
numa  de  Naham,  padre  de  Kella,  de 
Gami,  y  de  Estemoa  (rus  JUé  de  Maa- 
cbáü. 

SO  Y  los  hijos  de  Simón  JUeron  Am- 
non,  y  lUnna  hijo  de  Hanan,  y  Thllon. 
Y  Icshyos  de  Id  futro»  ZoheCh,  y  Ben- 
nheth. 

n  ^  Los  h^os  de  8ela«,  hQo  de  Judá, 
fiíertn  Er,  padre  de  LechA,  y  Laada, 
padre  de  Maresa,  y  de  la  flmilUa  de  la 
casa  del  oficio  del  lino  en  la  oasa  de 
Asbea. 

88  Y  Joadm,  y  los  Tanmes  de  Ohó- 
i^ba,  y  Joas,  y  Sarauh,  los  cuales  mo- 
lanm  en  Moab,  y  Jasubi-lehem,  que 
X»  palabras  antiguas. 

83  Estos  ftieron  alfareros,  y  le  halla- 
ban en  medio  de  plantíos  y  cercados; 
loi  coates  moraron  allA  con  el  rey  en 
(nobra. 

84  ^  Los  hJijos  de  Simeona  JUeron 
Nemnel,  Jamln,  Jarib,  Zera,  8aul; 

SS  También  Sallum  fita  su  h^o,  Mib- 
(am  tu  hijo,  y  Misma  cu  hijo. 

88  Los  hijos  de  Misma  fueron  Hamuel 
u  bUo,  Zachür  su  hyo,  y  Simi  su  h^o. 

87  Loe  hyoa  de  Simi  fiíeron  diez  y 
wi*>  y  seis  hijas :  mas  sus  hermanos  no 
tBTiemn  mochos  h^os,  ni  multipliea- 
nn  toda  su  flunilia  como  los  hilos  de 
JndA.  ^ 

88  Y  habitaron  en  Beer-aebah,  y  en 
Molida,  y  en  Hasar-sual «, 

89  Y  en  Bala,  y  en  Eeem,  y  en  Tholad, 

30  Y  en  Bethuel,  y  en  Horma,  y  en 
Sielae 

31  Y  en  Beth-marchiboth,  y  en  Hasa- 
">*im,  y  en  Beth-biral,  y  en  Saaraim. 
«taa/iunm  sus  ciudades  hasta  el  reino 
deD«Tjd. 


atT  sus  alddaa/herws  Etam,  Ain,  Rla- 
mon,  y  Tbochén,  y  Aam ;  cfnoo  poabloa  i 

83  Y  todos  sus  TillaJes  que  ettaban  en 
contomo  de  estas  ciudades  hasta  Baal/. 
Esta  fui  su  habitación,  y  esta  tu  dñ- 
oendñiela. 

M  Y  Mesobab,  y  Janloch.  y  Joaiaa, 
h^o  de  Amasias, 

85  Joel,  y  Jdid,  ht)o  de  JoatUaa,  h^o 
de  Seraia,  h^  de  Adel, 

80  T  Elioenai,  Jaaooba,  Jesohaia, 
Ásalas,  Adlel,  Jóimtel,  Benaias, 

87  T  Zixa,  húo  de  Slphi,  h^o  de  Allon, 
hUo  de  Jedaük,  h^o  de  Simri,  hijo  de 
Semaias; 

88  Estos  por  sus  nombras  «on  los  prln» 
cipales  que  vinieron  en  aus  fkmlllas,  y 
que  fiíeron  multiplicados  muy  mucho 
en  las  casas  de  sus  padres. 

89  T  llesaron  hasta  la  entrada  de  Oador, 
hasta  el  Oriente  del  valle,  buscando  pas* 
tos  para  sus  ganados. 

40  Y  hallaron  gruesos  y  buenos  pastos, 
y  tierra  ancha  y  espaciosa,  y  ouieU  y  re> 
posada,  porque  lot  k{fot  óe  Onim  la  ha- 
mtaban  de  uites. 

41  Y  estos  que  han  sido  eaoiftos  por  ««« 
nombres,  vinieron  en  dias  da  Eaechlas, 
rey  de  JudA,  y  desbarataron  sus  tiendas 
y  estancias  que  allí  hallaron,  y  destru- 
yéronles hasta  hoy,  y  habitaron  allí  en 
lugar  de  ellos;  ptnr  cuanto  habla  alli 
pastos  pora  sus  ganulos. 

48  Y  asimismo  quinientos  hombres  da 
ellos,  de  los  hUos  de  Simeón,  se  fiíeron 
al  monte  de  Sor,  llevando  por  capitanes 
A  Pelatia,  y  A  Nearias,  y  A  Rephalas,  y  k 
Uziiel,  hijos  de  Isi : 

43  E  hirieron  A  las  reliquias  que  ha- 
blan quedado  de  Amaleen,  y  habitaron 
allí  hasta  hoy. 

CAPITULO  V. 

HsMswdwigfa,  atJtHto,  y  Jim  i»  Awim  %é»  QaiL, 

Ifdtta  media  irtou  de  Álanaitl. 

Y  LOS  hijos  de  Rubén,  primogénito 
de  Israel,  (porque  él  era  el  primo- 
génito, mas  como  violó  d  lecho  de  su 
padre»,  sus  derechos  de  primooenitura 
fueron  dados  A  los  hijos  de  Jaac|difc, 
hijo  de  Israel ;  y  no  hié  contado  por 
primogénito. 

a  Porque  JudA  filé  el  mayorazgo  sobre 
sus  hermanóse,  y  el  taincipe  de  ellos  j 
mas  el  derecho  de  prunogenitura/M  de 
Joseph.) 

8  Fueron  puet  los  Uios  de  Rubén, 
mogénito  de  Israel,  Enoch,  Phallu, 
ron,  y  Oharmi. 

4  Los  14J0S  de  Jod  Jiieron  Semaias  su 
^50f  Gog  su  h()o,  Simi  su  h^o, 

6  MiohA  su  hijo,  Reaia  su  hijo,  Baal 
su  h^o, 

6  Beera  su  hijo,  el  cual  fué  trasportado 

Sor  Thiglath-pilneser,  rey  de  los  Asirlos. 
!ste  era  prlndipal  de  los  Rubenitas. 

7  Y  BUS  hermanos  por  sus  familias,  cu- 
ando eran  contados  en  sus  descenden- 
cias, tenían  por  principes  A  Jdel,  y  A 
ZaehArias. 

8  Y  Bela,  hijo  de  Asaz,  hyo  de  Sema, 
hifo  de  Joel,  habitó  en  Aroer^  hasta 
Webo  y  Beel-meon. 

9  Habitó  también  desde  el  Oriente  has- 
ta la  entrada  del  desierto  desde  el  rio 
Ettfirates :  porque  tenían  muchos  gana- 
dos en  la  tierra  de  Galaad. 

10  Y  en  los  días  de  Saúl  tn^fenn  guerra 
contra  los  Agarenos*,  los  cuales  cayeron 
en  BU  mano,  y  ellos  habitaron  en  sus  ti- 
endas sobre  toda  la  haz  oriental  de  Ga- 
laad. 

11  5  Y  los  hijos  de  Gad  haMUnm 
enfiwnte  de  ellos  en  la  tierra  de  Basan 

I  hasta  tíalca/. 


/JaskU.1. 


f  Sx.  17. 16. 
ItoB.26.17, 
10. 

18a.  U.  8. 
y  80. 17. 
a8a.8.18. 


»GeB.48.ft, 


•000.4818. 
1& 
Sal.  6a  7. 

Beb.  7. 14. 


IÍJSS.18.1& 


'Gen.  as.  IX 
BaL08.«. 


/Jos.  19. 11. 


L  CRÓNICAS,  VI. 


hilo  <•  HiM.  taUi  d>  Jim,  Uto  «■ 
Inl.  hHi  di  HMilt],  hiu  di  It 

Uto  «Daddo,  U»  «(  Bu. 
HlTuiUM  AS,  M»  <•  AkdW, 


"'"'*"     CAPITULO  VI      "° 

■  L»  hliH  da  OaUk :  Aidihh,  Ithb, 
•a.  >  HariuD.    Lo  Wa  d>  Amñ 

rfVUííl  «wndrd  fc  ZtTtIb,  T  Z«vlv 


U  T  AoUtob  eoniidrd  fc  S« 
11  TMhn  n^dij  4  Hld 


So  ana  H  bu».  Einli  n  mo.  Aab 


o  aiy,  ir  Hiihuí,  hiji,  ,1, 


fi.át.ma,tíie. 


L  CRÓNICAS,  Tu. 


A.ai4Élk«IC 


5fa.«, 


manos  ettatea  &  Im  mano  slnlMtn  j  u 
á  «übr,  lEthan»,  mo  d«  Chlsi,  mjo  de 
Ahd],hiJodeMalttch, 
46  Hijo  de  HaasbiM,  14Jo  ám  Am»úm, 
büo  de  HileUs, 

46  my>  de  Anual,  hijo  de  Baai,  I4}c> 
deSemer, 

47  Hijo  de  M ahaU,  hijo  de  Hoal,  hijo 
de  llenri,  hgo  de  Levu 

48  Y  lUB  hcnnanos  lot  Leritaa  flunm 
puMto*  ■obre  todo  el  minlstolo  del  ta- 
Mináeulo  de  la  caaa  de  IMos  «. 

40  ^  Mas  Aanm  y  mu  hijoa  ofreoian 
perfume  ubre  el  altar  del  holDeauMo,  y 
ubre  el  altar  del  perfume  en  toda  la 
obra  del  lugar  •anluimo,  y  para  hacer 
las  eq>iaci«Ma  sobre  Israel,  oonfbrme 
á  todo  lo  aue  Moisés  sierro  de  Dios  ha- 
bía nandaoo» 

fio  T  loa  Újos  de  Aanm  ««m  estos: 
Ileaxar*  m  li^o,  Phinees  «n  h^o,  Abi- 
■ua  su  hijo, 

U  Baooi  su  hijo,  Uaxi  su  h^o,  Zeraiaa 
ral^jo, 

M  Menioth  sn  hijo.  Amarlas  su  h^o, 
Acbltob  su  hljot 

58  Sadoo  su  hijo,  Achlmaas  su  h^jo. 

54  ^  T  estas  son  sus  habitaciones,  con- 
forme á  «os  domicilios  y  sus  términos, 
ls<  de  los  hgos  de  Aaron  por  las  fiunl- 
lias  de  los  Coathitas,  porque  de  ellos  fbié 
lasMite: 

55  Les  dieron  pues  i  Hebron  en  ti- 
cm  de  JimU,  y  bus  igidos  alrededor  de 
día. 

60  Mas  el  tetftterlo  de  la  ciudad  y  sus 
aldeas  se  dieron  á  Caleb,  h^o  de  Je- 

57  T  i  los  hijos  de  Aaron  dieron  las 
ciudades  de  JudA  de  acogimiento,  et 
á  taber,  &  Hebron,  y  &  Libna  con  sus 
qidQi, 

SS  A  Jathir,  y  Esthemoa  con  sus  ^idos, 
j á  Hilent  con  sus  ^dos,  y  á  Dcbir  oon 
Ms  ejidos, 

50  A  Asanr  oon  sus  ejidos,  y  i  Beth-. 
lemes  oon  sus  ejidos. 

00  T  de  la  tribu  de  Bcn-jamln,  i  Oeba 
wo  sos  ^idos,  y  &  Alemetb  oon  sus 
^idoc,  y  &  Anathoth  con  sus  ^idoa. 
Todas  sus  ciudades  fiteroa  trece  ciu- 
dades, reportidat  por  sus  linajes. 

01  A  los  hijos  de  Coath,  que  queda- 
ron* de  sn  parentela,  dieron  diei  ciu- 
dadeide  la  media  txibu  de  Manease  por 
nerts. 

68  Y  &  los  hijos  de  Gerson,  por  sus 
Ua^jss,  dUrtn  de  la  tribu  de  Isach&r, 
7  de  la  tribu  de  Aaer,  y  de  la  tribu  de 
Nephtali,  y  de  U  tribu  de  Manaaaé  en 
Basan,  trece  oludades. 

63  Y  i  los  hijos  de  Merari',  por  nu 
linajes,  de  la  tribu  de  Rubén,  jr  de  la 
tdba  de  Oad,  y  de  la  tribu  de  Zabulón 
1  ditnn  por  suerte  dooe  oludades. 

64  Y  dieron  los  14)os  de  Israel  &  loe 
LeritM  ciudades  con  sos  eildos, 

65  T  dieron  por  suerte  de  la  tribu  de 
le*  hQos  de  JudA,  y  de  la  tribu  de  los 
bijos  de  Simeón,  y  de  la  tribu  de  los 
kÚos  de  Bcn-jaiíiin,  las  ciudades  que 
nombraron  por  sus  nombres. 

06  T  i  los  linces  de  los  hijos  de  Co- 
*tb  •  dierm  ciudades  oon  sus  términos 
de  la  tribu  de  Ephraim. 

■7  T  diénmles  las  ciudades  de  aoogl- 
aiieate,  i  fiiohém  oon  sus  lúldos  en  el 
monte  de  Ephraim,  y  &  Gezer  oon  sus 
vuos, 

6B  Y  i  Joomeam  «  oon  sus  ^Idos,  y  A 
Bctb-oKon  con  sus  cjjidos, 

«  Y4  Ajalon  oon  sus  ^idos,  y  4  Gath- 
linmon  oon  sus  eUdos. 

n  De  U  media  tribu  de  Mañané,  á 

Aun  con  sos  ejidos,  y  &  BUam  oon  sus 


ejidos,  para  les  del  Unaje  de  los  hyoa  de 
Ooath  que  hablan  quenado. 

71  Válosh^osde  Gerson  dicroii de U 
flñnlUa  de  la  media  tribu  de  Manaasi,  & 
Qolan  en  Basan  oon  sus  ejidos,  y  á  As- 
tharoth  pon  sus  «Oidos : 

»  T  de  la  tribu  de  laaehár,  4  Cedes 
oon  sus  ^idos,  4  Dobrath  oon  sus  «(jidos. 

78  Y  4  Rainoút  oon  sus  ejidos,  y  4 
Anem  oon  sus  ejidos : 

74  T  de  la  tribu  de  Aser,  4  Maaal  oon 
BUS  ejidos,  y  4  Abden  con  sos  «jidoa, 

75  T  4  Huccoe  con  sus  «ijidos,  y  4  Be- 
hob  con  BUS  ^idos : 

76  T  de  la  tribu  de  NephtaU,  4  Cedes 
en  Galilea  oon  sus  ^idos,  4  Hammon 
con  sus  iáldoB,  4  Chlriath-Jearim  oon 
sus  ejidos. 

77  Y  41os  hijos  de  Mcrari  que  haUan 

2uedado,  dienm  de  la  tribu  die  Zabulón 
Rimmono  con  sus  ^idos,  y  4  Tliabor 
oon  sos  «gidos. 

78  T  de  la  otra  parte  del  Jordán  de 
Jerioó,  al  Oriente  del  Jordán  r,  dieron 
de  la  tribu  de  Rubén  4  Beeer  en  el  des- 
ierto con  BUS  ^idos,  y  4  Jasa  oon  sus 
ejidos. 

79  Y  4  Chédemoth  con  sus  ^idos,  y  4 
Mephaath  oon  sus  ^idos : 

80  Y  de  la  tribu  de  Gad,  4  Ramoth  en 
Galaad  '  con  sus  ^dos,  y  4  Mahanaim  • 
oon  sus  ^dos, 

81  Y  4  Hesbon  con  sus  ejidos,  y  4  Ja- 
zer  oon  sus  ejidos. 

CAPITULO  VII. 

Dueendetia  dé  lecehér,  d«  BM^amtu,  Nefk. 

taii,  Ef^raim,  y  Ater. 

LOS  hijos  de  Isach&r  •/nenm  cuatro : 
Thou,  Phua,  Jasub,  y  Simron. 

9  Loa  hOos  do  Thola  fitermt  Uzzi, 
Rephaias,  Jeriel,  Jaeoai,  Jibsam,  y  Sa- 
muel, cabeaas  en  las  familias  de  sus 
padres.  De  Thola  ftieron  contados  por 
sus  linajes  en  el  tiempo  de  David,  ve- 
inte y  dos  mil  seiscientos  hombres  muy 
▼alerosos. 

8  Hijo  de  Uui  fiíé  Isráhias:  y  los 
hijosde  IzrahiaaitMTvn  Mich&el,  Oba- 
dias,  Jeel,  é  Islas  i  todos  cinco  prín- 
cipes. 

4  Y  *a6ia  con  dios  en  sus  Uni^es,  por 
las  familias  de  sus  padres,  treinta  y  seis 
mil  hombree  de  guerra :  poique  tuvieron 
muchas  mujeres  é  hijos. 

5  T  sus  hermanos  por  todas  las  femi- 
lias  de  Isach&r  i,  contados  todos  por  sus 
genealogías,  eran  ochenta  y  siete  mil 
Aonafrrrt  valientes  en  extremo. 

6  Loe  k^foe  de  Ben-lamin«  JheroM  tres : 
Beta,  Beohér,  y  J  ediael. 

7  Los  hijos  de  Bela  Jverm  Esbon, 
Uzzi,  Usaiel,  Jerimoih,  é  Iri;  cinco 
cabexas  de  casaa  de  linajea,  homfaiq^  de 
gran  valor,  y  de  cuya  deaoendenoia  fue- 
ron contados,  veinte  y  dos  mil  treinta 
y  cuatro. 

8  Los  hijos  de  BechAr^Vienm  Zemira, 
Joas,  Eliezer,  EUoenai,  Omri,  Jerlmoth, 
Abias,  Anathoth,  y  A  lemeth :  todos  estos 
fueron  hijos  de  Bechér. 

0  T  contados  por  sus  descendencias, 
por  tus  liniges,  los  que  eran  oabexas  de 
sus  íiunilias,  rettdiaron  veinte  mil  y 
doscientos  hombres  de  grande  esfiíerao. 

10  Biao  de  Jedlael  fué  Buhan:  y  los 
hijos  de  Bilhan  fueron  Jehua,  Ben-ja- 
min,  Aod,  Chénaana,  Zethan,  Tharsis, 
y  Ahi-sahar. 

11  Todos  estoa/limM  hyos  de  Jediael, 
cabezas  de  famiUas,  ciqfot  muy  valerosos 
hombres  ere»  dies  y  siete  mil  y  dosden- 
toe  que  sallan  4  combatir  en  la  guerra. 

10  Y  Suppim  y  Huppim  fkun»  hijos 
de  Hir ;  y  Husim  h|}o  de  Aher» 


V  Dea.  4.41. 
40. 


•1  Bey.  SU. 


•Gen.  81. 9. 

2SS.17.M. 
27. 


•Gen.  46. 18. 
Nu.  26.30. 


iCap.U.«L 


•  Cap.  8. 1. 
Gen.  40.21. 


A.a}4IM^6te.- 


LCBONICAS,  VIIL 


A.Gl«lt»(tfr 


4^0.96.80. 
•Nii.a6.85. 


/Gen.  87. 84. 
«Job  a.  11. 


I  en  luto. 
«Gfla.Sfi.18. 

18a.  i.  21. 


•  5«.  IS.  8, 
16. 


»Jot.l7.1L 


'Gen.  46. 17. 
Kii.S6.4i. 


18  Lo*  hUM  de  Nephtali  ^mm  Jaoel, 
Guni,  Jezer,  ▼  Sallnm,  h^M  de  Bilha. 

14  ^  Los  hiJM  de  Maxuaaé  fueron 
Aniel,  el  cual  le  {Murió  su  ooiicubina 
la  Sira:  (la  cual  también  le  parió  á 
Machlr,  padre  de  Oalaad: 

15  Y  Macfalr  tomó  por  mi^  Ui  her- 
mana de  Huppim  5  ooppim,  cuya  her> 
mana  tuyo  poñr  nombre  Maachái)  y  el 
nombre  del  segundo  ftié  Salphaad.  Y 
Salphaad  tuvo  n^. 

16  Y  Maaeh¿,  mi^  de  Machlr,  le 
parió  un  h^o,  y  llamóle  Pettis;  y  el 
nombre  de  su  hermano  fué  Seres,  cuyos 
h^os/i/eron  Ulam  y  Reoem. 

17  HUo  de  Ulam  fui  Bedan.  Estos 
fueron  los  hj^os  de  Galaad,  hijo  de  Ma- 
chlr, hyo  de  Manassó. 

18  Y  su  hermana  Molechét  parió  á 
Ischód,  y  4  Abiezer',  y  &  Mahau. 

19  Y  los  h^os  de  Sembla  fueron  Ahian, 
Sechém,  Liccí,  y  Aniam. 

80  5  Los  hijos  de  Ephraim «  fiíeron 
Suthela,  Bered  su  hUo,  su  h^o  Tha- 
hath,  Elada  su  h^o,  Thahath  su  hijo, 

21  Zabad  su  hijo,  y  Suthela  su  hijo, 
Ezer,  V  Elad.  Mas  los  hijos  de  Gath, 
naturales  de  aquella  tierra,  los  mata- 
ron, porque  Tinieton  á  tomarles  sus 
ganados. 

88  Y  Ephtaim  su  padre  hizo  duelo 
por  muchos  dias/,  y  Tínieron  sus  her- 
manos &  considano^. 

23  Entrando  él  después  á  su  mtger, 
ella  concibió,  y  parió  un  h^o,  al  cual 

Euso  por  nombre  Berta  I ;   por  cuanto 
abiá  estado  en  aflicción  en  su  casa  A. 
84  Y  su  hija  ftié  Seera,  la  cual  edifícó 
&  Beth-oron  la  b^ja  y  la  alta,  y  á  Uzien. 
seera. 

86  H^o  de  este  Beria  fué  Repha,  y  Re- 
seph,  y  Thela  su  h^o,  y  Thaan  su  hyo, 

86  Laadan  su  hijo,  Ammiud  su  lujo, 
Elisama  bu  14jo, 

87  Nun  su  hijo  •',  Josué  su  hyo. 

:  88  Y  la  herraad  y  habitaoion  de  ellos 
filé  Beth-el  con  sus  aldeas;  y  hacia  el 
oriente  Naaran,  y  &  la  parte  del  occi- 
dente Gezer  y  sus  aldeas:  asimismo 
Sirhém  con  sus  aldeas,  hasta  Asa  y  sus 
aldeas. 

88  Y  &  la  parte  de  los  hijos  de  Ma- 
natsé'^,  Beth-sean  con  sus  udées,  Tha- 
nach  con  sus  aldeas,  Mfslddo  con  sus 
aldeas,  Dor  con  sus  aldeas.  En  estos 
luffaree  habitaron  los  h^jos  de  Joseph, 
hijo  de  Israel. 

80  ^  Los  hijos/  de  Aser/tifron  Imna, 
Isua,  Isui,  Beria,  y  su  hermana  Sera. 

31  Los  hyos  de  Beria  ^Wron  Heber,  y 
Malcblel,  el  cual  flié  padre  de  Binca- 
vith. 

88  Y  Heber  engendró  á  Japhiet,  Se- 
mer,  ^otham,  y  Sua  hermana  de  ellos. 

88  Los  h^cs  de  Japhiet:  Paaac,  Bim- 
hal,  y  AsTath.  Aquestos  Jos  híios  de 
Japhiet.  w      -^ 

84  Y  los  hUos  de  Semer  fueron  Ahí, 
Roega,  Jehubba,  y  Axam. 

35  Los  hyos  de  Helem  su  hermano, 
Sopha,  Imna,  Selles,  y  Amal. 

86  Los  hijo*  de  Sopha  ¡  Sua,  Hama- 
pher,  Sual,  Bcri,  Imra, 

37  Beser,  Hod,  Samma,  Silsa,  Ithran, 
y  Beera. 

88  Los  hyos  de  Jether/luron  Jephone, 
Pispa,  y  Ara. 

88  Y  los  h^os  de  Ulla,  Ara,  y  Haniel, 
y  Resia. 

40  Todos  esto*  fueron  h^os  de  Aser, 
cabezas  de  familbi*  paternas,  escogidos, 
esforzados,  caberas  de  principes :  y  con- 
tados que  ftaeron  por  stu  linajes  entre 
los  de  anuas  tomar,  el  niimcro  de  ellos 
fué  veinte  y  selí  nül  hombres* 


CAPITULO  VIH. 

Jh  etroe  deeomdimta»  d»  Bmíami»  ksita 

Baúl,  yieUu  Mjoe  i»  UU. 

T»ENJAMIN«  engendró  i  Bda  su  'Gc^*^^ 


-f  primogénito,  Asbel  el  segundo,  Aia 
eltereero, 

8  Noha  el  cuarto,  y  Rapha  el  quinto. 

8  Y  lo*  hJ^o*  de  Bda  fueron  Addar, 
Gera,  Abiud, 

4  Abisua,  Naaman,  Ahoa, 

5  Y  Gerab,  Sephuphim,  y  Hnnon. 

6  Y  estos  ton  los  hyos  de  Ehud,  estos 
las  cabezas  de  padres  que  haUtaron  en 
Gabaa,  y  flieron  trasportados  &  Mana- 
hathe; 

I  BeA  taber,  Naaman,  Achias,  y  Oeta: 
éste  los  traspintó,  y  enjiendró  a  Uzza,  y 
á  Ahihud. 

8  Y  Saharaim  engendró  h\}oe  en  la 

roTincia  de  Moab«,  después  que  dqó 
Husim  y  á  Baara  que  eran  sus  mu- 
jeres. 

9  Engendró  pues  de  Ohódes  su  mqjer 
á  Jobah,  Sibias,  Mesa,  Malchftm, 

10  Jdius,  Sochlas,  y  Mlrma.  Estos 
son  sus  hyos  cabezas  de  familias. 

II  Mas  de  Hnaim  engendró  &  Abitob, 
y  A  Elphaal. 

18  Y  los  hyos  de  Elphaal  fmenm  He- 
ber, Misam,  y  Semed,  (el  cual  edificó  á 
Ono  «,  y  &  Loth  con  sus  aldeas,) 

13  Barias  también,  y  Sema,  que  fbenm 
las  cabezas  de  las  fwnilias  de  tos  mora- 
dores de  Ajalon,  los  cuales  echaoron  á 
los  moradores  de  Gath : 

14  Y  Ahio,  Sasao,  Jeremotfa, 

15  Zebadias,  Arad,  Heder, 

16  Micbftel,  Ispha,  y  Joa,  hijos  de 
Berias: 

17  Y  Zebadias,  Mesullam,  Hizohl, 
Heber, 

18  Ismari,  Izlia,  y  Jobab,  hyos  de 
Elphaal : 

19  Y  Jaoim,  Ziohri,  Zabdi, 

80  KUoenai,  SUithai,  Kliel, 

81  Adaiaa,  Bandas,  y  SimraÚi,  hyos 
deSimi: 

88  E  Isphan.  Heber,  Eliel, 
88  Abdon,  Zichri,  Hanan, 

84  Hanania,  Helam,  Anathothias, 

85  Iphdalas,  y  Peniel,  hijos  de  Saaac : 

86  Y  Samseri,  Seharlas,  Atalia, 

87  Jaareaias,  Elias,  y  Zichri,  hyo*  de 
Jeroham. 

88  Estos  fiteron  jefes  principales  de 
familias  por  sus  lini^es,  y  habitaron  en 
Jerusaiem/. 

89  Y  en  Gabaon  habitaran  Abi-ga- 
baony,  la  mujer  del  cual  se  llamó 
MaachA. 

30  Y  su  hUo  primogénito  fué  Abdon, 
luego  Sur,  ChlSf  Baal,  Nadab, 

31  Gedor,  Ahio,  y  Zeehér. 

89  Y  Micloth  engendró  á  Simea.  Es- 
tos también  habitaron  con  sus  hermanos 
en  Jerusaiem,  enfrente  de  ellos. 

33  Y  Ner  engendró  4  OhlsA,  y  Chis 
engendró  4  Saúl,  y  Saúl  engendró  4 
Jonathan,  4  Matohl-sua,  Abinadab,  y 
Esbaal '. 

34  Hyo  de  Jonathan  fué  Merib-baal¡ 
y  Merib-baal  engendró  4  Micliá. 

85  Los  hUo*  de  MÍch&/tt«nM  Phitfion, 
Melech,  Thaaiea,  y  Ahac. 

86  Y  Abaz  engendró  4  Joadda,  y 
Joadda  enmadró  4  Aiemeth,  y  4  Az- 
maveth,  ya  Zimrij  y  Zimri  engendró 
4Mosa, 

37  Y  Mosa  engendró  4  Bina,  hilo  del 
oual  fVié  Rapha,  hyo  del  cual  fué  Blasa, 
cuyo  hyo  fiié  Asel. 

88  Y  los  hyo*  de  Aaet  fberon  seis,  cuyos 
nombres  son  Azricam,  Boohru,  Ismael, 
Searlas,  Obadias,  y  Hanan :  todos  estos 
fueron  hyos  de  AseL 


KolKA 


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•1Iid.lt 
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yu.» 


L  CRONICAB,  IX,  X 


■ninlo.  BllplHMli «  nntn. 
it  V  fama  la  M|oi  it  Uliai 


UiH  dd  In  bUoi  d>  Baa-juiiD. 


:nnl,MJSHlvHULl,tU  Mbljn 
UenUIug,  hy»  dt  cSl>!l,  tiljlí 

HaiilUia.''^o''d>  Bídsc,  bits  i 


^  e«ü  imi  Jdla  dihmlUu  «>  t 


V  MftkhllUft,  AbiudAb.  <  BibuL 

«I  E  bUs  da  jDnUhlD  A«  MfTibbul  > 

Molbbiial  mHndtt  iMkhl. 

41  I  M  hU«  di  HlgM  Ama  ru. 

a  Áhu  oi^dit  i'Jini.  I  Jan  «- 


lua.  OUJo'Wfl/. 


"«■Ja.^'^" 


A.C.106C 


I.  CLÓNICAS,  XL 


»1S».14.4B. 


<  18a.S1.10. 


<<lSa.S8.7, 

etc. 
•  1  Sft.  16. 1. 

18. 

3r28.17. 

28ft.3.9J0. 

y&S. 


'  2  8a.  S.  1. 
ato. 


»S«L78.7L 


•  i  S«.  16. 1, 

12. 
itJuee.l.2L 

V 1».  10. 

aSa.S.6. 


5  Y  Um  PhittctéM  dguienm  á  Said  j  á 
stu  14Jos;  7  malsnm  Uw  PhiUstto  á 
Jonatluin,  y  á  Abinadab  i>  y  á  Malohl- 
sua,  hijos  we  Saut. 

8  Y  agnvóse  ia  batalla  sobra  Saúl,  j  le 
alcanzaron  los  flecheros,  y  fuA  de  k»  fie» 
cheroa  herido. 

4  EnKSnoes  d^o  Saúl  á  su  escudero: 
Saca  tu  espada,  y  pásame  con  ella,  por- 
que no  vengan  estos  inc'arcuncisos,  y 
hagan  escarnio  de  mi ;  mas  su  escudero 
no  quiso,  porque  tenia  gran  miedo.  En- 
tónoes  Saúl  tomó  la  espada,  y  echóse 
sobre  «lia. 

6  Y  como  su  escudera  vio  á  Saúl  mu- 
erto, é\  también  se  echó  sobn  su  espada, 
y  matóse. 

6  Asi  murió  Saúl,  y  sus  tres  hijos,  y 
toda  su  casa  murió  juntamente  con  él.  * 

7  Y  vtendo  todos  los  de  Israel  que  ha- 
bitaban en  el  Talle,  que  hablan  huido,  y 
que  Saúl  y  sus  hijíss  eran  muertos,  de- 
jaron sus  ciudades  y  huyeron:  y  vini- 
eron los  Philistéos,  y  habitaron  en  ellas. 

8  Y  filó  que  Tinióido  el  dia  siguiente 
los  Philis^s  á  despojar  los  muertos, 
hallaron  á  Saúl  y  á  sus  h^os  tendidos  en 
el  monte  de  Qilboa. 

9  Y  lu«go  que  le  hubieron  desnudado, 
tomaron  su  cabeza  y  sus  armas,  y  en- 
viaron/» todo  k  la  tierra  de  los  Philtstóos 
por  todas  partes,  para  que  fuese  denun- 
ciado &  sus  ídolos,  y  al  pueblo. 

10  Y  unsieron  sus  armas  en  el  templo 
de  su  dios  «,  y  colgaron  la  cabeza  en  el 
templo  de  Dagon. 

11  Y  oyendo  todos  los  de  Jabes  de  6a- 
laad  lo  que  los  Philistéos  hablan  hecho 
de  Seúl, 

IS  Levantáronse  todos  los  valientes 
hombres,  y  tomaron  el  cuerpo  de  Saúl, 
y  los  cuerpos  de  sus  hijos,  y  tr^jéronlos 
á  Jabes,  y  enterraron  sus  huesos  debajo 
dd  alcornoque  en  Jabes,  y  ayunaron  u- 
etedias. 

18  Así  murió  Baúl  por  su  rebelión  oon 
que  prevaricó  contra  Jehová,  contra  la 
palabra  de  Jehov&,  la  cual  no  guardó ; 
y  porque  consultó  al  Python  preguntan- 
do¿e', 

14  Y  no  consultó  á  Jehová :  por  esta 
causa  lo  mató,  v  traspasó  el  reino  á  Da- 
vid, h^o  de  Isai «. 

CAPITULO  xr. 

Danta  fmfUo  m  Eebro»,/»!  eon  iodo  ItraH 
é  Jerutaiem,  dond»  toma  por/ttma  la/or^ 
taUta  át  Sion.  Oaiálofo  do  loo  varonat 
üuitru  al  toroieio  de  Dwríd. 

ENTONCES  todo  Israel  se  Juntó  á 
David  en  Hebron,  diciendo :  Hé  aquí 
nosotros  mnuu  tu  hueso  y  tu  carne*. 

5  Y  ademas  antes  de  ahora,  aun  mi- 
entras Saúl  reinaba,  td  sacabas  y  metías 
á  Israel.  También  Jehová  tu  Dios  te 
ha  dicho:  Td  apacentarás  mi  pueblo 
Israel,  y  td  serás  príncipe  sobre  Israel 
mi  pueblo  i. 

8  Y  vinieron  todos  los  ancianos  de  Is- 
rael al  rey  en  Hebron,  y  David  hiso  con 
ellos  alianza  delante  de  Jehová ;  y  un- 
gieron á  David  por  rey  sobra  Israel, 
conforme  á  la  palabra  de  Jehová  por 
mano  de  Samuel «. 

4  5  Entonces  se  filó  David  eon  todo 
Israel  á  Jerusalem,  la  cual  es  Jebns^; 
y  allí  era  el  Jebuséo  habitador  de  aque- 
lla tierra. 

6  Y  los  moradoras  de  Jebus  dijeron  á 
David :  No  entrarás  acá.  Mas  David  to- 
mó la  fbrtaleza  de  Sion,  que  es  la  du- 
dad de  David. 

6  Y  David  habla  dicho :  El  que  pri- 
mero hiriere  al  Jebuaéo,  será  cabeza  y 
Ib.   Entonce*  Joab,  hito  de  Sarria,  su- 
ó  él  primero,  y  fué  A«cAo  jefe. 


7  Y  David  habitó  en  la  fbvtalan,  y  por 
esto  la  llamaron  la  dudad  de  David. 

8  Y  edificó  la  dudad  al  redador,  desde 
Millo  hasta  la  cerca:  y  Joab  reparó  d 
resto  de  la  ciudad. 

e  Y  David  iba  adelantando  y  cndcndo, 
y  Jehová  de  los  ^éreitos  era  con  éL 

10  ^  Estos  son  los  principales  de  los 
valientes  que  David  «  tuvo,  y  los  que  le 
ayudaron  en  su  reino,  con  todo  Israd, 
para  hacerto  rey  sobre  Isnd,  oonfimne 
á  la  palabra  de  Jehová/. . 

11  Y  este  «t  el  ndmero  de  los  valIcB- 
tes  que  David  tuvo  :  Jaaobam,  ^jo  de 
Hachmoni,  caudillo  de  los  treintt,  el 
cual  blandió  su  lanza  una  vez  contra 
trescientos,  á  los  cuales  mató. 

13  Tras  este/uá  Eleazar,  hijo  de  Dodo 
Ahohita,  el  oual  en  de  loa  tras  vali- 
entes. 

I    13  Este  estuvo  con  David  en  Pas.dam- 

'mimf,  estando  allí  juntos  en  batalla 
los  Philistéos:  v  habla  alüí  una  suerte 
de  tierra  llena  ae  cebada,  y  huyendo  el 
pueblo  delante  de  los  PhiÚstéos, 

I  14  Pusiéronse  dios  en  medio  de  la  ha- 
za, y  la  defendieron,  y  vencieron  á  los 

¡  Philistéos ;  y  favoreció/e<  Jebová  coa 
grande  salvamento. 

16  Y  tres  de  los  treinta  principales  des- 
cendieron á  la  pefla  á  David,  á  la  cueva 
de  Adullam,  estando  el  campo  de  los 

i  Philistéos  en  el  valle  de  Raphaim*. 

I  16  Y  David  estaba  entonces  en  la  for- 
taleza, T  habia  á  la  sazón  guamidon  de 
PhilistéÍM  en  BeA-lehera. 

17  David  deseó  entonces,  y  dijo :  j  Qui- 
en me  diera  álieber  de  las  aguBS  del  pozo 
de  Beth-Iehem,  que  está  á  la  puerta! 

18  Y  aquellos  tres  rompieron  por  d 
campo  de  los  Philiatéos,  y  sacaron  agua 
del  pozo  de  Beth-lehem,  ciue  está  á  la 
puerta,  y  tomaron  y  trajéroola  á  David : 
mas  él  no  la  quiso  beber,  sino  que  la 
derramó  á  Jehová,  7  dijo  • : 

19  Guárdeme  mi  Dios  de  hacer  esto ; 
¿  habla  yo  de  beber  la  sangre*  de  estos 
varones  eon  sus  ridas,  que  con  fttígn 
de  sus  vidas  la  han  traído?  Y  no 'la 
quiso  beber.  Esto  hideron  aqudlos  tres 
valientes. 

flO  Y  AUsd',  hermano  de  Joid>,  en 
cabeza  de  los  tres,  d  cual  blandió  sa 
lanza  sobre  trescientos,  á  los  cuales  hi- 
rió, y  fué  entre  los  tras  nombrado. 

SI  De  los  tres  fué  maa  ilustre  que  los 
otros  dos,  y  fué  d  prindpal  de  dlosi 
mas  no  lleao  á  los  tres  primerot, 

92  Banaias,  hijo  de  Joiada,  hijo  de 
varón  de  esfuerzo,  de  grandes  hechos, 
era  de  Cabseel :  él  vendo  los  dos  leones 
de  Moab.  También  descendió,  é  hirió 
un  león  en  mitad  de  un  fbso  en  tiempo 
de  nieve. 

S8  £1  mismo  venció  á  un  Egipcio, 
hombre  d«  cinco  codos  de  catatan:  y 
el  Eglpdo  tnia  una  lanza  como  vn  en- 
Jullo  de  teieáar  ¡  mas  él  descendió  á  él 
oon  un  bastón,  y  arrebató  al  Eg^ido  la 
lanza  de  la  mano,  y  matólo  con  su  lanza 
misma. 

94  Esto  hizo  Banaias,  hijo  de  Joiada, 
y  filé  nombrado  entre  lo*  tres  valientes. 

t5  Y  filé  d  mas  honrado  de  los  treinta, 
mas  no  llegó  á  los  tres  wrfmeftM.  A  este 
puso  David  en  su  consejo  «. 

98  Y  los  valientes  de  los  fóéraltos  A«* 
ron  Asad,  hermano  de  Joab,  y  Elohá- 
nan,  fa^o  de  Dodo,  de  Beth-ldtcm, 

97  Samoth  de  Arari,  Hdles  Peloalta, 
9R  Ira,  hijo  de  Acoes  Thecdu,  Abi- 
ezer  AnathoChlta, 

99  Sibbecai  Husathita,  Ilai  AhoMta, 
80  Maherai  NetlMohathlta,  Hdad,  U* 

Jo  de  Baana  Nethopbathita, 


etc. 

/28t.l&l. 
ií 


i.aiM7. 


L  GBONIGAS,  XDL 


n  lúud,  hito  d»  Rlbii,  de  Oabaath, 
de  los  hlJoB  da  Ben-Jamln,  BaiMias  Pl- 

n  Horai  dri  do  de  OaM,  AbM  Ar- 

MUUUy 

S8  Annafcth  Bahammlta,  BUalMi  Sa- 
albonita; 

M  Los  Utoa  de  Atan  Olsonlta,  Joña, 
than,  h<jo  de  Sagé,  Ararlta, 

35  Ahiam,  h^o  de  Sachar  AnutlU, 
Sliphal,  hüo  de  Ur, 

88  Hepher  Meeh«TathiU,  Ahia  Phc- 
knito, 

97  Heno  CarmeUta.  Nahararl,  h^o  de 
Sxbai, 

n  Joel,  hermano  de  Nathan,  Mlbhar, 
hijo  de  Hagrai, 

39  Selec  Aramonita,  Naarai  BerethiU, 
eicadero  de  Joab,  hijo  de  Sarria» 

40  Ira  Ithréo,  Gareb  Ithréo, 

41  Viütt  HeChéo,  Zabad,  hijo  de  Ahll, 

45  Adina,  h^  de  Sin  RnbeniU,  prln. 
dpe  de  loe  RobenilM,  y  con  él  treinta ; 

43  Hanan,  hijo  de  Maaehá,  j  JoMphat 
Mithnita, 

44  Ucslae  Aeúiaimthlta,  Samma,  j  Je- 
Ud,  hUo  de  Hotfaam  ArortU, 

46  Jediaet,  h^o  de  Simri,  j  Joha  ra 
hennanOf  Thiauta, 

40  EIM  de  Mahavl,  JcrttMd,  j  JoMTia, 
h^  de  Elnaam,  é  Ithma  Moablta, 

47  Biei,  5  Obcd,  y  Jaasiel  de  McMbia. 

CAPITULO  XII. 
OaUtefo  dalotjm  m  fmmlanm  mm  Dnid  á» 
fau  triUMdt  lirerf,  cttoad»  tmáthm  üimmwmIo 

ESTOS  mm  \m  que  vinieron  á  David 
&  Biclaa*,  estando  ¿1  aun  enoerrado 
per  oaun  de  Saúl,  hilo  de  Cli :  j  eran 
de  los  Talientes  ayudaaorM  de  la  guerra. 

8  Bttahan  armadoe  de  arcos,  y  usaban 
de  ambas  manos  en  tirar  piedras  era 
tonda,  y  saetas  con  arco.  De  los  herma- 
nos  de  daul,  de  Benjamín, 

8  n  principal  Ahieser,  después  Joan, 
hijo  de  Uemaa  OabaathHa;  y  Jeziel,  y 
PcOeth,  liyo  de  Axmaveth,  y  Beracah, 
y  J«hd  AnathotfalU, 

4  E  límalas  Gabaonlca,  ▼aliente  entre 
Vm  treinta,  y  roas  que  los  treinta;  y 
Jeremías,  Jahacid,  Jeanan,  Joiabad 
ueoeraiDitat 

ft  £lusal,  y  Jereraoth,  Beallas,  Bema- 
ilasjy  Seiiiíatias  HamphlU, 

4  Elcana,  é  Islas,  y  Asareel,  Joeter,  y 
JasDham  de  Coré ; 

7  T  Joda,  y  ZebwUas,  fa^os  de  Je- 
(oham,  de  Gedor. 

8  También  de  los  de  Oad  se  huyeron 
■(gtmot  á  David,  «atendo  en  la  fortalexa 
en  e{  desierto,  muy  valientes  hombres  de 
gncrra  pan  pelear,  dispuestos  A  hactrlo 
con  escudo  y  pavés:  sus  rostros  oomo 
rostros  de  leones,  y  ligeros  como  las  ea- 
bnu  monteses  fr. 

8  Escr  era  el  primero,  Obadlas  el  se* 
gando,  Eliab  el  tercero, 

10  Kismana  el  cuarto.  Jeremías  el 
qaiate, 

11  Attai  el  sexto,  Ellel  el  séptimo, 

U  Johanan  el  octavo,  Slaabad  el  nono, 

13  Jeremías  el  déelmo,  Maehbanni  el 
andédmo. 

14  Setos  Jktmn  capitanes  del  dérdto 
de  ^a^  hijos  de  Gad.  Kl  menor  de  eUot 
teda  eargo  de  oien  hombres,  y  d  mayor 
de  mil. 

15  Istos  pasaron  d  Jordán  en  el  mes 

Sneto,  cuando  haMa  salido  sobre  to- 
sas riberas  e,  é  hicieron  huir  á  todos 
kw  de  los  valles  d  Miente  y  al  poniente. 
14  Aifroitmo  oteHMOf  de  los  hilos  de 
Ban*Jamin  y  de  Judá  vinleíoa  A  l>avid 
Alaibrtaleza. 


&  dkM,  j  haUtflea 
i  venido  A  mi 


P« 


17  T  Dmid  adió 
dteieodo:  H  habeii 
fv  y  para  ayndanne,  mi 
unido  ec«  vosotros ;  mas  d  para  enga- 
ñarme en  pro  de  nüs  enemlgoa,  siendo 
mis  manos  sin  iniquidad,  véalo  d  Dios 
de  nueatroe  padree,  y  demándelo. 

18  Bntdnecs  se  envlatld  d  espiritaren 
Amasd«,  pvindpe  de  treinta,  w  d^: 
Por  ti,  oh  David,  y  ooatigo,  d»  hijo  de 
Isai.  Pas,  pax  contigo,  y  paa  con  tos 
ayudadores,  pues  que  tamblñ  tu  Dios  te 
ayuda.  Y  David  los  redMÓ,  y  pdsdos 
entre  loa  eapltanas  de  la  enaitarilla. 

19  También  se  pasaron  á  David  ai- 
rttmu  de  Manaisé,  cuando  vino  con  los 
PhilUtéos  i  la  batalla  contra  Saúl/, 
aunque  no  lea  avudaron :  poraue  loa 
sátrapas  de  los  Philistéos,  habido  oon- 
a«do,  lo  despidieron  diciendo :  Oon  nues- 
tras cabezas  se  pasará  á  su  seflor  Saúl. 

80  Así  que  viniendo  él  á  Sielag,  se 
pasaron  á  él  de  los  de  Manassé,  Adnaa, 
Joxabad,  Jedlaid,  Mlohád,  Jozabad, 
Elid,  y  Sillethd,  príndpes  de  nlllares 
de  los  de  Manassé. 

81  Bstoa  ayudaron  á  David  eontra  a- 
qudla  eompaflüaf,  porque  todoa  dloa 
eran  vdientea  hombrea,  y  ftienm  capi- 
tanes en  el  ^érdlo. 

88  Ptmnie  entíooea  todoa  toa  diaa  venia 
ayuda  á  David,  hasta  kaetrae  un  graada 
^dtó,  oomo  ^féidto  de  Dlea. 

83  5  Y  este  es  d  ndmero  de  lea  pdn- 
cipdes  que  estaban  á  punto  de  guerra, 
y  vinieron  á  David  en  Hebron,  pora 
traspasada  d  idno  de  Saúl,  conlbmie 
á  la  palabra  de  Jdiová. 

94  De  los  hijos  de  JudA  que  traían 
escudo  y  lanía,  sais  noli  y  oohocientoa 
á  punto  de  guerra. 

85  De  los  hijos  de  Simeón,  valientes 
y  eaibrzados  hombres  para  la  guerra, 
siete  mil  y  dentó. 

88  De  loa  l^fos  de  Levi  cuatro  mil 
y  adsdentos. 

87  Asimismo  Joiada,  prinolpe  de  Jos 
del  linaje  de  Aaron,  y  con  él  tras  mil  y 
seteHentos. 

88  T  Sadoc,  numoebo  valiente  y  eafiír- 
zado,  oon  veinte  y  dea  de  loa  prlñdpdes 
de  la  casa  de  su  padre. 

88  De  los  h^os  de  Ben-Jamin,  herma- 
nos de  Saúl,  tres  mil :  porque  aun  en 
aquel  tiempo  muchos  de  ellos  tenían  la 
parte  de  la  casa  de  SsnL 

80  Y  de  los  hijos  de  Ephrafan  vdnte 
mil  y  ochocientos  muy  valientes,  varo- 
nes ilustres  en  las  casas  de  sus  padrea. 

81  De  la  media  tribu  de  Manassé  diez 
y  ocho  mil,  los  cuales  fueron  tomados 
por  lista  para  venir  á  poner  A  David  por 
rey. 

88  Y  de  los  h^os  de  IssachAr  dosden- 
toB  principales,  entendidos  en  loa  tiem- 

GB,  y  que  saman  lo  que  Israd  debía 
cer,  cuyo  dicho  scguian  todos  sus  her- 
manos. 

88  Y  de  Zabulón  dneuenta  mil  que 
sallan  A  eampajla,  A  punto  de  guerra, 
con  todas  anuas  de  guerra,  y  dispuestos 
á  pelear  sin  doblez  de  corazón. 

84  Y  de  Nephtdi  mil  capitanes,  y  oon 
ellos  treinta  y  siete  mil  con  escudo  y 
lanza. 

85  De  los  de  Dan,  dispuestos  A  pdeor, 
veinte  y  odio  mil  v  seiscientos. 

88  Y  de  Aser,  A  punto  de  guerra,  y 
apon^jados  A  pelear,  cuarenta  iml. 

87  Y  de  la  otra  parte  del  Jordán,  de 
los  Rubeidtas  y  de  loa  de  Gad,  y  de  la 
media  tribu  de  Manaaaé,  dentó  y  vdnte 
mil  oon  toda  suerte  de  armas  de  gnena. 

88  Todoa  eatoa  hombres  de  guena, 
dispuestos  para 


rfJuBe.t.84. 
•a8a.17.lL 


/18a.  «.8,8. 


«180.80.1. 
10. 


A.  a  1048. 


I.  CRÓNICAS^  Xm,  XIV,  XV. 


A.actr.1M. 


•I8ft.  7.1,3. 


» 2  s».  e.  1, 

ete. 

<Joi.l3.8. 
Jer.  2. 18. 

tf  J08.U.9, 
flO. 

'18*.  i.  i. 


/1 8».  7. 1. 


'2S«.6.6. 
ete. 


'lCRp.15.13, 

Ifi. 

Ka.  4.  IS. 
j  Ler.  10. 2. 


IJofc  81.34 


'Cft]>.ae.5. 

7m.ia22. 


«8  8ik&ll. 

0te. 


oonzon  perfecto  ák  Hcbran»  psn  poner 
4  David  por  rey  aobm  todo  Imel ;  j 
asimiamo  todos  los  demás  de  Israel  ifr 
íote»  de  un  mismo  Animo  pan  poner  & 
David  por  rey. 

89  Y  estoTíeron  allí  con  David  tres 
diaa  comiendo  j  bebiendo,  porque  sus 
hermanos  tiabian  prevenido  para  ellos. 

40  Y  también  los  que  les  eran  vecinoe 
hasta  IssachAr,  j  Zabulón,  j  Nephtali, 
trajeron  pon  en  asnos,  j  camellos,  ; 
mulos,  y  bueyes;  provisión  de  harina, 
masas  de  hi^,  y  pasas,  vino,  y  aceite, 
bucees  y  ov^as  en  abundancia,  porque 
en  Ismid  habia  alegría. 

CAPITULO  XIII. 
David,  ton  atuerdo  ds  lodo$  <m  prineíjwUt 
dt  í»ratL  haee  traer  d  mrea  de  la  abanta 
á  Jenuaíem  con  grande  tokmnidad,  donde 
Vua  et  muerto  por  eattigo  di  Diot. 

ENTONCES  David  tomó  consto  con 
los  capitanes  de  millares  y  de  cien- 
tos, y  con  todos  los  jefes. 

8  Y  diljo  David  á  todo  el  congreso  de 
Israel :  Si  ot  parece  bien,  y  de  JehovA 
nuestro  Dios,  enviaremos  &  todas  partes 
&  llamar  nuestros  hermanos  que  han 
quedado  en  todas  las  tierras  de  Israel, 
y  A  ios  sacerdotes  y  Levitas  j¡ru«  eiian 
con  ellos  en  sus  ciudades  y  cgidoB,  que 
se  junten  con  nosotros: 

8  Y  traigamos  el  arca  de  nuestro  Dios 
4  nosotros,  porque  desde  el  tiempo  de 
Saúl  no  hemos  hecho  caso  de  ella*. 

4  Y  d^  todo  el  congreso  que  se  hiciese 
así,  porque  la  cosa  parecía  bien  4  todo 
el  pueblo. 

6  Entonces  Juntó  David  4  todo  Israel  b, 
desde  Sihorc  de  Egipto  hasta  entrar  en 
Hamath,  para  que  trajesen  el  arca  de 
Dios  de  Chlriath-jearim. 

6  Y  subió  David  con  todo  Israel  4 
Baala  de  Ohlriath.je&xim',  que  es  en 
JucIA,  para  pasar  de  allí  el  arca  de 
Jehov4  Dios  que  habita  entre  los  que- 
rubines*, tabre  la  cual  su  nombre  es 
invocado. 

7  Y  llev4ronse  d  arca  de  Dios  de  la 
casa  de  Abinadab/  en  un  carro  nuevo ; 
y  Uzza  y  su  hermano  guiaban  el  carro. 

8  Y  David  y  todo  Israel  hacían  ale- 
grías delante  de  Dios^  con  todas  sus 
tuerzas,  con  canciones,  harpas,  salterios, 
tamboriles,  címbalos,  y  trompetas. 

9  Y  como  Ileaaron  4  la  era  de  Chldon, 
Usxa  extendió  su  mano  al  arca  para 
tenerla,  porque  los  bueyes  se  desmán- 
dalMm. 

10  Y  el  ñuor  de  Jehov4  se  encendió 
contra  Uzxa,  i  hiñólo,  porque  habia 
extendido  su  mano  al  arca  A:  y  murió 
allí  delante  de  Dios  <. 

11  Y  David  tuvo  pesar,  porque  Jehov4 
habia  hecho  rotura  en  iTzza ;  por  lo 
que  llamó  4  aquel  lugar  Peres -üxza 
hasta  hoy. 

18  Y  David  temió  4  Dios  aquel  di«, 
y  d^o:  ¿  Cómo  he  de  traer  4  mi  cata 
el  arca  de  Dios  ? 

13  Y  no  trs^o  David  el  arca  4  su  casa 
en  la  ciudad  de  David,  sino  llevóla  4 
casa  de  Obed-edom  Gethéok. 

14  Y  el  arca  de  Dloi  estuvo  en  casa 
de  Obed-edom,  en  su  casa,  tres  meses: 
y  hendió  ^  Jehov4  la  casa  de  Obed- 
edom,  y  todas  las  cosas  que  tenia. 

CAPITULO  XIV. 

A  David  le  nacen  hijo»  en  Jenuaíem.  Vence 

por  doe  veeu  dlot  PhiUtUot. 

EHIRAM,  rey  de  Tyro,  envió  em- 
bajadores 4  David)  y  madera  de 
cedro,  y  alba&iles  y  carpinteros,  que  le 
edificasen  una  caía*. 


8  Y  entendió  David  que  Jehov4  k> 
habla  oonAimado  por  rey  sobre  Israel, 
y  que  habia  ensalzado  sa  vetao  soim 
su  pueblo  Israel. 

8  5  Entonces  David  tomó  también 
mitjens  en  Jenuaíem,  y  aim  engendró 
David  hijos  é  hijas. 

4  Y  estos  ton  los  nombres  de  los  que 
le  nacieron  en  Jerusalemi :  Samna,  tío- 
b^,  Nathan,  Salomón, 

A  Ibhar,  Elisna,  Eliphelet, 

6  Noga,  Ne^Mc,  Japhias, 

7  EUaama,  Beef-iada,  y  Bliphélet. 

8  5  Y  oyendo  los  Phitistéos  que  David 
habia  sido  ungido  por  rey  sobre  todo 
Israel,  subioron  todos  los  Philistéos  en 
busca  de  David.  Y  como  David  lo  oyó, 
salió  contra  ellos. 

9  Y  vinieron  los  Philistdos,  y  eaten- 
diéronse  por  el  valle  de  Raphúm  «. 

10  Entonces  David  consultó  á  Dios 
diciendo :  ¿  Subirá  contra  los  Philis- 
tóos  ?  i  Los  entregai4s  en  mi  mano  ? 
Y  Jehov4  le  dijo:  Sube,  que  yo  los 
entresaré  en  tus  manos. 

11  Subieron  pues  4  Baal-perasim,  y 
allí  los  hirió  David.  D^o  luego  David : 
Dios  rompió  mis  enemigos  por  mi  mano 
como  se  rompen  las  asnas.  Por  esto 
llamaron  el  nombre  &  aquel  lugar 
Baal-perasim  |. 

18  Y  dgaxon  allí  sus  dioses,  y  David 
dijo  que  los  quemasen  al  fuevo. 

13  Y  volviendo  los  PhUlstlos  4  exten- 
derse por  el  valle, 

14  David  volvió  4  consultar  4  Dios, 
y  le  dijo :  No  subas  tras  ellos,  sino  ro- 
déalos, para  venir  4  eUoa  por  delante 
de  los  mor^es. 

15  Y  así  que  oyeres  venir  un  estruendo 

rv  las  copas  de  los  morales,  sal  luego 
la  batalla ;  porque  Dios  saldr4  delante 
de  tí,  y  herirá  el  campo  de  los  Philis- 
tóos. 

16  Hizo  pues  David  como  IMos  le  man- 
dó, é  hirieron  el  campo  de  los  Philistóos 
desde  (rabaon  hasta  Gezer. 

17  Y  la  fama  de  David  Alé  divulgada 

Kr  todas  aquellas  tierras  ¿;  y  puso  Je- 
v4  temor  de  David  sotire  todas  las 
gentes  «. 

CAPITULO  XV. 
Daeid  haee  paaar  «I  orea  eam  granie  Mlnn- 
nidad  t  Uk  caaa  mm  U  kabM  prepmaé»  t 
y  porv**  ^"<'  bouonrfo  delante  de  ctto,  e» 
menotpreeiado  de  Miehál  «u  mt^. 

HIZO  también  casas  para  sí  en  la 
ciudad  de  David,  y  labró  un  lugar 
para  el  arca  de  Dios,  y  tendióle  una 
tienda*. 

8  Entonces  d^o  David:  El  arca  de 
Dios  no  debe  ser  traida  sino  por  los 
Levitas  b,  porque  4  ellos  ha  elegido  Je- 
hov4  pan  que  lleven  el  arca  de  Jehov4, 
y  le  sirvan  perpetuamente. 

8  Y  juntó  David  4  todo  Israd  en  Je- 
rusalem,  pan  que  pasasen  el  arca  de 
Jehov4  4  su  lugar «,  el  cual  le  habia 
él  preparado : 

4  Juntó  también  David  4  los  hJ[)os  de 
Aaron  y  4  os  Levitas. 

6  De  los  hijos  de  Coath,  Uriel  el  prin- 
cipal, y  sus  hermanos,  ciento  y  veinte. 

6  De  los  hitos  de  Merari,  Asaiaa  el 
principal,  y  sus  hermanos,  dosotentos 
y  veinte. 

7  De  los  hijos  de  Gerson,  Joel  él  prin- 
cipal, y  sus  hermanos,  ciento  y  treinta. 

8  De  los  hijos  de  Ellsaphan^,  tiemeiaa 
el  principal,  y  sus  hermanos,  doecientos. 

9  De  los  hitos  de  Hefaoron,  Eliel  el  i«la- 
cipal,  y  sus  nermanos,  ochenta. 

10  De  los  h^os  de  Uzziel,  Aminadab 
el  principal,  y  sus  hermanos,  dsnto  y 
doce. 


•te. 


L  CBONICAS,  XVL 


L  CBONICAS,  XVn. 


»  Arinmima  b«  rtlyíMr  lur  I  M 


LmitiiiD.  1 1«  uro  («ofldiii  InlindH  )»■  nlndD  «no  i  ua  Iw^aci- 
'  pt  m  lunbni,  ftn,  fia^caílr.   Irmt,  oh  Jriiort  moa. 

«  Con  i!,  pu»  ¿t^  i  Bmvi  (  i    •J*  íj  "  I»i»^toHíar  i  u 


9 Krqut  IK  I»  haUUdn  m  rau  al-    düi<U°£a.         "  " 


iCdMOM. 


L  CRÓNICAS»  XVni,  XIX. 


A.c.<*.un. 


CAPITULO  XVIII. 

JVémm  9itivria$  it  David:  trihdo»  fwtpne»- 
ti  4  la»  tmeiont».    Minüiro»  y  gemiraU» 


tSt.I&l,  TiESPUSS  de  ettu  cosas  a  aoonteció 

ife  -L/  qn*  DavU  hirió  &  loa  PUlistáos,  y 

los  humilló  ¡  j  tomó  á  Oath  j  sus  villas 

:  de  mano  de  los  Philiatóos. 

I   S  También  hirió  á  Moab ;  v  los  Moab- 

itas  fbcn»  sierros  de  David  tnycndole 


*Sh.tL{l 


•"«Í.I.15. 


iialli 


man. 

Id.  IX 


Íai4. 
AL 


S  Asimismo  hirió  David  á  Adarem. 
wj  de  Soba,  en  Hamatta,  yendo  él  a 
asegorar  sd  dominio  al  rio  de  Eufntcs. 

4  Y  tomóles  David  mil  oatroa,  y  siete 
mil  de  &  caballo,  y  vehnte  mil  hombres 
de á  pié:  y  deagúretó  David  io»  eabatlaa 
de  todos  los  curros,  escepto  Jm  de  cien 
cairos  que  d^ó. 

5  Y  viniendo  los  Siros  de  Damasco 
en  ayuda  de  Adarezer,  rey  de  Boba, 
David  hirió  de  los  Siros  veinte  y  dos 
milhombres. 

0  T  paso  David  guarttieioH  en  Siria  la 
de  Damasco,  y  loe  Siros  fliettm  hechos 
dervos  de  David,  trayendole  presentes : 
porqae  Jehová  salvaba  &  David  donde 
qoíña  que  itn. 

7  Tomó  también  David  los  escudos  de 
on>  qne  llevaban  los  sierros  de  Adare- 
ser,  y  triyíoloa  á  Jcrusalem. 

8  Asimismo  de  Thihathk,  y  de  Chün, 
dudadas  de  Adareier,  tomó  David  mny 
mucho  metal,  de  que  Salomón  hizo  el 
mar  de  bronce,  laa  colnninas  y  vasos 
de  bronce*. 

6  5  V  oyendo  Ton,  rey  de  Haraath, 
que  David  habla  deshecho  todo  el  ejér- 
cito de  Adareser  rey  de  Soba, 

19  Envió  á  Adoram  su  h^  al  rey 
David,  á  saludarlo  y  á  bendecirlo,  por 
haber  peieado  con  Adarexer,  y  haberlo 
vencido ;  porque  Ton  tenia  guerra  con 
Adaieser.  SuvUie  también  toda  suerte 
de  vasos  de  oro,  de  plata,  y  de  metal, 

II  Los  cuales  el  rey  ttaivid  dedicó  á 
Jehová,  con  la  plata  y  oro^  que  habla 
tonadode todas  us  naciones ;  de  Bdom, 
de  Bfoab,  de  los  hiios  de  Ammon,  de 
los  PhiliBtóos,  y  de  Amalee. 

U  Y  A  mas  de  esto.  Abisal,  hiio  de 
Sarria,  Urió  en  el  valle  de  la  sal  diex 
J  ocho  mil  Idumáoa*. 

18  Y  puso  guarnición  en  Edora,  y 
todos  ios  Iduméoa  fueron  siervos  de  Da- 
rid:  porque  Jehová  guardaba  á  David 
donde  quiera  que  iba. 

14  T  reinó  David  sobre  todo  Israel,  y 

luda  juicio  y  justicia  á  todo  su  pueblo/. 

i    IS  Y  Joab,  hijo  de  Sarria,  era  general 

del  ejército,  y  Josaphat,  l^jo  de  Ahüud, 

Gandiler: 

M  T  Sadoc,  hijo  de  Achltub,  y  Abi. 
indce,  h^o  de  AUathar,  ero»  sacer- 
dotes ;  y  üaam,  secretario. 

17  Y  Benaias,  hijo  de  Joiada,  era  sobre 
ksOoethéos  y  Phelethóoa:  y  los  h^ 
de  David  eran  los  principes  cerca  del 

CAPITULO  XIX. 


*í«i.lflLl. 


«I  ny  d»  l«f  AmmemUae  4  Iw 
M^Morw  f,me  U  envié  David  á  «dimo- 
Mrit  it  la  mmrie  de  emvaáre,  kéede  Da- 
•Mfiwrra,  y  io  venee  áitg  ému  oUadoe. 

nBSPUBS  de  estas  oo«u*  aconteció 
■^  que  murió  Naas,  rey  de  los  hijos  de 
Ainñon,  y  reinó  en  su  lugar  Barntrn  su 

l^Jo. 

SYdijo David:  Hará miaericofdla con 
«*Hn.  l^jo  de  Naas,  porque  también 
"*  PMK  hiso  eonmigo  misericordia, 
■ási  David  aivió  embaladores  que  lo 
¡"Holaien  de  la  muerte  de  su  padre. 
««  veiddos  loa  slerma  da  David  en  la 


tierra  de  loa  hyoa  de  Ammon  4  Hanan, 
para  oonsoiairto, 

8  Los  priacipeB  de  loa  hijos  de  Am- 
mon dijeron  a  Hanan:  ¿A  tu  parecer 
honm  David  á  tn  padre  oáora  qne  te 
ha  enviado  consolaaorea  ?  ¿  No  vienen 
antes  sus  siervos  á  ti  para  eseodrifiar,  é 
inquirir,  y  reconocer  la  tiem&  7 

4  üntóiioes  Hanan  tomó  los  sicrvoa 
de  David,  y  rapólos,  y  cortóles  los  ves- 
tidos por  medio  baata  las  nalgas,  y  des- 
pachólos. 

5  Fuóronse  unes;  y  dada  qne  ftió  la 
nueva  A  David  de  aqueiloa  varones,  él 
envió  á  recihirloe,  porque  estaban  muy 
aftentados,  ó  hlxoles  decir  el  rey:  Es- 
taos en  Jerioó  hasta  que  es  crezca  la 
barba,  y  entonces  volvetéls. 

6  ¥  viendo  los  hUos  de  Ammon  oue 
se  hablan  hecho  odiosos  á  David,  Ha- 
nan y  los  hijos  de  Ammon  enriaron 
mil  talentos  de  plata  para  tomar  á  suel- 
do carros  y  gente  de  a  caballo*  de  Siria 
de  los  rios,  y  de  la  Siria  de  MaachA,  y 
de  Soba. 

7  Y  tomaron  A  sueldo  treinta  y  dos 
mil  carros,  y  al  rey  de  MaachA,  y  á  su 
pueblo,  los  cuales  Tinleron  y  asentaron 
su  campo  delante  de  Medaba.  T  Jun- 
táronse también  loa  h^os  de  Ammon 
de  sus  ciudades,  y  vinieñn  A  la  guerra. 

8  Oyéndolo  Darid,  envió  A  Joab,  oon 
todo  el  ^yéreito  de  los  valientes  hom- 
bres. 

9  Y  los  14)as  de  Ammon  salieren,  y 
ordenaron  su  tropa  A  la  entrada  do  la 
ciudad  i  y  los  reyes  que  hablan  venido, 
eebdMH  por  sí  en  el  campo. 

10  Y  viendo  Joab  que  la  haz  de  la 
batalla  estaba  contra  él  delante  y  A  las 
espaldas,  escogió  de  todos  los  mas  aven- 
tajados que  habla  en  Iirad,  y  ordenó  su 
escuadrón  contra  los  Biros. 

11  Puso  luego  el  resto  de  la  gente  en 
mano  de  Abisal  su  hermano,  ordenán- 
dolos en  batalla  contra  los  Ammonitas. 

la  Y  d^:  81  los  Sbros  fueren  mas 
Alertes  que  yo,  td  me  salvarAs ;  y  ri  los 
Ammonitas  fberen  mas  fuertes  que  td, 
yo  te  salvaré. 

13  Esibérzate',  y  esfiíroémonos  per 
nuestro  pueblo,  y  por  la*  ciudades  de 
nuestro  Dios,  y  haga  JeliovA  lo  qoe 
bien  le  pareciere. 

14  Acenóse  luego  Joab,  y  A  pueblo 
que  tenia  conaigo,  para  pelear  contra 
los  Siros;  mas  ellos  huyeron  delante 
deéi. 

15  Y  los  h^os  de  AnunoB  viendo  que 
los  rüros  hatiian  huido,  huyeron  tam- 
bién dios  delante  de  Abisal  su  hermano, 
y  entráronse  en  la  ciudad.  Entonces 
Joab  se  volvió  A  Jerusalem. 

16  Y  viendo  los  Siros  que  hablan  caldo 
delante  de  Israel,  enviaron  embira- 
dores,  y  tngeron  A  los  Siros  que  tetaban 
de  la  otra  parte  del  rio,  cuyo  capitán 
era  Sophaeh*,  general  del  «íjército  de 
Adarezer. 

17  Ltt^o  qne  ñié  dado  aviso  A  David, 
juntó  A  todo  Israel;  y  pasando  el  Jor- 
dán vino  A  dios,  y  ordnió  contra  elloa 
su  ^érdto.  Y  como  David  hubo  or- 
dcnanlo  su  tropa  contra  ellos,  pelearon 
con  éi  los  Slxoe. 

18  Mas  d  Siró  hnyó  ddaale  de  Israd ; 
y  mató  Darid  de  los  Siros  siete  mil 
Aomlrrss  de  he  cama,  y  onarcnta  mil 
hombres  de  A  pié:  asimismo  mató  A 
Sophaeh,  general  dd  ^éreito. 

10  Y  viendo  le*  Siros  de  Adareaer  que 
haUan  caído  ddante  de  Israel,  con- 
certaron paz  oon  Darid,  y  fueron  sos 
dervos/:  y  nunca  mas  quiso  d  Siró 
gradar  A  los  hijo*  de  Ammon. 


iGsa.4SL». 


•Cap.18.fi, 
8. 


díUk.L  14. 


•S8a.iai«- 


/Bal.  18.  98. 
44. 


A,  O.  dr.  108». 


I.  CBONIGAS,  XX,  XXI. 


«SB».  U.l. 
»aSa.l2.28, 
e«c 


(SS«.31.18. 
<<  Gap.  11. 2». 


•as*.  24.1. 
etc. 

Jobl.6,eto. 
7  2. 1.  ete. 

»C»I».  27.88. 


«S&8.Í. 


<<c^>.ar.9t. 


•a8ik.12.lB. 
Deu.16.l7. 

/lSik3«.2L 

» 1  8».  ».  9. 

28*.  ai.  11. 


CAPITULO  XX. 
David,  vencido»  dd  todo  lo»  Animtmita»,  lo» 
eatUfa  r>'0wroMmeNf«  por  •■  iitjMria.   Ob- 
M«iM  (rea  vieUria»  d«  lo»  PkHiitto». 

Y  ACONTECIÓ  á  U  vuelta  áti  afSo, 
en  el  tiempo  que  suelen  lo»  rejet 
•alir  á  la  guerra,  que  Joab  sacó  las  ftier- 
xas  del  e,^írcito,  y  destruyó  la  tierra  de 
los  h^jos  de  Ammon«  y  vino  y  cercó  á 
Rabba.  Mas  David  estaba  en  Jerusa- 
lem«:  y  Joab  batió  á  Rabba,  y  des- 
truyólab. 

8  Y  tomó  David  la  corona  de  su  rey 
de  encima  de  su  cabeza,  y  hallóla  de 
peso  de  un  talento  de  oro,  y  kabia  en 
ella  piedras  preciosas ;  y  fué  pueita  sobre 
la  cabeza  de  David ;  y  ademas  de  esto 
sacó  de  la  ciudad  un  muy  gran  despojo. 

8  Sacó  también  al  pueblo  que  estaba 
en  ella,  y  cortólos  con  sierras,  y  con 
trillos  de  hierro,  y  segures.  Lo  mismo 
hizo  David  &  todas  las  ciudades  de  ios 
hijos  de  Ammon.  T  volvióse  David  con 
todo  el  pueblo  &  Jerusalem. 

4  5  Después  de  estoe  aconteció  que 
se  levantó  guerra  en  Gezer  con  los  Fhi- 
listéos,  é  hirió  Sibbecai<<  Husatbita  & 
Sippai  del  linage  de  los  gigantes,  y  fue- 
ron humillados. 

6  Y  volvióse  &  levantar  guerra  con  los 
Philistóos;  é  hirió  Elhanan,  hijo  de 
Jair,  á  Lahmi  hermano  de  Goliath  He- 
théo,  cuya  asta  de  lanza  era  como  un 
enjullo  de  t^edores. 

o  Y  volvió  á  haber  guerra  en  6ath, 
donde  hubo  un  hombre  de  grande  es- 
tatura, él  cual  tenia  seis  áe&»  en  pié» 
y  mano»,  en  todo»  veinte  y  cuatro:  y 
también  era  h^o  de  Rapha. 

7  Denostó  él  á  Israel,  mas  hiriólo  Jo- 
nathan,  hijo  de  ffima,  hermano  de  David. 

8  Estos  fueron  hijos  de  Rapha  en  Gath, 
los  cuales  cayeron  por  mano  de  David  y 
de  sus  siorvos. 

CAPITULO  XXI. 

OatHga  Dio»  la  vanidad  de  David  en  hacer 
el  eetuo  de  «u  ¡ptetio,  enviando  lavettei  y 
ceta  eHa  ofreetendo  David  eaerifieio  por 
dirección  del  éengeL 

MAS  Satanás  se  levantó  contra  Is- 
rael«,  é  incitó  á  David  á  que  con- 
tase 4  Israel. 

8  Y  dijo  David  &  Joab  y  i  los  prin- 
cipes áei.  pueblo :  Id,  contad  &  Israel 
desde  Beer-sebah  hasta  Dan,  y  traedme 
el  niimero&  de  ellos,  para  que  yo  lo 
sepa. 

5  Y  dijo  Joab:  Aliada  Jehová  á  su 
pueblo  cien  veces  otros  tantos.  Rey  se- 
ñor mió,  ¿  no  son  todos  estos  siervos 
de  mi  sefkor  ?  ¿  Para  qué  procura  mi 
seSor  esto,  que  será  pernicioso  &  Is- 
rael? 

4  Mas  el  mandamiento  áét  rey  pudo 
mas  que  Joabe.  Salió  por  tanto  Joab, 
y  toé  por  todo  Israel ;  y  volvió  &  Jeru- 
salem, y  dio  la  cuenta  del  número  del 
pueblo  a  David. 

5  Y  hallóse  en  todo  Iixael  que  sacaban 
espada  once  veces  cien  mil ;  y  de  Judá 
cuatrocientos  y  setenta  mil  hombres  que 
sacaban  espada. 

6  Entre  estos  no  fbeton  contados  los 
Levitas,  ni  los  h^os  de  Bei^amin  d,  por- 
que Joab  abominaba  el  mandamiento 
del  rey. 

7  Asimismo  desagradó  este  negocio  á 
los  ^os  de  Dios,  é  hirió  á  Israel. 

8  Y  dijo  David  á  IMos:  He  pecado 
gravemente  en  hacer  esto :  ruégote  que 
hagas  pasar  la  iniquidad  de  tu  siervo  «, 
porque  yo  he  hecho  muy  locamente/. 

9  Y  habló  JehovA  4  Qad,  veyente  de 
David  g,  diciendo : 


10  Vé,  y  habla  á  David,  y  díte :  Así  ha 
dicho  Jehov& :  Tres  cosas  te  propongo : 
escoge  de  ellas  una  que  yo  haga  conbgo. 

11 Y  viniendo  Gad  á  David  d^ole:  Así 
ha  dicho  JehovA : 

18  Escógete  ó  tres  afios  de  hambre,  6 
ser  por  tres  meses  deshecho  ddante  de 
tus  enemigos,  y  que  la  espada  de  tus  ad- 
versarios te  alcance,  ó  por  tres  días  la 
espada  de  Jehová  y  pestilencia  en  la  ti- 
erra, V  que  el  ángel  de  Jehová  destruya 
en  todo  el  término  de  Israel :  mira  pues 
qué  hé  de  responder  al  que  me  ha  en- 
viado. 

18  Entonces  David  dUo  á  Gad :  Estoy 
en  grande  angustia :  ruego  que  yo  caiga 
en  la  mano  de  Jehová,  poique-  sus  mi- 
sericordias A  «on  muchas  en  extremo,  y 
que  no  caiga  yo  en  mano  de  hombres  •'. 

14  Así  Jehová  dLió  pestilencia*  en  Is- 
rael, y  cayeron  de  israd  setenta  mil 
hombres. 

16  5  Y  envió  Jehová  el  ángel  á  Jeru- 
salem para  destruirla :  pero  estando  él 
destruyendo,  miró  JehonL,  y  arrepintió- 
se de  aquel  mal  I, 

16  Y  dijo  al  ángel  que  destruía :  Bas- 
ta*" ya}  deten  tu  mano.  Y  el  ánirel  de 
Jehová  estaba  junto  á  la  era  de  Ornan 
Jebuséo  I*. 

17  Y  alzando  David  sus  ojos  vio  al 
ángel  de  Jehová,  que  estaba  entre  el 
cielo  y  la  tierra,  teniendo  una  espada 
desnuda  en  su  mano*  extendida  contra 
Jerusaiem.  Entonces  David  y  los  an- 
cianos se  postraron  sobre  sus  rostros, 
cubiertos  de  sacos, 

18  Y  dijo  David  á  Dios :  ¿  No  «¡y  yo 
el  que  hice  contar  el  pu^lo?  Yo  mis- 
mo soy  el  que  pequé,  y  ciertamente  he 
hecho  mal.  Éstas  ovejas,  ¿qué  han 
hecho  ?  Jébov&  Dios  mió,  sea  ahora  tu 
mano  contra  mi^,  y  contra  la  casa  de 
mi  padre,  y  no  haya  plaga  en  tu  pueblo. 

19  Y  el  áúigel  de  Jdiová  ordenó  á  Gad 
que  dijese  á  David,  que  subiese  y  oons 
truyese  un  altar  á  Jehová  en  la  era  de 
Ornan  Jebuséo. 

80  Entonces  David  subió  conforme  á 
la  palabra  de  Gad  que  le  habla  dicho  en 
nombre  de  Jehová. 

81  Y  volviéndose  Ornan  vio  al  ángel  ; 
por  lo  que  se  escondieron  cuatro  mjos 
suyos  que  con  él  estaban.  Y  Ornan  tri- 
llaba ú  trigo. 

82  Y  viniendo  David  á  Ornan,  miré 
éste,  y  vio  á  David ;  y  saliendo  de  la  era 
postróse  en  tierra  á  David. 

88  Entonces  dijo  David  á  Ornan :  Dame 
ette  lugar  de  la  era,  en  que  edifique  un 
altar  a  Jdiová,  y  dámelo  por  ni  cabal 
precio,  para  que  cese  la  plaga  áá  pue- 
blo. 

84  Y  Ornan  respondió  á  David:  Tó- 
malo para  ti,  y  haga  mi  señor  el  rey  lo 
que  bien  le  pareciere ;  y  aun  los  bnéyef 
daré  jnra  el  holocausto,  y  los  trillos  pa- 
ra lena,  y  trigo  para  el  Presente:  yo  le 
doy  todo. 

85  Entonces  el  rey  David  dijo  á  Or- 
nan :  No,  sino  que  efectivamente  lo 
compraré  por  <v  justo  precio «;  posqne 
no  tomaré  para  Jehová  lo  que  es  tuyo, 
ni  sacrificaré  holocausto  que  nada  me 
cueste. 

86  Y  dio  David  4  Ornan  por  á  lugar 
aeiscientos  sidos  de  oro  por  peso. 

87  Y  edificó  allí  David  un  altar  á  Je- 
hová, en  el  que  ofreció  holocaustos  y 
sacrificios  pacíficos,  é  invocó  á  Jehová; 
el  cual  le  respondió  por  fbego  de  loi 
cielos  en  el  altar  del  holocausto  r. 

88  5  Y  como  Jehová  habló  al  ángd, 
él  volvió  su  espada  á  la  vaina. 

89  Entonces  viendo  David  que  Jehová 


L  oBDinoÁfi,  xzn,  xxni. 


A.tiLlélf 


.TIL 
•2.  «.7. 

Kr.JBJO, 

|i-m.«. 

L6,». 


I»  biMaaidd  aM  I»  «n  d»  Obom  Jéb«. 
ido,  ncrifioó  allí. 

10  Y  «1  MbiMáunla  da  Jahevá,  que 
Moisés  habla  hecho  an  el  dcfllesto  '« y  rt 
alttr  dil  hotoMuiUs  titafcan  «nténcas 
en  d  alto  de  Oabaon ' : 

SI  Maa  DavM  no  pida  ir  allá  &  con- 
saltar  &  Dios,  porque  eataba  eapantadw 

6  ewsa  de  la  «apada  del  toga!  da  i  ahora. 

CAPITULO  XXII. 
Preparaáo  por  David  fod»  I»  NeectaHo  f»a 
mtífiear  Htemplo,dMlam  4  Biiaman  m  k^ 

4  oMH^  d«  J^  m  Mta  verte,  y  b  «nMrya 
ei  edificio,  mandtmdo  4  lado»  loa  ji'rtmjpn 

Y  DIJO  David:  £«ta  wrd  la  oaaa  da 
Jebová  Sioa,  j  aite  wrd  el  altar  del 
holocausto  para  Iirael  •. 

5  Daipncs  mandó  David  que  se  jan- 
tasen  los  extianJens  que  edaimt  en  Ja 
tierra  da  Inñei*»  j  acaaló  de  eUoa  can- 
teros que  labraaen  piedra  para  edlfloar 
laeaaadeDioa.. 

8  Aaimiatno  •apasajd  David  moaho  hi- 
erroe  para  la  davaaon  de  las  paeitaa» 

7  paia  las  ¿naturas»  j  mucho  metal  sin 
pño,  y  asadcsa de  cedro  sin  oaenta^ : 

4  Porque  los  Bidonios  y  TliiaB  hablan 
toido  á  David  Baadsota  da  ecdxo  Inau- 
meiabla*. 

6  Y  dijo  David:  Salomen  mi  hijo  «■ 
ana  ninchacho  y  tierno/,  y  la  oaaa  que 
se  ha  de  edificar  á  Jehová  ka  de  tar 
magaífiea  por  excelencia,  para  nombre 
y  u>nray  en  todaa  las  tierras:  ahoa 
pasa  yo  le  «parejaré  h  tuteutría.  Y 
pieparó  Davia  ¿ntea  de  su-  mnarte  ea 
grande  sibandancia. 

0  ^  Llamé  cnuSnces  David  &  Salomón 
su  hijo,  y  mandóle  que  edificase  casa  á 
Jdiová  Dios  dft  laxart. 

7  Y  d^  David  á  Salomón :  Hijo  mió, 
en  ni  eomaottA  tuve  el  edificar  tamplo 
al  nombre  de  Jehovátmi  Dios ' ; 

8  Mas  «ino  &  mi  palabra  de  Jehová 
didendo:  Td  has  derramado  muc^ 
•angre*,  y  has  traído  «randas  guenaa : 
no  edificarás  casa  á  mi  nombre,  porque 
ha»  derramado  mnoha  sangre  en  la  ti- 
ara ddaate  de  mi. 

9  Ui  aqoí,  un  h^o  te  -nacerá,  el  cual 
acii  varón  da  aepoao,  porque  yo  le  daré 
quietud  de  todos  sus  enemigos  en  der« 
ndtr:  por  tanto  su  nombre  será  Sa- 
loman I ;  y  yo  duré  ftet  y  repoao  sobra 
Inael  en  ana  dias. 

10  El  adifieará  casa  &  mi  nombra';  y 
él  ase  seta  á  mi  por  hijo,  y  yo  le  será 
por*  padre:  y  afirmaré  el  treno  de  so 
Riao  sobre  Israel  pcuoa  siempee. 

11  Ahora  pues,  h^o  mió,  sea  oontigD" 
Jéborá, y  seas nrosperadt^  y  edifioues  casa 
&  Jebová  tu  Dios,  como  él  ha  olonQ  de  tí. 

it  Y  Jdiová  te  úé  entendlidiento  y 
pnidencia*,  y  él  te  dé  mandamientos 

ffil■rael »  y  que  td  guaMics'  la  ley  de 
nátnDios. 
13  Enldnees  acaás  ncosperado,  si  cni' 
dnw  de  poner  por  obra  loe  estatatos  y 


«iweohos  que  Jehová  mandó  á  Moisés 
Ma  laraMj».  Esfiíérxata  pues,  y  cobra 
iatniof; 


. .  no  temas,  ni  desnudes. 

U  Hé  aquí  yo  en  mi  estrechea  he  pre- 
valido para  la  easa  de  Jeiuivá  cien  mil 
Wsntes  de  oro»  y  un  millar  de  mUlaaas 
ét  talentos  de  plata :  no  tiene  peso  et 
■Mtal  ai  d  hieim»  porqae  es  miwhe. 
Asimismo  he  aprestado  madera  y  pte" 
^  á  lo  eoal  niaAadirás* 

U  Tii  danés  contigo  muchos  efifeialCB» 
MitaiDs,  albaiUles,  y  oarpintaros,  y  todo 
^aasbto  esperta  an  todA  obra* 
.MíBel  ero,d«la  pfata,  del  metal,  y  del 
hiorro,  no  hay  ndmero.  -  Levántate  f«M», 
r  á  la  obra»  q«MUI«li»*á-8Má  «nitl|^  r, 


n  AdiniBBiü  manM  DavM  atados  les 
prtnalpalaa  de  Israel  me  diasen  ayuda 
a  Salomen  sa  b^le,  diewndo : 

18-<i  Ko  ea  e«k  vosotros  Jehotá  vuestro 
Dios,  el  cual  as  ha  dado  quietud  de  to* 
das  partes*  ?  porqae  él  ha  entngado  en 
mi  xsMno  los  moradores  de  la  tierra,  y  la 
tianra  ha  sido  sujetada  delante  de  ieho- 
vá,  y  detente  de  su  pueblo. 

19  Poned  ptMs  ahoita  vuestros  coraao- 
nes  y  vuestros  ánimos*  en  buscar  á 
Jehová  TnesUo  Dios ;  y  levantaos  y  edl- 
fioad  al  santuario  del  Dios  Jehová,  para 
traer  al  área  del  paeto  de  Jehová,  y  los 
santos  vasos  de  Dios,  á  la  casa  edificada 
al  ncsnbra  de- Jehová  «. 

CAPITULO  XXIII. 
HeMeiulo  David  eotulilnido  r«y  «obr*  Itrad 
4 Mtítmtmau  hifo, «onvomi  y  HM*fa  todo$ 
ioa  Lnitmatpiaadtatriimya  formuf«milimt 
loa  ofieiaa  (W  «Mito  divino. 

SIENDO  pues  David  ya  viejo,  y  harto 
de  diai,  mea  á  Sakmton  su  hijo  rey 
sobra  Israel*. 

5  ^  Y  juntando  á  todos  los  prinolpales 
de  Israel»  y  á  ios  aacerdotes  y  Levitas, 

3  Fueron  contados  los'  Levitas  de  tre* 
inta  años  suttlba*;  y  Até  al  ndmero  de 
aUos,  par  sus  oabeaas  contadas  uno  á 
uno,  treinta  y  ocho  mil. 

4.  De  estos  los  veinte  y  ouatro  mil  para 
dar  priesa  á  la  obra  de  la  oaaa  de  Jeho-^ 
vá ;  y  gobernadores  y  jueces  wü»  rail «. 

A  Ademas  cual»»  mil  porteros :  y  cua- 
tro mil  nara  alabsff  á  Jdtiová,  d{fo  David, 
con  los  uistrunentos  que  he  hecho  para 
rendir  alabansM'. 

6  Y  repartiólos  DavM  en  órdenes  con- 
forme a  loa  hilos  de  Levi  Geraon,  y 
Coatíi,  y  Meffaai«w 

7  5  Los  hijos  de  OersonyWrm  Ladan, 
y  Simi. 

8  Los  hiios  de  Ijadan,  tías :  Jdiiel  el 
primero,  después  Zetham,  y  Joel. 

0  Los  h^os  de  Stani,  tres :  Selomith, 
Haziel,  y  Aran.  Satos  futran  los  prín- 
cipes de  las  ftunilias  de  Ledas» 

iO  Y  los  h^oa  de  Simi /««ron  Jahath, 
Zlnah,  Jeos,  y  Beiias.  Estos  cuatro 
fueran  los  hijas  de  Simi. 

11  Jahath  en  d  primero,  Zinah  el  se- 
gundo :  mas  Jeus  y  Berias  no  multipli- 
caran «a  b^os,  por  lo  cual  Aieron  coa- 
tadospor  una  familia. 

la  i  Loa  hijos  de  Coath  fueron  Am- 
rara,  Ishar,  Hebron,  y  Uzdet ;  elloa 
enatao. 

Idí  Los  hijos  de  Amxum  fueron  A  aran 
y  Moisés.  Y  Aaron  filé  a^rtado/  para 
ser  dedicado  á  las  mas  santas  cosas,  él  y 
SOB  hijos  para  slempra,  pava  que  que- 
masen -ptrtatana  delante  de  Jehová,  y 
le  ministrasen,  y  bendijesen  en  su  nom- 
bre para  slem^. 

14  Y  los  laiioá'  de  Molaea,  Tarron  de 
Dios,  fueron  contadas  en  la  tribu  de 
Levi. 

Ifi  Loa  hijos  de  Moisés  ,/Wnm  Gerson» 
y  Blieaer. 

Id  Hijo  de  Gerson  ><  Scbaet  el  pri- 
mero: 

17  £  hijo  de  Ellexer  M  lUhabia  el 
arim«ri9.  Y  Elietev  no  tu  va  etrea  hi- 
jea-; mas  los  hi|j«B  da  Rehabia  i\ieron 
muchos. 

ni  Hijo  de  lAaxfléé  Seloaoith  el  pri- 
nteiw. 

19  Lcpa  hiioB  de  Hefnon  fueitoñ  J««ia  e) 
primero.  Amarlas  el  «egunda,-Jahazlet 
el  tercero,  y  J#»aman  el  cuarto. 

W  Los  hijos  de  Uxztel  Skeron  Miohi 
el  primero,  é  isla  el  segundo. 

91  Los  hijos  de  Merari /V««wi  Mahali, 
y  Mttti.  Lo»  MJos  Sé  MabaU»  Eleaxar, 
yCIs. 


*CaikS9.35. 

Den.  13. 10.  > 
Jos.  22.  4.  ! 
28a.  7.  L 

i  2  Cr.  901. 3.  > 


«11167.8.6. 
21. 


•  Cap.  aa.  5. 

IRey.l.SSS. 


i  Ka.  4.  S, 
47. 


<Dea.lft.18. 


•<2Cr.29.«S. 

Amos  6.5. 

•Oeii.46.11. 
Sx.  6. 16. 
Ka.  S6. 87. 


/Xx.a8. 1. 
etc. 
Hsb.S»4i 

9Ku.ldk4Ík 


A.G.iMa« 


I.  CKOmOáS,  XZIV,  XZT. 


lu&Wi 


T8.S4. 
Eed.S.8. 
iC»p.i2!l.l8. 


'  iBt.SSkSO. 


/3Cr.39.S5. 

EÑ1.3.II), 
U. 

tel.  81. 3. 
"  Ler.  23.  4, 

eto. 

«Nu.  1.63. 
•>>'«.  3.6, 9. 


■Lev.iai^ 

Kv.a6w«)L 


*  Ha.  8.  4. 


«isikn.i. 

f  33.  9.ite. 


4JM18.10. 
Pro.  M.  38. 
Job»  1.  7. 

HMii.i.a6. 


29  T  murió  Btanar  én  i^m,  ma»  ta- 
TO  liUn ;  y  k«  hUo*  d«  Oift  mm  Imtiiui- 
no»  iñ  tofn«|wi  for  mmjerea, 

38  JUm  hUa»  d«  Mud  Actm  Mahali, 
Edor.  jr  Jarfiaoúl  ¡  eUMUet. 

S4  n  Kalot«MlMliUM<leLevicnlu 
ftmUlM  de  aui  padre»,  cabeoenu  de  &- 
mlUas  en  su  deUneacionef,  eontadoe  por 
nu  nombres ,  por  tu*  oabecM,  loe  cuates 
haoian  obra  en  el  ministerio  de  la  casa 
de  Jehová  de  rdnte  aflos  arriba  A. 

86  Poique  David  d^o :  JdMTá,  IMoi 
de  Israel,  ha  dado  repoao  A  su  pueblo 
Israel  •',  y  el  habitar  en  Jenisalem  para 
siempre. 

86  Y  también  los  Levitas  no  Uevatán 
nuu  el  tabcarnáculo,  y  todos  sus  vasos 
para  su  ministerio. 

87  Asi  Que,  conforme  á  las  postreras 
palabras  de  David,  fu^  la  oucnta  de  los 
b^os  de  Lerí  de  veinte  aflos  arriba : 

88  Y  estaban  bi^o  la  mano  de  los  h^Joe 
de  Aaron  para  ministrar  en  la  casa  de 
Jehová,  en  los  atrios,  y  en  las  cámaras, 
y  en  la  purificaoian  de  toda  cosa  santifi- 
cada, y  en  la  Amos  obra  del  ministerio 
de  la  casa  de  Dios : 

80  Asimismo  para  los  panesi  de  la 
piraposicion,  y  para  la  flor  de  la  harina 

Kra  el  sacrittcio,  para  la*  hq}uelas  sin 
adura,  y  para  la  /Vu/a  de  sartén,  y 
para  lo  tostado,  y  para  toda  medida  y 
cuenta ; 

90  Y  para  que  aaistieeen  cada  maliana 
todos  los  dias  A  oonfesar  y  alabv  á  Je- 
hovi,  y  asimismo  á  la  tarden ; 

81  Y  para  ofrecer  todos  los  holocaustos 
&  JehovA  lo*  sábado*  a,  nuevas  lunas,  y 
solemnidades,  por  la  «uento*  y  forma 

3tte  tenian,  continuamente  delante  de 
ehovA: 

88  Y  para  que  tuviesen  la  guarda  dei 
tabamáoulo  del  testimonio  «-,  j  la  fpiarda 
del  santuario,  y  las  órdenes  de  los  hijos 
de  Aaron'  su*  hermanos,  en  el  miiüs- 
terio  de  la  easa  de  Jdlová. 


CAPITULO  XXIV. 

HovM  dUtrtímge  «m  teintty  cuatro  data  Xa» 

/amilíM  d*  mtaaar  f  Itüanuarpara  ti  m£> 

nítUrio  del  fttior.   Am»  ímmMt»  «¡MrOn- 

Mas  par  nmrnU  la»  familia»  dt  lo»  atnu 

TAMBIÉN  los  hijo*  de  Aaron  tnvl- 
enm  sus  repartimiento**.  Lo*  hijos 
de  AaroD./li«nM  Naáab,  Abid,  Eleaxar, 
ó  Ithamar. 

8  Mas  Nadab  y  Abiü  murieron  Antes 
que  su  padreb,  y  no  tuvieron  hUe* :  Ele- 
asar  é  Ithamar  turieron  el  sacerdocio. 

S  T  David  los  repartid,  «ieitdo  Sadoo 
de  los  hijo*  de  Eleaaar,  y  Ahimeieoh«  de 
lo*  hUos  de  Ithamar,  por  sus  tumo*  en 
su  roinlat«io« 

4  Y  lo*  h^o*  de  Eleaxar  fucmn  halla- 
do*, cuanto  A  sus  principóle*  vawnes, 
muchos  mas  que  los  hijos  de  Ithamar ; 
y  repartiéronla*  a»i.  Ve  lo*  hijo*  de 
Elaasar  kabia  diei  y  «eia  cabenu  de  fa- 
milias paternas ;  y  de  ios  hijos  da  Itha. 
mar  por  la*  fluniUa*  de  sus  padres,  ocho. 

5  Repartiéronlos  pues  por  suerte  4  lo* 
anos  oon  los  otra* :  porque  de  los  hi>>s 
de  Eleíaar  y  de  lo*  hijo*  de  Ithamar 
hubo  principes  del  santuarip,  y  princi- 
pes de  la  cata  de  IMc*. 

«  Y  Scnieia*  Escriba,  hHo  de  Natha- 
nael  de  los  Levitas,  escribiólos  delante 
del  xay  y  de  io*  principe*,  y  delante  de 
Sadoe  el  saoaniote»  y  de  Ahhwrieek, 
hyo  de  Ablathar,  y  de  te*  principe*  de 
te*  teiiUas  de  los  sacerdotes  y  Levita* : 

Íad*cribian  una  fiuniUa  A  Eleaaar,  y  A 
Chamar  otra. 

7  Y  te  primera  *ae*te  saUÓ  por  Joiaib, 
la  s^gund*  por  Jedate, 


S  La  leKeam  por  Havlm,  te  enalta  por 
oeorim, 

9  La  quinta  por  Malohlas,  te  seria  por 
Miamin, 

10  La  séptima  por  Cos,  te  ecteva  por 
Abias«, 

11  La  nona  por  Jcsua,  te  dédm*  por 
SeohJinia, 

19  La  undécima  por  Eliasib,  te  dao- 
dédma  por  Jacim, 

18  La  dédmatercte  por  Huppa,  te  dé- 
oimacoarta  por  Isebeab, 

14  La  déoimaquinta  por  Bilga,  te  dé- 
cimasesta  por  Immer, 

15  La  décimaséptima  por  Herir,  tadé- 
dmaoetava  por  Aphses, 

18  La  dédmanona  por  Pethaia,  te  vi. 
gérima  por  Hezedel, 

17  La  vigésimaprima  por  Jachln,  1* 
rigérimasegunda  por  tíamul, 

18  La  vigérimaterota  por  Delate,  te  ri- 
gésimaenaru  por  Measte. 

10  Estos  ftieron  contados  en  su  minis- 
terio, para  que  entrasen  en  te  casa  de 
JehovA,  coofonne  A  su  ordenania,  ImJo 
el  mando  de  Aaron  su  padre,  do  te  ma- 
nera que  te  habte  mandado  Jehová  el 
DioadelsnMl. 

80  t  Y  de  lo*  hijea  de  Leví  que  que- 
daron, Bubael  era  de  los  hijos  de  Am- 
ramt  ydeio*hijo*de8nbael,  Jeheddas. 

81  Y  de  lo*  hyo*  de  Behabia*,  IsteB/*é 
el  principal. 

89  De  los  Isharéos,  8elemoth/i  éb^o 
de  Sdemoth  JWé  Jahat. 

83  Y  de  te*  h4}os  de  Htbrom  fué  Jetia 
ei  primero,  el  segundo  Anuurias,  el  ter- 
cero Jahariel,  el  cuarto  JeohAmaam. 

84  Hijo  de  Uariel  fké  Micha ;  4  h^o  de 
Miohi,  Samir. 

85  Hermano  de  Mich&jW  late ;  é  hijo 
de  Isla,  ZaohArtes. 

86  Los  hijos  de  Merari  flier^t  MahaU, 
y  Muri :  hUo  de  Joaria/M  Benno. 

87  Los  hijo*  de  Merari  por  Jaaria/W- 
ero»  Bemw,  y  Soam,  SSacbfir,  é  Ihri; 

88  Y  de  MahaU  Eleasar,  el  cual 
tuvo  hijos  9. 

89  Hijo  de  CiBfki  Jenuneel. 

80  Los  hUo*  de  Muri  fkeram  MahaU, 
Eder,  y  Jerimoth.  Setos  yWv««  los  hi- 
>M  de  lo*  Lerita*  confnrm»  á  ia*  casas 
de  sus  familia*. 

81  Esto*  tamUen  echaron  suertes  i, 
eomo  sus  Itermano*  lo*  hUos  de  Aanm, 
delante  dd  r^y  David,  y  ele  Sadoc,  y  de 
Ahinwleeh,  y  de  lo*  principes  de  las  Ci- 
milia*  de  los  sacerdotes  y  Invitas,  eifim- 
do  Ala  autrte  el  prineipsd  de  los  padres 
igualmente  que  el  menor  de  so*  her- 


17. 
LK.L 


no 


/Ctf.tÍ 


CAPITULO  XXV. 

Raparle  dio»  catdt>rt§  por  taarU  laa  «•(«•  d> 

MI  mlnultrio. 

ASIMISMO  David  y  le*  pefadpes 
del  ejército  apartaron  pan  el  mi- 
nisterio A  ios  hijos  de  Asaph*,  y  de 
Hernán,  y  de  Jeduthnn,  tes  cuates  pro* 
fttiicaeen  oen  harpas,  salterio*  y  cimba» 
ios:  y  ri  ndoaero  «te eítee  ftié  de  iMMnteMB 
idóneos  para  te  obra  de  «u  ministerio 

8  De  lo*  hijo*  de  Asaph  Juanm  Za- 
ehür,  Josaph,  Nethanias,  y  A*afaete, 
hUe*  de  Aaaph,  y  te^»  1*  «Uneden  de 
Asaph,  d  cual  prafiMsalia  A  te  écden 
ddrey. 

8  De  Jeduthun :  le*  hijo*  de  JediUhnn, 
Oedalia*,  lieri,  Jeeaia*,  Haaahiw,  y  Ma- 
thithtefc  y  Ami :  sete  *■  ladea  b^  te 
mano  oe  sv  padre  Jedathna,  d  cod 
imwlN  liaba  oon  nana,  paca  odahcar  y 
alabar  A  JeliovA. 

4  Da  Bmmmi  tea  li|^  da 


tCtf-^t 


»c»^*' 


Idr.lOtt 


I.  OIONICAi,  XXVL 


A.C.clr.11011 


limoth,  HanaaiM,  Hanani,  Bllaüui,  Oi. 
dilthl,  Roouintbi-aer,  Joitw-oau,  Ma> 
Uothi,  Otbir,  y  HatuuioOi. 
i  Todos  Mloo  /mkm  14|o«  de  Hcnun» 


Tqfeote  áányva  paUbra*  d»  Dím,  mu» 
ensaUax  et  pod«r  «^yw ;  5  dló  DfaM  A  1I«- 
man  catorce  hijo*  y  tres  niji 


«  Y  lodo*  ettqe  «ttebaí*  bi^k»  le  direc- 
ción de  BU  pedn  en  la  mttiioa,  en  U 
caM  de  JdiofA,  con  cimbaloa.  iaUeiioe, 
7  haipaa  pera  e4  minUmlo  «tel  templo 
de  D£m,  pac  dinosieion  del  ny  aceña 
de  Asaph,  de  Jedathnn,  y  de  Heman. 

7  Y  el  niimero  de  elloa,  con  sut  her- 
manos  inatnihloe  en  mdsL-a  de  JehovA, 
ti  ie  todos  los  aptos,  toé  doscientos 
ochenta  y  oelio. 

S  Y  edíaron  suertes  para  los  tumos  dtl 
urviei»,  mtranJo  el  chico  con  el  grande, 
lo  miaño  el  maestro  que  el  discípulo. 

9  T  la  prlnMoa  suerte  salió  por  Asaph> 
á  Joseph :  U  segimda  á  Oedalias,  quien 
con  MU  hermanos  i  b^  hacia  dooe. 

10  I*  tercera  4  Zachftr,  con  sus  b^os 
y  hconanos,  dooe. 

11  La  coarta  á  Isri,  con  sus  hi^os  y  sus 
bsmianas,  doce. 

19  La  quinia  A  Nethaalaa»  oon  sus  hi- 
Jos  y  ins  hermanos,  iloce. 

18  La.seita  A  Buocia,  con  tus  hijee  y 
nu  hazmanoe,  doce. 

14  La  séptima  A  Jesareia»  oon  tus  ^jos 
y  BUS  hermano^  doce. 

15  La  octeva  a  Jesaiaa,  con  sus  hijoe  y 
tus  hermanos,  dooe. 

16  La  nona  A  Mathanias,  oon  sus  hijos 
y  mi  bennanos*  doce. 

17  la.  dddma  A  Simi,  con  sus  h^oa  y 
■US  hermanos,  doce. 

18  La  undécima  A  Azaree),  oon  sus  lii- 
jot  3  sus  hermanos,  doce. 

19  I^  duodécima  A  Hasablas,  con  sus 
h^oi  y  sus  hermanos,  doce. 

50  La  décimatercia  A  Subacl,  con  sus 
lúiiot  y  sus  hermano*,  dooe. 

81  La  décimacuaru  A  Alathithias,  oon 
sus  hijos  y  sus  hermanos,  doce. 

S8  La  dócimaquinta  A  Jecimoth,  con 
nu  hilos  1  sus  hCTmanos,  dooe. 

S3  La  décimaiexta  A  Ilananles,eoo  sos 
bÜM  y  sos  hermanos,  doiM. 

M  La  décimaeéptima  A  J  osbe-oasa,  oon 
Hu  hijos  *  sus  hiórmanos,  dooe. 

S5  La  déclmaootava  A  Hanani,  con  sus 
hijoi  y  sus  hermanee,  dooe. 

W  lía  déclmanona-A  Mallothi,  con  sus 
hüos  y  sus  hermanos,  doce. 

87  La  vigésima  A  Kliatba,  oon  sus  hijos 
y  tiu  hermanos,  doce. 

98  La  vlgésimaprlma  A  Othir,  oon  sus 
bijos  j  sos  hermanoe,  doce. 

KB  La  Tígésimaaegunda  A  Giddalthi, 
con  ms  hijos  y  sus  hermanos,  dooe. 

90  La  Tigésimatercia  A  Mahasjoth,  oon 
ns  hUos  y  sus  hermanea,  doce. 

51  La  Tigésimacuarta  A  Romamthi- 
ncr,  con  sus  hijos  y  sus  hermanos, 
doce. 

CAPITULO  XXVI. 

^tpiMtmmpormurUUmhimoid»1a»parÍerot 
mittwukt.  gf  MJIolMt  los  laaoraTM  «K* «M 


«"• 


CUANTO  A  los  xepartimientoe  de  los 
porteles,  de  los  Coritas  fimnm  Me> 
uiemia,  hijo  de  Oore,  fie  los  hijos  de 
Asaphs. 

9  Los  hijos  de  Meeelemia  /a*nm  Zt- 
^Idas  el  primogénito,  Jediael  el  se. 
Zebedias  el  tercero,  Jathnad  el 


8  Xiám  el  quinto,  Johanan  el  sexto, 
Elloenal  el  séptimo. 
4  Lss  ttQee  de  Obed<edom»  Amn 


«emoUs  el  primnaéwHn»  Joaabad  el  se- 
gundo, Joan  el  taroeni»  «1  cuarto  8e* 
obAr,  el  quinto  Nathanael, 

A  13  sesto  Ammiel,  el  séptinoo  Isa. 
ofaAr,  el  oetUTo  Peulúhi:  porque  Dios 
habla  bendeoido  A  Obed-cdom  «. 

a  También  de  Hémelas  si»  hijo  na. 
cieron  hijos,  que  fueron  seiVsies  sobre 
la  casa  de  sus  padres  {  porque  eran  va- 
rones muy  valeroeos  <<* 

7  Los  t^jos  de  Semeias  /kwnm  Otbai, 
Baphael,  Obed,  Elaabad,  y  sus  Imt- 
maooe*  bombees  esfiorsadoa:  aalmismo 
Eliü,  y  Semachtas. 

8  Todos  estos  de  lo*  hijos  de  Obed- 
edom :  cUos  oon  sas  hijos  y  sus  her* 
manos,  hombres  robustos  y  niertes  pan 
el  ministerio,  ^srws  sesenta  y  dos,  de 
Obed^dom. 

9  T  los  hyos  de  Meselemla  y  sus  her- 
nunos  jWnm  diez  y  ocho  valientes  hom- 
bres. 

10  De  Hosa«,  de  los  hijos  de  Menuci, 
8imri  el  principal,  (aunque  no  ero  el 
primogénito,  mas  su  padre  lo  poso  para 
que  ftaese  cabeza :) 

11  El  segundo  Hllcias,  el  tercero  Te- 
belias,  el  cuarto  ZachArias:  todos  los 
hijo*  de  Hosa  y  sus  hermana*  faena 
trece. 

19  Entre  estos  se  hizo  la  distribución 
de  los  porteros,  otenumcio  los  principe- 
Ici  de  los  varones  en  la  guardia  oon  sus 
hermanos»  para  servir  en  la  casa  de  Je- 
hovi. 

18  T  echaron  suertes,  el  pequeflo  con 
el  grande  por  laa  caaes  dtf  sus  padres, 
pan  cada  puerta. 

14  Y  cayo*  la  suerte  de  Je  i>nst<a  ét 
OrisMto  A  Belemia.  Y  A  ZeehAries  sa 
hijo,  oons^ero  entendida,  metieron  en 
las  suertes,  y  salió  la  suerte  suya  al 
Norte: 

15  Y  por  Obed-edom,  al  Mediodía  i  y 
por  ana  V)o*  **  c***  ^  '*  consulta/. 

10  Por  (inpplm  y  Hoaa  al  Oocidente, 
oon  la  puerta  de  SallCcbAtli  al  oanüno  de 
la  subidas :  guardia  contra  guardia. 

17  Ai  Oriente  seis  Levitas;  al  Norte 
euatro  de  dia;  al  Mediodia  cuatro  de 
dia :  y  A  la  casa  de  la  consulta,  de  dos 
en  dos. 

18  Kn  la  cAmara  de  los  vasos  al  Oc- 
cidente, cuatro  al  camino,  y  dos  en  la 
cAmara. 

19  Estos  ton  lo*  repartimientos  de  los 
porteros,  mes  de  loe  Corithas,  y  de  les 
olios  de  Merari. 

90  5  Y  de  los  Levitas,  Achias  tenia 
oBiao  de  lo*  tesaros  de  la  casa  de  Dios, 
y  (to  loa  tesoro*  de  las  oosas  santifi- 
cadas A. 

91  Cmaalo  á  los  hijos  de  Ladan,  h^os 
de  Genon :  de  Ladian,  los  principes  de 
fkmilias  de  Ladan  faerom  Gerson,  y 
JehieU. 

99  Los  hgoa  de  JehieU,  Zetham  y  Joel 
su  hennano,  tuvieron  cargo  de  los  teso- 
ros de  la  casa  de  JehovA. 

98  Aoeroa  de  los  Amxamitas,  de  los 
laharitas,  de  lo*  Hebronitas,  y  de  los 
Uzzielitas, 

94  Sebnel*,  hQo  de  Genon,  h^o  de 
Moisés,  era  principal  sobre  lo*  teaoros. 

9A  En  orden  A  su  hennano  Eliezer, 
l^jo  de  este  era  Rebebía,  hlio  de  este 
Isaías,  hijo  de  este  Joram,  hijo  de  este 
Ziohri,  del  qneAié  hijo  Selomlth. 

98  Kste  Seumüth  k  y  sus  hermanos  te- 
nían oaq^o  de  todkw  los  tesoro*  de  todas 
laa  cosa*  tantitioadas,  que  habia  oon- 
•agrado  el  rey  Diavid,  y  fias  principes  «le 
las  ftmüiaa,  y  los  capitanes  de  mulares, 
delqjérolto; 

*Ade  IM 


*rap.i8.H. 
8al.U8.U. 


4N'eli.ll.l4. 


•Cap.  U^  38. 


/2Bsy.32.4. 


flIUsy.10.5. 
2  Cr.  0.  4. 


ACsp.  28.1:2. 


¿Cap.  9116. 


tCsp.8S.18. 


y  de  cientos»  y  los  gens 
I   97  De  io  f<w  babÜMi  e 


81 


L  cBOKiOAB,  xxnt,  xivm. 


bS  OU,  ji  ibomhBo  rfc  Nrr.  j  Joiib 


y  LOS  hHm  d.  ID>M  Kam  n  m 
mam,  í^  jilntírrm  át  hmllU 


íüía- 


i!i: 


I  El  dCdrao  n*  ■««  4  ili1i*aa 


'jtnn,  bUg  d>  Zlchri    ■-  '- 


es  Y  dt  Din,  AxaiHI,  hl>i  dv 
V7  y  dF  1H  TlfVu  Gfmt  IUl« 


B*  Denuo  d€  AHJdlH^bd  era  J. 


[ACclMon 


L  QROKICAB,  SXEX. 


A.C.elhUlI^ 


>.3.1. 


j  caatMlonw»  con  1m 
d«Kc*  de  toda  la  hacienda 


j  paMnon 

^  ny^t-y  M*  hUoa,  con  Io«  wmw», 
In  pod«ro«ai»  y  todos  1m  mlltnlw*  han- 
bret. 

5  Y  ley— laniaoa  lA  ngr  David»  puMto 
ai  pié  dí}o:  OUm»,  ¡mmanoo  mió»,  y 
paMilomio:  Yo«cala«n  propoidto'odá. 
fiear  ana  «asa,  pon  quean  oUa  fopooara 
d  área  dal  pacto  de  Jobová»  y  pan  ^ 
estndo  de  los  pies*  de  nvcctro  Dios;  y 
haUaya  uwatado  AmIo  pan  cdifloar. 

8 Ilao  D£m  me  Mjm:  Tú  no  odiOearáo 
cata  A  ni  Nombi»t  poitioa  tnro*  hom- 
bre de  giMsn,  y  haa  dorramad»  modia 
mam/. 

4  Kmpeco  J«hoT&  el  Dio»  de  I«va«l  me 
«ligio  de  toda  la  oaaa  ile  mi  padief ,  para 
que  perpetuamente  fiíeae  rey  aolÑre  Is- 
rael: poiaqne  á  Judá  eao<wló  por  caudi> 
Uo ;  j  de  la  oaaa  de  Juda  la  familia  da 
ini  padre ;  v  de  entre  lo»  h^o»  de  mi 
pedre  sgndMe  de  mi  para  ponerme  por 
rey  MtHPe  todo  lomel  i 

6  y  de  todo»  mis  hUos,  (porque  Je- 
hová  me  ha  dado  muchos  hijos  A»)  eligid 
4  mi  l^}o  Salomón  •»  pan  ana  ■•  aléate 
ai  d  trono  fiel  reino  da  Jehová  sobre 
Israel. 

«  Y  me  ha  dicho :  Salooion  tu  hUo,  él 
edificará  mi  oaaa  y  mis  atrios  k  ¡  poique 
&  este  me  he  escogido  pot  hijo,  y  yo  la 
será  &  él  por  padrea 

7  Akimismo  yo  confirmaré  su  icteo 
para  siempre,  si  él  se  esfonaro  á  penar 
por  obra  «üs  msnrtawi«^n<os  y  mis  Jui- 
cios, como  aqueste  dia  i. 

8  Alian  pues  delante  de  los  n)os  da 
todo  Israel,  congregación  de  Jehotd,  y 
en  cides  dé  nuestro  IHds<m,  guardad  é 
inquirid  todos  los  preoqKos  de  JehovA 
vuestro  Dios,  pan  que  poseáis  la  buena 
tienra»,  y  la  diréis  por  heredad  A  vu- 
estros hOos*  después  de  vocoiros  per- 
petuamente. 

9  Y  td,  flaleroon  hi)o  mió.  ooneoa  al 
Dios  de  tu  padre,  y  aurvele  con  eoiason 
perfiMto,  y  con  Anuno  vcdantario  :  por- 
que JehovA  cseudrifla  los  consones  de 
todos,  y  entiende  toda  imaginación  de 
lo»  pensamientos;^.  Si  tii  le  buacarss*  lo 
hallarás;  mas  si  lo  dejares,  él  te  des- 
echará pan  riempre. 

10  Mira  pties  ahora  que  JehovA  te  ha 
Regido  (  pan  Que  edSl^ues  casa  para 
santuario :  esfuérzate  y  Hazla. 

11  5  Y  David  dio  A  Salomón  su  b^o 
la  traza  del  pórtico,  y  de  mis  easas»  y 
de  sus  oficinas,  y  de  sus  salas,  y  de 
sus  recámaras,  y  de  la  casa  del  pro- 
piciatocio: 

12  Asimismo  la  traza  r  de  todas  las  oo« 
sas  que  tenia  en  su  voluntad,  pan  los 
atrios  de  la  casa  de  JehovA*,  y  pan 
toda*  las  cAmaras  «n  derredor;  pan  los 
tesoros  de  la  casa  de  Dios»  y  para  los 
tesoros  de  las  cosas  .santificiidas  t : 

la  También  pan  los  órdenes  de  los 
sacerdotes  y  de  los  Levitasi  y  )>an  toda 
la  obra  dd  ministexio  de  la  casa  de  Je- 
hová;  y  pan  todos  los  vasos  del  minis- 
terio w  de  la  casa  de  JefaovA. 

14  T  dio  oro  por  peso  pan  lo  Jm  oro, 
pan  todo»  lo»  vasos  de  cada  servicio;  y 
piau  por  peso  pan  todos  los  vasos,  jpan 
todos  los  vasos  de  cada  servicio  s 

15  Oro  por  peso  para  Jos  candeleros  de 
oro',  y  jura  sus  candil^M ;  {xy  peso  el 
oro  para  cada  candelero  y  sus  candile- 
jas :  y  para  los  eandrieros  d«  plata,  pUUa 
fox  |two  para  al  candelero  y  sus  oandile» 
jas,  conforme  al  servicio  de  cada  can- 
delero. 

19  Asinoismo  di6  oro  por  peso  pan  las 
de  la  proposición,  pan  oada  mesa ; 


del  mismo  qiodb  plata  pan  las  m( 
plata: 

17  También  oro  puro  para  los  garftos*, 
pan  las  palanganas,  y  pan  los  Incensa- 
rlos, y  nan  los  tasones  do  oro,  daadb 
pan  oada  lazon  por  paso}  y  pian  loa 
I  de  plata,  por  peso  pan  oada 


18  Ademas,  oro  puro  por  peso  pan  d 
altar  dd  parrame,  y  pan  el  A  manan  de 
oam  de  loa qoeiubinesa  de  oío,  que  oon 
laa  alas  extendidas  oultiian  d  arca  del 
pacto  de  JehovA. 

1»  5  Todas  estas  cosas,  ¿{h  D»vid,  se 
me  han  teprasentado  por  la  mano  de 
JehovA,  que  me  hizo  entender  todas  las 
ohraadd  diseAe^ 

80  DUo  mas  David  A  Salomón  su  hi- 
jo: Anímate  y  eañtt'rKata»,  y  pon/o  por 
obn:  no  tenas,  ni  desmayes;  porque 
el  Dios  JehovA  mi  Dios  «erd  eontigo : 
él  no  te  étitrk^,  ni  te  desamparaiA, 
basta  que  acabes  toda  la  obra  pan  al 
servicio  de  la  casa  de  JehovA. 

81  Hé  aqiui  los  órdenes*  de  los  sacer- 
dotes y  de  los  levitas,  pan  todo  el  mi- 
nisterio  de  la  can  de  Dios,  ttrém  otaitig» 
en  toda  la  obn ;  asiasismo  todos  loa  vo- 
luntarios é  inteligentes  i  pancBalquien 
especie  de  industria;  y  los  príneipes,  y 
todo  el  pueblo»  pan  ^}taUar  tedas  tus 
órdenes. 

CAPITULO  XXIX. 
8uima$  »$pnididiu  por  David  «m  lafáMta  «M 
IhmIoi  4  yM  m olUkkéro» mméhat  qfivniUu 
dtiotmagiabtlfétljpmMo.  J^mumim  4a  dar 
4  Diof  ffeiaa  pmr  todo,  y  dé  haber  aido  So- 
lomon  confirmado  on.H  rnwo^  muer*  Onvid 

«NfMfc 

DB8PUBS  dijo  el  rey  David  A  toda 
la  asamUéa:  A  solo  Salomón  mi 
hijo  ha  elegido  Dios  i  él  e»  Joven  y  ti- 
erno •,  y  la  obn  grande ;  porque  la  casa 
no  u  para  hombre,  sino  pan  JehovA 
Dios. 

8  Yo  empero  con  todas  mis  faenas  he 
prepando  pan  la  can  de  mi  Dios  oro 
pan  las  cosas  de  oro,  y  plata  para  las 
cosas  de  pl«ta,  y  metal  para  las  de 
metal,  y  fierro  para  las  de  hierro,  y 
maden  pan  laa  de  maden,  y  plems 
oniquinas,  y  piedras  preciosas,  y  piedras 
negras,  y  pisaras  de  diversos  colores,  y 
toda  suerte  de  piedras  preciosas,  y  pie- 
dras de  mármol  en  ^andancia. 

8  A  mas  de  esto,  por  cuanto  tengo  mi 

gusto  en  la  casa  de  mi  Dios,  yo  guardo 

;  en  mi  tesoro  barticular  oro  y  piaU,  que 

,  ademas  de  tooas  las  cosas  que  he  aprés- 

'  tado  pan  la  casa  del  santuario,  he  dado 

para  la  casa  de  mi  Dios ; 

4  A  sobar,  tres  mil  talentos  da  oro,  de 
oro  de  Opíürb,  y  siete  mil  talentos  de 

Itlata  afinada  pan  cubrir  las  paredes  de 
as  casas. 
6  On>  pues  para  las  cosas  de  oro,  f 

filata  para  las  cesas  de  plata,  y  para  toda 
a  obra  de  manos  de  los  ofíoiales.  ¿Y 
quien  quiere  hacer  hoy  oftenda  A  Je- 
hovA? 

6  ^  Bntónces  los  principes  de  las  fa- 
millas,  y  los  principes  de  las  tribus  e  de 
Israel,  tribunos,  y  centuiiones,  con  los 
suparintendantas  de  la  hacienda  del  rey, 
ofrecieron  de  su  voluntad  <<, 

7  T  dieron  pan  el  servicio  de  la  casa 
d«  Dios  cinco  mil  talentos  de  oro,  y 
diez  mil  sueldos :  y  diez  mil  talentos  dé 
plata,  y  diez  y  cebo  mil  talentos  de  me- 
tal, y  oinoo  mil  talentos  de  hieiro. 

8  Y  todo  el  que  se  halló  con  piedns 
preciosas,  dld/os  para  el  tesoro  de  la 
oasa  de  JehovA,  en  mano  de  Jefaiel 
tiemonita  •. 

9  Y  holgóse  d  pueblo  de  haber  eon- 


vida.  2. 13. 
14. 


■  Sz.  2S.  18, 

a. 
liia.4.4. 

1  Rey.  6. 23. 
Beb.  0.  i. 


I 


o  Cap.  22. 18. 
Dso.  S1.7Í. 
Jo*  1.  «, ». 

»  Beb.  13.  e. 


•CSP.XXIV. 
yXXTl. 


«( Bs.  86. 8.1, 
2& 

y8«.i,a. 


<•  Ca^  22. 5. 
1  Rey.  3.  7. 
Pro.  4.  3. 


»1  Bey.  0.28. 
Job  28. 16. 


'  C»p.  27. 1,  ; 
etc.  I 

I 

dSOaa.9.7.  [ 


«Csp-ac.ai. 


J  Va  íét  DU*  nÜH>,  que  rá  ncudrlfli 


H  (D  p«bla,  HM  Bqnt  K  ta  bdCdo 


I  de  ',^;^,;¡^^°;J^^J2 


..._.';  EK^. 


EL  SEGUNDO  LIBBO  DE  LAS 

CRÓNICAS. 


e  T  llHmni  dljó  t  DM :  Til  bu  IH- 


I  Hm  DiiTld  lubU  mHlii  di 

lü  ¿ta,  Hliila  ini  iWla^  <W  uúnt 


''ltr^^S'u^iíl«mb»"'d«ta° 


LClWS, 


n.  OBoincAB,  n,  nt 


,0.1011b 


le.  2. 9. 
lut*.L{. 


■tan»  de  kN  que  t*  «olOTen  malj  al  «•- 
üm  mméum  diat»  uno  qve  hut  ptdkto 
pan  tí  asbidtiría  y  dencla  pan  Jiicar 
mi  iwéblo,  «ofan  A  cual  «•  he  pueito 

U  SiMdwrU  T  «tanda  te  M  dida*,  j 
también  te  daré  riquesas,  hadoida,  y 
ghirU',  «aal  mmoa  hubo  cu  les  reyes 

JDc  taaa  sido  Antes  da  tí,  ni  desniea  do 
ihabiAtal-i. 

18  Y  volvió  Salomoo  á  Jemsalem  dd 
alto  que  tdaba  en  Gabaon,  do  ante  el 
tidieraioalo  dd  tasthnouio;  y  tdn^  so- 
bre lancl. 

14  Y  Y  juntó  Balomon  oacras  y  gante 
de  á  eabalk>« ;  y  tnvo  mil  y  ouatrocl* 
aitoi  carros,  y  d^pe  mil  gincCcs,  los  on- 
alcs  poio  en  las  dadades  do  los  oarros, 
7  con  ei  rey  en  Jenualem. 

Is  T  poso  d  ny  píate  y  evo  en  Je- 
roaalem  oomo  piedras*»  y  oadns  eomo 
«abnliigios  qne  nacen  an  loa  onapos  an 
abmdsneia. 

M  T  sacaban  caballos  y  Honaos  fltioo 
de  Egipto  para  Salomón  i  pues  por  con- 
trato tomaban  «IK  los  meiaMtona  dd 
^r  eabalios  y  lienios. 
7  T  sabian»  j  sacaban  da  Egipto  un 
eam  por  tdácientes  piaña  da  píate,  y 
SB  caballo  per  danto  v  dncuenta:  y  aa 
leaacdtan  per  medio  oa  eHos  pan  todos 
loa  reyw  dalos  Hethéos,  y  para  los  raym 
de  Siria. 

CAPITULO  II. 
Odtrmütando  SabmtOH  tomMtar  «I  tdifieio 
dd  hmplo  y  i»  tu  cmo,  m  concierta  e<m 
Biram,  rwy  dt  Tjfro,  «I  eaol  U  d4  madgra 
Sart^fúit. 

T^BTERMINO  pues  Salomón  edifl. 
■1^  ear  casa  al  nombre  do  JehovA,  y 


para  su  reino. 
i  Y  caüA  SaloBoon  setenta  mil  hom- 
Inaa  que  Ueraaen  cargas»  y  oohente  mil 
homhns  quo  cortasen  en  d  moBto«f  y 
tras  mil  y  aeiaolentos  que  los  gobexauan. 

3  T  envió  4  decir  Salomón  A  HIram 
Ky  de  Tyro  h :  Haz  emnnigo  oomo  hiciste 
con  David  mi  padre  *,  envlaadole  cedros 
para  que  edlficAra  para  sí  casa  en  quo 
morase. 

4  Hé  aqní  yo  tengo  de  edificar  casa 
al  nombre  de  JehovA  mt  Dios,  para  con- 
ngianela,  para  quemar  perfumes  aro- 
matloos'  delante  de  él,  y  para  la  co- 
loeacion  continua*  de  h»  panes  de  la 
pvparicion,  y  para  holocaustos  A  oaa- 
nana  y  tarde/,  y  los  sAbados,  ▼  nueras 
lanas,  y  festividades  de  JdiovA  nnestro 
IMoa,  lo  caal  ha  de  ser  perpetuo  en 
lorael. 

6  Y  la  casa  que  tengo  de  edificar,  ha 
de  Mr  arande:  porque  el  Dios  nuestro 
*s  grande  sobra  todos  los  diosas  j>. 

0  Mas  ¿quién  será  tan  poderoso,  que 
lecdiflque  casa  A  ?  Los  eidoa,  y  los  ele- 
1<*  de  tos  «idos  no  lo  pueden  compren» 
dcr>:  ¿quién  pues  soy  yo,  que  le  edi- 
fiqoe  casa  mas  de  para  quemar  pcrfíunes 
ddantedeét? 

7  Bariaaae  pues  ahora  un  hombre  hA- 
i>il»que  sepa  trabi^ar  en  oro,  y  en  plata» 
7  en  metal,  y  en  hierro,  en  piiipura,  y 
«I  grana,  y  en  cArdeno  i  y  que  aepa  oa- 
miptr  con  los  maestros  que  s«<an  con- 
*>lgo  en  JudA  V  en  Jerusalem,  los  cuales 
pteviaomi  padre. 

6  Envtame  también  madera  de  cedro, 
de  baya,  y  de  pina||.  del  Líbano :  por- 
Vwyo  tí  que  tus  siervos  entienden  de 
*iKtar  madñta  en  el  Líbano :  y  hé  aquí* 
mis  4trvos  bráa  con  los  tuyos, 
^Para  que  me  apresten  mucha  ma- 
dsra,  pnqne  la  easa  qoe  tengo  de  edift- 
<te  oa  de  amr  gnade  y  portentosa. 


10  T  lié  aquí  para  las  eparariea  tns 
siervos,  cortadores  de  la  nMdera,  be 
dado  veinM  mil  coras  de  trigo  en  grano, 
y  veinte  mil  ooros  de  eebada,  v  veinte 
mil  batos  de  vino,  y  veinte  mil  batos  de 
aeeMe. 

11  BntÓBoas  Hlram,  rey  de  Tyro,  rao- 
pendió  por  letras,  ea  las  que  envió  á 
daetr  A  salemoai :  Porque  JdiovA  amó 
A  su  pueblo,  to  ha  puesto  per  taj  Mbae 
ellos. 

19  Y  ademas  deda  Hlram :  Bendito  ssa 
JehevA  d  Dios  de  Israd,  que  hlao  loa 
cielos  y  la  tierra,  y  A  que  dló  al  rey  Da- 
vid h^o  sabto,  entemUdo,  oueido»  y  pru- 
dente, que  edifique  oate  A  JehovA,  y 
eaaa  para  su  reino. 

18  Yo  pues  te  he  enviado  un  hombre 
hAbil  y  entendido,  fuc  /W  de  Hlram  ral 
padre, 

14  Hijo  de  una  mt\)er  de  las  h^as  de 
Dan,  mas  su  padre  ftié  de  Ty*o',  d  cual 
sabe  trabajar  en  oro,  y  plata,  y  metal, 
en  hterro,  en  piedra,  y  en  madoa,  en 
pdrpnza,  y  en  cArdeno,  en  Uno  y  en 
carmesí ;  asimismo  para  esculpir  todas 
figuras,  y  saear  teda  suerte  de  dJselo 

Se  K  le  propusiere,  u  estar  oon  tus 
mbras  póritos,  y  oon  loa  de  mi  seflor 
David  tu  pa^ce. 

15  Ahora  pues,  envtaiá  mi  sdlor  A  sus 
siervos  el  trioo,  y  cebada,  y  acdte,  y 
Tino  que  ha  dicho, 

18  Y  nosotros  cortaremos  en  d  Líbano 
la  madera  qne  hubieres  menester,  y  te 
la  traeremos  en  balsas  por  la  mar  haste 
Joppa,  y  ttl  la  harAs  llevar  á  Jem- 
salem. 

17  Y  contó  Salomón  todos  los  hembras 
extranjeros  que  cataten  en  la  tierra  de 
Israel  •»,  después  de  haberlos  ya  contado 
David  su  paaie*,  y  fiíeron  hallados  d- 
ento  cincuenta  y  tres  mil  y  seiscientos : 

18  Y  señaló  de  ellos  setenta  mil  para 
llevar  oargas,  y  ochenta  mil  que  corta- 
sen uhdra  en  d  mdnte»  y  tres  mil  y 
adsclentos  por  sobrestantes  para  hacer 
trabajar  al  pueblo.  . 

CAPITULO  III. 
JUU/íeam  *l  Um^/Ut  con  lodo  la  ^ft»U  per* 

teneee. 

Y  COMENZÓ  Sdomon  A  edificar  la 
casa*  en  Jemsalem  en  el  monte 
Mortafc,  que  habla  sido  mostrado  A  Da- 
vid su  padre,  en  d  lugar  que  David 
habla  preparado  en  la  era  de  Ornan 
Jebuaéo*. 

8  Y  oomencó  A  edlfiear  en  el  mes  se- 
Bundo,  A  dos  del  mee,  en  d  ouarto  afie 
de  su  reinado. 

8  Estas  «on  loe  medidae  de  yiM  Salo- 
man d  ftmdó  el'  edificio  de  ta  casa  de 
Dios.  La  primera  medida  fué  la  longi- 
tud de  sesenta  codos,  y  la  anchura  de 
veinte  codos. 

4  £1  pórtico «  que  eeiaba  en  la  delan- 
tera de  la  longitud,  era  de  veinte  codos 
el  fkente  dd  ancho  de  la  casa,  y  su  d- 
tnra  de  dento  y  veinte :  y  cubrióle  por 
dentro  de  oro  puro. 

5  Y  techó  la  casa  mayor  con  madera 
de  haya,  la  cual  cubrió  de  buen  oro, 
é  falso  resaltar  sobre  ella  palmas  y  ca- 
denas. 

6  Cubrió  temUen  la  casa  de  piedras 
preciosas  por  excelencia/ :  y  el  oro  era 
oro  de  Pamdm. 

7  Así  enbrió  la  casa,  vigas,  umbrales, 
sus  nuades,  y  sus  puertas,  oon  oro ;  y 
esculpió  querubines  por  las  paredes. 

8  Hixo  asimismo  la  casa  del  lugar  san- 
tísimo f,  cuya  longitud  era  de  veinte 
codos  según  el  anoho  dd  fimate  de  la 

,  y  su  anchura  de  veinte  codos :  y 


*8d.8S.6. 
Jer.  lOi  10, 
11.  ¡ 

H«dh.l4.U. 
Ap.  10.  8.     ' 


/lBey.7.1S. 
14. 


"Cap.  8. 7  A 

iB^.8.ao. 

ai. 

"icr.aia. 


'IBaj.A.!, 
eto. 
»  G«B.  SS.  3, 

14. 

•asa-aiis. 


•'icr.ae.u. 


<Jasal0.as. 
Hech.8.11. 
y8.ia. 


/lCr.a».S3. 
la^  M.  U, 

is. 

Ap.  ai.  18, 

81. 


'Bftb.S.S,t. 


jiiasuL 


II.  CBQHIQA0,  !¥)  Yi 


AlBeT.7.U, 
21. 

Jer.  £2.  20. 
21. 


tUettaUe- 
cera. 

\  «I  eiie  fil- 
ena. 


»Bx.27.1,2. 
2  Sey.  16. 
14. 

Ek.  43. 18, 
17. 


»1  Bey.  7.33. 
c  Heb.  9. 10. 


i<Bx.25.31. 
40. 
lCr.2&U. 


•lB«r.^^ 


«nhrlékm  ám  hamu  an,  fut  rnteenüa  km- 
ijcieatot  talentos. 

O  Y  el  pcM  de  los  clmTos  tmvo  einen.* 
«nta  aielos  de  oro.  Cubrió  también  de 
«trola»  salas. 

10  Y  dentro  del  lugar  santísimo  hlio 
dos  qiierabtoes  de  ümni  da  Miflos,  los 
cnalea  oubiieron  de  oro. 

11  Bl  laii^  de  las  alas  de  los  quera- 
Unes  era  de  veinte  codos:  porque  la 
una  ala  era  de  cinco  codos,  la  cual  lle- 
gaba baatft  la  paml  de  la  casa;  y  la 
otxa  ala  da  cineo  codos,  la  cual  Ile^ba 
al  ala  del  otro  quetubin. 

15  De  la  misma  maneta  la  una  ala  del 
otro  querubín  era  de  cinco  codos,  la 
cual  llegaba  hasta  la  pared  de  la  casa ; 
y  la  eCra  ala  era  de  cinco  codos,  que  to- 
caba al  ala  del  otro  quembin. 

13  ^  ti  las  alas  de  estos  querubines 
estaban  extendidas  por  veinte  codos :  y 
dios  estaban  en  pié  con  los  rostns  háoia 
Uceas. 

14  HiM>  también  un  velo  de  cárdeno, 
purpura,  carmesí,  y  lino,  é  hizo  resaltar 
en  el  qoénibinea. 

16  Delante  de  la  casa  hizo  dos  colum- 
nas A  de  treinta  y  obaco  codos  de  longi- 
tud, con  suB  capiteles  encima  de  cinco 
codos. 

16  Hiao  asimismo  wuu  cadenas  como 
en  el  oratorio,  y  pdsoias  sobre  los  capi- 
teles de  las  columnas.;  é  házo  cieQ  gra« 
nadaa,  las  enales  puso  en  las  cadenas. 

17  Y  asentó  las  columnas  delante  del 
templo  {  la  m»  &  la  mane  derecha,  y  la 
otra  á  La  isqnicD-da:  y  &  la  de  la  mano 
derecha  llamó  Jachln  ||,  y  4  la  de  la  iz- 
quierda Boaz-^. 

CAPITULO  IV. 
ProaCgueie  la  narration  de  la  /ábriea  tU  !•< 
«4UM  é  «' wflnunenfot  ptrteneeietUeM  al  ter- 
vieio  del  tempbf. 

HIZO  ademas  isn  altar  de  bronce  de 
veinte  codos  de  longitud,  y  veinte 
codos  de  anchura,  y  diez  codüos  de  al- 
tura. 

2  También  hizd  un  mar  de  ñindiciona, 
el  cual  tenia  diez  codos  del  un  borde  al 
otiro,  enteramente  redondo  r  su  altura 
era  de  cinco  codos,  y  una  linea  de  tre- 
inta codos  lo  cefiia  al  rededov. 

3  Y  debajo  de  él  habia  figuras  de  bu- 
eyes oue  lo  eixeundaban,  diec  en  cada 
codo  todo  al  rededor :  eran  dos  órdenes 
de  bueyes  fnndides  juntamente  con  el 
mar, 

4  Que  estaba  asentlsdo  sobre  doce  bu- 
eyes, tres  de  los  cuales  miraban  al  Sep- 
tentrión, y  tres  al  Occidente,  y  tres  al 
Mediodia*  y  tres  al  Oriente:  y  el  mar 
atentaba  sobre  ellos,  y  todas  sus  traseras 
eetaban  k  la  parte  de  adentro. 

5  T  tenia  de  gnieeo  un  palmo,  y  el 
borde  era  de  la  hechura  del  borde  de 
un  cáliz,  ó  flor  de  lis«  Y  hada  tres  mil 
batos. 

O  ^  Hizo  también  diez  ftientesb,  y  poso 
(dnco  á  la  mono  derecha,  y  cineo  4  la 
izquierda,  para  lavar  c-  y  limpiar  en  ellas 
la  obra  del  holocausto ;  mas  el  mar  era 
para  lavarse  los  saeexdotes  en  él. 

7  Hizo  asimismo  diez  candeleros  de 
oro  d  según  su  forma,  los  cuales  puso  en 
el  templo,  cinco  á  la  derecha,  y  cinco  & 
la  izquierda. 

8  Ademas  hizo  diez  mesas,  y  plisólas 
en  el  templo,  cinco  4  la  mano  derecha, 
y  cinco  4  la  izquierda :  igualmente  hizo 
cien  tazones  de  oro. 

9  ^  A  mas  de  esto  hizo  el  atrio  de  los 
sacerdotes «,  y  el  gran  atrio,  y  las  por- 
tadas del  atrio,  y  cnlirió  tais  puertas  de 
ellas  de  bronoe.- 


Oliente,  enfrente  dd 


Msdi^ 


!•  Y 

hád*  el 
odia/. 

U  Hizo  tambiao  Ifiram  ealdaMs,  y  pai- 
las, y  tazones ;  y  acabó  Hiram  la  obra 
£e  hacia  al  rey  Stiomon  pan  la  ciia 
Dios. 

18  Des  columnas,  y  los  cordones,  los 
capiteles  sobre  las  cabezas  de  las  dos 
columnas,  y  dos  redes  para  enbiir  iss 
dea  bolas  de  los  capitelea  que  utabOñ  en- 
cima de  las  columnas  ( 

18  Ottatrocientas  granadas  en  las  dos 
redecillas,  dos  órdenes  de  granadal  es 
eada  redacíUa,  paia  qpe  evtariesea  las 
dos  bolas  de  los  capiteles  que  eettben 
eDoima  de  laa  columnas. 

14  Hizo  también  las'  baaas,  sobre  las 
cuales  asentó  las  fuentes  j> ; 

15  Un  mar,ydooebue3Mdeb^}odeél: 

16  Y  oaUeros,  y  paias,  y  gsrfios ;  y  to' 
dos  sus  enseres  hizo  Hí^mm  «u  padre  ai 
rey  Salomón,  para  la  casa  de  Jebová,  de 
metal  purísimo. 

17  Y  fundiólos  el  rey  en  los  llanos  del 
Jordán  cft  tierra  areillote,  entre  fiuchftth 
y  Seredat. 

18  Y  Salomón  hizo  todos  estos  vasos 
en  «ande  abundancia,  porque  no  pudo 
ser  Dallado  tí  peso  dei  metal. 

10  ^  Asi  hizo  Salomón  tadps  los  vasos 
para  la  casa  de  Dios,  y  el  idtar  de  oro, 
y  las  mesas,  sobre  las  cuales  «e  fmtkt* 
los  panes  de  la  proposición^: 

90  Asimismo  los  'candeleros  y  sus  can- 
dilejas de  oro  puro,  pan  que  las  encen- 
diesen delante  áá.  oratorio  conforme  á 
la  costumbre. 

31  Y  las  flores  A,  y  las  lamparillas,  y  las 
despabiladeras)  «cMcJeraa  de  oro,  de<are 
perfecto: 

22  También  los  platillos,  y  las  jofUnas, 
y  las  cndiaras,  y  loe  incensarlos,  do  oro 
pun>.  Ouanto  4  la  entrada  de  la  casa, 
sus  puertas  interiores  para  d  lugar  san- 
tísimo, y  las  puertas  de  la  casa  del  tem- 
plo, de  oro. 

CAPITULO  V, 
BtUonum  eeloea  el  orea  eon  gram  eolemmidtd, 
y  Z>í<M  dd  tentimonio  de  m  preeencia  U»Ai- 
endo  ti  temjflo  det  una  tMbe, 

YAC  ABAD  A  •  que  filé  toda  la  obra 
que  hizo  Salomón  para  la  casa  de 
Jeho*4,  metió  Salomón  en  elta  las  cosas 
qtte  David  su  padre  b  habla  dedicado,  y 
puso  la  plata  y  el  oro,  y  todos  los  vasos, 
en  loa  tesoros  de  la  casa  de  JMoa. 

2  ^  Bntónoe»  Salomón  junté  en  Je- 
msalem  los  ancianos  de  Israel,  y  todos 
los  príncipes  de  las  tribus,  las  oabens 
de  las  familias  de  los  hijos  de  Israel «, 
pora  que  trajesen  el  arca  del  pacto  da 
Jehov4  ^  de-  la  ciudad  de  David,  que  es 
aion«. 

8  Y  juntáronse  al  rey  todos  los  varones 
de  Israel  4  la  solemnidad  del  mes  sép> 
timo. 

4  Y  luego  que  vinieron  los  ancianos 
de  Israel,  tomaron  los  Levitas  ei  arca. 

5  Y  Ucvaron  el  arca,  y  ei  tabemáenlo 
del  testimonio,  y  todos  los  vasos  del  san- 
tuario q««  eeéaban  en  el  tahemácale: 
los  sacerdotes  y  los  Levitas  los  Ueran». 

6  Y  et  rey  Salomón,  y  toda  la  eongie* 
gaeion  de  Israel  que  se  habla  4  él  re- 
unido delante  del  arca,  saorlfiearon  oTe« 
,ias  y  bueyes»  que  por  la  anultitud  no  se 
pudieron  oonfar  ai  numerar. 

7  Y  los  sacerdotes  metienm  d  axoa  del 
pacto  de  Jdiová  en  su  tugar/,  en  e(  oía* 
torio  de  la  oasa,  en  él  lugar  saatísioio 
haío  las  alas  de  los  quembines : 

8  Pues  los  qucmbtnes  ezAendian  las 
alas  sobre  el  asicplo  del  aroa^  yoobrlaa 


/BáLlS. 


n^cauufieftfl^yL 


JkaiMM. 


E' 


)H  qttaratlaw  pm  «nrim»  ad  «i  «roa 
como  BUS  barras. 

0  E  MeiBron  caUr  fco»  kM  bam»,  de 
modo  que  ae  vietea  Im  oabasu  de  laa 
buns  dtl  «Tw  delante  del  otatoarJo,  ma« 
no  w  Tdaa  detde  fnevai  y  aUi  estart- 

10  Bn  d  arca  iie  halda  iIbo  lai  dos 
tablas  que  Uoiaes  habia  nMsto  en  Ho' 
leb,  con  las  eoalea  JehoTi  habla  h«cho 
alinza  coa  loa  hilos  da  Israel,  deepuee 
q«e  salieraa  de  Egi|iu>. 

U  V  ooaw  loa  sajserdolaa  salieron  del 
Hmtoaiio,  (poiqtte'todm  los  aaoerdotet 

2ue  se  hallaron  hablan  sido  santiflca- 
os),  ao  jptüam  giundar  sos  'veoea. 
19  Y  In  Levitas  eantofvs,  todos  los  de 
Aiaph,  los  de  Heman,  y  los  de  Je» 
datnanjantanientc  «son  sus  h^os  y  ana 
benofenoi,  vestidos  de  Uno  fino,  etMam 
ooo  cfmbales,  y  salterios,  y  harpas  al  Oil- 
«ntedrt  ^tar ;  y  con-  ellos  eiento  y  veinte 
neerdoeea  que  toeaban  trompetas  A. 

13  Sonaban  pues  las  trompetaa,  y  can- 
taban con  la  voB  todos  4  «na,  para  ala- 
bar y  eonfesar  k  JehovAt  y  onande  al- 
iaban la  vos  con  trompetas  y  címbalos, 
y  virot  instrumentos  de  mdaiea,  ovando 
alababan  á  Jehová  didenio :  Porque  «f 
bueno,  porque  au  miaeticonlla  es  para 
tiemple  i;  la  easa  ae  llend  enUSnces  de 
nna  nube,  la  casa  de  Jehová. 

14  T  Bo  piodia&  los  aacerdotaa  estar 
pva  ministrar  por  cansa  de  la  nubet 
poroue  la  gloria  de  Jétunék  haUa  hen- 
chido la  casa  de  Dloa*. 

CAPITULO  VL 
(kw<M  d(  Salomón  en  la  dtáieaeüm  dd 
iomploi 
NT0NCE8  úijo  Saloman*:  Jehová 
ha  dicho  que  él  habitarla  en  la  oba- 
eoridad. 

9  To  paes  he  edificado  una  casa  de 
■torada  para  ti,  y  una  haUtacimí  en  que 
iBorM  para  siempre  K 

3  Y  volviendo  el  rey  su  rostro  bendHo 
&  toda  la  eongragaelon  de  Israel :  y  toda 
ia  concraadon  de  Israel  estaba  en  )dé«, 

4  Y  él-düo:  Bendito  mo  Jehová  IMos 
de  l8nel<<,  d  cual  oon  su  mano  ha 
cumplido  lo  que  habló  por  su  boca  á 
David  mi  padve,  dielendo : 

fiOcide  d  día  que  saqué  mi  pueblo  de 
la  tletm  da  Egipto,  ninguna  ciudad  he 
el^ido  de  todas  las  tribus  de  Israel  para 
edUiear  oasa  dende  estuviese  mi  nom- 
bn«,  ni  he  escogido  varón  que  ftiese 
principe  «obre  ni  pueblo  Israel. 

6  Mas  á  Jerusaiem/  he  elegido  para 
ue  en  ella  atté  mi  nombre,  y  4  David 

be  eiqgldof  para  que  fuese  sebre  mi 
paeblo  Ivaet. 

7  Y  David  mi  padre  tavo  en  al  corazón 
edificar  casa  lü  nombre  de  Jehová  Dios 
de  Israel  i. 

5  Mas  Jehová  dUo  4  David  mi  padre : 
«aipcoto  á  haber  tenido  en  t»  corazón 
edificar  casa  á  mi  nombre,  bien  hac  he> 
cho  en  haber  tenido  esto  en  tu  corazón. 

9  Empem  tü  no  edificarás  la  oaaa,  sino 
to  htíe  que  saldrá  de  tus  lomos ;  él  edi- 
ficar» easa  4  mi  nombra. 

10  Y  Jehová  ha  cumplido  su  palabra 
VK  habia  dicho ;  puea  levánteme  yo  en 
Hiitar  de  David  mi  padre,  y  heme  sen- 
tado en  el  trono  de  Israel  i,  oomo  Je- 
bovi  habia  dicho  ifc,  y  he  edificado  oaaa 
al  nombre  de  Jeh(r*4  Dios  de  Israel. 

11  ?  en  ella  he  puesto  el  arca',  en  la 
<aal  está  el  pacto  de  Jehová  que  con- 
notó oon  loa  niíoa  de  laracl. 

U  f  Püsose  hiogo  Muiomam  delante  del 
altar  de  JehoT4,  en  presencia  de  toda 
U  congr«gaeioo  da  laracl»  y  axtendid 
"ttiaaaoai*: 


is  Pi 


pdlplto  im  mataly  de  dneo  eodoa  da 
lurgo,  y  da  oCroa  «inoo  «adoa  de  aaehe, 
y  (W  altura  da  tres  oodaa,  y  la  habia 
puesto  en  medio  dd  atxl»«  j  y  p 
sabré  él,  é  hinoósa  da  Rtdülas  de 
da  toda  la  eaagragaeioil  da  laiael,  y  «a- 
tundiendo  sus  manoa  ai  oíala  d^o : 

14  Jehov4  Dios  da  iaraal,  no  hay  dloa 
sami^ta  4  ti  en  el  cielo  al  en  fai  ti- 
ena» ;  que  gnardaa  el-  paela  y  la  mlaa- 
lioerdia  4  tua  siarraa',  <|ua  ctamtnan  d^ 
lante  de  tí  de  todo  su  coiaaon  t 

1«  Que  has  guardado  4  tu  slarva  David 
mi  padre  loque  la  deísta  t?  tü  lo  dijiste 
da  tu  booa»  mas  eon  tu  mano  lo  has 
eumpUdo,  cosno  pease«  esta  diav. 

16  Ahora  poea,  Jahavá  Dios  de  Israel, 
guarda  4  tu  sierro  David  mi  padre  lo 
qaa  la  haa  peomeládo' didenda^  NolU- 
tavá  de  Ü  varón  delante  da  mí  que  se 
sienta  en  al  trono  de  Israel,  4  oondiolon 
que  toa  hijo»  guarden  su  candao  an- 
dando en  mi  ley  ',  oomo  td  delante  de 
máhaa  andada. 

17  Ahora  pues,  oh  Jehová  Dloa  de  Is- 
rael,  v«lrlfl4ñiesa  ta  palabra  que  dijiste  á 
tu  siervo  David. 

18  lias  ¿  ea  veidad  que  Dios  ha  de 
habitar  con  el  hombre  en  la  tlem  «  ? 
Hé  aquí  los  deloev  y  los  dalos  de  les 
cleioB  no  puedan  contenerte' ;  ¿  euanto 
menos  e&ta  casa  que  he  edificado  ? 

19  M aa  tii  miraráa  á  la  oraoien  de  tu 
siervo,  y  á  su  mego,  oh  Jehová  Dios 
mió,  para  ofr  prapícfs  al  alaanor  y  la 
oMolon  eon  que  tu  siervo  eva  deUnte 
dátil 

90  Que  tus  ojos  están' ahiartoa  aebiv 
aeta  oasa '  de  dia  y  da  nacha,  sobre  el 
lugar  del  cual  dijiste:  Mi  nombre  estará 
am  I  que  oigas  la  oraelen  oon  que  tu  si- 
ervo ora  en  este  lugar. 

SI  Asimismo  que  oigas  el  mego  de  tu 
siervo,  y  de  tu  pueblo  Israel,  cuando  en 
este  h^put  hideren  oraolan,  que  tü  oiráa 
desde  los  cielos  *,  desde  el  lugar  de  tu 
morada-:  que  oigaa,  y  perdones. 

as  Si  alaono  pecare  contra  su  pnl^imo, 
y  él  le  pidiere  juramente  haciéndolo  Ju- 
rar, y  el  juramento 'Viniere  delante 'de  tu 
altar  en  esta  oasa, 

38  Td  oirás  desda  loa  cielos,  y  obrarás, 
y  Juzgarás  á  tus  siervos,  dando  la  paga 
al  impló,  tomándole  su  prooeder  sobre 
su  cabeza*,  y  instiflcando  al  Justo  en 
darle  confcnne  á  su  justiola. 

84  Si  tu  pueblo  Inrael  cayere  delante 
de  los  enemigos,  por  haber  prevaricado 
oontra  ti,  y  se  convirtieren,  y  confesasen 
tu  nombre,  y  rogaren  delante  do  tí  en 
estacase, 

SA  Tú  oirás  desda  los  cidos,  y  perdo- 
narás al  pecado  de  tu  pueblo  Israel,  yb 
bis  volverás  á  la  tierra  que  diste  á  ellos 
y  á  sus  padres. 

S9  Si  los  cielos  se  oentaren,  que  no 
haya  ilnviaa«  por  haber  pecado  oontra 
ti,  si  oraren  á  tf  en  este  lugar,  y  con- 
fesaren tu  nombre,  y  se  convirtieren  de 
sus  pecados,  cuando  los  afligieres, 

97  Tú  lot  oirás  en  los  cielos,  y  per- 
donarás el  pecado  de  tus  siervos,  y  de 
tu  pueblo  Israel,  y  les  ense&arás  el  buen 
camino  para  que  anden  en  él,  y  darás 
lluvia''  sobre  tu  tierra,  la  cual  dista  por 
heredad  á  tu  pueblo. 
'  88  Y  si  hubiere  hambre  en  la  tierra, 
ó  si  hubiere  pestilencia ;  si  hubiere  ti- 
aaneülo>  ó  ailuhlo,  langosta*,  ó  pulgón ; 
ó  ai  los  cercaren  sus  enemigos  en  la  ti- 
erra de  su  domidlio/ ;  cualquiera  plaga 
ó  enfietmedad  fM  iaa ; 

89  Toda  oración -y  todo  ruego  que  hi- 
eiare  oaalquier  hombre,  ó  todo  tu  pue> 


I 


•  Bx.  13.  11. 

Den.  4.  S». 

y  7.  9. 
)>E(ek.l.«. 

Dan.  9.  4. 
í  1  Cr.  23L  ». 
••vwr.  4. 


*  a  8a.  7. 12, 
18. 

1  Eav.  3.  4. 
y  8. 12. 

t  Bal.  132. 12. 


wKz.»45, 
4A. 

8U.«a.ia. 

"Cap.  2.0. 
Is.  M.1. 
H«^7.4a. 


y  Bal.  121.  4. 


'Cap.  80. 27. 


•2Rey.9.S6. 
SaL  lo.  14. 
JabSa-lB. 
17. 
y  SI.  K. 


»8aL106.40. 
47, 


xti: 


ÍTIII. 
5.6. 


d  Jet.  5.  34. 
Bi.  84.  28. 
Os.  i.  2t, 
28. 

«^11.4, 

11. 

y  2.  as. 
/  Oap.  a&  6, 

18. 


iciim, 


iL  CRONicAfl^  Tin,  re 


Á.C. 


h»  1m  dado,  j  «rta  ean  qam  he  HmUI- 
endo  á  ni  jaamhm,  yo  la  «diaié  do  do- 
Unte  de  mi,  y  pondrela  por  ptovorblo  y 
ftinús  «B  tedot  loe  pncbloe. 
n  T  eNa  eaea  quo  habrá  Mo  tan  llus- 


tre,  Mii  cepaato  A  todo  el  quo  pwaro,  v 
diiá:  i  Por  qné  ha  hocho  aii  Jdwra  a 


oita  tiem,  y  á  cita 
88  Y  M  <e  rcnondoié 
jaron  á  JeboT*  DkM  i 


•  ? 

Por  cuanto  do* 
de  BUS  Mdm,  el 
cual  Im  Moó  de  la  tierra  de  KglptOj 
htn  abnxado  «Noeet  aganoe,  y  loe 
Tanm  y  sirrien»! :  por  om  ¿I  ha  traído 
todo  ote  mal  eobre  «lioe. 

CAPITULO  VIH. 


>to.  y 
ado- 


r,  yltoMlri» 
i#lo«  ^mt  ktMmm  ^fmétá*  *»  It»  Co« 
Onfma  lo*  mimM0tiM  i» 
tet  r  Ltiüt,  9tnf«rm»  á  le 
Dawid.  Tri¿aAnr«  ái  Oghir. 

Y  ACONTECIÓ  «•  al  oabo  de  ve- 
inte aik»  qne  Salomón  habla  edifi- 
cado la  oaea  de  Jehová,  y  fu  oaeae, 

•  Raedifieó  Salomón  las  oludadee  gue 
Hiram  le  habla  dado,  y  ettableoM  en 
dlaa  A  loe  hljoe  de  Israel. 

8  Dcapoee  vino  Salomen  i  lianath  de 
Sobak,  y  la  tomó. 

4  Y  edificó  *  Thadmor  en  el  dedeite, 
▼  todae  las  dadadet  de  mmücione»  que 
edificó  en  Hamath. 

5  Ailmlamo  reedificó  A  Beth-oitm  la 
de  arriba,  y  á  Belh-oron  la  de  abi^o, 
dudado*  fortlficadae  de  muros,  puerta* 

' «  Y  á  BaalaCh,  t  A  todas  las  villas  de 
munición  qne  Salomón  tenia :  también 
todas  lae  oludadee  de  los  earros,  y  las  de 
la  gante  de  A  caballo ;  y  todo  lo  que  Sa- 
lomón quiso  edificar*  en  Jervsaiem,  y 
en  el  Libano  4,  y  en  toda  la  tierra  de  su 
«eSorio. 

7  Y  T  A  todo  el  pueblo  que  haMa  que- 
dado de  lo*  HeCbóce,  Amorrhéos,  y  rhe- 
veiéos,  HevóOB,  y  Jclmséos,  que  no  eran 
de  Isiad, 

8  Los  h^os  fie  los  que  hablan  quedado 
en  la  tierra  después  de  ellos,  A  los  cua- 
les los  h^os  de  Israel  no  destruyeron 
dd  todo«,  hizo  Salomón  tributarios  has- 
ta hoy. 

•  Y  de  los  h^os  de  Israel  no  puso  Sa- 
lomón siervos  en  su  obra ;  porque  eran 
hombres  de  guerra,  y  sus  prindpcs,  y 
sus  capitanes,  y  comandantes  de  sus  car- 
ree, y  su  gente  de  A  caballo. 

10  Y  tenia  Salomón  doaclentoe  y  cin- 
cuenta prindpaies  de  loe  gohemadoccs, 
los  cttdee  mandaban  en  aqndla  gente/. 

11  5  T  pasó  Salomón  A  la  liUa  de 
Phanonf  de  la  dudad  de  David  A  la 
casa  qne  él  le  haMa  edificado ;  porque 
dlio;  Mi  mi^er  no  morarA  en  la  casa 
de  David,  rey  de  Israel,  poique  aquellas 
AoMAmíorc*  donde  ha  entrado  d  arca  de 
Jehová,  son  sagradas. 

IS  ^  Entonces  ofreció  Salomón  holo- 
raustos  A  JdiovA  sobre  el  dtar  de  Je- 
novA,que  habla  él  edlfioade  delante  dd 
pórtico  A, 

18  Para  que  oAvdesett  cada  cosa  en 
su  diaí  conforme  al  mandamiento  de 
Moisés,  en  los  sAbados,  en  bu  nuevas 
lunas,  y  en  le*  solemnidades  tres  veces 
«n  d  aflo  * )  d  MAer,  en  la  fieata  de  los 
P*aes  Admos,  en  In  fiesta  de  las  sema- 
nal y  en  la  fiesu  de  las  caballas. 

14  r  conatltuyó  los  repartimientos  de 
|(w  sacerdotes  en  sus  oficios  conforme  A 
1*  ordenadon  de  David  su  padre',  y  los 
j^Has  por  tos  órdenes,  piu-a  que  ala- 
^**«n  y  mlnistnaen  ddante  de  los  sa- 
^""Aotes  cada  cosa  en  su  día :  asimismo 
'"*  porteros  n  por  su  orden  A  cada  pn- 


pesque  ad  lo  halda  mandado  Da- 
vid, furuu  de  Dios. 

15  Y  no  salieron  dd  mandamiento  del 
rey  euanto  A  los  sacerdotee,  y  Levitas,  y 
loe  tesoros,  y  todo  negodo : 

18  Porque  toda  la  obra  de  Salomón  es- 
taba preparada  desde  el  «Ua  que  la  oasa 
de  JehovA  flié  fondada  haiu  que  se 
acabó,  háuta  ytw  la  casa  de  JdtovA  foé 
■oabada  del  todo. 

17  1í  Entonces  Salomón  fué  A  Eslon- 
gebere,  y  A  Eloth  •,  A  la  costa  de  la  mar 
en  la  tierra  de  Edom : 

18  Porque  Hiram  le  habla  enviado  na- 
vios por  mano  de  sus  siervos,  y  mari- 
neros diestros  en  la  mar;  los^  cuales 
foeron  con  los  siervos  de  Salomón  A 
OpMr,  y  tomaron  de  allá  cuatrocientos 

Ídneuenta  talentos  de  orof,  y  los  tra- 
Broa  al  rey  Saloman. 

CAPITULO  IX. 
L»  ri<«a  i»  Btha,  cUa  la/avM  Ht  SaUtmim, 
«faM  #  Htttarlo,  «  fcj/MM  fre$emU»,  jf  ti  á 
tUa.  Olerte  y  rífmtKU  dt  Balomam,  por 
mmrt»  M  tmai  JMoam  m  kif»  »mtti9  m 
élñiito. 

YOTRNDO  la  idna  de  Seba«  la 
fbma  de  Salomón,  vino  A  Jemsa- 
lem  con  un  muy  grande  séquito,  con 
camdlos  cargados  de  aromas,  y  oro  en 
abundancia,  y  piedras  preciosas,  para 
tentar  A  Salomón  con  preguntas  dtfl- 
dles.  T  luego  que  vino  A  Salomón,  ha- 
bló oon  ól  todo  lo  que  en  su  coraion 
tenia. 

9  Pero  Salomón  le  declaró  todas  sus 
palabras  fc :  ninguna  cosa  quedó  que  Sa- 
lomón no  le  declarase. 

8  Y  viendo  la  reina  de  Seba  la  sabi- 
duría de  Salomón,  y  la  casa  que  haUa 
edificado, 

4  Y  las  viandas  de  su  mesa,  y  d  asiento 
de  sus  siervos,  v  el  estado  de  sus  criados, 
y  los  vestidos  de  ellos,  sus  maestresalas 
y  sus  vestidos,  y  su  subida  por  donde 
suUa  A  la  casa  de  JchovA,  no  quedó  mas 
espíritu  en  ella ; 

ft  Y  dQo  d  rey  :  Verdad  es  lo  que  ha- 
bla oído  en  mi  tierra  de  tus  cosas  y  de 
tu  sabiduría ; 

8  Mas  yo  no  crda  las  palabras  de  dios, 
hasta  que  he  voiido,  y  mis  ojos  han  vis- 
to:  y  hé  aquí  que  ni  aun  la  mitad  de  la 
grandeza  de  tu  sabiduría  me  habla  sido 
dicha,  porque  td  sobrepujas  la  fiuna  que 
yo  habla  ddo. 

7  Bienaventurados  tus  hombres,  y  di- 
chosos estoe  tus  siervos,  que  están  d- 
empre  delante  de  tí,  y  oyen  tu  sabiduría. 

8  JdiovA  tu  Dios  sea  bendito,  el  cual 
se  ha  agradado  en  tí,  para  ponerte  so- 
bre su  trono  por  rey  de  Jehová  tu  Dios : 
por  cuanto  tu  Dios  amó  A  Israel,  para 
afirmarlo  perpetuamente,  por  eso  te  ha 
puesto  por  rey  sobre  ellos,  para  que  ha- 
gas Juicio  y  Justicia  c. 

9  T  dio  al  rey  ciento  y  vdnte  talentos 
de  oro,  y  gran  copla  de  aromas  y  pie- 
dras preciosas'':  nunca  hubo  tales  aro- 
roas  como  los  que  dio  la  reina  de  Seba 
al  rcnr  Salomón. 

10  También  los  dervos  de  Hiram  y  los 
siervos  de  Salomón,  qne  hablan  traído 
el  oro  de  Ophir*,  trajeron  madera  de 
Alsummim,  y  piedras  preciosas. 

11  E  hixo  d  rey  de  la  madera  de  AI- 
guromlm  gradas  en  la  casa  de  JehovA, 
y  en  las  casas  reales,  y  harpas  y  salterios 

Sara  los  cantores:  nunca  en  tierra  de 
uriA  se  habla  visto  madera  aemqante. 
18  T  el  rey  Salomón  dló  A  la  reina  de 
Seba  todo  lo  que  ella  oulso  y  le  pidió, 
mas  de  lo  qne  habla  traido  al  rey.  Des- 
pués se  volvió  y  fnifae  A  su  tierra  con 
sus  siervos. 


"  1  B«y.9.98. 

87. 
•Den.  8.8. 

SBey.L4.a. 
'  Cap.  9. 10, 

18. 

fK&S.8. 


-lBey.10,1. 
eto. 

Metía.  48. 
Loe.  11. 81. 


«Saat*.  1.5.  ! 


«lBer.8L9B. 
Pra.81.8. 

«I  Bal  78. 10. 
16. 
Eo.8.8. 


•  Cap.  8. 18. 


A»Ctítn9n. 


JL  GBOBnOAfit,  X,  XL 


A.Cffi. 


/Stl.68.a». 

9  CftB.  18.  9, 
10. 


fclBe7.7.2. 


•  iBey.saa, 

7  4. 80,  «te. 


k  Ter.  14. 

/l  Bey.  4.38. 
y  10.  26. 


"  0«B.15.1R. 
1  Bey.  4. 21. 
bal.  72.  8. 


"  Cap.  L  15, 
'     17. 

1B«T.10. 
;    27.  ele. 


o  1  Bey.  IL 
20. 


■1  Bey.  12.1. 

etc. 
'  «Gen. 87. 12. 
;    18. 

>    Jnee.  9. 1. 
'  <  1  Bey.  II. 

I  a8.4á 


18  ^  Y  d  pao  d«  oro  fue  weaimé  Sa- 
lomón cada  un  mlVo,  en  eeiaeiaitot  w- 
Mota  j  Mis  talaatos  de  ovo, 

14  ^  lo  «|tte  mian  lo*  oiercadMce  y 
negociantes :  y  también  todos  loa  rajres 
de  Arabia  y  los  inincipes  de  la  tierra 
traian  oro  y  plata  k  flalomon/. 

16  Hizo  también  el  rey  S¿amon  dos- 
ciento»  paTeeee  de  oro  de  martillo;,  oa> 
da  uno  de  los  cuales  tenia  aeiscienloe 
«tefot  de  oro  labndo : 

16  Asimismo  trescientoa  escudos  de  oro 
batido,  teniendo  cada  escudo  trescientos 
sieiti  de  oro.  Y  pUsolos  el  >ey  en  la  casa 
del  bosque  del  Líbano  A. 

17  Hizo  ademas  el  regr  un  gran  trono 
de  marftl,  y  cabriolo  de  oro  puro. 

18  Y  hoMm  seis  gradas  al  trono,  con 
un  estrado  de  oro  al  mismo,  y  brazos 
de  la  una  parte  y  de  la  otra  al  lugar  del 
asiento,  y  dos  leones  que  estaban  junto 
álos  hnzos. 

19  Habla  también  allí  doce  leones  so- 
bre las  seis  gradas  de  la  una  parte  y  de 
la  otra.  J  amas  fué  hecho  otro-  semejante 
en  reino  alguno. 

ao  Toda  la  n^lla  del  re?  Salomón  era 
de  on>,  y  toda  la  vajilla  de  la  casa  del 
bosque  del  Líbano,  de  oro  puro.  En  los 
dias  de  Salomón  la  plata  no  era  de  es- 
tima. 

21  Porque  la  flota  del  rey  iba  á  Tharsis 
con  los  sierro»  de  Hiram,  ;  cada  tres 
ailos  solían  venir  las  nares  de  Tharsis, 
y  traian  oro,  plata,  marfil,  simios,  y 
pavos. 

82  Y  excedió  d  rey  Salomón  4  todos 
los  reyes  de  la  tierra  en  riquesa  y  en 
salñduria  t. 

83  Y  todos  los  reyes  de  la  tierra  pro- 
curaban ver  el  rostro  de  Salomón,  por 
oír  su  sabiduria,  que  Dios  babia  puesto 
en  su  corazón. 

84  Y  de  estos  cada  un»  Uraia  su  pre- 
sente, vasos  de  plata,  vasos  de  oro,  ves- 
tidos, armas,  aromas,  caballos  y  acémi- 
las todos  los  aiV>sA. 

25  Tuvo  tarobieii'  Salomón  cuatro  mil 
caballerizas  para  los  caballos  y  carros', 
y  doce  mil  glnetes,  los  cuales  puso  en 
las  ciudades  de  los  carros,  y  con  el  rey 
en  Jerusalem. 

26  Y  tuvo  señorío  sobre  todos  lo*  reyes 
desde  el  rio  hasta  la  tierra  de  los  Phi- 
listéos,  y  hasta  el  término  de  Egipto  «. 

27  Y  puso  el  rey  plata  en  Jerusalem 
como  piedras,  y  cedros  oomo  los  cabra- 
higos que  nacen  por  las  campañas  en 
abundancia  «*. 

28  Sacaban  también  caballos  para  Sa- 
lomón de  Egipto,  y  de  todas  las  pro- 
vincias. 

29  5  Lo  demás  de  lo*  hechos  de  Sa- 
lomón, primeros  y  postreros,  ^no  está 
todo  escrito  en  los  libros  de  Natban  pro- 
feta,  y  en  la  profecía  de  Ahiasi>  Silonita, 
y  en  las  pzotadas  del  vidente  Iddo  con- 
tra Jeraboam,  h^o  de  Nabat  ? 

30  Y  reinó  Salomón  en  Jerusalem  ao- 
Ine  todo  Israel  cuarenta  aOos. 

31  Y  durmió  Salomón  con  sus  padres, 
y  sepultáronlo  en  la  ciud»!  de  mvid  su 
nadre :  y  reinó  en  su  lugar  Roboam  su 

CAPITULO  X. 
Lm»  dúf  iríbua  íU  IiraU  m  rebelan  «entra 
Roboam  por  halerae  é$U  aeonujoAo  vud  /  y 
étig»»  por  rey  d  Jeroboam. 

Y  ROBOAM  a  fué  á  Sichémb,  porque 
en  bichém  se  había  Juntado  todo  Is- 
rael para  hacerlo  rey. 

2  V  oomo  lo  oyó  Jeroboam,  hUo  de 
Nabat  e,  d  cual  estaba  en  Egipto,  donde 
halüa  huido  á  causa  del  r^  Salomón, 
volvió  de  Egipto. 


8  Y  envive*  y  Uamiimil*.  Vine  pncs 
Jatoboam,  y  feod*  Israel»  y  habiana  4 
Roboam  diciendo : 

4  Tu  padre  agravó  nuestro  yngo :  aHojs 
tii  paes  ahora  mig»  de  la  dura  sanidum- 
bre,  y  del  grave  yugo  con. que  tu  padre 
nos  apremié,  y  te  serviremos. 

6  Y  él  les  dijo :  Volved  á  raí  de  aquí  á 
tras  dias.  Y  d  puebk»  ae  fué. 

6  Bntónoe*  d  rey  Rohoam  tomé  oen- 
ttiod  con  los  vi^e*<  que  hahian  estado 
delante  de  Saloman  su  padre/,  cuando 
vivia,  y  dejóles :  ¿  Como  aeonsejais  vos- 
otros que  responda  A  e«te  pueblo  ? 

7  Y  ellos  le  hablaron  diciendo:  Si  te 
condi^eres  hiunanamenta  eon  este  pue- 
blo, y  los  agradare*,  y  les  hablarse  bu- 
enas palabras  g,  dio*  te  servirán  pctpe- 
tuamentOb 

8  Mas  él  dejando  el  conste  que  le  di- 
eron los  vi^bs,  tomó  cons^  oen  Iw 
mnnecbos  que  s«  iialiiao  efiado  con  A, 
y  que  delante  de  él  asistian. 

9  Y  dijoles ;  ¿  Qué  aeonsejais  vosotros 
que  respondamos  4  este  paeblo,  que  me 
ha  hablado  didendo:  Alivia  oigo  del 
yugo  que  tu  padre  puso  sobre  nosotros  ? 

10  Enténne*  lo*  maneebos,  que  se  ha- 
blan criado  con  él,  le  hablaroiiL  dici- 
endo: Así  dirfa  al  pueblo  que  te  ha  ha- 
blado diciendo:  Tu  padre  agravó  na- 
estro  yugo,  mas  tü  dcscáigaaos :  Así 
les  diiéa  t  Lo  mas  menado  mió  es  mas 
grueso  que  ios  lomos  de  mi  padre. 

11  Asi  que  mipedre  os  eaigó  de  grave 
yugo,  y  yo  a&amré  A  vuestro  yugo:  ni 
padre  o*  castigó  eoD  azotes»  y  yo  coo 
esooipionea. 

12  Vino  pues  Jeroboam  con  todo  el 
pueblo  4  Roboam  al  tercero  dia,  segua 
el  rev  les  hab}a  mandado  diciendo :  Vol- 
ved 4  mí  de  aquí  á  tres  dias. 

18  Y  respondióles  el  rey  4eperaaMnte, 

Kes  didó  d  rey  Roboam  d  oonscúo  de 
I  vi^osA, 

14  Y  hablóle*  oosifocme  al  consto  de 
los  mancebos  diciendo:  Mi  padre  agravó 
'vnestxo  yugo,  y  yo  afladiré  4  vuertro 
yugo :  mi  padre  os  castigó  eon  aaetei,  y 
yo  con  escorpionesi. 

15  Y  no  escuchó  d  rey  al  pueblo*; 
porque  la  causa  era  de  Dios,  para  cam- 

Elir  Jehová*  s«  palabra  que  lubia  ha- 
lado por  Ahiaa  Silenita'  4  Jesoboem, 
hijo  de  Nabat. 

16  Y  viendo  todo  Israel  que  el  rey  no 
les  habia  oído,  respondió  d  pueMo  al 
rey  diciendo:  ¿  Qué  parte  tenemos  nos- 
otros con  David,  ni  herencia  en  d  1)^0 
de  Isaí  ?  Israel,  eada  uno  4  sus  estan- 
cias «.  David,  mira  abona  por  tu  casa. 
Así  se  ft»é  todo  Israel  4  sus  estancias 

17  Mas  reinó  Roboam  sobre  ios  hijes 
de  Israel  que  hatdtaban  en  las  dudades 
de  Jud4. 

18  Envió  luego  d  rey  Roboam  4  Ado- 
rara *,  que  tenia  cargo  de  los  tribales; 
pero  le  apodrvAran  loa  h^jo*  de  Israel,  y 
murió.  Jtetónccs  se  esforzó  el  rey  Ro- 
boam, y  subiendo  en  un  eanro  ikuyó  4 
Jerusalem. 

19  Así  se  mpatá  land  de  la  «esa  de 
David*  hasta  hfliy. 

CAPITULO  XI. 
Jfoiwia  XNosiTiMaamfiMMotafst* 


iPrnltlS 

ja». 
•  Job  lid 

/Pro.?:.ll 


<r  liroel.  gdijf^  nuduu/orláUmut:  y  *- 
eudM  dU  HUtflhM  tacerdoUB  $  L*9UoM,d»' 
Urrado*  par  Jeroboam,  y  otro$  dd  fmm9 

Y  COMO  vino  Roboam  4  Jenualm*. 
juntó  de  la  casa  de  Jud4  y  de  Bea- 
jamm  danto  y  ochenta  ndl  hcñnbres  e*- 
cogidos  de  guerra,  para  pdav  eentia 
Israd,  y  volver  d  reino  4  Roboam. 
2  Mas  fué  palabra  de  Jdiov4  á*  Sa- 
meias<i,  varón  de  Dios,  divi«ndo: 


tCétaiSTS. 


iLciumcu^  yf^t  ^t^i 


M.c.vn. 


a:.ii>. 


3  Habl«  á  RebMBB,  liUo  dt  SAtomoo, 
nj  <!•  Jndá,  j  itadM  lot  laneUtM  yw 
ci*M  an  Jndá  y  en  ]lei^)unin»  «cien, 
dolet: 

4  Ad  ha  dicho  Jehor& :  No  Mihais,  ni 
nrieato  oootn  Tnotros  hvnuuM»^ :  vn- 
ame  cada  uno  &  mi  caaa*  PoiMtt*  1^  he 
hecho  eite  nqneio*.  Y  elioe  oyeeoki  la 
uatabn.  de  JdMvá,  j  toraárone,  jr  «o 
fueran  contra  Jenboam. 

ft  5  Y  habitó  BAboMB  en  Jcniíalem»  y 
edtfoó  efaMhHtaM»  ft«tifiea>  á  Judá. 

0  V  edlfieó  á  Bcth4chem,  7  á  Etham, 
yáTheeoa, 

T  Yá  Beth«ear,  7  6  Soch6,  y  4  Adv- 
Uam, 

8  Yá  Gath,  7 k  Mama»  7  k  Ziph, 

9  Y  á  Adcralm,  7  4  Laohta,  7  á  AaechA, 

10  Y  4  ^bra,  7  4  Aialoo,  7  4  Uebcon» 
(pie  «nn  en  Jiid4  7  en  Úñjamin  cétt* 
dadet  ftiertes. 

11  Fettifieó  tmUen  lae  fiMrtatoMa»  7 
paao  en  eUae  oafdlanea/,  7  vitualUw,  y 
vno,  7  aceite  ¡ 

18  Y  en  todas  las  cándades  eKvdoe  7 
laaxas.  FortifiodlM  pwa  en  gfan  ma> 
Den,  7  Jndá  7  Benjainin  le  ettaben 
i^)etÍM. 

13  5  Y  los  sacerdotes  y  Levitas  que 
ttiútam  en  todo  Israel,  se  jmotarott  4  él 
detadoe  tos  términos. 

14  Porqiue  los  jL«vita»  dqabaa  sus  i»{i- 
dosf  7  sus  .posesiones,  7  se  venían  á 
Jnd4  7  4  Jerasalem :  pues  Jeroboam 
7  sas  h\iae  loe  echaban  del  mlnielaeio 
deiehonu 

19  Y  él  se  hizo  sacerdotes  i>an  los 
altos  A,  y  pora  los  demonios  •',  y  pata  los 
beoenosA  que  él  haUa  heoho. 

16  Tnu  aquellos  acudiceon  también  de 
(odM  las  trHNM  de  Israel  los  que  hablan 

Setto  sa  oeraaon  en  buscar  4  Je}u)v4 
os  de  Isiael^ ;  y  viniéronse  4  Jerusa- 
lem  pan  sacxiñear  4  Jehot4  el  Dios  de 
sospadics. 

17  Así  fortificaron  el  reino  de  Jud4»  y 
conñrmaron  4  Roboem,  bijo  de  Ualo> 
man,  per  tres  aikes ;  porque  tns  aJkw 
snduvieron  en  el  camino  de  David,  7 
deSaiooMm. 

U  5  Y  tómese  Boboam  per  nu  ler  4 
Mahaláth,  hija  de  JuinoCh,  hilo  de 
Osvid,  y  4  AbihaU,  MJa  de  ElUb,  h^o 
deliai, 

19  La  cual  le  parió  l^jos ;  4  Jeus,  7  4 
Scmaiia,  y  Zaham. 

SO  Dnpnesde  ella  tono  4  Maachi,  hi. 
ja  de  Absalom,  la  cnal  le  parid  4  Abias, 
4  Athai,  Ziza,  y  Selomlth. 

ai  Mas  BoboMn  amó  4  Maadi4,  b^a 
de  Absalom,  apbve  todas  sus  mujeres  7 
oaocubinas:  iNnque  tomó  dies  y  ocho 
nnjens  7  aawaita  eoneabiDas,  y  cngen» 
dró^einte  7  ocho  hijos,  7  scsento  hijaa. 

a  Y  puso  Boboam  4  Abias,  h^u  de 
Msseh4,  por  oabesa  7  prínoipe  de  sus 
benaanos»,  porque  lo  gveria  nacer  te7. 

88  B  hizolo  instruir,  y  esparció  todos 
su  otm  hijos  por  todas  las  tierras  de 
Jad4  7  de  Beqjamfan,  y  per  toda!  las 
oindsdes  fuertes,  7  dióles  vituallas  en 
sbandanda,  7  fddió  muchas  mujeres. 

CAPITULO  XII. 
^tparfaMloM  Eokoam  y  ti  reinp  dt  Jvíid  tJe  la 
•taUMMlc  4t  Diot,  $0»  Mtrefodo»  m  mamo 


•CiMl.lj. 


i*  Büae  rey.i»  Mfiplo,  H  mol  «a«iMa  d  Jt- 
•«Him,  y  te  Swa  ior  <■»»«•  <M  ,<«*plo. 


Jlaee  Jlito#emr  i«  cMMb  «^  4<^  itMM, 

YOOMO  Boboam  hubo  confirmado 
•i  aeiao»,  d^  la  Ie7  de  Jehov4¿,  7 
m  él  hide  Israel. 

S  Y  en  el  quinto  afio  del  re7  Roboam 
MUé  Bisae  ley  fie  Egipto  contra  Jefu- 
■Ulan,  pn  cuanto  se  hablan  rebdade 
Jshov4, 


a  dm  mil  7  doscienm  eams,  7 
sesenta  mil  hombres  de  4  enhalio : 
ri  pueMo  que  venia  oen  él  de  Bgipiii,  «o 
tenia  nlfanno,  ú  «akar,  de  Ubloe,  Sn> 
klenos,  7  Btiopes. 

4  Y  tomó  lae  ciudades  fuertes  de  Jad4, 
y  IImó  haMa  Jenualem. 

ft  ^  Italdnoes  vino  Semcéas  c  peofcta  4 
Boboam,  7  4  los  principes  de  Jud4  que  j 
estaban  reunidos  en  Jerasalem  por  ea- , 
un  de  iUsae,  7  dueles:  Asi  ha  dloho  i 
Jriiov4 :  Vosotros  mn  habelB  di))ado,  7 
70  también  os  be  deWo  en  mane  de 
Siseo  rf. 

«  Y  los  pstkdpes  de  Isnel  7  el  IC7  se 
humillaron*,  7  dyeron:  Justo  es  Je> 
hov4. 

7  Y  oomo  vio  Jehov4  que  se  hablan 
humillado,  fué  palabn  de  Jehov4  4  8e- 
melas  dielendo :  Hanae  humillado/;  no 
los  destniiiéy,  4tttcs  los  salvaré  en  bnve, 
7  no  se  demnuuA  mi  Im  contra  Jeru- 
salem  por  oAano  de  tUsae. 

8  Empero  ser&n  sus  siervos ;  para  que  A 
sepen  qué  es  servirme  4  mi,  ó  servir  4 
los  reiiMs  de  las  naciones  •'. 

9  dublé  pnee  8isac  re7  da  Egipto  4  Je- 
rasalem A,  7  tomó  los  tesoros  de  la  casa 
de  J  ehov4,  7  los  tesoros  de  la  oasa  del 
1*7 }  todo  lo  llevó :  7  tomó  los  paveses 
da  oro  que  aalomen  habla  heoho. 

10  Y  en  lugar  da  ellos  hiao  el  rey  Ro- 
boam paveses  de  metal,  y  entrególos  en 
manos  de  loe  gales  de  la  guanUa,  los 
enales  cnstediaban  la  entrau  de  la  ean 
del  rey. 

11  V  cuando  él  rey  iba  4  la  oasa  de 
Jrtwv4,  venían  les  de  la  guardia,  «  tní- 
anlos,  y  áttmut  los  volvían  4  la  oamasa 
de  la  guardia. 

IS  Y  como  él  se  humilló^  la  ir4  de 
Jehov4  se  apartó  de  él,  pan  no  destni- 
irlo  del  tedo:  y  también  en  Jud4  las 
cosas  fueron  bien  «. 

18  ^  Foatiflcado  pncs  Roboam,  rebtó 
en  Jerasalem:  7  era  Roboam  de  en- 
arenta  y  un  ame  cuando  comensó  4 
reinar,  y  diei  y  siete  afios  reinó  en  Je- 
rasalem, chadad  que  escogió  Jehov4  de 
todas  ti^  tribus  de  Israel,  pan  poner 
en  ella  su  nombre.  Y  el  nombre  de  su 
madre  fué  Naama,  Ammonita". 

14  E  faiao  lo  malo,  porque  no  apercibió 
stt  eoraaon  pava  bnsoar  4  Jehofá  •. 

Ift  Y  ku  coses  de  Roboam,  primeras  y 
postreras,  i  no  están  escritas  en  los  li- 
bros  de  Bemeias^  profeta,  7  da  Iddof 
veyente  en  la  ouanta  de  los  llnages  ?  Y 
entre  Roboam  7  Jeroboam  hubo  per- 
petua guerra. 

10  Y  durmió  Roboam  con  sus  padres, 
7  fhé  sepultado  en  la  ciudad  de  David : 
7  reinó  en  su  lugar  Ahlasr  su  h^o. 

CAPITULO  XIII. 

AlAai,  puata  «w  Dio»  *h  eomfianta,  vmo»  4 

Jeroboam,  ú  aud  muere  herido  áe  IH^e. 

A  LOS  dice  7  ocho  afkn  del  197  Jero- 
boam reinó  Abias  sobre  Jud4«, 

3  Y  reinó  tras  afios  en  Jerasalem.  El 
nombre  de  su  madre /eé  Micfa&iaA,  h^Ja 
de  Urlel,  de  Gabaa.  Y  hubo  guerra  en- 
tre Abias  7  Jetoboam. 

8  Entonces  ordenó  Abias  batalla  eon 
ua  ^}áraito  de  euatrooientos  mil  hom- 
bres de  gnetea  valerosos  y  esoogldos :  7 
Jeroboam  oidenó  betalln  oontn  él  oen 
oehoeientos  mil  hombres  esoogidos.  Al- 
ertes y  valerasos. 

4  Y  levantóse  Abias  sobra  el  numto 
de  Semaralm  *•  que  es  en  les  montes  de 
^hnim,  y  dúo:  Oídme,  Jeroboam»  y 
lodo  Israel. 

5  ¿  No  sabéis  vosotros  que  Jehov4  Dios 
de  Israel  dio  el  reino  4  David  sobra  Is- 


<  Cap.  11.  3. 


d  Cap.  U.  3. 

*  8sal^.  4.  f. 
10. 
Xa. ».  87. 

/ 1  Bey.  81. 

38,  Su. 

'LeT.36.41. 
«a. 

k  líeb.  9. 86, 

SI. 

ls.2e.lS. 
i  Dea.  3».  47, 

46. 
t  r«p.  9.  14, 

16. 


'Cap.  «1.12. 

18. 

Is.  67.  U. 

lPed.».& 
■Oea.lSJ4. 


"1  Bey.  14.    i 
31.  ! 

o  D«D.  8.  89. 
Lb.  3S.  SI. 


'ver.  S. 
«  Cap.  9.  39. 


••  1  Bey.  14. 
81. 


■  Sen.  82. 15, 

10. 

1  Bey.  14. 

8X 
*Cap.U.& 


•  Joa.  18.  33. 


IL  CBOmOAS,  XIV,  IT. 


(HHI,  l^a  dr  áalsicmi,  porqir  Hg-      I 


íift 


iSMttíi, 


í5»í^5ri"rMd'  '™'ílm¡í°''' 


f-    <nna  Ih  niD])M  hiaiB  H  ^*^4r 


'  Yvísí 


4»aaP9» 


•p.  w.  i. 


"  Oaa.  14. 7. 

'U- 

'  1». 

Hat,U.m. 

'  >Jcj 

«lBlS.n. 

Jar.at.*. 

dir 

Daa.9.S. 

las 

JM12.1C 

i'itlir 

ete. 

.'•  en 

11  en 

atrio 

'Dn.CS». 

de  las 

Joa.l.U. 

tal  fu- 

SaLlU.). 

lUieii  t« 

loi  mo' 

;o  de  ta 

amiente 

•§tÍ,U.% 

i\>te/? 

/  Is.  41.  8. 

lia,  V  M 
ario  4  tV 

Saat?.!.». 

>•  noaotrot. 
'llenóla,  0 

1)4  delante 

fCap.t.as. 

(porque  tu 

SO. 

Y  de  núes» 

*OapLt.aO. 

>->  4  ti,  y  tii 

los  14}aa  de 

Id  monte  de 

s  no  wiii'lft^ 

venUn  déla 

•  J)«Ll4, 

:>«  apañasen 

9,19. 

-eu. 

«Na.  90.  SI. 

tn  el  paso  vi- 
heredadT,  que 

iflal.aSilS. 

no  loa  Juagarás 

^  no  bajr  fnerxa 

titud  que  viene 

x'inoa  lo  que  he- 

lí  tw/nemoa  nues- 

«SaLlS. 

-a  en  iilé  drtaate 

I.Í. 

.oi,  1  MU  mojient. 

.haxiel,  hUo  de  Za. 

•  la.  «&,•«. 

lias,  hijo  de  Jeiel, 
r.evita  de  loa  byo» 

Oaa.  9,90. 

a. 

a  al  vino  d  e»p<rita 

•  lelarannion. 

.dá  todo,  7  Toaotroa 
\\«m,  j  (d.  rey  Jo- 
dice  au:  Ko  témala 

delante  de  cata  tan 

•O^M.JA. 

,>orq«w  aa  t»  vucatra 

BI.14.U. 

Oioa. 

•  ndetéi*  contra  riloa : 

tubiran  por  la  coeata 

Sra.  t.  IB, 
10. 

de  Jema' 

iraqaé 

A.C.91A. 


IL/ütJüKWAB,  TVUL. 


Ltm. 


'  Pro.  16. 7. 
rSB*.  8.1,2. 


¡Tan.  26. 10, 
I     15. 

j    ICr.  27.25, 
'     SI. 


A  Jnec.  S.2.9. 
2  Cor.  8.  5. 


>■  Ter.  2. 


«  Cap.  17.  5. 

I  &  2  «17. 8.18. 
I     2  Cor.  6. 14. 

,  «1  Bey.  22.2, 
ote. 


dlSm.  23.2, 
4,9. 
2  Ba.  2. 1. 


¡  'Jar. 23. 14. 
!    r  28. 1,  etc. 


/  Pro.  12. 1. 
Amoa&lO. 


moCb^  Jmatfun,  j  Adoiúm,  y  Th6M- 
M,  y  ThobadMiiai,  Xerltaa ;  y  con  cilof 
á  EHnina  5  á  Joram  noerdotM. 

9  T  enaeflanm  en  Judá  teniendo  con- 
sigo el  libro  de  la  ley  de  Jeborá,  y  rode- 
aron por  toda*  las  tmdades  de  JiidÁ  en- 
señando al  pueblo. 

10  ^  T  cayó  el  pavor  de  JéhoT6  sobfe 
todos  los  reinos  de  las  tfemt  qae  estaban 
alrededor  de  Judá ;  qn«  no  osaron  baoer 
guerra  contra  Josaphat«. 

11  Y  traían  de  los  PhiUstéos  presen- 
tes/ á  Josapbat,  y  tribute  de  plata.  Los 
Arzdtes  también  le  trajeron  ganados,  si- 
ete mil  y  setecientos  earneroK,  y  siete 
mil  y  setecientos  machos  de  cabno. 

IS  Iba  pues  Josaphat  creciendo  al- 
tamente; y  edificó  en  Jtidá  fortalezas 
y  ciudades  de  depósitos. 

18  Tuto  ademas  muchas  obras  en  las 
ciudades  de  Judá;,  y  hombres  de  guetra 
muy  valientes  en  Jerusalem. 

14  Y  este  tt  el  niimero  de  ellos  según 
las  casas  de  sus  padres :  en  Judá  gefes 
de  los  millares  eran  el  general  Adna,  y 
con  él  haiia  trescientos  mil  hombres 
mtiy  esforzados. 

15  Después  de  él  el  gefe  Johanan,  y 
con  él  doscientos  y  ochenta  mil. 

16  Tras  ^ste.  Amasias,  hijo   de  Zi 
chri,  el  cual  se  haMa  ofrecido  volun- 
tariamente á  JehováA,  y  con  él  dosci- 
entos mil  hombres  valientes. 

17  De  Benjamín,  Bliada,  hombre  muy 
valeroso,  y  con  él  doscientos  mil  arma- 
dos de  arco  y  escudo.  ' 

18  Tras  este,  Joxabad,  y  con  él  ci- 
ento y  ochenta  mil  apercibides  para  la 
guerra. 

19  Estos  eran  sierros  del  rey,  sin  los 
que  habla  el  rey  puerto  en  las  ciudades  < 
de  guarnición  por  teda  Judéa. 

CAPITULO  XVIII. 

jMSphat  tal»  eoHtva  Banolh  d«  G«lAad  en 
unión  de  s»  eon$uegro  Adidb,  i  quttn/iilim 
pro/tiaM  srotkeMmk  la  vieteria.  Por  Tiater 
tmvmeiaaa  ¡tiehAat  mal  tueeao  /%tí  ptudo 
en  la  edretl¡  ptro  h  vtrifieA  «h  «rhmcío,  y 
AiMh  murió  m  la  halaüa. 

TENIA  pues  Josaphat  riquexas  y  glo- 
ria a  en  abundancia,  y  trabó  paren- 
tesco con  Achibé. 

8  Y  después  de  afffwnoa  años  e  deMen- 
dio  á  Achftb  á  Hemaria;  por  lo  que 
mató  Acháb  muchas  ovejas  y  bueyes 
para  él,  y  para  la  gente  aue  con  él  ve- 
nia :  y  persuadióle  que  niese  con  él  á 
Ramoth  de  Galaad. 

8  Y  dijo  Acháb.  rey  de  Israel,  á  Jb- 
saphat  rey  de  Judá :  ¿  Quieres  venir  con- 
migo á  Ramoth  de  Oalaad  P  Y  él  res- 
pondió: Como  yo,  asi  también  td;  y 
como  tu  pueblo,  atí  también  mi  pue- 
blo :  Irtmé»  conten  á  la  guerra. 

4  Ademas  dijo  Josaphat  al  rey  de  Is- 
rael :  Rué{tote  que  consultes  boy  la  pa- 
labra de  Jehová  d. 

5  Entonces  el  rey  de  Israel  juntó  cu- 
atrocientos profetas,  y  d(joles  :  ¿  Iremos 
á  la  guerra  contra  Ramoth  de  €talaad, 
ó  estañóme  yo  quieto  ?  Y  ellos- dijeron : 
Sube,  que  Dios  los  entregará  «n  mano 
del  rey*. 

6  Maa  Josaphat  di,ie  t  ¿  Hay  aun  aquí 
algún  profeta  de  Jehová,  pera  que  por 
él  preguntemos  ? 

7  Y  el  rey  de  Israel  respondió  á  Josa- 
phat :  Aun  hay  aquí  un  nombre  por  «1 
cual  pedemo*  preguntar  á  Jehová :  mas 
vo  lo  aborrexco/,  porqué  nunca  me  p«o- 
fttlza  cosa  buena,  sino  siempre  mal. 
Este  M  AI ichéas,  hUo  de  Imla.  Y  res^ 
pendió  Josaphat :  No  hable  as<  el  rey. 

8  JfartdDeea  «1-  lejr  de  Icraet  IIan^«B  { 


enraeo,  y  d(fele  i  Haas  vmir  luego  á 
MiebéM,  hijtfde  Imla. 
P  Y  el  rey  da  lanei  ▼  Joaaidiat,  lef 
de  Jitdá,  estaban  sentaaoa  eaám  imo  ta 
su  trono,  vestidos  de  sus  ropas ;  y  csts- 
ban  sentados  en  la  era  á  la  entrada  de  la 
puerta  de  Bamaria,  y  todos  los  pnCéta* 
profetizaban  detente  de  «Uee. 

10  Y  Bcdechlas,  hijo  de  Chénaana,  le 
habla  hecho  tmo*  cuernos  de  hierro,  y 
decía:  Así  ha  dicho  Jahová :  Can  estos 
acornearás  á  los  Slros  haata  destmiilos 
del  todo. 

11  De  esta  manera  profetíraban  tam- 
bién todos  Jos  profetas,  diciendo:  áabe 
á  Ramoth  de  Galaad,  y  sé  mosperado; 
porque  Jehová  ta  entregar»  en  bosdo 
del  rey. 

18  V  el  mensi^ero  que  había  Ido  á 
llamar  á  Mlchéas,  le  habló  diciendo: 
Hé  aquí  las  palabras  de  los  pre&tas  6 
una  boca  «ntincwM  al  rey  bienes;  yo 
pues  te  ruego  que  tu  palabra  sea  como 
la  de  uno  de  ellos,  que  hables  bienf . 

13  Y  dijo  Micbéas :  Vive  Jehová,  qae 
lo  que  mi  Dios  me  dijeie,  «so  baldaré*. 
Y  vino  al  rey. 

14  Y  el  rey  le  d^e :  Michtaa.  ¿  irémoR 
á  pelear  eoaMra  Ramoth  de  Galaad,  6 
estaréme  yo  quieto?  Y  él  reapondló: 
8uMd,  que  seréis  prosperados,  que  serán 
entreKados  en  vuestras  manos. 

15  Y  el  rey  le  dijo :  ¿  Hasta  cuantas 
veces  te  conjuraré  por  el  nombre  de  Je- 
hová que  no  me  hables  sino  la  verdad  ? 

M  Entonces  él  dijo:  Hb  visto  atado 
Israel  derramado  por  kw  montes  como 
ov^as  sin  pastor :  y  di)0  Jehová :  Estos 
no  tienen  señor ;  vuéirase  cada  uno  en 
paz  á  su  casa. 

17  Y  el  rey  de  Israel  dijo  á  Josaphat : 
¿  Ño  te  habla  yo  dicho  que  no  me  pro- 
fetizarla, bien,  sino  mal  ? 

18  Entonces  él  d^o :  Oid  pues  palabra 
de  Jehová :  Yo  he  visto  á  J^ová  sen- 
tado en  su  trono*,  y  todo  «1  ^éreito  de 
los  cielos  k'  estaba  á  su  mano  derecha  y 
á  su  izquierda. 

19  Y  Jehová  d^jo :  ¿  Quien  itkKíeitá  á 
Achftb  rey  de  Israel,  para  que  suba,  y 
caiga  en  Ramoth  de  Galaad .'  Y  uno 
deeia  así,  y  otro  decía  de  otra  maneía. 

80  Mas  salió  un  espíritu,  que  se  puso 
delante  de  Jehová,  y  dijo:  Yo  lo  in- 
duciré '.  Y  Jehová  le  dijo :  ¿  De  que 
modo? 

81  Y  él  dlljo:  Saldré,  y  seré  espirita 
de  mentira  en  la  boca  de  todos  sus  pro- 
fetas. Y  Jehová  dijo :  Incita,  y  también 
prevalece :  sal,  y  hazlo  ifsí. 

22  Y  hé  aquí  ahora  ha  puesto  Jehová 
espíritu  de  mentira  en  ia  boca  de  estoi 
tus  profetas  m;  mas  Jehová  ha  decre- 
tado el  mal  acerca  de  ti. 

88  Entonces  Sedechias,  h^  de  GM- 
naana,  se  Ucgó  á  él,  é  hirió  á  Miohéa* 
en  la  mejilla*,  y  dijo:  ¿  Por  que  camino 
se  aparto  de  mi  el  espíritu  de  Jdiov&i 
pson  hablarte  á  tí  ? 

84  Y  Michéas  respondió :  Bé  aquí  tu 
lo  verás  aquel  dia,  cuando  te  entrarás  de 
cámara  en  cámara  para  esconderte. 

85  Entonces  el  rey  de  Israel  dijo:  To- 
mad á  Mlchéas,  y  volvedlo  á  A  moa, 

Sobemador  de  la  ciudad,  y  á  Joas  bij» 
el  rey, 

88  T  diréis:  El  rey  ha  dicho  así:  Po- 
ned á  este  en  la  cárcel',  y  sustentadle 
con  pan  de  aflicción,  y  agua  de  aqga*- 
títtp,  hasta  que  yo  vuelva  en  paz. 

87  Y  Michéaa  d^o :  8i  tü  volvieres  en 
pac,  Jehová  no  ha  hablado  por  míf* 
D^o  ademas :  Oid  ettó,  nneblos  todos. 

88  8aMd  pues  el  rey  ae  Israel,  y  Jo«- 
phat  rey  de  Judá,  4  kamoth  de  Galaad. 


i  Si.  2!.  II 


•  Is.16.1, 
etc. 
Su.;.!. 

lOt  - 
Bedi.1.1 
£6. 

kJdbU 
líl.  ^ 

IJohílt 

i1it.il 


»Jer.«il 
Mv.Ul 
Beck-ft 


•C■^li' 
rb.9a.S 
iKa.lLl 


iL  oaomcMir  jmx,  xx. 


4»0*lf9t 


fl»  Y  dUo  «1  «y  d*  IMMI  á  Ji 
Yo  m»  dbfruaié  pata  «ntnr  i 
talla;  laaa  Cd  vinate  tas  »wUdci.   Y 

dirfnuióM'-  «1  ny  da  Imal»  y  «alié  «i 
iatefealla. 

ao  Había  el  rey  de  Siria  mandado  4  laa 
capItiDaa  de  loa  canea,  que  tenia  ce«< 
dso»  iMnieado  :  No  oeleeia  eon  cliieo  al 
',  alae  aoio  con  el  eqr  de  la- 


Bi  Y  oomo  ioi  capllanea  de  loe 
Tiann  á  Jeaanhat»  d^efon :  Eata  ea  el 
«eydeUrael.  V  cereáradopaxapdeeri 
maa  Joeaphat  clamó»  y  ayodiUe'  Jeho- 
v4,  y  aparhUoa  IHoe  de  él : 

as  Pues  Yieodo  loa  rajátanea  de  loa  car- 
ros que  no  era  el  tey  de  InuA,  detiiti» 
eron  de  acoaarle. 

88  Mas  dianarando  uno  el  arco  á  la 
ventura,  hirió  al  rey  de  Israel  entre  las 
joatuiaa  y  el  eosriete.  El  entaSnoee  d^ 
al  oMieten» :  Vuelve  tu  mano,  y  sieame 
del  campo,  porque  estoy  mal  herid». 

M  Y  arredó  la  batalla  aqu«l  día :  por 
lo  que  estuvo  él  wr  de  Israel  en  pié  «i 
el  cano  aoftente  de  les  Mroa  hasta  la 
tarde;  mas  murió á puMtas  del  soL 

CAPITULO  XIX. 
JatQfhtá  M  rapramUdo  de  lHo$  ptr  Xttbtr  dado 
anda  ti  imv6>  Aekth.  Bmláhlte»  am  gram 
díUfmHo  H  divino  emito  fUjiutíeia  «a  tu 
Horra. 

YJOSAPHAT,  icy  de  Judi,  se  toI- 
vio  en  paa  á  su  eaaa  en  Jerusalera.. 
9  Y  aaUóle  al  encuentro  Jehd  el  vi- 
dente«,  hijo  de  Hananl,  y  ^)o  al  rey 
Josafhat :  ¿  Ai  implo  das  ayuda,  y  amas 
4  lea  que  aboneoen  4  Jehov4b  ?  núes  la 
ira  de  la  preaencia  de  Jehov4  aert  sobie 
tí  por  elle. 

8  Empero  se  han  hallado  en  tí  buenas 
cosaa«,  porque  cortaste  de  la  tierra  los 
bosques,  y  has  apegeibido  tu  «oraaon  4 
buscar  4  LMos''. 

4  ^  Habitó  voea  Jesaphat  m  Jerusa- 
daoa  VI   ' 


lem;  nua  daba  vuelta  y  salla  al  pue- 
blo desde  Becr-sebah  hasta  el  monte  de 
Bphraim,  y  ndudalas  4  Jehov4  el  Dios 
de  sus  padres. 

5  Y  puso  en  la  tfatn  jueces'  en  todas 
lea  otudades  fuertes  de  Jnd4,  por  todas 
loa  Ineara. 

O  Y  d^o  4  los  Jueces :  Mirad  lo  que 
hacéis ;  porque  no  juzgáis  en  lugar  de 
boottoe,  sino  en  lugar  de  Jebova/,  el 
cual  e>t4  eon  vceotroa  en  el  negocio  del 
Juksk>#. 

7  8aa  pues  con  vosotros  el  temor  de 
Jehov4:  guardad  y  haoed  IoJhUo;  por- 
que en  JdK>v4  nuestro  Dios  no  hay  ini- 
quidad A,  ni  aceptación  de  personas  •',  ni 
lecUiir  colMoho. 

S  T  puso  también  Joaaphat  en  Jem- 
satom  efauMet  de  los  Levitas*,  y  saoer- 
dotea,  y  de  los  padiws  de  fiunlUas  de  Is* 
retí,  paia  el  Jumo  de  JehoT4  y  para  toa 
causas :  y  recurrían  4  Jerusalem. 

9  T  mandóles  diciendo:  Procederéis 
asimismo  con  temor  de  Jehov4a  con  ver- 
dad, y  con  corazón  íntegro. 

10  £n  cualquier  causa  que  viniere  4 
vosotros  de  vuestros  hermanea  que  ha- 
bitan en  las  eiudade«,  entre  sangre  y 
aangie,  entm  l«y  v  precepto,  estatutos  o 
dereohos,  habaia  da  amonestarlos  que  no 
pequen  contra  Jdüov4,  porque  no  venga 
ira  aobre  vosotros  y  sobre  vuestros  her- 
manos'. Obrando  así,  no  pecaréia. 

11  Yhé  aquí  Amarías  sacerdote  tora 
el  qo»  os  presida  en  todo  negocio  de 
Jehov4« ;  y  Zebadiaa,  hyo  de  Ismael, 
principe  de  la  casa  de  Jud4,  en  todos 
loa  n^goi,ius  del  rey  i  también  los  Levi- 
tas «cria  oficiales  en  presenoia  d«  Toar 


y  obrad  i  qpwJe- 


ecrea. 

CAPITULO  XX. 
Jooapkíi,  tomMdo  do  mumigoo 
fw  41,  imflarm  dfaoor  io  iNo«,  y 


oauAts  /••  oooo»  y  áMp^ts,  y  vm^^mw  é  •/«- 
niMlMB  9iMoro»o  y  tnimfomU.  Mo  4m> 


rotL 


esa  i<  topA  OeaMos,  ro§  4o  It- 


PASAfiüUI  e«U«  «o^M  aoontedó  que 
lee  híM«  dt  U<t9h  y  d«  Ammon,  y 
con  ellos  otrat  (Wan  d«  los  Ammonttas, 
vinieran  eontia  iqaaphat  4  la  guerra. 

I  Y  aeudieva*,  ydiesmi  av&o  4  Jo- 
aaphat diciend»:  Contra  tí  viane  una 
gñode  multitud  de  la  otra  parte  de  la 
naar,  y  de  la  Siria ;  y  hé  aquí  ellos  este» 
en  Hasaaonthamara,  qneen  Bngaddii. 

•  Bntónces  él  tuvo  temor:  v  puso  Jo- 
saphat  su  rostro  para  consultar  4  Je- 
ho*4,  é  biso  pregonar  «yunoc  4  todo 
Jad4. 

4  Y  Junt4ionae  lo$  de  Jud4  para  pedir 
ooeorro  4  Jehov4:  v  también  de  todas 
las  eiadadea  de  Juo4  vinieron  4  pedir 
4Jeiiov4. 

&  Pdsose  entonces  Jesaphat  en  pié  en 
la  reunión  da  Jud4  y  de  Jerusalem  en 
la  casa  de  J«hoT4,  delante  del  atrio 
nuevo, 

9  Y  dU«  i  Jehov4  Dios  de  nneatios  pa- 
dres, ¿  no  eres  tü  Dios  en  los  ciel«a«,  y 
te  ensefioreas  en  todos  los  reinos  de  las 
Qcntes  ?  ¿  No  est4  en  tu  mano  tal  Ai- 
eraa  y  potenoia,  que  no  hay  quien  te 


7  Dice  nuestro,  ¿  no  echaste  té  los  mo- 
radores de  aquesta  Uecra  dtiante  de  tu 
pueblo  Israel  •,  y  U  diste  4  la  simiente 
de  Abraham  tu  amigo  para  siempce/  P 

a  Y  ellos  han  habitado  en  día,  y  te 
han  edificado  en  ella  santuario  4  tu 
nombre,  diciendo : 

I»  Si  mal  algtmo  viniere  sobre  noaotros. 
ó  espada  de  castigo,  ó  pestilencia,  o 
hambre#,  presentamos  hemos  delante 
de  esta  casa,  y  delante  de  tí,  (porque  tu 
nombre  oH&  en  eata  casa*,)  y  de  núes, 
tras  tribulaciones  clamaremos  4  tí,  y  tii 
nos  oirfci  y  ■alva«4s. 

10  Ahora  pues,  hé  aquí  les  faJUos  de 
Ammon  y  de  Moab,  y  loo  dd  monte  de 
tMr,  4  la  tinrra  do  )os  ouales  no  quisiste 
que  pasase  Israel  i,  cuando  venían  de  la 
tierra  de  Bgipto,  sino  que  te  apartasen 
de  ellos  A,  y  no  los  destruyesen, 

11  Bé  aquí  dios  nos  dan  el  pego  vi- 
niendo  4  echamos  de  tu  heredad',  que 
tü  nos  diste  4  poseer. 

It  \  Oh  Dios  nuestro !  ¿  no  los  JusgarAs 
tlí  ?  Porque  en  nosotros  no  hay  fuerxa 
contra  tan  grande  multitud  que  viene 
centra  noaotroat  no  sahemoa  lo  que  he- 
moe  de  hacer,  mas  4  tí  vAvmo»  nues- 
tros oios'te. 

13  Y  todo  Jud4  estaba  en  pié  delante 
de  Jehov4,  oon  sus  nifios,  y  ws  mn^feres, 
ysushUos, 

14  Y  esuba  aUÍ  •  Jahadel,  hijo  de  Za- 
ohiiias,  l|l>  de  Bcnaias.  hijo  de  Jeiel, 
hijo  de  Mathanias,  Levita  de  los  h^os 
de  Asaph.  sobre  el  cual  vino  el  espíritu 
de  Jehovi  en  niedio  de  la  reunión, 

15  Y  diifo :  Qid,  Jud4  todo,  y  Tosotroa 
moradores  de  Jerusalem,  x  tu,  rey  Jo- 
saphat;  Jehov4  ce  dice  asi:  Ko  temáis 
ni  os  amedrentéis*  delante  de  esU  tan 
grande  multitud,  porque  no  c«  vuestra 
la  guerra,  dno  de  Dios. 

16  Mafiapa  descenderéis  contra  dios : 
hé  aquí  que  ellos  subir4n  por  la  cuesta 
da  Sis,  y  los  hallaréis  junto  al  arroyo 
antea  del  desierto  de  Jerud. 

17  No  habnfc  para  qué  vosotros  pdeeb 


Ukt. 


o  Gen.  14. 7. 
*i«a.U.4i. 

«gBis.n. 

Jer.88.a. 
Su.  9.8. 

4  Osa.  4.  88. 
Joa.l.U. 

8aLUf.8. 


•fiel.  44  a. 
/  Is.  41.  8. 
Saat^.S.»- 


»  Cap.  8. 18. 
30. 
«Cap. 8.  80. 


'Dm.S.4, 
9.19. 

«  Ka.  90.  &. 
'8al,88.1S. 


•Sal.  UB. 
1,0. 


•Is.«ft,84. 

ai- 


•Cap.8&7,8. 
Bz.14.lS. 
14.. 

Osa.  t:  89, 
80. 
7S1.8,& 


jL^m. 


IL  GftOMOAS;  Xtl. 


Ltm 


'> 


ÍW 


t  Ka.  14. 9. 
,8.«1. 


'  la.  7. 9. 
Bakll.«. 


•lCr.16.». 


t  Jaee.  7. 28. 
lBhl4flO. 

«Bi.14.80. 
1 C^.  ft.  23. 
la.  97. 98. 


|taH«(i<m. 


•ekp.is.M. 

Job  84. ». 
vlBay.SS. 
41.  etc. 


*  G^  17.  C 
«OuiLia.14. 

bRk3fl.4. 


ved  1*  nlud  de  Jébová  oon  vaMlNw. 
Oh  JtidA  9  Je  hmJ^iii»  no  tentáis  ni  de>- 
mapü* ;  wUd  ma^^a  contra  ellos»  que 
Jdbof¿  «etá  con  Tototrpc  r. 

18  EaMBoes  JoMphat  inettadM  ntiro 
per  tíam,  j  uánúwaao  tedo  JndA  5  k>t 
moradoieedeJenitalain  ■epoturaiuude* 
lante  de  Jt^íovA,  y  «doraron  A  JehvWL 

19  Y  levantáronle  los  Levitas  de  los 
hU««  de  Ooath,  y  de  loe  Ujoa  de  Core. 
IMura  alabar  &  Jdiová  el  Dio*  de  Israel  4 
grande  y  alta  vos. 

90  Y  como  se  levantaron  por  la  ma- 
ftana,  saUeion  por  el  dMcrto  de  The- 
coa :  V  mienfras  elloi  sattan,  JoMphat 
ettando  en  pié  d|)o:  Okhne,  Judia,  y 
moradores  de  Jenuaiem:  cráed  A  Je- 
hovA  vuestro  Dios,  y  serAs  seguros  r: 
creed  A  sos  profetas,  y  leráis  prospe- 
rados. 

91 Y  haUdo  4msejo  eon  el  poeMo,  mi- 
so A  algunos  que  cantasen  A  JehovA»  y 
alabasen  en  la  bermosura  de  la  santi- 
dad*, mientras  que  salla  la  gente  ar- 
mada, y  dUesen:  Olariflead  A  MmivA« 
ponioe  su  misericordia  es  para  siempre. 

99  Y  como  oomeniaron  con  damor  y 
con  alábanse,  puso  JehovA  oontia  los 
hUes  de  Ammon,  de  Moab,  y  del  monte 
de  Seir,  las  emboscadas  de  dio*  mUntt» 
que  veniaa  contra  JndA,  y  matArense 
los  unos  A  los  otro* : 

98  Pues  les  h^os  de  Ammon  y  Moab 
se  levantaron  contra  los  del  monte  de 
8eir,  pora  malarios  y  derruirlos ;  y  oo- 
mo  hubieron  acabado  A  los  del  monte 
Sdr,  cada  cual  eyndó  A  la  destrucción 
de  •«  compaflero'. 

94  Y  luego  que  vino  JudA  A  la  atlataya 
del  desierto,  miraron  hAoia  la  multitud  t 
mas  hé  aqui  y  adán  dloB  en  tierra*  mu- 
ertos, que  ninguno  habla  eseqpado. 

95  Viniendo  entonces  Joss^riíat  y  su 
pueble  A  despqjarles,  hallaron  en  ellos 
muchas  riquezas  entre  los  cadAveres, 
«si  vestidos  como  preeiosoe  enseres,  los 
cuales  tomaron  para  si ;' lautos,  que  no 
los  podían  llevar :  tres  dias  duró  el  des- 
pojo, porque  era  mucho. 

26  Y  al  cuarto  dia  se  juntaren  en  el 
valle  de  Ber«eah|!  porque  alU  bendi- 
jeron A  JehovA,  y  por  esto  llamaron  el 
nombee  de  aquel  pan^e  el  valle  de  Be* 
racah  hasta  hoy. 

97  Y  todo  JudA  y  los  de  Jerusaiem,  y 
Josaphat  A  la  cabexa  de  dios,  vohrieroa 
para  tomarse  A  Jerusaiem  con  goao, 
parque  JehovA  les  habla  dado  goce  de 
■US  enemigos. 

98  Y  vinieron  A  Jerusaiem  eon  salte- 
rios, harpas,  y  bocinas,  A  la  casa  de 
JehovA. 

99  Y  ftié  d  pavor  de  IMos  boIhv  todos 
los  rdnas  de  aquella  tierra,  cuando  oye- 
ron que  JehovA  habla  peleado  contra  IM 
enemigas  de  Israd. 

80  Y  d  idno  de  Josaahal  tuvo  repeso  { 
porque  su  Dios  le  dio  reposo  de  todas 
partes*. 

81  ^  Así  rdnó  Josaphat  sobre  JudA': 
de  treinta  y  dnco  ains  era  cuando  eo> 
menxd  A  reinar,  y  vdnd  vdnte  y  dnee 
afios  en  Jemsalem.  El  nombre  d*  su 
madre  fué  Araba,  h^  de  Silhi. 

89  Y  anduvo  en  el  camino  de  Asa  tu 
padre,  sin  apartarse  de  di,  haciendo  lo 
ftw  «ra  recto  en  los  q|os  de  JdiovA. 

88  Oon  todo  eso  los  altos  no  eran  qui- 
tados*; que  el  pueblo  aun  no  habla 
endereíado  su  oorason*  al  Dios  de  sus 
padres. 

84  Lo  demás  de  las  hechos  de  Josa- 
phat, primeras  y  postreros,  hé  aqui  es- 
■  -  -         ■  dejeint. 


liM*  de  KÉnaalf  del  ««al  a 

cien  en  «I  libro  de  los  reyes  d*  Israsl. 

85  Pasadas  estas  cosas,  Josapkst,  nf 
de  JudA»  trabé  amistad  oon  OebMsi 
rey  de  Israel,  el  cual  toé  dad»  A  la  ün- 


»1I*I.B 


Mi 


t(s 


Ehtaooonél 

Jar  navios  que  fuesen  A 
!  construyen»  los  navios  ca 
!    87  Entonces  Ellexer,  hUo  de  Übdsfa 
I  de  Marsosah,  piuMlao  contra  Jessphst 

dldende:  Por  cnanto  has  hecho  oon. 
I  palia  eon  OehAdas,  JehovA  destiaiíA 
I  tus  obras*.  Y  los  navios  se  rompieraa,  '«/«T-* 
I  y  no  pudieron  ir  A  Thards'.  «LiLl 

CAPITULO  XXI.  i¿oi^ii 

AJoéofluit  mutáé  Jartan  m  liff9,d  tmAmift  ■. 

t  mu  kttmamo»,  w  tignié  Uu  imptotkéii  i>  1 
Ack46.  tdmm*»y  IMmm  m  hnbOm.  Ss- , 
;tt<«wlr  lo*  Fkmtlíot  y  (m  Jroto,  jf  «i  1  I 

eéb»  wuun  d>  una  «tfmrmtdmi  harrtnm,  \ 
as(/irw«  á  la  ammtaaa  d*  JXm  por  léru 
dil  fr^0la  SUa$. 

Y  DURMIÓ  Jasaphat  con  sus  pa- 
dres a,  y  sepultsñnlo  con  sus  pa- 
dres en  la  ciudad  de  David :  y  rtinó  en 
su  lugar  Joram  su  hijo. 

9  E<itc  tuvo  por  hermanos,  hijos  de 
Josaphat,  A  Anurlaa,  Jehiel,  Zachiiiat, 
Azarias,  Mich&el,  v  Sepfaatlas.  Todos 
estos  fueron  h^os  díe  Josaphat,  rey  de 
Israel. 

8  Y  su  padre  les  habla  dado  muchos 
dones  de  oro  y  de  plata,  y  cosas  preci- 
osas, y  ciodades  fuertes  en  JudA:  mas  1 
habia  dado  el  rdno  A  Jonmi,  porqae  ¿1  >Sb?  U 
<rtf  d  prioiogénito. 

4  PVié  pues  devade  Joram  al  rdno  ds 
su  padre;  v  luego  que  se  Mto  ftaeite, 
maté  A  onchiild  A  todos  sus  hermanos, 
y  asimismo  á  algunoi  de  los  prfodpss 
de  Israd. 

ft  Cuando  eomenEÓ  A  reinar  era  de  tre- 
inta y  dos  aftas,  y  idnd  echo  aflos  en 
JeruHüem. 

6  Y  anduvo  en  al  camino  de  los  icyes 
de  Israel,  como  him  la  casa  de  AebAb ; 
porque  tenia  per  m^Jer  la  hija  de  A- 
chAb«,  óhiae  fe  mdo  en  ojos  de  JehovA. 

7  Mas  JehovA  no  quiso  destruir  la  casa 
de  David,  A  causa  de  la  alianza  que  con 
David  habia  hecho,  y  porque  le  hsUs 
dicho  que  le  darla  lAmpara  A  d  y  A  sus 
hUoB  perpetuamente^ 

8  En  los  días  de  este  se  rébdé  la  Ida- 
méa,  para  no  estar  iMifo  d  poder  de  Jndft, 
y  pusieraai  rey  sobro  sí«. 

9  Entonces  pasé  Joram  con  sos  pifa- 
dpes,  y  ffeeéeondgo  todos  sus  canos;  y 
levantase  de  noche,  é  hirió  A  los  Ids'. 
méos  que  le  hablan  cercado,  y  A  todos 
los  comandantes  de  sus  eams. 

10  Con  todo  eso  Edom  quedé  rebelado, 
sin  estar  bi^o  la  mano  de  JudA  hssta 
hoy.  Tambüen  se  rebdé  en  el  ndsao 
tiempo  Libna  para  no  estar  b^o  de  ta 
mano ;  por  cuanto  él  hebia  dejado  A  J«- 
hovA  el  Dios  de  sus  padrea. 

11  DanAs  de  esto hlae  attosenlos «aon- 

tcs  de  JudA,  é  hizo  que  los  moradoNsdt 
Jerusaiem  f<Hnieaa«^,  y  d  eü»  tni|isiiO 
A  JudA. 

19  Y  viniéronle  letras  dd  prolMa  EUU, 
que  dedan  dir  osta  autrieí  JehevA,  '' 


'OT'fl 


•Gm-S 


Dios  de  David  tu  padn,  ha  dkhe  «ti: 
Por  enante  no  has  aadade  en  les  osnl* 
nos  de  Josaphat  tu  padro,  ni  en  los  «• 
ndnos  de  Asa,  rey  de  JudA, 

18  Antes  has  andndo  en  d  canda»  ds 
ios  reyes  de  Israel,  y  has  hecho  que  for- 
nicase JndAf .  y  los  moradores  de  Jeni* 
salem,  como  sumied  la  casa  de  Acblb*, 

Í ademas  has  muerte'  A  tus  hayaaos, 
te  ikmilla  de  tu  padre,  los 
ni; 


VS 


I 
DM.a 

'•I 

t84ül 
ii«r.A 


iL  CDoma/m,  xzn,  nxm. 


[I  CBOtnoAg,  znr. 


añilartnt*  j  cntmiHft  dal  4ArcliD,  dt' 
Jal»  r  KJkOUtLIfl  ttvr^  dri  ivolm  ]  jr  «1 

^-- n  li  Ola  d>  JibinL 

pnra  di  ka  iJCuii  ito  li  ohM  ni, 

áii2i  JaluTi  bajo  I>  ■•IB  da  ta 

U  dlKHÍaUlD  -alicBadtJalioH, 

fieñTaiñida  la  luá  da  Jahnti  j  it 

lihMi  udsa  laa  dUa  da  Jcdidi 
«cndid  cSia  4  bUM, 

f  dlHln"  ^>d  T"  la-  idúlü^ 


^*?as,',í 


IM  badu  la  «bia  dii  MTlnjaV 


mal  alinda  »1>ra  d  ]>wC4a  1h  ^: ' 
hibv  d^^i  d  Jrirtn*.  ¿  UmUaa  H  j 


IL  OBoncu,  ixv,  xm. 


líWi 


íü?:rsí. 


ltí^^^-^1^ 


hM  <la  Jw,  MI»  da  JihcSi.  j  im 


,jn>  «■  U  •«•  dri  Ki,  1  la  uin 


'E1HTONCBS  mil  1  puUi  •!•  Jidl 


4UC4W. 


n.<aBoi!acáS,  unv, 


A.C.AIÍI 


«G4B.41.U. 


1.17. 
7 10. 1. 
¿ICr.SaJS. 
•  Ii.  14.  S». 

/ICr.ft.». 


'OftB.aCtt. 


14.  la 


!^Ck|>.35.1». 
Pm>l«.l«.i 

I 

i  •  1  Cr.  6. 10. 

1  ' 


k  So.  16.  40. 

y  18. 7. 
'Xx.ao.7.8. 

Hsb.  6.4. 

"18ft.2.M. 
"  G»pwaft.l6. 

•N«.U10l 
8B07.<.9r. 


•onflnrnw  4  teda»  lat  o«iM  q|M  liaU»  kc- 

6  Y  pnticlió  «n  baicar  4  IMm  tn  1m 
cIím  de  ZachAriM*,  «ntandido  «n  vlii- 
«nct  de  DiM«:  f  en  «rtw  diM  qve  ¿1 
biuoó  á  Jehová,  Oiot  le  proepcró<'. 

«  Y  salió,  7  p^  contra  lot  1>hiUs> 
téot«,  y  XDOiplo  «I  nmiD  de  G«th,  v  el 
aanio  de  JubnU,  y  el  miuto  de  Amm» 
y  edificó  dodadee  en  Aedod,  y  en  la  ít- 
em de  kM  PhiUitéoe. 

7  Y  didle  IMoe  ajvda/  contra  kw  Pbl- 
Ualéaa,  y  eovtrs  loa  Araboa  q^w  habita- 
ban en  Giir4iaal»  y  oontca  loa  Anmen- 
ita«. 

8  Vdian»  lot  Aminonilaa  pinaantei  á 
Úsalas»  7  divnlgtiae  lu  nombra  hasta  la 
entrada  de  Egipto ;  porque  se  habla  he- 
oho  altamente  poderoso. 

9  Edificó  tanuan  Unías  tones  en  Jt- 
nualem,  Janto  4  la  puerta  del  4ng«lof . 
7  Junto  á  la  puerta  del  Tdle«  7  jnnto  á 
lasesqninas;  7  fortificólas. 

10  Ajjmiamo  edificó  tones  en  el  des. 
ierto,  7  abrió  miiohas  oistemaa :  porqae 
tnvo  miiebca  ganadoa,  así  en  loa  Talles 
como  en  las  vegas,  7  villaa,  7  labranaas, 
así  en  los  montas  como  en  los  llanas  fite- 
til^i  porque  era  amigo  de  agiicnltan. 

11  Tuto  también  Üzzias  escuádranos 
de  guemtros,  los  cuales  sallan  4  la  guer- 
Bk  en  ejército  según  que  estaban  por 
Usta,  AecAa  por  mano  de  Jeiel  estriba,  7 
de  Maaslas  gobernador,  7  por  mano  de 
Hananias,  que  eran  de  los  principes  del 
wj. 

I»  Todo  el  ndmero  de  lot  gefits  de  fb- 
millas,  valientes  7  eafbnadoa,  «re  dos 
mil  Tsetacientos. 

18  T  batp  la  mano  de  estos  estaba  el 
q)¿rcito  de  guerra  de  trescientos  siete 
mil  7  (pinientca  guerreros,  podentos  7 
fuertes  paxa  ayndar  al  ny  contra  los 
enemigos. 

14  Y  apnstdlet  Unias  ftura  todo  el 
$ióielto  escudos,  lanatfs,  almetes,  eoae- 
letca,  araos,  7  hondas  de  Hrmr  piedras. 

15  £  hizo  atk  Janisalem  m4quinaa  per 
industria  de  ingenieros,  para  que  estu- 
viesen en  las  torves  7  an  los  baluartes, 
para  aorojlar  saetas  7  .grandas  piedras. 
Y  su  Cuna  se  extandió  léUos,  porque  se 


a7udó  maraTillosamente,  hasta 
ftiarte. 

18  Jfas  cuando  filó  fortificado*  su  ooia- 
con  se  enaltMiió  hasta  corwiupprie  *  { 
porque  se  rebeló  contra  JehorA  su  IMos, 
entrando  en  el  templo  de  Jeiiová  para 
Quemar  sahumerloa  en  el  altar  del  por- 
rame. 

17  Y  entró  tras  él  el  sacerdote  Axaiias ', 
7  oon  él  ochenta  aaeonbites  de  Jehova 
de  loa  «aUentes : 

18  Y  pnaióronaa  eonira  el  M7  Unías, 
7  d^eronle :  No  4  tí,  oh  Usslas,  d  que- 
mar perfume  4  JehovA*,  sino  f  los  sa- 
cerdotes/ faUkw  de  Aaroa,  que  son  con- 
sagrados para  quemarlo :  sal  dd  santu- 
ario, pomue  has  preraricado,  7  no  te 
reivntfara  en  glcna  delante  del  Dios 
Jehov4"i. 

19  Y  airóse*  Unías,  que  tenia  el  per- 
Aune  «n  la  mano  para  quemarlo :  7  en 
esta  su  In  contra  los  saoordotes  la  lepra* 
le  salió  en  la  Arante  driante  de  loa  sacar- 
dotes  en  la  casa  de  Jebov4,  Junto  al 
alttfr  del  perftune. 

89  Y  miiób>  Anriat  d  auno  sacerdata, 
7  todot  los  sacerdoten,  v  hé  aquí  la  lepan 
«aitéa  en  su  finante:  é  Uetératilo  salir 
apriesa  de  aquel  higari  7  ól  tamUen 
•o  dio  pelesa  4  saltar,  porqae  Jcím>v4  lo 
hdda  herido. 

91  Así  el  rey  Uzzias  fijé  leproso  hasta 


el  di*  da  «u  wmmUp,  7  haUtó  «ana 

bia  sido  separado  de  la  casa  de  JaharA: 
7  Joatham  su  hUo  tnv»  oarg»  de  Is 
casa  raal  cobamando  al  puebla  de  la 
tima. 

99  Lo  demás  de  loa  hechos  de  Uniat, 
pcimaraa  7  postseaaa,  ascribióio  iiaia» 
prqfcta,  h^o  de  Amoa*-. 

88  T  damió  Unias  eon  sus  podras*, 
7  sepnu4ranlo  con  ns  padres  ca  «1 
oampa  de  loa  «epukras  ráeles 
dijeron :  Iieproao  es.  Y  reinó 
su  14|o  en  lagar  suyo. 

CAPITULO  XXVII. 

/«oAaiB  vmee  á  Im  AmmMtiUu  con  dMur 
^P*9*  !  V  naerto,  «Msa*  *«  «a  ktgarlié^ 


D' 


B  Tainte  7  cinco  aflos  era  Joatbam 
cuando  oomenaó  4  retaar,  7  diet  ; 
afloa  sainó  an  Jeruaalem*.  Bl  nom- 
de  su  madre  fiíi  Jmum,  híj/k  de 
Sadoe. 
8  ■  hiao  lo  neto  an  ojea  de  JehotA, 
oonmrme  4todas  las  cosas  que  habla  be- 
cbo  Uzalas  aa  padva,  salvo  ana  n»  endxi 
en  el  tamplo  de  Jaiiev4.    T  el  paeble 


1: 


8  Bdifieó  él  la  pueru  aBayor  de  la 
casa  de  Jehov4, 7  en  el  mure  de  late- 
talaia  «difioó  mucho  i. 

4  Ademas  edificó  ciudades  en  las  moa- 
tafias  de  Jnd4,  7  labró  paléelos  7  torvts 
en  loa  bosques. 

8  También  tuvo  él  gaaaia  «on  el  rqr 
de  los  h^oa  de  Ammim,  4  loa  enalat 
venelój  y  diénnle  loa  míos  de  Ammoo 
en  aquel  ^k>  den  talentos  de  plata,  j 
dies  hbU  coros  de  trigo,  7  diec  mil  de 
cebada.  Esto  le  dieran  ios  h^os  de  Am- 
mán. 7  lo  mismo  an  el  sagrado  aüio,  y 
endtaneM. 

6  Aaíqitw  Joatbam  filó  fiarfifieado,  par- 
jnepaió  sns  oaminoa  dalaaie  de 

^aho«4eu  Diotc 

7  Lo  demás  de  los  hechos  de  /ea- 
tham,  V  tedas  ans  guerras,  7  sus  eami- 
noa»  hé  aaui  eat4  asoilta  an  d  libio  de 
loa  raaws  die  Israel  7  de  Jndá. 

8  Guando  oomenaó  4  Minar  en  de 
veinte  7  daca  aflos,  7  dlea  7  seis  aitos 
rainó  an  Jerasalem. 

8  Y  dnniió  Joatham  oon  eos  vadrss, 
y  aeoulttronl»  en  la  dudad  de  llafid; 
y  reinó  en  su  lugar  AchAz  su  h^. 

CAPITULO  XXYIII. 
Jf aliad»  é»  AAé»,  p  émihm  fm  antwwi 
á  JmU.   OMAmv»  m  m  im^tim\  m  ftr 
«a  mmmíi  nmáe  «a  d  tdao  Muúít*  m 

DS  vdate  afioa  era  AdiAs  cuando 
ceaaanzó  &  rdimra,  7  diez  7  ads 
aftas  «dnó  en  JeruMiiam :  mas  no  hizo 
lo  raoto  en  qjos  de  Jebová,  como  David 
supadrai 

9  Antes  anduvo  en  los  caminos  de  lot 
t^yot  de  larad,  y  adaaaaa  hiao  imágenes  j 
da  fiíndldank  4  loa  Baales  i 

8  Quemó  también  perfiMna  en  d  valle 
da  lea  h^oa  de  Hlnaom,  y  aaeaaó  sus 
hUca  pagfhego»,  eanfiarme  4  las  abonti- 
nadonea  de  lea  gentm  que  Jeho*4  haUa 
echado  driaate  de  loa  huos  de  Israd. 

4  Aaimitmo  aaetificó  y  quemé  par- 

luMS  en  loa  altos,  y  an  lea  caHades, 
7  ddMOo  de  todo  4riwl  eapaao. 

A  Por  lo  cual  Jaheed  aa  Dios  lo  en- 
tragó  en  manm  dd  aay  da  toa  Btans, 
loa  codea  le  danataran*  y  «lagianaa  de 

Pamaseo.    Fué  tamMea  entregada  aa 
manca  dd  rev  de  larad,  d  ead  lo  batió 

graa 

Pom 


Jorque  V< 


|iyo  de 


2^ 


KÍIÜÍÍWSS 


btp^  Abhu  hUo  J«  JnKii 


_.  -■iUMJcMn»MJ^btea«|iy. 
tbi  «•  (tms.  Jgili,  Hi*  da  ilamm, 
<  JahW^  Ida  Ib  lIDaa  da  *>aF<>.  la- 


A^CLfMl 


n^eíamoAfl;  zxx. 


A-cm 


MGr.3i.3R. 


«lSef.6.S. 


PUt.iJBM- 


«Im.  8.14, 
ete. 
Helk9.31. 


•-Lev.  i.  15, 


«Cmi.8.1*. 

1  <>.  IC  4. 

73S.& 

yS6.1»et& 
itSa.  34.11. 

Bal.  87.  7* 
7 1«>.  8.  S. 
I*.  88.  20. 

yCftp.28.18. 


•M.  100.x 
•8aL09.& 


T  Slml:  7  de  iM  hU«M  de  Jmímihwm, 

15  EitoB  juntaron  4  mu  hcrmaiiM,  j 

santific&RniM,  j  «ntraraa,  conform»  u 
nundamimto  éel  mrjt  7  üm  MlahSM  de 
Jehová,  pea*  limpiar  1*  casa  die  Jdwrá** 

16  Y  entrando  los  aaocfdolcs  dentio 
de  In  cata  de  Jeheyá  para  limptada, 
saeann  toda  la  Imnvndiela  qoe  haUa> 
ron  en  ti  templo  de  Jebová  al  atcio  de 
la  casa  de  Jehová,  la  cual  tooaavoik  los 
Levitas,  para  saoaarla  Samm  tí  tanteóte 
deOdnm. 

17  Y  oomenafliron  4  santificar  el  di* 
primoo  del  mes  inimero,  y  4  los  ocho 
del  mismo  mes  Tuienm  al  pórtice»  de 
Jclu>«4 :  y  santifioanm  la  casade  JchoT4 
en  ocho  días»  j  «n  ék  dics  y  seis  del  mes 
primero  acabanm. 

IB  Lii«go  pasaron  al  rey  Ezechlas,  y 
d^jeronle:  Ya  hemos  limpiado  tod*  la 
casa  de  Jebov4,  el  aliar  del  holoeaiisto, 
y  todos  sas  instrumentos*  y  la  mesa  da 
la  proposición  con  todos  sus  utaaliUos. 

19  Asimismo  hemos  preparado  y  san- 
tificado todos  los  rasos  que  en  su  prera- 
ricacion  habia  maltratado  el  rey  Aehás» 
cuando  reinaba:  y  hé  aquí  astan  fodlM 
delante  del  altar  de  JehoT4. 

90  5  Tlevant4ndose de  mafiana  él  nj 
Encblas,  rennkJ  los  principales  de  la 
ciudad,  y  suUé  4  la  oasa  de  Jeho«4. 

Si  T  pMsentaran  siete  novillost  siete 
cameros,  siete  corderos,  y  siete  machos 
de  cabrio,  pan  expiación  j>  por  el  reino, 
por  el  saptnaiio,  y  por  Juci4.  Y  d^jo  4 
los  sacerdotes,  h^os  de  Aaaon,  que  las 
ofi-edcsen  sobre  «í  altar. 

99  Mataron  pues  los  bueyes,  y  los 
sacerdotes  tañaran  la  sangre,  y  espar- 
ciéronla sobre  el  aUary:  matano  luego 
los  cameros,  y  esparcieron  1*  sarare 
sobre  el  altar:  asimismo  matáronlos 
corderos,  y  espanlaton  la  sangre  sobre 
el  altar. 

93  Hicieron  denues  Uwar  los  maebos 
cabrios  de  la  eimiacion  delante  del  t«y, 
y  de  la  multitud,  y  pusieron  sobre  ellos 
sus  mancar: 

94  T  los  saoerdaÉBs  los  mataron,  y  ex» 
piando  eipareieron  la  .sangre  de  ellos 
sobre  el  altar,  para  reconciliar  4  todo 
Israel :  porque  por  todo  Israel  mandd 
el  vsy  kaeer  el  holocausto  y  I*  expia- 
den. 

95  Puso  también  Levitas  en  la  casa  de 
JehovA  con  oíwbalos,  y  salterios,  y  har- 
pas, conlbrme  al  mandamiento  de  Da- 
vid*, y  de  Oad,  vidente  del  x«y<,  y  da 
Nathan  mofista:  porque  aquel  manda- 
miento  fné  por  mano  de  Jehov4,  por 
mano  de  sus  pmfetas. 

96  T  los  Levitas  esUban  con  los  in- 
strumentes de  David*,  y  los  sacerdotes 
con  trompetas'. 

97  Etitónoes  numdó  EzeohSas  sacrificar 
el  holocausto  en  él  altar;  y  al  tiempo 
que  comenzó  el  holocausto,  comensó 
también  el  c4nticoy  de  Jehová  con  las 
trompetas  y  los  instrumentos  de  David, 
rey  de  Israel. 

98  Y  toda  la  multitud  adoraba,  y  los 
cantores  cantaban,  y  los  trompetas  sana- 
ban las  trompetas ;  todo  hasta  acabwit 
él  holooauito. 

99  Y  como  acabaron  de  ofrecer,  in- 
dinase el  rey,  y  todos  los  ^e  con  ¿1 
estaban,  y  adoraron. 

ao  Entonóos  el  rey  Eaechlas  y  los 
principes  dieron  4  los  Levitas  que  ala- 
basen 4  Jehov4  por  las  palabras  de 
David,  y  de  Asaph  Vidente:  v  ellos 
alabaran  oon  gmnide  alegria*,  «  incli- 
nándose adoraron  «. 

81  Y  respondiendo  Eaechlas  dtfo;  Vos- 


ies«a»4Je. 
}  iiagüni  pnaa,  y  presentad  aaertfi- 
y  alafiinBa»  an  lA  casa  da  JdMné. 
la  multitud  presentó  sacrificios  y  ala- 
t  y  todo  liberal  de  ooraaon,  holo- 
eanstos. 

89  Y  ftié  el  ndoaeio  de  los  holocaustos^ 
qué  tni9  la  oengvegaeion,  setenta  bue^ 
yes,  cien  eameeos,  doscientos  oordens; 
todojpaia  el  hokieaaato  de  J«hov4. 

88  T  las«*nat«(BtCBdaa,/ii«vett  seiscien- 
tos boeves,  y  tras  ndl  ov^aa. 

M  Mas  loe  aaoeidotes  cnm  poooe,  y 
no  podían  bastar  4  desollar  los  holo- 
oanstoa ;  y  asi  sils  hennanoe  los  Levitas 
las  «yodaron  hasta  que  aoabaaon  la  otan, 
y  hsista  que  los  saoeidotee  se  eantifica- 
ran :  porwe  kw  Levttas«  tuvieien  au^at 
pcontitnd  de  oocaaon  para  santiftearae 

86  Asi  pues  hubo  gran  multitud  de 
holoeauatoe,  con  sebos  de  paeifioos,  y 
libadenes  die  c*de  boloeausto :  y  qped^ 
ordenado  el  servicio  de  la  caea  de  Je- 
hofi. 

89  Y  alegróee<<  Eaeehlea,  y  todo  el 
pueblo,  de  que  Dios  hubiese  preparado 
el  pueblo:  pangaa  la  caaa  fué 
mente  Aedka. 

CAPITULO  XXX. 
iteAUu  urna  patata  tctmmOiua  m 


OtUtra 


Jerutaiem,  hahi^náo  convocado  pora  «Bo  á 
todo  Itnmy  Jniá. 

TpNVIO  también  Eaeohlas  por  todo 


escribió  letras  4 


que  viniesen  4 


■I-i  Israel  y  Jud4,  y 

Bphfaiot  y   Manassd, 

Jerusalem  4  la  casa  dé  Jehov4,  para 

oetdunr  la  Pascua  4  Jehov4  Dios  de 

Israel. 

9  T  habla  d  tej  tomado  consqjo  oon 
sus  principes,  y  oon  toda  la  oongng^ 
eion  en  Jerusalem,  para  celebrar  la  Pas- 
cua en  el  mes  segiundoa: 

8  Porque  entonces  no  la  podían  cele- 
hrarb,  por  cuanto  no  habia  suficientes 
saoerdotes  santificados*,  pi  el  pueUo  es- 
taba Junto  en  Jerusalem. 

4  fisto  agEadó  al  rey  y  4  toda  la  muí- 
Utttd. 

£  T  determinaron  haoer  pasar  pregón 
por  todo  Israel,  desde  Beer-sebah  hasta 
Dan,  para  que  viniesen  4  oelebiar  la 
Pascua  4  Jehov4  Dios  de  Israel  en  Je- 
rusalem :  porque  en  mueho  tiempo  ne 
la  hablan  oelebrado  al  modo  que  eet4 
escrito. 

6  Fueron  pues  cornos  con  letns  de 
mano  dai  rey  y  de  #us  nriaeipes  per 
todo  Israel  y  Jud4,  como  A  rev  lo  hania 
mandado,  y  decían:  HUoa  de  Israel, 
volvóos''  4  Jehov4  el  Dios  de  Abraham. 
de  Isaac,  y  de  Israel,  y  ól  se  volvaB4  4 
las  veUquias  que  ce  han  quedaiio  de  U 
mano  de  loe  aeyes  de  Aairia. 

7  No  seáis  como  vuestros  padres,  y 
oomo  vuestros  hermanos,  que  se  rebás- 
ron  contra  Jehov4  el  Dloe  de  sus  pa- 
dres, y  él  los  entregó  4  desolación,  ocase 
vosotros  veis«. 

8  No  endures«ais  pues  ahora  vuestra 
oervfa^  oonso  vuestras  padres:  dad  la 
mano  4  Jehov4,  y  venid  4  sus  sea- 
tuaijo,  d  oua)  el  ha  santificado  psrs 
siempre;  y  servid  4  Jehov4  vneativ 
Dios,  y  la  ira  de  au  Auor  se  apariarf 
de  vceotroajr. 

8  Poique  si  oe  viviereis  4  Jehev4, 
Tueetros  hennanoe  y  vuestros  hUos  ha- 
llar4n  misetioordia  delante  de  ks  que 
los  tienen  cautivos  i,  y  volveiin  4  eita 
tierra :  porque  Jehovi  vuestro  Dios  ss 
demente  y  misericordioso  t,  y  no  vdvsi4 
de.  fce^itros  su  rostro,  si  vosotros  os  voi< 
viereis  4  él  A. 


»leT.M! 


«Gftp.3(i.t. 


ij^t% 


do. 
»Ex.lliJi 
•  Cb|kfl.ll 


JoelS-tS. 
14. 


/lteii.W.ll 


Keh.».U 

M.UL4 

Í0SS4.Í 

ftPrD.3fi.U 

Is.U.r 


iLooincM;  zxxL 


■^•'Srztrt 


scsSsJí"'^'"' 


itt  lefÍH  <IC° lia  LtHOi 


H Fuiqíw  BHdhlH»  TtJ da  JvX^hi- 


I  JlH  «H  bdilH  '>«I4i>  da  U  Um  d^ 

f***»  ll  UAh,  Ijiillmiii  •!  Hablo»  i  l> 
o  laiSxhTSdi. ;  iD^dn  |V«1 


KiS 


4J0  la  naot  da  uttu^H,  j  da  Onl 


pdH..M>  !•■-»: 


•■"  "l!?*?*?^^ '■*?ii?^ 


iliigiuíjiorjiw^mMltoiMiiíaii 


ircsí't-— — 

I  Vlnli  ni  Ei^Mu  la  Tnldi  da  tüÜDihw. 


icm 


iL  cwiifiQá&  xnsiL  zsziy . 


A-ctn; 


'Mi.  I,». 


IJn.i.S, 

tfc. 

Bxm 

íñxiz. 

5iir. 

fe'- 


íHu. 


Lis.», 

[nú. 

'Aiir.i 


^11.  M. 


pM»  k»  ganado», 
Ótete 


«n  gvan  capiax 
dado  BMiaha  ha- 


/  y  rf  Mte,  aiMrla  far 
•liaatat 


n  Bita  Baanlite  fwv^S  kw 
de  lu  apaa»  da  Olbon  la  de  arüba*,  y 
•aeaiolailM  ab^}o  al  OocMaoca  de  la 
ciidride  Oavtd.  Y  fué. 
chlat  «n  tedo  lo  que  hiio. 

31  BmpcB»  «n  £  dt  1m  ambuladarii  de 
loi  priawpat  de  BablloBia.  «na  enviatoa 
4  ¿1  paia  MbOT  del  nrodljclo  qpM  habte 
anccldo  «  avióla  tianraft,  IHm  1»  d^, 
am  piDharte«  pava  haaer  «oaeoer  todo 
w  que  cttaba  «n  «a  ooraaon  «. 

»^Lb  daeaaa  de  Im  iMehoe  de  Bie- 
eklM,  y  de  tua  aiiaevlcaadte,  há  afai 
teda  «HA  awtlto  «a  la  inmfteia  de  lis- 
ias' profeta,  hUo  de  Araos,  y  en  el  Utao 
da  lo»  i^aa  da  Jodá  jr  de  laaal  •. 

«YdannldBaaeUi 
riapakinalo  an  loa 

aciaa  da  loa  hl^aa  da  David, 
e  «n  MI  maerta/  todo  Jndá  y  lea  de 
Jaraialflm:  j latnó en sa  loa»  Mañané 
Mh^k  ^^ 

CAPITULO  XXXIII. 
Mamattt.  dupttu  da  mu  tmpÍMlade$,  m  eoa- 
Htrt»  i  IMot  M  •■  etmHvtrio  dt  B4$llimia, 
im  rttHUMoém  niño,  iamdt  ditlnum  ta 

•lOMlPHI  y  f^MMHWtff  OT  4RwfM#  «HWv*    cRM^* 

DB  deee  aloi  m»  Maaand  enando 
oemenaó  A  *einar«,  y  eineaenla  f 
ateo  «loa  lelnd  en  Jenualen. 

8  Mas  hlao  lo  malo  en  ojoa  de  Jého- 
f&,  «oDftmne  á  las  abemlnaeloneB  de  las 
isnles»  fue  habla  eohado  JelMTá  de- 
lante de  los  hlJos  de  Israel : 

8  Pwque  él  readMeó  loa  alta»  qua  Sae- 
etalas  w  padre  habla  denrlbade*,  y  le- 
notd  altans  A  les  Baales,  é  hiae  bo«- 
qnss',  y  adeciJ  A  tod»  el  n^dnlto  de  lea 
eielaB,yAdlstrrtó«. 

4  Edificó  también  dtaraa  en  la  casa 
de  JchoTA,  de  U  oual  habla  JehovA  dt- 
ehet  Bn  Jerasaleía  serA  mi  nemhre  per- 
petuamente. 

8  Bdifioó  aatanlame  attaica  A  todo  el 
^dRlto  de  les  eMos  en  los  dea  atrkw  de 
laeaiadeJehofiA. 

4  T  pasó  s«M  hliea  por  Ai«p>/  en  el 
^ndle  de  los  h^oa  de  Hlnnon ;  y  miraba 
M  los  tieropos,  miraba  en  afrOeras,  era 
dado  A  admaaolenes,  y  oonsaltaba  py- 
thona  y  oicantadorasf  i  suMó  de  mmte 
*■  baeer  le  malo  en  ii{)os  de  Jehora,  pa- 
ís toritarie. 

7  A  Blas  de  calo  paso  ana  tanAgen  de 
madldon,  que  Meo,  en  la  oasa  de  Dios, 
ds  la  cual  habla  dicho  Dios  A  David  y  A 
nalomon  su  h^o :  Bn  esta  oasa  y  e»  .Te- 
wssism,  la  eaal  yo  ete<  sobre  todas  las 
Mbns  de  Israel,  pondré  mi  nombre  pora 
dsiniNs : 

8  Y  nmea  maa  qaltaré  el  pió  de  Israel 
déla  tlarra  que  ye  entregad  A  raestras 
l"dns,  A  ooncHoioa  que  geiaden  y  ha- 
pn  todas  las  oosas  qne  ye  les  he  man- 
dado, toda  la  ley,  estatutos  y  ordenantes 
por  maao  de  Molaes. 

•  Hito  pues  Manassó  dcsriarse  A  JudA 
7  A  loe  moradores  de  Jerasalem,  para 
baecT  mas  mal  qne  lea  gentes  qne  Je- 
boié  dsünyó  delante  de  los  h^os  de 

10  Ybawó  JehorA  A  Maaassé,  y  A  su 
{Viblp;  mas  dios  no  aflovoharoo:  per 
le  anal  JahovA  telo  oontra  eUoa  loa  ae- 
•jinte  del  jétete  del  rey  de  te  Asi- 
*^  los  eiMlaa  aprlslonaroa  eoa  «ifllos 


A  ■teiwi.  y  a<a 
ranloAB^Uoala. 

11  Mw  la«o  qne  toé 
pwtte,  aró  aale  JehovA  su 
mdllado  graiidiMants  en  la 
04ea  de  aas  padiasi 

U  Y  hnbtedo  A  tfl  ondo,  ftié 


Dte,  ha* 


dido,  paes  qne  oyó  frrspJclo  au 

y  volvidte  A  Jerasalem  4  aa  reino.  Ba- 

tónces  oonooló  Manassó  que  JahorA  «la 

IMoa4. 

la  Oespuea  de  oslo  edifloó  el  awre  de 
afuera  de  la  ciudad  de  Davü,  «1  Oeel- 
denta  de  Olhaa.  en  el  TaUe,  A  ta  en- 
trada de  1»  paoita  dal  paaondo»  y  eeieó 
4  Ophel  •',  y  aladlo  mi^  ate  i  y  pnao  ea- 

tanca  de  it)órolto  en  todas  las  «iniiadea 
por  Aldo  JadA. 

M  Aalmlsaan  qaiid tediases ajsnns, y 
el  Uole  de  la  eaaa  de  J^ovA,  y  todos 
te  atena  qae  haMa  adlfleado  en  el 
monte  de  la  oasa  de  JehovA»  y  en  Je> 
,  y  edbólo  «sde  Ataa  de  la  du- 


t 


lA  BaparA  laagD  el  altar  de  JehovA, 
y  seorlfloó  eatea  ól  saorUcte  paeUlees 
y  de  alabéala*  ¡  y  mandó  4  JadA  qae 
ilr^tewi  4  JrfmvA  Dte  de  teaaU 

16  Bmpero  el  pueblo  aaa  saoriOeaba 
en  te  atea',  Uaa  qne  4  Jehor4  su 
Dte. 

IT  Lo  damaa  de  les  heehea  de  Maaaasó, 
y  su  araalon  4  Ote,  y  te  pnlabiaa  de 
te  videntes*  qae  le  hablaroa  en  nom- 
fase de  Jatevd  el Dioa  de  Xsrael,hó  aquí 
en  te  haohea  de  te 

i,  y  oeine  Aió 

- r ^Jf  y  ■»  PfMWri- 

eaeien,  te  lugares  donde  edificó  altoa, 
y  hahia  puesto  bsaquas  ó  Idote  Antes 
qae  sp  humillase»,  oé  aquí  aata»  cesas 
están  escritas  en  las  palabraa  de  te  vi* 


todo  estA 

reyes  de  Xsiaal. 
UBn 


10  V  durmió  Maaasaó  eon  sus 

y  eapahArsotoaa  su  ansa :  y 
lagar  AmosksahUo. 

90  5  Da  vétate  y  dea  alea  e»  Amonp 
ennndo  coaaensó  A  leiBar,  y  dos  afios 
reinó  en  Jeruaalem. 

•1  B  hlao  lo  malo  en  q}oa  de  JehovA, 
eoaM  teMa  heoho  Manassó  su  padre : 
porque  4  todos  te  idotef  qiue  su  padre 
Manesaó  habla  heeho,  saoilficó  y  atarvió 
Amen. 

83  Mas  nunca  se  humilló  delante  de 
JeterA,  como  se  humilló  Manaasó  su 
padee ;  Antes  aumentó  el  peoedo  r. 

as  Y  oonspiraron  oontra  ól  aua  siervos, 
y  aaatAnmlo  un  sa  oaaa. 

84  Mas  el  pueble  de  la  tierra  hirió  A 
todos  te  qne  habian  oonapliade  eontra 
d  rey  Arnon^  i  y  el  pueblo  «rfemo  de  la 
tlarcB  paso  por  r«y  en  su  lugar  A  Joate 
sul^i*. 

CAPITULO  XXXIV. 

Xterupi  Jotitu  ta  idolatrfa  ;  a  ord*nadapor 
A  la  nttawraeion  M  templo,  héOaaé  tiV- 
hro  á»  la  lev,  aeorea  átl  mal  mtvia  4  con- 
•Mftar  a  HwíéapnfeH$a.  AmwoHa  •«(«  «I 
fWHfUnttmUo  M  la»  amtnata»  eonlmMM 
«N  «i  Mr»,  «ers  «m  «o  «iría  ta  fes  Aw  dt 
Jo*{a»  ipil  Tonueva  d  podo  ontrt  Dio»  y 

DB  oche  alte  era  Joste  cuando  oo. 
menso  A  reiner»,  y  treinta  y  an 
año  reinó  en  Jerasalem. 

S  Bate  idao  lo  recto  en  ojos  de  JehovA, 
y  anduvo  en  loa  caminos  de  David  an 
padae,  úa  apartarse  A  la  diestra  ni  A  la 
siniestra  k. 

8  A  los  ocho  aflea  de  su  reinado,  si- 
endo aun  muchacho*,  eoiaanaó  A  búa- 
car  al  IMoa  de  David  su  P^l.' 4  te 
Allaipte4Jnd4y4 


*  Daa.  4. 84. 


<0Kp.a7.s. 


«Lav.T.U. 
l8Bay.l&4. 

"98a.  8. 8. 
•IJaaaljL 


•Sal.  119.87. 
y  71.  75. 


P9Bey.Sl. 
19.  oto. 


« I«.  44. 13. 


'  Jor.  7. ! 


•G«B.ft«. 

Na.  95. 81. 
18. 


•9  Bey.  99.1, 
ote. 


»l>ni.  8.S9. 

y  17. 11.39. 

y  9a.  14. 

Jee.  1.  T. 
•  Tte.  8. 17. 

Be.  19.  8. 


A.€.«aa^ 


n.  CBOQflGASt  XSXPTi 


A.CIIÍ. 


•<Ckp.S8.17. 
22. 


•Sltoj.38. 
4.6. 


/lIle7.1S.2. 

2B«y.28.aO. 


vanqr.au. 


*G»>si.ia. 

Kéh.  7.  a. 
1  Cor.  4. 9. 


•  Dea.  17. 18, 
19. 
Joa.1.8. 


fc  Jer.88.90, 

a. 


'2ItoT.99L 
12. 


Jcnuatam  i«  los  altotf  botqaat*  «muI» 
tnrM,  é  ImágenM  de  fimdkifawni. 

4  Y  dmliMumi  daiante  d«  él  1m  al. 
cn«t  de  loe  Bule*,  é  hlso  pedaioe  lai 
luifmwiiiw  éel  aot  qae  aataban  puestas  ca. 
cima :  despedazó  tamWan  loe  bosques,  y 
las  oseultuna  j  cstataas  de  ftindlclon,  y 
desmcBozólM,  y  esparció  M  fUv»*  uAm 
loe  sepalcios  de  los  que  les  hablan  sa- 
ofifieado. 

5  Quemó  ademas  los  hnesos  de  los  sa« 
oerdolas  sobre  sos  altares/,  y  limpió  & 
Judá  y  4  Jenualem. 

6  Lo  NiMNie  *i«0  en  las  dudados  de 
Maaassé»  Bphiaim,  y  Simeón,  basta  en 
NephtaU,  con  sus  lugares  asolados  al 


7  Y  como  hubo  denibado  los  altares  y 
los  bosques,  y  quebrado  y  desmenuzado 
lea  esculturas,  y  destruido  todos  loe  ído- 
los por  toda  la  tienm  de  Israel,  volvióse 
á  Jenualem. 

8  5  A  los  diea  y  ocho  altos  de  su  rei> 
nado,  después  de  haber  limpiado  la  ti- 
erra, 5  la  Casa,  envió  á  Saphan,  14Jo  de 
Asalias,  y  k  Maasias,  gobernador  de  la 
eludad,  y  4  Joka,  hUo  de  JoaohAs  can- 
ciller, para  que  reparasen  la  casa  de  Jo- 
bo^ su  Dioef  > 

9  Los  cuales  vinieron  4  Hildas,  gran 
■aeeniote,  y  dieron  d  dinero  que  haUa 
sido  metido  en  la  casa  de  Jehová,  y  que 
los  Levitas  que  guardaban  la  puerta  ha- 
blan recogido  de  mano  de  Mansssé  y  de 
Ephraim,  y  de  todas  las  reliquias  de  I»- 
rael,  y  de  todo  Jttd4  y  Beq^amin,  baM- 
endose  después  vuelto  4  Jeniaalem. 

10  Y  entreg4ronlo  en  mano  de  los  que 
hadan  la  otm,  que  eran  sobrestantes  en 
la  casa  de  Jdiov4 ;  los  ouales  lo  daban 
4  los  que  hacían  la  obra  y  trafagaban  en 
la  casa  de  Jehov4,  para  reparar  y  res- 
taniar  el  templo. 

11  Daban  asimismo  4  loe  oficiales  y 
albalUles  para  que  comprasen  piedra  de 
cantería,  y  madera  para  las  trabazones, 
y  para  entabladura  de  laa  easas,  ias  eua- 
lea  hablan  destruido  los  reyes  die  Judá. 

It  Y  estos  hombNS  procedían  con  fide- 
lidad en  la  obra  * :  y  eran  sus  goberna- 
dores Jahath  y  Abalas,  Levitas,  de  los 
hijos  de  Merari ;  y  ZaohArias  y  Mesn- 
llam,  de  los  h4}ós  de  Coath,  para  que 
activasen  la  obra.  Y  de  los  Levitas  eran 
todos  los  entendidos  en  instrumentos  de 
müsica. 

18  También  velaban  sobre  los  gana- 
panes, y  eran  sobrestantes  de  los  que  se 
ocupaban  en  cualquier  elaie  de  obra :  y 
de  fes  Levitas  AoMa  escribas,  goberna- 
dores, y  porteros. 

14  5  Y  al  sacar  d  dinero  que  habla 
sido  metido  en  la  oaaa  de  JelM>v4,  Hil- 
eiaa  d  sacerdote  hdló  el  libro  de  la  1^ 
de  Jd)ov4  dada  por  mano  de  Moisés  •'. 

16  Y  dando  cuenta  Hiloias,  d^o  4  8a- 

Ehan  escriba :  Yo  he  hdlado  d  libro  de 
I  ley  en  la  casa  de  Jehov4.  Y  dio  HU- 
das  el  libro  4  Saphan, 

18  Y  Saphan  lo  llevó  d  rey  *,  y  con- 
tóle d  neaocio  diciendo:  Tus  siervos 
han  cumplido  todo  lo  que  les  ftió  dado 
4  cano. 

17  Han  reunido  d  dinero  que  se  hdló 
en  la  oasa  de  Jehov4,  y  le  han  entregado 
en  mano  de  los  comialonados,  yen  mano 
de  los  que  hacen  la  obra. 

18  A  mas  de  esto  declaró  Saphan  es- 
eriba  d  rey  dldendo:  El  sacerdote  Hil- 
das me  did  un  libio.  Y  leyó  Saphan  en 
él  delante  del  rey. 

19  Y  luego  que  d  rey  oyó  las  palabras 
de  la  ley,  rauó  sus  vastidos ; 

80  Y  man&  4  Hildas,  y  4  Ahicam, 
h^  de  aaplum,  y  4  Abdon<,  mo  da 


Midi4,  y  4  Saphan  aaeilba,  y  4  Aaris, 
dervo  del  rey,  diciendo : 

n  Andad,  y  oenenltad  4  Jdurrá  de 
mf,  7  de  las  rdiqoias  de  Isnd  y  de 
Judá,  acerca  de  las  palabras  dd  lilr» 
que  se  ha  hdlado :  porque  grande  es  si 
furor  de  Jehov4  que  ha  caido  sotare  ass- 
otros  «,  por  cuanto  tmestros  padres  ao 
gnardamn  la  palabra  de  Jenová,  psn 
hacer  oonfiírme  4  todo  lo  que  está  es- 
crito en  esto  libro. 

88  Entonóos  Hiloias  y  los  dd  r«y  fberao 
4  Huida  profetisa,  mujer  de  Sdum.  hUo 
de  Tikvath,  h^o  de  Hasra*,  onarda  de 
las  vestimentas,  la  cual  moraba  «n  Je- 
rusalem  en  la  casa  de  la  doctrina,  y  di- 
Jéronle  las  palabras  dichas. 

88  Y  día  respondió:  Jdiov4d  Dlosde 
Israd  ha  dicho  ad :  Decid  d  varón  qoe 
oa  ha  enviado  4  mi,  qne  ad  ha  diehe 
Jehov4: 

84  Ué  aqni  yo  traigo  md  sobre  este 
lugar,  y  sobre  loe  meradoccs  de  él ;  to- 
das las  mddidones  que  están  asetitas 
en  d  libro  que  leyeron  ddante  dd  rey 
deJud4: 

as  Por  cnanto  me  han  dejado,  y  han 
sacrificado  4  dioses  ágenos,  provocsn- 
dome  4  ira  en  todas  las  obras  de  sus  ma- 
nos :  por  tanto  mi  Airor  destilar4  sobre 
este  liyar*,  y  no  se  apaoará. 

86  Sna  d  rey  de  Juda,  que  os  ha  «- 
viado  4  consultar  4  JdMv4,  ad  le  di- 
réis :  Jehov4  d  Dios  de  Israd  ha  dicho 
ad :  Pmr  cnatdo  oisto  las  palabras  dd 
l^bro. 

87  Y  tu  ooraaon  aa  entenado?,  y  te 
hnmiliaste  delante  de  Dios  d  oír  sus  pa- 
labras  sobre  esta  lugar,  y  sobre  sus  mo- 
radores; porque  te  humillaste  ddante 
de  mí,  y  rasgaste  tus  vestidos,  y  lloraste 
en  mi  nresenda,  yo  también  te  he  oido, 
dice  Jenová. 

88  Hó  aquí  yo  te  recogeré  con  tus  pa- 
dres, y  serás  recogido  en  tus  sepulóm 
en  píut,  y  tus  qjoa  no  veién  todo  d  bmI 
que  yo  traigo  sobre  este  lugar,  y  sobre 
los  moradores  de  él  f .  Y  dios  refirieron 
d  rey  la  respuesta. 

80  5  ^Vl'Wf  d  rey  envió  y  Juntó 
todos  los  ancianos  de  Jttd4  y  die  Jeru- 
sdem*-. 

80  Y  subió  d  rey  4  la  oasa  de  Jdiov4, 
y  con  él  todos  los  varones  da  Jud4,  y  los 
moradores  de  Jerusalam,  y  los  sacer- 
dotes, y  ios  Levitas,  y  todo  el  pueblo 
desde  el  mayor  hasta  el  mas  pequefio ; 
y  leyó  4  oidos  de  dios  todas  las  palabras 
del  lifaoro  del  pacto  que  liabia  ddo  ha- 
llado en  la  casa  de  Jehov4. 

31  Y  estando  el  rey  en  pié  en  su  sitlo«, 
hizo  alianza  delante  de  Jehov4de  oaoü- 1 
nar  en  pos  de  Jehov4,  y  de  guardar  sus 
mandamientos,  sus  testimonios*,  y  sos 
estatutos,  de  todo  su  ooraaon,  y  de  toda 
su  dma,  poniendo  por  obra  •  las  pala- 
bras dd  pacto  que  edaban  asexitas  «n 
aquel  libro. 

88  E  hizo  se  oblig4ran  4  ello  todos  los 
que  estaban  en  Jerusalem  y  en  Benja- 
mín :  y  los  moradores  de  Jenualem  hi- 
cieron confimne  d  pacto  de  Dios,  dd 
Dios  de  sus  padres. 

33  Y  quito  Josias  todas  laa  abomins- 
clones  de  todas  las  tierras  de  ios  hijos 
de  Israd,  é  biso  4  iodos  loa  qne  se  ha- 
llaron en  Israd  que  sirviesen  4  Jehov4 
su  Dios :  no  se  aiJwTtaron  de  en  pos  de 
Jdiov4  d  Dios  da  sus  padres  todo  d  ti- 
empo <  qoe  él  vivió. 

CAPITULO  XXXV. 
Jodoi  «eMra  fa  J^sw«mi  «on  gramát  wánini 
étá,  fleWwdo  ndra  ATmíMo,  rt|rd«  JMp**» 
w  ft«rM«  y  ««MrlSk  Immífá^Utté»  «  jaw 
Me,  y  dafdoreMds  A  fr^fáa  Jtrtmi*»' 


(te. 

sis.K.1; 

etc. 

•aiej.ft 

14. 


Jer.:.8i 
UiU. 


TI6.1 

ki.it. 


u. 

de. 


111.  Utj 

I»     ! 


.C.cir.6SS. 


IL  CBOmCAB,  XJXr,  XXXYI. 


YJ0SIA8  Ua»  TuaaM  *  Jahová  m 
Jwuulain  «»  f  McilflMion  !•  pat- 
eos 4  lo«  catore*  det  mm  primero  k. 

S  Y  pino  4  Im  laocidotet  tn  ku  mn. 
pléMe,  T  oanfiímiOM  en  éi  mlnlstirio  d« 
tt  cua  de  JdtovA. 

8  V  diio  4  Im  Leritw  que  ensefiaiiea' 
á  todo  Israel,  j  que  estaban  dedicados  4 
JchoTi :  Poned  el  ana  del  saatiaatio  en 
la  caía  que  edificó  Salomón,  I^jo  de  Da- 
vid, rey  de  Israel,  para  qae  no  la  car- 
sacia  mas  aoiire  loa  hombros*.  Ahora 
wrriiéis  i  JehoT4  Tuestro  Dios,  y  4  su 
poeblo  litael. 

4  Apercibios  según  las  fhmiliaa  da  tu- 
ertros  padres  por  Tuestros  didcoea,  con- 
fimae  4  la  pieserlpcion  de  David  rej  de 
Israel,  j  de  Salomón  an  hUo/. 

5  Estad  en  el  santuario  a  según  la  dis- 
tiibadon  de  las  familias  de  mestros  her- 
manos, hijos  del  pueblo,  ;  Mifim  la  di- 
visión de  la  ftmiUa  de  loa  Lcritaa. 

6  Saerlficad  luc^o  la  pascua;  y  des- 
paes  de  santificaroaA,  «pereibid  4  tu- 
«itros  hcnnanos,  para  que  bagan  con- 
fiMrme  4  la  palabra  de  JehoWk  duda  por 
mano  de  Moisés. 

7  Y  ofreció  el  rey  Joaias  4  loa  del  pue- 
itlo«  oT^as,  corderos,  y  cabritos  de  loa 
nbafios,  en  número  de  treinta  mil,  y  trea 
mil  bueyes,  todo  pan  lá  Paaoua,  para 
todos  los  que  se  hallaron  presentes.  Esto 
(ie  la  hacienda  del  rey. 

8  También  sus  príncipes  oArecienm  oon 
Uberalidad  al  pueblo,  y  4  loa  sacerdotes 
y  Levitas :  Hilcias,  Zachirias,  y  Jehiel. 
principes  de  la  casa  de  Dioa,  dieron  4  loa 
uoeidotcs  para  hacer  la  pascua  dos  mil 
y  seiscientas  eveju,  y  trescientos  bueyes. 

9  Asimismo  Ghónanias,  Semeias,  y 
Nathanael,  sus  hermanos,  y  Haaabias, 
Jébití,  y  Josabad,  príncipes  de  los  Le- 
vitas, dieron  4  los  Levitas  para  los  sa- 
crificios de  la  pascua  cinco  mil  ov^as, 
1  quinientos  bu^es. 

10  Aprestado  asi  el  «enrielo,  loa  sacer- 
dotes se  colocaron  en^  sus  puestos,  y  aai- 
mismo  los  Levitas  en  sus  órdenes*,  con- 
fonne  ai  mandamiento  del  rey, 

U  Y  sacrificaron  la  paaoua^t  y  espur- 
dan  los  sacerdotea  la  tattfrt  tamada  de 
mano  de  los  Levita*,  y  los  Levitas  deso- 
liaban. 

U  Tomaron  luego  del  holocausto,  para 
dar  conforme  4  Tos  repartimientos  por 
las  fiuiiilias  de  los  del  pueblo,  4  fin  que 
oneciesen  4  Jebov4"i,  según  ettá  es- 
crito en  el  libro  de  Moisés :  y  asimismo 
Amara»  de  los  btt«yes. 

13  Y  asaron  la  pascua  al  fuego  aegun 
Is  matnmbre* :  mas  lo  que  había  sido 
aniificado  lo  cocieron  en  ollas,  en  oal- 
dütos,  y  calderas,  y  repartl¿ron/o  presta- 
mente  4  todo  el  pueblo. 

14  Y  después  adnexaron  para  sí  y  para 
los  lacerdotes ;  porque  los  sacerdotes,  hi- 
jos de  Aaron,  estuvieron  ocupados  hasta 
la  noche  en  el  sacrificio  de  los  holocaus- 
tos y  de  lo*  sebos :  por  tanto  k»  Levitas 
ademuroo  para  sí,  y  para  los  sacerdotes 
uijos  de  Aaron. 

16  Asimismo  los  cantores,  hijos  de 
Auqph,  uMan  en  su  puesto  confisnne 
*I  mandamiento  de  David  o,  de  Asafdi, 
7  de  Heman,  y  de  Jeduthun,  vidente  del 
Njr;  también  los  porteros^  estaban  4 
«■da  puerta,  y  no  era  menester  que  se 
•panüen  de  su  ministerio,  porque  sus 
■Mrmanos  loa  Levitas  ^MurqatMUí  paia 
dios. 

10  Así  filé  aprestado  todo  el  servicio  de 
Jehov4  en  aquel  dia,  pan  haoer  la  pas- 
cu>  y  sacrificar  los  holocaustos  sobre  el 
war  de  JehoT4>  conforme  al  mandami- 
ento da)  rey  Jo>l«*. 


17  Y  los  hUa*  da  I  vul  que  «M  se  ha- 
llaron, hieiinn  la  pascua  an  aquel  ti- 
empo, y  la  solemniOBd  de  los  panes  sin 
tevaduia,  por  siete  dias. 

18  Nunca  tal  oaaoua  fué  hecha  en  Is- 
rael desde  los  ¿las  de  Samuel  el  «ro- 
fttaf  t  ni  ningún  rey  de  Isiaal  hiao 
pascua  tal  oomo  la  que  Uso  el  ny  Jo- 
sias,  y  los  sacerdotes,  y  Levita*,  y  todo 
Jnd4  é  Israel,  loe  «|tte  4t  ttto*  aüi  se 
haUanm,  Juntamente  con  loa  inonHioras 
da  Jemsalem. 

19  Esta  pascua  taé  odebrada  en  el  aflo 
dies  y  ocho  del  i«v  Joslas. 

8')  5  Después  oe  todss  estaa  oosasr, 
luego  de  haber  Joslas  piaparado  la  casa, 
Neieháo#,  rey  de  Sgi|Áo,  suUÓ  4  hacer 
guerra  en  CnárGh4mis  junto  4  Eulka- 
tes;  y  salió  Joslas  contra  él. 

n  T  él  le  envió  embajadores  dioiende : 
¿Qué  tenemos  yo  y  td,  rey  de  Jud4? 
Yo  no  Tengo  contra  tí  hoy,  sino  contra 
la  oaaa  que  me  hace  guerra ;  y  Dios  dijo 
que  me  apresurase.  IM¡jate  de  lonuute 
con  Dios,  que  es  conmigo,  no  ta  des- 
truya. 

SS  Mas  Joslas  no  volvió  su  rostro  de 
él,  4ntcs  disfiaaóae  para  darla  batalla, 
y  no  atendió  4  la*  palabras  de  Neoh4o, 
ene  emn  de  boca  de  Dios ;  v  vino  4  darle 
la  batalla  en  el  campo  de  Megiddo. 

88  Y  los  aroheros  tiraron  al  r«y  Jo- 
slas JUchat,  y  dijo  el  rey  4  sus  sierros] 
Quitadme  de  aqiii,  porque  estoy  herido 
gravemente. 

M  Entonces  sus  siervos  lo  quitaron  de 
aquel  carro,  y  pusiéronlo  en  otm  se- 

S lindo  carro  que  tenia:  y  Uev&ronlo  4 
eruaalem  y  murió,  y  sepultáronle  en 
los  sepulorcs  de  sus  padres.  V  todo  Jud4 
y  Jerusalem  hixo  duelo  por  Joslas. 

85  Y  endechó  Jeremías  por  Joslas :  y 
todos  los  cantores  y  cantoras  recitan  sus 
lamentaciones  (  sobre  Joslas  hasta  hoy,  y 
las  dieron  por  norma  para  endechar  en 
Israel,  la*  cuales  están  escritas  en  las 
Lamentaciones. 

96  Lo  demás  de  los  hechos  de  Joslas,  y 
sus  piadosas  obras,  conforme  4  lo  que 
est&  escrito  en  la  ley  de  Jehov4, 

97  T  sus  hechos  primeros  y  postreros, 
hé  aquí  est4  escrito  en  el  libro  de  los 
re^es  de  Israel  y  de  Jud4. 

CAPITULO  XXXVI. 

JoaeMa,  JbaVíN,  JoaeMn,  f  Sedetiae^  dUtm«t 
reft»  de  Jndd,  ¡f  «u  eafil«*«rto.  iV0&M«odo- 
voear  dutnty»  d  Jertuatet».  Otro  permite 
qne  lo»  Judíoe  vuetvan  dtüa. 

ENTONCES  el  pueblo  de  la  tierra 
tomó  4  Joachiz,  hijo  de  Joslas «,  é 
hidéronle  rey  en  lugar  de  su  padre  en 
Jerusalem. 

9  De  veinte  y  tres  años  era  Joacháx 
cuando  comenzó  4  reinar,  y  tres  meses 
reinó  en  Jerusalem. 

8  Y  ri  rey  de  Egipto  lo  quitó  de  Jeru- 
salem, y  condeiw  la  tierra  en  den  ta- 
lentos de  plata,  y  uno  de  oro. 

4  Y  constituyó  d  rey  de  Egipto  4  su 
hermano  Eliacim  por  rey  soto»  Jud4  y 
Jarusalem,  y  mudóle  el  nombre  en  Jo- 
akim ;  y  4  Joach&x  su  hermano  tomó 
Necháo,  y  Uerólo  4  Egipto. 

6  ^  Cuando  comenzó  4  reinar  Joakim 
era  m  veinte  y  cinco  aüos,  y  rdnó  once 
aflos  en  Jerusalem :  é  hico  lo  malo  en 
qjo*  de  Jehov4  su  Dios. 

6  Y  subió  contra  él  Nabucodonosor, 
rey  de  Babilonia,  f  atado  con  cadenas  lo 
llevó  4  Babilonia. 

7  También  llevó  Nabucodonosor  4  Ba- 
bilonia parte  de  los  vasos  de  la  casa  de 
JehoT4,  7  pUaolos  en  su  templo  eu  Ba- 
bUonia. 


«9Bev. 
91.    ' 


ña 

•Jer.16.9, 
de. 


( Zae.  13.  IL 
Mal.  9.  28. 


*2ney. 
SO,  etc. 


léñm. 


mMUfl»  A 


Rdivn«, 


de  IM 


mU 


3  Lm  UJot  d* 
eisDlv  tctenta  y  diM. 

4  Uw  hl)o*  de  9«|iiiatlM* 

MtCBlKjr  doc. 

5  £m  WJoc  dt  An/, 
tata  y  dnco. 

«  Lm  h})M  de  Palurth-Moab,  de  Im 
b^M  de  Jomég  de  Joeb,  do»  mil  oeho- 
ctaMe*  y  doce. 

7  Lm  hijM  de  Blemf,  nU  doedentet 
dncuenta  y  oiutro. 

8  Lm  htte»  de  Zattu,  noveefeatai  coa- 
icata  y  cinoo. 

9  Lm  UíJm  de  Zaehtl,  MteeienttM  y 


10  Lm  MJot  de  Baid  A,  MiieieneM  coa» 
lenta  y  dos. 

11  Lm  hijM  de  Bebel,  sdwlentot  ve» 
lote  y  tici. 

IS  Lm  b^M  de  Aigad,  mil  doMiintot 
Tctoteydoi. 

13  Lm  UJm  de  Adoidcam,  wbeictotof 
tewnta  y  Mit. 

14  Lm  bHes  de  Bigirai,  dM  mil  dn- 
coenta  y  teis. 

15  Lw  14)m  de  Adhi,  eaatndentoe 
cinevciita  y  cuatro. 

19  Lm  uUm  de  Ater,  de  Eiecfalas, 
Borenta  y  ocbo. 

17  Lm  bijM  de  Benl,  tieechDtn  veinte 
y  tres. 

18  Ln  bHM  de  Jora ',  dentó  t  doce. 

19  Lm  bQM  de  Haram,  dofldentM  ve- 
inte y  tres. 

80  Lu  hijm  de  Olbbar,  noventa  y 
cinco. 

81  Lm  b^ot  de  Beth-lehem,  dentó 
veinte  y  tre«. 

88  Lm  TanmM  de  Nethopha,  clncuen- 
tayads. 

88  Lot  Tanaca  de  Anathoth,  olento 
vdiite  y  ocho. 

M  Lm  tíjtn  de  Azmaretli,  cuarenta 
ydM. 

85  Lm  bUM  de  CMrlath.Jearim,  Ce. 
phin,  y  Beeroth,  aetecientoa  cuarenta 
ytm. 

88  Lm  UJm  de  Rama  y  Gabaa,  aali. 
dentM  vdnte  y  uno. 

87  Lm  Taranea  de  Michmaa,  dentó 
TrinteydM. 

38  Lm  valonea  de  Beth-d  y  Hai,  do»> 
cientM  vdate  y  trea. 

89  Lm  h^M  de  Nebo,  dncuenta  y 
dM. 

30  Lm  bHM  de  MágMs,  dentó  dn. 
raentay  seis. 

31  Lm  bijM  dd  otro  Elam  *,  mil  dM- 
cieitos  cineoenta  y  cuatro. 

38  Lm  b^oa  de  Harlm,  trcsdentos  y 
veinte. 

33  Ixw  b|}M  de  Lod,  Hadld,  y  Ono, 
wteeientM  vdnte  y  cinco. 

84  Lm  b^os  de  JeriehA,  trescientos 
enoieuta  y  eiboo. 

33  Lm  14J0S  de  8etiaa«  tres  mil  seis- 
dentM  y  treinta. 

X  5  Los  sacerdotes :  los  h^Jos  de  Je* 
^^  de  la  casa  de  Jesua,  novecientos 
"tinta  y  ttcs. 

37  Lm  UJm  de  Immer,  mil  dncuenta 
yíoe. 

n  Lm  faQos  de  Phaafanr,  mil  doscien- 
tos eearcnta  y  siete. 

»  Lm  b^M  de  Harim»  mil  dies  y 
dcte. 

J9  Lm  Levitaa :  loa  hMM  de  Jesua  y 
de  OUndd,  de  los  b^jM  de  Odovlas* 
••tarta  y  cuatro. 

41  Lm  cantores :  Iqs  h^os  de  Asapii, 
•••ato  vdnte  y  ocho. 

48  Lm  b^M  de  lea  povtettM:  lóa  hUos 
de  flsBitm}  les  h^  de  Aicrj  lee  tíSot 


hUw  de 
bQoa  de 
hUoi  d» 
bQoe  de 


hiUoa  de 


de  Taimen»  loe  bUea  da  Aoeab.  loe 
hUn  de-Hatíta,  loabUea  de  Sebatt  •■ 
loaoa.  oíanlo  tNlnu  y  nueve. 

4»  Loa  Netfabi4M:  Im  bÜoa  de  GBha, 
loa  bU««  de  Haauplia*  lea  I4}m  de  Tba. 
baotb, 

44  Lm  hijM  de  Ceros,  loa 
Siaa.  los  hijos  de  Fhadon, 

45  Lm  hQM  de  Lcbana,  lea 
Haaaba,  Im  h\)os  de  Aecnh, 

48  Los  hlkM  de  Hagab,  los 
Sumid,  Im  UJm  de  Hanaa, 

47  Lm  bUM  de  Oiddel,  loa 
Oaber,  Im  hljM  de  Reala, 

4B  Lm  b^M  de  Keafai,  loe  hyoa  de 
Neeoda,  los  biios  de  Gaaam, 

40  Lm hQosde  Uxxa,  loa ^)os de  Pha. 
sea,  los  hijos  de  Besd, 

M  Lm  hUos  de  Asna,  toa  h^oe  de 
Hennim,  tos  hi.tos  de  Nephualm, 

SI  Lm  bljM  de  Baebue,  Im  MJm  de 
Haottsa,  Im  bljM  de  Herhur, 

A8  Lm  hljM  de  Basluth,  loe 
HeMda,  Im  b^M  de  Hatia, 

66  Los  h^M  de  BarcM,  toa  h^M  de 
Slaera,  ios  hiJM  de  Thona, 

54  Lm  hijM  de  Nesla,  loe  byea  de 
Hailphsu 

86  Lm  hijM  de  Im  sIervM  de  Rato» 
mon  m :  Im  hijm  de  Sotd,  tos  h^oo  de 
Sophererech,  tos  h^M  de  Pereda, 

6«  Lm  hiJM  de  Jaala,  tos  l^Jos  de 
Dereon,  lm  hljM  de  Giddd, 

57  Los  h^M  de  iJefthatias,  toa  Mtoa  de 
Hatii,  toa  h^M  de  Phodiéicth-Hasae* 
baim,  loa  b^os  de  Ami. 

68  Todos  tos  NetUnéM»,  é  b^es  de 
lm  siervos  de  Baleiaen,  ticsdentos  no> 
ventaydM. 

A9  ^  T  estM  fiurom  loa  que  saUeroo 
de  Thdmda:  lliel-harsa,  Cbérub«  Ad« 
dan,  4  Immer,  toa  cuales  no  pudieron 
mMtrar  la  casa  de  sus  padres,  ni  su 
Unaje,  al  eran  de  Israd: 

00  Lm  lújet  de  Delda,  Im  hitos  de 
Thobias,  tos  bi)M  de  Neeeda,  scisden- 
tM  dncuenta  y  dos. 

«1  T  de  iM  h^M  de  toa  aaecrdota, 
tos  hUM  de  Abda,  Im  h^M  de  Cm, 
Im  b^oa  de  Bardllai,  d  cual  tomó  mu- 
jer de  las  hijas  de  Bardllai  GalaadlU, 
y  Alé  llamado  dd  nombre  de  eilaa : 

09  Bstoa  bnaearon  su  registro  de  ge* 
nealogfas,  y  no  flid  hallado,  y  ftaeran 
cchadoa  del  sacentedo. 

68  T  d  Thinatba  les  d^o  que  no 
eomiesen  de  las  eoaaa  mas  santas,  hasta 
que  hnUcse  saeefdote  con  Urim  y  Thu- 
mim*. 

64  ^  Toda  la  congregación,  unida 
como  un  tub  hambre,  era  He  cuarenta 
y  dM  rali  ticsdentM  y  sesentajp, 

66  Sin  sus  dervM  y  siervas,  toe  enales 
«ron  siete  mil  treadentM  trdnta  y  siete : 
y  tenían  dMcientes  cantores  y  cantoras. 

66  8u8  cabaMos  erem  seteeientM  trdnta 
y  seis  i  sus  mulM,  dosdentos  cuarenta 
y  dnco: 

67  Sus  camellM,  cuatrodantM  ti«lnta 
y  dnco;  aiuM,  seis  mil  setedentM  y 
veinte. 

68  5  T  amputo»  de  laa  cabecea  de  Im 
padres,  cuando  vtaiieron  4  la  oasa  de 
Jehová,  U  cual  estaba  en  Jeruaalem, 
oftecierun  voluntariamente  pan  la  casa 
de  Dtos,  para  levantarla  en  su  asiento  f : 

W  Swun  sus  Atenas  dieron  d  tesorero 
de  la  obra  sesenta  y  un  mil  dracmu  de 
ero,  y  dnco  mil  Hbraa  de  plata,  y  den 
tdnicas  saceidotales. 

70  Y  habiuron  tos  sacerdotes,  y  Im 
Levitas,  y  4m  dd  pneMo,  y  Im  canto* 
res,  y  Im  porterM.  y  Im  Nethin^s  en 
sus  dttdade»,  y  todo  Israel  en  sus  du- 
dad». 


•iasy.fLSi. 


•Jcsu».», 
aff. 

lCr.«.S. 
lleh.S.M. 


•■1.98.80. 

Lar.  8.  8. 

Ka.  37. 31. 

008.88.8. 
P  Nsb.  7.  68, 


ff  Xeb.  7. 70, 


^ 


ESDRAS,  V.  VL 


A.  0.510. 


tta  tn  fiamaita,  y  A  Im  dema»  de  la 
paite  altt  del  rio,  fu,  ate. 

18  La  carta  que  tu»  cnviasleb,  elara- 
mente  fué  leída  delante  de  mí ; 

19  T  por  mí  fué  dado  mandamiento, 
j  buMMOon,  3  hallaron  que  aquella  cía. 
dad  de  tiempo  antiguo  ae  levanta  contra 
los  nytt»,  y  rebela,  j  ti»  forma  en  ella 
Hdldoa: 

n  Y  que  leyaa  ftwftea  hubo  en  Jeru- 
ulem,  qnlenet  aefionaron  en  todo  lo 
fw  tHá  k  la  parte  allA  del  rio«,  y  que 
tributo,  7  pecho,  j  renta*  te  les  daba. 

91  Ahora  puu  dad  orden  que  eeten 

3aelkM  hombrea,  j  no  acá  esa  ciudad 
ilicada,  hasta  que  por  mí  aea  dado 
numdaoüento. 

SS  J  mirad  bien  que  no  hagáis  error 
en  esto:  ¿por  qné  habrá  de  crecer  el 
daBo  para  perjuicio  de  los  reyes  ? 

88  Bntónees,  cuando  el  traslado  de  la 
eaxta  del  rey  Aft^tertes  fVié  Mdo  delante 
de  Rehum,  y  de  ^msal  secretario,  t 
sos  compaflcTos,  ftieron  prestamente  a 
Jeraaalem  á  loa  Judíos,  é  hidéronles 
cesar  con  poder  y  fbena. 

84  Celé  entonces  la  obra  de  la  casa  de 
Oíos,  la  cual  eitaba  en  Jeniaalem:  y 
ocsé  hasta  el  afio  segundo  del  reinado 
de  Darlo,  ray  de  Vtstík. 

CAPITULO  V. 

Par  twhortactt»  de  Hai^t»  y  Zmean'iu,  Zo- 
nbabd  p  Jmma  wmloem  A  «oaft'iivar  la/á- 
hriea  ^l  tempio,  4»  io  (a*  ütr&H  «unta 
é  Darío  ¡0$  qme  prtUwHmron  utorbarhi. 

Y  PROFETIZARON  Hageéo*  pro. 
feta,  y  Zaoariasl'  hijo  de  Iddo,uro- 
fetas,  &  los  Judíos  que  eiiateii  en  Judá 
;  en  Jerusalem,  ¡fmd»  en  nombre  del 
Dios  de  Israel  A  ellos. 

8  Entonces  se  levantaron  Zorobabel, 
hijo  de  Sealthiel,  y  Jesua,  hijo  de  Josa- 
dec,  y  comensaron  A  edificar  la  casa  de 
Dios,  que  «sfata  en  Jerusalem  ;  y  con 
ellos  kw  pnrfbtas  de  Dios  que  les  ayuda- 
ban. 

3  En  aqnehtiempo  vino  A  dios  Tatnai, 
caplua  de  la  parte  allá  del  rio,  ▼  Sethar- 
bñnai,  y  sus  oompailenM,  y  cejáronles 
así:  ¿Quien  os  ái6  mandamiento  para 
ediflcar  esta  «asa,  y  resUblecer  estos 
mniot? 

4  Enténocs  les  dijimos  en  érden  &  esto 
coalas  eran  los  nombres  de  los  varones 
que  edificaban  este  cdiflclo. 

9  Mas  los  «jos  de  su  Dios«  fueron 
sobre  los  ancianos  de  lo*  Judíos,  y  no 
les  hjeioon  cesar  hasta  que  el  negocio 
viniese  á  Duío ;  y  entonces  respondí- 
enopor  carta  sobre  «atoé. 

O  T  Traslado  de  la  carta  que  Tatnai, 
caidtan  de  la  parte  allá  del  rio,  y  Me- 
tbiv-boznai,  y  nu  compafteros  los  Ar- 
pluMchéoB,  que  «staAe»  á  la  parte  allá 
del  rio,  enviaron  al  rey  Darío : 

7  Enviáronle  carta,  y  de  esta  manera 
eOaba  escrito  en  ella :  Al  rey  Darío  toda 

m- 

8  Sea  notorio  al  rey  que  fuimos  á  la 
provineia  de  Judéa,  á  la  casa  del  gnm 
Dios,  la  cual  se  edifica  de  piedra  de 
■nannol,  y  los  maderos  son  puestos  en 
la*  paredes,  y  la  obra  se  hace  á  priesa, 
y  pnMpera  en  sus  mano*. 

y  Entonces  preguntamos  A  los  ancia- 
nos didendoles  así :  ¿  Quien  os  dié  man- 
(iamienso  para  edificar  eata  casa,  y  para 
KstaUeoer  esto*  mura*  ? 

10  Y  también  les  preguntamos  sus 
iHubm  pan  hacértelo  saber,  para  es- 
crifaMt  los  nombre*  de  los  varones  que 
oMm  por  oabeaas  de  ellos. 

11  T  icspondiéionnos  dioiendo  así : 
Nosotros  somos   siervo*  del  Dio*  del 


dele  y  de  la  tierra*,  y  rcedifloamo*  la 
casa  que  ya  mucho*  afto*  ánic*  habla 
sido  edificada,  la  cual  edifieé  y  ftindé/ 
el  gran  rey  de  Israel. 

18  Mas  después  que  nuestro*  padrea 
ensafiaron  al  Dios  de  lo*  ciHosf ,  él  los 
entregó  en  mano  de  Nabuoodonosor,  rey 
de  Babilonia,  Caldeo*,  el  cual  destruyo 
esta  oasa,  é  hlio  trasportar  él  pueblo  A 
Babilonia. 

la  Empero  el  primer  afle  de  Ciro,  rey 
de  Babilonia,  al  mUmo  rey  Ciro  dio 
mandamiento  para  que  esta  casa  de  Dios 
(Viese  edificada  •'. 

14  Y  también  los  vasos  de  oro  y  de 
plata  de  la  casa  de  Dios  que  Nabuoodo- 
nosor habla  sacado  del  templo  que  rttabt 
en  Jerusalem,  y  los  habla  meado  en  el 
templo  de  Babilonia*,  el  rey  Ciro  los 
saco  del  templo  de  Babilonia,  y  fueron 
entregados  A  Sesbasaarf,  al  cual  habla 
puesto  por  gobernador, 

15  Y  le  dijo:  Toma  estos  vasos,  vé,  y 
pénios  en  el  templo  que  esMl  en  Jeru- 
salem, y  la  oasa  de  Dios  sea  edificada  en 
su  lugar. 

16  Knténees  este  Sesbassar  vino,  y  puso 
los  fundamentos  >"  de  la  casa  de  IHos  que 
ettabo  en  Jerusalem,  y  desde  entonce* 
hasta  ahora  se  edifica,  y  aun  no  estA 
acabada  «. 

17  T  ahora,  si  al  rev  parece  bien,  bds- 
quese  en  la  casa  de  ios  tesoros  del  rey  • 
que  eatá  allí  en  Babilonia,  si  es  a«i  que 
por  el  rey  Ciro  habia  sido  dado  manda- 
miento pan  edificar  esta  casa  de  Dios 
en  Jerusalem,  y  envíenos  á  decir  la  vo- 
luntad del  rey  sobre  esto. 

CAPITULO  VI. 
Ikurú»  MMida  fw  eonUntu  la  rtséUfieaeicm  del 
temsfo;  d  «tal/ut  acotado  y  dMtmio,  y 
MwrMt  to  Patata. 

IjlNTONCES  el  ré^  Darío  dlé  man- 
J  demiento,  y  buscaron  en  la  casa  de 
los  libros*,  donde  guardaban  los  tesoros 
allí  en  BabilonU; 

9  Y  fué  hallado  en  Acfametta,  en  et 
palacio  que  «sM  en  la  provincia  de  Me- 
dia, un  libro,  dentro  del  cual  estaba  es- 
crito así:  Memoria; 

8  En  el  aflo  primero  del  rey  Ciro,  el 
miimo  rey  Ciro  dio  mandamiento  h  acer- 
ca de  la  casa  de  Dios  que  etfalia  en  Je- 
rusalem, que  fuese  la  casa  edificada  pant 
lugar  en  que  sacrifiquen  sacrificios,  y 
que  sus  paredes  Aiesen  cubiertas :  su  al- 
tura de  sesenta  codo* ;  s  de  sesenta  co- 
dos su  anchura. 

4  Los  érdenes,  tres  de  piedra  de  már- 
mol «,  y  un  érden  de  madera  nueva :  y 
que  el  gasto  sea  dado  de  la  casa  del  rey. 

5  Y  también  los  vaso*  de  oro  y  de  pla- 
ta if  de  la  casa  de  Dios,  que  Nabuco- 
donosor  sacé  del  templo  que  ettaba  en 
Jerusalem,  y  los  pasé  á  Babilonia,  sean 
devueltos,  y  vayan  al  templo  que  ttiá  en 
Jeruaalem,  á  au  lugar,  y  sean  puestos  en 
la  casa  de  IHo*. 

6  Ahora  pues,  Tatnai,  geié  del  lado 
allá  del  rio,  Hethar-boznai,  y  sus  com- 
pañeros lo*  Aphaxsachéos  que  estáis  á  la 
otra  parte  del  rio,  apartaos  de  ahí. 

7  D^ad  la  obra  de  la  casa  de  este  Dios 
al  principal  de  los  Judíos  y  á  sus  anci- 
anos, para  que  edifiquen  la  casa  de  este 
Dios  en  su  lugar. 

8  Y  por  mí  es  dado  mandamiento  de  lo 
que  habéis  de  hacer  con  los  ancianos  de 
estos  Judíos  para  edificar  la  casa  de  este 
Dios :  que  de  la  hacienda  del  rey,  qne 
tiene  del  trtbuto  de  la  paite  allá  del  rio, 
los  gastos  sean  dados  luego  á  aquello* 
varones,  para  que  no  cesen. 

9  Y  lo  que  fuere  necesario,  beoerres,  y 


•Da.  8. 88. 
/I  8*7.6.1. 


'ÍCt.9LU, 

17. 
*  8Sey.su. 

y  18. 8.  ti. 


Osp.LI,8. 


*Jsr.9a.l«. 

I  Oa^  L  8. 
Hi«.  1. 14. 
y  8.  8, 3L 


"Cap. 8.  8. 
10. 

••Cap.«.U. 

•Cap.  8. 1.2. 


I 


•  Cap. «.  17. 


»9€r.86.a. 
38. 


•lfi^.S.38. 


Wüap.1.73- 
y  6. 14. 
Daa.$.8. 


A.  C.  NO. 


ESBRAS»  VIL 


«  C^>.  7. 28. 
/J«r.a».7. 


9  Daa.  S.  6. 
y  8.  29. 
ilBef.9.3. 


•  Cap.  5. 1.2. 

*  wr.  t. 

I  Cftik  4. 24. 
"  Cft^b  7. 1. 


"  1  ReT.8.68. 
2  Cr.  7.  6. 

•Sid.  122.1. 


ílCr.24.1. 
«  1  Cir.  28.  & 


*-  Na.  8. «. 

y  8.  9. 

*  Mx.  1&  C 
i2Gr.88.1L 


•BX.1&U. 
tU.  6. 
20.80. 81. 
y8&17. 
10iir.6.7jB. 


•  XdL  ^  1. 


earoerot,  j  covdcsos  |ian  holocaustoc  al 
Dio*  del  cielo ;  trl^.  sal,  vino,  j  aceite, 
conforme  á  lo  qae  dieren  los  sacerdote* 
aue  están  en  Jerusalem,  déseles  cada  un 
ola  sin  obstáculo  alguno : 

10  Para  que  ofrezcan  alortt  de  holganza 
al  Dio*  del  cielo  ',  y  oren  por  la  tí&  del 
rey /y  por  sus  h^jos. 

1 1  También  es  dado  por  mi  mandami* 
ento,  que  cualquiera  que  mudare  este 
decreto,  sea  dorribado  un  madero  de  su 
casa,  y  enhiesto,  sea  colgado  en  ¿I ;  y  su 
casa  sea  hecha  muladar  por  esto^. 

12  Y  el  Dios  que  hizo  habitar  alU  su 
nombre  A,  destruya  todo  rey  y  pueblo 
que  pusiere  su  mano  para  mudar  ó  des> 
truir  esta  casa  de  Dios,  la  cual  está  en 
Jerusalem.  Yo  Darío  puse  el  decreto : 
sea  hecho  prestamente. 

13  Entonces  Tatnai,  gobernador  al  otro 
lado  del  rio,  y  Sethax-boznal,  y  sus  com- 
panero*, hicieron  prestamente  s^gun  el 
rey  Darío  habia  enviado. 

14  T  los  ancianos  de  lo*  Judfa»  edifi- 
caban y  prosperaban,  conforme  á  la  pro- 
fecía de  Hag^éo  profeta,  y  de  Zacarías, 
h^  de  Iddo '.  £diücaron  pues,  y  aca- 
baron, por  el  mandamiento  del  Dios  de 
Israel,  y  por  el  mandamiento  de  Ciro  A, 
y  de  Dano^,  y  de  .Artajerjes"*,  rey  de 
Fersia. 

16  Y  esta  casa  fué  acaltada  al  tercer  dia 
del  mes  de  Adar,  que  era  el  sexto  ailo 
del  reinado  del  rey  Itarío. 

18  5  T  los  hijos  de  Israel,  los  sacer- 
dotes, y  los  Levitas,  y  los  dema»  aue 
habían  venido  de  la  trasportación,  hi- 
cieron la  dedicación*  de  esta  casa  de 
Dios  con  gozo" : 

17  Y  ofrecieron  en  la  dedicación  de  esta 
casa  de  Dios  cien  becerros,  desdentó* 
cameros,  cuatroeiento*  corderos,  y  ma- 
chos de  cabrio,  en  expiación  por  todo 
Israel,  doce,  conforme  al  numero  de  las 
tribus  de  Israel. 

18  Y  pusieron  &  lo*  saoeidotes/  en  sus 
clases,  y  &  los  Levitas  en  sus  divisiones  r, 
sobre  la  obra  de  Dio*  que  era  en  Jeru- 
salem, conforme  4  lo  escrito  en  el  libro 
de  Moise*''. 

18  Y  los  de  la  transnügracion  hici- 
eron la  Pascua  &  los  catorce  del  mes 
primero  «. 

20  Porque  los  sacerdotes  y  los  Levitas 
se  hablan  inxrificado  &  una,  todos  fueron 
limpios:  y  sacrificaron  la  pascua'  por 
todo*  los  de  la  traiumioracion,  y  por 
sus  hermanos  los  sacerdote*,  y  por  si 
mismos. 

21  Y  comieron  los  h^os  de  Israel  que 
hablan  vuelto  de  la  transmigración,  y 
todos  los  que  se  hablan  apartado  á  ello* 
de  la  inmundicia  de  las  gentes  de  la 
tierra,  para  buscar  i  Jehová  Dios  de 
Israel. 

22  Y  celebraron  la  solemnidad  de  lo* 
panes  ázimos «  siete  dias  con  regocijo, 
por  cuanto  Jeliová  los  habia  alegrado,  y 
convertido  el  corazón  del  r^  de  Asirla 
&  ellos,  para  esforzar  sus  manos  en  la 
obra  de  la  casa  de  Dio*,  del  Dios  de 
Israel. 

CAPITULO  VIL 

E$<fra$,  acompañado  «I*  otros  muehoB  Jarae- 
litai,  viene  tf  JertuaUm  por  eomiiion  de 
Anajerja. 

PASADAS  estas  cosas,  en  el  reinado 
de  Art^jeijcs*  ley  de  Persia,  £•- 
dras,  hijo  de  Sendas,  hijo  de  Azarias, 
hijo  de  Hilcias, 

9  UQo  de  Saium,  hijo  de  Sadoo,  hijo 
de  Aehltob, 

a  Hijo  de  Amarlas,  hijo  de  Azaiias, 
hiUo  de  Jleraioth, 


4  HUo  de  Zerahias,hUo  de  Uui,h^ 
de  Bucci, 

5  Hijo  de  Abiaue,  h^o  de  Phineesi, 
hijo  de  Eleaxar,  b^o  de  Aaion,  primer 
saccidotc: 

6  Este  Eadraa  subió  de  BahUoma,  d 
cual  era  escriba  c  dilieente  en  la  ley  de 
Moisés,  que  Jehová  Dio*  de  Israel  ha- 
bla dado ;  y  concedióle  el  rey,  según  la 
mano  de  Jehová  su  Dios  sobre  él,  todo 
lo  qjie  pidió  < 

7  V  subieron  con  él  á  Jerusalem  de  los 
h^o*  de  Israel  e,  y  de  los  sacocdotes,  y 
Levitas,  y  cantores,  y  porteros,  y  Ne- 
thlnéo*/,  en  el  séptimo  aik>  del  rey  Ar- 
tajerjes : 

8  Y  llegó  á  Jerusalem  en  el  mes  quin- 
to, el  aflo  séptimo  del  rey. 

9  Porque  el  dia  primero  dd  primer 
mes  fué  el  principio  de  la  partida  de 
Babilonia,  y  al  primero  del  mes  quinto 
llegó  á  Jerusalem,  scxun  aue  era  oneua 
la  mano  de  su  Dios  s<rt>re  el ;. 

10  Porque  Esdras  habia  preparado  su 
corazón  A  para  inquirir  la  ley  ele  Jdiová, 
y  para  hacer  y  enseikar  á  Israel  manda- 
miento* y  juicios  •'. 

11  Y  este  u  el  traslado  de  la  carta  que 
dio  el  rey  Art^jeijes  á  Esdras,  sacerdote 
escriba,  escriba  de  las  palabras  manda- 
das de  Jehová,  y  de  sus  estatutos  ¿ 
Israel. 

IS  Arti^Jes,  rey  de  los  reyes,  á  Es- 
dras sacerdote,  escriba  perfocto  de  la  Ic}- 
del  Dios  del  cielo,  salud  &c. 

13  Por  mi  es  dado  mandamiento,  que 
cualquiera  que  quisiere  en  mi  reino  del 

Sueblo  de  Israel,  y  de  sus  sacerdotes  y 
.evitas,  ir  contigo  á  Jerusalem,  vaya. 

14  Porque  de  paite  del  rey  y  de  sus  si- 
ete consultores  eres  enviado  á  visitar  á 
Judéa  y  á  Jerusalem,  eonfjzme  á  la  ley 
de  tu  Dios  que  eetá  en  tu  noano ; 

15  Y  á  llevar  la  plata  y  el  oro  que  el 
rey  y  sus  consultores  voluntariamente 
ofrecen  al  Dios  de  Israel,  cuya  morada 
eetá  en  Jerusalem, 

16  Y  toda  la  plata  y  el  on»  4|ue  hallares 
en  toda  la  provincia  de  Babilonia,  con 
las  ofrendas  voluntarias  del  pueblo,  y  de 
los  sacerdotes,  que  de  su  voluntad  ofre- 
cieren para  la  casa  de  su  Dios  que  eetá 
en  Jeru&alem. 

17  Comprarás  pues  prestamente  con 
esta  plata  becerros,  carneros,  corderos, 
con  sus  presentes  y  sus  libaciones,  y  les 
ofrecerás  sobre  el  altar  de  ia  casa  de  vu- 
estro Dios  que  eató.  en  Jerusalem. 

18  Y  lo  que  á  ti  y  á  tus  hermanos  plu- 
guiere hacer  de  la  otra  plata  y  oro,  ha- 
cedió  conforme  á  la  voluntad  de  vuestro 
Dios. 

19  Y  los  vasos  que  te  son  entregados 
para  el  servicio  de  la  casa  de  tu  Dios, 
los  restituirás  delante  de  Dios  en  Jeru- 
salem. 

90  Y  lo  demás  que  fuere  ncoesario  pasa 
la  ca<.a  de  tu  Dios,  que  te  fuere  menester 
dar,  daráslo  de  la  casa  de  los  tesoros  del 
rey. 

91  T  por  mí  el  rey  Artajerjes  es  dado 
mandamiento  á  todos  les  tesoreros  que 
eetan  al  otro  lado  del  rio,  que  todo  lo 
que  os  demandare  Esdras  sacerdote,  es- 
criba de  la  ley  del  Dios  del  cielo,  con- 
cédasete luego, 

88  Hasta  cien  talentos  de  plata,  y  hasta 
cien  coro*  de  trigo,  y  hasta  cien  batos 
de  vino,  y  hasta  dea  batos  de  aedle;  y 
sal,  sin  tasa. 

98  Todo  lo  que  es  mandado  por  d  JDios 
dd  cielo,  sea  hecho  prestamente  paca  la 
casa  del  Dios  dd  cielo :  pues  ¿  por  qué 
habiia  de  ser  su  ira  contra  d  rnno  del 
r^y  y  de  BUS  Idjos  ? 


U. 


Ladr.457. 


ESDBA8,yiII. 


A.  C  eir.  ttr. 


M  Y  4  TOMtw  M  haoonot  Mbtr,  qvie 
4  todM  Im  necrdoCci  y  LeTltu,  eaato- 
íes,  portcRM,  NethliMros,  j  miuiítiM  de 
la  cua  de  Dios,  nliigiino  pueda  impo*. 
nerles  tributo,  ó  pecho,  ó  renta. 

25  y  tú,  EHlras,  conforme  ¿  la  labl- 
doria  de  ta  Dio*  qne  tienes,  pon  por 
jaece*  ;  gobernadores  qae  RoblenMn  to> 
do  el  pueblo  qoe  eMá  del  otro  lado  dd 
rio,  &  todos  loa  que  tienen  noticia  de  laa 
lejreí  de  ta  Dios  ¡  5  al  que  no  la  tuviere, 
le  eace&aréis. 

96  T  cualquiera  que  no  hlciefe  la  lej 
de  tu  Dios  y  la  ley  del  rer,  prestamente 
sea  juzgado,  ó  &  muerte,  ó  á  desarraigo, 
ú  &  pena  de  la  hacienda,  ó  i  prisión. 

S7  Bendito  tea  Jehová  Dio*  de  nuestras 
pedrés,  que  puso  tal  cosa  en  el  oorawm 
del  ley,  pan  honrar  la  casa  de  Jehová 
que  em  en  Jerusalem : 

fl8  E  inclinó  hacia  mi  «m  misericordia 
delante  del  rey  y  de  sus  consultores,  y 
de  todos  ios  principes  poderoso*  del  rey. 
V  yo,  confortado  según  que  la  mano  de 
mi  Dios  mi  sobre  mi,  junté  los  prinri> 
pales  de  Israel  para  que  subiesen  con- 
migo. 

CAPITULO  VIII. 
CéUlofn  dt  Im  fu*  vtUnienn  dt  IMhünmia 
coM  JÍ«Ira«,  fiiem  tamjim  H  «ro^  alo/a,  y 
««•M  Magrodo»,  4  la  ciMfotlia  d»  dow  m- 
eerdalett  9  Uegaáo%  i  JtmmttM,  u  etUrt- 
gaA)  lodo  for  eutHla. 

Y  ESTAS  aon  las  cabezas  de  sus  fa> 
»ülias,  y  genealogías  de  aquellos 
^e  subieron  conmigo  de  Babilonia  rei- 
nando el  rey  Art^er>R. 

8  De  los  b^o*  ae  Phinecs,  Geraom*: 
de  los  hijos  de  Ithamar,  Daniel :  de  los 
hijos  de  David,  Hattus. 

3  De  los  hijo*  de  gech&nias  y  de  los 
h^os  de  Phaxos,  Zacarías,  y  con  él,  en 
la  linea  de  varones,  ciento  y  cincuenta. 

4  De  los  l^jos  de  Pahath-moab,  Klio- 
enai,  hijo  de  Zarahia,  y  con  él  do*eien< 
tos  varones. 

5  De  loa  hijo*  de  Seoh&nias,  el  hijo  de 
Jahaziel,  y  con  él  tTe*cientos  varones. 

«  De  los  h^os  de  Adln,  Ebed,  hijo  de 
Jonatfaan,  y  oon  él  cincuenta  varones. 

7  De  los  hijo*  de  Elam,  IsaU,  h^o  de 
Athalias,  y  con  él  setenta  varones. 

8  T  de  los  hijo*  de  Sephatlaa,  Zebadi- 
as,  hx}o  de  Mlchael,  y  oon  él  ochenu 
varones. 

9  De  los  h^os  de  Joab,  Obadias,  hijo 
de  Jefajel,  y  oon  él  dosdento*  diez  y 
oeho  varones. 

10  T  de  los  hijos  de  Selomith,  el  hijo 
de  Josipbias,  y  con  él  ciento  y  sesenta 
vanmcs. 

11  T  de  los  hijo*  de  Bebai,  Zacarías, 
hyo  de  Bebal,  y  con  él  veinte  y  ocho 
varones. 

18  Y  de  los  hijo*  de  Azgad,  Johanan, 
l^jo  de  Gatan,  y  oon  él  ciento  y  diez 
▼snmes. 

13  Y  de  los  h^o*  de  Adonicam,  lo* 
pMtnros,  cuyos  nombres  son  estos :  Eli- 
phdct,  Jeiel,  y  Semaias,  y  con  ello*  sc- 
Mnta  varones. 

14  Y  de  los  hijo*  de  Biguai,  Uta!  y 
Zabnd,  y  con  ello*  aetenta  varones. 

15  5  Y  júntelos  Junto  al  rio  que  viene 
4  Ahava,  y  reposamos  allí  tres  días :  y 
l>abiendo  buscado  entre  el  pueblo  y  en- 
}n  los  sacerdotes,  no  halle  allí  de  lo* 
MjosdeLevib. 

16  Entonce*  despaché  i  BUezer,  y  á 
Aiiel,  y  4  Semalaa,  y  á  Elnathan,  y  á 
¿arib,  y  á  Elnathan  y  á  Nathan,  y  * 
^•caxlas,  V  á  Mesullam,  prlncipale* ; 
<siinismo  a  Joiarib  y  á  Elnathan,  bom- 
liMdocio*: 


17  Y  envlAo*  4  Iddo,  g*A  en  d  Ivgar 
de  Oaalpla,  y  puse  en  boca  de  elloe las 
palabra*  que  hablan  de  hablar  4  Iddo, 

Ír  4  sus  hermano*  loa  Netjiinéo*  en  el 
ugar  de  Caslpla,  para  que  nos  tr^Jeaan 
mmisHo*  para  la  eaaa  de  nuestro  Dio*. 

IB  Y  trajéixmno*,  (según  qut  era  bu- 
ena sobre «  nosotros  la  mano  de  nuestro 
Dios,)  un  varón  entendido  de  los  h^os 
de  Mahall,  hijo  de  Lavl,  h^o  de  Israel ; 
y  4  Serebias,  oon  sus  hfjos  y  sus  herma- 
nos, diez  y  ocho : 

19  Y  4  ifasabias,  7  oon  él  4  Isala,  de 
los  hijos  de  Merarl,  4  sus  hermanos  y  á 
sus  hijos,  veinte: 

SO  Y  de  los  Nethinéos,  4  quiena*  David 
con  los  príncipes  de  los  levitas  puso 

Sara  el  ministerio,  doscientos  y  veinte 
íethinéos ;  todos  los  cuales  fberon  de- 
clarados por  sus  nombres. 

91  Y  publiqué  ayuno  allí  Junto  al  rio 
de  Ahava,  para  atllglmo*  delante  de 
nuestro  Dios,  para  solicitar  de  él  ca- 
mino derecho*  para  nosotros  7  para 
nuestros  nlikoa,  y  para  toda  nuestra  ha- 
oienda. 

99  Porque*  tuve  vergüenza  de  pedir  al 
rey  tropa  y  gente  de  4  caballo  que  nos 
deftndleaen  del  enemigo  en  el  camino ; 
porque  hablamos  hablado  al  rey  didcn- 
do:  La  mano  de  nuestro  Dios  m  para 
bien  sobre  todos  los  que  le  buscan  {  mas 
su  fortaleza  v  su  Aiñ»  sobra  todos  los 
que  le  dejan/. 

93  Ayunamos  pues,  y  pedimos  4  nu- 
estro Dios  Mokm  esto,  y  el  nos  ftié  pro- 
picio 9. 

94  ^  Aparté  luego  doce  de  los  prin- 
cipales de  los  sacerdotes,  4  Serebias  y  4 
Ha  sabias,  y  con  ellos  diez  de  sua  her- 
manos; 

96  Y  péseles  la  plata,  y  el  oro  A,  y  los 
vasos,  la  ofienda  que  para  la  casa  de 
nuestro  Dios  hablan  («kecldo  el  rey  y 
sus  consultores,  y  sus  principes,  y  todos 
los  que  se  hallaron  de  Israel. 

96  Pesé  pues  en  manos  de  dios  seisci- 
entos y  cincuenta  talentos  de  plata,  y 
vasos  de  piau  por  cien  talento*,  y  cien 
talentos  de  oro : 

97  Ademas  veinte  tazones  de  oro»  peso 
de  mil  dracmas,  y  do*  vasos  de  metal 
limpio  muy  bueno,  preciados  como  el 
oro. 

98  T  dueles :  Tosotros  sois  consagra- 
dos 4  Jehová  •',  v  santos  los  vasos ;  y  la 

Elata  y  el  oro  onenda  voluntaria  4  Jc- 
ov4  Dios  de  nuestros  padres. 

99  Velad,  y  guardadims,  hasta  que  Jm 
peséis  delante  de  los  principes  de  los  sa- 
cerdotes  y  Levitas,  y  de  los  gafos  de  los 
padres  de  Israel  en  Jerusalem,  en  las 
c4mar8S  de  la  casa  de  Jehov4. 

80  Los  sacerdotes  pues  y  Levitas  reci- 
bieron el  peso  de  la  plata  y  del  oro,  y 
de  los  vasos,  para  traerlo  4  Jerusalem  4 
la  casa  de  nuestro  Dios. 

81  V  partimos  del  rio  de  Ahava  el  doce 
del  mes  primero,  para  ir  4  Jerusalem : 
y  la  mano  de  nuestro  Dios  fué  sobre  nos- 
otros, el  cual  nos  libró  de  mano  de  ene- 
migo y  de  asechador  en  el  camino  k. 

89  Y  llegamos  4  Jerusalem,  y  reposa- 
mos allí  tres  días. 

33  ^  Al  cuarto  dia  Cué  luego  pesada^ 
la  plata  y  el  oro,  y  los  vasos,  en  la  casa 
de  nuestro  Dios,  por  mano  de  Mere- 
moth,  hijo  de  Urlas  sacerdote,  y  oon  él 
Eleazar,  h^o  de  Phlnees;  y  con  ellos 
tetaban  Jozabad,  hijo  de  Jesua,  7  Noa- 
días,  hijo  de  Binnui,  Levitas. 

84  Por  cuenta  7  por  peso  «e  eitfnyó 
todo:  y  se  apuntó  todo  aquel  peso  en 
aquel  tiempo. 

80  Lo*  que  hablan  venido  de  la  oa> 

va 


•  Cap.  7.  M. 


rf  8aL  fi.  8. 

y  143. 8,10. 

Pro.  3.  8. 

Is.30.Sl. 

749.  Ifi. 

Jer.  la  S3L 
*lCor.9.Jfi. 


/a  Cr.  15.  % 

8oph.  1.4.6. 
Heb.  10.38. 

»10r.  fc.90. 
Sal.  08. 18. 
9(1. 
Jer.  3».  18, 

13. 

A  Gap.  7. 1&, 
16. 


fLev.21.C,8. 
y22.S,S. 


k  ver.  2S. 
t  wr.  9S,  30. 


A.  C.  tÓT.  tíJ. 


ESPBAfl,  IX,  X. 


A.C.U;- 


"  C«p. «.  17. 
«  Cap.  7. 21. 


"Dbu.IS.SO. 

.11. 

Bom.  8. 17. 

2S. 

h  Ex.  St.  16. 

N«h.  13.38. 

<  Dea.  14.  S. 

rf2Cot.e.l4. 

■  «SEey.W.l. 

i  f  In.  15.  2. 

1 
f  Op.  10. 3. 

Bal.  11». 

1     136. 

t     b.66.2. 

;    Bs.  a.  4. 

A  £s.  29.  S9. 

¡  «1  Rey.  8.22. 

t  S*l.  106.  6. 


I  í  Dea.  28.36. 

I     «4. 


"  S«l.  18.  S. 


I  »Neh.9.36. 

I 

i  «Ski.iaaas. 

;    S>.  11. 16. 


urirldad,  lo*  ta^  de  te  tmistnlmelon, 
oflrw^eron  pmra  ttolooaiMtot  al  J>im  de 
Isnel  doce  bccenñot  por  todo  Israel,  no* 
Tenu  7  sel»  camero»,  wkcnta  j  siete 
eotdenM,  doce  machos  cabríos  por  end» 
ación  m :  todo  en  hiAocausto  á  Jdiova. 

86  Y  dieron  los  despachos »  del  rey  á 
sos  gobernadores  j  capitanes  del  otxo 
lado  del  rio,  loa  caales  fiíTorecieron  al 
putólo  ;  á  la  casa  de  Dios. 

CAPITULO  IX. 

fimftffiMMto  ñt  Etdra*  por  el  nuevo  líuAnIm 
y  peeadof  dejos  Judío». 

YAC  ABADAS  estas  cosas,  los  prín- 
cipes se  llegaron  ¿  mí  diciendo  :  El 
pueblo  de  Israel,  y  los  saceidotes,  y  Le* 
▼itas,  no  se  han  apartado  de  lospueblos 
de  las  tierras,  de  los  Cananéos,  Eiethéos, 
Pherezéos,  Jebuséos,  Ammonitas,  y  Mo- 
abitas.  Egipcios,  y  Amorrhéos,  haciendo 
conforme  á  sus  abominaciones  « : 

S  Porque  han  tomado  de  sus  hijas  pan 
sí  y  pora  sus  h^os^,  y  la  simiente  santa c 
es  mezclada  con  los  imeblos  de  las  ti- 
erras << ;  y  la  mano  de  los  príncipes  y  de 
los  gobernadores  ha  sido  la  primera  en 
esta  prcTaricacion. 

8  Lo  cual  oyendo  yo,  rasgué  mi  Tes- 
tido  «  y  mi  manto,  y  arranqué  de  los  ca- 
bellos de  mi  ealteza,  y  de  mi  barba/,  y 
sentóme  atónito. 

4  Y  juntáronse  á  mí  todos  los  teme- 
rosos g  de  las  palabras  del  Dios  de  Israel, 
á  causa  de  la  prevaricación  dt  lot  de  la 
transmigración ;  mas  yo  esture  sentado 
atónito  hasta  el  sacrifício  de  la  tarde  A. 

5  Y  al  sacriñoio  de  la  tarde  levanttíme 
de  mi  aflicción ;  y  habiendo  rasgado  mi 
vestido  y  mi  manto,  postróme  de  ro- 
dillas, y  extendí  mis  palmas  á  Jehová 
mí  Dios*, 

6  Y  dije:  Dios  mió,  oonñiso  y  aver- 
gonxedo  estoy  pera  lerantar,  oh  Dios 
mió,  rol  rostro  &  tí:  porque  nuestras 
iniquidades  se  han  multiplicado  sobre 
nuestra  cabeza,  y  nuestros  delitos  han 
crecido  hasta  el  cielo. 

7  Desde  tos  dias  de  nuestros  padres 
hasta  este  dia  eaiamo»  en  grande  culpa ; 
y  por  nuestras  iniquidades*  nosotros, 
nuestros  reyes,  y  nuestros  sacerdotes, 
hemos  sido  entregados  en  mano  de  los 
reyes  de  las  tierras,  á  cuchillo,  4  cauti- 
veírio,  y  á  rolw,  y  á  eonftision  de  rostro, 
como  aftareee  hoy  dia'. 

S  Y  ahora  como  por  un  brere  momento 
fué  la  misericordia  de  Jehová  nuestro 
Dios,  para  hacer  que  nos  quedase  un 
resto  libre,  y  pora  damos  estaca  en  el 
lugar  de  su  santuario,  á  fin  de  alumbrar 
nueetros  oJosm  nuestro  Dios,  y  damos 
una  poca  de  Tida  en  nuestra  servidum- 
bre: 

9  Porque  siervos  eramos» ;  mas  en 
nuestra  servidumbre  no  nos  desamparó 
nuestro  Dioso,  ¿ntes  inclinó  sobre  nos- 
otros tu  misericordia  delante  de  los  reyes 
de  Persia  para  que  te  nos  diese  vida,  pa- 
ra alzar  la  casa  de  nuestro  Dios,  y  para 
hacer  restaurar  sm  asolamientos,  y  para 
damos  vallado  en  Judá  y  en  Jerusalem. 

10  Mas  ahora,  ¿  qué  diremos,  oh  Dios 
nuestro,  después  de  esto  ?  Porque  nos- 
otros hemos  dejado  tus  mandamientos, 

11  Los  ouales  prescribiste  por  mano  de 
tus  siervos  los  profetas,  diciendo :  La  ti- 
erra 4  la  cual  entráis  para  poseerla,  ti- 
erra inmunda  es  á  causa  de  la  inmun- 
dicia de  los  pueblos  de  aquellas  regiones, 

Eor  las  abominaciones  de  que  la  han 
enchido  de  uno  4  otro  extremo  con  su 
inmundicia. 

12  Ahora  pues,  no  daréis  vuestras  h^as 
á  loe  hijos  de  ellas,  ni  sus  h^as  toma- 


fléis  pan  vuestros  h^foe.  ni  proeuraréti 
su  paz  ni  su  bien  para  siempre;> :  para 

£e  seáis  corroborados,  y  coméis  d  Uoi 
U  tierra,  y  la  dejéis  por  heredad  á 
vuestros  hijos  para  siempre. 

13  Mas  después  de  todo  lo  que  nos  ba 
S4riirevenido  a  causa  de  nuestras  malas 
obras,  y  4  causa  de  nuestro  grande  de- 
lito, ya  que  tü.  Dios  nuestro,  estorliaste 
que  niesemos  oprimidos  b^o  de  nues- 
tras iniquidades*,  y  nos  diste  este  tal 
efugio, 

14  ¿  Hemoe  de  volver  4  infiñngir  tui 
mandamientos  *-,  y  4  emparentar  con  les 
pueblas  de  estas  abominaciones  ?  <  No 
te  ensafiarías  contra  nosotros  hasta  con- 
mnúmott  sin  que  qaed4ra  resto  ni  es- 
capatoria ? 

15  Jéliov4  Dios  de  Israel,  td  ert»  jus- 
to*: pues  que  hemos  quedado  algunos 
salvos,  como  te  vé  este  día,  henos  aquí 
delante  de  ti  en  nuestros  delitos ;  por- 
que no  es  posible  subsistir  en  tu  pre- 
sencia 4  causa  de  esto  t. 

CAPITULO  X. 
Por  eAortaeion  de  Eidrae  «e  arrepiente  d 
puéUo,  y  promete  la  enmienda,  Xmm  (Men 
para  que  km  que  taiiam  nt^/irtf  extranjerae 
Jatd^foten. 

Y  ORANDO  Esdras,  y  conAsando, 
llorando  y  irastrandose  delante  de 
la  casa  de  Dios,  juntóse  4  él  una  muy 
grande  multitud  de  Israel,  hombres,  y 
mujeres  y  niños,  y  lloraba  el  pueUo  con 
gran  llanto. 

8  Enhkices  respondió  Sechánias,  bijo 
de  Jehiel,  de  los  h^os  de  Elam,  y  dijo 
4  Esdras :  Nosotms  hemos  prevaricado 
contra  nuestro  Dios',  pues  tomamos 
mujeres  extranjeras  de  los  pueblos  de 
la  tierra :  mas  hay  aun  esperauza  para 
Israel  sobre  esto<i. 

3  Ahora  pues,  hagamos  pacto  con  nu- 
estro Dio5«,  que  echaremos  todas  las 
mvjereí,  y  los  nacidos  de  días,  según 
el  consejo *del  SeiVor  y  de  lo»  que  temen' 
el  mancamiento  de  nuestro  Dips :  y  há- 
gase conforme  4  la  ley  «. 

4  Levántate,  porque  4  tí  toca  el  ne- 
gocio, y  nosotros  terémot  contigo:  es- 
fuérzate, y  ponió  por  obra. 

5  Entonces  se  levantó  Eadras,  y  jura- 
mentó/ 4  los  príncipes  de  los  sacer- 
dotes y  de  los  Levitas,  v  4  todo  Israel, 
que  harían  conforme  a  esto;  y  ellas 
juraron. 

6  Levantóse  luego  Esdras  de  delante 
la  casa  de  Dios,  y  fuese  4  la  cámara  de 
Johanan,  hijo  de  Bliasib ;  é  ido  al]4,  no 
comió  pan,  ni  bebió  agnaj,  porque  se 
entristeció  sobre  la  prevaricación  de  lo* 
de  la  transmigración. 

7  E  hicieron  pasar  pregón  por  Jud4 
y  por  Jerusalem  4  todos  Tos  hijos  de  la 
transmigración,  que  se  juntasen  en  Je- 
rusalem; 

8  Y  que  el  que  no  viniera  dentr»  de 
tres  dios,  conforme  al  acuerdo  de  ios 
príncipes  y  de  los  ancianos,  perdiese 
toda  su  hacienda,  y  él  fuete  apartado 
de  la  compaiñía  de  to«  de  la  transmi- 
gración. 

9  Asi  todos  los  hombres  de  Judá  j  de 
Benjamín  se  reunieron  en  Jemmlem 
dentro  de  tres  días,  4  veinte  del  naes, 
el  cual  era  el  raes  noveno;  y  sentóse 
todo  el  pueblo  en  la  plaza  de  la  caía  de 
Dios,  temblando  con  motivo  de  «qod 
negocio,  y  4  causa  de  las  lluvias*. 

10  Y  levantóse  Esdras  el  sacerdote,  y 
dueles :  Vosotros  habéis  prevazicado,  ñor 
cuanto  tomasteis  mujeres  estraflas,  aña- 
diendo a#i  sobre  d  pecado  de  Israel. 

11  Ahora  pues,  dad  ^oria>  4  JéhovA 


PDn.Ut. 


(Ed.  103.10' 


'JniaÁli 
2PBÍ.3.» 
SI. 


Día.  9. 14. 


(8«Lm}> 


Xeli.U£ 
«Dea.7.t} 


-KeLS.11 


r  Itoa.M 


iISs.i£ 


Ijual 


9  T  da  I»  Un  di  lUnl, 
a  ¿cánula,  HnUHh.f  ai 


LIBRO  DE  NEHEMIAS. 


'd«  JftuAn  átrwiaóo,  /  vií 
I*  1h  ctaóa.  Fuma,  4r*Bd«.  iit 


A.C.  cir.445. 


NEHEHIAS,  n,  lU. 


A.C.M. 


•  X«l.  7. 1. 

.  C«p.  1.  U. 

«Pro.  15.13. 

<<  1  Rey-LSl. 
DW1.2.Í. 

«  Pro.  3.  6. 
Fi.  4.  6. 

/  Cai>.  5. 14. 
y  13.  «. 


'  ver.  18. 
liliid.  5.  i. 


!•  SaI.  113.10. 
El.  25. 6, 8. 


•  Sal.  51. 18. 
y  122.  (J. 


»  C»p.  1.  8. 
i  Cap.  3. 15. 


"2  Ka.  15.23. 
Jar.  31.  38. 


"  Cap.  1.  a. 

Sal.  44. 18. 

y  n.  4,  ISL 

.Ter.  34.  9. 

Bs.  &  14, 

l.S. 

y  22.  4. 
•  ver.  8. 


OAPITUIiO  II. 
MkMtio*  MH  a  favor  <M  r«y  Artaitrim  va  A 
Jtrtuaiem,  y  comtoiaa  la  r««miraeÍMi  «<« 
<M  mwrM,  tf  jMior  4*  la  opoiieio»  da  lo» 


Y  FUE  en  d  moi  de  Niam,  en  el  ailo 
■wétíate  del  rey  Artajerjet*,  fue  et- 
toiuio  ya  el  vino  delante  de  él«  tomé  el 
vino,  y  dito  al  rey*.  V  oomo  yo  no  Ija- 
bia  e<itaulo  ántet  triste  en  bu  presencia, 

9  DÍJome  el  rey :  ¿  Por  qué  está  tríate 
tu  rostro,  pues  no  estás  enfermo  ?  No 
<«  esto  sino  quebranto  de  corazón  «.  En- 
tonces temí  en  gran  manera, 

8  Y  dge  al  rey :  El  rey  vira  para  si- 
empre  << :  ¿como  no  están  triste  mi  ros- 
tro, cuando  la  ciudad,  casa  de  los  se- 
pulcros de  mis  padres,  está  desierta,  v 
sus  puertas  consumidas  del  fiíego  ? 

4  Y  d()ome  el  rey :  é  Qué  cosa  pides  ? 
Entonces  oré  al  Dios  de  los  cielos  «, 

5  Y  dÜe  al  rey :  Si  al  rey  place,  y  si 
agrada  tu  sierro  delante  de  tí,  que  me 
envíes  á  Jndá,  á  la  ciudad  de  los  sepul- 
cros de  mis  padres,  y  la  reedificaré. 

6  Entonces  el  rey  me  dijo,  (y  la  reina 
estaba  sentada  Junto  á  él,)  ¿  Hasta  cu- 
ando serft  tu  viaje,  y  cuando  volverAs  ? 
Y  piuco  al  rey  enviarme  después  que  yo 
le  seflalé  tiempo/. 

7  Ademas  d^e  al  rey:  Si  al  rey  place, 
dénseme  cartas  para  los  gobernadores 
de  la  otra  parte  del  rio,  que  me  fran- 
queen el  paso  hasta  que  llegue  á  JudA ; 

8  T  carta  para  Aaaph,  guarda  del  bos- 
que del  rey,  á  fin  que  me  dé  madera 
para  enmaderar  los  portales  del  palacio 
de  la  Casa,  y  para  el  muro  de  la  ciudad, 
y  la  casa  donde  entraré.  Y  otorgémelo 
el  rey,  aeran  que  era  benéfica  la  mano 
de  Jehovft  sobre  mí  jr. 

9  ^  Yine  luego  á  los  gobernadores  de 
la  otra  parte  oel  rio,  y  díles  las  cartas 
dd  rey.  Y  el  rey  envió  conmigo  capita- 
nes del  ^ército  y  gente  de  á  caballo. 

10  Y  oyéndola  oanballat  Horonita,  y 
Tobías  el  siervo  Ammonita,  disgustóles 
en  extremo*  que  viniese  alguno  para 
procurar  el  bien  de  los  hijos  de  Israel. 

11  ^  Llegué  pues  á  Jerusalem,  y  es- 
tado que  hube  allí  tres  días, 

IS  Levánteme  de  noche  yo,  j  unos 
pocos  varones  conmigo,  y  no  declaré  á 
nombre  alguno  lo  que  IMos  habla  puesto 
en  mi  corazón  que  hiciese  en  Jerusa- 
lem < :  ni  habia  bestia  conmigo,  escepto 
la  cabalgadura  en  que  cabalgaba. 

13  Y  salí  de  noche  por  la  puerta  del 
Valle  hiela  la  ftiente  del  Dragón,  y  A 
la  puerta  del  muladar,  y  conside^  los 
muros  de  Jerusalem  que  estaban  derri- 
bados, y  sus  puertas  que  estaban  consu- 
midas del  fuego  k. 

14  Pasé  luego  á  la  puerta  de  la  fliente^ 

{'  al  estannue  del  rey;  mas  no  habla 
ngar  por  oonde  pasase  la  cabalgadura 
en  que  iba. 

15  Y  subí  por  el  torrente  de  noche"*,  y 
con&ideré  el  muro ;  y  regresando  entré 
por  la  puerta  del  Valle,  y  volvíme. 

19  Y  no  sabían  los  mi^(istrados  donde 
yo  habia  ido,  ni  qué  habia  hecho ;  ni 
hasta  entonce*  lo  habla  yo  declarado  & 
los  Judíos  y  sacerdotes,  ni  á  los  nobles  y 
magistradoe,  ni  k  los  demás  que  hacian 
la  obra. 

17  Díjeles  pues :  Vosotros  veis  el  mal 
en  que  estamos,  que  Jerusalem  eilá  des- 
ierta, y  sus  puertas  consumidas  del  fue- 

Í[>:  venid,  y  edifiquemos  el  muro  de 
emaalem,  y  no  seamos  mas  en  opro- 
bio". 

18  Entónoet  les  declaré  como  la  mano 
de  mi  Dios  era  buena  sobre  raí*,  y 
asimismo  las  palabnu  dd  rey  que  me 


habla  dicho.  Y  dijeron :  LevantéatoDOS, 
y  edifiquemos.  Así  esforzaron  sos  na- 
nos para  bien. 

19  Mas  habiéndolo  oído  Sanballat  Eo. 
ronlta,  y  Tobías  el  siervo  Ammonita,  y 
Oesem  el  Árabe,  escameeieron  de  nos. 
otros,  y  nos  despreeian»n  diciendo^: 
¿  Qué  M  esto  que  nacéis  vosotros  ?  ¿  0( 
rebeláis  contra  el  rey  f  ? 

flO  V  volvfles  resiraesta,  y  díjeles:  el 
Dios  de  los  cielos,  él  nos  prospertri,  y 
nosotros  sus  siervos  nos  levantaiémoi 
y  edificaremos:  que  vosotros  no  tenéis 
parte,  ni  derecho,  ni  memoria  en  Jeta- 
salem*-. 

CAPITULO  III. 
OaUUoto  délo»  qnu reedifíearw  A  muro dt 
fferusaHam. 

Y  LEVANTÓSE  Eliasib  el  gran  sa- 
cerdote, con  sus  hermanos  lo*  sa- 
cerdotes, y  edificaron  la  puerta  de  las 
ovqasa.  Ellos  aparcaron  y  levantaron 
sus  puertas  hasta  la  torre  de  Meah, 
aparcáronla  hasta  la  torre  de  Hana- 
neetb. 

9  Y  junto  A  ella  edificaron  los  varones 
de  Jertcó  « :  y  luego  edificó  Zaehftr,hiUo 
de  Imrl. 

8  Y  los  hijos  de  Senaa  edificaron  la 
puerta  del  pescado:  ellos <<  la  enmade- 
raron, y  levantaron  sus  puertas,  con  tus 
cerraduras  y  sus  cerrojos. 

4  Y  Junto  á  ellos  restauró  Meremoth, 
bijo  de  Uiias,  hHo  de  Oos :  y  al  lado  de 
ellos  restauró  MesuUam,  hijo  de  Bere- 
chlas,  hijo  de  Mesezabeel.  Junto  á  cUoi 
restauró  Sadoc,  hUo  de  Baana. 

9  B  immediaCo  A  ellos  restauraron  los 
Tecoitas* :  mas  sus  grandes  no  prestaron 
su  cervic  A  la  obra  de  su  Sefior/. 

6  Y  la  puerta  vi^a  instauraron  Jolada, 
h^o  de  Pasea,  y  Mesullam,  h^o  de  Be- 
sodlas :  ellos  la  enmaderaron,  y  levanta- 
ron sus  puertas,  con  sus  cerraduras  y 
sus  cerrojos. 

7  Junto  A  ellos  restauró  Mdatias  Ga 
baonita,  y  Jadon  Meronothita,  varones 
de  Gabaon  y  de  Mispa,  por  la  silla  del 
gobernador  ir  de  la  otra  parte  del  rio. 

8  Y  Junto  A  dios  restaunS  Uxziel,  h^o 
de  Harhaia,  cR  los  plateros ;  junto  al 
cual  instauró  también  Hananias,  lujo  de 
un  perftimero.  Así  dejaron  reparada  á 
Jerusalem  hasta  el  muro  ancho. 

9  Junto  á  ellos  restauró  también  Re- 
phaias,  hijo  de  Hur,  príncipe  de  la  mi- 
tad de  la  reglón  de  Jerusalem. 

10  Asimismo  restauró  junto  A  dios, 
y  frente  A  su  casa,  Jedalas,  hUo  de  Ha- 
rumaph  ;  y  junto  A  él  instauró  Hattus, 
hUo  de  Hasbanlaa. 

11  Malchlas,  hijo  de  Harlm,  y  Haaub. 
hijo  de  Fahat-moab  restauraron  la  otra 
medida,  y  la  torre  de  los  hornos. 

13  Junto  A  ellos  restauró  Sallumt  hijo 
de  Lohes,  príncipe  de  la  mitad  de  la 
r^on  de  Jerusalem,  él  con  sus  hUat. 

13  La  puerta  del  Valle  la  resUuié  Ha 
nun  con  los  moradores  de  Zanoa  A :  dios 
la  reedificaron,  y  levantaron  sus  puertas, 
con  sus  cerraduras  v  sus  cerrojos,  y  mil 
codos  en  d  muro  hasta  la  puertt  dd 
muladar!. 

14  V  reedificó  la  puerta  del  muladar 
Malchlas,  hijo  de  Recháb,  príndpe  de 
la  proTincla  de  Beth-hacoerem :  él  la 
reedificó,  y  levantó  sus  puertas,  sus  cer- 
raduras y  sus  cerrojos. 

15  Y  Sallum,  hijo  de  Ohól-hoza,  prin- 
cipe de  la  región  de  Mispa,  restauró  la 
puerta  de  la  fuente* :  él  la  reedUioé,  y 
la  enmaderó,  y  levantó  sus  puertas,  mu 
cerraduras,  y  sus  eerrcOos,  y  d  muro  del 
estanque  de  sidah'  hacia  la  huerta  dd 


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1.  cnlr^d^  11  «u  d.  EIMb  lH>a  d 

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.c.i.e.d.4.  .  b^  «.n^^rld.,  ,  It 

•Komlm.  e.  mucho,  ,  no  pod«.«  .di. 

de  H^lid,  L>  «i>  m^Ld.  d^  1. 

H«.eln.i:n.. 

11  V  noWol  MollF*  d[)«0l.:    No 

u  F^',  bU^  de  Uul.    B.  fr«.»  d. 

lí  ™'J5  í^',;?™/'™  S".U?'  di 

l.ilrol.  D.pu«d>flF<dlU.lllJgdt 

le.  JUIe.  ,ue  lublub.»  »in  eU«,  iw. 

dle.01.  ..1.  dle<  w»  de  «de.  1»  Iv- 

^  r  lo.  N«l>i<>i«-  ««rimn  ~  O- 

phM,  ■>.«••»  fmw  dg  1.  p»n.  de  lu 

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K'jÍóSS!  ""  "'™*"' ''™"""°' 

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H.K,  driíl^loi  No  »n»U  detow  <to 

rto.1 :  ItordiM  del  BeO"  irnule  ,  Ut. 

Tibie,  ,  '  pelead  |™  ™n>«  "■""'S^. 

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da  anhlnUí,  fuudí  de  It  ininu  orí- 

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KSí"--^"-''"^'*-^* 

¡^Si'íiaú  íriV^^t^Th»  "lurd! 

17  U.  n.  «IMdibn  «  •\  moro.  1  loi 

pl«-™,i«u.Bm., 

',?;^si^e'yz;:.,«d..„o 

"»'°Süs.-ío; 

«uhU.ulo  i  m3. 

^ls^,V¿.í:slííri,!etí:s; 

Y  ^"'■i"^;;^'*'";'*""''"' 

MÍ?Í^'o°dí  ííí  jIXT""™"  *' ' 

SaL» 

l:;jrK,:ss.vüU.;í=™- 

■  -rhOUdMxwde  «ulYBm»»r 

talH 

A.  a  446. 


NEHBMIAS,  V,  YI. 


JLC.M. 


•Ln.25.35. 
30» 
]>ea.  16. 7. 


»  Xa.  68. 7. 
*  Bx.  31. 7. 


•I  Ex.  92.  36. 

Bal.  15.1,  &. 
El.  32.  IX 

'LeT.a5.48. 


/wr.  18. 

Lev.  26.86. 
938a.  13. 14. 

Bon.  3. 34. 

IPed.  2.12. 


»3B«7.2S. 

2.8. 

Sad.  10.  6. 

Jer.  84. 8,9. 
>'Mat.lOLl4. 

Hedi.18.6L 

yl8.& 

i  Den.  37.15, 

«te. 

'2Be7.23.8. 


91  Nowtne  pn«  tnbajabunoe  en  la 
obn,  j  la  mitad  de  eUoa  tenia  lanzai 
deade  la  laUda  del  alba  haata  aalir  la» 
eatrdlas. 

as  También  dije  entóncea  al  pueblo : 
Cada  uno  con  au  criado  ae  quede  dentro 
de  Jeruf  aiem,  y  háganno*  de  noche  cen- 
tinela, y  de  día  á  la  obra. 

23  Y  ni  yo,  ni  mis  hennanos,  ni  mi* 
mozos,  ni  la  senté  de  guardia  que  me 
seguía,  deanndamoa  nuestro  vestido :  ca> 
da  uno  se  desnudaba  talamntU  para  la- 
varse. 

CAPITULO  V. 

Qu^fau  d  puMo,  agravado  eou  la*  unurat  de 
lot  ma»  foderofoi,  y  por  ordenación  de  Ne- 
kemia»  queda  Ubre  de  tu»  deudas,  y  amn 
socorrido  en  m  neeeeidad. 

ENTONCJBS  fué  grande  el  clamor 
del  pueblo  y  de  aus  mt^eica  contra 
los  Jndios  sus  hermanos. 

8  Y  había  quien  decía:  Nosotros,  nu- 
estros hi^os,  y  nueatras  h^as,  tomos  mu- 
chos: hemos  por  tanto  tomado  grano 
para  comer  y  Tivir. 

3  Y  habia  oíros  que  decían:  Hemos 
empefiado*  nuestras  tierras,  y  nuestras 
Tinas,  y  nuestras  casas,  para  comprar 
grano  en  el  hambre. 

4  Y  habia  otro*  que  decían:  Hemos 
tomado  prestado  dhaero  para  el  tributo 
del  rey  sobre  nuestras  tierras  y  Tifias. 

6  Ahora  Uen,  nuestra  carne  es  como 
la  carne  de  nuestros  hermanos,  nuestros 
hijos  i  como  sus  hijos :  y  hó  aquí  que 
nosotros  sujetamos  nuestros  h^os  y  nu- 
estras hijas  á  serridumlHie,  y  hay  ai- 
gunas  de  nuestras  hijas  Bi]^eta6c¡bmas 
no  hay  facultad  en  nuestras  manos  para 
rescatarlas,  porque  nuestras  tierras  y  nu- 
estras Tifias  son  de  otros. 

9  Y  enctiéme  en  gran  manera  cuando 
oí  su  clamor  y  estas  palabras. 

7  Medítelo  entdnces  para  conmigo,  y 
reprendí  á  los  principales  y  á  los  nugis- 
trados,  y  dueles :  ¿  Tomáis  cada  uno 
usura  de  Tuestros  hermanos  <<  ?  Y  con- 
Toqué  contra  ellos  una  grande  junta, 

8  Y  dueles:  Nosotros  rescatamos  & 
nuestros  hermanos  Judíos  «,  que  hablan 
sido  Tendidos  á  las  gentes,  confiarme  á 
la  facultad  que  habSi  en  nosotros;  ¿y 
vosotros  aun  vendéis  á  Tuestros  herma- 
nos, ó  aeián  vendidos  á  nosotros  ?  Y 
callaron,  que  no  tuvieron  que  responder. 

9  Y  dije:  No  es  bien  lo  que  hacéis, 
c  No  andaréis  en  temor  de  nuestro  Di- 
os/, ]^  no  «er  el  oprobio  de  las  gentes 
enemigas  nuestras  9  ? 

10  También  yo,  y  mis  hermanos,  y 
mis  criados,  les  hemos  prestado  dinero 
y  grano :  releTémosles  ahora  de  este  gra- 
vMnen. 

11  Ruégoos  que  les  devolTais  hoy  aua 
tierna,  sus  Tifias,  sus  olivares,  y  sus 
casas,  y  la  centesima  parte  del  dinero,  y 
del  grano,  del  vino  y  del  aceite  que  de- 
mandáis de  ellos. 

18  Y  dijeron :  DevolTerémos,  t  nada 
les  demandaremos ;  haremos  asi  como 
tü  dices.  £nt4Snces  oonToquó  los  sacer- 
dotes, y  juraméntelos  A  que  harían  con- 
forme a  esto. 

13  Ademas  sacudí  >  mí  vestido,  y  dije : 
Así  saouda  Dios  de  su  casa  y  de  su  tra- 
bajo &  todo  hombre  que  no  cumpliere 
esto,  y  así  sea  sacudido  y  -Tado.  Y  res- 
pondió toda  la  congregación.  Amen  1^,  y 
aialMuron  á  JehoTá.  £  hixo  el  pueblo 
conforme  á  esto'. 

14  5  También  deade  el  día  que  me 
mando  el  re¡f  que  fuese  gobenador  de 
ellos  en  la  tiem  de  Judá,  deade  el  afio 
veinte  del  rey  Art^erjcs  basta  el  afio 


treinta  y  dos">,  dooe  afios,  ni  yo  ni  mi* 
hermanos  comimos  el  pan  del  gober- 
nador». 

15  Mas  los  primeros  gobernadores,  «e 
fueron  &aám  de  mí,  cargaron  al  pueble, 
y  toraarovVe  ellos  por  el  pan  y  por  el 
vino  sobre  cuarenta  siclos  de  ¿lata:  á 
mas  de  esto,  sus  criados  se  enseiwreabsn 
sobre  el  pud>lo ;  pero  yo  no  hice  así*  á 
causa  del  temor  de  Diosp. 

16  También  en  la  obra  de  este  man 
instauré  mi  parte^  y  no  compramos  he- 
redad :  y  todos  nái  criados  juiatos  es- 
taban alLf  á  la  obra. 

17  Ademas  ciento  y  cincuenta  hombres 
de  enire  los  Judíos  y  magistrados,  y  ios 
que  venían  á  nos  de  las  gentes  que  «*- 
tan  en  nuestro*  contomos,  estaban  4  mi 
mesa. 

18  Y  lo  que  se  aderezaba  para  cada  dia 
era  un  buey,  seis  ovejas  escogidas,  y  aves 
también  se  aparejaban  para  mí ;  y  cada 
diez  días  Tíno  en  toda  abundaJocia :  y 
con  todo  esto  nunca  requerí  el  pan  del 
gobernador  9»  porque  la  servidumbre  de 
este  pueblo  era  grave'. 

19  Acuérdate  de  mí  para  bien*,  Dios 
mió,  y  de  todo  lo  que  nice  á  este  pue- 
blo <. 

CAPITULO  VI. 
PorJIanño  SanboOat  y  tus  eompailéro*  M  i»- 
pedir  la/dbriea  dw  muro,  emplean  diver- 
sos ttrlijieios  ootára  NdumioM  ¡  mas  ü  per- 
severa resutUo  hetsta  acabar  la  obra. 

Y  FUE,  que  habiendo  oido  Sanba- 
Uat»,  y  Tobías,  y  Gesem  el  Árabe, 
y  loa  demás  nuestros  enemigos,  que  ha- 
bia yo  edificado  el  muro,  y  que  no  que- 
daba en  él  portillo,  (aunque  hasta  aquel 
tiempo  no  había  puesto  en  las  puotas 
las  hojas,) 

8  Súiballat  y  Gesem  enviaron  4  de- 
cirmeb :  Ven,  y  compongámonos  juntos 
en  alguna  de  las  aldeas  en  ri  campo  de 
Onoc  Mas  ellos  habían  pensado  ba- 
oenne  mal  d. 

3  Y  envíeles  mensajeros  diciendo :  Yo 
hago  una  grande  obra,  y_  no  puedo  ir ; 
porque  cesaría  la  obra  dejándola  yo  para 
ir  4  TosotroB. 

4  Y  enviaron  4  mí  con  él  mismo  asunto 
por  cuatro  Teces,  y  yo  les  xespopdí  de  la 
misma  manera  •. 

5  EnTié  entonces  Sanballat  4  mi  su 
criado,  4  decir  lo  mismo  por  quinta  Tes, 
con  una  carta  abierta  en  su  mano, 

6  En  la  cual  estaba  escrito :  Base  oído 
entre  las  gentes,  y  Gasmu  lo  dice,  que 
td  y  los  Judíos  pensáis  rebelaros ;  y  que 
por  eso  edificas  td  él  muro,  oon  la  mi- 
ra, según  estas  palabras,  de  ser  tü  au 
rey: 

7  Y  que  has  puesto  profetas  que  pre- 
diquen de  tí  en  Jerusalem  diciendo: 
Rev  en  Jud4.  Y  ahora  ser4n  oídas  del 
rejr  las  tales  palabras :  ven  por  tanto,  y 
consultemos  juntos. 

8  Entonces  enTié  yo  4  decirte :  No  hay 
tal  cosa  como  dices,  sino  que  de  tu  co- 
razón tii  le  ínTentas. 

9  Porque  todos  ellos  nos  ponían  miedo 
diciendo :  Dcbilítaránse  las  manos  de 
ellos  en  la  obra,  y  no  ser4  hecha.  £s- 
fuena  pues  mis  manos/,  oh  Dios. 

10  Vme  luego  en  secreto  4  casa  de 
Semaias,  14]o  de  Delaias,  hijo  de  Mdte- 
tabeel,  porque  él  estalta  encerrado,  el 
cual  wie  d^o :  Juntémonos  en  la  oasa  de 
Dios,  dentro  del  templo,  y  oemsno*  las 
puertas  del  tonplo :  porque  vienen  pasa 
matarte;  sí,  esta  noche  vendrán  4  ma- 
tarte. 

11  Entonces  dHe :  Un  hombre  como 
yo  ha  de  huir^  ?  ¿  Y  quién  que  ooau> 


■Ctp.U.6. 
■1  Cor.  9.4, 


yllU. 
f  W.9. 


■  Osp.111^ 
19. 

,iI,T. 


i  Pn.St-li, 

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lCr.s.tt 

4ÍÚ.SIA 
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•  PraHli 


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«Sal  11.1 
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H«diJnJ 

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— wS^j«  T-íSí.!  *'™í" 


Snb^U',  bi¡a  dr  AiH 


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«''Kiíiír'r'L.i», 


A.adr.B3C. 


nehbbuas,  yiiL 


A.C.dr. 


/2S».17.27. 
i  Bey.  2.  7. 


SdLXCS. 


'T«r.  6& 


I    oj 


,8.L 


!  •Csp.S.S*. 
*  Kad.  7.  C 


L 


61  Lm  h^  de  Gazutn,  1m  Ujos  Una, 
iMhÜMdePhaws, 

58  Lm  hilos  de  Berai,  los  h^os  de  Me. 
unim,  U»  nljos  de  Nephbesim, 

fi3  Los  h^os  de  Baebne,  los  hijos  de 
Haoupha,  los  hUos  de  Harhnr, 

64  Los  hijos  de  Baalith,  los  fayos  de 
Mehlda,  los  h^os  de  Hsrsa, 

66  Los  hijos  de  Barc<Js,  los  hijos  de 
Sisera,  los  hJUos  de  Tema, 

60  Los  hijos  de  Nesia,  los  hiios  de 

67  ix>s  hgos  de  los  sierros  de  Salomón : 
los  hUos  de  Sotai,  los  hijos  de  Sophe- 
reth,  los  hijos  de  Perida, 

68  lios  hi^os  de  Jaala,  los  hijos  de  Dar- 
con,  los  hijos  de  Giddel, 

60  Los  h^os  de  Seiihatias,  los  hijos  de 
Hattil,  los  hijos  de  Pocbérethohasse- 
baim,  los  b^os  de  Amon. 

Gü  Todos  los  Nethinéos  ó  14Jos  de  los 
siervos  de  Salomón,  trescientos  norenta 
y  dos. 

61  5^  T  estos  ton  los  que  subieron  de 
Thelmelah,  Thel-harsa,  Ghérub,  Ad> 
don,  ó  Immer ;  los  caalca  no  pudieron 
mostrar  la  casa  de  sus  padres,  ni  sn 
linaje,  si  eran  de  Israel  •. 

e»  Los  hijos  de  Delaia,  los  hiios  de 
Thobias,  ios  hijos  de  Nocoda,  seisolen- 
tos  cuarenta  y  dos. 

03  T  de  los  sacerdotes,  los  hyos  de 
Habaias,  los  h^os  de  0«a,  los  h^os  de 
Barzillai^  el  cual  tomó  mujer  de  las 
hUas  de  Barxillai  Galaadita,  y  a«  llamó 
del  nombre  de  ellas. 

64  Estos  buscaron  su  rMistro  de  ge- 
ncalogias,  y  no  se  halló;  y  fueron  echa, 
dos  del  sacerdocio  •". 

65  V  díjoles  el  Thirsatha  que  no  co- 
miesen de  las  cosas  mas  santas,  hasta  que 
hubiese  sacerdote  con  Urira  y  Thum- 
mim. 

60  La  oonavegacion  toda  junta  era  de 
cuarenta  y  dos  mil  trescientos  y  sesenta, 

67  Sin  sus  sierros  y  siervas,  que  eran 
siete  rail  trescientos  treinta  y  xiete:  y 
entre  ellos  había  doscientos  cuarenta  y 
cinco  cantores  y  cantoras. 

08  Sus  caballos,  setecientos  treinta  y 
seis:  sus  mulos,  doscientos  cuarenta  y 
cinco. 

69  Gamelloa,  cuatrocientos  treinta  y 
cinco:  asnos,  seis  mil  setecientos  y 
Telnte. 

70  Y  átennos  de  los  principes  de  las 
familias  cUeron  para  la  obra.  £1  Thir> 
satha»  dio  para  el  tesoro  mil  dragmas 
de  oro,  cincuenta  tazones,  y  quinientas 
treinta  vestiduras  sacerdotales. 

71  Y  de  los  príncipes  de  las  familias 
dieron  para  el  tesoro  de  la  obra  veinte 
mil  dragmas  de  oro,  y  dos  mil  y  dos- 
cientas libras  de  plata. 

73  Y  lo  que  dio  el  resto  del  pueblo 
JM  veinte  mil  dragmas  de  oro,  y  dos 
mil  libras  de  plata,  y  sesenta  y  siete 
vestiduras  sacerdotales. 

78  5  Y  habitaron  los  sacerdotes  y  los 
LevlUM,  y  los  porteros  y  los  cantores, 
y  loe  del  pueblo,  y  los  Nethinéos,  y  todo 
Israel  en  sus  ciudades  ¡  y  venido  el  mes 
séptimo,  los  hiijos  de  Israel  eetabam  «n 
sus  ciudades*. 

CAPITULO  VIII. 
£MinM«  latió  «I  Mwf<lo  «n  JenuaUm,  l«  «■ 
teüh  y  detka-ado  ti  libro  de  la  le^  de  Uto». 
NdtemioM,  Kidrtu,  y  ¡a»  Lenta*,  eoHetu^ 
lan  al  pteUo  ^ue  Uaraba.  Ctlebran  la  Jimia 
áe  Uu  Oabaña*. 

Y  JUNTÓSE  todo  el  pueblo  como 
un  solo  hombre  en  la  plaza  que 
eetá  ddante  de  la  puerta  de  las  aguas«, 
y  dijeron  ¿  Esdtaa  éi  eserÜMi^que  tra^M* 


el  Ubra  de  la  lev  de  Holsca,  ia  enal 
mandó  Jehov&  &  Israel. 

a  Y  Eadras  el  saceidote  trajo  la  ley 
delante  de  la  eongr^adoo*  asi  de  boai- 
bres  eomo  de  mqjeres,  y  de  todo  entca- 
dido  uara  escuchar,  el  primer  dU  dd 
mes  séptimo. 

8  Y  l^ó  en  el  Ubro  delante  de  la  plaza 
oue  eaia  delante  ia  puerta  de  las  sgnss, 
oesde  el  alba  hasta  el  medio  dia,  en 
presencia  de  hombres  y  mujeres,  y  m- 
tendidos ;  y  los  oidoe  de  todo  el  ptwMo 
estaban  atentae  al  libro  de  la  ley. 

4  Y  Eadras  el  escriba  estaba  sobre  un 
pulpito  de  madera  que  hablan  hecho 
pata  dio :  y  junto  á  él  estaban  Malbi- 
thias  y  Sema,  y  Anias,  y  Urlas,  é  Hfl- 
das,  y  Maasias,  á  ru  mano  derecha;  y 
&  sn  mano  izquierda  Fedaia,  M isael,  y 
Halohlas,  y  Hasum,  y  Hashedana,  Za- 
cháriás,  V  MesuUam. 

5  Ahiió  pues  Esdras  el  Ubro  á  qjos  de 
toflo  el  pueblo,  oorque  estaba  mas  alto 
que  todo  el  pueblo ;  y  como  le  abrió, 
todo  el  pueblo  estuvo  atento'. 

6  Bendijo  entonces  Eadras  á  Jehová 
Dios  gmíde*;  y  todo  el  pueblo  respon- 
dió. Amen,  Amen/,  alzando  sus  ma- 
nos/: y  humilláronse*,  y  adoraron  á 
JebovA  inclinados  A  tierra. 

7  V  Jesua,  y  Bani,  y  Serebias,  Jamtn, 
Accttb,  Safaethai,  Odias,  Maasias,  Ue- 
lita,  Azarias,  Jozabed,  Uanan,  Pelaia, 
Levitas,  hacian  entender  al  pueblo  la 
lev  < :  y  el  pueblo  eetaba  en  su  lugar. 

8  Y  Man  en  el  libro  de  la  ley  de  Dios 
claramente,  y  ponían  el  sentido,  de  modo 
que  entendiesen  la  lectura. 

9  Y  Nehemlas,  el  Thlrsatha*,  y  el 
sacerdote  Esdras,  escriba,  y  los  Levitu 

Jue  hacian  entender  al  pueblo,  dijeron 
todo  el  pueblo :  Día  santo  es  a  Jehová 
nuestro  Dios  i;  no  os  entristezcáis  ni 
lloréis"* ;  ponjue  todo  el  pueblo  lloraba 
oyendo  las  palabras  de  la  ley". 

10  Dtíoles  luego:  Id,  comed  grosuras, 
y  bebed  vino  dulce,  y  enviad  porciones» 
4  los  que  no  tienen  prevenido,  porque 
dia  santo  es  á  nuestro  SeiVir :  y  no  os 
entristezcáis  ;  porque  el  gozo  de  Jebovi 
es  vuestra  fortaleza. 

11  Los  Levitas  pues  hadan  oallar  & 
todo  el  pueblo  diciendo:  Callad,  que  es 
dia  santo,  y  no  os  entristezcáis. 

la  Y  todo  el  pueblo  se  fué  á  comer  y 
4  beber,  y  4  enviar  porciones,  y  4  gozar 
de  srande  alegría  j»,  {lorque  hablan  en- 
temUdo  las  palabras  que  les  hablan  en- 
señado. 

18  5  Y  el  dia  siguiente  se  juntaron 
los  ininelpes  de  las  familias  de  todo  el 
pueblo,  saeerdotós  y  Levitas,  4  Esdrss 
escriba,  para  entender  las  palabras  de 
Uley. 

14  Y  hallaron  escrito  en  la  ley  que 
Jehoiv4  habla  mandado  por  mane  de 
Moisés,  que  habitasen  los  hijos  de  Is- 
rael en  cabafiasf  en  la  solemnidad  del 
mes  séptimo ; 

16  Y  que  hiciesen  saber  y  pasar  pN^o» 
por  todas  sus  ciudades,  y  por  Jemaalem, 
diciendo  i  Salid  al  monte,  y  traed  ramos 
de  oliva,  y  ramos  de  pino,  y  ramos  de 
arrayan,  y  ramoa  de  palmas,  y  ramos  de 
todo  4rbol  espeso  para  haoer  cabaflss, 
como  eilá  eaerito. 

16  Salió  pues  él  pueblo,  y  tr^croa,  é 
hiciéranie  cabaflas,  cada  uno  sobe*  sn 
terrado*-,  y  en  sus  patios,  v  en  los  patios 
de  la  casa  de  Dios,  y  en  la  plaza  de  la 
puerta  de  las  aguas,  y  en  la  plaza  de  la 
puerta  de  Ephiuim  •. 

17  Y  toda  la  congregación  que  volvió 
de  la  oautivldad  hicieron  cabaAas,  y  «n 
cabafias  habitaron:    porque  desde  los 


¿IRar.l 

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■íCf 

U. 


NEHEMfAfi,  IX. 


A.C.4tf. 


•bu.  a. 


din  i»  Jitmát  MJo  de  N«n,  harta  aqael 
dii  no  haUan  hecho  aii  ios  MJoa  de  !•• 
ncL  T  hobo  alcnla  muj  Rfanda'. 

18  Y  Icjd  Etdrtu  en  el  Uteo  de  la 
ley  de  Dloa  eada  día,  deMle  el  primer 
db  haata  ti  postrero*:  é  hicieron  la 
(olonnidad  por  siete  días,  y  al  octavo 
dii  congregación,  según  el  rito  «. 

CAPITULO  IX. 
¡bmíttaft  tt  fméUo  rMomoeimtóo  nu  ptfodoi 

LUu  fotfuuladw  tU  mu  paárt$.  Oot^Jiuan 
I  ¿•wUiu  los  h«i4nlc*«f  (b  ÍKm,  y  io* 
pitado»  rfti  fNMUo.  Ora»  por  tí,  ¡f  r««iU- 
taff  la  alUtnta  «m  el  flritor. 

YBL  día  veinte  y  cuatro  del  mismo 
mes  se  Juntaron  los  hijos  de  Israel 
en  ayuno,  y  con  saeos,  y  tierra  sobre  sí  •. 

t  Y  habiate  ya  apartado  la  simiente 
de  Iiiael  de  todos  los  extranjeros  * ;  y 
estando  en  pié  eonfiesanm  ras  pecados  y 
\u  iniquidades  de  sos  padres. 

8  Y  puestos  de  pies  en  su  lugar,  leye- 
ron en  el  Ubro  de  la  ley  de  Jefaová  ui 
Dios»  la  cuarta  parte  del  dia,  y  la  otra 
cuarta  parte  confesaron  y  adoraron  á 
Jehorá  su  Dios. 

4  Levantárans*  luego  sobre  la  grada 
de  los  Levitas  Jesna  y  Banl,  Oadmlel, 
Sebanlas,  Bunni,  Sercbias,  Bani,  y 
Chénani,  y  clamaron  en  vos  alta  á  Je. 
hori  su  Dios. 

5  Y  dijeron  los  Levitas  Jesua,  v  Cad- 
mid,  Bani,  Hoaabnias,  Herebiaa,  Odaias, 
SelMnias,  y  Petahia :  Levantaos,  ben* 
decid  á  Jehov4  vuestro  Dios  desde  el 
ligio  hasta  ei  ^lo :  y  iiendigan  el  nom- 
m  tiqro  giortoso *  y  alto  sobre  toda  ben. 
didon  y  alabanza. 

6  Td,  oh  Jehová,  ene  solo«:  td  hiciste 
ios  oie\os/,  y  los  cielos  de  los  cielos;, 
y  toda  su  milicia;  la  tierra,  y  todo  lo 
que  mM  en  ella;  los  mares,  y  todo  io 
<ine  hay  en  ellos:  y  tii  viviñcas  todas 
estas  cosas ;  y  ios  ejércitos  de  los  datos 
te  adoran  A. 

7  Tii  em,  oh  Jehová,  el  Dios  que 
eKogiste  á  Abram  •',  y  lo  sacaste  de  ur 
de  los  Caldeos,  y  puiustde  el  nombre 
AbeahamA; 

8  Y  hallúte  fiel  su  ooraion/  delante 
de  ti,  é  hiciste  con  él  alianza*»  para 
darle  la  tierra  del  Ganando,  dri  Hcthte, 
y  dd  Amorrhéo,  y  del  YWBruéo,  y  del 
Jelniséo,  y  del  Uergeséo,  para  darla  4 
>u  simiente:  y  cumpliste  tu  palabra», 
porque  eres  Justo. 

0  )f  miraste  la  aflicción  de  nuestros 
indtcs  en  Egipto*,  y  oiste  el  clamor  de 
eliosen  ei  mar  Beiínejo^, 

10  Y  diste  señales  y  nuuravillas  en  Pha- 
non,  y  en  todos  sus  siervos,  y  en  lodo 
el  pueblo  de  su  tierra  f ;  porque  sabias 
que  haUan  hecho  soberbiamente  contra 
•Uos':  é  hicteete  nombre  grande,  c^o 
fnta  este  dia«. 

11  Y  dividiste  la  mar  delante  de  ellos', 
y  pasaron  per  medio  de  ella  en  seco ;  y 
^>iu  pcfaeRuidores  echaste  en  los  pro- 
nindoi,  como  una  piedra  en  grandes 
apisa. 

IS  V  con  columna  de  nube  los  guiaste 
de  dia,  y  con  columna  de  fumo*  de 
Mehe,  para  alumbrarles  el  camino  por 
donde  hablan  de  ir. 

U  Y  sobre  el  monte  de  Sinai<  des* 
eendiste,  y  hablaste  con  eiloa  desde  el 
cieU),  y  (listeles  Juicios  rectos,  y  leyes 
Tcnladeras,  y  estatutos  y  mandamientos 
buenas. 

U  Y  notlflcisteles  el  sábado  tuyo  santo, 
1  les  preicriblite  por  mano  de  Moisés 
ta  siervo  mandamientos,  y  estatutos,  y 
ley. 

l¿  T  dteeles  pan"  del  cielo  en  su  ham- 


bre, y  en  su  aed  les  sacaste  aguas  de  la 
piedra  a :  y  dijésteles  que  entrasen  á 
poseer  la  tierra,  por  la  cual  alzaste  tu 
mano  •  que  se  la  lúUas  de  dar. 

16  Mas  ellos  y  nuestros  padres  hicieron 
soberbiamente,  y  endurecieran  su  cer- 
viz *,  y  no  escucharon  tus  inandamien- 
tos. 

17  Y  no  quisieron  oir,  ni  se  acordaron 
de  tus  maravillas  que  hablas  hecho  con 
ellos «;  antes  endurecieron  su  cerviz, 
y  en  su  rebelión  pensaron  poner  cau- 
dillo para  volverse  k  su  servidumbre. 
Td  empen,  erea  Dios  de  perdones,  cle- 
mente y  piadoso',  tardo  para  la  ira, 
y  de  mucna  misericordia,  que  no  los 
dejaste. 

18  Ademas,  ouando  hicieron  para  sí 
becerro  de  fiíndiclon  •,  y  dijeron :  Kate 
e*  tu  Dios  que  te  hizo  suUr  de  Egipto, 
y  cometieron  grandes  abominaciones ; 

10  Tii,  ooft  todo,  por  tus  muchas  mi- 
sericordias no  los  at>andonaste  en  el  de- 
sierto :  la  columna  de  nube  no  se  apartó 
de  ellos  de  dia,  para  guiarlos  por  el 
camino,  ni  la  columna  de  fuego  de 
noche,  para  alumbrarles  el  camino  por 
el  cual  hablan  de  ir. 

50  Y  diste  tu  espíritu  bueno/  para  en- 
teflarlos,  y  no  retiraste  tu  mam  de  su 
boca,  y  agua  les  diste  en  su  sed. 

51  Y  suatentásteloB  cuarenu  aílos  en 
el  desierto  jr;  de  ninguna  oosa  turieron 
necesidad :  sus  vestidos  no  se  envejecie- 
ron, ni  se  hincharon  A  sus  pies. 

83  T  dístelcs  reinos  y  pueblos,  y  los 
distribuíste  por  cantones:  y  poseyeron 
la  tierra  de  Sehon,  y  la  tierra  del  rey  de 
Hesbon,  y  la  tierra  os  Og,  rey  de  Basan. 

S8  Y  multiplioaste  sus  hUos  como  las 
estrellas  del  cielo,  y  metutelos  en  la 
tierra,  de  la  cual  hablas  dicho  4  sus 
padres  que  hablan  de  entrar  &  poseei/a. 

ÍM  T  los  hyos  vinieron,  y  poseyeron 
la  tierra  • :  y  humillaste  *  delante  de 
ellos  4  los  mofadores  del  pais,  á  los 
Cananéos,  los  cuales  entregaste  en  su 
mano,  y  4  sus  reyes,  y  4  los  pueblos 
de  la  tierra,  para  que  hiciesen  de  ellos 
4  BU  voluntad. 

25  Y  tomaron  ciudades  fortalecidas,  y 
tierra  pingtte :  y  heredaron  casas  llenas 
de  todo  bien,  cisternas  hechas,  villas 
y  olivares,  y  muchos  4rboies  de  comer : 
y  comieron,  y  hartáronse,  y  engrosá- 
ronse', y  deleitáronse  en  tu  grande  bon- 
dad. 

26  Empero  tt  irritaron,  y  rebeláronse 
contra  tlm,  y  echaron  tu  ley  tras  sus 
espaldas  N :  y  mataron  tus  profietas*  que 
protesteban  contra  ellos  para  convertir- 
los á  li,  é  hicieron  grandes  abomina- 
alones. 

57  Y  entregástelos  en  mano  de  sus 
enemigos,  los  ouales  los  afligieron^:  y 
en  el  tiempo  de  su  trilniladon  oiamaron 
á  tí,  y  tií  desde  los  cielos  los  oiste ;  y 
según  tus  muchas  roiaeraciones  les  da- 
bas salvadores  que  los  salvasen  de  mano 
de  sus  enemigos. 

58  Mas  en  teniendo  reposo,  se  volvían 
á  hacer  lo  malo  delante  de  ti ;  por  lo 
cual  los  (liaste  en  mano  de  sus  ene- 
migos, que  M  enseñorearon  de  ellos: 
pero  convertidos  clamaban  otra  vez  á 
tí,  y  td  desde  los  cielos  los  olas,  y  según 
tiu  miseraciones  muchas  veces  los  li- 
braste. 

89  Y  protestásteles  que  se  volviesen 
á  tu  ley :  mas  ellos  hicieron  soberbia- 
mente, y  no  oyeron  tus  mandamientos, 
sino  que  {-ecaron  contra  tus  Juicios,  los 
cuales  si  el  hombro  hiciere,  en  ellos 
vivirá  f;  v  dieron  hombro  r  renitente,  y 
endurecieron  su  cerviz,  y  no  escucharon. 


>  Xz.  17.  C. 
Su.  30^7, 
11. 

"Kn.  14.30. 

i  Den.  81. 37. 

Sol.  78.  <i. 
ele. 


•Esl.  88.0, 
la. 


i(Bz.S4.6.7. 


'XZ.S3.4. 


/  Nn.  11. 17. 
IB.63,U. 


9  Dea.  X  7. 
ikDeii.8.i. 


•-  9b.  14.  SI. 

Jos.  U.  48, 

4&. 
<>  Sal.  44.2;). 


I|>n.33.U. 


"Juee.XU. 

12. 

Bs.  W.  81. 
"Sal.  80. 17. 
•lltor.18.4. 

Hech.7.fiX 

l>  Sal.  106. 
41. 


V  Lev.  18.  5. 
•■  Zae.  7.  IL 


CL44é» 


NZHSUIAB,  X,  XL 


•8Gr.S6.15. 


1 2  Bey.  17.  S. 


•  8iJ.  119. 
U7. 

y  146. 17. 
ma.  9.  6, 
14. 

"Bal.  106. 6. 
yjer.29.19. 
•Den.  81. 21. 

a  Bef.  17. 

18. 
«Den.  28. 47. 


&  B«L  9. 9. 


•Oev.38.S8. 


4C*p.l0.99. 
2Bey.2S.S. 
2Cr.29.10. 


•  Cap.  1.  L 
i  Cap.  12.1, 
•le. 


30  Y  alsrgnte  sobre  eUot  mucho»  «• 
fios,  y  proiMtáateles  con  to  espíritu  por 
mano  de  tus  profetas* :  mas  no  eacuona» 
ron ;  por  lo  cual  los  entregaste  en  mano 
de  los  pueUos  de  las  tierras. 

81  Empero  por  tus  muchas  misericor- 
dias no  ios  consumiste,  ni  los  dejaste: 
Sorque  eres  Dios  clemente  y  misericor» 
toso. 

as  ^hora  pues.  Dios  nuestro.  Dios 
grande,  fuerte,  terrible,  que  guardas  el 
pacto  y  la  misericordia,  no  sea  tenido 
en  poco  delante  de  ti  todo  el  trabajo  que 
nos  ha  alcanzado,  á  nuestros  reyes,  á 
nuestros  príncipes,  á  nuestros  sacer- 
dotes, y  &  nuestros  profetas,  y  4  nues- 
tros padres,  y  &  todo  tu  pueblo,  desde 
los  días  de  los  reyes  de  Asiria<  hasta 
estedia. 

83  Td  empero  ere«  Justo  en  todo  lo 
que  ha  venlao  sobre  nosotros»;  porque 
rectamente  has  hecho,  mas  nosotros  he- 
mos hecho  lo  malo* : 

84  Y  nuestros  reyes,  nuestros  principes, 
nuestros  sacerdotes,  y  nuestros  padres, 
no  pusieron  por  obra  tu  ley,  ni  atendie- 
ron ¿  tus  mandamientos  y,  y  4  tus  tes- 
timonios con  que  les  prDtestabas*. 

85  Y  ellos  en  su  reino  y  en  tu  mucho 
bien  que  les  diste*,  y  en  la  tierra  espti- 
ciosa  y  pingtte  que  entregaste  delante  de 
ellos,  no  te  sirvieron,  ni  se  cooTirtieron 
de  sus  malas  obras. 

86  Hé  aqui  que  hoy  somos  siervos  b: 
henos  aquí  siervos  en  la  tierra  que  diste 
á  nuestros  padres  para  que  comiesen  su 
fruto  y  su  bien. 

87  Y  se  multiplica  su  fruto  para  los 
reyes  que  has  puesto  sobre  noaotxos  «  por 
nuestros  peeaaos;  quienes  se  enseñorean 
sobre  nuestros  cuerpos,  y  sobre  nuestras 
bestias,  conforme  ¿  su  voluntad,  y  esta- 
mos en  grande  angustia. 

88  A  causa  pues  de  todo  eso  nosotros 
hacemos  fiel  alian»i<',  y  la  escribimos, 
signada  de  nuestros  príncipes,  de  nues- 
tros Levitas,  y  de  nuestros  sacodotes. 

CAPITULO  X. 

CaUlogo  de  lo»  que  eignaro»  la  alianta,  y 

punto»  prineipaUi  que  «w  eBa  prometían, 

Y  EN  los  que  firmaron  estaban  Ne- 
hemias  el  Thirsatha,  hijo  de  Ha- 
ch&Ua«,  y  Sedéelas, 

5  Seraiasii,  Azarias,  Jeremías, 

3  Pashur,  Amarlas,  Malchlas, 

4  Hattus,  Sebanias,  Malluch, 

6  Harim,  Meremoüi,  Obadlas, 
e  Daniel,  Gin«>thon,  Baruch, 

7  Mesullam,  Abias,  Miamin, 

8  Maazlas,  Bilgal,  Semeías.  Estos  sa- 
cerdotes. 

9  Y  Levitas,  .Tesua,  hijo  de  Azanlas, 
Blnnui,  de  los  h^  de  Henadad,  y  Cad- 
mio : 

10  Y  sus  hermanos  8abani8s,  Odaia, 
Celita,  Peíalas,  Hanan, 

11  Micha,  Rdiob,  Hasabiaa, 

12  Zachúr,  Seretñas,  Sebanias, 

13  Odaia,  Bani,  Beninu. 

14  Cabezas  del  pueblo:  Pharos,  Pa- 
hath-moab,  Elam,  Zattu,  Bani, 

13  Bunni,  Aufad,  Bebal, 

16  Adonias,  Bigvai,  Adin, 

17  Ater,  E^eklah,  Azur, 

18  Odaia,  Hasum,  Besai, 

19  Hariph,  Anathoth,  Nebai, 
80  Magpias,  Mesullam,  Hezir, 
SI  Mesezabeel,  Sadoc,  Jadua, 
S8  Pelatias,  Hamn,  Anales, 
83  Hoseas,  Hananias,  Hasub, 
24  Lohes,  Pilha,  dobec, 

as  Rehum,  Hasabna,  Maaseias, 
M  Y  Ah^as,  Hanan,  Anan, 
87  Malluch,  Harim,  Baana. 


S8  Y  el  testo  del  paebto  «>  les  saeerdo* 
tes.  Levitas,  poitcms»  y  cantases,  Ne- 
thinéos,  y  todos  los  que  se  habían  ansr> 
tado  de  los  pueblos  de  laa  tierras  rf  a  la 
ley  de  IMos,  sus  mv^lcres,  sns  hijos,  y  sos 
hijas,  y  todo  el  que  tenia  compransloB  j 
disoeamimiento  «, 

SU  Adhiiiáronse  á  sus  hermanos,  sas 
principales,  y  vinieron  en  la  protestación 
y  en  el  juramento/  de  que  andarian  en 
la  ley  dé  Diosf ,  que  fbé  dada  por  mano 
de  Moisés,  siervo  de  Dios,  y  que  aoar- 
darian  y  cumplirían  todos  los  mandami- 
entos de  Jebová  nuestro  Sefior,  y  sos 
juicios,  y  sus  estatutos :  « 

80  Y  que  no  dariamos  nuestras  hi)as  á 
los  pueblos  de  la  tienra,  ni  tomaiiamos 
sus  hJiJas  para  nuestros  h^os  *. 

31  Asimismo  que  ctutmáo  los  pueblos  de 
la  tierra  tngcssn  4  vender  mercadurías 
y  oomestibles  en  día  de  s4bado,  nada  to. 
mariamos  de  dios  en  s4bado,  ni  en  día 
santificado :  y  que  dejaríamos  holgar  la 
tierra  el  ailo  séptimo,  con  remisión  en  M 
de  toda  deuda. 

SS  ^  Impusíraonos  ademas  por  ky  el 
cargo  de  contribuir  cada  año  con  la  ter- 
cera parte  de  un  sielo,  para  la  obra  de  ia 
casa  de  nuestro  Dios  • ; 

33  Para  el  pan  de  la  proposición  k,  y 

fiara  la  ofrenda  continua,  y  para  el  ho- 
ocausto  continuo,  y  para  e<  de  los  lába» 
dos,  y  de  las  nuevas  lunas,  y  de  las  fts- 
tividades,  y  para  las  santificaciones,  y 
sacrificios  por  el  pecado  para  expiar  a 
Israel,  y  para  toda  la  obra  de  la  casa  de 
nuestro  Dios. 

84  Echamos  también  las  suertes,  los 
sacerdotes,  los  Levitas,  y  el  pueblo, 
acerca  de  la  ofrenda  de  la  leüa^  para 
traerla  á  la  casa  de  nuestro  Dios,  s^gn» 
las  casas  de  nuestros  padres,  en  los  ti- 
empos determinados  cada  un  alio,  pan 
Íuemar  sobre  el  altar  de  Jehov4  nuestro 
Hos,  oomo  está  esorito  en  la  ley  "». 

35  Y  prometimoa  que  cada  afto  traería- 
mos laia  primidas  de  nuestra  tierra,  y 
las  primicias  de  todo  fruto  «  de  todo  ir- 
bol,  4  la  casa  de  Jebová : 

36  Asimismo  los  primogénitos  de  n«. 
estros  hijos,  y  de  nuestras  bestias,  como 
está  escrito  en  la  Iqr  • ;  y  qu»  traerianwi 
los  primogénitos  de  nuestras  vacas  y  d» 
nuestras  ov«jas  ala  casa  de  nuestro  IXos, 
á  los  sacerdotes  que  ministran  en  la  casa 
de  nuestro  Dios. 

37  Que  traeríamos  también  las  primi. 
cias  de  nuestras  masase,  y  nuestras 
ofrendas,  y  del  fruto  de  todo  ártxri,  del 
vino  y  del  aceite,  á  los  sacerdotes,  á  las 
cámaras  de  la  casa  de  nuestra  Dios,  y  el 
diexmo  de  nuestra  tierra  á  los  Levitasf ; 
y  que  los  Levitas  rectbirian  las  décimas  de 
nuestras  labores  en  todas  las  ciudades. 

S^Y  que  estarla  mt  sacerdote  h^o  de 
Aaron  con  los  Levitas,  cuando  los  Le- 
vitas reoibirian  el  dieamo:  y  que  los 
Levitas  Uevarian  el  dienno  del  diesmo 
4  la  casa  de  nuestro  Dios,  á  las  cimans 
en  la  casa  del  tasoio. 

39  Porque  á  las  cámaras  han  de  llevar 
los  hyos  de  Israel  y  los  hijo*  de  Levi 
la  ofrendar  del  grano,  del  vino,  y  áA 
aceite ;  y  allí  estarán  los  vasos  del  mu- 
tuario,  y  los  sacerdotes  que  ministran, 
y  los  porteros,  y  kw  cantores :  y  no  aban- 
donaremos ia  caaa  de  nuestro  Dios«. 

CAPITULO  XI. 

Catálogo  de  lo»  que  tomaron  atiento  <■  la 

ciudad  de  Jeru»akm  renovada. 

Y  HABITARON  los  príncipes  del 
pueblo  en  Jerusatom ;  mas  el  testo 
del  pueblo  echó  suertes*  para  traer  uno 
de  olea  que  morase  en  Jemsalem,  eta- 


«bilS. 


iCxf.i.í 
vlÍ3. 

MIO.U 
13. 
•Cip.M 

/C»p.S.U 

U 

S«1.119. 

106. 
íKr.tL* 


ibUH 

Eid.«.tt 
14. 


iíCr»! 


(Cig.U.1 


'LeT.tlí 


Su.  I»,  i. 
•  Ex.13.1. 


l*Nn.U.I! 

DIH1.1&Í 


í  Kn.  1Í.Í 
Hal.S.L 

1& 


ritos.  Itl 
IL 


•Ml&* 


mOIBIflAB,  XIL 


A.C.44Í. 


dad  sntaft»  j  lu  mitv*  partes  «n  Im 
a(ni#  chidadcs. 

>  Y  ImimUjo  el  pueblo  4  todo*  leí  ▼•- 
roncB  qne  volvntaiianMote*  m  oftael- 
owi  4  manur  en  Jcruwdcin. 

8  Y  crtM  «m  loe  princijMle*  de  la  pM- 
trfaida  «me  moraron  en  Jeminlcm :  mai 
en  las  dodadca  de  Jnd4  hahllanm,  oeda 


nao  en  ni  powaion  en  mu  oiudadee,  de 
load,  de  loa  neerdotea,  j  Levitas,  j 
NatUnéoB,  y  de  loa  h^oa  de  loa  alervos 
ds  Salomón. 

4  Y  en  Jerusaiem'  habitaron  de  los 
hijos  de  Judá,  y  de  loa  hUoa  de  Ben- 

Í'amin.  De  los  hUos  de  Jua4,  Athaias, 
lijo  de  Vaáaa,  h^o  de  ZaAsaiias,  hijo  de 
Amalias,  hijo  de  Sepliatlas,  hijo  de  Ala- 
halaleeL  de  loa  h^joa  de  Phares  « ; 

5  Y  MaaaUs,  hijo  de  Baruch,  hUo  de 
Coi^oee,  hijo  de  Mázalas,  h^  de  Adai. 
as,  l4}o  de  Jelarib,  h^o  de  Zacarías, 
hijo  de  SUoni. 

0  Todos  los  hi,ios  de  Phares,  que  mo- 
nren  en  JemsaJem,  fiuron  euatroclen' 
tos  seienUí  J  ocho  horobies  fvertca. 

7  Y  estos  MM  los  h^jos  de  Bc^jamin : 
SaM,  biio  de  Meanllam,  hijo  de  Jocd, 
bUo  de  Pedales,  h^o  de  Oolalas,  hijo  de 
Aíaawias,  h^o  de  Ithiel,  hilo  de  Jesaiaa. 

8  Y  tras  ^1  Gabbal,  8allal,  novecientos 
relate  y  ocho  en  todoa. 

9  Y  Jeel,  hijo  de  Zichrl,  era  picfteto 
de  ellos ;  j  Jehudas,  hi[jo  de  Senna,  el 
segundo  en  la  ciudad. 

10  5  De  los  sacerdotes,  Jedaias/,  hl^o 
de  Joiarib,  Jaohln : 

11  Seralaa,  hgo  de  Hilcias,  hQo  de  Me. 
sallam,lüíó  de  Sadoe,  hijo  de  Meraioth, 
hijo  de  Áhitub,  principe  de  la  caaa  de 
Dios, 

15  Y  sns  bcrmanoB  los  que  hacían  la 
oina  de  la  casa,  ochocientca  veinte  y 
dos :  y  Adaias,  hijo  de  Jeroham,  hUo 
de  Pelalias,  hijo  de  Amsi,  hijo  de  Zaoa- 
ñas,  hyo  de  Pashur,  i^jo  de  Malchias. 

18  Y  sus  hennanoa  principes  de  la- 
millas, doscientos  cnasenta  y  doa :  y 
Amasal,  hijo  de  Azaxcel,  hijo  de  Azai, 
hijo  de  MeaiUemoth,  l^jo  de  Immer, 

14  T  sns  hermanos,  hombres  de  grande 
rigor,  ciento  veinte  y  ocho ;  jefe  de  loa 
coales  en  Zabdiel,  h^o  de  GedoUm. 

15^  Y  de  los  Levitas,  Semaias,  hUo 
de  maaub,  hUo  de  Aúioam,  hijo  de 
IlasaUas,  hiio  de  B«nl : 

16  T  Sabethai,  y  Joubad,  de  los  priU' 
cipales  de  los  Levitas,  sobrestantes  de  la 
obn  exterior  0  de  la  casa  de  Dios. 

17  Y  Mathanias  k,  hUo  de  Michi,  hijo 
de  Zabdi,  hijo  de  Asaph,  el  principal 
de  loe  cantone^  el  que  empezaba  las  ala< 
banxas  y  acción  de  gnwlaa  al  tiempo  de 
la  oración ;  y  Bacbuchlas  el  segundo  de 
ntre  sos  hermanos,  y  Abda,  hijo  de 
Samna,  hijo  de  Oalal,  hijo  de  Jeduthun. 

18  Todos  los  Levitas  en  la  santa  ciu- 
dad •./Iwrra  dosdentoa  ochenta  y  cuatro. 

10  Y  loa  porteros  Acoub,  Talmon,  y 
sus  hermanoa,  guardaa  en  las  puertas  ^í, 
ciento  setenta  y  dos. 

ao  Y  el  resto  de  Israel,  de  los  sacerdotes, 
ir  de  loa  Levitaa,  en  todas  las  ciudades  de 
Jnd4,  cada  uno  en  su  heredad. 

ti  T  loa  Nethinéoa'  habitaban  en  O- 
phel»:  y  Siha  y  Gispa  «roa  sobre  loa 
Nothinéos. 

88  Y  el  prepósito  de  loa  Levitas  en  Je- 
nisalem  era  Uxzi,  hijo  de  Bani,  hijo  de 
Haaabias,  hijo  de  Matthaniaa,  hilo  de 
Michas.  Y  los  cantores,  de  los  hiJÍM  de 
Asaph,  eetata»  sobre  la  obra  de  la  casa 
de  Dios: 

n  Penfua  hmbiM  mandamiento  del  rey  <* 
acaBea  de  ^os,  y  determinación  aoerca 
de  los  cantores  para  cada  día. 


•4  V  Petfaabias,  hijo  de  Meaetabd,  de 
los  hijos  de  Zerah  •,  hijo  de  Judá,  c«- 
Mba  4  la  mano  del  rey  en  todo  n^ocio 
del  pueblo. 

85  5  Y  tocante  4  las  aUWas  v  sos  ti- 
erras, ttigunoe  de  los  hijos  de  Jud4  ha- 
bitaron en  Chlrialh-arba  y  sus  aldeas,  y 
en  DIbon  y  sus  aldda»,  y  en  Jeoabsccl  y 
sus  aldeas. 

88  Y  en  Jeaua,  y  Moladah,  y  en  Beth- 
pelet, 

87  Y  en  Haaar-sual,  y  en  Beersebah,  y 
en  sus  aldeas, 

88  Y  en  Siclag,  y  en  Mech&na,  y  en 
sus  aldeas, 

89  Y  en  £n-ilmmon,  y  en  floreah,  y  en 
Januuth, 

80  Zanoah,  Adullam,  y  en  sus  aldeas ; 
en  Lachls  y  sus  tierras,  Axeca  y  sus 
ald^a.  Y  habitaron  desde  Beer-sebai^ 
hasta  iA  valle  de  Hlnnom. 

81  Y  los  hi)oH  de  Beióamin  desde  Geba 
AoMeraii  e»  M ichmas,  y  Ala,  y  en  Beth- 
el  y  sus  aldiSaa, 

88  Bn  Anathoth,  Nob,  Ananiah, 

83  Hasor,  Rama,  Gitthaim, 

84  Hadid,  Setaoim,  Neballatb, 

Sft  Lod,  y  Ono,  valle  de  loa  artífices. 

86  Y  eútcuítoe  de  los  Levitas,  en  loa  re- 
partimientos de  Jud4  y  de  Bei^jaroin. 

CAPITULO  XII. 
OetéUtgo  it  la$  eaurdate*  p  Levita*  fwe  ha- 
bían venido  «01»  Zortibahel  *  Jerufolem, 
K*  dMeado  «u  muro  e<m  grande  solemtti- 
dad.  Dase  H  cargo  d»  eiBeroe  dtl  templo  a 
váreme»  eeeofidot. 

Y  ESTOS  «m  loa  sacerdotes  y  Levitas 
que  subieron  con  Zorobabel,  hijo  de 
Sealthiel,  y  con  Jesua:  8eraias«,  Jere- 
mías, Esdñs, 
8  Amarlas,  Malluch,  Harlus, 
SKechánias,  Rehnm,  Mereinoth, 

4  Iddo,  Ginetho,  Abías, 

5  Miamin,  Maadias,  Bllca, 

6  Semaias,  y  .Toiarib,  Jedaias, 

7  Sallum,  Amor,  Hilcias,  Jedaias.  Es- 
tos eran  los  principas  de  loa  sacerdotes  y 
sus  hermanos  en  los  dias  de  Jesua  i». 

8  Y  los  Levita*  fuermí  Jesua,  Binnui, 
Oadmlél,  Berebias,  Jud4,  ;/  Mathanias, 
me  con  sus  hermanos  qficiaba  en  los 
himnoa. 

9  Y  Baebudas,  y  Unni  con  sus  her- 
mane», cada  cual  en  su  ministerio. 

10  ^  Y  Jesua  engendn)  4  .Toiarim,  y 
Joiacira  csigendró  4  Kliasib,  y  Uilasib 
engendró  4  .Joiada, 

11  Y  Joiada  engendró  4  Jonathan,  y 
Jonathan  engendró  4  Jaddua. 

13  Y  en  los  dias  de  Jolacim  los  sacer- 
dotes cabezas  de  familias  fueron  eehe : 
De  la  de  Seraias,  Meraias ;  de  la  de  Je- 
remias.  Huíanlas ; 

18  De  la  de  Eadraa,  Mesullam ;  de  la 
de  Amarlas,  Johanan ; 

14  De  ta  de  Melichú,  Jonathan ;  de  la 
de  Sebanias,  Joseph ; 

15  De  la  de  Harim,  Adna;  de  la  de 
Meraioth,  Heloai ; 

16  De  ia  de  Iddo,  Zacarías ;  de  la  de 
Ginnethon,  Mesullam ; 

17  De  la  de  AUUs,  Zichrí ;  de  U  de 
MlBiamin,  y  de  Moadias,  Piltai : 

18  De  ta  de  Bilga,  Sammua ;  de  la  de 
Semaias,  Jonathan ; 

19  De  la  de  Joiarib,  Mathenai ;  de  la 
de  Jedaias,  Uzxi ; 

80  De  la  de  Saliai,  Gallai ;  de  la  de 
Amoc,  Ebet ; 

81  De  la  de  Hilcias,  Hasabias ;  de  la  de 
Jedaias,  Nathanaei. 

88  Los  Levitas  en  dias  de  Eliasib,  de 
Joiada,  y  de  Johanan,  y  de  Jaddua,  fu- 
eron escritos  por  cidwxas  de  &millas: 


•Q«k88.80. 


i'(3«B.264S. 
Am.  8. 14. 


«Cap.  10.3,8. 


Hsg.  1. 1. 
Zao.  S.1. 


SEHElálAS,  Xta. 


41  V  loa  lUnXiHt  EllidlB,  MuHlu. 


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I  AlujBrt»»  »T  ^  HAbllDOM,  «hf  1 


Cdr.m. 


E8THER,  I. 


Ak  G.  eir.  46V 


18  Y  piue  por  ■obraHaBtM  da  dkw 
&  8elemiaa  taoerdote,  7  á  Sadoo  Ec- 
ciiba,  7  de  1m  I.<evlUia  ¿  PadaiM;  5 
á  mano  de  ellos  Hanan,  h^o  de  SSaoour, 
14)0  de  Mathantas :  piiei  que  eian  teni- 
dos por  fieles  A,  y  asi  de  ellos  era  el 
repartir  á  sos  hénuanoB. 

14  Acuérdate  de  mí,  oh  Dios,  en  diden 
&  esto',  y  no  nü^as  mis  mlaerlcordias 
que  hice  en  la  casa  de  mi  Dios,  j  en 
sus  oiMerTancias. 

15  ^  En  aquellos  dias  vi  en  JadA  atgu- 
RM  que  pisaban  en  lagares  el  sábado*, 
í  que  acaneaban  haces,  y  cargaban  as- 
nos con  Tino,  y  tamlden  de  uvas,  de 
hiiTDs,  y  toda  nierta  de  carga,  y  tratan 
á  Jerusaiem  en  dia  de  s&bado  • :  y  pro- 
tectáfe«  acerca  del  dia  que  vendían  el 
mantenimiento. 

16  También  estaban  en  ella  Tirios  que 
txaian  pescado,  y^oda  mercadería,  y 
vendían  en  s&bado  &  los  hijos  de  Judá 
en  Jerusalem. 

17  Y  reprendí*  A  los  seUores  de  JndA, 
y  déjeles :  ¿  Qué  mala  cosa  e«  esta  que 
Tocotros  hacéis,  profanando  asi  el  dia 
d4d  sábado? 

IH  ¿  No  hicieron  así  vuestros  padres, 
y  trajo  nuestro  Dios  sobre  nosotros  todo 
este  mal,  y  sobre  esta  ciudad  ?  ¿Y  voso- 
tros afliutii  ira  sobre  Israel  profanando 
el  sábado? 

19  Sucedió  pues  que  cuando  iba  oe- 
euieclendoj»  A  las  puerta*  de  Jerusalem 
untes  dri  sábado,  dije  que  se  cerrasen 
las  paeitas,  y  ordené  que  no  las  abrie- 
sen hasta  detpnes  del  sábado:  y  puse 
á  las  puertas  alguno»  de  mis  criaidos, 
pan  que  en  dia  de  sábado  uo  entrasen 
carga- 
so  Y  quedáronse  fuera  de  Jerusalem 

ana  y  dos  veces  los  negociantes,  y  los 
que  vendían  toda  especie  de  mercan- 
cía: 

21  Y  protésteles  y  dtieles:  i  Por  qué 
os  quedáis  vosotros  delante  del  muro  ? 


81  lo  haoeia  otra  vea,  os  echaré  mano. 
Desde  entdnoes  no  vinieron  en  sábado, 
n  Y  dUe  á  los  Levitas  que  se  parifi- 
casen, y  f  viniesen  á  guardar  las  puertas, 
para  santifiear  el  dia  del  sábado.  Tam- 
bién por  esto  acuérdate  de  mí.  Dios 
mior,  y  perdóname  según  ia  multitud 
de  tu  misericordia. 

88  5  Vi  asimismo  en  aquellos  dias 
alguno*  Judíos  que  hablan  tomado  mu- 
jeres de  Asdod,  Ammonltas,  7  Moabi- 
tas«: 

94  Y  sus  hyos  la  mitad  hablaban  As- 
dod,  y  conforme  á  la  lengua  de  oada 
pueblo,  que  no  sabían  hablar  Judaico. 

95  Y  relU  con  ello«f,  y  maldíjelos,  y 
herí  algunos  de  ellos,  y  arranquéles  los 
cabellos,  y  juraméntelos*  diciendo:  No 
daréis  vuestras  hiia*  á  sus  h^os,  y  no 
tomaréis  de  sus  h^as  para  vuestros  hijos 
ó  para  vosotras. 

iÍ6  ¿  No  pecó  por  esto  Salomón,  rey 
de  Israel  •  *  Bien  que  en  muchas  gentes 
no  hubo  rey  como  él ',  qne  era  amado  > 
de  su  Dios,  y  IMos  lo  habla  puesto  por 
rey  sobre  todo  Israel,  aun  á  él  hieieroo 
pecar  las  mujeres  extranjeras. 

37  ¿  Y  obedeceremos  á  vosotros  para 
cometer  todo  este  mal  tan  grande  de 
prevaricar  contra  nuestro  Dios,  toman- 
do mi\)eres  eztraiijeras  ? 

98  Y  uno  de  los  hijos  de  Joiada*,  hijo 
de  Ellasib  el  gran  sacerdote,  era  yerno 
de  Hanballat,  uoronitali :  ahuyéntelo  por 
tanto  de  mí. 

89  Acuérdate  de  ellos.  Dios  mioc,  con- 
tra los  que  contaminan  el  sacerdocio. 

Leí   pacto  del  sacerdocio  <<,  y  de  loe 
ivitu. 

80  LimpléloB  pues  de  todo  extranjero, 
y  puse  á  los  sacerdotes  y  Levitas  por 
aut  clases  á  oada  uno  en  su  obra ; 

31  Y  para  la  ofrenda  de  la  lefia*  en 
los  tiempos  señalados,  y  para  las  pri- 
micias. Acuérdate  die  nu,  Dioe  mió, 
para  bien/. 


LIBRO  DE  ESTHER. 


CAPITULO  I. 

El  rey  Atnuro  ia  un  etpUndUío  hanqneft. 
Mnwkt  á  Uamar  á  la  rettia  Vaifhi  para 
mtmlrar  M  hermoturai  y  como  tUa  ren- 
tera venir,  la  rtpudia,  y  hace  promulgar 
ncmdamiento  de  que  lodo  hombra  tea  Httor 
M«ii  ^aM. 

Y  ACONTECIÓ  en  los  dias  de  As- 
mero,  el  Assuero  que  reinó  desde 
la  India  hasta  la  Etiopia  sobre  ciento 
veinte  y  siete  provincias  o, 

8  Que  en  aquellos  días,  asentado  que 
fué  el  rey  Asanero  en  la  silla  de  su 
itíno,  la  cual  estaba  en  Susan,  capital 
ddreinot, 

8  En  el  tercer  a&o  de  su  reinado  hizo 
b*nquete«  á  todos  sus  príncipes  y  sier- 
vos, teniendo  delante  de  él  la  ftterza  de 
Periia  y  de  Media,  gobernadores  y  prín- 
cipes de  provincias, 

4  Para  mostrar  él  las  riquezas  de  la 
gloria  de  su  reino,  y  el  lustre  de  la  mag- 
nificeDcia  de  su  poder,  por  muchos 
dias,  por  ciento  y  ochenta  dias. 

&  Y  cumplidos  estos  días,  hizo  el  r^ 
<>anqaete  por  siete  dias,  en  el  patio  dd 
hoctto  del  palacio  real,  á  todo  el  pue- 
blo, desde  d  mayor  hasta  el  menor,  que 
*e  lalló  en  Susan,  canical  del  reino. 

6  Bl  poftetfon  era  de  blanco,  verde,  y 
<w)eno,  tendido  sobre  cuerdas  de  Imo 
y  initpura  en  sortijas  de  plata,  y  oolum- 
Bttde  mármol :  los  reclinatorios  de  oro 


y  de  plata,  sobre  losado  de  pórfido  y  de 
mármol,  y  de  alabastro,  y  de  jacinto. 

7  Y  debían  á  beber  en  vasos  de  oro,  7 
vasos  diferentes  unos  de  otroe,  y  mucho 
vino  real,  conforme  á  la  fiícultad  del 
rey. 

8  Y  la  bebida  fué  según  esta  ley  :  Que 
nadie  constrifMese  •  porque  así  lo  habla 
mandado  el  rey  á  toaos  los  mayordomos 
de  su  casa ;  qne  se  hiciese  según  la  vo- 
luntad de  cada  uno. 

9  ^  Asimismo  la  reina  Vasthi  hizo 
banquete  de  miserea  en  la  casa  real  del 
rey  Assiiero. 

10  El  séptimo  dia,  estando  el  cora- 
zón del  rey  alegre  del  vino,  mandó  á 
Mehuman,  y  á  Biztha,  7  Uarbona,  á 
ragtha,  7  Abagtíia,  7  á  Zethar,  7  á 
mrcas,  siete  eunucos  que  servirá  de- 
lante del  rey  Assuero, 

11  Que  trajesen  á  la  reina  Yasthi  de- 
lante del  re7  con  la  corona  regia,  para 
mostrar  á  los  pueblos  7  á  los  príncipes 
su  hermosura,  porque  era  linda  de 
aspecto. 

18  Mas  la  reina  Yasthi  no  quiso  com- 
parecer á  \fi  orden  del  re7,  enviada  por 
mano  de  los  eunucos :  7  enqjóse  el  re7 
mu7  mucho,  y  encendióse  en  él  su  Ira. 

13  Preguntó  entonces  el  rey  á  los  sa- 
bios que  sabían  los  tiempos <f,  (porque 
así  era  la  eostumbie  del  rey  para  con  to- 
dos los  que  sabían  la  ley  7  ri  derecho. 


«Cap.  18. 80. 
'ver.  14.31. 

'ISBd.9.  2. 

t  ver.  U.  17. 

«Cap.  10.39. 
10.  ft. 


■fif 


"1  Rey.  11.1. 

vlBoy.S.lS. 

8  Cr.  9.  22. 

■8B».12.24. 


•Okp.19.10. 

»  Cap.  2.  la 

•  Cap. «.  14. 

i{]fal.3.4. 
10. 


•Cap.  10. 34. 
/Sal.  26. 8,9. 


A.C. 
dr.  519. 


il  Cap.  6. 18. 


A.  c.  eit.  na. 


BSTHEBy  IL 


A.Q>fkM 


•  *A  7. 14. 

/a  Rey.  as. 

1». 


'  Cap.  8.  8. 
Oi«.e.  8, 
1¿. 


A  Mi.  &.  9S. 


•  C»p.  8.  9. 
¿  £f.  &  23, 

24. 

ITis.ZU. 
II  ^qae  a*f 

M  (lUbli- 

raaepor  to> 
doaloapve- 
Moiwgun 
la  lengua 
lia  «lio». 


•Cap. 
2U. 


l.lí. 


&  a  Bey.  M. 

14.  U. 

Jer.  M.  L 
'2807.34.6. 


U  Y  MtatMn  Junto  á  él  CanoM*  y 
Sethar»  y  Admatha,  y  Tlunls,  y  Maw» 
y  If  wsena,  y  Memucan,  ■i«te  principe» 
de  Fonia*  y  de  Media  que  velan  la 
cara  del  rey/»  y  le  eentaban  loa  primen» 
del  reino») 

15  Qué  se  habla  de  hacer  ■egun  la  ley 
con  la  reina  Vaathi,  por  cnanto  no  ha« 
bia  cumplido  la  áráea.  del  rey  AsMiero, 
envioíla  uor  mano  de  loe  eunnooe. 

16  Y  c^Jo  Memucan  delanto  del  rey 
y  de  los  eunucos:  No  solamente  contra 
el  rey  ha  pecado  la  reina  Vaathi,  sino 
oontra  todos  los  príncipes»  y  contra  to- 
dos loe  puebloe  que  «aj^  en  todas  las 
proTincias  áA  rey  Assuero. 

17  Porque  ecfe  hecho  de  la  tdna  pa- 
será  á  noticia  de  todas  las  mujeres,  para 
hacer&«  tener  en  poca  estima  á  sus 
maridos  diciendo :  El  rey  Assuero  man- 
dó traer  delante  de  sí  á  la  reina  Vasthi, 
y  ella  no  Tino. 

18  Y  entonces  dir&n  eftfo  las  sefloras 
de  Persia  y  de  Media»  que  oyeren  el 
hecho  de  la  rdna,  k  todos  los  príncipes 
del  rey :  y  habrá  nwcho  menosprecio 
y  enojo. 

19  Bl  parece  bien  al  rey,  salga  manda- 
miento real  de  delante  de  ^»  y  escríbase 
entre  las  leyes  de  Persia  y  de  Media,  y 
no  sea  traspasado  ir,  Que  no  venga  mum 
Vasthi  delante  del  rey  Assuero :  y  dó 
el  rey  su  reino  k  su  oompa&era  que  sea 
m^or  que  ella. 

50  V  el  mandamiento  que  hará  el  rey 
será  oido  en  todo  su  reino,  aunone  es 
^ande,  y  todas  las  mujeres  darán  honra 
a  sus  maridos  A»  desde  el  mayor  hasta 
el  menor. 

51  Y  plugo  ceta  palabra  en  ojos  del 
rey  y  de  ioB  pxáncipes;  é  hizo  el  rey 
conforme  al  dicho  de  Memucan : 

SS  Pues  envió  letras'  á  todas  las  pro- 
vincias del  rey,  á  cada  provincia  con- 
forme á  su  escribir,  y  á  cada  pueblo 
conforme  á  su  lenguage,  dicúnao  que 
todo  hombre  fuese  señor  en  su  casa  *,  y 
hablase  según  la  lengua  de  su  pueblo  ||. 

CAPITULO  II. 

Eáher,  hermota  dotmOa  Htbfta,  t  Mía  adcp- 
Uva  de  Murdoehio,  e»  elegida  por  reina  en 
lugar  d*  Vatüd.  Mardaehto  dMceir*  al 
rey  una  traieitm. 

PASADAS  estas  cosas,  soaquada  ya 
la  ira  del  rey  Assuero,  acordóse  de 
Vasthi,  y  de  lo  que  hizo»  y  de  lo  que 
fué  sentenciado  contra  ella*. 

8  Y  dijeron  los  criados  dri  rey,  sus 
'Oficiales :  Busquen  al  rey  mozas  vírgenes 
de  buen  parecer ; 

a  Y  ponga  el  rey  personas  en  todas 
las  provincias  de  su  reino,  que  junten 
todas  las  mozas  vírgenea  de  buen  pare- 
cer en  Susan»  residencia  regia,  en  la 
casa  de  las  mujeres  al  cuidado  de  Hegeo, 
eunueo  del  rey,  guarda  de  las  mi^eres, 
dándoles  sus  atavioa. 

4  Y  la  moza  que  agradare  á  los  ojos 
del  rey,  reine  en  lugar  de  Vasthi.  Y 
la  cosa  plugo  en  qjos  del  rqr,  é  hízol9 
así. 

5  Habla  un  Taren  Judío  en  Susan, 
residenela  regia,  cuyo  nombre  en  Mar- 
dochéo»  hijo  de  Jair,  hijo  de  Simi»  hijo 
de  Gis»  del  linage  de  Benjamin, 

0  El  cual  habla  sido  trasportado  de  Je- 
rusalem  con  los  cautivos  que  fiíeron  lle- 
Tadosfr  con  Jech6nlas«,  rey  de  Judá,  á 

auicn  hizo  trasportar  Nabucodonosor  rey 
e  Babilonia. 

7  Y  habla  criado  á  Hadassa,  que  es 
Batfaer,  hi|}a  de  su  tio,  porque  no  tenia 
padre  ni  madre,  y  era  moaa  de  hermosa 
forma  y  de  buen  parecer  {  y  como  su  pa- 


dre y  sa  madre  mnziccon,  Mandechio  ta 
haUa  tomado  por  bija  suya. 

8  Sucedió  pues»  que  como  le  dlvnlgó 
el  mandamieÍBto  del  rey  y  sn  acuerdo,  y 
siendo  reunidas  muchas  moias  en  Susan, 
residencia  rMia»  á  caigo  de  Heysi,  flié 
tomada  también  Esther  pora  casa  dsl 
rqr,  al  cuidado  de  Hegai  «rimio»  guarda 
de  las  mujeres. 

8  Y  la  moza  agradó  en  sus  ojos,  y  halló 

Stoia  delanto  de  él ;  por  lo  que  biio 
ríe  prestamente  sus  atavíos,  y  sus  ra- 
ciones, dándole  también  siete  conveni- 
entes doncellas  de  la  casa  del  rey:  y 
pasóla  con  sus  doncellas  á  lo  m^er  die 
la  casa  de  las  mujeres. 

10  Esther  no  declaró  su  pueblo,  ni  m 
nacimiento,  porque  Mardochéo  le  habla 
mandado  que  no  lo  declarase^. 

11  Y  cada  dia  Mardochéo  se  psicabí 
delanto  del  patio  de4a  casa  de  ua  mu- 
jeres» por  saber  como  iba  á  Esther,  y 
qué  se  hacia  de  ella. 

18  Y  como  llegaba  el  tiempo  de  cada 
una  de  las  mozas  para  venir  al  rqr  As- 
suero»  al  cabo  de  haber  eMado  ya  doce 
meses  conforme  á  la  ley  acerca  de  las 
miueres,  (porque  así  se  cumplía  el  ti- 
empo de  sus  atavíos,  ctA»  es,  seis  meses 
con  óleo  de  mirra,  y  seis  meses  con  cosas 
aromáticas  y  afeites  de  miseree») 

13  Entonces  la  moza  venia  asi  al  rey 
todo  lo  que  ella  deda  se  le  daba,  pan 
venbr  con  ello  de  la  casa  de  las  mi\)eres 
hasta  la  casa  del  rey. 

14  Ella  venia  á  la  tarde,  y  á  la  mallana 
se  volvía  á  la  casa  segunda  de  las  mu- 
jeres, al  cargo  de  Saasgaz,  eunuco  del 
rey»  guarda  de  las  concubinas :  no  venia 
mas  al  rev,  salvo  si  el  rey  la  quería»  y 
era  llamada  por  «u  nombre. 

16  Y  liesado  que  fué  el  tiempo  de 
Esther,  hija  de  Abihail,  tío  de  Mardo- 
chéo, (lue  él  se  había  tomado  por  hija, 
para  venir  al  rey»  ninguna  cosa  procvúnS 
sino  lo  que  dijo  Hegai»  eunuco  del  rey, 
guarda  de  las  mujeres :  y  ganaba  Esther 
la  gracia  de  todos  los  que  U  veían. 

10  F\ié  pues  Esther  llevada  al  rey  As- 
suero  ú  sn  casa  real  en  «1  mes  dvcimo, 
que  &s  el  mes  de  TebeAi,  en  el  aik>  sép- 
timo de  su  reinado. 

17  Y  el  rey  amó  á  Esther  sobre  todas 
las  mnjeres,  y  halló  gracia  y 'benevo- 
lencia delante  de  él  mas  que  todas  las 
vírgenes;  y  puso  la  corona  real  en  su 
cabeza,  é  hizola  reina  en  lugar  de 
Vasthi. 

18  Hizo  luego  el  rey  banquete*  á  todos 
sus  principes  y  siervos,  el  banquete  de 
Esther :  y  alivió  á  las  provincias»  é  hin 
y  dio  mercedes  oonforme  á  la  fiwultad 
real. 

19  5  Y  cuando  se  juntaban  las  viryenes 
la  segunda  vez,  Mardochéo  estaba  puesto 
á  la  uuerta  del  xvjf. 

80  V  Estlier,  segxm  le  tenia  mandado 
Mardochéo,  no  habia  deolarado  su  na- 
ción ni  su  pueblo :  porque  Esther  hacia 
lo  que  decía  Mardochéo  como  cuando 
con  él  se  educaba^. 

81  En  aquellos  días,  estaiulo  Mardo- 
chéo sentado  á  la  puerta  del  rey,  eno- 
járonse Bigthan  y  Theres»  dos  eunucos 
del  rey  de  la  guardia  de  la  puerta,  y  pro- 
curaban poner  mano  en  el  rey  Assuero. 

Ai  Mas  entendido  que  fué  esto  por 
Mardochéo,  él  lo  denunció  á  la  leina 
Esther  A,  y  Esther  lo  d^o  ai  rey  en  nom- 
bre de  Mardochéo. 

83  Hízose  entonces  indagación  de  la 
cosa,  y  fué  hallada  cierta ;  por  tant»  en- 
trambos fiíeron  colgados  en  una  horca. 
Y  escribióse  a  can  en  el  libro  de  las  co- 
sas de  los  tiempos  delante  del  rey. 


iy~ii^*u™»¿ 


ilIdUiAiniiial  » 
lInsH(2lvBoidii)¥Tl 
VíMi*  «  mi»  lu  Tvo 


JaEí*  kfa» (^ prwla^TriHKÍn- 


U  «lu  H  liUi  Eiilis,  nw«  «u  im- 
r  u»  cDrLDaH.';  dfynDtalo:  y  ■■  rOu 


J«£ab¿4ca  dHo  Blvdoa 


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dr  Tiyo  I  ^  C»l  H  tu  ^vOoloii  '■  I  t* 


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AQOEILA  nMhewlííli 


S^^É- 


■  y  dUo  ti  [«:  ¿Qoí  ImiTm  A  Iii 
DKhidcrn  it  kkii  á  HbitiiMo  por  <•- 

«¿Ent^iniAlo  tfit*T  Quita  ■!■<« 
a  putlñrrAna  ^a  nnlds  d  (i- 

lodite  A  libara  qw  a  1*  tn' 


Mili  p«  ta  plui  d<  adnW.  TT 


Id  finrOrvca  el n; dl>D£ Anu :  M 


üffiá'.SSB,TIB 


cni^ft?    ¿cúljun  rt 


A.  C.  dr.  800. 


ESTHER,  X. 


i.a(ir.S» 


«CBp.5.11. 
Jo1>18.19. 

L27.U,1S. 
a.si.ia 

*  C«p.  8. 11. 


>Deu.21.!13. 
0*1.  S.  13. 


I 


i  VM,  10. 


I  Keb.  8.  10, 
IV. 


»  S«I.90.11. 


A.C. 

Gir.  1800. 

•  1  Cr.  L 17, 
40. 

J«r.  as.  W. 

1A.4.8L 
»  b.  14. 14. 


tandad,  y  de  perdicUm ;  é  hicieron  en 
sos  enemlsos  a  su  voluntad. 

6  Y  en  susan,  capital  del  rdno,  mata- 
ron y  destruyeron  tos  Judíos  quinientos 
hombres. 

7  Mataron  entonces  6  Pharsandatha^  y 
&  Dalphon,  y'á  Asphata, 

8  Y  a  Phoratha,  y  &  Adalia,  y  á  Ari- 
datha, 

9  Y  á  Fhannastba,  y  á  Artsai,  y  &  Ari- 
dai,  y  á  Vaizatha, 

10  Diez  hijos'  de  Aman,  hijo  de  Ama- 
datha,  enemi|ro  de  los  Judíos :  mas  en 
la  presa  no  metieron  mano  A. 

11  ir  El  mismo  dia  vino  la  cuenta  de 
los  muertos  á  Susan,  residencia  r^ia, 
delante  del  rey. 

18  V  dijo  el  rey  &  la  reina  Esther :  En 
Sosan,  capital  del  reino,  han  muerto  los 
Judíos  T  destruido  quinientos  hombres, 
j  diez  nijos  de,  Aman :  ¿  qué  habr&n 
hecho  en  las  otras  provincias  del  rey  ? 
e  Cuál  pues  es  tu  petición,  y  te  será 
coocediaa  ?  ó  qué, mas  es  tu  demanda, 
y  será  hecho  ?    , 

13  Y  respondió  Esther :  Si  place  al  rey, 
concédase  tamUfen  mañana  a  los  Judíos 
eo  Susan,  que  hagan  conforme  á  la  ley 
de  hoy ;  y  que  cuelguen  en  la  horca  4 
los  die-¿  lujos  de  Amlua '. 

14  Y  mandé  el  rey  que  se  hiciese  así : 
y  diese  la  érden  en  Susan,  y  colgaron  & 
los  diez  hilos  de  Aman. 

15  Y  los  Judíos  que  estaban  en  Susan, 
sejuhtaron  también  el  catorce  del  mes 
de  Adar,  y  mataron  en  Susan  trescientos 
hombres:  mas  en  la  presa  no  metieron 
su  mano*. 

16  ^  En  cuanto  á  los  otros  Judíos  que 
estaban  en  las  provincias  del  rey,  tam- 
bién se  puntaron,  y  pusiéronse  en  dienta 
de  su  vida,  y  tuvieron  rqwso  de  sus  ene- 
migos, y  mataron  de  sus  Contrarios  se- 
tenta y  cinco  mi!,  mas  en  ,Ia  presa  no 
metieron  su  mano. 

17  En  el  dia  trece  del  mes  de  Adar/ké 
eto,  y  retrasaron  en  el  dia  catorce  del 
mismo,  e  hiciéfonlo  dia  de  banquete  y 
de  alenia. 

18  Alas  los  Judíos  que  calaban  en  Susan 
se  Juntaron  en  el  trece  y  en  el  catorce 
del  mismo  ntes,  y  al  quince  del  mismo 
reposaron,  é  hicieron  aquel  día  dia  de 
banquete  y  de  regocüq. 

19  Por  tanto  los  Judíos  aldeanos  que 
habitan  «n  las  villas  sin  muro,  hacen  á 
los  catorce  del  mes  de  Adar  el  dia  de 
alegría  y  de  banquete,  y  buen  dia,  y  de 
enviar  porciones  de  vianda*  cada  uiu>  á 
su  vecino/. 

30  Y  escribió  Mardochéo  estas  cosas, 
y  envié  letras  á  todos  los  Judíos  que  es- 
taban en  todas  las  provincias  del  rey 
Assnero,  cercanos  y  distantes, 

21  Ordenándoles  que  celebrasen  el  dia 
décimo  cuarto  del  mes  de  Adar,  y  el 
décimo  quinto  del  mismo,  cada  un  año, 

22  Como  dias  en  que  los  Judíos  tuvi- 
eron reposo  de  sus  enemigos,  y  el  mes 
que  se  les  tomó  de  tristeza  en  alegría,  y 
de  luto  en  dia  bueno  m :  que  los  hiciesen 


días  de  banquete  y  de  gozo,  y'de  enviar 
porciones  cada  uno  á  su  vecino,  y  di- 
divas á  los  pobres. 

23  Y  los  Judíos  aceptaron  hacer,  segoo 
hablan  comenzado,  lo  que  les  eicríblé 
Mardochéo. 

84  Porque  Aman,  h^o  de  Atnadatha 
Agagéo,  enemigo  de  todos  los  Judiot, , 
habla  ideado  contra  los  Judíos  para  des- 
truirlos «,  y  echó  Pur,  que  ^were  decir 
suerte,  para  consumirlos  y  acabar  con 
ellos. 

85  Mas  como  Esther  vino  á  la  pre- 
seneia  de}  rey,  él  intimó  por  carta:  El 
perverso  deslio  aue  aquel  trazó  con- 
tra los  Judíos,  recaiga  sobre  su  cabeza*, 
y  cuélguenlo  á  él  y  &  sus  h\)os  en  la 
horca. 

98  Por  esto  llamaron  á  estos  dias  Pu- 
ilm,  del  nombre  Pur.  Por  todas,  pues, 
las  palabras  de  esta  cartap,  y  por  lo  aue 
ellos  vieron  sobre  esto,  y  lo  que  llego  & 
su  noticia, 

87  Establecieron  y  tomaron  los  Judíos 
sobre  si  y  sobre  su  simiente,  y  sobre  to- 
dos los  allegados  á  ellos?,  y  no  será  tras- 
pasado, el  <!elebrar  estos  dos  dias  según 
está  escrito  en  orden  á  ellos,  y  conforme 
á  su  tiempo  cada  un  alio : 

88  Y  que  estos  dos  dias  serian  en  me- 
moria, y  celebrados  en  todas  las  nací 


ones,  y  fíimilias. 


?  provincias,  y  duda- 
urím  no  pasarán  de 


des.    Estos  dias , 

entre  los  Judíos,  y  la  memoria  de  ellos 
no  cesará  de'  su  simiente. 

89  Y  la  reina  Esther,  hija  de  Abihail, 
y  M ardochío  Jjadío,  eseiibieron  con  to- 
da eficacia,  jiara  confirmar  esta  segunda 
caMa  de  Purim. 

ao  Y  eavió  Mardixhéo  tetras  &  todos  los 
Judíos,  á  las  ciento  veinte  y  siete  pro- 
vincias del  rey  Assuéro,  con  palaUas  de 
paz  y  de  verdad, 

81  Para  confirmar  estos  dias  del  Pu- 
rim en  sus  tiempos  aeñaladot,  según  tes 
habla  constituido  Mardochéo  Judío,  y 
la  Teipa  Esther,  y'como  hablan  ellos  to- 
mado sobre  sí  y  sobre  su  simiente,  jtara 
ammenwrar  el  fin  de  loa  ayunos  y  de  su 
clamor. 

88  Y  el  mandamiento  de  Esther  con- 
firmó estas  palabras  dadat  acerca  del 
Purim,  y  escribióse  en  el  libro. 

CAPITULO  X. 

ÍUeapitiílate  la  áígiMadv  glarta  ée  XaráO' 

Ato  en  la  cata  «icTfwy  Atnma. 

Y  EL  rey  Assuero  Impuso  tributo  so* 
bre  la  tierra*  y  las  islas  de  la  mar^. 

9  Y  toda  la  obra  de  su  fortaleza,  y  de 
su  valor,  y  la  decUracioñ  de  la  grandeza 
de  Mardochéo  con  que  el  rey  le  engran- 
deció «,  ¿  no  está  escrito  en  el  libro  de 
los  anales  de  los  reyes  de  Media  y  de 
Persia? 

3  Porque  Mardochéo  Judío  filé  se- 
gundo después  del  rey  Assuero^,  y 
grande  entre  los  Judíos,  y  acepto  a  la 
multitud  de  sus  hermanos,  nrocutando 
el  bien  de  su  pueblo»,  y  hablando  paz 
para  toda  sii  simiente. 


EL  LIBRO  DE  JOB. 


CAPITULO  I. 
Job,  varón  pió  (  UuMrt,  por  permition  d» 
iHoi  y  vara  prueba  de  lu  virtud,  w  entre- 
gado dBotanai,  él  cual  le  qutía  loe  Uenee, 
yUmaUtlothifoi.  Job  adora  j/dá  graeiae 
d  Dio»  por  todo, 

TTUBO  un  varón  en  tierra  de  Hus«, 

I     I       l1««v««a^M      TaK  h   •      w    Aaa«    am^a    t^nmKrA 


perfecto  y  recto,  y  temeroso  de  Dios,  y 
apartado  de  mal «. 

2  Y  naciéronle  siete  hHos,  y  tres  hUat. 

8  Y  su  hacienda  era  siete  mil  ovi>}a8,  y 
tres  mil  camellos,  y  quinientas  yuntas  de 
bueyes,  y  quinientas  asnas,  y  muchísi- 
mos criados  :  y  era  aquél  varón  grande 


rrtaa  /«i«a  ^nA^ 


n»SAM*alA« 


A.0.clr.l8(Nk 


JOB,  II,  m. 


A.C.eir.  1800. 


i  Ut.  1. 1, 
•te. 


|«Ctp.ll, 
ctc* 

tlB«7.3S. 
Id. 

|«f  OtlMT- 


ICr.SLL 
Zac3.1. 
Api  VL  9, 

»llatUL«S. 
irM.t.8. 


i8«L3L7,9k 


tCapLld.2L 
<li.8.2L 


'Seta.  13. 


6eB.S7.29. 
thU.  2. 

tnn.&7. 
Im.8.38. 
BÜ.8B.88, 

n.4.u, 

B. 


«cada  u 


4Eib«n 
en  su»  caws» ca«U  óño  «n m  ^Uj  y  «n- 
Tiabaa  á  llamar  «tu  tns  hennanasj  para 
qna  oomlatan  7  baMasao  aon  aOot. 

6  Y  a«o««aela  qn*  haWando  paaado.an 
tumo  loa  diaa  diel  ooATite,  Job  aaviaba 
}  HurtifleAbalot,  7  lavantábaw  de  ma- 
aana*  7  afraola  noIooatt»to«rf  cwt/bmw  al 
nilmero  de  cUot.  Porqne  dada  Job: 
Quisi  iMlnAa  pecado  mii  b^yot,  7  ha- 
Máa  blaabmado  k  DIm  en  raa  ooraso- 
nea.  Da  cita  manera  bacía  Job  todos 
losdias. 

6  5^  Y  un  dia«  vinieron  los  b^os  de 
Dlo«/á  proentane  delante  de  JeboHf» 
entre  loa  caales  vino  también  Batan  |. 

7  Y  d^io  Jehorá  4  Satán:  ¿  Da  donde 
Tienes  ?  Y  respondleitdo  Satán  á  Jebo- 
vi*  dUo :  De  rodear  la  tierra,  7  de  an- 
te por  ella*. 

8  T  JehoTá  d^o  á  Satán :  ¿  No  has 
considerado  á  mi  aiarvo  Job,  que  no 
ba7  otro  como  él  en  la  tlanra,  varón 
perfecto  7  recto,  temaroso  de  xNos,  7 
miaitado  da  mal  ? 

9  Y  respondiendo  Satán  4  Jabo«4,  ol- 
Jo:  ¿Teme  Job  4  Dios  d^  balde?    .  . 

10  i  No  lo  has  td  cercado  4  ¿1  7  4  su 
casa,  7  4  todo  lo  que  tiene  en  rededor  i  ? 
Al  trabi^  de  sus  manos  has  dado  ben- 
dición: por  tanto  su  hacienda  ha  ere» 
cido  apnre  la  tierra. 

11  Mas  esliendo  ahora  tu  mano,  7  toca 
4  todo  lo  que  tiene «,  .y  verát  ti  no  te 
blaafena  en  tu  rostro '. 

13  Y  dii}o  JeboTi  4  Salan :  Hé  aquí, 
todo  lo  que  tiene  está  en  tu  mano :  sola- 
mente no  pondas  tu  mano  sobre  ¿1.  Y 
aali($ae  Satán  de  delante  de  JehoT4. 

13  ^  Y  Un  dia  "•  aconteció  que  sus  hi- 
Joa  d  Zk\iaa  comían,  7  bebían  Tino  en  casa 
de  su  hermano  el  primogénito, 

14  Y  vino  un  mensajero  4  Job,  que  le 
dijo :  Estando  arando  los  bueyes,  7  las 
asnas  paciendo  cerca  de  ellos, 

lA  Acometieron  los  Sabemos,  T  toin4- 
Tonlos,  é  hirieron  4  los  mozos  4  filo  de 
eqiada:  solamente  escapé  yo  para  tra- 
erte las  nuevas. 

16  Aun  estaba  este  hablando,  7.  vino 
otro  que  d^o :  Fu^p»  de  Dios  cayó  del 
<delo,  que  quemó  las  ov^s  y  los  moaos, 
y  les  consumió :  solamente  eschpé  yo  solo 
para  traerte  las  nuevas. 

17  Todavía  estaba  este  hablando,  7  vino 
otro  que  dijo :  Los  Caldeos  hicieron  tres 
escuadrones,  7  dieron  sobre  Ips  camellos 
y  tomáronlos,  é  hirieron  4  loe  mozos  4 
filo  de>  espada,  7  solamente  escapó  70 
solo  para  traértelas  nuevas. 

18  Entre  tanto  que  este  hablaba,  vino 
otro  que  dijo :  Tus  hijof  y  tus  h\}as  es- 
taban comiendo,  7  bebiezido  vino  en  casa 
de  su  hermano  el  primogénito : 

10  Y  he  aquí  un  gran  viento  que  vino 
del  lado  del  desierto,  é  hirió  las  cuatro 
«equinas  de  la  casa,  y  ca7ó  sobre  los  mo- 
»os,  7  mulleron;  7  solamente  escapé  yo 
solo  wtra  traerte  las  nuevas. 

:10  £ntónces  Job  se  levantó,  y  rasgó* 
cu  manto,  y  trasquiló  su  cabeza  <>,  y  ca- 
yendo en  tierra  aaoróJ>, 

81  Y  d^o :  Desnudo  sali  del  vientre  de 
mi  madre  f,  y  desnudo  tomaré  aII4.  Je- 
hov4  di<L  7  Jehov4  lo  quitó'':  sea  el 
nombre  oe  Jehov4  bendito  «. 

ast  £n  todo  esto  no  pfoó<  Job,  ni  atri- 
buyó 4  Dioi  despropósito  alguno. . 

OAPITULO  II. 

Beguinda pnuba de  Job,  <t (ptUn  porp«mi^Í<m 

dm  IHo$  Uen  Satofm»  tf«  Ujpta.  Af conviene 

«ts  tol  titado  4  «a  vwjtr,  qu«  vitupera  mt 

tmtégriáad  to*  i«np(o  «areatsM.  yienen  tre$ 

tágot  4  «Miarle. 


YOT&O  dia  aooBtedó  que  vinieron 
los  hüoa  de  Dios  para  presentarse 
delante  de  Jehov4  «,  y  Sátan  vino  tam' 
bien  entra  ellos  pareciendo  delante  de 
Jehov4. 

3  Y  dUo  Jehov4  4  Satán :  ¿  De  donde 
vienes  ?  Respondió  Satán  4  Jehev4,  y 
dtto ;  De  rodáar  la  tierra,  y  de  andar  por 

8  Y  Jéhov4  dUo  4  Satán:  ¿  No  has 
oondderado  4  mi  siervo  Job,  que  no  hay 
otro  como  H  en  la  tierra,  varón  perfecto 
y  recto,  temeroso  de  Dios,  7  apartado  de 
mal.  y  que  aun  retiene  su  perfección. 
habiéndome  td  incitado  contra  él  para 
que  lo  arruinara  sin  causa  ? 

4  Y  respondiendo  Satán  dijo  4  Jeho- 
v4:  Piel  por  piel,  todo  lo  que  el  hom- 
bre tiene  uaE4  por  su  vida  b. 

5  Mas  extiende  ahora  tu  mano,  y  toca 
4  su  hueso  y  á  su  catne,  y  verás  si  no  te 
blasfema  en  tu  rostro. 

6  Y  Jebov4  d^o  4  Satán :  Hé  aquí,  él 
esAl  en  tu  mano ;  mas  guarda  su  vida. 

7  ^  Y  salió  Satán  de  delante  de  Je- 
hov4,  é  hirió  4  J  ob  de  unajlaligna  sama 
desde  la  planta  de  su  pie  hasta  la  mo- 
llera de  su  cabeza. 

8  Y  tomaba  una  t^  para  rascarse  con 
ella,  y  estaba  aentado  en  medio  de  ce- 
nisa«. 

9  5  D({oIt  entonces  su  mujer:  ¿  Aun 
retienes  til  tu  simplicidad  ?  Bendice  4 
Dios^  V  muérete. 

10  Y  él  le  d^:  Como  suele  hablar 
cualquiera  de  las  mujeres  btuas  hai  ha- 
blado. También  recibimos  el  bien  de 
Dios,  ¿7 el  mal  no  recibiremos''?  En 
todo  esto  no  pecó  Job  con  sus  labiok  <. 

11  ^  Y  tres  amifos  de  Job,  Ellphaz 
Themanita/,  y  Kldad  Suhita',  y  So- 
phar  Nahamathita,  luego  que  oyeron 
todo  este  mal  que  le  habla  Sobrevenido, 
vinieron  cada  imo  de  su  luMr  ¡  porque 
hablan  concertado  de  venir  ^ntos  4  con- 
dolecerse de  él,  y  4  consolarle : 

13  Los  cuales  alzando  los  ojos  desde 
léjos,  no  lo  conocieron,  y  lloraron  á  vos 
en  grito ;  y  cada  uno  de  ellos  ra^ó  su 
maoto,  y  esparcieron  A  polvo  sobre  sus 
cabezas  h4ela  el  cielo. 

13  Así  se  sentaron  con  él  en  tierra  ■  por 
siete  dias  y  siete  noches*  y  ninguno  le 
hablaba  palabra,  porque  velan  que  el 
dolor  era  muy  grande. 

CAPITULO  IH. 
J«A)  maUUte  el  dia  de  lu  nacimiento  1  y  aten- 
dida» la»  ealunMadet  de  la  vida,  deiea  no 
hubieee  aqiul  llegado,  y  haUtirie  con  loi  que 
m  la  vuierte  te  ven  tt  w>«*  de  éUa», 

DESPUÉS  de  esto  abrid  Job  su  boca, 
V  maldiVo  su  dia. 

9  Y  exclamó  Job,  7  dt)o : 

3  Perezca  el  dia  en  que  70  nací  >,  y  la 
noche  que  se  d^o :  Varón  es  concebido. 

4  Sea  aquel  dia  sombrío,  7  Dios  no 
cuide  de  él  desde  arriba,  ni  ^ilatldad  so- 
bre él  resplandezca. 

5  .aféenlo  tinieblas  7  sombra  de  mu- 
erte ;  relióse  sobre  él  nublado,  que  lo 
haga  horrible  como  caliginoso  día. 

6  Ocupe  la  obscuridad  aquella  noche ; 
no  tea  contada  entre  los  dias  del  a&o,  ni 
venga  en  el  ndiúeto  de  los  meses. 

7  ¡  Oh  si  fuera  aquella  noche  solitaria, 
que  no  viniera  canción  alguna  en  ella  I , 

8  Maldíganla  los  que  maldicen  al  dia, 
los  que  se  aprestan  para  levantar  su 
llanto. 

9  Obscuréscanse  las  estrellas  de  su 
alba ;  espere  la  lúa,  y  no  vínga»  ni  vea 
los  párpados  de  la  roaifiana : 

10  Por  cuanto  no  cerró  las  puertas  del 
vientre  dond^  yo  estaba,  ni  escondió  de 
mis  ojos  la  miseria. 


•  Cafk.  1.  6. 
etc. 


t  Mat «.  a&. 


«Uat.  11.31. 


•f8sBto.S.10, 
11. 

«  Sal.  38. 1. 

/GeB.M.11. 

Jer.  49.  7. 

8  Gea.  26.  2. 


*  K«b.  9.  L 

La.  2. 10. 

<EU.9.8,«. 


«Cap.iai8, 
•te. 
Jer.  30. 14. 


4.(^ 


jQfí.nvH' 


4.qL«ij|;^p«^ 


•M. 


ttk 


Fi».  0.  U. 


M.S8.3. 
U.  88.15» 


M4.S.8. 


.11. 


•.25.1& 


i!*M^*jjriw 


itelM 


4*1 


uw  aua  ooa  lai  picdcu  d«l  e«mpo 
ka  til  «ofuteito,  y  la»  bcttiai  del 
DO  te  Mnn  pacificw. 
34  V  Mbrá*  que  Jkoy  pas  cy»  ta  tkoda; 
j  Tialtartft  tn  iiukwU,  v  no  peoazát. 

85  Ajáfoluao  edhuM  d«  var  que  tu 
<iiMi«nte  «•  mocha,  j  |u  ¡voIa  odibo  la 
yerba  de  la  tiem. 

80  Y  veadrfo  en  la  v^te^A  la  lepnl- 
«oxa»  como  «1  montoi»  da  ttj(go  que  ae 
coge  á  nx  tiempo. 
87  Hé  aqoí  lo  que  hamoa  inquirido,  lo 

ooal  «■  mki  4y*l9«l  JtUBS  ^^  pvn  «on* 

tigo. 

CAPITULO  VI. 

«WowMBiejÉiHMdmwjpuffaxoaleyaa- 
dna(icMii#fM<Mmr<ÍHMi  M4rf r  virf»  f«w 
«Ba  «SMÍf  «üf /wraof.  fimoM  4«  au  a«^ 
M,  y  (b  «ni  v(ii<(f oa  i  HprmimU  «a  mi 

Y  RESPONDIÓ  Job  y  dUo : 
8  ¡  Oh  li  pewaen  al  jiuto  mi  9b< 
y  mi  tonnento,  y  se  alzaMn  ' 


a  Porque  peMzia  aquel  maa  que  la 
«sena  de  la  mar :  y  por  tanto  mis  pala» 
bras  Mmoortadu. 

«Foiquelai  aaetaia  del  Todo-poderoeo 
«fllo»  en  mí,  cuyo  veneno  bebe  mi  eapl- 
xitu,  j  (etrarn  de  Oioab  me  oombaten< 

i  ¿  AcaM  gime  el  asno  montas  junto 
i^  la  yorba  ?  ¿  Muye  el  buey  Junto  4  su 
pasto? 

e  ¿Cométase  }o  «lesahride  sbi  sal?  ó 
¿  luibci  gusto  en  la  dará  del  huevo  ? 

7  Xju  oosas  qu*  *oi  *lnM  no  quería  to- 
car umita,  ahora  fas  los  dolares  «»  mi 


8  ¡  Quién  me  diera  que  TiiUeie  mi  pe> 
Cioion.  y  que  Dios  im.  otorgase  lo  que 
espero! 

6  Y  que  pluifuieía  A  PIm  quabrantar- 
me;  que  scAtára  su  mano,  y  me  de»- 
lileiera«l 

10  Y  seria  aun  mi  consuela,  si  me  asal- 


con  dolor  sin  dar  mas  tregua,  que  yo 
no  he  escondido  las  palabras  del  Santo. 

11  ¿  Oual  ••  mi  finrtalexa  para  espenur 
aaw?  iJ  cual  mi  fin  para  dilatar  mi 
«ida? 

18  ¿  Es  mi  ftirtalexa  la  de  las  ptodrw  ? 
¿  ó  mi  eame  es  de  aoere  ? 

18  áSo  me  ayudo  cuanto  puado,  y  t» 
«1  podar  me  fiOta  del  todo  !> 

14  El  atribulado  es  consolado  de  su 
cosivalleie:  mas  hese  abattoionado el  te- 
mor  del  Omnlpi^tente. 

15  Mis  hermanos  me  han  mentido' 
ctaal  arroyo  ¡  paaáMlise  «ame  corrientes 
impaCaesas, 

ItfQoc  están  eswwidldas  por  la  helada, 
y  encubiertas  oonnle^í 

17  Que  al  tiempo  del  calor  son  des. 
b«abaa,  y  en  calentándose,  desaparecen 
de  su  lugar. 

18  Apwtanse  de  las  sendas  de  su  rum- 
bo, van  menguando,  y  piérdeose. 

18  MIzaron  ios  caminantes  de  The- 
man «,  los  caminantes  de  Saba  espera* 
vosk  en  ellas. 

80  JCm  ftieron  aTersonzados  por  su 
t  eneran  Ts ;  pasque- Tinieran  hasta  ellas, 
y  halláronse  eonfiísos. 

81  Abara  etetaroente  como  ellas  sois 
voeocros ;  que  }iab«ls  visto  d  tprmcato 
«rio,  y  temds. 

88  ¿  Os  be  dieho  yo :  Tnedme,  y  pa- 
gad por  mí  de  vuestra  hacienda ; 

88  V  libradme  de  mano  dd  opresor,  y 
redimidme  del  poder  de  los  viorentos  ? 

84  Eoaeftadme,  y  yo  oallaxé :  y  haced> 
le  esittnder  en  qu4  be  «nrado. 

85  i  Cuan  Alertes  son  las  palabras  de 


laettaid!    Mas  fqiié  leiiwwaili  el  quf 

xepiende  de  vosctroe? 

88  ¿  Pausáis  censurfx  palabras,  y  los 
discursos  de  un  dasespeaülo, «««  ««*  ce* 
mo  d  viento  ? 

87  Tembien  os  wdMt  aobre  d  buáF- 
ftao,  y  baceia  hciyo  aewila  da  vuestro 
amigo. 

tt  Ahora  puea,  ai  au«nii,  mix«d  ea 
ad,  jvii  al  misato  odante  de  vosctnw. ' 

88  Tomad  ahora,  y  no heja  iniquidad; 
volved  aun  d  cpasMtrer  mi  Justicia  4fi 
esto. 

80  ¿Hav  iniquidad  en  mi  lengua?  ¿N» 
pneds  mi_palinar  'ffitfím\T  las  otiss*  de* 

CAPITULO  VII. 
Jieiirt  J«b  WMtpar  sefiate  fa  araailsse  di  m 
^/Um^,  y  jiA<  tf  ÍXm  «««  l«  Ktrs  «I  d|a 

■f  agreñas. 

CIERTAMENTE  tiempo  ÜmUado  «. 
mt$  el  bombxe  sobra  la  tierra*  y  aus 
días  «oa  como  los  dias  dd  Jomálerp. 

8  Como  d  siervo  anhela  la  sombra,  y 
como  d  Jornálelo  espera  d  nyoso  át  su 


8  Así  poseo  yo  mesas  de  vaaidad,  y 
noches  de  trab^fo  me  dieran  po«  eu> 
cata*. 

4  Guando  estoy  acostado,  digo ;  i  Cu* 
ando  me  levaotéid*  ?  T  mide  etl  vta- 
xó»  la  noche,  y  estoy  harto  d«  devana 

A  MlctriM  está  vesiilda  de  gusanos,  y 
de  costras  de  polvo ;  mi  pld  pendida  y 
abemiaable. 

8  Mi*  dlw  ÍMcroa  mas  Ugeios  que  la 
lanzadera  dd  te}edor«,  y  fcbecfalton  fia 


.  Acuérdate  que  mi  vida  «•  «a  viento', 
y  que  mis  q}os  no  volverán  á  ver  el  bi4n. 

8  Los  q|ps  de  les  que  me  ven,  no  m» 
verán  i«a« :  tus  cjos  sobra  mi,  y  étfui 
da  ser. 

8  La  nube  ae  consume,  y  ae  va:  asi  d 
que  desciende  d  sepulcro  no  subirá; 

10  No  temará  mas  á  su  casa,  ni  su 
lugar  le  conocerá  roas  «. 

U  Por  tanto  yo  no  reprimiré  mi  boca ; 
hablaré  en  la  angustia  de  mi  espífltu,  y 
quiüaréme  con  la  aroanura  de  mi  dma. 

18  ¿  Soy  yo  la  mar.  óaigtum  balt^t 
que  me  pongas  guarda  ? 

IS  Ouúido  digo :  Mi  cama  me  conso* 
lasa,  mi  cama  atentfaiá  mis  queias ; 

14  Eaténees  me  quebraatana  eo»  sae> 
líos,  y  me  tuxtaoás  con  visiones. 

15  V  a<4  mi  dma  tuvo  por  mijar  d 
ahogamiento,  y  f«<se  la  muerte  mas  que 
á  mis  huesos. 

16  Abuxrime ;  ao  he  de  vivir  yo  para 
siempra/:  d^yáme,  pues  que  mis  diaa 
ton  vanidad. 

17  ¿Qué  «•  el  hombre,  pan  que  lo 
engrandeaoas,  y  que  pongM  sobra  ü  tu 
coraion, 

18  Y  lo  visites  todas  las  maflanas,  y  to* 
dos  los  momentos  lo  pruebes  ? 

19  4  ilsata  cuando  no  me  dejará^  ni 
me  soltarás  hasta  que  trague  mlsaliva  ? 

80  Pequé,  ¿  qué  te  haré,  oh  Guarda  de 
los  hombres  ?  ¿  Por  qué  me  has  puesto 
contrario  á  Üg,  y  que  á  mí  mismo  pea 
pesado? 

81  ¿  Y  por  qué  no  quitas  mi  rabelicp,  y 
(donas  mi  iniqíildaa  ?  porque  anón 
•imiré  en  el  polvo,  y  d  me  buscares  de 

msflana,  ya  no  seré. 

CAPITULO  VIII. 

BÜéMprtmtapérmMUr  áJ^y»  m  ttmtt' 

lefti  iflWui  I  it  üiwrfSMlnw  aie-ireifir  M  wii 

«pe,  y  fii(  oar  i*  WaittíN^  tmrá  Mraio 

df  fo  eürtm  dt^mefioa  <m  aféenla  d  les 


doi 


•8d.«.«. 
*l)aa.».f>. 


IS.M.U. 

'8d.78.W. 
8sar.«.14. 


'sdl^Slt. 


/Oajp.10.90. 
8a¿r4».l«. 


«C^».  18.19. 
La^U. 


A.C.olr.l800. 


JOB,  Ym,  IX,  X. 


A.C.cir.m 


•Cftp.a4.13, 

17. 

G«ii.l8.9S. 

Dea.  82.  4. 

3  Cr.  19.  7. 

Ski.  8».  14. 

BoD.8.6,6. 
iC*p.ll.lS. 

y  22.  S3,  etc. 


«C*p.l5.18. 
rf  M.  8».  5. 
«lCr.!9.16. 


/8»I.I99.  6. 
Mat.  13.30. 

o  C»p.  97.  8. 

Pro.  10. 98. 


hC*p.37.18. 


•'8al.87.se. 


i  Bal.  87. 2S, 
98. 


<8al.  182.18. 


•  8*1.143.3. 
BíOBi.8.30. 


iHe1».12.3e. 


•SaLlOi. 

^•^    -» 
11.49.83. 

il  Cap.  88.81, 
32. 
AauM  &  8. 


Y  RESPONDIÓ   BUdaá  Sahits,  7 

9  f  Baata  cnándo  hablar&s  tafea  cosas, 
y  las  paUdMas  de  tn  boca  terán  eomo  nn 
Tiento  fuerte  ? 

8  ¿  Acaso  perrettbá  Dios  el  derecho  •,  ó 
el  TodO-poderoao  perrextir&  la  justicia  ? 

4  Si  tus  hijos  pecaron  contra  él*  él  los 
edkó  en  el  lugar  de  su  pecado. 

9  Si  til  de  mafiana  buscaxes  á  IM0S&,  j 
rogares  al  Todo-poderoso ; 

o  SI  ftieres  limpio  j  derecho^  cierto  lu- 
ego  se  despertara  sobgre  tí,  7  hará  prós- 
pera la  morada  de  tu  justicia : 

7  T  tn  principio  habm  sido  pequefio,  7 
tu  portrimeria  acrecerá  en  gran  manera. 

8  Forque  pregunta  ahora  a  la  edad  pa- 
sada«,  7  diaponte  para  inquirir  de  sus 
padres  de  eQos; 

9  Pues  nosotros  tomo»  de  a7er',  7  no 
sahemosj  siendo  nu^tro*  dias  sobre  la 
tierra  como  sombra  «. 

10  i  No  te  enaefiaxáa  ellos,  te  dirán,  7 
de  su  corazón  sacarán  etiat  palabras  ? 

11  ¿  Crece  el  junco  sin  lodo  ?  ¿  crece 
el  prado  sin  agua  ? 

IS  Aun  él  en  su  verdor  no  será  cortado, 
7  antea  de  toda  7erta  se  secará/. 

13  Tales'  mm  los  caminos  de  todos  los 
que  olvidan  á  Dios ;  7  la  esperanza  del 
implo  perecerán : 

14  Porque  su  esperanza  será  cortada,  7 
su  confiñiza  es  casa  de  arafla. 

15  Apoyaráse  él  sobre  su  casa,  mas  no 
permanecerá  en  pM  * :  atendxáae  á  ella, 
mas  no  80  afirmará. 

18  A  matura  de  un  árbot  está  reide  de- 
lante del  sol,  7  sus  renuevos  salen  sobre 
su' huerto ; 

17  Vanse  entret^iendo  sus  raices  junto 
¿  ufut'ftiente,  7  enlazándote  hasta  un  lu- 
gar pedregoso. 

18  Si  lo  arrancaren  de  su  lugar,  este 
negarJUe  entonces  diciendo :  Kuncate  vi '. 

19  Ciertamente  este  será  el  gozo  de  su 
camino,  7  de  la  tierra  de  donde  se  tnu- 
futiere  nacerán  otros. 

90  Hé  aquí.  Dios  ho  aborrece  ti  per- 
fiecto  A,  ni  toma  la  mano  de  los  malignos. 

91  Aun  henchirá  tu  boca  de  risa,  7  tus 
labios  de  jtlbilo. 

92  Los  que  te  aborrecen,  serán  vestidos 
de  confusión':  7  la  h&bitacion  de  los 
impíos  perecerá. 

CAPITULO  IX. 

KmwtíaaíJob  oim  wia»  que  mm  amigoe  «i  poder, 
la  icMdmrfa  y  juilieia  de  JMoi  ;  y  umetbra 
4«e  tw  M- opone  4  eMot  eárütáo»  d  etfiigir 
en  «éa  «mudo  4  lo»  imotenita. 

Y  RESPONDIÓ  Job,  7  dyo : 
9  Ciertamente  70  conozco  que  ei 
así :  ¿  7  c<$mo  se  justiñcará  el  hombre 
con  Dioso? 

8  Si  quisiere  contender  con  él,  no  le 
podrá  responder  á  una  eoea  de  mil. 

4  £1  es  sabio  de  corazón,  7  poderoso  en 
fortiúeza:  ¿quién  se  endureció  contra 
él,  7  quedó  en  paz  ? 

9  Que  arranca  los  montes  con  su  furor, 
7  no' Conocen  quien  los  trastornó. 

8  Que  remueve  la  tierra  b  de  su  lugar, 
7  hace  temblar  sus  columnas. 

7  Que  manda  al  sol,  7  no  «de ;  7  sella 
las  estrellas. 

8  El  que  extiende  solo  los  cielos  c,  7 
anda  sobre  las  alturas  de  la  mar. . 

9  El  que  hizo  el  Arcturo,  7  el  Orion  «f, 
7  las  Pleiadas,  7  los  lugtcres  secretos  del 
Mediodía. 

10  El  que  hace  cosas  .grande»  é  incom- 
prenriblea,  7  maravillosas,  ain  ntUnero. 

11  Hé  aquí  que  él  pasará  delante  de 
mi,  7  70  no  lo  veré )  7  paaaiá,  7  no  lo 
entenderé. 


19  Hé  aquí,  anabatará,  ¿  quMa  te  hná 
restituir  ?  ¿  quien  le  dirá:  Qué  haces*? 

18  Dios  no  tomará  atrás  sn  ira,  7  de- 
bajo de  él  se  enooztMm  lutgo  los  qne 
a7udan  á  los  soberbios. 

14  i  Cuanto  menos  le  responderé  70, ; 
hablaré  con  él  palabras  esCu^Badas  ? 

15  Que  aunque  fuese  70  justo,  no  res- 
ponderé; Antee  habré  de  rogar  &  mi 
Juez. 

18  Que  si  70  le  invocase,  7  ^  me  res- 
pondiese, aun  no  creeré  que  ha7a  eseU' 
chado  mí  voz. 

17  Porque  me  ha  quebrado  con  tem- 
pestad, 7  ha  aumentado  mis  heridas  sin 


•lULi» 


18  No  me  ha  concedido  que  tome  mi 
ttUento,  mas  hame  hartado  de  amar- 
guras. 

19  Si  hobláremoe  de  ««  potencia,  ftierte 
por  cierto  es :  si  de  fu  juicio,  ¿  quién  me 
emplazará  ? 

SO  Si  70  me  justificare,  me  condenará 
mi  boca :  «i  me  ¿{/ere  perfecto,  esto  me 
hará  hücuo. 

21  fi£en  ^ue  yo  fueee  íntegro,  no  ecnosco 
mi  alma ;  reprocharé  mi  vida. 

92  Una  cosa  resta  que  70  diga/:  Al 
perfecto  7  al  impío  él  los  consume ;. 

28  81  ee  azote  me  mata  dé  presto,  riese 
de  la  prueba  de  los  inocentes. 

24  La  tierra  es  entr^ada  en  manos  de 
los  impíos,  7  él  cubte  el  rostro  de  sus 
jueces.  Si  M  no  fo  Siipone  aei,  ¿quien 
ee  f  dónde  está  ? 

35  Mis  dias  han  sido  mas  ligeros  ouc  un 
correo* ;  huTeron,  7  no  vieton  ei  bien. 

88  Pasaron  cual  navios  veloces;  eemo 
d  águila  que  se  arroja  á  la  comida. 

37  Si  digo :  Olvidaré  mi  queja,  dejaré 
mí  aburrimiento,  7  esforzaréme: 

98  Contiirbanme  todos  mis  trabajos,  lé 
que  no  me  darás  por  libre. 

29  &  70  807  implo,  i  para  qué  trabajaré 
en  vano  ? 

30  Aunque  me  lave  con  aguas  de  ni- 
eve, V  llm{áe  mis  manos  con  la  mitma 
limpieza, 

81  Aun  me  hundirás  en  e)  h<9o,  7  mis 
propios  vestidos  me  abominarán. 

89  Porque  no  ee  hombre  eomo  70,  para 
que  70  le  responda,  7  vengamos  junta- 
mente á  Jukio  i. 

33  No  ha7  entre  nosotros  áiUtro  que 
ponga  su  mano  sobre  néfsotros  amóos. 

84  Quite  de  sobre  mí  su  vara*,  7  su 
tetxor  no  me  espante. 

86  J?«i^6ner*  hablaré,  y  no  le  temeré: 
porque  asi  no  esto7  en  ini  mismo. 

CAPITULO  X. 
DAiatímdo  Job  de  nuevo  en  eetuea  deleMte  it 
Dioe,  qu(ia»e  de  eu  tmn  e^gida  vida,  f  in- 
plora algún  reepiro  4Mae  da  m  auMitf. 

ESTÁ  mi  alma  aburridadenü  vida* : 
daré  70  suelta  á  mi  qu^a  sobre  mi  ¡ 
hablaré  con  amargura  de  mi  alma. 

2  Diré  á  Dios :  No  me  condenes ;  haz- 
me entender  por  qué  pleiteas  conmigo. 

3  ¿Parécete  bien  que  o|nrimas,  que 
desebhes  la  obra  de  tus  manos,  y  que 
resplandezcas  sobre  el  cons^  de  los 
impíos  ? 

4  ¿  llenes  ttl  ciJoe  de  carne  ?  ¿  ves  Cd 
como  vé  el  hombre  ^  ? 

5  i  Son  tus  dias  como  los  diaa  del  hom- 
bre? ¿eon  tus  a&oa-eomo  los  tiempos 
humanos, 

8  Para  que  inquieras  mi  iniquidad,  7 
busQues  mi  pecado  ? 

7  sobre  saber  tú  que  no  soy  impío,  7 
que  no  hay  quien  de  tu  mano  Hlnre, 

8  Tus  manos  me  formaron  7  me  com- 

Susieron  todo  en  contorno :   ,*  7  mí  me 
eshaees  ? 


/Se.  3.1, 


4 

1 


^Ol^i■^ 


Eti» 


^c»^: 


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¿•CLdMaod 


JQB»XI,XU. 


^CLflár.lKM. 


te.  18.1 
lom.9.Sl. 
'Oes.S.U. 


C»p.S.U. 


U.39.18. 

i»L88.12. 
hL23.4. 


í'o.10.19. 


«t* 


fc-in. 

wn- 11.33. 


Be.  3. 18. 
V22.2L 


9  AeuÍKdMU  BhoiE  qog  ootno  k  lodo 
me  dlrt*  faena  «s  ¿  y  tn  polTO  '  me  has 
de  tonunr? 

10  ¿  No  me  fkndlate  eomo  leehe, ;  co- 
mo un  queso  me  cuajaste  ? 

U  VaetitMiie  de  piei  7  cunef  7  eulixiB» 
teme  de  hueíoe  j  nerrioe. 

19  Vida  7  jniaefioaniia  me  ooDcedbtet 
j  tu  Tliltartnii  guanUí  mi  eepírita. 

18  T  efta«  eoaas  tiene*  guardada*  en 
ta  ca«aon  t  7a  aé  4«e  e*to  e«ftt  ooroa 
de  tí. 

14  Si  peqa¿,til  me  ha*  oUerrado,  7  no 
me  limpia*  de  mi  iniquidad. 

15  8i  ibera  Malo,  «7  de  mil  7  *i  ftiere 
josto,  no  levantan  mi  cabeaa,  ettaida 
oaxto  de  deahonxa*  7  de  Torine  afligido. 

16  T  subir&  de  punto,  »«<«  me  caza* 
como  k  tooAt  7  toma*  k  hacer  en  mi 
maaEarilbw. 

17  Renueva*  contra  mí  tus  plagas»  7. 
aumenta*  conmigo  tu  Aun»,  lemndao- 
da*e  Mrt>ae  nki  ijjératta*. 

18  ¿  Por  qu^  me  aseaste  de  la  matils  ? 
Habría  70  eapirado»  7  no  me  Tienin 
qjoa«. 

19  liien,  oomo  yi  nunca  hubiera  sido, 
llevado  desde  el  Tie»tn  á  la  sepultura. 

90  ¿  No  son  mis  dia*  poca  cota  ?  Ce«a 
poe*/,  7  d^tamct  para  que  me  conforte 
un  poco» 

91  Antea  que  vaya,  para  no  volver,  á 
la  tierra  de  tinlebla*'  7  de  sombra  de 
mueiteA;  > 

99  Tiena  de  oba^iidad,  lóbsega  como 
sevnltta  de  mueirte,  dondt  no  Aa»  orden, 
y  que  aparece  como  la  obscuridaa  misma, 

CAPITULO  XI. 

AfAer,  r»iai»f<ailo.  la  epaeleaicm  4t  Jiib,  «m 
€¡f»éüo  «o  tr  impíot  U  nmrtttd*  y  dice  «tM 
¡HmU  «arfiye  «wnof  d>  10  f««  tin»  mett>- 
eido.  XAmtdo  con  pnmuai  y  e«n  «mana- 
«u  á  ftM  te  arrepienta. 

YRfiSFONnijd  Sopl^  Naamathíta, 
y  dyo: 
9  ¿  Las  mucha*  palabras  no  han  de 
tener  respuestas  ?  Y  el  hombre  parlero 
seri  iustiiicado  ? 

i  ¿Harán  tus  fiüacias  callar  4  los  hom- 
bres?  ¿y  hará*,  escarnio,  y  no  habí^ 
quien  te  avergilence  ? 

4  TU  ¿ices :  Mi  conversar  es  puro,  y 
70  soy  limpio  delante  de  tus  ojos  o^ 

5  Mas,  joh  quien  diera  que  Dio*  ha^ 
biára,  y  abjtera  sus  labios  cont^, 

6  Ir.  que  te  declaráxa  los  arcanos  de  la 
sabidunaf  que  toa  de  doble  valor  que  la 
hacienda  1  Oonocerias  ent<ince$  que  Dios 
te  ha  castigado  menos  que  tu  iniquidad 
merece. 

7  é  Alcanzarás  til  el  rastiro  de  IMoS  «  ? 
¿  llegarás  tU  k  la  perfección  del  Todo- 
poderofio? 

8  Es  mas  alto  que  lo*  cielo* :  i>  qai 
hará*  ?  £s  ma*  profundo  que  ¿  ipfíet- 
no :  ¿  como  lo  coimeras  ? 

9  Su  dimensión  es  mas  larga  que  la  ti- 
erra,  y  mas  ancha  que  la  mar. 

10  Si  cortare,  ó  encerrare,  ó  juntare, 
c  quien  podrá  oontxalestarle  ? 

11  Porque  él  conoce  á  los  hombres  va- 
nos :  vé  asimismo  la'  iniqxddad ;  ¿  y  no 
haiácitto? 

18  %  £1  hombre  vano  se  hará  enteit- 
dido,  aunque  naaca  como  el  pollino  del 
asno  montea  tf. 

13  Si  tü  apercibieves  tu  ooraaon*,  y 
exteodieres  &  ^1  tus  mano» ; 

li  8i  alguna  iniquidad  kabiere  en  tu 
mano,  y  la  ech^jres  de  tí,  y  no.  consín- 
ticces  que  more  maldad  en  ttts  habi- 
ueiooes»        .... 

16  Entonces  levantarás  tu  rostro  limpio 
de  mancha,  7  aeíA*  fuerte,  y  no  teme- 
rás: 


10  T  olvklai**  tu  trahejo»  é  te  aeorda- 
rá*  de  él  oomo  de  uua*  que  pasaron : 

17  Yen  mitad  de  U  «ieata  se  levaataiA 
hgnanaa  ¡  rasplandeoará*,  ¡f  serás  oomo 
la  mañana/. 

18  Y  confiará*,  que  habrá  e*peianza :  y 
cavariU,  7  donaires  aeguro. 

19  Y  te  aeoAará*,  7  no  habrá  quien  te 
enante':  y  mucho*  te  rogarán. 

tO  Mas  lo*  qjos  de  lo*  malos  se  consu- 
mirán, y  no  tendrán  reftiglo:  y  su  es- 
peranza 4»rá  «gonia  del  alma*, 

CAPITULO  XII. 
Joft  radarfum  4  (tu  amig^t,  y  eoi^iutd»  $» 
Jaetaneía,Tuutendolet  ver  ^ue  no  mUcm  al 
cato. 

Y  RESPONDIÓ  Job,  y  d^o : 
9  Ciertamente  que  vosotros  tois  el 
Soeblo,  y  con  vosotros  morirá  la  sabi> 
uria. 

5  También  tengo  yo  seso  como  vos- 
otros ;  no  soy  70  menos  que  vosotros : 
¿  y  quien  habrá  que  no  pueda  decir  otno 
tanto? 

4  Yo  soy  eomo  uno  de  qut^  su  amigo  • 
se  mofa,  que  invoca  á  Dio*,  y  él  le  re*- 
ponde.  Con  todo  el  justo  y  perfecto  et 
escarnecido. 

6  Aquel  cuyos  pies  van  k  resbalar,  e$ 
eomo  una  lámpara  despreciada  de  aquel 
que  está  k  sus  anchuras. 

6  Prosperan  las  tiendias  de  los  ladrones, 
y  los  que  provocan  á  Dios  viven  seguros, 
en  cuyas  manos  él  ha  puesto  euatUo  ti- 
enta. 

7  Y  en  efecto,  pregunta  ahora  á  las 
bestia*,  que  ellas  te  enseñarán ;  y  á  las 
ave*  de  lo*  cielo*,  que  elle*  te  lo  mostra- 
rán: 

8  O  habla  k  la  tierra,  que  ella  te  ense- 
Qarái  lo*  pece*  de  la  mar  te  la  declara- 
rán tamMen. 

9  i  Qué  cosa  de  todas  estas  no  entiende 
que  la  mano  de  Jehová  la  hizo  ? 

10  En  su  mano  está  el  alma  de  todo 
viviente,  y  el  espíritu  de  toda  carne  hu- 
mana. 

U  Ciertamente  el  oido  distingue  las 
palabras,  y  el  paladar  gusta  las  vian- 
das l>. 

19  En  los  viejos  tttá,  la  ciencia,  y  en  la 
larga  edad  ta  inteligencia, 

13  Con  Dios  étta  la  sabiduría  e  y  la 
fortaleza :  suyo  e$  el  cons«yo  y  la  inteli- 
gencia d. 

14  Hé  aquí,  ¿1  derribará,  y  no  será, edi- 
ficado :  encerrará  al  hombre,  y  no  habrá 
quien  le  abra  *. 

16  Hé  aquí,  él  detendrá  la*  aguas,  y 
se  secarán :  él  las  enviará,  y  destruirán 
la  tierra. 

.  16  Con  él  e»i&  la  fortaleza  y  la  existen- 
cia :  suyo  es  el  que  yerra,  y  el  que' hace 
errar. 

17  El  hace  andar  á  los  consejeros  des- 
nudo* d*  cona^p  7  hace  enloquecer  ¿  los 
jueces/. 

18  £1  suelta  la  atadura  de  los  tiranos,.y 
ata  el  cinto  á  'sus  lomos.  ^ 

16  El  lleva  despojados  á  los  príncipes, 
y,  trastorna  á  I9S  poderosos. 

fio  El  impide  el  labio  á  los  que  dicen 
venlad,  7  quita  á  lo&.anci^^os  el  con- 
sejof. 

21  £1  derrama  menosprecio  sobre  los 
príncipes  A^  y  enflaquece  la  fueria  de  los 
esforzados '. 

22  El  descubre  las  profundidades  de  la» 
tinieblas  Jk,  y  saca  a  luz  V^  sombra  de 
muerte'. 

23  "Él  multiplica  las  gentes <»,  y  ¿lias 
destruye :  él  esparce  las  gentes,  y  las 
tornt^  a  recoger. 

24  £1  quita  el  seso  de  las  cabezas  dd 


/Bal.  11Z4. 
1*.  58.8,10. 


74.8. 
k  Pn.  n.  7. 


•  Cap.  17.  S. 
791.3. 


»  Cap.  6.  30. 
784.3. 

•  Cap.  89.  7. 
d  Pro. «.  1(. 


«  Cap.  0. 13. 
y  11. 10. 
Ap.8.7. 


/i4Sa.l5i;a. 
Is.  19. 14. 
1  Cor.  1.19, 
90. 


vis.  8.  9. 8. 

ASal.107.40. 

DU1.S.2L 
•'  Ib.  46. 1. 
t  Da.  3. 29. 

1  Cdr.  4.  8. 
/Cftp.34.22. 
"Sal.107.38. 


JOB,  Xin,  XIV,  ZT. 


I  0>li'cXi^  M  uan,  punpw  n 


¿  bi  borLR^lft  de  él  p  GOfu  guIn  H IM 


^aassi-- 


n  maco  Au»  mwto  m  fl  pdni 
*  Ai  pBolhlr  M  •(»  iiiÉiÍM.nt, 

iMt  «opa  MMIO  Bii— >—<*. 

4  dMpMto,  Id  H  Inv4v<bi  ^  ■ 


fií'^^^ií^tí^ 


9.ét.vm. 


JOBi  XYI,l,ViL 


7  ¿  KmM*  td  frlBMn»  q«»  Adán.  6 
tait»e  formado  ántc»  d»  k»  ootladoa*  ? 


8  ¿  Obi»  td  «1  «oonto  da  Dkw»,  qoa 
detkncs  c&  ti  M>lo  la  labldturfa  ? 

9  ¿Qd¿  tabct  td,  <|ue  no  weptgamf 
(toé  entleiulM*  qfié  no  M  luItA  «n  no*' 
otnt? 

10  Entra  noaotrat  taatdan  hajr  caM, 
tnnlMi  hMf  «icjo«f  mnalw  náyor  «n 
(Um  que  tn  padKb 

11  ¿  Ete  tan  peeo 
onMda  DiM?  ¿' 
eoM  oculta  oaroa  de  tí  ? 

a  ¿  Pw  mé  te  e— lata  tv  «oraaoti.  j 
por  oué  gattan  tua  «goa» 

18  FBcs  haoea  tnem  á  Dios  ecn  tu 
«pMa,  y  Noaa  talaa  palataM  de  tv 
boca? 

14  ¿  Qné  eoMi  «t  el  bemlMe  paom  qae 
tea  An^',  y  <ia«  m  )«atlflqae  rt  na- 
cido de  mnjcr? 

16  Hé  aml  que  en  sms  eaaMa  iM»«on. 
fia»,  ▼  ni  loa  eMUie  m»  Uuolei 
denidüos/. 

19  ¿Ouant»  maa  d  houtae 
nable  j  ▼!!>  qoe  bebe  la  inl«|nidad 
igiiaf? 

17  Esedehame,  5»  te  mostrard»  y  M 
contaré  lo  que  he  vino, 

18  Lo  que  los  iaUos  nos  eontanm  4e 
ns  podres,  y  no  k>  cnenbrieion : 

»  A  los  eveles  solos  flié  dada  U  ti- 
cna,  y  ne  pasó  artwdhi  po*  oiedlo  de 


M  Todéa  lee  dte  d«l  Mide  di  es  aler. 

meacato  de  dolor,  7  al  nd 

mcn»  de  alies 

Si  escondido  al  violente. 

81  Bstmeodos  eepaanoaoi 

1  Mnw  en  lus 

sMoei;  en  la  pas  le  va 

idi4qaiett  le 

ande. 

88  Bl  ne  oieeiA  que  ka  de  volfer  de 

Um  tinieblas,  j  Htmprt  eel 
eaddllo* 

Ú  miranda  al 

88  Desasosefrado  «Jcneá  e< 

«ner  siempre. 

panw  sabe  que  le  eeiá  ^pse^fedo  dU  de 

SI  Tiibolaeica  y  angnstla  le  asombra- 
lin,  y  caftiRarinse  eontra  di  eomo  mn 
nj  ancrdbldo  pan  la  batsUa. 

85  Por  cnanto  él  extendió  sa  mane 
contra  IHos,  y  te  eslbnd  oontn  el  To* 
do>podetoso, 

88  £1  lo  acometerá  en  la  eervia,  en 
lo  cineio  de  las  hombreras  de  sns  es- 


87  Porque  cabrio  su  rostro  oon  sa  gor- 
dan',  d  hiao  nUegnes  soine  loo  iteres  t 

88  Y  habitó  te  ehidades  asoladas,  las 
inhabitada»,  que  estaban  pnostas 


,  ni  sstá  drme  tu 
pee  la  tteem  sm 


Ne 

icia,  ni 
osara. 

80  No  se  eseoparA  de  lea  tinieblas :  la 
llama  secarla  sus  tamoe,  y  con  el  aUento 
de  su  beca  penceíA. 

81  No  oonfle  el  iluso  en  U  vanidad} 
día  scri  su  rsoem 


y  nu  lenuefos  no  reverdecerán. 

88  Bl  perderá  su  Aillo  m 
le  vU,  y  dcrramaiá  su  üoc 
oUva. 

84  Amae  to  seoiedad  de  loe 
MiA  esobdn,  y  IVtege  oonaomM  las  ti- 
eadm  de  b»  ^«  admUm  sdbome. 

88  Oendbieron  dolor,  v  parieroB  Ini- 
iinidsd<:  ylasentra&asdBelloeniedMBn 


CAPITULO  XVI. 

Uk  féñttnimf  émm  m»tto§  d$  mtlmt»  em- 

Mlsdom.  «m/oánhIm»  d«  «oMdeiUa  I0 

jsrasa  dt  AtfuriM.   flbUa  d*  m  «fed» 

teiftyso.^  «Íd¡r4  Vto$  m  itfmita  d$ 


YRBarONBIÓ  lebk  9  dV»  1 
8  Mudtas  veeea  ke  eUe  «aai 


8  ¿  Tendrán  fin  las  pdabras 
ó  ¿  oudte  anlmacá  á  TCspander  ? 

4  También  p»  hablada  como 
OJalA  vuestra  dma  estuviera  en  hiflsr  de 
to  nria,  que  yo  ee 
las  patooms,  y  sol 
mi  caben  i. 

8  He*  ye  ee  alenlaito 
ytoeonsetodoadeaal 
rto  d  ddor  vnsdiv. 

6  61  iMblo,  mi  doto* no  osea)  y  d  d^o 
dt  hatiar,  no  se  aparta  de  toL 

7  Bnimu  eiion  ne  hs  iMgado  t  has 
td  asolado  tede  ad  oenpofla. 

fl  Td  sne  has  anufHM  I  tastigD  es  mi 
flaoura,  que  se  levanta  fonera  mi  para 
testifloar  en  mi  rostro. 

•  tu  ftaue  «r  deatriad»  v  oee  ha  sido 
eontaolp':  enOM.  aus  duntes  eanou 
mi ;  contra  mi  sguió  sus  «gos  mi  en» 


Id  AbdeMB  eontra  mi  en  hqoa,  hldn* 
ron  mis  minias  con  aftenta«i  oenl>| 
mí  eejuptafun  tode^« 

11  Itame  cntrcñda  Dios  d  mentimesu 
y  en  toa  manos  de  loe  impÍM  me  )klw 


18  Proepem  estaba^  y 
y  anubetimo  per  to 
tome,  y  pdsome  pe 

18  Oenieenme  ■««  nHaHaim* 
mis  dflcnes,  y  no  perdonó :  nd  ~ 
nund  por  ttarra. 

U  Quehiutóine  de  yetoy 
quebranto}  ooidó  euam  sea  eorao  un 
(ifante. 

18  Vo  eod  saeo  eobra  mi  piel,  y  oergud 
mi  eaben  de  pdvof. 

18  Mi  rastro  está  enlodado  oon  Uen, 
y  mis  pérpedos  entenebreddos  { 

17  Apesur  de  n»  haber  iniquidad  en 

punA. 

18  I  Oh  tienul  d  ud  ne  «s,  M 
mi  sangra,  y  no  hayu  lugar  á  mi 


I»  Bfas  hé  aquí  que  en  loa  ddos  está 
mi  testigo,  y  mi  testimonio  en  toa  d- 
turas. 

80  Mis  disputadores',  mis  amigos,  4 
Dios  destilan  iafWuHM  mto  ojoai 

81  <Meld*  peiAese  disputar  d  hembra 
oon  iHoa, «eme  puede  oca  su  pr^dmo! 

88  Mas  les  aAra  ooniadae  vendrán,  y 
ye  iré  d  oamino  por  donde  no  «olveré. 

CAPITULO  XVII. 
9M(laHeado/o»tarMr«Kdado«d(«u  ' 
dtdkuM,  aaranmía*  far  mi»  vmt^ot,  é  < 

MS  tMMima   «orno  «M<M  «MOnMMd 

df«  awtoijirosdfrpodrrfeiefadller.pirw 

jtmMM  étjidwra  proftriéoi,  «o  «u  sfto 
'  "   tia        "" 


MI  aliento  está  eommpido,  aodr- 
tsnse  mis  dias,  y  me  está 
Jado  d  sepidere*. 

8  Ve  no  tay  oemnlgo  sinó 
dores,  en  cuya  eetináonto  ee 
misemos. 

8  Pon  ahen,  dame  danna  -para  M<- 
gor  cont%o:  ^  quién  toeaid  ahora  mi 
mano*? 

4  Porque  d  Mise  has  td  «seendUe  su 
coraxon  de  hitdi|Bnato  fude;  por  tanto 
ne  io#  ensdxarAs. 

8  El  que  denuncta  Usoejee  &  sus  pid- 
Jimos,  los  ojos  de  sus  hijos  desfhUeuen. 

«  El  me  ha  pueeto  ñor  pernoto  de 
pueUce*,  y  ddante  de  sOss  he  sido  eooae 

tamboril.  ^         .    . 

7TiDls<4os  se  ebecureeieron  de  des- 


•Oip.18.4. 


.7. 


«0^10.18. 

irr 

40ep.  18.81. 
/8d.ÍkU. 


eeWbWb)». 


&8SL8B.18. 
18. 


<OBtwir.s. 


«■B.8.10L 

BBak9.ao. 


•  M.88'84' 


»  Pío.  8.1. 


'Oip.80.8. 


A.aelr.UOO. 


JOB,  zvm,  XIX. 


A.adLmi 


d  CS»p.  7.  A. 
y  9.  as. 


•  o*í>.&ir, 

19. 


«C•^18.14. 


6  Pro.  24. 90. 

«  Pro.  1. 80, 
83. 

•tPra.  8.98. 
7  39.«. 


'0»p.l8.91. 

Jer.90.8.4. 

/  Cap.  16. 88. 


91^14.80. 


Jl  Cap.  8. 18. 
l?ro.iS;98. 


<Ia.6.9i. 

i  Bal.  84. 16. 
ylOO.U. 
ho.10.7. 


lia.  14. 93. 
Jer.  92í80l 


abrimiento,  j  mi*.  piwBinfentot  todos 
Aai>«úlo«onio  aombra. 

8  Los  Mctoa  ie  nutnTiUaxán  de  aato, 
y  el  inocente  ae  levantará  contra  el  ld> 
piJoiita. 

9  No  obstante  protegoiiá  el  jatto  cu 
camino,  y  «1  limpio 'de  manos  aumén- 
tala-la  fuerza. 

10  Y  Sí  as  Tolved  todos  voiotxos,  y  Te* 
nid  ahora;  que  no  hallaxé  entre  tos- 
otxoB  sabio. 

11  Pasáronse^  mis  dias,  fberon  altan* 
cados  mis  pensamientos,  los  designios  de 
mi  corazón. 

19  Pusiéronme  la  noohe  por  dia,  y  la 
luz  se  acorta  delante  de  las  tinieblas. 

13  81  yo  espera,  el  sepulcro  u  mi  casa : 
haré  mi  cama  en  las  tuiiefalas. 

14  A  la  huesa  tengo  dicho.  Mi  padre 
«r«f  tü :  á  los  gusanos.  Mi  madre  y  mi 
hermana. 

16  ¿  DiSnde  pues  eatará  ahora  mi  es- 
peranza?  y  mi  esperanza  ¿quién  la 


16  A  los  rincones  de  la  huesa  deseen» 
darán,  y  juntamente  descanaatán  en  el 
polToe. 

CAPITULO  XVIII. 
Sildad,Uttiendo9e  por  injuriado  de  Job,  pro- 
timu  en  áeterOtr  <l  eatamOoeo  fin  dd  fm- 
jxo  proeperado  en  d  mundo,  eomo  dando  á 
entender  ame  nopereem  aat  (<ntf  Im  imptaa  / 
áe  «nya  tndaremm  laoMra  panoe  takerir  4 
Jobtaiemo, 

Y  RESPONDIÓ  Bildad  Snhita,  y 
dUo: 

9  ¿  Cuando  pondréis  fin  á  las  palabras  ? 
Entended,  y  despote  hablemos.  . 

8  i  Por  qué  somos  tenidos  por  bestias, 
¡f  en  vuestros  ojos  somos  viles  ? 

'4  Oh  ttl  que  despedazas  tn  alma  con 
tu  furor«,  ¿  será  dc;)ada  la  tienra  por  tn 
causa,  y  soán  traspasadas  las  pelbs  de 
su  luésr  ? 

6  Oiertamente  la  luc  de  los  impíos  será 
apagada,  y  no  resplandecerá  la  centella 
de  su  fuego. 

6  La  luz  se  obscureóeráen  su  tienda,  y 
apasaiáac  sobre  él  <»  sü  lámpara* 

7  Los  pasos  de  su  pujanza  serán  aeoc* 
tibios,  y  preoipitaráio «  su  mismo  con- 
sto. 

8  Porque  red  será  echada  en  sus  pies, 
y  sobre  red  andará^. 

9  Lazo  prenderá  s»  calcaflar :  afirm»> 
rase  la  trampa  contra  él  fMtra  «jej^mírto. 

10  8u  oueraa  está  esoondida  en  la  ti- 
erra, y  su  torzuelo  sobre  la  senda. 

11  Se  todas  partes  lo  asombrarán  te- 
mores*, y  haranle  huir  desconcertada 

19  Su  fuerza  será  hambrienta/,  v  á 
su  lado  estará  aparcado  quebrantami- 
ento. 

18  El  primogénito  de  la  muerte  co- 
merá los  ramos  de  su  piel',  y  devorará 
sus  miembros. 

14  8u  confianza  derá  arrancada  de  su 
tienda*,  y  harále  esto  llevar  al  rey  de  los 
espantos. 

15  En  su  ndtma  tienda  morará  como 
si  no  fbese  suya:  piedra  az«fre  será  es- 
paaroida  sobre  su  morada. 

16  Abajo  se  secarán  sus  raices  ',  y  arri. 
ba  serén  cortadas  sus  ramas. 

17  8tt  memoria  pezeceiá  de  la  tierra*, 
y  no  tendrá  nombre  por  las  calles.     . 

18  De  la  luí  será  lansado  á  las  tiide- 
Uas,  y  echado  fuera  del  mundo. 

19  No  tendrá  h^o  ni  nieto  en  su  pue- 
blo^, ni  quien  te  suceda  en  sus  mora- 
das. 

90  Sobre  su  dia  se  espantarán  los  por 
.venir,  comp  ocupó  el  pavor  á  los  que 
fueron  antes. 

91  Ciertamente  tales  ton  las  moradas 


mi 


del  Impáo,  y  este  aera  ti  logar  ÚA  qae 
no  conooid  á>  IMos  m. 

CAPITULO  XIX. 
Job  oaiM  de  ertceldad  á  ene  anUgoet  "V** 
lo  aeerho  de  nu  doloreí,  y  «e  eonéaéla  em 
la  etperanaa  de  la  remrreatldn. 

Y  RESPONDIÓ  Job,  y  d^oi 
9  ¿Hasta  onando  angustiaiéis 
alma,  y  me  moleréis  con  palabras  ? 

8  Ya  me  habais  vituperado  diez  ve- 
oes*  t  ¿  no  os  avergonzáis  de  descome* 
diros  contra  mi  ? 

4  Sea  ari  que  realmente  haya  yo  eira* 
do^  conmigo  se  quedará  mi  yecio. 

5  Mas  n  vosotros  os  engrandcceiti 
contra  mí,  y  adineréis  contra  mi  mi 
oprobio : 

9  Sabed  ahora  que  Dios  me  ha  tras- 
tornado, y  traido  en  derredor  su  red 
sobre  mL 

7  Hé  aquí  yo  elamaxé  agravio,  y  no 
aeioéoldo:  daré  vooea,  y  no  MArá  juicio. 

8  Cercó  de  vallado  mi  cambio,  y  no 
paaanée;  y  sobre  mis  veredas  poso  tl- 
niebUs. 

9  Harae  despojado  de  mi  gloria,  y  qui- 
tado la  corona  de  mi  cabeza. 

10  Arruinóme  por  todos  lados,  y  pe- 
xoaeo ;  y  ha  heeno  pasar  mi  esperanza 
como  la  de  UB-ácÍ>ol  orraneado. 

11  E  hizo  inflamar  contra  mí  su  fli* 
ror,  y  contóme  para  si  ei^re  sus  ane* 
migóse. 

19  Vinieron  sos  qiéroitoa  á  una,  y  tri- 
llaron sobes  mi  su  cannino,  y  aaentaroa 
campo  en  derredor  de  mi  tienda. 

18  Hiao  ale^  de  mi  mis  hermanos,  y 
positivamente  se  extrañaron  de  mi*  mii 
conocidos. 

14  Mi*  parientes  se  detuvieron,  y  mis 
conocidos  se  olvidaron  de  mí. 

16  Los  moradores  de  mi  casa/  y  mis 
oijada*  me  tuvieron  por  extraflo:  rotas- 
tero  ifui  yo  en  sus  ojos. 

16  Llamé  á  mi  siervo,  v  no  respondió  ¡ 
de  ni  propia  boca  le  supiicalM., 

i7  Mi  aliente  vino  á  ser  extraño  á  mi 
mujer,  aunque  por  los  hijos  de  mi  vi- 
entre I»  rogaba'* 

18  Aun  ios  muchachos*  me  menos- 
preciaron: en  levantiuidome,  bi^o  ha- 
blaban eontM  mí. 

19  Todos*  mis  confidentes  me  aborre- 
cieron ;  y  los  que  yo  amaba,  ae  tomaron 
ooQtranu. 

90  Mi  cuero  y  mi  carne  se  peganm  á 
mis  huesos* ;  y  he  esci^iado  con  la  *o¡a 
piel  de  «obtw  mis  dientes. 

91  Oh  vosotros  mis  amigos,  tened  com- 
pasión de  mi,  tened  compasión  de  mí ; 
porque  la  mano  de  Dio«  mu  ha  tocado. 

99  i  Por  qué  me  perseguís  como  Dios', 
y  no  os  hartáis  de  mis  carnes  ? 

9»  i  Quién  diese  ^ra  que  mis  pala- 
bras fuesen  escritas,?  ¿  Quién  diese  que 
se  eseribieían  en  un  libro, 

94  Que  ,«on  «bioel  de  hinro  -y  coa 
j»lomo  iueaen  en  piedra  esculpidas  pan 
siempre  ? 

,  S5  Yo  sé  que  mi  Redentor  vive,  y.jwe 
al  fin  se  ievanurá  mi  cuerpo  sobre  d 
polvo: 

96  Y  después  de.  deshecha  ya  esta  mi 
piel,  aun  he  de  ver  en  mi  eame"ȇDloSi 

97  Al  oual  yo  tengo  de  ver  por  mí,  y 
mis  ojos  lo  verán,  y  no  otro,  owifiic  mis 
riflones  se  consuman  dentro  de  mi  ■■ 

98  Mas  debierais  decir :  ¿  Por  qué  lo 
perseguimos,  ja  que  la  raiz  del  negocio 
en  mise  halla? 

99  Temed  Tosottea  delante  de  la  es- 
pada: porque  tobrwten»  el  ftarer  de  la 
espada  á  eauM  de  las  U^Ustidas,  pMt 
que  sepáis  que  1u^  un  Juiolo. 


•8«.LI. 


'^í^^íHÉTi' 


\  IWDbrt  tm^.  '  !■  luTvdid  que  Hh 


A.O.i|&]S0tk 


JOB,  wn,  jquii,  xny. 


4.&«tlIM 


94. 

•  oá|t.ie.a. 


•C»p.8&8. 
Loe.  17.  la 


»Cw.l&8» 


•8d.10.ll. 
y  73. 11. 


as  Porque  B«Tqclo  tná  41  á  loi  Mpul- 
apo9^  ;  en  «1  montón  pamanecerá. 

n  Lm  lenoae*  dd  Talle  le  wiftn 
diüoM:  «  «SM  de  él  aetk  Ucvado  todo 
kemfare*;  yéatet  de  él  kan  üo  bauí- 
Unc^RUei. 

84  ¿  Cdino  imca  me  eonolab  en  tsim»', 
▼iniado  A  parar  meitza» 


CAPITULO  XXII. 
MÜ^m  úttmimmnU  rtdari/uyt  A  Job  d«  <«• 
§to  Umu  m  m  viáOf  y  wpor  mu  oOpoB 
paieet  fuitamemU.  &MftáU  át  orripciiM. 
mfMtOtpmHuUtfUkfbproipBHdiA 

YRESPONDid  EUpbax  Temaidta, 
yd^o: 
9  i  Traerft  d  hombie  pnrvecho  k  Di' 
oes  iwraiie  ti  mUo  eee  proveoboto  á 
•mo? 


M. 

'HmIlU 
1A.17. 
/Cap.  21. 18. 


'b.S7.S. 


*8al.ll9JL 
.18. 


.(^a^c. 


*aftp.ii.i& 

<8aL»bl4, 
1& 
7flB.17,a0b 


ft  ¿  Tiene  m  amtantamlento  él  Omni- 
potente en  <i»e  til  mm  justificado  ?  ó 
4  «Miube^nit  peo^edio  de  que  tü  hagas 
pwftotoe  tna  «enilnei  ? 

4  ¿  Gastigaráte  acaso,  6  yenáxk  contigo 
A  Juiolo,  poeqpe  te  teme  ? 

5  Por  cierto  tu  maUcla  ct  grande,  y 
tus  maldades  no  tienen  fio. 

6  Porque  aacasle  prende  4  tas  henna» 
nos  sin  cansa,  é  nlcirte  desnudar  las 

Tig  de  loe  dtenrados : 
No  diete  de  lieber  agua  al  cansado, 
7  detuviste  d  pan  al  bambiiefito. 

8  Empero  d  hombre  pudiente  tuvo  la 
tienta;  j  habitó  en  ella  el  distinguido. 

O  lias  viudas  enviaste  vacías,  y  los  bn^' 
■os  de  loe  httér&nos  Chooa  quebrados, 

U)  Por  tanto  bey  lazos  al  rededor  b  de 
tí,  y  te  tuli»  espanto  rapentieó; 

11  O  tinieblas,  porque  no  veas:  y  a- 
bnndancia  de  agua  te  oubte. 

IS  ¿  No  esti  Dios  en  la  dtura  de  k» 
•eielos  ?  SCixa  lo  encumbrado  de  las  es- 
tmllas,  cuan  elevadas  están. 

18  ¿T  dirás  td.  Qué  sabe  Dios  c?  jC6>- 
mo  JÑiegaiA  por  medio  de  la  obsasrioad  ? 

14  Las  nubes  sen  su  escondedero,  y 
no  vé;  y  por  el  circuito  dd  délo  se 
pasea. 

15  ¿QuieRa  td  guardar  la  senda  an- 
tigua, qne  pisaron  los  hombres  perver. 
sos? 

16  Loa  oudes  ftieron  cortados  antes  de 
tiempo,  y  cavo  ñutdamenio  fué  como  un 
rio  derramado: 

17  Que  dedan  á  Dios:  Apártate  de 
nosotros^.  ¿  T  qu^  les  habla  hecho  el 
Omnipoteitfe? 

18  Habiales  él  henchido  sus  casas  de 
bienes  «.  Sea  empero  el  consto  de  ellos 
lejos  de  mi/. 

19  Verán  los  justos,  y  se  goxarán :  y  el 
inocente  los  esoamecoá. 

80  ¿Fué  cortada  nuestra  sustancia, 
habiendo  oonsnmido  d  fiíego  d  resto 
deeUos? 

SI  Amístate  ahora  cop  él,  yf  tendrás 
pax;  y  por  ello  te  venm  bien. 

88  Toma  ahora  la  ley  de  su  boca,  y  pon 
sus  palabras  en  tu  coraaon  A. 

88  Si  te  tomares  d  Omnipotente!,  se- 
rás edificado;  alejarás  de  tu  tienda  la 
afliedon. 

84  Y  tendrás  mas  oro  que  tienra,  y  co- 
mo piedras  de  erroyos  oko  de  OpUr. 

As  Y  d  Todo-poderoso  será  tn  defensa, 
y  tendrás  plata  á  montones. 

86  Porque  enténces  te  dddtarás  en 
el  Omnipotente,  y  alzarás  á  Dios  tu 
rostro  i. 

97  Orarás  á  ¿1,  y  él  te  oirá;  jt  td  pa- 
garás tus  votos. 

88  Determinarás  asimismo  dguna  cosa, 
y  serte  ha  firme;  y  sotare  tus  oamlnos 
reeplandccerá  luz. 

99  Cuando  otros  ftaeras  ahatidot,  dixás 


td ;  Ensdzamiento  ktibrá :  y  Dhi  ssl- 
vara  d  humUAe  de  olae*^ 
80  El  Ubertaná  la  ida  dd  inocente:  y 
la  linmieza  de  tns  nanos  sesá  B- 


por  u 
« -- « 

■■■Hw 


CAPITULO  XXIII. 
Jl  nAotat  Job  tú»  etimmidaa  it  gl^lm, 
per$igU  «n  /«  dienta  d*  «m  tnoecnde,  ijé^ 
MMmlp  fM,'«ott  ajávvr  d»  INot,  eadna 


y  RESPONDIÓ  Job,  y  dijo: 
8  Boy  también  hablaré  6on  amar- 
gura ;  que  es  mas  grave  mi  Haga  que  mi 
gemido  a. 

i  ¿^oién  me  diera  d  saber  donde  ba- 
ilar á  Dios?  To  iria  hasta  su  silla. 

4  Ordenarla  juido  delante  de  A,  y 
henchirla  mi  boca  de  argumentos. 

5  Yo  sabria  lo  que  él  me  respoodoia, 
y  entenderia  lo  que  me  dijese. 

6  ¿  Pteiteaxia  conmigo  con  graailaa 
da  (oefni  ?  No ;  antes  él  la  poodda 
enini. 

7  Allí  el  Justo  razoqaria  con  él ;  y  ss*^ 
capada  para  siempre  de  mi  Juez  U^iuta. 

6  Hé  aquí,  yo  iré  d  Oriente,  v  no  le 
hallará:  y  d  Occidente,  y  no  u>  per- 
dbiré. 

9  S^  d  Norte  él  obrare,  yo  no  lo  vecé: 
al  Mediodía  se  esconderá,  y  no  lo  verá. 

10  Mas  él  eonodé  mi  casdao :  proba- 
lame,  y  sddxé  como  oro. 

11  díis  pies  tomaron  su  rastro ;  guante 
su  eamino»  y  no  me  aparté. 

19  Dd  mandamiento  de  sus  labios 
nunca  me  separé ;  guardé  las  palabras 
de  su  boca  mas  que  mi  comida^ 

18  Empero  d  él  m  deformiM  en  tuu 
cosa,  ¿ouien  lo  apartará'?  Su  alma 
deseo,  é  nizo. 

14  El  pues  acábavá  lo  que  ha  deCernil- 
xudo  de  mi:  y  mudus  cosas  como  estas 
ht^  en  él. 

15  Por  lo  cnd  yo  me  espanto  en  so 
ptesenda:  conddeiraré,  y  temeréIo<; 

16  Dios  ha  enervado  mi  corazón,  y 
hame  turbado  el  Omnipotente 

17  ¿  Por  qué  no  fui  yo  cortado  ddante 
de  lastinlebl4||,  y  cubñó  con  obscuridad 
mi  rostro/? 

CAPITULO  XXIV. 
PnubQ  Job  por  ta  antrimeía  amo  Di«é  4f^ 
foto  d  coiWgb  *  «taciko*  pteúdarot  Jkoita 
de^meo  do  m  ftlat  emwti. 

PUESTO  no  son  ocultos  los  tiempos 
.  d  Todo-poderoso,  ¿  por  qué  los  que 
le  conocen  no  ven  sus  dias  ? 

8  Lo§  impiot  traspasan  los  téminas*, 
roban  los  ganados,  y  apaciéntaalM. 

8  Llévanse  el  asno  de  .los  huéxfiuios, 
prendan  el  buey  de  la  viuda  & : 

4  Hacen  apartar  del  camino  á  los  me- 
neaterosoe,  y  lodos  los  pobres  de  la  tiena 
se  esconden. 

5  Hé  aquí,  como  asnos  monteses  en  d 
dederto,  sden  á  su  obra  madrugando 
para  robar :  el  desierto  et  su  maateni- 
miento  j^  A  «u  14}os. 

6  En  el  campo  degan  su  pasto,  y  loa 
Impíos  vendimian  la  vlfla  agena. 

7  Al  desnudo  hacen  doDrmu  sin  vopt,  y 
que  eñ  el  Ario  no  tengan  cobertura. 

8  Cúñ  las  avenidas  de  los  mootct  se 
mq)an,  y  abrazan  las  peOas  sin  tener 
«brigo. 

9  Quitan  d  pecho  á  los  huátfhnos,  y  de 
sobre  el  pobre  toman  la  prenda. 

10  Al  desnudo  hacen  andar  dn  vce- 
tldo,  y  á  los  hambrientos  quitan  los 
hacecillos  <. 

11  De  dentro  de  sus  paredes  ezprtnen 
el  aedte,  pisan  los  lagares,  y  maenn  de 


•tmf.i 
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17. 


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>í  Mno  TDH  Hjbidaoui  «1  b«nt« 


■  REABUHití    Job  is  Aun 

•  Qv*  bi4Q  ■!  tUina  OH  mi  almt  n- 
uiln  a  vi,  r  >iJ¿ri  UUB  <•  Oka 


Y  KBSFOWPlci  JJti,  T  Uta  i 


l°ym  WwBtrMj»  d»ll  iS' 


« a  patito  iMl»  ■■Uk  I  kU  K- 


iff'» 


j  li^«2lo  tmb«u*'dtL  )UBU 


A.  C  dr.  1800. 


JOB,  XXYUt,  xxiz,  laúL 


■    '■  1 

i.CLck;lM 


•  Pro.  8. 13, 
16. 


»  Pro.  8. 11, 
19. 
y  18. 16. 


•  ^-et.  la. 
Bul».  1.5. 
17. 


<<Pi«.9.6. 


*B«LUft.7. 
PZV.&22. 


/M.m.ia 

Pnt.1.7. 


CAPITütO  XXVIII. 
Vel9Í«náo  Job  í  ta  aJIrmaHon  ie  la  Utina 
ProvUenña  fOr  la  menn¿a  eontiátmeio» 
d»  algntuu  d»  ttu  óbrcu  m  te  aataralna, 
déeltra  ^qm^M  mIo  Vio»  tnid»  la  v^rdaiUra 
MMdMrra,  y  fn*  <*i  «I  temor  éM  BtHor  y 
«parUmJMtinttlo  «mío  «mu<«(«  ofwlto  tf' 
9M  con  jr^<raac<a  dábt  aipirar  éHumbn. 

CIERTAMENTE  la  plata  time  tu» 
▼eneros,  y  el  oro  lugar  dnuU  w 
forma. 

2  El  Merro  se  nea  étí  potvo,  y  de  la 
piedra  es  fundido  el  metal. 

8  A  las  tiideblas  poso  término,  y  eaa- 
mlna  todo  &  la  petfeedon ;  las  piedns 
que  hay  en  la  obscuridad  y  en  la  tombía 
de  muerte. 

4  Brota  el  torrente  de  Junto  «1  mora» 
dor  agvat  que  el  pié  habla  olvidado : 
séeonie  luego,  vanse  p»r  indiuMa  del 
hombre. 

5  De  la  tiem  nace  el  pan,  y  debajo  de 
ella  estai4  como  convertida  en  fuego. 

0  Lugar  hay  cuyaa  piedras  «on  xanro,  y 
sus  polvos  de  oro. 

7  senda  que  nunca  la  conoció  ave,  ni 
ci}o  de  buitre  la  vio. 

8  Nunca  la  pisaron  animales  fieros,  ni 
león  paed  por  día. 

9  Kn  el  pedernal  puso  su  mano  el  ton. 
bre,  y  trastornó  los  montes  de  raíz. 

10  De  los  peftascos  cortó  iIob,  y  sus 
ojos  vieron  todo  lo  preciado. 

11  Detuvo  los  ríos  en  mi  naalmielo,  é 
hizo  salir  4  lux  lo  esoondkl*» 

18  Empero  ¿dónde  se  halloxA  la.  sabi- 
duría? y  ¿donde  estA  el  lugar  de  la 
pmdeneía? 

13  No  conoce  su  valor  •  el  hombw,  ni 
se  halla  en  la  tloita  de  los  vivientes. 

14  El  abismo  dice :  No  eetá  en  mi :  y 
la  mar  dijo :  Ni  conmigo. 

16  No  se  dará  por  orol>,  ni  su  precio 
será  á  peto  de  plata. 

16  No  puede  ser  apraeiada  con  oro 
de  Ophlr,  ni  con  Onique  precioso,  ni 
oon  zafiro. 

17  El  oro  no  se  le  igualiirá,  ni  el  dia- 
mante; ni  se  trocará  por  vaso  de  oro 
tino. 

18  De  coral  ni  de  perlas  no  se  hará 
mención  t  la  sabiduiJa  es  m^or  que  pie- 
dras preeiosaa. 

19  No  se  igualará  oon  rila  eameralda 
de  Ethiopia :  no  se  podrá  apwelar  oon 
oro  fino. 

80  ¿  De  dónde  pues  vendrá  la  sabidu- 
ría «<*  y  ¿dónde  está  d  lugar  de  la  in- 
teligencia? 

81  Porque  encubierta  está  á  los  ojM 
de  todo  viviente,  y  á  toda  ave  del  délo 
es  oculta. 

88  El  infierno  y  la  muerte  diJevMi  t  8u 
íkma  hemos  oído  con  nuestroa  oídos. 

88  Dice  entiende  él  camino  de  día,  y 
él  solo  conoce  su  lugar'. 

84  Porque  él  mira  haau  los  fines  de  la 
tierra,  y  ve  debido  de  todo  el  eielo. 

SS  Al  dar  peso  al  viento,  y  poner  las 
aguas  por  medida* ; 

80  Onando  él  Mso  ley  á  la  Uwia,  y  ea- 
mino  al  lelámvago  de  loa  tmenos; 

87  Entóncet  la  vela  él,  y  la  maiilfeMa* 
ba ;  prenaidla,  y  desoubrlóla  tamUen. 

88  T  dUo  al  hombre :  Hé  aqní  que  el 
temor  dd  Sefior  es  la  sabiduría/,  y  d 
apartarse  dd  mal  la  Intdlgeada. 

CAPITULO  XXIX. 
Job  dmeríbe  tu  antiifua /tUeídad,  duramti  la 
eucileeíuw«muuagM»odtlwtal  obrar  qu$U 
impulalbam  eu»  Wt  aai<^. 

Y  VOLVIÓ  Job  á  tomar  su  propó- 
dto.  y  d^o : 
8  ¡  Quioi  me  tomate  oomo  en  loa 


;,  oomo  «n  loa  diaa  ípt»  Olas  me 
guardaba! 

8  Cuando  haeia  mplandeeer  su  esa» 
déla  sobre  -mi  caben ;  á  la  los  de  la 
cual  yo  eaminabs  en  la  obseuildad: 

4  Oomo  fué  ea  loa  días  de  minoesdsd, 
cuando  d  secteto  de  Dios  adata  en  mi 


6  Cuando  aun  el  Omnipott-  .^ 
conmigo,  y  mis  h^oa  U  rededor  de  mí 

6  Cuando  lavaba  yo  mis  caminos  coa 
manteca,  y  la  piedra  me  dcnmnabaiios 
de  aodte: 

7  Cuando  salla  á  la  poerU  á  jddo,  y 
en  la  plaza  hacia  preparar.ml  asiento. 

8  Losmoxosmeviana,  y  seescondiaD; 
y  loe  vicios  se  levantaban,  y  estaban  ce 
pié. 

9  Los  príndpes  deteidan  tus  palabras, 
y  ponían  la  maoo  sotare  su  booa. 

10  La  TOS  de  loe  priadpdei  le  «eui- 
taba,  y  su  lengua  ae  pegaba  á  su  pa- 
ladar. 

11  Ciicnáo  loa  oidoa  que  me  otan,  nw 
llamaban  Uanaventnrado*:  y  los  qios 
que  me  vehm,  me  daban  testimonio. 

18  Ponqué  utardM  al  pobre  que  gri- 
taban, y  al  hnérfaiiu  que  oaieda  de 
ayudador. 

'l3  La  bendiden  dd  que  se  iba  á  pei- 
der,  venia  sobre  mí ;  y  al  ooraaon  da  1* 
vinda  daba  alvgfia. 

14  Vestíame  de  Justida«,  v  ella  me 
vestía  oono  vn  manto,  y  nu  toca  esa 
jaldo. 

16  Yo  era  ojos  al  dego,  y  pies  al  eq}o. 
10  A  los  mcnasteroto*  era  padre;  y  de 

laoausaqueno  entendía,  me  infonad» 
con  diligoncia. 

17  T  qneteaba  los  eolanUIot  dd  buceo, 
y  de  sus  disntcs  hacia  soltar  la  presa. 

18  Y  deda  yo:  En  .mi  nido  morixé^, 
y  como  arena  multiplicaré  dias. 

10  MI  raíz  éikiba  abierU  Junto  á  las 
aguas,  y  en  mis  ramas  iiormaaecia  d 
rocío. 

80  Mi  honra  te  renovaba  en  mí,  y  mi 
aroo  se  Q«»rgiborabB  en  mi  maoo  *. 

81  Oíanane,  y  esperaban ;  y  cáliabao  á 
mioensq^. 

88  Trae  mi  pdabra  no  reidioaban,  5 
mi  razón  destilaba  sobre  ellos. 

83  Y  esperábanme  como  á  la  Ilnvia, 
y  abdan  su  booa  como  á  la  Iluda  tardía. 

84  St  me  reía  con  ellos,  no  lo  adán ;  y 
no  abatían  la  luje  de  mi  rastro. 

85  edificaba  yo  d  camino  de  dios,  y 
sentábame  en  cabecera,  y  moraba  como 
rey  en  el  cjérdto,  como  el  que  consuela 
Uoiraeoa. 

CAPITULO  XXX. 
ProHguUndo  Job  «n  m  propMlá¡t  r^hn  rf 
memuaneio  «o»  fue  te  triHan,  trotada  m 
/éUeiacd  en  la  grande  mieeria  que  lo  ^gia- 

MAS  ahora  los  mas  mozos  de  dias 
que  yo  se  ríen  de  mi :  cuyos  pa- 
dres yo  deadeflára  ponerlos  con  los  per- 
ros de  mt  ganado. 

8  Porque  ¿  para  qué  babtia  yo  menes- 
ter la  fuerza  de  sus  manos,  en  los  cuales 
haMa  perecido  om  d  tiempo  ? 

8  Por  causa  de  la  pobreza  y  del  ham- 
bre andaban  solos ;  huían  á  la  soledad,  A 
lugar  tenebroso,  asolado  y  dederto. 

4  Que  cogían  mdra»  entre  los  arirn* 
tas,  y  raioe*  de  anabco  pana  ealantane. 

A  Eran  echadas  de  entre  loe  gpém,  J 
todos  les  daban  gdta  oomo  á  ladren. 

0  UaUtaban  en  las  baxranoaa.de  los 
arroyos,  en  laa  oavemas  de  la  ticna,  y 
en  las  rocas. 

7  Braanaban  entre  laa  mataa,  y  te  re- 
^HP^aw  debí^  de  las  osplnas 

8  fiyes  d«  Yika,  y  faáiiabras  ala  nom- 
bre; mas  bi^o*  4ue  la  misma  tiena> 


iCdbiM 


JOB^^ZXXL 


A.acir.uoOk 


esBclaii*,  y  b* 


OTihoa  JO  Mgr  ni 
■ido  hecho  sa  Mfhni. 

10  AbeminaBnie,  d^uiM  de  mí,  7 
«m  d»  nd  iMti»  n»  dotuviONm  m  w- 

11  FoRiBe  UtedcMtó  mi  onod»,  y  me 
■ffigi^,  por  CM  te  itaenftemroa  delante 
deiniRMtn>. 

U  A  la  mano  derecha  m  levantanm 
Iw  Jdreiiw,  emTO)axon  mis  pies,  7  mb- 
tanm  contra  mí  lac  ria»  de  m  rniaa. 

18  MI  lenda  deabaiataron,  sprovechá- 
ronae  de  mi  quetirantamlcnlo,  contm 
l«  cuales  no  hnbo  ajriidador. 

14  Vinieron  como  por  portillo  anehe, 
molriéianae  á  mi  eaUmUad. 

U  Haue  remato  tmbadonas  eobie 
mí,  combatieron»  como  ««  viento,  mi 
•Ima^T  mi  ealnd  pMÓ  como  mibe. 

1<  Y  ahora  mi  alma  eatá  derramada 
a  mí « ¡  dite  de  aflicción  me  han  apre- 


17  De  nodie  taladra  eobre  mi  mis  hne- 
■os,  7  mis  pulsos  no  reposan. 

IS  Con  la  grande  oopia  d«  molerte  mi 
▼eilidaxa  esta  dennidada ;  cífieme  como 
el  cndlo  de  mi  vdnica. 

19  Benlbáme  en  el  lodo,  7  S07  seme- 
jante al  polvo  7  4  la  cenlaa. 

»  Glamo  á  ti,  V  no  nw  ojm;  pméa- 
tome,  7  no  me  atiiendes. 

91  Haste  tonuulo  cruel  para  mí :  con 
la  fortaleu  de  tn  maao  me  amenaaas. 

tt  Levamásteme,  é  hioisteme  eabelgar 
wbieei  viento,  7  disolviste  mi  sustancia. 

23  Porque  70  oonoaco  que  me  rednoes 
*  la  muerte,  7  4  U  oasa  determinada  4 
wdo  viviente. 

M  Mas  ék  no  extenderá  la  mano  con- 
tes  el  sipalero:  ¿  olamarán  tot  tepitUa- 
«ot  cuando  él  los  quebrantare  ? 

Wifio  lloré  70  al  afligido,  7  mi  alma- 
no  ac  entristeció  sobM  tA  menesteroso  ? 

W  Guando  esperaba  70  el  bien,  en* 
uoees  vino  el  mal';  7  cumáo  especaba 
b%  la  obscuridad  vino. 

27  Mis  entrañas  hierven,  7  no  lepoean ; 
«as deafliocioo  me  han  soIhnmoi^. 

tt  Denegrido  ando,  7  no  por  d  sol : 
leTsatádome  he  en  la  congregación,  7 

JWIIHJff, 

o  He  venido  4  ser  hermano  de  los 
«"«Miei,  7  oompafiero  de  los  buhos. 

w  Mi  piel  está  denegrida  sobre  mí  «,  7 
Km  huesos  se  secaron  con  ardentía. 

81  Yhase  tomado  mi  harpa  en  luto,  7 
mi  órgano  en  voz  de  lamentadores. 

CAPITULO  XXXI. 

^ffigiUmi»  Job  ta  fuuraeUm  d»  m  Hda 
fMflm  €tílnM  ta  üdegridai  4t  w  e<m. 
•Mis  «ora  «m  iNo*  y  Zm  kMiirw,  eon  <«r- 
7IW  mprwaeioMt  eontra  ifmiamo,  li  no 
/wn  «tnlad  Monto  o^itr  dMlora. 

HIO£  pacto  con  mis  ojos* :  ¿  edmo 
pues  habla  70  de  pensar  en  vír> 

SPbtqne  ¿qué  galardón  me  doria  de 
«liba  iMos,  7  ^heredad  el  Omaipo- 
taitedelasaUnm? 

SjNo  ha7  quebrantamiento  pan  el 
^fo,  7  rstraflamiento  pan  los  que 
onñn  inigMi^tH^  ? 

4¿No  ve  él  mis  caminos*,  7  cuenta 
loiiM  mis  pasoc  ? 

5  a  audnve  cea  mentin,  7  rf  mi  pié  ae 
>P«ué4cncaÍb,  ^ 

o  naeme  Dios  en  balanaas  de  iuticUl. 
y  Mocera  mi  integridad. 

781  mis  pasca  se  apartaron  dri  ce. 
«010^7  si  mi  oonion  se  ftié  tna  mis 

fl  ¿I¿5^  ae  apopó  á  mis  manee, 

«Wemhse  70, 7  otro  coma,  j  mis  ver- 


*aftié  mi  ooCBxon  engallado 


acechando  á  la 


r,  7  sobre 


de  mv^er,  7  si  ertaTO 
puerta  de  mi  préjioio  • ; 

10  Muela  pan  otro  mi  im^ 
eiia  otros  se  encorvan : 

11  Porque  e»  maldad  é  iniquidad  fw 
Ae»  dt  eadig»  loa  Jueces/. 

19  Porque  es  i^ugo  que  devorada^ 
hasta  el  sepoloio,  7  deaanuigaria  toda 
mi  haolanda. 

18  Si  hubiera  tenido  en  poco  el  derecho 
de  mi  siervo  7  de  mi  aierva,  enando  ellos 
pleitearan  conmigo, 

14  i  Qué  harta  vo  eoando  Dios  se  le< 
vantase ?  7  cuando  él  visitan,  ¿qué  le 
responderla  70  ? 

15  ¿  El  que  en  el  vientre  me  hbw  á  mí, 
nolehiaoáélA?  ¿ 7  no  wm dispuso  uno 
mismo  en  la  mattia  ? 

18  SI  estorbé  el  contento  de  los  po- 
bras,  é  hice  desfiüleoM  los  ojoa  do  U 
viuda: 

17  y  si  comí  mi  bocado  solo,  7  no  co- 
mió de  él  el  huérftno ; 

18  (Porque  desde  mi  mocedad  eraeió 
conmigo  como  con  podra;  7  desde  el 
vientre  de  mi  madre  ñii  guia  de  la 
viuda:) 

19  Si  he  visto  que  perocien  alguno  sin 
vestido,  7  al  menesteroso  sin  coberton ; 

80  Si  no  me  bendyenm  sus  lomos,  7  del 
vellón  de  mis  ov^)as  se  calentaron ; 

81  Si  alié  contn  el  huér&no  mi  mano, 
aunque  viese  que  me  OTudarian  en  la 
puerta; 

88  Mi  «apelda  se  caiga  de  mi  hom- 
bro, 7  mi  bnao  sea  quebrado  de  mi 
canilla. 

88  Porque  temí  el  castigo  de  Dios', 
contra  ou7a  altea  70  no  tendria  poder. 

84  81  puse  en  oro  mi  esperanza*,  7  dye 
al  oro,  xl|l  oonfiansa  «nt  tú; 

85  Si  me  alegré  de  que  nd  hacienda  se 
multiplicase,  7  de  que  mi  mano  haUaae 
mucho'; 

86  Si  he  mirado  al  sol  cuando  reeplan* 
deda,  7  4  la  luna  cuando  iba  hermosa  ••, 

97  y  mi  corazón  se  engalló  en  secreto, 
7  mi  boca  besó  mi  mano : 

88  Esto  también  fVien  maldad  Juz- 
gada; porque  habría  negado  al  IHos 
soberano. 

88  Si  me  alegré  en  el  quebrantamiento 
del  que  me  aborrecía,  7  me  regocijé  ow- 
ando  le  halló  el  mal .  . . 

80  Que  ni  aun  entregué  al  pecado  mi 
paladar,  pidiendo  maldición  pan  sa 
alma, 

81  Guando  mis  domésticos  decían; 
i  Quien  nos  diese  su  carne  ?  nanea  nos 
hartaríamos. 

88  El  extranjero  no  tenia  fnenla  noche ; 
mis  raertas  abría  al  caminante*. 

88  Si  encubrí,  oomo  los  hombres,  mis 
prevaricaciones,  escandiendo  en  mi  seno 
mi  iniquidad, 

84  Porque  quebrantaba  á  la  gran  muí. 
titud,  7  el  menosprecio  de  las  famlliaa 
me  atenMülzó,  7  oaUé,  7  no  salí  de  mi 
puerta: 

85  ¡Quién  me  diera  quien  mo  ofcae! 
Hé  aquí,  mi  impresión  e»  que  el  Omni- 
potente testifleaifla  por  mí,  aunque  mi 
adversurio  roe  hielen  el  proceso. 

88  Ciertamente  70  lo  nevaría  sobre  mi 
hombro,  7  me  lo  atarla  en  lugar  de  co- 


87  To  I»  ocntarla  d  admero  de  mis 
poaos,  7  como  príncipe  me  llegaria  á  él. 

88  Si  mi  tlem  clama  contn  mí,  7 
lloran  todos  sus  sureos ; 

88  Si  comí  su  sustaaoia  én  dtnere,  ó 
afligí  el  aloui  de  sos  dooAes : 

40  En  lugar  de  trigo  me  nazcan  abrojos, 
7  esplaaa  en  lugar  do  oebada. 
las  ptfobraa  de  Job. 


•Osp.  84.18. 
Prs.7.1L 


/I«v.90.10. 

»M«L8.B. 

BékU.i. 


&Oa^84.19. 

rrs.aa.8. 


fSsLUB. 
180. 

*  Mar.  10.84. 
liba.  «.17. 


/■sl.iB.10h 
"Dsu.i.U. 


••U88.7. 
B»h.tS.9. 


A.C«lr.U0O. 


JOB,  yxxTT,  xzxm,  zxxnr. 


A.CLelr.m 


•Cap.  19.19. 
7U.IO1 


»Ca] 


8&U. 
7tt.S6k 

Pra.  9. 6. 
;90.97. 
I>M.X91. 
8utí*.l.*. 


CAPITULO  XXXII. 
JCVtf,  9ÜU  Me  Im  mmi^M  ét  Job  eanmhm, 
nJmfWtun  ito  poto  «oUm,  <  <rrfMo  Iom* 
coMlra  ofucl  la  4ú|Mta. 

YOSSARON  «tM  tm  Tanmes  d« 
responder  4  Job,  por  cuanto  él  em 
JuMo  en  sus  oi)o«. 

9  Entónoes  Bllü,  hHo  de  Baraehél  Ba» 
cita,  de  la  flunilia  de  Ram,  se  enojó  oon 
ftaror  contra  Job :  enojóse  oon  ftuor,  poi 
cuanto  Justificaba  su  Tida  mas  que  A 
Dios. 

8  l¡n<i|}ose  aainisino  con  furor  contra 
sus  tres  amigos,  ponjue  no  hallaban  (|ue 
responder,  aunque  hablan  condenado  4 
Job. 

4  T  Elid  haUa  esperado  4  Job  en  la 
disputa,  porque  todo»  eran  mas  tí^}cs  de 
dias  que  él  •. 

ft  Empero  viendo  Elilf  que  no  habla 
respuesta  en  la  boca  de  aquellos  tres  Ta- 
rones,  su  ftiror  se  encendió. 

«  T  respondió  Elid,  h^o  de  Baraehél 
Buslla,  y  dUo :  Yo  soy  menor  de  dias,  j 
vosotros  Tinos  {  be  tcáiido  por  tanto  mi- 
edO|jr  temido  declararos  mi  opinión. 

7  Yo  decía:  Los  días  habUrin,  y  la 
muchedumbre  de  aflos  declaxaz4  sabi« 
durfa. 

8  Oiertamente  espíritu  hay  en  el  hom- 
bre,  é  inspiración  del  Omnipotente  los 
hace  que  entiendan  &. 

9  No  los  grandes  son  los  sabios ;  ni  los 
Ti^os  entienden  el  derecho. 

10  Por  tanto  vo  d^e :  Escuchadme,  de- 
clararé yo  tamMen  mi  sabiduría. 

11  Hé  aquí,  yo  he  esperado  4  vuestras 
razones,  he  escuchado  vuestros  aigu. 
mantos  en  tanto  que  buscabais  pwa- 
bras. 

19  Os  he  pues  prestado  atención,  y  hé 
aquí  que  no  Ymy  de  vosotras  quien  re- 
daiguya  4  Job,  y  responda  4  sus  ra- 
sones. 

18  Poique  no  digáis:  Nosotros  hemos 
hallado  saUduzia:  lañadlo  Dios,  no  el 
hombre. 

14  Ahora  bien,  Job  no  enderezó  4  mí 
sus  palabras;  ni  yo  le  respóndele  oon 
vuestras  razones. 

16  EspAnt4ronse,  no  respondioon  mas, 
ftiéronseles  los  nutonamientos. 

16  Yo  pues  he  esperado ;  y  porque  no 
hablaban,  Antes  pantron,  y  no  respondí- 


17  Por  eso  y»  también  responderé  mi 
parte,  también  yo  declararé  mi  juicio : 

18  Porque  lleno  estoy  de  palabras,  y  el 
espirltn  de  mi  vientre  me  oonstrlfie. 

19  Be  cierto  mi  vientre  eiM  como  el 
vino  que  no  tiene  respiíadero,  y  se  rompe 
como  nucTos  odres. 

90  Hablaré  pues,  y  respiraré:  abriré 
mis  labios,  y  responderé. 

91  No  haré  ahora  acepción  de  perso- 
nas, ni  usaré  con  hombre  de  liaonjcroa 
títulos. 

99  Porque  no  sé  hablar  lIsoiHas:  de 
otra  manera  en  breve  mi  tiy^fj^ir  m^ 


CAPITULO  XXXIII. 
SUvt  SUú  «M  Jok  M*  iuifa ;  lUo  mh  Mo» 
kaUa  élotlumim  4*  élfmrmUt 


quenprcpMo  al  qm  it  coaWtrto  á  A. 

POR  tanto,  Job,  oye  ahora  mis  ra- 
zones, y  escucha  todas  mis  pala- 
bras. 

9  Hé  aquí  yo  abriré  ahora  mi  boca,  y 
pal  lengua  hablará  en  mi  garganta. 

8  Mis  razones  derferard»  la  rectitud  de 
mi  corazón,  y  mis  labios  prateiaén  pura 
saUdnría. 

4E1  Espíritu  de  Biot  me  hizo,  v  la  in- 
spiración del  Omnipotente  me  dio  vida. 


5  81  pudiarea,  respéndeme:  dispon  Aw 
folabrat,  esté  delante  de  mí. 

8  Heme  aquí  4  mi  en  lugar  de  Dios, 
conforme  4  tu  dlchD :  de  lodo  soy  yo 
también  formado. 

7  Hé  aquí  que  mi  terror  no  te  opsa. 
taz4«,  ni  mi  mano  se  agravará  sobre  tL 

8  De  cierto  td  dyiste  4  oidos  mloi,  y 
yo  oí  la  voz  de  tus  palabras  quedteUm: 

9  Yo  soy  limpio  y  sin  defecto^;  yo  119 
inocente,  y  no  hají  maldad  en  xaL 

10  Hé  aquí  que  él  buscó  aohaaaes  ooa> 
tra  mí,  y  me  tiene  por  su  enenugo*: 

11  Puso  mis  pies  en  fü  cepo',  y  gvardé 
todas  mis  sendas. 

19  Hé  aquí  en  esto  no  has  hablado  Jos- 
tamente :  yo  te  responderé  que  mayor  « 
Dios  que  él  hombre. 

18  ¿Por  qué  tomaste  pleito  contra  él  ? 
porque  él  no  da  cuenta  de  todas  sus  ra- 
zones. 

14  Hin  embargo  en  una  ó  en  dos  ma- 
nera» habla  Dice;  mtaa  d  Aomfrrv  no  en- 
tiende. 

15  Por  snefio  de  visión  nocturna,  en- 
ando  el  suefto  cae  sobre  los  hombres, 
cuando  se  adormecen  sobre  el  lecho, 

18  Entonces  revda  al  oído  de  los  hom- 
bres, y  les  séllala  su  consto, 

17  rara  quitar  al  hombre  de  la  aials 
obra,  y  apartar  del  varón  la  soberbia. 

18  AH  detendr4  su  alma  de  conupcion, 
y  su  vida  de  que  pase  4  cuchillo. 

19  También  sobre  su  oama  es  cas- 
tigado con  dolor  flierte  en  todos  sos 
huesos», 

90  Que  le  hace  que  su  vida  aboireiea 
el  pan,  y  su  ahna  la  comida  suave. 

91  8u  carne  des&lleoe  sin  verse,  y  sos 
huesos,  que  antes  no  se  velan,  aparecen 
demudM: 

99  Y  BU  alma  se  acerca  al  sepulcro, 
y  su  vida  4  los  dofww  que  causan  la 
muerte. 

98  8t  tuviere  cerca  de  él  alema  elo- 
cuente anunciador  muy  escogido,  que 
anuneie  al  hombre  su  deber ; 

94  Que  le  diga  que  Dio»  tuvo  de  él 
miseneordia,  que  lo  libró  de  descender 
al  sepulcro,  que  halló  redención/: 

95  sntemeceráse  su  carne  mas  que 
de  niflo  ¡  volverá  4  los  dias  de  su  mo- 
cedad. 

96  Orará  4  IHos,  y  le  amará :  y  verá  su 
fax  con  JdMlo» :  y  él  restituirá  al  hom- 
bre su  Justicia. 

97  El  mil»  sobre  los  hombres^,  7  «f 
fue  dijere:  Pequé,  y  pervertí  lo  redo,  y 
no  me  ha  aprovechado : 

98  Dio»  redimirá  su  alma,  que  no  pase 
al  sepulcro,  y  su  vida  se  verá  en  luz. 

99  fié  aquí,  todas  estas  cosas  haoe  Dios 
dos  y  tres  veces  oon  el  hombre, 

80  Para  apartar  su  alma  dd  tepnlero ', 
y  pava  iluminarlo  oon  la  luz  de  los  vi- 
vientes ifc. 

81  Escudia,  Job,  y  áywae :  calla,  y  yo 
hablaré. 

89  Que  ri  tuvieres  razones,  respéa- 
déme :  habla,  porque  yo  te  qukfo  Jos- 
tlflcar. 

88  Y  si  no,  óyeme  td  á  mí:  oaOa,  7 
ensefiarte  he  sabiduría. 

CAPITULO  XXXIV. 

dfroeidaritJtik 


•  la»  palabra»  ]f  d 
W  odpak  d»  Na^i 


mu 


ADEMAS  respondió  BUd,  yd^: 
9  Oid,  sablea,  mis  pulahms;  y  vos* 
otros,  doctos,  catadme  atentos. 

8  Porque  A  oido  prueba  las  palabras* 
oomo  el  peladar  gurta  para  oosncr. 

4  Esoctlamos  para  noaotroe  el  julde; 
conozcamos  entre  nesotroa  cual  «ss  lo 
bnenoa 


JOB,  XXXV,  XXXVL 


r  ^Qh  bombe*  1^^  como  JA,  ^h 


n  Nd  i«y  UnM/ugDi  malva  de  nm 


Y  PROCEDIENDO  BUll  a 


LlD^UDO  (EÍg<m  ^  Donde  «E&  DIh 


Y  ANADIO  EUd.jdlía. 


•ina  pfulidí»  ñ'gilll 


A.C.títr.lWk 


JOB»  zxzyn,  xxxvnx 


A.C.dr.m 


'M.56.9S. 

•  8«LSL8. 
/8«1. 98.fi. 


Pn.11.4. 


4  U  40.  IS. 
Bo.  II.  84. 
lCor.S.lft. 


•'Sia.in.S4 


14. 

71M.X 


•8*1.9».  S. 
yt8.88. 


»Qip.&«. 


pan  0Ír  la  coTreceion,  y  áiodet  que  le 
oonTievtan  de  la  iniquidad. 

11  Si  oyeren*  y  k  sirrlexen,  aeabai£a 
•os  dial  en  bien,  y  tas  afios  en  deleites. 

18  Mal  ti  no  oyeren,  aet&n  pasadoi  á 
cuchillo,  y  perecerán  sin  sabiduría. 

18  Empero  los  hipócritas  de  corazón 
lo  iiritirtn  mas,  y  no  clamaián  cuando 
él  los  atare. 

14  Falleeeiá  él  afana  de  ellos  en  su 
mocedad',  y  su  vida  entre  los  sodomí- 
ticos. 

15  Al  jNibre  librará  de  su  pobreza,  y  en 
la  aflicción  despertará  su  oído. 

Í0  Asimismo  te  apartarla  de  la  boca  de 
la  angustia  á  lugar  enpacioso*,  libre  de 
todo  apuro,  y  te  asentara  mesa  llena  de 
grosura/. 

17  Mas  til  has  llenado  el  Juicio  del  im- 
pío, en  vex  de  sustentar  el  juicio  y  la 
Justicia. 

18  Por  lo  cual  ieme  que  en  «u  ira  no  te 
quite  con  golpe,  el  cual  no  puedas  apar- 
tar de  tí  con  gran  rescate;. 

19  ¿Hará  él  estima  de  tus  riquezas, 
ni  del  oro,  ni  de  todas  las  fuerzas  del 
poder? 

SH>  No  anheles  la  noche,  en  que  des- 
aparecen los  pueblos  de  su  lugar. 

91  Guárdate,  no  tomes  á  la  tadqul- 
dad ;  pues  esta  escogiste  mas  bien  que 
la  aflicción. 

88  Ré  aquí  que  Dios  u  excelso  con  su 
potenda :  ¿  qué  enseliador  sem^ante  á 

88  ¿  Quién  le  ha  prescrito  su  camino  ? 
Y  ¿  quién  le  dirá :  Iniquidad  has  hecho  ? 

84  Acuérdate  de  engrandecer  su  obra, 
la  cual  contemplan  los  hombres. 

85  Los  hombres  todos  la  Ten ;  mírala 
el  hombre  de  lejos. 

86  Hé  aquí,  EÁos  m  grande,  y  nosotros 
no  le  conocemos :  ni  se  puese  rastrear  el 
nilmero  de  sus  afios '. 

87  El  reduce  las  gotas  de  las  aguas,  al 
derramarse  la  lluvia  según  el  vapor  qtte 
bu  contiene, 

88  Las  cuales  destilan  las  nubes,  go- 
teando en  abundancia  sobre  los  hom- 
bres. 

89  i  Quién  podrá  tampoco  comprender 
la  extensión  de  las  nubes,  y  el  sonido 
estrepitoso  de  su  pabellón  ? 

80  Hé  aquí  que  sobre  él  extiende  su 
luz*,  y  cobija  con  ella  las  raices  de  la 
mar. 

81  Bien  que  por  esos  medios  castiga  á 
los  pueblos,  á  la  multitud  da  comida. 

88  Con  las  nubes  encubre  la  luz,  y 
mándale  no  briUar  Interponiendo  oque- 
Uae.  r-  -« 

¿3  Tocante  á  ella  apunciaiá  él  truem, 
su  compañero,  que  hajf  acumulación  de 
ira  sobiíe  el  que  se  eleva. 

CAPITULO  XXXVII. 
Proflgu»  Sli4  en  la  eoneUertuion  de  at^nmae 
de  la»  obroB  de  JHoe,  ememreeiemdo  ae(  eu 
maravütoea  Provideneía,  eabUmriá  y  Junm 
Uefat  y  «askorto  dJe^tf»*  gímete  en  éUo 
detemtímmeHtt. 

A  ESTO  también  se  espanta  mi  cora- 
zón, y  salta  de  su  lugar. 
9  Oid  atentamente  su  voz  terrible,  y  el 
sonido  que  sale  de  su  boca. 

8  Debí^  de  todos  los  cielo*  lo  dir|ce,  y 
su  luz  ee  extiende  hasta  ks  fines  de  la 
tierra. 

4  Después  de  ella  bramart  el  sonido, 
tronará  él  con  la  tos  de  su  magniflcen» 
da* ;  y  aunque  sea  oida  su  toe,  no  ios 
detiene. 

5  Tronará  Dios  maraTlUosamente  con 
su  Toz:  él  hace  pandes  oeías,  que  nos- 
otros noentendemna'. 


6  Porque  á  la  niCTe  dloe<:  Descisode 
á  la  Üeira:  también  hoce  caer  la  Do- 
Tlzna,  y  los  aguaceros  de  su  Ibrtaleza. 

7  Ast  hace  retirarse  á  todo  hombre, 
para  que  lo*  hombres  todo*  reconoieía 
su  obra. 

8  La  bestia  se  entrará  en  su  escondrijo, 
y  estaráse  en  sus  moradas. 

9  Del  MediodU  viene  el  toibdiino;  y 
el  filo  de  los  Tientos  del  Norte. 

10  Por  el  soplo  de  Dios  se  da  d  hldo', 
y  las  anchas  aguas  son  eonstieñidas. 

11  Regando  también  llega  á  disipar 
la  densa  nube,  y  con  su  luz  espaiee  la 
niebla. 

13  Asimismo  por  sus  designios  se  re- 
TudTen  las  nubes  en  denredor,  pea 
hacer  sobre  la  haz  dd  mundo*,  en  Is 
tierra,  lo  que  él  les  mandara. 

18  Unas  veces  por  azote,  otras  por 
causa  de  su  tierra,  otras  por  miseticcr- 
dia  las  hará  parecer/. 

14  Escucha  esto,  Job ;  repésate,  y  con- 
sidera las  maraTÜlas  de  Dios. 

16  ¿  Supiste  tú  cuando  Dios  las  ponls 
en  concierto,  y  hacia  loTantar  la  luz  de 
su  nube  ? 

16  ¿  Has  m  conoddo  las  diferendas  de 
las  nubes,  y  las  maraTÜlas  dd  perfecto 
en  sabldum  ? ' 

17  ¿  Fot  qué  están  callentes  tas  Teitl- 
dos  cuando  se  fija  el  viento  dd  mediodía 
sobre  la  tierra  ? 

18  ¿  Extendiste  tif  con  él  los  ddosf, 
firmes  como  un  espejo  sólido  ? 

19  Muéstranos  qué  le  hemos  de  decir; 
porrae  nosotros  no  podemos  componer 
loe  tdeae  á  causa  de  las  tinieblas. 

80  ¿  Será  preciso  contarle  cuando  yo 
hablare  ?  rae  mas  que  el  hombre  ra- 
zone, quedará  como  abismado. 

81  He  aquí  aun :  no  se  puede  mirar  la 
luz  esplendente  en  lo*  eidos,  luego  que 
pasa  el  Tiento  y  los  limpia, 

88  Viniendo  de  la  parte  del  Norte  la 
dorada  claridad.  Puee  en  DtosAaymu 
majestad  terrible. 

88  El  e*  Todopoderoso,  al  cual  no  si 
canzamos ;   grande  en  potencia,  y  tai 
Juicio,  y  en  multitud  de  Justicia:  no 
afligirá  demaeiado, 

84  Temerlo  han  por  tanto  los  hom 
bres :  él  no  mira  á  los  sabios  de  corazón 

CAPITULO  XXXVIIL 
X>Jo»  toma  la  dtepula  eemtra  Jah,  tnoriranle 
'mi  ettnMadt  nu^eetaá,  potmeia  y  «AÑh- 
rCa,  por  la  eoneideraeüm  de  loe  coiai  m- 
tureiee,  ^ 

Y  RESPONDIÓ  JehoTá  á  Jd>  desde 
un  torbellino,  y  d^o : 

9  ¿  Quién  es  ese  que  oscurece  dconaejo 
con  palabras  sin  sabiduría  •  ? 

8  Ahora  cifie  como  Taron  tus  lomos : 
yo  te  preguntaré,  y  hazme  ubex  tú. 

4  ¿  Donde  estabas  cuando  yo  fundaba 
la  Ib  tierra  ?  házmelo  saber,  si  tienes  in- 
teligencia. 

6  ¿Quién  ordenó  sus  medidas,  si  to 
sabes  ?  ó  quién  extendió  sobre  ella  cor- 
dd? 

6  ¿  Sobre  qué  están  fbndadas  sus  ba- 
sas ?  ó  quién  puso  su  piedra  angular? 

7  ¿  Cuando  las  estrdlas  todas  dd  dlM 
alababan,  y  se  regocijaban  todos  los  hi- 
jos de  Dios? 

8  ¿  Quién  encerró  con  puertas  la  mar, 
cuando  se  denramaba  por  Atoa  come  tt- 
Uendo  de  madre  ? 

9  ¿  Guando  puse  yo  nubes  por  TeatUaia 
■"y'fj  PO'  ni  fi^a  obscuridad, 

10  T  establecí  sobre  ella  mi  dasreio*, 
y  le  puse  puertas  y  cerrojo, 

11  Y  d^:  Hasta  aquí  Tendrás,  y  ao 
pasarás  addante,  y  am  parará  la  nia- 
ehazon  de  tos  endas  ? 


<8ii.io;ji 


8d.lf.8 


bC 


JOBk 


A.a«lr.ÍMi 


¡tlM. 
HILIL 


J1147.8. 


■LIV.». 


LlOitL 


latí, 
día  iM 


M  ¿Hu  td  mandado  á  la 
CB  tm  días  ?  ¿  ha»  moitxado  al 

U  Pan  4«e  ocupe  lo*  finct  d« 
«na,  j  qoo  mob  Mcadldao  da  d 

14  TtwHñúitat  oomo  Iodo  Hfo  da  idlo, 
j  viene  á  cetar  oomo  «m  veatMiua. 

16  Mai  la  lax  de  Uw  impío»  ct  quitada 
de  «íloe,  j  d  biaso  cnalteoldo  es  qM- 


18  ¿  Has  entndo  tá  hasta  Im  ixoAm- 
dn  de  la  mar,  v  has  andado  cscadrl- 
flsndo  el  aUsmo  r 

17  i  Hante  sido  deseaUartas  las  pner- 
tudela  muerte,  j  has  visto  lai  poertas 
de  la  somhra  de  maerte  f 

18  ¿  Has  td  eooslderado  haela  las  aa> 
dunas  de  la  tierra?  Dedaca  si  sabes 
tsdeesto. 

19  i  Por  donde  va  d  eamino  á  la  haM» 
tedon  de  la  las,  y  donde  está  d  lugar 
delastialaMaB? 

n  ¿Sí  Ucvaráa  td  amte*  mm«  k  sos 
1, 7  amenderfts  las  sendas  de  su 


91  ¿flafeiasis  td  ponfue  hubieses  ya 
nacido,  ó  parqtu  u  grande  d  numero  oe 

tDSdlM? 

tt  i  Has  td  entrado  en  les  taaoros  de 
la  dere,  ó  haa  visto  los  tasone  dd  gia- 
Biw; 

n  Lo  end  tengo  jo  tuertado  pan  d 
tkupo  de  anguida,  pata  d  dia  de  la 
(aanraj  de  la  batalla  «  ? 

S4  i  Tm  qué  camino  se  repaita  la  lúa, 
y  10  cipaioe  d  viento  Solano  sobra  la 


SS  i  QnMn  repartió  oondnoto  d  turbi- 
«n,  y  camino  a  los  relámpagos  y  fanie- 
aos; 

98  Haciendo  llover  sobre  la  tierra  •  des- 
habitada, tobn  d  dadarto,  donde  no  hajf 
hombre, 

97  Pna  hartar  la  tierra  desierta  é  tan- 
enltaA  y  para  haoer  brotar  la  uaná 
yerbar 

98  ¿  Tiene  la  lluvia  padre  ?  ó  quién 
engendró  las  gotas  del  rodo  ? 

99  ¿  De  qué  vlenire  sdló  d  hldof  ? 
Y  la  esearoha  dd  délo,  ¿  quién  la  en- 


90  Las  aguas  se  endurecen  á  manera  de 
pMm,  y  ooaflélase  la  has  dd  abismo. 

81  ¿  Podris  td  impedir  las  deUolas  de 
iM  Pléyades,  ó  desatarás  las  ligaduras 
ddOrionA?  ^^ 

81  ¿Saeaids  td  á  su  tiempo  los  signos 
de  los  ddos,  ó  guiarás  d  Arotnro  con 
soshDos? 

tt  i  8u|4s(e  td  las  oidcnancas  de  ios 
«Mo«  ?  i  Dispondrás  td  de  s«  potestad 
en  la  tierra? 

84  ¿  Alsaris  td  á  bu  nubes  tu  voz,  para 
qne  te  cubra  muehedumbie  de  aguas  ? 

«  i  SoTiaiás  td  los  relámpagos,  para 
qne  dIo>  vayan  ?  ¿  Y  diránte  ellos :  ué- 
■«eqni? 

W  i  Quién  puso  la  sabiduría  en  el  In- 
{"■tnr?  ó  quién  dio  d  entendimiento  la 
iataUgendá? 

^  ¿Qnlén  puso  por  cuenta  los  cielos 
•na^idarfa?  Y  loe  odres  de  los  ddos 
¿  |détt  los  hace  parar, 

88  Caando  d  polvo  se  ha  convertido 
en  dnreza,  y  los  terrones  se  han  pegado 
«■•eoBoteis?  ^^ 

-  ^    CAPITULO  XXXIX. 

"'^ff  JMm  moHrtmdo  lo  aU««a  par  la 
*^mdiraetm  i$  tdgMto»  amlwuiUt.  Job  r*- 
í*""**!  atídtl/ü»,  rttomoM  m  inHpUm- 
<*■  M  tobtr  MMi'Mo  d<f]Nitar  «M  A. 

i  flAZARAS  td  la  presa  para  d  le- 

,  ^  on«?  ¿y  sadaias  d  fiambre  de 

l^leoncUlos. 


9  Guando  están  echados  en  Im  «i»*», 
ó  se  están  en  sus  guaridas  para  acechar  f 

8  ¿Quién  pre^iró  d  cuervo  su  ali- 
mento b,  cuñado  sus  pollos  olaman  á 
Dios,  bullendo  de  un  lado  á  otro  por 
carecer  de  comida  ? 

4  ¿  Sabes  td  d  tiempo  en  que  paren 
las  cabras  monteses  ?  o  ¿  miraate  td  las 
darvas  cuando  están  pariendo  ? 

5  ¿Cantaste  td  los  meses  de  su  pie- 
fies,  y  sabes  d  tiempo  cuando  han  de 
par»? 

ó  Knoórvansa,  haocn  salir  soa  h^, 
pasan  sus  ddores. 

7  Sus  14JOS  están  sanos,  ereeen  con 
d  pastel  salen,  y  no  vndven  «m*  á 
días. 

a  ¿  Quién  echó  Ubre  d  asno  montes», 
y  quito  soltó  sus  ataduras  ? 

9  Al  cnd  yo  pose  oasa  en  la  soledad  ', 
y  sus  moradas  en  logares  estériles. 

10  Bdrlase  de  la  multitud  de  la  dn- 
dad  i  no  of  Iw  voces  dd  arriero. 

11  Lo  oculto  de  los  montes  es  su  pasto, 
y  anda  buscando  todo  lo  que  está  verde. 

19  ¿  Querrá  d  nnioomlo  I  servirte  á  tí, 
ni  quedar  á  tu  pesebre  ? 

18  ¿Atarás  td  d  unloondo  con  su 
oovunda  para  d  suroo?  ¿labiará  les 
valles  en  pos  de  tí  ? 

14  i  Colarás  td  en  A,  por  ss  grande 
su  finrtalesa,  y  le  flaiás  tu  labor  ? 

15  Piarás  de  él  que  te  tomará  tu  simi- 
ente, y  que  ta  allegará  en  tu  era  ? 

16 1  Düt»  M  hermosas  alas  d  pavo  rad, 
ó  alas  V  plumas  d  avestrux  ? 

17  Bl  cud  desampara  en  la  tierra  sus 
huevos,  V  sobra  d  polvo  los  cdienU : 

IB  Y  olvidase  de  que  los  pistfá  aJjgva 
pié,  y  que  los  quebrará  dguna  bestia  dd 


ipo. 

19  Endurécese  para  con  sus  h^,  co- 
mo d  no  /líese»  suyos,  no  temiendo  que 
su  trabajo  haya  sido  en  vano : 

flO  Porque  le  privó  Dios  de  saUdmia, 
y  no  le  dio  inteligencia. 

91  Luego  que  se  levanta  en  dto,  bdr- 
lase dd  oabdlo,  y  de  su  ginete. 

99  ¿  Diste  td  d  cobalto  U  fortaleía? 
¿  vestiste  td  su  cervis  de  rdlnoho  ? 

98  ¿  Le  intimidarás  td  como  á  alguna 
langosta  ?  El  resoplido  de  su  nana  $$ 
finrmidable: 

Si  Bsoarba  la  tierra,  alégrase  en  su  fki- 
erxa^le  d  encuentro  de  las  armas  • ; 

9A  Hace  burla  dd  espanto,  y  no  teme, 
ni  vuelve  d  rostro  delante  de  la  espada. 

96  Contra  él  suena  la  aQate,  d  hierro 
de  la  lanxa,  y  de  la  pica. 

97  Y  ¿1  con  ímpeúi  y  fíoor  escarba  la 
tierra,  sin  imputarle  d  sonido  de  la 


98  Aníu  como  jue  dice  entre  loe  cla- 
rines: Ea!  y  desde  lé)os  hude  la  ba- 
tdla,  d  grno  de  los  capitanes,  y  la 
vocería. 

99  i  Vuda  d  gavilán  por  tu  industria, 
y  extiende  hacia  el  Mediodía  sus  alas  ? 

80  ¿  Se  remonta  tí.  águila  por  tu  man- 
damiento, y  pone  en  dto  su  nido/  ? 

81  Ella  habita  y  está  en  la  piedra,  en  la 
cumbre  del  pefiasco  y  de  la  roca. 

89  Desde  dli  acecha  la  oontüda;  sus 
q)os  observan  de  muy  16¡om, 

88  Sus  pollo*  chupan  la  sangre ;  y  donde 
hubiere  cadáveres,  dli  está^  <iiáfo. 

84  A  mas  de  eso  respondió  Jehová  á 
Job,  y  dijo ; 

85  ¿  Es  sabiduría  contender  con  el  Om- 
nipotente? Bl  que  dlspuU  con  Dioa, 
remonda  á  esto. 

86  Y  respondió  Job  á  Jehová,  y  ÜJo : 

87  Hé  aquí  que  yo  soy  vil  * ;  ¿  qué  te 
responder»  ?  Mi  mano  pongo  soloe  mi 
booa'. 


•  8aLl«r.9L 
MaLCac 


•Jsr.9.M. 
OS.8.9L 
'üsp.M.fi. 


tdrji 


•Jsr.8.6. 


/Jsr.«.U. 
Áb.é. 


'MS194.3S. 

Las.  17;  87. 


*On.4a.6. 

SdTiLi. 
<0sp.a9.». 

Mis.  7. 18b 


A.C.olr.l«M. 


JOB,  XL,  XU,  ZUI. 


A.&clr.m 


«Oip.38.1. 
•le. 


«8al«S.l. 
7IOI.I. 


tamo. 


drOo. 
•Jta.9».4. 


I  Ohp.  &  t. 


98  Una  vn  hablé,  7  no 
■im  dos  veoet»  num  no  tornará 


hablar. 


CAPITULO  XL. 

JfuMlra  INm  á  Job  «(m  ka  ik«ek«  mai  em  re> 
jgrohir  mi  JtUHo  fmatljleemiom  Um¡o  4  ai 
mitrno,  DieldraJe  tu  gramJUta  por  la  obra 
it  futJmMot,  eoa  qmé  abeíe  é  lo»  ncberbio», 
y  rcmÁrfr  á  la  eomtUeraeioa  dtl  Hifopéta- 
«M>  y  <U  CowdHl». 

ENTONCES  respondió  JehoWt  á  Job 
detde  la  ob«euririad«,  7  dijo : 
9  Cifieto  ahora,  oomo  vaion,  tns  lo- 
mo* ;  70  te  pr«|Kttntaré,  7  explícame, 
a  ¿  InTalidarM  td  también  mi  juicio  ? 

Íme  condenarás  á  mí,  para  justiflcarte 
tí? 

4  i  Tianet  td  biaxo  oomo  Dios  ?  ¿  7 
tronarás  td  con  tos  oomo  él  b  ? 

5  AtaTÍate  ahora  de  majestad  7  de 
altezac;  7  rístete  de  honra  7  de  ner- 
mosura. 

6  Esparce  Airores  de  tn  ira ;  7  mira  á 
todo  soberbio,  7  abátelo. 

7  Mira  á todo  soberliio, 7  humíllalo'; 
7  quetnanta  á  los  impíos  en  sa  asiento. 

8  Encúbrelos  á  todos  en  tA  polvo,  ven- 
da sns  rostros  en  la  obsenridad ; 

9  Y  70  también  te  confesaré  qne  podrá 
salvarte  tu  cDestra. 

10  Hé  aquí  ahora  BAerooth  |,  al  cual 
70  hice  contigo ;  7erba  come  como  bae7. 

U  Hé  aquí  ahora  que  su  fnena  está  en 
sus  lomos,  7  su  fbrtalexa  en  á  ombligo 
de  sn  Tientic. 

IS  8u  cola  muere  como  un  cedro,  7 
los  nervios  de  sus  genitales  son  oitre- 
tridos. 

18  Sus  huesos  «on  f\iertes  como  bronce, 
7  sus  miembros  como  barras  de  hierro. 

14  El  e«  la  cabeza  de  los  caminos  de 
Dios :  el  que  lo  hiro  puede  hacer  que  su 
ouchlllo  á  él  se  acerque. 

15  Ciertamente  los  montes  producen 
7erba  para  «3 ;  7  toda  bestia  del  campo 
retoza  alUL 

18  Ecluuráse  debido  de  las  sombras,  en 
lo  oculto  de  las  caAat,  7  de  los  lugares 
hiiroedos. 

17  Los  árboles  sombrío*  lo  cubren  con 
su  sombra}  los  sauces  del  arro7o  lo 
cercan.. 

18  Hé  aquí  que  él  tomará  el  rio  sin  in- 
mutarse ;  7  confiase  que  el  Jordm  pa- 
sará por  su  boea. 

19  ¿  Tomarálo  alguno  por  sns  q)os  en 
armada,  7  horadará  tu  nariz  ? 

CAPITULO  XLI. 

Prortfno  la  eoaoidtraeio»  ád  eoeodrito,  ét 

ta»  miomhrottfortákga  i  inftmio. 

i  Q ACARAS  td  al   Lerlathanl  con 
O  el  anzuelo,  ó  con  la  cuerda  que  le 
echares  en  su  lengua  ? 

8  i  Pondrás  td  garfio  en  sus  «  narices, 
7  horadarás  con  espina  su  quijada  ? 
8  ¿Multiplicará  él  ruegos  para  con- 
tigo? (!  hahlaráte  él  lisonjas  ? 

4  ¿Hará  concierto  contigo,  paia  que 
lo  tomes  por  sierro  perpetuo  ? 

5  i  JvLguia  td  con  él  oomo  con  pájaro, 
6  lo  atarás  para  tus  nlBas  ? 

6  ¿Harán  de  él  banquete  lo*  oom- 
pafieros  ?  ¿  partiránlo  entre  los  merca- 
deres ? 

7  ¿  OoKtari*  td  con  cuchillo  sn  enero, 
6  con  asta  de  pescadores  sn  cabeza  ? 

8  Pon  tu  mano  sobre  él:  te  acorda- 
rás de  la  batalla,  7  nunca  mas  tomarte. 

9  Hé  aquí  que  la  esperanza  acerca  de 
él  será  burlada :  porque  aun  á  sn  sola 
Tista  se  desma7arán. 

10  Nadie  hay  tan  osado  que  lo  des- 
plertek:  ¿qui&i  pues  podrá  estar  de- 
lante de  mí> 


11  ¿  Quién  me  ha  dadle  anticipado,  pan 
aue  f  o  «t /o  restitn7a  ?  Todo  k»  qne  % 
debuo  del  cielo  es  mio«. 

18  Yo  no  callaré  sus  miembros,  ni  k> 
de  «US  ñicrsas,  7  grada  de  su  di^- 
sidon. 

18  ¿  Quién  desonbrirá  la  delantera  de 
BUTMiJdnra?  ¿quién  se  llegará  á  él  ooa 
fteno  doble? 

14  ¿  Quién  abrirá  las  puertas  de  tn 
rostro  ?    Los   drdenes  de  sn*  dientes 


DM.10.U 
hLKL 

TSOlll 

iotrjas 


15  La  gloria  de  w  vuHio  ton  eiendas 
Alertes  cerrados  entre  sí  estrechamente. 

16  El  uno  se  Junta  eon  el  otro,  qne  Ti- 
ento no  entra  entre  ello*. 

17  Pegado  está  el  uno  con  el  otro,  es- 
tán trabado*  entre  sí,  que  no  te  pueden 
apartar. 

18  Con  sus  estornudo*  enciende  lum- 
bre; 7  sos  qjos  «on  como  los  párpado* 
del  alba. 

19  De  su  boca  salen  hadia*  de  tufft', 
oentdlas  de  fuafco  proceden. 

90  De  sns  narices  sale  hume  oomo  de 
una  olla  d  caldero  que  hierre. 

91  Sn  aliento  endende  lo*  carbones,  y 
de  su  boca  sale  llama. 

83  En  su  cerviz  mora  la  fcrtaleu,  y 
espávoese  el  desaliento  delante  de  él. 

88  Las  partes  momias  de  su  carne  eitaa 
apretadas ;  están  en  él  firmes,  7  no  k 
mueren. 

84  Su  corazón  es  firme  como  una  jk 
edra,  7  fuerte  como  la  muela  de  abióo 
ca  vnmoliao. 

85  De  sn  grandeza  tienen  temor  los 
i^iertes,  7  á  causa  de  su  daCsUedmiento 
hacen  por  purificarse. 

96  Cuando  alguno  lo  alcanzare,  ni  es- 
pada, ni  lanza,  ni  dardo,  ni  coselete 
durará  contra  él, 

97  El  hierro  estima  por  p«j«a,  7  *^ 
acero  por  lefio  podrido. 

98  Saeu  no  le  hace  huir:  las  piedras 
de  honda  ee  le  toman  arista*. 

89  Tiene  toda  arma  por  hojarascas,  7 
del  blandir  de  la  pica  se  burla. 

80  Por  debajo  tien*  agudas  ooncbas; 
imprime  «m  agudez  en  el  suelo. 

81  Haoe  hervir  como  una  olla  la  pro- 
ftinda  mar,  7  tdmala  oomo  una  oUa  de 
ungfiento. 

88  En  pee  de  sí  haoe  resplandecer  la 
senda,  que  parece  que  la  mar  es  cana. 

88  No  ha7  sobra  la  tierra  sn  senmiante» 
hecho  para  nada  temer. 

84  Menosprecia  toda  cosa  alta;  es  rej 
sobre  todo*  lo*  anfnialn  eoberiiios. 

CAPITULO  XLII. 

/db  «MiBorfo  va  d»  Dio»,  toi^ltia  m  imtírt- 
tneia  «a  Moer  eutrido  dttpnlar  <«■  4  *• 
eanta.  Envía  I>io$  4  loo  amtgoi  4»  JA, 
para  on*  vayan  o)  nitmo.f  tt  or*  por  «Ba*. 
OonvlerU  JHoé  la  mitria  do  Job  00  mafor 
proiptridad  giM  la  fiw  tnvo  élám. 

Y   RESPONDIÓ  Job  á  Jehová.  7 
dUo: 
9  To  conozco  que  lodo  lo  pnedee*,  7 

£e  no  ha7  pensamiento  que  se  esconds 
tí. 
8  ¿  Quién  es  él  qne  oscurece  él  eens^ 
sin  ciencia  b  ?  por  tanto  70  denuidab* 
lo  aue  no  entendía  ;  eosas  que 
ocultas,  7  que  no  las  sabia*. 

4  070,  te  ru^o,  7  hablaré:  te 
taré,  7  td  me  ensenarás  *. 

5  De  ddas  te  habla  oído; 
mis  qjos  te  Tcn. 

6  Por  tanto  aborrezco  to  ftie  dUs«,  7 
me  arrepiento  en  «1  polvo  7  en  la  ee- 
niza/. 

7  4  V  aoonteeid  que  después  que  ba- 
ble JdioTá  estas  palabras  a  Job,  Jíebová 


b.lt.i 


aAiiifo& 


dOe  á  mphu  Tanaoatluí:  MI  in  m 
cDModld  flanm  ti  y  tas  4«  eompaft*- 
iw;  ponpw  B»  habds  hablado  po*  mi 
lo  neto,  como  mi  riervD  Job. 

8  Ahora  pom  tomáoi  oíalo  iKctum  y 
•iete  comen»',  j  andad  á  mi  tiorro  Job, 
y  oAreced  holocausto  por  vototroo :  j  mi 
iíctto  Job  orará  por  Tosotroo  A  ;  porqua 
de  doto  á  él  atenderé  para  no  tratamo 
ohcatoiomento,  por  cuanto  no  habéis 
hablado  por  mí  con  rectitud,  oomo  nal 
darro  Job. 

9  Faevon  pues  EUphaa  Tamanitha,  y 
Bildad  Buhiu^  y  Sopbar  Naamatitha.  é 
hicieran  oomo  Jehová  les  dUo :  j  Jo- 
hovi  atendió  á  Job. 

10  5  Y  mudó  Jdiorá  la  aHioelon  de 
Job  orando  él  por  sus  amigos :  j  anmen- 
té  al  doble  todas  las  oooas  que  haUan 
ridodeJob. 

11  T  Tinieron  á  él  todoo  sus  hermanos, 

L todas  sos  hermanas,  y  todos  los  que 
ites  le  hablan  conocido',  y  comieron 
con  él  pan  en  sa  casa,  7  condoliéronse 


de  él»  y  eoaeoláitmia  de  todo  aquél  mal 
que  sobre  ¿1  habla  Jahevá  traido;  7 
cada  uno  de  ellos  le  dM  una  plma  de 
moneda,  7  un  saMlllo  de  om. 

IS  T  bendUo  Jehová  á  la  pootrimeria 
do  Job  mas  que  á  su  principio*;  por- 
que tuvo  oatoroe  mil  ovejas,  7  seis  mil 
camellos,  7  mil  Tuntas  de  biie7M,  y  mil 


18  Y  tuvo  siete  ^Jos  y  tres  hi}as : 

14  Y  llamé  d  nombre  de  la  una,  Je- 
mimah  |  ]  7  el  nombre  de  la  segunda, 
Cesiahf;  7  el  nombre  da  la  teroen, 
Keren-Hapuchl. 

15  Y  no  se  hallaron  mujeres  tan  her- 
mosas  como  las  h^as  de  Job  en  toda  la 
tictn :  7  diélea  sa  padn  herencia  entre 
sus  hermanos. 

16  Y  después  de  esto  tItíó  Job  ciento 
V  cuarenta  afleo,  7  vio  á  sus  hijoo,  7  á 
loo  hijos  de  sus  h^oo,  hasta  la  cuarta 
generación. 

17  Murió  pues  Job  viqjo,  7  lleno  de 
dlasa». 


LIBRO  DE  LOS  SALMOS. 


IlltIL 


SALMO  I. 
ftUeUid  M  kotOn  jtiodowi  i^f4Mda4  4» 

iMMipAM. 

BIENAVENTURADO  el  Taron  que 
Qo  anduvo  en  consto  de  malos  «,  ni 
estuvo  en  camino  de  pecadores,  ni  en 
lilla  de  escarnecedores  S  se  ha  sentado : 

S  Antes  en  la  Ie7  de  Jehová  eiM  su 
deUcia,  7  en  su  le7  medlu  de  dia  7  de 
noche*. 

8T  ier&  como  el  Árbol  plantado  Junto 
A  sxrojoo  de  aguas  tlf  que  da  su  fruto  en 
IB  tieínpo:  7  su  oja  no  cae,  7  todo  lo 
qne  hace,  prooperaiA. 

4  No  asi  los  malos ;  shaó  oomo  el  tamo 
que  ancbata  el  viento  «. 

5  Por  tanto  no  se  levantaiAn  los  malea 
tt  el  juicio/,  ni  los  pecadores  en  la  con- 
pcRadon  de  loo  Justos. 

4  Porque  JehovA  conoce  el  eamino  de 
los  Justos' :  mas  la  senda  de  loo  maloo 
peraeerA. 

SALMO  IL 
IViM(r«rAMlMifa)rf«niM  d*  Im  eodmMMdc 
ia  tUna  tonara  Oruto  f  m  gtonMO  riino, 

¿T)OR  qué*  se  amotinan >  las  gentes, 
X   7  los  pueblos  piensan  vanidad  ? 

5  Estazfcn  los  reyes  de  la  tierra,  7  prin- 
cipa eonsuttarfcn  unidos  contra  JehovA, 
j  oontra  su  ungido  «, 

8  Dictaido :  ftompiamoo  sus  oo7Uiidas, 
7  cohemos  de  nosotros  sus  cuerdas. 

4  El  que  mora  en  los  cielos  se  relrA; 
d  Be&ar  le  burlarA  de  ellos  d. 

6  Entonces  hablará  A  dios  en  su  fbror, 
7  tnbazAlos  con  su  Ira. 

8  Yo  empero  he  puesto  mi  rey  sobre 
8Um«,  monte  de  mi  santidad. 

7  To  publicaré  «1  decreto  1  Jehová  me 
ha  dicho ;  Mi  h^o  ere»  túf;  yo  te  en. 
ivooto  hoVe 

8  PUome,  7  te  daré  por  heredad  laa 
gentes,  7  por  pooeslop  taya  loa  términos 
do  la  tierna. 

8  Onotarantarhíe  has  con  vara  de  hi- 
cno4;  como  vaso  de  alfkrero  los  des> 
mcnvtarás. 

10  Y  ahora,  reyes,  entended:  admitid 
•«noeion,  hieees  de  la  tierra. 

11  Servid  á  Jehová  oon  tenior<,  7  ale- 
graos eon  temblor. 

18  Boiad  al  Htio*,  poniot  no  se  enq)e, 
7  pcKicals  •»  a  camino,  cuando  se  en- 


cendiere un  poco  su  furor.  Blenaventn- 
ndos  todos  los  que  en  él  confian  (. 

SALMO  III. 

David  aeoeado  de  mtmdto»  y/merie»  emmtfoe, 

•n  iXo*  a*  |rMM<«  la  «ic<orto. 

Salmo  de  David,  cuando  huía  de  de- 
lante de  Absalom  su  hijo. 

¡  ^^H  Jehová,  oaanto  se  han  multipU- 
KJ  oado  mia  enemigos!  muchos  se 

levantan  contra  mi. 
8  Muchos  dicen  de  mi  vida :  No  hay  • 

para  él  salud  en  Dios.  Selah. 
8  Mea  td,  Jehová,  «rsf  escudo  al  ra- 

dedor  de  mí;  mi  gloria,  7  el  que  en- 

salia  mi  oabeáa. 

4  Oon  mi  voz  clamé  á  Jehová,  7  él  me 
respondió  desde  el  monte  de  su  santidad. 
Selah. 

5  Yo  me  acosté,  7  donník,  7  desperté ; 
poroue  Jehová  me  sostuvo. 

6  No  temeré  de  dies  nüllares  de  pue- 
blo, que  pusieren  cerco  oontra  míe. 

7  levántate,  Jehová:  sálvame.  Dios 
mío :  porque  tii  heriste  k  todos  mis  ene- 
migos «M  U  quUada ;  los  dientes  de  los 
malos  quebrantaste. 

8  De  Jehová  es  la  salud':  sobra  tu 
pueblo  aera  tu  bendición.  Selah. 

SALMO  IV. 
Iktfríd  dama  é  Dioa  ea  m»  aflteeüm.   Re- 
prende y  eskarta  4  eme  pereemtdaree.  lU- 
tiara  «w  la  verdaciera/iMc^Md  ee  etUar  m 
graeiade  Dioe. 

Al  Mdsioo  prlndnal  sobra  Neginoth. 
Salmo  de  David. 

RESPÓNDEME  cuando  damo,  oh 
Dios  de  mi  Justioia :  estoiMlo  en  an- 
gustia, td  me  hlolste  ensanchar:  ten 
misericordia  de  mí,  7  076  mi  oradon. 

8  Hijos  de  los  hombres,  Ji  hasta  coando 
tolveréU  mi  honra  en  innmla,  amaréis 
la  vanidad»  y  buscaréis  la  mentira  ?  Se- 
lah. 

8  Sabed  pues  que  Jehová  hico  apartar 
al  pió  pan  si:  Jehová  oirá  cuando  70  á 
él  clamare. 

4  Temblad,  7  no  pequéis:  conversad 
en  vuestro  ooraxon,  sobra  vuestra  cama, 
7  desistid.  Selah. 

5  Ofreced  saorifidos  de  Justlciao,  7 
oonfl  <d  en  Jehová. 

e  Muchos  dicen :  ¿  Quién  nos  mostrará 


»  Oap.  8.  7. 
pink8.I4l 

8«BI*.8.11. 

IOap.LI. 


^Oapb&ML 


fBd.S4.8. 

84.  U. 

16.98. 

11.80. 18. 

Jor.  17. 7. 


no. ' 


•SsLTtU. 


»8aL4.«. 

Pñ.8.94. 
•8aLS7. 1, 


4Is.48.lL 
Jar.  8. 98. 
00.18.4. 
Jaaa9.9L 


•008.88.1». 


ñáJMOB. 


»X«.&9B. 


•«U.<.ti 


•  BAhm 


7M.90. 


«Bia.H.38. 


'M.S7.1L 
•  Bai.  as.  i. 

yS&U. 

yU».  94. 

7U8.8. 

k98.7. 
/Ban.S.U. 


'  Ii.  6&  U, 

le. 


•8d.88.L 
Jar.  10.  Si. 

IM.a.8. 


•BftL80.10. 
788.10,11. 

tll6. 17. 
1.88.18. 

•Job  17.  7. 
8ia.SL9. 
788.1a 
788.9. 

iML&ir. 
/Bd.11». 

7U9.19. 
fVLUAM. 


dbltn?  Alia  MibraiioioaM,  oh  Jebo- 
yk,  la  Itu  d«  ta  totíxo  i. 

7  Tú  cUite  alegría  en  ni  eoraaon»  ma» 
qae  tienen  Uro$  en  d  tiempo  que  w  nuü- 
tipUoó  tu  gnmo  7  tu  mosto. 

8  Bn  pas  me  aooMaré,  7  asimismo  dor- 
tidté«i  porque  solo  tiij  JeboTá»  me  ha- 
xts  estar  oonfiado. 

SALMO  V. 
OnMon  4t  DmHd.  <n  fiw  inmiuia  la  nifiM 
«  jilttKeioM  dr  Im  molM.  jr  la  protteetm  jr 
d^«Ma  «M  INm  eoiMMb  if  lo«  fw  I«  ornan, 
y  poMN  <n  II  ni  wf^loiua. 

Al  Milsioo  principal  sobre  NdtUoth. 
Salmo  de  David. 

ESCUCHA,  oh  JehovA,  mis  nalabxas ; 
considera  la  meditación  mía. 
S  Está  atento  á  la  voz  de  mi  clamor. 
Rey  ndo,  7  Dios  mió,  porque  á  ti  oraré. 
8  Oh  Jehová,  de  midtana  oiíAs  mi  voz ; 
de  mattama  me  presentaré  4  ti,  7  espe- 
raiv. 

4  Porque  til  no  eres  un  Dios  qne  ame 
la  maldad  a :  el  malo  no  baUtará  Junto 
áti. 

5  No  estarán  lof  insensatos  delante  de 
tus  ojosb:  aborreces  á  todos  los  que 
obran  iniquidad. 

6  Destruirás  á  los  que  hablan  mentira : 
al  hombre  de  sangres  7  de  engaflo  abo- 
minará  Jehová'. 

7  Y  70  en  la  multitud  de  tu  miseiicor- 
día  entraré  en  tu  casa;  adoraré  hacia  el 
templo  de  tu  santidad  en  tu  temor. 

8  Qniame,  Jehová,  en  tu  justicia  á 
causa  de  mis  enemigos  rf¡  endereza  de- 
lante  de  mi  tu  camino  «. 

9  Porque  no  IU17  en  su  boca  rectitud : 
sus  .enfrailas  «m  pravedades ;  sepulcro 
abierto/  su  garganta  ¡  con  su  lengua  li- 
soAJeaián. 

10  Desbarátalos,  oh  Dios;  caigan  de 
sus  consejos:  por  la  multitud  de  sus 
nbdiones  échalos,  poique  se  rebelaron 
contra  tí. 

11  Y  alegrarse  lian  todos  los  tpae  en  tí 
eonfianf ;  para  siempre  darán  voces  de 
JllUlo,  porque  til  los  defiendes ;  7  en  tí 
■e  regoc^aiáo  los  que  aman  tu  nombre. 

^  Porque  td,  oh  Jdiová,  bendecirás 
al  Justo;  lo  cenarás  de  benevolenda 
oomo  con  un  esoudo. 

SALMO  VI. 
Damid,  etifermo  dt  aravtdad,  eonoe$  ter  ajb- 
gidopor  $us  pretuot,  <  <«plom  la  vUmrí- 
eordüdtJMoa. 

Al  Mdslco  principal  en  NMinoÚi  sobre 
Seminith.  Salmo  de  David. 

JEHOVÁ,  no  me  reprendas  en  tu  fti- 
ror«,  ni  me  castignes  con  tu  ira. 
8  Ten  misericordia  de  mí,  oh  Jehová, 
porque  70  «rfoy  debilitado :  sáname,  oh 
Jdiová,  porque  mis  huesos  &  están  con- 
movidos. 

8  Mi  alma  asimismo  está  mu7  contur- 
bada :  7  td,  Jehová,  ¿  hasta  cuando  ? 

4  Vuelve,  oh  Jehová,  libia  mi  alma; 
sálvame  prá  tu  misericordia. 

5  Porque  en  la  muerte  no  A«^  me- 
moria de  tí:  ¿quién  to  loaiá«  en  el 
sepuhsro? 

o  Heme  consumido  á  ftierza  de  gemir: 
todas  las  noohes  inundo  mi  lecho,  riego 
mi  estrado  con  mis  lágrimas*'. 

7  Mis  ojos  están  oaroomidoa  de  des- 
contento « ;  hanse  envejecido  á  cansa  de 
todos  mis  angustiadores. 

8  Apartaos  de  mi  todos  los  obradores 
de  iniquidad/;  porque  Jdiová  ha  oido 
la  vos  de  mi  lloro  a. 

9  Jehová  ha  oido  mi  ru^o  j  ha  reci- 
bido Jehová  mi  oración. 

10  Se  avergonzarán,  7  turbaránte  mu- 


8ALM0  VIL 
Imvoe»  DuvU  ti  /ovar  dt  Dio»  «salta  lo» 
«aÍKMM<a«  d»  $u$  mumiffo§,  y  jM'oMa  w 
inoeeneia,  Denumeia  la  ira  dit  IÑm,  y  <I 
eaaUfo  jm  tapera  dtaa  pertegmidarei. 

Sigaioa  •  de  David,  que  canté  á  JAová 
sobre  las  palabras  de  Ova,  b^o  de 
Beqjamin. 

JEHOVÁ  Dios  mió,  en  tí  he  «onfi- 
ado :  sálvame  de  todoa  lee  qae  me 
peniauen,  7  líbrame. 

8  No  sea  qne  arrebate  <f  etumigo  ni 
alma,  cual  león  que  despedaaaj  sm  qae 
Ai^o  quien  libre. 

8  Jaurrk  Dio*  mÍo,  si  70  he  hecho  es- 
to, si  ha7  en  mis  numoe  iniquidad; 

4  Si  di  mal  paoo  al  paeífioo  conmigo, 
(hasta  he  libertado  al  que  aia  eausa  sia 
mi  enemigo;) 

5  Persiga  á  enemigo  mi  alma,  7  al- 
oáneels :  7  pise  en  nerra  mi  vida,  7  á 
mi  honra  ponga  en  ti  polvo.    Selalu 

6  Levántate,  oh  Jehová,  con  tu  fa- 
rori,  álzate  á  causa  de  las  iras  de  mis 
angustiadores;  j«  despierta  en  ikvor 
mió  él  Juicio  fu»  mandaste. 

7  T  te  rodeará  concurso  de  pnéblo ; 
por  CU70  amor  vuélvete  luego  á  levmdar 
enalto. 

8  Jehová  juzgará  los  pueblos:  Jdz 
game,  oh  Jehora,  conforme  á  mi  jos 
tida  7  conforme  á'  mi  integridad. 

9  Consúmase  ahora  la  muida  de  los 
inicuos,  7  establece  al  justo ;  pues 
d  Dios  Justo  que  prueba  loa  corazones  7 
los  rifioiaes«. 

10  Mi  escudo  ettá  en  Dios/,  «¡oe  salva 
á  los  rectos  de  corazón. 

11  Dios  M  el  que  juzga  al  justo ;  v  Dios 
está  airado  todos  los  días  omifra  el  tmpfo. 

19  Si  no  se  convirtiere,  él  afilará  so 
espada':  armado  tiene  7a  su  arco,  7  lo 
ha  preparado. 

18  Asimismo  ha  apandado  para  él  ar 
mas  de  muerte;  ha  labrado  cus  saetai 
para  loe  que  persiguen. 

14  Hé  aóuí  mj  enemigo  ha  tenido  paito 
de  iniquioad:  oondbió  trabajo,  7  parió 
mentira*. 

15  Pozo  ha  cavado,  7  ahondádolo ;  7  •» 
la  fiísa  fue  hizo  oaecá  K 

16  Su  trabajo  se  tornará  sobre  su  ca- 
beza, 7  su  agravio  dcaoendeiá 
mollera. 

17  Alabaré  70  á  Jdiová  oenfttrme  á  s« 
jostida,  7  cantaré  al  nombra  de  Jdiová 
d  Altídmo. 

SALMO  VIII. 
Dite  M  muflra  áifoo  d»  Mina  atéfmua  m 
todo  lo  Me  Ka  criado,  tipffularmente  por 
la  grattae  dignidad  en  que  ka  patato  ti 
tambre. 

Al  Milsico  nrindpal  sobre  Gittitb. 
Salmo  de  David. 

]  i^U  AN  grande  m  tu  nombre  en  toda 
\J  la  tierra,  oh  Jehová  SeAor  nues- 
tro, que  has  puesto  tu  gloda  sobra  ios 
cielos*! 

8  De  la  boca  de  los  chiquitoa  7  de  los 
que  maman  ftmdasto  b  fbitaleíat,  á 
causa  de  tus  enemigos,  paca  hacer  oeaar 
al  enemigo,  7  al  que  se  venga*. 

8  Cuando  veo  tus  délos,  obm  de  tus 
dedos,  la  lona,  7  las  estrellas  que  td 
Ibrmaste, 

4  Digo :  ¿  Qué  M  d  hombre,  para  «le 
tengas  de  el  memoria'',  7  d  aiia  ád 
liombra,  que  lo  vlsücs  ? 

5  Pues  le  has  hecho  poco  menor  que 
los  ángeles,  y  ooKonáataw  da  gloda  7  de 
lustra. 


•BtUS-t 


•1 

3?. 


IBd.flB.lS. 


«VtailOur. 


•8aL10S.9B. 


y4&  1. 

fpnt.18.10u 


9  Mrfüdo  iiiMihiiwi  d»  i—  ohw  de 
tu  BMiMi;  todo  lo  purirte  ditaOo  de 
•iupim«< 

7  iHndaB,  j  bocfMi  todo  cDo;  y  aii- 
alHuo  Me  boda*  del  campo : 

8  Loe  ««ee  de  km  cMm,  j  loe 
la  mar ;  átde  cMMiio  poM  perloe 
deteBiar. 

9  Oh  JehovA  Seflor  nuaeüo,  i 
gnnde  M  Itt  nombue  «e  toda  la  «kRa  1 

SALMO  IX. 
Xtovtf  datfMMfrw<«f|MrvMoria  «oa- 


AI  Mibloo  principal  eobre  Mntli-laUícn. 
SaknodeDMia. 


*G«.t.f. 


<ftd.7.U. 
y&7.6. 


eton. 


fMB  tiabmé,  di  JdaevA,  cen  todo  nU 
JL  oonxoa:  contaré  todae  tas  mais- 
Tfllae*. 

a  AlagméaM  y  n^ocijarénie  en  tí: 
cantaré  A  ta  nombre»  oh  Altiaimok, 

8  Per  habar  eiiio  laie  cncmifoe  m- 
«IteaatisBe:  oaeria  j  paieueritn  ddantc 
de  ti. 

4  Pcaqne  haa  hedió  mi  Jalólo  y  mi 
canea :  MUiHiitete  en  ailla  Juigaado  Joe- 
tida. 

5  Repsmidiale  ventee,  deetwiletr  al  ma- 
lo,  tálete  el  nombre  de  dlee  pam  elem* 
psejamm^ 

8  Oh  enemigo,  acabadoe  wn  para  d- 
emipee  loe  aeolamientoe;  y  laa  dndadee 
fmt  denttaete,  m  memoria''  pereció  con 
dlaa. 

7  Mae  JduTá  pcnhaneeerá  pan  ei- 
empre*:  diepneelo  ha  en  trono  pan 
Juicio. 

8  T  el  taegarft  d  mondo  con  Jnetida ; 
JosanA  loe  padiine  coa  roetltad. 

D  X  teri  JcbovA  rdtagio  d  pobre,  re- 
fbglopan  d  tiempo  de  aneveaa/. 

10  Y  en  ti  ir  eonflartn  loe  míe  cono- 
cen tn  nombre ;  por  cuanto  ts,  oh  Je- 
faovd,  no  deeampenete  4  loe  que  te 


«M.7.1& 
.LA 


Ü- 


11  Oanted  A  JdiovA,  «w  haUta  en 
Sien :  ncdeiad  en  loe  puebloe  ms  cbnM. 

18  Pciqne  demandando  las  tangrm  le 
aeocdó  oe  dk»*:  no  ae  dddó  dd  ola- 
mor  de  loe  pofacca. 

18  Ten  mieerlcoidla  de  mí,  JehovA: 
mJn  mi  aflicdon  fue  pedexco  de  los  que 
me  aborrecen,  td  que  me  levantas  de 
laa  puertas  de  la  muerte. 

14  Porque  cuente  yo  todas  tus  alaban- 
zas en  las  puertas  de  la  hija  de  Sion,  y 
m*  goce  en  tu  sdnd. 

16  Hundiéronse  ka  gentm  en  la  Ihsa 
qne  hieiflian;  en  la  red  que  esoondi- 
ofon  '  filé  tomado  su  pié. 

16  JehoTA  filé  conocido  m  d  Juicio 
qae  hiso :  en  la  obra  de  sus  manee  fbé 
«nlaaado  d  mdo.  Uiimalonl.  8dah. 

17  Xoe  roaloe  serAn  trasladadoe  d  in- 
fierno ;  todae  lee  gentes  que  se  dvidan^k 
de  Dios. 

18  Poique  no  para  dempre  scrA  olvi- 
dado el  pobre:  ai  la  eeperann  de  los 
yohiae  peteoeiá  perpetuamente. 

19  I/cvAntate,  oh  JehovA ;  no  ee  finta- 
ieoo»  d  hombre  t  sean  juagadas  las  gen- 
te* delante  de  tí. 

80  Pon,  oh  JehorA,  temor  en  ellos: 
oooosean  las  gantrn  que  son  ao  mee  fut 


SALMO  X. 
Jkuid  i9flar»  d  muiUo  iá  SéHor. 

POR  qué  estAs  lejos,  oh  JehovA, » le 
escondes  en  d  tiempo  de  la  tribu- 


8  Can  arrogancia  el  malo  peieigae  al 
pobre:  serán  cogidos  en  los  artificios 
qna  han  Ideado*. 

8  por  cuanto  se  alaba  d  malo  dd  deeeo 


de  «a  alnMU  y 
fiiim  JehovA  abonece. 
4  El  malo. 


por  la  altires  de  su  .v-w«. 
Mas.'  no  kagf  Dk»  m  todoe 


MAchase,  y  caen  en  sus 
I  aesdiohedos. 


ios  caminos  aon  Tidoece  en  todo  ti- 
lae  ittioiae  ím  tímm  muy  léfoe  de 
echa  booanadae  en  énlsa  A  to- 
doe eos  enamigee. 

8  Dice  en  en  coraaen;  No  sciié  movido 
en  aingim  tiempo,  ni 
aard  d  Infcrtunki^ 

7  Llena  estA  su  boca  de  maldiolon«, 
y  de  wgeBce  y  flnaude :  detaOo  de  su 
lenna  vQadon  y  maldad. 

8  EstA  en  Im  gneddas  de  las  ddéae: 
en  los  esoendsttos  mata  d  inocente:  cus 
ojee  eetan  acenhando  d  pobre. 

8  Acacha  en  oculto  cooeo  d  león  desde 
ea  cama:  acecha  pan  arrebatar  d  po- 
bre :  arrebata  d  pobre  tiayendolo  A  su 
red. 

10  Eneégsee, 
í^iersas  muchos 

11  Dioe  en  su  coraxon :  Dios  estA  ol- 
vidado rf,  ha  eneuMerfeo  su  rostro ;  nunca 
loverA. 

18  LevAntate,  oh  JdiorA  Dlee ;  alia  tn 
mano,  no  le  dvldee  de  loe  pobres. 

18  ¿  Por  qué  irrita  d  malo  A  Dice? 
En  su  coraMia  ha  diobo  f«e  no  Jd  in- 
qulriíAs. 

14  Tü  Je  «enm  visto;  porque  tlf  miras 
el  trabi^o,  y  la  v^)ack»,  para  vengara* 
por  tn  mano :  A  tí  ae  aooge  d  pobre;  td 
eree  d  amparador  dd  huénkno. 

16  Quebranta  el  bnso  dd  mdo«:  dd 
mallgÍM  bascares  su  maldad,  Aasta  que 
ninguna  «MU  hallee. 

16  JehoTA,  Rey  eterno  y  perpetuo/;  de 
sa  tiem  Alerón  deetnildae  lae  gentes. 

17  El  deseo  de  los  huadldes  oiato,  oh 
JehovA:  td  dispones  su  coraxon,  y  haoes 
aientotaddo:  * 

18  Pera  Jusgar  d  huérfano  y  d  pobre ; 
A  fin  que  no  vudva  maf  A  baoer  viden- 
cia d  hombre  de  la  tierra. 

SALMO  XI. 
David,  eoiOtmpImmdo  d  flnlor  >M«  d(^taiMr 
4»  M  imonmoia,  mmto  Juta  i*  loa  fM«  la 
pmrMfutn,  mmm  toda  tu  eouJUmaa  «t  IH«t, 
áptBor  d»  Moa  lo»  tmentigot. 

Al  Mdsioo  prlndpd :  gaAno  de  David. 

N  JehovA  he  confiado :  ¿  Gamo  decís 
A  mi  alma :  Escapa  al  monte  emU 
ave? 

8  Porque  hé  aquí  los  malos  fleeharoa 
d  arco,  apercibieron  sus  saetas  sobra  la 
cuerda,  para  meetear  en  oculto  A  los 
reotos  de  coraxon. 

8  Si  fueren  destruidos  los  ftandamentos, 
¿  qué  ha  de  haoer  el  Justo  ? 

4  JdiovA  en  d  templo  de  su  santidad : 
la  silla  de  JehovA  e«¡td  en  d  cielo :  ana 
ojos  ven,  sos  pArpados  eiaminan  A  los 
hgoe  de  loe  hombres  a. 

6  JehovA  prueba  d  Justo ;  empero  d 
mdo  y  d  que  ama  la  violencia  eu  alma 
abomoe. 

6  Sobre  los  malos  UoverA  laxos,  f^Mge 
y  asnfbe,  con  viente  do  torbdliniae :  tai 
será  la  pordon  dd  calis  de  ellos. 

7  Porque  d  Justo  JehovA  ama  la  Justi- 
cia ;  d  hombre  recto  mirarA  su  netro. 

SALMO  XII. 

Oorrttpafpa  feoard  4*  eodHMhv*,  4»  la  oed 

ptdo  4  Diot  om  prettrvaao, 

Al  Miiiloopriiwind  sobra Seminith : 
Salmo  oe  David. 


E' 


ALVA,  oh  JeborA,  porque  a 
barón  los  mieeriooridiosos;  porque  se 
huí  acabado  loe  ftelee  de  entm  los  h^cs 
de  loe  hombres*. 


S' 


IBsLKL 
y«.l¿ 


•Be.  8.11. 


rfJobülS. 
Bd.  M.  7. 
Be.8.11. 


y  87. 17. 

/8d.».10. 
y  140. 10. 
ÍTL1.17. 
yfi.U,18. 


*Bd.  n.u. 
rC8>7. 


•la.67.L 


BAIiMOS. 


»il«.&i. 


Pm.80.U. 


«M.  88.14 


*  Jer.  SL89. 


•M.ia4 

jrt&L 


•  a»  1.10. 


•8ftL«.& 


'B0. 11.91 


'■d.M.1. 


S  Mentln  lubU  eada  ano  con  ni  fnró- 
jfano ;  con  laUos  Uionjarm,  con  eoiaaon 
dobi*  hidilati. 

8  DatmbA  JdwvA  todos  los  laUot 
Ibonjerat,  ¡f  la  lengua  qoe  haUa  gran- 
dosaik: 

4  Qm  dijeron:  Por  nueatxa  laagoa 
ptevaleoerémot ;  nnettnM  labios  ettam 
coa  nosotros :  ¿  quién  nos  «t  seflor  ? 

8  Por  la  opresión  de  los  potocs,  por  el 
gemido  de  los  menestecosos,  ahora  me 
hrrantará,  dice  JdMvá:  pondrálos  en 
salTo  del  pu  eontra  ellos  se  engrio. 

«  Las  palabras  de  Jdiovi,  palabras 
limpiase;  plata  refinada  en  horao  de 
tietn,  parificada  siete  Teces. 

7  Td,  Jehovtt,  los  guardarás ;  goAida- 
los  para  siempre  de  aquesta  genmcion. 

8  Cenando  andan  los  malos,  mientras 
son  exaltados  los  mas  Tiles  de  los  hijos 
de  los  hombres. 

SALMO  XIIL 

Oraeiom  dt  «»  Ai^wo  combatido  d»  la  Un- 

iaei<mt  ampero  em  Dtoa  eamfiaio. 

Al  sobrestante  de  los  Músicos:  Sabno 
de  David. 

i  TTA8TA  cuando,  JdMnA  ?  ¿  me  oí- 
XX   Tidarás  para  siempre?    ¿Hasta 
enando  esconderás  tu  rostro'  de  mi  ? 

5  i  Hasta  cuando  pondré  constes  en 
mi  alma,  con  ansiedad  en  mi  corazón 
cada  dia  ?  ¿  HasU  cuando  será  enalte- 
cido mi  enenolgo  sobre  mi  ? 

8  Mira,  óyeme,  Jéhová  Dios  mío :  a- 
lumbra  mis  ojos,  porque  no  duenna  tn 
muerte^; 

4  Porque  no  diga  mi  enemigo:  Ven- 
cílo :  mis  enemigos  se  al^gramn,  si  yo 
resbalare. 

5  Mas  yo  en  tu  misericordia  he  oon- 
flado:  alqraxése  mi  ooraxon  en  tu 
salud. 

8  Cantaré  A  JehoTi;  porque  me  ha 
heoho  bien* 

S4^t<M0  XIV. 

sMotnoB  David  m  fontin  doinipcvon  atí  sumí* 
do,  f  iMHffra  Uu  yWwlM  d>  dond»  iBa 
MMMO.  IMco Utrmrd dio» omgoo. 

AI  MtEslco  principal,  Batmo  de  DaTtd. 

DIJO  el  necio  en  su  corazón:  No 
hmf  Dios*.  Gorrompiéronae,  hici- 
eron obras  abominables ;  no  hay  quien 
hapibien. 

8  JehoTi  miró  desde  los  cielos  sobre 
los  h^os  de  los  hombres,  por  Ter  si 
habla  alguno  entendido,  que  bascara  A 
Dios. 

8  Todos  deelinanm.  Juntamente  se  han 
corrompido  b:  no  hay  quien  haga  Men, 
no  hav  ni  siquiera  una 

4  ¿  No  tendr&n  conocimiento  todos  los 
que  obran  ini<^uidad,  que  devoran  i  mi 
pueblo,  como  si  pan  oonaieten,  y  A  Jeho- 
▼A  no  inTocaron  ? 

8  AIU  temblaron  de  espanto ;  porqne 
Dios  tita  con  la  nación  de  los  Justos*. 

8  El  eona^  del  pobre  habéis  esoar» 
nocido,  por  cuanto  JehoTA  e«  su  cs« 
pwranza. 

7  i  Quién  diese  de  Sionrf  la  sahid  de 
Israel !  £n  tomando  JehovA  la  cautivi- 
dad de  su  pueblo,  se  gozarA  Jaoob,  y 
alegraiAse  Israel. 

SALMO  XV. 
Oonrdir  4»  lof  4«M  koMorto  su  to  As» 


Salmo  de  DaTid. 


TEHOVA;  ¿quién  habiUrA  en  tu  ta 


bemácnlo?   ¿quién 
itldad*? 


residliA  en  d 
monte  de  ta  saní 

9  El  que  anda  en  Integridad,  y  obra 
Justicia,  y  lubla  verdad  en  su  ooraxon  t 


Le?.  II.  II 

17. 

rail 


ele. 
Job  Ai, 

(te. 

ja: 


»BiLn.t 

y  11».  Sí. 

Tllii 


«te. 
áBiLaH 

fULL 


8  Xt  fHc  no  datn*  oon  saU«8iis,ni 
haoe  nial  A  su  prAlnio,  ni  oootia  la 
prójimo  i  acoge  oprobio  alguno»  IfeLftL 

4  Apid  A  cuyos  a)os  es  menesprecisdo 
el  vil  ¡  mas  hoína  A  los  que  tamcná  Je- 
hovA: 9  habiendo  Junoo  «m  en  dafio 
tuyo  temporalt  no  por  aso  muda. 

8  Quie»  su  dinero  no  dio  A  usara*,  ni 
oontra  el  inocente^'  tomó  coheclub  El 
que  haoe  estas  ooaas,  no  wshaUíA  pait 
siempre. 

SALMO  XVI. 
AeudiDa9ÍdáDioopidt€mdoUmoam>Bdm 
fnfUioo  fu*  eomioao  A  Jont^ínriiltí 

Miditham:  de  David. 

GUÁRDAME,  oh  Dios,  porque  en  ti 
he  confiado. 

8  D^iste,  oh  atma  mis,  A  Jdwvá :  Ttf 
eras  el  Señor:  mi  bien  A  tí  no  «pro- 
vetAa»; 

8  Sino  A  los  santos  que  eiMbí  en  la  ti- 
erra, y  A  los  Íntegros  s  toda  mi  afidon 
en  ellos. 

4  Multipllcatinse  los  dolases  d»  aque- 
llos qnc  slrren  diligentes  A  otro  djat:  ao 
ofreceré  yo  sus  libaciones  de  sangre,  ni 
en  mis  lalúos  tomaré  sus  nombics. 

6  JehovA,  fiw  en»  ia  pordonk  de  mi 
parte,  y  de  mi  copa,  tii  susténtalas  ni 
suerte. 

8  Las  onerdas  me  eayeron  en  Imgaru 
deleitosos,  v  es  hermosa  la  heredaa  que 
me  ha  tocáuo. 

7  Bendeciré  A  JehovA,  que  me  aeon- 
sda ;  aun  en  las  noches  me  enseñan  mis 
tiflones. 

8  A  JdiovA  he  puesto  siempre*  ddante 
de  mí ;  porque  ubmdo  él  A  mi  dlesm', 
no  aeré  conmovido. 

9  Alegróse  por  tanto  mi  oorason,  y  se 
gozó  xni  gloona:  también  mi  carne  re- 
posarA  segura. 

10  Porque  no  d^arás  mi  alma  en  el 
sepulcro;   ni  permitiris  que  tu  Santo 

11  Me  mostraiAs  la  senda  de  la  vida: 
hartura  de  alegrías  hay  oon  tu  rostn»*; 
deleites  en  tu  mestra  pan  siempre. 

SALMO  XVII. 
Oraeiom  dt  David,  e»  qmo  afimta  m  AMsni- 
eia  eon  él  toMmomio  dt  Dím  contra  la» 
eal«mnia»  da  mm  ptrtegnidor»»,  ^gtUtfa- 
vor  contra  la  victínela  d»  tOo». 

Oración  de  DaTld. 

YE,  oh  JehovA,  Justida  mis,  ertá 
atento  A  mi  clamor;  esondia  mi 
oración  hoeka  sin  labios  de  engaAo. 

9  De  delante  de  tu  rostro  salga  mi  jál- 
elo; vean  tus  ojos  la  rcotltud. 

8  Td  has  probado  mi  oorason*,  hasit 
visitado  de  noche,  me  has  aparado,  y 
nada  inicuo  hallaste:  heme  propuesto 
qm  mi  boca  no  ha  de  propasane. 

4  Para  Us  obras  humanas,  por  la  pala- 
bn  de  tus  labios  yo  me  he  guaidaao  de 
las  vías  dri  destructor. 

5  Sostente  mis  paaoe  en  tus  eaminos, 
pergoe  mis  pies  no  resbalen. 

8  Yo  te  he  invocado,  por  coanto  td  me 
obras,  oh  Dios:  inclín»  A  mí  ta  eido, 
escucha  mi  palabra. 

7  Muestra  tus  estunendu  misetleor- 
días  h,  td  que  salvas  A  los  que  en  tí  eon« 
fian  de  los  que  se  levantan  contra  ta 
diestra. 

8  OuArdame  como  lo  negro  de  la  nl- 
fieta  del  ojo,  escóndeme*  oon  la  seadoa 
dótaselas 

9  De  delante  de  los  malos  qoe  me  opri- 
men; d»  mis  enemigos  fw  me  eerean 
porlaTlda. 

10  Cerrados  oon  su  groeuxad,  oon  «a 
boca  hablan  sobertilamente» 


O^ 


lAIiBfOa 


ICll' 


tf8aLM.S0L 


«2Cr.ao.a7. 


/8U,14^^ 


»au.ioft. 


AMLtr.a; 


eal.S.1.  »- 
«fláLllS.** 


ri8A.9S.: 


11  KvMliM  p«4M  DM  haa  OOMdo 
ahon:  pnertM  tícacn  fiu  ^|os  pum 
eebaraw  por  ti«rra> 

U  Pareean  al  león  que  datM  haov 
pccaa,  j  al  IsonciUo  míe  está  etcoikUdo. 

13  Levántate»  oh  Jehová»  preran  ni 
encucntio ;  pMtrale :  libra  mí  alma  dd 
mnlo  emt  ta  capada: 

14  litrúta  de  loa  hombraa  em  ta  mano, 
oh  Jdiotá :  de  loa  hombrea  de  mundo, 
caja  parte  m  en  uta  vida,  y  onyo  vientre 
hinotim  de  tu  teMaro :  haitan  aut  h^oa, 
7  dejan  el  retto  á  roa  chiquitea. 

15  Yo  en  juidcia  vcr¿  tu  nMlm  t  wré 
anclado  cuúdo  dcapeitaré  4  tu  a«ma> 
Jansa*. 

8ALM0  XVIII. 
DmHdiammMm»  é  IHot  forUénU  Vhrméo 
d0  ftamk$  peUfna,  f  iwntfltMifc  ny  é  H 
jf  éí  mt  dt$t$maUnlm. 

Al  Bfíiileo  principal:  Almo  de  David, 
•lervo  de  Jébork,  d  cual  profirió  á 
Jehovft  laa  palabras  de  ette  cántico  el 
dia  que  la  libró  JAová  de  mano  de 
todoc  ras  cneminM,  j  de  mano  de 
SanU  Entónceadljo*: 

AMARTE  ha,  oh  Jdu»v*,  ibrtaleaa 
mía. 

a  JehovA,  rooa  mia,  7  eaatillo  mto,  7 
mi  Illiertador :  Dioa  mió,  ftierte  mío ; 
en  éi  confiaré :  escodo  mió,  7  el  ouemo 
de  mi  talud.  «  mi  reftigio. 

8  Invocara  a  Jéhová,  digno  de  ter  ala< 
hado,  7  wré  salvo  de  mis  enemigos k. 

4  Cercáronme  dolores  de  muerte»,  7 
torrentea  de  perversidad  me  atemori- 


I 


5  Dolores  del  sepnlem<(  me  rodearan; 
piVTinMronme  laaoa  de  muerte. 

6  £n  mi  angustia  invoqué  á  Jehová,  7 
clanné  á  mi  Dioa :  él  <qró  mi  vos  desde 
su  templo,  y  mi  damw  llagó  delante  de 
él,  ásusoidoa*. 

7  T  la  tierra  ftié  conmovida  7  tembló ; 
7  moviérooM  los  fundamentos  de  los 
montes,  v  se  estxeroeoien»,  porque  se 
indifnóéL 

8  Aumo  subió  de  su  naris,  7  de  su 
boca  consumidor  flicgoi  cariwnes  ftie- 
ron  por  él  encendidos. 

9  X  hai6  los  cielos/,  j  descendió;  7 
obacuridad  debiO<>  ^  **>*  P'éa. 

10  Y  cabalgó  sobra  un  querubín,  7  vo- 
ló :  voló  sobre  las  alas  del  viento'. 

11  Poso  tinicblaa  por  escondedero  suyo : 
tra  an  pabellón  en  dcnrador  de  sí  obaeu> 
yjdad  M  aguas,  nubes  de  los  cielos  A. 

18  Per  «resplandor  9M  AoMa  delante 
de  41,  sus  nubes  pasaron  nkanJo  graniso 
7  oarhones  ardlcñtca. 

18  T  tronó  en  los  cielos  JehovA,  7  él 
Altialmo  dio  su  vos ;  graniso  7  carbonat 
deAiego. 

14  Y  enrió  sos  saetas,  7  desbaratóloa ;  7 
echó  relámpagos,  3  loa  destruyó. 

18  Y  aperediaRm  las  honduras  de  las 
agua»»  7  descubriéronse  loa  cimientos 
del  mundo  á  tu  reprensión,  oh  Jehová, 
por  el  soplo  del  viento  de  tu  naris. 

18  Envió  desde  lo  alto,  tomóoM,  la- 
c<hne  de  las  muchas  aguas. 

17  UlMróme  de  mi  poderoso  enemigo,  y 
de  loa  que  me  aborregan,  aunque  eran 
elloa  mas  fucrtaa  que  70. 

18  Asaltáronme  en  el  dia  de  mi  que» 
bianto :  mas  Jehová  ftié  mi  apoTo  •'. 

19  Y  sacóme  á  anchura*:  libróme, 
poiqiie  se  agradó  de  mi. 

80  Hanae  pagado  Jdwvá  conforme  á 
mi  justicia':  conforme á la  limpiesa  de 
mis  manM  me  ha  vuelto. 

SI  Porque  70  he  guardado  los  caminos 
de  Jehová,  7  no  me  aparté  impíamente 
de  mi  Dios, 


SS  Púas  todoa  ana  Juicios  tatuvUnm 
delante  de  mí,  7  no  eché  de  mí  sus  es> 
tatntos. 

fl8  Y  flií  Integro  para  con  él,  7  cauto- 
lame  de  mi  maldad. 

94  Pagóme  pues  Jthoik  couíbrme  A 
mi  Justtda  ¡  conforme  á  la  limpieía  de 
mis  manos  delante  de  sus  ojoa. 

85  Oon  el  misericordioso  te  mostrarla 
misericordioso,  7  recto  para  oon  d  hom- 
bre íntegro. 

86  Limpio  te  mostraráa  para  oon  el 
limpio,  7  severo»  serás  para  oon  el  per- 
veno. 

87  Y  ttf  salvarás  al  pueblo  humilde,  7 
humiUaráa  ■  k»  «t^oa  altivos. 

S8  Tü  pues  alumbrarás  mi  lámpara* : 
Jéhová  mi  Dioa  alumbrará  mis  tinieblas. 

98  Porque  contigo  desharé  ejércitos;  7 
oon  mi  iHos  asaltaré  muros. 

80  Dios,  periécto  su  camino^ :  «t  acen- 
drada <  la  palabra  de  Jehová:  escudo 
esr  á  todos  los  que  en  él  esperan. 

81  Porque  ¿  qué  Dios  Ao:y  fuera  de  Je- 
hovA* ?  ¿  7  qué  fuerte  ftaera  de  nuestro 
Dios? 

89  Dios  es  d  que  me  oiika  de  fbersa,  é 
hiso  perfocto  mi  camino : 

83  Quien  pone  mis  pies  como  fUt  de 
ciervas,  é  níaome  estar  sobre  mis  al- 
turas<: 

84  Quien  ensefla  mis  manos  para  la 
batalla*,  7  será  quebrado  oon  mis  bra- 
sos  el  aroo  de  acero. 

85  Dísteme  asimismo  el  escudo  de  tu 
salud;  7 'tu  diestra  me  sustentó,  7  tu 
benignidad  me  ha  acrecentado. 

88  Ensanchaste  mis  pasos  debiOo  de 
mí,  V  no  titubearon  mis  rodillas'. 

87  Peneguido  he  mis  enemigos,  7  al- 
cáncelos, 7  no  volví  hasta  acabarlos. 

88  Helos  herido,  j  no  podrán  levan- 
tarse :  cayeron  debijo  de  mii  jAét ; 

88  Pues  me  cefiiste  de  fortalesa  para 
la  pelea:  has  agobiado  mis  enemigos 
dcMio  de  mí. 

40  Y  dísteme  la  cervis  de  mía  enemigoa, 
7  destruí  á  los  que  me  aborrecían. 

41  Clamaron,  y  no  Auto  quien  salvase : 
daHunvn  á  Jehová,  mas  no  los  oyó*. 

49  Y  molílos  como  polvo  delante  del 
riento;  esparcílos*  como  lodo  de  iaa 
calles. 

43  Librásteme  de  contiendas  de  pue- 
blo :  pusístcme  por  cabecera  de  gcntea : 
puebb  que  70  no  conocía  me  sirvió  •. 

44  Así  que  hubo  oido,  me  obedeció : 
los  hyos  de  estralkM  me  mintieron ; 

45  Los  cstralkM  flaquearon,  7  tuvieron 
miedo  desde  sus  enoemunientos. 

46  Viva  Jehová,  y  «ra  bendita  mi  roca  ¡ 
y  ensalsado  sea  el  Dios  de  mi  salud : 

47  El  Dios  que  me  da  las  vengansas,  7 
tigetó  pueblos  á  mí : 

48  Mi  libertador  de  mis  enemigoa :  hl- 
císteme  también  superior  de  mis  adver- 
sarios ;  librásteme  de  varen  riolento. 

48  Por  tanto  70  te  confesaré  entre  las 

Ktes,  oh  Jehová,  7  cantaré  á  tu  nom- 
*: 
80  El  cual  eqgrandece  las  saludes  de 
su  re7, 7  hace  misericordia  á  su  ungido 
David,  7  á  su  simiente  para  siempre. 

SALMO  XIX. 
¿ot  ébr»t  d»  la  enaetom  doa  toMaiaRis  d$  la 
gloria  th  Dio»  t  W'»  mAada  aolaAra  üm- 
mfma  4  olma,  g  Uámata  i»  fiaao$o  n§oeff». 

AI  Mdsioo  principal:  Salmo  de  David. 

LOS  Cielos  cuentan  U  gloria  de  Dios, 
7  la  expansión  denuncta  la  obra  de 
sus  manos  •. 

8  El  un  dia  emite  palabra  al  oire  dia, 
y  la  «iM  noche  A  la  otra  noche  declara 
safaiduria. 


•Lev.M^M. 

Pnk8.89, 
84. 

•Pfeo^ClC. 
17. 
•Job  98^8. 


rDecS9.4. 
fBal.lS.6. 

y  119. 140. 

no.  80.  ib 
•^  8aL  84.  U. 

7IU.9.IL 
'Dea.818L 

18a.XX 

8aL88.8. 

( Hab.  8. 1». 
•SaL  141.1. 


*Pra.4.U. 


r  Job  97.8. 

78».  19. 

Jar.  U.  U. 

Ss.8.18. 
•Sacias. 

•IS.SB.A. 


IBb.U.8. 


•Be.  119. 
90. 


L>  IH  llv  Mu<*  4  THftoHu  n* 


Dli  Jtínrwiy  moa  mU,  7  Bcdnlor 


!U^ 


Ido  ^  <MlD  dadi  In  ol£> 


n,  JeboTt!  f.^  M  lUj  ■«  Dlfi 


de  rol  idHd.  y  da  lu  paUlHM  da  mi 


tai  aodiB  Hn^HbiT^w  «i 


BAUCOa 


IBékllL 
I1.U 


•BAi7. 


Í&IL 

ra». 


M.M.1L 


|L]«.lft. 
Íto.UL 

IXV. 


19  Mu  tú,  Jétuirk,  no  te  al^:  ftr- 
tBl«n  mia,  apmstfiate  pan  mi  «pid*. 
.  flO  Cnm  de  la  apada  mi  alma  ¡  de  po- 
dar dri  peno  ni  <bilca. 

SI  8álTam«  d»  la  boca  del  laon,  j 
óyeme  Hbrunámuá  de  loe  cvatnoe  de  loe 
nniooniioe» 

sr  Ammdaré  ta  nombra  á  mié  htr- 
manoe:  en  medio  déla  oengregacton  te 

0  Loe  que  temeii  &  JAová,  alabad* 
lo»;  glonficadle,  dmlente  toda  de  Ja- 
eob;  j  temed  de  él,  ooeotfnM  limiente 
toda  de  Inad. 

M  Porque  no  meooepseeió  ni  abomind 
la  af&ceion  del  pobve,  ni  de  él  cecondió 
•n  roetro ;  tino  que  cuando  olamó  á  éi, 
ojrdle". 

S5  De  ti  ttrá  mi  alábanla  en  la  crande 
congregación :  mi«  Totoi  pafué  ociante 
de  loe  qne  le  temen. 

80  CouMián  loe  pobree,  y  aeián  ea* 
eiadoe:  alabaiáo  á  Jehová  loe  qoe  le 
bnecan :  viviiá  Tueitro  oorann  para  §!• 
empve. 

87  Aeoidane  han,  y  -nArména»  á  Je- 
hofá  todoe  loe  tcnninoa  de  la  tlem  •  { 
T  ee  hnmillarAa  delante  de  ti  todaa  lee 
naolliae  de  lae  gentee» 

58  Porque  de  JdtoTi  «t  el  reino ;  j  H 
ee  cneciknreaxA  de  lae  gente». 

59  Comieron  j  adoraron  todoe  lot  po- 
deroeoe  de  la  tierra :  poetraiánee  ddnite 
de  éi  todoe  loe  que  deecienden  al  polvo, 
li  Uen  "»wgn««  puede  oonaerrar  la  vida 
i  eu  propia  alma. 

ao  la  pofltevidad  ntla  le  eerriri;  iefA 
ella  oonteda  por  una  genetMdoa  de  Je- 
hoTft. 

81  Vendrfai,  j  anundazia  al  pueblo 
que  naciere  en  Justicia  que  él  hiio. 

SALMO  XXII L 
Ifavidt  tomo  etftrimnítmA»,  for  !•  wenfaaia 
dal  qfUio  M  vuáor  pan  «on  mu  otf^/ú», 
finta  aut  laalm  frooUameta  do  Dioo  fota 
otmíoo  oo/foo. 

Salmo  de  David. 

JEHOVA  ••  mi  paetor;  nada  me  tal- 
taiá*. 

5  En  Ingatce  de  delieadoe  paetoa  me 
hai4  yaeer :  Junto  á  aguas  de  reposo  me 
partovcarfL 

8  Confbrtar&  mi  alma;  gulaiáme  por 
senda»  de  juetieia  por  amor  de  su  nom. 
bre. 

4  Aunque  ande  en  valle  de  sombra  de 
muerte,  no  temeré  mal  aJIguno,  porque 
td  Mlorde  conmi^ :  tu  vara  y  tu  oleado 
me  inftmdiíAn  aliento. 

6  AdcKxaiáe  mesa  delante  de  mí  en 
pieBenda  de  mis  angustiadores :  ungiste 
mi  cabesa  ooa  aceite;  mi  copa  e«M  re- 
bosando. 

O  Ciertamente  et  bien  v  la  miserloordla 
me  seguirán  todos  los  dias  de  mi  vida : 
y  en  la  casa  de  Jehevft  moraré  por  lar- 
goadiaa. 

SALMO  XXIV. 
SataHb  io  Dio»  m  d  minmIo;  eaiMKcfoa  do 
Im  fmnMrém  á  ootarom  m  tmlo  momio  t 
<n  tí  toiMi^aaio  éd  lUf  do  ta 


Salmo  de  David. 

DE  Jehová  es  la  tianm  y  in  pleni- 
tnd;  el«  mundo,  y  ke  que  en  éi 


<  Ptettoe  él  la  fiíndó  sobiu  loe  mares!, 
7  afirméla  aobre  loe  rltoe. 

3  ¿Quién  subirá  al  mente  de  Jeho- 
'v4«?VT  auién  eetaii  en  él  lugar  de 

4  El  limpio  de  maneo,  v  pno  de  eora- 
wtt^^el  qae  no  ha  <rievaao  su  alma  4  la 

\  rAjfondo  oon  engafto. 


8  El  reeiUiA  bendieioa  de  Jehová^,  y 
Justicia  dd  Dios  de  su  salud. 

9  Tal  ••  la  generación  de  los  que  le 
buscan,  de  loe  míe  buscan  tu  rastro,  oh 
IMm  de  Jacob.  Selah. 

7  Aliad,  oh  puerta»,  vueetreí  cabecas, 
y  aliece  vosotras,  pnótas  eternas,  y  en- 
trará el  Rey  de  gloria. 

8  j  Quién  ct  eete  Bcv  de  fícela  ?  Je- 
hov*  el  ftierte  y  valiente,  Jehovi  el 
poderoso  en  bataus. 

8  Alead,  oh  poetta»,  vuestras  eabens, 
y  alzaos  vosotras,  puertas  eternas,  y  en- 
trará el  Rey  de  ^orla. 

10  ¿  Quién  «o  eete  Rev  de  gloria  ?  Je- 
hová de  los  ejército»,  él  oo  A  Rey  de  la 
gloria.  Selah. 

SALMO  XXV. 

Dofoid,  ooitfado  do  la  boMlod  do  JHoo,  do  ta 
«Mol  Mnw  latfa  omporiomeiOt  pido  ter  por- 
doaado  d»  mm  poeadoo,  »  «•  "  • 
ky. 

"      de  David. 


ATI,  oh  Jehová,  levantaré  mi  alma. 
9  Dice  mió,  en  tí  confio ;  no  sea 
yo  aveigimaadoa,  no  se  alegran  de  mi 
miaenmigos. 

8  Giortamente  ninguno  de  cuantos  en 
tí  esperan  será  oonfnndlde :  serán  avar- 
gonadoe  lo»  que  se  rebelan  sfai  canea. 

4  Muéstrame,  oh  Jehovi,  tus  eami- 
ttos;  ensénamela  tus  sendas. 

6  Encamíname  en  tu  verdad,  v  en- 
séAame:  poique  ttf  crs*  el  Dios  oe  nd 
salud ;  en  tí  he  espendo  todo  el  dia. 

6  Acuérdate,  oh  Jehová,  de  tus  een- 
miseracioncs,  y  de  tus  misericordias, 
que  «M  perpetuas. 

7  De  los  peoadoe  de  mí  mocedad  ••  y  de 
mis  rebeliones  no  te  acuerdes :  conforme 
á  tu  misericordia  acuérdate  de  mí ;  por 
tu  bondad,  oh  Jehová. 

8  Bueno  y  recto  e«  Jdtová:  por  tanto 
él  enseBará  á  loe  pecadores  el  camino. 

8  Encamínala  á  los  humildes  por  el 
Juieio,  y  cuefiará  á  loe  manioe  su  car- 


io Todas  las  sendas  de  Jehová  «w  mi- 
sericoidia,  y  verdad,  para  loe  que  guar- 
dan su  paóto  y  sus  testimonios. 

11  Por  amor  de  tu  nombre,  oh  Je- 
hová, perdonarás  también  mi  pecado ; 
porque  es  grande. 

19  ¿  Quién  ot  el  hombre  que  teme  á 
Jehová  ?  El  le  enseñará  d  camino  que 
hadeceeoger*'.  , 

18  Su  alma  reposará  en  el  bien,  y  su 
simiente  heredará  la  tierra  «. 

14  El  secreto  de  Jehová  ce  para  los 
que  le  temen ;  y  á  eUoa  hará  conocer  su 
aUania. 

16  Mis  cgos  etlon  siempre  hada  Je- 
hová; porque  d  sacará  mis  piée  de  la 
red/. 

16  Mírame,  y  ten  misericordia  de  mí ; 
porque  ooiog  solo  j  afligido. 

17  Las  angustias  de  mi  cozaxon  se  han 
aumentado :  sácame  de  mis  congojas. 

18  Mira  mi  aflicdon  v  mi  tiabí^  ¡  y 
perdona  todos  mis  pecadoe. 

19  Mira  mia  enemifoe,  que  se  han 
multiplicado,  y  con  odio  violento  me 
aborrecen. 

90  Guarda  mi  alma,  y  líbrame :  no  sea 
yo  aveigaoiado,  porque  en  tí  confié. 

91  Integridad  y  rectitud  me  guarden ; 
porque  en  tí  he  enerado. 

99  Redima, oh  Dioa,á  Inad  de  todas 
su»  angustias^. 

SALMO  XXVL 
X$  ta  mioma  matorta  dd  MSw  otpHmot  f 


jSUmm)  de  David. 


4IS.88.U. 
17. 


•BSLS14A. 
y  11.1. 


ifleLr.U. 
yS&ll. 


<JobU.9l. 


rf  Bal.  ata 
ysr.si. 

•  Bd.  87.  U. 
31 


/Bd.l9i.7, 

8. 


SALHO& 


7 17.  a. 


h  Job»,  Vi. 
vl».tS. 

aui.a.a,& 

•ImU.9. 

4  8id.l.l. 
Jer.  U.  17. 


«■I.90L1». 
W.7>.U. 


/M.S7.4. 
7S4.1.a. 


V8IJ.40.S. 


•Ilk.7.7.8. 
»8ia.X18.C 


•M.9S.8. 

rw.4. 


4M.«L90. 
jSLl. 


•Ik.9B.9L 


/b.l».l«. 
'U.fi.8. 

tSS.4. 

7M.II. 

71».  94. 

J14B.9. 


•m/Km 

todelMriaeiM. 


JÚZGAME,  oh  JchovA' ;  nomine  70 
en  mi  integridad  he  andado :  confi- 
ado he  arimitmo  cd  Idiová;  no  va- 
cilaré. 

9  Prnébamek,  ch  Jchová,  7  Modeame: 
examina  e  mis  rlfkmea  7  mi  corazón. 

8  Porque  tu  mlMricordia  ettá  delante 
de  mis  oy»,  7  en  tu  verdad  ando. 

4  No  me  he  sentado  con  hombres  de 
felsedad',  ni  entré  con  los  ^iie  andan 
encubiertamente. 

6  Aboned  la  reunión  de  los  maglinos, 
7  con  los  impfoB  nunca  me  senté. 

6  Lavaré  en  inocencia*  mis  manos. 

Laudaré  al  rededor  de  tu  altar»  oh  Je- 
>vá, 

7  Pan  esclamar  con  vox  de  acción 
de  irracias,  7  para  contar  todas  tus  ma- 
ravillas. 

8  Jehová,  la  habitación  de  tu  casa  he 
amado/,  7  el  lugar  del  tabem&culo  de 
tu  gloria. 

9  No  Juntes  con  los  pecadores  mi  al- 
ma» ni  con  los  hombc]^  de  sangres  mi 
vida: 

10  En  en7as  manos  etlá  el  mal»  7  su 
diestra  cjM  llena  de  sobornos. 

11  Yo  empero  andaré  en  mi  integri- 
dad :  redímeme,  7  ten  misericordia  de 
mí. 

19  Hi  pié  ha  estado  en  rectitud» :  en 
las  congregaciones  bendeciré  á  Jdiová. 

SALMO  XXVII. 
JMetara  Davidlaltrmé  tonfiamt»  qtt» 
Imm«  para  toponar  Coda  m     '    '   ' 

Balm»  de  David. 

JEHOVA  M  mi  luz  7  mi  salvación*: 
¿de  quién  temeré?  Jdiová  tt  la 
(brtaleza  de  mi  vida :  ¿  de  quien  he  de 
atemorizanne  i  ? 

9  Cuando  se  aligaron  contra  mí  los 
malignos,  mis  angustiadores  7  mis  ene» 
migos,  para  comer  mis  carnes,  ellos  tro- 
pezaron 7  ca7erDn. 

8  Aunque  se  asiente  campo  contra  mí, 
no  temerá  mi  corazón:  aunque  contra 
mí  M  levante  guerra,  70  en  esto  confío. 

4  Una  cosa  ne  demandado  á  Jehová; 
esta  buscué :  Que  esté  70  en  la  casa  de 
Jehovi  todos  los  dias  de  mi  vida  e,  para 
eontemplu  la  hermosura  de  Jehova,  7 
para  inquirir  en  su  templo. 

5  Porque  él  me  esconderá  en  su  taber- 
náculo en  d  dia  del  mal ;  ocultaráme  en 
lo  reservado  de  su  pabeHon  d ;  pondráme 
en  alto  sobre  una  roca. 

0  Y  luego  ensalzará  mi  cabeza  sobre 
mis  enemigos  en  derredor  de  mí:  7  70 
sacrificaré  en  su  tabernáculo  sacrificios 
de  Jilbilo;   cantaré  7  salmearé  á  Je 
hová. 

7  07e,  oh  Jehová,  mi  voz  con  que  á 
H  clamo:  7  ten  misericordia  de  mí,  7 
respdndeme. 

8  Mi  corazón  m*  ha  dicho  de  tí :  Bas- 
cad mi  rostro*.  Tu  rostro  bascaré,  oh 
Jehová. 

9  No  escondas  tu  rostro  de  mí,  no 
apartes  con  ira  á  tu  siervo:  mi  a7uda 
iñs  sido ;  no  me  dejes,  7  no  me  desam- 
pares. Dios  de  mi  salud. 

10  Aunque  mi  padre  7  mi  madre  me 
dettran,  Jehová  con  todo  me  recogerá/. 

n  Ensé&ame,  oh  Jehová,  tu  camino ff, 
7  guíame  por  senda  de  rectitud  á  causa 
de  mis  enemigos. 

19  No  me  entregues  á  la  voluntad  de 
mis  enemigos ;  poique  se  han  levantado 
contra  mí  testigos  alaos,  7  los  que  res- 
piran crueldad. 

18  Hubiera  yo  duauModo,  si  no  creTese 
que  tengo  de  ver  la  bondad  de  Jehová 
en  la  tiara  de  los  vivientes. 


I  14  Aguarda  á  Jdiová> ;  csfttétnte,  y 
aliéntese  tu  eoraaon :  sí,  espera  á  Je- 
hová. 

SALMO  XXVIII. 
PUt  David  á  Dio»  qtu  h  fm«a  di  w  mam, 
para  qa»  «o  eaoUtu  toa  lo*  imipíM  Uptai- 
?a«,  Rt  Mtt  «oatf fodo  toa  «Bm.  Rv^  fa 
dfmtlo. 

Salmo  de  David. 

ATI  clamaré,  oh  Jehová,  fbrtaleis 
mia:  no  te  desentiendas  de  ni; 
porque  no  sea  70,  dándome  té,  te- 
míante á  los  que  descienden  al  s^- 
cro«. 

9  07e  la  voz  de  mis  megos  cuando 
clamo  á  tí,  cuando  alzo  mis  manos  ha- 
cia el  templo  de  tu  santidad  K 

8  No  me  arrebates  á  una  con  los  nu- 
los*, 7  con  los  que  hacen  iniouidad;  lot 
cuales  hablan  paz  con  sus  prqjlmos,  7  la 
maldad  uta  en  su  corazón  d. 

4  Dales  conforme  á  su  obra,  7  coa- 
forme  á  la  malicia  de  sus  hechos ;  dales 
conforme  á  la  obra  de  sus  manos,  dale* 
su  paga. 

5  Porque  no  atendieron  las  obns  de 
Jehová,  ni  d  hecho  de  sus  manos*, 
derribwálos,  7  no  los  edificará. 

6  Bendito  Jehová,  que  076  la  vos  de 
misruqtos. 

7  Jdwvá  ta  mi  fbrtaleca  v  mi  escudo : 
en  él  espesé  mi  corazón,  7  fui  aTOdado ; 
por  lo  que  se  gozó  mi  corazón,  7  coa  mi 
canción  le  alabaré. 

8  Jdiová  M  su  fuerza,  7  la  fbrtaleza  de 
las  saludes  de  su  ungido. 

9  Salva  á  tu  pueblo,  7  bendice  á  ta 
heredad/:  7  pastoréalosf,  7  ensálzalos 
para  siempre. 

SALMO  XXIX. 

EsÁorta  David  é  todo$  lo»  príaeipu  átlaH- 
erra  é  dar  la  gloria  á  Dwi,  «w  por  medio 
do  tonta*  vuaraoiBa»  (ímw  doOaradú  mpo- 
dort  p^me  aekad»  mmMoo'mr  Udavta  m 
•I  eoaújUlo  triarlo  do  m  Ditiaa  paldhra,  y 
«n  boiuUeianu  do/arUdeaa  y  dofoi  para  m 
paMo. 

Salmo  de  David. 

DAD  á  Jdiová*,  oh  h^os  de  fber- 
tes|,  dad  á  Jehová  U  giorla»  7  U 
fbrtaleza. 

9  Dad  á  Jehová  la  gloria  dMda  á  cu 
nombre :  humillaos  á  Jdiová  en  el  glo- 
rioso santuario. 

8  Voz  de  Jehová  sobre  las  aguas :  hizo 
tronar*  el  Dios  de  gloria :  Jehová  sobre 
las  muchas  aguas  d. 

4  Vox  de  Joiová  oon  potenda ;  voz  de 
Jehová  oon  gloria. 

8  Voz  de  Jehová  qtie  quebranta  los 
cedros ;  7  quebrantó  Jt^vá  los  cedros 
del  Líbano. 

6  E  hízolos  saltar  como  becerros ;  al 
Líbano  7  al  Sillón*  como  hijos  de  uni- 
cornios. 

7  Voz  de  Jdu>vá  que  dccrama  Bamsi 
defií^go. 

8  Voz  de  Jehová  qae  hará  temblar  al 
desierto;  hará  temblar  Jdwyvá  d  des- 
ierto de  Cades: 

8  Voz  de  Jdiová  me  hará  estar  de 
parto  á  las  ciervas,  7  desnudará  las  bie- 
llas !  7  en  su  templo  todos  los  sayos  fe 
dic^  gloria. 

iO  Jnová  preside  en  d  diluvio,  7  asv- 
tdse  Jehová  por  re7  para  siempre. 

11  Jehová  dará  fbrtaleza  á  su  pae- 
blo/¡  Jehová  bendecirá  á  la  poaUo  en 
pax#. 

SALMO  XXX. 
Datid  da  á  Diot  graelao  por  hobmUtOfti» 

Salmo  cantado  m  la  dedieadon*  de 
la  casa  de  David*. 


thLlliL 


•B1LIB.I 


SALMOa 


GLORIFICARTE  he,  oh  Jahová; 
ponnie  me  hu  eualsado,  j  no  hl- 
d4e*  nm  enemigas  alcgnne  de  mf. 
S  JdioTá  Dioe  mSoj  4  ti  elamé,  j  me 


8  Oh  Jdiová»  hieiaM  nibir  mi  wStam 
áá  Kpnlero*;  disteme  vida,  pan  qne 
nodeioendlen  i  la  Mfoltar*. 

4  Cantad  á  Jébowk,  voeotn»  »as  na- 
tM,  j  edebnd  la  memoria  de  ni  san- 
tidad. 

A  Porque  nn  momento  etktrá  en  en  fti> 
tac;  ma$  en  ta  voluntad  ettá  la  Tida : 
por  la  tarde  durará  el  lloro,  y  A  la  ma> 
nana  vendrá  la  alegría. 

9  Y  di|je  JO  en  mi  proepcaridad :  No 
Mféjanias  conmovido' ; 

7  Parque  t&,  Jdiová,  por  tu  benevo- 
lencia has  asentado  mi  monte  con  for- 
talesa.  Bwtfero  eacondiale  tu  rostro,  y 
fhí  conturbado  •. 

8  A  tí,  (di  Jdiovi/,  olamaré ;  j  al  Se- 
fior  suplicaré. 

9  ¿  Qoé  provecho  hag  en  mi  muerte, 
casado  ;o  deseendiere  al  luno  ?  ¿  Te 
alabará  d  polvo  ?  anunclaxn  tu  ver- 
dad/? 

10  Oye,  eh  Jehovi,  y  ten  miseiicocdla 
de  mi:  Jefaová,  sé  tu  mi  ayudador. 

11  Has  tomado  mi  endecha  en  baile : 
desataste  mi  saco,  y  oeUsterae  de  ale- 
gría*. 

IS  Por  tanto  A  tí  cantaré,  gloria  «na,  y 
no  estaré  callado.  Jehorá  Dios  mío,  te 
alabaré  para  siempre. 


AIm 


SALMO  XXXI. 
péUgna  Muta 
rictríSUidaDiot. 


E 


¡IM.8. 


Al  Mdsioo  principal :  Salmo  de  David. 

N  ti,  oh  Jéhová,  he  esperado;  no 
sea  yo  confiuidido  para  siempre*: 
Ubrame  en  tu  justicia  h, 

9  IncHna  &  mí  tu  oido,  Ubrame  presto, 
léme  por  roca  de  fortaleía,  por  casa  fíi- 
eite  para  salvarme. 

8  Porque  tii  eres  mi  roca,  y  mi  ces- 
tillo;  ;  por  tu  Nombre«  me  guiarás,  y 
pie  encaminarás. 

4  Me  sacarás  de  la  red  que  han  es- 
condido para  mí;  porque  td  eres  mi 
fintalen. 

6  En  tu  mano  encomiendo  mi  espi- 
rita <<:  td  me  has  redimido,  di  Jdiová 
Dios  de  verdad. 

6  Aborrecí  los  que  esperan  en  vani- 
dsdes  ilusorias*:  mas  yo  en  Jehová  he 
eipendo. 

7  Me  gozaré  y  alegraré  en  tu  miseri- 
cordia ;  porque  has  visto  mi  aflicción ; 
bas  coooeido  mi  alma  en  las  angus- 
tia^ 

8  Y  no  me  encerraste  en  mano  áA 
enemigo :  (Mu  hiciste  estar  mis  plés  en 
sndmray. 

9  Ten  misericordia  de  mí,  cA  Jehová, 

r  estoy  en  angustia :  hanse  oonsumido 
pesar  mis  ^os,  mi  alma,  y  mis  en< 

10  Porque  mi  vida  se  va  gastando  de 
dolor,  j  mis  afios  de  suspnar*:  hase 
«aflaqnecido  mi  ñierza  á  causa  de  mi 
raQuUad,  j  mis  huesos  se  han  oonsu- 

U  De  todos  mis  enemigos  he  sido  opro- 
bio,  y  de  nds  vecinos  en  gran  manera  i, 
J  hñnr  á  mis  conocidos  t  los  que  me 
Hisn  ftacra,  huian  de  mí. 

U  He  sido  olvidado  de  tu  corazón  co- 
no un  muerto :  he  venido  á  ser  como 
tu^asopenUdo. 

i8  Poiqne  he  oido  aftenta  de  muchos : 
''"Mtome  miedo  por  todas  partes,  cu- 
pido consultaban  Juntos  contra  mí,  é 
Ueabsn  qoitarme  la  vida. 


14  Mas  yo  en  tí  eonílé,  oh  Jdiová:  yo 
dije:  Dios  mío  erss  td. 

15  En  tu  mano  e«isit  mis  tiempos:  lí- 
brame de  la  mano  de  mis  enemigos,  y 
de  mis  perseguidores. 

16  Has  resj^andeccr  tu  rostro  sobre  tn 
siervo* :  sálvame  por  tu  miaerioordia. 

17  No  sea  yo  conftindido,  oh  Jehová, 
ya  que  te  he  invocado :  sean  corridos  los 
Imtnos,  .y  estén  mudos  en  el  proAuído  K 

18  Enmudesean  los  Ütlos  mentirosos», 
que  hablan  contra  tí.  Justo  oosas  duras 
con  sirtierfala  y  menospreoio. 

19  ¡Cuan  grande  es  tu  bien,  que  has 
guardado  pan  los  que  te  temen;  que 
has  obrado  para  los  que  esperan  en  tí 
delante  de  los  hijos  de  loa  hombres ! 

90  Los  esconderás  en  el  secreto  de  tu 
rostro  de  las  arrogancias  átí  hombre  ■  : 
los  pondrás  en  un  tabernáculo  á  cubierto 
de  contención  de  lenguas*. 

91  Bendito  Jehová,  porque  ha  hecho 
maravillosa  su  miserleoiala  para  con- 
migo en  ciudad  ftierte. 

98  Y  deeia  yo  en  mi  premura:  Cor- 
tado soy  de  ddante  de  tus  o(]os^:  td 
empero  oiste  la  voa  de  mis  ruegos  cu- 
ando á  tí  olanudMU 

98  Amad  á  Jehová  todos  vosotros  sus 
santos:  á  loa  fieles  guarda  Jehová,  y 
paga  abundantemente  al  que  obra  con 
soberbia. 

94  Esfbrzaos  todos  vosotros  los  que  es- 
penda  en  Jehová,  y  tome  vuestro  cora- 
zón aliento. 

SALMO  XXXII. 
Aclara  Jkuti  eonto  Htma9tmíurado$  é  lo» 
fiM  por  la  miterieerMa  tU  Dio»  aietmtam 
ferdon  d»  mh  oModo»,  y  »»ptírita  d»  ra^M^ 
raeian  para  Mea  oiror. 

Salmo  de  Davi^,  Masquil. 

BIENAVENTURADO  aouel  cuyu 
iniquidades  son  perdonadas,  y  bor- 
rados sus  pecados  •. 

9  Bienaventurado  el  hombre  á  quien 
no  Imputará  Jehová  la  iniquidad  *,  y  en 
ouyo  espíritu  no  hMert  superchería*. 

8  Mientras  callé,  envejeciávnse  mis 
huesos  en  mi  gemir  todo  el  dia. 

4  Porque  de  día  y  de  noche  se  agravé 
sobre  mi  tu  mano,  volviese  mi  verdor 
en  sequedades  de  estío.  Selah. 

5  Mi  pecado  te  «kclaré,  y  no  encubrí 
mi  iniquidad.  Confesaré  rf,  dije,  contra 
raí  mis  rebeliones  á  Jehová;  y  td  per- 
donaste la  maldad  de  mi  pecado.   Selah. 

6  Por  esto «  orará  á  tí  todo  santo  en  el 
tiempo  de  poder  hallarte/:  ciertamente 
en  la  inundación  de  muchas  aguas  no 
llegarán  éstas  á  él. 

7  Td  ere»  mi  refugio;  me  guardarás 
de  angustia^ ;  con  cánticos  ae  libera- 
ción me  rodeúás.  Selah. 

8  Te  haré  entender,  y  te  enaefiaré  el 
camino  en  que  debes  andar:  sobre  tí 
^arémisqjos. 

9  Ño  seáis  como  el  caballo,  6  como  el 
mulo,  sin  entendimiento :  con  cabestro 
y  con  freno*  su  boca  ha  de  ser  repri- 
mida, para  que  no  lleguen  á  tí. 

10  Muchos  dolores  para  el  impío'; 
mas  el  que  espera  en  Jdiová,  lo  cer- 
cará* misexicordia. 

11  Alegraos  en  Jehová,  y  gózaos,  Jus- 
tos :  y  cantad  todos  vototrv»  los  rectos  de 
coraaon. 

SALMO  XXXIIL 
£atftorf  a  4  Im  /itftos  <r  olaftar  á  Dia»  var  la 
grandeía  d»  *«  poder,  por  su  tonoad,  w 
«psdal  jroefiliaeia  para  coa  Im  qm  w 
InMii,  y  etperaa  oa  *■  misifioardfa. 

ALEGRAOS,  Justos,  en  Jehová*: 
á  loa  rectos  es  hermosa  la  ala- 
banza. 


«Nu.8.». 

91b 
Bal.  4.8. 

M8a.X«. 
»8al.U.& 


•BsLar.á. 
•J«ib5.S. 


i»is.n.u, 

La.S.M. 


•Bo.4.6,8. 

ISOor.&l». 
•  J«aaLi7. 


'Pm.»L18. 
lJaaal.8. 

/ISLM.& 


f8aL9.9. 
y  148. 9. 


*  Pro.  91 8. 

•'SaLie.^ 

«Jsr.17.7i8. 


•Sd.  97.19. 
1U4.4. 


SÉIMOñ, 


»Bd.lW. 

S.4. 
•M.1M.8. 

Ap.ft.9L 


•H«1>.11.S. 

fG«a.L9. 
Job  as.  10. 

kam.1.9, 

Ha. 

Ajobas.  18. 
II.4BL10. 

l8áLl«lU. 


"•P».15.S. 

•»Pm.S9.3. 
•8d.M.8>7. 


'Pn.SL8L 
01.14.8. 

«Job8&7. 
8id.84.lS. 
lBBd.S.12. 

•-jobs-ao. 

8ftLS7.19L 
•8ia.llft.9. 
11. 


liauSLU. 


■lOv.La. 

»B»L  119.74. 


•X«e.lL«. 
•BBb.ÍI4. 


S  Odébná  A  JdMvrá  o«n  b  viNt :  e>n- 
tadlck  con  sattexio  j  dceaconllo. 

B  Ontadle  ctatñou  naeta';  haewdlo 
Uen  UlVtndo  oon  JitMlo. 

4  Porque  recta  m  U  palabn  d«  Je* 
hofj^  y  toda  •■  otara  con  vendad  Aeelka. 

5  m  ama  Jvatieia  j  Juicio :  de  la  miae- 
riooidia  de  JdiovA  ana  liena  la  tiena  '. 

0  Por  la  pdabn  de  Jébmk*  taaou 
hecbot  loe  cleloe,  j  todo  el  cjéndto/  de 
cllof  por  el  espíritu  de  su  boca. 

7  ÉA  junta  como  en  un  monto»  las 
aguas  de  la  mar' :  ál  pone  oomw  en  de- 
piíaitoa  loa  abismes. 

8  Temaá  JdMívá  toda  la  ttem ;  teman 
de  él  todos  loa  habitadores  del  mundo. 

9  Porque  <1  dito,  7  fn«A  tab  keeko;  él 
mandó .  y  existid  toék. 

10  JehorA  hace  nulo  el  consto  de  laa 
santea,  y  frustra  las  maquinaciones  de 
los  puebloi '. 

11  El  oons^  de  JahovA  pcrmaneeeiA 
pava  BlempreA,  loa  penaandentoa  de  au 
corazón  por  todas  laa  generaeionea. 

19  Btettarentaiada  la  gente  de  que  Je» 
hoTA  ca  au  Moa/;  el  pueblo  A  quien 
eaeo^  por  hetcdad  paca  sí. 

18  Desde  los  cielos  miró  JebovA;  tIÓ 
todos  los  hijos  de  los  bombees  «*. 

14  Desde  U  morada  de  su  asiento  miró^ 
sobre  todos  los  mondaras  de  la  tierra. 

16  El  formó  el  corazón  de  todos  ellos ; 
él «  considera  todas  sus  obras. 

16  El  rey  no  es  salTo  oon  la  multitud 
del  ejército*;  no  escapa  tí.  valiente  por 
la  mucha  fuerza. 

17  Vanidad  es  el  caballo  pan  salvar- 
ae';  por  la  grandexa  fie  so  íbena  no 
libnrA. 

18  Hé  aquí,  e)  ojo  de  JehovA  sobre  los 
que  le  temen  9,  sobre  los  que  esperan  en 
su  misericordia ; 

19  Para  librar  sus  almas  de  la  muerte, 
j  pan  darles  vida  en  el  bambrer. 

90  Nuestn  alma  esperó  A  Jdu>vA :  nn> 
estn  ajTvda  y  nuestro  escudo  eg  él». 

81  Por  tanto  en  él  se  nlrgriirA  nncstio 
corazón  <,  porque  en  su  santo  Nombre 
hemos  confiado. 

S8  Sea  tu  misericordia,  oh  JehovA,  so- 
bre nosotros,  como  esperamos  en  ti. 

SALMO  XXXIV. 
David  da  graeUu  A  Dto»,  am  defiende  á  ftw 
npM  dt  todo  mal,  y  caiUga  mtnmemt»  4 
ló$imp(o$. 

Salmo  de  David,  cuando  mudó  su  sem- 
blante delante  de  AUmelceh,  7  <l  le 
echó,  7fViése|. 

"DENDECIRé  A  JchovA  en  todo  ti- 
■M-f  empo ;  su  alabanza  atrA  siempre  en 
mi  boca. 

9  En  JdiovA  se  gloriarA  mi  alma«i 
otaAnlo  los  mansos,  7  se  alegrarAnk. 

8  Engrandeced  A  JdiovA  comiaigD,  7 
ensalcemos  su  Nombre  A  una. 

4  Busqué  A  JehovA,  7  él  me  ctó»,  7> 
libróme  de  todos  mis  tamaña. 

5  A  él  miraron,  y  ftierm  alambrados  t 
7  ana  rostros  no  se  avergonzaran. 

6  Este  pobn  damó,  7  070/e  JehovA,  y 
librólo'  de  todaa  sus  ««git^f^i 

7  El  Ángel  de  JehovA  aoampa  en  der* 
redor  de  los  que  le  temen,  7  loa  deft- 
cnde«. 

a  Ouatad,  7  ^red  que  es  bneno  JehovAt 
dichoso  el  hombre  que  condaiA  en  A. 

9  Temed  A  JdiovA,  voaotitia  sus  san- 
toa;  porque  no  Aay  fidta  pan  loa  QM  le 
temen/. 

10  Loa  leoseillea  neeasitaran,  7  tuvl. 
cron  hambre;  pan»  loa  que  bascan  A  Je- 
hovA, no  tendrán  falta  de  ningún  bien. 

11  Venid,  hUos,  oidme;  «Tta 
JehovA  os  cnacAaré. 


18  ¿  Quién  ct  él  hombre  qna  desea  vida, 
que  codicia  diaa  pan  ver  bien  ? 

18  Guarda  tu  lengua  de  mal,  7  tna  la- 
bloa  de  hablar  engafio ; 

14  ApArtate  dd  mal,  y  has  d  Uen#, 
basen  la  pas,  7  s%nda. 

15  Los  q}oa  de  JehovA  edáa  aébre  loe 
Justos,  7  «tattes  sos  oidoa  al  elamer  de 
ellos  A. 

16  La  ira  de  JdiovA  contn  loa  <me  mal 
hacen  i.  para  cortar  de  la  tiem  la  me- 
moria de  elloa. 

17  Olamaron  Im  judott  y  JehovA  isa 
07Ó,  y*  libróloa  de  todas  sus  angustias. 

18  Cercano  eHá  JdwvA  A  loa  quebmn- 
tados  de  corazón  ¡  7  aalvaiA'  A  loa  oon- 
tritos  de  espíritu. 

18  Muchos  mm  loa  males  ótA  justo: 
mas  de  todos  ellos  lo  libraiA  JehorA. 

90  II  guarda  todos  sus  huesos ;  ni  uno 
de  ellos  serA  quebrantado. 

SI  MatarA  al  malo  la  maldad;  7  loa 
que  aborrecen  al  justo  serAn  asolado*. 

U  JdiovA  redime  el  alma  de  sus  si- 
ervos; 7  no  seíAn  aaoladoa  eaantoa  en 
él  oonlian. 

SALMO  XXXV. 

levfara  ItevM  m  mugtntmtimm  d  ao- 

aurrcdalM»». 

Salmo  áB  David. 

DISPUTA  á  favor  mió,  oh  Jéhová, 
con  loa  que  contra  mí  contienden*; 
pdea  oon  los  que  me  combatan. 

5  Echa  mano  al  escudo  7  al  pavés,  3 
levAntate  en  mi  a7uda. 

8  T  saca  la  lanza,  7  dem  oontn  mis 
peneguidaNa:  di  A  mi  ataña:  To  tdg  ta 
salud. 

4  AvurgttcDeeaae  7  ooolMbdasia»  loa 
que  buscan  mi  alma  A :  vuelvan  atrae, 
7  sean  aveignozadoa  loa  que  mi  mal  in- 
tentan. 

8  Sean  eomo  el  tamo  delante  dd  tí- 
ento« ;  7  d  Angd  de  JehovA  h»  acose. 

6  Sea  su  camino  obscuridad  7  resba- 
laderos';  7  d  ángd  de  JdwvA  ks  per» 


«8BLtr.S. 

i8aLSS.U. 
<lB.  14.7.8. 

*is.«6.at 

HaiSr.U. 

70.L     I 


r. 


Porque  sin  causa  eseondieron  pasa 
mi  su  red  e»  un  ho70{  dn  eausa  hici- 
eron ho70  pan  mi  alñoa. 

8  Véngale  el  quebrantamiento  qine  no 
sepa,  7  su  red  que  escondió  lo  prandn; 
con  quebrantamiento  en  ella  caiga  •. 

9  Y  gócese  mi  alma  en  JehovA;  7  alé« 
gicie  en  su  salud. 

10  Todos  mil  huesos  dlrAa :  JehovA, 
¿quien  como  td,  que  libras  al  »<HgViff 
dd  mas  fuerte  que  él,  7  d  pobn  7  m». 
nestcroao  dd  que  le  deapoja/  ? 

11  Levantéionie  tasUfos'  fUaoa;  do- 
mandáronme  lo  que  no  sabia. 

19  Volviéronme  md  por  bicnk,  pana 
abatir  A  mi  alma. 

18  Mas  yo,  cuando  elloa  enf^rmaien, 
me  vestí  de  saco',  afligí  oon  ajano  mi 
dma.  7  mi  araobm  se  revdvia  en  aal 
seno*. 

14  Gomo  por  mi  compaliero,  como  par 
mi  hermano  andaba ;  como  d  qne  tmn 
luto  por  madi»,  enlutatado  me  hanA. 


15  Pero  elloa  se  alevrarai  en  mi  ad 
versidad,  7  se  iuntaron :  juntákiñise  ooO' 
tra  mi  gentes  despieolablea,  7  70  ae  la  c» 
tendia:  despedazábanoH,  7  no  casaban, 

16  Con  los  lisoQteros  cseameoedom 
truhanes,  orugicndo  sobra  mi  ana  di 


17  Sefior,  ¿hasta  onaude  verás  

Recobn  mi  alma  de  sus  qoabnatami- 
antoa,  mi  ifaáca«  da  lea ' 

18  Te  cíonlhaaré  ( 
don»:  to- alabaré 
eblo. 


'BBL48.L 
Laa.  8.  ai 


•  BáL40.U.{ 
y70LX 
771.81. 

«JebSLU. 

8d.L4. 
la.  17. 18. 
Oay]S.a. 

'8U.  73.18 
J«r.ai.l& 


•BaL7.U. 
79.U. 


yi&a: 
787.C 


/PraLn.ai 

tBeLV-U 
Mat.Sia 
«1.         ^ 

A8d.38.ia 
7b08uS. 
jMMloa 

«Job  9a  a 

AlBay.U. 


llAe.lIA 


H 


•8aLSl« 


SALMOa 


19  No  te  ■kgwn  de  mi  mh  «MinlgM 
liOiMlm ;  mi  1m  ^[ue  me  áborreoen  iln 
cnna  hagan  áéi  «¡o: 

to  Porane  no  hablan  pax ;  j  eontn  loi 
mano*  oe  U  tienta  ptonaan  palatafas  en- 
galloMM. 

81  Y  ensancharon  lobre  mi  in  boca,  y 
d^enm:  £a,  ea^,  nnestrot  ojoe  b  han 


8S  Til  lo  ha*  Tisto,  oh  Jehori;  no 
callet :  Befior,  de  mi  no  te  al^e». 

S8  Muévete  y  despierta  pera  mi  jaldo, 
para  mi  causa.  Dios  ttilo  j  Sefior  mío. 

M  Jiizgame  eonfonne  i  mi  Jnsdeíart 
JehoTá  Dios  mío,  7  no  se  alegren  de  mí. 

96  No  digan  en  su  corazón :  Ba,  alma 
nuestra :  no  digan,  Hémoslo  derorado. 

9S  ATergtténccnse,  j  sean  confundidos 
á  vna  los  que  de  mi  mal  le  alesran :  vís- 
tanse de  TergUenzái*  j  de  connision  los 
qne  se  engrandecen  contra  mí» 

37  Canten,  j  alégrense  los  que  ertAn  á 
fisvor  de  mi  Justa  causa,  7  digan  siem- 

Ere;   Sea  ensalzado  Jehová*,  que  ama 
I  pac  de  su  siervo. 

W  Y  mi  lengua  hablará  de  tu  Justicia 
jf  d»  tu  loor  todo  el  día. 

8ALBI0  XXXVI. 

£m  $mwM  MolíeM  <M  imfta,  y  Ja  tamtmo 
bondad  da  IHm. 

Al  MiSaico  pitacipal :  Salmo  de  David, 
siervo  del  SeBor. 

LA  iniquidad  del  impío  me  dice  al 
corazón :  No  hmff  temor  de  Dios  de- 
laale  d»  sos  etio**> 

9  Llaoi^éase  por  tanto  en  sus  propios 
eijos,  hasta  que  su  iniquidad  sea  nallada 
aborrecible. 

8  Lea  palabras  de  su  boca  «m  iniqui- 
dad j  ftaade ;  no  quiso  «ntendiir  paca 
Ucn  hacera 

4  Iniquidad  piensa  sobre  su  eama«¡ 
está  en  camino  no  bueno,  el  mal-  no 


5  Jehová,  hasta  los  cielos  m  tu  mi- 
serioordia ;  tu  verdad  hasta  las  nubes  d  • 

9  Tu  Justicia  como  los  montes  de  Dios ; 
tns  Jalólos  abismo  grande :  oh  Jehová, 
al  hombre  7  al  animal  conservas. 

7  Cván  Ilustre,  oh  Dios,  es  tu  miseri- 
cordia 1  Por  eso  los  hyos  de  los  hom- 
bica  se  amparan  b«óo  la  sombra  de  tus 


8  Embrfanrsehan'  de  la  groeara  de  tu 
casa :  7  tü  ios  abrevarás  del  torrente  de 
toa  díelicias. 

9  Pevqne  contigo  titá  el  manantial  de 
la  vida/ ;  en  tu  luz  verfeíios  la  luz'. 

10  Extiende  tu  misericordia  á  los  que 
te  conocen ;  7  tu  justicia  á  los  reotos  de 


11  No  venga  contra  mi  pié  de  soberbia; 
7  mano  de  impíos  no  me  mueva. 

18  AHÍ  cayeron  los  obradores  de  ini- 
qnidad ;  fueron  rempujados,  7  no  pndi- 
enm  levantarse. 

SALMO  XXXVII. 
AawHMsfa  Davtd  á  toatutlot  qv*  no  m  ofiifa% 
mi  ueehardm  al  ver  ía/aUddad  da  loa  ma- 
lo» f  puaa  te»  hae»  var  fma  aa  ofotanta  y  da 
foaai  ama,  y  al  aamtrmto  lo  d«  !«•  tasa—, 
aáUda  y  pirwaiMato. 

Alma  de  David. 

NO  te  impacientes  á  causa  de  los 
malignos*,  ni  tengas  envidia  de 
loa  qoe  baoím  iniquidad. 
9  reffqae  como  7erba  serán  presto  cor- 
,  7  deoaarán  como  rerdor  de  ic- 


en Jehová,  7  haz  Uen :  vi- 
la  tierra,  7  en  verdad  serás 
alimentado. 

4  Pon  asimismo  tn  drilds  en  Jehová; 
7  41  te  dacá  las  peUoiones  de  tu  oorason. 


8  Eneomienda  á  Jehová  tu  eamteo,  7 
espera  en  A ;  7  A  hará. 

6  Y  exhibirá  tu  Justicia  b  como  la  luz, 
7  tos  derechos  como  el  medio  dia. 

7  Calla  á  J^ová,  7  entera  en  él«:  no 
te  alteres  con  motivo  del  que  prusiieTa 
en  su  camino,  per  el  hombre  que  nace 
maldades. 

8  Déjate  de  la  lim,  7  depon  el  enoje : 
no  te  excites  en  manen  alguna  á  hacer 
lo  malo. 

9  Porque  los  malignos  serán  talados : 
mas  los  que  espetan  en  Jrtiová,  ellos 
heredarán  la  tierra. 

10  -Pues  de  aquí  á  poco  no  atrA  el 
malo;  7  oontempUntás  sobre  su  lugar <<, 
7  no  parecerá. 

11  Pero  1m  mansos  heredarán  la  ti- 
erra, 7  se  recrearán  con  abundancia  de 
paz. 

19  Maquina  el  impío  eontra  el  justo,  7 
en^  sobre  él  sus  dientes. 

18  El  Seflor  se  reirá  de  él  • ;  perqoe  ve 
que  viene  su  dia. 

14  Los  impíos  desenvainaron  e^ada,  7 
entesaron  su  arco,  para  derribar  al  po- 
bre 7  al  menestetoso,  para  malar  á  les 
de  recto  proceder. 

lA  La  espada  de  ellos  entrará  en  sn 
mismo  ooiaton,  7  su  acoo  será  que- 
brado. 

10  M^or  es  lo  peco  del  Justo  q;ne  las 
riquezas  de  muchos  pecadores/. 

17  Porque  los  brsxos  de  los  impios  se- 
rán qnenradosf :  mas  el  que  sostiene  á 
los  Justos  et  Jehová. 

18  Oonooe  Jehová  los  días  de  los  per- 
íketos :  V  la  heredad  de  dios  scxá  para 
slemore*. 

19  No  serán  avergonzados  en  el  mal 
tiempo ;  7  en  los  días  de  hambre  anán 
hartos». 

90  Mas  los  impíos  perecerfai,  7  los  ene- 
migos de  Jehová  como  la  grasa  de  los 
cameros  serán  consumidos;  se  disipa- 
rán como  humo. 

91  £1  impío  toma  prestado,  7 no  paga: 
mas  el  Justo  tiene  miseticorma,  7  da*. 

18  Porque  los  benditos  de  él  heredarán 
la  tierra ;  7  les  malditos  de  él  serán  ta- 
lados. 

88  Por  Jehová  sen  ordenados  los  pa- 
sos del  hombre  de  Mea,  7  aprueba  sn 
camino. 

9i  Cuando  ca7ere|  no  quedará  postra- 
do ' ;  porque  Jdiova  sostiene  au  mano. 

95  Mozo  fui,  7  he  env^ecldo,  7  no  he 
visto  Justo  desamparado,  ni  su  amiente 
que  mendigue  pan  "•. 

98  En  todo  tiempo  tiene  misericordia, 
7  presta ;  7  su  simiente  ea  para  bendi- 
ción. 

97  Apártate  del  md,  7  haz  el  bien ;  7  « 
vivirás  para  siempre. 

88  Porque  Jehová  ama  la  rectitud,  7 
no  desampara  sus  santos;  para  siempre 
serán  guardados*:  mas  la  simiente  de 
los  impios  será  extirpada^. 

89  IxM  Justos  heredarán  la  tierra  f,  7 
vivirán  para  siempre  sobre  ella. 

80  La  boca  déf  Justo  hablará  sabidu- 
ría r,v  su  lengua  proferirá  Juicio. 

81  La  le7  de  su  Dios  atiA  en  su°  cora- 
zón*;  por  tanto  sus  pasos  no  vaellsrán. 

88  Acecha  el  imiiío  al  Justo,  7  procura 
matarlo. 

S8  JehoTáne  1» dejará  en  sus  manos', 
ni  lo  condenará  coando  le  juzgaren. 

84  Espeta  en  Jehová»,  7  guarda  su 
caminó,  7  ¿I  te-  ensalzará  para  heredar 
la  tiena:  cuando  ser&n  talados  los  pe- 
cadores, lo  verás  '. 

85  Vi  70  al  impío  sumamente  ensal- 
zadoy;  7  qoe  se  extendía  como  un  laurel 
verde. 


Z 


IHie.  7.8.8. 
•Pie.  10.11. 


rfJebM.8. 


•SfeLll. 


/Pro.  18.18. 

f  8aL10.18. 
Xk.8Q.aL 


&lPed.l. 
i'8aL8Si]9. 


i|sLlI&9. 


'Phi.94.18L 
Mi&  7.  8. 
aGor.4.8. 

•  Is.  88. 18. 
Hshb  18.84. 


"Sal.  84.14. 


•Is.80.18. 
I*  li.  14. 98. 
<Fn>.S.91. 


•'Mál.lSJL 

«Dan.  8.  8. 
8aL40.8. 
Is.81.7. 

(8PBd.l9. 
•TBr.7. 


•8kL91.8L 
yjobe.8L 


Hi^T,lffrM5L 


•8d.70.tlt. 

»8d.e.L 
•Job&4, 
dULSLt. 


/Job  S.  34. 
I«.M.U. 


«  M.  &.  10. 


A  Job  19.  U, 
14. 

M.n.ll 
y  88. 18. 
Loe.  28.40. 


<3B«.1&10. 


ituLtLU. 


IULK.VL 

7100.0. 


as  Empero  maAm,  j  bé  aaoi  no  ps- 
leee;  y  DasquOo,  v  no  ftié haludo. 

87  Comldcn  al  ioMbr»  fotmo,  y  mba 
•1  Justo;  qn*  la  poftximeiia  de  oda  nao 
tffdlMetpas. 

38  ]f  a»  loa  transgnKKM  loaran  <mIm  á 
ana  dcitniidoc:  la  poftziiBarfa  de  loa 
impioa  taé  talada. 

89  Pero  la  MlTadon  de  loe  Jostoe  *t 
JAoY&f  y  m  tetalesa  en  ti  tiempo  de 
angustia. 

40  Y  Jeborá  loe  ayudaiá,  y  loe  Ul»aTA; 
y  libertaxilee  de  loe  impíos,  y  los  ealva- 
ti,  por  cuanto  en  él  esperan». 

SALMO  XXXVIII. 

David  ttfitgido  por  mu  petado»,  roewrro  é  la 

nUitritordia  do  Dio». 

Salmo  de  Darid,  pera  xeoordar«. 

JEHOVA,  no  me  reprendas  en  tu  fu- 
ror, ni  me  easrtgnes  en  tu  Isat. 

8  Porque  tus  sectas  descendieron  á 
mic,  y  sobro  mí  ba  oaido  tu  mano. 

8  No  hay  sanidad  en  mi  carne  á  causa 
de  tu  ira ;  ni  üay  pat  en  mis  Iwcioe'l  á 
causa  de  mi  pecado. 

4  Porque  mis  int^nidedffs  han  pasado 
mi  cabóa* :  como  carga  pesada  se  han 
«gravado  sobra  mL 

6  Pudriéronse,  eorromiriáronse  mis  lla- 
gas 4  causa  de  mi  locura. 

6  Estoy  enoorrado,  estoy  humillado  en 
gran  manen;  ando  enlutado  todo  el 
día. 

7  Porque  mis  lomos  están  llenos  de  ir- 
ritación, y  no  A^  sanidad  en  mi  carne. 

8  Estoy  debilitado  y  molido  en  gran 
manen:  bramo/  á  causa  de  la  conmo- 
ción de  mi  corazón. 

9  SeOor,  delante  de  ti  ttán  todos  mis 
deseos ;  y  mi  suspiro  no  te  es  oculto. 

10  Mi  corazón  ettá  acongojado,  hame 
d^ado  mi  Tigor ;  y  aun  la  misma  luz  de 
mis  oVos  no  uta  conmigo'. 

U  His  amigos  y  xah  compafiens  se 
quitaron  de  delante  de  mi  plaga,  y  mis 
oetcanos  se  pusieron  l^josi. 

18  T  los  que  buscaban  mi  alma  ar- 
maron lasos ;  T  los  que  procunbaa  mi 
mal  bablaben  iniquioadcs,  y  meditaban 
fraudes  todo  el  dia. 

13  Mas  yo.  como  ti  fiura  sordo,  no 
ola';  y  t¿aba  como  un  mudo  ftw  no 
abre  su  boca. 

14  Fui  pues  como  un  hombro  que  no 
e,  y  que  en  su  boca  no  tune  repren- 

lones. 

15  Parque  i  tí,  oh  JdiOTft,  esperé  yo : 
td  respondeíAs,  Jebov&  Dios  mió. 

16  Porque  dUe:  Que  no  se  alegren  de 
mi :  cuando  mi  pié  resbalaba,  sobro  mí 
se  engrandecían. 

17  £mpero  yo  esftw  á  pique  de  claudi- 
car*, y  mi  dolor  uiá  delante  de  mí  oon- 
tjnii  «mente. 

18  Por  tanto  denunciaré  mi  maldad; 
oon^aréme  por  mi  pecado. 

19  Porque  mi*  enemigos  totáu  tívos  y 
ftiertes;  y  hanse  aiamentado  los  que  me 
aborrecen  sin  causa : 

90  T  uagancU)  mal  por  bien  me  son' 
contranot,  por  seguir  yo  lo  bueno. 

91  No  me  desampares,  oh  JehoY4j 
Dio#  mió,  no  te  alejes  de  mi. 

89  Apresdnte  á  ayudarme,  oh  Scllor, 
ftw  «rt0  mi  salud. 

SALMO  XXXIX. 
AJUgUo  David  cm  wm  stom  Mbtdaeio»^ 

'     ,fPÍiUéDloofueUií. 

i»  lo»  mttrofoi  foe  ro- 


2, 


■f  W0V    CwSMV 


tndotUa.  Qiitfam 
oiho  do  too  mmi§otp 
oitfro  toapaiimiia. 

/a  MtUeo  piinoiiMl,  á  Jedntbnn : 
Salmo  de  SisTid. 


YO  d^:  Atendei«4 
pan  no  pecar  oon  nal  lei^na :  gnr- 
daré  mi  boca  oon  fteno  «,  en  tanto  qpw 
d  iinnio./b«rí  oontn  mL 

8  Enmudecí  oon  silencio,  calMme  «m 
respecto  de  lo  bueno;  y  oeités*  ni 
dtdor. 

8  Enaxdeddae  mi  conson  dentro  de 
mí  •  encendiese  fuego  en  mi  meditsdsB» 
If  Mi  proferí  con  mi  lengua : 

4  Hazme  saber,  Jeho^  ni  fin,  y  cu- 
anta sea  la  medida  de  mis  dias ;  sepa  yo 
cuanto  tengo  de  eer  del  mundo. 

6  Ué  aquí  diste  á  mis  dias  tármino  cer- 
to,  y  mi  edad  ee  como  nada  ddante  dt 
ti&:  ciertamente  «*  completa  Tanidad 
todo  hombro  que  Tivec.  Selah. 

6  Ciertamente  en  tiniebla  anda  el  hom- 
bre ;  ciertamente  en  vano  se  inquietan: 
junta,  T  no  sabe  quien  lo  allegara  A 

7  Y  ahon.  Señor,  ¿qué  espetará?  MI 
esperanza  en  tí  está. 

8  Líbrame  de  todas  mis  rebeliones  ¡  no 
me  pongas  por  escarnio  del  insensato. 

9  Enmudecí,  no  abrí  mi  boca :  poique 
td  ta  hiciste. 

10  Qulu  de  sobre  mí  ta  plaga ;  de  la 
guerra  de  ta  roano  soy  consumUo. 

11  Oon  castigos  sobre  el  pecado  ccrI' 
ses  al  bombee,  y  haces  ocnsamirse  eono 
de  polilla  su  enndeca*:  ciertamenle 
vanidades  todo  hombro.  Selah. 

18  Oye  mi  oraelon,  oh  JAoirk,  j  eS' 
endia  mi  clamor :  no  calles  4  mis  Ü' 
grimas ;  porque  peregrino  soy  pan  oaa- 
^^f»  y  advenedizo,  oomo  todos 
padres. 

la  D^ame,  y  tomaré  ftierxasf,  antes 
que  vaya  y  perecea. 


Daoid 


SALMO  XL. 


aoid  da  anota»  €  JMof  por  ftotoif  o/U». 
Pido  eomUmm  m  proloetioa.  Prodto»  rl  «a- 
orifiHo  doJomt4Jrttto  oa  Imgardoht  aaU- 
gaaevOMma». 

Al  Mdsico  principal :  Salmo  de  David. 

RESI6NADAMENTE  esperé  4  Je- 
hov&,  é  inclinóse  4  mí,  y  oye  mi 
clamor. 

8  E  hilóme  sacar  de  un  lago  de  mi 
seria,  de  un  lodo  cenagoso*,  y  poso  mis 
pies  sobre  pefia,  g  enderead  mis  pasos. 

8  Puso  luego  en  mi  boca  canción  nuC' 
va,  alabanza  4  Dios.  Ver4n  e«fo  mochos, 
y  temei4n,  y  esperarán  en  J^ov4. 

4  Bienaventurado  el  hombre  que  imio 
4  Jehovi  por  su  confianza,  y  no  mba  4 
loe  soberbloe,  ni  4  los  que  declinan  4  le 
mentira. 

6  Aumentado  has  td,  oh  Jehov4  Dies 
mió,  tus  maravillas  b ;  y  tus_pansami<n- 
tos  para  con  nosotros  no  te  Im  podtéam 
contar:  ei  yo  aaundaro  y  hablare  dt 
dloOf  no  pueden  ser  enarracíoe. 

6  Sacrificio  v  presente  no  te  agrada* 
has  abierto  mis  oldoe.  Holocausto  y  ex 
piaclon  no  has  demandado. 

7  Entonces  dije:  Hé  aquí  vengo:  a 
el  envoltorio  del  libro  eetá  escrito  de 
mld 

8  El  hacer  tu  voluntad.  Dios  mío, 
hame  agradado,  y  ta  ley  oetA  ea  medio 
de  mis  entrafias'. 

9  Anunciado  hejusüeia  en  grande  oon- 
grogaoion:  hé  aquí  no  detuve  mis  la- 
bios; Jdiov4,  td  lo  sabes. 

10  No  encubrí  tu  Juatieia  dentro  de  mi 
corazón/;  tu  verdÍMl  y  tu  salvaoioa  he 
dicho :  no  oculté  tu  mJsertoerdia  y  ta 
verdad  en  srande  concurso. 

11  Tü,  J(diov4,  no  apartes  de  ni  tas 
misericordias :  tu  mlsertoeidia  y  ta  ym- 
dad  me  guarden  siempre. 

18  Porque  me  han  oeroade  malea  hasta 
iu>  Aater  cuento  0 


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SALIIO& 


mis  tnddadat*,  j  a»  pmsdo  levantar  la 
Tiita;  hanM  aunMiitado  maa  qua  loa 
e4dlaa  de  mi  oabeaa,  y  mi  eoraxoa  me 
Uta. 

18  Qnjgaai  oh  JdievA,  Ulnarmc ;  Je- 
hovftt  apKiviate  4  Meomfiue* 

14  Sean  afttgeaaadea  y  eonftuoa  á  una 
k»  que  baacan  mi  vida  jpara  eortaila ' : 
nriTan  atiéa,  y  avagttAwaua  lot  que 
mi  oul  detean. 

lA  Sean  aioladoa  en  pego  de  in  afrenta 
ka  que  me  dlocn :  |  Ea>  ea ! 

16  Ckkente  y  alé¿renae  en  tí  tedot  lot 
que  te  buscan ;  y  digan  ■fempfv  los  qae 
aman  tn  salnd :  JehoTá  sea  cnsaitado. 

17  Aunque  afligido  yo  y  necesitado, 
Jcbovi  pensarA  de  mi :  mi  ayuda  y  mi 
libertador  «re*  td.  Dios  mió ;  no  te  tardes. 

SALMO  XU. 
Aiviii  declara  WflMHMataredM  4  Isa  fmt  ^ftf 
tUmnm  la  earAlad  par»  coa  d  pr^fimu 

tribt  la  ¡upocntCa  «m  ««•  ara  vUÜado  de 
*«•  «M«<^,  y  i>^  d  JhM  loevrro. 

Al  Mdsico  pvindpal :  Salmo  de  I>aTÍd. 

BIENAVENTURADO  el  que  pien. 
sa  en  d  pobi«« :  en  él  dia  malo  lo 
UbraiA  JdioTá. 

S  Jdwvi  lo  guarde,  y  le  dé  vida :  asa 
bienarentuiado  en  la  ttena,  y  no  lo  en- 
tanas  á  la  Talnnlad  de  sus  «Mmi. 
gos». 

8  JebovA  lo  sustentaiA  sobre  el  lecho 
de  dolor:  mnlliíAs  toda  su  cama  en  su 
cnftnacdad*» 

4  Yo  dije:  Jehová,  ten  misericordia 
de  mi;  sana  mi  alma*  porque  oontra  ti 
he  pecado. 

5  MU  enemigos  dicen  mal  de  mi  pre- 
fwrfaado:  ¿Guando  morirá»  y  perece- 
lá  sa  nombre  ? 

6  Y  si  Tenia  A  Temw,  hablaba  menti- 
ra': su  corazón  se  amontonaba  iniqui- 
dad; y  salido  fiíera,  hablátMUa. 

7  Reunidos  murmuraban  contra  mí 
todos  loa  que  me  aborrecían ;  oontra  mi 
pi*!!»!»»  mal  diciendo  en  orden  &  mí, 

8  Cota  pestilencial  de  él  se  ha  apoda- 
ndo; 7  tí.  que  cajd  en  cama»  no  volverÁ 
ilerantane. 

9  Aun  el  hombre  de  mi  pac,  en  quien 
yo  confiaba*,  el  que  de  nu  pan  oomia, 
alió  contra  mí  el  calcaflax. 

10  Mas  td,  JehoTft,  ten  misericordia 
de  mí,  j  baxmc  levantar,  y  daréles  el 


'•d.».]|L 


11  En  este  habré  conocido  que  te  he 
agradado  ¡  que  mi  enemigo  no  se  bol- 
gaiidemí. 

12  Y  JO  diré  pt»  en  mi  integridad  me 
has  sustentado,  y  me  has  hecho  estar 
delante  de  tí  para  siempre. 

13  Bendito  tea  JehovA  el  Dios  de  Israel 
por  siglos  de  siglos.   Amen,  y  Amen. 

SALMO  XLII. 

M«atl«  David  M  Munwlo  ée  rmatni  eon 
«ifafUo«n  la  «om  del  Bétar,  declara  euan 
arMmUmtKU  lo  desea,  y  tu  eeperanta  de 
fieDtMUUbnrddee—afiteeiMm. 

AlMdsloomincipal:  Masqnil  A  loa 
nUoa  oe  Oore. 

COMO  «1  eierTo  brama  por  las  eoixi- 
sntcs  de  Ism  agnaa,  aif  clama  por  tí, 
abDies,clalmsmia. 
S  Mi  ábna  tiene  sed  de  Dioa,  del  Dioa 
vifo«:  ¡cuando  vendré,  y  panceré  de- 
lutedeDioa! 

8  Fncnm  mis  lagrimas  mi  pan  de  día 

7  de  noche  i,  mientras  me  dicen  todos 

los  días:  ¿  Dtede  ettá  tu  Dlosc  ? 

4  AooRlaráme  de  estas  cosas,  y  deonra- 

vné  sobre  mí  mi  alma<f :  cuando  naaaré 

d  nifanon>,  iré  eon  eUos  hasta  u  casa 


deal^grfavdi 
"  ";uo«. 


de  Dioa  eosi 

haciendo  fiesta  la  muititi 

6  i  Por  má  te  abatas,  oh  alma  mía,  y 
te  oeatOfbM  en  mí/?  Emcn  A  DIeat 
porque  aun  le  tengo  de  alabar  por  las 
sahidea  de  »n  preseoda. 

9  Dios  ndo,  mi  alasa  ealA  ea  mi  abati- 
da: acoidaréme  por  tanto  de  tí  desde 
ttara  del  J  urdan,  t  de  lea  Hcnoaonitas, 
desde  el  monle  de  M  iahar. 

7  Vn  aMano  Rama  A  otio  A  la  tos  de 
tas  eaaolea:  todas  toa  esidaa  y  toa  olas 
hanpasado  sobre  míf. 

8  De  dia  maadaí*  JehovA  sa  miseri- 
cordia, y  de  noehe  su  eaaoioB  «erd  con. 
migo  A,  y  oración  al  Dios  de  mi  vida. 

9  Diré  A  Dios:  Roca  mía;  ¿por  qué 
te  has  olvidado  de  mí  ?  ¿Poiqué  andaré 
yo  enlutado!  por  la  opresión  del  ene- 
mlgoP 

lu  Mientras  se  están  quebrantando  mis 
huesos,  mis  enemigos  me  aArantaa,  di- 
ñándome cada  dia:  ¿  Ddnde  está  tu 
Dios? 

II  ¿  Por  que  te  abatca,  oh  aloM  mía, 
T  por  qué  te  oonCurbaa  en  mí  ?  Bsuera 
A  Dlea ;  porque  aun  le  tengo  de  alabtf , 
por  eer  a  salvamento  delante  de  mí,  y 
el  Dice  mío. 

SALMO  XLIII. 

Parces  aer  «fe  Boíwm  Madidara  del  pr»> 

eadente.    E»  el  m»*«M>  prtjpdMto. 

JÚZGAME,  oh  Dios,  y  aben  mi 
causa:  líbrame  de  gente  impla,  del 
hombre  de  engallo  é  iniquidad. 
S  Pues  que  ra  ere»  el  iMoe  de  mi  fi». 
taleía,  Jpor  qué  me  has  desechado  ? 
¿  por  que  andúé  enlutado  por  la  opea- 
slon  del  enemigo*  ? 

5  Envía  tu  luz  y  tu  vefdad :  éstas  me 
guiarán,  me  conducirán  al  monte  de  tu 
santidad,  y  á  tns  tabernáculos. 

4  Y  éntrale  al  altar  de  Dioe,  al  Dioa, 
alegría  de  mi  fOKo;  y  alabaréte  con 
harpa,  di  Dios,  Uioa  mió. 

6  i  ¥ta  qué  te  abMes,  oh  alma  mía,  v 
por  qué  le  conturbas  en  mít  ?  Espera  á 
Dios;  poeqne  aun  lo  tengo  de  aJabar, 
por  eer  ét  salvamesito  delante  de  mí,  y 
el  Dios  mío. 

SALMO  XLIV. 
Detpm»  de  recordar  loi  faecret  f««  Dtot  kiao 

4  loe  padree,  yatjaae  A  Ü  ea  foMa  de  ^ue 
parmea  heAerüe  deidado  ea  ommos  de  $nt 
eaemtifet. 

Al  Mdsico  principal  de  los  h^os  d# 
Core,  Masqull. 
H  Dios,  con  nuestros  oídos  hemos 
oído,  nuestms  padres  nos  han  con- 
tado la  obra  que  hidste  en  sus  días,  en 
los  tiempos  antiguos. 

5  Tü  con  tu  mano  eehaste  las  gentes, 
y  los  plantaste  á ellos* ;  afligiste  Tos  pu- 
eblos, y  les  arrojaste. 

8  Porque  no  se  apoderaron  de  la  tierra 
por  su  emadab,  ni  su  braao  los  libró; 
sino  tu  diestra,  y  tu  braco,  y  la  lúa 
de  tu  rostro,  porque  te  complaciste  en 
dlosc 

4  Td,  oh  Dloe,  eres  mi  Rey  t  manda 
saludes  rfá  Jacob. 

5  Por  medio  de  tí  saendMmea  ^  nues- 
tros enemigos:  en  tu  Nomine  alrope- 
llaiémos  A  nuestros  advcrsarloa. 

8  Poniue  no  confiaré  en  ad  oreo,  ai 
mi  espádame  salvará*. 

7  Fnes  td  nos  has  guardado  de  nuestros 
enemigos,  y  haa  avc^gonaado  A  loa  qw 
nos  abonreeian. 

8  Bn  Dloe  noa  glorlaiémoa  todo  ttem- 

K/,  y  para  siempre  loarémoa  tu  Nom- 
í.  Selab. 

9  Empero  nos  has  deaediado,  y  nea  has 


O' 


'BaUUftl. 

/ver.  11. 
flaL4l.& 


rlaL88L7. 
k  Job  85. 10. 

<Bal.»i6. 


BaLAtk 


t  Sal.  tt.  8. 

U. 


•  Bz.  15. 17. 
8aL80.8. 

kJaa.M.13. 


•Dea.  4.87. 
'8aL74.tt. 


•Oa.1.7. 


/faLAT. 


SALÜOS. 


10.. 
y  74.1. 
*Ler.2«.17. 
J)eú.28.a». 


i  nr.  32. 

¿Dsa.32.30. 
Is.  S3.S. 
Jer.lS.18. 

( Dea. 28.87. 

8«I.  79;  4. 
Jer.  24. 9. 


"•  Sftl.  8.  2. 


»  I».  85.  7. 


I 


•Job  81.  36, 
26. 


F  Bou.  8. 86. 
í  Ver.  9. 

'-M.11S.25. 


I 


i¡  Uriot. 


»Ap.&2. 

•8IÜ.65.5. 


«(8ia.M.2. 


hecho  KnxgaaxMtg;  y  no  ntet  en  nues- 
tros ejército». 

10  Nos  hiciste  retroceder  del  enemigo  *, 
y  saqiie&roano*  para  si  los  que  nos  abor- 
recian», 

11  Puslstenos  como  á  ovejas  para  co- 
mida*',  y  etparcístenos  entre  las  gen- 
tes. 

10  Has  vendido  tu  pueblo  de  baldea, 
y  no  pifiaste  en  sos  precios. 

13  Fusútenos  por  veigUensa  á  nuestros 
vecinos,  por  escarnio  y  por  burla  á  los 
que  nos  rodean '. 

14  Pusistenos  por  proverbio  entre  las 
gentes,  por  movimiento  de  cabeza  en  los 
pueblos. 

16  Cada  día  mi  vergüenza  está  delante 
de  mi,  y  cübreme  la  confusión  de  mi 
rostro, 

16  Por  la  voz  del  que  me  vitupera  y 
deshonra,  per  raxon  del  enemigo  y  del 
que  se  venga"». 

17  Todo  esto  nos  ha  venido»  y  no  nos 
hemos  olvidado  de  ti ;  y  no  hemos  &lta- 
dQ  á  tu  pacto. 

18  No  se  ha  vuelto  atrás  náestro  cora- 
zon,  ni  tampoco  se  han  apartado  núes- 
tros  pasos  de  tus  caminos. 

19  Guando  nos  quebrantaste  en  el  lugar 
de  los  dragones»,  y  nos  cubriste  con 
sombra  de  muerte, 

20  81  noshubiesettios  olvidado  del  Nbin- 
bre  de  nuestro  Dios,  ó  alzado  nuestras 
manos  á  dios  ageno*, 

SI  V  No  demandaría  Dios  esto  ?  pot- 
que  el  conoce  los  secretos  del  corazón. 

82  Empero  por  tu  causa  nos  tnatan 
cada  dia;  somos  tenidos  como  ovcjjas 
paca^ei  matadero}». 

28  Despierta ;  ¿  por  qué  duermes,  8e- 
Üat  ?  Despierta,  no  te  al^es  para  síém- 
pré*. 

24  ¿  Por  quó  escondes  tu  rostro,  y  te 
olvidas  de  nuestra  aflicción,  y  de  la 
opresión  nuestra  ? 

25  Porque  nuestra  alma  está  agobiada 
hasta  el  polvo  •*:  nuestro  vientre  está 
pegado  con  la  tierra. 

26  Levántate  para  ayudamos,  y  redi- 
menos  por  tu  muericordia. 

SALMO  XLV. 
EpitcUamio,  ffeneralmenie  eonfükreuh  como 
pn^tUeo;  en  el  que  bc^fo  la  figura  M  niño 
de  Balomon,  p  tu  su  dtepoeorio  con  la  hija 
(fW  rey  áe^giflo,  m  deaeriben  loM  gracioa  y 
gloria  del  reino  rf«  Orieto,  y  m  dMpoeorio 
con  «K  Iffietiai  y  loe  deberes  de  ítta  para 
ton  eu  Eepoto. 

Al  Miísico  principal  sobre  Sosannimj], 
para  los  bQos  de  Oore.  MasquU :  Can- 
^  clon  de  amores. 

REBOSA  mi  corazón  palabra  buena: 
refíero  yo  al  Rey  mis  obras:  qni 
lengua  aera  como  pluma  de  escribiente 
muy  ligero. 

2  Haste  hermoseado  mas  que  los  hijos 
de  los  hombres':  la  gracia  se  derramó 
en  tus  labios :  por  tanto  Dios  te  ha  ben- 
decido para  siempre. 

8  Ciñete  tu  espada  sobre  el  muslo,  oh 
Valiente,  cqn  tu  gloria  y  con  tu  ma- 
jestad. 

4,T  en  tu  icaria  sé  prosperado:  cabal- 
ga b  sobre  püüabra  de  verdad,  y  de  hu- 
mildad, y  de  Justicia;  y  tu  diestra  te 
ense&uéá  terribles  cósase 

5  Tus  saetas  agudas,  cok  fue  eaeráa 
pueblos  debí^  de  ti,  penetrarúm  en  el 
ooraun  de  los  enemigo*  del  rey. 

6  Tu  trono,  oh  Dios,  eterno  y  para  si- 
emptetf  i  vara  de  justicia  la  vara  de  tu 
zeUia. 

7  Amaste  la  justicia,  y  abomaiste  la 
tanto  te  ungió  Dios,  el  Dios 


tuyo,  con  óleo  de  gozo  sobie  tos  cooi- 
paifierose. 

8  Mirra,  áloe  y  casia  exhalan  todas  tu 
vestidos  en  medto  de  estancias  de  mazfili 
donde  te  han  recreado. 

9  Hijas  de  reyes  entre  tus  ilustres:  eiti 
la  reina  á  tu  diestra  con  adontot  de  oro 
de  Ophir. 

10  Oye,  hija,  y  mira,  é  inclina  tu  ddo; 
y  olvida  tu  pueblo,  y  la  casa  de  tu  |>s- 
dre. 

11  Y  deseará  el  rey  tu  hermosura:  é 
inclínate  á  él ;  porque  él  e«  tu  Señor. 

12  T  las  hijas  de  Tiro/  vendré»  con 

Sresente ;  implorarán  g  tu  fkvor  lo*  licoi 
el  pueblo. 

13  Toda  ilustre  ea  de  dentro  la  hija  dd 
rey :  de  brocado  de  oro  ea  su  vestido. 

14  Con  veatídoa  bordados  seA  llevada 
al  rey ;  vírgenes  en  pos  de  ella :  sus  com- 
panana  smm  traídas  á  ti. 

15  Serán  traídas  con  alegría  y  go»: 
entrarán  en  el  palacio  del  rey. 

16  En  lugar  de  tus  padres*  serín  tus 
hgos,  á  quienes  harás  prüicipes  en  toda 
Is  tierra. 

17  Haré  pervehta  la  memoria  de  tu 
nombre  en  todas  las  generaciones:  por 
lo  cual  te  alabarán  los  pueblos  etemal- 
mente  y  para  siempre. 

SALMO  XLVL 
La  Iffieaia  de  loa  verdaderoa  fletea  no  tieaa  fw 
temer  en  W  mundo,  porque  Lioa  reaUa  en 
medio  de  ella  por  au  Ivtor  y  dnf  anear  M  *«• 
mudiaa  iribvdaelonea. 

Al  M  tísico  principal  de  los  hijos  deOoie 
Salmo  sobre  Alamoth. 

DIOS  e»  nuestro  amparo  y  fortaleza, 
nuestro  pronto  auxilio  en  las  tribu 
laciones. 

2  Por  tanto  no  temeremos,  aunque  la 
tierra  sea  removida,  y  aunque  se  trat' 
pasen  los  montes  al  corazón  de  la  mar. 
8  Bramarán,  turbaránse    sus  aguas 
temblarán  los  montes  á  causa  de  su  bn 
veza.    Selah. 

4  Del  rio  sus  conductos  alegrarán  la 
ciudad  de  Dios,  el  santuario  de  las  tien 
das  del  Altísimo. 

5  Dids  eatá  en  medio  de  ella ;  no  será 
conmovida :  Dios  la  ayudará  al  clarear 
la  maflana. 

6  Bramaron  las  gentes,  titubearon  los 
reinos;  dio  él  bu  voz,  derritióse  la  tierra. 

7  Jehová  de  los  ejércitos  ea  con  noso- 
tros ;  nuestro  refugio  ea  el  Dios  de  Ja- 
cob.   Selah. 

8  Venid,  ved  las  obras  de  Jehová*; 
que  ha  puesto  asolamientos  en  latiena: 

9  Que  hace  cesar  las  guerras  hasta  los 
fines  de  la  tierra ;  que  quiebra  el  arco, 
corta  la  lanza,  y  quema  los  carros  en  el 
fuego. 

10  Estad  quietos,  y  conoced  que  jo  «oy 
Dios :  ensalzado  he  de  ser  entre  las  gen- 
tes, ensalzado  aeré  en  la  tiara''. 

11  Jehová  de  los  ejéroitos  ea  con  noso- 
tros ;  nuestro  refugio  «a  el  Dios  de  Ja- 
cob.  Selah. 

SALMO  XLVII. 

KíMrtame  d  todo  el  nrnnda  A  ta»  áUbaima 

daDioa. 

Al  Mibioo  principal  de  los  hijos  de 
Oore:  Salmo. 

PUEBLOS  todos,  batid  ha  manos; 
adamad  á  Dios  con  voz  de  jtfbilo*. 
9  Porque  Jehová,  el  Altísimo  ea  terri- 
ble; B«y  grande  sobre  toda  la  tierra. 

8  él  sujetará  á  los  podrios  debajo  de 
nosotros,  y  á  las  gentes  debíO<>  ^  °"^' 
tros,  pies. 

4  El  nos  elegirá  nuestras  heredades;  la 
hermosura  de  Jacob,  al  onal  amó.  Sdah. 


'iCff.U. 


SALMO& 


5  SaM4  Dtosb  con  jiibilo,  JchovA  c«n 
«mido  de  tsooMMMa. 

6  0«ittad  4  S&M.  «WBlad:  canUd  á 
nnestro  Keg,  oaatacL 

7  Porque  Dios  m  el  Rey «  de  toda  la 
tiem :  cantad  eon  intallgenola. 

SReinóDIfM  lobra  las  gentes:  aaentdae 
DkM  ubre  tu  tanto  trono. 

9  Los  ptínelpas  de  loa  pnebloa  se  Jvn- 
Unm  al  pneolo  del  Dioa  de  Abraham : 
iwrqva  de  IMoa  aom  los  eacodoa  de  la 
tiara;  él  ea  mu;  enialwdo. 

SALMO  XLVIII. 

Bofo  (a  Jígtvo  é»  Jmrnmhm  y  M  monto  á» 
Bíok  M  npre$tiUa  ta  Igltala  «»  mm  gloritu 
t  KH^iamta  «a  i>K>f ,  m  di/auor  jf  nt  re- 
fugio. 

Canción  j  Salmo  de  loa  hijos  de  Coie  •. 

GRANDE  e«  Jchová»,  j  digno  de 
wr  en  grande  manera  alanado  en 
la  dudad  de  nuestro  Dios,  en  el  monte 
de  ni  santuario. 

1  Hermosa  proTincia»  el  gozo  de  toda 
la  tiem  e«  el  monte  de  8ion,  á  ios 
lados  del  Aquilón «,  la  ciudad  del  gran 

S  Dios  en  sus  palacios  ca  oonoeido  por 
Rftaalo. 

4  I^raue  hé  aquí  los  veres  de  la  tierra 
se  reunieron  «,  pasaron  todos. 

5  V  viéndola  ellos  así,  maravilláronse 
sobraraanera,  se  turbaron,  diéronse  pri- 
en  á  huir. 

6  Tomólos  álU  temblor ;  dolor,  eomo  á 
mujer  que  pare. 

7  Con  Tiento  Solano  quiebras  ttf  las 
naves  de  Tanis. 

8  Como  lo  oimoa,  asi  hemos  visto  en  la 
ciudad  de  Jehová  de  los  ejércitos,  en  la 
ciudad  de  nuestro  Dios :  afirmarála  Dios 
paratíempre.   Selah. 

9  Esperamos  tu  misoriconUa,  oh  Dios, 
ea  medio  de  tu  templo. 

10  Conforme  á  tu  Nombre,  oh  Dioa, 
así  ei  tn  loor  basta  loa  fines  de  la  tierra : 
de  justicia  está  llena  tu  diestra. 

11  Alegraráse  el  monte  de  Sion;  se 
gozarán  las  hijas  de  JudA  por  tiu  jui- 
eioi. 

18  Aadad  al  rededor  de  Sion,  y  rode- 
adla: contad  sus  torres. 

U  Poned  vuestro  corazón  &  su  ante- 
muro, mirad  sus  palacios,  uara  que  lo 
contéis  k  la  generación  Teoioera. 

14  Porque  este  Dios  et  Dios  nuestro 
etemalmente  j  para  si«npre:  él  nos 
capitaneará  hasta  la  muerte. 

SALMO  XLIX. 
iV«Mfai4  y  mteroUt  por  vHtir  ile  lot  fiu 
f*  caUoii  áe  m  protperldad  m«ml«Mie. 
Ml«tai4  Um  MM  Ume»  m  J)io$  m 
rana. 

Al  Ifíiaico  principal.    Salmo  para  los 

h^os  de  Core. 
AID  esto,  pueblos  todos;   escuchad, 
^  habitadores  todos  del  mundo: 

2  Así  los  plebeyos  como  los  nobles,  el 
ih»  y  el  pobre  Juntamente. 

8  Mi  boca  habiari  sabiduría ;  y  el  pen> 
■■miento  de  mi  coraaon  inteligrácia. 

4  Acomodaré  á  tijemplos  mi  oido :  de- 
cl*nré  eon  el  harpa  ru  enigma. 

(  i  Por  qué  he  de  temerá  en  los  días 
de  adrenidad,  maíllo  la  iniquidad  de 
mi»  insidiadores  me  cercare  ? 

6  Los  que  confian  en  sus  haeiendas,  y 
«B  la  mudiedumbre  de  sus  riquezas  se 
>ctaa,  ^ 

7  Ninguno  de  ellot  podrá  en  manera 
«ioaa  redimir  al  hermano,  ni  dar  á 
l'Maaa  rescate  b. 

8  Pon|ue  la  redención  de  su  vida  es  de 
pna  precio;  y  no  se  hará  jamas 


tolo 


9  Qn«  viva  adelante  para  siempre,  y 
nunoa  vea  la  sepultura. 

10  Pues  se  ve  que  mueren  loa  sabio*, 
asi  eomo  el  insensato  y  él  nado  peseocn, 
y  dqjan  á  otros  «US  rlqueaas  •. 

11  En  su  interior  Hemm  qne  sus  easas 
atrén  eternas,  y  sus  hrtiittciones  pa^ 
generación  y  gencradoa:  llamaton  fcus 
tierras  de  sus  nombres  < 

IS  Mas  el  hombre  no  permanaocrá  en 
honra* :  es  semejante  á  lis  bestias  que 
perecen. 

18  Este  su  camino  m  tu  looura:  oon 
todo  corren  sus  descendientes  por  el  di- 
cho de  elios.   Sdah. 

14  Como  rebafkts  sarán  pácelos  «n  la 
seimltua,  la  muerte  se  cebará  en  ellos  ¡ 
V  (os  rectos  se  ense&orearán  de  ellos  por 
la  maflana/:  y  se  eonsumirá  su  talen 
parecer  en  el  sepulcro  de  su  morada. 

15  Empero  Dios  redimirá  mi  vida  del 
poder  de  la  sepultura,  cuandb  me  to- 
mará. Selah. 

10  Vio  iem'ás  cuando  se  enriquece  al- 
guno, cuando  aumenta  la  gloria  de  su 
casa: 

17  Porque  en  muriendo  no  llevará  na- 
daf ,  ni  oescenderá  tras  él  su  gloria. 

18  Si  bien  mientras  vivieM,  diíA  di. 
ehosa  á  su  almaA :  y  til  tetái  de  A  loado 
cuando  bien  te  tintares, 

19  Entrará  á  do  ettá  la  generación  de 
sus  padres :  no  veuán  lúa  para  siempre. 

80  El  hombre  en  honra  mte  no  enti- 
ende, semejante  es  á  laa  bestias*  que 
perecen. 

SALMO  L. 
X^atad  (fa  DioB  tn  m  If/tUta.  JSt  aífvt  A 
JMot  aeepUtíememUt  mo  fot  Im  etrmumiai 
Mltriere§rinó  por  M  «utto  iuUrior  y  la  jw- 

Salmo  de  Asaph. 

EL  Dios  de  dioses,  Jehová  ha  ha- 
blado, y  convocado  la  tierra  desde 
el  nacimiento  áá  sol  hasta  donde  se 
pone. 

8  De  Sion,  pcrÜMcion  de  hcnnoaura, 
ha  Dios  resplandecido  «. 

S  Vendrá  nuestro  Dios,  y  no  callará: 
fu^o  consumirá  delante  de  A^,  y  en 
derredor  suyo  habrá  tempestad  graiide. 

4  Convocará  á  los  cielos  de  arriba,  y 
á  la  tierra,  para  juzgar  á  su  pueblo. 

A  Juntadme  mis  santos ;  los  que  hici- 
eron conmigo  pacto  con  sacrificio. 

e  T  dentmdarán  e  los  cielos  su  justicia ; 
porque  Dios  e«  el  juez.  Selah. 

7  Oye,  pueblo  mió,  y  hablaré  ¿:  et- 
euehot  Israel,  y  testificaré  «wntra  tí :  Yo 
soy  Dios,  el  Dkw  tuyo. 

8  No  te  reprenderé  sobve  tus  sacrifi- 
cios, ni  por  tus  holocaustos,  que  delante 
de  mí  están  siempre. 

9  No  tomaré  de  tu  casa  beoenros,  ni 
macho»  cabríos  de  tus  apriscos  «. 

10  Porque  mía  es  toda  bestia  del  bos- 
que, ,y  los  millares  de  animales  que  hay 
en  los  collados. 

11  Conozco  todas  las  aves  de  los  mon- 
tes, y  en  mi  poder  están  las  fieras  del 
cam^. 

18  Si  yo  tuviese  hambre,  no  te  lo  diria 
á  ti ;  porque  mío  es  el  mundo,  y  su  ple- 
nitud/. 

13  i  Tengo  de  comer  yo  carne  de  grue- 
sos  ütros,  o  de  beber  sangre  de  machos 
cabríos? 

14  Sacrifica  á  Dios  alabanzas,  y  paga 
tus  votos  al  Altísimo.     , 

15  £  invócame  en  el  dia  de  la  angus- 
tia A :  te  libraré,  y  tú  me  hom?irás. 

16  Pero  al  malo  d^o  Dios :  ¿  Qu¿  tienes 
ni  que  enarrar  mis  leyes,  y  que  tomar 
mi  pacto  en  tu  boca  •  ? 


*  Be.  2. 16, 
21. 


rfa8a.18.18. 
•8aL8B.& 


/DaB.7.32. 
Val.  4.8. 


«La6l».90. 
*])eB.8B.19. 


•  Se.  S.  18, 
1». 


a  Sal.  48. 2. 
»  SaL  97.  3. 


«  Bal.  97.  e. 
•<]Iie:&l,8. 


•  Mié.  t,  6. 
Heeh.  17. 
35. 

Heb.  10.  4, 
8. 


/Bal.  34.1. 


P  Os.  14.  2. 
H«b.l8.U. 

ABal.l07.C, 
etc. 

Í1S.1.U. 
15. 


SAIiHOS. 


APXO.S.U. 
13. 


(■0.8.U» 

la. 

Bom.  3.4. 
2  P«d.  S.  9. 

"•  BU.  9. 17. 


•IFmLS.9. 


«as^uj,4. 


tb.48.as. 

7  44.  as. 

HeolL8.19. 

o  ti.  48.  as. 

T44.a3. 

Heeh.S.  19. 
i(Piro.aB.lS. 
«28it.lZlS. 


/Job  14.  4. 


aíi.1. 18. 


fftoei, 

Mteateem- 
tiveriodel 


A  Is.  57. 15. 

7«&a. 


i  Bd.  118. 
87. 

■f.48.18. 
•te. 
lI«LS.S,i. 


17  PuM  goA  tii  aborreoM  d  castigo*,  j 
echa*  á  tu  espalda  mis  palabras. 

18  ai  velas  al  ladrón,  tú  conias  con  él ; 
y  con  los  aárfiteros  era  tu  pacte. 

19  Tu  boca  metías  en  mal,  j  tu  lengua 
oomponia  engafio. 

90  Tomabas  asiento,  v  hablabas  contra 
tu  hemumo :  contra  el  hijo  de  tu  ma* 
dre  ponías  infamia. 

91  Estas  cosas  hiciste,  y  jo  he  calla- 
do' :  ¿  pensabas  por  es*  que  de  cierto 
seria  yo  como  ttl  ?  Yo  te  argiUré,  j  pon- 
áxélat  ddante  de  tus  ojos. 

99  Entended  ahora  esto,  les  que  os  ol- 
Tidais  de  Dios*";  na  sea  que  arrebate, 
sin  que  nadie  ot  lilite. 

88  El  que  sacrifica  wlabanaa  me  hon- 
rará M :  y  al  que  ordenare  «s  camino,  le 
mostrase  la  salud  de  IMos. 

SALMO  LI. 
Davíi^  neeodor  vérdaiUramanU  arrqMñUáo, 
pide  hnmitdeiMnfe  á  Dios  qtu  le  perdone 
eemtifique.   Ruega  tanMen  por  toda  la 


J^ffS! 


Al  Miisico  principal :  Salmo  de  David, 
cuando,  después  que  entró  á  Bath- 
sebaha,  vino  á  &  Nathan  el  profeta. 

TEN  piedad  de  mi,  oh  Dios, conforme 
á  tu  misericordia]  conforme  á  la 
multitud  de  tus  piedades  borra  mis  re- 
beliones  fc. 

8  Lávame  mas  y  mas  de  mi  maldad,  y 
limpiame  de  mi  pecado^ : 

8  Poique  yo  reconozco  mis  «ebelio» 
nes  i'  ;  y  mi  pecado  está  siempre  delante 
de  mí. 

4  A  tí,  á  ti  solo  he  pecado  «,  y  he  he- 
cho lo  malo  delante  de  tus  qios :  cot^fié. 
tolo,  porque  seas  reconocido  justo  en  tu 
palabra,  y  tenido  por  puro  en  tu  juicio. 

5  Hé  aquí,  en  maldad  he  sido  for- 
mado/, y  én  pecado  me  concibió  mi 
madre. 

6  Hé  aqui,  tti  amas  la  verdad  en  lo 
bitimo :  y  en  lo  seci«t»  me  has  hecho 
comprender  sabiduría. 

7  Poriflcame  con  hisope,  y  seré  lim- 
pio :  lávame,  y  seré  emblanquecido  mas 
qae  la  nieve  '. 

8  Hacme  oir  gozo  y  álegria ;  v  se  re- 
crearán los  huesos  que  has  abatido. 

9  Esconde  tu  rostro  de  mis  pecados,  y 
borra  todas  mis  maldades. 

10  Otea  en  mí,  <di  Dios,  un  corazón 
limpio ;  y  renueva  un  espirita  recto  den- 
tro de  mí. 

11  No  me  eches  de  delante  de  tí  t  7  no 
quites  de  mí  tu  santo  Espirito. 

19  Vuélveme  el  ftoto  de  tu  salud;  y 
haz  que  el  espíritu  libre  |  me  sustente. 

18  Bnsefiaré  á  los  prevazioadores  tus 
caminos  ;  y  los  pecadores  se  convertirán 
á  tí. 

14  Líbrame  de  homicidios,  oh  Dios, 
Dios  de  mi  salud :  cantará  mi  lengua  tu 
Justicia. 

15  SefioTí  abre  mis  hMos ;  y  publieaii 
mi  boca  tu  alabanza. 

16  Porque  no  auieres  tú  sacrificio,  que 
yo  daría  >  no  qoierBS  holocausto. 

17  Los  sacrificios  de  Dios  «m  el  espí- 
ritu quebrantado:  al  corazón  contrito  y 
humillado*  no  despreciarás  til,  oh  Dios. 

18  Haz  bien  con  tu  benevolencia  á 
Sien ;  edifica  los  muros  de  Jemsalem. 

18  Bnténfccs  te  aeradarán  los  sacrifi- 
cios de  Justicia  f,  el  holocausto  ll  oftenda 
para  ter  del  todo  quemada:  entonces 
ofrecerán  sobre  tu  altar  becerros*. 

SALMO  Llt. 
Reprueba  Ztavtíí  la  eoadaeta  de  Doeg,  p  pn- 
féUta  m  eaeHfo.  Deetara  adenae  «m  teni- 
endo SI  paella  mt  eeperanta  en  la  meerieor- 
dta  de  ÍNm,  leriaproiperado. 


AI  Milsieo  principal :  Masqiril  de  David, 
cuando  vino  Uoeg  I<lBmée«,  y  dio 
cuenta  á  Ssai  diciendole:  D*ni  ha 
venido  á  casa  de  AUmdeeh. 

¿  1)0R  qué  te  glorias  de  maldad,  oh 
Je    poderoso  ?  La  miseriooidia  de  Di- 
os ee  continua. 

9  Agravios  maquina  tu  lenguak ;  oomo 
naví^  amolada  hace  engafio. 

8  Amaste  el  mal  mas  que  el  bisa;  la 
mentira  «,  mas  que  habhur  justicia,  fie- 
lab. 

4  Has  amado  toda  suerte  de  palabru 
perniciosas,  engañosa  lengua. 

5  Por  tanto  Dios  te  denibará  para  A- 
empre  d :  te  asolará,  y  te  airancará  de  t» 
morada,  y  te  desarraigará  de  la  tierra  de 
los  vivientes.  Selah. 

8  Y  verán  los  Justas,  y  temerán';  y 
reiráase  de  ¿I,  dieiendo : 

7  Hé  aquí  el  hombre  mu  no  puso  á 
Dios  por  su  fortaleza,  sino  que  confié  en 
la  multitud  de  sus  ziqueBas/,  y  se  man- 
tuvo en  su  maldad. 

8  Mas  yo  eeiaré  como  oliva  verde'  en 
la  casa  de  Dios :  en  la  misericordia  de 
Dios  confio  perpetua  y  etemaUnente. 

9  Te  alabaré  para  siempre  por  h  qne 
has  becho :  y  esperaré  en  tu  Nombre*, 
porque  ee  bueno,  ddante  de  tus  santos. 

SALMO  Llir. 
Se  el  tnMto  argimentó  iei  Bálmo  XÍT. 

Al  MiUioe  prineiMl:  sobre  Mahalath, 
Masquíl  de  David. 

DIJO  el  nedo  en  su  eorazona:  No 
hay  Dios.  Corrompiéronse,  é  hici- 
eron abominable  maldad* :  no  *a¡r  qui- 
en haga  bien. 

9  Dios  desde  los  cidlos  miró  sobre  los 
hijos  de  los  hombres,  por  ver  si  hay  al- 
gún entendido  que  basque  á  Dios. 

8  Cada  uno  se  habda  vuelto  atrás ;  to- 
dos se  hablan  oorrompido :  no  hag  quien 
haga  bien,  no  hay  ni  aun  uno  «. 

4  No  tienen  cbnóolmlento  todos  esos 
que  obnm  iniquidad,  que  comen  á  oil 
pudl>lo  «orno  H  comiesen  pan :  á  Dio*  no 
han  invocado. 

5  Allí  se  sobresaltaron  de  pavor  donde 
no  habla  motivo  de  miedo  d :  porque  Dios 
ha  esparcido  los  huesos  del  que  asentó 
campo  contra  tí :  loe  avergonzaste,  par- 
que Dios  lo»  desechó. 

9  \  Oh  quien  diese  de  Slon  aidndes  á 
Israel!  En  volviendo  Dios  la  cautividad 
de  su  pueblo,  gozarse  ha  Jacob,  y  ale- 
graráse  Israel «. 

SALMO  LIV. 
Pide  DtMrii  favor  teedra  nu  «memitet,  «f- 
preea  m  eonjkuua  en  JNos,  y  «■  pntímd 
por  haberlo  Ubrado. 

Al  Bflbioo  princteaL:  en  NedODth, 
Masquíl  de  Davidt  cuando  vmleroa 
los  Ziphéos  y  dieron  á  8aul«:  ¿  No 
está  David  escondido  en  nuestra  ti- 
erra? 
OH  Dios,  sálvame  por  tu  Nembn,  y 
con  tu  poder  defiéndeme. 

3  Oh  DiM,  oye  mi  oración ;  eseocha 
las  ra«MMS  de  mi  Iwoa. 

8  Porque  estnSoa  se  han  levantado 
contra  mí,  y  fiíertea  buaeaa  mi  alma: 
no  han  puesto  á  Dio**  delante  de  si. 
Selah. 

4  Hé  aquí  Dios  es  el  qne  me  ayuda;  el 
Seikir  w  con  los  que  soaticnen  mi  vida*. 

5  El  volverá  el  mal  á  mis  enemigaa: 
oórtalos  por  tu  verdad. 

6  Voluntariamente  saeriflearé  á  *it 
alabaré  tu  Nombre,  oh  Jtíhová, 
evbneno. 

7  Porque  me  ha  librado  de  toda 


•U.3Z,tit 


tfltLs;.i 

y  99. 7. 
y«.3. 
•Jar.9.4.S| 


/JobUH 
2S. 

iTLca 

fSd.LS. 
y»tt 


SAUÍO& 


ti»,  y  «I  mte  ■iwwlgni  yktnm  mkojM' 


SALMO  LV. 
«r  to  acmtteu  d»  aéi  flihn»  fa 

Mi  njiMirffifarf  d«  lá  féUíimó*  ÁaM^ 
fktL,j  jHMfte  ««  DfM  m  («NjiMita,  fué 
mr  Kvrado  tía  nu  tmtmUfM,  ittga  atx^fútm 


Al  JClUfio  pfttraipAlf  CB  nc^BOtll  ? 
ÜBMiail  de  David. 

|I18CUCHA«  oh  Slot,  mi  orackm»  j  no 
JCi  te  ctcondas  de  mi  nlpllea. 

2  Eftime  atento,  5  reipóndema :  eia- 
mo  enjoi  onwion,  j  levanto  el  grito, 

8  A  cauta  de  la  vo»  del  enemigo,  por 
la  opresión  del  impio ;  porque  echaron 
(obore  mi  iniquidad,  y  con  furor  me  han 


4  Xi  eenaoB  mA  doloroto  dentro  de  mí, 
y  tecroret  de  muerte  « lohre  mi  han  eaido. 

5  Temor  y  temblor  tintaron  tobre  mí, 
y  tenor  me  ha  euMcrto. 

6  Y  dije :  |  Quien  me  dfew  alai  eomo 
de  paloma !  volaría  yo,  7  deaoamarla. 

7  Ciertamente  huJxia  l^oe ;  meraria  «n 
d  dfalaito.  Selah» 

8  Apnanraríame  4  eieapar  del  viento 
tempcetnoeo,  de  la  tempeitad» 

9  Deshace,  oh  BeAor,  divide  la  taigna 
de  ellot;  penve  he  viato  violencia  y 
TendHa  en  la  dudad  fr. 

10  Dia  y  noche  la  rodean  aotm  im 
muroa^  é  iniquidad  y  trabí^  ikay  en 
medio  de  ella. 

11  Aaravioa  Am  en  medio  de  efle,  y 
el  fianoe  y  engafio  no  w  apartan  de  tus 
plaza*. 

18  Porque  no  me  afrentó  un  enemice. 
eoM  que  habría  aeportado:  ni  le  auó 
contn  mí  el  que  rae  aborrecía  j  porque 
me  hubiera  ocultado  de  él. 

13  Maa  td,  hombre,  al  parecer  intimo 
ndo,  mi  gida,  y  mi  CúnlUar  «. 

14  Porque  Juntoe  eomunieabano*  nt- 
oaMwelilotMeretot':  &  la  caía  de  Dios 
andalNumM  en  eompalUa. 

15  Condenados  sean  á  muerte,  des- 
ciendan vivos*'  al  Infierno :  porqne  mal- 
dadcB  ikae  en  su  eompaftia,  entre  ellce. 

16  To  a  Dio*  clamaré ;  y  Jehovft  me 
•alvarfc. 

17  Tarde  y  maAana,  v  á  medio  dia 
oraré/  v  olanuuré  i  y  él  oirá  mi  vos. 

18  £1  ha  redimido  .y  «acodo  en  paa  mi 
atanade  la  guerra  contra  mi  j  pues  fue- 
ron  contra  mí  muchos. 

19  Dios  oirá,  y  los  quebrantará  luego 
ét  que  desde  la  antigüedad  pennanece. 
Selah.  Por  cuanto  no  se  mudan,  ni  te- 
raen  i  Dios. 

90  Extendió  sus  manos  contra  sus  pa- 
cilieos :  violó  su  pacto. 

91  AMalidan  mas  que  manteca  bu  pa- 
Ubn»  ie  su  boca,  pero  guerra  Aay  en 
«tt  Concón !  snaviían  sus  palabras  mas 
que  el  aceite,  mas  eilNi  «m  cuchillos. 

9S  Echa  sobre  JdMvá  tu  eaiga,  y  él 
te  BoslentsT&f  t  no  dejará  para  siempre 
caidealjnstoA. 

>3  Mas  tü,  oh  Dios,  harás  descender 
aquellos  al  poxo  de  la  sepultura:  los 
hoBibrcs  sanguinarios  y  engaftadores  no 
denediaiáB  suo  días':  empero  yo  con- 
fiaréentf. 

SALMO  LVI. 
bmim  OmM  «I  /aeor  d»  INss  «a  «ni  ewy 
«nuw  Mi^re,  dd  ew  toHfia  U  Vtartará,  y 

prorntUforUmio  alabarh. 

Al  Xdsioo  principal:  sobre  la  paloma 
■Uendesa  en   parage  mnv  dvtante. 
Mlolitam  de  David,  cuando  les  Phi- 
aOath. 


TBN  mlicsfeorlla  de  mí,  oh  DIoi, 
porque  me  devorarla  el  hombre :  nw 
oprime  combatiéndome  cada  día. 

S  Apdianme  mis  enemigos  cada  día ; 
porque  muchos  «en  loe  que  pelean  cen- 
tra mi,  oh  Altísimo. 
8  Bn  ri  dia  nw  temo,  yo  en  tí  confio*. 

4  ■&  Dka  alabaré  su  palabra ;  en  Dloa 
he  confiado,  no  temeré  lo  que  la  carne 
me  Moleré  o. 

5  Todos  los  días  me  oontrfslaB  mis  ne- 
gocios :  contra  mi  «on  todos  sas  pensa- 
mientos pan  mal. 

•  Rninense,  eseóndense,  mlnm  elloa 
atentamente  mis  pasos,  esperando  m 
aee^o  de  mi  vida. 

7  ¿Escaparán  ellos  por  la  Iniquidad ? 
Oh  Dios,  derriba  con  tu  furor  los  pue- 
blos. 

8  Mis  huidas  has  til  contado :  pon  mis 
lágrimas  en  tu  redoma:  ^  no  «smn  Wlae 
en  tu  libro  ? 

9  Herán  lu^pi  vueltos  atrás  mis  ene- 
migos el  dia  que  yo  clamare;  en  esto 
conoico  que  Dios  Mjpor  mi<L 

10  Bn  Dice  alabaré  m  palabra ;  en  Je- 
hová  alabaré  ««  palabra. 

11  En  Dios  he  confiado :  no  temeré  I9 
que  me  hará  el  hombre. 

18  Sobre  mi,  oh  Dloa,  «eida  tus  veles : 
te  tributaré  alabansaa. 

18  t*onjue  has  librado  mi  vida  de  la 
muerte',  y  mis  pies  de  ealda,  para  que 
ande  delante  de  Dios  en  la  lux  de  los 
que  viven. 

SALMO  LVII. 

eom  oeatio»  d»  ie  fm  m  mgrum  «a  los  jMla- 
tro»,  f»»  d^Mn. 

Al   Mdsioo  vritktápál:   No  destruías: 
Michtam  de  David,  cuando  huyo  de 

delante  de  Saúl  á  la  cueva  «. 

TBN  mlserioonlla  de  mi,  oh  Dles,  ten 
misericordia  de  mi ;  porque  en  tí  ha 
confiado  mi  alma,  v  en  la  sombra  de  tus 
alasb  me  ampararé,  hasta  que  paaen  los 
quebrsRiloe. 

9  Olamaré  al  Dice  Altísfano,  al  IMos 
que  me  flivofuee. 

8  Bl  enviará  desde  loe  deles,  y  me  sal- 
vará de  la  infamia  del  que  meapnim. 
Sriah.  Dloa  enviará  su  misericordia  y 
su  verdad*. 

4  Mi  vida  ettá  entre  leones ;  estoy  echa- 
do entre  kQos  de  hombrea  encendidos 
de  odio :  sus  dientes  «oa  lanaás  y  saetas, 
y  su  lengua  ouohiUo  agudo. 

6  Bnaáiaato  sebee  los  cielos,  oh  Dios ; 
sobre  toda  la  tierra  «*  «ájalos  tu  glorla<f. 

6  Red  han  armado  á  mis  pases :  haae 
abatido  mi  alma :  hoyo  han  cavado  de- 
lante de  mi,  p«iw  en  noedio  de  él  han 
caldo*.  Seliüi. 

7  Pronto  ««M  mi  ooraaob,  oh  Dios ;  mi 
ooraxon  e$tá  dispueste/:  eanCaré,  7  tro- 
varé salmos. 

8  Despierte,  oh  gkiria  mía ;  denlefta, 
salterio,  y  harpa:  levantaréme  de  ma- 


9  AtadMucte  he  «n  loe  pueblos,  oh  8e- 
&or;  cantaré  de  ti  en  las  nadones. 

10  Parque  nande  ««  hasto  los  cielos 
tu  miscneocua,  y  hasta  las  nubes  tu 
verdad. 

11  Ensálzate  sobre  los  cielos,  oh  Dios : 
aobte  toda  la  tierra  «•  «moIm  tu  gloria. 

SALMO  LVIII. 
J)t$eHbt  la  ptrwnldad  é»  las  «lelo* 
•tiMMbi*  «l«a«Mi»  d»  JWw  f««  fai 
jr  tltgrta  Í9U»Jmdo$  emamdñ  etnáa 

Al  Mdslco  principal.  No  destruyas. 
.     MIohtam  de  David. 


•iaa.SB.gb 


*54.*í 


«Be.  1.11. 


rf|aLU&8. 


•18a.  911. 
BaLl4a,tÍt. 


»8aL68.7. 


'8aL«L7. 

•BaL7.U. 
/8al.lO&l. 


CALMOS. 


Bom.S.U. 
*  Jar.  8. 17. 


•Job  8. 10. 
Be.  «.i. 


•aü.9.16. 


«1S«.U.U, 


«SaL  18.48. 


«IB»,  ai.  11, 

ir. 


<IJ«r.U,8S. 


•BaLM.ll. 
/GM.Í.U, 
U. 


*B«I.I&10, 
lU 


OH  ooiigranei«n>  ^  pcanmiclais  en  vor- 
dai  rntuÍBla?  ¿juxgaU  reetamciiCe, 
h^oa  de  los  hombiM  ? 

S  Antea  oon  «1  concón  óbrala  iniqaU 
dadet :  haceU  peaar  la  violencia  de  tu« 
eatraa  manoa  en  la  tierra. 

8  Enijenáronae  loa  impioe  deade  la 
mauix :  dcaearxláronae  dáde  el  vientre 
dt  sus  madras,  hablando  mentira. 

4  Veneno  tienen  lemc^ante  al  veneno 
de  la  aeryiente* :  som  como  impiát  aotdo 
fiM  cieña  au  oidob ; 

5  Qoe  no  oye  la  voz  de  loa  que  encan- 
tan* por  niaa  háliil  que  el  encantador 


6  Oh  Dioa,  quiebra  aua  dientea  en  sua 
boca* :  quiebñ,  oh  Jehov4«  laa  mudaa 
de  eaoa  leoncilloa. 

7  Odrranse  oomo  agnaa  que  ae  van  de 
aujo:  en  enteaando  m  arco  para  iis- 
parar  aua  lactas,  lu^go  aean  hechaa  pe- 
dazoa. 

8  Paaen  elloa  oomo  el  caracol  que  ae 
.dealie:  como  el  abmrtivo  de  mi^,  no 

vean  el  aol «. 

9  Antea  que  vueatraa  ollaa  sientan  d 
Juego  de  lat  espinaa»  aai  vivca,  así  airado 
los  arrebatará  él  con  tempestad. 

10  AlegrarAae  el  Justo  cuando  viere  la 
vennnxa :  aua  piéa  lavará  en  la  aangre 
driimpiorf. 

11  Entáaoea  dirá  el  hombre :  Oicrta- 
mente  hay  ikuto  para  el  justo :  cierta- 
mente hay  Dioa  que  Juxga  en  la  ttenca*. 

SALMO  LIX. 
Otrtiamo  David  td  peUffro,f4ds  A  Dios  favor, 
dsilaraaido las  srtss  ^vMeueiadsmu  sms- 

Al  Müaico  principal.  -  No  destruyas. 
Miehtam  de  David,  cuando  envió 
Saula,  y  guardaron  la  casa  para  ma- 
tarlo. 

LIBRAM  E  de  mis  enemigo*,  oh  Dioa 
mió:  ponme  en  aaivo  de  loa  que 
contra  mi  se  levantan  i. 

8  Líbrame  de  los  que  obran  iniquidad, 
y  sálvame  de  sanguinarios  hombres. 

8  Poiiqtte  hé  aquí  están  acechando  mi 
vida :  hanse  Juntado  contm  mi  fnertea, 
no  por  Calta  mia,  ni  pecado  mío,  oh  Je- 
hová«. 

4  Sin  ddito  mió  cenen  y  ae  aperciben : 
deapierta  para  venir  á  mi  encuentro,  y 
mira. 

6  Y  td,  Jehová,  Dioa  de  ka  cjéroitoa, 
Dioa  de  lanel,  deapierta  para  visitar 
todas  laa  gentea :  no  hayaa  miaericonlia 
de  todos  loa  que  ae  rebelan  can  iniqui- 
dad <  Selah. 

6  Volvefánse  á  la  tarde,  ladrarán  como 
perros,  y  rodearán  la  ciudad. 

7  Bé  aquí  pcdérizán  asiumaKas  con  an 
boca ;  como  cuchillos  en  sua  labios  {  por- 
que diem  i  i  Qnién  la  oye  ? 

8  Ma«  tü,  Jtfwvá,  te  reirás  de  eUoo,  te 
burlarás  de  todas  las  gentes. 

8  A  causa  de  su  ftiena  esperaré  yo  en 
ti :  porane  Dioa  ss  mi  deftmaa. 

10  El  Dios  de  mi  misericordia  me  pre- 
vcndiá :  Dioa  me  haiá  ver  en  mi*  ene- 
migoa  etj  i^esao*. 

11  No  los  matarás/,  poique  mi  pueblo 
no  ae  <dvide :  haxloa  vagar  con  tu  for- 
taleza; y  abáteloa,  oh  Jehová,  eacudo 
naeatio, 

Ig  For  el  peeado  de  au  boca,  por  la 
palabra  de  aua  labioa :  y  aean  presos  por 
su  soberbia,  y  por  la  maldición  y  men- 
tfaca  que  Mofieren. 

18  Acáoala»  oon  fbror,  acábalo*,  y  no 
sean ;  y  tcpan  que  Dioa  demina  en  Jaoob 
haata  ios  nnes  de  la  tierra.  Selah  9. 

14  Vuelvan  puea  á  La  tarde,  y  ladren 
como  perro*,  y  rodeen  la  ctndad. 


16  Anden  «Uo*  enrantea  para  Aafisr  fse 
comer :  y  si  no  ae  saeiaien,  murmann. 

16  Yo  empero  cantaré  tu  fortaleza,  y 
loaré  de  maliana  tu  niisericonlia:  por- 
ane has  sido  mi  amparo  y  refugio  en  A 
ola  de  mi  anguatla. 

17  Fortaleca  mia,  á  tí  cantaré ;  porqo* 
erts  Dios  de  mi  amparo.  Dios  de  mi 
misericordia. 

SALMO  LX. 
Pids  Daaid/avsr  é  Dios  oouiraisssasmtm. 
I»  prospars  dssfuss  ds  hálmii 


O' 


y  «M  (»  prosfsrs  dsspuss  ds  mmtw  «■«» 
gado,  pmss  U  ia  ksdko promsia  duB». 

Al  Mttsloo  principal:  sobre  SusaB' 
Beduth:  Miehtam  de  David,  para 
enaefiar,  cuando  tuvo  guerra  contrs 
Aram-Naharaim  y  contra  Aram  de 
Soba,  y  volvió  Joab,  é  hirió  de  Edom 
en  el  valle  de  laa  saHnas  doce  mu*. 

H  Dios,  td  no*  haa  desechadok,  nos 
disipaste,  te  ha*  airado;  vuélvete  i 
noaotroa«. 

a  Hiciste  tembUtr  la  tierra,  abrísteb' : 
8<ma  sus  quiebras,  porque  titubea. 

8  Has  hecho  ver  á  tu  pueblo  daiu 
coaaa :  hieistenoa  beber  el  vino  de  agi- 
tación'. 

4  Has  dado  á  los  que  te  temen  baads- 
ra/que  aloen  por  la  verdad.  Selah. 

5  Ara  que  se  libren  tus  amadoa:  salva 
con  tu  diestra,  y  ^yemct. 

6  DU»  pronunció  por  au  Santuario: 
Yo  me  alegraré ;  partiré  á  Siohém,  y 
mediré  el  valle  de  Siocoth. 

7  Mío  M  Oalaad,  y  mió  u  Manassé;  y 
Ephraim  es  la  fortaleza  de  mi  cabeza ; 
Judá,  aoi  legislador: 

8  Moab»  la  vaalia  de  mi  lavatorio :  so- 
bre Edom  echare  mi  zapato ;  haz  jdbUo 
sobre  mí,  oh  Palestina. 

9  e'  Quién  me  llevará  á  la  ciudad  Jbr- 
talacida?  ¿  quién  me  llevará  hasta  Ida- 
méa? 

10  Oieitamente  td,  oh  Dioa,  me  nos 
hablas  desechado ;  y  no  sallas,  00  Dios, 
con  nuestro*  ^ércitos  A. 

11  Dáno*  socorro  contra  d  enemigo, 
que  vana  es  la  salud  de  lo*  hombres. 

18  En  Dios  haremos  proeaaa;  y  él 
hollará  •  nueatros  encmigoa. 

SALMO  LXI. 
In^fh"^  Itovid  el  auxitio  ds  Dios  ¡pésala 
eigferíensia  d»  sus  míacrt  «ordúu,  mOMi  «sa- 
jladameñU  ds  la  ssUdMtítai  <b  m  rsho, 
prummeiaudo  así  la  stenUdad  dd  rslao  éi 
VHsto. 

Al  Miisieo  principal,  sobre  Neginah: 


aalmo 


Ipal,  sobn 
de  David. 


0^ 


YE,  oh  Dios,  mi  clamor ;  á  mi  ora- 
ción atiende. 
S  Desde  el  cabo  de  la  tienra  elamaré  á 
tí :  cuando  mi  oonucon  desmayare,  á  la 
pefia  maa  alta  que  yo  me  ccoduzoaa. 

8  Porque  td  haa  aido  mi  tefagio,  9 
torre  de  üortaleía*  delante  del  enemigo. 

4  Yo  habitaré  en  tu  tabernáculo  van 
siempre ;  estaré  seguro  Uyjo  la  cubüsta 
de  tus  alaab. 

5  Porque  tü,  oh  Dios,  has  oido  nU 
votos,  has  dado  heredad  á  los  que  temen 
tu  Nombra. 

0  Dias  sobre  días  afiadir&a  al  rqr :  tos 
alioa  seián  oomo  generación  y  genendott. 

7  Esuiá  pan  ^mpte  delante  de  Dios: 
misericonua  y  veníad  •  prepara,  fus  lo 
conserven. 

8  Así  cantaré  tn  Nombre  pata  tfemp*, 
pagando  mb  votos  cada  dia. 

SALMO  LXII. 
Detiara  David  ssr  m  2Nos  w  tspsrsim  sa^ 
ira  los  mmsmIuaeiouM  ds  sus  laae^aHi  f 
sahorta  é  iodos  A  lo  mismo,  ás/aoés  psr 
iuMesp/alsos  todos  tas 


aALMoa 


•W.J7.M. 


Al  Mtfaloo  prindpal»  á  Jedathim. 
Sumo  de  Bwid. 

F?K  BhM  folaaMiit»  mtk  «eallads  mi 
j;  thoM  t  de  41  tdtiM  mi  talud. 
9  SI  tolameiite  m  mi  ftierte,  ;  mi  ■•• 
hut;  M  mi  icAigÍ0i  no  RtbaUjrd  mnoho«. 
a  ¿  HaMa  cnaade  maquinaréis  oontra 
vn  hombK  ?  pataonéi»  todos  TOMtrM, 
eaeréU  como  parad  aoottada^  «mw 


4  Sdamente  oonanltan  de  amjarb  de 
m  grandesa :  aman  la  mentifai  oon  «u 
boca  bendicen»  pero  maldioenfr  en  siu 
«ntn&a«.  Selah. 

A  Alma  mia,  en  Dio*  lolamente  ve» 
poaa;  porque  de  él  e«  nd  e^ierann. 

gBl  lelamente  e»  mi  faeita  y  mi  mlud; 
cf  mi  roAigie»  no  icebaleré. 

7  En  iMos  cttá  mi  nlvaeion  t  mi 
gloria:  «B  Dhw  mtá  la  roca  de  mi  Cnr- 
tilaa,  y  mi  refbglo. 

8  Eipemd  en  él  en  todo  tiempo,  oh 
pneblfls;  denamad  delante  de  él  vaca- 
tn»  ooraaon*:  Dios  m  nucetro  amparo. 


9  Por  cierto  vanidad  «on  loe  h^oe  de 
los  hombre*,  mentira  loe  h^o*  de  varón : 
peaandolae  á  todo*  igualmente  en  ba- 
luaa.  «rds  menee  que  la  vanidad. 

10  No  oenfleii  en  la  violenola,  ni  en  la 
rapifia :  no  ot  envanexcaie :  li  m  aumen- 
tara la  hacienda,  no  póngala  ti  eoranm 
melle'. 

11  Una  vea  haUd  Dioe;  dos  veces*  he 
flido  esto :  Que  Dios  Cf  la  fbctaleí*/. 

U  T  tqya,  oh  Seflor,  m  la  miieilcor> 
día :  porque  td  peps  á  cada  uno  con- 
fenne  á  tu  obra. 

SALMO  LXIII. 
JDawU  ttrtmUjor  loa  iuieria$,  itdva  tu 
Wm  aswr  4  Vio'tf  «ráitmU  dtato  de  wHmtr 
4  tdtrarU  •»  w  ftnrfiMiHo,  Vhr*  m  ifc  nu 

Salmo  de  David,  estando  en  el  desierto 
de  Jud&«.' 

DIOS,  Dios  mió  «re»  td :  levantaráme 
á  tí  de  mafiana :  mi  alma  tiene  led 
de  tífc;  mi  oame  te  desea  en  tierra  de 
sequedad,  y  transida  sin  aguas  e, 

8  Para  ver  tu  fortaleza  y  tu  gloria', 
así  coNio  te  he  mlradoen  el  santuario. 

3  Porque  mc^jor  et  tu  misericordia  que 
la  vida:  mis  labios  te  alabar&n. 

4  Asi  te  bendeciré  en  mi  vida:  en  tu 
Nombre  alaré  mia  manos. 

A  Como  de  meollo  y  de  grosura  será 
saciada  mi  alma :  y  con  labios  de  JdbUo 
te  alabari  mi  boca, 

0  Guando  me  acordaré  de  tí  en  mi 
lecho,  cuando  nteditaxé  de  tí  cn-las  velas 
de  la  noche. 

7  Porque  has  sido  mi  spcorro:  y  e«f  en 
la  sombra  de  tus  alas  r^o  regocuaré. 

8  Está  mi  alma  apegada  á  ti :  tu  dies- 
tra me  ha  sostenido. 

9  Mas  los  que  para  destrueoion  bus- 
caron mi  alma,  caerán  en  los  sitios  Itaios 
delatlcna. 

10  DestnUránlos  á  filo  de  espada;  se- 
rán pordoa  de  las  zorras. 

U  Smpero  el  rey  se  alegrará  en  Dios ; 
será  alabado  cualquiera  que  por  él  Jura  « : 
porque  la  boca  de  los  que  hablan  men- 
tira seta  oexrada. 

SALMO  LXIV. 
Dai^iifU,  A  Dio,  i^etua  eemlra  mu  «mtmU 

^■"i  Mil*  teyseip^  ar*r%  y  ratea  dMcribf . 
Al  Milrieo  principal :  Sadmo  de  David. 

ESCUCHA,  oh  Dios,  mi  voz  en  mi 
oradon :  guarda  mi  vida  del  miedo 
dm  e&cmiyo. 


a  Eaedndeme  del  saemo  eoNSf^  de  lee 
malignos,  de  la  ean^iBaoieB  de  lea  que 
ohsaa  iniquidad ; 

8  Que  amolaron  su  lengua  como  ev- 
chillo,  y  •  armanm  per  su  saeta  palabra 
amelga*; 

4  Para  asaeteer  á  escondidas  al  AonAre 
íntegro «:  de  improviso  lo  asaetean,  y 
netenaen. 

6  Obstinados  en  su  lalouo  designio, 
tratan  de  esoonder  los  Uuoe,  y  dioea: 
i  Quién  loe  ha  de  ver  ? 

6  Inquieren  iniquidades,  haeen  una 
investigación  e>acta ;  y  el  mtimo  pcnsa 
miento  de  cada  uno  de  elloe,  así  oomo  ti 
oeraaoo,  «e  proAindo. 

7  Mas  Dios  los  herir*  con  saeU' ¡  de 

Tmte  serán  sus  plagas. 
T  harán  caer  sdUw  sí  sos  mismas 
lenguas :  se  espantarán  todos  los  que  los 


los  hombí 
de  Dios,  y 


9  Y  temerán 
anuneiarán  la  obra 
daán  sa  heclio. 

10  Alegraráse  el  Justo  en  Jehová,  y 
oonflaiáse  e»  él;  y  se  gloriarán  todos 
los  reotos  de  oeíaaon. 

SALMO  LXT. 

JMm  «•  ügw  dt  mt  aUbod«.    JeadWoaet 

fue  dtrreflM  «otre  be  Mfoe. 

Al  Mdsioo  prinefpal:  Salmo  y  Oáutlee 
de  David. 

A  TÍ  es  plácida  la  alabanza  en  Sion, 
oh  Dios :  y  á  tí  se  pagarán  los  votos, 
a  Td  oye*  la  oración :  á  tí  vendrá  toda 


8  Palabras  de  Iniquidades  me  sobrepu- 
Jaron :  mas  nuestras  rebeliones  td  las 
perdonarás*. 

4  Didtoto  sf  fite  td  escogieres,  é  hici- 
eres llagar  para  que  habite  en  tus  atrios: 


seremos  saciados  del  bien  de  tu 
de  tu  santo  temple. 

5  Oen  tremendas  cosas,  áedtos  en  Jus- 
ticia, nos  responderte  td,  oh  IHos  de 
nuestra  salud,  esperanza  de  todos  los 
términos  de  la  tierra,  y  de  lo*  mas  re- 
motos «ofi/laee  de  la  mar. 

6  Ttt  el  que  afirma  los  montes  con  t«i 
potencia,  oeilido  de  valentía : 

7  El  que  amansa  el  estruendo  de  tos 
mares «,  el  estruendo  de  sus  ondas;  y  el 
alboroto  de  las  gente*. 

8  Por  tanto  lo*  habitadores  de  los  fin^s 
d* /a  tierra  temen  de  tus  maravillas.  Tú 
haces  alegrar  las  salidas  de  lamafianay 
de  la  tanie: 

9  Visitas  la  tierra,  y  la  rims:  en  gran 
manen  la  enriqueces  con  el  rio  de  Dios, 

Se  e«^  lleno  de  aguas :  ureparas  éí  grano 
ellos,  cuando  así  la  oispones. 

10  Haces  se  empapen  sus  surcos,  haces 
descender  «/  o^fua  en  sus  canales :  ahián- 
dasla  con  lluvias,  Iiendlces  tus  renue- 
vos. 

11  Td  coronas  el  alio  de  tus  bienes ;  y 
tus  nubes  destilan  grosura. 

IS  Destilan  sobre  las  estañólas  del  de- 
sierto ;  y  los  collados  se  ciAen  de  alegría. 

18  Vístanse  los  llanos  de  manadas,  y 
los  valles  se  cubren  «le  grano :  dan  vooes 
de  Jubilo,  y  aun  cantan'. 

SALMO  LXVL 
Bwktrta  á  Uñ»  la  Merra  4  elotar  4  JMm  por 
la»  nutratíUtta»  miÍMHtardtat  f  Aieací  fue 
Aa  keoke  4'*M  iweUo. 

Al  Mdsico  principal :  Oántloo  de  Salmo. 

ACLAMAD  á  Diot  con  alegría,  voeo- 
.  tro»  Ifu  de  toda  la  tierra: 
a  Cantad  la  gloria  de  su  Nombre :  po- 
ned gloria  en  tu  alabanza. 
8  I^cid  á  Dios :  ¡  Cuan  terrible  erta  en 


••aLIfcn. 
y  47. 4. 
»  Jsr. ».  8. 
•BsLU.a. 


<f  Bal.  7.  IS. 


•BS1.A4. 


•8sl.a.7. 
»8al.8C8. 


•  Sal.  8».  9. 
Hat  8. 36. 


'  Is.  14. 12L 


ÜÍÁTAfngL 


'  H.  14  ti. 


»  8«L  11. 4. 
788.18. 


*  la.  48. 10. 
1  FbiL  1. 7. 
'Oa.7.1X 


*8kl.3«.2. 
11. 

/Pro.  28. 9. 
Is.  1. 16. 
Juan  9. 31. 
8u«*.  4.  8. 


«8«1.  4.8. 


b8ál.8S.U. 
JSi.8117. 
0«.3.S1^ 

«  Stl.  23. 87. 


•Na.lOL3& 


tnaobnw!  Porlo  grande  de  tn  ÜMialcni 
te  mentlráii-tiu  «nemlfto*. 

4  Toda  la  tierra  te  adonui,  v  caatuAa 
&  tí:  oftiilaráa  á  4u  Nombre.    Belah. 

5  VcBid,  7  ved  iM  ofeanM  de  Dios :  ter> 
Tibie  en  hechoe  lobre  loe  hijos  de  loe 
hombres. 

fl'VolTió  la  mar  en  seeo«:  por  el  xio 
panion  ¿  pié :  allí  en  él  nos  aleñamos. 

7  El  se  enseftarea  con  su  Cottateca  pan 
siempre :  eus  «¡Jos  atalayan  sobre  las  mi». 
tesA :  los  rebeldes  no  serán  ellos  enedta- 
dos.   Selah. 

S  Bendecid,  pueblos,  4  nuestro  Dioe, 
y  haeed  oír  la  toz  de  su  alabanza. 

9  El  e«  el  que  puso  nuestra  alma  en 
vida,  j  no  permitid  que  nuestros  pies 
resbalasen. 

10  Porque  td  nos  probaste,  oh  Dios ; 
ensavástenos  como  se  afina  la  plata  «. 

11  Nos  metiste  en  la  red';  pusiste  a- 
pretura  en  nuestros  lomos. 

IS  Hombres  hiciste  subir  sobre  nuestra 
cabeza;  entramos  en  fuego  y  en  aguas, 
y  sacástenos  &  hartara. 

18  Entraré  pus*  en  tu  casa  con  bolo- 
caustos :  te  pagaré  mis  retos, 

14  Que  pronunciaron  mis  labios,  y  ha- 
bló mi  boca,  cuando  ancnitiado  estaba. 

15  Holocaustos  de  anmale*  cebados  te 
ofrecerá,  eon  perfume  de  cameros:  sa« 
«vifioaie  bueyes  y  machos  oabxíos.  Selah. 

16  Venid,  oid  todos  los  que  teméis  & 
Dios,  y  contaré  lo  que  ha  hecho  á  nü 
alma*. 

lY  A  él  clamé  con  mi  boca,  y  ensalzado 
Alé  oon  mi  lengua. 

18  Si/ en  mi  corazón  hubiese  yo  mirado 
á  la  iniquidad,  el  Sefior  no  me  oyera. 

19  Moa  ciertamente  me  oyó  Dios;  aten- 
dio  á  la  TOZ  de  mi  suplica. 

SO  Bendito  Dios,  que  no  echó  de  ti  nú 
oxadon,  ni  de  mi  su  misericordia. 

SALMO  liXVlI. 

Onelm  dt  le  lalmla  por  la  mnptigaií»»  6a 

reJmo  4t  JMm  t»  teje  el  mmmdé. 

Al  M^sioo  prlnolpid,  en  Neginoth. 
Salmo  de  Oántico. 

DIOS  tensa  misericordia  de  nosotros, 
y  nos  bendiga;  haga  resplandecer 
su  rostro  sobre  nosotros  «.    Selah. 

fi  Para  que  sea  conocido  en  la  derra  tu 
camino ;  en  todas  las  gentes  tu  salud. 

8  Alábente  to«  pueblos,  oh  Dios ;  alft> 
beate  los  puebbis  todos. 

4  Alégrente,  y  gócense  las  gentes,  en- 
ando  Juzsftres  los  pud>los  con  equidad, 
irdures  las  naciones  en  la  tierra. 


5  Alábente  los  pueblos,  oh  Dios ;  todos 
los  pueblos  te  alabea.  • 

6  t<a  tierra  dará  su  flrntot :  nos  benda- 
cirá  blos,  el  Dios  nuestro. 

7  Bendíganos  Dios,  y  témanlo  todos  los 
flnes  de  la  tierra». 

SALMO  LXVIII. 

Edtorta  A  atabtr  A  JMos  por  l«  vietúHm  «m 
ha  dmáa  eitm/n  A  m  mmU»  d»  tcdp»  eue 
mmigee.  Ká  eimtiom  Mm^al  de  U  wUla- 
rUáeOrido. 

Al  Mrisleo  pttadpai  e  Salmo  deeaneloa 

de  David. 
T  EViÍNTBSE  Dioe, 


_  ,  esparcidos 

MJ  sus  en«migos«,  y  huyan  de  su  pre- 
sencia los  que  M  aborrecen. 

fi  Como  es  lanzado  el  humo  Um  lanta- 
rés :  oomo  se  derrita  la  cera  delante  del 
fuego,  asi  perecerá!»  los  impíos  delante 
de  Dios. 

8  Mas  ios  Justos  se  alegrarán;  gozarse 
han  delante  de  Dios,  y  saltarán  de  ale- 
gría. 

4  Oantad  á  Dloa,  oantad  nlmot  á  lu 


Nombre :  ensalzad  ál  que  sube  wbre  hs 
cielos  en  JAH  su  nombre,  y  akgrfei 
delante  de  él. 

6  Padre  de  fanécteiea,  y  dofthsar  de 
Tiudas,  «fb  Dios  en  la  morada  de  sd 
Santuario: 

6  Bl  Dios  que  haoe  habUar  en  &biOÍs 
los  ffiie  eetabmm  solos ;  que  saca  á  loi  s- 
pridonados  oon  grillos:  mas  los  rsbddei 
habitan  en  sequedad*. 

7  Oh  Dios,  cuando  til  saliste  datante  ie 
tu  pueblo,  cuando  anduviste  per  d  de- 
sleeto,  Selah, 

8  la  tieira  tembló';  también  desta»- 
ron  los  cielos  á  la  presenola  de  Dios: 
aquel  81nai«  tembló  delante  de  Dk», 
del  Dios  de  Israel. 

9  Abundante  Uuvla  esparciste,  oh  Dios, 
á  tu  heredad/;  y  cuando  se  cansó,  td  Is 
reereaate. 

10  Les  que  son  de  tu  grey  han  moiado 
en  ella:  por  cu  bondad,  oh  Dice,  tatn 
provisto  al  pobre. 

U  El  Seftor  daba  palabra:  de  las 
gellzantes  liaMa  gruide  ijéroito. 

18  Huyeron,  huyeron  reyes  de  ^'rcl- 
tos ;  y  las  que  se  quedaban  en  casa  par 
tian  los  desiwjos. 

18  Bien  que  fbisteis  eohados  entre  k» 
tiestos^,  Mráts  como  las  alas  de  la  palo- 
ma cubierta  de  plata,  y  sus  plumas  oon 
amarillez  de  oto. 

14  Cuando  esparoló  «1  Omnipotente 
los  reyes  en  ella  A,  emblanquecióle  éáe 
oomo  la  nieve  en  Salmón '. 

15  El  monte  de  Dios  *ee€«iiio  el  moati 
de  Basan ;  monte  aUocomo  el  de  Basan. 

10  ¿Per  qué  os  levantáis,  oh  moata 
altos  ?  Este  monte  amó  Dios  pan  m 
asiento':  ciertamente  Jehová  habitaii 
en  U  para  siempre. 

17  Los  carros  de  Dios  son  veinte  luQ  y 
mas  millares  de  ángelM.  El  SeBor  entre 
ellos»,  tomo  «n  Saai  oei  en  d  Ssn 
tuario. 

18  Subiste  á  lo  alto»,  oautiTaste  U 
oautívidad»,  tomaste  dones  para  los 
hombres,  y  también  para  los  rebeldes, 
para  que  habite  enfre  eltoe  '  /AH  Dies. 

19  Bendito  el  Beikir ;  cada  día  nos  cd- 
ma  de  benefteioe  el  Dios  de  nuestra  salud 
Selah. 

80  Dios,  nuestro  Dios  «lene  de  sdrar- 
nos :  y  de  Dios  Jehová  es  el  Ubntt  de  la 
muerte. 

81  Ciertamente  Dios  herirá  la 
de  sAs  enemiigos,  la  eabdiuda  mdlers 
del  que  camina  en  sus  peeados. 

n  El  Sellor  dijo :  De  Basan  haré  vd 
ver,  le  haré  volver  de  los  proAiodos  de 
lamarr: 

te  Porque  tu  pié  se  eutujeceiá  de  san 
gre  de  tus  edemigosr,  y  de  ella  miinm 
U  lengua  de  tus  perros. 

84  Tleron  tus  caminos,  idi  Dios;  los 
caminos  de  mi  Dios,  de  mi  R?,  en  el 
Santuario. 

85  Los  cantores  •  Iban  ddante,  los  tsBe- 
dores  detras ;  en  medio  las  doncdli»  con 
adufiws. 

86  Benfleeid k  Dioa  en  congVMadoMi: 
al  Sefior,  voettnm  de  la  ctttrpe  de  Israd- 

87  Alli  eetiüta  d  Joven  Benjarnta,  le- 
Aoreador  fue  Jké  de  dios,  los  prfndpci 
de  Judá  en  su  congregación,  los  prindpes 
de  Zabulón,  los  pnnclpes  de  NepMaB. 

88  Tu  Dios  ha  ordenado  tu  filena: 
oonflrma,  oh  Dios,  lo  «{ue  has  obnMlo  sn 
nMotros. 

89  Por  razón  de  tu  templo  en  Jenss. 
lara  los  leves  te  oAraoerán  dónese 

80  Reprime  la  reunión  de  gentai  ar- 
madas, la  multflmd  de  toros  eon  los  1^ 
cerras  d«  los  pueblos,  áoda  fue  teim  * 
somatan  oon  «M  piezas  de 


"iK^; 


SoXtliiOS* 


'S8II.17.1. 

«te. 


•8aLS4.4. 

as. 


/Sal.  40.  S. 
7  U9. 17. 

rb.ifi.24, 
25. 


Ais.  48.  4. 


i  Oi.  6. 1, 2. 


»8ia.lS0.8. 
{  Sal.  92. 3. 


•8áL137,ti«. 


«Ia.U.2,6. 

78S.I.I7. 

«8«1.8fi.ll. 


•C  Ii.  SI.  12, 
13. 

«7. 

/2  8*.2S.4. 

06.6.8. 
91  Bey.  4.20, 

24. 

Bd.89.26, 

86. 

Sae.  9. 10. 
k  Uic.  7. 17. 
<  2  Gr.  9.  28, 

24. 

8¿.  46.1a. 

y  68.  20. 

h.49.7. 

lUt2.lL 


8  8aa  llena  mi  boca  de  tu  alabanza,  de 
tu  eloxbi  todo  el  dia. 

9  No  me  deaeche«  en  el  tiempo  de  la 
T^ex;  cuando  mi  filena  se  acabare,  no 
me  desamparea. 

10  Porque  mis  enemigo*  han  tratado 
de  mi,  y  los  que  acechan  mi  alma  con- 
sultaron Juntamente  ', 

11  Dioiexuio :  Dio»  lo  ha  d^ado :  per- 
seguid y  tomadle,  porque  no  hay  quien 
le  libre. 

19  Oh  Dios,  no  te  alejes  de  mi:  Dios 
mió,  acude  presto  á  mi  socorro. 

18  Sean  aTergonzados,  fallezcan  los 
adversarios  de  mi  alma ;  sean  cubiertos 
de  vercfLenza  y  de  confusión*  los  que 
mi  mal  buscan. 

14  Mas  yo  siempre  esperaré,  y  aüadiré 
sobre  toda  tu  alabanza. 

15  Mi  boca  publicara  tu  Justicia  jf  tu 
salud  todo  el  dia,  aunque  no  sé  el  nii- 
mero  dé  etliu/. 

16  Tendré  á  las  valentías  del  Sefior 
Jehová :  haré  memoria  de  sola  tu  jus- 
ticia«. 

17  Oh  Dios,  ense9¿steme  desde  mi  mo- 
cedad; y  hasta  ahora  he  manifestado 
tus  maravillas. 

18  Y  atm  Hguiré  hasU  la  yejez  y  las 
canas:  oh  uTos,  no  me  desampares*, 
hasta  que  denuncie  tu  brazo  á  la  pos- 
teridad, tus  valentías  á  todos  los  que 
han  de  venir : 

19  Y  tu  justicia,  oh  Dios,  hasta  lo  ex- 
celso ;  porque  has  hecho  grandes  cosas : 
oh  Dios,  ¿  quién  como  tü  ? 

80  Tú,  que  me  has  hecho  ver  machas 

Xstias  y   males,  volverás  á  darme 
■',  y  de  nuevo  me  levantar&s  de  los 
abismos  de  la  tierra. 

81  Aumentarás  mi  grandeza,  7  volve- 
rás á  consolarme. 

92  Asünismo  yo  te  alabaxé  con  instru- 
mento de  salterio*,  oh  Dios  mió:  tu 
verdad  cantaré  yo  á  tí  en  el  harpa^,  oh 
Santo  de  Israel. 

93  Mis  labios  cantarán,  cuando  4  tí 
salmeare,  y  mi  alma,  á  la  cual  redi- 
miste. 

94  Mi  lengua  hablará  también  de  tu 
justicia  todo  el  dia ;  por  cuanto  f\ieron 
avergonzados,  porque  fueron  confusos 
los  que  mi  mal  procuraban. 

SALMO  LXXII. 
Bttío  la  figura  de  Salomo»  pro/tiita  DctUA  d» 
Orillo,  de  «u  oficio,  de  la  gloria,  felieidad  y 
pn^fagaeton  as  «u  rñno. 

Para  Salomón  «. 

OH  Dios,  da  tus  juicios  al  rqr,  y  tu 
justicia  al  h^o  del  rey. 
9  Él  juzgará  tu  pueblo  con  justicia,  y 
tus  afligidos  con  juicio  h, 

8  Los  montes  llevarán  pax  al  pueblo  e, 
y  los  collados  Justicia. 

4  Juzgará  los  afligidos  del  pueblo,  sal- 
vará los  hijos  del  menesteroso,  y  que- 
brantará al  violento  d. 

5  Temerte  han  mientras  duren  el  sol 
y  la  luna,  por  generación  de  genera- 
ciones*. 

6  Descenderá  como  la  lluvia  sobre  la 
yerba  cortada/;  como  el  rocío  que  des- 
tila tabre  la  tierra. 

7  Florecerá  en  sus  dias  justicia,  y  mu- 
chedumbre de  paz,  hasta  que  no  haya 
hma. 

8  Y  dominaiA  de  mar  á  mar,  y  desde 
el  rio  hasta  los  cabos  de  la  tierra^. 

9  Delante  de  él  se  postrarán  los  Etio- 
pes; y  sus  enemigos  lamer&a  la  ti- 
erra*. 

10  Los  r^es  de  Tharsis  y  de  las  islas 
traerán  presentes  > :  los  reyes  de  Xeba  y 
de  Seba  ofrecerán  done*. 


11  Y  arrodillarse  han  á  él  todos  k* 
reyes ;  le  servirán  todas  las  gentes. 

19  Porque  él  librará  al  menestamo 
que  clamare,  y  al  afligido  que  no  tavi- 
ere  quien  le  socorra. 

18  Tendrá  misericordia  del  pobre  y 
del  menesteroso,  y  salvará  las  alnus  de 
los  pobres. 

14  De  engallo  7  de  violencia  redimirá 
sus  almas ;  y  la  sangre  de  ellos  será  pre- 
ciosa en  sus  ojos*. 

15  Y  vivirá,  y  dariide  del  oro  de  Xeba, 
y  oraráM  por  él  continuamente ;  todo  d 
dia  te  le  bendedrá'. 

16  Será  echado  un  puBo  de  grano  en 
tierra,  en  las  cumbres  de  los  montes; 
su  fruto  hará  ruido  como  el  Líbano,  y 
fo#  de  la  ciudad  floreoeráa  oomo  la  yacb* 
de  la  tiena. 

17  tSerá  su  nombre  para  siempre,  per- 
petuaráae  su  nombre  mientras  el  lol 
dure :  y  benditas  serán  en  él  todas  las 
gentes :  liamailo  han  bienaventurado. 

18  Bendito  Jehová  Dios,  el  Dios  de 
Israel,  que  solo  hace  maravillas. 

19  T  bendito  su  Nombré  glorioso  pan 
siempre :  y  toda  la  tierra  sea  llena  de  lu 
gloria m.  Amen,  y  Amen. 

90  Acábanse  las  oraciones  de  David, 
l^jo  de  Isaí. 

SALMO  LXXII  I. 

Declara  d  Salmiila  la  terrible  tmkutom  W 
padeeiff  tu  alma  al  ver  la  protptridaade 
(M  malot  t»  etlt  mtindo/  ptro  ategura  que 
tt  tranquiUté  tu  etmñritut  y  m  arraii«  «mu 
m  ttperatua  «n  iMM,  cd  oomatdnar  eém 
«nguMOJia  «•  OAtulIa  froaperUaA,  mh  <«- 
aiado  dura  miueko,  te  aeeíba  c»m  la  vtda. 

Salmo  de  Asaph. 

CIERTAMENTE  bueno  et  Dios  á 
Israel,  á  los  limpios  de  corazón. 
9  Mas  70,  casi  se  deslizaron  mis  pies, 
por  poco  resbalaran  mis  pasos. 

8  Porque  tuve  envidia  de  los  insen- 
satos, viendo  la  prosperidad  de  los  im- 
píos». 

4  Porque  no  hay  ataduras  para  su  mu- 
erte :  antes  su  fortaleza  etlA  entera. 

5  No  están  ellos  en  el  trabafo  hunumo, 
ni  son  azotados  con  los  atrot  nombres. 

0  Por  tanto  soberbia  los  corona:  cü- 
brense  de  vestido  de  violencia. 

7  Sus  ojos  están  salidos  de  gruesos  i: 
logran  con  creces  los  antojos  del  co- 
razón. 

8  Soltáronse,  y  hablan  oon  maldad  de 
htutr  violencia ;  hablan  con  altanería. 

9  Ponen  en  el  cielo  su  boca,  y  su  lengua 
pasea  la  tierra. 

10  Por  eso  su  pueblo  vuelve  la  aUndoii 
aquí,  que  nocivat  aguas  de  lleno  les  son 
exprimidas, 

li  Y  dicen :  ¿  Cómo  pttu  sabe  Dios  ? 
¿  Y  qué,  hay  conocimiento  en  lo  alto  ? 

19  Hé  aquí  estos  impíos,  sin  ser  tur- 
bados del  mundo,  alcanzaron  riquezas. 

13  Verdaderamente  en  vano  he  lim- 
piado mi  corazón*,  y  lavado  mis  manos 
en  inocencia  <<: 

14  Pues  he  sido  azotado  todo  el  dia,  y 
empezaba  mi  castigo  por  las  mafianas. 

15  Si  di^erf  yo,  discurriré  de  esa  su- 
erte ;  hé  aqui  habria  negado  la  nación 
de  tus  Yiijos. 

16  Pensaré  pues  para  saber  esto:  «  á 
mis  ^QS  duro  trab^o, 

17  Hasta  que  venido  al  santuario  de 
Dios,  entendiere  la  postrimería  de  eUos. 

18  Ciertamente  los  has  puesto  en  desli- 
zaderos ¡  en  asolamientos  los  harás  caer. 

19  ¡Oómo  han  sido  asolados!  ¡Cuan 
en  un  punto!  Acabáronse,  fenecieron 
oon  turbaciones. 

90  Como  suefio  dd  que  des|de>ta,afit 


SALMOS. 


Señor,  eaando  despeitam,  mctUMprael" 
vft»  nu  spariendM  «. 

81  Deaazoiuhe  4  U  verdad  mi  coraxon, 
j  en  mil  rlflonea  sentía  puntadas. 
>  Sfi  Mas  JO  era  Ignonxil*,  j  no  enten- 
día/; «n  como  una  bertia  acerca  de  tí. 

98  Con  todo  JO  dempre  t$tuve  contigo : 
trabaste  de  mi  mano  derecha ; 

M  Haime  guiado  según  tu  consejo,  y 
después  me  reciUrás  en  gtoria. 

S5  ¿  A  quién  tengo  jo  en  loa  eieloa  ? 
Y  ñiora  de  tí  nada  deseo  en  la  tierra. 

96  Mi  carne  j  mi  corazón  des&Qecen : 
MU  la  roca  de  mi  corazón,  j  mi  porción 
a  Dios  para  siempre. 

97  Poique  lió  aoul»  loa  oue  se  alejan  de 
ti  pereoñin :  ttf  cortar»  i  todo  aqud 
que  fomicaiMÜo  de  tí  te  aforta. 

98  Y  en  cuanto  4  mí,  el  acercarme  á 
Dios  me  M  el  bien:  he  puesto  en  ei 
8eih>r  Jehová  mi  esperanza,  para  con- 
tar todas  tus  obras. 

SALMO  LXXIV. 
fia^n*  dpnftta  é  Dio»  del  dtíomparo  «i»  m 
fMNo,  y  dlN  «ifrooo  h»eko  par  mu  wmtmigo» 
M  A  ttmUa  w  ewto  divino  ¡  y  ptUU  qvu, 
tmrémitúoi»  de  tm  aWansa  «  ptcm—a»,  oe»- 
iaélmd^emtaáentlgUtía. 

MaaquU  de  Asaph. 

c  "pOR  qué,  oh  Dios,  no»  has  dése- 
X    chado  para  siempre  ?   i  por  qué 

ha  humeado  tu  fUror  contra  las  ov^as 

de  tu  dehesa  «  ? 
9  Acuérdate  de  tu  congregación,  que 

adquiriste  de  tiempo  antiguo ;  cuando  re- 

dimiste  la  vara  de  tu  herSlad,  este  monte 

de  8ion,  donde  has  habitado. 

3  Levanta  tus  pies  á  los  aaolamlentoa 
eternos ;  á  todo  enemigo  que  ha  hecho 
mal  en  el  santuario. 

4  Tus  enemigos  han  bramado  en  me- 
dio h  de  tus  sinagogas :  han  puesto  sus 
divisas  por  sefias. 

5  Cualquiera  se  hacia  fiímoso  según  que 
habla  levantado  d  hacha  sobre  loa  gme- 
MS  maderos  para  et  tantuarto, 

9  Y  ahora  con  hachas  j  martillos  han 
quebrado  todas  sus  entalladuras. 

7  Han  puesto  á  fuego  tus  santuarios, 
han  protanado  ei  tabemiculo  de  tu 
nombre  eckandoh  á  tierra. 

8  Dijeron  en  su  corazón :  Dcstrujámos- 
los  de  una  vez :  han  quemado  todas  las 
dnaeogas  de  Dios  en  la  tierra. 

9  Ño  vemos  ja  nuestras  séllales:  no 
hay  mas  profete ;  ni  con  nosotros  A^^ 
quien  sepa  hasta  cuando. 

10  i  Hasta  cuando,  oh  Dios,  el  angus- 
tiador nof  afrentará  ?  ¿  Ha  de  blasfimuir 
d  enemigo  peroetuamente  tu  Nombre  ? 

11  i  Por  que  retraes  tu  mano,  j  tu 
diestra  ?  ¡por  jui  la  escondes  dentro  de 
tu  seno? 

19  Kmnero  Dios  et  mi  rej  e  ja  de  an- 
tiguo ;  el  que  obra  saludes  en  medio  de 
la  tierra. 

13  Td  hendiste  la  mar  con  tu  fbrta- 
loa':  quebrantaste  cabezas  de  ballenas 
en  bs  aguas. 

14  Ta  magullaste  las  eiibezas  del  Le- 
vtathan « ;  mstelo  por  comida/  al  pueblo 
de  los  desiertos, 

15  Ttf  abriste  fliente  j  riof ;  tü  secait* 
ilof  impetuosos  A. 

18  Tuje  es  él  dia,  tuja  también  es  la 
noche;  td  aparejaste  la  luna  j  d  sol. 

17  Td  estableciste  todos  los  términos 
de  la  tierra :  el  verano  j  el  invierno  tii 
■lanrmasta. 

18  Acuérdate  de  esto,  que  cl  enemigo 
hi  dldio  afrentas  á  JtfiovA,  j  oue  el 
piicblo  bisenaatff  ha  blaaftmado  tu  Nom- 

19  No  entregne*  4  lae  bertlas  ét  idma 


de  tu  t^ola :  j  no  olvides  pan  siempre 
la  eongregadon  de  tus  aíllgidoa. 

90  Mira  •'  al  pacto :  porque  las  tenebro- 
sidades de  ta  nerra  llenas  están  de  habi- 
tadones  de  violencia. 

SI  No  vndva  avergonzado  d  abatido : 
d  afligido  j  d  menestetoao  alabaiéa  tu 
Nombre» 

99  Levántate,  oh  Dios,  aboga  tu  cansa : 
aonéidate  de  oomo  d  Insensato  te  in- 
juria cada  dia. 

88  No  olvides  las  voces  ^e  tus  ene- 
migos :  el  alboroto  de  los  que  se  levan- 
tan oontta  tí  sube  continuamente. 

SALMO  LXXV. 
XNof  «a  áifuú  dé  ttr  «fatal»;  «I  emat  por  m 
AuMeto  abofa  é  imms,  y  MMofae  é  otro», 
WMMte  4  los  f«M  b  ttmtm,  y  oMk  A  loa 

inkpfo». 

Al  Mddoo  pifaielpaU   No  dealmjaa : 
Salmo  de  Asaph.  Oáatloo. 

ALABARÉMOSTE,  oh  Dios,  te  ala- 
baremos ;  que  cercano  está  tu  Nom- 
bre :  cuenten  toda»  tus  maravillas. 

9  Guando  yo  tuviere  tiempo,  jo  juz- 
garé rectamente". 

8  Arruinábase  la  tierra,  j  sus  morado- 
res :  JO  sostengo  sus  columnas  b.  Selah. 

4  D^e  á  los  insensatos:  No  es  infií- 
tuds:  j  á  lo*  Impíos:  No  levantéis  el 
cuernos 

5  No  levantds  en  alto  vuestro  cuerno  ¡ 
no  hablds  con  cerviz  erguida. 

6  Porque  ni  de  Oriente,  ni  de  Ocd- 
dente,  ni  del  desierto  viene  el  ensalza- 
miento. 

7  Mas  Dios,  que  es  el  Juez,  á  este  abate, 
j  á  aquel  enúuza  *. 

8  Porque  el  calis  eHá  en  la  mano  de 
Jehová,  V  el  vino  es  tinto,  lleno  de  mis- 
tura ;  j  el  derrama  del  mismo :  cierta- 
mente sus  heces  chuparán  y  beberto 
todos  los  impíos  de  la  tierra. 

9  Mas  JO  anunciaré  siempre,  cantaré 
alabanzas  al  Dios  de  Jacob. 

10  Y  quebraré  todos  los  cuernos  de  los 
pecadores:  los  cuernos  del  justo  serán 
ensalzados. 

SALMO  LXXVI. 
Dto*  ff«  «Ufrno  fit  MV  aMboAo  por  la»  laani- 
•»Uaf  eoe  que  w  ha  manifeeUuh  m  a«  jm«- 
Uo,  ecn«MMÍo,  dManHOMio,  y  doAaeimáo  d 
toía*  nw  <n«mt|^,  aunque  nuu/uerlu. 

Al  Mütíeo  prinoipal,  sobre  Neginoth. 
Salmo  ó  canción  de  Asaph. 

DIOS  e»  conocido  en  Judá :  en  Israel 
e»  grande  su  nombre  «. 

9  T  en  Salem  está  su  tabernáculo,  j  su 
habitación  en  Siont. 

8  Allí  quebré  laa  saetas  del  arco,  el 
escudo,  j  la  Mpada,  j  tren  do  guerra. 
Selah. 

4  Ilustre  ere»  td,  j  Itaerte,  mas  que  los 
montes  de  caca*. 

5  Los  fuertes  de  oorason  fueron  des- 

dados;  durmieron  su  sueño',  j  nada 
laron  en  sus  manoa  todos  ios  varonea 
fuertes. 

6  A  tu  reprensión,  oh  Dios  de  Jacob, 
d  cairo  j  el  caballo*  fueron  entorpe- 
cidos. 

7  Td,  terrible  «rs«  td :  ¿  j  quién  pa- 
rará delante  de  tí  en  oomensando  tu 
ira/? 

8  Desde  los  éldoe  hldtte  oír  Jnido ;  la 
tierra  tuvo  temor,  j  quedó  suspensa, 

B  Guando  te  levantaste,  oh  Dios,  d 
Juldo,  pera  salvar  á  todos  loe  mansos  de 
la  tierra.  Selah. 

10  Ciertamente  la  ira  del  hombre  te 
acarreará  alabanza:  td  reprlmlráa  d 
resto  de  laa  Iras.  ^    . 

U  Prometed,  j  pagad  4  Jehová  tu- 


•  Osa.  ir.  7, 
8. 

I<m.9&4& 
8d.106.4A. 
Jar.  88.  90, 
21. 


'S8a.S8.S. 
»  Job  9.  & 


'lacl.SL 


dlSa.2.7Jt. 


•8d.48.1. 
ets.     ' 

*8d.  182.11. 

«Oan.4.8. 

iiJar.SLa». 

*Zae.l3.4. 

/Ha.l.& 

1  Contante  I~  '¿H  •If't  •!  pHD- 


i^r  -  "-*■  --"-*  <" 


¡E".KSM3 


Dtmmt/vmr  él m^M^jñ  fw  con- 

■niijiinTi^tmi,  íTiTiSSIUL.' 

Mé^dII  da  Ahí*. 
-riaCUCBA,  laiUs  mt>,  Bl  Iq:  Ib. 
J!j  slhad  ihAii  dUo  1 IH  pilaliiu  di 


|ivq  can  Dk»  ni  a^Hhl. 


HjptyiS  UTDblen  iar  pao/  mmn¿uí 


sVílill* 


SáJMOB, 


•XQ.lt  18, 

ID. 

'bu.}. 

'I1I.IOUÍ 

'IW.U4 


mu. 

J17.». 


ih  10.12. 


V  Pna  mu  eanames  no  «m»  x«etM 
con  ih  4  ntwTteoB  árnica  en  au  pacto. 

n  JBmptro  él>  miaeiieoidioio  perdo- 
naba la  maldad,  y  no  Aw  dnattofa :  7  « 
abundó  tu  miterieordia  pan  apartar  an 
ira,  y  aa  deapertó  todo  au  enoiJo*. 

avTacoBddae  que  araa  oamaj ;  loplo 
que n 7 no  vuelve'. 

40  i  CaaattM  veoea  lo  enaaflaron 


h.llj^ 


txiv. 
rr. 


"Hl 


lia  a. 


te.  112, 


kilo, 


f-s. 


ttJO. 

r.2. 


deiierto«,  lo  enojaron  en  la  aolcdad ! 

41  Y  vaiTian,  7  tenuben  4  Otea,  7  po- 
nian  ttoiite  al  Sanio  de  Israel. 

49  No  te  acordaron  de  su  mano,  del 
dia  oae  loi  redimió  de  anguatia : 

43  Cuando  pato  en  Bglpío  ana  aeSalea, 
y  tm maraTiílaa  en  el  campo  de  Soanb : 

44  T  Tolvld  soa  rioa  en  aaagre*,  y  ana 
conimtaa,  porque  no  beblcaen. 

46  luvld  entre  elloe  «na  miatura  de 
nuMcat  que  kw  comia,  7  ranaa  que  los 
deitnijenm'. 

48  Dio  también  al  pulgón  aua  fhitoa,  y 
MU  trabajos  A  la  langosta  «. 

47  Sus  Tifias  destruyó  con  graniao/,  7 
MU  hhiuerales  con  piedra. 

48  Y  entregó  al  pedrisco  sus  bestias,  y 
al  foMo  ras  ganaoos. 

40  Aivió  sobre  elloa  d  fiíror  de  su 
nfla;  ira,  7  enq)o,  y  angustia,  con  mi- 
lioa  de  malee  iagelea. 

60  Dispuso  el  eamlno  á  au  ftiror ;  no 
eximió  la  vida  de  ellos  de  la  muerte, 
liaó  que  entregó  tu  vida  A  la  mortandad. 

61  S  hirió  á  todo  primogénito  en  £. 
t^og,  laa  prlmiciaa  de  laa  fticraaa  en 
las  tiendaa  de  Oam. 

65  Empero  hbo  salfar  &  an  pueblo  oomo 
M(i>  d«  ovejas,  y  llevólos  por  el  desierto* 
oaateunrebafle. 

68  T  gulóioa  con  seguridad,  que  no 
teviemn  miedo;  y  la  nuur<  oubrid  á 
(US  aaemigoa. 

64  MetiÓMta  deapnaa  en  loa  tóraninos  de 
tu  santuario,  en  este  aoonte  que  ganó  au 
iBanodereoha*. 

66  T  echó  laa  gentea  de  delante  de 
eUos,  7  repartióles  una  herencia  con  cn- 
erdaa  éUtribuida  t,  4  hizo  habitar  en  sus 
moradas  á  las  tribus  de  íirael. 

68  Mas  tentaron  y  enojaron  al  Dios 

Altitfano,  y  no  guarnaron  sus  testimo- 
nios; 

57  iSno  que  se  volvieron,  y  rebelaron 
oomo  sus  padrea :  volviéronse  como  arco 
engañoso. 

ttT  enojáronlo  con  sus  altos,  y  pvovo- 
<w»ilo  &  lelo  oon  sua  eaouHuras  », 

66  Qyóto  Dios,  y  enqióse,  y  en  gran 
oumera  aborreció  á  Israel. 

00  Dejó  por  tanto  éí  tabemieulo  de 
Silo,  la  tienda  en  qm  habitó  entre  los 
hombres: 

41  Y  dio  en  cautividad  au  fortaleza,  7 
su  gloria  en  mano  del  enemigo  «. 

^  Sntregó  también  au  pueblo  A  cu- 
chillo, 7  airóae  contra  au  heredad. 

tt  £1  ftiego  devoró  sus  mancebos,  y 
*o»  viígtees  no  fueron  loadas  m  coiiáM 
nepciato. 

^  8ua  aaeerdotea  cayeron  A  cuehiUo,  y 
MU  ^udaa  no  lamentaron. 

65  Entdnoes  despertó  el  Sefior  A  la 
"asnera  del  que  ha  dormido,  oomo  un 
valiente  que  grita  excitado  dd  vhio ; 

W  £  hirió  A  sus  enemigos  en  las  partes 
posteriores* :  diiSles  perpetua  afrenta. 

97  Y  deaeohó  ei  tabénaáoulo  de  Josqih, 
J  Qo  escogió  la  tribu  de  Ephraim : 

QB  Shio  que  esot^tó  la  tnbu  de  Jlidá^, 
«  monte  de  Siou,  al  cual  amó  «. 

^  Y  edificó  su  santuario  A  manera  de 
«Htfuofa  eminencia  3  como  la  tierra  que 


,  W  Y  eKgid  ABavld  su  tiervo',  y  tomó' 
^  de  laa  autiadM  d*  iM  ovniaa  I 


71  De  tras  las  paridas  lo  «nüo»  p«n 

Íue  apacentase  á  Jacob  au  pueblo •, 7^^  *3Ba.&8. 
arael  au  heredad. 

79  T  apaoentóloe  con  entereza  de  tu 
corason*;  7  pastoreólos  con  la  pericia'  tlBA7.9.4. 
da  sos  manos. 

SALMO  LXXIX. 

B$  <f  mitmo  arfummdo  étí  Bálmo  IiZXIT. 

Salmo  de  Atoph. 

OH  Dioa,  vinieron  laa  gentes  A  tu  be- 
redad*;  el  templo  de  tu  santidad 
han  contaminado  t;  pusieron  A  Jeruaa- 
lem  en  montonea  c. 

8  Dieron  los  cuerpos  de  tus  siervos  por 
comida  A  las  aves  de  los  délos ;  la  carne 
de  tus  santos  A  las  bestias  de  la  tierra. 

a  Derramaron  tu  sangre  oomo  agua  en 
los  alredcdtnes  de  Jerusalem  ;  y  no  hubo 
quien  loe  enterrase  '. 

4  Hemos  afrentada  de  nueatros  veci- 
nos «,  escarnecidos  v  burlados  de  los  que 
eetán  en  nuestros  alrededores. 

a  ¿  Hasta  cuando,  oh  JehovA  ?  ¿  Has 
de  estar  airado  para  siempre  ?  ¿  ArderA 
como  fuego  tu  zelo/  ? 

6  Derrama  tu  ira  sobre  las  gentes  que 
no  te  conocen,  y  sobre  los  reinos  que  no 
invocan  tu  Nombre^. 

7  Porque  han  consumido  A  Jacob,  y  su 
morada  han  asolado. 

8  No  recuerdes  contra  noeotros  las  ini- 
quidades antiguas  A :  anticípennos  presto 
tus  miseiicordias,  porque  estamos  muy 
abatidos  i. 

&  Ayddanos,  oh  Dios,  Salud  nuestra, 
por  la  gloria  de  tu  Nombre :  y  líbranos, 
y  aplAoate  sobre  nuestros  pecadas  por 
amor  de  tu  Nombre. 

U)  Porque  dirAn  las  gentea :  /  Dónde 
eetá  su  Dios  *  ?  Sea  notoria  en  laa  g«- 
tea,  deiente  de  nuertros  ojos,  la  ven- 
ganza de  la  aangre  de  tua  siervos  que  fué 
derramada. 

11  Entre  ante  tu  acatamiento  el  gemido 
de  los  presos':  conConne  A  1*  grandeza,  ISAXO.M. 
de  tu  toazo  pveaerva  A  los  aentenciadea  A 
muerte. 

18  Y  toma  A  nuestros  vecinos  en  su 
seno  siete  tantos  de  su  infamia  con  que 
te  han  deshonrado,  oh  JehovA.*.  •  Sal.  74.18. 

18  Y  nosotros,  pueblo  tuyo,  y  ovejas 
de  tu  dehesa »,  te  alabaremos  para  si-   "  8aL  M,  7. 
empre :  por  generación  y  generación  can- 
taremoa  tua  alatumzaa  «.  '  Is.  48.  ¡U. 

SALMO  LXXX. 
Meeimitmo  atgmmmtío  p  oeauton  dtlpre* 


>  La.  1. 10. 
(Sal.  74. 3. 7. 

9.10. 
Mío.  8. 18. 


'Jar.  14.18. 

7I&4. 

'Den.  28. 87. 
Sal.  M.  14. 


/Sai.  8B.  46. 
Soph.1.18. 

«Jar.  mas. 


A8aL130.8. 
Is.  6i.  9. 

•  Dea.  88. 48. 


6  8aLlU.8. 
iwA  2. 17. 


O" 


Al  Mdalco  principal,  aobre  SosamUm- 
eduth :  Sauno  de  Asaph. 

H  Pastor  de  Israel,  eseudia :  ni  que 
pastoreas  como  A  ov^aa  A  Josepha, 
que  estás  entre  querubines^,  reaplan- 
aece«. 

8  Deapierta  tu  valentía  delante  de  E- 
phralm,  y  de  Beqjamln,  y  de  Manaste^, 
y  ven  A  ralvamoa. 

8  Oh  Dios,  haznoa  tomar*;  y  has  res- 
plandeoer  tu  roatro/,  y  aerémoa  aalvoa. 

4  JehovA,  Dioa  de  loa  cjércitoa,  ¿  haaU 
cuando  humearáar  td  oontra  la  ocadon 
de  tu  pueblo  ? 

5  Dlstdes  A  comer  pan  de  lágrimasJk; 
y  díateles  A  beber  lágrimas  en  gran  abun- 


6  Puaístenos  por  contienda  A  nuestros 
vecinos  i  y  nuestros  enemigoa  ae  burlan 
entre  sí  da  nasa^TM. 

7  Oh  Dios  de  los  «déicitos,  haznos  tor> 
nar;  y  haz  resplandecer  tu  roatro,  y 
seremos  salvos. 

S  Hidste  venir  una  vid  de  Egipto<i 
echaste  las  gentes,  y  phmtástela*. 
9  Limpiaste  ú  Uigar  ddsate  de  día : 


«aa].n.«, 

»2Ba.&2. 
«  8d.  94. 1. 

4Nn.2.18, 

•  ver.  7, 19. 
/lf«i.&S5. 

8d.4.«. 

744.8. 
'Sal.  74.1. 
&8aLtt.S. 

•  la.  6.1,  y. 

Jar.  a.  21. 

6  8aL44.2. 


SALMOS. 


/  S«l.  89. 40, 
41. 


"•  wr.  8, 7. 


o  Sal.  8.  tft. 


6  Na.  10. 10. 

eI«.SS.fM, 

26. 


d  Sal.  114. 1. 


*  Ex.  1. 14. 

/Sz.2.23. 

714.10L 

»  Ex.  17. 2, 7. 

NtLao.ia. 

ADaa.82.a9. 


•  Ek.  90l  a. 


tHedi.7.4a. 

(DNL82.29. 
Ia.48.1& 


C 


"•DeiLSSJS. 


é  hleiate  amigar  sus  ratoes,  j  llenó  la 
tiemi. 

10  Los  montes  flieron  cubiertos  de  su 
sombra ;  j  sus  sarmientos  ooma  cedros 
de  Dios. 

11  Extendió  sus  vastagos  hasta  la  mar, 
y  hasta  el  rio  sus  mugrones. 

IS  ¿  Por  quó  aportillaste  sus  vallados, 
y  la  vendimian  todos  los  que  pasan  por 
el  camino '  ? 

18  Estropeóla  el  puerco  montes,  y  pa- 
cióla la  bestia  del  campo. 

14  Oh  IMos  de  los  ejércitos,  vuelve 
ahora :  mira  desde  el  cielo,  y  considera, 
y  visita  esta  viña ; 

15  Y  la  planta  que  tdantó  tu  diestra,  y 
el  renuevo  que  para  ti  corroboraste. 

16  Quemada  &  fuego  está,  asolada :  pe- 
rezcan aquello»  por  la  reprensión  de  tu 
rostro. 

17  Sea  tu  mano  smre  el  varón  de  tu 
diestra,  sobre  el  hijo  del  hombre  que 
para  tí  corroboraste. 

18  Así  no  nos  volveremos  de  tí ;  vida 
nos  darás,  é  invocaremos  tu  Nombre. 

19  Oh  Jehová,  Dios  de  los  ejércitos, 
haznos  tomar ;  haz  resplandecer  tu  ros- 
tro, y  seremos  salvos  <*. 

SALMO  LXXXI. 
EiAorta  á  alabar  áI>io$^ío$  ¡muffleúta  ra- 
eibidot,  y  á  la  obeiUtiuta  dt  tu  tanta  le^  ¡ 
ta  me  m  m  jNMblo  hubiera  guardado,  Ihoe 
lee  Mlria  iibrado  át  mu  eutrnigot,  y  colnwt- 
doUudehienet. 

Al  Müsico  principal,  sobre  Gitfaith  * : 
Satmo  de  Asaph. 

ANTAD  á  Dios,  fortaleza  nuestra : 
al  Dios  de  Jacob  celebrad  con  jdbll». 
S  Tomad  la  canción,  y  tafted  «t  aduft«, 
el  harpa  deUoiosa  con  el  salterio. 

8  Tocad  la  trompeta  en  la  nueva  luna, 
en  el  día  señalado,  en  el  día  de  nuestra 
solemnidad  b. 

4  Porque  estatuto  et  de  Israel,  orde- 
nanza del  Dios  de  Jacob  c 

5  Por  testimonio  en  Joseph  lo  ha  con- 
stituido, cuando  salió  por  la  tierra  de 
Egipto;  donde  oí  lenguage  que  no  en- 
tendían 

6  Aparté  entonces  su  hombro  de  de- 
bajo de  la  carga ;  sus  manos  se  quitaron 
de  hacer  vasijas  de  barr6  «. 

7  En  la  calamidad  clamaste/,  y  yo  te 
libré :  te  respondí  en  el  secreto  del  true- 
no ;  te  probé  sobre  las  aguas  de  Me- 
riba'.   fíelah. 

8  Oye,  pueblo  mió,  y  te  protestaré: 
Israel,  si  me  oyeres*, 

9  No  habrá  en  tí  dios  ageno ;  ni  te  en- 
corvarás á  dios  estraño. 

10  Yo  »a¡f  Jehová  tu  Dios,  que  te  hice 
subir  de  la  tierra  de  Egipto  * :  ensancha 
tu  boca,  y  henchirla  he. 

11  Mas  mi  pueblo  no  oyó  mi  voz,  4 
Israel  no  me  quiso  á  mí. 

IS  Déjelos  por  tanto  á  la  dureza  de  su 
corazón  k :  caminaron  en  sus  consegos. 

18  ¡  Oh,  si  me  hubiera  oido  mi  pueblo, 
si  en  mis  caminos  I  hubiera  Israel  an- 
dado! 

14  En  una  nada  habría  yo  derribado 
sus  enemigos,  y  vuelto  mi  mano  sobre 
sus  advenarios. 

15  Los  aborxecedores  de  Jehová  se  le 
hubieran  sometido ;  y  el  tiempo  de  dios 
ftacra  para  siempre. 

10  Y  Dioe  lo  hubiera  mantenido  de 
grosura  de  trigo:  y  de  mid  de  la  pfe> 
ora  te  hubiera  saciado  m. 

SALMO  LXXXII. 

Bepnmie  á  loi  iniemo»  maifittradot.  DteUra- 

Ut  tuqíMúfy  tu  eoMgo  ti  noto  Meítrai. 

Salmo  de  Aisph. 


DIOS  está  en  la  reunión  de  los  diosa; 
en  medio  de  loa  dioses  Juzga. 
3  i  Hasta  cuando  Juzgaréis  lujnsta- 
mente,  y  aceptaréis  las  personas  de  bu 
impíos?  Selah. 

3  Defended  al  pobre  y  al  huérfiuio: 
haced  justicia  al  afligido  y  al  nuDec- 
terosoo. 

4  Librad  al  afligido  y  al  necesitado;  U- 
bradlo  de  mano  oe  los  impíos. 

6  No  saben,  no  entienoen,  andan  en 
tinieblas ;  vacilan  todos  los  cimientos  de 
la  tierra  h. 

6  Yo  dije :  Vosotros  mI««  dioses,  é  hi- 
jos todos  vosotros  del  Altísimo. 

7  Empero  como  hombres  mcciriis,  y 
caeréis  como  cualquiera  de  los  tirsnos. 

8  Levánute,  oh  Dios,  juzga  la  tierra: 
porque  tü  heredaráa  en  todas  las  gentes. 

SALMO  LXXXIII. 
Pide  A  IHot  aeuda  m  aoeorro  da  tu  fuMt, 
contra  A  eual  ka»  eomtpirado  to»  reyu  de 
la  tierra,  lo*  de  eerea  y  lot  de  Ifjot,  wiM 
intentot  dejara ;  y  ruega  d  Diot  ¿w  ut 
dtteoneierU  y  dMÍruyo. 

Canción.   Salmo  de  Asaph. 

OH  Dios,  no  tengas  silencio :  no  csUa, 
oh  Dios,  ni  te  estés  quieto. 

5  Porque  hé  aquí  que  l>raman  tus  ene- 
migos ;  y  tus  aborreoedores  han  aliado 
cateza. 

3  Sobre  tu  pueblo  han  consultado  as- 
tuta ^  secretamente,  y  han  entrado  en 
consqo  contra  tus  escondidos*. 

4  Han  dicho  :  Venid,  y  cortémoslos  de 
«er  pueblo ;  y  no  haya  mas  memoria  del 
nombre  de  Israel. 

5  Por  esto  han  conspirado  de  corazón  á 
una :  contra  tí  han  hecho  liga 

6  Los  pabellones  de  los  Iduméos,  y  de 
los  Ismaelitas,  Moabb,  y  los  Agarenos, 

7  Gebal,  y  Ammon,  y  Amalee:  los 
Philistéos,  con  los  habitadores  de  Tiro. 

8  También  el  Assur  se  ha  juntado  oon 
ellos :  son  por  brazo  &  los  hijos  de  Loth. 
Selah. 

9  Hazles  como  á  Madlan«,  como  á 
Sisara  <<,  como  á  Jabín  en  el  atojo  de 
Ciaon: 

10  Hue  perecieron  en  Endor;  fueron 
hechos  muladar  de  la  tierra. 

11  Pon  á  ellos  y  A  sus  capitanes  como 
á  Oreb,  y  como  á  Zeeb«,  y  como  á 
Zeba/,  y  como  á  Salmunna:  á  todos 
los  prlndpes 

12  Que  han  dicho:  Heredemos  pan 
nosotros  las  moradas  de  IMos. 

13  Dios  mió,  pontos  como  á  torbellinos; 
como  á  hojarascas  f  delante  del  viento. 

14  Como  Alego  que  quema  el  moote, 
como  llama  que  abrasa  las  breñas, 

15  Persigúelos  así  con  tu  tempestad,  y 
asómbralos  oon  tu  torbellino. 

16  Llena  sus  rostros  de  vergOenza ;  y 
busquen  tu  Nombre,  oh  Jehová. 

17  Hean  afirentados  y  turbados  para  si- 
empre ;  y  sean  deshoniados,  y  perezcan. 

18  Y  conozcan  que  tu  nombre  «*  Ja- 
hová:  <ó  solo  Altísimo  sobre  toda  la 
tierra. 

SALMO  LXXXrV. 
David,  huyendo  por  lajertetMeiom  de  SesA,  t 
dueando  verte  en  Jerueetlem,  para  mmm- 
n<ear  am  loe  «toe  «n  i¡  divine  ndto,  eoata 
lat  alabamatu  de  ta  I^eita,  f  él  bita  fve 
goea  «I  que  eomumiea  eu  elfo  eoujt. 

Al  Müsico  principal,  sobre  GltUtb. 
Salmo  para  los  tiQos  de  Core. 

¡  r^UAN  amables  son  tus  mondas,  oh 

v/  Jehová  d»  loa  4\)éroltoa ! 

9  Codicia  y  aun  anUantemente  d«sa 
mi  alma  los  attioa  de  J«havá*:  mi  e«- 
raxon  y  noi  cama  oanlaa  al  Dios  «iv«>     | 


íSüSiííejn 


Al  MiiücD  mIiuIpbJ^  8ilmD  pan  ^ 


A  VontsM  Id,  6(Ddt,  «rt  bmai 


°f9U 


Hhui^Sráp  driint 


■mü  FaUtUí»,  7  Tin,  ean  SUopb* 


anudan  d*    Salmc  nn    t«    hU»    de 


SALMO& 


»8ia.4a.7. 


«Job  19. 18. 

etc. 

8ia.Sl.ll. 

7143.4. 
i  Job  19L 14. 
'U88.18. 


/8d.e.8. 
7M.0.  . 
711M7. 


rM.S.3. 


Ajobe.  4. 


•28».  7.11. 


»BftL  108.90. 


«8d.6S.7. 
Mar.  4.  98. 

41. 

I  Egipto. 
XX.I4.9& 
8>1. 87.  4. 
la.&L». 


'  Jvee.  4. 6, 
13. 

'Jofcia.!. 


6  Hanne  puesto  en  el  hojo  profundo, 
en  tinieblas,  en  hondunu. 

7  Sobte  mi  se  ha  acostado  tu  ira,  y 
tne  has  afli|^dob  con  todas  tus  ondas. 
Selah. 

8  Has  aleado  de  mi  mis  conocidos; 
hasme  puesto  por  abominación  c  &  ellos : 
encerrado  estoy  ¿,  y  no  puedo  salir. 

9  Mis  ojos  enfermaron  á  causa  de  mi 
aflicción :  hete  llamado,  oh  JebovA,  cada 
dia  he  extendido  &  tí  mis  manos. 

10  ¿  Harás  tü  milagro  á  los  muertos*  ? 
¿  Levantaránse  los  muertos  para  ala- 
barte? Selah. 

11  ¿  Serk  contada  en  el  sepulcro  tu 
misericordia/,  .y  tu  verdad  en  la  per- 
dicion  ? 

IS  i  Ser&  conocida  en  las  tinieblas  tu 
maravilla,  ni  tu  Justicia  en  la  tierra  del 
olvido  ? 

18  Mas  yo  A  tí  he  clamado,  oh  Je- 
hov& ;  y  dé  maftana  mi  oración  te  pre- 
vino'. 

14  ¿  Por  qué,  oh  Jehová,  desechas  mi 
alma  ?  4  por  qué  esconda  de  mi  tu 
rostro? 

15  Yo  M9  afligido  y  menesteroso  -.  desde 
la  mocedad  he  llevado  tus  terrores  A,  he 
estado  medroso. 

18  Sobre  mí  han  pasado  tus  iras;  tus 
espantos  me  han  cortado. 

17  Hanme  rodeado  como  aguas  de  con- 
tinuo :  hanme  cercado  &  una. 

18  Has  aleado  de  mí  el  amigo  y  el 
compafiero ;  y  mis  conocidos  «e  uctmien 
en  la  tiniebla. 

SALMO  LXXXIX. 
BgeofiUda  a  teimittakupnmuaB  de  toprw- 
perldad  «  «fentidori  <M  trono  de  David, 
Jlgmra  del  reino  de  Orieto;  «  dupae»  de  re- 
tardar  la  grtmdtea,  homáaA,  y  jeMitia  de 
Dioe^pCdele  remedio  y  dtfemea  eomtra  d pre- 
texte menoeeaho  de  luptieblo  y  reino. 

Masquil  de  Ethan  Ezrahita. 

LAS  misericordias  de  Jehová  cantaré 
perpetuamente :  en  generación  y  ge- 
neración haré  notoria  tu  verdad  con  mi 
boca. 

2  Porque  dije :  Para  siempre  será  edi- 
ficada tu  misericordia;  en  los  mismos 
cielos  apovaris  tu  verdad. 

8  Hice  alianza  con  mi  escogido ;  Juré  á 
David  mi  siervo  «,  diciendo : 

4  Para  siempre  confirmaré  tu  simiente, 
y  edificaré  tu  trono  por  todas  las  gene- 
raciones. Belah. 

5  Y  celebrarán  los  cielos  tu  maravilla, 
oh  Jehová;  tu  verdad  también  en  la 
conmgacion  de  los  santos. 

8  Porque  ¿  quién  en  los  cidos  se  igua- 
lará con  Jehová  ?  t  Quién  será  seme- 
jante á  Jehová  entre  los  hijos  de  los 
potentados  i  ? 

7  Dios  terrible  en  la  nande  congrega- 
ción de  los  santos,  y  formidable  sobre 
todos  euantoe  eetán  alrededor  suyo. 

8  Oh  Jehová,  Dio*  de  los  «gércitos, 

¿quién  como  tú?   Poderoso  ere$,  Je- 
ová,  y  tu  verdad  eetá  en  tomo  de  tí. 

9  Tu  tienes  dominio  sobre  la  bravura 
de  la  mar«:  cuando  se  levantan  sus 
ondas,  tü  las  sosiegas. 

10  Tü  quebrantaste  á  RahabO  derri- 
bandole  como  muerto:  con  el  brazo  de 
tu  fortaleza  esparciste  tus  enemigos. 

11  Tuyos  los  cielos,  tuya  también  la 
tierra :  el  mundo,  y  su  plenitud,  tü  lo 
ftindaste. 

19  Al  Aquilón  y  al  Austro  tü  los  eri- 
aste :  Tabor  d  y  Hermon  •  cantarán  en 
tu  Nombre. 

18  Tuyo  el  brazo  con  valentía ;  Alerte 
es  tu  mano,  ensalzada  tu  diestra. 
,  14  Justicia  y  Juicio  «on  el  asiento  de  tu 


trono/ :  misericordia  y  verdad  van  de- 
lante de  tu  rostro/. 

15  Bienaventurado  el  pueblo  que  ssbe 
aclamarte:  andarán,  oh  Jéborá,  4  Is 
luz  de  tu  rostro. 

16  En  tu  Nombre  se  alegrarán  todo  el 
día :  y  en  tu  Justicia  serán  ensalzado*. 

17  Porque  tü  eree  la  gloria  de  sn  for- 
taleza ;  y  por  tu  buena  voluntad  enial 
zaras  nuestro  cuerno. 

18  Pon|ue  Jehová  ea  nuestro  escodo; 
y  nuestro  rey  ei  del  Santo  de  Israel*. 

19  Entonces  hablaste  en  visión  i  ta 
santo,  y  dUiste :  Yo  he  puesto  el  socono 
sobre  valiente ' ;  he  ensalzado  iw  esco- 
gido de  mi  pueblo. 

90  Hallé  á  David  mi  siervo;  nngíloeoo 
el  aceite  de  mi  santidad  *. 

SI  Que  mi  mano  será  firme  con  él'; 
mi  brazo  también  lo  fortificará"*. 

82  No  lo  avasallará  enemigo,  ni  hijo 
de  iniauidad  lo  quebrantará. 

83  Mas  yo  quebrantaré  delante  de  & 
sus  enemigos,  y  heriré  á  sus  aborrece- 
dores. 

24  Y  mi  verdad  y  nü  nüserlcordia  u- 
rán  con  él ;  y  en  mi  nomlnre  seiá  en- 
salzado su  cuerno. 

25  Asimismo  pondré  su  mano  en  la 
mar  «•,  y  en  los  ríos  su  diestra. 

26  El  me  llamará ;  Mi  padre  ercí  tii, 
mi  Dios,  y  la  roca  de  mi  salud. 

97  Yo  también  le  pondré  por  primo- 
génito», alto  sobre  loa  reyes  de  la  ti- 


ffiíLU.' 


88  Para  siempre  le  conservaré  nd  mi- 
sericordiaj» ;  y  mi  alianza «  será  firme 
con  él. 

29  Y  pondré  su  tímiente  para  siempre, 
y  su  trono  como  los  dias  de  los  cielos. 

80  Si  dejaren  sus  h^os  mi  ley,  y  no 
anduvieren  en  mis  Juicios ; 

81  Si  profanaren  mis  estatutos,  y  no 
guardaren  mis  mandamientos ; 

88  Entonces  visitaré  con  vara  su  re- 
belión, y  con  azotea  r  sus  iniquidades. 

83  Mas  no  quitaré  de  él  mi  misericor- 
dia, ni  falsearé  mi  verdad. 

84  No  violaré  mi  pacto  >,  ni  mudaré  lo 
que  ha  salido  de  mis  labios. 

85  Una  ve¿  he  Jurado  por  mi  Santidad, 
que  no  mentiré  a  David. 

86  8u  simiente  será  para  siempre,  y  so 
trono  como  el  sol  delante  de  mí  *. 

87  Como  la  luna  será  firme  para  si- 
empre, y  como  un  testigo  fiel  en  el  délo. 
Selah. 

88  Mae  tü  desechaste  y  menospreci- 
aste «  á  tu  ungido,  y  te  has  airado  «m  él, 

89  Rompiste  el  pacto  de  tu  siervo ;  has 
profanado  su  corona  echándola  á  tierra. 

40  Aportillaste  todos  sus  vallados'; 
has  quebrantado  sus  fortalezas. 

41  Menoscabáronle  todos  los  que  pa- 
saron por  el  camino :  es  oprobio  á  sus 
vecinos. 

49  Has  ensalzado  la  diestra  de  sos  ene- 
misos  ;  has  alegrado  á  todos  sus  adver- 
sarlos. 

43  Embotaste  asimismo  el  filo  de  su 
espada,  y  no  lo  levantaste  en  la  batalla. 

44  Hiciste  cesar  su  brillo,  y  echaste  por 
tierra  su  silla. 

45  Has  acortado  los  dias  de  tu  Juven- 
tud; hasle  cubierto  de  afinenU.  Selah. 

40  e  Hasta  cuando,  oh  Jehová  ?  ¿  Te 
esconderás  para  siempre  ?  ¿  Arderá  pa- 
ra siempre  tu  ira  como  el  fuego  ji  ? 

47  Acuérdate  de  cuanto  sea  mi  tiempo : 

Krque-^  habrás  criado  en  vano  á  todos 
j  tújo»  del  hombre  ? 

48  ¿  Qué  hombre  vivirá,  y  no  verá  mu- 
erte *  ?.  ¿  librará  su  vida  del  poder  del 
sepulcro  ?  Selah. 

49  Sefior,  ¿  ddnde  «M»  tus  antiguas 


«8al.4lL 
BobilLi 


L. 


6E. 


betíS^SP-'-- 


Is  Attrtam  tmtnrat  á  Un  din  aiH 
•  ullltu,  ( In  idkoi  qnc  ilmi  Bul . 


>btU  Bbn  lu  liün. 


IDMlTÍ'jebiivl :  ttfttB 


Mí-IJí.™"*"^  1"  ~  "«1 


TIITBND  tt  AlAbv  i,  JehDTii,  T  cni- 


<I8«L89.«. 


•Dra.3S.8S. 

Nft.  1.  X 

»  8aL  80. 1. 


«8^73.8, 
ete. 
JodMlS. 


U. 

'8ftl.99.C 
/Bz.  4.  IL 
»Hab.8.ia. 

•'lGar.a.19, 

ao. 

k  Job  &  17. 
I'ro.  8. 11. 
He1i.13.fi. 

etc. 

(18s.13.S3. 
Bo.  11.1,3. 


«8«L134. 

i.a. 

"BaL3S.lB. 


•Bal.es.  M. 
30or.LM> 

P  Ii.  10. 1. 

«Pro.  1.11, 
18. 


•-810.7.10. 
Pro.  5.23. 


SALMOa 


¡ot  riM  ta  sonido ;  alxaron  1m  xIm  ms 
ondas. 

4  Pero  JdioTá  en  las  alturas  u  mas 
)ioderoso  que  el  estruendo  de  las  muchas 
aguas,  nuu  fwe  las  redas  ondas  de  la 
mar'. 

5  Tus  testimonios  son  muy  firmes :  la 
santidad  conviene  &  tu  casa,  oh  Jehov&, 
por  la  serie  de  los  siglos. 

SALMO  XOIV. 
Klprtiféa  vid»  la  vm^tmaa  á»  Dio»  emUra  la 
tktoUncta  á*  lo*  impfos  magütraéM  para 
con  d  {nmUo.  Oomjlrwta  y  conMwIa  U  lot 
pUf  e»  mt  ptriecurion^  promeHemdoUs  é$ 
parte  de  Dio*  w  itftata. 

JEHOVA,  Dios  de  las  Tencanzas*; 
Dios  de  las  Tenganzas,  mu&trate  b. 
S  Ensálzate,  oh  Juez  de  la  tierra :  da 
el  pago  á  los  soberbios. 

8  i  Hasta  cuando  los  impios,  hasta 
cuando,  oh  Jehorá,  se  gozaran  los  im- 
píos? 

4  t  Hasta  cuando  pronunciarán,  habla* 
rán  cosas  durase,  y  ge  vanagloriarán 
todos  los  que  obran  Iniquidad  ? 

5  A  tu  pueblo,  oh  Jehová,  quebrantan, 
y  á  tu  hoedad  afligen. 

6  A  la  viuda  y  al  etírai^ero  matan,  y 
á  los  huéiftnos  ouitan  la  vida. 

7  T  diiJemm :  No  Terá  JAH,  ni  lo  en- 
tenderá el  Dios  de  Jacob  <<. 

8  Entended,  necios  éA  pueblo ;  y  t»»* 
ttroa  fiítnos,  ¿  cuando  serns  sabios  c  ? 

9  El  aue  plantó  el  oido,  ¿  no  oirá/  ? 
El  que  tormo  el  ojo,  ¿  no  vera  ? 

10  El  que  castiga  las  gentes 9,  ¿no 
reprenderá  7  i  No  tabrá  el  que  ensefia 
al  nombre  la  dencia*  ? 

11  Jehová  conoce  los  pensamientos  de 
los  hombres,  que  son  vanidad  •'. 

13  Bienaventurado  el  hombre  á  quien 
id,  JAH.  castigares,  y  en  tu  ley  lo  ins* 
truyeres  «; 

18  Para  tranquilizarle  en  los  dias  de 
aflicción,  en  tanto  que  para  el  impío  se 
cava  el  hoyo. 

14  Porque  no  dejará  Jehová  á  su  pue- 
blo, ni  desamparará  su  heredad' ; 

15  Sino  que  el  Juido  será  vuelto  á  Jus- 
ticia, y  en  pos  de  ella  irán  todos  k»  rec- 
tos de  corazón. 

16  ¿  Quién  se  levantará  por  mí  contra 
los  nuuignos  ?  ¿  Quién  estará  por  mí 
oontra  ios  que  obran  iniquidad  ? 

17  Si  no  me  ayudan  Jehová,  presto 
morarán  mi  alma  en  el  silencio  de  lot 

MIMffffMO. 

18  Ma»  cuando  yo  deda :  Mi  pié  res- 
bala* ;  tu  misericordia,  oh  Jelunrá,  me 
sustentaba. 

19  En  la  multitud  de  mis  pensamientos 
dentro  de  mí,  tus  consolaciones  alora- 
ban mi  alma  •. 

90  ¿  Juntaréue  contigo  el  trono  de  ini- 

Suidides,  que  forma  agravio  en  el  man- 
amientoj»? 

SI  Pénense  en  corros  contra  la  vida  del 
Justo,  y  condenan  la  sangre  inocente*. 

89  Mas  Jeiiová  me  ha  sido  por  re- 
ftigio ;  y  mi  Dios  por  roca  de  mi  con- 
flansa. 

88  T  él  hará  tomar  sobre  ellos  su  ini- 
quidad, 7  los  destruirá  ñor  su  propia 
maldad  r;  lOa  talará  Jehová  nuestro 
Dios. 

SALMO  XCV. 
KétortaéaUbairáDUm,y4ebtaieetUd»  eo. 
raaom,  eaoarmmtomdo  tn  tí  eoah'fw  f  im  Ms» 
M  w  puMo  Mbre  lot  fM  U/nenm  com/n> 

#11  M  flWHf^M» 


•38a.  91. 17. 


8  Porque  Jehá»vá  «•  Dios 
Rey  graiide  sobre  todos  los  diosesK 

4'Porqne  en  su  mano  «tMU  las  proAin- 
didades  de  la  tierrm ;  y  las  alturas  de  k» 
montes  ton  suyas. 

5  Suya  también  la  mar,  pues  él  la 
hizo ;  y  sus  manos  formaron  la  seca. 

8  Venid,  adoremos  y  postrémonos;  ar- 
rodillémonos e  átímotaae  Jebová  naestn 
hacedor. 

7  Poraue  él  et  nuestro  Dios;  v  nosotros 
el  pueblo  de  su  dehesa  ',  y  ov^s  bajo  de 
su  mano.  Si  hoy  oyereis  su  voz  •, 

8  No  endurezcáis  vuestro  corazón  eo- 
mo  en  Meriba/,  como  ei  dia  de  Mais 
en  el  desierto ; 

9  Donde  me  tentaronf  vuestros  padres, 
probáronme,  y  vieron  mi  obn. 

10  Cuarenta  alkis  estuve  disgustado  con 
la  nación,  y  dije :   Puetdo 
divaga  de  corazón,  y  no 
mis  caminos. 

11  Por  tanto  Juré  en  mi  fiuor  que  no 
entrarían  en  mi  leposoA. 

SALMO  XCVI. 
Kxkarf a  H  profeta  átodotáqmealaAmiDttt 
por  m  grmimemt,  jr  timgalarmeaU  por  la  w- 


(8tLK.< 


>B«ek.f 

FL&Ui| 

•Hek.1' 

/Kx.i: 

Xn.» 
Dn.l 
flCocVl 


VENID,  celebremos  alegremente  á 
Jehová:  cantemos  con  JlUdlo  á  la 
Roca  de  nuestra  salud  •. 

8  Lleguemos  ante  su  acatamiento  con 
alabanza;  aclamémosle  con  cántiooe. 


esto  qne 
ocsiocldo 


i 


mida  dt  m  Meno*  á  r^ortaar  et 

CANTAD  á  Jehová  canción  nueva*; 
cantad  á  Jehová,  pueUos  de  toda  la 
tierra. 

8  Cantad  á  Jehová,  bendecid  su  Nom- 
bre :  anundad  de  día  en  dia  su  salud. 

8  Contad  entre  las  gentes  su  gloria,  en 
todos  los  pueblos  sos  maravillas. 

4  Porque  grande  e«  Jehová,  y  digno  de 
suprema  alabanza  ¡  terrible  sobie  todos 
los  dioses  fc. 

5  Porque  todos  los  dioses  de  los  pue- 
blos son  ídolos  c:  mas  Jdiová  hizo  los 
délos  <(. 

6  Alabanza  y  masnificenda  delante  de 
él ;  fortaleza  y  gloria  en  su  santuario*. 

7  Dad  á  Jehová,  oh  fiunilias  de  los 

Keblos,  dad  á  Jehová  la  gloria  y  la 
taleza. 

8  Dad  á  Jehová  la  honra  debUa  á  so 
Nombre/:  tomad  presentes^,  y  venid  á 
sus  atrios. 

9  Encorvaos  á  Jehová  en  la  hennosara 
de  m  santuario :  temed  delante  de  él, 
ftaniliat  de  toda  la  tierra. 

10  Decid  en  las  gentes  * :  Jehová  rdnó : 
también  afirmó  el  mundo, «  no  sciá  con- 
movido I :  juzgará  los  noeblos  enjusticis. 

11  Alégrense  los  cielos,  y  gócese  la  ti- 
erra :  brame  la  mar,  y  su  plenitud. 

12  Regocíjese  el  campo,  y  todo  lo  que 
en  él  eitá.  Entonces  todos  los  árboles 
del  bosque  rebosarán  de  contento. 

18  Delante  de  Jehová  que  vino :  por- 
que vino  á  juzgar  la  tierra*.  Juagara  al 
mundo  con  justicia ',  y  á  los  pueblos  ooo 
su  verdad. 

SALMO  xcvn. 

Oo^faaiomyrmínadelotememigotdilMtdé»; 
dé  tapo  rtiwo  pjmicioo  hteat  fm  opt  fldSt 
ttimatt  dt  olearia  te»  lot  dtwSit  páMat  4i 
la  tierra,  EAsHaet  taire  tomto  al  ornar  * 
JXot,  p  aborrecimieato  <U  moL 

JEHOVA  rdnó«;  regocOeselatkm: 
alégrense  las  muchas  islas  K 
9  Nube  y  obscuridad   al  rededor  de 
él:  Justida  y  jtddo  seis  el  asknle  de 
su  trono*. 

8  Fuego  irá  delante  de  él,  y  abtasaiá 
en  derredor  sus  enemigos. 

4  Sus  relámpagos  alumbraron  ei  man- 
do :  la  tierra  vi<^  y  estramedéoe. 

5  Los  numtes  se  derritieron  ¿cooioeera 
delante  de  Jehová,  ddantn  del  tieBarde 
toda  la  tierra. 

6  Los  cielos  denunciaron  su  Jostida*, 
y  todos  los  pueblos  vieron  su  glorbu 


«iCr.lit 
StLftl 


«Jtr.UiI 
11. 
ih.&i' 

•siiaí 


iSb-lU 


»Ap.tH 

i8iL«< 
10. 


•  M.*l 


igd-B». 


«JSM-t 

«tSL» 


•  r»»  Id,  JdiDit.  m  MU  Btn 


"í&HVSSHe 


jDMir  l>  H*TT«  i  Jurmi  al  muBílfl  ípw 
]BÍadM,  I  i  loa  páibCia  ODH  nsUrnl, 


SALMOS. 


1 


rSiO.  79.11. 
r  146. 7. 


k  HelL  1. 10, 
l'i. 


*Ia.5L«. 


tSid.  00.88. 


oBU19.2,8. 
Kf.  1.  7. 
»Bz.l5.a& 


•  Ii.  40.  SI. 
rf8^14S.7. 


•  Bx.  84.  7. 

Sal.  80. 15. 
/  la.  57. 18. 

Mié.  7. 18, 

19. 

r  Job  88. 37. 


kJv.SO.». 


i  Geo.  6. 19. 
*8ia.90.6. 
(I*.  40.  8.  & 

8Mir.i.io. 
u. 


L 


15  EntAnoes  temczáa  lai  gentes  el  nom- 
ine de  JehoT&,  y  todos  lo>  reyes  de  U 
tierra  tu  gloria. 

16  Por  cnanto  JdioT&  habrá  edificado 
á  8ioa,  y  en  su  gloria  será  visto. 

17  Habrá  mirado  á  la  oración  de  los 
■olitarios,  y  no  habrá  desechado  el  ruego 
de  ellos. 

18  Escribirse  ha  esto  para  la  genera- 
cion  postren :  y  el  pueblo  que  se  criará, 
aUbará  á  JAH. 

19  Poroue  mini  de  lo  alto  de  su  San- 
tuario I  Jehová  miró  de  los  cielos  á  la 
tierra, 

90  Para  oir  el  gemido  de  los  presos, 
para  soltar  á  los  sentenciados  á  mu- 
erte (|p: 

91  Porque  cuenten  en  Sion  el  nombre 
de  Jehová,  y  su  alabanza  en  Jerusalem, 

92  Cuando  los  uueblos  se  congresaxen 
en  uno,  y  los  ranos,  para  servir  á  Je- 
hová. 

23  Él  afligió  mi  fUerza  en  el  camino, 
acortó  mis  dias. 

94  Dije :  Dios  mió,  no  me  cortes  en  el 
medio  de  mis  dias :  por  generación  de 
generaciones  ton  tus  afios. 

25  Tii  fundaste  la  tierra  *  antiguamen- 
te, y  los  cielos  son  obra  de  tus  manos. 

96  Ellos  perecerán,  y  til  permanece- 
n'is:  y  todos  ellos  como  un  vestido  se 
env^ecerAn  • ;  como  una  ropa  de  vestir 
los  mudarás,  y  serán  mudados. 

97  Mas  tü  tianpre  el  mismo,  y  tus  afios 
no  se  acabarán. 

28  Los  hUos  de  tus  siervos  habitarán  ^, 
y  su  simiente  soRá  afirmada  delante 
de  ti. 

SALMO  CIII. 
Dnpertando  David  tu  atma  á  ku  divinat 
átabaiHtat  con  la  eontideraeion  dt  Im  b«n«- 
fieio*  de  Diot,  y  etpeeialmtnlt  dt  nt  mii»- 
rifordia  en  pérdotiar  pteadot,  atC  lo»  tuyo» 
tomolotdt  tupuMo,da  faeetoi  diodo  fid 
do  |p  giM  ¡Mctr  dobo. 

Salmo  de  David. 

BENDICE,  alma  mia,  á  Jehová;  y 
bendigan  todas  mis  entxaflas  sn  santo 
Nombre. 

2  Bendice,  alma  mía,  á  Jehová,  y  no 
olvides  ninguno  de  sus  beneficios. 

8  Él  M  quien  perdona  todas  tus  ini- 
quidades«,  él  que  sana  todas  tus  do- 
lencias &: 

4  £1  que  rescata  del  hoyo  tu  vida,  él 
que  te  corona  de  &vores  y  miaezioor- 

5  El  que  sacia  de  Uen  tu  booa,  con  que 
te  rejnvenexcas  como  el  águila  «. 

6  Jehová  el  que  hace  Justicia  y  derecho 
á  todos  los  que  padecen  violendarf. 

7  Sus  caminos  notificó  á  Moisés»  y  á 
los  hijos  de  Israel  sus  obras. 

8  Misericordioso  y  clemente  e»  Jehová ; 
lento  para  la  ira,  y  grande  en  miaefioor- 
dia«. 

9  No  contenderá  pan  siempre,  ni  pan 
siempre  guardará  ei  omqfof. 

10  No  na  hecho  con  nosotros  conforme 
á  nuestras  iniquidades,  ni  nos  ha  pagado 
conforme  á  nuestros  pecados  f. 

11  Porque  como  la  altun  de  los  cielos 
sobre  la  tierra  engrandeció  su  misericor- 
dia sobre  los  que  le  temen. 

12  Cuanto  está  l^ios  el  oriente  del  occi- 
dente, ori  hizo  alejar  de  nosotros  nues- 
tras rebeliones*. 

18  Como  el  padre  se  oompadeoe  de  los 
hUos,  se  compadece  Jehorá  de  los  que 
le  temen. 

14  Porque  ól  oonooe  nuestra  oondieion ; 
acuárdase  que  somos  polvo  K 

15  El  hombre,  como  la  yerba  «en  sus 
dias'k:  florece*  asi  oomo  la  flor  del 
campo. 


•Job&i 


DH.7.fc 


PlkT.B. 

I 


16  Que  pasó  el  viento  por  ella,  y  pen- 
do, y  su  lugar  no  la  oonooe  mas". 

17  Mas  la  misericordia  de  Jehovádeiáe 
el  siglo  y  hasta  el  siglo  sobre  los  que  le 
temen,  y  su  Justicia  sobre  los  b^os  de 
los  hilos; 

18  Sobre  los  que  guardan  su  pacto  «,  y 
los  que  se  acuerdan  de  sus  mandanúen. 
tos  para  ponerlos  por  obra. 

19  Jehová  afirmó  en  los  ciclos  sa  tn>- 
no  ¡  y  sn  reino  domina  sobre  todos, 

80  Bendecid  á  Jdiová,  veíolrot  sos 
ángeles*,  poderosos  en  fortalexa,  qoe  «BtllAI 
ejecutáis  su  palabra  obedeciendo  á  la 
voz  de  su  precepto. 

81  Bendecid  á  Jehová,  votetm  todos 
sus  ^^citos,  ministros  suyos/,  que  ha- 
céis su  voluntad. 

99  Bendecid  á  Jehová,  vototnu  todas 
sus  obras,  en  todos  los  logens  de  su 
señorío.  Boidioe,  alma  mía,  á  Jdiová. 

SALMO  CIV. 
Jtková  tt  digtto  de  ter  aUbado,  otaMbu  lat 
titirat  di  la  cnadon,  jn  foWtnio,  y  ^noi- 
doneia. 

BENDICE,  alma  mia,  á  Jdiová :  Je- 
hová Dios  mió,  mucho  te  has  en- 
grandecido ;  baste  vestidos  da  gloiia  y 
de  magnificencia. 

2  El  que  se  cubre  de  luz  como  de  ves- 
tidura, que  estiende  los  cidos  como  una 
cortina  A, 

8  Que  establece  sus  aposentos  entre 
las  aguase  ¡  ei  que  pone  a  las  nubes  por 
su  carroza,  el  que  anda  sobre  las  alas 
del  viento*; 

4  El  que  haoe  á  ras  ángdes  espiritas, 
sus  ministros  al  fuego  flameante*» 

6  Él  fundó  la  tierra  sobre  sus  basas/; 
no  será  Jamas  removida. 

6  Con  el  abismo,  oomo  con  vestido, 
la  cubriste;  sobre  loa  montes  estaban 
las  aguas/. 

7  A  tu  reprensión  huyeron»  al  Mnldo 
de  tu  trueno  se  apresuraron  K 

6  Subiesen  los  montes,  descendieron 
los  valles,  al  lugar  que  td  les  ftmdastni 

8  Pusístefes  término,  ei  cnal  no  tras- 
pasarán, ni  volverán  á  cnbrir  la  Uerraf. 

10  Tú  eru  el  que  envia  las  fuentes  por 
los  arroyos,  yus  van  entre  los  montes. 

11  Abrevan  á  todas  las  bestias  del 
oampo;  quebrantan  su  sed  los  asoDs 
montaraces. 

12  Junto  á  aqoelloe  habitarán  las  aves 
de  los  oleloe»  fue  entre  las  ramas  dan 
voces. 

18  El  que  llega  Ice  montes  desde  sus 
aposentos:  del  fruto  de  sus  obras  se 
sacia  la  tierra. 

14  El  que  haoe  prodveir  el  heno  para 
las  bestias,  y  la  yerba  pan  servicio  dd 
hombre :  sacando  el  pan  de  la  tiena, 

15  Y  el  vino  que  alegra  el  ocrazon  del 
hombre,  oon  el  aceite  haoe  luoir  d  ros- 
tro, V  om  el  pan  sustenta  rt  ooiazon  ád 
hombre. 

16  Llénanse  de  Jugo  lea  árboles  de 
Jehová,  los  cedros  áéi  Libaao  que  éi 
plantó*. 

17  Allí  anidan  las  aves;  y  «D  las  hajss 
haco  su  casa  la  dgaeila, 

18  Loa  montes  altoa  pan  las  eiduts 
monteses ;  las  pellas,  madrlgucns  pora 
los  conejos. 

19  Hizo  la  Inna  pan  los  tieupos'  t  d 
sol  conoce  su  ocaso. 

20  Pones  las  tinieblas,  y  es  la  nodis: 
en  ella  corretean  todas  las  bestias  ds  la 
salva. 

81  Los  leoncülos  braman  á  la 
y  para  bnscar  de  Dios  su  oomidaZ 

22  Sale  el  sol,  reoógcnse,  y  éohi 
sus  ooevas.  I 


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S^OF,  ^>  mli,  i  JlbaiCAItlIliI  t- 


AHIuj.1, 


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«  Es.  ao.  14. 

/Bx.li.21, 
eto. 

«BX.U.&. 

&  Bx.  15. 1, 

ete. 

i  Ex.  XT. 
7  XVII. 

i  No.  11.  4. 

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SÚ.7S.I&. 

t  Kn.  16. 1, 
«te. 

*  ;9i'  S2. 4. 
"Jer.a.lL 


r  Bz.  SSL  10, 

IL 

Dea.iaia 
9  Den.  8.  7. 
•*  No.  14. 1,2. 

•  Kb.  14. 38, 
8». 

tKii.2S.a, 


•  Kn.  J».  8, 
etc. 


•  Den.  7. 2. 
Joee.  1. 21, 
ete. 

»JiMe.&S, 
ete. 

*3Itm.l<.S. 
Ii.  &7. 6. 
2K.l&a(k 
720.36. 

•>«.«&.  88. 

»  Le*.  17. 7. 
Jer.  8. «.  8. 

«Jiiee.3.14, 

etc. 

Keh. ».  37. 

ele. 

8^.78.80. 
iU,í7. 


«Lm.96,40, 


8  Salvólo*  empero  por  amor  de  ni  Nom> 
bre  *,  para  hacer  notoria  «u  fortaleza. 

9  Y  reprendió  al  mar  Berm^o,  y  se- 
cóle/; é  bizolos  ir  por  el  abismo  como 
por  un  desierto. 

10  T  salvólos  de  mano  del  enemigo,  y 
rescatólos  de  mano  del  adversario. 

11  Y  cubrieron  las  aguas  á  sus  enemi- 
gos :  no  quedó  uno  de  ellos  g. 

13  Entonces  creyeron  &  sus  palabras, 
y  cantaron  su  alabanza*. 

18  Apresuráronse,  oIvidAronse  de  sus 
obras  • ;  no  esperaron  en  su  consto. 

14  T  desearon  con  ansia  en  el  desierto  *» 
y  tentaron  &  Dios  en  la  soledad. 

15  Y  él  les  dio  lo  que  fiidieron ;  mas 
envió  flaqueza  en  sus  almas. 

16  Tomaron  después  zelo  contra  Moisés 
en  el  campo/;  y  contra  Aaron,  á.  santo 

17  Abrióse  la  tierra,  y  tragó  &  Bathan, 
y  cubrió  la  compaña  de  Abirom. 

18  Y  encendióse  el  fuego  en  sa  Junta : 
la  llama  quemó  los  impíos. 

19  Hicieron  d  becerro  en  HorebM,  y 
encorváronte  á  un  vaciadizo. 

90  Así  trocaron  su  gloria  por  la  imagen 
de  un  buey  que  come  yerba  *. 

SI  Olvidaron  al  Dios  de  su  salud,  que 
babia  hecho  grandezas  en  Egipto, 

88  Maravillas  en  la  tierra  de  Ch&m«, 
cosas  formidables  sobre  el  mar  Berm^o. 

23  Y  trató  de  destruirlos,  á  no  haberse 
puesto  Moisés  su  escogido  al  portillo  de- 
lante de  él,  á  fin  de  apartar  su  ira,  para 
que  no  destruyese  j>. 

34  Empero  aborrecieron  la  tierra  de- 
seable? :  no  creyeron  á  su  palabrar ; 

26  Antes  murmuraron  en  sus  tiendas, 
y  no  oyeron  la  voz  de  Jehová. 

96  Por  lo  que  alzó  su  mano  á  ellos,  en 
orden  á  postrarlos  en  el  desierto*, 

87  Y  humillar  su  simiente  entre  las 
gentes,  y  esparcirlos  por  las  tierras. 

88  Allegáronse  asimismo  á  Baal-peor', 
y  comieion  los  sacrifieios  de  los  muer- 
tos. 

99  Y  ensafiaron  á  Dio$  con  sus  obras,  y 
desarrollóse  la  mortandad  en  ellos. 

30  Entonces  se  levantó  Phinees,  é  hizo 
Juicio ;  V  se  detuvo  la  plaga. 

81  Y  íuéle  contado  &  Justicia  de  gene- 
ración á  generación  para  siempre. 

83  También  le  irritaron  en  las  aguas 
de  Meiiba»:  é  hizo  mal  á  Moisés  por 
causa  de  ellos. 

88  Porque  hicieron  se  rebelase  su  espí- 
ritu, como  lo  expresó  con  sus  labios. 

84  No  destruyeron  los  pueblos  que  Je- 
hová les  dijo  ' : 

86  Antes  se  mezclaron  oon  las  gentes, 
y  aprendieron  sus  obras. 

86  Y  sirvieron  á  sus  ídolos  y ;  los  cuales 
les  fueron  por  ruina. 

37  Y  sacnficaron  sus  UJo*  y  sus  h^Jas 
á  los  demonios*. 

88  Y  derramaron  la  sangre  inocente,  la 
sangre  de  sus  h^os  y  de  sus  h^as,  que 
sacrificaron  á  los  ídolos  de  Oanaan:  y  la 
tierra  filé  contaminada  con  sangre*. 

88  Contamináronse  así  con  sus  obras, 
y&  fornicaron  con  sus  hechos. 

40  Encendióse  por  tanto  el  furor  de 
Jehová  sobre  su. pueblo*,  y  abominó  su 
heredada 

41  Y  entrególos  en  poder  de  las  gentes, 
y  ensefkireáronae  de  ellos  los  que  loa 
aborrecían. 

48  Y  sus  enemigos  los  oprimieron,  y 
flieron  quebrántanos  debido  de  su  mano. 

43  Muchas  veces  lo*  libró;  mas  ellos 
se  rebelaron  á  su  consto,  y  fueron  hu- 
millados por  su  maldad. 

44  £l  con  todo  miraba  cuando  estaban 
en  angustia,  y  (da  su  clamor  « t 


46  Y  aeoicdábaae  de  su  naoto  eonsilM, 
y  arrepentíase  conforme  á  la  mnchtdwD- 
toe  de  sus  miseraciones. 

46  Hizo  asimismo  tuviesen  de 
misericordia  todos  loa  que  les 
cautivos/. 

47  Sálvanos,  Jehová  Dios  nuestro,  7 

^ tíntanos  de  entre  las  gentesf,  para  qos 
oemos  tu  santo  Nombre,  pan  que  nos 
gloriemos  en  eimtor  tus  alabanzas. 

48  Bendito  Jdiová  Dios  de  Israel  desde 
el  si^o  y  hasta  el  sigloA :  y  diga  todo  el 
pueblo.  Amen.  Haielu-JAU  |. 

SALMO  CVII. 

KíAorla  á  átaJbar  á  Dio»  por  la»  eXm»  ie  m 
benigna  pnviáoneia,  con  qae  muU  rcaudfor 
diver»a»  iturtu  de  afligido»» 

ALABAD  á  Jehová,  porque  ei  bue- 
no :  porque  para  aiempte  es  sa  mi- 
sericordia*. 

3  Díganb  los  redimidos  de  Jdiová,  los 
que  btL  redimido  del  poder  del  ene- 

«oigo,  . 

3  Y  los  ha  congregado  de  las  tienas*, 
del  Oriente,  y  del  Occidente,  dd  Aqui- 
lón, y  de  la  mar. 

4  Anduvieron  perdidos  por  d  desierto, 
por  la  soledad  etn  camino,  no  hallando 
ciudad  de  población. 

6  Hambrientos  y  sedientas,  su  alma 
desfallecía  en  ellos. 

6  Habiendo  empero  clamado  á  Jehová 
en  su  angustia,  librólo*  de  sus  afliodo- 
nese: 

7  Y  dirigiólos  por  camino  derecho,  para 
que  viniesen  á  ciudad  de  población. 

8  Alaben  piie*  U  misericordia  de  Je- 
hová, y  sus  maravillas,  para  oon  los 
hijos  de  los  hombres  <. 

9  Porque  sació  el  alma  menesterosa,  ; 
llenó  de  bien  al  alma  hambrienta. 

10  Lo*  que  moraban  en  tinieblas  y  som- 
bra de  muerte,  ^risionados  en  amocion 
y  en  hierro*, 

11  Por  cuanto  fueron  rebeldes  á  Iss 
palabras  de  Jehová,  y  aborredenm  el 
consto  del  Altísimo ; 

13  Por  lo  que  quebrantó  él  oon  tralMJo 
sus  corazones,  cayeron,  y  no  hubo  qnien 
le»  ayudase; 

18  Luego  one  clamaron  á  Jdiová  en 
su  angustia,  librólos  de  sus  aflicdonci. 

14  Sacólos  de  las  tinieblas,  y  de  la 
sombra  de .  muerte,  y  rompió  sos  pri- 
siones. 

15  Alaben  pues  la  misericordia  de  Je. 
hová,  y  sus  maravillas,  para  oon  los 
byos  de  los  hombres. 

16  Porque  quebrantó  las  puertas  de 
bronce,  y  desmenuaS  lo*  cerrojos  de 
hierro*. 

17  Los  insensatoa,  á  oausa  dd  camino 
de  su  rebelión,  y  á  causa  de  sus  nud- 
dades,  íberon  ú9igÍdos/. 

18  Su  alma  abominó  toda  vianda, ; 
llegaron  hasta  las  puertas  da  la  ma. 
erter. 

19  Mas  olamaxon  á  Jehová  en  su  an- 
gustia, y  salvólo*  de  sus  aflicciones. 

30  Envió  su  palabra,  y  curólos,  y  li- 
brólos de  su  ruina. 

31  Alaben  ptte»  la  misericordia  de  Je- 
hová, y  sus  maravillas,  para  oon  los 
hikis  de  los  hombres : 

U  Y  sacrifiquen  sacrificios  de  alalian- 
za  A,  y  publiquen  sus  obras  oon  JiIbÜAi 

88  Los  que  desciendan  á  la  mar  m 
navios,  y  nacen  n^gooio  en  las  mudias 
aguas, 

84  Ellos  han  visto  las  obras  de  Jebovi, 
y  susinar^Tiilas  en  d  mar  profundo. 

35  El  dUo,  é  hizo  saltar  el  viento  de  la 
tempestad,  que  levanta  sus  ondas  C 

86  Suben  *  los  cielos,  descJe-odffn  á  los 


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ti  "nemblaa,  y 


titubean  como  bom» 


"hftff  5  tods  m  otenolü  m  pwilidA* 
SB  Cuunan  «mpcro  &  JdiowA  en  su  an 

gutU,  y  líbralo»  de  mu  afliccionca. 
0  Hace  fwt  la  tempeatad  e 

y  le  apaciguan  nu  ondaiA. 

80  Alé^éanae  luego,  poniue 
nzon }  ;  él  loa  fuia  al  puarto  qaa  da- 
leaban. 

81  Alaben  pMf  la  miteiieonlia  de  Je- 
hoTA,  y  tu»  naxaviUaa,  para  oon  loa 
hyoa  de  loa  hombrea. 

U  Y  enaAlcenlo  en  la  oengraRaoion  del 
pueblo^;  y  en  eonsiatorio  de  ■ncianoa  lo 
alaben. 

8S  Si  Toelve  loa  riot  en  deaierlo,  y  loa 
manaderoa  de  las  aguas  an  sequedales  i 

84  La  tierra  fructífera  en  saladoa,  por 
la  maldad  de  los  que  la  habitan  ■*. 

85  Vnrive  el  desierto  en  estanques  de 
aguas,  y  la  tierra  seca  en  manantiales  ■. 

88  T  allí  aposenta  k  los  hambrientoa, 
y  disponen  «iudad  para  habitación  tuy»  ; 

87  V  siembran  campoa,  y  ¡dantan  Ti- 
fias» y  rinden  crecido  mito. 

88  Y  los  bendioe,  y  se  multiplican  en 
y  no  disminuye  sua  bes- 


S? 


»  Y  bugo 
Üdm  A  oawa  do  tlzania»  de  males, 


aba. 


40  Élderrama  menospreelo  sobre  loa 
principes,  y  los  hace  andar  cnradoa,  va- 
gabnnoos,  sin  camino  • : 

41 Y  levanta  al  pobre  de  la  miaeria',  y 
hace  imltipfífíiT  las  fimiUaa  oomo  noO' 
ÜM  de  ofi^as. 

4S  Vean  loa  reetoa,  y  al4¡grenset;  y 
toda  maldad  cierre  su  boca. 

48  i  Quién  «  aaUo,  y  guardará  eataa 
cosaa  r.  y  entenderá  las  mIa«ioordias  de 
Jéhová? 

SALMO  CVIII. 

«oñüB  «  d*  M»  Verdad,  p  ftíd»  qm  Ubn  á 
m  pmtU»  df  mu  m^migo»  tomfarm*  A  mt 


M' 


Candon  de  Salmo  de  David. 
I  corazón  está  dispuesto*,  oh  Di. 
os :  cantaré  y  salmearé  todavia  en 
ndckiria. 

2  l)es|dértata,  salterio  y  haipa:  des- 
pártale al  alba* 

8  Te  alabaré,  oh  Jehová,  entm  los 
pueblos;  á  tí  cantaré  talmos  entre  laa 


4  Porque  grande  maa  que  los.  oMos 
tt  tu  miserioordia,  y  hast^  los  cielos  tu 
verdad. 

5  Ensáltate,  oh  Dios,  sobre  los  cielos ; 
y  sobre  toda  la.  tierra  ««a  snje/aoda  tu 
gloria. 

8  Para^  que  sean  Ubradoa  tus  amadoa, 
■aira  con  tu  diestra,  y  respóndeme. 

7  Dios  habló  por  su  Santuario :  A)e> 
grazéme,  repartiré  á  Sichém,  y  medJ&é 
el  valle  de  Sncootb. 

8  Mío strd  Galaad,  mió  serd  Manassé; 
7  Bphraim  seM  la  fortaleza  de  mi  ea> 
besa:  JndáMrdmi  legislador*; 

^  Moab,  la  vasija  de  mi  lavatorio :  ao- 
bn  Edom  echaré  mi  oalxado;  rogooi- 
Jaiéne  sobre  Palestina. 

10  i  Quién  me  guiará  á  la  ciudad  for- 
taleckU  ?  ¿qiUén  me  guiará  basta  Idu- 
mea? 

U  Oiertamente  tU,  oh  Dios,  mt»  nos 
babias  desechado;  y  no  sallas,  oh  Dios, 
oon  nuestros  ejércitos. 

18  Danos  socorro  en  la  angustia :  por- 
que mendrosa  es  la  aalud  del  hombre  rf. 

18  En  IMos«  haremos  proezas :  y  él  ho- 
I  Uuá  nuestros  «nemigoa. 


SALMO  CIX. 
DiaeM  sal— iw/ofe,  <yasMHÍo,  y  . 

d*  Mwrlc,  millMM  /IMm,  y  «mi  uftic  «r- 
kMa«a/«  U  fid»  1»  d«lMNÍa  /  y  aiwiwwa  el 
«UtflM  Umjw  Um  trrmmtda»  tuMfO»  f  w 


Al  MiUeo  prtndpal:  Salmo  de  David. 

OH  Dina  do  nU  alabanaa*.  no  oallos  k ; 
8  Porque  booa  de  implo  y  boca  do 
engaflador  ae  han  abierto  sobeo  mi :  han 
habledo  de  mí  oon  lengua  mentirosa*, 

8  Y  oon  palidnna  do  odio  me  rodoaxon; 
y  pdeoron  contra  m<  sin  eaosn< 

4  En  pago  do  mi  amor  mo  han  aido 
adversarioa :  mas  yo  oraba. 

6  Y  purieron  contra  mí  mal  por  bien, 
y  odio  por  amor  «. 

6  Pon  sobre  él  al  implé ;  y  Batan  aoté  á 
su  diestra. 

7  Cuando  fiíero  Juagado,  salga  for  im- 
pío, y  su  oración  sea  para  pecado/. 

8  Heon  sus  diaa  piraos:  tome  otro  au 
oficio'. 

9  Sean  aua  hUoe  hudrihnoa,  y  au  mi^Jer 
viuda  A. 

10  Y  anden  sus  hijos  vagabundea,  y 
mendiguen:  y  procuren  m  pon  ./tero  día 
sus  desolados  hogaiw. 

11  Enrede  el  acreedor  todo  lo  que  ti- 
ene, y  extraAos  saqueen  sn  tralM^a 

18  No  tanga  quian  le  haga  miserioor- 
dia:  ni  haya  quien  tenga  oompeaion  de 
sus  huérfrnoa. 

18  8n  posteridad  sen  talada '  ¡  en  se- 
gunda geneeacion  sea  raido  au  nombren 

14  Venas  en  memoria  eeroa  de  Jehová 
la  maldad  de  sus  padresA,  y  el  pecado  de 
su  madre  no  sea  bonadn. 

15  Estén  siempre  dolante  de  Jehová ;  y 
él  corte  de  la  tiena  su  memoria. 

16  Por  cuanto  no  so  aoordé  de  haoer 
misericordia,  y  persiguió  al  hombre  afli- 
gido, y  menesteroso,  y  quebrantado  de 
corazón,  pora  matarÁh 

17  Y  amó  la  maldición,  y  vínole  <:  y 
no  quiso  la  bendición,  y  ella  se  aleló  de 
él. 

18  Y  vistiese  de  maldición  oomo  de  su 
vestido,  y  entrÓ  como  agua  en  sus  en- 
mitas»,  y  oomo  aceito  en  sus  huesos. 

18  Séole  oomo  vestido  con  f  m  se  oubra, 
y  en  lugar  de  ointo  con  que  se  oiAa 
siempre. 

90  Este  terá  el  pago  do  parte  de  Je- 
hová de  los  que  me  calumnian,  y  de  los 
que  hablan  mal  contra  mi  alma. 

81  Y  td,  Jdiová  Sofior,  haa  conmigo 
por  amor  da  tu  Nombre»:  líbrame, 
porque  tu  misericordia  «•  buena. 

88  Porque  yo  utoa  afligido  v  necesi- 
tado ;  y  mi  concón  •atáauMo  dentro 
demí. 

88  Yóime*  como  la  sombra  cuando 
declina ;  soy  sacudido  oomo  langosta. 

84  Mis  nrillUs  están  debilitadas  á 
cansa  del  ayuno,  y  mi  oame  detfklleoida 
por  ÍMU  de  gordura. 

95  Yo  he  sido  para  ellos  objeto  de 
oprobio^  i  mirábanme,  y  moneaban  tn 
cabeza  f. 

88  Ayiídame,  Jehová  Dioa  nüo:  sál- 
vame conforme  á  tu  misericordia. 

87  Y  entiendan  que  esu  e$  tu  mano; 
fue  td,  Jehová,  has  heoho  esto. 

88  Maldigan  ellos,  y  bendigas  tur: 
levántense,  mas  sean  avergonzados;,  y 
r^goc^ese  tu  siervo. 

89  Sean  vestidas  de  ignominia  loa  que 
me  calumnian* ;  y  sean  cubiertos  de  su 
confusión  como  con  manto. 

80  Yo  alabara  á  Jdiová  en  gnn  ma- 
nen con  mi  boca,  y  le  loaré  en  medio 
de  muchos': 

81  Porque  él  se  pondrá  á  la  diestra  dal 


•Jer.n.li 
tBsL83.1. 

«Mst.8l.«. 

«iJaaal&flS. 


•8al.8S.7, 
18. 


/Probas.  9. 
»HMh.l.9(). 
AI&SS.8I. 


<  Job  18. 19. 
BaLt7.88. 

tlB.aOL». 


'SZ.3S.8. 


»  Xa.  i.  32. 


»8aL106.8. 


oBal.108.11. 

tl44.  4. 
8.9. 18. 


PBsLaS.9.7. 
tJiMt.  87.89. 


*-SSs.ie.ll. 
18. 


•Sal.  89.  as. 


1 8aL  111. 1. 


■  ^^. 


SALMOS. 


«  SaL  1«.  8. 


"M»t.  32.44. 
Heoh.S.»4. 
Heb.  1. 13. 


Bta.5. 


ycao. 

y7.17.2L 
•  Ap. «.  17. 
/8IÜ.W.31. 

^JiMO.  7.5,8. 


«M.1WJ0. 


•  Sal.  19. 8. 
•11L40.8. 


4  Den.  38. 56. 

<  Job  38.  S& 
Pro.  1.7. 
T».ia 
Ke.  13.  U. 

/Pro.  8. 4. 


•tftU.ltS. 
7  119.  6. 


»J«bU.17. 
M.  «7.  U. 
Ii.A8.ia 

•8aL87.36. 
rf8Bl.U.8. 


S 


Sobres  para  Ubnur  «n  alnift  de  loa  que 
Juzgan. 

SALMO  ex. 
VaHd,  Heno  da  EtpMt»  Bamlo,  éMaro  la 
Divimulaá,  reitio  y  Muerdoeio  de  Oritáo,  m 
vietoria  y  Irimtifo  orf  «mwIo. 

Salmo  de  David. 

JEHOVA  dije  &  mi  Seflor:  Si^ntatt 
k  mi  diestra,  en  tanto  que  pongo  tus 
enemigos  por  estrado  de  tos  iriés*. 

a  La  Tara  de  tu  Ibrtaleza  enviara  Je* 
hoT4 desde  Blonb:  domina  en  medio  de 
tus  enemigo*. 

8  Tu  vueblo  teráh  de  tniena  voluntad 
en  el  dia  de  tu  poder,  motírmtáote  en  la 
hermoenra  de  la  santidad :  desde  el  seno 
de  la  aurora»  tienes  td  el  roclo  de  tu 
Juventud. 

4  Juró  JehoT&,  y  no  se  arrepentirá, 
ve  Td  «ente  Sacerdote  icgun  et  orden 
e  Melchlsedech '. 

&S  Seflor  etM  á  tu  diestra:  herirá  loa 
reyes  en  el  dia  de  su  furor  «. 

o  Juagará  en  las  gentes ;  llenaiáCu  de 
cadáveres:  herirá  las  cabeus/  en  mu- 
chas tierras. 

7  Del  anoyo  beberá  en  el  camino»: 
por  lo  cual  levantará  oabeía. 

SALMO  OXI. 
iUo&a  é  Dio»  por  m  JmtUeia,  mímHeordia, 
«  verdadt  g  por  la  punta  y  firmeMa  de  m 

Aleluya. 

ALABARÉ  á  Jehová  con  todo  el 
corazón,  en  la  compaflía  y  eongre- 
gacion  •  de  los  rectos. 

5  Grandes  «on  las  obnn  de  Jehová; 
buseadas  de  todos  los  que  las  quieren. 

8  Gloria  y  hermosura  e«  su  obra :  y  su 
Justicia  permanece  para  siempre. 

4  Hizo  memorables  sus  maravlllaa: 
clemente  y  misericordioso  e«  Jehová. 

5  Di4S  mantenimiento  á  los  que  le  te> 
men:  para  sieminv  se  aoorduá  de  su 
pacto. 

6  El  poder  de  sus  obras  anunció  á  sn 
pueblo,  dándoles  la  heredad  de  las 
gentes. 

7  Las  obras  de  sus  manos  «en  verdad 
y  Juicio  t  fieles  «on  todos  sus  manda- 
mlentosfc; 

8  Afirmados  «  por  siglo  de  siglo,  hechos 
en  vendad  j  en  Teetitud. 

9  Redención  ha  enviado  á  su  pueblo : 
para  siempre  ha  ordenado  su  pacto: 
santo  y  terrible  e«  tu  Nombre  ^. 

10  Kl  principio  de  la  sabiduría  et  el 
temor  de  Jehová*:  buen  entendimiento 
tienen  cuantos  pcmen  aquellos  por  obm/i 
su  loor  pennanece  para  dempre. 

SALMO  OXII. 
DeBtribt  laftUcUad  y  atammat  i»  Uu  toMk- 
Aaátt  rifl  fue  «»  9«dai  femé  A  JKotf  y  la 
mUitraUe  cotidieion  yfixi  dtl  in¡f(SK 

Aleluya. 

1  BIENAVENTURADO    el    hombre 
'  que  teme  á  Jehová,  ,y  en  sus  man- 
damientos se  ddeita  en  gran  manera  a. 

t  Su  simiente  será  podíeroea  en  la  tier- 
ra: la  generación  de  ios  rectos  será 
bendita. 

8  Hacienda  y  riquezas  Aobrd  en  su 
casa :  y  su  Justida  permanece  paxa 
siempre. 

4  Resplandeció  en  las  tlnieblaa  taz  á 
los  rectos*;  «f  elemente,  y  mlserioor- 
dlese,  y  Justo. 

5  El  liombre  de  bien  tiene  misericor- 
dia, y  |hesta«;  gobierna  tus  eosas  con 
juicio. 

6  Por  lo  eual  no  resbalará  pan  aicm- 
pre':  «n  memoria  eterna  seíA  el  Justo. 


7  De  nuda  ftms  no  tendrá  temor*:  la  'Pn.S.il^ 
corazón  ei<d  apercibido,  confiado  ea   ^ 
Jdiová. 

8  Asentado  e«<d  su  corazón,  no  temeiV»  /^^^ 
hasta  que  vea  en  sus  enemigos  d  cadig». 

9  Esptroe,  da  á  los  pobresy:  sujoitlda  f  Ito.il 
pemaneoe  para  demore  A;  su  cueno  il)ei.Ska 
será  ensalzado  en  gloría'.  ilU.7i>li 

10  Veraío  e(  impío,  y  se  despechará ; 
crujirá  los  dientes,  y  se  repudrirá :  pe- 
recerá el  deseo  de  los  impíos. 

SALMO  CXI  1 1. 

Xahorta  á  alabar  el  Nomkn  iM  8Mbr  por 
la  gnmdma  d*  en  yloria,  wtimrieordia,  y 

Aleluya. 

ALABAD,  siervos  de  Jehová,  alabad 
el  Nombre  de  Jehová. 
S  Sea  el  Nombre  de  Jehová  benfito 
desde  ahora  v  para  siempre. 

8  Desde  el  nacimiento  del  tol  hasu 
donde  se  pone,  tea  alabado  el  Nombre 
de  Jehová*. 

4  Alto  sobre  todas  las  naciones  e«  Je- 
hová ;  sobre  los  cielos  ei  su  glotUih. 

5  ¿Quién  como  Jehová  nuestro  Dios, 
que  ha  enaltecido  su  habitación, 

e  Que  se  humilla  á  mirar  en  d  ddo, 
y  en  la  tierra*? 

7  Él  levanta  del  polvo  al  pobre,  y  al 
menesteroso  alza  dei  estiércol', 

8  Pan  hacerlo  sentmr  con  loa  prínci- 
pes*, con  los  principes  de  su  pueblo. 

9  El  hace  habitar  en  familia/  á  la 
estéril,  gozosa  en  ter  madre  de  I4]os. 
Aleluya. 

SALMO  CXIV. 

Oaaía  ImemtmU  lat  nuaravitla»  d»  Dfte  al 

Ubertar  á  en  jmmNo  Imd  da  Sgipto. 

CUANDO  salió  Israel  de  Evipto*.  la 
casa  de  Jacob  del  pueblo  bañaron, 

5  Judá  ñi4  su  consagrada  heredad*; 
Israel  su  sellorío. 

8  La  mar  vló,  y  huyó':  d  Jordán  se 
volvió  atrás*. 

4  Los  montes  saltaron  como  cameros, 
los  collados  como  corderítos/. 

9  ¿  ^é  tuviste,  oh  mar,  que  huíste  ? 
iytú,oYi  Joráan,  que  te  volviste  atrás? 

6  Oh  montes,  i  por  fui  saltasteis  como 
cameros ;  y  votatrot»  collados,  como 
ooioeritos  ? 

7  A  la  prcaencia  del  SeBor  tiembla 
la  tierra,  á  la  presencia  del  Dios  de 
Jaeob; 

8  El  cual  tomó  la  pefia  en  estanque 
de  aguas,  y  en  fliente  de  aguas  la  rocay. 

SALMO  CXV. 
Pide  al  8eior  eae  por  la  alaria  da  m  ífombrt 
Mira  propino  á  tu  tmMo  ¡  al  m*,  dtapmai 
da  daStarar  la  wamiaai  da  ua  tUtoa,  «adkerts 
á  pomar  a»  tolo  Düta  m  aomAaaaa,  d  mai 
hñdaeirá  A  amOmta»  m  ti  aonflam, 

O  á  nosotros,  oh  Jehová,  no  á  noao> 
tros,  sino  á  tu  Nombre*  da  gtotia; 
por  tu  misericordia,  por  tu  verdad. 

8  Porque  dirán  las  gentes:  ¿Dfade 
está  ahora  sn  Diosl^  ? 

8  Y  nuestro  Dios  esfd  en  los  ddos: 
todo  lo  que  quiso  ha  hecho*. 

4  Sus  Ídolos  «on  plata  y  oro;  obia  de 
manos  de  hombres  •, 

5  Tienen  boca,  osas  no  hablarán  i 
tienen  ojos,  mas  no  verán. 

6  Or^as  tienen,  mas  no  olrln :  tienen 
narices,  mas  no  olerán. 

7  Manos  tienen,  nws  no  pataarka: 
tienen  pies,  mas  no  andarán:  no  uabte- 
rán  con  su  garganta. 

8  Oomo  «les  son  los  que  los  hsMn; 
euálouien  que  en  ellos  confia. 

8  Oh  Israel,  confia  en  Jdwvá:  A  <•  A 
farmat  sn  ayuda  y  an 


N' 


BAUfOa 


ÍM.10.U. 


•fcLlil* 


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'8ri.MM 


'Jo.  6. 11 


»8iLJ7.18. 
'ÍC«t.í.9. 


■fiiLTlli 
•«•LítM. 


10  Oaia  de  Anón,  oonfiad  «n  Jéhov4 : 
d  Aw  de  ella  ét  M  *a  a^ruda  V  su  CKOdo. 

U  Lo»  que  témete  4  Jehová,  eoofled 
ea  Jdiov&:  él  c*  jiom  bm  UUf  ra  ajwU 
y  tu  escudo. 

IS  JehoT&  se  aeordó  de  nosotros :  beo- 
decirá,  bendecliá  &  la  casa  de  Israel  )- 
bendedli  &  la  casa  de  Aaron. 

la  Bendcdtá  &  los  que  temen  a  Je< 
hoTÍ ;  á  chicos  y  &  grandes. 

14  Acrecentara  JehoTá  bendieian  sobre 
▼oMtnM ;  sobre  vosotros  y  sobre  vuestros 
hijos. 

15  Benditos  Tosotros  de  Jdwvá,  que 
hiso  los  cirios  7  la  tierra. 

19  Los  délos,  los  elelos  ton  de  Jétkorik : 
▼  ha  dado  la  tierra  á  los  hijos  de  los 
hombres. 

17  No  alabarán  los  muertos  á  JAH, 
ni  cuantos  descienden  al  silencio*. 

18  Mas  nosotros  bendeciremos  á  JAH 
desde  ahora  para  slemive.  Aleluya. 

SALMO  CXVI. 
.AeeíM  <b  fraeiat,  m  fw«  raeonoM  A  mlnUita 
to  HemunHa  y  mittHoardia  de  Vio*  pttra 
con  Ü,  f  para  eon  lodo»  lo*  qu*  *tne*ra- 
mente  le  invocan  m>  uu  hribulaeioit»*. 

AMO  á  JehoT&«,  pues  ha  oido  mi  toz 
y  mis  stlplicas. 

2  Porque  ha  inclinado  &  mi  tu  oido, 
InTooarfie  por  tanto  en  todM  mis  días. 

3  Hodeftronme  los  dolores  de  la  mu- 
erte, me  encontraron  las  angustias  dd 
wpulcrob:  angustia  y  dolor  habla  yo 
hsiUado. 

4  Entónoes  Invoqué  el  Nombre  de  Je- 
hoy&  diciendo  e :  Libra  ahora,  oh  Jeho- 
v&,  mi  alma. 

5  Clemente  u  Jehová  y  Justo ;  sí,  mi- 
sericordioso e«  nuestro  Días  rf. 

6  Jehorá  guarda  &  los  sinceros :  estaba 
yo  postrado,  y  salvóme. 

7 Vuelve,  oh  alma  mia,  á  tu  reposo*; 
porque  Jefaov&  te  ha  hecho  bien. 

8  Pues  td  has  librado  mi  alma  de  la 
muerte,  mis  qjos  de  lágrimas,  y  mis 
pljs  de  desbarrar/. 

9  Andaré  delante  de  Jehová  en  la  ti- 
erra de  los  vivientes'. 

10  Ciei;  por  tanto  hablé  A,  estando 
afligido  en  gran  manera, 

11  Y  dije  en  mi  apresuramiento  ' :  To- 
do hombre  et  mentiroso  ft. 

12  ¿  Qué  pagaré  á  Jehová  por  todos 
sos  tieneficios  para  conmigo  ? 

13  Tomaré  la  copa  de  la  salud,  é  invo- 
caré el  Nombre  de  Jehová. 

14  Ahora  pagaré  mis  votos  I  &  Jehová 
delante  de  todo  su  pueblo. 

16  Estimada  et  en  los  ojos  "•  de  Jehpvá 
la  muerte  de  sus  santos. 

16  Así  M,  oh  Jehová ;  por  lo  que  yo  tu 
sierro,  yo  tu  siervo,  húo  de  tu  sierra  ••, 
an^fieto  que  rompiste  mis  prisiones. 

17  Te  ofreceré  sacrificio  de  alabanza  •, 
é  invocará  el  nombre  de  Jehová. 

18  A  Jehová  pagaré  ahora  mis  votos 
delante  de  todo  su  pueblo, 

10  En  los  atrios/»  de  la  casa  da  Je- 
hová, en  me¿Uo  de  tí,  oh  Jenuaietn. 
Aleluya. 

SALMO  CXVI  I. 

JCjAortaá  todo*á  aiabaráDiotpor  la  «xfan- 
<HHi  d»  tu  múertcordUa  i  totlcu  íai  naeion**. 


'«•.ttU. 


»im.i. 


ALABAD  á  Jdiová,  naeiones  todas : 
pueblos  todoa,  alabadle*. 
8  Porqne  ha  engrandeeido  sobre  noa- 
fltms  su  miserioordia ;  y  la  verdad  de 
Jthovács  para  siempre K  Aleluya. 

SALMO  CXVIII. 
Ahrfa  A  olotar  4  JMm  por  fa  gritndeta  de 
w  M'scn'eoriiiai  towladsM  VdMlir  A  io* 


«vpM,  $  i«fiiiiot  él  mm  afmm  y  MMa- 
eioMt.  Sn  ftrmma  dd  mImM»  m  rtfn- 
mmta  «I  wumoiprecio  d*  Oriato,wiu  trtit^o 
fe»ataeiaMAnreab*md«laIgU*ia. 

ALABAD  á  Jehová,  porque  m  bu- 
eno: porque  para  atempie  «s  sn 
miscrtoordia  *. 

9  Diga  ahon  Israel,  que  para  sfcmpn 
c«  su  misericordia. 

8  Diga  ahora  la  eaaa  de  Aaron,  que 
pan  siempre  es  su  mlsaitoordia. 

4  Digan  ahora  los  que  temen  á  Jehová, 
que  para  riampre  ««  su  miserioordia. 

5  iMsde  la  angustia  invoqué  á  JAH  h : 
y  respondlendéme  JAH  poitlcndome  en 
anchura*. 

8  Jehová  ettá  por  mí:  no  temeti  lo 
que  me  pueda  haoer  el  hombre  d, 

7  Jehová  s«<4  por  mi  entre  los  que  me 
ayudan  • :  por  tanto  yo  veré  vengttmMa  en 
los  que  me  aborreoen. 

8  ¡l^or  et  esperar  en  Jehová  que  es- 
perar «a  hombre/. 

9  M^)or  et  esperar  en  Jehová  que  as» 
parar  en  principen  ji 

10  Todas  las  gentes  me  cercaron :  en 
nombre  de  Jdbová,  que  yo  los  romperé. 

11  Cercáronme  y  asediMvnme :  en  nom* 
bra  de  J^ová,  que  yo  los  romporé. 

18  Oercáronme  como  ab^}as  A ;  nuu  Ale- 
rón apagados  como  f u^o  de  esplnoe  < : 
en  nombre  de  J^ová,  que  yo  los  rom- 
peré. 

13  Empujásteme  con  violencia,  o*  ene- 
migo,  nara  queeayese :  empero  ayúdeme 
Jeho  va  A. 

14  Mi  fcTtaleca  y  mi  canalón  et  JAH'; 
y  él  me  ha  sido  por  salud. 

16  Vos  de  Jubilo  y  de  salvación  hay  en 
las  tiendas  de  los  Justos:  la  diestra  de 
Jehová  hace  proezas, 

16  La  diestra  de  Jehová  sublime,  la 
diestra  de  Jehová  hace  valentías. 

17  No  moriré,  sino  que  viviré,  y  oon- 
tué  las  obras  de  JAH  "•. 

18  Oastigéme  gravemente  JAH ;  mas 
no  rae  entregó  á  la  muerte*. 

19  Abridme  las  puertas  de  la  Justicia  • : 
entraré  por  rilas,  alabaré  á  JAH. 

80  Esta  puerU  de  Jriiová,  por  ella  en- 
trarán ios  justos. 

81  Te  alabaré ;  porque  me  has  oido,  y 
me  fuiste  por  salud. 

92  La  piedra  que  desecharon  los  edi- 
floadores,  ha  venido  á  ser  eabeza  del 
ánguloj». 

£3  De  parte  de  .Tehová  es  esto;  y  es 
maravilla  en  nuestros  ojos. 

S4  Este  ««  ei  dia  que  hizo  Jehová :  nos 
gazarémos  y  alegnoémos  en  éH* 

85  Oh  Jehová,  salva  ahora,  te  ruego: 
oh  Jehová,  ruégete  hagas  prosperar 
ahora. 

86  Bendito  el  que  viene  en  nombre  de 
Jehová?:  desde  la  casa  de  Jdiová  os 
bendecimos. 

87  Dios  et  Jehová,  que  nos  ha  resplan. 
decido  r  X  atad  víctimas  con  cuerdas  á  los 
cuernos  dri  altar. 

98  Mi  Dios  eres  td,  y  á  tí  alabaré: 
Dio»  mió,  á  ti  ensalzaré  : 

99  Alabad  á  Jehová,  porque  e*  bueno : 
porque  para  siempre  ot  su  misericordia'. 

SALMO  OXIX. 
Xneomio*  de  la  Uf  de  IHot:  oraeion  para 
pedir  á  Diot  la  gracia  d$  entenderla,  amar- 
la, y  observarla. 

ALEPH. 

BIENAVENTURADOS  los  oerflM 
tos  de  camino  • ;  los  que  andan  en 
la  ley  de  Jahová. 

9  Bienaventuradoa  los  que  guardan  sus 
testimonios,  y  con  todo  ri  oorazon  le 
buscan&t 


•lCr.l&e, 
84. 
BsL  103.17. 


*  Bal.  190.1. 
o  Bal.  18. 19. 
d  Bri.  37. 1. 

Heb.  IS.  6. 

«SaLM.4. 

/J«r.l7.5J. 
«SaLlMlS. 


&  Den.  1. 44. 
i  Na.  1. 10. 


i  Mió.  7.  8. 

/Bz.U.9,8. 

ls.12.9. 


"•8al.7S.98. 

"9  0or.6.9. 
•Is.98.9. 


'Ifat.31.^ 
Bech.  4.11. 
Xf.  8.  90^ 
lPad.8. 
4,7. 


9Xat.21.9. 
y88.8». 

•■Sal.  97.11. 


•IS.9S.1. 
«ver.  L 


•SaL  198.1. 


BAXJlOa 


•IJiiabS.9. 

76. 18. 

d  Den.  6. 17. 
jU.13,8S. 


•  w.  17L 

/rto..I.i. 
faCor.lUS. 


A  Job  38. 11 
Bai.9l.SL 
740.8. 

»vnr.26;ele. 


tlGr.S9.15. 
8«].  89. 11 
Heb.11.18. 
lPed.a.lL 

<B«1.6a.l. 


■w.  77,92. 


•  Piü.  ao.  8. 


•Ap.196. 
rrra.8.c. 


«Loa  13.  M. 

1  Ti.  e.  10. 

H«b.l8.5. 


a  Poei  no  hacen  Iniquidad»  lo*  que 
andan  en  soa  eanünoa. 

4  Til  enoaxgaate  que  aean  muy  gnar- 
dados'  tos  mandamientos. 

6  Ojalá  fuesen  oidenades  mis  «<^»in<n¡w 
&  observas  tua  estatutos. 

6  Entonces  no  seria  yo  arergonsado, 
cuando  afmriieae  á  todos  tus  mandami- 
entos. 

7  Te  alabaré  con  rectitud  de  corazón, 
cuando  apnendiera  los  Juicios  de  tu  Jus- 
ticia'. "^ 

8  Tus  estatutos  guardaré :  no  me  dejes 
enteramente. 

BETH. 

9  i  Oon  qué  limpiar&  el  joven  su  ca- 
mino/? con  guardar  tu  palabra. 

10  Üon  todo  mi  corazón  te  he  bua- 
eado  ' :  no  me  d^es  divagar  de  tus  man- 
damientos. 

11  En  mi  corazón  he  guardado  tua  di- 
chos A,  para  no  pecar  contra  tí. 

12  Bendito  til,  oh  Jehová:  enséüame 
tus  estatutos  •'. 

13  Oon  mis  labios  he  contado  todos  los 
Juicios  de  tu  boca. 

14  Heme  gozado  en  el  camino  de  tus 
teathnonios,  como  sobre  toda  rfajneza. 

15  En  tus  mandamientos  meditaré, 
consideraré  tua  caminos. 

10  Recrearéme  en  tus  estatutos:  no 
nc  olvidará  de  tua  palabras. 

OIMEL. 

17  Hax  erie  bien  k  tu  siervo,  qu»  viva  y 
guarde  tu  palabra. 

IB  Abre  mis  o|joa,  y  miraré  las  masa- 
villas  de  tu  ley. 

19  Advenedbco  «o¡y  yo  en  la  tierra  * :  no 
encubras  de  mí  tus  mandamientos. 

90  Quebrantada  está  mi  alma  de 
tus  Juicios  en  todo  tiempo  4 

SI  Destruíste  á  los  soberbios  malditos, 
que  se  desvian  de  tus  mandamientos. 

89  Aparta  de  mí  oprobio  y  menospre- 
cio; porque  tus  testimonios  he  guar- 
dado. 

28  Príncipes  tamUan  se  sentaxón  y 
hablaron  eontra  mí :  nuu  tu  si^o  me- 
ditaba en  tus  estatutos. 

24  Pues  tus  testimonias  son  mis  delei- 
tes»,  y  mis  oonscgeros. 

DALETH. 

25  Pegóse  oon  el  iiolvo  mi  alma :  vivi- 
fícame según  tu  palabra. 

88  Mis  caminos  U  conté,  y  me  has  res- 
pondido :  enséjiame  tas  estatutos. 

87  Hazme  entender  el  camino  de  tus 
mandamientos,  y  hablaré  de  tus  mara- 
villas. 

28  Desbécese  mi  alma  de  ansiedad: 
corrobórame  s^un  tu  palabra. 

89  Aparta  de  mí  •  camino  de  mentira ; 
y  baame  la  gracia  de  tu  ley. 

80  Escogí  el  camino  de  la  verdad :  he 
puesto  tus  Juicios  ddamte  de  mi. 

ai  Allemdome  he  á  tus  testimonio*: 
oh  Jehová,  no  me  avergttences. 

88  Por  el  camino  de  tus  mandami- 
entos correré,  cuando  ensaochanes  mi 
coraxon. 

HE. 
88  Enséfiame,  oh  Jehová,  el  camino 
de  tus  estatutos,  y  guaidarélo  hasta  el 
fin^ 

84  Dame  entendiraientoi»,  y  guardaré 
tu  ley ;  y  la  observaré  de  todo  corazón. 

85  Guíame  por  la  senda  de  tus  man- 
daniantos ;  porque  m  «Ua  tengo  mi  vo- 
luntad. 

86  Inclina  mi  corazón  á  tus  testimo- 
nios, V  no  á  la  avadoiaf. 

87  Aparta  mis  <t)o«,  que  ne  vean  la 
vanidad  r :  avívame  en  tu  camino. 


ae  Oanflima  to  polalira  A  te  sIcrTO', 
que  te  ternes 

ae  Quita  de  mi  al  oprobio  qoe  he  temi- 
do: parque  buenos  ton  tas  Juicios. 

40  Hé  aquí  yo  he  codiciado  tns  m. 
mientos :  vivifíeam»  en  tu  Justicia. 

VAU. 

41  T  venga  á  mí  tu  misericordia,  oI| 
Jehová;  tu  salud,  conforme  á  tu  dicho. 

48  Y  daré  i>or  respuesta  á  mi  avergon. 
zador,  que  en  tu  palabra  he  confiado. 

48  T  no  quites  de  mi  boca  en  ningún 
tiempo  la  palabra  de  verdad :  porque  á 
tu  Juicio  espero. 

44  Y  guardaré  tu  ley  demore,  por  siglo 
de  *igU>. 

45  Y  andaré  en  anchara  ',  porque  bu- 
qué tus  mandamientos. 

40  Y  hablaré  de  tus  testimonias  de. 
lante  de  los  reyes «,  y  no  me  avergon- 
zaré. 

47  Y  deleltaréme  en  tns  mandamien- 
tos, que  he  amadOk 

48  Alzaré  asimismo  mis  ooanos  á  tas 
mandamientos,  que  amé,  y  meditara  en 
tus  estatutos. 

ZAIN. 

49  Acuérdate  de  la  palabra  dada  ¿  tn 
siervo;  en  la  cual  me  has  hecho  es- 
perar. 

50  Esta  «M  mi  consuelo  en  mi  afliodon : 
porque  tu  dicho  me  ha  vivificado. 

51  Los  soberbios  se  burlaron  nmcbo 
de  mi :  nuu  no  me  he  apartado  de  tu 
ley*. 

58  Acordóme,  oh  Jehová,  de  tns  Jniefa» 
antiguos,  y  ccnsoléme. 

58  Horror  se  apoderó  de  mí  á  causa  de 
los  impíos  que  dl^an  tu  ley  y. 

54  Oánticos  me  ftieron  tus  estatutos  en 
la  mansión  de  mis  peregrinaciones. 

55  Acordóme  en  la  noche  de  tu  Nom- 
bre «,  oh  Jehová,  y  guardé  tu  Ugr. 

56  Esto  tuve,  porque  guardaba  tus 
mandamientos. 

HETH. 

57  Mi  porción,  oh  Jdiová*,  d^e.  seta 
guardar  tus  palabras. 

58  A  presencia  tuya  supliqué  de  todo 
corazón :  ten  misericordia  de  mí  según 
tn  palabra. 

59  Consideré  mis  caminos  b,  y  torné 
mis  pies  á  tus  testimonios. 

60  Apresuróme,  y  no  me  retardé  en 
guardaf  tus  mandamientos. 

61  Compañías  de  impíos  me  han  ro- 
bado :  mat  no  me  he  olvidado  de  tu  1^< 

62  A  media  noche  me  levantaba  á  ala- 
barte sobre  los  Juicios  de  tu  Justicia. 

63  Compañero  tiijf  yo  de  todos  los  qne 
te  temieren,  y  guardaren  tns  mandami- 
entos c. 

64  De  tu  misericordia,  oh  Jehová,  está 
llena  la  tierra :  enséñame  tus  estatutos. 

TETH. 

65  Bien  has  hecho  oon  tu  siervo,  oh 
Jehová,  conforme  á  tu  palabra. 

66  Enséñame  bondad  de  sentido  y  sa- 
biduría; porque  tus  nundamieirtos  lie 
creido. 

67  Antes  que  ftiera  yo  humillado,  des- 
carriado andalia' :  mas  ahora  gualdo  tu 
palabra. 

08  Bueno  en»  tü,  y  bienhechor':  en- 
séfiame tus  estatutos. 

09  Contra  mí  forjaron  metttim  los  sft- 
berbios :  moa  yo  guárdale  de  todo  ee- 
racon  tus  manoamientoa. 

70  Enorasóse elooranm  da  ellos  come 
sebo/:  tmu  yo  en  tn  l«y  me  ha  deldtadai 

71  Bueno  me  es  haber  sido  humillado/, 
para  que  aprenda  tus  oifeataCos. 

78  H^er  me  es  U  ley  da  tn  boea  «■• 
millares  de  oro  y  de  platal 


'SBi.T.ft 
tCar-LDi 


(Jim  9.  SU 

«Xitlft& 
19. 
HkLIí.1. 


>Jol)S.lL 


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ÍTllt. 
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4  Jar.  a.  U. 


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potqiM  en  ta 


palabn  b* 


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AiLliSS. 


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JOD. 

78  Tos  manm  me  hMaroB,  7  me  fbr« 
mirón':  haxme entender *,  j  •prenderé 
tul  mandamientm. 

74  Let  ove  te 

«liiarado. 

78  Ooneeo»,  oh  JeiwvA,  qne  tn*  Jálelos 
«M  justicia,  y  fw  eenfenne  &  t«  fldM» 
dadnieidliglíteai. 

78  Sea  ahon  tu  mtoeitoerti»  pera  oon> 
Mlinne,  cealbnne  &  lo  que  has  dieho  & 
tatierro. 

77  Vengan  i  mí  tus  misericordias,  y 
vlm;  povqpie  to  lejr  m  mi  deleite. 

78  Sean  arei^omados  los  soberMos, 
poique  sin  causa  me  han  oalnronlade  « : 
yo  empero  meditase  en  tus  mandunl- 

CDtOS. 

79  Tómense  á  mi  los  q[Be  te  temen,  j 
oenoeen  tus  teetlmonloe. 

80  Sea  mi  coratiDa  integro  en  tus  es- 
tatDtos{  porgue  no  sea  ]io  avcrgon* 
zado*. 

CAPH. 

81  Deaíklleee^  mi  alma  <f«  éi 
■alud,  esperando  ea  tu  palabra. 

8S  Iwsfitilecieroa  mis  o}os  por  tu  pala» 
bia,  didende:  ¿Guando  me  oonsola* 
ris? 

88  Porque  estoy  como  el  odre  al  hu- 
mo :  mat  no  he  olrldado  tus  estatutos. 
*  84  ¿  Cuantos  son  los  días  de  tu  sierro  ? 
i  cuando  harás  Juicio  contra  los  que  me 
pcrsicnenf  ? 

85  Los  soberbios  me  han  oavado  hojos  r : 
mas  no  oltran  según  tn  ley. 

86  Todos  tus  mandamientos  «nn  ver- 
dsd«:  sin  causa  me  persiguen,  ayiidame. 

87  Oari  me  han  echado  por  tierra :  mas 
yo  no  he  d^ado  tus  manaamientos. 

88  yiTiflcan<e  conforme  &  tu  miseri- 
cordia, y  guardaré  los  testimonios  de  tu 
boca. 

LAMED. 

8P  Fkra  siempre,  oh  Jehorá  ',  perma- 
nsce  tu  palabm  en  loa  eleloe. 

90  Por  jeeneraeion  y  generación  e«  tu 
▼etdad:  td  afirmaste  U  tierra,  y  per- 


por  tu 


'Uli 


IB.  114. 


Klu. 


^¿*aii 
>N-».ia 


81  Por  tu  ordenación  perseveran  hasta 
boy «  Im  eam*  criadas;  porque  todas 
días  te  sirven. 

88  Si  tu  ley  no  htiUett  Mo  mis  de- 
lidaí,  ya  en  mi  afliocioa  hubiera  pere- 
cido, 

83  Nunca  Jamás  me  olvidaré  de  tus 
nandamientos ;  porque  con  ellos  me  has 
vitifieado. 

M  Tuyo  tos  yo,  guárdame ;  porque  he 
DUteado  tus  mandamientos. 

95  Los  impíos  me  han  aguardado  para 
dettrnbrnie:  «km  yo  entoideré  en  tus 
tntimoiUos. 

96  A  toda  perfBOoíon  he  visto  fin ;  an- 
cbo  sobremanera  et  tu  mandamiento. 

MElc. 

97  ¡  Cuanto  amo  yo  tu  ley!  todo  el  día 
et  eila  mi  meditación  «. 

98  Me  has  iMeho  mas  sidiio  que  mis 
enemigos  een  tus  mandamientos :  por> 
qoe  me  son  eternos. 

98  Mas  que  todos  mis  ensenadersa*  he 
*^i**Bdidet  porque  tus  «cstlmonlea  Aoii 
«m  mi  medltaeíon. 

188  Mss  que  los  vl^os'  be  entendido : 
P«qae  he  muaáado  tus  maadamientoe. 

101  De  todo  mal  camino  oontnve  mis 
P*"'^  para  guardar  tu  palabra. 

108  No  me  aparté  de  tus  Juleioa :  por- 
4«wtdmeenaSste. 

188  iCnsn  dulces  son  á  mt  paladar 
<«  palabnsi !  mns  que  la  miel  á  mi 
ooca. 


104  De  tus  mandamientoe  Iw  adquirido 
Inteligencia :  por  tanto  Iw  aboereado  to- 
do camino  de  mentira  «. 

NUN. 

105  Lámpara  et  á  mis  pies  tn  palabra, 
y  lumbrera  á  mi  camino  ¿. 

108  Juré*  V  ratifiqué  el  guaidar  lea 
Juicios  de  tu  Justicia. 

107  Aflisin»  estoy  en  gran  manera: 
oh  Jebová,  vivlfioanie  oonflmne  á  tu 
palabra. 

loe  Ruégete,  oh  Jehová,  te  sean  egra- 
dables  los  sacrificios  voluntarios  de  mi 
boca/ :  y  enséAame  tus  Juldoa. 

100  De  continuo'  tmgo  mi  alma  en 
mi  mano:  mas  no  me  ne  olvidado  de 
tu  ley. 

lio  Pusiéronme  laaoA  los  impíos :  em- 
pero yo  no  me  desvié  de  tus  mandami- 
entos. 

111  Por  heredad '  be  tomado  tus  tM- 
timonios  para  siempre;  porque  «m  d 
goco  de  nu  coraxoo  *. 

lis  Mi  coranm'  InéHnd  á  poner  por 
obra  tus  estatutos  de  continuo,  hasta 
el  fin. 

6AMECH. 

118  Los  pensamientos  vanos  aborreaeo  ¡ 
mas  amo  tu  ley. 

114  Mi  escondedero  «  y  mi  escudo  tru 
tü ;  en  tu  palabra  he  esperado. 

115  Apañaos  de  mí,  mallgnoe* ;  pues 
o  guárdala  los  mandamientos  de  mi 
Wos. 

118  Susténtame  oooforme  á  tu  patabia, 
y  viviré:  y  no  me  avergttenoes  de  mi 
esperanza. 

117  Sostojnme,  y  seré  salvo}  y  delel- 
táreme  siempre  en  tus  estatutos. 

118  Hollaste  á  todos  ios  que  se  desvian 
de  tus  estatotos :  porque  mentira  u  su 
enflalk». 

lio  Como  escorias  hldste  eonsmnlr  á 
todos  los  impios  de  la  tierra* :  por  tanto 
yo  he  amado  tus  testimonios. 

180  Mi  carne  se  ha  estremecido  por 
temor  de  tí  j  y  de  tus  Juicios  tengo 
miedo. 

AIN. 

ISl  Juicio  y  Justicia  he  hecho :  no  me 
dejes  á  mis  opresores^». 

las  Responde  por  tu  siervo  para  bien  t: 
no  me  ha^an  violencia  loa  soberbios. 

188  Mis  ojos  desMleoieron  por  tu  aa- 
lud  r,  y  por  el  dicho  de  tu  Justloia. 

104  Hñ  oon  tu  siervo  según  tu  mlaeii- 
cordia,  y  enst^fiame  tus  estatutos. 

185  Tu  dervo  soy  yo ;  dame  entendi- 
miento, para  que  sepa  tus  testimonioa. 

196  Tiempo  es  de  hacer,  oh  Jehová; 
disipado  han  tu  ley. 

127  Por  eso  he  amado  tus  mandami- 
entos mas  que  el  oro*,  y  mas  que  ti  oro 
muy  puro. 

188  Por  eso  todos  les  mandamientos  de 
todas  las  cosas  estimé  rectos;  abonaei 
todo  camino  de  mentira. 

PE. 

180  MaraviUesoe  mm  tus  testimonios  * : 
por  tonto  los  ha  guardado  mi  alma. 

180  El  principio  de  tus  palabras  alum- 
bra ;  hace  entender  á  los  simples  «. 

181  MI  boca  abii  y  suspiré;  porque 
deseaba  tus  mandamientos. 

18B  Mírame,  y  ten  misericordia  de  mí, 
como  acostumbras  con  los  qne  aman  tn 
Nombre. 

188  Ordena  mis  nasoa  coa  tu  nala- 
bn« ;  y  ninguna  inlbuidad  se  enseñoree 
demí/. 

184  Redímeme  d«  la  violencia  de  lea 
hombres,  y  guardaré  tus  mandamien- 
tos. 


«P10.8.U. 


'Pm.  8.13. 
■Keh.10.88L 


/H»b.l8.U. 
«Job  18.14. 


*  Pro.  1.11, 
13. 

«Dea.  88.4. 

»Jer.l«.ie. 
<  a  Cr.  18. 8. 


"flaLSI.?. 

y9Ll. 
»8aLl88LlO. 

ice.  U.  88. 


M. 


P81i.gT.2a, 
88. 
tls.  88.14. 

*-i«r.  88. 


'  Bal.  IB.  10. 
Pro.  8. 11. 


(ver.  18. 


•Prs.1.4. 
y  9. 4.8. 


•  Sal.  IT. «.. 
r  Sel.  19. 18 

Book&ia, 

14. 


SALMOS. 


•  Kn.e.95, 
M.4.8. 

•Jar.  9. 1.a. 
yia.17. 
▼  14. 17. 
fa.9.4. 

»8id.fl0.9. 

«810.12.8. 
T18.80L 

ii8ftLS.8. 

jiso.a. 


•M.U0.3I. 

etc. 


/LM.SLa> 


vSaLSS.!. 
74S.1. 
lUe.7.». 


»18«.M.U, 
17. 
798.11,38. 

<T».lll. 


ftPto.S.S. 
la.  88. 8. 


teiplandeBca 
ent¿fiame  tos  et- 


185  Has  que  tu 
■obre  tu  siervos;  y 
tmtttto*. 

186  Ríos  de  aguas  desoendienm  de  mis 
qjos*,  poique  no  guardaban  tu  ley. 

ZADDI. 

187  Justo  em  til,  oh  Jehori,  y  xeetos 
tus  Juicios. 

188  Tus  tasünonios,  qtu  has  recomen- 
dado, «m  rectos  j  muy  fieles. 

189  Mi  zelo  me  ha  consumido  b;  por- 
que  mis  enemigos  se  olvidaron  de  tus 
palabras. 

140  Sumamente  acendrada  es  tu  pala* 
bca ;  y  la  ama  tu  siervo  «. 

141  Pequefko  sosf  ro  y  desechado ;  nuu 
no  me  he  olvidado  de  tus  mandamientos. 

148  Tu  justicia  e«  Justicia  etenw,  y  tu 
Iqr  la  veraad. 

148  Aflicción  y  angustia  me  hallaron  ¡ 
tnat  tus  mandamientos  fueron  mis  de- 
leites. 

144  Justida  eterna  son  tus  testimonios ; 
dAme  entendimiento^  y  viviré. 


COPH. 

145  Clamé  con  todo  mi  corazón;  tct- 
pdndeme,  Jebevá,  y  guardaré  tus  csU- 
tutos. 

146  A  ti  clamé;  sálvame,  y  guardaré 
tus  testimonios. 

147  Anticípeme  al  alba',  y  dame :  es- 
peré en  tu  palabra. 

148  Previnieron  mis  qjos  las  velas  d*  la 
tudte,  para  meditar  en  tus  dichos. 

14D  Oye  mi  voz  conforme  A  tu  miseri- 
cordia, oh  Jchorá:  vivifícame  conforme 
átnjidcio. 

100  Acercáronse  los  que  m»  persiguen 
á  la  maldad ;  aleáronse  de  tu  ley. 

151  Cercano  utát  tú,  oh  Jehová«¡  y 
todos  tus  mandamientos  «m  veidad. 

1S8  Ya  ha  mucho  que  he  entendido 
de  tus  mandamientos,  que  para  siempre 
losflmdaste/. 

RESH. 

158  Mira  mi  alUcdon,  y  líbrame;  por- 
que de  tu  ley  no  me  he  olvidado. 

154  Aboga  mi  causa,  y  redímeme^ : 
vivifícame  con  tu  dicho. 

156  LéJos  ettá  de  los  impíos  la  salud, 
porque  no  buscan  tus  estatutos. 

166  Muchas  «m  tus  misericordias,  oh 
Jeho^ :  vivificame  confbrae  á  tus 
Juidos. 

167  Huchea  «m  mis  perseguidores  y 
mis  enemigas;  nuu  de  tus  testimonios 
no  me  he  apartado. 

156  Veia  A  los  prevaricadores,  y  car- 
comíame ;  porque  no  guardaban  tus 
palabras. 

160  Mira,  oh  JehovA,  que  amo  tus 
mandamientos:  vivifícame  conforme  A 
tu  misericordia. 

160  El  principio  de  tu  palabra  et  ver- 
dad :  y  eterno  es  todo  Juicio  de  tu 
Juatioia. 

■8IN. 

161  Príndpes  me  han  persaguido  sin 
causa  h :  mas  mi  corazón  tuvo  temor 
de  tus  palabras. 

168  Gozóme  yo  en  tu  palabra',  eomo 
el  que  halla  muchos  despiq{os. 

168  La  mentira  aborrezco  y  abomino ; 
tu  ley  amo. 

164  Siete  veces  al  dia  te  alabo  sobre 
los  Juicios  de  tu  Justicia. 

165  Mucha  paz  tienen  los  que  anum 
tu  ley  * ;  y  no  Jtag  para  ellos  tropiezo. 

166  Tu  salud  he  esperado,  oh  JehovA, 
y  tus  mandamientos  ne  puesto  por  obra. 

107  Mi  alma  ha  guardado  tus  testimo- 
nios, y  helos  amado  en  gran  manera. 

108  Guardado  he  tus  mandamientos  y 


tus  testimonios,  porque  todas  mis  csmi- 
nos  c«<d«  delante  de  ti  ^ 

TAÜ. 

lOB  Acerqúese  mi  clamor  delante  de  ti, 
oh  JehovA  i  ^me  entendimiento  coa- 
forme  A  tu  palabra  ■». 

170  Venes  mi  oraeioD  delante  de  tí: 
líbrame  confiarme  A  ta  dicho. 

171  Mis  labios  rebosarAn  alabanza, 
cuando  me  enseflares  tus  estatutos*. 

178  HablarA  mi  lengua  tus  dichos; 
porque  todos  tus  mandamientos  «oa 
justicia. 

178  Sea  tu  mano  en  mi  socorro,  ponpie 
tus  numdamientoa  he  escogido*. 

174  Pescado  he  tu  salud,  oh  JdiovA; 
y  tu  ley  es  mi  del  ida/. 

175  Viva  mi  alma,  y  alAbete;  y  tos 
Juicios  me  ayuden. 

176  Yo  anduve  errante  oomo  oveja  ex- 
traviada f :  busca  A  tu  (áervo,  porque  no 
me  he  olvidado  da  tus  mandamientos. 


f  ff<0- 


SALMO  CXX. 
laaoea  <f  Dio*  eomint  Im 

Umeia  de  tm»  •— iffss. 

Cántico  gradual. 

A  JEHOVA  llamé  estando  en  angus- 
tia, y  él  me  respondió*. 
9  Libra  mi  alma,  oh  JehovA,  de  labio 
mentiroso,  de  la  lengua  firaudulenta. 

8  i  Qué  te  darA,  O  qué  te  aparovecbaeA 
la  lengua  engafkín  ? 

4  Be  oomo  saetas  de  valiente  agudas  con 
brasas  de  enebros. 

5  ¡  Ay  de  mí,  que  peicgrino  en  Me- 
sechb,  u  habito  entre  las  tiendas  de 
Kedar«! 

6  Mucho  se  detiene  mi  alma  coa  los 
que  aborrecen  la  paz. 

7  Yo  «oy  pacíñco :  mas  etlos,  ad  que 
hablo,  me  hacen  guerra. 

SALMO  CXXL 

Kl  Belh¡r  e$  eegwro  r^pio  f  drenen  de  ofw- 

Uoe  qmepaneme»  SI  n»  eoMjfoaM. 

CAntíco  giadoal. 

ALZARA  mis  ojos  A  los  montes*, de 
donde  vendiA  mi  socorro. 

8  Mi  socorro  viene  de  JehovA,  que  biso 
los  cidos  y  la  tierra. 

8  No  dará  tu  pié  al  resbaladero^;  ni 
se  dormirá  el  que  te  guarda. 

4  Ré  aquí  no  se  adormecerA  ni  dormlxA 
d  que  guarda  A  Israel. 

5  JdiovA  eerá  tu  guardador:  JdiosA 
eerá  tu  sombra  A  tu  mano  derecha*. 

O  El  sol  no  te  fktigarA  de  día',  ni  la 
luna  de  noche. 

7  JehovA  te  guardarA  de  todo  mal*: 
él  guardará  tu  alma. 

8  JehovA  guardarA  tu  salida  y  tu  en- 
trada desde  ahora  y  para  siempre. 

SALMO  CXXIL 
David  mmeilra  eu   gaeo  eem  las  ■>■•■■  V 
«qMTOiíaa  de  mdver  4  /«rtMolcfli,  fer  «V* 
prceperidad  exhorta  á  orar. 

CAntíco  gradual  de  David. 

YO  ma  alagré  con  loe  que  ase  degtai: 
A  la  casa  de  JehovA  iremos*. 
8  Nuestros  pies  eatuvieroai  en  tus  peer- 
tas,  oh  Jenisalem. 

B  Jerusatem,  que  se  ha  edificado  eeme 
una  dudad  que  estA  bien  unida  entre  sL 

4  Y  aUA  subieron  las  tribus,  laa  tiüM 
de  JAH,  ooi|/bnne  al  testimonio  daAr  A 
Israel,  para  alabar  d  nombre  de  JehovA. 

5  Porque  saiA  catAa  las  dUas  dd  Jd- 
ciol*.  las  siUaa  de  la  oasa  de  David. 

6  Pedid  la  paz  de  Jcrusalem:  tean 
proapcrados  los  que  te  aman. 

7  Haya  paz  en  tu  antemuro,  jr  datcaaso 
en  tus  paladas*. 


IhLUlLl 


•ín>.S.t?. 


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LacUit 


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«M-lil 


*Il.lik> 

IM.&8. 


SALMOSL 


^?¿ 


8  Por  amor  de  mis  hcrmanM  j  mis 
eompaHeros  hablmé  aho»  pu  de  tf. 

9  A  CMiM  de  la  casa  de  Jehová  nueatro 
Dios  buBcazé  bien  para  ti. 

SALMO  CXXIII. 
Profota  c2  jNwblo  «I(  JMo»,  «w  M  ál  «alo  tt«n« 

lenpordremmUodtelhu. 
Oáatíoo  gnutaal. 

ATI,  (fom  haUtai  en  loa  délot,  aisé 
mia  o)<M. 
8  H¿  aquí,  como  los  ojos  de  Io«  sierros 
miran  &  la  mano  de  sus  sefiores,  y  como 
los  cúos  de  la  sierra  4  la  mana  de  s« 
wñon,  así  nuesbos  c(jos  miran  4  Je. 
bová  naestro  Diot,  basta  que  haya  mi< 
sericordia  de  nosotros. 

3  Ten  misericordia  de  nosotros,  oh 
JeboTá;  ten  misericordia  de  nosotros, 
ptnrqae  estamoa  muy  hartos  de  menos- 
precio. 

4  Muj  harta  est4  nuestra  alma  del 
escarnio  de  los  holgados,  y  del  menos- 
precio de  los  soberbtos. 

SALMO  CXXIV. 

ProfeAi  «i  mwUo  <f«  i>lM,  MM  por  Mfo /a»«r 
nq»  «  Ubre  M  furor  <fl  nu  mumifo». 

Cintico  gradual  de  David. 

ANO  haber  estado  JehoT4  por  noa- 
otros,  diga  ahora  Israel ; 

5  A  no  haber  estado  JehoT4  por  noa- 
otros,  cuando  se  levantaron  contra  nos- 
otros los  hombres, 

8  Vivos  nos  habrían  entdnces  tragado, 
cuando  ae  encendió  su  furor  en  nosotros. 

4  EnuSnoes  nos  habrian  inundado  las 
aguas :  sobre  nuestra  alma  hubiera  pa- 
sado el  torrente ; 

5  Hubieran  entdncea  pasado  sobre  nu- 
estra alma  las  aguas  soberbias. 

6  Bendito  Jehov4  que  no  nos  dio  por 
imaa  4  sus  dientes. 

7  Nuestra  alma  escapó,  cual  ave,  del 
lazo  de  los  cazadores :  quebróse  el  laxo, 
7  escapamos  nosotros. 

8  Nuestro  socorro  «  en  él  nombre  de 
Jéhovi,  que  hizo  el  cielo  j  la  tima. 

SALMO  CXXV. 

Aof  eu^ímm  y  forttOtM  á  Iw  myw,  para 

V  «o  tea»  vtneidM  de  lo  maUtia.  El  qtu 

Ptrtntríirt,  ttrá  prosperado:  «{  fw  m  de 

f«n  vencer,  terá  eonlado  jr  pasado  Mfrw 


Jai 


Cántico  gradual. 
T  08  que  confian  en  Jehov4  «on  como 
*^A  monte  de  Sion,  fue  no  deslizara; 
estaii  para  siempre. 

2  Como  Jemsafem  Hene  montes  al  re- 
dedor de  eUa,  así  Jefaov4  al  rededor  de 
ni  pwblo  desde  ahora  y  para  siempre. 

3  Porque  no  repoaar4  la  vara  de  la 
impiedad  sobre  la  suerte  de  los  Justos* ; 
porque  no  extiendan  los  Justos  sus  ma- 
i>«  a  la  iniquidad». 

4  Haz  bien,  oh  Jeliov4,  4  los  buenos, 
7  a  los  fue  «on  rectos  en  sus  corazones. 

¿  Mas  4  loa  que  se  apartan  traa  sns 
prnercidades,  Jehov4  los  Uevar4  con 
loa  que  obran  iniquidad:  u  pax  terá 
•otae  Israel*. 

_  SALMO  OXXTI. 

ANra«  fat  elegrea  del  «mUo  de  Dio»  wlH- 
«Mo  w  la  emtUvidad  de  BahOoaia.  Ora 
por  la  tíUrtad,  de  la  eaal  kaee  hugo  elara 

CámHeo  graéual. 
riUANDO  Jehov4  hiciere  tomar  la 
y  cautividad*  de  Sion,  seremos  como 
««gneweflan. 

J  Entonces  nuestra  boca  se  henchiT4 
*  J«a»  j  nuestra  lengua  de  alabanza : 
entúDoes  dirán  entre  las  gentes :  ürandes 
<om  ha  hecho  Jehov4  con  estos. 


8  dnades  ooau  ha  h9ebo  Jdiov4  oon 
nosotros :  estaremos  alegres. 

4  Haa  volvor  nuestra  cautividad,  oh 
Jehov4,  como  los  arroyos  en  el  Austro. 

5  Loa  que  sembraron  con  lAgrimas, 
oon  reeocUos  segar4n&. 

6  Ira  andando  j  llorando  el  que  lleva 
la  preciosa  simiente :  ma*  volveri^4  voair 
con  regocijo  trayendo  sus  gavillas*. 

SALMO  CXXVII. 

JFn  toda  taerte  de  negoeio$t  y  muy  emeeiei- 

mmOe  m  la  obra  de  la  piedad,  etn  la  bii- 

dieio»  de  JHoe  no  hay  oue  eeperar  tom 

Binj/ular  dam  éi  Ifioe  eeu  loa  bmtuo» 


S' 


Ointico  gradual  para  Saloman. 

I  Jehov4  no  edificare  la  casa,  en  vano 
trabajan  los  que  la  edifican :  si  Je- 
hov4  no  guardare  la  ciudad,  en  vano 
vela  la  guarda. 

9  Por  deraáa  oa  «t  el  madrugar  4  !•- 
vant4ros»  el  veniros  tarde  4  reposar,  el 
comer  pan  de  dolores:  pues  que  4  sn 
amado  dar4  Dios  el  suefto. 

8  Hó  aquí  heredad  de  Jdiov4  son  los 
h^oa*!  cosa  de  estima  el  fruto  del 
vientre» 

4  Como  saetas  en  mano  del  valiente, 
aaí  ipR  loa  hijos  habUoe  en  la  Juventud. 

5  Bienaventurado  el  hombre  que  hin* 
chió  su  aUaba  de  ellos :  no  8er4  avergon- 
zado cuando  hablare  oon  los  enemigos 
en  la  puerta  i. 

SALMO  CXXVIII. 
FeUeidad  do  aqutUoemie  viveu  en  d  Umor 

Cántico  gradual. 

BIENAVENTURADO  todo  aquel 
que  teme  4  Jdiov4«,  que  anda  en 
sus  caminos. 

8  Guando  comieres  el  trabqo  de  tus  ma- 
nos b,  bienaventurado  tü,  y  tendrás  bien. 

8  Tu  mi^er  eerá  como  parra  que  lleva 
fruto  4  los  lados  de  tu  casa:  tus  hijos, 
como  plantas  de  olivas  al  rededor  de 
tu  mesa«. 

4  Hé  aquí  que  así  aer4  bendito  el  hom- 
bre que  teme  4  Jehov4. 

6  Bendígate  Jehová  desde  Sionii,  y 
veas  el  bien  de  Jerusalem  todos  los  dias 
de  tu  vida. 

6  Y  veas  los  hijos  de  tus  hijos,  y  la 
paz  sobre  Israel*. 

SALMO  OXXIX. 
Preletta  él  puehlo  de  Dioe  que  eon  eolo  él 
fawr  luyo  ka  veneUo  4  mu  enemiffoe,  d 
fuienee  detmaeia  eterna  iitfeIMdad. 

Cántico  gradual. 

MUCHO  me  han  angustiado  desde 
mi  juventud»,  puMe  decir  ahora 
Israd: 

2  Mucho  me  han  angustiado  desde  mi 
Juventud ;  mas  no  prevalecieron  contra 
mí. 

3  Sobre  mis  espaldas  araron  los  ara- 
dores ;  hicieron  largos  surcos. 

4  Empero  Jehová  Justo  cortó  las  ooyvn- 
das  de  los  impíos. 

5  Serán  avergonzados,  y  vueltos  atiAs 
todos  los  que  aborrecen  4  Sion. 

6  Serán  como  la  yerba  de  los  tejados, 
que  se  seca  antes  que  crezca  b : 

7  De  la  cual  no  hinchió  segador  su  ma- 
no, ni  sus  brazos  el  que  hace  gavillas ; 

8  Ni  dHeron  los  que  pasaban:  Bendi- 
ción de  Jehov4  «ea  sobre  vosotros»;  os 
bendecimos  en  el  nombre  de  Jehová. 

SALMO  CXXX. 
Oración  de  «n  ánimo  piadoeo,  tocado  de  ver- 
dadero  tenUmimto  de  eu  pecado,  p  de  ¡a 
nUterieordia  de  Dioe. 

G4ntico  gradual. 


»Jeb81.]a, 
14. 

•  Eal.  30. 1. 


•008.83.5. 
18a.a.fi. 


»  Job  6. 4. 


•Sal.  118.1. 

» is.  8.  xa 

«Sal.  144.13. 

<lBaL184.3. 

•Sal.  196.  & 


•Bz.1.18. 
14. 
La.  1.2. 


h  Hat.  18.  e. 


•  Baih  3.  4. 


SALlfOa 


>  La.  S.  56. 

Jan*  2.  a. 


i  Job  34. 14. 

8al.  143. 1 

Bom.  3.  aO, 

34. 
<Jor.S8.8,9. 

2  Ti.  a.  19. 


<<SaL103.8. 
'  MatLIL 


»  2  8«.  7. 1, 
etc. 


M  8t.  4. 4, 
etc. 

•  SbI.  99. 5. 
<(SCr.e.«t, 
42. 


*2S«.7.ia. 
1  Bey.  8. 25. 
2Gr.e.l6. 
Sal.  80. 8, 4. 


/Sal.  68. 16. 
«Sal.  147. 14. 

^  ver.  9. 

i  Bi.  39.  SI. 

Lne.  1. 69. 

*aCr.U.7. 


DE  IM  i»oAiiidM«>  oh  JOmH,  i  ti 
clamo. 
S  Se&or,  oye  mi  voz :  eatén  ateittos  tns 
oidot  á  la  vot  de  mi  tüpUca. 

8  JAH,  si  mirares  ¿  loa  pecados,  ¿  qui- 
én, oh  SeiWir,  podrá  manteDeíae^  ? 

4  Empero  Hcm  perdón  cerca  de  ti,  para 
que  seas  temioo  «. 

5  EspenS  jo  á  JehoT&,  espero  mi  alma, 
en  8U  palabra  he  enierado. 

6  Mi  alma  etperó  &  JehovA  mas  que 
los  centinelas  ¿la  maflana ;  mat  que  los 
vigilantes  &gu*  la  maflana  venga. 

7  Espere  Israel  k  Jehová )  porque  en 
JehoTft  hajf  misericordia,  y  abundante 
redención  con  él  d. 

8  V  él  redimirfr  &  Israel  de  todos  sus 
pecados*. 

SALMO  CXXXI. 
Oántieo  {fraiual  de  Daeid, 

JEHOVA,  no  se  ha  eoTaneeido  mi 
coraston,  ni  mis  ojos  se  enalteoieron ; 
ni  anduve  en  grandezas,  ni  «n  cosas 
para  mí  demasiado  sublimes. 

5  En  Terdad  que  «i  me  he  compor- 
tado, y  he  acallado  mi  alma  como  un 
niiW>  destetado  de  su  madre:  como  un 
niflo  destetado  ettít  mi  alma. 

3  Espera,  oh  Israel,  en  Jéhovi  desde 
ahora  y  para  siempre. 

SALMO  CXXXII. 
Ora  a  ptwMo  át  Dio»  p&r  la  reftauraeioH  de 
tu  Keimo,  eot^orm»  akupromeeae heAat  é 
JDavid. 

Cántico  gradual. 

ACUÉRDATE,  oh  JehoT&,  de  Da- 
.  vid,  !f  de  toda  su  aflicción. 
2  Que  juró  él  ¿  Jehová,  prometió  al 
flierte  de  Jacob  •  diciendo : 

8  No  entraré  en  la  morada  de  mi  casa, 
ni  subiré  sobre  el  lecho  de  mi  estrado ; 

4  No  daré  sneflo  á  mis  ojos,  ni  &  mis 
párpados  adormecimiento, 

6  Hasta  que  halle  lugar  para  Jehová, 
moradas  pata  el  fuerte  de  Jacob. 

6  Hé  aquí,  en  Ephrata^  olmos  de  ella: 
haU&mosla  en  los  campos  del  bosque. 

7  Entrarlos  en  sus  tiendas ;  encor- 
vamos hemos  al  estrado  de  sus  pies  a. 

8  Levántate,  oh  Jehová,  á  tu  reposo  d ; 
td  y  el  arca  de  tu  fortaleza. 

9  Tus  sacerdotes  se  vistan  de  justicia, 
y  regocíjense  tus  santos. 

10  Por  amor  de  David  tu  siervo  no 
vuelvas  de  tu  ungido  el  rostro. 

11  Beta  verdad  Juró  Jehová  á  David, 
y  no  se  apartará  de  ella :  Del  fhito  de  tu 
vientre  pondré  sobre  tu  trono*. 

18  Si  tus  hijos  guardaren  mi  alianza*  y 
mi  testimonio  que  yo  les  enseflaró,  sus 
iújo»  también  se  sentarán  sobre  tu  trono 
para  siempre. 

13  Porque  Jehová  ha  elegido  á  Sion ; 
deseóla  por  habitación  para  si. 

14  Este  eerá  mi  reposo  para  siempre/: 
aquí  habitaré,  porque  la  he  deseado. 

15  A  su  mantenimiento  daré  bendición : 
sus  pobres  saciaré  de  pan  9. 

16  Asimismo  vesUré  á  sus  saoerdotes 
de  salud,  y  sus  santos  daorán  vocea  de 
Júbilo  A. 

17  Allí  hará  reverdecer  ti  euemo  de 
David  f:  he  prevenido  lámpara  á  mi 
ungido*. 

18  A  sus  enemigos  vestiré  de  oonfiísion : 
mas  sobre  él  florecerá  su  corona. 

SALMO  OXXXIII. 
la  im(m  áe  la  Ightia  em  verdadera  eaaMaá 

ee  aialbaáa. 

Cántico  gradual  de  David. 
IRAD  onan  bueno  y  cuan  delicioso 
ee  habitar  los  hermanos  igualmente 


S  Be  como  él  bncn  óleo  sobre  la  ca- 
beza,  el  cual  desdende  sobre  la  barba, 
eehre  la  barba  de  Aaron«,  y  que  b^ja 
hasta  el  borde  de  su*  vestiduras : 

8  Como  el  rocío  de  Hermon^,  como  ü 
que  dieaciende  sobre  los  montes  de  Sion: 
porque  allí  envía  Jehová  bendición^  y 
vida  eterna. 

SALMO  OXXXIV. 

Adiorta  á  loe  eemHaaa»  aUbamaae  de  2>i«^ 
etpeeialmente  d  toe  minittroe  dd  Mehe 
callo. 

Cántioo  gradual. 

IRAD,  bendecid  á  Jehová,  Mt* 
o<ro«  todos  los  siervos  de  Jdiová, 
los  que  en  la  casa  de  Jehová  estáis  por 
las  noches». 

8  Alzad  k  vuestras  manos  al  santuario, 
y  bendecid  á  Jehová. 

8  Bendígate  Jdiová  desde  9km«,  el 
cual  ha  hwho  los  cidos  y  la  tierra. 

SALMO  CXXXV. 


•iLSIkilk 

»Iln.itt. 


M' 


•ICtli 
tlTLlt 


M' 


en  uno. 


Exhortación  i  alabar  d  Dioe  por  tu  loedai¡ 
por  M  poder,  ^  por  mt  Jnietoe  en  favor  dt 
eu  eteogido  puelHo.   Vanidad  de  toitíolot. 

Aleluya. 

ALABAD  el  nombre  de  Jehová;  ala. 
badíe,  siervos  de  Jehová. 
8  Los  que  estala  en  la  casa  de  Jdiová, 
en  los  atrios  de  la  oaaa  de  nuestro  Dios, 
8  Alabad  á  JAH,  porque  ee  bueno  Je- 
hová :  cantad  salmos  á  su  Nombre,  por- 
que ee  suave. 

4  Porque  JAH  ha  escogido  á  Jacob 
para  sí,  á  Israel  por  posesión  spya*. 

5  Porque  yo  sé  que  Jehová  ét  grande, 
y  d  Seftor  nuestro,  mayor  que  todos  los 
dioses  b. 

6  Todo  lo  que  quiso  Jehová  ha  hecho 
en  los  cielos  y  en  la  tierra*,  en  las  ma- 
res^ en  todos  los  abismos. 

7  £1  ee  el  que  hace  subbr  las  nubes  dd 
cabo  de  la  tierra^;  él  hizo  los  relám- 

Sagos  para  la  lluvia*;  él  saca  los  vientos 
e  BUS  tesoros. 

8  Él  e«  e/  que  hirió  los  primogénitos  de 
Egipto,  desde  el  hombre  hasta  la  liestla/. 

9  Envió  seitalea  y  prodigios  en  medio 
de  tí,  oh  Egipto',  sobre  PlwsBon,  y 
sobre  todos  sus  dervos. 

10  El  que  hirió  mudias  gentes,  y  maté 
reyea  poderosos: 

11  A  Sehon,  rey  Amorrhéo,  y  á  Off, 
rey  de  Basan,  y  á  todos  loa  reinos  de 
OanaanA. 

18  T  dio  la  tierra  de  elloa  en  lieiedad; 
en  heredad  á  Israel  su  pneUo. 

18  Oh  Jeliová,  eterno  ee  tu  Nombre: 
tu  memoria,  oh  Jehová,  par»  gencn- 
don  y  generación  <. 

14  Porque  juzgará  Jehová  sn  pvddo,  y 
arrepentnáse  sobre  sus  siervos. 

15  Loa  ídolos  de  las  aentea  «on  plata  y 
oro,  obra  de  manos  de  nombres  K 

16  Tienen  boca,  y  no  liablan;  Henea 
ojos,y  no  ven ; 

17  Tienen  or^as,  y  no  oyen :  tampoco 
hay  espirito  en  sus  bocas. 

18  Cmno  ellos  son  tos  que  loa  hoeen; 
todos  los  que  en  ellos  confian. 

19  Casa  de  larad,  bendedd  á  Jdiová: 
casa  de  Aaron ,  bendedd  á  Jehová : 

80  Casa  de  Levl,  bendeeid  á  Jdiová: 
los  que  teméis  4  Jdiová,  bendedd  á 
Jdiová. 

81  Bendito  de  Sion  Jdievá,  que  mora 
enJernaalem.  Alduyo. 

SALMO  CXXXVL 
JBMoiia  A  tae  dlvüíae  oláhoneat  par  la  ^rw' 
dibte  de  ta  hondea  de  JXot,y  de  m  «¿wy 
«onKa,  manifeUtadOM  en  toe  ebrue  di  u 
ereaeion  dd  mnnda,  en  la  redimeiem  de  en 
pneUo,  y  wntotnal  pnwMmdo. 


»8d«.l 
yJÍ.Í. 

•  M.UÍI 
Du.ilL 

yli» 
•Mftfl 

/Ex.li« 

ítoVll. 

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da. 
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Ct.KM. 
XVÍÍL 
IÍS.U. 
•Lio.  17. 


iln.18. 

ln.l.li 


lili  a. 


til  a, 

W-;8.18. 


fcllM. 

Huís, 

lis.  21 


h.llL 


Ka» 


ALABAD  A  Jdwvá,  poique  «t  bu- 
.  CBo:  pon|ut  pera  •IcmiMDe  «»  su 
miaccioocdlA  *• 

5  Alabad  ni  IMot  de  1m  dioses^ :  por- 
qne  pan  riempre  «t  su  mlaerlcordla. 

3  Alabad  el  8«fior  de  aefiores :  porque 
pan  ilem«re  e*  m  mlaearioenlla. 

4  Al  tai»  (pie  haoe  gnadea  aHoatto 
Uas«:  porque  para  ■icmpie  u  n  mieeii» 

CCMTdíS* 

6  Al  OM  hico  loa  eMos  eoa  eatendl- 
mienfo«:  povqoe  pera  aieinpie  ••  iu 
nilscaloeedia. 

6  Al  que  tendM  la  tierra  aebM  lea 
aguaa*:  porque  pan  lieenpie  et  au  mi- 
wrloofdU. 

7  Al  que  hito  les  grandes  laminailaa/: 
porqne  pan  siempre  e»  su  miseiloocdlá. 

8  El  sel  para  que  dominaae  en  el  dia: 
poraue  para  siempre  e*  su  misericordia. 

9  Le  luna  ;  las  estnllas  pera  que  d»> 
mhiaaen  en  la  noche :  porque  para  ai- 
enipre  u  su  misericordia. 

10  Al  que  fadrió  4  Egipto  en  ras  pai- 
mogáaitesf :  penase  para  siempre  es  su 
mitericordia. 

11  Al  que  sae4$  4  Israel  de  en  medio 
de  elles :  porque  pera  siempn  e«  su  mi> 
inlcordia. 

l»  Con  mano  Itaerte,  y  braao  exren- 
(iido ;  porque  pan  dempre  e«  su  mise» 
ricordia. 

18  AI  que  dMdió  el  mar  Bennejo  en 
paites* :  porque  pan  siempre  ei  su  mi* 
seiicordia. 

14  £  biso  pasar  4  Israel  por  medio 
de  él :  pesque  pan  siempce  es  su  mise- 
ricordia. 

16  T  arrojó  4  Pbaraon  y  4  su  ejército 
en  el  mar  Bermqo :  porque  para  siem- 
pre e«  su  misericordia. 

18  Al  que  pastoreó  4  su  pueMe'  por 
el  desierto:  porque  pan  siempre  u  su 
ssiserlcoidia. 

17  Al  que  hirió  grandes  nres^ :  porque 
paia  siempre  a  su  misericordia. 

18  T  mató  reyes  poderosos' :  parq;ne 
pan  demore  es  su  mlseiioocdia. 

19  A  Sehon,  rey  Amorrbéo :  porque 
pen  siempre  «•  su  miaerioordia. 

>0  T  4  Og,  re?  de  Besan :  porque  pan 
riempTC  u  su  miserieordia. 

91  V  dio  la  tierra  de  ellos  en  here- 
úadm:  porque  pava  siempre  es  su  mi- 
teñoattí». 

>9  Sn  heredad  4  Israel  su  sierro :  por- 
qne para  siempre  e<  su  misericordia. 

13  El  que  en  nuestro  abatimiento  se 
seotdó  de  noeotros*:  porque  para  si- 
empre a  sn  mieerieonlia. 

M  Y  nes  Nsoató  de  nuestros  cnemi- 
8M:  porque  pan  siecnpra  m  su  miseri- 
cordia. 

K  eIi  que  da  mantenimiento  4  toda 
cwne*:  pmoue  pan  stemprc  es  su  ml- 
«ericordiaT  ^     *^ 

98  Alabad  al  Oioe  de  los  délos :  porque 
pva  siempre  es  su  misericordia. 

SALMO  CXXXVII. 

Ut  Jndíoi  m  tu  taMvtrio  re&atan  eoef or 
eVNM  át  lot  támUeo»  tagralo»  de  m  tietra, 
fioqwftr  «»•  d»  ttemnúo  lu  invitaban 
*M  Bubií»mio$f  «MM»  e«il(0o  y  rmna  de  t» 
ff^daApreiUee  a^tíel  éálmiiia. 

JUNTO  4  los  rioe  de  BaMlonfa,  alU 
V  nos  sentábamos,  y  aun  Uorabamos 
'^^'''Aendones  de  Slon. 

8  Sobre  los  sauces  en  medHo  de  ella 
Migamos  nuestras  harpas. 

'  y  los  que  allí  nos  haUan  llevado 
^sátiros  nos  pedían  que  cantásemos ;  y 
■Mque  DOS  hablan  desolado,  nos  peditm 
fieRHa  éietendo:  Uantadnoe  oteatie  de 
»« litamos  de  aon. 


4  á  Cómo  eantarimee  eaaoloA  de  Je- 
Iwe*  en  üem  de  eatn&os  ? 

«  fli  me  olTid4re  de  |<,  oh  Jenualen, 
mi  diestra  sea  olvidada. 

«  Mi  letwua  se  uegué  4  mi  paiedar»  si 
de  ti  no  mt  ecoruÑ,  si  »o  enaals4ra  4 
Jerasalem  como  pwterente  asunto  de 
mi  alegría*. 

7  AoHiMate»  oh  JeboT4t  de  les  hijos 
de  Edom*  en  el  di»  de  Jerusalem;  qui- 
enes deoian:  Anaead,  «ccasadla  hasta 
los  doalealos. 

8  H^  de  BahUonU  destruida*,  Uen- 
arantando  4  que  te  dieve  el  pago  de  lo 
que  tu  nos  hioiste. 

9  BienaTonturado  el  que  teroaf4  y  ea- 
tnUará  tus  olAos  oontn  las  piedras  '. 

SALMO  OXXXVIII. 

David  alaba  fda  i  Dio»  íraeia»  for  íá*  fa^ 
voru  que  ae  il  habia  reeibido,  §  Mfera  la 
eontinuaeion  de  «So*  en  lo  for  vemit. 

Salmo  de  David. 

ALABARTE  he  con  todo  mi  cora- 
zón: delante  de  loe  dioses  te  ean- 
taré  salmos. 

8  Sncorvaréme  al  templo  de  tu  santu- 
ario, y  alabaré  tu  Nombre  por  tu  mise- 
rieorala  y  tu  verdad :  porque  hai  hecho 
magnifico  tu  Nombre,  jf  tu  dicho  sobre 
todas  las  cosas. 

a  £n  el  dia  que  clamé,  me  respondiste ; 
esf(irz4steme,  y  futide  fortaleza  en  mi 
alma. 

i;4  Oonfesarte  han,  oh  Jéhov4,  todos  los 
reyes  de  la  tierra,  cuando  habr4a  oido 
los  dichos  de  tu  boca. 

6  Y  eanter4n  de  los  caminos  de  Je- 
hov4.  Que  la  gloria  de  Jehov4  «t  grande. 

6  Porque  el  AltQ  Jebav4  atiende  al 
humilde;  mas  al  altivo %iira  como  de 
lejos. 

7  a  anduviere  yo  en  medio  de  la  an- 
gustia, tü  me  vivlñca!r48 ;  contra  la  ira 
de  mis  enemigos'  estenderás  tu  mano, 
y  salvar4me  tu  diestra. 

8  Jehov4  cumplir4  por  mí^ :  tu  mise- 
xicordia,  oh  JtfiovA,  el  para  siempre; 
no  dejax4s  la  obra  de  tus  manos. 

SALMO  OXXXIX. 
(MOm  David  la  lOmtriM»  jprovidmMa  d» 
Dio$t  vreeonte  m  todo  l«§ar,  y  á  «lum  nada 
te  oduta :  yrototla  él  eattigo  qme  OMorda  4 
lo»  <mm'of,  y  el  odio  eon  fne  mira  la  Mnpf- 
edad  de  dio»  ¡  y  pide  ter  pur\ficado  y  eon- 
dueido  por  el  redo  mmi^mo. 

AI  Mdsico  principal:  Salmo  de  David. 
H  Jehov4,  td  me  has  examinado*  y 
«onecido. 

8  Td  has  conocido  mi  sentarme  y  mi 
levantármela ;  has  entendido  desde  lé^os 
mis  pensamientoa  «. 

8  Mi  senda  y  mi  acostarme  has  rode- 
ado, y  est4i  inapuesto  en  todos  mis  ca- 
minos. 

4  Pues  aun  no  ecMl  la  palaíbra  en  mi 
lengua,  y  hé  aquí,  oh  Jehov4,  tü  la  su- 
piste toda^ 

«  Detras  y  delante  me  guanaeciete,  y 
sobre  mí  pusiste  tu  mane. 

6  Mas  manvilloaa  es  la  eiencla  que 
mi  capaeidad;  alU  ea,  no  puedo  eoaa* 
prenderla* 

7  ¿  Adonde  ms  iré  de  tu  Espíritu  ?  y 
adonde  huivé  de  tu  pmBcncia  •  ? 

8  81  subiere  4  loe  deles,  aUÍ  etiát  td/ ; 
y  si  en  el  abismo  hiciera  nd  estrado,  hé 
aquí  allí  ttfes<de. 

9  8i  tomara  las  das  del  alba,  y  habi- 
tara en  el  extremo  de  la  mar, 

10  Aun  allá  me  guiaii  tn  mano,  y  me 
asir4  tu  diestn. 

U  SI  dyera :  Ciertonente  las  tMUeblas 
me  eneubrkAn ;  aun  ia  noohe  respAaa- 
decer4  tocante  4  mi. 

Bb 


O' 


•8aL8«.10. 

»  La.  i.  12. 
Ex.  26.  la. 
At>.U.etc. 

•Ii.U.1. 

eto. 

Ap.  18.4. 

d  Ii.  18. 11 


•Mía  7. 8, 9. 

»  Sal.  67. 8. 
11.1.8. 


»Jer.l7.10. 

Ap.9.aa. 

»21ey.«.]S. 
y  19.  87. 
•  Mat.  9.  4. 

Jnaa  8. 24» 

as. 


4He1i.4.13L 


«Jsr.3S.3t. 

JoaaLS. 
fÁmoB  9. 

2,4. 


8ALM0& 


f  Job  84. 23. 
Dm.2.22. 


&  Job  10.10, 
IL 


•'Job  10. 8.9. 
acol.ll.fi. 


AbL40.fi. 


isa.».!. 


•*Sd.96.S. 


•B0.S.1S. 


»  Bol.  81  7. 
7  £7. 8. 
7l4Lft. 


•8aL11.6. 


IS  Aun  las  tlnlcUM  no  enoubiRi  de 
tí',  7  la  noche  icaplandeee  como  d 
día:  lo  lulamo  U  ton  las  tinieblas  qae 
la  los. 

IS  Porque  til  poseíste  mis  flllones,  eii<. 
brlsteme  en  d  vientre  de  mi  madre  *. 

U  Te  alabará;  porque  fbrmididtles, 
maraTÜlosas  son  tus  obras:  estoj  ma- 
ravillado, T  mi  alma  lo  conoce  mucho. 

15  No  fué  encubierto  de  ti  mi  cuerpo, 
Men  qoe  en  oculto  ftif  formado,  y  oom- 
paginado '  en  lo  mas  bqo  de  la  tierra. 

10  Mi  embrión  vieron  tus  ojos ;  j  en 
tu  libro  estaban  escritas  todas  aqudlas 
cosas  que  Aicron  In^o  formadas,  sin 
Jbtíar  una  de  ellas. 

17  Así  que  ¡  cuan  predosos  me  son, 
oh  Dios,  tus  pensamientos !  ¡  Cuan  mul- 
tiplicadas son  sus  cuentas* ! 

18  Bi  les  cuento,  multiplíeanse  mas 
que  la  arena:  dópierto,  j  aun  utay 
contigo. 

19  De  cierto,,  oh  Dios,  matarás  al  im- 
pío :  apartAot  pues  de  mí,  hombres  san- 
guíñanos. 

90  Porque  blasfemias  dicen  ellos  con- 
tra tí :  tus  enemigos  toman  en  vano  tu 
nonbn, 

91  i  Ño  tuve  en  odio,  oh  Jehová,  &  los 
que  te  aborrecen ^  j  me  conmuevo  con- 
tra tus  enemi^pM  ? 

98  Aborrecílos  con  perfieoto  odio ;  ttlve- 
los  por  enemigos. 

98  Examíname,  oh  Dios,  j  conoce  mi 
corazón  "i :  pruébame,  j  reeonoce  mis 
pensamientos. 

94  Y  ve  si  hay  en  mí  camino  de  per- 
versidad, j  guume  en  el  camino  del 
mnndflii 

8«.LM0  CXL. 
HiMya  David  ttr  dtfendido  da  la  «fobneta  jr 
frauda  de  mu  enamigot,  amgurado  por  ft 
de  que  Dioa  mira  por  la  eauaa  da  loa  potra» 
inoeautaa. 

Al  Milsico  principal :  9aImo  de  David. 

Líbrame,  oh  Jehovi,  de  hombre 
malo:  guárdame  de  hombre  vio- 
lento. 

9  Los  cuales  maquinan  males  en  el 
corazón ;  cada  dia  urden  contiendas. 

8  Aguzaron  su  lengua  como  la  ser- 
piente; veneno  de  áspid  Aoy  debajo  de 
sus  labios*.  Selah. 

4  Guárdame,  oh  Jehová,  de  manos 
del  implo ;  presérvame  del  hombre  in- 
jurioso: que  han  pensado  de  trastornar 
mlswHoa. 

5  Hanme  escondido  lazo  y  cuerdas  & 
los  soberbies;  han  tendido  red ;  Junto  á 
la  senda  me  han  puesto  lazos.  Helah. 

6  He  dicho  á  Jdiová :  Dios  mío  trea 
tú  i  escucha,  oh  Jdiová,  la  vos  de  mis 
niegoa. 

7  Jehová  Sefior,  fortaleza  de  mi  salud, 
til  pusbte  4  cubierto  mi  cabeza  d  dia  de 
las  armas. 

8  No  des,  oh  Jehová,  al  implo  sus 
deseos :  no  saques  adelante  su  pensami- 
ento, que  no  te  ensoberbezca. 

9  En  euanio  á  los  que  por  todas  partes 
me  rodean,  la  maldad  de  sus  propios 
labios  cubrirá  su  cabeza. 

10  Caerán  sobre  dios  brasas*;  Dbu 
los  hará  caer  en  d  ftiego,  en  proñmdos 
hovos  de  donde  no  salgan. 

11  El  hombre  deslenguado  no  será  firme 
en  la  tierra :  el  mal  cacará  al  hombre 
injusto  para  derribarle 

19  Yo  sé  que  haxk  Jdiová  el  Juicio 
dd  afligido,  d  Jnido  de  los  menestero- 


18  Ciertamente  los  justos  alabarán  tu 
Nombee ;  los  reotos  morarán  en  tu  pre- 
sencia. 


SALMO  CXLI. 
DaM  pida  A  Dtaa  fue  lo  ttufa  de  aa  «uno, 
para  «w  «o  *«0a  «•  eamiuo  de  los  impiba,  f 
fue  lalOra  de  loe  laaea  de  éüóe. 

Salmo  de  David. 

JEHOVÁ,  4  tí  he  clamado:  apread- 
cate  á  mi;  esenoha  mi  voa  cuando 
te  invocare. 

9  Sea  enderezada  mi  oración  ddante 
de  tí  como  un  perftune;  d  don  de  nois 
manos  eomo  la  oflrenda  düs  la  tarde*. 

8  Pon,  oh  Jehová,  guarda  á  mi  boca  ; 
guarda  la  puerta  de  mis  labios  fc. 

4  No  diqes  se  indine  mi  ooraaon  & 
cosa  nula,  á  hacer  obras  impías  con  loa 
que  obran  iniquidad:  j  no  coma  jo  de 
susdeldtes«. 

6  Que  el  Justo  me  castigue,  aera  par» 
mi  un  fkvor;  y  que  me  reprenda,  na 
ezcelcnte  bálsamo  fue  no  me  hertná  la 
cabeaa :  ad  que  aun  mi  oradon  teíadrdtm 
en  sus  calamidades. 

9  Serán  derribados  en  lugares  pellaa- 
cosos  sus  juecesj  y  oirán  mis  palalnraa, 
que  son  suaves. 

7  Como  quien  hiende  y  rompe  Mloe  en 
tiem,  son  esparcidos  nuestros  hueaoa 
á  la  boca  de  la  sepultura. 

8  Per  tanto  á  ti,  oh  Jdiová  Sellor, 
udran  mis  ojos :  en  tí  he  confiado  •  no 
desampares  mi  alma. 

9  Guárdame  de  los  lazos  fue  me  han 
tendido,  y  de  los  annad^  de  loa  que 
obran  iniquidad'. 

10  Caigan  los  impíos  4  una  en  sns 
redes,  mientras  yo  pasaré  adelante. 

SALMO  OXLIL 

J}a9i4  au  «M  muy  mSoIímío  ptUan,  pida  á 

Dioe/ervoroeameuta  ^ueloUbra. 

MasquiU  de  David:   oradon  me   Aiao 
cuando  estaba  en  la  cuera  o. 
ON  mi  voz  clamaré  á  Jdiová;  con 
mi  vos  pediré  á  Jehová  miserioor- 
dia. 

9  Delante  de  ¿I  derramaré  mi  qoe- 
rellae;  delante  de  él  dennnciard  mi 
angustia. 

8  Cuando  mi  espíritu  se  anguatiabe' 
dentro  de  mi,  td  conociste  mi  senda :  en 
el  camino  en  que  andaba*  me  escondie- 
ron laso. 

4  Miraba  á  la  mano  deredia,  y  obser- 
vaba, mas  no  habla  quien  me  cono- 
dése/:  no  tuve  refugio,  no  kaMa  quien 
volviese  por  mi  vida. 

6  Clamé  á  tí,  oh  Jehovi,  y  dije:  Td 
arta  mi  esperanza»,  y  mi  porctonA  «b 
la  tierra  de  los  vivientes  <. 

6  Escucha  mi  clamor,  que  estoy  muy 
afligido :  líbrame  de  los  que  me  pcard- 
guen,  porque  son  mas  ñiertes  que  yo. 

7  Saca  mi  alma  de  la  cárod*,  para  que 
dabetu  Nombre:  roe  rodearán  losaos- 
tos,  porque  tü  roe  serás  propicio. 

SALMO  CXLIII. 
David 

a  eu  inoeaneia  praaanü,  ae  dígita  Ubrarla  da 
ameuemigoe. 

Sdmo  de  David. 
H  Jehová,  oye  mi  oradon,  esendia 
mis  ruegos :  respdndeme  por  tu  ver- 
dad,  por  tu  justicia. 

9  Y  no  entres  en  juicio  con  tn  siervos: 
porque  no  se  justificará  debuue  de  tí 
ninsun  viviente  fc. 

3  Porque  ha  peneguido  d  enemigo 
mi  alma  ¡  ha  postrado  en  tierra  mi  vida ; 
hame  hwho  oabttar  en  tinieblas  oonao 
los  ya  muertos, 

4  T  mi  eniíritu  se  angustió  dentio  de 
míe;  pasroose  rol  corazón. 


•Bz.».tt 

•  6d.aa.L 

«Pis.&t 


4  8tLlflil 


C" 


tdgum  oruu  petifro  pida  d  Dtaa, 
«w  «o  nUramdo  i  atta  peeudoe  paeadee. 


O' 


«BoLAli 
*lfik.ai 


•  Sd.  1« 
til.         i 

«fld-inl 


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&8d.ll^ 
yTS-MLl 

Lii».  s: 

■'  BéL  S.l 

*8d.l4tt 

Ia.ffLlJ 


Jobl 
«Job 

IS 

Bo.a.1 

Go.9.; 

*Sd.ll 


SALMOS. 


S«U.77.  fi. 


sa.1. 

SOLA. 
.S.8. 


a. 


»  Job  7. 17. 
Eal.  8.4. 
Beb.X.«. 

7«4.9. 
tfJbkl4,S. 

•IkLiai». 
rSal.l8wia. 


»ia.3s.s. 


'Id.  UBIS. 


tH.8S.U. 


5  Aoordáme  de  los  diat  anUgiM»';  me- 
ditaba en  todaa  tía  obra»,  rellcsloaaba 
en  las  olma  de  tua  manos. 

«  Extendí  mia  manos  á  tí :  mi  ataña 
átáeomolatleiraiedieMa*.  Selah. 

7  Reqióndeme  prasto,  oh  Jdiovii  qee 
deamaja  mi  esi>lritu:  no  escondas  de 
mi  tn  Toetn,  y  venga  yo  á  ser  sem^ante 
4  los  que  descienden  4  la  sepultura/. 

8  Haune  oír  por  la  mafianaf  tu  mise- 
liecudiat  ponine  en  Ü  he  ooafiÁdo :  hax- 
me  saber  el  camino  por  donde  andeA, 
pospoue  4  tí  he  aludo  mi  alma. 

9  Líbrame  de  mis  enemigos*  oh  Je- 
barv4 :  4  tí  me  acojo. 

10  Kniéflamw  4  hacer  tu  voluntad,  ñor. 
qoe  tii  «rss  mi  Dios.  Tn  buen  espintu' 
n»e  guie  4  tionra  de  rectitud  &. 

11  Por  tu  nombre,  oh  JdioT4,  me 
vivifioar&s:  por  tu  justioia  sacarás  mi 
alma  de  angiMtia. 

12  Y  por  tu  misericordia  disipax4s 
mis  enemigoa,  y  destrulr4s  todos  los  ad- 
Tersarlos  cw  mi  alma:  porque  yo  mtjf 
tu  aicrvo. 

SALMO  CXLIV. 
AMm  á  Dio»,  y  tm/rrmmUet  Mt  homdmñ,  ftu 
Bitmdo  d  hontbn  ima  «oca  ta»  k«iiu'w«i 
^«108  de  a  tanta  «ttima.  PUU  «m  diMpí 
MM  ptr$eguidcre»j  y  dtdara  qiula  Mra»- 
dtra  ftUtidad  no  eouttiU  m  91M  (ario  lo 
Uutporal  mueda  fUtptramtmUt  tima  tn 
laa«r  4  Dio»  dt  tm  parU, 

Salmo  de  David. 

BENDITO  tea  Jehov4,  mi  rocas  que 
enselLi  mis  manos  4  la  batalla,  y 
mis  dedu  4  la  gncna  i 

S  Misericordia  mia,  y  mi  castillo  t  al- 
tura mia,  y  mi  libertador;  escudo  mió, 
en  quien  lie  oonfiado :  ti  que  allana  mi 
pueblo  delante  de  mí. 
8  Oh  Jehov4,  ¿  qué  es  el  hombre,  para 

Ee  de  4Í1  conozcas  ?  j  f wá  el  hijo  del 
«nbre,  pava  que  lo  estiínes^  ? 
4  £1  hombre  es  semeiante  4  la  vani* 
dad  « :  sus  días  son  oomo  la  somlura  que 
d. 


6  Oh  Jehov4,  inclina  tus  cielos  y  des- 
ciende*: toca  los  montes  y  humeen/. 

6  Despide  iel4mpagos,  y  disípalos : 
envía  tus  saetas,  y  oontürbalos. 

7  Envia  tu  mano  desde  lo  altoy :  redi- 
meme,  y  sácame  de  las  muchas  aguas, 
de  la  mano  de  los  li^os  estra&os ; 

8  Cuta  boca  habla  vanidad,  y  su  dies. 
tra  *s  olestra  de  mentira» 

9  Oh  Dios,  4  tí  cantaré  canción  nueva : 
con  salterio  A,  con  decacordio  cantaré 
4  tí. 

10  El  que  da  salud  4  los  reyes ;  d  que 
redime  4  David  su  siervo  de  maligna 


«nada, 
n  Bet 


1  Bedímeme,  y  84lvame  de  mano  de 
loe  h^jos  estrafiois ;  cuya  beca  habla  vani- 
dad, J  su  diestra  et  diestra  de  mentira. 

U  Qw  nuestros  h^os  «es»  oomo  plan- 
tas •'  creddas  en  su  Juventud ;  nuestras 
h^as  oomo  las  esquinas  labradas  4  ma- 
ncxa  de  ioe  ^  un  palacio : 

la  Nuestros  graneros  llenos,  provistos 
de  toda  suerte  de  grano :  nuestros  gana- 
doa  qne  paran  4  millares  y  dies  mulares 
en  nncstras  plazas : 

14  <íw  nuestros  bueyes  eaten  fuertes 
pora  ¿1  trabado  s  «iie  no  ttngamM  asalto, 
ni  fU€  hacer  salida,  ni  grito  de  alarma 
en  nuestras  plazas. 

lA  Bienaventurado  el  pueblo  que  tiene 
cito  A:  bienaventurado  el  pueblo  cuyo 
Dioe  es  Jeliov4/. 

SALMO  CXLV. 

JekavA  et  dtfno  de  fiM  toda»  nu  eriátarat  U 

eJMbenpor  la  frandeta  de  tu»  ebra»,  en  giM 

ha  decíarado  ra  jwriir.  t»  bondad,  m  elt- 

wuneiat  qn»  Icvonfa  a  lo»  eaido»,  da  mu- 


d  toda  crMure,  ew  A  fados  lo<  feo 
toa  fl  U  teooMM,  mámnímá  todo»  lo  fo»  le 
atoan,  y  «biCniM  « todo»  tat  tntmigo». 

Salmo  de  alabanza,  de  David. 

ENSALZARTE  he.  mi  Dtea  y  Rey  j 
y  bendeeisé  tu  Nemliie  per  si^  y 
para  siempre. 
8  Gada  dk  te  bendecirá,  y  alabaré  tu 
Nombre  por  siglo  v  para  siempre, 
a  Orande  «s  Jeoová»  y  digne  de  su. 
prema  alabanza;  y  su  g^pndrzae»  ines- 
crutable*. 

4  GeneradoQ  4  aenendon  narrar4  tua 
obras;  y  anunciann  tua  valentías. 

5  La  hermosura  de  la  giotia  de  tu 
magnificencia,  y  tus  heeboe  maravi- 
lloons  baldará. 

6  Y  U  terribilidad  de  tus  valentías 
dirán  loe  hamtkret;  y  yo  recontaré  tu 
grandeza. 

7  Reproducirán  la  memoria  de  la  mu- 
chedumbre de  tu  bondad,  y  cantarto 
tu  Justicia. 

8  Olemente  y  misericordioso  a«  Je- 
hov4;  lento  pera  la  ira,  y  grande  en 
miserioordiaK 

9  Bueno  et  Jdiov4  para  con  todos:  y 
sus  misericordias  sobre  todas  sus  ol»as. 

10  Al4bente,  oh  Jehov4,  todas  tus 
obras  2  y  tus  santos  te  bendigan. 

11  La  ^orta  de  tu  reino  digan,  y 
hablen  de  tu  fiírtalesa: 

la  Para  notificar  4  loa  hijos  de  les 
hombres  sus  valentías,  y  la  gloria  de  la 
m^fnifioenda  de  su  r^no. 

13  Tu  reino  «•  reino  de  todos  loa  si- 
glos, y  tu  seikorío  en  toda  genenoioo  y 
generación*. 

14  Sostiene  Jehov4  4  todos  los  ene 
caen,  y  levanta  4  todos  los  opriaüdes'. 

15  Loa  ojos  de  todos  esperan  en  tí  {  y 
td  les  das  su  comida  en  su  tiempo*. 

16  Abres  tu  mano,  y  coimas  de  ben- 
dición 4  todo  viviente/. 

17  Justo  es  Jehová  en  todos  sus  cami- 
nos, y  misericordioso  en  todas  sus  obras. 

18  Cercano  ettá  Jehov4  4  todos  los 
que  le  invocan,  4  todos  los  que  le  invo- 
can de  veras. 

19  Oumplir4  el  deseo  de  los  que  le 
temen:  oii4  asimismo  el  clamor  de  ellos, 
y  los  salvar4. 

80  Jehov4  guarda  4  todos  los  que  le 
aman:  empero  destruli4  4  todos  los 
impíos. 

81  La  alábanse  de  Jeliov4  hablar4  mi 
boca:  y  bendiga  toda  came  su  santo 
Nombre  por  sl|po  y  para  siempre. 

SALMO  OXLVL 
Vana  et  ta  eomfiamta  en  lo»  hombree,  anmqa» 
tean  lo»  ma»  poderoto».  Bienaveníurado 
el  qne  ta  pone  en  H  Dio»  de  Jaeob,  poderoto, 
Jntto,  dtfentor  de  lo»  eprimido»,  miteriter' 
dioio,  te^an  tegmebaporent  obras. 

Aleluya. 

ALABA,  oh  alma  mía,  4  Jdu>v4«. 
8  Alabaré  4  Jehov4  en  mi  vida: 
cantaré  salmos  4  mi  Dios  mientras  vi- 
viere b. 

8  No  confiéis  en  los  príncipes,  ni  en 
hHo  de  hombre:  poique  no  hay  en  él 
salud*. 

4  Saldr4  su  emfritu,  tomaráse  a  Aom- 
bre  en  su  tierra« :  en  aquel  día  perecerán 
sus  pensamientos. 

5  Bienaventurado  aquel  en  cuya  ayuda 
et  el  Dios  de  Jacob,  y  cuya  esperanza  «t 
en  Jehov4  su  Dios : 

6  El  cual  hizo  los  cielos  v  la  tierra,  la 
mar,  y  todo  lo  que  en  ello  hetye:  que 
guarda  verdad  para  siempre ; 

7  Que  hace  derecho  4  los  agraviados/t 
que  da  pan  4  los  hambrientos  #.  Jdiov4 
e»  el  que  suelu  4  los  aprisionados  h : 

BbS 


•JobS.9. 

LA.10. 
0.11.88. 


tBx.S4.7. 
Na.  14. 18. 

BaUS6.U. 
y  IOS.  8. 


•Dsa.S.M. 

<i  Bal.  140. 8. 

•SaLlOüS?. 
7186.98. 

/BeL  10188. 


•BaL  108.1. 


»BsL  10488. 


•Is.a.89. 

J«r.l7.8t7. 
rf8sl.104.SB. 

Be  18.8. 


•  Ap.  Vk  7. 
/8«L  108.6. 
f  LU0.I.S8. 
A  Sal.  68.8. 

y  107. 10, 

•t& 


BAUfOS. 


•  Uit.9.80. 
Jua  9.  6, 
ete. 

1  Ped.  S.  9. 
t8iü.li5.14 
/Den.  10. 18. 
"•Pro.l£.3& 

•  Job  8. 12, 
18. 


«SaL9S.l. 
»8»1.88.1. 

■1)00.90.8,4. 

•iii.ei.1. 

•Ii;4D.S6. 

/U.40.a8. 
'  Mat.  S.  & 


ABaLlOLU; 
U. 

<JobS9.9. 
Mat.  6. 86. 

Jr8al.M.U. 
17. 
Pro.  21.8L 

'M*1.8.16k 
17. 


"Sal.  81. 18. 
Ova.  32. 14. 


•DW-SS. 

•  Don.  4. 83, 
94. 


"M.UI.f0. 
2L 


SJcbwft  ^  Q«c  rtn»  IM  ^  4  lo» 
uICKUf  •' ;  Jdloirs  d  qv6  levatitn  &  los 
caMoÉ* ;  JehorA  el  q[ue  ama  A  los  Jus- 


f  JabvvA  «i  él  cu»  gnavda  4  loi  «k- 
taa^anMi:  al  ha«rllHw  y  A  la  -rfada 
leranta  ■> ;  7  ri  camino  oe  iot  Inpias 
fcasiowa». 

10  RdnaiA  JehavA  pwa  tttmfm',  tu 
IMoa,  oh  tton»  par  «ntracion  y  per  «• 
aataalott;  AWvja. 

SALMO  CXLVII. 
BxkortmáUu  ^Ubm»ut»ée  Div»  par  la  ^tmi- 
d«a  <1»  M  jMMkr,  p  aimtirabU  yroWdmwta, 
9  IMT  los  «■latiwfai  fcmVmoNM  eoa  fa« 
/am»ree«  A  toi  que  le  amoa,  y  «90^4»  «1 
m  miserieordiiu 

ALABAD  A  JAH,  porque  e«  Imeno 
cantar  salmos  A  nuestro  Dios « ; 
porone  suave  7  hermosa  et  la  alabanza  b. 
S  JriiovA  él  que  ecKfica  A  Jemsalem ; 
A  liM  echados  de  Israel  recogeiA*. 

8  X/  M  el  que  sana  A  los  quebrantados 
de  eorann,  y  el  que  Uga  sus  heridas  << : 

4  £1  que  cuenta  d  número  de  las  es* 
trallas,  g  A  todas  ellas  ñama  por  aut 
nombres'. 

«  Orande  et  el  Sefior  nuestra,  y  de 
mucha  potanda :  y  de  su  entendimiento 
no  hajf  nilmen>/. 

0  JehovA  el  que  ensalca  loa  humil- 
des'; el  que  humilla  los  tmpfos  hasta 
la  tierra. 

7  Cantad  A  JehoTA  con  alabanza;  can. 
tad  oon  harpa  A  nuestro  Dios. 

»  El  ar  el  que  cubre  los  délos  de  nttbes, 
el  que  prepara  la  lluvia  para  la  tierra :  el 
que  hace  A  los  montes  producir  yerba  * ; 

9  El  que  da  A  la  bestia  su  mantenimi- 
ento, 9  A  lo»  h^os  de  los  encrros  que  á 
tí  clama»  •'. 

10  No  toma  contentamiento  en  la  for- 
taleza del  caballo*,  ni  se  complace  en 
las  fotej^M  piernas  del  hombre. 

11  Oemi^Aoése  JehorA  éñ  loa  que  le 
temen/,  y  en  los  que  esperan  en  su  mi- 
sericordia. 

18  Alaba  A  JehorA,  Jemsalem ;  Sion, 
alabs  A  tu  Dioa. 

IS  Porque  foftiíieó  les  cerrojos  de  tas 
puertas :  bendijo  A  tus  hijos  dentro  de  ti. 

14  £/  w  el  que  pone  «n  tu  término  la 
paz,  y  «e  liaaA  saciar  de  grosura  de  tri- 
go"»: 

15  XI  que  envía  an  palabra  A  la  tierra, 
y  muy  fuesto  corre  su  palabra : 

16  Bl  que  da  la  nieve  como  lana,  der- 
rama la  escarcha  como  eenica : 

17  Bl  que  echa  su  yelo  como  en  peda- 
zos: delante  de  su  frió  ¿  quién  estarA  ? 

18  Enviará  su  palabra,  y  los  deile- 
tirA:  soplaiA  su  viento,  jf  fluirán  las 
aguas. 

19  Ei  et  el  que  denuncia  sus  palabras 
A  Jacob  n,  sus  estatutos  y  sus  Juidos  A 
Israd. 

SO  No  ha  hedió  este  con  Coda  senle* ; 
y  tt«  «ODoderon  «««  Juidos.  Aldnya. 

SALMO  CXLVIII. 
JmHta  4  toda»  los  eriáhtn»  de  ím  eUUte  f  dr 
la  tierra  á  loa  altÜMmwa»  de  Dio»  per  aw  «I 
Oriaáar  de  Ma»,  y  «i  M0tiianMN(«  ftt  kébtr 
eiUMeeiá»  él  reino  de  ««  pasMo. 

Aleluya. 

ALABAD  A  JehovA  desde  les  elelos : 
.  alabadlo  en  las  alturas. 

8  Alabadle,  vomttroe  todos  sus  Angdes : 
aldMKlIe,  voséfroB  todos  ttts  t^éttdtM  «. 


«  Alflhaálé,  sel  y  tana 
«ira»  todas,  l«eiémea«slidlas. 

4  Alabadle,  deloa  de  los  cielos»:  yin 
aguas  que  csMIn  sebw  los  délos  «. 

5  Alaben  eáku  eoeae  d  NanAte  de 
JehorA:  porque  él  mandé,  y  flKfon 
criadas  < 

«  Y  las  hfata  sor  para  siempre  mr  los 
siglas  • :  ptfséles  i^  que  no  sett  qae- 
bnntada. 

7  Alabad  A  JchevA,  de  la  tiena,  ks 
dragones  y  todos  ios  aUamos. 

8  El  fuego,  y  el  granhco,  la  nieve  y  el 
vapor ;  d  viento  de  tempestad  qae  eje- 
cuta su  palabra/ ; 

O  Los  montes,  y  tadbs  les  coHados;  d 
Aibol  de  fruto,  y  todos  los  cedros ; 

10  La  bestia,  y  todo  anfand ;  rntlla,  7 
volAtlIes; 

11  Los  reyes  de  la  tierra,  y  todos  I01 

Sabios ;  los  príncipes,  y  todos  loa  Jueeei 
la  tierra; 

18  Los  mancebos,  y  también  las  doa- 
oellaa;  los  viejos,  y  los  nlfios, 

18  Alaben  el  nombre  de  JehovA:  por- 
que solo  su  Nombre  et  elevado;  su  gioiis 
et  sobre  tierra  y  ddos  v. 

14  Él  ensalzó  el  cuerno  de  su  poeUe* : 
alAbenií  todos  sus  santos,  los  h^  de 
Israd,  el  pueblo  A  él  cercano.  Ale- 
luya. 

SALMO  CXLIX. 
Exhorta  etm  orand»  ^eeto  é  ia*  aUAomtet  dt 
JMo»,  titigtuartnente  d  la  IgUtia  de  Im  pi». 
por  la  alaria  i9«$HnáUe  qtie  le»  títm  ftt- 
parada,  9  porqne  te»  vemfará  á»  tato  Im 
rnu»  ypoáeroto»  del  mmuio  <pM  U»  Adr4a 

Aleluya. 
A  NTAD  A  JehovA  canden  nueva ■ : 
su  dabanza  «e«  en  la  congrtgadon 
de  loa  santos. 

S  Alégrese  Israel  en  su  hacedora :  los 
hijos  de  Sion  se  gocen  con  su  Rey. 

8  Alaben  su  Nombre  con  corro:  con 
aduft«  y  harpa  A  él  canten. 

4  Porque  JehovA  toma  contentamiento 
oon  su  pueblo;  hermosasoA  A  los  hu- 
mildes con  salud. 

5  Gozarse  han  los  pies  eon  gloria;  oan- 
tarAn  sobre  sus  camas. 

«  Ensalzamientos  de  Dios  imdtUgrán 
en  sus  gargantas :  y  espadas  de  dos  filos  < 
habrá  en  sus  manes, 

7  Para  hacer  venganza  de  las  gentes,  jr 
casdgos  en  los  pueoles ; 

8  nra  aprisionar  sus  reyes  en  grillos, 
y  sus  noMex  con  oademas  de  hierre^' ; 

9  Para  ejecutar  en  ellos  el  juido  es- 
crito: gloria  será  eata  pata  todos  sus 
santos.   Aldaya. 

SALMO  OL. 
Jíahorta  d  lodo  viviente  á  láaUur  á  Diot. 

▲Idaya. 

ALABAD  A  Días  en  an  sanCasdo: 
.  alabadlo  en  la  esteodon  de  su  fcr* 
taleza. 

8  Alabadle  per  sus  proeza*:  alabadle 
conforme  A  la  mnchedumlm  de  au  gna 
deza. 

8  Alabadle  A  son  de  bodsia :  aUbadli 
con  salterio  y  harpa. 

4  AUOiadle  con  adufre  y  flama:  ala 
badlé  con  hutrtmtenioe  ée  éMtdas,  y 
érgano. 

5  Alabadle  con  oüttbdoa  reaenaaMs: 
alabadle  con  dmbalea  de  f  dbtlo. 

H  Todo  le  que  TCtidn  alabe  A  JAH*. 
Alduya. 


tlBt;.!. 

V. 

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LIBRO  DE  LOS  PROVERBIOS. 


ÜLlI. 


CAPITULO  I. 

OmtfuUiímUtlbn.  Oamtfu  é  tM  J^umm. 
MéirUmétirlamMkuft.  Ammumé 

IkTÍd,  ves  d*  I^nd, 

I  Pan  cnteadar  Mbidwia  t  jootrina; 
pKi  OMioocr  las  nuoiMt  prudaotM : 

5  Pan  recibir  «1  oona^  da  pwdwMi*, 
jiutici«>  y  Juicio,  y  cqukted : 

4  Para  dar  aagácidádi'  A  loa  abnplaa,  y 

4  1m  JtWenes  inteligeneta  y  cordura  t, 

i  (Hri  d  aatáo,  y  aamentarA  d  aabcr ; 
7  ei  entaodldo  tíi^iñxk  conai^lo : 

6  Para  entender  parábola  y  daclar»- 
cioo,  palabras  dt  aabioa,  y  sua  diehea 
(Mcuroi. 

7  El  mrinciplo  de  la  aabldoria'  m  el 
tenuv  M  Jcfaová :  loa  inaenaatoa  deapre- 
ciaa  la  taUduría  v  U  enaefianaa. 

8  Oye,  I^  mío,  U  doctrina  de  tu 
padre,  y  no  deapneiea  la  direoeion  de 
tu  madre ; 

9  Porque  adorno  de  paola  lerAa  4  tu 
cabeza,  y  ooUana  A  tu  cuello. 

10  Hijo  mió,  ai  loa  paeadoraa  te  quiai» 
cien  ensaflar,  noeonaientaa  '. 

II  éi  djjacen  t  Ven  con  noeotroa,  poB< 
gamo*  aaechansaa  k  la  aangre/,  aoeohe» 
moa  ain  motivo  al  inocente : 

12  Lea  tragarémoa  Tivoa,  oomo  el  ae- 
pnicro;  y  enteroa»  como  loa  que  caen  en 
4ma: 

18  Hallaréraea  riquetaa  de  todas  tuer- 
tes, beaebirúaiaa  nuestiaa  «aaaa  de  dca- 
Pqjoi: 

14  Echa  tu  tuerte  entre  nototros ;  ten- 
gamos todos  una  bolaa : 

Ift  H^o  mío,  no  andaa  en  eamlno  oon 
dloai ;  aparta  tu  pi^  de  tua  TcradaaA : 

16  Porque  aus  piáa  correrán  al  mal,  é 
iiAa  pretujoaBa  4  denaraar  aaugra  *. 

17  Porque  en  vano  ae  tenderá  la  ved 
ante  loa  «{Jos  de  toda  ave. 

18  Mas  ellos  á  su  profia  sangre  ponen 
oechanias,  y  á  sus  aloias  tienoen  uuo. 

19  Tales  aon  lat  sendaa  de  todo  el  que 
es  dado  4  la  codicia»  Je  aul  prenderá  d 
alma  de  auapoaeedoret*. 

90  La  aabiAiria  danoa  de  fbeim',  de  su 
voz  en  laa  placea ; 

21  Olama  en  loa  principales  lucvea  de 
concarto,  en  laa  entradaa  de  laa  puertas 
de  la  «iudad  dice  aua  razonea : 

S2  i  Haata  cuando,  oh  aimples,  amarAa 
ja  iimpVeaa,  y  los  burladores  desearán  el 
'XcUar,  y  los  baaentates  abocieoerán  la 
<áeneiat> 

n  Volvaos  4  mi  Mprenalotí  i  hé  equí 
?o  oa  derramaré  mi  «qtirittt,  y  os  baié 
Mbcr  mis  palabras, 

M  Por  cnanto  llamé,  y  no  quisisteis  » 
'tmdtr;  extendí  mi  rnaao,  y  no  hulw 
quien  eaeuchase*, 

SS  Antes  deaecbaafeia  todo  cons^  mió, 

5  mi  reprenaion  no  qultitteis, 

98  También  yo  me  reiré  en  vuestra 
<:*l«midad,  y  me  búrlale  cuando  e«  tÍ- 
"wre  lo  que  teméis. 

87  Onando  viniera  como  una  dettnae- 
¡^  lo  que  teméis,  y  vuestra  calamidad 
libere  oomo  un  toxtiellino;  cuando  so- 
°n  vosotios  viniera  tribulaeien  y  an- 
ROstU;  o 

9B  SístÚDoes  me  llamarán,  y  no  rea- 
P°"deté  • ;  buscarme  ban  de  mafiana*  y 
oomahioiaráat 

.^  Por  cuanto  aborrecieron  la  tabidu» 
^JPm  escogieron  el  temor  de  Jebová, 


80  N!  quWeren  mi  consaije,  y 
pradaiDu  teda  reptanaion  mia. 

31  Oomerán  pues  del  Aruto  de  tn  m- 
mine,y  te  hartarán  de  sus  coauaJosA 

SS  Porque  el  repoae  de  los  igñonmtea 
los  matará,  y  la  jurosperided  da  los  ne- 
cios los  echará  á  pender. 

88  Mas  ei  que  me  oyera,  habitará  eon- 
fiadamente,  v  vivirá  iqpoaado,  Ittrt  de 
temor  de  nial. 

CAPITULO  II. 
Xckorf a  d  tu  •M'dadfrtf  mMAbí»,  fai  cimI  M- 


dr  Dioa,  jtuMtki,  y 
ea«i<aa,  y  dt  todo  «él  tiamtmo  pnoirom, 

HIJO  mío,  ai  tomares  mis  palabras,  y 
mis  mandamientos  ipiaxdares  den- 
tro de  tí «, 

8  Haciendo  estar  atento  tu  oído  á  la 
taUdurte:  «<  incünarm  tu  oorason  4  la 
prudencia  ¡ 

8  8i  clamares  A  la  inteUgcnde*  y  4  la 
prudencia  dieres  tu  vox ; 

4  tü  como  á  la  platal*  U  buaoares,  y  la 
eicttdrifiares  como  á  tesoros; 

5  Entonces  entenderás  el  temer  de  Je- 
bová, y  hallarás  el  conocimiento  de  Dios. 

8  Porque  Jebová  da  la  tabidurla«;  y 
de  tu  boca  vicw  el  oonodwlanto  y  la 
InteUtfenela. 

7  El  provee  de  sólida  tabldm<a  4  los 
rectos :  m  escudo'  á  los  que  caminan 
rweisiiieiitii 

8  ir«  d  que  gnaxda  la»  vereda»  dd 
juido,  y  prcterva «  el  oamlao  de  sus 
santos. 

9  Sntéooes  entenderás  Justtoia,  Juicio, 
y  equidad,  y  todo  buen  camino. 

10  Guando  la  sabiduría  entran  en  tu 
corason,  y  la  dencia  fUere  dulce  A  tn 

alma. 

U  El  eonsajo  te  nvardará*  te  preter- 
vará  la  intdlgencia : 

18  Para  librarte  del  mal  camino,  de 
los  hombres  que  hablan  perversidades ; 

18  Que  d^an  laa  veredas  derechas,  por 
andar  en  caminos  tenebrotoi/i 

14  Que  se  alegran  haciendo  md,que  te 
hoelMD  en  las  perversidad»  del  vido ; 

15  Tivjñ»  veredas  «oa  torcidas,  y  caos 
torddos  en  aus  caminos  g : 

16  Pan  librarte  de  la  mujer  extrallaA, 
de  la  agena  que  halaga  oon  tus  palabras ; 

17  Que  desampara  el  príncipe  de  i» 
mocedad,  y  te  olvida'  del  pacto  de  su 
Diot. 

18  Por  lo  cud  tu  cata  está  inclinada  á 
la  muerte,  y  sus  veredas  «ow  bada  los 
muertoi. 

19  Todoi  los  que  á  ella  entraren,  no 
volverán,  ni  tomarán  lat  veredas  díe  la 
vida*. 

90  Para  que  andes  ñor  d  camino  de 
los  buenos,  y  guardet  las  veredas  de  los 
Justos. 

SI  Porque  los  rectos  habitarán  la  tierra, 
y  los  perltectos  permanecerán  en  ella  I ; 

88  Mas  los  impíos  serán  cortados  de  la 
tierra,  y  los  prevaricadores  serán  de  día 
desarrugados  •■. 

CAPITULO  IIX. 

JtaMeiimda  la  n^imriearáia  y  lo  turémiUff 

y  eonjlanta  «n  Dio*  i  dettara  e%um  gtttiot* 

Me  l«  $abUmr(9,nf podar,» loo  Utoot  fHo 

tratt  9  *»h9rl»  4  la  oartoM,  jm^  jr  o»»- 


HI  JO  mió.  no  te  olvides  de  mi  len  y 
tu  Qoraun  guarde  mis  mandami- 
entos: 


F  Job  4  8. 
Jar.  8. 19. 
y<.18i 


•  Cae.  7.1. 
áaLm 


11. 


»W«t.}S.lá. 


•1  Bey.  8.9, 
£iit*.L8. 

4  8aLS.X 
y  84. 11. 
OHkaaS. 

« 1  Ba.  a.  9. 
Jadas  9i. 


/Job  Si.  18. 
Jasa  U  88. 


fBaLlÜ^I. 

*C»p.&.90L 
y7.& 

(Hd.8.11 


.7.! 


<Sd.  17.99. 


«Job  18.  ir. 
BaLU«.8k 


PROVERBIOS,  IV,  ^ 


■  HUMnordU  ;  mÍMÍ  no  la  Inuii- 


L    _!pQU»  inl4,  n  V  «puunflrfu  n 


IB  l4  iMldldDií  de 


1  Adqnltrt  BbHÍirli,  ■dgalMhmll- 


Mol,  r*^  da  d  la'IS^Sf  de  : 

3j^  g,-Sr¿°i:S*j,'u!"  >* 


S'á 


Cdr.100^ 


PBOYEBBIOBb  TI,  VIL 


A.  a  dr.  1000. 


.7.». 


ao  laif 


M 


ilLU 


5  Sos  piét  d«Mknd«i  á  !• 
patos  tattaitan  «1  Mpuloro*. 

6  8w  oamtnas  »oft*iiwUMi 
eanooariU,  ■!  no  oomidflcUM 
devida. 

7  Ahora  vam,  hUoa»  oldnM,  y  ao 
■paitoit  d«  ha  nxoncs  da  mi  boca. 

8  Al^  de  rila  tn  oamlno,  j  no  to  ae«s 
ques  ala  puerta  de  su  eaaa : 

9  TorqfHB  no  dea  A  loa  «ttrafloa  tu 
honor,  y  toa  afioa  &  oniel : 

10  Porque  no  ae  harten  loe  Mtnfloa  de 
tn  ftiem,  y  tus  trab^ioe  caten  en  oaaa 
ddeatraAo; 

11  Y  gimaa  en  tua  poatrimeríaa»  cuando 
ae  conaumiere  tu  oame  j  tu  ouexpo, 

19  Y  dios:  ¿Cihno  aboneei  el  con< 
a^o,  j  nú  ooraioa  menoepteció  la  n- 
ptottion^: 

18  Y  no  oí  la  Toa  de  loa  que  me  adoo- 
trinaban,  y  A  loa  que  me  enae&aban  no 
ineliné  mi  oído  ? 

U  Oaai  en  todo  mal  he  aalado  en  medio 
de  la  aooMad  y  de  la  oonunnaeion. 

16  Bebe  el  agua  de  tu  oáateíaa,  j  loa 
rawdalea  de  tu  poaoi^ 

10  DenAmenae  por  de  Alera  tua  ftien- 
tea/;  en  laa  plasas  loa  rioa  de  tmt  aguas. 

17  Sean  para  ti  aolo,  y  no  pan  los 
eatrafioa  contigo. 

iSSeabendMotumaaadan;  yaUgrate 
con  la  mqjer  de  tu  mocedad  #. 

10  SHUt  oomo  derra  amada  y  gradoaa 
eona;  ana  pechos  te  aaiiafbgan  en  to< 
do  tiempo :  y  en  au  amor  raeréale 
aienpre. 

•o  ^  Y  por  qu^,  h^o  mió»  andaráa  ciego 
con  la  agena,  y  abraaaiAa  el  acné  de  la 
eatrafla? 

SI  Puea  que  loa  caminos  del  hombre 
catán  ante  los  q)os  de  JehovA**  y  tfl 
oonahiera  todas  ana  feradaa* 

n  Pnndcsán  al  impjb  ana  proplaa  Ini* 

Sidadea,  y  detenido  aera  con  laa  ouerdaa 
sapecado. 
8B  El  morirA  aln  corrección ';  y  errará 
t9tn  tamta  por  la  graadeía  de  su  loonta. 

CAPITULO  VI. 

Iwdragi  al  qtu  M  á  e<r«.  DMpiarta  y  r^ 
jmwh  «I  mtfligimt*.  JVataa  jmt  Uu  cimIm 
«i  mal  kMUn  urá  totMeÜo.  AM^tiiOt  y 
•IfMWM  i»  loa  maltf  qm»  d»  II  provMMii. 

HIJO,  ai  aalieraa  Aador  por  tu  amigo», 
ai  toeaate  tu  mano  al  eatmflo, 
t  Enlaiado  eres  con  laa  palabras  de 
te  boca,  y  preso  eon  las  rasonaa  de  tu 


8  Has  sato  ahora,  h^  mió,  y  líbrate, 
yaque  ha»  caldo  en  la  mano  de  tu  pró- 
jimo: Ve,  humíllate,  y  as^gifaeate  de  tu 
■nisB. 

4  No  des  aneih>  á  tua  ajos,  ni  A  tus 
párMdcs  sdormeoimtanto. 

A  nacánate  oomo  ti  cono  de  la  mano 
<M  tamior,  y  como  el  ave  de  la  mano 
dalpaxanoero. 

O  Ve  4  la  hormiga,  oh  persioao ;  mira 
nueamlnoa,  y  aéaabioi 

7  La  cual  no  tiene  capitan#  ni  gober» 
nador,  ni  aeAor  ¡ 

8  F  CPU  todo  uo  prepara  en  el  verano 
*a  comida,  allega  en  el  tiempo  de  la 
alaga  au  mantenimiento. 

O  Pernoao,  i  haata  cuando  haa  de 
damlr  ?  ¿  Ouaüido  te  levantarás  de  tu 
MeAo? 

10  Cm  un  pooo  de  tuefio,  un  poco 
de  dormitar,  y  cnuar  por  un  poco  las 
~iaa«s  para  «ea  raposo, 

11  Tendrá  tu  necesidad  como  cami- 
I  y  tn  pobccui  como  hombre  de 


18  Bl  hombie  malo,  el  hombre  depra» 
iido  anda  en  pervaraldad  de  boca: 


IS  Quilla  de  sus  iQos»,  habla  con  sus 
pMs,  indica  con  ana  aedoa, 

14  Perronidades  áajy  en  su  coruson  ; 
anda  pensando  mal  en  todo  tiempo; 
enciende  rencllUa*. 

10  Por  tanto  au  ealawldad  vendrá  de 
repente;  adhiUmente  aera  quebrantado, 
y  no  haitá  ramsdlo. 

M  8eia  coaas  idwrreoe  JehovA,  y  ewi 
alete  abomina  au  alma : 

17  Los  e{)os  altivos <',  la  lengua  men- 
tirosa <,  las  manos  derramadoras  de  aan< 
gr«  Inocente/, 

18  El  eorason  que  maquina  pense» 
mientes  inicuos  y,  los  pies  preauroaos 
paraoorreral  mal*, 

19  El  teatigo  falao,  one  habla  mentí» 
raa',  y  el  que  encienoe  rencUlaa  entre 
loahmnanos*. 

•O  Gualda,  h^e  mío,  el  mandamiento 
de  tu  padre*,  y  no  dq)es  la  ensettanaa  de 
tu  madre: 

81  Átale  aicmpiu  en  tu  ooraion ;  cn- 
láxale  á  tu  cuello  ■*. 

88  Te  guiará  cuando  anduvieres  • ;  eu- 
■ndo  durmieres  te  guardará;  hablará 
eontlBO  cuando  deapcitaree. 

88  Porque  el  mandamiento  u  antor- 
cha», y  la  enseftanu  luaj  y  camino  de 
vida  laa  reprenalones  de  la  cnaeAanaa : 

94  Paiu  que  to  guarden  de  la  mala 
mujer,  de  la  blanduru  de  la  lengua  de 
laeatjraAa^. 

8&  No  codiciea  su  hermoaura  en  tu  oo» 
raaon,  ni  ella  to  prenda  con  sus  qios. 

88  Porque  á  causa  de  la  miüer  ramera 
«i  rtdMtído  d  kombn  á  un  bocado  de 
pan ;  y  la  mi^er  casa  la  praolosa  alma 
del  vanmf. 

97  ¿Tomará  el  hombre  fliego  en  su 
aeno,  aln  que  aua  veatidoa  no  se  que- 
men ? 

8B  i  Andará  el  hombre  aobre  laa  biaaas, 
sin  que  aua  piea  ae  ábraaen  ? 

80  Así  él  que  entrare  á  la  mujer  de  au 
pr^DbiM» :  no  aera  sin  oulpa  cualquiera 
que  la  tocare. 

80  No  tienen  en  poco  al  ladrón,  eu- 
emio  hurtare  para  aaeiar  su  alma  teni» 
endo  hambre  t 

81  Empero  tomado,  paga  las  setenas ; 
da  toda  la  suatauíela  de  au  eaaa* 

88  Mas  el  que  comete  adulterio  con  la 
mujer,  aa  fUto  de  entendimiento,  cor> 
rompe  au  alma  el  que  tal  hacer. 

88  Plaga  y  venftenaa  hallará;  y  au 
afrenta  imnca  acra  raída. 

84  Porque  él  lelo  y  d  Airar  del  hem> 
bre«  no  perdonará  en  d  dia  de  la  ven- 
ganza: 

85  No  tendrá  respeto  á  ninguna  re. 
denoion;  ni  querrá  perdonar  aunque 
multipliques  los  dones. 

CAPITULO  VII. 
Encarga  la  BoUeilud  por  la  Ptrdaátru  «aM- 
drnrfa,  la  mmI  prcMrva  al  hombre  dal  pM- 
groáela  imila  wu^t  e«yo<  arUfieiot  finta. 

HIJO  mío,  guarda  mis  raaonea,  y 
enclenra  contigo  mia  mandamien» 
tos«. 

8  Guarda  mis  mandamientos,  y  viví, 
ráab;  y  mi  ley  como  las  niñaa  de  tus 
^oa«. 

8  Lígalos  á  tua  dedoa;  escríbelos  en  la 
taUa  de  tu  coraxon  '. 

4  Of  á  la  sabiduría:  Td  ore*  mi  her- 
jnana:  y  A  la  fantollgcnoia  llama  par!» 


6  Para  que  te  guarden  de  la  miOer 
agena,  y  de  la  eatrafla*  que  ablanda  sus 
palabras. 

9  Parque  mirando  yo  por  la  ventana  de 
mi  oaaa,  por  mi  celosía, 

7  Vi  entre  loe  simples,  considera  entre 


»Cap.]OiUi 


•  Bo.  lA  17. 


'8al.U.r. 
y  IOS.  A 

•8d.l90. 

S.4. 

Ap.  88.18. 
/9Bax.  aL 

8t  4. 

Ia.LU. 
filio.  8.L 
*Ii.^.7. 
<Csp.lO.O. 

*  8  Jasa  8. 
10. 

t  Cap.  1.  A 

Xf.  6. 1. 
"  Csp.  S.  8. 

y  7.  8. 
"Daa.ll. 

lAU. 

•  9ol.  IIA 
106. 

l>Csp.AlA 
y  6.  A 
y  7. 6|  etc. 


vOeB.aD.14, 


•-HéklAA 


•Caa.AA 


•  Cap.  f .  L 

».Cap.  4.  A 
LavVl&A 

•Dea.  88. 10. 

«r  Csp.  8.  A 
T6.St 
Dea.  A  A 


•  Oa^AlaL 


jL  C>  4ir.  1^00. 


pBOviamoSy  Tin,  es. 


ikC€lr.iM 


/Cap.  6.92. 
78.4,16. 


'  Cup.  9.  tí. 

AlTLft.18. 

Tlt.S.6. 


•'L0«.7.)«. 


*  11.19.». 


<C»p.S.S. 


■•Se.».». 


•JQM.16. 

19,80. 
Neh.18.a6. 
•  Crii.  2.  U. 
7&6- 


•Olp.l.9Q. 
79.8,eta. 


»Ufi«.l,8. 


*Cn>.  22.90. 
fcCl*.?, 


4BtL19ll 

•Mies.  7. 

/Cftp.28.98. 


IM  S&teuet  vm  maaeeto  fiAo  4* 
dinúento/, 

8  El  cata  ftutím  por  la  oalte*  Jfint*  & 
la  oqnina  de  afaeBa,  é  Um  eamlno  é» 
•n  cau 

f  A  la  taide  dd  étai,  ya  ^ot  —wnccla, 
en  la  otMcviMad  7  iMaMa  dt  la  umIm. 

10  T  hé  aquí  una  imi)ar  que  le  wle  ai 
eiieu«i«ro  eei»  acavlo  dit  famara»  astuta 
de  corazón, 

11  AlboroVuiora  r,  y  NneiHota :  tas 
pMs  no  pnedcB  eMar  en  oaaaA ; 

18  Unas  veces  de  fbera,  6  Mea  por  la* 
jñMstm,  aeeehando  por  todas  las  esqai- 


ISYtrabadeál,  7WsaIo;  dasrorgomó 
so  Toatro.  7  dJ[}oIe; 

14  Saenflelaade  paa  baUa  pRunotido  '; 
hoy  he  pagado  mis  Totos  1 

16  Por  tanto  he  salido  i  enoontraxte, 
buscando  dillgenteincaie  tu  rastro,  7  te 
he  hallado. 

16  Con  panneMos  ha  ataviado  mi 
cama,  recamados   eon  eoidaBoUlo  de 


■^ 


*. 


ooQmdtm, 


7lie  sahúmalo  mi 
áloes,  7  cinamomo. 

18  ven,  embrlagaémonas  de  amores 
hasta  la  maflana:  alegrémonos  en  a» 
mOrcs. 

19  Porque  el  marido  no  esCA  en  su 
easa,  haae  ido  é  ua  largo  viaje. 

50  El  saco  del  dinero  llevo  en  su  raa» 
no ;  el  dia  sefialado  ToWeiA  &  su  oasa. 

51  RindKHo  eon  la  mveha  suavidad  de 
MB  palatnas;  obHgtfle  eoo  la  Uandnra 
de  sus  laMos'. 

S8  Vfae  en  po»  de  día  iMgo,  como  vá 
el  buey  al  degolladero,  7  come  el  loco  4 
las  fMsIones  para  ser  castigado : 

88  Oomo  el  ave  que  se  apresura  al  la» 
xo"*,  7  no  sabe  que  es  contra  su  vida, 
hasta  aoe  la  saeta  traspasó  su  h^ado. 

84  Ahora  posa,  h^Joa,  oidme,  7  estad 
atentos  4  las  raaones  de  mi  boca. 

86  No  se  aparte  4  sus  oamhios  tu  ooru- 
zon ;  no  7erres  en  sus  veredas. 

86  Perqué  4  mncbea  he  hecho  eaer 
heridos,  7  de  tedea  les  Aienas  han  sido 
muertos  por  ella*. 

87  Oamlnos  del  sepulcro»  son  su  caaa, 
que  descienden  4  las  c4maras  de  la  mu« 


CAPITULO  VIII. 
Álábmta  tOmíniU  dala  wniaAra  aáUdmrtk 
Mr  M  orUfm,  emUgíidad,  €^leta»,fru»m  y 
«r^M,  eoM  fMc  <0«  miama  m  qftim  é  kt 

¿  '\[0  clama  la  sablduria*,  7  d4  su 
•L^    voz  la  inteligencia  ? 

8  En  los  altos  cabezos.  Junto  al  ea- 
mtaio,  4  las  enerucUadas  de  las  veredas 
separa: 

8  En  el  lugar  de  las  puertas,  4  la  en- 
trada de  la  ciudad,  4  la  entrada  de  las 
puertas  d4  vocee. 

4  Oh  hombres,  4  vosotros  clamo ;  7  mi 
vos  et  4  los  hijos  de  los  hombres. 

A  Entended,  simples,  diserecfoiii:  7 
vom/tTM  léeos,  entrad  en  coidnfa. 

6  Oid,  porque  hablaré  cosas  excelen» 
tes«,  7  abriré  mía  hiUos  pava  eoaas 
Mctaa. 

7  Poique  mi  boca  hablarft  verdad ;  7  la 
impiedad  abominan  mis  labios. 

8  En  justicia  «o»  todas  las  lazones  de 
mi  beea ;  no  hay  en  ellas  eeaa  perversa 
nlt«Mida< 

9  Todas  ellas  «m  rectas  al  que  entfl 
ende,  7  raaonablea  4  los  que  han  hallado 
sahldaria*. 

10  Recibid  mi  eosefianza,  7  no  plata ; 
7  denola  4atet  que  el  ene  eseopMe/. 

11  Porque  m<9er  «r  la  saNduria  que 
las  piedras  preoiosaai  7     ' 


parar  con  ella. 
M  To  la  saMdnia 
jhaUo  la 


de  «ei*- 


la  dia- 
de  h» 


i¿: 


8E1  temer  de 
mal ;  la  soberbia^,  j  la 
mal  caolBO,  7  la  boea 
rezco. 

14  Ceamlgo  está  el  eonmjo, 
70  lojf  la  intellgeueia,  oala  es 
laxa  s. 

16  Por  ad  vdaan  lea  rayas  ',  7  loa  pila. 
cipes  determinan  Justicia. 

18  Per  mi  doi^Ban  loa  piiaeipca,  7 
todos  loa  gobernadoras  Juzgan  la  tiem. 

17  Yo  amo  4  los  que  me  anum* ;  7  aae 
hallan/  los  que  me  busean. 

18  Las  riquezas  7  la  honra  citths  coa- 
migo  ;  sólidas  riquezas,  7  Justicia. 

19  li^for  es  mi  fruto  que  el  oro,  y  ^e 
el  oro  refinado  <■ ;  7  mi  rádito  mijor  que 
la  plata  escogida. 

90  Por  vereda  de  Justioia  guiaré,  per 
en  medie  de  sendas  de  Juicio : 

81  Para  hacer  heredar  4  nris  amigoa  el 
ser,  7  oue  70  hincha  sus  tesoros. 

98  J«u>«4  me  posria  en  et  principio» 
de  su  eamlno,  7a  de  antiguo  4ntes  de 
sus  obras. 

88  Btemaluaento  tuve  «I  prineipado, 
desde  el  prfawipio,  antes  de  la  tierra. 

8i  Antes  de  los  abismos  fui  engcBdto- 
da ;  antes  que  fuesen  las  fuentes  ^  las 


85  Antes  que  los  montes  ftwsea  fin- 
*  ~  I ;  antea  de  loe  ooiladoa*  en  70  en- 


Bd-UL 


»l8t.iA 

Juslil. 

/b.i&» 


■0U.3.U, 


•lBill.t, 


•JobU.7^ 


86  No  habla  aun  hecho  la  tierm,  ni  las 
eampUlas,  ni  el  principio  de  les  polvos 
del  mundo. 

87  Cuando  Ibrmaba  los  cielos,  allí  es- 
taba 70;  euando  seflalaba  por  oompáa  la 
sobraba  del  abismo. 

88  Cuando  afirmaba  los  cielos  arriba ; 
cuando  afirmaba  Im  fiíentea  del  aUamo; 

88  Cuando  peaia4  la  mar  en  estatuto, 
7  4  las  aguas,  que  no  pasasen  su  man- 
damiento^ ;  eiuuido  «stableeia  los  ftm- 
damentos  de  la  tierra, 

80  Con  él  est^M  voper  ama:  7ftif  «ti 
delicia  todos  los  diast,  teniendo  soiaz 
delante  de  él  en  todo  tiempo. 

81  Huélgome  en  la  parte  habitable  de 
su  tienu ;  7  mis  delieiM  «m  eon  loe  ld> 
Jos  de  los  hombres. 

88  Ahora  puse,  14|oa,  eidme;  7  bien 
aventurados  los  que  guardaren  mis  ea» 
minos. 

88  Atended  d  eaus^)o,  7  aed  saUoa,  7 
no  lo  menoqaucieis. 

84  Bienaventurado  el  hombre  que  ase 
oye  r,  velando  4  mis  puertas  eaoa  dia, 
guardando  los  umbrales  de  mis  anlradus. 

86  Pasque  el  que  me  hall4»e,  faaUaiá 
la  vida,  y  akaaaard  el  Csvor  do  Jebov^ 

86  Mas  el  qtie  peca  coatra  ná,  da» 
ftuuda  su  alma :  tadoa  lea  gue  me  abor- 
reoen,  aman  la  muctte. 

•CAPITULO  IX. 

OomtnaoaMom  de  la  vtrdúéint  faMAwilb  é  $» 
/aba  f  $ofaUea  m  Cs  Mia^roHM  drdM  «m- 
tronoi,  eaém  urna  é»  la»  emaU»  atmwOm  4 

9éi» 


.14,11 


ta.1 
iLlOiJl 
Jar.  1.0. 

tMatS-lt 
OoLl.U. 


"Matr.ll 
Lac.lL« 


lo«  kombr«$  eot^toSM  é  m 
qmfuiátámr. 


LA  sabiduría  edlfieó  aa  casa;  Ubtó 
sus  siete  columnas. 

8  Matió  sae  vietinuts*,  templó  su  viao, 
7  puso  su  mcaa. 

8  Envió  sus  cfiadask)  aobn  le  aaaa 
«Me  de  la  ciudad  danaó : 

4  Oualqalesa  simiri*  vai«a  acá.  A  tea 
fbltos  de  cordura  dQo : 

6  Venid,  comed  mi  pea,  7  bebed  dd 
vino  9«M  j^  ha  templado  «. 


•HoLait 
•Id. 
«IsiUlU 


«to.Sa.L 
J«aft4 


FBDT^ttaa  X  ZL 


í  Ouutdr»  «i»  la  HlwTlila,  w 


Síi 


A.  C.  oír.  1000. 


pBOYsaBios,  XII,  zm. 


iC^.8L80. 
(Mate  7. 


"•OS.10.U 
Oú.  9. 9,9. 
8uit*.S.18. 


•  Bo.  3.  8,9. 


•20or.O.«. 
J'Ln.&88. 


«JobSLM. 

Mar.  10. 34. 

1  n.  &  9, 

17. 
•-  M.  1. 9. 

7  93.13. 
•  G»p.  8. 18. 
t  Hat.  4. 19. 

•lPed.417, 
18. 


•Be.  8.8. 

«C«p.81.10. 
•ICor.lLT. 


40»p.U.9. 


•Itoa.S8.4. 


/C»p.a8.]9. 


19  La  mujer  gncloia  k  tandiA  honn ; 
y  los  Alertes  tendrán  riquezas. 

17  A  su  alma'  hace  bien  él  hombre 
miserlooidioso ;  mas  el  eruel  atormenta 
su  carne. 

18  El  imiiío  hace  obra  fUsa;  mas  el 

Sue  sembrare  Justicia,  tendrá  galardón 
rme"i. 

19  Gomo  la  Justicia  es  para  Tida,  asi  el 
que  sioue  ti  mal  et  para  su  muerte. 

90  A  Dominación  «n»  á  JehoTá  los  per» 
Tersos  de  eoraaon ;  mas  los  pcxiectos  de 
camino  le  son  agradables. 

SI  Aunque  Ue^e  la  mano  á  la  mano  el 
malo  no  quedará  sin  castigo ;  mas  la  si- 
miente de  los  Justas  escapurá. 

33  Zarcillo  de  cío  en  la  naris  dd  pu- 
erco et  la  mi^  hermosa,  y  apartada  de 
razón. 

38  El  deseo  de  los  Justos  «t  solamente 
bien :  muu  la  esperanza  de  lo*  impíos  «« 
enqjo". 

84  Hay  unot  que  reparten,  y  lt«  es  alia- 
dido  mas :  hay  ohna  que  son  escasos  mas 
de  lo  que  es  Justo,  mas  vienen  á  po- 
breza». 

85  El  alma  liberal  será  engordada;»;  y 
el  que  saciare,  i\  también  será  saciado. 

36  El  que  retiene  el  grano,  t\  pueblo  lo 
maldecirá ;  mas  bendición  terA  sobre  la 
cabeza  del  que  Tende. 

37  El  que  madruga  al  bien,  buscará 
fkvor:  mas  el  que  busca  el  mal,  ven 
drále. 

38  El  que  confia  en  sus  riquezas,  ea^ 
eráf ;  mas  los  Justos  rererdeoetán  como 
ramos  r. 

30  El  que  turba  su  casa,  heredará  tí 
ento;  y  el  necio  $erá  siervo  del  sabio  de 
corazón. 

80  Kl  fruto  del  Justo  et  árbol  de  vida  « ; 
y  el  que  prende  almas,  es  sabio '. 

81  Ciertamente  et  Justo  será  pagado  en 
la  tierra:  ¿cuanto  mas  el  imido  y  el 
pecador»? 

CAPITULO  XII. 

EL  que  ama  la  corrección  ama  la  sa. 
biduría;  mas  el  que  aborrece  la 
reprensión,  es  ignorante. 

3  El  bueno  alcanzará  fkvor  de  Jebová ; 
mas  él  condenar»  al  hombre  de  malos 
pensamientos. 

a  El  hombre  no  se  afirmará  por  medio 
de  la  Impiedad  * ;  mas  la  raiz  de  ios  Jus- 
tos no  será  movida.. 

4  La  mi^er  virtuosa  &  corona  es  de  su 
marido  c;  mas  la  mala  como  carcoma 
en  sus  huesos. 

5  Lf»  pensamientos  de  los  Justos  «oa 
rectitud ;  mmm  los  conatos  de  los  impíos 
engallo. 

0  Las  palabras  de  los  impíos  «o»  para 
asechar  á  la  sangre':  mas  la  booa  de 
los  rectos  los  librará. 

7  Dio$  trastornará  á  los  impíos,  y  no 
serán  mas;  mas  la  casa  de  los  justos 
permanecerá. 

8  Según  su  sabiduría  es  alabado  el 
hombre:  mas  el  perverso  de  corazón 
será  en  menosprecio. 

O  Mejor  es  el  que  se  menosprecia,  y 
tiene  servidores,  que  el  que  se  precia,  y 
carece  de  pan. 

10  El  justo  atiende  la  vida  de  su  bes. 
tía  « ;  mas  las  entrañas  de  los  Impíos  «m 
crueles. 

11  El  que  latan  su  tierra,  se  hartará  de 

Ba ;  ñus  el  que  sigue  los  vagabundos  w 
to  de  entendlnrfnito/. 
13  Desea  el  impío  la  red  de  los  malos ; 
mas  la  raíz  de  los  Justos  úmtk  fruto» 

13  El  impío  es  enredado  en  la  preva- 
rieaoion  de  sus  labios;  mas  el  Justo  sal- 
^á  de  la  tribulación. 


14  El  hambre  aera  haito  de  Vm 
fhito  de  tu  booaf ,  y  la  pwa  de  las  nU' 
nos  del  hombre  le  aera  amnK 

16  El  camino  del  necio  m  deraeho  ca 
su  opinión :  mas  el  que  obedece  al  coa« 
selocsabio. 

M  El  nedo  luego  al  punto  da  á  eonocar 
su  ira :  mas  el  que  disimula  la  iiúuiia  cf 
cuerdo. 

17  El  que  haUa  verdad,  decían  justi- 
cia ¡  mas  el  testigo  mentiíoso,  sng^» 

18  Hay  o^gimof  que  hablan  como  i«^d» 
estocadas  de  espadaí :  mas  la  lengua  de 
loa  sabios  «t  medioina. 

19  El  labio  de  verdad  permanecerá 
pan  siempre ;  mas  la  lengua  de  mcn- 
tin,  por  nn  momento. 

30  EngaiW>  hay  en  el  corazón  de  kM 
que  piensan  mal ;  mas  alegría  en  d  de 
los  que  piensan  bien. 

31  Ninguna  adveraidad  acontecerá  si 
Justo*;  mas  los  impíos  aeran  llenos  de 
mal. 

83  Los  labios  mentirosos  son  abomi- 
nación á  J^ová' ;  mas  los  obradores  de 
verdad,  so  contentamiento. 

33  £1  hombre  cuerdo  encubre  la  ci- 
encia ;  mas  t\  oomaon  de  los  necios  pu- 
blica la  necedad  "k 

34  La  mano  de  los  diligentes  se  en- 
aefioreará;  mas  la  negligoite  será  tri- 
butaria. 

36  El  cuidado  congqjoso  en  el  ooraxon 
del  hombre,  lo  abate ;  mas  la  buena  pa- 
labra lo  alegra. 

88  El  Justo  hace  ventiiia  á  su  prdJiBM : 
mas  el  oamino  de  los  impíos  les  hace 


87  El  indolente  no  chamúscala  su  ca- 
za :  mas  el  haber  precioso  del  hombre  u 
la  ditigoicia. 

88  En  el  camino  de  la  Justicia  está  la 
vida;  y  la  senda  de  su  vereda  no  es 
muerte. 

CAPITULO  XIII. 

EL  hijo  saMo  imna  el  caas^  'dd  pa- 
dre :  mas  el  burlador  no  «scneha 
las  reiwensiones. 

3  Del  fruto  de  tu  booa  el  hombre  co- 
merá bien";  mas  el  alma  de  los  preva- 
ricadores haUará  mal. 

8  El  que  guarda  su  boca  guarda  su 
almaft;  mas  el  que  int^mtitiemuUe  atoe 
sus  labios  tendrá  calamidad. 

4  Desea,  y  nada  ofasiua  el  alma  del 
perezoso;  mas  el  alma  de  los  diligentes 
será  engordada  «u 

6  El  justo  aborrecerá  la  palabra  de 
mentira  d :  mas  el  impío  se  hace  odioso, 
6  infame. 

6  La  Justicia  guarda  al  de  peiftcto  es- 
mino  « ;  mas  la  Impiedad  trastornará  al 
peeador. 

7  Ilay  alguno»  que  se  hacen  ricos,  y  no 
MniM»  nada ;  y  sime  que  se  hacen  p^res, 
y  tíenen  muchas  riquezas. 

8  La  redención  de  la  vida  óaü  homlsc 
ton  sus  riquezas :  pera  el  pobre  no  oye 
censuras. 

9  La  luz  de  los  Justos  se  alegrará:  nsas 
apagaiéae/  la  lúmpara  de  los  impíos. 

10  Ciertamente  la  soberbia  parirá  con- 
tienda; mas  con  los  avisados  et  la  sa- 
biduría. 

11  Disminuiránse  las  riqueaas  de  va- 
nldad :  empero  multlpUoaiá  el  que  alle- 
ga con  su  mano. 

19  La  esperanza  que  se  prolonga,  es 
tormento  ana  corazón  t  maa  árbol  de 
vlda.v  et  el  deseo  cumplido. 

18  El  que  menospreola  la  palabra,  pe- 
recerá {Kn  elle*;  mas  d  que  lene  «1 
mandamiento,  será  recompensado. 

14  La  ky  «t  al  saUo  manadero  de 


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PBOVXRBIOS^  ZIV»  XY. 


A.  a  oír.  uoo. 


i«d»los 


d>la 


vida'» 

iBucrte» 
16  El  buen  cnModirntanlo  eoaoillará 
gndA ;  IBM  d  ounino  da  1m 
cadores  e»  duro. 

16  Todo  knmkrt  cuerdo  oltra  eon  aa- 
biduTÍa;  mas  al  umío  uianlhiUri  «m 
necedad*. 

17  £1  mal  mmua¡mn  caerá  en  mal; 
mae  d  aenaaieto  fiel  «r  medlotaa'. 

18  Poinraa  y  Teq^Ocnia  tcndiA  d  que 
ncnoepceeia  el  eoné^ ;  mas  el  que  gu- 
arda la  corrección,  lerá  honnkio  *. 

19  El  deaco  cnmpUdo  deleUa  al  alma» : 
pero  apartaiae  del  mal  m  abomlnaoU»  á 
los  necios. 

90  El  que  anda  con  les  sabioe,  saUo 
aer&;  mas  el  que  le  allega  á  los  nados, 
terá  quebrantado. 

81  Md  persegniíA  4  los  pecadores*; 
mas  4  los  justos  bien  será  rstflbuido. 

83  El  bueno  dejará  herederos  los  hijos 
de  loe  hUoe :  j  d  haber  del  pecador  para 
d  Justo  cst4  guardado  j>. 

88  En  el  barbecho  de  los  pobres  Aa.y 
nveho  pan :  mas  piérdese  por  fiílla  de 
juieio. 

84  El  que  detiene  el  castigo,  4  su  hijo 
staoneeef ;  mas  d  que  lo  ama,  madruga 
a  castigarlo. 

85  El  justo  come  hasta  saciar  su  alma ; 
el  Tlentra  de  los  impioe  tendía  nc- 


'CifkMLlIu 


*».llt. 
'Gi|Llll7. 


CAPITULO  XIV. 

LA  maja  sabia  edifica  sa  caaa« ;  mas 
la  necia  con  sus  manos  la  derriba. 
8  £1  one  camina  en  su  rectitud,  teme  4 
Jehora;  mas  d  perraMldo  en  sus  ca- 
minos, lo  menospñda. 

8  £a  la  boca  del  necio  está  ia  Tara  de 
la  sobarUai  mas  los  labios  de  los  aaUos 
los  guardarán  >. 

4  Sin  bueyes  d  grana»  uta  limpio: 
mas  por  la  Aicna  dd  buey  ha¡f  abun- 
dancndepan. 

5  El  tastijBo  verdadero  a^mentiiá;  mas 
d  testigo  &SO  habbuá  mentiras  «. 

«  Hnscó  d  escarnecedor  la  sabiduría,  y 
no  le  kmUÓ  ¡  mas  U  saUduiia  d  hombre 
entendido  e«fácU< 

7  Vete  de  ddante  dd  hcaabru  necio, 
cuando  en  d  no  adviertes  labios  de  d* 
encía. 

8  La  deada  del  cnerdo  «t  entender  su 
camino :  mas  la  Indiaorecloa  de  los  ne- 
cios n  engaflo. 

9  Los  necios  se  moAm  de  «wwstor  peca- 
do*: mas  entre  los  rectos  /My  amor. 

10  El  eoraaon  conooe  la  amargura  de 
su  dma ;  v  extrallo  no  se  entiemeter4 
ensnalegruu 

U  La  casa  de  loe  impíos  seiá  aso- 
lada/; mas  florecerá  la  tienda  de  lee 
recto*. 

18  Hay  camino  que  al  hombre  parece 
desscho ;  empero  su  fin  son  caminos  de 


18  Aun  en  la  risa  tendrá  dolor  d  eo- 
man;  j  d  término  de  la  d^ria  se 

14  De  sus  caminee  será  harto  d  ai 
tado  de  nuon'i  7  d  hombre  de 
«iteré  eeatads  de  el  sayo. 

U  El  simple  oree  á  toda  palabra; 
d  aviíade  ¿Hiendo  sos  paa¿*. 

18  El  sabio  teme,  y  se  aparta  dd  mal  < ; 
BHs  el  nedo  se  arrebata,  y  confia. 

17  El  que  nwesto  se  enqja,  hará  lo- 
ma"*: y  el  hombre  nidideeo  será 
«boiTCcUo. 

18  Los  dmples  heredarán  necedad; 
iBas  los  cuerooe  se  ceronaián  de  saM- 
duia. 

IB  Los  malee  se  indinarán  delante  de 


loe  baenoo*,  y  lea  impfaa  4  las 
dd  Justo. 

80  El  pobre  es  odioso  aun  á  su  amigo*; 
pero  muchos  «on  loe  que  aman  d  tico. 

81  Peca  el  que  menoeiaucia  á  su  pid- 
limo :  mas  el  que  tiene  miserieerdia  de 
loe  pobres,  es  bienaventurado^. 


88  ¿  No  venan  los  que  piensan  md  ? 
Misericordia  empero  y  verdad  deawaa- 
rdn  loe  que  piensan  bien. 

88  En  toda  labor  hoy  ftnto ;  mas  la  pa- 
labra de  los  labios  adámenle  «aipobreee. 

M  Las  rlquesas  de  los  sabios  son  su 
corona  ;  «ms  m  Infctnaeion  la  iasensalea 
de  los  necios. 

8»  £1  testigo  verdadero  Ubn  las  almas ; 


el  engaftoao  hablará  mentiros  f, 

86  En  d  temor  de  Jdwvá  —té  la  ftt- 
ote  confianza;  y  esperanaa  tendrán  sos 
hUos. 

87  El  temor  de  Jehová  ««  manadero 
de  vida  %  para  apartarse  de  los  laaos  de 
muerta. 

98  En  la  multitud  de  pueblo  uiá  la 
gloria  dd  rey ;  r  en  la  fUta  de  inieblo  la 
naqucsa  dd  principe. 

89  El  que  tarde  se  aira*  ••  grande  de 
entendimiento :  mas  d  coito  ét  espíritu 
ei^randece  d  desatino. 

80  El  coraxon  apadble  «*  vida  de  laa 
camas ;  mas  la  envidia  pudrimiento  de 
huesos. 

81  El  que  oprime  d  pobre,  afrenta  á 
su  hacedor' ;  mas  d  que  tiene  miseil- 
cordia  dd  pobre,  lo  honra. 

83  Por  su  maldad  será  lanxado  d  im- 
pío :  mas  d  Justo  en  su  muerto  tiene 
esperanaa*. 

88  En  el  coraion  dd  cnerdo  repesará 
la  sabiduría;  y  conocida  es  en  medio  de 
los  necios. 

84  La  Justicia  engrandece  la  nación ; 
mas  d  pecado  es  amnU  de  las  naciones. 

35  La  benevolencia  dd  rey  e«  para  con 
d  ministro  entendido;  mas  su  cnc^ 
amtra  d  que  h  ave^gttenaaw 

CAPITULO  XV. 

LA  Uanda  respuesta  quita  la  ira*; 
mas  la  palabra  áapñra  hace  subir 
d  furor. 

8  La  lengua  de  los  sabios  adonaará  á  la 
sabiduría;  mas  la  boca  de  lea  nedos  ha- 
blará sandeces  \ 

a  Los  «tjos  de  Jehová  en  todo  lugar 
están  mirando  los  buenos  v  los  naalos  *. 

4  La  sana  lengua  «t  árbol  de  vidaif; 
mas  la  perverslcfaul  en  día  «•  quebran- 
tamiento* de  eepíiitu. 

5  Kl  nodo  menosprecia  d  oonsqfo  de 
su  podre:  mas  el  que  guarda  la  cor- 
rección vendrá  á  ser  cuerdo/. 

6  En  la  casa  dd  Justo  h«y  gran  pro- 
visión ;  empero  turbación  en  las  ganan- 
cias del  Ím|do. 

7  Los  labios  de  los  sablea  esparcen  sa- 
biduría; mas  no  ad  d  ecnaon  de  ios 
nados. 

8  El  sacrificio  de  los  Impíos  w  abo- 
minadon  4  Jehováf ;  mas  la  oradon  de 
loa  rectos  es  su  gozo. 

9  Abominación  ee  á  Jehová  d  camino 
dd  impío;  mas  éi  ama  al  que  sigue 
Justicia. 

10  La  reconvención  •*  molesta  d  que 
d^  d  eamino :  mas  d  que  aiiorreciere 
la  comedón,  morirá*. 

11  Kl  infierno  y  U  perdidon  «ddn  de- 
lante de  Jehová  ':  i  cuanto  mas  los  co- 
razones de  los  hombres* ? 

19  Kl  escarnecedor  no  ama  d  que  le 
reprende';  ni  se  aliaga  á  los  sabios. 

13  J£l  corazón  alegre  hsimosea  d  ros- 
troM;  mas  por  d  doler  do  oorazon  d 
espíritu  se  abato  «. 


•8d.49.14. 

lld.4.8. 

•  Uap.  19. 7. 


r8d.4Li;B. 
lUt.9k.Si. 


fvar.1. 


'Cap.  18. 14. 


'Caf.u.il 


tOap.l7.S. 
y8Í.X 


«JobU.8ak 


•Juae.U,8. 


»  Cap.  19. 98. 
yU.16. 

«Job  84. 91. 

Hd.lL4. 

7».  18. 14. 

Jer.  89.19. 

B0b.4.18. 
<ICap.l3.18. 
'U.8ft.l4. 
/Cap.l8.ia 


'Ckp.91.37. 

laT.U. 

y  6L8. 

768.3. 

Jar.  6.98. 

Ab.8.98. 
h  Cap.  t.  IL 

19. 
<  Job  96. 6. 

SaLia9.8. 

t3Cr.6.S0. 

8eL7.9. 

Jasa  91.17. 

H««b.l.9i. 
lAmwClO. 
»Gapa7.9S. 
"Oap.l9.9S. 


MtLckíW», 


pmovKB&iiOfl^  zn,  xfzl 


j.e*.iN» 


•  Gap.  le.  8. 
8«LS7.16. 
1  Ti. «.  8. 

P  Cf.  17. 1. 

90*11. 39.  sa. 


13. 


•C«p.lO.L 
*C»it.l0.2S. 


••OM.U.U. 

7a(>.i8. 


1&       ^ 
yii.fi.  8. 

Hab.2.9, 
10. 


•  8«1. 34. 15. 
y  liS.  18, 
19. 


j«r.io.as. 

»  Cap.  21. 3. 
•SftL87.S. 

dBA.9.a2. 
«  O^  6.  27. 


/Oi9.1«.«. 


14  SI  «arana  «ntmdld*  ham*  te  mU- 
dntia;  mai  la  boca  de  los  neoia*  paee 


15  TodM  Um  diaf  dd  afligida  mm  tra- 
bi^etoa:  autrieoruattcoaientoaff  «mw 
un  ooMvlla  oondiroo. 

10  Me)or  e«  lo  pooe  oon  «1  tamor  de 
Jelwvá,  quB  <1  giui  teanm  donde  hajr 

17  Melor  ei  la  eaniMia  de  ¡egnmbvet 
donde  na*  amo?,  qae  de  buqr  engev- 
dado,  donde  bay  odto^. 

18  fil  hombre  faracuiido  mvere  eontl- 
endaav ;  mas  «A  qwe  taide  le  enoja,  apa» 
ciguaiá  la  rencilla. 

19  El  cuaino  dd  pereaoee  tt  oome  seto 
de  esplnoer ;  mas  la  vereda  de  los  raotoe 
emú  Una  ealxada. 

90  Bl  hijo  sabio  alegra  al  padae :  mas 
el  hombre  necio  menoeprecla  á  su  ma- 
dn«. 

SI  La  necedad  w  alegría  et  falto  de  en- 
tendimiento':  mas  el  hombre  entendido 
endcretasA  sa  iproeeder. 

99  Los  pansamientoa  son  ftnstndo* 
donde  no  hay  consejo ;  mas  en  la  mul- 
titud de  eona^eroe  se  afirman  «. 

Stt  Aiégiase  el  hombre  con  la  reepoesta 
de  su  boca:  y  la  palabra  á  en  tiempo, 
¡  enan  buena  ea ! 

94  Bl  eamlno  de  la  vida  «r  ká«ta  arriba 
al  entendido,  para  apartarse  del  inAerno 

^uiab^. 
O  Jehevá  asolará  la  casa  de  loe  so- 
berbios ;  mas  éí  afírmart  d  término  de 
la  viuda. 

96  Abominación  son  &  Jéliev&  loe  pen- 
samientos  del  malo  « :  mas  laa  expresio- 
nes de  los  limpios  som  Hmplas. 

97  Alborota  sa  eaaa  f  el  codieieeo ;  ma* 
el  que  ahonece  las  dádivas,  vivirá. 

98  El  corazón  del  Justo  piensa  para 
responder :  mea  la  boca  de  loe  impfoe 
derrama  malas  cosas. 

99  I4)os  m§á  Jehovi  de  les  hnpfos: 
mas  él  oye  la  anMiion  de  los  justos». 

90  La  luz  de  los  ojos  alegra  el  corazón ; 
y  la  buena  &ma  engorda  los  huesos  «. 

81  La  or^a  4|ve  escucha  la  ootxeceion 
de  vida,  entre  loe  sabios  morará. 

se  El  que  tiene  en  poco  la  discipHna, 
menospneia  su  alma :  mas  etque  eseu- 
oha  la  coeieodoai,  tiene  entendimiento. 

33  £1  temor  de  Jehová  et  ensoSami- 
ento  de  saUdmria ;  y  delante  de  la  honra 
tHá  la  humildad. 

CAPITULO  XVI. 

DEL  hombre  ton  las  disposiciones  del 
ooraaon  t  mas  de  Jehová  la  reepn- 
esta  de  la  iei^ua  «i. 

8  Todos  los  caminos  del  hombre  son 
limpios  en  su  opinión;  mas  Jehová  pesa 
loa  espíritus  fr. 

3  Encomienda  á  Jehová  tus  obras,  y 
tus  pensamlenloa  serán  afirmados  «. 

4  Todaa  las  oosaa  ha  hecho  Jehová  por 
si  mismo,  y  aun  al  impío  para  el  dia 
malo'. 

5  Abomlnadon  m  á  Jehová  todo  altivo 
de  corazón*:  aunque  etfé  mano  sobre 
mana^  no  aatá  rcpuiado  tnoeasHOb 

0  Con  miseiicoKdia  y  verdad  se  «onrige 
el  pecado ;  y  con  el  temor  de  Jehová  se 
aparta  del  mal  ai  áowsére. 

7  Oiumde  lea  camiaoe  dd  homlm  se- 
rán agradables  á  Jehová,  ann  ns  ene- 
migo* paaifteaiá  eon  ál. 

8  Nt^at  ea  lo  ñoco  con  Jnstieia,  que  la 
muchedumbre  «e  frutos  sin  derecha. 

0  Bl  ootaxon  del  hombre  piwaa  m  oa- 
mino ;  maa  Jehcwrá  aitrrera  sus  nasos/. 

10  Adivinaaion  etM  en  loa  labios  dd 
rayf ;  enjuicio  no  prevaricará au  boca. 

11  Peso  y  balanzas  Jnstaa  «o»  da  Ja- 


aM«Ddaa|8» 


kd» 


dd»  mr  á 


los  reyes 
ivatieia 


d  oontsnCa- 
d  qoaha- 


hov4t 
la  bolsa. 

19  AbamiaaslaB 
haocr  impiedad:  porue 
será  afirmado  el  trono  C 

19  Loa  laMos  Just»  asa 
miento  da  ios  aeyat ;  y 
bla  lo  recto. 

14  La  isa  dd  ley  at  meamjtto  da  mu- 
erte*;  maa  d  honobve  saU*  la  evitará. 

15  Bn  la  alegría  dd  rostro  dd  rej  caAl 
la  vida;  y  su  benevolencia  m  eomo  nube 
de  lluvia  taidia. 

M  Mejor  ea  adqahAr  saUduiia  qvw  aro 
ptraeiado;  y  adquirir  fadeUgcuía  vale 
mas  que  la  plata*. 

17  Él  eamlno  de  lea  reotoa  e*  apartarse 
del  md :  su  ahaa  gaasda  d  que  guarda 
su  camino  ">. 

IB  Antes  dd  quebrantamiento  es  la  so- 
berbia, y  antas  de  la  eaida  la  aUvaa  de 
espíritu  «. 

19  Mejor  es  humillar  el  espíritu  oon 
los  humildes,  que  partir  despegos  oon 
los  Boberidos. 

90  BL  entendido  en  la  palafaca,  hallará 
él  bien :  y  el  que  confia  en  Jdiová,  él  m 
bienavenCurado  •. 

91  El  sabio  de  coxamn  ea  llamado  en- 
tendido :  y  la  dulzura  de  labiea  aatasen- 
tará  la  dactilna. 

99  Manadero  de  vida^  «•  d  entendi- 
miento al  que  lo  posee :  mas  la  erudioian 
de  los  necios  e«  neeedad. 

88  El  corazón  del  sabio  hace  prudente 
su  boca;  y  oan  sus  labiea  aumaau  El 
doctrina. 

94  Pand  de  mid  «oa  los  didtoa  su- 
aves I  Hiaaidad  d  dma,  y  aaedieina  á 
los  huesos. 

95  Hay  cnadno  que  pareoe  derncho  d 
hombre;  mas  su  saüaa  aoa  camlnaa  de 
muerte  9. 

90  Bl  alma  dd  que  trabeja,  trabaja 
para  sí ;  porque  su  beca  le  eondrlfler. 

87  KI  hombre  perverso  cava  en  áiiMa 
dd  mal ;  y  en  sus  Idños  kag  eomo  llama 
de  fuego. 

98  El  hombre  perverso  levanta  «ontl- 
enda« ;  y  d  chiamoeo  aparta  los  mqjores 
amigos'. 

99  la  honüire  mdo  lisonjea  á  sa  pró- 
jimo, y  le  hace  andar  per  d  camino  no 
bueno: 

80  Cierra  sus  ojos  para  pensar  pemer- 
sidades;  mueve  sus  labias,  eftetna  d 
mal. 

81  Cotana  de  honra  e*  lavdei«ftis  se 
hallará  en  d  eamino  de  justicia. 

38  M^r  ce  d  que  tarde  se  dra  q«e  d 
fuerte ;  y  «tfer  d  que  se  ensofiovsa  de 
su  espíritu  que  d  que  toma  una  ciudad. 

89  La  snerte  se  echa  en  el  seno';  ra 
de  Jehová  pmds  todo  d  juicio  de  dU. 

CAPITULO  XVH. 

BJOR  es  un  boeado  de  pon 
en  paz,  que  la  casa  de 
llena  de  vfetinaas*. 

9  El  sierre  prudente  sa 
del  h^o  que  deshonra ;  y  entre  los 
manos  peítirá  la  haraníala. 

9  Bl  edad  psora  la  plata,  y  te 
para  d  oro ;  mas  Jahová  pmelia  los  oa- 
raaoncai. 

4  El  malo  aalá  atante  d  isMo  idena ; 
y  el  mcnlireso  aseueha  á  te  lengua  da- 
trac  tora. 

A  El  qué  easameee  d  polnr^  alienta  á 
su  Haeeder*:  y  d  que  se  deyrs  sn  te 
calamidad  ageua  no  quedará  ste  oaa- 

0  OereiM  da  tea  vi^as  «sa  los  hüsa  da 

los  hijos  « ;  y  te  honra  de  los  mos. 


'Bel?. 


M' 


■JoBiLT. 


•Capí  U.  17. 


iia.&n 

Jsr.17.ia 


4Job2L» 

Ab.U.i«. 

•BdLU7.L 


i.e.cfr.MOt. 


PBOTEBBIOe»  XYBX,  XSJL 


A.e.fÉr.lOW. 


'Si.  23. 7. 

Ii.s.a,a4. 


t(^(.lS.U. 


7  N»  convlMe  al  neolo  U  «lrtlowMii> 
da :  ¿  cnanto  menos  «I  príncipe  «I  labio 


'Ch- 13.14, 


»fea.i4. 

Ibik  14  6. 

"c«p.is.ao. 


•Job  13.  5. 


8  Piaán  paadaaa  «t  d  oohacho  en  990* 
de  MU  dueños;  i  donde  quien  que  se 
vuelve,  da  pteepcridail. 

•  £1 MM»  o*I«e  la  paeraricadMi,  b«Ma 
amistad ;  mas  el  que  rcltena  la  palalita, 
aitattaalamlaa. 

10  Afvaveoaa  la  wp—iMlan  en  el  cn> 
tendido,  mas  que  si  cien  veces  biriasa  en 
alaeóa. 

11  £1  rebdde  ae  buaea  sino  mal;  y 
mensajero  «aisal  «asá  eantn  41  enviado. 

la  Meimt  m  am  caeMntw  un  hombre 
oen  oaa  oaa»  &  quien  hayan  tobado  sus 
cachorros,  que  con  «n  fatuo  «vi|/iadocn 


13  Bl  q^  dá  mal  por  bien,  no  s«  apar* 
tara  el  mal  de  su  casa/. 

14  £1  que  eomienza  la  pandeneia  et 
como  auien  sueit*  las  aguas :  dfga  pues 
1»  peina  iuitas  que  se  enmarafle. 

15  El  que  Juttifica  al  im|^,  y  el  que 
oeaidena  al  Justo,  ambos  4  dos  ««n  mo- 
mlBMioa  A  Jehová'. 

18  ¿  De  qué  sirve  el  precie  en  la  mano 
del  necio  paia  comprar  aaUdovia,  no  te- 
mendo  entendimiento  ? 

17  £n  todo  tiempo  ama  el  amigo ;  y  el 
hermano  para  la  angustia  es  nacMo. 

18  El  hombre  fidto  de  entendimiento 
toca  la  mano  fiando  4  otro  delante  de  su 
amigo. 

19  La  prevaricación  ama  el  que  ama 
pleito :  y  el  que  alxa  su  pontana,  qne- 
Iwantanuento  buscad. 

90  £1  pervcBso  de  ooracon  nunca  ha- 
llar4  bien:  y  el  que  lenielve  con  su 
lengua,  caerá  en  mal. 

81  £1  que  engmdra  al  neao,  para  su 
tristeza  /o  emgmdra  ¡  y  el  padre  del  fiuuo 
no  se  alegrara. 

83  El  corazón  alegre  produce  buena 
disposición ;  mas  el  espixitu  triste  seca 
ka  huesos  t, 

88  El  implo  toou  d4diva  del  seno,  para 
pervertir  las  sendas  del  detacho. 

84  En  el  rostro  del  entendido  partee  la 
safaiduiía*;  mas  los ejoá  dai necio  vagan 
haata  el  cabo  de  la  tierra^. 

86  £1  hijo  necio  es  enqjo  4  su  padre,  y 
asaanuca  4  la  que  lo  cnñndró  «>. 

98  Ciertamente  no  m  bueno  condenar 
al  Justo,  ni  hcarir  4  los  pi^ooipcs  que 
hacen  lo  recto. 

87  Detiene  sus  dichos  el  que  tiene  sa- 
biduiia :  de  pfudente  esi^tu  e§  el  hom- 
bre entendido. 

88  Aun  ti  necio  cuando  calla  ;  es  can- 
tado por  sabio ;  el  que  .«ien»  sus  labios 
•f  entendido. 

CAPITULO  XVIII. 

SBGUN  «H  antego  buaoa  el  que  se 
desvia,  y  se  entitmete  en  todo  ne- 
gocio. 
8  2^0  toma  plaeer  al  neeio  en  la  inteU- 
;encia,  sino  «n  lo  que  su  oeraien  se 


'Cap.M.5. 
kC^^UI.11. 


lllM.16.19. 


KtlOwU. 


aCoando  viene  el  impio,  viene  tam- 
bién el  moBosprecio,  y  non  el  deshen- 
lador  la  afiocnta» 

4  Aguas  anfiíndas  m«  les  palabras  de 
la  lKR2a  del  hombre* ;  y  arroyo  revciti- 
:  ente  la  fiante  de  la  aaUdmia*. 

6  Tmer  respeto  4  la  penonsí  del  impío, 
para  hacer  caer  al  justo  de  su  derecho, 
noeafancno*. 

8  Ii«t  lidtios  del  necio  vienen  oon  pleito, 
y  su  boca  á  cuestiones  llama. 

7  La  boca  del  neeio  m  qnebrantnni- 
eflt*  pasa  s(,  y  sus  labios  «m  laxo»  para 
su  alma  < 

8  JLm  palabra»  éA  ofaionoa» 


blandas,  y  dasdaadi  hasta  lo  íntimo 
del  vientre. 

9  TamUan  al  que  ea  negUgssite  en  su 
obra  es  hermano  del  hombK  dleipedor. 

U)  Tone  Aserte  as  el  nombre  de  Je- 
hov4« :  4  ¿1  conrcr4  el  justo,  y  sex4  le- 
vantado. 

11  Las  flqueías  del  rice  «on  ia  ciudad 
de  su  fiírtaleaa/,  y  como  un  muro  alto, 
en  su  imaginaoion. 

18  Antes  del  quebrantamiento  se  eleva 
el  ooraxon  del  nombre';  y  4Btes  de  la 
honra  «t  el  absAimlentoA. 

18  £1  que  responde  palabra  antes  de 
oir,  le  «t  fatuidad  y  oprobio. 

14  Bl  4nimo  del  hombre  sopM8ar4  su 
enfermedad :  mas  ¿  qméa  soporniá «  al 
ánimo  angustiado  ? 

16  £1  concón  del  entendido  adoulere 
sabiduría ;  y  el  oido  de  las  sabios  busca 
la  ciencia. 

16  £1  presente  del  hombre  le  ensancha 
tí  canuno,  y  le  Ueva  delante  de  los 
grandes*. 

17  £1  primero  en  su  propia  causa  pa- 
rece justo ;  y  su  advrasario  viene,  y  le 
sondea. 

18  La  suerte  pone  fia  4  los  pleitos,  y 
desparte  los  fuertes. 

19  £1  hermano  ofendido  es  wuu  teiuu 

3oe  una  ciudad  fuerte' 1  y  las  oontten- 
as  ^  /es  Aereioaot  toa  oonw  oerrcjjos  de 
aloasar. 

90  Del  flruto  de  la  boca  del  homlure  se 
haxtaiA  su  vieotn;  hajtaxtee  del  pro- 
ducto de  sus  labios  ». 

81  La  muerte  y  la  vida  után  en  poder 
de  la  lengua  >• ;  y  el  que  la  ama,  ooiner4 
de  sus  frutos. 

88  El  que  halló  buena  mqjer,  halló  el 
bien,  y  aloanaó  la  beneTotondia  de  Je- 
hová. 

88  El  pobre  habla  con  rasgos ;  mas  el 
rico  responde  durezas. 

84  El  hombre  que  tíen*  amigos,  ha  de 
mostrarse  amigo ;  y  amigo  hay  mas  oon- 
junto  que  el  hermano. 

CAPITULO  XIX. 

EJOR  es  el  pobre  que  eamina  en 
su  senoiUez,  tt¡oe  el  de  perversos 
labios,  yfittnoa. 

8  £1  alma  sin  ciencia  no  «t  buena ;  y  el 
presuroso  de  pies  peca. 

a  La  insensatea  del  hombre  tuerce  su 
camino ;  y  contn  Jehov4  se  aira  su  co- 
razón i. 

4  Las  riquezas  allegan  muchos  amigos ; 
mas  el  pobre  de  su  amigo  es  apartado'. 

5  El  testigo  falso  no  quedai4  sin  cas- 
tigo ;  y  d  que  habla  mentiras,  no  es- 
oapar^'. 

6  Muchos  rogarán  al  príncipe:  mas 
cada  uno  e»  amteo  del  homlne  que  d4.    . 

7  Todos  los  hermanos  del -pobre  le 
aborrecen  « ;  ¿  cuanto  mas  sus  amigos  se 
alqjaráa  de  41  ?  Basoar4  la  palabra,  y 
nolahallaié. 

8  El  que  posee  entendúnieato,  ama  su 
alma :  el  que  guarda  la  inttf  Igeneia,  ha- 
llará el  bien. 

9  £1  testigo  ihlso  no  qttedai4  sin  casti- 
go;  y  el  que  baltln  mentiras,  perecerá. 

10  No  conviene  al  necio  el  deleite; 
¿  cuanto  menos  al  siervo  ser  sc&or  de 
los  principes/  ? 

11  La  cordura  del  homhse  detiene  su 
furor  f :  y  su  honn  e«  disimular  la  ofensa. 

18 'Como  el  bramido  del  cachorro  del 
león  es  la  in  del  reyA  •  y  su  &vor  como 
el  rocío  solare  ia  yerba. 

13  Dolor  e«  pan  su  padre  el  hUo  necio ; 
y  getem  eontinwa  las  oontiendss  de  la 
mujer  (. 

14  La  oasa  y  las  tiqvesas  herenftla  «o» 


M' 


«  Sal.  18.  a. 
7  91. 8. 

/OspLlClS. 


fCsp.18.18. 

*  Cap.  15. 33. 
Loe.  11 U. 


<CBf.l7.B. 


i€ap.  17.18. 


<G«.87.«1. 


"Cap.  18. 1 
"Matia.37. 


»  Gap.  28.  & 
»Xaa8.89. 

•o»p.i4ao. 


19. 

Cap.  21. 38. 

'Cap.  14.  SOL 


yCsp.«).23. 
fCspul«.82. 
A  Cap.  18. 14, 
7  80-3. 

t  Cap.  27. 15. 


A.C.clr.lO(W. 


PBOVEBBIOS,  XX,  XXL 


ACan.18.S3. 
y8Í.ia 

■•STé.S.10. 


•x«tia.«L 

3Cor.9.6.». 

«Okn.18.94. 

ySl.lS.U. 


fDev.  81.90. 


M.n.10, 

U. 

Ii.14.i7. 

t4«.10. 
Hech.6.99. 
•"ITLi-S. 

•CHI.M.U. 


iOip.>Lll. 


«JoblSwlft. 
Oh  i.  8. 


•  !•.  28.  7. 
01.4.U. 
»  Cap.  19. 13. 


'CaM«.aX 

<Cq>.l».U. 
•CaM8.4 

/Mate.  a. 


«SBa.28.4. 


ASO.  «.M. 

Be.  7. 90. 

1  Jnn  1. 8. 
f  Dea.  28. 14, 

18. 


ABri.M.9. 

<0*p.«.9L 
7M.I& 


de  U»  padrH  t  ibm  de  Jchovi  le  mv^ 
prudente*. 

15  Le  pereie  hece  eeer  raefk><;  j  el 
efane  negligente  hambceefá  «. 

16  Bl  que  gnarde  el  mendamiento,  go* 
aida  en  alma ;  maa  el  iiae  menoapreeláfe 
sos  caininoe,  moilxá. 

17  A  Jehová  einpreeta  el  que  d&  al 
pobre ;  y  4lle  daiA  su  paga  «•. 

18  Oa«tiga  á  tu  fe^jo  en  tanto  que  hay 
etperanuí*:  mas  no  se  escite  tu  alma 
para  deitrotrlo. 

19  El  de  grande  in,  llerari  la  pena; 
y  ti  uaa  de  vk>lenelas«  afiadliA  «««tx» 
mala. 

90  Ewaelia  d  eonaejo,  y  reeibe  la  cor- 
rección, para  que  aeai  Mblo  en  tu  Tidexi». 

91  Muchoi  pensamientos  Aay  en  el 
ooranm  del  hombre;  mas  el  consejo  de 
JehoTá  permanecerá  r. 

29  Contentamiento  e«  á  los  hombres 
hacer  misericordia:  pero  m^or  es  el 
pobre  que  el  mentiroso. 

83  El  temor  de  Jehová  ««  para  Tlda  r : 
7  con  tí  TiTirá  eí  hombrt  lleno  de  reposo ; 
no  será  visitado  de  mal. 

94  El  perezoso  esconde  su  mano  en  el 
seno ;  aun  á  su  boca  no  la  llevará*. 

85  Hiere  al  escarnecedor,  y  el  simple 
se  hará  avisado :  v  corrigiendo  al  enten- 
dido, entenderá  ciencia  *. 

98  El  (Ríe  roba  á  su  padre,  7  ahuyenta 
á  su  madre,  hijo  et  avergonzador,  7  des- 
honrador. 

97  Cesa,  hijo  mió,  de  oir  el  ensefiami- 
ento  que  induce  á  divagar  de  las  raxones 
de  sanidwla. 

98  El  testigo  perverso  se  burlará  del 

£^{0 :  V  la  boca  de  los  impíos  encubrirá 
iniquidad  «. 

89  Aparejados  están  Juidos  para  los 
escarnecedores,  7  azotes  paim  los  cuer- 
pee de  loe  Insensatos. 

CAPITULO  XX. 

EL  vino  áaee  escarnecedor;  la  cerveza, 
alborotador  « :  7  cualquiera  que  por 
ello  errare,  no  será  sabio. 

8  Gomo  iñramido  de  cachorro  de  león  h 
ee  el  terror  del  rey :  «i.  que  lo  hace  en- 
furecerse, peca  amira  su  alma. 

8  Honra  es  del  hombre  d^farse  de  con- 
tienda*: mas  todo  Insensato  se  envol- 
verá ei»  ella. 

4  El  perezoso  no  ara  á  cansa  del  in- 
vierno: pedirá  pues  en  U  sion,  7  no 
hallará  d. 

5  Como  aguas  profundas  e$  el  oons<;jo 
en  el  corazón*  del  hombre;  mas  el 
hombre  entendido  lo  alcanzará. 

6  Muchos  hombres  publican  cada  uno 
su  liberalidad/ :  mas  nombre  de  verdlad 
é  quién  lo  hallará  ? 

7  Bl  Justo  que  camina  en  su  integri- 
dad, Uenaventurados  «erdii  sus  h|jos 
después  de  él. 

8  Bl  rey  que  se  sienta  en  el  trono  de 
Juicio,  eco  su  mirar  disipa  todo  mal^. 

0  ¿Quién  podrá  dedr:  Yo  he  lim- 
piado mi  oonzon,  limpio  estoy  de  mi 
pecadoA? 

10  Doble  pesa  y  doble  medida  abomi- 
nación «en  á  Jehová  ambas  cosas '. 

11  Aun  el  muchacho  es  conocido  por 
sus  hachos,  si  su  obra  eerá  limpia  7 
recta. 

18  El  oído  que  oye,  y  el  ojo  one  ve, 
ambas  eosas  na  Igíialmente  hecmo  Je- 
hová J^. 

18  No  ames  el  snefio,  porque  no  te 
empobrezcas  I :  abre  tus  ojos,  ¡f  te  har- 
taras de  pan. 

14  El  que  compra  dioe :  Malo  es,  malo 
es:  mas  en  apartándose  se  alaba. 

15  Hay  oro,  7  mnltitnd  de  piedras  pre- . 


mas  los  labios  saMoe  mm  vi 
preoioso. 

16  Quftale  su  ropa,  porque  saUÓ  per 
fiador  del  estrafio ;  7  t«nB«e  pnsMla  por 
laeatrafla. 

17  Sabroso  ee  al  hombre  el  pan  de 
mentira»;  mas  después  en  boea  será 
llena  de  cascajo. 

18  Los  pensamientos  oon  ei  oonesjo  ee 
ordenan:  y  oon  industria  se  haoe  la 
guerra  *• 

19  El  que  descubre  el  secreto,  en  chis- 
mes anda* :  no  te  entremetas,  pues,  con 
el  que  lisoiqea  oon  sus  laMoa. 

90  El  que  makUoe  á  sa  padre  <}  á  au 
madre,  su  lámpara  será  apagada^  en 
obscuridad  tenmrosa. 

91  La  herencia  adquirida  de  priesa  al 

Sittciplo,  su  postrimería  no  será  ben- 

n  No  digas :  Yo  me  vengaré*' : 
á  Jehová,  y  él  te  salvará. 

98  Abominación  «m  á  J^ová  laa  . 
dobles ;  y  el  peco  lUso  no  et  bueno  •'. 

94  De  JcAiová  eon  los  pasos  del  hom- 
bre: ¿  como  pues  entenoeiá  el  hombre 
su  camino  *  ? 

95  Laso  es  al  hombre  d  devorar  k» 
santo,  y  andar  pesquisando  después  de 
los  votos. 

96  El  rey  sabio  esparce  loe  impios,  y 
sobre  ellos  hace  tomar  la  rueda  •. 

87  Candela  de  Jehová  ee  el  alma  del 
hombre,  que  escudriña  lo  secreto  déí 
vientre. 

98  Misericordia  y  verdad  guardan  al 
rey ;  y  con  clemencia  sustenta  su  tronoi. 

99  La  gloria  de  los  Jóvenes  es  su  forta- 
leza: y  la  hermosura  de  kw  viejos  «si 
ve,iez<. 

80  Las  séllales  de  las  heridas  «en  me- 
dicina en  el  malo;  y  las  plagas  en  lo 
secreto  del  vientre. 

CAPITULO  XXI. 

f^OMO  los  repartimientos  de  las  aguaa 
\J  <ui  eiM  Á  corazón  HA  rey  en  la 
mano  de  Jehová:  á  todo  lo  que  quiere 
lo  inclinas. 

9  Todo  camino  del  hombre  e«  recto  en 
su  opinión :  mas  Jehová  pesa  los  cora- 
zones *. 

8  Hacer  Justida  y  Juido  es  á  JéhovA 
mas  agradable  que  sacrificio*. 

4  Altivez  de  ojos,  y  orgullo  del  cora- 
son,  refino  de  los  imples,  «on  perado» 

5  Los  pensamientos  del  solicito  eierta- 
mente  van  á  abundancia ;°  mas  todo  pre- 
suroso indefectiblemente  á  pobreza  «. 

O  Allegar  tesoros  con  lengua  de  roen- 
tira*  ee  vanidad  desatentada  de  aqnsdlaa 
que  buscan  la  muerte. 

7  La  rapifia  de  los  impíos  los  destmirá  ; 
por  cuanto  no  quisieron  hacer  Juido. 

8  El  camino  del  hombre  ee  torcida  y 
extraite:  mas  la  obra  del  limpio  e«ff«cta. 

O  Mcito'  o  ^v''  en  un  rincón  de  se- 
quittmí,  que  oen  la  mnj«r  rendlleaa  en 
espadóse  casa/. 

10  El  alma  del  impío  desea  mal :  •■ 
prójimo  no  le  parece  bien. 

11  Cuando  a  escarnecedor  es  caatina- 
do,  el  simple  se  hace  saUo:  y  coauído 
se  amonestare  al  sabio,  aprenderá 


"Cap.9tl7. 

•Oaii.9Le.. 

Lac  14.81. 

•Cap.11.11. 

'Ex.aLi;. 

VCap-aSL» 

•'cap.s&m 

•  ver.  W. 

(Jer.l0.ft 

j 
I 

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LL 


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Os.ft.& 


4  0^19.4 
•SFalLL 


It. 


SLU 


19  Considera  el  Justo  la  casa  del  Im- 
pío :  «M  los  impíos  son  txastamadoa  por 
d  mal. 

18  SI  que  derra  su  oído  al  clamor  dd 
pobre,  también  él  clamará,  7  no  aera 
ddo'. 

14  El  presente  en  secreto  amansa  d 
furor,  y  d  den  en  ri  seno  uyimem.  la  As- 
erte Ira. 
iS  Alegría  et  al  Jnato  haoar  Jalóle  : 


r8aaf*.lUL 


iadr.lOfML 


PBOYEBBIOS.  ZZn,  XXIII. 


A.  a  otar.  1000. 


^O^i^lU. 


á  los  que  hacea 
inifinldad. 

10  Bl  bomlm  que  te  cimviA  del  c»- 
oiino  de  la  laUdaria,  Tcndiá  á  parar  ca 
la  oompafUa  de  Io«  muertotA. 

17  Hombn  aeoeritado  tarit  ti  q¡um  ama 
d  d^ellc :  j  el  que  ama  d  vino  y  un- 
ffientos  no  enriqueoerá. 

18  El  zeteate  del  juato  tere  el  Impío ; 
j  por  loe  recto*  ttrá  etutlgado  el  |we> 
Taricador'. 

10  Mejor  M  morar  en  tierra  áú  ded- 
erto,  que  con  la  m«^  nncUhMa  é  ira- 
cunda*. 

90  Tcioro  codiciable  j  pingne  hay  en 


del  labio; 


ü  hombre  inaen» 


•ato  le  didparA. 

SI  El  mte  dffue  la  Justicia  j  la  missri- 
cMdia.  nailará  la  rida*  la  Jiuticia,  y  la 
honra*. 

flS  La  eiudad  de  los  ftiertes  tiomi  el 
sabio,  j  derribd  la  fnena  en  que  día 
confiaba  ■•. 

S3  El  que  guarda  su  boca  y  su  lengua, 
su  alma  gnuda  de  angustias  ■. 

M  Soberbio,  y  presuntuoso  eseameoe- 
dor  er  el  nombra  dd  que  obra  con  orgu- 
llosasa&a. 

85  El  deseo  dd  pcreíoso  le  mata ;  por- 
que sus  manos  no  quieren  trabi^ar*. 

00  Todo  el  día  anhela :  mas  d  Justo  dá, 
y  no  desperdicia  el  tietmao, 

97  El  sacrificio  de  los  impios  ei  abomi- 
nación;» :  ¿  cnanto  mas  oftedendolo  con 
maldad? 

88  Bl  testigo  mentiroso  pereocr&y: 
mas  el  homme  que  oye,  permaneceíA 
en  su  dicho. 

88  El  hembra  impío  afirma  su  rostro : 
mas  el  recto  ordena  sus  caminos. 

ao  No  hay  sabiduria,  ni  Inteligenda, 
ni  consto  contra  JehoTA^ 

81  El  caballo  se  apor^fa  para  el  día  de 
la  batalla :  mas  de  Jehov&  m  el  salvar. 

CAPITULO  XXII. 

DE  mas  estima  es  la  buena  fiíma  que 
las  muchas  riquezas'  {  y  la  buena 
grada  mas  que  la  plata  y  d  oro. 

8  El  rico  y  d  poue  se  encontraron:  A 
todos  ellos  hiso  Jeborá  b. 

a  El  alisado  ve  d  mal,  y  escóndese : 
mas  los  simples  pasan,  y  reciben  el 
dalio«. 

4  Riqueías,  y  honra,  y  vida,  sra  la  ra- 
munerácion  de  la  humUdad  y  dd  temor 
de  JehoTá. 

6  Espinas  y  lazos  hay  en  el  camino-  dd 
perverso':  el  que  guarda  su  alma  se 
al^sri  de  ellos. 

0  Instruye  al  nifio  en  su  carraní « :  aun 
cuando  fuere  vk^  no  se  apartara  de 
ella. 

7  El  rico  se  enaenoreari  de  los  pobres : 
y  el  que  toma  prastado,  siervo  c«  del  que 
empresta. 

8  SI  que  aembrara  iniquidad,  iniqui- 
dad segará/;  y  consumiráse  la  vara  de 
su  ira. 

8  El  ci)o  misericordioso  serA  bendito ; 
porque  dio  de  su  pan  a)  indigente  '. 

10  Echa  toen  al  escarnecedor,  y  sal- 
drá la  contienda ;  y  cesará  d  pleúo,  y  la 
afrenta. 

U  El  que  ama  la  limpieza  de  corazón, 
por  la  ipracia  de  sus  labios  su  amigo  terá 
el  rey*. 

19  Los  q}os  de  Jehová  miran  por  la 
ciencia;  mas  di  trastorna  las  cosas  de 
los  prevaricadores. 

l3Dice  el  perezoso:  £1  león  está  fliera ; 
en  i^tad  de  las  calles  aeré  muerto. 

14  Sima  profunda  es  la  boca  de  las  tnu' 
Jeree  extrañas  • :  aquel  contra  el  cual  es- 
tuviere Jehová  airado,  caerá  en  ella*. 


U  La  neoedad  eatá  ligada  en  d  ocrason 
del  muchacho :  mas  la  vara  de  la  oor- 
raeeion  la  hará  alfjar  de  él  l. 

10  El  que  oprime  al  pobra  para  aumen- 
tane  él,  y  que  dá  al  lieo,  ciertamente 
«•rd  pobre. 

17  Inclina  tu  oido,  y  oye  las  palabras 
do  los  sabios,  y  pon  tu  coraron  á  mi  sa- 
Uduria: 

18  Porque  es  cosa  deldtable,  d  las  gu- 
ardares en  tas  entraflas,  y  que  junta- 
mente sean  ordenadas  en  tus  labios. 

10  Para  que  tu  confianza  sea  en  Je- 
hová, te  ¿os  he  hecho  saber  hoy  á  tí 
tamUen. 

80  ¿  No  te  he  escrito  tres  veces  en  con- 
•eios  y  denoia  M, 

81  Para  hacerte  saber  la  certidumbre 
de  las  razones  verdaderas,  para  que  pue- 
das responder  razones  de  verdad  á  los 
que  á  tf  enviaren  ? 

85  No  robes  al  pobre,  porque  es  pobre ; 
ni  quebrantes  en  la  puerta  al  afligido : 

88  Porque  Jdiová  juzgará  la  causa  de 
ellos,  y  despojará  d  dma  de  aquellos  que 
los  despojaren  ». 

84  No  te  entremetas  con  d  iracundo, 
ni  te  acompafiea  con  el  hombre  enojoao : 

86  Porque  no  aprendas  sus  maneras,  y 
tomes  lazo  para  tu  dma. 

88  No  estés  entra  los  oue  tocan  la  mano, 
entre  los  que  fian  por  oeudas*. 

87  Si  no  tuvieres  para  pagar,  ¿  por  qué 
han  de  quitar  tu  cama  de  deb^o  de  tí  ? 

88  No  traspaaes  el  ténosino  antiguo  que 
pusieron  tua  padres^. 

89  ^Haa  vlato  hombre  solídto  en  su 
obra  ?  ddante  de  los  reyes  estará;  no 
estará  ddante  de  los  de  bíga  suerte. 

CAPITULO  XXIII. 

CUANDO   te  sentares  á  comer  con 
alguH  sefior,  considona  bien  lo  que 
«etuvUre  delante  de  ti : 

9  Y  pon  cuchillo  á  tu  garganta,  d  ti- 
enes grande  apetito. 

8  No  codicies  sus  manjares  delicados, 
porque  e/pan  engafioao. 

4  Ño  tnitajea  por  ser  rico;  pon  coto  á 
tu  prudencia. 

6  ¿  Has  de  poner  tus  qjos  en  las  rique- 
zas, dendo  ningunas  ?  porque  hacerse 
han  alas,  como  alas  de  á¿uUa,  y  volarán 
al  délo. 

O  No  comas  pan  de  hondnre  de  mal  ojo, 
ni  codicies  sus  mai\|ares : 

7  Porque  cud  es  su  iienaamiento  en  su 
akna,  td  es  él.  Come  y  bebe,  te  dirá ; 
mas  su  corazón  no  está  contico. 

8  Vomitarás  la  parte  que  tu  comiste,  y 
perderás  tua  suaves  palabras. 

9  No  hables  á  oidoa  del  necio ;  poique 
menospreciará  la  prudencia  de  tus  ra- 
zones. 

10  No  traspases  el  término  antiguo*, 
ni  entres  en  la  heredad  de  los  huénStnoa : 

11  Porque  el  defensor  de  dios  es  d 
Fuerte;  el  cud  Juzgará  la  causa  de 
dios  contra  tí  i. 

19  Aplica  tu  corazón  á  la  ensefianza,  y 
tus  daos  á  las  palabras  de  sabiduría. 

13  No  rehuses  la  corrección  del  mu- 
chacho « :  porque  ei  lo  hirieres  con  vara, 
no  morirá. 

14  Tii  lo  herirás  con  vara,  y  librarás  su 
alma  del  infierno. 

15  Hijo  mió,  d  tu  corazón  fuere  sabio, 
también  á  mí  se  me  alegrará  el  oorazoui 

16  Mis  entrafias  también  se  alegrarán, 
cuando  tus  labios  hablaren  cosas  rectas. 

17  No  tenga  tu  corazón  envidia  de  loa 
pecadores' :  antes  persevera  en  d  temor 
de  Jehová  todo  tiempo. 

18  Porque  dertamente  hay  fin;  y  tu 
esperanza  no  será  cortada*. 


<Osp.IS.8A. 
y  ai.  14. 
y».U,17. 


>0ip.8.«i 


»Ifsl.8.S. 


•  Cap.  0. 1. 


J'Oap.aS.ia 
Den.  19. 14. 


•Cap.  83. 28. 
t  Cap.  3X38. 
•Cap.  23.18. 


'BaLsr.lA 
y78.8,17. 

Cap.  24.11 


A.€.  clr*ioot. 


nOYEMBÍOa,  XZIT,  XXT. 


A.adr.11» 


/LM.90LK. 


«Cap.  80. 17. 

Xf .  8. 1.  & 

*Cftp.4.5.7. 


•-Cut.ia.L 


iCap.S2.li. 

( Cap.  7. 12. 

•  n.  5.  U, 
22. 


"  Cm.  7.  9. 


OIS.5&12. 


»  Ter.  19. 
Cap.  28. 17. 
»  8aL  10.  7. 


«Cap.2L22. 

Xe.0.16. 
'Cap.  20. 18. 
«C»p.ll.U. 

715.22. 

/Sal.  10. 6. 


'Gen.  &5. 
*  Job  4. 6. 


•  Sal.  82. 4. 
b.  68. 6, 7. 


«Jar.  83. 19. 


f  Bfct.  19.  m. 

7  U9. 108. 

•Cap.  9118. 


19  Ofe  C4,  hQo  mlOy  y  *6  mMo,  5  «n- 
dcRM  tn  eonxoD  al  cwnteo. 

20  No  eatéa  con  loa  bflbedora  de  Tiao, 
bI  con  les  conedorca  do  oame/j 

n  Porque  tA  bebedor  y  d  eoóiálon  cm- 
pobreoeriua :  7  d  soefio  hará  Tcstír  tcb- 
«idotratoa. 

iS  Ora  á  t«  padre,  á  aquel  que  te  en- 
gendro^; y  cuando  tu  madre  eavejeel- 
tñf  no  la  nenoafneciea. 

28  Compra  la  verdad,  7  no  la  vendas* ; 
la  sabiduría,  d  enaefiamlento,  7  te  fn- 
teligencla. 

M  Mucho  ee  «tegraiá  el  padae  del 
junto :  7  el  que  engendró  sable,  se  ^- 
zorioenél'. 

86  Alégrese  tu  padre  7  tu  madie>  7 
gdeeae  la  que  te  ceaendM. 

26  Dame,  h|jo  mu»,  tiu  coruion,  7  mi- 
ren tus  cgos  per  rala  camlnoa. 

87  Porque  sima  profunda  e»  la  ramera, 
7  poao  angoato  la  extrafla*. 

88  También  ella,  como  robador,  ase- 
dia ',  7  multipliea  entre  los  hombres  los 
pteTancadores. 

89  ¿Para  quién  ttrá  el  ay"*?  para 
quién  el  87  ?  ¿  para  quién  las  rendllas  ? 
pera  quién  las  qu^as  ?  para  quién  las 
neridas  en  balde  ?  pan  quién  lo  amora- 
tado de  los  ojos  ? 

80  Pan  los  que  se  detienen  mucbo  en 
el  vino,  para  los  que  van  buscando  la 
mistura. 

81  No  mires  al  vino  cuando  rojea,  cu- 
ando resplandece  su  color  en  d  vaso: 
éntrase  suavemente* ; 

39  Mas  d  fin  como  serdente  morderá, 
7  como  badHsco  dará  dolor. 

83  Tus  ojos  mirarán  las  eatraftas,  7  tu 
corazón  hablará  perversidades. 

84  Y  serás  como  el  que  ^ace  en  medio 
de  la  mar,  ó  como  el  que  está  en  la 
punta  de  un  mastdero. 

86  y  dirás:  Hiriéronme,  mas  no  me 
dolió:  aeotáronme,  mat  no  lo  sentí: 
cuando  despertare,  aun   lo  tomaré  á 

CAPITULO  XXIV. 

O  tengas  envidia  de  los  hombrea 
malos*,  ni  deteea  estar  con  ellos : 
8  Porque  su  coraton  piensa  en  robar,  é 
Iniquidad  hablan  sus  labios*. 

8  Con  sabiduría  se  edificará  la  eiaa,  7 
eon  «rodencia  se  afirmará : 

4  Y  con  cienda  se  henobirán  las  cama- 
ras  de  todo  bien  nredado  7  agradable. 

6  El  hombre  samo  e«  fuerte ;  7  de  pu- 
jante vigor  el  hombre  dodo  «. 

0  Porque  con  ingenio  harás  la  guena  «i : 
7  la  salud  esfd  en  la  multitud  de  eon.- 
tejeros*. 

7  Alta  está  para  d  insensato  te  sabi- 
duría/: en  U  puerta  no  abrirá  d  su 
boca. 

8  Al  que  piensa  mal  hacer  le  Uamacill 
hombre  de  malos  penaandentes. 

9  El  pensamiento  dd  necio  es  pecad»' ; 
7  abominación  á  los  hombrea  el  esear- 
Bceedor. 

10  8i fueras  flojo  en  el  dte  de  trriM(}e*, 
tu  fbena  será  reducida. 

11  81  dejares  de  Uhrar  tea  que  sen  to- 
mados para  la  muerte,  7  los  que  son 
Itevades  d  degdtedero  i ; 

18  Si  dijeres:  Ciertamente  no  lo  su- 
ptanes :  ¿  no  lo  entenderá  el  que  pesa  los 
centones  ?  El  que  min  por  tu  dma, 
él  lo  conocerá,  7  dará  d  hombre  segan 
ensobras*. 

18  Come,  hijo  mfo,  de  te  nUd,  porque 
es  buena ;  y  del  pand  dniee  á  tu  pdaiter. 

14  Tal  «trá  el  oonoelmtente  de  te  saU- 
durteétu  alma,  si  Ja  hallares';  7  d  ña 
tu  eqwrana  no  aera  oorlada  «. 


N< 


15  Oh  Impi»,  no  aBeehw  te 
Justo ;  no  saquees  su  cámara : 

16  Porane  atete  vceaa  cae  d  jotta,  |  se 
tena  4  levamar* :  mas  tea  teaptes  oae- 
rán  en  el  md. 

17  Cuando  «^fant  tn  enemigo,  no  te 
huelgues;  7  ovando  tropezan»  ne  K 
degre  tu  corazón  • : 

18  Porque  /diová  no  te  mire,  7  le 
desageade,  7  aparte  de  aotece  él  su  eiiqja 

19  No  te  entremetas  con  los  mdignas, 
ni  tengaa  aneidte  de  loo  im|doa^ : 

90  Pesiqae  pan  d  naate  no  halaá  ten 
fin ;  7  la  candda  de  los  impíos  serii  apa- 
gada?. 

91  Teme  á  Jehonrá,  h^  mió,  7  si 
Teyr  i  no  te  entremetas  eon  loa  «smUr- 
M*  tnstaeaadoras. 

28  Porque  su  quataraatamtento  se  le- 
vantará de  repente :  7  d  quebrantami- 
ento de  amboa  ¿<|UÍéafoeaaipaendecá? 

88  También  estaa  ooaaa  ftHaueem  k  ka 
sabioa.  Tener  respeto  á  personas  «n  d 
Juiete  ne  m  bueno  «. 

84  El  que  dyere  d  mato,  Justo  c«s<. 
lea  pueblos  te  maldedrtei,  7  te  d 
rán  tesaadones: 

96  Mas  los  que  lo  reprendan, 
agiadaMea,  7  sobre  altea  vendrá  bendi- 
ción de  bien. 

96  Beaadoa  aeran  tea  tebtea  dd  que  ra- 
ponde  palabras  motas. 

97  A|«esto  tu  otan  de  afiíen,  9  dis- 
ponía en  tu  heaedad ;  7  despiues  edifica- 
rás tu  casa. 

98  No  seas  sin  eanaa  test^io  contra  te 
préyimo ;  7  no  Usonjaes  eon  toa  labios. 

90  No  digas.  Como  me  liiao,  así  le 
ha»f ;  daté  d  pago  d  iunubn  a^gnn  su 
obraK. 

80  Pasé  junto  á  la  heredad  del  hombre 

KírexoBo,  7  junto  á  te  vilte  del  faomfasc 
Ito  de  entendimiento, 

81  Y  hé  aquí  que  por  toda  dte  faafalaa 
78  crecido  eapinas,  hortigas  hablan  ja 
cubierto  su  naz,  7  su  cerca  de  piedra 
estaba  7a  destruida. 

89  Y  70  miré,  7  püiaio  «n  mi  conzon : 
vi/o,  7  tomé  consije. 

88  Ttenaads  un  poco  de  suelte,  oa- 
boceando  otro  peoo,  poniendo  nano 
sobre  mano  otro  poco  para  ooterr  á 
dormir, 

84  valdrá  como  caminante  tu  nece- 
sidad ;  7  tu  pobreía  oomo  hoaafare  de 
esoado«.  ^ 

CAPITULO  XXV. 


"8*i.s;.H 

Wfri.l. 


•Csal'.S. 
JobSLS. 


rw.1. 


fCtp.llt 

y»».». 

13,17. 


TAMBIÉN  estos  son  proverbios  de 
Salomón,  los  cudes  etmteron  tos  va- 
rones de  EMcfalas,  rey  de  Judá. 

9  Gtoite  de  Dioo  a*  encúbete  te  pate- 
bra«;  7  honn  del  rqr  es  escudxiiter  te 
patebn*. 

8  Pan  te  altan  de  lea  ddaa,  7  nan  te 
profundidad  de  te  tiem,  7  para  «I  eora- 
con  de  les  re7a,  nohqr  InveaUgadon. 

4  Quite  las  escorias  de  te  pteta,  7 
saldrá  vaso  al  fundidor. 

6  Aparta  d  inqrfo  de  te  fweada  dd 
re7,  V  su  trono  sf  aflrmaiá  en  Jnatida. 

6  No  te  alabes  ddante  dd  rey,  ni  osles 
en  d  lugar  de  tea  grandea't 

7  Porque  mejor  es  que  se  te  diga,  Rube 
aoá,  que  no  ifM  aeas  humlBado  ddante 
dd  pnndpe  qae  miraren  tiM  i>)ea*. 

8  No  salgas  á  pldto  presto',  no  sea  qae 
no  sepas  qae  hacer  al  tfn,  dcipaes  que 
tu  prójimo  te  h^jra  dejado  oenAiae. 

9  Trata  tu  canta  con  tu  eoi 
7  no  deseubns  d  secreto  á  otn 

10  No  sea  mw  te  deshonre  d  que  te 
uyeie,  7  tn  Infamia  no  pueda  ropañiM. 

11  Manzana  de  oro  eon  figuras  de  ptete 
«f  te  palabra  dleha  cetno ' 


iadrUlM» 


PBOT^EBBIOfi^  JXfltXXVU, 


A.CLfllbUO«L 


•CifLÍ,9t 

IJoiUiU 
»C»MAL 


Joftl  de 
•1  mUo 


,    í.4t 


K1LJ8.8. 


■*JLí4. 


U  Omm  saniH»  da 
oíd  &m»«,  «r  el  que 
que  tiene  oido  dócil. 

18  domo  ftio  de  nieve  eB  tiempo  de 
k  ftajgB,  e«i  «t  el  mensi^leio  fld  4  loe 

JDc  lo  cnvian :  puct  al  «InMi  de  ta  Mfior 

14  Cono  tummd»  hay  niibet  7  viento*, 
7  b  lluvia  DO  viau,  e«i  r«  el  bombr» 
qneie  jada  da  vana  Ubcnlldad^. 

U  Con  laiga  paciencia  m  aplaca  el 
prineipe :  v  la  iñgaa  blanda  quetoanta 

10  i  Hallaife  la  miel  ?  come  lo  que 
te  basu;  no  aea  que  te  hartas  de  ella, 
ylawvHMi, 

17 -Deten  tu  pié  de  laeaaade  tu  vecino; 
poique  harto  de  tí,  no  te  aborrezca. 

M  Maxtilift,  y  cechiUe,  y  aacu  aguda' 
«  al  hambie  que  hahJa  oontea  su  pord* 
jimo  &lso  testimonio. 

U  Dlceta  qiiefacade»  j  fU  rfbalador 
<*  la  oonfiania  en  ri  pravaileador  en 
tiempo  de  angustia. 

10  El  que  oaata  oaneionei  al  eeiaxon 
afligido  «f  eotmú  el  que  quila  la  ropa  en 
tiempo  de  frío,  ó  el  que  aobre  jabón 
eeAavinagBe. 

n  81  el  que  te  dionaoe  taviete  ham- 
bre, dale  de  comer  pan;  j  li  tuviere 
led,  déle  á  beber  agua  *  t 

tt  Fnqne  aaenas  attagaa  •obre  ni  cm- 
beza,  V  /ritová  te  lo  pagari. 

flS  SU  viento  del  Norte  ahuyenta  la 
Uavia,  y  rt  teatro  airado  la  lengua  de- 
tzactova. 

M  M^ior  es  estar  en  un  rincón  de 
cam,  que  con  la  mi^  leneillosa  en 
espadoM  oaaa^ 

ascmo  el  agua  fría  al  alma  sedienta, 
asi  «M  las  buenas  nuevas  de  lq)anas 
tierras. 

as  Como  Alenté  turbia,  y  manantial 
cemmqiido,  u  ú  justo  que  cae  delante 
del  impío. 

9t  Comer  mucha  miel  no  n  bueno: 
ni  el  boeear  uno  su  pra|iia  gloria  m 
gloria  Mrdadera. 

88  Como  dudad  derribada  y  sin  muro 
«•  d  hondire  cuyo  espíritu  no  tiene 
rtenda. 


CAPITULO  xxvr. 


c 


hiLift 


OM  o  la  nieve  en  el  verano,  y  la 
llttvia  en  la  siega,  asi  conviene  al 
Bedo  la  honra. 

>  Gomo  éL  gorrión  andar  vagante,  y 
como  la  golondrina  volar,  asi  la  mal- 
dición sin  causa  nunca  vendrá*. 

B  £1  lAtiflo  para  él  caballo,  y  el  cabes- 
tro para  a  aanoA,  y  la  vara  pan  la  es- 
palda del  necio «. 

^4  Nunca  respondas  al  neoio  en  eon- 
wrmidad  á  su  necedad,  pura  que  no  seas 
tu  también  como  él. 

i  Besponde  al  necio  según  su  nece- 
dad<(  njirfcrs,  poeque  no.  se  estime  sabio 
en  su  opinión. 

9  El  que  tt  oorta  les  pies,  beberá  el 
dallo :  así  tí  que  envia  algo  per  mano 
de  un  necio. 

7  Alud  las  pieinaa  del  ciHo :  asi  ««  el 
proverbio  en  la  boca  del  necio. 

B  Como  quien  liga  la  piedra  en  ]a 
honda,  asi  haet  el  que  ad  necio  dA 
honra. 

9  £qiinas  htaeada»  en  m»no  del  em- 
htiagudo;  tal  es  el  proverbio  «n  la  boca 
w  los  necios. 

10  Si  Grande  ciift  todas  l«a  co«m:  asi 
*>*  ^  paga  al  insaosato,  «cono  la  dá  4 
«^  trans^resores. 

11  Oonoo*  peno  que  vuelve  4  su  vómi- 
to, Mi  ^  nació  qiM  repite  su  necedad. 

U  ¿Has  visto  hombre  saUo  en  su 


opinión  ?  mas  «•pennza  hay  dd  neoio 
quedeál/. 

19  Dice  el  pereyoso:  El  león  Mié  en  el 
eamlno  1  el  león  f«(d  en  las  calles. 

14  Las  puertas  se  revudven  en  sus 
quieios;  así  el  vereaoso  en  su  cama. 

15  Ksconde  el  perecoso  su  mano  en  et 
seno;  cénsase  de  tomarla  ásu  boca'. 

M  A  su  ver  es  el  pereaoso  num  sabio 
que  siete  que  le  den  consto. 

17  Elaue  pasando  se  d^a  llevar  de  la 
Ira  en  pleito  «geno,  ss  como  el  que  tenuí 
al  peno  por  las  orq)as. 

IB  Como  el  que  enlnpieoe,  y  echa 
llamas,  y  saetas,  y  muerte, 

19  Tal  es  el  hombre  que  dalla  4  tu 
amigo,  y  dice:  Ciertamente  me  chan- 
ceaba. 

90  Sis  leila  se  8pagar4  el  ftiego :  y 
donde  no  hvtitre  oiusmoso  ocsu4  la 
contienda  *. 

$1  £1  carbón  para  teasas,  y  la  lefia 
para  el  Aiego:  y  el  hombre  rencilloso 
para  encender  contienda». 

98  Las  palabras  del  chismosp  parecen 
blandas:  mas  ellas  entran  basta  lo  se- 
creto áá  vientre  A. 

83  Como  escoria  de  plata  echada  sobre 
tiesto  «oR  los  labios  enardeoidoa,  y  el 
eoraxon  malo. 

94  Otro  parece  en  los  labios  el  que 
aborrece:  maa  en  su  interior  pone  tn- 
galio  A 

as  Guando  hablare  amigablemente,  no 
le  creas:  porque  siete  abominaclónea 
hajf  en  su  coraxoi). 

98  Enctfbreie  el  odio  con  disimulo; 
mas  su  malicia  ser4  descubierta  en  la 
congrMacion. 

97  £I  que  cavare  sima,  caer4  en  ellai» : 
y  el  que  revuelve  la  piedra,  4  ^l  volverá. 

98  La  ftlsa  lengua  atormenta  al  que 
aborreoe ;  y  1»  boí»  lisoi\iera  haoe  res- 
baladero. 

CAPITULO  XXVII. 

NO  te  Jactes  del  dia  de  maflana*: 
pevfue  no  sabes  qué  dará  de  sí  el 
dia. 

9  Alábele  «í  estrafip,  y  no  tn  boca ; 
«1  ««no,  y  no  tus  labios. 

3  Pesada  es  la  piedra,  y  la  arena  pesa : 
mas  la  ira  del  necio  es  mas  pesada  que 
ambas  cosas. 

4  Cruel  es  la  ira,  é  impetuoso  el  furor : 
mas  ¿  quién  parar4  delante  de  la  envl- 
di*ft? 

6  Mejor  ee  la  reprensión  manifiesta* 
que  el  amor  oculto. 

8  Fieles  «o»  las  heridas  del  que  ama' ; 
pero  importunos  los  besos  del  que  abor- 
rece. 

7  £1  alma  harta  huella  el  panal  de 
miel ;  mas  al  alma  hambrienta  todo  ki 
amargo  «*  dulce. 

8  Ovúsl  ave  que  se  v4  de  su  nido,  tal  e« 
el  hombre  que  se  vá  de  su  lugar* 

0  El  imgttento  y  el  perfume  alegran 
el  cerazon :  .y  el  amigo  al  hombre  con 
éí  cordial  opnario. 

10  No  d^es  á  tu  amigo,  ni  al  amigo 
de  tu  padret  ni  entres  en  casa  de  tu 
hermano  el  día  de  tu  aflicción :  m^or  «s 
el  vedno  cérea  que  el  hermano  lejano  «. 

11  Sé  sabio,  hijo  mió,  y  alegra  mi  cora- 
son  ;  y  tendré  qué  responder  al  que  me 
deshonrare. 

19  El  avisado  ve  el  mal,  y  esodndese ; 
mas  los  simples  pasan,  y  llevan  d  daño/t 

18  Quítale  su  ropa,  porque  fié  al  ex- 
tralko ;  y  por  la  estrafia  témale  prenda'. 

14  El  que  bendice  á  su  amigo  en  alta 
vez,  madrugando  de  mafiana,  por  mal- 
dición se  le  contará  '^. 

15  Ootexa  oontiaua.  en  tiempo  de  Uun 


fCap.19.S4. 


AObMLia 


fOsp.U.U. 
yS».U. 

«Cap.  18. 9. 


I8SL98.9. 


"  Bsl.  7.  U, 

le. 

1(1.10.8. 


"Leo.  1^10. 

8aa«».4.18. 
16. 


»  Ca.  8. 6. 
«Cap.  98.88. 

4  Sal.  141.8. 


«Ckp.  18.21. 


/Cap.  29. 8. 
rcap.90.16. 

ACsp.98.94. 


A.afllr.tto«. 


PBOVKKBIOe^  XXYISJfJXDL 


A.G.dtl(A 


iCK9.19.li. 


HCat.9.7, 

ts. 


Bao.  3. 6. 
«Se.  1.8. 


■Jer.S.& 


•Saúl*.  1.10. 
U. 


«Lev.  98.17, 
M. 
Bal.  «.8. 


»  StL  10.  S. 
B0.I.SI. 

*  Ef:  5. 11. 

dJoaaT.ir. 
lUor.XlS. 
1  JnaaS. 
i0,27. 

•  Cap.  19. 1. 


/Cap.  15. 8. 
Sal.  66. 18. 
y  10».  7. 

9  Cap.  26. 27. 


iGap.11.10. 


»G»p.ll 
7».% 


I- Sal.  32.8,5. 
lJnaal.8, 
10. 

«B0.3.& 


▼la,  j  la  mniat  tcooIDom»  ton  mom- 
JantM'. 

16  El  qne  la  contiene,  maettm  querer 
amatar  el  Tiento,  6  el  aceite  dtrrámado 
en  «n  mano  derecha. 

17  Htarro  con  hierro  w  aguza:  y  él 
hombre  aguza  el  roitro  de  ni  amigo. 

18  El  que  gnaxda  la  hlgoera,  come  ta 
fruto  Jt :  j  el  que  guarda  á  tu  sefiorf  icrt 
honrado. 

19  Como  un  agua  ae  parece  á  otim, 
así  d  corazón  deinombre  al  otro. 

80  VI  lepulcro  ▼  la  perdición  nunca 
ae  hartan  <:  mí  loa  ojoa  del  hombre 
nunca  están  satisfechos"*. 

81  El  crisol  ptinba  la  plata,  y  la  hor- 
naza el  oro;  j  al  hombre  la  boca  dá. 
que  lo  alaba. 

88  Aunque  m^}et  al  necio  en  un  mor- 
tero «ntre  granos  de  trijo  á  pisón  maja- 
dos, no  se  quitará  de  él  su  necedad». 

88  Conitoen  atentamente  el  amiecto 
de  tua  ovejas;  pon  tu  ooracon  a  tus 
rebalVos. 

94  Porque  las  riquezaa  no  «on  para 
siempre* :  ¿  j  «era  la  corona  para  per- 
petuas generacionea  ? 

95  SaldiA  la  grama,  apaTCcer&  la  yerba, 
y  senréase  las  yerbes  oe  loa  montes. 

96Xos  corderos  para  tus  vestidos,  y  los 
eabritoa  para  el  prado  del  campo. 

97  Y  abundancia  de  leche  oe  las  ca- 
bras para  tu  mantenimiento,  y  para 
mantenimiento  de  tu  casa,  y  para  sus- 
tento de  tus  criadas. 

CAPITULO  xxviir. 

HUYE  el  impío  sin  que  nadie  lo 
persiga*:  mas  el  justo  está  con- 
fiado como  un  leoncillo. 

9  Por  la  rebelión  de  la  tierra  sus  prín» 
oipes  son  muchos:  mas  por  el  hombre 
entendido  y  sabio  permanecerá  sin  mu- 
tación. 

8  El  hombre  pobre,  y  robador  de  los 
pobres,  e«  lluvia  de  avenida  y  sin  pan. 

4  Les  que  d^an  la  ley,  alaban  á  los 
impíos  & :  mas  los  que  la  guardan,  con- 
tenderán con  ellos  c. 

5  Los  hombres  malea  no  enUcnden  el 
Juicio:  mas  los  que  buscan  á  Jehová, 
entienden  todas  las  coeas  4. 

6  M^or  u  el  pobre  que  oamlna  en  su 
integridad,  que  el  de  perversos  caminos, 
yrico«. 

7  SI  que  guarda  la  ley,  er  hijo  pni- 
dente:  mas  el  compa&ero  de  glotones 
avenracnza  á  su  padre. 

8  £1  que  aumenta  sus  riquezas  con 
usura  y  crecido  Ínteres,  para  que  se  dé 
á  los  pobres  lo  allega. 

9  El  que  aparta  su  oido  para  no  oír  la 
ley,  su  oradon  tambioi  urá  abomina- 
ble/. 

10  £1  que  hace  errar  á  los  rectos  por 
el  mal  camino,  él  caeiá  en  su  misma 
simay:  mas  los  perfectos  heredarán  el 
bien. 

11  El  hombre  rico  ««  sabio  en  su 
opinión :  mas  el  pobre  entendido  lo  ex- 
aminará. 

19  Cuando  los  Justos  se  alegran,  grande 
w  la  gloria  A:  mas  cuando  los  impíos 
son  lerantados,  es  buscado  el  hombre. 

18  El  que  encubre  sus  pecados  no 
prosperara:  mas  el  que  lot  confiesa  y 
se  ararta,  alcanzará  misericordia  '. 

14  BlenaTenturado  el  hombre  que  slem. 
pre  está  temeroso :  maa  el  que  endurcee 
su  corazón,  «aera  en  mal  *. 

16  León  rugiente,  y  oso  hambriento  es 
d  príncipe  impío  sobre  el  pueblo  pobre. 

10  El  prínelpe  falto  de  entendimiento 
multiplicará  los  agravios:  mas  el  que 
aborrece  la  avaricia,  prolongai*  tuM  dias. 


17  El  bomtec  que  hace  vlolenda  eoa 
sangre  de  pcrsosia,  huirá  hasta  d  scpd- 
cro,  ynadie  le  sostendrá. 

18  El  que  en  Intsgrldad  camina,  loi 
salvo';  mas  d  de  perversos  caásiaos 
caerá  en  wlg^Tv^i 

19  El  que  labra  su  tierra  se  haitsii 
de  pan;  roas  d  que  sigue  los  odosoS; 
se  hartará  de  pobreza  •». 

90  El  hombre  de  verdad  tendrá  ma 
chas  bendiciones :  maa  el  que  se  ^aeíaia 
á  enriquecer,  no  será  dn  culpa". 

21  Tener  respeto  á  personas  tn  djakki 
no  t»  bueno* :  aun  por  un  bocado  de 
pan  prevaricará  d  tal  nombre. 

28  Aprestlrase  á  ser  rico  el  hombre  de 
md  oJei>,  y  no  oonoceque  le  ha  de  venir 
pobreza. 

28  El  que  reprenda  al  hombre,  hallari 
después  mayor  grada  que  el  que  lison- 
jea con  la  lengua  r. 

84  El  que  roba  á  en  padre  6  á  su  ma- 
dre, y  dice  mu  no  es  mddad,  compaficro 
es  del  hombre  destruidor. 

85  El  altivo  de  ánimo  suscita  eontiai 
dasr:  mas  d  que  en  Jehová  confie, 
medrará, 

98  £1  que  confia  en  su  ceiaion  tt 
nedo :  mas  d  que  camina  en  saUdmía, 
será  salvo. 

87  El  que  da  d  pd>re,  no  tendrá  po- 
breza* ;  Boas  el  que  dd  oabre  aparta  sos 
ojos,  tendrá  muenas  maildicionea. 

98  Cuando  loa  impíos  son  levantados, 
esoondeiáse  el  hombre  cuerdo :  mss 
cuando  perecen,  los  justos  se  mdti- 
piican*. 

CAPICULO  XXIX. 

EL  hombre  «rae  reprendido  endurece 
la  cerviz,  de  repente  será  quebras' 
tado ;  ni  habn para  él  medicina*. 

9  Cuando  los  Justos  dominan,  d  pue< 
blo  se  alegra*:  mas  cuando  domina  d 
impío,  el  pueblo  gime*. 

8  El  hombre  que  ama  la  saUduiía, 
alegra  á  su  padre  4 :  maa  d  que  nuntlene 
rameras,  perderá  la  hacienda*. 

4  El  rey  con  el  Jaldo  afirma  la  tierra 
maa  el  hombre  amUgo  de  presentes  la 
destruirá. 

6  El  hombre  que  Ilso^}ea  á  su  jríjiBto¡ 
red  tiende  delante  de  sus  pasos. 

«  En  la  prevarlcaeiaii  dd  hombre  mdo 
hay  íamf:  mas  d  Justo  cantará  y  se 
degraxá. 

7  Conoee  el  Justo  la  «ansa  de  los  pe- 
bresf :  nwt  d  Inpfo  no  entiende  saei- 
duría. 

8  Los  hombres  escarnecedores  enlazan 
la  ciudad:  maa  los  sabios  apartan  la 
ira  A. 

9  Si  d  hombre  sabio  oontendiere  eoa 
el  necio,  que  se  enc^  ó  que  se  ría,  no 
tendrá  reposo. 

10  Los  nombres  sanguinarios  abonc- 
een  al  perfecto;  maa  uw  rectos  buscan 
su  contentamiento. 

11  £1  necio  da  sudta  á  todo  su  espíri- 
tu • :  mas  el  sabio  d  fin  le  sosiega. 

12  Del  sefior  que  escucha  la  pdabn 
mentirosa  todos  sus  miídstros  son  im- 
píos. 

13  El  pobre  v  el  usurero  se  encon- 
traron: Jehová  alumbra  los  ojos  de 
ambos  A. 

14  El  rey  que  Juzga  con  verdad  á  los 
pobres,  su  trono  sedt  firme  pan  sien- 
pre*.  ^ 

15  La  vara  y  la  eorreodon  dan  sam- 
dur<a"*:  mas  el  muduwho  conicnlido 
avergonzará  á  su  medró- 
le Cuando  los  impíos  son  mudws,  me- 
cha es  la  prevaricadon :  mas  los  juitee 
verán  la  mina  de  dIoe«. 


■Cip.I2Jl 
•OV.M 

riTLCi 
rClf.tta 


'Ckp.ILS 
jai. 


•  lSá.1» 

tOl^S■ 
'ats.li 

'htcü-í 


Uk 


iOpiftl 


tOK^Jt' 


&dr.iooOr 


PROVBaBIOS^  XXX,  XXXL 


▲.  a  dr.  1000. 


LÍ.U, 

L1U.X 


•tAU 
NLU& 

■.liU 


tt.1121 


M.I16. 


*iin. 


1^8.4. 


•I.  30.». 


17  Gante  á  ta  hijo,  y  te  duft  do- 
canM  ¡  y  uorá  deleite  4  tu  alnuu 

18  Sin  profiecia  el  pueblo  len  ditl- 
pado«:  mas  el  que  gnaxde  la  le;,  bicn- 
atentondo  él^. 

19  £1  tierTo  no  m  eorregliA  con  pala* 
bras:  porque  entiende,  mas  no  coiNe- 
ponde. 

50  ¿  Hat  ▼icto  hombre  Ugero  en  sus 
palabrea  ?  maa  etperania  hay  del  necio 
que  de  él. 

51  El  que  regala  á  ra  ilervo  dcade  ra 
nifiez,  á  la  poatre  seri  »u  hyo. 

SS  £1  hombre  Iracundo  levanta  contl» 
endas  f ;  y  el  furioso  mucha»  Tecet  peca. 

53  La  «oberbia  del  hombre  le  abater: 

E>  al  humilde  de  eeplritu  euatenta  la 
ra*. 

54  El  aparoeni  del  ladnm  aborrece  su 
Tida:  olm  maldiciones',  y  no  to  denun- 
eUri. 

55  El  temor  del  hombre  pondrá  laxo* : 
mas  el  que  confia  en  Jcilovi  terA  ICTan» 
tado. 

se  Muchos  buscan  el  ftyor  del  OTÍn- 
elpe:  mas  de  JehoTá  vkn*  el  Juicio  de 
cada  uno  '. 

S7  Abominación  t*  &  los  Justos  el  hom- 
bre inicuo :  y  abominación  et  al  impio 
d  de  rectos  caminos. 

CAPITULO  XXX. 

PALABRAS  de  Agur.  hijo  de  Jach« : 
la  profecía  que  dijo  el  varón  &  Ithiel, 
á  Ithiel,  y  &  Ucal. 
2  Ciertamente  mas  rudo  soy  yo  que 
ninguno*,  ni  tengo  entendiniiento  de 
hombre. 

a  Yo  ni  qprendi  sabiduría,  ni  oonozeo 
la  ciencia  de  los  Jutcfo*  santos. 

4  r'  Qnién  subió  al  cielo,  y  deioendió  ? 
c  Quién  encerró  los  vientos  en  sus  m- 
Aos?  ¿Quién  ató  las  aguas  en  un  paito  ? 

i  ¿  Qui&i  afirmó  todos  los  términos  de  la 
I  tiara  ?  ¿  Cual  es  su  nombre,  y  el  nom- 
bte  de  cu  bUo,  si  sabes  ? 

5  Toda  puabra  de  Dios  limpia  t,  es  es- 
cudo 4  los  que  en  él  esperan  e. 

6  No  afttdas  4  sus  palabras',  porque 
no  te  reprenda,  y  seas  hallado  mentiroso. 

7  Dos  coias  te  he  demandado ;  no  me 
las  niegues  intes  que  muera. 

8  Vanidad  y  palabra  mentirosa  aparta 
de  mí.  No  roe  des  pobreza  ni  riquezas ; 
mantenme  del  pan  que  he  menester  • : 

9  No  sea  que  me  harte,  y  ^e  niegue/,  y 
diga,  ¿Qui«^  M  Jehov4?  ó  no  sea  que 
alendo  pobre,  hurte,  y  blasfeme  el  nom- 
bre de  mi  Dios. 

10  No  acuses  al  dervo  ante  su  seflor, 
porque  no  te  maldiga,  y  peques. 

U  Hay  generación  que  maldice  á  su 
padre,  y  4  su  madre  no  bendice. 

IS  Boy  generación  limpia  en  su  opi- 
nion,  si  bien  no  se  ha  limpiado  su  in« 
mundicia;. 

13  Hay  generación  cuyos  ojos  son  alti- 
vos, y  cuyos  párpados  son  alzados. 

14  Hay  generación  cuyos  dientes  ton 
^■padas,  y  sus  muelas  cuchillos,  para 
dcToiar  4  tos  pobres  de  la  tierra,  y  de 
entre  los  hombres  á  los  menesterosos  Aj 

15  La  sanguijuela  tiene  dos  hijas  que  m 
Saman  Trae,  trae.  Tres  cosas  hay  que 
nanea  le  hartan ;  aun  la  cuarta  nunca 
«ce.  Basta: 

18  El  sepulcro,  y  la  matriz  estéril,  la 
tlena  no  narta  de  aguas,  y  el  fuego  que 
Jamas  dice.  Basta. 

17  El  ojo  que  escarnece  i  su  padre,  y 
^tnosprecia  el  enseñamiento  de  la  ma- 
dre ',  los  cuervos  lo  saquen  de  la  anoya- 
^1  y  tráguenlo  los  hijos  del  águila. 

18  Tres  cosas  me  son  ocultas;  aun 
I  tuipoeo  lé  la  cuarta : 


i»n 

rastro  de 


del  ágnihi 
eaicbra  sobre 


el 

la 


B&a; 


el 

»y 


rastro  de  la  nave  en  medio  da  la  i 
el  laatro  del  hombn  en  la  moaa, 

90  Tal  et  el  rastro  de  la  mqJMr  addU 
terat  come,  y  Umpta  sa  booa,  y  dice. 
No  he  hecho  maldad.  i 

81  Por  tres  coeas  se  alborote  la  tierra, 
7  la  euarte  no  pueda  buMs  : 

89  Por  el  siervo  cuando  relnareá,  y  pov 
el  ncdo  cuando  se  hartare  de  pan ; 

23  Por  la  m^)«r  alwrrecida  oaando  •• 
casare,  y  por  la  sierva  cuando  heredare 
4  su  sefiora  /. 

94  Cuatro  cosas  ton  de  las  mas  peqae- 
flas  de  la  tiena,  v  las  mismas  ton  mas 
sabias  que  los  sabios : 

86  Las  honvlgasw,  pvablo  no  ftierte, 
y  en  el- verano  prepara  s«  comida ; 

96  Los  coni>)os,  pueblo  nada  esforaado, 
y  ponen  su  casa  en  la  piedra  i 

97  Las  langostas  no  tienen  rej,  y  salen 
todas  acuadrilladas ; 

98  La  arafia  que  ase  con  las  maaoa,  y 
est4  en  palacios  de  rey. 

99  Tres  cosas  hay  de  hermoso  andar,  y 
la  cnarte  pasea  muy  Meto  i 

80  El  león,  ftierte  entre  todtt  loe  aai» 
males,  que  no  toma  atrás  por  nadie ; 

81  El  iebrtt  cefildo  de  loados ;  aslntlsmo 
el  maoho  cabrío ;  y  un  rejy  eoatra  el  cual 
ninguno  se  levante. 

as  Si  caíste,  ^tf  porque  te  enalteciste ; 

Ísi  mal  pensaste,  pen  el  dedo  sobre  la 
oca*. 

88  Oiertamento  el  que  exprime  la  leche, 
aaeaiá  manteca :  y  el  que  recio  se  suena 
las  narices,  sacará  sangre;  y  el  que  pro- 
voca la  ira,  causará  contienda. 

CAPITULO  XXXX. 

PALAÓRA8  ú^  rey  Lemuel  i  la  prp. 
fecia  con  que  le  ensejló  su  madre  'i 

9  ¿  Qu4,  h^o  rMo  ?  .¿j  qu4  ta  diré, 
hUo  de  mi  vientre?  ¿y  qué,  14)o  de 
mis  deseos  ? 

8  No  des  á  las  rovúcree  tn  fiíenta*,  ni 
tus  caminos  á  lo  qua  et  para  destruir  los 
reyesc. 

4  No  ea  de  los  reyes,  oh  Lemuel,  no  et 
de  los  reyes  beber  vino,  ni  de  los  pria- 
cipes  la  cerveza' : 

A  No  sea  que  bebiendo  olviden  la  I^, 
y  perviertan  et  derecho  de  todos  los  hi- 
jos afligidos. 

6  Dad  la  oervesa  al  desfallecido,  y  el 
vino  4  los  de  amargo  4olmo.    • 

7  Beban,  y  olvídense  de  su  necesidad, 
y  de  su  miseria  no  mas  se  acuerden. 

8  Abre  tu  boca  por  el  mudo  *,  en  el 
Juicio  de  todos  los  hUcs  de  muerte. 

0  Abre  tu  boca,  juaga  Justiola,  y  el 
derecho  del  pobre  y  del  meneeterosoiA 

10  Mnjer  fuerte'  ¿^uién  la  hallará? 
rque  su  estima  sobrepii^a  largamente 

la  de  las  piedras  preciosas. 

11  El  corflzon  de  su  marido  está  en 
ella  oonfiado  A,  y  no  tendrá  necesidad  de 
d^spolo.' 

19  Diar&Ie  elia  bien,  y  no  mal,  todos  los 
dias  de  su  vida. 

13  Buscó  lana  y  lino,  y  eon  voluntad 
labró  de  sus  manos. 

14  Fuó  como  navio  de  mercader^  que 
trae  su  pan  de  l^os. 

15  Levantóse  aun  de  noche,  y  dio  co- 
mida á  su  familia,  y  ración  4  sus  criadas. 

16  Consideró  la  heredad,  y  compróla ; 
y  |ilantó  viña  del  firuto  de  sus  manos. 

17  Ci&ó  sus  lomos  de  fortaleza,  y  es- 
forzó sus  brazos. 

18  Gustó  que  era  buena  su  gvangeria : 
su  candela  no  se  apagó  de  noohe. 

19  Aplicó  sus  manos  al  huso,  y  sus 
manos  tomaron  la  rueca. 

Co8 


*  cap.  18. 10. 
9Ba7.8.U. 
Ke.10.7. 
17. 

/De&n.U. 


"CqkO.O.S. 


"  Job  80. 87< 


•  9  TL  1.  6. 
78.U. 


tCap.t.9. 

•Dro.i7.ir4 
Ksh.18.  36. 

'  Be.  10. 17. 


«  Job  a».  15, 
10. 

/IB.1.17« 

Jer.  32. 16. 
'  Be.  7.  'O. 


idsp.l&4. 


.adr.uoa. 


liOCLESIASTBS,  I,  IL 


i.adr.m 


•  M.«L1. 


dr-WT. 
«Oftn.13.10, 


▼  144.4. 

Bo.8.90. 

«M.104.S. 
•'8*1.19.5.8. 


'JaM3.a. 


/Pro.  37.10. 


«  Ohp.  3.  U. 


*lB«f.4.1, 

ete. 


«Oftp.S.10» 

11. 


*  Cm^  7.  IS. 


(Cm>.X9. 
1  Bey.  4. 98, 
81. 
710.38,94. 

«•0^^3.12. 
T7.9t.S6. 
ÍT«.&91, 


80  AlarglS  n  mano  al  pobre,  ;  exten- 
dió siu  mano*  <  al  menateíoso. 

81  So  tendxi  temor  de  la  niere  por  ni 
fiunllla,  porque  toda  tn  fkmiUa  uta  tcs- 
tída  de  ropa*  doble*. 

88  EUa  le  hizo  Umiee* :  de  lino  fino  j 
pdrpura  u  su  Testido. 

88  Conocido  M  *u  marido  en  las  pu- 
ertas,  cuando  se  sienta  con  los  ancianos 
de  la  tierra. 

84  Hi»  telas,  j  vendió ;  y  dio  cintas  al 
mecdider» 

85  Fortalesa  j  honor  ton  su  vestidura ; 
y  en  el  dia  postrero  reirlL 


80  Abrió  su  boca  con  sabiduría  ¡  j  1* 
ley  de  demencia  ettá  en  su  lengua*. 

87  Oonslden  los  caminos  de  su  cata,  y 
no  come  d  pan  de  tialde. 

88  Lerantaronse  sus  hijos,  y  IlamCnnla 
bienaventurada ;  y  su  marido  también  la 
alabó. 

89  Muchas  mujores  bideron  él  Mea, 
mas  tti  las  sobrepujaste  á  todiu. 

80  Engafiosa  u  la  grada,  y  vana  la 
hermosura :  la  mujer  que  tone  &  Je- 
hov&,  esa  serft  alabada. 

81  Dadle  del  fruto  de  sus  manoi,  y 
alábenla  en  las  puertas  sus  hedios. 


LIBEO  DEL  ECCLESIASTES; 

o 

EL  PREDICADOR. 


CAPITULO  I. 
VaiMad  éU  toáai  la$  eo$at  wutmdanat, 

PALABRAS  dd  n«dIcador«,  h^ 
de  David,  rey  en  Jemsalem. 
8  Vanidad  de  vanidades,  dijo  d  Pre. 
dieador,  vanidad  de  vanidades ;  todo  va- 
nidad b. 

8  Y  ¿  Q*>^  tiene  ñus  el  hombrede  todo  su 
trabioo,  co»  <)ve  se  afima  det»Jo  del  sol  ? 

4  Generadon  va,  y  generación  viene: 
mas  la  tierra  siempte  permanece  «. 

5  T  sale  d  sol',  y  pónese  d  sol ;  y  como 
con  deseo  vudve  á  su  lugar,  donde  toma 
anacer. 

6  El  viento  tira  hada  el  Mediodía,  y 
rodea  al  Norte :  va  girando  de  continao, 
y  á  sos  giros  toma  d  viento  de  nuevo  «. 

7  Los  rio*  todos  van  &  la  mar,  y  la 
mar  no  se  hinche;  al  lugar  de  donde 
los  lio*  vinieron,  allí  toman  para  correr 
de  nuevo. 

8  Todas  las  cosas  andan  en  trabt^fo 
mas  que  d  hombre  pueda  decfar:  ni  los 
ojos  viendo  se  luurtan  de  ver/,  ni  los 
oidoe  se  hinchen  de  oir. 

0  >  Qué  es  lo  que  Aló  ?  ¿Lo  mismo  que 
sera.  ¿  Quó  <«  lo  que  ha  ddo  hecho  ? 
Lo  mismo  que  se  hará:  y  nada  hay 
nuevo  debido  dd  ael^. 

10  ¿  Hay  algo  de  que  se  pueda  decir, 
Hó  aquí  esto  es  nuevo  ?  Ya  ftió  en  los 
siglos  que  nos  han  precedido. 

il  Xo  hay  mamona  de  lo  que  precedió, 
ni  tampoco  de  lo  que  snoedcra  habrá 
memoria  en  lo*  que  serán  después. 

18  5  Yo  el  Predicador  ful  rey  sobre 
Israel  en  Jemsdem  *, 

13  T  di  mi  corazón  á  inquirir  y  buscar 
con  saMduila  sobre  todo  lo  que  se  hace 
debajo  dd  cido :  (esta  penosa  ocupadon 
dio  Dios  á  los  hijos  de  los  hombres,  en 
que  se  ocupen '.)  * 

14  To  mnré  todas  las  obras  que  se  ha- 
cen debajo  del  sol ;  y  hó  aquí  todo  dio  e« 
vanidad,  y  aflicdon  de  espbitu. 

15  Lo  torcido  no  se  puede  enderezar  ft : 
y  lo  ftlto  no  puede  contarse. 

16  Hablé  vo  con  mi  corazón,  diciendo : 
Hó  aquí  hallóme  yo  engrandeddo,  y  he 
crecido  en  sabiduna'  sobre  todos  los  que 
flieron  ante*  de  mí  en  Jerusalem ;  y  mi 
corazón  lia  perdbido  muchedumbre  de 
sabiduría  y  denda. 

17  Y  di  mi  corazón  6  conocer  la  sabi- 
duría, y  también  á  entender  las  locuras  m 
y  lo*  desvario* :  eonocí  al  cabo  que  aun 
este  era  afliodon  de  espíritu. 

18  Porque  en  la  muoha  sabiduría  kag 
mucha  molestia :  j  guien  afiade  denda 
allade  dolor. 


CAPITULO  II. 
Protiguitmélo  BtJamon  «•  m  fn>pSiiío,dmtuii 
df  eotúfiearar  la  tabidmrfa  wm  lo*  meetiüti, 
da  á  opieBa  la  vémtajai  «<  ft<«i>  «al  «ses- 
miuada  en  lo*  neoooot  kunumo*^  tamU» 
«s  vanidad.  La  $eMdwrfa  »tn  toUeilnd  am' 
ffdfótae»  »uutrotproeed»rti,etdondiDiói. 

DIJE  yo  luego  en  mi  corazón:  Ven 
ahon,  probaré  en  degría,  y  goza- 
rás de  bienes.  Mas  hó  aquí  esto  también 
era  vanidad. 

8  A  la  risa  d(je.  Enloqueces* :  y  al  pla- 
cer, j  De  qué  sirve  esto  ? 

8  ^  Propuse  en  mi  corazón  agis^ar 
mi  carne  con  vino,  y  que  ráduviese  mi 
corazón  en  sabiduría,  con  retención  de 
la  necedad,  hasta  ver  cual  fliese  el  blm 
de  los  hijos  de  lo*  hombres,  en  el  cual 
se  ocuparan  debajo  del  ddo  todos  lo* 
dias  de  su  vida. 

4  Engranded  mis  obras,  edifiquéme 
casas^  plantóme  villas ; 

5  mceme  huertos  y  Jardines,  y  planté 
en  ellos  árboles  de  todos  finitos. 

O  Híceme  estanques  de  aguas,  pan  re- 
gar de  dios  el  bosque  donde  los  árboles 
crecían, 

7  Posd  siervos  y  dervas,  y  tute  hijoi 
de  familia :  también  tuve  posesión  grsnde 
de  vacas  y  ov^as  sobre  todos  los  que  Al- 
erón antes  de  mí  en  Jerusalem. 

8  Allegúeme  también  plata  y  ora,  y 
tesoropreciado  de  reyes  y  de  provixwi- 
as  K  Híceme  de  cantores  y  cantoras,  J 
gocé  los  dddtes  de  los  h^os  de  los  bom- 
bies,  con  instrumentos  mdslcos  y  de  to- 
das suertes. 

8  Y  fui  engrandecido,  y  aumentado, 
mas  que  todos  los  que  fueron  ente*  de 
mí  en  Jerusalem.  A  mas  de  esto  pene- 
vero  conmigo  mi  sabiduría. 

10  No  negué  á  mis  ojos  ninguna  eoa 
que  desearan,  ni  apartó  mi  corazón  de 

Slacer  alguno ;  porque  mi  corazón  goaó 
e  todo  mi  trabajo :  y  esta  fué  mi  paite 
de  toda  ral  faena  «. 

11  Miré  yo  luego  todas  las  diru  que 
hablan  hecho  mis  manos,  y  el  trabuo 
que  tomé  para  hacerlas ;  y  hó  aquí  todo 
vanidad  y  aflicción  de  espMtn*':  y  no 
hay  mas  debido  del  sol ». 

18  ^  Después  tomó  yo  á  nint  pv* 
ver  la  sabiduría,  y  loe  desvarios,  y  la 
necedad/ :  (porque  ¿  que  hombre  has 
que  pueda  seguir  al  rqr  en  lo  que  ya 
bideron  9) 

18  Y  he  viste  que  la  safaiduzfa  sobre- 
puja á  la  necedad,  oomo  la  luz  á  la* 
tiniebbtt. 

14  El  sabio  «ene  sus  qjos  en  sa  ca- 
beza :  mas  d  nedo  anda  en  tinieblas'. 


B0CLEfflA8TEEI,III,IT. 


«<0«jeta)i>iUfi(i1inliihUaA?  ¿H 


fl  iCdow  a?  JtDBb»  fv  u  biuB 


L     Uto  Id  qiit  V  DDlDBdflltaJD  dd 


Mr: 


^AAnII* quitad, VBflf  r]4  0»lH 
Id  4  VI  BU  dat4o  M  ail  I  b  lii«r 

•-■.n  iii  iiriiríinTiiiiii  j  miiTiii 

ii¿¿tt  JmijirfM^  ttodo  lo  ^M  M  qgi- 
úmdUaii  te  loa  k^Bt  da  kM  hDnbm. 


(ue  ¿4dHd  Id  IlD'arA  pv«  qw  v« 


■V  TORNEMK  III, 


lÉUS  lo, )  t1  iDilai  lu  iK- 


tajDTflUocUo  daaaplriln/. 
tli^firtí  va  4«  qaa  bbdj  pvQni 


dítaIiS£S£'tf*^S  "°  "  "*" 


«  ibbi  defalco  (W  Hl  I  l4  Tlqaall  li- 


li «H  ■•  bUn  ddKto  drl  >ol  U4 
II  di  H  Tldi.gu  Dka  !•  ha  <•; 


Cdr.m. 


EocLisiAsnBa^  VII,  Tía 


A.  Cdr.m. 


U FMmie  ¿qiaUa  aabm  oval  m  •!  bien 
dd  hoBon  «n  U  vida  todos  lo*  dlao  de 
ia  «ida  de  hi  Tanidad*  loa  oualea  Ü 
oomo  aombsa' ?  Poáiiue  ^  quién 
flaii  al  hombra  nué  •«&  daipucí 
de^iodelaol? 


qué  mHk  daipuei  do  M 


M' 


CAPITULO  VII. 
XVmMmu  dá  •mriúdtr»  MWdiiKii,  «M  á  la 
ratm  Ituwumut  panttrám  iocmrtt,  M  hMf 
in  fiM  ttmt  d  Vio»  M  4  ««rdadtraaMMto 
mMo,  y/mtrU. 

EJOR  M  la  tema  fkma*  que  el 
buen  uncttentoi  y  el  día  de  la 
maarte  que  tf  <ua  del  nacimiento. 

S  Mejor  ««  Ir  á  la  oom  del  lulo  que  á 
la  cata  del  oonvtte  >  potque  aqueUo  u  d 
fin  de  todos  los  honiuos ;  y  el  que  rife 
panii  mknles. 

8  M^or  u  el  onoio  que  la  risa  t  porque 
con  la  tiistesaft  del  lostio  se  «n  mondará 
doorason. 

4  Bl  covaion  de  los  labiost  en  la  oasa 
dd  luto ;  mas  ri  ooiaaon  de  los  Insenaa. 
tos,  en  la  oasa  del  plaoer. 

5  Utjot  e«  oír  la  repnmion  dri  sabio*, 
que  la  canción  de  los  necios. 

6  Parque  la  tlaa  del  neolo  e«  como  el 
«■trdplto  de  las  espinas  debido  de  la  olla. 
T  también  cato  «•  vanidad. 

7  Ciertamente  la  opresión  hace  enlo- 
leoer  al  aabk> :  y  el  presente  corrompe 
oorautn. 

8  M^or  «f  ooiwiilcrer  si  fin  del  oMOcio 
qne  su  principio :  nMdor  ea  el  soflrlao  de 
apiritn  que  el  altivo  de  espíritu  '. 

0  No  te  apresures  en  tu  espíritu  &  eno- 
jarte: porque  la  Ira  en  el  seno  de  los 
necios  reposa. 

10  Nunca  digas :  ¿  Qod  es  la  cauta  que 
lot  tiempos  pasados  fueron  mit)ores  que 
eitos  ?  Foroue  nnnoa  do  esto  progunU- 
lAa  con  wbiduria. 

11  Buena  <#  la  cieneia  con  la  bennoia ; 
7  mas  k  lot  que  ven  el  sol. 

15  Poique  escudo  sf  la  ciencia,  y  es- 
cudo u  A  dinero :  mas  la  sabiduría  es- 
cede en  qne  da  Tida  á  sus  poseedores. 

13  Miía  la  obra  de  Dios :  porque  ¿  oui- 
én  podrá  enderezar  lo  que  el  torció  «  ? 

14  En  el  dia  del  bien  coia  dd  bien  i  y 
en  d  dia  del  mal  consiaera.  Dios  tam- 
bién biso  esto  ddante  de  lo  otro,  porque 
el  hombre  no  halle  nada  tras  de  él. 

li  5  Todo  lo  he  visto  en  loe  días  de 
mi  vanidad.  Justo  hay  aue  perece  por 
MI  Justicia  t  y  hay  Impío  que  por  su 
maldad  altxffí  tus  iiaif. 

16  No  seas  demadado  Justo,  ni  seas 
tabio  con  eioeao:  ¿por  qué  te  destru- 
irás? 

17  No  hagas  mal  mucho,  ni  seas  in- 
lemato :  ¿  por  qué  morirás  antes  de  ti- 
enmof  ? 

18  Bueno  e»  que  tomes  esto,  y  también 
de  estotro  no  apartes  tu  mano :  porque 
el  que  á  Dios  teme,  saldrá  con  tono. 

19  La  sabiduría  fertifica  al  sabio  mas 
qne  diez  poderosos  priitcipet  la  ciudad 
en  que  fueren. 

SO  Ciertamente  no  hay  hombre  Justo 
en  la  tierra,  que  baga  Uen,  y  nunca 
peque  A. 

n  Tampoco  apliques  tu  corazón  á  to- 
das las  cotas  que  se  hablaran;  porque 
alguma  ves  no  dos  á  tu  siervo  que  aloe 
mddeti. 

ti  Porque  tu  corazón  sabe,  que  td 
también  d^e  mal  de  otros  muchas 
veces. 

S8  Todas  estas  cosas  probé  con  sabi- 
duría didendo :  Hacerme  he  sabio :  mas 
dUseal^édemi. 

S4  L^Qs  está  lo  que  fué ;  y  lo  muy  pro- 
fundo i  quién  lo  hdlará  ? 


85  Yo  he  mdaMlo  «od  ad  oeraaon  ñor 

,  y  examinar,  á  Inquirir  la  sablau» 


ria,  y  la  laaoa,  y  por  ooñooer  la 
de  la  inaensaiez*  y  el  desvario  del  error': 
96  Y  yo  he  hallado  mas  amaina  oue  la 
muerte  la  miúev;  la  oud  es  redes,  y 
lasos  BU  oomzon*  j  sus  manos  como  li- 
gaduras. El  bueno  delante  de  Dios  es- 
capará de  día  I  mas  d  pecador  será 
prasoendlad 

87  Hé  aquí,  «ato  ha  bdlado,  dice  d 
Predioador,  mbrand»  Jes  cosas  una  por 
una  para  hallar  la  raaon ; 

88  Lo  que  aun  busca  mi  alma,  y  no 
encuentro :  un  hombie  entre  mil  ho  ha- 
llado I  mas  muier  de  todas  estas  nunoa 
hdlé. 

88  Hé  aquí,  sdamente  he  hdlado  esto : 
Que  Dios  huo  d  hombre  recto»;  mas 
dios  buscaron  muchas  oucntas. 

CAPITULO  VIII. 

JDlnpiMS  é»  rf"*' —  la  tMéarta  *  nu  <fM(ot, 
««shor'ar  d  la  tXtMnkiáa  át  Ím  maaUtta- 
3of ,  y  d  la  thunameia  ds  la  fay  dt  Uioa,  d> 
eeya  miMritwáia  A  <iaf)A  •«  «taaord  <m- 
fmmtmmU,  rtcamimáa  d  ftivir  ttmtMto*  m 
d  fiMs  di  ÍM  MmM  fes  JKot  M«s  coiMMÍffr«, 

-  ftiM  ew  iM  psdawio»  tammnmám  m  Utia» 
mu  ama»  Im  oeuKo*  mmhmhm  y  roHNMS  de 
SH  Froviénuüa  %  tabUarea. 

i  r\UIBN  oomo  d  saUo ?  ¿Y  quién 
\¿  cama  d  que  sabe  la  declaración  de 
las  cosas?  La  sabiduría  dri  hombre  hará 
rducir  su  rostro,  y  mudaráae  la  tosque- 
dad de  su  semblante^ 

8  Vo  te  avito  que  guardes  d  mandami- 
ento del  r«y«,  y  la  ¡«labra  dd  Juramento 
de  Dios. 

8  No  te  apresures  á  farte  de  delante  de 
élb;  ni  en  cosa  mala  persistas,  porque 
él  lúrá  todo  lo  que  quiaere. 

4  Pues  la  palabra  del  rey  es  con  potes- 
tad:  ¿  y  quien  le  dirá.  Qué  haces  «? 

5  El  qne  guarda  d  mandamiento,  no 
expeilroentuá  mal':  y  d  tiempo  y  el 
Juloio  conoce  el  corazón  del  sabio. 

6  Porque  para  todo  lo  que  Quisieras 
hay  tiempo  y  Juicio :  mas  d  trab^o  dd 
hombre  es  grande  sobre  él, 

7  Porque  no  sabe  lo  que  ha  de  ser :  y 
d  ouando  haya  de  ser,  ¿quién  se  lo  en- 
seBaiá? 

8  No  hajf  hombre  que  tenga  potestad 
sobre  tu  espíritu  para  retener  el  espíritu, , 
ni  potestad  sobre  el  dia  de  la  muerte* : 
y  no  oolm  armas  en  tal  guerra;  ni  la 
impiedad  librará  d  que  la  posee/. 

9  Todo  esto  be  visto ;  y  puesto  he  mi 
corazón  en  todo  lo  que  d^Jo  del  sol  se 
hace,  y  noiafio  d  tiempo  en  que  d  hom- 
bre se  enseñorea  del  nombra  para  buI 
suyo. 

10  Esto  vi  tembien:  que  los  imples 
sepultados  vinieron  aun  en  numoria; 
mas  los  que  partieron  del  lugar  santo, 
fueron  luego  puestos  en  olvido  en  la  d- 
udad  donde  con  rectitud  hablan  obrado. 
Esto  también  tt  vanidad. 

U  Porque  no  se  ^}eoute  luego  senten- 
cia sobre  la  mala  oura,  el  corazón  de  los 
hijos  de  los  hombres  está  en  ellos  lleno 
para  hacermal^. 

18  Bien  que  d  pecador  haga  md  cien 
veces,  y  le  sea  dilatado  A  d  catHgo,  con 
todo  yo  también  sé  que  los  que  á  Dios 
temen  tendrán  bien,  los  que  temieren 
ante  su  presencia  • : 

18  Y  que  el  impío  no  tendrá  bien,  ni  le 
serán  prolongados  los  dias,  gúe  «oi»  como 
sombra ;  por  cuanto  no  tenuó  ddante  de 
la  presenoa  de  Dios. 

14  Hay  otra  vanidad  que  se  hace  sobre 
la  tierra :  Que  hay  justos  A  ouienes  su- 
cede como  ti  hicieran  obras  de  impíos ; 
y  hay  impíos  á  quienes  acaece  como  ti 


*  Cap.  1. 17. 
*Prs.8.s.S. 
tFnk8S.U. 


•CkatV. 


«llo.U.1,6. 
*OBp.lO.«. 


«Job  84. 18. 
Pm.S0.8L 

41Ii|d.SJ8. 


•8aLI0.7.9. 

/Sal.  71.18. 

ete. 


iaaLeo.tL 

h  Cap.  7. 18. 


<  la.  8. 10. 
11. 


— r  r"rir< 


A,G.*kh99^ 


ad^iaiadub-UH^^>d 


vocíxsuiffsm,  XX»  X 


J.6rcir.tn. 


*  Job  9. 7, 
8^78.11 


to^cis. 


*GinK8.H. 
JobA.». 


•  0«B.  6. 5. 
IIM.lfi.19.- 


»  Job  14. 81. 
.««obT.S, 

10. 

11.96. 14. 


<ÍCftii.8.15. 


«C^S.18. 


/Cap.  9.  A 


'C»|kS.1.8. 


hkMrutt obna 4«  jmtM*.  Digo qat  émo 
mniM«a  «« -vanidad. 

15  Por  Unto  «labe  Jó  1«  níejgrís.  t  4f»e 
no  tfcDb  el  hombre  Men  debigo  del  sol, 
slifó  que  eouuíf  y  beba,  j  m  airare ;  y 

Stie  celo  ••  le  pegae  d«  m  ttabno  ki 
iu  d«  m  vida,  que  DIM  l«  di<$  debí^ 
dtíiol'. 

18  To  pan  di  mi  cansón  á  oofiotser 
sabidnria,  t  &  ver  la  £aena  que  te  haoe 
(Obre  la  ttínna;  lal,  «ue  aígHtm  ni  de 
noche  ni  de  día  ve  snefie  en  sna  «¡Jos: 

17  T  he  victo  aeereu  de  todas  la*  obtM 
dé  Dios,  que  el  hombre  no  puede  alcan- 
zar la  obla  qne  debajo  del  sol  se  haoe, 
Eir  la  cual  trabi«ja  tí.  hombre  boseando* 
,j  ñola  hallara :  aunque  diga  el  sabio 
que  la  saíbe,  tío  pat  tm»  poOrA  alotti- 

CAPITULO  IX. 
^tm^iM  «n  el  curto  «ornun  d»  lot  mmmo*  hit- 
moNot  pamea  q«t  toda»  tfíi  éomu  aeemte- 
«H»  t^úimmle  á  toáot,  no  óbiUmt»  4  MóMr** 
pteOoto  débt  vtttr  autélo  p  eoHfeHto,  Mbr* 
toáo  coa  la  ntgwrtaaA  tb  mit  m»  frottdtr 
é$  OfiMdablé  á  lot  ofo»  dé  iHo»,  á  ettpa  fw- 
darota  fHdao  f  roM»  ptoptíUneia  atttm  «n- 
horétitoáot  y  mtittM  toéu  lo»  0»»Mo»  ifo  la 
tUa.  lM*€riíaa»ta»alMmMa«»  tapertorá 
tmfoirtáUba  tmniditaa. 

CIERTAMENTE  dado  he  mi  co. 
razón  &  todas  estas  «osas,  paa  de- 
clarar  todo  este;  Que  los  justos  j  los 
sabios,  y  sos  obras,  ettáu  en  la  mano  de 
Dios;  y  qué  no  Sabe  él  hombre  nf  el 
amor  ni  el  odio  por  todo  lo  que  pata 
delante  de  éU 

a  Todo  aeoiOte»  de  la  misma  manera  á 
todos :  un  mismo  suceso  ocurre  al  justo 
y  tü  Impío,  al  bueno,  y  ü  limpio,  y  al 
no  limpio }  a!  que  sacrifica,  v  al  que  no 
sacrifica :  como  el  bueno  asi  el  qne  pe- 
ca ;  él  que  jura,  como  el  qne  teme  el 
Juramento. 

8  Esté  mal  hay  entre  todo  lo  que  se 
hace  debajo  del  sol,  que  todos  tengan  un 
mismo  suceso,  y  también  que  él  corazón 
dé  los  h^os  de  los  hombres  esté  Heno  de 
mal*,  y  de  enloque<iÍmi«nto  en  su  co- 
razón durante  su  vida ;  y  después,  A  los 
muertoi. 

4  Aun  hs^  esperanza  para  todo  aquél 
que  está  entre  los  vivos :  porque  mi¡)olr 
es  perro  vivo  que  león  muerto. 

5  Porque  los  que  viven  saben  que  han 
de  morir:  mas  los  muertos  nada  sa- 
benb,  ni  ttenen  mas  pasa;  porque  su 
memoria  es  puesta  en  olvido  •. 

6  También  su  amor,  y  su  odio,-  y  su 
envidia  feneeld  ya:  ni  tienen  ya  mas 
parte  en  el  siglo,  en  todo  lo  que  se  hace 
débito  del  sol. 

7  Anda,  y  come  tu  pan  con  goto,  y 
bebe  tu  vino  oon  alegré  ootazon' ;  por- 
que tus  obras  ya  son  agradables  A  Dios. 

8  En  todo  tiempo  sean  blancos  tus  ves- 
tidos, y  nunca  falte  ungOcnto  sobre  tu 
Mbeza. 

9  Goza  de  la  vida,  oon  la  mújer  que 
amas,  todos  los  días  de  la  vida  de  tu  va- 
nidad que  te  son  dados  débito  del  sol, 
todos  los  días  de  tu  vanidad;  pon]ue 
esta  e»  tu  parte  en  la  v)da,  y  en  tu  tra- 
bajo con  que  te  afanas  debajo  del  sol «. 

10  Todo  lo  que  te  viniere  A  la  mano 
para  hacer,  hazlo  según  tus  fuerzas ; 
porque  en  el  sepulcro,  adonde  td  vas, 
no  hay  obra,  ni  industna,  ni  cienda,  ni 
sabiduría/. 

11  ^  Tómeme,  y  vi  debido  (l«l  «oí, 
que  m  es  de  los  ligeros  la  éarrera,  ni  la 

Sierra  de  los  fuertes,  ni  aun  de  los  sa- 
os él  pan,  ni  de  los  prudentes  las  ri- 
quezas,  ni  de  los  elocuentes  el  favor; 
sino  que  tiempo;  y  ocasión  acontece  A 
todos. 


IS  PoMiue  «t-  honibiv  caiipniBiií  oonoee 
su  tiempo  A:  o«ne  lo*  peces  qne  sea 
fnesos  en  la  mala  red,  y  como  laa  aves 
«M  se  «renden  en  lazo,  asi  smi  enlaza- 
ooe  los  l^Joa  de  loa  hombres  en  el  tlempe 
malo,  cuando  cae  de  repente  sobra  éltaa. 

18  \  También  vi  esta  sabiduría  debajo 


kOsp.B.7. 


•-3Ba.aO.l4 


8*» 

rey,  y  cércala,  y  ediflcs  contra  ella  gran- 
des baluartes: 

15  T  hálbne  en  ellk  «h  taomhve  pcb^b, 
sabio,  el  cual  Ubra  la  ofaidad  oon  su  sa- 
biduna :  y  nadie  se  aeordaba  de  aqad 
pobre  hombre. 

16  Entdnoes dfja  yo:  Mé^or  e«  la  saU- 
duiía  que  la  fbitalesa*,  auaoné  la  ci- 
encia del  pobre  sea  menospieaada^  y  no 
saan  esonehadás  «os  palabras. 

11  Las  paMira*  áA  sabio  ooa  repoao 
son  oídas,  mas  qne  el  clamor  del  señor 
entre- Ibs  necios. 

18  Mqjor  es  la  sabiduxüi  que  las  armas 
de  guerra:  mas  nn  pecaíclor  destruye 
nmcliobten'. 

CAPITULO  X. 

BeoomUnda»»  lo  inliMÉrü»  á  pmdenetg,  p  m 
manifle»lan  lo»  daios  é»  la  aaesdad  i  im- 
pmdiueia, 

LAS  moscas  muertas  hacen  heder  y 
dar  mal  olor  el  perfume  déL  per- 
fiímisfa:  <tei una  pequeBa  locura  al  eati- 
maído  por  sablduria  y  honra. 

i  El  corazón  áél  sabio  e»tá  A  sn  mano  I 
derecha ;  mas  el  ceraaon  dd  necio  A  su 
mantf  izquierdai 

8  T  aun  mientras  va  el  nedo'  por  el 
camino,  flUtafe  su  eordma,  y  dice  A  to- 
dos :  Nedo  és«. 

4  Si  el  espfrtttf  del  príncipe  se  exáltate 
contra  Ü.  no  dejes  tu  lugar  k;  porque  la 
lenidad  haiA  oeur  grandes  ofensas  '• 

5  Hay  otro  mal  «ibe  debajo  del  sol  be 
visto,  k  maneta  oe  error  chicnado  del 
príncipe : 

6  La  necedad  estA  colocada  en  grande» 
alturas^  y  los  ricos  estAn  sentados  en 
lugar  bajo. 

7  VI  dervos  én  caballos,  y  principes 

Sé  andaban  eomo  liervos*  sobre   la 
rra. 

8  El  qué  hiciere  el  hoyo,  caerA  en  él/; 

?'  el  que  aportillAie  él  vallado,  morderále 
a  serpiente. 

0  El  que  raud&re  las  jdedras,  trabi^o 
tendía  en  ellas :  él  que  cortare  la  lefta, 
en  ella  peligrará. 

10  Si  Se  embotare  ri  hierro^  y  su  filo 
no  fuere  amolado,  afiadir  entonces  mas 
fVierza :  empero  á  ella  excede  la  bondad 
de  la  sabiduría. 

11  Muerde  la  serpiente  cuando  no  eetá 
eneantadái> :  y  d  lenguaraz  no  es  mejor 
eneto, 

18  Las  palabras  de  la  beca  del  saUo  mms 
gracia  ;  mas  los  labios  del  nedo  causara 
su  propia  ndnaA. 

18  £1  principio  de  las  palabras  de  aa 
boca  et  neoedid ;  y  el  fin  de  su  charla 
nocivo  desvarío. 

H  El  necio  multiplica  palabras,  y  dice  .• 
Vio  sabe  hombre  lo  que  ha  de  ser  ;  ¿  v 
quien  le  hará  saber  lo  que  después  de  él 
será'? 

15  El  trabado  de  los  nedos  los  fatiga ; 
porque  no  saben  por  donde  Ir  A  la  clumd. 

10  Ay  de  tí,  tierra,  cuando  tn  rey  e* 
muchacho*,  y  tus  príncipes  comen  de 
maflana. 

17  Blénavéntnnida  td,  tierra,  enando 
tu  rey  <•  hijo  de  nobles,  y  tus  prínctpea 
comen  A  sn  hora,  por  refboclony  y  no 
por  d  beberá. 


iOsp.7. 
Pnk.2Ll 

y»>5.& 


IJflS. 

etc. 


I-li 


•PiaUl 
•  FW.&.1 


4KSLS.I 


•Pro.1». 

yao.a 

/8d.7.l 


rSsLSS 
Jer.8.1 


kPn.ll 


•'Ca^« 
y  8. 7. 


kUS.4 


(Pro.: 


Ai&cfavtrr» 


EOGIdEaiAflrBS,  33,  SU. 


A.€!.«ÍK.97]k 


*SaL10U5. 


•Sz.2S.28. 
B«ch.».6. 


■  tato.  6. 86. 
tItoii.U.10. 
M.  41.1,3. 
Ito.lI.ÍS. 
T».  17. 
i  Cor.  9. 9. 
=  G«.&10. 


IJUB  S.  8. 


»10or.8.T. 
tOoK,9.10. 


r  Job  14. 10. 


•Opi&U. 


^wr.  1& 
Heb.9.37. 


dr.  1014. 


MBef.i. 


18  Por  la  MRXB  K  car  Im  teshumlne  j  y 
por  tii.ffl(V»adde  manos  m  lluevo  la  eaaa. 

19  Por  ci  jdaoer  m  haoo  «1  ámvlte,  ; 
el  vino  alagiDa  loa  vivoa « :  y  d  dinero 
swpoodoAtodo. 

80  NI  aun  en  tu  pensamiento  digas 
mal  del  rcj»;  ni  en  Un  secretos  de  tu 
cámara  duas  mal  dri  vico :  porque  las 
aves  del  oíelo  llevarjuti  la  vos»  y  las  que 
tíeaen  alas  harán  saber  la  palabra. 

CAPITULO  XI. 

S*eomíi»iiéaÍaUbmn¡UdBÍfan  coa  lodot  k» 
neemfíado»,  y  to  $olieiUid  «t  hacer  W«»  em 
tttio  tiempo,  M  41M  taMt»  «Ja  eaa<>ie>i  d* 

,  fa  prflMMlé  WM. 

ECHA  tu  pan  sobre  las  niaa't  qoe 
después  ae  muchos  dias  lo  hallátás  h. 
S  Reparte  á  siete»  j  aun  á  oebo ;  par- 
que no  sabes  el  nsat  ^a»  «endxA  sobre 
latieiia«. 

8  Si  las  nubes  fueren  llenas  de  agua, 
sobre  la  tierra  la  demunarán :  y  si  el 
árbol  cayere  al  Mediodía,  6  al  Norte,  el 
logar  que  el  árbol  cayere,  alU  quedará. 

4  El  que  al  vienta  naira,  ap  semforaiá.; 
y  el  qpie  aat»  á  las  nubes,  no  sogarfc 

5  Como  tu  no  sabes  ^  oual  e*  el  camino 
del  viento,  ó  como  é$  crian,  los  huesos 
en  el  vientre  de  la  muja  prelhula,  así 
Jl^neUM  la  obra  de  Dios»,  el  cual  hace 
todaa  las  eosas. 

6  Por  la  mañana  stembra  tu  simiente, 
;  á  la  tarde  n»  dq}es  reposar  tu  mano : 
pocque  td  no  sebes  cual  es  k»  m^or ;  ai 
esto,  é  lo  et9ro«»  6  ai  ambas  á  dos  oosas 
son  buenas. 

7  ^  Suave  ciertamente  es  la  luz,  y 
agraoaUe  á  los  «^  ver  el  sol : 

8  Jtfas  si  el  hombre  viviere  miiehos 
aSoa»  y  en  todos  dios  hubiese  goaado 
alegría,  si  después  trajere  á  la  memoria 
los  dias  de  las  tinieblaa/i  que  serán  mn- 
chesy  tedo  lo  que  le  habrá  pasado  dirá 
Aelher  «Uo  vanidad. 

CAPITULO  XII. 
JMoe  «M  ha  áe  trcur  d  jirieio:  por  lo  euál 
eiAwta  d  neehMMU*  é  atoríiane  del  Cri- 
mior  áude  k»  étaa  de  la  Jm»m»tmdt  y  <l  mo 
ajerio  para  la  wifée,d*  cayM  ocfcofiiM  haee 
emadeeeripeta»  abgiricat  aiedfand*  faéfo 
eom»  H  ifiriafa  de  Utdoe  tm  remomamUmloe 
eneeietí&'o. 

ALÉO&ATS,  manoebOtf  en  tu  moce- 
dad*, y  tome  placer  tu  oonunt  en 
los  diaa  de  tu  Juventud ;  y  anda  en  los 
caminos  de  tu  ooranm,  y  en  la  vista  de 
tus  ojos :  mas  sabe,  que  sobre  todas  es- 
tas oosas  te  traerá  Dios  á  juiein  b. 


5  Quita  poca  el  enojo  de  tu  oorason,  y 
aparte  el  mal  de  ^  carnet  porque  la 
mocedad  y  la  Juventud  vanidad  es. 

8  Y  acuérdate  de  tu  Orlador  en  los 
dial  de  tu  Juventud  t  antes  que  vengan 
los  malos  alas,  y  Uoguon  ios  aíios,  de  los 
cuales  digaa.  No  teitgo  en  ellos  conten- 
tamiento*: 

4  Antes  que  se  oMorexca  el  sol,  y  la 
luK,  y  la  luna,  y  las  estrellas  |  y  1m  nu« 
bes  se  lomen  tras  la  lluvia : 

6  Cuando  temblarán  las  guardas  de  la 
casa,  y  se  encorvarán  los  hombres  fu- 
ertes, y  oésaiáa  las  muelas,  y  se  dismi- 
nuirán,, y  se  oscurecerán  los  que  miran 
por  las  ventanas : 

6  Y  las  puertaa  de  afuera  se  cerrarán 
por  la  bajeza  de  la  voz  de  la  muela ;  y 
levantaráse  á  la  voz  del  ave,  y  todas  las 
h^as  de  canción  serán  humilladas. 

7  Cuando  también  temerán  de  lo  alto, 
y  los  tropezones  en  el  camino  :  y  flore- 
cerá el  almendro»  y  se  agravará  la  lan-* 
eosta,  y  perderáse  el  apetito :  porque  el 
nombre  va  á  la  casa  oe  su  siglo,  y  los 
endechadoTM  andarán  en  derredor  por 
laplazai. 

8  Antes  que  la  cadena  de  plata  se  qui- 
ebre, y  se  rompa  el  cuenco  de  oro,  y  el 
cántaro,  se  quiebre  Junto  á  la  fuente»  y 
la  rueda  sea  rota  sobre  el  pozo ; 

9  Y  d  polvo  se  tome  ala  tiocm,  como 
era  antee  <(,  y  el  espíritu  se  vudva  á  Dios 
(yte  lo.  di4  •. 

10  ^  Vanidad  de  vanidades»  dijo  el 
Piwdicador»  todo  vwaidad/. 

11  Y  ouanto  mas  sabio  fué  d  Predi, 
cador,  tanto  mas  enseikS  sabiduría  al 

Sneblo  s  é  hlxo  esouehar,  é  hizo  esou- 
rlñar,  y  compuso  mucho»  proverbios'. 

18  Procnvó  el  Predicador  hallar  pala- 
bras agradables»  y  escritura  recta,  pala- 
bras de  vesdad. 

18  La*  palabras  de  los  saUos  «m  como 
aguijones,  y  como  clavos  hincados  de  los 
maestros  de  las  oongregaciones,  puestas 
¿q/o  de  un  pastor. 

14  Aben,  hUo  mío,  á  mas  de  esto  sé 
avilado:  no  hay  fin  de  hacer  muchos 
libros  ¡  y  d  mucho  estudio  aflicelon  és 
de  la  carpeí 

16  %  El  fin  de  todo  d  discurso  oido  ee 
eete:  TBMfi  A  DIOS,  Y  GUARDA 
SUS  MANDAMIENTOS,  porque  es- 
to  es  d  todo  del  hombre^. 

16  Porque  Dios  traerá  toda  obra  á  Ju- 
icio'; e/  atol  ee  áorá  sobre  toda  cosa 
oculta»  buena  ó  mala. 


EL  CAIÍTAE  DE  LOS  CAIÍTAItES 
DE  SALOMÓN. 


CAPITULO  I. 
La  IgUeia,  arrebatada  en  admiraeion  dH  amor 
.  ton  toe  Me  Bepoea  Grieta  la  ama,  deeeaeetar 
maegmae  nnUa  eonfls  ftl  «yoMtiaelara 
eaan  keriaoea  w  graeiota  eea  n»  eífoea;  « 
atftl  y  eUa  m  megran  eon  eete  eu  eepirituOí 
deepotorio. 

CANCIÓN  de  candones»  la  eual  u  de 
Selomoa-*. 
8  ¡  Oh  d  él  me  besara  con  «Isoulos  de 
■tt  boca !  parque  mucres  eon  tna  amores 
qued  vino. 

8  Por  d  olor  de  tas  suaves  ungüentas, 

(nngttento  derramado  ee  tu  nMubre,)  por 

csous  doncellas  te  amanm. 

4  Llévame  en  pos  de  ti,  correremos. 

el  rey  en  sua  eámaraa :  dos 


gozardmos  y  degrarámoa  en  tí;  acorda- 
rtoonoa  de  tus  amoiea  maa  que  dd 
vino :  los  reotos  te  aman. 

5  Morena  soy,  oh  hijas  de  Jemsdcm, 
mas  codidable;  como  la»  caballa»  dé 
Cedarb,  como  las  tiendas  de  Sdomon. 

6  No  mírela  en  que  soy  morena,  por» 
que  el  sol  me  miró:  loa  hyoa  de  mi 
madre  se  airaron  contra  mi  «;  hici^ron- 
me  guarda  de  villa»,  y  mi  vitia»  que  era 
mía,  no  gumtdéd. 

7  5  Hazme  saber,  di  td  á.  quien  ama 
mi  alma,  donde  repastas,  donde  haoe» 
tener  majada  d  mediodía*;  ¿ por  qué, 
por  qvté  había  yo  de  estar  como  vague- 
ando tra»  lo»  rebaflo»  de  tu»  eompa> 
fieros? 


<  88a.  19.88. 


d  Oes.  8. 19. 
«  Nn.  16.  83. 

Job  84. 14. 

Ib.  57. 16. 

Zse.12.1. 
/Cap.  1.2. 

ffl  Bey.  4.88. 


ADn.10.13. 

<lGor.4.5. 

S  Cor.  5. 10. 
fio.  8. 16. 


A.C. 
eir.  1014. 


» li.  ao.  7. 


*Matl0.34, 
i<  Cap.  8. 13. 


•8»La3.3,S. 
Bs.  S4.  IS. 

16. 


A'.C.clr.l014 


CANTASOSS  BE  SALOMÓN,  H,  III,  lY. 


A.CcIr.mi 


/Heb.0.12. 


IT. 
il  Bi.  !&  U, 


>'  Ft.  4. 18. 

1  Te.  4. 1. 
Jnka  12.8. 

iJ(».15.eSL 


I  Cap.  4. 1. 
7Í.12. 


•Oftp.S.8. 
6C»p.8.9. 


«Cap.&S. 
78.4. 


i  Cap.  8. 18. 
•Ap.6.8. 

/  Eo.  10. 1. 

9  Cap.  8. 8. 
77.10. 


8  81  tii  no  /o  Mbes,  oh  hermosa  entre 
las  miijeves,  sal  jendote  por  las  huellas 
del  reoafio/,  7  apacienta  tus  cabritas 
Junto  á  las  cabaSas  de  los  pastores. 

9  A  una  de  las  yeguas  de  los  carros  de 
Pharaon  '  te  he  comparado,  amiga  mia. 

tO  Hermosas  atm  tus  maíllas  entre  los 
pendientes,  tu  cuello  entre  los  collares  A. 

11  Zarcillos  de  oro  te  haremos,  coa  cía- 
vos  de  plata. 

13  Mientras  que  el  xer  éstate  en  su 
reclinatorio,  mi  nardo  dio  su  olor  •'. 

13  Mi  amado  e«  p^ra  mí  un  manojito 
de  mirra,  que  reposará  entre  mis  pechos. 

14  Radmo  de  cypro  en  las  Tifias  da 
Engadi  A  es  para  mi  mi  amado. 

18  Hé  aquí  que  tú  eree  hermosa,  com- 
pañera mía ;  hé  aquí  que  eree  heiíñ :  tus 
q}os  de  paloma '. 

16  Hé  aquí  que  tú  eree  hermoso,  ama- 
do mió,  7  suave :  nuestro  lecho  también 
llovido. 

17  Las  vigas  de  nuestras  casas  eon  de 
cedro,  ¡/  de  ciprés  los  artesonados. 

CAPITULO  II. 
El  etpono  dedara  auinta  tea  ni  hermaenira  y 
laaemt  cspoM,  fiiiei»  tamMen  nmettra  cuan 
k«rmoM  tea  n»  «gioao,  y  «tanfo  «I  amor  eon 
fiw  cffa  fa  ama,  eonnAeraudo  la»  franáae 
merced»' qM  á  eada  monenlo  de  íl  recibe. 

YO  Mgy  la  rosa  de  Saion,  7  el  lirio  de 
loa  valles. 
8  Como  el  lirio  entre  las  espinas,  así  ee 
mi  eompafieía  entre  las  doncellas.' 

3  Como  el  nianxano  entre  los  ártmles 
silvestres,  así  e«  mi  amado  entre  los 
mancebos:  bajo  de  su  sombra  deseé 
eeniarme,  7  me  senté ;  7  su  íhito  ha  eido 
dulce  á  mi  paladar. 

4  Lléveme  &  la  cámara  del  vino,  7  su 
bandera  sobre  mifkí  amor. 

5  Sustendadme  con  frascos  de  vino, 
corroboradme  con  manaanas,  por^e  es- 
toj  enferma  de  amor*. 

o  Su  ixquicrda  e*t&  debajo  de  mi  ca- 
beza, 7  su  derecha  me  abrace  b. 

7  Yo  os  conjuro,  oh  doncellas  de  Je- 
nisalem,  por  Jas  f^mu  7  por  las  ciervas 
del  campo,  que  no  despertéis  ni  hagáis 
velar  &  mi  amor,  hasta  que  éf  quiera  «. 

8  ^  La  voa  de  mi  amado !  Hé  aquí  él 
viene  saltando  sobre  los  montes,  brin- 
cando sobre  los  collados. 

9  Mi  amado  ee  senM^ante  al  gamo,  ó 
al  oabrito  de  los  ciervos.  Helo  aquí  está 
tras  de  nuestra  pared,  mirando  por  las 
ventanas,  mostrándose  por  las  r^as. 

10  Mi  amado  habló,  7  me  dl}o:  Le- 
vántate, oh  Gompaitera  mia,  nermosa 
mia,  7  vente. 

11  Porque  hé  aquí  ha  pasado  el  invier- 
no, hase  mudado  la  lluvia,  se  Alé. 

15  Hanse  mostrado  las  flores  en  la  ti- 
erra, el  tiempo  de  la  canción  es  venido, 
7  en  nuestro  pois  se  ha  oído  la  voz  de  la 
tórtola. 

13  La  higuera  ha  echado  sus  higos,  7 
las  vides  en  cierne  dieron  olor:  leván- 
tate, oh  eompaflera  mia,  hermosa  mia, 
7  vente. 

14  Paloma  mia,  que  moras  en  los  agu- 
jeros de  la  pella,  en  lo  escondido  de  es- 
carpados parajes,  muéstrame  tu  rostro, 
hasme  oir  tu  voz' ;  porque  duloe  ««  la 
voz  tu7a«,  7  hermoso  tu  aspecto. 

15  Cazadnos  las  zorras,  las  zorras  pe- 
queñas/, que  echan  á  perder  las  viñas ; 
pues  que  nuestras  viñas  estám  en  déme. 

18  Mi  amado  c«  mió,  7  70  mjtit:  él 
«pooienta  entre  lirloa. 

17  Hasta  que  apunte  el  dia,  7  bu7an 
las  sombras,  témate,  amado  mió ;  sé  se- 
m^ante  al  gamo,  ó  al  cabrita  de  los  oi- 
ervos  sobre  los  montes  de  Bether. 


CAPITULO  II L 
La  IfUeia  (que  ee  la  eepoea)  decUan  (■  wK- 
eUud  em  btuear  á  en  Eapoeo,  jr  i*^Ma  *l 
oraa  amor  eon  que  etempre  le  «ma.  DeterC 
heee  la  maga^fUeneia  d»  «gfoeetUe  gara  ¡ai 
bodas. 

POR  las  noehes  busqué  en  mi  ledio 
al  que  ama  mi  alma;  busquAo,  7 
no  lo  hadlé. 

a  Levantaréme  ahora,  7  rodearé  por  la 
ciudad ;  por  las  calles  7  por  las  plazas 
buscaré  al  que  ama  mi  alma.  Busque, 
7  no  lo  halle. 

5  Haliázonme  las  guardas  que  rondan 
la  ciudad,  w  d^felee:  ¿  Habéis  visto  al 
que  ama  mi  alma  ? 

4  Pasando  de  ellos  un  pooo,  hallé  Ine^ 
al  que  mi  alma  ama :  trabé  de  él,  7  >"> 
lo  deié,  hasta  que  lo  metí  en  casa  de  ni 
madre,  7  en  fa  cámara  de  la  que  me 
engendro. 

6  Yo  os  conjuro,  oh  doncellas  de  Je- 
msalem,  por  fas  gamas  7  por  las  ciervas 
del  campo,  que  no  despertéis  ni  hagáis 
velar  á  mi  amor,  hast»  que  él  quiera  •. 

O  ^  i  Quién  ee  esta  que  sube  dri.  desi- 
erto como  columnlta  de  humob,  sahu- 
mada de  mirra  7  de  incienso,  7  die  todos 
polvos  aromáticos  ? 

7  Hé  aquí  que  la  cama  de  Salemon 
sesenta  valientes  la  rodean,  de  los  fu- 
ertes de  Israel «. 

8  Todos  ^os  tienen  espadas,  diestros 
en  la  guerra :  cada  uno  su  espada  sobre 
su  muslo  por  los  temores  de  la  noche. 

9  El  rey  Salomón  <<  se  hizo  un  tálamo 
de  madura  del  Líbano. 

10  Sus  columnas  hizo  de  plata*,  su 
ftmdo  de  oro,  su  oielo  de  grana,  su  in- 
terior reearaado  con  laboree  de  zauatf 
por  las  doncellas  de  Jemsalem. 

11  Salid,  oh  doncélias  de  Sion,  7  ved 
al  rey  Satomon  eon  la  corona  con  que 
lev  ooronó  su  madre  el  dia  de  su  despo- 
sorio A,  7  el  dia  del  gozo  de  su  corazón. 

CAPITULÓ  XV. 
JkeUtra  al  eipoeo  la  hermeemea  jf  eaoedeaeia 

de  eu  esposa,  p  el  entraüable  amor  qmt  U 
•  tiene.  Seeonoee  la  espesa  qne  todo  eaemto 

tUne  dé  bmeno,  le  viene  de  M  ISberoliáad  jr 

gratuito  faeer  de  sn  esposo. 

HÉ  aquí  que  td  eree  hermosa,  eom* 
pañ«ra  mis ;  hé  aquí  que  ttf  eru 
hermosa* :  tus  ojos  entre  tus  guedejas, 
como  de  paloma ;  tus  oabeUos,  como  ma- 
nada de  cabras  que  se  muestran  desde 
el  monte  de  Oalaad. 

5  Tus  dientes,  como  manada  de  tras- 
quiladas ováae,  que  suben  del  lavadoo, 
todas  con  cnas  mellizas,  7  ninguna  entre 
ellas  estéril. 

8  Tus  labios,  como  un  hilo  de  grana, 
7  tu  habla  hermosa:  tus  «lenes,  como 
cachos  de  granada  á  la  parte  adentro  de 
tus  euedqjas. 

4  Tu  cuello,  como  la  torre  de  David, 
edificada  uara  muestra :  mil  escudos  es- 
tán colgados  de  ella,  todos  escudos  de 
valientes. 

5  Tus  dos  pechos,  como  dos  cabritos 
mellizos  de  gama,  que  son  apiMsentados 
entre  azucenas. 

6  Hasta  que  apunte  el  día,  7  hu7an  las 
sombras  K  iréme  al  monte  de  la  mtaxa, 
y  al  collado'  dd  incienso. 

7  Toda  tü  eree  hermosa,  eompaflera 
mia,  7  en  tí  no  ha»  manehac 

8  Fendráe  oonmigo  del  Líbano,  oh  es- 
posa, conmigo  vendrás  del  Líbano:  nd- 
rafas  desde  u  eambí»  de  Amana,  dñde 
la  cumbre  de  Bmútd  7  de  Hermán; 
desde  las  guaridas  de  loe  leones,  desde 
los  montas  de  los  tigres. 

9  Pnodiste  mi  corazón,  hermana,  es- 


78.4. 
»iti.is> 


HsIkLa 


JCspL&ll. 
13. 


i& 

101 


>C^L!L 


éOip.t1I> 


V. 


<Dh.}>í 


J.adr.iwt 


CANTARES  DE  SALOMÓN,  V,  VI,  VIL 


A.C.ctr.1014. 


TM.U. 

iJiuilo, 

li 

JT.». 


«CifLl 


ri  mía.  has  fireto  nd  oenton  con  ano 
tiu  ojos,  con  una  gargantilla  de  tu 
coeUo. 

10  ¡  Guan  hermosos  jon  tos  amores, 
hermana,  etpota  mía  i  ¡  cuanto  m^res 
que  el  Tino  tus  amores,  j  el  olor  de  tus 

S Rentos  que  todas  las  especias  aro- 
ticas! 

11  Panal  de  miel  destilan  tus  lahlos, 
oh  esposa :  miel  y  leche  hay  debí^  de 
tu  lenma*;  y  el  6lor  de  tus  veetldos 
como  el  olor  del  Líbano/. 

19  Huevto  trtt  cerrado,  hermana,  es- 
posa mía;  flicnte  ecnrada,  Aiente  se- 
llada. 

13  Tus  nnucfos,  «eme  paraíso  de  gra- 
nados, con  fhites  saaves,  de  caminó- 
las 9,  t  nardos ; 

14  Nardo,  7  axalVan,  calla  arom&tioa, 
7  canela,  con  todos  los  árboles  de  In- 
cienso; mirra  7  aldes,  con  todas  las 
priaelpales  espedas*. 

15  Faente  de  huertos,  poso  de  aguas 
vlfas<,  qoe  oorren  átá  Líbano *. 

16  Levántate,  Aquilón,  7  Ten,  Austro t 
sopla  mi  huerto,  despréndanse  sus  aro- 
mas. Venga  mi  amado  á  bu  huerto,  7 
coma  de  su  dulce  fruta. 

CAPITULO  V. 
JR  apoto  convida  á  nu  amigot  A  tat  hoda»: 
y  M  uposa  e<m/«MMfa  la  /oMa  mm  koMa 
wmtUido  tn  «o  ahrir  é  m  mfoto  w  pmtrta, 
áidara  la$  miMria»  qms  U  aeomUcUrtm  g  f 
dufau  había  coa  nu  ami^a»  d*  la  htrmo- 
mra  4»  m  »tpo»a> 

YO  vine  &  mi  huerto*,  oh  hermana, 
esposa  mia :  cogido  he  mi  mirra  7 
mis  aromas ;  he  comido  mi  panal  7  ral 
miel,  mi  Tino  7  mi  loohe  ne  bebido. 
Comed,  amigos  i  ¡  bebed,  amados,  7  em- 
bria^Hw. 
9  xo  duermo',. pero  mi  corazón  Tela. 
La  voz  de  mi  amado,  que  tooa  á  la  pu- 
erta: Ábreme,  hermana  mía,  compa- 
fiera  mia,  paloma  mia,  perfecta  mia; 
ponjue  mi  cabeza  está  llena  de  rocío, 
mis  cabellos  de  las  gotas  de  la  noche. 

8  Heme  desnudado  mi  n>i»i  ¿  o6mo 
la  tengo  de  Testir  ?  He  laraao  mis  pies, 
¿  eómo  los  tengo  de  ensuciar  ? 

4  Mi  amado  metíd  su  mano  por  d 
agujero  de  la  pwrrftt»  7  mis  entrañas  se 
oenmoricron  aentro  de  mí. 

5  To  me  IcTanté  para  abrir  á  mi  ama- 
do, 7  mis  manos  gotearon  mirra,  y  mis 
dedos  mirra  oue  cotrla  sobre  las  aldabas 
del  candado'. 

9  Abri  TO  &  mi  amado ;  mas  mi  amado 
•e  haUa  ido,  pasado  habta  7a  t  7  tvus  su 
bsblar  aidió  mi  alma :  busqnálo,  t  no  lo 
hallé;  llámelo,  7  no  me  re^ondlo. 

7  Halláronme  las  guardas  que  rondan 
la  dudad:  hiriéronme,  llag^hwnme,  qul- 
tároome  mi  manto  de  eneima  las  guar- 
das és  los  muros. 

8  To  os  eonjuro,  oh  doncellas  de  Je- 
rnsalem,  que  si  hallareis  á  mi  amado, 
que  le  luL^i»  saber  oomo  de  amor  estoy 


O  ¿Qué  e«  tu  amado  mas  que  otro* 
uñados,  oh  la  mas  hermosa  de  todas 
las  tax^ttm*?  ¿qué  ot  tu  amado  mas 
que  otn$  amados,  que  así  nos  oonju- 
raite? 

10  Mi  amado  m  blanco  7  rublo,  se&a- 
■ado  cmre  dies  mlL 

11  Su  cabeza,  oraio  orp  fino,  sus  cabe- 
llos crespos,  negros  como  el  cuevro. 

19  Sus  q}os,  como  palomas  Junto  á  los 
ttioyos  de  las  aguas,  que  se  lavan  con 
l*che,  y  á  la  perfeeoion  colocados. 

13  Sus  mejillas,  como  una  en  de  espe- 
cias avomáticas,  como  íhurantas  flores : 
•vs  labios,  eome  lirioe  que  ooslilan  mirra 
que-      ■     - 


14  Sus  manoa,  come  anillos  de  oro  en- 
gastados de  Jacintos!  su  vientre,  auno 
claro  marfil  culderto  de  zafiros. 

15  Sus  piernas,  como  columnas  de  már- 
mol fhnaadas  sobre  basas  de  fino  oro : 
su  aspecto,  como  el  Líbano ;  escogido 
como  los  cedros. 

10  Su  paladar,  dulcísimo :  7  todo  él 
codiciable.  Tal  e«  mi  amado,  tal  et  mi 
oompafiero,  oh  doncellas  de  Jerusalem. 

CAPITULO  VI. 
La  fnWMi  diM  d  tu»  amigM  que  tu  npoto  M 

haüa  partido  d*  día.   Kt  etpoto,  pintando 

la  htrikotnrtt  d»  $m  eMpoea,  Unijha  d  grande 

amor  qne  la  Heme, 
i  T\ONDE  se  ha  ido  tu  amado,  oh 

U  la  mas  hermosa  de  todns  las  mu- 
jeres ?  ¿  Adunde  ae  aparté  tn  ama^o,  7 
le  buscaremos  contigo  ? 

9  Mi  amado  descendió  á  su  huerto,  á 
las  eras  de  los  aromas,  para  apaoentar 
en  los  huertos,  7  para  coger  los  lirios. 

8  Yo  «oy  de  mi  amado,  7  mi  amado  e« 
mío,  el  cual  apacienta  entre  los  lirios. 

4  Hermosa  eree  tii,  oh  compaRera  rala, 
oomo  Tlna«;  de  desear,  oomo  Jeru- 
salem *  ;  imponente,  como  qérdtos  en 
Arden'. 

5  Aparta  tus  ojos  de  delante  de  mí, 
porque  dios  me  Tenderon.  Tu  cabello 
e«  como  manada  de  cabras  que  se  mu- 
estran en  Oalaad  '. 

6  Tus  dientes,  como  manada  de  ovdas 
que  suben  del  lavadero,  todas  con  cnas 
mellizas,  7  estéril  no  hay  entre  ellas. 

7  Oomo  cachos  de  granada  toa  tus  si- 
enes entre  tus  guedejas. 

8  Sesenta  ton  las  reinas,  7  ochenta  las 
concubinas ;  7  las  mozas,  m  cuento  «. 

9  Mas  una  e«  la  paloma  mia,  la  per- 
fecta mia:  linica  e«  á  su  madre,  esco- 
sida á  la  que  la  engendró.  Viéronla  las 
doncellas,  7  llamáronla  bienaventurada ; 
las  reinas  y  las  concubinas  la  alabaron. 

10  ¿  Quién  «  esta  que  ae  muestra  oomo 
el  alba,  hermosa  como  la  luna,  esclare- 
cida como  el  sol.  Imponente  como  ^ér- 
citosenórden/7 

11  Al  huerto  de  los  nogales  descendí; 
á  Ter  los  frutos  del  valle,  .y  para  ver  si 
brotaban  las  vides,  si  floiecian  los  gra- 
nados*. 

19  No  sé ;  hame  mi  alma  hecho  comió 
los  carros  de  Amlnadab. 

13  Tómate,  tómate,  oh  Snlamlta ;  tór- 
nate, tómate,  7  te  miraremos.  ¿Qué 
venáis  en  la  Sulamita  ?  Oomo  la  reumon 
de  dos  campamentos. 

CAPITULO  VII. 
OouUmmando  el  eepoeo  em  pintar  la  hermotara 
de  m  eepoea,  datlara  tn  rtgoeife  un  tila.  La 
eepoea  reeonoeiendo  d  faeor  de  m  ««pMO, 
dedCeate  eni«ranu$Ue  á  en  eertieio. 

CUAN  hermosos  «m  tus  pies  en  los 
calzados,  oh  hija  de  príncipe  • !  Los 
contornos  de  tus  muslos  ton  oomo  Joyas, 
obra  de  mano  de  txetítnit  maestro. 

8  Tu  ombligo,  como  una  taza  redonda, 
que  no  le  falta  bebida.  Tn  vientre,  osmo 
montón  de  trigo  cercado  de  lirios. 

8  Tus  dos  pechos,  como  dos  cabritos 
mellizos  b  de  gama. 

4  Tu  cuello,  como  torre  de  marfil  t  tus 
ojos,  oomo  las  pesqueras  de  Hesben  Junto 
á  la  puerta  de  Bath-rabbim  :  tu  nariz, 
como  la  torre  del  Líbano  que  mfara  háoia 
Damasco*. 

5  Tu  cabeza  eneima  de  tí,  oomo  el 
Carmelo ;  y  el  cabello  de  tu  cabeza,  oo- 
mo la  purpura  del  rey  ligada  en  los  cor- 
redores. 

6  Qué  hermosa  eres,  y  cuan  sciave,  oh 
amor  deleitoao ! 

7  Tu  estatura  es  semejante  á  la  palnw, 
y  tos  p«Bhos  ft  los  sadmos. 


•  1  Bey.  11 
17. 
»La.9.Ub 
'ver.ia 


4Cap.4.I.8. 


14. 


/vsr.  4. 
'ver-S. 


*  Cap.  7.  U. 


•It6.U. 


(Cap.  4. 8. 


A,C.clx.lOU. 


JSAJLAB,  í. 


4.adr.1liU.|f 


«Pro.  28.  a. 


•Csp.«.U. 


/Go.  1. 10. 
1Tb.  4.1. 


•CKp.S.4. 


*Oq^S.e,7. 


A.  a 
dr.ieo. 


•Mu.lS.6. 


zzyi. 

f  ZXXII. 
'D«a.SS.l. 


«Jlw.8.7. 


«M.18.3: 


/DIMLS8.SL 


8  Yo  d^ :  SaUré  4  la  pslma,  wú*é  mu 
ramos :  y  tiu  peelu»  tena  aliora  como 
racimos  de  vid,  j  d  olor  de  ta  nariz  oo- 
mo  da  manzanas ; 

'  9  Y  tu  paladar  como  el  baen  vino,  que 
ae  entra*  &  mi  amado  suavemente,  7 
hace  hablar  los  labios  de  los  vicios. 

10  Yo  «ty  de  mi  amado,  y  conmigo 
tiene  su  contentamiento  d, 

11  Ven,  oh  amado  mió,  salgamos  al 
campo,  moremos  en  las  aldeas. 

Iji  Levantémonos  de  maflana  i  las  vl- 
fias;  veamos  si  brotan  las  vides,  si  se 
abre  á  cíeme,  si  han  florido  las  grana- 
dos « :  alli  te  daré  mis  amores. 

13  Las  mandragoras  han  dado  oknr,  y 

6  nuestras  imertas  hay  toda  suerte  de 
dulces /niíM,  nuevas  7  aflijas,  oue  para 
tí,  oh  amado  ralo,  he  guardado/. 

CAPITULO  VIH. 
Hmiamdo  la  mppia  eitar  mat  y  wuu  «aMa  á 
a»  MfNMO,  diñara  «itar  aSiraaada  á»  «mm 
^«1  ücma  (f«  amor.  9««  «>  imfWftW*  M  apa^ 
ifuef  y  pide  hufo  qiu  toi  OmUIu  sm»  mm» 
cidooM  d  $u$  údtu. 

i  Cí^  quién  te  me  dioM  como  hermano 

V/  que  mamó  los  peohoa  de  mi  ma- 

dre !  que  te  hallase  70  fuera,  7  te  besara, 

7  no  me  menospreciasen ! 

8  Yo  te  Uevaxia,  te  metiepra  en  casa  de 
mi  madre*:  td  me  ensefiarias,  7  70  te 
hiciera  beber  vino  adobado  del  mosto  de 
misnanadas. 

8  Su  izquierda  etté  debajo  de  mi  ca- 
beza,  7  su  derecha  me  abraoeK 

4  Oonjtbroos,  oh  doncellas  de  Jerusa- 
lem,  que  no  despertéis,  ni  hagáis  vehuc 
ai  aóaado,  hasta  que  él  quiera. 

5  %¿  Quién  es  esta  que  sube  del  desl- 


crto«f  reoostada  sobra  sa  amado?  Db> 
bi^de  nn  manzano  te  desperté^:  aUÍ 
tuvo  tu  madre  dolores,  allí  tuvo  dolotas 
la  que  te  parié» 

0  Ponme  como  un  sello*  sobre  ta  eo* 
razón,  como  uni|  mana  sobre  tu  bnaoi 
porque  Aieite  es,  eomo  la  muerte,  el 
amor;  duro,  como  el  sepulcro^  el  a«o: 
sqs  bnuaa,  brasas  de  fuego,  fiíacte  lla- 
ma/. 

7  Las  mttohat.  aguas  no  podria  apsgsr 
el  amor,  ni  le  ahogarán  kM  rkis.  SI  diese 
el  hembra  toda  la  hacienda  de  sa. 

Kcste  amor,  de  oieito  ta 
n. 

8  TenenM  uaa  peqtialia  hennaaa,  qae 
aim  no  tiene  peobos5  s  ¿  qué  haxMnos 
&  nuestra  hernoana  cuando  de  día  se 
hablare? 

i>  Si  ella  «•  moio,  edifiearémos  sobre 
él  un  palacio  de.plati :  7  si  fuere  puerta, 
la  guameeerénuis  con  taUas  decednh 

10  Yo  tou  muro,  7  mis  pechos  eoiao 
torres,  doiae  que  ftu  en  sus  qjfla  cerno 
Uqp»  baila  paz. 

U  Salomón  two  una  «Ua  en  Bahal- 
hunao.  Ja,  cual  entregó  4  guardasA: 
cada  uno  de  los  cuales  debia  tna  mil 
mmedeu  de  plata  por  su  fruto  •'. 

U  Mi  vifia^,  que  es  rola,  uta  ddinte 
de  mí :  las  mil  monedaa  urúm  tn7as,  (A 
Salomón^ ;  7  doscientas,  de  los  que  gu- 
ardan su  finito. 

U  Oh  td  la  qne  mofas  en  loe  huer- 
tosM,  los  eompafieros  escachan  tu  tot: 
hazníetooijr. 

14  Htt7e.  amado  mió,  7  sé  semqiante 
al  gamo,  ó  al  cervatillo  sobra  las  monta- 
fias  da  los  aromaa. 


•  Jer.Uti 


/MK.9. 


.16.1. 


ÍI1.7.S.I 

lOi^Li 

Il.«.iki 


LIBKO  DE  LAS  PROFECÍAS 


DB 


ISAÍAS. 


CAPITULO  I, 
Attua  Dio»  4  ra  mmUo  dt  ingrato  A  mu 
ktmifi«U»%  df  f(M(b  A  «m  mandamiento», 
y  de  eontuma»  á  ma  teitifoe.  Jkaeoneee  y 
dfMeba  el  etleríar  culto  einfi  «  <>n  cari- 
dad; «  en««ila  que  la  Umptna  iM  oonuón, 
y  la  obedieneia  A  mu  ntaudamienUui  «•  u 
a¿Uo  qne  k  tíffradtk 

VISION*  de  Isaías,  hUo  de  Arnés, 
la  cual  vio  iMbré  JudA  7  Jerusalem 
en  dias  de  Uzzias,  Jotham,  AchAz,  7 
Kicohlas,  re7es  de  Jnd4¿. 

8  Oid,  cirios*,  7  eseueha  td,  tierra; 
pttque  habla  Jehová.  Crié  hijos,  7  en. 
grandeeílos ;  7  ellos  se  rabelaron  oontrá 
mí. 

8  El  buey  eonocié  4  su  duefio,  7  el 
asno  el  pesebra  de  su  seflor  t  Isnei  no 
oooocid,  mi  pueblo  no  tuvo  entendimi- 
ento < 

4  r  Oh  gente  pecadora,  pneUo  cargado 
de  maldad,  generación  de  malignos, 
hÜo*  depravados!  IMaron  4  Jehov4, 
provocaron  4  ira  al  Santo  de  Israel, 
tomáronse  atr4s«. 

6  ¿  Para  qué  habeb  de  ser  castigados 
aun  ?  Todavía  os  rebelaréis.  Toda  ea« 
besa  uta  enfiearma,  7  todo  corazón  do- 
liente. 

6  Desde  la  planu  del  pié  hasU  la 
cabeza  no  hay  en  él  cosa  ilesa;  timo 
herida,  hinchazón,  7  podrida  llaga.  No 
están  curadas,  ni  vendadas,  ni  suaviza- 
das con  aceite. 

7  Vuestra  tierra  tatú  destruida/,  vues- 


teas  ciudades  poestas  4  ftiego,  tocsIis 
titerra  delaata  de  vosotros  comúa  de  es* 
traiv)eros,  7  agolada  eomo  em  asolamiento 
de  exttafioe. 

8  Y  quedar4  la  h^  de  Shm  eomo 
oheoa  en  vifla,  7  eomo  oabafia^  a 


lonar;  como  ciudad  asolada. 

9  Si  JdtovAde  los  q^éorcitoe  nobubisn 
hedió  que  nos  quedasen  mn7  cortas 
Tsaiduos*,  como  nodoma  fiíerámos,  y 
semejantes  4  ■Goman»  ^« 

10  <|  PrínclpeB  de  Sodoma,  oid  la  pa- 
lalNta  de  JelieT4;  escachad  la  ley  de 
nuestra  Dios,  poeUo  de  tíenuna. 

11  ¿  Para  qué  4  mí,  dice  Jriiov4,  la 
mttltltud  de  vuestrbs  saotifioios*?  Har- 
to estoy  de  holocaastos  de  eamans,  y 
de  sebo  de  animales  gcnasoa:  no 
sangre  de  bueyes,  nlde  ovq^aa,  ni 


18  i  Quién  demandó 
manos,  euando 
delante  de  mí,  paca  hollar  mb  atrios  ? 

18  No  me  traigáis  mas  vano  picsentel. 
Bl  perfiame  me  es  abeataunion.    De 
Neomenia,  y  Sábado,  al  oontroeai 
bléas  no  podré  snfidr  inlqaldady 
nldadM. 

14  Vuestras  lunas  nuevas  y 
solenaaldades  tiene  abonreeUaa  ael  al 


ma: 

de  llevarlos. 

15  Ouaii^  extendiérels 
nos,  70  escondert.d»  vosotras  mis  éím»» 
Asimismo  euando  multipüeÉrais  to  oía* 


A.a 

dr-THi 


fU.l& 


{Gas.U.H 


iSslSD-l. 
•te.      ^ 

Jcr.fcA 
Ámmi.ti> 


ILSB.U.A 


»Oif.CLl> 


•  aiali 


iCelr.TML 


ISAIAfi,  ir,  {It 


A.  o.  cfr.  T60. 


IkLlS. 


«hLmx 


don,  ya  no  oiré :  UctiM  cttáa  d«  nngre 
tmrtns  manoi*. 

16  Licnáp,  VmpiáM,  quitad  la  tnl. 
quldad  de  vaettias  obras  d«  anta  mis 
ojos;  átj»á  de  hacer  lo  malor : 

17  Aprended  &  bien  hacer;  buscad 
juido,  restituid  al  agraviado,  oíd  en 
derecho  al  hnérftno,  amparad  4  la 
Tinds. 

18  5  Venid  lucfo,  dlri  Jehovi,  j  es- 
temos 4  cuenta.  81  ▼uestroa  pecados 
ftieraa  como  la  grana,  como  I«  nieve 
sei&n  enblanqueciidos :  si  flieren  rojos 
como  el  carmesí.  Tendrán  4  ser  como 
blanca  lanar. 

19  Si  aulderels,  7  oyerais,  eomerAs  el 
hiéndela  tierra: 

50  81  no  quisiereis,  y  flicreis  rebeldes, 
toéis  consumidos  4  espada  i  porque  la 
boca  de  Jéhov4  lo  ha  dicho. 

51  <|  ¿  Oómo  te  has  tornado  ramera», 
oh  cindad  firi  ?  Llena  mAim  de  Juido, 
ai  élia  baUtó  equidad ;  maa  ahon  ho- 
middas. 

55  Tu  plata  se  ha  tomado  'escorlas ;  tu 
vino  mexolado  etíá  con  agua. 

53  Tus  príncipes,  prevaricadorca  y 
oompaSeros  de  ladrones:  todos  aman 
las  dádlras,  j  van  tras  de  las  recom- 
pensas :  no  oyen  en  Juicio  al  ItuirUuio, 
ni  ikn  4  ellos  la  causa  de  la  viuda. 

54  Por  tanto,  dice  el  Seílor  Jehov4 
de  los  ^{érdtos,  el  Fuerte  de  Israel :  Ea, 
tomaré  satlsaÍBcion  de  mis  enemigos, 
vengaréme  de  mis  adversarios  1 : 

85  Y  volveré  mi  mano  sobre  tí,  y  lim- 
piaré hasta  lo  mas  puro  de  tus  escorias, 
y  quitaré  todo  tn  esUfio  «. 

56  Y  restituiré  tus  Jueces  como  al  prin- 
c{{do,  y  tus  cons^eros  como  de  primero : 
entonces  te  llamara  Ciudad  de  Justicia, 
Ciudad  fiel «. 

27  Sion  con  Jnlclo  ser4  rescatada;  y 
los  convertidos  de  ella,  con  Justicia. 

28  Mas  los  rebeldes  y  necadoies  4  una 
wiitt  quebrantados ;  y  los  que  d<|Jaron 
á  Jehofvá  serán  consumidos. 

80  Enténoes  os  avergonxarán  los  olmos 
que  amasteis!',  v  os  afrentarán  los  bos- 
ques >  que  escogisteis. 

ao  Poique  sereis  como  el  olmo  que  ae 
le  cae  la  hoja,  y  como  huerto  que  le 
lUtanm  las  aguas. 

SI  Y  el  fuerte  será  como  estope ;  y  el 
que  lo  hixo,  como  centella:  y  ambos 
setkn  encendidos  Juntamente,  y  no  áa- 
brá  quien  apague. 

CAPITULO  II. 
Pr^éUa  la  MmUa  M  retao  d$  Jna  CrUto; 
tdetpati  dt  imdtcar  la  eam*a  porqué  tria 
d  fmMo  JmUieo  detedtado,  amenatu  á 
fef  ic^trbtM  í  iíMatra»  eoft  «t  Juicio  que 
M  de  9enir. 

T  O  que  vio  Isaías,  h^o  de  Am&,  to- 
I4  cante  4  Judá  y  Jerusalem. 

8  T  aoontecer4  en  lo  postrero  de  los 
tiempos  a,  que  ser4  confirmado  é¡  monte 
de  la  caía  de  Jehová  ñor  cabeza  de  los 
montes,  y  será  ensalsaoo  sobre  los  colla- 
dos; y  corTer4n  4  él  todas  las  gentest. 

8  Y  vendrán  muchos  pueblas,  y  dirán : 
Venid,  y  subamos  al  monte  de  Jehová, 
4  la  casa  del  Dios  de  Jacob*;  y  nos 
enseSatá  en  sos  caminos,  y  camutaré- 
mos  por  sos  sendas.  Porque  de  Sion  * 
nidia  la  ley,  y  de  Jerusalem  la  palabra 
de  Jehová. 

4  Y  inigará  entre  las  gentes,  y  repren- 
wá  á  muchos  pueblos :  y  volverán  sos 
ttpadas  en  rejas  de  arado,  y  sus  lanzas 
ot  hoces.  No  alzará  espada  gente  con- 
tra gente,  ni  se  ensayaran  mas  para  la 
gvetra. 

5  TcnU.  oh  casa  de  Jacob,  y  camine- 
mos á  la  lus  de  Jehová. 


8  ^  Ciertamente  td  has  dejado  tu 

Eaebfo,  á  la  casa  de  Jacob,  porque  ae 
an  hendüdo  dd  Oriente,  y  de  agore- 
ros, como  los  PhiUstéos'j  y  en  o^os 
T  nos  descansaron  A 
Bu  tierra  está  Uena  de  plata  y  oro, 
sns  tesoros  no  tunen  ftn.  l^onblen  esta 
su  tierra  Uena  de  caballos,  ni  sus  oarroa 
tienen  ndmero;, 

8  Además  está  su  tierra  llena  de  ído- 
los A,  v  á  la  obra  de  sus  manos  se  han 
arrodillado,  á  lo  que  fkbrlcaron  sus 
dedos: 

9  Y  base  inclinado  todo  hombre,  y 
todo  varón  se  ha  humillado 'i  por  tanto 
no  los  perdotuoás. 

10  ^  Métete  en  la  ptodra«  esofaidete 
en  el  polvo  de'  la  presñiola  espantosa  de 
Jehová,  y  del  resplandor  de  su  majestad. 

11  La  altivez  oe  los  oíos  del  hombre 
será  abatida  *,  y  la  soberbia  de  los  hom- 
bres será  humillada,  y  Jehová  solo  será 
ensalzado  en  aquel  día'. 

IS  Porque  día  de  Jehová  de  los  ^ér- 
dtos  vendrá  sobre  todo  soberbio  y  altivo, 
y  sobre  todo  ensalzado ;  y  será  abatido ; 

18  Y  sobre  todos  los  cedros  dal  Líba- 
no" altos  y  sublimes,  y  sobre  todos  loe 
alcornoques  de  Basan  ¡ 

14  y  sobre  todos  los  montes  altoa,  y 
sobre  todos  los  collados  levantados ; 

15  Y  sobre  toda  torre  alta»,  y  sobre 
todo  muro  ftieite ; 

10  Y  sobre  todas  las  naves  de  Tarsls*, 
y  sobre  todas  pinturas  preciadas. 

17  T  la  altivez  del  hombre  será  aba- 
tida, y  la  soberbia  de  los  hombres  será 
humillada :  y  solo  Jehová  será  ensalzado 
en  aauel  dlajr. 

18  Y  quitará  totalmente  los  ídolos. 

10  Y  meteránse  en  las  cavernas  de 
las  pellas,  y  en  las  aberturas  de  la  tier- 
ra, por  la  presencia  espeuatosa  de  Jeho- 
vá, y  por  el  resplandor  de  su  m^estad, 
cuando  se  levantará  ¿1  para  herir  la 
tierra  r. 

90  Aquel  dia  arrojará''  el  hombre  á  los 
paroju  de  topos  y  muroiálagos  sns  ídolos 
de  plata,  y  sus  ídolos  de  oro»  que  le 
hicieron  para  que  adorase. 

n  T  se  entrarán  en  las  endeduns 
de  las  rocas,  y  en  las  cavernas  de  las 

Sellas ',  por  la  presencia  formidable  de 
ehová,  y  por  el  resplandor  de  su  ma- 
jestad, eusótdo  se  levantare  para  herir 
la  tierra. 

S9  Dejaos  pnes  del  hombre,  cuyo  há- 
lito está  en  su  nariz*:  porque  ¿de  qué 
es  él  estimado  ? 

CAPITULO  III. 
Amumeta  á  todo  et  puMo  ^láMeo  gumde» 
caMmMlwiM  y  ruina  por  nu  paeaáo*,  paro 
que  ol  Jutáo  le  eepera  el  bieu.  Ameuaea 
co«  él  Juieio  de  Íko$  d  loe  tnagnatee  del 
puMa  por  tu  opretion  y  iiraufa,  i  iutíma 
ti  eadtgo  que  veíadria  eobre  la»  kijae  de 
Biou  por  tu  tMvee  y  diAonetlidadee, 

POKQUB  hé  aquí  que  el  Señor  Je- 
hová de  los  eiercitos  quita  de  Jeru- 
salem y  de  Juda  el  sustentador  y  el 
ñierte;  todo  sustento  de  pan«,  y  todo 
socorro  de  agua : 

8  £1  vallante  &,  y  d  hombre  de  guana, 
el  juez,  y  d  ptotieta,  el  adivino,  y  el  ao- 
danot 

8  £1  capitán  de  cincuenta,  y  el  hombre 
de  reqieio ;  y  el  consejero,  y  el  artífice 
excelente,  y  el  hábil  orador. 

4  Y  pondréles  mozos  por  príndpes,  y 
muchachos  serán  siu  señores  «. 

5  Y  el  pueblo  hará  violencia  los  unos  á 
los  otros,  cada  cual  contra  su  vecino. 
El  mozo  se  levantará  contra  el  vie)o,  y 
el  villano  contra  el  noble. 

6  Cuando  alguno  trabare  de  su  her- 


•  Dea.  18. 14. 
/Kakia.». 


rSeo.  17.11^ 
17. 

*Jsr.3.«. 
<Cap.S.lft. 


ABal.18.S7. 
i  ver.  17. 


>a*SL«L 
U.1A. 


•Cop.ao.18. 
•iBsy.tO. 


Pvsr.ll. 


t  Hag.  a.  C 

ai. 

HeUia. 
98.87. 
•-  Cap.  SL  7. 


•AP.8.IS. 


I  Bal.  lis. 
8,4. 


»9Ba7.94. 
14. 


.«kU. 


iCdr.r60. 


ISAÍAS,  VI,  vn. 


A.C.elr.T68. 


ft^* 


in«.i7.u. 


mso. 
Su.! 

kf-2&U. 


MB.P.Í9.9, 


•ílí«T.li7. 

'líey.aj. 
14.   ' 


<«L1.11. 


mnltHaid,  j  lu  ftiiito>  y  d  qa»  en  41  m 
hatím. 

15  X  AmI»  hombie  MiA  hiunilUde,  j 
tafo  Tuon  ■er&  «batido,  y  bi^)adoi  aeran 
loi  q)oa  de  los  altlTosy. 
le  Mas  JehoT&  de  los  ejércitos  ana 
cuskado  en  juicio,  j  d  Dios  Santo  será 
isntifioado  con  justicia. 
17  T  los  corderos  serán  apaoeotados  se- 
gim  su  costumbre ;  y  estiafloc  oomcrAn 
las  gruesas  desamparadas. 
IB  I  Ay  de  los  que  traen  háeia  ti  la 
iniquidad  con  cuerdas  de  Tanldad,  y  el 
pecado  como  oon  «fundas  de  oancta ! 
19  Los  cuales  dioen  t  Venga  ya,  apre- 
tilrese  su  otea,  y  veamos:  aciniueae,  y 
Tenga  el  conséijo  del  Santo  de  Israel, 
para  que  I»  sepamos. 
90  ¡Ay  de  los  que  4  lo  malo  dioen 
bneno,  y  i  lo  bueno  malo ;  que  hacen 
de  la  Ins  tinieblas,  y  de  las  tinieblas 
lus ;  que  ponen  lo  amargo  por  dulce,  y 
lo  dulce  por  amargo ! 
SI  {Ay  do  ios  sabios  en  sus  q)os,  y 
de  los  que  son  prudentes  delante  do  n 
mismos! 

29  ;  Ay  de  los  que  son  valientes  para 
beber  vino,  y  hombres  fuertes  para  mei- 
ctar  beUda  f 
sa  Los  que  dan  por  Justo  al  impío  A 
por  cohechos,  y  al  justo  quitan  su  Jus« 
tícia! 
24  Por  tanto,  como  la  lengua  del  ftiego 
consume  las  aristas,  y  la  llama  devora 
la  pitia»  asi  será  su  nus  como  pudximl» 
ente,  y  su  flor  se  desvanecerá  como  pol- 
vo :  pormie  desecharon  la  ley  de  Jehová 
de  loB  ^ercitos,  y  abominaron  la  palabra 
del  Santo  de  Israel. 
S5  Por  esta  causa  se  encendió  el  fliror 
de  Jehová  contra  su  pueblo,  y  extendió 
contra  él  su  mano,  é  nirióle,  y  se  estre- 
mecieron los  montes;  y  sus  cadáveres 
fueron  arrcjados  en  medio  de  las  calles. 
Con  todo  esto  no  ha  cesado  su  furor, 
antes  ata  su  mano  todavía  «dendlda*. 

98  Y  aixtfá  pendón  á  gentes  de  lejos, 
y  iilbaiá  al  yue  ulá  en  el  cabo  da  la 
tienra:  y  hé  aqní  que  vendrá  pronto  y 
velozmente. 

27  No  habrá  entre  ellos  cansado,  ni 
que  vacile:  ninguno  se  dormirá,  ni  le 
toraacá  sueño:  á  ninguno  se  le  desatará 
el  cinto  de  los  lomos,  ni  se  le  romperá 
la  conrea  de  sus  zapatos. 

98  Sus  saetas  amoladas,  y  todos  sus 
arcos  entesados.  Las  uilas  de  sus  ca- 
ballos parecerán  como  de  pedernal,  y  las 
ruedas  de  tu»  earrot  como  torbellino. 

99  Su  bramido  como  de  león :  rugirá 
&  manera  de  leoncillos,  rechinará  los 
dientes,  y  arrebatará  la  presa ;  apa&aiá 
lot  dupnjot,  y  nadie  tt  Utt  quitará. 

30  X  bramará  sobre  él  en  aquel  dia 
como  bramido  de  la  mar :  entonces  mi- 
mi  bácia  la  tierra,  y  hó  aqui  tinieblas 
de  triliuladon ;  y  en  sus  cielos  se  obscu- 
recerá la  luz  *. 

CAPITULO  VI. 
¡Ufiere  d  Profeta  tma  vitio»  que  tuvo,  m  la 
tual  ojitlavmdA  BtUfir  pu  le  enviaba  á 
onuneuar  oljmMo  Judaico  au  atolamiento 
por  MI  eitfa  oMinaeion  y  dureta,  ti  bien 
«na  parte  de  tÜot  itria  pretervada  como 
limienU  tonta. 

EN  d  afio  que  murió  el  rey  Uzzias  • 
Ti  yo  al  úeflorl*  sentado  sobre  un 
brono  alto  y  sublime  •,  y  sus  faldas  hen- 
chían el  templo. 
>  Y  encbna  de  él  estaban  Serafines : 
^>^  uno  tenia  seis  alas;  con  dos  cu- 
brian  sus  rostros,  y  con  etrat  dos  on- 
*"^  (US  piés^,  y  con  las  otrat  dos 
volaban. 


a  Y  d  «no  al  ott»  Aaim  voocs  dici- 
endo: Santo,  Santo,  Santo  Jehová  de 
loa  ^drdtoav :  toda  la  tienra  tttá  llena 
de  su  aloria. 

4  Y  los  qttieiales  de  las  pvertas  se  es- 
tremeoieron  oon  la  vos  del  que  clamaba, 
y  la  casa  se  hbiohió  de  humo/. 

6  Entonces  dUe:  Ay  de  nui  que  soy 
muerto ;  que  siendo  nombre  inmundo 
de  labloa,  y  habitando  en  medio  de  pue- 
blo que  tiene  laUoa  inmundos,  han  visto 
mis  qjos  al  Kej,  Jdiová  de  los  ^érci- 
tosf. 

9  Y  voló  hAcia  mí  uno  de  los  Serafines, 
teniendo  en  su  roano  un  carbón  encen- 
dido, tomado  del  altar  con  unas  tena- 
zas'^; 

7  Y  tocando  oon  él  sobre  mi  boca  d^o : 
Hé  aquí  que  esto  tocó  tus  labios,  v  será 
quitada  tu  culpa,  y  limpio  tu  pecado. 

8  Después  de  etio  oí  la  voc  del  Sefior, 
que  deeia:  ¿  A  quién  enviaré,  y  quién 
nos  irá  ?  Entonces  respondí  yo :  Heme 
aquí ;  envíame  á  mí. 

t  Y  dijo :  Anda,  y  di  4  este  pueblo : 
oíd  bien,  y  no  entendáis ;  ved  por  cierto^ 
mas  no  comprendáis  •'. 

10  Engruesa  el  corazón  de  aqueste  pue- 
bloy  y  agrtiva  sus  oidos,  y  ciega  sus  cijos ; 
porque  no  vea  con  sus  qjos,  ni  oiga  oon 
sus  oídos,  ni  su  corazón  entienda,  ni  se 
convierta,  y  Aflüyct  pasa  él  sanidad. 

11  Y  yo  ^e  t  (>  HasU  cuando,  Selh»  ? 
Y  respondió  él :  Hasta  que  las  ciudades 
estén  asoladas,  y  sin  morador,  ni  hom- 
bre en  las  casM,  y  la  tierra  sea  tomada 
en  desierto: 

19  Hasta  que  Jehová  hubiere  echado 
lejos  los  hombKs,  j  multipUeán  en  me* 
dio  de  la  tierra  la  desamparada. 

18  Pues  aun  quedará  en  ella  una  dé- 
cima parte,  y  volverá,  bien  que  habrá 
sido  asolada :  como  el  olmo,  y  como  el 
alcornoque,  de  los  cuales  en  ú  tala  queda 
el  tronco,  oti  qutdará  el  tronoo  de  ella, 
simiente  santa. 

CAPITULO  VII. 
Oentpiranáo  él  rep  dt  Itratl  con  d  rey  de 
Btria  eemtra  Jtrutalem,  envia  Diot  ei  pro- 
feta Itttiat  á  animar  oí  rty  AeMt  provu- 
tiéndete  tu  dtfenia.  Cfrete  Dioe  wiial  en 
eoNilniUKioM  d»  tal  frometa,  y  rehtf«ala 
AeMt  «m  hipoereiíá,  Mat  en  «nbU  de  la 
miteritordia  de  Dioe  para  eon  la  cata  de 
David  «  lado  el  ifhuro  húmeme,  et  prtffe- 
titado  A  neíeimievto  de  Críelo.  Anúnetate 
tamhieu  la  ruina  del  reiíM  de  lat  ditt  tri- 
hue por  Cm  jMrioi. 

ACONTECIÓ  en  los  dias  de  Acbás, 
.  hijo  de  Jotham,  hijo  de  Uzzias, 
rey  de  Judá,  que  Rezin,  rey  de  Siria, 
y  Peca,  14jo  de  Kemalias,  rey  de  Israel, 
subieron  á  Jerusalem  para  combatirla ; 
mas  no  la  pudieron  tomar  •. 

2  Y  vino  la  nueva  á  la  casa  de  David, 
diciendo  como  Siria  se  habla  confederado 
con  Ephraim :  y  estremecidsele  el  cora- 
zón, y  el  corazón  de  su  pueblo,  como  se 
estremecen  los  árboles  del  monte  á  causa 
del  viento. 

8  Entonces  dijo  Jehová  á  Isaías :  Sal 
ahora  al  encuentro  de  AchiZi  tii,y  Sear- 
jasub  tu  hüo,  al  cabo  del  conducto  de  la 
Pesquera  de  arriba,  en  el  camino  de  la 
herólad  del  Lavadorb, 

4  Y  dile :  Guarda,  y  repósate.  No  te- 
mas, ni  se  etemezca  tu  corazón  á  causa 
de  estos  dos  oabos  de  tizón  que  humean, 
et  á  taber,  por  el  furor  de  la  Ira  de  Kezin 
y  del  Siró,  y  del  h»o  de  Remallas. 

6  Per  haber  acordado  maligno  consejo 
contra  tí  el  Siró  con  Ephraim,  y  con  el 
h\jo  de  Remallas,  diciendo, 

6  Vamos  contra  Judá,  y  le  desperta- 
remos, y  le  parUrémos  entre  nosotros,  y 


•Ap.4.8. 

/Ap.U.8. 

'AsclUa. 


ALev.e.]9k 
13. 

yi&ia. 


i  Mat  U.  14. 

13.40. 
Mk.88. 

se. 


Hedí 


«aBsy.l&S. 


»Cap.86b2. 


A.  e.  dr.  fia. 


iBAiAfi,  vm. 


i.&dr.W 


«SBe7.17. 
flS. 
Bal.  4.  3. 

10. 

4S&.90,a(lL 
•  Cftp,  88. 7. 

aa. 

/1?.17.  7. 


9  Mié.  5. 3. 
HM.  1. 28. 


A2Bey.l5. 
80. 
]rlfi.9. 


•  1  Bey.  12. 
le. 


I>2&e7.1«. 
7,8. 

Bt.  2».  19. 
20. 


o  dattfrítia 
áldnpoíOt 

raUAIa 
prta. 


poBdréoMM-en  macUo  de  ella  aor  xej  al 
hijo  de  Tabea!. 

7  El  Seftor  Jehosá  dice  a>f :  No  sab- 
sUtirá,  ni  será  eao, 

■8  Perqiae  la  cabexá  de  8ixia  terá  Da- 
masco, 7  la  cabeza  de  Damasco  Rexin : 
j  dentro  de  sesenta  y  oinco  aik»  Bohra- 
im  seB&  quebnntado  haata  dt^ar  de  ter 
pueblos. 

B  Entre  tanto  la  cabeza  de  Bphcaim 
«ni  gamaria,  y  la  cabeza  de  Sanarlael 
hijo  de  Bemalias.  fil  vosotros  no  creye« 
reis,  de  cierto  no  permaneceréis  d, 

10  T  hábUS  más  Jehová  á  AoliAz  di- 
ciendo: 

11  Pide  para  tí  sellal«  de  Mbovék  tu 
Diotí  demandándote  en  el  profundo,  <^ 
arrilÁi  esi  lo  alto. 

18  Y  respondió  Aehái :  No  pedirá,  y 
no  tentará/  i  JdMnri. 

13  Dijo  enténoés  Uaiat:  Oíd  ahora, 
casa  de  David:  ¿  O»  ca  iwco  el  ser  mo- 
lestos 4  los  hombres,  aiiió  que  también 
lo  seáis  á  mi  Dios  ? 

14  Por  tanto  el  mismo  Sefior  os  daiá 
aefiaL  Hé  aqui  que  la  virgen  oonoebiiá, 
y  parir&  hliof,  j  llamax&  su  nombre 
IBIMANUEL. 

15  Gomera  mmteea  v  miel,  hasta  qoe 
sepa  desechar  lo  malo,  y  escoger  lo 
baeno. 

16  Porque  ¿ntes  que  á  nlflo  sepa  dese- 
char lo  malo,  y  escoger  lo  bqcno.  la  ti- 
erra que  tú  aborreces  será  dejada  i  de 
sus  dos  reyes. 

17  Y  JehovA  hatá  Teñir  sobre  ti,  y 
sobre  tu  pueblo,  y  sobre  la  casa  de  tu 
padre,  dias  cuales  nnnoa  vinieron  desde 
el  diaqne  Ephraim  se  apartó  de  Judá* ; 
et  á  aaber,  al  rey  de  Asirla. 

18  Y  acontecerá  que  aqu«l  dia  silbará 
Jehová  á  la  mosca  que  ntá  en  ri  fin  de 
los  dos  de  Egipto,  y  A  la  ab^a  que  ata 
en  la  tierra  de  Astria : 

19  Y  Tendrán,  y  se  asentarán  todos  en 
los  Talles  desiertos,  y  en  las  oavemas  de 
las  piedras,  y  en  todos  los  zarzales,  y  en 
todas  las  matas. 

SO  En  aquel  día  raerá  d  SeBor  con 
navaja  alquilada*,  con  los  que  habtían 
de  la  otra  parte  del  rio,  á  eaber,  con  el 
rey  de  Asina,  cabeza  y  pelos  de  los  pies ; 
y  aun  la  barba  también  quitará. 

81  Y  acontecerá  en  aquel  tiempo,  que 
crie  un  hombre  una  Taca,  ^  doa  ove- 
ja»; 

88  Y  será  que  á  causa  de  la  abandanoia 
de  leche  que  darán,  comerá  manteca: 
cierto  manteca  y  miel  comerá  el  que 
quedare  en  medio  de  la  tierra. 

23  Acontecerá  también  en  aquel  ti- 
empo, sucederá  que  el  lugar  donde  ha- 
bla mil  Tides,  que  Tallan  mtt  tidoe  de 
plata,  será  para  los  espinos  y  cardos. 

84  Oon  saetas  y  arco  irán  lOIá ;  porque 
toda  la  tienra  será  espinos  y  cardos. 

85  Y  á  todos  los  montes  que  se  cavaban 
oon  azada,  no  libará  allá  el  temor  de 
los  espinos  y  de  los  cardos :  mas  serán 
para  pasto  de  bueyes,  y  para  ser  hollados 
de  los  ganados. 

CAPITULO  VIH. 
Dio»  da  ei  Pn^Ha  la  eOal  de  la  dtfmua 
gromdida  m  d  eap.  precedente,  ver.  14. 
Amemcua  á  la$  diee  tribus,  de  euya  eala- 
mUadaleanaaria  parte  áJudd,  Mlauíeilio 
f  favor  de  IHoe  eerá  eon  euatttoe  U  temen 
f  fotte»  eu  tí  $u  eomjíantaf  mae  d  loe  iw 
eridtdoe  i  tíMalrae  vendrám  gramdee  eo- 
tamidade»  f  trOmlaeioHeM. 

Y  DIJOME  JdMvá:  TómateTmgnn 
Toldmen,  y  escribe  en  él  en  estifo  de 
hombrea  toeante  á  Maher-sálal-haas» 
baal. 

8  Y  Junté  oonmigo  por  testigos  fieles  A 


Urias*  saeaidflte,  y  A  Zaearias,  hQe  de 
Jeberachlas. 

6  Y  Júnteme  eon  la  nroiSMlsa,  la  eoal 
concibió,  y  parió  un'hgo.  Y  djjoine  J«- 
hová :  Ponte  por  nombre  Maher-olal- 
haaarbaz. 

4  Porque  antes  qoe  ti  nlBo  sepa  dedr 
PADRE  Mío,  y  MADRE  MIA,seiá 
quitada  lafiíerza  de  Damasco,  y  los  des- 
pojos de  Semaiia  «ertta  en  bt  presencia 
del  rey  de  Asirla <u 

5  Otra  Ves  tomó  Jehová  A  hablanae 
dicievido: 

d  Por  cuanto  desechó  este  pueblo  lai 
aguas  de  Siloe4,>  que  corren  mansamen- 
te, y  holgóse  con  Rezin,  y  con  éi  hyode 
Eenoalias; 

7  Hé  aqui,  pos  tanto,  que  d  Miar 
haoe  subir  sobre  ellos  aauas  de  rios  in 
petuoaas  y  muchas,  m  «i  joAer,  ai  rey  de 
Asirla*  con  todo  su  poder;  eleoal  sú- 
bita sobre  todos  iraa  nos,  y  pasará  sobie 
todas  sus  riberas. 

8  Y  pasando  iiasta  Judá,  inoadará,  y 
sobrepujará,  y  llagará  hasta  la  gaiganu ; 
y  extendiendo  sus  alas  llenará  la  asúehus 
de  tu  tierra/,  oh  Immanwd;. 

9  Y  Juntaos,  pueblos,  y  seráls  qoe- 
brantados :  oíd  todos  los  que  s<^  de  le- 
janas tlecias:  poneos  á  punto,  y  serjú 
quebraatadoa;  apctdbfaa,  y  scáws  qae- 
brantados. 

10  Tomad  oatts^,  7  será  dcshecbo; 
proferid  palabra,  y  no  será  fieme :  por- 
que Dios  con  nosotros  A. 

11  ^  Porque  Jehová  me  dijo  de  eita 
manera  oon  mano  fbeste,  y  ensefióoe 
que  no  oaminMO  por  el  nomina  de  este 
pueblo,  diciendo : 

18  No  digáis  Ooi^axaoion  á  todas  las 
cosas  á  que  este  pwablo  dice  Ooajixra- 
cioD ;  ni  temáis  lo  qne  temen,  ni  tñgsis 
miedo. 

18  A  Jehová  de  los  ejércitos ',  á  él  san- 
tificad :  tea  él  vuestro  temer,  y  él  seo 
vuestro  miedo  ik. 

14  Entonces  él  será  por  Santuario: 
mas  á  las  dos  casas  de  Israel  por  {dedra 
para  tropezar,  y  por  tropcnaocro  para 
caer/;  por  lazo  y  por  red  al  morador  de 
Jcnisalem. 

15  Y  araohos  tvopeaarán  entre  ellos,  y 
caerán,  y  sesán  quebrantados*;  can- 
daaánae,  7  serán  presos. 

16  Ata  el  testimonio»,  sella  la  1^  en- 
tie'  mis  dlsoipulos. 

17  Esperare  pues  á  Jehová,  el  cual  es- 
eondió  su  rosúró»  de  la  casa  de  Jacob; 
y  á  él  aguardaré. 

18  He  aqui  Yo,  7  los  hUos  que  me  diój» 
Jehová  por  señales  y  prodiglM  en  Israel^ 
de  parte  de  Jehová  de  los  ejércitos,  qae 
mora  en  el  aoonte  de  Slon. 

19  Y  si  os  dUeren :  Preguntad  á  ks 
pytikones  f ,  7  á  los  adivinos  que  sasnrrsa 
Mblando,  retpimdedt  ¿Ño  oonsuUaiá 
el  pueblo  á  su  Dios  ?  /  ApeUuú  por  los 
vivos  á  los  muertos  ? 

80  A  U  ley  y  al  testUnonio.  Si  no  di- 
jeren conforme  A  esto,  e«  porque  no  les 
ha  amanecido. 

81  Y  pasarán  por  el  pofa  fatigados  y 
hambrientos :  y  aoontaceiá  que  teniendo 
hambre,  se  enojatáo,  y  maldecirán  á  su 
rey  y  á  su  Diosr.  Y  levantando  el  rostro 
enalto, 

88  Y  mirando  A  laltenra,hé  aqúl  tíStn- 
ladOB  y  tiniebla,  obseoxiaad  y  angastia: 
y  aexáa  sumidos  en  las  tinleUas. 

83  Aunque  no  «erd  teta  ofaaeuridad  tsl 
la  afliooioa  que  le  vino  en  el  ti- 


IS. 


«SRej.U. 
y  11.». 
JIM.  tu 

JUHlIi 


'GspiMC 


BeH6.l,t 


empo  que  livianamente  toeaioa  la  fi« 
mera  vez  A  la  tierra  de  Za^loa,  yate 
tierra  de  Net>hitali«t  v  deapnca  euaido 
agrararon  pñ  la  via  de  la  mará  d*  «m 


H. 
íImUÍ 


» 1-6  til 

•o^Hl 


•  BiLf<^ 


Cdr.rtL 


ISAUS,IZ,Z. 


A.  a  dr.  741. 


pine  d«l  Jordán,  «n  OalUéa  de  1m 
geatn*. 

CAPITULO  IX. 
OoMHlff  M  pmMo  i»  f !mM«  *  te  JfMa 


OkM»J6. 


■11.U 


ib  Im  «Im  JMT  to  «milla 

MKiiMmloi  jwrtowa,  «olMrafaM  Mvina^f 

oJMo,  vaticina  «I  iWM«  /  y  npM»  ai  rMiw 

íilmadladmMmaiuBimáttmmMf. 

EL  pueblo  qiM  andaba  en  tlniabla» 
Tío  gxan  lux«:  loa  que  moiabaB  an^ 
tíexa  da  Kimbra  da  moarta,  loa  naplan- 
dedótobncUoab. 

i  Awinantando  la  gila  no  «mnantaala 
la  alegría.  AlagmáoM  datante  da  tí 
como  M  alagran  an  U  liega,  como  ae 
graan  coando  repartan  deapóloa. 

S  Poniae  td  qnabraate  ao  peíado  yogo, 
5  la  vaia  da  stt  hombio,  y  at  cedro  da  au 
exactor,  como  en  el  día  da  Hadlan  «. 

4  Por4ue  toda  batalla  da  quien  pelee 
«f  con  eatmendo,  y  con  vavoloanalanto 
de  Tettldoia  en  langre:  maa  ««fe  MiA 
pan  quema,  j  pábulo  drt  fbago^. 

fi  Poarque  un  nlflo  noa  es  naoldo  «,  l^jo 
ao  es  dado :  j  el  principado  ca  atmiado 
wbie  su  hombiD.  T  llamaiAsc  su  nom- 
hre  Admirable/,  Oonsagom»  IMoa,  Fu» 
otey,  Pedia  eterno,  Prüicipe  de  pac 

8  Lo  dilatado  de  «« imperio  y  la  pas  no 
tendzia  término,  tentado  sobre  ri  trono 
de  Datld*,  y  sobra  su  reino,  dispon!* 
endolo  y  confirmanddüo  en  Juicio  y  en 
Justicia  desde  ahora  para  siempre.  El 
zelo  de  Jdiorá  da  los  «¡JArcltoa  havA 

Mof. 

7  Y  El  Sefkir  cnvl^  palabra  A  Jacob,  y 
cayó  en  Israel. 

8  Y  fa  sabrá  el  pueblo,  todo  A,  Ephra- 
im,  y  los  moradores  da  Samaria,  que  con 
loberUa  y  con  altivea  de  ooiaxon  dicen : 

9  Los  ladrillos  cayeron,  maa  edificare- 
mos de  cantería;  cortaron  los  cabrahi- 
gos, mas  cedros  pendramos  en  su  lugar. 

10  Empero  Jchofá  ensalaará  los  ena- 
mlgoi  de  Resin  contra  41,  y  Juntará  sus 
enemigos. 

11  De  Oriente  los  Siros,  t  los  PhiUs. 
téos  de  poniente  j  y  con  toda  la  boca  se 
tncaiin  á  Israel.  Ni  con  todo  eao  ca- 
tan n  furor,  antea  todavía  su  mano 
extendida*. 

18  Mas  el  pneUo  no  se  couTirtió  al  que 
lo  heria,  ni  buscaron  á  Jdiová  da  los 
Qárcitos. 

13  T  JehoTá  cottaxá  de  Israel  eahesa 
7  cola,  ramo  y  cafta  en  un  mismo  dia. 

14  El  Ti^o  y  veneraUa  de  rostro  ««  la 
eabeía :  el  ptófiett  que  ensefia  mentira, 
este  ««cola. 

15  Porque  los  gobernadores  de  este 
pueblo  son  engafMdorea;  y  sus  gober- 
nados, perdidos. 

16  Por  tanto  el  SeBor  no  tomará  con- 
tentamiento en  sus  mancebos,  ni  de  sus 
boárfuMM  T  viudas  tendrá  miserioordia : 
porgue  todos  son  Alsos.  y  malignos,  y 
toda  boca  habla  dc^propOaitoa.  Con  todo 
esto  no  eesná  sa  furor,  antes  todavía  su 
niano  extendida. 

17  Poique  la  maldad  ae  encendi<$  como 
<«ego:  cardos  y  espinas  devorará,  y  en- 
cnderáie  en  lo  espeso  da  la  hteb^,  y 
Kián  aliados  como  numo. 

18  Por  la  ira  de  Jehová  de  los  jeitos 
*•  obscureció'  la  tienra,  y  seiá  el  pueblo 
0^0  pábulo  del  fhege :  A  hoaabre  no 
tendrá  piedad  de  su  hermano. 

19  Coda  «no  hurtará  á  la  mano  dere- 
™»>  y  tendía  hambre;  y  oonaerá  á  la 
uqnicrda,  y  no  se  hartará:  cada  cual 
^oinetá la  cama  de  su  braza*: 

10  Maaaasé  á  Ephrain,  y  EJphraim  á 
Manassé,  y  entrambos  contra  Judá.  Ni 
^  todo  esto  oesaiá  su  ftiror,  antes  to- 
davía «iterA  citamUda  su  mano  «. 


CAPITULO  X. 
^■MiMsa  Di'ot 


■«iMsa  DiM  Bor  m  presta  á  Im  Hramo» 
mmgUtraáútdtwmptMo  tmUvtmUaád 
ny  i»  BtMouia^  y  fi^díim  U  étttrmeeUM 
vndum i»  «ite jwr «m UmHuketa^m orfmUo. 
Vttietmm  tambün  fM  ia$  ntíqmuu  <<•  i*. 
ra«l  a«  coiiMrMrdi»  im  día,  y  «otuMla  ai 
mmWo  «»  gaural  «m  la_pr»SMM  da  «m 
Diat  Ih  ««ayorta  <U  BaíOmi», 


UrUaria  d$  tm  eaatívario. 


,  y  Ih  b- 


I  A  f  de  loa  que  eatableocn  leyes  hi- 
XI.  Justas  «,  y  detamünando  prescri- 
ban tiranía, 

8  Por  apartar  del  inicio  á  los  pobres,  y 
por  quitar  el  derecho  á  los  afligidos  die 
mi  pueblo;  por  deapciJar  las  viudas,  y 
robar  los  huMftnos ! 

8  ¿  Y  qué  harüs  en  el  dia  de  U  visita- 
donk ?  ¿  Y  á quién  os  acogeréis  que  os 
ayude,  cuando  viniere  de  uyos  el  asola- 
miento ?  ¿  Y  en  dénde  delarAs  vuestra 
giniia? 

4  Sin  mí  se  inclinarán  cutre  los  presos, 
y  entra  loa  muertos  caerán.  Ni  con  todo 
eso  cesará  su  fbror,  antas  todavía  utará 
extendida  su  mano  «. 

6  5  Oh  Asaur,  vara  y  bastón  de  mi 
furor  if !  en  su  mano  he  pueeto  mi  ira. 

6  MandarOe  contra  una  gente  femen- 
tida, y  sobre  el  pueblo  de  nd  ira  le  en- 
viaré, para  que  quite  despojos,  y  arrebate 

Íresa,  y  que  lo  ponga  á  ser  ImÍIÍhIo  como 
ido  d» las  calla*. 

7  Aunaue  él  no  lo  pensará  asi,  ni  su 
ooranm  lo  imaginará  de  esta  manera/; 
sino  que  su  pensamiento  será  deaamigar 
y  cortar  gentes  no  pocas. 

8  Porque  él  dirá :  Mis  ptíncipaa  ¿  no 
«o«  todos  reyes  ? 

9  ¿  No  «•'  CalnoA  como  Oarefaémisi, 
Armad  como  Arphat»  y  Samarla  como 
Damasco*? 

10  Como  halló  mi  mano  los  reinos  de 
los  ídolos,  «<<imIo  sus  imágenes  maa  que 
Jerusalem  y  Samaria; 

II  Como  hice  á  Samarla  y  á  sus  Ídolos, 
¿  no  haré  también  así  á  Jerusalem,  y  á 
sus  ídolos  ? 

18  Mas  acontecerá,  que  después  qiw  el 
S^or  huUere  acabado  toda  su  obra  en 
el  monte  de  Sien,  y  en  Jerusalem,  visi- 
taré sobre  el  fhito  de  la  soberbia  del  co- 
rasen del  rey  de  Asirla,  y  sobre  la  gloria 
de  la  altivez  de  sus  ojos, 

18  Porque  ¿Uio:  Con  la  fortaleza  de 
mi  aoano  lo  he  hecho;  y  con  mi  sabidu- 
ría, porque  he  sido  prudente:  y  quHé 
los  términos  de  los  pueblos,  y  saqueé  sus 
tesoros,  y  derribé  como  valiente  los  que 
estaban  sentados : 

14  Y  halló  mi  mane  como  nido  las  ri- 
quezas de  los  pueblos :  y  como  m  cogen 
los  huevos  dejados,  4«i  me  apodere  yo 
de  toda  la  tierra,  y  no  hubo  quien  movi- 
ese ala,  ó  abriese  boca  y  graznase. 

15  i  Gloriaráse  el  hacha,  contra  el  que 
con  ella  corta  ?  Se  ensorliebeoerá  la  sl-^ 
erra  contra  el  que  la  mueve  ?  Como  si 
él  bordón  se  levantase  contra  los  que  lo 
levantan ;  como  si  se  levantase-  la  vara. 
^  No  e«  leiVo  ? 

1«  Por  tanto  el  Scfior  Jehová  de  los 
ejércitos  enviará  flaiyueía  sobre  sus  gor- 
dos i  y  debajo  d»  su  gloria  encenderá  en- 
cendimiento, como  ardor  de  fiiego. 

17  Y  la  luz  de  Israel  será  por  niego,  y 
su  Santo  por  llama  que  abrase  y  consu- 
ma en  un  dia  sus  cardos  y  sus  espinas. 

18  La  gloria  de  su  bosque  y  de  su 
campo  wrtil  oensumixá.  desde  «1  alma 
haste  la  carne:  y  vendía  á  ser  como 
abanderado  en  derrote. 

19  Y  los  árboles  que  quedaren  en  su 
bosque  serán  tan  en  corlo  nümert^  que 
un  nük>  los  pueda  contar. 

Dd 


•Bal.  94. 90. 
Jar.  8. 8. 


»Job8L14. 


« Cap.  c.  as. 

y9.U.». 


'Cap.  87.98. 
/MicálS. 


9  S  Bey.  18L 
8S. 

yl9.I3.18. 
*  Amos  6.  a. 
f2Cr.85.90. 
i  9  Bey.  18.9. 


A.  C.  dr.  788. 


ISAÍAS,  XI,  XII,  ZIII. 


A.CeIr.ni 


J2Cr.a8.aO. 
«06.14.8. 

o  Gap.  65. 
8.9> 


«C»p.28.22. 


PDA.ll.3e. 


9  (hV-  9. 8. 
J«e«.  7. 2S. 


•-  Sal.  2.  & 
Cap.  14. 25. 


*  Jer.  31. 16. 
1 1  Sa.  11.  4. 


«lSa.Zl.1. 


«BS.81.S. 


"Cap.  58.  & 
»  Heofa.  13. 

28. 

Ap.  22. 18. 
«  Jnan  1.8S. 


il  Sal.  73. 2.4. 

Ap.  19. 11. 
•  Ap.  2. 16. 

rl9.I8. 
/8Te.2.  8. 
'116.14. 
ACap.  66.35. 

Ot.2Ll8. 


20  ^  Y  acontecerá  en  aauel  tiempo, 
que  loa  que  hubieren  quedado  de  Israel, 
y  los  que  hubieren  quedado  de  U  caaa 
de  Jacob,  nunca  mas  estriben  sobre  el 
que  los  hirió  ( ;  sino  que  se  apoyarán  oon 
▼erdad  en  JehoTá»  Santo  de  Israri. 

f  1  Las  reliquias  se  eonvertíráa,  las  re- 
liquias de  Jacob  »,  al  Dios  fuerte. 

S2  Porque  si  tu  pueblo,  oh  Israel,  fti- 
ere  como  las  arenas  de  la  mar,  las  reli- 
quias de  él  se  oonrertirán.  La  dettmc> 
don  acordada  rebosará  en  justicia. 

88  Pues  el  Setkor  Jehová  de  los  «((érei- 
tos  hará  consumación  j  fenecimiento  en 
medlo.de  toda  la  tierra  •. 

24  Por  tanto  el  Setkor  Jdiová  de  los 
^ércitos  dice  así :  Pueblo  mió,  morador 
de  Sion,  no  temas  de  Asmtr.  Con  Tara 
te  herirá,  7  contra  tí  alxará  su  palo  á  la 
manera  de  Egipto : 

85  Mas  de  aquí  á  muy  poco  tiempo  se 
acabará  el  furor  j»  y  mi  enojo,  para  fene- 
cimiento de  ellos. 

S6  Y  levantará  Jehorá  de  los  ejércitos 
azote  contra  él,  cual  la  matanza  de  Ma- 
dlan  en  la  pefia  de  Oreb  7 :  y  alzará  su 
vara  sobre  la  mar,  aegun  áúo  por  la  ña 
del^pto. 

97  X  acaecerá  en  aquel  tiempo,  que  su 
carga  será  quitada  de  tu  hombro,  y  su 
yugo  de  tu  cerviz;  y  el  yugo  se  empo- 
drecerá delante  de  la  unción  r. 

88  ^  Vino  hasta  Ajad ;  pasó  hasta  Mi- 
gron :  en  Mlchmas  contará  su  qjéreito. 

99  Pasaron  el  vado ;  alojaron  en  Geba : 
Rama  tembló',  Oabaa  to'de  Saúl  *  huyó. 

80  Grita  en  alu  voz,  h^ja  de  Oalim : 
haz  que  se  oiga  hada  Lais,  pobreeitla 
Anathoth. 

81  Madmena  se  alborotó ;  los  morado- 
res de  Gebim  se  juntarán. 

38  Aun  vendrá  dia  cuando  reposará 
en  Nob  * :  alzará  su  mano  al  monte 
de  la  h^a  de  8ion,  al  collado  de  Je- 
rusalem. 

88  Hé  aquí  el  Sefior  Jehová  de  los 
^érdtos  desgajará  el  ramo  con  forta- 
leza: y  los  de  grande  altura  serán  cor- 
tados, y  los  altos  serán  humillados. 

84  Y  cortará  con  hierro  la  espesura  del 
bosque,  y  el  Líbano «  caoá  con  forta- 
leza. 

CAPITULO  XL 
Pn^eKta  ¡a  venida  dd  Metía»,  y  gkrioM» 

^eeU»  i»  «M  reino,  d  eual  eerá  propagado 

eeitre  la  genUe,  y  la  reetoMroeion  áupÚMo 

de  Itrael.        ^ 

Y  SALDRÁ  una  vara«  del  tronco 
de  Isaifc,  y  un  vastago  retoñará  de 
sus  raices : 

8  Y  reposará  sobre  él  el  Espíritu  de 
Jehová  c;  espíritu  de  sabiduría  y  de  In- 
teligencia, espíritu  de  consejo  y  de  for- 
taleza, espíritu  de  conodmiento  y  de 
temor  de  Jehová. 

8  Y  haráte  entender  diligente  en  él  te- 
mor de  Jehová.  No  juzgará  según  la 
vista  de  sus  oijos,  ni  argfiírá  por  lo  que 
oyeren  sus  oidos ; 

4  Sino  que  juzgará  oon  justicia  á  los 
pobres,  y  argühá  con  equidad  por  los 
mansos  de  la  tierra  ^f:  y  herirá  la  tierra 
oon  la  vara  de  su  booa«,  y  oon  el  espüttu 
de  sus  labios  matará  al  impío/. 

5  Y  será  la  justíoia  dnto  de  sus  lomos, 
y  la  fé  oefUdor  de  sus  rifiones». 

6  Morará  el  lobo  con  el  cordero,  y  el 
tigre  con  el  cnbrito  se  acostará *:  el  be» 
cerro,  y  el  león,  y  la  bestia  doméstica 
andarán  juntos,  y  un  nlBo  los  pasto- 
reará. 

7  La  vaca  y  la  osa  pacerán ;  sus  orlas 
se  echarán  juntas :  y  d  león,  como  el 
bnev,  comerá  p^la. 

8  Y  d  niflo  de  teta  ae  entretendrá 


sobre  la  eoeva.  dd  áspid,  y  d  reden 
destetado  extenderá  su  mano  sobR  la 
caverna  del  basilisco. 

9  No  harán  mal,  ni  dafiaián  en  todo 
mi  santo  monte :  porqne  la  tiorta  tai 
llena  del  conocimiento  de  Jehová,  como 
cubren  la  mar  las  aguas '. 

10  ^  Y  acontecen  en  aqud  tiempo, 
que  la  rdz  de  Isd*,  la  cud  estará  fu- 
tata  por  pendón  á  los  pueblos,  sefá  bas- 
cada de  las  gentes :  y  su  holgmza  leiá 
gloria /. 

11  Admismo  acontecerá  en  aquel  ti- 
empo, que  Jehová  tomará  á  poner  otra 
vez  su  mano,  para  poseer  las  veliqdas 
de  su  pueblo  que  füexon  ddadas  de 
Assur,  y  de  Egipto,  y  de  Parthia,  y  de 
Etiopia,  y  de  Perda,  y  de  Caldea, ;  de 
Hamath,  y  de  las  Islas  de  la  mar. 

18  Y  levantará  pendón  á  las  scntet", 
y  juntará  los  dcstenrados  de  Israel,  7 
reunirá  los  esparcidos  de  Judá"  de  Io« 
cuatro  cantones  de  la  tierra. 

18  Y  se  disipará  la  envidia  de  Ephidoi, 
y  los  enemigos  de  Jndá  s«rán  talados. 
Ephralm  no  tendrá  envidia  contra  Jndá, 
ni  Judá  afligirá  á  Bphrdm. 

14  Mas  voianán  soore  los  hombros  de 
los  Philistéos  d  Occidente;  metoia 
también  á  saco  á  los  de  Oriente :  Edoin 
y  Moab  les  serriián,  y  los  l^jos  de  Am- 
mon  les  darán  obedleneia. 

15  Y  secará  Jehová  la  lengua  de  Is 
mar  de  Egipto;  y  levantará  su  msno 
con  fortaleza  de  su  espíritu  sobre  el  rio*, 
y  herirálo  en  nte  siete  brazos,  y  hará  que 
pasen  por  él  con  zapatos. 

16  Y^  habrá  camino  para  las  reliqniss 
de  su  pueblo,  las  que  quedaron  de  As- 
sur,  de  la  manera  que  lo  hubo  pan 
Israel  el  dia  que  subió  de  la  tierra  de 
Egipto/>. 

CAPITULO  XII. 

Dedarad  Pritfda  qaeel  pnMú ét Die»,UeM 

de  regoei/o  y  eonJUmaa,  doboHa  y  «mbí- 
taria  d  nomhre  dd  Sehor  por  haberíee  re- 
dimido y  eoneolad», 

Y  DI  RAS  en  aquel  dia«:  Cantaré  á 
tí,  oh  Jehová:  pues  mmque  te  eno- 
jaste contra  mí,  ta  niror  se  apartó,  y  me 
has  consolado  b. 

8  Hé  aquí  Dioa  «  sdnd  mia :  aaqpira- 
reme,  y  no  temeré ;  porque  mi  ííntdeza 
y  mi  canción  e«  JAH  Jehová  d  cnd  ha 
sido  sdvid  para  mí«. 

8  Sacaren  aguas  con  gozo  de  las  fn- 
entes  de  la  saluda; 

4  Y  diréis  en  aquel  dia:  Cantad  á  Je- 
hová, aclamad  su  nombre,  haced  céle- 
bres en  los  pueblos*  sus  olñaa,  recordad 
cómo  su  nombre  es  engrandecido. 

5  Cantad  Salmos  á  Jehová,  poraue  ha 
hecho  oosas  magníficas/ :  «ea  sabido  esto 
por  toda  la  tierra. 

6  Regocíjate  y  cantay,  oh  mondoia 
de  Slon ;  porque  grande  «•  en  medio  de 
tí  el  Santo  de  Israel*. 

CAPITULO  XIIL 
Prijfetáum  'la  dédmeetom  df  BoMonfa  y  * 
tu  monarquía  por  lee  Medóe  y  Pena». 

CARGA  de  Babilonia  •,  que  vkS  Isaías, 
hijo  de  Anaos. 

8  Levantad  bandera  sobre  un  dto 
monte ;  dzad  la  voz  á  ellos,  dsad  la 
mano  pera  que  entren  por  puertas  de 
príncipes. 

8  Yo  mandé  á  mis  santificados,  asi- 
mismo llamé  á  mía  valientes  para  mi 
ira,  á  los  que  se  alegran  oon  mi  gUoia. 

4  Murmullo  de  multitud  nteacen  lo* 
montea,  como  de  mucho  pueble;  mor 
mullo  de  ruido  de  reinos,  de  gsnta 
reunidas:  Jdiov*  de  los  ^áraitoc  ar< 
dena  laa  tropea  de  la  bataUa. 


fSilLSll 


itít.m. 


ISAÍAS,  nv. 


A.  C.  dr.  TU. 


6  VIeaen  de  kjana  tiem,  de  lo  peí. 
trero  de  loe  eleloe»  Jeh<rv4  v  lee  inetru- 
uentoe  de  su  ftaxor,  paxs  destxuix  toda 
Utiem. 

9  Añilad»  ponrae  eetea  est&  el  dia  de 
JeboTá^:  «ndn  come  aeotemiento  del 
todopoderao. 

7  Por  tanto  ae  enenrairán  todee  laa 
minos,  j  desleltáae  todo  eonuon  de 
bombre, 

8  T  se  Uencrtn  de  tetror :  angustias  y 
dolores  los  eomprender&n ;  tendrán  do- 
lores eomo  nnrier  de  parto :  pasnuuráse 
cada  cual  al  mirar  á  su  compañero:  sus 
(ostros  eomo  rostros  de  llamas. 

9  Hé  aquí  el  dia  de  Jehorá  vioie  «,  dia 
erado,  j  de  safie,  j  ardor  de  ira,  para 
tornar  la  tierra  en  soledad, ;  raer  de  ella 
BUS  pecadores. 

10  Por  lo  cuál  las  estrellas  de  los  deloe 
3  sus  luceros  no  denmunarán  su  lumbre : 
d  sol  se  obscureeerfr  en  naciendo,  j  la 
luna  no  ecbará  su  resplandor  < 

11  Y  Tiiitaié  la  maldad  sobre  el  mun- 
do, T  sobre  loe  impíos  su  Inlauldad :  j 
haré  que  cese  la  arrogancia  de  loe  ao> 
berblos,  ;  abaüré*  la  altivea  de  los 
Alertes. 

IS  Haré  mas  precioso  que  el  oro  fino 
al  Taron,  j  mas  que  d  oío  de  Ophir  al 
bombre. 

18  Porque  haré  estremecer  loe  eleloe/, 
7  la  tierra  se  moverá  de  su  lugar  en  la 
indierudon  de  JébovA  de  los  ^ercitos,  y 
cu  el  dia  de  la  ira  de  su  furor. 

14  Y  ser^  como  corza  amontada,  y  co- 
no oT^a  sin  pastor :  cada  cual  mirará 
hacia  su  pueblo,  y  cada  uno  buixá  á  su 
tierra  í. 

15  Cualquiera  que  fuere  bailado,  scfá 
alanceado :  y  cualquiera  que  á  ello»  se 
juntare,  caerá  á  cucbillo. 

16  Sus  nifios  serán  estrellados  delante 
de  ellos* ;  stu  casas  serán  saqueadas,  y 
forzadas  sus  mujeres. 

17  BA  aqni  que  yo  despierto  contra 
ellos  á  los  Meaos  •',  que  im  ouraxán  de 
la  plata,  ni  codiciaran  oro. 

18  Y  «on  arcos  tirarán  á  loe  niikM ;  y 
no  tendrán  misericordia  de  fruto  de  vi. 
entre,  ni  su  qjo  perdonará  á  bijos. 

19  Y  Babilonia,  bermosura  de  reinos, 
y  ornamento  de  la  grandeza  de  los  Cal- 
déos,  soá  como  Sodoma  y  Gomorra,  á 
las  que  trastornó  Dios  *. 

SO  Nunca  mas  será  habitada,  ni  se 
morará  en  eOa  de  generación  en  genera- 
clon':  xd  hincara  allí  tienda  el  Árabe, 
ni  pastores  tendrán  alU  ntugada. 

91  Sino  que  dormirán  allí  bestias  fie- 
rUf  y  sus  casas  se  llenazán  de  hurones : 
allí  habitarán  hüas  del  buho,  y  allí  sal- 
tarán pebuios. 

9S  Y  en  sus  palacios  gritarán  gatos 
cervales,  y  dragones  en  sus  casas  de 
deleite:  y  abocado  está  á  venir  su  ti- 
empo, y  sus  dias  no  se  alargarán. 

CAPITULO  XIV. 
MlHrieordta  qu$  Diot  ttmdrá  <k  «m  jnmUo,  oí 
9««  hará  volvar  A  m  tierra,  Oaneion  M 
ftuUo  de  Dto§  «obr«  ta  nina  dt  BabOonia, 
eobre  m  aoberbia  }r  {framátea  abaHda.  Amt- 
naen  tattra  la  PaiíeUna, 

PORQUE  Jdiová  tendrá  piedad  de 
Jacob,  y  todavía  escocerá  a  Israel  a, 
y  los  hará  reposar  en  su  tierra :  y  á  ellos 
se  unD^  extrai^eros,  y  allegaránse  á  la 
l^ilia  de  Jacob. 

t  Y  los  tomarán  los  puebloa,  y  traerán- 
las  á  eu  lugar  b :  y  la  casa  de  Israel  los 
poseetá  por  siervos  y  edadas  en  la  tierra 
de  Jebová:  y  oautivnán  á  los  que  los 
cautivaron,  y  seBoreazán  á  los  que  los 
oprimieron. 

•  T  será  en  d  dia  que  Jebera  te  diere 


reposo  de  tu  trabi^o,  y  de  tu  temor,  y 
de  la  dura  servidumbrá  en  que  te  hici- 
eron servir, 

4  Que  levantarás  esta  parábola  aobie 
el  rey  de  Babilonia,  y  dirás:  ¿Cómo 

Saró  el  exactor,  cómo  cesó  la  eitidad  co- 
iciosa  del  oro  ? 

6  Quebrantó  Jehová  el  bastón  de  los 
impíos,  el  cetro  de  los  se&ores ; 

0  Al  que  con  ira  hería  los  pueblos  de 
llaga  permanente,  el  oual  se  ensefioreaba 
de  las  gentes  con  ftuor :  no  deAndió  al 
perseguido. 

7  Descansó,  sosegó  toda  la  tierra ;  can- 
taron alabanza. 

8  Aun  las  havas  se  holgaron  de  ti,  y 
los  cedros  del  Líbano  «,  duiendo :  Deáde 
que  tü  pereciste,  no  ha  subido  oortador 
contra  nosotros. 

9  El  infierno  ab^o  se  espantó  de  tí' : 
te  despertó  muertos  que  en  tu  venida 
saliesen  á  recibirte,  hico  levantar  de  sus 
sillas  todos  los  príncipes  de  la  tierra,  á 
todos  los  reyes  de  las  naciones. 

10  Todos  ellos  darán  voces,  y  te  dirán : 
¿  Tú  también  enfiermaste  eomo  nosotros, 
y  eomo  nosotros  Aliste  ? 

11  Descendió  al  sepulcro  tu  soberbia,  y 
d  sonido  de  tos  vihuelas:  gusanos  serán 
tu  cama,  y  gusanos  te  cubrirán. 

18  ¿  Oómo  caíste  del  cielo,  oh  lucero 
hijo  de  la  truhana  ?  Cortado  fliiste  por 
tierra,  ttl  que  debUitabes  las  gentes, 

13  Tú  que  deeias  en  tu  corazón :  Su- 
biré al  cielo,  en  lo  alto  Junto  á  las  es- 
trellas de  Dios*  ensalzaré  mi  solio ;  y  en 
el  monte  del  testimonio  me  sentañS,  á 
los  lados  dd  Aquilón/: 

14  Sobre  las  alturas  de  las  irabes  su- 
biré, y  seré  semejante  al  Altísimo  9. 

15  Mas  tü  deiritiado  eres  en  el  sepul- 
cro A,  á  los  lados  de  la  huesa. 

16  Indinarse  han  hada  tí  los  que  te 
vieren,  y  te  considerarán  diciendo:  ¿  Es 
este  aqud  varón  que  hacia  temblar  la 
tierra,  que  trastonuba  los  rdnos ; 

17  Que  puso  d  mundo  como  un  desi- 
erto, que  asoló  sus  ciudades ;  que  á  sus 
presos  nunca  abrió  la  cárcel  ? 

18  Todos  los  reyes  de  las  gentes,  todos 
ellos  yacen  oon  honra  cada  uno  en  su 


19  Mas  tii  echado  eres  de  tu  sepulcro 
como  tronco  abominable,  como  vestido 
de  muertos  pesados  á  cuchillo,  que  des- 
cendieron al  fbndo  de  la  sepultura ;  co- 
mo cuerpo  muerto  hollado. 

90  No  serás  contado  con  ellos  en  la 
sepultura;  porque  tü  destruíste  tierra, 
mataste  tu  pueblo.  No  será  nombrada 
para  siempre  la  simiente  de  los  ma- 
lignos'. 

91  Apardad  sus  h^os  para  d  matadero 
por  la  mdidad  de  sus  padres^:  no  se  le- 
vanten, ni  posean  la  tierra,  é  hinchan  la 
haz  dd  mundo  de  dudades. 

92  Porque  yo  me  levantaré  sobra  ellos, 
dice  Jehová  de  los  e)érdtos,  y  raeré  de 
Babilonia  el  nombre,  y  las  rdiquiaa, 
hUo,  y  nieto,  dice  Jehová. 

23  Y  convertíréla  en  posedon  de  erixos, 
y  en  lagunas  de  aguas:  y  la  barreré  con 
escoba  de  destrncdon,  dice  Jehová  de 
los  ejércitos. 

94  Y  Jehová  de  los  qérdtos  Juró  di- 
dendo:  Si  no  se  hidere  de  la  manera 
que  lo  he  pensado ;  y  d  no  será  confir- 
mado como  lo  he  determinado : 

96  Que  quebrantaré  al  Asirlo  en  mi 
tierra,  y  en  mis  montes  lo  hollaré :  y  su 
yugo  será  apartado  de  ellos,  y  su  caiga 
será  quitada  de  su  hombro  <. 

90  ¿ate  ee  aqud  consejo  que  está  acor- 
dado sobre  toda  la  tlem :  y  esta  at  aque- 
lla mano  extendida  sobre  todas  las  gentes. 

^  Dá~a 


•  Es.  81. 16. 
rf  Bs.  89.  SI. 


•DBa.8.ia 
/8d.4&9. 
'8TS.X4. 
&]Iat.U.9S. 


Oobl8.I9. 
Bd.87.98. 
AXz.90.ft. 


/a9.M.S7. 


A.  o.  dr.  ni. 


ISAÍAS,  XV,  XVI,  XVIL 


i.&di.n(> 


'■2Gr.ao.e. 

Job  as.  18. 

Pro.  81. 80. 

])«n.  4. 85. 
»2EeT.16. 

ao. 

o  a  Cr.  88. 6. 
J>aB«y.l8.8. 


«8aL60. 
y  83.  7. 
7lO«.9. 


•-S«l.lQa.M. 


«  Jar.  48. 1, 
etc. 

Bi.  85. 8, 
U. 

AmotS. 
1,8. 


6c«p.ie.u. 


•  J«r.  4&  5, 
SI. 


d  8  Bey.  17. 
85. 


97  Poique  JdiOTá  de  los  ejéroito*  lo 
ha  dcteraiiiiaido ;  ¿  y  quién  lo  invalida- 
!&"•?  Y  aquella  su  mano  extendida, 
¿  quién  la  huá  tomar  ? 

88  5  En  el  afio  que  murió  el  rey  AohAz 
flié  esta  carga  ». 

89  No  te  alegce»  tú,  Philistéa  toda,  por 
haberse  quemado  la  vara  áei  que  te  De- 
rla o;  porque  de  la  raíz  de  la  culebra 
sald»  oasiliMo,  y  su  finito  cerastes  vo- 
lador j)< 

80  Y  los  primogénitos  de  loa  pobres 
serán  apacentados,  y  los  menesterosos 
se  acostaiAn  s^uramente :  mas  yo  haré 
morir  de  hambre  tu  raíz,  y  él  matará 
tus  teliquiaa. 

31  Aiilla,  oh  puerta;  olama,  oh  du. 
dad;  dlsjidta  e$iá9  toda  td,  Fhilistéaf: 
porque  humo  Tendrá  de  Aquilón;  no 
quedará  uno  solo  en  sus  asambleas. 

3a  ¿Y  qué  se  responderá  á  los  men- 
aageros  de  U  gentiUdad  ?  Que  JéhoTá 
Ímá6  á  Sion  r,  y  que  á  ella  se  acogerán 
los  afligidos  de  su  pueblo. 

CAPITULO  XV. 
Proftíifa  la  destrucción  dé  Moab. 

CARGA  de  Moab  «.  Cierto,  de  noche 
filé  destruida  Ar-Moab,  filé  puesta 
en  silencio :  cierto,  de  noche  fiíe  destru- 
ida Kir  Moab,  reducida  á  silencio. 

9  Subió  á  Bayth  y  á  Dibon,  lugares 
altos,  á llorar:  sobre  Nebo  y  sobre  Me- 
deba  aullará  Moab :  toda  cabeza  de  ella 
se  mesará,  y  toda  barba  será  raída. 

3  Geñlr&nse  de  sacos  en  sus  plazas :  en 
sus  terrados  y  en  sus  calles  aullara  to- 
dos, descendiendo  en  llanto. 

4  Hesbon  y  Bleale  gritarán :  hasta  Ja- 
bas se  oirá  su  toz  :  por  lo  que  aullara 
los  armados  de  Moab;  lamentaráae  d 
alma  de  cada  uno  de  por  si. 

6  Mi  corazón  dará  gritos  por  Moab  A: 
sus  fugitiTos  huirán  hasta  Zoar,  novilla 
de  tres  años.  Por  la  cuesta  de  Luhiüi 
subirán  llorando,  y  levantarán  grito  de 
quebrantamiento  por  el  camino  de  Ho- 
rooaim«. 

6  Las  aguas  de  Nimrlm  serán  consu- 
midas; y  secaráse  la  yerba,  marchita- 
ránse  los  retoños,  todo  verdor  perecerá. 

7  Por  tanto  las  riquezas  que  habrán 
adquirido,  y  las  que  habrán  reservado, 
llevaiánlas  al  torrente  de  los  sauces. 

8  Porque  el  llanto  rodeó  los  términos 
de  Moab ;  hasta  Eglaim  llegó  su  alarido, 
y  hasta  Beerelim  su  clamor. 

0  Y  las  aguas  de  Dimon  se  henchirán 
de  sangre :  porque  yo  pondré  sobre  Di- 
mon ajoadiduras,  leones*'  á  los  que  es- 
caparen de  Moab,  y  á  las  rdiquias  de 
la  tierra. 

CAPITULO  XVI. 
ProetüuUndo  en  la  teUneta  contra  Moab, 
dedara  las  eatuae  de  lOa,  qne  $on  tNJkw- 
flionúiod  para  eon  Im  afigtdoe  del  pueHo 
de  Dtoe,  «oberMa  y  arroganeia, 

ENVIAD  cordero  al  ensefioreador  de 
la  tierra  desde  la  Piedra  del  desierto 
al  monte  de  la  h|}a  de  Sion. 

8  Y  será  que  cual  ave  eqiantada,  que  se 
buje  de  su  nido,  aei  serán  las  hijas  de 
Moab  en  los  vados  de  Amen. 

8  Reúne  cons«tjo,  haz  Juicio,  pon  tu 
sombra  en  medio  del  dia  como  la  noche ; 
eaeonile  los  desterrados,  no  entregues  á 
los  que  andan  errantes. 

4  Moren  contigo  mis  desterrados,  oh 
Moab :  seles  escondedero  de  la  prairáoia 
del  destruidor;  porque  el  atormentador 
fenecerá,  el  destruidor  tendrá  fin,  el  ho- 
lladoT  seíá  consumido  de  sobre  la  tierra. 

5  T  dispondráse  trono  en  misericordia ; 
y  sobre  el  se  sentará  firmemente,  en  Á 


tabernáculo  de  David,  quien  Juzgue  y 
busque  el  juicio,  y  apresure  la  jiu- 
tícias. 

6  Oido  hemos  la  soberbia  de  Moab, 
por  extremo  soberbio;  de  su  sobertiia, 
y  su  arrogancia,  y  su  altivez :  mas  nu 
mentiras  no  serto  firmes  h. 

7  Por  tanto  aullará  Moab,  todo  ¿1  añ- 
ilará :  gemiréis  por  los  fundamentos  de 
Kir-Hareseth«,  empero  heridos. 

8  Porque  los  campos  de  Hesbon  fiíenm 
talados.y  las  vides  de  Sibma:  señores  de 
gentes  hollaron  sus  gtneroeoe  sarmientos, 

Sue  habian  llegado  hasta  Jazer,  y  estén- 
idose  por  el  desierto :  eztendiénmse  sus 
twblee  plantas,  pasaron  la  mar. 

O  Por  lo  cual  lamentaré  con  non  de 
Jazer  la  viña  de  Sibma  *<:  embriagarte 
he  de  mis  lágrimas,  oh  Hesbon  y  Eleale; 
porque  sobre  tus  cosechas  y  sobre  ta  si- 
ega caerá  la  algazara. 

10  Quitado  es  ri  gozo  y  la  alegría  del 
campo  fértil :  en  Iw  viñas  no  cantarán, 
ni  se  regocijarán  :  no  pisará  vino  en  ios 
lagares  el  pisador :  la  canción  be  hecho 
cesar. 

U  Por  tanto  mis  entrañas  sonarin  co- 
mo harpa  acerca  de  Moab,  y  mi  interior 
en  orden  á  Kir-Hareseth. 

18  Y  acaecerá,  que  cuando  Jíoab  pa- 
reciere que  está  cansado  sobre  los  altos*, 
entonces  vendrá  á  su  santuario  á  orar,  j 
no  podrá. 

13  Esta  ee  la  palabra  que  pronunció 
Jehová  sobre  Moab  desde  aquel  tiempo. 

14  Empero  ahora  Jehová  ha  hablado 
diciendo:  Dentro  de  tres  años,  como 
aiVos  de  mozo  de  soldada/,  será  abatida 
la  gloria  de  Moab  con  toda  eu  multitud, 
aunque  grande ;  y  los  residuos  serán  po- 
cds,  pequeños,  y  no  fuertes. 

CAPITULO  XVIL 

Contra  Davuseo,  en  cuya  Uya  W  reino  de  las 
dies  trihue  tenia  toda  su  conjtansa.  Oon  e^s 
motivo  vuelve  d  las  amenatae  de  la  aseiUf 
eion  de  las  diee  tribus.  Venida  és  aenaóUrib 
sobre  Jerusaiem,  y  eu  huida. 

CAROA  de  Damasco'.  Hé  aquí  qne 
Damasco  d^ó  de  ser  ciudad^,  y  séii 
montón  de  ruina. 

2  Las  ciudades  de  Aroer  desampara- 
das, en  majadas  se  tomarán;  gamadoe 
dormirán  allí,  y  no  habrá  quien  loe  es- 
pante. 

8  Y  cesará  el  socorro  de  Ephraim,  y  el 
reino  de  Damasco :  y  lo  que  quedare  de 
Siria,  será  como  la  gloria  de  los  h^os  de 
Israel,  dice  Jehová  de  los  c;]éicitos. 

4  ^  Y  será,  que  en  aquel  tiempo  U 
gloria  de  Jacob  ae  atenuará,  y  enflaque- 
ceráae  la  grosura  de  su  carne. 

6  Y  será  como  cuando  el  segador  coge 
la  mies,  y  con  su  brazo  siega  las  espigas: 
será  también  como  el  que  coge  ttpgu 
en  el  valle  de  Rephaim. 

8  Y  quedarán  en  él  rebuscos;  como 
cuando  sacuden  el  acdtnno,  que  quedan 
atii  dos  ó  tres  granos  en  la  punta  dd 
ramo,  cuatro  ó  cinco  en  sus  ramas  firue- 
tífisras  e,  dice  Jehová  Dios  de  Israd. 

7  En  aquel  diá  mirará  el  bombee  á 
su  Hacedor,  y  sus  qjos  contemplaián  al 
Santo  de  Israd. 

8  Y  no  mirará  á  los  altares  qne  faid- 
eron  sus  manos,  ni  mirará  á  lo  que  hi- 
cieron sus  dedos,  ni  4  los  bosques,  ni  á 
las  imágenes  dd  sol. 

9  En  aquel  dia  las  ciudades  de  su  fiír- 
taleza  serán  como  los  frutos  que  quedan 
en  los  pimpollofl  v  en  las  ramas,  la* 
cuales  fueron  dejadas  4  causa  de  los  hi- 
jos de  Israel :  y  habrá  asolamiento. 

10  Porque  te  olvidaste  del  Dioa  de  tn 
salud,  y  no  te  acordaste  de  la  roea^  de 


V. 

». 

». 
fíiej.^ 


ett. 


Op,U 


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L&dr.74L 


ISAÍAS,  XVni,  XIX 


A.  a  dr.  T«L 


r8.7,8. 


ktt4,9. 
M.112. 

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liLU.]A. 
'1X1 


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ibmaa 


»1aiituás  planta* 
■amaianto  es- 


ta nwtalcaay  pov  tanto 

tnño. 

11  El  dia  apa  laa  plantara,  las  haiAs 
encer,  5  hana  que  ta  rimlcnta  brota  da 
mifiaaa;  moa  la  coMcha  será  anrabatada 
en  el  dia  del  coger,  j  M  dolor  dctet- 
(Mndo. 

IS  <|  Av !  Mnltltnd  da  mucho*  paa- 
Uw  qne  haiáa  ruido  oomo  eatmendo  de 
1*  mar  {  j  murmollo  de  naoione*  har& 
albonto  oomo  murmurio  de  mucha* 


18  Lo*  pnébloe  harán  estrépito  & 
nett  de  ruido  de  grande*  aguas  >  mas 
Dio*  1*  remndeiA«i  y  hnlxi  b^Ím ;  *ci4 
shajfentKw  oomo  d  tamo  de  lo*  montes 
ddñte  del  tiento,  j  como  el  oardo  de- 
lante del  torbellino/. 

14  Al  tiempo  de  la  tarde  hé  aquí  tur- 
badoa;  y  Antes  de  la  mafiana  ya  no 
máf.  Esta  es  la  paite  de  lo*  que  nos 
huellan,  y  la  suerto  de  los  que  nos  *a- 
^veuL 

CAPITULO  XVIII. 
Im  mmmijtroa  dt  «im  nmeio»,  91W  d  Ptof^a 

no  •omSra,  m«  invü€iáo$  á  ir  Imégo  á  otro 

heOaim  y  dbaHda,  «■!•  uomibn  tmm>óco 

yarwie  y  «MMrMa. 

HA  de  la  tierra  que  haoe  sombra  oon 
las  alas,  qne  ettá  tras  le*  rio*  de 
Btianla«j 

S  Que  enTia  mensajero*  por  la  mar. 
y  en  navios  de  Junoo  sobre  las  aguas  I 
Andad,  ligeros  mensiOcM,  i  la  oento 
tirada  y  repelada,  al  pueblo  asombroso 
desde  sn  principio,  y  después;  gente 
baita  de  esperar,  y  hollada,  ouya  Uerra 
destruyeron  loe  ríos. 

8  Vo$atro$  todo*  los  moradoras  del  mun- 
do, y  habitantes  de  la  tierra,  cuando  le- 
'nútaxA  bandera  en  los  montes^,  la  ve- 
ías •  y  oiréi*  cuando  tooará  trompeta. 

4  Porque  JdiovA  med^asit  Reposa- 
láne,  y  mirará  desde  mi  morada,  como 
Md  clsiro  después  de  la  lluvia,  y  oomo 
nabe  cargada  de  rooio  en  el  ealor  de  la 


6  Porque  Ante*  de  Is  siAga,  cuando  el 
frvto  fuere  per&oto,  y  pasada  la  flor 
Aieren  madurando  los  Autos,  entánoes 
podará  con  podaderas  los  ramitos,  y  cor- 
tará j  quitará  las  rama*. 

6  Y  serán  deiados  todos  á  las  ates  de 
lo*  mentes,  y  á  las  bestias  de  la  tiemt 
•obie  dios  tendrán  el  verano  les  ave*,  é 
iavemaián  toda*  la*  bestias  de  la  tierra. 

7  Sa  aquel  tiempo  será  traído  Presente 
á  Jeliová  de  los  s{iércitos  por  el  pueblo 
tindo  y  repelado,  pueblo  asombroso  des- 
de itt  prindpio  y  después,  gente  harta 
de  «spctar,  y  hollada,  cuya  tierra  des- 
truyeron los  rios,  d  lugar  dd  nombre 
de  Jdiová  de  los  tjéniU»,  d  monte  de 

CAPITULO  XIX. 
PnfMm  «Mtra  Mg(pta,  H  btm  «o«  la  pr^ 
SHM  dt  ftu  Dio»  lo  temará  IrayiwMb  d 
vanladiro  tanoHmimito,  tn  mjK>  Mfodo  Jo 
Hfsni  een  lo»  MtnMf  Atirió»  «m  datei  I* 
hoMa  afligido. 

CARGA  de  Egipto».  Hé  aquí  que 
Jdiová  monta  sobre  una  ligera  nu- 
beb,  y  entunrá  en  Egipto;  y  lo*  ídolo* 
de  Egipto  se  moverán  ddante  de  él«,  y 
dealeiiáse  d  corazón  de  lo*  Egipdo*  en 
iBedio  de  dio*. 

S  T  revolveré  Egipcio*  contra  Egipcio*, 
y  ceda  uno  peieaúra  contra  su  hermano. 
yda  uno  contra  tu  prójimo;  ciudad 
MBtra  dudad,  y  rdno  contra  rdno. 
Jj  Y  d  c^irlto  de  Egipto  m  deavane- 
oará  en  medio  de  ál,  y  destruiré  su  con- 
loo: y  pregunten  á  sus  imágenes,  á 


á  sus  pythoMs,  y  A  sus 
adlvlnoé< 

4  T  entregaré  á  Egipto  en  mano*  de 
sefior  duro ;  y  rey  violento  se  enscAore- 
ará  de  ello*«,  dice  el  Sefior  Jehová  de 
losdérclto*. 

6  T  las  aguas  de  la  mar  fkltarán,  y  el 
rio  se  agotüá  y  secará. 

6  Y  ddazánse  lo*  rio* ;  se  agotarán  y 
secarán  la*  corriente*  de  lo*  foso* :  la 
oaftak  y  d  oarriao  serán  eortados. 

7  lÁa  verduras  de  junto  al  rio,  de 
Junto  á  la  ribera  del  rio,  y  toda  semen- 
tera dd  rio,  se  secarán,  se  pesderán,  y 
no  serán. 

8  Lo*  pescadores  también  se  entris- 
teoerán;  y  harán  dudo  todoa  los  que 
eohan  anzuelo  en  d  rio,  y  desfUleccnn 
lo*  que  estienden  red  sobre  las  aguas. 

O  hoa  que  labran  lino  fino,  y  lo*  que 
tiijen  rede*,  serán  conflindidoc. 

10  Porque  todas  sus  redes  serán  rotas: 
y  se  entristecerán  todo*  los  que  hacen 
viveros  para  peoes. 

11  Ciertamente  mm  necios  los  prindpe* 
de  Zoan/;  d  con*^  de  los  prudentes 
constaros  de  Pharaon  se  ha  desvane- 
ddo.  ¿  Cómo  diréis  A  Pharaon :  Yo  «oy 
hyo  de  los  sabio*,  é  h^o  de  loa  reyes 
antiguos? 

IS  ¿  Dénde  están  ahora  aquellos  tus 
prudentes?  Digante  ahora,  ó  hágante 
salier  que  es  lo  que  JehovA  de  lo*  ^)ér- 
dtos  ha  determinado  sobre  Egipto. 

18  Hanse  desvaneddo  los  principes  de 
Zoan,  se  han  engafiado  los  principes  de 
Nophf ;  enga&non  A  Egipto  las  esqid- 
ñas  de  sus  flunilias. 

14  JehovA  mezcló  espíritu  de  vahído 
en  medio  de  élA:  é  nlderon  errar  A 
Egipto  en  toda  su  obra,  oomo  desattna 
d  borracho  en  su  vómito. 

15  Y  no  aprovechará  A  Egipto  cosa  aue 
haga  la  cabeza  é  la  cola<,  d  ramo  o  el 
Junoo. 

10  En  aquel  día  serán  los  Egipeios 
oomo  mujeres  * :  porque  se  atombrarán 
y  temerán  en  la  piesenda  de  la  mano 
dto  de  Jehová  de  los  ejérdtos,  que  & 
ha  de  levantar  sobre  ellos. 

17  Y  la  tierra  de  Jndá  será  de  espanto 
A  Egipto :  todo  homtee  que  de  ella  se 
acordare,  se  asombrará  por  causa  dd 
consejo  que  JehovA  de  lo*  ejército*  aoor- 
dó  sobre  aqueL 

18  En  aquel  tiempo  habrA  cinco  dn- 
dadca  en  la  tierra  de  Egipto  que  hablen 
la  lengua  de  Oanaan,  y  que  Juren  por 
JdiovA  de  los  ejércitos :  una  serA  lla- 
mada la  dudad  Hcxez  |. 

19  En  aquel  tiempo  habrA  altar  para 
JdiovA  en  medio  de  la  tierra  de  Egipto ; 
y  el  troféo  de  JehovA  Junto  A  su  tér- 
mino. 

SO  Y  serA  por  sefiaW  y  por  testimonio  A 
Jehová  de  los  ctJérdtos  en  la  tierra  de 
Egipto:  porque  á  JehovA  clamarán  á 
causa  de  sus  opresores,  y  él  le*  enviará 
sdvador  v  prindpe  que  lo*  libre. 

81  Y  Jdiová  sen  conocido  de  Egipto, 
y  lo*  de  Egipto  conocerán  á  Jehová  en 
aqud  dia :  y  harán  sacrifido  y  oblad- 
oum;  y  húán  votos  A  JehovA,  y  lo» 
cumplirAn. 

83  Y  hefirA  JehovA  A  Egipto;  U  he- 
rirá, y  sanará:  y  se  oon  vertirán  A  Je- 
hovA, y  les  serA  clemente,  y  los  sanará. 

88  En  aquel  tiempo  había  una  calzada 
de  Egipto  á  Asirla  « ;  y  Asirlos  entrar An 
OB  I^pto,  y  Egipcio*  en  Asirla,  y  los 
servirfiá  con  lo*  Asirios  á  J«- 


é  cap.  &  19. 
y4f  13. 

■  Oapu  90. 4. 
l>a.lL48. 


/Ka.  18.83. 


84  En  aquel  tiempo  Israd  será  tercero 
con  Egipto  y  con  Asirla,  atrá  bendldon 
en  medio  de  la  tienna. 


f  Bs.  aa  13. 


A 1  Bey.  82. 
83. 8¿ 


*  Cap.  0. 18, 
14. 

*  Jer.Sl.S3. 
Ka.  8.13. 


iDdBoL 


r  Jos.  28. 10 
87. 


■•Md.1.11 


«Cap.  11.  U 


,cdr,nL 


ISAÍAS,  ZX»  XXI,  ZZIL 


A.C.clr.71i 


•BABt.i. 


«  2  Bey.  18. 
17. 


»  une.  1.  8. 


•Jar.  0. 18. 
86. 

i  Zm.  9. 14. 


*  J«r.  a.  89. 
Dan.  fi.6, 
«to. 


i  Jer.  SI.  8. 
eto. 

As.  14.  8. 
718.8. 

•  C»p.  48. 1. 
Jn.SO.% 

/1 0.1.80. 

Jer.  tt.  7. 

eto. 

Ss.8S.a, 

eto. 

Ah.Leto. 
'  Jer.  40. 38. 


S5  Porave  JAotA  d«  lo«  ejáreitoi  loe 
ftcndecixa  diciendo :  Bendito  el  piMblo 
mío  Egipto*,  7  el  AebrlOj  ofan  de  mi* 
manos»  i  Israel  mi  heredad, 

CAPITULO  XX. 
Oonñnna  Dio*  la  eauUvidttd  d»  Bgípto  y  d* 

Mtiepia  por  loo  Atirió»,  «andamio  al  pro- 

ftla  91M  tmdi  deMMHlo  y  dnealto  troo  Moo 

MaAMModf  ello. 

EN  el  afio  qne  riño  Thartim  á  As- 
dod,  onando  le  envió  Saivon  rey  de 
Asirla»,  j  peleó  contra  Asdod,  y  la 
tomó> 

9  En  aqad  tiempo  habló  Jehová  por 
Isaias,  hQo  de  Amos,  diciendo :  Ve,  y 
quita  el  saeo  de  tus  lomos,  y  descalza 
los  zapatos  de  tus  piás.  É  hixolo  aaf, 
añilando  desnudo  y  desoalzofr. 

a  Y  dijo  Jeho^á:  De  la  manera  que 
anduTO  mi  siervo  Isaías  desnudo  y  des- 
calzo tres  años,  seflal  y  pronóstico  sobre 
Egipto  y  sobre  Etio]^, 

4  Así  Ucvaxá  el  rey  de  Asiría  la  cauti- 
vidad de  Egipto,  y  la  transmigración  de 
Etiopia,  de  mozos  y  de  viejos,  desnuda 
y  deacalza,  y  descubiertas  las  nalgas  para 
vergüenza  de  Egipto. 

&  X  se  turbaran  y  avergonzar&n  de 
Etiopia,  su  esperanza,  y  de  Egipto  que 
era  su  sloria. 

6  Y  úirk  en  aqoel  dia  el  morador  de 
Isla:  Mirad  que  tal  fiíé  nuestra  es- 
peranza, donde  nos  acogimos  por  so- 
corro para  ser  libres  de  la  presencia  del 
x^  de  Asirla.  ¿  Y  cómo  escaparemos  ? 

CAPITULO  XXI. 
Pro/otíoa  la  ruina  d*  BabUoHia  pái  tu  «o- 
•arpifa  por  Ciro.  Oomtra  Idtmía :  eomtra 

CARGA  del  desierto  de  la  mar*.  Co- 
mo  los  torbellinos  que  pasan  por  el 
desierto  en  la  r^on  del  mediodía  b,  <ui 
vienen  de  la  tiena  horrenda. 

2  Vision  dura  me  ha  sido  mostrada. 
El  prevaricador  prevarica,  y  el  destru- 
idor destruye.  Sube,  Persa :  cérea,  Me- 
do.  Todo  su  gemido  hice  cesar. 

3  Por  tanto  mis  lomos  se  han  llenado 
de  dolor;  angustias  se  apoderaron  de 
mí  como  angustias  de  ra\ger  de  parto : 
agobióme  oyendo,  y  al  ver  heme  es- 
pantado. 

4  Pasmóse  mi  corazón,  el  horror  me 
ha  intimidado :  la  noche  de  mi  deseo 
me  tomó  él  en  espanto  «. 

6  Pon  la  mesa,  mira  de  la  atalaya, 
come,  bebe:  levant&os,  príncipes,  ungid 
el  escudo. 

6  Porque  el  Se&or  me  di}o  así :  Ve,  pon 
centinda,  que  haga  saber  lo  que  viere. 

7  V  vio  un  cano  de  un  par  de  caba- 
lleros, un  carro  de  asno,  y  un  carro  de 
camello.  Luego  miró  muy  mas  atenta- 
mente, 

8  Y  gritó  como  un  león :  Sefior,  yo  es- 
toy continuamente  de  dia  y  las  noches 
enteras  sobre  mi  guarda : 

O  Y  hó  aquí  este  carro  de  hombres  vi- 
ene, un  psir  de  caballeros.  Después  ha- 
bló, y  d^:  Cayó,  cayó  Babilonia  <l,  y 
todos  los  ídolos  de  sus  dioses  quebrantó 
en  tierra  «. 

10  Trilla  mía,  y  paja  de  mi  era.  Os 
he  dicho  lo  que  óí  de  Jdiová  de  los 
ejércitos.  Dios  de  Israel. 

11  ^  Carga  de  Duma/.  Danme  vooes 
de  Seir.  Guarda,  ¿  qué  hay  esta  noche  ? 

IS  El  que  guanta  respondió  i  La  ma- 
fiana  viene,  y  después  la  noche :  si  pre- 
guntareis, pr^untad,  volved,  y  venid. 

18  5^  Oaxga  sobre  Arabia'.  En  el  monte 
tendrais  la  noche  en  AraUa,  oh  cami- 
nantes de  Dedanim. 

14  Ralid  &  cncontnnr  al  sadianlo,  Ue> 


<Oip.fili] 


•Bd.l&t| 


tOip.S.Í 


JÍ.L 


'SBef.lU 


vadle  aguas,  motadons  da  tiena  de  T»' 
mah ;  socoráad  con  su  pan  al  que  baje 

15  Porque  de  la  presencia  de  Ist  es- 
padas huyen,  de  la  presencia  de  Is  es- 
pada desnuda,  de  la  presencia  áá  sroo 
entesado,  de  la  presencia  del  peso  de  Is 
batalla, 

16  Porque  así  me  ha  dicho  JdioTi 
De  aquí  á  un  afio,  semejante  &  sik»  de  | 
mozo  de  soldada*,  toda  la  ^oña  de  iO^lUl 
Cedar  8«ii  deshecha. 

17  Y  las  reliquias  del  niimero  de  k» 
valientes  flecheros,  hyos  de  Cedar  •',  te- 
tégx  apocadas :  porque  Jehov&  DkM  de 
Israel  lo  ha  dicho. 

CAPITULO  XXII. 
ItMbuue  á  JmmoaUm  em  dtetruoeiom  par  iot 
CáUtoe.  A  Betna,  «ayordMM»  idrtf,- 
le  pro/eHaa  depoeieiom  ái  m  cñdo,  f  » 
tolii  rtHwa,  y  quo  le  euoeáiria  jEBaeisk 

CARGA  del  ralle  de  la  vi«iona.  ¿  Qu4 
tienes  ahora,  que  toda  tii  te  has  sa- 
bido sobre  los  terrados  ? 

5  Tü,  llena  de  alborotos,  ciudad  tur. 
búlente,  ciudad  alegre  k;  tus  mnertos 
no  «OH  muertos  á  cuchillo,  ni  moatos 
en  guerra. 

8  Todos  tus  príncipes  juntos  qttt  bn^e* 
ion  del  aioo,  ftieron  atados:  todos  kM 
que  en  tí  se  hallaron,  fueron  atados  jnn- 
tamente,  a«e«iie  l^os  se  habiaa  huido. 

4  Por  esto  dUe :  Dejadme,  llorará  amsr- 
gamentec ;  no  os  afanéis  por  consolanne 
de  la  destrucción  de  la  hija  de  mi  pueblo. 

6  Porque  dia  u  de  alboroto,  y  de  bn- 
ella,  y  de  fatiga  por  A  Sefior  JdiovA  de 
los  eJórcitos  en  el  valle  de  la  viakm,  pan 
derribar  A  muro,  y  dar  grita  al  monte. 

6  Y  Elam<<  tomó  aljaba  en  cano  de 
hombres,  y  de  cabalkxos  ¡  y  Ghlr«  des- 
cubrió escudo. 

7  Y  acaeció,  qne  tus  hermosos  valles 
fueron  llenos  de  carros,  y  los  de  á  ca- 
ballo acamparon  á  la  puerta. 

8  Y  eit  enendgo  desnudó  la  cobertura  de 
Judá,  y  miraste  en  aquel  dia  bada  1* 
casa  de  armas  dtí  bosque/. 

O  Y  visteis  las  roturas  de  la  dudüd  de 
David,  que  se  multlplioaron,  y  recogis- 
teis las  aguas  de  la  pesquera  de  abajo  9. 

10  Y  oontasteis  las  casas  de  Jerusa- 
lem,  y  derribasteis  casa*  para  fortificar 
el  muro. 

11  E  hidsteis  Ibso  entre  los  dos  muros 
oon  las  aguas  de  la  pesquera  viQa :  y  no 
tuvisteis  respeto  al  que  la  hizo,  ni  mi- 
rasteis de  l^iJos  ai  que  la  labró  A. 

12  Por  tanto  el  Señor  Jehovi  de  los 
«jéroitos  llamó  en  este  dia  á  llanto  y  4 
endechas,  á  mesar,  y  á  vestir  saoo. 

18  Y  hé  aquí  gozo  y  alegría,  matando 
vacasj  y  degoUaindo  ov^as,  comer  carne, 
y  beber  vino,  diciendo  t  comamos  y  beba- 
mos, que  mafiana  morirómos*. 

14  Esto  ñié  revelado  i  mis  ddos  de 
parte  de  Jehová  de  los  cjérdtos:  Qm 
este  pecado  no  ce  seíA  perdonado  hasta 
que  muráis,  dice  el  Sefior  Jdiovi  de  las 
^órdtos. 

15  ^  Jriiová  de  los  cdónitos  dice  así: 
Ve,  entra  á  este  tesocero,  i  Sebea*  d 
mayordomo,  y  dile : 

16  ¿Qué  tíetu*  tú  aquí,  Ó4 quiánlieiisf 
aquí  tu,  que  labraste  aquí  sepulcro  para 
tí,  oDow  el  que  en  lugar  alto  isbra  su  se- 
pultura, ó  el  que  es<wlpe  pan  sí  nKvada 
en  unapefia? 

17  Hé  aquí  que  Jehová  te  traapottaii 
en  duro  oantiverio,  y  de  derto  te  cu- 
brirá «¿  rotíro. 

18  Te  eobari  á  rodar  oon  ímpetu,  ee* 
mo  &  bola  por  tienta  lam  de  tenni 
allá  moariru,  ; 


tiem  laiiga  de 
,,  y  allá  JhMwrdis  k» 
de  tu  gkicia,  oa  veigUenza  de  la  oasa  de 
tuseaóc. 


/iȒiM 


kCtt-S-i 


lüir.lM 


kCif-*'' 


aeir.ni 


ISAÍAS,  xxm,  XXIY. 


▲.aelr.TU. 


iBTaniqJaite  he  de  tn  lugar,  y  de  tu 
pueito  te  empujará. 

90  y  será,  que  en  aquel  dia  llamard  & 
mi  tierra  EUaeiiii,  hijo  de  Bldae, 

SI  T  vestirélo  de  tus  Teetidmai,  y  le 
fe  ta'soeré  oon  tu  talabarte,  y  aalÑ¿aré 
en  siM  manos  tu  potestad :  y  será  padre 
al  morador  de  Jenualem,  y  6  la  casa  de 
Jnü. 

U  Y  pondrá  la  llave  de  la  casa  de 
DsTid  soba*  tu  hombro  <:  y  abrirá,  y 
nadie  cerrará ;  oerraxá,  y  naffie  abrirá  •*. 

S3  É  blnoarélo  tomo  clavo  en  lugar 
firme*:  y  aera  por  asiento  de  honra  á 
la  eaaa  de  su  «Mlr». 

M  Y  «olearán  de  él  toda  U  honra  de  la 
caía  de  su  padre;  los  I^Jos  y  ios  nietos, 
todos  loe  vasos  menores,  desde  los  vasos 
de  beber  basta  todoa  los  instmmentoa  de 
miliioa. 

SS  En  aquél  dia,  diee  Jriiová  de  los 
^¿idtos,  el  clavo  hincado  en  lugar  firme 
será  quitado,  y  será  quebrado,  y  caerá  • : 
y  la  caiga  que  sobre  el  se  puso .  se  echará 
á  penler,  posque  Jehová  hablo. 

OAFITULO  XXIII. 
BmitM  di  Itro,  y  jronMM  dt  m  n 
di    "    ■      ' 


CARGA  de  Tiro*.  Aullad,  naves  de 
Tharsis ;  porque  destruida  es  hasta 
no  quedar  casa,  nf  entrada  >  de  la  tierra 
de  Chitlm  les  es  revelado  h, 
8  Callad,  mofadores  de  la  isla,  merca- 
der de  Sidon;  que  pasando  la  mar  te 
hoiefalan. 

3  Su  provisión  aolia  Mr  de  las  aemeai* 
tersa  «ñw  creeos  oon  las  muchas  aguas 
del  Nüo,  de  la  mies  del  rio.  Fué  tam. 
bien  feria  de  gantes. 

4  Avergüénzate,  Sidon ;  porque  la  mar, 
la  fortaleza  de  la  mar  habló  diciendo : 
Nunca  estuve  de  parto,  ni  paii,  ni  crié 
Biancebos,  ni  levanté  vugencs. 

5  En  nejando  la  fama  á  Egipto,  ten. 
drán  dolor  de  las  nuevas  de  Tiro. 

6  Pasaos  á  Tharais ;  aullad,  mondoics 
deUidA. 

7  ¿  No  er  esta  vuestra  dudad  alegre  ? 
BU  antigüedad  de  muchos  dias.  Sus  pies 
la  llevarán  á  peregrinar  l^ios. 

8  i  Quién  decreté  esto  sobre  Tiro  la 
eoronada,  cuyos  negociantes  tra»  prin- 
cipes, cuyos  mercaderes  «ren  los  nobles 
de  la  tierra? 

9  Jehová  de  los  ejército»  lo  decreté,  pa. 
n  envilecer  la  soberbia  de  toda  gloria,  y 
pare  abatir  todos  los  ilustrss  de  U  tierra. 

10  Pasa  cual  rio  de  tu  tierra,  oh  hUa 
de  Tharsit ;  porque  no  tmdrát  ya  mas 
fortaleza  c. 

U  Estendió  su  mano  sobse  la  mar, 
buco  temblar  los  reinos  ¡  Jehová  mandó 
■obre  Caoaan  que  sus  fberxas  sean  de« 
biUtadas. 

18  Y  dyo :  No  te  alegrarás  mas,  oh  td 
oprimida  virgen,  hija  de  Sion.  Leván- 
tate pera  pasar  á  Chitim ;  y  aun  alli  no 
tendrás  reposo. 

15  Min  la  tiensa  de  los  Caldeos:  este 
puablo  no  era  dnte«:  Asaur  le  fimdé 
pan  los  que  habitaban  en  el  desierto : 
levantaron  sus  fortalezas,  edificaron  sus 
palacios ;  V  él  le  convirtió  en  ruinas. 

14  Aullad,  naves  de  Tharsis ;  porque 
destruida  es  vuestra  fortaleza. 

IU  F  aeonteoerá  en  aquel  dia,  que  Tiro 
■crá  puesta  en  olvido  por  setenta  años, 
'•«•u,,  eoiBo  dias  de  un  rey*.   Después  de  los 
wtenta  aflos  cantará  Tiro  canción  oomo 
de  ramera. 

16  Toma  harna,  y  rodea  la  ciudad,  oh 
ORiera  olvidaaa:  hat  buena  melodía, 
Imitara  la  eandon,  porque  tomes  en  me- 
moria. 


17  Y  Y  aeenteeetá,  que  al  fin  de  loe 
setenta  afioa  visitará  Jehová  á  Tiro ;  y 
tomaráse  á  su  ganahela,  y  otra  vea  for- 
nieará*  contodbs  los  reinos  de  la  ticnca 
sobre  la  hax  de  la  tierra. 

IB  Mas  su  negociación,  y  su  ganancia, 
será  consagrada  á  JdMvá/ :  no  se  guar- 
dará ni  se  atesorará  ¡  porque  su  negocia- 
oioB  será  para  los  que  estuvieran  delante 
de  J^ová,  para  que  coman  hasta  har- 
tarse, y  ristan  honradamente. 

CAPITULO  XXIV. 

Jtnmeia  d  Pr^da  lo*  Uerttlf  ealawMmém 
91M  ewiAnfe»  aobré  toda  le  iMma,  di  cuy» 
«MMnri  a*alei<<aa  giudmrAm  «sm  m<o«, 
Im  eaolM  etembí  tu  vai,  pura  dar  á  JMot 
idabamaa  y  gloria. 

HÉ  aquí  que  Jehová  vacia  la  tierra, 
y  la  desnuda,  y  trastorna  su  hax,  y 
hace  esparcir  sus  moradores. 

8  Y  será  como  el  pueblo,  tal  el  sa- 
cerdote ;  como  el  siervo,  tal  su  seiVor ; 
como  la  criada,  tal  su  sefhnra;  tal  el 
que  eompra,  como  el  que  vende ;  tal  el 
que  dá  empreetado,  como  el  que  toma 
prestado ;  tal  el  que  dá  á  legro,  oomo  el 
que  lo  recibe. 

8  Del  todo  será  vedada  la  tierra,  y  en- 
teramente saqueada :  porque  Jdiová  ha 
pronunciado  esta  palabra. 

4  Destruyóse,  cayó  la  tiena ;  enfermó, 
oayó  el  mundo:  enfermaron  los  altos 
pttíri>Ios  de  la  tieira. 

5  Y  la  tierra  se  inficionó  bi^  sus  mo- 
redores;  porque  traspasaron  las  leyes, 
falsearon  el  derecho,  rompieron  el  pacto 
sempiterno*. 

6  Por  esta  cansa  la  maldición  fc  con- 
sumió la  tierra,  y  sns  moradores  ftieron 
asolados :  por  esta  causa  ftieron  ooosn- 
midos*  los  habitantes  de  la  tierra,  y  se 
disnünnyeron  los  hombros. 

7  Perdióse  el  riño,  enibrmó  la  vidt^, 
gimieron  todos  los  que  eran  alegres  de 
corazón. 

8  Cesó  el  regoo^o  de  los  panderos,  aca- 
bóse el  estniKido  de  loe  que  se  huelgan, 
paró  el  alegría  del  harpa  •. 

9  No  beberán  vino  con  cantar ;  la  be- 
bida será  amarga  á  los  que  la  bebieren. 

10  Quebrantada  está  la  ciudad  de  la 
vanidad;  toda  casa  ae  ha  cerrado,  por- 
que no  entre  nadie. 

11  Voces  sobre  el  vino  en  las  piases ; 
todo  gozo  se  oscureció,  desterróse  la  ale- 
gría de  la  tierra. 

18  Sn  la  ciudad  quedó  soledad,  y  con 
asolamiento  fué  herida  la  puerta. 

18  Porque  así  será  en  medio  de  la  ti- 
erra, en  medio  de  los  pueblos,  oomo 
aoeituro  sacudido,  como  rebuscos  aca- 
bada la  vendimia/. 

14  Estos  alzarán  su  voz,  cantarán  go- 
losos en  la  grandeza  de  Jehová,  desde 
la  mar  darán  voces  de  Júbilo. 

Ifi  Glorificad  por  este  á  Jehová  en  los 
valles  :  en  islas  de  la  mar/  sea  nombra- 
do Jehová  Dios  de  Ivad. 

16  De  lo  postrero  de  la  tierra  olmos 
sahnos,  glona  al  justo.  T  yo  di.fe ;  Mi 
flaqueza,  mi  flaqueza,  ay  de  mi'!  Pre- 
varicadores han  prevaricado ;  y  han  pre- 
varicado oon  prevaricación  de  deslcsJes. 

17  Terror,  y  sima,  y  lazo«  sobre  ti,  oh 
morador  de  la  tierra. 

18  T  aoonteomá,  que  el  que  huirá  de 
la  voz  del  terror,  caerá  en  la  sima ;  y  el 
que  saliere  de  en  medio  de  la  sima,  será 
preso  del  lazo :  porque  de  lo  alto  se  abri- 
eron ventanas  A,  y  temblarán  los  funda- 
mentos de  la  tierra  •'. 

19  Quebrantaráae  dri  todo  la  tierra, 
enteramente  desmenuzada  será  la  ti- 
erra*, en  gran  manera  será  la  tierra 
conmovida. 


'Ap.17.SL 


/8aL87.4. 
Ue.14.a0, 
81. 


•Oea.9.lA 
k]laL4.6. 


•  Jpel  L  18. 
d  Cap.  U. 

8,1»: 

Jeel  1. 10, 
18. 

•  Jsr.  7.  34. 
Os.  8.11. 
A^18.S2. 


/8oph.S.ll. 
Capwl7.5,fi. 


'Jer.48.i3, 
44. 


k  Oes.  7. 11. 
•'  8aL  18. 11. 


tJsr.  4.23. 


A.<Xdr.  n& 


ISAÍAS,  XXV,  XXVI,  xxvn. 


A.  a  dr.  m. 


tAp.  90.7,8. 
«Cap.  00.19, 

ao. 


•8d.46.10. 


*  Jer.  a.  37. 


«Ap.  11.18. 


4  a  8».  15.80. 

2  Cor.  8. 16, 

18. 
•Os.  18. 14. 

ICO.  15. 54. 
/Ap.7.17. 

7^.4. 


•C»pw  60.18. 


SO  Temblar&  la  tiem  Tsdlanlo  como 
nn  borracho,  y  aeF&  remoTida  como  una 
choza:  j  añavatAlfe  sobre  ella  su  pe- 
cado, y  caertí,  y  nunca  ma»  ae  ievantaxA. 

81  y  acontecerá  en  aquel  dia,  que  Je- 
hová  Tidtará  sobre  el  ejército  sublime 
en  lo  alto,  y  sobre  los  reyes  d«  la  tierra 
fue  hatf  sobre  la  tierra. 

88  Y  ser&n  amontonados  como  se  amon- 
tonan encarcelados  en  masmorra,  y  en 
prisión  quedarán  encerrados :  y  aeran  vi- 
sitados después  de  muchos  días  1. 

83  La  luna  se  avergonzará,  v  el  sol  se 
conftmdirá**,  cuando  Jdiová  de  los  ejér- 
citos reinare  en  el  .monte  de  6ion,  y  en 
Jerusalem,  y  ddante  de  sus  ándanos 
fiiere  glorioso. 

CAPITULO  XXV. 
XI  Profeta  en  pertona  de  todo»  Z<m  firUa  M  á 
JHm  íiLoria  y  átdbmua  por  haber  ^eetaaAo 
na  anUguoe  Juieio»,  por  etu  htmefieioe  y 
«noravAto*  en  favor  Se  ni  pwebZo  ;  y  pre- 
diee  la  mina  de  todoi  nu  enemigoe. 

JEHOVA,  tif  «re*  mi  Dios:  te  ensal- 
zaré a,  y  alabaré  tu  nombre ;  porque 
has  hecho  maravillas,  oons^os  antiguos, 
la  verdad  firme. 

9  Que  tomaste  la  ciudad  en  montón,  la 
dudad  fuerte  en  ruinad :  el  alcázar  de 
los  extraños  que  no  sea  dudad,  ni  nunca 
jamas  sea  reólificada. 

8  Por  esto  te  dará  gloria  el  pueblo 
fuerte  c,  te  temerá  la  dudad  de  gente* 
robustas. 

4  Porque  fuiste  fbrtaleza  al  pobre,  ftnr- 
taleza  al  menesteroso  en  su  aflicción, 
amparo  contra  d  turbión,  sombra  con- 
tra el  calor:  porque  d  ímpetu  de  los 
vloiento*  M  como  turbión  eonira  fron- 
tispicio. 

5  Como  el  calor  en  lugar  seco,  aei 
humillarás  el  orgullo  de  b»  extraños ; 

Leomo  calor  que  quema  débs^o  de  nube, 
irás  marchitar  el  pimpollo  de  los  ro- 
bustos. 

6  Y  Jehová  de  los  ^¿rdtos  hará  en 
este  monte  á  todos  los  pueblos  convite 
de  engordados,  convite  de  purificados,  de 
gruesos  tuétanos,  de  purificados  líquidos. 

7  Y  deshará  en  este  monte  la  máscara 
de  la  cobertura  con  que  están  cubiertos 
todos  los  pueblos,  y  la  cubierta  <<  que 
está  extencuda  sobre  todas  las  gentes. 

8  Destruirá  á  la  muerte  para  siempre  * ; 
y  eiüugará  el  SetkHr  toda  lágrima  de  to- 
dos los  rostros/,  y  quitará  la  afrenta  de 
su  pueblo  de  toda  la  tierra :  porque  Je- 
hová lo  ha  dicho. 

H  Y  dirá  en  aquel  dia :  Hé  aqui,  este 
es  nuestro  Dios ;  le  hemos  esperado,  y 
nos  salvará.  Este  ea  Jehová,  á  quien 
hemos  esperado :  nos  gozaremos,  y  nos 
alegraremos  en  su  salud. 

10  Porque  la  mano  de  Jehová  reposará 
en  este  monte ;  y  Moab  será  trillado  de- 
bajo de  él,  como  es  trillada  la  p^}a  en  el 
muladar. 

11  Y  extenderá  su  mano  por  en  medio 
de  él^  como  la  extiende  el  nadador  para 
nadar ;  y  abatirá  su  soberbia  con  los  mi- 
embros de  sus  manos. 

18  Y  allanará  la  fortaleza  de  tus  altos 
muros ;  la  humillará,  y  echará  á  tierra, 
hasta  d  polvo. 

CAPITULO  XXVI. 
Cántico  que  entonará  d  puMo  de  Dio»  por  en 
lHoriota  libertad,  jr  t<Jal  deitruceion  de  eu$ 
enemigo».  Sn  tanto  que  aeC  m  veriftea,  «»> 
luirtaae  á  loe  verdadero»  Jíele»  á  que  eeperen 
«WmM»  cM¡/ladM  em  <I  auxilio  y  favor  de 

EN  aqud  dia  cantarán  este  cantar  en 
tlenra  de  Judá.  Fuerte  dudad  te- 
nemos; salud  puso  Dioe  por  muros  y 
antemuro*. 


8  Abrid  las  puertas  fc,  y  entrará  la  gente 
Justa,  guardadora  de  verdades. 

3  Tu  le  guardarás  en  completa  paz, 
eujfo  pensamiento  en  tí  persevera,  por- 
que en  ti  se  ha  confiado. 

4  Confiad  en  Jdiováe  perpetuamente : 
porqoe  en  el  Seiknr  Jehová  teta  la  for- 
taleza de  los  siglos  d. 

6  Porque  derribó  los  que  moraban  en 
lugar  sublime;  humillé  la  dudad  ensal- 
zada, humillóla  hasta  la  tierra,  derribóla 
hasta  d  polvo  «. 

6  Hollarála  pié,  los  pies  del  afligido,  los 
pasos  de  los  menesteroeos. 

7  Camino  derecho  para  el  justo :  Tii, 
Recto,  pesas  el  camino  del  Justo/. 

8  También  en  d  camino  de  tus  lu- 
idos 9,  oh  Jdiová,  te  hemos  esperado: 
renxcft»  á  tu  nombre,  y  á  tu  memoria, 
/tté  el  deseo  del  alma. 

8  Con  mi  alma  te  he  deseado  en  la 
noche ;  y  en  tanto  que  me  durare  d  es- 
píritu en  medio  de  mi  madrugaré  á 
buscarte:  porque  luego  que  hay  juidoc 
tuyos  en  la  tierra,  los  maradores  del 
mundo  aprenden  Justicia  A. 

10  Alcanzará  piedad  d  impio,  y  no 
aprenderá  Justicia* :  en  tierra  de  recti. 
tud  hará  iniquidad,  y  no  mirará  á  la 
majestad  de  Jehová. 

11  Jehová,  bien  que  ae  levante  tu  mano, 
no  verán  ^ :  verán  al  cabo,  y  se  avergon- 
zarán los  que  envidian  á  tu  pueblo  ¡  y  6 
tas  enemigos  friego  los  consumirá. 

18  Jehová,  td  nos  depararás  paz  :  por- 
que también  obraste  en  nosotroa  todaa 
nuestras  obras. 

13  Jehová  Dios  nuestro, 'tenores  ae  han 
enseñoreado  de  nosotros  fitera  de  tü: 
mas  en  ti  solamente  nos  acordarémo*  de 
tu  nombre  ■■*• 

14  Muertos  «o»,  no  vibran;  han  fia- 
lleddo,  no  resndtarán :  porque  loa  vid- 
taste,  y  destruíste,  y  desnidste  toda  aa 
memoria. 

15  Añadiste  al  pueblo,  oh  Jdiov&,  aña- 
diste d  pueblo :  hicistete  glorioso  :  es- 
tendiste haeta  todos  los  términos  de  la 
tierra. 

16  Jdiová  en  la  tribuladoa  te  buaca- 
ron»;  derramaron  oración  cuando  los 
oastiñste. 

17  Como  la  preñada  euanáo  k  acerca 
el  parto,  gime  y  da  gritos  con  cns  do- 
lores,'au  hemos  sido  delante  de  tí,  oh 
Jdiová. 

18  Concebimos,  tuvimos  dolores  de 
parto,  parimos  como  viento :  sdudes  no 
se  hicieron  en  la  tierra,  ni  cayeron  los 
moradores  del  mundo. 

19  Tus  muertos  vivirán.  Junto  con  mi 
cuerpo  muerto  resudtaián.  Despertad  y 
cantad ,  moradores  dd  polvo  • :  porque 
tu  rocío  cual  rodo  de  hortalizas ;  y  la 
tierra  echará  los  muertos. 

90  ^  Anda,  pueblo  mió,  éntrate  en  toa 
aposcñotos,  dorra  tras  ti  tus  puertas :  ea- 
oondete  un  poquito,  por  un  momentio, 
en  tanto  que  pasa  la  ira. 

91  Porque  he  aquí  que  Jdiová  sde  «le 
su  lugar,  para  visitar  la  maldad  del  mo- 
rador de  la  tierra  contra  él ;  y  la  tierna 
descubrirá  sus  sangres,  y  no  mas  cneu- 
biirá  sos  muertos. 

CAPITULO  XXVIL 
8eUU(a  proeideneia  de  Dioe  aetrea  i»  t» 
puMo,  deipue»  de  eiqu  afUeeion  para  «orw 
regMe,  y  «  la  total  ruina  d»  ene  framám 
opreaore»,  eerá  reetaurado  «  engrandieidog 
«  lo»  ItraeUta»  adetarán  al  Mor  «•  d 
Monte  foafo,  en  Jenuatem, 

EIN  aqud  dia  Jdiová  vidtará  con  «n 
é  enwda  dura,  grande,  y  inerte,  artac* 
Leviatnan,  ferplente  rolliza,  y  sota»  !*• 


»8aLlI8J& 


•8d.618. 
yl25.L 


f9aLT¡.% 
714S.1& 


i.ctit.na. 


ISAÍAS^  ZXVIIL 


A.GoiT.ni. 


14. 
>r«g.6L«. 

782.31 
I  «.5. 


'7obtt.SL 


••B0.II.U 


/M  31  8. 


viatfaana,  tetpient*  ratncrU;  j  nastaxA 
al  dxtgonb  que  tata  en  la  mar. 
9  Bn  aquel  día  cantad  de  la  '«Uta  dd 

8  To  JehovA  la  goaxdo*;  cada  mo- 
mento lA  rogará ;  giuutdarála  de  noche  j 
de  día,  porque  d  emtmigo  no  la  vliite. 

4  No  nay  en  mi  enqjo :  ¿  quién  pondrA 
contra  mi  en  batalla  eaplnaa  y  cardo*  ? 
To  la  Iu>Uaié,  y  le»  quemaré  Junta- 
mente. 

6  ¿O  forrará  aiguien  mi  fortaleza? 
Han  conmigo  pas,  haga  pas  conmigo'. 

0  *f  Diaa  vendráOf  euando  Jasob  ecnaiá 
raicea ;  florecerá  7  echará  renueToa  Is- 
rael, y  la  haa  del  mundo  ae  henchirá  de 
fruto*. 

7  Y  j!  Acaao  ha  ildo  herido  como  quien 
lo  htxiiS  ?  ¿  'ó  ha  aido  muerto  como  los 
que  lo  mataron  ? 

8  Con  medida  la  castigarás  en  ras  vas- 
tagos/. El  reprime  su  reeio  Tiento  en  el 
día  del  aire  solano. 

9  De  esta  manera  pues  será  purgada  la 
iniquidad  de  Jacob,  y  este  mrá  todo  d 
firuto  i  w  á  taber,  remoción  de  su  pecado 
cuando  tomare  todas  las  piedras  del  altar 
como  piedras  de  cal  desmenniadas,  y  no 
se  levantarán  loa  bosques,  ni  las  imáge- 
nes del  sol. 

10  Porque  la  ciudad  fiwtalecida  terá 
asolada,  la  mocada  s«rá  desamparada,  y 
d^fada  como  un  desierto:  allí  se  apa- 
centará el  becerro,  alli  tendrá  tu  ma- 
jada, y  acabará  sus  ramas. 

U  Cuando  sus  ramas  se  secaren,»  se- 
rán quebradas,  mujeres  Tendrán  á  en- 
cenderla :  porque  aquel  no  es  pueblo  de 
entendimiñito.  Por  tanto  su  hacedor  no 
tendrá  de  él  misericordia,  ni  se  compa- 
décela de  él  el  que  lo  fbrmó. 

19  T  aoonteoerá  en  aquel  día,  que  he- 
rirá Jehová  desde  el  alTco  del  rio  hasta 
el  torrente  de  Egipto ;  y  vosotros,  h^os 
de  Israel,  seréis  reunidos  uno  á  uno. 

13  Acontecerá  también  en  aquél  dia, 
que  se  taiterá  con  gran  vn  de  trompeta, 
y  vendrán  los  que  hablan  sido  esparcidos 
en  la  tierra  de  Asirla,  y  los  que  hablan 
sido  ecliados  en  tierra  de  Egipto,  y  ado- 
rarán á  Jehová  en  el  Monte  santo,  en 
Jetusalem» 

CAPITULO  XXVIII.. 
AuHaetúm  dd  niño  á»  la*  dita  trOma.  Paeado 

dajwédi  aaeamio  da  la  pakén  da  JMoa  y 

daamleyt  fromtaa  dt  r^ormaeiom  por  m*- 

düt  del  Metiaa,  y  ameiwwo  de  duro  caatigo 

átotrdbOdaa. 


\  A  T  de  la  corona  de  soberbia,  de  los 
xX  ebrios  de  Ephraim,  v  de  la  flor 
caduca  de  la  hermosura  cw  su  gloria. 


qne  esfd  sobre  la  cabeza  del  valle  Círtil, 
aturdidos  del  vino ! 

8  Hé  aquí,  Jehová  tiene  un  flierte  y 
poderoso,  el  auU  atrá  como  turbión  die 
granizo,  y  como  torbellino  trastomador, 
como  ímpetu  de  redas  asuas  que  inun- 
dan, que  con  fuerza  derriba  á  tierra. 

8  Oon  los  pies  será  hollada  la  corona  de 
soberbia  de  ios  iiorrachos  de  Ephraim. 

4  Y  terá  la  flor  caduca  de  la  hermosura 
de  su  cioria,  que  eatá  sobre  la  cabeza  del 
valle  nrtil,  como  la  flruta  temprana  que 
vífiM  primero  que  ioa  atroa  frutoa  del 
verano,  la  cual,  en  viéndola  el  que  la 
mira,  se  la  traga  tan  luego  como  la  tiene 
amano. 

5  Y  En  aquél  dia  Jehová  de  los  ^ér- 
citoa  será  por  corona  de  gloria,  y  dia- 
dema de  hermosura,  á  las  reliquias  de 
su  pueblo : 

6  Y  por  espíritu  de  juicio  al  que  se 
sentare  en  la  ailia  dd  Juicio,  y  por  for- 
taleza á  los  qne  harán  tomar  la  batalla 
haita  la  ¡mena  dsl  enemigo. 


í 


7  Mas  tamUsn  estos  erraron  oon  el 
vino*,  y  con  la  sidra  se  eutontacieron. 
El  sacerdote  y  el  fvofeta  erraron  con  la 
sidra,  flicxon  trastornados  del  vino,  atur- 
diéronse oon  la  sidra  k,  erraron  en  la 
visión,  tropecaxon  en  el  Juicio. 

8  Poñnme  todas  las  masas  están  ttenas 
de  vómito  y  sudedad,  hasta  no  kaber 
logar  limpio. 

9  ¿A  quién  se  cnsefiará  ciencia,  ó  á 
quién  se  hará  entender  doctrina*?  ¿A 
los  (luitados  de  la  lache  ?  á  los  arranca- 
dos de  los  pechos  ? 

10  Porque  ka  de  heiter  mandamiento 
tras  mandamiento,  mandato  sobre  man- 
dato, renglón  tras  renglón)  linea  sobre 
linea :  un  poquito  allí,  otro  poquito  alU : 

11  Porque  en  lengua  de  tartamudos, 
en  eztrallta  lengua  hablará  á  este  pue- 

ilo< 

18  A  los  cuales  él  d^o :  Este  «•  el  re- 
poso:  dad  reposo  al  eansado :  y  este  aa 
el  reftigerfo :  mas  no  aniíleron  oir. 

18  La  palabra  pues  de  Jehová  les  será 
mandamiento  tras  mandamiento,  man- 
dato sobre  mandato,  renglón  tras  ren- 
glón, linea  sobre  linea :  un  poquito  allí, 
otro  poquito  allí :  qne  vayan  y  caigan  de 
espaldas,  y  sean  quebnntados,  y  enlaia- 
dos,  y  presos  «. 

14  Por  tanto,  varonas  burladores,  que 
estáis  ensefloNados  sobre  este  pueblo 
oue  aatá  en  Jeruaalem,  oid  la  palabra 
de  Jehová. 

16  Porque  habdt  dicho :  Ooneierto  te- 
nemos hecho  oon  la  muerte,  é  hioimos 
aonerdo  oon  la  sepultura;  cuandopasare 
el  turbión  del  azote,  no  Uqjará  á  nos- 
otros, pues  qne  hemos  puesto  nuestra 
acolada  en  la  mentira,  y  en  la  flilsedad 
nos  esconderemos/: 

16  Por  tanto  el  Sefior  Jehová  dice  asi : 
Hé  aquí  que  yo  ftmdo  en  Sion  una  pie- 
dra, piedra  de  finrtalesa,  de  esquina,  de 
precio,  de  dmiento  estable':  d  que 
creeré,  no  ae  apresure. 

17  Y  dustaré  el  luido  á  cordd,  v  á 
nivel  la  Justicia.  Y  granizo  *  barrera  la 
acogida  de  la  mentira,  y  aguas  arroyarán 
el  escondrijo. 

18  Y  será  anulado  vuestro  conderto 
con  la  muerte,  y  vuestro  acuerdo  con  el 
sepulcro  no  sen  firme :  cuando  pasare 
el  turbión  dd  azote,  seréis  de  ¿1  ho- 


19  Luego  que  comentare  á  pasar,  él 
os  arrelMUtaxá:  poique  de  mañana  de 
mañana  pasará,  de  dia  y  de  noche.  Y 
será,  que  el  espanto  solamente  haga  en- 
tender lo  oído. 

SO  Porque  la  cama  m  tan  angosta,  qne 
no  baste;  y  la  cubierte  estrecha  para 
recoger. 

81  rorque  Jehová  se  levantará  como 
en  d  monte  Perasim',  y  como  en  el 
valle  de  Gabaon*  se  enojará  para  hacer 
su  obra,  su  extra&a  obra  i ;  y  pan  hacer 
su  operadon,  su  eztrafla  operación. 

88  Ahora  pues,  no  os  burléis,  porque 
no  se  aprieten  mas  vuestras  ataduras: 
porque'  consumación  y  acabamiento  •■ 
sobre  toda  la  tierra  he  ddo  dd  Sefior 
Jehová  de  los  ejércitos. 

88  Y  Estad  atentos,  y  oid  mi  voz;  es- 
tad atentos,  y  dd  mi  dicho. 

84  El  que  ara  para  sembrar,  ¿arará 
todo  d  día,  romperá  y  quebrará  los  ter- 
rones de  la  tlcrm  ? 

85  Después  que  hubiere  igualado  su 
superficie,  ¿no  derramará  la  negollla, 
sembrará  d  comino,  pondrá  el  trigo  por 
su  érden,  y  la  cebada  en  su  aefid,  y  la 
avena  en  su  término  ? 

86  Porque  su  Dios  le  Instraye,  y  le 
ensetks  á  obrar  •»  «do  roía  Jnido. 


•Oa.«.U. 


»Cap.M.10. 


•Jar.  6. 10. 


40kp.83.19. 
100.14.81. 


•Os.  6. 6. 
Mal  18. 14. 


/le.  8.  8. 


r8d.ll8.S8. 

Mat.SL4S. 

Hsdi.4.11. 

B0.91S8. 

Bf.  8.801 

1  Ped.  S.  6. 
AC»p^80.aO. 

y8£l9. 


**8 8a.  8.8(1. 
t  Jos.  10. 10. 

•tc 

lCr.14.18. 
<la.S.88. 


•»Cap.lOJS. 
Ds.  9. 87. 


A.C.clr.7U: 


ISAÍAS,  ZXIZ,  ZXX. 


A.C.dr.ni 


"8*L9a.S. 
Jer.  83. 19. 
Bo.  11. 88. 


Diou. 

•aSft.6.9. 


iUe.U.2. 


•Csp.8.19. 


•t  Cu».  17. 18. 
Job  21. 18. 


•C«p.80.8Q. 
JoelS.18. 


fUe.12.9. 


'Bo.11.8. 
4 1 8iL  9. 9. 

*Dk.U.4.9. 
Ap.  6. 1,  9. 


tCoLXaX 


S7  QiM  Is  nagidlU  no  m  Mllaift  con 
trillo,  ni  Mbre  d  eomino  rodazá  mcda 
de  can«ta;  tino  que  con  vn  palo  se 
■acude  la  neguilla,  y  el  comino  con  una 


88  El  pan  se  trilla;  mas  no  tlempre  le 
tiillaiá,  ni  to  oomprimirik  con  la  rueda 
de  m  oatreta,  ni  lo  queinrantaiA  con  loa 
dientes  dt  m  tritio. 

SB  También  esto  salió  de  Jéhori  de 
los  ejércitos,  para  hacer  maravilloso  A 
eonssjo,  y  engrandecer  la  saUduiia  «. 

CAPITULO  XXIX. 
PntfttiMa  ItaioM  la  tomdítion  ahaUda  ftrUU 
á  fiM  ttria.námeida  Jtrutaitmt  temmura 
la  «MMra  y  Utargo  dd  PtuUo,  aiyo  mai  m 
«rtmderto  por  ditpoiiaon  d»  Dio»  amm  á 
lot  profeta»  y  vriaeiadet,  keuta  privarlo» 
d  todo»  eUo»  at  «obuiariis  verdadera,  *n 
eatUgo  d»  »ua  ino»nei<f»»»  i  hipoere»(a  i  y 
wMHma  huoo  U  nmtdio  qu»  Dto»  ponuiria 
A  tol  títiodo  a»  eota»  «on  la  rtitamroeion  d» 
lo»  hiío»  de  Jacob,  y  dotirueeio»  d»  lo» 
imiau». 

¡  A  Y  de  Ariel  I,  dudad  donde  habitó 
j\.  David»!  AiVadid  un  afio  á  otro; 

m&tenie  victimas. 
8  Mas  yo  pondré  i  Ariel  en  apretura, 

y  será  desconsolada  y  triste :  y  scxá  á  mi 

como  Ariel. 
8  Porque  asentaré  campo  contra  ti  en 

derredor,  y  te  combatíré  con  ingenios,  y 

levantaré  contra  tí  baluartes  h. 

4  Enténces  serás  humillada ;  hablarás 
desde  la  tierm,  y  tu  habla  saldrá  del 
polvo :  y  será  tu  voc  de  la  tierra  como 
wn  de  Pytiion«,  y  tu  habla  susurrará 
desde  el  polvo. 

5  Y  la  muchedumbre  de  tus  extran- 
jeros será  como  polvo  menudo,  y  la 
multitud  de  los  fuertes  como  tamo  que 
pasa<<:  y  será  repentinamente,  en  un 
momento. 

6  De  Jehová  de  los  ejércitos  serás  visl. 
tada  con  truenos,  y  con  terremotos,  y 
oon  gran  ruido ;  con  torbellino  y  tem- 
pestad, y  llama  de  ftiMO  consumidor  •. 

7  Y  será  como  suelJÍo  de  vlrion  noc- 
turna la  multitud  de  todas  las  gentes 
que  pelearán  contra  Ariel,  y  todos  los 
que  pelearán  contra  ella,  y  sus  ingenios, 
y  los  que  la  pondrán  en  apretura/. 

8  Y  será  como  el  que  suefla  que  tiene 
hambre,  y  parece  que  come,  mas  cu- 
ando drápierta,  su  alma  está  vacía;  ó 
como  el  que  suefla  que  tiene  sed,  y  pa- 
rece que  bebe,  mas  cuando  le  despierta, 
hállase  cansado,  y  su  alma  todavía  se- 
dienta :  así  será  la  multitud  de  todas  las 
gentes  que  pelearán  contra  el  monte  de 
Slon. 

9  ^  Deteneos,  y  maravillaos ;  oftiaeáos, 
y  c^;ad :  embriagaos,  y  no  de  vino ;  ti- 
tubeüd,  y  no  de  sidra. 

10  Porque  Jehová  extendió  sobre  vos- 

3 ros  espíritu  de  sueBo,  y  cerró  vuestros 
os' :  cubrió  de  letargo  vuestros  profetas 
y  vuestros  principales  veyentesA. 

11  Y  os  será  tooa  visión  como  palabras 
de  libro  sellado',  el  cual  si  dieren  al 
que  sabe  leer,  v  le  dieren,  Lee  ahora 
esto,  él  dirá:  ció  puedo,  porque  está 
sellado. 

18  Y  si  se  diere  el  libro  al  que  no  sabe 
leer,  diciendole.  Lee  ahora  esto,  él  dirá : 
No  sé  leer. 

18  Dice  pues  el  Seflor:  Porque  este 
pueblo  se  me  acerca  con  su  boca,  y  oon 
sus  labios  me  honra,  mas  su  corazón 
alejó  de  mí,  y  su  temor  para  conmigo 
taS  ensefiado*  por  mandamiento  de 
hombres : 

14  Por  tanto  lié  aquí  que  nuevamente 
excitaré  yo  la  admiraoion  de  este  pueblo 
con  un  prodigio  grande  y  espantoso: 


porque  perecerá  la  sabiduría  de  su  la- 
bios, y  se  desvanecerá  i  U  pmdeBcia  de 
sus  prudentes. 

15  ¡  Ay  de  los  que  se  esconden  de  Je- 
hová, encubriendo  d  consejo;  y  nu 
obras  son  en  tinieblas,  y  dicen:  é  Qoiéa 
nos  ve,  y  quién  nos  oonooe  ? 

18  Vuestra  suversion  dertamente  lerá 
reputada  como  el  barro  del  allkrero. 
¿  La  obra  dirá  de  su  hacedor,  No  me 
hizo  7  ¿Y  dirá  el  vaso  de  aqud  que  k> 
ha  fbrmado.  No  entendió  ? 

17  ¿  No  será  tomado  de  aquí  á  may 
poco  tiempo  el  Líbano  en  Oaimelo,  y  d 
(3armelo  será  estimado  por  bosque  •  ? 

18  Y  en  aquel  tiempo  los  sordos  obáa 
las  palabras  del  libro,  y  los  ojos  de  lot 
deg^s  verán/lwro  de  la  obscuridad  y  de 
las  tinieblas  *. 

19  Entonces  los  humildes  ereceiáo  ea 
alegría  en  Jehová*,  y  los  pobres  de  los 
hombres  se  gozarán  en  d  Santo  de  Is- 
rael. 

90  Porque  d  Violento  será  acabado^, 
y  el  escameoedor  será  consumido;  y 
serán  talados  todos  los  que  madrugaban 
á  la  iniquidad  9 : 

91  Los  que  hadan  pecar  d  hombre  en 
palabra,  los  que  armaban  lazó  d  que 
reprendía  en  la  pueru  r,  y  torcieron  lo 
justo  en  vanidad. 

99  Por  tanto  Jehová,  que  redimió  á 
Abraham,  dice  así  á  la  casa  de  Jacob. 
No  será  ahora  conftmdido*  Jacob,  ni  tn 
rostro  se  pondrá  pálido : 

88  Porque  veta  á  sus  hijos,  obra  de 
mis  manos «,  en  medio  de  si,  que  san- 
tificarán mi  nombre;  y  santificarán  d 
Santo  de  Jacob,  y  tenwrán  d  Dios  de 
Israel. 

94  Y  los  errados  de  espíritu  aprenderán 
imellgeneia,  y  los  murmuradores  apren- 
derán doctrina. 

CAPITULO  XXX. 

AiMiuuai  contra  Im  Judío»,  forqm  sMaM- 
prteiando  la  palabra  d»i  Btnor,  y  la»  amo- 
n»»taeion«»  <u  lof  prqfHa»,  ponüm  toda  n 
eon/lamM  en  Kaiplo.  J)»»piu»  d»  la  t^Uc- 
eio»  promtU  Dio»  tener  mi»erieordta  d» 
m  nnMo,  y  qu»  lo  r»»tammrd,  y  «otMorá 
d»  Uen»»  y  oonUnto,  al  pato  qn»  datinird 
d  iodo»  nu  «ntmigo», 

¡  A  Y  .de  los  hijos  que  se  apartan,  dice 
Jt\.  Jehová,  para  tomar  consto,  y  no 

de  mí«;  para  oobljarse  con  cubierta,  y 

no  de  mi  Espíritu,  afiadiendo  pecado  á 

pecado! 
9  Pártense  para  descender  á  Egipto^, 

y  no  han  pr^untado  mi  boca ;  para  fiar- 

tificarse  con  la  fuerza  de  Pbaraon,  y 

Smer  su  esperanza  en  la  sombra  de 
gipto. 

8  Alas  la  fortaleza  de  Pharaon  ae  os 
tomará  en  vergüenza ;  y  d  amparo  en  la 
sombra  de  Egipto,  en  confusión. 

4  Cuando  estarán  sus  príncipes  en  2o- 
an,  y  sus  embajadores  habrán  llegado  á 
Hanes, 

5  8e  avergonzarán*  todos  dd  paeUo 
gue  no  les  aprovechará,  ni  les  soeonrerá, 
ni  les  traerá  provecho;  antes  k»  otra 
para  vergüenza,  y  aun  para  oprobio. 

«  Y  Carga  de  las  bestias  dd  Mediodía. 
Por  tierra  de  tribulación  y  de  angudia, 
de  donde  talen  el  leoncUlo  y  d  león,  la 
víbora  y  la  serpiente  que  vuela,  mh  lle- 
vando sobre  lomos  de  Jumentos  sus  ri« 
quezaa,  y  sus  tesoros  sobre  oareovaa  de 
camellos,  á  un  pueblo  que  no  la»  será  de 
provecho. 

7  Ciertamente  Egipto  en  vano  é  ia> 
utilmente  dará  ayuda' :  por  tanto  yo  le 
di  vooes,  que  su  fortdesa  oiria  estañe 
quietos. 

8  Ve  pues  ahora,  y  escribe  eda  visJsii 


Akií. 

10>.LU. 


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tfJ«.S7.7- 


■  Cdr.m 


ISAIAJS,  3000. 


A.C«lr.7U. 


en  nna  tobU  delants  da  éUoi  t  t  aaMn- 
tala  en  un  Ulnio,  pan  que  quew  huta 
el  poadroD  día  púm  licmpn,  por  todps 

lo*  liglM. 

9  Que  este  poeblo  ce  rebdde,  h^oe 
mcBUroeot*,  fa^oe  que  no  quiaien»  oír 
U  IcT  de  JehoTA. 

10  Que  dicen  á  loe  videnUf .  No  Teali/ : 
7  á  Tos  profetas.  No  nos  profetioels  lo 
Kcto ;  deoidnoft  cosas  halagtteflas,  pro- 
fttísad  mentiras  f: 

11  D^ad  «1  camino,  apartioe  de  la 
senda,  haced  oeear  de  nueetra  presencia 
d  Santo  de  Israel. 

18  Por  Unto  el  Santo  de  Israel  dioe 
así :  Porque  desechasteis  esta  palabra,  y 
eenfiasteU  en  Tiolenoia,  i  en  fnignlrian, 
y  en  ello  os  habéis  apoyado  ^ ; 

18  Por  tanto  os  sen  este  pecado  como 
pand  abierta  que  se  va  á  caer,  y  como 
coroora  en  alto  muro  •',  cv^a  calda  Tiene 
sdhita  y  rnientinamcnte. 

14  T  quebrar&lo  como  se  quiebra  un* 
vaso  de  alfiurero,  jm  sin  misericordia 
hacen  menuzoa;  tanto  que  «ilre  los  pe- 
daaoe  no  se  halla  tiesto  para  traer  fuege 
del  hogar,  ó  para  coger  aguada  una  posa. 

10  Parque  asi  di^  d  Sefior  Jehová, 
el  Santo  de  Israd:  En  descanso  y  en 
reposo  seréis  salvos;  en  quietad  j  en 
oonfiansa  teck  vuestra  fiKtalesa'.  Y  no 
quisisteis; 

16  Sino  que  dijisteis ;  No,  antea  huí. 
remos  en  caballos.  Por  tanto  vosotros 
bniréis.  Sobre  ligeros  cabalganknos  t 
por  tanto  serán  mu  ligeros  vuestros 
penaraidores. 

17  un  millar  kmrá  á  la  amenasa  de 
ano;  á  la  amenasa  de  cinco  httir«.^ia« 
vosotros  todo»,  liasta  que  quedéis  como 
mástil  en  la  cumbre  de  un  monte»  y 
gomo  bandera  sobre  cabexo. 

18  Empero  Jehová  esperaré»  para  tener 
piedad  do  vosotros,  y  por  tanto  será  en> 
Misado  teniendo  de  vosotros  misericor- 
dia: porque  Jehová  at  Dios  de  juicio. 
Bienaventurados  todos  los  que  le  espe- 
ran*. 

19  Ciectameote  el  pueblo  moiaxá  en 
Sion,  en  Jerusalem :  nunca  mas  llora- 
rás o:  el  que  tiene  misericordia  se  apia- 
dará de  ti :  en  oyendo  la  vos  de  tu  cla- 
mor te  responderá^. 

SO  Bien  que  os  dará  el  Seftor  pan  de 
congoja,  y  agua  de  angustia,  con  todo 
tu  ensefiadoies  nunca  mas  te  serán 
quitados,  sino  que  tos  qjos  verán  tns 
ensefiadmres. 

81  Snt4Ínces  tus  oidos  oirán  á  tus  es. 
paldas  palabra  que  diga  9 1  Este  «t  el 
oanino,  andad  por  él ;  y  no  echéis  á  la 
mano  deredta,  ni  tampoco  tocsais  á  la 
mano  isnnieida. 

89  Entonces  profanarás  la  cobertura  de 
tus  esculturas  de  plata,  v  la  vestidura  de 
tu  vaciadiso  de  oro,  y  Us  aportarás  co- 
mo tramo  manchado  de  menstruo*- ;  Sal 
fnera,  les  dirás. 

83  Entihicea  dará  W  SOor  lluvia  á  tu 
aementera,  cuando  la  tiem  sembrares, 
y  pan  del  fruto  de  la  Uena,  que  será 
abundante  y  pingüe:  y  tus  ganados  en 
aqsel  tiempo  sena  apacentados  en  an. 
chas  dehesas. 

9i  Tus  bueyes  y  tus  amos  que  labran 
ia  tierra,  oometán  grano  lim^,  el  ctial 
Mtá  aventado  oon  ¡Ñda  y  criba. 

86  Y  sobre  todo  monte  alto,  y  sobre 
todo  collado  subido,  habrá  ríos  y  eonri» 
«Bles  de  aguaa  el  día  de  la  gran  métan- 
la, cuando  caerán  las  tones*. 

86  Y  la  Itts  de  la  luna  será  como  la 
las  dd  sol ;  y  la  lus  del  sol  déte  veces 
mayor,  como  la  luz  de  «iete  dias<,  el 
dia  que  soldará  Jehová  la  quebradura 


de  su  pueblo,  y  ouraiá  la  Uaga  de  au 
herida. 

97  H¿  aquí  que  el  nombre  de  Jehová 
viene  de  l^joa:  su  voairo  encendido,  y 
grave  de  svurir  ¡  sus  labios  llenos  de  ira, 
y  su  lengua  como  fuego  que  consume  «. 

98  Y  su  espíritu,  cn¿  torrente  que 
inunda,  llegará  hasta  el  cuello,  para  sa- 
randear  las  gentes  con  criba  rota,  y  d**- 
haetr  el  freno  que  ut»rá  en  las  qu^adas 
de  los  pueblos  '  haciendo/<«  enar. 

99  Vosotros  tendréis  canden,  como  en 
noche  m  yiw  se  celebn  Pascua' ,■  y  ale- 
gría de  corason,  como  d  que  va  oon 
nauta  para  venir  al  monte  de  Jduivá,  al 
Fuerte*  de  Israel. 

80  T  Jehová  hará  oír  su  vos  potente,  y 
hará  ver  el  descender  de  su  braso  oon 
ftanr  fie  rostro,  y  llama  de  ftiego  con- 
sumidor, con  diapcnion,  con  avenida,  y 
piedra  de  graniso. 

•  31  Porque  Aasur*,  ftu  hirió  oon  palo, 
con  la  vos  de  Jeho^  será  quebrantado. 

88  T  en  todo  mtd  paso  haorá  madero^ 
fundado,  que  Jehová  hará  hincar  sotne 
¿1  con  tamboriles  y  vihuelas,  cuando  con 
batallas  de  altura  peleará  contra  ellos. 

88  Porque  Tophet«  ya  de  tiempo  eatá 
diputada,  y  apandada  para  el  rey  ',  pro- 
fuiída  y  ancha,  cuyo  fbeo  de  ftiego  y  mu- 
cha lefia:  el  soplo  de  Jehová  «era  eomo 
tonenie  de  asuflre  que  la  encienda*. 

CAPITULO  XXXI. 
Et  <l  mitmo  arfwmmto  dd  eegpfítUQ  fnetdmU. 

\  kY  áa  \t»  que  descienden  á  Egipto 

Jt\.  por  ayuda*,  y  confian  en  caballos, 
y  su  esperansa  ponen  en  carros,  porque 
son  muchos ;  y  en  caballeros,  porque 
son  valientes ;  y  no  miraron  al  Santo  de 
Israel,  ni  buscaron  á  Jehová ! 

8  Mas  él  también  m  sabio,  y  traerá  el 
mal,  y  no  retirará  sus  palabras,  Levan- 
tarááe  pues  contra  la  casa  de  los  malig- 
nos, ^  contra  el  auxilio  de  los  obradores 
de  iniquidad. 

8T  los  Egipcios  hombres  «on ;  no  Dios: 
y  siu  cabaUos,  carne,  y  no  espíritu :  de 
manera  que  en  estendiendo  Jehová  su 
mano,  caerá  el  ayudador,  y  caerá  el  ayu- 
dado, y  todos  ellos  desfallecerán  á  una. 

4  Porque  Jehová  me  dijo  á  mí  de  esta 
manera:  Oomo  el  leonb,  y  el  cachorro 
del  leen,  brama  sobre  su  presa,  y  si  se 
allega  contra  él  cuadrilla  de  pastores,  no 
temerá  por  sus  voces,  ni  se  acobardará 
por  el  tropel  de  ellos,  así  Jehová  de  los 
ejáreitos  descenderá  á  pelear  por  el  monte 
oe  Sion,  y  por  su  collado. 

ft  Gomo  las  aves  que  vuelan,  así  am- 
parará Jehová  de  los  ejércitos  á  Jeru- 
salem«,  amparando,  librando,  pasando, 
y  salvando. 

8  Convertios  á  aquel'  contra  fuien  los 
bUos  de  Israel  profundamente  se  rebe- 
laron. 

7  Poroue  en  aquel  dia  arrojará  el  hom- 
bre los  ídolos  de  su  plata,  y  los  ídolos  de 
su  oro,  que  para  vosotros  han  hecho  vu- 
estras manos  pecadoras'. 

8  Enténces  caerá  el  Assur  por  eu- 
diilio,  no  de  varón/;  y  conramisálo 
espada,  no  de  hombre:  y  huirá  de  la 
presencia  de  la  espada,  y  sus  mancebos 
serán  tributarios. 

9  Y  de  miedo  se  pasará  á  su  fbrtalesa, 
y  sus  príncipes  tañarán  pavor  de  la  ban- 
den,  dice  Jehová,  cnyo  fuego  titA  en 
Sion,  y  su  homo  en  Jerusalem. 

CAPITULO  XXXII. 
Bajo  la  figwra  dd  rtw  faeafttea  m  prenuU  f 
profetiM  a  reino  da  Jent  OrUto.y  dttarf- 


ImÍm  io*  ^«etoi  d*  «11  reinado.    InÜtna  H 
prt^tta  la  deulaeion  que  vendí 
eúi  lüivo  «i  reatMtoimimto  del 


*  Sepa.  3. 8. 


•Oap.8r.98. 
1S.18.Í. 

y8aLia.i. 


•Dea.  83.  i. 


•  cap.  10.  8, 
84. 
»  Cap.  10.  S. 


•Jer.7.81. 
d  Ap.  18. 80. 


«  Ap.  li.  9. 

lU. 


•  Cap.  80.  i. 


»Os.U.U. 


•Dea.  88. 11. 

Sal.  46.  & 

rfJer.8.13. 


•Cap. a.  90. 

y30.a3. 
/Gap.  10. 84. 

yau.SL 


A.acir.n8. 


ISAÍAS^  XXXII,  XXXTTL 


A.acir.7a 


•Oa.9.6. 
7I1OL& 

iC»p.  23.1 


•81Ü.IOÍ. 
80. 


<(BaL8S.10. 


'Oftn.ia84. 
7  90.30. 
/Gftp.S6.a. 


■On>.11.3. 
HaD.a.8. 


HÉ  aquí  qu*  pan  jurtioia  rdnaiá 
un  rey  a,  7  principes  piesidiián  en 
juicio. 

5  Y  tet&  aqnel  vazon  como  escondedero 
contra  él  Tiento,  7  como  acogida  oont» 
el  turbión ;  como  arroyos  de  aguas  en  H- 
erra  de  sequedad,  como  sombra  de  gran 
peñasco  en  tierra  calurosa. 

8  No  se  ofuscar&n  entonces  los  ojos  de 
los  reyentes,  y  los  oidos  de  los  oyentes 
oir&n  atentos. 

4  Y  el  ooniKon  de  los  necios  entenderá 

Sa  saber,  7  la  lengua  de  los  tartamu- 
8er6  desenvuelta  pan  hablar  clara- 
mente. 

6  El  mezquino  nunca  mas  será  lla- 
mado liberal,  ni  será  dicho  generoso  el 
aTariento. 

6  Porque  el  mezquino  hablará  mes- 
quindadies,  7  su  corazón  fiübricará  ini- 
quidad, para  hacer  la  impiedad,  7  para 
hablar  escarnio  contra  Jehová,  d^ando 
▼acia  el  alma  hambrienta,  7  quitando  la 
bebida  al  sediento. 

7  Otorto  los  avaros  malas  medidas  tie- 
nen. Él  maquina  pensamientos  pan  en- 
redar á  los  simples  con  palabras  cautelo- 
sas, 7  pan  hablar  en  Juicio  contra  el 
pobre. 

8  Mas  el  liberal  pensará  liberalidades ; 
7  por  liberalidades  subirá. 

9  ^  Mujeres  reposadas,  levantaos ;  oid 
mi  voz,  confiadas ;  escuchad  mi  razón. 

10  Dias  y  años  tendréis  espanto,  oh 
confiadas;  porque  la  vendimia  &ltaiá> 
7  la  cosecha  no  acudirá. 

11  Temblad,  oh  reposadas ;  turb&os, 
oh  confiadas :  despoJAos,  desnudaos,  ce- 
ñid los  lomos  con  taco. 

18  Sobre  los  pechos  lamentarán,  por 
los  campos  deleitosos,  por  la  vid  fértil. 

18  Sobre  la  tierra  de  mi  pueblo*  su- 
birán espinas  7  cardos ;  7  aun  sobre  to- 
das las  casas  de  placer  en  la  ciudad  de 
alegría  \ 

14  Porque  los  palacios  serán  desiertos ; 
la  multitud  de  la  ciudad  cesará ;  las  tor- 
res 7  fortalezas  se  tomarán  cuevas  pan 
siempre,  donde  huelguen  asnos  monte- 
as» y  ganados  hagan  m^jada : 

16  Hasta  que  sobre  nosotros  sea  derra- 
mado espíritu  de  lo  alto «,  7  el  desierto 
se  torne  campo  labrado,  7  el  campo  la- 
brado sea  estimado  por  bosque. 

16  Y  habitará  el  juicio  en  el  desierto, 
y  en  el  campo  labrado  asentará  la  Jus- 
ticU. 

17  Y  el  efiecto  de  la  Justicia  será  paz  d ; 
y  la  labor  de  justicia,  reposo  y  seguridad 
para  siempre. 

18  Y  mi  pueblo  habitará  en  morada  de 
paz,  y  en  habitaciones  seguras,  y  en  re- 
creos de  reposo. 

19  Y  el  granizo,  cuando  descendiere, 
aera  en  los  montes  «j  y  la  ciudad  será 
dd  todo  abatida/. 

SO  Dichosos  vosotros  los  que  sembráis 
sobre  todas  aguas,  y  metéis  en  Oiae  el 
pié  de  buey  y  de  asno. 

CAPITULO  XXXIII. 
VaHHna  W  prqfeta  ta  ruina  de  ios  enemfgoe 
dd  puMo  de  Dio»,  y  eonmda  á  <m  Akee 
eon  lapromeea  dd/eUe  ruUMietminSo  di 

¡  A  Y  de  tí  el  que  saqueas,  y  nunca 
xX  fuiste  saqueado ;  el  que  haces  des- 
lealtad, bien  que  nadie  contra  tí  la  hizo  J 
Cuando  acabares  de  saquear,  serás  til 
también  saqueado' ;  y  cuando  acabares 
de  hacer  deslealtad,  haráse  tomfrtea  con- 
tra tí. 

5  Oh  Jehová,  ten  misericordia  de  nos- 
otros:  á  Ú  hemos  espcnrado :  Til  que  fu- 
iste oraso  de  ellos  en  la  mañana,  sé 


también  nuestra  salud  en  tiempo  de  la 
tribuladon. 

8  Los  puéUos  huyeron  á  la  voi  del 
estruendo ;  las  gentes  fueron  esparcidas 
por  tus  levantamientos. 

4  Mas  vuestra  presa  será  00^  cmho 
cuando  cogen  las  orugas :  correrá  sobie 
ellos,  como  de  una  á  otra  parte  oosren 
las  langostas. 

5  Sera  ensalzado^  Jehová,  el  cual  ño- 
ra en  las  alturas :  porque  llené  á  Sk»  de 
Juicio  y  de  Justicia. 

8  Y  reinarán  en  tus  tiempos  la  saM- 
duria  y  la  ciencia,  y  la  fuerza  de  la  isl- 
vacion:  d  temor  de  Jehová  eerá  la 
tesoro  e. 

7  Há  aquí  que  sus  emhajadotes  darán 
voces  afuera;  los  mensageros  de  pss 
llorarán  amanamente. 

8  Las  calzadas  están  deshechas,  cesa- 
ron los  caminantes ;  anulado  ha  la  ali- 
anza d,  aborreció  las  ciudades,  tuvo  en 
nada  los  hombres. 

9  Enlútese,  enfiennó  la  tierra:  él  Lí- 
bano se  aveiígonzé,  y  filé  cortado:  base 
tomado  Saron  como  desierto;  y  Basan 
y  Carmel  faeron  sacudidos. 

10  Ahora  me  levantaré,  dice  Jehová; 
ahora  seré  ensalzado,  ahora  seré  en- 
grandecido*. 

11  Concebísteis  hojarasoas,  aristas  pa- 
riréis :  el  soplo  de  vuestro  fiíego  os  con- 
sumirá. 

13  Y  los  pueblos  serán  oomo  cal  que- 
mada; como  espinas  cortadas  serán  que- 
mados con  fuego. 

13  Oid,  los  que  estáis  léios,  lo  que  he 
hecho;  y  voeotroe  los  cercanos,  conoced 
mi  potencia. 

14  Los  pecadores  se  asombraron  en 
Sion ;  espanto  sobrecogió  á  los  hípoeii- 
tas.  ¿  Quién  de  nosotros  morará  con  el 
ftteso  consumidor  ?  ¿  Quién  de  nosotras 
habitará  con  las  llamas  eternas  ? 

15  El  que  oanüna  en  justicia/,  y  haUs 
lo  recto ;  el  que  aborrece  la  ganancia  de 
violencias;  el  que  sacude  sos  manos, 
por  no  recibir  cohecho ;  el  que  tapa  su 
or^a,  por  no  rtr  sangres ;  el  que  cieña 
sus  oíos,  por  no  ver  cosa  mala*. 

18  Éste  habitará  en  las  alturas:  forta- 
lezas de  rocas  jerdn  su  lugar  de  acogi- 
miento: á  eate  se  dará  su  pan,  y  sos 
aguas  serán  ciertas. 

17  Tus  q}os  verán  al  Rey*  en  ta  her- 
mosura: veriui  la  tierra  que  está  léJos. 

18  Tu  corazón  imaginará  el  espanto,  jr 
dirá :  ¿  Qué  es  del  escriba  ?  qué  del  pe- 
sador ?  ¿  qué  es  del  oue  ptme  en  lista 
las  casas  mas  insignes  ? 

19  No  verás  aqu^  pueblo  espantable, 
pueblo  de  lengua  oscura  de  entoder ',  de 
lengua  tartamuda  que  no  comprendas. 

80  Verás  á  Sion,  ciudad  de  nuestras 
solemnidades :  tus  ojos  verán  á  Jcrun- 
lem,  morada  de  quietud,  tienda  que  no 
será  desarmada;  ni  serán  arrancadas 
sus  estacas,  ni  ninguna  de  sns  cnerdas 
será  rota. 

81  Porque  ciertamente  allí  ««rd  Jdiová 
para  con  nosotros  fuerte  lugar  de  rios, 
de  antqros  muy  anchos ;  por  «1  cual  no 
andará  galera,  ni  por  él  pasará  grande 
navio. 

88  Porque  Jehová  aera  nuestro  Jnei , 
Jehová  nuestro  legislador;  Jehová  eerá 
nuestro  Rey ;  él  nusmo  nos  salvará. 

83  Tus  cuerdas  se  aflqjaron ;  no  afir- 
maron su  mástil,  ni  entesaron  la  vela : 
repaxtiráae  entonces  presa  de  muchos 
despojos;  haeta  loa  cq}oa  anebatarán 
presa. 

94  No  dirá  el  mocador :  Eatoy  ente- 
mo :  el  pueblo  que  morare  en  cUa 
absudto  de  pecado*. 


tu.s;.i 


•F».US 


^IklLft 


(8iL«lií 


/8il.U.l 
7».  i. 


fBd.mS 


i  8*1.111 


IJfT.lt.' 


ladr.TU. 


ISAÍAS,  XXZIV.  ZXXV,  XXXVI. 


A.adr.7U. 


«8ivkS.& 


IXl  32.7,8. 
JmILSL 
7S.U,ie. 


•J«.«.7. 


(te 


'J<L4fclO. 
'Api  10. 3. 


*c»p.i4.ai. 

Btrb.114. 
Ap.U.X 


<^MJ.ai, 


*lht9.]& 


CAPITULO  XXXIV. 

IWrOlM  Jmieiot  «m  «iw  m  drfmua  é$  m 
mubit}  9i$tlarú  Dím  •  todM  lof  warfoMM. 

GENTES,  allegáof  á  oir;  y  Mca. 
chad,  pueblos.  Oism  la  tierra,  j  lo 
aoe  la  hinche;  el  mundo, ;  todo  lo  que 
^produce. 

S  Poique  Jehovi  eiti  airado  wbre  to- 
daa  las  gentes  «,  é  initado  sobre  todo  el 
ejército  de  ellas:  destruixilas,  ;  entre- 
gualas  al  matadero. 

8  Y  k»  muertos  de  ellas  serán  arrpja» 
dos,  7  de  sus  cadáverss  se  leTantará  he- 
dor, 7  loa  montes  se  desleirán  por  la 
wtmika  sangre  fie  ellos. 

4  Y  todo  el  ejército  de  los  cielos»  se 
corromperá,  y  plegarse  han  los  cielos 
eomo  un  libro :  jr  cacri  todo  su  ^éroito, 
como  se  cae  la  hoija  de  la  parra,  y  como 
se  cae  la  de  la  higuera. 

5  Porque  en  los  délos  se  embriagará 
mi  enada:  hé  aquí  que  descenderá  so- 
bre £dom  •  en  Juicio,  y  sobre  el  pueblo 
de  mi  anatema. 

6  Llena  está  de  sangre  la  espada  de 
Jehová,  engrasada  está  de  grosura  de 
sangre  de  corderas  y  de  cabritos,  de  gro- 
■ira  de  liflones  de  cameros :  porque  Je- 
hoTá  tiene  sacrificio  d  «n  Bosra,  y  grande 
matanaa  en  tierra  de  Bdom. 

7  Y  con  ellos  vendrán  atMOo  uniconüos, 

Í  toros  con  becerros;  y  su  tierra  se  em- 
riagará  de  sangre*,  y  su  polvo  se  en- 
gnuará  de  grosura. 

8  Porque  terá  dia  de  vengansa  de  Je- 
hoTá/,  aAo  de  retribuciones  en  tü  pleito 
de  Sion. 

9  Y  sus  arroyos  se  tomarán  en  pex,  y 
su  polvo  en  axufze,  y  su  tierra  en  pez 
ardiente. 

10  No  se  apagará  de  noche  ni  de  dia : 
perpetuamente  subirá  su  humo;:  de 
generación  en  generación  será  asolada ; 
por  jamas  pasará  nadie  por  ella. 

11  Y  la  jioseeránA  el  pelicano  y  el  mo- 
chu^ ;  la  lechuza  v  el  cuervo  morarán 
en  ella:  y  eztenderáse  sobre  ella  cordel 
de  dMtruccion,  y  niveles  de  asolamiento. 

19  Uamanlm  á  sus  principes,  princi- 
pes sin  reino,  y  todos  sus  grandes  serán 


*QLl4.t,e. 


la  En  sus  alcázares  crecerán  espinas  y 
ortigas,  y  cardos  en  sus  fbrtalezas;  y 
serán  morada  de  dragones,  y  patio  para 
los  pollos  de  los  avestraces*. 

14  Y  las  bestias  monteses  se  encontra- 
rán con  los  gatos  cervales,  y  el  peludo 
gritará  á  su  compafkero:  la  lamia  tam- 
uen  tendrá  allí  asiento,  y  hallará  para 
sí  reposo. 

lA  AHÍ  anidará  el  cuclillo,  eonservará 
tu»  huno»,  y  sacará  sus  pollos,  y  Jun- 
tarálos  debajo  de  sus  alas :  también  se 
ayuntarán  alli  buitres,  cada  uno  con  su 
oompaflera. 

16  Inquirid  en  el  libro  de  Jehová,  y 
leed  si  fidtóA  alguno  de  elloi :  ninguno 
&ltó  con  su  compediera :  porque  su  Doca 
mandó,  y  reunióles  su  mismo  espíritu. 

17  Y  él  les  echó  las  suertes,  y  su  mano 
les  repartió  con  cordel :  para  siempre  la 
tendrán  por  heredad,  de  generación  en 
generación  morarán  allí. 

CAPITULO  XXXV. 

Prtfetíaa  la  veniéb»  dd  Xtttat.  para  perpetuo 
ifcM  dé  lo»  fwyoii  y  lo»  gtoruto»  tf»áo»  d» 
tu  reino. 

ALEGRARSE  han  el  desierto  y  la 
.  soledad :  el  yermo  se  gozará,  y  flo- 
recerá como  la  rosa. 
9  Floreoerá  proftisamente,  y  también 
le  alegrará  y  cantará  con  jütálo:  la  glo- 
ria del  Líbano*  le  será  dada,  la  henno- 


snradeCanncl,yde8a>0B.  Ello* 

la  gloria  de  Jefaovi,  la  hermoauxa  del 

Dios  nuestro. 

8  Confortad  á  las  manos  cansadas,  ro- 
borad las  vacilantes  rodillas  b. 

4  Dedd  á  los  de  coraaon  apocado: 
Confortaos,  no  temáis :  hé  aquí  que  vu- 
estro Dios  viene  oon  venganza,  con 
pago ;  el  mismo  Dios  vendí»,  y  os  sal- 
van*. 

ft  Entonces  los  ojo»  '  de  los  ciegos  se- 
rán abiaitoa,  y  los  oídos  de  los  saraos  se 
abrirán. 

6  Entonces  «1  eq)o  saltará  como  un  ci- 
ervo*, y  cantará  la  lengua  del  mudo: 
porque  aguas  serán  cavadas  en  el  desi- 
erto, v  torrentes  en  la  soledad/. 

7  El  lugar  seco  será  tomado  en  es- 
tanque,  y  el  secadal  en  manaderos  de 
aguas:  en  la  habitación  de  dragones, 
en  su  oanut,  «trá  lugar  de  callas  y  de 
Junóos. 

8  Y  habrá  allí  calzada  y  camiiio,  y 
será  llamado  Camino  de  santidad :  no 
pasará  por  él  hombn  inmundo^:  y  hu- 
irá pora  eUos  en  él  quien  vaya  camino, 
de  tal  manera  que  los  insensatos  no 
yerren. 

9  No  habrá  aUÍ  león,  ni  bestU  fiera 
subirá  por  él*,  ni  alli  se  hallará;  para 
que  caminen  los  redimidos. 

10  Y  los  redimidos  dv  Jehová  volverán, 
y  vendrán  á  Sion  oon  alegría ;  y  gozo 
perpetiso  ssrA  sobre  sus  cabezas^:  re- 
tendrán el  goso  y  alegría,  y  huirá  la 
tristeza  y  el  gemido  *. 

CAPITULO  XXXVI. 
8»uaéhtrib,rep  de  Aeíría,  detpue»  de  apode- 
rare» de  la»  eimdeidee/Uertee  de  Juilá,  emvia 
á  Jerue^em  á  Babeaee»,  el  eual,  coM  OfM- 
ua»a»  w  bla^eutia»  contra  JMoi,  procura 
pertuadir  al  |mhMo  á  que  m  rinde. 

ACONTECIÓ  en  el  aflo  catorce  del 
rey  Ezechlas,  que  Senaohérib,  rey 
de  Asirla,  subió  contra  todas  las  ciuda- 
des fuertes  de  Judá,  y  tomólas  •• 

9  Y  el  rey  de  Asirla  envió  á  Rahsaees 
con  grande  ^ército  desde  Lachls  á  Je- 
rusakm  al  rey  Ezechlas:  y  asentó  el 
campo  á  los  oaiios  de  la  pesquera  de 
arriba,  en  el  camino  de  la  neredad  del 
Lavador. 

8  Y  salió  á  él  Ellacim,  h^o  de  Hildas 
mayordomo,  y  Sebna  escriba,  y  Joah, 
hijo  de  Asaph,  canciller. 

4  A  los  cuales  di]o  Ráboaoes :  Ahora 
puea  diréis  á  Ezechlas:  El  gran  rey,  el 
rey  de  Asirla,  dice  así :  ¿  Qué  confianza 
es  esta  en  que  confias  ? 

5  Digo,  alega»  tü,  (empero  palabras 
vanos)  que  temo  consejo  y  fortaleza  para 
la  guerra.  Ahora  bien  ¿  en  auién  con- 
fiaSjQue  te  rebelas  contra  mi  f 

6  Bé  aquí  que  confias  en  este  bordón 
de  ca&a  nágU,  en  Egipto ;  sobre  el  cual 
si  alguien  se  apoyare,  entrarásele  por  la 
mano,  y  se  la  atravesará.  Tal  es  Pha- 
raon,  rey  de  Egipto,  para  oon  todos  los 
que  en  él  confian. 

7  Y  si  me  dieres;  En  Jehová  nuestro 
Dios  confiamos :  ¿  no  es  este  aquél  cuyos 
altos  y  cuyos  altares  b  hizo  qtdtar  Eze- 
chlas, y  dOo  &  J<"^  7  ^  Jerusalem,  De- 
lante de  este  altar  adoraréis  ? 

8  Ahora  pues  yo  te  mego  que  des 
rehenes  al  rey  de  Asirla  mi  seflor,  y 
yo  te  daré  dos  mil  caballos,  si  pudieres 
tii  dar  caballeros  que  cabalguen  sobre 
ellos. 

O  ¿  Cómo  pues  harás  volver  el  rostro 
de  un  caidtim  de  los  mas  pequefkM  si- 
ervos de  mi  seBor,  aunque  estes  con- 
fiado en  Egipto  e  por  sus  carros  y  hom- 
bres de  á  caballo  ? 


»Béb.U.12. 


•Cap.».  9. 
40M.9BL18. 

f3.7. 

Mat.U.6. 

•Heck.a, 

9,8. 
/GBP.4L18. 

74».  1». 


f  Cap.  82. 1. 
iod  8. 17. 


k  Osp.  11. 9. 
Xs.81.39. 


<Ci9.Sl.lL 
k  Cap.  6L  8. 


«  S  Bey.  18. 
18.eto. 
9  Cr.  Sil, 
•te. 


»9Bsy.l8.4 


•Jer.Xa«i 


,j,„tx.^^tm 


A.0L71S. 


ISAIASi  XXXVII. 


A.c.m 


<r  B«1.17. 10, 

u. 


e  Sal.  71.10, 
11. 


/DUUS.1& 


9  8  Bej.  18. 


•  S  Bey.  U. 
l.eto. 

*wr.l4. 


•Gftp.66.». 


10  ¿Y  por  «entura  vine  yo  ahora  á 
ena  tierra  para  destndtia  sin  Jchová  ? 
Jéhová  me  dijo :  Sube  i  etta  tierra  para 
destruirla. 

11  Entonces  d^o  Eliadm,  y  Sebna,  y 
Joah,  á  Rabsaces:  Rogárnoste  que  ha- 
bles 4  tos  sierros  en  len^a  Siriaca,  por- 
que nosotros  la  entendemos ;  y  no  hables 
con  nosotros  en  lengua  Judaica  oyéndolo 
el  pueblo  que  está  sobre  el  muro. 

19  Y  di)o  Rabsaces :  ¿  Envidme  mi  se- 
fior  á  tí  y  á  tu  sefior,  á  que  dijese  estas 
palabras,  y  no  4  los  hombres  que  están 
sobre  el  muro  para  comer  su  emérool,  y 
beber  su  orina  con  Tosotros  ? 

18  Pihose  luego  en  {rfé  Rabsaces,  y 
grito  4  grande  voz  en  lengua  Judaica 
diciendo':  0id  las  palabras  del  gran 
rey,  d  rey  de  Asirla. 

14  El  rey  dice  asi :  No  os  engafie  Ese» 
dilas ;  porque  no  os  podrá  librar. 

15  Ni  os  haga  Ezechlas  confiar  en 
Jehová  diciendo*:  Ciertamente  Jehová 
nos  libraiá :  no  aera  entregada  esta  du- 
dad en  mano  del  rey  de  Asiria. 

19  No  escuchéis  á  Eieehlas ;  porque 
éí  rey  de  Asirla  diee  asi:  Haced  con- 
migo paz,  y  salid  á  mi:  y  coma  cada 
uno  de  su  vifia,  y  cada  uno  de  su  hi- 
guera, y  beba  cada  cual  las  aguas  de  su 
pozo, 

17  Hasta  que  y6  venga,  y  os  lleve  á 
una  tierra  como  la  vuestra ;  tierra  de 
grano  y  de  vino,  tierra  de  pan  y  de 
vifias. 

18  Mirad  no  os  engalle  Ezecfalas  did- 
endo,  Jdiová  nos  libniá/.  ¿  Libraron 
los  dioses  de  las  gentes  cada  uno  á  su  ti- 
erra de  la  mano  del  r^  de  Asirla  ? 

19  i  Dónde  está  el  dios  de  Hamath  y 
de  Arphad  ?  ¿  Dónde  está  el  dios  die 
Sepharvaim  ?  ¿  Libraron  á  Samada  de 
mi  numo  9 ? 

80  ¿  Qué  dios  Anu,  entre  los  dioses  de 
estas  tierras,  que  naya  librado  su  tierra 
de  mi  mano,  para  que  Jehová  libre  de 
mi  mano  á  Jerusalem  ? 

81  Pero  callaron,  y  no  le  respondieron 

SBlabra ;  porque  el  rey  así  lo  haUa  man- 
ado diciendo :  No  le  respondáis. 

82  Entonces  Eliacim,  hijo  de  HUeias 
mayordomo,  y  Sebna  escriba,  y  Jonh,  hi- 
jo de  Asaph,  canciller,  vinieron  á  Éce- 
chías  rotos  sus  vestidos,  y  contáronle  las 
palabras  de  Rabsaces. 

CAPITULO  XXXVII. 
I$aiiu  eomMuta  y  «Miforfa  d  MatMaa  it 
parU  d»  Dio»  eomira  lo»  ammtamu  jr  Uos» 
/einwu  de  Rahtat»».  Bemadttrih  mtvta  tf> 
MiMvo  á  amtnatar  á  EtatMa»  por  letra» 
Bena»  de  blatfemiat,  la*  euale»  il  abre  de- 
lante de  Dio»,  y  oro.  Vio*  ametuaa  por  «I 
prqfeta  al  lÁa*frmo  Stiiiachtrü>,  y  eonemla 
d  StdtVu  y  d  MI  pmetlo:  y  «n  ^featetom 
de  ku  ammata»  de  Dio»,  ni  ám^  mata 
185,000  hombre»  m  el  campo  de  BenaeJiirih  / 
si  Mol,  tNMtto  d  w  Mfrr<K  M  mmerteporia» 
•Ummm  kijo». 

A  CONTEOIÓ  pues,  que  el  rey  Eze- 
xs.  chías,  oído  esto «,  rasgó  sus  vesti- 
dos, y  cubierto  de  saco  vino  á  la  casa 
de  Jehová  b. 

9  Y  envió  á  Eliacim  mayordomo,  y 
á  Sebna  escriba,  v  á  los  ancianos  de 
los  sacerdotes  cubiertos  de  sacos»  á 
Isaías  profieta,  hijo  de  Amos ; 

8  Los  cuales  le  dieron:  Ezeehlas  diee 
así:  Dia  de  angustia,  de  reprensión,  y 
de  blasfemia,  e»  este  dia:  porque  los 
mos  han  llegado  hasta  la  rotura,  y  no 
hay  ftierxa  en  la  oue  paree 

4  Quizá  oirá  Jtíiová  tu  Dios  las  pala- 
bras de  Rabsaces,  al  cual  envió  a  rey 
de  Asirla  su  se&or  á  blasfemar  al  Dios 
vivo,  y  á  reprender  con  las  palabras  que 


oyó  Jehová  tn  Dloe :  alza  pues  oíadon 
td  por  las  reliquias  que  aun  han  que- 
dado. 

5  Vinieron  pues  los  siervos  de  Ezecbisi 
á  Isaías. 

0  T  dQoles  Isaías:  Diráis  asi á  vooire 
seflor:  Así  dice  Jehová:  No  temai' 
por  las  palabras  oue  has  oido,  con  lat 
cuales  me  han  blasfemado  los  derros 
del  lev  de  Asirla. 

7  He  aquí  que  yo  doy  en  él  un  espirita, 
y  oirá  im  rumor,  y  volveráae  á  su  tieirs: 
y  yo  haré  que  eft  su  tierra  caiga  i 
cuchillo. 

8  Vuelto  pues  Rabsaces,  halló  al  rejr 
de  Aalria  que  batía  á  Libna*:  (poiqM 
ya  habla  oído  que  se  habla  apartado  de 
Laohls/:) 

9  Mas  oyendo  decir  de  TMrhaka,  rej 
de  Etiopia :  Hé  aquí  que  ha  salido  psrs 
hacerte  guerra :  en  ovendolo,  envió 
meni«\}eros  á  Ezeehlas  didendo : 

10  Diréis  asi  á  Ezeehlas,  rey  de  Jodá: 
No  te  engalle  tu  Dios,  en  quien  tli 
confias,  diciendo:  Jenúalem  no  tetk 
entrwada  en  mano  del  rey  de  Asirla. 

11  Hé  aquí  que  tli  oíste  lo  que  hleioon 
los  revés  de  Asirla  á  todas  las  tienas, 
como  las  destruyeron :  ¿  j  escaparás  td  ? 

18  ¿  Libraron  los  dioses  de  las  gente* 
á  los  que  destruyeron  mis  antepasados, 
á  Gozan^,  y  Harán*,  Rezeph,  y  á  lot 
hijos  de  Edén'  que  morabatt  en  The- 
tasar? 

18  ¿  Dónde  está  el  rey  Hamath*,  y  d 
rey  de  Arphad,  el  rev  de  la  dudad  de 
Sepharvaim,  de  Henan,  y  de  Hivah^  ? 

14  Y  tomó  Ezeehlas  las  cartas  de 
mano  de  los  mens^ieros,  y  leyólas;  j 
subió  á  la  casa  de  Jehová  ■•,  y  las  ex- 
tendió delante  de  Jehová. 

15  Entonces  Ezeehlas  oró  á  Jehová 
diciendo : 

16  Jehová  de  los  ^éreitos.  Dios  de 
Israel,  que  moras  entre  los  querubi- 
nes», solo  td  ertt  Dios  sobre  todos  los 
reinos  de  la  tierra  • :  tú  hiciste  los  délos 
y  la  tierra. 

17  Inclina,  oh  Jehová,  tu  trido,  y  oye; 
abre,  oh  Jehová*  tus  qjos,  y  mira:  y 
oye  todas  las  tmlabras  de  Senachérlb, 
el  cual  ha  enviado  á  blasfiemar  al  Dios 
viviente.      , 

18  Ciertamenie,  oh  Jcbová,  los  rayes 
de  Asiria  destruyeron  todas  las  tienás, 
y  sus  comarcas ; 

19  Y  entregaron  los  dioses  de  ellos  al 
fuego :  porque  no  eran  dioses,  sino  obra 
de  manos  de  hombre,  maderaj»  y  pie- 
dra :  txir  eso  los  deshideron. 

90  Ahora  pues,  Jehová  Dios  nuestro, 
líbranos  de  su  mano,  para  que  todos 
los  niños  de  la  tierra  conozcan  que  solo 
tri  era  Jdiová. 

81  ^  Entonces  Isaías,  h^o  de  Amos, 
envió  á  decir  á  Ezeehlas :  Jdiová  Dios 
de  Israel  dice  así:  Acerca  de  lo  que 
me  rogaste  f  sobra  Senachtrib,  rey  de 
Ariria, 

89  Esto  es  lo  que  Jehová  habló  de  <I: 
¿Hate  menospraciado ?  ¿ha  hecho  es- 
carnio de  tí,  oh  virgen  I^)a  de  Sion  ? 
¿meneó  su  cabeza  a  tus  espaldas,  oh 
hija  de  Jerusalem  ? 

88  ¿A  quién  injuriaste,  y  á  quién 
blasfemaste  ?  ¿  Contra  quien  has  aisado 
tu  voz,  y  levantado  tus  «Jos  en  alto  f 
Contra  el  Santo  de  Israel. 

84  Por  mano  de  tus  siervos  denostaste 
al  Seflor,  y  dijiste :  Yo  con  la  mnltitad 
de  mis  carros  subiré  á  las  alturas  de  loa 
montes,  á  las  laderas  del  Líbano  t  eer- 
taré  sus  altos  cedros,  sus  hayas  escogi- 
das: vendré  después  á  le  alto  d«  aa 
Umlte,  al  monte  de  su  Carmel. 


u. 


/Mial 


rSB«r.l 
16. 

iaw.iiii| 

7&10.      ' 

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Jodií;. 


yAL 

U. 
SiL&l& 


/CS|i.».l)l 

y4L7. 
7M.9.ets 


liSe-llL 


'  ISAU8,  xxxym,  zxxix. 


A.  ana. 


85  Vo  cavé»  7  bebí  las  agnas ;  7  ean 
lai  pbadas  de  mis  plét  wetmxi  todo*  kw 
ricM  de  lugaxw  attinchcradot. 

S8  ¿  No  has  «ádo  dadr  que  de  nradio 
tiempo  ha  70  lo  hice,  que  de  días  aa- 
tiguos  lo  he  formado  ?  Helo  heoho  venir 
•oon,  7  Miá  para  destruodon  de  ciu- 
dades fuertes  en  montoMS  de  ruinas. 

97  V  sus  moradores,  cotrtoe  de  manos, 
quebrantados  7  oonnisos,  aeíAa  eom»o 
grsma  dei  campo  7  hortaliza  verde, 
como  7«rlia  de  los  timados,  que  Antes 
de  sason  le  seca. 

S8  Conocido  he  tu  estada,  tu  salida, 
j  tn  entrada,  7  tu  furor  contra  mí. 

10  Porque  contra  mí  te  airaste,  7  tn 
estruendo  ha  subido  A  mis  oidos.  ron- 
dr¿  pues  mi  anauelo  en  tu  nariz,  7  mi 
freno  en  tus  labios',  7  haréte  Uuxuur 
por  el  camino  por  donde  viniste. 

80  T  esto  te  tmrá  por  sefial :  Gomeras 
ttU  afio  lo  que  nace  de  sufo ;  v  d  •&> 
Mguado  también  lo  que  nace  de  snvo: 
7  d  a&o  tercero  sembraréis,  7  sMarus, 
7  plantaréis  viflM,  7  oomeréis  su  fruto. 

81  T  el  residuo  de  la  casa  de  Judá 
que  hubiere  escapado,  tomarft  a  echar 
rais  ab^o,  7  hari  firuto  arriba. 

88  Porque  de  Jerusalem  saldrAa  re- 
liqaias,  7  del  monte  de  Sion  salvamento. 
II  selo  de  Jehová  de  loa  «gércitoe  hará 
esto. 

88  Por  tanto  así  dice  JehovA  aoerca 
del  m  de  Asirla:  No  entxacA  en  esta 
ciudad,  ni  eeharA  saeta  en  ella;  no 
vendrA  delante  de  ella  escudo,  ni  seíA 
echado  contra  ella  baluarte. 

84  Por  el  oamino  que  vino  se  tomarA, 

Íno  entiarA  en  esta  elndad,  dice  Je- 
otA. 

86  Pues  vo  ampararé  A  esta  dudad 
para  salvarla*  por  amor  de  mí,  7  por 
amor  de  David  mi  dervo. 

86  5  T  saUó  el  Ángel  de  JéhovA,  é 
birlé  ciento  ochenta  7  cinco  mil  en 
d  campo  de  los  Asirlos:  v  cuando  se 
levantaron  por  la  matkana,  hé  aquí  que 
todo  tra  cuerpos  de  muertos. 

37  Entonces  Senachérib  partiéndose 
le  fné,  7  volviese,  é  hizo  su  morada 
en  Nínlve. 

38  Y  aoaedé,  que  estando  orando  en 
d  templo  de  Ñisrooh  su  dios,  Adrame- 
lech  7  Sarezer,  sus  hlJos,  le  hirieron 
A  eoidiilio,  V  hu7eron  A  la  tierra  de 
Ararat:  7  refaló  en  su  lugar  Asarhadon 
snhUo. 

CAPITULO  XXXVIII. 
AwMm  cw  mtftnM  dt  «MMrte/  «mm  ke- 
hitmdo  ormio,  promiItU  Dio»  por  «Mdto 
éd  pri/tta  ttmá  pfnbmaaeüntét  m  vida 

rr  fMiMe  «ios,  mt  etrtkmmbn  dt  lo  mol 
o  dada  una  otHal  máravütoaa.  M—Atot 
rteibida  ía  Monidad,  da  á  Lio»  lai  graeia$ 
tonwaeómtico, 

EN  aquellos  dias  ca7é  Ezechlas  en- 
üamo  para  morir*.  Y  vino  A  él 
laüas  profeta,  hijo  de  Amos,  7  dJUole : 
JehovA  dice  así :  Ordena  ta  oasa>  por- 
que td  morJzAs,  7  no  vivixAs. 

8  Entonces  vdvié  Ezechlas  su  rostro 
i  la  pared,  é  hizo  oración  A  JdiovA, 

8  V  dijo:  Oh  JehovA,  mégote  te 
acnerdesi  ahora  que  he  andado  delante 
de  tí  en  verdad,  7  con  integro  corazón, 
7  que  he  hecho  lo  que  ha  ddo  agradable 
delante  de  tus  ojos.  Y  Haré  £zeohlas 
con  gran  lloro. 

4  Enténoes  fué  palabra  de  JehovA  4 
líalas,  didendo: 

6  Ve,  V  di  A  Ezechlas:  JehovA,  IMos 
de  David  tu  podre,  dice  así :  Tuoraeion 
he  oido,  7  visto  tus  )Agrimas«  t  hé  aquí 
que  70  anido  A  tus  dias  quince  afios. 

6  Y  te  Ubraxé,  7  A  «ata  elndad,  de 


mano  del  N7  de  Asirla :  7  A  esta  dudad 
ampararé. 

7  T  esto  te  «erd  sefial  d  de  parte  de 
JdiovA,  que  JehovA  harA  esto  que  ha 
dicho: 

8  Hé  aquí  que  70  vuelvo  atrAs  la  som- 
bra de  los  grados,  que  ha  descendido 
en  d  reiqf  de  Aobia  por  el  sd  diez 
grados.  Y  d  sol  fVié  tomando  diez 
grados  atrAa,  por  loe  cuales  habla  7a 
desoendldo. 

9  ^  Escritura  de  Ezechlas,  rev  de 
JttdA,  de  cuando  enfhrmé,  7  sano  de 
su  enfermedad. 

10  Yo  diJe  en  el  cortamiento  de  mis 
dias.  Iré  A  las  puertas  dri  sepulcro : 
privado  S07  del  resto  de  mis  aflos. 

11  Dije:  No  veré  A  JAH,  A  JAH  en 
la  tierra  de  los  que  viven  • :  7a  no  veré 
mas  hombre  con  los  moradorea  del 
mmido. 

18  Mi  morada  ha  sido  movida,  7  tras- 
pasada de  mí,  como  tienda  de  pestor: 
como  d  tejedor  corté  mi  vida:  corta- 
rAme  con  la  enfermedad :  me  oonsumi^ 
r  As  entre  d  día  7  la  noche/. 

18  Oontaba  70  hasta  la  maflana.  Como 
un  león  moHo  todos  mis  huesos :  de  la 
mafiaaa  A  la  noche  me  aeabarAs. 

14  Como  la  grulla  7  como  la  aolon- 
drlna  me  quejm :  gemía  como  Ta  pa* 
lomaf :  alzaba  en  dto  mis  qjos  >  JehovA, 
idolenda  padezco}  confórtame  A. 

16  i  Qué  filié  ?  El  que  me  lo  dijo, 
él  mismo  lo  ha  hecho.  Andaré  reoa- 
padtando  en  la  posada  amargura  de 
mi  alma  todos  los  afios  de  mi  vida. 

18  Oh  Seflor,  sobre  ellos  vivirAn  <ii« 

C'odadu,  7  A  todos  diré  eoiuMJr  en  ellas 
vida  de  mi  espíritu ;  pues  tii  me  ics- 
tableoorAs,  7  me  haiAs  que  viva. 

17  Hé  aquí  amargura  grande  me  «obfw- 
vino  en  la  paz :  mas  A  ti  plugo  librar 
mi  vida  dd  ho7o  de  eocrundon ':  por- 
que echaste  tras  tus  espalaas  todos  mis 
peoados. 

18  Porque  el  sepulcro  no  te  edebrarA, 
ni  te  aUbarA  la  muerte*,  ni  los  que 
descienden  al  ho70  esperaran  tu  verdad. 

19  El  que  vive,  el  que  vive,  este  te. 
oonfesarA,  oomo  70  h«7.  El  padre  harA 
notoria  tu  verdad  A  los  b^os'. 

90  JehovA  para  sdvarme;  por  tanto 
cantáronos  nuestros  salmos  en  la  casa 
de  JehovA  todos  loa  días  de  nuestr» 
vida. 

81  Y  habia  dkdte  Isdas  1  Tomen  masa 
de  higos,  7  p^^anla  en  la  llaga,  7 
sanarA"*. 

S9  Había  admismo  dicho  Ezechlas: 

ÍQué  selld  tendré  de  que  he  de  subir 
la  casa  de  JehovA*  ? 

CAPITULO  XXXIX. 
JswMos  mmmtra  eom  osfcntoeio»  iodos  sus 
totoro$  jf  aramdmao  4  lo»  omhajadoroo  <M 
ny  d»  ÉaSüoníai  lo  emal  oido  por  d  pro- 
ida  Jtoia$,  proMc»  la  eauHviaad  y  eala- 
mUadM  fiM  da  lo$  BoMIoeio*  t^fiiria  d 
fmMo. 

EN  aquel  tiempo  Merodach-Bdadan, 
hijo  de  Baladan.  re7  de  Babilonia, 
envió  cartas  7  pesentes  A  Ezechlas; 
porque  habla  oido  que  habia  estado 
enfienno,  7  que  habla  convalecido. 

8  Y  holgóse  oon  dios  Bzeehlas,  7 
enaefióles  la  casa  de  su  tesoro;  plata, 
7  oro,  7  esnederías,  7  ungüentos  pre- 
dosos,  7  tooa  su  casa  de  armas,  7  todo 
lo  que  se  pudo  hallar  en  sus  tesoros: 
no  hubo  cosa  en  su  casa,  7  en  todo  su 
sefidcío,  que  Ezechlas  no  les  mostrase. 

a  Entonces  Isaías  profeta  vino  al  rqr 
Ezechlas,  7  dQole:  ¿Qué  dloen  estos 
bombras,  7  de  dónde  han  venido  A  tí  ? 


^Cap.r.  U, 
14. 


'flaL  37.18. 


/Job  4. 80. 


«Cap.  se.  11. 
h  8d.  U9. 
198. 


<8aLi0.2. 


i8d.6.S. 
7  80. 9. 
788.10.11. 
7  lU.  17. 

/8d.78.8,4. 


"SBe7.ao.7. 
"Bsl.84.1 


A.  C.  cir.  71S. 


ISAÍAS,  XL,  XLL 


A.acir.ni 


Y  Exeolüu  respondió :  De  ttem  muy 
l^os  han  venido  &  mí,  de  Babilraila. 

4  Dijo  entonces  ?  ¿  Qoé  han  Tisto  en 
tu  casa?  Y  dijo  Ezechlas:  Todo  lo  que 
hay  en  mi  casa  han  visto,  y  ninguna 
cosa  hay  en  mis  tesoros  que  no  les 

*  Pro.  28. 5.   haya  mostrado  '. 

5  Entonces  dijo  Isaías  á  Ezechlas: 
Oye  palabra  de  Jehov&  de  los  ^érdtos : 

6  H¿  aqui,  vienen  dias  en  que  ser& 
A3Bey,  9S.     llevado  á  Babilonia  A  todo  lo  que  hay 

6,  etc.  en  tu  casa,  y  lo  que  tus  padres  han 

Jer.  ao.  &     atesorado  hasta  hoy :  ninguna  cosa  que* 
dará,  dice  Jehová. 

7  De  tus  hijos,  que  hubieren  salido  de 
ti,  y  que  engendraste,  tomarán  y  serán 
exmucos  en  el  palacio  del  rey  de  Babi- 

•Da.  1.2, 7.   loniae. 

8  T  d^o  Ezechlas  &  Isaías :  La  palabra 
i  1  8a.  3. 18.  de  Jehová,  que  has  hablado,  es  buena  '. 

Y  añadió :  A  lo  menos  haya  paz  y  ver* 
dad  en  mis  dias. 

CAPITULO  XL. 

Xt  prcfeÜMada  la  vm»ida  ñd  Mt^eu,  y  la 
predteaeion  de  »u  prtatrior  A  BantUta. 
Glmiom  «feeto$  del  EvangeUo.  Nteedad 
d»  lo»  idílatrit».  FMñdaa  d»  lo*  que  m- 
peran  en  H  Señor,  el  euat  eotuolará  y  »al- 
vara  á  JenuaUm. 

CONSOLAD,  consolad  á  mi  pueblo, 
dice  vuestro  Dios. 
S  Hablad  al  corazón  de  Jerusalon: 
decidle  á  voces  que  su  tiempo  es  ya 
cumplido,  que  su  pecado  es  perdonado : 

3ue  doble  ha  recibido  de  la  mano  de 
ehová  por  todos  sus  pecados. 

*  Mat.  S.  S.  3  Vffi  que  clama  •  en  el  desierto :  Bar> 
6MaL8. 1.  red  cammo  á  Jehováb,  enderezad  cal- 
zada en  la  soledad  á  nuestro  Dios. 

4  Todo  valle  sea  alzado,  y  bájese  todo 
monte  y  collado,  y  lo  torcido  se  ende- 

«  Cap.  46. 2.  rece«,  y  lo  áspero  se  allane. 

5  Y  manifestaráse  la  gloria  de  Jehová, 

Ltoda  carne  Juntamente  verá  lo  que  la 
)ca  de  Jehová  habló. 

6  Yoz  que  deda:  Da  voces.  Y  yo  res- 
pondí :  c  Qué  tengo  de  decir  á  voces  ? 
Toda  carne  et  yerba,  y  toda  su  gloria 
como  flor  del  campo. 

7  La  yerba  se  seca,  y  la  flor  se  cae; 
porque  el  viento  de  Jehová  sopló  en  ella. 
Ciertamente  yerba  es  el  pueblo. 

i  1  Ped.  1.        8  Sécase  la  yerba,  cáese  la  fíatd :  mas 
84, 2&.  la  palabra  del  Dios  nuestro  permanece 

*Mar.l&31.  para  siempre  •. 

9  Sdbete  sobre  un  monte  alto,  anun- 
ciadora de  Slon ;  levanta  fuertemente  tu 
voz,  anunciadora  de  Jerusalem :  leván- 
ta/a,  no  temas.  Di  á  las  ciudades  de 
Judá :  Veis  aquí  el  Dios  vuestro. 

10  Hé  aquí  que  el  Sefior  Jehová  ven- 
drá con  fortibeza,  y  su  brazo  se  ense- 
fioreará.   Hé  aquí  que  su  salario  viene 

/Cap. fl2.ll.  con  él,  y  su  obra  delante  de  su  rostro/. 
f  Sal.  28. 1.       11  Gomo  pastor  apacentará  su  rebafio  t : 
Josa  10. 11.   en  su  brazo  cogerá  los  corderos,  y  en  su 

seno  los  llevará:  pastoreará  euavemewte 

las  paridas. 

13  ¿  Quién  midió  las  aguas  con  su  pu- 
llo, y  aderezó  los  délos  con  su  palmo, 
y  con  tres  dedos  allegó  el  polvo  de  la 
tierra,  y  pesó  los  montes  con  balanza,  y 
con  peso  los  collados  ? 

18  ¿  Quién  ensefló  al  Espíritu  de  Je- 
hová, o  le  aconsejó  ensefiandole  ? 

14  ¿  A  quién  demandó  cons«do  para 
ser  avisado  ?  ¿  Quién  le  ensefio  él  ca- 
mino del  iuido,  ó  le  enaefió  denola,  ó 
le  mostró  la  senda  de  la  prudencia  ? 

15  Hé  aquí  que  las  naciones  son  repu- 
tadas como  la  gota  de  un  acetre,  y  como 
el  orin  del  peso :  hé  aquí  que  hace  desa- 
pateoer  las  islas  como  un  polvo. 

16  Ni  todo  el  Líbano  bastará  para  el 


fuego,  ni  todos  sus  animales  para  fli- 
crindo. 

17  Como  nada  son  todas  lú  gentade» 
lante  él  A;  y  en  su  comparadon  leria 
estimadas  en  menos  que  nada,  y  que  lo 
que  no  es  •'. 

18  (I  A  qué  pues  haréis  semdante  i 
DioSjó  qué  imagen  le  compondrás^  ? 

19  £1  artífice  r  apareja  la  imagen  de 
talla ;  el  platero  le  extiende  d  oro,  y  le 
funde  cadenas  de  plata. 

80  El  pobre  escoge  para  ofirecerie  ma- 
dera que  no  se  corrompa ;  bdsease  un 
maestro  sabio  que  le  haga  una  imigcn 
de  talla,  de  manera  que  no  se  muera. 

81  ¿No  sabds?  ¿No  habds  oido? 
¿  Nunca  os  lo  han  dÜcho  desde  el  prin- 
cipio ?  ¿  No  habéis  sido  enseilados  da* 
de  que  la  tierra  se  fundó  ? 

22  Él  está  asentado  sobre  d  globo  de 
la  tierra,  cuyos  moradores  U  son  como 
langostas:  d  extiende  los  délos  como 
una  cortina"»,  tiéndelos  como  una  ti- 
enda para  morar. 

23  Él  toma  en  nada»  los  poderoioi,  y 
á  los  que  gobiernan  la  tierra  hace  como 
cosa  vana : 

84  Como  si  nunca  fberan  plantados, 
como  si  nunca  ñieran  sembrados,  como 
si  nunca  su  tronco  hubiera  tenido  raíz 
en  la  tierra :  así  que  sopla  en  ellos,  k 
secan,  y  el  torbdlino  los  lleva  como 
hojarascas. 

85  ¿  A  qué  pues  me  haréis  8emi>)ante, 
ó  seré  asimilado  ?  dice  el  Santo». 

86  Levantad  en  alto  vuestros  dos,  y 
mirad :  ¿  quién  crió  estas  e<Aas  ?  él  saca 
por  cuenta  su  ejército ;  á  todas  llama 
por  sus  nombres  P ;  ningxma  fidtaiá:  tal 
et  la  grandeza  de  su  fuerza,  y  «it  poder 
y  virtud. 

87  ¿  Por  qué  dices,  oh  Jacob,  y  habiss 
til,  Israel,  Mi  camino  es  escondido  de 
Jehová,  y  de  mi  Dios  pasó  mi  juido  ? 

38  ¿  No  has  sabido,  no  has  ouo  que  el 
Dios  dd  sialo  ee  Jehová,  el  cual  crié  los 
términos  de  la  tierra  ?  No  se  trabaja, 
lü  se  fatiga  con  cansancio ;  y  su  enten- 
dimiento no  hay  quien  lo  alcance  y. 

29  Él  da  esñierzo  al  cansado,  y  md- 
tiplica  las  fuerzas  al  que  no  tiene  dn- 
gunasr. 

30  Los  mancebos  se  fatigan,  y  te  can- 
san ;  los  mozos  flaqnean  y  caen : 

81  Mas  los  que  esperan  á  Jehov&  ten- 
drán nuevas  í\ierzas«;  levantaran  las 
alas  como  águilas;  correrán,  y  no  se 
cansarán ;  caminarán,  y  no  se  fatigarán. 

CAPITULO  XLI. 
BtHffvtar  provideneia  de  JHoe  para  tm  m 
píeUo,  al  cual  alienta  con  la  promeM  é» 
en  defenea  «  amparo.  Vamtíad  dalotiS»- 
lo*¡  eon/utton  y  t/rexUa  de  Im  «iisM  fw 
loe  haten  y  Itowran. 

ESCUCHADME,  islas,  y  esfliércense 
los  pueblos ;  allegúense,  T  enténees 
hablen:  estemos  juntamente  a  juido. 

8  i  Quién  despertó  dd  oriente  d  Justo, 
lo  llamó  para  que  le  siguiese,  entrego 
delante  de  él  naciones  «,  é  hisolo  enae- 
iknrear  de  reyes,  entrególos  á  su  espada 
como  polvo,  y  á  su  aroo  como  hqiaras- 
caa  arrebatadas  ? 

8  Siguiólos,  pasó  en  paz  por  camino 
por  donde  sus  pies  nunca  hablan  en- 
trado. 

4  ¿Quién  obró  é  hi»  eOol  ^Qdán 
llama  las  generaciones  desde  a  priu- 
dpio?  Yo  Jdiová  primero,  yk  yo  mi** 
mo  con  los  postreros. 

5  Las  Islas  vieron,  y  tuvieron  tenor; 
los  términos  de  la  tierra  se  espantann : 
oongv^ázonae,  y  vinieron. 

6  Cada  cual  ayudó  á  su  oeroaao,  y  &  "> 
hermano  d^o:  Esfuérzate. 


ilklJS. 


iBidlI. 
». 

y4iH, 
etc. 
Jar.  ID.  S, 


LCdr.n», 


ISAÍAS,  XLIL 


A.  a  cir.  712. 


7  Bl  ca^abateio  animó  al  platero»,  y 
el  que  aliía  oon  maxtiUo  al  que  tMtia  en 
el  jvmque,  diciendo :  Buena  está  la  sol- 
dadura. Y  afizmó  H  ídolo  con  clavos, 
pavone  no  se  moviese. 

8  1  Mas  tü,  Israel,  siervo  mió  eret; 
tíh  Jacob,  á  qnien  yo  escogí  ',  simiente 
de  Abtaham  ñii  amigo  «. 

9  Porque  te  tomé  de  los  extremos  de 
la  tienta,  v  de  sos  principales  te  llamé, 
j  te  d^je :  Mi  siervo  terát  tú :  te  escogí, 
7  no  te  deseché. 

10  No  temas,  que  yo  tmi  contigo/:  no 
desmayes,  que  yo  soy  tu  Dios  que  te  es- 
fuerzo :  siempre  te  ayudaré,  siempre  te 
sustentaré  con  la  diestra  de  mi  justicia. 

11  Hé  aquí  que  todos  los  que  se  airan 
contra  tí,  serán  avergonzados  y  confun- 
didos; :  serán  como  nada,  y  perecerán 
los  que  contienden  contigo. 

12  Lo»  buscarás,  y  no  k>s  hallarás :  los 
que  tienen  oontienda  contigo  serán  co- 
mo nada,  y  como  cosa  que  no  es  aquellos 
que  te  hacen  guerra. 

13  Porque  yo  Jehová  tou  tu  Dios,  que 
te  ase  de  tu  mano  derecma,  y  te  dice : 
No  temas,  yo  te  ayudé. 

14  Ko  temas,  gusano  de  Jacob,  oh  vos- 
otros los  pocos  de  Israel :  yo  te  socorí, 
dice  Jtíbová,  y  tu  redentor  el  Santo  de 
Israd. 

16  Hé  aquí  que  yo  te  he  puesto  por 
trillo,  trillo  nuevo  lleno  de  dientes ;  tri- 
llarás montes,  y  los  molerás,  y  collados 
tomaiás  en  tamo  K 

10  Los  aventarás,  y  los  llevará  el  vi- 
ento, y  esparcirálos  d  torbellino.  Tü 
empero  te  rsgocijarás  en  Jehová,  y  te 
glcnriarás'  en  el  Santo  de  Israel. 

17  JLos  afligidos  y  menesterosos  buscan 
las  aguas,  que  no  hay  ¡  sécese  de  sed  su 
lengua :  yo  Jehová  los  oiré ;  yo»  el  Dios 
de  Israel,  no  los  desampararé. 

18  En  los  altos  osAssot  abriré  rios,  y 
fhetites  en  mitad  de  los  llanos :  tomaré 
d  desierto  en  estanques  de  aguas,  y  en 
manaderos  de  aguas*  la  tiara  seca. 

19  Daré  en  el  desierto  cedros,  espinos, 
arrayanes,  y  olivas :  pondré  en  la  sole- 
dad hayas,  olmos  y  álamos  Juntamente '. 

80  Porque  vean,  y  conozcan,  y  advier- 
tan, y  entiendan  todos,  que  la  mano  de 
Jehová  hace  esto,  y  que  el  Santo  de  Is- 
rael lo  crió. 

31  ^  Aleead  por  vuestra  causa,  dice 
Jehová ;  euiibia  vuestros  fundamentos, 
dice  el  Rey  de  Jacob. 

89  Traigan,  y  anuncíennos  lo  que  ha 
de  venir»:  dígannos  lo  que  ha  pasado 
desde  el  principio,  y  pondremos  nuestro 
corazón  en  tilo:  sepamos  también  su 
postrimería,  y  hacadnos  entender  lo  que 
ha  de  venir. 

83  Dadnos  nuevas  de  lo  que  ha  de  ser 
después,  para  que  sepamos  que  vosotros 
toU  dioses :  ó  á  lo  menos  haced  bien,  ó 
mal,  para  que  tengamos  que  contar,  y 
Juntamente  nos  maravillemos. 

84  Hé  aquí  que  vosotros  toi»  de  nada,  y 
vuestras  obras  de  vanidad":  abomina- 
ci<m  ei  me  os  escogió. 

85  Del  norte  lo  desperté,  y  vendrá:  del 
nacimiento  del  sol  llamará  en  mi  nom- 
bre: y  hollmá  príncipes  como  lodo,  y 
como  pisa  el  barro  el  alfarero. 

88  ¿  Quién  lo  anunció  desde  el  prin- 
cipio, para  que  sepamos,  ó  de  tiempo 
atiaás,  y  diremos :  e«  justo  ?  Cierto,  no 
ha»  quien  anuncie,  sí,  no  ha¡f  quien  en- 
selle;  ciertamente,  no  hajf  quien  haya 
oido  vuestras  palalúras. 

97  Yo  eojf  tí  primero  que  he  enseñado 
estas  cosas  á  Sion,  y  á  Jt'rusaiem  dará 
un  portador  de  alegres  nuevas  o. 

98  Bfiré,  y  no  halña  ninguno :  y  pre- 


Íunié  de  estas  cosas,  y  ningún  consqcro 
ubo;  pregúnteles,  y  no  respondieron 
palabra. 

89  Hé  aquí,  todos  iniquidad,  y  las 
obras  de  ellos  nada:  viento  y  vanidad 
ton  sus  vaciadizos. 

CAPITULO  XLIL 

Clfieio  y  earaelfret  dd  gran  Libertador  d»  It- 
rad¡  éffoAtaM'mimto  y  ffloria  da  tu  reino. 
IMitklía  del  }»i«Uo,  y  $ut  eotuiguientee  ea- 
latnidadu. 

HÉ  aquí  mi  siervo,  yo  le  sostendré  • ; 
mi  escogido,  en  quien  mi  alma  to- 
ma contentamiento  b :  he  puesto  sobre  él 
mi  Espíritu  • ;  dará  Juicio  á  las  Gtentes. 
8  No  clamará,  ni  alzará,  ni  hará  oir  su 
voz  en  las  plazas. 

8  No  quebrará  la  caila  cascada,  ni  apa- 
gará el  pábilo  que  humeare :  sacará  el 
Juicio  á  verdad. 

4  No  se  cansará  ni  desmayará,  hasta 
que  ponga  en  la  tierra  juicio :  y  las  islas 
esperarán  su  ley  d. 

5  Así  dice  el  Dios  Jehová,  el  criador 
de  los  cielos,  y  el  que  los  «tiende ;  el 
que  extiende  la  tierra  y  sus  verduras ;  el 
que  da  respiración  al  pueblo  que  mora 
sobre  ella,  y  espíritu  á  los  que  por  ella 
andan « : 

6  To  Jehová  te  he  llamado  en  justicia, 
y  te  tendré  por  la  mano  :  te  guardaré,  y 
te  pondré  por  alianza  del  pueblo,  por  luz 
de  las  gentes/, 

7  Para  que  abras  qjos  de  ciegos  y,  para 
que  saques  de  la  cárcel  á  los  presos,  y  de 
casas  de  prisión  *  á  los  que  están  de  asi- 
ento en  tinieblas. 

8  Yo  Jehová.   Este  ««  mi  nombre': 

Lá  otro  no  daré  mi  gloria,  ni  mi  ala- 
nza á  escultunsA. 

0  Las  cosas  primeras  hé  aquí  vinieron, 
y  yo  anuncio  nuevas  cosas :  antes  que 
salgan  á  luz,  vo  os  las  haré  notorias  ^ 

10  ^  Cantad  á  Jehová  un  nuevo  cJui- 
tico,  su  alabanza»  desde  el  fin  de  la 
tierra:  canten  los  que  descienden  á  la 
mar,  y  lo  que  la  hinche,  las  islas,  y  los 
moradores  de  ellas. 

11  Alcen  /a  vos  el  desierto  y  sus  ciu- 
dades, las  aldeas  donde  habita  Gedar  n : 
canten  los  moradores  de  la  Piedra,  y 
desde  las  cumbres  de  los  montes  den 
voces  de  Jubilo. 

18  Den  gloria  á  Jehová,  y  prediquen 
sus  loores  en  las  islas  ». 

13  Jehová  saldrá  como  gigante,  y  como 
hombre  de  guerra  despartirá  «w  zeloj» : 
gritará,  voceará,  esforzaráse  sobre  sus 
enemifjos. 

14  Desde  ei  siglo  he  callado,  tenido  he 
silencio,  y  heme  detenido:  daré  voces 
como  la  que  está  de  parto ;  asolaré  y 
devoraré  juntamente. 

15  Tomaré  en  soledad  montes  y  co- 
llados ;  haré  secar  toda  su  yerba :  los 
rios  tomaré  en  islas,  y  secaré  los  están- 
ques. 

16  Y  guiaré  los  ciegos  por  camino  que 
no  sabian ;  haréles  yiasx  por  las  sendas 
que  no  hablan  conocido :  delante  de  ellos 
tomaré  las  tinieblas  en  luz,  y  los  rodeos 
en  llanura.  Estas  cosas  les  haré,  y  no 
los  desampararé. 

17  Serán  vueltos  atrás,  y  en  extremo 
confundidos  9  los  que  confían  en  las  es- 
culturas, y  dicen  a  las  estatuas  de  fun- 
dición :  Vosotros  toit  nuestros  dioses. 

18  Sordos,  oid;  y  vosotros  ciegos,  mi- 
rad para  ver. 

19  ¿Quién  ciego  sino  mi  siervo f? 
i  Quién  toa  sordo  como  mi  mensi^)ero 
que  envié  ?  ¿  Quién  ciego  como  el  ere* 
ciado  <fe  perfecto',  y  áego  como  el  si- 
ervo de  Jehová, 

_ 


«Mat  13.-18. 

»  Mst  S.  17. 

y  17.  5. 
«  Cap.  11. 2. 

Juan  3.  34. 


•'G«B.  49.10. 


•  2sc.  13. 1. 


/Csp.49.  e. 

Loe.  %  32. 

Hech.18.47. 
'  Cap.  85.  &. 
ilPed.2.9. 
•  Bsl.  88. 18. 

i  Cap.  48.  U. 


I  Hedí.  16. 
18. 

■•  Ap.  5.  9. 


»  Cap.  flO.  7. 


«  Sal.  U7. 1. 
P  Bz.  16.  3. 


9  Sal.  97.  7. 


''  Cap.  41.  8. 
7^8.10. 

•  Kz.  16. 14, 
16. 


A.Cdr.  713. 


ISAIA3,  xun,  XUV. 


A.C.dr.Ta 


f  8*1.  n.  16, 

19. 


«  Sal.  66. 12. 


i  Cap.  45. 11. 


'  Jer.  30. 10. 
y  46.  W. 


d  Hedí.  IS. 
17. 

<C«p.39.2S. 

/Cap.  42. 19. 
£z.  12.  2. 


'  Capí  44.  8. 


A  Cap.  44. 8. 
«4».  31. 
08.18.4. 


•  CaD.14.37. 
T48.10. 
U.Í.8B. 


80  Que  Te  muohu  «osu,  y  no  advierte ; 
que  abre  los  oídos,  y  so  para  otr  ? 

21  Jehová  se  complació  en  él  por  amor 
de  8U  juBtioia' :  magnificaiA  la  ley,  y  la 
engrandeoer&. 

22  Mas  este  pueblo  terá  sattneado  y 
hollado ;  todos  ellos  han  de  $er  enlaza- 
dos en  cavenuu,  y  escondidos  en  cárce- 
les. Serán  puestos  á  saco,  y  no  habrá 
quien  loe  libre;  hoÚados,  y  no  habrá 
quien  diga :  Restituid. 

23  ¿  Quién  de  vosotros  oirá  esto  ?  i  qui» 
én  atenderá  y  escuchará  en  orden  al  por 
venir? 

24  ¿Quién  did  á  Jacob  en  presa,  y 
entr^o  á  Israel  á  saqueadores  ?  ¿  No 
fué  Jehová,  contra  qmen  pecamos  ?  Y 
no  quisieron  andar  en  sus  caminos,  ni 
oyeron  su  ley. 

25  Por  tanto  derramó  sobre  él  el  furor 
de  su  ira,  y  fuerza  de  guerra:  plisóle 
fuego  de  todas  partes,  empero  no  enten- 
dió; é  incendióle,  mas  no  ha  parado 
mientes. 

CAPITULO  XLIII. 
Cotuuda  y  anima  d  Im  pioa  eerlifieanáoU» 
de  la  buena  vobuUad  y  anior  de  Dioe,  el 
cual  loe  amparará  en  medio  de  todae  ene 
ealamldade»,  y  al  fin  loe  con  fregará  de  to- 
dae loe  gentee  para  que  aoeen  de  libertad 
glorioea.  Impugna  la  idoíatria  eon  el  te»- 
timonio  de  eu  pueblo  y  de  loe  maravitlae 
que  Dioe  en  fina  heAo,  y  loe  ^ue  promete 
harta  libertándolo  de  la  cautividad  de  Ba- 
bilonia, adonde  lee  habia  eokado  por  tue 
peeadoe. 

Y  AHORA  asi  dice  Jehová  criador 
tuyo,  oh  Jacob,  y  ibrmador  tuyo, 
oh  Israel :  No  temas ;  porque  yo  te  re- 
dimí, ,y  te  puse  nombre :  mío  eree  tú. 

2  Cuando  pasares  por  las  aguas,  yo  seré 
contigo  a;  y  cuando  por  los  ríos,  no  te 
an^^ar&n.  Cuando  pasares  por  el  fu^o, 
no  te  quemarás,  ni  la  llama  arderá  en  ti. 

3  Porque  yo  Jehová  Dios  tuyo,  el  Santo 
de  Israel,  m¡/  tu  Salvador:  á  Egipto  he 
dado  por  tu  rescate,  á  Etiopia  y  á  Seba 
portíb. 

4  Porque  en  mis  ojos  fuiste  de  grande 
estima,  fuiste  honorable,  y  yo  te  amé : 
dará  pues  hombres  por  a,  y  naciones 
por  tu  alma. 

5  No  temas;  porque  yo  ao¡f  contigo: 
del  oriente  traeré  tu  generación,  y  del 
occidente  te  recogeré  e. 

6  Diré  al  Aquilón:  Daca;  y  al  Me- 
diodía :  No  detengas :  trae  de  léjos  mis 
hijos,  y  mis  h^as  de  los  términos  de  la 
tierra. 

7  Todos  llamados  de  mi  nombréis,  y 
para  gloria  mia  los  crié,  los  formé,  y  los 
hice«: 

8  Sacando  al  pueblo  ciego  que  tiene 
ojos,  y  á  los  sordos  que  tienen  oídos/. 

9  Congregúense  á  una  todas  las  gentes, 
y  Jdntense  los  pueblos:  ¿quién  de  ellos 
hay  que  nos  dé  nuevas  de  esto,  y  que 
nos  haga  oír  las  cosas  primeras  ?  Pre- 
senten sus  testigos,  y  Justifbinense ;  oi- 
gan, y  digan  verdad. 

10  Vosotros  eoU  mis  testigos,  dioe  Je- 
hová', y  mi  riervo,  que  yo  escogí ;  para 
que  roe  conoxcais,  y  creáis,  y  entendáis 
Que  yo  mismo  «oy :  antes  de*  mi  no  fué 
formado  Dios,  ni  lo  será  después  de  mi  *. 

11  Yo,  yo  Jehová;  y  fuera  de  mi  no 
hay  quien  salve. 

12  Yo  anuncié,  y  salvé,  ó  hice  oír,  y 
no  kubo  entre  vosotros  eztratlo.  Vos- 
otros pues  aoU  mis  testigos,  dioe  Je- 
hová, que  yo  «oy  Dios. 

18  Aun  wites  que  hubiera  dia,  yo  era ; 

Lno  Aaj^ quien  de  mi  mano  libre:  ti  yo 
iciere,  ¿  quién  lo  estorbará  i  ? 
14  5  Así  dioe  JdMvá,  Redentor  vu- 


estro, el  Santo  de  Israel :  Por  vMoIros 
envié  á  Babilonia,  é  hice  descender  fu- 
gitivos todos  ellos :  y  clamor  de  Caldeas 
en  las  naves. 

15  Yo  Jehová,  Santo  vuestro,  Criador 
de  Israel,  vuestro  Rey. 

16  5  Asi  dioe  Jehová,  el  que  da  es- 
mino  en  la  mar,  y  senda  en  las  apui 
Impetuosas  k. 

17  Cuando  él  saca  carro  y  caballo,  ejér- 
cito y  fuerza  caen  juntamente,  para  no 
levantarse;  quedan  extinguidos,  como 
pábilo  quedan  apagados. 

18  No  os  acordds  de  ]sa  cosas  pasa- 
das,  ni  traigáis  á  memoria  las  cosas  ta- 
tíguas'. 

19  Hé  aquí  que  yo  hwo  cosa  nuera: 
presto  saldrá  á  luz :   ¿  No  la  sabrAs  ?  | 
Otra  vez  pondré  camino  en  d  desierto, 
y  ríos  en  la  soledad  <". 

90  La  bestia  del  campo  me  honrarH, 
los  dragones,  y  los  pollos  del  avestruz: 
porque  daré  aguas  en  tA.  desierto,  rios 
en  la  soledad,  para  que  beba  mi  pueblo, 
ral  escogido. 

21  Este  pueblo  crié  para  mí ;  mis  ala- 
banzas publicará. 

92  ^  Y  no  me  Invocaste  á  mí,  oh  Ja- 
cob ;  antes  de  mí  te  cansaste,  oh  Israel ". 

23  No  me  tnviiste  á  mi  los  anímala 
de  tus  holocaustos,  ni  á  mí  me  honraste 
eon  tus  sacrificios :  no  te  hice  lerrir 
con  Presente,  ni  te  hice  fatigar  con  per- 
fume. 

94  No  compraste  para  mí  cafta  aromi- 
tica  por  dinero,  ni  me  saciaste  con  la 
grosura  de  tus  saeri6cios:  antes  me  bi- 
oíste  servir  en  tus  pecados,  y  me  has 
fatigado  con  tus  maldades  ». 

25  Yo,  yo  eoy  el  que  borro  tus  lebdi- 
onesp  por  amor  de  mí  f,  y  no  me  acor- 
daré de  tus  pecados  '. 

26  Hazme  acordar;  entremos  en  joioío 
juntamente :  relata  til  para  abonarte. 

27  Tu  primer*  padre  pecó,  y  tus  ense- 
fladoxes  prevaricaron  contra  roí. 

28  Por  tanto  yo  profané  los  pifnoipes 
del  santuario ;  y  puse  por  anatema  á 
Jacob,  y  por  oprobio  á  Israel. 

CAPITULO  XLIV. 
Se  el  miemo  argumento  del  eap.  pneedente, 
moM  repreeentando  en  eete  la  ueeedad  de  ¡m 
idolatra»,  que  no  ee  averguenaandedar  etilo 
y  adoración  (eualquitra  que  eea)  ai  títíe 
que  atoe  mivmoa  hicieron  de  metal,  <  á» 
un  madero.  Para  qus  ee  guarde  de  «fta 
abaminatA*  locura,  ee  amaneitado  A  pue- 
blo á  recordar  lo  que  Dioe  ka  heeko  por  U, 
y  loe  promeeae  que  le  tiene  dadae  de  liber- 
tad, tiu  euaiee  eumipliriu  por  mano  de  Oiré, 
y  en  lofigwra3o,por  Oriao, 

AHORA   pues,   oye,  Jaeob,  siervo 


■Ctaftl 

y41.tt 


■  tfd.L1 


cogí. 


mió ;  y  tü,  Israel,  á  quien  yo  es- 


rlu. 

r  Jet.S.1 


2  Así  dice  Jehová,  hacedor  tuyo,  y  al 
que  te  formó  desde  el  vientre,  eláuUte 
ayudará:  No  temas,  siervo  mío  Jacob; 
y  td,  Jesurun,  á  quien  yo  escogí. 

8  Porque  yo  derramaré  aguas  sobre  el 
secadal,  y  rios  sobre  la  tierra  árida*: 
mi  Espíritu  derramase  sobre  tu  gene- 
ración a,  y  mi  bendición  sobre  tas  re- 
nuevos. 

4  Y  brotar&n  armo  entre  yerba,  como 
sauces  junto  á  las  riberas  de  las  agnaa. 

5  Este  diiá:  Yo  soy  de  Jebová:  el 
otro  ae  llamará  del  nombre  de  Jacob:  y 
otro  escribirá  con  su  mano :  A  Jebovs;  _  _^ 
y  ae  apellidará  con  el  nomine  de  IsimK  i  j  4í-  i^ 

8  ]  Asi  dice  Jdiová,  Rey  de  Iiracl,y  |  Ap^i-l 
su  Redentor,  Jehová  de  los  tjM*»'-    V. 
Yo  el  primero,  y  yo  el  postrero 4,  y f^Mf*    y»* 

de  mí  no  hau  Dios  «. 

7  ¿  Y  quien  llamará  cono  yo,  t  de- 
nunciará áetíte  esto,  y  lo  osdán»  ptf 


tiedt 


'8tLSr-4 


iatür.na. 


ISAÍAS,  ZLV. 


A.  C.  «ir.  TB. 


ixas.ao. 


Oip.4S.10. 
DiM.82.  4. 


B. 


mf>  deida  que  hfce  d  pueblo  aatígnof  ? 
Anifíioieiile*  lo  que  tíom  ib  carea,  j  le 
qae  eit¿  por  Teñir. 

8  No  temaii,  ni  ofl  amedicateiB :  ¿  no 
te  Uoe  oír  desde  entdnoes,  j  te  dije 
intes  lo  pie  estaba  por  venir  t  Luego 
voaotTM  eoie  mis  tettigos;  que  no  hay 
Dios  «ino  yo,  j  que  no  hay  tuerte*  que 
JO  no  conozca. 

9  Los  fonnadoreí  de  imágenet  de  talla 
todo*  etloa  mk  vanidad,  y  lo  mas  pre- 
cioso de  ellos  para  nada  es  iltil  •' ;  y  ellos 
mismos  para  su  confusión  «w  testigos, 
que  ellas  ni  ven  ni  entienden. 

10  ¿  Quién  fomuS  un  dios,  ó  quién  fün- 
dio  una  estatua,  que  paxa  nada  es  de 
provecho*? 

11  Hé  aquí  que  todos  sus  eompafieros 
serán  aveágonxados':  porque  los  mis- 
mos artífices  son  de  los  nombres.  Todos 
elloe  se  juntarán,  estaién,  se  asombra- 
r&n,  V  seiin  avet^oncados  á  una. 

13  El  herrero  «■  tomará  la  tenaza,  obra- 
rá en  las  ascuas,  dartUe  forma  con  los 
maxtillos,  y  trabajará  en  la  estahut  con 
la  Aierza  de  su  braco :  tiene  In^o  ham- 
bre, y  le  fiatan  las  fliersas ;  no  beberá 
agna«  y  se  desmaya. 

18  £1  carpintero  tiende  la  regla,  seiiála 
aquella  con  almagre,  lábrala  con  los  oe- 
pUIos,  dale  figura  con  el  oompas,  háoela 
en  forma  de  vanm,  á  semejanza  de  hom- 
bre bermoso,  para  estar  en  oasa. 

14  Cortaráse  cedros,  y  tomará  enoina 
y  aleomociue,  y  entre  los  árboles  del  bos- 
qse  se  csnrúin:  plantará  pino,  que  se 
ocie  eon  la  lluvia. 

16  De  él  se  servirá  lu^o  ti  hombre 
an  quemar,  y  tomará  de  ellos  para 
oaJentarse :  encenderá  también  el  Aomo, 
y  cocerá  panes ;  hará  ademas  un  dios,  y 
lo  adorará ;  fiíbrloará  un  ídolo,  y  arro- 
dilUnáse  delante  de  ¿1. 

16  Parte  del  teio  quemará  en  el  fue- 
go • ;  con  ctra  paite  de  él  comerá  carne, 
adaresaitá  asado,  y  se  saciará.  Después 
se  eaientará,  y  dliá :  Oh !  heme  calen- 
tado, he  visto  el  fuego. 

17  Y  toma  su  sobrante  en  un  dios,  en 
su  escultura :  luimlllase  delante  de  ella, 
adárela,  y  ruégale  diciendo:  Líbrame, 
que  mi  dios  ere*  tú. 

18  No  supieron,  ni  entendieron* ;  por- 
que eneostradoa  están  sus  ojos  para  no 


',  y  su  corazón  para  no  entender. 
19  rio  discune  para  consigo,  no  tiene 
sentido  ni  entendimiento  para  deeir: 
Pacte  de  esto  quemé  en  el  fuego,  y  so- 
bre sus  brasas  cocí  pan,  asé  carne,  y 
eamUa ;  ¿  he  de  tomar  en  una  abomi- 
nación lo  restante  de  ello  ?  ¿  delante  de 
un  tronco  de  árlwl  tengo  de  humillarme  ? 

90  De  ceniza  se  apacienta :  su  corazón 
engaitado  le  desviai',  para  que  no  libre 
su  alma,  ni  diga:  ¿  Ne  hay  una  mentln 
á  mi  mano  derecha  ? 

91  Acuérdate  de  estas  ooaas,  oh  Jacob, 
é  Israel,  pues  que  mi  siervo  eres :  Yo  te 
formé ;  oervo  mió  eree  tú :  Israel,  no 
me  olvides. 

as  Yo  deshice,  eomo  á  nube,  tus  re- 
bellones, y  como  á  niebla  tus  pecados  f : 
tómate  á  mi,  porque  yo  te  reduní. 

99  Oantad  loores,  oh  cielos,  porque 
Jehová  lo  hizo :  gritad  con  Jubilo,  lu- 
gavea  b^os  de  la  tierra  r:  prorumpld, 
montas,  en  alabanza;  bosque,  y  todo 
árbol  Que  en  él  está:  jporque  Jehová 
redinaló  á  Jacob,  y  en  Israel  será  glo- 
rlfioMio. 

SM  ^  Así  dice  Jehová,  «u  Redentor,  y 
faemador  tuyo  desde  el  vientre :  Yo  Je- 
hová,  qoa  lo  hago  todo;  que  extiendo 
■olo  los  cielos*,  que  extiendo  la  tiecm 
pormíaiiamo; 


98  Que  deshago  las  seüales  de  los  adi- 
vino*, y  enloqneaco  á  los  agoreros'; 
que  hago  tomar  atrás  los  sabios,  y  des- 
vanezco su  sabiduría; 

96  Que  despierta  la  palabra  de  su  si- 
ervo »,  y  cumple  el  consejo  de  sus  men- 
si^eroa:  que  dioe  á  Jerusalem,  Seiás 
habitada:  y  á  las  ciudades  de  Judá: 
Reedificadú  serán,  y  sus  ruinas  levui- 
taré: 

97  Que  digo  al  proAuado:  Sécate,  y  tus 
rios  haré  secar*: 

98  Que  llamo  á  Ciro,  mi  pastor,  y 
oumpliiá  todo  lo  que  yo  quiero,  en  di- 
ciendo á  Jerusalem:  Serás  edifloada; 
y  al  templo,  Serás  ftindado  y. 

CAPITULO  XLV. 
JHot  Baña  á  Otro  por  tu  nombre,  ovm  mueho 
antes  oiM  tMCtete  en  la  monarca,  para 

r  liberte  $u  pneUo  de  SoMonia:  «  en 
Uberfad  mee  por  ese  medio  prometí  él 
Beñer  á  lo»  Judae,  f  ^oriota  reiloMraeten 
de  «Rm,  haee  entrever  la  de  todos  lo»  hom- 
bres por  Jeeu  OrUto.  Qnedordn  eerridoe  y 
aoeroimeado»  todos  los  tdtfiatrae,  y  eirá  dee- 
tntíaa  la  idolatría. 

ASI  dioe  Jehová  á  su  ungido  Ciro, 
.  al  cual  tomé  yo  por  su  mano  dere- 
eha,  para  sujetar  gentes  delanto  de  él, 
y  desatar  lomos  de  reyes*;  para  abrir 
delante  de  él  fiuertas,  y  las  puertas  no  se 
oerrarán: 

9  Yo  iré  delante  de  tí,  y  enderezaré 
las  tortuosidades:  quebrantaré  puertas 
de  bronce,  y  cerrojos  de  hierro  haré  pe- 
dazosft; 

8  Y  te  dará  los  tesoros  eeoondidos,  y 
los  secretos  muy  guardados,  para  que 
sepas  que  yo  soy  Jehová,  el  Dios  de  Is- 
rael, que  te  pongo  nombre. 

4  Por  amor  de  mi  siervo  Jaeob,  y  de 
Israel  mi  escogido,  te  llamé*  por  tu 
nombre;  plísete  sobrenombre,  aunque 
no  me  conociste. 

5  Yo  Jdiová,  V  ninguno  mas  hau;  no 
áoy  Dios  fuera  de  mU.  Yo  te  oeoiié  *, 
aunque  td  no  me  eonooiste ; 

0  Para  que  se  sepa  desde  el  nacimiento 
del  sol,  y  desde  donde  se  pone,  que  no 
hay  mas  de  yo.  Yo  Jehová,  y  ninguno 
mas  de  yo/. 

7  Que  formo  la  luc,  y  crio  las  tinieblas ; 

?ue  hago  la  paz,  y  crio  el  mal».  Yo  Je- 
ova,  que  hago  todo  esto. 

8  Y  Rociad,  cielos,  de  arriba,  y  las 
nubes  destilen  la  Justicia*:  ábraw  la 
tierra,  y  proddzcanse  la  salud  y  la  Jus- 
ticia ;  háganse  brotar  juntamente  *.  Yo 
Jehová  lo  crié. 

9  5^ ;  Ay  del  que  pleitea  con  su  Hace- 
dor! Coñüenda  el  tiesto  con  los  tiestos 
de  la  tierra.  ¿  Dirá  el  barro  al  que  lo 
labra :  Qué  haces  ?  ó  tu  obra  no  tiene 
manos*? 

10  Ay  del  que  dice  al  padre :  Por  qué 
engendraste?  y  á  la  mujer:  Por  qué 
pariste? 

11  ^  Aú  <Uce  Jehová,  el  Santo  de  Is- 
rael, y  su  Formador:  Preguntadme  de 
las  cosas  por  venir;  mandadme  acerca 
de  mis  h^os,  y  acerca  de  la  obra  de  mis 
manos. 

18  Yo  hice  la  tierra,  y  crié  sobre  ella 
al  hombre.  Yo,  mis  manos  extendieron 
los  cielos,  y  á  todo  su  qjército  mandé'. 

18  Yo  lo  desperté  en  justicia  •»,  y  en- 
frezaré  todos  sus  caminos:  él  edificará 
mi  dudad  «,  y  soltará  mis  cautivos,  no 
por  precio»,  ni  por  dones,  dice  Jehová 
de  loa  ejércitos. 

14  5  Así  d^  Jehová:  El  trabajo  de 
Egipto,  las  mercaderías  de  Etiopia,  y 
los  Babeos,  hombres  agigantados,  se  pa- 
sarán á  tí ,  y  serán  tuyos» :  irán  en  poe 
de  tí,  pasarán  con  grillosf ;  á  tí  harán 

_-- 


*2Cr.l8.11. 
84. 
Jer.  Mi  W. 

«Zse.  L6. 
2fed.l.l9. 


*J«r.60.38. 
y  ftl.  88. 


'  Bsd.  1. 1, 
ete. 


'Jobia.l& 


i  Sal.  10748. 


«GSP.48.1& 


'var.M.18. 

as. 

Dea.  4. 85. 

8». 
«Sikl.18.82, 

»>. 
/Cap.  44.8. 

V  Amos  8.8. 


4  8kL8S.U. 
<8*L7S.8. 


i  Gap.».  18. 
Bo.».». 


l8al.l01S5. 
•Gap.  41.x 
•9Cr.MU 

Bid.Ll, 

StD. 

•0Bp.n3. 
POa»  48.98. 

y«ú.».ie. 

y  79. 10.11. 

CM.8.9Í, 

«Sal.  149.  8. 


A.adr.ns. 


ISAÍAS,  XLYI,  XLYIL 


A.adr.711 


•BU.  97. 7. 
I  Bo.  11.38. 


»C»p.  48.18. 


'OBp.il  18. 


yCftik41.a2. 
74&8. 
.7  44.7. 

'S*L22.37. 


•Gen.a2.18. 


*  Bo.  14. 11. 

11.2.10. 
«  Jer.  28.  6. 
rfZM.10.8, 

12. 

•C»p;41.11. 
/Bo.&l. 


•Jer.  60.2. 
»  Jer.  lOi  8. 


•Xx.19.4. 


•H3ftp.40.U, 
25. 

•  Gftp.  4L  7. 
eto. 


revennoia,  j  á  tí  supUcartn,  dUiendo: 
Oierto,  en  tt  ettá  Dum;  ;  no  hay  otro 
fiísra  de  Dios. 

15  Verdaderamente  tú  tres  lÜMr  qne 
te  encobres;  Dios  de  Israel  qne  sal- 
Tas. 

18  Oonfiísos  y  avennnzados  serán  to- 
dos  ellos :  irán  con  tfienta  todos  los  fa- 
tnieadores  de  imágenes  «. 

17  Israel  es  salvo  en  Jehová  con  salud 
eterna  < :  no  os  aTei»mzaxéls,nl  os  afitai- 
taréis  ya  por  todos  los  siglos. 

18  Porque  asi  d^o  Jehová,  que  crió  los 
cielos :  ¿1  mismo,  el  Dios  que  íbrmó  la 
tierra,  el  que  la  hizo,  y  la  compuso,  no 
la  crió  para  nada,  para  que  flieae  habi- 
tada la  crió :  Yo  Jenovi,  y  ninguno  mas 
de  yo. 

19  No  hablé  en  escondido  •*,  en  lugar 
de  tierra  de  tinieblas :  no  dije  i  la  gene- 
ración de  Jacob :  En  vano  me  buscáis. 
Yo  «w  Jehová  que  hablo  justicia,  que 
anuncio  rectitud. 

80  Reunios  y  venid;  alleg&os  todos 
los  escapados  de  las  gentes.  No  saben 
aquellos  que  erigen  el  madero  de  su  es- 
cultura, y  los  que  ru^an  al  dios  qne  no 
salva'. 

21  Publicad,  y  haced  llegar,  y  entren 
todos  en  consulta.  ¿  Quién  hizo  oir  esto 
desde  el  principio,  y  lo  tiene  dicho  desde 
entonces",  sino  yo  Jehová?  Y  no  hay 
mas  Dios  que  jo :  Dios  justo  y  salvador ; 
ninguno  otro  tuera  de  mí. 

22  Mirad  á  mí,  y  sed  salvos  •  todos  los 
términos  de  la  tierra:  porque  yo  «cy 
Dios,  y  no  hay  mas. 

23  Por  mi  hice  Juramento*,  de  mi 
boca  salió  palabra  en  Justicia,  y  no  será 
revocada :  Que  á  mí  se  dobla»  toda  ro- 
dilla^ jurará  toda  lengua  h, 

24  Y  diráse  de  mí :  Ciertamente  en 
Jehová  e$tá  la  justicia «  y  la  fuerza': 
á  él  vendrán ;  y  todos  los  que  contra  él 
se  enardecen,  serán  avergpmzados  «. 

26  En  Jehová  será  justificada/,  y  se 
gloriará  toda  la  generación  de  Isñid. 

CAPITULO  XLVI. 
ProfeUta  la  ruina  dé  2m  tilolof  de  BcMiO' 
uia.  Reprende  á  tu  puebto  de  ídotatrfa  re- 
pretentcíkdo  nu  loeat  diUgmeiat  «n  efla. 
Pruthalee  tu  verdadera  divinidad  por  la» 
moravtlÍM  que  ka  hetko  por  «üo*¡  p  n- 
eordandciei  la  JUdidad  ae  «im  prometa», 
ontfneíaie*  la  lalvaeion  fue  enviaría  á 
lirael.      , 

POSTRÓSE  BeU,  abatióse  Nebo. 
Sus  simulacros  ÁieEon  pueetoi  so- 
bre bestias,  y  sobre  animales  de  carga  b  • 
os  llevarán  cargados  de  vosotros,  carga 
penosa. 

2  Fueron  humillados  lot  idoloe,  fiíeron 
abatidos  juntamente :  no  pudi«áron  es- 
caparse de  la  oarsa,  sino  que  tuvieron 
dios  mismos  que  ir  en  cautiverio. 

8  Oidme,  oh  casa  de  Jacob,  y  todo  el 
resto  de  la  casa  de  Israel,  los  que  sois 
traído»  desde  el  vientre,  los  que  sois  lle- 
vados desde  la  matriz  « : 

4  Y  hasta  vuettra  ve^jez  yo  mismo,  y 
hasta  las  canas  o»  suportaré  yo.  Yo  o» 
hice,  yo  o*  llevaré,  yo  ot  suportaré  y 
guardaré. 

5  ¿  A  quién  me  asenugais,  y  me  igua- 
láis, y  me  comparáis,  para  que  sea  le- 
m«>}ante<<  ? 

8  Bacán  oro  del  talego,  y  pesan  plata 
con  balanzas ;  alquilan  un  platero  para 
hacer  un  dios  de  ello:  humlUanse*,  y 
adoran. 

7  Échanaelo  sobre  los  hombros,  lié- 
vanlo,  y  asiéntanlo  en  su  lugar ;  allí  se 
está,  y  no  se  mueve  de  su  sitio :  danle 
voces,  y  tampoco  responde,  ni  libra  de 
la  tribulación. 


8  Acordaos  de  esto,  y  tened  vogOcma: 
tomad  en  vosotros,  prevaiicadoRs. 

9  Acordaos  de  las  cosas  jasadas  dode 
el  siglo ;  porque  yo  soy  Dios,  y  no  hay 
mas  dios ;  y  nada  hmf  á  mí  semgaate. 

10  Que  anuncio  lo  por  venir  desde  d 
principio,  y  desde  antteuo  lo  que  son 
no  era  hecho/:  que  digo:  Mi  oona^o 
permanecerá,  y  hiaró  tMo  lo  que  qui- 
siere': 

11  Que  llamo  desde  el  oriente  al  ave,  y 
de  tierra  l^ana  al  varón  de  mi  conse|}ot. 
To  hablé,  y  lo  haré  venir;  befa»  penndo, 
y  también  lo  haré. 

12  Oidme,  duros  de  corazón,  qne  es- 
tais  lejos  de  la  justicia. 

18  Haré  que  se  acerque  mi  jnstids; 
no  se  aleara,  y  mi  salud  no  se  detendzi. 
Y  pondré  saínid  en  Sion«,  y  mi  gloiiaen 
Israel. 

CAPITULO  XLVII. 

Prt^etíta  á  Babilonia  fáeu  aumarquta  » 
deitrueeion, 

DESCIENDE,  y  siéntate  en  d  polvo, 
virgen  hija  de  Babilonia:  siéntate 
en  la  tierra  tín  trono,  hija  de  los  Cal- 
déos  :  que  nunca  mas  te  llamarán  tienis 
y  delicada. 

2  Toma  el  molino,  y  muele  harina  i 
descubre  tus  guedcíjas,  descalza  los  pléi, 
descubre  las  piernas,  pasa  los  ríos. 

8  Descubierta  será  tu  veigOenza,  y  ta 
deshonor  será  visto  • :  tomué  venfpuua, 
y  no  encontraré  oomo  hombre. 

4  Nuestro  Redentor,  Jdiová  de  k» 
ejércitos  e«  su  nombre,  el  Santo  de  Is- 
rael b. 

5  Siéntate,  calla,  y  entra  en  tinieblas, 
hJIja  de  los  Oaldéos :  porque  nunca  nui 
te  llamarán  SeSora  de  reinos. 

6  Enójeme  contra  mi  pueblo,  profiné 
mi  heredad,  y  entregúelos  en  tu  mano: 
no  les  hiciste  misericordias «;  sobre  d 
viejo  agravaste  mucho  tu  yugo. 

7  Y  dijiste :  Para  siempre  seré  sefio- 
ra¿:  y  no  has  pensado  en  esto,  ni  te 
acordaste  de  tu  postrimería. 

8  Oye  pues  ahora  esto,  delicada,  la  <^oe 
está  sentada  confiadamente,  la  que  dice 
en  su  corazón :  Yo  eoy,  y  fiíera  de  mí  no 
hay  mas  « ;  no  quedaré  viuda,  ni  cono- 
oerá  orfandad. 

9  Estas  dos  cosas  te  vendrán  de  re- 
pente en  un  mismo  dia:  Oifiuidad  y 
viudez.  En  toda  su  per^coion  vendrán 
sobre  tí  por  la  multitud  de  tos  adivi- 
nanzas, y  por  la  copia  de  tus  machos 
agüeros. 

10  Porque  te  confiaste  en  tu  maldad, 
diciendo ;  Nadie  me  ve/.  Tu  sabidnria 
y  tu  misma  ciencia  te  engaftaron,  y  di- 
jiste en  tu  corazón :  Yo,  y  no  mas. 

11  Vendrá  pues  sobre  ti  mal,  cuyo 
nacimiento  no  sabrás:  caerá  sobre  tí 
quebrantamiento,  el  cual  no  podrás  re- 
mediar; y  destrucción,  que  no  saláis, 
vendrá  de  repente  sobre  tí. 

12  Estáte  ahora  con  tus  encantamen- 
tos, y  con  la  multitud  de  tus  agOeroSi 
en  los  cuales  te  fatigaste  desde  tu  ni- 
fiez ;  quizá  podrás  mqorazte,  quizá  te 
fbrtifioaiás. 

13  Haste  fittigado  en  la  multitud  de 
tus  consejos :  parezcan  ahora,  y  defiAi* 
dante  los  contempladores  de  los  cieios5, 
los  especuladores  de  laa  estreUas,  los  qw 
contamn  los  meses,  para  pronosticartr 
lo  que  vendrá  sobre  ti. 

14  Hé  aquí  que  serán  como  taño' i 
fuego  los  queinará;  no  salvarán  sos  vi- 
das del  poder  de  la  llama:  no  pudar^ 
brasa  para  calentarse,  ni  lumbre  á  la 
cual  se  sienten. 

15  Así  te  serán  aquelloe  con  qnioM* 


kOif.fl.1 


iSiLllS 


Km.  LO 


>Bofk.ll 


/EiLKl 


rus-tt 


A.acir.  TU. 


ISAÍAS,  XLVni,  XLIX. 


A.  a  oír.  TU. 


/er.SO.  16. 


8il.6&9e. 
lüe.a.11. 


UwjLar. 


Icr.  S.  11. 
li.S.7. 

lí  79.  9. 

106w8. 

^30.9. 

ÍÍL66.1Q. 


)ni.82.S6, 

^41.4. 
p.22.13. 

iLlOZ-iS. 
hp.  40.20. 
0. 147. 4. 

«9^41.32. 

IPL4Í.2& 

hd.l.S. 

V.45.10. 

Ved.  X. 


4.81.18. 


te  fiítigaste,  tas  neaoeUmtm  dode  tu 
niflez:  eada  uno  eonar&  por  ni  cami- 
no*; no  habrá  quien  te  salve. 

CAPITULO  XLVIII. 
Jfaiariwy*  X  <niM"<i*a  la  hÍpoare»ta  ia  to» 
de  m  pumo,  quüne»  IkMiMMtoM  puMo  de 
Dio»,  lerpUm  d  iKolof .  Que  ti  Dio»  «o  ««n- 
jIU  lo*  pnrmeteu  de  muUipUeaeÍ4m,paa,  y 
jiroiperufaid  d  •«  puMo,  et  por  fue  eUot  no 
emmplierím  eo»  la  otorvaneía  <l<  mi  ley. 
eeguu  promeUeroH  e»  d  «uto.  Pn^eUaa  a 
toe  piot  I»  libertad  de  BabUonia. 

Oíd  esto,  casa  de  Jacob,  que  os  lla- 
máis del  nombre  de  Israel,  los  que 
salieron  de  las  aguas «  de  Judá,  los  que 
jnnn  en  el  nombre  de  Jehová,  y  hacen 
memoria  del  Dios  de  Israel,  mo»  no  en 
verdad  ni  en  Justicia^ : 

5  (Porque  de  la  santa  ciudad  se  nom- 
bran, y  ai  el  Dios  de  Israel «  confian : 
so  nombre,  JehoT&  de  los  ^ércitos.) 

8  Lo  que  pasó,  ya  de  antes  lo  due,  y 
de  mi  boca  salió:  publiquélo,  hlcelo 
prestOj  y  vino  i  ser. 

4  Porque  oonoaco  que  eres  duro,  y 
nervio  de  hienro^  tu  cervlK,  y  tu  frente 
de  metal, 

6  Díjetelo  ya  días  ha;  antes  que  vi- 
niese te  lo  enaefié,  poique  no  dijeses: 
Mi  Ídolo  lo  hizo,  mis  estatuas  de  es- 
cttltnra  y  de  fundición  mandaron  estas 

Jooeas. 
6  Oistdo,  vístelo  todo :  ¿  y  no  lo  anun- 
ciaréis vosotros  ?  Ahora  pues  te  he  he- 
cho oir  nuevas  y  ocultas  cosas  que  tü  no 
sabias. 

7  Ahora  han  sido  criadas,  no  en  dias 
pain^**'^ ;  m  antes  de  este  día  las  hablas 
oldOy  povque  no  difpu :  Hé  aquí  que  yo 
lo  sab£s. 

8  8Í,  nunca  lo  hablas  oido,  ni  nunca 
lo  hablas  conocido ;  ciertamente,  no  se 
abrió  antes  tu  oreja.  Porque  sabia  que 
desleal  hablas  de  desobedecer*,  por  tanto 
te  llamé  rebelde  desde  el  vientre. 

9  Por  amor  de  mi  nombre/  dilataré 
nü  fíiror,  y  para  alabanza  mía  te  daré 
lax;;^,  para  no  talarte. 

10  Hé  aquí  te  he  purificado,  y  no  co- 
mo &  platas;  hete  escogido  en  homo  de 
aflicción. 

11  Por  mí,  por  amor  de  mí  lo  haré, 
para  que  no  sea  amancillado  mi  nom- 
ore^  .*  y  mi  honra  no  la  daré  á  otro  •'. 

19  Óyeme,  Jacob,  y  tó,  Israel,  lla- 
mado de  mí:  Yo  mismo,  yo  el  primero, 
yo  también  el  postrero  *. 

18  Mi  mano  fiíndó  la  tierra,  y  mi 
mano  derecha  midió  los  cielos  con  el 
palmo  ^:  en  llamándolos  yo,  parecieron 
juntamente  m. 

14  Juntaos  todos  vosotros,  y  oid.  ¿  Qui- 
én hay  entre  ellos  que  anuncie  estas  co- 
sas» ?  Jtíbová  lo  amó,  el  cual  ejecutará 
sn  Toluntad  en  Babilonia,  y  su  brazo  en 
los  Caldeos». 

15  Yo,  yo  hablé,  y  le  llamé,  y  le  tn\}e ; 
por  tanto  será  prosperado  su  camino;». 

10  Allegaos  k  mí,  oid  esto :  Desde  el 
podnclpio  no  hablé  en  escondido  f ;  desde 
qne  la  cosa  se  hizo,  estuve  allí :  y  ahora 
el  Befkor  Jehová  me  envió,  y  su  Espí- 
ritu«-. 

17  Así  ha  dicho  Jehová,  Redentor 
tuyo,  el  Santo  de  Israel:  Yo  Jdiová 
JHoa  tuyo,  que  te  enseña  provechosa- 
mente, que  te  encamina  por  el  camino 
qne  anidas. 

18  Ojalá  miraras  td  á  mis  mandami- 
entos !  fuera  entonces  tu  paz  como  un 
rio,  y  tu  Justicia  como  las  ondas  de  la 
ssuur*. 

19  Fuera  como  la  arena  tu  simiente, 
j  los  renuevos  de  tus  entrañas  como 
las  pedrezuelas  de  ella  •  nunca  su  nom- 


bre flioa  cortado,  ni  raido  de  mi  pre- 
sencia. 

90  Salid  de  Babilonia',  huid  de  entre 
los  Caldeos:  dad  nuevas  de  esto  con 
voz  de  alegría,  publicedlo,  llevadlo  hasta 
lo  postrero  de  la  tierra.  Decid :  Redimió 
Jehová  á  Jacob  su  siervo. 

81  Y  no  tuvieron  sed  atando  los  llevó 
por  los  desiertos :  hízoles  correr  agua  de 
la  piedra;  cortó  la  pefia,  y  oomecon 
aguas  w. 

S9  No  hay  paz  para  los  malos,  dijo 
Jehová'. 

CAPITULO  XLIX. 
Introduce  el  profeta  á  Crielo,  mu  naijlea  al 
mundo  tu  vocación,  tu  autoridad,  y  tu  ofi- 
cio, y  que  ti  d  mundo  lo  tuviere  «n  poco  á 
SI  y  i  tu  Svangdio,  el  daHo  terá  del  nitmo 
mundo,  tin  aue  por  eto  pierda  SI  nada  de 
tu  doria.  Vio»  no  te  jñede  olvidar  de  tu 
puMo  por  el  inflettío  amor  que  le  tiene  en 
Oritlot  en  ti  cual  y  per  el  cual  le  reitau- 
rari,  múUtpUcará,  y  regalará  maravUloia- 
meníe. 

Oídme,  Islas ;  y  escuchad,  pueblos 
lejanos.  Jehová  me  llamó  desde  el 
vientre;  desde  las  entrañas  de  mi  ma- 
dre tuvo  mi  nombre  en  memoria  •. 

8  Ypuso  mi  boca  como  espada  aguda  b: 
cubrióme  c  con  la  sombra  de  su  mano,  y 
pdsome  por  saeta  limpia ;  guardóme  en 
BU  aljaba, 

8  Y  d^ome :  Mi  siervo  eres,  oh  Israel, 
que  en  tí  me  gloriaré  d. 

4  Yo  empero  dije :  Por  demás  he  tra- 
b^ado,  en  rano  y  sin  provecho  he  con- 
sumido mi  fortaleza :  mas  mi  juicio  etíá 
delante  de  Jehová,  y  mi  recompensa  con 
mi  Dios. 

5  Ahora  pues,  dice  Jehová,  el  que  me 
fbrmó  desde  el  vientre  por  su  siervo, 
para  que  convierta  á  él  a  Jacob :  Bien 
que  Israel  no  se  juntará,  con  todo  es- 
timado seré  en  los  ojos  de  Jehová,  y  el 
Dios  mió  soca  mi  fortaleza. 

6  Y  dyo :  Poco  es  que  td  me  seas  si- 
ervo para  levantar  las  tribus  de  Jacob, 
y  para  que  restaures  los  asolamientos  de 
Israel :  también  te  di  por  luz  de  las 
Gentes «,  para  que  seas  mi  salud  hasta 
lo  postrero  de  la  tierra. 

7  Así  ha  dicho  Jehová,  Redentor  de 
Israel,  el  Santo  suyo,  al  menospreciado 
de  alma,  al  abominado  de  las  gentes/, 
al  siervo  de  los  tiranos :  Verán  reyes,  y 
levantaránse  príncipes,  y  adorarán  por 
Jehová  y;  povque  fiel  e>  el  Santo  de  Is- 
rael, el  cual  te  escogió. 

8  Así  dijo  Jehová:  En  hora  de  con- 
tentamiento te  oí,  y  en  el  dia  de  salud 
te  ayudé :  y  guardarte  he,  y  te  daré  por 
alianza  del  pueblo,  para  que  levantes  la 
tierra,  para  que  heredes  asoladas  here- 
dades; 

9  Para  que  digas  á  los  presos :  Salid  : 
y  á  los  que  están  en  tinieblas :  Manifes- 
taos A.  En  los  caminos  serán  apacenta- 
dos, y  en  todas  las  cumbres  serán  sus 
pastos. 

10  No  tendrán  hambre  ni  sed  * ;  ni  él 
calor,  ni  el  sol  los  afligirá*:  poique^ 
que  tiene  de  ellos  misericordia  los  gui- 
ará, y  los  conducirá  á  manaderos  de 
aguas. 

11 Y  tomaré  camino  todos  mis  montes, 
y  mis  calzadas  serán  levantadas. 

18  Hé  aqui,  estos  vendrán  de  lejos: 
y  hé  aquí,  estotros  del  Norte  y  del  Oc- 
cidente; y  estotros  de  la  tierra  de  los 
Sinéos. 

18  Cantad  alabanzas,  oh  cielos ;  y  alé- 
grate, tierra ;  y  prorumpid  en  alalúmza, 
oh  montes':  porque  Jehová  ha  conso- 
lado su  pueblo,  y  de  siu  pobres  tendrá 
misericordia. 


<  Jer.  SO.  8. 

LU.6,40. 
K)  ^6,7. 
Ap.18.4. 


'Osp.«1.17, 

y  48. 19,90. 
■Gsp.57.ai. 


<*  Lne.  L  81. 

»Heb.4.ia. 

Ap.  1. 16. 

«Csp.a.10. 


i  JnaaU. 
81. 


•  Cap.  43.  6. 
Lne.  3.82. 
Hedí.  18. 
47. 

/Lne.  33. 18, 
3tt. 

'8*1.72.10. 
11. 


&  Cap.  43. 7. 


i  Ap.  7. 1& 
A8aLlSL«. 


I  Cap.  44.  SS. 


A.a<*.7UL 


ISAÍAS,  L,  LL 


A.Cdr.ni 


•  GBp.  00. 
4.8. 


"SaalO.10. 


•0«p.MLaO. 


P  Btl.  73. 9. 


!  Ap.  16. 0. 


•>  Jer.  8.  8. 


»Oqb».l. 


14  5  Mas  8i(m  d^o:  D^óme  Jehová, 
7  el  SeJk»  m  olvidó  de  mi. 

10  ¿OlvldaiAie  la  mujet  de  lo  que  pa< 
rfóf  pai»  defar  de  eompadeoeru  del  hijo 
de  CB  Ticntie  ?  Aunque  ae  elviden  elbu, 
yo  no  me  olvidart  de  d. 

16  Hé  aquí  que  en  las  palmas  te  tengo 
esculpida ;  doaate  de  mi  estás  ^mpre 
tosnrazos. 

17  Tus  edificadores  vendían  aprisa: 
tus  destruidores  y  tus  asoiadores  saldrán 
de  ti. 

18  Alza  tus  ojos  alrededor,  y  mira: 
todos  estos  se  han  reunido,  han  Tenido 
4  ti».  Vivo  yo,  dice  JehoT&,  que  de 
todos,  como  de  vestidura  de  honra,  se- 
rás vestida,  j  de  ellos  serás  celUda  como 
novia. 

19  Porque  tus  asolamientos,  y  tus  rui- 
nas, y  tu  tierra  desierta,  ahora  saá  an- 
gosta por  la  multitud  de  los  moradores ; 
y  tus  aestmidores  terán  apartados  l^os. 

SO  Aun  los  hijos  de  tu  orftndad  curan 
¿  tus  oídos:  Angosto  es  para  mí  este 
lugar* ;  apártate  por  amor  de  mí  d  otra 


parte  para  que  yo  more, 
ai  Y  dirá 


dirás  en  tu  coraxon :  ¿  Quién  me 
engendró  estos?  porque  yo  deshijada 
tttúba,  y  sola,  peregrina  v  desterrada: 
¿  qváéa  pues  cirio  estos  ?  Hé  aquí  yo  es- 
tuta  dejada  sola ;  estos  ¿  de  doñade  «*!•<- 
eroH  dios  aquí  ? 

as  Asi  dijo  el  Sefior  Jehová :  H¿  aquí, 
yo  alzaré  mi  mano  á  las  gentes,  y  á  los 
pueblos  levantaré  mi  bandera ;  y  traerán 
en  brazos  tus  hijos,  y  tus  lüjiu  serán 
traídas  en  hombros  ». 

S3  T  reyes  serán  tus  ayos,  y  sus  reinas 
tus  amas  tte  Uche ;  el  rostro  inclinado  á 
tierra  te  adorarán,  y  lamerán  d  polvo 
de  tus  pies/:  y  conocerás  que  yo  toff 
JdMvá,  que  no  se  avergonzarán  los  que 


S4  é  Será  quitada  la  presa  al  valiente  ? 
ó  ¿  libcrtaráse  la  cautividad  lastima  ? 

85  Así  empero  dice  Jehová ;  Cierto, 
la  cautividaa  será  quitada  al  valiente,  y 
la  presa  del  robusto  será  librada :  v  tu 
pleito  yo  lo  pleitearé,  y  yo  salvaré  a  tus 

86  Y  á  los  que  te  despojaron  haré  co- 
mer sus  carnes ;  y  con  su  sangre  serán 
embriagados,  como  con  mosto  f :  y  co- 
nocerá toda  carne  que  yo  Jehová  tajf 
Salvador  tuyo,  y  Redentor  tuyo,  el  Fu- 
erte de  Jacob. 

CAPITULO  L. 
Bfewfra  JHo»  á  tu  jmmUo  qut  W  lo  jmi<  m 
etfUeeionM  ealnnuu,  no  m  jnrqtu  la  dt^ 
eAé,  ni  j>or<pu  U  fáUt  podar  para  Macarlo 
d*  eU(u,  $ino  porqu»  tu  iniqnidtuUt  han 
nune$Ur  tal  eattiffo.  JntrodúeMe  CrUto  au- 
torüado  de  Diot,  p  Huno  é»  tabidmrta  p 
paíabra  oonfortadora  para  eontudo  dé  tu 
jnmUo;  mtemooprteiado  y  a/rmáioát  m  A 
mmimío,  pero  Bñio  dtfortuUaa  d»  Diot  para 
ntmer  tu  lu^ar  fdrftndtr  tu  inoetneia. 

ASI  dUo  Jehová :  ¿  Qué  es  de  esU 
.  carta  de  repodio*  de  vuestra  ma- 
dre, á  la  cual  yo  repudié  f  ¿O  quienes 
tom  mis  acreedores,  á  quienes  os  he  yo 
vendido?  Hé  aquí  que  por  vuestras  mal- 
dades sois  vendidos,  y  por  vuestras  rebe- 
liones taé  repudiada  vuestra  madn. 

8  Parque  vine,  v  nadie  pareció :  llamé, 
y  nadie  respondió.  ¿  Ha  llagado  á  aoor- 
tarae  mi  mano,  para  no  redimir  b?  ¿No 
hay  en  mí  poder  para  librar  ?  Hé  aquí 
que  con  mi  reprensión  hago  seca  la  mar ; 
tomo  los  rios  en  desierto,  hasta  podrirse 
sus  poces,  y  morirse  de  sed  por  ftlta  de 

8  Visto  de  ofaaemridad  loa  délos,  y  tomo 
tomo  saoo  su  cobertura. 
4  Y  SI  Se&or  Jdiová  me  dio  Icoagna 


de  saMoe,  pam  saber  kai/ar  es  asoa 
palabra  al  cansado  d :  desp«Rtaiá  de  ma- 
ñana, despertaráme  de  maflana  oido,  pa- 
ra que  oiñ  como  los  sabios. 

5  Bl  Sefior  Jdiová  me  alnrió  el  oido*, 
y  yo  no  fui  rebelde,  ni  me  torné  atiát/. 

6  Di  mi  cuerpo  á  los  heridons,  y  mis 
malillas  á  k»  que  me  mesaban  d  oa- 
bdlo :  no  esoondí  mi  roctio  de  las  in- 
jurias y  esputos'. 

7  Porque  el  Sefior  Jdiová  me  ayudará ; 
por  tanto  no  rae  avergoncé :  por  eso  puse 
mi  rostro  como  ua  pedernal,  y  sé  que  ao 
seré  avergonzado. 

8  Oeicano  mtá  de  mi  el  que  me  Jos- 
tífica  ;  ¿  quién  contenderá  ooflmljto  ? 
Juntémonos :  ¿  quién  et  el  advenario  de 
mi  causa  ?  aoeiqueae  á  mí. 

9  Hé  aquí  aue  d  Señor  Jehová  me 
ayudará ;  ¿  quién  Aoy  que  me  «ondeoe  ? 
Hé  aquí  que  todos  ellos  como  ropa  de 
vestír  se  envejecerán ;  los  oomerá  po- 
lilla*. 

10  ¿  Quién  ikay  entre  vosotros  qne  tema 
á  Jehová  ?  oiga  la  voz  de  su  alervo. 
El  que  anduvo  en  tinieblas',  y  carece 
de  luz,  confie  en  el  nombre  düe  Jdiovs, 
y  apóyese  en  su  Dios  *. 

11  Hé  aquí  que  todos  vosotros  encen- 
déis fuego,  y  estáis  oercados  de  oentellai. 
Andad  i  la  luz  de  vuestro  fkiego,  y  á  las 
centellas  que  encendisteis.  De  mi  mano 
os  vino  esto  ¡  en  dolor  seréis  sepultados. 

CAPITULO  LI. 

JEdkorfa  d  lo»  fidet  d  qui  <n  mtSio  dtlaeC' 
lamidad  del  fuMo  m  «nmimím  eouftfirmí 
eu  lat  prometat  AmAiu  d  tut  padre»,  ff  f  m 
ttperen  tu  rtitamraHom.  Ora  d  profeta  é 
Dial  qu4  tmnpía  tu  frAmcao,  y  m  mutibt 
eon  tu  pueLlo  el  que  tolia  itr.  Oontuda  y 
aliento  d  Jerutaltm,  eertífteondole  fue  Dio» 
la  tacará  de  toda  aflicción. 

IDME  o,  los  que  seguís  Justicia,  los 
que  Imsoais  a  Jehová :  mirad  á  la 
piedra  de  donde  fuisteis  cortados,  y  á 
la  caverna  de  la  fosa  de  donde  fiíittelí 
arrancados. 

a  Mirad  á  Abraham  vuestro  padrea,  y 
á  Sara  ia  que  os  parió :  porque  solo  lo 
llamee,  y  bendijdorf,  y  multipUquélo. 

8  Ciertamente  consolará  Jehová  á  8* 
on ;  consolará  todas  sus  soledades,  y  tor- 
nan su  desierto  como  Paraíso,  y  n 
soledad  oomo  huerto  de  Jehová:  hs- 
liarse  ha  en  ella  alegría  y  gozo,  alabsn- 
za,  y  voz  de  cantar. 

4  Estad  atentos  á  mí,  pueMo  mió;  y 
oídme,  nadon  mia :  porque  de  raí  ni- 
dia la  ley,  v  mi  Juido  descubriré  para 
luz  de  pueblos. 

6  Cercana  está  mi  justicia,  salido  ha 
mi  salud*,  y  mis  brazos  Juzáasáa  á  Iss 
pueblos.  A  mí/  esperarán  us  islas,  y 
en  mi  brazo  pondrán  su  esperanzik 

6  Alzad  á  los  cielos  vuestros  ctioSf  J 
mirad  abajo  á  la  tierra:  porque  lo* 
ddos  serán  deshechos  como  humo,  ▼ 
la  tierra  se  env^ecerá  como  ropa  de 
vestir; ;  y  de  la  misma  manera  peceec- 
rán  sus  moradores :  mas  mi  sdñd  seiá 
para  siempre,  y  mi  Justicia  no  perecerá. 

7  Oidme,  los  que  oonooais  Justicia,  pue- 
blo en  cuyo  corazón  está  mi  ley*.  No 
temáis  afrenta  de  bombra,  ni  desnuyei* 
por  sus  denuestos. 

8  Parque  oomo  á  vestidura'  loa  oomeiá 
polilla,  como  á  lana  los  oomesá  gasaao: 
mas  mi  Justicia  permaneoerá  prnctoa- 
mente,  y  mi  sadiul  por  siglo  de  sigioi. 

9  Y  Despiértate,  deapTértate}  vinsH 
de  fortaleza,  oh  brazo  de  Jdtová:  des- 
piértate oomo  en  d  tiempo  antigae,  en 
los  siglos  pasados.  ¿  No  oees  tu  el  que 
cortó  á  Rahab*,  g  d  que  hirió  al  dn- 
gon'? 


O' 


LGdr.nii 


iSAiA£ik  Lii,  un. 


A.  a  cir.  712. 


tA-lLl. 


lip.tf.UI. 
R.  15.13. 


10  i  N«  era»  til  «I  <|ne  •eco  U  om,  las 
«guaa  del  nande  abismo»;  d  que  al 
proñindo  de  la  mar  tomó  en  camino» 
para  que  paiasen  loa  redimidos  ? 

11  Cierto,  tomoiAn  loe  redimidos  de 
Jdiová;  volTeíAn  &  Sion  cantando,  y 
goio  perpetuo  será  sobre  sus  cabezas: 
poseeiin  goxo  y  alegría;  y  el  dolor  y  el 
gemido  liuirán  n. 

18  Yo  tojf  Tuestro  consolador».  ¿  Quién 
tn»  tú  para  <iue  tengas  tomor  del  hom- 
bre, que  es  mortal,  dei  hqo  del  hombre 
fue  por  heno  será  contado^  ? 

13  V  haste  ya  olvidado  de  Jdiorá  tu 
hacedor,  que  extendió  los  cielos,  y  fondo 
la  tierra ;  y  todo  dia  temiste  continua» 
mente  del  furor  del  que  te  aflige,  ou> 
ando  se  disponía  para  destruir.  Mas  ¿  en 
dónde  está  el  furor  del  que  U  aflige  ? 

14  £1  preso  se  da  prisa  para  ser  suelto, 
por  no  morir  en  la  mazmorra  v,  ni  que 
le  fklte  su  pan. 

15  Empero  yo  Jeborik,  que  parto  la 
mar,  y  suenan  sus  ondas  •",  »oy  tu  Dios, 
ettyo  nomine  e*  Jehová  de  los  ^rcitos. 

10  Y  a  tu  boca*  he  puesto  mis  pala- 
bras,  y  con  la  sombra  de  mi  mano  *  te 
cubií,  para  que  plantases  los  cielos,  y 
fundaMs  la  tierra  ■,  y  que  dijeses  á  Si- 
on :  Pueblo  mió  eres  tü. 

17  Y  Despierta,  despierta,  levántate, 
oh  Jemsalem,  que  bebiste  de  la  mano 
de  Jefaová  el  cáliz  de  su  foror :  las  heces 
del  caiix  de  aturdimiento  bebiste  y  chu- 
paste'. 

18  De  todos  los  hijos  que  parió,  no  kajf 
quien  la  gobierne ;  ni  ^nien  la  tome  por 
su  mano  de  todos  los  hijos  que  crió. 

19  Sstas  dos  cosas  te  luin  acaecido; 
¿quién  se  dolexá  de  ti?  asolamiento, 
7  quelHramtamlento :  liambre  y  espada. 
c  Quién  te  can8oIará5r  ? 

SKI  Tus  hijos  desmayaron,  estuvieron 
tendidos  en  las  encrucUadiM  de  todos 
los  caminos,  como  buey  montaraz  en 
la  red,  llenos  del  furor  de  Jehová,  de 
ira  del  Dios  tuyo. 

31  Oye  pues  ahora  esto,  miserable; 
ebria,  y  no  de  vino  ' : 

28  Asi  dijo  tu  Señor  JeboTá,  y  tu 
Dios,  el  cual  pleitea  por  su  pueblo :  Hé 
aquí  he  quitado  de  tu  mano  el  oaliz  de 
aturdimiento,  la  hez  del  calis  de  mi  fu- 
ror: nunca  mas  lo  beberás. 

88  Y  ponerlo  he  en  mano  de  tus  an- 
gustiadores •>,  que  dijeron  á  tu  alma: 
Kncórvate,  y  pasaremos.  Y  tii  pusiste 
to  cuerpo  como  tiara,  y  como  camino, 
á  los  qoe  pasan  ft. 

CAPITULO  LII. 
BAúrtamda  ü  vrofHa  á  JerwaUn,  y  «n  «Ha 
&  la  If^áüa  ac  lo»  Jleb*.  á  turna  alegría  por 
tu  libertad  y  retiauraciony  r^ruenta  en  tt- 
pfritu  prt^itieo  la  redención  de  lo*  hombre* 
por  OnUo,  y  la  proiperidad  y  gloria  de  tu 
reino. 

DESPIERTA,  despíerUi,  vístete  tu 
fortaleza,  oh  Sion ;  vístete  tus  ro- 
pas de  hermosura,  oh  Jerusalem,  oiu« 
dad  santa  i:  poique  nunca  mas  acon- 
tecerá que  venga  á  ti  incircimciso  ni 
inmundo  *. 
8  Saciidete  del  polvo ;  levántete,  y  si- 
éntate, Jerusalem :  suéltate  de  las  ate- 
duras  de  tu  cuello,  cautiva  hija  de  Sion. 

3  Poique  asi  dice  Jéhová:  De  balde 
fuisteis  vendidos;  por  taato  sin  dinero 
teléis  rescatados  4. 

4  Porque  asi  dijo  el  Seflor  Jehorá: 
Mi  pueblo  descendió  á  S^pto  en  ti- 
rapo pasado,  para  peregrinar  allá;  y 
el  Assui  lo  cautivó  sin  razón. 

&  Y  ahora,  ¿  qué  á  mí  aquí,  dice  Je- 
lM>vá,  ya  que  mi  pueblo  sea  llevado  sin 


rfqué  ?  Y  los  que  en  ^  se  enaefioRan, 
lucen  añilar,  dice  Jehová;  y  con- 
tinuamente es  Uasflnnade  mi  nombre 
todo  el  dia. 

6  Por  tanto  mi  pueblo  sabia  mi  nom- 
bre por  esta  eausa  en  aquel  dia:  por- 
que yo  mismo  que  hablo,  hé  aquí  estaré 
presente. 

7  ¡  Cuan  hermosos  mm  sobre  ios  montes 
los  pies  del  que  trae  alegre»  nuevas,  del 
que  publica  la  paz«,  del  que  trae  nuevas 
del  bien,  del  que  publica  salud,  del  que 
dice  á  Sion :  Tu  Dice  reina ! 

8  Voz  de  tus  atalayas ;  alzarán  la  voz. 
Juntamente  darán  vooes  deiiihilo:  por- 

2ne  oi]o  á  qjo  verfin  como  Jenová  vuelve 
traer  áSUm. 

9  Cantad  alabanzas,  aleñaos  junta- 
mente, soledades  de  Jerusuem  ¡  porque 
Jdiová  ha  consolado  su  pueble,  a  Jeru- 
salem ha  redimido. 

10  Jehová  desnudó  el  brazo  de  su  san- 
tidad ante  kM  ojos  de  todas  las  gentes/; 
V  lodos  ios  términos  de  la  tienra  verán 
la  salud  del  Dios  nuestro  y. 

11  Y  Apartaos,  apartaos  A,  salid  de  ahí, 
no  toquéis  cosa  inmunda:  salid  de  en 
medio  de  ella ;  limpiaos  los  que  lleváis 
los  vasos  de  Jehová  •'. 

18  Porque  no  saldréis  apresurados,  ni 
iréis  huyendo:  porque  Jehová  irá  de- 
lante de  vosotros,  y  os  congregará  el 
Dios  de  ImtA. 

18  ^  Hé  aquí  que  mi  siervo  ^  será  pros- 
perado, será  engrandecido  y  ensalzado, 
y  será  muy  sublimado. 

14  Como  te  abominaron  muchos,  en 
tanta  manera  fué  desfigurado  de  los 
hombres  su  parecer;  y  su  hermosura 
Kuw  ytM  la  de  los  hijos  de  los  hombres. 

15  Jümpero  él  rociará  muchas  gentes : 
los  rayes  cerrarán  sobra  él  sus  bocas; 
porque  verán  lo  que  nunca  les  fué  con- 
tado, y  entenderán  lo  que  jamas  habían 
oido. 

CAPITULO  luí. 

ATote  «I  prqfela  cuan  ranw  lerian  lot  mte  da- 
riam  eriéUo  ai  SvangiUo,  eteandáiíado» 
de  la  prefvnda  humülaeioH  de  Ori*U>  ¡  cuyo 
glorioto  reino  no  por  eie  diaria  tte  eer 
pro^írado,  previo*  lo*  ti^fritaiento*  f  ig- 
nomitiio*a  muerte  á  que  te  tomtteria  él  en 
tatín/oeeion  de  uueitroi  peeadot,  y  para 
nueetrapae, 

¿  /~\UIEN  ha  creído  á  nuestro  anun- 
^9C  cioa  ?  ¿Y  sobra  quién  se  ha  ma- 
nifestado el  brazo  de  Jehová  ? 

2  Y  subirá  cual  renuevo  delante  de  él, 
y  como  raiz  de  tierra  seoa.    No  hajf 

Earecer  en  él    ni  hermosura.     Verlo 
emos,  mas  sin  atractivo  para  que  le 
deseemos. 

3  Despreciado  y  desechado  entre  los 
hombres  i;  varón  de  dolores,  experi- 
mentado en  quebranto :  y  como  que  es- 
condimos de  el  el  rostro :  fué  menos{nre- 
dado,  y  no  lo  estimamos. 

4  Ciertamente  llevó  él  nuestras  enfer- 
medades, y  sufrió  nuestros  dolores « :  y 
nosotros  le  tuvinK»  por  azotado,  por 
herido  de  Dios,  y  abatido. 

5  Mas  él  herido  fué  por  nuestras  re- 
beliones, molido  por  nuestros  pecados. 
£1  castigo  de  nuestra  paz  sobra  él ;  y  por 
su  llaga  fuimos  nosotros  curados  <i. 

6  Tinos  nosotros  nos  descarriamos  co- 
mo ovejas;  cada  cual  se  aputó  por  su 
camino:  mas  Jehová  cargó  en  él  el  pe- 
cado de  todos  nosotros  «. 

7  Angustiado  él,  y  afligido,  no  abrió 
su  boca.  Como  cordero  fué  llevado  al 
matadero ;  y  como  ovqa  delante  de  sus 
trasquiladoras  enmudeció,  y  no  abrió  su 

\>OCA. 

8  De  U  cároel  y  del  juicio  fué  quitado. 


•  Na.  1. 16. 

Ro.  10. 15. 


/Sal.  96. 8,3. 

V  La.  3.  6. 

iCap.  48.80. 

Jer.  n.  6, 

46. 

Zac.3.6,7. 

2  Oo.  6. 17. 

Ap.  18. 14. 

•  Lev.  22.  a. 

etc. 

k  Cap.  42. 1. 
y  ^8. 

y  50. 10. 

o  Joan  13. 
38. 
BÓ.  10. 16. 


>  Cap.  40.  7. 
Sal.  22. 6,7. 


e  Mst.  8. 17. 


<llFed.2.94, 
2& 


'  Ro.  4.  25. 
lBed.3.18. 


A.  acir.m. 


ISAÍAS,  LIV,  LV. 


A.adr.ni 


/Hech.  8.32, 

D».9.  as. 

VM»t27.57. 
klPed.3.23. 


«2Co.  5.  21. 
Heb.  9.  S4, 
38. 

<(  Juan  17. 8. 
2Ped.l.2^ 
Bo.  8.  24. 


I  Heb.  12.  2. 
••Hsr.16.28. 

Ln.  22.  87. 
»Heb.7.8& 

IJudS.!. 


»G»l.  4.27. 

>Gftp.49.19, 
20. 


'  Jer.  8. 14. 


d  Sal.  ao.  fi. 


«  Pro.  27.  4. 


/  G«n.  9. 11. 


9  Bo.  11.  29. 
*2  8«.28.S. 


Y  «a  generación  ¿  quién  la  contaii  ? 
Porque  cortado  fué  de  la  tierra  de  loa 
vivien^/ :  por  la  rebelión  de  mi  pueblo 
Alé  herido. 

9  Y  di«piiao«e  con  loa  impíos  au  sepul- 
tura, maa  con  los  ricotgfité  en  su  mu- 
erte ;  porque  nunca  hizo  él  maldad,  ni 
httbo  engaño  en  su  boca  A. 

10  Con  todo  eso  JehoT&  quiso  quebran- 
tarlo, sujetándole  á  padecimiento.  Cu- 
ando hubiere  puesto  su  vida  en  expia- 
ción por  el  pecado',  verá  líni^e,  títítA 
por  largos  días,  y  la  voluntad  de  Jehov& 
ser&  en  su  mano  proaperada. 

11  Del  trabajo  de  su  alma  verá,  j  ser& 
saciado :  con  su  conocimiento  It  Justifi- 
cará mi  siervo  Justo  á  muchos,  y  él  lle- 
vará las  iniquidadea  de  elloa. 

12  Por  tanto  jo  le  daré  parte  con  los 
grandes,  y  con  los  fuertes  repartirá  dea- 
pojos ;  por  cuanto  derramó  su  vida  has- 
ta la  muerte':  y  fué  contado  con  los 
perversos «,  habiendo  él  llevado  el  pe- 
cado de  muchos,  y  orado  «  por  los  trans- 
gresores. 

CAPITULO  LIV. 
Sxhorta  á  la  IgUria  fid  ád  pwMo  JudUeo, 
tan  faUgada  y  tan  meno$eabada  eon  la» 
ealamidade»  que  U  luMan  de  venir,  á  que 
te  regocije  mucho,  promeHenddU  giorioea 
restauraeio»,  y  arañde  incremento  eon  lo» 
convertido»  pueblo»  por  el  SvangeUo,  y  vic- 
toria y  triunfo  de  todo»  »u»  enemigo», 

ALÉGRATE,  oh  estéril,  la  que  no 
.  paria ;  levanta  canción,  y  da  voces 
de  Jubilo,  la  que  nunca  estuvo  de  par- 
to: porque  mas  terán  loa  hijos  de  la 
d^ada  que  los  de  la  casada»,  ha  dicho 
Jenová. 

3  Bnsancha  el  sitio  de  tu  cabafiab,  y 
las  cortinas  de  tus  tiendas  sean  extendi- 
das :  no  seas  escasa,  alaiga  tus  cuerdas, 
y  fortifica  tus  estacas. 

8  Porque  á  la  mano  derecha  y  á  la 
mano  izquierda  has  de  crecer:  y  tu  si- 
miente heredará  gentes,  y  habitarán  las 
ciudades  asoladas. 

4  No  temas,  que  no  serás  avergonzada ; 
y  no  te  avergüences,  que  no  sens  afren- 
tada :  antes  te  olvidaos  de  la  vergüenza 
de  tu  mocedad,  y  de  la  afrenta  de  tu 
viudez  no  tendras  mas  memoria. 

6  Porque  tu  marido  aera  tu  Hacedor « ; 
Jehová  de  los  ejércitos  e»  su  nombre :  y 
tu  Redentor,  el  Santo  de  Israel,  Dios  de 
toda  la  tierra  será  llamado. 

6  Porque  como  á  mujer  dejada  y  triste 
de  espíritu  te  llamó  Jehová ;  y  como  á 
my^ex  moza,  que  es  repudiada,  d^o  el 
Dios  tuyo : 

7  Por  un  pequefio  momento  te  de)6d¡ 
mas  te  recogeré  con  grandes  misericor- 
dias. 

8  Con  un  poco  de  ira  escondí  mi  rostro 
de  tí  por  un  momento*;  mas  eon  mise- 
ricordia eterna  tendré  compasión  de  tí, 
dijo  tu  Redentor  Jehová. 

9  Porque  esto  me  será  como  las  aguas 
de  Noé;  que  juré  que  nunca  mas  las 
aguas  de  Noé  pasarían  sobre  la  tierra/  : 
así  he  jurado  que  no  me  enojué  nuu 
contra  tí,  ni  te  reñiré. 

10  Porque  loa  montes  se  moverán,  y 
los  collados  temblarán ;  mas  no  se  apar- 
tará de  tí  9  mi  misericordia,  ni  el  pacto 
de  mi  paz  vacilará*,  dijo  Jdiová  el  que 
tiene  misericordia  de  ti. 

11  Pobreoita,  fatigada  con  tempestad, 
sin  consuelo ;  hé  aquí  que  yo  cimentaré 
tus  piedras  sobre  carbunclo,  y  sobre  za- 
firos te  fundaré. 

18  Tus  ventanas  pondré  de  piedras  pre- 
ciosas, y  tus  puertas  de  piecuras  de  car- 
bünculo,  y  todo  tu  término  de  piedras 
de  buen  gusto. 


S 


18  Y  todos  tus  hUos  aeran  enseSsdos 
de  Jehová',  y  multiplieará  la  pat  de 
tus  hiioa. 

14  Con  justicia  serás  adornada:  es- 
tarás I^os  de  opresión,  porque  no  bt 
temerás ;  y  de  temor,  porque  no  le  aeer- 
caráátí. 

15  Si  alguno  conspirare  contra  tí,  lerA 
sin  mí :  el  que  contra  tí  conspirare,  de- 
lante de  tí  caerá. 

16  Hé  aquí  que  yo  crié  al  herrero  que 
sopla  las  ascuas  en  el  fuego,  y  que  nes 
la  herramienta  para  su  obra  ¡  y  yo  he 
criado  al  destruidor  para  destrair*. 

17  Toda  herramienta  que  fuere  fin- 
cada contra  tí,  no  proaporará ;  y  td  con- 
denarás toda  lengua  que  se  levantare 
contra  tí  en  juic^.  Esta  u  la  heredad 
de  los  siervos  de  Jdiová,  y  su  jnsticii 
de  por  mí  /,  dijo  Jehová. 

CAPÍTULO  LV. 
XsAorta  á  todo»  á  que  con  verácéero  arre- 
pentimimUo  yfí  <n  la  míatrieoriUa  i*  Die» 
por  Oriito,  acudan  áfly  ábtatm  m  £««■- 
geiio,  for  cuyo  tnedio  haüaróm  graáoi»- 
mente  Hartura  de  todo  bien. 

A  TODOS  loa  sedientos,  Venid  á  Iss 
aguas  « :  y  todos  loa  que  no  tienen 
dinero,  venid,  comprad,  y  comed.  Ve 
nid,  comnrad,  sin  dinero  y  sin  predo, 
vino  y  leoie. 
8  ¿Por  qué  gastáis  el  dinero  no  en 
an,  y  vuestro  trab^o  no  en  hartura.' 
idme  atentamente,  y  comed  del  bien  i; 
y  deleitarése  vuestra  alma  con  grosnra. 
8  Inclinad  vuestros  oidos,  y  venid  á 
mí :  oid,  y  vivirá  vuestra  alma.  Y  haré 
con  vosotros  pacto  eterno»,  las  miseri- 
cordias firmes  á  David  <(. 

4  Hé  aquí  que  yo  lo  di*  por  testigo/ 
á  los  pueblos,  por  jefe  y  por  maestro  á 
las  naciones. 

5  Hé  aquí,  Uamarás  á  gente  que  no 
conociste;  y  gentes  que  no  te  conoci- 
eron, corrcóán  á  tí '  por  causa  de  Je- 
hová tu  Dios,  y  del  Santo  de  Israel  que 
te  ha  honrado. 

6  Buscad  á  Jehová,  mientras  puede 
ser  hallado ;  llamadle  en  tanto  que  está 
cercano  A. 

7  Deje  el  impío  su  camino,  y  él  han 
bre  inicuo  sus  pensamientos :  y  vuélvase 
á  Jehová,  el  oaal  tendrá  de  él  miseri- 
cordia ;  y  al  Dios  nuestro,  el  cual  seiá 
amplio  en  perdonar  •'. 

8  Porque  mis  pensamientos  no  »o»  »■ 
mo  vuestros  pensamientos,  ni  vuestros 
caminos  como  mis  caminos,  dijo  Jehová. 

9  Como  son  mas  altos  loe  cielos  qne 
la  tierra,  mí  son  mis  caminos  mas  altos 
que  vuestros  caminos,  y  mis  pensami- 
entos mas  que  vuestros  pensamientos  J^. 

10  Porque  como  desciende  de  los  délos 
la  lluvia,  y  la  nieve,  y  no  vuelve  allá, 
sino  que  harta  la  tierra,  y  la  hace  ger- 
minar y  producir,  y  da  suniente  al  que 
siembra,  y  pan  al  que  come ; 

11  Así  será  mi  palabra  que  sale  de  ni 
boca':  no  volverá  á  mí  vacía,  antes  hará 
lo  que  yo  quiero,  y  será  prosperada  en 
aquello  para  que  la  envié. 

18  Poique  con  alegría  saldrfis,  y  con 
paz  ser^  vueltos:  los  montes  y  Im 
collados  levantarán  candon  delante  de 
vosotros,  y  todos  los  árboles  del  campo 
darán  palmadas  de  aplauso». 

18  £n  lugar  de  la  zana  crecerá  haya, 
y  en  lugar  de  la  ortiga  ereoeiá  amyan>: 
y  será  á  Jehová  por  nombre,  por  sdU 
eterna  que  nunca  será  raída. 

CAPITULO  LVL 

Denuncia  Dio*  i  lo»  pío*  de  »u  puéblela»*- 
nida  de  •»  Metía»  e  por  tanto  que  te  f*- 
paren  c«n  piedad  para  rteSbmos  él  «"■ 


{;(r.n.ii. 

Jmifi, 


kO^^A 


A.acir.  TU. 


ISAÍAS,  LYI,  LVU,  LYIIL 


A.  a  dr.  yis. 


>C«p.5&13. 


I  Cap.  14.  !• 
Z«c.  8.  33. 

*Heck.8.S7, 
etc. 


'Jual.13. 


wr.  S> 


1B<7.  8- 

10^48-       _ 
IUi.21.18. 

flUL  147.  2. 

Bo.  15.  lO. 

Jer.  12.  9. 


b.S4.2,S. 


1«.1S. 


»7. 


'líB.  aO. 


4  «te. 

«üM».  AfrMMoMolfiMftlffeoawjwwMd* 
M*  Mra«0i  (U  «mnmIo,  jior  la  igmiremeta, 
avarieiOf  p  Hckm  d»  nu  tnHñaaorts. 

ASI  dUo  Jehinrá:  Guardad  dancho, 
j  baoed  Juitída:  porque  oeroana 
cala  mi  «alud,  pac^  Tanir,  j  mi  Jwtieia 
para  manifestarle. 

9  BienaTenturado  el  homhre  que  eato 
hiciere,  j  el  h\|o  del  hombre  que  etto 
abnnáre :  Que  guarda  el  aábado  de  no 
profanarlo  •,  j  que  guarda  lu  mano  de 
naocr  todo  mal. 

8  Y  el  hijo  del  extranjero,  allegado  á 
Jdiorái,  no  hable  dioendo :  Aparta- 
réune  totalmente  JdMTi  de  wa  pueblo. 
Ni  diga  el  eunnoo«:  Hé  aquí  yo  toy 
árbol  «eoo. 

4  Porque  asi  d^o  Jdiovi  á  los  eunucos 
que  guardaren  mis  sábados,  y  escogi- 
eren lo  que  yo  quiero,  y  abrasaren  mi 
pacto: 

5  To  les  dará  lugar  en  mi  oaaa,  y  den- 
tro de  mis  muros,  y  nombre  mejor  que 
«í  de  h^os  é  hijú  d :  nombre  perpetuo 
les  dará,  que  nunca  perecerá. 

8  T  á  los  hilos  de  los  estnmjeros  que 
ae  llegaren  á  JdioTá«,  para  ministrane, 
7  que  amaren  el  nombre  de  Jeborá, 
para  ser  sus  sierros  {  á  todos  los  que 
gaaidaren  d  sábado  de  no  profanarlo,  y 
abrazaren  mi  pacto, 

7  To  los  lleráré  al  Monte  de  mi  san- 
tidad, y  les  recreará  en  la  casa  de  mi 
fuaeion.  Sus  holocaustos  y  sus  sacrift- 
eios  serán  aceptos  sotare  mi  altar:  por- 
que mi  casa,  casa  de  oración  será  lla- 
mada de  todos  los  pueblos/. 

8  Dice  el  Sefior  JehoTá,  el  que  Junta 
los  echados  de  Israel ' :  Aun  Juntaré  so- 
bre él  sus  congregados  A. 

9  5  Todas  las  Mstias  del  campo,  todas 
las  bestias  del  monte ',  venid  á  derorar. 

10  Sus  atalayas  degos  «on ;  todos  ellos 
ignorantes,  todos  ellos  perros  mudos, 
no  pueden  ladrar :  so&olientos,  echados, 
amvi  el  dormir. 

11  T  esos  perros  ansiosos  no  conocen 
hartura;  y  los  mismos  pastores  no  su- 
pieron entender  k :  todos  ellos  miran  á 
su  caminos,  cada  uno  á  su  proTCcho, 
goda  uno  por  su  cabo. 

19  Venid,  dicen,  tomaré  vino ;  embri- 
agüémonos  de  sidra:  y  será  el  día  de 
maflana  como  este,  6  mucho  mas  ez- 
oelente. 

CAPITULO  LVII. 
Quita  JHo»  d  lo§  pto$  del  mumlo,  JUvandoloi 
d  detfomio  enondo  va  á  herir  eon  alguna 
tiotabU  calamidad,  rin  qne  el  mundo  ad- 
vierta en  eele  m»  eonetfo.  Redargwifé  la» 
tnudtiu  idolatrfat  del  puMo  Juaün,  «w 
\ipoerettá,  y  mm  ligae  ton  loe  reyee  eomar- 
eanoa  contra  el  eona^fo  do  Dio$t  prometi- 
ondo  empero  eauidad  á  eu  pueblo,  por  au 
natural  ekmoncia  para  con  loe  afligido» 
que  le  invocan. 

PERECE  el  Justo,  y  no  hoff  quien 
pare  mientes :  y  los  pios  son  recogi- 
dos, y  no  hay  quien  entienda  que  delante 
de  la  aflicción  es  recogido  el  Justo. 

9  Entrará  en  la  paz:  descansarán  en 
sus  lechos*  todos  los  que  andan  delante 
delMof. 

8  Mas  Tosotros  llegaos  acá.  h^os  de 
la  agorera,  generación  de  adultero  y  de 
finrmcaria. 

4  ¿  De  quién  os  habéis  mofado  ?  ¿  Con- 
tra quién  ensanchasteis  la  boca,  .y  alar- 

Eiteis  la  lengua  ?  ¿  No  sois  vosotros 
os  rebeldes,  simiente  mentirosa, 

5  Que  os  enfervorlcais  con  los  ídolos 
debigo  de  todo  árbol  umbroso  i,  que  sa- 
crificáis los  hijos  en  los  valles  deb^o  de 
loa  pefiasoos  •  ? 


«  En  las  pulimentadas  peBas  del  valle 
ealA  tu  porte:  días, ellas  «on  tu  suerte; 
y  á  ellas  derramaste  libaoion,  y  ofreciste 
presente.  f[  No  me  tengo  de  vengar  de 
estas  cosas? 

7  Sobre  d  monte  dto  y  empinado  pu- 
siste tu  cama:  dli  también  subiste  á 
hacer  sacrificio  d, 

8  Y  tras  la  puerta  y  d  umbral  pusiste 
tu  recuerdo:  porque  d  otro  qu»  á  mi  te 
descubriste*,  y  subiste,  y  ensanchaste 
tu  cama,  é  hiciste  con  ellos  alianza : 
amaste  su  cama  donde  quiera  que  la 
vdas. 

9  Y  ftiiste  al  rey  con  ungüento,  y  mul- 
tiplicaste tus  pemimes/ :  y  enviaste  tus 
embajadores  l^JM,  y  te  abatiste  hasta  el 
prafiíndo. 

10  En  la  multitud  de  tus  caminos  te 
cansaste';  nuu  no  dijiste.  No  hay  re- 
medio: hallaste  la  vida  de  tu  mano; 
por  tanto  no  te  arrepentiste. 

11  ¿  Y  de  quién  te  asustaste  y  temiste» 
que  así  has  fidtado  á  la  fé,  y  no  te  has 
acordado  de  mí,  ni  te  vino  d  pensa- 
miento ?  ¿  No  he  yo  disimulado  desde 
tiempos  antiguos,  y  nunca  me  has  te- 
mido? 

18  Yo  publicará  tu  Justicia  y  tus  obns, 
que  no  te  aprovecharan. 

13  Cuando  clamares,  líbrente  tus  dle- 
gados;  empero  á  todos  dios  llevará  el 
viento,  un  soplo  loi  arrebatar& :  mas  el 
que  en  mí  espera,  teodiá  la  tierra  por 
heredad  A,  j  poseerá  el  Monte  de  mi 
santidad, 

14  Y  dirá :  Allanad,  allanad,  barred  el 
camino  i,  quitad  los  tropiezos  del  ca- 
mino de  mi  pueblo. 

15  Porque  asi  d^o  el  Alto  y  sublime, 
el  que  habita  en  eternidad,  y  cuyo  nom- 
bre es  El  Santo :  Por  morada  tengo  la 
dtura  y  la  santidad*;  v  con  el  quebran- 
tado y  humilde  de  espíritu  hemto,  para 
hacer  vivir  /  d  espíritu  de  los  abatidos, 
y  para  vivificar  el  coruon  de  los  que- 
brantados. 

16  Porque  no  tengo  de  contender  para 
siempre»,  ni  para  siempre  me  he  de 
enojar :  pues  decaerla  ante  mí  d  espíri- 
tu, y  las  almas  ftw  yo  he  criado. 

17  Por  la  iniquidad  de  su  codida  me 
enojé",  y  heríle:  escondí  mi  rostro,  y 
ensáñeme :  y  fué  él  rebdde  por  d  ca- 
mino de  su  oorazon. 

18  Visto  he  sus  caminos,  y  le  sanaré*, 
y  lo  pastoreará,  y  daréle  consoladones  á 
ély  k  sus  enlutados. 

19  Crio  fruto  de  labios ;  paz,  paz  d 
l(>jano  y  cercano^,  dfjo  Jehová,  y  sa- 
narélo. 

90  Mas  los  impíos  «on  como  la  mar  en 
tempestad,  que  no  puede  estarse  quieta ; 
y  sus  aguas  arrojan  cieno  y  lodo  q. 

91  No  hay  paz,  dUo  mi  Oios,  para  los 
impíos  r. 

CAPITULO  LVIII. 
Manda  Dio»  al  preféla  <¡ue  reprenda  la  hivo- 
ereeía  i  impiedad  de  «w  fWAMo,  deelaranJme 
enal  e»  el  verdadero  ayuno  y  la»  obra»  de 
juiHeia  que  U  pide,  y  bendieione»  aue  en- 
viará ecure  to»  que  atienden  á  lo»  ejieio»  y 
deberé»  de  piedaa  verdadera. 

CLAMA  á  voz  en  cuello,  no  te  de- 
tengas ;  dza  tu  voz  como  trompeta. 
L  anuncia  á  mi  pueblo  su  rebelión,  y  á 
casa  de  Jacob  su  pecado. 
9  Que  me  buscan  cada  dia,  y  quieren 
saber  mis  caminos,  como  gente  oue  hu- 
biese obrado  Justida,  y  que  no  nuUese 
d^ado  el  derecho  de  su  INos :  pragÜD- 
tanme  derechos  de  justicia,  y  quieren 
aoereane  á  Dios. 

8  ¿  Por  qué,  dicen,  ayunamos,  y  no 
hiciste  oaso*  i  humiúamot  nuestras  d- 


<iBs.l«.16. 

as. 

«  Bs.  81 8, 

eto. 


/  Bs.  16. 98. 
y  88. 16. 
Os.  19.8. 

'J«r.8.8& 


*SaL87.8,». 
<0ap.«110. 

«Zae.9.U. 

iGsp.08.1^ 
BsL  34. 18. 
y  81. 17. 
y  188.  6. 

"Bal.  108. 9. 
Mi&  7. 18. 

*  Jsr.  ft  18. 


•Jer.aO.S. 
y88.6. 
Os.  14.  4. 

r  Bi:  3. 18. 

17. 


<JoblS.90. 
elo. 
«-Cap.  48. 82. 


•  Md.  8. 14. 


isAua,  i.iT,  IX 


A  ¿  El  U1  el  (TUBO  4^B  ya  ettogi  ?  O" 


luii,  I  dli4  Ai  ato ' 


hma  n  ToJiMiJ  in  iii  día  •bb'^ 
11  EÚbHI  O  M^S^inSort.') 


I  obni  dalnlqiUdKl.JDbnlti^ill 


iiijl^KhJMiM^il,Tm-a 


da  lu  limkñt,  «Jo  JdiiiTi,dH 


..,.1 


71Í-: 


^delr.esa. 


ISAÍAS»  LXI,  LXn. 


A.&dr.<96i 


todo*  etto»  K  lúa  jontado»  vinieron  & 
tí:  tu  hijo*  vMMbán  de  léaos,  y  tu*  hi- 
ja* lobie  el  lado  aetán  criadas  A. 

6  EnKÍnoca  Teráa,  y  resplandeeeria :  y 
te  inanivillar&  y  ensanchará  tn  coraxon, 
ouaado  se  haya  vaelto  4  tí  la  multitud 
de  la  mar,  cuando  la  fortalexa  de  las 
gentes  haya  venido  4  tí«. 

6  Multitud  de  camellos  te  cubrirá,  dro- 
medutics  de  Madian  <<  y  de  Epha ;  ven- 
drán todos  los  de  Seba«;  traerán  oro  é 
incienso,  y  publteaván  alabanzas  de  Je- 
bová. 

7  Todo  el  ganado  de  Cedar/  será  hm- 
tado  pura  ti ;  cameros  de  Nebayou  te 
serán  servidos ;  serán  ofrecidos  con  a- 
grado  sobre  mi  altar,  y  glorificaré  la 
casa  de  mi  gloria. 

8  ¿  Qnienes  «o»  estos  que  vuelan  como 
nulics,  y  como  palomas  á  sus  ventanas  ? 

9  Porque  á  mí  esperan  las  islas',  y  las 
naves  de  Thaisis  desde  el  principio,  pa- 
ra traer  tus  hijos  de  l^)os,  su  plata  y  su 
oro  con  dios  i,  al  nombre  de  Jehová  tu 
Dios,  y  ¿  Santo  de  Itfael  que  te  ha 
glorificado. 

10  Y  los  hi)os  de  los  extranjeros  edi- 
ficarán tns  inuros*',  y  sus  reyes  te  ser- 
vjzán :  porque  en  mi  ira*  te  heri,  mas 
en  mi  buena  vcrfuntad  tendré  de  tí  mi- 
sericordia. 

11  Tus  puertas  estazám  de  continuo 
abiertas;  no  se  cerrarán  de  dia  ni  de 
noche  ^  para  que  sea  traída  á  tí  forta- 
leza de  gentes,  y  sus  r^es  conducidos. 

12  Porque  la  gente  ó  el  reino  que  no 
te  sirviere,  perecerá;  y  del  todo  serán 
asoladas. 

18  La  gloria  del  Líbano  vendrá  á  tí; 
bayas,  pinos  y  bojes  juntaraenCe,  para' 
decotar  el  tn|^  de  mi  Santuario ;  y  yo 
honraré  el  lugar  de  mis  pies*. 

14  Y  vendrán  á  tí  humillados  los  hilos 
de  los  que  te  afligieron,  y  á  las  pisaaas 
de  tus  pies»  se  encorvar&ti  todos  los  que 
te  esoarnecian :  y  llamarte  han  Oiuaad 
de  Jehová,  Sien  del  Santo  de  Israel. 

15  En  luaar  de  que  has  sido  desechada 
y  aborrecida,  y  fue  no  haiiia  quien  por 
tí,  o  pasase,  ponerte  he  en  gloria  per- 
petua, por  gozo  de  generación  y  gene- 
ración. 

16  Y  niamaiás  la  leche  de  las  gentes, 
la  teta  de  los  reyes/»  mamaorás :  y  cono- 
cerás que  yo  Jehová  «oy  el  Salvador  tuyo 
y  Redentor  tuyo,  el  Fuerte  de  Jiwob. 

17  £n  vez  de  cobre  traeré  oro,  y  por 
hierro  plata,  y  por  madera  metal,  y  en 
lu^r  oe  piedras  hierro:  y  pondré  paz 
por  tu  tributo,  y  justicia  por  tus  exaoto- 


18  Nunca  mas  se  oirá  en  tu  tierra  vi> 
oleneia,  destrucción  ni  quebrantamiento 
en  tus  términos :  mas  á  tus  muros  lla- 
marás Salud  7,  y  á  tus  puertas  Alabanza. 

19  El  sol  nunca  mas  te  servirá  de  luz 
para  el  dia,  ni  el  resplandor  de  la  luna 
te  alumbrará  r ;  sino  que  Jehová  te  será 
por  luz  perpetua,  y  el  Dios  tuyo  por  tu 
gloria'. 

80  No  se  pondrá  jamas  tu  sol,  ni  men- 
guará tu  hiña;  porque  te  será  Jehová 
por  lux  perpetua,  y  los  dias  de  tu  luto 
sábados. 


SI  T  tu  pueblo,  todos  ellos  terán  jus- 
to* ' ;  para  siempre  heredarán  la  tierra, 
como  renuevos  de  mi  plantío»,  obra  de 
mis  manos,  para  glorificarme. 

S9  El  peque&o  será  por  mil ;  el  menor, 
por  gente  fuerte.   Yo  Jehová  á  su  ti- 
empo haré  que  esto  sea  presto. 
CAPITULO  LXI. 
Jmtreámt  tt  pro/eta  vi  Meiicu,  fM  dopUefa 

«  Aocs  mtMffra  de  fu  ptrtona  y  nfieio,  f  de 

ha»  fipMvas  fue  trae  del  eúfo  jMira  m  fma 


MN  /i  le  rmíbíermh  Béiíimnuio»  <M  pa»* 
Uo  de  Dioe  /  «onMMto  jr  goeo  de  todo»  ha 
fietet. 

EL  Espíritu  del  Señor  Jehová  e>  so- 
bre mía,  porque  me  ungiéb  Je- 
hová: hame  enviado  á  predicar  á  los 
abatidos,  á  vendar  bu  Uagaa  de  los  que- 
brantados de  corazón «,  á  publicar  li- 
bertad á  los  cautivos,  y  á  los  presos 
abertura  de  la  cárcel  d ; 

a  A  promulgar  año  de  la  buena  volun- 
tad de  Jehová «,  y  dia  de  venganza  del 
Dios  nuestro/;  a  consolar  á  todos  los 
enlutados  « : 

8  A  ordenar  á  Sion  á  los  enlutados, 
para  darles  gloria  en  lugar  de  ceniza, 
oleo  de  sozo  en  lugar  del  luto,  manto 
de  alegrui  en  lugar  del  espíritu  angusti- 
ado: y  serán  llamados  Arboles  de  justi- 
cia, plantío  de  Jehová  para  gloria  suya  A. 

4  Y  edificarán  los  desiertos  antiguos,  y 
levantarán  los  asolamientos  primeros,  y 
restaurarán  las  ciudades  asoladas,  los 
asolamientos  de  mu(di8s  generaciones  •'. 

5  Y  estarán  extranjeros,  y  apacentaréut 
vuestras  ovqfas ;  y  los  extraños  aeróM  vu- 
estros labradores  y  vuestros  viñadores. 

6  Y  vosotros  aeréfa  llamados  Sacerdotes 
de  Jehová  A,  Ministros  del  Dios  nuestro 
seréis  dichos :  comeréis  las  riquezas  de 
las  Gentes,  y  con  su  gloria  seréis  su- 
blimes t, 

7  En  lugar  de  vuestra  doble  confusión, 
y  de  vuestra  teshonra,  os  alabarán  en 
sus  heredades :  por  lo  cual  en  sus  ti- 
erras poseerán  doblado,  y  tendían  per- 
petuo gozo. 

8  Porque  yo  Jehová  aoy  amador  del 
derecho,  aborreoedor  del  latrocinio  para 
holocausto :  por  tanto  afirmaré  en  ver- 
dad su  obra,  y  haré  con  ellos  pacto  per- 
petuo m. 

9  Y  la  simiente  de  ellos  será  conocida 
entre  las  gentes,  y  sus  renuevos  en  me- 
dio de  los  pueblos:  todos  los  que  los 
vieren,  los  conocerán,  que  son  simiente 
bendita  de  Jehová. 

10  ^  En  gran  manera  rae  gozaré  en 
Jehová,  mi  alma  se  alegrará  en  mi  Di- 
os ;  porque  me  vistió  de  vestidos  de  sa- 
lud »,  rodeóme  de  manto  de  justicia : 
como  á  novio  me  atavió,  y  como  á  novia 
oompnesta  de  sus  joyas  •. 

11  Porque  como  la  tierra  produce  su 
renuevo,  y  como  el  huerto  hace  brotar 
su  simiente,  así  el  Señor  Jehová  hará 
brotar  justicia'  y  alabanxa  delante  de 
todas  las  gentes. 

CAPITULO  LXI  I. 
Proeígue  antmeiando  el  profeta  la  reetamra- 
€ian  del  puMo  de  Ihoe,  y  de  $u  Ciudad 
amada,  o  éndriíuai  fiíon,  y  declara  que 
aera  corona  de  ffioria  y  diadema  de  reino  e» 
la  roano  de  JAovd. 

POR  amor  de  Sion  no  callaré,  y  por 
amor  de  Jerusalem  no  he  de  pa- 
rar*, hasta  que  salga  como  resplandor 
su  justicia,  y  su  sali¿  se  encienda  como 
una  antorcha. 

a  Entonces  verán  las  gentes  tu  justicia, 
y  todos  los  reyes  tu  gloria :  y  te  será  pu- 
esto un  nombre  nuevo  que  la  boca  de 
Jehová  nombrará  ¿. 

8  Y  serás  corona  de  gloria  en  la  mano 
de  Jehová,  y  diadema  de  reino  en  la 
mano  del  Dios  tuyo. 

4  Nunca  mas  te  llamarán  Desampa- 
rada«,  ni  tu  tierra  se  dirá  mas  Asolami- 
ento; sino  que  serás  llamada  Heptud- 
bahf,  y  tu  tierra,  BettlahU:  porque  el 
amor  de  Jehová  aera  en  tí,  y  tu  tierra 
será  casada. 

fi  Pues  como  el  mancebo  se  casa  con 
la  virgen,  se  casarán*  contigo  tus  hijos : 


>  Lnc  4. 18, 

21. 
¿HedLlO. 

88. 

•  Sal.  117. 8. 
d  Cap.  43.  7. 

Joan  8. 81, 
86. 

•  Lev.  35. 9, 
etc. 

/  Cap.  «8. 4. 
9  Mat  5.  4. 


A  Gap.  80. 21. 
iCap.68.13L 


k  Bx.  19. 6. 
IFwLa. 

5,9. 
Ap.  1.  6. 
y  5. 10. 
{Cap.0O.l& 


'  Cap.  56. 8. 


«Sal.  182.9. 
o  Ap.  ai.  2. 

PSaL».ll. 


•  ver.  6, 7. 


tCap.  85.16. 


•  Os.  1. 10. 

f  mi$  deli' 
eiaeeatém 
en  eUa. 

t  Oaaada. 


ISAÍAS,  LZni,  LXIT. 


3 


£'«&'■  i^iSl^^SíSti  S^ 


ífíL" 


"fpi'.Lh.    \l,..l  ^M 


le  Pat  imD  Ufnw*  HHRd  ti  vmiUt 


I  SriSt 


pactar.  Me, 


ISAÍAS^  LZV,  LZVL 


A.acfr.«M. 


ytodu 


pwBinMi  han  tíáo 


U  ¿  Te  ataxia  quieto,  oh  Jehová,  ao- 
kie  eataa  ooaaa  ?  ¿  Callaiia,  y  nos  aflisl. 
xáatobicnianaa? 


CAPITULO  LXV. 
itmuim  «(  pnftta  la  eom»trttcm  ia  Im  Qm- 
tüu,  f  dmiMa  Jndáieo  m  umtnaaado  «m 
/onmdoMM  «mN^o*  por  «m  fteado».  Xa» 
mo  Mré  eompUamMtí»  i»$lriUo,  ttno  qtu 
VrAii  $alvo§  mu  ntUmot,  «  DíM  I«  M^ 
*MrA  dt  toda  nurt»  d»  bMWMOMi. 

FUI  buscado  de  lot  ana  no  prafun- 
taban  por  mi ;  ful  hallado  de  loa  que 
no  me  butoaban*.  DUe  á  gente  que  no 
invocaba  mi  nombre :  Uáme  aquí,  heme 
aquí. 

8  Extendí  mia  manoa  todo  el  dia  á 
pueblo  rebelde,  el  cual  anda  por  camino 
no  bueno,  en  poa  de  ras  penaamientoa : 

8  Pueblo  que  en  mi  cara  me  provoca 
de  continuo  i  ira  aaorifleandok  en  hu» 
ertot,  y  ofkedendo  perfume  sobre  la* 
ddllos: 

4  Que  se  quedan  á  dormir  en  loa  se- 
pulcro», 7  en  los  desiertas  tienen  la 
noche ;  que  romen  carne  de  puerco,  y 
en  sus  ollas  hay  caldo  de  cosas  inmun- 
das: 

6  Que  dicen :  Estáte  en  tu  lugar,  no  te 
ligues  4  mi,  que  soy  mas  santo  que  td. 
Estos  Mn  hmno  en  mi  ftiror,  fuego  que 
arde  todo  d  dia. 

6  Hé  aquí  que  escrito  eatA  esto  delante 
de  mi:  no  callaré,  antea  retomaré,  y 
daré  d  pago  en  su  seno . 

7  Por  mestras  iniquidades,  y  las  ini- 
ouidades  de  vuestros  padres  juntamente, 
dice  Jefaová,  los  cuales  hicieron  perftime 
sobre  loa  montes,  y  sobre  los  collados  me 
afrentaron :  por  tanto  yo  les  mediré  su 
obra  antigua  en  su  seno. 

8  5  An  ha  dicho  Jehová:  Como  tt 
aigvno  hallase  mosto  en  un  racimo,  y 
dijese:  No  lo  desperdicies,  que  bendi- 
ción hay  en  él ;  así  haré  yo  por  mis  si- 
erros, que  no  lo  destruiré  todo. 

9  Maa  sacaré  simiente  de  Jaoob,  y  de 
Jud4  hereden»  da  mis  montes;  y  mis 
csoogldoa*  poseerán  por  heredad  la  ti- 
erra, y  mis  siervos  haUtar&n  alU. 

10  y  será  Saron  *  para  habitación  de 
ovgas,  y  el  valle  de  Achdr'  pan  ma- 
jada de  vacas  á  mi  pueblo  que  me  buscó. 

11  Empero  vosotras  los  que  dejáis  á 
Jehová,  que  olvidáis  él  monte  de  mi 
■anudad,  que  ponéis  mesa  para  Oad  y,  y 
snminiatraU  libaoiones  para  Meni  f, 

18  Yo  también  ca  contaré  al  cuchillo, 
y  todoa  vosotros  os  arrodiDaréit  al  de- 
golladero :  por  cuanto  Uaroá,  y  no  res- 
pondisteis; habló,  V  no  oísteis,  sino  que 
mcistei»  lo  malo  delante  de  inis  ojos,  y 
eseocdsteis  lo  que  á  mí  desagrada. 

la  Por  tanto  asi  d^o  el  Señor  Jehová : 
Hé  aquí  que  mis  siervos  comerán,  y 
vosotras  tendréis  hambre :  he  aquí  que 
mia  siervos  se  alegrarán,  y  vosotras  se- 
réis avergonzados : 

14  Hé  aquí  que  mis  siervos  cantarán 
por  ídbilo  del  corazón,  y  vosotros  cla- 
mareia  por  el  dolor  del  corazón,  y  por  el 
quebrantamiento  de  espíritu  aullaréis. 

15  Y  dejaréis  vuestro  nombre  por  mal- 
dición/ a  nJs  escosidos :  y  el  Señor  Je. 
hová  te  matará,  y  á  sus  ñervos  llamará 
por  otro  nombre;. 

18  SI  que  se  echare  bendición  en  la 
tierra,  en  el  Dios  de  verdad  te  bende- 
cirá *  7  el  que  Jurare  en  la  tierra,  por  el 
Dios  oe  verdad  jurará  A:  porque  las  an- 
gnstiaa  primeras  serán  dvldaoss,  y  sertn 
cubiertas  de  mis  ojos. 

17  Poique  hé  aquí  que  yo  czlazé  nne- 


voa  déloa  y  nuara  tiana']  y  da  lo  pri- 
mer» no  habrá  memoria,  ni  maa  ven- 
drán al  pensamiento. 

18  Maa  oa  goiaiéis  y  os  alagraréis  por 
siglo  de  siglo  en  las  cosas  que  yo  criaré : 
porque  hé^aqul  que  yo  erio  á  Jerusalem 
ak«ia,  y  á  su  pueblo  gozo, 

19  Y  alegraréme  con  Jerusalem,  y  go- 
zaiéme  oon  mi  pueblo* :  y  nunca  mas 
se  oirá  en  ella  voz  de  iloro,  ni  voz  de 
clamor'. 

SO  No  habrá  mas  allí  mozo  de  días  rt- 
dmeidot,  ni  vi^  que  sus  dias  no  cum- 
pla :  porque  A  mozo  morirá  de  cien 
años ;  y  el  que  da  oían  años  pecare,  será 
maldito. 

81 Y  edificarán  oasaa,  y  morarán;  plan- 
tarán Tifias,  y  comerán  el  firutode  elua». 

Sa  No  edificarán,  y  otro  morará;  no 
plantarán,  y  otro  comerá» :  porque  se- 

£n  loa  dias  de  loa  árboles  icián  los  dias 
mi  pueblo,  y  mis  eaoogidoa  perpetua- 
rán las  obras  de  sus  manos. 

83  No  ti«biO*ián  en  vano,  ni  parirán 
con  miedo;  porque  tua  *0o«  serán  si- 
miente de  los  benditos  de  Jehová*,  y 
sus  deacendenoias  esteran  oon  ellos. 

84  Y  será,  que  antes  aue  clamen,  oiré 
yo;  aun  estando  ellos  hablando,  yo  tea 
habré  oido  propicio^. 

86  El  lobo  y  el  oñdero  serán  apacen- 
tados juntos,  y  el  león  oomerá  p«Ja  co- 
mo el  buey  f ,  y  á  la  serpiente  el  polvo 
será  su  comida :  no  afllgiián,  ni  harán 
mal  en  todo  mi  santo  inonte,  dijo  Je- 
hová. 

CAPITULO  LXVI. 
Rakuaa  Dio»  por  au  prqfata  d  culto  f  aaerifi- 
eioa  da  loanMentai,  y  afN«fKua  ctuHifor 
td  pHeblo  Jmáieo  por  atu  ahominaeiaíiaa. 
8a  vatieina  d  naoimiaido  da  la  Iglatia  da 
muvo  Taaloanndo,  toa  promaaa  da  aimguiar 
cohmmIo,  poa  ai»  fin  y  gloria  á  todo»  lo» 
vtrdadaroa  Ada»,  y  iramaudo  eaaíiffo  da  lo» 
impíot  i  iaólatraa.  Fromata  tavMa»  Dioa 
eotuolar  á  aa  anligao  pttaUo,  y  eongrtgarla 
de  todiu  loa  parta»  dA  ««ado. 

JEHOVÁ  dijo  así :  Kl  délo  m  mi  so- 
llo;  y  la  tierra,  astrado  de  mis  pies : 
¿  dénde  eatá  la  casa  que  me  habéis  edi- 
ficado, y  dónde  este  lugar  de  mi  re- 
poso* ? 

9  Mi  mano  hizo  todas  estas  cosas,  y 
por  ella  todas  estas  cosas  flienm,  dice 
Jehová :  á  aquel  pues  miraré  qae  e»  po- 
bre V  humilde  de  espíritu  i,  y  que  tiem- 
bla a  mi  palabra  c. 

3  £1  que  sacrifica  rf  buey,  como  ai  ma- 
tase un  hombre ;  el  que  sacrifica  ov^a, 
eomo  ai  degollase  un  perro ;  el  que  ofirece 
presente,  como  ai  ofreciese  sangre  de  pu- 
erco; d  que  ofrece  perfume,  como  al 
bendijese  a  un  Ídolo.  Y  pues  escogieron 
sus  caminos,  y  su  alma  amé  sus  Mwmi- 
naciones, 

4  También  yo  esctigeré  sus  escarnios, 
y  traeré  sobre  elloa  lo  que  temieron : 
porque  llamé,  y  nadie  respondió ;  hablé, 
y  no  oyeron «;  antes  hicieron  lo  malo 
delante  de  mis  cgos,  y  escogieron  lo  que 
á  mí  desagrada. 

fi  5  Ola  palabra  de  Jehová,  vosotros 
los  que  tembláis  á  su  palabra/.  Vues- 
tros hermanos  los  que  os  aborrecen,  y 
os  niegan  por  causa  de  mi  nombre, 
dijeron :  Glorifiqúese  Jehová.  Mas  él 
se  mostrara  con  alqpría  vuestra,  y  ellos 
sea&n  confundidos. 

6  Voz  de  alboroto  aale  de  la  ciudad, 
vos  del  templo,  vos  de  Jehová  que  da 
el  pago  á  sus  enemigos. 

7  Antes  que  estuviese  de  parto,  narió : 
antes  que  le  viniesen  dolores,  parto  hijo. 

8  ¿  Quién  oyó  cosa  semiente  ?  ¿  quién 
vio  cosa  tal?  i  Parirá  la  tierra  en  un 


•  Cap.  «198. 
9FaiL3.U. 
Ap.  81. 1. 


k  Cap.  68. 0. 
ICa&8K.10. 


ua&sii.] 
yALll. 


14. 

•Lev.  86. 10. 
Dea.  88. 90. 


•  Cap.  61.  9. 

Bo.  9. 7,  0. 


r  Da.  9. 90, 
«Oap.U.63- 


•9Cr.ft.18. 
lbt.fi.  34. 
Hedí.  7. 49. 
yl7.9L 

»Csp.67.1fi. 

StüTa.  17. 
<Esd.9.4. 

y  10.  8. 

Pro.  28. 14. 
d  Cap.  1. 11. 


•cap.  69. 19. 
Pial.  94. 
Jar.  7. 19, 
14. 

/ver.  8. 


A.  a  dr.  «M. 


JEBEHXAS,  L 


jLadr.cn. 


«Capí  48. 18. 
k  Cap.  60.  6. 
•  Cap.  60. 16. 


»  Bal.  aOi  8. 


'Cap.6«.S,4- 


•lCr.&6a 


»Ca^2S.S. 


•Cap.  82. 19, 
ete. 

<I>.49.1,8. 
Ga.  1. 16, 
16. 

•EX.4.K), 
•te. 


/]|at28.90. 

'  Xa.  S.  6. 

7S.9. 


dia  ?  ¿NacerA  <oAt  «as  naeioa  de  una 
VMc  ?  Pues  Sion  eatavo  da  parto,  j  parió 
juntamente  aua  h^oa. 

9  Yo  qoe  hago  parir,  no  pariré  ?  dijo 
JehoTá.  Yo  cpie  hago  engendrar,  seré 
detenido  ?  dice  el  Dios  tuyo. 

10  Alegraos  con  Jeruaatem,  y  gm&os 
con  ella,  todos  los  qae  la  amáis:  uenáos 
con  ella  de  gozo,  todos  loa  qoe  os  enlu- 
táis por  ella* 

11  Para  que  maméis,  y  os  saciéis  de 
las  tetas  de  sus  consolúlones ;  para  que 
ordeflds,  v  os  deleitéis  con  el  resplandor 
de  su  glona. 

IS  Porque  ^sí  dice  Jehová:  Hé  aquí 
que  yo  extiendo  sobre  ella  paz  como  un 
doy,  y  la  gloria  de  las  «ntea  como  un 
arroTo  que  sale  de  macureA;  y  mama» 
réi8<,  y  sobre  el  lado  seréis  traídos,  y 
sobre  las  rodillas  seréis  regalados. 

18  Como  el  Taren  4  quim  consuela  su 
madre,  así  os  consolaré  yo  á  Tosotros, 
y  en  Jerusalero  tomaréis  consuelo. 

14  Y  veréis,  y  alegnoAse  vuestro  co- 
razón, y  vuestros  huesos  reverdecerán 
como  la  yertM:  y  la  mano  de  Jehová 
para  con  sus  siervos  atará  conocida,  y  se 
airará  contra  sus  enemigos. 

15  Porque  hé  aquí  que  Jehová  vendrá 
con  fu«go,  y  sus  carros  como  torbellino, 
para  tomar  su  ira  en  fiíror,  y  su  repren- 
sión en  llama  de  Aieso. 

16  Porque  Jehová  juzgará  con  fiíego  k 
y  con  su  espada  á  toda  carne :  y  los  mu- 
ertos de  Jenová  serán  multiplicados. 

17  Los  que  se  santifican  y  los  que  se 
purifican  en  los  huertos  l  unos  tras  otros ; 


loa  que  oobmb  carne  de  poseo,  y  abo- 
minación, y  ratón,  juntamente  sann  ISr 
lados,  dice  Jehová. 

18  Porque  yo  entiendo  sos  obras  y  m 
pensamientos :  tiempo  vendrá  para  Job- 
tar  todas  las  gentes  y  lenguas;  y  Ten- 
drán, y  verán  mi  gloria. 

19  Y  pondré  entre  ellos  seBal «,  v  m- 
viaré  de  los  escaptuios  de  ellos  a  las 

Sntes,  á  Tharsis,  á  Pul,  y  Lud,  «jue 
sparan  arco,  á  Tubal,  y  á  Jaranita 
las  islas  apartadas  que  no  oyeron  de  ai, 
ni  vieron  mi  gloria;  y  publicarán  mi 
gloria  entre  las  gentes. 

50  Y  traerán  a  todos  vuestros  becma- 
nos  de  entre  todas  las  naciones,  jwr  pte- 
sente  á  Jehová,  en  caballos,  en  carros, 
en  literas,  y  en  mulos,  y  en  camellos,  á 
mi  santo  monte  de  Jerusaiem,  dice  Je- 
hová ;  al  modo  que  los  h^  de  Isnel 
nulen  traer  el  pésente  en  vasos  limpias 
á  la  casa  de  Jenová. 

51  Y  tomaré  también  de  dloa  pan  sa- 
oerdotes  y  Levitas,  dice  Jehová. 

28  Porque  como  los  cielos  nuevos  y 
la  nueva  tierra «,  que  yo  haim,  penna- 
neeen  delante  de  mí,  dioe  Jehoñrá,  así 
permanecerá  vuestra  simiente  y  vuestro 
nombre. 

23  Y  será,  que  de  mes  en  mes,  y  de 
sábado  en  sábado,  vendrá  toda  carne  á 
adwar  delante  de  mí  •,  dijo  Jehová. 

84  Y  saldrán,  y  verán  los  cadáveres  de 
los  hombres  que  se  rebelaron  contra  mi : 
porque  su  gusano  nunca  morirá,  ni  Ri 
fuego  se  apagará^;  y  serán  abomina- 
bles 9  á  toda  carne. 


"0ip.«2J9. 


EL  LIBEO  DE  LAS  PEOFECIAS 


DE 


jeremías. 


CAPITULO  I. 

Tiempo  en  qw  pnfiAUíS  Jeremúu.  Su  w>ea- 
eicm,  y  done»  ton  9m#  Dio»  U  habilita  para 
ti  ofido,  provutiendoU  nt  aafffameio.  La 
mnita  ó»  toda  tu  mMoM  e*  amuteiar  al 
puMo  mt  atoUmtiento  por  hm  BabUonioe  á 
eanua  de  eu  idolatría. 

LAS  palabras  de  Jeremías,  h^o  de 
Hílelas,  de  los  sacerdotes  que  eatu- 
«<cron  en  Anathoth  ■  en  tierra  de  Ben- 
jamín. 

9  La  palabra  de  Jehová  fué  á  A  en  los 
dias  de  Josias,  h^o  de  Amon,  rey  de 
Judá,  en  el  año  décimo  tercio  de  su 
reinado  b. 

8  Fué/«  asimismo  dirigida  en  dias  de 
Joakim,  hijo  de  Josias,  rey  de  Judá, 
hasta  el  fin  del  alio  undédroo  de  Sede- 
ohlas,  hijo  de  Josias,  rey  de  Judá,  hasta 
la  cautividad  de  Jerusaiem  en  el  mes 
quinto  e. 

4  5  Pué  pues  palabra  de  Jehová  á  mí 
diciendo: 

fi  Antes  que  te  formase  en  el  vientre 
te  conocí  <<;  y  antes  que  salieses  de  la 
matriz  te  santifiqué,  te  di  por  profeta  á 

6  Yyo  d^:  Ha!  ha!  Setlor  Jehová! 
Hé  aquí  no  sé  hablar*,  porque  soy  Jo- 
ven. 

7  Y  d^ome  Jehová :  No  digas  soy  Jo- 
ven: porque  á  todo  lo  que  te  enviiíré 
irás  til,  y  dirás/  todo  lo  que  te  man- 
daré. 

8  No  temas  delante  de  dios  y,  porque 
oontigo  soy  para  librarte,  dice  JdioTá. 

9  Y  esMandld  Jehová  su  mano,  y  tooó  I 


sobre  mi  boca*;  y  dQome  Jehová:  Hé 
aquí  he  puesto  mis  palabras  en  tu  boca: 

10  Mira  que  te  he  puesto  en  esie  día 
sobre  gentes  y  sobre  reinos,  para  arran- 
car, y  para  destruir,  y  para  arruinar,  y 
para  derribar,  y  para  edificar,  y  para 
plantar  •'. 

11  5  Y  la  palabra  de  Jehová  toé  á  mí 
diciendo :  ¿  Qué  ves  til.  Jeremías  ?  T 
dije :  Yo  veo  una  vara  de  alnaendre. 

19  Y  díjome  Jehová:  Bien  has  visto: 
porque  yo  apresuro  mi  palabra  para  po- 
nerla por  obra. 

13  4  Y  fué  á  mi  palabra  de  Jehová 
segimoa  vez  diciendo :  ¿  Qué  ves  td  ?  Y 
dije :  Yo  veo  una  olla  que  hierve*;  y  sn 
haz  eetá  de  la  parte  del  Aquilón. 

14  Y  díjome  Jehová :  Del  Aquilón  le 
soltará  el  mal  sobre  todos  loa  moradores 
de  la  tierra'. 

15  Porque  hé  aquí  que  vo  oonvoeo  to- 
das las  nunilias  de  los  raaos  del  Aqui- 
lón, dice  Jehová,  y  vendrán,  y  pombá 
cada  uno  su  asiento  á  la  entnda  de  las 
puertas  de  Jerusaiem,  y  junto  á  todos 
sus  muros  en  derredor,  y  en  todas  las 
ciudades  de  Judá. 

16  Y  á  causa  de  toda  su  maHda,  pR>- 
fieriré  mis  juicios  contra  loa  que  me  de- 
Jaron,  é  incensaron  á  diosas  estiaias,  y 
á  hechuras  de  sus  manos  se  enoorvartxi. 

17  Td  pues  cifte  tus  lomos «,  y  te  le- 
vantarás, y  les  hablarás  todo  lo  que  yo 
te  mandare.  No  temas  ddante de  ellos*, 
porque  no  te  haga  qnrt>ratttar  dclaate  de 
ellos.  I 

18  Ferqne  hé  aquí  que  yo  te  he 


LCdr.m. 


jeremías^  n. 


,  o.  dr.  < 


■D  aibe  dia  eomo  dudad  frctelaeidat  y 
como  columna  d«  bianro,  y  come  man» 
de  bronce  «  sobre  toda  la  tierra :  habla  á 
les  mes  de  Judá,  i  nu  piinoipec,  4  sus 
SMwrcmca,  y  ai  pueblo  de  la  tiena. 

19Tpel«ana  contra  tí»  mas  no  te  Ten- 
ceritn ;  porque  yo  tojf  contigo,  dlea  J«> 
hoTi,  pata  utnratte. 

CAPITULO  II. 
Rteomvimu  ttpr^tla  mt  piruma  dt  DUm  d  M 
|nmUo  d»  haber  dtgtntraáo  dé  tw  frifMra 
fiedad,p  eaido  en  la  idaiatrfa,  etm»a  di  *tu 
ealamidadea  i  p  ametidtain  con  otrat,  por- 
que VJo»  d»  enmetttlarté,  proMf/ma»  «m  nu 
maldades  vanamente  eanfiadoe  en  «I  apeyo 
de  olrae  naeionee. 

YFinfi  á  mi  palabia  de  JehovA  dici- 
endo: 

5  Anda  y  clama  4  los  oídas  de  Jemsa- 
lem  diciendo :  Así  dice  JehoT4 :  Heme 
acordado  de  ti,  de  la  misericordia  de  tn 
mocedad*,  del  amor  de  ta  desposorio, 
cuando  andabas  en  pos  de  mí  en  el  desi- 
erto, en  tierra  no  sembrada  b. 

8  Santidad  tra  entómei  Israel  4  Jebo- 
▼4e,  primicias  de  sus  nuevos  finitos:  to- 
das los  que  le  comen,  pecarán';  mal 
vendrá  sobre  ellos,  dice  Jéhorá. 

4  Oid  la  palabra  de  Jeliová,  casa  de 
Jacob,  y  todas  las  ftimllias  de  la  casa 
de  Israel. 

6  Así  d^Jo  Jehová ;  ¿  Que  maldad  ha- 
llaron en  mí«  vuestros  padres,  que  se 
alearon  de  mí,  y  se  fVieron  tras  la  vani- 
dad, y  tomáronse  vanos/? 

6  Y  no  dUeron:  i  Dónde  eHi  Jelior4, 
«pie  nos  hizo  subir  de  tierra  de  Egipto', 
que  nos  hixo  andar  por  el  desierto,  por 
una  tierra  deaierta  y  despoblada,  por  ti- 
erra seca  y  de  sombra  de  muerte*,  por 
una  tierra  por  la  cual  no  pasd  varón,  ni 
allí  habitó  hombre  ? 

7  T  oa  metí  en  tierra  de  Carmd,  para 
que  comieseis  su  fruto  y  su  bien:  mas 
entrasteis  y  contaminasteis  mi  tierra,  é 
faicisteis  mi  heredad  abominable  •'. 

8  Los  sacerdotes  no  dijeron :  ¿  Dónde 
e$iá  Jehová  ?  Y  los  que  tenían  la  ley 
no  me  conocieron,  y  los  pastores  se  re- 
belaron contra  mí:  y  los  pmfetas  pro- 
fetizaron en  Baal  *,  y  anduvieron  tras  lo 
que  no  aprovechaba. 

9  Por  tanto  entraré  aun  en  juicio  con 
vosotros,  d^o  JehovA,  v  con  los  hyos  de 
vuestros  b^Jos  pldtaaxe. 

10  Poique  pasad  á  ias  islas  de  Ohittim, 
y  mirad ;  y  enviad  á  Oedar^  y  oonsi. 
derad  cuidadosamente,  y  ved  si  se  ha 
hecho  ooaa  semejante  4  esta : 

11  Si  edguna  gente  ha  mudado  ene  dio. 
ses  «*,  bien  que  ellos  no  eon  dioses.  Pero 
mi  pueblo  na  trocado  su  Oiorla  por  lo 
que  no  aprovecha  •. 

19  Espantaos,  cielos,  sobre  esto,  y  hor- 
rorizaos ;  asolaos  «n  gran  manera,  dijo 
Jebov4. 

18  Pon|ue  dos  males  lia  hecho  mi  pue- 
blo: d^jáionme  4  mí,  fuente  de  agua 
viva»,  por  cavar  para  sí  cisternas,  cis- 
ternas rotas  que  no  detienen  aguas. 

14  ¿  Es  Israel  siervo  ?  e$  esdavo  ? 
¿  Por  qué  ha  sido  dado  en  presa  ? 

16  Los  cachorros  de  los  leones;»  bra- 
maron sobre  él,  dieran  su  voz,  y  pusi- 
eron sn  tierra  en  soledad:  queníadas 
están  sos  dudades,  sbi  morador. 

18  Aun  los  hijos  de  Noph  y  de  Taha- 
panes  te  qudiranttron  la  mollera. 

17  ¿  No  te  acarreará  esto  tu  f  dejar  4 
Jehov4  tn  Dios,  cuando  te  hacia  andar 
por  camino? 

18  Ahora  pues,  ¿qué  tienes  til  en  d 
camino  de  Egiptor,  para  que  Iwbas  agua 
ddMüo'?   d  Y  qué  tienes  til  «n  d  oa- 


mino  de  Adda,  para  qm  bebas  agua 
delBio? 

19  Tu  maldad  te  caatigart,  y  tu  apar- 
tamiento te  condenará.  Sabe  pues'  y  ve 
ouan  malo  y  amano  es  tu  dejar  4  Jeho- 
v4  tu  Dios,  y  el  laltar  mi  temor  en  tí, 
dice  d  Stüat  Jdiov4  da  los  ejérdtos. 

80  Pwqve  deade  muy  atiás  he  que- 
brado tu  yugo,  y  toto  tus  ataduras ;  y 
dijiste :  No  serviré.  Oen  todo  eso  sobre 
todo  collado  ako,  9  debajo  de  todo  árbd 
umbroso  corrías  td,  oh  ramera  •, 

81  Y  yo  te  planté  de  buen  vldueik>«, 
simiente  verdadera  toda  ella:  ¿cómo 
pues  te  me  has  tomado  aarmientos  de 
vidcsKtzafiaf? 

88  Aunque  te  lavas  con  salitre,  y  amon- 
tones jabón  sobre  tí «,  tu  pecado  está  s» 
liado  delante  de  mí  •,  d|jo  el  SeAor  Je- 
hová. 

88  ¿Cómo  dices.  No  soy  inmunda l^, 
nunca  anduve  tras  los  Baales  ?  Mira  tu 
proceder  en  el  valle,  conoce  lo  que  has 
hecho,  dromedaiia  ligera  que  frecuento 
suscanrons. 

84  ¿Asna  montes*  aoostumbrada  al 
dederto,  que  respira  como  quiere,  de 
su  ocadon  quién  la  detendrá  ?  todos  los 
que  la  buscaren  no  se  cansajrán;  halla- 
ránla  en  su  mes. 

86  Defiende  tus  pies  de  andar  descaí- 
zos,  y  tu  garganta  de  la  sed.  Mas  di- 
jiste <<:  Hase  perdido  la  esperanza;  en 
ninguna  manera:  porque  eztraflos  he 
amado,  y  tras  ellos  tengo  de  ir. 

96  Como  se  avergüenza  el  ladnm  cu- 
ando es  tomado,  ad  se  avergonzarán  ios 
dt  la  casa  de  Ismd,  dios,  sus  reyes,  sus 
prjndpes,  sus  sacerdotes,  y  sus  pro- 
fetas, 

87  Que  dicen  d  leflo*:  Mi  padre  snet 
td:  y  4  la  piedra,  Tü  me  has  engen- 
drado. Pues  me  volvieron  la  cerviz,  y 
no  el  rostro:  y  en  el  tiempo  de  su  tia- 
b^o  dicen :  Levántate,  y  líbranos/. 

8B  ¿  Y  dónde  están  tus  dioses  que  hi- 
ciste paia  tíy?  Levántense,  4  ver  d 
te  podrán  librar  en  d  tiempo  de  tu 
aflicción :  porque  d  niimero  de  tus  ciu- 
dades, oh  Jud4,  ftieron  tus  dioses  A. 

89  ¿  Por  qué  porñals  oonmigo  ?  Todos 
vosotros  prevaricasteis  contra  mí,  dice 
Jehová. 

80  Por  demás  he  azotado  vuestros  hi- 
jos ;  no  lian  redbido  oorreccion '.  Cu- 
chillo devoró  vuestros  profetas  como 
león  destrozador  K 

81  Oh  generadon !  Ved  vosotros  la  pa- 
labra de  Jehová.  ¿  He  sido  yo  á  Israd 
soledad,  ó  tierra  de  tinieblas  ?  ¿  Por  qué 
ha  dicho  mi  pueblo,  Seilores  somos,  ni 
nunca  mas  valdremos  á  ti  ? 

88  ¿  Olvídase  la  vligen  de  su  atevío,  ó 
la  desposada  de  sus  sartales  ?  Mas  mi 
pueblo  se  lia  olvidado  de  mí  por  dias 
que  no  tienen  ndmero. 

83  ¿  Por  qué  abonas  tn  camino  para 
hallar  amor,  pues  aun  á  las  nuüvadas 
enseñaste  tus  caminos  ? 

34  Aun  en  tos  iUdas  se  halló  la  sangre 
de  las  dmas  de  los  pobres,  de  los  ino- 
centes. No  la  hallé  en  exoavadon  oatUa, 
sinó  en  todas  esas  oosaa. 

86  Y  dices:  Porque  soy  inocente,  de 
cierto  su  ira  se  apartó  de  mi.  Hé  aquí 
yo  entraré  en  Jnido  oontlgo,  parque  di- 
jiste: No  he  pecado. 

36  ¿  Para  qué  discurres  tanto  mudando 
tus  caminos^  ?  También  serás  avergon- 
zada de  Egipto  m,  oonoo  fuiste  avergon- 
zada de  Asina». 

37  También  saldrás  de  él  con  tus  ma- 
nos sobre  tu  cabeza*:  poique  Jehová 
desechó  tus  conflanaas,  y  en  días  no 
tendrás  buen  neaso. 


<  Ii.  S.  9. 

OiLfi.S. 


«Gap.  9.6. 
I».  57. 6, 7. 
•BaL80.8. 

Lu&a. 

'Deu.  81.82. 

'  Job  9. 80. 
'Den.SS.S4. 

Job  14  ir. 

(Pío.  80. 13, 

ao. 


•Job  89.8. 


<i  Cap.  18. 19. 
Is.87.10. 


•IS.4Í.1». 


/Bal.  78. 84. 

Os.  6. 16. 
<'Dra.S2.S7. 

Jase.  10.14. 

ACsp.  11.18. 


•  Gap.  S.  8. 

IS.LS. 

y  0.18. 
i2Cr.86.ll. 

Mar.U3,B. 


/CapSLSS. 
"Is.80.8. 
Os.  12.  a. 
"20.28.20. 
•aBa.18.19. 


A.o.«ir.e2eL 


JEREMÍAS,  m,  lY. 


A.&dt. 


«Dea.  ai.  4. 
»  El.  IS.  26, 

a». 


«Om.9.12. 

Tlii. 

Ler.  98. 19. 
Deu.28.a8. 

*  El.  S.  7. 

•  Pro.  a.  17. 

/Bia.77.7;9. 
y  108.  9. 
Ii.£7.1«. 


flBey.lA. 

as. 

iaBev.l7. 

10, 1¿ 
{£■.38.3, 

etc. 


AO^p.3.27. 


l'Ba.VLSL 
738.11. 


«3Cr.80.9. 
Sal.  86. 1& 
*  Den.  80. 


«  Cap.  28. 4. 
Si.  84. 38. 


CAPITULO  III. 

JEt  BOar  tomvida  eon  m»  htmdad  A  *w  jiimUo. 

JiiJMdUÁid  d0  Jndá.  VutUa  d»  Itrad,  y  tu 

retude»  eo»  la  tata  d»  Juiá.  Qhria  de 

JtfnuaUm  con  la  agrtgaeion  da  toda»  la$ 


y  la.  IL  U. 
Ea.  87. 18, 
32. 


DIOEN ;  Si  alguno  di^axe  su  mv^, 
j  yéndose  de  él  le  juntire  á  otro 
hombre,  ¿  volteta  á  ella  mas  ?  ¿  No  «• 
ella  tieira  del  todo  amancillada»?  Til 
pues  has  fornieado  oon  muchos  amigos  i : 
mas  vnélTete  i  mi,  dtío  Jehová. 
8  Alza  tus  ojos  &  los  altos,  y  Te  en 

Sie  lugar  no  te  hayas  publicado :  para 
los  te  sentabas  «n  los  caminos,  como 
Árabe  en  el  desierto ;  t  con  tus  forni- 
caciones y  oon  tu  nudicia  has  contami- 
nado la  tierra. 

8  Por  esta  causa  las  aguas  han  sido 
detenidas,  y  üMó'  la  lluvia  de  la  tarde ; 
y  has  tenido  frente  de  mala  miger  ¿,  ni 
Quisiste  tener  vergUensa. 

4  A  lo  menos  d«de  ahora  ¿  no  clama- 
rás á  mí.  Padre  mió,  giiiador  eru  de  mi 
juventud*? 

5  ¿  Guardara  tu  mqfo  para  siempre  ? 
¿  etemalmente/  lo  suanuiA  ?   Hé  aqui 

3ue  has  hablado  y  hecho  cuantas  mal- 
ades  pudiste. 

6  5  *  d^ome  Jehová  en  dias  del  rey 
Josias:  ¿  Has  visto  lo  que  ha  hecho  la 
rebelde  Israel?  Vase  ella  sobre  todo 
monte  alto,  y  debajo  de  todo  árbol  um- 
broso', y  allí  fornica. 

7  Y  dije  después  que  hizo  todo  esto: 
Vuélvete  á  mi  A :  mas  no  se  volvió.  Y 
vio  la  rebelde  su  hermana  Judá  i 

8  Que  yo  io  babia  visto,  aue  por  todas 
eHa$  causas  en  las  cuales  romloó  la  re- 
belde Israel  yo  la  habia  despedido,  y  dá- 
dolé  la  carta  de  su  repudio :  y  no  tuvo 
temor  la  rebelde  Judá  su  hermana,  sino 
que  también  fué  ella  y  fbmicó. 

9  Y  sucedió  que  por  la  liviandad  de  su 
fornicación  la  tierra  fué  contaminada,  y 
adulteró  con  la  piedra  y  con  el  leño  A. 

10  Y  con  todo  esto  la  rebelde  su  her- 
mana Judá  no  se  tomó  á  mí  de  todo 
su  corazón,  sino  mentirosamente,  dice 
Jehová. 

11 T  díjome  Jehová :  Justificado  ha  su 
alma  la  rebelde  Israel  en  comparación 
de  la  desleal  Judá '. 

la  Ve  y  clama  estas  palabras  hacia  el 
Aquilón,  y  di :  Vuélvete,  oh  rebelde  Is- 
rael, dice  Jelwvá,  y  no  haré  caer  mi 
ira  sobre  vosotros :  porque  misericordio- 
so soy  ">,  dioe  Jehová ;  no  guardaré  para 
dempre  el  enofo. 

13  Conoce  empero  tu  maldad»;  por- 
que contra  Jehová  tu  Dios  has  prevari- 
cado, y  tus  caminos  has  derramado  á  los 
extralios  debajo  de  todo  árbol  umbroso, 
y  no  oíste  mi  voz,  dice  Jehová. 

14  Convertios,  h^os  rebeldes,  dice  Je- 
hová, porque  yo  soy  vuestro  Bsposo :  y 
os  tomaré  uno  de  cada  una  ciudad,  y 
dos  de  cada  una  fiímüia,  y  os  introduciré 
en  Sion. 

15  T  os  daré  pastores  según  mi  co- 
razón, que  os  apacienten  de  ciencia  y 
de  inteligencia  •. 

16  Y  acontecerá  que  cuando  os  multi- 
plicareis y  creciereis  en  la  tierra,  en 
aquellos  dias,  dice  Jehová,  no  se  dirá 
mas:  Arca  del  pacto  de  Jehová;  ni 
vendrá  al  pensamiento,  ni  se  acordarán 
de  ella,  ni  la  visitarán,  ni  se  hará  mas. 

17  En  aquel  tiempo  llamarán  á  Jeru- 
salem  Silla  de  Jehová,  y  todas  las  gentes 
se  congregarán  á  ella  en  el  nombre  de 
Jehová  en  Jerusalem :  ni  andarán  mas 
tras  la  dureza  de  su  corazón  malvado. 

18  En  aquellos  tiempos  irán  de  la  easa 
de  Judá  á  la  casa  de  Israelj»;  y  vendrán 


Juntamente  de  tierra  del  A^piikn  á  la 
tierra  que  hice  heredar  4  vuestros  ps- 
dres. 

19  Yo  empero  dije ;  ¿  Cómo  te  pondrá 
por  hijos,  y  te  daré  la  tierra  deseable  f, 
la  rica  heredad  de  los  ejércitos  de  las 
gentes  ?  Y  d^e :  Padre  mió  me  llama- 
rás, y  no  te  apartarás  de  en  pos  de  mí. 

90  Mas  como  la  mv^  quiebra  la  fó  de 
su  compafiero,  así  prevaricasteis  oontia 
mí,  oh  casa  de  Israel,  dice  Jehová. 

ai  Voz  sobre  las  alturas  Alé  oida,  llanto 
de  los  ruegos  de  los  h^os  de  Israel ;  por- 
que han  torcido  su  camino,  de  Jébmá 
su  Dios  se  han  olvidado. 

aa  Convertios,  h^os  rebeldes,  sanaré 
vuestras  rebeliones  r.  Hé  aquí  nosotros 
venimos  á  tí;  porque  tü  eres  Jebofá 
nuestro  Dios. 

88  Ciertamente  vanidad  «m  los  colla- 
dos, la  multitud  de  los  montes.  Cierta, 
mente  en  Jehovi  nuestro  Dios  está  la 
salud  de  Israel. 

84  Confusión  consumió  d  tiab^o  de 
nuestros  padres  desde  nuestra  mocedad ; 
sus  ovejas,  sus  vacas,  sus  hijos  y  siu 
hijas. 

85  Yacemos  en  nuestra  confusión,  y 
nuestra  afrenta  nos  cubre :  pocque  pe- 
camos centra  Jehová  nuestro  Dios,  nos- 
otros y  nuestros  padres,  desde  nuestra 
juventud  y  hasta  este  dia  «,  y  no  hemos 
escuchado  la  voz  de  Jehová  noestio 
Dios. 

CAPITULO  IV. 
SAorta  al  puMo  á  verdadero  arrepmtttm- 
etttc:  do»d«  ao,  grande  €uolamieato  m  U 
dentúteia, 

SI  te  has  de  convertir,  oh  Israel, 
conviértete  á  mí :  y  si  quitares  de 
delante  de  mí  tus  alwminaciones,  no 
andarás  de  acá  para  allá. 

8  Y  Jurarás  diciendo.  Vive  Jehová,  oon 
verdad,  con  Juicio,  y  con  Justicia:  y 
bendecirse  han  en  él  las  gentes,  y  en 
él  se  gloriarán. 

3  Porque  así  dice  Jehová  á  todo  varón 
de  Judá  y  de  Jerusalem :  Haced  barbe- 
cho para  vosotros,  y  no  sembréis  sobre 
espinas  •. 

4  Circuncidaos  á  Jdiová,  y  quitad  los 
pr^ucios  de  vuestro  corazón,  varanes 
de  Judá  y  moradores  de  Jemsaleait; 
no  sea  que  mi  ira  salga  como  íbego,  y 
se  encienda,  y  no  haya  quien  apague 
por  la  malicia  de  vuestras  obras. 

5  Denunciad  en  Judá,  y  haced  oir  en 
Jerusalem,  y  decid :  Sonad  trompeta  en 
la  tierra,  pregonad,  juntad,  y  decid: 
Reunios,  y  entrémonos  en  las  ciudades 
fuertes. 

6  Alzad  bandera  en  Sion,  juntaos,  no 
os  detengáis :  porque  yo  hago  venir  mal 
de  la  pmU  del  Aquilón,  y  quebrantami 
en  to  grande  «. 

7  El  leon<<  sube  de  su  enramada*,  y 
el  destruidor  de  gentes/  ha  partido ;  sa 
lido  ha  de  su  asiento  para  poner  tu  tierra 
en  soledad :  tus  ciudades  serán  asoladas, 
quedarán  sin  moradoTc 

8  Por  esto  vestios  de  saoo^,  endedud 
y  aullad:  porque  la  ira  de  Játovi  no  se 
ha  apartado  de  nosotros. 

9  Y  será  en  aquel  dia,  dice  Jebová, 
que  desfidlecerá  el  corazón  del  rey,  y  ei 
corazón  de  los  príncipes ;  y  los  sacerdo- 
tes esUrán  atónitos,  y  se  maravillarán 
los  profetas. 

10  (Y  dije:  ¡Ay,  ay,  Jehová  Dios! 
verdaderamente  en  gran  manen  has 
engafiado  á  este  pueblo  y  á  Jernialcm, 
diciendo,  Paz  tendréis:  pues  que  el  ea- 
chillo  ha  venido  hasta  el  alma.) 

11  En  aquel  tiempo  se  dirá  de  ciie 
pueblo  y  de  Jerusalem :  Viento  teeo  de 


Ladr.tu. 


JEBEMIAfi,  y. 


A;aclr.6U. 


kift 


1m  altncM  <M  áukteto  vino  á  U  hU» 
de  mi  pueblo,  no  paa  avantar,  ni  pan 

li  Viento  maa  Tchemente  que  estos 
vendía  i  ni :  y  abon  70  hablaré  Jaldo» 
coa  ellos. 

li  Hé  aqoi  que  mbiiá  como  nube,  j  sa 
ano  oonw  toirtiélUno* :  maa  ligeros  son 
tu  caballos  que  las  áipiilas.  ¡  Ay  de  nos- 
otros, poiqne  dados  somos  á  saoo ! 

U  Lava  de  la  nurilcia  tu  eovanm,  oh 
Jsnialem,  para  que  seas  salva.  ¿Hasta 
cuando  dejwás  estar  en  medio  de  tí  los 
pemanüentos  de  Iniquidad  ? 

15  Poraae  la  vos  «e  m»  del  oue  trae  las 
nneras  desde  Dan,  y  del  que  naoe  oir  la 
calamidad  desde  d  monte  de  Ephraim. 

16  Decid  de  las  gentes;  hó  aqni  haced 
Qtr  de  Jenisalem :  Onardas  Vienen  de 
tierra  U^ana,  y  darán  su  toz  sobra  las 
dodades  de  JudiL 

17  Como  1m  guardas  de  las  heredades 
citufieron  sobre  ella  en  derredor;  por- 
qne  se  rebeló '  contra  mi,  dice  Jebov^ 

18  Tn  oamino  y  tus  obras  te  hicieron  es- 
toi;  etta  tn  maldad :  por  lo  cual  amar. 
gura  Mnetrará  hasta  tu  corazón. 

19  Mis  entrañas,  mis  entraflas  me  due. 
len,  las  telas  de  níi  corazón :  mi  corazón 
nge  dentro  de  mi ;  no  callaré»  porque 
voz  de  trompeta  has  oido,  oh  alñoa  mia, 
{negon  de  guerra. 

90  Quebrantamiento  sobre  quebranta- 
miento es  llamado',  porque  toda  la  ti- 
erra es  destruida :  en  un  punto  son  des- 
truidas mis  tiendas,  en  un  momento  mis 
cortinas. 

81  ¿  Hasta  cuando  tengo  de  Ter  ban- 
dera, tengo  de  oir  tos  de  trompeta  ? 

S8  Porque  mi  pueblo  m  necio ;  no  me 
conocieron  los  h^M  ignorantes,  y  los  no 
entendidos:  sabios  para  mal  hacer,  y 
para  bien  hacer  no  supieron. 

S8  Miré  la  tierra,  y  hé  aquí  que  es- 
taba asolada  y  vacía"* ;  y  los  cielos,  y 
no  h*bia  en  eUos  luz. 

M  Miré  los  montes,  y  lié  aquí  que 
temblaban,  y  todos  los  collados  fueron 
destruidos. 

95  Miré,  y  no  pareeia  hombre ;  y  todas 
las  aves  del  cielo  se  hablan  ido. 

88  Miré,  y  hé  aquí  el  Carmelo  desierto, 
y  todas  sus  oindádes  eran  asoladas  ¿  la 
presencia  de  Jdwvá,  4  la  presencia  del 
rurordesnira. 

S7  Poique  asi  d^  Jehová:  Toda  la 
tíerra  será  asolada;  mas  no  haré  oon- 
suraadon*. 

98  Por  esto  se  enlutará  la  tierra,  y  los 
cielos  arriba  se  osearecezán :  porque  ha- 
bié,  pensé,  y  no  me  arrepentí,  ni  me 
tomate  de  ello. 

99  Del  estruendo  de  la  gente  de  á  ca- 
ballo y  de  los  flecheros  huyó  toda  ciu- 
dad :  entráronse  en  las  espesuras  de  los 
•>o*qiics,  y  suUéronae  en  peñascos :  toda 
dnittd  fué  dMunpaiada,  y  no  quedó  en 
*Uas  morador  alguno. 

aoYtddeatrSda,  ¿qnéharáa?  Bien 
que  te  Tiatas  de  grana,  aunque  te  ador- 
Bes  con  atavíos  de  oro,  aunque  pintes 
con  antimonio  tus  qjos,  en  vano  te  en- 
galanas: menospreeiánmte  los  amado- 
res, buscarán  tu  alma*. 

SI  Porque  vos  oí  como  de  mi^er  que 
está  de  parto,  angwHw  como  de  prime- 
(«t  ves  de  la  hQa  de  Slon  91M  lamcn- 
***  tf  wtisnde  su  manosj»  didemdo: 
i  Ay  ahora  de  mí !  que  mi  alma  des- 
BMya  á  causa  de  los  matadores. 


Ptlm 


CAPITULO  V. 
•MttadtlasOWAM. 


DISCURRID  por  las  piasu  de  Je- 
rusalem.  y  nurad  ahora,  y  aabed,  y 


bascad  en  sus  plazas  si  halláis  hombre*, 
si  hay  aiguno  que  haga  juioio,  que  buS'* 
que  verdad ;  y  yo  la  perdonaré. 

9  T  si  dijtiren,  Vive  Jdiová,  por  tanto 
Jurarán  mentira  i. 

8  Oh  Jdwvá,  ¿  no  mjrait  tos  ojos  á  la 
verdad?  Azotástelos,  y  no  les  dolió*; 
oonsumístelos,  y  no  quisieron  4  reoilnr 
corrección:  endurecieran  sus  rostros  mas 
que  la  piedra,  no  quisieron  tomarse. 

4  To  empero  d^je :  Por  cierto  dios  «en 
pobres ;  enloqueddo  han,  pues  no  cono- 
cen d  camino  de  Jehová,  d  Juido  de 
au  Dios. 

6  Irme  he  á  los  grandes,  y  haUaréles, 
poroue  dios  conocen  el  camino  de  Je- 
nová,  el  juido  de  su  Dios*.  Ciertamente 
ellos  también  quebraron  d  yugo,  rom- 
pieron las  coyundas/. 

8  Por  tanto  lean'  dd  monte  los  herirá, 
destruirálos  lobo  dd  desierto,  tigre  ace- 
chará sobre  sus  dudadas:  cualquien 
que  de  ellas  saliere,  será  arrebatado; 
porque  sus  rebeliones  se  han  multipli- 
cado, hanse  aumentado  sus  deslealtaaes. 

7  ¿  Cómo  te  he  de  perdonar  por  esto  ? 
Tus  I4J08  me  dejaron,  y  Juraron  por  io 
qu»  BOU  Dios* :  sadélos,  y  adulteraron, 
y  en  casa  de  ramera  se  juntaran  en  com- 
pa&ías'. 

8  Como  caballos  bien  hartos  ftieron  á 
la  mafiana  ¡  cada  eual  relinchaba  á  la 


miqer  de  su  prójimo. 

9  ¿  No  habla  de  hacer  visitadon  sol»e 
esto  ?  d^o  Jehová.  De  una  gente  como 
esta  ¿no  se  habla  de  vengar  mi  dma*  ? 

10  Escalad  sus  muros,  v  destruid ;  mas 
no  hagáis  consumadon*:  quitad  las  al- 
menas de  sus  muros,  poique  no  son  de 
Jehová. 

11  Porque  resueltamente  se  rebelaron 
contn  nu  la  casa  de  Israd  y  la  oasa  de 
Judá,  dice  Jehová. 

19  Negaron  á  Jehová  m,  y  dijeron :  Él 
no  es,  V  no  vendrá  mal  sobre  nosotros  •, 
ni  veremos  cuchillo  ni  hambre ; 

18  Antes  los  profetas  serán  como  vi- 
ento *.  y  no  hajf  en  dios  palabn :  así  se 
hará  a  dios. 

14  Por  tanto  así  ha  dicho  Jehová  Dios 
de  los  qórdtos :  Porque  hablastds  esta 
palabra,  hé  aquí  vo  pongo  en  tu  boca 
mis  palabras  por  niego,  v  á  este  pueblo 
por  lefias,  y  les  consumirá. 

15  Hé  aquí  yo  traigo  sobre  vosotros 
«ente  de  UiJos,  oh  casa  de  Israel,  dice 
Jdiová;  gente  robusta,  gente  antigua, 
gente  cuya  lengua  ignorarás,  y  no  en- 
tendesás  lo  quehabUoe. 

18  Su  aljaba  como  sepulcro  abierto, 
todos  valientes. 

17  Y  comerá  tn  mies^  y  tu  pan,  que 
hablan  de  comer  tus  fa^jos  y  tus  Újas : 
comerá  tus  ov^)as  y  tus  vacas,  comerá 
tos  villas  y  tus  hlguens :  y  tos  ciodades 
fuertes  en  que  tu  confias,  tomará  en 
nada  á  cuchillo. 

18  Empero  en  aauallas  dias,  dice  Je- 
hová, no  os  aoabare  del  todo  >. 

19  Y  será  que  cuando  dijerds,  ¿  Por 
qué  hizo  Jebová  d  Dios  nuestro  con 
nosotros  todas  estas  cosas  ?  entonces  las 
dirás :  De  la  manen  que  me  d4*deis  á 
mí,  y  servísteis  á  dioses  ágenos  en  vues- 
tra ttenra,  ad  serviiéia  á  eztra&os  en  ti- 


90  Denunciad  esto  en  la  casa  de  Jacob, 
y  haoad  que  esto  se  dga  en  Judá,  did- 


91  Óld  ahora  eato,  pueblo  nedo  y  dn 
oanuMa ;  qne  tienen  q)oa,  y  no  ven,  que 
tienen  oídos,  y  no  oyen  « : 

98  ¿  A  mi  no  temecéis  ?  dice  Jehová: 


■Osn.l8Jg. 
Xb.9S.80. 


*Tlt.L16. 

•OSPL9.I0. 
i<Oap.7.9B. 

18.9.13. 

80^  S.  9. 


•Hie.S.1. 

/SSL9.S. 
'Os.  19. 7. 


A  Jm.  aSL  7. 
Baiili.l.«. 


*v«r.99. 
Cap.  9. 9. 
i  Cap.  4. 97. 

ysau. 


">80r.99. 

le. 

»  b.  99.  IS. 
•Cap.14.18, 


l»I«v.96.ie. 
Den.  98.  ti, 
88. 


Vver.U.- 


'Oea.  18.48. 


.ÍX% 


A.€.Ékr.WL 


JESaODA&t  YL 


Aft*.fll|i 


T 


tSóbnkVL 

fcLJIMkt. 
Pía  8.99. 


14. 
'Okp.8.S. 


'Jkn.tLU. 


•Job2L7. 
S«L7S.13. 
Cap.U.1. 

»  iw.  9. 


'Oftp.a8.as. 

96. 
Si.l8.«. 

4ii[i&a.iL 
«D«a.8a.fl9. 

I«.1.9. 


•(hf.ií.14. 
Bi.  26.  r. 


»Oftp^l3.10L 
a  Bey.  25.1. 


•  Bi.n.M. 


<iH«eh.7.SL 


(!  ao  <w  «wdreiilaiféto  i  mi  pratciufe, 
fne  á  la  mar  por  oidanadon  «tanm,  la 
ctaal  DO  untbñottrktf  muc  arena  por 
ténnino?  8e  levantaría  tempecaKBM, 
mas  no  prevalcoerAn ;  bramarán  ms  on- 
lim,  mas  no  lo  petaiAn. 

S8  Empero  este  pueblo  tlane  coraxon 
flüso  y  rebelde :  temávonae  7  Atáronte. 

84  Y  no  dieron  en  su  oocazon:  Tema- 
moa  ahora  &  Jcbová  Dios  nneatro,  que 
da  Ihnte  temptana  7  taxdla  «n  su  tí- 
empo« :  loa  ttsmpos  establecidos  de  la 
siega  nos  guarda  •. 

JBS  Vuestras  iniquidades  han  estorbado 
astaa  cosas*,  y  vuestros  peeados  aparta- 
ron de  Tosotros  el  bien. 

86  PoMue  fiíeton  hallados  en  mi  pue- 
blo impfos :  asechaban  etrnio  quien  pone 
lazos ;  pusieron  laxo  perdedor  para  to- 
mar hombres. 

87  Como  jaula  llena  de  pémuroa,  así 
utám  sus  casas  llenas  de  engtmo:  así  se 
Uoleron  grandes  y  ricos. 

88  Bngoídsron  y  pusiéronse  lustrosos  •> 
y  sobrepujaron  los  neehce  del  malo :  no 
juigaron  la  causa,  la  oauía  dri  huérfa- 
no ;  con  todo  hiciéronse  práspcros  •,  y 
la  causa  de  los  polnes  no  juagaron. 

89  ¿  No  tengo  de  Tiritar  sobre  esto  ? 
dioe  Jefaová:  ■>  y  de  tal  gente  no  se  ven- 
gará mi  almao  ? 

30  Cosa  espantosa  y  fea  es  hecha  en  la 
tiem: 

81  Los  profetas  piufetlzaron  mentira*, 
y  los  sacierdotes  tomaban  por  sus  ma- 
no»; y  mi  pueblo  asi  lo  quiso<(.  ¿  Qué 
pues  haléis  á  su  fln  «  ? 

CAPITULO  VI. 
Bm  U  mitmo  argwmetáo  M  eofíMo  pt»- 

HUID,  hijos  de  Bei\)amin,  de  en  me- 
dio de  Jerusalem,  y  tocad  bocina 
en  Tecoa,  y  alzad  por  señal  humo  sobre 
Beth-haeerem :  porque  del  Aquüon  se  ha 
visto  mal  y  quebrantamiento  grande». 

8  A  KfM  nMrf«r  hermosa  y  delicada 
comparé  4  la  hf)a  de  Slon. 

8  A  ella  vendrán  pastores  y  sus  reba- 
fVos ;  junto  á  ella  en  derredor  pondrán 
sus  tiendasb ;  cada  uno  apaocnlará  á  su 
parte. 

4  Denunciad  guerra  contra  ella:  le- 
vantaos y  subamos  hacia  el  medio  dia. 
¡  Ay  de  nosotros !  que  va  cayendo  ya  el 
dia,  que  las  sombras  de  la  tarde  se  han 
extenüdo. 

6  Levantaos  y  subamos  de  noche,  y 
destruyamos  sus  palacios. 

0  Ponme  asi  d^o  JdiovA  de  los  ejér- 
citos: Cortad  árbides,  y  extended  ba- 
lu«te  junto  á  Jerusalem:  esta  t  la 
ciudad  que  toda  ella  ha  de  ser  visitada : 
violencia  Aa«  en  medio  de  ella. 

7  Como  la  rúente  nunca  oesa  de  manar 
sus  aguas,  así  nunca  cesa  de  manar  su 
malina :  iq^sticia  y  robo  se  oye  en  ella 
continuamente  en  mi  presencia,  cnfltar- 
medad  y  herida. 

8  Ceerigete,  Jemsalem;  porque  no  se 
aparte  mi  alma  de  tic,  porque  no  te 
tome  derierta,  ticnra  no  habitada. 

9  Así  d^  Jdwráde  los  ^reitos:  Del 
todo  rebuscarán  eomo  4  vid  el  resto  de 
Israel :  toma  tu  mano  como  vendimi- 
ador 4  los  eestoa. 

10  ¿A  quién  tengo  de  hablar  y  amo- 
nestar, pera  que  oigan  ?  H4  aquí  que 
sua  ocqas  «on  ineireujseisasrf,  y  no  pue- 
den eseachar:  hé  aquí  que  la  palabra 
de  Jehová  les  es  cosa  vergonzosa ;  no  la 


11  por  tanto  estov  Ueno  de  safia  de 
Jehová;  tralxOado  he  por  contenerme: 
dsRansBcéia  aobn  los  náilos  en  la  caUe, 


y  aobM  M  nnidoB  de  los  j4 

mente* :  poniiie  el  oaaxido  tataUeaieiá 

preso  con  la  mt^er,  el  viejo  con  «1  Ueno 


is  Y  sus 

otros,  sus  heredades  y  tamUen  sus 
mujena/r  poique  extenderé  mi  mano 
sobre  los  motudoMs  de  la  tiena,  diee 
Jdiová. 

13  Porque  desde  el  mas  chico  de  «Om 
hasta  el  mas  grande  de  ellos,  esda  «ao 
signe  la  avaricia ;  y  desde  el  profeta  Ins- 
ta el  sacerdote  todos  son  engaasdoreí*. 

14  Y  curan  el  quehiantamlento  de  la 
14}a  de  mi  pueblo  oon  Uviandad,  dici- 
endo :  Paa,  paz ;  y  no  áay  paz*. 

15  ¿  Hanse  avenonzado  de  balMf  he- 
cho abominación  ?  No  por  derto,  no  le 
han  avergonzado,  ni  aun  saben  teoer 
vetgttenca.  Por  tanto  caerán  entre  los 
oue  caerán ;  caerán  cuando  los  vttttaré, 
oice  Jdiová. 

18  Asi  dj^o  Jehov4:  Paraos  á  los  es- 
minos,  y  mirad,  y  nveguntad  por  las 
sendas  antiguas,  euu  sea  el  buen  ca- 
mino; y  andad  por  él,  ^  hallaiéb  des- 
canso para  vuestra  alma'.  Masdlgema: 
No  andaremos. 

17  Desperté  también  sobre  vosotros  ata> 
layas  fu»  O^utn :  Esonchad  á  la  vos  de 
U  tnompela.  Y  dieron  ellos :  No  eien. 
charémos. 

18  Pwr  tanto  oíd,  gentes,  y  conoee.oh 
ooi\)unto  de  ellas. 

19  Oye,  tierra:  Hé  aquí  yo  traigo  msl 
sobre  este  jiueblo,  el  Auto  de  sus  penis. 
mientosA;  porque  no  escucharon  á  mis 
palabras,  y  aborrecieron  mi  ley. 

80  i<  A  qué  viene  para  mí  este  iacicnio 
de  Scba,  y  la  Imeika  oafia  olorosa  de  ti' 
erra  lc>}ana  ?  Vuestros  hdooanttos  ai 
«on  á  mi  voluntad,  ni  vuestros  saerificiai 
me  dan  gusto  i. 

81  Por  tanto  Jehová  dice  esto:  Hé 
aquí  yo  pongo  4  este  pueblo  tropleíos*, 
y  caerán  en  ellos  los  padres  y  un  hijos 
juntamente ;  el  vecino  y  su  cercano  ^ 
icecrán 

89  Así  ha  dicho  Jehová :  Hé  aquí  que 
viene  pueblo  de  tiena  del  Aquilón  «,  ^ 
gente  grande  se  levantará  de  los  caalO' 
nes  de  m  tiem. 

83  Aroo  y  escudo  arrebatarán;  eradei 
son  que  no  taidrán  misericordia 
la  voz  de  ellos  como  la  maro  •  y  moal»> 
rán  á  caballo  como  faombies  aspoeitaf 
para  la  gnenra  contra  ti,  oh  h^a  de 
Bion. 

84  Su  fuña  oiuea,  y  nnesttas  msoot 
se  deseoyuntaron :  apoderóse  de  aos. 
otros  angustia,  doler  como  de  ws^ 
que  pare^. 

80  No  salgH  al  eampo,  ni  andes  por 
camino ;  porque  espada  de  caemigo  y 
temor  hay  por  todas  partN. 

88  Hija  de  mi  pu^lo,  oiflflte  de  saeof, 
y  revueicate  en  cañiza:  hazte  luto  «m» 
por  hijo  dnico,  llanto  de  amaqami 
porque  presto  vendrá  sobre  nosotros  el 
destraidor. 

87  Por  fbrtalezar  te  he  poeite  ca  ni 
pueblo,  por  torre:  oenacems  pues  7  es- 
aminañás  el  camine  de  flUos. 

88  Todos  ellos  prínelpes  lebddei,  su- 
dan oon  engafio':  ««•  eobre  y  trnn; 
todos  ellos  son  oonuptens*. 

89  Queméee  A  ftadle,  del  fuego  lelu 
consumido  el  plomo :  por  deuá»  fin. 
dM  el  flmdidor,  pues  los  malos  no  im 
arrancadce. 

80  Fhrta  dceeohada  Iqs  llamaron,  por- 
que Jidiová  loa  deseché. 

CAPITULO  VII. 
JbiMhi  liU»  el  vr^mm  «w  flam  «i  fi** 


Oi^S.1. 


/Oifllá 
DáitJ 


'MitlV 

11. 

Uta 

bUlt 


á  Mrdarfsro  orrqÍMtfHi 


■Hiítof 


íXUlLl 


trn.Ll 


MIL 
■itf.L 


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rCip.B-1 


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^«ir.MtL 


JEBBMIAS,  Tn,  VIIL 


A.e«fer.«e6k 


éflum  i^fm  4*  M*  'MNM  eomJUuma  ««  <( 
9wi|i», «  MI  «aeHjMot  «<»  ff  «<  «>Mfm- 
tÜL.  Prediet  Düu  al  «rcfeta  la  «M(ira«<on 
del  jmmUo,  y  titifaiduM  «m  ««  or<  iwr  II» 
«f«a  f (M  b  aÍN*iMeí«  %aSmo  dafwhodo,  yla 
nrfM  ]«c  b  vmdriajMr  ni*  IdoIoIrTM. 

PALABRA  que  ftié  de  Jehorá  á  Je> 
lanlM  dieicndo ; 
i  Ponte  i  la  jmorta  de  U  casa  de  Je* 
hora,  7  predica  allí  «ata  palabra,  y  di : 
Oid  pualoa  de  Jéhovi,  todo  Juda,  loa 

2ae  entxalB  paresias  puertas  para  adorar 
Jdiová. 

8  Así  ha  Aoho  JAork  de  los  ejércitos, 
Dios  de  Israd :  Mc;Jorad  Tuestros  cami- 
nos j  vuestras  obras*,  y  os  haré  morar 
en  este  lugar. 

4  No  os  üels  en  palabras  de  mentica 
dicisndo:  Templo  de  JehoTi,  Templo 
de  Jehová,  Templo  de  Jehorá  e»  esto^. 

A  Mas  ú  meioiárcis  cumplidamente 
▼oestros  caminos  y  vuestras  obras;  si 
oon  exactitud  hidems  derecho  entre  el 
hombre  y  su  prójimo, 

0  Ni  opiindereis  al  peregrino,  al  hu- 
érfano, y  &  la  viuda,  ni  en  este  lugar 
denaiurds  la  sangre  inocente,  ni  an- 
duvierais en  pos  de  dioses  ágenos  para 
mal  vuestroc; 

7  Os  hará  morar  en  este  lugar,  en  la 
tietia  Que  di  4  vuestros  padres  piara  si- 
empre*. 

8  aé  aquí  vosotros  os  confiáis  en  pala- 
bras de  mentim,  que  no  aprovechan. 

O  Hurtando,  matando,  y  adulterando, 
y  Jursiléío  falso,  é  incensando  4  Baal,  y 
anidando  tras  dioses  extraños  que  no  co- 
nocisteis, 

10  i  Vendréis  y  os  pondrás  delante  de 
mí  en  esta  caa&,  sobre  la  cual  es  invo- 
cado mi  nombre «,  y  diréis:  Librados 
somos:  para  hacer  ItMigo  todas  estas  abo- 
mlnaeiones? 

11  ¿  Es  cueva  de  ladrones  delante  de 
vuestros  qjos  esta  casa,  sobre  la  cual  es 
invocado  mi  nombre/?  Hó  aquí  que 
también  yo  veo,  dice  Jehová. 

IS  Andíad  empero  ahora  4  mi  lugar 
que  filé  en  6ilo«,  donde  hice  que  mo- 
rase mi  nombre  al  principio,  y  wd  lo 
fue  le  hice  por  la  maldad  de  mi  pueblo 
srsél*. 

13  Ahora  pues,  por  cuanto  habéis  vos- 
otroé  hecho  todas  estas  obras,  dice  Je- 
hová, y  bien  que  os  hablé  madrugando  • 
para  hablar,  no  eisteis,  y  os  llamé,  y  no 
respondisteis  A; 

14  Haré  también  4  esta  casa,  sobre  la 
eoal  es  invocado  mi  nombre,  en  la  que 
vosotros  oonñais,  y  4  este  lu^gar  que  di 
4  vosotros  y  4  vuestros  padres,  como  hice 
áSUo. 

lA  Que  os  echaré  de  mi  presencial  co- 
mo eché  4  todos  vuestros  hermanos,  4 
toda  la  generación  de  Ephraim. 

10  Tú  pues  no  ores  por  este  pueblo,  ni 
levantes  por  ellos  clamor  y  eraeion,  ni 
me  racnes ;  porque  no  te  oiré  m. 

17  ¿  No  ves  lo  que  estos  hacen  en  las 
ciudades  de  Jnda,  y  en  las  calles  de 
Jsraaalem? 

18  Los  h^os  cogen  la  leí»,  y  los  padres 
encienden  el  fuego,  y  las  mujeres  ama- 
aan  la  masa  pasa  haióer  tortas  4  la  reina 
dd  cielo  «,  y  para  hacer  ofteodas  4  dio- 

,  por  provocarme  4  ira. 


1^  Provocárteme  ellos  4  ira,  dice  Je- 
hevi^  y  no  mas  bien  obrau  ellos  mismos 
púa  confusión  de  su  rostros  ? 

80  Por  tanto  aaí  ha  dicho  el  SeOor  Je- 
0;Oyk:  Hé  aquí  que  mi  foror  y  mi  ira  se 
gp»»ma  aobre  este  lugar ;  sobre  los  hom- 
Mwa,  sobre  los  animales,  y  sobre  los  ár- 
">!••  drt  eampo,  y  sobre  loa  frutos  de  la 
"*>ni:  y  enoendacéae,  y  noseapagar4. 


81  Así  ha  dioho  Jelievá  de  les  ^^r- 
dftos,  Dtos  de  Ismel :  A«a^d  vuestros 
holocaustos  sobre  vuestros  sacrifloioa*, 
y  comed  carne. 

88  Porque  no  hablé  yo  oon  vuestros 
padres,  ni  les  mandé  el  dia  que  los  sa- 

Íoé  de  la  tierra  de  Egipto,  acerca  de 
olooaustos  y  de  vktimasj». 

83  Mas  este  les  mandé  diciendo :  Bs- 
cuohad  mi  vozf,  y  seré  4  vosotros  por 
Dios,  y  vosotros  me  aeréis  por  pueblo*' : 
y  andad  en  todo  camino  que  «s  man- 
d4re,  para  que  os  vaya  bien. 

84  Y  no  oyeron  »  ni  inollnareB  su  eido  { 
antes  caminaron  en  «u»  conatos,  en  la 
dureza  de  su  corazón  malvado,  y  fueron 
h4eia  atrás  *,  y  no  h4cia  adelante, 

85  Desde  el  dia  que  vuestros  paAws 
salieron  de  la  tierra  de  Egipto  hasta 
hoy.  Y  os  envié  4  iodos  los  profetas 
mis  siervos,  cada  día  madrugando  y  en- : 
viandole««: 

80  Mas  no  me  oyeron,  ni  inclinaron 
su  oido  i  4ntes  endurecieron  su  cerviz  «, 
é  hicieron  peor  que  sus  padres^. 

87  Td  pues  les  dirás  todas  estas  pala- 
bras ;  mas  no  te  oirán :  los  llamarás,  y 
no  te  responderán. 

88  Les  dirás  por  tanto:  Esta  «•  la 
gente  que  no  escuchó  la  voa  de  Jehová 
su  Dios,  ni  tomó  corrección  atgvna*: 
perdióse  la  té,  y  de  la  boca  de  ellos  fiíé 
cortada. 

88  Trasquila  tu  cabello*,  y  arn^alo, 
y  levanta  llanto  sobre  las  alturas ;  por- 
que Jehov4  ha  aborrecido  y  d^ado  la 
nación  de  su  ira. 

80  Porque  los  hijos  de  Jnd4  han  hedió 
lo  malo  ante  mis  ojos,  dice  Jehová :  pu- 
sieron sus  abominaciones  en  la  casa  so- 
bre la  cual  mi  nombren  fiíé  invocado, 
amancillándola; 

81  Y  han  edificado  los  altos  de  To- 
ihet«,  que  e«  en  el  valle  del  h^o  de 
'innon,  para  quemar  al  fuq^  sus  hUos 

y  sus  hijas  d,  cosa  que  yo  no  les  mandé, 
ni  subió  en  mi  corazón. 

88  Por  tanto,  hé  aquí  vendrán  dias,  ha 
dicho  Jehov4,  que  no  se  dlca  mas  To- 
phet,  ni  valle  del  h^o  de  mnnon,  sino 
valle  de  la  matanza  * :  y  serán  enterra- 
dos en  Tophet,  por  no  habtr  lugar. 

83  Y  serui  los  cuerpos  muertos  de  este 
pueblo  para  comida  de  las  aves  del  cielo, 
y  de  las  bestias  de  la  tierra ;  y  no  habrá 
quien  la»  espante/. 

84  Y  haré  cesar  de  las  ciudades  de 
Judá,  y  de  las  calles  de  Jerusalem,  voz 
de  gozo  y  voz  de  alegríay,  voz  de  es- 
poso y  Toz  de  esposa ;  poique  la  tierra 
será  en  desolación  *. 

CAPITULO  VIII. 
Frctime  sn  la  émuaeiaeion  d»  la»  taitíaog 
tb  Lio»,  y  en  la  mMOMrMioM  4»  lo»  pieam» 
Mffutblo. 

N  aquel  tiempo,  dice  Jehová,  sací^ 
rán  los  huesos  de  los  reyes  de  Judá, 
y  los  huesos  de  sus  príncipes,  y  los  hue- 
sos de  los  sacerdotes,  y  los  huesos  de  loe 
Srofetas,  y  los  huesos  de  los  nunudores 
e  Jerusalem,  ftiera  de  sus  sepulcros ; 
8  Y  los  esparcirán  al  sol,  y  á  la  luna, 
y  á  todo  el  ejéroito  del  cielo*,  á  quien 
amaron,  y  á  quienes  sirvieron,  y  en  pos 
de  quienes  anduvieron,  y  4  qtiiencs  pre- 
guntaron, y  4  quienes  se  enoorranm: 
no  serán  reoogidos,  ni  enterrados ;  serán 
por  muladar  sobre  la  haz  de  la  ttátra. 

8  T  eseograáse  la  muerte  áates  que  las 
vidas  b  por  todo  el  resto  que  quedare  <le 
esta  mala  generación,  en  todos  los  lu- 
gares á  donde  los  airájaré  yo  á  loa  que 
quedaren,  dice  Jdiová  de  tos  eiéreitos. 
4  5  Les  dirás  astanlamo:  Asrha  dioho 

fia 


H 


E 


•Aaes&SI, 

e«a 


'18a.  U. 

88. 

8kLfi0.7,8. 

Oe.&6. 
«Kb  18.88. 

DsB.e.8. 
•'Bx.lS.S. 

Lev.  as.  18. 
*  Bal.  81.  U. 

tOa^U.73. 


"SGr.88.15. 

*Néh.8.17. 
SB. 

'Osp.U.ia. 


'01^88.88. 


*  Job  1.80. 
Mié.  1. 16. 


»8  Bey.  fi. 

4,7. 

Es.  8.  6, 8. 

«SBey.aS. 
10. 

liSaLlOO. 


•  Cap.  18. 8, 
IL 
Bi.6.  8, 

etc. 

/Dra.98.86. 

8aL7».a. 

«Iaai.7.8. 
Can.  16. 8. 
0S.2.U. 


•8Rey.a8J. 


»Ap.8.C 


A.C.«ir.MOL 


JEBWMTAS,  IX. 


^Cdr.(N. 


«Jn»ii9.il. 
Bo.8.17. 


<<  Den.  28. 90. 
8opli.l.l8. 


11.56.11. 

/  Cap. «.  14. 
SZ.1&10. 


'I>0n.8a.8& 


AC»p.l«.19. 
*'  Cap.  4. 1& 


tBri.Se.4A 


'Oni.as.aL 


"Oap.46Jl. 


JdwTA:  ¿  El  que  caá»  no  ae  leran- 
ta  ?  El  que  ae  davia,  no  toma  á  «• 
mhiot 

5  ¿  Por  qué  et  este  pueblo  de  Jera- 
•alem  lebnide  con  rebeldía  perpetna  ? 
Abrazaron  el  engafto»  no  han  querido 
volverse. 

6  Escaché  j  oí,  no  hablan  derecho: 
no  hay  hombre  que  se  arrepiente  de  su 
mal,  diciendo :  ¿  Qué  he  hecho  ?  Cada 
cual  ae  volvió  4  su  carrera,  como  ca- 
ballo que  arremete  con  Ímpetu  á  la  ba- 
talla. 

7  Aun  la  dgttefia  en  el  cielo  conoció 
su  tiempo;  y  la  tórtola,  y  la  grulla,  y 
la  golondrina,  guardan  el  tiempo  de  su 
vemda;  mas  mi  pueblo  no  conoció  el 
juicio  de  Jehová. 

8  ¿  Cómo  decís.  Nosotros  «onuw  sa- 
bios e,  y  la  ley  de  Jehová  ttnemot  con 
nosotros  ?  Ciertamente,  hé  aquí  que  en 
▼ano  se  cortó  la  pluma,  por  oemás  fue- 
ron los  escribas. 

9  Los  sabios  se  avergonzaron,  espan- 
táronse, y  ftieron  presos :  hé  aquí  que 
aborrecieron  la  palabra  de  Jehová ;  ¿  y 
qué  sabiduría  tienen  ? 

10  Por  tanto  daré  á  otros  sus  mv^eres, 
y  sus  heredades  á  quien  las  posea*': 
porque  desde  el  chico  hasta  el  grande 
oada  uno  sigua  la  avaricia ;  desde  el 
profieta  hasta  el  sacerdote  todos  haoen 
engafio*. 

11  Y  curaron  el  quebrantamiento  de  la 
hija  de  mi  pueblo  con  liviandad,  did- 
endo,  Paz,  Paz :  y  no  hay  paz/. 

15  ¿  Hanse  aveigonzado  de  haber  he- 
cho abominación  ?  Por  cierto  no  se  han 
corrido  de  vergüenza,  ni  supieron  aver- 
gonzarse :  oaenn  por  tanto  entre  los  que 
cayeren  y,  cuando  los  visitaré.  Caerluí, 
dice  Jehová. 

18  Cortarélos  de  por  junto,  dice  Je- 
hová: no  hay  uvas  en  la  vid,  ni  higos 
en  la  higuera,  y  eaeráse  la  hoja;  y  lo 
que  les  he  dado  pasará  de  ellos. 

14  ¿  Sobre  qué  nos  aseguramos  ?  Jun- 
taos, y  entrémonos  en  Ub  dudades  fuer- 
tes, y  allí  reposarlos :  porque  Jehová 
nuestro  Dios  nos  ha  hecho  callar,  y  dá- 
donos  á  beber  bebida  de  hiél,  poique 
pecamos  contra  Jehová. 

16  Esperamos  paz,  y  no  hay  bien ;  día 
de  cura,  y  hé  aquí  turbadon  ». 

16  Desde  Dan  se  oyó  el  bufido  de  sus 
caballos':  ^^  sonido  de  los  relinchos 
de  sus  fuertes  tembló  toda  la  Uerra: 
y  vinieron,  y  devoraron  la  tienra  y  su 
abundancia,  ciudad  y  moradores  de  ella. 

17  Porque  hé  aquí  que  yo  envió  sobre 
vosotros  serpientes  báriliscos,  contra  los 
cuales  no  hay  encantamento*,  y  os  mor- 
derán, dice  Jehová. 

18  A  causa  de  mi  fuerte  dolor  mi  co- 
razón desfallece  en  mí. 

19  Hé  aquí  voz  dd  clamor  de  la  h^a 
de  mi  pueblo,  que  viene  de  tierra  lejana. 
¿  No  ettá  Jehová  «n  Slon  ?  ¿  No  uta 
en  ella  su  rey  ?  <>  Por  qué  me  hidcron 
airar  con  sus  iaíigeae»  ae  talla,  con  va- 
nidades de  diot  ageaot  ? 

90  Pasóse  la  siiga,  acabóse  el  verano, 
y  nosotros  no  hemos  sido  salvos. 

81  Quebrantado  estoy  por  d  quebran- 
tamiento de  la  iAi»  de  mi  pueblo ;  en- 
tenebrecido est^y,  espanto  me  ha  arre- 
batado. 

88  {No  hay  bálsamo  en  Oalaad»? 
¿  no  hay  allí  médico  ?  ¿  Por  qué  pues 
no  hubo  medidna  para  la  h^a  de  mi 
pueblo? 

CAPITULO  IX. 
Prott^uUmáo  d  pr^rfo,  lammla  la  mina  ie 

tapiiMoymupeea^M,qtt$/tun»laeaiua 

dt  dlat  jfftntttmáala  d$  miMW,  «oAorta  at 


pmMoila mioma Umemlaelat.  M^Kmy 
m  ftt  eomoamiuUo  te  ifuríe  A  pa  hMtn 
degioriarae. 

¡  f\H  si  mi  cabeza  ae  tomase  aguas,  j 
V-f  mis  qjos  fuentes  de  aguas*,  para 
que  llore  día  y  noche  los  muertos  cw  la 
nija  de  mi  pudtlo ! 

8  ¡  Oh  quién  me  diese  en  él  dcBerto 
un  mesón  de  caminantes,  pan  que  dé- 
jate mi  pueblo,  y  de  ellos  me  apaitára ! 
Porque  todos  ellos  eoa  adifiteros^i  con- 
greancíon  de  prevaricadores. 

3  £  hicieron  que  su  lengua,  su  areoe, 
tirase  mentira :  y  no  ae  fortalecieron  por 
verdad  en  la  tierra ;  porque  de  mal  en 
m»!  procedieron  4,  y  me  han  descono- 
cido, dice  Jehová. 

4  Guárdese  cada  uno  de  cu  conpa&en, 
ni  en  ningún  hermano  tenga  oonfiaaia: 
porque  todo  hermano  engalla  con  &- 
lacia,  y  todo  compañero  aiMla  con  fiüae- 
dades«. 

5  Y  cada  uno  engafia  á  su  compaBero, 
y  no  hablan  verdad :  enaeSanm  su  len* 
gua  á  hablar  mentira,  se  ocupan  de  ha- 
cer perversamente. 

6  Til  morada  ee  en  medio  de  engallo: 
de  muy  engafiadores  no  quisieron  cono- 
cerme, dice  Jehová. 

7  Por  tanto  así  ha  dicho  Jehová  de  los 
ejércitos :  Hé  aquí  que  yo  los  ftmdiró, } 
los  ensayaré ;  porque  ¿  cómo  he  de  ha- 
cer por  la  Uja  de  mi  pueblo  ? 

8  saeta  amolada  ei  la  lengua  de  ellos  ¡ 
engaSiof  habla :  con  su  boca  habla  paz 
con  su  amigo,  y  dentro  de  sí  pone  sni 
asechanzas  y. 

9  (f  No  los  tengo  de  visitar  sobre  estas 
cosas,  dice  Jdiová  ?  c  De  tal  gente  no 
se  vengará  mi  alma*  ? 

10  Sobre  los  montes  levantaré  lloro  y 
lamentadon,  y  llanto  sobre  las  mondas 
del  desierto':  porque  desoladas  fuen» 
hasta  no  quedar  quien  pase,  ni  oyeron 
tnae  bramido  de  ganado  k :  dóde  las  aves 
del  cielo  y  hasta  las  bestias  de  la  tiena 
ae  trasportaron,  y  se  ftieron '. 

11  Y  pondré  á  Jerusalem  en  montones, 
por  morada  de  culebras  t  y  pondré  las 
ciudades  de  Judá  en  asolamiento,  que 
no  quede  morador. 

18  ¿  Quien  ea  varón  sabio  que  entienda 
esto  ?  ¿  Y  á  quién  habló  la  boca  de  Je- 
hová, para  que  pueda  declarario  ?  ¿  Por 
Sne  causa  la  tierra  ha  peieddo,  y  ha 
Ido  aaolada,  como  desierto  que  no  tiay 
quien  pase? 

18  Y  dijo  Jehová ;  Porque  d^on  mi 
ley,  la  cual  di  delante  de  dios,  y  no 
obedecieron  á  mi  voz,  ni  caminaron 
conforme  á  ella; 

14  Antes  se  fueron  tras  la  imaginadoB 
de  au  corazón,  y  en  pos  de  los  Baales 
que  lea  enaeflaron  aus  padres. 

15  Por  tanto,  asi  ha  dicho  Jehová  de 
los  ejérdtos.  Dios  de  Israd :  Hé  aquí 
que  a  este  pueblo  vo  leí  daré  á  oomer 
^jei\}o6,  y  les  daré  á  bdier  aguas  de 
hid. 

18  T  los  espardré  entre  gentes  que  ao 
conocieron  ellos  ni  sus  padres :  y  enviaié 
eapada  en  pos  de  dios,  baste  que  y»  los 
acabe  «. 

17  Así  dice  Jehová  de  los  ^férdtos: 
Oonsideiad,  y  llamad  plaUdens  qoe 
vengan ;  y  enviad  por  las  saliias  qae 
vennn; 

18  Y  dense  prisa,  y  levanten  llanto  so- 
bre nosotros ;  y  córranse  nuestras  oji» 
en  lágrimas,  y  nuestros  piípados  ea 
aguas  ae  destilen. 

19  Porme  voz  de  endecha  ftaé  oidada 
Sion:  {Cómo  hemoe  sido  deMnldaí! 
En  gnúi  manera  hemos  sido  eoofnndi- 
doa.  ¿Por  qué  dolamos  tal  tiam?  ¿Por 


>Ctp.liI 
li.2ii 


jiaxi 


MLT.J 


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l)*í 


LCdr.|(iOL 


jeremías,  z,  xl 


A.Cetr.MO; 


qnéim  han  echado  de  «i  naeatn»  mo- 
nvU*? 

80  Oid  pues,  oh  miüeree,  palabra  de 
Jehová",  j  Tveitn  oido  leclDa  la  paUt- 
hn  de  tu  boca :  7  enseflad  endeonas  á 
Taotrat  hijas,  j  cada  una  á  tu  amiga 
lamentación. 

SI  Porque  la  mnerte  ha  subido  por  nu- 
estras ventanas,  ¡f  ha  entrado  en  nues- 
tros palacios,  para  talar  los  nitkis  de  las 
calles,  los  mancebos  de  las  plaxas. 

ai  Habla.  Así  ha  dicho  JefaoT&:  Los 
cuerpos  de  los  hombres  muertos  caerán 
cono  estiércol  sobre  la  has  del  campo, 

Loomo  mano.io  tras  el  segador,  que  no 
ly  quien  lo  recala. 

83  Asi  d^o  J¿OTÍ :  No  se  alabe  el 
latdo  en  su  sabiduría,  pi  en  su  valentía 
se  alabe  el  Tállente,  ni  el  rico  se  alabe 
en  sus  riquezas : 

84  Mas  alábese  en  cMo  d  que  se  hu. 
tdeve  de  alabar,  en  entenderme  y  cono- 
cermeo,  que  YO  SOT  JEHOVA,  QUE 
HAGO  MISERICORDIA,  JUICIO, 
T  JUSTICIA  EN  LA  TIERRA: 
porque  estas  ooeaa  quiero,  dice  JéhoWL 

85  5  Hé  aquí  que  Tienen  dias,  dice 
Jebová,  y  yisitaré  sobre  todo  oireund- 
dado,  y  sobra  todo  incircunciso ; 

86  A  Egipto,  j  á  Judá,  y  4  Edom,  7  i 
los  hijos  de  Ammon  y  de  Moab,  y  4 
todos  los  arrinconados  en  el  postrer  rin« 
conpf  que  moran  en  ri  desierto :  porque 
todas  las  gentes  tienen  prepucio ;  y  toda 
la  easa  die  Israel  tiene  prepucio  en  el 
oorason. 

CAPITULO  X. 
Por  oeaatem  <b  ía  iMatrfa  da  mt  pwNo  <«- 
jmgna  d  yrefeUx  la  idetatrih  «s  gtiurpl, 

nUtmtc  M  Mrdaturo  IHo»  por  mu  «Im^re- 
Uea  obroi.  FimIm  á  la  mnáUdoa  da  la 
eamUHdadddpuMo. 


O' 


ID  la  palabra  que  Jehorá  ha  ha- 
blado  sobre  Tosotxos,  oh  caaa  de 
Israel. 

8  Así  d^o  JéhoTá:  No  aprendáis  el 
camino  de  las  gentes  •,  ni  de  las  séllales 
dd  cielo  tengan  temor,  aonque  las  gen- 
tes las  teman. 

8  Porque  las  ordenanzas  de  los  pueblos 
«Mt  Tanldad :  poique  lefio  del  monte  cor» 
tanm,  pmra  atm  de  manos  de  artífice 
ooBi  azuela  i. 

4  Con  plata  y  oro  lo  engalanan ;  con 
claTos  y  martillo  lo  afirman,  para  que 
no  se  salga. 

6  Oomo  tma  palma  lo  igualan,  y  no 
hablan*:  son  llevados,  porque  no  pue- 
den andar.  No  tengáis  temor  de  ellos ; 
porque  ni  pueden  hacer  mal,  ni  para 
nacer  Uen  tienen  poderit. 

0  No  htm  semiiloote  4  tí,  oh  Jdiová ; 
gnmde  tn,  y  grainde  tu  nombre  en  fbr> 
taleza. 

7  ¿Quién  no  te  temerá,  oh  Rey  de 
las  gentes»?  porque  4  tí  compete  eUo : 
porque  entre  todos  los  saUos  de  las  gen- 
te*, y  en  todos  sus  reinos,  no  kem  seme- 
Janteití. 

8  Y  todos  se  infatuarán  y  entontece- 
i4a :  ensefianza  de  Tanldades  «*  el  mis- 
mo lefio/. 

A  Tnurán  plata  extendida  de  Thanls, 
y  oro  de  Uphaz:  obraii  él  artífice,  y 
las  manos  del  fundidor :  Tvstixánlos  de 
ttirúeoo  7  de  pifapnra :  obra  de  peritos 
es  todo.  '        *^    *^  *^ 

10  Mas  JchoT4  Dios  es  la  Verdad ;  él 
er  Dios  títo  y  Rey  eterno :  á  su  in  tl- 
"qfci*  la  tiena,  y  las  gentes  no  pueden 
sQRir  su  safla. 

1>  !<«*  diréis  así :  Los  dioses  que  no 
m^enm  los  cielos  ni  la  tierra,  perecerán 
d«  la  tierra  y  de  debajo  de  estos  olelos. 


18  El  que  hiao  la  tlem  con  su  po> 
tenda,  él  que  puso  en  orden  el  mundo 
con  su  sabier,  y  extendió  los  cielos  con 
su  prudenoiaf, 

18  A  su  Toz  se  da  muchedumbre  de 
aguas  en  ti  oielo,  y  hace  suMr  las  nubes 
de  lo  postrero  de  la  tierra ;  hace  los  re- 
lámpagos con  la  UuTia,  y  saca  d  viento 
de  sus  depósitos  A. 

14  Todo  hombre  se  embrutece  en  a- 
qnesta  deneia :  aTergtténeese  de  su  Ta- 
oiadizo  todo  fundidor ;  porque  mentira 
es  su  obra  de  fymdicion,  y  no  Aey  es- 
píritu en  ellos. 

15  Vanidad  son,  obra  digna  de  escar- 
nios: en  el  tiempo  de  su  Tisitadon  pe- 
recerán. 

16  No  es  oomo  dios  la  suerte  de  Ja- 
cob; porque  él  e«  el  hacedor  de  todo,  é 
Israel  c*  la  vara  de  su  herencia ' :  Je- 
horá de  los  qjércitos  ««  su  nombre. 

17  5  Recoge  de  las  tierras  tus  merca- 
derías, la  que  moras  en  lugar  fuerte ; 

18  Porque  así  ha  dicho  Jebová:  Hé 
aquí  que  esta  Tez  arrojaré  como  con 
honda «  los  moradores  de  la  tierra,  y  he 
de  afligirles,  para  que  ati  lo  hallen*. 

19  j  Ay  de  mi  por  mi  quebrantamiento ! 
mi  llaga  u  muy  dolorosa.  To  empero 
d^e :  Ciertamente  enfermedad  mía  m 
esta,  y  debo  suflrirla  «. 

80  Mi  tienda  es  destruida,  y  todas  mis 
cuerdas  están  rotas:  mis  h^os  fueron 
sacados  de  mí,  y  perecieron :  no  hay  ya 
mas  quien  extienda  mi  tienda,  ni  quien 
levante  mis  cortinas. 

81  Porque  los  pastores  se  infiítuaron,  y 
no  buscaron  4  Jehová* :  por  tanto  no 
prosperaron,  y  todo  su  ganado  se  es- 
parció. 

88  Hé  aquí  que  voz  de  fkma  viene,  y 
alboroto  grande  de  la  tierra  del  Aqui- 
lón*, para  tomar  en  soledad  todas  las 
dudades  de  Jud4,  en  morada  de  eule- 
brasp. 

88  Conozco,  oh  Jehová,  que  el  hom- 
bre no  es  sefior  de  su  camino,  ni  del 
hombre  que  camina  es  ordenar  sus  pa- 
sos 9. 

84  Castígame,  oh  Jehová;  mas  con 
juicio':  no  con  tu  furor,  porque  no 
me  aniquiles  *. 

85  Derrama  tu  enojo  sobre  las  gentes 
que  no  te  conocen,  y  sobre  las  naciones 
que  no  invocan  tu  Nombre  <:  porque 
se  comieron  4  Jacob,  y  lo  deroraron,  y 
le  han  consumido,  y  asolado  su  mo- 
rada. 

CAPITULO  XI. 
Por  weiniiMio  d*  Dioa  reguarda  d  prqfda  al 
foMú  ü  patio  ftadko  tom  d  Srilor,  y  te  t^/l- 
éUUdad  <M  *tM  padrm  mu  lo  qutbramtaron  i 
y  U»  reqoiar»  mu  lo  ofaervtn,  intimandole$ 
mu  de  lo  eontriMio  irmoeablommU  ven- 
arían eobre  eUoe  loeinMoe  de  Dioepor  toe 
idolatrOu.  Deeembre  Dioe  al  profeta  la» 
eonepiracUme»  de  loe  enaoepara  matarle,  y 
loieeOot. 


fGapLa.M, 
19. 


iBaLlS6.7. 


u  Oñimeiado  d  eaeligo  1 

PALABRA  que  fíié  de  Jehov4  4 
Jemnías  diciendo : 

9  Oid  las  palabras  de  este  pacto,  y 
hablad  4  todo  varón  de  Jud4,  7  4  todo 
morador  de  Jerusalem. 

S  Y  les  dirás  tü :  Así  dijo  Jehov4lHos 
de  Israel :  Maldito  el  varón  que  no  obe- 
dedere  las  palabras  de  este  pacto», 

4  El  cual  mandé  4  vuestros  padres  d 
dia  que  los  saqué  de  la  tierra  de  Egipto, 
dd  homo  de  oienrob,  didendoles:  Oid 
mi  voz,  y  ejecutad  aquellas  confi>rme  4 
todo  lo  que  os  mando ;  y  me  seréis  por 
pueblo,  y  yo  seré  4  vosotros  por  Dios* : 

fi  Para  que  confirme'  el  Juramento  que 
hice  4  vuestros  padres  *,  que  les  daría  la 
tierra  que  corre  leohe  y  miel,  oomo  m 


*  Dea.  82. 9. 


*18a.2S. 
99. 

<  xs. «.  la 


"Mi  7. 9. 


»C»p.S.8. 
Ss.84.8, 
10. 
Zae.lOi8. 


•  Csp.  1. 14, 
14. 
'Osp.9.11. 


<Flo.90.9l. 

1*0^  80. 11. 
« Is.  87.  lai 


t8d.79.6|7. 


•Den.87.9B. 
Oa.S.10. 

tosa.  4.901 
iaiy.8.a. 

•  Obp.  7.  98. 

il  Dea.  7. 11, 
U. 

•Sd.lOS.8, 
11. 


4«a«lr.Mli 


JEEEULáB^  TTT. 


á.(l(k.lA 


/So.  3.18. 


'  Csp.  7. 13. 


*  El.  10.37. 
80. 


•  Fm.  1. 38. 
Hie.8.4. 
SM.7.1S. 

«Ora.  83. 87. 
88. 


i  <  Cn.  7. 18. 
71^11. 


*0»p.3.Sl. 


«Op.18.18. 


•C»&  17.10. 
T90.1S. 
i  Cr.  98. 9. 
^7.9. 
Ap.l28> 

Plk  8^101 
Aiao»8.U. 


dia.  TrMpondíyjdile:  AfloMft,  ob 
JdiovA. 

6  T  Jehovi  me  d^o :  Pregona  todat 
etUt  palabras  en  las  ciudades  de  Jndá, 
7  en  las  caites  de  Jemsalem,  diciendo : 
Oid  las  ptOabras  de  este  pacto,  y  p<Mied- 
las  por  obra/. 

7  roraiie  con  efloaeia  protesté  &  mea* 
tros  padres  el  dia  que  Ibs  hice  subir  de 
la  tierra  de  Egipto  hasta  el  día  de  hoy, 
madrugando',  y  protestando,  diciendo: 
(Xdmi  Toa. 

8  Mas  no  oyeron,  ni  inclinaron  su  oido ; 
antes  ae  fueron  cada  uno  tras  la  imagi- 
naidon  de  su  ooraxon  malvado :  por  tanto 
traerá  sobre  elka  todas  las  paubraade 
este  pacto,  el  cual  mandé  que  cumpU- 
eaen,  y  no  lo  oumpUeron. 

9  T  dejóme  Jehov&:  Ooi^unoiea  se  ha 
hallado  en  los  varones  de  Jnd&,  y  en 
los  moradores  de  Jeruaalem« 

10  Hanse  vuelto  á  las  maldades  de  sos 
primeros  A  padres,  los  cuales  no  qulsi- 
oron  esouonar  mis  palabras;  antes  se 
fueron  tras  dioses  ágenos  para  servirles  t 
la  casa  de  Israel  y  la  oasa  de  JudA  in- 
validaron ni  pacto,  el  cual  habia  yo 
concertado  con  sus  padres. 

11  Por  tanto  así  ha  dicho  Jdiová:  Hé 
aquí  yo  traigo  sobre  ellos  mal,  del  que 
no  podrán  salir ;  y  olamarán  á  mi,  y  no 
los  oiré  •'. 

18  E  irán  las  etudadea  de  Judá  y  los 
moradores  de  Jerusalem,  y  clamaran  & 
los  dioses  á  quienes  quenaan  ellos  inci- 
ensos*, los  cuales  no  los  podrán  salvar 
en  el  tiempo  de  su  mal. 

13  Porque  al  ndmero  de  tua  dudadas 
fnaroa  tos  dioses,  oh  Jud&;  v  al  nú- 
mero de  tus  calles,  oh  Jerusalem,  pu- 
sisteis los  altares  de  ignominia,  altares 
para  ofrecer  sahumerios  ¿  Baal. 

14  Tú  pues  no  ores  por  esto  pueblo, 
ni  levantes  por  ellos  clamor  ni  oraci- 
ón ' ;  porque  yo  no  oiré  el  dia  que  en  su 
aflicción  &  mi  clamaren. 

18  ¿  Qué  tiene  mi  amado  en  mi  casa 
habiendo  hecho  abominaciones  muchas  ? 
Y  las  carnes  santas  pasarán  de  sobre  ti, 
potque  en  tu  maldad  te  gloriaste. 

16  Oliva  verde^  hermosa  en  ñuto  y  en 
parecer  llamó  Jehová  tu  nombre:  á  la 
voz  de  gran  palabra  hizo  encender  fti^go 
sobre  ella,  y  quebraron  sus  ramas. 

17  Pues  Jehová  de  los  ^éroitos,  que 
te  plantó  M,  ha  pronunciado  mal  contra 
tí,  á  causa  de  la  maldad  de  la  casa  de 
Israel  y  de  la  casa  de  Judá  que  hicieron 
á  sí  mumo»p  provocándome  á  ira  con 
incensar  á  Baal. 

18  5  T  Jehová  me  h  hizo  saber,  y 
coúoaloi  ehtótaoes  me  hiciste  ver  sus 
obras. 

18  Y  yo  como  cordero  ó  buey  oue  lle- 
van á  degollar;  pues  no  entendía  que 
maquinaban  contva  mi  designios  didm- 
dom  Destruyamos  el  árbol  con  su  fruto, 
y  cortémoslo  de  la  tierra  de  los  vivi- 
entes, y  no  haya  mas  memoria  de  sm 
nombre. 

80  Mas,  oh  Jehová  de  los  ejéroitos, 
que  Juzgas  Justicia,  que  sondas  los  rl&o« 
nes  y  el  corazón»,  vea  yo  tu  venganza 
de  ellos :  porque  á  ti  he  deseuMerto  mi 


81  Fw  tanto  asi  ha  dicho  Jehová  de 
los  vanmes  de  Ajnathoth,  que  buscan  tu 
alma  diciendo:  No  profetices  en  nom- 
bre de  Jehová',  y  no  morirás  á  nuestras 
manos: 

88  Así  pues  ha  dicho  Jehová  de  loa 
^ércitoa :  Hé  aquí  que  yo  los  visito ;  los 
manoebea  morirán  á  cuchillo ;  sus  hiUos 
y  sus  h^as  morirán  de  liambre. 

88  T  no  quadazá  resto  de  ellos  ¡  por- 


me  yo  8ncBé  mal  scSm  ks  «amiii  de 
Anafhoth,  alio  de  su  visitación. 

CAPITULO  XII. 
XI  pftfda,  vMa  «w  afiUeUmr  m  taifaá»  «os 
laproneridad  d»  lo*  inpío$,  ÍWm  U  m<w 
tí«uu  denf»íó  de  tot  mt»*.  4  Im  cmIm 
cUm  habtr  átfado  en  «mmo  de  mu  (WW'fM. 
QftVate  Jeremíiu  de  qtte  *«  pneUe  a  da- 
mddo  per  euepaitaree,  y  «MHM^a  4W  mrUt 
reetabbeido,  y  la  ritma  de  «fro>  ptdieii 
loe  euaUe  ii  «Mánirienm  eeetformí  et  mt- 
dadero  ptuUo  de  JMoe,  eerin  jmpniaii 

JUSTO  ent  td,  oh  Jebová,  annqoe 
yo  contigo  dispute:  haiilaié  empen 
juicios  cono^^  o.  ¿  Tot  qué  es  pni^ 
rado  el  camino  de  los  impiosb,  y  tienen 
bien  todos  lee  que  se  portan  desleil-| 
mente? 

8  Plantástelos,  y  echaron  raices ;  pm* 
grasaron,  é  hioiermí  fruto :  oercsno  «• 
táe  tú  ea  am  bocas,  mas  lé^  de  m 
rifiones*. 

8  Tü  empero,  oh  Jehová,  me  oaoooss ; 
vísteme,  y  probaste  mi  corazón  pon 
ccDt^*':  añráacalos  oomo  áov^^as  pa- 
ra el  degolladero,  y  sefláialoa  para  el 
día  de  la  matanza. 

4  ¿  Hasta  cuando  estará  dedeita  la  d- 
énra,  y  marchita  la  yerba  de  todo  el 
campo  fot  la  maldad  de  los  que  en  ella 
moran*?  Faltaron  los  eanados,  y  Uu 
aves/;  porque  dijeron :  No  vexá  él  oa« 
ostras  postrimerías. 

6  Si  eoxxiste  con  los  de  á  pié,  y  le 
cansaron,  ¿cómo  contenderás  ooa  hw 
caballos  ?  Y  «j  en  la  tierra  de  paz  m 
estabas  quieto,  ¿  cómo  harás  en  £i  bin- 
ohazon  Mi  Jordán  ? 

8  Porque  aun  tus  hermanos  y  la  cafs 
de  tu  padre,  aun  ellos  se  levantizon 
contra  u';  aun  ellos  dieton  voces  en 
pos  de  tí.  No  les  creas  cuando  bien  te 
hablaren*. 

7  He  dejado  mi  easa,  desamparé  mi 
heredad,  entregado  he  lo  que  amaba  noi 
alma  en  mano  de  sus  enemigos. 

8  Fué  para  mí  mi  heredad  oomo  león 
en  breña ;  contra  mí  dio  su  voz:  poe 
tanto  la  aborrecí. 

9  i  Bsme  mi  heredad  ave  de  maohos 
colores  ?  ¿  no  esfdit  centra  ella  aves  en 
derredor  ?  Venid,  reunios,  voeetrai  to- 
das las  bestias  dcd  campo,  venid  á  de- 
vorarla i, 

10  Muchos  pastoras  han  destruido  mi 
viña,  hollaron  mi  heredad,  toman»  en 
desierto  y  soledad  mi  heredad  predosa. 

11  Fué  vueste  en  asolamiento,  y  lloié 
contra  mí  asolada :  fué  asolada  toda  la 
tierra,  porque  no  hubo  hombre  que  mi- 
rase. 

18  Sobre  todos  los  faigares  altos  dd 
desierto  vinieron  diaipadores :  ponjae  la 
espada  de  Jehová  devorará  desde  el  ttt 
extraño  de  la  tierra  hasta  el  otro  estre- 
mo :  no  habrá  paz  para  ninguna  oane. 

18  Sembraron  trigo,  y  segnán  espinss  • 
tuvieron  la  heredad,  mas  no  aproveda* 
ron  nada :  se  avergonzarán  de  vaesHes 
fintas,  á  causa  de  la  ardiente  ira  ds 
Jehová. 

14  5  Asi  dijo  Jehová  contra  todos  mil 
males  vecinos,  que  tocan  la  heredad  qae 
hice  poseer  á  mi  pueblo  Israel :  Hé  aqm 
que  yo  los  anranoaré  de  su  tierra ;  y  ar- 
rancaré de  ea  medio  de  ellos  la  casa  de 
Judá. 

16  Y  será  qué  decpoea  que  los  hubiere 
aonrancado,  tomaré  y  tendré  miserieeidia 
de  eUos,  y  harélos  volver  cada  uno  á  sa 
heredad,  j  cada  cual  á  su  tierra. 

16  T  será  que,  d  enidadosamente  apicn- 
dieren  los  caadnos  de  mi  pueblo,  pea 
juzaf  en  mi  nombra  dieimd»  Vive  Je- 


•DkiT. 

t;ebfl.V 
«te. 

«te. 


JB^oius.  xm.  zir. 


ASI    va  dlja  JWMtri:    Va,    j 


"'"EH.TS-'nS^i 


•■*  al  nbat  i|aa  ■  (u<  dwla.  I*  w 
«  gsbfv  HbT*  di  ¿a»  tt  HHUáa  doT 
qui  ma  ba  SlnniUa  ¡m'í  tói  I 

H  poF  mía  Ja  1«  «uanUi  «o» 


plLABKA  di  JiboilllHb'  '  ~ 


^^^"""^irr 


A.G.fllr.«lt. 


JRBWMTAft,  XV. 


A.Cfir.«d. 


•Ite.9.18, 
19. 


fOt.9.9. 
f  Gap.  7.  le. 
AUl.U. 
7.18. 


•  Cap.  IB.  2, 

0tC. 


iCft&a8.aL 

737.  U. 
739.8,9. 

<La.S.14. 


<*8id.79.8. 


»  G«p.  9. 1. 
Lft.1.16. 
7  2-18. 


•X«.1.90l 
1&7.U. 


ri«.Swai 


<  C»p.  8.  U. 


*-Bid.l(ML& 
Da.  9.  8b 


•Si.SS.11. 
tlte.7.9. 
«Xa.  14. 14. 


'Gipk  48.11. 
1&  8^8,13. 


oh  Jetaorá)  y  Mlire  aututww  es  Invocado 
ta  nombie*;  no  no«  dMamparet. 

10  Aú  ha  Áeho  JehevA  A  ctte  pueblo : 
Así  amaron  movene,  ni  detaTicnm  nis 
pMs ;  por  tanto  JdiovA  no  los  tiene  en 
voluntad.  Acordariae  ahora  de  la  mal- 
dad de  elloe,  7  viaitavá  nis  pecado*/. 

11  Y  d^ome  Jehová:  No  megnet  por 
alte  poeUo  para  Uen^. 

IS  Cuando  ayunaren,  70  no  oiré  m 
olamor* ;  7  euMido  ofrecieren  holooans- 
to  7  ofrenda,  no  lo  aceptaré ;  antes  los 
eoosumiré  con  cuchillo,  7  con  hambre, 
7  con  pestilencia. 

18 T 70  dije:  Ah !  ah!  Sefior  JehovA, 
hé  aquí  que  los  profistas  les  dicen ' ;  No 
▼eréis  cuehillo,  ni  habr&  hambre  en  vos- 
otros,  abio  q;ne  «n  este  lugar  os  dará  paz 
verdadera. 

14  DÍJome  entonces  JehovA:  Falso  pro- 
ÜBtlzan  loe  nralietas  en  mi  nombre:  no 
los  envié,  ni  les  mandé,  ni  les  hablé*. 
Vision  mendroaa,  7  adivinación,  7  va- 
nidad, 7  engaito  de  su  coraron  os  pro- 
fttiíani. 

18  Por  tanto  ad  ha  dieho  JéhovA  so- 
bre los  profetas  qoe  profetizan  en  mi 
nombre,  loe  cuales  70  no  envié,  7  que 
dioen,  OuehiUo  ni  hambre  no  habrá  en 
esta  tieixa :  Oon  cuchillo  7  oon  hamtee 
serán  consumidoe  esos  prontas. 

10  Y  ri  pueblo  A  quien  profetizan, 
echado  sera  en  las  calles  de  Jerusalem 
por  hambre  v  por  esjpada,  7  no  habrá 
quien  los  entierre  ¡  ellos  7  sus  mujeres, 
7  sus  hyoB,  7  sus  hijas  •• :  7  sobre  ellos 
derramúé  su  maldaa. 

17  Decirles  has  pues  esta  palabra :  Oór- 
rarne  mis  ojos  en  lágrimas  noche  v  dia, 
7  no  cesen  n ;  porque  de  gran  quebran- 
tamiento es  quebrantada  b  vlngen  hi^a 
de  mi  pueblo,  de  plaga  mu7  recia. 

18  Si  salgo  al  campo,  hé  aquí  muertos 
A  cuchillo  i  7  si  me  entro  en  la  ciudad, 
hé  aquí  enflarmos  de  hambrea  :  porque 
también  el  profeta  como  el  saóexdote 
anduvieron  rodeando  en  la  tierra,  7  no 
oonocieron. 

19  i  Has  desechado  enteramente  A  Ju- 
dAp  ?  ¿  Ha  aborrecido  tu  alma  A  Sion  ? 
¿  Por  quá  nos  hiciste  holr  sin  que  nos 
quede  cura  ?  Esperamos  paz.  7  no  hubo 
bien ;  tiempo  de  cura,  7  he  aquí  tur- 
bación f. 

50  Reconocemos,  oh  Jehová,  nuestra 
im]Hedad,  la  iniquidad  de  nuestros  pa- 
dres :  porque  contra  tí  hemos  peosdo  •-. 

51  Por  amor  de  tu  nomine,  no  no* 
deseches,  ni  trastornes  el  trono  de  tu 
gloria.  Acuérdate,  no  invalides  tu  pacto 
con  nosotros. 

88  i  H»  entre  las  vanidades  de  las 
gentes  quien  haga  llover  ?  ¿y  dar&n  los 
cielos  lluvias  ?  ¿  No  eres  td  JAová  nu- 
estro Dios  ?  En  tí  pues  esperamos ;  pues 
tu  hiciste  todas  estas  cosas. 

CAPITULO  XV. 
JM«M  INm  rMoeor  la  «mlmeta  i»  mu  j». 
ietMtamtrattpmMo.  ÁmgmitUido  d  pn^itta 
forUmeakimmlutdfmaékitnariaumait^ 
áIHtm,deuáll»nvo-dtamimamdeUála 
JUMdai  m  tu  41M0,  f  pnmitimdalu  m 


Y  DIJOME  JéhovA:  81  Moisés*  v 
Ramuelk  se  pusieran  delante  de  mí, 
mi  voluntad  no  terá  con  este  pueblo « : 
éehalos  delante  de  mí,  7  salpu. 

S  Y  será,  que  si  te  preguntaren,  ¿  A- 
ddnde  saldiemos  ?  les  dirás :  Así  ha 
dicho  Jdiová:  El  que  A  muerte.  A  mu- 
erte ;  7  el  que  A  cuchillo,  A  cuddllo;  v 
el  que  A  hambre,  A  hambre;  7  d  que  a 
cautividad,  A  cautividad  '. 
8  Y  enviaré  sobre  ellos  cuatro  géneros 


CueUUo  pan 


tiena  paads- 
agUadss  por 


de  Molct,  diee  Jehová 
matar,  7  perras  para 
del  ddo  7  bestias  da  la 
vorar,  7  pan  disipar. 

4  Y  eotrenrélas  A 
todos  los  ranos  de  la  tiena,  A 
de  Manaasé,  hi)o  de  Ezechlai,  IC7  de 
JudA,  por  lo  que  hizo  en  Jemsaicm. 

5  Porque  ¿  quién  tendrá  compaiiea  de 
tí, oh  JeruMüem « ?  /ó  quién  ae  entris- 
tecerá por  tu  causa?  ¿ó  quien  ha  de 
venir  A  preguntar  por  tu  paz  ? 

6  Tü  me  diñaste,  dice  Jdiovi.  atiái 
te  volviste:  por  tanto  70  extenderé solae 
tí  mi  mano,  7  te  destruiré ;  eatogr  osd- 
sado  de  arrepmtirme. 

7  Y  aventélos  con  aventador  haita  las 
puertas  de  la  tierra :  desahijé,  desbaraté 
mi  pueblo,  wuu  no  se  tornan»  de  las 
caminos/. 

8  Sus  viudas  se  me  multiplicaron  mas 
que  la  arena  de  la  mar:  tr^}e  oootra 
ellos  destmidoT  A  mediodía  sobie  la  ma- 
dveyloshUos;  sobre  la  dudad  Uoeqn* 
de  repente  ca7esen  terrores. 

9  Énllaqneeite  la  que  parió  liete; 
lleniSse  de  dolor  su  atñsa;  su  sol  se  le 
puso  siendo  aun  de  diay:  fué  avenan- 
zeda  7  llena  da  eonfualen ;  7  lo  qae  de 
ella  quedAre,  entregaré!»  A  cuehillo  de- 
lante de  sus  enemigos,  dice  Jdwvá. 

10  5  ¡  Av  de  mí,  madre  mia,  qne  ne 
has  engendrado  hombre  de  oontiend»,  1 
hombre  de  discordia  á  toda  la  tíem  1 
Nunca  les  di  á  logro,  ni  lo  tomtf  de  e&ot, 
y  todos  me  maldicen. 

11  D^o  Jehová:  Si  tos  reliquias  ao 
ftMren  en  bien :  si  no  hiciere  que  tí  ene- 
migo te  salga  á  reolblr  en  d  tiempo  tn* 
iHuoeo,  7  en  el  tiempo  de  angustia  . . . 

18  ¿  Quebrará  el  hierro  al  hJcnm  deis 
parte  de  aquilón  *,  7  al  bronce  ? 

18  Tus  riquezas  7  toa  teeoros  daié  i 
saco,  sin  ningún  precio,  por  todos  tai 
pecados  7  en  todos  tus  términos. 

14  Y  te  haré  pasar  á  toa  enemigos  a 
tierra  que  no  conoces:  porque  Aiico  tt 
ha  encendido  en  mi  furor,  y  aiwii' 
sobre  vosotros. 

15  Td  lo  sabes,  oh  Jdiová;  acuérdale 
de  mí,  7  visítame,  y  véngame  de  mil 
enemigos  *.  No  me  tomes  en  la  preka- 
caeion  de  tu  enojo :  sabes  qne  por  amer 
de  tí  /  sufro  afrenta. 

10  Halláronse  tus  palabras,  7  ye  las 
comí  • ;  y  tu  palabra  me  ftaé  por  gees 
7  por  alearía  de  mi  oorazon  t  porone  ta 
nombre  se  invocó  sobre  raí,  olí  Jehofá 
Dios  de  los  «rjéreltos. 

17  No  me  senté  en  eompaflia  de  Imr- 
ladores»,  ni  me  engreí  á  causa  de  ta 
profocla :  sentéme  solo,  porque  me  lle- 
naste de  desabrimiento. 

18  i  Por  qué  ftié  narpetao  mi  dolor,  7 
mi  herida  desahuciada  no  admltié  en- 
ra  ?  ¿  Serás  para  mí  oomo  ooaa  flasoaia, 
oDmo  aguas  qne  no  son  estables*  ? 

19  Por  tanto  así  d^  Jehová:  81  te 
oonvirtieies,  70  te  rspendré,  7  delante 
de  mí  estarás^:  7  si  sacares  lo  praelos» 
de  lo  vil,  serás  como  mi  boeaf.  Con- 
viértanse ellos  á  tí,  y  td  no  te  oonvienas 
á  ellos. 

90  Y  te  daré  para  este  pueble  por  fe- 
erte  muro  de  bronce*':  y  palearán  esa- 
tra  tí,  y  no  te  vcneerán ;  parque  yo  estoy 
oontluo  paia  guardarte,  y  para  dsfea- 
derte,  dice  Jdiová. 

91  T  Ubrarte  he  de  U  mano  de  las 
malos,  y  te  redimiré  de  la  naano  de  lai 
fturta*. 

CAPITULO  XVI. 


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VM.85.4. 


9XZ.90.8. 


«■la.  «.18, 
14. 


'lt.S£8; 


(aB«7.S6.9. 
L».4.1L 
AmoaZ 
4.6. 


*  11.46. 9. 
1^9.1^ 


de  mAI  lA  p^bis  út  Jebová  ?  V«ngs 
BhonM*. 

10  Ma»  yo  no  me  entraneCl  á  rt  pa*. 
tor  cu  pot  de  tij  ni  deaeé  dfai  de  ««lamí- 
dad  j  td  lo  ubes.  Lo  que  de  nd  boea  ha 
■alido»  ftié  en  tu  pceaenoia. 

17  No  me  teas  td  por  espanto:  cipe» 
nasa  tnia  *n»  td  en  el  dia  malo*. 

18  AvergUéncenae  lo*  que  me  pcni- 
guen»  y  no>  me  avngttenoe  yo :  a«toi- 
DtenM  ellos,  y  yo  no  me  asombre :  trae 
■obre  dio*  dia  malo,  y  quebrántalo*  oon 
doblado  qnebrantamientoj». 

10  5  Así  me  ha  dicho  Jeborá:  Ve  y 

Knte  á  la  poerta  de  lo*  hijo*  del  pue- 
o,  por  la  cual  entran  y  lalen  lo*  nms 
de  Judá,  y  á  todas  las  puertea  de  Je- 
rusalem, 

20  T  dfles :  (Md  la  palabn  de  Jehová, 
reyes  de  Judá,  y  todo  Jndá,  y  todo*  lo* 
moradore*  de  Jerusalem  que  entnds  por 
estas  puerta». 

SI  Asi  ha  <ficho  Jéhová :  Ouard&os  por 
vuestras  vidas,  y  no  traigáis  caqja  en  el 
día  del  sábado,  pan  meter  p<a  las  puer- 
tas de  Jerusalem. 

83  Ni  taqnei»  easga  de  voestias  easas 
en  d  dia  dd  sábado,  ni  hagaia  obra  al- 
guna :  mas  santificad  el  dia  del  sábado, 
como  mand^  á  vuestros  padres  « . 

88  Mas  dio*  no  oyecqn»  ni  inclinaron 
su  oido;  antes  endurecieron  su  oervis 
por  no  eir»  ni  reciUr  correcoion. 

94  Seiá  empero,  si  vosotros  me  obede- 
ciereis, dice  Jebová,  no  metiendo  oaixa 
por  las  puertas  de  esta  dudad  en  el  ctta 
od  sábado,  sin»  que  santifioárds  d  dia 
dd  saltado  no  haciendo  en  éí  ningún^ 
obra'*, 

8fl  Que  entiBián  por  la  puerta  de  esta 
ciudad  en  canos  y  en  caballos  los  reyes 
y  los  pr^cipes  que  se  sientan  sobre  d 
trono  de  David ;  ellos  y  sus  príncipe*» 
los  varones  de  Judá,  y  los  moradores  de 
Jerusalem :  y  esta  oiudad  será  habitada 
para  siempre. 

86  T  vendrán  de  las  ciudades  de  Judá, 
y  de  los  drededores  de  Jerusalem,  y  de 
tierra  de  fiemaiBin,  y  de  los  campos,  y 
del  monte,  y  del  Austro,  trayendo  hol»> 
cansto  y  sacrificio,  y  ofimkla,  é  indenso, 
y  trayendo  sacrificio  de  alabanza  á  la 
casa  de  Jehová. 

87  Has  si  no  me  oyereis  para  santi- 
ficar d  dia  dd  sábado»,  y  para  no  traer 
caiga,  ni  meterla  por  las  puertas  de 
Jerusalem  en  dia  de  sábado,  yo  haré 
encender  ftxego  en  sos  puertas,  y  eon- 
snmirá  los  pdacio*  de  Jerusalem,  y  no 
se  apagará'. 

CAPITULO  XVIIL 
Par  éí  $(Mt  dd  Wro  y  al  álfoMro  mvalnt 
Dim  á  m  pr^féta,y  «ate  d pnétUo, m  outo- 
Háad  y  podar  abtoMo  Bobrt  d  numdo  para 
drakoan- djMeodor.  y  lOror  da  jial^iw  a  loa 
fii»  áftm  «atvifraw;  por  iaaio  qm  te  aoa- 
viertami  y  ana  «aten  «ar«aa  d»  tu  rutaa,tt 
oat  no  loMeiarm.  Bl  prafeta  pidt  á  Moa 
MBAiiMa  da  la  tmgrailíudy  cdMaUMoa  da 
loa  da  a«  piiaUo  eoHira  H. 

LA  palabra  que  fliá  á  Jeremías  de 
Jehová,  didendo : 
8  Levántate,  v,  vete  á  casa  dd  alfarero, 
y  dU  te  haré  ob  mis  pdabras. 

8  Y  descendí  á  casa  del  alfiírero,  y  hd 
aquí  que  él  hacia  olmi  sobre  mna  rueda. 

4  Y  el  vaso  que  él  hada  de  barro  se 

Íuefaró  en  la  mano  del  alfiurero :  y  tonu} 
hísolo  otro  vaso,  según  que  d  alfisrero 
paicdó  mejor  hacerlo. 

5  Entdnoes  fué  á  mí  palabn  de  Jdiová 
diciendo! 

6  ¿  No  podvé  yo  hacer  de  vosotros  co- 
mo este  aOirero,  oh  casa  de  IsraeU, 
dice  Jehevá?    Hé  aquí  que  como  d 


la  mano  dd  alfinro,  así  nb 
en  mi  mano,  oh  casa  de  li- 


barlo en. 

vosotxo* . , , 

ndK  ib-KL 

7  En  un  instante  liablaré  oontn  Mates 
y  oontnrdnoa, pan  arrancar, y mnps^  t/v-iii 
y  destruirá:  u^t* 

8  Empero  d  esas  gentes  se  conviitiaen 
de  su  maldad,  de  que  les  habrá  baUído» 
yo  me  arrepentiré  dd  mal  que  haUs 
pwisado  hacerles  *, 

O  Y  en  un  instante  hablaré  de  la  gente 
y  dd  reino,  pan  edificar  y  pan  pUutar : 

10  Pero  si  hiciere  lo  mido  dcuat*  de 
mi*  ojos  no  oyendo  mi  vos,  anepenti- 
«¿ne  del  bien  que.  babia  detemunsdo 
hacerle. 

11  Ahon  pues,  habla  In^go  á  tod» 
hombre  de  Judá,  yak»  mocadores  da 
Jerusdcm,  diciendo :  Así  ha  dicho  Je> 
hová:  Hé  aquí  que  yo  dispongo  mal 
oontn  vosotros,  y  traao  eontn  voaotns 
designios :  oonviJEtase  ahora  cada  aiw 
de  su  md  camino,  y  mejorad  vuestros 
caminas  y  vuestras  obras  *. 

18  Y  dijeron:  Es  por  demás,  porque 
9a  pos  de  nuestras  imaginacJonesimooi 
de  ir,  y  hemos  de  hacer  cada  uno  d 
pensúniento  de  su  mdvado  corszon. 

18  Por  tanto  así  dijo  Jdiová :  Pruna- 
tad  ahon  á  las  gentes,  qden  td  h^ 
oido/.  Gran  feauad  ha  hecho  la  vítgán 
de  IssaeL 

14  ¿  D^ará  alguno  la  nieve  dd  Lfinao 
mu  corre  de  la  piadn  dd  campo  ?  ¿de- 
Jiaián  las  aguas  fdas  y  oordentas  por  las 
extrafias  ? 

15  Porque  mi  pueblo  me  ha  dvidadoi, 
incensando  á  la  vanidad*:  y  bácenki 
tropexar  en  sus  caminos,  en  las  sendas 
antiguas*',  pan  que  caminen  por 
das,  por  camino  no  hollado ; 

16  Pan  poner  su  tierra  en  desoladoo, 
y  en  dlbois  perpetuos :  todo  aqod  que 
pasare  por  ella  se  maravillará,  y 
ara  su  cabeza. 

17  Como  viento  solano  lo*  e^ardré 
delante  del  enemigo :  mostraiéles  las  es- 
paldas, y  no  d  rostro,  en  d  dia  de  si 
perdición  A. 

18  Y  dijeron :  Venid,  y  tracemos  ma 

ÍninacJones  oonln  Jeremías  <;  poique 
I  ley  no  fidtará  dd  saocrdote,  ni  ooa- 
sefo  dd  sabio,  ni  palabn  dd  proftts. 
Venid  é  hirámodo  de  lengua,  y  no  im. 
remos  á  todas  sus  palalwas. 

18  Oh  Jehová»  mira  por  mí,  7  oye  Is 
voz  de  los  que  contienden  conmigo*. 

80  ¿  Dase  md  por  bien»,  para  me 
hayan  cavado  hoyo  á  mi  dma  t  Acuér- 
date que  me  puse  delante  de  tí  para  ha- 
blar Uen  por  dios,  para  t^axtar  de  dks 
tuin. 

81  Por  tanto,  entrega  sus  h^os  á  ham- 
bre, y  hados  derramar  por  medio  de  U 
espada :  y  queden  sus  midieres  sin  hijos 
y  viudas,  y  sus  maridos  sean  puestos  á 
muerte,  y  sus  jóvenes  heddos  a  cochilla 
en  la  guerra. 

88  oígase  clamor  de  sus  ossas,  casado 
tniex^  sobra  ellos  gército  de  rúente: 

rtrque  cavaron  hoyo  pan  prendenne,  y 
mis  pies  han  escondüdo  laxos. 
83  Mss  td,  oh  Jehová,  oonooes  todo  sa 
oonsqo  contn  mí  ftie  «a  pan  maeite: 
no  perdones  su  mddad,  ni  bonas  la 
pecado  de  delante  de  tu  roatro :  y  tro- 
piecen decante  de  tí ;  haz  «ai  oon  aUo* 
en  d  Üe^^>o  de  tu  fiíror. 

CAPITULO  XIX. 

Por  w»  iMbelo  t  M*Ta  dt  mm  «aa^^  * 
hmrro  sua  Diai  wiide  «I  pra/Wa  fea  fd- 
atra  aa  Tajila*  diloarta  da  «Wm*  *  If 

y  oaoloaMM  dt  JtrmaUm  j» 
í  ittetrregitiUdad. 


iLCLOtr. 


ISRElflAS»  ZIZ,  XX. 


A.OLdr.'WS. 


«Ctap.7.& 

Joa.lfi.8. 


13. 
•  U  <S.  11. 

iii)M.aE.i7. 

«3B«7.nk 

&M.4. 
0.106. 88. 

f  GBp.7.  a. 


r  Ii«r.SS.ir. 


&  0»p.  7.  S8. 


va 


r«eT.  SS.  91. 
I.98.M. 


C»pi.5S.flB, 


a.». 

30.14. 
U*.  4.3. 


3 
.2. 


7.ia 


xr.tt. 


CSr. 


14. 


ASI  dH»  Mturwtti  Ve  7  eompra  uu 
.  "TH^a  de  iMRo  del  ufiuwN^  jr  Otwi 
0mi<^  de  los  autUnot  del  pueblo^  j  de 
lot  — leieiwe  de  los  Moeidoeei: 

S  Y  «kUi  al  valle  del  hijo  da  Hlii- 
twa  •>  que  a*á  á  la  entrada  de  la  pu* 
ental,  y  pnbllearÉs  allí  lai  pal*' 
•  que  70 1«  hablaré. 

5  Dlirái  STM» :  Oíd  palabra  de  Jehovi, 
oh  reyes  de  Judá»  y  moradoras  de  Jena. 
etfeiB  :  Ad  dioe  Jéhová  de  los  eidrcltoa, 
Dhiede  Iwari:  Hé  aquí  que  70  traigo 
mal  sobre  esto  lugar,  tal  que  quien  lo 
OTere,  le  raUflan  los  oídos  *. 

4  Porque  me  d^Janm*,  y  enagenaron 
este  lugar,  7  ofipecieron  en  A  paiftunes 
á  diosas  Msims,  los  enales  m  haUan 
aUos  eoBoado',  ni  sus  pedias,  ni  los 
rejres  de  JudA ;  y  llenaron  este  higur  de 
aanvra  de  tnocentss  «. 

6  T  edlfioaron  aHos  á  Baal,  para  que. 
■lar  coa  ftiago  sus  h^jos  en  holeoanstos 
al  mismo  Bwd,  eosa  que  no  les  mandé 
ni  hablé,  ni  me  fino  al  pensamiento/. 

€  Por  tanto  hé  aquí  vienen  dias,  dice 
JchovA,  que  este  lugar  no  se  llamará 
tesa  Topüedi,  ni  valte  del  h^  de  Ifin- 
nom,  sino  Valle  de  la  matanza. 

7  T  desvaneceré  el  cooa^jo  de  Jodá  7 
de  Jecusalem  en  este  Incar,  7  hartes 
eaer  á  cuehülo  dslanle  oe  sus  eneml* 
gotgf  7  en  las  manos  de  los  que  buscan 
sw  alosas :  7  daié  sus  cuerpos  para  oo- 
mida  de  las  aves  del  elelo^  7  de  las  bes' 
Üas  de  la  tierra*. 

8  T  pondré  A  esta  ciudad  por  espanto 
y  silbo :  todo  aquel  que  pasare  por  ella 
ae  maravillase,  7  silbará  sobre  todas  sus 
plagas'. 

8  Y  haiéiefe  oomer  la  carne  de  sus  hi- 
jos^ 7  la  eame  de  sus  l^Jas* ;  7  cada 
ano  comerá  la  carne  de  su  amigo  en 
el  cerco  7  en  el  apuro  con  que  los  es» 
tMeiiaria  sus  enemigos,  7  los  que  bus- 
oen  sus  almas. 

10  Y  quebrarás  la  vas^a  ante  los  qjos 
de  kM  varones  que  van  contigo/, 

11  Y  les  dirás:  Así  ha  dicho  Jehová 
de  los  qférettos :  Así  quebrantaré  á  este 
pueblo,  7  á  esta  oinoad,  como  quioi 
qoiotim  un  vaso  de  bam,  que  no  puede 

7  en  Tcmhetii  se  en* 
potque  no  liabrá  otro  lugar 
para  enterrar. 

18  Así  haré  á  este  lugar,  dioe  Jehová, 
y  á  sus  moradores,  poniendo  esta  ciudad 
oomo  Toplwth. 

18  Y  las  casas  de  Jenisalem,  v  las  oa» 
•aa  de  loe  wves  de  Judá,  serán  como 
ct  lugar  de  Tophctb  inmundas,  por  to* 
das  laa  casas  sebee  cuyos  tajados»  ofire. 
eieron  perfumes  á  todo  el  ejército  del 
olelo,  7  rertieruu  Hbaeiones  á  «Ucees 
•Senoe*. 

14  Y  volvió  Jeremías  de  Topheth, 
adonde  lo  envió  Jéhová  á  profétiiar,  7 
pardee  en  et  atrio  de  la  easa  de  Jeho. 
vá,  7  dHe  á  todo  el  pueblo : 

1&  Asi  ha  dicho  Jehová  de  los  ejér. 
oMce,  Dios  de  Israel :  Hé  aquí  70  tra^ 
sobre  cala  ciudad,  7  sobra  todaa  tus  ciu« 
dades,  todo  «i  mal  que  hablé  oontra 
día  I  porque  han  andureoldo  su  cerviz, 
pan  no  our  mis  palabras;». 

CAPÍTULO  XX. 

faátwr,  nuao  $aetrdUe,  hiere  y  Mteareéla  á 

JtnnkUm  por  nu  prcfecUuifmn  H  ctm 

tuiul0itciu  prvftHett  km  conjlHaei  y  iIhhh^ 

«tal*  iomfrwn  á  H  tu  eamtividai,  y  rnturte 

él  loo  mogol.    Qmtfim  d  profola  á  Dkm  de 

M^rtm,  y  m  ifayaíie  monta 

á  qmíiatie  «mw,  y  «Me 

ooolitto  i«  •admUnlo. 

\r  PABHVm  sacerdote,  hi}o  de  Im. 
X  mere»  que  pwlilli  por  páfucipe  en 


dt  loo  Mwa».    Qmt 
Iw  M^etof  «M  • 

SPOMMldou      w9U§0l 


la  casa  de  JelMvá,  ové  &  JeBsndas  que 
pioftstizaba  estas  palabras. 

8  É  hirió  Pttshur  á  JeremiaB  nroflsta,  7 
pt(aolo  en  el  calabozo  que  «iMte  á  la 
puerta  de  Beiúamin,  en  lo  alto,  la  cual 
eon<ÍH«ia  á  la  casa  de  JehováL 

8  Y  el  día  siguiente  Pashnr  sacó  á 
Jeremf aa  del  «aJaboio.-  Dijole  entonces 
Jeremías:  Jehová  no  ha  llamado  tu 
nombre  Pashur,  sino  Magor'MUoabíbt. 

4  Porque  así  ha  dicho  Jduivá;  aé 
aquí  70  te  pondré  en  espanto  á  tí,  7  á 
todos  los  que  bien  te  quieren,  7  caerán 
por  et  cuchillo  de  sus  enemigos,  7  tus 
ojos  lo  verán :  7  á  todo  Judá  entregavi 
en  mano  dtf  m  de  Babilonia,  7  los 
traanortaiá  á  IbUlonla,  7  hcrmiies  á 
cuchillo. 

6  Bntft«a*é  aaimismo  toda  la  sustancia 
de  esta  ciudad,  7  todo  su  trabajo,  v  todas 
sus  cosas  weciosas;  7  daré  todos  los 
tesoros  de  los  rayas  de  Judá  en  mano 
de  sus  enemigos,  7  los  saquearán,  7  los 
tomaiáa,  7  Uevaránlos  á  BabUonia  h, 

8  T  ttf,  Pashur,  7  todos  los  moradores 
de  tu  casa  liéis  oautlvos;  7  entrarás  en 
BabUonia,  7  allí  morirás,  7  serás  allá 
entenadi»,  td  7  todos  los  ana  bien  te 
quieren,  á  los  cuales  has  pronrtindo  con 
mentira  «. 

7  5  Alueinástame,  oh  Jehová»  7  há- 
IlonM  frustrado' :  ñas  fberte  fbiste  que 
70,  7  vencísteme:  cada  dia  he  tía»  90- 
cameeido,  cada  cual  se  burla  de  mí. 

8  Porque  desde  que  haUoy  úoj  voces, 

rto  vlolcnoia  7  destrucción;   porque 
palabra  de  Joiová  me  ha  sido  pata 
afrenta  7  escarnio  cada  dia. 

9  T  dije:  No  me  aeordaré  mas  de  A, 
ni  hablaré  mas  en  su  nombra.  Empero 
ftié  en  mi  coraaon  como  un  fuego  ar- 
diente metido  en  mis  huasca*:  trabig' 
por  sufrirlo»  7  no  pude. 

10  Porque  oí  la  murmuradon  de  mu- 
chos; temor  de  todas  potes/.  Denun. 
dad,  7  denvndarémos.  Todos  mis  and» 
gos  miraban  ai  claudicaziá.  Qulaá  se 
engañará,  decían,  7  prevaleceremos  con- 
tra él,  7  tomaremos  de  él  nuestra  ven- 
ganza. 

il  Mas  Jéhová  eoiá  conmigo^  como 
poderoso  gigante :  por  tanto  Im  que  me 
perrignen  tropezaron,  v  no  prevalece- 
rán*; serán  avergoaádos  en  gran  nut- 
nera,  porque  no  prosperarán:  iotidráii 
perpetua  ccoAisioa  quo  Jamas  será  olvi- 

18  Oh  Jehová  de  los  ejércitos,  que 
sendas  lo  Justo,  que  vea  los  rlllonea  7 
el  corazón*,  vea  vo  tu  venganza  de 
ellos';  parque  á  tí  he  deaoubierto  mi 
oauaa. 

18  Cantad  á  Jehová,  load  á  Jehová; 
porque  librado  lia  el  alma  del  pobra  de 
mano  de  loa  malignos  *■■. 

14  Maldito  «••  el  día  en  que  nací:  el 
dia  que  mi  madre  ne  parió  no  sea 
benmto». 

18  Maldito  «ce  el  hombre  que  dio 
nuevas  á  nal  nadra  didendo :  u^jo  va- 
rón te  ha  naddo ;  hadendola  alegraHe 
así  mneho. 

18  T  sea  el  tal  hembra  oomo  las  oln- 
dadaa  que  asoló  Jehová»,  7  no  se  ar- 
repintió: 7  dga  grttos  de  maftaaa,  7 
voces  á  mediocQa. 

17  i  Por  qiné  no  me  mató  en  el  vientre, 
7  mi  madre  me  hubiera  sido  mi  sepulcro, 
7  su  tientre  eonoeUmicnto  perpetuo  j»  ? 

18  ¿  Para  qué  saU  dd  vientro  ?  ¿  pan 
ver  trabujof  y  dolor,  y  que  nda  días  se 
gastasen  en  afrenta  ? 

CAPITULO  XXI. 

Mmoiiméo  él  ny  gidwMa»  4  waniler  ^Jo- 
lomku  aeoroa  do  la  ywrra  «oe  las 


toiaipor^ 


17. 
734.18,18. 

785.  W. 


•Cap.  14. 18. 

16. 

7  3B.31. 
4  Cap.  L  7. 


«Job  33. 18, 

1». 

BaL89.S. 

100.8.16, 

17. 
/8d.81.18. 


rGsp.L8, 
19. 

*Cap.U.ao. 
•  Csp3S.40. 


*  Cap.  17.10. 
( Sal.  09. 10. 


■>  Bal.  84. «. 

7  8&^.10. 
7lOK80,81. 
•  Job  8. 1, 
eto. 


•Gsa.ia.8fi. 


risL&S. 

VCsp.U.10. 


JEBEHUE,  TTI,  XXn. 


pmr  ítlM^  BaMflBfa. ,  ■  fte  1h  J»  M 


ite  diBHtikiHtanaib. 


^qiie  H  qaed4»  k  «ta  dutiAd. 


k«ffH  DbniJ,  tUtt  Jtfaová;    j  hl 


A  <M  m  di  JkU.  }  hUdl  lili  ñu 


Hbla,  quott»  un  HHI  üMI»^ 


dnÍH  liüulnublK.    " 


KS 


JEBiaUAS»  XXEIL 


1.0.fM. 


rio.  Satdiicest» 


imái  V  to  «on- 


fiíndlria  á  emú  de  toda  tu  malfela. 

tt  HabHaate  ea  el  Líbano',  hiolate  ta 
nido  en  loe  oedron :  I  cuan  áfiíble  terái 
coando  te  vinieren  dolore*.  dirior  como 
de  mnja  qoe  está  de  parto  I 

M  VIto  jo,  dice  Jefaováf  que  li  Oo- 
aiu «,  bijo  de  Joaehlm,  rey  de  Jndá* 
flmit  anillo  en  mi  mano  diestra',  au 
de  alU  te  ananoará : 

8S  Y  te  entregaré  en  mano  de  les  míe 
batean  ta  alna,  j  en  mano  de  aqveíioe 
coya  vlMa  temet;  ai,  en  mano  die  Na* 
boeodonomr,  rey  de  Babilonia»  y  en 
mano  de  loe  Oaldéoajr. 

98  Y  hacerte  he  tnaportar  A  ti,  y  á  tn 
madre  qnc  te  parió,  i  tierra  agoia  en 
qoe  no  nádatela  ',  y  aU4  moriréla. 

87  T  á  la  tierra  á  la  oual  levantan  elloa 
•u  alma  pora  tomar,  allá  no  volverán. 

98  ¿  Ea  este  hombre  Coniaa  un  ídolo 
vil  quebrado?  ¿t$  vaao  oon  que  nadie 
•e  deleita*  ?  ¿  ror  quó  ftieron  arrojados 
él  y  su  generación,  y  echadoa  á  tierra 
que  no  hablan  conodao  ? 

99  Tierra,  tierra,  tierra,  oye  palabn 
deJdiová. 

80  Aaí  ha  ^ho  Jehová:  Eaertbid  que 
ttrá  este  hombre  privado  de  genen- 
donb;  hombre  A  quien  nada  suecdcrA 
proepenunente  en  todoa  loa  dlaa  de  au 
vida :  porque  ningún  hombre  de  au  ai- 
miente  que  ae  aentftie  aobve  el  trono  da 
David,  y  que  se  cnaeiWnrcAre  aobre  Judá, 
wiájamaa  dichoso. 

CAPITULO  XXIII. 
Pn^Mita  contra  lo$  imffo»  nfu  y  pai4orm 


fiufiuron  eatua  dt  M  earrúpoic»  M 

'an(o  dt  nt  áUptriicm  y  nM«a, 
y  fñméUja  rettamroeion  M  mfimo  por 


Üo,  y  por  tetnto  di 


máUo  M  MtinM.  Prt^ttina  UxuMmk  ocmtra 
ím  /oIms  proféUtMf  mw  prtifoeeu,  y  «mira 
lo*  «MoriuiMwrM  ot  IM  yrqf«<ai  Mritadtroa. 

A T  de  loa  paatoreaa  que  deanerdi* 
dan  y  deiiraman  lea  ov^aa  de  mi 
majada !  dice  Jehová. 

I  Por  tanto,  así  ha  dldio  Jdiová  Dioa 
de  Israel  á  loa  paatona  que  apacientan 
Bii  pueblo :  Voaotroa  dentamaatda  mis 
ovcjaa,  y  laa  eapantaatda,  y  no  laa  habets 
visitado:  há  aquí  fue  yo  visito  aobre 
vosotros  la  maldad  de  vueatraa  oblas, 
dice  J^ová. 

8  Y  yo  recogeré  él  resto  de  mis  ov^aa 
de  todas  laa  tierraa  adonde  las  eché  A, 
y  harAas  volver  á  sua  moradas :  y  cte- 
esrta,  y  se  multiplioaián. 

4  Y  pondré  sobre  ellas  pastores  que 
las  apadenten«;  y  no  teroertn  mas,  ni 
se  asombrarán,  ni  serán  menoscabadas, 
dice  Jehová. 

5  Há  aquí  que  vienen  los  diaa,  dice 
Jehová,  y  deapertari  á  DavUl  renuevo 
Jnato^,  y  reinará  Rey,  el  cual  aera  di- 
choao;  y  hará  juicio  j  Juatlda  en  la 
tierra*. 

6  En  sua  diaa  aera  salvo  Judá,  é  Israel 
haMtaiá  confiado ;  y/  este  urá  su  nom- 
bre que  le  llamarán;  JEHOVÁ,  JUS- 
TICIA NUESTRA. 

7  Por  tanto,  hé  aguí  que  vienen  días, 
diee  Jdiová,  y  no  diráa  mas:  Vive  Je* 
hová,  que  hizo  subir  loa  UJos  de  Israel 
de  la  tierra  de  Bciptoy ; 

8  Sino,  Tive  Jenová  que  hiso  sttUr, 
y  trajo  la  simieiite  de  la  casa  de  Israel 
de  tierra  del  Aonilon,  y  de  todas  laa 
tierraa  á  donde  loa  habla  yo  eohadoA: 
y  habitarán  en  au  tierra'. 

•  5  A  causa  de  loa  proíbtas  mi  corazón 
oitá  quebrantado  en  medio  de  mi ;  todos 
Biis  huesos  tiemblan :  estuve  como  hom- 
lee  becracho,  y  como  hombre  á  quien 
dominó  el  vino,  alante  de  Jdiová  y  de* 
iaate  de  laa  palabna  de  su  aantldad. 


10  Peeqne  la  tierra  eatá  llena  de  addl. 
teros*,  porque  á  causa  del  Juramento 
la  tlerva  está  desierta :  las  cabaflaa  del 
desierto  se  secaron :  la  carrera  de  ellos 
Alé  mala,  y  su  fbrtalexa  no  derecha. 

11  Porque  así  él  pnilbta  ooboo  el  saoer* 
dote  son  flngidosi :  aun  en  mi  casa  hallé 
su  maldad",  dice  Jdiová. 

It  Por  tanto  como  resbaladeroa  en 
otacoxldad  lee  será  su  camino:  serán 
empujados,  y  oaerfcn  en  él  ¡  porque  yo 
traeré  mal  sobre  dios,  aflo  de  su  visita- 
ción, dice  JehováL 

18  Y  en  loa  piofctas  de  Samarla  he  vis- 
to desatinos;  profMiaban  en  Boal»,  é 
hkteron  error  A  mi  pueblo  Israel. 

14  Y  en  loe  profbtas  de  Jemsalem  he 
visto  torpens;  cometían  adulterios*,  y 
andaban  en  mentirás,  y  esfonaban  laa 
manos  de  los  malos,  para  que  ninguno 
se  convirtiese  de  su  malida :  ftiéronme 
todos  elloa  como  Sodoma,  y  su  mora- 
dores como  Oomorra^. 

15  Por  tanto  así  ha  dicho  Jehová  de 
los  ejérdtos  contra  aqudlos  profetas: 
Hé  aquí  qoe  yo  les  hago  comer  i^ei>Josf, 
y  les  naré  beber  aquas  de  hld ;  porque 
de  los  profetas  de  Jerusaiem  salió  la 
hipeerena  sobre  toda  la  tierra. 

16  Así  ha  dicho  Jehovík  de  los  t^tt' 
dtos :  No  escuchéis  las  palabras  de  los 
profetas  que  ce  profetizan;  oa  hacen 
desvanecer;  hablan  visión  de  su  cora- 
zón, no  de  la  boca  de  Jdiová '. 

17  Dicen  atrevidamente  á  los  que  me 
irritan :  Jehová  d^o,  Paz  tendréis*.  Y  á 
cualquiera  que  anda  tras  la  Imaginsdon 
de  su  corazón,  dieron :  No  vendrá  mal 
aobre  voaotros  <. 

18  Porque  ¿  quién  estuvo  en  el  secreto 
de  Jehová,  y  vio,  y  ovó  su  palabn  ? 
i  quién  estuvo  atento  á  su  palabra,  y 
oyó? 

19  Hé  aquí  que  la  tempestad  de  Je- 
hová saldrá  con  fliror,  y  la  tempestad 
que  está  aparejada,  cana  sobre  la  oa- 
besa  de  los  malos  «. 

90  No  se  apartará  el  ftaror  de  Jehová, 
hasta  tanto  que  haya  hecho,  y  hasta 
tanto  que  haya  conñrmado  loe  pensa- 
mientos de  su  corazón :  en  lo  postrero 
de  los  días  entenderéis  la  cosa  cumpli- 
damente. 

81  No  envié  yo  aqudlos  profetas,  y 
ellos  oorxian*:  yo  no  les  hablé,  y  elloe 
profetizaban. 

89  T  si  ellos  hubieran  estado  en  mi  se- 
creto, también  hubieran  hecho  oír  mis 
palabras  á  mi  pueblo,  y  les  hubieran  he- 
cho volver  de  su  mal  canoino,  y  de  la 
maldad  de  sus  obras. 

88  i  Soy  yo  Dios  de  poco  acá,  dice  Je- 
hová, y  no  Dios  de  mucho  ha  ? 

84  i  Ocultaráae  alguno,  dice  Jehová', 
en  Hdet  esoondrQos  que  yo  no  lo  vea  ? 
i  No  hincho  yo,  dice  Jehová,  d  délo 
y  tal  tierra*? 

S5  Yo  he  ddo  lo  que  aquellos  profetas 
dijeron  profetizando  mentira  en  mi  nom- 
bre, y  didend»:  Soflé,  sofié. 

88  ¿  Hasta  cuando  será  esto  en  el  co- 
raaon  de  los  profetas  que  profetizan  men- 
tira, y  que  profetizan  d  engalk»  de  su 
corazón? 

97  ¿  No  denaan  como  haoen  á  mi 
pueblo  olvidarse  de  mi  nombre  oon  sua 
sueftos  que  cada  uno  cuenta  á  su  com- 
paftero,  d  modo  que  sus  J*adres  se  dvi- 
daron  de  mi  nombre  por  Bad  *  ? 

88  El  profeta  con  quien  ftaere  suefio, 
cuente  suefto;  y  oon  el  que  fcere  mi 
pdabra,  cuente  mi  pdabñ  verdadera- 
¿Qué  time  la  p^)a  con  d  trigo,  dioe 

89  ¿  No  es  mi  palabra*  eomo  d  Am^o,  I 


«Ospb9i& 


<B0ph.8.4. 
•OaB.U.lS. 

Bb.I.1«,17. 

7  28.8». 


•Gap.  9. 8. 
•C^p.».». 


y  Den.  89.83. 
Ib.  L  9.10. 

<  OspL  8. 15. 


"Cap.  14 14. 

«  Ohi.  6. 14. 
t8.11. 

la.  18. 10. 

Iae.10.8. 

( Mi.  8. 11. 


"CHi.SaSB, 
8L 


*Cm.87.U. 
J9.9. 


yAm.9.3,8. 
■lBay.8.ar. 


'  Jnee.  8. 7. 
78.88,84 


»Hsb.4.1S. 


A.&'«ÍE.SM. 


JEBSBflM  2XIV,  XXY. 


A.c«.m ' 


•  ii.8.ia. 

AJD08  3.4. 
rf8opli.S.4. 


dJoe  JAovi,  y  cono  tnartIUo  pie  qoe- 
bruita  !•  piedra  ? 

ao  Por  tanto  lié  aqui  jo  contn  los  pro- 
fetas, dioe  Jehové>  que  hurtan  mis  pa- 
labras cada  ano  de  sn  mas  oexcaoo. 

81  Bé  aqui  yo  oontra  loa  profistas»  dice 
JéhoTá.  que  endulsan  sus  lenguas*  y 
dicen :  Él  ha  dicho. 

as  Hé  aqui  oontra  los  que  profetixan 
soeiWM  mentirosos,  dioe  Jehorá,  y  con- 
tánmlos,  é  hicieron  errare  á  mi  pueblo 
con  sos  mentiras,  y  con  sos  lisonjas' ; 
y  yo  no  los  envié,  ni  tes  mandé :  y  nin- 
gún nroTeoho  hicieron  A  este  pueblo, 
dice  JdiovA. 

33  Y  cuando  te  proguntáre  este  pue- 
blo, ó  el  profeta,  ó  el  sacerdote,  dici- 
enoo :  ¿  Qué  es  la  caiga  de  Jehová  ?  les 
diiifts :  ¿  Qué  carga  ?  Os  dejaré,  ha  di- 
cho Jchori. 

8A  Y  el  profeta,  y  el  saecudote,  ó  el 
pueblo  que  dUere,  Casga  de  Jehová,  yo 
enviaré  castigo  sobre  tal  hombre  y  sobare 
saoasa. 

S5  Así  diréis  cada  cual  &  su  eompa- 
Sero,  y  cada  cual  á  su  hermano:  ¿  Qué 
ha  respondido  Jdiová,  y  qué  habló  Je- 
hovA? 

86  Y  niutca  mas  os  Tendrá  á  la  me- 
moria decir  Carga  de  Jehová:  porque 
la  palabra  de  cada  uno  le  será  por  car- 

a;  pues  pervertisteis  las  pidaftras  del 
w  viviente,  de  Jehová  de  los  piani- 
tos. Dios  nuestro. 

87  Así  dirás  al  profeu :  ¿  Qué  te  res- 
poikdió  Jehová,  y  qué  hablo  Jehová  ? 

88  Mas  si  dügereu,  Oarga  de  Jehová; 
por  cao  ha  Jébová  dicho  así:  Porque 
dijisteis  esta  palabra.  Carga  de  Jehová, 
habiendo  enviado  á  deciros :  No  digáis. 
Carga  de  Jehová : 

89  Por  tanto  hé  aquí  que  yo  os  echaré 
en  olvido,  y  os  arrancaré  de  mi  presen- 
cia, y  á  la  ciudad  que  os  di  á  vosotros  y 
á  vuestros  padres. 

■40  Y  pondré  sotare  vosotros  afrenta  per- 
petua, y  eterna  concisión  que  nunca 
oorrará  el  olvido  «. 


«Oftp.90.U. 


•Cap.  32.». 

etc. 


»cap.a8.ia 

•CafL83.39, 

1>mi.ia& 
Bs.  U.  19. 
yM.aC27. 
«rOap.80.S2. 
y  81.  as. 


CAPITULO  XXIV. 
Par  la  figura  d*  Aw  «ttUu  áa  higoi,  «na  dé 
«Mty  MMtKM,  y  otra  di  imtjr  maio»,  «naeila 
JMm  al  prt/eUk  la  «omdieian  d«  i4«  pió»  y 
de  lo$  impíio  UH  el  deetierro, 

MOSTRÓME  Jehová,  y  hé  aquí 
dos  cestas  de  higos  puestas  delante 
del  templo  de  Jehová,  después  de  ha- 
ber trasportado  Nabucodonosor  r«y  de 
Babilonia*  á  Jechdnias,  h\)o  de  Joa- 
cim,  rey  de  Judá,  y  á  los  príncipes  de 
Judá,  y  á  loe  oficiales  y  herrotos  de  Je- 
rusalem,  y  haberlos  llevado  á  Babilonia. 

8  Lo  una  cesta  Uttía  higos  muy  bue- 
nos como  brevas,  y  la  otm  cesta  tenia 
higos  muy  malos,  que  no  se  podían  co- 
mer de  malos. 

8  Y  diiome  Jehová:  c  Q^  ^^  '*!*  ^^' 
remías?  Y  d^e:  Higos,  higos  buenos, 
muy  buenos ;  y  malos,  muy  malos,  que 
de  malos  no  se  pueden  comer. 

4  Y  fué  á  mí  palabra  de  Jehová,  di- 
ciendo: 

ft  Así  ha  dicho  Jehová  Dios  de  Israd : 
Oomo  á  estos  buenos  higos,  así  conoceré 
la  transportación  de  Judá,  al  cual  eché 
de  este  lugar  á  tierra  de  Caldeos  para 
Uon. 

6  Porque  pondré  mis  ojos  sobre  ellos 
pasa  bien,  y  volverélos  á  esta  tierra^ :  y 
los  edificanfi,  y  no  los  destruiré ;  planta- 
rélos,  y  no  los  asxancaté. 

7  Y  les  daré  corason«  para  que  dm 
cenoaoan  que  yo  soy  Jehová :  y  me  te- 
lan por  pueblo,  y  yo  les  seré  á  ellos  por 
Dios*',  porque  se  volverán  á  mí  de  todo 
saoonaon. 


8  Y  como  loa  malos  higos,  quede  ns- 
los  no  se  pueden  comer*,  así,  ha  ^obt 
Jehová,  daré  á  Sedeohlas  rey  de  Judá, 
y  á  sus  príncipes,  y  al  resto  de  Jems- 
lem  que  quedaron  en  «sta  tieaa,  y  floe 
moran  en  la  tienra  de  Egipto/. 

8  Y  daiék»  por  esoarmo,  por  mal  i 
todos  los  reinos  de  la  tierna;  por  igfií- 
mia,  y  por  ^«nplo,  y  por  reñánA, ;  por 
maldición  á  todos  los  lugares  adonde  y» 
los  arrojaré. 

10  Y  enviaré  sobre  ellos  espada,  ham- 
bre, y  pestilencia',  hasta  que  sean  aes- 
bailos  de  sobre  la  tierra  que  les  di  á  dU» 
yásus  padres. 

CAPITULO  XXV. 
Proleeta  d  pn¡feta  al  puMo  la  dUitmel»  f» 
Dice  hapueeto para  eomverttrtot  á  afitU 
idoUarfa,  y  lo  poeo  que  le*  ha  ojiroMeka*; 
par  lo  eaiaf  tenia  detannfytaioeiitregaHeiea 
eatUiverio  á  loe  OMioe  par  eetmia  atet, 
loe  cmoIm  eumptídoe  {m  prnmdi  Kbertai. 
•ODOee  ealmminai 


«ap.&i:. 

jXLIV. 
fOnUi 

li 


PriiftHaa  grn 


eatmmáaáei  á  iedee  lee 


reinoe  en  fortUmlar  por  «umo  M  wumarea 
de  Babilonia,  ai  qne  tan^biem  lelepredieii 
la  pottre  tn  ruina. 

PALABRA  que  fué  á  Jeremiaa  acer- 
ca de  todo  el  pueUo  de  Judá  en  el 
ailo  cuarto  de  Joacim,  hijo  de  Joslas, 
rey  de  Judá,  el  cual  es  A  afio  primero 
de  Nabuoodoaosor  rey  de  BaUlonia; 
9  La  cual  habló  Jeremías  profeta  4 
todo  el  pueblo  de  Judá,  v  á  todos  los 
moradores  de  Jerusalem,  diciendo: 

3  Desde  el  a&o  trece  de  Joeias,  hlQo  de 
Amen,  rey  de  Judá,  hasta  este  dia,  que 
son  veinte  y  tres  años,  fué  á  mí  palera 
de  Jehová,  y  os  he  hablado  madrugando 
y  dando  aviso  « ;  mas  no  oísteis. 

4  Y  envió  Jehová  á  vosotros  todos  sos 
siervos  los  profetas,  madrugando  y  cnvi- 
ando/ea ;  mas  no  oísteis,  lu  incHassiriii 
vuestro  oido  para  escuchar, 

6  Cuando  dedan:  Volveos  ahora  de 
vuestro  mal  camino,  y  de  la  maldad  de 
vuestras  obras  b,  y  morad  en  la  tierra 
que  os  di¿  Jdiová,  á  vosotras  y  á  vues- 
tros padres  para  siempre : 

6  Y  no  vayáis  en  pos  de  dioses  i«enoi 
sirviéndoles,  y  encorvándoos  á  eUos:  ni 
me  provoque»  á  ira  con  la  obra  de  vu- 
estras manos «,  y  no  os  baié  mal. 

7  Empero  no  me  habéis  oido,  dioe  Je- 
hová, pan  provocarme  á  ira  ooo  la  obra 
de  vuestras  roanos  para  n>al  vuestro^. 

8  Por  tanto  así  ha  dicho  Jebová  de  los 
^ércitoe :  Por  cuanto  no  habéis  sido  mit 
palabras, 

9  Hé  aquí  enviaré  yo,  y  tomaré  todos 
les  Uniiies  del  AquUon*,  dioe  Jdiová,  y 
á  Nabucodonosor  rey  de  Babilonia,  ni 
siervo/,  y  traerélos  contra  esta  tiarta,  y 
contra  sus  moradores,  y  contra  todos  ci- 
tas naciones  en  derredor  (  ylesdettmiiiii 
y  pondréles  por  escarnio,  j  por  silbo,  y 
en  soledades  perpetuasjr. 

10  Y  haré  pereaoa  de  entre  dios  vos  de 

goco,  y  vos  de  alegría*,  voa  de  deqw- 
sado,  y  voE  de  desposada,  suido  d*  ma- 
elas,  yiuz  de  lámpara. 

11  Y  toda  esta  tierra  será  puesta  en 
soledad,  en  espanto:  y  serr&An  estas 
gentes  al  rey  de  Babilonia  satenU  afiss*. 

18  Y  será,  que  cuando  fiíaraB  cumpli- 
dos* los  setenta  a&os,  visitaré  ifllire  d 
rey  de  Babilonia  y  sotare  aqueUa  sapM 
su  maldad,  ha  dicho  JdMfvá,  y  sabfc  to 
tierra  de  los  Caldeos ;  y  pondréis  «■ 
desiertos  para  siempre  I. 

18  Y  traeré  sotoe  aqu^U  tktra  todM 
mis  palabras  que  he  hablado  eoaini 
«llaw,  con  todo  lo  que  está  escrito  m 
este  libro  profetizado  por  Jcranist  esn- 
tn  todas  gentes. 

14  poaqM  so  acrtixán  tamUflD  de  fliloa 


U*.M. 


A.C.alr.MC 


H|ué  ooofcn—  á  nu  bMkosy 
«goM  á  la  obn  de  «o*  niaao». 

U  PoruM  MÍ  me  áijo  J«lio«4  IMm  d» 
lamí :  T«iaa  de  mi  mano  él  tmo  del 
Tino  de  ettc  flancis  7  d»  á  beber  de 
ü  i  toda*  1m  gentes  &  les  eiulet  y  te 
envió. 

M  T  bébesta,  j  lamblaván>  jr  enleqoe- 
miíb  delante  éd  cuchillo  que  90  envío 


17  Y  Y  tomé  d  «aao  de  la  mano  de 
JehovA,  7  di  de  fadier  A  todas  ks 
á  Iss  cuales  me  envió  JdiofA: 

13  A  Jsmsalen,  7  &  las  oindedes  de 
JudA,  7  á  sus  n7ei,  7  A  sus  pcineipes* 
psn  poneries  ei  soledad,  en  esoanaio» 
y  sn  silbo,  7  en  maldlcieB*,  como  m 
arte  din: 

1»  A  FavaoM  M7  de  Egiptoj»,  y  k  nt 
siervos,  7  á  sos  principes,  7  A  todo  ta 
pwblo, 

M  Y  A  toda  la  mistara  de  geni»!  7  A 
todos  los  ngres  de  tiena  de  Has,  7  A 
todos  kw  rcgpes  de  tierra  de  Palestina,  7 
á  Asoalon,  7  Gasa,  7  Eocron,  7  al  rosi- 
doo  de  Asdod ; 

SI  A  Bdom,  7  Hoab,  7  ^  los  li^os  de 


tt  Y  A  todos  kw  i«7es  de  Tiro,  7  A  to- 
dos los  reyes  de  Sidon,  7  A  los  r^Tcs  de 
les  islas  4ae  están  de  ese  lado  de  la 


83  Y  A  Dedan,  7  Theaaa,  7  Baa,  7  A 
todos  kw  4«e  están  al  oabo  del  mondo : 

M  Y  A  todos  los  r^es  de  Arabia,  7  A 
todos  k»  rayes  de  paeUos  mesclados  qne 
habiten  en  el  desierto ; 

25  T  A  todos  los  reyes  de  Zlmrl,  7  A 
todos  los  reares  de  Elami,  7  A  todos  k» 
reyes  de  Media: 

W  Y  A  todos  los  reyes  del  Aqoilon, 
los  de  cerca,  7  loe  de  Uttos  los  unos  de 
los  otras;  7  A  todos  los  reyes  de  la  tierra 
que  mMm  sobK  la  has  de  la  tiena:  7  el 
r«7  de  Sceaolir  beberá  desoues  de  ellos. 

ñ  Les  dirás  pues :  Asi  na  dicho  Je» 
hovA  de  los  riéreitos,  Skw  de  Israal: 
Bebed,  7  embriagaos*,  y  vomitad,  7 
caed,  7  no  os  levantéis  delante  del  cn- 
düllo  que  70  envió  entre  vosotros. 

tt  T  sera,  que  si  no  ouiíieren  tomar 
d  vaso  de  tu  mano  para  beber,  les  dirás 
td:  Así  ha  dicho  Jehová  de  tos  tiár- 
dtos:  Habéis  de  bebet. 

n  Porque  h¿  aquí  qae  A  la  ciudad 
sobre  la  cnal  es  invocado  mi  nombre 
70  comicnao  A  hacer  mal ;  i  7  vosotros 
•créii  absaeltost  ?  Kfi  seráis  absueltos; 
porque  espada  traigo  sobre  todos  los 
moradoies  de  la  tierra,  dice  JehovA  de 
los  ^iércltas. 

80  Td  pues  profirtliaxás  A  ellos  todas 
estas  palabras,  7  les  dtrAs:  JehovA  fara- 
nará»  emma  boa  desde  lo  alto.  7  desde 
la  monda  de  su  santidad  dará  su  vos : 
cníuncido  bramará  sobre  su  morada; 
csackm  de  lagareros  cantará  contra  to- 
dos  ka  moradores  de  la  tierra. 

81  Llegó  el  estruendo  hasta  el  oabo 
de  bi  tiona;  poraae  juicio  de  JehovA 
ecn  las  gentes :  él  es  di  Juei  da  toda 
Mra»« !  cntrogará  los  impíos  A  cochillo, 
dice  JehovAi 

88  Así  ha  dicho  JehovA  de  los  a}ér> 
citos:  Hé  aquí  que  el  mal  sale  de  gente 
tteeate,  7 grande  tempestad» se  levan- 
tní  de  kw  mies  de  la  tiena. 

88  Y  serin  muertos  de  JdwvvA  en  aquel 
«>  dcide  d  un  cabo  de  bi  tienra  haeta 
d  0(10  cabo:  no  se  endeeharAn,  ni  se 
"Cogerán,  ni  serán  enterrados;  como 
MÉñool  eezán  aobre  la  has  de  la  tierra. 

8t  Aallal,  paetomsa,  7  clamad;  7  ae- 
'     delreliaitoi 


ser  voootiDs  degollados  v  «i 
eaeráis  como  vaso  de  eodleia.' 

M  Y  aoaboxáae  la  huida  de  loa  pealona, 
7  el  eaoape  de  loa  mayorales  del  latafla. 

88  «tdes  vox  de  U  griUde  kw  pMtons, 
7  aullido  de  los  ma7ctalH  del  rebate; 
pormia  Jehová  asokS  sus  majadas. 

87  y  las  majadas  quietas  sarán  taladas 
por  «i  ftiror  de  la  ira  de  Jehová. 

«B  Dtdó,  cual  leonciUo,  su 
pues  asolada  >W  la  tierra  de 
la  ira  del  opresor,  7  por  d  furor  de*  su 


CAPITULO  XXVI. 
«I  «rf^Wa  el  jMMela 
dtJa  mudad  9  id 
ttatúm  4»  fmUarU  la 
41 M  dMo  eoM  «NuteMfa, «  otoaüe  ir/4 
Myo  Akte€m,  hfj»  di  BoflUm,  be  Jmim  U 


K 


N  el  principio  del  reinado  de  Joa- 
dm,  b4}o  de  Josias  re7  de  JudA,  ftaé 
esta  palabra  de  JehovA  diciendo : 

9  Así  ha  dicho  Jehová:  Ponte  en  el 
atrio  de  la  casa  de  Jehová,  7  habla  á 
todas  las  dudadas  de  JndA^  que  vietMn 
nara  adorar  as»  la  ceea  de  JdhovA,  todas 
las  palabras  que  70  te  anandé  las  ha- 
blases :  no  retengas  palabra. 

a  Qnlsá  oirán,  7  se  tomarán  cada  nao 
de  su  mal  camino;  7  arrepentirémee 
70  del  mal  que  pienso  hacñies  por  la 
maldad  de  sus  obms. 

4  Les  dirás  pues:  Así  ha  dicho  Je- 
hová: Si  no  me  o7eBSÍs  para  andar  en 
mi  lay,  la  oual  di  dáante  ue  voeotrosk  • 

6  Para  atender  á  las  palabras  de  mis 
siervos  los  profetas,  que  70  os  envió  ma- 
drugando en  cnviarfst,  A  los  coales  no 


oomo  Silo<<,  7 


habéis  oido«, 

8  Yo  pondré  esta 
daré  esta  ciudad  « 
las  gentes  de  la  tierra. 

7  X  tos  sacerdotes,  y  los  pmletas,  7  todo 
el  pueblo,  o7eron  á  Jeremías  hablar  ca- 
tas palabras  en  la  casa  de  Jehová. 

8  T  fué,  que  acabando  de  hablar  Je- 
remías todo  lo  que  JehovA  le  haUa  man- 
dado que  hablase  A  todo  el  pueblo,  los 
sacerdotes  7  los  profetas,  7  todo  el  pue- 
blo, le  echaron  mano  diciendo :  Se 
cierto  morlráa. 

9  i  Por  qué  has  profMsado  en  nom- 
bre de  JehovA  diciendo,  Bsta  casa  serA 
como  Silo,  7  ceta  duÁid  saiA  asolada 
hasta  no  quedar  morador?  Y  juntóse 
todo  el  pueblo  oontm  Jeremías  en  la 
caaade  JehovA. 

10  Y  los  principes  de  JudA  OTcron  co- 
tas ooaas,  7  subieron  de  eaaa  del  ae7  á 
U  casa  díe  Jehová,  7  sentáronse  en  la 
asitrada  de  la  puerta  nuera  de  Jeiiová. 

11  Entonces  haUaron  los  sacerdotes 
7  los  proGstas  á  los  pilnelpes  v  A  todo  d 
pueblo  didendo:  En  pena  de  muerte 
na  iaourtido  este  hombre  «,  porque  pro- 
ftttsó  contm  ceta  dudad,  oomo  voaotroa 
habéis  cido  con  vuestros  oldea. 

18  Y  habló  Jeremías  A  todos  kw  pirin- 
dpes,f^  A  todo  el  pueblo,  didendo :  Je- 
hovA me  envió  A  que  prcAtiíase  oootra 
esta  casa,  7  contra  esta  dudad,  todas 
laa  palabras  que  habéis  oido. 

18  Y  ahora  m^orad  vuestros  camines 
7  vuestras  obms,  7  «id  la  Toa  de  J  AovA 
vaestro  Dios/;  7  arrapentiráse  JehovA 
dd  mal  que  ha,  hablado  eontca  vosotros. 

14  En  lo  que  A  mí  Joca,  hé  aquí  eskqr 
en  vuestras  manos  ¡  haced  de  id  como 
mejor  7  mea  reato  os  paxaoiese. 

16  Miss  sabed  de  cierto,  que  d  aoe 
matárds,  sanare  Inooewte  eolieráls  sobe» 
veeosros,  7  sdíre  esta  dudad,  7  wbae  sus 
moradoras:  parque  en  verdad  Jehová 


•IBn.n. 
St,9. 
J0M&8. 
10. 

»I«v.S&14, 

•te. 

Dea.  28.Ui 

•te. 

•0SP.S&.8, 
4. 

'CsfbT.lS, 

18a.  4.10. 
la. 


•  cap.  n.  4. 


/Oip.7.8,7. 


A.  G  dr.  »M. 


jeremías,  xsvu,  xxvul 


A.&dr.n. 


'Mié.  1.1. 


h  Hie.  8. 12. 


<a8ft.ail6. 


tÜMI.S0.14. 
3  Bey.  22. 
13,14. 


•  Bx.  4.  L 
712.8. 


tía.  46. 18. 


•D«.4.ir, 
36,12. 
^»p^a8.14. 
•Omo.aS.9. 

/Ite.3.88. 


'Okp.SS.l& 
Dt.6.38, 
«1. 


me  envió  á  weetrot  pan  qfw  dfjeae  to- 
das ectas  palabrea  en  voeatros  oidot. 

16  Y  dieron  kM  ptínoipea  j  todo  el 

Sneble  á  loa  aacerdotes  y  profetas:  No 
a  incurrido  esta  hombre  en  pena  de 
muerte,  porqne  en  nombre  de  Jehová 
nuestro  Dios  nos  ha  hablado. 

17  Entdnoes  se  levantaron  algvnoa  de 
los  ancianos  de  la  tierra,  y  hablaron  á 
toda  la  junta  del  pueblo,  diciendo ; 

18  Michéas  de  Morasti;  profetizó  en 
tiempo  de  Ezechlas,  rey  de  Judi,  y  ha* 
bió  a  todo  el  pueblo  de  Judá  diciendo, 
Así  ha  dicho  Jehová  de  los  ejércitos: 
Sion  8er&  arada  como  campo,  y  Jerusa- 
lem  Tendrá  á  ser  montones,  y  el  monte 
del  templo  en  cumbres  de  bosque  A. 

'  19  ¿  Matáronlo  Iumo  Ezecfalas,  rey  de 
Judá,  y  todo  Judá  f  ¿Vo  temió  á  Je- 
hová,  y  oró  en  presencia  de  Jehorá,  y 
JehoTá  se  arrepintió  del  mal  «que  habia 
hablado  contra  ellos  ?  ¿  Haremos  pues 
nosotros  tan  grande  mal  contra  nuestras 
almas? 

90  Hubo  también  un  hombre  que  pro- 
fetizaba en  nombre  de  JehoTá;  Urias, 
hijo  de  Semaia,  de  Chlriat-jearim,  el 
eñal  profetizó  contra  esta  ciudad,  y 
contra  esta  tierra,  conforme  á  todas  las 
palabras  de  Jeremías. 

81  Y  oyó  sus  palabras  el  rey  Joacim, 
y  todos  sus  grandes,  y  todos  sus  prín- 
cipes, y  el  rey  procuró  de  matarle;  lo 
cual  entendienao  tFrias  tuvo  temor,  y 
huyó,  y  metióse  en  Egipto. 

S8  Y  el  rej  Joacim  envió  hombres  á 
Egipto,  á  Élnathan,  hUo  de  Aobor,  y 
otros  hombres  con  ¿1  á  Egipto : 

88  Los  cuales  sacaron  a  Urias  de  E- 

Ipto,  y  lo  trajeron  al  rey  Joacim;  é 

liriólo  á  cuchülo,  y  echó  su  cuerpo  en 
los  sepulcros  del  vulgo. 

8*  La  mano  empero  de  Ahicam^^,  hijo 
de  Saphan,  era  con  Jeremías,  porqne 
no  lo  entreguen  en  1m  manos  del  pue- 
blo para  matarlo. 

CAPITULO  XXVII. 

Avwa  tí  prcfela  di  parte  de  Din  d  V»  re^ 
eomaroMMW  hm  m  dm  al  rey  d*  BtMUania, 
ti  quieren  quedar  «it  «itf  Uerrae.  Lo  mimno 
hoee  de  uuevo  al  rey  de  Judá,  y  áloe  toeer- 
dotet,  requiriendolee  que  no  treem  d  U»  pro- 
feta» que  U*  pereuaden  otra  amo. 

EN  el  principio  del  reinado  de  Joacim, 
hijo  de  Josias,  rey  de  Judá,  fué  de 
Jdiová  esta  palabra  á  Jeremías  dici- 
endo : 

8  Jehová  me  ha  dicho  así:  Hazte 
«IMS  coyundas  y  yugos»,  y  pónlos  sobre 
tu  cuello: 

3  Y  los  enviarás  al  rey  de  Edom,  y  al 
rey  de  Moab,  y  al  rey  de  los  hijos  de 
Ammon,  y  al  rey  de  Tiro,  y  al  rey  de 
Bidón,  por  mano  de  los  embajadores  que 
vienen  á  Jerusaiem  á  Sedechlas,  rey  de 
Judá. 

4  Y  les  mandarás  que  digan  á  sus  se- 
ik>res:  Así  ha  dicho  Jehová  de  los 
cijércitos.  Dios  de  Israel ;  así  habéis  de 
decir  á  vuestros  sefiores : 

5  Yo  hice  la  tierra  b,  el  homb«  y  las 
bestias  que  están  sobre  la  haz  díe  la 
tienra,  con  mi  grande  potencia  y  oon 
mi  brazo  extendido,  y  dua  á  quirá  me 
plugo*. 

6  T  ahora  yo  he  dado  todas  estas  ti- 
erras en  mano  de  Nabncadonosor*'  rey 
de  Babilonia,  mi  siervo*,  j  aun  las  bes- 
tias del  campo/  le  he  dado  para  que 
le  sirvan. 

7  Y  todas  las  gantes  le  aerviién  á  él, 
y  á  tu  hijo,  y  al  h^o  de  su  hijo,  hasta 
que  venga  también  el  tiempo  de  su  mis- 
ma tierra';  fie  servirán  muchas  gentes. 


8  Y  será,  que  la  gente  y  él  reiao  me 
no  le  sirviere,  et  á  aaber,  á  Nabaooi». 
nosor  rey  de  Babilonia,  y  que  no  pudcre 
su  cútalo  debajo  del  yugo  del  rey  de 
Babilonia,  con  espada  y  oon  hambre, 
y  con  pestilencia  visitaré  á  la  tal  lente, 
dice  J^ová,  hasta  que  los  acabe  ;o 
por  su  mano. 

9  Y  vosotros  no  prestéis  oido  i  voet- 
tros  profetas,  ni  á  vuestros  adivinos,  ni 
á  vuestros  sueños,  ni  á  vuestros  sgúe- 
ros,  ni  á  vuestros  encantadora*,  qoe 
ce  hablan  diciendo;  No  serviréis  al  ley 
de  Babilonia : 

10  Porque  ellos  os  profetizan  mentini', 
por  haceros  alelar  de  vuestra  tierra,  y 
para  aue  yo  os  árroíe,  y  perezcáis. 

11  Mas  la  gente  que  sometiere  su  ene* 
lio  al  yuso  del  rey  de  Babilonia,  y  le 
sirviere,  haréla  dejar  en  su  tierra,  dice 
Jdiová,  y  labrarála,  y  morará  en  ella. 

18  Y  hablé  Umbien  á  Sedechlu,  n; 
de  Judá,  conforme  á  todas  estas  país- 
bras,  diciendo  t  Someted  vuestros  eoe- 
Uos  al  yugo  del  rey  de  Babilonia,  y 
servid  á  él  y  á  su  pueblo,  v  vivid. 

13  ¿  Por  qué  moriréis  tu  y  tu  pueblo  á 
ouchillo,  de  hambre,  y  peacileneia,  se- 
gún ha  dicho  Jdhová  á  la  gente  qoe  ao 
sirviere  al  rey  de  Babilonia  ? 

14  No  oigáis  las  palabras  de  los  pro- 
fetas que  os  hablan  didendo.  No  ler- 
viréis  al  rey  de  Babilonia ;  porque  os 
profetizan  mentira  A. 

16  Porque  yo  no  loe  envié,  dice  Je* 
hová,  y  ellos  profetizan  falsamente  en 
mi  nombre,  para  que  yo  os  arroje,  y 
perezcáis,  vosotros  y  los  prtrfbtas  que  os 
prafiettzan  K 

16  También  á  los  sacerdotes,  y  á  todo 
este  pueblo,  hablé  diciendo :  Así  ha  di- 
cho Jehová:  No  oigáis  las  palabras  de 
vuestros  profetas  que  os  profetizan  did- 
endo. He  aquí  que  los  vasos  de  la  casa 
de  Jehová  volverán  de  Babilonia*  aho- 
ra presto:  porque  os  profetizan  men- 
tira. 

17  No  los  oigáis :  servid  al  rey  de  Ba- 
bilonia, y  vivid,  é  Por  qué  ha  de  lar 
desierta  esta  ciudad  ? 

18  Y  si  ellos  ton  profetas,  y  si  es  con 
ellos  palabra  de  Jehová,  oren  ahora  á 
Jtíwrí  de  los  c¡)éreitos,  que  los  vasos 
que  han  quedado  en  la  casa  de  Jehová, 
y  en  la  casa  del  KT^e  Judá,  y  en  Jen- 
salem,  no  vayan  á  Babilonia. 

19  Porque  así  ha  dicho  Jdiová  de  los 
qércitos  de  aquellRS  columnas «,  y  del 
mar,  y  de  las  bases,  y  dri  resto  de  los 
vasos  que  quedan  en  esta  ciudad, 

80  Que  no  quitó  Nabucodonoaor,  rey 
de  Babilonia,  cuando  trasportó  de  Je- 
rusaiem á  Babilonia*  á  Jeehónlas,  hijo 
de  Joacim,  rey  de  Judá,  y  4  todos  ios 
nobles  de  Judá  y  de  Jerusaiem: 

81  Así  pues  ha  dicho  Jdiová  de  los 
^ércitos,  Dios  de  Israel,  aceroa  de  loa 
vasos  que  quedaron  en  la  casa  de  Je- 
hová, y  en  la  casa  del  rey  de  Judá  y  de 
Jerusaiem: 

88  A  Babilonia  serán  trasportados,  y 
allí  estarán  hasta  el  día  en  que  yo  los 
vlaitaréj»,  dice  Jehová,  y  después  loa 
hné  subir,  y  restituirélos  á  este  lugarf. 


li 

im.li 


CAPITULO  XXVIIL 
Haitamiae  eoulradtee  d  Jertmiat  em  ia  un- 
fteia  de  la  etmtiuiáad  de  BeWwifa  Jerf 
mió*  por  atíe»  dt  Dim  I*  mhIss  d  etukt- 
dteir,  y  le  amenata  que  par  fcebv  ketWt 
/aba  profeetA  moriria  m  aqud  «ii«>l*  ead 

MÍMMMK. 

Y  ACONTECIÓ  en  el  mismo  aBe«, 
en  el  principio  del  reinado  de  Sede- 
ohlaa,  rey  de  Judá»  en  el  alk»  eaail9i 


||it.U.li 


•Oififi-l 


yT.U. 


Udr.s(a. 


JE&EHIAS,  XJJX. 


▲.  O.  dr.  SM. 


'V  27.16. 


hV.% 


M.i8.2a, 


*r.7. 


■■28.4S. 


£& 


a  d  «luinto  me»,  qne  Hananlm*  iSjo 
de  Asar  prafeu,  que  ere  de  Oabeon, 
me  habl^  en  la  caaa  de  Jehová  delante 
de  Im  sacerdotee  j  de  todo  el  pueblo, 
didoMlo: 

>  Asi  habló  Jehová  de  kM  ^ércltos, 
IN«  de  Inael,  diciendo :  Quebranté^  el 
jnigo  del  tej  de  BaUionia. 

8  Dentro  de  dos  afloe  de  dias  tomaré  & 
elle  logar  todos  lo»  Tasos  de  la  casa  de 
Jehorác,  qne  Nabucodonoeor  rey  de  Ba- 
bilonia llevó  de  este  lugar  para  meterlo* 
en  Babilonia. 

4  Y  70  tomaré  á  este  In^r  á  Jecho- 
nitt,  fe4}o  de  Joacim,  rey  de  Jndá,  7  á 
todos  loe  trasportados  de  Judá  que  en- 
truwi  en  Babilonia,  dice  Jehovi :  por- 
que yo  qnebrantaré  el  yugo  del  rey  de 
BsUÍonia. 

ft  Entonces  mpondió  Jeremías  profeU 
i  Hsnanías  profeta  delante  de  los  sacer- 
dotes, y  delante  de  todo  el  pueblo  que 
estaba  en  la  casa  de  Jehová  * ; 

6  Y  dijo  Jeremías  proCeta :  Amen,  así 
lo  haga  JehoTA.    Confirme  Jehová  tus 

C labras,  con  las  cuales  profetizaste  que 
J  vasca  de  la  casa  de  Jehová,  y  todos 
los  tnaportadoa,  han  de  ser  tomados  de 
Babilonia  á  este  lugar. 

7  Con  todo  eso  oye  ahora  esta  palabra 

Jne  yo  hablo  en  tus  oídos,  y  en  los  oídos 
e  todo  el  pueblo: 

8  Loa  profetas  que  fueron  antes  de  mí 
y  antea  de  tí  en  tiempos  pasados,  profe- 
tisaren  sobm  muchas  tierras,  ¡y  grandes 
refales,  de  guerra  y  de  aflicción,  y  de 
pestileneia. 

9  El  profbta  qne  profetiió  de  paz,  cu- 
ando sobreviniere  ui  palabra  del  profe- 
ta*, icrá  conocido  el  profeta  que  Jehová 
en  verdad  lo  envió. 

10  Botóneos  Hananías  profeta  quitó  el 
yugo/  flel  cuello  de  Jeremías  profeta,  y 
quebrólo. 

11  Y  habló  Hananías  en  presencia  de 
todo  el  pueblo  diciendo-.  Así  ha  dicho 
JehoWÍ:  De  esta  manera  quebraré  el 
yugo  de  Nabueodonosor,  rey  de  Babi- 
lonia, del  cuello  de  todas  las  gentes 
dentro  de  dos  alWis  de  dias'.  Y  ftaése 
Jeremías  su  camino. 

1*  Y  después  que  Hananías  profieta 
quebró  el  yugo  del  cuello  de  Jeremías 
pnrfbu,  ftié  palabra  de  Jehová  á  Jere- 
mías,  diciendo : 

18  Ve,  y  habla  á  Hananías  diciendo : 
Así  ha  ¿eho  Jehová :  Yugos  de  ma- 
dera quebraste,  mas  en  vea  de  ellos 
hará»  yugos  de  hierro. 

14  Poique  así  ha  dicho  Jehová  de  los 
ejércitos.  Dios  de  Israel:  Yugo  de  M- 
erxoA  puse  sobre  el  cuello  de  todas  estas 
gentes,  para  que  sirvan  á  Nabueodono- 
sor rey  de  Babilonia,  y  han  de  servirle: 
y  aun  Unbien  le  he  dado  las  bestias  del 
campo  I'. 

16  enténces  di)o  el  profeta  Jeremías 
á  Hananías  profeta :  Aoora  oye,  Hana- 
nías: Jehová  no  te  envió,  y  tU  has 
hecho  confiar  á  este  pueblo  en  men- 
tira*. 

10  Portante  así  ha  dicho  Jehová:  Hé 
aquí  que  yo  te  envió  de  sobre  la  has  de 
la  tiem ;  morirás  en  este  alto,  porque 
hablaste  rebelión  contra  JehováL 

17  Y  en  el  mismo  afto  murió  Hananíai 
en  el  roes  séptimo. 

CAPITULO  XXIX. 
Xtertbt  JtrtmUu  deadé  JerutáUm  á  lo»  MNt-> 
ti»o$  dé  BtMomia  tonfortaiídoloá  m  Ia/4 
dt  nt  pn/ttUt,  t  totuoíandótoB  eon  la  fn^ 
«WM  <f«  fihtruA.  Vn  /oIm  pr^tla  tterib* 
dmdt  BábOomia  al  tamo  laeerdat»  mmira 
JentaUu,  y  U  tecfrHH*  áUudtla  caaliH' 
dad  «Mifra  la/áUa  pñ^tela  d$  aqoA 


Y  ESTAS  son  las  palabras  de  la 
carta  qne  Jeremías  profeta  envió 
de  Jerusalem  á  los  ancianos  que  hablan 
quedado  de  los  trasportados,  y  á  ios  sa- 
cerdotes y  profetas,  y  á  todo  el  pueblo 
qne  Nabueodonosor  llevó  cautivo  de  Je- 
rusalem á  Babilonia, 

i  Después  que  salió  el  rey  Jechónias,  7 
la  reina,  y  los  de  palacio,  y  los  príncipes 
de  Judá  7  de  Jerusalem,  7  los  artífices, 
y  los  ingenieros  de  .Jerusalem  «, 

8  Por  mano  de  Elasa,  hijo  de  Saphan, 
y  de  Oemarlas,  hijo  de  Hildas,  (los  cu- 
ale*  envió  Bedeohlas  rey  de  Judá  á  Ba- 
bilonia, á  Nabueodonosor  rey  de  Babi- 
lonia,) diciendo : 

4  Así  ha  dicho  JAová  de  los  c¡}ércitos, 
Dios  de  Israel,  á  todos  los  de  la  cautivi- 
dad que  hice  trasportar  de  Jerusalem  á 
Babilonia: 

0  Edificad  easfa,  y  morad ;  7  plantad 
huertos.  7  comed  d«  fruto  de  ellos  b. 

6  Oasaos,  y  engendrad  hijos  é  hijas ; 
dad  mujerá  á  vuestros  hi^os,  7  dad  ma- 
ridos á  vuestras  h^as,  para  que  .paran 
h^OB  é  hijas,  y  multiplicAos  ahí,  7  no  os 
hagáis  poco*. 

7  Y  procurad  la  paz  de  la  dudad  á  la 
cual  os  hice  traspasar,  7  rogad  por  ella 
á  Jehová «,  porque  en  su  paz  tendréis 
(omMen  vosotros  paz. 

8  Porque  así  ha  dicho  Jehová  de  lo* 
^éreitos.  Dios  de  Israel :  No  os  enga- 
ñen vuestros  profetas'  que  etiám  entre 
vosotros,  ni  vuestros  adivinos ;  ni  miréis 
á  vuestro*  suriios  qne  sofials. 

8  Porque  falsamente  os  profetizan  elloa 
en  mi  nombre :  no  los  envié,  ha  dioho 
Jehová. 

10  Porque  asi  dijo  Jehová:  Cuando 
en  Babilonia  se  cumplieren  '  los  setenta 
afVos,  70  os  visitaré,  7  despertaré  sobre 
vosotros  mi  buena  palabra,  para  toma- 
ros á  este  lugar/. 

11  Porque  70  sé  los  pensamientos  qne 
tengo  acerca  de  vosotros',  dice  Jehová, 
pensamientos  de  paz,  7  no  de  mal,  para 
daros  el  fin  que  es{ieraís. 

19  Entonces  me  invocaréis,  é  iréis  7 
oraréis  á  mi,  7  >o  os  oiré. 

18  T  me  buscaréis  A,  7  hallaréis,  por- 
que me  buscuéis  de  todo  vuestro  co- 
razón '. 

14  Y  seré  hallado  de  vosotros*,  dice 
Jehová,  7  tornaré  vuestra  cautividad  / : 
7  os  juntará  de  todas  las  gentes,  v  de 
todos  los  lugares  adonde  os  arrojé «, 
dice  Jehová,  y  os  haré  volver  al  lugar 
de  donde  os  hice  ser  llevados. 

15  Mas  habéis  dicho :  Jehová  nos  ha 
suscitado  profetas  en  Babilonia. 

16  Así  empero  ha  dicho  Jehová  del 
re7  que  e^  sentado  sobre  el  trono  de 
David,  7  de  todo  el  pueblo  que  mora 
en  esta  ciudad,  de  vuestra*  hermanos 
que  no  salieron  con  voaotro*  en  cauti- 
verio; 

17  Así  ha  dicho  Jehová  de  los  ejér- 
citos: Hé  aquí  envió  70  contra  ellos 
cuchillo,  hambre,  7  pestilencia,  7  pén- 
drelos como  los  malos  higos,  que  de 
malos  no  se  pueden  comer  *. 

18  Y  perseguirélos  con  espada,  con 
hambre,  7  con  pcstilenoia;  7  darélos 
por  escarnio  á  todos  los  reino*  d«  la  ti- 
erra, por  maldición,  7  por  espanto,  7 
por  silbo,  7  por  aflwnta  á  todas  las  gen- 
tes á  las  cuales  les  habrá  arrqjado : 

19  Porque  no  07eron  mis  palabras,  dice 
Jehová,  que  les  envié  por  mi*  siervos 
los  profetas,  madrugando  en  enviar/u  ; 
7  no  habéis  escuchado,  dice  Jehová. 

80  Oíd  pues  palabra  de  Jehová,  vos- 
otros todo*  los  trasportados  que  eché  de 
Jerusalem  á  Babilonia: 


o  8  Bey.  M. 
13.10. 


I  ver.  n. 


•Bsd.8.10. 

i«.a.i,a 


<!  Gap.  1414. 
728.31. 
7  37.14.15. 


'Cap.3S.ll, 
13. 

30r.86.31. 
3S. 
Da.9.Z 

/Cap.  37. 28. 

Bad.Ll. 

»Is.W.8,9i 


*Lev.31M, 
etOL 

Dea.  80.1, 
ele. 

iCap.M.7. 
tSal.83.fi. 

7  46.1. 

Is.4A.19. 

7U.6. 
'Gap.  83. 43, 

SaLUS. 
1.4. 

"Cap.3S.8. 
7  80. 8. 
JCs.  86.  34. 
Amo*  9. 14 
8o|Au8.S0. 


•Osp.34.8. 
10. 


A.  a  cjr.  Me. 


JKRBMTA8,  XXX,  XXXL 


A.&*.»>lkl 


•!■.«.  U. 


•-  c*p.  ao.  2. 


«wr.S. 


iw.ao. 


apwi.a.1. 


•Ofep.SB.lC 


•  mr.  18. 
C«p.a9.14. 

BB.a».as. 

Anos  9. 14, 

tcu.ie.ifi. 

y  «2.27. 
II.8&S4. 


•  Jod  S.  U, 

Ba*h.l.l4. 
▲p.  6. 17. 


81  Aii  ha  dioho  Jehová  de  kw  ^ér* 
chMi  Dioi  de  Isnei*  acerca  de  Aeh&b, 
h^o  de  Collas,  y  acerca  de  Bedechlas, 
t4jo  de  Maatias,  quienes  os  pro&Cixan 
en  mi  nombre  falsamente :  Hé  aqui  kw 
entrego  50  en  mano  de  Nabocodoiiosor, 
rey  de  Babilonia,  y  él  ios  herlrÁ  ddante 
de  vuestros  ojos. 

as  Y  todos  los  trasportados  de  Judá 
que  tatám  en  Babilonia,  tomarán  de  ellos 
maldición «  diciendo :  Póngate  Jehová 
como  4  Sedechlas  y  como  á  Acháb,  los 
cuales  asó  al  fuego  el  rey  de  Babilonia ; 

n  Porque  hicieron  maldad  en  Israel, 
y  coraetieion  adulterio  con  las  mujeres 
de  BUS  prójimos,  y  lisamente  habla- 
ron en  mi  nombre j>  palabra  que  no  les 
mandé :  lo  cual  yo  sé,  y  soy  testigo,  flioe 
Jehovi. 

24  ^  Y  &  Semaias  de  Nefaelám  habla- 
ras  diciendo : 

25  Asi  habló  Jehovi  de  los  ^¿roitos. 
Dios  de  Israel,  diciendo:  Por  cuanto 
enviaste  letras  en  tu  nombre  &  todo  el 
puet>lo  que  eaiá  en  Jerusalem,  y  á  80- 
phonias  sacerdote,  hijo  de  Maaaias,  y  á 
todos  los  sacerdotes,  diciendo, 

86  JdioTi  te  ha  puesto  por  sacerdote 
en  lugar  de  Joiada  sacerdote,  para  que 
presidáis  en  la  casa  de  JehovÁ  sobre  to- 
do hombre*  y  profetante,  poniéndolo  en 
el  calabozo  y  en  «I  cepo  r : 

87  ¿  Por  qué  pues  no  has  ahora  re- 
prendido á  Jeremías  de  Anathotb,  que 
os  profetixayi(/«aimn<«  f 

88  Porque  por  eso  nos  envió  á  decir  en 
Babilonia :  Largo  va  •{  auitiverio:  edi- 
ficad casas,  y  morad ;  plantad  huertos,  y 
comed  el  ñruto  de  ellos  *. 

8»  (Y  Sopbonias  sacerdote  habia  leido 
esta  carta  a  oidos  de  Jeremías  profeta.) 

80  Y  fué  palabra  de  Jehová  á  Jeremías 
diciendo: 

81  Envia  á  decir  <  á  toda  la  transmi- 
gración :  Asi  ha  dicho  Jehová  de  Se- 
mafas  de  Nehelam :  Porque  os  profetiió 
Semaias,  y  yo  no  lo  envié,  y  os  hizo 
confiar  en  mentira  • ; 

82  Por  tanto  así  ha  dicho  Jehová :  Hé 
aquí  que  yo  visito  sobre  Semaias  de  Ne- 
h^am,  y  sobre  su  generación :  no  tendrá 
varón  que  more  entre  este  pueblo,  ni 
verá  Rquel  bien  ^ne  haré  yo  á  nil  pueblo, 
dioe  Jehová;  porque  contra  Jehová  ha 
hablado  rebelión'. 

CAPITULO  XXX. 
PraTetita  la  lilurtad  dé  la  eeuUividad  da  Ba- 
buonia,  y  Que  la»  ea*a»  di  Itrael  y  Jmiá 
$erán  re$latiteeidar,  y  reunida»  bojo  ua  r«y 
dtl  ¡imane  dg  David. 

PALABRA  que  fué  á  Jeremías  de 
Jehová  diciendo : 
8  Así  habló  Jehová  Dios  de  IsnA  di- 
ciendo :  Escríbete  en  un  libro  todas  las 
palabras  que  te  he  hablado. 

3  Porque  hé  aquí  que  vienen  dias,  dioe 
Jdiová,  en  que  tornará  la  eautividad  de 
mi  pueblo  Israel  y  Judá«,  ha  dicho  Je- 
hová, y  haválos  volver  á  la  tierra  que  di 
á  sus  padres,  y  la  poseerán  b. 

4  Estas  pues  «ns  las  palabras  que  ha« 
bló  Jehová  acerca  de  Israel  y  de  Judá. 

&  Porque  así  ha  dicho  Jdiová:  Hemos 
oido  vos  de  temblor ;  espanto  hay»  y  no 
paz. 

6  Preguntad  ahora,  y  mirad  si  pare  el 
varón :  porque  he  visto  que  todo  hom- 
bre tenia  las  manos  sobre  sus  lomos, 
como  mujer  de  parto,  y  hanse  tomado 
pálidos  todos  ios  rostros. 

7  ¡Ah,  cuan  grande  tt  aquel  día  «i 
tasto,  que  no  huj  otro  semejante  á  él : 
tiempo  de  angusúa  para  Jacob,  mas  de 
alia  será  librado. 


8  Y  seta  en  aquel  dia»  dice  JdwtiAt^ 
los  ejércitos,  fM  yo  quebmé  sa  ;igo 
de  tu  cuello,  y  romperé  tus  eoyuntai»! 
extraikoa  no  lo  volverán  mas  á  pona  « 
servidumbre : 

9  Sino  que  servirán  4  Jehová  su  M», 
y  á  David4  tu  rey,  el  cual  les  levanUré. 

10  Tü  pues,  siervo  mío  Jacob,  no  te- 
mas», dice  Jehová,  ni  te  atenaoiioOi 
Israel ;  porque  hé  aquí  que  yo  so;  d 

£e  te  salvo  de  lejos,  y  á  tu  simiente 
la  tierra  de  su  cautividad :  7  Jsoob 
tomará,  y  descansará,  y  sos^ganá,  j  m 
habrá  quien  h  esiMoite. 

11  Porque  yo  «eré  contigo,  dioe  Je- 
hová,  para  salvarte:  y  hué  coniom»- 
cioD  en  todas  las  gentes  entre  Isa  eoslct 
te  esparcí ;  en  ti  empero  no  haié  00a- 
suroacion/,  sino  que  te  rastigaxé  con 
juicio,  y  no  te  talné  dri  todo. 

18  Parque  así  ha  dicho  Jehová :  Den- 
hueiado  et  tu  quebrantamiento,  y  dii- 
cultosa  tu  llaga. 

13  No  hay  quien  juzgue  tu  causa  wurs 
salud:  no  hay  para  ti  eficaces  medies. 
mentos. 

14  Todos  tus  enamorados  te  olvido- 
roo^,  no  te  busoaa ;  poique  de  herida 
de  enemigo*  te  herí,  con  azote  de  cruel, 
á  causa  de  la  muehedumbre  de  tu  mal- 
dad, y  de  la  multitud  de  tus  pecados'. 

16  ¿  Fot  qué  gritas  á  causa  de  tu  qne* 
brantanüento  ?  Desahuciado  c*  tu  do- 
lor :  porque  por  la  grandeza  de  tu  iai- 
quidad  y  por  tus  muchos  peoados  te  be 
hecho  esto. 

16  Empero  serán  consumidos  todos  los 
que  te  consumen ;  y  todos  tus  sfligido* 
res,  todos  irán  en  cautiverio :  y  hollados 
serán  los  que  te  hollaron ;  y  á  todos  U» 
que  hicieron  presa  de  tí,  düsré  en  pceu*. 

17  Mas  yo  haré  venir  sanidad  non  ti. 
y  te  sanaié  de  tus  heridas,  dioe  Jefaová: 

Erque  Arrojada  te  llamaron  dídcerfe, 
ta  es  Sion,  á  la  que  nadie  busca. 

18  Así  ha  dicho  Jehová :  Hé  aquí  hsco 
yo  tornar  la  cautividad  de  las  tiendas  de 
Jacob,  y  de  sus  tiendas  tendré  niicri. 
cordial :  y  la  oiudail  será  edificada  aobie 
su  collado,  y  el  templo  será  asentade 
según  su  forma. 

1»  Y  saldrá  de  eUos  alabanza,  y  vos 
de  gente  que  está  en  regocijo:  y  los 
multiplicaro,  y  no  serán  diiminuidM»; 
mnltiplioarélos,  y  no  serán  menoses- 


*•    . 

Í8.1 


/ímI 


fULtJ 

Oi-tH 


80  Y  serán  sus  hijos  como  de  ptinoo, 
y  su  oougregaoion  delante  de  mí  será 
confirmada ;  y  visitaré  á  todos  sus  opre- 
sores. 

81  Y  de  él  será  su  Fuerte,  y  de  en 
medio  de  él  saldrá  su  EnaeiknMdor; 
y  haréle  ll^^r  oeroa,  y  acercarése  á 
mí :  porque  ¿  quite  es  aqud  qne  alin- 
dó su  corazón  para  llegarse  á  ntí,  dioe 
Jehová  ? 

88  Y  me  setéiz  por  pueblo,  y  yo  scM 
vuestro  Dios  •. 

88  Hé  aqui  que  la  tempestad  de  Je- 
hová sale  con  furor ;  la  tempestad  que 
se  aparca,  sobre  la  cabeza  de  los  imples 
reposará^. 

84  No  se  volverá  la  ira  del  enede  te 
Jehová,  hasta  que  haya  haebo  y  enaam- 
do  los  penaamientoa  de  su  eonsoo.  Ma. 
el  fia  de  loe  dias  entenderéis  coto* 

CAPITULO  XXXL 
JB«  «I  mimno  mrfmmmU  ád  tafUéo  ff' 


EN  aquel  tiempo,  dice  Jdwvá,  n 
seré  por  Dios  á  todos  los  Bnni— de 
Israel,  y  ellos  me  serán  á  mí  per 
blo. 
8  Así  ha  dicho  Jcho^:  Halló 


tSiLlOLtt 


I*.»-* 


jBaBMiAS,  xxn 


^wmt  t^mj  w  p»l»/,  I  ifS^ 


Sbt  Obiht  Johart .  Rvprlme  hl 


¡ík^lrnlldj^ü^  '"^^^  ^^" 


▲.  o.  oir.  «M. 


jeremías^  xxxil 


LCdi.ti| 


'  Jod  S.  17. 


•Gap.80.i;i 
1,2.' 


»GmiiSS.L 
ytlt.SL 

y».tS,U. 
'  Neh.  8.  25. 


'Cap  S4.2^ 


«Cap.  27.22. 
/Oa,p,71A  fi. 


9  Lev.  25. 24, 
82. 
Bn.  4.  4. 


AG«B.2S.1«. 
bw.  11.13. 


la  medida  delante  de  él  lobre  el  ooUado 
de  Uareb,  7  rodeaiá  &  Qoa, 

40  Y  á  todo  el  Talle  de  loa  cuerpos 
muettos  7  de  la  eenlia,  y  todas  las  lla- 
nuras hasta  el  arroyo  de  Cedrón,  hasta 
la  esQuina  de  la  puerta  de  los  caballos 
al  Oriente,  santo  todo  ello  á  Jehová :  no 
será  arrancada,  ni  destruida  mas  pan 
siempre  f. 

CAPITULO  XXXII. 

Sitando  Jertmia*  jirétopor  manñaSo  MI  ray; 
porqu*  predicaba  la  cualaeion  d«  la  dudad 
y  la  eauiividad  (fW  rey,  eompra  una  heredad 
con  la  tolemnfdad  dé  eoitumhre,  en  timMo 
y  tei<«inattio  de  qne  tu  pueblo  volvería  á 
entrar  Ubre  en  la  poeteton  de  en  anü^no 
pait,  en  donde  Dioi  haría  con  eBoe  eitmo 
peuto,  jf  lot  eUvMoria  de  bienes,  d  «IIm  y  d 
MM  híjoe  deepnea  de  dloe. 

PALABRA  que  fué  A  Jeremías  de 
Jehofá  el  año  décimo  a  de  Sede- 
chlaSy  rey  de  Judá,  que  fué  el  aik>  dé* 
cimo  octavo  de  Nabucodonosor. 

8  T  entonces  el  ^ército  del  rey  de  Ba> 
bilonia  tenia  cercada  k  Jeitualem  :  y  el 
profeta  Jeremías  estaba  preso  ^  en  el 
patio  de  la  cárcel*,  que  estaba  en  la 
casa  del  rey  de  Judá. 

8  Pues  Sedechlas,  rey  de  Judá,  lo  ha- 
bla echado  preso  diciendo ;  <>  Por  qué 
mofetíKas  tu  diciendo :  Asi  ha  dicho 
Jéhová :  Hé  aquí  yo  entrcffo  esta  ciu- 
dad en  mano  del  rey  de  Babilonia,  y 
tomarála^; 

4  Y  Sedechlas,  tM  de  Judá,  no  esca- 
pará de  la  mano  de  los  Caldeos,  sino 

3ue  de  cierto  será  entregado  en  mano 
el  rey  de  Babilonia,  y  hablará  con  él 
boca  A  boca,  y  sus  ojos  veían  sus  ojos ; 

5  Y  hará  UcTar  á  Sedechlas  á  Babl- 
lonia,  y  allá  estará  hasta  que  yo  lo  vi- 
site*, dice  Jehová:  si  peleareis  con  los 
Caldeos,  no  o*  sucederá  bien/  ? 

8  T  diUo  Jeremías :  Palabra  de  Jehová 
fué  á  mi  diciendo : 

7  Hé  aquí  que  Hanameel,  hijo  de  Sa- 
Ilum,  tu  tio,  viene  á  ti  diciendo:  Cóm- 
prame mi  heredad  que  eatá  en  Ana- 
tboth ;  porque  tü  tienes  derecho  á  ella 
para  comprarla  '. 

8  Y  vino  á  mi  Hanameel,  hijo  de  mi 
tio,  conforme  á  la  palabra  de  Jehová, 
al  patio  de  la  cárcel,  y  dliome:  Compra 
ahora  mi  heredad  que  tm  en  Anathoth, 
en  tierra  de  Bei\jamln,  porque  tuyo  es 
el  derecho  de  la  herencia,  y  á  ti  compete 
la  redención ;  cómprala  para  ti.  Enton- 
ces oonod  que  era  palabra  de  Jehová. 

9  Y  compré  la  heredad  de  Hanameel, 
hijo  de  mi  tio,  la  cual  estaba  en  Ana- 
thoth,  y  pésele  el  dinero  A;  siete  sidos  y 
diea  rnontdoM  de  plata. 

10  T  escribí  la  earU,  y  séllela,  é  hice 
atestiguar  á  testigos,  y  pesé  el  dincm 
con  balanza. 

11  Tonné  luego  la  earta  de  venta  se- 
llada, aetnm  el  derecho  y  costumbres,  y 
el  traslado  abierto : 

18  Y  di  la  carta  de  venta  á  Banich, 
h^o  de  Neria,  htío  de  Maasias,  delante 
de  Hanameel  el  l^  de  mi  tio,  y  delante 
de  los  testigos  que  hablan  suscrito  en 
la  «arta  de  venta,  delante  de  todos  los 
Judíos  que  estaban  en  d  patio  de  la 

18  Y*  di  érden  á  Baruch  delante  de 
ellos,  diciendo: 

14  Asi  ha  dicho  Jehová  de  los  ^éroi- 
tos.  Dios  de  Israel :  Toma  estas  cartas, 
esta  cana  de  venta,  la  sellada,  y  esta 
fttt  ta  la  carta  abieíta,  y  ponías  en  un 
vaso  de  barro,  pan  que  se  guarden  mu- 
chos dias. 

16  Porque  asi  ha  dicho  Jehová  de  loa 
^{Aneitos,  Dios  de  Israel :  Aun  se  eom- 


prarán  y  vettérrám  eaaas,  y  hendadc»,y 
viBas,  en  esta  tiem  •'. 

16  Y  después  que  di  la  earta  de  voits 
á  Banich,  hyo  de  Neria,  oré  á  Jehovi 
diciendo: 

17  Oh  Sefior  Jehová!  hé  aquí  que  td 
hiciste  el  cielo  y  la  tiem  h  con  tu  gian 
poder,  y  con  tu  brazo  extendido:  nibaj 
nada  que  se  te  esconda  <. 

18  T&  d  que  haces  miseiicordia  en 
millares  M,  y  vuelves  la  maldad  de  los 
padres  en  d  seno  de  sus  hijos  después  de 
ellos :  Dios  grande.  Poderoso,  Jehová  de 
los  ejércitos  u  su  nombre». 

19  Grande  en  oonscgo,  y  magnífico  en 
hechos  t  porque  tus  ojos  están  abiertn 
sobre  todos  los  caminos  de  los  h^os  de 
los  hombres  •,  pan  dar  á  cada  uno  se- 
gún sus  cambaos,  y  según  el  fruto  de 
sus  obras^. 

80  Que  pusiste  seBales  y  portentos  en 
tiern  de  Egipto  hasta  este  dia,  y  a> 
Israel,  y  entre  loa  hombres,  y  te  bai 
hecho  nombre  cual  es  este  diaf. 

81  Y  sacaste  tu  pueblo  Israel  de  tiem 
de  Egipto  con  seftales  y  portentos,  y  con 
mano  fuerte,  y  braao  extendido,  y  coa 
terror  grande, 

88  Y  dlsteles  esto  tiem,  de  la  cual  ju- 
raste á  sus  padres  que  se  la  darías''; 
tiem  que  mana  leohe  y  miel  •. 

88  Y  entraron,  y  poseyéronla;  mas  no 
oyeron  tu  vos,  ni  anduvieron  en  tu  ley : 
nada  hicieron  de  lo  que  les  mandaste 
hacer  * ;  por  tanto  has  hecho  venir  m- 
bre  ellos  todo  este.mal*. 

84  Hé  aquí  que  con  tnbucos  han  aco- 
metido la  ciudad  para  tomarla;  y  la 
ciudad  va  á  ser  entregada  en  mano  de 
los  Caldeos  que  pelean  contra  ella,  ft 
causa  de  la  espada,  y  del  hamtoe,  y  de 
la  pestilencia :  ha  pues  venido  á  ler  lo 
que  tu  dijiste,  y  hé  aquí  til  lo  eslái 
viendo. 

85  Oh  Seaor  Jehová !  ¿  y  me  has  tá 
dicho,  Cénopnte  la  heredad  por  diñen, 
y  pon  testigos,  bien  que  la  ciudad  sea 
entregada  en  nano  de  los  Caldeos  ? 

86  5  Y  fué  palabn  de  Jehová  á  Jere- 
mías, diciendo : 

87  Hé  aquí  que  yo  wy  .Tehová,  Dioi 
de  toda  carne «:  ¿  encubiiráseme  á  mi 
alguna  cosa? 

88  Por  tanto  así  ha  dicho  Jehová :  Hé 
aquí  voy  á  entregar  esta  ciudad  en  roano 
de  Caldeos,  y  en  mano  de  Nabucodono- 
sor, rey  de  Babilonia,  y  la  tomará : 

88  Y  vendían  los  Caldeos  oue  com- 
baten esta  ciudad,  y  la  pondrfen  fticge, 
Íla  abrasarán* ;  asimismo  las  casas  lo- 
re  euyaa  azoteas  ■  of^ceieron  pexfiune» 
á  Baal,  y  derramaron  libaciones  á  dioses 
ágenos  pan  nrovooaime  á  ira. 

80  Porque  los  h^os  de  Isiad  y  los  hi- 
jos de  Jodá  no  hni  heeho  sino  lo  malo 
delante  de  mis  q)os  desde  su  juvcnted  ': 
porque  los  h^os  de  Israel  no  han  hecho 
mas  que  provocanne  á  in  oon  la  obia 
de  sus  manos,  dioe  Jehová. 

81  Por  manera  que  pan  enq}o  mió  y 
para  in  mis  me  ha  sido  esta  ciudad 
desde  el  dia  que  la  edificaron  basta 
lu^;  para  que  la  haga  quitar  d*  mi 
presencia^, 

88  Por  toda  la  maldad  de  los  hUos  de 
Israel,  y  de  los  h^os  de  Judá,  qne  haa 
heoho  pan  cnoijarme,  ellos,  sus  rtj*** 
sus  principes*,  sus  sacerdotes,  y  m» 
profetas,  y  los  varones  de  Judá,  y  lo* 
moradores  de  Jeruulem. 

83  T  volviéronme  la  cerviz,  y  no  d 
rostro':  y  cuando  los 
dragando  y  ensefiandolss,  1 
ron  pan  recibir  oonreodon ; 

84  Antes 


Ifc 

tiK.r. 

Lk.1.8. 
-DII.J.Ü 


QOr.m. 


jeremías,  xxxiil 


A.  o.  dr.  690. 


en  la  casa  lotoe  la  eaal  «s  Invocado  mi 
oombie,  ooatamlnaiulola'. 

39  Y  edificaron  altaras  á  Baal,  loe  ooa- 
lee  aXkn  en  el  valle  del  hijo  de  Hinnom, 
pan  hacer  paur  por  et  fií^o  sua  hijo* 
y  BUS  h^as  á  Molech/;  lo  cual  no  lee 
mandé,  ni  me  vino  al  pennmiento  4|ac 
hicieeen  esta  abominación  para  hacer 
pecará  Judá. 

96  V  con  todo  ahora  ad  dice  JehovA, 
Dios  de  Israd,  á  esta  ciudad  de  la  cual 
decís  vosotros,  Bntromda  será  en  mano 
del  rey  de  Babilonia  A  cuchillo,  &  ham- 
bre, V  i  pestilencia : 

87  Hé  aquí  que  yo  los  Juntará  f  de  to- 
das las  tierras  á  las  cuales  los  eché  con 
mi  ñiror,  y  con  mi  enojo,  y  salla  grande, 

Lies  haré  tomar  á  este  lugar,  y  harélos 
lUtar  seguramente  A : 

88  Y  me  terka  por  pueblo,  y  yo  seré  A 
dios  por  Dios  >'. 

39  Y  daxéles  un  corazón*,  y  un  ca- 
mino, para  que  me  teman  perpetua- 
mente, para  que  hayan  bien  eUos,  y 
cus  hiíos  después  de  ellos. 

40  Y  haré  con  ellos  pacto  eterno/,  que 
DO  tomaré  atrás  de  hacerles  bien;  y 
pondré  mi  temor  en  el  corazón  de  ellos, 
para  que  no  se  aparten  de  mí. 

41  Y  alegrar^me  ccm  ellos  haciéndoles 
bien*;  y  los  plantaré"  en  esta  tierra 
en  veidad,  de  todo  mi  corazón  y  de 
toda  mi  alma. 

4í  Porque  asi  ha  dicho  Jehová :  Oomo 
tnge  sobre  este  pueblo  todo  este  grande 
mal,  así  traeré  sobre  dios  todo  el  bien 
que  acerca  de  ellos  hablo  •. 

48  Y  poseerán  heredad  en  esta  tterraj», 
de  la  cual  vosotros  decís,  Bstá  desierta 
sin  hombres  y  sin  animales;  es  entre- 
gada en  mano  de  Caldeos. 

44  Heredades  comprarán  por  dinero,  y 
harán  carta,  y  la  sellarán,  y  pondrán 
testigos?,  en  tierra  de  BeiOamin,  y  en 
los  contomos  de  Jerusalem,  y  en  las 
ciudades  de  Judá,  y  en  las  ciudades  de 
las  montajias,  y  en  las  ciudades  de  las 
campiñas,  y  en  las  ciudades  que  tttán 
al  Mediodia  f :  porque  yo  haré  tomar  su 
cat^vidad»,  dice  Jehová. 

CAPITULO  XXXIII. 
Ammeicm  de  «mmo  el  rulabU«imÍ0tto  á»  J»- 
ruiáUm,  p  ti  dt  Uu  atoladaí  dvdwiet  dt 
laroA  y  Judá,  como  tambitm  la  wnida  del 
Meetae,  f  perpetuidad  de  $m  reino. 

Y  FUÉ  palidm  de  Jehová  á  Jere- 
mías la  segunda  vez,  estando  él 
aun  preso  en  el  patio  de  la  oázeel*,  di- 
ciendo : 

8  Asi  ha  dicho  Jehová  que  la  hizo, 
Jdiová  que  la  formó  para  afirmarla; 
Jehová  es  su  nombre : 

8  Clama  á  mí,  y  te  responderé  b,  y  te 
enseñaré  cosas  grandes  y  dificultosas  que 
tuno  sabes. 

4  Porque  así  ha  dicho  Jehová,  Dios 
de  Israel,  acerca  de  las  casas  de  esta 
ciudad,  y  de  las  casas  de  los  reyes  de 
Judá,  denribadas  oon  trabucos  y  con 
hachas: 

5  (Porque  vinieron  pan  ndear  oon  los 
Caldeos,  para  henchirlas  de  cuerpos  de 
hambres  muertos,  á  los  cuales  herí  yo 
con  mi  furor  y  con  mi  ine,  pues  que 
eioondí  mi  rostro  de  esta  oiudad  á  causa 
de  toda  su  malicia:) 

8  Hé  aquí  que  yo  le  haso  subir  sanidad 
7  medicina ;  y  los  curare,  y  les  revelaré 
abundancia  de  paz  y  de  verdad. 

7  Y  haré  volver  la  oautividad  de  Judá, 
y  la  oautividad  de  Israel,  y  edificarélos 
oomo  al  principio. 

8  Y  los  limpiaré  de  toda  su  maldad  d 
con  que  peoaxoa  contra  mí ;  y  perdonaré 


todo*  sus  pecados*  con  que  contn  mí 
pecaron,  y  con  que  oontn  mí  se  re- 
bdáran. 

9  Y  seráme  á  m(  por  nombra  de  gozo, 
de  alabanza  y  de  gloria  entra  todas  las 
gentes  de  la  tienra,  que  habrán  oido 
todo  el  bien  que  yo  les  hago  ¡  y  temerán 
y  temblarán  de  todo  el  bi¿  y  de  toda  la 
paz  que  yo  les  haré. 

10  Así  ha  dicho  Jehová :  En  este  lu- 
gar, del  cual  decís  que  está  desierto  sin 
nombres  y  sin  animales,  en  las  ciudades 
de  Judá  y  en  las  calles  de  Jerusalem, 
que  están  asoladas  sin  hombre,  y  sin 
morador,  y  sin  animal,  tiene  de  oírse 
aun 

11  Voz  de  gozo,  y  vos  de  alearía,  voz 
de  desposado,  y  voz  de  desposaaa/ ;  voz 
de  los  que  digan,  Alabad  á  Jehová  de 
los  ejércitos ;  porque  Jehová  es  bueno, 
porque  para  uempre'  et  su  misericor- 
dia :  ww  de  los  que  traigan  alabanza  á 
la  casa  de  Jdiová.  Porque  tomaré  á 
traer  la  cautividad  de  la  tierra  como  al 
principio,  ha  dicho  Jehová. 

la  Así  dice  Jehová  da  los  ejércitos: 
En  este  lugar  desierto,  sin  hembra  y  sin 
animal,  y  en  todas  sos  dudados,  aun 
habrá  cabana  de  pastores  que  hagan  te- 
ner migada  A  ganados  A. 

13  En  las  ciudades  de  las  montafias', 
en  las  ciudades  de  los  campos,  y  en  las 
ciudades  que  están  al  Mediodía,  y  en 
tiem  de  Benjamín,  v  alrededor  de  Je- 
rusalem, y  en  las  ciudades  de  Judá,  aun 
pasarán  ganados  por  las  manos  de  los 
contadores,  ha  dicho  Jehová. 

14  Hé  aquí  vienen  días,  dice  Jehová, 
en  que  yo  confirmaré  la  palabra  buena 
que  ne  hablado  á  la  casa  de  Israel  y  á  la 
casa  de  Judá. 

15  En  aquellos  d  las  y  en  aquel  tiempo 
haré  producir  á  David  Pimpollo  de  jus- 
ticiare, y  hará  juicio  y  Justicia  en  la 
tierra. 

16  En  aquellos  días  Judá  será  salvo, 
y  Jerusalem  habitará  seguramente:  y 
esto  terá  lo  que  la  llamará,  JEHOVA 
JUSTICIA  NUESTRA  i. 

17  Porque  así  ha  dicho  Jehová :  No 
fkltaiA  á  David  varón  que  se  siente  so- 
bra d  trono  de  la  casa  de  Israel  ••. 

18  Y  de  los  sacerdotes  y  Levitas  no 
fiíitará  varón  de  mi  presencia  que  ofrez- 
ca holocausto,  y  encienda  Presente,  y 
que  haga  sacrificio  todos  los  dias». 

19  ^  Y  ftaé  palabra  de  Jehová  á  Jere- 
mías diciendo : 

80  Así  ha  dicho  Jehová :  Si  pudieres 
invalidar  mi  eoncierto  para  con  el  dia, 
y  mi  concierto  para  con  la  noche,  por 
i^j^mera  que  no  haya  dia  ni  noche  á  su 
tiempo, 

81  Podráae  también  invalidar  mi  pacto 
con  mi  siervo  David  «,  para  que  deje  de 
tener  hgo  que  reine  sobra  su  trono,  y 
con  los  Levitas  y  sacerdotes,  mis  mi- 
nistros. 

88  Oomo  no  puede  ser  contado;»  el 
ejército  dd  cielo,  ni  la  arena  de  la  mar 
se  puede  medir,  así  multiplicaré  la  simi- 
ente de  David  mi  siervo,  y  los  Levitas 
que  á  mí  ministran. 

88  ^  Y  ftié  palabra  de  Jehová  A  Jera- 
mías  dioiendo : 

84  ¿  No  has  echado  de  ver  lo  que  ha- 
bla este  pueblo  diciendo.  Dos  nuniilaa 
que  JehovA  escogiera  ha  desechado  ?  Y 
han  tenido  en  poco  mi  pueblo,  hasta  no 
tenerlos  mas  por  nación. 

85  Así  ha  dicho  JehovA :  81  no  per- 
maneciere mi  concierto  para  con  el  dia 
y  la  no<^e«,  ¡f  el  yo  no  he  puesto  las 
leyes  dd  oielo  y  de  la  tierra, 

86  TamUen  desecharé  la  simiente  de 


•Cap.  a.  81 


/  Cap.  7.  SI 
y  25. 10. 

Ap.  18.  as. 

S3Gr.  8.13. 
Esd.S.U. 

Bal.  188.1. 


&  U  68. 10. 
•  Cap.  17. 86. 
y  00. 18. 


i  Cap.  as.  8. 
ls.1.2. 

Lll.  1. 
kc&ia, 

13. 

I  Cap.  as.  6. 
Es.  48.  36. 
1  Cor.  1.80. 

■88a.7.14, 

16. 

1  Bey.  3.4. 

18.9.6. 

Sal.  80. 39. 

86. 

Ln&  1.  33, 

8S. 
»  Bs.  41. 15. 


o  3  Sa.  23.8. 


'Cap.  SI.  37. 
Gfln.lS.fi. 
y  22. 17. 


t  Osa.  8.22. 


jeremías,  ixnv,  xxxv. 


Ti  j  tubU  1  SxUihlai,  Tt)  de  Jslá, 
;  dib:  Ailhi  dlobo  Jchoní:  H4  iñil! 


"5SSh 

■ís:ssi=«= 

£Í^t.-£= 

H  priiulfH  lU  JnU,  ]  I 


bl|D  d>  Hibudnu.  j  i 


A.acfr.dogr. 


jeremías,  zxsn. 


A.  C  Oír.  00T> 


9  T  de  no  edificar  casas  para  nuestra 
momda,  y  de  no  tenor  viJia,  ni  heredad, 
ni  sementera. 

10  Moramos  pues  en  tiendas,  y  hemos 
obedecido  j  hecho  conforme  á  todas  las 
cosas  que  nos  mandó  Jonadab  nuestro 
padre. 

11  Sucedió,  empero,  que  cuando  Na- 
bucodonosoc  rey  de  Babilonia  subió  á  la 
tierra,  d^imos :  Venid,  y  entrémonos  en 
Jerusalem  de  delante  del  ^éreito  de  los 
Caldeos,  j  de  delante  del  ejército  de 
los  de  Siria:  y  en  Jerusalem  nos  que- 
damos. 

IS  ir  V  fué  palabra  de  Jdtová  á  Jere- 
mías, diciendo  : 

18  Asi  ha  dicho  Jehová  de  los  ^ér- 
citos.  Dios  de  Israel:  Ve,  y  di  á  los 
▼arenes  de  Judfr,  y  á  los  moradores  de 
Jerusalem :  ¿  No  recibiréis  instrucción 
para  obedecer  á  mis  palabras,  dice  Je- 
ho^A? 

14  Fué  firme  la  palabra  de  Jonadab, 
hijo  de  Rech&b,  ei  cual  mandó  á  sus 
lújot  que  no  bebiesen  riño,  y  no  lo  han 
bebido  iiasta  hoy,  por  obedíwer  al  man- 
damiento de  su  padre :  y  yo  os  he  habla- 
do á  vosotros,  madrugando  '  y  hablando, 
y  no  me  habéis  oido. 

15  Y  envié  á  vosotros  á  todos  mis  si- 
ervos los  profetas «,  madrugando  y  en- 
viando¿ef  a  (teoir :  Tomaos  ahora  cada 
uno  de  su  mal  camino,  y  enmendad  vu- 
estras obras/,  y  no  vayáis  tras  dioses 
ágenos  para  servirles,  y  viviréis  en  la 
tierra  que  di  á  vosotros  y  &  vuestros 
padres :  mas  no  inclinasteis  vuestro  oído, 
ni  mecisteis. 

16  Ciertamente  los  hijos  de  Jonadab, 
hijo  de  Reeháb,  tuvieron  por  firme  el 
mandamiento  que  les  dio  su  padre ;  mas 
este  pueblo  no  me  ha  obedecido. 

17  Por  tanto  así  ha  dicho  Jehová  Dios 
de  ios  ^ércitos.  Dios  de  Israel :  Hú  aquí 
traeré  yo  sobre  JudA  y  sobre  Jerusalem 
todo  el  mal  que  contra  ellos  he  hablado : 
porque  les  hablé,  y  no  oyeron ;  llamólos, 
y  no  han  renpondidoy..' 

18  T  dUo  Jeremías  á  la  familia  de  los 
Rechábltas :  Así  ha  dicho  Jehová  de  los 
Renatos,  Dios  de  Israel :  Porque  olie- 
deeisteis  al  mandamiento  de  Jonadab 
vuestro  padre  A,  y  suardasteis  todos  sus 
mandamientos,  e  nicisteiB  conf<»me  á 
todas  las  cosas  que  os  mandó, 

19  Por  tanto  así  ha  dicho  Jehová  de 
los  ^ércitos.  Dios  de  Israel :  No  faltará 
varón  de  Jonadab,  hijo  de  Reeháb,  que 
esté  en  mi  presencia  todos  los  dias  •'. 

CAPITULO  XXXVI. 
Xtlando  prtto  J«r*mUu,  tnvia  por  msdt»  ds 
Bitruek  $u  prqfteia  e$erita,  para  qu»  la 
Iey«<«  pMieanuntt  e»  H  Templo  t  y  oytfn- 
dúla  lof  prtnHpe»,  dan  cuenta  al  rey,  el  etMl 
hace  íratr  ü  etcrtío,  y  deepue»  de  leído  en 
Ht  preteneia,  U  mitmo  lo  rompe  y  quema, 
mmanda  pretuier  á  Baruek  y  á  Jeremia». 
moa  Dioe  loe  oculta,  y  por  mandaio  ettyo 
vuWm  á  utriMr  JereñMiiu  en  otro  cuaderno 
lo  que  ettaba  en  «I  que  el  rey  quomí,  y  mu- 
cho ma$. 

YAOONTEOIÓ  en  el  cuarto  año  de 
Joacim,  hijo  de  Josias,  rey  de  Jndá, 
que  taé  esta  palabra  á  Jerenuas  de  Je- 
hová, diciendo : 

S  Tdmato  un  envoltorio  de  libro «,  y 
escribe  en  él  todas  las  palabras^  que  te 
be  hablado  contra  Israel  y  contra  Judá, 
y  oontxa  todas  las  ecntesc,  desde  el  dia 

Soe  conuTué  á  hablarte,  desde  los  dias 
e  Josias  hasta  hoy. 

8  Quizárf  oirá  la  easa  de  Judá  todo  el 
mal  que  yo  pienso  hacerles,  para  vol- 
vMEse  cada  uno  de  su  mal  camino* ;  y  yo 
las  pendonaté  su  maldad  y  su  pecado/. 


4  T  llamó  Jeremías  á  Barueh;,  h^o 
de  Nerlas,  y  escribió  Baruch  de  boca 
de  Jeremías  en  un  envoltorio  de  libro 
todas  las  palabras  que  Jehová  le  habla 
hablado. 

5  Después  mandó  Jeremías  á  Baruch 
diciendo :  To  estoy  preso ;  no  puedo  en- 
trar en  la  casa  de  Jenová : 

6  Entn  tú  pues,  y  lee  de  este  envol- 
torio, que  escribiste  de  mi  boca,  las  pa- 
labras de  Jehová  en  oídos  del  pueblo, 
en  la  casa  de  Jehová,  el  dia  del  ayuno  * ; 
y  las  leerás  también  en  oídos  de  todo 
Judá  que  vienen  de  sus  ciudades. 

7  Quíeí  caerá  oración  ^ie  ellos  en  la 
presencia  de  Jehová,  y  tomar&se  cada 
uno  de  su  mal  camino:  porque  grande 
es  el  furor  y  la  ira  que  ha  expresada 
Jehová  contra  este  pueblo. 

8  Y  Baruch,  hijo  de  Nerias,  hizo  con- 
forme á  todas  las  tfosas  que  le  mandó 
Jeremías  profeta,  leyendo  en  el  libro 
las  palabras  de  Jehová  en  la  casa  de 
Jehová. 

9  Y  aconteció  en  el  afio  quinto  de 
Joacim,  hijo  de  Jtfsias,  rey  de  Judá, 
en  el  mes  noveno,  que  promulgaron 
ayuno  •  en  la  presencia  de  Jehová  á 
todo  el  pueblo  de  Jerusalem,  y  á  todo 
el  pueblo  que  venia  de  las  ciudades  de 
Judá  á  Jerusalem. 

10  Y  Baruch  leyó  en  el  libro  las  pala- 
bras de  Jeremías  en  la  casa  de  Jehová, 
en  la  cámara  de  Oemarías,  h^o  de  Sa- 
phan  escriba,  en  el  atrio  de  arriba,  á  la 
entnda  de  la  puerta  nueva*  de  la  casa 
de  Jehová,  en  oidos  del  pueblo. 

11  Y  Mlchéas,  hijo  de  Gemarías,  h^o 
de  Saphan,  habiendo  oido  del  libro  to- 
das las  palabras  de  Jehová, 

18  Descendió  á  la  casa  del  rey  á  la 
cámara  del  secretario,  y  hé  aquí  que 
todos  los  príncipes  estaban  allí  senta- 
dos ;  á  taber,  Elisama,  secretario,  y  De- 
laías,  h^o  de  Semefas,  ^  Elnathan,  hijo 
de  Aehbor,  y  Jemarías,  hijo  de  Saphfm, 
y  Bedechlas,  hi]o  de  Hananías,  y  todos 
los  principes. 

18  V  contóles  M iehéas  todas  las  pala- 
bras que  habla  oido  leyendo  Baruch  en 
el  libro  en  oidos  del  pueblo. 

14  Entonces  enviaron  todos  los  prín- 
cipes á  Jehudí,  hijo  de  Nethanías,  hijo 
de  Selemías,  h^o  de  Ohusi,  para  que 
dijese  á  Baruch :  Toma  el  envoltorio 
en  que  leíste  á  oidos  del  pueblo,  y  ven 
acá.  Y  Baruch,  hijo  de  Nenas,  tomó 
el  envoltorio  en  su  mano,  y  vino  á 
ellos. 

15  Y  dUéronle :  Siéntate  ahora,  y  léelo 
en  nuestros  oidos.  Y  leyó  Baruch  en  sus 
oidos. 

16  Y  fué  que  como  oyeron  tedas  aque- 
llas palabras,  cada  uno  se  volvió  es- 
pantado á  su  compañero,  v  dijeron  á 
Baruch:  Sin  duda  contúemos  al  rey 
todas  estas  palabras. 

17  Preguntaron  luego  á  Baruch  dici- 
endo :  Cuéntanos  ahora  como  escribiste 
de  boca  de  Jeremías  todas  estas  pala- 
bras. 

18  Y  Baruch  lee  dijo :  Él  me  dictaha 
de  su  boca  todas  estas  palabras,  y  yo 
escribía  con  tinta  en  el  libro  <. 

19  Entonces  dijeron  los  príncipes  á 
Baruch :  Ye,  y  escóndete  tu  y  Jeremí- 
as, y  nadie  sepa  donde  estáis. 

80  Y  entraron  al  rey  al  atrio,  habiendo 
depositado  el  envoltorio  en  la  cámara  de 
Ellsama,  secretorio,  y  contaron  en  los 
oidos  del  r^  todas  estas  palabras. 

21  Y  envió  el  rey  á  Jenudí  á  que  to- 
mase el  envoltorio,  el  cual  lo  tomó  de 
la  cámara  de  Elisama  secretario ;  y  leyó 
en  él  Jehudí  en  oidos  del  rey,  y  en  oidos 


'Gap.88.19. 
y4&l,& 


9. 


•'Joeia.U;, 
ote. 


iCap.9S.10. 


(ver.  2, 4. 


A.  a  dr.  «M. 


jeremías,  xxxvii. 


i.adi.w. 


•JmM.S.ao. 


11. 


•  8*1.  37. 5. 
7  83.  7. 
7M.3. 


fOtp.  23.19, 
SO. 


<  Pn.  90. 1. 


•0&P.23.34. 
8  Bar.  34. 
17. 
SCr.M.10. 


*SCr.8S.13, 
16. 
*Oftp.39.35. 

i  Gap.  3. 37. 
731.1.3. 
7«L3,30. 


de  todo*  1m  prine^pM  que  junto  al  ie7 
estaban. 

83  Y  el  Tcy  eitaba  en  la  caía  de  in- 
vierno w  en  el  mes  noveno,  7  habia  un 
brasero  ardiendo  delante  de  él. 

83  Y  tve  qne  como  Jdiudi  bobo  leído 
tres  ó  cuatro  venos,  rasgólo  con  un 
caehlllo  de  escribama,  7  echdlo  en  el 
taego  que  kabia  en  el  brasero,  hasta  que 
todo  el  envoltorio  se  consumió  sobre  d 
fuego  que  en  el  brasero  habia. 

84  Y  no  tuvieron  temor,  ni  rawaron 
sus  vestidos  el  re7  7  todos  sos  swrvos 
que  oyeron  todas  estas  palabras». 

85  Y  aunqu»  Elnathan  7  Delaias  7  Oe- 
marías  rogaron  al  rey  que  no  quemase 
aquel  envoltorio,  no  loa  quiso  oír : 

,  86  Antes  mandó  el  re7  &  Jerameel, 
hijo  de  Amelech,  v  &  Séraías,  hijo  de 
Asrlel,  7  &  Selemias,  hijo  de  Abdeel, 
que  prendiesen  k  Baruoh,  d  escribiente, 
7  á  Jeremías  profeta;  mas  Jehová  los 
escondió  •. 

87  ir  Y  fué  palabra  de  Jehová  á  Je- 
remías, después  que  el  rey  quemó  el 
envoltorto,  las  palabras  que  Baruch  ha- 
bia escrito  de  ooca  de  Jeremias,  dici- 
endo: 

88  Vuelve  á  tomar  otro  envoltorio,  7 
escribe  en  él  todas  las  palabras  primeras 
que  estaban  en  el  primer  envoltorio,  que 
quemó  Joacim  rey  de  Judá. 

89  Y  dlr&s  á  Joacim,  re7  de  Judá: 
Así  ha  dicho  Jehová :  Td  quemaste  este 
envoltorio  diciendo :  ¿  Por  qué  escribiste 
en  él  diciendo.  De  cierto  vendrá  d  re7 
de  Babilonia,  7  destruirá  esta  tierra,  7 
hará  que  no  queden  en  ella  hombres  ni 
animales? 

ao  Por  tanto  así  ha  dicho  Jehová  en 
orden  á  Joacim,  re7  de  Judá :  No  ten- 
drá Quien  se  siente  sobre  el  trono  de 
David ;  7  su  cuerpo  será  echado  al  calor 
del  dia,  7  al  7elo  de  la  noches. 

81  Y  visitaK  iDbie  él,  7  sobre  su  simi- 
ei^,  7  sobre  sus  siervos,  su  maldad  ¡  7 
traeré  sobre  ellos,  7  sobre  los  moradores 
de  Jenisalem,  7  sobre  los  varones  de 
Judá,  todo  á  mal  que  les  he  dicho  f,  y 
no  escucharon. 

38  Y  tomó  Jeremías  otro  envoltorio,  y 
diólo  á  Baruch,  hijo  de  Nerías,  escriba, 
7  escribió  en  él  de  boca  de  Jeremías  to- 
das las  palabras  del  libro  que  quemó  en 
el  fuetfo  Joacim,  re7  de  Judá,  7  aun  ftie- 
ron  añadidas  sobre  ellas  muchas  otras 
palabras  semejantes. 

CAPITULO  XXXVII. 
YtmdoM  lo$  OaUUo»  dH  etreo  d»  J«ru»atetn 
por  la  fuma  de  qtu  PharaoH  r*v  d»  Xgivto 
venia  «n  Boeorro  <!•  la  dudad,  J«r*nua» 
inUnta  $alir  <fa  eUa  para  trie  á  m  villa 
AmathoOtt  pero  él  capitam  de  la  guardia 
de  una  puerta  le  aehtua  qu»  *e  va  A  loe 
OMioe,  f/  outifiM  lo  niega  Jeremiae,  le 
premie  ¡  y  deepuee  qtu  loa  printipe»  U  haeen 
aiatar,  et  echado  en  una  tnasmorra.  De  aOi 
lo  \aee  aaear  el  rep  en  Hcreto¡  pero  ti  te 
eonjtrma  la  profeéta  de  tu  eauUverio,  p 
ton  iodo  por  mandado  dd  rey  uU  da  pon, 
y  otraprieioa  menoe  dura. 

Y  reí  NO  el  re7  Sedeehlas*,  hijo  de 
Josias,  en  lucar  de  Conias,  h^  de 
Joacim,  al  cual  Kabucodonosor  re7  de 
Babilonia  habia  constituido  por  re7  en 
la  tlena  de  Judá. 

8  Has  no  obedeció  él,  ni  sus  siervos, 
ni  el  pueblo  de  la  tierra,  á  las  palabras 
de  JetioTÁk,  que  dijo  por  el  proüMa  Je- 
remías. 

8  Y  envió  el  re7  SedeoMas  á  Juoal, 
hUo  de  Selemías,  7  á  Sephanias,  h^o  de 
Maaslas  sacerdote  «,  para  aue  dijesen  al 
profeta  Jeremias :  Ruega  añora  por  nos- 
otros á  Jehová  nuestro  Dios  é. 


4  (Y  Jeremías  entraba  7  salla  en  me- 
dio del  pueblo,  porque  no  lo  hablan  pa- 
cato en  la  casa  de  la  cárcel. 

6  Y  como  el  ^rdto  de  Pharami*  bnbo 
salido  de  Egipto,  7  vino  la  fimia  de  cUss 
á  oídos  de  los  Caldeos  que  tenían  es- 
cada  á  Jerusalem,  partiéronse  de  Jen- 
salem/.) 

6  Entonces  fué  palabra  de  J^ová  á 
Jeremías  diciendo : 

7  Así  ha  dicho  Jdiová  Dios  de  Israd: 
Diréis  así  al  re7  de  Judá,  que  os  envió  & 
mí  para  que  me  prmintaseis :  Hé  aquí 
que  el  ^ército  de  Pharaon  que  habla 
salido  en  vnertro  sooonro,  se  volvió  á  su 
tierra  en  Egipto. 

8  Y  tornarta  les  Caldeos,  7  combati- 
rán esta  ciudad,  7  la  tomarán,  7  la  pon- 
drán álViego  y. 

9  Así  ha  dicho  Jehová :  No  engafiris 
vuettcas  almas  diciendo :  Sin  duda  los 
Caldeos  se  han  ido  de  nosotros :  poiqae 
no  se  Irán. 

10  Porque  aun  cuando  hirieseis  todo 
tí  ejército  de  los  Oaldéoa  que  pelean 
con  vosotros,  7  quedasen  de  dios  hoas; 
bres  alanceados,  cada  uno  se  levantará 
de  su  tienda,  7  pondrán  eita  ciudad  á 
fuego  A. 

11  ir  7  aconteció  que  como  el  ^érdto 
de  los  Caldeos  se  ñié  de  Jerusaiem  á 
causa  del  ejército  de  Pharaon, 

18  Salíase  de  Jerusaiem  Jeremías  pera 
irse  á  tierra  de  Benjamín,  para  apar- 
tarse de  allí,  de  en  medio  del  pueblo. 

18  Y  cuando  fué  á  la  puerta  de  Ben- 
jamin,  estaba  aUÍ  un  prepódto  que  se 
llamaba  Irías,  hijo  de  áelemíaa,  t^jo  de 
Hananías ;  el  cual  prendió  á  Jeremíss 
profeta  diciendo;  Tü  te  retiras  á  los 
Caldeos. 

14  Y  Jeremías  dijo  :  B$  falso' ¡  no  me 
retiro  á  los  Caldeos.  Mas  él  no  lo  esca- 
chó ;  antes  prendió  Irlas  á  Jeremías,  y 
llevólo  delante  de  los  príncipes. 

15  Y  los  príncipes  se  airaron  contra 
Jeremías,  7  asotámnlo,  7  pusiéronle  en 
prisión  en  la  caaa  de  Jonathan  cacriba, 
porque  aqudla  hablan  hecho  cata  de 
cárcel. 

16  Entró  pues  Jeremías  en  la  casa  de 
la  mazmorra,  v  en  las  camarillas  di  la 
pritioH:  7  habiendo  estado  allá  Jere- 
mías ñor  muchos  días, 

17  El  rey  Sedeohlas  envió,  7  sacólo; 
7  preguntóle  el  re7  escondidamente  en 
su  casa,  y  dijo :  ¿  E«  psdabra  de  Je- 
hová ?  Y  Jeremías  dijo :  JK  tsm  es.  Y 
dyo  mas :  En  mano  del  rey  de  fialiilo- 
nia  serás  entregado. 

18  DUo  también  Jeremías  al  rey  Se- 
dechlas :  ¿  En  qué  pequé  contra  tí,  y 
contra  tus  siervos,  7  contra  este  pueblo, 
para  que  me  pusieseis  en  la  casa  de  la 
cárcel  ? 

19  ¿  Y  dónde  están  vuestros  profietas 
que  os  profetiaaban  dldeudo.  No  vendrá 
el  re7  oe  Babilonia  contra  voeotros,  ni 
contra  esta  tierra*  ? 

90  Ahora  pues  oye,  te  ru^o,  oh  rey 
mi  señor:  caiga  ahora  mi  sdpUea  de- 
lante de  tí,  7  no  UM  hagas  volver  á 
casa  de  Jonathan  escriba,  porque  no 
me  muera  allí. 

81  Entonces  dio  orden  el  rey  8ede- 
chlas,  y  depositanm  á  Jeremías  en  el 
patio  de  la  cároeU,  haciéndole  dar  naa 
torta  de  pan  al  dia,  de  la  plaxa  de  los 
panaderos,  hasta  que  todo  el  pan  de  la 
ciudad  se  gastase.  Y  quedó  Jeremías  en 
el  patio  de  la  cárod.    • 

CAPITULO  XXXVIII. 
Oon  tonmnUmitmto  dd  reg  ee  ttkoM  Jar*' 
nUaa  par  le»  priutipM  em  urna  latsisww 
«macota,  jMTfiw  jwrwiadía  al  jwwMs  é  fut 


tt.i;.ii| 


/w.U. 
Oip.Sil 


iOip.1 

4.7. 


<1I|LI.U. 
12. 


ate. 

y»a. 


LCLdr.set. 


jeremías,  zzxym,  xxxix. 


A.aeir.fi88. 


«  éb$t  á  lo§  OaUto».  Bbtd-miUe,  erfaA» 
(U  rejf,  rtuga  por  41,  y  I»  taca  i»  aUC.  fltt- 
tUU  Á  r<y  «n  atento,  «mu  41  I«  aeanmia 
fa»  m  <U  coM  <Mmjw  A  loo  OáUUo».  m  9m<> 
«rt  «miar  «m  «Jrtrtwa  ealarntiiad,  mi  d*  la 
atídad,  ft  ia  d<  (mIo  «h  ftuUo. 

Y  OYÓ  SephRtíu»hUo  de  Mathuí,  y 
Gedalias,  hijo  de  Phwiur,  j  Juoal «, 
hijo  de  Selemiá*,  y  PhMur^,  h^o  de 
MelchlaA,  las  palabras  que  Jeremias 
hablaba  4  todo  d  pueblo  diciendo : 

8  Asi  ha  dicho  Jehov4:  El  que  se 
quedare  en  esta  otudad  moiiiá  á  cu- 
diillo,  6  de  hambxe»  ó  de  pestilencia; 
mm  el  que  se  saUne  &  los  Cald«^as,  vi- 
vará, pues  su  vida  le  será  por  despojo, 
y  vivirá. 

8  Asi  ha  dicho  Jehová :  De  cierto  se- 
rá entr^ada  esta  ciudad  en  mano  del 
ñároito  del  rey  de  Babilonia,  y  toma- 

4  Y  dyeron  los  principes  al  rey :  Mu- 
era«  ahora  este  hombre ;  porque  de  esta 
manera  hace  desmayar  las  manos  de  los 
hambres  de  guerra  que  han  quedado  en 
esta  ciudad,  y  las  manos  de  todo  el  pue- 
blo, hablandoies  tales  palabras :  porque 
este  hombre  no  busca  la  paz  de  este 
pueblo,  sino  el  mal. 

5  Y  dUo  el  rey  Sedechlas:  Helo  ahí, 
en  vuestras  manos  está ;  que  el  rey  no 
podrá  contra  vosotros  nada. 

6  Entonces  tmnaron  ellos  á  Jeremías, 
é  hiciéronlo  echar  en  la  mazmorra  de 
Malchlas,  hijo  de  Amelech,  que  utaba 
en  el  patio  de  la  cárcel :  y  metieron  á 
Jeremías  con  sogas.  Y  en  la  mazmorra 
no  kabiti  agua,  sino  cieno  :  y  hundi<ise 
Jeremias  en  el  cieno. 

7  ^  Y  oyendo  Bbed-melec,  hombre 
Etiope,  eunuco  que  estaba  en  casa  del 
rey,  qtw  hablan  puesto  á  Jeremías  en  la 
mazmorra,  y  estando  sentado  el  rey  á  la 
puerta  de  Benjamín, 

8  Ebed-meltic  salió  de  casa  del  rey,  y 
habló  al  rey  diciendo: 

9  Mi  señor  el  rey,  mal  hicieron  estos 
varones  en  todo  lo  que  han  hecho  con 
Jeremias  profeta,  al  cual  hicieron  aohar 
en  la  mazmorra ;  porque  allí  se  morirá 
de  hambre,  puef  no  hay  mas  pan  ea  la 
ciudad. 

10  Entonces  mandó  el  rey  al  mismo 
Ebed-melec  Etiope,  diciendo :  Toma  en 
tu  poder  treinta  hombres  de  aquí,  y  haz 
sacar  á  Jeremías  profeta  de  la  mazmorra 
antes  que  muera. 

11  Y  tomó  Ebed-melec  en  su  poder 
hombres,  y  entró  á  la  casa  del  rev  al 
lugar  debajo  de  la  tesorería,  y  tomo  de 
allí  trapos  viejos,  traídos,  viijos  y  an- 
dn^osos,  y  echólos  á  Jeremías  con  sogas 
en  la  mazmorra. 

18  Y  dijo  £bed-meIeo  Etiope  á  Je- 
remías: Fon  ahora  eoos  trapos  vi^os, 
tzaidcs,  V  rotos,  bajo  los  sobacos  de  tus 
brazos,  deb^o  de  las  sogas.  Y  lo  hizo 
así  Jeremías. 

18  De  este  modo  sacavon  á  Jeremías 
con  sogas,  y  subteronlo  de  la  mazmor- 
ra; y  quedó  Jeremías  en  el  patio  de  la 
cárcel. 

14  *i  Después  envió  el  rey  Sedechlas,  ó 
hizo  traer  á  si  á  Jeremías  profeta  á  la 
tercera  entrada  que  estaba  en  la  casa  de 
Jehová.  Y  dijo  el  ley  á  Jeremías:  pre- 
gUntote  una  palabra,  no  me  enculnras 
ninguna  cosa. 

15  Y  Jeremías  dijo  á  Sedechlas :  Si  te 
lo  denunciare,  ¿  no  es  verdad  que  me 
matarás  ?  y  si  te  diere  consto,  no  has 
de  escuchaorme. 

16  Y  juró  eA  rey  Sedechlas  en  secreto 
á  J«remlas,  dici¿ido :  Vive  Jehovú  que 
nos  hizo  esta  alma^,  que  no  te  mataóré» 


ni  to  entregaré  en  mano  de  estos  varones 
que  busean  tu  alma. 

17  Entonces  dijo  Jeremías  á  Sede- 
chlas :  Así  ha  dlcno  Jebová  Dios  de  los 
^ércitos.  Dios  de  Israel*:  Si  salieres 
luego  á  les  príncipes  del  rey  de  Babi- 
lonia, tu  alma  vivirá,  y  esta  ciudad  no 
será  puesta  á  fuego ;  y  vivirás  tü,  y  tu 


18  Mas  si  no  salieres  á  los  príncipes 
del  rey  de  Babilonia,  esta  ciudad  seíA 
entregada  en  mano  de  los  Oaldéos,  y  la 
pondrán  á  fuego,  y  til  no  escaparás  de 
sus  manos/. 

19  T  dijo  el  rey  Sedechlas  á  Jeremías : 
Temóme  á  causa  de  los  Judíos  que  se 
han  adherido  á  los  Caldeos,  que  no  me 
entreguen  en  sus  manos,  y  me  escar- 
nezcan. 

80  T  dijo  Jeremías :  No  U  entregarán. 
Oye  ahora  la  voz  de  Jehová,  que  yo 
te  hablo,  y  tendrás  bien,  y  vivirá  tu 
alma. 

81  Mas  si  no  quisieres  salir,  esta  es  la 
palabra  que  me  na  mostrado  Jehová : 

89  T  he  aquí  que  todas  las  mujeres  que 
han  quedado  en  oasa  del  rey  de  Juoá, 
serán  sacadas  á  los  príncipes  del  rey  de 
Babilonia;  y  ellas  mismas  dirán:  Te 
han  engañado,  y  porevalecido  contra  tí 
tus  amigos:  atollaron  en  el  deno  tus 
piás,  «  se  volvieron  atrás. 

83  ^arán  pues  todas  tus  mujeres  y 
tus  h^os  á  los  Caldeos,  y  td  no  escapa- 
rás de  sus  manos,  sino  que  por  mano 
del  rey  de  Babilonia  serás  preso,  y  á  esta 
ciudad  quemará  á  fuegoy. 

84  Y  d(|o  Sedechlas  á  Jeremías :  Nadie 
sepa  estas  palabras,  y  no  morirás. 

85  Y  si  los  principes  oyeren  que  yo  he 
hablado  contigo,  y  vinieren  á  tí,  y  te 
dijeren :  Decl&anos  ahora  qué  hablaste 
con  el  rey ;  no  nos  lo  encubras,  y  no  te 
mataremos;  asimismo  qué  te  dijo  el 
rey: 

86  Les  dirás :  Supliqué  al  rey  que  no 
me  hiciese  tomar  á  oasa  de  Jonathan  *, 
porque  no  me  muriese  allí. 

87  Vinieron  luego  todos  los  príncipes 
á  Jeremías,  y  preguntáronle:  y  él  les 
respondió  conforme  á  todo  lo  que  el  rey 
le  habla  mandado.  Oon  esto  se  dataron 
de  él,  porque  el  negocio  no  se  habla 
oido. 

88  Y  quedó  Jeremías  en  el  patio  de  la 
cárcel  hasta  el  dia  que  fué  tomada  Je- 
rusalem :  y  atfi  estaba  cuando  Jerusalem 
fué  tomada. 

CAPITULO  XXXIX. 
Jtnualem  «« tomada  por  los  OcUdfo»,  ytmstta 
á  fuego ;  y  lieeho  prMonero  SsdeeAuu,  e» 
traído  ante  d  rey  ib  Babilonia,  e{  cual  des- 
pués de  kaber  hedto  deg(Mar  sus  hijos  y  sus 
prCneipes  delante  de  h,  sdet^  los  «tfos,  y 
envfalo  aprisionado  á  Babilonta.  Jeremieú 
es  puesto  en  libertad,  habiendo  antes  oiitM- 
ciado  de  parte  de  Dios  á  Bbed-melee  que 
por  su  piedad  seria  librado  del  peligro. 

EN  el  noveno  aña  die  Sedechlas,  rey 
I  de  Judá,  en  el  mes  décimo,  vino 
Nabucmlonosor  rey  de  Babilonia  con 
todo  su  ^éróito  oontra  Jerusalem,  y 
cercáronla  o. 

8  Y  en  el  undécimo  afVo  de  Sedechlas, 
en  el  mes  cuarto,  á  los  nueve  del  mes, 
fué  rota  la  ciudad. 

3  Y  entraron  todos  los  príncipes  del 
rey  de  Babilonia,  y  asentaron  á  la  pu- 
erta del  medio ;  as  á  saber,  Nergal-Sa- 
rezer,  Samgar-Nebo,  Sarsethim,  Hab- 
saris,  Nerg^-Sorezer,  Rabmag,  y  todos 
los  demás  principes  del  rey  de  Babi- 
lonia. 

4  Y  ñié,  que  viéndolos  Sedechlas,  rey 
de  Judá,  y  todos  los  hombres  de  guerra. 


<lCr.l7.3i. 


J  9%o  I 


8. 


t  Cap.  53. 8, 
18. 


&Csp.S7.U. 
80. 


o  Oap.  fia.  4, 
ote. 
aBey.V.1, 

6llCs 


A.aclr.(8ft. 


jeremías,  xl. 


i.Cdi.a. 


>  OftP.  S3.  4. 
788.18,38. 


<  Cap.  53. 11. 
Bt.  13. 18. 


d  C«p.  40.  & 


'lte.0.13. 


/Cap.2L9. 

7  4ft.fi. 
«lCr.fi.  20. 

B«L87.8». 

40. 


•Oip.8».14. 


*  Cftp.  fi».  7. 


hnjcnm,  y  nliánnue  de  noche  de  la 
ciudad  por  el  camino  de  la  huerta  del 
rey,  por  la  pnarta  entre  loa  dos  muros : 
y  saúó  el  rey  por  el  camino  del  desi- 
erto. 

5  Has  eA  ^árcito  de  los  Caldeos  ios 
siguió,  j  alcanzaron  4  Sedeohlas^  en  los 
Iluos  de  Jerieó :  y  tomironlo,  é  lucié- 
ronle subir  &  Nabucodonosor,  rey  de 
Bal)Uoni8,  k  Uibia  en  tierra  de  Hamath, 
y  sentenciólo  otfi. 

6  Y  degolló  el  rey  de  Babilonia  los 
hijos  de  Sedechlas  i  su  presencia  en 
Ribla,  haciendo  asimismo  degollar  el 
rey  de  Babilonia  á  todoa  los  nobles  de 
Judá. 

7  T  sacó  los  ojos  al  rey  Sedechlas  «,  y 
aprisionólo  con  grillas  para  Uerarlo  a 
Babilonia. 

8  T  los  Caldóos  pusieron  á  fÍMgo  la 
casa  del  rey,  y  las  cssas  del  pueblo,  y 
derribaron  los  muros  de  Jerusalem. 

9  Y  el  resto  del  pueblo  que  habla  que- 
dado en  la  ciudad,  y  los  que  se  hablan 
á  él  adherido,  con  todo  d  resto  del  pue- 
blo que  haUa  quedado,  transportólos  A 
Babilonia  Nabusaidaa,  capitán  de  la 
guardia. 

10  Empero  Nabuxardan,  capitán  de  la 
guardia,  hizo  quedar  en  tierra  de  Judá 
del  vulgo  de  los  pobres  que  no  tenían 
nada,  y  dióles  entonces  viñas  y  here- 


11  ^  Y  Nabucodonoaor  habla  ordenado 
k  Nabuzardan,  capitán  de  la  guardia, 
acerca  de  Jeremías,  diciendo : 

15  Tómalo,  y  mira  por  él,  y  no  le  ha- 
gas mal  ninguno;  Antes  húAs  con  él 
como  él  te  dijere. 

13  Envió  por  tanto  Nabuzardan,  ca- 
pitán de  la  guardia,  y  Nabusazban,  Rab- 
aaris,  y  Nergal-Sereser,  y  Rab-mag,  y 
todos  los  príncipes  del  rey  de  Babilonia, 

14  Enviaron  entonces,  y  tomaron  A 
Jeremías  del  patio  de  la  c&rcel,  y  entre- 
gironlo  A  Gedalias^,  h^o  de  Ahioam, 
hijo  de  Saphan,  para  que  lo  sacase  A 
casa  •  y  vivió  entre  el  pueblo. 

16  5  Y  habla  sido  paUbra  de  JehovA 
A  Jeremías,  estando  preso  en  el  patio 
de  la  cAreel,  diciendo : 

16  Ve,  y  habla  A  Ebed-meleo  Etiope 
diciendo :  Así  ha  dicho  JehovA  de  los 
idércitos.  Dios  de  Israel :  Hé  aquí  tnlgo 
yo  mis  palabras  sobre  esu  dudad  <  para 
mal,  y  no  para  bien  {  y  vendrAn  A  ser 
en  aouel  día  A  presencia  tuya. 

17  Mas  en  aquel  dia  yo  te  libraré,  dice 
JehovA,  y  no  serás  entregado  en  mano 
de  aquellos  de  quienes  tii  temes : 

18  Porque  ciertamente  te  libraré,  y  no 
caerás  á  cuchillo,  sino  que  tu  vida  te 
será  por  despqjo/,  porque  tuviste  con- 
fianza en  mí;,  dice  Jehová. 

CAPITULO  XL. 
Jeremüu  «$  puetto  en  Ubertad  por  NcUmaar. 
dan,  eúpitan  da  la  guardia,  quien  U  dié 
dtmm  y  lieeneia  de  irte  adonde  futncM. 
Vate  é  Oedakaa,  á  qnien  el  rtf  de  BabUo- 
nia  d^  el  cttMorio  de  la  Uerra  de  Jiedá. 
X»  aeieado  CfedalUu  de  que  lemeui  eone- 
pira  MKlra  mi  vida,  y  Uene  por  /tUeo  tal 
avieo, 

PALABRA  que  ftié  á  Jeremías  de 
Jehová,  deqiraes  que  Naburzadan, 
capitán  de  la  nxardia.  lo  envió  desde 
Rama,  cuando  lo  tomo*  estando  atado 
con  esposas  entre  toda  la  transmigra- 
ción de  Jerusalem  y  de  Judá,  que  iban 
cautivos  á  Babilonia. 

S  Tomó  pues  el  capitán  de  la  guardia 
á  Jeremías,  y  díjole:  Jehová  tu  DIot 
habló  este  mal  contra  este  lugar  k, 

8  Y  halo  traído,  y  hecho  Jmová  según 
que  haUa  dicho :  poique  peoastris  con- 


SS. 

tic 


txa  Jehevá,  y  no  oísteis  su  tos,  por  «o 
os  ha  Tenido  esto. 

4  Y  ahora  yo  te  he  soltado  boj  de  las 
esposas  que  ie»ia$  en  tus  manos.  81  te 
está  bien  venir  conmigo  á  Babilaris, 
ven,  y  yo  miraré  por  tí ;  mas  si  no  te 
está  bien  venir  conmigo  á  BabikMiis, 
AÜalo.  Mira,  toda  la  tierra  está  ddante 
de  tí ;  ve  á  donde  m^or  y  mas  odmodo 
te  pareciere  ir. 

6  Y  aun  no  se  habla  él  vndto,  cuando 
le  dye:  Tuélvete  á  Oedalías,  hijo  de 
Ahlcam,  hijo  de  Saphan,  al  cual  d  i^ 
de  Babilonia  ha  puesto  solm  todas  tai 
ciudades  de  Judá,  y  vive  con  él  en  me- 
dio áéi  pueblo;  ó  ve  á  donde  te  pe- 
reciere mas  cómodo  de  ir.  Y  dióle  el 
capitán  de  la  guardia  presentas  y  donas, 
y  oespidiólo. 

6  Fuese  entonóos  Jeiemías  á  Oedalíii,  , 
l^jo  de  Ahlcam,  á  Mispa«,  y  moró  am  '3»-» 
él  en  medio  del  pueblo  que  habla  qne- 
dado  en  la  tierra. 

7  Y  como  oyeron  todos  los  piindpeí 
del  ejército  que  eatoAs  por  el  csmso, 
ellos  y  sus  hombres,  que  el  rey  de  Ba- 
bilonia habia  puesto  á  Gedalias  hijo  de 
Ahlcam  sobra  la  tierra,  y  que  le  haUs 
encomendado  los  hombres,  y  las  mu- 
jeres, y  los  nifios,  y  los  pobres  de  la 
tierra",  que  no  fueron  trasportados  & 
Babilonia, 

8  Vinieron*  luego  á  Gedalíu  en  Mk- 
pa ;  es  á  saber,  Ismael/,  hijo  de  Nelfaa- 
nías,  y  Johananf  y  Jonathan,  hijos  de 
Carea,  y  Seraias,  hi)o  de  Tanhnnwtb, 
y  los  hijoa  de  Eidii  NetophatltaA,  y  Je- 
zaníaa,  h^o  de  Maaeh&ti>,  ellos  y  ios 
hombres. 

9  Y  Juróles  Oedalías,  hijo  de  Ahlcam, 
hijo  de  Saphan,  á  ellos  y  á  sus  ham- 
bres, diciendo:  No  tengáis  temer  de 
servir  á  los  Caldéoa:  habitad  en  U  ti- 
erra, y  servid  al  rey  de  Babilonia,  j 
tendréis  bien. 

10  Y  hé  aquí  que  yo  habito  en  Mispa, 
para  estar  delante  de  loa  Oaldéea  que 
vendrán  á  nosotros:  mas  vosotras  ooged 
el  vino,  y  el  pan,  y  el  aceite,  v  pmwdio 
en  vuestros  almacenes,  y  quedaos  en  vu- 
estras ciudades  que  habéis  tomado. 

11  Asimismo  todos  los  Judíos  qne  •*• 
iaban  en  Moab*,  y  entre  los  hijos  de 
Anunon  ^  y  en  Edom,  y  los  que  atiataa 
en  todas  las  atnu  tierras,  owmdo  mcnm 
decir  como  el  rey  de  Baliilania  habla 
d^ado  algunos  en  la  Judéa,  y  que  hafais 
puesto  sobre  ellos  á  Oedalías,  h^o  de 
Ahlcam,  hijo  de  Saphan, 

13  Todos  esos  Judíos  tomaron  entóo. 
ees  de  todas  las  partes  adonde  hablan 
sido  echados,  y   vinieran  á  tierra  de 
Judá,  á  Gedalias  en  Mlspa ;  y 
vino,  y  muy  muohoa  frutos. 

18  ^  Y  Johanan,  hijo  de  Oaraa,  y  Uh 
dos  los  príncipes  de  la  gente  de  gnena 
que  wwai»  en  el  campo,  Tlnlmn  á 
Gedalias  en  Mispa, 

14  Y  dUéronle:  j  No  sabes  de  dctto 
como  Baalis,  rey  de  loa  hilaa  de  Am' 
mon,  ha  enviado  á  Ismael«,  hUo  de 
Nethanias,  para  matarte  ?  Mas  Geda' 
lías,  hijo  de  Ahieam,  no  los  creyó. 

15  Entonces  Johanan,  h\)o  de  Carea, 
habló  á  Oedalías  en  secreto,  ea  Misva, 
dioiendo :  Yo  iré  ahem,  y  heriré  á  Is- 
mael, hijo  de  Nethanias,  y  hombre  ne 
lo  sabrá :  ¿  por  qué  te  ha  de  matar,  T 
todos  loa  Judíos  que  se  han  recogido  á 
ti  se  derramarán,  y  neieoerá  tH  rasle  de 
Judá? 

16  Pero  Gedalias,  h^o  de  Ahieam,  d^e 
á  Johanan,  hUo  de  Carea:  No  li«giis 
esto,  porque  falso  es  lo  que  ni  dioas  de 
lamacl. 


IXs.»l 


•Osp.«L 


iC.eir.58t. 


jeremías,  XUt  ZUL 


A.O.clr.stt. 


*0l^«)L8. 

SBqr.26.iS. 


•l*r.  19.87, 
18. 

hi.l4.L 
Lis.! 


'¿«•T.15. 

9. 


««•.lia. 


CAPITULO  XLI. 
Imtd  maia  á  trmeiom  á  OdUUáMt  y  lum 
atni  inttfHe$  cnMldnto,  y  tomm  M*«<ytf  4 
ki  fM  kmbiam  qmedado  para  flnwrlM  á  la 
turra  d*  lo*  ^mmonitoB.  Johaaan  lo  ti^tu, 
t  fiMál»  la  gtrnie,  auu  ílfU  Meapa. 

Y  ACONTECIÓ  en  el  niei  láptiiiio, 
que  'Vino  Isnuel «,  hijo  de  Netha- 
niu,  hUo  de  EUmius,  de  la  ilnüeate 
mi,  3  algvmoé  {irinelpá  del  rey,  y  diea 
hombies  oon  él,  &  Oedallaa  h^o  de  Ahi- 
cam  en  Mlspa,  y  comieron  pan  Juntoi 
aUiaiMlsi». 

i  T  leTant<te  lunaei,  hijo  de  Netha. 
aiu,  y  los  diez  hombrea  que  oon  &.  «•■ 
Mea,  é  hirieron  á  enchUTo  á  Gedallaa, 
hijo  de  Ahicam,  hyo  de  Saphan,  ma- 
tando aal  i  aquel  á  quien  el  rey  de  Ba- 
bilonia habla  puesto  sobre  la  tierra. 

3  Asimismo  hirió  Ismael  á  todos  loa 
Jndios  que  estaban  con  él,  con  Oeda> 
liai,  en  Mispa,  y  á  los  soldados  Caldeos 
qne  allí  se  hallaron. 

4  Sucedió  ademas  un  dia  después  oue 
mató  k  Gedalías,  cuando  nadie  lo  sania 
aun, 

5  Qne  venían  unos  hombres  de  81- 
ch«m,  y  de  Silo,  y  de  Samarla,  ochenta 
hombns,  raida  la  barba  b,  y  rotas  las 
ropas,  y  arafiadoa,  y  traían  en  sus  ma- 
nos ofrenda  y  perfume  para  llevar  k  la 
casa  de  Jehovi. 

6  T  de  Mispa  salióles  al  encuentro 
llorando  Ismael,  l^Jo  de  Nethanlas :  y 
aconteció  que  como  los  encontró,  dfjo- 
ks :  Venid  k  Gedalías,  hijo  de  Ahicam. 

7  Y  Alé  que  cuando  llegaron  al  medio 
de  la  ciudad,  Ismael  hijo  de  Nethanias 
los  degolló  y  telMoa  en  medio  de  un 
aljibe,  él  y  ios  hombrea  que  oon  él  e«- 
taban. 

6  Mas  cntm  aqDOHos  flieron  hallados 
dies  hombres  que  dieron  &  Ismael :  No 
nos  mates,  porqoe  tenemos  en  el  campo 
tesoros  de  trigos,  y  cebadas,  y  aceite,  y 
miel  e.  T  dcijóioa,  y  no  los  mató  entre 
sus  hermanes. 

9  T  el  aljibe  en  que  echó  Ismael  todos 
los  cuerpos  de  los  hombres  que  hirió 
por  causa  de  Gedalías,  era  u  miuno 

rhalña  hecho  el  rey  Asa  i  por  cansa 
Baasa,  rey  de  Israel:  y  llenólo  de 
maertoa  Ismael,  hUo  de  Nethanias. 

10  Después  llevó  Ismael  cautivo  á  todo 
el  resto  del  pueblo  qne  eHaba  en  Mispa, 
4  las  t^jas  del  rey,  y  á  todo  el  pueblo 
que  en  Mispa  habla  quedado,  el  cual 
habla  Nabuxardan,  capitán  de  la  gu- 
ardia, encargado  4  Gedalías  hijo  de 
Ahicam «.  Llevólos  pues  cautivos  Is- 
mael, hijo  de  Nethanias,  y  se  fué  para 
pasarse  a  los  hijos  de  Ammon/. 

11  ^  Y  oyó  Johanan,  hUo  de  Carea, 
y  todos  los  prfaioipes  de  la  gente  de 
guerra  que  tiiaban  oon  él,  todo  el  mal 

£e  había  hecho  Ismael,  hyo  de  Ne- 
müu. 

U  Emónces  tomaron  todos  los  hom- 
bres, y  fueron  á  pelear  con  Ismael,  hi- 
jo de  Nethanias :  y  halláronlo  junto  á 
Aguas  muchas,  que  m  en  Gabaony. 

18  Y  aconteció  que  eomo  todo  el  pue- 
blo que  estaba  oon  Ismael  vio  á  Joha- 
nen,  hQo  de  Oaroa,  y  á  todos  los  prín- 
cipes de  la  gente  de  guerra  que  venian 
oon  él,  ae  alegraron : 

14  Y  todo  a  pueblo  qne  Ismael  habla 
traído  cautivo  de  Mispa,  tomáronse,  y 
volvieron,  y  fiaéronse  á  Johanan,  hijo 
de  Carea. 

15  Mas  Ismael,  hijo  de  Nethanias,  se 
escapó  delante  de  Johanan  con  ocho 
hombres,  y  se  fhé  á  los  h^oa  de  Am- 
mon. 

16  T  Johanan,  h^o  de  Carea,  y  todos 


loa  pitaeime  de  hi  geni*  de  gocm  ove 
con  él  «stooan,  tomaron  todo  el  resto  del 
pueblo  qne  hablan  reeolwado  de  Ismael 
hyo  de  Nethanias,  muado  por  él  misMo 
de  Mispa,  después  que  hirió  á  Gedalías, 
hijo  de  Ahicam :  tomaron  hombrea  de 
guerra,  y  mujeres,  y  niños,  y  loa  eman- 
óos, que  Johanan  habla  heoho  tomar  de 
Oabaon, 

17  V  fueron  y  habitaron  en  Gemth- 
Ohimham,  que  es  oerca  de  Bethléhem, 
á  fin  de  psúrtlr  y  meterse  en  Egipto, 

U  Por  eausa  de  los  Caldeos :  ponnw 
temían  de  ellos,  por  haber  herido  Is> 
mael,  hUo  de  Nethanias,  á  Gedalías 
hijo  de  Ahicam,  al  cual  el  rey  de  Ba- 
bilonia haUa  pneato  sobre  la  tierra  A. 

CAPITULO  XLII. 
JH  jmMo  y  lof  prfaHaa»  raqitUrta  4  JStrwaMte 
ffiM  9r«  per  Mo*  á  JDím,  y  l«  eonmlto  •». 
Srt  lo  «H«  dftorúin  haeari  á  I»  «turf  Ui 
rtaponat  mr  la  9ohuUad  i»  Dio»  qat  m 
qaitlea  en  ti  pai;  y  no  mu**  4  Egipto,  ai 
Mo  querian  morir  oBA,  tnturrimdo  a»  nu- 
tvo  «n  la  ira  do  DUu  por  ao  hacor  tu  «o- 


Y  LLEGÁRONSE  todoa  los  oficiales 
de  la  gente  de  guerra*,  v  Johanan, 
hijo  de  Carea,  y  Jeaanías,  hijo  de  Oaai- 
as,  y  todo  el  pueblo  desde  d  menor  hasta 
el  mayor, 

5  Y  dijeron  á  Jeremías  profeta :  Caiga 
ahora  nuestro  ruego  delante  de  tí,  y 
ruega  por  nosotros  á  Jehová  tu  Diosl 

Íor  todo  este  reato,  (pues  hemos  que» 
alo  unos  pocos  de  muchos,  eomo  nos 
ven  tus  qjos,) 

a  Para  que  Jehová  tu  Dios  nos  cnsafle 
camino  por  donde  vayamoa,  y  lo  qne 
hemos  de  hacer. 

4  Y  Jeremías  profeta  les  áüo :  Ta  he 
oida  Hé  aquí  voy  á  orar  á  Jehová  vu- 
estro Dios,  como  habéis  dichos  y  aciá 
que  todo  lo  que  Jehová  os  reapondiara, 
os  enseñaré ;  no  os  reservaré  palabra. 

6  T  ellos  dijeron  á  Jeremías :  Jehová 
sea  entre  nosotros  testico  de  la  verdad 
y  de  la  lealtad  c,  si  no  nioieremos  oon- 
ibrme  á  todo  aquello  para  lo  cual  Je- 
hová tu  Dios  te  enviare  á  nosotros. 

8  Ora  tea  bueno,  ora  malo,  á  la  voz  de 
Jehová  nuestro  Dios,  al  ciul  te  envía- 
moa,  obedeceremos ;  para  qne,  obeded- 
endo  á  la  voz  de  Jehová  nuestro  Dies, 
tennmos  bien  4. 

7  \  Y  aconteció  que  á  cabo  de  diez 
dias  fué  palabra  de  Jdiová  á  Jeremías. 

8  Y  llamó  á  J chinan,  hijo  de  Carea, 
y  á  todos  los  oficiales  de  la  gente  de 
guerra  qne  con  él  e«fa6itn,  y  á  todo  el 
pueblo  desde  el  menor  hasta  el  mayor, 

9  Y  dyoles :  Así  ha  dicho  Jehová  Dios 
de  Israel,  al  onal  me  enviasteis  para 
que  hiciese  caer  vuestros  megos  en  su 
presencia: 

10  Si  os  quedareis  quietos  en  esta  ti- 
erra, os  edincaxé,  y  no  oa  destruiré;  os 
plantaré,  y  no  o«  arrancaré :  porque 
arrepentido*  estoy  del  mal  que  ca  he 
hecho. 

11  No  temáis  de  la  presencia  del  rey 
de  Babilonia,  del  cual  tenéis  temor ;  no 
temáis  de  su  presencia,  ha  dioho  Jeho- 
vá, porque  con  vosotros  ettoy/  yo  paxm 
salvaros,  y  libraros  de  su  maño. 

IS  Y  oa  daré  miserioonüas,  y  tendrá 
misericordia  de  vosotros',  y  os  hará  tor- 
nar á  vuestra  tierra. 

13  Mas  si  dijereis:  No  moraremos  en 
esta  tierra,  no  obedeciendo  «wi  á  la  voz 
de  Jehová  vuestra  Dios, 

14  Y  diciendo :  No ;  antes  nos  entrare- 
mos en  tierra  de  B^pto,  en  la  cual  no 
vetémoa  guerra,  ni  oirénaos  sonido  de 


*0Bp.4as. 


•  Oap.  4a  7. 


» 1  8a.  7.  8. 
yULU,». 


«G«a.  81.50. 
Bx.aO.  7. 


i  Oap.  7.  as. 
I>s«.8.S. 


«  Cap.  18.  8 
Dea.S3.M 


/Bfc8.SL 


'lal.lOaiél 
4A. 


*.C.d..M.                              jeremías,  XLin,  XLIV.                           1. 

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"ESf^LC'^^k^HiiM 


19  Pífqu*  «ftcílMsti  tihumtrT 


■H^pNnaHat.  «MJ^ert,  ¡^>  ni 


A.acir.n7. 


jeremías,  XLYI,  ZLVn,  XLVIIL 


i.C.di.ftr. 


ete. 
t2Cr.S6.90. 


« Can. «.  as. 

y  «.a». 


rfla.es.  10. 


«c«>.8.aa. 

y  si.  8. 
f  Ib.  47. 1. 
ir  Bi.  80.  a. 


*  Cap.  48. 10, 
Bm.  XXJX, 

xxz. 

XXXIL 
<  Cap.  41. 1. 


k  Oap.  47.  a. 


<Oip.fla97. 


PALABRA  de  Jahová  que  fué  á  Je* 
remias  profieU  contra  las  gentes*. 

5  En  arden  k  Egipto,  contra  el  eiército 
de  Pharaon  Necháok,  rtj  de  Egipto, 

?ue  csteba  cerca  del  rio  Euftntes  en 
larchemis,  al  cual  hirió  Nabuoodono- 
sor  rey  de  Babilonia  el  aflo  cuarto  de 
Joadm,  hijo  de  Josias,  rey  de  Jndá. 

8  Aparejad  escudo  y  pavés,  y  venid  á 
la  guerra. 

4  Uncid  caballos,  y  subid,  «Mtrfnw  los 
caballeros,  y  poneos  con  capacetes :  lim- 
piad las  lanzas,  vestios  de  lorigas. 

6  ¿  Por  qué  los  vi  medrosos,  tomando 
atrAs  ?  Y  sus  valientes  fueron  deshe- 
chos, y  huyeron  &  mas  huir  sin  volver 
á  mirar  airát:  miedo  de  todas  partes «, 
dice  Jehová. 

6  No  huva  d  ligero,  ni  el  valiente  es- 
cape :  al  Aquilón  junto  á  la  ribera  del 
Eufrates  tropeaaran  y  cayeron. 

7  i  Quién  es  este  que  como  río  sube,  y 
cuyas  aguas  se  mueven  como  rios  ? 

8  Egipto  como  rio  se  hincha,  y  las 
aguas  se  mueven  oomo  rios;  y  dUo: 
Subiré,  cubriré  la  tienta,  destruiré  la 
oiudad  y  los  que  en  ella  moran. 

9  Subid,  csLalIoB,  y  alboratáos  carros, 
y  salgan  los  valientes;  los  de  Cus,  y 
los  de  Put,  que  toman  escudo,  y  los  de 
Lud,  que  toman  y  entesan  arco< 

10  Mas  ese  dia  nrá  á  Jehovi  Dios  de 
los  pleitos  dia  de  venganza,  para  ven- 
oazse  de  sus  enemigos:  y  la  espada 
devonur&,  y  se  hartan  y  ae  «mbrlaigará 
de  la  sangre  de  ellos ;  porque  matanza 
aera  á  Jehová  Dios  de  los  tjéttitM  en 
tierra  del  Aquilón  junto  ai  rio  Eufira- 
tes. 

11  8ube  &  Galaad,  y  toma  balsamo «, 
virgen/  hija  de  Egipto:  por  demás 
multipUcaxas  medicinas;  no  hay  cura 
para  a'. 

18  Las  gentes  oyeron  tu  afrenta,  y  tu 
clamor  hinchió  la  tierra:  porque  fuerte 
se  encontró  con  fuerte,  y  cayeron  ambos 
juntos. 

13  ^  Palabra  que  habló  Jehová  á  Je- 
remías profeta  acerca  de  la  venida  de 
Nabucodonosor,  rey  de  Babilonia,  para 
herir  la  tierra  de  Egipto  A. 

14  Denunciad  en  Kgipto,  y  haced  saber 
en  Migdol;  haced  saber  también  en 
Noph  y  en  Tbaphnes  •',  y  decid :  Para, 
y  apercíbete;  porque  espada  ha  de  de- 
vorar tu  comarca. 

15  ¿  Por  qué  ha  sido  derribado  tu  fuer- 
te? No  se  pudo  tener,  porque  Jehová 
lo  enopt^ó. 

16  Multíplice  los  caídos,  y  cada  uno 
cayó  sobre  su  compaitero;  y  dieron: 
levántate,  y  volvámonos  á  nuestro  pue- 
blo, y  á  la  tierra  de  nuestro  nacimiento, 
de  delante  de  la  espada  venoedora. 

17  Allí  gritaron:  Pharaon  rey  de  B- 
^pto,  rey  áe  revuelta;  d^}ó  pasar  el 
tiempo  seflalado. 

18  Vivo  yo,  dice  el  Rey,  cuyo  nombre 
es  Jehová  de  los  ^rdtos,  que  como 
Thabor  entre  los  montes,  y  como  Car- 
melo en  la  mar,  así  vendrá. 

19  Haate  vasos  de  transmigraeion,  mo- 
radora h^a  de  Egipto:  poique  Noph 
será  por  yermo,  y  será  asolada  hasta 
no  quisdar  morador. 

90  Becerra  hermosa  Eginto;  muu  viene 
destrucción,  del  Aquilón*  viene. 

91  Sus  soldados  tamMen  en  medio  de 
ella  como  engordados  becerros ;  que  tam- 
bién ellos  se  volvieron,  huyeron  todos 
sin  pararse:  porque  vino  sobre  ellos 
el  dia  de  su  quebrantamiento,  el  tiempo 
de  su  visitación'. 

99  Su  TOS  saldiá  oomo  de  serpiente; 
porque   oon   ^ército  vendrán,   y  eon 


•It.U 

Bi.aiLr 


hachas  vienen  á  ella  como  cortadoni 
deleita. 

93  Cortaron  su  bosque,  dice  J«boTÍ, 
porque  no  podrán  ser  cootados;  pontne 
serán  noas  que  langostas,  ni  tendüfai 
ndmero. 

94  Avergonzóse  la  hUa  de  Egipto: 
entrraada  será  en  mano  del  pueblo  áA 
Aquilón. 

95  Jehová  de  los  ejércitos,  Dk»  de 
Israel,  ha  dicho :  Hé  aqai  que  yo  vlrito 
el  pueblo  de  Amon  de  No»,  y  á  Fbs> 
raon,  y  á  Egipto,  v  á  sus  dioses,  y  & 
sus  reyes;  así  á  Pharaon  oomo  á  k» 
que  en  él  conflan : 

96  Y  entresarélos  en  mano  de  los  que 
buscan  su  urna*,  y  en  mano  de  Ns-  *Ck^t 
bucodonosor,  rey   de  BaMlonia,  j 
mano  de  sus  siervos :  mas  después  tai 
habitada  oomo  en  los  dias  pasados,  dice 
Jehová. 

97  Y  td  no  temas,  siervo  ndo  Jacob*,  «OifAl 
y  no  desmayes,  Israd;   porque  hé  aquí    h.Ü.1 
que  yo  te  salvo  de  léJos,  y  á  ta  simiente  | 
de  la  tierra  de  su  cautividad.  Y  volverá 
Jacob,  y  descansará,  y  será  prosperado, 
y  no  habrá  quien  lo  esmmte. 

98  Tú  siervo  mío  Jacob,  no  temas, 
dice  Jehová;  porque  yo  ioy  contigo: 
porque  haré  consumación  en  todas  las 
gentes  á  las  cuales  te  habré  echado; 
mas  en  ti  no  haré  consumación,  tino 
que  te  castigaré  con  juicio,  y  no  te  talaré 
del  todo/. 

CAPITULO  XLVII. 

Ptofeliaa  la  dttlrueeiim  da  loa  PaiuUtuí  par 

toaOatdSoa. 

PALABRA  de  Jehová  que  ftaé  á 
Jeremías  profeta  acerca  de  los  Pa- 
lestinos*, antes  que  Pharaon  hiriese  á 
Gaza. 

9  Así  ha  dicho  Jehová :  Hé  aquí  que 
suben  agtUM  de  la  patie  del  Aquilón  t, 

¡r  tomamnse  en  torrente,  é  inundarfa 
a  tiorra  y  su  plenitud,  ciudades  y  mo- 
radores de  ellas :  y  los  hombres  clama- 
rán, y  aullará  todo  morador  de  la  tierra, 

8  Por  el  sonido  de  las  ufias  de  sa< 
fuertes  eaballoa,  por  el  alboroto  de  sui 
carros,  por  el  estruendo  de  sus  ruedas. 
Los  paores  no  miraron  á  los  h^os  por 
la  flaqueza  de  las  manos, 

4  A  causa  del  dia  que  viene  para 
destrucción  de  todos  los  Palestinos,  psra 
talar  á  Tiro  y  á  Bidón,  á  todo  el  ayuda- 
dor que  quéido  vivo :  porque  Jehová 
destruirá  a  los  Palestinos,  al  resto  de  la 
isla  de  Caphtor*. 

ft  Sobre  Gasa  vino  mesadura,  Asea- 
Ion  filé  corteda,  y  el  resto  de  su  valle: 
¿  hasta  cuando  te  arafiarás  ? 

6  Oh  espada  de  Jehová <<,  ¿hasta  cu- 
ando no  reposarás  ?  Métete  en  tu  vaina, 
reposa,  y  sosiega.  ■ 

7  é  Cómo  reposarás  ?  pues  que  Jehová 
lo  ha  enviado*  contra  Ascalon,  y  á  la 
ribera  de  la  mar,  allí  lo  puso. 

CAPITULO  XLVIII. 
Xt  pro/eta  praiiea  y  tkaeribt  la  dadne^am 
da  piulblo  y  reino  da  loa  MoatUaa,  for  kekr 
aüo  perpatuoa  Imu/oa  dU  fmaUo  da  Vita. 
Oon  todo  aao  aa  laadat  aaptr  mam  da  raitaK:' 
roción. 

ACERCA  de  Moaba,  así  ha  didM» 
Jehová  de  los  ejércitos.  Dios  de  Is- 
rael :  ¡  Ay  de  Nebo  f  que  fVié  destruida, 
filé  avergonzada.  Ohiriathaim  ftaé  to- 
mada ;  fué  confusa  Misgab,  y  desmayó. 

9  No  se  alabará  ya  mas  Moab 
tra  Hesbon  maqninaran  mal 
Venid,  y  quitémosla  de  entre  las 
También  til,  Madmen,  serás  ooírtada: 
espada  Irá  tras  tí. 

8  Voz  de  clamor  de  Oronaho,  éMivn 
don,  y  gnn  quebiantamlcnlo. 


rc^kSD.a 
li.s.:.t 


AaeLi. 


*Gai.U-^ 
Dn.lft< 


ilka.a.í 


tBi.U.U 


XTl. 

^■■11 

% 


Ladr.tfDOw' 


jeremías,  XLYIDi. 


A.Cfír.  60tf. 


4  Moab  fué  qoetrantada  ¡  hicioron 
que  ■«  oyece  el  eiamor  de  lus  peqaeftos. 

6  Pasque  á  la  subida  de  Luith  con 
lloro  subirá  el  que  llora;  poique  k  la 
bsjada  de  Oronalm  loe  enenugos  ojeron 
clamor  de  quebranto. 

5  Haid,  salvad  vuestra  vida,  7  sed 
como  retama  en  el  desieito. 

7  Pues  por  cnanto  confiaste  en  tus 
liaoiettdas,  y  en  tus  tesoros,  tü  también 
acras  tomada:  y  Ühémos  saldrá  en  cau- 
tiverio, los  sacerdotes  y  sus  principes 
juntamente  b. 

8  y  vendxA  destruidor  á  cada  una  de 
las  ciudades,  y  ninguna  oindad  esca- 
para: anruianvaae  también  el  ralle,  y 
serA  destruida  la  campiña,  como  ha 
dicbo  JelwYá. 

9  I>ad  alas  á  Moab,  pora  que  volando 
se  vaya;  pues  serán  desiertas  sus  ciu- 
(|ad«a  hasta  no  quedar  en  ellas  morador. 

10  Maldito  el  que  hiciere  engafiosa- 
mente  Is  obra  de  Jehová ;  y  maldito  el 
que  detuviere  su  cuchillo  de  la  sangre. 

11  Quieto  estuvo  Moab  desde  su  moce- 
dad, 7  sobre  sus  hcoes«  ha  estado  él 
repodado,  y  no  ftié  trasegado  de  vaso 
ea  vaso,  ni  nunca  fuá  en  cautiverio: 
por  tanto  t]uedó  su  sabor  en  ¿1,  y  su 
olor  no  se  ha  trocado. 

18  por  eso  hé  aquí  que  vienen  dias, 
ha  dicho  Jebová,  <»  mu  yo  le  enviaré 
txasposrtadores  que  lo  narán  trasportar, 
y  -vaciarán  sus  vasos,  7  romperán  sus 
odrea. 

\B  Y  avergonsarásc  Moab  de  Ghémos, 
¿  la  manera  que  la  casa  de  Israel  se 
avcrgronzó  de  Bediel  <i,  su  conflanza. 

14  ¿  Cómo  diréis,  Somos  valientes  y 
robustos  hombres  paxa  la  guerra  ? 

15  Destruido  filé  Moab,  y  sus  ciudades 
asoló  :  7  sus  escogidos  mancebos  des- 
cendieron al  dnolladcso,  ha  dicho  el 
j^gf,  cuyo  nombre*  m  Jdiová  de  loe 
ejércitos. 

16  Cercano  cild  el  quebrantamiento  de 
Bf  oab,  para  venir,  y  su  mal  se  apretura 

17  Compadeceos  de  él  todos  los  que 
csftfi»  alrededor  suyo;  y  todos  los  que 
gnbels  an  nombre,  decid :  ¿  Ooinó  se  que- 
bró la  vara  de  fortaleza,  el  báculo  de 
Ijennoania/? 

18  Desciende  de  la  gloria,  siéntate; 
en  »eoo,  moradova  hija  de  Dlbon;  por- 
que el  destruidor  de  Moab  subió  contra 
tí,  dJeipó  tus  fortalezas. 

X9  p¿rate  en  el  camino,  y  mira,  oh 
xnoradova  de  Areer  A ;  pregunta  á  la  que 
va  buyendo,  7  á  la  que  escapó,  díle: 
.  Qué  ba  acontecido  ? 

¡H)  ji,'w«rgonzúiie  Moab,  porque  fué  que- 
brantado. Aullad  7  clamad,  denunciad 
en  Arnon  que  Moab  es  destruido, 

£1  V  que  vino  juicio  sobre  la  tierra 
de  la  eampifia;  sobre  Holon,  7  sobre 
Jasa»  y  sobre  Mephaoth, 

S8  X  sobre  Dibon,  7  sobre  Nebo,  y 
sobre  Beth-diblsthoim, 

S8  Y  sobre  Ghlrlathaim,  7  sobre  Beth- 
aamul,  7  sobre  Beth^meon, 

M  Y  sobre  Chérioth,  7  sobre  Bosra, 
V  sobre  todas  las  ciudades  de  tierra  de 
IVf  oaby  las  de  léjes,  7  las  de  cerca. 

S5  Cortado  *  es  el  cuerno  de  Moab,  7 
su  brazo  quebrantado*,  dice  Jehová. 

gg,  Bsnbriagadle/,  poique  contra  Jeho- 
vá  se  engtaadeoió ;  7  revuéiqucse  Moab 
gobre  su  vómito,  7  sea  también  él  por 
esearnlo. 

07  ¿  Y  no  te  ñié  á  ti  Israel  por  escar- 
nio «■,  como  si  lo  tomaran  entre  ladro- 
nes ?  porque  desde  que  de  él  hablaste, 
td  te  bas  movido. 

sa  Deaamparad  las  ciudades,  7  habitad 


en  peñascos,  oh  moradores  de  Moafot 
7  sel  como  la  paloma  que  hace  nido 
detrás  de  la  boca  de  la  caverna. 

89  Oido  hemos  la  soberbia  de  Moab  n, 
que  es  mu7  soberbio;  su  hinchazón, 
7  su  orgullo,  7  su  altivez,  7  la  altanería 
de  su  corazón. 

ao  Yo  conozco,  dice  Jdiová,  su  c<Uera ; 
mas  no  tendrá  efecto :  sus  mentiras  no 
han  de  aprovechar/e. 

81  Por  tanto  70  aullaré  sobre  Moab, 

?'  sobre  todo  Moab  haré  clamor,  v  sobre 
os  hombres  de  Kir-heieso  gemiré. 

8S  Oon  lloro  de  Jazer  lloraré  por  ti, 
oh  vid  de  8al>ama :  tus  sarmientos  pa- 
saron, hasta  la  mar  de  Jazer  llegaron: 
sobre  tu  agosto  7  sobre  tu  ven<&miaj> 
vino  destnddor. 

as  Y  será  cortada  la  alegría  7  el  rego- 
c^o  de  los  campos  labrados,  7  de  la 
tierra  de  Moab;  7  hará  cesar  el  vino 
de  los  lagares :  no  pisarán  con  canción ; 
la  canción  no  será  canción. 

84  El  clamor,  desde  Hesbon  hasta 
Eleale ;  hasta  Jahas  dieron  su  voz :  ¡f 
desde  Soar  hasta  Oronaim,  becerra  de 
tres  años ;  porque  también  las  aguaa  de 
Nimiim  serán  destruidas. 

36  Y  haré  cesar  de  Moab,  dice  Je- 
hová, quien  sacriñ(iue  en  altar,  7  quien 
onezca  sahumerio  á  «us  dioses  q, 

36  Por  tanto  mi  corazón  resonará  co- 
mo flautas  yot  causa  de  Moab :  asimis- 
mo resonará  mi  cofazon  á  modo  de 
flautas  por  los  hombres  de  Kir-heres; 
porque  perecieron  las  riquecas  que  ha- 
bla hecho. 

87  Porque  en  toda  cabeza  habrá  calva  r, 
7  toda  barba  será  menoscabada;  sobre 
todas  manos  rasguños,  7  sacos  sobre 
todos  lomos*. 

88  Sobre  todas  las  techumbres  de  Moab 
y  en  sus  calles  todo  ttrá  llanto ;  porque 
yo  quebranté  á  Moab  como  á  vaso  que 
no  agrada',  dice  Jehová. 

3V  Aullad :  ¿  Cómo  ba  sido  quebran- 
tado ?  ¿  cómo  volvió  la  cerviz  Moab, 
y  fué  avergonzado  ?  Y  fué  Moitb  en  es- 
carnio y  en  espanto  á  todos  los  que  estím 
en  sus  alrededores. 

40  Porque  asi  ha  dicho  Jehová:  Hé 
aquí  que  como  •>  águila  volará,  y  exten- 
derá sus  alas  á  Moab. 

41  Tomadas  son  las  ciudades,  y  toma- 
das son  las  fortalezas;  y  será  aquel  dia 
el  corazón  de  los  valientes  de  Moab  co- 
mo el  corazón  de  mi\jer  en  angustias*. 

4S  Y  Moab  será  destruido  pava  dejar 
de  ser  pudilo;  porque  se  engrandeció 
contra  Jehovájr. 

48  Miedo,  y  hoyo,  7  lazo  sobre  tis,  oh 
morador  de  Moab,  dice  Jehová. 

44  El  que  huyere  dd  miedo,  oaerá  en 
el  hoye ;  y  el  que  saliere  del  hoyo,  será 

Sircso  del  lazo:  poique  70  traeré  sobre 
1,  sobre  Moab,  año  de  su  visitación*, 
dice  Jehová. 

45  A  la  sombra  de  Hesbon  se  pararon 
los  que  huian  de  la  fuerza:  mas  salió 
fuego  de  Hesbon,  y  llama  de  en  medio 
de  sihon,  y  quemó  el  rincón  de  Moab, 
y  la  mollera  de  los  hijos  revoltosos. 

46  ¡  Ay  de  tí,  Moab  1  {lereció  el  pue- 
blo de  Ohémos :  porque  tus  hijos  fueron 
presos  para  cautividad,  7  tus  hijas  para 
cautiverio. 

4íT  Empero  haré  tomar  el  cautiverio 
de  Moab  en  lo  postrero  de  los  tiempos  &, 
dioe  Jehová.  Hasta  aquí  c«  el  juicio 
de  Moab. 

CAPITULO  XLIX. 
Prafttüa  tontra  lo$  ^tnmowtVu,  contra  lo* 
UMmíoi,  etmtra  Danuueo  y  ««  Uerra,  eon- 
tra  lo*  de  Oedar,  y  Stuor,  y  otra$  naeioáei 
ddOrieiUe. 


»  Pro.  8. 18. 
Is.l«.e. 


•  Is.  15.  5. 
y  16. 11. 


ris.lfi.8.9. 


«Is.lS.2. 
7 16. 12. 


••  Cap.  47.  5. 
•a«B.87.34. 

«Cap.  22. 28. 


«Cap.  49.22. 
Den.  Ü8.  49. 
Dan.  7. 4. 
Hak  1.  8. 


'I8.2L8. 
Hic.  4.  9. 

y  ver.  26. 

'  la.  24. 17. 
18. 


aCap.U.28. 


i  Cap.  4».  6» 

89. 


A.Cdr.MO. 


jeremías,  xtjy. 


A.&A.IIIO. 


"I 


■MtLUL 


•Ek.Sl.38. 
y  35.  3.  etc. 
AmoeLlS, 
li. 

Soph.  3.  8, 
10. 


»CI»p.31.13. 


'  TÍT.  89. 

Cep.  48. 47. 
<<  Ks.  25. 13, 
etc. 

AmosLU, 
13. 

'C«p.35.28. 

/Ab.  5.8. 
'VULl.B. 


k  Ab.  1. 


•  Amot  9. 3. 


iOMkl8.1& 

7  60.13. 
(Cap.  80.40. 

Gen.  19.  34, 

35. 

Dbii.99.98. 

Abmm4.11. 


DE  lo*  hik»  de  Ammon*,  así  ha 
dldio  Jehov&:  ¿  No  ttene  hijos  Is- 
rael ?  ¿no  tiene  hemlero  ?  ¿  Por  qná 
tomó  oomo  por  heredad  el  rey  de  elloa 
á  Oad,  7  ni  pueblo  habitó  en  sus  cin- 
dadct? 

5  Por  tanto  hé  aquí  vienen  dias,  ha 
dicho  Jéh/ark,  en  que  haré  oir  en  Rab- 
ba  de  los  hyós  de  Ammon  clamor  de 
guerra,  y  sera  punta  en  montón  de  aso- 
uoniento:  y  sus  ciiidades  sciAn  puestas 
á  fliego,  é  Israel  tomará  por  heredad 
á  los  que  los  tomaron  á  ellos,  ha  dicho 
Jchovi. 

8  Aulla,  oh  Heshon,  porque  destruida 
es  Hai :  clamad,  hijas  de  Habba,  vestios 
de  sacos,  endechad,  j  rodead  por  los 
▼aliados;  porque  el  rey  de  ellos  fué  en 
cautiverio,  sus  saocrdotcs  y  sus  prín- 
cipes juntamente. 

4  ¿  Por  qué  te  glorías  de  los  valles  ? 
tn  vaUe  se  deshizo,  oh  hija  contumaz, 
la  que  conña  en  sus  tesoros,  la  fue  dice: 
¿  Quien  vendié  contra  ml^  ? 

6  Hé  aquí  yo  traigo  sobre  tí  espanto, 
dice  el  befior  Jehová  de  los  ejércitos, 
de  todos  tus  alrcdedorss;  y  seréis  lan- 
zados cada  uno  en  derechura  de  su  ros- 
tro, V  no  habrá  quien  recoja  al  errante. 

6  "ií  después  de  esto  haró  tomar  la 
cautividad  de  los  hijos  de  Ammon  e, 
dice  Jdiová. 

7  5  De  Bdom',  así  ha  dicho  Jebov& 
de  los  e.iércitos :  ¿  No  hay  mas  sabiduría 
en  Théman  ?  ¿  Ha  parecido  el  consto 
en  los  sabios  ?  ¿  Corrompióse  su  satú- 
duría? 

e  Huid,  volveos,  escondeos  en  simas 
para  estar,  oh  moradores  de  Dedan«; 
porque  el  quebrantamiento  de  Esad  tra- 
eré sobre  61,  al  tiempo  que  lo  tengo  de 
visitar. 

9  Si  vendimiadorss  vinieran  contra  tí, 
¿  no  dcjAran  rebuscos  ?  Si  ladrones  de 
noche,  tomaran  lo  que  hubieran  me- 
nester/. 

10  Mas  yo  desnudaré  &  Esad  y,  descu- 
briré sus  escondrijos,  y  no  podrá  escon- 
derse. Será  deMruida  su  simiente,  y  sus 
hermanos,  y  sus  vecinos,  y  no  será. 

11  Deja  tus  huérfanos,  yo  lot  criaré; 
y  en  mí  se  confiarán  tus  viudas. 

13  P<Hrque  así  ha  dicho  Jehová:  Hé 
aquí  que  los  que  no  estaban  condenados 
á  beber  del  cáliz,  beberán  ciertamente ; 
¿  y  serás  tii  alisuelto  del  todo  ?  No  serás 
alisuelto,  sino  que  de  cierto  beberás. 

18  Porque  por  mí  he  jurado,  dice  Je- 
hová, que  en  asolamiento,  en  oprobio, 
en  soledad,  y  en  maldición  será  Bosra ; 
y  todas  sus  ciudades  serán  en  astdarai- 
entos  perpetuos. 

14  La  fama  oí,  que  de  parie  de  Jdiová 
hafaia  sido  enviaoo  mensigcro  á  las  gen- 
tes, diciendo:  Juntaos,  y  venid  contra 
ella,  y  levantaos  á  la  batalla  *. 

Ifi  Porque  hé  aquí  que  pequeño  te  he 
puesto  entre  las  gentes,  menospreciado 
entxe  los  hombres. 

16  Tu  arrogancia  te  ensaflú,  y  la  so- 
berbia  de  tu  corazón :  tu,  que  habitas 
en  cavernas  de  peleas,  que  tienes  la 
altura  del  monte,  aunque  alces  como 
águila  tu  nido,  de  allí  te  haré  deseen* 
der,  dice  Jehová '. 

17  Y  será  Edom  en  asolamiento :  todo 
aquel  que  pasare  por  ella  se  cnantará, 
y  silbará  sobre  todas  sus  plagas*. 

18  Como  en  el  trastomamiento '  de 
Sodoma  y  de  üomorra,  y  de  sna  civ- 
dade»  vecinas,  terú,  dice  Jehová:  no 
morará  allí  nadie,  ni  la  habitará  h^o 
de  hombre. 

19  Hé  aquí  que  como  león  subirá  de 
la  hinehaion  del  Jordán  contra  la  bdla 


!f  robusta:  poiqne  mvy  ptonto  hanflo 
correr  de  sotne  cUa,  y  al  que  íben  es- 
cogido la  encaigaré :  porque  ¿  qniáa  » 
semiente  á  mí?  ¿ y  quien  me  eaipla- 
xará  ?  ¿V  quién  sota  aquel  pastor  qae 
me  podrá  resistir  m  ? 

90  Por  tanto  oíd  «1  eooseio  de  Jdio- 
vá, que  ha  acordado  sobre  £dom;  j sus 
pensamientos  que  ha  resuelto  Mbn  im 
moradores  de  Theman.  Ciertamente  ks 
mas  peqneftoft  del  hato  loe  arrastraría,  y 
destruirán  sus  moradas  con  ellos. 

SI  Del  estruendo  de  la  calda  de  elloi 
la  tierra  tembló,  y  el  grito  de  su  vos  te 
oyó  en  el  mar  Berm^o. 

88  Hé  aquí  que  como  águila  saUíi  j 
volará,  y  extenderá  sus  alas  sobre  Boas : 
y  el  corazón  de  los  valientes  de  Edam 
será  en  aquel  dia  como  el  oorsion  de 
mi^  en  angustias. 

88  J  Acerca  de  Damasco.  Confluí- 
ose  Bfamath,  y  Arphad,  poiqne  oyeron 
malas  nuevas  :  derritiéronse  en  aguas  de 
desmayo ;  no  pueden  sosegarte. 

84  Desmayóse  Damasco,  volvióse  para 
huir,  y  toinóle  temblor :  angustia  y  do- 
lores le  tomaron,  como  de  mujer  qae 
está  de  parto. 

85  Como  no  d^faroa  á  la  ciudad  de 
alabanza,  ciudad  de  mi  goso ; 

86  Por  tanto  sus  mancebos  caeián  ca 
sus  plazas,  y  tollos  los  hombres  de  gu- 
erra morirán  en  aquel  <üa,  ha  diobo 
Jehová  de  los  ejércitos. 

87  T  liaré  encender  ftiego  en  el  muro 
de  Damasco,  y  consumirá  las  oatas  de 
Ben -hadad. 

88  ^  De  Cedar,  y  de  los  reinos  de  Ha- 
sor,  los  ouales  hirió  Nabueodonosor  tej 
de  Babiloaia,  asi  ha  dicho  Jehová :  Le- 
vantaos, subid  contra  Cedar»  y  destruid 
los  hilos  de  Oriente. 

89  Sus  tiexuias*  y  sus  ganados  toms- 
rán ;  sus  cortinas,  y  todos  sus  vasos,  y 
sus  camellos,  tomaran  para  sí :  y  llama- 
rán contra  ellos  miedo  al  rededor. 

ao  Huid,  trasponeos  muy  l<)os,  meteos 
en  simas  para  estar,  oh  moradoies  de 
Hasor,  dice  Jeheva:  norque  tomó  con- 
sejo ctHRtra  vosotros  Nabueodonosor  rey 
de  Babilonia,  y  contra  vosotros  ha  Ant- 
mado  designio. 

81  Levantaos,  subid  á  gente  pacífica, 
que  vive  cosiíladamente,  dice  Jehová, 
que  ni  tienen  puertas  ni  oentojos,  que 
viven  solitarios. 

88  T  serán  sus  earodlos  por  vrcaa,  y 
la  multitud  de  sus  ganados  por  despojo: 
y  espardrélos  por  todos  vlaotos,  echsdos 
hasta  el  postrer  rincón,  y  de  todos  sus 
lados  les  traeré  su  mina,  dice  Jehová. 

88  T  Haaor  será  morada  de  dragones  •. 
soledad  para  siempre:  ninguno  moraiá 
allí,  ni  la  hidiitará  hUo  de  hombre. 

84  ^  Palabra  de  Jehová^uc  fué  á  Jc> 
remias  proftta  acensa  de  l£lan/,  en  d 
principio  del  reinado  de  Sedaohlas,  ley 
de  Judá,  diolendo : 

85  Así  ha  dicho  Jehová  de  los  ciiérci- 
tos :  Hé  aquí  que  yo  quiebro  éí  arco  de 
Elam,  principio  de  su  urtalesa. 

86  Y  traeré  sobre  Slam  los  cuatro  vi- 
entos de  las  cuatro  plagas  del  déla,  y 
aventarélos  á  todos  estos  vientos,  ni  k^ 
brá  gente  adonde  no  vengan  esM^fcms 
de  Elam. 

87  Y  hará  que  Elam  se  intimide  de- 
lante de  sus  enemigos,  y  delante  de  los 
qve  buscan  su  alma,  y  traeié  sobre  ellos 
mal,  y  el  ñiror  de  rol  em^,  dice  Je- 
hová s  y  enviaré  en  pos  dt  ellos  aspada 
basta  que  los  acaba, 

88  Y  nondré  mi  silla  «n  Elam,  y  des- 
truhré  de  allí  rey  y  príncipe,  diee  Je* 
hová» 


iigdl9>^ 


•li.ttft 

MaLLl. 


•CLdr.flOdi 


jeremías,  Ím 


JLCébr.Mt. 


80  Mu  acontecerá  «i  lo  pootreru  de 
loa  dlM,  qee  haré  tomar  la  eautivldad 
de  Elam  t,  dioe  Jehová. 

CAPITULO  L. 
Pnite$  la  mMÍaeimt  d*  BtMkmta  y  éi  teda 
m  wawrfft  por  lof  Ptrwu,  for  kabtr 
]NMif«  flioiio  MI»  $oUrhía  y  «nMiVi  mi  «I 
potMo  di  Imrotlt  cuya  Umtímí  y  r«<aM- 
nMioH  oNaoc^o. 

PALABRA  que  habló  JehoWl  centra 
Babilonia»,  contra  la  tioRa  de  loa 
Caldeo*,  por  mano  de  Jeremías  profeta. 

a  Dennneiad  en  las  gentet,  7  haced 
laber;  levantad  tambAm  bandera:  pu- 
bliotid,  j  no  encubráis ;  deold :  Tomada 
es  Babilonia,  Bel  ea  confundido,  deshe> 
cho  ea  Meródach  ;  confundidas  son  sus 
escaltnxas,  quebrados  son  sus  Ídolos. 

8  Porque  subió  contra  elia  fente  d«  la 
fortt  del  Aquilón,  la  cual  pondrá  su 
tiara  en  asolamiento,  y  no  habrá  ni 
bombre  ni  animal  que  en  ella  more: 
noTiéronse,  se  ftieron. 

4  En  aquellos  días  y  en  aqnd  tiempo, 
dice  Jebová,  Tendrán  los  hijos  de  Is- 
rael, ellos  y  los  htíos  de  Judá  Junta- 
nwntek ;  é  irán  andando  y  llorando «,  y 
buscarán  á  JehoTá  su  Dios  *. 

5  Presuntaián  •  por  el  camino  de  IMon, 
hacia  donde  volveréM  sus  rastros  dici' 
emto:  Venid,  y  Juntaos  á  Jehorá  oon 
pacto  eterno/  f  hc  jamas  se  ponga  en  el 
olvido. 

6  Ov^as  perdidaa  ñieron  nd  pueblo; 
sus  pastores  las  hicieron  errar,  por  los 
montes  las  dcsoaniaron :  andu^eron  de 
monte  en  coUado',  olvidáronse  de  sus 
majadas. 

7  Todoa  los  que  los  hallaban,  los  co- 
mían ;  y  declan  sus  enemigos :  No  peca- 
remos, porque  ellos  pecaron  á  Jebová, 
morada  de  justicia;  á  Jehová,  espe- 
ranza de  sus  padresA. 

8  Huid  de  en  medio  de  Babilonia  •',  y 
salid  de  tierra  de  Caldeos ;  y  sed  como 
los  mansos  delante  del  ganado : 

9  Porque  hé  aquí  que  yo  suscito  y  ha- 
go subir  contra  Babilonia  reunión  de 
grandes  pueblos  de  la  tierra  del  Aqui- 
lón; y  desde  allí  se  apandarán  contra 
ella,  y  será  tomada:  sus  flechas  como 
de  valiente  diestro,  fue  no  se  tomará 
en  vano. 

10  Y  la  Galdóa  será  para  presa :  todos 
lot  nie  la  saquearen,  saldrán  hartos, 
dice  Jehová. 

11  Porque  os  alorasteis,  porque  os  go- 
zasteis destruyenoo  mi  heredaid,  porque 
os  henchísteis  como  becerra  de  renue- 
vos, v  lelinchasteU  como  caballos ; 

18  Vuestra  madre  se  avergonzó  mucho, 
afrentóse  la  que  os  engendró.  Veis  aquí 
las  postrimerías  de  las  gentes,  desierto, 
lequedad,  y  páramo. 

18  Por  la  ira  de  Jehová  no  será  habi- 
tada, sino  que  asolada  será  toda  ella: 
todo  hombre  que  pasare  cor  Babilonia 
se  aiomimurá,  y  silbará  sobre  todas  sus 
plagas. 

14  Apercibios  contra  Babilonia  al  re- 
dedor: todos  los  que  entesáis  arcos,  ti- 
rad contra  ella,  no  escatiméis  las  saetas ; 
porqne  pecó  contra  Jehová. 

16  Gritad  contra  ella  en  derredor :  dio 
sn  mano,  caldo  han  sus  flindamentos, 
derribados  son  sus  muros  ;  porque  ven- 

Siia  M  de  Jehová.   Tomad  venganza 
ella ;  haced  con  etla  como  ella  hizo*. 

16  Talad  de  Babilonia  sembrador,  y 
el  que  tiene  hoc  en  tiempo  de  la  siega : 
dMnte  de  la  espada  opresora  cada  uno 
volverá  el  reatro  hacia  su  pueblo,  cada 
nno  huirá  hacia  su  tierra. 

17  Ganado  descarriado  ka  tido  Israel, 


leones  lo  amontaron/:  rt  rey  de  Asirla 
lo  devoró  el  primero ;  este  Nabucodo- 
nosor,  rey  de  Babilonia»,  lo  deshuesó 
d  postrero. 

18  Por  tanto  asi  ha  dicho  Jehová  de 
los  ^{Atcitos,  IMos  de  Israel:  Hé  aquí 

aue  yo  visito  al  rey  de  Babilonia  y  á  su 
lem,  como  visité  al  rey  de  Asirla. 

19  T  volveni  á  traer  á  Israel  á  su 
morada»,  7  pacerá  en  el  Carmelo,  y  en 
Basan,  y  en  el  monte  de  Ephraim  y  de 
Oalaad  se  hartará  su  alma. 

90  En  aquellos  dias  y  en  aquel  tiempo, 
dice  Jehová,  la  maldad  de  Israel  será 
buscada,  y  no  parecerá ;  y  los  pecados 
de  Judá,  y  no  se  hallarán  • :  porque  per- 
donaré á  los  que  yo  hubiere  dejado. 

91  Sube  contra  la  tierra  de  M eratha- 
im  I,  contra  ella,  y  contra  los  moradores 
de  Pekod  f  :  destruye  y  mata  en  pos  de 
ellos,  dice  Jehová,  7  hax  conforme  á 
todo  lo  que  yo  te  he  mandado. 

99  Estruendo  de  guerra  en  la  tierra,  y 
quebrantamiento  grande^. 

98  ¿  Cómo  Alé  cortado  y  quebrado  el 
martillo  f  de  toda  la  tiena  ?  i  Cómo  se 
tomó  Babilonia  en  desierto  entre  las 
gentes? 

94  Pdsete  laaos,  y  aun  Adste  tomada, 
oh  Babilonia,  y  tu  no  lo  supiste :  Aliste 
hallada,  y  aun  presa,  porque  provocaste 
á  Jehová. 

95  Abrió  Jehová  su  tesoro)  y  sacó  los 
vasos  de  su  fViror  •■ :  porque  esta  es  obra 
de  Jehová  Dios  de  los  ^éroitos  en  la 
tierra  de  Caldeos. 

98  Venid  contra  ella  desde  el  cabo  de 
la  tierra  t  abrid  sus  almacenes,  hacadla 
montones,  y  destruidla;  no  le  queden 
reliquias. 

97  Matad  todos  sus  novillos*,  vayan  al 
matadero :  ¡  ay  de  ellos !  que  venido  es 
su  dia,  el  tiempo  de  su  visitación. 

98  Voz  «e  «q/o  de  los  que  huyen  y  csea- 

{>an  de  la  tierra  de  BaUlonia,  para  dar 
as  nuevas  en  Sion  de  la  vénganse  de 
Jehová  nuestro  Dios,  de  la  venganza  de 
su  templo  *. 

89  Haced  Juntar  sobre  Babilonia  fle- 
cheros, á  todos  ios  que  entesan  arco : 
asentad  campo  sobre  ella  al  rededor; 
no  escape  de  ella  ninguno :  pagedle  se- 
gún su  obra;  conforme  á  todo  lo  que 
ella  hizo,  haced  oon  ella  ■ :  porque  con- 
tra Jehová  se  ensoberbeció,  oontra  el 
Santo  de  Israel. 

30  Por  tanto  sus  mancebos  caerán  en 
sus  plazas,  y  todos  sus  hombres  de  guer- 
ra serán  talados  en  aquel  dia,  dioe  Je- 
hová. 

81  Hé  aquí  yo  contra  tí,  oh  soberbio, 
dice  el  Se&or  Jehová  de  los  ejércitos ; 
porque  tu  dia  es  venido,  el  tiempo  que 
te  vlaiUré. 

89  Y  el  soberbio  tropezará  y  caerá  »,  y 
no  tendrá  quien  lo  levante :  y  encenderá 
fuego  en  sus  ciudades  y,  y  quemará  to- 
dos sus  al  rededores. 

88  Así  ha  dicho  Jehová  de  los  ^érei- 
tos :  Oprimidos  fiunm  los  hijos  de  Is- 
rael y  los  hUos  de  Judá  juntamente: 
?'  todos  los  que  los  tomaron  cautivos,  se 
os  retuvieron,  no  los  quisieron  soltar. 

84  El  Redentor  de  ellos  es  el  Fuerte ; 
Jehová  de  los  ^rcltos  e«  su  nombre  « : 
de  cierto  abogará «  la  causa  de  ellos, 
para  hacer  quietar  la  tierra,  y  turbar 
los  moradores  de  Babilonia. 

85  Cuchillo  sobre  los  Caldeos,  dice 
Jehová,  y  sobre  los  moradores  de  Ba- 
bilonia, y  sobre  sus  príncipes,  y  sobre 
sus  sabios  b.  * 

86  Cuchillo  sobre  los  adivinos,  y  se 
atontarán :  cuchillo  sobre  sus  TaUentes, 
y  serán  quebrantados. 

Hh 


I1IU7.17.C. 

"•9  Bey.  Si. 
10.«t¿ 


*aip.aaiu. 

Is.M.9, 
10. 

ALS4.U, 
U. 


•Kn.l8Lgl. 
Oap^U.M, 


tvMioeiM. 


i'Oap.Sl.54. 
•Cap.  61.90. 


Í.61.9 
4.6b 


'Is.U.O. 


'IS.8Í.7. 


(Oap.n.10, 

La.  1. 10. 
79.6,7. 


«ler.lS. 


"Pro.  16.  IB. 
7  18. 19. 
y  Ap.  18.  8. 


■  Is.  47.  4 
•  Ib.  SL  22. 


»b.47.U. 


A.Cdr.Mi>. 


JERianAEt,  LL 


9*. 


•Cap.  49.18. 
GM.19.M, 

91. 


/  Ii.  18. 17, 
18. 


VCAp.49ul9. 
Job  41. 10. 


h  Ap.  18. 9, 
lA. 


•  Cftp.  4. 11, 

la. 

»  Oip.  15.  7. 


•  Ib.  49. 14, 

U. 

etc. 

Ap.l&4. 


«  Ap.  17.  i. 


/la.3L9. 


37  Onehillo  Mbra  ni*  oabtUM.  y  ■obn 
ras  canoa,  7  aobre  todo  el  raigo «  que 
está  en  niedio  de  día;  7  aerin  como 
mujeres  d :  cuchillo  sobre  sus  tesoros,  y 
■eran  saqueados. 

88  Sctjuedad  sobre  sus  aguas,  7  seca- 
(ánse :  porque  tierra  es  de  esculturas, 
7  en  ídolos  enloquecen. 

89  Por  tanto  alh  raotaréin  bestias  mon- 
teses con  lobos;  morar&n  también  en 
ella  pollos  de  avestruz:  7  no  mas  scrfc 
poblada  pan  siempre,  ni  se  habitará  de 
generación  en  generación. 

40  Como  en  el  trastornamiento  de  Dios 
á  Sodoma  7  á  Oomorra,  7  á  sus  eiiádadeM 
vecinas*,  dice  Jehorá,  no  morará  allí 
hombre,  ni  h^o  Oe  hombre  la  habitará. 

41  Hé  aquí  Tiene  un  pueblo  del  Aoui- 
Ion,  7  una  nación  grande,  7  mucnos 
re7es  se  lerantarán  de  los  lados  de  la 
tierra. 

42  Arco  7  lanza  manejarán :  serán  cru- 
eles, T  no  tendrán  compasión/:  su  voz 
sonara  como  la  mar,  7  montarán  sobre 
caballos:  apercibirse  han  como  hombre 
á  la  pdéa  contra  ti,  oh  hija  de  Babi- 
lonia. 

48  O7Ó  su  fama  el  re7  de  Babilonia, 

Í'  sus  roanos  se  desco7untaron :  angustia 
e  tomó,  dolor  como  de  mujer  de  piarto. 

44  Hó  aquí  que  como  león  subirá  de 
la  hinchazón  del  Jordán  á  la  morada 
fuerte :  porque  mtt7  pronto  le  haré  cor- 
rer de  sobre  ella,  7  al  que  fuere  escogido 
la  encargaré:  porque  ¿quién  es  seme- 
jante á  mi?  ¿7  quién  me  emplazará? 
ó  quién  será  aquel  pastor  que  me  podrá 
resistir  9? 

46  Por  tanto  oid  el  consejo  de  Jehová, 
que  ha  acordado  sobre  Babilonia,  7  sus 
pensamientos  que  ha  formado  aobre  la 
tiarra  de  los  Caldeos.  Ciertamente  los 
mas  fiequeílos  del  hato  los  arrastrarán, 
7  destruirán  sus  moradas  con  ellos. 

46  Del  grito  de  la  toma  de  Babilonia 
la  tierra  tembló,  7  el  clamor  se  07o  en- 
tre las  gentes  A. 

CAPITULO  LI. 
Continúate  la  profttía  eotiira  Babilonia,  atpo 
e$erHo  da  el  profe/a  á  Beraía»,  eamarero 
mayor  íM  rey  BetledtUu,  para  qu»  lo  tdu  en 
«I  ÉvfraUt  ¡legado  á  Babilonia,  en  prestigio 
de  en  perpetua  ruina. 

ASI  ha  dicho  Jehová:  Hé  aquí  que 
70  levanto  sobre  Babilonia,  7  sobre 
sus  moradores  que  se  levantan  contra 
mí,  un  viento  destruidor*. 

5  Y  enviaré  á  Babilonia  aventadores 
que  la  avienten b,  7  vaciarán  su  tierra; 
porque  serán  contra  ella  de  todas  partes 
en  el  día  del  mal. 

8  Diré  al  flechero  que  entesa  su  azco, 
7  al  que  se  pone  orgulloso  con  su  loriga : 
No  perdonéis  á  sus  mancebos,  destruid 
todo  su  ^ército. 

4  Y  caerán  muertos  en  la  tierra  de  los 
Caldeos,  7  alanceados  en  sus  calles. 

A  Porque  Israel  7  Judá  no  han  enviu- 
dado e  de  su  Dios  Jehová  de  los  ^érd- 
tos,  aunque  su  tierra  fué  llena  de  pecado 
contra  el  Santo  de  Israel. 

6  Huid  de  en  medio  de  Babilonia  d,  7 
librad  cada  uno  su  alma,  porque  no  pe- 
rezcáis á  causa  de  su  maldad :  iwrque 
el  tiempo  e»  de  venganza  de  Jehová; 
darále  su  pago. 

7  Vaso  de  oro*  fui  Babilonia  en  la 
mano  de  Jehová,  que  embriaga  toda  la 
tierra :  de  su  vino  bebieron  las  gentes ; 
atxirdiéronse  por  tanto  las  naciones. 

8  En  un  momento  cayó  Babilonia/, 
7  despedaztise :  aullad  sobre  ella:  to- 
mad bálsamo  para  su  dolor;  quizá  sa- 
nará. 


lOfSUl 


<1K.0.I 

10. 


9  Caíamos  4  Babilonia,  7  so  ha  ti- 
nado :  dejadla,  7  vamonos  cada  ano  & 
su  tierra ;  porque  U^ipido  ha  hasta  ú 
cielo  su  Juicio,  7  alzádoae  hasU  las 
nubes. 

10  Jdbová  sacó  á  las  nnesins  JoaÜ- 
das :  venid,  7  oontemos  en  Stonlaobn 
de  Jehová  nuestro  Dios*.  'dp-iO-K 

11  Limpiad  las  saetas,  embrazad  los 
escudos:  despertado  ha  Jdiová  el  es- 
pírittt  de  k»  reyes  de  Media:  poiqae 
contra  Babilonia  ««  su  pensamiento  para 
destruirla ;  porqoe  venganza  m  de  Je- 
hoTá,  venganza  de  su  templo  A. 

18  Levantad  bandcn  sobre  los  rovns 
de  Babilonia,  rcfiMrzad  la  guardia,  po- 
ned centinelas,  disponed  cdadas:  por- 
que deliberó  Jehová,  7  aun  pondrá  en 
efecto  lo  que  ha  dicho  aobre  los  moia. 
dorea  de  Babilonia. 

18  La  que  moras  entre  muchas  aguas  •', 
rica  en  tesoros,  venido  ha  tn  fin,  u  me- 
dida de  tu  codiciáis. 

14  Jehová  de  los  ^iérdtos  juró  por  m 
vida,djet#fMlo;  To  te  llenaré  de  hombres 
como  de  langostas,  7  levantuán  oontrs 
ti  gritería. 

15  El  M  «/  que  hizo  la  tierra  oon  m 
fortaleza,  el  que  añrmó  d  monde  con 
su  sabiduría,  7  estendió  los  délos  cao 
sointeligenda^: 

16  El  que  da  con  voz  muchedumbre 
de  aguas  del  cielo  ■>,  7  hace  subir  las 
nubes  de  lo  postrero  de  la  tierra:  él 
hace  relámpagos  oon  la  lluvia,  7  saca 
el  viento  de  sus  tesoros  ». 

17  Todo  hombre  se  infatúa  con  ota 
ciencia»;  avergüénzase  todo  aitífloe  de 
la  escultura,  porque  mentira  es  so  va- 
ciadizo, que  no  tienen  eapíritu^. 

18  Vamdad  son,  obra  de  irrisiones: 
en  el  tiempo  de  su  visitación  pereoerin. 

19  No  et  como  ellos  la  parte  f  de  Ja- 
cob :  porque  él  u  el  finmador  de  todo; 
é  lerad  es  la  vara  de  su  heredad':  Je- 
hová de  los  ^érdtos  es  su  nombre. 

90  Martillo  me  aoia,  oh  armas  de 
guerra* ;  7  por  medio  de  ti  quebrantaré 
gentOf  7  por  medio  de  ti  desharé  reinos, 

91  1  por  tu  medio  quebrantaré  ca- 
ballos y  sus  cabalgadores,  7  por  medio 
de  ti  quebrantare  canos  7  los  que  en 
ellos  sut>en : 

99  Asimismo  por  tu  medio  quebran- 
taré  hombres  7  mqjeres,  7  por  medio 
de  ti  quebrantaré  viejos  7  mozos,  7 
por  tu  medio  quebrantaré  mancebos  7 
vírgenes. 

93  También  quebrantaré  por  medio  de 
tí  al  pastor  7  á  su  manada :  quebrantará 
por  tu  medio  á  labradores  y  sus  7untas, 
7  duques  v  prindpcs  quebrantaré  por 
medio  de  ti. 

94  Y  pagaré  á  Babilonia,  7  4  todos  los 
moradores  de  Caldea,  todo  el  mal  de 
ellos  que  hicieron  en  Sion '  delante  de 
vuestros  ojos,  dice  Jehová. 

95  Hé  aquí  70  contra  tí,  oh  monte 
destruidor,  dice  Jehová,  qne  destruíste 
toda  la  tierra:  7  extenderé  mi  mano 
sobre  ti,  7  te  haré  rodar  de  las  peUu,  7 
te  tornaré  monte  quemado. 

96  Y  nadie  tomará  de  tí  piedra  paca 
esquina,  ni  piedra  para  cimiento ;  por- 
que perpetuos  asolamientos  serás»,  ba 
dicho  Jenová. 

97  Alzad  buidera  en  la  tierra,  locad 
trompeta  en  las  nadones,  apeedúd  gas- 
tes contra  día ;  Juntad  contra  ella  los 
reinos  de  Ararat  |,  de  Minni,  7  de 
Aschénaz :  aeiUüad  contra  ella  oaiaiaoa 
haced  subir  caliaUos  oomo  langostas  fi- 
zadas «. 

98  Aperdbid  contra  ella  gentes;  4 
reyes  de  Mediay,  á  sus  eapnaes,  y  4 


J«bM 

Pt.lí 

II.40.Í 

ate. 

■8*L1 

•llt.1.1 
«te. 

r])H.a.i 


>w.li 

f1R.U. 


A.C.dr.Nft 


JBRWMTAfl,  lili. 


A.acir.iW. 


todM  mu  inrtaidpM,  j  átoda  la  tlem de 
tu  téboHo. 

»  T  temblar*  la  tierra  y  aflictráae : 
poiqm  confirmado  ca  contra  Babilonia 
todo  el  penumiento  de  Jehová,  para 
poner  la  tiena  de  Babilonia  en  loledad, 
3  que  no  hará  morador. 

80  Loa  Tallentet  de  Babilonia  di>J«»n 
de  pelear,  eatuviéronse  en  sus  fuerte* : 
faltotea  au  fortalesa,  tomáronse  como 
ratóeiei'  encendieron  lot  enemigo»  ana 
caaaa,  quebraron  ana  cerroioa. 

SI  Oorréo  ae  encontrara  con  correo, 
y  menMúero  ae  encontrará  con  mensa- 
jero, para  noticiar  al  rey  de  BaULionla 
que  au  ciudad  ea  tomada  por  todaa  par- 
tea: 

88  Y  loa  TBdoa  Aieron  tomadoa,  y  loa 
carrixoa  fiíeron  quemados  á  fuego,  y 
comtemánnae  lo*  hombrea  de  guerra. 

88  Porque  asi  ha  dicho  Jehová  de  los 
cjéreitoB,  Dioa  de  larael:  La  hl)a  de 
Babilonia  et  como  parra ;  tiempo  ea  ya 
de  trillarla :  de  aquí  k  poco  le  rendH 
el  tiempo  de  la  siega. 

84  Oomióme,  dennennsihne*  Nabnco- 
donoaor  rey  de  Babilonia:  paróme  co- 
mió vaso  vacio,  tragóme  como  dragón, 
hinchió  au  vientre  de  nUa  delicadezas, 
y  echóme. 

85  £n  BaUlonia  mM  mi  robo,  y  mi 
carne,  dirá  la  moradora  de  6ion«;  y 
mi  sangre  en  loa  moradores  de  Caldea, 
dirá  Jenuaiem. 

88  Por  tanto  aaf  ha  dicho  Jehová :  Hé 
aquí  que  yo  Juago  tu  causa,  y  haré  tu 
Tenganxa :  y  secu<ó  su  mar  k,  y  haró  que 
quMe  seca  BU  corriente. 

87  Y  será  Babilonia  para  montones, 
morada  de  dragones*,  espanto  y  ailbo, 
fin  morador. 

88  A  una  rugirán  como  leones ;  oomo 
cachónos  de  leones  bramarán. 

89  En  su  calor  lea  pondrá  aua  ban- 
quetes; y  horélea  que  se  embriaguen, 
para  que  ae  alegren,  y  duerman  eterno 
aueilo,  y  no  despierten  é,  dice  Jehová. 

40  Hacerlos  he  traer  como  corderos  al 
matadero,  como  cameros  con  cabritos. 

41  ¿  Oómo  fué  presa  Sesach  •,  y  fíié 
tomada  la  que  era  alabada  por  toda  la 
tierra  ?  i  Cfómo  ftié  Babilonia  por  es- 
panto entre  laa  gentes  ? 

tí  Subió  la  mar/  sobre  Babilonia ;  de 
la  multitud  de  sus  ondas  fué  cubierta. 

43  Sus  ciudadea  fueron  asoladas,  la  ti- 
erra aeca  y  desierta,  tierra  que  no  mo- 
rará en  ella  nadie,  ni  pasará  por  ella 
hijo  de  hombre. 

44  Y  visluré  á  Bel;  en  Babilonia,  y 
aacaré  de  au  boca  lo  que  ha  tragado :  y 
no  vendrán  mas  á  él  gentea  i  y  el  muro  A 
de  Babilonia  caerá. 

45  Salid  de  en  medio  de  ella',  pueblo 
mió,  y  salvad  cada  uno  su  vida  de  la 
ira  del  furor  de  Jehová. 

40  Y  porque  no  desmaye  vuestro  oora- 
xon,  y  temáis  á  oausa  de  la  fama  que  ae 
oirá  por  la  tierra*,  en  un  año  vendrá  la 
fama,  y  después  en  otro  año  el  rumor, 
y  lueyo  venará  la  violencia  en  la  tierra, 
y  el  ensañoreador  sobre  el  que  ense- 
dorea. 

47  Por  tanto  hé  aquí  vienen  dias  que 
yo  visitaré  4as  esoultnraa  de  Babilonia, 
y  toda  su  tierra  aera  avergonzada,  y 
todos  tus  muertos  caerán  en  medio  de 
día. 

48  Y  los  cielos  y  la  tierra,  y  todo  lo 
que  uta  en  elloa,  darán  alabancaa  so- 
bre Babilonia  <:  porque  del  Aquilón 
▼endrán  sobre  ella  destruidores,  dice 
Jebová. 

49  Pues  que  Babilonia  ^  cauta  que 
caycaan  muaitoa  da  larad,  también  de 


Babilonia  caerán  muertoa  de  toda  la 
tierra. 

00  Loa  que  caeapaateia  del  cuchillo, 
andad,  no  oa  detengáis:  acordáoa  por 
muchos  diaa  de  Jehová,  y  acordáoa  de 
JeruKaIem  "*. 

Al  Batamos  avergonzadoa,  porque  oimoa 
la  afrenta ;  confusión  cubrió  nuestros  roa- 
tros,  porque  vinieron  extrai\)eroB  contra 
loa  santuarios  de  la  casa  de  Jehová". 

M  Por  tanto  hé  aquí  vienen  días,  dice 
Jehová,  qtie  yo  visitaré  sus  esculturas*, 
y  en  toda  su  tierra  gemirán  loa  heridos. 

es  Si  subiese  Babilonia  al  cielo,  y  ai 
fortaleciere  en  lo  alto  au  fuerza}',  de  m( 
vendrím  á  ella  deatruidorea,  dice  Je- 
hová. 

54  Sonido  de  grito  de  BaUtonla,  y  que- 
brantamiento grande  de  la  tierra  de  loa 
Caldeos: 

55  Porque  Jehová  destruye  á  Babilo- 
nia, y  quitaré  de  ella  el  mucho  estru- 
endo; y  bramarán  sus  ondas  9,  como 
muchas  aguas  será  el  sonido  de  la  voz 
de  elloa : 

56  Ponnie  vino  deatruidor  contra  ella, 
contra  Babilonia,  y  sus  valientca  fueron 
presos,  el  arco  de  ellos  Alé  quebrado  r : 
iiorque  Jehová,  Dios  de  retribuciones, 
tes  dará  la  paga  merecida. 

57  Y  embriagaré  •  sus  pdncinea,  y  aus 
sabios,  sus  capitanea,  y  sus  nobles,  y  aya 
fuertes :  y  dormirán  sueño  eterno,  y  no 
despertarán',  dice  el  Rey,  ouyo  nom- 
bre«  M  Jehová  de  los  «¡{«.Tcitos. 

58  Asi  ha  dicho  Jehová  de  loa  ejér- 
citos: El  muro  ancho'  de  Babilonia 
será  derribado  enteramente,  y  sus  altaa 
puertaa  serán  quemadas  á  fuego ;  y  en 
vano  trabcyarán  pueblos  y  gentes  en  el 
fuego',  y  se  canstoán. 

50  ^  Palabra  que  envió  Jeremíaa  pro- 
feta á  Seraías,  nUo  de  Neriaa,  hi)o  de 
Maaaiaa,  cuando  iba  con  Sedeoblas  tey 
de  Judá  á  Babilonia  el  cuarto  año  de 
su  reinado  ¡  y  era  Seraíaa  el  principal 
camarero. 

6U  Escribió  pues  Jeremíaa  en  un  libro 
todo  el  mal  que  habla  de  venir  sobre 
Babilonia,  todas  las  palabras  que  están 
escritas  contra  Babilonia. 

61  Y  dijo  Jeremías  á  Seraíaa :  Cuando 
Helares  á  Babilonia,  y  vieres  y  leyeres 
todas  estaa  cosas, 

09  Dirás:  Oh  Jehové,  ttl  has  dicho 
contra  este  lugar  que  lo  hablas  de  talar, 
hasta  no  quedar  en  él  morador,  ni  hom- 
bre ni  animal,  sino  que  para  siempre  ha 
de  ser  asolado. 

68  Y  será  que  cuando  acabares  de  leer 
este  libro,  le  atarás  una  piedra*,  y  lo 
echarás  en  medio  del  Eufrates ; 

64  Y  dirás :  Así  será  anegada  Babilo- 
nia, y  no  se  levantará  del  mal  que  yo 
traigo  sobre  ella :  y  serán  rendidos. 
Hasta  aquí  «o»  laa  palabra*  de  Jere- 
míaa. 

CAPITULO  LII. 
Récaptiulaeion  del  inleuto  y  cumplimiento  de 
toda  la  prtifeeía  de  JerenUaet  ee  d  «ober. 
la  ioma  %  <uo)aeio«  ifa  la  ciudad,  y  del 
templo,  prieiou  del  r«y,  y  muerte  de  ene  ki- 
Jo$  y  de  tu»  príncipe»,  y  iraeportaeion  del 
pueblo  pie  lo»  vaeoe  emigrado»  4  BalMonia. 
JoadiUi,  rey  de  Judá,  ee  tacado  de  la  edr- 
crl  por  NiAueodonoeor,  y  pueeto  en  kemra 
en  tu  cautiverio. 

ERA  Sedeohlas  de  edad  de  veinte  y 
un  años  cuando  comenzó  á  reinar, 
y  reiné  once  añosa  en  Jerusalem.  Su 
madre  se  llamaba  Hainutal,  h^a  de  Je- 
remías de  Libna. 

8  É  hizo  lo  malo  en  loa  q}oa  de  Jehová, 
conforme  á  todo  lo  que  hizo  Joacim. 
8  Y  á  causa  de  la  ira  de  JdMvá  contra 

~  BhS 


«Sai.iaats. 

y  187.  fi,  6. 


"La.  1.10. 
•ver.  47. 


l>Oap.40.1& 
la.  14. 18. 
AaiaaO.2. 
Ak4. 


>  ver.  42. 


«- 1  Ba.  2.  4. 


•Oap.S6.S7. 
Ha\S.18. 

•Cap.  46.18. 
yAU, 

"TBr.44. 


'Haha.». 


'  Ap.  18.  ZL 


•SBey.M. 
18. 


A.  a  clr.  W9. 


LAMENTACIONES,  I. 


A.G.dr.i 


»  Oftp. ».  1. 
etc. 

a  Rey.  K. 
1,  etc. 


«Cap.  3S. 


i(Bi.ia.lS. 


*Cap.S».10. 

/IBer.T. 
16.ete. 

'Cftp.37.19, 
22. 


A.G. 
eir.US. 


Jenuakm  y  Judá*.  fué  el  Ucgar  A  echar- 
lo* de  in  prewncia.  Y  rebelóte  Sede- 
chlaa  contra  el  rey  de  Babilonia. 

4  Aconteció  por  tanto  á  los  noere 
afim  b  de  su  reinado,  en  el  mea  décimo, 
A  loa  diea  días  del  mes,  que  vino  Na- 
bucodonosor  rey  de  Babilonia,  él  y  todo 
su  ejército  contra  Jerusalem,  y  contra 
ella  asentaron  campo,  y  de  todas  partes 
edificaron  contra  ella  büduartes. 

5  Y  estuvo  cercada  la  ciudad  hasta  el 
undécimo  año  del  rey  Sedechias. 

6  En  él  mes  cuarto,  A  los  nuere  del 
mes,  prevaleció  el  hambre  en  la  ciudad, 
hasta  no  haber  pan  para  el  pueblo  de 
la  tiem. 

7  Y  fué  entrada  la  ciudad,  y  todos  tos 
hombres  de  guerra  huyeron,  y  saliéronse 
de  la  ciudad  de  noche  por  el  camino  del 
postigo  de  entre  los  dos  muros,  que  ha- 
mo cerca  del  jardin  del  rey,  y  ftiéronse 
por  á  camino  del  desierto,  estando  aun 
loa  Caldeos  Junto  á  la  ciudad  al  rededor. 

8  Y  ^  ^ército  de  los  Caldeos  siguió  al 
r^y,  y  ^canzaron  á  Sedechias  en  los  lia- 
nos  de  Jericó,  y  esparcióse  de  él  todo  su 
ejército. 

9  Entonces  prendieron  al  reye,  é  lu- 
ciéronle venir  al  rey  de  Babilonia,  á 
Ribla  en  tierra  de  Hamath,  donde  pro- 
nunció contra  él  sentencia. 

10  Y  degolló  el  rev  de  Babilonia  &  los 
hijos  de  Sedechias  delante  de  sus  ojos,  y 
también  degolló  á  todos  los  príncipes  de 
JudA  en  Bibla. 

11  A  Sedechias  «f  empero  sacó  los  ojos, 
y  le  aprisionó  con  grillos,  é  hízolo  el  rey 
de  Babilonia  llevar  á  Babilonia,  y  pú- 
solo en  la  casa  de  la  c&rcel  hasta  el  dia 
que  murió. 

13  Y  en  el  mes  quinto,  á  los  diez  del 
mes,  que  era  el  año  diez  y  nueve  del 
reinado  de  Nábucodonosor,  rey  de  Ba- 
bilonia, vino  á  Jenisalem  Nabuzardan, 
capitán  de  la  guardia,  que  solía  estar 
delante  del  rev  de  Babilonia, 

13  Y  Quemó  la  casa  de  Jehovi,  y  la 
casa  del  rey,  y  todas  las  casas  de  Je- 
rusalem,  y  abrasó  con  fuego  todo  grande 
edificio. 

14  Y  todo  el  ejército  de  los  Caldeos, 
que  venia  con  el  capitán  de  la  guardia, 
destruyó  todos  los  muros  de  Jerusalem 
en  dnrredor. 

15  É  hizo  trasportar  Nabuzardan,  ca- 
pitán de  la  guaniia,  los  pobres  del  pueblo, 
y  toda  la  otra  gente  vulgar  que  en  la 
ciudad  hablan  quedado,  y  los  fu{(itivos 
que  se  hablan  huido  al  rey  de  Babilonia, 
y  todo  el  resto  de  la  multitud  vulgar. 

16  Mas  de  los  pobres  del  país  d^ó  Na- 
buzardan, capitán  de  la  guardia,  para 
vifladores  y  labradores*. 

17  Y  los  Caldeos  quebraron  las  colum- 
nas de  bronce/,  que  estaban  en  la  casa 
de  Jehovi,  y  las  basas,  y  el  mar  de 
bronce  que  estalw  en  la  casa  de  Jehová, 
y  llevaron  todo  el  metal  &  Babilonia  0. 

18  Lleváronse  también  los  calderos,  y 
loa  badiles,  y  los  sallerios,  y  las  bacías, 
y  los  cazos,  y  todos  los  vasos  de  metal 
con  que  se  servían. 


Mby.1 
47. 

'•lle;l 


19  Y  laa  copa»,  é  Incensarios,  y 
y  ollas,  y  candeleros,  y  esendillai»  J  to- 
zas :  lo  que  de  oro,  de  oro,  y  lo  que  de 
plata,  de  plata,  se  llevó  tí.  c^atn  de  la 
guardia. 

90  AHmUmo  las  dos  eolumnas,  un  nar, 
y  doce  bueyes  de  bronce  que  «tabsn 
debajo  en  lugar  de  basas,  que  bsbis  he- 
cho el  rey  Salomón  en  la  casa  de  Jé»- 
v& :  no  se  podia  pesar  el  metal  de  todos 
estos  vasos  A. 

SI  Cuanto  Alas  columnas, U sltnia de 
la  una  columna  era  de  diez  y  ocho  co- 
dos, y  un  hilo  de  doce  codos  la  rodeslis'; 
y  su  grueso  era  de  cuatro  dedos,  y  huecs. 

SS  Y  el  capitel  de  bronce  que  isUs 
sobre  ella,  era  de  altura  de  cinco  codos',  **^' 
con  una  red  y  granadas  en  el  capitel  al 
rededor,  todo  de  bronce:  y  lo  miimo 
era  lo  de  la  segunda  columna  coa  nt 
granadas. 

88  Habla  noventa  y  seis  gianadss  en 
cada  orden :  todas  ellas  eran  ciento  w- 
bre  la  red  al  rededor. 

84  Tomó  también  el  capitán  de  te 
guardia  A  Seraías,  principal  lacerdoie, 
7  á  Bophonías',  segundo  sacerdote,  7 
tres  guardas  del  atrio. 

85  Y  de  la  ciudad  tomó  un  eunuco,  qne 
era  capitán  sobre  los  hombres  de  gncRS, 
y  siete  hombres  de  los  continuos  del 
rey,  que  se  hallaron  en  la  ciudad;  j  si 
principal  seeretario  de  la  milicia,  que 
revistaba  el  pueblo  de  la  tierra  pan  U 
guerra,  y  sesenta  hombres  del  vulgo  dd 
pais  que  se  hallaron  dentro  de  Is  ein- 
dad. 

86  Tomólos  pues  Nabuzardan,  eapitn 
de  la  guardia,  y  llevólas  al  rey  de  Babi- 
lonia A  Ribla. 

87  Y  el  rey  de  Babilonia  los  hirió,  7 1« 
mató  en  Ribla,  en  tierra  de  Hamath. 
Asi  fué  JudA  trasportado  de  su  tiena". 

88  Este  es  el  pueblo  «rae  Nabooodo- 
nosor  hizo  trasportan*:  En  el  afio  lep- 
timo,  tres  mil  veinte  y  tres  Judíos : 

89  En  el  alio  diez  y  ocho  hiso  Nábu- 
codonosor trasportar  de  Jerusalem  ocho- 
cientas treinta  y  dos  personas: 

30  El  año  veinte  y  tres  de  Nábucodo- 
nosor trasportó  Nabuzardan,  capitán  de 
la  guardia,  setecientas  cuarenU  y  dnoo 
personas  de  los  Judíos :  todas  las  per- 
sonas Jtwrois  cuatro  mil  y  seiseientss. 

81  Y  acaeció  que  en  el  aflo  treinta  7 
siete  de  la  oautividad  de  Joachln,  rqr 
de  JudA,  en  d  mes  duodécimo,  &  ioi 
veinte  y  cinco  del  mes,  EvilmeradaOi 
rey  de  Babilonia,  en  t\  afio  primero  de 
su  reinado  alxó  la  cabeza  de  Joaebln 
rey  de  Judá,  y  sacólo  de  la  casa  de  la 
cáórcel  • ;  . 

as  Y  habló  con  él  amigablamente,  é 
hizo  poner  su  silla  sobre  las  sillas  de  los 
r^es  que  estaban  con  éi  en  Babilonia. 

83  Hízole  también  mudar  los  vestida 
de  su  prisión,  y  oomia  pan  delante  de  él 
siempre^  todos  los  diaa  de  su  vida. 

S4  V  continuamente  se  le  daba  radoo 

Sor  el  rey  de  Babilonia,  cada  con  en  su 
ia  por  todos  loa  de  su  vida,  hasU  el  dia 
de  su  muerte. 


íta- 


las LAMENTACIONES  DE  JEREMÍAS. 

CAPITULO  I.  ¿  rjí^MO  ^^¡*^^'^^'¿¿SÍ 

Jfíióedka  qm  a  frqftta  Jiremta$  pareet  Itahtr  .  ^\,  ií7ÍS?J?*ÍS'í!?^l.u«  iJunoviadak ; 

rara  \m»  m  pmMo  iant¿m  la  oMlJefam  di  »*  «fiora  de  provincia»  es  hecha  vm 

$u  Patria,  y  eipeeiaimeñlt  la  <f«  JeruaaUta,  tarla  •.                                       ,          k^  « 

y  para  foe  rettmoeiaulc  mu  p»«arfo«  p  loe  8  Amargamente  Uora  en  la  noenfij 

jueto» itUeio*  dt  XNo*.  imploriuem  eu  «i<m>-  sus  lagrimas  en  tu»  mejillas:  no  nene 

rieordía,  jr  si  «r  rmíabUcidoe.  quien  quien  la  ooosiiele  de  todos  n» 


•Jfcj* 


A.a 

dr* 


.C.dr.S8aL 


LAHSNTACIONES,  II. 


A.  C.  dr.  ftse. 


>B0.S8.M. 


hc3B.IS, 

Dk9.7, 
i. 


IKSLIO. 


l(r.a.Sl. 
IIm.23.3. 


Ik9.U. 


'b.  17.30. 


lio.  8. 

•feU.17. 
J14.17. 


k.í-7.14. 


anadón*':  todo»  ras  aulgoa  le  fUta- 
nm,  TolviéranMls  ennulgoc. 

8  Fa<M  JndA,  á  eaun  da  la  aflieeion, 
y  de  la  ynndcta  de  wrvidiuDlMre :  día 
moid  «nfire  la»  gentes*,  y  no  halló  des- 
canso: todos  sus  peiMguldores  la  al- 
cauaiotí  entra  eatnohturas. 

4  Ltas  calladas  de  8loa  tienen  luto, 
poique  no  hay  qoien  venga  á  las  solem- 
nidades: todas  sus  puertas  ettam  asola- 
das, sus  sacerdotes  gimen,  sus  Tügenes 
afllflMas,  y  ella  tiene  amargura. 

5  Sus  enemigos  se  han  heoho  eabesa/, 
sus  ahorrecedorss  fiíeron  prosperados; 
porque  Jéhark  la  afligid  por  la  multi- 
tud de  sus  rebeliones^  t  sus  niftos  fiíeton 
en  cautividad  delante  del  enemigo. 

«  Fuese  de  la  hi)a  de  8ion  toda  su 
hermosura :  sus  piutoipes  fueron  oomo 
«dervos  qae  no  hallan  pasto,  y  anduvi- 
eron sin  fortaleía  delante  del  persegui- 
dor. 

7  Jerusaiem,  ouando  cayd  su  pueblo 
en  mano  del  enemigo,  y  no  hubo  quien 
le  ayudare,  cnl6iicw  se  aeomió  de  los  dias 
de  su  aOtooion,  y  de  sus  reNdiones,  y  de 
todas  su*  cosas  deseables  que  tuvo  desde 
loe  tiempos  antiguos :  mixuronla  los  ene- 
migos, y  escarnecieron  de  sus  sábados. 

8  Pecado  eometid  Jerusaiem;  por  lo 
cual  ella  ha  sido  removida:  todos  los 
que  la  honmban,  la  han  menospreciado, 
porque  vieron  su  wicuenaaA;  y  ella 
suspira,  y  se  vuelve  atns. 

9  Sus  inmundicias  trttfo  en  sus  fUdas, 
no  se  acordó  de  su  postiimeria :  por 
tanto  ella  ha  descendido  maravillosa- 
mente; noj^ene  consolador.  Mira,  oh 
Jehova,  mi  aflicción,  porque  el  enemigo 
se  ha  engrandecido. 

lU  Extmdió  su  mano  el  enemigo  á  to- 
das sus  cosas  preciosas  t  y  ella  ha  visto 
entrar  en  su  santuario'  las  gentes,  de 
las  cualeH  mandaste  que  no  entrasen  en 
tu  congregación  *. 

11  Todo  su  pueblo  buseó  su  pan  suspi- 
rando; dieron  por  la  oomida  todas  sus 
cosas  preciosas  para  entretener  la  vida. 
Mira,  oh  Jdiová,  y  ve,  que  estoy  aba- 
tida. 

IS  No  o*  aea  mo/íMlo  á  cuantos  pasáis 

Cir  el  camino :  mirad,  y  ved  si  hay  do- 
r  oomo  mi  dolor  que  me  ha  venido^; 
£>rque  Jehorá  roe  ha  angustiado  en  et 
a  de  la  ira  de  su  furor. 
18  Desde  lo  alto  envió  fuego  en  mis 
huesos,  el  cual  se  ense&oreó :  ha  exten- 
dido "^  red  4  mis  pies,  tomóme  atrás, 
pdaoine  asolada,  y  qae  siempre  tenga 
dolor. 

14  £1  yugo  de  mis  rebeliones  está  liga- 
do por  stt  mano ;  enlazadas  han  subido 
sobre  mi  cerviz:  ha  hecho  caer  mis 
fuerzas ;  hame  entrwado  el  Sefior  en 
manos  de  donde  no  podré  levantarme. 

15  El  8eik>r  ha  hollado  todoa  mis  fuer- 
tes en  medio  de  mí:  llamó  contra  mi 
compafUa  para  quebrantar  mis  mance- 
bos: cotmi  lagar  «•  ha  pisado  el  Sedor  á 
la  virgen  hija  de  Judá. 

16  Por  esta  oausa  yo  lloro,  y  mis  ojos, 
mis  ojos  fluyen  aguas  «¡  porque  se  alejó 
de  n^  consolador  que  dé  reposo  á  mi 
alma :  mis  h^os  son  destruidos,  porque 
el  enemigo  prevalaoió. 

17  Siou  extendió  sus  manos,  no  tiene 
quien  la  consuele :  Jehová  dio  manda- 
miento contra  Jacob  que  sus  enemigos 

10  cercasen:  Jerusaiem  toé  en  idwmi- 
nacion  entre  ellos. 

18  Jehová  es  Justos;  que  yo  contra  su 
boca  me  rebelé.  Oid  ahora,  pueblos  to- 
dos, y  ved  mi  dolor :  mis  vírgenes  y  mis 
mancebos  frieron  en  cautiverio. 

19 IM  voces  á  mis  amadores,  ma*  dios 


me  han  engafladof :  mis  sacerdotes  y 
mis  ancianos  en  la  ciudad  perecieron 
buscando  comida  pan  sí  con  que  entre- 
tener su  vida. 

90  Mira,  oh  Jehová,  que  estoy  atribu- 
lada :  mis  entraflas  rugen,  mi  corazón 
está  trastornado  en  roMlo  de  mí  ¡  por- 
que me  rebelé  desaforadamente:  de  Al- 
era desh^ó  el  cuchillo,  de  dentro  parece 
una  muerte  ^ 

81  Oyeron  que  gemía,  v  no  hay  oonso- 
lador  para  mi :  todos  mu  enemigos  han 
oido  mi  mal,  y  se  han  holgado  de  que 
td  lo  hiciste.  Harás  venir  el  dia  que 
has  enunciado*,  y  serán  como  yo. 

SS  Entre  delante  de  tí  toda  su  maldad, 
y  haz  con  ellos  como  hiciste  conmigo 
por  todas  mis  rebeliones ' :  ]>orque  mu- 
chos ton  mis  suspiros,  y  mi  corazón  eetá 
doloroso. 

CAPITULO  II. 
OoiMnua  la  endeeka, 

i  riCttíO  obscureció  el  8eBor  en  su 
Vj  furor  á  la  hija  de  8<on,  derribó 
del  cielo  á  la  tierra  la  hermosura  de  Is- 
rael, y  no  se  acordó  del  estrado  de  sus 
piés«  en  el  dia  de  su  ira  ? 

3  Destruyó  el  Se&or,  y  no  perdonó  &: 
destruyó  en  su  furor  todas  las  tiendas 
de  Jacob ;  echó  por  tierra  las  fortalezas 
de  la  h^a  de  Judá ;  deslustró  el  reino  y 
sus  principes. 

3  Cortó  con  el  fliror  de  su  ira  todo  el 
cuerno  de  Israel:  hizo  volver  atrás  su 
diestra  delante  del  enemigo,  y  encen- 
dióse* en  Jacob  oomo  llama  de  fuego 
que  ha  devorado  en  contorno. 

4  Entesó  su  arco  como  enemigo  4;  a- 
flrmó  su  mano  derecha  como  adversarlo, 

Í'  mató  toda  cosa  hermosa  á  la  vista  en 
a  tienda  de  la  h]ja  de  Sion :  derramó 
como  fuego  su  enojo. 

6  Fué  el  SelVor  como  enemigo :  destru- 
yó á  Israel,  destruyó  todos  sus  palacios, 
disipó  sus  fortalezas,  y  multiplicó  en  la 
hija  de  Judá  la  tristeza  y  lamento. 

0  Y  quitó  su  tienda  oomo  chota  de  un 
huerto,  destruyó  el  lugar  de  su  congre- 
gación: Jehová  ha  hecho  olvidar  en 
Sion  solemnidades  y  sábados,  y  ha  des- 
echado en  el  ñiror  de  su  ira  rey  y  sa- 
cerdote. 

7  Desechó  d  Sefior  su  altar,  menos- 
preció su  santuario,  ha  entregado  en 
mano  del  enemigo   los  muros  de  sus 

E alados :  dieron  grita  en  la  casa  de  Je- 
ová  «  como  en  día  de  fiesti. 

8  Jehová  determinó  destruir  el  muro 
de  la  hija  de  Sion :  extendió  el  cordel/, 
no  retrajo  su  mano  de  destruir :  hizo 
pues  se  lamentara  el  antemuro,  y  el 
muro;  fueron  destruidos  juntamente. 

9  Sus  puertas  fueron  echadas  por  tierra, 
destruyó  y  quebrantó  sus  cerrojos:  su 
rey  y  sus  principes  ettán  entre  las  g^- 
tes  0 :  no  haT  ley :  sus  profetas  tampoco 
hallaron  visión  de  Jehová. 

10  Sentáronse  en  tierra,  callaron  lo* 
ancianos  de  la  h^a  de  Sion*:  echaron 
polvo  sobre  sus  cabezas*,  cifli'ronse  de 
saeos :  las  vírgenes  de  Jerusaiem  tuga- 
ron sus  cabezas  á  tierra. 

11  Mis  ojos  desfallecieron  de  lágrimas, 
rugieron  mis  entrañas,  mi  hígado  se 
derramó  por  tierra  por  el  ouebranta- 
miento  de  la  hija  de  mi  pueblo,  cuando 
desfállAsia  el  nlfio,  v  el  que  mamaba,  en 
las  plazas  de  la  ciudad. 

19  Decían  á  sus  madres :  f  Dónde  eitá 
el  trigo  y  el  vino  ?  Desfaliecian  como 
heridos  en  las  calles  de  la  ciudad,  der- 
ramando sus  almas  en  el  regazo  de  sus 
madres. 

18  i  Qué  testigo  te  traeré,  ó  i  quién 


f  TCT.  S. 

Jer.  80i  14. 


<■Dsa.9S.tS. 

BB.7.1& 


«Is.U.6, 
sto. 
Jer.46.ia 

yW.U.Sl. 
t  8d.  1S7. 
7,9. 
Jer.  fil.  35. 


•  1  Cr.  38. 2. 

Sal.  VXl.  7. 

t  Jsr.lS.14. 


•8aL89.46. 
¿  Is.  «3. 10. 


•  BaL  74.  4. 

/3Bay.21. 
13,14. 


«Dea.  28. 86. 
«Bey.». 
15.  y  Í5.  7. 

AIs.S.26. 
•  Job  2.  la. 


A.  C  dr.  688. 


LAMENTACIONES,  IIL 


i.&dLNl 


»J«r.S.8. 
J6.81. 
J14.14. 

ja.it. 

7  V.  14.  U. 

Í8».  8. 9. 
I.1S.2. 


"•LeT.98. 

lS.0te. 

I>ra.38.U, 

«te. 
•8d.8B.43. 


S.10, 


n. 


l'Ctep.4.10. 

Dra.S8.58» 
J«r.  19^  9. 


fSCr.  88.17. 
•'0ÍP.S.4S. 

•/«r.6.a5. 


(Oí.  9. 13, 
18. 


•  B«l.  n.  8. 
Jar.  80. 17. 


»M.a8.«. 
7l«.S. 


•Job8a.30. 


'J«b7.80. 
rU^llL 


te  haxá  wm^Mite,  h^a  de  Jentaalem  ? 
é  A  quién  te  comparaK  pan  conaolarte, 
oh  Tullen  hQa  de  Sion  ?  Parque  grande 
e»  tu  quebrantamiento  como  la  mar: 
¿  quién  te  medicinará  ? 

14  Tus  profeta*  Tieron  para  tí  ranldad 
7  locura  A;  y  no  descubrieron  tu  pecado 
para  estorbar  tu  cautiverio,  sino  que  te 
predicaron  vanas  profecías  j  extravíos. 

15  Todos  los  que  pasaban  por  el  cami» 
no,  batleton  las  manos  sobte  tí ;  silba- 
ron 7  moTleron  tus  cabezas  sobre  la  hUa 
de  Jeruaale»,  diciendo:  i  Es  esta  la  ciu- 
dad que  deeian  de  perfiscta  hermosura/, 
el  goxo  de  toda  la  tierra  ? 

16  Todos  tus  enemigos  abrieron  sobre 
tí  su  boca;  silbaron,  y  rechinaron  los 
dientes,  y  dUenm :  Devoremos,  que  cier- 
to este  es  el  día  que  esperábamos;  lo 
hemos  hallado,  vimoato. 

17  Jehová  ha  hecho  lo  que  tenia  deter- 
minado,  ha  cumplido  su  palabra  que  él 
habla  mandado  desde  tiempo  antÍKtio« : 
destruyó,  7  no  perdonó;  y  alegro  sobre 
tí  al  enemigo»,  7  enalteció  el  cuemo 
de  tus  adversaiios. 

18  SI  coraxon  de  dios  clamaba  al  Se- 
fior.  Oh  muro  de  la  h^a  de  Bion,  echa 
ligrimas  como  un  arroyo  dia  y  noche; 
no  descanses,  ni  cesen  las  ñiflas  de  tus 
q|os. 

10  Levántate,  da  voces  en  la  noche, 
en  el  principio  de  las  velas:  derrama 
como  agua  tu  corazón  ante  la  presencia 
del  Señor ;  alza  tus  mano*  á  él  por  la 
vida  de  tus  pequefiitos,  que  desfaueoen 
•  en  la*  entradas  de  toda*  las 


90  5  Mtara,  oh  Jehová,  y  considera  á 


de  hambre 

calle*. 

"         "   ""      '»J 
quien  ha*  hecho  así.    ¿  Han  de  comer 

las  mti}ere*  su  flmto/,  los  pequefUtos  de 

sus  ciMS ?    ¿Han  de  ser  muertos  en  el 

tantwurlo  dd  Sefior  d  sacerdote  7  d 

profSetaí» 

91  Niflo*  y  vi^o*  yacían  por  tíenra  en 
la*  calles :  mis  vírgóaes  7  mis  mancebos 
cayeron  á  cuchillo  9 :  mataste  en  el  día 
de  tu  furor,  degollaste,  no  perdonaste  r. 

98  Has  llamado,  como  á  ola  de  solem- 
nidad, mi*  temore*'  de  todas  portes ;  y 
en  d  dia  dd  iíiror  de  Jehová  no  hubo 
qtden  escapase  ni  quedase  vivo :  los  aue 
crié  y  mantuve,  mi  enemigo  los  acabo  f. 

CAPITULO  HI. 
Protigma  JtttmUa$  lamamtomdo—,  primen  de 
««u  prapdu  trahajo»,  y  deegeüe  de  toe  eo- 
«MMf  A  toda  ía  eimdad/  i  imftora  ti 
faoor  de  IHoe  contra  ta$  taofíiinaeiomia 
de  mu  eaemifoe. 

YO  eoffun  hombre  que  ve  aflicción  en 
la  vara  de  su  enojo. 

9  Guióme,  y  llevóme  en  tinieblas,  mas 
no  en  luz. 

8  Ciertamente  contra  mí  volvió  7  re- 
volvió su  mano  todo  el  día. 

4  Hizo  envejecer  mi  carne  7  mi  piel ; 
qudtrantó  mis  huesos  •. 

fi  Edificó  contra  mí,  7  oercóm*  de  tó- 
sigo 7  de  trabajo. 

6  Asentóme  en  obscuridades  oomo  loa 
7a  muerto*  de  mucho  tiempo  k. 

7  Cercóme  por  todo*  lado*,  7  no  puedo 
*alir :  agravó  mi*  grillo*. 

8  Aun  cuando  clamé,  7  di  voee*,  cerró 
lo*  oUoe  á  mi  oración  «. 

O  Cercó  mi*  camino*  oon  piedra  tufa- 
da; torció  mi*  senderos. 

10  Como  oto  que  acecha  fué  para  mí, 
como  león  en  escondr^os. 

11  Tordo  mi*  caminos,  7  despedazó- 
me :  tomóme  aaolado. 

19  Su  arco  entesó,  7  pUsome  como 
blanco  ala  saeta  ^ 

18  Hizo  entrar  en  mis  rilkme*  las 
tas  de  «a  aljaba. 


14  Fui  escarnio  á  todo  mi  pueU»,  en- 
don  de  ello*«  todo*  lo*  dia*. 

15  Hartóme  de  amargura*,  cmbria|6- 
me  de  i^Jenio*. 

16  Ooebrome  lo*  dientes  con  ean^io; 
cubrióme  de  ceniza. 

17  Y  mi  alma  se  a^)ó  de  lapas;  «Ivl- 
déme  dd  bien. 

18  Y  dije:  Pendo  mi  üKtalen,  y  ni 
esperanza  de  Jehová. 

10  Acuérdate  de  mi  afliodon,  y  de  mi 
abatimiento ;  del  ajenjo/,  y  de  la  hld. 

90  Tendíalo  aun  en  memoria  nd  slnsí 
porque  en  mi  está  humillada. 

81  Esto  empero  ndndré  á  mi  conioa, 
por  lo  cual  esperará : 

83  Som  misericordias  de  Jdiová  qnc 
no  somos  consumidos;  porque  mucs 
decayeron  sus  misericordias. 

93  Nuevas  «m  oada  mafiana:  gnad* 
es  tu  fidelidad. 

94  Mi  parte  ee  Jehová,  dijo  mi  alma; 
por  tanto  en  él  esperaré  y. 

95  Bueno  es  Jcmová  á  los  que  en  él 
esperan  A,  al  alma  que  lo  boicáre. 

96  Bueno  es  esperar  calland*  ai  Is 
salud  de  Jehová. 

97  Bueno  es  d  hombn,  si  Ueváie  el 
yugo  desde  su  mocedad. 

58  Sentaráse  ado  •',  7  odiará,  porqae 
io  llevó  aobn  sí. 

89  Pondrá  *u  boca  en  d  pdvo,  por  ú 
quizá  hay  espenniá. 

80  Dará  la  mqfilla  d  que  le  hiitae*; 
hartaráte  de  afrenta. 

81  Poiuue  d  Sefior  no  deséchala  pan 
dempn*: 

88  Antes  d  afligien,  tamben  le  com- 
padecerá según  u  multitud  de  ms  nd 
serioordias. 

83  Porque  no  «fiige  ni  ooogida  de  m 
conzon  •»  á  los  h^o*  de  los  hombre*. 

84  Desmenuzar  ba)o  de  sus  pies  todiM 
los  encarcelados  de  la  tlam, 

85  Hacer  apartar  el  derecho  dd  bom- 
bn  ante  la  presencia  del  Altísimo, 

86  Trastornar  al  hombn  en  lu  canta, 
d  Sefior  no  lo  sabe. 

87  ¿  Quién  eerá  aqud  que  din,  q«* 
vino  oleo  que  d  Sefior  no  mando  ? 

88  (!  De  la  boea  dd  Altkimo"  ao  ad- 
dxá  mdo  ni  bueno  ? 

89  ¿  Por  qué  pue»  mnxmun  d  bombie 
viviente,  el  hombn  en  su  pecado*  ? 

40  Escudrlfiemos  nuestros  caminos/, 
7  busquemos,  y  vdvámonos  á  Jehová. 

41  Levantemos  nuestros  oorasonm  oon 
las  manos  á  Dios  en  los  délos. 

48  Nosotros  nos  hemos  nbdado,  y 
fuimos  dedeales :  por  tonto  td  no  per- 
donaste. 

48  Desplegaste  la  in,  y  nos  pancgdi- 
te;  mataste,  no  perdonaste f. 

44  Te  cubriste  de  nube,  poequc  no  pa- 
sase la  oradon  «nesfra. 

45  Raednn  y  abominadonr  nos  w- 
naste  en  medio  de  loa  pueblos. 

46  Todos  nuestros  enemigo*  abncn» 
tobn  nosotros  su  boea«.    , 

47  Temor  y  lazo  toé  pan  nosotmt'» 
asolamiento  7  quebrantamiento. 

48  Ríos  de  aguas  ceban  mis  cgos  pir 
d  quebrantamiento  de  la  h^a  da  mi 
pueblo*. 

40  Mis  ojos  destUaa, 7  no  oeían;  per- 
qué no  hay  alivio, 

50  Hasta  que  Jdiová  min  7  vea  dMde 
los  cielo**. 

51  Mh  qjca  oontristann  mi  alma  p« 
toda*  la*  ^a*  de  nd  dudad. 

59  Mi*  enemigo*  me  dhron  can»  oomo 

á  ave,  sin  porqué. 

58  Atann  mi  vida  en  mamona,  y 
pusieron  pledn  sotaemL 

«4  Aguas  de 


•wr.O. 
MSO.ft 


/Js.iUb 


i.adr.SM. 


LAMEirrACIONlS,  IV,  y. 


A.C(.«lr.MB. 


4.a. 


fJu.SL». 


•M».17. 


*BnLtt.M. 


«te. 


ÍT. 

M.  19l  9. 

ii.ft.ia 

/te.  a.  14. 


ni  eidiaia«:  70  d^  «nlteMf,  muarlo 
•oy. 

55  InToqné  tn  nemlm,  oh  Jebová, 
daade  ta  cáred  firafniMU. 

M  Ótete  nal  Toi ;  no  cMondu  ta  oído  4 
mi  elwBor,  pvn  mi  ictpiív. 

07  Aoareiatclo  el  día  que  te  invoqué: 
ste.  No  «nuM. 
Abogaste,  Sellor,  la  oauaa  de  mi 
alma  j* ;  rcdlrntete  mi  vida. 

89  Tú  haa  -rlito,  oh  JdMvá,  mi  agrá* 
vio ;  defiende  ni  cama. 

OD  Td  haa  «lato  toda  w  venMnm,  to- 
dos aut  penaamlentoa  oontia  nu. 

01  Td  naa  oido  el  oprobio  de  dloa,  oh 
Jelsovi^  todaí  am  manninarliwiai  oon- 
trami; 

dS  Loa  dlohoa  de  loi  oue  eontra  mf  te 
lerantaron,  j  wa  designio  contra  mi  to- 
do ddia. 

dS  8a  isiüaiM,  y  su  lerantane  mba : 
70  19  ao  oanekm. 

04  Déles  ri  pago,  oh  Jehová,  aegmi  la 
obni  de  sai  manos. 

05  Dales  ansia  de  eoraion,  tn  maldi« 
«don  á  ellos. 

00  Persígnelos  en  tn  ftiror,  7  qnébrin- 
taloa  de  deb^fo  de  los  olelos,  oh  Jehová. 


OIra 


CAPITULO 

la 


IV. 


d  Mreo.   OoMMMia  «rf 
de  libertad,  y 


la  «MMri 
dmmUu 

CÓ  Bf  O  se  ha  obsonxceido  el  om,  eóaio 
el  buen  010  se  ha  demudado  ? 


del  santnaiio  están 
por  laa  enoraeUadaa  de  todas  las'ealles. 

9  Los  h^s  de  Skm  preciados,  y  esti- 
mados mas  qoe  el  oro  ptixo,  i  como  son 
tañidos  por  Tasas  de  baño,  obra  de  ma- 
noa  de  aifioero  t 

S  Aim  les  monsimes  marinos  sacan 
la  tota,  «  dan  de  mamar  4  sos  chiquitos : 
la  Itya  oe  mi  pudblo  m  aniel,  como  los 
aToatmeea*  en  el  desierto. 

4  La  lengna  del  nilk»  de  teta  de  sed  te 
pe^d  á  su  paladar:  los  diiquitos  pidi- 
eron pan,  y  no  hubo  quien  se  lo  par- 

5  Loa  que  comían  delicadamente,  aao- 
ladoa  fueron  en  las  calles:  los  que  se 
erburon  en  carmesí,  abrazaron  los  estl- 
droolcs. 

O  Y  anmentiSse  la  iniquidad  de  la  l^Ja 
de  mi  pueblo  mas  que  el  pecado  de  So- 
doma,  que  fué  trastomaoa  en  un  mo- 
ito«,  y  no  asentaron  sohce  ella  oom- 


7  Sus  Nasarenos'  Aieron  blancos  mas 
que  la  nieve,  mas  lustrosos  que  la  leche : 
su  compostura  roaa  rubiemida  que  los 
ruhies,  mas  btíios  que  el  saOro. 

8  Oscura  mas  que  la  negrura  es  ahora 
iaisrma  deeUosi  no  los  conocen  por  las 
oaHes :  su  pM  está  pq[ada  á  sus  hussm, 
seca  oomo  un  palo. 

9  M  aa  dlchoMS  fueron  los  muertos  á 
enehiUo  que  kw  muertes  d^  hambre: 
porque  estos  muilemn  poco  á  poco  por 
Jtíta  d»  los  firutos  de  la  uerra. 

10  Laa  manos  de  las  mn^Jeres  piadosas 
cocieron  4  sus  hijos*  >  fuésonles  comida 
en  el  quebrantamianto  de  la  14}a  de  mi 
pueblo. 

11  Cumplió  Jéhová  BU  enojo :  derramó 
el  ardor  de  su  ira,  y  encendió  fu«go  en 
ñon,  que  consumió  sus  ftindamientos/. 

U  Nunca  los  reyes  de  la  tiem,  ni  to- 
dos los  que  habitan  el  mundo,  creyeron 
que  el  enemigo  y  el  adversario  cntrftra 
per  las  puertas  de  Jerusalam. 

18  Por  los  pecados  de  sus  profetas,  por 
de  eos  sacerdotes  y,  daña- 


marón  en  medio  de  día  la  sangre  de  les 

14  Tltubeenm  emmo  ciegos  en  las  ca- 
lles, fueron  contaminados  en  sangre,  de 
modo  que  no  pudiesen  tocar  4  sus  ves- 
tIdurasA. 

Ifi  Apartaos,  Inmundos,  les  gritaban, 
apartaos,  auartács,  no  toquéis.  Cuando 
huyeron  y  fueron  dispersos,  dijeron  en- 
tre las  gantes:  Nunca  mas  morarán 
aUL 

10  La  ira  de  Jehová  los  apartó,  no  los 
mlrarft  mas :  no  respetáronla  fl»  de  los 
sacerdotes,  ni  tuvieron  compasión  de  loa 
vi^os. 

17  Aun  nos  han  desfallecido  nnestrea 
qjos  tras  nuestro  vano  socoro  :  en  nu- 
estra enperansa  aguardamos  gante  fu» 
no  puede  salvar. 

18  Calaron  nuestras  paaos,  que  no  an- 
duviésemos por  nuestrw  callas :  aeeroóse 
nuestro  fin,  cumpUénmse  nuestros  dias, 
porque  nuestro  fin  vino  *'. 

19  Ligeros  ftieron  nuestros  peraegui- 
dorm  mas  que  las  águilas  del  ddoA: 
sobre  ios  montes  nos  persiguieron,  en  el 
desierto  nos  pusieron  emboscadas. 

90  Bl  rssueUo  de  nuestras  narices,  d 
un^do  de  Jdwvá,  de  quien  hablamos 
dicho,  A  su  somlun  temblemos  vida  en- 
tre las  gentes,  tvA  preso  en  sus  hoyos'. 

SI  Ooute  y  alégrate,  h^a  de  Edom, 
la  que  habitas  en  tierra  de  Hus<* ;  aun 
hasta  ti  pasará  el  calis:  embriagarte  has, 
y  vomitarás. 

99  Cumplido  es  tu  castigo^  oh  h^a  de 
Skm  • ;  nunca  mas  te  hará  trasportar. 
Visitará  tu  iniquidad,  oh  h^a  de  Edom: 
deacttbilrá  tus  pecados*. 

CAPITULO  V. 
Oraeitn  M  frcfMOf  «n  «m  rwffeadg  mt 
mntaio  Ja  eaissiiitail  A  m  ymMo,  W*a» 

tiremmttamtioM  di  m  atnidunAr*,  JM*  á 


3M&9  fw  rvMHviw  Mi  yetoiv  *  m  F**' 

ACUÉRDATE,  oh  Jehová,  de  lo  que 
.  nos  ha  sucedido :  ve  y  mbra  nuaetro 
oprobio  *. 

8  Nuestra  heredad  se  ha  vuelto  á  ex- 
tralkM,  nuestrw  casas  k  fiíraaterosb. 

8  Huéribnos  somos  sin  padre,  nuestras 
madres  como  viudas. 

4  Nuestra  agua  bebemos  por  dinero ; 
nuestm  lefia  por  prado  compramos. 

6  Persecución  padecemos  sobre  nuestra 
oervís:  nos  cansamos,  y  no  hay  para 
nosotros  reposo. 

8  Al  Egipcio  y  al  Asirlo  dimos  la  ma- 
no, para  saciamos  de  pan. 

7  Nuestros  padres  pecaron,  y  son  mu- 
ertos ;  y  nosotros  llevamos  sus  castigos. 

8  Serves  se  enseftorearon  de  nosotros ; 
no  hubo  quien  de  su  mano  not  li- 
brase. 

9  Con  feUgro  it  nuestras  vidas  traí- 
amos nuestro  pan  ddante  del  oui^dllo 
dd  desierto. 

10  Nuestra  piel  se  eunmedó  oomo  un 
homo  á  causa  dd  ardor  áA  hambre. 

11  Violaron  á  las  mv^c**  ■>  Sion,  4 
las  vbgenes  en  las  dudades  de  Judá. 

19  A  los  príndpes  colgaren  oon  su 
mano;  no  respetaron  d  natío  de  los 
viejos*. 

18  Llevaron  los  mocos  á  moler>  y  los 
muchachos  desfbllederon  en  la  lefia. 

14  Los  ándanos  cesaron  de  la  puerta, 
los  mancebos  fie  sus  oandones. 

16  Cesó  d  goso  de  nuestro  corazón; 
nuestro  corro  se  tomó  en  luto. 

18  Cayó  la  corona  de  nuestra  oabeía : 
{ Ay  ahora  de  nosotros !  porque  peca- 
moa. 

17  Por  este  fM  entrlstaddo 


AM.ttk18. 


fls.7.S.8A 

tDm.».«. 
Jsr.4U. 


IJsr.B.8,9. 
«jobLL 

•BaLW.r. 


•8aL  89.00. 
6L 

«BaLTIil. 


•Is.ff.C 


A.C.clr.6M. 


BZEaUUSL,  I»  IL 


i.CLclt.S 


4B«l.lttU 
H*b.  L 13. 


A.  a 
cteOBC 


•Okp.S.U, 
28. 

h  Ap.  1».  U. 

•SBn.M. 
1S,1¿. 


4  1  &BJ.  18. 
aBaj.8.U. 


«  Ap.  1.  U. 

/Ap.4.e, 

•te. 
f  Oftp.  10.  8, 

•te. 


AUCSL 


coraxon,  por  ctto  te  attenebrcdcnm  nn- 
CttioK  ojot: 

18  Por  d  monte  de  Sioa,  que  etti  aao- 
lado ;  torras  andan  en  él. 

10  Mas  tü,  Jehovi,  permanecet&a  para 
•icmpre':  tu  trono,  de  generación  en 

flSKICTSOlOll* 

20  ¿  Por  qué  te  olvldacáa  para  siempre 


de  noaotroa  ?  tpor  qvé  nos  ditjaii*  pw 
laiKoadias  ? 

SI  Vnélvcnoa,  oh  Jehov&,  &  tí ,  y  M* 
Tol  verómoa  « :  renuera  nuestro»  diís  oo> 
mo  al  principio. 

8S  Porque  repeliendo  nos  has  deicehs- 
do;  te  has  aixaído  contra  nosotros  a  gnu 
manera. 


•Je.&.ll. 


LIBRO  DEL  PROFETA  EZEQXJIEL. 


CAPITULO  I. 

EaeiptM  dedara  el  Htmpo  «  íugar  «i  qtu 
imvo  9Mont$  frofUitoMf  la  dtlot  euabro 
cnimalu,  de  üu  r»uda$,  y  (U  trono,  eomo 
tamUen  <M  ftrionaft  tentado  tohn  íl,  y 
rodeado  df>Wpo. 

Y  FUÉ  fite  4  los  treinta  a&os,  en  el 
me»  cuarto,  4  cinco  del  mes,  es- 
tando yo  en  medio  de  ios  trasportados 
Junto  al  rio  de  Chebara,  los  cielos  se 
abrieron  k>  y  vi  Tisioncs  de  Dios. 
B  A  los  cmoo  del  mes,  que  iiié  en  el 

Juinto  afio  de  la  transmigración  del  xey 
oachln«, 

8  Fué  palabra  de  Jehovi  á  Ezequiel 
sacerdote,  hUo  de  Buxi,  en  la  tierra  de 
los  Caldeos  junto  al  rio  de  Chebar ;  y 
taé  allí  sobre  él  la  mano  de  Jchová'. 

4  5  Y  miré,  y  hé  aqui  un  Tiento  tem- 
pestuoso Tenia  del  Aquilón,  y  una  gran 
nube,  oon  un  ftaego  fue  venta  roTolTi- 
endose ;  y  en  derredor  suyo  un  resplan- 
dor, y  en  medio  del  ñi^go  una  cosa  que 
paréela  como  de  4mbar«. 

6  T  en  medio  de  ella  «eMta  mía  figura 
de  cuatro  animales/.  T  este  era  su  pa- 
recer :  AoMa  en  eUoa  sem^anxa  de  hom- 
bre». 

6  T  cada  uno  tenia  cuatro  rostros,  y 
cuatro  alas. 

7  Y  los  pies  de  dios  eran  derechos, 
7  la  planta  de  sus  piéa  como  la  planta 
de  pie  de  becerro :  y  centelleaban  a  ma- 
nera de  bronce  muy  brufVido. 

8  T  deh^o  de  sus  alas,  á  sus  cuatro 
lados,  tenían  manos  de  hombre ;  y  sus 
rostros  y  sus  alas  por  los  cuatro  ladea. 

0  Oon  las  alas  se  Juntaban  el  uno  al 
otro.  No  se  TolTian  cuando  andaban; 
cada  uno  caminaba  en  derecho  de  su 
rostro. 

10  Y  la  figura  de  sus  rostros  era  ros- 
tros de  hombre  y  rostros  de  león  A  la 

Crte  derecha  en  todo»  cuatro:  y  4  la 
luieida,  rostros  de  bocgr  en  todo»  cu- 
atro: asimismo  habla  en  todo»  cuatro 
rostros  de  4guila. 

11  Tale»  eran  sus  rostros.  T  nenian  sus 
alas  extendidas  por  enoima,  cada  uno 
dos,  las  cuales  se  juntaban  ¡  y  las  otras 
dos  oubrian  sus  cuerpos  K 

15  Y  cada  uno  caminaba  en  derecho 
de  su  rostro :  h4cia  donde  el  Espíritu 
era  que  anduTiesen,  andaban:  cuando 
andaban,  no  se  ToMan. 

13  Cuanto  4  la  semejanza  de  los  ani- 
males, su  parecer  era  como  de  carbones 
de  ftiego  encendidos,  como  parecer  d« 
hachas  encendida»:  el  /i*ego  discurría 
entre  los  animales,  y  el  resplandor  del 
^«Ko ;  y  del  ftieso  sallan  relámpagos. 

14  T  los  animaSes  oonlan  y  tomaban  4 
semejanza  de  rel4mpagos, 

Ifi  Y  estando  yo  mirando  les  animales, 
hé  aqui  una  rueda  en  la  tierra  Junto  á 
los  animales,  4  sus  cuatro  caras. 

16  Y  el  parecer  de  las  ruedas  y  su  obra 
sem^álMse  al  color  del  topacio.  Y  toda» 
cuatro  tenian  una  misma  soncjanaa :  su 


apariencia  y  su  obra  oomo  es  una  nuda 
en  medio  de  otra  rueda. 

17  Cuando  andaban,  se  moTian  sobre 
sus  cuatro  costados:  no  se  TolTian  ca- 
ando  andaban. 

18  Y  sus  costillas  eran  altas,  y  espan- 
tosas, y  llenas  de  ojos  al  lededor  en  i^te 
cuatro. 

19  Y  cuando  los  animales  andaban,  las 
ruedas  andaban  Junto  4  ellos :  t  cuando 
los  animales  se  leTantaban  de  la  tienra, 
las  ruedas  se  leTantaban. 

80  H4oia  donde  el  Espíritu  era  que 
anduTiesen,  andaban :  hacia  donde  era 
el  Espíritu  que  anduTiesen,  las  laedss 
también  se  leTanteban  tras  ellos;  por- 
que el  espíritu  de  los  animales  estaba 
en  las  ruedas. 

91  Cuando  ellos  andaban,  andaban 
ella» ;  y  cuando  ellos  se  paraban,  le  pa- 
raban ella» :  asimismo  cuando  se  leraa- 
tabón  de  la  tierra,  las  ruedas  se  levan- 
tabón  tras  ellos ;  porque  el  espirita  de 
los  animales  estaba  en  les  ruedas. 

85  Y  sobre  las  cabezas  de  cada  anlnial 
parecía  una  expanden  4  manera  de  citi- 
tal  maraTilloso,  extendido  encima  sobre 
sus  cabezas. 

£8  Y  debajo  de  la  expansión  estotea  las 
alas  de  ellos  derechas  la  una  4  la  otra ; 
4  cada  uno  dos,  y  otras  dos  oon  que  te 
cubrían  sus  cuerpee. 

84  Y  oí  el  sonido  de  sos  alas,  cuando 
andaban,  oomo  sonido  de  moehas  sgn- 
as',  como  la  tox  del  Omnlpoicnte*:  Is 
Toz  de  la  palabra  era  como  la  toz  de  un 
ejército'.  Cuando  se  paraban,  añejaban 
sus  alas. 

86  Y  cuando  se  paraban,  y  aflojaban 
sos  alas,  oíase  toz  de  arriba  de  la  ex* 
pensión  que  ikeUa  sobre  sus  cabezos. 

98  T  sobre  la  expansión  quq  hahim  so- 
bre sus  oabezaa,  veioee  la  figura  de  na 
trono  que  parecía  de  niedra  de  zafiro*: 
y  sobre  la  figura  del  trono  JhoMa  una 
semejanza  que  paxecla  de  hombre  sen- 
tado sobre  (¡L. 

97  Y  Ti  una  cosa  que  paieda  eomo  de 
4mbar,  oomo  apazieocia  de  ftiefo  dentro 
de  ella  en  oontomo :  por  el  aspecto  de 
sus  lomos  pora  arriba,  y  desde  sus  lomoa 
para  ab^)o,  tí  que  poivcia  eomo  fiíegoi 
y  que  tei^  resplandior  al  rededor. 

98  Cual  parece  el  aroo  del  cldo  qoc 
est4  en  las  nubes  el  dia  que  lluere,  an 
era  el  parecer  del  rcsplaDdor  al  rededor. 
Esta/M  la  Tlsion  de  la  sem^enza  de  Is 

É loria  de  JeboT4  «.    Y  lu«go  que  yo  is 
ube  Tisto,  caí  sobre  mi  rostro*,  y  « 
TOZ  de  uno  que  hablaba. 

CAPITULO  IL 
Xeeamd  e*  tUrmado  d»  Dio»,  d»ad»  afmit» 
VMt'on  da  »H  ifiaria,  para  dutnmtiar  d  ¡»» 


de  «u  pnMo  nuevoe  eatamidadm,  prteie^ 
eudoU  no  temiree  jmt  la  rebdd»  dfyiif(<is 
qne  en  eUo*  hattaria. 

Y  DI  JOME:  Hijo  del  hombre,  está 
sobre  tus  pies,  y  hablaré  oontigD. 
9  Y  entró  es|iírito  en  mí  Itt^goqM  ■> 


A.  a 

dr-M 


LCdr.SW. 


EZEQÜIfiL,  III,  IV. 


A.  G.  dr.  IM, 


■  ti. 


iíSiíS: 


hibló,  7  afinuóme  Mlnre  mia  piét»  7  of 
al  irae  me  hablaba.  . 
8  Y  dtíome:  HUo  dd  hombre,  70  te 
envió  á  KM  hijo*  de  Itrad,  á  gentes  !«• 
bddes  que  k  rebelaron  oontra  mi :  elloe 
7  sus  padiM  ae  han  rebdador*  contra  mi 
hasta  este  mismo  día. 

4  Yo  pues  te  envión  á  hijos  d«  duro 
msbo,  7  de  emnedemido  oonuon ;  7  les 
dirás :  Asi  ha  dicho  d  Sefior  Jehová. 

6  Por  si  aoaao  elios  escuchan,  7  por  si 
se  ootttknen ;  porque  son  una  rebelde 
familia :  maa  oonocerin  que  hubo  pro- 
feta entre  dios. 

6  Y  td,  hijo  dd  hombre,  no  temas  de 
ellos  c,  ni  tengas  miedo  de  sus  palabras, 
aunque  te  halias  entre  sarzaa  7  espinas', 
7  tii  moras  eon  abrojos :  no  tengas  mie> 
do  de  sus  pdabras,  ni  temas  delante  de 
dlos,'porqtte  son  casa  rebelde. 

7  líes  hablarás  pues  mis  palabras,  por 
si  escuchan,  7  se  reprimen ;  porque  son 
rebeldes. 

8  Mas  ttf ,  hUo  del  hombre,  <^  lo  que 
70  te  hablo :  No  seas  tü  rsbelde  como  la 
casa  rebelde :  abre  tu  boca,  7  come  lo 
que  70  te  do7  «. 

9  Y  miré,  7  hé  aquí  una  mano/  me 
fué  enviada,  7  en  ella  habia  un  libro 
envuelto  0: 

10  Y  extendiólo  delante  de  raí,  7  es- 
taba escrito  delante  7  detrás:  7  habla 
escritas  en  éi  endechas,  7  lamentadon, 
7  a7eB. 

CAPITULO  III. 
Ae^eM  coms  el  Ubro  qtu  U  dio  tí  Mlor,  y 
fiMda  tt«mo  (f«  «olor  para  namukr  A  J«- 
nd,  del  cual  m  «•  etmdütudo  etiMntla. 
8e  U  aaar«ee  muevammte  la  gloria  del  fle- 
ioTi  A  cual  le  manda  qtu  m  «neterre  ea 
coea,  y  «q  kaiUt  ka$ta  te^unda  tfrden. 

YDÍ  JOME :  Hijo  del  hombre,  oome 
lo  que  hallares;  come  este  envol- 
torios,  7  ve  7  haUa  á  la  casa  de  Israel. 
2  Y  abrí  mi  boca,  é  hiaome  comer 
aquel  envoltorio. 

5  Y  díjome :  HUo  del  hombre,  has  á 
tu  vientre  que  coma,  é  hinche  tus  en- 
frailas de  este  envoltorio  que  70  te  do7. 
Y  comUo,  7  faé  en  mi  boca  dulce  como 
miel». 

4  DQome  luego :  H^o  del  hombre,  ve, 
7  entra  &  la  casa  de  Israel,  7  habla  & 
ellos  con  mis  palabras. 

6  Porque  no  eres  enviado  á  pueblo  de 
habla  profunda,  ni  de  lengua  difidl, 
tino  &  la  casa  de  Israel. 

6  No  á  muchos  pueblos  de  profunda 
habla,  ni  de  lengua  difícil,  oU7as  ipala- 
bras  no  entiendas:  7  d  4  ellos  te  envi&ra, 
ellos  te  07eiBn  e. 

7  Mas  /m  de  la  casa  de  Israel  no  te 

Íuertin  oir,  porque  no  me  quieren  oír 
nú*:  poráue  toda  la  casa  de  Israel 
son  tiesos  de  firente,  7  duros  de  ooraxon. 

8  Hé  aquí  he  hecho  70  tu  rostro  fuerte 
eontra  los  rostros  de  ellos,  7  tu  frente 
fuerte  contra  su  ftente. 

9  Gomo  diamante,  mas  fuerte  que  pe- 
dernal he  hecho  tu  ñrente*:  no  los  te- 
mas, ni  tengas  miedo  delante  de  ellos, 
pevqne  es  casa  rebelde. 

10  Y  dijome :  Hijo  del  hombre,  toma 
en  tu  corazón  todas  mis  palabras  que  70 
te  hdklaré,  7  oye  con  tus  oidos : 

11  Y  ve,  7  entra  &  los  trasportados,  á 
los  hijos  de  tu  pueblo,  7  les  hablarás,  7 
les  dirás.  Asi  ha  dicho  el  Sefior  Jebová ; 
por  si  atienden  7  se  semimen. 

18  Y  levantóme/  el  jBspfritn,  7  oí  de- 
trás de  mí  una  voz  de  grande  estruendo 
Cf  dttia:  Bendita  tea  la  ^ria  de  Je- 
ta desde  su  lugar. 

18  (H  también  el  sonido  de  las  alas  de 
los  animales  que  se  juntaban  la  una  con 


la  otra,  7  el  sonido  de  las  ruedas  de- 
lante de  ellos,  7  sonido  de  grande  es- 
truendo. 

14  Levantóme;  pues  d  Espíritu,  7  me 
tomó ;  7  fiíéme  amargo  con  el  descon- 
tento de  mt  espíritu :  mas  la  mano  de 
Jehová  era  ftierte  tahn  mí  A. 

15  Y  vine  4  los  trasportados  en  The- 
labib,  (fue  moraban  Junto  al  rio  de 
Ghebar  •,  7  asenté  donde  ellos  estaban 
asentados»;  7  alli  permanecí  déte  días 
atónito  entre  ellos. 

16  5  Y  aconteció  que  al  cabo  de  los 
siete  días  fkié  4  mí  palabra  de  Jehová, 
didendo : 

17  H^io  del  hombre,  70  te  he  puesto 
por  atdaya^  4  la  casa  de  Israel.  Oirás 
pues  tü  la  pdabra  de  mi  boca,  7  amo- 
nestarlos has  dé  mi  parte. 

18  Cuando  70  dijere  d  Impío,  Be  ci- 
erto moriría;  7  ttl  no  lo  amonestares, 
ni  le  hablares,  para  que  el  impío  sea 
apercibido  de  su  nud  camino,  4  íin  de 
que  viva,  el  Impío  morli4  por  su  mal- 
dad, mas  su  sangre  demandaré  de  tu 
manoM. 

19  Y  si  tü  amonestares  al  impío,  7  él 
no  se  convirtiere  de  su  imiriedad,  7  de 
su  nul  camino,  él  morirá  por  su  maldad, 
7  tü  habrás  librado  tu  dma  ". 

90  Y  cuando  el  Justo  se  apartare  de  su 
Justicia*,  é  hiciere  maldad,  7  pusiere  70 
tropiezo  delante  de  él,  él  morirá,  por- 
que tü  no  lo  amonestaste :  en  su  pecado 
morlr4,  7  sus  Jnstidas  que  habia  hecho 
no  vendrán  en  memoria ;  mas  su  sangre 
demandaré  de  tu  mano. 

81  Y  d  al  justo  amonestares,  para  que 
el  justo  no  peque,  7  no  pecare,  de  cierto 
vivirá,  poR|ue  (taé  amonestado;  7  tü 
habrás  libraao  tu  draa. 

89  5  Y  Alé  allí  la  mano  de  Jehová  so- 
bre mí;>,  7  d^me :  LevánUte,  7  sd  al 
campo,  7  allí  hablaré  contigo. 

83  Y  levantóme,  7  salí  al  campo;  7 
hé  aquí  que  allí  estaba  la  gloria  de  Je- 
hov4,  como  la  gloria  que  habia  visto 
Junto  al  rio  de  Ohebarf :  7  caí  sobre 
mi  rostro  r. 

84  Entónoes  entró  espíritu  en  mí,  7 
afirmóme  sobre  mis  ples«.  7  hablóme, 
7  diyome:  Entra,  7  enciérrate  dentro 
de  tu  casa. 

25  Y  tü,  oh  h^o  del  hombre,  hé  aquí 
que  pondrán  sobre  tí  cuerdas  *,  7  con 
ellas  te  ligarán,  7  no  sddrás  entre  ellos. 

96  Y  haré  se  pegue  tu  lengua  á  tu  pa- 
ladar, 7  estarás  mudoH,  7  no  serás  4 
ellos  varón  que  reprende;  porque  son 
casa  rebelde. 

87  Mas  cuando  70  te  hubiere  hablado, 
abriré  tu  boca,  7  les  dirás :  Así  ha  di- 
cho el  Señor  Jehová :  El  que  o7e,  oiga ; 
7  el  que  cesa,  cese':  porque  casa  re- 
bdde  son. 

CAPITULO  IV. 
ifanda  el  ScAor  á  Stequiá  que  repreeenh  ti 
sitio  de  Jenualem,  y  tui  etuamidades  Mn<- 
dera»,  por  medio  de  derla»  teKcAee. 

Y  TÚ,  h^o  del  hombre,  tómate  un 
adolie,  7  ponió  delante  de  tí,  7  di- 
se&a  sobre  él  la  dudad  de  Jerusalem : 

8  Y  pondr4s  contra  ella  cerco,  7  edi- 
ficarás contra  ella  fortaleza,  7  sacarás 
oontra  ella  baluarte,  7  asentarás  delante 
de  ella  campo,  7  pondrás  eontra  ella  ba- 
tidores d  rededor. 

8  Tómate  tamUen  una  plancha  de  hi- 
erro, 7  ponía  en  lugar  de  muro  de 
hierro  entre  tí  7  la  ciudad:  afirmarás 
luego  tu  rostro  contra  ella,  7  será  en 
Iiuar  de  cerco,  7  la  dtiarás.  Es  sefid 
4  la  casa  de  Israel  •. 

4  Y  tü  dormiráis  sobre  tu  lado  izqui- 


f  ver.  U. 


ASBej.S. 
18. 

i  Oap^  1. 1. 
ft8d.l37.I. 


<  Cap.  81  7. 
18.68.8. 
▼  56.10. 
Jar.  &  17. 
Os.  9.  8. 


"•  Cap  88.6. 


«Hecb-aa 

'26. 
•Cap.  18.  M. 

y  as.  18, 18. 


f  Cap.  1.  8. 


9  Cap.  1.  4, 
eta 

'Cap  1.88. 
•  Gap.  2.  2. 


<  Cap  4. 8. 

•Cap  21.27. 

'  Cap  2.  6. 


o  Cap.  12.  6, 
11. 

8  Bey.  85. 1, 
eto. 


A.  C.  dr.  5M. 


EZEQUIBL,  V,  TL 


£LG.ét.m.\ 


»  Ka.  14. 84. 

idMd*  trs, 

IBey.  IS. 
SO. 

kattat». 
SBay.aSwL 


aCr.S4.5.7. 
htuta  68», 
SB«7.a6.1. 


'Oik9.S. 


«Heeh.10. 
14. 


/Den.  14.  S. 
It.Sfi.4. 


'  Cftpu  &  16L 

Lili». 
>T.a6.31 
M.10S.1S. 
I1.&1. 

<Pftp.94.28. 


•iB.7.aoL 


'«r*-' 


«do,  y  pondxit  lobre  A  la  maldad  de 
la  casa  de  Israel :  el  ndmero  de  loa  dlaa 

r  dormirle  lobre  él,  IteTará*  la  mal- 
de  ellos. 
A  Yo  te  he  dado  los  alios  de  su  maldad 
por  el  número  de  los  dlas^,  trescientos 
j  noventa  dias| :  ▼  UevarAs  «obre  tí  la 
maldad  de  la  oasa  de  Israel. 

6  T  cumplidos  estos,  dormirás  sotwe 
tu  lado  derecho  s^unda  Tez,  j  llevarás 
«ofrre  H  la  maldad  de  la  casa  de  Judá 
cuarenta  t  dias:  dia  por  ailo,  día  por 
año  te  lo  he  dado. 

7  Y  V  al  ceroo  de  Jerusalem  afirmarás 
tu  rostro,  j  descubierto  tu  braao,  peo. 
fetisaráa  contra  ella. 

8  Y  h¿  aquí  he  puesto  sobree  tí  cu. 
erdas,  y  no  te  tomarás  del  un  tu  lado  al 
otro  lado,  hasta  que  hayas  cumplido  los 
dias  de  tu  cerco. 

0  Y  tti  toma  para  ti  trigo,  y  cebada, 
y  babas,  y  lentejas,  y  mijo,  y  avena,  y 
ponió  en  una  vasija:  y  hazte  pan  de 
dio  el  numero  de  los  dias  que  durmieres 
sobre  tu  lado:  trescientos  y  nevenU 
dias  comerás  de  ¿I. 

10  T  la  comida  que  has  de  comer  wr4 
por  peso  de  veinte  sidos  al  dia :  de  ti* 
empo  á  tiempo  lo  oomeiás. 

11  Y  beberás  d  agua  por  medida,  la 
sezU  parte  de  un  hin :  de  tiempo  á  ti- 
empo beberás. 

19  Y  comerás  pan  de  cebada  cocido 
dabaio  de  la  ceniza ;  y  lo  cocerás  á  vista 
de  ellos  con  los  estiércoles  que  salen 
del  hombre. 

18  Y  dUo  Jehovft:  Así  oomeiáa  los 
hijos  de  ítnti  su  pan  inmundo  4  ontre 
las  gentes,  á  donde  los  lanzaré  yo. 

U  Y  d^:  |Ah,  SeOor  Jehová!  Hé 
aquí  que  mi  alma  no  es  inmunda»,  ni 
nunca  desde  mi  mocedad  hasta  este  ti. 
«amo  comí  cosa  mortecina  ni  despeda*, 
lada,  ni  nunca  en  mi  boca  entró  carne 
Inmunda/. 

16  T  respondióme:  Hé  aquí  te  doy 
estiércoles  de  bueyes  en  lugar  de  los  es- 
tiéreoles  de  hombre,  y  dispondrás  tu 
pan  con  ellos. 

10  Díjome  luego :  HQo  dd  hombre,  hé 
aquí  quebrantaré  el  sosten  del  panf  en 
Jerusalem,  y  oomerán  d  pan  por  peso, 
y  con  angustia ;  y  beberán  d  agua  por 
medida,  y  con  espanto  A. 

17  Porque  les  ialtará  el  pan  y  d  agua, 
y  se  espantarán  los  unos  con  los  otros,  y 
M  consumirán  por  su  maldad  •'. 

CAPITULO  V. 

JToiMla  IKm  at  vnfftta  qne  m  rape  á  iuuk^ 
la  eaksa  y  ta  Wbo,  y  «w  dt  Im  imIm  kofa 
(re«  partu,  la  una  d$  la»  ckoIm  qmtmií,  la 
vira  pímu  con  «n  euchiUo,  «  la  otra  «tkt 
al  vitólo,  en  «embolo  d«  la»  aiver$a»  cala- 
mtíaiii  qiu  vendriaa  tobrtlot  d*  $u  podio, 

YTtJ,  hUo  del  homhrí,  tómate  un 
cuchillo  agudo,  una  navaja*  de 
barbero  toma,  y  hazla  posar  sobre  tu 
cabeza  y  tu  barba:  tómate  después  un 
peso  de  balanzas,  y  reparte  loa  pdot. 

S  La  teroera  parte  quemarán  con  ftiego 
en  medio  de  la  ciudad,  cuando  se  cum> 
plicicn  los  dias  dd  oetoo6:  y  tomarás  la 
aira  tercera  parte,  y  herirás  con  cuchillo 
al  rededor  de  ella :  y  la  oéra  tersen  porte 
esparcirás  al  viento,  y  yo  desenvainaré 
espada  en  pos  de  ellos. 

8  Tomaras  también  de  allí  unos  pocos 
por  euenta,  y  los  atarás  en  d  oonto  de 
tu  roña. 

4  Y  tomarás  otra  vez  de  ellos,  y  los 
echarás  en  mitad  dd  ftieRo,  y  en  d 
fliego  los  quemarás  t  de  lUli  sddrá  d 
Alego  en  toia  la  casa  de  Israel. 

ft  Aií  ha  dieho  d  Seftor  Jehová :  Rsta 


as  Jerusalem :  plísela  en  medio  de  las 
gentes  y  de  las  tierras  al  rededor  de  eUa. 
0  Y  ella  mudó  mis  Juidos  y  mia  e«- 
denanzas  en  impiedad  mea  que  k»  gen- 
tes, y  mas  que  las  tierras  que  eatáa  al 
rededor  de  día :  porque  deseehama  nsla 
Juicios  y  mis  mandamientos,  y  no  anda- 
vieron  en  dios*. 

7  Portante  así  ha  dicho  Jefaovi:  ¿  Por 
haberos  multiplicado  mas  que  las  goitea 
que  están  al  rededor  de  vosotros,  no  hn- 
beis  andado  en  mis  mandamieatea»  ni 
habéis  hecho  tegwt  mis  leyes  f  Ni 
según  las  leyes  fie  las  _ 
d  rededor  de  vosotros  hilids  heóho. 

8  Así  pues  ha  dioho  d  Se&or  Jehová : 
Hé  aquí  yo  oontra  tí;  sí,  yo,  y  haré 
Juicios  en  medie  de  tí  á  los  q|os  de  laa 
naciones. 

9  Y  haré  en  tí  lo  que  nanea  liioé',  ni 
Jamas  hué  oosa  semejante,  á  cenan  de 
todas  tus  abominadones. 

10  Por  eso  los  padres  comerán  á  loa 
hOes  en  medio  de  tí«,  y  loa  hi}oa  oome- 
rán á  sus  padres ;  y  haré  en  tí  Jnieioa, 
espardré  á  todos  vientos/  todo  tn  i«- 
siauo. 

11  Por  tanto,  vivo  yo,  dice  d  SeBor 
Jdwvá,  d  por  haber  tk  violado  mi  aan- 
tuorlo'  con  todas  tus  oontaminaoionea,  y 
con  todas  tus  abominaciones,  no  te  que- 
brantaré yo  también :  ni  mi  ajo  perae- 
nará,  ni  tampoco  tendeé  yo  miserioonUa. 

18  La  teroera  parte  de  tí*  morir4  de 
pestilencia,  y  de  hambre  será  oonsomlda 
en  medio  de  tí;  y  la  otru  tenerm  porte 
eaeiá  4  ouohillo  d  rededor  de  tí ;  y  á  la 
otra  teroera  parte  esparciré  á  todos  los 
vientes,  y  tras  de  ellos  desenvainaré  es- 
pada'. 

18  Y  eumpllráw  mi  ftiror,  y  baré  que 
repowA  en  ellos  mi  eno^o,  y  tomaré  sa- 
tisfhoeion :  y  sabrán  que  yo  Jehevá  Ite 
hablado  en  mi  zelo,  cuando  habré  oum> 
pUdo  en  ellos  mi  taoio, 

14  Y  te  tornaré  en  desierto,  y  en  opre- 
liio  entre  loa  gentea  que  están  al  rededor 
de  tí^  loa  <4oa  de  tMo  transeúnte:. 

18  T  serás  oprobio,  y  escarnio,  y  ea- 
caimiento,  y  espanto  á  las  «entes  que 
están  d  rededor  de  tí,  cuando  yo  IuÍbI- 
ere  en  tí  Juiolos  en  Airor  é  indiáudon, 
V  en  reprensiones  de  ira :  Yo  Jefaová  lie 
iiablado. 

16  Guando  arrq)avé  yo  sobre  dke  loa 
pemldosas  saetas  del  hambre,  que  serán 
para  destruodon,  las  onales  enviaré  para 
destruiros ;  entonces  aumentaré  d  ~ 
bra  sobre  voaotroa,  y  quebrantaré 
voaotroa  d  arrime  del  pan'. 

17  Enviaré  pues  sobre  voaotroa  ham- 
bre, y  malas  oeatlas  que  te  dcatrajaa : 
y  pestUenda  y  sangre  pasarán  por  Üt  j 
meteré  sobre  tí  oudhlilo.  Yo  Jchová  he 


ii  am 


17. 


Dk9.tl 


•L0T.1LA 
Dn.B.* 
Jsr.lLá 
U.lft 
y4.IA. 

rG4.1& 

9CI.SL1Í 
knt.t 


Jar.t-U; 


fo4-<-i^ 


CAPITULO  VI. 
Beoda  IMo»  al  prtfda  la 
jmMo,  da  cual  ama  á^ 
m  oaaaüHam  é  Hoaoa  r— Mama. 

Y  FUÉ  á  mí  pdabra  de  Jehofá  di 
dendo: 

9  Hijo  dd  hombre,  pon  tu 
loa  montea  de  larael*,  y 
tra  dioa. 

8  Y  diráa:  Montea  de  larael,  dd  m. 
labra  dd  Sefior  Jehová:  Ad  ha  didw 
d  Sefior  Jdiová  á  k»  mantas,  y  á  loe 
eoiladoa,  4  loa  arreyoa,  y  á  los  «sltaa : 
Hé  aquí  que  yo,  yo  mué 
vosotros  cuchillo,  y  destruiré 
alUtah. 

4  Y  vuestros  dtares  serán  asdadea,  j 
vuestras  imágenes  dd  sd 
das  i  y  haré  que  oi  ' 
ddante  de 


'Oi^«.l• 


»ia*.ai» 


A.  Cdr.  SM. 


EZBQTnEL^  vn. 


A.C.elr.S94L 


*lKe7.18.& 
14,1«. 


lS«i-7&40. 
Is.  4S.M. 

Cap.  90l  7. 

y9DL  «. 

LtfT.  2*.». 
C»p.XLlt. 


Cap- 
is. 


5  Y  ptmdré  1m  cuerpos  muerto*  de  hw 
h^oB  de  Israel  delante  de  sus  Ídolos ;  j 
vuestro*  huew»  espandré  en  derredor 
de  Tuettros  altare*  «. 

9  En  todas  vuestras  habitaciones  las 
ciudades  serin  desiertas,  y  los  altos  se- 
rán  asolados,  para  que  sean  asolados  y 
se  hagan  desiertos  vuestros  altares:  y 
quebrados  serán  vuestros  Ídolos,  y  €•• 
sarán  ¡  v  vuestras  imigenes  del  sol  serán 
deataruidas,  y  vuestras  obras  serán  des- 
hechas. 

7  Y  los  muertos  caerán  en  medio  de 
vosotros,  y  sabréis  que  «oy  Jehová. 

8  Mas  d^aré  que  haya  de  vosotros  qui- 
en escape  del  cuchillo  entre  las  eentes, 
cuando  fuereis  esparcidos  por  las  ti- 


Es.  57.  5,  7. 
IS.4.1S. 


p.5.  11. 

1& 


0  Y  los  que  de  vosotros  escaparen,  se 
acordaián  de  mi  entre  las  gentes  entre 
las  cuales  serán  cautivos:  porque  yo  me 
quebranta'  á  causa  de  su  coraion  for- 
nicario que  se  apartó  de  mí,  y  á  causa 
de  sus  ojos,  que  fornicaron  tras  sus  ído- 
los*:  y  se  avergonzarán  de  sí  mismos/, 
á  oausa  de  los  males  que  hicieron  en 
todas  BUS  abominaciones. 

10  Y  sabrán  que  yo  «qy  Jehová,  «  qve 
no  en  vano  d^e  que  les  habla  de  haoer 
este  maL 

11  Así  ha  dicho  el  Seflor  Jehová :  Hi- 
ere  con  tu  mano',  y  huella  con  tu  pi^, 

Ídl:  ¡Ay  de  los  males  de  la  casa  de 
srael  por  todas  las  abominaciones !  por- 
que con  cuchillo,  y  con  hambre,  y  con 
£.  12,   pestilencia  caerán  A. 

12  El  que  estuviere  I^os,  morirá  de 
pestilencia;  y  el  que  estuviere  cerca, 
caerá  á  cuchillo ;  y  el  que  quedare,  y 
ñaere  cercado,  morirá  de  hambre:  y 
eumpllró  en  dios  mi  enojo. 

13  x  sabréis  que  yo  «oy  J^ová,  cu- 
ando sus  muertos  estarán  en  medio  de 
sos  ídolos,  en  derredor  de  sus  altares, 
en  todo  collado  alto,  y  en  todas  las  cum- 
bres de  los  montes,  y  deb^o  de  toda 
encina  espesa  •',  y  m  todo  lugar  donde 
dieron  olor  suave  á  todos  sus  ídolos. 

14  Y  eztendevá  mi  mano  sobre  ellos,  y 
tomaré  la  tiena  asolada  y  desierta,  mas 
que  el  desierto  de  hacia  Diblath,  en  to- 
nas BUS  haUtaolones :  y  oonocerán  que 
Yo  tay  Jehová. 

CAPITULO  VII. 

antigüe  rarnihmdo  JNos  al  pro/tta  loa  pat' 
tieMoridadm  de  la/ntura  eaiamidad  dé  tu 
pnMa. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  Jehová  di- 
ciendo: 
a  Y  tú,  hijo  del  hombre,  así  ha  dicho 
el   Señor  Jehová  á  la  tierra  de  luetnA : 
SI  fin,  el  fin  viene  sobre  los  cuatro  can- 
tones de  la  tierra. 

8  Ahora  será  el  fin  sobre  tí,  y  enviaré 
sobre  tí  mi  furor ;  y  te  Juscgará  según 
tu«  caminos,  y  pondré  sobre  ti  todas  tus 
abominaciones. 

4  Y  mi  ojo  no  te  perdonará,  ni  tendré 
nxis^i'ioO'día* ;  antes  pondré  sobre  ti  tus 
caminos,  y  en  medio  de  ti  estarán  tus 
«boxninaciones :  y  sabréis  que  yo  toy 
jétuyfk. 

0  A-ii  ha  dicho  «1  Sefior  Jehová:  Un 
raal,  hé  aquí  que  viene  un  mal. 

^  Viene  el  fin,  el  fin  viene :  hase  des- 
pertado contra  tí ;  hé  aquí  que  viene. 

7  I««  mañana  viene  para  tí,  oh  mora- 
dor  de  la  tierra :  el  tiempo  viene,  cer- 

9   está  el  dia  del  alboroto,  y  no  terá 
_  _  fie  lo*  montes. 

8  JLtJt'on  presto  derramaré  mi  ira  sobre 
tí,  j  osxnpllré  en  tí  mi  furor :  y  te  jnz- 
g^cA  •csgiiB  tus  caminos,  y  pondré  sobre 
tí  tottat*  tus  abominaciones. 


O  Y  mi  ojo  no  perdonará,  ni  tendré 
misericordia :  según  tus  caminos  pondré 
sobre  tí,  y  en  mraio  de  tí  serán  tus  abo- 
minaciones ;  y  sabréis  que  yo  Jehová  «y 
el  que  hiero  b. 

10  Hé  aquí  el  dia,  hé  aquí  que  viene : 
ha  salido  la  maitena  * ;  florecido  ha  la 
vara,  ha  reverdecido  la  soberbia. 

11  La  violencia  se  ha  levantado  en 
vara  de  impiedad :  ninguno  tpueiarít  de 
ello*,  ni  de  su  multitud,  ni  uno  de  los 
suyos ;  ni  haibrá  quien  de  ellos  se  la- 
mente. 

12  El  tiempo  es  venido,  aceiwSse  el 
dia.  El  que  compra,  no  se  huelgue ;  y 
el  que  vende,  no  llore:  pwque  la  ira 
uta  sobre  toda  su  multitud. 

18  Porque  el  que  vende  no  tomará  á 
lo  vendido  <<,  aunque  queden  vivos :  por- 
que la  Vision  sobre  tmia  su  muUitua  no 
será  cancelada ;  y  ningimo  podrá,  á  ca- 
usa de  su  iniquidad,  amparar  su  vida. 

14  Tocarán  trompeta,  y  aparejarán  to- 
das las  cosas,  y  no  habrá  quien  vaya  á 
la  batalla :  porque  mi  ira  uHá  sobre  toda 
su  multitud. 

16  De  friera  cuchillo,  de  dentro  pesti- 
lencia y  hambre  * :  el  que  ettuviere  en  el 
campo,  morirá  á  cuchillo ;  y  al  que  es- 
tuviere en  la  ciudad,  consumirálo  ham- 
hre,  y  pestilencia. 

10  Y  los  que  escaparen  de  ellos,  huirán 
y  estarán  sobre  los  montes  como  palo- 
mas de  los  valles,  gimiendo  todos  cada, 
uno  por  su  iniquidad. 

17  Todas  manos  serán  descoyuntadas» 
y  declinarán  como  aguas  todas  rodillas. 

18  Ceñirse  han  también  de  sacos/,  y 
cubrirálos  temblor ;  y  en  todo  rostro 
habrá  confiísion,  y  en  todas  sus  cabezas 
peladura. 

19  Arrojarán  su  plata  por  las  callee,  y 
sa  oro  será  desechado:  su  plata  ni  su 
oro  no  podrá  librarles  en  el  dia  dd  fu- 
ror de  Jehová^ :  no  saciarán  su  alma, 
ni  henchirán  sus  entraib» ;  porque  será 
calda  por  su  maldad. 

SO  Por  cuanto  la  gloria  de  su  orna- 
mento pusieron  en  soberbia,  é  hicieron 
en  ella  imágenes  de  sus  abominaciones, 
de  sus  estatuas ;  pm:  eso  se  la  tomé  á 
dios  en  alejamiento : 

91  Y  en  mano  de  eztrafios  la  entregué 
para  ser  saqueada,  y  en  despojo  á  los 
impíos  de  la  tierra ;  y  la  contaminarán. 

82  Y  apartaré  de  ellos  mi  rostro,  y 
violarán  mi  Ivgar  secreto ;  pues  entra, 
rán  en  él  destruidores,  y  le  («ofanaránk 

83  Haz  una  cadóia  t  porque  la  tierra 
está  llena  de  juicio  de  sangres,  y  la  du- 
dad está  llena  de  violencia. 

84  Traeré  por  tanto  los  mas  malos  de 
las  naciones,  los  cuales  poseerán  sus  ca- 
sas; y  haré  cesar  la  soberbia  de  los 
poderosos,  y  sus  santuarios  serán  pro- 
fanados. 

85  Destrucción  viene;  y  bosoarán  la 
paz,  y  no  la  htibrá. 

86  Quebrantamiento  vendrá  A  sobre  que- 
brantamiento, y  rumor  será  sobre  ru- 
mor :  y  buscúiMi  respuesta  del  profeta ; 
mas  la  ley  perecerá  del  sacerdote  *,  y  el 
consejo  de  los  ancianos. 

87  bl  rey  se  enlutará,  y  el  príncipe  se 
vestirá  de  asolamiento ;  y  las  manos  del 
pueblo  de  la  tierra  serán  conturbadas, 
según  su  camino  haré  con  dios,  y  con 
los  juicios  de  ellos  los  juzgaré :  y  sabrán 
que  yo  aoy  Jehová. 

CAPITULO  VIIL 

Mn»ilra  Diot  en  vieion  eJ  freftta  (Mwrsas 

emerlee  d»  ahominaliee  idokUrfa»,  qvu  m 

pueblo  eomeUa  eu  el  templo  de  Jerutedem, 

por  Uu  etudee  loe  amouaea  eon  horrible  v«i- 


»Hio.e.». 

•  Tsr.  7. 


<2Uv.as.io, 

18. 


«  Ka.  1. 90. 


/AinM6.10. 


9  Pío.  U.  4. 
Boiik.  L 18. 


A  Jar.  4. 80. 
<La.&9. 


A.  o.  oír.  SM. 


EZEQUiEL,  ym,  IX,  X. 


¿.adit.ui.1 


h  Oftp.  1.  s. 
7  8.14,22. 

37. 

^Cftp.1.4. 
«Diu&C. 

/  0*^40.2. 


9Jer.82.S4. 
*Dra.82J6, 
21. 

•'0*py8.2X, 
28. 


tB«.1.33. 


f  Cm.  9. 9. 
«•ir78.lL 
7M.7. 


déiotOrie- 
got. 


«Oftp.  11.1. 

•Dam.4.19. 
2B«7.as.6. 
11. 

Job  8L2B, 
S7. 


Y  ACONTECIÓ  en  el  wzto  aik>,  en 
A  «uw  lezto,  á  los  clneo  del  mes, 
fiM  estaba  70  sentado  en  mi  casa,  7  los 
ancianos  de  Judá  estaban  sentados  de> 
lante  de  mí*,  7  allí  ea7Ó  sobre  mi  la 
mano  del  8e(kn  JdtoT¿b. 

2  T  miré,  7  hé  aqui  vna  semefanxa 
que  pereda  de  fuego:  desde  dondie  pa> 
recian  sus  lomos  para  abi^Of  ''"^  fuego « ; 
7  desde  sus  lomos  arriba  parecía  como 
im  resplandor,  como  la  vista  de  ám< 
biur< 

3  T  aquella  semejanza  extendió  la  ma* 
no«,  7  tomóme  por  las  gued<¿as  de  mi 
eabeía ;  7  el  Espíritu  me  alzó  entre  el 
délo  7  la  tierra,  7  llevóme  en  visiones 
de  Dios/  á  Jemsalem,  &  la  entrada  de 
la  puerte  de  adentro  que  mira  hacia  el 
Aquilón,  donde  utaba  la  halñtadon  de 
la  imagen  del  zelof,  la  que  hacia  ze- 
larA. 

4  Y  hé  aquí  que  allí  estaba  la  gloria 
del  Dios  de  Israel,  como  la  visión  que 
70  habla  visto  en  el  camno  i. 

6  Y  díjome:  Hijo  del  hombre,  alza 
ahora  tus  ojos  hacia  el  l¿uio  del  Aqui- 
lón. T  alce  mis  ojos  hacia  el  lado  del 
Aquilón,  7  hó  aquí  al  Aquilón,  junto  á 
la  puerta  del  altar,  la  imagen  del  zdo, 
en  la  entrada. 

6  DQome  entonces :  HUo  del  hombre, 
¿  ao  ves  lo  que  estos  hacen,  las  grandes 
abomlnadones  que  la  casa  de  Israel  hace 

aui,  para  alejarme  de  mi  santuario  ? 
as  vuélvete  aun,  7  \tH»  idiominaci- 
ones  ma7ores. 

7  Y  llevóme  á  la  entrada  del  atrio,  7 
miré,  7  hé  aquí  kabia  en  la  pared  un 
agiucro. 

8  Y  díjome :  H^  del  hombre,  cava 
ahora  en  la  pared.  T  cavé  en  la  pared, 
7  hé  aqui  una  puerta. 

9  D^me  luego :  Entra,  7  ve  las  mal- 
vadas abominadones  que  estos  hacen 
allí. 

10  Entré  pues,  7  miré,  y  hé  aqui  Imá- 
genes de  todas  serpientes,  7  animales  A ; 
£1  abominación,  7  todos  los  ídolos  de  la 
casa  de  Israel,  que  estaban  pinudos  en 
la  pared  al  rededor. 

11  Y  delante  de  ellos  estaban  setenta 
varones  de  los  ancianos  de  la  casa  de 
Israel,  7  Jaaxanías  hijo  de  Saphan  es- 
taba en  medio  de  ellos,  cada  uno  con  su 
incensario  en  su  mano ;  7  del  sahumerio 
subia  espesura  de  niebla. 

18  Y  me  d^o :  Hijo  del  hombre,  ¿  has 
visto  las  cosas  qtie  los  ancianos  de  la 
casa  de  Israel  hacen  en  tinieblas,  cada 
uno  en  sus  cámaras  pintadas  ?  Porque 
dicen  ellos:  No  nos  ve  Jehová';  Je- 
hová  ha  dejado  la  tierra. 

la  ^  Díjome  después :  Vuélvete  aun, 
veris  abominaciones  ma7ores,  que  ha* 
cen  estos. 

14  Y  llevóme  á  la  entrada  de  la  paerta 
de  la  casa  de  Jehová,  que  está  al  Aqui- 
lón ¡  7  hé  aquí  mujeres  que  estaban  alli 
sentadas  endechando  á  Thammuz  ||. 

16  ^  Luego  me  dgo :  ¿  So  ves,  h^o 
del  hombre  ?  Vuélvete  aun,  verás  abo> 
minaoiones  ma7ores  que  estas. 

10  Y  metióme  en  el  atrio  d«  adentro 
de  la  casa  de  Jehová :  7  hé  aquí  junto 
á  la  entrada  del  templo  de  Jenová,  en- 
tre la  entrada  7  el  altar,  como  veinte  7 
cinco  varones  "•,  sus  espaldas  meltaa  al 
templo  de  Jehová,  7  sus  rostros  al  Ori- 
ente, 7  encorvábanse»  al  nadmiento 
del  sol. 

17  Y  dUome:  ¿  No  has  visto,  hijo  del 
hombre  '  ¿  Es  cosa  liviana  para  la  casa 
de  Judá  hacer  las  abominaciones  que 
hacen  aquí  ?  Después  que  han  llenado 
la  tierra  de  maldad,  7  se  tomaron  á  irri- 


tarme, bé  aquí  que  ponen  hedor  á  au 
narices. 

18  Fues  también  70  haré  en  miñim; 
no  nerdonará  mi  ojo,  ni  tendrá  miseii. 
corola*:  7  gritarán  á  mis  oídos  con gru 
voz,  7  no  los  oiré^. 

CAPITULO  IX- 

JMíwifra  0ÚM  al  profeta  «»  la  «Umm  aMm 
HeaiUgo  qutiba'áhaeer  en  h$tíduiiéf- 
lolnu,  retenmuh  A  tos  pía  ee»  ogMctsi 
provüíeneia. 

YOLAMÚ  en  mis  oidos  con  gta  vos 
didendo :  Los  visitadores  die  Is  ciu- 
dad han  llegado,  y  eada  uno  trae  m  n 
mano  su  instrumento  para  destruir. 

9  Y  h¿  aquí  que  sos  varones  vedan 
del  camino  de  la  puerta  de  arriba  qoe 
está  vuelta  al  Aquilón,  7  cada  uno  trata 
en  su  mano  su  instrumento  para  des- 
truir :  7  entre  ellos  habla  un  varan  ves- 
tido de  lienzos*,  el  cual  traía  i  su 
dntuia  una  escribanía  de  escribano:  7 
entrados,  parfcronae  Junto  al  altar  de 
bronce. 

8  Y  la  glorlab  del  Dios  de  Israel  te 
alzó  de  sobre  d  querubín  sobre  el  cual 
habla  estado,  al  umbral  de  la  casa;  7 
llamó  Jdiová  al  varón  vestido  de  lien- 
zos, que  tenia  á  su  cintura  la  escribanís 
de  eseribuM, 

4  Y  díjole  Jehová :  Pasa  por  medio  de 
la  dudad,  por  medio  de  Jemsalem,  7 

Eon  una  seiíale  en  la  finente  á  los  hon- 
res que  gimen  7  que  claman^  á  causa 
de  todas  las  abominaciones  que  se  hacen 
en  medio  de  ella. 

6  Y  á  los  otros  dijo  á  mis  ddos:  Pasad 
por  la  ciudad  en  pos  de  él,  7  herid ;  no 
perdone  vuestro  ojo,  ni  tengáis  miieii- 
cordia : 

6  Matad  vicios,  mozos,  7  vírgenes,  ni- 
fios,  7  mujeres,  hasta  que  no  quede  nin- 

gano;  mas  á  todo  aquel  sobre  el  cual 
ubiere  seflal,  no  llegar^*:  7  habdi 
de  comenzar  desde  nu  santuario.  Co- 
menzaron pues  desde  los  varones  ánd- 
anos que  estaban  delante  del  templo/. 

7  Y  dí)oles:  Contaminad  la  casa,  7 
henchid  los  atrios  de  muertos.  Salid.  Y 
salieron,  é  hirieron  en  la  dudad. 

8  Y  aconteció,  que  habiéndoles  herida, 
70  quedé,  7  póstreme  sobre  mi  rostro, 
7  clamé,  7  dije:  jAh,  Señor  JehovA! 
¿  has  de  destruir  todo  el  resto  de  Israel 
derramando  tu  furor  sobre  Jemsalem  f 

9  Y  d^ome :  La  maldad  de  la  casa  de 
Israel  7  de  Judá  es  grande  sobremanera, 
pues  la  tierra  está  llena  de  sangres,  7  la 
ciudad  llena  está  de  perversidad ;  por- 
que han  dicho ;  Dcgado  ha  Jdiová  la 
tierra,  7  Jehová  no  ve'. 

10  Au  núes  70,  mi  ojo  no  pefdonaiá, 
ni  tendré  misericordia  * ;  el  camino  de 
ellos  tomaré  sobre  su  cabeza. 

11  Y  hé  aquí  que  el  varón  vestido  de 
lienzos,  que  tenia  la  escribanía  á  sa  da- 
tura, respondió  una  palabra  diciendo: 
Hecho  he  conforme  á  todo  lo  que  me 
mandaste. 

CAPITULO  X. 
Par  una  vMoa  tem^amU  ila  am  $$  r^^ 
«n  H  eapdulo  prímerot  Dím  ma  á  «•'^■^ 
al  pri^tta  91M  iba  d  derramar /aefo  *cMt 
la  ciudad,  y  i  abamdonar  si  tempto. 

Y  MIRÉ,  7  hé  aquí  en  ta  expandoa 
que  haUa  sobre  la  cabeza  de  los 
querubines  como  una  piedra  de  zafiro, 
que  pareda  oomo  semejanza  de  un  trono 
que  se  mostró  sobre  ellos. 

9  Y  habló  al  varón  vestido  da  Uensos», 
7  dyole ;  Entra  en  medio  de  las  rnedii 
debajo  de  los  qucraUnes,  é  binebe  tas 
manos  de  earbonas  caoewUdos*  de  m 


rfn.ii 
Ilk.tV 


.Ap.;.i 

U6. 
Jer.al 


A^it 


16. 


8«l.i* 


■  (>!.». 


|.l»OP-' 


EZEQUIEL,  XL 


A.aiM. 


tre  fc»  querubines.  ;  damma  ■obre  U 
dodad  «.  Y  enttó  4  tísU  mU. 

8  T  1m  quemUiMa  citaban  á  la  mano 
deracha  dé  la  oaaa  cuando  ette  Yaron 
entnS  ¡  j  him  nube  henchía  el  atrio  de 
adentro. 

«  Y  la  ^oria  de  Jehová  w  levantó  del 
querubín'  al  umbral  de  la  puerta ;  7  la 
caM  ftié  llena  de  la  nube»  y  el  atrio  se 
IlnA  dd  resplandor  de  la  gloria  de  Je- 
hoTÍ«. 

5  Y  el  estruendo  de  las  alas  de  los 
querubines/  m  ola  hasta  el  atrio  de  afu- 
era, como  la  TOS  del  Dios  Omnipotente 
cuando  habla. 

6  Y  aconteció,  que  como  mandó  al 
varón  Testido  de  lienxoi,  diciendo.  To- 
ma ftle^  de  entre  las  ruedas,  de  entre 
lot  querubines,  él  entró,  j  paróíe  entre 
las  ruedas. 

7  Y  un  querubín  extendió  g  bu  mano 
de  entre  los  querubines  al  fuego  que 
enfofta  entre  los  querubines,  y  tomó,  y 
pnao  en  las  palmas  del  que  estaba  ves- 
tido de  lienxos;  el  cual  lo  tomó,  y  sa- 
UiSse. 

8  Y  apareció  en  los  querubines  la  figu- 
ra de  una  mano  humana  debajo  de  sus 
alasA: 

9  Y  miré,  y  h¿  aqui  cuatro  ruedas  Jun- 
to á  los  querubines,  junto  &  cada  que- 
Tubin  una  rueda';  y  el  aspecto  de  las 
ruedas  era  como  el  de  piedra  de  Tharsia. 

10  Cnanto  al  parecer  de  ellas,  todaa 
cuatro  eran  de  una  forma,  como  si  es- 
tuviera una  en  medio  de  otra. 

11  Guando  andaban,  lohre  tus  cuatro 
costados  andaban :  nu  ae  tomaban  cu- 
ando andaban,  sino  que  ai  iusar  adonde 
ae  volvia  el  primero,  en  pos  de  ¿1  iban ; 
ni  ae  tomaban  cuando  andaban. 

12  Y  toda  tu  carne,  y  sus  costillas,  y 
sus  manos,  y  sus  alas,  y  las  ruedas,  lleno 
titaba  todo  de  ojos  al  rededor  en  sus  cua- 
tro ruedas. 

13  A  las  ruedas,  oyéndolo  yo,  se  les 
gritaba.  Rueda ! 

14  Y  cada  uno  tenia  cuatro  rostros  A. 
El  primer  rostro  era  de  querubín ' :  ei 
ssgundo  roatro  era  de  hombre:  ei  ter- 
cer rostro,  de  león :  el  cuarto  rostro,  de 
águila. 

15  Y  levantáronse  los  querubines :  es- 
tas son  los  animales  que  vi  en  el  rio  de 
Cbebar*. 

16  Y  cuando  andaban  los  querubines, 
andaban  las  ruedas  junto  con  ellos ;  y 
cuando  los  querubines  sisaban  sus  alas, 
psra  levantarse  de  la  tierra,  las  ruedas 
también  no  se  volvían  de  Junto  &  ellos. 

17  Guando  se  paraban  ellos,  parábanse 
éOat;  y  cuando  ellos  se  alzaban,  alza- 
banse  con  ellos,  porque  el  espiritu  de 
los  animales  estaba  en  ellas  «. 

18  Y  la  gloria  de  Jehová  se  salió  de 
sobre  el  umbral  de  la  casa,  y  paró  sobre 
los  querabines  •. 

19  Y  alzando  los  querubines  sus  alas, 
levantáronse  de  la  tierra  delante  de  mis 
qjos :  cuando  ellos  salieron,  también  las 
niedas  uUiero»  al  lado  de  ellos:  y  pa- 
láronae  á  la  entrada  de  la  puerta  ori- 
ental dría  casa  de  Jehová;  y  la  gloria 
del  Dios  de  Israel  etlaba  arriba  sobre 
dios. 

SO  Estos  erati  loa  animales  que  vi  de- 
bajo del  Dios  de  Israel  en  el  rio  de  Che- 
ber ;  y  eonod  que  eran  quoubinea. 

81  Cada  uno  tenia  cuatro  rostros,  y 
cada  uno  cuatro  alas,  y  figuras  de  ma- 
nos humanas  deb^o  de  sus  alas. 

88  Y  la  figura  de  sus  rostros  era  la  de 
Iw  rostros  que  vi  Junto  al  rio  de  Che- 
l>er ;  su  parecer  y  su  ser :  cada  uno  ca- 
minaba en  derecho  de  su  rostro. 


CAPITULO  XI. 
Prefdlieaméa  Katq^A  ««  viein»  d  Im  fiw  «n 
Jtruteitm  m  búrltíiam  de  Iw  profeefa»,  y 
menoei^rteiaban  la»  amemata»  Se  IHoi,  «mm 
de  tOoe  cae  miterto.  Con  leí  maUvo  ttama 
•I  prívela  á  Vioe  f  fiMtM  atrüm^endo  H 
figor  de  en  ira  á  Im  títrladorte,  promete  so 
oSitamle  faeoreeer  áloe  déla  eeuUieidad,  « 
la  MfTiad,  reetamroeiott,  y  remoeaeioa  Je 
em  éunereo  fmtU».  PArtoM  la  gloria  de 
Diee  de  Jenúalem,  y  «I  prqfeta  vtMw  4  lot 
tra^orladoe,  y  eutntale»  tato  lo  foe  U  iko- 
hia  muetrado  el  Beior, 

Y  EL  Espíritu  me  elevó*,  y  metióme 
por  la  puerta  oriental  de  la  casa  de 
Jehová,  la  cual  mira  hacia  el  Oriente : 
y  hé  aqui  en  la  entrada  de  la  puerta 
veinte  y  cinco  varones,  entre  los  cuales 
vi  b  á  Jaasanias,  h^  de  Azur,  y  4  Pe- 
latiaa,  hijo  de  fienaías,  principes  del 
pueblo. 

fl  Y  d^me :  HUo  del  hombre,  estos 
son  los  hombres  que  maquinan  perver- 
sidad, y  dan  en  esta  ciudad  mal  consejo. 

8  Loa  cuales  dicen :  No  eerá  tan  pres- 
to ¡  edifiquemos  oasas :  esta  serA  la  cal- 
dera, y  nosotras  la  carne. 

4  Por  tanto  profetiza  contra  ellos ;  pro- 
fetiza, hijo  del  hombre. 

5  Y  cayó  sobre  mi  el  Espíritu  de  Je- 
hová*, y  di  jome:  Di,  Así  na  dicho  Je- 
hová: Así  habéis  hablado,  oh  casa  de 
Israel,  y  las  cosaa  que  suben  á  vuestro 
espíritu,  yo  las  he  entendido  d. 

6  Habéis  multiplicado  vuestros  muer- 
tos en  esu  ciudad,  y  habéis  henchido  de 
muertos  sus  calles*. 

7  Por  tanto  así  ha  dicho  el  Sefior  Je- 
hová :  Vuestros  muertos  que  habéis  pu- 
esto en  medio  de  ella,  ellos  son  la  came. 
y  ella  es  la  caldera  / :  mas  yo  os  sacaré  4 
vosotros  de  en  medio  de  ella. 

8  Cuchillo  habéis  temido,  y  cuchillo 
traeré  sobre  vosotros,  dice  el  SeiVor  Je- 
hová. 

0  Y  os  sacaré  de  en  medio  de  ella,  y 
os  entrwaxé  en  mano  de  extraiVos;;  y 
yo  haré  Juicios  en  vosotros. 

10  A  cuchillo  caeréis:  en  el  término 
de  Israel  os  juzgaré  A ;  y  sabréis  que  yo 
eoy  Jehová. 

11  Esta  no  os  sert  por  caldera,  ni  vos- 
otros seréia  en  medio  de  ella  la  came: 
en  el  término  de  Israel  os  tengo  de 
juzgar; 

18  Y  sabréis  que  yo  soy  Jehová :  por- 
que no  habéis  andado  en  mis  ordenan- 
zas, ni  habéis  hecho  eegun  mis  juicios ', 
sino  según  los  juicios  de  las  gentes  que 
están  en  vuestros  alrededores  habéis 
hecho  A. 

13  5  ^  aconteció,  que  estando  yo  pro- 
fetizando, Pelatias,  hijo  de  fienaías, 
murió.  Entonces  caí  sobre  mi  rostro, 
y  clamé  con  grande  voz,  y  dije  :  |  Ah, 
Señor  Jehová !  ¿  harás  tú  consumación 
del  reato  de  Israel  I  ? 

14  Y  fHié  á  mí  palabra  de  Jehová,  di- 
ciendo: 

15  H\io  del  hombre,  tus  hermanos,  tus 
hermanos,  loa  hombres  de  tu  parentes- 
co, y  toda  la  casa  de  Israel,  toda  ella; 
á  quienes  dijeron  los  moradores  de  Je- 
rusalem:  Alejaos  de  Jehová;  á  nosotros 
es  dada  la  tierra  en  posesión. 

16  Por  tanto  di :  Así  ha  dicho  el  Señor 
Jehová:  Aunque  los  he  echado  UDos 
entre  las  gentes,  y  los  he  esparcido  por 
las  tierraa,  con  todo  eso  les  seré  por  un 
pequeño  santuario  en  las  tierraa  adocule 
llegaren  ••• 

17  Di  por  tanto :  Así  ha  dicho  el  Se- 
ñor Jehová :  Yo  os  recogeré  de  los  pue- 
blos, y  os  allegaré  de  las  tierraa  en  las 
cuales  estáis  esparcidos,  y  os  daré  la 
tierra  de  Israel  ■*. 


•Cap.  8.  8. 


*  Cap.  8. 18. 


•Csp.X& 


ifBsl.  189l 
2,8. 

«  Csp.  7.  SS. 
v».8,4. 
SB«y.M.4. 
Is.  1. 15. 
Jer.  3. 84. 
Ot.4.  a. 
Mi.  8. 9.  8. 

/Osp.94JA 


'Dea.  38.88. 
k  Jor.  88. 8. 


l  Kéh.  9.  34. 


t  Gap.  8.  8. 

ete. 

Lev.  18.  8, 

eto. 

Dea.  12. 80. 

81. 

Bal.  106. 85. 
<  Csp.  9.  8. 


"Lev.  98.44. 

"Csp.  38. 26. 
7  84.18. 
7  38.34. 
Jor.  80. 18. 
Amos  9. 14. 


Á^CMk 


EZEaVIEL,  XU,  XUI. 


icai 


2 


J>Jer.sa.90. 
«Oftn.18.Sl. 
SftL&1.10. 
•■Zm.7.13. 
'Oii>.Uu96. 


<J«r.S4.7. 
Ot.a.S3. 


«OftF.9.10. 
722:31. 


'OKp.íOM. 


VlM.14.4. 
■OftpyS.12. 


"OlH>.2L7. 


«Ofti».2.8.8. 

7S- 26,27. 
»b.4S.90. 

Jtr.  A.  VL 


'Oft^2i.2i. 


'Oftit.M.19. 
•llftl.1.1. 


18  T  rendrin  aUA,  j  quitarán  de  ella 
todas  tu»  torpezas,  j  todas  sus  aboni- 
naciones*. 

19  Y  darles  he  un  corazón/»,  y  espíritu 
nuevo V  daré  en  sus  entrañas:  j  quitaré 
el  corazón  de  piedra  r  de  su  carne,  y  da- 
réles  corazón  de  carne', 

90  Para  que  anden  en  mis  ordenanzas, 
y  guarden  mis  juicios,  y  los  cumplan ; 
y  me  sean  á  mi  por  pueblo,  y  yo  let  sea 
i  ellos  por  Dios*. 

SI  Mas  á  aquellos  cuyo  corazón  anda 
tras  el  deseo  de  sus  torpezas,  y  de  sus 
abominaciones,  yo  tomaré  su  camino 
sobre  stu  (Mibézáss  dloe  el  Seflor  Je- 

hOTá. 

89  ^  Después  alzaron  los  querubines 
sus  alas,  y  las  ruedas  en  pos  de  ellos :  y 
la  gloria  del  Dios  de  Israel  éstate  sobre 
ellos  encima'. 

Sa  Y  la  gloria  de  Jehová  se  fué  de  en 
medio  de  la  ciudad,  y  paró  sobre  el 
monte  que  está  al  Oriente  de  la  ciu- 
dady. 

94  Luego  me  lenmtó*  ei  Espíritu,  y 
TolTiéme  &  llerar  en  viiáon  del  Espíritu 
de  Dios  k  la  tierra  de  los  Caldeos,  á  los 
trasportados :  y  partiese  de  mí  la  visión 
que  habla  visto. 

95  Y  hablé  á  los  trasportados  todas  las 
palabras  de  Jdiová  que  él  me  habla 
mostrado*. 

CAPITULO  XII. 
En  la  ptTKma  M  profeta  <ia  Dio*  timbólo  y 
figwa  al  rty  SedeehUu  y  á  tu  pueblo  r'« 
ni  huida  de  Jerutaiem  y  prieion,  y  de  la 
grande  calamidad  p  eepanto  que  let  habia 
de  tohrevenir  pretto,  fonira  la  opiniom  y 
nana  eonfianea  de  loe  que  «c  burlaban  at 
loe  pro/da*. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  Jehovi,  di- 
ciendo : 

9  Hijo  del  hombre,  til  habitas  en  me- 
dio de  casa  rebelde»,  los  cuales  tienen 
qjos  para  ver,  y  no  ven;  tienen  oídos 
para  oir,  y  no  oyen  b :  porque  son  «Mua 
rebelde. 

8  Por  tanto  td,  h^o  del  hombre,  hazte 
aparaos  de  maxvha,  y  p&rtete  de  dia 
delante  de  sus  ojos;  y  te  imsarás  de  tu 
lugar  á  otro  lugar  á  vista  de  ellos,  por 
si  tal  vez  atienden,  porque  son  casa  re- 
belde. 

4  Y  sacarás  tus  aparejos,  como  apare- 
jos de  partida,  de  dia  delante  de  sus 
o{os :  mas  tü  siúdrás  por  la  tarde  á  vista 
de  ellos,  como  quien  sale  para  partirse. 

A  Delante  de  sus  qjos  horadarás  la  pa- 
red, y  saldrás  por  ella. 

6  Delante  de  sus  ojos  lea  llevarás  sobre 
tus  hombros ;  de  noche  lot  sacarás :  cu- 
brirás tu  rostro,  y  no  mirarás  la  tierra, 
porsue  en  señal  <  te  he  dado  á  la  casa 
de  Israel. 

7  Y  yo  hice  así  como  me  fué  mandado : 
saqué  mis  ajiaratos  de  dia,  como  apara- 
tes de  partida,  y  á  la  tarde  horadé  la 
pared  á  mano ;  salí  de  noche,  y  Uevétos 
sobre  los  hombros  á  vista  de  dios. 

8  ^  Y  fué  á  mí  palabra  de  Jehová  por 
la  mañana,  diciendo : 

9  Hyo  del  hombre,  <!  no  te  han  dicho 
loe  do  la  casa  de  Israel,  aquella  casa  re- 
belde, Qué  haces'? 

10  Dííies  puee:  Así  ha  dicho  el  8efior 
Jehová :  AI  príncipe  fiic  eoiá  en  Jeru- 
salem  es  esta  profecía  <  grave,  y  á  toda 
la  casa  de  Israel  que  está  en  medio  de 
ritos. 

11  Díles:  Yo  aoy  vuestra  señal:  como 
yo  hice,  así  les  harán  á  ellos :  al  pasar  á 
otro  pais  irán  en  cautiverio. 

12  T  el  príncipe  que  está  en  medio  de 
ellos  llenuá  tu  hato  á  cuestas  de  noche, 
y  saldrá:  horadarán  la  pared  para  sacar- 


lo por  ella :  cubrtrá  su  rostro  pira  no 
ver  con  sus  ojos  la  tierra. 

13  Mas  yo  extenderé  mi  red  sobre  él/, 
y  será  preso  en  mi  malla :  y  haiélo  lle- 
var á  Babilonia,  á  tierra  de  Caldéci; 
mas  no  la  verá' ,  y  allá  morirán. 

14  Y  á  todos  los  que  estuvieren  slrede. 
dor  de  él  para  su  avuda,  y  á  todas  ras 
compaiUas  esparciré  á  todo  viento,  5 
desenvainaré  espada  en  pos  de  dios». 

16  T  sabrán  que  yo  toy  Jehová,  casado 
ios  esparciere  entre  las  gentes,  y  los 
derramare  por  la  tierra. 

16  T  haré  que  de  ellos  queden  poeos 
en  número  del  cuchillo,  y  dd  hambre, 
y  de  la  pestilencia  A,  para  que  cuenten 
todas  sus  abominaciones  entre  las  gen- 
tes  adonde  llegaren:  y  si^rán  qoe  70 
tojf  Jriiová. 

17  5  Y  fué  á  mí  palabra  de  Jefaori, 
diciendo: 

18  Hyo  del  hombre,  come  tu  pon  coa 
temblor,  y  bebe  tus  aguas  con  estrane- 
cimiento  y  con  anhelo. 

19  Y  dirás  al  pueblo  de  la  tierrs:  Aá 
ha  dicho  el  Señor  Jehová  sobre  los  mo 
radores  de  Jerusalem,  y  sobre  la  tíem 
de  Israel :  Su  pan  comerán  con  temor, 
y  con  espanto  beberán  sus  aguas;  por. 
que  su  tierra  será  asolada  de  sa  mulü- 
tud  por  la  maldad  de  todos  los  que  en 
ella  moran  t. 

80  Y  las  ciudades  habitadas  serán  aso- 
ladas, y  la  tierra  será  desierta :  y  sabráii 
que  yo  toy  Jehová. 

21  5  Y  ftaé  á  mí  palabra  de  Jdtová, 
diciendo : 

89  Hijo  del  hombre,  ¿  qué  refrán  es 
este  que  tenéis  vosotros  en  la  tiara  de 
Israel,  diciendo :  Proloncarse  han  los 
dias  ■*,  y  perecerá  toda  visión. 

83  Díies  por  tanto:  Asi  ha  dicho  el 
S«ior  Jehová:  Haré  cesar  este  refrán, 
y  no  repetirán  mas  este  dicho  en  Israri. 
Díles  pues  qut  se  han  acercado  aquellos 
dias,  y  la  oosa  de  toda  visión. 

24  Forque  no  habrá  mas  alguna  visión 
vana,  ni  habrá  adivinación  de  liioiúc 
ros»  en  medio  de  la  casi  de  Israel. 

9.<>  Poique  yo  Jehová  hablaré:  cun- 
pillase*  la  palabra  que  yo  hablare:  no 
se  dilatará  mas ;  antes  en  vuestros  dia(, 
oh  casa  rebelde,  hablaré  palabra,  y  cum- 
pltréla,  dice  el  Señor  Jehová. 

86  5  Y  fué  á  mí  palabra  de  Jdiová, 
diciendo : 

97  Hijo  del  hombre,  hé  aquí  que  loi  it 
la  casa  de  Israel  dicen :  La  visión  qne 
este  ve  es  para  muchos  dias,  y  pora  le- 
janos tiempos  profetiza  este^. 

88  Díles  por  tanto:  Así  ha  dicho  el 
Señor  Jehová:  No  se  dilatarán  mas 
todas  mis  palabras;  cumnliráse  la  F** 
labra  que  yo  hablare,  dice  el  Señor 
Jehová. 

CAPITULO  XIII. 
Contra  loe  fálaoe  profeta*  y  pn^etieaa  m* 

lieorjeaban  al  piimo  en  nw  jwceiia*,  jr  ** 

re/raian  eon  mentira»  de  dar  ateneo  á  ttl 

annmeiat  de  lo»  prufela»  oordadtro». 

YFUÉ  á  mí  palabra  de  Jdiová,  di- 
ciendo : 

8  Hijo  del  hombre,  profetiza  oooO»  los 
profetas  de  Israel  que  profetizan, y diá 
los  que  profetizan  de  su  corazón*:  Oid 
palabra  de  Jehová : 

8  Así  ha  dicho  el  Seflor  Jdiová:  ¡-^7 
de  los  profetas  insensatos,  qne  andan  en 
pos  de  su  propio  espfrltu,  y  nada  rieron ! 

4  Como  zorras  en  los  désicttos  faena 
tus  profetas,  oh  Israel. 

A  No  habéis  subido  á  los  poitiltosi,  ni 
echastds  vallado  en  la  casa  de  Israd 
estando  en  la  batalla  en  d  día  de  Je- 
hová. I 


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rSd.  107.1 


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EZBQCim,XIV. 


í  Y  fúü  ¿  mí  p«Ua  dH  JrfwTá,  di. 


A.  a  694. 


EZEQÜIEL,  IV,  XVL 


ACM 


"LoT.ae.26. 

•  Soph.  1. 8. 
•28«.24.15. 


P  ver.  14. 


9  Cap.  5. 17. 
y  «(.37. 


•■  Dea.  8. 2. 
Da.  9.  7. 


•Salsas, 

Ii.  5. 2,  7. 
Jer.  2. 21. 
Oa.  10. 1. 


&  Cap.  14. 8. 
«  U  24. 18. 


librarán ;  ellos  solos  aerin  librea,  j  la 
tierra  será  asolada. 

17  O  ai  JO  trajere  espada  sobre  la  ti- 
erra"*, y  d^ere:  Espalda,  pasa  por  la 
tierra ;  é  hiciere  talar  de  ella  hombres 
y  bestúis»; 

18  Y  estos  tres  varones  estuvieren  en 
medio  de  ella,  vivo  yo,  dice  el  Seitor 
Jehova,  no  librar&n  sus  h^os  ni  sus  hi- 
jas :  ellos  solos  serán  libres. 

19  O  si  pestilencia*  enviare  sobre  esa 
tierra,  y  derramare  mi  ira  sobre  ella 
en  sangre,  para  talar  de  ella  hombres  y 
bestias; 

80  Y  estuvieren  en  medio  de  ella  Noé, 
y  Daniel,  y  Job,  vivo  yo,  dice  el  Señor 
Jehová,  no  librarán  hijo  ni  hija :  ellos 
por  su  justicia/  librarán  su  vida. 

21  Por  lo  cual  así  ha  dicho  el  Señor 
Jdiová :  ¿  Cuanto  mas  si  mis  cuatro 
malos  Juicios  f.  Espada,  y  hambre,  y 
mala  bestia,  y  pestilencia,  enviare  con- 
tra Jerusalem,  para  talar  de  ella  hom- 
bres y  bestias  ? 

82  iiin  embargo  hé  aquí  quedarán  en 
ella  algunos  residuos,  hUos  é  hijas,  que 
serán  llevados  fuera :  he  a^uí  que  ellos 
entrarán  á  vosotros,  y  veréis  su  camino 
y  sus  hedtos;  y  tomaréis  consolación 
del  mal  que  hice  venir  sobre  Jerusa- 
lem, de  todas  las  cosas  que  traje  sobre 
ella. 

83  Y  consolaros  han  cuando  viereis  su 
camino  y  sus  hechos:  y  conoceréis  que 
no  sin  causar  hice  todo  lo  que  habré 
hecho  en  ella,  dice  el  Señor  Jehová. 

CAPITULO  XV. 
Baio  ta  $em^aitta  dtl  sarmiento  cortado  d» 
la  viH,  f iM  telo  Hrv«  para  d  /utgo,  mues- 
tra IHos  al  profeta  la  destnteeion  de  Jeru- 
salem por  eauea  de  tus  prevarieaeionet. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  Jehová,  di- 
ciendo : 
8  Hijo  del  hombre,  ¿  qué  es  el  palo  de 
la  vid*  mas  que  todo  pato  ?  i  qué  es  el 
sarmiento  entre  los  maderos  del  bos- 
que? 

3  ¿  Tomarán  de  él  madera  para  hacer 
alguna  obra  ?  i  Tomarán  de  éi  una  es- 
taca para  colgar  de  ella  algún  vaso  ? 

4  Hé  aquí  que  es  puesto  en  el  fti^^ 
para  ser  consumido ;  sus  dos  cabos  con- 
sumió el  niego,  y  la  parte  del  medio 
se  quemó:  ¿aprovechará  para  alguna 
obra? 

6  Hé  aquí  que  cuando  estaba  entero, 
no  era  para  obra  alguna :  ¿  cuanto  me- 
nos después  que  el  fuego  lo  hubiere  con- 
sumido, y  fuere  quenoado  ?  ¿  será  mas 
para  alguna  obra  ? 

6  Por  tanto  así  ha  dicho  el  Señor  Je- 
hová :  Como  el  palo  de  la  vid  entre  los 
maderos  del  bosque,  el  cual  di  al  fuego 
para  que  lo  consuma,  así  haré  á  los  mo- 
radores de  Jerusalem. 

7  Y  pendré  mi  rostro  contra  ellos  b: 
de  un  fií^o  salieron,  y  otro  fuego  los 
consumirá  <r:  y  sabréis  que  yo  «oty  Je- 
hová, cuando  pusiere  mi  rostro  contra 
ellos. 

8  Y  tomaré  la  tierra  en  asolamiento, 
por  cuanto  cometieron  prevaricación, 
dice  el  Señor  Jehová. 

CAPITULO  xvr. 

Jerusalem,  ensaltada  i  grande  gloria  por 
JMos,  se  haee  «new  pérfida  y  oiomitiaLle 
^ue  Bamaria  y  Bodomat  por  lo  fUe  será 
asolada  y  kema  el  eseanto  de  liú  nacio- 
nes. Can  todo  promete  el  Beiior  usar  fine» 
vamenle  con  eUa  de  miserieordia,  w  eela- 
bleeer  «oh  los  residuos  de  su  puMo  una 
aUanta  eterna, 

YFUÉ  á  mi  palabra  de  Jehová,  di- 
ciendo: 


8  Hijo  del  hombre,  notifica  á  Jenut- 
lem  sus  abominaciones*, 

8  Y  di :  Así  ha  dicho  el  Señor  Játnk 
sobre  Jerusalem :  Tu  habttaóon,  5  ta 
nxAffiíé  de  la  tierra  de  Oanaan ;  tu  pa- 
dre, Amorréo,  y  tu  madre  Hethéak. 

4  Y  cuanto  á  tu  nacimiento:  El  día 
que  naciste,  no  fué  cortado  tu  ombligo, 
ni  fuiste  lavada  con  aguas  para  atempe- 
rarte, ni  salada  con  sal,  ni  fuiste  envu- 
elta con  fB^as. 

5  No  hubo  ojo  que  se  compadecSeie  de 
tí,  para  hacerte  algo  de  esto,  teniendo 
de  ti  misericordia ;  sino  que  ftiiste  echa- 
da sobre  la  haz  del  oampo,  con  menos- 
precio de  tu  vida,  en  el  ola  que  nadite. 

O  Y  yo  pasé  junto  á  tí,  y  te  vi  sucia  en 
tus  sangres,  y  d^ete:  £n  tus  nngtes 
"vivirás ;  viviras,  díjete,  en  tus  taogrei. 

7  En  millares  c,  como  la  yerba  del 
campo  te  puse,  y  fuiste  aumentada  j 
engrandecida,  y  viniste  á  ser  adornada 
grandemente:  los  pechos  te  crecieron', 
y  tu  pelo  brotó ;  mas  tü  ettabat  desnuda 
y  descubierta. 

8  Y  pasé  yo  junto  á  tí,  y  miréte :  y  hé 
aquí  que  tu  tiempo  era  tiempo  de  anw- 
rea ;  y  extendí  mi  manto  sobre  tí,  j  cu- 
brí tu  desnudez ;  y  dite  juramento,  y 
entré  en  concierto  contigo*,  dice  el  Se- 
ñor Jehová,  y  fuiste  mia/. 

9  T  te  lavé  con  aguas,  y  lavé  tus 
sangres  de  encima  de  tí,  y  ungíte  con 
aceite;. 

10  Y  te  vestí  de  bordado,  y  te  calcé  de 
piel  de  tcgon,  y  ceñite  de  lino,  y  te  vestí 
de  seda. 

11  Y  te  atavié  con  omameiüos,  y  pnie 

S 'oreas  en  tus  brazos,  y  collar  á  tu  cu- 
lo. 

12  Y  puse  joyas  sobre  tus  narices  i,  y 
zarcillos  en  tus  or^as,  y  diadema  de 
hermosura  en  ta.  cabeza. 

13  Y  fuiste  adornada  de  oro  y  de  plata, 
y  tu  vestido  fué  lino,  y  seda,  y  bordado: 
comiste  flor  de  harina  de  trigo,  y  miel  7 
aceite',  y  fiíiste  hermoseada  en  eztie 
mo,  y  has  prosperado  hasta  reinar. 

14  Y  salióte  Hombradía  entre  las  geu' 
tes  á  causa  de  tu  hermosura ;  poique  era 
petfectafc,  á  causa  de  mi  hermosura  que 
yo  puse  sobre  lí,  dice  el  Señor  Jehová. 

16  5  Mas  confiaste  en  tu  hermosura, 
y  fornicaste'  á  causa  de  tu  norobradía, 
y  derramaste  tus  fornicaciones  á  cuantos 
pasaron ;  suya  eras. 

16  Y  tomaste  de  tus  vestidos,  é  hicís 
tete  diversos  altos  lugares,  y  fornicaste 
en  ellos :  no  vendrá,  ni  será  oa«a  terne- 
Jante. 

17  Tomaste  asimismo  los  vasos  de  tn 
hermosura  de  mi  oro,  y  de  mi  plata, 
que  yo  te  habia  dado,  é  hicístete  imá 
genes  de  hombre,  y  fornicaste  con  ellas : 

18  Y  tomaste  tus  vestidos  de  divenos 
colores,  y  cubrístelas;  y  mi  aceite,  y  mi 
perfume  pusiste  delante  de  ellas. 

19  Mi  pan  también,  que  yo  te  bahia 
dado,  la  flor  de  la  harina,  y  el  aceite,  y 
la  miel,  con  que  yo  te  mantuve,  pusiste 
delante  de  ellas  para  olor  suave :  y  fué 
asi,  dice  el  Señor  Jehová. 

90  Demás  de  esto  tomaste  tus  hl^  7 
tus  hijas,  que  me  hablas  engendrado, 
y  los  sacrificaste  á  ellas  para  consuma- 
ción M.  ¿Es  poco  etto  de  tus  fornica- 
ciones ? 

21  Y  sacrificaste  nüs  hijos,  y  dístelas 
á  ellas  para  que  los  hiciesen  paaai  ff 
elfu^on,  I 

&  Y  con  todas  tus  abominaciones  y 
tus  fornicaciones  no  te  has  acoiidailo  de 
loa  días  de  tu  mocedad,  coando  estabas 
desnuda  y  descubierta,  emanda  atalws 
envuelta  en  tus  aangret. 


•ka.1. 


Ladr.SH. 


IBUUUIKÍ4  IVt 


Aa*.M4 


de  teda  «■  mal- 
dioe  el  8e&o*  Je- 


98  Tlbá  qne 
dad,  (aj!  aj  de 

S4  Edlficástete  aHe,  j  te  hioirte  tíua» 
m  tdda»  las  plaza». 

9»  En  toda  cabeza  de  eamiao  edJftcaiAi 
tv  altar,  j  temaste  ebominable  tn  her- 
mocara,  j  abtitte  tua  piernas  á  cuantos 
pasaban,  j  nmlliplioaate  Ma  famicad- 
odes» 

96  Y  fbmiewte  oon  le*  hljoe  de  Bf^pte 
tns  vecinos  P,  de  grandes  carnes ;  j  au- 
mentaste tos  finmicMdonas  paa«  eno* 
jarme. 

97  Por  tanto  hé  aqui  fuc  90  «atendí 
sobie  ti  mi  mano,  y  dtaminui  tn  proTl. 
sfam  ordinaria,  j  te  entrenó  á  la  Tolim. 
tad  de  las  hijas  de  los  Philistéosf  que  te 
abon«ebn,  1¿  cuales  se  aTergttenam  de 
tu  camino  Ma  deshonesto. 

18  Fornicaste  también  oon  les  hijos  de 
üssoT'' por  no  haberte  hartado;  yibmi' 
caste  con  elloa,  y  tampooo  te  hartaste. 

8B  Multiplicaste  asimismo  tu  fbmioa- 
don  en  la  tftetta  de  Canaan  y  de  los 
Oaldóoe:  ni  tampoco  con  esto  te  har< 
tosté. 

80  [Ooan  bwonstante  es  tu  coraien, 
dice  «A  SeUor  Jehová,  habiendo  hecho 
todas  estas  cosas,  obras  de  una  poderosa 
ramera', 

81  E<flficando  tus  altares  en  oabeta  de 
todo  camino,  7  hadcakle  tns  altares  en 
todas  las  plazas!  Y  no  Aliste  semc;}ante 
á  ramera  menospreciando  el  salario ; 

88  Simo  como  mv^  adultera,  qm  en 
lugar  de  su  marido  recibe  á  ágenos. 

88  A  todas  las  rameras  dan  dones; 
aun  td  diste  tos  dones  4  todos  tus  ena- 
morados', y  les  diste  presentes,  porque 
entrasen  4  ti  de  todas  partes,  por  tus 
fornicaciones. 

84  Y  ha  sido  ett  tí  ál  eotitrarlo  de  las 
mujeres  en  tus  fbmleaelones,  id  nunoa 
después  de  ti  «erd  «f  fornicado :  porqne 
«B  dar  td  dones,  y  no  ser  dados  doúes  á 
ti,  ha  sido  al  contrario. 

85  ^  Por  tanto,  ramera,  oye  palabcu 
de  Jehorá: 

86  Así  ba  dicho  el  Sefior  Jefaori :  Por 
cuanto  han  sido  deicubiertas  tus  ver- 
gttenxas,  y  tn  oonflislob  ha  sido  mani- 
wstada  á  tns  enamorados  en  tns  fbmi- 
cacionss,  y  á  los  ídolos  de  tus  abomina» 
eioncs,  y  en  bi  uaagft  de  tus  hijos,  los 
cuales  les  diste»; 

87  Por  tanto  hé  aquí  que  yo  Junto  to- 
dos tus  enamorados,  con  los  cuales  to- 
maste placer,  y  todos  los  que  amaste, 
con  todos  los  que  abonedste ;  y  reuni- 
rélos  oontn  ti  al  rededor,  y  deseobriré- 
les  tn  Tergttenaa*,  y  Terfta  toda  tu  tor- 
pean. 

88  Y  yo  te  Juagaré  perlas  kyct  de  las 
adúlteras  ',  y  de  las  que  derraman  san- 
gre; y»  te  daré  en  sangre  de  ira  y  de 
ztío. 

80  T  te  entregaré  en  mano  de  ellos,  y 
destruirán  tu  atto«,  y  denfbaián  tus 
altases ;  y  te  harán  desnudar  de  tus  ro- 
pask,  y  se  nevarán  les  vasos  de  tu  gloria, 
y  te  d^arán  desnuda  y  descubierta. 

40  Y  harán  subir  contra  tí  reunión  de 
g«tue,  y  te  apedrearán  con  piedite»  y  te 
acravesaráa  con  sus  espadas. 

41  Y  quemaráua  tu»  casas  4  ftiegoe,  y 
harán  ea  tí  Juidos  4  ojos  de  muchas 
orn^MM':  y  haoefte  he  cesar  de  ser 
ramera,  ni  tampoco  davÉa  mas  don. 

41  Y  haré  reposar  nd  ira  sotare  ti,  y 
aportatáae  de  tí  mi  aelo,  y  descansaré 
de  mas  enojarme. 

48  Por  cuanto  no  te  acordaste  de  los 
dina  de  tu  mocedad*,  y  me  provocaste 
4'iim  cv  tede  este,  por  eso  né  aquí  yo 


tamMen  he  tonedd  tu  ctíañAo  sobré  tu 
eabeao/,  dioe  el  Stefior  Jehofá ;  pueff  ni 
aun  has  pensado  sobre  todaá  tuM  abbnd- 
naciones. 

44  q[  Hé  aquí  que  tod»  j^nyvetUaCá 
har4detf  proverbio  cttciend»:  Ooino  la 
madre,  tal  m  h<Ja. 

46  H^a  die  tú  madre  eru  tú,  que  dete- 
dhd  4  su  marido  y  4  sus  hijos ;  y  herma- 
na de  tus  hermanas  eru  tii,  que  des- 
echaron 4  sus  Aaiidos  y  4  sufl  hjjos. 
Vuestra  madre  /«á  Hetéa,  y  vuestro 
padre  Amorraos. 

48  Y  tu  hermana  iHayoT  u  Samaila, 
con  sus  h^)as,  la  cual  habita  4  tu  mano 
isquieida :  y  tu  hermana'  la  menor  que 
td  c«  Sodoma,  con  sus  h^asA,  la  cual 
haUta  4  tu  mano  derecha. 

47  Y  aun  no  anduviste  en  sus  caminos, 
ni  hidste  según  sus  abominaciones,  co- 
mo ei  ei^  fuera  poco  y  muy  poco ;  totes 
te  corrompiste  mas  que  ellas  en  todos 
tus  caminos'. 

48  Yivo  yo,  dice  el  Sefior  Jehov4,  So- 
doma  tu  hermana,  con  sus  l^Jas,  no  ha 
hecho  como  hiciste  td,v  tus  tdJasA. 

40  Ré  aqui  que  esta  nié  la  maldad  de 
Sodoma  tu  hermana :  sobetbia,  hartura 
de  pati  i,  y  abnndjoicia  de  ociosidad  tuvo 
ella,  y  sus  hijas ;  y  no  corroboré  la  mano 
dd  afligido  y  del  menesterosa 

AO  Y  ensoberbeciéronse**,  é  hicieron 
abominación  delante  de  mí,  y  quitfflas* 
como  vi  dtbia  ser, 

01  Y  fiamaria  no  oometid  ianto  como 
la  mitad  de  tus  pecados:  norque  td 
multiplicaste  tus  abominaciones  mas 
qne  ellas,  y  has  Justificado  •  4  tus  her- 
manas con  todas  tus  abominadones  que 
hiciste. 

68  Td  también  pueri*,  que  Juxgaste  4 
tus  hermanas,  llev4  tu  vergüenza  en  tus 
pecados  que  hiciste  mas  abominables 
que  días :  mas  Justas  son  que  td:  aver- 
güénzate pues  tü  también,  y  lleva  tu 
confusión,  pues  que  has  Justificado  4 
tus  hermanas. 

68  Yo  pues  haré  tomar  sus  cautivos  1, 
los  eautlTOs  de  Sodoma  y  de  sus  hUas,  y 
los  cautivos  de  Samarla  y  dé  sus  h^)a8,  y 
los  cautivos  de  tus  cautiverios  entre  ellas, 

64  PaiV  que  td  lleves  tu  conftision,  y 
te  avetgfienxes  de  todo  lo  que  has  hecho, 
dendoles  td  motivo  de  consuelo. 

66  Y  tus  hermanas  Sodoma,  con  sus 
h^as,  y  Samarla,  oon  sus  hijas,  volverán 
4  su  primer  estado:  tü  también  y  tus 
hita»  voWeréIs  4  vuestro  primer  estado. 

66  Sodoma,  tU  hermana,  no  ftié  nom- 
brada en  tu  boca*'  en  d  tiempo  de  tus 
soberUasj 

67  Antes  que  tu  maldad  se  descubriese, 
oomofiíé  en  d  tiempo  de  la  vetsUenca 
de  las  hijas  de  8farla«,  y  de  todas  las 
hijas  de  Iba  Phillstéos'  al  rededor,  que 
te  menosprecian  en  contomo. 

68  Td  has  llevado  tu  enormidad  y  tus 
abominadones*,  dice  Jehová. 

60  ^  Empero  así  ha  dicho  d  Sefior 
Jehová:  ¿Haré  yo  contigo  como  td  hi- 
ciste, que  menoCpredaste  d  Juramento 
pon  invalidar  el  pacto*  ? 

60  Antes  yo  tendré  memoria  de  mi 
poctoy,  que  concerté  contigo  en  los  dias 
de  tu  mocedad,  y  te  confirmaré  un  pac- 
to aerapitertio  '. 

01  Y  acordarte  has  de  tus  caminos,  y 
te  avergonzarás*,  cuando  recibirás  4 
tus  hermanas  las  mayores  qne  td,  con 
las  menores  que  td,  las  cuales  yo  te 
daré  por  h^as»  ;  mas  no  por  tu  pacto. 

8B  Y  oonflrtnaré  mi  puto  contigo,  y 
sabias  qne  yo  «sy  Jdiov4: 

88  Para  que  te  aenerdes,  y  te  aver- 
gttenoes,  y  nunca  mas  abras  la  boca  4 

Xi 


/Oani«.10. 
ylL91. 


r.S. 


<SBa!y.SI.9. 


«M»tl0.1«. 
7U.94. 

/Osa.  18. 10, 
18. 
Dsv.SS.16. 

•»  Fra.16.18. 
y  18.18. 

«Gea.19.94. 
Jer.aO.U. 


•Jer.S.11. 


'80.1.88. 
78.1.10. 


9Jer.48.47. 
7  40.8». 


''IS.6S.& 

labl&lL 


«aCr.SSJS. 
IílO.  U. 

•Cspy8B.4». 
vsr,  8. 

11,  iV. 

'BWL». 
13.  IS. 
yBdJM.46. 

«te. 

788.40. 
Os.  8.18. 

•Cap.  90.48. 
h  Is.  64. 1. 

8hl.87.4,8. 

aa.4.98k 

•ts. 


A.acir.i94. 


EZEQUIEL»  XVII,  XVIII. 


A.adt.iM. 


•0I.8.L 


12. 


•  Ap.  1&  IL 


tf  TCT.  15. 


•Cap.  19. 12. 
Oi.U.15. 


11,17. 
«SCr.8«.U. 


&2Rey.a4. 

20. 

<Is.  81.1,8. 
AT«r.  9. 


I0»p.ia.l8. 
Jar.  82.11. 


■»Jer.  87.T. 

»  Okp.  4.  2. 

Jer.  £2. 4. 


oann  de  tu  TergOensa,  cuando  me  a- 
placiure  paxa  contigo  de  todo  lo  que  hi> 
dste,  dice  el  SeiVor  JehoTá. 

CAPITULO  XVII. 
Pop  «mM»  dt  tma  parébola  reprtMnía  ti  pro- 
/<<»  por  nuMdtulA  <U  Dio$  la  nbtlioH  lU 
rey  BedediUu  eotiira  Nálmeoitmotor,  tu 
eatUifo,  y  nrfna  cM  Miado;  dmm  ftromttí- 
•ndo  denuet  la  réttauraeúm  dd  reino  «« 
OrUto. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  JéhoTá,  di> 
oiendo : 
2  Hyo  del  hombre,  propon  una  figura, 

Í  compon  una  paiíoola  &  la  cau  de 
•rael; 

8  Y  dirás:  Así  ha  dicho  el  Sefior  Je- 
hov¿ :  Una  grande  &gulla  •,  de  grandes 
alas,  y  de  largos  miembros,  llena  de 

Caaa  de  diversos  colores,  vino  al  Lí- 
o,  j  tomó  el  cogollo  del  cedro  ^ ; 

4  Arrancó  el  prmoipai  de  sus  renue* 
vos,  y  llevólo  á  la  tierra  de  mercaderes, 
y  plisólo  en  la  ciudad  de  los  negocian- 
tese. 

6  Tomó  también  de  la  simiente  de  la 
tierra,  y  pdsola  en  un  campo  bueno  pa- 
ra sembrar;  plantóla  junto  á  grandes 
aguas,  plisóla  como  un  sauce. 

6  Y  brotó,  é  hizose  una  vid  de  mucha 
rama,  baja  de  estatura,  que  sus  ramas 
la  miraban,  y  sus  raices  estaban  debido 
de  ella :  asi  que  se  hizo  una  vid,  y  arrojó 
sarmientos,  y  echó  mugrones. 

7  Y  flié  otra  grande  águila,  de  grandes 
aUs,  y  de  mucha»  plumas:  y  hé  aqui 
que  esta  vid  Juntó  cerca  de  ella  sus 
raices  <<,  y  extendió  hAcia  ella  sus  ramos, 

Sara  ser  regada  de  ella  por  ios  surcos 
e  su  plantío. 

8  En  un  buen  campo  junto  &  muchas 
aguas  fué  plantada,  para  que  hiciese 
ramos,  y  llevase  fruto,  y  para  que  fuese 
vid  robusta. 

9  Di :  Así  ha  dicho  el  Sefior  JehovA : 
¿  Será  prosperada  ?  <>  No  arrancará  sus 
raices,  y  destruirá  su  fruto,  y  secaráse  ? 
Todas  las  hojas  de  su  lozanía  secará,  y 
no  con  gran  brazo  ni  con  mucha  gente, 
arrancándola  de  sus  raices. 

10  Y  hé  aquí  que  plantada  está  ella : 
i  será  prosperada  ?  ¿  No  se  secará  del 
todo  cuando  el  viento  solano  la  toc&re«  ? 
Bn  los  surcos  de  donde  m^re  su  verdor 

11  5  Y'ftié  á  mi  paUbra  de  Jehová, 
diciendo : 

12  Di  ahora  á  la  casa  rebelde :  ¿  No 
habéis  entendido  qué  significan  estas 
cosas?  Diles:  Hé  aquí  que  el  rey  de 
Babilonia  vino  á  Jerusalem,  y  tomó  tu 
rey,  y  sus  principes,  y  llevólos  consigo 
á  Babilonia/. 

18  Tomó  también  de  la  simiente  del 
reino,  é  hizo  con  él  alianza,  y  trájole  á 
Juramento;:  y  tomó  los  fuertes  de  la 
tierra, 

14  Para  que  el  reino  fuese  abatido,  y 
no  ae  levantase,  sino  que  guardase  su 
alianza,  y  estuviese  en  ella. 

15  Rebelóse  empero  contra  él^  envi- 
ando sus  emb^adores  á  Egipto  •',  para 
que  le  diese  caballos  y  mucha  gente. 
¿  Será  proqiierado,  escapará  Ic  el  que  es- 
tas cosas  mzo  ?  ¿  Y  el  que  rompió  la 
alianza,  podrá  huir  ? 

16  Vivo  yo,  dice  el  Sefior  Jehová,  que 
morirá'  en  medio  de  Babilonia,  en  el 
lugar  del  rey  que  le  hizo  reinar,  cuyo 
Juramento  menospreció,  y  cuya  alianza 
con  él  hecha  rompió. 

17  Y  no  con  grande  ejército,  ni  con 
mucha  compafna,  hará  con  él  Fharaon 
en  la  batalla"»,  cuando  funden  baluarte 
y  edifiquen  bastiones"  para  cortar  mu- 
chas vidas. 


18  Pues  menospreció  el  Juramento  pa- 
ra invalidar  el  concierto,  cuando  bé  ^ul 
que  había  dado  su  mano«,  é  hizo  todas 
estas  cosas,  no  escapará. 

19  Por  tanto  así  ha  dicho  el  ScAor 
Jehová :  Vivo  yo,  que  el  Juramento  mió 
que  menospreció,  y  mi  concierto  que  ha 
Invalidado,  tomaré  sobre  su  cabeza. 

90  Y  extenderé  sobre  él^  mi  red,  t 
será  preso  en  mi  malla;  y  hsoerlo  be 
venir  á  Babilonia,  j  allí  estaré  á  jairio 
eon  a  por  su  prevaxioacion  con  que  con- 
tra mi  ae  ha  rebelado. 

SI  Y  todos  sus  fugitivos  con  todos  sus 
escuadrones  caerán  á  cuchillo;  y  Vm 
que  quedaren,  seián  esparcidos  á  todo 
viento :  y  sabréis  que  yo  Jehová  he  bs* 
blado. 

22  Y  Asi  ha  dicho,  el  Sefior  Idiorá 
Y  tomaré  yo  del  c(^llo  de  aquel  sito 
oedro,  y  pondrélo :  &l  principal  de  nt 
renuevos  v  eortaré  un  tallo,  y  plantsiio 
he.  yo  sobre  el  monte  alto  y  sublime  r; 

28  En  el  monte  alto  de  Israel  lo  plan- 
taré, y  alzará  ramoa,  y  llevará  fruto,  j 
haráse  magnifico  cedro :  y  habitarán  de- 
bajo de  él  todas  las  aves*,  toda  cosa qae 
vuela  habitará  á  la  aombra  de  sos  nunos. 

84  Y  sabrán  todos  los  árboles  del  cam 
po  que  yo  Jehová  abatí  el  árbol  sublime, 
levanté  el  árbol  bajo ',  hice  secar  d  ár- 
bol verde,  é  hice  reverdecer  el  árbol 
seco.   Yo  Jehová  hablé,  é  hloe. 

CAPITULO  XVIIL 
Vedara  ti  proftla  que  Dio*  Jntfa  i  Mm  aa 
justicia :  4¡ut  ttfKos  al  que  yermvera  m  «• 
peeadat,  6  intita  los  de  su*  fsérm,  ff"* 
contrario,  que  perdona  *  ¡os  que  és  earana 
te  convierten.  Eskorta  ol  pueblo  al  an*- 
penUmiento. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  Jehová,  di 
ciendo : 

9  ¿  Qué  pensáis  vosotros,  vosotros  que 
usáis  este  refVan  sobre  la  tierra  de  u- 
rad,  diciendo :  Los  padres  comierao  el 
agraz,  y  los  dientes  de  los  hijos  tienen 
la  dentera*? 

8  Vivo  yo,  dice  el  Sefior  Jehová,  que 
nunca  mas  tendréis  porque  usar  este  re- 
frán en  Israel. 

4  Hé  aqui  que  todas  las  almas  wn 


mias;  como  el  alma 


del  padre,  ad  tí 
;  el  alma  que  pe- 


fuere  Justo,  é 


alma  del  h^o  es 
cáre,  esa  morirá. 

6  5  V  el  hombre  que 
hiciere  juicio  y  justicia, 

6  Que  no  comiore  sobre  los  moaCcsk, 
ni  alzare  sus  ojos  á  los  ídolos  de  la  oasa 
de  Israel,  ni  violare  la  mi^er  de  nr 
pr<!^imoe,  ni  llegare  á  la  miO<r  mens 
truosarf, 

7  Ni  oprimiere  4  ninguno* ;  al  deudor 
tomare  su  prenda/,  no  comeUere  robof, 
diere  de  su  pan  al  hambriento*,  y  cu- 
briere al  desnudo  con  vestido ; 

8  No  diere  á  logro*,  ni  redbieR  mai 
de  lo  que  hubiere  dado ;  de  la  maldad  te- 
tr^iere  su  mano,  é  hiciere  Juicio  de  ver- 
dad entre  hombre  y  hombre  * ; 

9  Ai  en  mis  oroenanzas  caminal»,  J 
guardare  mis  derecho*  para  haeer  mtu» 
verdad,  este  es  justo :  este  vivirá,  dice 
el  Sefior  Jétuiyk. 

10  5  Mas  si  engendrare  h^o  ladno, 
derramador  de  aaagre,  ó  que  haga  al- 
guna cosa  de  eataa, 

11  Y  que  no  haga  las  demás ;  áates 
comiere  sobre  los  maníes,  ó  violare  la 
mujer  de  su  pei^mo, 

18  Al  pobre  y  menesteroso  opetanoví 
cometiere  robos,  no  tomare  1*  j**'f*' 
ó  alzare  sus  qjos  á  los  Ídolos,  *  Waa* 
aboniinaolon, 

13  Diere  á  usura,  y  recibiere  mas  ásiU 
préstate;  ¿vivliA este?  No  viviná.  Te- 


•Cdr.  M4k 


BZBQUIEL»  XIX,  XX. 


A.aoir.l«Í. 


On.33.4. 
iid.18.6. 


das  cetas  tíwmlnactonet  hico ;  de  cierto 
moriri ;  su  sangre  será  sobre  ül  <. 

14  5  Pcto  •!  engeodxáre  h^o,  el  caal 
viere  todos  tos  pecados  que  su  podre  hi- 
zo, j  Tiéndelos  no  hiciere  según  ellos : 

15  No  comiere  sobre  los  montes,  ni 
álzÉie  SQS  ojos  á  los  Ídolos  de  la  casa 
de  Israel ;  la  mi^  de  su  pri!|}lino  no 
Tiolire, 

16  Ni  oprimiere  á  nadie ;  la  prenda  no 
empeñare,  ni  cometiere  robos ;  al  ham- 
briento diere  de  su  pan,  y  cubriere  de 
vestido  al  desnudo ; 

17  Apartare  su  mano  áe  la  opresión  del 
pobre,  asura  ni  mas  de  lo  que  dio  no  re- 
cibiere ;  ai  hiciere  $^(vn  mis  derechos, 
y  anduviere  en  mis  ordenanzas ;  este  no 
morirá  por  la  maldad  de  su  padre,  de 
cinto  vivirá. 

18  8a  padre,  por  cuanto  hizo  agravio, 
despqjó  violentamente  al  hermano,  é  hi- 
zo en  medio  de  su  puettlo  lo  que  no  es 
bueno,  hé  aquí  que  él  morirá  por  su 
maldad. 

10  t  Y  si  dijereis :  (>  Por  qué  él  hUo 
no  llevará  por  el  pecado  de  su  padre  ? 
Ponqué  el  nj^o  hizo  juicio  y  justicia, 
guardé  todas  mis  orden'mzaB,  é  hizo 
iqfim  ellas,  de  cierto  vivirá. 

90  El  alma  que  pecare,  esa  morirá: 
el  hijo  no  llevará  por  el  pecado  del 
padre,  ni  el  padre  llevará  por  d  pecado 
ael  hijo"»:  ja  Justicia  del  Justo  será 
sobre  él,  y  la  impiedad  del  implo  será 
(Obre  él. 

81  Mas  el  impío,  si  se  apartare  de  to- 
dos tus  pecados  que  hizo,  y  guardare 
todas  mis  ordenanzas,  é  hiciere  Juicio  y 
justicia,  de  cierto  vivirá ;  no  morirá  <*. 

22  Todas  sus  rebeliones  que  cometió, 
no  le  serán  recordadas :  en  su  justicia 
que  hizo  vivirá*. 

23  ¿  Quiero  yo  la  muerte  del  impíos  ? 
dice  el  8efior  Jehová-  ¿  No  vivirá,  si 
w  apartare  de  sus  caminos  ? 

24  Mas  si  el  justo  se  apartare  de  su 
justicia,  y  cometiere  maldad,  é  hiciere 
confbrme  á  todas  las  abominaciones  que 
el  impío  hizo,  i  vivirá  él  ?  Todas  las 
justicias  que  hizo  no  vendrán  en  me- 
moria: por  su  rebelión  con  que  preva- 
licé,  y  por  su  pecado  que  cometió,  por 
ello  morirá. 

25  Y  si  dilereis.  No  es  derecho  v  el  ca- 
mino del  Seilor,  Oid  ahora,  casa  de  Is- 
rael :  ¿  No  es  derecho  mi  camino  ?  ¿  No 
(on  ámtet  vuestros  caminos  torcidos  ? 

26  Apartándose  el  justo  de  su  Justicia, 
j  haciendo  iniquidad,  él  morirá  por  ello, 
por  su  iniquidad  que  hizo  morirá. 

27  Y  apartándose  el  impío  de  su  Im- 
piedad que  hizo,  y  haciendo  Juicio  y 
justicia.  Dará  vivir  su  alma. 

28  Porque  miró,  y  apartóse  de  todas 
sus  prevaricaciones  que  hizo,  de  cierto 
vivirá,  no  morirá. 

29  Si  aun  dijeren  loe  de  la  casa  de  Is- 
rael, No  es  derecho  el  camino  del  Se- 
ñor r ;  ¿  No  son  derechos  mis  caminos, 
casa  de  Israel  ?  Cierto  Tuestros  cami- 
nos no  son  derechos. 

30  ^  Por  tanto  yo  os  Juzgaré  4  eada 
uno  según  sus  caminos,  oh  casa  de  Is- 
rael, dice  el  Señor  Jehová.  Convertios 
y  haced  convertir  de  todas  vuestras  ini- 
quidades ;  y  no  os  será  la  Iniquidad 
causa  de  mina. 

31  Echad  de  vosotros  todas  vuestras 
iniquidades  con  que  habéis  prevarica- 
do; y  haceos  corazón  nuevo  y  espíritu 
nuevo'.  ¿T  por  qué  moriréis,  casa  de 
Israel? 

32  Que  no  quiero  la  muerte  del  que 
muere,  dice  el  SeDor  Jehová :  conver- 
tios pues,  y  viviréis. 


CAPITULO  XIX. 

SI  fnffela  en  ««  eántieo  Ugubre  rtjirsMala, 
b^/B  la  figura  de  los  leonülloe,  loe  petadoe 
y  eartigoM  de  loe  reyee  de  Jwlá;  y  bttío  et 
eímbalo  de  mna  viHa  llora  loe  eulamiaudee 
de  Jeruealem. 

YTíS  levanta  etia  endecha  sobre  los 
príncipes  de  Israel, 
2  T  dirás :   ¿Cómo  se  echó  entre  los 
leones  tu  madre  la  leona  ?    Entre  los 
leonclllos  crió  sus  cachorros. 

8  £  hizo  subir  uno  *  de  sus  cachorros : 
vino  á  ser  leoncillo,  y  aprendió  á  pren- 
der presa,  y  á  devorar  hombres. 

4  Y  las  gentes  oyeron  de  él:  fué  to- 
mado con  et  lazo  de  ellas,  y  lleváronlo 
con  grillos  á  la  tierra  de  Egipto. 

5  Y  viendo  ella  que  habla  esperado 
mucho  tiem|io,  y  que  se  perdía  su  es- 
peranza, tomó  otro  de  sos  cadiorros,  y 
pdsolo  por  leoncillo. 

6  Y  él  andaba  entre  los  leones ;  hízose 
leoncillo,  aprendió  á  hacer  presa,  devoró 
hombres. 

7  Y  conoció  sus  viudas,  y  asoló  sus 
ciudades ;  y  la  tierra  fiíé  asolada,  y  su 
abundancia,  á  la  voz  de  su  bramido. 

8  Y  dieron  sobre  él  las  gentes  de  las 
provincias  de  al  rededor,  y  extendieron 
sobre  él  su  red :  taé  preso  en  su  hoyo  h, 

9  Y  pusiéronlo  en  cárcel  con  cadenas, 
y  lleváronlo  al  rey  de  Babilonia :  meti- 
éronlo en  fortalezas,  para  que  su  voz  no 
se  oyese  mas  sobre  los  montes  de  Israel. 

10  Tu  madre  fué  como  una  vid«  en 
tu  sanare,  plantada  junto  á  las  aguas, 
haciendo  fnito,  y  echando  vastagos  a 
causa  de  las  muchas  aeuaa. 

11  Y  ella  tuvo  varas  fuertes  para  cetros 
de  señorea;  y  levantóse  su  estatura  por 
encima  entre  las  ramas,  y  Aié  vista  en 
su  altura,  y  con  la  multitud  de  sus  sar- 
mientos. 

12  Empero  ftié  arrancada  con  ira,  der- 
ribada en  tierra,  y  viento  solano  secó  su 
fruto:  fueron  quebradas^  y  secáronse 
sus  varas  fuertes ;  consumiólas  el  fuego. 

13  Y  ahora  está  plantada  en  el  desierto, 
en  tierra  de  sequedad  y  de  aridez. 

14  Y  ha  Balido  fuego*  de  la  vara  de 
sus  ramos,  que  ha  consumido  su  fruto ; 
y  no  ha  quedado  en  ella  vara  fuerte, 
cetro  para  enseñorear/.  Endecha  es  es- 
ta, y  de  endecha  servirá. 

CAPITULO  XX. 

JEI  BeHor  eeka  en  cara  á  loe  leradüae  em 
InJUeKdad  i  iui/ratitnd  deedt  la  ealida  de 
SgiptOtV  lee  intima  el  eaeligo.  Pero  pro- 
mete vólverloe  ileepuet  &  eu  paie,  y  trturloe 
A  eu  eervieio»  Prqfeeiá  contra  «I  boeque  del 
mediodia. 

Y  ACONTECIÓ  en  d  año  séptimo, 
en  el  mee  quinto,  á  los  diez  del  mes, 
me  vinieron  algunos  de  los  ancianos  de 
Israel  á  consultar  á  Jehová,  y  sentá- 
ronse delante  de  mí  •. 

2  Y  fué  á  mí  palabra  de  Jehová,  di- 
ciendo : 

8  Hy^o  del  hombre,  habla  á  los  an- 
cianos de  Israel,  y  diles :  Así  ha  didho 
el  Seikor  Jehová :  ¿  A  consultarme  ve- 
nís vosotros  ?  Vivo  yo,  que  yo  no  os 
responderé,  éáce  el  Señor  Jehová^. 

4  ¿  Quieres  til  Juzgarlos  ?  ¿le»  quieres 

^uzgar  til,  hijo  del  nombre «?  Notifica- 
es  las  abominaciones  de  sus  padres  d  • 
6  Y  díles :  Así  ha  dicho  el  Señor  Je- 
hová :  El  dia  que  escogí  á  Israel,  y  que 
alcé  mi  mano«  por  la  simiente  de  la 
casa  de  Jacob,  y  que  fVií  conocido  de 
ellos  en  la  tierra  de  Egipto/,  cuande 
alcé  mi  mano  á  ello»,  diciendo.  Yo  to¡f 
J^ová  vuestro  Dios ; 
0  Aquel  dia  que  lea  alcé  mi  mano,  que 

— — 


«3  Bey.  as. 

81,84. 

2Gr.S6.4,& 

Jer.a2.U, 


ȣa.4.9l). 


«  Cap.  17. 6. 


'Cap.  17. 10. 
OB.U.U. 


«Juse:».». 
/Oa.S.4. 


•09.8.1. 


»  Cap.  14. 1. 
8.  etc. 
•GapwSa.S. 
d  Cap.  IS.  3. 


'Ex.<>8. 

/Bz.3.  8. 
•to. 


Á.  o.  dr.  60S. 


EZEQUIEL,  XZn,  XXIU. 


A.C.dr.ns. 


•Cap.  90^4. 

7  as.  86. 
»  Gap.  34. 

D«  y* 

Na.  3.  L 


•  a  B«y.  SI. 

le. 


rfl)eii.a8.87. 


'Capyl8.6. 

/Ler.  18.  8. 
fLeT.90.18. 

ALeT.ao.10. 
«Ler.  90. 17. 


tDBO.  37.35. 
/LeT.8S.SA. 


•Den.  4. 27. 
»Cap.a8.a7. 


•  la.  1. 32, 
aft. 

'Jar.  6. 38, 

80. 


<Zw.lS.9. 


CAPITULO  XXII. 
Pons  ti  finíala,  jtar  mamdado  de  Dio*,  la 
(MiiMMtOM  4  Jerutaitm.,  y  MmI*  lo»  eargo» 
»fp«eittU$  por  euyo  moitaa  atria  «nli'yarfo 
rain  durtmenU. 

YFUÉ  á  mí  paUbra  d«  JéhoTá,  di- 
ciendo : 

9  T  til,  h\}o  del  hombre,  ¿  no  juzgarás 
tti  •,  no  juzgarás  tii  á  la  dudad  derra- 
madora de  sangre  b,  j  le  mostiarás  todas 
sus  abominaciones  ? 

8  Dirás  pues :  Así  ha  dicho  el  Señor 
Jehová :  Ciudad  derramadora  de  sangre 
en  medio  de  sí,  para  que  venga  su  hora ; 
j  que  hizo  ídolos  contra  sí  misma  para 
contaminarse. 

4  En  tu  sangre  que  derramaste  has 

Scado«;  j  te  lias  contaminado  en  tus 
>los  que  hiciste ;  j  has  hecho  acercar 
tus  días,  y  has  llegado  á  tus  años :  por 
tanto  te  he  dado  en  oprobio  á  las  gentes, 
y  en  escarnio  á  todas  las  tierras  «f. 

5  Lpas  que  están  cerca,  y  las  que  están 
l^ios  de  tí,  se  reirán  de  u,  amancillada 
de  fama,  y  de  grande  turbación. 

6  Hé  aquí  que  los  príncipes  de  Israel, 
cada  uno  según  su  poder,  fueron  en  tí 
para  derramar  sangre. 

7  Al  padre  y  á  la  madre  despreciaron 
en  tí :  al  extrai\}ero  trataron  con  ca- 
lumnia en  medio  de  tí :  al  huérfano  y  á 
la  viuda  despojaron  en  tí. 

8  Mis  santuarios  menospreciaste,  y  mis 
sábados  has  profanado. 

9  Calumniadores  hubo  en  tí  para  der- 
ramar sangre :  y  sobre  loa  montes  comi- 
eron en  tí « :  hicieron  en  medio  de  tí 
suciedades. 

10  La  desnudez  del  padre  descubrieron 
en  tí/:  la  inmunda  oe  menstruo  forza- 
ron en  tl^. 

11  Y  cada  uno  hizo  abominación  con 
la  mi\)er  de  su  prójimo  Jl;  y  cada  uno 
contaminó  su  nuera  torpemente ;  y  cada 
uno  forzó  en  tí  4  su  hermana  •',  l^ja  de 
au  padre. 

18  Precio  recibieron  en  ti  para  derra- 
mar sangre  A:  usura  y  logro  tomaste', 
y  á  tus  prójimos  defraudaste  con  vio- 
lencia :  olvidástete  de  mí,  dice  el  Señor 
Jehová. 

13  T  hé  aquí  aue  herí  mi  mano  á 
causa  de  tu  avaricia  que  cometiste,  y 
á  causa  de  tus  sangres  que  fueron  en 
medio  de  tí. 

14  i  Estará  Jimu  tu  corazón  ?  ¿  tus 
manos  serán  fuertes  en  los  dias  que 
obraré  yo  «Mmtra  tí  ?  Yo  Jehová  he  ha- 
blado, y  haré/o. 

15  Y  yo  te  esparcirá  por  las  gentes  <■, 
y  te  aventaré  jpor  las  tierras,  y  haré  fe- 
necer de  tí  tu  inmundicia». 

16  Y  tomarás  heredad  en  tí  á  los  ojos 
de  las  gentes,  y  sabrás  que  yo  totf  Je- 
hová. 

17  5  Y  fué  á  mi  paUbra  de  Jehová, 
diciendo : 

18  Hijo  del  hombre,  la  casa  de  Israel 
se  me  ha  tomado  en  escoria*:  todos 
ellos  como  metal,  y  estaño,  y  fierro^,  y 
plomo  en  medio  del  homo ;  escorias  de 
plata  se  tomaron. 

19  Por  tanto  así  ha  dicho  el  Señor 
Jehová:  Por  cuanto  todos  vosotros  os 
habéis  tomado  en  escorias,  por  tanto  hé 
aqní  que  yo  os  Junto  en  medio  de  Je- 
rusalem : 

50  Como  auien  junta  plata,  y  metal,  y 
fierro,  y  plomo,  y  estaño  en  medio  del 
homo,  para  encender  fuego  en  él  para 
fVindlr ;  así  os  Juntaré  en  mi  furor  y  en 
mi  ira,  y  haré  reposar,  y  os  fundiré  9. 

51  Yo  os  juntaré,  y  soplará  sobre  vos. 
otros  en  el  fuego  de  mi  furor,  y  en  me- 
dio de  él  seréis  fundidos. 


SS  Gomo  se  fiuide  la  plata  en  medio 
del  homo,  así  seréis  fundidos  en  medio 
de  él ;  y  sabréis  ^ue  yo  Jebov&  habrá 
derramado  mi  eno^o  sobre  vosotroa. 

S8  5  Y  filé  á  mí  palalira  de  Jehová, 
diciendo: 

S4  Hijo  del  hombre,  di  á  ella:  Til  no 
eres  tierra  limpia,  ni  rociada  con  lluvia 
en  el  dia  del  furor. 

85  La  coi^iuracion  de  sus  profietas  en 
medio  de  ella,  como  león  bramando 
que  arrebata  presa:  devoraron  admaa, 
tomaron  haciendas  y  honrar,  aumen- 
taron sus  viudas  en  medio  de  ella. 

8Ü  Sus  sacerdotes  violentaron  mi  ley«, 
y  contaminaron  mis  santuarios:  entre 
lo  santo  y  lo  profano  *  no  hicieron  dife- 
rencia, ni  distinguieron  entre  inmundo 
y  limpio ;  y  de  mis  sábados  escondieron 
sus  OJOS,  y  yo  era  profanado  en  medio 
de  ellos. 

87  t>ns  príncipes  en  medio  de  ella, 
como  lobos  que  arrebatan  presa,  derra- 
mando sangre,  para  destruir  las  almas, 
para  pábulo  de  su  avaricia. 

88  Y  sus  profetas  revocaban  coa  lodo 
suelto,  protetizandoles  vanidad»,  7  a- 
divinándoles  mentira,  diciendo :  Así  ha 
dicho  el  Señor  Jehová:  y  Jehová  no 
habla  hablado. 

89  El  pueblo  de  la  tierra  usaba  de 
opresión,  y  cometía  robo  ',  y  al  afligido 
y  menesteroso  hacian  violencia,  y  al 
eztraiyero  '  oprimían  sin  derecho. 

80  Y  busqué  de  ellos  hombre'  que 
hiciese  vallado,  y  que  se  pusiese  al  por- 
tillo delante  de  mi  por  la  tierra,  |>axa 
que  yo  no  la  destruyese ;  jr  no  lu  hallé. 

81  Por  tanto  derramé  sobre  ellos  mi 
ira ;  con  el  fuego  de  mi  ira  los  consumí : 
tomé  el  camino  de  ellos  sobre  su  cabe- 
za*,  dice  el  Señor  Jehová. 

CAPITULO  XXIII. 
Con  la  alegorfa  d*  dos  ramera»  dmerihe  «I 
pn^eta  íae  idoUUrüu  i  inmmmdMae  de  lo- 
ra» $  de  Jadd:  declara  <<  eaetigo  eom  qwie 
por  tUo  leraH  había  eido  aeoladoi  y  mo 
luibimtdo  JudA  tomado  atC  atcariwiiatw,  •'•- 
UmáU  el  miemo  eattigo. 

YFUÉ  á  mí  palabra  de  Jdiová,  di- 
ciendo: 
8  HHo  del  hombre,  hubo  dos  miijerea. 


hyas  de  una  madre*. 


Las  cuales  fornicaron b  en  Egipto; 
en  sus  mocedades  fibmicaron.  Allí  tue- 
ron  apretados  sus  pechos,  y  allí  fueron 
estrujadas  las  tetas  de  su  virginidad. 

4  Y  llamábanse,  la  mayor,  Aholah|, 
y  su  hermana,  Aholibahf;  laa  cualea 
fueron  mías,  y  parieron  hÚos  é  h^as: 
y  llamáronse,  Uu  da  Samarla,  Abolah ; 
y  lo»  de  Jerusalem,  AhoUbah. 

6  Y  Aholah  cometió  fbmioacion  en  mi 
poder;  y  prendóse  de  sus  amantes,  los 
Asirlos  BUS  vecinos», 

6  Vestidos  de  cárdeno,  capitanea  7 
príncipes,  mancebos  todos  de  codiciar, 
caballeros  que  andahan  á  caballo. 

7  Y  puso  sus  fornicaciones  con  ello», 
con  todos  los  mas  escogidas  de  los  hUos 
de  los  Asiiios,  y  con  todos  aquellos  de 
quienes  se  enamoró:  fontamlnóae  coa 
todos  ios  ídolos  de  ellos. 

8  Y  no  dejó  sus  fbmicaciones  de  B* 
gipto :  porque  con  ella  se  echutrn  en  su 
mocedad,  y  ellos  comprimieron  loa  pe- 
chos de  su  virginidad,  y  dorzaniarao 
sobre  ella  su  finmicacion. 

9  Por  lo  oual  la  entregué  en  mano  de 
■US  amantes,  en  mano  de  los  hijoa  de 
los  Asirlos  rf,  de  quienes  se  hab' 
morado. 

10  Ellos  descubrieron  sus  vecg5i 
tomaron  sus  hijos  7  sua  hijas,  7  á  diá 


«-Osp-SLl 

Mi.«.a  I 

SopUUJ 
•  MaLt 

7,8. 

í  Lw.n» . 

Cap-M.», 


>La.a.U 


'  Jer.  5.  Sk 
SI. 
VBZ.S3.& 

•Jer.5.L 


»rr».L]L 


•  Jet.  S.  7, 
11. 

»cap.«Li 

Lev.  17.  X 

j4M.34.lil 

ireknM. 

cmloduat 

•a«iJi««e 


«3&w.ti^ 
19. 

r  !«•  7.*«i 

ylT.I. 

Oa.&lL 


Mi: 


i.Gdr.5M. 


BZBQÜIEL,  XXaL 


A.  C.  dr.  SM. 


mataron  4  ouehillo :  y  vino  4  Mr  de 
nombre  entra  lai  mujeres,  puet  en  ella 
hlderoD  JuIoIm. 

II  Y  Tiólo  tn  hermana  AholRtah»  j 
estragó  tu  amor  ma»  que  ella;  y  tiu 
fbmicaelones,  mas  qae  las  ftmleaoiones 
de  su  hennana/. 

15  EnamonSse  de  los  bQes  de  los  Ast- 
xkMft  sut  vadnos,  capitanes  j  principeB, 
vestidos  en  nerflácclon,  oaballerot  que 
andaban  4  caballo,  todos  ellos  mancebos 
de  codiciar. 

18  Y  vi  que  se  habla  oontaminado,  y 
que  m  camino  «m  el  de  ambas. 

14  Y  aumentó  sus  ffaniicaelones ;  pues 
cuando  vio  viiot  hombres  pintados  en  la 
pared,  imAgenes  de  Caldeos  pintadas  de 
color, 

16  OelUdos  de  talabartes  por  sus  lomos, 
j  tiaras  pintadas  en  sus  cabezas,  tenien- 
do todos  ellos  parecer  de  capitanes,  á  la 
manera  de  los  hombres  de  Babilonia, 
nacidos  en  tierra  de  Caldáos, 

16  Kiamarúse  de  ellos  en  riéndolos,  y 
envióles  mensijens  4  la  tierra  de  los 
Oaldéoe. 

17  Y  entraron  4  ella  los  hombres  de 
Babilonia  4  la  cama  de  los  amores,  y 
contamin4ronla  con  su  fomieadon  ¡  y 
ella  también  se  contaminó  con  ellos,  y 
su  deseo  se  hartó  de  ellos. 

18  Ad  hiao  patentes  sus  flwnioaciones, 
y  descubrió  sus  veigttensas :  por  lo  cual 
mi  alma  se  hartó  de  día  A,  como  le 
habia  ya  hartado  mi  alma  de  su  her- 


19  Aun  multiplicó  sus  fomioaoiones 
trayendo  en  memoria  los  dias  de  su 
mocedad,  en  los  cuales  haUa  fornicado 
en  la  tierra  de  Egipto. 

ao  Y  enamoróse  de  sus  rufianes,  cuya 
cante  m  oomo  carne  de  asnos',  y  cuyo 
fl^io  como  flu^o  de  caballos. 

Sn  Ad  tomaste  4  la  memoria  la  sucie- 
dad de  tu  mocedad,  euando  compri- 
mieron tus  pechos  en  Egipto  por  las 
tetaa  de  tu  mocedad. 

aa  5  Por  tanto.  AhoUbah.  así  ha  dloho 
el  Señor  Jehova :  Hé  aquí  que  yo  des- 
pierto tus  amantes  contra  tí*,  de  los 
cuales  se  hartó  tu  deseo',  y  yo  les  haró 
venir  contra  tí  en  derredor ; 

S3  Los  de  Babilonia,  y  todos  los  Oal- 
dóoa,  mayordomos,  y  prfndpes,  y  capi- 
tanes, todos  los  de  Adrla  con  dlosi 
mancebos  todos  ellos  de  codiciar,  capi- 
tanes y  príndpes,  nobles  y  principes, 
que  montan  4  oabdlo  todos  dios. 

94  T  vendr4n  sobre  tí  canos,  oairetM, 
y  ruedas,  y  multitud  de  pueblos.  Es- 
cudos, y  pavesas,  y  capacetes  pondr4n 
contra  ti  en  derredor;  y  yo  daré  el 
juicio  delante  de  dios,  y  por  sus  leyes 
te  Juagarán. 

85  Y  pondré  mi  zelo  contra  tí,  y  obra- 
rán contigo  con  ftiror :  quitarte  han  tu 
nariz,  y  tus  órelas ;  y  lo  que  te  qued4Te, 
caer4  4  cuchillo.  Ellos  tomar4n  tus 
hijos  y  tus  hijas ;  y  tu  redduo  sei4  con- 
sumido por  el  íiiego. 

96  Y  te  desnudamn  de  tus  vestidos,  y 
tomarán  los  vasos  de  tu  gloria». 

87  Y  haré  casar  de  tí  tu  suciedad »,  y 
m  fornicación  de  la  tierra  de  Egipto  • ; 
ni  mas  levantarás  4  dios  tus  ojos,  ni 
nunca  mas  te  acordarás  de  Egipto. 

88  Poique  ad  ha  dicho  d  Sefior  Je- 
hov4:  Hé  aqni  que  yo  te  entrego  en 
mano  de  aqudloa  que  td  aborreciste,  en 
mano  de  aquellos  de  los  eudes  se  hartó 
tudesco^: 

89  Loa  cuales  obrarán  oontico  con 
odio,  y  tomarán  todo  lo  que  tu  traba- 
jaste, y  te  dejar4n  desnuda  y  descubi- 
ertat :  y  descubriráae  la  torpeza  de  tus 


fbmieadones,  y  tu  ludedad,  y  tus  fbr- 
nicadones. 

80  Estas  cosas  se  har4n  contigo,  por- 
que íomieaste  en  pos  de  las  gentes  •*,  con 
las  cuales  te  contaminaste  en  sus  ídolos. 

81  En  el  camino  de  tu  hermana  an- 
duviste :  yo  pues  pendró  su  csliz  en  tu 
mano*. 

Si  Así  ha  dicho  el  8efior  Jehov4:  Be- 
berás el  hondo  y  ancho  cáliz  de  tu  her- 
mana: de  tí  se  mo{ar4n  las  gentes,  y 
te  escarnecerán :  de  grande  cabida  «érd 
eteaÜM, 

55  Serás  llena  de  embriaguez  y  de  do- 
lor por  el  cdiz  de  soledad  y  de  asola- 
miento, por  el  cdiz  de  tu  hermana  Sa- 
maría. 

84  Lo  beberás  pues,  y  lo  agotarás ',  y 
quebrarás  sus  tiestos;  y  tus  pechos  ar- 
rancarás: porque  yo  he  hablado,  dice 
el  Sefior  Jehovi. 

85  Por  tanto  así  ha  dicho  el  Seik>r  Je- 
hova: Por  cuanto  te  has  olvidado  de 
mí,  y  me  has  echado  tras  tus  espddas  «, 
por  eso  lleva  tií  también  tu  suciedad  y 
tus  fornicaciones. 

56  ^  Y  d^ome  Jehov4 :  H^o  del  hom- 
bre, ¿  no  Juzgar4s '  td  4  Aholah,  y  4 
Aholibah,  y  les  denunciarás  sus  abomi- 
naciones jr? 

87  Porque  han  adulterado,  y  hay  san- 
gre en  sus  manos*,  y  han  fornicado  con 
sus  ídolos :  y  aun  sus  hijos  que  me  ha- 
blan engendrado,  hicieron  pasar  4  ellos 
quemándoles  •. 

88  Aun  esto  mas  me  hicieron :  conta- 
minaron mi  santuario  b  en  aquel  día,  y 
profanaron  mis  sábados. 

89  Pues  habiendo  sacrificado  sus  hijos 
4  sus  ídolos,  entr4banse  en  mi  santuario 
el  mismo  dia  para  contaminarlo :  y  hé 
aquí  que  así  hicieron  en  medio  de  mi 
casa«. 

40  Y  cuanto  mas,  aue  enviaron  por 
hombres  que  vienen  ae  I^Jos,  4  los  cu- 
ales habia  sido  enviado  mensajero  d :  y 
hé  aquí  que  vinieron;  y  por  amor  de 
ellos  te  lavaste,  y  dcoholaste  tus  ojos  *, 
y  te  ataviaste  con  adornos, 

41  Y  te  sentaste  sobre  suntuoso  estra- 
do, y  fué  adornada  mesa  delante  de  él ; 
y  sobre  día  pusiste  mi  perfUme  y  mi 
óleo/. 

48  Y  oyóse  en  ella  voz  de  compafiía  en 
holganza :  y  con  los  varones  fueron  trd- 
dos  de  la  gente  común  los  Sábeos  del 
dederto;  y  pusieron  manillas  sobre  sus 
manos,  y  coronas  de  gloria  sobre  sus 
cabezas. 

43  Y  dije  4  la  env^ecida  en  adulterios : 
Sus  prostituciones  cumplirán  ellos  aho- 
ra, y  ella  can  ellot. 

44  Poique  han  venido  4  ella  como 
quien  viene  4  mujer  ramera  y :  asi  vini- 
eron 4  Aholah  y  4  Aholibah,  mujeres 
depravadas. 

45  Por  tanto  hombres  justos  las  juz- 
garán por  la  ley  de  las  adulteras,  y  por 
la  ley  de  las  que  derraman  sangre ;  por- 
que son  adulteras,  y  sangre  hay  en  sus 
manos. 

40  Por  lo  que  ad  ha  dicho  el  Sefior 
Jehová:  Yo  haré  subir  contra  ellas 
compaflías*,  y  las  entregaré  4  turba- 
ción y  4  rapiika. 

47  Y  la  compaflía  d»  gtniea  las  apedre- 
ar4  con  piedras,  y  les  acuchillara  con 
sus  espadas:  matarán  4  sus  hijos  y  4 
sus  hijas  I,  y  sus  casas  consumirán  con 
fbego. 

48  Y  haré  cesar  la  depravación  de  la 
tierra  it,  y  escannentar4n  todas  las  mu- 
jeres, y  no  harán  según  vuestra  torpeza. 

49  Y  sobre  vosotras  pondr4n  vuestra 
obscenidad,  y  llevaréis  los  pecados  de 


•-Gap.e.«. 


•Jer.8S.15. 

etc 


t8aL  75. 8. 
Is.  61. 17. 


•lBeyJ4.9. 
Sñ.9.96. 


yoap.ao.4. 

•Oi«il«.S8. 

•Cap.l&80i 

8d.10e.87. 

*Osp.S.U. 


•  a  Bey.  91. 
4,7. 

<  Is.  sr.  9. 

'aBev.9.90L 
Jar.  i.  80. 


/Pío.  7.17. 
Os.  8. 8. 


9  Jer.  8. 1, 
6,8. 
Os.  8. 6. 


A  Cap  je.  40, 

eto. 


fOMi.ai.aL 

aGr.M.17, 
18. 

i  var.  37. 


4>9-f^ 


EZS  WI^,  XXiy,  J5JCV. 


n 


4.&M 


J«r.ib.l. 


•c^as.8. 

•L6T.  17.18. 
/Na.  8.1. 


'Gap.  6. 18. 
ylfi.4a. 

AlSa.15.a9. 


•  Jer.  16. 

«,7. 
»  Lar.  10.  6. 

731,10. 
128a.  15.,^. 


▼UVtrM  ídolo» : 
Seillor  iAori. 


j  «ilvéi^  qop  JO  *9¡f  el 


•lBeT.9.8. 
Jar.  7. 14. 
La.  1. 10. 


CAPITULO  XXIV. 

Om  «<ra  peribóta  muéUí  á  Jtnualem  la* 
taUímiaadu  mtt  It  mMnvtaárUM  «»  m«- 
iim  dé  nu  iaalutria»f  y  nugnúamenU  «b 
M  fonor»  <fa  lo»  imotnOM  aaarifitado»  á 
Im  iÜOlM. 

Y  FUÉ  A  mi  palabra  de  JehoT&  ea  el 
noveno  afio>  ea  d  mea  décimo,  á 
loa  diez  del  mea,  diciendo : 

a  Hijo  del  hombre,  escribete  el  nombre 
de  eate  dia,  de  eate  mismo  dia:  porque 
él  rey  de  Babilonia  ae  púao  sobre  Jeru- 
salem  este  mismo  dia#. 

3  Y  habla  A  la  casa  de  rebdion  por 
varóla,  7  dllea :  Asi  ha  dicho  el  SeOor 
Jehová:  Pon  una  oUab,  ponía,  7  echa 
también  en  ella  tigua. 

4  Junta  sus  piezas  de  eame  en  ella; 
todas  buenas  piezas,  pierna  7  espalda : 
hínchela  de  huesos  lesoogidoa. 

6  Toma  una  oveja  escogida;  7  tam- 
bién enciende  loa  huesos  debajo  de  ella : 
haz  que  hierva  bien ;  coced  también  sus 
huesos  dentro  de  ella. 

6  Pues  asi  ha  dicho  el  Señor  JdovA : 
¡  A7  de  la  ciudad  de  sángrese,  de  la  olla 
no  espumada,  7  cuya  espuma  no  salió 
de  ella !  Por  sus  piezas,  por  sus  piez^ 
sAcala ;  no  caiga  sobre  ella  suerte  «. 

7  Porque  su  sangre  fué  en  medio  de 
ella:  sobre  una  piedra  alisada  la  puso ; 
no  la  derramó  sobre  la  tierra  para  que 
fuese  cubierta  con  polvo  «. 

8  Habiendo  fuei  hecho  subir  la  ira 
para  hacer  renganza,  70  pondré  su  san- 
gre sobre  la  dura  piedra,  para  que  no 
sea  cubierta. 

9  Por  tanto  aaí  ha  dicho  el  Señor  Je.- 
hovA:  ¡  A7  de  la  ciudad  de  sangres/! 
Pues  también  haré  70  gran  hoguera, 

10  Multiplicando  la  leña,  encendien- 
do el  fuego,  para  consumir  la  carne,  7 
hacer  la  salsa :  7  los  huesos  senSm  que- 
mados: 

U  Asentando  después  la  oUa  vacía 
sobre  sus  brasas,  para  que  se  caldee,  7 
se  queme  su  hondón,  7  se  funda  en  ella 
su  suciedad,  u  se  consuma  su  espuma. 

la  En  frauoes  se  cansó,  v  no  salió  de 
ella  su  mucha  espuma.  En  fu^o  seri 
su  espuma  consumida. 

18  En  tu  suciedad  perversa  padecerá4 ; 
porque  te  limpié,  7  ttf  no  te  limpiaste 
de  tu  suciedad :  nunca  mas  te  limpia- 
rás, hasta  que  70  haga  reposar  mi  ira 
sobre  tí^. 

14  Yo  Jehoyá  he  hablado ;  vendrá,  7 
haréfo.  No  me  tomaré  atrás,  ni  ten- 
dré misericordia,  ni  me  arrepentiré  A: 
■egnn  tus  caminos  7  tus  obras  te  Juj^- 
rán,  dice  el  Señor  Jehová. 

15  ^  Y  fué  á  mí  palabra  de  Jehová, 
diciendo : 

16  Uiio  dd  hombre,  hé  aquí  que  70  te 
quito  de  golpe  el  deseo  de  tus  ojos:  no 
endeches,  ni  llores,  ni  corran  tus  lá- 
grimas. 

17  Reprime  el  suspirar,  no  hagas  luto  • 
de  mortuorios:  ata  tu  bonete  sobre  tíit, 
7  pon  tuis  zapatos  en  tus  piés^  7  no  te 
cubras  con  rebozo,  ni  ipomas  pan  de 
hombres. 

18  Y  hablé  al  pnebb  por  la  mañana, 
7  á  la  tarde  murió  mi  mujer:  7  á  la 
mañana  hice  como  me  fué  mandado. 

19  T  díjome  el  pueblo :  ¿  No  nos  ense- 
ñarás qué  nos  eignifiean  estas  cosas  oue 
tit  haces? 

SO  Y  70  les  dUe:  Palabra  0e  Jéb^vá 
fué  á  mí,  diciendo : 

81  Di  á  la  casa  de  Israel:  Así  ha  dicho 
el  Señor  Dios :  Hé  aqi|í  que  70  profano  m 


mi  sant^axio,  la  g^oiia,  de 

tjileza,  el  .4e««>  de  vuaatna  qjoa,  r  «1 

regalo  de  vuestra  alma :  vueatroa  UJosl 

7  vneatras  hUw  Ve  d^aateis,  oaerim  á 

puchilio». 

aa  Y  lufféis  de  la  manera  que  7«  hfee« : 
no  os  cubriréis  oon  reboco,  ni  eooMaéis 
pao  de  hombres. 

as  Y  vuestros  boatie»  cstaráa  selne 
vuestras  oabesas,  7  vuestros  xapatos  en 
vuestros  pies :  no  «ndechaxiéia  ni  llan>- 
xéis ;  sino  que  os  consumiréia  á  cansa 
de  vuestras  maldadca,  7  guBoixéi*  naos 
con  otros. 

84  Ezequiel  pues  os  aoá  por  scfial: 
B^un  todas  las  cosas  que  él  hizo,  ha- 
réis: en  viniendo  eato,  enténoea  sjúiféis 
que  70  tM  el  Señor  Jehová. 

as  Y  tü,  hUo  del  hombra,  d  dia  que 
70  quitaré  de  ellos  su  Ibrtalexa,  el  gozo 
de  su  gloria,  el  deseo  de  sus  qjos,  7  el 
cuidado  de  sus  almas,  sus  IMjos  7  mu 
hijas, 

ae  Ese  dia  vendrá  á  Ü  tm  eaofndo 
para  traer  las  nuevaa. 

87  En  aquel  dia  se  abrirá  tu  boca  para 
haUar  con  el  escapado,  7  iudilaris,  7  ao 
estarás  mas  mudo^ :  7  les  serás  por  se> 
fial^  7  sabrán  que  70  aog  Jehová.   ' 

CAPITULO  XXV. 

OotOra  loe  ..HuMmÜae,  MoabUae,  látutloe 
t  PaUíUnoe,  por  me  ^«iriw.  «irntfw.  « 
eruéUadee  para  eo»  loe  Jtmo»,  emamm 
fvt  tomada  JcnMol*»  por  loe  Cdiíoe. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  Jdiová,  di- 
ciendo; 
8  Hijo  del  hombre,  pon  tu  rostro  ha- 
cia los  hijoa  de  Ammoa^,  7  profetiza 
sobre  ellos. 

8  Y  dirás  á  los  fajjos  de  Ammen:  Oid 
palab»  del  Señor  Jeiiová.  Así  ha  di- 
cho  el  Señor  Jehová:  Por  cuanto  di- 
jiste, Halaft.  acerca  de  mi  «aamario 
Jue  filé  pronnado,  7  atOae  la  tienm  de 
srael  aue  fué  asolada,  7  «obse  la  casa 
de  Jodá,  porque  fueron  en  cautiverio ; 

4  Por  tanto  né  aquí  que  70  te  entrno 
á  los  Orientales  por  heredad,  7  pondnuii 
en  tí  sus  upriseos,  7  colocaxMi  en  tí  au 
tiendas.  J^los  eooMcán  tua  aemenlesas, 
7  beberán  tu  leche. 

5  Y  pondré  á  Rabba  por  habitscion 
de  camellos,  7  á  los  h^os  de  Amiaosi 
por  majada  de  ovejas ;  7  saloéia  que  70 

7  Jehová  «. 
Porque  así  ha  dicho  el  Sefior  Jeho. 
vá :  Por  cuanto  td  batiste  tus  maaoa,  7 
pateaste,  7  te  gozaste  de  alma  en  todo 
tu  menosprecio  sobre  ia  tiena  de  Is- 
rael; 

7  Por  tanto  hé  aquí  qne  fo  ezteBdoré 
mi  mano  sobre  tí,  7  te  entregué  á  las 
gentes  para  ser  saqueada;  7  70  te  ooc> 
taré  de  entre  loa  puebloa,  7  te  destruiré 
de  entra  las  tierna :  te  níecé,  7  «abiia 
que  70  «sy  Jehová. 

8  ^  Asi  ha  dicho  el  BeOur  Jehová: | 
Por  cuanto  d^o  Moab',  7  S«r,  Hé 
aquí  la  casa  de  Judá  M  como  todas  las 
gentes; 

O  Por  tanto  hé  aquí  que  70  alvo  d  lado 
de  Moab  desde  las  ciudades,  desde  tas 
ciudades  que  eetáa  en  su  oonfin,  las 
tierras  deseables  de  Beth-jesimoth,  j 
Bahal-meon,  7  Chlxiathaim, 

10  A  los  híjoa  del  Oriente  ooatn  les 
hijos  de  Ammon;  7  entwgarála  por 
heredad,  para  que  no  baja  mas  mem»> 
ria  de  tos  hijos  de  Ammon  entn  las 
gentes. 

11  También  «a  Uaab  haié  joioioi,  7 
sabrán  que  70  <«r  Jdiová. 

18  ^  Así  ha  didio  d  Señor  Jdiová: 
Por  lo  que  hizo  Edam#,  tominila 


•SCt.Jt 
17. 
•Ja.li 

6.7. 


PCsp.& 


•Cu.  o. 

ñla. 

•le. 

AamLU, 

1& 

11. 

•te- 
Fn.I7.i 


'C^Sli 


ils-XT, 
tXTI. 
Jw.CI. 


1.1. 


■0Í9.U.S. 

•te. 

acr.&u. 

ISr.41.: 

•I& 


idC"  JW» 


EZIKVnSL,  XJYí^  XlVll. 


A.0.«lr.ui. 


18  Por  tanto  mí  ha  diebo  d  Sefior  J«- 
hovA:  Yo  también  fattménA  nú  oaaoo 
■obre  Edom,  7  talavé  Ha  alia  bMobni  j 
baatiaa»  ;  la  aaolaié:  dcada  Taman  5 
Dadaa  oaaHba  A  cvcUUa. 

14  T  pondré  má  vcacum  an  Bdom 
por  la  mano  da  mi  pueblo  IvnáLs:  y 
hvAoanBdoni  MgVB  mi  muajit  y  wenn 
mi  iia :  y  oonocwiMa  ni  T«n|ania,  moa 
el  Saflor  JdiovA, 

15  Y  Asi  ha  dicho  al  Seflor  JehorA: 
Por  le  qna  hiolacoB  loa  Palaatlnoa  *  con 


de  áakaei 


li  T  ta  pnaditá  aono  law 


por  antl- 


16  Por  tanto  aal  ha  dicho  JdiovA :  Hé 
9/p>i  que  ja  aatlanda  mi  nano  «obre  loa 
PalMtinoa,  y  talaré  loa  Ooathdoa^  7 
dnatrabré  al  malo  d«  la  litara  da  la  auut. 

17  V  haré  an  ellos  crandaí  Taoflanaaa 
oon  lapaenrioaat  da  ua :  7  aabraíi  que 
JO  tojf  JdwrAt  «oaado  diera  mi  tan- 

eo  alloa. 


CAPITULO  XKVI. 
Turo  mrá  tonada  y  amUmaé^  por  KfabHoo- 
donotor  dt  «ii  modo  maamtooo  ;  porfno  $t 
rogotijahm  dt  lo»  oaimmidmdm  d$  Imm. 

YACONTEOld  en  al  undúiimo  afio, 
an  al  primero  del  mea.  fM  fM  A  mi 
palabra  de  JehovA*  diciendo : 

9  H^o  del  hombre*  por  cnanto*  d^ 
Tiro  iofan  Jenualem :  Ea&  bien,  que- 
bcnntad»  at  te  fw  «re  puerta  de  laa  na- 
ciones :  A  mi  M  Tolvid  I  icré  llana»  ella 
daai«rt«: 

8  Por  tanto  aií  ha  dicho  el  Seflor  Ja- 
hoTA :  Hé  aqui  que  70  oontn  ti,  oh 
Tizn*  7  haré  anUr  contra  ti  muchas 
geotcs,  como  la  mar  hace  subir  sua 
aDda««> 

4  Y  demdcHMi  lo»  mnvoa  de  Tiro,  7 
derrtborAn  sus  torres:  7  caeré  de  ella  su 
polvo,  7  la  d^aré  como  una  nefla  lisa. 

A  Tendedero  de  redes  ser*  en  medie 
de  la  mar,  porque  70  he  hablado,  dioe 
el  Seflor  J«iotAs  7  wrA  saqueada  de 
laa  «entes. 

6  7  sus  hOas  qoe  tttán  en  el  campo, 
serAn  muertas  A  cuchillo :  7  sabrAn  que 
70  mu  JehovA. 

7  Pvraue  así  ha  dicho  al  Seflor  Je- 
bovA :  Bé  aqui  oae  del  Aqniloo  traico 
70  «ootra  Tiro  A  Nabncodoñcaor,  rey  de 
Babilonia,  rey  de  reyes  ^,  oon  caballos, 
7  oanoa,  7  cabell«os,  7  compaflias,  y 
mucho  pueblo. 

8  Tus  hijas  que  ootán  en  d  campo, 
mataiA  A  cuchillo;  y  pendrft  contra  ti 
ingenios,  y  ftindarA  contra  tí  baluarte, 
y  afizmarA  contra  tí  eicndo. 

9  Y  pondiA  centra  ella  trabucas,  con- 
tra tns  muros,  y  tus  tmnea  destruiíA  con 
sua  martillos. 

10  Por  la  multitud  de  sus  oabidlos  te 
cnbrlrA  el  polvo  de  ellos  ¡  con  el  estru- 
endo de  los  entallaros,  7  de  laa  ruedas, 
7  de  los  carros,  temblaxAn  tus  muros, 
onando  entrAre  por  tus  puertas  como 
por  ptHTtiUos  de  ciudad  destruida. 

U  Con  las  oflas  de  sus  caballos  ho- 
llarA  todas  tus  calles :  A  tu  pueblo  ma- 
tanfc  A  cuchillo,  7  laa  estatuaa  de  tu 
fortaleza  caerAo  A  tienta. 

18  T  robarAn  tns  xiqnecas,  7  saquearán 
tna  mercadtias :  7  arruinarán  tus  mu- 
roa,  7  tna  casas  preoiosas  destrniria ;  7 
ponuAn  tns  piedras,  7  tu  madem  7  tu 
pdro,  en  medio  de  laa  aguas. 

18  Y  haré  caaar  el  estrépito  de  tus 
cancionea  «,  7  no  se  oiíA  mas  al  son  de 
ta»Tib«8la». 


ni  nunca  naa 
aeras  edificada,  ponue  yo  JeiiovA  he 
hablado,  dioe  el  Seflor  JehovA. 

16  Aai  ha  dicho  el  Saflor  JehovA  A 
Tiro :  ¿  No  se  estremecerán  las  islas  al 
aalmendo  de  tu  calda,  cuando  grltavAn 
loa  hacidos,  cuando  se  harA  la  matania 
en  medio  de  tí  ? 

18  Mntdnces  todos  lea  príndpea  de  la 
mar  dsniaaihrán  de  sus  alllaa,  7  se  qui- 
tarán sus  mantos,  7  demudarán  sus  bor. 
dadaa  ropas  1  de  espantos/  se  Testiráa ; 
sentaránaa  sobre  la  tierra,  y  temblarán 
A  cada  momento,  y  eataónn  sobre  ti 
atdnitosf. 

17  Y  levantarin  ubre  tí  endtohas,  7 


te  dirán* :  ¿Odmo  peteciste  tü,  pobuuu 
en  iM  mares,  ciudad  que  ftié  alabada, 
que  filé  fWerte  en  la  mar,  ella  7  sus  ha- 
bétantes  qtte  ponían  su  eapanlo  A  todos 
Busmoradom? 

18  Ahora  se  estrsmecetáa  las  islas  en 
el  dia  de  tu  calda  •;  tí,  las  Islas  que 
eotám  en  la  mar  se  eqMmtarán  de  tu 
éstto. 

19  Poroue  así  ha  dicho  el  Selknr  Je- 
hovA:  YO  to  tomaré  ciudad  asolada, 
como  las  ciudades  que  no  se  haUtan ; 
haré  subir  sobre  ti  el  abismo,  7  las  mu- 


aguas  to  cubriíAn. 

80  Y  te  haré  descender  oon  los  «rae 
áearienden  al  sepulcro*,  con  el  puenlo 
del  si^o ;  7  te  pondré  en  lo  mas  ht^ 
de  la  tierra,  como  los  dedertas  antiguos, 
con  los  que  desciendan  al  sepulcro,  para 
que  nunca  maa  seas  poblada :  7  70  daré 
gloria  en  la  tierra  de  ws  vivientes. 

81  Yo  te  tomaré  en  espanto,  7  no  se- 
rás: 7  serás  buscada,  7  nunca  mas  serás 
hallada,  dice  el  Seflor  JdiovA. 

OAPITULO  XXVII. 
Rtfmemta  H  ftof^a  A  Tiro  mmo  nmm  fe«r- 
HMMO  gotera ;  f  para  «Mirar  «neorutetf- 
oml»  a$  Ja  rmima,  r^fmro  «tato  oran  mm 
rifoitmu,  nu  eowlriilaa'oiMf,  Im  jwuMos 
ové  coM  Ma  t(mtraM>a»t  y  «a  fftM  oaerU 
do  mureaárrúu. 

Y  FUÉ  A  mí  palabra  de  JdiovA,  di- 
ciendo: 
8  Y  tü,  h^o  del  hombre,  levanta  en- 
dacdun*  sobre  Tiro. 

8  Y  dirás  A  Tbro,  que  estA  asentada  A 
las  entradas  de  la  mar,  meroadcra  de 
loa  pueblos  de  muchaa  islas* :  Así  ha 
dicho  el  Seflor  JehovA:  Tiro,  td  has 
dicho.  Yo  soy  de  perfiecto  hermosura. 

4  Bn  el  corajum  de  las  mares  eatAn  tas 
términos:  los  que  to  edificaron,  eom- 
pletaron  tu  bdleui. 

5  De  ba7aB  del  monte  Senir  te  fiíbri* 
carón  todas  las  tillas:  tomaron  cedras 
del  Líbano  para  hacerte  el  mástil. 

6  De  castafios  de  Basan «  hicieron  tna 
remos;  oompaflia  de  Asirios  biso  tas 
bancos  de  marfil  de  las  islas  de  Kühim. 

7  De  fino  Uno  bordado  de  Egipto  fué 
ta  cortina,  para  que  te  sirvieie  de  vela ; 
de  eárdeno  7  grana  de  laa  islas  de  £U- 
sah  d  fué  tu  pabellón. 

8  Los  mofadores  de  Bidón  7  de  Arvad 
fueron  tas  remeros :  tas  sabios,  oh  Tiro, 
aataban  en  ti ;  alloa  fueron  tus  pilotos. 

9  Los  ándanos  de  Qebal  •  7  sus  sabioa 
repararon  tus  hendeduras:  todaa  las  ea- 
lenj  de  la  mar  y  los  remeros  de  ellas 
fueron  en  tí  para  negociar  tus  negodoa. 

10  Penas  7  Lidies/,  7  los  de  Putf, 
ftioon  en  tu  dérdto  tns  hombres  de 
guerra* :  escudos  7  capacetes  colgaron 
en  tí ;  ellos  te  dieron  tu  honra. 

11  Los  h^ca  de  Arvad  con  ta  i|)érdto 
eatovieron  sobre  tus  muros  al  rededcr, 
7  loa  Gammadéoal 


/OTILIO. 

90sp.V.Uk 
*Ap.l8.9. 


«var.lA. 


tCap.n.18, 
9*. 
Mu.  16. 80, 

n. 

8d.  98.1. 


•Oap.9e.17. 


til.  98. 8. 
ata. 


•IS.IU. 


<a«a.ia4. 


•iaL88.r. 


/G«B.li(US. 
f  QHm.  10.  6. 
A  Jsr.  46. ». 
IkombrM 
fiurtoo 
la 


A.  a  oír.  B88. 


EZEQÜIEL,  XXVm. 


<8Cr.20.88. 

»a«n.io.  X 

t  C»p.  88.  8. 


»  BiJ.48.7. 


•  Ap.  18. », 
19. 

J*  Jer.  fi.  S8. 

Jonft  3.  8. 

t  Miel.  18. 

•'Brt.i.1,4. 


eacudo*  colgaron  Mbre  tai  munt  al  re* 
dador :  ellos  completaron  tu  hermoaura. 

15  Tharsi»  •'  tu  mcrcadera,  4  eauía  de 
la  multitud  de  todas  riquezas  en  plata, 
hierro,  esta&o,  y  plomo,  dló  en  tus  fe- 
rias. 

la  Grecia,  Tubal,  j  Meseeik,  tus  mer- 
caderes, con  hombres,  y  con  vasos  de 
metal  dieron  en  tus  ferias. 

14  De  la  casa  de  Th0|p>rmal,  caballos 
y  caballeros,  y  mulos,  dieron  en  tu  mer- 
cado. 

16  Los  h^jos  de  Dedan"  eran  tus  ne- 
gociantes :  muchas  islas  tomaban  mer- 
cadería de  tu  mano ;  cuernos  de  marñl, 
y  pavos  te  dieron  en  presente. 

Iti  Siria  fui  tu  mercadera  por  la  mul- 
titud de  tus  labores :  con  parlas,  y  pur- 
pura, y  vestidos  bordados,  y  linos  finos, 
y  corales,  y  rubíes,  dio  en  tus  ferias. 

17  Judá,  y  la  tierra  de  Israel,  eran  tus 
mercaderes :  con  trigos  de  M  inith  y 
Pannag,  y  miel,  y  aceite,  y  resina,  die- 
ron en  tu  mercado. 

18  Damasco,  tu  mercadera  por  la  mul- 
titud de  tus  labores,  por  la  abundancia 
de  todas  riquezas,  con  vino  de  Uelbon, 
y  lana  blanca. 

19  Asimismo  Dan  y  el  errante  Javan 
dieron  en  tus  ferias,  para  negociar  en 
tu  mercado  hierro  labrado,  mirra  des- 
tilada, y  cafla  aromática. 

flO  EKsdan  fui  tu  mercadera  con  paflos 
preciosos  para  carros. 

SI  Arabia  y  todos  los  príncipes  de  Ce- 
dar,  mercaderes  de  tu  mano  en  cor- 
deros, y  cameros,  y  machos  cabrios :  en 
estas  cosas  ftieron  tus  mercaderes. 

2S  Los  mercaderes  de  Reba  y  de  Ra- 
ama  fueron  tus  mercaderes  con  lo  prin- 
cipal de  toda  esnecierla;  y  toda  piedra 
preciosa,  y  oro,  dieron  en  tus  ferias. 

88  Harán,  y  Oanneh,  y  Heden,  los 
mercaderes  de  Seha,  de  Asirla,  y  Chil- 
mad,  contigo  contrataban. 

94  Estos  tus  mercaderes  negociaban 
contigo  en  varias  cosas ;  en  mantos  de 
Jacinto,  y  bordados,  y  en  c^as  de  ropas 
preciosas,  enlazadas  con  cordones,  y  en 
madera  de  cedro. 

85  Las  naves  de  Tharsb,  tus  cuadri- 
llas, fiteron  en  tu  negociación  :  y  fuiste 
llena,  y  fuiste  multiplicada  en  gran  ma- 
nera en  medio  de  los  mares. 

86  ^  En  muchas  aguas  te  engolfaron 
tus  remeros :  viento  solano  te  quebran- 
tó»  en  medio  de  loa  mares. 

87  Tus  riquezas,  y  tus  mercaderías,  y 
tu  nq^iacion,  tus  remeros,  v  tus  pi- 
lotos, los  reparadores  de  tus  hendedu- 
ras,  y  los  agentes  de  tus  negocios,  y 
todos  tus  hombres  de  guerra  que  hay  en 
tí,  con  toda  tu  compañía  que  en  medio 
de  tí  M  halla,  caerán  en  medio  de  los 
mares  el  dia  de  tu  calda. 

88  Al  estrépito  de  las  voces  de  tus  ma- 
rineros temblarán  los  arrabales. 

88  Y  descenderán  de  sus  naves  todos 
los  que  toman  remo ;  remeros,  y  todos 
los  pilotos  de  la  mar  se  pararán  en  ti- 
erra. 

ao  T  harán  oir  su  voz  sobre  tí,  y*  gri- 
tarán amargamente:  y  echarán  polvo 
sobre  sus  cabezas,  y  se  revolcarán  en  la 
ceniza^. 

SI  T  haránse  por  tí  eaWav,  y  se  eefii- 
rán  de  sacos',  y  endecharán  por  tí  ende- 
chas amargas  con  amargura  de  alma. 

88  Y  levantarán  sobre  tí  %ndechas  en 
sus  lamentaciones,  y  endecharán  sobre 
tí  diciendo :  ¿  Quién  como  Tiro,  como  la 
destruida  en  medio  de  la  mar  ? 

88  Cuando  tus  mercaderías  salían  de 
las  naves,  hartabas  muchos  pueblos :  los 
reyes  de  la  tierra  enriqueciste  con  la 


multitud  de  tos  riquezas,  y  de  tos  coa- 
trataciones'. 

34  En  d  tiempo  que  serás  qaebraatsds 
de  las  mares  en  los  profundos  de  lu 
aguas,  tu  comercio  y  toda  tu  compsfiia 
caerán  en  medio  de  tí. 

85  Todos  los  moradores  de  las  islss  le 
maravillarán  sobre  tí,  y  sos  reyes  tem- 
blarán de  espanto ;  imnutaiánse  en  lu 
rostros. 

36  Los  mercaderes  en  los  pueblos  <  sil- 
barán sobre  ti :  vendrás  á  ser  espaiito,y 
dejarás  de  ser  para  siempre*. 

CAPITULO  XXVIII. 
JEk^mM  intinu»  al  rejf  de  Tiro  m  ignomím- 
o»a  eaida  y  mmerUfor  m  «oto-Wo.  Jenm- 
da  la  deMolaeioH  de  Bidcn,  y  fredUe  d 
reetabUeimievio  d»  ia-oel. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  JAová,  di- 
ciendo : 

8  H^o  del  hombre,  di  al  ptindpe  de 
Tiro:  Asi  ha  dicho  á  Señor  Jehorá: 
Por  cuanto  se  enalteció  tu  corazón,  y 
dglste:  Yo  soy  Dios,  en  la  silla  de  Dios 
estoy  sentado'  en  medio  de  las  mares: 
siendo  td  hombre,  y  no  Dios ;  y  has  pu- 
esto tu  corazón  como  corazón  de  Dios : 

8  Há  aquí  que  tií  eres  mas  sabio*  qoe 
Daniel  I*:  no  hay  secreto  que  te  sea 
oculto: 

4  Con  tu  sabiduría  y  con  tu  prudencia 
te  has  Juntado  riquezas,  y  has  adquirido 
oro  y  plata  en  tus  tesoros : 

5  Con  la  grandeza  de  tu  sabldoria  en 
tu  contratación  has  multiplicado  tus  ri- 
quezas ;  y  á  causa  de  tus  riquezas  se  bs 
enaltecido  tu  corazón  « : 

6  Por  tanto  asi  ha  dicho  el  Seftor  Je- 
hová:  Por  cuanto  pusiste  tu  corazón 
como  corazón  de  Dios, 

7  Por  tanto  hé  aquí  que  yo  traigo  sobre 
tí  extratios,  los  ftiertes  de  las  gentes', 
que  desenvainarán  sus  espadas  contrs  bi 
hermosura  de  tu  sabiduría,  y  ensudarin 
tu  esplendor. 

8  A  la  huesa  te  harán  descender,  y 
morirás  de  las  muertes  de  loa  que  mu- 
eren en  medie  de  las  mares. 

9  ¿Hablarás  delante  de  tu  matador 
diciendo:  Yo  toy  Dios*?  Td  hombre 
teráe,  y  no  Dios,  en  la  mano  de  tu  ma- 
tador. 

10  De  muerte  de  incircuncisos/  mo- 
rirás por  mano  de  extraños :  poique  jo 
he  hablndo,  dice  el  SeOor  Jdiová. 

11  Y  Y  fué  á  mí  palabra  de  Jdwvá, 
diciendo : 

18  Hyo  dd  hombre,  levanta  endecbaí 
sobre  el  rey  de  Tiro,  y  díle :  Así  ha  di- 
cho el  Señor  Jehová :  Td  que  echas  el 
sello  á  la  proporción,  lleno  de  sabidaiia, 
y  acabado  de  hermosura, 

13  En  Edén,  en  el  huerto  de  Dios  es- 
tuviste V:  toda  piedra  preciosa  fhé  tn 
vestidura ;  el  saraio,  topacio,  diamante, 
crisólito,  onique,  y  berilo,  el  zafiro,  car- 
bunclo, y  esmeralda,  y  oro :  los  primores 
de  tus  tamboriles  y  pífenos  estuvieron 
apercibidos  para  ti  en  el  dia  de  tu  ore- 
ación. 

14  Td,  queruUn  grande,  eubrlder;  y 
yo  te  puse :  en  el  santo  monte  de  Dios 
estuviste ;  en  medio  de  piedras  de  feego 
has  andado. 

15  Perfecto  era»  en  todos  tos  caminos 
desde  el  dia  que  Aliste  criado,  hasU  qne 
se  halló  en  tí  maldad. 

16  A  causa  de  la  multitud  de  tn  eon- 
tratación  fuiste  lleno  da  tnionidad,  y 
pecaste :  por  lo  que  yo  te  eché  del  nenie 
de  Dios,  y  te  arrojé  de  entre  las  piedns 
de  fuego,  oh  querubín  cntNidor. 

17  Enaheoiose  tu  corazón  á  eaoaa  de 
tu  hermosura ;  corrompiste  Cu  sabidaiía 


>Oif&U. 


iJecU-K. 


A.  a  dr.  688. 


EZEQUIEL,  XnXy  XXX. 


A.  a  clr.  588. 


kCsn.9S.Sl. 


13. 

Ser.  25.22. 

T-i7.  8. 


lC*p.S8.23. 


!  K«.SS.  S& 
Jom.  SS.  1»' 


»  It.  11.  13. 
U. 

tCbp.  80.98. 

•  Jer.  2S.  tt- 

>GM.88aS. 

14. 


C*pul.9- 


Jer,  25. 1»- 
Cap- 

b.  XIX.  ^ 

ler.XliVI- 
Sal.74.lS' 
14. 
[ílZ7.  1- 

rSl.  ». 

C»p.  88.  ^ 
to.  »7.  29. 


Jar.  29.: 


ZKay.  I*- 

1. 

a.  SO.  9.  7. 
er.  S?.  ^ 
le 


á  esiisa  de  tu  resplandor :  yo  te  enojará 

Kr  tierra  ¡  delante  de  los  reyes  te  pon. 
é  para  que  mtaen  en  ti. 

18  Con  U  multitud  de  tus  maldades,  y 
oon  la  iniquidad  de  tu  oontntacion  en. 
sudaste  tu  santuario:  yo  pues  saqué 
fuego  de  en  medio  de  ti,  el  cual  te  con- 
evnló,  y  pdsete  en  cenixa  sobre  la  tierra 
á  los  ot)oa  de  todos  los  que  te  miran. 

10  Todos  los  que  te  conocieron  de  en. 
tre  los  pueblos,  se  maraTiUarán  sobre 
ti :  en  espanto  ser&s,  y  para  siempre  de- 
Jarás  de  ser  A. 

90  Y  Y  ftié  á  mí  palabra  de  Jlehová, 
diciendo : 

21  Hijo  del  hombre,  pon  tu  rostro  ha- 
cia Sidon  i,  y  profetisa  contra  ella. 

93  T  dirás :  Así  ha  dicho  el  Seftor 
Jehorá:  Hé  aquí  yo  contra  tí,  oh  Si- 
don,  y  en  medio  de  ti  será  glorificado: 

L sabrán  que  yo  «qy  Jehová,  cuando 
nere  en  ella  juicios,  y  en  ella  me 
santificare. 

98  T  enTÍasó  á  ella  pestilencia  k,  y 
sangre  en  sus  plazas ;  y  caerán  muer- 
tos en  medio  de  ella  con  espada  contra 
ella  al  rededor:  y  sabrán  que  yo  »oy 
Jehová. 

94  Y  nunoa  mas  será  á  la  casa  de  Is- 
rael  espino  que  le  punce',  ni  espanto 
que  le  dé  dolor,  en  todos  los  alrededores 
de  los  que  les  menosprecian :  y  sabrán 
que  yo  «oy  Jehorá. 

95  ^  Así  ha  dicho  el  Sefior  Jehová : 
Cuando  juntaré  la  casa  de  Israel  de  los 
pueblos  entre  los  ouales  están  esparcí, 
doa  •",  entonces  me  santificaré  en  ellos  <* 
á  los  ojos  de  las  gentes,  y  habitarán  en 
su  tierra  •,  la  cual  di  á  mi  sierro  Jacobs. 

96  Y  habitaián  en  día  seguros ;  y  e¿- 
ficarán  casas,  y  plantarán  viflas,  y.  habi- 
taran confiadamente,  cuando  yo  haré 
Juicios  en  todos  los  que  los  despegan  en 
sua  alrededores:  y  sabrdn  que  yo  soy 
Jdiorá  su  Dios. 

CAPITULO  XXIX. 
Pr<lfttiaa  tomira  Faraón  ny  d*  Egipto  y  nt 
turra,  vor  laJaUtriad  á4  tu  eondmeta  «on 
¡o»  JudíM.  Oou  el  dMpq/a  d*  Efifto  or- 
dena Diot  fiM  ita  pagado  el  niircito  de 
lo»  Oaldéot,  por  lo»  traü^fo*  que  pa»aron  en 
H  litio  de  Tiro,  enviaaoi  alíá  por  Diot. 
Anúneiate  la  rettauraeion  de  Itrael. 

ES  el  año*  décimo,  en  el  mea  dé- 
cimo, á  los  doce  del  mes,  fVié  á  mí 
palabra  de  Jehová,  diciendo : 

9  Hijo  del  hombre,  pon  tu  rostro  con- 
tra Pharaon,  rey  de  Egipto  ft,  y  profe* 
tiza  contra  él  y  contra  todo  Egipto  «. 

8  Habla,  y  di  :  Así  ha  dicho  el  Señor 
Jebová:  Hé  aquí  yo  contra  tí,  Pharaon 
rey  de  Egipto,  el  gran  dragón  d  que  yace 
en  medio  de  sus  ños,  el  cual  d^ :  Mió 
ee  mi  rio,  y  yo  me  lo  hice*. 

4  Yo  pues  pondré  anzuelos  en  tus 
maíllas/,  y  pegaré  los  peces  de  tus  rios 
4  tus  escamas,  y  te  sacaré  de  en  medio 
de  tus  rios,  y  todos  los  peces  de  tus  rios 
galdrán  i;egados  á  tus  escamas. 

6  Y  depárete  en  el  desierto,  á  ti  y  á 
todoe  los  peces  de  tus  rios :  sobre  la  haz 
del  campo  caerás;  no  serás  recogido, 
ni  serás  juntado :  á  las  bestias  de  la  ti- 
erra y  á  las  aves  del  délo  te  he  dado  g 
por  comida. 

0  Y  sabrán  todos  los  mocadores  de 
Xgipio  que  yo  soy  Jdiová;  por  ouanto 
Aieron  bordón  de  oa&aA  á  la  casa  de 
Israel. 

7  Cuando  te  tomaron  con  la  roano, 
te  quebraste',  y  les  rompiste  todo  el 
Itotnhto  i  y  cuando  se  recostaron  sobre 
tí,  te  quebraste,  y  los  deslomaste  en- 
teramente. 


8  Por  tanto  así  ha  dicho  el  Sefior  Je- 
hová :  Hé  aquí  que  yo  traigo  contra  tí 
espada,  y  talaré  de  tí  hombres  y  bestias. 

9  Y  la  tierra  de  Egipto  sena  asolada  y 
desierta ;  y  sabrán  que  yo  aoy  Jehová : 
porque  dijo :  Mi  rio,  y  vo  lo  hice  *. 

10  Por  tanto  hé  aquí  yo  contra  tí,  y 
contra  tus  rios;  y  poncuré  la  tierra  de 
Egipto  en  asolamientos  de  la  soledad  del 
desierto,  desde  MigdoW  hasta  Seveneh, 
hasta  el  término  de  Etiopia. 

11  No  pasará  por  ella  pié  de  hombre, 
ni  pié  de  bestia  pasará  m>r  ella ;  ni  será 
habitada  por  cuarenta  anos. 

19  Y  pondré  á  la  tierra  de  Egipto  en 
soledad  oitre  las  tierras  asoladas,  y  sus 
ciudades  entre  las  ciudades  destruidas 
estarán  asoladas  por  cuarenta  alkM:  y 
esparciré  á  Egipto  entre  las  gentes,  y 
aventarélos  por  las  tierras. 

18  Porque  así  ha  dicho  el  SeBor  Je- 
hová; Al  fin  de  cuarenta  aflos  juntaré 
á  Egipto  de  los  pueblos  entre  los  cuales 
fueren  esparcidos. 

14  Y  tomaré  á  traer  los  cautivos  de 
Egipto,  y  los  volveré  á  la  tierra  de  Pa- 
tros,  á  la  tierra  de  su  habitadon ;  y  allí 
serán  un  reino  b^jo. 

15  En  comparación  de  los  otros  reinos 
será  humilde;  ni  mas  se  alzará  sobre 
las  gentes:  porque  yo  los  disminuiré, 
para  que  no  se  enseñoreen  en  las  gentes. 

Itf  Y  no  será  mas  á  la  casa  de  Israel 
por  confianza"*,  que  haga  aoordar  el 
pecado  mirando  en  pos  de  ellos ;  y  sa- 
Diún  que  yo  »oy  el  Señor  Jehová. 

17  ir  Y  aconteció  en  el  año  veinte  y 
siete,  en  el  met  primero,  al  primero  del 
mes,  que  fué  á  mí  palabra  de  Jehová, 
dideudo: 

18  Hgo  del  hombre,  Nabucodonosor 
rey  de  Babilonia  hizo  á  su  elérdto  pres- 
tar grande  servido  contra  Tiro  ».  Toda 
cabeza  se  encalveció,  y  pelóse  todo  hom- 
bro:  y  ni  para  él  ni  para  su  ejército 
hubo  paga  de  Tiro  por  el  servicio  que 
prestó  contra  ella. 

19  Por  tanto  asi  ha  dicho  el  Señor 
Jehová:  Hé  aquí  que  yo  doy  á  Nabu- 
codonosor, rey  de  Babilonia,  la  tierra  de 
Egipto ;  y  él  tomará  su  multitud,  y  co- 
gerá sus  despojos,  y  arrebatará  su  presa, 
y  habrá  paga  para  su  ejército. 

90  Por  su  traluOo  con  que  sirvió  contra 
eUa  le  he  dado  la  tierra  de  Egipto ;  por- 

Sue  trabajaron  por  mí,  dice  el  Señor 
ehová. 

31  En  aquel  tiempo  hará  reverdecer 
el  cuerno  <>  á  la  casa  de  Israel,  y  te  daré 
apertura  de  boca  en  medio  de  dios :  y 
sabrán  que  yo  soy  Jehová. 

CAPITULO  XXX. 
Bisut  pro/etiíanda  contra  Egipto  y  su  r«y. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  Jehová,  di. 
dendo: 

9  Hijo  del  hombre,  pofetiza,  y  di: 
Así  ha  dicho  el  tseñor  Jehová :  Aullad, 
¡  Ay  del  dia ! 

8  Porque  cerca  está  el  dia,  cerca  está 
el  dia  del  Señora;  dia  de  nublado,  dia 
de  las  gentes  será. 

4  Y  vendrá  espada  á  Egipto ;  y  habrá 
miedo  en  Etiopia  cuando  caerán  heridos 
en  Egipto,  y  tomarán  su  multitud,  y 
serán  destruidos  sus  fundamentos. 

6  Etiopia,  y  Libia,  y  Lidiad,  y  todo  el 
conjunto  de  pueblo «,  y  Chfib,  y  los  hi* 
jos  de  la  tierra  de  la  liga^,  caerán  con 
ellos  á  cuchillo. 

6  Así  ha  dicho  Jehová :  También  ca- 
erán los  que  sostienen  á  Egipto ;  y  la 
altivez  de  su  fortaleza  caerá :  desde  Mig. 
dol  hasta  Seveneh  caerán  en  él  á  cu- 
chillo •,  dice  el  Seftor  Jehová. 


A  ver.  8. 


i  Bz.  14.  a. 
Jer.  4i.  1. 


»Is.8Ll,8. 

ya«.4.e. 

Jer.  S.  86, 
87. 

La.  4. 17. 
Os.  7. 11. 


"  Gap.  a&  7, 
eto. 
Jsr.  37. 6. 


•BaL182. 
17. 


•J<Ml8.L 


*G«a.l0.6. 

18. 
•Jer.  35. 90, 

34. 
rf  Jar.  43.18, 

17. 

Hech.8.S5. 

•Cap.  29. 10. 


A.Ccir.S8& 


BZBQUIEI4  XXXL 


i.C*.l 


/OBIIb».10. 

#b.l8.1.& 

kTer.  94,36. 
<  Ohp.  88. 7. 

*Ii.l9.4»e. 

Ib  19. 1, 

J«r.  48. 11. 
746.98. 

•CI»IIl99JÍ. 


"  Jtt. «.  14. 
jrU.8. 


•  0»ik  1.  Z 


J>J«r.48.8b 


>BbLS7.17. 


•'jw.r.e^ 


7  Y  Mtáa  MoladM  cntae  1«  tlcrru 
Moladi,  V  niB  dudadas  Mnáa  «at»  hw 
ciudades  dedertat/. 

8  Y  sabrín  que  yo  gojf  Jdiorá»  cuando 
puaiara  taego  A  Egipto,  j  faena  qna- 
brantadoa  todos  sus  ayudadMaa. 

9  En  aquel  tiempo  saldiAn  mens^e- 
ns/  de  iwlaiite  de  mí  «n  navios,  á  es- 
pantar A  Etiopia  la  oonfiada,  j  tendxAn 
espanto  como  en  el  día  de  Egipto :  por- 
que loé  aqui  que  viene» 

10  Asi  ha  dicho  el  8elVor  JehovA :  Haré 
oesar  la  multitud  de  Egipto  por  mano  de 
Nabupodonosor,  ny  de  Babilonia  A. 

11  Él,  j  con  4í  su  pueblo,  los  mas 
Alertes  día  las  gentes',  sevAn  traídos  A 
destruir  la  tierra :  y  desenvainaE&n  sus 
espadaa  sobre  Egipto,  y  henchirán  la 
tierra  de  muertos. 

19  Y  secará  los  rios*,  7  entregaré  la 
tierra  en  mano  de  malos,  7  destniirá  la 
tierra  7  su  plenitud  por  mano  de  estran- 
Jeroa :  70  JehovA  he  hablado. 

18  Asi  ha  dicho  el  Se&ar  JehovA :  Des- 
truiré también  las  imágenes  i,  7  hará 
cesar  los  ídolos  de  Mémphis :  y  no  ha- 
brA  mas  principe  de  la  tierra  de  Egipto: 
7  en  la  tierra  de  Egipto  pondré  temor. 

14  Y  asolará  A  Patios  «,  7  pondré  ñicgo 
A  Zoan,  7  luvé  juicios  en  No. 

15  Y  denamaré  mi  ira  sobre  Sin,  for- 
talexa  de  Egipto,  7  talaré  la  multitud 
de  No. 

16  Y  pondré  fuego  A  Egipto :  Sin  ten- 
dxA  gran  dolor,  7  no  ser»  destrozada, 
7  Mémphis  tendrá  continuas  angusti- 
as*. 

17  Los  mancebos  de  HeUopolis  7  de 
Pi-beseth  caesán  A  ouohillo  ¡  7  ellas  iién 
en  cautiverio. 

18  Y  en  Thaphnes  será  oenrado  el  día, 
cuando  quebrantará  70  allí  las  barras  de 
Egipto ;  7  oesaiA  en  ella  la  soberbia  de 
su  GortaleEa:  nublado  la  cubrixA,  7  los 
moradores  de  sos  aldeas  irán  en  cauti- 
verio^ 

19  Hará  pues  juicios  en  Egipto,  7  sa- 
branque  70  soy  JehovA. 

90  f  Y  aconteció  en  el  alk>«  undécimo, 
en  el  mm  primero,  A  los  siete  del  mes, 
que  Alé  A  mi  palabra  de  JehovA  dici- 
endo: 

91  Hijo  del  hombre,  quebrantado  he 
el  braior  de  Fharaon,  rey  de  Egipto; 
7  hé  aquí  qoe  no  ha  sido  vendado  po- 
niendo/e meididnas,  poniéndole  fl^a  para 
ligarlo,  A  fin  de  vigorarle  para  que  pue- 
da tener  espada. 

99  Por  tanto  asi  ha  dicho  él  Sefior 
JdiovA:  Heme  aquí  contra  Pharaon  rs7 
de  Egipto,  7  quebrará  sus  brazos  9,  el 
fuerte  7  el  fneturado,  7  haré  que  la 
espada  se  le  caiga  de  la  mano. 

88  Y  esparciré  loa  Egipcios  entie  las 
gentes,  7  aventaráloa  por  las  tierras. 

94  Y  fortificaré  los  brazos  del  re7  de 
Babilonia,  7  pondrá  mi  espada  en  su 
mane:  mas  quebraré  los  brazos  de 
Fharaon,  7  delante  de  aquel  gemirA  oon 
gemidos  di  herido  de  muerte. 

8S  Fortificaré  pues  los  brazos  dd  re7 
de  Babilonia,  7  los  brazos  de  Fharaon 
caerAn:  7  sabrán  que  70  Mgy  JehovA, 
cuando  70  pusiere  mi  espada  en  la  ma- 
no del  rey  de  Babilonia,  7  él  la  esten- 
diere  sobre  la  tierra  de  Egipto. 

96  Y  espardié  los  Egipcios  entre  las 
gentes,  7  los  aventaré  por  las  tierras; 
7  aabnn  que  70  «oy  JehovA. 

CAPITULO  XXXI. 
Otmttmua  XaiqttUi  pnfMiamAi  tomitra  Mo- 
roMi  y  n»  rvAio^  e«i|w  rvA%a  JkoMa  d»  verU 
JUmr—t  —C  MMM»  eoytf  y  /«<  da/tnMo  el 
imparto  d$  ím  AtirU».  «o  oMoete  te  gnu^ 
dm»dt  tu  fodgrtofi  paria. 


Y  ACONTECIÓ  «n  el  afie* 
dmo,  en  d  mes  teiveio,  d  priman 
dd  mes,  que  fué  A  mí  palabra  de  J» 
hovA  diciendo : 

9  Hijo  dd  hombre,  di  A  Phanoa,  rq 
de  Egipto,  7  A  su  pueblo:  *  A  qalñ 
comparaste  en  tu  gnadnae  ? 


comparaste 

8  ^  Hé  aquí  era"el  Asisio  eedio  en  d 
Líbano,  h¿moee  en  ramas,  7  «nbnts 
oon  sus  ramos,  7  de  grande  dtars,  7  n 
oopa  estaba  entre  densas  ramas. 

4  Las  aguas  lo  hicieran  crecer,  encvm* 
brólo  el  abisme :  sus  rios  iban  d  nde* 
dor  de  su  pié,  7  A  todos  los  árbdcs  dd 
campo  enviaba  sus  corrientes. 

5  Por  tanto  se  encumbró  su  dtuia  so- 
bre todos  los  árboles  dd  campo,  7  mal- 
tiplicAronse  sus  ramos,  7  A  causa  de  las 
mndias  aguas  se  ala^puon  sos  xanas 
que  hahia  echado. 

6  En  sus  ramas  hacían  nido  todas  las 
aves  dd  eielo«,  v  debajo  de  sa  non^ie 
parían  todas  las  bestiaa  del  oampo;  7  á 
su  sombra  habitaban  mudus  gantss. 

7  Hízose  pues  hermoso  en  su  giandesa 
con  la  extensión  de  sus  nmas;  psiqne 
su  raiz  estaba  junto  A  muchas  aguas. 

8  Los  cedros  no  lo  cubrieron  en  d  ha. 
erto  de  Dios^:  las  ha7as  no  faena  se- 
mblantes A  sus  nmas,  ni  los  eastailos 
fueron  semientes  A  sus  ramos :  alagan 
Arbd  en  el  huerto  de  Dios  ftié  sem^jiuM 
A  él  en  su  hermosura. 

O  Híoelo  hermoso  oon  la  multitud  de 
sus  ramas ;  7  todos  loa  áurbdes  de  Edén, 
que  cateban  en  d  huerto  de  Dios,  tuvi- 
eron de  él  envidia. 

10  Por  tanto  así  dlijo  el  Reftor  Jehovi: 
Por  cnanto  te  encumbraste*  en  altara, 
7  poso  su  cumbre  entre  densas  ramas,  7 
su  c(Mrazon  se  etevó/  eon  su  dtoa, 

11  Yo  lo  entregué  en  mano  dd  Al- 
erte de  las  gentes,  que  de  derto  le 
manejaiA:  por  au  impiedad  lo  he  ar- 
rqjadof. 

19  Y  le  cortarán  extraSos,  los  fiíertei 
de  las  gentes*,  7  lo  abandonarán:  sos 
ramas  caerán  sobre  los  montes,  y  por 
todos  los  vdles,  7  por  todas  las  aneja- 
das de  la  tierra  sezin  quebrados  sos  ra- 
mos; é  iránse  de  su  sombra  todos  los 
pueblos  de  1«  tierra,  7  lo  d^arán. 

18  Sobre  su  ruina  habitazán  todas  bs 
aves  dd  cielo,  7  sobre  sus  ramas  cstaiáa 
todas  las  bestias  dd  campo>: 

14  Para  que  no  se  deven  en  so  sltina 
los  árboles  todos  de  Junto  d  las  aguas, 
ni  levanten  su  cumbre  entre  las  espe- 
suras, ni  en  sus  ramas  se  psren  por  sa 
altura  todos  los  que  beben  woas :  por- 

2ue  todos  serán  entregados  A  moeite*, 
la  tierra  biO^»  a  medio  de  los  hi)as 
de  los  hombres,  oon  los  que  dasctsiwlpn 
A  la  huesa/. 

15  Así  ha  dicho  d  Seftor  JehovA:  El 
dia  que  descendió  A  la  sepultan,  hiee 
hacer  luto,  hice  cubrir  por  él  d  aMamo, 
7  detuve  sus  rios,  7  Im  muehas  anas 
nieron  ddenidas :  7  d  Líbano  eubn  de 
tinieblas  por  él,  7  todos  los  Artides  dd 
oampo  se  desmavaron. 

16  Del  estruendo  de  su  odda  Uc»  tem- 
blar las  centes,  cuando  lo  hioe  deseen- 
der  A  la  toea  con  todos  los  que  dsedso- 
den  A  la  sepultun;  7  todos  les  áftdes 
de  Edén  escogidos,  7  los  vun^ua»  dsi 
Líbano,  todoa  loa  qoe  bdicaí  aguas,  te- 
maron oonsolaeioa  »  en  la  tiem  bi^ 

17  TamUen  eUoa  descendieron  ooa  41 
A  la  fosa,  con  los  muertos  A  ouehille,  te 

w  fiunm  su  braao,  loe  one  estavisna 
su  sombra  en  medio  de  las  |_ 

18  ^  ¿  A  quien  pues  te  haa 
do»  asi  en  gloria  7  ee 
los  Arboles  de  Edén  ? 


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KEQUIEL^  XXXII. 


^.  CL  ttt. 


9Uá»  eoa  lof  kñMm  dé  EOen  on  la 
ticn*  beja:  entra  kn  Incireunefsoe* 
TMoerisi  con  Im  nueitoa  k  ouehillo. 
Este  e»  Phanon  j  todo  ra  ]^«eblo,  dice 
el  Se&or  Jehovi. 


CAPITULO  XXXII. 


wAtka  ti  ymfáa  la  nritm  é$  Pkmtaen  y 


largo  '«rntUog»  da  lo>  mm  f  r«tt« 
XNm  ka  éBttraido  par  hahm-m  heeha 
hU$  MI  H  mnndo,  po»ú»áo  á  Pkaraam  y  á 
a»  jNwNo  «•  «<  RMMro  <la  «So*. 

T  ACONTECIÓ  en  el  aflo*  daodé- 
eimo,  en  d  mea  duodécimo,  al  pri- 
mero del  OMs,  que  taé  á  mi  palabra  de 
JclioT&  difltendo : 

9  H^o  del  hombie,  lernnta  endechas  h 
s(ri»«  Pfaanum,  ny  de  S^pto,  j  díle: 
A  Iconeillo  de  aentet  «es  semejante «, 
7  eces  como  la  ballena^  en  las  mares : 
qoe  sacates  tos  tíos,  y  enturbiabas  las 
agnas  con  tus  pies,  y  hollabas  sus  ri- 
beras*. 

a  Asi  ha  dicho  el  Sefior  Jehová:  To 
extenderé  sobre  tí/  mi  red  con  reunión 
de  muchos  pueblos,  y  te  harán  inbiT 
con  mi  espanvMt 

4  Y  te  OQard  en  tiara ;  te  echaré  so- 
bre la  haz  del  eaaspoy,  y  haré  que  se 
aaienten  sobre  ti  todas  las  aves  del  cielo, 
y  hartaré  de  tí  las  bestias  de  toda  la 
tierra*. 

9  Y  pondré  toa  carnes  sobre  los  mon- 
tes, jr  nenchirá  los  valles  de  tu  altura. 

0  X  rccaré  de  m  sangre  la  tierra  donde 
nadas,  hasta  los  montes;  y  los  anoyos 
se  hcnehlrAa  de  tí. 

7  Y  cuando  te  habré  muerto,  cubriré 
loa  cirios,  y  haré  entenebrecer  sus  es- 
tréUas;  el  sol  cubriré  con  nublado,  y  la 
Ixam  no  hax6  resplandecer  su  luc  i. 

8  Todas  las  lumbreras  de  lus  hará  en- 
tenebrecer en  el  cielo  por  tí,  y  pondré 
tinieblas  sobre  tu  tierra,  dice  el  Señor 
JehovL 

9  Y  entristeceré  el  corasen  de  muchos 
pueblos,  cuando  Ueraré  tu  quebranta- 
miento entra  las  gentes,  por  las  tierras 
que  no  oonoeiste. 

10  Y  haré  atónitos  ^bra  tí  muchos 
pueblos,  y  sus  revea  tendrán  á  causa  de 
tí  horror  grande*,  cuando  haré  resplan- 
decer mi  espada  delante  de  sus  rostros; 
y  todos  se  sobvesiUtarán  en  sus  ánimos 
4  cada  momento'  en  el  dia  de  tu  calda. 

11  Porque  asi  ha  dicho  el  Señor  Je- 
hora :  £a  espada  del  rey  de  Babilonia 
Tendrá  sobre  tí  <". 

19  Oon  espadas  de  fuertes  haré  caer  tu 

Ceblo ;  todos  ellos  »«rám  los  fuertes  de 
eentes».  Y  debtniirán  la  soberbia 
de  Egipto,  y  toda  su  multitud  será  des- 
hecha. 

15  Todas  sus  bestias  destruiré  de  sobre 
las  muchas  aguas :  ni  mas  las  enturbU 
aeá  pié  de  hombre,  ni  uñas  de  bestias 
las  enturbiarán*. 

14  Entonces  haré  asentarse  sus  aguas, 
▼  haré  ir  sus  rioa  como  aceite,  dice  el 
Sefior  Jdiorá. 

16  Cuando  asolaré  la  tierra  de  Egipto;», 
7  la  tierra  fbere  asolacte  de  su  plnutud, 
cuando  heriré  á  todos  los  me  en  rila 
osaran,  sabrán  que  yo  aoy  Jefiorá. 

16  Esta  «a  la  endecha,  y  cantarte  han : 
IlM  h^as  de  las  «entes  la  cantarán :  en- 
decharán sobre  Egipto,  y  sobre  toda  su 
multitud,  ^oe  el  Señor  JehoTá. 

17  ^  Taoontació  en  ei  año  duodécimo, 
A  los  quince  átí.  mes,  que  flié  á  mi  pa- 
latoa  ele  JtAiOTá  diciendo : 

18  Hijo  del  hombre,  endecha  sobre  la 
OMdtitad  de  EMpto,  y  despéñalo  á  él, 
7  á  las  riU'a»  de  tts  gentes  Alertes,  en 


la  tierra  dé  los  profundos,  con  loa  que 
descienden  á  la  sepultura  9* 

19  Porque  eres  tan  hermoso,  descien- 
de, y  yace  con  los  IncireunciBosr. 

90  Ontre  los  muertos  á  cuchillo  caerln : 
al  cuchillo  es  entregado :  traedlo  á  él  y 
á  todos  sus  pueblos. 

91  De  en  medio  del  infierno  hablarán 
á  él  los  Alertes  de  los  fbertes,  con  los 
que  le  ayudaron,  que  descendieron,  y 
yacen  con  los  Inebreunoisoa  muertos  á 
cuchillo. 

99  Allí  Aasur  oon  toda  su  gente:  en 
derredor  de  él  után  sus  sepulcros :  to- 
dos ellos  cayeron  muertos  á  cucUllo. 

93  Sus  sepulcros  ÍVieron  puestos  á  loa 
lados  de  la  fcsa,  y  su  gente  está  por  los 
alrededores  de  su  sepulcro :  todos  ellos 
cayeron  muertos  á  cuchillo,  los  cuales 
pusieron  miedo  en  la  tierra  de  loa  vivi- 
entes. 

94  Allí  Elam^  v  toda  su  multitud  por 
los  alrededores  de  su  sepulcro:  todos 
ellos  cayeron  muertos  á  cuchillo,  los 
cuales  descendieron  incircuneisos  á  los 
mas  profundos  lugares  de  la  tierra,  por- 
que pusieron  su  tenor  en  la  tierra  de 
los  vivientes ;  mas  nevaron  su  confusioo 
con  ios  que  descienden  al  sepulcro. 

95  En  medio  de  los  muertos  le  pusie- 
ron cama  con  toda  su  multitud :  á  sus 
alrededores  ssMn  sus  lepulcros:  todos 
ellos  incircuncisos  muertos  á  cuchillo, 
porque  fué  puesto  su  espanto  en  la  ti- 
erra de  los  vivientes;  mas  llevaron  su 
confusión  con  los  que  descienden  al  se- 
pulcro :  él  fué  puesto  en  medio  de  loe 
muertos. 

96  Allí  Meseeh «,  y  Tubal,  y  toda  su 
multitud :  sus  sepulcros  en  sus  alrede- 
dores :  todos  ellos  inoirennelsos  muertos 
á  cuchillo,  porque  hablan  dado  su  ter- 
ror en  la  tierra  ae  los  vivientes. 

97  Y  no  yacerán  con  los  fuertes  que 
cayeron  de  los  indreuncisos,  los  cuales 
descendieron  al  sepulcro  con  sus  armas 
de  guerra,  y  pusieron  sus  espadas  de- 
bajo de  sus  cabeaas:  mas  sus  pecados 
estarán  sobre  sus  huesos,  porque  fueron 
terror  de  fuertes  en  la  tierra  de  los  vi« 
vientes. 

98  Td  pues  serás  quebrantado  entre 
los  incircuncisos,  y  yaoer&s  oon  los  mu- 
ertos á  cuchillo. 

99  Allí  Iduméa*,  sus  reyes,  y  todos 
sus  principes,,  los  cuales  con  su  fi>rta- 
leza  Alerón  puestos  con  los  muertos  á 
cuchillo:  ellos  yacerán  con  los  incir- 
cuncisos, y  con  los  que  descienden  al 
sepufcro. 

ao  Allí  los  prfhcipes  del  Aquilón,  to- 
dos ellos,  y  todos  los  de  Siüon',  que 
con  su  terror  descendieron  con  los 
muertos,  avergonzados  de  su  fortaleza, 
yacen  también  incironncisos  con  los 
muertos  á  cuchillo,  y  llevaron  su  con- 
fesión con  los  que  descienden  al  se- 
pulcro. 

31  A  estos  verá  Fharaon,  y  consola- 
ráse  V  sobre  toda  su  multitud ;  Fharaon 
muerto  á  cuchillo,  y  todo  su  ^ército, 
dice  el  Señor  Jehová. 

89  Porque  yo  puse  mi  terror  en  la 
tierra  de  los  vivientes,  también  yacerá 
entre  los  incircuncisos  con  los  muertos 
á  cuchillo,  Fharaon  y  toda  su  multitud, 
dice  el  Señor  Jehová. 

CAPITULO  XXXIIL 
M'-  oM»  d*  vurúadKfo  fn/éla  m  amonitmr 
á  M  peeadoTM.  Jutíteta  «ial  proeeiar  da 
Díaa  |Mira  «om  cUm.  Prt^ttiía  Smqniet 
eoulra.  la  «ana  pruuneion  da  loa  JiuUm 
«na  ae  mudaron  a«  aa  Brapio  patt,  y  eoH~ 
h-a  la  hipoerMÚfdt  toa  qtie  altaba»  airHo. 
Monia. 


«Ospk  U.U. 
•-Cap.9&10. 


•Jar.  4».  84. 

«lo. 


<Gap.8r.lS. 
y  88.  2. 
C>«B.ia& 


••Jer.S5.19. 
eto. 
Ab.9i«te. 


'Ckp.  38.91. 


yCsp.SL16. 


A.O.fiM. 


EZEQUIEL,  XXXTTT,  XZXIY. 


LCW. 


•  Csp.14. 17. 


»C«ii.l8.1S, 
etc. 


•  Cmp.  8. 17, 
etc. 


^  Pro.  15. 10. 
Jua  8.34. 


•Gftp.M.28. 


/Cap.  16. 38. 
2  (te.  14. 14. 
Oik  11.  8. 
2  F«d.  8.  9. 

«  Cm.  8.  20. 

y  1^24. 
ete. 


APro.  28.18. 

•'  Gftp.  18.  7, 

«te 
tBx.22.1,4. 

La.  6. 2. 5. 
I  Le.  18.  5. 


»C»pJ8.35. 
Pro.  19. 8. 


Y  FUÉ  á  mi  palabra  de  JehorA,  di- 
ciendo : 

2  Hijo  del  hombre,  habla  á  los  hijos  de 
tu  pueblo,  y  dlles:  Guando  triO^B  yo 
espada*  sobre  la  tierra,  y  el  pueblo  de 
la  tierra  tomare  un  hombre  de  sus  tér- 
minos, y  se  lo  pusiere  por  atalaya ; 

8  Y  él  viere  reñir  la  espada  sobre  la 
tierra,  y  tocare  cometa,  y  avisare  al 
pueblo ; 

4  Cualquiera  que  oyere  el  sonido  de  la 
corneta,  y  no  se  apercibiere,  y  viniendo 
la  espada,  lo  tomare,  su  sangre  será 
sobre  su  cabeza. 

^  £1  sonido  de  la  cometa  oyó,  y  no  se 
apercibió;  su  sangre  sehl  sobre  él  i: 
roas  el  q;ue  se  apercibiere,  librará  su 
▼ida. 

6  Pero  si  el  atalaya  viere  venir  la  es- 
pada, y  no  toc¿re  la  cometa,  y  el  pueblo 
no  se  apercibiere,  y  viniendo  la  espada, 
tomare  de  él  alguno,  él  por  causa  de  su 
pecado  fué  tomado ;  mas  demandaré  su 
sangre  de  mano  del  atalaya. 

7  Td  pues,  hijo  del  hombre,  yo  te  he 
puesto  por  atalaya  á  la  casa  de  Israel «, 
y  oirás  la  palabra  de  mi  boca,  y  les  a- 
percibiiás  de  mi  parte. 

8  Diciendo  yo  al  impío:  Implo,  de 
cierto  morirás;  si  tü  no  hablares  para 
que  se  guarde  el  impío  de  su  camino, 
el  impío  morirá  por  su  pecado,  mas  su 
sangre  yo  la  demandaré  de  tu  mano. 

9  Y  si  tü  avisares  al  impío  de  su  ca- 
mino, para  que  de  él  se  aparte,  y  él  no 
se  apartare  de  su  camino,  por  su  pecado 
morirá  él  ^ ,  y  tü  libraste  tu  vida. 

10  Tü  pues,  hHo  del  hombre,  di  á  la 
casa  de  Israel :  Vosotros  habéis  hablado 
así,  diciendo :  Nuestras  rebeliones  y  nu- 
estros pecados  ettúM  sobre  nosotros,  y 
á  causa  de  ellos  somos  consumidos': 
c  cómo  pues  viviremos  ? 

11  Diles ;  Vivo  yo,  dice  el  Señor  Jeho- 
vá,  que  no  quiero  la  muerte  del  impío, 
sino  que  se  tome  el  implo  de  su  camino, 
y  que  viva/.  Volveos,  volveos  de  vues- 
tros malos  caminos :  ¿y  por  qué  mori- 
réis, oh  casa  de  Israel  ? 

12  Y  tü,  huo  del  hombre,  di  á  los  hijos 
de  tu  pueblo :  La  justicia  del  Justo  no 
lo  lihñrá  el  dia  que  se  rebelare' ;  y  la 
impiedad  del  implo  no  le  será  estorbo 
el  dia  que  se  vol viere  de  su  impiedad; 
y  el  justo  no  podrá  vivir  por  su  justicia 
el  dia  que  pecare. 

13  Diciendo  yo  al  justo.  De  cierto  vivi- 
rá, y  él  confiado  en  su  justicia  hiciere 
iniquidad,  todas  sus  juüicias  no  ven- 
drán en  memoria,  sino  que  morirá  por 
su  iniquidad  que  hizo.  « 

14  Y  diciendo  yo  al  impío.  De  cierto 
morirás ;  si  él  se  volviere  de  su  pecado  *, 
é  luciere  juicio  y  justicia, 

15  ai  el  implo  restituyere  la  prenda», 
devolvlere  lo  que  hubiere  robado*,  ca- 
minare en  las  ordenanzas  de  vida',  no 
haciendo  iniquidad,  vivirá  ciertamente 
y  no  morirá: 

16  No  se  le  recordará  ninguno  de  sus 
pecados  que  había  cometido :  ¿  hizo 
juicio  y  justicia  ?  vivirá  ciertamente  ? 

17  Luego  dirán  los  hijos  de  tu  pueblo. 
No  es  recta  «  la  via  del  Sefkir :  la  via  de 
ellos  et  la  mte  no  es  recta. 

18  Cuando  el  justo  se  apartare  de  su 
justicia,  é  hiciere  iniquidad,  morirá  por 
ello. 

10  Y  cuando  el  impío  se  apartare  de 
BU  Impiedad,  6  hicieie  Juicio  y  justicia, 
vivirá  por  ello. 

SO  Y  dijisteis,  no  es  recta  la  via  del 
Sefior.  Yo  os  juzgaré,  oh  casa  de  Is- 
rael, á  cada  uno  craifinme  á  sus  caml- 
noi. 


81  ^  Y  aconteció  en  el  aiko  duodécimo 
de  nuestro  cautiverio,  en  el  nut  décimo, 
á  los  cinco  del  mes,  que  vino  á  mi  un 
escapado  de  Jerusalem  diciendo:  La" 
ciudad  ha  sido  herida. 

89  Y  la  mano  de  Jehová  haUa  rido 
sobre  mi  1»  tarde  antes  que  el  escapado 
viniese,  y  babia  abierto  mi  boca,  hasta 
que  vino  á  mi  por  la  mañana ;  y  abiié 
mi  boca,  y  no  mas  estuve  callado. 

S8  ^  Y  filé  á  mi  palabra  de  Jehová, 
diciendo : 

84  Hijo  del  hombre,  los  que  haUtai 
aquellos  desiertas  en  la  tiora  de  Israel, 
hablando  dicen:  Abraham  era  uno*,  y 
poseyó  la  tierra:  pues  nosotros  jomet 
muchos ;  á  nosotros  es  dada  la  tiená  en 
posesión. 

85  Por  tanto  díles:  Asi  ha  dicho  el 
Señor  Jehová :  ¿  Coa  sangre  comeiéis?, 
y  á  vuestros  ídolos  f  alzaréis  vuestros 
otjos,  y  sangre  derrañoaréis,  y  poseeréis 
vosotros  la  tienra  ? 

86  Estuvisteis  sobre  vuestras  espadas, 
hicisteis  abominación,  y  contaminasteis 
cada  cual  la  mnjer  de  su  prójimo :  ¿  j 
habréis  de  poseer  la  tierra  ? 

87  Les  dirás  así :  Así  ha  dicho  d  Se- 
ñor Jehová :  Vivo  y»,  que  los  que  etíá» 
en  aquellos  asolamientos,  caerán  á  ea- 
chillo ;  y  al  que  atavien  sobre  la  haz 
del  campo  entregará  á  las  batías  que  lo 
devoren ;  y  los  que  eiimñeren  en  las  for- 
talezas, y  en  las  cuevas,  de  pestilencia 
morirán. 

88  Y  pondré  la  tierra  en  desierto  y 
en  soledad',  y  cesará  la  soberbia  de  m 
fortaleza ;  y  los  montes  de  Israel*  serán 
asolados  que  no  kaifu  quien  pase. 

89  Y  saorán  que  yo  m¡f  Jehová,  cu- 
ando pusiere  la  tierra  en  soledad  y  de. 
sierto,  por  todas  las  abominaciones  que 
han  hecho. 

30  ^  Y  tü,  hijo  del  hombre,  los  hiios 
de  tu  pueblo  se  mofim  de  ti  junto  á  las 
paredes,  y  á  las  puertas  de  las  casas,  y 
habla  el  uno  oon  el  otro,  cada  uno  con 
BU  hermano,  diciendo :  Venid  ahora,  y 
oid  que  palabra  que  sale  de  Jehová. 

31  Y  vendrán  á  ti  como  venida  de 
pueblo,  y  se  sentnfán  fielante  de  tí  etmo 
mi  pueblo,  y  ohrwi  tus  palabras,  y  no 
las  pondrán  por  obra :  antes  hacen  ha- 
lagos con  sus  bocas  <,  y  el  ooraioo  de 
ellos  anda  en  pos  de  su  avaricia. 

38  Y  hé  aquí  que  tü  ere*  á  ellos  como 
cantor  de  amores,  oracioso  de  voz  y  que 
canta  bien:  y  oirwi  tus  palabras,  mal 
no  laspondrán  por  obra. 

83  Bmpero  cuando  ello  viniere,  (he 
aquí  que  viene,)  sabrán  que  hubo  pro- 
nta entre  ellos «. 

CAPITULO  XXXIV. 

Contra  Um  malo»  fottoreg  y  gohtnMiáan$,f«r 
etiya  ftegligtneta,  avarina,  y  emdM  n'o- 
tomieníot,  habta  «üio  Mpore^  W  mmMs 
d*  DiM,  y  M^Mo  Á  ámnt  taUmátémi 
para  rmuMc  d*  lo  emai  m  fto»iá»  ta  ••- 
toda  dé  im  Pattar,  «I  emaí  rwMitrá  •  «pa- 
MAiord  mu  ovffoM,  y  la»  hmri  kmar  — 
la  tierra  ffctamdo  loe  bitne»  dt  la  pos,  «a 
Umor  de  qu«  nadie  la»  «tpanlr. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  Jehová,  di- 
ciendo : 

8  Hijo  dd  hombre,  proAtísa  contra 
lo*  pastares  de  IvnA  ¡  profetiza,  y  dflcs 
á  los  pastores :  Aaí  ha  didie  ai  ScBor 
Jehová :  ¡  Ay  de  lo*  pastoKs  d*  Iffael*» 
que  se  apacientan  a  sí  mismo*]  ¿No 
apacientan  los  pastorea  lo*  rebañas  ? 

a  Goméis  la  leche,  y  o*  vestís  de  la 
lana :  la  gruesa  d^gollaisA,  no  i^paoea- 
tais  las  ov^ias. 

4  No  oonoborasteb  las  flacas,  lal  eB- 
rastel*  la  cnftnna:  ao  UfMtcta  l«  per- 


•ñ! 


•kai 


¿Cdr.ur. 


EZEQUISL,  XXXV. 


A.  a  dr.  587- 


httiaii 
lFkU2S. 


.11 


oJqoebnuU,  ni  tomasteis  la  amontada, 
ni  bascasteis  la  perdida;  sino  one  os 
habéis  ensefloreado*  de  ellas  con  auresa 
7  con  violencia. 

fi  Y  están  derramadas  por  falta  de 
pastor^;  5  ftieron  para  ser  comidas  de 
toda  bótia  del  campo*,  y  ftieron  es» 
paroidas. 

<  T  andavieron  perdidas  mis  OT^as/ 
por  todos  los  montes,  j  en  todo  oolTado 
alto :  y  en  toda  la  haz  de  la  tierra  fueron 
derramadas  mis  ovqas,  y  no  hulK>  qnien 
buscase,  ni  qnien  requiíícse. 

7  Por  tanto,  pastores,  oid  palabra  de 
Jd>oT&: 

8  Vivo  JO,  ha  dieho  el  Seflor  JefaovA, 
qne  por  cuanto  mi  rebafto  ftié  para  ser 
robado,  j  mis  ovejas  fueron  para  ser 
comidas  de  toda  bestia  del  campo,  sin 
pastor;  ni  mis  pastores  buscaron  mis 
oT^as,  sino  qué  los  pastorea  se  apacen- 
taron  k  sí  mismos  ff,  y  no  apacentaron 
mis  ovejas, 

9  Por  tanto,  oh  pastores,  oíd  palabra 
de  JehoTá : 

10  Asi  ha  dicho  el  Sefior  JehovA :  Hé 
aquí  yo  á  los  pastores ;  y  requeriré  mis 
ovejas  de  su  mano,  v  barrios  dejar  de 
apacentar  las  ovejas*:  ni  los  pastorea 
se  apacentarán  mas  á  sí  mismos ;  pues 
To  libraré  mis  ovejas  de  sus  bocas,  7  no 
les  serán  mas  por  comida. 

11  Porque  así  ha  dicho  el  Sefior  Jeho- 
v&:  Hé  aquí  que  yo,  yo,  requeriré  mis 
ov^as,  y  las  reconoceré  •'. 

13  Gomo  reconoce  su  rebafio  el  pastor 
el  dia  aue  está  en  medio  de  sus  ov^as 
esparcidas,  así  reconoceré  mis  ovejas, 
I  las  libraré  de  todos  los  lugares  en  que 
nieron  esparcidas  el  dia  del  nublado  y 
de  la  obscuridad. 

13  Y  YO  las  sacaré  de  los  pueblos,  y  las 
juntare  de  las  tierras ;  y  las  meteré  en 
su  tierra  A,  y  las  apacentará  en  los  mon- 
tes de  Israel  por  las  ruteras,  y  en  todas 
las  habitaciones  del  país. 

14  En  buenos  pastos  las  apacentaré', 
y  en  los  altos  montes  de  Israel  será  su 
mivjada:  allí  dormirán  en  buena  mi^a» 
da  m,  y  en  pastos  gruesos  serán  apacen- 
tadas sobre  los  montes  de  Israel. 

15  Yo  apacentaré  mis  ovejas,  y  yo  les 
haré  tener  nuyjada,  dice  ei  aeflor  Je- 
bová. 

16  Yo  buscaré  la  perdida»,  y  tomaré 
la  amontada,  y  linuré  la  perniquebrada, 
y  corrobaré  la  enferma :  mas  á  la  gruesa 
y  á  la  fuerte  destruiré*.  Yo  las  apa- 
centaré en  juicio  j>. 

17  Mas  vosotras,  ovejas  mias,  así  ha 
dicho  el  Señor  Jehová:  Hé  aquí  que  yo 
Juzgo  entre  oveja  y  oveja,  entre  came- 
ros y  machos  cabríos  ?. 

18  ¿  Os  es  poco  que  comáis  los  buenos 
pastos,  sino  que  tanÜjUn  hoUds  con  vu- 
estros pies  lo  que  de  vuestros  pastos 
queda ;  y  que  bebiendo  las  aguas  sen- 
tadas, holléis  ademas  con  vuestros  {riés 
Jas  que  quedan  ? 

19  Y  luis  ovejas  comen  lo  hollado  de 
vuestros  pies,  y  beben  lo  que  con  vue% 
tros  pies  habds  hollado. 

90  Por  tanto  así  les  dice  el  Señor  Je- 
hová :  Hé  aquí  que  yo,  yo.  Juzgaré  en- 
tre la  ove;}a  gruesa  y  la  oveja  flaoa, 

21  Por  cuanto  rempi^asteis  con  el 
lado  y  con  el  hombro,  y  acorneasteis 
con  vuestros  cuernos  á  todas  las  flaoas, 
hasta  que  las  esparcisteis  fuera. 

as  Yo  salvaré  á  mis  ovejas,  y  nunca 
mas  serán  en  rapifla;  y  juzgué  entre 
oveja  y  ov^a. 

S3  Y  despertaré  sobre  ellas  un  pastor, 
y  él  las  apacentará;  á  mi  siervo  David : 
él  las  apacentará,  y  él  les  será  por  pastor. 


M  Y  yo  Jehová  les  seré  por  Dios,  y  mi 
siervo  David  principe  en  medio  de  ellos. 
Yo  J^ová  he  hablado. 

SI5  Y  estableceré  con  ellos  pacto  de 
paz,  y  haré  cesar  de  la  tierra  las  malas 
bestias  r;  y  habitarán  en  el  desierto  se- 
guramente, y  dormirán  en  los  bosques. 

96  Y  dará  á  ellas,  v  á  los  alrededores 
de  mi  collado,  bendición :  y  haré  des- 
cender la  lluvia  en  su  tiempo;  lluvias 
de  bendición  serán. 

87  Y  el  árbol  del  campo  dará  su  fhito, 
y  la  tierra  daiá  su  finito* :  y  estarán  so- 
bre su  tierra  sesuramente ;  y  sabrán  que 
yo  soy  Jehová,  cuando  quebrará  las 
coyundas  de  su  yugo,  y  los  libraré  de 
mano  de  los  aue  se  sirven  de  ellos. 

SU  Y  no  serán  mas  presa  de  las  gentes, 
ni  las  bestias  de  la  tiem  las  devorarán ; 
sino  que  habitarán  seguramente,  y  no 
habrá  quien  espante '. 

89  Y  despertaréles  una  planta»  por 
nombre,  y  no  mas  serán  consumidos  de 
hambre  en  la  tierra,  ni  serán  mas  aver- 
gonzados de  las  gentes : 

ao  Y  sabrán  aue  yo  su  Dios  Jehová  tojf 
con  ellos ;  v  ellos  «o»  mi  pueblo,  la  oasa 
de  Israel,  dice  el  Sefior  Jehová. 

81  Y  vosotras,  ovejas  mias,  ovejas  de 
mi  pasto,  hombres  «oís,  y  yo  vuestro 
Dios,  dice  el  Seflor  Jehová. 

CAPITULO  XXXV. 

Pro/MUa  la  ruina  d*  láumta  par  tu  <mw- 
tmraoú  odio  y  tU.nje$  al  pttMo  de  XHo$. 

Y  FUÉ  á  mí  palabra  de  Jehová,  di- 
ciendo: 

5  Hijo  del  hombre,  pon  tu  rostro  hacia 
el  monte  de  Selr  «,  y  profetisa  contra  él, 

8  Y  dile:  Así  ha  dicho  el  Sefior  Jeho- 
vá :  Hé  aquí  que  yo  contra  ti,  oh  monte 
de  Seir,  y  extenderé  mi  mano  contra  tí, 
y  te  pondrá  en  asolamiento  y  en  sole- 
dad. 

4  A  tus  ciudades  asolaré,  v  tü  serás 
asolado ;  y  sabrás  (jue  yo  toy  Jehová. 

6  Por  cuanto  tuvute  enemistades  per- 

nufts,  y  esparciste  los  hijos  de  Israel 
oder  de  espada  en  el  tiempo  de  su 
aflicción  b,  en  el  tiempo  extremamente 
malo*, 

6  Por  tanto,  vivo  yo,  dice  el  Seflor  Je- 
hová, que  á  sangre  te  diputaré,  y  sangre 
te  perseguirá :  y  pues  la  sangra  no  afaior- 
reciste,  sangre  te  perseguirán 

7  Y  pondré  al  monte  de  Selr  en  aso- 
lamiento y  en  soledad,  y  cortaré  de  él 
pasante  y  volvlente. 

8  Y  henchiré  sus  montes  de  sus  mu- 
ertos: en  tus  collados,  y  en  tus  valles, 
y  en  todos  tus  arroyos,  caerán  ellos 
muertos  á  cuchillo. 

9  Yo  te  pondré  en  asolamientos  per- 
petuos, y  tus  ciudades  nunca  mas  se 
resuurarán*;  y  sabréis  que  yo  soy  Je- 
hová. 

10  Por  cuanto  d^iste :  Las  dos  nacio- 
nes, y  las  dos  tierras  serán  mias,  y  las 
poseeremos/,  estando  allí  Jehová  9 ; 

11  Por  tanto,  vivo  yo,  dice  el  Sefior 
Jehová,  yo  haré  confiwme  á  tu  ira,  y 
conforme  á  tu  zelo  con  que  procediste, 
á  causa  de  tus  enemistades  con  ellos: 
y  seré  conocido  en  ellos  cuando  te  Jua- 
garé. 

IS  Y  sabrás  que  ye  Jehová  he  oído  to- 
das tus  iiúurias  que  proferiste  contra 
los  montes  de  Israel  A,  diciendo :  Des- 
truidos son,  nos  son  dados  á  devorar '. 

18  Y  os  engrandecisteis  contra  mi* 
con  vuestra  boca,  y  multiplicasteis  con- 
tra mí  vuestras  palabras.    Yo  lo  oí. 

14  Asi  ha  dicho  el  Seflor  Jehová: 
También  se  alegrará  toda  la  tierra  cu- 
ando yo  te  haré  soledad. 


•-  Is.  85. 9. 


$  Bal.  85. 13. 


( Jer.  80. 10. 

y  4fl.  S7. 
«aSa.?.  10. 

Ia.6L8. 


■Csp.85.lS, 
eto. 

Jer.  48.  7, 
etc. 

Amos  1. 11, 
13. 
Ab.10. 


»  Sal.  187.  7. 
•  Cap.  81. 
80,84. 


'BaL109.17. 


•Jer.  40.18. 
MaL  1.8.4. 


/8aL88.4, 
13. 

98aL182. 
18. 


h  Sal.  94.  9. 

10. 

i  Oap.  86. 3. 
i  1  Sa.  3. 8. 

8aL78.8,9. 


iLG.dr.M7. 


EZEQÜIEL,  IXXVX 


Xt.dr.iff' 


•0»pi  85.10. 


i  Boph.  S.  8. 
«la.  34.6,6. 

Xa.  4. 21. 
<G».S8. 

10.11. 


•8id.ia8. 
8,4. 

/Civ.aa.s. 


'Amos  9. 
18.14. 


AIf.81.4. 

<j6r.81.37. 
788.12. 


i  Mu.  18. 83. 


U  Oonw  t»  alegntM  tObre  fai  heredüd 
de  1*  eaaa  de  Israel,  poRtoe  Ibé  áaotada, 
asi  te  haré  á  tí :  asolado  será  el  monte 
de  Selr,  j  toda  Iduméa,  toda  ella;  j 
sabrán  qae  yo  M¡f  Jdiová. 

CAPITULO  XXXVI. 
Pnmemí  de  la  muUa  de  loe  hifu  ée  Ittad, 
y  rMtaNMmíeltfA  ai  lu  tierra  aor  M»  ^eeto 
de  la  h<mdad  det  Beñori  el  ewU  lee  dará 
■»  eormen  nmeto,  y  tm  eepüHu  mmv« 
para  eonoeerle  y  eiedieerU. 

Y  TÚ,  hijo  del  hombre,  profetisa 
sobre  los  montes  de  Isnud,  j  di: 
Montee  de  Isxad,  oid  palabra  de  Je. 
hora: 

8  Asi  ha  dicho  el  Señor  Jéhová:  Por 
cuanto  el  enemigo  d^Jo  sobre  vosotros, 
Ba,  también  las  altaras  perpetuas  nos 
han  sido  por  heredad*; 

a  Paofetisa  por  tanto,  y  di :  Ast  ha 
dicho  el  Seik>r  Jehová :  Pues  por  eu< 
anto  asolándoos  7  tragándoos  die  todas 
partes,  pan  que  fuca&  heredad  á  las 
otras  gentes,  se  os  ha  hecho  andar  en 
boca  &  maUu  lenguas,  7  «er  ri  oprobie 
de  los  pueblos, 

4  Per  tanto,  montes  de  Isiaél,  oid  pa- 
labra del  Sefior  Jdtová :  Asi  ha  dicho 
el  Selkor  Jelwvá  á  loa  montes  7  á  los 
ooDados,  á  los  arroyos  y  á  los  valles,  á 
las  ruinas  7  asolamientos,  7  á  las  du* 
dades  desamparadas  qfie  fueron  puestas 
á  saco,  y  en  es<aunaio  &  las  otras  gentes 
alrededor; 

5  Por  eso  así  ha  dicho  el  SelVor  Jeho> 
▼á:  He  liablado  por  cierto  en  el  fuego 
de  mi  zelob  contra  las  demás  gentes,  7 
contra  toda  Idaméa«,  que  se  diputa- 
ron mi  tierra  por  heredad  ^  con  alegría' 
de  todo  oonuwn,  con  enconamiento  de 
ánimo,  paza  que  sus  expelidos  fbesen 
presa. 

6  Por  tanto  profctlza- sotare  la  tierra  de 
Israel,  y  di  á  los  montes  7  á  los  collados, 
á  los  arro70s  y  á  loa  valles :  Así  ha  dicho 
el  Selk>r  Jehorá:  Hé  aquí  que  en  mi 
zelo  y  en  mi  furor  he  hablado,  por  cu- 
anto habéis  llevado  el  oprobio  de  laa 
gantes  e. 

7  Por  lo  enai-asi  dice  el  Señor  Jdiová : 
Yo  he  aludo  mi  nsano/,  que  las  gentes 
que  oa  están  al  rededor  hü  de  llevar  su 
a&euta. 

8  M a»  vosotros,  oh  montas  de  Israel, 
daréis  vuestros  ramos,  y  llevaréis  vues- 
tro fhito  á-ml  pueblo  Israel  9;  porque 
cerca  están  para  venir. 

9  Porque  heme  aquí  &  voeotros,  y  á 
vosotros  me  volveré,  y  seréis  labrados 
y  sembrados. 

10  Y  haré  mnltipUear  sobre  vosotros 
hombres  á  toda  la  casa  de  Israel,  todat 
ella:  y  las  ciudades  han  de  ser  habita- 
das, y  serán  «diñeadas  las  ruinae*. 

11  Y  multipBeaié  sobre  vosotros  hom- 
bres, y  bestias  • :  y  serán  multiplicados, 
y  orececán:  y  os  haré  morar  eomo  sa- 
lláis antignamente;  y  os  haré  mas  bien 
que  en  vuestros  principios:  y  sabréis 
que  yo  «ly  Jehová. 

19  Y  haré  andar  hombres  sobre  vos- 
otros, á  mi  pueblo  Israel ;  y  te  poseerán, 
y  les  seiés  por  heredad,  y  nanea  mas 
les  matarás  los  hijos. 

13  Así  ha  dicho  el  Señor  Jehová ;  Por 
cuanto  dicen  de  Tosotroa:  Ckimedora  de 
hombres*,  y  matadora  de  loa  li^os  de 
tu»  g^tes  has  sido ; 

14  jPor  tanto  no  devóralas  mas  bom> 
bres,  y  nunca  mas  matarás  lo*  hijoa  á 
tus  feotes,  dice  el  Señor  Jehová. 

15  Y  nunca  maa  te  haré  oir  lujuria  de 
gantes,  ni  mas  llevarás  denuestos  de 
puebles,  ni  hará»  mas  moif  r  los  MDos  á 
,tas  gentes,  dice  el  Señor  Jehová. 


19  Y  T  fti4  4  mí  pflfalbili  d»  Jdkoivii 
diciendo : 

17  Hijo  dd  buwbre,  iiMnxnlo  en  aa 
tierra  a  casa  de  Israel,  la  oentailaifiav 
ttíat  con  «oa  dañinos  y  con  sos  obras: 
ooimo  inmundicia  de  mensftojoaa  fué  sn 
oamlno  delante  át  xtA  «. 

18  Y  derramé  mi  ira  sobre  c3Iob  pOV 
la»  sangres  qae  detframarott  strtufa  la 
tierra*;  porque  con  soa  iil<rioa  la  con- 
taminaron. 

U>  Y  eipareflos  por  las  gemí»,  y  fue- 
ron aventados  por  las  tierras :  c«Rdbnne 
á  s«B  caminos  y  eonfonne  á  sus  obraa 
los  Juzgué.     • 

80  Y  entrados  i  lat  genfts  sdonde  fue- 
ron, profanaron  mi  santo  nomíbre*,  dt- 
olendose  de  ellos :  Bstos  eon  pueblo  de 
J^ová,  y  de  BU  tiem  de  él  han  salido. 

81  Y  he  tenido  lásllma  en  atenefon  á 
mi  santo  nombreí»,  el  tsoA  proibnó  la 
casa  de  Israel  entaa  las  gentes  adeude 
ftaeron. 

98  Por  t»to  di  á  la  catt  de  latuid : 
Asi  ha  dicho  el  Señor  Jebo«á:  No  lo 
hago  por  vosotros,  oh  «asa  de  Isradf, 
siao  por  cansa  de  mi  santo  nombre*",  d 
anal  profanasteis  vosotros  entre  laa  gett- 
tea  adonde  habeU  llegado. 

88  Y  santífiearé  mi  grande  nombK 
piofkinado  entre  las  gentes,  el  cual  pro*. 
ranasteis  vosotros  en  medio  de  eliaa ;  y 
sabrán  las  sentes  que  yo  «¡y  JcAo^r4, 
dioe  el  Señor  Jehová,  cuaiodo  foere 
santificado  en  voeotros  ddante  de  aaa 
<Qote. 

84  Y  90  os  tomanS  de  laa  gentes,  7  <¡t 
Juntaré  de  todas  las  tlorras,  y  os  uauíié 
4  vuestros  pais  *. 

96  Y  espardrt  sobre  vosotros  agtta 
limpia*,  y  seréis  limpiados  de  todas 
vttestraa  Inmundicias*;  y  de  todoe  ▼«- 
estros  ídolos  os  Umplaíé. 

98  Y  os  daré  coraxaa  nuevoy,  y  pon- 
dré espíritu  nuevo  dentro  de  vosotroa: 
y  quittoé  de  vuestra  carne  el  coraxon  de 
piedra,  y  os  daré  coraxon  de  carne  k. 

97  Y  pondré  dentro  de  vosotros*  mi 
Esjpíritu,  y  haré  que  andéis  en  mis 
mandamientos,  y  guardéis  mis  dere- 
chos, y  los  ponjnais  por  obra. 

98  Y  haMtatm  en  la  tierra  que  di  4 
vuestros  padres;  y  rosutrus  me  aeréb 
por  pueblo,  y  yo  seré  4  vosotras  por 

98  T  os  guardaré  de  toda»  vnestna  in. 
mundicias «:  y  llamaré  al  trigo,  y  lo 
multiplicaré  ^,  y  no  os  doré  hambre. 

80  Multiplicaré  asimismo  el  ftuto  da 
kM  árboles,  y  el  fhito  de  los  campos, 
poTiiue  nunca  mfes  recibáis  oprobio  de 
hambre  entre  las  gentes. 

31  Y  os  acordaros  de  vuestros  moioa 
onulnosi  y  de  vuestras  obras  que  no 
fueran  buenas,  y  os  avCrgonzarAs  d« 
vosotros  mtemoB*  por  vuestras  Iniqui- 


s  y  por  vuesttas  abominaciones. 

39  No  lo  hago  per  vosotros,  dice  el 
Señor  Jdtová ;  aéaos  notorio :  avefgon- 
aáoe  y  conflmdíos'  de  vuestras  iniqoi- 
dtdes,  cosa  de  Israel. 

83  Así  ha  dicho  el  Señar  Jdiovát  Kt 
dia  qtie  os  limpiaré  de  todas  vaestnu 
iniquidades,  haré  tamWen  habitar  loa 
ciudades,  y  laa  aselhdak  sacia  edifica- 
das. 

34  Y  hi  tierra  asolada  será  lülHada,  cit 
lugar  de  haber  sido  asolada  en  q|aB  de 
todos  los  qae  pasaron ; 

8S  Los  cuales  dijeron :  Esta  Harta  nao- 
ladafVié  como  huerto  de-Bdm;  y  eatov 
ciudades  desiertas  y  asoladas,  y  amd- 
nadas,  fintalecidas  eHtavieron. 

80  Y  las  gentes  aae  ftteren  dejadas  «■ 
vneattitia  al  redeoore»  safadbi  qne  yo 


Lü.étr.Wr. 


EZEQUiBL,  xxJnrii,  txtviu. 


á.  o.  dr.  68t. 


JahovA  cdiílqto4  Uu  d«nrtbidM,  v  planta 
Un  asoladM :  To  JehovA  he  háoládo,  7 
favtfo. 

87  Aif  Iw  dicho  «1  SeAor  JehovA :  Ami 
wrá  soltoitado  de  la  cata  de  Itracl,  para 
haeeilet  cato :  MalthtUoaréiea  de  hom- 
fara  á  modo  de  rebafioaf. 

as  Como  las  bvajaa  aantaa,  oomo  laa 
oTejai  de  Jeranlem  en  tus  ■olenmi- 
daoM,  asi  laa  etudadca  deriertaa  terán 
llaoas  de  icbaAoi  de  hombrea :  ;  labrAii 
que  yo  «9  JehovA. 

CAPITULO  XXXVIl. 
Reitatlteimitnto  dt  Itrad  figurado  m  ■«• 
mtMUud  d$  hu$$09  tteot  q¡u  rteobram  *»da. 
ÍZmhimn  de  Itrtut  y  Jmaá  figurada  mt  la 
uuúm  de  do*  polM.  Xl  lautuario  dd  ftílor 
mfifará  ommaáiod»  «pmW»,  h^foum  mI» 
lUjf  y  Poitor,  wa  pado  d$  pa»  que  dutará 
jMW  eteettf^eé 

Y  LA  manode  JchorA  fii<  aobra  mí«, 
7  aeoóme  en  eapiíltu  de  JehovA,  7 
ptlsome  en  medio  de  on  eempo  que  aa- 
«abaUeno  de  huetoa» 

9  S  biiome  puar  oevoa  de  elloa  por 
todo  al  ledador:  7  hé  aquí  que  craii 
muy  muchoa  sobre  la  has  del  campo,  7 
cierto  secos  en  V^  maneta. 

8  Y  d^ome:  fi^o  del  hombre,  ¿  rirl- 
xin  cates  huesos  ?  Y  diUe:  SeAor  Jeho* 
tA,  ttf  lo  sabes. 

4  Bájeme  cnldncaa:  ProMiaa  aobte 
cstoa  huesee,  j  dílea  i  Huesos  aeoos,  oíd 
palabra  de  JwotA. 

A  Asi  ha  dicho  el  flellear  JehorA  A  es- 
toe  huesos :  Hé  aquí  que  70  hago  entrar 
eeplrittt  en  voaotrds,  7  vlnráis. 

0  T  pondré  nervioa  sobre  vosotros,  7 
haré  subir  sobre  voaotroa  eame,  7  oa 
eabdré  de  piel:  7  pondré  en  Tosotros 
espíritu,  7  vlTlréia,  7  sataéU  que  70  «oy 
JehovA. 

7  Frofistioé  pues  como  me  ftié  man- 
dado ;  7  hubo  un  mido  mientras  70  pro- 
fietizabab:  7  hé  aqui  un  temblor,  v  los 
bneaos  se  llegaron  cada  hueso  a  su 
hueso. 

8  y  miré,  7  hé  aquí  nervlca  sobre  ellos, 
7  la  carne  subió,  7  la  piel  cubrió  por 
eneima  de  ellos :  mas  no  haMa  en  «los 
eapii'itn. 

y  Y  düome:  Profttisa  al  espirita,  pro* 
fietisa,  hijo  d^  hombre,  t  di  al  espititu : 
A«í  ha  dicho  el  SeAor  Jtímwk :  Espíritu, 
▼en  de  los  cuatro  vientos,  7  sopla  sobre 
estoe  muertos,  7  vivirán. 

iO  T  profeticé  oomo  me  haUaf  man- 
dado,  7  entró  espirttu  en  ellos,  7  vivi- 
eron«,  7  estuTieran  sobre  sua  pMa,  un 
^érdio  grande  en  estremo. 

11  Dejóme  luego :  Hijo  del  hombre, 
todos  estos  huesos  son  la  casa  de  Is- 
rael. Hé  aqui  que  ellos  dloem*:  Nues- 
tros huesos  se  secaran,  7  pereció  núes- 
tra  esperan»,  7  en  nosotros  mismos 
somoa  talados. 

13  Por  tanto  profetiza,  7  diles :  Así  ha 
dicho  el  Sefhnr  JdtovA :  Hé  aqnl  que  70 
abro  vuestros  aépaicros,  pueblo  mió,  y 
oa  hará  suMt  de  vuesfms  sepulturas,  y 
oe  tsaeré  A  la  tierra  dé  Israel. 

15  V  sabléia  que  70  totf  JehovA,  cu- 
ando abriere  vuestros  sepulcros,  7  os 
aaoAie  de  vuestras  sepultnras,  pueblo 
mfo. 

14  T  nmdré  mi  Espíritu  en  vaiM>tros, 
y  viviráls,  7  oe  haré  reposar  sobre  vues- 
tra ticm :  7  sabrás  que  yo  Jéba¡H  ha- 
bíé,  7  to  hice,  dice  JehovA. 

16  ^  Y  ftaé  A  mí  palabra  de  JehovA, 
diciendo: 

10  Til,  tí$o  del  hombre,  tómate  ahora 
un  palo,  7  esoribe  eil  él :  A  JudA,  7  A 
loa  niUos  de  Israel  stis  oompafieros*. 
Toma  después  otro  palo,  7  esoribe  en 


él:  A  Joseph,  palo  de  Ephralm,  7  A 
toda  la  casa  de  Israel  sus  compaAeros. 

17  Jiintalos  luego  el  uito  con  el  otro, 
para  que  sean  tn  «no,  7  serAn  uno  en 
tu  mano. 

18  Y  cuando  to  hablaita  los  h^os  de 
tu  pueblo  dideado,  ¿  No  nos  enseflaiAk 
qne  te  mropmi»»  eigñ^ear  coli  eso  ? 

19  Dfles:  Así  ha  dicho  <1  SeAor  Je^ 
hovA :  Hé  aquí  que  70  tomo  el  polo  de 
Joseph.  que  estA  en  la  mano  de  Bphta- 
im,  7  A  las  tribus  de  Israel  sus  eom- 
paAeroa,  v  péndrales  con  él.  «*  A  tabert 
con  tf  palo  de  JudA;  7  haruos  un  palo, 

7  serAn  uno  en  mi  mano. 

90  T  los  patos  «obre  que  eacribieree, 
estarán  en  tu  Mate  delante  de  sus  oles ; 

81  Y  les  dirás :  Así  ha  dicho  el  6tík>t 
J«hovA :  Hé  aquí  que  70  tomo  A  ios  hi- 
jos de  Israel  de  ctitre  las  gentes,  A  las 
cuales  fueron,  7  los  Juntué  de  todas 
partes,  7  los  traeré  A  su  tierra. 

98  Y  los  haré  una  nación/  en  la  tierra, 
en  los  montee  de  Israel :  7  un  1107  serA 
A  todoa  ellos  por  rey  :  7  nunca  mas  se- 
rán dos  nactones,  ni  nunea  mas  serán 
divididos  en  dos  reinos. 

83  NI  mas  se  oontaminarAn  con  sus 
Ídolos,  7  oon  sus  abominaciones,  7  con 
todas  sua  r^ieliones :  7  los  salvaíé  de 
todas  sus  habitaciones,  en  las  cuales  pe- 
caron ;  7  los  limpiaré',  7  me  serán  por 
pneblo,  7  70  A  ellos  por  Dios. 

94  Y  mi  dervo  David  *  lerA  rey  sobre 
éllee,  V  A  todos  ellos  serA  un  pastor :  7 
andaxto  en  mis  dereehca,  7  mis  otde- 
nansas  guardarán,  7  las  pondrán  por  obra. 

96  Y  habitarán  en  la  tierra  que  di  A 
mi  siervo  Jacob,  en  la  cual  Iwbitaron 
Tuestros  padres  ;  en  ella  habitarán  ellos 
7  sus  hijos,  7  los  hijos  de  sus  hUos  para 
siempib':  7  mi  siervo  David  les  serA 
príndpe  para  riempre*. 

86  x  oonoertaié  con  élloa  pacto  de 
paz';  perpet«u»«a  pacto  será  con  ellos: 
7  ios  asentaré,  7  los  multiplicaré;  7 
pondré  mi  santuísrlo  entrfe  ellos  para 
siemmre. 

97  x  estarA  en  ellos  mi  tabemAculo*, 
7  seré  A  ellos  not  Dios,  7  ellos  me  serán 
d  wi4  por  pueblo. 

88  Y  sabrán  las  gentes  qne  70  JehovA 
santifico  A  Israel,  estondo  mi  santuario 
entre  ellos  pan  sieuipra. 

CAPITULO  XXXVIII. 

PrqfecCa  de  loe  eaetiáoe  que  IMo§  euuimá  eeet' 
traOof^eud^nuadetufuMa. 

Y  FUÉ  A  mí  palabra  de  JehovA,  di- 
ciando: 
8  Hijo  del  hombre,  pon  tu  rostro  oon. 
tra  Gog  «  en  tierra  de  Magog  11,  principe 
de  la  cabecera  de  Meseoh  7  Tubal  &,  7 
profetiza  sobre  él, 

8  Y  di :  Así  ha  dicho  él  SeAor  Jeh»vA : 
Hé  aquí  que  70  A  tí  «,  dh  Gog,  prticipe 
de  la  cabecera  de  Mesech  7  l^lnl : 

4  Y  70  te  quebrantaré,  7  pondré  an- 
zuelos en  tus  qu^adas',  7  te  sácere  A 
ti,  7  A  todo  tu  ^JMtdto,  tus  caballos  7 
cÉbaUeroe,  vestidos  de  todo  todoa  tílos*, 
grande  multitud  con  paveses  7  escudos, 
teniendo  todea  ellos  mptáu  t 

9  Penla,  7  Etiopia,  7  Libia  con  «líos/; 
todos  ellos  con  escudos  7  almetes : 

O  Oomerf,  7  todas  sus  compañías ;  la 
casa  de  Togorma*,  A  los  ladea  del  Norte, 
7  todas  sus  compaflías ;  pueblos  muchos 
contigo. 

7  Aparéjate,,  7  apercíbete,  td,  v  toda 
tu  multitud  que  se  ha  reunido  A  tí,  y 
seles  por  giiaina. 

8  Be  aqní  A  muchos  días  scrAs  td  vi. 
sitadot  al  cid»  de  afios  vendrás  A  la 
tierra  di  gente  quebrantada  por  espada. 


/  is.  11.  la, 
is. 

Jo£.S.UL 

jBO.4. 

Oa.l.U. 


rHLT.19. 

Jer.  SO.  9. 
0S.8.A. 


{ la  flO.  ai. 

Amos  9.  U. 
»  La.  Las, 

88. 

<GftpLS4.9B. 
•la.  85. 8. 

Jer.  81  40. 

«Lev.  36.11. 

la. 

Os^48.7. 


•Ap.90.8,9. 
ILoeTár- 
taroe, 

iO»I>.2r.l8. 
•Cap.8».l. 


•IGsp.98.4. 
aBey.lSi 

as. 

•Cep.a8.lS. 

/CM>.a7.io. 

«Osa.  10.  a. 
AChp.  17.14. 


iLadr.ssr. 


EZEQUIEL^  ZXXIX. 


A.G.dr.Kt. 


•  Cap.  88. 1> 
4.8. 

ACH>>S8.a8. 


'C*pi  27.32, 

as. 

»Gsp.37.U, 
90. 
"CKP.87J3, 

as. 

•GM>.U4tA 


•U»p.l«. 
6aí.a. 


PJer.a3.6. 


9XZ.1A.4. 


''Joala.IS. 


'Jos.  10.  II. 


reoosids  de  muchos  pueblos,  á  los  mon- 
tes oe  Israel  •',  que  síiempre  fueron  ptoa 
asolamiento :  mas  esa  genie  fíaé  sacada 
de  las  naciones,  j  todos  eUoe  moniiAn 
confiadamente  *. 

9  Y  subirás  ttf.  Tendías  como  tempes- 
tad:  como  nublado  para  cubrir  la  Uersa 
tens  tú,  y  todas  tos  compañías,  ^r  mu- 
chos pueblos  contigo. 

10  Asi  ha  dicho  el  Señor  Jehová:  Y 
ser¿  en  aquel  dia,  que  subiiún  palabras 
en  tu  coraxon,  y  concebirás  mal  pen- 
samiento, 

11  Y  dirás:  Subiré  contra  tiena  de 
aldeas,  iré  á  genUt  reposadas,  y  que 
habitan  confiaoamente :  todos  ellos  ha- 
bitan sin  muros,  no  tienen  cerrojos  ni 
puortas: 

13  Para  arrebatar  desptgos,  y  para  to- 
mar presa;  para  tomar  tu  mano  sobre 
las  tierra»  desiertas  ya  pobladas,  y  sobre 
el  pueblo  recogido  de  las  feentes,  que  se 
hace  de  ganados  y  posesiones,  y  que 
mora  en  el  ombligo  de  la  tierra. 

13  Beba',  y  Dedan»,  y  los  mercaderes 
de  Tharsis«,  y  todos  sus  leonciUos»,  te 
dirán :  ¿  Has  venido  á  arrebatar  despo- 
jos ?  ¿  has  reunido  tu  multitud  para  to- 
mar presa,  para  quitar  piau  y  oro,  para 
tomar  ganados  y  posesiones,  para  tomar 
grandes  despojos  ? 

14  Por  tanto  profietlza,  hi^o  del  hom- 
bre, y  di  á  Gog :  Así  ha  dicho  el  Señor 
Jehová:  En  aquel  tiempo,  cuando  mi 
pueblo  Israel  habitará  seguramente i>, 
¿  no  lo  sabrás  td  ? 

15  Y  vendrás  de  tu  lugar,  de  las  partes 
del  Norte,  tU  y  muchos  pueblos  contigo, 
todos  ellos  á  caballo,  gnade  reunión,  y 
poderoso  ^ército: 

16  Y  subirás  contra  mi  pueblo  Israel 
oomo  nublado  para  cubrir  la  tierra ;  se- 
rá ato  al  cabo  de  los  días :  y  te  traeré 
sobre  mi  tierra,  para  que  las  gentes  me 
conozcan,  cuando  fiíere  santificado  en 
ti  f ,  oh  Gog,  delante  de  sus  oios. 

17  Asi  ha  dicho  el  Señor  Jehová :  ¿  No 
eres  tú  aquel  de  quien  hablé  yo  en  ti- 
empos pasados  por  mis  siervos  los  pro- 
íietas  dv  Israel,  los  cuales  profetizaron 
en  aquellos  tiempos  que  yo  te  liabia  de 
txaer  robre  ellos  f 

18  Y  será  en  aquel  tiempo,  cuando 
vendrá  Gog  contra  la  tierra  de  Israel, 
dijo  el  Señor  Jeliová,  que  subiníi  mi  ira 
en  mi  enojo. 

19  Porque  he  hablado  en  mi  zeior,  y 
en  el  fuego  de  mi  ira.  Que  en  aquel 
tiempo  habrá  gran  temblor  sobre  la  ti- 
erra de  Israel : 

30  Que  los  peces  de  la  mar,  y  las  aves 
del  cielo,  y  las  bestias  del  campo,  y  toda 
serpiente  que  anda  arrastrando  .sobre  la 
tierra,  y  iodos  los  hombres  que  están 
sobre  la  haz  de  la  tierra,  temblarán  á 
mi  presencia ;  y  se  arruinarán  los  mon- 
tes, ^  los  escalones  caerán,  y  todo  muro 
(»era  á  tierra. 

St  Y  eu  todos  mis  montes  llamariS  con- 
tra el  espada,  dice  el  Señor  Jehová:  la 
t«pada  de  cada  cual  será  contra  su  her- 
mano. 

33  Y  yo  litigaré  con  él  con  pestilencia 
y  con  sangre ;  y  haré  llover  sobre  él,  y 
sobre  sus  compañías,  y  sobre  los  muchos 

fmeblos  que  estarán  con  él,  impetuosa 
luvia,  y  piedras  de  granizo*,  fuego,  y 
azufre. 

33  Y  seré  engrandecido  y  santificado, 
y  seré  conocido  en  ojos  de  muchas  gen- 
tes, y  sabrán  qne  yo  «oy  Jehová. 

CAPITULO  XXXIX. 
OímUmua  la  prvfteia  eomtra  Gef,  ei^fa  total 
rtUna  $»  ati«m«ia,  y  la  reitamrueloa  dé 
JiratL 


TU  pues,  hijo  del  hombre,  proMa 
contra  Gog«,  V  di :  Asi  ha  dicho  d 
Señor  Jehová :  Hé  aquí  yo  á  tí,  <dk  Gog, 
inríncipe  de  la  cabeoen  de  M csech  j 
Tubal; 

8  Y  te  quebrantaré,  y  te  sextaré,  y  te 
haré  subir  de  las  partea  del  Norte,  y  le 
traeré  sobre  los  montes  de  Israel. 

8  Y  sacaré  tu  arco  de  tu  mano  izqni. 
erda,  y  denibaré  tus  saetas  de  tu  maao 
derecha. 

4  Sobre  los  montes  de  Isnd  caerás  td, 
y  todas  tus  compañías,  y  los  pueblos  que 
fueren  contigo :  á  toda  ave  y  á  toda  com 
que  vuda,  y  á  las  bestias  did  campo,  te 
he  dado  por  comida  i. 

5  Sobre  la  haz  del  campo  caerás :  par- 
que yo  he  hablado,  dJbe  el  SeSor  Je- 
hová. 

e  Y  enviaré  fuego*  sobre  Magog,  y 
sobre  los  que  moran  seguramente  en  Iss 
islas',  y  sabrán  que  yo  aay  Jehová. 

7  Y  haré  notorio  mi  santo  nombre  cu 
medio  de  mi  pueblo  Israel,  y  nunca 
mas  d{}aré  amancillar  mi  santo  nom- 
bre*: y  sabrán  las  centcs  que  yo  «tgr 
Jehová,  el  Santo  en  Israel. 

8  Hé  aquí  qne  vino  y  fué/,  dice  d 
Señor  Jehová:  este  es  el  dia  del  cusí 
he  hablado. 

9  Y  los  moradores  de  las  ciudades  de 
Israel  saldrán,  y  encenderán  y  quema- 
rán armas,  y  escudos,  y  paveses,  áreos, 
y  saetas,  y  teutones  de  mano,  y  lanzas: 
y  les  quemarán  en  fuegos  pov  siete 


d^ftij 


i  Ap.liC. 

a. 


«AbhLÍ 
etc.        I 

! 

>Ckp.3tAJ, 

n. 

/Ap-in: 


10  Y  no  traerán  leña  del  campo,  ai 
oortarán  de  los  bosques :  tiao  que  que- 
marán las  armas  en  el  f  u^o :  y  despo- 
jarán á  sus  despojadores,  y  robarán  á 
los  que  los  robaxonA,  dice  el  Señor  Je- 
hová. 

11  Y  será  en  aquel  tiempo,  qu»  jo  daré 
á  Gog  lugar  para  sepultan  allí  en  Is- 
rael, el  vule  de  los  que  pasan  al  oriente 
de  la  mar ;  y  obstruirá  el  pato  á  los  tra»- 
seuntes,  pues  allí  enterrúán  á  Gog  y  á 
toda  su  multitud :  y  le  llamarán,  £1  vsUe 
de  Hamon-Gog. 

18  Y  la  casa  de  Israel  los  estará  en- 
terrando por  siete  meses,  para  limpiar 
la  tierra*: 

18  Enterrarlos  ha  todo  el  vusUo  de  la 
tierra :  y  será  para  ellos  celetire  el  dia 

Jue  yo  fuere  glorifioado*,  dice  el  Señor 
ehovÁ. 

14  Y  tomarán  hombres  de  jornal,  los 
cuales  vayan  por  el  pois  con  los  que 
viajaren,  pan  enterrar  á  los  que  que- 
daron sobre  la  haz  de  la  tierra,  á  fin  de 
limpiarla :  al  cabo  de  siete  meses  harán 
el  reconocimiento. 
16  Y  pasarán  los  que  irán  por  ri  pais. 

Leí  que  viere  los  huesea  de  algún  hom- 
«,  edificará  Junto  á  ellos  un  mcjon, 
hasta  que  los  entierren  los  sepultureras 
en  el  valle  de  HamoB4jog. 

16  Y  también  el  nombra  de  la  eiudad 
será  Hamonah  || :  y  limpiarán  la  tierra. 

17  Y  td,  hi)o  del  hombre,  así  ha  dicho 
el  Señor  Jehová :  Di  á  las  aves,  á  todo 
volátil,  y  á  toda  bestia  del  campo :  Jnn- 
táos,  y  venid;  reuníoa  de  todas  portes 
á  mi  victima  que  os  sacrifico,  un  soed- 
fido  grande  sobre  los  montes  de  Israel; 
y  comeréis  carne,  y  beberéis  sangre. 

18  Oomeréis  «ame  de  fuertes,  y  bebe- 
réis sangra  de  piineipts  de  la  tion; 
de  cameros,  d«  ooiderw,  de  machos  de 
cabrío,  de  bueyes,  de  toras,  eugurdodos 
todos  en  Basan'. 

10  Y  oomnifUn  gordan  basta  bastares, 
y  bebertia,  basta  embiia^Bus,  sai^rs  de 
mi  sacrificio  que  yo  os  sacrifiqué. 

30  Y  oa  hartardb  sobre  ntt  mesa  de 


fSiLÜi 


kklit 


DM.ar 

i 


imám^ 


LCát.tn. 


EZEQVIEL»  XL. 


A.  a  dr.  B7i. 


•Clp.3IU8, 
k.8.17. 

& 

IkLlL 


«12.38. 


»-&.2L 

Mi 


i&e. 


uio. 


eÜMllot  y  de  caballero*  Aaertet,  y  de 
todo*  bombret  de  guerra,  dice  d  nefior 
Jchovi. 
11 Y  pondré  mi  gloria  entre  laa  gentes, 

Ltodaí  las  gentes  Teráa  mi  Juicio  que 
tbré  h«cho,  7  mi  mano  que  sobre  ellos 

PUM. 

99  Y  de  aquel  dia  en  adelante  sabrá 
U  casa  de  Israel  que  yo  my  JehovA  su 
Dios. 

SB  Y  sabrán  las  gentes  que  la  oasa  de 
Itrael  fué  Uerada  cautiva  por  su  pe- 
cado«;  por  cuaato  se  vebelaron  contra 
mi,  7  JO  ewondi  de  ellos  mi  rostro»,  y 
entr^élos  en  mano  de  sus  enemigos  •, 
j  cayeron  todos  4  ouehUlo. 

84  Conforme  á  su  inmundicia  y  con- 
forme i  sus  rebeliones  hice  con  ellos ;  y 
ele  ellos  escondi  mi  rostro. 

85  Por  tanto  asi  ha  dicho  el  fleflor 
JeboTi;  Ahora  volverá  la  cautividad;» 
de  Jacob,  y  tendré  misericordia  de  toda 
la  esta  de  israetf ,  y  iclaKé  por  mi  santo 
uoDibre. 

98  T  dios  sentirán  su  vergltenaar,  y 
toda  su  rebdion  con  que  prevaricaron 
contra  mi,  cuando  habitaren  en  su  ti- 
erra seguramente,  y  no  habrá  quien  los 
espante; 

97  Guando  los  volveré  de  los  pueblos, 

7  los  Juntaré  de  las  tierras  de  sus  ene- 
^^got,  y  fbere  santificado  en  ellos  en 
«jos  de  muchas  gentes. 

88  Y  sabrán  que  yo  aoff  Jehová  su 
Dios,  cuando  después  de  haberlos  hecho 
pasar  á  las  gentes,  los  Juntare  sobre 
su  tierra,  sin  áeiax  mas  ulA  alguno  de 
dios*. 

99  Ni  esconderé  mas  de  ellos  mi  ros- 
tro; porque  habré  derramado  mi  Es- 
píritu sobre  la  casa  de  Israel ',  dice  el 
Señor  Jehová. 

CAPITULO  XL. 
Bl  £Mor  mmitra  m  vMom  al  pnifeta  la/or- 
«M  d*  ím  oMoft  di  la»  pturtat,  y  M  pAr- 
tito  M  templo  M  Siior,  dutniao  ver  lot 
OaUiM. 

EN  el  afio  veinte  y  cinco  de  nuestro 
cautiverio,  al  prineipio  del  año,  á 
los  diez  del  mes,  á  los  catorce  aflos  des- 
pués que  la  ciudad  fué  herida",  en  aquel 
mismo  dia  f^é  sobre  mi¿  la  mano  de 
Jdiová,  y  Uevúme  allá. 

8  En  visione*  de  Dios «  me  llevó  4  la 
tierra  de  Israel,  y  pdsorae  sobre  un 
montea  muv  aito,  sobre  el  cual  AoMa 
como  edífido  de  una  ciudad  al  Me- 
diodía. 

8  T  llevóme  allí,  y  hé  aquí  un  varón 
cuyo  aspecto  era  como  aspecto  de  me- 
tal*, y  tenia  un  cordel  de  lino  en  su 
mano,  y  una  oafla  de  medir:  y  él  estaba 
álapuertt. 

4  Y  hablóme  aqnd  varón  diciendo: 
Hijo  del  hombre,  mira  con  tus  q}os,  y 
oye  con  tus  oídos,  y  pon  tu  .ooraaon  á 
todas  las  oesas  que  te  muestre ;  porque 
pwa  que  yo  te  ¿m  mostrase  eres  tnudo 
aquL  Ooenta  todo  lo  que  ves  4  la  casa 
delsrad/. 

5  Y  bé  aeui  un  muro  ftiera  de  la  casa : 
y  la  cafla  de  medir  que  aquel  varón  te- 
nia en  la  mano,  era  de  seis  codos,  de  á 
codo  y  palmo ;  y  midió  la  anchura  del 
edificio  de  una  caSa,  y  la  altura,  de 
otra  cafla. 

^  Y  Después  vino  4  la  puerta  que  daba 
<!ara  háeia  el  Oriente,  y  subió  por  sus 
Sndas,  y  midió  el  un  poste  de  la  pu- 
"ta,  fue  era  de  una  cana  en  anchura, 
7  el  otro  poste  de  otxa  calla  en  ancho. 

7  Y  «oda  cámara  tewia  una  caite  de 
r'S^/  y  otra  cafla  de  aneho:  y  entre 
***  cámaras  kabia  einoo  codos  en  anche : 


y  cada  poste  de  la  puerta  Junto  4  la  en- 
trada de  la  puerta  por  de  dentro,  temia 
una  cafla. 

8  Midió  asimismo  la  entrada  de  la 
puerta  por  de  dentro,  jrue  ero  de  una 
cafla. 

9  Midió  luego  la  entrada  del  portal, 
.V  era  de  ocho  codos,  y  sus  postes  de  dos 
codos;  y  la  puerta  del  portal  por  de 
dentro. 

10  T  ht  puerta  de  hacia  el  Oriente  tenia 
tres  cámaras  de  cada  parte,  todas  tres 
de  una  medida :  también  de  una  medida 
los  portales  de  cada  parte. 

11  Y  midió  la  anchura  de  la  entrada 
del  portal  de  la  puerta,  jue  era  de  dlex 
codos;  la  longitud  del  portal  de  trece 
codos. 

18  Y  el  espacio  de  delante  de  las  cá- 
maras CTTi  de  un  codo  de  la  una  parte, 
y  de  otro  codo  de  la  otra :  y  cada  cunara 
ienia  seis  codos  de  una  parte,  y  seis  co- 
dos de  otra. 

18  Y  midió  la  puerta  desde  el  techo  de 
la  una  cámara  hasta  el  techo  de  la  otra, 
íf  kabia  veinte  y  cinco  codos  de  anchura, 
puerta  contra  puerta. 

14  E  hizo  loe  postee  de  sesenta  codo* 
cada  poste  del  atrio  y  del  portal  por  todo 
alrededor. 

16  Y  desde  hi  delantera  de  la  puerta  de 
la  entrada  hasta  la  delantera  de  la  en- 
trada de  la  puerta  de  dentro,  kabia  cin- 
cuenta codos. 

16  V  kabia  ventanas  estrechas  en  las 
cámaras,  y  en  sus  portales  por  de  dentro 
de  la  puerta  al  rededor,  y  asimismo  en 
los  corredores :  y  las  ventanas  uiaban  al 
rededor  por  de  dentro :  y  en  cada  poste 
AaMopaimas  uadpidat. 

17  1  Llevóme  luego  al  atrio  exterior , 
y  hé  aquí  kabia  cámaras,  y  solado  hecho 
al  atrio  en  derredor:  treinta  cámaras 
kabia  al  rededor  en  aquel  atrio. 

18  Y  el  solado  al  lado  de  las  puertas, 
en  proporción  á  la  longitud  de  los  por- 
tales, era  el  solado  mas  bi^o. 

19  Y  midió  la  anchura  desde  la  delan- 
tera de  la  puerta  de  abajo  hasta  la  de- 
lantera  dd  atrio  interior  por  de  fuera, 
y  era  de  cien  codos  hacia  el  Oriente  y 
d  Norte. 

90  Y  Y  de  la  puerta  que  estaba  hacia 
tí  Norte  en  el  atrio  exterior  midió  sa 
longitud  y  su  anchura. 

91  Y  sus  cámaras  eroit  tres  de  una 
parte,  y  tres  de  otra :  y  sus  postes  y  sus 
arco*  eran  come  la  medida  de  la  puerta 
primera;  cincuenta  codos  su  longitudj^ 
y  de  veinte  y  cinco  codos  su  anchura. 

99  Y  sus  ventanas  y  sus  arcos,  v  sus 
palmas  eran  conforme  á  la  medida  de 
la  puerta  que  estaba  hacia  el  Orlent«; 
y  subían  4  ella  por  siete  gradas;  y  de- 
lante de  ellas  eetaban  sus  arcos. 

98  Y  la  puerta  del  atrio  interior  eetaba, 
en  frente  de  la  oAu  tiuerta  al  Norte;  ; 
aeí  al  Oriente :  y  midió  de  puerta  4  pu- 
erta cien  codos. 

M  ^  Llevóme  después  hacia  el  Medt 
odia,  y  hé  aquí  una  puerta  hacia  et 
Menodia:  y  midió  sus  portales  y  su« 
arcos  conforme  á  estas  medidas  dickae. 

95  Y  tenia  sus  ventanas  y  sus  arcos  al 
rededor,  como  las  ventanas  ya  dickae : 
la  longitud  era  de  cincuenta  codos,  y  la 
anchura  de  veinte  y  cinco  codos. 

26  Y  sus  gradas  eran  de  siete  peldafios, 
con  sus  arcos  delante  de  ellas :  y  tenia 
palmas,  una  de  una  parte  y  otxa  en  sus 
postes. 

87  Y  tal  era  la  puerta  de  hacia  el 
Mediodia  del  atrio  interior :  y  midió  de 
puerta  á  puctta  hada  d  Mediodia  cien 
codos. 

¿"ka 


A.Aelr«»74. 


ESOKiUIEli,  2U. 


LtdtM 


AI«T.1.8i 

ete. 

«LeT.4.3,S. 
i  Lev.  8. 6, 

ato. 

y  8. 6. 

y  7.  l,ete. 


/  K«.  9. 37, 
88. 
T18.S. 

aor.u.u. 


S8  Y  Metióme  decpuct  en  d  atrio  de 
MiM  adentro  á  la  paeita  del  Mediodia, 
j  midió  la  puerta  del  MediotUa  oon- 
lorme  ¿  ettat  medidat  diAa*. 

89  Y  tus  cámaras,  y  «us  postes,  7  sus 
arcos*  eran  confinme  &  estas  medidas 
.dichaa :  j  tenia  sas  Tentanas  j  sus  aróos 
al  rededor:  la  loDgitttd  era  de  cinettenta 
codos,  y  de  veinte  7  cinco  codos  la  «n* 
■chura. 

iao  Y  los  arcos  al  jtededor  eran  de  veinte 
y  cinco  oodoB  ;de  largo,  y  cinco  codos 
.de  ancho. 

31  Y  sus  arcos  eaia*  aAiera  al  atrio, 
con  palmas  en  sus  postes:  y  sus  gradas 
eran  de  ocho  escalones. 

3S  5  Y  aeróme  al  atrio  interior  háoU 
el  Oriente^  y  midió  la  puerta  conforme  A 
.estas  medidas  dicAat. 

28  Y  eran  sus  cámaras,  y  sus  postes, 
y  sus  arcos,  conforme  á  estas  dichas  me- 
.didas ;  y  ienia  sus  ventanas  y  sus  aróos 
al  rededor :  la  longitud  era  dé  obacuenta 
codos,  y  la  anchura  de  «einte  y  einoo 
codos. 

34  7  sus  arcos  eaian  afuera  al  atrio, 
X!on  palmas  en  sus  postes  de  una  parte 
y  otra :  y  sus  gradas  eran  de  ocho  es- 
calones. 

85  ^  Llevóme  luego  á  la  puerta  áá 
Nortea,  y  midió  conforme  á  estas  me- 
didas dÍAat, 

86  Sus  cámaras,  y  sus  postes,  y  «os 
arcos,  y  sus  ventanas  al  rededor.  La 
longitud  era  de  cincuenta  codos,  y  de 
veinte  y  cinco  codos  el  ancho. 

87  Y  sus  postes  eaktn  afiíera  al  atrio« 
con  palmas  á  cada  uno  de  sus  postes  de 
una  parte  y  otra :  y  sus  gradas  eran  de 
ochopeldaños. 

88  Y  habia  alH  una  eánoaní»  y  sn  pu- 
erta con  postes  de  portales:  allí  lavaáia 
el  holocausto. 

89  Y  en  la  entrada  de  la  puerta  habia 
doa  mesas  de  la  una  parte,  y  otras  dos 
de  la  otra,  para  degollar  sobre  ellas  el 
holocausto  A,  7  la  víetima  en  csfiaeioai, 
y  ñor  el  pecado*. 

40  Y  sí  lado  por  defuera  de  las  nradas, 
á  la  entrada  de  la  puerta  del/Korte, 
había  dos  mesas;  f  al  otro  lado  4110 
estaba  á  la  entrada  de  la  puerta»  atrae 
dos<mesaa. 

41  Cuatro  mcsw  de  la  una  parte,  y 
oirae  cuatro  mesas  de  la  otra  paite  • 
cada  lado  de  esta  puerta ;  ocho  jsesas, 
sobre  las  cuales  degollarán. 

48  Y  las  cuatro  mesas  para  el  holo- 
causto eran  de  piedras  labradas,  de  un 
codo  y  medio  de  longitud,  7  codo  7  me- 
dio de  ancho,  7  de  altura  de  un  code : 
sobre  estas  pondcán  las  henamienta» 
con  oue  degoUaráa  el  holocausto  y  el 
sacrificio. 

43  Y  dentro  de  la  cámara  habfa  gara- 
batos  de  un  palmo  di^wastos  per  todo 
ti  rededor ;  y  sobre  las  mesas  la  eama 
delao&endik 

44  Y  fuera  de  la  puerta  inferior*  e&  ei. 
atrio  -áe  adentro  qnn  estaba  al  lado  de 
la  pueru  del  Norte,  celaban  las  cá«na«raa 
de  los  cantoses,  las  cuales  miraban  tecla 
el  Mediodía :  una  celaba  al  lado  de  la 

Íuerta  del  Oriente  que  miraba  hada  el 
7orte. 

45  Y  dfiome :  Esta  cámara  que  mira 
faáeta  elMcdiodia  smi  de  los  saesidotas 
que  Üenen  la  guarda  del  tañólo'. 

40  Y  la  jQáauuca  que  mira  báeia  el  Ner- 
te  eerá  de  los  sacerdotes  qu^  tienen  la 
(marda  del  altar*» :  estos  son  los  h^joa  de 
Sadoc»,  los  cuales  vm  llamados  de  los 
hijos  de  LevJ  al  fitíior  paca  ministrarle. 

47  Y  midió  el  atrio,  den  codos  de 
loó^tüd,  y  la  anchura  de  otrot 


codos,  cuadrado:  y  Aa¿ia  «m  altir  de- 
lante del  templo. 

48  Y  Y  llevóme  al  pórtico  del  templo, 
7  midió  cada  poste  del  pórtico,  doco 
codos  de  una  parte,  v  cinco  codos  de 
otra:;  v  la  ancnora  de  la  puerta  tm 
codos  de  una  parte,  y  tres  codos  de  otis. 

49  La  longitud  del  póctioo  vdnte  es- 
dos  ',  j  I»  anchura  once  codee,  al  oul 
subian  por  gradas :  y  haUa  columnas/ 
jiunto  á  los  postes,  «ma  de  un  Jado,  j 
.otra  de  otro. 

CAPITULO  XLI. 

Proeiffm  deeeribiendo  loe  nudidae  y  aiM> 
mentoi  «M  ediJleloAd  temjdo,  f  dt  mujmt- 
tadae,  y  tugara  á  H  periemeeimUeí 

METIÓME  lu^go  en  el  templo,  y 
midió  los  postes,  «joido  el  aecbo 
seis  codos  de  una  parte,  y  seis  codos  de 
otra,  que  era  la  anchura  dd  taheña- 
culo. 

8  Y  la  anchura  de  coda  puerta  «ra  de 
diez  codos ;  y  los  lados  de  la  puerta,  de 
cinco  codos  de  una  parte,  y  ciisco  de 
otra.  Y  midió  su  longitud  ae  cusreaU 
codos,  y  la  anchura  de  vdnte  codos. 

a  Y  |Muó  al  interior,  y  midió  «ods  posto 
4e  la  puerta  de  dos  codos ;  y  la  puerta 
de  aeis  codos;  y  la  aachuzm  de  U  «ntts- 
da  de  siete  codos. 

4  Midió  también  su  longitud  de  vdnle 
codos,  y  la  anchura,  de  Tdnte  codos* 
delante  del  templo :  y  dejóme.  Este  a 
el  lugar  santlsime^ 

5  Después  midió  el  muro  de  la  cs8a,de 
sds  codos;  7  de  cuatro  codos  ia  ancháis 
de  las  cámaras  en  tomo  de  la  casa  al 
ffcdedor. 

9  Y  las  cámaras  eraa  cámara  ootee 
cámara  trdnta  7  tres  por  óedcn;  y  eo- 
traban  modülone$  en  la  pared  de  la  rasa 
al  rededor  sobre  que  las  cámaras  estri- 
basen, y  no  esttlbaaen  en  la  pared  de 
la  easa. 

7  Y  habia  mayor  anehora  y  vmtíta  en 
las  cámans  á  lo  mas  alto ;  7  d  esiaeol 
de  la  casa  «uMa  mn7  alto  al  rededor  par 
de  dentro  de  la  oasa:  por  tanto  la  casi 
Ienia  tnae  ancfauía  anába ;  7  do  la  cá- 
ndara baja  ae  suUa  á  la  «m«  alta  per  la 
4d  medio. 

8  Y  miré  la  altnm  de  la  easa  al  vsde- 
diíot:  los  cimientas  de  las  cámaras  eom 
una  oafia  enlcra  de  seis  eodea  de  giaa- 
datK 

9  Y  ia  anebura  da  la  pared  de  aftieit 
de  las  cámai:as  eia  de  cinoe  cades,  y  el 
espado  que  4uedd>a  de  las  eámasas  de 
la  casa  p«r  de  dentro. 

10  Y  entre  las  eteiaraa  haUa  anebofa 
de  veinte  codos  por  todos  lados  d  rede- 
dor de  la  oasa. 

11  Y  la  puerta  de  cada  cámara  «dw 
al  espaeio  qne  qnadiiha]  «na  poerts 
háoia  el  Norte,  y  otn  pocru  hada  d 
MediodUa :  7  la  anehiwa  dW  aspado  qar 
quedaba  em  de  dnen  «odet  per  teda  d 
ndeder. 

18  Y  d  ediitdo  que  ataba  delaate  dd 
apartamiento  al  lado  de  bada  d  Oed- 
dente  «m  de  aetenta  cedas  (  y  la  parad 
dd  cdiftdo,  da  cinco  eedes  de 


ll<;.it 


al  rededor,  7  noventa  eedea  de  lana. 
18  Ymidióla  cnw,eKn  oodesdebm»; 
y  el  apartamiento,  y  el  edifido,  7  aas 
paredes,  de  longitud  de  den  oodoe. 

14  Y  ta  anelinaa  de  la  liplaalera  de  la 
oasa  y  del  apartamindo»  al  OiiaMe,  de 
den  codos. 

15  Y  midió  la  lengitnd  del  «dilWe  «ae 

eetaba  i*irf|in^  dd  apaataminBlo  ene  ha- 
bia óatMia  de  él,  y  Jaa  «Aman»  de  ana 

y  otraveástt  «edoa;  y  d  leapie  de 

>,  y  loa  pedalea  drt 


>adr.t7i 


BZEainim  xui,  xuii. 


A.  o.  dr.  87lk 


1$  ht»  «mbnlM,  y  1m  -fcntana» 
chu, }  Ui  cAmans  tre»  en  derredor  A 
la  púte  delanten,  itdo  cubierto  de  ma> 
den  alrededor  deade  el  aneio  haau  lea 
Tounasi  y  laa  •wwaoaa»  Imnbkm  cubi* 


17  Enciaaa  de  aobve  1»  poerCm,  y  haita 
b  casa  de  dentro,  y  de  fiíera,  y  iwr  toda 
la  pared  en  derredor  de  dentro  y  por  de 
fim  loiHÍ  medidaa. 

18  Y  le  pared  eauba  labrada  oon  qac' 
rubinea  y  palmaae:  entre  querubín  y 
querubín  una  palma;  y  cada  QueruUn 
tenia  doa  lostroa* 

10  Un  roatro  de  hombre'  hAeia  la  pal- 
ma de  la  una  parte,  y  roetro  de  león 
faáeia  la  otra  palma  de  la  otn  parte,  per 
toda  la  caaa  al  rededor. 

so  Desde  et  aoelo  hasta  encima  de  la 
puerta  kabia  labmdoa  qncrubines  y  pal> 
ñas,  y  por  la  parad  del  templo. 

81  Gao»  poste  del  templo  era  cuadrado, 
y  la  delantera  d^  santuario  era  como  la 
ofra  d^aatera. 

SS  La  altura  del  altar*  de  madera  era 
de  trae  oodoa,  y  su  longitud  de  dos  co- 
dos; y  tus  esquinas,  y  su  saperflcie,  y 
sus  paredes,  eran  de  madera.  Y  di- 
joaic :  Bsta  e$  la  mesa/  que  eatá  delante 
de  Jehorá. 

88  V  el  templo  y  el  aantuarlo  tenían 
dos  portadas. 

HY  en  cada  portada  hatta  do»  puer- 
tas, doa  puertas  qne  se  volvían ;  dos  pu- 
eitaa  en  la  una  portada,  y  otraa  doa  en 
laotta. 

85  Y  en  las  puertas  del  templo  AoMa 
labrados  de  querubines  y  palmas,  aü 
como  «stidian  hechos  en  laa  paredes  a, 

L  grueso  madero  sobre  la  delantera  de 
entrada  por  de  fuera. 
88  Y  habia  ventanas  estrechas  *,  y  pal. 
mas  de  una  parte  y  de  otra  por  loa  lados 
de  la  entrada,  y  de  la  casa,  y  por  laa 
^^igaa. 

CAPITULO  XLIl. 
Pron^ftm  en  Cw  medida». 

SACÓME  luego  al  atrio  de  aftiera 
hada  el  Norte,  y  llevóme  A  la  cA- 
mara  que  eetaia  delante  del  espacio  que 
quedaba  enfrente  del  odiflcio  de  hAcia 
el  Norte. 

8  Por  delante  de  la  puerta  del  Norte 
la  longitud  era  de  cien  codos,  y  U  an- 
chura de  cincuenta  codos, 

a  Frente  A  los  veinte  eoioe  •  que  kabta 
en  el  atrio  de  adentro,  y  enfrente  dd 
solado  que  habia  en  el  atrio  exterior, 
donde  tetaban  las  dUnaras  las  unas  en 
iVente  de  las  otns  en  tres  ptMi. 

4  Y  delante  de  las  cAmaras  Aa6MS  un 
comdor  de  diez  codos  de  ancho  A  la 
parte  de  adentro,  con  vli^  de  nn  oodo; 
y  sus  puertas  hAcia  el  Norte. 

5  Y  las  cAmaras  mas  altas  eran  mas 
estrechas ;  porque  las  galerías  auitaban 
de  ellas  mas  que  de  las  iMúas  y  de  las  de 
en  medio  del  ediñcio. 

6  Perqué  tetaban  en  tres  pítor,  y  no 
tenían  columnas  como  las  columnas  de 
los  atrios :  por  tanto  eran  mas  estrechas 
que  las  de  alM^o  y  laa  del  medio  deade 
risoeio. 

7  Y  el  muro  que  eetaba  afuera  enfrente 
de  las  cAmaras,  hAcia  el  atrio  exterior 
delante  de  las  cAmaras,  tenia  dncnenta 
codos  de  largo. 

8  Porque  la  longitud  de  las  oAmaras 
del  atrio  de  afbera  era  de  cinoutoita  co- 
dos :  y  delante  de  la  fachada  del  templo 
A«6ie  den  codea. 

*  Y  debajo  de  laa  cAmaias  eelata  la 
•ntrada  del  templa  al  lado  orienul,  para 
cntnr  en  tf  desde  ék  mrto  de  afuera. 


10  A  lo  laigo  dtl  maro  del  «tito  hada 
el  Oriente,  enfrente  de  la  loi^a,  y  de- 
lante del  edificio  había  cAmaraa. 

11  T  d  corredor  ^  que  hatia  delante  de 
dlaa  era  aem^ante  al  de  laa  oAmaras 
que  eetaba»  hAda  el  Norte :  conforme  A 
so  longitud,  asimismo  su  anchura,  y 
todas  sos  salidas ;  conforme  A  sus  puer- 
tas, y  conforme  A  siu  entradaa.. 

18  Y  conforme  A  laa  puertea  de  la» 
cAmaraa  que  eefaban  hécia  el  Mediodía, 
tentan  ana  puerta  que  eaHa  al  principió 
del  camino,  del  camino  delante  dd  muso 
hermoso  qtee  eetá  hAcia  d  Oriente  A  los 
que  entran. 

18  Y  dtiome :  Las  cAmaras  del  Norte 
V  las  dd  Mediodía,  que  eetán  delante  de 
la  lonja,  son  cAiñaras  santas,  en  las 
cuales  los  sacerdote»  que  se  acercan  A 
JebovA  comerAn  las  santas  ofr«ndasc: 
allí  pondrAn'  las  oi^rendas  santas,  y  el 
Presente  «,  y  la  expiación/,  y  el  eaeri- 
Jfefo  por  el  pecado^  ^  porque  d  lugar  es 
santo. 

14  Guando  los  sacerdotes  entraren^  no 
saldrAn  dd  lugar  santo  al  atrio  de  a- 
ftiera,  sino  que  alU  d^arAn*  sus  vesti- 
mentas con  que  ministrarAa,  porque 
son  santas ;  y  veatirAase  otros  vestidos, 
y  aaí  se  allegúAn  A  lo  que  es  dd  pueblo. 

15  ^  Y  luego  que  acabó  las  medidas 
de  la  casa  die  adentro,  sacóme  por  d 
camino  de  la  puerta  que  miraba  hAda 
el  Oriente,  y  nudióle  todo  en  derredor. 

16  Midió  el  lado  Oriental  con  la  cali» 
de  medir,  y  AoMa  quinientas  callas  de 
la  calla  de  medir  alrededor. 

17  Midió  el  lado  dd  Norte,  quinientas 
callas  de  la  caña  de  medir  alrededor. 

18  Midió  el  lado  del  Mediodía,  qulnt- 
entaa  calla»  de  la  oafia  de  medir. 

1»  Hedeó  ai  lado  del  Ocddente,  y 
midió  quinientas  cañas  de  la  ca&a  de 
medir. 

80  A  los  cuatro  lados  le  midió :  tuvo 
el  muro  i  todo  al  rededor  quinientas  ca- 
itas de  longitud,  y  quinientas  oa&as  de 
anchura,  para  hacer  separadon  entre  d 
santuario  y  el  lugar  pnnáno. 

CAPITULO  XLIII. 

Fe  el  prt/eta  la  gloria  de  Dioe  que  toma 
poeeeton  del  nuevo  templo,  y  womtte  per- 
maneeer  en  Ü  para  liempre.  Kichértaee  al 
puMo  d  verdadero  orrepemtimienio  de  ene 
peeadoe.  Dteeripeion  del  Mar  dtl  holo~ 
eauíto,  y  leyee  y  ritoe  que  deberá»  obeer~ 
varee  para  eu  purifietuion  y  eo»eagraeton, 

LLEVÓME  luego  A  la  puerta,  A  la 
puerta  que  mira  hacia  el  Oriente  • : 

8  Y  hé  aquí  la  gloria  del  Dios  de  Is- 
rael, que  venia  de  hAcia  el  Orienten ;  y 
su  sonido  era  como  d  sonido  de  muchas 
aguas,  y  la  tierra  resplandecía  A  causa 
de  su  gtoriac 

8  Y  la  Vision  oue  vi  era  como  la  visión, 
como  aqndla  visión  que  vi  cuando  vine 
para  destruir  la  dudad  *:  y  las  visiones 
eran  como  la  vidon  que  vi  junto  al  rio 
de  Chebar«;  y  cai  sobre  mi  rostro. 

4  Y  la  gloria  de  JehovA  entró  en  la 
casa  por  la  vía  de  la  puerta  que  daba 
cara  al  Oriente. 

0  Y  alzóme  el  Espíritu,  y  metióme  en 
d  atrio  de  adentro;  y  ne  aquí  que  la 
gloria  de  JehovA  hinchió  la  casa/. 

0  Y  oí  1OI0  que  me  hablaba  desde  la 
casa :  y  un  varona  estaba  Junto  A  mí, 

7  Y  díjome ;  fi^}o  del  nombre,  eeíe  es 
el  lugar  de  mi  asiento,  y  el  lugar  de  las 
plantas  de  mis  pies*,  en  el  cual  habi- 
taré <  entre  los  hijos  de  Israel  para  si- 
empre: y  ntmea  mas  contaminarA  la 
casa  de  Israel  mi  santo  nombre*,  nt 
dles  ni  sus  reyes,  eon  sus  fomicadonos. 


r.  4. 


•Lev.  e.  18, 

86. 

yiai8,14. 
rfK«.U.fi. 
•hev.9.», 

10. 
/Nn.lg.9, 

10. 

'Lei.&14, 
ate. 
*0iq^4Ui>. 


(0^.40.0. 


•  Cap.  41.  L 
fU.1. 

»0^^11.3S. 

•Ap.lB.1. 

4Gat.8.4. 
•Oap.1.8. 


/I  Bey.  8. 

10,11. 

#Cap.40.8. 


AlCr.a8.  a. 
<Bz.aBb4& 

t  Cap.  88. 7. 


A.C.dr.674 


EZEQUIEL,  ZUY. 


i.c.fcsiv.1 


{IiOT.26.30. 
Jer.  16. 18. 


•200.6.16. 
*  C«p.  40. 4. 


«  Cftp.  40. 3. 


J>  LeT.  1.  5. 
9Cftp.40.46. 

••Cap.  45.18. 
etc. 

Bx.9ft.86. 
Ley.  8. 14, 
«te 


'HeklS.U. 
12. 


t  LeT.  a.  U. 

•Bx.  29.85, 
S«. 


y  con  los  cuerpo»  muertos  de  ios  reyes' 
en  sus  altares. 

8  Poniendo  ellos  su  umbral  junto  &  mi 
umbral,  y  su  poste  junto  á  mi  poste,  y 
NO  mas  que  pared  entre  mí  y  ellos,  con- 
taminaron mi  santo  nombre  con  sus 
abominaciones  que  hicieron :  consumí- 
los  por  tanto  en  ral  furor. 

9  Ahora  echarán  l^os  de  mi  su  fomi- 
ca<»on,  y  los  cuerpos  muertos  de  sus 
reyes,  y  habitaré  en  medio  de  ellos  para 
siempre"*. 

10  Tii  pue«,  hijo  del  hombre,  anuncia 
á  la  casa  de  Israd  esu  casa»,  y  aver- 
güéncense de  sus  pecados,  y  mCdan  la 
traza  de  eUa. 

11  Y  si  se  avergonzaren  de  todo  lo  que 
haa  hecho,  hazles  entender  la  ñgura  de 
la  casa,  y  su  traza,  y  sus  salidas  y  sus 
entradas,  y  todas  sus  formas,  y  todas 
sus  descripciones,  y  todas  sus  confígu> 
raciones,  y  todas  sus  leyes :  y  descríbelo 
delante  de  sus  ojos,  para  que  guarden 
toda  su  forma,  y  todas  sus  reglas,  y  las 
pongan  por  obra. 

12  Esta  e»  la  ley  de  la  casa :  Sobre  la 
cumbre  del  monteo  terá  educada ;  todo 
su  término  alrededor  seiH  santísimo. 
Hé  aquí  que  esta  es  la  ley  de  la  casa. 

13  Y  estas  son  las  medidas  del  altar 

g>r  codos ;  el  codo  de  á  codo  y  palmo. 
1  seno  serA  de  un  codo,  y  de  un  codo 
el  ancho,  y  su  remate  por  su  borde  al 
rededor,  de  un  palmo.  Este  pues  será 
el  fondo  alto  del  altar. 

14  Y  desde  el  seno  de  sobre  el  suelo 
hasta  el  lugar  de  ahajo  habia  dos  codos, 
y  la  anchura  de  un  codo:  y  desde  el 
lugar  menor  hasta  el  lugar  mayor  habia 
cuatro  codos,  y  la  anchura  de  un  codo. 

15  Y  el  altar  era  de  cuatro  codos,  y 
encima  del  altar  habia  cuatro  cuernos. 

16  Y  el  altar  tenia  doce  codos  de  largo, 
y  doce  en  ancho,  cuadrado  á  sus  cuatro 
lados. 

17  Y  el  ¿rea  era  de  catorce  oodos  de 
longitud,  y  catorce  de  anchura  en  sus 
cuatro  lados,  y  de  medio  codo  el  borde 
que  tenia  al  rededor :  y  el  seno  del  altar 
era  de  un  codo  por  todos  lados;  y  sus 
gradas  estaban  al  Oriente. 

18  ^  Y  díjome :  Hyo  del  hombre,  así 
ha  dicho  el  Señor  Jehová:  Estas  son 
las  ordenanzas  del  altar  el  dia  en  que 
será  hecho,  para  ofrecer  sobre  él  holo- 
causto, y  para  esparcir  sobre  él  sangre^. 

19  Dar&s  á  los  sacerdotes  Levitas  que 
son  del  linage  de  Sadoc  ?,  que  se  allegan 
á  mí,  dice  el  Se&or  Jehov&,  para  mi- 
nistrarme, un  becerro  de  la  vacada  para 
expiación  '. 

80  Y  tomarás  de  su  sangre,  y  pondrás 
en  los  cuatro  cuernos  ae\  altar,  y  en 
las  cuatro  esquinas  del  área,  y  en  el 
borde  alrededor.  Así  lo  limpiaras  y  pu- 
rifícarás. 

21  Tomarás  luego  el  becerro  de  la  ex- 
piación i  y  lo  quemará,  conforme  á  la 
ley  de  la  casa,  fuera  del  santuario  *. 

22  Y  al  segundo  dia  ofrecerás  un  ma- 
cho de  cabrio,  sin  defecto,  para  expi- 
ación ;  y  purificarán  el  altar  como  lo 
purificaron  con  el  becerro. 

83  Guando  acabares  de  expiar,  ofrece- 
rás un  becerro  de  la  vacada  sin  defecto, 
y  un  camero  sin  tacha  de  la  manada. 

34  Y  los  ofrecerás  delante  de  Jehovi, 
y  los  sacerdotes  echarán  sal  *  sobre  ellos, 
y  les  ofrecerán  en  holocausto  ¿  Jehová. 

25  Por  siete  dias  »  sacrificarás  un  ma- 
cho cabrio  cada  dia  en  expiación ;  asi- 
mismo sacrificarán  el  becerro  de  la 
vacada,  y  un  camero  sin  tacha  del  re- 
baüo. 

26  Por  siete  días  expiarán  el  aUar,  y 


í 


lo  limpiarán,  y  ellos  henchirán  ns  rw 
nos*. 

27  Y  acabados  estos  dias,  al  octavo 
dia  ',  y  en  adelante,  sacrificarán  1m  n- 
cerdotes  sobre  el  altar  vuestros  holoea- 
ustos,  y  vuestros  pacíficos  ¡  y  me  sa6» 
aceptos»,  dice  el  Señor  Jehová. 

CAPITULO  XLIV. 
Xanda  Dio»  al  pro/eía  que  con  pvmds  «<«•- 
eion  nots  ¡o  que  U  «•  mostrado,  »mti»l- 
mente  las  trosas,  entrada»  y  tciiáu  dd 
templo,  el  «ual  hnhia  sido  profanado  f  rof- 
rompido  en  m  euUo  por  itegVino  niMiMeno 
del  saterdoeio.  Los  sacerdotes  y  Levibu  qs* 
eomóssetndieron  A  tai  earrupáem,  xm  dr- 
pViSttos  del  ministerio,  y  destinados  i  Im 
betfoa  servieiM  dd  templo.  Leyu  qae  Mn 
observar  los  sacerdotes  en  sm  minidmo,  y 
derechos  de  su  sustento  conforme  ilalef. 

Y   TORNÓME  hacia  la  puerta  de 
afuera  del  santuario,  la  cual  mira 
hacia  el  Oriente  <> ;  y  estaba  cerrada. 

2  Y  díjome  Jehov& :  Esta  puerta  b« 
de  estar  cerrada ;  no  se  abrirá,  ni  en- 
trará por  ella  hombre;  porque  Jehová, 
Dios  de  Israel,  entró  por  ella:  estará 
por  tanto  cerrada. 

3  Esta  será  para  el  príncipe ;  el  prin- 
cipe, él  se  sentará  en  ella  pata  comer 
pan  delante  de  Jehová :  por  el  camino 
de  la  entrada  de  la  puerta  entrará,  y  por 
el  camino  de  ella  saldrá. 

4  Y  Y  llevóme  hacia  la  puerta  del 
Norte  por  delante  de  la  casa,  y  miré,  j 
hé  aqm  que  la  gloria  de  Jehová  habis 
henchido  la  casa  de  Jehová  ^ :  y  caí  so- 
bre mi  rostro. 

5  Y  díjome  Jehová :  Hijo  del  hombre, 
pon  tu  corazón,  y  mira  con  tus  ojos,  j 
oye  con  tus  oidos«  todo  lo  que  yo  hablo 
contigo  sobre  todas  las  ordenanzas  de  Is 
casa  de  Jehová,  y  todas  sus  leyes :  y  pon 
tu  corazón  á  las  entradas  de  la  casa,  y  á 
todas  las  salidas  del  santuario  <<. 

6  ^  Y  dirás  á  la  rebelde^  ala  casa  de 
Israel.  Así  ha  dicho  el  Seitor  Jehová: 
Básteos  de  todas  vuestras  abominado- 
nes/,  oh  casa  de  Israel; 

7  De  haber  Tosotros  traído  extraió*- 
ros^,  incircuncisos  de  corazón*  é  in- 
circuncisos de  carne,  para  estar  en  mi 
santuario,  para  contaminar  mi  casa ;  de 
haber  ofrecido  mi  pan,  la  grosora  y  la 
sangre :  é  invalidaron  mi  pacto  por  to- 
das vuestras  abominaciones. 

8  Y  no  guardasteis  el  ordenamiento  de 
mis  santificaciones,  sino  que  os  pusisteis 
guardas  de  mí  ordenanza  en  mi  san- 
tuario. 

9  Así  ha  dicho  el  Hefior  Jehová:  Nin- 
gún hijo  de  extraixjero,  incircunciio  de 
corazón,  é  incircunciso  de  carne,  entniá 
en  mi  santuario,  de  todos  los  hüos  de 
extTai\jeros  que  están  entre  los  hqos  de 
XfflT&d 

10  Y  ios  Levltaa  que  se  «paitaron  \é- 
Jos  •  de  mí  cuando  Israel  orró,  el  cual 
se  desvió  de  mí  en  pos  de  sus  ídolo*, 
llevarán  su  iniquidad. 

11  Y  serán  ministros  en  mi  santuario, 
haciendo  de  porteros  á  las  puertas  de  la 
casa,  y  de  sirvientes  en  la  casa:  ellos 
matarán  el  holocausto  y  la  víctima  al 
inieblo,  y  ellos  estarán  delante  de  ellas 
para  servirles. 

12  Por  cuanto  les  sirvieron  delante  de 
sus  ídolos,  y  fueron  á  la  casa  de  Isiael 
por  tropezadero  de  maldad,  por  taato 
he  alzado  mi  mano  acerca  de  dios,  dice 
el  Sefior  Jehová,  que  llevarán  su  im* 
quidad.  

13  No  serán  allegados  á  mi  p«r«  m**"* 
sacerdotes,  ni  se  llegarán  á  ningnna  de 
mis  santificaciones,  á  las  santidades  de 
santidades:  sino  «ue  llevarán  so  *«• 


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^C.dr.574. 


EZBQUIEL,  XLV. 


A.  O.  Clr.  B74. 


gQenza,  y  su*  abominaelonM  que  hici- 
eron. 

14  PondráloB  pae«  por  gaardax  de  la 
guarda  de  la  casa  en  todo  sn  lerTloio, 
y  ea  todo  lo  qoe  en  ella  hubiere  de  ha- 


15  Mas  los  sacerdotes  Levitas,  hijos  de 
Sadoc  *,  que  guardaron  el  ordenamiento 
de  mi  santuario,  cuando  los  hijos  de 
Israel  le  desviaron  de  mi,  ellos  serftn 
aligados  4  mi  para  ministrarme,  j  de- 
lante de  mi  estarán  para  ofrecerme  la 
nosura'  y  la  sangre»,  dice  el  Sefior 
JehovA. 

16  Esos  entrarAa  en  mi  santuario,  y 
ellos  se  allegarán  á  mi  mesa  para  mi- 
nistrarme, y  guardarán  mi  ordenami- 
ento. 

17  Y  será,  que  cuando  entraren  por 
las  puertas  del  atrio  interior,  se  vestirán 
de  vestimentas  de  Uno » :  no  asentará 
sobre  ellos  lana  cuando  ministraren  en 
las  puertas  del  atrio  de  adentro,  y  en  el 
interior. 

18  Tiaras  de  lino  tendrán  en  sus  ca- 
bezas, y  pañetes  de  lino  en  sus  lomos : 
no  se  ceiurán  tanto  como  para  sudar. 

19  Y  cuando  salieren  al  atrio  de  afuera, 
al  atrio  de  afuera  al  pueblo,  se  desnu- 
darán de  sus  vestimentas  con  que  mi- 
nistraron, y  las  dejarán  en  las  cámaras 
del  santuario,  y  se  vestirán  de  otros  ves- 
tidos* :  así  no  santificarán  el  pueblo  con 
sus  vestimentas. 

50  T  no  raparán  sn  cabeza',  ni  de- 
jarán crecer  el  cabello;  sino  que  to  re- 
cortarán trasquilando  sus  cabezas. 

51  Y  ninguno  de  los  sacerdotes  beberá 
vino,  cuando  hubieren  de  entrar  en  el 
atrio  interior. 

8S  Ni  viuda,  ni  repudiada  se  tomarán 
por  mujeres;  sino  que  tomarán  vírge- 
nes? del  linage  de  la  casa  de  Israel,  ó 
viuda  que  fuere  viuda  de  sacerdote. 

83  Y  enseflanHn  á  mi  pueblo  á  hacer 
diferencia  entre  lo  santo  y  lo  profisno,  y 
les  enseBar&n  á  discernir  entre  lo  limpio 
y  lo  no  limpio  r. 

84  Y  en  el  pleito  ellos  estarán  para 
juzgar*':  conforme  á  mis  derechos  lo 
juzgarán:  y  mis  l^es  y  mis  decretos 
guaidaián  en  todas  mis  solemnidades,  y 
santificarán'  mis  sábados. 

85  Y  á  hombre  muerto  no  entrará  el 
taeerdote  para  contaminarse  « ;  mas  so- 
bre padre,  ó  madre,  ó  hijo,  ó  hija,  her- 
mano, ó  hermana  que  no  haya  tenido 
marido,  se  contaminará. 

88  Y  después  de  su  purificación,  le 
contarán  aun  siete  dias'. 

87  Y  el  dia  que  entrare  al  santuario, 
al  atrio  de  adentro,  para  miodstrar  en 
el  santuario,  oñrecerá  su  expiación', 
dice  el  Señor  Jehová. 

88  Y  trto  será  á  ellos  por  heredad :  yo 
seré  su  heredad »;  y  no  les  daróis  pose- 
sión en  Israel :  Yo  «oy  su  posesión. 

89  Si  presente",  y  el  sacrificio  por  la 
expiación,  y  por  el  pecado &,  comerán; 
y  toda  cosa  dedicada  á  Dios  en  Israel, 
será  de  ellos  «. 

80  Y  las  primicias  de  todos  los  prime- 
aos frttiot  de  todo,  y  toda  ofrenda  de 
todo  lo  que  se  ofreciere  de  todas  vues- 
tras ofrendas,  será  de  los  sacerdotes: 
daréis  asimismo  las  primicias  de  todas 
vaestras  masas  <<  al  sacerdote,  para  que 
haga  reposar  la  bendición  en  vuestras 
casas*. 

31  Ninguna  cosa  mortecina,  ni  des- 
garrada por  otra  bestia  ^  asi  de  aves  como 
de  animales,  comerán  los  sacerdotes. 

CAPITULO  XLV. 
Hílala  Un  repartimientos  da  snOo  y  sitio  al 

eétfieio  dst  templo,  al  palaeio  da  prúteipe. 


jfála  eindai.  Rtfi>rma  iW  estado  poUHfo 
eon/emu  ala  lifde  Xoísm.  AeimismO  ai- 
tmtas  eaeae  teeamtss  at  enUa,  en  que  debia 
dekaier  gran  eem^jteten. 

Y  GUANDO  partiereis  por  suertes  la 
tierra  en  heredad  %  apartaréto  una 
suerte  para  Jehová  que  le  consagréis  en 
la  tierra  b,  de  longitud  de  veinte  y  cinco 
mil  caHas  de  medir,  y  diez  mil  de  an- 
cho: esto  será  santificado  en  todo  su 
término  al  rededor. 

8  De  esto  serán  para  el  santuario  qui- 
nientas de  longitudf  y  quinientas  de  an- 
cho, en  cuadro  al  rededor ;  y  cincuenta 
codos  en  derredor  para  sus  ejidos. 

8  Y  de  esta  medida  medlns  en  longi- 
tud veinte  y  cinco  mil  eaHas,  y  en  an- 
chura diez  mil ;  en  lo  cual  estará  el 
santuario,  el  santuario  de  santuarios «. 

4  Lo  consagrado  de  esta  tierra  será 
para  los  sacndotes  ministros  del  san- 
tuario, que  se  llegan  para  ministrar  á 
Jehová :  y  seiáles  lugar  para  hacer  ca- 
sas, V  lugar  santo  para  d  santuario. 

ft  Asimismo  i^rcu  vehite  y  cinco  mil 
de  longitud,  y  diez  mil  de  anchura ;  lo 
cual  será  para  los  Levitas  ministros  de 
la  casa,  en  posesión,  cois  veinte  cáma- 
ras''. 

6  Y  para  la  posesión  de  la  ciudad  da- 
réis cinco  mil  de  anchura,  y  veinte  y 
cinco  mil  de  longitud,  delante  de  lo  que 
se  apartó  para  el  santuario:  esto  será 
para  toda  la  casa  de  Israel. 

7  Y  la  parte  del  principe  •  será  Junto  al 
apartamiento  del  santuario  de  la  una 

Sarte  y  de  la  otra,  y  Junto  á  la  posesión 
e  la  ciudad,  delante  del  apartamiento 
del  santuario,  y  delante  de  la  posesión 
de  la  ciudad ;  desde  el  rincón  occidental 
hacia  el  Ocddente,  hasta  el  rincón  ori- 
ental hacia  el  Oriente :  y  la  longitud  se- 
rá de  la  una  parte  á  la  otra,  desde  el 
rincón  del  Occidente  liasta  el  rincón  del 
Oriente. 

8  Esta  tierra  tendrá  por  posesión  en 
Israel,  y  nunca  mas  mis  principes  opri- 
mirán nü  pueblo/:  y  darán  ef  resto  de 
la  tierra  á  la  casa  de  Israel  por  sus 
tribus. 

9  %  Así  ha  dicho  el  Señor  Jehová: 
Básteos  ya,  oh  príncipes  de  Israel :  de- 
Jad  la  violencia  y  la  rapiña ;  haced  Jui- 
cio y  Justicia ;  quitad  vuestras  imposi- 
ciones de  sobre  mi  pueblo,  dice  el  oefior 
Jehová. 

10  Peso  de  Justicia,  y  epha  de  Justicia, 
y  bato  de  justicia  tendréis;. 

11  £1  epha  y  el  bato  serán  de  una  mis- 
ma medida:  que  el  bato  tenga  la  dé- 
cima parte  del  homer,  y  la  décima  parte 
del  homer  el  epha:  la  medida  de  ellos 
será  según  el  homer. 

18  Y  el  siclo  será  de  veinte  Oeras  h  • 
veinte  sidos,  con  veinte  y  cinco  siclos,  y 
quince  siclos,  os  serán  una  mina. 

18  Esta  será  la  oftenda  que  ofreceréis : 
la  sexta  parte  de  un  epha  de  homer  del 
trigo;  y  la  sexta  parte  de  un  epha  de 
homer  de  la  cebada. 

14  Y  la  ordenanza  del  aceite  será  que 
(tfireceréis  un  bato  de  aceite,  qtu  es  la 
décima  parte  de  un  coro.  Diez  batos 
harán  un  homer ;  porque  diez  batos  son 
un  homer. 

15  Y  una  cordera  de  la  manada  de 
doscientas,  de  las  gruesas  de  Israel  para 
sacrificio,  y  para  holocausto,  y  para  pa- 
cíficos, para  ser  expiados,  dice  el  Señor 
Jehová. 

IS  Todo  el  pueblo  de  la  tierra  será 
obliealo  á  esta  ofrenda  para  el  príncipe 
de  Israel. 

17  Mas  del  príncipe  será  ta  obligación 
de  dar  el  holocausto  ■',  y  el  sacrificio,  y 


•Capi.47.S2. 
»  Cap.  48. 8. 


«Oap.48.10, 
etc. 


iCapw  40.17. 


<CaFw48.aL 


/Cap.SS.87. 
f4itl8. 
Fio.  38. 16. 
Jer.  82. 17. 


9  Lev.  19.35, 
86w 
Pro.  U.  L 


&  Bx,  80.18. 
Nn.  8. 47. 


t-3Cr.5.6. 
y  80.  8^ 
y  35.  7. 


A.C.oSr.674, 


E^QUIEL,  XLVL 


^Ccksii 


i  Lev.  16. 16. 


{Oap.48.20. 


■•Bx  12.18. 

Lev.  88.  6. 

etc. 

Ka.»,  a,  8. 

Den.  16.1, 

etc. 
•»  100.6.7,8. 


«K«.a8.16, 
etc»  ( 

l>Cap.46.S,7. 

9  Na.  a».  12. 
«-Dea.16.18. 


«Ctep.U.1. 


»  Cap.  44. 8. 
Ter.  8. 


•C^p.  46.17. 
i  Cap.  46.24. 


«D«a.  16.17. 


/Ex.  28. 14, 
17. 
I>ni.lll6L 


la  libación,  «n  las  aolcmnidactes,  j  en 
las  Inuai  naeras,  y  ot  los  ti^iait»,  y  en 
todaf  Ia«  fieftat  de  la  casa  de  Israel :  él 
dispondrá  la  expiación,  y  el  Presente,  y 
el  nolocausto,  y  los  pacíficos,  para  es^ 
piar  la  casa  de  Israel. 

18  Asi  ha  dicbo  el  fiefior  Jehová :  El 
tnet  primero,  al  primero  del  mes,  toma- 
rás un  becerro  sin  defecto  de  la  vacada, 
y  errarás  el  santuario  k. 

19  X  el  sacerdote  tomará  de  la  sanare 
del  becerro  de  la  expiación,  y  pondrá 
sobre  los  postes  de  la  casa,  y  sobre  los 
cuatro  ángulos  del  área  del  altar',  y 
sobre  los  postes  de  las  puertas  del  atrio 
de  adentro. 

20  Así  harás  haata  el  séptimo  dia  del 
mes  por  los  errados  y  engañados;  y  ex- 
piarás la  casa. 

SI  El  mee  primero,  á  los  catorce  dias 
del  mes,  tendréis  la  Pascua»,  que  eerá 
fiesta  de  siete  dias:  comeráse  pan  sin 
levadura  «. 

28  Y  aquel  dia  el  principe  sacñficatá 
por  sí  y  por  todo  el  pueblo  de  la  tierra 
un  becerro  por  el  pecado. 

23  T  en  todos  los  siete  dias  de  la  so- 
lemnidad hará  holocausto  á  Jehová  de 
siete  becerros  y  siete  cameros  sin  de- 
fecto, cada  dia  en  siete  dias ;  y  por  el 
pecado  un  macho  de  cabrío  cada  día  o. 

S4  Y  con  cada  becerro  ofrecerá  pre- 
sente de  un  epha  de  ñor  de  harina,  y  con 
cada  camero  olro  epjía  ¡  y  por  cada  epha 
un  hin  de  aceite^». 

25  En  el  niee  séptimo,  á  los  quince  del 
mes,  en  la  fiesta;  hará  o^  tanto  copio 
en  estos  siete  diasr,  cuanto  á  la  expi- 
ación, y  cuanto  al  holocausto,  y  cuanto 
al  Presente,  y  cuanto  al  aceite. 

CAPITULO  XLVI. 

Proetgue  en  la  reformadoa  del  culto.  ítufares 
en  mu  m  ha»  di  eoetr  la»  carnee  ai  loe 
«icmiMU, 

ASf  ha  dicho  el  Señor  Jehová :  La 
.  puerta  del  atrio  de  adentro,  que 
mira  al  Oriente*,  estará  cerrada  los  seis 
días  de  trabajo,  y  el  dia  del  sábado  se 
abrirá:  abriráse  también  el  dia  de  la 
nueva  luna. 

8  Y  él  prfttofa>eb  entrará  por  el  camino 
del  portal  de  la  puerta  de  afuera,  y  es- 
tará al  umbral  de  la  puerta,  mientras 
los  sacerdotes  harán  su  holocausto  y  sus 
pacíficos,  é  ineiinaráse  á  la  entraos  de 
la  puerta:  después  saldrá,  mas  no  se 
cerrará  la  puerta  hasta  la  tarde. 

3  Asimismo  se  inclinará  el  pueblo  de 
la  tierra  delante  de  Jehová,  á  fá  entrada 
de  la  puerta,  en  los  sábados  y  en  las 
nuevas  lunas. 

4  Y  el  holocausto  qne  el  principe  ofre- 
cerá á  Jehová  el  dia  del  sábado «,  eerá 
seis  corderos  sin  defecto,  y  un  camero 
sin  tacha. 

6  Y  por  presente^f  un  epha  de  Jlor  de 
harina  con  cada  camero;  y  con  cada 
cordero  un  presente,  don  de  su  mano,  y 
un  hin  de  aceite  con  el  epha. 

6  Mas  el  dia  de  la  nueva  luna  cfreeerá 
nn  becerro  sin  tacha  de  la  vacada,  y 
seis  corderos,  y  un  camero ;  deberán 
ser  sin  defecto. 

7  Y  hará  presente  de  un  epha  de  flor 
de  harina  con  el  becerro,  y  un  epha  con 
cada  camero:  mas  con  los  corderos, 
conforme  á  su  facultad  • ;  y  un  hin  de 
aceite  con  cada  epha. 

8  Y  cuando  el  príncipe  entrare,  en- 
trará por  el  camino  del  portal  de  la  pu- 
erta, y  por'  el  mlemo  cammo  saldrá. 

ft  Mas  cuando  el  pueblo  de  la  tierra 
entrare  delante  de  Jehová  en  las  fies- 
tas/, el  que  entrare  por  la  puerta  del 


Norte,  saldrá  por  la  pi^erta  del  Medi- 
odía;  y  el  que  eiitráre  por  la  pneita 
del  Mediodía,  saldrá  por  la  puerta  dd 
Norte:  no  volverá  por  la  pusta  por 
donde  entró,  sino  que  ^dra  por  ia  ib 
enñrente  de  ella. 

10  Y  el  príncipe,  cuando  ellos  entn- 
ren,  él  entrará  en  medio  de  ellos;  ; 
cuando  ellos  salieren,  él  saldrá. 

U  Y  en  las  fiestas  y  en  las  sblemnids- 
des  será  el  Presente  un  epha  de  JUr  dt 
harina  con  cada  becerro,  y  un  epba  con 
cada  camero ;  y  con  los  corderos,  lo  que 
le  pareciere :  y  un  hín  de  aceite  con  cade 
epha. 

18  Mas  cuando  el  principe  libremente 
hiciere  holocausto  6  pacíficos  á  Jdiová, 
abriránle  la  puerta  que  mira  al  Oriente, 
y  hará  su  holocausto  y  sus  pacifioMi 
como  haoe  en  el  día  del  sábado:  dei 
pues  saldrá ;  y  cerrarán  la  puerta  dei 
pues  que  saliere. 

18  Y  sacrificarás  á  Jehová  cada  dis 
en  holocausto  un  cordero  dé  un  9Sid$ 
sin  defecto:  cada  mañana  lo  saciifi* 
caras. 

14  Y  con  él  harás  todas  las  malbmsi 


i 


FKlíSlE 


presente  de  la  sexta  parte  de  un  epha 
de  flor  de  harina,  y  la  tercera  parte  de 
u;i  hin  de  aceite  para  mezclar  con  Is 
flor  de  harina.  ISeto  eerá,  presente  pan 
Jehová  continuamente  por  estatuto  per* 
petuo. 

15  Ofrecerán  pues  el  cordero,  y  el  pre- 
sente, y  el  aceite  todas  las  mañanas,  en 
holocausto  continuo. 

IS  %  Asi  ha  dicho  el  Señor  Jebovi: 
Si  el  príncipe  diere  algún  don  de  m 
heredad  á  alguno  de  sus  hijos,  será  de 
ellos ;  posesión  de  ellos  «ém  por  be- 
renda. 

17  Mas  d  de  su  heredad  diere  don  i 
alguno  de  sus  siervos,  será  de  él  basta 
el  afk>  de  libertad  A,  y  volverá  al  diüb- 
cipe :  mas  su  herencia  será  de  su  h^os. 

18  Y  el  príncipe  no  tomará  nada  de  la 
herencia  del  pueblo,  por  no  defraudar» 
los  de  su  posesión.  De  lo  que  S  posee  • 
dará  herencia  á  sus  hijos ;  para  que  mi 
pueblo  no  sea  echado  cada  uno  de  tn 
posesión. 

19  5  Meüéme  después  por  la  entrada 
que  eitaba  hacia  la  puerta  á  las  cámaras 
santas  de  los  sacerdotes,  las  cuales  mi- 
raban al  Norte,  y  habla  allí  nn  lugar  á 
loi  lados  del  Océidente. 

20  Y  dfiome :  Este  es  el  lugar  donde 
los  sacerdotes  cocerán*  el  eacr{Aciefar 
el  pecado  y  por  la  expiación ;  allí  coce- 
rán  el  presente,  por  no  sacarlo  al  atrio 
de  afuera  para  santificar  al  pueblo'. 

21  Luego  me  sacó  al  atrio  de  afbera, 
y  llevóme  por  los  cuatro  rincones  dd 
atrio ;  y  en  cada  rincón  había  un  patio. 

22  En  los  cuatro  rincones  dd  atrio 
habia  patios  juntos  de  cuarenta  codos 
de  longitud,  y  treinta  de  anchura:  te- 
nían ima  nUema  medida  todos  cuatro  á 
los  rincones. 

818  Y  habia  vna  pared  alrededor  de 
ellos,  alrededor  de  todos  cuatro,  y  chi- 
meneas hechas  aba^  al  rededor  de  lai 
paredes. 

84  Y  d^ome :  Estos  son  los  aposenloi 
de  los  cocineros,  donde  los  servidores 
de  la  casa  cocerán  el  sacrificio  dd  pue- 
blo. 

CAPITULO  XLVIL 
MueeMí  Dióe  al  prqfela  iae  aauai  «dvIQItew 
aue  eaien  dd  ««««o  tenMo,  y  toe  éMa 
JtwMferoe  y  midieináte»  de  me  rAmo. 
Nuew  reptSrHmimto  de  la  Herra  i»  j*v> 
«Ufio*,  «0»  mi««M  y  Moa  úmglUee  tfna^ 
no»,  á  euya  heredad  aria  admitido  d  «- 
trat^jero,  aveeindiodo  fa  en  d  pM»  « 
DúM,  en  inual  derecho  eoa  loe  aafaralw. 


ilnül^ 


Ci^tí-l 


liaLtA 

3Ci.3S.Il> 
tClp.tUfc 


iCdr.Stt 


EZEQUIKU  Xl^^ni,  XLYIIL 


A,Cékr,Wf4. 


'Mi.  18. 


nriJ 


IZOMB 


hMgo  4  U 


qm 


XI  d*  U  eaia;  j  hé  aquí  aaiHM* 
nlian  de  dalMOo  del  umbral  m  la 
hida  tí  OrteMa:  porque  la  fadiada  de 
la  eaia  wtate  al  OrioMe :  y  laa  anua* 
doocndlan  de  debato^  háela  el  lado  de. 
iwha  de  laoasa,  al  Mediodía  del  alUur. 

i  Y  HM^Iiike  po*  el  oanaliM  de  la  pu- 
«ta  del  Norte,  é  hlzome  rodear  por  el 
«nalno  ton  de  la  puerta»  por  deftieía 
al  oaalno  de  le  que  mira  al  Oriente  i  y 
hé  aqui  la*  aguas  que  Mliaa  al  lado 
doreelM. 

i  Y  taliande  el  thou»  liáaU  el  Od- 
mte,  tenia  un  cordel  en  tu  mano}  y 
aridló  mil  eedea,  é  hlxome  paMir  por 
In  aKua*  haata  lea  tobUlea. 

4  Y  midió  Un*  mil»  é  hiaooae  paiar 
pnr  las  aguas  hasta  las  rodillas.  Mldid 
luego  idro$  mil,  é  hisome  pesac  por  las 
agaa»  hasta  loa  lomoe. 

ftYaoidfaSeirHmll;  tf  tte  ya  el  ainy» 
que  yo  no  pedia  paaar  i  poique  las  aguas 
le  haUan  aliado,  ¡f  el  arsoyo  no  se  podl* 
paisr  tfao  4  nado. 

«Ydtíoane:  ¿  Has  Tiato,  h^o  dri  honi. 
Ine  7  Despuaa  me  Uev^  é  híaooae  tor. 
narjpav  la  ribera  del  arroyo. 

7  Y  tomando  yo,  hé  aquí  en  la  ribera 
del  arroyo  luMa  arbolea*  muy  muehos 
de  la  una  parte  y  de  la  otra. 

8  Y  dí}ome:  Bstaa  aguas  salen  4  la 
legión  dd  (Méate,  y  desoenderin  4  la 
Uanuta,  y  entrarán  en  la  mar^;  y  en> 
tradas  en  la  mar,  rccibiíAn  sanidad  las 
aguas. 

9  Y  104,  que  toda  alma  vlTlente  que 
nadire  por  donde  quiera  que  entraren 
eito*  do*  arroyos,  vivirá :  y  habrá  muy 
muehos  peees  por  haber  entrado  allá 
•sta*  agua*,  y  recibirán  unidad*;  y 
vivirá  todo  lo  que  entrara  en  este  ar> 
n^o. 

10  Y  ae«á  que  junto  4  él  estarán  pes- 
eadons)  y  desde  Bngadi/  hasta  £n> 
saiain  aera  tendedero  de  redes:  en  lu 
clase  será  su  pescado  como  el  pescado 
de  la  gran  mar,  mucho  en  gran  manen. 

U  Sus  oharoos  y  sus  lagunas  no  se  u> 
nazán;  quedarán  pan  ralina*'. 

18  Y  Junto  al  arroyo,  en  su  riben  de 
una  parte  y  de  otra  creeerá  todo  árbol 
dt  fruto  de  comer :  su  hot|a  nunca  caerá, 
ni  fkltasá  su  fruto :  á  sus  meses  madu> 
rara,  porque  sqs  aguas  salen  del  lantu- 
arlo :  y  su  ftuto  aorá  para  oomtr»  y  su 
hoja  pan  medicina  A. 

13  Asi  ha  dicho  el  Sefior  Jdiová :  Este 
es  el  término  en  que  paxtivéi*  la  tierra 
en  heredad  entre  la*  aooe  tribus  de  !•• 
rael :  Joaeph  do*  parte*  •', 

14  Y  la  heredarais  asi  los  unos  eomo 
lo*  otros;  ]MW«  por  ella  aleé  mi  mano 
que  la  habla  de  aar  á  vuestro*  padres* : 
por  tanto  tata  tierra  o*  caerá  en  here* 
dad, 

15  Y  este  es  el  término  de  la  tierra 
hacia  la  parte  del  Norte :  Desde  la  gran 
mar,  camino  de  Hecfalon^  viniendo  4 
Sedad"!, 

14  Uamath,  Bentha,  Sibraim,  que 
tMk  entra  el  término  de  Damasoo  y  el 
térpiiao  de  Hamath ;  Haserhattioon, 
que  es  el  término  de  llauran. 

17  Y  será  el  término  del  Norte  desde 
la  mar  de  Haser^enon»  al  término  de 
Damasco  al  Norte  ¡  y  ai  término  de 
Hanutth  al  lado  del  Norte. 

1«  Al  lado  dd  Oriente,  por  medio  de 
Hauran  y  de  Duoaasoo,  y  de  Gal«^,  y 
de  la  Üem  de  Israel.  iX  Jordán:  «ái 
meditéis  de  término  naata  la  mar  del 
Oriente. 

18  T  al  lado  del  MediodU,  hacia  el 
Mediodía,  desde  Thamax  hasta  las  aga> 


•  (  éasde  Oadra  y  el 
airoyo  hasta  la  gran  mar:  y  *s<k  «sra  el 
lado  austral,  al  Mediodía. 

ao  T  al  lado  del  Occidente  la  gran  mar 
ttrA  el  ténnlno  hasta  en  derecho  para 
vaiür  4  Hamath.  Seta  «sr*  al  lado  del 
Oeeidenta. 

81  Partiiéis  pues  esta  tierra  entra  toS' 
otrospor  las  tribus  de  Israel. 

ta  T  será,  que  eehaiéis  sobra  ella  su- 
wtes  pee  herencia  pan  vosotios,  y  para 
los  otrai^eM*  que  peregrinan  entra  vo*- 
otra*,  que  entre  voaotro*  han  engendra- 
do hÚoa:  y  lo*  tandréli  como  natarale* 
entra  lo*  h^o*  de  I*rael;  eohaiin  w- 
ertes  con  vosotros  para  heredarse  entra 
Ira  tribus  de  Israel. 

•8  Y  será,  que  en  la  tribu  en  que  pe- 
regrinara el  extranjero,  allí  le  duéls  w 
heredad,  ha  dicho  el  Señor  Jehová. 

CAPITULO  XLVIII. 
JNe^HoB  á»  la  títrra  ariMamlp  tm  $mrta  A 
tríiM.  Bmrte»  M  templo,  de  toe  eaeer- 


áeUt,  de  1m  hnHae,  d»  ím  eimdmd,  y  <M 
jgráMijM.  IWiaa  di  te  etaded  y  eme  dow 
piteeiitef  lliiHiedes  d$  |os  dees  triftui,  y  su 
nuno  nombre, 

Y  ESTOS  «en  los  nombtw  de  la*  tri- 
bus: Deade  la  extremidad 
trienal,  por  la  vía  de  Hethlons 
á  Hamath,  Haser-enon,  al  termine  de 
Damasco,  al  Norta,  al  término  de  Ha- 
math, tendrá  Dan  una  parte,  siendo  sus 
eitremidade*  al  Oliente  y  al  Oooldente. 

•  Y>mto  al  tdlülno  de  Dan,  desde  U 
parte  del  OrienfPluute  la  parte  de  la 
mar,  tendrá  Aaer  una  parte. 

S  Y  Junto  al  término  de  Aser,  deade  el 
lado  oriental  hasta  la  parto  de  la  mar, 
Undrá  Nephtali  otra. 

4  T  junto  al  témüne  de  Nephtali, 
desde  la  parte  del  Oriente  hasta  la  parte 
de  la  mar,  Manassé  otm. 

5  Y  junto  al  ténnlno  de  Manease, 
desde  la  parto  del  Oriento  haata  la  parte 
de  la  mar,  Ephrabn  otra. 

8  Y  junto  al  término  de  Bphndm, 
desde  la  parto  del  Oriente  haeta  la  parte 
de  la  mar,  Rubén  otra. 

7  Y  junto  al  término  de  Rubén,  deade 
la  parte  del  Oriente  haata  la  parte  de  la 
mar,  Jud4  otra. 

8  5  Y  junto  al  término  de  Jud4,  desde 
la  parte  del  Oriente  hasta  la  parte  de  la 
mar,  será  la  suerte  que  apartaréis  ^  de 
veinte  y  cinco  mil  canas  de  anehun,  y 
de  Imigitud  como  cualquiera  de  las  otras 
murtas,  e«  á  eaber,  desde  la  parte  del 
Oriente  hasta  la  porto  de  la  mar;  y  el 
santuario  estará  en  medio  de  ella. 

9  La  suerte  que  apartaréis  para  Je- 
hová, terá  de  longitud  de  veinte  y  «inco 
mil  cañae,  y  de  diez  mil  de  ancho. 

10  Y  alU  será  la  suerte  santa  de  los 
sacerdotes  de  veinte  y  cinco  mil  callas 
al  Norte,  y  de  diei  mil  de  anchura  al 
Oeddente,  y  de  diex  mil  de  ancho  al 
Oriente,  y  de  veinte  y  cinco  mil  de  lon- 

Sltttd  al  Mediodía:  y  el  santuario  de 
ehová  eatuá  en  medio  de  ella. 

11  Ld*  sacerdotes  santificados  de  lo* 
hyos  de  Sadoc  «,  que  guardaron  mi  ob<i 
servencia,  que  ao  erraron  cuando  erra- 
ron los  hijos  de  Israel,  como  erraran 
los  Levitas  <<, 

12  Ellos  tendrán  por  etterie,  apartada 
en  la  partición  de  la  tiem,  la  parto 
santísima,  junto  al  término  de  los  Le- 
vitas 

18  Y  la  de  loa  Levitas,  al  lado  del  tér. 
miso  de  los  sacerdotes,  eerú  de  veinte  y 
cinco  mil  eaiae  de  longitud,  y  de  diea 
mil  de  anchura:  toda  la  longitud  de 
veinte  y  oImoo  mil,  y  la  anehun  de 
dies  ntíL 


•C*]k40.I8. 
N1I.90.U. 
Sea.  as.  U. 
8*L81.7. 


•Oap.t7.lft. 

ete. 


*»* 


40ap.M.10. 


A.  GL  dr.  674. 


DANIEL,  L 


A.adr.S». 


'  Cap.  45. 7. 


eIr.Mir. 


.«•..«O. 


ftOeB.U.X 


«aitoT.aoi 


■  a  ner. 
17.  li 


14  No  Tendcráii  de  ello,  ni  pcmrata- 
r&n,  ni  traspalarán  las  primiciaa  de  la 
tierra;  porqiie  ea  ooM  consagrada  á 
Jehova. 

15  Y  Y  las  oloeo  mil  ealUu  de  anchura 
qve  quedan  delante  de  las  Teinte  y  cinco 
rail,  serán  proftoias  para  la  ciudad,  para 
habitación,  j  para  e^ldo;  y  la  ciudad 
estará  en  medio. 

16  Y  estas  «erd»  sus  medidas:  A  la 
parte  dei  Norte  cuatro  mil  y  quinientas 
cafias ;  y  á  la  parte  del  Mediodia  cuatro 
mil  y  quinientas ;  y  á  la  parte  del  Ori- 
ente cuatro  mil  y  quinientas:  y  4  la 
parte  del  Occidente  cuatro  mil  y  qui- 
ideotas. 

17  Y  el  ejido  de  la  ciudad  será  al  Norte 
de  doscientas  y  cincuenta  caña»,  y  al 
Mediodia  de  ibscientas  y  cincuenta,  y 
al  Oriente  de  doscientas  y  cincuenta,  y 
de  doscientas  y  cincuenta  al  Occidente. 

18  Y  lo  que  quedare  de  longitud  de- 
lante de  la  suerte  santa,  diez  mil  caHa* 
al  Oriente  y  diez  mil  al  Occidente,  que 
será  lo  que  quedará  de  la  suerte  santa, 
será  para  tmbrar  para  los  que  sirren  á 
la  ciudad. 

19  Y  ios  que  servirin  á  la  ciudad,  serán 
de  todas  las  tribus  de  Israd. 

90  Todo  el  apartado  de  veinte  y  cinco 
mil  eaSUu  por  veinte  y  cinco  mil,  en  cu- 
adro, apartaréis  por  suerte  para  el  san- 
tuario, y  para  la  posesión  de  la  ciudad. 

Si  Y  del  principe  será  lo  que  quedare 
de  la  una  parte  y  de  iMtra  de  la  suerte 
santa,  j  de  la  posesión  de  la  ciudad,  e* 
á  saber,  delante  de  las  veinte  y  cinco 
mil  caña*  de  la  suerte  hasta  el  término 
oriental,  y  al  Occidente  delante  de  las 
veinte  y  cinco  mil  hasta  el  término  oc- 
cidental, delante  de  las  partes  dieluu  se- 
rá del  principe' :  y  suerte  santa  será;  y 
el  santuario  de  la  casa  estará  en  medio 
de  ella. 

S8  Y  desde  la  posesión  de  los  Levitas, 
y  desde  la  posesión  de  la  ciudad,  en 
medio  eetará  lo  que  pertenecerá  ai  prín- 
cipe. Entre  el  término  de  Judá  y  el 
término  de  Benjamín  estará  la  tuerte 
del  príncipe. 


sa  %  Cuanto  á  las  demás  tribu»  desde 
la  parte  del  Oriente  hasta  la  parte  de  is 
mar  tendrá  Bei^min  una  parte. 

84  Y  junto  al  término  de  BeB>aiiB, 
desde  la  parte  del  Oriente  hasta  la  paite 
de  la  mar,  8imeon  otra. 

86  Y  Junto  al  término  de  Hmeon,  desde 
la  parte  del  Oriente  hasta  la  parte  de  la 
mar,  Isaohár  otra. 

96  Y  junto  al  término  de  Isaehlr,deBde 
la  parte  del  Oriente  hasta  la  parte  de  la 
mar,  Zabnlon  otra. 

87  Y  Junto  al  término  de  Zsbnhn, 
desde  la  parte  dd  Oriente  harta  la  paite 
de  la  mar,  Ood  otra. 

98  Y  Junto  al  término  de  Gad,  á  la 
parte  del  Austro,  al  Mediodía,  teiá  el 
término  desde  Thamar  hasta  las  aguas 
de  las  rednllas/,  y  deeie  Cades  y  el  ar-  /Cif  U 
royo  hasta  la  gran  mar. 

8»  Esta  ee  la  tierra  que  partirfls  por 
suertes  en  heredad  &  las  tribus  de  Is- 
rael ;  y  estas  mm  sus  porciones,  ha  dicho 
ei  Señor  Jehová. 

ao  ^  Y  estas  een  las  salidas  de  la  cía- 
dad  á  la  parte  del  Norte,  cuatro  mil  y 
quinientas  cañas  por  medida. 

31  Y  las  puertas  de  la  ciudad  «írfo  se- 
gún los  nombres  de  las  tribus  de  Is- 
raelr :  tres  puertas  al  Norte:  la  puerta 
de  Rubén,  una;  la  puerta  de  Judá, 
otra ;  la  puerta  de  Levi,  otra. 

88  Y  á  la  parte  del  Oriente  cuatro  mu 
y  quinientas  caflos,  y  tres  puertas.  Ls 
puerta  de  Joseph,  una;  la  puerta  de 
Se^jamín,  otra  ;  la  puerta  de  Dan, 
otra. 

88  Y  á  la  parte  del  MeiUodia,  owttP 
mil  y  quinientas  oatbu  por  medida,  y 
tres  puertas.  La  puerta  de  Simeón, 
una;  la  puerta  de  Isach&r,  otra;  la 
puerta  de  Zabulón,  otra. 

84  Y  á  la  parte  del  Occidente,  cuatro 
mil  y  quinientas  coilas,  y  sus  tres  puer- 
tas. La  puerta  de  €tad,  una ;  la  puerta 
de  Aser,  otra;  la  puerta  de  Nepbtali 
otra. 

85  En  derredor  tendrá  diez  y  ocho  mil 
oatla«.  Y  el  nombre  de  la  ciudni  desde 
aquel  diaseni:  JEHOVA  SAMMA|. 


fAflLl 

•le. 


LA  PROFECÍA  DE  DANIEL. 


CAPITULO  I. 

Daniü  y  «lu  eompiñtro»,  tMcogido*  de  entre 
loe  eautivoK  de  Jeru$aUm,  $on  criado»  y 
ciMCJUdM  liberaUmente  para  el  $ervieio  dn 
r«y  de  Babilonia  r  y  gnardando$e  eUoe  de 
eonlaminaree  en  üu  vianda*  contra  la  ley. 
Vio»  lee  da  tabidurfa  y  gracia  delante  del 
rey,  mae  que  á  ninguno  w  todo$  lu»  eabiot, 
eepeeialmeníe  á  Daniel,  y  ee  quedaei  en  em 
eervieio. 

EN  el  año  tercero  del  vrinado  de  Jo. 
acim,  rey  de  Judá,  vino  Nabucodo- 
nosor  rey  de  Babilonia  á  Jeruaalem,  y 
cercóla". 

9  Y  el  Sefior  entregó  en  sus  manos  á 
Joadm,  rey  de  Judá.  y  parte  de  los 
vasos  de  la  casa  de  Dios,  y  triólos  á 
tierra  de  Binar b  á  la  casa  de  su  dios: 
y  metió  los  vasos  en  la  oasa  del  tesoro 
de  su  dios. 

8  Y  d^o  el  rey  á  Aspenaz,  príncipe  de 
sus  eunucos,  que  trajese  de  los  h^os  de 
Israel  del  liiu^e  reolc,  y  de  los  prín- 

4Machacho«  en  quienes  no  hubiese 
tacha  alguna,  y  de  buen  parecer,  y  en- 
sellados  en  toda  sabiduría,  y  s^los  en 


ciencia,  y  de  buen  entendimiento,  é 
idóneos  para  estar  en  el  palado  del  rej, 
y  que  les  enseñase  (as  letras  y  la  lengua 
de  los  Caldeos. 

5  Y  sefialóies  el  rev  radon  pora  cada 
día  de  la  ración  de  la  comida  dei  rey, 
y  del  vino  de  su  beber:  que  los  criase 
tres  años,  para  que  al  fin  de  ellos  estu- 
viesen delante  del  rey. 

6  T  taenn  entre  ellos  de  los  híJos  de 
Judá,  Daniel  |,  Ananías  t>  Mlsael  |,  y 
Azariasf; 

7  A  loa  cuales  el  príncipe  de  los  eu- 
nucos puso  nombres :  Y  puso  á  DanW, 
Beltsasar  I ;  y  á  Ananias,  Sadraeh ;  y 
á  Misael,  Mesaeh ;  y  á  Aatfas,  Abed- 
nego. 

8  ir  Y  Daniel  propaso  en  su  oocaaon 
de  no  oontaminaiae  en  la  ración  de  la 
comida  del  rey  <<,  ni  en  el  vino  de  su  be- 
ber :  pidió  por  tanto  al  prineipe  de  los 
eunucos  de  no  contamlnane. 

O  (Y  puso  Dios  á  Daniel  en  grada  y  en 
buena  voluntad  con  «1  príncipe  de  los 
eunucos «.) 

10  Y  d^o  el  príncipe  de  loe  eoaueos  á 
Daniel  t  Tenfo  temor  de  mi  seAor  d 


IJieii 

giLAL 

Ttf.1. 

J«.HÍ. 

|M.Í» 


I 


A.  O, 


Jdnd. 

*dmdé 

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iiBd. 


<G«L»f 


lacir.aiWb 


PtAKIEL,  IL 


A.C.elr.ao8. 


rey,  ({nc  leBaló  Taeatra  comida  j  tum» 
tra  bebida ;  poes  tiMgo  qu«  él  'habr& 
visto  Tuectroa  voctrcw  mas  tristes  que 
los  de  los  muchachos  que  son  seme< 
Jantes  á  Tosotn»,  oondena»fiis  para  con 
el  rey  mi  cabeza. 

U  Entonces  dijo  Daniel  &  Melsar,  que 
esuba  puesto  por  el  principe  de  ios  eu* 
nucos  sobre  Daniel»  Anantas,  Misael,  y 
Azarfas: 

12  Prueba,  te  ruego,  tus  sierros  diez 
dias,  y  dennos  de  las  legumbres  á  oo> 
mei,  y  agua  á  beber. 

18  Paxexean  luego  delante  de  ti  nues- 
tros rostros,  y  los  rostros  de  ios  mucha. 
chos  que  comen  de  la  ración,  de  la  co- 
mida del  rey  ;  y  según  que  vieres,  haeie 
con  tos  sierros. 

14  Consintió  pues  con  ellos  en  esto,  y 
prob«>  con  ellos  diex  dias. 

15  Y  al  cabo  de  loe  diez  dias  pareció  el 
rostro  de  ellos  m^or  y  mas  nutrido  de 
carne  que  tos  otros  muchachos,  que  co- 
mían de  la  radon  de  la  comida  del  rey. 

16  Así  fbé  que  Melsar  tomaba  la  ra- 
don de  la  comida  de  ellos,  y  el  vino  de 
su  beber,  v  dábales  l^pimbres. 

17  ^  Y  a  estos  cuatro  muchachos  dió- 
les  Dios  conocimiento  6  inteligencia  en 
todas  letras  y  ciencia :  mas  Daniel  tnvo 
entendimiento  en  toda  visión  y  suefios. 

18  Pasados  pues  ios  dias  al  fin  de  los 
cuales  habla  dicho  el  rey  que  los  tra- 
jesen, el  príncipe  de  los  eunucos  les 
trcgo  delante  de  Nabucodonosor. 

19  T  el  rey  habló  con  ellos,  y  no  flié 
hallado  entre  todos  ellos  otro  como  Da- 
niel, Ananías,  Misael,  y  Asarlas:  y  así 
estuiieron  delante  del  rey. 

ao  Y  en  todo  negocio  de  sabiduría  é 
inteligencia  que  el  rey  les  demandó,  ha- 
llólos diez  veces  mejores  que  todos  los 
magos  y  astrólogos  que  había  en  todo 
su  reino. 

81  Y  fué  Daniel  hasta  el  afio  primero 
del  rey  Ciro/. 

CAPITULO  II. 

Lo$  taUot  g  magos  OatíUo»,  no  ptidKfmlo  otf^ 
vinar  im  tutiío  de  Nabmeodtmotor,  «on 
condenados  á  muerte.  Rsvttah  Dio*  A  Jki- 
niel,  tpiisn  empUea  al  rey  lo  que  siiptifUaba 
la  estatufu  Énsaba  el  rey  á  Daniel,  y  con- 
fiesa (U  Dios  verdadero. 

Y  EN  el  segundo  ai^o  del  reinado  de 
Nabucodonosor,  soSó  Nabucodono- 
sor sueños»,  y  distúrbese  su  espíritu,  y 
su  sueño  se  huyó  de  él. 

2  Y  mandó  el  rey  llamar  magos,  astró- 
logos, y  encantadores,  y  Caldeos,  para 
que  mostrasen  al  rey  sus  sueños.  Vi- 
nieron pues,  y  se  presentaron  delante 
del  rey. 

3  Y  el  rey  les  dUo :  He  soñado  un  sue- 
ño, y  mi  espíritu  se  lia  disturbado  por 
salwr  el  sueño. 

4  Entonces  hablaron  los  Caldeos  al  rey 
en  lengua  Araroéa  | :  Rey,  para  siem- 
pre viveb :  di  el  sueño  &  tus  siervos,  y 
mostraremos  la  declaración. 

5  Respondió  el  rey,  y  d^o  &  los  Gal- 
déos  :  El  negocio  se  me  fué  de  la  Ttumo- 
ria  < :  si  no  me  mostráis  el  sueño  y  su 
declaración,  seréis  hechos  cuartos,  y 
vuestras  casas  sejr&n  puestas  por  mula- 
dares^. 

6  Y  si  mostr&rds  el  sueño  y  su  decla- 
ración, recibiréis  de  mí  dones  y  merce- 
des, y  grande  honra :  por  tanto  mostrad- 
noe  el  sueño  y  su  declaración. 

7  Respondieron  la  segunda  vez,  y  di- 
jeron :  Diga  el  rey  el  sueño  á  sus  siervos, 
y  mostraremos  su  declaración. 

8  El  rey  respondió,  y  dijo :  Yo  conozco 
ciertamente  que  vosotros  ponéis  dilacio» 


nes,  porque  veis  que  el  negocio  se  me  ha 
ido  de  la  memorkí. 

O  Si  no  me  mostráis  el  sueño,  una  sola 
sentencia  serft  de  vosotros.  Ciertamente 
preparáis  reapuesta  mentirosa  y  perversa 
que  decir  delante  de  mí,  entre  tanto  que 
se  muda  el  tiempo :  por  tanto  decidme 
el  sueño,  para  que  yo  entienda  que  me 
podéis  mostrar  su  declaración. 

10  Los  Caldeos  respondieron  delante 
del  rey,  y  dieron:  No  hay  hombre  so- 
bra la  tierra  que  pueda  declstar  el  ne- 
gocio del  rey:  demás  de  esto  ningún 
r^,  prínciue,  ni  señor,  preguntó  cosa 
swn^nte  A  ningún  mago,  nf  astrólogo, 
ni  Caldeo. 

11  Finalmente  el  negocio  que  el  rey 
demanda,  es  singular,  ni  liay  quien  lo 

Sueda  declarar  delante  del  rey,  salvo  los 
ioses  cuya  morada  no  es  ctm  la  carne. 

IB  Por  esto  él  rey  con  ira  y  con  grande 
enojo,  mttndó  que  matasen  á  todos  los 
sabios  de  Babilonia. 

13  Y  publicóse  el  mandamiento,  y  los 
sabios  eran  llevados  &  la  miierte :  y  bus* 
carón  A  Daniel  y  A  sus  compaBeMs  para 
matarlos. 

U  ^  Entonces  Daniel  habló  •  avisada 
y  prudentemente  A  Arioch,  capitán  de 
los  de  la  guarda  del  rey,  que  habia  sa- 
lido para  matar  los  sabios  de  Babilonia : 

16  Habló,  y  dUo  A  Arioch,  capitán  del 
i*^ '  i  Qué  es  la  causa  que  este  manda- 
miento se  publica  de  parte  del  rey  tan 
apresuradamente  ?  Entonces  Arioch 
declaró  el  negocio  A  Daniel. 

16  Y  Daniel  entró,  y  pidió  al  rey  que 
le  diese  tiempo,  y  que  él  mostrarla  al 
rey  la  declaración. 

17  Fuese  luego  Daniel  A  su  casa,  y  de- 
claró el  negocio  A  Ananía»,  Miúel,  y 
Azarlas,  sus  compañeros, 

18  Para  demandar  misericordias  de! 
Dios  del  cielo  sobre  este  misterio,  y  que 
Daniel  y  sus  compañeros  no  pereólesen 
con  los  otros  sabios  de  Babilonia. 

19  Entonces  el  arcano  fué  revelado  A 
Daniel  en  visión  de  noche/ ;  por  lo  cual 
bendijo  Daniel  ai  Dios  del  cielo. 

50  Y  Daniel  habló,  y  dUo:  Sea  ben- 
dito  el  nombre  de  IMos  de  siglo  hasta 
siglo :  porque  suya  es  la  sabiduría  y  la 
fortaleza. 

51  Y  él  es  el  que  muda  los  tiempos,  y 
las  oportunidades :  quita  reyes  s,  y  pone 
reyes ;  da  la  sabiduría  A  A  los  sabios,  y  la 
ciencia  A  los  entendidos : 

88  Él  revela  lo  profundo  y  lo  esoon. 
dido  • :  conoce  lo  que  estA  en  tinieblas*, 
y  la  luz  mora  con  óW. 

83  A  tí,  oh  Dios  de  mis  padres,  con- 
fieso, y  te  alabo,  que  me  di^  sabiduría 
y  fortaleza,  y  ahora  me  enseñaste  lo  que 
te  pedimos ;  pues  nos  has  enseñado  el 
negocio  del  rey. 

84  Y  Después  de  esto  Daniel  entró  A 
Arioch,  al  cual  el  rey  habia  puesto  pera 
matar  A  los  sabios  de  Babilonia :  ftié,  y 
dljole  así :  No  mates  los  sabios  de  Babi- 
lonia: llévame  delante  del  rey,  que  yo 
mostraré  al  rey  la  declaración. 

86  Entonces  Arioch  llevó  prestamente 
A  Daniel  delante  del  rey,  y  dijole  asi: 
Un  varen  de  los  trasportados  de  JudA 
he  hallado,  éL  cual  declararfi  al  rey  la 
interpretación. 

80  Respondió  el  rey,  y  d^o  A  Daniel, 
al  cual  llamaban  Beltsasar» :  ¿  Podrás 
tü  hacerme  entender  el  sueño  que  vi,  y 
su  declaración  ? 

87  Daniel  respondió  delante  del  rey, 
y  dUo :  El  misterio  que  el  rey  demanda, 
ni  sabios,  ni  astrólogos,  ni' magos,  ni 
adivinos  lo  pueden  enseñar  al  rey  «. 

88  Mas  hay  un  Dios  en  los  cielos,  el 


«ver.a^ 


/yn.13.6. 


7  Job  18. 18. 

Bal.  76.  «k  7. 

*  Pro.  a.  6»  7. 

i  Job  la.  as. 

»8ia.U9Jl, 

la. 

Heb.  4. 18. 
{ 1  Ti.  e.  16. 


«•  Cap.  1. 7. 


» Ik  47.  U, 
14. 


4.  a  «Ir.  «09, 


DANIEL»  in. 


i.Cdr.1 


•  Geo.  40. 8. 
7  4L18. 


'AIBM4.1& 


fH«di.Ua. 


*-lUt.81.iS. 


•8ftL1.4. 
lfl.l7.U. 


tlOit.18.SS. 


•  Ib.  47.  S. 
El.  38.7. 


*C»p.S.38. 
{8.90. 
iOr.M.». 

VU.X1. 


■wr.43. 
C»p.7.a4. 
Ap.lt  12, 

•  Ulo.  4. 7. 
X<ae.  L  tSi 
88. 
Ap.ILlC 

7U0i8,& 


cnat  revela  lot  mirtnlM*,  7  él  ha  hecho 
saber  al  rey  Nabuoodonosor  lo  que  ha 
de  aconteoev  4  cabo  de  diae.  Tu  niefio, 
y  laa  yistaae»  de  tu  oabeca  eobra  tu  ca- 
ma, e»  esto : 

SO  Til,  oh  rey,  en  tu  cama  tuMcron 
tus  pensaBoieotos  por  saber  lo  que  habla 
de  ser  en  lo  pov  venir ;  y  el  que  revela 
loe  misterios  te  mostró^  lo  que  ha  de 
ser, 

ao  T  &  mi  ha  sido  revdado  este  mis* 
terio,  no  por  sabiduria  que  en  mi  haya 
mas  que  en  todos  k»  vivirntesf,  sino 
para  que  yo  notifique  al  rey  la  decla- 
ración, y  que  entendieses  los  pensami- 
entos de  tu  corazón. 

81  ir  Td,  oh  »y,  velas,  y  bé  aquí  una 
grande  imAgen.  Este  imi«|en,  que  era 
muy  grande,  y  cuya  ^oria  era  muy  su- 
blime, estaba  en  pié  deiantc  de  tí,  y  su 
aapeeto  ero  terrible. 

88  La  cabeza  de  este  imégen  era  de 
fino  oro;  sus  pechos  y  sus  bnuos,  de 
plata;  su  vientre  y  sus  muslos,  de  me- 

83  Swip  piernas,  de  hieno;  sus  pies, 
en  parte  de  hierro,  y  en  parte  de  bam 
cocido. 

84  Sstebas  mirando,  hasta  que  una 
piedra  r  fué  cortada,  no  con  mano,  la 
cual  hirié  A  la  imagen  en  sus  pies  de 
hierro  y  de  barro  cocido,  y  los  deeme- 
nnaé. 

85  Entonces  fué  también  desmenuiade 
el  hierro,  d  barro  (»cido,  el  m^al,  la 
plata,  y  el  oro,  y  w  toman»  como  ta- 
mo* de  las  eras  del  verano ;  y  levantóles 
él  viento,  y  nunca  mas  se  les  halló  lu- 
gar. Mas  la  piedra  que  hirió  4  la  imA- 
gen,  fbé  hecha  un  gran  monte,  que 
hinchió  toda  la  tierra  *. 

86  Este  M  el  sueño:  la  declaración  de 
él  diiiémos  también  en  presencia  del 
r^y. 

87  ^  Tii,  oh  rey,  eres  rey  de  reyes» ; 
porque  el  Dios  del  cielo  te  ha  dado  reino, 
potencia,  y  ibrtaieu,  y  migestad. 

88  T  todo  lo  que  habitan  h^os  de  hom- 
bres, bestias  del  campo,  y  aves  del  délo, 
ha  él  entrando  en  tu  mano,  y  te  ha 
hecho  enselVorear  sobee  todo  ello.  Td 
ercM  agnelia  cabeza  de  oro. 

ao  Y  después  de  tí  se  levantara  etny 
reino'  menor  que  td ;  y  otro  tercer  reino 
de  metal,  el  oual  se  ensefloreaiá  de  toda 
la  tierra. 

40  Y  el  reino  cuarto'  seiá  fuerte  como 
hierro ;  y  como  el  hierro  desmenuza  y 
doma  todas  laa  oosaa,  y  como  el  faienró 
que  quebranta  todas  estas  oosas,  des- 
menu^uA  y  quebrantaiA. 

41  Y  lo  que  viste  de  loa  plás  y  los  de- 
dos, en  parte  de  barro  cocido  de  al- 
nrero,  y  en  parte  de  liierro,  d  reino 
serA  dividido ;  mas  habrA  en  él  algo  de 
ibrtaleaa  de  hierro,  según  que  víate  el 
hierro  mezclado  con  el  tiesto  de  barro. 

48  Y  Mff  ttr  les  dedoe  de  los  pies  en 
parte  de  hierro,  y  en  parte  de  barro  co- 
cido, en  parte  serA  el  reino  fuerte,  y  en 
parte  serAfrágU. 

48  Cuanto  A  aquello  que  viste  el  hieno 
mezclado  con  tiesto  de  bam,  mezcla. 
lAnse  con  simiente  humana,  mas  ao  se 
pegarán  el  uno  con  el  otro,  oomo  d 
Dierro  no  se  mistura  con  él  tiesto. 

44  Y  en  los  dias  de  estos  rqyea  •  levan- 
tarA  el  Dios  cielo  un  reino  que  nunca 
busas  se  conomporA* :  y  no  serA  d^)ado 
A  otro  pueblo  este  reino,  el  tual  desme- 
nuzarA  y  consumirA  todos  estos  reinos  A, 
y  M  permanecacA  para  siempre ; 

45  De  la  manera  que  vtote  que  del 
monte  fué  cortada  una  piedra,  no  con 

\,  la  oual  dcsaieniúó  al  hierro,  al 


metal,  al  tiesto,  A  la  píate,  y  si  eie.  B 
oran  IMos  ha  mostrado  id  rey  lo  q«e  ha 
de  acontecer  en  lo  por  venir :  y  el  nete 
es  verdadero,  y  fiel  su  declaradon. 

48  ^  Kktéaces  el  rey  NabncodoaoM 
cayó  sobre  su  rostro,  y  humillóle  i 
Daniel  t  y  mandó  que  le  saerifieascn 
presentes  y  perfumes. 

47  El  rey  habló  A  Daniel,  y  d^ :  Ci- 
ertamente que  el  Dios  vuestro  es  Dios 
de  dioses,  y  el  Sellor  de  los  reyes,  y  d 
deseulnridor  d»  los  misterios^  pues  pu- 
diste revelar  este  arcano. 

48  Entonces  el  rey  engrandeció  A  Da- 
niel, y  ie  dio  muchos  y  acandes  dona  t 
y  plisólo  por  gobernador  de  teda  la  jn- 
vtaicia  de  BaUkmia,  y  por  principe  de 
los  gobernadores  sobre  todos  los  obios 
de&bilonia«.  *(¡^}^ 

49  Y  Daniel  solicitó  del  r^,  y  él  puo  1  T  ^  1^ 
sobre  los  negocios  de  la  provincia  de  i 
Babilonia  A  Sadrach,  Mesaeh,  y  Abed- 
negó :  y  Danid  «tloAo  A  la  pnierta  del 
rey. 

CAPITULO  riL 
8a¿hraA,  XeiaA,  y  Abed-^ugo,  per  fiumdam 
limpio»  de  idotattía,  ton  «Aaiot  por  tfrin 
<fe  Nabueoáomotor  •»  ««  homo  ardimin, 
empofítefo  qtternó  á  uta  wriwgo*  qmiiamáo 
•Oof  tteói.  ViMto  «i  mtHoffro,  NábmeoiuM- 
aor  Im  «UMida  anltr,  y  eomJUia  ti  IHot  it 
•Hof,  y  i«*  «mimUm*  m  m  r«<«i«. 

EL  rey  Nabueodonosor  hizo  ona  csta> 
tua  de  oro,  la  altura  de  la  cual  en 
de  sesente  codos,  su  anchura  de  sdi  co- 
dos :  levantóla  en  el  campo  de  Daza,  en 
la  provincia  de  Babilonia. 

8  Y  envió  el  rey  Nabueodonosor  A  Jun- 
tar los  grandes,  los  asistentes  y  capita- 
nes, oidores,  receptores,  loa  dd  consejo, 
S residentes,  y  A  todos  los  gobemadoreí 
e  las  provincias,  para  que  viniesen  á  la 
dedicación  de  la  estatua  que  el  rey  Nt- 
bucodonosor  habia  levantado. 

8  Fueron  pnes  reunidos  los  grandH, 
los  asistentes  y  capitanes,  los  oiéorss, 
receptores,  los  del  consto,  los  presiden- 
tes, y  todos  los  gobernadores  de  las  pro- 
vincias, A  la  dedicación  de  la  estatua 
que  el  rey  Nabucodonogor  habla  leraa- 
tado:  y  esteban  en  pié  delante  de  la 
estatua  que  habia  levantado  t^  tvs  Na- 
bueodonosor. 

4  Y  el  pregonero  pregonaba  en  alta 
voz :  M  Ándase  A  vosotros,  oh  pueblos, 
naciones,  y  lenguas • ;  •Osp.iL 

6  En  oyendo  el  son  de  la  bocina,  del  y4.S> 
pífano,  del  tamboril,  del  harpa,  del  lal- 
terio,  de  la  siníbnía,  y  de  todo  initn- 
mento  mdsieo,  os  postraréis  v  adoiarSs 
la  estetua  de  ore  que  d  rey  Nabueodo- 
nosor ha  levantado. 

8  Y  cualquiera  que  no  se  postiAie  y 
la  adorAre,  en  la  misma  hora  setA  ceba- 
do dentro  de  un  homo  de  fbego  ardi- 
endo. 

7  Por  lo  cual  en  oyendo  todos  les  pos- 
bloe  el  son  de  la  boefoia,  del  pifhno,  dW 
temlioril,  del  harpa,  del  salterie,  de  la 
sinfonía,  y  de  todo  instrumento  mdsieo, 
todos  los  pueblos,  naciones,  y  leogaas, 
se  poetnwon,  y  adoraron  la  estatua  de 
oro  que  el  r^  Nabueodonosor  babia 
levantado. 

8  5  Pov  esto  en  el  aalamo  tienpe  ef- 
gunot  varones  CahMos  se  llegaña,  y 
denunciaron  de  los  Judioe, 

9  Hablando  y  diciendo  al  rey  Nabeeo- 
donceoí:  Rey,  para  siempre  vlvet.  iCkf  14> 

10  Td,  oh  rey,  pusiete  ley,  que  tod»  yl*- 
hombre  en  oyendo  el  son  de  la  boefais, 
del  piCuio,  del  temborfl,  del  harpa,  dri 
salterio,  de  la  sinfonfa,  y  de  todo  initra' 
asento  mtftioo,  se  pesime  y  adorase  Is 
estarna  de  ore : 


i.C.clr.CNi 


I>ANXXL,rV. 


A.O.eir.lM. 


t 

da 


11 T  «I  «m  M  w  ponnaa  j /« 
fuese  •ehado  dUntto  <i«  un  homo 
fvego  «nUtndo. 

IS  Haj  «HM  ▼Hronet  Jadlott  lo*  ooalw 
pMiate  td  Mbra  kw  iM(oakM  de  la  pro- 
vineU  ds  BabUonla,  Sodnch*  M aaoh, 
7  Abed-negD ;  »tM  lavooM»  oh  vey,  no 
han  hecho  ouaota  de  ti»  no  «donn  toe 
dioMi,  no  adoran  la  «Matoa  do  en»  qo* 
td  levantaste. 

13  ^  Entóoeea  NahooodoneaordHo  oon 
iia  y  eea  «nojo  que  tn^esen  4  Sadraeh, 
Mesach,  y  Abed<mgo.  Al  punto  Awcon 
tnidos  esto*  vaxonet  ddante  del  logr. 

14  Habló  Nabuoodenoaor,  y  d^oles : 
i  £s  Tcrdadf  Sadraeh,  M esaoh.  j  Abad* 
oego,  que  vosotros  no  hónrala  á  mi  dloa« 
ni  adoráis  la  estatua  de  oro  que  he  le* 
vastado? 

15  Ahora  Duet,  i  catáis  pnstea  pata 
que  en  oyendo  d  son  de  la  bocina»  del 
jH&no,  del  tamboril,  del  harpa,  del  sal- 
teño,  de  la  linfoniat  y  de  lodo  inatm» 
mentó  mdsico,  oe  postréis  y  adonis  la 
estatua  que  he  hecho  ?  Porque  si  no  la 
adorareis»  en  la  misma  hora  aeráis  colla- 
das ea  medio  de  un  homo  de  fliago  ar* 
diendo :  ¿  y  qué  dios  mtA  aquel  qne  os 
libre  de  mis  manes  •  ? 

IS  Hadrach»  Mesach»  y  Abed-nego» 
respondieron  y  dijeron  al  rey  Nabuoo- 
doñnor:  No  coidamoa  de  veapondcrte 
lobre  este  negocio. 

17  H¿  aqui  nuestro  Dioe  á  quien  hon- 
ramos, puede  libnumoB  del  homo  de 
tuego  ardiendo ;  y  de  tu  mano»  oh  rey, 
uosUbiarA. 

18  Y  si  no,  sepas,  oh  rey,  que  tu  dios 
no  adorárteles*,  ni  tampoco  honrare- 
mos la  estatua  que  has  levantado. 

19  ^  JBntónoes  Nabuoodonosor  fué  lle- 
no de  ira»  y  demudóse  la  figum  de  su 
rostro  sobre  Sadraeh,  Mesach»  y  Abed- 
nego :  wi  habló,  y  ordenó  que  #1  homo 
se  encendiese  siete  veoea  tanto  de  lo 
que  oada  vea  solia» 

»  Y  mandó  i  hombres  muy  vigorosos 
qae  fmla  en  sn  ^ército,  que  atasen  4 
Sadraeh,  Mesach,  y  Abed-nego.  para 
echarlos  en  A  horno  de  fuego  ardiendo. 

21  Entonces  estos  varones  flieron  ata- 
dos, esB  su*  mantos*  y  sus  oalxaa,  y  sus 
turbantes,  y  eua  vestidos,  y  fueron  echa- 
das dentro  del  homo  de  Aiego  ardi- 


n  Porque  la  palabra  del  rey  daba  prt« 
esa,  y  había  procurado  que  se  enocn. 
diese  mucho.  Ptro  la  llama  del  fliego 
mató  á  aquelioc  que  haUan  aliado  4 
Sadraeh,  Mesach,  y  Abed«aegp. 

83  Y  estos  tres  varones,  Sadraeh,  Me<> 
sach,  y  Ahed-nego,  cayeron  atadoa  den- 
tro Ael  hono  de  ftiego  ardiendo. 

84  Y  BntÓBoes  el  rey  Nabucodeneeor 
se  espantó,  y  levantóse  apriesa,  y  habló, 
y  dijo  4  los  de  su  consto :  ¿  No  ceharen 
tres  varones  atadoa  dentro  del  fbege? 
BUos  respondieron  y  dyaren  al  reyi  üs 
verdad,  oh  r^. 

8»  Reepondió  ál  y  dijo :  Hé  aquí  que 
yo  veo  enatre  varones  sueltos»  que  ae 
pe  leen  en  medio  del  fuego,  y  ningtm 
dafio  hay  en  ellos :  j  el  parecer  éd  cu« 
arte  t$  sem^antc  4  hijo  de  Dios. 

80  Entonces  Nabucodonosor  se  aeeroó 
4  la  puerta  d«l  homo  d«  ftwfo  ardien- 
d<^  y  haUÓ  y  di}o:  Sadraeh,  Meeach,  y 
Abed-oego,  siervoa  del  alto  Dioe,  salid 
y  venid.  Entóneos  Sadraeh,  Masaeh,  y 
Abed-nego,  salieron  de  en  medio  del 


87  Y  junt4ronee  loe  grandes,  loa  gober- 
nadores, y  loa  capitanes,  y  los  ddí  eon- 
s^  dd  rey,  para  mirar  eoloa  varonea, 
oono  el  mego  no  ae  «naeAoreó  de  |va 


ni  eabcllo  de  «os  eabetas  ftié 
quemado,  ni  sus  ropas  se  mudaron,  ni 
olor  de  fbego  haUa  pasado  per  ellos. 

88  Nabuoodonosor  habló  dé  iiMna.  y 
d^ :  Bendito  el  Dios  de  ellos,  da  Sa- 
draeh, Mesach,  y  Abed-nego,  que  envió 
BU  4ngiri«,  y  libró  sua  siervos  que  es- 
peraron en  él/,  y  el  mandamiento  dd 
rey  mudaron,  y  entregaron  sus  euerpos 
4ntes  que  surviesen  ni  adorasen  otro 
dios  que  su  Dioa. 

8B  Por  mf  pnea  se  pone  daoralo,  que 
todo  pueMo,  nación,  o  lengua,  que  di- 
jere biaafbmla  contra  el  Dios  de  Badrach, 
Mesach,  y  Abed<4icgo,  sea  descuartlca- 
do,  y  su  eaaa  sea  pnesta  por  muladar: 
por  cuanto  no  hay  Dios  que  puada  librar 
como  eete. 

80  Entonces  el  rey  engreñdeeió  4  Sa- 
draeh, Mesach,  y  Abed-nego,  en  la 
prorinoia  de  Babilonia. 

CAPITULO  IV. 
Amío  ál  A'ataMtfoeoMT  imttrpntaá»  fvr 
DimuL  MI  mf  nkaio  «it  «•  nimo,  vlfiU 
Btéte  aie*  coa  hu  bMMo*;  koifa  gM  reco- 
moeiMdo  ¡a  mano  dt  Dios,  fui  mUItMo  ai 
Iroao. 

NABUOODONOSOR  rey»  4  tedoa 
lea  puebles»  naciones,  y  lengua*  •» 
que  moran  en  toda  la  tlerm,  pax  os  sea 
multiplicada. 

5  Las  aehalcs  y  milagroe  que  el  alto 
Diosb  ha  hecho  conmigo,  conviene  que 
yo  laspnblique. 

B  ¡  Cfu4n  grandes  «on  sus  séllales,  y 
cuan  potentes  sus  maravillas  •  !  Su  rei- 
no, runo  sempiterno,  y  su  señorío  hasta 
generación  y  generación. 

4  5  Yo  Nabuoodonosor  estaba  quieto 
en  mi  casa,  y  floreciente  en  mi  palacio. 

ft  Vi  un  sueflo  que  me  espantó,  y  las 
imaginaciones  y  visiones  de  mi  oabeca 
me  turbaron  en  mi  cama. 

6  Por  lo  oual  yo  puse  mandamiento 
para  hacer  venir  dwante  de  mí  todos 
los  Mbios  de  Babilonia,  que  me  moa- 
tnuen  la  declaración  del  sueBo. 

7  T  viniecon  magoa»  astrólogos.  Cal- 
déos,  y  adivinos  rf:  y  dije  el  sueflo  de- 
lante de  ellos,  oms  nunca  me  mostraron 
su  declaración ; 

8  Hasta  tanto  que  entró  delante  de  mi 
Daniel,  cuyo  nombre  ea  Beltsaaar,  como 
el  nombre  de  mi  dioa»  y  en  el  oual  hay 
espíritu  de  loa  dioses  santos,  y  d^e  el 
soeik)  delante  de  él. 

9  Beitsaser,  principe  de  les  magos»,  ya 
he  entendido  que  hay  en  ti  espíritu 

e  hM  dioses  santos»  y  que  ningún  mis- 
twio  M  te  esconde,  «iq>résame  lea  vi- 
siones de  mi  sueho  qne  he  visto,  y  su 
deelaraeion. 

10  ApietUu  las  visiones  de  mi  cabeca 
en  mi  cama:  Parecíame  que  vela  un 
4rbol/  en  medio  de  la  tierra,  euya  al* 
tura  era  grande. 

11  Orecia  este  4rbol,  y  hacíase  ñierte, 
y  sn  aH»ra  llegaba  hasta  el  cielo,  y  su 
vista  haeta  el  cabo  de  toda  la  tierra : 

18  Su  copa  era  hermosa,  y  su  finito  en 
abandaneia;  y  pan  todos  hmbia  en  él 
mantenimiento.  Debajo  de  él  ae  ponían 
4  la  sombra  las  bestias  del  campo,  y  en 
sus  rama»;  haoian  morada  las  aves  del 
cielo,  y  manteníase  de  ói  toda  carne. 

IS  Vela  en  lea  Tisieae*  de  mi  eabeta 


t 


en  mi  cama,  y  hé  aquí  «w  un  velador 
y  Santo  deseendia  dn  ciato, 

14  T  clamaba  fuertemente,  y  deeia  así  i 
Cortad  el  4rbol,  y  desmochad  sus  ra- 
mas ¡  dertibad  éu  copai  y  derramad  su 
frute  t  v4yanse  lea  bestias  qUe  están  de- 
bido de  él,  y  las  «vea  de  sus  ramas. 

15  Mas  la  oepaAde  sus  raioes  dqiaréis 


•ver.  86. 
Osa.  6.88. 
aea.lS.Uk 
8aLSi.7tB. 
v¥a.8l>. 
BsA-A.» 
yU.U. 

Heb.  1. 14. 

/Cap.  8. 88. 

Jer.  17.  7. 


■cap.  8. 4. 
y*.  8»»  17. 


»  Cap.  S.  88. 
•SaLSClO. 


rf  Cap.  a.  1,8. 


•Cap.  8. 48. 
y  5. 11. 


/Ss.  81.  8, 


AJobl4.7,8i 


Á.o.ctt.vro. 


DANIEL,  T. 


A.C(k.in. 


•  1  Be*.  29L 
l».«tc. 
Job  1.  C 
B^.  8».  7. 

as. 


I  wr.  8. 
0«iLÍl.8S. 


■•BftLUS.S. 


«ter.lX 
•  (¡•p.  2. 88. 

'J«r.27.63. 


V  ver.  88. 


*■  wr.  17. 
Sid.6S.18. 

«Jar.  27.0. 


<  Xiii.lft.ai. 
•11.85. 7. 
'Atl.«l.lA 


•n  la  tícmi,  j  con  atadura  de  hierro  y 
de  metal  ^uedt  entre  la  yerba  del  cam* 
po  ;  y  sea  mojado  con  el  rocío  del  cielo, 
y  su  (larte  con  las  bestias  en  la  yerba  de 
la  tierra. 

16  Su  ooraxon  sea  mudado  de  coraion 
de  hombie,  y  séale  dado  corazón  de  bes- 
tia, y  pasen  sobre  él  siete  tiempos. 

17  ror  sentoocia  de  los  Teladores*  te 
acuerda  el  negocio,  y  por  dicho  de  San- 
tos la  demanda :  para  que  conozcan  los 
▼ivientes  que  el  Altísimo  se  enseñorea 
del  reino  de  los  hombres  *,  y  que  &  quien 
él  quiere  lo  da,  y  constituye  sobre  él  al 
mas  bajo  de  los  hombres. 

18  Yo  el  rev  Nabucodonosor  he  visto 
este  suefio.  Tú  pues,  Beltsasar,  dir&s  la 
declaración  de  el,  porque  todos  los  sa- 
bios de  mi  reino  nunca  pudieron  mos- 
trarme su  interpretación :  mas  tií  pue- 
des, porque  hay  en  ti  espíritu  de  los 
dioses  sant^is'. 

19  5  Hntónces  Daniel,  cuyo  nombre 
era  Beltsasar,  estuvo  callando  casi  una 
hora,  y  sus  pensamientos  lo  espantaban. 
£I  rey  entonces  habló,  y  dijo :  Beltsasar, 
el  sueflo  ni  su  declaración  no  te  es- 
panten. ICespondJó  Beltsasar,  y  d^o: 
aeikir  ralo,  el  suefio  sea  para  tus  ene- 
mióos,  y  su  declaración  para  los  que 
mu  te  quieren  m. 

90  El  árbol  que  viste,  que  crecia  y  se 
hacia  fuerte,  y  que  su  altura  llegaba 
hasta  el  cielo*  y  su  vista  por  toda  la 
tierra: 

81  Y  cuya  copa  era  hermosa,  y  su 
fruto  en  abundancia,  y  que  para  todos 
habia  mantenimiento  en  él ;  deb^o  del 
cual  moraban  las  bestias  del  campo,  y 
en  sus  nunas  habitaban  las  aves  del 
cielo»; 

S8  Tü  mismo  eret,  oh  rey «,  que  cre- 
ciste, y  te  hiciste  fuerte ;  pues  creció  tu 
grandeza,  y  ha  llegado  hasta  el  cielo,  y 
tu  sefioiio  hasta  el  cabo  de  la  tierra/». 

S3  T  cuanto  á  lo  que  vló  tíi  rey,  un 
velador  y  santo  que  descendía  del  cielo, 
y  decia :  Cortad  el  árbol,  y  destruidlo ; 
mas  la  cepa  de  sus  raices  dejaréis  en  la 
tierra,  y  con  atadura  de  merro  y  de 
metal  quede  atado  en  la  yerba  del  oampo, 
y  sea  mojado  con  el  rocío  del  cielo,  y 
su  parte  sea  con  las  bestias  del  camiio, 
hasta  que  pasea  sobre  él  siete  tiempos : 

84  Esta  es  la  declaración,  oh  rey,  y  la 
sentencia  del  Altísimo  que  ha  venido 
sobre  el  rey  mi  sefior : 

Ü5  Que  te  echarán  r  de  entre  los  hom- 
bres, y  con  las  bestias  del  campo  será 
tu  morada,  y  con  yerba  del  campo  te 
apacentarán  como  á  los  bueyes,  y  con 
rocío  del  cielo  serás  bailado ;  y  siete  ti- 
empos pasarán  sobre  tí,  hasta  que  enti- 
endas que  el  Altísimo  se  enseñorea  en 
el  reino  de  los  hombres  r,  y  qae  á  quien 
él  quisiere  lo  dará*. 

20  Y  lo  que  dijeron,  que  dejasen  en  la 
tiena  la  cepa  de  las  raices  del  mismo 
árbol,  etgnyUa  que  tu  reino  se  te  que- 
dará ñrme,  luego  que  entiandae  que  el 
señorío '  es  en  los  cielos. 

27  Por  tanto,  oh  rey,  apnrueba  mi  con» 
ií^o,  y  redime  tus  pecados  oon  justicia  «, 
y  tus  iniquidades  con  misericordias  para 
eco  los  pobres*;  que  tal  vez  sana  eso 
una  prolongación  de  tu  tranquilidad. 

fld  5  Todo  aquesto  vino  sobre  el  rey 
Nabueodonoaor. 

29  A  cabo  de  dooe  meses  andándose 
pascando  sobre  el  palacio  del  reino  de 
Babiionia, 

80  Habló  el  rey,  y  dijo :  ¿  No  es  esta 
la  gran  Babilonia,  que  yo  edifiqué  para 
casa  del  reino  oon  la  fuerza  de  mi  poder, 
y  pata  gU»i«  de  mi  gxandesa  ? 


1 


81  Aun  estaba  la  palabra  en  la  bees 
del  rey,  cuando  cae  una  voz  del  cielo: 
A  tí  dicen,  rey  Nabucodonosor;  B 
reino  es  traspasado  de  tí : 

82  Y  de  entre  los  hombres'  te  echia,  ii«.8,X. 
y  con  las  bestias  del  campo  terá  ta  mo- 
rada, y  como  á  los  bueyes  te  apsoeota- 
rán ;  y  siete  tiempos  pamiin  sobre  ti, 
iiasta  que  conozcas  que  el  Altísimo  te 
enseñorea  en  el  reino  de  los  hombres,  y 
á  quien  él  quisiere  lo  dará. 

38  En  la  misma  hora  se  cumplió  la 
palabra  sobre  Nabucodonosor,  y  í«é 
echado  de  entre  los  hombres ;  y  comis 
verba  como  los  bueyes,  y  su  cuerpo  se 
bañaba  con  el  rocío  del  cielo,  hasts  qne 
su  pelo  creció  como  de  águila,  y  sos 
uñas  como  de  aves. 

34  Mas  al  fin  del  tiempo  yo  Nabuco- 
donosor alcé  mis  ojos  al  cielo,  y  mi 
sentido  me  fué  vuelto;  y  benídQe  al 
Altísimo,  y  alabé  y  glorifiqué  al  qnc 
vive  para  siempre»,  ponjue  su  señorio 
ee  sempiterno  *,  y  su  reino  por  todas  lai 
edades: 

35  Y  todos  los  moradores  de  la  tiem 
per  nada  son  contados^ :  y  en  el  incito 
del  cielo,  y  en  los  habitantes  de  la  ti- 
erra c,  hace  según  su  voluntad;  ni  ba; 

Suien  lo  estorbe  oon  su  mano^,  y  ie 
iga:  Qué  haces'? 

80  En  el  mismo  tiempo  mi  sentido  me 
fué  vuelto,  y  immé  á  la  mi^estad  de  mi 
reino :  mi  dignidad  y  mi  grandeza  vol- 
vieron á  mí,  y  mis  goberniBdores  y  mis 
grandes  me  buscaron ;  y  ñií  restituido  á 
mi  reino,  y  mayor  grandeza  me  fu¿ 
añadida/. 

87  Ahora  yo  Nabucodonosor  alabo,  en- 
grandezco y  glorifico  al  Rey  del  ddo, 
porqoe  todas  sus  obras  son  verdad',  y 
sus  caminos  Juicio ;  y  humillar  puede  i 
los  que  andan  con  soberbia  A. 

CAPITULO  V. 

Por  una  eeerit»ra  mítaaroaa  «■  demmmriaie 
«M  aaataeio»  alrefd»  B4ibilonia,tior  kahr 
pr^onodo  lo*  voso*  atifredoe  cM  Xtaqris, 
y  por  tu  toberliia  ettohdo  emendo  ái  ¡m 
fertat.  LetUroU  IkuM  la  eterttan,  y 
M  efectúa  aqueüa  noche, 

ÍpL  rey  Belsasar  hizo  un  nande  bsn- 
!i  quete*  á  mil  de  sus  prwclpes,  y  en 
presencia  de  loa  mil  bebia  vino. 

2  Belsasar,  con  el  gusto  del  vino,  man- 
dó que  tnóÓMn  los  vasoa  de  oro*  y  de 
Elata,  que  Nabucodonosor  su  padre  ha- 
la traído  del  Templo  de  Jerusalem, 
para  que  bebiesen  con  ^os  el  rey  y  iw 
príncipes,  sus  mujeres,  y  sus  omiouM- 


Ap^ili 

8*1.  UMI' 
J«.K.» 

i  II. «.  Ul 

17. 

«gilUil 

«Job».  11 
B&D.Í1I. 


/J«btt& 


fDnfti 
Áf.ü.t. 

iCsflA 
tolS-tt 

jckiui; 


8  Entonces  fueron  tiaidos  los  vasos  de 
oro  que  haUan  traído  del  templo,  de  la 
oasa  de  Dios  que  estaba  en  Jerusaím,  y 
bebieron  con  ellos  el  rey  y  sus  príncápes* 
sus  mujeres,  y  sus  concubinas. 

4  Belueion  vino,  y  alabaron  á  loa  dioses 
de  oro,  y  de  plata,  de  metal,  de  hierro, 
de  madera,  y  de  piedra  c 

5  ir  En  aquella  misma  hora  salicfon 
unos  dedos  de  mano  de  hombre,  y  es- 
eribian  delante  del  candelero  soníe  lo 
encalado  de  la  pared  dd  palacio  real, 
y  «1  rey  veia  la  palma  de  la  mano  que 
escribía. 

0  Entonces  d  rey  se  demudó  de  sa 
oolor,  y  sus  pensamientoa  lo  turbaron, 
y  desatáronse'  las  ceftidnna  de  sus  lo- 
mos, y  sus  rodillaa  se  batían  la  una  eoa 
la  otra*. 

7  Bl  rey  clamó  en  alta  voz  oue  hictaaen 
venir  magos»  Caldeos,  y  adivinos/.  Y 
habló  d  rey,  y  dijo  á  los  sabios  de  Batai- 
lonia:  Cualquiera  que  leyese  esta  escti- 
tura,  y  me  mostiAre  su  dedmcaeiaii,  tmk 


>»t.Ll 


A^lift 


«SS.S.» 


I  Eiu  Id  «1^  DuM  dt  U»  Uj«  lie  b 


qüeiít  ¡  jf  Inv  qn  ^Hri*  bumuui 


""^■■^iiiíul^^,"'' '"'" 


A,0.tír*m. 


DAND&ti,  Vn. 


A.C(k.W. 


tW.8S.17. 


VTBr.  8. 

ACap.8.18. 

HeS.4. 

17,1». 

yA.». 

iM«r.«,a6. 


IBaLV. 
89,40. 

•Mata7.e8. 


■tbt.  6. 

Cap.S.4. 
•CB|i.8.a8. 
r  Heli.  U. 

SS. 
V8ftL18.aO, 

24.ya&6. 
•-Hedí.  34. 

16. 


MCr.&aOL 

Biü.U.4. 

Pr.  28.89. 

2C0.1.9, 

10. 

(Den.  19. 10. 
.9.10. 


«  C»i».  4  1. 


toan  que  wiabm  hada  JaruMlem/, 
hlaeábaw  de  nidillai  tres  treces  al  cHa, 
y  otaba,  y  oonfinaba  delante  de  ni  Dlea, 
como  lo  totia  hacer  átttes. 

11  Kntónces  se  Juntaron  aquello*  hom- 
bres, y  hallanni  á  Daniel  orando  y  ro- 
gando detente  de  su  Dios. 

15  Lleofamosc  lafego,  v  hablaron  oH 
delante  del  rey  acerca  del  edicto  real: 
¿No  has  eonnrmado  edicto  que  cual- 
quiera que  pidiere  á  cualquier  dios  ú 
nombre  en  el  espacio  de  treinta  dias, 
escepto  á  ti>  oh  rey,  fliesé  echado  en  el 
ibso  de  loe  leones  ?  Respondió  el  rey  y 
dUo :  Verdad  es,  conforme  á  la  ley  de 
Media  y  de  Persia,  la  cual  no  se  a- 
biogajv. 

18  Entonces  rnpondieron  y  dl)eron 
delante  del  rey  :  Daniel,  que  es  oe  los 
hijos  de  la  oantlTidad  de  los  Judíos*, 
no  ha  hecho  cuenta  de  tí,  oh  rey,  ni 
del  edicto  que  confirmaste  • ;  antes  tres 
veoes  al  dia  hace  su  petición. 

14  El  rey  entonces,  oyendo  el  negocio, 
pesóle  *  en  grande  manera,  y  sobre  Da> 
niel  puso  cuidado  para  librarlo ;  y  hasta 
puestas  del  sol  trabajó  por  librarle. 

16  Empero  aquellos  nombres  se  reu- 
nieron cerca  del  rey,  y  dijeron  al  rey : 
Sepas,  oh  tey,  que  es  ley  de  Media  y 
de  Penia,  que  ningim  decreto  il  orde- 
nanza que  el  zey  ooníimiáxe  pueda  mu- 
darse. 

10  Entonces  él  rey  mandó,  j  tnüenm 
á  Daniel^y  echáronlo  en  el  n>so  oe  ios 
leones.  Y  hablando  el  rey  d^o  &  Da- 
niel :  El  Dios  tuyo,  á  quien  td  continu- 
amente sirves,  él  te  )ibre<. 

17  Y  Alé  traída  una  piednl,  y  puesta 
sobre  la  puerta  del  foso,  la  cual  selló"» 
d  rey  con  so  anillo,  y  con  el  anillo  de 
susjüíncipee,  porque  el  acuerdo  aoerck 
de  Daniel  no  se  mudase. 

18  Fuese  luego  el  rey  á  su  palacio,  y 
acostóse  ayuno;  ni  instrumentos  de  mú- 
sica fueron  «raidos  delante  de  él,  y  se  le 
filé  el  snefio. 

19  5  £1  >^>  V°'  tanto,  se  levantó  muy 
de  maflana,  y  fué  apriesa  al  foso  de  los 
leones: 

ao  Y  llegándose  cerca  del  foso  llamé 
á  Toecs  á  Daniel  coa  voz  triste;  y  ha- 
blando d  rer  d^o  á  Daniel:  Daniti, 
siervo  del  Dios  viviente,  el  Dios  tuyo, 
á  quien  tü  continuamente  sirves,  te  ha 
podido  librar  de  los  leones  ? 

21  Bntófcees  habló  Daniel  con  el  rey : 
Oh  rey,  para  siempre  vive». 

sa  £1  Dice  mió  envió  su  Ángel  •,  «I  cual 
cerró  la  boca  de  loa  Icones^,  para  que 
no  me  hiciesen  mal :  porque  delante  de 
él  se  hidló  en  mi  .fusticlaf  i  y  aun  delan- 
te de  ti,  oh  rey,  yo  no  he  hecho  lo  que 
nodeUéser. 

88  Entonces  se  alegró  el  rey  en  gran 
manera  á  cansa  de  él,  y  mandé  sacar  á 
Daniel  del  foso:  y  ftié  Daniel  sacado 
del  íbso,  y  ninguna  lesión  se  halló  en  él, 
poique  eicyó  en  su  Dios*. 

84  y  mandándolo  el  rey,  ftieren  traídos 
t^elloe  hombres  que  hablan  acusado  A 
Itamiel,  y  fueron  echados  en  el  fbso  de 
los  leones',  dios,  sas  h^oe**,  y  sus 
nn^eres;  y  aun  no  hablan  llegailo  al 
suelo  del  ibao,  cuando  los  leones  se  apo- 
deraron de  elk»,  y  quebrantaran  todos 
sos  huesos. 

85  ir  Entósices  el  rey  Darfo  escribió  á 
todos  los  pueUos,  naciones,  y  lenguas, 
que  habitan  en  toda  la  tierra:  Paz  os 
sea  muMpHcada*. 

98  De  parte  mia  es  puesta  ordenanaa, 
qne  cu  todo  el  sefiovío  de  mi  reino  todos 
teman  y  tiemblen  de  la  Mcsenda  del 
Dloa  de  Daniel:  pocqne  «  es  el  Dice 


'Sri.ftT. 


▼iviénter  y  permanente  p«r  todss  In  'Ofüi 
siglos,  y  su  reino  tal  que  no  sari  deshe- 
cho, y  su  seiknio  hasta  el  fin : 

87  Qtt«  salva  y  libra»,  y  haoe  seWes  j 
maravillas  en  él  cielo  y  en  la  tiena;  d 
cual  libró  &  Daiúel  del  poder  de  Isi 
leones. 

88  Yesfe  Daniel  fiíé  proapcfldo  dorsa- 
te  d  idno  de  DaHo,  y  durante  d  reÉns. 
do  de  Giro,  Persa  «.  *  0^  H? 

CAPITULO  Vil. 
Bn  «na  vitUm  ét  ekatn  taMos  «mi  «MtrB* 
éo»  á  Dmid  tuabro  nisM,  dd  «Mm  * 
Iw  eumtdf,  «■«  terim  mnpw  fM  Im  dnaát, 
m  UvanUaria  otro  qm  ottamro  mmHs 
mudar  Utt  (ímijwi  y  Ja  Ity,  y  kana  puna 
contra  lo»  foafos,  y  lo»  ««««sria,  jkMla  fw 
por  eipeeiai  imUrveneio»  ji  frovidemeia  id 
MiHvM,  á  cuyo  retno  ham  d»  mrvir  t 
oMkeer  toda»  la»  poteáoñ»»,  aerd  ité»  H 
rtino  y  d  Mlorio,  y  ta  nuifnlai  i»  V» 
roimMdebaío  d»  todo  H  Helo,  a  rmO»  él 
lo»  DI  rifariimi  ficki,  BmmmIm  MWItMb 

Ij^N  el  primer  afio  de  Bdsasar,  m  de 
J  Babilonia,  vio  Daniel  un  sueno  j 
visiones*  de  su  cabeza  en  su  cama: 
luMo  escribió  el  sueño,  notó  la  snms 
de  los  negocios. 

5  Habló  detpue»  Daniel  y  dijo:  Tela 
yo  en  mi  visión  de  noche,  y  faé  aqni 
que  los  cuatro  vientos  ^  del  ddo  com- 
batían la  gran  mar«. 

8  Y  cuatro  bestias  otandes,  diftrenics 
la  una  de  la  otra,  subían  de  la  mar'. 

4  La  primera  •  era  como  leoa,  y  tenia 
das  de  Águila/.  Yo  estaba  mirsudo 
hasta  tanto  que  sus  alas  fiíeron  ama- 
cadas,  y  fué  quitada  de  la  tierts:  y 
Sdsose  enhiesta  sobre  loa  |ries  A  nmicn 
e  hombre,  y  fteéle  dado  corazón  de 
hombreff* 

8  Y  hé  aqui  otra  segunda*  bestia,  se- 
miente A  un  oso,  la  cual  se  puso  d  on 
lado,  y  tenia  en  su  boca  tres  coslfllai 
entre  sas  dientes,  y  f>téle  dicho  sd: 
Levántate,  traga  carne  mucha. 

6  Después  de  esto  yo  miraba,  y  hé  sqní 
otra  *  semejante  A  un  tigre,  y  teda  cn- 
atro  das  de  ave  en  sus  espüudas:  tsma 
también  esta  bestia  cuatro  cabeías;  y 
faéte  dada  potestad. 

7  Después  de  esto  miraba  yo  en  las 
vidones  de  la  noche,  y  hé  aqui  la  caer- 
ta*  bestia,  espantosa  y  tenibie,  y  en 
grande  manera  fuerte,  la  cual  teda 
unos  dientes  grandes  de  hierro.  Devo 
raba  y  desmenuzaba,  y  las  sobras  ho 
Haba  con  sus  pies :  y  era  muy  difierede 
de  todas  las  bestias  qne  hablan  sido 
Antes  de  ella,  y  tenia  diez  cuernos'. 

8  Estando  yo  contemplando  los  caer, 
nos,  hé  aqui  que  otro  cuerno  peqodk»* 
sahia  entre  ellos,  y  delante  de  él  fheroe 
arrancados  tres  cuernos  de  los  prime- 
ros:  y  hé  aquí  que  en  este  eoéroo  bsUa 
q}os  como  ojos  de  hombre*,  y  una  boes 
que  hablaba  grandezas*. 

0  Estuve  mirando  hasta  que  fyMrea 
traídas  dllas^ ;  y  un  andano  de  gnnKle 
edad  se  sentó,  cuyo  vestido  era  usiaeo 
como  la  nieve,  y  d  pelo  de  su  csbea 
oomo  lana  limpia  f:  su  idlla  como  de 
llama  de  íbego ;  sus  ruedas  esa»  flMg» 
ardiente. 

10  Un  rio  de  ftaego  piroeedlar  y  saUs 
de  ddante  de  él :  mOurcs  de  ndltocsi 
le  servian,  y  millones  de  millones  ■**■*,, q^  m 
tian  ddanw  de  él*:  d  Juez  se  send,!  i»!» 
y  los  libros  se  abrieron. 

1 1  Yo  entonces  miraba  A  cansa  de  la 
voz  de  las  grandes  «dabias  que  haMata 
d  eaemo :  miraba  nasta  tanto  «oe  asa 
taron  la  bestia,  y  su  cuerpo  foe 
oho,  y  entregado  para  se 
dfií^of. 


«Xa.lli> 


<Ap.U.L 

Jtr.iJ. 

fUtl.1. 


icsr-ii 


■  «r.aí 


PAaii 

yS-i 

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raiL»t 


W.lfcfl¡ 
Hok-tlfl 


lAfiua 


HefeM. 


DAVixL,  vm. 


A.0.elr.8fa. 


^isi. 


LX.6L 
LT.U. 
.11 

.£(,8. 

1.1 

U.13, 

.U.3J, 

ií.44 

IttU. 


8.IL 


.IL 


17. 


U  HtbUn  también  quiUMlo  i  lai  otm 
bestias  su  leiWnrio,  y  Ict  habla  sido  dada 
iroloagMlon  de  vida»  liaMa  cierto  ti- 
cinpo* 

13  Mtnha  yo  en  la  visión  de  la  noehe, 
j  hé  aqal  en  las  nubce  del  eielo  como 
un  Hijo  de  hombre'  que  venia;  j  ilefó 
hasta  el  Anciano  de  grande  edad,  6 
hlcl^ronle  llegar  delante  de  él. 

14  Y  Alele  dado  seflorio,  y  gloria,  y 
Tdno';  j  todos  los  pueblos,  naáones,  y 
lenguas,  le  sirvieron :  su  sefiorio,  seBo* 
rio  etemo,  que  no  será  transitorio  •,  y 
sn  reino,  que  no  se  corrompeíA. 

15  *f  Mi  espirita  tai  turbado,  yo  Da- 
niel,  en  meidio  de  mi  cuerpo,  y  las 
Tisiones  de  mi  eabexa  me  asombraron. 

18  Llegúeme  &  uno  de  los  que  asistían, 
j  pregúntele  la  verdad  acerea  de  todo 
erto.  V  hablóme,  y  deolaróme  la  in- 
terpretación de  las  feJes  cosas. 

17  Bstas  grandes  bestias,  las  cuales  son 
cuatro,  cuatro  reyes  son|,  que  se  levan- 
tarán en  la  Ueita. 

18  Después  tomarin  el  reino  los  santas 
del  Altísimo,  y  poseeiin  el  reino  hasta 
el  siglo,  y  hasU  el  siglo  de  los  siglos. 

19  Y  Entonces  tuve  deseo  de  saber  ia 
verdad  acerca  de  la  cuarta  bestia,  que 
tan  diferente  era  de  todas  las  otras,  es- 
pantosa en  gran  manera,  que  tenia  di- 
entes de  hierro,  y  sus  ultes  de  metal ; 
qu«  devoraba  y  diesmennaaba,  y  las  so- 
bras bollaba  con  sus  pids : 

80  Asimismo  acerca  de  los  dies  cuer- 
nos que  tenia  en  su  eabexa,  y  del  otro 
Íae  DaMa  subido,  de  delante  del  cual 
abSan  caldo  tres:  y  este  mismo  euemo 
tenia  ojos,  y  boca  que  hablaba  grande- 
zas, y  su  parecer  mayor"  que  el  de  sus 
oompafleros. 

SI  T  vela  yo  que  este  ouemo  hacia 
guerra  contra  los  santos  >,  y  los  venoia, 

88  Hasta  tanto  que  vino  el  Aneiano  de 
grande  edad,  y  se  dló  el  Juicio  á  los  san- 
tos del  Altísimo;  y  vino  el  tiempo,  y 
los  santos  poseyeron  el  reino. 

83  Dijo  asi :  La  cuarU  bestia  será  un 
cuarto  reino  en  la  tierra,  el  cual  será 
mu  grande  que  todos  los  otros  reinos ; 
y  á  t«la  la  tierra  devorará,  y  la  hollará, 
y  la  detpedaxará. 

84  T  los  diez  cuernos  aignifieam  que 
de  aquel  rebio  se  levantarán  diec  reyes ; 
y  tras  ellos  se  levantará  otro,  el  cual 
será  mayor  que  los  primeros,  y  á  tres 
reyes  derribará. 

85  Y  hablará  palabras  contra  el  Altíd- 
mo,  y  los  santos  del  Altísimo  quebran- 
tará, y  pensará  de  mudar  los  tiempos  y 
la  ley  c :  y  entregados  serán  en  su  mano 
basta  tiempo,  y  tiempos,  y  el  medio  de 
un  tiempo. 

M  Empero  se  sentará  el  Juez,  y  qui- 
tarinfe  su  sefiorio,  para  que  sea  destrui- 
do y  arruinado  hasta  el  extremo; 

27  Y  que  el  niño,  y  el  seflorío,  y  la 
mistad  de  los  reinos  debido  <ie  todo  el 
cielo,  sea  dado  al  pueblo  de  los  santos 
del  Altísimo  •  cuyo  reino  e«  reino  etemo, 
;  todos  los  sefiorios  le  servirán  y  obede- 
cerán. 

S8  X  ^'''**  *4"^  ^^  *^  ^"  ***  '*  plática. 
*o  Miniel,  mucho  me  turbaron  mis 
pensamientos,  y  mi  rostro  se  me  mu- 
dó': roas  guardé  en  mi  corazón  el  ne- 
gocio |. 

CAPITULO  VIH. 
^tttttraM  4  Dofñid  <•  vition  tm  camero,  y 
«•paiet  H«  madto  de  eabria.  detignandote 
•*•  el  pHmero  Hrefde  iM  Mrdot  y  Permu, 
y  M  «f  eegwtdo  M  rey  délo»  Griego».  ValU 
Hmio  de  mm  frtneipe  emW,  de  euya  aelueia, 
*»fiedmd,  y  nwBa,M  da  noUeia  ai  pro- 
feta. 


EN  el  alio  tercero  del  reinado  del  rey 
Belsaaar  me  apareció  'Mna  visión  a 
mi  Daniel,  después  de  aquella  que  me 
habla  aparecido  antes. 

8  Vi  en  visión,  (y  aoontecló  cuando  vi, 
que  yo  estaba  en  Busan  •,  que  es  cabe- 
cera del  reino  en  la  provincia  de  Per-' 
ala,)  vi  pues  en  visión  estando  Junto  al 
rio  Dial. 

8  V  alcé  «ais  qjosi  y  miré,  y  hé  aquí 
un  camero  que  estaba  delante  del  rio, 
el  cual  tenia  dos  cuernos ;  y  aunque  eran 
altos,  el  uno  era  mas  afto  que  el  otro : 
y  el  mas  alto  subió  á  la  postre. 

4  VI  que  el  camero  hería  con  los  cner^ 
nos  al  poniente,  al  Norte,  y  al  Medio- 
día, y  que  ninguna  bestia  podia  parar 
delante  de  él,  ni  habla  quien  escanase 
de  BU  mano:  y  hacia  conforme  a  su 
voluntad  6,  y  engrandecióse. 

6  Y  estando  yo  considerando,  hé  aqui 
un  maoho  de  cabrío «  venia  de  la  parte 
del  poniente  sobre  la  haz  de  tooa  la 
tierra,  el  cual  no  tocaba  la  tierra :  y  te- 
nia aquel  macho  de  cabrío  un  cuerno 
notable  entre  sus  ctfos. 

6  Y  vino  hasta  el  camero  que  tenia  los 
dos  cuernos,  al  cjial  habla  fo  visto  que 
estaba  delante  del  rio,  y  corrió  contra  él 
con  la  ira  de  su  fortaleza. 

7  T  vilo  que  llegó  Junto  al  camero,  y 
levantóse  contra  él,  é  hiriólo,  y  quebró 
sus  dos  cuernos,  porque  en  el  camero 
no  habla  taamí»  para  parar  delante  de 
él :  derribólo  por  tanto  en  tierra,  y  ho- 
llólo :  ni  hubo  quien  librase  al  camero 
de  su  mano. 

8  T  engrandecióse  en  gran  manera  el 
macho  de  cabrío ;  y  estando  en  su  mayor 
ftierza,  aquel  gran  cuerno  fué  quebrado, 
y  en  su  lugar  subieron  otros  cuatro' 
maravillosos  hacia  los  cuatro  vientos 
del  cielo. 

9  Y  del  uno  de  ellos  salló  un  cuemo« 
peiiueiV),  el  cual  creció  mucho  al  Me- 
diodia,  y  al  Oriente,  y  hacia  la  tierra 
deseable/. 

10  T  engrandecióse  hasta  el  ej^ito 
del  cielo  g ;  y  parte  del  ^ército  y  de  las 
estrellas  echó  |>or  tierra,  y  las  holló. 

11  Aun  contra  el  Príncipe  de  la  forta- 
leza se  engrandeció ;  y  por  él  fué  quitado 
el  continuo  »aer{flcÍo  A,  y  el  lugar  de  su 
santuario  fué  echarlo  por  tierra. 

18  Y  el  qército  fnéle  entregado  á  causa 
de  la  prevaricación  sobre  el  continuo 
eaeri/ieto :  y  echó  por  tierra  la  verdad, 
é  hizo  cuanto  quisof  y  sucedióle  próspe- 
ramente. 

13  Y  oí  un  santo  •  que  hablaba ;  y  otro 
de  los  santos  dijo  á  un  otro  que  hablaba : 
¿  Hasta  cuando  durará  la  visión  del  con- 
tinuo eacr^ficio,  y  la  prevaricación  aso- 
ladora  que  pone  el  santuario  y  el  ejer- 
cito para  ser  hollados  ? 

14  Y  él  me  dijo :  Hasta  dos  mil  y  tres- 
cientos  diaa  de  tarde  y  maflana:  y  el 
santuario  será  puriflcado. 

15  5  V  acaeció  que  estando  yo  Daniel 
considerando  la  visión,  y  buscando  su 
inteligencia,  hé  aquí  que  como  una  se- 
mejanza de  hombre  se  puso  delante 
de  mí. 

16  Y  oí  una  voz  de  hombre  entre  Ulai, 
qne  gritó  y  dijo :  Gabriel,  enseña  la  vi- 
sión á  este. 

17  Vino  luego  cerca  de  donde  yo  es- 
taba ;  y  con  su  venida  me  asombré,  y 
oai  sobre  mi  rostro.  Empero  él  me  di- 
jo :  Entiende,  hijo  del  hombre,  porque 
al  tiempo  se  cumplirá  la  visión. 

18  Y  'estando  él  hablando  conmigo,  caí 
dormido  «n  tierra*  sobre  mi  rostro:  y 
él  me  tocó,  é  hízome  estar  en  pii>. 

19  T  d^o:  Hé  aquí  que  yo  te  enseSaré 


•  &*.  1. 2. 


&  Gap.  11. 8. 
•ver.  ai. 


d  Cap.  7. «. 

«Okp.7.  8. 
ylíTai. 

/Cap.  U.  16, 

t  Cap.  18.  S. 
Ap.12.4. 

&  Iz. ».  88. 


<ired.l.l3. 


tCap.lO.d, 
10. 
La.  9.  32. 


A.€.«tr.wak 


DAKISIi»  IZ. 


A.C*.» 


iOip.U.IDi 


«•Oip,U.4, 


••AP.U.V. 
y  17.U,17. 

•  yn.  10,  la^ 


ri«r.ll. 

Ap.  19. 19. 
f  C»p.  S.  iS. 
**▼«.  1^ 
'  CftD.  U.  4. 

II.I.16. 

t  c«p.  7.  as. 

7 1^8. 


«  (>p.  8.S1. 


»gr.a8.W, 


'  Ndi.  9.  a, 

•te. 

«Bs.aO.j9. 
<'M.106.6. 


/20r.W.U, 


lo  iQ*  ha  de  Tcnlr  «a  d  &a  d«  la  Jim : 
poniue  «I  tiempo  ae  cumplirá'. 

50  Y  Aquel  carneco  que  viate,  que  te- 
nia oucnuM,  Km  lo*  nyaa  de  Media  j  de 
Penia. 

51  T  el  macho  de  oabrío  m  d  vqr  de 
Javan:  y  d  euemo  grande  que  iemU 
cntie  MIS  q^o*  et  el  rey  primero. 

tt  T  que  ftiá  quebrado,  y  sucedieron 
cnat»o  en  su  lugar,  »ign{fica^pu  cuatro 
reinos  sucpderui  de  la  mí«iim  nación, 
ipas  no  en  la  fi>rtaleia  de  41  •>. 

SS  Y  al  cabo  del  imperio  de  estoe,  cu- 
ando  se  cumplirían  loa  pmrariaBdons» 
lerantaiáae  un  rey  altivo  de  roatra,  y 
entendido  en  dudas» 

54  Y  su  poder  «e  fortalecerá,  mas  no 
con  ftierza  suya* :  y  dcatmirá  mevaTl- 
lloaamente,  y  proaperarA;  y  har^  ttri4- 
trariamettU,  y  destruixA  Alertes,  y  al 
pueblo  d^  los  sai^tof*. 

55  Y  con  su  sajgioidad  hará  prniperar 
el  engaño  en  sn  naano :  y  en  su  fiorapm 
se  engrandecerá,  y  con  jpas  dasdruirá  á 
muchos:  y  contra  el  Principe  de  loa 
principes  se  levantaiái' ;  n^aa  sin  mano 
será  quriHcantado  f . 

SO  Y  la  visión  de  la  tarde  y  la  mafianar 
que  está  dicha,  es  vcrdadora :  y  td  su- 
arda' la  Vision,  porque  m  para  mui£oa 
dias. 

87  Y  yo  Danid  tai  quebrantado,  y  es- 
tuve enfermo  á^guaot  días  * :  y  cuando 
convalecí,  hice  el  negocio  del  rey ;  maa 
estaba  eqpantado  aeerca  de  la  visión,  y 
no  habia  quien  la  entendiese. 

CAPITULO  IX. 
OoñtUtrmHáo  I>amiH  Utgurm  fa  ti  jiam  étt 
ta  emiM9Ídad  d»  m  jntfUo.  ttMado  par 
JmrtmíM,  era  A  JNm  por  d  pirdon  d»  Im 
ptetdM  y  ralQwtuio»  id  vieUo  mümo  s 
y  tdando  orando,  U  m  rtvtlado  el  titnm 
d0  la  vetMa  d*t  MMa»,  tomo  tambim  a^ud 
m  ^m»  ouilariam  ta  vida  ai  minao  Me$iaa, 
y  la  ruina  y  atotamitnto  dd  pméNo  Jmdtioo. 

EN  el  aflo  primero  de  Dario«,  hijo  de 
Assuero,  de  la  nación  de  los  Medoa, 
el  cual  filé  puesto  por  rey  sobre  el  rdno 
de  loa  Caldeos; 

8  En  el  año  primero  de  su  reinado,  yo 
Paniel  miré  atentamente  en  lo*  Ubnis 
el  n|imero  de  los  años,  del  cual  habló 
Jehpf^  al  profeta  Jeremíaab,  que  habia 
de  .concluir  la  aaoladon  de  Jerusalem 
en  setenta  aiWw. 

'8  Y  volv^  mi  rostro  al  Sefior  Dios,  bus- 
(eandole  en  oración  y  ruego»  en  ayuno, 
y  pilicip,  y  ceniza. 

4  V  oífik  J^npvá  mi  Dioa,  y  confesé» 
y  ^e :  Ahora  ScfW»,  Dioa  grande,  digno 
de  s0t  temidoe,  que  guardas  el  pacto  y 
la  misericordia  con  IÍm  que  te  aman  y 
guardan  tus  mandamientos  d  > 

5  Hemos  pecado,  hemos  hecho  iniqui- 
dad, hemos  obrado  impíamente*,  y  ne- 
mes sido  rebeldes,  y  no*  liemos  apartado 
de  tus  mandamientos  y  de  tu*  juicio*. 

6  No  hemos  obedecido  á  tus  siervos/ 
los  proCetas^  que  en  tu  nombjne  hablaron 
á  nuestros  ri^es,  y  á  pfiestroe  principes, 
á  miestroa  pwlies,  y  á  todp  d  pueblo  de 
la  tierra. 

7  Tuja  es,  Sefior,  la  Justicia,  j  nuestra 
la  jCOffAision  de  nf^xpi  como  a«  en  el  dia 
|d(e  hcy  á  tcdo  hombre  de  Jndá»  y  á  los 
morádoies  de  Jerusalem,  y  á  tpdo  Is- 
rael, á  los  de  cerca  y  á  los'  de  l^ios,  en 
f^af  la«  tierras  adonde  los  has  echado  y 
á  calila  de  su  rebelión  cpn  que  contra  tí 
se  rebelaron. 

8  Oh  Jehová,  nueatjra  €9  la  confusión 
de  roslm,  de  nuestros  rqref ,  de  nuesj^foa 
principes,  y  de  nuestrof  pfidres ;  poraue 
(contra  tí  pepamos. 

8  Pe  Jenoyá  nuestro  Pía*  <*  el  Ifpefr 


"ffl'wliWMwllax  y  el  pndi 


fl  no*  hemoe  aetalade ; 
10  Y  no  «bMtaelnMia  4  la  vea  de  Je- 
hová nneatro  JMas,  -para  andar  en  sn 
leyes,  las  cnaias  pwo  él  delante  de  MB- 
por  aaano  de  ana  alervw  los  fM- 


tlri.UDL 
4,1. 


11  Y  tade  Uraél  ttaapaad  ta  ley< 
tandose  para  no  oir  tu  vos :  por  lo  cnal 
ha  fluido  sobre  nosotros  la  nudAdon,  y 
el  Juramento  que  cata  esorito  en  la  Iqr 
de  Moiies,  siervo  de  Dios ;  porque  coa- 
t»  él  pecamos 

18  Y  él  ha  verificado  su  palabra*  qae 
hablé  sobre  neeotroa,  y  sotare  nncairos 
taaoes  qne  nm  gobernaron,  trayendo  ss- 
oye  nosotros  tan  grande  mal ;  qne  maca 
fué  hedió  debajo  del  délo  cono  d  qae 
Alé  hecho  en  Jerusdem  t. 

18  Según  está  escrito  en  la  ley  de 
Moisés,  todo  aoneste  md  vino  sobi* 
noaotioa:  y  no  henoa  rogado  á  la  &s 
de  Jehová  nuestro  Dios,  peía  oonver- 
timoa  de  nuestras  maldadea,  y  entender 
ta  ventad. 

14  Velé  por  tanto  Jdu»vá  sobre  d  nal, 
y  tríalo  sobve  nosotros ;  porqae  julo 
•«  Jdiová  nuestro  Dioa  en  todas  a» 
obras  qne  hiso :  porque  no  obededmni 
á  sn  TOB. 

16  Ahora  pues,  Seftor  Dios  noestn, 
que  sacaste  tu  pueblo  de  la  tieira  de 
Egipto  con  mano  podarosaai,  y  te  hi< 
dste  nombre  cud  en  este  dia; 
pepadA»  iaiplamente  bemoa  hedió. 

16  Oh  Se&ñr,  aegun  todaa  tos  Justicial, 
apártese  ahora  tu  ira  y  ta  ftlior  de  aolae 
tu  dudad  Jerusalem,  tu  tanto  monte 
poittue  á  causa  de  nuestros  pecados,  y 
por  la  maldad  df  nueetroa  paorea.  Jera 
salem  y  tu  pueblo  daAu  aom  en  opeofaio  & 
todos  en  derredor  nnc*t|N>«. 

17  Ahora  pues.  Pica  nuestro,  oye  la 
oradon  de  tu  darvo,  v  sus  ruegoa,  y  bsx 
que  tu  rodro  reaplandeíoa  sobre  tu  n 
tuarlo  asolado,  por  amor  del  Sd^w» 

18  Inclina,  oh  Dios  mió,  tu  oido, 
oye;  atoe  tus  ojos,  v  mira  nuestros  si 
lamiente*,  y  la  dudad  sobre  la  ond  t» 
llamado  tu  nombre:  porque  no  den*, 
mamoa  nuestros  ruego*  ante  tu  acett< 
miento  cot^fiado*  en  nuestras  Jnstídasi 
dno  en  tus  muchas  miseradooes. 

19  Oye,  Señor;  oh  Seitor,  perdona; 
presta  oidoi  Sefior,  v  has.   No  poogai 
diladon,  por  amor  de  ti  mismo,  UfH 
mió :  porque  tu  nombre  es  lUmado  fe 
bre  tn  duoad  y  sobre  tu  pueblo. 

80  \  Aun  esteba  hablando,  y  orando^ 
y  coniésanilo  mi  pecado,  y  d  pecado  de 
mi  pueblo  Israd,  y  derramaba  mi  rug9 
ddante  de  Jehová  mi  Dios  por  d  mon(s 
santo  de  iqi  Dios ; 

81  Aun  estaba  hablando  en 
y  aquel  varón  Qahri^i,  al  end  habii| 
visto  en  visión  d  pdnoipio*,  votando 
con  préstela  rqe  tocé  oomo  a  la  bqia 
dd  sacrifido  di^  la  tarde^. 

88  &  hixome  entender,  y  haMé  v«.- 
migo,  y  dijo :  Panid,  aíbora  he  «ñdo 
para  hacerte  entender  )a  dedaradnn. 

88  Al  principip  de  tas  ru«gos  salid  la 
paL-ibra,  y  yo  he  jtaUo  para  andi 
tda,  poique  td  ere*  varof  de 
Entiende  pues  la  palabra,  y  entienda  la 
Vision. 

84  Y  SetenU  semanas  cstap  detcndr 
nadas  sobre  tu  pueblo  y  aobfe  tn  tanta 
ciudad,  para  acdyar  la  prerarioaeian,  y 
concluir  el  pecado  f,  y  eñiar  la  iaf. 

Íjuidad ;  y  para  a^ar  la  vidon  y  la  jn- 
eoia,  y  ungir  e|  lianto  de  loa  santos. 

85  Sepas  pues  v  entiendas,  qae  desde 
la  sdida  de  la  paUfan  paia  ha^  «"if* 
W  puMot  y  edffidir  á  JerusddD,  harta 


•  IsLit. 


di.iOL 


OSEAS,  I,  n. 


A.  a  «Ir.  Mi 


*19. 
SD.M. 
6l34. 
11. 38. 


8.S«. 


10.5. 
0.6.7 


9  T  muchos  de  loe  que  duennen  en  el 
polvo  de  la  tierra^  serán  despertados, 
unos  pcdra  Tida  eterna*,  y  otros  para 
verstlenza/  f  confusión  perpetua. 

3  Y  los  entendidos 9  resplandecerán  co- 
mo el  tesplandor  dd  firmamento ;  y  los 
que  ensefian  á  justicia  la  multitud,  co- 
mo las  estrellas  á  pertMtua  eternidad. 

4  Td  empero,  Daniel,  cierra  las  pala- 
bras, y*  sella  el  libro  hasta  el  tiempo 
del  fin :  pasarán  mochos,  y  maltipUca- 
ráse  la  ciencia. 

5  5^  Y  yo  Daniel  iiAt4,  j  hé  aquí  otros 
dos  que  estaban,  el  uno  de  esta  parte  á 
la  orilla  del  rio.  y  el  otro  de  la  otra  parte, 
á  la  orilla  del  río. 

6  Y  dijo  uno  al  Varón  yestido  de  li- 
enzos, que  ataba  sobre  las  aguas  del 
rio :  ¿  Guando  terá  el  fin  de  estas  ma- 
ravillas ? 

7  V  oí  al  Varón  vestido  de  lienzos  •', 
que  etit^  sobre  las  aguas  del  rio,  el 
cual  alztf  su  diestra  y  su  siniestra  al 
délo*,  y  juió  por  el  Viviente  en  los 


■IkIos,  que  por  tleni)po,  t!cmpo«,  y  la 
mitad '.  Y  cuando  se  acabare  el  espar- 
cimiento del  escuadrón  del  pueblo  santo, 
todas  estas  cosas  serán  cumplidas  •■. 

8  T  yo  oi,  mas  no  entendí.  Y  d^e: 
Sefior  mió,  ¿  qué  terá  el  cumplimiento 
de  estas  cosas  ? 

9  V  dgo  :  Anda,  Daniel,  que  estas  pa- 
labras terán  cerradas  y  selladas  hasta  el 
tiempo  del  cumplimiento  «. 

10  Muchos  serán  limpios,  y  emblan- 
quecidos, y  purificados*:  mas  les  im- 

Íiíos  obrarán  impíamente,  y  ninguno  de 
os  impíos  entenderá;  pero  entenderán 
los  entendidos^. 

11  Y  desde  el  tiempo  que  fuere  quitado 
d  continuo  tacr{fici)  hasta  la  abomina- 
ción ^espantosa  v,  haífrá  mil  doscientos  y 
noventa  dias. 

13  Bienaventurado  ¿1  que  esperare,  y 
llegare  hasta  mil  trescientos  treinta  y 
cinco  dias. 

18  Y  tü  irás  al  fin,  y  reposarás,  y  te  le- 
vantarás r  en  tu  suerte  al  fin  de  los  dias. 


LAS  PROFECÍAS  DE  OSEAS. 


CAPITULO  I. 
Manda  Di»  áOtfa»  ^m  tomé  par  npota  wui 
mvjer  fúrmwia,  y  91»  á  lo»  áon  \ijoi  y 
nita  hf ja  fw  U  naeieron,  Ict  jxmfa  nom- 
bre» qtu  dStíaratmt  lo  f  ím  fvtmf  kaeur  am 
mt  pi¡«Mo.  BMtamraeion  y  mmioH  ié  to$ 
do»  jmMo»  dé  Jmdák  y  dé  Itrari. 

PALABRA  de  Jehová  que  ftié  á 
Oseas,  h^o  de  Beeri,  en  dias  de 
Ozías,  Joathan,  Ach&z,  y  Ezechlas, 
reyes  de  Judá,  y  en  dias  de  Jeroboam, 
hijo  de  Joas,  rey  de  Israel. 

9  £1  principio  de  la  palabra  de  Jehová 
con  Oseas.  Y  dito  Jehová  á  Oseas :  Ve, 
tómate  una  miger  ftnnlcaria,  é  hUos  de 
fornicaciones:  porque  la  tierra  te  dará  á 
fornicar  *  apartándote  de  Jehová. 

3  Fué  pues,  y  tomó  á  Oomer,  h^a  de 
Diblaim ;  la  cual  concibió,  y  le  pari  j 
un  hijo. 

4  Y  d^ole  Jehová :  Ponle  por  nombre 
Jezreel ;  porque  de  aquí  á  poco  yo  vi- 
sitaré las  sangres  de  JevreeU  sobre  la 
casa  de  Jehd,  y  haré  cesar  el  reino  de 
la  (Tasa  de  I&rael. 

5  Y  acaecerá,  oue  en  aquel  día  que- 
braré yo  el  arco  oe  Israel  en  el  valle  de 
Jcxrccl . 

6  Y  concibió  aun,  y  parió  una  hija,  y 
díjole  Diot :  Ponle  por  nombre  Lo-ru- 
hama  J :  porque  no  mas  tendré  miseri- 
cordia de  la  casa  de  Israel,  sino  que  los 
quitaré  «  del  todo. 

7  Mas  de  la  casa  de  Judá'  tendré  mi- 
sericordia, y  salvarélos  en  Jehová  su 
Dios  • ;  y  no  los  salvaré  con  arco  ni  con 
espada,  ni  con  batalla,  ni  con  caballos 
ni  caballeros. 

8  T  después  de  haber  destetado  Gomer 
k  Lo-ruhama,  concibió,  y  parió  un  hUo: 

9  Y  d^o  Diot :  Ponle  por  nombre  Lo- 
aranri  | ;  porque  Tosotros  no  «ow  mi  pue- 
blo, ni  vo  seré  vuestro. 

10  ^  Oon  todo  será  el  niimero  de  los 
hijoa  áe  Israel  como  la  arena  de  la  mar, 
que  ni  se  puede  medir  ni  contar.  Y  se- 
ta/, que  donde  se  les  ha  dicho,  Vosotros 
no  tott  mi  pueblo,  les  será  dicho :  Hijos 
del  Dios  viviente^. 

11  Y  los  hijos  de  JudA  y  de  Israel  se- 
rán congregados  en  uno  *,  y  levantarán 
para  sí  una  cabeza,  y  subinán  de  la  ti- 


erra:  porque  ei  dia  de  Jezreel  terá 

grande. 

CAPITULO  IL 

Diot  rteonvi'tu  tt  amentua  á  nt  paMoprot- 
tituido  en  la  iaoUttrí'a,  d  eavma  dé  la  cual 
le  vendrían  grande»  ealamidadé».  Sfat  iiu 
duefdo  deepoét  al  arrepentimiento,  tere  re- 
eoneMada  «m  Dio»,  y  ^ford  para  titmpt» 
loé  bUne»  de  tu  favor  y  mitericordia, 

DECID  á  vuestros  hermanos,  Am- 
ral  g,  y  á  vuestras  hermanas,  Ru- 
haroa  f . 

S  Y  Pleitead  con  vuestra  madre*,  plei- 
tead ;  porque  ella  no  e«  mi  mujer,  ni  yo 
su  marido  :  quite  pues  sus  fornicaciones 
de  su  rostro,  y  sus  adulterios  de  entre 
sus  pechos ; 

3  No  sea  que  yo  la  despoje  desnuda  b, 
y  la  haga  tonar  como  el  dia  en  que 
nació,  y  la  ponga  como  un  desierto  e, 
y  la  d^e  como  tierra  seca,  y  la  mate 
de  sed. 

4  Ni  tendré  misericordia  de  sus  hijot ; 
porque  ton  hijos  de  fbmicaclones. 

5  Porque  su  madre  íbmicói':  la  que 
loj  engendró  fué  avergonzada  ¡  porque 
dijo : '  lié  tras  mis  amantes,  que  me 
dan «  mi  pan  y  mi  agua,  mi  lana  y  mi 
Uno,  mi  aceite  y  mi  bebida. 

6  Por  tanto  hé  aquí  que  3ro  cerco/  tu 
camino  con  espinas ;  y  cercaré  oon  seto, 
y  no  hallará  sus  caminos. 

7  Y  seguirá  sus  amantes,  y  no  los  al- 
canzará; buscarálos,  y  no  los  hallará. 
Entonces  dirá:  Iré  y  volveréme^  á  mi 
primer  maiido;  porque  mejor  me  iba 
entonces  que  ahora. 

8  Y  ella  no  reconoció  que  yo  le  daba 
el  trigo,  y  el  vino,  y  el  aceite,  y  que  les 
muitiplioué  la  plata  y  el  oro  coa  fue  hi- 
cieron á  Baal. 

9  Por  tanto  yo  tomaré,  y  tomaré  mi 
trigo  á  su  tiempo,  y  mi  vino  á  su  sazón ; 
y  quitaré  mi  lana  y  mi  lino  que  lubia 
dado  para  cubrir  su  desnudez. 

10  V  ahora  descubriré  yo  su  locura 
delante  de  los  qjos  de  sus  amadores*,  y 
nadie  le  librará  de  mi  mano. 

11  Y  haré  cesar  todo  su  gozo,  sus  fies- 
tas, sus  nuevas  lunas,  y  sus  sábados,  y 
todas  sus  festividades. 

18  Y  h  .iré  talar  sus  vides  y  sus  higue- 
ras, de  que  ha  dicho:   Mi  salarlo  me 


I  ca^  7.  as. 
••is.iai2. 


"ver.  4. 
«Oap.ll.SS. 

J>lkt.M.U. 

>Gap.ll.81. 

'ver.  a. 


A,C. 
dr.  TBt. 


I  puebla 

mió. 
fmtteri. 

•  Is.  fio.  1. 


»J«r.l8.23. 
•  Bs.  19. 13. 


d  Is.  1. 21. 
Jer.  9.1,9. 

«Jer.41.17. 

/Job  19.  8. 
La.  8.  7,  .9. 


'Lne.l&18. 


A  Xs.  18.  S7. 

yaasft. 


^c^.m. 


osBAS,  m,  iT,  y. 


A,adr.ni^ 


i  Jim.  7. 96. 
bes.  10. 


Im^Aiior. 


•IÉ.S1.S. 

•  Jot.  9^.84. 

PZM.8.U. 
9  Gap.  1. 11. 


«-Cap.  !.•,•. 
«  Bo,  9. 26b 
1ML8.10. 


M  Morid». 

•Jar.  7. 18. 

»G«a.a8.18. 

18a.U.M. 


•  llL«.l,a. 


•OB,  «M  roa  han  dado  mto  amadnna. 
Y  MdocivAaa  4  vn  matorral»  y  laa  oo- 
marán  las  bestias  dal  campo. 

18  Y  vidtará  sobn  día  los  tiempos  de 
los  Baales,  á  los  ouales  incensaba;  y 
adonMUMMC  de  sus  xarcillos  7  de  s«is 
Joyeles,  é  Ibaae  tras  sus  amantas  oItí- 
dada  da  mi,  dioa  Jehorá. 

14  5  Kmpero  hé  aau(  que  to  la  indu- 
ciré, y  la  Ileraré  al  aasicxto',  y  hablaré 
isuooraxon. 

15  Y  daxále  sus  Tillas  das^e  allí,  y  el 
Talle  de  AobOri^  por  puerta  de  esperan- 
aa:  y  allí  cantar»  como  en  los  tiempos 
de  su  Juventud  <,  y  como  en  el  dia  de  su 
subida  de  la  tierra  de  Egipto. 

16  Y  seri,  que  en  aquel  tiempo,  dice 
JdtorA,  me  llamarás  Marido  ipio,  y 
nunca  mas  me  llamarás  Baali  |. 

17  Portiue  ottltaró  de  su  boca  los  nom- 
biet  de  loa  Baaks,  y  nunca  mas  serán 
mentados  por  sus  nombres  >■. 

18  Y  haré  por  ellos  concierto  en  aquel 
tiempo  con  las  bestias  del  campo,  y  con 
las  aves  del  cielo,  y  con  las  serpientes 
de  la  tierra :  y  quebraré  arco,  y  espada 
T  batalla  de  la  tierra»  y  harélos  dormir 
ieguroat 

fi  Y  te  desposaré*  conmigo  para  si- 
empre I  desposarte  be  connugo  en  Jna- 
ticia,  y  Juicio,  y  misericordia  y  misera- 


flD  Y  te  desppsavé  conmigo  en  fiát  y 
conocerás  á  JelioTá*. 
81  Y  será,  que  en  aqud  tiempo  rcs- 

Gndefé,  dice  Jehová,  yo  responderé  & 
I  cielos,  y  ellos  responderán  á  la  ti- 
erra^: 

88  Y  la  tierra  responderá  al  triso,  y  al 
▼ino,  y  al  aceite,  y  ellos  respoadeián  á 
/ezreel f . 

88  Y  sembraréla  para  mí  en  la  tiena, 
y  tendré  miaericcnrdia  de  Iio-rubama:  y 
diré  á  Lo-ammir:  Pueblo  mió*  td;  y 
él  dirá:  Diosmio. 

CAPITULO  III. 
Bedo  ta  áUforiü  df  tma  orfattcro,  apartaia 
i»  m  mmrido,  Wcn  qnt  anuida  dH  mUno, 
útumeiOMqu»  por  m«cáo  tiempo  ettará  el 
«mUo  át  íwrtM  dwatoJo^mn  «m  ai  eubo 
jM^rMtoMwMo.  ^^ 

YDÍJOME  otra  vez  JehoTá:  Ve,  y 
ama  una  mujer  amada  de  m  oom- 
S itero  I,  aunque  aídiiltera,  como  el  amor 
JeboTá  para  con  los  hijos  de  Israd ; 
los  cuales  n^ran  á  dioses  ágenos,  y  aman 
fiascos^  de  Tino. 

8  Oomitrélab  entdnoes  para  mi  per 
quince  dliwrM  de  pIaU,  y  un  homer  y 
medio  de  cebada; 

8  Y  díjele :  Td  estarás  por  mia  mu- 
chos diu :  no  fornicarás,  ni  tomarás  «frv 
Taron ;  ni  tampoco  yo  vendré  &  tí. 

4  Porque  mucho*  dias  estarán  los  h^os 
de  Israel  sin  rey,  y  sin  príncipe,  y  sin 
sacrlticio,  y  sin  estatua,  y  sin  ephod,  y 
sin  teraphim. 

6  Después  Tolrerán  los  h^os  de  Israel, 
y  buscarán  á  Jehová  su  Dios,  y  á  Darid 
su  rey ;  y  temerán  á  Jehová  y  á  su  bon- 
dad en  f»  fin  de  los  diás. 

CAPITULO  IV. 
Jeia  <NNi»a  tof  eaHito$  qm  dMeargarA 
lo»  ««6»  «i  mteUo  y  Um  aaemiatet  por  nu 
pteañoo  i  ideíaMiu. 

f\ID  palabra  de  JchoTá,  hUos  de  Is- 
v/  rací,  porque  JehoTá  pleitea  con  los 
moradores  de  la  tierra";  pwque  no  á«y 
Tcidad,  ni  miseiloanUa*  m  conodmianto 
de  Dioa  en  la  tierra. 

5  Perjurar,  y  mentir,  y  matar,  y  hur- 
tar, y  adulterar,  preralecienio,  y  sangres 
se  toofujron  oon  sangras. 


8  Por  lo  cual  aa  oplutaxá  la  ti«m,  1 
estenuaráae  todo  moniiar  de  día,  coa 
las  bestias  del  campo,  y  las  avaí  áA 
cielo ;  y  ana  los  peses  da  la  mar  n- 
Ueceráo. 

4  Ciertamente  hombre  no  oontieBtU, 
ni  reprenda  á  hombre ;  porque  ta  pue- 
blo M  como  los  que  lesislen  al 
deta^ 

5  Caerás  por  tanto  en  d  dia,  y  casii 
también  contigo  el  profieta  de  noefw,  y 
á  tu  madre  talaré. 

0  Mi  pueblo  filé  talada,  porque  hfiúté 
sahidum*.  Poique  td  desechaste  la  u- 
biduria,  yo  te  echaré  dd  sacerdodo;  7 
vmee  que  olvidaste  la  ley  de  tu  Dios,  taiB' 
bien  yo  me  olTidaré  de  tas  14)os. 

7  Confiarme  á  su  grandesa  así  peeann 
contra  mí:  trocaré  |ior  (aato  su  hoois 
en  aflrenta< 

8  Comen  del  pecado  «  de  raí  pueblo,  j 
en  tu  maldad  levantan  su  alma. 

9  Tal  pues  aera  d  pueblo  como  d  u 
cerdote/:  y  Tidtaré  stdwe  él  sus  csod 
nos,  V  pagaréle  conforme  á  sus  ebrss. 

10  Y  comoán,  mas  no  se  haitacáa ; 
fiomicarán,  mas  no  se  aumentarán :  par- 
que dq}aron  de  atender  á  Jehová. 

11  Fornicación,  y  Tino  ^,  y  mosto,  qd* 
tan  d  corazón, 

18  Mi  pueblo  á  su  madero  paagualaa, 
y  su  palo  le  responde:  porque  e^iMta 
de  fornicaciones  lo  enganS,  y  fcmicanm 
debiOo  de  sus  dioses. 

18  Sobre  los  cabezos  de  los  meolsi  «>• 
orificaron,  é  incensaron  sobie  los  co- 
llados, debí^  de  encinas,  y  álamos,  7 
olmos  A  que  tuTiesen  buena  sombra:  por 
tanto  vuestras  h^as  fornicarán,  y  add- 
tararán '  vueatras  nuaraa. 

14  No  visitaré  sobre  tuestxas  hUas  cu- 
ando fornicaren,  ni  sobre  vuestras  uñe- 
ras cuando  adulteraren;  porque  «Ucs 
ofrecen  con  las  rameras,  y  oou  las  malas 
mujeres  sacrifican :  por  tanto  d  pueblo 
sin  entendimiento  caerá. 

Ifi  Si  ünnleares  td,  Israd,  d  lo  awm 
DO  peque  Judá :  y  no  entid*  en  Gltal» 
ni  subáis  á  Beth-aven  |,  ni  Jurds,  Yi«e 
Jehová  *. 

10  Porque  conao  beeam  cerrera  le 
apartó  Ivad :  ¿  apacentarálos  ahora  Je- 
hová como  á  cameros  en  anchura  ? 

17  Efraim  es  dado  á  íddoa  j  déjalo. 

18  Su  beUda  se  corrompió ;  fbmieaina 
pertinazmento  ¡  sus  prínapes  amaron  Iss 
dádivas,  afirenta  de  áloe, 

19  Atóla  el  viento  en  sus  alas,  y  de  ns 
saorifidos  serán  avergonzadoa. 

CAPITULO  V. 
HaUa  eomtra  loe  paetone  <U  mmíIo  fat/»- 
roMMNMadtm  ■peira«<a.  Preot§ie' *^<^ 
eeurgo»  ti  aasMa,  f  «a  (a  d«a— cáaci—  o»  * 
ealémiíaH,  trae  la  euút  eoaoMnaa  M  pe- 
eado,  y  m  volnKoa  4  Dipe. 

SACERDOTES,  oid  esto;  y  estad 
atentos,  oasa  aa  Israd ;  y  oasa  dd 
rey,  escuchad:  pocqoe  á  vosotros  «•  d 
Juicio ;  pues  habds  sido  lazo  en  Ml^* 
y  red  eztendida  wbia  Tabor. 

8  Y  haciendo  vícUmas  han  ba)ada  bas- 
to el  profUadot  portantoyossr^lacor- 
leooi^n  de  todos  dios. 

8  Yo  oonozoo  á  Efraim,  é  Im*<<  "* 
me  ea  daaconocido:  poique  abena  ob 
Efrdm,  has  fondeado,  y  se  ha  eontaai- 
nado  Inad.  __ 

4  No  pondrán  sus  pontainlantni  aa 
volverse  á  su  IMoa,  porque  espirita  as 
fomicacicn*  o<<4  m  oMÍdlo  de  dios,  y 
no  oonoeen  á  Jehová. 

6  Y  la  soberbU  de  I«ad  le 
en  su  cara:  é  Israd  y  Bftataa  — r^  .. 
en  su  pecado;  tnipaíwrá  tambian  Jada 
eoqeUas. 


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Ladr.WL 


OSEAS,  VI,  Yn,  VIII. 


A.a«ir.Tio. 


'«.1 


duán  bmwmto  á  Mmü^  y  n»  1»  ha- 
lUrint ;  •Mi«ái»  4««nN.  

7  CoBtn  JehovÉ  pMvaflesioii,  porqns 
htJM  extnftM  han  ongt^drito;  ahen 
Im  defoiuA  «a  umb*  om  tos  hoadadn. 

8  Tocad  tMciaa  tn  Oabaa,  trompaU 
en  Kamá :  wniad  tambor  en  Beth<aTen : 
trw  ti.  oh  Baqjaaaln. 

9  Bfraim  aeíA  aaolado  rt  «Ua  del  om- 
ti|{D :  en  las  trUnH  d«  laiaal  hk»  oona- 
eerM<Terdad. 

10  Loe  principee  de  Jndá  fcenm  como 
loe  que  tiaenasan  m^joaeeif:  demmaré 
puM  lobia  ofloe,  como  agua,  mi  tn. 

11  ¥tM  Eftalm  Triado,  «nicbnnitado  an 
Juieio,  poaque  qniao  andar  en  pos  de 
mandamiantce  ji^^attee  •. 

U  Yo  pues  aeH  «orno  polilla  4  BftaiBi, 
jl  oooM»  oarooma  4  la  casa  de  Judá. 

18  V  verit  Efiralm  su  enfermedad,  y 
Jnd4  an  llaga :  ir4  entonces  Bflrahn  A 
Aisur,  j  enviará  al  nj  Jarab ;  mas  él 
no  os  podrá  sanar,  al  os  curará  la  llaga. 

14  Porque  70  aeri  como  león/  á  Efra- 
im,  y  come  cachorro  de  leoa  4  la  easa 
de  •Uid4 1  yo,  yo  arrebatavé,  f  andaré  { 
tomaré,  y  no  habrá  quien  liberte. 

15  Andaré,  y  tomaré  á  mi  lugar,  hasta 
que  conoxean  su  pecado,  y  busquen  mi 
rostro.  En  su  angustia  madrugarAa  á 
mlr. 

CAPITULO  VI. 

El  ffV«to  «Amío  á  ptriaátn  ampmUmi- 
mito.  XHo$  neomvimM  á  m  gmMo  por  mt 
dttbaltml  i  inUqwdadu, 

VENID,  y  Tolrámonos  á  JehoTá: 
que  él  arrebató,  y  nos  curará ;  bi- 
rlé, y  nos  «andará  •, 

8  Darános  vida  después  de  dos  días; 
al  tercero  dia  &  nos  vesueitart,  y  Tiviré- 
moa  delante  de  él. 

3  T  conoceremos,  proefguliémws  en 
conocer  á  Jehová:  como  el  alba  eMá 
aparcada  su  salida,  y  Tendrá  á  nosotros 
como  la  lluvia  «,  como  la  lluvia  tardía  y 
temprana  á  la  tierra. 

4  f  ¿  Qué  haré  á  tf.  Hflralm  ?  ¿  Qué 
haré  á  ti,  oh  Judá  ?  La  piedad  vuestra 
u  como  la  nube  de  la  maftana,  y  como 
d  rocío  que  de  madrugada  viene. 

5  Por  esta  causa  corw  con  los  profetas, 
con  las  palabras  de  mi  boea<  loe  maté ; 
para  que  tus  Juicios  ftuotn  como  lux  que 
•ale. 

6  Porque  misericordia  quise,  y  no  sa- 
criñcio ;  y  •  conocimiento  de  iMos  mas 
que  holocaustos/. 

7  Mas  ellos,  cual  hombre  común,  tras- 
pasaron él  pacto :  allí  prevaricaron  con- 
tra mí. 

8  Oahwdf,  ciudad  de  obradores  de 
iniquidad,  ensuciada  de  sangre. 

9  V  como  ladrones  que  es|ieran  á  aigmn 
hombre,  «wi  Junta  cw  sacerdotes  man- 
comunadaraenta  mata  en  el  camino*: 
porque  ponen  en  efecto  la  abominación. 

10  En  la  casa  de  Israel  he  visto  su- 
ciedad: allí  fomicé  BfMm,  se  conta- 
minó Israel. 

11  También  Judá  puso  en  ti  una  plan- 
ta, habiendo  yo  vuelto  la  cautividad  de 
mi  pueblo. 

CAPITULO  Vil. 

ProoígvM  tefifimnio  Va»  loMatii»  I  tíUUUriií 

€k  lot  di««  tributa  y  mt  e«utígo, 

ESTANDO  yo  curando  á  Israel,  des- 
cubrióse la  iniquidad  de  Eflraim,  y 
las  maldades  de  Smnaria ;  porque  obn- 
ron  ennfio :  y  viene  el  ladrón,  .y  el  sal- 
teadov  despega  de  ftiera, 

8  Y  no  dioen  «n  su  ooraaon  fue  tengo 
en  la  memoria  toda  su  maldad:  aheía 


rt  loa  redearta  sus  etaassf  delaata 
mí  están. 
8  Oon  su  maldad  alegxaa  al  My,  y  á  los 
prfaoipes  oon  sus  mentiras. 

4  Todos  ellaa  adiIIteros&;  «o»' -como 
homo  enoendldo  por  el  hornero,  ol  cual 
eesará  de  avivar  después  que  esté  hecha 
la  masa,  hasta  que  esté  leuda. 

5  El  dia  de  nuestro  rey «  los  principas 
le  hicieren  enfermar  con  vasos  da  vino : 
extendió  su  mano  con  los  escarnecedo- 
res. 

6  Porque  aplicaron  su  coraxon,  leme- 
lante  á  un  homo,  á  sus  artifleies  i  toda 
la  nocfaa<(  duerme  sa  hornero ;  á  la  ma- 
Bana  otlá  aquet  encendido  como  llanw 
de  fuego. 

7  Todos  ellos  arden  como  un  homo,  y 
devoraron  á  sus  jueces :  cayeron  todos 
sus  reyes :  no  hay  entre  ellos  quien  á  mí 
clame. 

8  Bfraim  se  envolvió  con  loe  pueblos ; 
Efraim  fué  torta*  no  vuelta. 

9  Oomieroa  extrallos  su  sustaucia,  y  él 
no  lo  sapo}  f  ana  va^ea  sa  ha  esparcido 
por  él,  jr  él  no  lo  entendió. 

10  T  la  soberbia  de  Israel  testlfloafá 
contra  él  en  su  cara  t  y  no  se  tomaron  á 
Jehová  su  Dios,  ni  lo  buscaron  c<ui  todo 
esto/. 

11  Y  ftié  Bfraim  como  paloma  In- 
cauta, sin  entendimiento  t  llamarán  á 
Egipto,  aetidirán  al  Asbrio'. 

18  Cuando  ftieren,  extenderé  sobre 
ellos  mi  red  * ;  hacerlos  he  caar  como 
aves  del  cielo ;  oastlgaiélos  oonfbrme  á 
lo  que  se  ha  oído  en  sus  congregacio- 
nes •. 

18  ¡  Ay  de  ellos,  porque  ae  apartaron 
de  mí !  destrucolon  som»  ellos,  porgue 
contra  mí  se  rebelaron:  yo  los  redimí,  y 
ellos  hablaron  contra  mí^mantiras. 

14  Y  no  clamaron  á  mí  oon  su-  caraaon 
cuando  aullaron  sobre  sus  camas  * :  para 
el  trigo  y  el  mosto  s«  congregaron ;  re- 
beláronse contra  mí. 

Ift  Y  yo  Im  cefif,  esforcé  sus  braaos,  y 
contra  mí  pensaron  maL 

16  Tomwronse,  mat  no  al  Altísimo; 
flieron  como  arco  engafloso':  cayeron 
sus  príncipes  á  cuchillo  por  la  soberbia 
de  su  lengua :  este  oerá  su  escarnio  en 
la  tierra  de  Egipto  "•. 

CAPITULO  VIII. 
PttffMaa  la  vonUa  dt  Im  Aotrioo  aaftrw  8» 
marta,  y  éarot  ea$Ugoo  «m  w  impomOftaa 
á  /iml  par  kakam  apanaio  do  la  eaaa  do 
David,  y  por  m  in^fiodad  i  idóiaMicu. 
Aniuteia  tamM«i»  la  rm»a  q*o  vondria  m> 
ir<  Uu  eiudadt»  do  Judá. 

PON  á  tu  boca  trompeta.  Vendrá  co- 
mo águila*  contra  la  casa  da  Je- 
hová, poique  traspasaron  mi  pacto,  y  so 
rebelaron  contra  mi  ley. 

S  A  míb  clamará  Israel :  Dios  mió,  te 
hemos  conocido. 

3  Israel  desamparó  el  bien:  enemigo 
lo  perseguirá. 

4  Ellos  hicieron  reyes,  mas  no  por 
míe:  constituyeron  príncipes,  mas  yo 
no  lo  supe:  de  su  plata  y  de  su  oro  hici- 
eron ídolos'  para  sí,  para  ser  talados. 

5  Tu  becerro,  oh  Samarla,  te  hixo 
al^i» ;  encondióse  mi  maaio  contra  ello«, 
hasta  que  no  pudieron  aUatuar  ino- 
eenoia. 

6  Porque  de  Israd  e«,  y  artífice  lo 
hiso,  que  no  as  Dios:  por  lo  que  en 
pedazos  será  deshecho  el  becerro  de 
samaiia. 

7  Porque  sembraron  viento,  y  torbe- 
llino erarán* :  ao  tendrán  mies,  ni  el 
fruto  hará  harina :  si  la  hiciere,  estra* 
fies  la  tragaiáa. 


•Pm.8.1 


»Jsr.9.1 


•Mar.*.». 


dm.9.1. 


«lBsy.U.8. 


/Ia».NL 


'SBey.U. 

W. 
IIT.4 

¡^  Xc.  9.  Í2. 

<BBor.l7* 


*  Job  as.  9. 

(8aL78.87. 
"la  80.1. 


•Dan.  38.4». 

Jer.  48.  40. 

Bs.  17. 8. 

Hab.  1. 8. 
»  Job  87. 9. 


•IBsy.ia. 

98. 

aitsy.U. 

18. 

7 17. 95. 
rfCap.i.8. 


•0a^6LU. 
6a.  8. 7,8. 


A.  g.  dr.  780. 


0SBA8, 12,  X,  XL 


A.&dr.M.| 


/J«r.  32.28. 

9.36b  8».  8, 
eto. 
J«r.2.ai 


*  Cap.  9. 8, 6. 
DML28.68. 


•  0»p.  a.  19. 


i  0«p.  8. 18. 
*Bbl.  18. 


d  Bi.  18.  8. 

ML  U.  11. 


'Joee. 19.22. 
C*p.  10.  9. 


/Den.  82. 10. 


fDeiLSLir. 
«  El.  27.  8. 

t-La.28.a». 


8  S«i¿,  tnnado  Itnel :   praato 
entre  las  gentes  como  \aao  en  que  no 
hay  contentamiento/.' 

9  Porque  elloa  •ubleron  á  Assur,  asno 
montes  y  paria  sí  solo :  Éfraim  con  sa- 
lario alquiló  amadores. 

10  Aunque  alquilen  á  las  gentes,  ahora 
las  juntaré  i  y  serán  un  poco  afligidos 
por  la  car|$a  del  rey  y  de  los  principes. 

11  Porque  multiplicó  Efndm  altares 
para  pecar,  tuvo  altares  para  pecar. 

12  Escribíle  las  grandezas  de  mi  ley,  y 
fíieron  tenidas  por  cosas  agena». 

13  En  los  sacrlñcios  de  mis  dones  sa- 
crifioaron  carne,  y  comieron:   no   los 

attiso  JehoT& :  ahora  cuando  se  acordará 
e  su  iniquidad,  y  visitará  su  pecado, 
ellos  se  tornarán  A  Egipto  *. 

14  Olvidó  pues  Israel  á  su  Hacedor,  y 
^fícó  templos,  y  Judá  multiplicó  ciu- 
dades ftiertes :  mas  yo  meteré  fuego  en 
•US  ciudades,  el  cual  devorará  sus  pa- 
lacios. 

CAPITULO  IX. 
Protiutu  el  mtamo  ar{|fimu«f«. 

NO  te  alegres,  oh  Israel,  hasta  saltar 
de  gozo  oomu  los  pueblos,  pues  has 
fornicado  apartándote  ele  tu  Dios ;  amas- 
te salario  a  de  ramera  por  todas  las  eras 
de  trigo. 

8  La  era  y  el  lagar  no  los  mantendrán ; 
les  fallará  el  mosto. 

a  No  quedarán  en  la  tierra  de  Jehová, 
sino  que  volverá  Eñraim  á  EgUjtoh.  y 
á  Asirla,  donde  comerán  vianda  in- 
munda c. 

4  No  derramarán  vino  á  Jehová,  ni  él 
tomará  con^^nto  en  sus  sacrificios :  co- 
mo pan  de  enlutados  lee  ierán  á  ellos : 
todos  los  que  comieren  de  él,  serán  in- 
mundos. Será  pues  «1  pan  de  ellos  para 
si  mismos,  no  entrará  en  la  casa  de 
Jehová. 

5  ¿  Qué  haréis  el  dia  de  la  solemnidad, 
y  el  dia  de  la  fiesta  de  Jehová  ? 

■  6  Porque  hé  aqui  se  Aieron  ellos  á 
causa  de  la  destrucción :  Egipto  los  re- 
cogerá. Memphis  los  enterrará:  espino 
poseerá  por  heredad  lo  deseable  de  su 
plata ;  ortiga  crecerá  en  sus  moradas. 

7  Vinieron  los  días  de  la  visitación, 
vinieron  los  ^as  de  la  paga :  conocerá/o 
Israel :  necio  el  profeta  tuyo,  insensato 
el  varón  de  espíritu  d  á  oausa  de  la  rauU 
titud  de  tu  maldad,  y  grande  odio. 

8  El  atalaya  de  hftaim  para  con  mi 
Dios,  et  á  saber,  el  profieta,  ee  lazo  de 
cazador  en  todos  sus  caminos,  odio  en 
la  casa  de  su  Dios. 

9  Llegaron  al  jirofiíndo,  corrompié- 
ronse, como  en  los  dias  de  Gabaa«: 
ahora  se  acordará  de  su  iniquidad,  vi- 
sitará su  pecado. 

10  Gomo  uvas  en  el  desierto  hallé  4 
Israel/ :  como  la  fruta  temprana  de  la 
higuera  en  su  principio  vi  á  vuestros 
padres.  Ellos  entraron  á  Baal-peor,  v 
se  apartaron  para  vergüenza*  é  hidé- 
ronse  abominables  como  aquello  que 
amaron. 

11  Eflraim,  cual  ave  volará  su  gloria 
desde  el  nacimiento,  aun  desde  el  vien» 
tie,  y  desde  concepción. 

18  T  si  llegaren  á  grandes  sus  h^joa, 
quitarélos  de  entre  los  hombres :  porque 
¡  Ay  de  ellos  también,  cuando  de  ^os 
me  apartare' ! 

18  Éfiraim,  s^un  veo,  ee  temijanie  á 
Tiro  A,  asentada  en  lugar  delicioso :  mas 
Efraim  sacará  sus  hUos  al  matador. 

14  Dales,  oh  Jehová,  lo  que  ks  has  de 
dar :  dálm  matriz  expeliente,  y  enjutos 
pechos!. 

15  Toda  la  maldad  de  ellos  fué  en 


tíilgal :  alli  pues  les  tomé  avtnioR  poi 
la  malicia  de  sus  obras :  ccbaiélot  de 


mi  casa ;  no  los  amaré  mas ;  todos  sus 
prineipes  ton  desleales.  - 

10  Efiraim  fué  herido,  secóse  «u  cepa, 
no  hará  mas  finito :  aunque  engendm, 
yo  mataré  lo  deseable  de  su  vientre. 

17  Mi  Dios  loa  deseohará,  porqae  elloi 
no  le  oyeron ;  y  andarán  enantes  eatn 
las  gentes*. 

CAPITULO  X. 
Proiigue  d  nUamo  argumento. 

TTIS  Israel  una  firondosa  vlBa,  haá> 
-u  endo  fruto  para  sí :  oonfbnne  á  la 
multiplicación  de  su  fruto  maltiiilk¿ 
altares  a ;  conforme  á  la  bondad  de  m 
tierra  aumentaron  sus  estatuas. 

8  DlTidióae  tu  corazón.  Ahora  cerin 
hallados  culpables :  él  quebrántala  sni 
altare»,  asolará  sos  estatuas. 

8  Poique  dirán  ahora:  No  taKom 
'BJ/  porque  no  tamimos  á  Jehová :  e  ; 
qué  harta  el  rey  por  nosotros  ? 

4  Han  hablado  palabras  Jurando  en 
vano  al  hacer  alianza :  por  tanto  el  ju- 
icio floreoeri  como  i^eiijo  en  los  surcos 
del  campo. 

6  Por  las  becerras  de  Beth-aven  se- 
rán atemorizados  los  moradores  de  Sa- 
marla b:  porque  su  pueblo  laméntala  i 
causa  del  becerrOf  y  sus  sacerdotes  que 
en  él  se  regocUaban  por  su  gloria,  la 
cual  será  disipada. 

6  Y  aun  s«rá  él  llevado  á  AsMa  en 
presente  d  rev  Jareb :  Eftaim  será  aver- 
gonzado, é  Israel  será  confuso  de  n 
conste. 

7  De  Samarla  fué  cortado  su  rey  cooao 
la  espuma  sobre  la  superficie  de  lai 
aguas. 

8  Y  los  altares  de  Aven  seián  deitnii' 
dos,  el  pecado  de  Israel :  crecerá  cobre 
sus  altares  ««IPlno  y  cardo'.  Y  diráa  4 
los  montes :  Cubridnos* :  y  4  los  colla- 
dos. Caed  sobre  nosotroa. 

9  Desde  los  dias  de  Gabaa  has  pecado, 
oh  Israel/:  allí  estuvieron;  no  kM  to- 
mó la  batalla'  en  Oabaa  oontra  los 
inicuos. 

10  Y  los  castigaré  como  deseo :  y  jnc- 
blos  se  Juntarán  sobre  ellos  cuando  tenin 
atados  en  sus  dos  surcos. 

11  Efraim  es  becerra  domada,  ama- 
dora del  trillar;  mas  yo  pasare  sobre 
su  lozana  cerviz :  vo  haré  llevar  j/ago 
á  Efraim,  wará  JudÁ,  quebrará  tas  ter- 
rones Jaeob. 

18  Sembrad  para  vosotros  en  justicia, 
segad  para  vosotros  en  misericordia*; 
arad  para  vosotros  barbecho':  poique 
et  el  tiempo  de  buscar  á  Jehová,  hasta 
que  v«nga  y  os  enseñe  justicia. 

18  Habéis  arado  inuiiedad,  sajasteis 
iniquidad  * :  oomeréis  fruto  de  mentin : 
porque  confiaste  en  tu  camino,  en  la 
multitud  de  tus  fuertes. 

14  Por  tanto  en  tus  pueblos  se  levan- 
tará alboroto,  y  todas  tus  fortalezas  se- 
rán destruidas,  como  destruyó  Salman  i 
Beth-arbel  el  dia  de  la  batalla :  la  naa- 
dre  filé  arrq)ada  sobre  los  hiioa '. 

15  Así  hará  4  vosotros  Beth-d  por  la 
maldad  de  vuestra  maldad:  en  la  nu- 
flana  será  del  todo  cortado  el  ny  de 
Israel. 

CAPITULO  XI. 
Amor  « tierna  tMeitnd  i»  IHm  f'**'*  ** 
jMMMo  leradt  al  ««m  m  Wm  O''*'*!'"*'? 
tú  itigratitud  V  por  tut  maUaáet,  rraoHi 
no  obutánU  rottoBíecerU  par  mn  ^tao  ét  M 
minrieoráia. 

CUANDO  Israel  era  muchacho,  yo 
lo  amé,  y  de  Egipto  llamé  á  ni 
hUo«. 


e. 


tCli^il 


•j«.i| 


JlK.1 


•  ;«r.ifc 


tJob<.l 
Pr.&t 


<(i»9lll> 


A.  C.  dr.'TSS. 


OSEAS,  xn,  xm,  xiv. 


A.  Coir.  fSS. 


*  Cap.  la  6. 


«]bl.8.«- 

4  Jod  S.  !«• 

« b.  eo.  8. 


•  Cú>.  5.  18. 
1-7.11. 


'/ 

'Gen.  82. 24, 
■te. 
tCSea.8S.13, 

y8&9.1A- 


Zjm:.  11.  I»> 
Zac.  14.16. 


C»p.  6.  8. 

AJBM4.4. 


-  S  OHnp  lo»  Uaiaaban  lo»  pn|/W«w,  así 
ello*  M  iban  de  to  pseienola:  á  los 
Baales  lacriñeaban,  y  &  laa  esculturas 
ofreeian  sah«merim. 

3  Yo  con  todo  eso  gniaba  en  pUs  al 
mismo  Efiraim,  tomandtries  de  sus  hra. 
«>•;  7  no  conocieron  qne  yo  los  cui- 
daba. 

4  Con  cuerdas  humanas  los  traje,  coa 
cuerdas  de  amor :  y  fui  para  ellos  como 
los  que  alean  el  Tugo  de  sobre  sus  me* 
Jfllas ;  y  llegué  bAcia  él  la  comida. 

ft  No  tomaiA  k  tierra  de  Egipto,  antes 
el  mismo  Assnr  seíA  su  rey,  porque  no 
se  <raisieron  convertir. 

6  Y  ca«r4  espada  sobre  sus  ciudades, 
y  consumirá  sus  aldeas ;  oonsumiráles  á 
causti  de  sus  cona«os  h. 

7  Entretanto  esta  mi  pueblo  adherido 
á  la  rebeUon  contra  mí:  aunque  lo  lia. 
man  al  Altisfano,  ninguno  absoluta- 
mente quiete  ensalzarfe. 

8  ¿  Cómo  tengo  de  d^arte,  oh  Efraim  ? 
¿  He  de  entregarte  yo,  Isnei  ?  ¿  Gamo 
podré  yo  hacerte  como  á  Adraa,  ni  po- 
nerte como  A  Zeboim  ?  MI  corazón  se 
reTuelve  dentro  de  mí,  iníUunanse  todas 
mis  connñseraciones. 

9  No  qeeutaré  el  ftiror  de  mi  Ira ;  no 
▼olTeré  para  destruir  á  Efkaim :  porque 
Dios  toy,  j  no  hombre «,  el  Santo  en 
medio  de  ti :  y  no  entraré  en  la  ciudad. 

10  En  pos  de  JriiovA  caminar&n:  él 
bramará*  como  león;  cual  león  rugirá 
él  de  cierto,  y  los  h^jos  se  moverán  azo- 
rados  del  Occidente. 

11  Como  ave  se  moverán  velozmente 
de  Egipto,  y  de  la  tierra  de  Asirla*  ce 
mo  paloma;  y  pondrélos  en  sus  casas, 
dice  Jehová. 

CAPITULO  XII. 
Siatu  reJMendote  la  ingratttud  det  fmM>  á 
lof  hendleioi  recibidos,  por  la  euat  Hria 
autígatfo,  y  reiíirau  la  pronusa  de  *«  ru- 
taHeeimienlo. 

CERGUME  Efiraim  con  mentira,  y 
la  casa  de  Israel  con  engaño.  Mas 
Judá  aun  domina  con  Dios,  y  es  ñel 
con  los  santos. 

5  Efraim  se  apacienta  del  viento,  y 
sigue  al  solano :  mentira  y  destrucción 
aumenta  continuamente)  porque  hici- 
eron alianza  cod  los  Asirles*,  y  aceite 
se  lleva  á  Egipto. 

8  Pleito  tiene  Jehfvá  con  Judá  para 
visitar  á  Jacob  conforme  á  sus  caminos : 
pagarále  conforme  á  sus  obras. 

4  En  el  vientre  tomó  por  el  caloafiar  á 
so  hermano  i,  y  con  su  mrtaleza  venció  || 
al  ángel  c. 

5  Venció  al  ángel,  y  prevaleció :  lloró, 
y  xooóle:  en  Beth-el  le  halló',  y  allí 
habló  con  nosotros. 

6  Mas  Jehová  tt  Dios  de  los  ejércitos ; 
Jehová  ev su  memorial. 

7  Td  pues  conviértete  á  tu  Dios :  gn. 
arda  misericordia  y  juicio,  y  en  tu  IMos 
espera  siempre. 

8  ^  B$  Sfraim  mercader  que  tiene  en 
so  mano  peso  falso,  amador  de  opresión. 

9  T  d^o  Efraim:  Ciertamente  yo  he 
enriquecido',  hallado  he  riquezas  para 
mi:  nadie  hallará  en  mí  Iniquidad  ni 
pecado  en  todos  mis  trabajos. 

10  Empero  yo  joy  Jeliová  tu  Dios  desde 
la  tierra  de  Egipío/;  aun  te  haré  mo- 
rar  en  tiendas,  como  en  los  dias  de  la 
fiesta  f. 

11  Y  hablado  he  á  los  profetas,  y  yo 
aumenté  la  profecía,  y  por  vcuMat  de  los 
profetas  puse  semejanzas. 

18  i  No  e»  Oalaad  iniquidad  A?  Ciar, 
tasnente  vanidad  han  sido:  en  Oilgal' 
saciificanm  bueyes ;  y  aun  son  sos  al- 


tares  como  m<mtones  en  los  surcos  del 
oamoD. 

18  Af  as  Jacob  huyó  á  la  tierra  de  A- 
ram,  y  sirvió  Israel  por  tu  mi^er,  y  por 
tu  mi\)er  ftié  pastor. 

14  Y  por  profeta  hizo  subir  Jehová  á 
Israel  de  Eiglpio,  y  por  profeta  fué  gu- 
ardado. 

15  Enojado  ha  Efraini  á  lAot  con 
amarguras ;  por  taftto  sus  sangres  se 
derramarán  sobre  él,  y  su  Sefior  le  pa- 
gara  su  oprobio. 

CAPITULO  XIII. 

Proñgwé  en  el  miemo  propónto,  eon  provum 
del  rernedio  á  tamioe  ealamidadee,  amtque 
anu»eiando  la  ruina  y  cuolanUento  que 
por  «H  rebeUon  vendría  eobre  Sameuria  y 
hdo  á  reino  de  lerael. 

CUANDO  Efraim  hablaba,  todot  te- 
ntan  temor:  toé  ensalzado  en  Is- 
rael ;  mas  pecó  en  Baal.  y  murió. 

8  Y  ahora  afJadleron  á  su  pecado,  y  de 
su  plata  se  han  hecho,  según  su  enten- 
dimiento, estatuas  de  runcScion  i  ídolos, 
todo  obra  de  artíñces*  aoerca  de  los 
cuales  dicen  á  los  hombres  que  sacrifí* 
can,  que  •  besen  los  becerros. 

3  Por  tattto  serán  oomo  la  niebla  de  la 
mañana,  y'  como  el  rocío  de  la  madru- 
gada que  se  púa;  como  el  tamo  que  la 
tempestad  arroja  de  la  erab,  y  como  el 
humo  que  de  la  chimenea  sale. 

4  Mas  ya  em  Jehová  tu  Dios  desde  la 
tierra  de  Egipto*:  no  conócelas  pues 
otro  dios  ftiera  de  mi,  ni  otro  salvador 
sino  á  mí<'. 

A  Yo  te  conocí  en  el  desierto,  en  tienra 
seca*. 

6  En  sus  pastos  se  hartaron ;  harta- 
ronse,  y  ensoberbecióse  su  corazón :  por 
esta  causa  se  olvidaron  de  mí. 

7  Por  tanto  yo  seré  para  dios  como 
león ;  oomo  un  leopardo  en  el  camino 
lot  espiaré. 

8  Como  oso  qne  ha  perdido  los  h^os 
los  encontraré,  y  romperé  las  telas  de  su 
corazón,  y  allí  los  devoraré  como  león : 
bestia  del  campo  los  despedazará. 

9  Echóte  á  perder,  oh  Israel,  tu  ido- 
latría ;  mas  en  mí  etlA  tu  ayuda. 

10  i  Dónde  está  tu  re]r/,  para  que  te 
guarde  con  todas  tus  ciudades  ?  <>  Y 
dónde  tus  jueces,  de  los  cuales  dijiste : 
Dame  rey  y  príncipes  ? 

11  Dite  rey  en  mi  f\iror',  y  quitólo  en 
mi  ira  K 

18  Atada  ettá  la  maldad  de  Efraim ' ; 
su  pecada  está  guardado. 

13  Dolores  de  mujer  de  parto  le  ven- 
drán :  es  un  hijo  ignorante,  que  de  otra 
manera  no  estuviera  tanto  tiempo  en  el 
rompimiento  de  los  hijos. 

14  De  la  mano  del  sepulcro  los  redi- 
miré, librarélos*  de  la  muerte.  Oh 
muerte,  yo  seré  tu  muerte;  y  seré  tu 
destrucción,  oh  sepulcro ;  arrepentimi» 
enlo  será  escondido  de  mis  ojos  <. 

16  Aunque  él  fructificará  entre  las  her- 
manos, vendrá  el  solano  ">,  viento  de  Je- 
hová, subiendo  de  la  parte  del  desierto, 
y  secarse  ha  su  vena,  y  secaráse  su  ma- 
nadero: é\  saqueará  el  tesoro  de  todas 
las  preciosas  alhajas. 

18  Samarla  seirá  asolada,  porque  se 
rebeló  contra  su  Dios :  caerán  á  cuchi- 
llo; sus  nlik»  serán  estrellados,  y  sus 
preiladas  sarán  abiertas  ». 

CAPITULO  XIV. 
£1  Be9ier  eiAarta  á  lu  pueíifo  á  que  te  con- 
vierta, y  le  promete  grandee  omims. 

CONVIÉRTETE,  oh  Israel,  á  Je- 
hová  tu  Dios;  poique  por  tu  pecado 
has  caldo. 


'iney.19. 

18. 


6DS.X85. 

•Gsp.U.lO. 
é  Is.  48. 11. 

*  Den.  8. 15. 


/Cap.  8.10. 


0 1  Sa.  8. 7. 
Ik  Cap.  10. 15. 
i  Job  14. 17. 


(  Ro.  11. 99. 
o  Bs.  19.19; 


•  2  Bar.  8. 
12. 

yl8.1«. 
1.18. 


A.A'^bwm. 


joeshI.il 


A.ft«h;m 


A.  a 

dr.  800. 


JneaCS. 
y  7. 12. 
rnx80.tf. 

«IílS.«L 


«BákS.17, 
U. 


'b.H.lL 


/Oftp.a:15. 


T«rtÍM 4  Jeiwvá,  y  deddte:  Q«iU  tod» 
lai<iuidad,  y  aMfU  d  liten  i  y  darémM 
IxeeiT—  de  naestroa  labiot «. 

8  No  no«  libnrA  Ahut^;  no  rablsé» 
ams  MtMBe  cabaUot.  ni  nunca  mas  dtané- 
DMM  á  la  obra  da  nucftna  mamw^dtowt 
noattroa:  porque  en  ti  el  hváifimo  al* 
eanaaiá  mMenoonUa. 

4  To  madMnaré  en  rebelión,  amaváloe 
de  Tolvatad:  poiqíie  mi  foror  M  apartó 
deelloe. 

ft  Yo  §eré  4  Itrael  como  rocío;  él  flo> 
ieoeF4  como  lirio,  y  estenderi  sus  raices 
eomoel  Líbano. 

O  Bitcndetse  han  sos  ramea,  y  será  sa 


la  de  la  tikrm*,  j 
ño  el  Libane< 

7  VolTerán,  y  se  senlarAa  h^  de  sn 
sombra:  serán  TiTificadoe  cerne  trifo,  y 
floiaeeiáa  come  la  vid:  ra  olor,  coaae 
de  Tino  del  Lflieno. 

8  Eflralm  dirá  «nlteces:  ¿QM  naas 
tendvé  ya  con  los  Ídolos  ?  Yo  lo  oivé, 
y  miraré;  yo  soé  á  él  oouo  la  haya 
verde:  prscedHrfs  de  mi  seíA  hallado  ta 
fruto  «. 

9  ¿  Quién  es  sabio  para  que  entienda 
esto/:  y  prudente,  para  que  lo  sepa? 
Porque  los  caminos  de  Jehorá  eon  de- 
rechos, y  los  Instes  andaiAn  por 

los  lebclaas  en  dloe  eaeiia^. 


•M.B.L 

401.4.11. 

1 


LA  PROFECÍA  DE  JOEL. 


CAPITULO  I. 
«  fraedf  eaUmUdai  da  snnls  f 
kamhrt,  y  dMtrecciaa  4f  Im  fiíUoi  d»  fa 


tioHwctí  f  mdurta  al 
pacUo  y  taeerdtlm  á  fu»  w  rtmmam  ca  le 


tata  dm  BiHar,  á  imyurar  tumimrieardia 

PALABRA  de  JehoT4  que  fué  á  Joel, 
h^o  de  Petuel. 
8  Oíd  esto,  viejos  I  y  escuchad,  todos 
los  mocadores  de  la  tienra.   ¿  Ha  acon- 
tecido esto  en  vuestros  dias,  é  en  los 
dias  de  vuertros  padres  ? 


8  De  esto  contaréis  á  vueetros  hiJes,  y 
Tuesties  hijos  4  sos  hUos,  y  sus  hiJoe  4 
la  otra  generación. 


4  Lo  que  quedó  de  la  oiiifa  comió  la 
langosta,  y  lo  que  quedó  de  la  langosta 
comió  el  pulgón  ¡  y  el  revoltón  comió  lo 
que  del  pulgón  habia  quedado. 

A  Desoertad,  bonadios,  y  llorad ;  au> 
liad  todos  los  que  bebéis  vino,  á  oauaa 
del  mosto,  porque  os  es  quitado  de  vu- 
estra boca. 

6  Poique  gente  subió  4  mi  tierra,  fu- 
erte*, y  sin  ndmero;  sus  dientes,  men" 
tas  de  Icón,  y  sus  muelas,  de  leen. 

7  Asoló  mi  vidk,  v  deseortesó  mi  hi- 
güera:  del  todo  la  desnudó,  y  derribó; 
•US  ramas  quedaron  blanoas. 

8  Llera  tii  oomo  nuf}§r  moxa,  vestida 
de  saco,  por  el  marido  de  su  juventud. 

O  Peradó  el  Presente  y  la  libación  de 
la  casa  de  Jebov4:  los  sacerdotes  mlnis» 
troe  de  Jehov4  hicienm  luto. 

10  El  campo  flié  destruido,  enlutóse  la 
tienra;  pmque  el  trigo  f^  destruido,  se 
•eco  el  mosto,  perdiMe  el  aceite. 

11  ConAindioa,  labradores,  aullad,  vi. 
fieros,  por  el  tilKO  y  la  cebada;  porque 
M  perdió  la  mies  del  oampo. 

18  Secóse  la  vid,  y  pereció*  la  higuera, 
d  granado  tamUen,  la  palma,  y  el  man. 
sano;  sea4ronw  todos  los  4rb<ries  del 
campo ;  por  k»  cual  te  secó  el  goeo  de 
los  hitos  de  los  hombres  if. 

18  CeiUca«  y  lamentad,  sacerdotes; 
aullad,  ministros  del  altar ;  venid,  dor- 
mid  en  saces,  ministros  de  mi  Dlosi 

Krque  quitado  ee  de  la  casa  de  vuestro 
os  el  presente  y  la  libación. 

14  Pn^onad  eyimo/,  llmoed  4  congre- 
gación; congreiad  loe  anciaocs  y  todos 
Ms  moredoeea  oe  la  tienm  en  la  casa  de 
Jdhov4  vuestro  Dloe,  y  «lamad  4  Je- 
ho«4. 

16  I  Ay  del  día !  porque  cercano  siM  el 
día  oe  Jehov4,  y  vcndr4  oomo  destruc- 
ción hecha  par  todo  poderoso. 

U  ¿  No  es  quitado  el  niaatenlmtente 
de  ddante  de  nucstn»  q)ea,  la  alegiia  y 
el  phMcr  de  la  casa  de  nuestro  IMoe  i 


porque 


las 


17  EL  grano  se  pudrió  debejo  de 
terrones,  los  bastimentos  ftieron 
dos,  los  alfi>Ues  desliuldus ; 
secó  el  triso. 

18  ¡  Cnanto  gimieron  las  hasties  !  ¡  c«- 
en  tnrbedos  anduvieron  loe  hatos  de  loe 
bueyes,  porque  no  tuvieron  pastos  1  ti 
bien  fbaton  asolados  les  rroafioe  de 
ovejas. 

19  A  tí,  oh  Jehov4,  clamaré :  porque 
Ambo  ooosumió  los  pastos/  del  deaiarto, 
y  ñama  abrasó  todos  los  4ebolea  del 
cempo. 

90  Las  hrsHiS  del  eampo 
tamUen  4  tíA,  pocoue 
arroyos  de  las  aguast,  y  fneg»  oonenmkt 
las  praderías  del  desierto. 

CAPITULO  IL 
JhtrOm  d  jN'aMa  la  calamidad  qm 
sote  al  jmmQo,  y  eékértata  «luvat 
porto  (W  ftior  4  «mladaro  ar 
y  4  9«M  mmíduf  ladocvida»  , 

MTIdOniSa.    /VOSMH  MMOC  0M1MS 

y  mpiritiudm  cm  e>— «lawria  4  am 
tmfo»  rmidma*  cirdm  mIms, 
cMoalot  d*  «en»  dmvmknid 


tee». 


TOCAD 
gonad 


trompetea  en 


Slon,  j 
mi  santo  monlet 
loe  moradores  de  la 
porque  viene  el  dia  de  Jdiov4k, 
est4oeroano. 

8  Dta  de  tiaiebles  v  de  obsenridad*. 
día  de  nube  y  de  sonima,  que  eofai*  loe 
montes  se  denrama  como  el  albn:  na 
pueblo  grande  y  flieite;  nnnea  deede  d 
prindeio  del  sislo  ftié  semqiante,  ni 
pues  oe  él  sen  Jam4s  en  aftas  de 
radon  y  generadon. 

8  Delante  de  él  oonsumtaA  Amm,  y 
tras  de  él  alirasar4  llama :  como  el  h«. 
erlade  Edan'ectd  fai  tlana  delante  de 
él,  y  detrás  de  él  cerne  desierto  asolado; 
ni  tampoco  h^r4  quien  de  él  escape. 

4  Su  parecer,  como  peiccer  de  en. 
bellos ;  y  como  gente  de  4  oeballo 


•US.  i 

Bd-lüB,' 

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«ISbO.! 


6  Ocmo  «OM  estruendo  de  .. 
terán  sobre  les  oumtaes  de  los 
oomo  sonido  de  llama  de  fttege  que 
sume  Yu^uuem,  come  ftiñtr  ~ 
apare)ado  para  la  batalla. 

0  Dielanle  de  él  temerán  lea 
pcndrÉnse  mustios  todos  lea  seml 

7  Oonio  valientes  eenwén,  coi 
brss  de  guerra  sttMr4n  la  muralln;  y 
cada  eualM  en  sus  eemlnns,  y  no  tor- 
cerán Mis  sondes. 

8  Ninguno  Bpeetar4  4  sa  cempeftexe, 
cada  uno  ir4  per  su  eeneíai  y  aan  ««»- 
yendo  sobre  la  espeda  o»  se  hamm. 

9  Isánnorla    ' 


.s.m 


A.CL^|rp«QÍ. 


iovi^m. 


A'IK^.W, 


Ap.  ••  V» 

4  8a1.84.18. 

y  61. 17. 

la.  «e.a- 
tKx.  M.«> 

Sal,  86^  S. 

Job»  4.  8. 

¿AXDMftOS. 

Joña  S.  V. 

Boph.S^S* 

lOp.  1.  9. 


>SOr.9(UB- 


•  fl«L4S.40i 

y  7».  lO. 

7 116.  9. 

ki.  7.  l(k 
r  Km.  1. 14. 


«IÍL41.M. 

Sae.  10.  7. 

iorde/M»' 
•■Dea.  11.14. 


«ver.  11. 


iIbch.9J«k 
■ISl. 
•;iiee.7.8ft> 


mamt  mnUté»  por  las 
por  1m  Tcntanas  4  m 


manarm  de  ladv»» 


10  Delante  de  él  temblaiA  la  ticnra»  M 
ettxeinaoeráii  lo*  cielos )  0I  uA  j\*  iwM 
•e  occureonén»  j  las  estudias  xetraedui 
su  Tesplandor/. 

11  T  Jehoi»  dar&  su  tos  delante  de 
sa  ejército;  porque  muchos  son  sus  rea> 
les  7  füerteSj  que  ponen  en  efteto  su 

S labra :  porque  grande  «f  el  dta  de  Je> 
v4, 7  muy  tendWa  t  ¿  y  quién  <o  podiá 
sufrir^? 

IS  Y  Por  eso  tmes  ahora,  dice  Jehová, 
convertios  i  mí  con  todo  vuestio  cora- 
zón, con  ayuno,  j  lloR>,  7  llanto. 

18  Y  lacerad  vuestro  corazón  *,  7  no 
vuestros  vestidos ;  7  convertios  4  JenQv4 
vuestro  Dios:  penque  misericordioso  es 
7  clónente  ',  taiido  para  la  ira,  7  grande 
en  miseriooniia,  ?  que  se  arrepiente  del 
castigo. 

14  ¿Quién  sabe  ti  se  volverá  7  apia- 
dará*, 7  dejará  bendición  tras  de  ^1, 
Presente  7  libación'  para  Jehov4  Dios 
vuestro? 

15  Tocad  trómpete  en  Sion»,  prego- 
nad  ayuno,  llamad  4  congregación : 

16  Reunid  el  pueblo,  santificad  la  re- 
unión, juntad  los  vi^os,  congregad  los 
niños»,  7  los  que  maman:  salga  de  su 
oámaxa  el  novio,  7  de  su  t«lanM>  la 
novia. 

17  Bntre  la  entrada  7  el  altar  lloroi 
los  sacerdotes,  ministros  de  Jebová,  7 
digan :  Perdona,  oh  Jeho^á,  4  tu  pue- 
blo, 7  no  pongas  en  oprobio  tu  heredad, 
pan  que  las  gentes  se  emeitoreen  de 
ella.  ¿  Por  qué  han  de  decir  «ntie  los 
pueblos.  Dónde  está  su  Dios  •  ? 

18  Y  Jehová  zelaiá  su  tierraj»,  7  per. 
donará  á  su  pueblo. 

19  Y  nnmonderá  Jehová,  7  dirá  á  su 
pueblo:  Hié  aquí  que  70  os  envió  pan, 
7  mosto,  7  aceite,  7  seréis  saciados  de 
ellos ;  7  nunca  mas  os  pondré  ep  opro- 
túo  entre  las  gentes. 

80  Y  haré  aldar  de  vosotros  al  Aqui- 
lonal, 7  echarélo  en  la  tierra  seca  7 
dederta:  su  fiuc  será  hacia  d  mar  ori- 
entel,  7  su  fin  al  mar  ocddentel ;  7 
expiara  su  hedor,  7  subirá  su  podri- 
cloujporque  hizo  grandes  cosas. 

81  Tiemi«  no  temas ;  alégrate  7  gen- 
te :  porque  Jehová  ha  de  hacer  grandes 
cosas. 

ÍB  animales  del  campo,  no  temáis; 
porque  los  pastos  del  desierto  reverde- 
cerán, poroue  los  árboles  llevarán  su 
firuto,  la  higuera  7  la  vid  darte  sus 
^tos. 

23  Vosotros  también,  hijos  de  Sion, 
alegraos  7  gózaos  en  Jehová  vuestro 
Dios  9;  porque  os  ha  dado  la  primeva 
lluvial  iirregladamente,  7  hará  descen- 
der sobre  vosotros  lluvia  temprana  7 
tardía  r  eamo  al  principio. 

84  Y  las  eras  se  henchirán  de  trigo,  7 
los  laxares  rebosarán  de  vino  7  aceite. 

S9  Y  os  restituirá  los  aiVos  que  comió 
la  oruga,  la  langosta,  el  pulgón,  7  el 
revolton ;  mi  grande  ejército  que  •  envié 
contra  vosotros. 

SS  Y  comeréis  hasta  saciaros*  y  alaba- 
réis el  nombre  da  Jehová  vuestro  Dios, 
ti  9ual  hizo  maravillas  oon  vosotros: 
j  nunca  Jainá*  M^  nU  pueblo  avergon- 
«ado.' 

97  T  oonooeréls  que  en  medio  de  Is- 
leael  etlcj/  jpo,  y  que  jro  tog/  Jehová  vu- 
estro  Dios,  7  no  Hay  otro :  7  mi  puahlo 
nunca  JanU*  *^  avaigonzado. 

88  5  ■  *^  V**  después  de  esto  (,  der- 
nunaré  mi  Espfritu  »  sobre  toda  carne* 
j  prof^Üsacáu  vuestros  hi^os  y  vuestras 


MJas;  vmfStroa.Tldlas  seftscin  saefto», 
y  vuestros  mane^Mis  Tasan  visiones. 

89  Y  aun  taosbien  sobre  los  siervos  y 
sobre  las  siervas  derramaré  mi  Espíritu 
en  aquellos  dias. 

80  Y  dará  prodigios  en  «1  cielo*  y  en 
la  tierra,  sangre»  y  ftwgo^.y  «<dunnas 
de  humo. 

81  SI  S9I  se  tomará  en  tinieblas,  y  la 
luna  en  sangre,  antes  que  venga  él  dia 
grande  y  espantoso  de  Jehová. 

88  T  será,  que  eualquiera  que  invocare 
el  nombre  de  Jehová,  ser4  salvo' :  por- 

8ue  e%  el  monte  de  Sion  y  en  Jerusalem 
abr4  salvación,  como  Jehová  ha  dicho, 
V  en  los  que  quedaren,  á  los  cuales  Je- 
hová habrá  llamado. 

CAPITULO  III. 
AmúiuiaM  fat  por  *l  lünu»  en  qmé  hará  IHo» 
tornar  la  cwilfvMeil  w  mi  jhmU»,  ttrán 
dftfmiáift  y  aislads»  o^m^Bm  fe*  lo  dw- 
fufaron  y  (rataroe  erniimentof  ftro  oim 
Jndta  lorá  para  tiompro  koMfoda,  y  7o- 
rtu^^em  d»  fÓMraeion  t«  gmor€teüm, 

PORQUE  hé  aquí  que  aquellos  dias. 
7  en  aquel  tiempo,  en  que  haie 
tomar  U  cautividad  oe  Judá  y  de  Je- 
rasalem* 

8  Juntaré  todas  las  gentes  «,  y  harélas 
descender  al  valle  de  Josaphat,  y  allí 
entraré  en  Juicio  oon  ellosft  á  causa  de 
mi  pueblo,  7  de  Israel,  mi  heredsd>  4 
los  cuales  esparoieron  entre  las  nacio- 
nes, 7  partieron  mi  tierra : 

8  Y  echaron  suertes  «  sobre  mi  pueblo, 
7  á  los  nifios  dieron  por  una  ramera» 
y  vendieron  las  ñiflas  por  vino  para 
beber. 

4  Y  también,  i  qué  tengo  yo  que  ver 
oon  vosotras.  Tiro  j  Sidon,  y  todos  ios 
términos  de  Palestina  ?   ¿  Queréis  ven- 

faros  demí?  Ysidemios  vengáis, 
Icn  pronto  haré  70  recaer  la  paga  sotare 
vuestra  cabeza : 

6  Porque  habéis  llevado  mi  plata  y  mi 
ora,  7  mis  cosas  preciosas  7  hermosas 
metisteis  en  vuestros  templos ; 

O  Y  vendisteis  los  h^os  de  Judá  7  les 
hyos  de  Jerusalem  á  los  hUos  de  los 
Griegos,  por  alejarlos  de  sus  términos. 

7  Hé  aquí  los  levantaré  yo  del  lugar 
donde  los  vendisteis  4, 7  volveré  vuestra 
paga  sobre  vuestra  cabeza : 

8  Y  venderé  vuestros  hijos  7  vuestras 
hijas  en  la  mano  de  los  td¡o*  de  Judá» 
7  ellos  los  venderán  á  los  Babeos*,  na- 
ción apartada;  porque  Jehová  ha  ha- 
blado. 

9  Pregonad  esto  entre  las  gentes,  pro- 
clamad guerra/,  despertad  4  los  vali- 
entei,  ll^(uenae»  vengan  todos  los  hom- 
bres de  guerra : 

10  Haoéd  espadas  de  vuestras  azadones» 
vlanzas  de  vuestras  hoocs :  diga  el  flaoo : 
Fuerte  soy. 

11  Juntaos  7  venid,  gentes  todas  de 
alrededor»  7  congregaos :  haa  venir  alU» 
oh  Jehová»  tus  ÍUertes;. 

18  Las  gentes  se  despierten»  y  soban  al 
valle  de  Josaphat :  porque  alU  me  sen- 
taré para  juzgar  todas  las  gentes  de  al 
irededor. 

13  Echad  la  hoz,  porque  la  mies  cela 
ya  madura.  Venid»  descended;  porque 
el  lagar  está  lleno,  rebosan  las  lacaratts : 
porque  mocha  9$  la  maldad  de  eUes. 

14  Muchos  pueblos  MjwUvróm  en  ri 
valle  de  la  oeclsion;  porque  oeteane 
uta  el  dia  de  Jehová  en  el  valle  de  la 
decisión. 

15  El  sol  y  la  luna  se  oscurecerán  &»  y 
las  estrellas  retraerán  su  resplandor. 

18  Y  Jehová  hcamará  •  desde  Sion»  y 
dará  su  voz  desde  Jerusalem»  7  tembla» 


113734.8». 
Kar.  19.84. 


rBo.lO.U. 
U. 


•las.  14.9.4. 

Ap.  14. 18, 

80. 
» la  88. 14. 


•  Sa.  8. 10. 


rfXs.48.8. 

Jet.  88.  8. 


'JobLU^ 


/Xs.8.ft.|0. 
Afk  18.14. 


f  ver.S.  ^ 
iaLlM.80. 
Ap.l9.U, 
IC 


LUS.8L8IL 

<Jsr.  98.80» 
8L 

1.9: 


A.C.^.90^ 


AMOS,  I,  11. 


A.a«k.m. 


h  Hag.  a.  e. 

Heb.12.ai 
/  8*1.  M.  1, 
etc. 

■tw.  21. 
Ib.  48. 85. 

»  Ka.  1.  IS. 
Sm.  14.31. 

•  Amos  9. 18. 

F  la.  80. 25. 


A.  O. 

dr.  787. 


•  Csp.  7. 14. 
kSSft.  14.& 

*  H(M.  1. 1. 


d  U.  17. 1, 
flte. 
J«r.  49.  as. 

a?. 

«  a  Bev.  10. 

sa. 

718.7. 
/a  Bey.  16.9. 


facr.ss.is. 


A  Soph.  a.  4. 


<7er.47.4. 
Ex.  as.  15, 

17. 

«tOi 

■«.  XXTI, 
XXVIII. 
Joel8.4,S. 
<lBaT.fi.l. 
y  9. 11. 14. 

■!«.•».«, 

ele. 

Jer.  48l  7. 

■B.a5.ia. 

Ab.  1,  ete. 

Mal.  1.  8. 
«XS.8S.6. 


fén  1m  cielo*  y  latieR»*:  ims  Jtehork 
aera  la  ctperansa  de  su  pueblo,  y  la 
fortaleza  de  lot  hijos  de  Inael '. 

17  Y  oonooerált  que  yo  tojf  Jeho^á 
vuestro  Dios,  que  halrfto  en  Sion», 
monte  de  mi  santidad:  y  seta  Jeru- 
saiem  santa,  y  eslraftot  no  pasarán  mas 
por  ella  «. 

18  Y  será  en  aquel  tiempo,  que  los 
montes  destilarán  mosto*,  y  los  collados 
fluirán  leche,  y  por  todos  los  arrobos  de 
Judá  correrán  aguas  j»!  y  saldrá  una 


ftiente  de  la  casa  de  Jtíuntkft  y  tesará 
el  Talle  de  Sitim. 

19  Egipto  será  destruidor,  y  Edora 
será  Tudto  en  asolado  desierto»,  por  la 
injuria  hecha  á  los  hijos  de  Judá ;  per- 
que  derramaron  en  su  tierra  la  sangre 
inocente. 

90  Mas  Judá  para  siempre  será  haM- 
tada,  y  Jerusatem  en  generación  y  ge- 
neración *. 

f  I  Y  limpiaré  la  sangre*  d*  lo  fue  no 
limpié ;  y  J^ová  morará  en  Sion  '. 


tls.C.S, 

•te. 

VL 

«iKlLld, 

IL 

iB.fta 


tis.a.«x  t 

Aasiltt, 
•la.  4.  i. 
••isr.17. 


LA  PROFECÍA  DE  AMÓ& 


CAPITULO  I. 

Amótt  pcutitr  ds  Teeoa,  ei  Uamado  é  profM- 
nar,  y  eomienia  tu  profteía  denunciando 
lot  juicio»  d*  Dio»  contra  Danateo,  lo» 
PaUtttnoi,  Tiro,  Sdont,  y  lo»  AmíMnita». 

LAS  palabras  de  Amds,  que  fué  entre 
los  pastores*  de  Tecoa^,  las  cuales 
vitf  acerca  de  Israel  en  dias  de  Uzzia  «, 
rey  de  Judá;  y  en  dias  de  Jetoboam, 
hijo  de  Jobs,  rey  de  Israel,  dos  añus 
antes  del  terremoto. 

8  T  dijo :  Jehová  bramará  desde  Sion, 
y  dará  su  voz  desde  Jerusalem,  y  las 
estancias  de  los  pastores  se  enlutarán,  y 
secaráse  la  cumbre  del  Oarmelo. 

8  Asi  ha  dicho  Jehová :  Por  tres  pe- 
eados  de  Damasco',  y  por  el  cuarto,  no 
desviaré  su  castigo;  porque  tiillaron  á 
Qalaad  «  con  trillos  de  hierro. 

4  Y  meUaré  ftiego  en  la  casa  de  Hazael, 
y  consumirá  los  palacios  de  Ben-adad. 

A  Y  quebraré  la  barra  de  Damasco,  y 
talaré  los  moradcnres  de  Blcatb-aven,  y 
los  gobernadores  de  Beth-eden :  y  el  pue* 
blo  de  Atam  será  trasportado  á  Clür/, 
dice  JehoTá. 

9  5  Así  ha  dicho  Jehová:  Por  tres 
pecados  de  Oaza^,  y  por  el  cuarto,  no 
desviaré  su  castigo;  porque  llevó  cau- 
tiva toda  la  cantivicUuf ,  para  entregar/o* 
á  Edom. 

7  Y  meteré  fuego  en  el  muro  de  Gaza  *, 
y  quemará  sus  palacios. 

8  Y  talaré  los  moradores  de  Azoto,  y 
los  gobernadores  de  Ascalon:  y  tomare 
mi  mano  sobre  Ecron,  y  las  reliquias 
de  los  Palestinos  perecerán*,  ha  dicho 
d  Sefior  Jehová. 

9  Así  ha  dicho  Jehová:  Por  tres  pe- 
cados de  Tiro  i,  y  por  el  cuarto,  no  des- 
viaré BU  castigo :  porque  entr^aron  la 
cautividad  entera  a  Edom,  y  no  se  acor- 
daron del  concierto  de  hermanos'. 

10  Y  meterá  fltego  en  el  muro  de  Tiro, 
y  consumirá  sus  palacios. 

11  ^  Así  ha  dicho  Jehová:  Por  tres 
pecados  de  Edmn  ",  y  por  el  cuarto,  no 
desviaré  su  castigo :  porque  persisuié  á 
cuchillo  á  su  hermano,  y  rompió  sus 
oommiseraciones ;  y  con  sn  Airor  lo  ha 
robado  siempre,  y  ha  perpetuamente 
guardado  el  enojo». 

18  T  meteré  ftiego  en  Theman,  y  con- 
sumirá los  palacios  de  Bosra. 

18  Y  Asi  ha  dicho  Jehová :  Por  tres 
pecados  de  los  h^os  de  Amen,  y  por  el 
cuarto,  no  desviaré  su  castigo  ¡  porque 
abrieron  las  preftadas  de  Oalaad,  para 
ensanchar  su  término, 

14  Y  encenderé  fuego  en  el  muro  de 
Rabbá,  y  consumirá  sus  palacio*  coma 
oon  estruendo  en  día  de  oatnlla,  como 
con  tempestad  en  dia  tempestuoso : 

1»  T  su  rey  irá  en  eautiverio,  él  y  sus 
prÜMilpes  todos,  dfoe  Jehová. 


CAPITULO  n. 

Proiigué  intimando  lot  mitmo»  ecuífgot  á  Im 

JKooW/cw,  por  haber  tido  Mk«ma«MM  eom 

mu  enemiQo».   Profelita  tanMon  el  eeUtífo 

qme  Miufria  tobre  JudA  i  ¡mratl,p9r  htbiar 

ASI  ha  dicho  Jehová:  Por  tres  peca- 
dos de  Moah«,  y  por  el  cuarto,  no 
desviaré  su  castigo ;  porque  quemó  los 
huesos  del  rey  de  Iduméa  hoAi  tomar' 
bt  en  cal. 

8  Y  meteré  ftiego  en  Moab,  y  consu- 
mirá los  palacios  de  Ohérloth  :  y  morirá 
Moab  en  alboroto,  en  estrépito  y  sonido 
de  trompeta. 

8  Y  quitaré  él  Juez  de  en  medio  de  él, 
y  mataré  con  el  á  todo*  sus  p^cipes, 
dice  Jehová. 

4  ^  Así  ha  Jehová  dicho:   Por  tres 

Secados  de  Judá,  y  pbr  el  cuarto,  no 
esviaré  su  castigo:  porque  menospre- 
ciaron la  ley  de  Jehová,  y  no  guardaron 
BU»  ordenanzas ;  é  hiciéronlos  errar  sus 
mentiras,  en  pos  de  las  cuales  anduvi- 
eron sus  padres. 

6  Meteré  por  tanto  fttego  en  Judá,  el 
cual  consumirá  los  palacios  de  Jeru- 
salem. 

6  ^  Asi  ha  dicho  Jehová:  Por  tres 
pecados  de  Israel,  y  por  el  cuarto,  no 
desviaré  su  castigó ;  porque  vendieron 
por  dinero  al  Justo,  y  al  pobre  por*  un 
par  de  zapatos : 

7  Que  anhelan  porque  haya  un  polvo 
de  tierra  sobre  la  cabeza  de  los  pobres  &, 
y  tuercen  el  camino  de  los  humildes :  y 
«A  hombre  y  sn  padre  entraron  á  hm 
moza  profanando  mi  santo  nombre. 

8  Y  sobre  las  ropas  empelladas  se  acn- 
estan  c  Junto  á  cualquier  altar ;  y  el  -vino 
de  los  penados  beben  en  la  casa  de  nu 
dioses. 

9  Y  yo  destruí  delante  de  dios  al 
Amonéod,  cuya  altura  era  como  la  al- 
tura de  los  cedros,  v  ftierte  como  nn 
alcornoque :  y  destruí  su  flruto  arriba,  y 
BUS  raices  abajo. 

10  Y  yo  os  hice  á  vosotros  saUr  de  la 
tierra  de  Egipto,  y  os  tn^e  por  el  desi- 
erto cuarenta  años,  para  que  poseyesela 
la  tierra  del  Amaneo. 

11  Y  levanté  de  vuestros  hilo*  para 
profertas,  y  de  vuestros  manemos  para 

aue  ftiescn  Nazarees  «.  ¿  No  es  esto  asa, 
ice  Jehová,  hijos  de  Israel  ? 

19  Mas  vosotros  disteb  de  beber  vino 
á  lo*  Nazarees,  y  á  los  uroAtas  mandas- 
teis, diciendo :  Ño  profeticéis/. 

18  Pues  hé  aquí  que  yo  or  apretaré  en 
vuestro  lugar,  como  se  aprieta  el  cam» 
lleno  de  haces ; 

14  Y  la  huida  perecerá  de!  Hgero,  y  ri 
Alerte  no  esforzará  su  fiíerza,  ni  el  va- 
liente librará  sn  vida. 

10  T  el  que  toma  el  areo  no  wÉisrti4  ¡ 


A.C 

sii.ín. 


•IB.XT. 

xn. 

Jar.  48.1. 

■B.1Í.S. 

ele. 

Bo|b.lli 


Ab.aT.ai. 


•BB.S1Í 


4JaB.9t.l 


•Xa.i.1 


/ia.8».ii 

J«r.U.«. 
MLXC 


AMOS,  m.  IV,  V. 


A.am. 


ni  eacapaxá  el  lisoro  de  piéa,  ni  ti  iqa« 
cabAln  en  caballo  salvaiá  su  vidm 

16  £1  esforzado  entre  etforzadoc  huirá 
desnudo  aquel  dia,  dioe  Jebová. 

CAPITULO  III. 
Juieio$  (?•  IHoi  contra  lo$  IfraeUta»,  á  (of 
«vale*  prot*iia  M  dMlmecion  4  €uu$a  d$ 
tm  impudiid. 

Oíd  esta  palabra  que  ha  hablado  Je- 
hoT&  contra  vosotros,  hijos  de  Is- 
rael, contra  toda  la  fkmiUa  que  hice 
subir  de  la  tierra  de  Egipto.  Dice  así : 

S  A  vosotros  solamente  he  conocido  de 
todas  las  familias  de  la  tierra*;  por 
tanto  Tisitaré  contra  vosotros  todas  vu- 
estras maldades. 

8  ¿  Andarán  dos  junto»,  si  no  estuvi. 
eren  de  concierto  h  ? 

4  ¿Bramará  el  león  en  el  monte  sin 
hacer  ure&a  ?  ¿  Dará  el  leoacUlo  su  bra- 
mido aetde  su  morada,  si  no  prendiere  ? 

5  ¿  Caerá  el  ave  en  el  laxo  en  la  tierra, 
sin  haber  armador?  ¿Alzaráse  el  lazo 
de  la  tierra,  si  no  se  ha  prendido  algo  ? 

6  ¿  Tocaráse  la  trompeta  en  la  ciudad, 
j  no  se  alborotara  el  nueblo  ?  ¿  Habrá 
algún  mal  en  la  ciudaa,  el  cual  Jehová 
no  haja  hecho  c  ? 

7  Porque  no  hará  nada  el  SeSor  Je- 
hová, sm  que  revele  su  secreto  á  sus 
siervos  los  profetas  ft. 

8  Bramando  el  león,  ¿  quién  no  teme- 
rá ?  Hablando  el  Señor  Jehová,  ¿  quién 
no  profetizará*? 

9  Haced  pregonar  sobre  los  palacios  de 
Azoto,  y  sobre  los  palacios  de  tierra  de 
Egipto,  y  decid :  Reunios  sobre  los  mon- 
tes oe  Samarla,  y  ved  muchas  opresiones 
en  medio  de  ella,  y  muc/uu  violencias  en 
medio  de  ella. 

10  Y  no  saben  hacer  lo  recto/,  dice 
Jehová,  atesorando  rápidas  y  desi>ojos 
en  sus  palacios. 

11  Por  tanto  el  Sefior  Jehová  ha  dicho 
así:  Un  enemigo  habrá  aun  por  todos 
lados  de  la  tierra,  y  derribará  de  tí  tu 
fortaleza,  y  tus  palacios  serán  saqueados. 

1¿  Así  ha  dicho  Jehová:  De  la  ma- 
nera que  el  pastor  libra  de  la  boca  del 
león  dos  piernas,  ó  la  punta  de  una 
oreia,  así  escaparán'  tos  h^Jos  de  Is- 
rael que  moran  en  Samarla  en  el  rincón 
de  la  cama,  y  al  canto  del  lecho. 

13  Uld  y  protestad  en  la  casa  de  Jacob, 
ha  dicho  Jehová,  Dios  de  los  ejércitos, 

14  Que  el  día  que  visitaré  las  rebeliones 
de  Israel  sobre  el,  visitaré  también  sobre 
los  altares  de  Beth-elA :  y  iteran  cortados 
los  cuernos  del  altar,  y  caerán  á  tierra. 

16  Y  heriré  la  casa  del  invierno ',  con 
la  casa  del  verano*,  y  las  casas  de  mar- 
fil l  perecerán ;  y  muchas  casas  serán 
arruinadas,  dice  Jehová. 

CAPITULO  IV. 
Contra  loa  impCoi  pr/neip«(  e  JueeM  tie  tu 
pueblo,  tngordaio*  ro»  eofc«Mo*  y  con  p*r- 
«ertion  de  lafuitida  (í*  lo*  pobre».  Refiere 
loe  fmuehoe  eattigot  eon  oie  Dioi  loe  ka 
qturtílo  corregir,  lo»  ettaíe»  todo»  fueron 
frtutradoe. 

Oíd  esta'  palabra,  vacas  de  Basan «, 
que  tetave  en  el  monte  de  Samarla, 
que  oprimís  los  pobres,  que  quebrantáis 
los  menesterosos,  que  decís  á  sus  seño- 
res'» :  Traed,  y  beberemos. 

2  El  8eflor  Jehová  Juré  por  su  santl* 
dad,  que  hé  aquí  vienen  dias  sobre  vos- 
otros en  que  os  llevará  en  anzuelos,  y 
&  vuestros  descendientes  en  baniuillos 
de  pesosdor*. 

8  V  saldrán  por  los  portillos  la  una  en 
pos  de  la  otra',  y  seréis . ecliadas  del 
palacio  «,  dice  Jehová. 

4  Id  á  Beth-el,  y  prevaricad;  en  611> 


gal/  aumentad  la  rebelión,  y  ti^ed  de 
mahana  vuestros  sacrificios,  y  vaettiot 
diezmoK  cada  tres  años : 

6  Y  ofreced  sacrificio  de  alabanza  con 
pan  leudo,  y  pregonad,  publicad  volun- 
tarias ofrendas  j  pues  que  así  lo  queréis, 
hijos  de  Israel,  dice  el  Señor  Jehová. 

6  Yo  también  os  di  limpieza  de  dientes 
en  todas  vuestras  dudiúles,  y  falta  de 
pan  en  todos  vuestros  pueblos ' :  mas  no 
os  tomasteis  á  mí,  dice  Jehová. 

7  Y  también  yo  os  detuve  la  lluvia  tres 
meses  antes  de  la  siega :  é  hice  llover 
sobre  una  ciudad,  y  sobre  otra  ciudad 
no  hice  llover ;  sobre  una  parte  llovió, 
y  la  parte  sobre  la  cual  no  llovió,  secóse. 

8  ^  venían  dos  6  tres  ciudades  á  una 
ciudad  para  beber  agua,  y  no  se  har- 
taban :  con  todo  no  os  tomasteis  á  mí, 
dice  Jdwvá. 

9  Os  herí  oon  viento  solano  j  oruga 
vuestros  muchos  huertos,  y  vuestras  vi- 
ñas, y  vuestros  higuerales;  y  vuestros 
olivares  comió  la  langosta :  pero  nunca 
os  tomasteis  á  mí  A,  dice  Jehová. 

10  Envié  entre  vosotros  mortandad  al 
modo  que  en  Egipto:  maté  á  cuchillo 
vuestros  mancebos,  con  cautiverio  de 
vuestros  caballos,  é  hice  subir  él  hedor 
de  vuestros  reales  hasta  vuestras  narices : 
empero  no  os  tornasteis  á  mi ,  dice  Jehová. 

11  Trastornóos,  como  cuando  Dios  tras- 
tomó  á  Sodoma  y  á  Uomorra,  y  fuisteis 
como  tizón  escapado  del  fuego :  mas  no 
os  tornasteis  á  mí,  dice  Jehová. 

18  Por  tanto  de  esta  manera  haré  á  tí, 
oh  Israel:  y  porque  te  he  de  hacer  esto, 
aparéjate  para  venir  al  encuentro  á  tu 
Diost,  oh  Israel. 

13  Porque  hé  aquí,  el  que  forma  los 
montes,  y  cria  el  viento,  y  denuncia  al 
hombre  su  pensamiento ;  el  que  hace  á 
las  tinieblas  mañana*,  y  pasa  sobre  las 
alturas  de  la  tierra,  Jehová,  Dio*  de  los 
ejércitos,  e«  su  nombre. 

CAPITULO  V. 
Proiigue  la  áentmeiaelon  de  la  destrucción 
del  pueblo^  y  su  cautiverio  en  Atiria,  »i  no 
ee  eonPtrlteren. 

Oíd  esta  palabra,  porque  yo  levanto 
endecha  sobre  vosotros,  casa  de 
Israel. 

8  Cayó  la  víigen  de  Israel ;  no  mas 
nodiá  levantarse;  dqada  fué  sobre  su 
tierra;  no  hay  quien  la  levante. 

8  Porque  a6Í  na  dicho  el  Señor  Jeho- 
vá :  La  ciudad  que  sacaba  mil,  quedará 
con  ciento ;  y  la  que  sacaba  ciento,  que- 
dará con  diez  en  la  casa  de  Israel. 

4  ^  Empero  así  dice  Jehová  á  la  casa 
de  Israel :  Buscadme«,  v  viviréis. 

5  Y  no  busquéis  á  Beth-el  b,  ni  entréis 
en  Oilgal,  mi  paséis  á  Beer-seba :  por- 
que GUgal  será  llevada  en  cautiverio,  y 
Beth-el  será  deshecha. 

0  Buscad  á  Jehová,  y  vivid;  no  sea 

3ue  hienda,  como  fuego,  á  la  casa  de 
oseph,  y  la  consuma,  sin  haber  en 
Beth-el  quien  lo  apague. 

7  Los  que  convierten  en  ^}enjo  d  Jui- 
cio *,  y  dejan  en  tierra  la  justicia, 

8  Miren  al  que  hace  el  Arturo  y  el 
Orion  <<,  y  las  tinieblas  vuelve  en  ma- 
ñana, y  hace  oscurecer  el  dia  en  noche*: 
el  que  llama  á  las  aguas  de  la  mar,  y  las 
derrama  sobre  la  haz  de  la  tierra/,  Je- 
hová es  su  nombre : 

9  Que  da  esñierxo  '  al  despojador  sobre 
el  fuerte,  y  que  el  despojador  venga  con- 
tra la  fortaleza. 

10  Ellos  aborrecieron  en  la  puerta  al 
reprensor  Jk,  y  al  que  hablaba  lo  recto 
abominaron. 

11  Por  tanto,  pues  que  vejáis  al  pobre. 


/0S.4.1S. 
yULia. 


'  St.  16.  87. 


A  J«r.  6.  S. 


<Xs.l&6. 


iCap^&S. 


«IS.5A.6.7. 
*  Cap.  4.  4. 


•  Gap.  6. 18. 

«I  Job  8. 9. 
788. 8L 
«Cap.  4. 18. 
/Cap.  9.  6. 

ejoa^i. 


Al8.S9.8L 


^S£l^g^ 


gij^S^iS 


AV  dfl  IH  wmalt^it  A  Sko,  ;  4t 


El  ílilUr  Jd»ll>  ^OT-x  nt 


AMOS,  vin,  tx. 


ir  rm  shd  id  lu  dKín 


A.C. 

dr.  6B7. 


«  Ir.  21. 11. 

584. 5,  ete. 
er.  40.  7, 
ote. 

Xs!  85. 12. 
Joel  S.  19. 
1UL1.S,Í. 


iJob20.fi. 
*AmH8.8. 


*  b.  19.  U, 
14. 


*SaL7S.5. 


/8IJ.U7.T. 
JSK.9fi.13. 
AmwLlL 


•Gen.  18.20, 

31. 

»  Bal.  188. 7. 
\  Acato  . 

Tarteto,  «n 

StptAa, 
•  2  Cr.  2. 16. 

HMh.9.86. 

«18*1.107.36. 


LA  PROFECÍA  DE  ABDÍAS. 


w  sor 
dad  contra  Iom  kiíOB  de  Urad.  Libertado» 
etto*,  dominarán  eolbre  tu»  opretoree,  y  áA 
Btíkor  lerá  d  reino. 

VISION  de  Abdías.  El  Sefior  Jého- 
vá  ha  dicho  así  cuanto  á  £dom«. 
Oido  hemos  el  pregón  de  Jehová,  y 
mensajero  es  enviado  á  las  gentes.  Le- 
vantaos, j  levantcmooos  contra  ella  en 
batalla. 

8  Hé  aquí  que  pequefio  te  be  hecho 
entre  las  gentes;  abatido  teráe  tú  en 
gran  manera. 

5  La  soberbia  de  tu  corazón  te  ha  en- 

Sanado,  tii  que  moras  en  las  hendeduras 
e  las  peitas,  en  tu  altísima  morada; 
3ue  dices  en  tu  corazón :  ¿  Quién  me 
exribará  á  tierra  ? 

4  Si  te  encaramares  como  águila  b,  y  si 
entre  las  estrellas  pusieres  tu  nidoe,  de 
ahí  te  derribaré,  dice  JehovA. 

6  Si  ladrones  vinieran  &  tí,  ó  robadores 
de  noche,  (como  has  sido  destruido!) 
¿  no  hurtaran  lo  que  les  bastase  ?  Pues 
si  entraran  á  tí  vendimiadores,  aun  de- 
jaran algún  rebusco. 

6  Como  fueron  escudriOadas  bu  anas 
de  Esaü !  Sus  cosas  muy  escondidas  fu- 
eron tntnf  buscadas. 

7  Hasta  el  término  te  hicieron  llegar 
todos  tus  aliados ;  te  han  engañado  tus 
pacíficos ;  prevalecieron  contra  tí :  toe 
que  cumian  tu  pan,  pusieron  el  lazo  de- 
bajo de  tí.  No  hay  en  él  entendimi- 
ento'. 

8  ¿  No  haré  que  perezcan  en  aquel 
dia,  dice  JehovA,  los  sabios  de  £dom«  y 
la  prudencia  del  monte  de  Esaü  ? 

9  Y  tus  valientes,  oh  Themán,  serán 
quebrantados*;  porque  todo  hombre  se- 
ra talado  del  monte  de  Esaü  por  el  es- 
trago. 

10  Por  la  ii^uria  de  tu  hennano  Ja- 
cob/ te  cubrirá  vergüenza,  y  serás  ta- 
lado para  siempre. 

11  £1  dia  que  estando  tü  delante,  lle- 
vaban extraños  cautivo  su  ejército,  y  los 
extraítos  entraban  por  sus   puertas,  y 


echaban  suertes  jr  sobre  Jerusalem,  tü 
también  eras  oomo  uno  de  ellos. 

la  Pues  no  debiste  tü  estar  mirando 
gozoto  en  el  dia  de  tu  hennano,  el  dia 
en  que  fiíé  extrañado :  no  te  hablas  de 
haber  alegrado  de  los  hyoa  de  Jodá  ai 
el  dia  que  se  perdieron ;  ni  hablas  de 
ensanchar  tu  boca  el  dia  de  la  angustia. 

13  No  habías  de  haber  entrado  por  la 
puerta  de  mi  pifeblo  en  el  dia  de  so 
quebrantamiento ;  no,  no  habías  tü  de 
haber  mirado  alegre  su  mal  el  dia  de  lu 
quebranto ;  ni  haber  echado  mano  á  sus 
bienes  el  dia  de  su  calamidad. 

14  Tampoco  habías  de  haberte  parado 
en  las  encrucijadas,  para  matar  k»  qoe 
de  ellos  escapasen ;  ni  hablas  tú  de  ha- 
ber entregado  los  que  quedaban  en  el 
dia  de  angustia. 

15  Porque  cercano  está  el  dia  de  Je- 
hová  sobre  todas  las  gentes  A:  como  tü 
hiciste  se  hará  contigo:  tu  galardón 
volverá  sobre  tu  cabeza*. 

16  De  la  manera  que  vosotros  bebisteii 
en  mi  santo  monte  *,  beberán  todas  Us 
gentes  de  continuo :  beberán,  y  engo- 
llirán,  y  serán  como  si  no  hubieran  sido. 

17  Mas  en  el  monte  de  Sion  habrá  lai- 
vamento^  y  será  santidad;  y  la  casa  de 
Jacob  poseerá  sus  poeesiooes. 

18  Y  la  casa  de  Jacob  sena  foego,  y  la 
casa  de  Joeeph  será  llamaai,  y  la  casa 
de  Esaü  csti^ :  y  los  quemann,  y  los 
consumirán  ;  ni  aun  reliquia  quedan  en 
la  casa  de  Esaü,  porque  Jefaová  lo  hablé. 

19  Y  los  del  MediocUa  poseerán  el  mon- 
te de  Esaü»,  y  los  llanos  de  ios  Pales- 
tinos ;  poseerán  también  los  campas  de 
Efiaim,  y  loa  campos  de  Samaiia;  ; 
Beivlamin  á  Galaad. 

90  Y  los  cautivos  de  aqueste  ejército 
de  los  hijos  de  Israel  poeeerán  lo  de  lo* 
Cananéos  hasta  Sarepta ;  y  los  oaativos 
de  Jerusalem.  que  titaráH  en  Soiband, 
poseerán  las  ciudades  del  Mediodía. 

SI  Y  vendrán  salvadores  ai  monte  de 
Sion  para  juzgar  al  monte  de  Esaü;  y 
el  reino  seiá  de  Jehová*. 


eii.»T. 
iJoaltt 


LA  PROFECÍA  DE  JOÑAS. 


CAPITULO  I. 
Huifendote  Joñas  de  Judia  á  Thar»t$,por  no 
ir  á  predicar  á  Nfnive,  adonde  IMonut  en- 
vtaiió,  levanta  el  BeÜor  una  f/rande  Um- 
«Mfod  en  la  mear;  y  como  loe  marineroe 
¡legaran  A  eonoeer  que  Jonae  era  la  canea 
de  cUo,  11  miemo  lo  confiera,  y  por  tu  pro- 
pia tenteneia  et  echado  en  la  mar,  y  eetó  la 
oorraeca. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehová  á  JonaSf 
hijo  de  Amittai,  diciendo : 

9  Levántate,  y  ve  á  Ninive,  eiudad 
grande,  y  pregona  contra  ella;  porque 
•u  maldaid  ba  subido  delante  de  mí". 

8  Y  Joñas  se  levantó  para  huir  de  la 
presencia  de  Jehová  i  á  Tharsis  y,  y  des- 
cendió á  Joppe« ;  y  halló  un  navio  que 
se  partía  para  Tharsis,  y  pagando  su 
pas^  entró  en  él,  para  irse  con  ellos 
a  Thanis  de  delante  de  Jehová. 

4  5  Mas  Jehová  hizo  levantar  un  gran 
viento  en  la  mar,  é  hízose  una  ttm  gran 
tempestad  en  la  mar<',  que  pensóse  se 
romperla  la  nave. 

6  Y  los  marineros  tuvieron  miedo,  y 


cada  uno  llamaba  A  su  dios :  y  ectiaran 
á  la  mar  los  enseres  que  HenaboH  en  la 
nave,  i>ara  descargarla  de  ellos «.  Jonas 
empero  se  habla  bajado  á  los  lados  dd 
bumie,  y  se  habla  echado  á  dormir. 

6  Y  el  maestre  de  la  nave  se  üegi  i 
él,  y  le  düo:  ¿Qué  tienes,  dormifim? 
Levántate,  y  clanu  á  tu  dios ;  quisa  A 
tendrá  compasión  de  nosotros,  y  ao  pe- 
recerémos. 

7  Y  dieron  cada  uno  á  su  compaflero: 
Venid,  y  eoliemoa  suertes/,  paca  salter 
por  quien  nos  ha  venido  este  mal.  Y 
echaron  suertes,  y  la  suerte  eoyé  sobre 
Jonas. 

8  Entonces  le  dijeron  ellos :  Deelán* 
nos  ahora  porqué  nos  As  venido  cate  mal. 
¿  Qué  oficio  tienes,  y  de  donde  vienes  ? 
¿  cual  es  tu  tierra,  y  de  que  pueblo  eres  ? 

9  Y  él  les  respondió :  Hebreo  soy,  y 
temo  á  Jehová,  Dios  de  los  olelos,  qne 
tUzo  la  mar  y  la  tierra/. 

10  Y  aqudlos  hombree  temieron  lobn- 
manera,  y  dijéronle:  ¿  Por  qué  has  he 
cho  Cito  ?  Porque  rilot  «ntendienn  q^ 


kitt.1i.1t, 
». 

T«.ll 

IJodlft 

■Ii.10.IT- 


•AMtUt 


•iM.lil' 


A.C. 
dt.tt. 

'BMk.ff. 


/J-.T.IÍ 

I*-      « 
iBkliA 


rgri.Ufcl 


r.Mt 


JOÑAS,  n,  UI,  IV. 


A.  G.  dr.  Ses. 


Imii  de  d«liDie  de  Jabová»  porque  te 
lo  hable  dccUndo* 

11  Vd^onle:  «i  Qltf  t«  turemos,  |mí- 
n  que  la  marie  noi  quiete  ?  porque  U 
nuriba  á  «mi,  7  le  embrabccto. 
ISElleiretponiiió:  Tonoadme  y  echad- 
me á  la  mar, ;  la  mar  se  oa  quietará ; 
L ,  poiqiM  70  aé  qú  por  mi  *  ha  Tenido  eeta 
grande  tempeitaa  wbre  Toaotroa. 
IJ  T  aqoMk»  homhm  trabiy)aroii  por 
tomar  U  nave  á  tlenra  ¡  mas  no  poole* 
roo,  porqne  la  mar  iba  A  mm*,  5  aa  cm- 
bnbráia  lobre  ellot. 

14  Eutónocs  clamanm  á  JehoTi,  j  di- 
jeron: Rogámoete  ahora,  Jehová,  que 
no  perasoamof  noeotroa  por  la  vida  de 
aqueste  hombre,  ni  pongas  sobre  noa- 
otioi  la  «aom  inocente*':  porque  tii, 
Jehofi,  lias  hecho  oonao  haa  querido. 
14  Y  tomaron  i  Joaai,  y  eoliAnmlo  A 
la  msr;  7  la  mar  leqaietó  de  su  flurla. 
16  Y  temieron  aquellos  hombres  A  Je- 
horá  con  gran  temor ;  y  ofrecieton  sa- 
criñdo  á  Jmowit  7  piometieion  Totoa. 

CAPITULO  II. 
m  munu  pm  m  trofa  á  Jamoá  ¡  pan  ora  al 
SeUcr  MI  «M  qfb'eaon  wfrisia»  y  m  tíbtrtado 

l/f  A8  JehoTáhaUa  prevenido  un  grm 
.' J.  pes  que  tragase  a  Joñas :  7  estuvo 
onas  en  d  rien&e  del  pes  tras  dias  7 
ee  noches  «. 

i  ^Y  OTÓ  Joñas  deede  el  vientre  del 
z  a  Jebová  su  Dios. 

i  7  d^o :  Clamé  de  nal  tribulación  b  4 
hofá,  7  éi  me  vyá;  del  vientre  del 
mJero  olamé,  7  mi  vos  oíste  •. 
Bchásteme  en  el  proftindo,  en  medio 
las  mares,  7  todMme  la  coiTi«Btei 
SI  tus  ondas  7  tus  olas  pasaron  so- 
mi''. 

Y  70  d^e:  Echado  ao7  de  delante 
tus  <¡jot«;  maa  aun  verá  tu  santo 
pío. 

Las  aguas  me  rodearon  hasta  el  al- 

',  rodeóme  el  aUsmo ;  la  ova  se  en- 

áml  cabesa. 

■escendl  á  las  ralees  de  los  montes ; 

erra  echó  sua  cerraduras  sobre  mi 

siempre:  mas  td  sacaste  mi  vida  de 

>ultura#,  oh  JchovA  Dioa  mió. 

oando  mi  alma  desAúleda  en  mi, 

érae  de  Jebová ;  7  mi  oración  en- 

ista  tí  en  tu  santo  templo*. 

•s  que  guardan  las  vanidades  Iluso- 

u  mlaerfconiia  abandonan'. 

b  empero  con  vos  de  alábanse* 

rlfican;    pngnré  lo  que  prometí. 

vacion  perte$uet  &  JébováX 

Y  nuuidó  Jehová  al  pes,  7  vomitó 
s  en  tierra. 

CAPITULO  III. 
Dioa  do  nvovo  á  JaoM  Wé  vana  á 
fo,  if  á  au  jfroiUeaciom  te  nwmitítm  y 
frfen  loo  NimivUao  áo  .m  nal  oamino. 

17£  palabra  d«  Jehová  segunda 

z  á  Jonaa,  diciendo : 

ántate,  7  vé  á  Ninive,  aquella 

idad,  7  publica  en  ella  el  pv^on 

s  dir^ 

rant<Iae  Jaomm,  j  fué  á  Nínive, 

e  ék  la  palabn  de  Jdiová.  Y  era 

!iadaa  eobrmnanera  grande,  de 

de  oaunino. 

meiizó   Joeaaa  4  entrar  por  la 

;aniino  de  undia,  7  pregonaba 

:   De  amii  A  cuarenta  dus  Ni- 

destruida  •. 


8  Y  los  hombres  de  Nfnive  creyerun  á 

ÍMús,  y  pregpnaron  ajvno,  y  visdéronae 
e  sacos  desde  el  mayor  de  ellot  hasta 
el  menor  de  ellos. 

6  Y  llegó  el  n^odo  hasta  ri  rey  de 
Ninive,  y  levantóeie  de  su  silla,  y  echó 
de-  sí  su  vestido,  y  cubrióse  de  saco,  7 
se  tentó  aobre  cenlsa  b. 

7  E  hiso  pragonar  y  anunciar  en  Ni- 
nive, por  mandado  del  rey  y  de  siu 
grandes,  dloiendo:  Bombees,  y  anima- 
les, bueyes,  y  ovejas,  no  gusten  oosa 
alguna ;  no  se  les  dé  alimento,  ni  beban 
agua. 

8  Y  que  se  oubiaa  de  sacos  los  hom- 
bres y  los  animales,  y  clamen  á  Dios 
fuertemente :  y  conviértase  cada  uno  de 
su  mal  camino,  de  la  ranfla  que  odA  en 
sua  manos. 

9  i  (híUn  sabe  si  se  volverá*  y  ane- 
pentiii  Dios,  y  se  aupartaiá  del  furor  de 
su  ira,  y  ao  peteceruncs  ? 

10  Y  vló  Inos  lo  que  hicieron  ',  que  se 
convlrticiopí  de  su  mal  camino,  y  anre- 
pintióse  del  mal  que  habla  dkho  que  les 
habla  de  hacer,  y  no  lo  hlso  «. 

CAPITULO  IV. 
Ufnaat  Jomo*  dt  oae^  y  dmpoého,  forqtu 
haUéndo  MMo»  momio  éo  loitorioorma  een 
loe  de  Ntmioo,  mofui  dnlrwiiin  la  oimLid, 
10/1$»  hobiaU  ammmeiaio.  Raprfodato  JMoo, 
y  iiuii«a'alf  lo  novato  dt  m  «14^  esn  el 
^/tmplo  dt  mta  planta. 

PERO  Joñas  se  apesadumhró  en  es- 
tremo,  y  enojóse. 
8  T  oró  á  Jebová,  y  di^:  Ahora,  oh 
Jdiová,  ¿  no  es  esto  lo  que  yo  deda  es- 
tando aun  en  mi  tierra?  For  eso  me' 
Ecaví  huyendo  á  Tharsis :  porque  sa- 
yo que  tá  eres  Dios  clemente  y  pia- 
doso, tardo  á  enojarte,  y  de  grande  mi- 
sericordia a,  7  que  te  arrepientes  del  mal. 

3  Ahora  pues,  oh  Jehová,  ruégote  que 
me  mates ;  poruue  mq)or  me  es  la  mu- 
erteque  la  vida K 

4  Y  Jehová  le  c^Jo :  ¿  Haces  tii  bien  en 
enejarte  tanto  ? 

A  Y  sallóse  Joñas  de  la  ciudad,  7  asen- 
tó hacia  el  Oriente  de  la  dudad,  é  hi- 
zose  allí  una  choza,  y  se  sentó  debajo  de 
ella  á  la  sombra,  hasta  ver  qué  sena  de 
la  dudad. 

6  Y  preparó  «  Jehová  Dios  una  calaba- 
cera, la  cual  creció  solwe  Jonaa  para 
que  hiciese  sombra  sobre  su  cabesa,  y 
le  ddendiese  de  su  mal  1  y  Joñas  se  ^- 
gró  nandemente  por  la  calabacera. 

7  Mas  Dice,  preparó^  un  gusano  al  ve- 
nir la  mañana  del  dia  siguiente,  d  cual 
hifitV  á  la  calabacera,  v  secóse. 

8  Y  acaeció,  que  u  salir  el  sol  pre- 
paró* Dioa  un  redo  viento  solano;  v  el 
sol  hirió  á  Joñas  en  la  cabesa,  y  des- 
m^ábase,  y  se  deseaba  la  muerte,  did- 
endo:  Mc^Jor  seria  pera  mi  la  muerte 
que  mi  vida. 

O  Entonces  dUo  Dios  á  Joñas :  ¿  Tanto 
te  enojas  por  la  calabacera  ?  Y  él  res- 
pondió: Mucho  me  enojo,  hasta  dcaesr 
h  muerte. 

10  Y  dUo  Jehová:  Tuviste  td  lástima 
de  la  calabacera,  en  la  cual  no  traba- 
jaste, ni  tü  la  hiciste  crecer;  que  en 
eqtacio  de  una  noche  nació,  y  en  es- 
paido  de  otra  noche  pereció : 

11  p  Y  no  tendré  yo  piedad  de  Ninive, 
aquella  grande  dudad,  donde  hay  mas 
de  dento  y  veinte  mil  personas  que  no 
conooen  su  moto  derecha  ni  su  mano 
iiqulerda/,  y  muchos  animales  f  ? 


»  Job  18. 


«JedS.14. 


•<  1  Bey.  n. 

9Cr.8S.U, 
U. 
*  Amos  74,8. 


•11.84.8. 
8d.  88bS. 
JodS.18. 

»1  Bey.  19.4. 
ier.  80. 14, 
18. 


«Cap.a.L 


dnt.i. 


•  ver,  8, 7. 


/  Den.  1. 89. 
f  Bal.  86.  6. 
y  148.  9. 


Mm 


«It.1.3. 


H§.».ÍL 


*  BáL  97. 8. 
Is.  64. 1. 


IS. 


•  2  Bay.  1& 
18. 


/Jar.  7.  a». 


•8ál.88.1 
Oa.7.e. 


LA  PROFECÍA  DE  MICHÉAS 


CAPITULO  I. 
Prtátet  1a$  eolomidbufa*  aut  á  eonM  de  nu 
^dMofrrof  veHéria»  mí  reinla  de  la»  dte 
MMM,  hemtm  eerJínatmeíOe  trnaportaioi  de 
MI  Merro,  f  irnaarte  qme  de  eata  ealamidad 
oUmmria  á  Jwlta  y  d  Jtrueedem, 

PALABRA  de  Jehová  que  taé  á 
Michéas  de  Monwthi  en  dias  de 
Jotham,  Acház.  j  Bteehtas,  reyes  de 
Judát  lo  que  v«6  Mtbre  Satnatia  y  Je- 
nualem. 

8  Oid,  pueblos  todos;  e*t&  atenta*, 
ffetta,  T  todo  lo  qoe  en  «illi  hi^:  y  el 
Seflof  JehovAy  ti  Séñtn  desde  su  santo 
templo  sea  testigo  contra  vosotros. 

8  Porque  hé  aquí  que  Jehov&  sale  de 
sulugarft;  y  desoendetA,  ;  hoUatft  sobn 
la  altaras  de  la  ttena. 

4  Y  debajo  de  #  se  denetfrin  lea  mon- 
tes«,  y  los  ▼alies  se  Ixnderán,  como  la 
ceca  delante  del  fiíego,  cohm  las  aguas 
que  oonen  por  un  precH»leiOk 

5  Todo  esto  por  la  rebelión  de  Jaobb, 
y  por  los  peioados  de  la  casa  dé  Israel. 
¿Onal  es  la  rebellón  de  Jacob  ?  ¿  No  es 
Samarla  ?  ¿  Y  cuates  son  los  excelsos  de 
Jndá  ?  ¿  No  es  Jeru«tüetn  ? 

6  Pondré  pues  á  Oamaxüi  en  nnyaBibs 
de  heredad,  en  tienras  de  Tifias:  y  der- 
ramaré sus  jieátta  por  el  THlle,  y  dek. 
cubriré  sus  fundamentos. 

7  Y  todas  sus  estatuas  seíAn  despeda* 
ladas,  y  todos  sus  dones  serán  quemados 
en  ftiego,  v  aÉoiaté  tedos  sus  ídolos: 
p<Mniue  de  dones  de  rameras  *  juató  UOu 
to»as,  y  á  dones  de  ramem  Toltetán. 

8  Per  tanto  laméntale  y  aullaré ;  an- 
daré despojado  y  desnudo ;  haré  gemido 
oomo  de  daagoi)cs>  y  lamento  como  de 
avestruces. 

9  Porqoe  «tt  llaga  e«  doloiaaa,  que  llegó 
hasta  «fudá«;  llCttó  hasta  la  puerta  de 
mi  pueblo,  hasta  Jerusalem. 

10  No  h  digáis  cu  6ath,  ni  Uorels  mu. 
cho;  revuélcate  en  ei  polvo  en  Beth' 
aphnu 

U  Páaate  desnuda  con  vetjgaenza,  oh 
movadora  de  Saphir:  la  moradora  de 
Saanan  no  salió  al  llanto  de  Beth-hae- 
sel :  tomar&  de  vosetms  sutardanaa. 

la  Perqué  la  moradora  de  Maroth  tuvo 
dolor  por  el  bien  ngfo,  por  cuanto  ti  mal 
descendió  de  Jehová  hasta  la  puena  de 
Jerusalem. 

18  Unce  al  oiurro  dromcdarlea,  oh  mo- 
radora de  Lachls*  qtte  lüiste  principio 
de  pecado  4  la  hija  de  Kon,  porMre  en 
tí  ee  inventaron  las  i«b«liones  de  Is- 
rael. 

14  Por  tanto  «ii  darihi  dones  á  lltore- 
seCh-gath :  las  casas  de  AofaMb  Mrán  eh 
mentira  4  los  reyes  de  Israel. 

16  Aun  te  tnúeré  heredero,  oh  mofa- 
dora  de  Maicsah :  la  gloria  ée  Isinel 
vendrá  hasta  AduHam. 

18  Mésate/  y  trasquílate  per  tos  h^os 
de  tus  deUeias ;  enssncteatu  calva  eeino 
águila ;  porque  fttexon  tnsportaüos  de  ti. 

CAPITULO  II. 
ZatMNto  d  prqfeta  d  inteuo  proceder  de  $u 
petMo,  eon  eefe^af  tmmeío»  de  lOgetMoe  de 
Mk  páeoioe,  t  dtnémcUdofynmtmimte  ku 
eaiamidadu  «m  <[*«  !*«*  tanto  mrian  vfU- 
ifido*,  heala  que  finaíme»U  eerán  rewnüoe 
por  Dioe,  y  reeUluidoe  A  m  Herra. 

A  Y  de  los  que  piensan  iniquidad,  y  de 
.  los  que  rabriGan  el  mal  en  sus  ca- 
mas* !  Cuando  viene  la  mañana  lo  po- 


nen en  obra,  poique  tiaaen  en  •■ 
el  poder. 

B  Y  codician»  laa  heredades,  y  raba- 
ranlaa ;  v  casas,  y  las  temaron :  optiaii- 
éron  al  nombie  y  4  su  casa,  al  hombre 
y  á  su  heredad. 

8  Por  tanto  ad  ha  dicho  Jehová:  Hé 
aquí  que  yo  pienao  mal  sobre  esta  & 
milia,  del  cual  no  saearéis  vuestros  ea- 
ellos,  ni  andaréis  eiqguidos,  panme  el 
tiempo  será  malo. 

4  En  aquel  tiempo  se  levanCasá  sobie 
vosotros  lefirnn,  y  ae  endedianá  endecha 
de  lamentadon,  dioieodo :  Del  todo  flii 
mos  dostnddos;  ha  cambiado  la  parte 
de  mi  pueblo*.  Oomo  nos  quité  naco- 
tros  campos!  did>  reraitiófot  d  otras. 

6  Por  tanto  no  tendrá  quien  eche  cor 
del  para  suerte  en  la  oóngregadan  de 
Jdiov4. 

6  No  prelMeels,  dtcen  A  los  que  {ffO' 
fetltan,  no  les  profeticéis  que  los  ha  de 
couiptutider  Tevgllenaa. 

7  ha  que  to  dices  Oaia  de  Jacob,  ¿fasse 
acertado  él  Bqplrltu  de  Jriiová«>  ¿sw 
estas  sus  obras  ?  ¿  Mis  palabras  no  fas- 
een  bien  al  que  camina  dekeehameate'  ? 

8  El  que  ayer  era  mi  pueblo,  se  ha 
ie*vattts«o  oomo  enemigo :  traa  la  veiti- 
dura  quitasteis  las  oapas 
á  los  que  pasaban^  osmio  los  que 
de  la  sueña. 

8  A  tas  mnjens  de  nd  pudilo 
toen  de  las  casas  de  sus  ddieias :  4  a 
nlikM  quitasteis  mi  perpetua  slabammi 

10  Levantaos,  y  andad,  qué  no  es  esta 
ditom  la  holgansa;  pesque  aiiá 
nada*^  oanompidw,  y  de  grande 
rapoion. 

11  Si  hubiem  alguno  que  ande  con  al 
viento,  y  fiíúa  mentiras  dídande.-  Y<o  te 
prafMaaré  devine  y  de  aidra :  «stft  lal 
será  profeta  á  este  pueblo. 

18  Y  De  cierto  te  icuniíé  todo»  oh 
Jacob ;  recoaeró  eiertaaoente  él  larto  áe 
Israel ;  péndrelo  innto  como  ovejas  de 
Besaa,  oomo nebalio  en  mitaddesa  isia- 
Jada/:  harán  estruendo  per  Ja  imdUhti 
de  los  homilías» 

18  Subtoá  MMüpedoi/ddantede  eiles; 
romperán,  y  pasarán  la  puerta,  y  sal- 
drán por  ella  s  y  su  luy  paaaiá 
de  elloS|.  y  á  la  eabaoa  da  éü» 
Jehová*. 

CAPITULO  III. 
Repretide  á  los  «uMMredbM,  y  4  Im  /elne 

profelae  y  soecfilOMt,  par  »m  Imfieded,  It- 

MH   «so    -• 


«wMis,  y  mwriete,  «mm 


MsNfM  de  Mes,  y  wwNcs 

^veAÉtE^^a  ns  Jl^í.  AA^ta^JM 


OOM 

le 


*/•- 


Oid 


peástípas  de 
itlber 


Y  DIJE: 
Jacob,  y 
lonel ;  i  Vo  pertnuria  á 
eldaiedM? 

8  Que  aborrecen  lo  bueno,  y  aman  lo 
malo;  que  les  quitan  su  piel  y  sa  asme 
de  SDbn'Ous  huiania. 

8  <))ne  eoman  asloilsmo  la  cama*  de 
mi  pueblo,  y  les  daaaellaB  su  vM  de 
sobre  etloa;  y  les  q—branlan  im  naa»^ 
y  loa  rusnpen  «orno  para  echar  an  aal- 
derok,  y  como  eames  en  olla. 

4  Entonces  clamarán  á  JAoiá,  y  ao 
les  responderá  c;  antes  eacondctá  de  dúo 
su  rostro  en  aquel  tiempo,  por  cuanto 
hicieron  malvadas  obras. 

5  Asi  ha  dicho  Jehová  aoecea  de  les 
profbtas  que  hacen  errar  á  mi  pueblo: 


dr.m 


tOv-Li 


«bSl-U 
Oküi 


*Lr.1í1 


yfisLflN 


•EOLa< 


;tt.lLÍ 


r.m. 


IOCHEA8,  IT,  y. 


A.  C.  dr.  n& 


18, 


qne'  mvodaí  eco  m  dl«MM,  y  ola* 

man,  Fu  i  y  al  qve  bo  tai  dlctv  qn« 

eomiB)  apMuí  coirtfa  él  bstalte» 

9  Por  tanto  d*  la  profeefa  m  m  hará 

noehe,  j  oiMenridad  <M  >di«liiM ;  y  »o» 

hn  atol  pntetu  n  pondiA  «1  aol,  j  el 

dia  tt  eiilüMliicecTi  wbn  €lloi  •• 

7  Yaain  rrergonaadot  lo*  pMAtas.  j 

eonAradliiaie  k»  adltino* ;  j  dios  toái» 


cubrirán  m  labio/,  poique 
I  rapaetta  de  Dioif . 

8  Vo  capero  citoy  Heno  d«  Ahr** 
I  del  EipMtn  de  Jdwvá,  y  d«  taldo,  j 

deíbrtaleía.  pBt  dananelar  é  Jacob  su 
rebellón,  T  i  Iirad  ni  pecado '. 

9  Oiá  abara  eito,  eábcutf  de  la  casa 
i  de  Jacob,  7  eapHaáci  de  la  «aaa  de  !•• 

nei,  aue  abomunia  d  Jaldo,  y  pcrteitli 
I  todo  el  dereelio ; 

10  Qne  ediRcata  i  BIob  oob  laanxe,  7  4 
Jenualem  coa  Itjutioia*. 

U  Sus  cabeías  Jutgan  por  cohecho', 
;  lui  anoerdotct  enaraan  por  precio,  v 
sDi  profietai  adivinan  por  dmero ;  y  apo« 
janM  «n  JdwH  dimndo :  ¿  No  ettA 
Jeiiová  entre  meotrN»?  No  vendrá 
nal  lobie  neaotna. 

a  Por  tanto  á  eaoaa  da  voaotroa  tcfi 
$ion  arada  coino  campo,  7  Jcruaalem 
eri  majanoi,  7  el  monte  de  la  caía 
mu  eumttrea  de  breüai  n. 


CAPITULO  IV. 
mmuU  <i  ptvféé  d  rmlMiilmUmlo  ék  K- 
Mi,  y  la  «oMMrafM  4b  Ima  «MáaiMe,  p  tU 
tmfoé  <fa  froadb  pm  y  f/wumiémá  4  Milaa 
lo»  Mrdadero»  twywito  1  M  /dmdai  dt 
SKm  lOmrimda  M  comIímtí»,  y  al  Mol  «*• 
'trmnio  de  mu  eiumigot. 

r  ACONTEOIR^  «a  lea  poatravoa 
.  tiempoe*.  que  el  naonte  de  la  oaaa 
Jehova  aera  conaütuido  por  oabeceva 
montea  i,  y  maa  lúto  que  todot  loo 
ladea,  7  oonerAn  A  A  poeMoa. 
7  vendrán  muchaa  gentes,  7  dilán  ( 
lid,  j  subamos  al  monla  de  Jehová, 
U  oaaa  del  I»tea  de  Jacob,  7  enaeHa* 
M  en  sus  eanrims,  7  andaremos 
veredas:  poniue  die  fl 
7  de  Jcniaáiam  la  pidabra  de  Je< 


enos  por 
aaldrt  la 


r  Juagaré  entxu  mnehos  pueblos,  7 
ígiíA  ftaertaa  gentes  hasta  mu7  14* 
y  martillaaAB  sus  eapadaa  para  axa* 
I,  y  sus  laiiina  paia  hooas :  no  al- 
espada  gente  eoolra  gente,  ni  mas 
ia7arán  pnra  la  0«enm«. 
cada  unttae  eentatá  debajo  de  sn 
r  dabiO*  de  au  lilguem',  7  no  ha- 
ttien  asafldB«at*« :  porque  la  boea 
hovA  de  loa  ejévoltaa  lo  ha  hablado, 
en  qpam  todos  loa  fmeblos  anduvl- 
ada  uno  «n  «I  aionifaTO  de  ras  dio» 
loaotxoa  ecm  todo  andaremos  en  el 
»  de  JohovA  «acetre  Dtes;  para 
«  y  etemalmente. 
agnel  dia«  dice  Jehová,  Juntase* 
b,  7  noeogené  la  amnpuada,  7  á  la 
igí: 

NHidvá  A  la  otvja  pan  sneeifcm, 
desoarrioda  para  ur  naekm  re- 
7  JehovA  MdauírA  sobre  ellos  en 
te  de  Sioai  daade  ahora  para  il' 

*  tú,  oh  Tort«*  del  Nballo,  ta 
a  d«  la  hUa.  de  Hon  veadiá  hasta 
aeBorfo  fiarimcao«  el  reine  vendxA 

ihora  ¿  por  qné  gritaa  lante? 
y  T«y  en  ti  ?  ¿  Pereció  tu  con- 
ue  te  lia  tomaulo  dolor  oomo  de 
»  pcurto  ? 

ote  y  gime*  li^a  de  8ion,  como 
í  parto  I  i  porqoe  ahora  aaldráa 
dad,  j  moñuAa  en  el  campo,  7 


Uegaráa  hasta  BaUleala«i  allí  iciis  U. 
bnda,  alU  le  lediaaiíA  JehevA  de  fti 
OMBo  de  tas  enemigos. 

11  Ahora  empero  ae  han  Juntado  nra- 
ehas  gentes  contra  tí,  7  dicen :  Sea  pro- 
ftnada,  7  vean  nuestros  <^os  sobre  ston 
Cs  mina, 

IS  Maa  elloe  no  conocieron  los  penaa- 
mientes  de  Jehová,  ni  entendieron  su 
oonsc^:  por  lo  cual  los  juntó  como  ga- 
villas  en  la  era  •. 

18  Levántate  7  trilla,  h^  de  Slon*, 

Ciique  tu  cuerno  tomaré  de  hierro,  7 
a  uflaa  de  metala,  7  dearaenusans 
muchos  pueblos;  y  consagrarás  á  Je- 
hová sus  robos,  7  sus  riqueías  al  Sefior 
de  toda  la  tlecta. 

CAPITULO  V. 
WHMtm»  d«e«f«tfMáo  M  Jfeein,  y  la  prw> 

ftriiwAt  ommmHt  y  vieUtria  fie  se  rtim* 
stibr*  ledo*  toa  tnpmtitot  th  •»  IHmWo,  al 
«Nfll  «ird  reformado  m  («da  «UNraMoMi  4 

RBUNBTB  ahora  en  bandas,  oh  h^a 
de  bandea:  nos  han  sitiado:  con 
vara  herirán  aobrs  la  q^Jada  al  juca  de 

IsHMfl. 

9  Y  Maa  nf,  Beth.lehem  B]4uwia*, 
peemeila  para  ser  en  los  millares^  de 
Judá,  de  b  me  saldrá  el  que  aera  Setlor 
en  Israel*;  7  aus  salldaa  «o«  dcide  e| 
principio,  desde  los  diaa  del  siglo  < 

8  Bmpcro  los  d«()ará  hasta  el  tiempo 

£e  para  la  que  ha  de  parir;  7  el  reste 
sus  hermanoa  ae  tomará  con  los  h^a 
de  Israel. 

4  Y  estatá,  7  apacentará  con  fcrtalexa 
de  Jehová,  «on  gtandeaa  del  nombre  de 
Jehová  sn  Dios:  y  asentarán;  porque 
ahoim  aera  engrandecido  haau  los  fines 
de  la  tierra. 

5  Y  este  miimo  seiá  paa  «.  Guando  As- 
tur  viniere  á  nuestra  tierra,  7  cuando 
plaáie  nuestros  paléeles,  entonces  levan- 
taremos contra  él  siete  pastorea,  7  ocho/ 
hombrea  principales» 

6  T  comerán  la  tierra  de  Aasur  á  en- 
ohlllo,  7  la  tierra  de  Nlmrod »  con  aus 
espadas :  7  noe  librará  del  Asirlo  cuando 
viniere  oentn  nuestra  tierra,  7  hollare 
nuestros  términoa. 

7  Y  será  el  residuo  de  Jaoob,  en  medio 
de  muehos  pueblos,  eomo  el  roció  de 
Jehová  A,  eomo  las  lluvias  sobre  la  yer- 
ba, bu  cuales  no  esperan  veron,  ni  agu- 
ardan á  h^oa  de  hombrea. 

8  Aaimiamo  seiá  el  reste  de  Jacob  en- 
tra las  gentes,  en  medio  de  muchos  pue- 
blos, oomo  el  leen  entre  laa  Itestiaa  de  la 
montfefla',  oomo  el  oaofaorro  dei  león 
entre  las  manadas  de  laa  ovinas,  el  cual 
■i  pasare,  y  hollare,  y  arrcÍMtáre,  no 
hay  ouien  escape. 

0  Tu  mano  se  aliará  sobre  tus  enemi- 
sos,  y  todos  tus  adveraarloa  serán  ta- 


to Y  aoootoeerá  en  aquel  día»  dice 
Jdiová,  que  haré  matar  tus  eabaUea  de 
en  medio  de  ti,  7  haré  destruir  tus  ear- 
ros*: 

11  Haré  también  destruir  las  ciudades 
de  tu  tierra/,  y  ajnratoaté  todas  tus  for- 
taleaas. 

18  Asimismo  destxulié  de  tu  mano 
las  heohieerfaa,  y  no  se  hallarán  en  tí 


18  Y  haré  destruir  tus  caeulturas  y 
tus  Imágenes  de  en  medio  de  tí«,  y 
nunca  maa  te  inclínalas  á  la  obra  die 
tus  manos. 

14  Y  arrancaré  tus  bosques  de  en  me- 
dio de  tí,  y  destruiré  tus  ciudades. 

lA  Y  con  ira  y  con  furor  haré  vénganse 
en  las  gentes  que  no  escueharon. 


"  las.  a.  7. 


"laB.M. 

Jer.  5L  88. 
•  la.  41.  U. 

1& 
'DSB.U.Í. 


•laa.^ 

ote. 

»  Jnae.e.lfi. 
•Gen.  48.10. 
rfPn.8.aB. 

88. 

JasaLL 

CoL  1. 17. 


•Sao.  8.10. 
/Se.  11.  a. 


fO«a.iaiO, 

u. 


AM.118.A 


<  Su.  88. 84. 


*  Zas.  8. 10. 
(la.  88.11. 

"la. 8.  «,8. 
"Sao.  18. 8. 


MICHEAB,  Tt,  Vn. 


^«ia4  tt  nudiD  de  tlL  Úfco- 


"ff°Sr  rT^i' l^*?  iM  irTfil 


JV  iDa  cw¿l  Iwi  vt^  >»  '^i"' 


«oré  Mi  PIqj  d«  nU  blul/ :  tá  W 


día  OH  uUH*  di  Bflpto  ■^ 


LA  PEOFECIA  DE  NAHUM. 


CAPITULO  I. 


Bnieüa  ttmfHa  d  poiUr,  ímUeia  y  himiifmí- 
iad  ád  Émtr.  y  jNini  commmío  dt  lot  d»  im 
pMo  «Hm«Mlar«<Máf  «MMMM^wt  y 


CARGA  de  Nihhe*.  Libro  dt  la  vi- 
lion  de  Nahnm  de  Sl-Koah. 

i  DíM  zeleeo*  y  TeofKlor«  ee  JehoT& ; 
vauador  «*  Jehovft,  j  Sefior  de  in ;  Je- 
ho^,  que  ae  ftnffL  de  ra«  adrenarloe, 
j  que  gnarda  tu  «h^  pw»  mii  eneuigM. 

3  Jenovi  «  tardo  nurs  la  ita,  y  gnüde 
en  poder,  T  no  tendrd  <d  evlpaio  por  ino- 
cente)'. JehorA  marcha  entre  la  tem- 
pestad 7  turbión*,  y  las  nubei  «m  el 
polvo  de  ms  piéi. 

4  Él  amenaza  á  la  mar,  j  la  hace  w- 
car,  7  agota  todos  los  rioá/ :  Baa^n  fité 
destruido,  j  el  GaAmlo,  y  la  flor  del 
Líbano  ttié  deitrolda. 

5  Los  montes  tiemblan  de  él,  y  los 
rallados  se  dedien ;  y  la  tteira  ae  abrasa 
\  m  presencia,  y  el  mando,  y  todot  loa 
[oe  en  41  habitan. 

8  i  Quién  permaneoefft  delante  de  tu 
ra?  ¿  y  quién  quedará  en  pié  en  d  fti- 
»  de  su  enojo?  So  ira  ae  derrama 
orno  faego,  y  por  él  se  hienden  laa  pe- 
u. 

7  Bueno  es  Jehová  para  fbrtaleaa  en 
día  de  la  angustia»;  y  oonoce  á  loa 

le  en  él  conflan. 

I  Mas  con  inundación  Impetnoaa  hará 

ntumacion  de  su  locar  A,  y  tinieblaa 

rsegujián  á  sus  enenilgoa. 
¿Qné  pensáis  contra  JduiT&?    Él 

rá  consumación :  la  tribulación  no  se 

antará  dos  veoes. 

>  Porque  como  espinas  entretejidas, 
mtras  ae  embriagarán  loa  borrachos, 
in  consumidos  dáfiugo,  como  las  es- 
u  llenas  de  sequedad. 

De  tí  aalié  el  que  pensé  mal  contra 

otA,  un  consultor  impío. 

Así  ha  dicho  Jehová:  Aunque  re* 

>  tensan,  y  así  muchos  oomo  ann,  así 
n  taudos,  y  él  pasará.   Bien  que  te 
flifpdo,  no  mas  te  afligiré. 
Ponjue  ahora  quebraré  su  yogo  de 
!  tí  <',  y  romjieré  tus  coyundas. 

Mas  acerca  de  tí  mandará  Jehová, 
lanca  mas  sea  sembrado  alguno  de 
>mbre :  de  ta  casa  de  tu  dios  tahuré 
tura  y  estotna  de  ftmdleion ;  haréla 
lulero,  porque  Aliste  vil. 
3é  aquí  sobre  los  montes  los  pies 
le  trae  Inienas  nuevas,  del  que  pre- 
la  paz*.  Celebra,  oh  Judá,  tus 
i,  cumple  tua  Totos :  porque  nunca 
■asará  por  ti  el  malvado;  perecié 
lo. 

CAPITULO  II. 
«eietr  H  prqféta  la  dMfnMelow  d*  W- 
alUtUa  jr  eonauda  efe  nutvo  «i  pveUo 

09  eon  promesa  de  lo  qtu  Dio*  mimo 
par  eOoa,  deacribe  el  «tpmUo,  eon/te- 

$r  ettraoo  en  ta  toma  dt  aquella  eji». 
la  uulidad  V  a»6kmtile»ta  em  fiu  fmt- 

ló  destruidor  contra  tí :  guarda 

ibrtaleca,  mira  el  camino,  forti- 

lomos,  fortalece  mucho  la  ñi- 

ue  Jébcnrk  restituirá  asi  la  gloria 
t>  como  la  gloria  de  Israel ;  por- 
tadores los  vaciaron,  y  estropea- 
nuffrones. 

leudo  de  sus  Tsdientes  será  ber- 
i  varones  de  *u  ejército  vestidos 


de  grana :  el  carro  como  toego  de  ha- 
chea ;  el  dia  que  se  aparcará,  temUaián 
las  hayas. 

4  Los  carros  se  precipitarán  á  las  pía- 
zas,  discurrirán  vdocet  por  las  calles: 
su  aspecto  oomo  hachas  encendidas; 
correrán  como  relámpagos. 

A  Acordaráse  él  de  sus  valientes ;  an- 
dando tropezarán  ewmdo  se  apresuraren 
á  su  muro,  y  la  cubierta  se  aparcare. 

8  Laa  puertas  de  los  ríos  se  abrirán,  y 
el  palacio  será  destruido. 

7  Y  la  rrina  fué  cautiva;  mandarle 
han  que  suba,  y  sos  criadaa  la  llevarán 
gimiendo  como  palomas,  batiendo  sus 
{lechos. 

8  Y  ftaé  Nínive  de  tiempo  antiguo  oo- 
mo estanque  de  aguas ;  mas  ellos  oAora 
huyen.  Parad,  pand ;  y  nioguno  mira. 

9  Saquead  plata,  saquead  oro :  no  hay 
fin  de  laa  riquezas,  y  suntuosidad  dé 
todo  ajuar  de  codicia. 

10  Vacía,  y  agotada,  y  despedaiada 
qtudará,  y  el  coraum  derratido ;  batimi- 
ento de  rodiilaa,  y  dolor  en  todos  rifio- 
nes,  y  los  rostros  de  todos  ellos  tomarán 
n^nira«. 

11  ¿  Qué  es  de  la  morada  de  los  leones, 
y  de  la  macada  de  los  cachorros  de  leo- 
nes, donde  se  recogía  el  león,  y  la  leona, 
y  los  cachorros  del  león,  y  no  habla  qui- 
en les  pusiese  miedo  ? 

IS  El  león  arrebataba  en  abundancia 
para  sus  cachorros,  y  ahogaba  para  sus 
leonas,  y  henchía  de  presa  sus  cavernas, 
y  de  robo  sus  moradas. 

18  Heme  aquí  contra  tí,  dice' Jéhová 
de  los  ^éreitos.  Enoendere  «  reduciré  á 
humo  tu$  carrea,  y  espada  devorará  tus 
leonclllos ;  y  raeré  dé  la  tierra  tu  robo,  y 
nunca  mas  ae  oirá  voz  de  tm  embaja- 
dores. 

CAPITULO  in. 
OoMfc'mM  el  mismo  atumto. 

¡  A  T  de  la  dudad  de  sangres*,  toda 
xv  llena  de  mentira  y  de  rapifia,  sin 
apartarse  de  etta  el  pillaje ! 

9  Sonido  de  látigo,  y  estruendo  de  mo- 
vimiento de  ruedas,  y  caballo  atropella- 
dor,  y  carro  saltador  «e  otrd  en  H. 

8  Oaballero  enhiesto,  y  resplandor  de 
espada,  v  resplandor  de  lanza  kabrá :  y 
multitud  de  muertos,  y  multitud  de  ca- 
dáveres; y  de  BUS  cadáveres  no  habrá 
fin,  y  en  sus  cadáveres  tropezarán. 

4  Todo  etto  á  causa  de  la  multitud  de 
las  fornicaciones  de  la  ramera  de  her- 
mosa gala,  maestra  de  bngerías,  que 
vende  Tas  gentes  con  sus  fornicaciones, 
y  los  pueblos  con  sus  hechizos. 

5  Heme  aquí  contra  ti,  dice  Jehová  de 
ios  ejércitos,  y  descubriré  tus  fkldas  en 
tu  (Sara,  y  mostraré  á  las  gentes  tu  dea- 
nudez  '',  y  á  los  rdnos  tu  vergüenza. 

6  T  echaré  sobre  ti  suci^ades,  y  te 
aftentaré,  y  te  pondré  como  estiércol. 

7  Y  será,  que  todos  los  que  .te  vieren, 
se  apartarán  de  tí,  y  dirán :  Nínive  es 
asolada ;  ¿  quién  se  compadecerá  de  ella  ? 
¿  Dónde  te  buscaré  consoladores  ? 

8  ¿  Eres  tü  m^or  que  No  |  la  popu- 
losa, que  estaba  asentada  entre  rios,  cer- 
cada de  aguas,  cuyo  baluarte  era  la 
mar  «,  y  defmar  su  muralla  ? 

9  Etiopia  era  su  fortaleza,  y  Egipto 
con  tropa*  sin  límite  t  Put  y  Libia  fueron 
en  tu  ayuda,  oh  No. 

10  También  ella  taé  llevada  en  eauti- 


A.C. 
eir.  7U. 


"Joeia:e. 


•  Es.  94.  9. 


6  18.47.2,3. 
Jar.  18.  32, 
98. 


I  DioepolU 

gTfba». 

Jer.  46.  35. 

Í%.  80. 14, 

16. 
«  Ib.  19.  5. 


A.  o.  oir.  ns. 


HABAcua  if  n- 


i.adr.ra 


37. 


•Jar.  a.  80. 


A.  a 
eir.  OaC 


"Hech.lS. 
il. 


»  Jmr.  5. «. 
Sopli.  8. 8. 

«  Jer.  4.  IS. 


din.  19. 


«Dm.81.4. 
/Ii.l0.8,«. 


terio:  tamUen  fot  chiquito»  fticnm  «•• 
treüadoa  en  las  encruc^adas  de  todas 
las  calles  ¡  j  idbra  sos  Taitones  mtutaa 
sueftes,  y  todos  sus  ma^isate»  fkieron 
aprisionados  con  grillos. 

11  Td  también  serás  embriagada  4,  se- 
rás enccnada ;  td  también  buscaiás  fbr» 
talcca  á  causa  dd  enemigo. 

18  Todas  tos  fortalezas  eual  higneras 
coa  brevas ;  que  si  las  sacuden,  caen  en 
la  boca  del  que  las  ha  de  comer. 

13  Hó  aquí  que  tu  pueblo  será  como 
mi^eres*  en  medio  de  tí:  las  puertas 
de  tu  tierra  se  abrirán  de  par  en  par 
á  tus  enemigos;  fiíego  consumirá  tus 
barras. 

14  Provéete  de  agua  para  A  cerco,  fbr- 
tiílca  tus  fortalexas ;  entra  en  el  lodo, 
pisa  el  barro,  finrtiñca  el  horno. 

15  Allí  te  consumirá  el  fuego,  te  ulará 


la  espada,  te  derorará  oomo  polgm/:  fhilt- 
multiplícate  como  langosta,  mnltqitteaie 
como  UagDsta. 

18  Multiplicaste  tos  mereaderes  nsi 
que  las  estrellas  áél  cielo  t  el  polgoa  iü- 
zo  presa  y  voló. 

17  Tus  principas  Mrte  oeiQo  langoatai, 
y  tus  grandes  oonu»  langostas  ds  Isngoi- 
tas  que  se  asientan  en  vallados  eadlsde 
frió :  salido  el  sol  se  mudan,  y  no  te  o»- 
noce  el  lugar  donde  estuvieron. 

18  Dnnmeron  tos  paatons,  oh  re;  da 
Asiria',  reposaama  tus  vaUcntes:  ta 
pueblo  se  derramó  por  los  montes,  y  ao 
hay  qoicn  lo  junte. 

10  No  kojf  con  para  tu  qoelvachini 
tu  herida  se-  enorudaoló :  todos  los  qw 
oyeran  tu  fiuna,  batirán  las  nuuu»  so- 
bre ti;  poique  ¿sobra  quien  no  paió 
oontínuameate  tu  malicia  ? 


I 


ik. 


LA  PROFECÍA  DE  HABACÜC. 


CAPITULO  I. 
BéUmtdo  d*  br^etímr  Habaatc  la  eauUiH' 
dad  M  pmMo  Judáieo  por  lot  OaldSoB, 
eomimtwa  ^m^/omíom  á  Dio»  <b  fM  U  fcot» 
dado  <<  Mr  tr  ammmeiar  tanta*  eatamkMm 
contra  m  vuMo,  y  m  nuaraviOa  dk  qm, 
tomo  tamlnm  á  oiro$,  kmUtira  de  afitgtrio 
0Hilf  iw^fíá  y  nnoM,  qm  h  regoeifaría  «» 
oCrOutr  nu  vMorioM  á  m  grcfio  godar» 
fodajlrta  y  rtraraof. 

LA  cana  que  vio  Habaouc  apofieta. 
8  ¿  Hasta  cuando,  oh  Joiová,  cla- 
maré, y  no  oirás ;  y  daré  voces  á  ti  4 
causa  de  la  violencia,  y  no  salvarás  ? 

8  i  Por  qué  me  haces  ver  iniquidad,  y 
haoca  que  mire  molestia,  y  saco  y  vio- 
lenola  delante  de  mi,  habiendo  ademas 
quien  levante  pleito  y  coatienda  ? 

4  Por  lo  cual  la  ley  es  debilitada,  y  el 
Juicio  no  sale  verdadero :  por  cuanto  el 
impío  asedia  al  Justo,  por  eso  sale  tor- 
cido ri  Juiciow 

5  Mirad  en  las  gentes,  y  ved,  y  mara- 
villaos pasmosamente ;  porque  <Ára  será 
hecha  en  vuestros  días,  «le  aun  coando 
se  o«  contara,  no  la  craerets*. 

6  Porque  hé  aquí  que  yo  levanto  los 
Oaldéos,  gente  amarga  y  presurosa»  que 
camina  por  la  anchura  de  la  tierra  piuta 
poseer  las  habitaciones  agenas. 

7  Eroantosa  e«  y  tenible :  de  ella  mis- 
ma saldrá  su  derecho  y  su  grandeza. 

8  T  sedM  sus  caballos  mas  ligeras  que 
tigres,  y  mas  agudos  que  lobos  de  tar- 
defc:  y  sos  glnetas  se  multiplicarán i 
vendru  de  l^os  sus  caballeros,  y  vola- 
rán como  águilas*  que  se  apresuran  á 
la  comida. 

9  Toda  ella  vendrá  á  la  presa :  ddante 
de  sos  caras  viento  solano  {  y  Juntará 
eantíves  oomo  arena. 

10  y  escameoerá  de  los  r^es,  y  de  los 
principes  hará  burla:  rebase  de  toda 
ibrtaleaa,  y  amontonará  polvo,  y  la  to- 
mará. 

11  Luego  mudará  espíritu,  y  pasará 
adelante,  y  ofienderá  tUribuyeÓM  esta  su 
potencia  á  su  dios< 

18  (!  No  eres  td  desde  el  principio.  Oh 
Jdiová,  Dios  mió,  Santo  mío  ?  No  mo- 
riremos, oh  Jehová :  para Joiciolo  pu- 
siste; y  td,  oh  Hoea*,  lo  fundaste  para 
eastióar/. 

18  Limpie  traa  de  c^os  para  no  ver  el 
mal,  ni  puedes  ver  el  agravio :  ¿  por  qué 
ves  los  menospreeiadoras,  «  dulas  cu- 
ando destruye  el  impío  al  mas  Justo 
que  di? 


14  j  V  baeaa  jsa»  loa  hombres  eomo  ks 
peees  de  la  mar,  oomo  reptiles  qos  no 
tienen  sefior  ? 

Ifi  Saoará  á  todos  «on  m  anzuelo,  oo- 
garálos  con  su  red,  y  Juntarálos  en  la 
aUeriíe:  por  lo  cual  se  holgará  y  baiá 
almrias. 

18  Por  esto  hará  saerifidos  á  su  red,y 
ofreoecá  sahugierioaáaa  aUeriSi';  por- 
que «m  días  engoadó  su  porción,  y  «' 
graso  so  comida. 

17  i  Vaciará  por  asa  aa  red,  ó  tendía 
piedad  de  matar  gantes  continnanicnie? 

CAPITULO  II. 

A^afdaiKlo  «I  prieto  rumufia  á  ta  auiHm 
qmo  kmkim  propmnto  á  IMm  aoirt  d  tetow 


jroetdtr  de  ioe  opruerm  dm  wa  fM%,  rm- 
ptimUk  el  Señar  qme  — yw  lajauípiriisj 

•P  wt§B9  ^C^w90^  wO^  MV^HM    WtmWtpwf  ^^^^W* 

siMf  eimtameate  m  rmiaa^áfia  fjw  m  «M 


8" 


Ufarte. 
OBRE  mi  nuda  estaré,  y  sobre  la 
fbrtalesa  afirmaré  d  pié,  y  ataláyale 
para  ver  qué  hablará  en  nu,  y  qué  totgo 
de  responoar  á  mi  pregunte*. 

8  T  Jehová  me  reapeodid,  y  dijo :  Es- 
cribe la  Vision,  y  declárala  en  tsbist, 
para  que  oonra  el  que  Iqreve  as  dls. 

8  Aunque  la  visión  lanásrd  aun  psr 
tiempo,  mas  al  fin  hablará,  y  no  mea- 
tirá:  aunque  se  tardan,  eqpsalo,  qM 
sin  duda  vendrá ;  no  tardará. 

4  Hé  aqui  que  se  eMUgollsee  aqasl 
cuya  alma  no  es  deredia  en  él:  niss  é 
Jnrto  «a  sn  ft  vivirá^. 

5  Y  también,  por  cuanto  peca  per  d 
vino,  «•  un  hembra  soberbio,  y  no  per- 
maneoerá  i  que  ensanchó  como  d  nd- 
emo«  su  alma,  y  e«  oomo  la  muerte  qae 
no  se  hartará ;  antes  reunió  á  sí  tKiss 
las  gentes,  j  amontonó  á  sí  todos  los 
pueblas''. 

8  ¿No  han  de  levantar  todos  eiloi 
wbre  él  parábola»  y  sarcasmos  eootrs 
él?  T  dirán:  ¡Ay  dri  que  moltipiicii 
d«  lo  que  no  «ra  s«yo!  ¿Y  baste  ca- 
ando  habla  de  aaaontonar  sobre  d  es- 
peso lodo? 

7  ¿  No  se  levantarán  de  repte  jo» 
que  te  han  de  morder,  y  ee  dusPiilMá" 
loa  qae  te  han  de  quitw  de  te  nfv,  y 
serás  á  ellos  por  rapifla  ? 

8  Porque  td  t 
gentes,  todos  loe  otros  pueblos  te 
pojaráas  á  eansa  de  laa  aangrw  ha 
manas,  y  robos  de  la  tiefffa,  de  las  «te 

y  da  todas  laa  que 


A.C. 


•O^L^I 


ifeH-L 


fr.a& 


MABAOüOt  UL 


A.aetar.a6. 


9fAjiá  fw MdMi  OM  nudlfMi  «o- 

idioiipmHoMtfBKpoiMr  en  alto  m 
nido, jor  wtpnn  M  podar  «M  nal ! 
10  Tonurii  «ihIo  imm— ■wu  mura 


«n^lo  iwfaaatMo  i»aia 

I  tu  cm,  aiolule  nuehM  pucblwt  7  hat 
/iwoadoooanttQTkia. 

II  PotoM  la  pMn  daaaaiá  daaáa  «1 

BwiD,  f  k  tabla  dd  aunadnrado  !• 


I  MjAydd  «ecdlioate 

/muñí/,  j  dM  qae  fluda  la  «Ula  coa 

jiaiqnldad! 
M  ¿No  M «to de  JAmA  da  loa  ^iir» 

IcltM?  LMpaablaapaMtiala^lBiéttpsn 

leí  Alego,  y  lai  genlat  ■•  fkUfsuétt  ca 

ITiaoy. 

14  Poiqat  la  tlem  laii  Basa  da  cobo* 
Idialento  da  la  gloita  da  Jalio«4,  como 
I  lai  ^aai  eabeaa  la  mar  i. 
UiA;dalqaadadebabar4saa  oom- 

Mflma,  qnt  Im  aecnaa  «»  odra  y  asa- 

briam,  pan  miiar  mu  daanudaoaa  1 

10  Halle  Uioado  da  deabeoira  maa  ft» 
de  honn :  beba  td  tambiaa,  j  aatéa  4oa« 
cuUeito:  el  oaliz<  da  la  mano  dcraaba 
le  Jeková  «bímtí  adbia  ti,  y  «dmilo  de 
ifineata  «fliMl  aakw  ta  alarla. 

17  Pemqiia  la  rapiltaart  LibanoA  oaaiá 
obre  tí;  y  la  dcatniecloa  de  laa  flaBaa 
>  qaebiantará,  á  canea  de  laa  aangrea 
umanai,  y  dal  mha  de  la  tienta,  de 
»  dudadeai  y  de  tadoa  loa  qae  en  éllaa 
lombaa. 

IB  ¿  De  qaé  etove  la  aaenkuaa  qne  ea 
dpió  el  que  la  hlao ?  jde  «aá  la 
a  de  ñaadMoa,  qoa 
iiaqaehaoiení 

d  hacedor  ea  en  ofefa  ? 
9  ;  Ay  del  qne dice  al  palo:  Deepiár< 
e;  y  A  la  pdadxa  mtma,  Leféatate I 
'odrátfeniaAar?  Uó  aqaí  que  él  eetá 
i>ierto  de  oro  y  plata,  y  do  nay  dentro 
éleepÉrito. 

*  Mae  JelunA  en  an  aante  teatpi»<  t 
é  «  delante  de  él  toda  la  tlem. 

CAPITULO  XJI. 

eiom  áe  JEfoteciM;  m  la  91M  dMjiwa»  d> 
Hr  A  Vio»  M  diant  aetUrar  p  kaóer  lut^ 
( la  va  dNlM  <aweada  ^ro  o*  d^tnder  y 
rar  i  m  puMo  d*  la  ofruUm  <U  tu»  me- 
(fo»t  r^Jhn  ÍMproáMo*  jr  maravilla*  itü 
lor  para  totvarlo,  negara  Imtfo  eomo  m 
>ia  «rtimwmfJe  ^  emuUerar  lo  UrriUe 
tmt  Juieiotf  y  JkiaInumU  la  flrmtfi  y 
Mjieraoa  dm  mwiNo  wilor 


d*  rmttmmeUmt  «o|i- 


líanaá  eam 
lemhtroHt 
o  y  reiioe<ja. 

ACIÓN  da  Uabaooo  pvolbU,  eobie 

{glODOtll  e. 

h  Jehová,  oído  h«  tn  palabra,  y 
oh  Jébawk,  aviva  tu  obra  en  me- 
»  loa  tiempoa,  en  laedio  da  loa  ti> 
i  basla  oanooer ;  en  la  Ira  acaér- 
e  la  mlaeflcotdla. 
»a  TwidxA  de  Tbenun^,  y  el  Santo 


del  meóle  de  Pasan.   Belah.  Bn  gloria 
eubeld  loa  deloa,  y  la  ttanta  ae  llené  de 


4  T  rt  roaplandor  Aié  eene  la  las  t 
r«yae  brtllantaa  aallan  de  a«  mano,  y  alU 
•«ma  aaoondlda  a«  ftrtalaaa. 

5  Delante  de  au  roatro  Iba  mortandad, 

é  Pardee,  y  midié  la  tierra:  mlré,*é 
hlao  tenblar  Im  ganlea »  y  loa  montee 
antignoa  fcaeon  deameaaaadm,  loa  co> 
tladoa  antignea;  ka  fiamtnoa  del  mundo 
ae  humillaron  á  él. 

7  He  «lato  Im  tiendaa  de  Ouahaa  en 
aflicción  I  laa  tiendaa  de  la  tienra  de 
Madiaa  tamMaroa. 

8  i  Alrúoe  Jehev4  eontra  loa  tloe  ? 
¿ooalra  loe  iloa  ftié  tu  enaiJo?  j  #W 
tn  ira  oontm  la  mar,  ooaade  snUate 
aobre  tua  caballea,  y  eobce  tna  canoa 
deaahid? 

8  Daeontoidae  enteraaBante  tu  are»,  ee- 
g«m  loa  Juanientoa  reapedo  á  laa  tribua, 
ngmn  tu  palabra.  Sefah.  Hendíate  la 
tiarra  con  rioa. 

10  Vtéraate,  y  tuvieron  temer  loa  mon- 
tea )  poaé  la  taandaden  de  laa  agnaa« : 
el  abtaaio  dio  au  voa,  la  hoadam  alaé 

11  El  lol  u  la  luna  ae  parnroa  an  an 
eataaoia  t  4  la  Ins  de  taa  aaataa  anduvi- 
eron ',  y  aa  reaplandoff  da  tu  fulgente 


U  Con  isa  hoilaaia  la  tianta,  oon  Airar 
trillaate  laa  gentea. 

18  SaUala  paia  aalvar  tn  pnahie,  para 
aalvar  oon  tu  nn^da*.  Traspaaaato  la 
cabeaa  da  la  cam  nal  inuplo  deanndaado 
el  cimiento  haata  el  cuello.  Selali. 

U  Horadaate  eon  oa»  b4eulm  laa  oa- 
beu^  de  ana  villaa,  que  ooaa»  tempestad 
aoemetieren  para  deiraaianae :  au  or> 
guUo  «M  eomo  para  devotar  al  pobre 
encubiertamente. 

15  lildate  efemlae  en  la  mar  4  taa  oa- 
balloa,  por  naeerton  de  grandm  agnaa. 

18  01,  y  temblé  mi  vientre ;  i  la  vea 
ae  batieam  mía  laMoat  pedil«don  m  en- 
tré en  mía  hneeoa,  y  en  mi  asiento  aie 
eetcñneeí:  el  bien  eetaré  quieto  en  el 
dia  de  la  angustí^,  ouando  suba  al  pu^ 
blo  el  que  lo  invadlr4  oon  sus  tropaa. 

17  Aunone  la  higaera  no  floMoerA,  ni 
en  laa  vftdM  habrá  flrutoa ;  ammipi*  men- 
tirá la  obra  de  la  oliva,  y  loa  labrados  no 
darán  mantimilwiento,  y  laa  ovi^m  aeran 
qulMdm  de  la  majada,  y  no  káMk  vaeaa 
en  loa  corrales ; 

18  Con  todo  yo  me  almaxé/  en  Jeho- 
v4,  y  me  gozaré  en  el  Dios  de  mi  salud. 

19  Jdková  el  Seik»  es  mi  fwtalesa,  el 
oaal  pondrá  mía  piéa  como  de  dsrvas, 
y  me  nará  andar  sobre  mis  alturas.  Al 
gefc  de  los  cantores  sobre  mis  instiu- 
mentosde  cuerdas. 


[A  PROFECÍA  DE  SOPHONÍAS. 


CAPITULO  I. 
•  ta  rutntM  Se  Jénualmm  y  dr  ledo 
aíraino» 

íBRA  de  Jebová  que  fué  4 
bámiaa,  bijo  de  Ouahi,  h^o  de 
t  hUo  de  Amarias,  hUo  de  £ae- 
n  diaa  de  Jealaa,  b^io  de  Am- 
-  da  Judék. 

uirá  del  todo  todas  las  eosas  de 
lax  de  In  tiena*  dice  J^nayL 
tabre  loa  hon^faróa,  y  laa  bestias ; 
íbm  «▼«•  del  Q4#loe^yl«sp4(i4« 


de  la  mar,  y  laa  piedrm  de  tropieso  oon 
loa  impfea ;  y  talaré  loa  hombrea  de  ao- 
tare  la  naa  de  la  tierra,  dice  Jehová. 

4  Y  esteoderé  mi  mano  sobi»  Judá,  y 
sobre- todos  los  moradores  de  Jerusalem ; 
y  exterminaré  de  eate  lugar  el  remanente 
de  BaalA,  y  el  nombre  de  los  Ühem*- 
r{ms«  eoa  «««  saoerdotm, 

9  Y  á  loa  que  se  inclinan  sobre  los  ter- 
rados<(  al  ^éitAto  del  disio;  y  4  loa  que 
se  indinan  Jurando  por  Jehová*  y  Ju- 
rande  per  au  rey : 

8  Y  4  l«a  que  toman  ataás  de  en  pos 


•8al.n.l«. 
Ul 
ylM.t»4. 


li  Jos.  10. 18, 
U. 


•Bal.  104 
lA. 


/Oap.  a.  4. 


C. 


A. 

d». 


»  S  Bey.  83. 

•os.ias. 

rfaBay.SS. 

18. 

Jer.  19. 18. 
•  8  Bot.  17. 

81.41. 

lB.4a.L 

Os.  4.15. 


A.O,clbe.Wh 


soPHONiAS,  n,  ni. 


JLGLdr.» 


/Hab.3.90. 

ZM.a.is. 

rjer.  36.9. 


kMLa.1,2. 
<-2Cr.8S.14. 


k  Jet.  49.11. 
Amo*  0.1. 
I  Bul.  M.  7. 


■*  Anu»  6. 

11. 
•  Joel.2. 1, 

U. 

o  Ap.  6. 15, 
17. 

r  Jer.  80.  7. 
9  Joel  2. 2. 

AmoB&lS, 

20. 


'Jer.  9. 32. 

•  Pro.  11.  4. 

Xi.  7. 19. 

tCitp.8.8. 


oAaiM  5.6, 


ftis.a8.aa 

•  Jar.  47.  &. 

Z«o.  9.  5,  & 


d  Eb.  28. !«. 


de  JdiovA;  y  1m  que  no  butoanm  & 
JehoT&t  ni  preguntaron  por  él. 

7  Calla  en  la  presencia  del  Sefior  Je. 
hoTá/,  porque  el  dia  de  Jehová  está 
cesreanoj  porque  Jehorá  ha  apan;fado 
sacrificio,  prevenido  ha  sus  convida- 
dos«. 

8  Y  terk,  que  en  el  dia  del  sacrificio 
de  Jdiová  haré  visitación  sobre  los  prín- 
cipes, y  sobre  los  h^os  del  ny,  y  sobre 
todos  loe  que  visten  vestido  estxanjero. 

9  Asimismo  haré  visitación  en  aquel 
dia  sobre  todos  los  que  Saltan  la  puerta, 
los  que  hinchen  de  robo  y  de  engnfto* 
las  casas  de  sus  señores. 

10  Y  habr&  en  aquel  dia,  dice  JehovA, 
Toz  de  damor  deside  la  puerta  del  pes- 
cado', y  aullido  desde  la  segunda,  y 
«ande  quebrantamiento  desde  los  co- 
llados. 

11  Aullad,  moradores  de  Mactes,  por^ 

Sue  todo  el  pueblo  mercader  es  dóürui- 
o ;  talados  s<»  todos  los  que  o«  traían 
dinero. 

18  Y  será  en  aquel  tiempo,  que  yo  es- 
cudiifiaré  á  Jerusalem  con  candiles,  y 
haré  visitación  sobre  los  hombres  que 
están  sentados  sobre  sus  heces  *,  los  cu- 
ales dicen  en  su  corazón:  Jdu>v4  ni 
haiA  bien  ni  malA 

13  Seiá  por  tanto  saqueada  su  haci- 
enda, y  sus  casas  asoladas :  y  edificaran 
casas,  mas  no  las  habitar&n ;  y  planta- 
rin  villas,  mas  no  bebetán  el  vino  de 
ellas»*. 

14  OeroÉno  e$iá  el  dia  grande  de  Je- 
hov&n,  cercano  y  muy  presuroso;  voz 
amana  del  dia  de  Jehová :  gritará  allí 
el  valiente  «. 

16  IMa  de  ira  aquel  dia,  dia  de  angus- 
tia y  de  aprieto,  dia  de  alboroto  y  de 
asolamientoi»,  dia  de  tiniebla  y  de  oscu- 
ridad 9,  dia  de  nublado  y  de  oitenebce- 
cimiento ; 

16  Dia  de  trompeta  y  de  algazara  solire 
las  ciudades  finrtes,  y  sobre  las  altas 
torres. 

17  Y  atribularé  los  hombres,  y  anda- 
rán como  ciegos,  porque  pecaron  contra 
Jehová :  y  la  sature  de  ellos  será  der. 
ramada  como  polvo,  y  su  carne  como 
estiezool*'. 

18  Ni  su  plata  ni  su  oro  podrá  librar- 
les «  en  el  día  de  la  ira  de  Jehová;  pues 
toda  la  tierra  será  consumida  een  el 
fuego  de  su  zelo<:  porque  ciertamente 
consumación  apresurada  hará  con  todos 
los  moradores  de  la  tierra. 

CAPITULO  II. 
SiAorta  oí  pmMo  á  que  iittdiU  «  m  ampienla 
da  MM  pteaáo»,  y  a  Im  oio»  a  fue  pulan  A 
Dio»  lo»  guarde  en  H  ttempo  de  la  eaUmU- 
dad.  Prediee  grave  eaetif/o  dé  Dio»  sobre  lo» 
euemiffoi  d»  tu  puMo,  y  tim guiar meute  w- 
br*  Nfnive  y  la  monatquCa  de  lo»  Atirió». 

CONGREGAOS  y  meditad,  gente  no 
amable, 

8  Antee  que  para  el  decreto^  g  el  dia 
se  pase  como  el  tamo  ¡  antes  que  venga 
sobre  vosotros  él  furor  de  la  ira  de  Je- 
hová ;  ¿ntes  que  el  día  de  la  ira  de  Je- 
hová venga  sobre  vosotros. 

8  Buscad  á  Jehová",  todos  los  humil- 
des de  la  tierra,  que  pusisteis  en  obra  su 
Juicio;  buscad  Justicia,  buscad  manse- 
dumbre: quizá  seréis  guardados  en  el 
dia  del  enojo  de  Jehová». 

4  Porque  Gaza«  será  desamparada,  y 
Ascalon  asolada :  saquearán  á  Asdod  en 
el  mediodía,  y  Ecron  será  desarraigada. 

5  ¡  Ay  de  los  que  moran  á  la  ttarte  de 
la  mar,  de  la  gente  de  ChereUm  d  |  la 
palabra  de  Jehová  ef  contra  vosotras, 
oh  Oanaan,  tierra  de  Palestino*,  que 


te  haré  deetmir  hasta  no  fmeáar  mo- 
rador. 

6  Y  será  la  parte  de  la  mar  por  mofa- 
das de  cabellas  de  pastores,  y  oountes 
de  ov«jaa. 

7  Y  será  aquella  parte  para  d  resto  de 
la  casa  de  Jndá«;  allí  apacentarán :  en 
las  casas  de  Ascalon  dormirán  á  la  no- 
che ;  porque  Jehová  su  Dios  los  visitorá» 
y  tomiucá  sus  cautivos/. 

8  Yo  he  oido  las  afrentas  de  Moab,  y 
los  denuesto*  de  los  hijos  de  Ammoa 
con  que  deshonraron  á  mi  pueblo,  y  ae 
engrandecieron  sobre  su  término. 

9  Por  tanto  vivo  yo,  dice  Jdiová  de  los 
ejércitos.  Dios  de  Israel,  que  Moábf 
será  como  Sodoma,  y  loe  b^os  de  Am- 
monA  como  Gomonra;  campo  de  orti- 
gas, y  mina.de  sal,  y  asolamiento 
tuo:  el  resto  de  mi  pueblo  los 
y  d  resto  de  mi  gente  los' 

10  Beto  les  vendrá  por  su  soberbia, 
porque  afrentaron,  y  se  eiwrandeeíeron 
contra  el  pueblo  de  Jdiová  de  los  ^ér- 
eitos. 

11  Terrible  será  Jehová  contra  ellos, 
porque  enervará  á  todos  los  dioses  de  la 
tierra:  y  cada  uno  desde  su  lugar  se  in- 
clinará á  él,  todas  la  islas  de  las 

18  Vosotros  también  los  de 
seréis  muertos  con  mi  espoda. 

13  Y  eztendorá  su  mano  sobre  tí.  Aqui- 
lón, y  destruirá  al  Assur*,  y  pondm  á 
Ninive/  en  asolamiento,  y  en  secadal 
como  un  desierto. 

14  Y  rebailos  de  ganado  harán  en  ella 
majada,  «odas  las  bestias  de  las  gente* : 
el  onocrótalo  también  y  el  erixo  dormi- 
rán en  sus  umbrales  t  «a  voz  oantaná  en 
las  ventanas ;  aaolaeion  será  en  las  paer- 
tas,  porque  su  enmaderemiieHio  de  cedro 
será  descubierto. 

15  Esta  et  la  ciudad  alcjgre,  que  estaba 
confiada;  la  que  deoia  en  su  ooraaoa: 
Yo  MQ/L,  y  no  A^  mas «.  { Como  fué 
tomada  en  asolamiento,  en  cama  de 
bestias !  Cualquiera  que  pasare  junto  á 
ella  silbará,  meneará  su  mano. 

CAPITULO  III. 
DeepuM  de  lamentar  y  reareudar  «I 
eotrupeiou  del  pwSto  ¿e  JXo»,  y  c 
en  tu*  malo»  procederé»,  voHeiua  «I 
hteeimieuto  de  lai  r^qjtia»  de  Jerad, 
eipretiou  degrande»  y  gUiriatai 


etata 


oonCa- 


¡  A  Y  de  la  ciudad  ensuciada  y 
Xa.  minada,  y  opresora ! 

8  No  escucho  la  voz,  ni  reelUd  la  dis- 
ciplina :  no  se  confió  en  JebovA,  no  ae 
acercó  á  su  Dios. 

8  Sus  príncipes  en  medio  de  ella  «oís 
leones  bramadores;  sus  Jueces,  lofco*« 
de  tarde  que  no  d^an  hueso  para  la 
mafiaiuk 

4  Sus  profetas,  livianos,  bombee*  pee- 
varicadores  i :  sus  sacerdotes  contami- 
naron el  santuario,  fidsearon  la  Ley. 

6  Jehová  Justo  en  medio  de  ella,  n» 
hará  iniquidad:  de  maltena . sacará  á 
luz  su  Jnioio,  nunca  fUta;  mas  d  per- 
verso no  tiene  vergüenza*. 

6  Hice  talar  gentes ;  sus  easttlloa  eotaa 
asolados ;  hio*  desiertas  sus  calle*,  basta 
no  quedar  quien  pase :  su*  ciadadc*  c»> 
tan  asoladas  hasta  no  quedar  hombte, 
hasta  no  quedar  morador. 

7  D^e:  Ciertamente  ahorm 
rás<(,  recibirás  corrección ;  y  no 
habitación  derruida  por  todo  aqucfle  so- 
bre Qué  lee  visité.  Has  ellos  se ' 
ron  oe  mafiana«,  y  oorromidenm 
sus  obras. 

8  Por  tanto  esperadme/,  dloe  JAe/tk, 
al  dia'  que  me  levantare  al  de*p«|ot 
porque  mi  determinación  ee 


«b.U.U. 
U. 

/BsLm. 
1.4. 
Jer.».Ii 


»Ie.XT, 
XTl. 
Jer. 

X£niL    2 

Cz.&^ 

u. 

«JacAI, 
etc. 

cte. 

AmbL» 


*'Is.U.I. 
elB. 

Si.  SOL  4. 
«.81 
Ala.  10. 5, 

<K*.LI. 
etb 


>b.47.l. 


tjér. 


«JécS-l 


4IS.&Í 


«■L  1.1.1 


HAOOBO,!,!!. 


■"Is^sT^íKi:  "^  ^'"' 


lt¡  da  I«M'  ■■  mHSditli  mma 


LA  profecía  de  HAGGEO. 


2£ií5SrJSíSíS 


I  Enb  d  aimb  piHlilf>,na  m  de  Ji. 
bsTáB  DI...1  la  _Uina  dil  [ridWl 

íonliibcl,  Ulo  d>  HhUM,  Bbaudic 
ikMi,  I  •(  ivlrin  d>  Jo«id/M>i  d> 

It  Ibíl  ¿I  Tiliw')  muro  d 


rjT. 


hj  M  I»,  hTrtX*  d>  Jdunl  ni 
niÉAD  ^  ■Árfn  aun«j  dWcddD, 

I  BiliU  ilion  á  Zonbibd,  Ulo  do  Ho- 
•IIM.  lobBiHAic  di  Jadii  jk  J«d«, 


A.C.aÍr.iM^ 


ZACASIAS^L 


A.Q.ét.m 


'Cap.  1. 18. 


«lx.S9.tf. 
/N«h.9.a0. 

ii.e3.u, 

14. 
f  ls.U.18. 

Ta4.i8,ao. 

J«el  S.  16. 

HeMS.». 

AU.6.13, 

A  11.00. 8. 
y  01.  6. 
(lGr.99.14. 
*Bi,tf.6.7. 


ILer.ialO. 
11. 

Daa.SS.10. 
HikLa.7. 


■Nu.19.11. 


•bd.4S,4. 
Hag.  1. 1. 


llOr.SS. 

10. 

8«L0O.  1. 
«  M«L  S.  7. 

d  ML  7. 19. 
4.8. 


0^0.8. 


voMtre*'',  dio*  Jehov*  de  k»  ^Jénl- 
tos. 

6  Segtm  él  pacte  qua  eonoerté  eoii  Toa» 
oCroa  á  Tvaam  MUkIa  da  Egipto*,  aaá 
mi  Bapíitta  «atará  an  madlo  da  voa- 
otroa/:  No  temáis. 

0  Porgue  aaí  dice  JebevA  de  loa  cjér- 
eltoa :  Da  aquí  á  poao  an»  haré  yo  tam» 
blar  loa  cielos  y  la  tierra,  y  la  mar,  y 
la  seoa': 

7  T  hará  temblar  á  todas  gentea,  y 
Tendrá  el  Deaeado  A  de  todas  las  gentas ; 

Í  henchiré  esta  casa  de  gloria,  ha  dieho 
éhorá  da  lea  eléieitos. 

8  ifia  e»  la  pola,  y  mió  el  ato*,  diec 
JehoTá  de  loa  cgérdio*. 

9  La  gloria  *  de  aquesta  oaat  postrara 
será  mayor  que  la  de  la  primeni,  ha 
dieho  Jehová  de  loa  cjáreitoa:  y  daré 
pac  en  este  lugar,  dios  Jehová  de  los 
ejércitos. 

10  5  A  'vrinte  y  cuatro  del  ns^eao  m«t, 
an  el  scfuado  ano  de  Darío,  Aiémüabn 
de  Jeho^  por  mane  del  pnfcca  Haggao, 
didendo, 

11  Aaí  ha  dieho  Jéhorá  de  los  ^Jér- 
dtoa :  Pregunta  ahora  á  loa  saoerdolea^ 
acerca  de  la  ley,  diciendo : 

18  Si  lleráre  alguno  las  oamea  sagra- 
das en  la  fidda  de  su  ropa,  y  con  el 
▼líelo  de  *u  capa  todure  el  pan,  6  la 
Tlanda,  ó  el  vino^  ó  el  aoeite,  ú  otra 
cualquier  comida,  ¿será  ceta  santifica- 
da ?  Y  respondieron  los  sacerdotes,  y 
dllenm:  No. 

18  Y  dQo  Haggeo :  8i  iügun  inmundo 
á  eausa  de  cnerpo  muerto»  tooáre  al- 
guna oosa  de  estaa,  ¿  será  inmunda  ?  Y 
xespondienm  los  saoerdotca,  y  dyavosi: 
Inmunda  será. 

14  Y  respondió  Haggeo  v  dUo:  Así  «• 
este  pueblo,  y  esta  gante,  delante  de  mi, 
dioe  Jehová;  y  aaugaismo  toda  obia  de 


,  7  «odo  la  que  aqnf 
es  Inmundo. 

16  Aham  anea,  poned  mestw 
desde  este  oia  en  addanle.  Ai 
puaiasen  piedra  sofaee  piedra  an  el  tsns- 
plode  Juová; 

M  Antas  que  fawisan  asta*  cosas,  waian 
al  montón  de  valnta  AoMigiB*,  y  habla, 
diea:  venían  al  lagar  pan 
anta  edatoras  del  lugar,  y  hi 

17  Os  herí  oon  nsaiko  solana,  y 
tiaoDoiUo,  y  oon  granito,  en  toda  obaa 
de  vuestras  manca ;  mas  no  os 
tlstels  á  mi,  dioe  Jdiová. 

18  Poca  poned  ahota  vueatro 
desde  este  dia  en  adelante,  é  «««r-, 
desde  d  dia  veinte  y  euatro  dd  noveno 

desde  d  dia  que  se  eehd  el  daai» 


ento*  d  templo  de  Jaitavá;  poned  'vu- 


19  ¿  Aun  no  está  la  dmiente  an  d  gm. 
ñero?  ni  la  vid,  ni  la  higusn,  ni  «1 
granado,  ni  d  árbol  de  la  oliva  ha  t^ 
OKwi»  flareddo  i  maa  desda  nqneate  dia 
daré  bendición. 

90  5  Y  Alá  aagunda  vea  palahm  d» 
Jeho^  á  Haggeo,  á  loa  veinte  y  coatn» 
del  mismo  mes,  dísiendo, 

81  Habla  á  Zorobabd,  gobernador  d« 
Judá,  didendo:  Yo  haré  temblar  lo* 
délos  V  la  tiCKza^ : 

S9  Y  trastwrsaaiá  d  trono  de  lo»  id- 
nos  9,  y  destntoé  la  ftierxa  dd  reltoo  de 
las  gentea :  y  trastornaré  d  carro,  y  lo* 
que  en  él  suben,  j  vendrán  wbaio  loa  on- 
ballos  y  los  que  en  dios  montan*  eadn 
oud  por  la  espada  de  su  hermana 

88  Bn  aqod  dia,  dioe  Jehová  da  lea 
dérdtos,  «*  tomaré,  oh  Zorobabd,  hijo 
tu  Scahid,  dcrvo  mió,  diee  Jehová,  j 
ponerte  he  como  anillo  de  sdlarr :  por. 
que  yo  te  eaoogí,  dioe  Jehová  de  Iw 
q|érdtos> 


ZACARÍAS  PROFETA 


CAPITULO  I. 
Oeiftui  de  exhortar  «1  prtfeta  A  lo«  JeMo»  A 
e  te  forrepUniarnt  f  «o  <«UIm  lo  er~-'"~*~ 
eme  padree,  ^tufiurvm  emMgadee  var^pee 
avisos  de  loe  prtfma»t  en 


qae  ee  furreptoHlam,  f  «o  imUe»  lo  eowfneta 

de  eiu  padree,  ^ 

deepreetaroa  le 

«na  de  loe  doe  «Momm  fiw  twio  prtdtee  et 


loe 


reeUblecimmenio  de  Jemeaiem  »  «emae  jm 
Uof  de  Jmdt,  jfemla  otra  la  deetmeoiam  de 


E' 


N  d  mes  octavo,  en  d  afio  segundo 
de  Darío*,  fué  palabra  de  Jehová  á 
Zacarías  profieta,  h^o  de  Beraohiaa,  hijo 
de  Iddo.  diciendo  t 

9  Bnojéaa  Jehová  oon  ira  ocntia  vu- 
estros padres  fc. 

8  Les  dirás  pues  •.  Así  ha  dfaho  Jehová 
de  los  dércitos:  Volveos  á  mí«,  dioe 
Jdiová  de  los  ^éndloe,  y  yo  me  volverá 
á  vosotros  4,  ha  dioho  Jdiová  de  loa 
q}ércitos. 

4  No  seáis  como  vuestros  padres,  á  los 
ouaka  dieroA  vooes  los  pnmeros  pt»« 
fctas  didendo :  Asi  ha  didio  Jetevá  de 
los  ejércitos :  Volveos  ahora  da  vuestros 
maloa  eamlnos,  y  de  vuestras  mdas 
obra*  i  y  no  atendieron,  ni  me  escu- 
charon, dioe  Jehová. 

A  Vuestroa  pedias  ¿  dénde  están  ?  y 
loa  profetas  ¿  nan  de  vivir  para  slam- 
pra  ? 

6  Empero  mis  odafavas  y  mis  cede- 
nansas  que  mandé  á  mis  siervos  los 
profetas,  ¿  no  aloaniaron  á  vuestros  p». 
drss(  ?   Por  ese  se  vdvlaron  dloa  y  di* 


Jeron:   Oomo  Jehová  de  les  ^tétnllne 
pensé  tratamos    oonfetme  á  o 
caminos,  y  oonfbrme  á  i 
así  lo  hiso  oon  noaotroa. 

7  V  A  los  veinte  y  enatr»  dd 
uadedmo,  que  es  d  mes  de 
en  d  afki  segundo  de  Darlo,  filé 
labra  de  Jehová  á  Zaoatiaa 
hUo  de  Bcraddaa,  hijo  de  IiU», 
eiulo: 

8  Vi  de  noobe^  y  hé  amd  un  varan  qi 
cabalgaba  sobre  un  oaoaUo  bann^, 
oud  estaba  entre  loa  mirtoa  que  ái ' ' 
la  hondura;  y  dctxia  de  él  á*6<* 
líos  bermejos,  overos,  y  U 

9  Enténoes  d^ :  ¿  Qué 
flor  mió?   Y  duome  d  ángd  qn*  b». 
blabneonmigo:  xo  te  «nsafliri  qoé  «an 


10  Y  aqnd  van»  que  estaba 
mirtos  respondió,  y  di)o:  Estos  son 
que  Jehorá  ha  enviad»  á  á 
tierra* 

11  Y  dloa  hablaran  á  av» 
Jdiová,  que  estaba  entae  loe  minea»  y 
dijeron :  Hemos  reooRldo  la  tlnraa,  v  hé 
aquí  que  toda  la  tlarm  está  wpiwáaa  y 
quieta. 

18  Y  respondió  d  ángd  de  Jebová,  y 
dijo:  Oh  Jdiová  de  lo*  dérdlos,  i  basta 
cuando  no  tendrás  piedad  de  Jemsalsna, 

td*  las  dudadas  de  Judá,  oon  las  cualaa 
is  estado  airado  por  espiado  d*  aatmdn 


'CBP.LU 

Isa.  8.1». 


I 


Iae.8.i 


ívsr.0,7.    , 
<l)aa.l4it 


•'Os.ail 


dr.ao. 
9  La.  LUL 


9L 


LU. 


18 


Y 


Jdiová  icapondló 


u. 


98.11. 
9.1. 


ta,  SHL 


ZACABIAS,  n,  m,  IV. 


A.  a  oír.  511. 


«.lo. 


^ 


14 


hns,  pstebm  eamolatorlas  *  4  aquel 
ángel  me  hsUabt  eoomlgo. 

14  Y  dtloine  d  iagel  que  hablaba  een- 
mt» :  Olama  diciendo :  Ati  ha  dleho 
Jétori  d«  k»  ejércitos :  ZeU  i  Jera» 
«üemr  á  8i«n<  con  gaai  mIo  : 

15  y  oon  gimdt  «m^o  ettoj  airado 
emin  tai  gata  que  aatán  vepoiadaa ; 
porqne  jo  ertaia  «nejado  «n  pooo,  y 
éÜM  »j9á»xm  para  el  mal «. 

US  Por  tanto  arf  ha  dloho  JdioH  t  To 
me  he  tomado  á  Jenualem  con  oriMia- 
elonei*:  en  eOa  mi  edlfioada  mi  oaaa, 
dice  Jtími  de  kn  «Jiroitoa,  j  la  pto. 
inada  aeiá  tendida  mbra  Jeraaúam. 

17  Clama  ann  dieiendo  s  Aal  dloa  Je- 
hovádeleeiíjéKlto*:  Ann  lerin  cnaan» 
chadas  mis  dndades  por  la  abundancia 
del  Uen ;  y  ann  eonaolai*  J^urrA  A  B' 

I  ea  *,  7  cKOfciá'  todatfa  4  Jeruaalom. 

18  f  ^iffOM  ale4  mía  ojoa,  y  mM>  j 
I  hé  aqoi  cuatro  t  enamoa. 

19  Y  dije  al  ángel  qu«  hablaba  con 
[migo:  ¿Qu4  «m  eetoa?   Y  nspendió 

I  me :  Bstoa  loo  loa  enamoa  qn«  a«cnta< 
I  nm  á  Jada,  á  Inaei,  y  á  Jamaalem. 

90  Mostrome  luego  JéhoTá  onatro 
[pinteiM, 

91  T  yo  d^e  t  J  Qué  Ttenen  eatoa  A 
I  hacer?  T  reeponaióme  diciendo :  B«taa 

son  los  cuemofl  quer  aventaron  á  JudA, 

tanto  qua  ningaoo  alió  au  oabaia :  mat 

I  eatoe  han  venuo  para  haoerloa  tamblar, 

]  peo*  denibar  loa  onamoa  da  laa  ^entaa, 

3ue  altaron  el  cuerno  aobre  la  tierra  da 
■dA  paza  aventarla. 

CAPITULO  II. 

flarfoaa  dt  JaraMlna»  f  M»> 
de mm mtrtUtertB,  gtMirttrú 
9w  itftma%  y  >obitor4  m  eiaiie  i» 
tUai  4  M  M  wiiniM  iunc^íh  noció»**,  y  tt 
pomrá  é  JudA  la  litrtdad  m  la  tUnra 


ALOE  áttfom  nú»  qjoa,  y  mita,  y  hé 
.  aquí  na  varón  qua  Icaia  en  au  na- 
no un  coedel  da  naadir*. 

a  Y  d(}alai  ¿  Adonde  vaa  ?  Y  él  ma 
reapondld :  A  noedir  A  Jaraaalem,  pam 
rmr  oaanta  aa  au  anchura,  y  cuanta  au 
ontfitud. 

S  Y  hé  aquí  «n«  aaUa  ai|uel  Ángel  que 
lablaba  conmigo,  y  olio  ángel  te  aiuid 
I  encuentro, 

4  T  dQola :  Corre,  habla  A  eate  moao 
iciendo :  Sin  mnroa  oerA  habitada  Je- 
laalem  A  cauaa  de  la  multitud  de  los 
vmbres,  y  da  laa  beatiaa  qtu  ettarda  en 
ledio  de  ella. 

s  ITo  aeré  para  «lia,  dice  J^ovA,  muro 
t  fueoo  en  denrador  i,  y  aavé  por  gloria 
:  medio  da  dla«. 

(  Oh,  ota,  huid  de  la  tierra  dri  Aquí- 
s,  dioe  JeliovA,  puea  por  loa  ouatro 
intoa  de  loa  cieloa'  oa  eaparof,  dioe 
hovA. 

Oh  Sion,  la  que  moraa  con  la  h^a  da 
bilonln,  eacánate*. 

Porque  aaí  na  dleho  JehovA  da  loa 
rcitoa  :  I>eap«aea  de  la  gloria/  me  en- 
rÁ  él  A  laa  gentea  que  oa  deapoiaron : 
que  el  que  oa  toca,  toca  A  la  mfla  de 

Porque  hé  «qoi  que  yo  also  mi  mano 
re  Mloa,  y  aeíAn  deapodo  A  ana  aicr- 
:  y  aabvtfia  que  JehovA  de  loa  ^)ér- 
i  me  envl<S. 

OaiMa  y  alégrale,  h^a  de  Siont 
bé   «qui   que  vengo,  y  m< 
lo  de  ti  *•  lia  dicho  JehovA. 
Y  TurirAxúae  nracliaa  gantca  A  JehovA 
quel  dia,  y  me  aerin  por  pueblo  ^  y 
lané  en  madio  de  ti  * »  ycntónoea  oo- 


19  T  JehovA  poseerA  A  JndA  au  h«M. 
dad'  en  la  tienu  tanta,  y  aHogeiá  aun 
A  Jcrumiem**. 

18  Calle*  toda  eame  delante  de  Je* 
hovA  ¡  forqne  él  le  ha  deapertado  da  au 
ita  monda. 


el  gran 


\w: 


y»  que  JehovA  de  loa  «iéreitoa  ne 
lado  A  tí. 


CAPITULO  III. 
JNm  al  pr^^Ma  M  la  Jyara  dr  J«Hif, 

a«anla#,lB  rwtwarnfioa  di  mi  iáUita, 
jfUitUtatmimMrotddeuilo.  Fromfít»  la 
wmida  M  MmlaK  V  a  aaaaoia  i 
df  poi,  affwMad  yntpoM. 

YMOBTüdMB  A  Joaoá*, 
aateidute»  el  eual  aataba 
dol  Ángel  de  JehovA;  y  Batan»  ertaba 
A  tu  mano  deNoha*  para  aerle  adver- 
ante. 

•  Y  dUo  JehovA  A  Satn:  JehovA  ta 
reprenda  *,  oh  8atan  {  JtfwvA,  que  ha 
eaoogido  A  Jatnaalem,  te  reprenda.  ¿No 
ea  eate  tlaen  arrebatado  d^  incendio*  ? 

8  Y  Joaué  estaba  vestido  *de  veatiman- 
taa  viles/,  y  eaUba  delante  del  Ángel. 

4  Y  habló  cf  Aagvf,  é  faithnó  A  loo  que 
estaban  delante  de  si  diciendo :  Quitadle 
eaaa  veattanentaa  vUea.  Y  A  él  d^o :  Mi- 
ra que  he  heoho  pasar  tu  peeadof  de  ti, 
y  te  he  heeho  vestir  de  rofá»  de  gala  *. 

5  Deapues  d^o :  Pongan  i.  mitra  limpia 
sotare  au  cabeaa.  Y  pasiamn  una  mltia 
limpia  aobre  su  ealMna,  y  vlatiéronlo  de 
jjj«.  YelAng-deiehovAeatabaen 

6  Y  el  Angd  de  JdwvA  protaató  al 
miamo  Josué,  diciendo : 

7  Asi  dice  JehovA  de  loa  ^rcitoa: 
81  anduvicrea  per  mía  camlnea,  y  al  gu- 
ardaros mi  oraenanxa,  también  td  go- 
bemaiAa  mi  casa,  también  tii  guardarta 
mis  atrios,  y  entre  eatoa  *  que  aquí  astAn 
te  daré  plaza. 

8  Ssoueha  pnaa  ahora,  Joané,  gran  ■•• 
oeidote,  td ,  v  tta  amigos  que  se  sientan 
delante  de  tí ;  porque  son  vaxonea  aba- 
béUooa'i  Hé  «mi  que  yo  traigo  A  nal 
siervo,  el  PIMPOLLO  m. 

•  Pmmue  hé  aquí  aquella  ptedniM  que 
puse  delante  de  Joaué,  aobre  la  eumi  una 
piedra  Aiiy  siete  ojoa ;  hé  aqui  ana*  yo 
grabaré  su  eseultura,  dioe  Jenora  de  loa 
ejéreitoa,  y  quitaré  el  peoado  de  la  tienra 
enuniüa^. 

10  En  aqurt  dia,  dioe  JehovA  de  ka 
qjéroitoa,  cada  uno  de  voaotrea  llaauíA 
A  su  compaflero  debajo  de  au  vid,  y  de- 
bido <i*  «<*  higuera  f . 

CAPITULO  IV. 
Xa  la  9itioa  da  mk  tamdtttro  át  oro  coa  na 
lAmparof,  y  d*  doj  oMvot  ton  eu^  aetiU  la 
Im  d»  aquiilai  m  vuuUenla,  mmtttra  Dio» 
ol  vroftla  la  rotlamroHo»  dé  la  lflt$ia  /«- 
ditett,  dadaramlole  prinuro  la  eapeñalpro- 
wtíluteia  toa  fUé  removería  todo  oteto««lo 
do  delante  d»  JCorobabett  omoargaáo  do  la 
abra  del  tMiplo,  f  ramo  iadieomdole  ktefo 
ei  earáeler  do  loe  ame  par  qfioio  oiandoriaM 
al  eoetemtmíemto  di  la  auaUdad  fparamaa 
al  oKito  divAiow 

YVOLVIcf  d  Anael  que  hablaba  oon- 
migo,  y  despertóme,  como  un  hom- 
bre que  ea  deapertado  de  au  soefio*, 
8  Y  dejóme :  ¿  Oué  vea  ?  Y  napóndi  t 
He  mlñdo,  y  he  aqui  un  eaadderok 
todo  de  oro,  con  au  vaao  sobra  su  ca- 
beaa, y  ana  aiete  Uunparaa  enebna  del 
oaadelaro,  aiate  ¡  y  siete  canalea  para  laa 
lAmparaa  que  ec<da  encina  de  éi  t 

8  Y  sobre  él  dos  olivas,  la  una  A  la 
derecha  del  vaao»  y  la  otn  A  aa  izqui- 
erda. 
4  Proaagui,  y  hablé  A  aqud  Anaal  que 
'  I  conaaiM,  dioiendo:  ¿Qué  «• 
ífior  mió  ? 


S  Y  ^  éuigel  que  hablaba  oonmigo  roa* 


iDmi.819. 

•Cap.  LIT. 

>HaKS.SO. 

8oBh.L7. 


•Hag.LL 

»  Job  1. 6L 

«8*1.100.8. 


'Jad.  9. 

ir*'*' 

«Aa«a4.U. 
/Is.84.8. 


rSBa.U.18. 

Ib.  «.8,7. 
A  la.  «LIO. 
<Ka.S8.4» 

87. 


•  Ap.B.9. 


/Is.8.18. 
•Cap.*.  13. 

IS.4.S. 

tU.L 

Jar.  SS.  5. 

7SS.IS. 
»  Cap.  4. 7. 

Ia.».l& 
•  Cap.  4. 10. 

▲p.S.e. 
r  Gap.  18.1. 
«IU.4.4. 


•Jct.81.96. 
»lz.as.8L 


JLCoIr.  n». 


ZACARÍAS»  V,  VI,  Vn. 


A.G.aii.Bl 


•OfcLT, 


/tbt.  S. 
0G»p.8.9. 


AAp.lL4. 


•>I.S.9. 


»M«1.&C. 


•Bx.10.8S. 
é  Ap.  17. 1, 


pondló,  y  dijonw:  ¿No  «abet  qué  es 
Mto  ?  Y  d^e :  No,  aeflor  roio. 

6  Entonces  respondió,  y  lubl<ime  dici- 
endo :  Esta  es  palabra  de  JéhoTi  &  lo- 
lobábel  en  qoe  se  dioc :  No  con  ji^rcito, 
ni  con  ftaerxac.  tino  oon  mi  Espirita, 
ha  dicho  .TéhoTá  de  los  ^ércitos. 

7  ¿Quiái  eres  td,  oh  gran  monte? 
Delante  de  Zorobabel  «stm  redneido  á 
llanura :  él  sacari  la  primera  piedra  con 
aclamaciones  de  Gracia,  gracia  k  ella! 

8  T  fué  palabra  de  JehoTá  á  mí,  di- 
ciendo: 

8  Las  manos  de  Zorobabel  eehaiAn  el 
fkmdamento'  á  esta  casa,  y  sus  manos  la 
acabarán  • :  j  conocerás  que  Jdwvá  de 
los  ^ércitoa  roe  envid  á  vosotros. 

10  Porque  los  que  menospreciaron  ti 
dia  de  los  peqnenos  recMnos,  se  alegrar 
rán,  y  Teráa  la  piedra  de  estaflo  en  la 
mano  de  Zorobabel.  Aquellas  siete/  son 
los  ojos'  de  Jehová  que  recorren  por 
toda  la  tierra.* 

11  Hablé  mas,  y  dSjtí»:  i  Qué  aignUl. 
can  estas  dos  olivas  á  la  derecha  del 
oandéleio,  y  á  su  Isqulerda  ? 

IB  Hablé  aun  de  nuevo,  y  d(jele :  ¿  Qué 
tigniflcoH  las  dos  ramas  de  olivas  que 
por  medio  de  dos  tubos  de  oro  revierten 
de  sí  «ceife  como  oro  ? 

18  Y  respondióme  diciendo :  ¿  No  sa- 
bes qué  es  esto  ?  Y  dije :  Se&or  mío,  no. 

14  Y  él  dijo :  Estos  dos  h^os  de  acei- 
te *  «on  los  que  están  delante  del  Sefior 
de  toda  te  tierra  •'. 

CAPITULO  V. 
Mmtdram  áí  prqfeta  «n  mmafiamra  d  eaMfO 
dt  lot  Tibadont  del  pueblo  at  Dioét  w  ti  dB 
tot  jMHufM  ¡  w«n  otra  la  «emilnott  de 


'Osa.  10.10. 
yii.a. 


ítr',üamaía  la  vtaliad,  \f  idoUdrfa)  d 
iUrra  de  8M»ar, 

Y  TÓRNEME,  7  alcé  mis  ojos,  y 
miré,  y  hé  aquí  un  volumen*  que 
volaba. 
2  Y  díjome:  ¿  Qué  ves?  Y  respondí: 
Veo  un  Tolümen  que  vuela,  de  ve- 
inte codea  de  laigo,  y  diez  codos  en 
anoha 

8  Dtjome  entonces:  Esta  es  la  mal- 
dición que  sale  sobre  la  hax  de  toda  la 
tierra:  porque  todo  aquel  aue  hurta, 
(como  utA  de  la  una  paite  del  witúmen) 
seca  destruido;  y  todo  aqud  que  Jura, 
(como  uta  de  la  otra  parte  del  vMmun) 
será  destruido. 

4  Yo  le  saqué,  dice  Jehová  de  los  c^- 
citoa,  y  Tendrá  á  la  casa  del  ladrón,  y  á 
la  casa  del  que  jura  Casamente  ^  en  mi 
nombre ;  y  permanecerá  en  medio  de  su 
casa,  y  eonsumlrála,  con  sus  enmadera- 
mientos y  sus  piedras. 

A  5  "f  ulió  aquel  ángel  que  hablaba 
conmigo,  V  díjome :  Alxa  ahora  tus  ojos, 
y  mira  qué  es  esto  que  sale. 

«YdUe:  ¿Qué  es?  Y  él  dijo:  Este 
es  un  ephac  que  sale.  Ademas  d^o : 
Este  el  cjo  de  ellos  en  toda  la  tierra. 

7  Y  hé  aquí  que  traían  un  talento  de 
ptomo,  y  una  ms^errf  estaba  asentada 
en  medio  de  aquel  epha. 

SYéld^:  Esta  e»  la  maldad :  yedió- 
la  dentro  del  epha,  y  echó  la  masa  de 
plomo  en  su  boca. 

9  Alcé  luego  mis  ojos,  y  miré,  y  hé 
aquí  dos  mujeres  que  saUan,  y  tnian 
▼lento  en  sus  alas,  y  tenían  alas  como 
de  cigttcfia:  y  alzaron  el  epha  entre  la 
tierra  y  los  cielos. 

10  Y  dije  al  ángel  que  hablaba  con- 
migo :  i  Adonde  llcTan  el  epha  ? 

11  T  4  me  respondió :  Para  que  le 
sea  edificada  oasa  en  ttarra  de  8hinar«: 
y  será  asentado  y  puesto  allá  sobre  su 
asiento. 


CAPITULO  VI. 
La  «Moa  dé  lo»  cuatro  tarro».  Amhaa  Vh» 
eo»  »imgKÍar  favor  wfromata»  gloriaaa»  é 
Jmuí,  m  Mura  de  QrUlo,  para  la  rmtam- 
radúm  do  s»  templo, 

Y  TÓRNEME,  V  aleé  mis  cgoa,  y 
miré,  y  hé  aquí  cuatro  canx»«  qoe 
sallan  áe  entre  dos  montes;  y  aquellos 
montes  eran  de  metal. 

8  En  el  primer  cano  había  cabálloe 
bermejos,  y  en  el  segundo  carro  caballos 

?Y  en  el  tercer  carro  caballos  Mancos, 
y  en  el  cuarto  cairo  caballos  overos  zn- 
cio-rodados.      • 

4  Respondí  entonces,  y  dije  al  ángel 
que  conmigo  hablaba :  SeÜor  mió,  ¿  qué 
es  esto? 

5  Y  el  ángel  me  respondió,  y  d()onM : 
Estos  «OK  los  cuatro  vientos^  de  los  dé- 
los, que  salen  de  donde  están  ddante 
del  Sefior  de  toda  la  tierra  c 

8  En  el  que  citaban  los  caballos  negros, 
salieron  hacia  la  tierra  del  Aquilón'; 
y  los  blancos  salieron  tras  ellos*:  y  loa 
overos  salieron  hacia  la  tienra  del  Me- 
diodía/. 

7  T  los  rucios  salieron,  y  se  afinaron 
por  ir  á  recorrer  la  tierra.  Y  d^ :  Id, 
recorred  la  tierra.  Y  recorrieron  la  ti- 
erra 0. 

8  Luego  me  llamó,  y  hablóme  dicien- 
do: Mira,  los  que  salieron  háoia  la  ti- 
erra del  Aquilón,  hicieron  reposar  mi 
espíritu  A  en  la  tima  del  Aquilón  ■'. 

9  ^  Y  ftié  á  mí  iMdabra  de  Jehová  di- 
ciendo: 

10  Toma  de  Un  del  cautiverio,  de  loe 
del  limage  de  Heldai,  y  de  Tobiaa,  ▼  de 
Jedaia,  los  cuales  volvieron  de  Babi- 
lonia ;  y  vendrás  td  en  aquel  ^a,  y  en- 
trarás en  casa  de  Josías,  hijo  de  Se- 
fanías: 

11  Tomarás  pues  plata  y  or^.  y  harás 
coronas,  y  las  pondrás  en  la  ealieza  del 
gran  sacerdote  Josué,  hUe  de  Josadae, 

18  Y  le  hablarás  diciendo :  Así  ha  h». 
blado  Jehová  de  los  ^éreitos,  diciendo : 
Hé  aquí  el  varón  cuyo  nombre  es  PIM- 
POLLO *,  el  cual  germinará  de  en  lu- 
gar V.  y  edificará  el  templo  de  Jdiová. 

18  £¡1  edifícala  el  templo  de  JehovA,  y 
él  llevará  gloria ' ;  y  se  sentará  y  domi- 
nará en  su  trono,  y  será  sacerdote»  en 
su  solio;  y  consigo  de  paz  será  entre 
ambos  á  dos. 

14  Y  Helem,  y  Tobías,  y  Jedaia,  y 
Hen,  hi}o  de  Smnias,  tentarán  coroaas 
por  memorial  en  el  templo  de  Jehová. 

18  Y  los  que  están  lé)o««,  vendrán  y 
edifioan&n  en  el  templo  de  JéhovA,  y 
conoceréis  que  Jehová  de  los  c;)ércitM 
me  ha  enviado  á  vosotros.  Y  soA  este, 
si  oyereis  obedientes  U  voz  de  JehovA 
vuestro  Dios. 

CAPITULO  VII. 
«I  pomo  y  á  lo» 


•OI.T.S, 


i 


IAp.7.L 

•Csp^iii ; 

¿sa.  LU- 
ID.. g.s,a. 

/Da.US. 


fDa.r.T. 


&k.li4t' 
<ver.i 
Gsp.li 


rdMw,  fM  Im  a|wi 
ff  iM  «Km  m  ímpiwtovfi  dmñmi»  ta  eaiUiwi- 
dai  en  BoMIonúi,  im>  kaMaa  «Ma  J*""* 
Diott  é  por  motivo*  de  piedad  eerdamerat 
y  <¡at  el  menoepredo  de  teta,  y  la  dora  te- 
naeidad  eott  que  deeateudieron  la»  palahr^ae 
dtl  BeHar,  y  mm  cak^rfaeioiMí  par  media  ée 
lo»  pnifitatt  habla  eido  laeatua  dd  prand» 
eaekga  que  lee/at  impunto^  fdd  atelmimí 
eato  d»  e»  tierra. 

YA00NTB0I<5  en  el  aflo  coarto  «M 
nj  Daifo,  fw  fué  palabra  de  Je- 
hová  á  Zacarías  á  los  cuatro  del  mes 
noveno,  que  es  Ohislea ; 

9  Cuando  ñaé  enviado  á  U  casa  de  Dios 
Sareser,  con  Regemmelcoh  y  sus  hom- 
bres, á  implorar  el  fiívor  de  Jehová, 
8  Yi  hablar  á  los  saocfdotas  qoe  estn- 


Jar.  9.3- 

ySS.U. 

i«d»iA^ 

detC. 

lls.ttSi 
-BsLllOi. 

Hskli 

lOi 


cir.su. 


ZA0ARIA8»  Vni»  DL 


A.aoÍr.tlt. 


1  bu  CB  h  em  de  Jéhorft  de  loe  tíér- 
dtM,  jr  á  k»  profetu,  diciendo :   ¿  ÍAO' 
SSL    niénoi en dma quinte*?  ¿haremos 
afaithiencU  eomo  hemo*  hecho  ya  algu- 
no* «Am? 

4  Fné  pnei  á  mi  palabia  de  Jébork  de 
I  lof  (MraiM,  dicioMlo  < 

6  Habla  á  todo  d  pneblo  del  pala,  j  4 

|lo«  laeerdotn,  diciendo:  Coando  ayn* 

naitelí  t  Uonitels  en  el  quinto  y  en  el 

lévüBoo  m«>  Mtoe  setenta  a&oa  «,  ¿  ha* 

I  bds  ajiuiado  pan  mi  i<  ? 

13. 1   0  Y  cuando  cómela  y  bcbela,  ¿  no  co- 

I  meii  T bebdi para  Toaotnw*  ? 
7  ¿No  son  estef  las  palabras  que  pu- 

.  Mico  Jehorá  por  mano  de  los  ptofetas 

G-imeros,  cuando  Jeniaalem  estaba  ha- 
tada  y  quieta,  j  ras  ciudades  en  sus 
!  alrededorea,  t  el  Mediodia  y  la  camplAa 
•ehabitstan? 

8  y  ftid  palalirs  de  JehoTá  á  Zacarías 
I  diciendo ; 

9  Aii  habM  JehoWL  de  los  ^reitos, 
'  diciendo :  Juzgad  Juicio  ferdadero,  y 

haced  misericordia  y  piedad  cada  cuu 
I  con  su  hermano: 

,  10  No  acntTieia  la  Tluda,  ni  al  huér- 
fiíno,  ni  al  extranjero,  ni  al  pobre ;  ni 
ninguno  piense  mal  en  su  corazón  con- 
tra  «u  hermano. 

II  £mpero  no  quisieron  eseuchaTf  an- 
tes dieron  hombro  rielado/,  y  agra- 
raron  ras  oidos  para  no  oír. 

19  Y  pusieron  su  corazón  como  dia- 
mante para  no  oir  la  ley  y,  id  las  pala- 
bras que  JAowék  de  los  ^áñitos  enviaba 
por  su  Espíritu,  por  mano  de  los  pro- 
retas  primeros:  ftié  por  tanto  hecho 
grande  castigo  A  por  jáiová  de  los  ^ar- 
el tos. 

13  T  aconteció,  que  como  él  clamó,  y 
no  escucharon,  así  ellos  clamaron,  y  to 
no  escuché*,  dice  Jehová  de  los  ^ér- 
citos; 
14  Antes  los  esparcí  con  torbellino  por 
odas  las  gentes  *  que  ellos  no  conocían, 
'  la  tierra'  fué  desolada  tras  de  ellos, 
m  quedar  quien  fuese  id  ▼iniese ;  pues 
ornaron  en  asolamiento  el  pais  dase- 
ble». 

CAPITÜI/0  VIH. 
rotnSUtt  la  rettamroeiom  <it  Jimiafasi,  f  to 
vueUa  del  puebto  de  loe  (Mmtmu  regi<me$ 
daitde  se  kalldre  f  que,  em  vea  de  malcU«&Mi 
0níre  loe  aentee,  hará  Dioe  wenqan  á  eer 
b*mdieion  loe  retUte  de  JiM  t  leroeí,  «Mfos 
apuMoe  f  aflieettmee  m  tomarán  em  qoeo  y 
feMvae  eoümeUdede». 

^  FUA  á  mi  palatara  de  JdioTá  de 
los  ^ércitoa,  diciendo : 

Aií  ha  dicho  Jéhovi  de  los  ejércitos : 

be  zelado  á  Sion  •  con  grande  zelo,  y 
1  grande  ira  la  zelé. 
Asi  dice  JehoTá :  Yo  he  restitoido  á 
n,  j  moraré  en  medio  de  Jeruaalem  ¡ 
erusalem  se  llamará  Oiudad  de  ver- 

f>i  7  el  monte  c  de  JehoTá  de  los  ejér- 
s.  Monte  de  santidad  < 
4  sí  ha  dicho  Jehová  de  los  ^éroitos: 
n  han  de  morar  yi^i%  y  vi^ss  en  las 
:as  de  •Ferusalem,  y  cada  cual  coa 
Ion  en  su  mano  por  la  multitud  de 
lias*. 

C  las  calles  de  la  ciudad  serán  llenas 
nnclisujlios  y  muchachas,  que  Juga- 
>n  sua  calles. 

Lsí  dice  Jehová  de  los  ^éreitos:  Si 

parecerft  dificultoso  á  los  ojos  del 

de   este   pueblo  en  aquellos  días, 

I  bien  ser&  dificultoso  delante  de  mis 

?  'dioe  Jehová  de  los  ^ércitos. 
ií  ha  dicho  Jehová  de  los  <U^ltos : 
qui  que  yo  salvo  mi  pueblo  de  la 

del  Oriente,  y  de  la  tierra  donde 
ie  el  sol^. 


8  T  traarélos,  y  habitarán  en  medio  de 
JcrusaleraA ;  y  me  serán  por  pueblo,  y 
yo  seré  á  dios  por<  Dios  coa  verdad  y 
con  Justicia  A. 

9  Asi  ha  dicho  Jdiová  de  los  t^tntA- 
tos:  Bsfüércense  vuestras  aumos',  de 
vosoties  los  que  oís  en  estos  días 
palabras  de  la  boca  de  los  prolMas,! 
tA  dia  que  se  echó  el  oimiento  á  la 
de  Jehová  de  los  ^)éreitos,  para  edificar 
el  templo. 

10  Porque  antes  de  estos  dias  no  ha 
habido  paga*  de  hombre,  ni  paga  de 
bestia,  TU  hubo  paz  alguna  para  entrante 
ni  para  saliente,  á  causa  del  enemigo :  y 
yo  d^é  todos  los  hombres,  cada  cual 
contra  su  oompaflero. 

11  Mas  ahora  no  hari  oon  el  resto  de 
este  pueblo  como  en  aquellos  dias  pasa- 
dos, dice  Jdiová  de  los  ejéndtos. 

18  Porque  la  simiente  de  la  paz  froe- 
ferará:  la  vid  dará  su  firuto*,  y  dará 
su  producto  •  la  tierra,  y  los  «délos  darán 
su  rocío;  y  haré  que  el  resto  de  este 
pueblo  posea  todo  esto. 

18  Y  seta,  que  como  fuisteis  maldición 
entre  las  gentesj»,  oh  casa  de  Jndá,  y 
casa  de  Israel,  así  os  salvaré,  y  seréis 
bendición.  No  temáis,  mas  caftiéroense 
vuestras  manos. 

14  Porque  así  ha  dicho  Jehová  de  los 
e¡)ércitos  :  Como  pensé  haceros  mal,  ou- 
ando  vuestros  padres  me  jprovooaron  á 
ira,  dice  Jehová  de  los  cijereitos,  y  no 
roe  arrcpentl, 

15  Así  tomandof  he  pensado  de  haoer 
bien  á  Jerusaiem  y  á  la  casa  de  Judá  en 
estos  dias :  no  temáis. 

10  5  Bstas  «OM  las  cosas  que  habéis  de 
hacer :  Hablad  verdad  cada  cual  con  su 
prójimo*-;  Juzgad  en  vuestras  puertas 
verdad  y  Juicio  de  paz : 

17  Y  ningtmo  de  vosotros  jdense  mal 
en  su  corazón  contra  su  ptojlmo*;  ni 
améis  Juramento  falso :  porque  todas 
estas  son  cosas  que  aborrezco,  dice  Je- 
hová. 

18  ^  YfVtéámí  palabra  de  Jehová  de 
los  ^ércitos,  diciendo: 

19  Así  ha  dicho  Jehová  de  los  ^rol- 
tos:  £1  ayuno  del  cuarto  mes',  v  el 
ayuno  del  quinto  •,  y  el  ayuno  del  séptl- 
iño',  y  el  ayuno  diel  décimo  y,  se  tor- 
narán á  la  casa  de  Judá  en  gozo  y  ale- 
gría, y  en  festivas  •  solemnidades.  Anud 
pues  verdad  y  paz. 

90  Así  ha  dicho  Jehová  de  los  qérol- 
tos  :  Aun  vendrán  pueblos,  y  moradores 
de  muchas  ciudades ; 

91  T  vendrán  los  moradores  de  la  una 
á  la  otra,  y  dirán  • :  Vamos  á  implorar 
el  favor  de  Jehová,  y  á  buscad  á  Jehová 
de  los  qjércltos.  Yo  también  iré. 

99  Y  vendrán  muelios  pucUos  y  Aler- 
tes naciones  á  buscar  h  á  Jehová  de  los 
ejércitos  en  Jerusaiem,  y  á  implorar  el 
nvw  de  Jehová. 

98  Asi  ha  dicho  Jehová  de  los  ejérci- 
tos :  En  aquellos  dias  oetmteetrá  que  diez 
hombres,  de  todas  las  lenguas  de  las 
gentes,  trabarán  de  la  falda  de  un  Judío 
diciendo:  Iremos  con  vosotros,  porque 
hemos  oído  que  Dios  ulá  oon  vosotros  •. 

CAPITULO  IX. 
Frefeeta  eomlru  Aram  y  Femietet.    SI  rey 
Orüto  vendrá  á  Btom  numtade  em  iMa  tu- 
na, y  eottnará  á  em  puMo  de  bemdlelonee 
p  fro^peridadee. 

CAROA  de  la  palabra  de  Jehová  oon- 
tra  tierra  de  Hadrach,  y  de  Damas- 
co «  su  reposo :  porque  á  Jehová  eetün 
vuelto*  los  ojos  de  los  hombres,  y  de  to- 
das las  tribus  de  Israd. 
9  Y  también  Hamath  tendrá  término 


*0a^l4.U. 
ijer.ai.l, 

88. 
t  Os.  1 19. 

90. 
<Ha«.9.i. 


••Hsc.1.8. 

U). 


••J0S19.9I. 
•BsLfr.éJ. 


rj«e.ia.u. 


tJer.Sl.». 

•■if.caB. 

•Pro.*.». 


t  Jer.  SS.  8. 
••J«r.fia.U, 

«  Cap.  7.  fi. 
Jer.  41. 1.2. 
rjer.!tt.i. 
'  Ssl.  8. 17. 


•  Bal.  139.1, 
ete. 

la.  9.  8. 
ML4.9. 

» Is.  60.  8. 

eto. 


•Bid.196. 

I,  a. 


•  Is.  17. 1, 
eto. 

Jer.  4».  98. 
eto. 
▲moa  1.8.8. 


A.<lcir.«U. 


ZACARÍAS,  X,ZL 


A.&dr.lLi 


» Ii.  XXIII. 

JI.XXVI. 

XXTIII. 


'Boph.2.4A 


Ii.66.17. 
•II.14.1. 
Bo.l&ia 

ai. 

«Ia.aB.11. 


iM«iSL6. 

jiMiiia.i& 

Í11L&.10. 


<M.7l«. 

ao. 
7U.90L 

•  b.  61.  L 
•GW.87JÍ1 
r  Is.  6L  7. 


tBU.lM.6. 
•-  !■.  81. 1. 


'Ln.4.18. 

ac 


•Jflr.10.lS. 


»  Si.  84. 7, 

flto. 


en  dUt  Tin>k,  y  SUaa,  annqut  muy 
nbia  MS. 

S  BioDi  au0  Tira  M  «difieó  lór^Iesa,  y 
amontono  plata  como  polTo»  j  oko  como 
lodo  do  lat  oallea ; 

4  BU  aq«<  que  d  Scfior  U  «mpobce- 
omA»  y  beriiá  «n  la  mar  tu  finrUlua,  7 
•lia  KtA  eonmmida  da  f u«go. 

5  AMalan«  ««lá»  7  temoci ;  Gaza  tam- 
bl«n,  7  ■•  doleri  en  gran  manera:  asi- 
mismo Ecron,  poraue  su  esperanza  seta 
confandida ;  7  de  Oaza  peráoerá  el  rey, 
7  Aaealon  no  aerfc  habitada. 

0  T  haUtari  en  Aadod  un  Bxtm^txo^ 
7  70  talaré  la  sobertiia  de  los  Palestinos. 

7  Y  qnitaré  sus  sangras  de  su  Iwea»  7 
sus  abominaciones  de  tos  dientes ':  7 

vedaiAn  ellos  también   para  nuestro 
)ios  *t  y  seria  como  capitanes  en  Judá, 
y  Ecron  atrá  como  el  iéboMéo. 

8  Y  sene  como  real  de  ^éreito  &  mí 
oasa/.á  causa  del  que  Ta  7  del  que  vi- 
ene :  7  no  pasará  mas  sobre  ellos  anpis- 
tlador !  povqiue  abosa  miré  con  mi«  ojos. 

9  Alégrate  macho,  hija  de  Skant  t  <^ 
voem  &  Ji&dlo,  hya  de  Jenisalem:  hé 
aqui  une  tu  Rej  vendía  A  ti,  Justo  7 
Salvador,  humilde  A,  7  cabalgando  sobre 
un  asno,  así  sobre  un  pollmo  h^o  de 


2J 


i. 

10  Y  de  Eftniírf  destruiré  los  oairosA, 
y  los  caballos  de  Jerusalem  ¡  y  los  arcos 
de  guerra  seíAn  quebraclos ;  7  hablará 
paa  A  las  gentes :  7  lu  sefioHo  ttrá  de 
mar  á  mar,  7  desde  á  rio  hasta  los  fines 
de  la  tierra'. 

11  Y  tii  también  por  la  sangre  de  tu  * 
pacto  serás  salva;  70  he  sacado  tna» 
pnsM  del  aDibc  en  aue  no  hay  agua*. 

la  Tomaos  á  la  nnrtoleaa,  oh  presos 
OHimiadM  de  tBftexaazns  hoy  también  «s 
anuncio  que  os  daré  dobladoj». 

18  Poique  entesado  he  para  roí  A  Judá 
flpmo  arco,  heiMihí  A  Efintim :  7  desper< 
taré  tus  wioB,  oh  Slon,  contra  tus  hgos, 
oh  Greda;  7  te  pondré  como  eqtada  de 
valiente. 

14  Y  JchevA  secA  visto  sobre  «Uos,  7 
su  dardo  saldrá  como  relAmpago  9 :  7  el 
Seftgar  JehovA  tooarA  trompeta,  é  icA 
como  torbellinos  del  Austro  r. 

15  JehovA  de  los  ^rdtos  los  ampararA, 
7  ellos  devorarán,  7  suJetarAn  A  tas  pie- 
dras de  la  honda :  7  beberán,  7  haiAn 
estrépito  oomo  ísumuím  dd  Vino;  7  se 
llenúán  como  cuenoo,  ó  como  los  lados 
dddtar*. 

M  T  en  aqud  dia  JdaovA  su  Dios  sd> 
vara  los  de  su  pueblo  como  A  rebaflo : 
porque  secAn  engrandecido*  en  su  tieera 
como  piedras  preátuas  de  corona. 

17  Porque,  cuanta  es  su  bondad,  7  cu. 
anta  su  hernaosuca !  Bl  Vago  alebrará  A 
loa  nianoebcf»  7  d  vino  A  las  donólas. 

CAPITULO  X. 

SI  pn^tta  mkoria  al  jnmUo  4  «M  púte  «b 
4  INot,  coa  fnmmm  áa  ftw  aai  «woMréN 
Manto  kMUirm  «UMito-.  Baemiráaln  la 
vanJdiaiidt  lo*  iáeiott « la»  «iloeiMoib*  eon 
«M  kaWoM  Mo  t^gdoé  á  cauta  dt  la  id»- 
íatrfia,  y  I»  OMwncto  «pu  Dio»  w  opifadanl 
d»  Mo»,  y  loi  ratUMaearáj  y  haráñcrectr  o». 
«10  4iilM,  ooflw  <<  «o  los  MiM«ra  4MMha4o. 

PEDID  A  JdwvA  lluvia  en  la  sazón 
tardia:  JehovA  haiA  nUunpMoa,  7 
os  darA  lluvia  dwindante*,  7  7ana  en 
d  oampo  á  coda  uno. 

8  Porque  las  imágenes  hma  haiilado 
vanidad,  7  loa  adivinos  han  visto  men- 
tira, 7  han  hablado  sneflos  vanos;  en 
vano  consuelan :  por  lo  cud  se  fueron 
ellos  oomo  ovinas,  ftieron  humillados 
porque  no  tttviero»  pastor. 

8  Contra  loa  postorask  se  ha  enoendido 


mi  enq}o,  7  castigaré  los  macho*  de  ca- 
brío: mas  Jehova  de  loa  ^érdtoa  vid- 
tara  su  rebafio,  la  casa  de  Jndá»  7  «or- 
narAlos  como  su  eaballo  de  honor  en  la 
guerra. 

4  De  d  saldrA  d  Ángulo,  de  él  la  cU- 
v^a,  de  fi  el  arco  de  la  guetca»  de  A 
también  todo  apremiador. 

5  Y  setAn  como  valientes,  que  en  la 
tiatalla  pisan  al  enen^go  como  d  lodo  de 
las  oallñ«:  y  pdearán,  porque  Jduiiná 
será  con  ellos;  y  los  que  "*N^lg»"  en 
caballo*  seíAn  aversonudos. 

6  Porque  yo  fortificaré  la  casa  de  Jodá, 
y  guardaré  la  casa  de  Jcaeph :  y  harélos 
volver,  ponqué  de  ellos  tendré  piedad 4: 
y  serán  como  d  no  los  hubiera  deaeeha- 
do ;  porque  yo  «oy  JehovA  su  Dios  <gae 
los  ouré. 

7  Y  seiá  Efiraim  oomo  vdlente,  y  ato- 
graxáse  su  corazón  como  de  vino« :  sns 
hijos  tambicn  ver&a  y  se  alegrarán;  su. 
coiazim  se  gozará  en  Jehová. 

8  Yo  les  silbaré  y  loa  juntaré,  porgiie 
los  he  redimido ;  y  serán  multípUeadoe 
oomo  ftieron  ya  multiplicados. 

9  Bien  qnc  los  sembraré  entre  los  poe- 
Uos,  aun  en  leíanos  paises  se  aoordaxáa 
de  mí/¡  7  vivirán  con  sus  hJiios,  y  tor- 
narán. 

10  Porque  yo  lo*  tomaré  de  la  tiena 
de  Egipto,  y  lo*  recogeré  de  la  Asirla  #, 

Itraerélos  á  U  tierra  de  Oalaad  7  dd 
ibano  j  7  no  les  bastará*. 

11  Y  la  tribuladon  pasará  p«ir  la  max, 
7  en  la  mar  herirá  las  ondas  •',  7  ae  ae- 
carán  todas  las  honduras  del  no :  7  la 
soberbia  del  Assur  será  dcnfbada,  7  ae 
perderá  d  cetro  de  Egipto. 

18  Y  70  los  fortificaré  en  Jehová,  y 
caminatáa  en  su  nombre^,  dice  Je- 
hovA. 

CAPITULO  XI. 
i>Mola«<ott  di  JenuatMO,  y  mina  dt  m  tna- 

m*  vara».   IVm  foMarm  imfJU 
m  «■  Mea.   Grey  laaltrataMi  jr 

dt  ttn  patlor  teMnoolOL 

H  Líbano  «,  abre  tus  puertas,  j  que. 
me  ftiego  tus  cedro*. 
8  Aulla,  oih  haya,  porque  d  cedro  cavd, 
orque  los  ma^ifico*  son  talado*.  Au- 
llad, deomoquet  de  Basan,  porque  el 
ftierte  monte  es  derribado. 

8  Voz  de  aullido  de  pastores  m  <yé, 
porque  su  nucnifioenida  es  asolada ;  c»- 
truoMÍo  de  bramido  de  oachoma*  de 
leones^,  porque  la  joberbla«  dd  Jordán 


Apa- 


O' 

8 
poi 

fia 


4  Así  ha  dicho  Jdwvá  mi  Dios 
denta  las  ovinas  de  la  matanza, 

8  A  las  cuales  mataban  sus  concita, 
dores,  7  no  se  tenían  per  culpable*  ;  7 
d  que  las  vendia,  decía:  Baidito  ata 
Jd)ová4,  qoe  he  enriquecido:  ni  sus 
pastores  tenían  piedad  de  días. 

8  Por  tanto  no  mas  tendré  piedad  de 
lo*  moradores  de  la  tierra,  dloe  JdiovA : 
porque  hé  aquí  que  70  entregaré  lo* 
hombres,  cada  cud  en  mano  de  su  oom- 
paflero,  7  en  mano  de  au  rev;  7  qne» 
brantaréa  la  tierra,  7  70  no  fibcaM  da 
sus  manos. 

7  Apacenté  puai  las  ovalas  de  la  ma- 
tanza, es  á  saber,  los  pobre*  dd  reba&K 
Y  me  tomé  do*  ca7aaa*j  d  uno  puse 
per  nombre  Suavidad,  7  d  otro  Ata- 
duras :  7  apacenté  las  ov^as. 

8  E  Uoe  matar  tres  pastares  en  na 
mes«,  7  mi  alma  se  anáistld  por  dio*. 

Í  también  d  alma  de  dio*  me  aboMedo 
mí. 

9  Y  dije :  No  os  apaoeutnté  mas  .*  la 
que  muriere,  muera ;  7  la  que  se  pendi- 
ere, te  pierda ;  7  las  que  quodwen,  que 


•ad.u.«. 


41Skül 
10. 


.átt 


/DM.IBL 

1.a. 

fIa.lL  11. 
Ala.  «•.SIL 
«lalLU. 


tMLi.S. 


.17.1. 


»BlIIlS,1. 

"Jas^US. 


4I>n.»Ll9. 
SL 

o*.u.a. 


•0B.&7. 


A.aalr*«ll. 


ZACARÍAS,  211,  xm. 


A.  O.  «Ir.  su. 


/GcB.40.10. 


i  Mftt.  sr.s. 

10. 


t'  Dk.  8. 9, 
IS. 
JIIMB6.48. 

18. 


•b.AB. 


iOq».  14.14. 


'fliJ.7i.C- 


<AlLl& 


'  Xx.  14. 1». 

r&aa 


10  Toaié  Incft*  mi  cacado  SnuTidad,  j 
qiMiMélo,  para  dathaoar  aai  pacto  qtie 
ooMacté  con  todos  loa  puablaa/. 

U  T  Alé  «adMebo  aa  aaa  dia,  7  •<< 
aanoclawn  loa  polnraa  dal  rabaik»  qoa 
mina  á  mi,  ^iw  ma  palabia  de  Jdumu 

U  Y  dtíalaat  Si  oa  parcoe  faia»,  dadaie 
aai  aalaHe ;  y  «i  no,  eradlo.  Y  pauron 
para  mi  aalarto  traiata  flwu  de  platas . 

IS  Y  d<f  orna  JehoTá :  iátaXo  al 


prado  ooD  qua  me  han 
apnciado.  Y  tomé  las  treinta  jnccm  ée 
piaU,  y  aoMlaa  an  la  eaia  da  Jtfiová  al 


14  Quabui  luego  el  otro  mi  eajado 
Atedorat»  para  romper  la  hermandad 
entre  Judá  A  Inrael. 

1«  f  Y  d(}oaM  JehovAí  Tómate  aun 
hato  da  paator  lasaarnto;  porque  hé 
aqai  iga»  jo  levanto  pastori  en  la  ti- 
erra, mu  no  «MtaiA  iaa  p«rdidaa,  no 
buaóuA  la  pequefia,  no  oúari  la  par- 
nlgnrtiiada,  al  UetÑiá  la  carnada  á  en* 
aataa ;  aiao  qno  le  oomeri  la  carne  de  la 
4POMa  *,  y  romperá  aaa  oAaa. 

1«  Mal  hava  al<  pesior  de  nada,  qoe 
d^a  el  ganado.  Bípeda  aotoe  sa  brazo, 
y  fobaa  aa  «^  derecho ;  del  todo  m  ae- 
«ara  «a  braao,  y  enteraiaaato  aeíA  w 
^K>  deraoho  oacasaeido. 

CAPITULO  XII. 
%  «I  pnfitm  la  rmtmtnKitm  de  Jerw 
j  y  ^  tere  eirm  -w  habitada  em  m 
■TMfo  mgatf  MNi  proaiMa  de  ^me  la  ilsf«»- 
om  JMm,  páeue  maraiontt  y  dettrmrií  á 
eme  ememitoe.  Derrümarú  Dioe  em  Sepúritm 
eóbre em vmtbto,  j/todae  eme  tribme  t  tinagee 
eifteearim  con  tkree  y  lamemtoe  em  peear 
de  kabmr  deeeékado  y  erme^fUad»  «1  Meeiae, 

CAROA  de  la  palabra  de  Jehová  acer^ 
oa  de  Inael.  Jabovi,  que  extiende 
loa  ciekM,  y  funda  la  tienra,  y  forma  el 
eaplritu  dal  hombre  dentro  de  él«,  1» 
dicboi 

5  Bé  aquí  qae  yo  pongo  á  Jeruaalem 
por  vaao  de  temblor  *  todos  los  pueblos 
do  al  rededor,  cuando  estén  ea  al  sitioi 
centra  JudA  y  oontra  Jerusalem. 

8  Y  aeWL  en  aquel  dia,  fu»  vo  pondri 
á  JaruasJam  por  piedra  pesada  4  todos 
los  pueblos :  todos  los  que  se  la  carga, 
len,  soin  despedazados,  bien  que  todas 
las  gentes  de  la  tierra  se  JnntüAn  con» 
tra  ella. 

4  En  aouel  dia,  dloe  JehoTá,  heriré 
con  aturdimiento  •  á  todo  caballo,  y  con 
locura  al  que  «a  él  sabe$  mas  «obre  la 
casa  de  Svák  ahri«á  mía  40a,  y  á  «odo 
calwllo  da  los  pueblos  háiró  con  ce» 
güera. 

8  Y  los  capitanes  de  JudA  dixftn  en  su 
ooraion :  Mi  fuerza  «oa  los  moradores 
de  Jerusalem  en  Jehorá  de  los  ^ércitos 
su  Dios. 

6  En  aquel  dia  pondré  los  capitanes  de 
JudA  como  un  brasero  de  füogo  en  le&a, 
y  como  ana  haoha  de  fuego  en  gavillas ; 
y  oonsnmlráa  A  diestra  y  A  siniestra  to- 
dos los  pueblos  al  rededor ':  y  Jerusa- 
lem ana  otra  rez  habitada  en  su  logar, 
■en  Jerusalem. 

7  Y  llbrarA  JehovA  las  tiendas  de  JudA 
peinero,  poique  la  gloria  de  la  casa  de 
MKiAd  y  del  mocador  de  Jerusalem  no 
se  engrandezca  sobre  JudA. 

8  £a  aquél  día  JehovA  defianderA  al 
morador  de  Jerusalem :  y  el  que  entre 
elloe  fbcre  flaco,  en  aquel  tionpo  setA 
como  David ;  y  la  casa  de  David  conio 
Angolas,  como  el  Ángel  de  JehorA*  de- 
lante de  ellos. 

9  Y  serA,  que  en  aqnd  dia  yo  procuraré 


qncbrantar  todas  loa  gantes  qae 
eoatn  Jeraaalam. 

10  Y  derramaré  sobre  la  casa  do  David, 
j  aobae  ka  moradoias  de  Jerusalem,  ea- 
pititu  do  graaia  y  do  oraotea}  y  mira- 
rán  en  mí,  A  quiai  traspasaron,  y  harán 
Ilaato  sobra  él,  ocaso  llaato  fas  «•  hmee 
sobre  unigénito,  afligiendoae  sobre  él  co- 
mo quien  se  aflin  sobre  primogénito. 

11  £n  aqud  <ua  habrA  gran  llanto  en 
Jeruaalem,  como  el  llanto  de  Adadrim» 
mon  en  ti  valle  de  Moggiddon/. 

18  Y  la  tienra  lamentarA,  cada  linage 
de  por  sí ;  el  linage  de  la  casa  de  David 
por  sí,  y  sus  nn\)«res  por  sí ;  el  linage  de 
ut  cata  de  Nathuir  por  si,  y  sus  miares 
por  sí ! 

18  El  linage  de  la  oasa  da  Lev!  por  sL 
y  sus  mujcre*  por  sí;  el  linage  de  nbnei* 
por  sí,  y  sus  mHJeres  por  sí ; 

14  Todos  los  otros  linages,  loe  üni^es 
por  «í»  y  sas  mujeres  por  sí. 

CAPITULO  XIII. 
Fasafa  aw  tova  toe  pecadoe  de  lo  eaeá  de 
David.  Loe  üMoe  eerém  deetreridee,  y  eos- 
Hfmdoe  Ice  foleoe  profeta».  BerUo  éí  paetor, 
M  diepenarém  loe  oveíae:  dee  pmrtee  ««Aa 
dHlriMilas  «a  tedm  la  Merra/  y  la  lirsira, 
pnbaim  eem  élfmofo  mhm  eiprmAa  el  aro. 
imooeeirá  d  noaitra  dal  SeÜor,  d  emal  oirá 
pnpielo^  y  dirdla.  Mi  fmeUo  eree. 

EN  aquel  tiempo  habiA  naanantia! 
aUarto*  pora  la  oasa  de  David,  y 
para  los  moradores  de  Jerusalem,  para 
im9mr  el  peeado  y  la  inmundicia. 

8  Y  scrA  en  aquti  dia.  dice  JéhovA  de 
los  «^rcttoa,  que  talare  de  la  tienra  loa 
nomncas  de  las  Unágenesb,  y  nunca  mas 
vandrAn  en  memoria:  y  también  haré 
talar  de  la  tíana*  losprofiMas,y  espíritu 
de  inmundicia  d. 

8  Y  serA,  que  cuando  alguno  mas  pso- 
ÜBtizAre,  diránlo  su  padre  j  su  madre 
que  lo  engendraron:  No  TivirAs*,  por* 

Sue  has  hablado  mentira  en  el  nombre 
e  JéhoT4i  y  su  padre  y  su  madre  que 
lo  engendraron,  le  aianoeaiAn  cuando 
prafeÚsAre. 

4  Y  soA  en  aquel  tiempo,  que  todos 
los  profetas  se  avaigonzarAn  de  su  vi- 
sión cuando  profatisarcn  {  ni  nunca  mas 
se  vestirAn  de  manto  vdloso/  para  men- 
tir. 

5  Y  dirA:  No  soy  profieta;  labrador 
sty  de  la  tierm;  porque  eato  aprendí 
del  hombre  desde  mi  Juventud. 

6  Y  le  proRuntazAn :  ¿  Qué  heridas  ton 
estas  fue  (waet  en  tus  manosy?  Y  él 
reqpondoA :  Con  ellas  fVií  herido  en  casa 
de  mis  amigos. 

7  5  Leaiatate,  «h  canda,  sdbre  el 
pastor,  y  sobre  el  hombre  compafiero 
nüoA,  dice  JehovA  de  loa  ijéroitos.  Hi- 
eie  al  Pastor,  y  so  derramaren  las  ove- 
jas*: mas  tornará  mi  mano  wbre  los 
chiquitos*. 

8  Y  acoataoeíA  en  toda  la  tiana,  dice 
JehovA,  que  las  dos  partas  serAn  taladas 
en  ella,  y  se  perdenua :  mas  la  teroara 
quedara  en  ella'. 

9  Y  meteré  en  el  fuego  la  tercera  parte, 
y  les  ftmdiré  como  se  funde  la  plata^ 

Erobarélos  como  se  prueba  el  oro  «.  XTl 
ivocaiA  mi  nombre,  y  yo.  le  oiré,  y 
diré:  Pueblo  mió.  Y  él  dirAi  JehovA 
«4  mi  Dios. 

CAPITULO  XIV. 
Deifmee  ée  la  rmlmm  de  Jermetdem,  otmUoerio, 
■  aera*  lrAaIaa<oa«.  predteeei  la  memidm  de 
jMoe  «a»  todas  loa  aanlof ,  y  na  dfa  ao  faa 

imlw'ií  d  eer  *nW<a<a,  mmmmea  eeae  emire- 
fuda  4  la  deetrmeeiom.  Dioe  eaettgard  é  loa 
ancmí^  da  alia,  #  cnanlaaynaHea  la  oa 
tettaran;   y  loa  jna  da  alloa  «nadaran, 


/SCr.SB. 
88, 8S. 


»38a.&.14. 
Lo.  8, 81. 

&K«.&>L 


•HeK».14. 
Ap.l.«. 
y7.18,U. 


íBz.98.18. 

8sLl«.i. 

Oa.  3. 17. 
«Is.3.18, 

90. 
<f  La.  11.8*. 

•  Osa.  18. 6. 
10. 


/S  Boy.  1.8. 
IS.9Ú.8. 
Mat.8.4. 


r  ver.  8. 


AFLXa 

<Hat.aR.8L 
jk  Hat.  88. 33. 


i  la.  10. 83, 
38. 

«Sal.  «6. 10. 
Is.1.86. 
llaL8.8. 


A.  a  «Ir.  SIS. 


MALAGHIAS,  L 


A.(}.dr.nL 


Ii.  &.  1.  & 

Joel  i.  1. 

90. 

y  8. 1,18. 


■HedkUl, 

la. 


i  ver.  1. 


1.1. 


/J«dMl4. 

16. 

Ap.  19. 14. 
«  Amo*  5.18. 

8oph.  1.1S. 
&8ia.  07.8,4. 

J0C18.U. 

•'Joel  190. 


J^Bd.  47.2,7. 

7  72.  8,  «lo. 

I  jot.  ai.  17. 

•Jot.  16.83. 
"Jer.87.I8. 


•  Jer.  SL86. 


▲.a 

eir.  887. 


•Dbii.7.7,8. 
Jer.8L8. 

»Bo.».18. 

•Jer.  48. 17. 
18. 
lK.85.8, 

ete. 

Ab.  10,etB. 


«  fNirtM  di  etitto,  eom»  é  ¡Uff  éa  toda  ia 
raiiiiw. 

HÉ  aqoi  qu*  d  dia  de  Jchová  -viene, 
y  tus  dcepqjoe  aeián  repartidoé  ca 
medio  de  ti. 

5  Porque  yo  retunbná  todaí  las  gentw 
en  batalla  contra  Jenualem*,  j  la  ciu- 
dad seii  tomada,  y  Mqueadas  wrin  lai 
eaaa»,  y  forzadas  las  mujeres :  y  la  mitad 
de  la  dudad  irá  en  cautiTerio ;  mas  el 
resto  del  pueblo  no  será  talado  de  la 
cindad. 

8  Desfraes  saldrA  Jtbork,  j  peleará  con 
aquellas  gentes,  como  peleó  d  dia  de  la 
batalla  fc. 

4  Y  afirmar&nse  sus  pies  en  aquel  dia 
sobre  el  monte  de  las  Olivas»,  que  está 
en  frente  de  Jerusalem  á  la  iÑurte  de 
Oriente:  y  el  monte  de  las  Olivas  se 
partirá  por  medio  de  sf  háoia  el  Oriente 
y  hada  d  Occidente,  haeUndo  un  muy 
grande  valle:  y  la  mitad  dd  monte  se 
apartará  hacia  d  Norte,  y  la  otra  mitad 
liácia  d  Mediodía. 

6  Y  huiréis  d  Talle  de  loe  montes ': 
porque  el  Tdle  de  los  montes  llegará 
nasta  Hasal.  Y  huiréis  de  la  manera 
que  huistds  por  causa  dd  terremoto  en 
los  días  de  Uzzias,  rey  de  Judá « :  y 
^vendrá  Jehová  mi  iHos,  y  con  él  todos 
los  santos/. 

6  Y  acontecerá  que  en  ese  dia  no  ha- 
brán luz  dará,  ni  oscura. 

7  Y  será  un  dia,  el  cud  es  conocido 
de  Jehová,  que  ni  será  dia  ni  noche  A ; 
mas  d  tiempo  de  la  tarde  habrá  luz. 

8  Acontecerá  también  en  aqud  dia, 
que  sddián  de  Jerusdem  aguas  vivas; 
la  mitad  de  ellas  hada  la  mar  oricntd  •', 
y  la  otra  mitad  hada  la  mar  ocddentd, 
en  verano  y  en  invierno. 

9  Y  Jehová  será  Rey  sobre  toda  la 
tienra  k.  En  aquel  dia  JehoTá  será  uno, 
y  uno  su  nombre. 

10  Y  toda  la  tierra  se  tomará  como 
llanura  desde  Gebaa'  hasta  lUmmon* 
d  mediodía  de  Jerusdem :  y  ésto  será 
enaltedda,  y  habitarse  ha  en  su  lugar 
desde  la  puerta  de  Ben)amin*  hasta  el 
lugar  de  la  puerta  primera,  hasta  la 
puerta  de  los  Rincones;  y  desde  la 
torre  de  Hananed*  hasta  los  lagares 
dd  rej. 

11  Y  moraián  en  día,  y  nunca  mas 


será  anathema^ ;  dno  que  será  Jeraia 
lem  habitada  confiadamente. 

lí  Y  esta  sena  la  plaga  con  qoe  herlri 
Jdiová  todos  los  pueblos  que  pelearon 
contra  Jerusalem  :  La  carne  de  dios  k 
disolverá  estando  dios  sobre  sos  pies,  y 
se  consumirán  sus  c|$os  en  sus  cuencas, 
y  su  lengua  te  lee  dediará  en  su  boca. 

18  Y  acontecerá  en  aqud  dia  que  ha- 
brá en  ellos  graa  quebcantamioato  de 
parte  de  Jehová? ;  porque  trabará  eada 
uno  de  la  mano  de  su  compaiVero,  y  su 
mano  echará  contra  la  mano  de  su  oom> 
paHeron 

14  Y  Judá  también  pdeará  en  Jera 
salem*.   Y  serán  reunidas  las  riquezas 
de  todas  las  gentes  de  d  rededor*;  oro, 
y  plata,  y  ropaa  de  vestir  en  grande 
abuoduicia. 

16  Y  td  oomo  esta  ««  dteha  será  la 
plaga  de  los  caballos,  ae  los  malos,  de 
los  camellos,  y  de  los  asnos,  y  de  todas 
las  bestias  que  estuvieren  en  aqueHos 
campamentos. 

16  Y  todos  los  que  quedaren  de  las 
gentes  que  vinieron  contra  Jerusalem, 
subirán  de  afio  en  afio  á  adorar  al  Rey, 
Jehová  de  los  ^érottos,  y  á  c(3ebrar  la 
fiesta  de  las  Cabafiasn. 

17  Y  acontecerá,  que  los  de  las  fianiHa» 
de  la  tierra  que  no  subietcn  á  Jems 
lem,  á  adorar  d  Rey  Jdiová  de  les 
ejércitos,  no  vendrá  sobre  ellos  lluvia, 

18  Y  si  la  fisrailia  de  Bgipto  no  subí 
ere,  y  no  viniere,  sobre  los  cuales  no 
hay  lluvia,  vendiÁ  «ofrrv  eUot  la  plaga 
con  que  Jehová  herirá  las  gentes  que 
no  subieren  á  celebrar  la  fiesta  de  las 
Oabafias. 

18  Esta  será  la  pena  dd  pecado  de 
Egipto,  y  dd  peeado  de  todas  las  gentes 

2ue  no  subieren  á  celebrar  la  fiesta  de 
is  Oabafias. 

80  En  aqud  tiempo  estará  cwiileUo 
sobre  las  campanillas  de  los  caballos: 
SANTIDAD  A  JBHOVA«:  y  las 
oUas  en  la  casa  de  Jehová  serán  0000 
los  tazones  jue  ealán  ddaate  dd  dtar. 

81  Y  será  toda  olla  en  Jerusdem  y  en 
Judá  santidad  á  Jdiová  de  los  ^érdtos: 
y  todos  los  que  sacrificaren,  vendrán  y 
tomarán  de  ellas,  y  cocerán  en  días :  y 
no  habrá  mas  Cananéo  dgunojr  en  hk 
casa  de  Jdiová  de  los  ^}ércMOs  en  aqud 
tiempo. 


LA  PROFECÍA  DE  MALACHIAS. 


CAPITULO  I. 

Oioépor  medio  del  profeta  da  en  tara  al  mm- 
No  de  lerad  tu  ingratitud:  reprende  i  loe 
avaroe  nUnietroe  Otl  templo,  ^  é  loe  que 
temilem  por  avorMa  precian  en  eaerifleio 
lo  peor  de  ene  r«MÍos. 


CARGA  de  la  pdabra  de  Jehová  con- 
tra Israel  por  mano  de  Malachlas. 
8  Yo  os  he  amado*,  dice  Jehová.  Y 
dijisteis :  í  En  qué  nos  amaste  ?   ¿  No 
era  Esatl  hermano  de  Jacob,  dice  Je- 
hová, V  amé  á  Jacob  b, 

8  Y  a  Baad  aborreci,  y  tomé  sus  mon- 
tes en  asolamiento*,  y  su  posedon  para 
los  dragones  del  desierto  ? 

4  Cuando  Edom  d^ere:  Nos  liemos 
empobreddo,  mas  toamemos  á  edifiear 
lo  arruinado:  asi  ha  dioho  Jehová  de 
losejérdtos:  Ellos  edificarán,  y  yo  des- 
truiré; y  les  llamarán  Provincia  de  im- 
piedad, y  Pueblo  contra  quien  Jehová 
se  dró  para  siempre. 

5  Y  vuestros  cjos  lo  verán,  y  dirAs: 


Sea  Jehová  enerandeddo  sobre  la  Prs- 
vinda  de  Israel. 

6  El  hiio  honra  d  padre,  y  d  siervo  á 
su  sefiori  si  pues  soy  yo  Padre,  ¿qoé 
es  de  mi  honra  ?  Y  d  soy  Sefkfr,  ¿  qué 
es  de  mi  temorii?  dice  Jehová  de  los 
^érdtos  á  vosotros,  oh  sacerdotes,  oue 
menospreciáis  mi  nombre,  y  dceis :  ¿  Ba 
qué  hemos  mcnospredado  tu  nombre*  ? 

7  Qne  ofrecds  sobre  mi  dtar  pan/  in- 
mundo, y  dlUstds :  ¿  En  qué  te  hemos 
amancillado  ?  En  qué  decís.  La  mesa' 
de  Jehová  es  despreciable. 

8  Y  cuando  oflreoeis  d  mimaf  ei«f>' 
para  sacrificar,  ¿  no  es  mdo  ?  aetmJWBe 
cuando  ofireeds  d  cojo  ó  enfermo,  ¿  ae 
es  mdo  ?  Preséntalo  pues  á  tu  prtedpe: 
¿acaso  se  agradará  de  tí,  é  le  aoái 
acepto  ?  dice  Jehová  de  los  tjénl^M. 

9  Ahora  pues,  orad  á  la  fiui  de  Dios 
que  tenga  piedad  de  noaotroe:  esto  de 
vuestra  mano  vino;  ¿  le  eeváb  ai 
Ues  ?  dioe  Jehová  de  los  ^jénltos. 


tfUi-* 


/|<t.J.ll-| 


lr.W. 


MALACHIAS,  II,  UI. 


-A.  a  étr.  MT. 


10  i  Quién  tambicn  hay  de  TOMlros 
qne  dem  Im  pucrUSt  ó  alimbrc  ni 
altar  de  btlde  ?  YO  no  recibo  ceotcnta- 
miento  en  Toiotroi,  dice  Jehov¿  de  loe 
rjércitoi,  ni  de  vucsUa  ouuio  ida  lerá 
agradable  e(  Preiente. 

11  Porqne  detde  donde  cf  kot  nace 
hasta  donde  se  pone,  ee  gnnde  mi  nom- 

a,  bre  entre  las  gente*  ;  y  en  tudo  lugar  i 
se  ofrece  á  mi  nombre  perftime,  y  pre- 
sente limpio :  porqne  «rimde  es  mi  nom- 
bre entre  las  gente»,  4ioe  Jebová  de  les 
ejércitos.  ' 

li  Y  vcaotros  )o  habéis  piroíanado  en- 
ando  decía.  Inmunda  es  la  meta  de 
JehoTá;  y  cuando  hablan  qu«  su  ali- 
mento es  despreciable. 
J3 Habéis  «iemas dieho :  ¡Oh  que  tra- 
bajo :  Y  lo  áeaeebaateis,  dice  Jehová  de 
los  ejércitos ;  y  tnyiateis  lo  hurtado,  ó 
cojo,  ó  enfermo  *,  y  pr«B«ntaateis  ofren- 
da. ¿  íier<«me  acepto  eso  de  voeetra  ma- 
no? diceJehovÁ- 

14  Maldito  e)  engafloeo,  que  tiene  ma- 
cho en  tu  rebaño,  y  promete  ji  saorllioa 
lo  dañado  &  Jebová':  porque  yo  toy 
Gran  Rey,  dice  Jehov4  de  lo»  ejfrcitoa, 
y  mi  nombre  <•  fonnldable  entre  laa 
gentes. 

CAPITULO  II. 
Amenatu  del  8ei»r  eotUn  lot  «naIm  serer- 
dUu.  /f»U  «aráM  fraUttlM  Murijldo*  Htl 
fuMof  por  kaitr  tommit»  ett»  mtUert»  <*- 
Iratijtrat,  p  ptr^tu  $Mrm»mba  da  laJivkui 
pnridentta, 

AHORA  pues,  oh  sacerdotes,  á  tos- 
■  otros  et  este  mandamiento. 

2  Si  no  oyereis,  y  si  no  acordareis  dar 
l?loria  i  mi  nombre,  ha  dicho  JehoTi 
de  los  ejércitos,  enviaré  maldición  sobre 
vosotros,  y  maldeciré  vuestras  bendicio- 
nes ;  y  aun  las  he  maldicho,  porque  no 
ponéis  eito  en  vuestro  coraxon. 

3  Hé  aquí  que  yo  os  daño  la  sementera, 
7  esparciré  el  estiércol  ■  sobre  vuestros 
rostros,  el  estiércol  de  vuestras  lolemni- 
dades,  y  con  él  seréis  removidos. 

4  Y  sabréis  que  yo  os  envié  este  man- 
damiento, para  que  ftieae  mi  pacto  h  con 
Leví,  ha  dicho  Jehová  de  los  ejércitos. 

5  Mi  pacto  fué  con  él«  de  vida  y  de 
paz,  las  cuales  cosas  yo  le  di  }>or  el  te- 
mor, porque  me  temió,  y  delante  de  mi 
nombre  estovo  humillado. 

8  La  ley  de  verdad  estuvo  en  su  boca, 
é  iniquidad  no  fué  hallada  en  sus  labios : 
en  ]»az  y  en  justicia  anduvo  conmigo,  y 
á  muchos  hizo  apartar  de  la  iniquidad. 

7  Porque  loe  labios  del  sacerdote  han 
de  guardar  la  sabiduría  W,  y  de  su  boca 
buscarán  la  lev,  porque  ángel  u  de  Je- 
bová de  los  ejércitos. 

8  Mas  vosotros  os  habéis  apartado  del 
camino,  habéis  hecho  tropezar  á  mu- 
chos e  en  la  ley ;  habéis  corrompido  el 
pacto  de  L«vi,  dice  Jehová  de  los  f^r- 
citos. 

9  Por  tanto  yo  también  os  tomé  viles 
i  biuos  á  todo  el  pueblo,  seoun  que  vos- 
>tros  no  habéis  guardado  mu  caminos/, 
r  en  la  ley  tenéis  acepción  de  personas. 

10  5  ¿  No  tenemos  todos  un  mimmo 
Padre  ?  ¿  Ho  nos  ha  criado  un  mismo 
)ios  '  ?  ¿  Por  qué  menoapreclarúmos 
ada  uno  á  so  hermano,  quebrantando 
1  pacto  de  nuestros  padres  ? 

11  Prevaricó  Judá,  y  en  Israel  y  en 
'enualem  ha  sido  cometida  abomina- 
ion  ;  porque  Judá  ha  profisnado  la  san- 
idad de  Jehová  que  amó,  y  casádoseA 
on  h^a  de  dios  estrafio. 

13  JehoTá  talará  de  las  tiendas  de 
acob  al  hombre  que  hiciere  esto,  al 
ue  vela,  j  al  que  responde,  y  al  que 
Tece  presente  á  Jehová  de  los  ^ércitos. 


IS  Y  esta  otm  -vet  bavtfis  enbrir  «1  altar 
do  Jdiová  de  lágtfmas  •',  de  llanto,  y  de 
clamor ;  ait  que  no  mírate  mas  á  Pre- 
sente, para  aceptar  ojrtnáo  voluntaria 
de  vuestra  mano. 

14  Mas  diréis,  ¿  Por  qué  ?  Porque  Je- 
hová ha  atestiguisdo  entre  ti  y  la  mujer 
de  tu  mocedad,  oontra  la  cual  tti  has 
sido  desleal,  siendo  ella  tu  compa&era, 
y  la  mujer  de  tu  pacto. 

15  Pues  qué  ¿  no  hiso  41  uno  «o/«.  aun- 
que tenia  la  abnndanola  del  espírtto  ? 
¿  Y  por  qué  uno  ?  Para  que  procurara 
una  simiente  de  Dios.  Guardaos  pues 
en  vuestros  espíritus,  y  contra  la  mv^er 
de  vuestra  mocedad  no  aeals  desleales. 

16  Porque  Jehová  Dios  de  Israel  ha 
dicho  que  él  abotrreoe  que  sea  repudi- 
ada: y  cobra  la  iniquidíkl  con  su  ves- 
tido, d^  Jehová  de  los  ejércitos.  Gu- 
ardaos pues  en  vuestros  espíritus,  y  no 
aaais  desleales. 

17  Habéis  heoho  cansar*  á  Jehová  con 
vuestras  palabras.  V  diréis,  ¿  En  qu*  lo 
hemos  cansado  ?  Ouando  decís  aquetto : 
Gualquiem  que  mal  hace,  agrada  á  Je- 
hová, y  en  los  tales  tema  contentami- 
ento :  de  otra  manera,  ¿  dónde  está  el 
IHosdejuMo'? 

CAPITULO  III. 
^Mimcia  W  pr^tta  te  vtmUn  M  frtturmt 
dtl  JEeaCiu,  y  la  dd  Mmío»  mi»««9t  raprt- 
tentándole  como  realmuraiior  y  purijieador 
d»  $ujmMo.  Lo$  ímpioa,  loi  inituo»,  if  lo» 
que  híaeftnum  emitirá  la  divina  frovulev- 
eia.ton  amenatadoi  eon  loeiuieiot  de  Dio; 
ti  no  M  arrepienten.  Kl  BrOer  atenderé, 
tomo  un  padre  atiende  á  ««  hijo,  y  iomard 
per  tupo»  á  cuanto»  le  temen  y  ñreen, 

HÉ  aquí  yo  envió  mi  mensajero,  et 
cual  preparará  el  camino  delante 
de  mí « :  y  luego  vendrá  á  su  templo  el 
Señor  á  quien  vosotros  buscáis,  y  el 
Ángel  del  pacto  á  quien  deseáis  vos- 
otros. Hé  aquí  que  viene,  ha  dicho  Je- 
hová de  los  ejércitos. 

8  ¿  Y  quién  podrá  sufrir  el  tiempo  de 
su  venida?  ó  ¿quién  podrá  estar  cu- 
ando él  se  mostrará?  Porque  él  terá 
como  ftiegob  putificador,  y  como  Jabón 
de  lavadores. 

8  Y  sentarse  ha  para  afinar  y  limpiar 
la  plata;  ponjue  limpiará  los  hijos  de 
Levi ;  los  añnará  como  á  oro  y  cumo  á 
platee,  y  ofrecerán  á  Jehová  ofrenda 
con  justicia  d. 

4  Y  será  suave  á  Jehová*  la  ofrenda 
de  Judá  y  de  Jerusalem  como  en  los 
dias  pasados,  y  como  en  los  años  an-' 
tiguos. 

6  Y  llegarme  he  á  vosotros  á  Juicio, 
y  seré  pronto  testigo  contra  los  hechice- 
ros/ y  adúlteros  y,  y  contra  los  que  juran 
mentira,  y  los  que  detienen  el  salario  del 
jornalero*,  de  la  viuda,  y  del  huérfano, 
y  los  que  hacen  agravio  ai  extranjero  no 
teniendo  temor  de  mi,  dice  Jehová  de 
los  ejércitos. 

6  Porque  yo  toy  Jehová  no  me  he  mu- 
dado ;  y  a»i  vosotros,  hijos  de  Jacob,  no 
habéis  sido  consumidos  h 

7  Desde  los  dias  de  vuestros  padres  os 
habéis  apartado  de  mis  leyes,  j  no  las 
guardasteis.  Tornaos  á  mí,  y  yo  me  tor- 
naré á  vosotros  *,  ha  dicho  J^ová  de  los 
ejércitos.  Mas  dijisteis :  ¿  En  qué  hemos 
de  tornar^  ? 

8  ¿  Robará  el  hombre  á  Dios  ?  Pues 
vosotros  me  habéis  robado,  y  dijisteis : 
¿  En  qué  te  hemos  robado  ?  Los  diez- 
mos y  las  primicias  •■. 

9  Malditos  «OM  con  maldición,  porque 
vosotros,  la  nación  toda,  me  habéis  ro- 
bado. 

10  Traed  todos  los  diezmos  al  alfolí,  y 

""""  Ññ 


*Xe.4.L 


tls.43.3t. 


<Cap.8.U. 


•  Ln.  1.  76. 
y  7.  87. 


tlCo.8.13, 
15. 


•Is.4  4. 

d  8sL  M.19. 

'is.ao.7. 


/Ap.9.ai. 

y'¿.  U. 
9  Heb.  U.  4. 
k  Beato.  5. 4. 


•  La.  S.!». 
Bo.  U.  S». 
8ant<>.1.17. 

AZa&l.S. 
IMataia?. 


"N'eh.  18.10, 
IX 


A.O.clr.Mr. 


MALACOÍAS^  nr. 


A.&eir.in. 


1». 


•  Job  31.  U. 
B*L78.U, 
12. 
llo|ih.l.l3. 


fM.H.8. 


baya  •Umantp  «t  mi  «■•• :  j  piobadm* 
alwn  en  ctto,  dioe  Jchová  de  loe  ^ér- 
eltoe,  y  mréú  ei  no  oe  ebriié  las  venta- 
nee de  k»  oMoe  ;  y  vaciará  lobn  Toe- 
otroa  bendición  hasta  que  •obreeliande. 

11  Iwneperi  Cambien  por  Toeotroe  al 
^MMctfo  devorador,  y  no  oe  oorrompciá 
el  finito  de  la  llena»  ni  voeiura  Tid  en 
el  eampo  abertná,  dloe  Jdwvá  de  loa 
ijéroito*. 

U  Y  todas  las  Rcnfess  oa  diria  Ucn- 
aTentundos :  poraue  seváis  tlena  dese- 
able, dice  Jcbová  de  loe  ^{¿roitM. 

la  Voeatras  palabns  han  nevalaoldo 
contra  mi,  dice  JdiovA.  T  dijisteis: 
¿  Qift¿  hemos  hablado  oonira  tí  ? 

14  Hebeis  dicho :  Por  demás  u  Berrir 
á  Diofl«;  ¿y  qoé  aproTeoba  qve  guar* 
demos  su  Iw»  y  que  andemos  tristes 
delante  de  JehoTá  oe  los  aféieitos  ? 

U  Peoimos  pues  ahora  que  bienaven- 
turados los  soberbios,  y  también  que  les 
que  hacen  impiedad  son  los  prosperados : 
bien  que  tentaronj»  á  Dioe,  esoaperon. 

16  Entdnoes  los  que  temen  h  Jéhová 
hablaron  cada  uno  4  su  ooronaflero:  y 
JeboTá  escuchó,  y  oyó,  y  fué  escritor 
libro  de  memoria  delante  de  él  para  los 
que  temen  á  Jehová,  y  para  los  que 
piensan  en  su  nombre. 

17  T  serán  pan  mí  espeoial  tesoro, 
ha  dicho  JehoVi  de  los  ijércltes,  en  el 
dia  que  yo  tengo  de  hacer;  y  perdonaré- 
Íes  como  el  hombre  que  perdona  é  su 
hyo  que  le  sirre. 


ISBntdncM  os  Mraaidis,  y  cehaHb  de  | 
ver  la  difcwncia  entre  d  Jásto  y  el  m^o, 
entre  d  que  sirva  á  Dios,  y  el  qve  tm  le 
sirte. 

CAPITULO  IV. 
JHaM8r»mrimHMUrédBpiéU*mtUeim 
pmm  ios  ta«M*^  mH»  —tWfadot  «•  «•- 
«M.  VmMm  dt  Slimr,g  éukurtmm  4»  tmti 


pORQUB  hé  ^ni  me  Tiene  el  dta>  «Gh^!.! 

X^  aválenle  oemo  an  becne,  y  todoa  los 

soberbios,  y  todos  los  qne  hacen  maldad, 

serán  eatopa :  y  aqna  dia  que  Tendii, 

los  abmsaiál,  ha  dicho  JdwvA  de  les  tHstlu! 

ejércitos,  el  onal  no  les  d^^ará  ni  rala 

ni  rama  «.  •  Asm  X  9. 

S  Maa  á  Toaotros  los  qve  teméis  nü 
Ncmbrenaa«rAel8ol4  deJuetida,  ycn   4  is.  «011,11  > 
sus  alea  «notrd  salud :  y  aderas,  y  saha-     19i 
réis  como  beeerros  de  la  maina. 

8  Y  hollara  á  los  maloe^los  eualea 
serán  cenlsa  bi^  las  plantas  de  inaatius 
pies  en  d  dia  que  yo  hago,  ha  dicho 
Jdwvá  de  los  dáwltas. 

4  Acordaos  de  la  ley  de  Motees  mi 
siervo,  d  cual  encaigné  en  Hor«i»«  or- 
denanaas  y  leyes  pera  todo  Israd. 

5  Hé  aquí  que  yo  os  envió  á  Ellaa/  d 

Kifeu,  antas  que  venga  d  din  de  Je- 
vá  grande  y  terrible. 
0  El  convertirá  d  oorasonde  loa  psidrea 
á  los  hijos,  y  el  eoraaon  de  Ice  14$aa  4 
los  padres ;  no  sea  qne  yo  venga,  y  con  I 
i  dcsdiiooion  hiera  la  tierra. 


•/ 


/MatlLli 
Tir.lO.U' 
LB.L17. 


EL 


NUEVO  TESTAMENTO 


DE 


NUESTRO  SEÑOR  JESU-CRISTO. 


ANTIGUA  VBBSTON  DE  CIPRIANO  DE  YALEBA, 


COTEJADA  CON  DIYEBSAS  TBADUOCIONES, 


Y  RBYISADA 


CON  ABBEGLO  AL  TEXTO  GBIEGO. 


OXFORD: 

IMPRENTA  DE  LA  UNIVERSIDAD. 


isea. 


EL 

SANTO  EVANGELIO  DE  NUESTRO 
SEÑOR  JESÜ-CRISTO 

8BQUN 


S.  MATEO. 


CAPITULO  I. 
Gtnealóf^  «b  JiMt^rúto,  «i  etttuneiem  por 
obra  tul  Stfúritu  Bawio,  jr  M  maetmUtUo. 

LIBRO  de  Ift  gvnemolon'  de  Jmu> 
Orlito,  hijo  de  Davldb,  h^o  de  A. 
brabam*. 

8  Afaraham  engendriS  á  Isaac  W>  4  Inac 

engendró  á  Jiicob  • ;  y  Jacob  engendró  á 

,  Jtidas,  y  á  nu  hennanot/ : 

I    3  Y  Judas  eogemlnS  de  Tamar  k  Fáie» 

7  á  Zara  ' ;  j  rire»  engendró  4  Esrom  *, 

j  Ssrotn  eogoidió  i  Aram ' : 

4  Y  Aram  ennendió  á  Aminadab :  y 
Amlnadab  cncñidró  4  NaatenA :  y  Na- 
ason  enaendro  4  Salmón  t : 

5  Y  ^mon  engendrtl  de  Rahab"*  4 
B<toz:  y  Bóoi  engendró  de  Rut*  é 
Obcd :  y  Obed engendró 4  Jewé: 

6  Y  Jessé  engendró  al  r^  David*:  y 
el  rey  l%iTid  engendró  4  Salomón  p  de 
la  qtiefmé  mujer  de  Ui<a*  t 

7  Y  Salomón  engendró  4  Roboainf :  y 
Roboant  encendió  4  Abl4 1  y  Ab)4  en- 
gendró 4  Am  : 

8  Y  A84  engendró  4  Joaaflit ;  y  Joiafat 
engendró  4  Joram :  y  Jonm  engendró 
AOzím: 

9  Y  Ozfas  engendró  4  Joatam :  y  Jon- 
tam  engendró  4  Aoaz :  y  Acas  engendró 
á  Ezeqnfai: 

10  Y  Exequias  engendró  4  Manaaóar: 
y  Manases  engendró  4  Anum :  y  Amon 
engendró  4  Josias : 

11  Y  Josias  engendró  4  Jeoonias,  y 
A  sus  hermanos,  en  la  tnumlgraeion 
de  Babilonia: 

18  Y  después  de  la  trasmigraeion  de 
Babilonia,  Jeeonías  engendro  4  8ala- 
tiei  *  i  y  Salatiel  engendro  4  Zorobabel  * : 

13  Y  Zorobabel  engendró  4  Abiud :  y 
Abiud  engendró  4  £liaquim:  y  Ella- 
i]ulm  engradró  4  Azor: 

14  T  Azor  engendró  4  Sadoo:  y  Sadoc 
engendró  4  Aquim :  y  Aqulm  engendró 
iBIiud: 

lA  Y  Ellud  eiwendró  4  Eleázar:  y 
BleAxar  engendro  4  Matan:  y  Matan 
engendró  á  Jacob: 

Itf  Y  Jacob  engendró  4  Josef,  marido 
le  María,  de  la  cual  nadó  Jesiu,  el 
•ual  es  llamado  el  Cristo  |. 

17  ]>e  manera  que  todas  las  generado» 
íes  desde  Abnham  hasta  DavU,  oon  oa> 
orce  generaciones :  y  desde  David  liasta 
1  trasmigración  de  Babilonia,  catorce 
eneraciones  :  y  desde  la  trasmigración 
e  JBabilonia  luáta  Cristo,  catorce  gene- 
tciones. 

18  ^  T  el  nacimiento  de  Jesu-Oristo 
lé  aaí  u :  (¡ue  siendo  María  su  madre 
esposada  con  Josef,  4ntes  que  se  Jun- 
iHen,  ae  halló  haber  concebido  del  £•- 
íritu  Santo. 

19  Y  J'osef  au  marido,  como  era  Justo, 
no    quiaieee  infamarla,  quiso  diñarla 

creCanaenCe». 

lO  If  penaando  él  en  esto,  hó  aquí  el 
ijEfel  díel  Sellor  le  aparece  en  sueños, 
ciendo:  Josef,  hUo  de  David,  no  te- 
as de  recibir  4  María  tu  mujer ;  por. 


Íue  lo  que  en  eUa  es  engendrado,  del 
¡«Irfrittt  Hanto  es. 

91  Y  narir4  hijo,  y  UamaiAs  su  nombre 
JESÚS  t,  porque  él  salvax4  su  pueblo 
de  sus  pecadosy. 

89  Todo  esto  aconteció  f  para  que  se 
cumpliese  lo  que  flié  dicho  por  el  Señor 
por  el  profeta,  que  dijo  : 

S8  He  aquí  la  vírtien  concebirá,  y  pe- 
rir4  hijo,  y  llamarás  su  nombre  Efm* 
raanuel',  que  declarado,  es  :  Con  nos* 
oin»  Dios>. 

84  Y  despertando  Josef  del  suefto,  hizo 
como  el  4ngel  del  Seiksr  le  habla  man- 
dado, y  recibió  4  su  mt^er. 

85  Y  no  la  conoció  hasta  que  parió  4 
su  Hijo  primogénito > :  y  llamó  su  nom. 
bre  JESÚS. 

CAPITULO  II. 

JUaraeiou  do  lo»  Mago»:  huiáa  dt  Jem»  4 
tfipto !  emtl  mtwrfe  do  loo  imoeoitU» :  Jo- 
tut,  Marfa,  y  Joorf  vnolvo»  do  Sgiplo. 

Y  COMO  fué  nacido  Jesús  en  Bet- 
lehem  de  Judéa*  en  dias  del  rey 
Heródesi  hé  aquí  unos  magos  vinieron 
del  oriente  4  Jerusalem, 

8  Diciendo:  ¿Dónde  está  el  Rey  de 
los  Judíos,  que  ha  nacido  ?  porque  su 
estrellad  hemos  visto  en  el  oriente,  y 
venimos  4  adorarle. 

8  Y  oyendo  etio  el  rey  Heredes  se  tur- 
bó, y  toda  Jerusalera  con  ¿1. 

4  Y  convocados  todos  los  príndpcs  de 
los  sacerdotes,  y  los  escribas  del  pueblo, 
les  preguntó  donde  habla  de  nacer  el 
Cristo. 

5  Y  ellos  le  d^ercm:  En  Betlehem 
de  Judéa ;  porque  así  est4  escrito  por 
el  profeta  c: 

6  Y  tü,  Betlehem.  di  tierra  de  Jud4, 
no  eres  muy  pequeüia  entro  los  príncipes 
de  Judá;. poique  de  tí  saldr4  un  Guia- 
dor, que  apacentará  4  mi  pueblo  Israel. 

7  Entonces  Heródes,  llamando  en  se- 
creto 4  los  magos,  entendió  de  ellos 
diligentemente  el  tiempo  del  aparecimi- 
ento de  la  estrella. 

8  Y  enviándolos  á  Betlehem,  d^o :  An- 
dad allA,  y  preguntad  con  diligencia  por 
el  Niño;  y  después  que  le  hallAreis, 
hacédmelo  saber,  para  que  yo  también 
Taya  y  le  adore. 

9  Y  ellos,  habiendo  oído  al  rey,  se  (be- 
ron :  y  he  aquí  la  estrella,  que  hablan 
visto  en  el  oriente  ^,  iba  delante  de  ellos, 
hasta  que  llegando,  se  puso  sobre  donde 
estaba  el  Niflo. 

10  Y  vista  la  estrella,  se  regocijaron 
con  muy  grande  gozo. 

U  Y  entrando  en  la  casa,  hallaron  al 
Niño  con  su  madre  Maria,  y  postr4a- 
dose  lo  adoraron :  v  abriendo  sus  teso- 
ros, le  ofrederon  dones*,  oro,  é  inci- 
enso, y  mirra. 

18  V  siendo  avisados  por  revelación  en 
sueños/,  que  no  volviesen  4  Heródes,  se 
volvierbn  4  su  tierra  por  otro  camino. 

13  ^  Y  partidos  ellos,  hé  aquí  el  ángel 
del  Beftor  aparece  en  sueños  4  Joáef, 
diciendo  :  Levántate,  y  toma  al  Niño  y 


A.  D.  1. 


I  Salvador  < 

Balnd. 
V  Hech.  5. 

81. 

ylS.flS,38. 
fOr./M 

>  Is.  7. 14. 
•  Jaaal.14. 


»  Ex.  18.x 
Lh.8.;.U. 


Bl  sao  cuar- 
to satos  de 
la  eroBolo- 
gte  ontins- 
rladsl  A»- 
no  DomlbL 

•  Ln.  2.  4. 

»  Hn.  ai.  17. 


<  Mi.  &  a. 

Jasa  7. 48. 


<iier.2. 


'  Ssl.  78. 10. 

Is.  eo. «. 

/  Cap.  L  ao. 


A.D.1. 


S.  MATEO,  in,  IV. 


A.D.2r. 


VOlILL 


A  vnr.  7. 


t  Gr.  JVb 

(OS. 

<  Jar.  &.  15. 


«rima  del 

NiikK 


U  68.  2,8. 


«Lii.S.a. 


»Ii.40.S. 


•  OKp.  11.  8. 

8  B^.  1.  8. 

dLn.ll.3t. 


«Ckpkl^M. 

hu.  8.  7. 
/Bo.1.18. 


»  Osi».  7. 10. 
•'  La.  8.  le. 
Heck.l9.i. 


i  ni  madre,  y  huye  á  Eslpto,  y  estáte 
allá  haita  que  70  te  lo  din :  porque  ha 
de  acontecer,  que  Her6&»  bueñiá  al 
Nifio  para  matarlo. 

14  Y  él  despertando,  temó  al  NiAo  y  i 
■n  madre  de  noche,  y  ae  fuá  á  Egipto : 

16  T  estuvo  allá  hasta  la  muerte  de 
Henides ;  pera  que  le  cumpliese  lo  que 
fbé  dicho  por  el  Señor  vat  el  proreíui, 
que  dUo :  De  Egipto  llamé  á  mi  H^o'. 

16  ^  Heredes  entonces,  como  se  vio 
burlado  de  los  magos,  se  en<^  mucho : 
jr  envié,  y  mató  todos  los  nüies  que  ha- 
Ma  en  Betlehem,  y  en  todos  sus  témii. 
nos,  de  edad  de  dos  a&os  abiO^f  con> 
forme  al  tiempo  que  haUa  cntóidido 
de  los  magos  á. 

17  Bnt<mces  toé  cnmpUdo  lo  que  se 
habla  dicho  por  el  profeta  Jeremías,  que 
dijo: 

18  Voz  Alé  oida  en  Rama,  «ande  la- 
mentación, lloro,  y  gemido ;  mquel  que 
llora  sus  h^os;  y  no  quiso  ser  conso- 
lada, porque  peíreeieron  f  '. 

10  1  Mas  muerto  Heredes,  hé  aquí  el 
ángel  del  Sefior  aparece  en  sumos  á 
Joaef  en  Egipto, 

90  Diolendo:  Levántate,  y  toma  al 
Nifio,  y  á  su  madre,  y  vete  á  tierra  de 
Israel  t  que  muertos  son  los  que  pro- 
curaban f  la  muerte  del  Nifio. 

81  Entonces  él  se  levanté,  y  tomó  al 
Nifio,  y  á  su  madre,  y  se  vino  á  tierra 
de  Israel. 

S3  T  oyendo  que  Arqneláo  reinaba  en 
Judi'a  en  lugar  de  Heredes  su  padre, 
temió  ir  allá ;  mas  amonestado  por  re- 
velación en  suefioe,  se  Alé  á  las  partes 
de  OaUléa. 

98  T  vino,  y  habitó  en  la  ciudad  que  se 
llama  Nazaret* :  para  que  se  cumpliese 
lo  que  ftié  dicho  por  los  profetas  <,  que 
habla  de  ser  llamado  Nazareno. 

CAPITULO  IIL 
SI  prtmrtor  Jutm  bmulita  frtdieemdo  d  oT' 

ripemUmi0ntot  htaUiaa  á  Jum»,  quien  m 
dudo  á  eomoetr  por  Hijo  Wki^^Ho  de  IHot, 

Y  EN  aquellos  días  vino  Juan  ei  Bau- 
tista* predioaado  en  el  desierto  de 
Judéa, 

9  Y  diciendo :  Arrepentios,  que  el  reino 
de  los  cielos  se  ha  aeereado. 

8  Porque  este  es  aquel  del  cual  flié  I 
dicho  por  el  profcta  Isaías,  que  dijo :  I 
Voi  de  uno  que  clama  en  el  dedetto: 
Apandad  el  camino  del  Befior,  endere- 
xad  sus  veredas  h. 

4  Y  tenia  Juan  su  vestido  de  pdos  de 
camellos,  y  «na  cinta  de  cuero  al  rede- 
dor de  sus  lomos*;  y  tu  comida  era 
langostas  rf,  y  miel  silvestre. 

5  Entonces  salla  á  él  Jerusaiem,  y  toda 
Judéa,  V  toda  la  provincia  de  alrededor 
del  Jordán. 

8  V  eran  bautizadas  de  él  en  el  Joidan, 
confesando  sus  pecados. 

7  T  viendo  él  machos  de  los  Fariseos 
y  de  los  Sedúceos,  que  venían  á  su  bau- 
tismo, decíales:  Generación  de  vibo- 
r»*é^  ¿  quien  os  ha  enseflado  á  huir  de 
la  ira  que  vendrá/  ? 

8  Haced  pues  fhitos  dignos  de  arre- 
pentimiento. 

9  Y  Tso  penséis  decir  dentro  de  vos- 
A  Ahraham  tenemos  por  padre' 


porque  yo  os  digo,  qtie  puede  Dios  des- 
pertar hijos  á  Abraham  aun  de  estas 
piedras. 

10  Ahora,  ya  también  la  segur  está 
puesta  á  la  raíz  de  loe  árboles :  y  todo 
árbol  que  no  hace  buen  flruto,  es  cortado 
y  echado  en  el  ftiego  *. 

11  Yo  á  la  verdad  os  bautizo  en  agua 
para  arrepentimiento ' :  mas  el  que  viene 


tras  mí,  mas  podsnMo  f  es  one  yo ;  los 
lapatos  del  cual  yo  no  soy  digno  de  Ue- 
rar:  él  os  bantizazA  en  Espíritu  Santo, 
y  mftiegoA. 

19  S«  aventador  en  su  mano  «sM,  y 
aventará  su  era;  y  allegará  su  tri»  ca 
el  aifbli^,  y  quemará  la  paja  en  mego 
que  nunca  se  apagará  «. 

18  ^  Entonces  Jesús  vino  de  Galilea 
á  Juan  al  Jordán,  para  ser  bautizado 
deéln.  "^ 

14  BCés  Juad  lo  resistía  mucho,  dici- 
endo :  To  he  menester  ser  bautizado  de 
ti,  ¿y  til  vienes  á  mi? 

1 5  Empero  respondiendo  Jesús  le  dQo : 
Deja  ahora :  porque  así  nos  conviene 
cumplir  toda  Justicia.  Entonces  le  deM. 

18  T  Jesús  después  que  faé  bautizado, 
subió  luego  del  agua :  y  hé  aquí  loa  dé- 
los le  flieron  abiertos,  y  vio  ai  Bspfrfln 
de  Dios  que  descendía,  como  paloms,  y 
venia  som«  él*.' 

17  T  hé  aquí  uaa  voz  de  los  cielos  qno 
decía:  Este  es  mi  HUo  amado,  ea  el 
cual  tengo  contentamimto/. 

^  CAPITULO  IV. 
Jum-OHM»  niuaa  y  «*  «mlwbt  mmIm  iT  Cte- 
Mm  y  «staUsM  n»  rtmAimei»  m  Otejrikar- 
natim;  twpitM  á préétear  y  djmmtat  di*- 
eOwlos,  y  m  Mfwtdo  d*  tnukagtlmie. 

ENTONCES  Jesús  fué  llevado  dd 
Espíritu  •  al  düsiecto,  para  ser  ten- 
tado k  del  dUblo  |. 

9  Y  habiendo  ayunado  ooaienta  dias  j 
cuarenta  noches,  después  tuvo  hambre. 

8  Y  Uegándose  á  él  d  tentador,  dijo: 
Si  eras  H^o  de  Dios,  di  qpta  estas -piNtaa 
se  hagan  pan. 

4  Ites  él  respondiendo,  di)o:  Bmsíc» 
está.  No  eoa  solo  el  pan  Tivirá  el  hoaa- 
bre ;  mas  con  toda  palabra  que  sale  de 
la  boca  de  IMas«. 

8  Entonces  el  diablo  le  pasa  á  la  aaata 
ciudad  d,  y  le  pone  sotnre  las  almenaa  del 
templo; 

8  T  le  dioe:   Si  eres  Hijo  de 

échate  ab^Jo;  que  escrito  está,  A 

ángeles  nuñidará  por  ti,  y  te  alzaián  en 
las  manos,  para  que  nunca  tnpteees  000 
tu  pié  en  piedra  «. 

7  Jesús  le  dijo  t'  Escrito  esti  adémate. 
No  tentarás  al  Sefior  tu  Dioi/. 

8  Otra  vez  le  pasa  0I  diablo  á  nn  monta 
muy  alio,  y  le  muestra  todos  loe  rsinoa 
del  mundo,  y  su  gloria, 

9  Y  díoele :  Todo  arto  te  dará,  al  poa. 
trado  me  adoran*. 

10  Entdneas  Jesús  le  dlee:  V^te,  Sa. 
tanas  R;  que  escrito  está,  Al  Sefior  ta 
Dios  adorarás,  y  á  41  seto  servirás  y. 

11  El  diablo  entonces  le  d^:  y  hé 


fOr. 


*HkLI.S. 


-llU.i.1.  i 
]isr.li«.  j 

•MB.1.1L 

LB.s.a. 


•Xs.U.1 
y4tL      I 

T«l.l. 
Jasa  LO. 
7S.M. 
rou.u.i«. 
y  17. 4. 


•IBiy.lS. 
11. 

aB.u.1. 


«Mar.LOi 

La.4.L 

ask&tt 

lOaf— ns 

Matar  A. 

•Dea.  8.1 

*Cmf.Ví.WL. 
Seh.U.1. 


•BaLSLIl. 
/Dea.  6.11 


en  Oapemaum,  dudmá  marítima, 
confines  de  Zabulón  y  de  NeAalim : 

14  Pan  Que  se  cumpliese  lo  qfne  lod 
dieho  por  el  profeta  Isaías,  que  dü*: 

18  La  tierra  de  Zabulón,  y  la  tietm  &b 
Neftalira,  camino  do  la  osar,  de  la  olxm 
parte  del  Jordán,  Galilea  de  loe  Oen> 
tiles; 

18 '  El  pueblo  asentado  en  tinlcMaa,  vid 
gran  luz  t  y  á  los  sentados  en  raalon  y 
sombra  de  muerte.  Iva  les  ssolMealó. 

17  Desde  entonces  comenad  Jesne  á 
piedioar,  y  á  deeir:  Ancpcntiee,  qne  «1 
reino  de  los  cielos  se  ha  aeereado  i^ 

18  5  V  andando  Jesús  Junto  á  la 
de  GalHéa  vid  A  dos  hemanoe,  fitanan, 
que  el  llamado  Pedra',  y    ' 
hermano,  que  echaban  la  led  «n 
mar;  porque  «van  pesoadonsí 


V8aLM.U 


•'  tt.  0. 7- 


«Qi^ll 


Amhne  W    f/aaaltt 


a  MATEO,  y. 


). 


mi,  y 


IH 


1»  T  diealH!  Varid  «a  pee  d» 
oc  hará  pateadora  d«  hombras». 

»  BUm  «MinoM,  úáiauá»  luego 
rcda,haigai«iw»b 

SI  Y  IMsndo  da  allí,  Tid  otTM  dtM  her. 
manoa,  Jaoobo  h^o  d«  Zcbadáo,  y  Jaan 
tu  hermano,  en  el  ban*  o«a  ZelMd^o, 
•n  padre*,  qna  lemmdataan  aaa  redea ; 
yloaliamd. 

»Tclh»dit)aiido  luego  «llwno,  y  4 
•a  padra,  le  dmieraD. 
28  Y  T  ZDdaO  Jeras  á  toda  OalJIda  en- 
•eflamlo  en  las  sinagogaa  de  ellosji,  y 
pradkando  al  Evangoilo  del  reino  f,  y 
sanando  toda  enCmiMdad  y  toda  dolen- 
cia en  el  pneWor. 
M  Y  cofíia  m  tuam  por  toda  la  Siria  i 

7  le  tn^^n  todos  loa  qno  tenían  mal, 
los  totnadoa  de  dlvenas  enfermedadea  y 
tormeaCea,  y  loa-jademoaiadoa,  y  laná- 
ticoa,  y  paiaUtiaaa;  y  loa  land. 

85  T  le  siffvlMon  machas  gentea  de 
Galilea,  y  dt  DaoápoUa,  y  de  Jenisa- 
lem,  ;  de  JoMa»  y  de  la  otra  pane  del 
Jmrdaa. 

CAPITULO  V. 
B'rmem  dr  Jw^riMut  «n  <(  atonte,  he»  iMko 
Mmoam/uranaof.  Le»  Ápóítuiu  ton  la  nü 
y  la  luM  lU  ta  tierra.  Diet  fue  no  vino  á 
fUiílmir  la  Uf  tino  á  mmpltria,  Bobrt  toa 
mtdahrmt  iitfwriott»,  la  rteoneiUaeion,  adni- 
iéri»  dd  mrmtn,  eteámMUt,  «nditcUMUdai 
tM  wtabJMomiOfJmrmmmto,  paeieneia,  amar 

I  (ie  lo»  memifo»,  pn/teefolt  eritliatta, 

Y  VI  EN  DO  laa  gentes,  subió  al  mon- 
te; y  sentAndoae,  aa  Uegann  á  él 
sua  diaéípuloa. 

8  Y  abriendo  su  boca,  lea  enaeflaba, 
diciendo  • : 

3  Bienavanturadoa  los  pobres  en  es- 

Eíritu*:  porque  de  ellos  es  el  reino  de 
la  cieloa. 

4  BienaTenf radoa  loa  que  lloran*: 
pofoue  elloa  reetblTÉn  consolación  4. 

5  dienaventurados  loa^nanaos :  porque 
elloa  reoiblrán  la  tierra  por  heredad  •. 

0  Bienaventnndos  los  que  tienen  ham- 
bre y  sed  de  Justicia :  poique  elloa  serán 
bavtoa/. 

7  BlenaTantuiadoa  los  misericordiosos : 
9orque  elloa  aleanxaiAn  miaerieordlay. 

8  Bíena^enturadoa  los  de  limpio  con- 
cón :  porque  elloa  ver.in  á  Dim  A, 

9  BienaTentuvados  los  pacMeos':  por- 
|ue  elloa  aeran  llamados  hijos  de  Dioa. 

10  Blenawntttradoe  los  que  padecen 
teraeouelon  por  causa  de  la  Justicia*: 
•orque  de  ellos  es  el  reino  de  los  cieloa. 

I I  Bienaventufudos  seis,  cuando  os  tI- 
upersren,  y  o»  perslptuieren,  y  dijeren 
e  voaotroa  todo  mal  por  mi  causad, 
lintiendo. 

la  Ctoxáee  y  alegrioa  <• :  porque  vuestra 
leroed  «a  granoe  en  los  cieloa*:  que 
ií  perai^uieron  á  loa  profetas  qoe/Vianm 
itea  de  Voaotroa. 

18  ir  Voaotroa  aois  la  sal  de  la  tierra : 
ai  la  aal  ae  deavaneciere,  ¿  con  qué  será 
.ladao  ?  no  vale  mas  para  nada,  sino 
i«  aea  echada  íbera  y  hollada  de  los 
»mbree. 

.-4  Voaotroa  aois  la  luí  del  mundos : 
lA  ehtdñd  aaentada  sobre  un  monte  no 
puede  eaeonder. 

A  Ni  ae  endeude  una  iAmpara,  y  se 
ike  delM^  de  un  almud?,  mas  sobre 
candelero  ;  y  alumbra  á  todos  los  que 
«tft  en  eaaa. 

8  Así  alumbre  vuestra  luz  delante  de 
hombrea :  para  que  vean  vuestras 
ras  buenas,  y  glonñquen  i  vuestro 
dre  f  que  asta  en  los  cielos. 
7  *í  No  penséis  que  he  venido  para 
rograr  Is  ley»  ó  los  proAttas :  no  he  ve- 
lo para  abrogar,  sino  á  cumplir*. 


18  Forque  de  cierto  oa  digo,  fas  hasta 
que  peieiea  t  el  dalo  y  la  tierra,  ni  una 
,^ita,  ni  un  tilde  pereoeiá  de  la  ley,  hasta 
que  todas  laa  coaas  sean  hechas '. 

19  De  manera  que  cualquiera  que  In- 
fringiere uno  de  eatos  mandamlentoa 
nniy  pequelloa,  y  aal  enseflare  á  los  hom- 
bres, muy  peqoelio  será  llamado  en  el 
reino  de  toa  ewloa :  mas  onalqulera  que 
hiciere,  y  cnaellái»,  este  sera  llamado 
grande  en  el  reino  de  los  cielos. 

50  Poique  os  digo,  que  si  vuestra  jus- 
ticia no  fiiere  mayor  que  la  de  los  es- 
cribes y  de  loa  Fariseos*,  no  entraréis 
en  el  reino  de  los  délos. 

51  5  Oistda  que  Alé  dicho  á  loa  an- 
tiguoa||:  No  matarás*;  mas  cualquiera 
qoe  matare,  será  culpado  del  Juicio. 

S9  Maa  yo  oa  digo,  que  cualquiera  que 
se  enojare  locamente  con  su  hermano', 
será  culpado  del  juido :  y  cualquiera  que 
dQcre  á  su  hermano.  Haca  y,  será  cul- 
pado del  concejo :  y  cualquiera  que  di- 
jere. Fatuo,  sorá  culpado  del  Innemo  || 
délfbego. 

S8  Por  tanto  si  tn^eres  tu  presente  al 
altar,  y  aUÍ  te  acordares  que  tu  hermano 
tiene  algo  centra  tí, 

84  Deja  allí  tu  presente  delante  dd 
altar,  y  vete ;  vuelve  primero  en  amis- 
tad oon  tu  hermano,  y  enuinoea  vén,  y 
ofrece  tn  presente. 

Sft  Oonciliate  con  tu  adversario  preato, 
entretanto  que  estás  con  él  en  el  cami- 
no ;  porque  no  acontezca  que  el  adver- 
sarlo te  entregue  al  juez,  y  d  jnes  te 
entregue  al  alguaeil,  y  seaa  echado  en 
prisión. 

S8  De  cierto  te  digo,  que  no  saldrás 
de  allí,  haata  que  pagues  el  dltimo  cua- 
drante*. 

87  5  Olstds  que  faé  dicho  á  los  an- 
tiguos. No  adulterarás* : 

S8  Mas  yo  os  digo,  que  cualquiera  que 
mira  la  mnjer  para  codldarla»,  ya  adul- 
teró con  ella  en  su  corazón. 

89  Por  tanto  si  tu  ojo  derecho  te  ftiere 
ocasión  de  caer,  sáealo,  y  échalo  de  ti  * : 
que  mejor  te  ea,  que  se  pierda  uno  de 
tna  miembros,  que  no  que  todo  tu  cu- 
erpo sea  echado  al  inílemo  |. 

ao  Y  si  tu  mano  derecha  te  fbere  oca- 
sión de  caer,  córtala,  y  échala  de  ti: 
que  m^or  te  es  que  se  pierda  uno  de 
tus  mlembroa,  qoe  no  que  todo  tu  cu- 
erpo sea  echado  al  infierno. 

81  5  También  Até  dicho:  Oualqulera 

Sne  repudiare  á  su  mt^r,  déle  oarta  de 
ivorcioi': 

88  Mas  yo  os  digo,  que  el  que  repudi- 
are á  su  mi^er,  raerá  de  causa  de  fiír- 
nlcaelon,  hace  que  ella  adultere:  y  el 
que  se  casare  con  la  repudiada,  comete 
adulterio*. 

88  ^  Además  habds  ddo  que  fbé  dicho 
á  los  antiguos.  No  te  perjurarás/;  mas 
pagaras  alSeKor  tus  juramentos. 

84  Mas  yo  oa  digo.  No  jurds  en  nin- 
guna manera '  ;  ni  por  el  cido,  porque 
es  el  trono  de  Dios ; 

85  Ni  por  la  tierra,  porque  es  el  es- 
trado de  sus  pies;  ni  por  Jerusalem, 
porque  es  la  ciudad  del  gran  Rey  K 

88  Ni  por  tu  cabeza  Jurarás ;  porque 
no  puedes  hacer  un  cabello  blanco  6 
negro. 

87  Mas  sea  vuestro  hablar.  Si,  si ;  No, 
no:  Porque  lo  qtu  e»  mas  de  esto,  de 
mal  procede  ||. 

88  ^  Oistds  que  fué  dicho  á  los  an- 
tiguos. Ojo  por  ojo,  y  diente  por  di- 
ente i; 

89  Mas  yo  os  digo.  No  resistáis  al  mal*: 
antes  á  onalqulera  que  te  hiriere  en  tu 
mejilla  diestra,  vuélvele  tamUen  la  otra. 


fOr.jtaat. 
t  La.  18. 17. 


•Cap.S3J8, 
S8. 

|«porlB* 


•Bx.».  18. 

•IJnaaS. 

U. 

9  mmat 


I  Heb.  Gal. 
xTinNOM. 


■  Lo.  la.  <6, 
69. 
•]U.90bl4. 

h  itib  81. 1. 
Pro.  8.88. 

•Oap.  18.8,9. 


I  Bab.  Qtti- 


<l  Dan.  34.1. 

Mar.  10.3,9. 


•  Cap.  10.  9. 

1  Co.  7. 1«, 

II. 
/Le.  19.18. 

Nn.Sa2. 

Den.  38. 38. 

«Cap.  38. 18, 
32. 
8aat*.S.U. 

&SaL48.8. 


ItMmeio. 

{  Bx.  3L  34. 

i  Pro.  ao.  33. 
y  34.  39. 
Bo.  13. 17, 
19. 


A. D.  81. 


S.MATE(%VI. 


A.D.SL 


<  Dan.  15.  7, 
U. 
Ln.  6.  86. 

■•  D*n.28.6. 

•Cap.  36.41. 
LC0.IO.U. 
2Ped.a.9. 

•  Ln.  38.  M. 
Uecli.7.60. 


P  Bf.  6. 1. 


40  T  al  que  quisiere  ponerte  á  idcito, 
y  tomarte  tu  rojM,  dQ^e  tatnlilen  la 
capa. 

41  Y  &  cualquiera  que  te  csrg/kct  por 
una  milla,  vé  con  ¿1  dos. 

^42  Al  que  te  pidiere,  d&le:  y  al  que 
uisiere  tomar  de  ti  emprestado,  no  se 
lo  rehuses  l. 

43  ^  Oistels  que  fué  dicho.  Amarás  á 
tu  prtSjimo,  y  aborrecerás  á  tu  ene* 
migo»: 

44  Mas  yo  os  digo.  Amad  á  vuestros 
enemi|;oi( »,  bendecid  á  los  que  os  mal- 
dicen, haced  bien  á  los  que  os  aborrecen, 
y  orad  por  los  que  os  ultrajan  y  os  per- 
siguen o; 

45  Para  que  seáis  hUos  de  vuestro  Pa- 
dre que  uta  en  los  cielos ;  que  hace  que 
su  sol  salga  sobre  malos  y  buenos,  j 
llueve  sobre  justos  é  ii\iustos. 

46  Porque  si  amareis  á  los  que  os  aman, 
¿  qué  recompensa  tendréis  ?  /  no  hacen 
también  lo  mismo  ios  pnblicanos  ? 

47  Y  si  abraxáreis  á  vuestros  hermanos 
solamente,  ¿  qué  hacéis  de  mas  ?  ¿  no 
hacen  también  asi  los  Gentiles  ? 

48  Sed  pues  vosotrtM  perfiectos,  como 
vuestro  Padre  que  ettA  en  los  cielos  es 
perfectoi». 


•  Ln.  14. 14. 


»  Ln.  6.  %L 


•  Bal.  84  U. 

'  I  Bey.  18. 
acete. 

/Ln.lZSO. 


9  La.  11. 12. 

ABsl.116.8. 

>'üait.l6.2a. 

Ap.  II.  U. 

¿SaL  10840. 


'Cap.  18. 21, 
IMtiuJo. 


CAPITULO  VI. 

ProrigiM  Jetuí  «lurilaiKio/  y  troto  ie  la  {>'- 
mona,  d*  la  oraáon,  tUl  ayttno:  diee  ^ue 
no  debemo»  atetorar  para  ¿sU  mvmdo  •••«« 
para  d  eitloi  q*t*  nuestra  intención  dtln 
ler  rteta:  qu*  i>o  te  puede  servir  í  Dios  y 
al  wtmdot  f  hace  ver  la  eanfiavsa  que  de- 
bemos tener  en  la  Providmeia  INvina. 

MIRAD  que  no  hagáis  vuestra  li- 
mosna delante  de   los  hombres, 
para  ser  vbttos  de  ellos :  de  otra  manera 
no  tendréis  merced  de  vuestro  Padre  que 
está  en  los  cielos. 
8  Cuando  pues  haces  limosna,  no  ha- 

Sas  tocar  trompeta  delante  de  ti,  como 
acen  los  hipócritas  en  las  sinagtMas  y 
en  las  plazas,  para  ser  estimados  de  los 
hombres  :  de  cierto  os  digo,  que  ya  tie- 
nen su  recompensa. 

8  Mas  cuando  tii  haoas  limosna,  no 
sepa  tu  izquierda  lo  que  hace  tu  de- 
recha: 

4  Para  que  sea  tu  limosna  en  secreto  ( 
y  tu  Padre  que  vé  en  secreto,  él  te  re- 
compensará" en  publico. 

5  4  Y  cuando  oras,  no  seos  como  los 
hipócritas :  porque  ellos  aman  el  orar  en 
las  sinagogas,  y  en  los  cantones  de  laa 
calles  en  pié,  para  que  sean  vistos  de 
los  hombres :  ae  cierto  os  digo,  que  ya 
tienen  su  pago  h, 

6  Mas  tu,  cuando  oras,  éntrate  en  tu 
cámara,  y  cerrada  til  puerta,  ora  á  tu 
Padre  que  está  en  secreto :  y  tu  Padre 
que  vé  en  secreto,  te  recompensará  •  en 
piibüco. 

7  Y  orando,  no  senis  proteos  <<,  como 
los  Gentiles;  que  piensan  que  por  su 
parlería  serán  oidos«. 

8  No  os  hagáis  pues  sem^antet  &  ellos : 
porque  vuestro  Padre  sabe  de  que  cosas 
tenéis  necesidad,  antes/  que  vosotros  le 
pidáis. 

O  Vosotros,  pues,  oraréis  asi:  Padre 
nuestro',  que  eeíás  en  los  cielos  A,  san- 
tificado sea  tu  nombre : 

10  Venga  tu  reino' :  sea  hecha  tu  vo- 
luntad, como  en  el  cielo,  asi  también 
en  la  tierra  A. 

11  Danos  hoy  nuestro  pan  cotidiano. 

19  Y  perdónanos  nuestras  deudas,  co- 
mo umbien  nosostros  perdonamos  á  nu- 
estros deudore»'. 

13  Y  no  nos  metas  en  tentación,  mas 
líbranos  de  mal  | :  pvrque  tuyo  ee  d  reino. 


y  la  potencia»  y  ia  gioHa,  fwi 
eight.  Amen, 

14  Porque  si  perdonáreia  á  los  hombres 
sus  ofensas,  osperdonará  también  á  vos- 
otros vuestro  Padre  oeiettial  ■■. 

15  Mas  si  no  perdonareis  á  loa  hombres 
sus  ofensas,  tampoco  vuestro  Padre  os 
perdonar»  vuestras  ofensas «. 

16  ^  Y  cuando  ayunáis,  no  seáis  oome 
loa  hiuócxitaa,  austeroa:  porque  ellos 
demudan  sus  rostros  pan  parecer  á  los 
hombres  que  ayunan  • :  de  cierto  os  di- 
go, que  ya  tienen  su  pago. 

17  Mas  til,  cuando  ayvnas,  ange  ta 
cabeza,  y  lava  tu  rostro ; 

18  Para  no  parecer  á  lo»  hombres  que 
ayiuas,  sino  á  tu  Padre  que  «sM  en  se- 
creto :  y  tu  Padre,  que  ve  en  secreto,  te 
recompensará  en  pilblioo. 

19  ^  No  os  haga»  tesoro*  en  la  tiem^, 
donde  la  ppIiUa  y  el  olta  corrompe,  y 
donde  ladrones' minan,  y  imrtan. 

20  Mas  haoéoi  tesocea  en  el  cietof, 
donde  ni  polilla  ni  orfaa  «orrompe,  y 
donde  ladrones  no  minan,  ni  hurtan. 

21  Porque  donde  estuviere  vuestro  te- 
soro, allí  estará  vuestro  corazón. 

82  La  lámpara  del  cuerpo  es  A  ojo :  asi 
que  si  tu  ojo  fuere  sincero,  todo  tu  cu- 
erpo será  luminoso. 

23  Mas  si  tu  ojo  ftiere  malo,  todo  tu 
cuerpo  será  tenebroso  r :  así  que  si  la 
lumbre  que  en  ti  hay  son  tinieblas,  ¿cu- 
antas Mrán  las  mismas  tinieblas  ? 

24  Ninguno  puede  servir  á  dos  ae- 
flores:  porque  ó  ainnrecerá  al  uno,  y 
amará  al  otro ;  ó  se  llegará  al  uno,  y 
menospreciará  al  otro :  no  podéis  servir 
á  Dios  y  á  Mammón  p. 

25  Por  tanto  os  digo,  IÍ4  «a  congójela 
por  vuestra  vida «,  qué  hab«ás  de  comer, 
ó  qué  habéis  de  beber;  ni  por  vuestro 
cuerpo,  qué  halieis  de  vestir :  ¿  no  es  la 
vida  mas  que  el  alimento,  y  el  cuerpo 
que  el  vestüio  ? 

26  Mirad  las  aves  del  cielo,  que  no 
siembran,  ni  siegan,  ni  allegan  en  al- 
folie* :  y  vuestro  Padre  celestial  las  ali- 
menta t :  ¿no  sois  vosotros  mucho  me- 
jores aue  ellas  ? 

27  i  Mas  quién  de  vosotros  podrá  congo- 
jándose añadir  á  su  estatura  |  un  codo  ? 

28  Y  por  el  vestido  ¿  por  qué  os  congo- 
jáis ?  lieparad  los  lirios  del  campo,  có- 
mo crecen :  no  tral>iO*tif  "I  hilan : 

2d  Mas  os  digo,  que  ni  aun  Salomón 
con  toda  su  gloria  lué  vestido  así  como 
uno  de  ellos. 

30  Y  si  la  yerba  del  campo  que  hov  es, 
y  mañana  es  echada  en  el  homo,  Dioa 
la  viste  así,  ¿  no  áard  mucho  mas  á  vos- 
otros, homhrte  de  poca  fé  ? 

81  No  os  congojéis,  pues,  diciendo. 
¿  Qué  comeremos,  ó  qué  b^ierémos,  o 
con  qué  nos  cuLarirémos  ? 

39  Porque  los  Gentiles  buscan  todas 
estas  cosas  :  que  vuestro  Padre  eeleatial 
sabe  que  de  todas  estas  cosas  habéis 
menester. 

33  Mas  busoad  primeramente  el  reiao 
de  Dios,  y  so  Justicia  ¡  y  todas  estas  co- 
sas os  serán  añadidas  «. 

34  Así  que,  no  os  congq}eis  por  d  día 
de  mañana ;  que  el  día  de  maA.-ufta  tn- 
ecú  su  fatiga :  basta  al  dia  su  afán. 


■KkIL 
2S. 

I 


•Is.SB.I,S. 


CAPITULO  VII. 
dmthtye  Jetus  tu  sermón  admiraUei  euM- 
mrte  queup  sedehsjuagar  mal M  prijirnta f 
y  que  no  Aebén  darse  i  tos  indignos  las  co- 
sas santas  t  habla  de  ia  oración  f  perseve- 
rancia en  ellaf  f  de  la  earidaá:  do  cmm 
ettreeko  es  el  Mmiiie  dd  eUh  i  ás  los/eieoo 
prepksteut  de  fue  por  h» frutos  so 
slárbol¡  yddoáijioio  ' 
C  sobre  arena. 


f  Pro.*!.!. 

La.aa 

tlTi.(.13. 


•-La.aSi 
96. 


•FS.46. 

IFeli.;. 


f  JekÜLl 

Ln.£LH 

\tcdoi. 


•  isvs> 

fisLS7.S>. 
IUr.l«.» 


A.D.aL 


s.  icAXE»,  vn.  VUI. 


A.D48I. 


■  Ln. «.  37. 
B0.S.L 
1  Co.  4  & 
Santo.  4.11. 

ljiiecl.7. 


Ch&l. 


'  Pro.  9. 7y  8* 
yn.9. 
Cap.  n.  23. 
U.  18. 1. 
IJoaa  S. 

a 

Sal.  81. 10. 
Juan  14. 
13, 14. 
716.23. 24. 
IJuan&U. 

Iv.  11. 11, 


Bo.  13.  8. 

3a.  5.  U. 

Ln.  IS.  M. 


Bo.  9.  27. 
». 
Dra.  13. 

lFtad.2.  1. 

Ni.  && 
leduaO. 

La.  &  4S. 

L 


'Mp.  3.10. 


j.  48. 1.2. 

o.  0.46. 
13.  26. 
iBt«.1.2a. 

:«.  34.  4. 
Co.lS.:i. 


11.6.  47, 


NO  Jiugürii,  pus  que  ao  •Müi  Jui- 
f|MÍ««. 

5  Porqu*  con  el  Jniolo  eon  qu*  Jaigaii, 
Miéia  Jaigadm;  y  con  U  maiUda  coa 
qiM  iBodí*,  c«  volvorán  i  mwUxk. 

8  Y  ¿  por  q¡uó  minM  la  moU  qu«  ata 
ca  «1  qio  de  tu  faemMno,  j  no  «cbaa  de 
ver  la  viga  que  ata  ramojo? 

4  O  ¿wmo  dinto  á  tu  nemunio.  Eb. 
pera,  echaré  de  tu  crio  la  mota;  y  hé 
aqui  la  Ti([(a  en  tu  ojo  ? 

SHipócrtta!  csha  primen»  la  viaa*  de 
tu  ojo :  j  entonce*  inirai*a  en  echar  la 
mota  del  cgo  de  tu  hermano. 

6  5  ^o  <l*i*  lo  MUíkto  á  Um  perroi ;  ni 
eebeía  vnartras  perlw  delante  de  loa  pu. 
eróos :  porque  no  las  rehusen  con  tus 
ptds^  voelvaa  y  ot  deapcdacen  d. 

7  %  Pedid,  y  se  ce  dará»;  huacad,  y 
hallarás ;  Uamwl,  y  se  o*  abrirá. 

8  Porque  cualquiera  que  pide,  recibe/ ; 
y  el  que  bosoa,  nalla;  y  al  que  llamaf  se 

9  ¿  Qué  hombre  hay  de  vosotros,  á 
quien  si  su  l^jo  pidiere  pan,  le  dará 
una  piedra  f  ? 

10  ¿  Y,  si  fe  pidiere  un  pez,  le  daiá  una 
serpiente? 

11  Pncs  si  vosotros,  siendo  malos,  sa» 
beis  dar  buenas  dádivas  á  voestros  h^fos, 

Í!  cuanto  mas  vuestro  Padre,  qae  «stá  en 
os  cielos,  dará  buenas  cosas  á  los  que  le 
piden? 

19  Así  que,  todas  las  cosas  que  qulat- 
ends  qne  loa  hombres  hiciesen  con  vos- 
otros, asi  también  haoed  voaotrm  oon 
ellos:  poiqae  esta  as  la  l«y,  y  loe  pre- 
fetasA. 

18  5  Entrad  por  la  pnerU  estrecha»: 
porque  aneha  «t  la  puerta,  y  espacioso 
el  camino,  que  lleva  a  perdición ;  y  ma- 
chos son  los  que  entran  por  ella. 

14  Porque  eatxaeha  e$  la  puerta,  y  an- 
gosto el  camino,  que  lleva  á  la  vida  ¡  y 
pocoa  son  los  que  la  hallan  *. 

15  5  V  gnardáos^de  los  falso*  profe> 
tas  i,  que  vienen  á  vosotros  «on  vestidos 
de  ov^ias,  maa  de  dentro  son  lobos  ra- 
paces «. 

16  Por  sus  fhitos  los  conoceréis*.  ¿  Gó- 
gense  uvas  de  los  espino*,  6  higos  die  los 
abrojo*  ? 

17  Así  todo  buen  árbol  lleva  buenos 
frutos ;  mas  el  árbol  maleado  lleva  ma- 
los frutos*. 

18  No  puede  ei  buen  árbol  llevar  malos 
frutos ;  ni  el  árbol  maleado  llevar  frutos 
buenos. 

18  Todo  árbol  que  no  lleva  buen  fruto, 
córtase  y  échase  en  el  fuego/. 

ao  Así  que  por  sus  frutos  los  conoceréis. 

31  No  todo  el  que  me  dioe,  8eBor,  Se- 
ñor t,  entrará  en  el  reino  de  los  cielos ; 
roas  el  que  hieiere  la  voluntad  de  mi 
Padre  que  eitá  en  los  cielos. 

82  Muohos  me  dirán  en  aqud  día: 
SeiVor,  Seftor,  ¿no  profetizamos  en  tu 
nombre r,  y  en  tu  nombre  lanzamos  de- 
monios, y  en  tu  nombre  hlcimo*  muchos 
milanos? 

53  Y  entonces  les  protestará :  Nunca 
OM  conocí  ¡  apartaos  ae  mi,  obradores  de 
maldad. 

54  5  Cualquiera  pues  que  rae  oye  estas 
palabras,  y  las  hace,  le  corauararé  á  un 
nombre  prudente,  que  edihcó  su  casa 
sobre  la  pefia': 

86  Y  descendié  lluvia,  y  vinieron  rios, 

{'  soplaron  vientos,  y  oombatieron  aque- 
la  casa ;  y  no  cayó ;  porque  estaba  fun- 
dada sobre  la  peoa. 

86  Y  cualquiera  que  me  oye  estas  pala- 
bras, y  ao  las  haoe,  te  compararé  a  un 
hombre  insensato,  que  edlticii  su  casa 
sobre  la  arena ; 


•7  Y  daaoanditf  lluvia,  y  vinieron  ríos, 
y  soplaron  vientos,  é  hicieron  Ímpetu  en 
ai|uclla  casa;  y  eayé,  y  fué  grande  su 
ruina. 

98  Y  fué  que  como  Jesús  acabó  estas 
palabras,  las  gantes  se  admiraban  de  su 
doctrina  f : 

88  Porque  les  enseOaba  como  quien  ti- 
ene autoridad,  y  no  como  los  escribas. 

CAPITULO  vm. 

Jtnu  otra  d  lu»  ltpro$o,  al  eriado  «fa  «n  Om- 
tnriom,  fáta  imegra  di  &m  Pedro:  »ni«ga 
c<  mor  aUxuntado  /  y  «ana  tni/tnomiado». 

Y  COMO  descendió  del   monte,  le 
seguían  muchas  gentes. 
8  Y  hé  aquí  un  leproso»  vino,  y  le 
adoraba,  diciendo:  Señor,  si  quisieres, 
puedes  limpiarme. 

8  Yextencfiendo  Jesús  su  mano,  le  tocó, 
diciendo:  Quiero;  lé  limpio.  Y  luq$o 
su  lei>ra füélimpiada. 

4  Enténces  Jesús  le  dUo :  Mira,  no  lo 
digas  á  nadie  fc;  mas  vé,  muéstrate  al 
sacerdote,  y  ofrece  el  presente  que  man- 
dó Moisés,  para  testimonio  á  ellcsc. 

5  5  Y  entrando  Jesús  en  Gapemaum, 
vino  á él  nu  centurión,  rogándole^, 

6  Y  diciendo:  Se&or,  mi  mozo  yace 
en  casa  paralítico,  gravemente  atormen- 
tado: 

7  Y  Jesús  le  dpo :  Yo  iré,  y  le  sanaré. 

8  Y  respondió  el  centurión,  y  dijo: 
Señor,  no  soy  digno  que  entres  debajo 
de  mi  techado:  ni|s  solamente  di  la 
}ialabra  <,  y  mi  mozo  sanará. 

9  Porque  Umbien  yo  soy  hominre  bsgo 
de  potestad,  y  tengo  bi^o  ^  n>í  solda- 
dos :  y  digo  á  este.  Ve;  y  va ;  y  al  otro. 
Ven ;  y  viene ;  y  á  mi  siervo.  Haz  esto ; 
y  lo  hace. 

10  Y  oyendo  Jesús,  se  maravilló,  y  dijo 
á  los  que  U  sacian  :  De  cierto  os  digo, 
que  ni  aun  en  Israel  he  hallado  fé  tanta/. 

11  Y  os  digo  que  vendrán  muchos  del 
oriente,  y  del  occidente,  y  se  asentarán 
con  Abraham,  é  Isaac,  y  Jacob,  en  el 
reino  de  los  cielos^. 

18  Mas  los  hijos  del  reino  serán  echa- 
dos  á  las  tinieblas  de  afuera  A  :  allí  será 
el  lloro,  y  el  on\)ir  de  dientes  •. 

13  Entonces  Jesús  d^o  al  centurión: 
Vé,  y  como  creíste  te  sea  hecho.  Y  su 
mozo  fué  aano  &x  el  mismo  momento. 

14  ^  Y  vino  Jesús  á  casa  de  Pedro,  y 
vio  á  su  suegra  echada  en  cama,  y  oon 
Hebre*. 

15  Y  tocó  su  mano,  y  la  fiebre  la  dejó : 
y  ella  se  levantó,  y  les  servia. 

16  Y  como  fué  ya  tarde,  trajeron  á  él 
muchos  endemoniados ' ;  y  echó  d»  eüot 
los  demonios  con  ||  la  palabra,  y  sanó 
todos  los  enfermos: 

17  Para  que  ae  cumpliese  lo  que  fué 
dicho  por  el  profeta  Isaías,  que  dijo: 
£1  mismo  tomó  nuestras  enfermedades, 
y  llevó  nuetinu  dolencias  «». 

18  Y  Y  viendo  Jesús  nuichas  gentes 
alrededor  de  sí,  mandó  pasar  á  la  otra 
parte  Hella^ 

19  Y  llagándose  un  escriba,  le  dijo: 
Maestro,  te  seguiré  donde  quiera  que 
fueres». 

90  Y  Jesús  le  dijo :  Las  zorras  tienen 
cavernas,  y  las  aves  del  cielo  nidos ;  mas 
el  Hijo  del  hombre  no  tiene  doufte  re- 
cueste tu  cabeza. 

81  Y  otro  de  sus  discípulos  le  dijo: 
Seitor,  dame  licencia  que  vaya  primero, 
y  entierre  á  mi  padre*. 

82  Y  Jesús  le  dijo :  Sigúeme  2  d^a  que 
los  muertos/  entierren  á  sus  muertos. 

23  ^  Y  entrando  él  en  el  baroo,  sus 
discípulos  le  siguieron. 
94  Y  he  aquí  fué  hecho  en  la  mar  un 


t  Mar.  8.  2. 


•Mar.  1.40. 
Lo.  A.  13. 


t  Cap.  9. 80. 
Mar.  S.  48. 

•  Lsv.  14. 8. 

eto. 

rf  Lo.  7. 2, 
ota 


•ver.  8. 
BaLSS.9. 
y  107. 90. 


/Cap.l&98. 


» lia.  18. 89. 

i  Gap.  7.  22. 
28. 

<0sp.l8.«i. 

50. 


1^ 

it  Mar.  1.10, 
SI. 

Lo.  4.  38, 
3». 

I  Mar.  L  82, 

ota 

I  tf  eon  una 
pttUbra. 


••IB.S3.Í. 


«Mar.L32, 
etc. 


•  1  Bey.  19. 

20. 

»» Kf.  X  1. 


Éu1>.  SL 


a  MATEO,  DL 


LIk9.  ! 


f  Mar.  4. 87. 
«te. 
L11.&2S, 


'Job  88. 11. 
8d.  89.9. 
y  107.30. 


I  GttilarmM 
óOertm- 


I 

«4M. 

'Job  1.10, 
12. 
7^8.6. 


t  He^  16. 

SO. 


•llwr.8.91. 


»  Mv.S.  S. 

•te. 

La.  8.18, 

•ta. 


•  8ál.  189.  i 
Jiun3.a«, 
3&. 

Heb.  4.  la, 
U> 
Ap.23.8. 


rfHadi.2.21. 


•  Mar.  í  14. 
L1L&37. 


/Cap.  11. 19. 
Ln.U.2. 


gran  movimiento,  que  el  b«reto  w  cubvlA 
de  laa  ondM  9 1  mas  él  dormía. 

M  Y  negándose  aas  discipuhw  le  des- 
pertaron, diciendo:  Se&or,  sálvanos  9M 
perecemos» 

86  Y  ól  Íes  dice:  ¿Por  qná  teméis, 
hombres  de  poca  fS?  Entonces,  levan- 
tándose, reprendió  á  los  vientos  y  á  la 
mar  r,  5  faél  grande  bonanza. 

27  T  los  hombres  se  maravillaron,  di- 
ciendo: ¿  Qué  hombre  es  este,  que  aun 
los  vientos  j  ia  mar  le  obedecen  f 

88  ^  Y  como  él  liubo  llegado  en  la  otra 
ribera  al  piüs  de  los  OuerguesenosD,  le 
vinieron  al  encuentro  dos  «gademonlados 
que  sallan  de  los  sepulcros,  fieros  en 
gran  manera,  qne  nadie  podía  pasar <por 
aquel  camino. 

89  Y  lié  aquí  damaron,  diciendo :  ¿  Qué 
tenemos  contigo,  Jesús,  Hijo  de  Dios  ? 
¿  lias  venido  mck  á  molestamos  antes  de 
tiempo  ? 

80  Y  estaba  lejos  de  ellos  nn  hato  de 
muchos  pueroos  paciendo. 

81  Y  los  demomos  le  rogaron,  diciendo : 
8i  nos  echas,  permítenos  |  ir*  á  aquel 
iMto  de  pueroos. 

89  Y  les  dijo:  Id.  Y  ellos  salieron,  7 
se  íNieron  á  aquel  hato  de  puercos :  7  hé 
aquí,  todo  el  hato  de  los  puercos  se  pre- 
cipitó de  un  despeibidero  en  la  mar,  7 
muriepon  en  las  aguas. 

88  Y  los  porqueros  huyeron,  v  vini- 
endo á  la  ciudad  contaron  todas  las 
cosas,  7  lo  que  hahia  pasado  con  los 
endemoniados. 

84  Y  hé  aquí  toda  fai  ciudad  saUó  á 
encontrar  á  Jesús :  7  cuando  le  vieron, 
le  rogaban  que  saliese  de  sus  términos  1. 

CAPITULO  IX. 

OonJIrma  Jttn*  nt  dodrina  con  «««vo*  m£- 
lijprMt  twraeion  de  un  paraZUieo:  voea- 
ei'oN  dé  8.  MaUo:  tibra  d»  ttn  ftt^Jo  de 
MMffre  é  tma  my^ftr:  rteuetíA  4  la  hija  de 
Javro:  cura  A  da»  ciego»  y  d  «»  «úfeme- 
niaio  mudo.  Bitufemiae  de  la»  Faritéo»  1 
parábola  d»  la  miee  fdelo»  trabttfador»*. 

ENTONCES  entrando  en  e!  barco «, 
pasó  á  la  otra  parte,  7  vino  á  su 
ciudad. 

S  Y  hé  aquí  le  tnO^von  un  paralitico 
echado  en  una  camak :  7  viendo  Jesús 
la  üS  de  ellos,  dijo  al  paralítico :  Confia, 
hijo 'tus  pecados  te  son  perdonadas. 

8  Y  hé  aquí  algunos  de  los  escribas 
declan  dentro  de  sí:  Este  blasfema. 

4  Y  viendo  Jesús  sus  pensamientos', 
dijo :  ¿  Por  qué  pensáis  mal  en  vuestras 
corazones? 

5  Porque,  ¿Qué  es  mas  fáeil,  decir, 
Los  pecados  te  son  perdonados :  O  decir. 
Levántate^  7  anda  ? 

6  Pues  para  que  sepáis  que  el  Hijo  del 
hombre  tiene  potestad  en  la  tierra  de 
perdonar  pecados,  (dice  entonces  al  pa- 
ralítico): levántate,  toma  tu  cama,  7 
vete  á  tu  casa.  « 

7  Entonces  él  se  levantó,  j  se  flié  á 
su  casa. 

8  Y  las  gentes  viendoto,  se  maravilla- 
ron, 7  glorificaron  á  Dlos^,  que  liabia 
dado  tal  potestad  á  los  hombres. 

O  ^  Y  pasando  Jesús  de  allí,  vio  á  un 
hombre,  que  estaba  sentado  á  la  aduana, 
el  cual  se  llamaba  Mateo*;  7  dlcele: 
Sigúeme.  Y  se  levantó,  7  le  siguió. 

10  Y  aconteció  que  estando  él  sentado 
á  la  mesa  en  casa,  hé  aquí  que  muchos 
publícanos  7  pecadores,  que  hablan  ve> 
nido,  se  sentaron  juntamente  á  la  mesa 
con  Jctns  7  sus  disoípulos. 

11  Y  viendo  esto  los  Fariseos,  dijeron 
á  sus  discípulos :  ¿  Por  qué  come  vu- 
estro Maestro  con  los  publícanos  7  pe- 


U  Y  07éndol9  Jesu*  les  dHe :  Loa  que 
están  sanosj  no  tienen  neocndad  de  mé- 
dieo,  sino  los  enfamos. 

18  Andad  pues,  7  aprended  qué  ooss 
es,  Miseilc<ñdia  qulefo,  7  no  saerift- 
cio  9 :  Porque  no  he  venido  á  llamar 
Justos*,  sino  pecadores  á  anepentimi- 
ento. 

14  5  Entonces  los  discípulos  de  Juan 
vienen  á  él,  diciendo:  ¿  Por  qué  noa. 
otros  7  los  Fariseos  a7iuiamos  mvehaa 
veces,  7  tus  diKÍpulos  no  a7anan  ? 

15  Y  Jesús  les  dijo :  ¿  Pueden  los  |  que 
son  de  bodas  tener  luto  entre  tanto  qne 
el  Esposo'  está  oon  ellos  ?  maa  vendrán 
dias,  cuando  el  Esposo  será  quitado  de 
ellos,  7  entonces  a7unaián. 

16  Y  nadie  eclia  remiendo  de  paño 
recio  en  vestido  vi^o;  porque  el  tal 
remiendo  tira  del  vestido,  7  se  haoe  peo* 
la  rotura. 

17  Ni  echan  vino  nuevo  en  eneros  vie- 
jos :  de  otra  manen  los  cueros  se  rom- 
pen, y  el  vino  se  derrama,  y  se  pierden 
los  cueros  A:  mas  echan  el  vino  naevo 
en  cueros  nuevos,  7  lo  uno  y  lo  otn»  ae 
conserva  Juntamente. 

18  ^  Hablando  él  estas  cosas'  á  ellos, 
hé  aquí  vino  un  principal,  y  1*  adoraba, 
dicirado:  Mi  hija  es  muerta  poco  bá: 
mas  vén,  y  pon  tu  mano  sobre  ella,  7 
vivirá. 

19  Y  se  levantó  Jesús,  y  le  siguió,  j 
sus  discípulos. 

80  Y  hé  aquí  una  mujer  "»  enferma  de 
flujo  de  sangre  doce  aflos  había,  lle- 
gándose por  detrás,  tocó  la  fieanja  de  sa 
vestido: 

81  Porque  dada  entre  sí:  Si  toeáre 
solamente  su  vestido,  seré  salva*. 

S8  Mas  Jesús  volviéndose,  y  mirándo- 
la, dijo :  Confia,  hija,  tu  fé  te  ha  salva- 
do *.  Y  la  mujer  lúe  salva  desde  aquella 
horaj». 

83  Y  llegado  Jesús  k  oasa  del  princi- 
pal f,  viendo  los  tafl^ores  de  flautea  *-, 
7  la  gente  que  haoia  bullido, 

84  Díoeles :  Apartaos,  que  la  mucha- 
cha no  es  muerta,  mas  duerme*.  Y  se 
burlaban  de  él. 

SS  Y  como  la  gente  íVié  echada  ftien  *. 
entró,  7  tomóla  de  la  mano,  y  se  levantó 
la  muchacha. 

96  Y  salió  esta  fiuna  por  toda  aquella 
tierra. 

97  5  Y  pasando  Jesús  de  allí,  le  siguí- 
eron  dos  ci^(os  dando  voces,  y  diciendo : 
Ten  misericordia  de  nosostros,  H^o  de 
David». 

88  Y  llegado  á  la  casa,  vinieron  á  él 
los  ciegos;  y  Jestu  les  dloe:  ¿Creéis 
que  puedo  hacer  esto  ?  Ellos  dicen  :  Sí, 
Seftor. 

99  Entonces  tocó  los  ojos  de  elloa,  di- 
ciendo: Conforme  á  vuestra  K  os  sea 
hecho. 

80  Y  los  ojos  de  ellos  fberon  abiectoa. 
Y  Jesús  les  enoargó  rigurosamente,  di- 
ciendo :  Mirad  que  nadie  lo  sepa*. 

81  Mas  ellos  salidos,  divulgaron  aa  fh- 
ma  por  toda  aquella  tienra. 

88  5  Y  saliendo  ellos,  hé  aquí  l«  tra- 
jeron un  hombre  mudo,  endemoniado  '. 

88  Y  echado  ftura  el  demonio,  d  nmdo 
hsbló't  y  las  gentes  se  maravUlanm, 
diciendo :  Nunca  ha  sido  vista  cosa  se- 
mejante en  Israel. 

84  Mas  los  Farlséot  deelan:  Por  ri 
prfnolpe  de  los  demonios  echa  ftiera  loa 
demonios  *. 

85  ^  Y  rodeaba  Jesús  por  todaa  laa 
ciudades  y  aldeas,  enseftanoo  en  las  sioa- 
eegas  de  ellos,  y  predicando  el  Bvaagdie 
del  reino,  y  sanando  toda  enfsrmadad  y 
todo  achaque  en  el  pueblo  K 


rn.a.1  I 

XL&t. 
íLlSíC. 
Bc<k.S.a. 
ITLLU. 

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MHÍw.  I 

íJSMVfi. 

Api  9.1 


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IHsr.5.&| 
La.  a.  41, 


"Mar.  US.  I 
La.aiti- 


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18. 


•La.7.Si». 
y  17.» 

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fMar.i-l&i 

La-ia- 
«■SOr.ls-&  t 
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HMk.3b. 

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8S,sle. 


•Oa^ltK' 
la.  41.1 


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La.  a  14. 

•U39.1 


•CballX 
La.au 


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8.  HATEO,  Z,  XI. 


A.Í>.St. 


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9B  Y  viendo  Im  geolM»  tnv»  oomps- 
■ion  de  ellu ;  poique  ctteban  darrwna- 
das  j  «iwroíAw,  oomo  ot^|u  que  no 
tienoi  paitar*. 

87  Entonces  dice  i  ros  diteipnloc :  A 
la  verdad  la  miea  m  mueha»  bim  loa 
obnraaf  poooa'i 

88  RoMd  poea  al  Seflor  de  la  miee, 
qne  envu  obreros  para  sa  miaa. 

CAPITULO  X. 
Misión  ié  tot  4oM.Ait4ttelm¡  fottttttd  ó» 
kaetr  mUagrM,  í  initruteiatm  fue  U$  áit 
Jemu. 

Tj^NTdNCES  llamando  ros  doce  disoí. 
XL<  pnlosa,  les  dio  potestad  contra  los 
espMtiu  inmundos»  para  que  los  echa- 
sen fuera,  y  sanasen  toda  enfermedad  j 
toda  dolencia. 

S  Y  los  nombres  de  los  doce  ap^tolea 
son  estos*:  el  primero,  Simón,  que  es 
dicho  Pedro,  y  Andrés  su  hermano: 
Jacobo  hijo  de  Zcbedéo,  y  Juan  su  hcr. 
mano: 

S  Felipe,  y  Bartolomé;  Tomas,  y  Ma< 
teo  el  publicano :  Jaoobo  Wj|o  de  Alüáo*, 
y  Lébéo,  por  sobrenombre  Tadéo : 

4  Rimon  el  CananiU,  y  Jiidas  Iscaici. 
ote  I,  que  también  le  entregó. 

5  Estos  doce  envió  Jesús,  á  los  cuales 
dio  mandamiento  dloiendo:  Por  el  ca- 
mino  de  los  Qentiles  no  inSis,  v  en  ciu< 
dad  de  Saraaritanoa  no  entréis  <> : 

6  Mas  id  antes «  á  las  oTf$)as  perdidaa 
de  la  casa  de  Israel/. 

7  T  yendo,  predicad,  diciendo:  El  rei- 
no de  los  cielos  se  ha  acercado  i^. 

8  Sanad  enfermos,  limpiad  leprosos, 
resucitad  muertos,  echad  ftiera  demo- 
nios: de  graci»  reoibiateis,  dad  de  gra- 
cia. 

9  No  aprestds  oro,  ni  plata,  ni  oobre, 
en  TueatJFBS  bolsas* ; 

10  Ni  alforja  para  el  camino,  ni  dos 
ropas  de  vestir,  ni  zapatos,  ni  bordón ; 
porque  el  obrero  digno  es  de  su  ali- 
mento'. 

11  Mas  en  cualquier  ciudad,  ó  aldea 
donde  entr&reis,  investigad  quien  sea 
en  ella  digno,  y  reposad  allí  hasta  que 
salmeáis. 

15  Y  entrando  en  la  casa,  saludadla. 

13  Y  si  la  casa  fíiere  digna,  vuestra 
paz  vendrá  sobre  eUa :  mas  si  no  fuere 
digna,  vuestra  paz  se  volverá  á  vosotros. 

14  Y  cualquiera  qui  no  os  recibiere,  ni 
oyere  vuestras  palabras,  salid  de  aquella 
casa,  ó  dudad,  y  saoudid  el  polvo  de 
voestroapiéafc. 

16  De  aerto  os  digo,  gue  será  mas  to- 
lerable á  la  tierra  de  loa  de  Sodoraa,  y 
de  los  de  Oomorra  en  el  dia  del  juicio, 
que  i  aquella  ciudad  <. 

16  Hó  aqni,  yo  os  envió  oomo  á  ovejas 
en  medio  de  lobos :  sed  pues  prudentes* 
como  serpientes,  y  sencillos  n  como  pa- 
lomas. 

17  T  gnaxdáoa  de  los  hombres :  porque 
oa  entre^xáa  en  concilios*,  y  en  sus 
sinairogas  os  azotar&np. 

18  Y  aun  á  principes  y  á  reyesf  seréis 
llevados  por  causa  de  mi,  por  testimonio 
á  ellos  y  &  Los  Gentiles. 

19  Mas  cuando  os  entregaren,  no  os 
apuréis  por  cómo  ó  qué  hablaréis:  por- 
que en  aquella  hora  os  será  dado  qué 
habrts  de  hablar  r. 

flO  Porque  no  sois  vosotros  los  que  ha- 
bláis, sino  el  Espíritu  de  vuestro  Padre 
que  habla  «n  voaotros. 

81  Y  el  hermano  entregará  al  hermano 
&  la  muerte,  y  el  padre  al  hijo:  y  los 
hijoa  ae  levantarán  contra  los  padres,  y 
loa  har&n  morir. 

ai  Y  aeréis  aborrecidos  de  todo*  por 


mi  nombre  >  maa  «I  que  luportaM  haata 
el  fln*,  este  será  salvo. 

SS  Mas  cuando  os  persiguieren  en  esta 
dudad,  huid  á  la  otrat:  porque  de  ci- 
erto os  digo,  mu  no  aoabaréts  de  andar 
todas  las  ciudades  de  Israel,  que  no 
venga  d  Hijo  del  hombre. 

B4  Bl  discípulo  no  es  masf  <iue  su 
Maestro,  ni  el  siervo  mas  que  su  8e- 
fiorti. 

95  Bástale  al  discípulo  ser  como  su 
Maestro,  y  al  siervo  como  su  Sefior:  si 
al  mUmn  Padre  de  la  fkmilia  Hamanm' 
Beelzebub],  ¿enánto  mas  á  los  de  su 


SO  Así  que  no  los  temáis:  porque  nada 
hav  encubierto,  que  no  haya  de  ser  ma- 
nifcalado;  ni  oculto,  que  no  haya  de 
saberse  jp. 

S7  Lo  que  os  digo  en  tinieblas,  decidlo 
en  la  luz :  y  lo  que  ois  al  oido,  predlr 
oadlo  deade  los  terrados. 

88  Y  no  temáis  á  los  que  matan  el  cu- 
erpo, mas  al  alma  no  pueden  matar*: 
temed  antes  á  aquel  que  puede  destruir 
el  alma  y  el  cuerpo  en  el  infierno  •. 

99  (<  No  se  venden  dos  pi^jarlllos  por  un 
cuarto  ?  Con  todo  ni  uno  de  ellos  cae  á 
tierra  sin  vuestro  Padre. 

80  Pues  aun  vuestros  cabellos  están 
todos  contados  i. 

81  Así  que  no  temáis :  mas  valds  vos- 
ostns  que  mudios  pajarillos. 

88  Cualquiera  pues  que  me  oonfeaái* 
delante  de  los  hombres,  le  confesaré  yo 
también  delante  de  mi  Padre,  que  eitá 
en  los  cielos  «. 

83  Y  cualquiera  que  me  negare  delante 
de  los  hombres,  le  negaré)'  yo  también 
delante  de  mi  Padre,  qite  e»tá  en  lo* 
cielos. 

84  No  pensds  qne  he  venido  para  me- 
ter paz  en  la  tierra :  n»  he  venido  para 
meter  paz,  sino  espada*. 

85  Porque  he  venido  pera  hacer  disen- 
sión del  hombre  contra  su  padre,  y  de 
la  h^a  contra  su  madre,  y  de  la  nuera 
contra  su  suegra/. 

88  Y  los  enemigos  del  hombre,  los  de 
su  casa. 

87  El  que  ama  padre  ó  madre  mas  que 
á  mi,  no  es  digno  de  mi :  y  el  qne  ama 
hijo  ó  hija  mas  que  á  mi,  no  es  digno 
de  mi  9. 

88  Y  el  qne  no  toma  su  cruz,  y  sigue 
en  pos  de  mi,  no  es  digno  de  mí. 

80  El  que  hallare  su  vida,  1%  perderá  : 
y  el  qne  perdiere  su  vida  por  causa  de 
mi,  la  hallaráA. 

40  El  que  08  recilie  á  vosotros,  á  mí 
recibe  • ;  y  el  que  á  mi  recibe,  recibe  ai 
qne  me  envió  *. 

41  El  que  reaibe  profeta  en  nombre  de 
profeta,  merced  de  profeta'  recibirá:  y 
el  que  recibe  Justo  en  nombre  de  justo, 
merced  de  justo  recibirá"*. 

48  Y  cualquiera  que  diere  á  uno  de 
estos  pequeflitoc  un  vaso  de  agua  ÍMa 
solamente,  en  nombre  de  discípulo,  de 
cierto  os  digo,  qut  no  perderá  su  recom- 
pensa». 

CAPITULO  XI. 
Jita»  BauHata  tmvia  do»  de  mu  diiefípwln»  á 
Jetvu:  lo  qw  ecn  títm  oooaton  d^  J*fU» 
tobrt  Juan  á  stM  ofVftfM  /  eindadu  iHcré- 
duUui  «i ytLQo dtl  Btikoír  u  tnavt. 

Y  FUÉ,  que  acabando  Jesús  de  dar 
mandamientos  á  sus  doce  discípu- 
los, se  ñié  de  allí  á  enseüar  y  á  predicar 
en  las  ciudades  de  ellos. 

9  i[  Y  oyendo  Juan  en  la  prisión  los 
hechos  de  Cristo,  le  envió  dos  de  sus 
discípulos, 

8  IMciendo :  ¿  Eres  td  aquel  que  habla 
de  vente,  ó  esperaremos  á  otro«  ? 


•Ap.9110. 
( Hsck.  8. 1. 

f  Or.  soira. 

■Lo.  «.40. 
Jnaa  18.1C 
y  lA.  90. 

'Ja»n8.4& 
I^IAnkir 
dtla» 

MOMOM. 


VMsr.4.SS. 
Ln.  19.2,8. 


■laft  A 
13. 

ÍPed.8.U. 
•Gap.  6.93. 


»  La.  91. 18. 
HsQh.a7> 
81 


•A^S.8^ 

4211.9.19. 

'  La.  19.  40, 
68. 

/Mi.  7.0,8. 

'  Lo.  14.  90. 


fc  Cap.  16.98. 

'  Gap.  18.  6. 

Jaaa  U.90. 
k  Joan  19. 

44. 
'  1  Bey.  17. 

10. 

•  Heb.6.10. 


«Mar.  9.41. 


«  Ln.  7. 1», 
etc. 


A.D.31. 


&  MATEO»  XII. 


i.a3L 


Ais.  8. 14. 

15. 

lGo.L8a. 

38, 

1  Ped.  3.  8. 
•Lu.7.a4. 


itlULS.!. 

«Jiun5.S5. 
/Cap.  13. 17. 

'  La.  1«.  1«. 


ACap.17.lt. 

Mal.  4.  A. 
i  Ap.  2.  7, 

ele. 
iLa.7.8L 


/Jaan7.30. 

"Gap.*.  10. 

Joan  2.3. 
»  La.  16.  a. 

y  19.  7. 
•  Pro.  8. 9. 

82. 

717.34. 

P  La.  10. 13, 
oto. 

f  Joan  12. 
21. 


•-Cbt>.10aA. 


'la.  14. 18. 


i  wr.  33. 

«  Lo.  10.31. 
eto. 


'Bal.  8. 3. 
ICo.  L27. 

'  La.  la  32. 
Jaan  8.8£. 
jr  17. 3. 


4  Y  reapondieudo  Jenu,  lea  dijo;  Id, 
y  haced  laber  á  Jaan  laa  cosas  que  ola  y 
▼«ia. 

5  Los  ciegos  ven,  y  los  cojos  andan ; 
los  leprosos  aon  limpiados,  y  los  sordos 
oyen  ;  los  muertos  aon  resucitados,  y  á 
los  pobres  es  anunciado  d  Evangelio. 

6  Y  bienaventurado  es  á.  que  no  fuere 
escandalizado  en  mlb, 

7  ^  E  idos  ellos,  comenzó  Jesús  á  de- 
cix  de  Juan  á  las  gentes :  ¿  Qué  salisteis 
á  ver  al  desiertoe?  ¿una  cafia  que  es 
meneada  del  viento  ? 

8  Mas  ¿  qué  salisteis  á  ver?  ¿  un  hom- 
bre cubierto  de  delicados  vestidos  ?  Hé 
aquí,  los  que  traen  vettidat  delicados,  en 
las  casas  de  los  reyes  están. 

9  Mas  ¿  qué  salisteis  á  ver  ?  ¿un  pro- 
feta ?  también  os  digo,  y  mas  que  pro- 
feta. 

10  Porque  este  es  de  quien  está  es- 
crito: Hé  aquí  yo  envió  mi  ángel  de- 
lante de  tu  nie,  que  aparejará  tu  camino 
delante  de  tí  rf. 

11  De  cierto  os  digo,  que  no  se  levantó 
entre  los  que  nacen  de  mt^eivs  otro 
mayor  que  Juan  el  BautisU':  mas  el 
que  es  muy  mas  pequeño  en  el  reino  de 
los  cielos,  mayor  es  oue  él/. 

13  Desde  los  dias  ae  Juan  d  Bautista 
hasta  ahora,  al  reino  de  los  cielos  se  ha- 
ce fuerza,  y  los  valientes  le  arrebatan  ff. 

18  Porque  todos  los  pmfíítas  y  la  ley 
hasta  Juan  profetizaron. 

14  Y  si  queréis  recibir,  éí  es  aquel 
Elias  que  habla  de  venir  K 

15  El  que  tiene  oidos  para  oir^oiga'. 

16  Mas  ¿  á  (|«ien  compararé  esta  gene- 
ración A?  Es  sem^ante  á  los  mucha- 
chos que  se  sientan  en  las  plazas,  y  dan 
voces  á  sus  compañeros, 

17  Y  dicen:  Os  tañímos  flauta,  y  no 
bailasteis;  os  endechamos,  y  no  lamen- 
tasteis. 

18  Porque  vino  Juan,  que  ni  comia  ni 
bebía,  y  dicen :  Demonio  tiene'. 

19  Vino  el  Hgo  del  hombre,  que  come 
y  bebe  ••  ;  y  dicen :  Hé  aquí  un  hombre 
comilón,  y  bebedor  de  vino,  amigo  de 
publícanos  y  de  pecadores».  Masía  sa- 
biduría  es  justificada  por  sua  hijos». 

90  ^  Entonces  comenzó  á  reconvenir 
á  las  ciudades  en  las  cuales  hablan  sídLo 
hechas  muy  muchas  de  sus  maravillas, 
porque  no  se  hablan  arrepentido j>,  di- 
ciendo: 

81  i  Ay  de  ti,  Oorazin !  ¡  ay  de  tí,  Bet- 
salda* !  porque  si  en  Tiro  y  en  Sidon 
fueran  hechas  las  maravillaa  que  han 
sido  hechas  en  vosotras,  en  otro  tiempo 
se  hubieran  anepontido  en  saco  y  en 
ceniza. 

99  Por  tonto  os  digo,  fue  á  Tiro  y  á 
Sidon  será  mas  tolerable  en  el  dia  del 
Juicio,  que  á  vosotras  f. 

93  Y  tU,  Capemaum,  que  eres  levan- 
tada hasta  el  cielo,  hasta  los  infiernos 
serás  abigada* :  porque  d  en  los  de  So- 
doma  fberan  hechas  las  maravillaa  que 
han  sido  hechas  en  tí,  hubieran  quedado 
hasta  el  dia  de  hoy. 

94  Por  tanto  os  digo,  fiis  á  la  tierra  de 
los  de  Sodoma  será  mas  tolerable  en  el 
dia  del  .juicio,  que  á  tí «. 

SS  ^  Bn  aquel  tiempo,  respondiendo 
Jesús,  dijo « :  Te  alabo.  Padre,  Señor 
del  ci^  y  de  la  tierra,  que  hayaa  es- 
condido estas  cosas  de  los  sabios  y  de 
loa  aitendidoa,  y  laa  hayaa  revelado  á 
los  niños'. 

96  Así,  Padre,  pues  que  asi  agradó  en 
tus  otos. 

87  Todas  las  cosas  me  son  entrevadas 
de  mi  Padrejr :  y  nadie  oonoció  al  H^o, 
sino  el  Padre ;  ni  al  Padre  oonoció  ai- 


Bino,  sino  el  H^o,  y  aqtul  á  quien  el 
IJo  lo  quisiere  lev^ar  *. 

98  Venid  á  mí«  todos  los  que  estáis 
trabajados,  y  cargados,  que  yo  os  hará 
descansar. 

90  Llevad  mi  yuf^o  sobre  voeotroa.  y 
aprended  de  mí ;  que  soy  manso  y  hn- 
milde  de  corazón* :  y  hallaréis  descanse 
para  vuestras  almas  c 

80  Porque  mi  yugo  es  fí^il,  y  ligera' 
mi  carga. 

CAPITULO  XII. 
Defiende  Jetu-Oritto  A  mm  dieeíjitulot  de  la 
murmuración  de  loe  Farieto»  con  móUw» 
d»  la  óheervaneia  del  Silbado:  cura  i  «m« 
fiM  trato  SMO  lo  mamof  y  tf  «m  eimátm»- 
niado  mmdo  f  eieao.  HMa  del  pecado  eom- 
tra  d  SepMtu  aanto,  Müagro  de  Jottée. 
Nimivüae.  Reina  del  Mediodía, 

EN  aquel  tiempo  Iba  Jesua  por  loa 
sembrados*  en  Sábado ;  y  sus  discí- 
pulos tenían  hambre,  y  comenzaron  á 
cofer  espigas  *,  y  á  comer. 

9  Y  viéndolo  los  Fariüéos  le  dijeron : 
Hé  aquí  tus  discípulos  hacen  lo  que  no 
es  lícito  hacer  en  Sábado. 

8  Y  él  les  dijo:  ¿  No  habéis  leido  qué 
hizo  David  e,  teniendo  él  hambre  y  loa 
que  con  él  estaban  ? 

4  ¿  Como  entró  en  la  cosa  de  Dioa,  y 
comió  los  panes  de  la  proposición  d,  que 
no  le  era  licito  comer,  ni  á  los  qoe  «a- 
taban  con  él,  sino  á  solos  loa  sacerdo- 
tes*? 

5  O  ¿  no  habéis  leido  en  la  lejf,  qoe 
los  Sábados  en  el  templo'  loa  sacerdotes 
profteían  el  Sábado,  y  son  sin  culpa  ? 

6  Pues  os  digo  que  wie  mayor  «que  el 
templo  está  aquí. 

7  Mas  si  supiesfás  que  es :  Miserieor- 
dia  quiero  y  no  sacrificio  •;  no  conde- 
naríais á  los  Inocenfees. 

8  Porque  Señor  es  aun  del  Sábado  el 
Hijo  del  hombre. 

9  5  Y  partiéndose  de  allí,  vino  á  la 
Binaáoea  de  ellos  k. 

10  Y  né  aquí  habla  aM  uno  que  tenia 
una  mano  seca :  y  le  preguntaran,  di- 
ciendo :  ¿  Es  lícito  cmor  en  Sábado!  ? 
Por  aousatie. 

11  Y  él  les  dijo:  ¿  Qué  hombre  habrá 
de  vosotros,  que  tenga  una  ovc^a,  y  al 
cayere  esta  en  una  rosa  en  Sábado,  no 
le  eche  mano,  y  la  levante  ? 

19  Pues  ¿  cutoto  mas  vale  un  hombre 
oue  una  ov^a  ?  Así  que  Udto  es  en  loa 
Sábados  hacer  Men. 

18  Entonces  dijo  á  aquel  hombre :  Es- 
tiende tu  mano.  Y  él  la  estendió,  y  1$ 
fué  restituida  sana  como  la  otra. 

14  5  Y  salidos  los  Fariseos,  consulta- 
ron contra  él  pam  destruirle. 

15  Mas  sabiéndolo  Jesús,  se  apartó  de 
allí:  y  le  siguieron  muchas  gentes,  y 
sanaba  á  todos. 

16  Y  él  les  enoaigaba  eficazmente  que 
no  le  descubriesen : 

17  Para  que  se  cumpltese  lo  que  es- 
taba dicho  por  d  profeta  Isaías*,  que 
dijo: 

18  Hé  aquí  mi  Siervo,  al  cual  he  esco- 
gido i  mi  Amado,  en  el  cual  se  agreda 
mi  alma :  pondré  mi  Espíritu  sobre  &, 
y  á  los  Gentiles  anunciará  jnielo. 

'  19  No  contenderá,  ni  voceatát  ni  nadie 
oirá  en  las  calles  su  voi. 

90  La  caña  cascada  no  quebrará,  y  el 
pábilo  qoe  humea  no  apagará,  hasta  que 
saque  á  victoria  el  julew. 

91  Y  en  su  nombro  espetarán  loa  Gen* 
Ules. 

99  5  Entonces  fbé  traído  á  él  un  en- 
demoniado, ciego  y  modo  •:  y  le  sanó, 
de  tal  manera  que  el  olego  y  mnd»  ha- 
blaba y  vela. 


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■JasLU. 
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.35.90. 


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/Ka.  38. 9 

«Ja«a7.21 
38. 

&Cbp.B.i:. 

31. 

SGr.álS. 
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•  klLl. 


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S.  HATBO,  Xin. 


A.  D.  81. 


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19.2. 


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2». 

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29. 
10. 


6, 


38  Y  todas  iM  «nlM  ««aban  attei- 
tas,  7  deeiaa :  ¿  &  «ita  aquel  Hij«  de 
DaTid  ? 

84  Mas  ]m  Farlaéos,  oyéndolo,  decian : 
Este  no  echa  fiíera  los  demoiúoa,  aino 
por  Beelzebub  •,  principe  de  loa  demo- 
niW. 

25  Y  Jetas,  QBmo  sabia  los  pensaml- 
entmf  de  ellos,  les  d^jo :  Todo  fcino 
dividido  centra  si  mismo  es  desolado ; 
y  toda  ciudad,  d  oaaa,  dividida  contra 
ai  misma,  no  pcrmaneccaá. 

96  Y  si  Satanáar  echa  fkera  4  Satanás, 
contra  sí  mismo  está  dividido :  i  cdmo, 
puesjpennaneceiá  su  reino  ? 

87  Y  si  yo  pmr  Bedxebub  eahe  ftwn 
los  demonios,  ¿  fuestxoa  hijos  por  quién 
tot  echan  ?  por  tanto  ellos  serán  vnas- 
troajueoea. 

88  Y  si  por  Espíritu  de  Bioii  yo  echo 
fuera  los  demonios,  ciertamente'  lu  lle- 
gado á  Tototxce  el  teino  de  IMos*. 

89  Porque  ¿  cómo  puede  alguno  entrar 
en  la  casa  del  valiente,  y  saquear  «us 
alhiOas<,  si  primero  ne  prendiere  al  rá- 
llente ?  y  entonces  saqueará  su  casa. 

SO  £1  que  no  es  conmigo,  contra  mí 
es ;  y  el  que  conmigo  no  recoge,  der- 
rama. 

81  Por  tanto  oa  digo :  Todo  pecado  y 
blasfemia  será  perdonado  á  loa  hom*- 
bres « ;  mas  la  blasfemia  contra  el  Es- 
píritu no  será  perdonada  á  los  hom- 
brea». 

se  Y  cualquiera  que  hablare  contra  el 
H^b  del  hombre,  le  será  perdonado'; 
mas  cualquiera  que  habUune  oontra  el 
Espíritu  8anto,  no  le  será  perdonado, 
ni  en  este  siglo,  ni  en  el  venidero. 

88  O  haced  el  árbol  bueno,  y  su  fruto 
bueno;  ó  haced  el  árbol  conomptdo, 
y  su  fruto  dafiado  :  porque  per  el  finito 
es  conocido  el  árbol  y. 

34  Generación  de  víboras  *,  ¿  aómo  po- 
déis hablar  bien,  siendo  malos  ?  porque 
de  la  abundancia  del  corazón  habla  la 
boca«. 

as  El  hombre  bueno  del  buen  tesoro 
del  corazón  saca  buenas  cosas:  y  ei 
hombre  malo  del  mal  tesoro  saca  malas 
cosas. 

36  Maa  yo  oa  digo,  que  toda  palabra 
ociosa  &,  que  hablaren  los  hombres,  de 
ella  darán  cuenta  en  el  dia  del  Juicio. 

97  Fon|ue  por  tus  palabras  «  «ras  jus- 
tificado, y  por  tus  palabras  serás  con- 
denado. 

88  ^  Entonces  respondieron  algunos 
de  los  eacAbas  y  de  loa  Fariséoa,  dici'- 
endo :  Macatro,  deseamos  ver  de  tí  se- 
ñal <<. 

39  Y"  él  respondió»  y  les  d\]o :  La  gene- 
ración mala  y  adulterina «  demanda  se- 
ilal ;  mas  seilal  no  le  será  dada,  sino  la 
■efial  de  Joñas  profeta/. 

40  Porque  como  estuvo  Joñas  en  el 
vientre  de  la  ballena  tres  días  y  tres 
noches',  asi  estará  el  H^o  del  hombre 
en  el  corazón  de  la  tierra* tres  días  y 
tres  noehea. 

-41  JLos  hombres  de  Níiüve  se  levanta- 
rán en  el  juicio  con  esta  generación,  y 
la  cotidenarin:  porque  ellos  se  arre- 
pintieron 4  la  predicación  de  Jonás  A ; 
y  hé  aquí  mas  que  Jonás  en  este  li^ar. 

42  lia,  reina  del  austro*  se  levantará 
en  el  juicio  con  esta  generación,  y  la 
condenará :  porque  vino  de  los  tines  de 
la  tierra  para  oir  la  sabiduría  de  Salo- 
món A ;  y  hé  aqui  maa  que  Salomón  en 
este  lugar. 

■43  Guando  el  espíritu  inmundo  ha  sa- 
lido del  hombre',  anda  por  lugares  se- 
cos «»,.  buscando  repoto,  y  no  lo  halla. 

44  Ént<)nce8  dice:   Me  volvvé  á  mi 


casa,  de  donde  salf :  y  euando  viene,  la 
baila  desocupada,  barrida,  y  adornada. 

45  Entonces  va,  y  toma  consigo  otros 
siete  espíritus  peores  que  él,  y  entrados 
moran  allí;  y  son  peores  las  cosas  diu- 
rnas del  tal  hombre  que  las  primeras  « : 
así  también  acontecerá  á  esta  genera- 
ción mala. 

46  '^  Y  estando  él  aun  hablando  á  las 
gentes,  hé  aquí*  su  madre  y  tus  her- 
manosp  estaban  fuera,  que  le  querían 
hablar. 

47  Y  le  dijo  uno :  Hé  aquí  tu  madre  y 
tus  hermanos  están  fuera,  que  te  qui- 
eren hablar. 

48  Y  respondiendo  él  al  que  le  deoia 
nto,  dijo :  ¿  Quién  es  mi  madre,  y  qui- 
énes son  mis  hermanoa  ? 

49  Y  extendiendo  su  mano  hacia  sus 
discípulos,  dijo:  Hé  aquí  mi  madre  y 
mis  hermanos. 

M  Porque  todo  aquel  que  hiciere  la 
voluntad  de  mi  Padre?,  que  ettá  en  los 
cielos,  ese  es  mi  hermano,  y  hermana, 
y  madre. 

CAPITULO  XIIL 
Prediea  Jmu$  «n  parébtía*,  w  dueU*-<utku  á 
lo»  aptiteUn  forábola  M  ttmirañor,  dd^ 
grano  d»  motUua,  de  la  levadura^  iM  tetofo 
«aeondido,  dé  la  verla  precúta,  de  la  red 
Uenu  de  peeet.  JSl  profeta  nn  konor  en  su 
patria. 

Y  AQUEL  dia,  saliendo  Jesús  de 
casa,  se  sentid  junto  á  la  mar. 

5  Y  se  allegaron  a  él  muchas  gentes ; 
y  entrándose  él  en  el  barco  •,  se  tenté, 
y  toda  la  gente  estaba  á  la  ribera. 

8  Y  les  faaliló  muchas  cotas  por  pará- 
bolas, diciendo:  Hé  aqui  el  que  sem- 
braba, talló  á  sembrar  h. 

4  Y  sembrando,  parte  dt  la  Hmiente 
cayó  junto  al  camino;  y  vinieron  las 
aves,  y  la  comieron. 

6  Y  pane  cayó  en  pedregales,  donde  no 
tenia  mucha  tierra ;  y  nadó  luego,  por- 
que no  tenia  profundidad  de  tierra. 

6  Mas  en  saliendo  el  sol,  se  quemó ;  y' 
secóte,  porque  no  tenia  raíz. 

7  Y  parte  cayó  en  espinas ;  y  las  espi- 
nas crecieron,  y  la  ahogaron. 

8  Y  parte  cayó  en  buena  tierm,  y  dio 
finito,  cual  á  ciento,  y  cual  á  sesenta,  y 
cual  á  treinta. 

8  Quien  tiene  oidoa  para  oir,  oiga  e. 

10  ^  Entonces  llegándose  los  discípu- 
los, le  dieron :  ¿  Por  qué  les  hablas  por 
paráliolas  ? 

1 1  Y  él  respondiendo,  les  dijo :  Porque 
á  vosotros  es  concedido  saber  loa  misté- 
rica del  reino  de  los  cielos,  mas  4  ellos 
no  es  concedido'. 

12  Porque  á  cualquiera  que  tiene,  se 
le  dará,  y  tendrá  mas :  pero  al  que  no 
tiene,  aun  lo  que  tiene  le  seta  quitado*. 

13  Por  eso  les  hablo  por  parábolas, 
porque  viendo  no  ven,  y  oyendo  no  oyen, 
ni  entienden. 

14  De  manen  que  se  cumple  en  ellos 
la  profecía  de  Isaías/,  que  dice:  De 
oido  oiréis,  y  no  entendeiéis ;  y  viendo 
veréis,  y  no  miraréis 9. 

15  Porque  el  corazón  de  este  pueblo 
está  engrasado,  y  de  los  oidot  oyen  pe- 
sadamente, y  de  sus  ojos  guiilan:  para 
que  no  vean  de  loa  ojos,  y  oigan  de  los 
oidos,  y  del  corazón  entiendan^  y  se  con- 
vicman,  y  yo  los  sane. 

16  Mas  bienaventurados  vuestros  q}oi, 
porque  ven;  y  vuestros  oídos,  porque 
oyenA. 

17  Porque  de-cierto  os  digo,  que  mu- 
chos profetas  y  justos  desMron  ver  lo 
que  veis,  y  no  to  vieront ;  y  oir  lo  que 
oís,  y  no  i»  cjeron. 


"SPad.2. 
9U,23. 


•Mar.  «.81, 

etc. 

La.  8.1». 

etc. 
'Cap.U.M. 

BalTw. ». 


f  Cap.  7.  21. 
Juan  U^U. 
»».&.«. 
Heb.  3.  IL 
IJaaaa. 
17. 


•  Cap.  9. 1. 
Mar.  8.  9. 


i  Mar.  4.  3. 

La.  8.  fi, 
etc. 


''Cap.  11. 15. 


4Cap.ll.S5. 
Mar.  4.  fl. 
ICo. 
14. 


a.  10, 


'Cap.  36. 3». 
Ln.  18.  26. 


/IS.&». 

'  Es.  13. 3. 
jTiaal3.40. 
Hech.28. 
36,37. 
BOblLS. 
3Ca8.M. 
Ifi. 


A  Cap.  16. 17. 

La.  10.  3B, 

94. 
<  Bebí  11. 18. 

lPe4.L10, 

11. 


▲.D.n. 


&  MATEO,  ZIV. 


Í.D.SL 


eto. 

La.8.U, 

•te. 

18,I«i 


82. 

Jnuk  6.8S. 

•Gft^94.10. 
y  as.  81. 

a  Ti.  4. 16. 
•  Jer.  4. 8. 
T  Ln.  14. 16, 

24. 
9M«r.  10.28. 

ITLS.». 

•-  Col.  L  6, 
10. 
aab.6.7. 


•Lo.  8.17. 
( Hu.  4. 81. 


•D».4.t3. 

lCo.£..«. 
G«.8.8. 


'814.78.3. 


•So.  10. 18. 
OoLLS. 

•  Qvü.  8. 16. 
Jun  8.44. 
Hech.18. 
10. 
lJMa<.8. 

•  Joel  8. 18. 
Ap.14.lA 


18  ^  Oíd  puet  vcaotn»  la  parábola  del 
que  BuembraA. 

19  0>endo  cualquiera  la  palabra  del 
reino,  y  no  entendiéiido/du.  viene  el  ma- 
lo i>  y  arrebata  lo  que  fíie  aembrado  en 
•u  coraxon :  este  es  el  que  fué  ■embiuáio 
Junto  al  oamino. 

50  T  el  que  fué  sembrado  en  pedrega- 
Ies>  este  es  el  que  oye  la  palabra,  y  luego 
la  recibe  con  gozo  «> ; 

51  Mas  no  tiene  raiz  en  si,  antes  es 
temporal:  que  venida  la  aflicción  ó  la 
persecución  por  la  palabra»  Int^o  se 
ofende  «. 

88  Y  d  que  fué  sembrado  en  espinas*, 
este  es  el  que  oye  la  palabra;  pero  el 
afán  de  este  siglojv,  y  el  engafio  de  las 
riquezas?  ahogan  la  palabra,  y  h&cese 
infructuosa. 

83  Mas  el  que  fué  sembrado  en  buena 
tierra,  este  es  el  que  oye  y  entiende  la 
palabra,  y  el  que  lleva  el  fruto rj  y  lleva 
lyio  á  ciento,  y  otro  á  sesenta,  y  otro  á 
treinta. 

84  5  Otra  parábola  les  propuso,  dici- 
endo: £1  reino  de  los  cíelos  es  seme- 
jante al  hombre  que  siembra  buena 
simiente  en  su  campo. 

86  Mas  durmiendo  loe  hombres,  vino 
su  enemigo,  y  sembró  cizaña  entre  el 
trieo,  y  se  fué. 

86  Y  como  la  yerba  salid,  é  hizo  fruto, 
entonces  apareció  también  la  zizaña. 

87  Y  Ue^índose  los  siervos  del  padre 
de  la  fismilia,  le  dijeron :  Señor,  ¿  no 
sembraste  buena  simiente  en  tu  oampo  ? 
i  de  donde  pues  tiene  zizaíia  ? 

88  Y  él  les  dl)o :  Un  hombre  enemigo 
ha  hecho  esto.  Y  los  siervos  le  dijeron : 
¿  Quieres  pues  que  vayamos  y  la  co- 
jamos? 

89  Y  él  dijo:  No:  porque  cogiendo  la 
zizafla,  no  arranquéis  también  con  ella 
el  trigo. 

80  DfiJad  crecer  juntamente  lo  uno  y 
lo  otro  hasta  la  siega;  y  al  tiempo  die 
la  siega  yo  diré  á  los  segadores :  Ooged 
primero  la  zizafia,  y  atadla  en  manojos 
para  quemarla ;  mas  recoged  el  trigo  en 
mi  alfolí'. 

81  ^  Otra  parábola  les  propuso,  dici- 
endo :  Si  rdno  de  los  cielos  es  sem^ante 
al  grano  de  mostaza  <,  que  tomándolo 
alguno  lo  sembró  en  su  campo : 

88  £1  cual  á  la  verdad  es  el  mas  pe- 
quefio  de  todas  las  simientes ;  mas  cu- 
ando ha  crecido,  es  el  mayor  de  toéat 
las  hortalizas,  y  se  hace  árbol,  que  vie- 
nen las  aves  del  délo  y  haoen  nidos  en 
sus  ramas  w. 

38  ^  Otra  parábola  les  dijo :  El  reino 
de  los  cielos  es  semejante  á  la  levadura* 
que  tomó  una  mi^er,  y  escondió  en  tres 
medidas  de  harina,  hasta  que  todo  quedó 
leudo. 

8A  Todo  esto  habló  Jesús  por  parábo- 
las á  las  gentes ;  y  sin  pazáoolas  no  les 
hablaba : 

as  Para  que  se  cumpliese  lo  que  fué 
dicho  por  el  profeta  jr,  que  d^ :  Abriré 
en  parábolas  mi  boca ;  rebosaré  cosas  esi- 
condidas  desde  la  fundación  del  mundo. 

88  ^  Entonces,  despedidas  las  gentes,  i 
Jesús  se  vino  á  casa;  y  llM;ándose  á  él 
sus  discípulos,  le  dljesoa :  Ptedáranos  la 
parábola  de  la  dzafia  del  «ampo. 

87  Y  respondioodo  él,  les  dijo :  El  que 
siembra  la  buena  sináiente  es  d  m^o 
dd  hombre ; 

88  Y  d  campo  es  d  mundo':  y  la 
buena  dmiente  son  los  hijos  del  rdao» 
y  la  dsafia  son  los  fayea  dd  nido  * ; 

88  Y  d  enemigo  que  la  serntaeó,  es  d 
diablo ;  v  la  siegan  es  d  fia  dd  siglo ;  y 
los  segadores  son  los  áagel««. 


40  De  manera  «ite  como  es  oogfdA  la 
dzafia,  y  quemada  d  fiícigo',  ui  acK& 
en  d  fin  de  este  siglo. 

41  Enviará  el  Uüo  dd  ¡mbOék  «m 
ángeles,  y  cogerán  de  su  idno  todos  los 
escándales,  y  los  que  haeen  iniquidad^ 

48  Y  los  echarán  en  d  homo  de  fue- 
go*: allí  será  el  lloro,  y  d  crqjir  de 
dientes/. 

48  Entonces  los  justos  resplandeeesán, 
como  d  solf ,  en  d  reino  de  su  Padre : 
el  que  tiene  oídos  para  oir,  oiga. 

44  %  Además,  d  rdao  de  los  oidos  es 
semiente  d  tesoro*  escondido  en  d 
campo,  el  cud  hallado,  d  faombns  lo 
encubre,  y  de  gozo  de  ello  va,  y  vende 
todo  lo  que  tiene*,  y  compra  aqad 
can^poi. 

45  ^  También  el  reino  de  los  ddos  es 
semejante  d  bombee  teatante,  qne  basca 
buenas  perlas ; 

46  Que  hdlando  una  preciosa  perla  <, 
Alé,  y  vendió  todo  lo  que  tenia,  y  la 
comiwó. 

47  ^  Asimisme  el  rdno  de  los  ddos 
es  semiente  á  la  rsd,  que  echada  en  la 
mar  coge  de  todas  suertes  «íe  peces  «•; 

48  La  cud  estando  llena,  la  sacaron  á 
la  orilla ;  y  sentados  cogieron  lo  bncno 
en  vasos,  y  lo  malo  echaron  fiaera. 

49  Así  será  al  fin  dd  si^:  saldrán  los 
ángeles,  y  apartarán  á  tos  mdos  de  entre 
los  justos», 

fio  Y  los  echarán  en  el  homo  del  fbego : 
dlí  será  el  Itoro,  y  d  crujir  de  dientes*. 

61  Dioeles  Jesús:  ¿Habéis  «■nteoflido 
todaa  estas  cosas  ?  EUos  respondea :  Sf, 
Sdlor. 

63  Y  él  les  dijo :  Por  cao  todo  eaerOM 
docto  en  d  reino  de  los  oielas  os  aenke- 
jante  á  un  padre  de  fiunilia,  qne  sasa  de 
su  tesoro  cosas  nuevas  y  oosas  vichas. 

68  ^  Y  aconteció  qut  acabando  Jesús 
estas  paiábolas,  pasó  de  dX. 

64  Y  venido  á  su  tierra^,  les  •nM»am»|| 
en  la  sinagoga  de  dios,  de  td  manen 
que  ellos  estaban  atónitos,  y  deciaa: 
¿  De  dónde  tiene  este  esu  saibldaxla,  y 
•Ha»  maravillas  ? 

65  4!  No  es  este  d  hijo  dd  oarpinlen>  ? 
¿  no  se  llama  su  madre  Maria  f ;  y  sos 
hcrmnoos,  Jaoobo,  y  José,  y  Simón,  j 
Judas? 

66  ¿  Y  no  están  todas  sus  hermanas  oon 
nosotros  ?  (■  De  dónde  pues  tiene  este 
todas  estas  cosas  P 

67  Y  se  escanddicaban  en  A*-.  Maa 
Jesús  les  dijo:  No  hay  profeta  sin  hon. 
ra,  sino  en  su  tierra,  y  en  su  Vasa  «. 

68  Y  no  hiso  dlí  muohas  maravillas,  4 
causa  de  la  inciedulidad  de  dios. 

CAPltULO  XIV. 
JÜMTta  df  Jnan  Batáitlat  m9mgt»  éi  los 
o<«eo  poiMt;  Jmim  mnrmui  f  Ases  < 
mur  á  Ptdro  tebn  los  «los  dd  mart  p 
á  toda»  h»  m^trmo»  fue  ••  I*  prweXsa  é 
toeon  n*  MfMiw. 

EN  aqnd  tiempo  Haródes  d 
oyó  la  fema  oe  Jesús  «, 
8  Y  d^o  á  sus  criados :  Bate  es  Ji 
d  Bautista :  él  ha  rsKíeilado  de  loa 
ertos,  y  por  eso  virtudes  obran  en  éL 

3  Porque  Heredes  habia  pwmlldo  á 
Juan,  y  le  habla  aprldonado,  v  pnast» 
en  la  oárod,  por  causa  de  Harodias» 
mqjcr  de  Fdlpe  su  bermano. 

4  Porque  Juan  le  dada :  Na  te  «s  líelfts 
tasarla  l.« 

6  Y  qtKxia  matarle,  mas  taniia  al  poa- 
blo :  porque  le  tenían  eomo  á  profeta*. 

e  Mas  cdebiándose  d  día  dd  nadnd- 
ento  de  Heredes,  la  hija  de 
áñxaó  CD  medio,  y  agrado  4  Haródes. 

rYpronetiódeoniaEUMntode  ' 
todo  lo  qne  pidlaw. 


¿«r.lB. 


*Ck^S.ll 
/v«r.«. 
Gap.  8.11 
VDa.111 


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tOsp.aLtt. 

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MLi.tt. 


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"ver.80. 
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i-Mar.Cl, 
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Ul4.1^ 

f  Jasa  «.A 


<'Is.«.7. 
ya.&        I 

'Jasa  4.41., 


•MSZ.C1Í. 

Ia.li7. 


»LnLlllá| 
yr  • 


LallDwl^ 


A.  o.  a. 


&  ÜATBO»  XV, 


A.»». 


a,36. 

Jwc  SL  I. 
lfl».14.S& 

L2s..sa. 


Capí  9.  S& 
Me. 


tBer.4. 
.7. 


!«;•.«•. 


Konia. 
ob9. 8. 
un  6. 19. 

«.2Í.S7. 


■■1.49. 
.  69. 
1.  2T- 
KT.  6.88. 


8  T  alta,  liMtnüda  palman»  da  ni  ma> 
dn,  dyo:  Dama  aqaf  an  an  plata  la 
cabaia  de  Juan  al  Baatiita. 

9  Entónoaa  «i  ray  a«  antriitació':  maa 
por  al  Jiuramanto*»  y  por  Im  que  astaban 
Juntamente  4  la  maM»  mando  qna  aa  1$ 


q»allattanal 
todos  loB  atténaem 


yta^0no  4él 


10  Y  aoTiando  degolló  4  Juan  en  la 
cAroel. 

11  Y  Alé  traida  su  cabaxa  an  un  plato. 

Ídada  4  la  mnchaoha}  y  ell*  la  praanto 
su  madre. 

19  EnUSnees  llagamn  ana  discípuloa,  y 
tomaron  el  cuan»,  y  lo  antenraron;  y 
fueron,  7  dieron  ms  nuevas  á  Jaaus. 

18  ^  X  oyéndolo  Jenu,  se  apartó  da 
alU  en  un  basco  4  un  lugar  desierto  a- 
nartado/ :  y  cuando  las  gentes  la  oyaronj 
le  aiguleroa  4  pié  de  las  áadadas. 

14  V  saliendo  Jesús,  vló  un  gran  gen. 
tio»  y  tuvo  conipasiun  de  ellosir,  y  sanó 
loa  que  de  ellos  habla  anfbrmoa. 

15  Y  cuando  ftié  la  tarda  áA  dia»  se 
llegaron  4  él  sus  discípulos,  diciendo : 
El  lugar  es  dastatto^  y  el  tiempo  es  ya 
puado  s  despide  las  gentes,  para  qtw  se 
vayan  por  las  aldeas,  y  cMnpran  para  si 
de  comer. 

16  Y  Jesús  les  dijo :  No  tienen  nereal' 
dad  datarse;  dadles  Toaotros  de  comer. 

17  Y  ellos  dijeron :  No  tanamoa  aquí 
sino  olnco  panas  y  dos  peoea. 

18  Y  él  les  d^o :  Traédmelos  adL 

19  Y  mandando  4  laa  gantaa  recoatarse 
sobre  la  yerba,  y  tomando  los  cinco  pa> 
nes  y  loa  dos  peces,  aliando  los  qjoa  al 
cielo,  boadUo ;  y  putló  y  dio  los  panes 
4  los  discípulos,  y  los  discipaloa  4  laa 
gentes. 

90  Y  comieron  todos,  y  sa  hartaron : 
y  alzaron  lo  que  sobro  de  los  padasoa, 
doce  cestas  llenas  A. 

81  Y  los  que  comieron  fueron  como 
cinco  mil  hombres,  sin  las  mv^icica  y 
los  nifioa. 

99  5  V  luago  Jaaus  hizo  4  ana  diadpn- 
los  entrar  en  el  baroo,  é  ir  delante  de  él 
4  la  otra  parte  <W  iagot  entretanto  que 
él  dcMMdia  laa  gantes. 

¡a  Y  daspedidiBS  las  gentes,  aubió  al 
monte,  apartado,  4  orar  • :  y  como  fué 
la  tarde  del  dia,  estaba  alU  solo. 

94  Y  ya  el  baño  estaba  en  medio  da  la 
mar,«ton»entado  de  las  ondaa;  porque 
d  viento  era  contrario. 

25  Mas  4  la  cuarta  t  vala  de  la  noche  Je- 
sús filé  4  ellos  andando  sobre  la  mar*. 

96  Y  los  discípulos,  viéndole  andar 
sobre  la  mar,  se  turbaran,  diciando; 
Aíguna  fantasma  i  es.  Y  dieron  voces  de 
mwdow 

97  Alas  luego  Jeaus  les  habló,  dideu' 
do:  Confiad:  yo  aoy;  no  tengáis  mi< 
edo. 

98  Eaténeea  le  respondió  Pedro,  y  dijo : 
Selior,  ai  td  eras,  manda  que  yo  vaya  4 
tí,  sobre  laa  aguas. 

98  Y  él  d^:  Ven;  Y  descendiendo 
Pedro  del  baroo,  andaba  sobre  las  aguas 
para  ir  4  Jesús. 

80  ICaa  viendo  el  viento  Aierte,  tuvo 
miedo;  y  comenaéndoae  4  hundir,  dio 
Tocca,  dieicndo:  Selkar,  s4lvanie. 

81  X  luago  Jesús  extendiendo  la  mano, 
trabó  de  tf,  V  le  dice :  Oh  humitn  de  poca 
fS,  ¿por  qué  dudaste»? 

89  X  como  ellos  aotraxon  en  el  barco, 
■oaegéae  él  viento  «. 

88  £ntóncea  los  que  aitaftaa  en  el  baroo 
vinieron,  y  le  adoraron,  diciendo :  Ver> 
dadcramente  eres  H|}o  de  Dios  •. 

84  ^  Y  Uegande  4  la  otea  parte,  vlni- 
non  4  la  tienta  de  Oenoacetj». 

85  Y  como  le  copocieron  loa  hombrea 
de  aqud  lugar,  enviaron  por  toda  •• 


80  Y  le  rogaban  que  solamantetooaaan  f 
el  borde  de  su  manto  f ;  y  todoa  loa  que 
tocaron,  quedaron  sanos. 

CAPITULO  XV. 
OmmIhmi  Jmm  Im  irmiMomn  feeaiaiMf  apm- 
utm»  a  Im  pnttftoB  éUvimoa.  Cmr»  á  la 
Ma  de  la  Otmami;  Da  ú»  eMMr  m  dit- 
nárto  i  «na  fr<w  ««aAsAMotev  d«  freái 
coa  WÍ0U  jNMM  y  si^awai  jmom. 

ENTÓN0E8  llagaron  4  Jesua  a  dar- 
tea  eacribas  y  Failaéoa  de  Jenisalam, 
diolendoi 

9  i  Por  qué  tus  discipuloa  traspasan  la 
tradielaii  de  los  andanea  ?  porque  no  se 
lavan  las  manos  caando  coman  pan. 

8  Y  él  respondiendo,  lea  dijot  ¿  Por 

Sé  tamUen  veaetrua  traapaaais  el  man- 
miento  de  Dloa  por  vuestra   tradi- 
ción *? 

4  Porque  Dios  mandó,  diciendo :  Hon- 
ra al  padre  y  4  la  madre*:  y.  El  que 
maldtien  al  padre  ó  4  la  madre,  muera 
de  muerte'. 

5  Maa  vosotroa  daeis :  Oualquiera  que 
dir4  al  padre  ó  4  la  madre,  Et  ya  ofren- 
da mia  é  Dtot  todo  aquallo  con  que  pu- 
diera valertc, 

6  No  deber4  honrar*  4  su  padre  ó  4 
su  madre  «o»  «oeorro.  Asi  iiabels  In- 
validado el  mandamiento  de  Dios  por' 
vuestra  tradicioo. 

7  HipÓBcitas,  bien  profttiió  de  voso- 
tros laaiaa/,  diciendo : 

8  Este  uueblo  de  su  boca  se  acerca  4 
mí,  y  de  labioa  me  honra ;  maa  su  cora- 
son  lejos  cst4  de  mi. 

0  Maa  en  vano  me  homan,  enseilando 
doctrinas  j»  mandamientos  de  hombres  y. 

10  ^  Y  llamando  4  al  laa  gentea,  les 
dijo:  Cid,  y  entended. 

11  No  k>  que  entia  en  la  boca  conta- 
mina al  hombre  A;  maa  lo  que  sale  de  la 
boca,  esto  contamina  al  hombre. 

19  &aténcea  Uegándoae  sus  discípulos 
la  diieron :  ¿  Sabes  que  los  Fariseos 
oyenoo  esta  palabra  se  ofendieron  ? 

13  Mas  respondiendo  él,  dijo:  Toda 
planta  que  no  plantó  mi  Padre  celestial 
será  desarralgaida. 

14  Dqadlos:  son  dagas  guias  de  do- 
gos < ;  y  si  el  ciego  guiare  al  ciego,  ambos 
1] aeran  en  el  hoyo. 

16  Y  reapondiendo  Pedro,  le  dijo :  De- 
eUuranos  esta  parábola. 

16  Y  Jeaus  dijo :  ¿  Aun  también  vos- 
otros sois  sin  entendimiento  ? 

17  i  No  entendéis  aun,  que  todo  lo  que 
entra  en  la  boca,  va  al  vientre,  y  es 
echado  en  la  letrina  ? 

18  Mas  lo  que  sale  de  la  bocal',  dd  oo- 
rsxon  sale,  y  esto  contamina  al  hombre. 

19  Porque  del  corazón'  sden  los  ma- 
los pensamientos,  muertes,  adulterios, 
fbmicadones,  hurtos,  fUsos  testimonios, 
blasfemias. 

90  Estas  cosas  son  las  que  contaminan 
al  hombre:  que  comer  con  las  manos 
par  lavar  no  contamina  al  hombre. 

91  5  Y  saliendo  Jeaua  de  aUt,  ae  ftié  4 
las  partes  de  Tiro  y  de  Sidon  «. 

99  Y  hé  aquí  una  miOar  Oananéa,  que 
habla  salido  de  aquelloa  términos,  cla- 
maba didéndole:  Sefior,  VMo  de  Da- 
vid», ttn  miserioordia  de  mi ;  mi  hija 
ea  malamente  atormentada  del  demo- 
nio. 

98  Mas  él  ae  le  reapondió  palabra. 
Entonces  llegándose  sus  discípulo*,  le 
rogaron,  didando :  Desp4chala,  pues  da 


tOr.  £a 

tOap.».». 
Mar.  S.  10. 
IaL«.]9. 
Bseh.18. 


•Mar.  7.1, 
ato. 


»  Col.  9.30. 

111.4. 

•  Bx.  SO.  19. 
Da.fi.]& 

<(  Xz.  21. 17. 

La.  90.». 


•Da.S7.16. 


/la.S».U. 


»0sL9.». 


ftBo.14.14. 
SO. 

1  TL  i.  4. 
Iit.LU. 


94  Y  él  raapondiando»  d^o:  No  aoy 
enviado  aino  a  las  ov(;)aa  perdidas  de  la 
oaaadelsmala. 


<OapSS.l<. 
La.«.W. 


*aaBl*.<.é. 

<0«a.«.f. 
y  8. 81. 
J«r.  17.  9. 
Bo.8.10. 
Gd.&l». 
SI. 
ir.  S.  1,8. 

•Mar.T.Si. 


«IA18.S8. 


•OapJ&fjl 

HMluSa  98b 

yU.4a 


A.D.as. 


S.  MATBO,  XVI,  XVIL 


A.D.92. 


<lUr.7.  SI. 


'-18.35.5,6. 


'  Mar.  8. 1, 
•te 


tSSay.  4. 
43.44. 


«Gait.14.19, 

etc. 
«1HK..9.18. 

liU.  22.19. 

y:¿4.80. 


yUar.  8.10. 


•Cap.13.88. 
eto. 

Hu.  8. 11, 
etc. 

Lu.  U.  1«^ 
lCo.1.22. 


B  Lo.  12:64, 

fie. 

«Job»  2.1. 


rfLa.llL 

'100.5.6,8. 

Oftl.  6.  9. 


y&ae. 

714.81. 


25  Snt¿nces  ellft  vino,  y  le  adovó,  di> 
ciendo :  Sefior,  socórreme. 

96  T  respondíeiuio  él,  dijo :  No  es  bien 
tomar  el  pan  de  lot  hqos,  y  ecbario  á 
los  perrillos. 

57  Y  ella  dijo :  Sí,  Señor :  mas  los  per- 
rillos comen  de  las  migajas  que  caen  de 
la  mesa  de  sus  seftores. 

58  Entonces  respondiendo  Jesús  dijo: 
O  mujer,  grande  et  tu  fó:  sea  hecho 
contigo  como  quieres.  Y  fué  sana  su 
hija  desde  aqueUa  hora^. 

29  ^  Y  partido  Jesús  de  allí,  vino  jun- 
to al  mar  de  Galilea  9 ;  y  subiendo  al 
monte,  se  sentó  allí. 

SO  Y  llegaron  á  él  muchas  gentes,  que 
tenían  consigo  cojos,  ciegos,  mudos, 
mancos,  y  otros  muchos  mfermot ;  y  los 
echaron  á  los  pies  de  Je^us,  y  los  sanó': 

81  De  manera  que  se  maravillaban  las 
gentes,  viendo  hablar  los  mudos,  los 
mancos  sanos,  andar  los  cojos,  y  ver  los 
ci^os:  y  glorificaron  al  Dios  de  Israel. 

32  Y.  Jesús  llamando  sus  discípulos, 
d^o :  Tengo  lástima  de  la  gente*,  que 
ya  haca  tres  dias  qve  perseveran  conmi- 
go, y  no  tienen  que  comer :  y  enviarlos 
ayunos  no  quiero ;  porque  no  desmayen 
en  el  camino. 

33  Kntónces  sus  discípulos  le  dicen: 
¿  Dónde  tenemos  nosotros  tantos  panes 
en  el  desierto,  que  hartemos  tan  gran 
compañía'? 

34  Y  Jesús  les  dice:  ¿  Cuantos  panes 
tenéis  ?  Y  ellos  dijeron :  Siete,  y  unos 
pocos  pececilloB. 

35  Y  mandó  á  las  gentes  que  se  recos- 
tasen sobre  la  tierra  «. 

36  Y  tomando  los  siete  panes  y  los 

Íeces,  haciendo  gracias»,  partió,  y  dio 
sus  discípulos,  y  los  discípulos  4  la 
gente. 

37  Y  comieron  todos,  y  se  hartaron :  y 
alzaron  lo  que  sobró  de  los  pedazos,  siete 
espuertas  llenas. 

38  Y  eran  los  que  hablan  comido  cua- 
tro mil  hombres,  sin  las  mujeres  y  los 
niños. 

39  entonces  despedidas  las  gentes,  su- 
bió en  el  barco,  y  vino  4  los  términos  de 
MagdalásF. 

CAPITULO  XVI. 

Farisío»  ySadueio»  eonfundiáoa:  tomtpeion 
de  f^  (loefrtva.  Oonjttion  d«  San  Pudro. 
JUvda  el  Stilor  su  jKuion  y  mwrUf  re- 
prende i  San  Pedro. 

Y  LLEGÁNDOSE  los  FariEÓos  y  los 
Saducéos,  para  tentarte,  le  pedían 
que  les  mostrase  señal  <>  del  cielo. 

2  Mas  él  respondiendo»  les  dijo :  Cuan- 
do es  la  tarde  del  día,  decís:  Sereno; 
porque  el  délo  tiene  arreboles : 

3  Y  á  la  mañanas  Hoy  tempestad  ¡por- 
que tiene  arreboles  el  .cielo  triste.  Hipó- 
critas, que  sabéis  hacer  diferencia  en  la 
faz  del  cielo ;  «>  y  en  las  señales  de  los 
tiempos  no  podéis  b  ? 

4  La  genecat^on  mala  y  adulterina  de- 
manda señal  j  mas  señal  no  le  será  dada, 
sino  la  señal  e  de  Joñas  piofieta.  Y  de- 
jándolos, se  fué. 

5  ^  Y  viniendo  sus  discípulos  de  la 
otra  parte  del  lago,  se  habían  olvidado  de 
tomar  pan. 

6  Y  .lesus  les  d^o<<:  Mirad,  y  guardaos 
de  la  levadura'  de  los  Faxiséos, y  de  los 
Saducéos. 

7  Y  ello»  pensaban  deatit>  de  sí,  dici- 
endo :  Rito  dice  porque  no  tomamos  paii. 

8  Y  entendiendo» .  Jesús,  les  .  <sU|o<: 
¿  Por  qué  pensáis  dcntto  de  vosAtroa, 
kfmUtrea  de  poca  fé/,  que  no  tomasteis 
pan? 

9  ¿  No  entendéis  aun,  ni  os  acovdais 


de  los  cinco  pones  enln-  einoo  mil  kom- 
bre»,  y  cuantos  cestos  alsasteix'  ? 

10  ¿  Ni  de  los  siete  panes  entre  cuatro 
mil,  y  cuantas  espuertas  tomasteis  A  ? 

11  é  Como  et  tpi*  no  entendéis  qne  no 
por  el  pan  os  d(je,  que  os  guardaaeis  de 
la  levadura  de  los  Fariseos  y  de  los  Sa- 
ducéos? 

12  Entonces  entendieron  que  no  les 
haUa  dicho  que  se  guardasen  de  la  leva- 
dura de  pan,  sino  de  la  doctrina  de  los 
Fariseos  y  de  los  Saducéos». 

13  ^  Y  viniendo  Jesús  á  las  partes  de 
Cesárea  de  Filipo,  preguntó  á  sus  dis- 
cípulos ¿,  diciendo:  ¿Quién  dicen  los 
hombres  «lue  es  el  Hijo  del  hombre  ? 

14  Y  ellos  dijeron :  Unoa,  Juan  el 
Bautista ;  y  otros,  Elias  I ;  y  otros.  Je- 
remías, ó  aJguno  de  los  protetas. 

15  Él  les  dice :  Y  vosotros,  ¿  quiái  de- 
cís que  soy  ? 

16  Y  respondiendo  Simen  Pedro,  dijo ; 
Tü  eres  el  Cristo,  el  Hijo  del  Dios  vi- 
viente  ■•. 

17  Entonces  respondiendo  Jesns,  le 
dijo:  Bienaventurado  eres,  Sinaon,  hijo  t 
de  Jonás:  porque  no  te  ¿ó  reveló  carne 
ni  sangre;  mas  mi  Padre  que  «<Á&  en 
los  cielos  «. 

18  Mas  yo  también  te  digo,  que  td  eres 
Pedro  • ;  y  sobre  esta  piedra  edificaré  mi 
iglesiap;  y  las  puertas  úiA  infierno*  no 
prevalecerán  contra  ellar. 

19  Y  á  ti  daré  los  llaves  del  reino  de  los 
cielos*:  y  todo  lo  que  ligares  en  la  tieiia, 
será  Ilgaíáo  en  los  cielos :  y  todo  lo  que 
desatares  en  la  tierra,  será  desando  en 
los  cielos'. 

20  Entonces  mandó  á  sus  disefpulos 

2ne  á  nadie  dijesen  que  él  era  Jesús  ei 
IristoM. 

21  ^  Desde  aquel  tiempo  comenzó  Je- 
sús á  declarar  á  sus  discípulos,  que  le 
convenia  ir  á  Jerusalem,  y  padecer  mu- 
cho de  los  ancianos,  y  de  los  príncipes 
de  los  sacerdotes,  y  de  los  escribas,  y  ser 
muerto,  y  resucitar  al  tereoro  dla«. 

22  Y  Fedro,-.tQmándole  aparte,  comen- 
zó á  reprenderle,  diciendo:  Seftor,  ten 
compasión  de  tí:  en  ninguna  manera 
esto  te  acontezca. 

23  Entonces  él  volviéndose,  d^jo  á  Pe- 
dro: Quita!»  de  delante  de  mí.  Sata- 
násy:  me  eres  escándalo*;  poráne  no 
entiendes  lo  que  «*  de  Dios,  sino  lo  qoe 
M  de  los  hombres. 

24  EntóAces  Jesús  d|jo  &  sus  diae^m- 
los :  Si  alguno  quiere  venir  en  pos  de  mi, 
niegúese  á  sí  mismo,  y  tome  su  crua,  y 
sígame».. 

25  Porque  cualquiera  que  quisiere  sal- 
var  su  vida,  la  perderá;  y  cualquiera 
que  perdiere  su  vida  ppr  causa  die  ni, 
la  hallarán 

26  Porque,  ¿de  qué  aprovecha  al  hom- 
bre, si  graigeáre  todo  el  mundo,  y  per- 
diere su  alma?  O,  ¿qué  iceompensa 
dará  tí  hombre  por  su  akna«  ? 

27  Porque  el  H^jo  drt  bombie  vendía 
en  la  gloria  de  su  Padre  con  sus  án- 
geles d ;  y  entonces  pagará  4  cada  nao 
oonforme  á  sos  obras*. 

28  De  cierto  os  digo,  fiie  ha^  algortoa 
de  los  que  están  aquí,  que  no  guMarán 
Ja  muerte,  hasta  que  hayan  visto  el  Hijo 
del  hombre  viniendo  en  su  niaof. 

CAPITULO  XVII. 
TYcMtilguraeion  dt  Jenu:    «troeioa  dt  «■ 
fcmait'e»  iii ¿«immiaá*  .•   Jenu  pe^  «i  tri- 
6«lo  por  «r  y  pat  Feire  coa  «mi  mameÍA 
mmagfremsmtmU  luBaáa. 

Y  DESPUÉS  de  seis  dias  •  Jctus 
toma  4  Pedro,  y  á  Jaoobo,  y  á  Juan 
su  hennano,  y  los  lleva  aparte  á  «n 
monte  alto. 


ffOVLU.19, 

•te, 

etc. 


I 


•'Cs^u• 

ICan-Kt 
Lo-SiT.l- 


■dp-liSt " 
Ssl.lT. 

'   U*bLl.l>. 

f  Gr.itdr 

Joan. 

•ICal 


B. 

Gia.Ll& 
IJouiJL 

•JauLJ, 

í  Kí.  I  ai 
ic«.s.u< 

ApiSLlL 

*í!«i.ia 

•-Heh.3.1i. 
15. 

JbmU. 

55.$:. 

yS-ll 

y  la  84, 

ete. 
•UaB.1^11 

Juana 

BechJÁA 
SL 

«  La.  9.  a 
y  I&3I. 
y  »t  6, 7. 
1  Co.  U 

a.  4. 

r  Cap.  411 
•  Ba.]4.a 


•C»i».W.X 

y  UB. 

keek.U. 

22. 

IIV.IS- 
»  Jasan 

S9l 
<8sL«. 

7.8. 

rfZM.ll& 

Jal  14. 

*A^3tEt 


•lUr.»l 

LB.y.:s 


12. 


&  MATBO,  XVin. 


A.  o.  SI. 


L.3 
10. 

7. 


,• 


8  Y  w  ennsfigiun}  delante  de  cIIm:  y 

•  18.    mplandeció  su  nmOo  como  el  aol^,  y 
sus  Testídoa  fueron  blancos  cómo  la  las. 

8  T  hé  aquí  lea  aparederon  M oiséa  y 
Elias,  hablando  con  éL 

4  Y  respondiendo  Pedro,  dijo  &  Jetua : 
Seikoar,  mea  es  que  noa  quedemos  aquí: 
si  qukns,  llagamos  agui  tres  pabellones ; 
para  tí  uno,  y  para  Moisés  otro,  y  otro 
paraSUas. 

5  Estando  aun  él  hablando,  hé  aquí 
uno  nube  de  lux  qtu  los  cubrió;  y  hé 
aquí  una  tos  de  la  nube,  que  dijo :  Este 
es  mi  Hijo  amado,  en  el  cual  tomo  con- 

,  17.  tentamiento  e  ¡  á  él  oid  < 

t.         6  Y  oyendo  etto  los  diseípuloa,  oayenm 

•  17.  sobre  sus  rostios,  y  temieron  en  gnm 
IS,  manenu 

7  Entonces  Jetus  llegando,  lea  tooó«, 
y  dUo :  LeTantáoa,  y  no  temáis. 

8  X  aliando  ellos  sus  ojos,  ¿  nadie  tí> 
eron,  sino  á  solo  Jesús. 

9  Y  como  descendieron  del  monte,  les 
mandó  Jesús,  diciendo:  No  digáis  A 
nadie  la  visión,  hasta  que  el  Hijo  del 
hombre  resucite  de  los  muertos. 

10  Entonces  sus  discípulos  le  pregun- 
taron,  diciendo:  ¿¥<a  qué  dicen  pues 
los  escribas,  que  ca  meneater  que  lüias 
venga  primero/ P 

11  Y  respondiendo  Jesús,  les  dijo :  A 
la  verdad  £Uas  vendrá  primwo ;  y  resti- 
tuirá todas  las  cosas. 

12  Mas  os  digo,  que  ya  vino  Elias,  y  no 
le  conocieron ;  antes  hicieron  en  él  todo 
lo  que  quisieron :  así  también  el  Hijo  del 

1.    hombre  padecerá  de  elloa  «. 

13  Loa  discípulos  entonces  entendieron, 
que  les  habló  de  Juan  Bautista. 

4,  14  1[  Y  como  elloa  llegaron  al  gentío*, 
vino  á  él  un  hombre  hincándosele  di 
rodillas: 

15  Y  diciendo:  Seilor,  ten  mlsericor. 
dia  de  mi  h^ ;  que  es  lunático,  y  padece 
malamente:  porque  muchas  veces  cae 
en  el  fiíego,  j  muchas  en  el  agua. 

16  Y  le  he  presentado  á  tus  diseípuloa, 
y  no  le  han  podlno  sanar. 

17  Y  respondiendo  Jesús,  dije:  ¡  O  ge- 
neración infiel  y  torcida !  ¿  hasta  cuan- 
no  tengo  de  estar  con  vosotros  ?  ¿  hasta 
cuando  os  tengo  de  sufrir  ?  traédmele 
aoá. 

18  Y  Jesús  le  reprendió,  y  salió  el  de- 
monio de  él,  7  el  mpzo  fuiá  sano  desde 
aquella  hora. 

19  Entonces  licitándose  los  discípulos 
á  J'esus  aparte,  dijeron :  ¿  Por  que  nos- 
otros no  le  pudimos  echar  fuera  f 

SO  Y  Jesua  les  dijo :  Por  vuestra  incre- 
dulidad :  porque  oe  cierto  os  digo,  que 
ai  tuviereis  t6*,  como  un  paño  de  mos- 
taza, diréis  á  este  monte :  Pásate  de  aquí 
ailA:  j  se  pasará;  y  nada  os  será  im- 
posible. 

81  Maa  eate  linaje  tU  demomM  no  sale 
aino  por  oración  y  ayuno. 

22  ^  Y  estando  ellos  en  Galilea,  Jesús 
lea  dijo  i  1£1  H^o  del  hombre  será  entre- 
gado en  manos  de  hombres* : 

28  Y  le  naatarán,  mas  al  tercer  dia  re- 
macitairá.  Y  ellos  se  entziatacieron  en 
g;ran  manera. 

24  ^  Y  como  llegaron  á  Oapcinaum, 
vinieron  á  Pedro  Tos  que  cobraban  las 
do*  draenoas',  y  dijeron :  ¿  Vuestro  Maes- 
tro no  pacpa  las  dos  dracmaa  ? 

85  El  dice :  BL  Y  entrado  él  en  casa, 
J'esos  le  habló  antes,  diciendo :  ¿  Qué  te 
parece,  Sinaon  ?  Los  reyes  de  la  tierra 
¿  de  quién  cobran  los  tributos,  ó  el  cen- 
so ?   ¿de  ana  hUos,  ó  de  los  es¿rafios  ? 

ae  Pedro  le  dice:  De  loe  estraflos.  Je- 
sua le  dijo :  Lui^p>  los  hijos  son  fran- 
cos. 


•7  Maa 'porque  no  los  escandalicemos, 
ve  á  la  mar,  y  echa  el  aasuelo,  y  el 
primer  pea  que  viniere,  tómalo,  y  abierta 
su  boca  hallarás  un  eatatero :  tómalo,  y 
dáaelo  por  mí,  y  por  tí. 

CAPITULO  XVIII. 

Doelrima  df  Jímms  «otra  la  huniUad,  Mhn 
•I  pMedo  df  «mAmímIo,  f  «otra  la  corrtttimt 
fraterna.  Paeébtia  Mlmim  peutor.  Btbrt 
M  pclettaá  de  ptrdonor  ptcadoé:  eompaaüm 
ron  lotjmcadorttt  y pmon  di  U»  ttuwtifo$. 
Fwrtíbtía  d$  U»  diea  nM  taUntoi. 

EN  aquel  tiempo  se  llegaron  loa  dis- 
cípulos á  Jeaus,  dicieiMo  •.  ¿  Qxiién 
es  el  mayor  en  el  reino  de  loa  cielos  ? 

9  Y  llamando  Jesús  un  niño,  le  puso 
en  medio  de  ellos, 

8  Y  dUo  I  De  cierto  os  digo,  que  si 
no  os  voíviereif  ^,  y  friereis  como  nifiose, 
no  entraréis  en  el  reino  de  los  cielos. 

4  Así  que  cualquiera  que  se  humillare  d 
como  este  nlQo,  este  es  el  mayor  en  el 
reino  de  los  cielos. 

6  Y  cualquiera  que  raclUere  á  un  tal 
niilo  en  mi  nombre,  á  mi  recibe  «. 

6  Y  cualquiera  que  escandallaare  á  al- 
guno de  estos  pequelVoa,  que  creen  en 
mí,  mitijor  le  fliera  que  se  le  oolgaae  al 
cuello  una  piedra  de  molino  de  asno,  y 
que  se  le  anegase  en  el  profundo  de  la 
mar/. 

7  i  Ay  del  mundo  por  los  escándalos ! 
porque  necesario  es  que  vengan  escán- 
dalos :  mas  ¡  ay  de  aquel  hombre,  por  el 
cual  viene  el  escándalo ! 

8  Por  Unto,  si  tu  mano  ó  tu  pié  te  f 
fuere  ocasión  de  caer,  córtalos  y  écha&M 
de Uti  mcijor  te  es  entear  cojo  ó  naanco 
en  la  vida,  que  teniendo  dos  manos  ó 
dos  j[>iés  ser  echado  en  el  fuego  eterno. 

9  Y  si  tu  ojo  te  ftiere  ocasión  de  oaer, 
sácalo  y  écha/o  de  tí :  mejor  te  ea  entrar 
con  un  solo  «(jo  á  la  vida,  que  teniendo 
dos  ctjos  ser  echado  en  el  infierno  del 

10  Mirad  no  tengáis  en  poco  á  alguno 
de  estos  pequehos :  porque  os  digo,  que 
sus  ángeles*  en  los  cielos  ven  siempre 
la  faz  de  mi  Padre,  que  uta  en  los  cie- 
los. 

11  Poiquen  «i  BUe  del  hombre  ha  ve- 
nido para  salvar  lo  que  se  habla  per- 
dido*'. 

19  ¿  Qué  os  pareoe  ?  8i  tuviese  algún 
hombre  cien  ovejas*,  y  se  descarruse 
una  de  ellas,  ¿  no  Irla  por  los  mmites, 
diñadas  las  noventa  y  nueve,  á  buscar 
la  que  se  hubiera  descarriado  <  ? 

18  Y  si  aconteciese  hallarla,  de  cierto 
os  digo,  que  mas  se  goza  de  aquella, 

3ne  de  las  noventa  y  nueve  que  no  se 
escarriaron. 

14  Así  no  es  la  voluntad  de  vuestro 
Padre,  que  está  en  los  cielos,  que  se 
pierda  uno  de  estos  pequefios. 

15  %  Por  tanto  si  tu  hermano  pecare 
contra  tí,  ve,  y  redaigüyeleai  entre  ti  y 
él  solo:  si  te  oyere,  has  ganado  á  tu  her- 
mano». 

16  Mas  si  no  ft  oyere,  toma  aun  con- 
tigo imo  4  dos,  para  que  en  boea  de  dos 
ó  de  tres  testigos  conste  toda  palabra*. 

17  Y  si  no  oyere  á  ellos,  dito  á  la  igle- 
sia: y  si  no  oyere  á  la  iglesia,  toüe 
por  un  étnico,  y  un  publicanop. 

18  De  cierto  os  digo  que  todo  lo  que 
ligarais  en  la  tiexra«  será  ligado  en  el 
cielo:  y  todo  lo  que  desanureis  en  la 
tierra,  será  desatado  en  el  cielo  f . 

19  Otra  vez  os  digo,  qoe  si  dos  de  voso- 
tros se  convinieren  en  la  tierra,  de  toda 
cosa  que  pidieren,  les  será  hecho  por  mi 
Padre,  que  ««M  en  los  ddlos. 

M  Poique  donde  están  dos  ó  tres  oon- 


•Kar.B.as, 
etc. 
Lv.9.46, 


•  Joan.  8.  8. 
•Cap.  19. 14. 

10o.14.ao. 

iFed.za. 
•(La.  14.11. 

BaB«>.4.U>. 
«Cap.  10.43. 


/Mar.  9. 43. 
Lo.  17. 1.8, 


f  Or.  S»- 

eandatímir», 

'  Gap.  5.  aa, 
ao. 

Mar.  9. 48, 
45. 


AHeb.1.14. 


I  SttevtTM 
no  uhaSkt 
•n  *ario$' 
^jemfiarM 
antiguo$. 

<  La.  19. 10. 
1  Ti.  1.15. 

*  La.  16. 4. 

6feO* 

í  8  Ped.  8.9. 


••Le.  19. 17. 

Lo.  17. 8. 

"flaii*».5.ao. 


«Se.  19,15. 
2(Xk.lS.l. 

71G0.5.1S, 
18. 


9  Gap.  S.  19. 
Ja«i.ao.2S. 
HeoluU. 
as.  81. 
aco.a.10. 


A.D.8B. 


a  HATEO,  XIX. 


A.1XS. 


•-lOa-Clb 


'L«.  17.4. 
C0L3.U. 


(aBqr«4.1. 


«  wr.  98. 


Pr.  SI.  18. 


•lbr.10.1. 


i  G«a.  1. 97. 

y  5.  a. 
Mfti.  a.  u. 

•Gan.%34. 

lüo.8.18. 

B¿&81. 
<I10».7.10L 


•Dkl^l. 


gmadot  en  mi  iMnnInrer,  allí  «toy  en 
meato  de  elloe. 

SI  5  Entónece  Pedio  llcgándow  4  A, 
dijo;  Sellor,  ¿enantu  Tccet  perdonaré 
á  mí  hermano  que  pecare  oonta  mi? 
¿  hasta  siete*  ? 

aa  Jetiu  le  dice :  No  te  digo  haita  sie» 
te,  mas  aun  hasta  wtenta  veoee  siete. 

as  Por  lo  cnal  ei  reino  de  loe  cielos  es 
semejante  á  un  hombre  rey,  que  quiso 
hacer  cuentas  con  sus  siervos. 

S4  T  comenzando  á  hacer  cuentas,  le 
fué  presentado  uno  que  le  del>ia  diez  mil 
talentos. 

S6  Mas  &  este,  no  pudiendo  pagar, 
mandó  su  señor  venderle,  j  á  su  mujer 
é  hjtjos,  con  todo  lo  que  tenia,  j  que  se 
le  pasase'. 

seBntónces  aquel  sierro  postrado  le 
adoraba,  diciendo :  Seflor,  ten  padeneia 
conmigo,  y  yo  te  lo  pagaré  todo. 

97  El  señor  movido  &  misericordia  de 
aquel  siervo,  le  soltó,  y  le  perdonó  la 
deuda. 

88  Y  saliendo  aquel  siervo,  halló  uno 
de  sus  consiervos,  que  le  deUa  cien  de- 
narios ;  y  tratiando  de  tfl,  le  ahogaba, 
diciendo :  Págame  lo  que  debes. 

89  Entonces  su  consfervo,  postriadose 
á  sus  pi^s,  ie  rogaba,  diciendo»:  Ten 
paciencia  conmigo,  y  yo  te  lo  pagan} 
todo. 

ao  Maa  él  no  quiso ;  sino  ftaé,  y  le  echó 
en  la  cárcel  hasta  que  pagase  la  deuda. 

81  Y  viendo  sus  consiervos  lo  que  pa- 
saba, se  entristecieron  mucho;  y  vfini- 
endo  declararon  á  su  selior  todo  lo  que 
haUa  pasado. 

88  Entonces  llamándole  su  sefior,  le 
dice :  Siervo  malvado,  toda  aquélla  deu- 
da te  perdoné,  porque  me  rogaste. 

83  ¿  No  te  convenía  también  á  tí  tener 
misericordia  de  tu  consiervo,  como  tam- 
bién yo  tuve  misericordia  de  ti  ? 

84  Entonces  su  sefior  enojado  le  entregó 
á  los  verdugos,  hasta  que  pagase  todo  lo 
que  le  debía. 

85  Así  también  hará  coa  Toeotrot  mi 
Padre  celestial,  si  no  perdonareis  de 
vuestros  corazones  cada  nao  á  su  her- 
mano sus  ofiensas'. 

CAPITULO  XIX. 
ITiUfila  Jttua  oim  «t  nuiMinowio  «*  imáMIm- 
Me,  y  qtu  mÍo  koy  «na  eotua  para  U  di- 
wireiot  kaUa  dt  la  áiftnUad  a»  talvart» 
lo«  rico»,  y  dil  pnmio  d»  ¡m  qm  nmmeUut 
por  oeior  d»Hd  toda»  la»  eoMU. 

Y  ACONTECIÓ  que  acabando  Jesús 
estas  palabras,  se  pasó  de  Ualiléa,  y 
vino  á  los  términos  de  Judóa,  pasado  el 
Jordán*. 

9  Y  le  siguieron  muchas  gentes,  y  los 
sanó  allí. 

8  ^  Entonces  se  llegaron  á  él  los  Fari- 
seos, tentántlole,  y  dieiéodole :  ¿  Es  lí- 
cito  al  hombre  repudiar  á  sn  vmjiec  por 
cuataniera  causa  ? 

4  Y  él  respondiendo,  les  dijo :  i  No 
Itab^  leído  que  él  que  lo»  hizo  al  prin- 
cipio, macho  y  hembra  los  hizo  k, 

6  Y  d^o:  Por  tanto  el  hombre  dejará 
padre  y  madre,  y  se  unirá  á  su  mujer, 
y  serán  des  en  una  aven»»  ? 

6  Asi  que  no  son  ya  mas  dos,  sino  una 
carne:  por  tanto  lo  que  Dios  Juntó,  no 
la  aparte  el  hambre  é, 

7  Dicenle :  ¿  Per  qué  pues  Moisés 
mandó  dar  carta  de  divorcio,  y  icpn- 
diaria*? 

8  Díceies:  Por  la  duneta  d«  vuettio 
ooraaon  Moisés  os  permitió  repudiar  á 
vuestras  mi^jcrss;  aaaa  al  principio  no 

fbéasC 

9  Y  yo  os  d%o,  que  cualquiera  que  re- 
pudiar» á  su  miijer,  slao  fuere  por  oansa 


de  fbmicaeion,  y  se  casare  ctm  otra,  a- 
duhera :  y  el  que  se  casare  con  la  zeim- 
diada,  adultera/. 

10  Dicenle  sus  discípulos :  Si  asi  es  la 
condición  del  hombre  con  gm  miger,  no 
conviene  casarse. 

11  Entonces  él  les  dijo:  No  todos  com- 
prenden esta  palabra,  sino  oyuefloe  á 
quienes  es  dadof. 

19  Porque  hay  eunucos,  que  nacieren 
asi  del  vientre  de  su  madre ;  y  liay  eu- 
nucos, que  son  hechos  eunncoe  por  los 
hombres ;  y  hay  eunucos,  que  se  hicie- 
ron á  sí  mismos  eunucos  por  causa  del 
reino  de  los  cielos :  él  que  puede  com- 
prender, comprenda  A. 

18  5  Entonces  le  fueron  presentados 
unos  nifios,  para  que  pusiese  las  manos 
sobre  ellos,  y  orase :  y  ios  discipuloo  les 
rüteron. 

14  Y  Jesús  dUo :  D^jad  á  loa  nüloa,  y 
no  les  impidáis  de  venir  á  mí:  porqne 
de  los  tales  es  el  reino  de  los  cielos*. 

16  Y  habiendo  puesto  sobre  eiloa  las 
manos,  se  partió  de  allí. 

16  ^  Y  bé  aquí  uno  llegándoee  le  dijo: 
Maestro  bueno,  ¿aué  bien  taxé,  para 
tener  la  vida  eterna*  ? 

17  Y  él  le  dijo :  ¿  Por  qué  me  llamas 
bueno  |  ?  Ninguno  e»  bueno  sino  uno,  et 
á  tabeTf  Dios :  y  si  quieres  entrar  en  la 
vida,  guarda  los  mandamientos. 

18  Dícele:  ¿  Cuáles  ?  Y  Jesús  dijo :  No 
matarás :  No  adulterarás :  No  hurtarás : 
No  dirás  fklso  testimonio ; 

19  Honra  á  tu  padre  yate  madre' :  y. 
Amarás  á  tu  prójimo  como  átf  mismo  "^ 

90  Díoele  el  mancebo :  Todo  esto  guardé 
desde  mi  juventud :  ¿qué  mas  roe  fiüta  ? 

91  Dícele  Jesús:  81  quieres  ser  per- 
lleto,  anda,  vende  lo  que  tienes,  y  dale 
á  los  pobres*;  y  tendrás  tesoro  en  el 
cielo:  y  ven,  sigúeme*. 

88  Y  oyendo  el  mancebo  esta  palahim, 
se  fué  triate ;  porque  tenia  muohiss  poae- 
siones. 

88  Entonces  Jesús  d^  á  sus  diacípa- 
los:  De  cierto  os  digo,  que  un  rico  di- 
floilmente  entrará  en  el  reino  de  loa 
cidos^. 

94  Mas  os  digo,  que  mas  liviano  tra- 
b^jo  es  pasar  un  oamelio  por  él  ojo  de 
una  agvOa,  que  entrar  un  rico  en  el 
reino  de  Dios. 

86  Mas  sus  discípulos,  oyendo  esiae 
comt,  se  espantaron  en  gran  manera, 
diciendo:  j  Quién  pues  podrá  ser  salvo  ? 

96  Y  miiáudobs  Jesús,  les  dijo :  Para 
con  los  hombres  imposible  es  esto;  mas 
para  oon  Dios,  todo  es  posiblef. 

97  Entonces  respondiendo  Pedro,  le 
dijo:  Hé  aquí,  nosotros  liemoa  d^ado 
tcfoo,  V  te  hemos  seguidor :  ¿  qué  fum 
tendrénos? 

98  Y  Jesús  les  d^o :  De  cierto  oa  digo, 
que  vosotros  que  me  habéis  ssgnide.  «n 
la  regeneración,  coando  se  sentará  ri 


/csr.s.3s. 

La.U.U.  ' 


V10S.7.S, 


AIGíl:. 


I 

<0sp.1&S.< 
Mw.Mkll ! 


Hijo  del  hombre  en  et  trono  de  sa  |do- 
ria,  vosotros  también  os  sentaréis  sMwe 
doce  tronos,  para  Juzgar  á  las  dooe  tri- 
bus de  Isiaa*. 

99  Y  cualquiera  que  dejase  oasaa,  ó 
hermanos,  ó  hermanas,  ó  padr»,  ó  osa- 
dre,  ó  mi\)er,  ó  h^os,  ó  tierras,  por  mi 
nombre,  recibirá  cien  veces  tanto,  y 
heredará  la  vida  ctemat. 

80  Mas  muohos  primeros  serán 
ns)  y  pestretos,  primeros*. 

CAPITULO  XX. 
i>iartfMa  d«  las  obraret  Bosmiím  é 
MI  te  «Me.  Jmm»  pnUe»  tm  mmmt*  m  m- 

rarTVPClVüe      ACWVIMW  m  Mi  BTWMHB  flt  ■■ 

maánd»  lo»  kQo»  d»  XtktSt».  Ai  sMo  tf 

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La.l&lS. 

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La.  18.*  ! 

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«Osp^rnA 


S3. 


8.  HATEO,  XX,  XXI. 


A.D.8S1 


pORQUE  el  reino  de  kM  elelot  e§  te- 
Jl  m^}aiiie  k  un  hombre,  padre  de  fií- 
milla,  que  «dio  por  U  meWemí  ¿  iy|afllvr 
obren»  Mía  ni  vifia. 
S  T  haUáidoie  concertado  con  loa 
obrero!  en  nn  dcnaiio  al  din,  loe  cnvld 
á  ni  Tille, 

8  Y  nliendo  een»  de  la  hora  de  Im 
tree,  Ti4  otros  que  eetaben  en  la  plaia 

OCÍOIM¡ 

4  T  let  dijo:  Id  temWcn  voeotroe  á 
mi  vifla.  7  ce  daré  lo  que  fliera  Jueto. 
Y  elkM  nieran. 

5  Salió  otra  vet  cerca  de  las  horae  sexta 
7  nona,  é  hixo  lo  mismo. 

9  Y  naliendo  cerca  de  la  hora  undé- 
cima, halló  otns  qne  eetatian  ocloeoe,  5 
diceles,  i  Por  qué  estáis  aquí  toiio  el 
dia  oetoaos? 

7  Dlcenie :  Poraue  nadie  nos  ha  idns* 
tado.  Diceles:  la  también  vosotros  a  la 
villa,  7  recibiréis  io  qne  fbere  insto. 

8  T  cuando  ftié  la  taide  del  dia,  el 
aeflor  de  la  Tifia  dUo  á  sa  ma7onlon]o : 
Llama  los  obreros,  7  pAgalee  el  jornal, 
comenauído  desde  los  yoetrerue  hasta 
los  tnrimeros. 

9  V  Tinlendo  los  que  kaUan  ido  cerca 
de  >a  hora  undécima,  recibieron  cada 
uno  nn  denarlo. 

10  Y  Tiiüendo  tamUen  los  nrimeroe, 
pensaron  que  hablan  de  reclotr  mas; 
pero  también  ellos  recibieron  cada  uno 
un  denario. 

U  Y  tomándote,  murmuraban  contra 
el  padre  de  la  familia*, 

14  Diciendo :  Estos  postreros  solo  han 
trabiJado  una  hora,  7  los  has  hecho  igu- 
ales á  nosotros,  que  hemos  UeTado  la 
cargtí  7  el  calor  del  dia. 
la  Y  él  respondiendo  di}o  i  uno  de 
I  ellos :  Amigo,  no  te  hago  agraTlo :  ¿  no 
I  te  concertaste  conmigo  por  nn  denario  ? 

14  Toma  lo  qne  es  tn7o,  7  Tete :  mas 
quiero  dar  &  esu  postrero  como  A  tí. 

15  ¿  No  me  es  licito  á  mí  hacer  lo  que 
quiero  con  lo  mió  ?  ó  ¿  es  malo  tu  ojo, 
porque  vo  soy  bueno  ? 

16  Así  los  primeros  serán  poetrerosb, 
y  los  postreros  primevos:  porque  mu- 
cha* son  llamados,  mas  pocos  escola- 
dos«. 

17  ^  Y  Subiendo  Jesús  á  Jemsalem', 
tomó  sus  doce  discípulos  aparte  en  el 
camino,  7  les  dijo : 

18  Hé  aquí  subimos  á  Jemsalem,  7  el 
HUo  del  hombre  será  entregado  á  los 
principes  de  los  sacerdotes,  7  á  los  es- 
cribas:  T  le  condenarán  á  muerte ; 

19  Y  le  entregarán  á  los  Oentlles*, 
para  que  le  escarnezcan,  7  azoten,  y  cru- 
cifiquen :  mas  al  tercero  dia  resucitará. 

flO  ^  Entonces  se  llegó  á  él  la  madre 
de  los  h^os  de  SSebedéo  con  sos  h^os/, 
adorándo/e,  7  pidiéndole  algo. 

91  T  él  le  dijo :  i  Qué  quieres  ?  Ella 
le  d^o  :  Di  que  se  sienten  estos  dos  hi- 
jos mios,  el  uno  á  tu  mano  derecha,  7 
el  otro  4  tu  izquierda,  en  tu  reinos. 

aj  Entonces  Jesús  respojuliendo,  d^o : 
Tío  sabéis  lo  que  pedís :  ¿  podéis  b«>er 
el  Taso  que  70  he  ae  beber,  7  ser  bauti- 
zados del  bautismo  de  que  70  S07  bauti- 
zado *  ?    Ellos  le  dicen :  Podemos. 

23  Y  él  les  dice :  A  la  verdad  mi  vaso 
beberéis  ;  ^  del  bautismo  de  que  70  807 
bautizado*,  seréis  bautizados:  mas  el 
sentaroa  4  mi  nuino  derecha,  7  á  mi 
izquierda,  no  es  mío  darlo  sino  á  aque- 
llos, para  quienes  está  aparejado  de  mi 
Padre. 

24  Y  como  los  diez  o7eron  «fá»,  se  eno- 
jaron  de  loa  dos  hermanos. 

95  £ntónccs  Jesús  llamándolos,  d^o: 
Sabéis  que  Jos  príncipes  de  los  Oentiles 


se  enaeltofcan  sobre  ellos,  7  los  que  son 
grandes  ejercen  sobre  ellos  potestad. 

96  Mas  entre  vosotros  no  será  así :  sino 
el  qne  quisiere  entre  vosotros  hacerse 
grande,  será  Tucstro  servidor ; 

97  Y  el  que  quisiere  entre  vosotros  ser 
el^ilmero,  será  vuestro  siervo: 

88  Oomo  el  H^o  del  hombre  no  vino 
para  ser  servido,  sino  para  servir,  y  para 
dar  su  vida  en  rescate  por  muchos*. 

89  5  Entonces  saliendo  ellos  de  Jerlcó, 
le  seguía  gran  compafiía. 

80  Y  hé  aquí  dos  degos  i  sentados  junto 
al  camino,  oomo  o7eron  aue  Je«us  pa- 
saba, clamaron  diciendo :  seAor,  H^o  de 
David,  ten  misericordia  de  nosotros. 

81  T  la  gente  les  reflln,  pan  que  ca- 
llasen ;  mas  ellos  clamaban  mas,  dici- 
endo ;  Sellor,  Hijo  de  David,  ten  mise- 
ricordia de  nosotros. 

88  T  parándose  Jesús,  los  llamó,  7 
dijo:  ¿i^aé  queréis  que  haga  por  vos- 
otros? 

88  Ellos  le  dicen:  SeBor,  que  sean 
aMcnos  nuestro*  ojos. 

84  Entonce*  Jesús,  teniendo  miserl- 
ooidia  de  eüoe,  les  tocó  los  ojos ;  7  luego 
sos  ojos  recibieron  la  vista:  7  le  slgui- 

CAPITÜLO  XXI. 

J«nn  emtm  en  JenuaUm  aclamado  por  Me- 

•tas/  edta  del  templo  d  loe  fue  ettabem  oAí 

9indi«mio:  meAHre  á  u»a  htputrat  y  eom- 

/nntle  á  eme  ímmlo»  eon  jwrdMiw  y  ro- 


YOOMO  se  acercaron  á  Jemsalem,  y 
vinieron  á  Betftigi<,  al  monte  de  las 
Olivas,  entonces  Jesús  envió  dos  discí- 
pulos*, 

8  Dlddndoles :  Id  á  la  aldea  que  está 
delante  de  vosotros,  7  luego  hallaréis 
una  asna  atada,  7  un  pollino  con  ella; 
desatad/a,  7  tracdmefos. 

8  T  si  alguno  os  dijere  algo,  decid: 
El  Sefior  los  ha  menester.  Y  luego  los 
á^rk. 

4  T  todo  esto  toé  hecho,  para  que  se 
cumpliese  lo  que  fué  dicho  por  el  pro-, 
fetao,  qued^o: 

5  Decid  á  la  hija  de  Sion :  Hé  aquí,  tu 
Re7  viene  á  tí  manso,  7  sentado  sobre 
una  asna,  y  sofrn  nn  pollino  h^o  de  ani- 
mal de  yugo. 

0  Y  los  discípulos  ftieron,  é  hicieron 
como  Jesús  les  mandó. 

7  Y  trajeron  la  asna,  y  el  pollino,  y 
pusieron  sobre  ellos  sus  mantos;  y  ae 
sentó  sobre  ellos. 

8  Y  la  compaiUa,  qne  era  muy  nume- 
rosa, tendía  sus  mantos  en  el  camino ;  y 
otros  cortaban  ramos  de  los  árboles,  y 
lo*  tendían  por  el  camino. 

9  Y  las  gentes  qne  iban  delante,  y  las 
que  iban  detras,  aclamaban  diciendo : 
Hosanna  I  al  Hijo  de  David;  bendito  el 

Íue  viene  en  el  nombre  del  Seficurc: 
losamu  en  las  alturas  '. 

10  Y  entrando  él  en  Jemsalem,  toda 
la  ciudad  ae  alborotó,  diciendo :  ¿  Quién 
es  este? 

11  Y  las  gentes  decían :  Este  es  Jesús, 
el  profeta,  de  Nazaiet  de  Galilea. 

19  Y  entró  Jesús  en  d  templo  de  IMos  «, 
y  echó  fuera  toilos  lo*  que  vendían  y 
compraban  en  el  templo,  y  trastornó  las 
mesas  de  los  cambiadores,  y  la*  sillas  de 
los  que  vendían  palomas ; 

18  Y  les  dice:  Escrito  está.  Mi  casa, 
casa  de  oración/  será  llamada;  mas 
vosotros  cueva  de  ladrones  la  habéis 
hecho'. 

14  Y  Entonces  vinieron  á  él  ciegos  7 
«dos  en  el  templo,  7  los  sanó. 

16  Mas  los  principes  de  los  sacerdotes 
7  los  escribas,  viendo  las  maravillas  que 

^Oo9 


tls.a.6.8, 

U. 

Da.9.34. 

1TÍ.9.C 

TUS.  14. 

Heb.9.  98. 

1FB4.1.18. 

19. 

ApuXS. 
i  C*|i.  9.  V. 

Mar.  la  46. 

La.  18.  SU. 


•Mar.  11.1. 
lia.  19.». 


•  Zae.  9.  9. 
Jaaal8.1C. 


I&dwiako. 

ra,é$mUa 

eih¡ora. 
«Cap.  93.88. 

Bal.118.26. 
d  La.  8. 14. 


«Ksr.llJl. 
La.  19.  4fi. 
ate. 


/  Is.  68.  7. 

9  Jer.  7. 11. 


S.  HATEO,  XXIL 


■1  il  HM  im^i!,  luDhln  30  ai  dli^ 
Ifl  Y  il  dU^nmiH,  De  loa  bomb 


meiD.  ie  dijo:  BUa,  n  boj  t  nabiji 


a  MATXO,  ixat 


A.D.8S. 


1«  Y  en«ian  áél  fa»  dlulpalM  d«  dim, 
con  los  SeradluKM,  diokndo :  MaMtn», 
sabemos  oue  ere*  amador  dt  verdad) 
T  «M  enrikas  con  veidad  al  oamlno  de 
Diaa»  y  fU»  no  te  onras  de  nadie,  por- 
que  no  tienes  aeepeioo  de  persona  de 
hombres. 

17  Dlnos  poes,  ¿qué  «e  pareec?  ¿es 
licito  dar  tributo  &  César,  ó  no  ? 

18  Mas  Jesús,  entendida  la  malicia  de 
ellos,  Icf  dice :  ¿  Por  qué  me  tentáis, 
hipócritas? 

19  Mostredme  la-  moneda  del  tributo. 
T  ellos  le  presentaron  un  denarlo. 

90  Entonce*  le*  dice :  ¿  Ouya  ••  esta 
figura,  y  lo  que  está  encima  esetito  ? 

SI  Diomie:  De  César.  Y  dloeles :  Pa- 
gad, pues,  4  Césitr  lo  qma  e*  de  César", 
y  á  Ina*  lo  fM  aá  de  Dios*. 

88  Y  oyendo  uto  se  manrillBion,  y 
dcgándolc  se  fueron. 

88  Y  Aquel  diai»  llegaron  i  él  los  8a* 
ducéot,  que  dicen  no  haber  resurrec- 
ción f ,  y  le  preguntaron, 

84  Diciendo:  Maestro,  Moisés  dijo.  Si 
alguno  muriere  sin  hijos,  su  hermano  se 
cuará  con  su  mujat,  y  deq>ertaiá  simi- 
ente &  su  hermano  r. 

85  Fueron  pues  entre  nosotros  siete 
hermanos :  y  el  primero  tomó  mi^Jcr,  y 
murid ;  y  no  teniendo  generación,  dejo 
su  mujer  á  su  hermano. 

86  De  la  misma  manera  también  el 
segundo,  y  el  tercero,  hasta  los  siete. 

87  Y  despue*  de  todo*  muriú  también 
la  mujer. 

88  bn  la  resuneccion,  pue*,  ¿  de  cual 
de  los  siete  ser&  tíla  mi^er?  porque 
todo*  la  tuvieron. 

88  Enténces  respondiendo  Jesús,  les 
dijo:  Erráis,  ignorando  las  Escrituras, 
y  la  potencia  de  Dios. 

80  Porque  en  la  resuneccion,  ni  los 
hombres  tomarin  mi^eres,  ni  las  mu- 
jeres maridos ;  mas  son  como  los  Angeles 
de  Dios  en  el  cielo'. 

31 Y  de  la  resurrección  de  los  muertos, 
¿no  habéis leido  lo  que  os  es  dicho  por 
Dios,  que  dice, 

ra  Yo  soy  el  Dios  de  Abraham,  y  el 
Dios  de  Isaac,  y  el  Dios  de  Jacob  ( ? 
Dios  no  es  Dios  de  muertos,  sino  de 
vivas  •. 

38  Y  oyendo  e«to  las  gentes,  estaban 
atónitas  de  su  doctrina*. 

84  ^  Entdnces  ios  Fariseos,  oyendo  que 
había  cerrado  la  boca  A  los  Saducéos,  se 
juntaron  á.  una ; 

80  Y  preguntó  uno  de  ellos,  intérprete 
de  la  ley,  tentándole  y,  y  diciendo: 

36  Maestro,  ¿  cuál  ei  el  mandamiento 
grande  en  la  ley  ? 

87  Y  Jesús  le  d^o :  Amarás  al  Sefior 
tu  Dio*  de  todo  tu  corazón,  y  de  toda 
tu  alma,  y  de  toda  tu  mente  '. 

38  Este  es  el  primero  y  el  grande  man- 
damiento. 

89  Y  el  segundo  et  sem^ante  á  este : 
Amarás  á  tu  prójimo  como  á  ti  mis- 
nio«. 

,40  De  estos  dos  mandamientos  depende 
toda  la  1^,  y  los  profetas^*. 

41  Y  Y  estando  juntos  los  Fariseos, 
Jesús  les  preguntó, 

48  Diciendo:  ¿  Qué  os  parece  del  Cris- 
to «  ?  ¿de  quién  es  Hijo ?  Dlsenle :  De 
David. 

48  El  les  dice :  ¿  Pues  cómo  David  en 
Espirita  le  llama  SeUord,  diciendo, 

44  DUo  el  Seitor  á  mi  SeSor,  SiénUte 
á  mi  (ttestra,  entretanto  que  pongo  tus 
enemigos  por  estrado  de  tus  mas  •  ? 

46  Pues  si  David  le  llama  Señor,  ¿  có- 
mo es  su  Uijo  ? 

40  Y  nadie'  le  podia  responder  palabra ; 


ni  osó  algnne  desde  aquel  día  pregun- 
tarle mas/. 

CAPITULO  XXIII. 
Oombma  Jmm»  la  Wpgawwü  f  aobmrUa  tk  lof 
WarUíttt  haSÁa  w  iM/obot  «¡pUmu^oim* 
MM  doM  d  la  Uy:  de  la  muerU  «ídiMUa  dr 
ÍMpn^etoMt  y  d(  la  ruma  da  Jtrmtolnm. 

ENTONCES  habló  Jesús  á  las  gen- 
tes, y  á  sus  discípulos, 
8  Diciendo:  Sobre  la  cátedra  de  Moisés 
se  sentaron  los  escribas  y  los  Fariseos  s 

8  Asi  que  todo  lo  que  os  dieren  que 
guaidels,  guardadlto  y  haced/o ;  mas  no 
hagáis  connirroe  á  sus  obras :  porque  di- 
cen y  no  haecn*. 

4  Porque  atan  cargas  pesadas,  y  difíci- 
les de  llevar,  y  Uu  ponen  sobre  los  hom- 
bros de  lo*  hombres;  mas  ni  aun  con 
su  dedo  las  quieren  mover  K 

5  Antes  todas  sus  obras  hacen  para  ser 
mirados  de  lo*  hombres*:  poique  en- 
sanchan sus  fllacterlas,  y  extienden  lo* 
fleoo*  de  sus  mantos ; 

6  Y  aman  los  primeros  asiento*  en  las 
cenas,  y  las  primeras  sillas  en  las  sina- 
gogas <<; 

7  Y  las  salutaoiene*  en  iu  plazas,  y  ser 
llamados  de  ios  hombres.  Rabí,  Rabi  y. 

8  Mas  vosotros,  no  queráis  ser  lla- 
mados Rabi;  porque  uno  es  vuestro 
Maestro,  el  Cristo,  y  todos  vosotros  sois 
hermanos. 

9  Y  vuestro  padre  no  Uameis  á  nadie 
en  la  tierra ;  porque  uno  es  vuestro  Pa- 
dre, el  cual  e»tá  en  los  cielos  •. 

10  Ni  seáis  llamados  maestro* ;  peirque 
uno  es  vuestro  Maestro,  el  Cristo. 

11  £1  que  es  el  nuiyor  de  vosotros,  sea 
vuestro  siervo/. 

18  Porque  el  que  se  ensalzare,  será 
humillado ;  y  el  que  se  humillare,  será 
ensalzado;. 

13  ^  Mas  ¡ay  de  vosotros,  escribas  y 
Fariseos,  hipóóllas !  porque  cerráis  el 
reino  de  los  cielos  delante  de  los  hom- 
bres ;  que  ni  vosotras  entrids,  ni  á  los 
que  están  entrando  dctiais  entrar. 

14  ¡  Ay  U  de  vosotxo*,  eecribas  y  Fari- 
seos, hipócritas!  porque  coméis  las  ca- 
sas de  las  viudas  y  por  pretexto  hacéis 
larga  oración:  pov  esto  llevarais  mas 
grave  juicio. 

15  i  Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas!  porque  rodeáis  la  mar  y  la 
tierra  por  hacer  un  prosélito ;  y  cuando 
ftaere  hecho,  le  hacéis  hijo  del  Infierno  A 
doble  mas  que  vosotros. 

16  ¡  Ay  de  vosotros,  guias  ciegas  i !  que 
decís.  Cualquiera  que  jurare  por  el  tem- 
plo, es  nada ;  mas  cualquiera  que  jurare 
por  el  oro  del  templo,  deudor  e*. 

17  Insensatos,  y  ciegos :  porque  ¿  cuál 
es  mayor,  el  oro,  ó  el  templo,  que  san- 
tlHca  al  oro  ? 

18  Y :  Cualquiera  que  jurare  por  el 
altar,  es  nada;  mas  cualquiera  que  Ju- 
rare por  el  presente  que  eatá  sobre  él, 
deudor  es. 

19  Necios  y  ciegos :  porque,  ¿  cuál  es 
mayor,  el  presente,  ó  el  altar,  que  san- 
tifica al  presente  A  ? 

|0  Pues  el  que  jurare  por  el  altar,  jura 
por  él,  y  por  todo  lo  que  uta  sobre  él. 

81  Y  el  que  jurare  por  el  templo.  Jura 
por  él,  y  por  Aquel  que  habita  en  el  •. 

88  Y  el  que  jurare  por  el  cielo,  jura 
por  el  trono  de  Dios**,  y  por  Aquel  que 
está  sentado  sobre  él. 

83  ¡  Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas!  porque  diezmáis  la  menta, 
y  el  eneldo,  y  el  comino  »,  y  dejasteis  lo 
que  es  lo  mas  grave  de  la  ley»,  m  á  taber, 
el  juicio,  y  la  misericordia,  ^  la  £é :  esto 
era  menester  hacer,  y  no  dqar  lo  otro. 


/Mar.  13.84. 
Lii.a0.40. 


•  Ito.  2. 21, 

as. 


»  Lu.  U.  46. 

•  Osp.  6. 1, 
16. 


¿Mar.lSJd, 
•te. 

Lu.ll.i8, 
eto. 

I  JKsMtra. 


•Cap.  6.  9. 


/Cap.».  36, 

27. 

rPio.U.88. 

£39.  as. 
«.14.11. 
Bant».  4. «. 
1  Ped.  6.  6. 

n  B*l«  ver»o 
no  m  haHa 
«n  otaiHo* 
^empUartt, 


&Oap.6.3a. 
{  Osp.  15.14. 


h  Bx.  39.  87. 

ysass. 


¿30.6.3. 
8»L26.  8. 

"Cap.  5.84. 
8SLU.4. 
Is.66.1. 

»  Ln.  U.  43. 
•18a.  U.  33. 


A.P.38. 


£L  MATEO,  XXIV. 


A.  o.  a. 


P  Mar.  7.  ft. 
ele. 


«Lo.  11. 44. 


fHe«li.7.59. 

1  Te.  2.  U. 
<OeB.15.lft. 

1  Te.  2.  Ift. 
I  CAp.  8.  7. 


••Heeli.7. 

'Heeli.&40. 
T22.19. 
2C«.11.S4, 
2S. 

yOeo.4.8. 

•acr.».». 


•Lq.1S.34. 


*  Qmp.  21.  9. 

8aL  118.28. 


•Mar.l&L 
L1I.2L& 


tlBej.».?. 
Jer.  'i«.  18. 
La.  19. 44. 


<CH>.lS-a8. 
40L 

1  Te.  S.  1, 
etc. 

•<aTe.2.8. 


84  Guias  degas,  que  coláis  «1  aKMqaito> 
mas  tragáis  el  camello. 

i5  ¡  Ay  de  Toaotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas!  porque  limpiáis  lo  tpu  ettá 
de  Alera  del  vaso»  y  del  plato' ;  mas  de 
dentro  est&n  llenos  «le  robo  y  de  in- 
justicia. 

86  Fariseo  ciego,  limpia  primero  lo 
que  uta  dentro  del  vaso,  y  del  plato, 
para  que  también  lo  qu*  eitá  fuera  se 
baga  limpio. 

87  ¡  Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
bipiVctitas !  porque  sois  sem^antes  á  se- 
pulcros  blamiueadosf ;  que  de  fuera,  A  la 
verdad,  se  muestran  hermosos,  mas  de 
dentro  están  llenos  de  huesos  de  muer- 
tos, y  de  toda  suciedad. 

88  Así  también  vosotros,  de  fiícra,  A  la 
verdad,  os  mostráis  Justos  i  los  hom- 
bres, mas  de  dentro,  llenos  estáis  de  hi- 
pocresía é  iniquidad. 

89  ¡  Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas!  porque  edificáis  los  sepul- 
cros de  los  profetas,  y  adornáis  los  mo- 
numentos de  los  justos, 

80  Y  decís :  Si  nieramos  en  los  dias  de 
nuestros  padres,  no  hubiéramos  sido  sus 
compaflecos  en  la  san|rre  de  los  profetas : 

81  Asi  que  testimomo  dais  &  vosotros 
mismos,  que  sois  hijos  de  aquellos  que 
mataron  £  los  profetas  r. 

38  Vosotros  tamitien  henchid  la  me- 
dida de  vuestros  padres*. 

38  Serpientes,  generación  de  víboras ', 
¿  cómo  evitaróis  el  juicio  del  infierno  ? 

34  Por  tanto  hé  aquí,  yo  envió  A  vos- 
otros profietas,  y  sablDs,  y  escribas ;  y  de 
ellos  á  uuag  mataréis»  y  crucificúéis, 
y  á  otro»  de  ellos  azotaréis «  en  vuestras 
sinagogas,  y  perseguiréis  de  ciudad  en 
ciudad: 

33  Para  que  venga  sobre  vosotros  toda 
la  sangre  Justa  que  se  ha  derramado 
sobre  la  tierra,  dóde  la  sangre  de  Abel 
el  justo  y,  hasta  la  sangre  de  Zacarías  ■, 
hijo  de  Barachlas,  al  cual  matasteis  en- 
tre d  templo  y  el  altar. 

36  De  oiefto  os  digo,  que  todo  esto 
vcndiA  sobre  esta  generación. 

37  Jerusalem,  Jerusalem*,  que  matas 
A  los  uroftetas,  y  apedreas  A  los  que  son 
enviados  A  tí ;  ¡  cuantas  veces  quise  Jun- 
tar tus  hijos,  como  la  gallina  junta  sus 
pollos  debajo  de  las  alas,  y  no  quisisteis ! 

88  Hé  aquí  vuestra  casa  oí  es  dejada 
desierta. 

88  Porque  os  digo,  que  desde  ahora  no 
me  yex&ñ,  hasta  que  digáis.  Bendito  él 
que  viene  en  el  nombre  del  Señor*. 

CAPITULO  XXIV. 
Pndiet  Je$ut  la  ruina  dt  Jtnuaiem  y  «M 
templo,  y  anuncia  d  jim  diBcñMloi  lo  qiu 
MuemitHa  durant*  la  nromtdgaeíoa  dal  Svaa- 
grlio,  y  en  MI  «e^wwla  «««ufa.  Lt$  tnrar^ 
que  «Mn  gümpre  «n  ««fai  para  que  la  ae- 
guuda  venida  «o  Im  eqfa  dúprepeuidce. 

Y  SALIDO  Jesús, ibase  del  templo*; 
y  se  llegaron  sus  discípulos,  para 
mostrarle  los  edificios  del  templo. 

8  T  respondiendo  él,  les  d^o :  ¿  Veis 
todo  esto?  de  cierto  os  digo,  que  no 
serA  diyada  aquí  piedra  sobcé  piedra, 
que  no  sea  derruida  i. 

8  T  seotAndose  él  en  el  monte  de  las 
Olivas,  se  llegaron  A  él  ni#  discípulos 
aparte,  diciendo :  Dínos  ¿  euando  serAn 
estas  cosas,  y  qué  seflsl  habrá  de  tu 
venida,  y  del  fin  del  siglo*  ? 

4  Y  respondiendo  Jesús,  les  d^o :  Mi- 
rad que  nadie  os  engaite^. 

&  Porque  veudrAn  muchos  en  mi  nom- 
bre, diciendo.  Yo  soy  el  Cristo:  y  A 
muchos  engnñaiAn. 

6  Y  oiréis  guerras,  y  mmona  de  gucr- 


ras:  mirad  que  no  os  turbéis s  porque 
es  menester  que  todo  eeto  acontezca; 
mas  aun  no  es  el  fin. 

7  Porque  se  levantará  nadmk  contra 
nación,  y  reino  contra  reino:  y  habiA 
pestilencias,  y  hambres,  y  terranotos 
por  los  lugares. 

8  Y  todas  estas  oosas,  principio  de  do- 
lore«. 

9  Enténces  os  entregarán  para  ser  afli- 
gidos, y  os  mataián*:  y  seréis  aborxeei* 
dos  dJe  todas  las  gentes  por  cansa  de  mi 
nombre. 

10  Y  mnehoe  enténoes  serán  escandali- 
udos/;  y  se  entr^gaián  unos  A  otros,  y 
unos  A  otros  se  aborreoerAn. 

11  Y  muchos  fslsos  profietas'  se  levan- 
taran,  y  engañarán  A  muchos. 

18  Y  por  haberse  multiplicado  la  mal- 
dad, la  caridad  de  ranchos  se  resftíará. 

18  Mas  el  que  perseverare  hasta  ei  fin^, 
este  serA  salvo. 

14  Y  serA  predicado  este  Evangelio  áA 
reino  en  todo  el  mundo  *',  por  testimonio 
A  todos  los  Gentiles*;  y  entonces  ven- 
drá el  fin. 

15  ^  Por  tanto  cuando  viereis  la  abo- 
minación del  asolamiento,  que  fué  dicha 
por  Daniel/  profeta,  que  estaiá  en  d 
lugar  santo,  {tí.  que  lee,  entienda,) 

16  Entonces  los  que  eetén  en  Jadea, 
huyan  á  los  montes; 

17  Y  el  que  sobre  tí.  terrado,  no  desci- 
enda A  tomar  algo  de  su  casa ; 

18  Y  el  que  en  el  campo,  no  Todva 
atrAs  A  tomar  sus  vestidos. 

19  Mas  ¡  ay  de  las  preñadas  «,  y  de  las 
que  orlan  en  aquellos  dias ! 

80  Orad  pues  que  vuestra  huida  no  aea 
en  invierno,  ni  en  SAbado. 

81  Porque  habrá  ent<hioes  grande  aflio- 
cion  M,  cual  no  fué  desde  el  principio  del 
mundo  hasta  ahora»,  ni  senu 

88  Y  si  aquelios  dias  no  fuesen  acorta- 
dos, ninguna  carne  seria  salva :  mas  por 
causa  de  los  escogidos^,  aquellos  cUas 
serán  acortados. 

88  Entánoes  si  alguno  os  d^eie:  Hé 
aquí  está  tí  Cristo,  O  allí  f ;  no  creaia. 

84  Poique  se  levantarán  falsea  Gxíatos, 
y  £slsos  profetasr,  y  darán  seüales  gran- 
des y  prodigios';  de  tal  manera  que 
engañarán,  si  ee  posible,  aim  A  ka  es- 
cogidos'. 

85  Hé  aquí  os  to  he  dicho  Antea. 

86  Así  que  si  os  d^enn :  Hé  aquí  en 
el  desierto  está ;  no  salgáis :  Ué  ai|ul  en 
las  cAraaras ;  no  creáis. 

87  Porque  como  el  relAmpago  que  sale 
del  oriente,  y  se  muestra  hasta  el  occi- 
dente •,  así  será  también  la  venida  del 
H^o  del  hombre. 

88  Porque  donde  quiera  que  estuviere 
el  cuerpo  muerto,  allí  se  juntarán  las 
águilas'. 

89  Y  Y  lu«go  después  de  la  aflieclcn  de 
aquellos  dias,  el  sol  se  oscurécela,  y  la 
luna  no  dará  su  lumbre,  y  las  estvetlaa 
caerán  del  cielo«,  y  las  viitadca  de  loa 
cielos  serán  conmovida^ : 

80  Y  entonces  se  mostrará  la  señal  dtí 
H\}o  del  hombre*  en  el  cielo  ¡  y  enton- 
ces lamentarán  todos  las  tribus  de  la 
tierra,  y  verán  al  H^Jo  del  hombre  que 
vendrá  sobre  las  nubes  del  délo,  con 
grande  poder  y  gloria'. 

81 Y  enviará  sus  ángeles!  con  gran  vos 
de  trompeta»,  y  juntarán  ans  esoogidoe 
de  los  cuatro  vieatos,  de  im  cabo  dd 
cielo  hasta  d  otro. 

89  ^  De  la  higuera  aprended  la  parA. 
bola  « :  Üuando  ya  su  rama  se  enternece, 
y  las  hojas  brotan,  sabéis  que  d  verano 
eetá  cerca. 

83  Así  también  vosotros,  euando  vierds 


•  Jasa  ni 


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A.D.38. 


a  MATEO,  ZZV. 


A.D.  8S. 


«8ti.i(a. 

». 

i>.a.s. 

/Ue.  14. 7. 
Bedi.L7. 
1  Tes.  6.3. 

'Lv.  ir.as. 

iPed.3.aO. 


<Lb.13.3B. 

40. 

APL3.8. 

7U-15. 


kJér.S.l&, 


0ftp.2S.2L 


lTte.ff.8. 
Cl*])b25.8a 


«■a.  3. 29. 


■.48.1. 
0.  8.  9. 


a.lS.8& 


k  S6.i.e. 


todu  catas  ooMt,  Mbad  qvm  «tá  o«r- 
oano,  á  1m  paeita». 

M  De  cierto  ot  digo,  fw  no  pasará  asa 
generación,  que  traas  estas  cotas  no 
aeontexoan. 

85  El  cirio  7  la  tierra  pasarán,  mas 
mis  palabras  no  pasarán*. 

88  ^  Empero  del  dia  y  hora  nadie  sabe, 
ni  aun  loa  ángeles  de  los  cielos,  sino  mi 
Padre  solo/. 

87  Mas  como  los  dias  de  No4.  asi  será 
la  Tenida  del  Hijo  del  hombtef . 

88  Poique  como  en  los  dias  antea  áA 
dlloTio  estaban  comiendo  y  bebiendo, 
casándose  y  dando  en  casamiento,  hasta 
el  dia  que  Noé  entró  en  el  arcaS 

89  T  no  cmwcieron  hasta  que  Tino  el 
diluvio,  y  llevó  á  todos,  asi  será  también 
la  Tenida  del  H^Jo  del  hombreí 

40  Entonces  estarán  dos  en  el  campo  t 
el  uno  será  tomado,  y  el  otro  será  de> 
Jado: 

41  Dos  mcO**^  moliendo  á  un  moli- 
nillo ;  la  una  será  tonuuia,  y  la  otra  será 
de>)ada. 

43  ^  Velad  pues';  porque  no  sabéis 
á  que  non  ha  oe  Teñir  vuestro  8elk>r. 

43  Esto  empero  sabed,  que  si  el  padre 
de  la  ftmilia  supiese  á  cual  Tela  el  la- 
dron  habla  de  Teñir,  Telaría,  y  no  d^a* 
ría  minar  su  casa. 

44  Por  tanto  tamUen  Tosotros  estad 
apercibidos ;  porque  el  HQo  del  hombre 
ha  de  Tenbr  á  la  hora  que  no  pensáis. 

45  ¿  Quién  pues  es  el  síctto  ñel  y  pru- 
dente, al  cual  puso  su  Señor  sobre  su 
fismilít,  para  que  les  dé  alimento  á  ti- 
empo *? 

46  BienaTentnrado  aquel  siervo,  al 
onal,  cuando  su  Señor  viniere,  le  hallare 
haciendo  asi. 

47  De  cletto  os  digo,  que  sobre  todos 
sus  bienes  le  pondrá'. 

48'  Y  si  aquel  siervo  malo  dijere  en  su 
ooxazon:  Mi  tíeñor  se  tarda  en  venir ; 

40  Y  comenxare  á  herir  «iw  consiervos, 
y  aun  á  comer  y  beber  con  los  borra- 
ohos; 

50  Vendrá  el  Señor  de  aquel  siervo,  en 
éL  dia  que  no  espera,  y  á  la  hora  que  no 
sabe**, 

51  Y  le  cortará  por  medio,  y  pondrá  su 
parte  con  los  hipócritas:  alti  será  el 
lloro,  y  el  cngir  de  dientes  ». 

CAPITULO  XXV. 
/><w-áMcw  d»  las  éin  «frfWiM*,  yd«  lo»  tclgn- 
to»/  mnla*  qiM  /««•  moiMia  *ttar  ew  vdu 
y  ^Htar  la»  hnmat  odros,  para  qvié  no 
MOMM  eondtmaiM  t%  «M  te^trnáa  vmiáa 
jr  dJft'mo  Juitio, 

ENTONCES  el  reino  de  los  cielos  será 
semc^Jante  á  diez  vírgenes  «,  que  to- 
mando sus  lámparas,  salieron  á  recibir 
al  esposo  b. 

9  Y  las  cinco  de  ellas  eran  prudentes, 
y  las  cinco  fttuas. 

8  Las  que  eran  fatuas,  tomando  sus 
lámparas,  no  tomaron  consigo  aceite  « : 

4  Mas  las  prudentes  tomaron  aceite  en 
sus  vasos,  Jimtonwmte  con  sus  lámparas  rf. 

6  Y  tardandose  el  esposo,  cabecearon 
todas,  y  se  durmieron*. 

0  Y  á  la  media  noche  fliá  oido  un  cla- 
mor: Hó  aquí,  el  esposo  viene,  salid  á 
recibirle. 

7  Entonces  todas  aquellas  vírgenes  se 
levantaron,  y  aderezaron  sus  lámparas. 

8  Y  las  &tttas  dijeron  á  Xta  prudentes : 
Dadnos  de  vuestro  aceite ;  porque  nues- 
traa  lámparas  se  apagan/. 

O  Mas  las  prudentes  respondieron,  di- 
ciendo ;  Ponjue  no  nos  falte  á  nosotras 
y  á  vosotrast  id  antes  á  los  que  venden, 
y  comprad  g  para  vosotras. 


10  Y  mientras  qiM  rilas  iban  á  com- 
prar, vino  el  esposo ;  y  las  que  estaban 
aperoiUdas,  entraron  con  él  a  las  bodas, 
y  se  cerró  la  puerta*. 

11  Y  después  vinieron  también  las  o- 
tras  vírgenes,  diciendo:  SeiVor,  Señor  i, 
ábrenos. 

18  Mas  respondiendo  él,  d^Jo :  De  oior- 
to  os  digo,  jáe  no  os  conozco. 

18  Velad  pues*,  porque  no  sabris  el 
día  ni  la  hora  en  que  ri  Hijo  del  hombre 
ha  de  venir. 

14  5  Porque  et  como  un  hombre  que 
partiOMiose  l^oaJ  llamó  á  sus  siervos,  y 
les  entregó  sus  bienes. 

15  Y  á  este  dló  cinco  talentos,  y  al 


otro  dos,  y  al  otro  uno ;  á  cada  uno  ccm- 
fbrme  á  su  íkcultadM,  y  luego  se  partió 
«Üos. 

10  Y  ri  que  habla  recibido  cinco  talen- 
tos se  Alé,  y  grai^jeó  con  ellos,  é  hizo 
otros  cinco  talentos. 

17  Admismo  ri  que  Aa6<a  rediddo  dea, 
gimó  también  él  otros  dos. 

18  Mas  el  que  habla  recibido  uno,  fhé, 
y  cavó  en  la  tierra,  y  escondió  ri  dlnMO 
de  su  señor. 

19  T  después  de  mucho  tiempo*  vino 
el  señor  de  aquellas  siervos,  é  hizo  cuen- 
tas con  ellos  •. 

90  Y  llegando  el  .que  haUa  recibido 
cinco  talentos,  íxtijo  otros  cinco  talen- 
tos, diciendo:  Señor,  cinco  talentos  me 
entregaste ;  hé  aqui  otros  cinco  talentos 
he  ganado  sobre  rilos. 

31  Y  su  señor  le  d^o:  Bien,  buen  sier- 
vo y  fiel ;  sobre  poco  has  sido  fiel,  sobre 
mucho  te  pondré  j> :  entra  en  el  gozo  de 
tu  señor. 

33  Y  llegando  también  el  que  haUa 
recibido  dos  talentos,  d^o:  Señor,  dos 
talentos  me  entregaste;  hé  aqui  otros 
dos  talentos  he  gaiudo  sobre  ellos. 

33  Su  señor  le  d^o :  Bien,  buen  siervo 
y  fiel;  sobre  poco  has  sido  fiel,  sobre 
mucho  te  ponchré :  entra  en  el  gozo  de 
tu  señor. 

34  Y  llegando  también  el  que  haUa  re- 
cibido un  talento,  dijo:  Señor,  yo  te 
conocía  que  eres  hombre  duro,  que  sie- 
gas donde  no  sembraste,  y  recoges  donde 
no  ecparelsto : 

35  Y  tuve  miedo,  y  ftii,  y  escondí  tu 
talento  en  la  tierra :  hé  aquí  tienes  lo 
que  et  tuyo. 

36  Y  respondiendo  su  sefknr,  le  d^o: 
Malo  y  negligente  siervo 9,  sabias  que 
siego  donde  no  sembré,  y  qtte  recojo 
donde  no  esparcí  r : 

37  Por  tanto  te  convenia  dar  mi  di- 
nero á  los  banqueros;  y  Tiniendo  yo, 
hubiera  recibido  lo  que  ee  mió  con 
usura. 

88  Quitadle  pues  el  talento,  y  dadfo  al 
que  tieno  diez  talentos. 

39  Porque  á  cualquiera  que  tuviere,  le 
será  dado,  y  tendrá  mas«:  y  al  que  no 
tuviere,  aun  lo  que  tiene  le  será  qui- 
tado. 

80  Y  al  siervo  intitil  echadle  en  las  ti- 
nieblas de  aftiera :  allí  será  ri  lloro,  y  ri 
crujir  de  dientes '. 

81  ^  Y  cuando  el  Hijo  del  hombre 
venga  en  su  gloria*,  y  todos  los  santos 
ángeles  con  él,  entonces  se  sentará  sobre 
el  trono  de  su  gloria. 

83  Y  serán  reunidas  delante  de  él  todas 
las  gentes:  y  loa  apartará  los  unos  de 
los  otros*,  como  aparta  ri  pastor  las 
ovejas  de  los  cabritos ; 

88  Y  pondrá  las  ovejas  á  su  derecha,  y 
los  cabritos  á  la  izquierda. 

84  Entonces  el  Rey  dirá  á  los  que  eeta- 
rán  á  su  derecha:  Venid,  benditos  de 
mi  Padre,  heredad*  el  rrino'  prepara- 


A  La.  13.35. 

«Cap.7.8L 

23. 

Heb.  12.17. 

«Gap.  24. 43, 

Har.18.8S, 

•"Mí. 

La.  31.  86. 

'Lo.  19. 12, 
eto. 


•Bo.12.6. 


■wir.S. 
Cap.  24. 48. 

•  Bo.  14.  10. 
2  Co.  5. 10. 


r  La.  12. 44. 
y  'iS.  2». 
Au.  S.  21. 
Cap.  21.47. 


9  Lo.  19. 22. 
«-Jada  18. 


«Cap.  18. 12. 
Mar.  4.  85. 
La.  8. 18. 
y  19. 26. 

«Cap.  8. 12. 
•Üap.16.27. 

y  10. 38. 

Da.  7. 14. 

Zso.14.5. 

Mar.  8.  88. 

Hech.1.11. 

1T^4.16. 

3  Tta.  I.  7. 

Jada  14. 

Ap.1.7. 
•Gap.  13.40. 
"  Bo.  8. 17. 

lF0d.l.4. 
ylTflL2.I3. 

Heb.12.38. 


A.D.9Í. 


&  MATBO,  XXVt 


A.B.SS. 


( 1  Oa.  2.  9. 
Héli.11.16. 


•  Pr.  1».  17. 

Mar.  9.41. 

Heb.6.ia 
»  Cap.  7.  28. 

Ln.  18.  27. 

«CAp.lS.40, 

42. 

Ap.  14.  U. 
d  Ap.  90. 10. 


•HeclL9.6. 

/Da.  12.  2. 
Juan  5. 29. 


•Mjur.14.1. 
etc. 

Iin.B2.1, 
etc. 

JmilS.1, 
éic. 

tjnaii  11.49. 


"Mar.  14. 3. 


dJmulL 
1.2. 
712.8. 

t  Or./ Por- 
quÍMte 
miptrdi- 
tiof 


•  Db.  Ifi.  11. 
/Joan.  14. 

19. 

y  17. 11. 


do«  para  vesotro»  dnde  la  ftmdacAón 
del  mundo. 

85  Porque  tuve  hambre,  y  me  ditteia 
de  comer ;  tuve  wd,  y  me  cUsteis  de  be. 
ber ;  fui  huésped,  y  me  recogisteis ; 

86  Desnudo,  y  me  cubristeis ;  ennrmo, 
y  me  Tisitasteis ;  estuve  en  la  o&roel,  y 
Tlnisteis  i  mi. 

87  Entonces  los  Justos  le  responderán, 
diciendo:  Seitor,  ¿  cuándo  te  Timos 
hambriento,  y  U  sustentamos  ?  ¿  ó  sedi- 
ento, y  te  dimos  de  beber  ? 

88  ¿  Y  cuando  te  Yimos  huésped,  y  te 
recegimoft  ?  ¿  ó  desnudo,  y  te  cubrimos  ? 

89  ¿  O  cuando  te  vimos  enfermo,  ó  en 
la  cárcel,  y  vinimos  á  tí  ? 

40  T  respondiendo  el  Rey,  les  dirá; 
De  cierto  os  digo,  que  en  cuanto  lo  hi- 
cisteis á  uno  de  estos  mis  hermanos  pe- 
queflitos,  á  mi  lo  hicisteis*. 

41  Entonces  dirá  también  &  los  que 
ealaróm  á  la  izquierda:  Aportaos  de 
mi  A,  malditos,  al  taega  eterno «  pre- 
parado para  el  diablo  rf,  y  para  sus  án- 
geles. 

4S  Porque  tuve  hambre,  y  no  me  dis- 
teis de  comer ;  tuve  sed,  y  no  me  disteis 
de  beber : 

48  Fui  huésped,  y  no  me  recogisteis; 
desnudo,  y  no  me  cubristeis ;  enfermo, 
y  en  la  cárcel,  y  no  me  visitasteis. 

44  Entonces  también  ellos  le  responde- 
rán, diciendo:  Señor,  ¿  cuándo  te  vimos 
hambriento,  ó  sediento,  ó  huésped,  ó 
desnudo,  ó  enfermo,  é  en  la  cárcel,  y 
no  te  servimos  ? 

45  Entonces  les  responderá,  diciendo: 
De  cierto  os  digo,  fue  en  cnanto  no  U> 
hicisteis  á  uno  de  estos  pequeñitoe,  ni  á 
rníto  hicisteis*. 

46  £  irán  estos  al  tormento  eterno;  y 
los  justos  á  la  vida  eterna/. 

CAPITULO  XXVI. 
Oena  da  Jenu  en  Bethatiia,  donde  urna  mufer 
derrama  lobre  ñ  bdbatao.  Cena  del  eor- 
dero  patettal  en  Jerueedem,  en  la  «tal  üxt- 
Ua  ae  la  traición  de  Judae.  Jnetiíueion 
de  la  Cena  dd  SeUor.  Su  prisión,  y  aenfen- 
eia  eantíra  fl  id  Baneártn.  Nenaeiont  y 
arr«pmttiM'«Rto  de  San  Pedro, 

Y  ACONTECIÓ  que  como  hubo  a- 
cabado  Jesús  todas  estas  palabras, 
dtjo  á  sus  discípulos : 

5  Sabéis  que  dentro  de  dos  dias  se  hace 
la  pascua*,  y  el  Hijo  del  hombre  es  en- 
tregado para  ser  crucificado. 

8  ^  Entonces  los  principes  de  los  sa- 
cerdotes, y  los  escribas,  y  los  ancianos 
del  pueblo  se  juntaron  al  patio  del  pon- 
tífice, el  cual  se  llamaba  Caifas  b. 

4  Y  tuvieron  consejo  para  prender  por 
engaJVo  á  Jesús,  y  matar/e. 

6  Y  decían :  No  en  el  dia  de  la  fiesta, 
porque  no  se  haga  alboroto  en  el  pueblo. 

6  ^  Y  estando  Jesús  en  Betania,  en 
casa  de  Simón  el  leproso «, 

7  Vino  á  él  una  miger,  teniendo  un 
vaso  de  alabastro  de  ungüento  de  gran 
precio^,  y  lo  derramó  sobre  la  cabeza 
de  él  estando  sentado  á  la  mesa: 

B  Lo  cnal  viendo  sus  discípulos,  se  eno- 
jaron, diciendo:  ¿Por  qué  se  pierde 
estof? 

9  Porque  esto  ungttento  se  podía  ven- 
der por  gran  precfo,  y  darse  á  los  po- 
bres. 

10  Y  entendiéndolo  Jesús,  les  d^: 
¿  Por  qué  dais  i>ena  á  esta  miyer  ?  pues 
ha  hecho  conmigo  buena  obra. 

11  Porque  siempre  tendréis  pobres  con 
vosotros*;  mas  á  mi  no  siempre  me  tim- 
dréi»/. 

19  Porque  echando  este  ungttento  so- 
bre mi  cuerpo,  pera  sepultarme  lo  ha 
hecho. 


15  De  cierto  os  digo,  qme  donde  quien 
que  este  Evangelio  fóere  predicado  en 
todo  el  mundo,  también  será  dicho  para 
memoria  de  ella  lo  que  esta  ha  hecho. 

14  1f  Entonces  uno  de  los  doce,  que  se 
llamaba  Jlidas  Iscariotey,faé  á  loa  pvín- 
cipes  de  los  sacerdotes, 

16  Y  les  dijo:  ¿  Qué  me  queréis  dar,  y 
yo  os  le  entregaré  ?  Y  ellos  le  seitalaron 
treinta  púxcM  de  plata  A. 

16  Y  desde  entrniees  buscaba  oportuni- 
dad para  entregarte. 

17  Y  T  el  primer  dia  de  ImJUsta.  de  los 
panes  sin  levadura*,  vinieron  los  discí- 
pulos á  Jesús,  diciéndole :  é  Dónde  qui- 
eres que  aderecemos  para  tí  para  comer 
la  pascua? 

18  Y  él  dijo:  Id  á  U  ciudad  &  cierto 
hombre,  y  decidle:  El  Maestro  dice.  Mi 
tiempo  ¿tá  cerca ;  en  tu  casa  haré  la 
pascua  con  mis  discípulos. 

19  Y  ios  discípulos  hicieron  como  Jems 
les  mandó,  y  aderezaron  la  páseme 

90  Y  Y  como  fué  la  tarde  del  dia,  se 
sentó  á  la  mesa  con  los  doce. 

91  Y  comiendo  ellos,  dijo:  De  cierto 
os  digo,  que  uno  de  vosodros  me  lia  de 


88  T  entristecidos  dios  en  gran  mane- 
ra, comenzó  cada  uno  de  ellos  á  deoixle : 
¿ Soyyo,  Señor ? 

98  Entonces  él  respondiendo,  dijo :  El 
que  t  mete  la  mano  eonm^  en  el  plato, 
ese  me  ha  de  entregar'. 

84  A  la  verdad  el  Hijo  del  hombre  va, 
como  está  escrito  de  él  * ;  mas  j  ay  de 
aquel  hombre  por  quien  el  Hiio  dd 
hombre  es  entregado  f  bueno  le  fbeía  al 
tal  hombre  Ao  haber  nacido. 

95  Entonces  respondiendo  Jddaa,  qne 
le  entregaba,  dijo :  ¿  Soy  yo.  Maestro  ? 
Dícele :  Td  lo  has  dicho. 

86  ^  Y  comiendo  dios,  tomé  Jeana  el 
pan,  y  bendijo,  y  lopartió  t,  y  dio  á  sos 
discíiralos,  y  di^o :  Tomad,  comed ;  esto 
es  mi  cuerpo. 

87  Y  tomando  el  vaso,  y  hedías  gra- 
cias, se  les  dio,  diciendo :  Bebed  de  él 
todos; 

88  Porque  esto  es  mi  sangre  del  Nuevo 
Pacto",  la  cual  es  derramada  por  mu- 
chos para  remisión  de  los  pecados. 

99  Y  os  digo,  que  desde  ahora  no  be- 
beré mas  de  este  finito  de  la  vid,  Itaata 
aquel  dia,  cuando  lo  tengo  de  beber 
nuevo  con  vosotros  en  el  reino  de  mi 
Padre*. 

80  Y  Y  habiendo  cantado  el 
salieron  al  monte  de  las  Olivas. 

81  Entonces  Jesús  les  dice:  Todos 
otros  seréis  escandalizadas  en  mi 
noche j»;  porque  escrito  está :  Heriré  al 
Pastor,  y  las  ovejas  de  la  manada  serán 
dispersas  9. 

38  Mas  después  que  haya  resucitado» 
iré  delante  de  vosotros  á  Galilea  r. 

33  Y  respondiendo  Pedro,  le  d^o: 
Aunque  todos  sean  escandalizados  en  tí, 
yo  nunca  seré  escandalizado. 

84  Jesús  le  dice :  De  cierto  te  digo,  qne 
esta  noche,  antes  que  el  gallo  cante,  me 
negarás  tres  veces  *. 

85  Dícele  Pedro :  Aunque  me  sea  me- 
nester morir  contigo,  no  te  negaré.  Y 
todos  los  discípulos  dUeron  lo  nusmo. 

86  ^  Entonces  llego  Jesús  con  cites  á 
la  aldea,  que  se  llama  Getaemanil,  y 
dioe  á  sus  discípulos:  Sentaos  aqa¿ 
haste  que  vaya  alU,  y  ore. 

87  Y  tomando  á  Pedio,  y  á  los  dos 
hijos  de  Zebedéo,  comenzó  á  entriste- 
cerse, y  á  angustiarse  en  gran  manera. 

88  Entonces  Jesús  les  dice:  Mi 
está  muy  triste,  hasta  la  maerte< :  qi 
daos  aquí,  y  velad  conmigo. 


fOi^Uli 


fcCaB.V.k. 

iblll, 
1& 


ftJmalXS. 


i  Gt.  ■«4L 

I U.  4L  6. 

7  55.11,13. 
•SaLSS.!, 

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tGr.0MM. 


•lar.  ata. 

Hs1l«.B. 


•Caa.8.11.1 
La.l4.U 
Ap.l9L». 


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lie. 
U7. 

98.:. 


'JoMlue.  ; 

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1: 


ha.'. 


.ica. 
iiái. 


«8U.U&X 
ls.Sd.l.U 


&  HATEO,  XXVn. 


A.]>.SS. 


S.  HATEO,  XXYIL 


i.siss> 


'Ct9.».f». 


/H«r.  15.6. 

•«o. 
I  Jenu  Bat- 

rabá». 

La.  23. 17, 

•te 

•te. 

fOen.S7.ll. 
Xe.4.4. 

ilJOMLl. 


•  H«di.8.14. 


*Cap.St. 
SS,». 

'De.  21. 6. 


"  Jot.  3L 19. 
Heb.fi.  28. 

•  ii.  sa.  fi. 
Lu.18.88. 


•  B«L  6B.  19. 
20. 


rBdL6B.21. 


«M.22.18. 
Mar.  U.  91. 
eto. 

Lv.a8.88, 
eto. 

Jnaa  19.23, 
etc. 


'la.  58. 12. 


de  loa  asoerdotea,  j  por  kM  andaiioa, 
nada  reapondió*. 

18  Pilato  eatánet»  le  dice:  ¿  No  ojct 
cuantaa  coaaa  testifican  contra  ti  ? 

14  Y  DO  le  reapondld  ni  ana  |>alabni ; 
de  tal  manera  que  tí.  preaideote  ae  ma- 
raTíllaba  macho. 

16  Y  en  el  día  de  la  ficata  acoatombra- 
ba  el  presidente  soltar  al  pueblo  un  pre- 
ao,  cual  qulaieaen/. 

10  Y  tenían  entónoea  un  preso  £smoao, 
que  se  llamaba  Barrabás  |. 

17  Y  jantoa  ellos,  lea  dijo  Pilato :  ¿  Ou> 
41  queréis  que  os  suelte  ?  c  &  Barrabás, 
ó  á  Jesús,  que  se  dice  el  Oriato  ? 

18  Porque  saUa  que  por  envidia  le  ha- 
blan entregado  0. 

19  Y  estando  él  sentado  en  el  tribunal, 
su  mtger  envió  á  él,  diciendo :  No  ten- 

Ki  que  ver  con  aquel  justo  A ;  porque 
j  he  padecido  muchas  cosas  en  sueños 
por  causa  de  él. 

90  Mas  loa  príndpea  de  loa  aaoerdotea, 
y  loa  ancianos,  persuadieron  al  pueblo 
que  pidiese  &  Banab4s  •',  j  á  Jesús  ma- 
tase. 

SI  Y  reapondiendo  el  preaidente  lea 
dyo:  ¿  Cuál  de  loa  doa  queréis  que  oa 
suelte  ?  Y  ellos  dieron :  A  Barrabás. 

9:2  Pilato  les  dijo:  ¿  Qué  pues  haré  de 
Jesús  que  se  dice  el  Cristo  ?  Dícenle 
todoa:  Sea  crucificado. 

88  Y  el  preaidente  ka  d^o:  Puea  ¿qué 
mal  ha  hecho  ?  Mas  ellos  gritaban  mas, 
diciendo :  Sea  crucificado  k, 

94  Y  viendo  Pilato  que  nada  adelan- 
taba, antes  se  hacia  mas  alboroto,  to- 
mando agua  se  lavó  laa  manca  t  delante 
áA  pueblo,  diciendo:  Inocente  aoy  yo 
de  la  aangre  de  este  Juato :  verélafa  voao- 
tros. 

95  Y  respondiendo  todo  el  pueblo,  dijo : 
Su  aangre  tea  aobre  nosotros,  y  sobre 
nuestros  hijos  "». 

96  Entonces  lea  soltó  4  Barrabás:  y 
habiendo  azotado «  4  Jeaua,  le  entregó 
para  aer  crucificado. 

97  ^  Entónoea  loa  aoldadoa  del  preai- 
dente llevaron  a  Jeaoa  al  pretorio,  y  jun- 
taron 4  él  toda  la  cuadrilla ; 

98  Y  desnudándole,  le  echaron  encima 
un  manto  de  grana : 

99  Y  pusieron  sobre  sn  cabeza  ana  co- 
rona tejida  de  eapinas,  y  una  calla  en  su 
mano  derecha;  é  hincando  la  rodilla 
delante  de  él,  le  burlaban*,  diciendo: 
Salve,  Rey  de  loa  Judioa. 

30  Y  eacupiendo  en  él,  tomaron  U 
caña,  y  le  herían  en  la  cabeza. 

81  Y  deapuca  que  le  hubieron  eaoame- 
cido,  le  desnudaron  el  manto,  y  le  visti- 
eron de  sus  vestidos,  y  le  llevaron  para 
crucificara. 

89  Y  saliendo  hallaron  4  un  Oirenéo, 
que  se  llamaba  Smon :  4  este  cargaron 
para  que  llevase  sa  crux. 

88  Y  como  Ufaron  al  lugar  que  ae 
llama  Oólgotha,  que  ea  dicho.  El  lugar 
de  la  Calaveta, 

84  Le  dieron  4  beber  vinagre  mez- 
clado con  hielj»;  y  gustando,  no  quiso 
beber/o. 

35  Y  después  que  le  hubieron  orueifi- 
cadoff,  repartieron  sus  vestidos,  echando 
suertes:  para  que  se  cumpUeae  lo  que 
fué  dicho  por  el  profeta :  Se  repartieron 
mis  vestidos,  y  sobre  mi  ropa  echaron 
suertes. 

86  Y  sentados,  le  guardaban  allí. 

87  Y  pusieron  sobre  su  cabeza  su  cauaa 
escrita:  ESTE  ES  JESÚS,  EL  REY 
DE  LOS  JUDIO& 

88  Entónoea  emelfioaron  oon  él  doa 
ladronear ;  uno  4  la  derecha,  y  otro  4  la 
izqaicnia. 


2»  ^Ylo»  que  pasaban,  ie  daeian  In- 
jurias, meneando  sua  cabaos ', 

40  Y  dieiendo :  Td,  el  que  derribas  d 
templo  de  Diw,  y  en  tres  días  lo  reedifi- 
cas <,  s41vate  4  tí  mismo :  ai  erea  Hijo  de 
IMos,  desciende  de  la  cruz. 

41  De  esta  manera  también  loa  mfnd- 
pea  de  los  aacerdotes  escaniecienoo,  con 
los  escribas,  y  loa  Fariaéoa,  y  loa  anda- 
noa*,  decían: 

49  A  otroa  aalvó,  4  af  ndimo  no  puede 
aalvar :  ai  es  el  Rey  de  ^Bél,  deadenda 
ahora  de  la  cruz,  y  creenmoa  en  él. 

43  Confió  en  Dioa;  líbrele  ahora*,  ai 
le  ouiere:  poique  ha  dicho:  tíoy  Hijo 
de  Dioa*. 

44  Lo  miamo  también  le  zaherían  loa  la- 
drones, que  eataban  cmcificadoa  oon  él. 

45  Y  desde  la  hora  de  sexta  ftieron  ti- 
nieblas aobre  toda  la  tierra  boata  la  hora 
de  nona. 

46  Y  cerca  de  la  hora  de  nono,  Jeaoa 
exclamó  oon  grande  voz,  diciendo :  Eli, 
Eli,  ¿  lama  aabochtfaani  ?  Kato  ea  :  Dioa 
mió.  Dios  mío,  ¿  Por  qué  me  has  dea- 
amparado  y? 

47  Y  algunos  de  los  que  eaUban  allí, 
oyéndoA»,  decion:  A  Eliaa  llama  este. 

48  Y  luego  corriendo  uno  de  «dios, 
tomó  una  esponja,  y  ta  hinchió  de  vi- 
nagre', y  poniéndola  en  una  cafla,  d4- 
bale  de  beber. 

49  Y  los  otros  decían:  Deja,  veaotoa  ai 
viene  Eliaa  á  librarle. 

50  Maa  Jeaua  habiendo  otia  ves  «ada- 
mado con  grande  voz,  dio  el  espirita. 

61  Y  hé  aquí  el  velo  del  templo*  ae 
rompió  en  des,  de  alto  4  bajo;  y  la  tierra 
tembló,  y  laa  piedras  se  hendieron ; 

59  Y  abriéronse  los  sepuleroa:  y  ma- 
chos cuerpos  de  santos,  que  haUan  dor- 
mido b,  ae  levantaron, 

58  Y  salidos  de  los  sepoleroa,  di 
de  au  rcaurreeeion*,  vinieron  4  la 
ciudad^,  y  aparecieron  4  muehoa. 

64  Y  el  centurión,  y  loa  que  eataban 
oon  él  guardando  4  Jeaua,  visto  el  ter- 
remoto, y  laa  ooaaa  que  hablan  aide 
hechaa,  temieron  en  gran  manera,  di- 
ciendo: Verdaderamente  H^o  de  Dioa 
en  este«. 

55  Y  eataban  allí  muchaa  mi^Jcrea  nal. 
rando  de  léjoa,  laa  cualea  habion  aagiildu 
de  Galilea  á  Jeaus,  airviéndole/; 

66  Entre  laa  cualea  eataba  María  Mag- 
dalena, y  María  la  nuKire  de  Jooobo  j 
de  Joaé,  y  la  madre  de  loa  hijoa  de  Ze- 
bedéo. 

67  Y  Y  como  ftié  la  tarde  del  dla^, 
vino  un  hombre  rico  de  ArimatdaA, 
llamado  José,  el  cual  también 
aido  diacípnlo  de  Jeaua. 

66  Este  llegó  4  Pilato,  y  pWÓ  d 
de  Jesús  i  entónoea  Pilato  mandó  qi 
le  dJese  el  cuerpo. 

60  Y  tomando  Joaé  d  eucrpo,  le  en- 
volvió en  una  sábana  limpia, 

60  Y  lo  puso  en  su  aepaícro  noevo', 
que  habla  labrado  en  la  polka ;  y  re  vuelta 
una  grande  piedra  4  la  puerta  del  aepvl- 
oro,  se  filé. 

61  Y  estaban  allí  María  Magdalena*, 
y  la  otra  Mario,  switodaa  dáoate  dd 
sepulcro. 

69  Y  Y  d  siguiente  dio,  que  ea 
de  la  preparación,  se  Juntaron  loa 
cipes  de  loa  sacerdotes  y  loa  Farla¿oa  4 
Pilato, 

68  Diciendo:  Befior, not  ooordamoa  qne 
aquel  engailador  d^o,  viviendo  oaa, 
Despuea  áe  tr«a  diaa  resueltaié'. 

64  Manda,  puea,  que  se  aetguia  d  ae- 
palcro  hasta  d  día  teracro;  porque  no 
vengan  aua  diacípuloa  de  nodio,  y  lo 
hurten  «>,  y  digan  ai  pnablo,  RaaoclMt 


«cs^aia 


•H.&ML 

u.B.a 


•  iiLa.1 

•Jnava. 
y]fi.3BkS. 


rSaLS.!. 


La.lfi.S. 
U. 

8Cr.  S.  14 
Heh.9.lL 
yl0.ta.A 
ftDkU.1 

lAs-ca 

•<  0^4.1 


La.2S.«: 


wma.íSA 
Lo.  ti  a. 

41fli.Ll. 


.I&Ml 


ni  dlulpili 


EL  SANTO  EVANGELIO  DE  NUESTRO 
SEÑOR  JESU  CHISTO  SEGCN 

8.  MARCOS. 


Jam  .Lni.  di  Niim*S^W114«, ',  fü 


A.D.St 


8.MAB00S,  n. 


4.0.9. 


(lutr.». 


•Lv.488, 
+  Gr.  ¿Qui 

váur 


'MAt.8.14. 
Xa.  4. 88. 


yli.6Ll.S. 


'lUtS-X 


•II0T.14.2, 

82. 
1 6r.  Pat« 

luUmonio 


18  Y  iQCg»,  df^adM  rat  f«dM,  le  si- 
guiaron. 

10  Y  paundo  de  allí  mi  poco  mas  adco 
lante,  vló  á  Jaoobo,  h^Ja  de  Zebedéo,  y 
á  Juan  SQ  herreatto,  también  ellos  en  el 
navio,  que  aderezaban  las  redes. 

80  Y  luego  los  Uamó :  y  dejando  á  sn 
padre  Zebedéo  en  el  bareo  con  los  Jor- 
naleros, fueron  en  pos  de  él. 

il  ^  Y  entraron  en  Oapemaum ;  y 
luego  los  Sábados  entrando  en  la  sina- 
goKa,  enseftaba. 

S2  V  se  admiraban  de  su  doctrina ;  por- 
que los  enseñaba  como  qnlen  tiene  po- 
testad, T  no  como  los  eaoiibast. 

83  Y  había  en  la  sinagoga  de  ellos  vn 
hombre  con  espíritu  inmundo,  el  oaal 
dio  voces*, 

84  Diciendo :  ¡  Ah !  ¿  Qué  f  tienes  con 
nosotros,  Jesús  Nazareno  ?  ¿  Has  ve- 
nido á  destruimos?  8é  quien  ana,  el 
Santo  de  Dios. 

26  T  Jesús  te  «ifló,  dieiendo :  Etimu- 


dece,  T  sal  de  él. 
88  Y  el 


espíritu  inmundo,  haciéndole 
pedazos,  j  clamando  á  gran  voz,  sallé 
de  él. 

87  Y  todos  se  maravillaron,  de  tal  ma- 
nera que  inquirían  entre  sí,  diciendo: 
¿  Qué  es  esto  ?  ¿  Qué  nueva  doctrina  es 
esta,  que  con  potestad  aun  4  los  espíri- 
tus inmundos  manda,  y  le  obedecen? 

88  Y  vino  lumo  su  uma  por  toda  la 
provincia  alrededor  de  Galliúa. 

88  ^  Y  luego  saliendo  de  la  sinagoga, 
vinieron  á  casa  de  Simón  y  de  Andies*, 
con  Jacobo  y  Juan. 

80  Y  la  suegra  de  Simón  estaba  acos- 
tada con  calentura ;  y  le  hablaron  lu(^ 
de  ella. 

81  Entonces  llegando  él,  la  tomó  de 
su  mano  y  la  levantó;  y  luego  la  dejó 
la  calentura,  y  les  servia. 

88  ^  Y  cuando  fué  la  tarde,  luego  que 
el  sol  se  puso,  traían  4  él  todos  los  que 
tenían  mal,  y  oademoniadoa. 

as  Y  toda  la  ciudad  se  juntó  á  la  pu- 
erta. 

84  Y  sanó  4  machos  que  estaban  en- 
fermos de  diversas  enfermedades ;  y  echó 
fViera  muchos  demonios;  y  no  dejaba 
decir  á  los  demonios  que  le  oonocian. 

85  ^  Y  levantándose  muy  de  mañana, 
aun  muy  de  noche,  salió  y  se  fué  4  un 
higar  dñierto,  y  allí  oraba. 

88  Y  le  siguió  Simón  y  ios  que  estaban 
con  él ; 

87  Y  hallándote,  le  dicen:  Todos  te 
buscan. 

88  Y  les  dice :  Vamos  4  los  lugares  ve- 
cinos, para  que  predique  también  allí ; 
porque  para  esto  he  venido'. 

30  Y  predicaba  en  las  sinagogas  de 
ellos  en  toda  Galilea,  y  echaba  ftiera  los 
demonios. 

40  ^  Y  un  leproso  vino  4  él «,  rogán- 
dole} é  hincada  la  rodlUa  le  dice:  Si 
quieres,  puedes  limpiarme. 

41  Y  Jesús  teniendo  misericordia  de  él, 
extendió  su  mano  y  te  tocó,  y  le  dice: 
Quiero ;  sé  limpio. 

48  Y  así  que  nubo  él  hablado,  la  lepra 
se  filé  luego  de  aquel,  y  fué  limpio. 

48  Entonces  le  apercibió,  y  despidióle 
luego, 

44  Y  le  dice:  Mira  no  digas  á  nadie 
nada ;  sino  vé,  muéstrate  al  sacerdote,  y 
oftece  por  tu  limpieza  lo  que  Moiaá* 
mandó,  para  t  que  les  conste. 

46  Mas  él  salido,  comenzó  4  publicarlo 
mucho,  y  4  divulgar  el  hecho,  de  ma- 
nera que  ya  Jesús  no  podía  entrar  ma- 
nifiestamente en  la  ciudad,  sino  que 
estaba  fliera  en  los  lugares  desiertos ;  y 
venian  4  él  de  todas  partes. 


OAPITULO  II. 
Omn  Jtmu  á  nm  paraUUeo  am  prueba  <b  mí 
jMtMtai  df  permtmr  pmtám.  llama  tá 
apaitoíai»  á  Lt9€4  Mttmo,  tititaAat  dt  In- 
Mitos/  f  reprím»  eow  m  doetrimm  d  ttrgmKo 
i  Mfgenttá  á»  lo»  WariaÍM. 

Y  ENTRÓ  otra  ves  en  Oapemanm 
deápues  de  o^nos  diaa ;  y  ae  oyó 
que  estaba  en  casa. 

9  Y  luego  se  juntaron  4  é\  muchos, 
que  ya  no  cabían  ni  aun  4  ta  puerta ;  y 
tes  wedicaba  la  patebra. 

8  Hntónoea  vinieron  4  él  tnios  Cravendo 
un  paralítieo*,  que  era  traído  por  ca- 
Btro. 

4  Y  como  no  podian  llegar  4  él  4  causa 
del  gentío,  descubrieron  d  techo  de  don- 
de estaba,  -y  haciendo  abertura,  ti^jaron 
el  leeho  en  que  yaoia  el  paralítieo. 

6  Y  viendo  Jesús  la  fe  de  «Uos^,  dice 
al  paralitico :  Hijo»  tus  pecados  t*  aon 
peñlonados. 

8  Y  estaban  allí  sentados  algnnoa  de 
tes  asofilMa,  loa  cuates 


7  Deotan :  ¿  Por  qué  habla  este  blaa- 
f^ias  ?  i  Quien  puede  perdonar  pcea- 
dos^no  f  solo  Dios  ? 

8  Y  eonodendo  lu^o  Jesús  en  sn  ea- 
pírltu  que  pensaban  así  dmtro  de  ai 
mismos,  les  iliUo :  ¿  Por  qué  pensáis  es- 
tas cosas  en  vuestros  coraaones  7 

O  i  Qué  es  mas  fácil :  Deetar  al  paxalí- 
tíoo.  Tus  pecados  te  son  perdonados ;  ó 
deeirte:  Levántate,  y  toma  ta  lecho  y 
anda? 

10  Pues  para  que  sepáis  que  el  HUo 
del  Hombre  tiene  potestad  en  la  ticnm 
de  perdonar  los  pecados*,  (dioe  al  pa- 
ralítico), 

11  A  tí  digo:  Lerántate,  y  toma  ta 
lecho,  y  vete  4  tu  casa. 

19  Entonces  U  se  levantó  luego,  y 
tomando  su  lecho,  se  salió  delante  de 
todos;  de  manera  que  todos  se  asom- 
braron, y  Glorificaron  4  Dios  diciendo: 
Nunca  tel  hemos  visto. 

18  Y  Y  volvió  á  salir  4  te  mar,  y  toda 
U  gente  vente  4  él,  y  tes  enseftaha. 

14  Y  pasando  vio  4  Levi^t,  l^jo  de 
AXléo,  sentado  4  la  aduana,  y  te  dice: 
Sigúeme.  Y  levantándose,  le  siguió. 

16  Y  aconteció  que  estando  Jesús  &  la 
mesa  en  casa  de  él,  muchos  publlcanoa 
y  pecadores  «  estaban  también  4  te  mesa 
juntamente  con  Jesús  y  con  sos  diaci- 

KIos:  poique  habte  muchos,  y  te  taa- 
in  seguido. 
18  Y  los  escribas  y  tes  Fariseos,  tí- 
éndote  comer  con  los  publlcanoa,  y  con 
los  pecadores,  dijeron  4  sus  discfpnlf» : 
i  Qué  es  esto  que  él  come  y  bebe  coa  los 
publícanos  y  con  los  peeadorea  ? 

17  Y  oyéndo/o  Jesús  tes  dice  i  Los  sa- 
nos no  tienen  necesidad  de  médloo,  mas 
los  que  tienen  mal/.  No  he  venido  4 
Itemar  4  tooustos,  sino  tes  peeadoies  al 
arrepentimientos. 

18  if  Y  los  discípulos  de  Joan,  y  de 
los  Fariseos  ayunaban  i  y  vi( 


«te. 
Le-V». 

ote. 


»Bs^li.S. 


t  Gr.  ftima 


'Hecfc.Sa 


'MaA.9^». 
La.«.S:. 


'La.U.L& 


dicen :  ¿  Por  qué  los  diseípolos  de  Juan, 
y  Im  de  los  Fariseos  ayunan,  y  toa  dis- 
cípulos no  ayunan  ? 

10  Y  Jesús  les  dice :  ¿  Pueden  ayunar 
los  que  est4n  de  bodas,  cuando  Á  Ka- 
poio  est4  con  ellos?  Entretanto 
tienen  consigo  al  Esposo  no 
ayunar. 

90  Mas  vendían  dias,  euaade  el 
les  será  quitado,  y  encdnoca  « 
días  avunar4n  *. 

91  Nadie  echa  remiendo  de  paAo  redo 
en  vestido  vi^o ;  de  otra  manen  el  mis- 
rao  remiendo  nuevo  tira  del  v^fo,  y  la 
rotura  se  hace  peor. 


/Hat  9. 11 

f  Ia.H.;. 

La-Ui  K 
ICb.*.». 
U. 
ITLl.  tS. 


I&4 


LD.SL 


&  HAB008,  m,  lY. 


▲.  D.  81. 


>  Job  82. 19. 


)lhtl3.1, 
•te. 

La.6wl, 
etc. 
/Ora.  33. 85. 


"i8ik.n.<. 


■Kx.aa.83, 

Ln.U.  9. 


•  Veh.  9. 14. 
b.  68.18. 

k.ao.12. 

SOL 

rOoL3.Ift, 


*lfatUL9, 
■le. 

flie. 

U.  14  1. 


0Í.8.S. 


.16. 


Hat.  13.  U. 
-U.14. 


Ut-lXU. 
14.14. 

^■p.  1.  M. 
a.  4.41. 

tei».i.as, 

l««Ll0.1. 
■.  9.  1. 
BAB  15.18. 


1.43. 


er.33.99. 


tS  Ni  nadie  celia  vino  niravo  en  odrm 
TiqM;  de  otia  nnaaia  el  vino  nuevo 
rompe  lo*  odres,  j  le  derrama  el  ▼ino, 
7  loe  odres  le  pieiden';  mas  el  tído 
miero  en  oilres  nnevo*  ae  ha  de  eohar. 

88  Y  T  aconteció  que  pasando  él  per 
loa  sembrados*  en  Sábado,  sos  dlsei- 
pulos  andando,  oomenzaron  4  artanoar 
espigas'. 

84  Entonces  los  Fariseos  le  dijeron  i 
Há  aqni,  ¿  Por  qué  hacen  tus  diM^ftilo$ 
en  Binado  lo  que  no  es  licito  ? 

SS  Y  A  les  dijo :  i  Nunca  leUtels  qoé 
hizo  David  •  cuando  taro  necesidad,  j 
tnvo  hambre,  él  j  les  que  con  él  «- 
teten  r 

80  Como  entnS  en  la  casa  de  Dios,  si. 
endo  Abiatar  samo  Pontífice,  y  comió 
loe  panes  de  la  proposición*,  de  los 
cuales  no  es  Ücito  comer  sino  á  lo*  sa- 
ceidotes,  j  ann  dló  á  los  que  con  él 
estaban? 

87  TamMen  les  dlJo :  El  Sábado  per 
causa  del  hombre  •  es  hecho  ¡  no  el  hom. 
bre  por  causa  del  Sábado^. 

88  Asi  que  el  Hi¡o  del  Hombre  es  8e. 
flor  aun  oel  Sábado. 

CAPITULO  III. 
Jmtu  tmra  á  ««  hcmbn  qiu  iciito  «la  momo 
meat  «t  Mfittdo  ile  mudto  pmMo:  ttíft  á 
Im  rfOM  apÁto/<f,  y  r«»ptmdi  con  aritotrablt 
mafiMditmbrv  4  im  dia(«n'of  y  Ua^mUa$ 
d*  lot  *$eribai.  » 

"VT  OTRA  vea  entró  en  la  sina^foga*; 
j  habla  alli  un  hombre  que  tenia 


8  Y  le  aoechaban  si  en  Sábado  lo  sa» 
naria,  para  acusarte  K 

8  Entonces  d^  al  hombre  que  tenia  la 
mano  seca:  LeiWntate  en  medio. 

4  Y  les  dice,  <>  Es  lícito  hacer  bien  en 
Sábados,  ó  hacer  mal*  ?  ¿  Salvar  la  vi. 
da,  ó  quitarla  ?  Mas  ellos  callaban. 

&  V  miráadoloe  alrededor  con  enojo, 
oondoledéndose  de  la  ceguedad  de  su 
corazón,  dice  ai  hombre:  Extiende  tu 
mano.  Y  la  extendió,  y  su  mano  fué 
restituida  sana  come  la  otra. 

6  ^  Entonces  saliendo  los  Fariseos  to- 
maron oonsf^o  con  los  Herodianos  ^  con- 
tra él,  para  matarle. 

7  Mas  Jesús  se  apartó  á  la  mar  con 
sos  discípulos :  7  le  siguió  gran  multi- 
tud de  Oaliléa,  y  de  Judéa*, 

5  Y  de  Jerusaiem,  7  de  Iduméa,  7  de 
la  otea  parte  del  Jordán :  7  lo*  que  mo- 
raban alrededor  de  Tiro  7  de  Sidon, 
grande  multitud,  oyendo  cuan  grandes 
oosas  hacia,  vinieron  á  éL 

9  Y  dijo  á  sus  discípulos  que  le  estu- 
viese siempva  apereibida  la  barquilla, 
por  causa  del  goitio,  para  que  no  le 
oprimiesen. 

10  Porque  hahia  sanado  á  muchos/; 
de  manera  que  calan  sobre  él  cuantos 
tenían  pltigas,  por  tocarle. 

11  Y  los  espíritus  Inmundo*  y,  al  verle, 
ae  postraban  delante  de  él,  y  daban  vo- 
oca,  dioiendo :  Til  eres  el  H^io  de  Dios. 

18  Mas  él  les  valUa  mucho  que  no  le 
manifestasen*. 

18  Y  Y  SUMÓ  al  monte*',  7  llamó  á  sí 
loa  que  él  quiso*;  v  vlniecon  á  él. 

14  Y  Cktabledó  doce  para  que  estuvi« 
aeen  con  él,  7  para  enviarles  á  predicar, 

15  Y  que  tuviesen  potestad  de  sanar 
anlsmieaadcs,  7  de  echar  fliera  demo- 
nios: 

M  A  Simón,  al  cual  puso  ptf  nombre 
Pedroi; 

17  Y  á  Jaoobo  h{jo  de  Zebedéo,  7  á 
Juan  hernaano  de  Jaoobo;  7  les  ape- 
llidó Boanerges,  que  es,  HÚos  del  tru- 
eiMtsi: 


18  Y  á  Andrss,  7  á  Felipe,  7  á  Barto- 
lomé, 7  á  Mateo,  7  á  Tomás,  7  á  Jacobo 
*Óo  de  Alféo,  7  á  Tadéo,  y  á  Simón  el 
Oananéo*. 

19  Y  á  Judas  Iscariote,  el  que  le  en- 
tregó :  7  vinieron  á  oasa. 

80  Y  agolpóse  de  nuevo  la  gente;  de 
modo  que  ellos  ni  aun  podían  comer 
pan*. 

81 Y  como  Id  o7CFon  los  snyos,  vinieron 
para  prenderle;  porque  deciim:  Está 
fliera  de  sí. 

88  if  Y  los  eseribas  que  hablan  venido 
de  Jerusaiem,  deelan  que  tenia  á  Beel- 
■•bubji;  7  que  por  el  principe  de  los 
demonios  echaba  ftiera  los  demonios. 

83  Y  haUéndoies  llamado,  les  decía  en 
parábolas :  ¿  Cómo  puede  Satanás  echar 
fuera  á  Satanás  ? 

84  Y  si  lUgun  reino  contra  sí  mismo 
fuete  dividioD,  no  puede  permanecer  el 
tal  reino. 

86  Y  si  o^MMi  casafiíere  dividida  con- 
tra  sí  misma,  no  puede  permanecer  la 
tal  oasa. 

86  Y  si  Saunás  se  levantare  contra  sí 
mismo,  7  ftiere  dividido,  no  puede  per- 
manecer :  antes  tiene  fin. 

87  Nadie  puede  saquear  las  f  alhajas 
del  valiente  entrando  en  su  casa,  si  an- 
tes no  atare  al  valiente*,  7  entonces 
saqueará  su  casa. 

88  De  cierto  os  digo  qtu  todos  los  peca* 
dos  serán  perdonados  á  los  hijos  ele  los 
hombres,  y  las  blasfemias  oualesquiera 
con  que  blasfemaren  r ; 

89  Mas  cualquiera  que  blasitomáie  con- 
tra el  Espíritu  Santo,  no  tiene  jamas 
perdón*,  mas  está  expuesto  á  eterno 
Juicio  f. 

au  Porque  decían:  Tiene  espíritu  in. 
mundo. 

81  ^  Vienen  (  después  sus  hermanos  7 
su  madre,  7  estando  fuera,  enviaron  á  w 
llamándole. 

88  Y  la  gente  estaba  sentada  alrededor 
de  él,  7  le  dijeron :  Hé  «qui,  tu  raadi«  7 
tus  hermanos  te  buscan  fuera. 

83  Y  él  les  respondió  diciendo:  ¿  Quién 
es  mi  madre  7  mis  hermanos  ? 

84  Y  mirando  á  los  que  estaban  senta- 
dos alrededor  de  él,  dijo :  Hé  aquí  mi 
madre  y  mis  hermanos. 

86  Pcnniue  cualquiera  que  hiciere  la  vo- 
luntad de  Dios*,  este  es  mi  hermano, 
y  oki  liermana,  y  mi  madre. 

CAPITULO  IV. 
Parábola  M  tmbutdar,  y  m  «mltMcioa.  £a 
Itw  uibn  ri  eoK^titro^  BtnaUa  q%t  «oe*  y 
«rtct  durmitndo  «t  que  ta  mmbrt.  Otra 
parábola  dd  gramo  do  moottua.  Tow^poitad 
«n  el  mar  t^aeigaada  do  rrptntt, 

Y  OTRA  vez  comenzó  á  ensefiar  Jun- 
to  á  la  mará,  y  se  Juntó  á  él  mucha 
gente;  tanto  oue  entrándose  él  en  un 
barco,  se  sentó  en  la  mar:  y  toda  la 
gente  estalia  en  tierra  junto  á  la  mar. 

8  Y  les  enseñaba  por  parábolas  h  mu. 
chas  cosas,  v  les  deoM  en  su  doctrina : 

8  (Md:  He  aquí,  el  sembrador  salió  á 
sembrar. 

4  Y  aconteció  sembrando,  que  una 
pacte  cayó  Junto  al  camino ;  y  vinieron 
las  aves  del  délo,  y  la  tragaron. 

6  Y  otra  parte  cayó  en  pedregrales, 
donde  no  tenia  mucha  tierra;  y  luego 
•alió,  porque  no  tenia  la  tierra  pro- 
ftinda. 

6  Mas,  salido  el  sol,  se  quemó;  7  por 
cuanto  no  tenia  raíz,  se  seoo^ 

7  Y  otra  parto  oa7Ó  en  espinas';  7 
subieron  las  espinas,  7  ia  ahogaron,  7 
no  dio  fhito. 

8  Y  otra  parto  ca7Ó  en  buena  tierra*. 


La.&U. 


'  Cap.  9.  n. 


'Hat.  9.  ai. 

y  la  85. 
718.  8i. 
Lo.  11. 15. 
Jnaa  7.80. 
7  8. 48. 69. 


tOr.  Z4W 
vaooo. 

«Is.49.94, 
95. 

y  61.1. 
lIst.13.ao. 

•- Matiz  81. 
IA18.19. 

•Bsb.lOL99. 
lJnsa5J(k 

1 6r.  Pe- 
cado. 

<Mst.13.48, 
48. 

Ln.S.19, 
81. 


•Baaf.l. 
95. 

IJasafc 
17. 


•MatlS.1. 
et& 

L11.8.4, 
etc. 

ivv.H. 


•>8sBl*.LU. 
i  Jsr.  4.  S. 


9.7. 


A.D.SL 


&HAB008.  V. 


1.DISL 


/GoLl.6. 


rMatl8.10. 


ACoL4.fi. 
lTta.4.13. 
1TL8.7. 

Jan  13.40. 
BeeluaS. 


ilCat.4.10. 


/  Lv.  14. 18, 

"  1  TI. «.  •, 

17. 

Pro.  2&fi. 
*1  Jnaa  % 

18.17. 

•  Bo.  7. 4. 
Üol.  1. 10. 
aFBd.1.8. 


P  Mst  fi.  Ifi. 
Lo.  11. 88. 

«Heeluia. 

14. 

La.lXS. 

MatlcaS. 

1  Oo.  4.  6. 
•-MalLLlft. 
'lPed.3.9. 
<  VaI  7.  L 

»  La.  8. 18. 


•M»tU.Sl. 
82. 

Im.13.18, 
U. 


'Dt.4.13. 


y  dio  fruto/,  que  subió  y  cneló:  y  Vero 
uno  4  tzeinU,  y  otro  á  Mienta,  y  otxo  4 
eiento. 

9  Entdncet  les  dijo :  El  que  tiene  oido* 
pan  oir,  oi|^. 

10  1f  Y  cuando  «turo  Mdof,  le  pre- 

Kntaron  los  que  estaban  ocrea  de  ¿1  oon 
doee  toinre  la  parábola. 

11  T  les  dijo :  A  Tosotros  es  dado  sa- 
ber el  misterio  del  reino  de  Dios ;  mas 
á  ios  que  están. fuera*,  por  iNurábotas 
todas  las  cosas : 

15  Para  que  Ticiido,  vean  y  no  echen 
de  ver;  y  oyendo,  oí|pin  y  no  entien- 
dan':  porque  no  le  conviertan,  y  les 
sean  perdonados  los  pecados. 

13  Y  les  dijo :  i  No  sabéis  est&  pará- 
bola ?  ¿  Gónao  pues  entenderéis  todas 
las  paráibolas? 

14  El  que  siembra  et  el  que  siembra  la 
palabra. 

16  Y  estos  son  los  de  Junto  al  camino; 
en  los  que  la  palabra  es  sembrada,  mas 
después  que  la  oyeron,  luego  viene  Sa- 
tanás A,  y  quita  la  palabra  que  ftiié  sem- 
brada en  sus  corazones. 

16  Y  asimismo  estos  son  loa  que  son 
serobradros  en  pedieRales;  los  que  cu- 
ando han  oido  la  palabra,  luego  la  to- 
man con  goxo : 

17  Mas  no  tienen  raíz  en  si,  antes  son 
temporales,  que  en  levantándose  la  trl- 
bttlacion,  ó  la  persecución  por  causa  de 
la  palabra,  luego  se  escandalizan. 

18  Y  estos  ion  los  que  son  sembrados 
entre  espinas ;  los  que  oyen  ia  palabra, 

19  Mas  los  cuidMlos  de  este  siglo',  y 
el  engafio  de  las  riquezas**,  y  las  codi- 
cias» que  hay  en  las  otras  cosas,  en- 
trando, ahogan  la  palabra,  y  se  hace 
infructuosa. 

SO  Y  estos  son  los  que  iVieron  sembra* 
dos  en  buena  tierra;  los  que  erren  la 
palabra,  y  la  reciben,  y  hacen  nruto*, 
uno  á  treinta,  otro  á  sesenta,  y  otro  á 
ciento. 

91  Y  También  les  d^o :  ¿  Tr&ese  la 
antorcha  para  ser  puesta  debajo  del  al- 
mudj»,  6  debajo  de  la  canoa  ?  ¿  No  m 
para  ser  puesta  en  el  candelero  ? 

S8  Porque  no  hay  nada  oculto  que  no 
haya  de  ser  manifestado  f ;  ni  secreto 
que  no  haya  de  descubrirse. 

98  61  alguno  tiene  oidos  para  oir,  oigar. 

94  liCS  dijo  también:  Mirad  lo  que 
ois« :  Con  la  medida  que  medis,  os  me- 
dirán otros ' ;  y  será  aüadido  á  vosotros 
los  que  oís. 

96  Porque  al  que  tiene,  la  será  dado ; 
y  al  que  no  tiene,  aun  lo  que  tiene  le 
será  Quitado*. 

96  5  Decía  mas :  Así  es  el  reino  de 
Dios,  como  ti  un  hombre  echa  simiente 
en  la  tierra ; 

97  Y  duerme,  y  se  levanta  de  noche  y 
de  dia :  y  la  simiente  brota  y  crece  como 
él  no  sabe. 

98  Porque  de  suyo  fhictiflca  la  tierra, 
primen  yerba,  luego  espiga;  después 
grano  Heno  en  Is  es])^. 

99  Y  cuando  el  finito  fbere  producido, 
luego  se  mete  la  hoz,  porque  la  siega  es 
lle^uta. 

ao  ^  Y  deda:  ¿A  qué  haremos  seme- 

Site  el  reino  de  Dios  ?  ó  con  qué  pása- 
la le  compararemos  ? 

ai  B*  como  el  grano  de  la  mostaza  *, 
que,  cuando  se  siembra  en  tierra,  es  el 
mas  pcqueito  de  todas  las  simientes  que 
hay  en  la  tierra  ¡ 

89  Mas  después  de  sembrado,  sube,  y 
se  hace  la  mayor  de  todas  las  legum- 
bres ¡  y  echa  grandes  ramas,  de  tai  ma- 
nera que  las  aves  áti  cielo  puedan  morar 
b^  de  su  aombn'. 


88  ^  Y  con  muchas  tales  parábolas  les 
hablaba  la  palabra,  conforme  á  k»  que 
podian  oir>. 

84  Y  sin  parábola  no  les  hablaba;  mas 
á  sus  diwlpulos  en  particular  dedanba 
todo. 

86  5  Y  les  dUo  aquél  día  cuando  frsé 
tarde:  Pasemos  de  la  otra  parte. 

88  Y  despachando  la  multitud,  le  to- 
maron, oomo  estaba  en  el  baroo;  y 
había  también  con  él  otros  barquitos. 

87  Y  se  levantó  una  grande  tempestad 
de  viento*,  y  echaba  las  olas  en  d  l>aroo, 
de  tal  manera  que  ya  se  boichia. 

88  Y  él  esuba  en  la  ñopa  durmiendo 
sobre  un  cabezal :  y  le  despertaron,  y  le 
dicen :  ¿  Maestro,  no  tienes  cuidado  que 
perecemos? 

89  Y  levantándose  increpó  al  viento, 
y  dijo  á  la  mar:  Galla,  enmudece.  Y 
cesó  el  viento,  y  fué  hecha  grande  bo- 
nanza*. 

40  Y  á  ellos  dijo:  ¿  Por  qué  estáis  así 
amedrentados  b?  é  Cómo  no  tenéis  fé  ? 

41  Y  temieron  con  gran  temor  e,  y  de- 
cían el  uno  al  otro :  ¿  Quién  es  cate,  qoe 
aun  ti  viento  y  ia  mar  le  obedecen^ ? 

CAPITULO  V. 
Jtmu  emb  loi  imiumio»  de  mi  kamttrm,  f  iaa 
fmrmilé  tmtrar  e»  umayiara  áa  etrdom.  Bm- 


f  JaalS. 


«a  á  una  m^/«r  di  «m  «mv^fudáo  Jl^fo  di 
tamgnt  y  rtmieüa  á  la  Ufa  a$  Jmro. 

YVfNIERON  de  la  otra  parte  de 
la  mar*  á  ia  provincia  de  los  Ga- 
darenos. 

9  Y  salido  él  del  barco,  luego  le  aalid 
al  encuentro  de  los  sepnlons  un  hombec 
con  un  espíritu  inmundo, 

8  Que  tenia  domicilio  en  loa  aepnl- 
crosb,  y  ni  aun  con  cadenas  le  podía 
alguien  atar. 

4  Porque  muchas  veces  habia  sido  ata- 
do con  grillos  y  cadenas;  mas  Iaa  ca- 
denas babian  ^o  hechas  pedazoa  por 
él,  y  los  grillos  deamenuaados :  y  lUMiie 
le  podia  domar. 

A  Y  siempre  de  dia  y  de  noche  andaba 
dando  voc«:S  en  los  montes  y  en  loa  ae- 
pulcros,  é  hiriéndose  con  las  idedraa. 

6  Y  oomo  vid  á  Jesús  de  l^jos,  ooe 
y  le  adoró. 

7  Y  clamando  á gran  voz  dijo :  i  Quéf 
tienes  conmigo,  «Tesus,  hijo  del  IMos  Al- 
tísimo « ?  Te  conjuro  por  Dios  que  no 
me  atormentes. 

8  Porque  le  decía:  Ral  de  este  hosn- 
bre,  espíritu  inmundo  < 

»  Y  le  preguntó :  e  Oómo  te  llinma  ? 
Y  respondió  diciendo:  Legión  me  lia- 
mo ;  porque  somos  muchos  «. 

10  Y  le  rogaba  mucho  que  no  le  en- 
vímo  fuera  o»  aquella  provincia. 

11  Y  estaba  allí  cérea  de  loa  naeolos 
una  grande  manada  de  puercos/  pa«|. 


cuiiló» 


•8aL»i  , 


la.  42.1 
•  JaMLU. 

rf  Job  96.11.' 


•íb. 
La.8.Sik 


4ISLK.4. 


19  Y  le  rogaron*  todos  oeucUíw   

nios,  diciendo :  Envíanos  á  loe  pocreos 
para  que  entremos  en  ellos. 

18  Y  ht^RO  Jesús  w  lo  permitió^ :  y 
saliendo  aquellas  espiritas  faunmidoa, 
entraron  en  los  puercos,  y  la  manada 
cayó  por  un  despefiadero  en  la  mar;  les 
cuales  eran  oomo  dos  mil,  y  en  la  ma* 
se  abonnm. 

14  Y  los  que  apacentaban  lea  pucrcaa 
huyeron,  y  dieron  aviso  en  la  ebidad  y 
en  los  campes.  Y  salieron  pan  ver 
era  aquello  que  habla  aconleeidoi. 

15  Y  vienen  á  Jesús,  y  van  al 
habia  sido  atormentado  diei  demonio,  y 
que  halda  tenido  la  legión,  sentado  y 
vestido,  y  en  su  Jaldo  eabal,  y  tnvieroa 
miedo. 

16  Y  les  contaron  loa  que  Jo 


♦  Gr./fls4 
•SasAf.UX 


18. 
IJmaS.! 

«Mat.IS.tf. 


fUtwAXJX 
Sen.  14.8. 

rJebLlA 

IS. 

y8.5.s. 
&Apwn.r. 


A,I>.JSU. 


&MAB008,  VL 


A.  D.  81. 


tBd.a8.ie. 

b.8&l». 


Hat  8. 18, 
•le. 

]«.8.a. 


*Le.l&19. 


•MIS.  4. 
hJ.lU6.12. 

SL 

1tatU.M, 
H8ek.5.1&. 
7UlU. 


'LI.C19. 


lMk.14.9. 

1 B».  1. 17. 


Cr.90.a0. 
un  11.  40. 

:niLl).a. 
14.88. 


r«Hiii. 

1. 13. 
l«ck.9.40. 


•oontccMo  al  que 
demonio,  y  lo  de  los 


tadiA4a 


victo, 

habla  tenido 
puerco*. 

17  Y  oomenzanm  á  rogarle  que  te  fVieae 
de  kM  términos  de  dkM  '. 

18  T  entrando  él  en  ri  barco,  le  rogaba 
el  que  habla  sido  fatigado  del  demonio, 
pan  estar  con  él. 

19  Mas  Jesas  no  lo  permitid,  sino  le 
dijo :  Vete  á  tu  casa  á  los  tujros,  t  ouiin- 
tales  cuan  grandes  eosas  el  8efior  ha 
hecho  contigo,  y  eotm  ha  tenido  miserl- 
eoráia  de  tí  *. 

90  Y  se  Alé,  y  eomcnzó  á  pubUoar  en 
Dec¿|iolls  cuan  grandes  cosas  Jestu  ha- 
bla hecho  oon  el :  ▼  todos  se  maraTi. 
liaban. 

91  ^  Y  pasando  otra  Tes  Jesús  en  an 
barco  4  la  otra  parte,  se  Juntó  á  él  gran 
comrafila ;  y  estaba  junto  á  la  mar. 

9:1  Y  Tino  uno  de  los  príncipes  de  la 
sinagoga  ^  llamado  Jairo;  y  luego  que 
le  vló.  se  postró  &  sus  pies, 

23  Y  le  rogaba  mucno,  diciendo :  Mi 
h^a  está 4  la  muerte:  vén  y  pondrAs  las 
manos  sotue  ella,  para  que  sea  salva,  y 
viTiWL 

94  Y  Alé  con  él,  y  le  s^uia  gran  oom'- 
pafiia,  y  le  apreuban. 

95  Y  una  mi^er  qoe  estaba  oon  fli^ 
de  sanare  >•  dooe  afios  hacia, 

90  Y  habla  suIHdo  mucho  de  muchos 
módicos,  y  haMa  gastado  todo  lo  que 
tenia,  y  nada  habla  aproTecbado,  Antas 
le  iba  peor  «, 

97  Gomo  oyó  habtar  de  Jesús,  Uegó  por 
detr&s  entré  la  compaiUa,  y  tocó  su 
vestido*. 

98  Porque  deoia:  Si  toc&re  tan  sola- 
mente su  vestido,  seré  salva. 

99  Y  luego  la  Átente  de  su  sangre  se 
secó;  y  sintió  en  el  ouetpo  que  estaba 
sana  de  aquel  azote. 

80  Y  hieao  Jesús  conociendo  en  sf 
mismo  la  virtud  que  habla  salido  de  él  ^, 
volviéndose  4  la  compañía  dijo :  ¿  Quién 
ha  toeado  á  mis  vestidos  ? 

81  Y  le  dijeron  sus  discípulos:  Ves  que 
la  multitud  te  aprieta,  y  dices,  i  Quién 
me  ha  tocado  ? 

88  Y  fl  miraba  alrededor  para  ver  4  la 
que  habla  hecho  esto. 

83  Entonces  la  mi^er  temiendo  y  tem- 
blando, sabiondo  lo  que  en  lí  habla  sido 
hecho,  vino,  y  se  postró  delante  de  él,  y 
le  dijo  toda  la  verdad. 

84  Y  él  le  dijo :  HUa,  tu  fé  te  ba  hecho 
•alvaf  ¡  vé  en  pax  r,  y  queda  sana  de  tu 
ajeóte. 

85  Hablando  aun  él,  vinieron  del  prín- 
cipe de  la  sinagoga,  diciendo :  Tu  hija 
es  muerta:  ¿para  qué  &tigas  mas  al 
Maestro? 

86  Mas  luego  Jesús  ovendo  esta  razón 
qnc  se  decía,  d^  al  prhicipe  de  la  sina- 
goga :  No  temas,  cree  solamente*. 

87  Y  no  permitió  que  alguno  viniese 
traa  de  él  sino  Pedro,  y  Jaoobo,  y  Juan 
hermano  de  Jacobo<. 

88  Y  vino  4  casa  del  príncipe  de  la 
sinagoga,  y  vio  el  alboroto,  los  que  llo- 
raban y  gemían  mucho. 

80  Y  entrando  les  dice:  ¿Por  qué  al- 
borotáis, y  lloráis  ?  La  mnchaoha  no  es 
muerta,  mas  duerme*. 

40  V  hadan  burla  de  él :  mas  él,  echa- 
dos ftiera  todos*,  toma  al  padre  y  4  la 
madre  de  la  muchacha,  y  4  los  que  es- 
taban con  él,  y  entra  donde  la  mucha- 
eha  vacia. 

41  Y  tomando  la  mano  de  la  muchacha 
le  dloe:  Talitka  e»mt,  que  es,  si  lo  inter- 
pretares: Muchacha,  4  ti  digo,  leván- 
tate*. 

49  Y  lu«go  la  muchacha  se  levantó,  y 


,,  porque  tenia  doee  aftos ;  y  se  ¡ 
espiantaron  de  grande  espanto :  | 

4S  Mas  //les  mandó  mucho  que  nadie 
lo  supiese  jr,  y  d^o  que  la  olesen  de 
comer. 

CAPITULO  VI. 
Jem» obra  poeo»  mtiUif^ro»  «a mmifrta, nutf- 
9tm^  oii  MI  imtrtiIMdad.  MMtm  dt  to» 
iip4»f«l««.  Primo»  y  muerlt  ái  Juan  Bffw- 
(tafo.  Milagro  d»  U»  tinto  ftants  y  rfo* 
jMfw.  Jhum  amda  fobn  Im  agutu :  y  emra 
é  miekM  *o/mrmo*. 

Y  SALIÓ  de  allí,  y  vfaio  4  su  tierra, 
V  le  siguieron  sus  discípulos. 

9  Y  llegwio  el  Sábado,  comenzó  4  en- 
seBar  en  la  sinagoga*;  y  muchos  oyén- 
dole estaban  awnitos,  diciendo :  ¿  De 
dónde  tiene  este  estas  cósase  ?  ¿  Y  qué 
sabiduría  es  esta  que  le  es  dada;  y  tales 
maravillas  que  por  sus  mano*  son  he- 
chas? 

8  ¿  No  es  este  el  carpintero,  hijo  de 
María,  hermano  de  Jacobo,  y  de  José, 
y  de  Jiidas  v  de  Simón?  /No  est4n 
también  aquí  con  nosotros  sus  herma- 
nas ?  Y  se  escandalizaban  en  él «. 

4  Mas  Jesús  les  deoia :  No  hay  profeta 
deshonrado  sino  en  su  tierra,  y  entre  sus 
parientes,  y  en  su  casa'. 

5  Y  no  pudo  allí  haner  alguna  mara- 
villa'; solamente  sanó  unot  pocos  en- 
fermos, poniendo  sobre  ellos  las  manos. 

8  Y  estaba  maravillado  de  la  incredu- 
lidad de  ellos :  y  rodeaba  las  aldeas  de 
alrededor  enseflando/. 

7  Y  llamó  4  los  doce',  y  comenzó  4  en- 
viarlos de  dos  en  dos :  y  les  dio  potestad 
eoHira  los  espíritus  inmundos. 

8  Y  les  mandó  que  no  llevasen  nada 
para  el  camino,  sino  solamente  im  Ma- 
culo ;  no  alforja,  ni  pan,  ni  dinero  en  f 
la  bolsa. 

9  Mas  que  calzasen  sandalias;  y  no 
vistiesen  dos  tdnlcas. 

10  Y  Jes  decía :  Donde  quiera  que  en- 
tréis en  una  casa,  posad  en  ella  hasta 
que  salgáis  de  alU. 

11  Y  todos  aquellos  que  no  os  recibi- 
eren, ni  08  oyeren,  saliendo  de  alll,  sa- 
cudid el  polvo  que  est4  debajo  de  vues- 
tros pies  en  testimonio  4  ellos  A.  De  | 
cierto  os  digo  que  mas  tolerable  ser4  de 
los  de  Sodoma  y  Üomorrha  ci  dia  del 
Juicio,  que  el  de  aouella  ciudad. 

19  Y  saliendo  predicaban,  que  los  hom- 
bres se  arrepintiesen*. 

18  Y  echaban  fuera  muchos  demonios  A, 
y  ungían  oon  aceite  4  muchos  enfermos, 
y  sanaban'. 

14  ^  Y  oyó  el  rey  Heredes  lo  ftma  de 
Je«M««,  porque  su  nombre  se  habla 
hecho  notorio,  y  d^o :  Juan  el  que  bau- 
tizaba, hanesudtado  de  los  muertos; 
y  por  tanto  virtudes  obran  en  él. 

15  Otn»  decían :  Blías  es«.  Y  otros 
declan:  Profeta  es,  ó  alguno  de  lo* 
profetas. 

10  Y  oyéndo/o  Heródes,  d^o :  Este  es 
Juan  el  que  yo  degollé :  él  ha  resucitado 
de  los  muertos. 

17  Porque  el  mismo  Heródes  habla  en- 
viado y  prendido  4  Juan,  y  le  habla 
aprisionaao  en  la  c4rcel  4  causa  de  He* 
rodias,  miü^  óe  Felipe  su  hermano*; 
pues  la  haÚa  tomado  por  mujer. 

18  Porque  Juan  deda  4  Heródes:  No 
te  es  lícito  tener  la  mujer  de  tu  her- 
numop. 

10  Mas  Herodías  le  acechaba,  y  déte- 
aba  matarle,  y  no  pedia : 

90  Porque  Heródes  temía  4  Juan,  sa- 
biendo que  era  varón  justo  y  santo,  y  le 
tenia  respeto:  y  oyéndole  hada  mudias 
cosas ;  y  le  ola  de  buena  gana. 

91  Y  viniendo  un  ilia  oportuno,  en  que 


'Val  8. 4. 

•to. 

La.  6.14. 


•XatJS.M, 

«Ib. 

La.  4. 16, 

ete. 
iJaaBft.4aL 


•Mal.  11.6. 


'Mal.  13. 

87.  M. 

JaaB4.44. 
•Is.4».l.a. 


/Heeh.10. 
88. 
«  Mst  10. 1, 

•te. 
L«.8.1, 

•te. 

i  Gr.  Km  li 

CtHio. 


iBaelLlS. 

M. 

H  Btté  peri- 
odo no  w 

Áollttm 

varío» 

tftmpltarm 

omtifftioo. 
i  Lu.  94.  47. 
h  La.  10. 17. 
<8aiil*.6.14. 
*»  Mal  14.1, 

ete. 

La.  9. 7, 

ete. 
»Osp.9.S8. 

Mai  16.14. 


•La.  8. 19. 


I>  Le.  18. 16. 


A.D.82, 


9.]fAB0QS,  VIL 


4.D.S. 


COea.  40.20. 


•'Xat.5.8.0. 

77.a. 


'8ri.S7.18, 
14. 


(HéelLS.S. 

•La.  9.1a 


•Nii.27.17. 

Zms.10.2. 

1  Ser.  22. 

17. 

üUtO.M. 
'MAtli.15, 

«te. 

Ln.9.1S, 

eto. 

JnMift.5, 

eto. 


y  Nn.  11.13, 
8EB]r.4.«. 


■Gftp.8.6. 
>Ut.U.8ft. 


•18a.  9.  IS. 
MAt26^28. 

La.  2*.  30. 

»G».40i20. 


«Ilatl4.22, 

eto. 

Jiuta6.17, 

•te. 
'Cap.1.  8& 

MaLCC 

Lq.ft.U. 


H«róde>,  en  la  fietta  de  eu  nacimiento  f, 
daba  una  cena  i  sus  principet  t  tribu» 
not,  jr  &  loa  princípalee  ds  Galil&, 

82  Y  entrando  la  hija  de  Herodias,  y 
danzando,  y  agradando  &  Herede*,  y 
á  lot  qne  eatal»n  con  él  á  la  mesa,  el 
Rey  dijo  á  la  muchacha :  Pídeme  lo  que 
quirieres,  que  yo  te  lo  dará. 

88  Y  le  juró :  Todo  lo  que  me  pidieres 
te  daré,  hasta  la  mitad  de  mi  reine-. 

84  Y  saliendo  ella  dijo  á  su  madre: 
¿  Qué  pediré  ?  Y  ella  d^o :  La  cabeza 
de  Juan  Bautista. 

85  Entonces  ella  entró  prestamente  al 
rey,  y  pidió,  diciendo :  Quiero  que  ahora 
luego  me  des  en  un  plato  ia  oabeza  de 
Juan  Bautista*. 

SO  Y  el  rey  se  entristeció  mocho;  mcu 
á  causa  del  Juramento,  y  de  los  que  es- 
taban  con  él  4  ia  mesa,  no  quiso  dese> 
charla. 

87  Y  luego  el  rey,  enriando  uno  de  la 
guardia,  majidó  que  Aiese  traída  su  ca- 
beza. 

88  El  cual  flié,  y  le  degolló  en  la  cár- 
cel, y  tr^o  su  cabeza  en  un  plato,  y  ia 
dio  á  la  muchacha,  y  la  muchacha  la 
dio  á  su  madre. 

89  Y  oyéndolo  sus  discípulos,  vinieron, 
y  tomaron  su  cuerpo  y  le  pusieron  en  un 
sepulcro'. 

30  ^  Y  los  apóstoles  se  juntaron  con 
Jesús,  y  le  contaron  todo  lo  que  hablan 
hecho,  y  lo  que  hablan  ense&auio  •. 

31  Y  ¿f  les  dijo :  Venid  vosotros  aparte 
al  lugar  desierto,  y  reposad  un  poco; 
porque  eran  muchos  los  que  iban  y  ve- 
nían, que  ni  aun  tenían  lugar  de  comer. 

88  Y  se  fueron  en  un  barco  al  lugar 
desierto  aparte. 

88  Y  Jos  vieron  ir  muchos,  y  lo  cono- 
cieron; y  concurrieron  all&  muchos  á 
pié  de  las  ciudades,  y  llegaron  Antes  que 
ellos,  y  se  Juntaron  A  él. 

84  Y  saliendo  Jesús,  vio  una  grande 
multitud,  y  tuvo  compasión  de  ellos, 
porque  eran  como  ov^as  que  no  tenían 
pastor  * ;  y  les  comenzó  A  enseñar  mu- 
chas cosas. 

86  Y  como  ya  fiíese  el  dia  muy  entrado, 
sus  discípulos  llegaron  á  él,  cUeiendo«: 
El  lugar  es  desierto,  y  el  dia  es  ya  muy 
entrado; 

86  Envíalos  para  que  vayan  á  los  cor- 
tijos y  aldeas  de  alrededor,  y  compren 
para  sí  pan;  porque  no  tienen  que 
comer. 

87  Y  respondiendo  él,  les  dijo :  Dadles 
de  comer  vosotros.  Y  le  dijeron :  j  Qué, 
vamos  y  compremos  pan  por  doscientos 
denarios,  y  démosles  ae  comer"  ? 

88  Y  él  les  dice :  ¿  Cuántos  panes  te- 
néis ?  Id,  y  vedlo.  Y  sabiéndolo,  d^ 
ron :  Cinco  y  dos  peces. 

80  Y  les  mandó  que  hlciesoí  recostar  A 
todos  por  partidas  sobre  la  yerba  vende*. 

40  Y  se  recostaron  por  partidas,  de 
ciento  en  ciento,  y  de  Guwuenta  en 
cincuenta. 

41  Y  tomados  los  cinco  panes  y  los  dos 
pace*,  mirando  al  oielo,  bendijo*,  y 
partid  lo*  panes,  y  dio  á  sus  discípulos 
pan  que  loe  pusiesen  delante.  Y  repar- 
tió A  todos  los  dos  peee*. 

48  Y  comieron  todos,  y  se  hartaron  b. 
48  Y  alzaran  de  los  pedazo*  doce  eo- 
finc*  lleno*,  y  de  los  peocs. 

44  Y  los  que  comieron  eran  cinep  oiii 
hombres. 

45  ^  Y  luego  dio  priesa  &  sus  discípu- 
lo* A  subir  en  el  barco,  é  ir  delante  de  él 
A  Betsaida  de  la  otra  parte*,  entxe  tanto 
que  él  despedía  la  multitud. 

46  Y  después  qoc  lo*  hubo  dwpedido, 
st  ftié  al  monte  *  onr  4. 


•JanLlS. 

/La.M.1S. 
«La.M.r. 

k  II.S.1.S. 

kMetU.» 


f  Obp.s.r, 

88. 


•Mat.U.1. 


47  Y  como  Até  la  tarde,  d  banw 
en  medio  de  la  mar,  y  él  solo  en  tiem. 

48  Y  lo*  vio  fktigados  bogando*,  por 

3ue  el  viento  le*  era  contraiio :  y  cena 
e  la  cuarta  vigilia  de  la  noche  vino  4 
ellos  andando  sobre  la  mar,  j  quería 
precederlos/. 

49  Y  viéndole  ellos,  que  andaba  aoliie 
la  mar,  pensaron  que  era  fiíntasnuí;,  y 
dieron  voces : 

50  Porque  todos  le  velan,  j  ae  turba- 
ron. Mas  luego  habló  oon  elioa,  y  lea 
dijo :  Alentaos ;  yo  soy,  no  témala^. 

61  Y  subió  A  ellos  en  el  barco,  j  calmó 
el  viento  • :  y  eltoe  en  gran  manera  esta' 
bon  fuera  de  sí,  y  se  maravillaban. 

58  Porque  aun  no  hablan  considerado 
lo  de  loa  panes ;  por  cuanto  estaban  oftao- 
cados  BUS  corazones. 

58  ^  Y  cuando  estuvieron  de  la  otra 
parte,  vinieron  A  tierra  de  Oeneaaict*, 
y  tomaron  puerto. 

54  Y  saliendo  ello*  del  baico,  luego  le 
conocieron ; 

65  Y  recorriendo  toda  la  tíena  de  al- 
rededor, comenzaron  A  traer  die  todaa 
partes  enfermos  en  lechos,  adonde  oían 
que  estaba. 

56  Y  donde  quien  ooe  entraba,  en  al- 
deas, ó  ciudades,  ó  heredades,  ponían 
en  las  calles  los  que  estaban  enfennoa,  j 
le  rogaban  que  tocasen  siquiera  el  bonle 
de  su  vestido/;  y  todo*  los  que  le  tocaban 
eran  salvos. 

CAPITULO  VII. 
Jtmu  revrtttá*  la  fcúvoercHa  y  mi[m  iWi  tnum 
d*  Im  WarMo*.   Ft  grande  de  la  Oamae^a, 
por  la  eaal  libra  dd  demonio  á  em  h^fa. 
Cura  á  «N  hombre  eordo  y  atado. 

Y  SE  Juntaron  4  él  Fariseo*,  y  alga- 
no*  de  los  escribas  que  habían  veni- 
do  de  Jerusalem  • : 

8  Los  cuales,  viendo  A  alguno*  de  sas 
discípulo*  oomer  pan  oon  mano*  oonan- 
nes,  es  A  saber,  no  lavada*,  loa  oonde- 
nalÑm. 

8  (Porque  los  Fariseos  y  todos  loa  Ju- 
díos, teniendo  la  tradición  de  los  aacia- 
nose,  si  mucha*  veces  no  se  lavan  las 
manos  f,  no  comen. 

4  Y  volviendo  de  la  plaza,  si  no  se  lava- 
ren, no  comen.  Y  otras  muchas  ^*-raaa 
hay  que  tomaron  para  guardar,  eomo 
las  lavaduras  de  los  vasos  da  Aa6er,  y  de 
los  janos,  y  de  lo*  vaso*  de  metal,  y 
de  los  lechos.) 

6  Y  le  prwíntaron  k»  Fariseo*  y  ios 
escriba*:  ¿Por  qué  tus  disc^uloa  no 
andan  conforme  A  la  tradición  de  loa 
ancianos,  sino  que  comen  pan  con  las 
manos  no  lavadas  ? 

6  Y  respondiendo  él,  le*  d^jo:  Hinderi. 
tas,  bien  profetizó  de  vo*otros  Isaías, 
oomo  estA  escrito*:  Este  pueblo  con  les 
labios  me  honra,  mas  sa  coiazon  Ifyia 
eatA  de  mí. 

7  Y  en  vano  me  honran, 
eomo  doctrinas,  msndamtmtos  de 
bre*. 

8  Parque  diñando  el  mandamiento  de 
Dio*,  tenéis  la  tradición  de  les  hombras; 
las  lavaduras  de  los  Jarres,  y  de  los  vasos 
de  ínter:  y  hacéis  otras  mnebas  sosas 
sesn^antos  á  eetat, 

9  Le»  decía  también :  Bien  iavalidaia 
el  mandamiento  de  Otos  para  gaanlar 
vuestra  tndloioa. 

10  Porque  Moisés  d<|o:   Hoam  4  ta 
podrey  4tu  madrea:  y.  El  que  maldl-  'az-aill 
Jere  al  padre  ó  4  la  madre,  nierisA  de  DOl  8.  M. 
muerte*.  «  ^  fL  C 

11  Yvesetrosdeeis:  £««teaÍ<UaM«n     La.2DL9L 
hombre  al  padre  ó  4  la  nadie :  Míe  Cae-     I^- 
han/  (quiere  decir,  don  mío  á  Dioe)  tade  /Xot  U. 
aquello  eon  «ne  pudieBa  valaHOb 


IGd-LU. 


a 


J 


.'  i 

J 


^D.3^. 


s.  MARóos,  ym. 


A.D.a2. 


»Fr.  8.8. 
«lI«k.lLU. 

*IOo.  CIS. 


«Col  C.  6. 
Jer.  17.  9. 


■  Mftt.  15. 

Xl,eic. 
■Up.  2. 1. 


'lfjU.10. 
S.6. 

Bf.  2. 12. 

li. 

If.88.2. 


tS,eto. 


C«p.  8.38. 
la«A9.  A. 
i^p.  «.41. 
aan  11.41. 
17.  1. 
laukll. 
5,88. 


ix.  4.  19, 


19  Y  no  le  de^is  hacer  mM  pot  su 
padre,  iS  por  su  madre : 

13  InTaiidando  la  palabra  de  Dios  con 
vuestra  tradición  que  disteis:  y  muchas 
cosas  hacéis  semejúitct  k  estas. 

14  f  Y  llamando  4  toda  la  multitud» 
les  dno :  Oídme  todos,  y  entended  g : 

15  Nada  hay  fheia  del  hombre  que 
entre  en  &,  oue  le  pueda  contaminar; 
mas  lo  que  sale  de  él,  aquello  es  lo  que 
contamina  al  hombre. 

10  Si  alguno  Üene  oldot  paxa  oir, 
oiga  A. 

17  Y  apartado  de  la  multitud  habiendo 
entrado  en  casa,  le  preguntaron  sus  dis- 
cipttios  sobre  la  par&bola '. 

18  Y  dOoles :  ¿  También  vosotros  estáis 
así  sin  entendimiento  ?  ¿  No  entendéis 
que  todo  lo  de  fuera  que  entra  en  d 
hombre,  no  le  puede  contaminar  ? 

19  Poique  no  entra  en  su  corazón,  sino 
en  el  TientreA;  y  sale  ti  humbn  k  la 
secreta,  pui^^do  todas  las  Tíandas. 

50  Mas  decia :  que  lo  que  del  hombre 
sale,  aquello  contamina  al  hombre. 

51  Poínque  de  dentro,  del  corazón'  de 
los  hombres,  salen  los  malos  pensami. 
entos,  los  adulterio^  las  fiímicaciones, 
loe  homicidios, 

89  Los  hurtos,  las  aTarlclas,  las  mal- 
dades, el  engaflio,  las  desTergüenxas,  el 
ojo  maligno,  las  injurias,  la  soberbia,  la 
insensatez. 

88  Todas  estas  maldades  de  dentro  sa- 
len, y  contaminan  al  hombre. 

24  1f  Y  levantándose  de  allí,  se  Até  á 
los  términos  de  Tiro  y  de  Sidon«*,  y  en- 
trando en  casa,  quiso  que  nadie  lo  supi- 
ese ;  mas  no  pudo  esconderse  «. 

95  Porque  una  mujer,  cuya  h^a  tenia 
un  espíritu  inmundo,  luego  que  oyó  de 
él,  vino,  y  se  echó  á  sus  pies. 

£8  Y  la  m^jer  era  üiiega,  Sirofenisa 
de  nación,  y  le  rogaba  que  echase  ftiera 
de  su  hija  al  demonio. 
.  87  Mas  Jesús  le  d^o:  De^  primero 
hartarse  los  hijos;  porque  no  es  bien 
tomu  el  pan  de  los  t^}os  y  echarlo  ¿  los 
perrillos  «. 

38  Y  respondió  ella,  y  le  dijo:  81,  Se- 
ñor, pero  aun  los  perrillos  delM^o  de  la 
mesa  comen  de  las  migaJas  de  los  hijosj». 

SU  Entonces  le  dice:  Por  esta  palabra, 
vé ;  el  demonio  ha  salido  de  tu  h\}af. 

30  Y  como  ftié  k  su  casa,  halló  que  el 
demonio  había  salido,  y  la  hija  echada 
sobre  la  cama. 

31  5  "f  volviendo  k  salir  de  los  tármi- 
nos  de  Tiro  y  de  Sidon,  vino  4  la  mar 
de  Galilea  r  por  mitad  de  los  términos 
de  Dec4polis. 

89  Y  le  traen  un  sordo,  y  tartamudo, 
y  le  ruegan  que  Le  ponga  la  mano  en- 
cima. 

83  Y  tomándole  aparte  de  la  gente, 
metió  sus  dedos  en  las  onjas  de  él,  y 
escupiendo*  tocó  su  lengua; 

34  Y  mirando  al  cielo  t  gimió  ■,  y  le  di- 
jo: Enbphatha;  que  es  dedr:  Sé  abierto. 

35  Y  luego  fíieron  abiertos  sus  oidos,  y 
fué  desatada  la  ligadura  de  su  lengua, 
y  hablaba  bien. 

38  Y  les  mandó  que  no  k>  diesen  4 
nadie;  pero  cuanto  mas  les  mandaba, 
tanto  mas  y  mas  lo  divulgaban. 

37  Y  en  gran  manera  se  maravillaban, 
diciendo :  Bien  lo  ha  hecho  todo :  hace 
&  los  sordos  oir,  y  4  los  mudos  hablar*. 

CAPITULO  VIII. 

Mitagpo  dt  lot  aku  poecs.  Jmu  <M(my«  á 
mu  iiteípmlo0.  Da  vUta  á  wi  cmob.  Ftáro 
le  aoñjuia  for  JüeHas.  Lm  r(D«*a  wa  pa- 
y  iRiMT'to:   reprtni»  á  Pedro i  y  Im 


E 


i¿' 


N  aquellos  dias,  como  hubo  gran* 
gentío,  y  no  tenían  que  comer,  Je- 
sús llamó  sus  discípulos,  y  les  dUo : 

9  Tengo  compasión  dé  la  multitud  A, 
porque  ya  hace  tres  dias  que  están  coct- 
migo,  y  no  tienen  que  comer : 

8  Y  sí  los  enviare  en  ayunas  4  sus  oasas, 
desmayarán  en  el  camino;  porque  algu- 
nos de  dios  han  venido  de  ify». 

4  Y  sus  discípulos   le  respondieron: 

ÍDe  dónde  podr4  alguien  hartar  4  estos 
e  pan  aquí  en  el  deuerto«  ? 

5  Y  les  preguntó:  ¿  Cu4ntos  panes 
tenéis  ?   Y  ellos  dheron :  Siete. 

O  Entonces  mandó  4  la  multitud  que 
se  recostase  en  tierra;  v  tomando  ios 
siete  panes,  habiendo  dado  gracias,  par- 
tió, y  dio  4  sus  discípulos  que  lot  pusi- 
esen ddante :  y  Jot  pusieron  delante  4  la 
multitud. 

7  Tenían  también  unce  pocos  pece- 
cillos ;  y  los  bendijo  4,  y  mandó  que  tam- 
bién los  pusiesen  delante. 

8  Y  comieron,  y  se  hartaron*,  y  levan- 
taron de  los  pedazos  que  hablan  sobrado, 
siete  espuertas/. 

9  Y  eran  los  que  comieron,  como  cua- 
tro mil :  V  los  despidió. 

10  5  Y  luego  entrando  en  el  barco  con 
sus  discípulos,  vino  4  las  partes  de  Dal- 
manutafl. 

U  Y  vinieron  los  Fariseos,  y  comenza- 
ron 4  atteroar  con  él,  pidiéndole  sefial 
del  cielo  A,  tent4ndóle. 

19  Y  gimiendo  en  tu  espíritu  dice: 

Por  qué  pide  señal  esta  generación  ? 
cierto  os  digo  que  no  se  aar4  sefial  4 
esta  generación. 

18  Y  dejándolas  volvió  4  entrar  en  el 
barco,  y  se  fué  de  la  otra  parte. 

14  ^  Y  se  hablan  olvidado  de  tomar 
pan,  y  no  tenían  sino  un  pan  consigo 
en  el  barco. 

15  Y  les  mandó  diciendo;  Mirad, 
gttard4os'  de  la  levadura  A  de  los  Fari- 
seos, y  de  la  levadura  de  Heredes. 

16  Y  altercaban  los  unos  con  los  otros 
diciendo:  Pan  no  tenemos. 

17  Y  como  Jesús  lo  entendió,  les  dice : 
¿  Qué  altercáis,  porque  no  tenéis  pan  ? 
¿  fio  consideráis  ni  entendéis  ?  ¿  Aun 
tenéis  endurecido  vuestro  corazón  *? 

18  ¿  Teniendo  ojos  no  veis,  y  teniendo 
oidos  no  oía  ?  Y  no  os  acordáis  ? 

19  Cuando  partí  los  dnco  panes  entre 
cinco  mil"»,  ¿cu4ntas  espuertas  llenas 
de  los  pedaxos  alzastds  ?  Y  ellos  die- 
ron: Doce. 

90  Y  cuando  los  siete  panes  entre  cua- 
tro mil »,  ¿  cu4ntas  espuertas  llenas  de 
los  pedazos  alzasteis  ?  Y  ellos  dijeron : 
Siete. 

81  Y  ks  dijo :  ¿  Oómo  aun  no  enten- 
déis? 

99  Y  Y  vino  4  Belaaida;  y  le  traen  un 
ciego,  y  le  ruegan  que  le  tocase. 

93  Entonces  tomando  la  mano  dd 
ciego  le  sacó  fuera  de  la  ald^a,  y  escu- 
piendo en  sus  qj<w*>  J  poniéndole  las 
manos  encima,  le  pregunto  si  veia  algo. 

94  Y  él  mirando,  dijo:  Veo  los  hom- 
bres, pues  veo  que  andan,  como  á«- 
bolesi». 

95  Luego  le  puso  otra  ves  las  manos 
sobre  sus  qjos,  y  le  hizo  que  mirase ;  y 
ñié  restablbddo,  y  vio  de  l^os  y  clara- 
mente 4  todos  f . 

86  Y  «iviólo  4  su  casa,  diciendo:  No 
entres  en  la  aldea,  ni  lo  digas  4  nadie  en 
la  aldea. 

97  Y  Y  salió  Jesús  y  sus  discípulos  por 
las  aldeas  de  Oesaréa  de  FlUpor.  Y  en 
el  camino  prMuntó  4  sus  discípulos,  di- 
ciéndoles :    ¿  Qxdéa  dicen  los  hombres 


98,  sce. 
»  Sal.  14».  8, 


•  Cap.  6.  se, 

87. 


•<  Mst.  14. 

19. 

«Bal.  lis. 
18. 

/31IC7.4. 
8,7, 
yA.44. 


V  Matos.  88. 


AMaU3.88. 
7l&l,elo. 


<  Ln.  IS.  1. 

fclCo.5.6,8. 

OaLS.9. 


'/írs.' 


"cap.  «.88. 

liat.14.17, 
91. 

La.  8. 18. 
17. 

Jasa  6.  8, 
18. 

•ver.  1,9. 
Mst.lS.84. 
88. 


"Cap.  7. 88. 


P  Jubo.  t.  88. 


«11.88.  3. 


•-MaU8.U. 
eto. 
Lo.  9. 18. 


rñAHBIBN  lo  dljs  •  t  Di  i* 


YUU.  •jL  muido  <fH4]i>  M°  Hombre 


■tm^  i  1»  i«llH.    íQ-í 

tiuu  !•  dljD :  SI  |>o:rin  01 
■I<da  mi  lacnMMHIit 


an  jatfp*  pv  C«IIIÉ*;  j  iv'^w 


T 


Í.D.SS. 


a  MARCOS,  X. 


A.D.S8. 


iKd.1l  as, 


•100.11  í. 
'JUtlZM. 


*Jr«tiatí. 

rS5.40i 


'MmL  18.  «L 

LiL  17.1,2. 
■1)«|.1S.6. 

tSttt  veno 
ff«Ii««o 
thaUan 

autillo*. 


La.lfi.a4. 

3Ped.l.4. 
I  Ler.  a.  18. 

Mat  5. 13. 
Lo.  14.  Si. 
ObI.  4.  6. 
3Co.  13.11. 

Beb.12.14. 


te. 


■«.6.81. 


^Ht.  1.S7. 

5.2. 

kL  3.1A. 
«B.2.  3«. 
Cb.  «.16Ü 

st.  6.  82. 
9.9. 
u  lO.  10. 
.  7.  3. 
•4>.  7-  lO, 


88  Y  xespondidle  Juan,  didendo :  Msf 
estro,  benno»  Tiito  á  uno  que  en  tu 
nombre  echaba  fuera  loe  demonios,  el 
cual  no  noe  sigue*:  j  se  lo  prohibimos, 
porque  no  nos  sigue. 

80  Y  Jesús  d^ :  No  se  lo  prohibáis ; 
porque  ninguno  hay  que  haga  milagro 
en  mi  nombre  que  luego  pueda  dMir 
mal  de  mi«. 

40  Poique  el  que  no  es  contra  nosotros, 
por  nosotros  es  *. 

41  Y  cualquiera  que  os  diere  un  vaso 
de  agua  en  mi  nombre,  porque  sois  de 
Cristo,  de  cierto  os  digo  que  no  perderá 
•u  recompensa*. 

48  Y  cualquiera  que  escandalisáre  á 
vno  de  estos  pequemtos  que  creen  en 
mi,  me)or  le  raerá  si  se  le  atase  una 
piedra  &  molino  al  ourilo,  y  fuera  echa- 
do en  la  mar  jr. 

48  Y  si  tu  mano  te  escandalizare,  cór- 
tala * :  mejor  te  es  entrar  á  la  vida  man- 
oo,  que  teniendo  dos  manos  ir  &  la 
6ehenna«,  al  fticgo  que  no  puede  ser 
apagado; 

44  Donde  |  su  gusano  no  muere,  y  el 
fiíego  nunca  se  apaga. 

45  Y  si  tu  pió  te  fuere  ocasión  de  caer, 
c<Srtale:  mejor  te  es  entrar  á  la  vida 
cxtJo,  que  teíólendo  doe  pies  ser  echado 
en  la  Gehenna,  al  fuego  que  no  puede 
ser  wpagado; 

46  Donde  el  gusano  de  ellos  no  muere, 
y  el  fuego  nunca  se  apaga. 

47  Y  si  tu  q}o  te  fuere  ocasión  de  caer, 
sácale:  megor  te  es  entrar  al  reino  de 
Dios  con  un  ojo,  que  teniendo  dos  ojos 
ser  echado  á  lá  Gehenna  del  fuego ; 

48  Donde  el  gusano  de  ellos  no  muere, 
7  el  fuego  nunca  se  apagad. 

49  Porque  todos  serán  salados  con  fu- 
ego», y  todo  sacrificio  será  salado  con 
sal''. 

50  Buena  es  la  sal ;  mas  d  la  sal  fViere 
desabrida,  ¿  con  qué  la  adobaréis  •  ?  Te- 
ned en  Tosotros  mismos  sal/;  y  tened 
paz  los  unos  con  los  otros'. 

CAPITULO  X. 
XnHña  Jent  la  inditolubilidad  del  nmtrí- 
motño:  lo»  peUgro»  d»  lat  riqt$eta$,  y  «I 
premio  Ae  Io«  qn»  áejcm  toda$  leu  rota»  por 
atguirU.  Avira  da  mtevo  éi  jim  diecipmo» 
aw«  d/Ma  tnarir,  y  raneüar.  Rtrponde  t 
la  peUeio»  de  lo»  hüo»  de  Zebedío/  i  in- 
evlea  otra  ve»  la  humildad.  Da  la  vi»ta 
<d  eieno  BartimSo. 

Y  PARTIÉNDOSE  de  allí,  vino  á 
los  términos  de  Judéa  por  tras  el 
Jordsoí « :  y  volvió  el  pueblo  á  Juntarse 
á  él;  y  de  nuevo  los  enseflaba  como 
solía. 

9  Y  llegándose  los  Fariseos,  le  pregun- 
taron, para  tentarle.  Si  era  licito  al 
nuurtdo  repudiar  á  su  mi\}er. 

8  Mas  él  respondiendo,  les  d^o :  ¿  Qué 
os  mandó  Moisés  ? 

4  Y  ellos  dieron :  Moisés  permitió  es- 
cribir carta  de  divorcio,  y  repudiar  i. 

6  Y  respondiendo  Jesús,  les  d^o :  Por 
la  dureza  de  vuestro  corazón  os  escribió 
este  mandamiento : 

6  Pero  al  principio  de  la  creación,  ma- 
choy  hembra « los  hizo  Dios. 

7  Por  esto  dejará  e\  hombre  á  su  padre 
y  á  la  madre,  y  se  juntará  á  su  mujer', 

8  Y  los  que  eran  dos,  serán  hechos 
una  carne*:  asi  que  no  son  mas  dos, 
sino  una  carne. 

9  Pues  lo  que  Dios  Juntó,  no  lo  aparte 
el  hombre. 

10  Y  en  casa  volvieron  los  discípulos  á 
preguntarle  de  lo  mismo. 

11  Y  les  dice:  Cualquiera  que  repudi- 
are á  su  mujer,  y  se  cesare  con  ots/i, 
comete  adulterio  contra  ella/. 


19  Y  si  la  mujer  repudiare  á  sa  ma- 
rido, y  se  casare  oon  otro,  comete  adul- 
terio. 

18  5  Y  le  presentaban  nifios  pan  que 
los  tocase' ;  y  los  discípulos  reliian  á  los 
que  los  presentaban. 

14  Y  viéndolo  Jesús  se  enojó,  y  les 
dyo :  Dejad  los  nilW>s  venir,  y  no  se  lo 
estorbeU :  porque  de  los  tales  es  el  reino 
de  Dios  A. 

15  De  cierto  os  digo  que  el  que  no  re- 
cibiere el  reino  de  Dios  como  un  nillo, 
no  entrará  en  él. 

16  Y  tomándolos  en  los  brazos,  poni- 
endo las  manos  sobre  ellos,  los  bendecia. 

17  Y  Y  saliendo  él  para  ir  su  ca- 
mino, vino  uno  corriendo,  é  hincando 
la  rodilla  dehuote  de  él,  le  preguntó': 
Maestro  bueno,  ¿  qué  haré  para  poseer 
la  vida  eterna  ? 

18  Y  Jesús  le  á^o :  ¿  Por  qué  me  dloes 
bueno  ?  Ninguno  Aeg/  bueno,  sino  tolo 
uno,  Diosfc. 

19  Los  mandamientos  sabes' :  No  adul- 
teres: No  mates:  No  hurtes:  No  digas 
(klso  testimonio :  No  defkaudes :  Honra 
á  tu  padre  y  á  tu  madre. 

80  El  entonces  respondiendo,  le  dijo : 
Maestro,  todo  esto  he  guardado  dode 
mi  mocedad  <". 

91  Entonces  Jesús  mirándole,  amólo, 
y  dijolet  Una  cosa  te  falta» ;  vé,  vende 
todo  lo  que  tienes,  y  dá  á  los  pobres,  y 
tendrás  tesoro  en  el  cielo  o:  y  vén,  si- 
gúeme tomando  tu  cruz. 

89  Mas  él,  entristecido  por  esta  pala- 
bra, se  fué  triste,  porque  tenia  muchas 
posesiones. 

88  Entonces  Jesús  mirando  alrededor, 
dice  á  sus  discípulos:  {Ouan  dificil- 
mente  entrarán  en  d.  rdno  de  Dios  los 
que  tienen  riquezas ! 

Í4  Y  los  discípulos  se  espantaron  de 
sus  palabras;  mas  Jesús  respondiendo, 
les  volvió  á  decir:  ¡Hijos,  cuan  difícil 
es  entrar  en  el  reino  de  Dios  los  que 
confian  en  las  riquezas  j» ! 

S5  Mas  f&cil  es  pasar  un  camello  por 
el  ojo  de  una  aguja,  que  el  zioo  entrar 
en  el  reino  de  Dios. 

98  Y  ellos  se  espantaban  mas,  dici- 
endo dentro  de  ai:  ¿Y  quién  podrá 
salvarse  ? 

87  Entonces  Jesús  mirándolos,  dice: 
Para  los  hombres,  e»  imposible;  mas 
para  Dios,  no :  {lorque  todas  cosas  son 
posibles  para  Dios  9. 

98  Entonces  Pedro  comenzó  á  decirle: 
Hé  ai|uí,  nosotros  hemos  d^ado  todas 
las  cosas,  y  te  hemos  sonido. 

89  Y  respondifHddo  Jesús,  dijo :  De  ci- 
erto os  digo  que  no  hay  ninguno  que 
haya  dejado  casa,  ó  hermanos,  ó  her- 
manas, ó  padre,  ó  madre,  ó  mt^er,  ó 
hijos,  ó  heredades,  por  causa  de  mí  y 
del  Evangelio, 

80  Que  no  redba  cien  tantos,  ahora  en 
este  tiempo,  casas,  y  hermanos,  y  her- 
manas, y  madres,  é  hijos,  y  heredades, 
con  persecuciones;  y  en  el  siglo  voii- 
dero  la  vida  eterna. 

81  Empero  muchos  primeros  serán  pos- 
treros, y  postreros  primeros  •'. 

88  Y  Y  estaban  en  el  camino  subiendo 
á  Jerusalera';  y  Jesús  iba  ddante  de 
ellos,  y  se  espantaban,  y  le  seguían  con 
miedo :  entonces  volviendo  á  tomar  á 
los  doce  aparte,  les  comenzó  á  decir  1m 
cosas  que  le  hablan  de  acontecer : 

33  Hé  aquí  subimos  á  Jerusalem ;  y  el 
HUo  del  Hombre  será  entregado  á  los 
prucipes  de  los  sacerdoies,  y  á  los  es- 
cribas, y  le  condenarán  a  muerte,  y  le 
entresaián  á  los  Gentiles. 

34  X  le  escarnecerán',  y  le  azotarán,  y 

Fp9 


'MallflJS. 
Lo.  18.15. 


ti  00.14. 
90. 
lpBd.9.3. 


<]I«tl9.1«, 
ete. 
La.  18. 18, 

ete. 

i8sL81fi. 

yU9.  68. 
(BZ.ZX. 

Bo.18.8. 


■  Bo.  7. ». 
11.8.8. 

"8aat*.SJ0. 

o  Hat  6. 19, 
90. 

Lo.  IX  88. 
yl&9. 


J>  Job  81. 94. 
SaLfiS.?. 
y  82. 10. 
I  TL  «.  17. 


90«B.18.U. 

Job  43.  a. 
Jer.  8X 17. 
Lo.  1. 37. 


•-Hat.  19.80. 

190.18. 
n.  18.  80. 
'Mst.9ai7, 
ete. 

Lo.  18. 81, 
■eto. 


<8aL22.6, 
7.18. 


q»  ndlh     i  PodW  bibrr  átí  *■« 


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SVtldlmi^  íCu  qudhcdl^  kl- 


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JL]>.Sti 


M.8.7. 
0Í.4.& 


la.  ama, 


*OfcS.ll. 


Jer.  7.  25, 

ete. 

4Xftl  23.87. 
•18.43.  1. 

Jwa&lC 

17. 

/Beb.X.14- 


'  Iik  SL  S.  7. 


t8^U8.Sa, 
•'JwaT.aOl 


Bo.  1S.7. 
1  Ffed.  3. 17. 


dice :  0«  pragiintaré  también  yo  «na  pa- 
labra :  T  mpondedme,  j  oa  dM  con  qué 
ftoQltad  ha|ñ>  catas  coaaa. 

ao  El  bautianw  de  Juan  ¿  era  dd  eido, 
d  de  los  hombre!  ?  Reapondedme. 

81  Entdncea  eUoa  penaanm  dentio  de 
ai»  diciendo:  8i  d^t'ramoa.  Del  «ato, 
düA :  ¿  PorqwS  puea  no  le  creisteia  ? 

93  Y  ai  d^eremoc.  De  loa  hombrea,  te- 
memoa  al  paeblo :  porque  todoa  Jnzg*. 
ban  de  Joan,  qne  Terdadcraniente  én 
prolet'i^. 

88  T  respondiendo,  dicen  á  Jeaus : 
No  eabcmoaf.  BnUmcea  raapondiendo 
Jesús,  les  dice:  Tiunpooo  yo  os  dhi 
con  qué  foonltad  hago  eataa  ooaaa. 

CAPITULO  XII. 
Parút)^a  ét  lo  9iHa  pUmtaila  p  arrtMioáa. 
ClN»**««0  ./«MM  4  Im  farMo»  p  AorfueiM, 
ndúrgmvimdo  A  Im  «no*  «at*w  nifat  d  M- 
(uto  al  OAinr,  y  4  Im  oiro*  «obra  ta  inumr. 
rMe<«H  d*  loa  «MMrtofc  íhriMOt  BfHor  Ht 
Dmvídi  Siihtrbia  da  ht»  «icrAaif  <W)mtda 
Una*  dé  la  viuda,  pnfmrid»  á  Moa  los 
i;ramdt»  Madonm  da  loa  rieoa. 

YCOMENZd  &  hablarles  por  pai«. 
bolaa  • :  Planté  un  hombre  una  vi. 
lia,  y  la  cercó  con  seto,  y  cavó  un  lagar, 
7  edificé  una  torre,  j  la  arrendé  á  labn. 
dores,  jr  se  imrtié  léjoa. 

8  T  envió  un  sienro  á  los  labradores, 
al  tiempo,  para  que  tomase  de  los  labra* 
dores  del  ftiito  de  la  vifla  h  • 

8  Maa  ellos,  tomándole  le  hirieron,  j 
le  enTiaron  vacío. 

4  Y  Tolvié  á  enviarles  otro  siervo  i  mas 
«0M  apcdre&ndole,  le  hirieron  en  la  ca- 
bevi.  j  volvieron  h  enviarle  afrentado. 

5  Y  volvié  á  enviar  otro,  y  &  aquel 
mataron;  j  &  otros  mnohoa*,  hiriendo 
á  unos  7  matando  á  otros  < 

O  Teniendo  pues  aun  un  14)o  suyo 
amado  •,  enviólo  también  á  ellos  el  pea- 
trero/,  diciendo:  Tendr&n  en  rereren. 
cia  A  mi  hi)o. 

7  Mas  aquellos  labradores  dijeron  en- 
tre si :  Este  es  el  heredero ;  venid,  ma- 
témosle, y  la  heredad  seíA  nuestra. 

8  Y  prendiéndole,  le  mataron,  y  echa- 
ron fuem  de  la  vifla. 

9  i  Qué,  puea,  harA  el  sefior  de  la  vi- 
fia  ?  vendrá,  y  destruirá  á  estos  labra- 
dores», y  dará  su  vifla  á  otros. 

10  ¿  Ñf  aun  esta  esoritura  habéis  leído : 
La  piedra  que  desecharon  los  que  ediñ- 
oaban,  cata  ea  puesta  t  pc  cabeaa  de 
esquina; 

11  Por  el  Sefior  es  hecho  esto,  y  ea 
cosa  maravillosa  en  nuestros  q}osA  ? 

18  Y  procuraban  prenderle';  porque 
entendían  que  deda  á  ellos  aquella  pa- 
rábola: mas  temian  la  multitud,  y  de- 
jándole se  fueron. 

18  Y  Y  envían  á  él  algunos  de  los  Fa- 
riséoa  y  de  los  Herodianos,  para  que  le 
aorprendiesen  en  alguna  palabra*. 

14  Y  viniendo  ellos,  le  ^cen :  Maestro, 
sabemos  que  eres  hombre  de  verdad, 
y  mu  no  te  cuidas  de  nadie ;  porque  no 
míraa  á  la  apariencia  de  hombres,  antes 
oon  verdad  enseñas  el  camino  de  Dios  : 
¿  Es  licito  dar  tributo  á  César,  é  no  ? 
¿  Daremos,  ú  no  daremos  ? 

15  Enténoes  é^  como  entendía  la  hi- 
pocresía de  ellos,  les  d^o :  ¿  Por  qué 
me  tentáis  ?  Traadme  la  moneda  para 
que  la  vea. 

16  Y  ellos  se  la  trajeron :  y  les  dice: 
¿  Cuya  es  está  imáfcen  y  esta  inscrip- 
ción ?  Y  ellos  le  dieron;  De  César. 

17  Y  respondiendo  Jesús,  les  dijo :  Dad 
lo  que  e$  de  Césaf  á  Oésar^ ;  y  lo  que 
cf  de  Dios,  á  Dios».  Y  se  maiavillairon 
de  ello. 

18  t  Aalóiwes  vienai»  á  ál  los  Sadu- 


céoa*,  que  diecn  ^ue  no  hay  munuo* 
don  •,  y  le  pragnntaron  didende : 

19  Maestro,  Moiaéa  noa  caeribié,  ane 
al  el  hermano  de  «Ifuno  murleaa,  y  as- 
íase mt^er,  y  no  dqaae  h^os,  que  su 
hermano  tome  su  mqjer,  y  levante  U- 
haje  á  su  hermano^. 

80  Fueron,  jmet,  siete  hermanos ;  y  el 
primero  tomé  mi:^;  y  muriendo,  ho 
d^é  almiettte. 

81  Y  la  temé  d  segundo,  y  iknnié ;  y 
ni  aquel  tampoco  d^é  simiente:  y  el 
tercero,  de  la  misma  manera. 

88  Y  la  tomaron  los  siete;  y  ttmpoeo 
dejaron  simiente:  á  la  pioam  mwlé 
también  la  mi\ier. 

S8  En  la  reiurrecdon,  pues,  cuando 
resudtaren,  ¿  de  cuál  de  ellos  será  mu- 
jer ?  porque  los  siete  la  tuvieron  por 
m^ier. 

84  Enténoes  respondiendo  Jesús,  les 
dice:  ¿  No  errds  por  eso,  porque  no 
sabéis  Tal  Escrituras,  ni  la  potencia  d* 
Dios? 

SS  Porque  euandb  resitdtaiftn'  de  loi 
muertos,  ni  se  casarán,  ni  serán  dados 
en  caaamiento,  maa  son  oomo  los  áa- 
gelesque  Htán en  ios  ddosf. 

88  Y  de  que  los  muertos  hayan  de  re- 
sucitar, ¿  no  habéis  Iddo  en  el  libro  de 
Moisés,  oomo  le  hablé  Dios  en  la  xaraa, 
didendo:  Yo  *nf  el  Dios  de  Abrahaéa, 
y  el  Dios  de  Isaac,  y  d  Dios  de  Jacobr  ? 

87  No  ea  Dios  de  muertos,  mas  Dioa 
de  vivos*:  aaf  que  vosotros  mucho  er- 
rds. 

88  5  Y  llegándose  uno  de  los  cscM- 
besf,  que  los  habla  oido  disputar,  y 
sabia  que  las  habla  respondido  bien,  le 
pregunté :  ¿  Cuál  es  el  primer  manda- 
miento de  todca  ? 

88  Y  Jesús  le  respondió :  El  prüneV 
mandamiento  de  todos  «a :  Oye,  Israel, 
"   ~  ~  Dios,  el  Sefii 


nuestro 


tor  uno 


el  Sefior 
es«: 

80  Amarás  pues  al  Sefior  tu  Dios  de 
todo  tu  corazón,  y  de  toda  tu  alma,  y 
de  toda  tu  mente,  y  de  todas  tus  ftiet- 
las :  este  es  el  prineipal  mandamiento. 

81  Y  el  segundo  es  semi$)anle  á  él: 
Amarás  á  tu  prójimo  oomo  á  tí  mis- 
mo* ;  No  hay  otro  mandamiento  mayor 
que  estos. 

88  Entonces  d  escriba  te  dijo :  Bien, 
maestro,  verdad  has  dicho,  que  uno  es 
Dios,  y  no  hay  otro  fuera  de  ei ' : 

88  Y  que  amarle  de  todo  ooraaon,  y  de 
todo  entendimiento,  y  de  toda  d  alma, 
y  de  todas  las  ftierxas;  y  amar  d  pró- 
jimo como  á  si  mismo,  mas  es  que  todos 
los  holocaustos  y  aactlfidosy. 

84  Jesús  enténoes  viendo  que  habla 
respondido  sabiamente,  le  dice:  No  es- 
tás h^jos  del  reino  de  Dios.  Y  ya  idn- 
guno  osaba  preguntarle  *. 

85  5  Y  respondiendo  Jesús  declai  en- 
seilando  en  el  templo :  ¿  Cómo  dicen  los 
escribas  que  el  Cristo  es  hijo  de  Da- 
vid'? 

86  Porque  d  mlirao  David  dijo  pot 
Espíritu  Santo  I :  Dijo  el  Sefior  á  mi 
Señor:  Siéntate  á  mi  diestra,  hasta  que 
ponga  tus  enemigos  por  estrado  de  tus 
piése. 

87  Luego  llamándole  el  mismo  David 
Sefior,  ¿de  dónde  núes  es  su  hijo?  Y 
mucha  gente  le  ola  ae  buena  gana. 

88  5  Y  les  deda  en  su  dodrlna :  Gu- 
ardaos de  los  escribas  «i,  que  quieren 
andar  con  mpaa  largas,  y  aman  las  sa- 
lutaciones en  las  plaaas, 

80  Y  las  primeras  sillas  en  las  sina- 
gogas, y  los  piimerot  asientos  en  las 
cenas; 

40  Que  devoran  laa  casas  de  las  vla- 


•IraüJlfl. 

La.a0.87, 
oto. 


ritan.  88.  & 
Bat.l.U, 
U. 


fllCow  15.42, 


'■x.S.flL 
•A^aOl4. 

«Xat  90188. 


•ItaB.8.4,& 

Likiaa?. 


•Lev.  18.18. 

Hsa.as.80. 

B0.U.». 
ea.8.14. 
Baat*.  3.8. 
•Dan.  4.88. 
Is.46.5,e, 
14. 
y4B.9. 

»18á.U.4L 
Os.8.4. 
■i.  &  6,  a 

•uattt4B. 


•ltat.9S.4L 
La.  ao.  41. 

»a8a.S8;S. 
aTL8.]6. 
SFBa.l.SL 

•  Bal.  110. 1. 


La.  11.  4i. 

y  «.48, 


A.B.3S. 


a  MASGOS,  xm,  xiv. 


A.01SS. 


•sn.s.6. 


«SCa.8.S. 
12. 


"Hat  94.1, 
ete. 

Ln.aLS, 
«te 


*lA.19.«k 

I  ftmtfggo. 


«  J«r.  90. 8. 
aTfla.2.S. 


7  48.1,3. 
Pro.  8.  39. 


•Mst  10.17, 
•to. 


/Hat  38.1». 
Ap.  14. 6. 


'Malla  90. 
Ln.  ta.12. 
Beeli.4.8. 

y&io. 

<La.6.9S. 

Joaa  17.14. 
AAp.9.10^ 

28. 

IDft.9.S7. 
7U.8I. 
712. 11. 


das«, ypoT  pretexto  haoen  hagu  otatá- 
ones.  Eatoa  teeibiién  maTor  juicio. 

41  Y  Y  estando  sentado  Jetiu  delante 
del  arca  de  la  ofkcnda/,  miraba  como 
el  pueblo  echaba  dinero  en  el  aica ;  7 
muchos  ricos  echaban  mucho. 

48  Y  como  vino  una  viuda  pobre,  echó 
dos  blancas,  que  son  un  maravedí. 

48  Entonces  llamando  á  sus  discípulos 
les  dice:  De  cierto  os  digo  que  esta 
viuda  pobre  echó  mas  que  todos  los  que 
han  echado  en  el  arca': 

44  Porque  todos  han  echado  de  lo  que 
les  sobra ;  mas  esta  de  su  pobreza  echó 
todo  lo  que  t«aia,  todo  su  alimento. 

CAPITULO  XIII. 
Tmfaebu  i»  la  ánttMeeiim  dt  Jwiiwifci,  y  <b 
la  tef/umda  venida  de  Jenu^  etm  Uu  ««aálw 
ytu  pnetderá*». 

Y  SALIENDO  dd  templo  a,  le  dice 
uno  de  sus  discípulos :  Maestro, 
mira  qué  piedras,  y  que  edificios. 

8  T  Jesús  respondiendo  le  dijo :  ¿  Ves 
estos  grandes  edificios  ?  no  quedará  pi- 
edra sobre  piedra  que  no  sea  derribada  &. 

8  T  sentándose  en  el  monte  de  los 
Olivos  delante  del  templo,  le  pregun- 
taron  aparte  Pedro,  7  Jacobo],;  Juan, 
7  Andrés : 

4  Dinos :  ¿  cuando  aer&n  estas  cosas  ? 
¿  Y  qué  seiúü  habrá  cuando  todas  estas 
cosas  han  de  cumplirse  ? 

6  Y  Jesús  respondiéndoles,  comenzó  á 
decir :  Mirad  que  nadie  os  engaite  «; 

6  Porque  vendrán  muchos  en  mi  nom« 
bre,  diciendo:  Yo  soy  ti  CrtHo¡  7  en- 
gaflarán  &  muchos. 

7  Mas  cuando  oTereis  guerras,  7  m- 
mores  de  guerras,  no  os  turbéis^;  por- 
que conviene  hacerse  a$if  mas  aun  no 
urá  el  fin. 

8  Porque  se  levantará  nación  contra 
nación,  7  reino  contra  reino;  y  halnA 
terremotos  en  muchas  lugares,  7  habrá 
hambres,  7  alborotos :  pr^cipios  de  do- 
lores aeran  estos. 

9  Mas  vosotros  mirad  por  vosotros: 
porque  os  entregarán  en  los  concilios*, 

?'  en  sinagogas  seréis  azotados;  7  de- 
ante de  presidentes  7  de  reyes  seréis 
llamados  por  causa  de  mí  en  testimonio 
á  dios. 

10  Y  A  todas  las  gentes  conviene  que 
el  Evangelio  sea  predicado  antes/. 

11  Y  cuando  os  trajeren  para  entre- 
garos, no  premeditéis  que  habéis  de  de- 
cir, ni  lo  penséis:  mas  lo  que  os  fuere 
dado  en  aquella  hora,  eso  hablad ;  por- 

Jue  no  sois  vosotros  los  que  habláis, 
ino  el  Espíritu  Santo  p; 

18  Y  entregará  á  la  muerte  el  hermano 
al  hermano,  7  el  padre  al  hijo  ¡  7  se  le- 
vantarán los  lijaos  contra  los  padres,  7 
los  matarán  A, 

18  Y  seréis  aborreddos  de  todos  por  mi 
nomiure* :  mas  el  que  perseverare  hasta 
el  fin,  este  será  salvo*. 

14  ^  Empero  cuando  viereis  la  abomi- 
nación de  asolamiento,  que  fué  dicha 
por  el  proftta  Daniel  I,  que  estará  donue 
no  debe,  (el  que  lee,  entienda),  enton- 
ces los  que  estén  en  Judéa  hu7an  á  los 
montes: 

16  Y  el  ove  esté  sobre  d  terrado,  no 
tlescienda  á  la  casa,  ni  entre  para  tomar 
algo  de  su  casa. 

16  Y  el  que  estuviere  en  d  campo,  no 
vuelva  atrás,  ni  aun  á  tomar  su  capa. 

17  Mas  ¡  ay  de  las  preñadas,  y  de  las 
que  criaren  en  aquellos  días ! 

18  Orad  pues  que  no  acontezca  vuestra 
huida  en  invierno. 

19  Porque  aquellos  dias  serán  </e  aflic- 
ción, cual  nunca  toé  desde  el  principio 


de  la  ereadon  que  crió  Dios,  hasta  este 
tiempo,  ni  será  ••. 

90  Y  si  el  8ebar  no  hubiese  abreviado 
aquellos  dias,  ninguna  carne  se  salvarla ; 
mas  por  causa  de  los  escogidos  que  él 
escogió,  abrevió  aquellos  dias. 

81  Y  entonces  si  dicuno  os  dijere :  Hé 

a  ai,  aquí  está  el  Cristo  "  {   ó  hó  aquí, 
i  ett&,  no  le  creáis : 
88  Porque  se  levantarán  (Usos  Oristaa 
7  felsos  profetas,  y  darán  séllales  7  pro- 
digios, para  engañar,  si  se  pudiese  ha- 
cer, aun  á  los  escogidos. 

88  Mas  vosotros  mirad:  hé  aquí  o«  lo 
he  dicho  antes  todo  •. 

84  5  Empero  en  aquellos  dias,  después 
de  aquella  afliodon,  d  sol  se  oscuzecesá, 
y  la  luna  no  dará  su  resplandor  j» : 

85  Y  las  estrellas  caerán  dd  délo,  y 
las  virtudes  que  erián  en  los  cielos  aeéán 
conmovidas*. 

8S  Y  entonces  verán  al  H\)o  dd  Hom- 
bre que  vendrá  en  las  nubes  oon  mocha 
potestad  y  gloriar. 

87  Y  entonces  enviará  sus  ángeles,  v 
juntará  sus  escogidos  de  los  cuatro  vi- 
entos, desde  el  un  cabo  de  la  tierra 
hasta  d  cabo  del  cielo. 

88  5  De  la  higuera  aprended  laf  se- 
mejanza :  Cuando  su  rama  ya  se  enter- 
nece, y  brota  hcjas,  conoods  que  d 
verano  está  cerca. 

29  Así  también  vosotros  cuando  viereis 
hacerse  estas  cosas,  conoced  que  está 
cerca,  á  las  puertas. 

80  De  derto  os  digo  que  no  pasaxá 
esta  generación*,  que  todas  estas  coaaa 
no  sean  hechas. 

81  El  cielo  y  la  tierra  pasarán,  mas 
mis  palabras  no  pasarán  t. 

88  Empero  de  aquel  dia  7  de  la  hora, 
nadie  sabe,  ni  aun  los  áagdes  que  están 
en  el  ddo,  ni  el  Hijo,  sino  el  Padre. 

88  5  Mirad,  velad  y  orad ;  porque  no 
sabéis  cuando  será  el  tiempo  ■. 

84  Como  el  hombre  que  partiéndose 
li^os,  dQÓ  su  casa,  7  dio  ftcultad  á  sos 
siervos,  7  á  cada  uno  su  obra,  7  al  por- 
tero mandó  que  velase. 

85  Velad  pues,  porque  no  sabéis  en- 
ando  el  señor  de  la  casa  vendrá ;  d  ¿  la 
tarde,  ó  á  la  media  noche,  ó  d  canto  dri 
gdlo,  ó  á  la  mañana ; 

88  Porque  cuando  viniere  de  repente, 
no  os  halle  durmiendo'. 

87  Y  las  cosas  que  á  vosotros  digo,  A 
todos  lai  digo :  Velad. 

CAPITULO  XIV. 
n^ad]9<o  dr  la  jMwloM  d*  JÍMiM.  ütUmatena, 
i  ittÉlitueion  de  la  Ewoariatea.    Oraeiam  «■» 
«I  kMerto.  £1  SeUnr  m  jMmemiado  á  Oai/ó$. 
Negado»  de  San  Pedro. 

Y  DOS  días  después  era  la  pascua,  y 
loé  diiia  de  los  panes  dn  levaduva ; 
7  procuraban  los  príndpes  de  los 
dotes  7  los  escribas  como  le 
por  encaño,  7  le  matarían. 

8  Y  dedan :  No  en  d  dia  de  la  fiesta, 
porque  no  se  haga  dboroto  dd  pueUo. 

8  ^  Y  estando  él  en  Betania*  en  casa 
de   Simón  d   leproso,  7  sentado  A  la 
mesa,  vino  una  mi^er  teniendo  un 
de  dabastro  de  ungüento  de  nardo 
que  de  mucho  prado,  7  quebrando  d 
alabastro,  derrami^lo  sobre  su  eabeía. 

4  Y  hubo  algunos  que  se  «najanm 
dentro  de  sí,  7  dieron;  ¿Para  qvé  ae 
ha  hecho  este  desperdido  de  nnattento  ? 

5  Porque  pedia  esto  ser  vonmdo  por 
mas  de  tresdentos  dcnarios,  y  dañe  A 
los  pobres.  Y  rcfunAiñaban  contra  día. 

6  Mas  Jesús  di^jo :  DtiJadla :  ¿  por  qué 
la  fatigáis .'  buena  obra  me  ha  hecho. 

7  Que  siempre  tendréis  loa  pobcec  oon 


■1H.B.1. 
Jnltl 


•U.17.& 


•IMUI. 


rUllli 
Jer.4.a. 
B1.SIT. 

jMi2.a. 

Liu. 
itLiS, 
17. 

fUM.4. 
A11.6.U. 
14. 

'Oapiia. 

DS.MÍ 
Hat  US. 
7M.JDL 

8T^t.7, 

10. 

A^L7. 

fOr.U 

p«4Ma. 

«]lat.Iltf. 


iU40il 


I 


Ü 


•MatM-A ! 

jSLSL 

B&llU, 

U. 

1Tm.S.>. 

Af.i6.ii. 


'Mst]S.& 


ote. 
Jasa  ai. 


A.D.3S. 


s.  MARCOS,  xrv. 


▲.D.S3. 


iD».l&ll. 


'Matas.  14. 

«le. 

La.  23.  S. 

etc. 


'Bx.12.8. 

etc. 


/Qip.ii.a. 

3. 


'Jua  11J8. 
7U.1S. 


i  8d.  41.  9. 
Jó».  1^,14. 


/Hat.  18.6. 

r. 
«1irt.a0.ao. 

etc. 
Iia.22.19. 

ico.u.as, 

etc. 
i  Jua  &  4S. 


>Ap,U>.». 


•JOADIS. 

•Zm^1&7. 
PCap.  1&  7. 

rMftt.aa.88. 
M. 

Lii.32.8S. 
84. 

JiuuilS.8r, 
88. 


vosotxiQsb,  7  «oando  qulsierel»,  les  po- 
dréis hacer  bien ;  mas  &  mí  no  siempre 
«w  tendréis. 

8  Esta  ha  hecho  lo  que  podía;  porque 
se  ha  anticipado  á  ungir  mi  cuerpo  para 
1a  sepultura. 

9  De  cierto  o«  digo  que  donde  quiera 
que  ftiere  predicacb  este  Evangeilo  en 
todo  el  mundo,  también  esto  que  ha 
hecho  esta,  será  dicho  para  memoria 
de  ella. 

10  ^  Entonces  Judas  Iscariote  c,  uno 
de  los  doce,  vino  &  los  principes  de  ios 
sacerdotes,  para  enfriárselo  <<. 

11  Y   ellos   oy¿ndo&  se  hol|{aron,   y 

Erometieron  que  le  darían  dineros.  Y 
uscaba  oportunidad  como  le  entregaria. 

18  ^  Y  el  primer  día  de  laJUtta  de  los 
panes  sin  levadura*,  cuando  sacrifica- 
ban  la  pascua,  sus  discípulos  le  dicen : 
c  Dónde  quieres  que  vayamos  á  disponer 
para  que  comas  la  pascua  ? 

18  Y  envía  dos  de  sus  discípulos,  y  les 
dice :  Id  A  la  ciudad/,  y  os  encontrará 
un  hombre  que  lleva  un  cántaro  de 
agua:  seguidle: 

14  Y  donde  entrare,  decid  al  sefior  de 
la  casa :  El  maestro'  dice,  ¿  Dónde  está 
ei  aposento  donde  he  de  comer  la  pascua 
con  mu  discípulos  ? 

15  Y  d  os  mostrará  un  gran  cenáculo 
ja  preparado:  aderezad  para  nosotros 
allí. 

16  Y  fueron  sus  discípulos,  y  vinieron 
á  la  ciudad,  y  hallaron  como  les  habla 
dicho;  y  aderezaron  la  pascua. 

17  5  z"  llegada  la  tarde,  fué  oon  los 
doce 

18  Y  oomo  se  sentaron  á  la  mesa,  y 
comiesen,  dice  Jesús :  De  cierto  os  digo 
que  uno  de  vosotros,  que  come  con* 
migo,  me  ha  de  entregar  A. 

19  Entonces  ellos  comenzaron  á  en. 
tristecerse,  y  á  decirle  cada  uno  por  sí : 
i  8¿ré  yo  ?  Y  el  otro :  4  Ser^  yo  ? 

80  Y  él  respondiendo  Iw  dijo:  Uno 
de  los  doce  que  meya  conmigo  en  el 
plato. 

81  A  la  verdad  el  Hijo  del  Hombre  va, 
como  está  de  ¿1  escrito;   mas  ¡ay  de 

aiuel  hombre  por  quien  el  Hijo  del 
ombre  es  entregado!  Bueno  le  fuera 
á  a<]uel  hombre,  si  nunca  hubiera  na- 
cido'. 

88  Y  V  estando  ellos  comiendo  &,  tomó 
Jesús  el  pan,  y  bendiciendo,  partió,  y 
les  dio,  y  dijo :  Tomad,  comed,  esto  es 
mi  cuerpo'. 

33  Y  tomando  el  vaso,  habiendo  hecho 
gracias,  les  dio :  y  bebieron  de  él  todos. 

24  Y  les  dice:  Esto  es  mi  sangre  del 
Nuevo  Pacto,  que  por  muchos  es  der- 
ramada. 

95  De  cierto  os  digo  que  no  beberé 
mas  del  fruto  de  la  vid  hasta  aquel  dia, 
cuando  lo  beberé  nuevo  en  el  reino  de 
Dios  "•. 

88  5  Y  como  hubieron  cantado  el  him- 
no, se  salieron  al  monte  de  los  Olivos. 

íff  Jesús  entonces  les  dice :  Todos  se- 
réis escandalizados  en  mí  esta  noche  » ; 
porque  escrito  está:  Heriré  al  pastor, 
y  serán  derramadas  las  ovejas». 

38  Mas  después  que  haya  resucitado, 
iré  delante  de  vosotros  á  Galliéaj». 

89  Entonces  Pedro  le  dijo:  Aunque 
todos  sean  escandalizados,  mas  no  yo?. 

80  Y  le  dice  Jesús :  De  cierto  te  <Ügo 
que  til,  hoy,  en  esta  noche,  antes  que 
el  gallo  haya  cantado  dos  veces,  me 
negarás  tres  veces. 

31  Mas  él  con  mayor  porfía  decía :  SU 
me  fuere  menester  morir  contigo,  no  te 
negaré.  También  todos  decían  lo  mismo. 

32  Y  Y  vienen  al  lugar  que  se  llama 


Getsemané*-,  y  dice  á  sus  disoípuloa: 
Sentaos  aquí,  entretanto  oue  yo  oro. 

38  Y  toma  consigo  á  redro,  y  á  Ja- 
cobo  II,  y  á  Juan,  y  comenzó  á  atemo- 
rizarse, y  á  angustiarse ; 

34  Y  les  dice :  Está  muy  triste  mi  alma, 
hasta  la  muerte* :  esperad  aquí,  y  velad. 

35  Y  yéndose  un  pooo  adelante  se  jpos. 
tro  en  tierra,  y  oró,  que  si  fuese  posible, 
pasue  de  él  aquella  hora  * : 

86  Y  decía:  Abba,  Padre tt,  todas  las 
cosas  son  á  tí  posibles;  tras{Msa  de  mí 
este  vaso :  empero  no  lo  que  yo  quiero, 
sino  lo  que  til*. 

37  Y  vino,  y  los  halló  durmiendo;  y 
dice  á  Pedro :  ¿  Simón,  duermes  ?  ¿  No 
has  podido  velar  una  hora  ? 

88  Velad  y  orad,  para  que  no  entréis 
en  tentación :  el  espíritu  á  la  verdad  es 
presto,  mas  la  carne  enferma. 

88  Y  volviéndose  á  ir,  oró,  y  d^o  las 
mismas  palabras. 

40  Y  vuelto,  los  halló  otra  ves  dur- 
miendo, porque  los  ojos  de  ellos  estaban 
cargados,  y  no  sabían  que  responderle. 

41  Y  vino  la  tercera  vez,  y  les  dice : 
Dormid  ya  y  descansad :  basta,  la  hora 
es  venida' ;  hé  aquí,  el  Hijo  del  Hombre 
es  entregado  en  manos  de  los  pecadores. 

48  Levantaos,  vamos:  hé  aquí  el  que 
me  entrega  está  cerca. 

43  Y  Y  luego,  aun  hablando  éljr,  vino 
Judas,  que  era  uno  de  los  doce,  y  con 
él  mucha  compañía  oon  espadas  y  palos 
de  parte  de  los  príncipes  de  los  sacer- 
dotes, y  de  los  esiaibas,  y  de  los  ancianos. 

44  Y  el  que  le  entregaba  les  habia 
dado  señal  común  dicieiulo :  AI  que  yo 
besare*,  aquel  es;  prendedle,  y  llevaiue 
con  seguridad. 

45  Y  oomo  vino,  se  acercó  luego  á  él, 
y  le  dice :  Maestro,  Maestro.  Y  le  besó. 

46  Entonces  ellos  echaron  en  él  sus 
manos,  y  le  prendieron. 

47  Y  uno  de  los  que  estaban  allí,  sa- 
cando la  espada,  hiñó  al  siervo  del  sumo 
sacerdote,  y  le  cortó  la  or^a. 

48  Y  respondiendo  Jesús,  les  dijo: 
¿  Cómo  á  ladrón  habéis  salido  oon  es- 
padas  y  con  palos  á  tomarme  ? 

49  Oada  día  estaba  oon  vosotros  en- 
señando en  el  templo,  y  no  me  tomas- 
teis. Mas,  para  que  se  cumplan  las 
Escrituras». 

50  Entonces  dejándole  todos  tu*  d'a- 
eípubt,  huyeron  b. 

51  Empero  un  mancebíllo  le  seguía 
culiierto  de  una  sábana  sobre  W  cuerpo 
desnudo :  y  los  mancebos  le  prendieron. 

53  Mas  él,  d^ando  la  sábana,  se  huyó 
de  ellos  desnudo. 

58  ^  Y  trajeron  á  Jesús  al  sumo  sa- 
cerdote*; V  se  juntaron  á  él  todos  los 
príncipes  de  los  sacerdotes,  y  los  an- 
cianos, y  los  escribas. 

54  Empero  Pedro  le  siguió  de  lejos 
hasta  dentro  del  patio  del  sumo  sacer- 
dote: y  estaba  sentado  con  los  servi- 
dores, y  calentándose  al  fuego. 

55  Y  los  principes  de  los  sacerdotes,  y 
todo  el  concilio,  buscaban  algún  testi- 
monio contra  Jesús,  para  entregarle  á 
la  muerte ;  mas  no  le  hallaban. 

56  Porque  muchos  decian  falso  testi- 
monio contra  él<<:  mas  sus  testimonios 
no  concertaban. 

57  Kntónces  levantándose  unos,  dieron 
falso  testimonio  contra  él,  diciendo: 

58  Nosotros  le  hemos  oido  decir :  Yo 
derribaré  este  templo,  que  es  hecho  de 
mano,  y  en  tres  días  edificaré  otro  hecho 
sin  mano  *• 

59  Mas  ni  aun  así  se  concertaba  el 
testimonio  de  ellos. 

60  Entonces  el  sumo  sacerdote,  levan- 


•-Mst.98.86, 
eto. 

Lo.  2a.  88, 
ato. 

Jnaa  18. 1, 
ote. 

g  BtnHago. 
'Joan  13. 37. 

<Heb.6.7. 

«H0.&15. 

Ga.4.6. 

•Jaui4.84. 

y  A.  90. 
y6.88. 
y  18.11. 


■  Jnaa  7.80. 
y  8. 96. 
yl8.1. 

vMat.  26.37. 
La.  23.  47, 
etc. 

JmalS.^ 
eto. 


•  3  8a.  90. 9. 
Bsl.66.aL 
Pr.37.6. 


•  Sal.  33.1, 

eto. 

Is.58.8, 

eto. 

Lo.  34.  44. 
»  ver.  37. 


«Mat.  96.07. 
etc. 

Lo.  23. 64, 
etc. 

Jnaal8.1S, 
eto. 


<ISai.85.U. 


«Gap.  16. 29. 
Josa  2. 19. 


s.  luscos,  XV. 


vía:    í  No  T^ápojM  alga  >    ¿  fjilj 


il  h4  h*i'>K/  ?  V  4lio«  lúbu  mat  i 
.1  CniílliaJ». 


ilN,<li3ui.  >UsijuJ,lluniÍEIiu 


.1 


&  hVGAS,  ^ 


A.D.2. 


EtL 


.SiS. 


SS. 


clamando,  dijo:    Vevdadervxwnto  mte 
hombre  era  el  Hijo  de  Dios. 

40  V  también  estaban  «igvtuu  mnjeies 
mir^o  de  léiioat-;  entre  Ua  cuales  es- 
taba Marta  Magdalena,  y  María  la 
madre  de  Jacobo  el  menor,  j  de  José, 
jf  Salomé : 

41  Las  cuales,  estando  aan  él  en  Ga> 
liléa,  le  hablan  seguido,  y  le  serrian-»; 
y  oti-as  muchas  que  juntamente  o»n  él 
habían  subido  á  Jerusalem. 

42  Y  Y  cuando  fué  la  tarde,  porque 
era  la  preparación,  m  decir,  la  víspera 
del  Sábado, 

43  JostS  de  Arimatéa,  senador  noble, 
que  también  esperaba  el  reino  de  Dios', 

I  Tino,  y  osadamente  entró  á  Pilato,  y 
pidió  el  cuerpo  de  Jesús. 

44  Y  Pilato  se  maravUUS  que  ya  fuese 
muerto;  y  haciendo  venir  aÜ  oimturlon, 
preKuntúle  si  era  ya  muerto. 

45  7  enterado  del  centurioQ«  dló  el 
cuerpo  á  José : 

48  £1  cual  compró  una  sábana,  y  qui- 
tándole, le  envolTió  en  la  sáluma,  y  le 
puso  en  un  sepulcro  que  estaba  cavado 
en  una  pella :  y  revolvió  una  piedra  á 
la  puertí  del  sepulcro  «. 

47  V  María  Magdalena,  y  María  vMdn 
de  Joses,  miraban  donde  era  puesto. 

CAPITULO  XVI. 
KeMirrtíséUm  «fe  Jmwi  aparíctt»  &  la  Xaff' 
iaUna,  y  á  h*  d^scipúlo*  y  ap6ii«l«$)  y 
envúi  á  ato»  i  bauHtar  y  á  vrtdiear  A 
Eaangdh.  8¡t  tuetnuom  á  Um  «idea. 

Y  COMO  pasó  el  Sábado  a,  María  MafC- 
dalena,  y  María  madre  de  Jacobo  ||, 
7  Salomé,  compraron  droga»  aromáti- 
cas ft,  para  venir  á  ungirle. 

2  Y  muy  de  mañana,  el  primer  dia  de 
la  seqiana,  viaaen  al  sepulcro,  ¡fo  salido 
el  sol. 

3  y  deciaa  entre  sí:  ¿Quién  nos  re- 
volverá la  piedra  de  la  puerta  del  ae« 
pulcro  ? 

4  Y  como  miraron,  ven  la  piedra  re- 
vuelta; que  era  muv  grande. 

5  Y  entradas  en  el  sepulcro,  vieron  un 
mancebo  sentado  al  lado  derecho,  cu- 
bierto de  una  ropa  larga  blanca:  y  se 
espantaron. 

tí  Maa  él  les  dice:    No  os  asustelst 


buscáis  á  Jesús  Nacareno,  el  qué  luó 
cruciticado :  resucitado  ba ;  no  está 
aquí:  hé  aquí  el  lugar  en  donde  le 
pusieron. 

7  Mas  id,  decid  á  .sus  discipuloe,  y  á 
Pedro,  que  él  va  antes  que  vosotros  á 
Galilea :  allí  le  veréis,  como  os  dijo  c, 

8  Y  ellas  se  fueron  huyendo  presta- 
mente del  sepulcro;  parque  Uis  habla 
tomado  temblor  y  espanto;  ni  decían 
nada  á  nadie,  poique  tenian  miedo. 

9  Y  II  Mas  como  Jesús  resucitó  por  la 
mañana,  el  primer  dia  de  la  semana, 
apareció  primerameiMe  á  María  Mag- 
dalena, de  la  cual  habla  echado  siete 
demonios  d, 

10  Yendo  ella,  lo  hizo  saber  á  los  que 
hablan  estado  con  él,  que  utabem  tristes 
y  llorando. 

11  Y  ellos  como  oyeron  que  vivia,  y 
que  habla  sido  visto  de  ella,  no  lo 
creyeron. 

19  1  Mas  después  apareció  en  otra 
forma  á  dos  de  ellos  que  iban  cami- 
nando, yendo  al  campo «. 

18  Y  ellos  fueron,  y  lo  hicieron  saber 
á  los  otro« ;  y  ni  aun  á  ellos  creyeron. 

14  5  Finalmente  se  apareció  á  los 
once/  mismos,  estando  sentados  á  la 
me^a,  y  censuróles  su  Incredulidad', 
y  dureza  de  corazón,  que  no  hubiesen 
creído  á  los  que  le  hablan  visto  sesuci- 
tado. 

JS  Y  les  dijo:  Id  por  todo  el  mundo  A ; 
predicad  el  Evangelio  á  toda  criatura  <. 

16  El  que  creyere,  y  ftwre  bautizado, 
será  salvo*;  mas  el  que  no  creyere,  será 
condenado '. 

17  Y  estas  señales  seguirán  á  los  que 
creyeren  >■ :  En  mi  nombre  echarán 
fuera  demonios*;  hablarán  nuevas 
lenguas  o • 

18  Quitarán  serpientes j> ;  y  si  bebieren 
cosa  mortífera,  no  les  dañará :  sobre  los 
enfermos  pondrán  sus  manos,  y  sana- 
rán;. 

19  5  Y  el  Señor,  después  que  les  habló, 
fué  recibido  arriba  en  el  délo**,  y  sen- 
tóse á  la  diestra  de  Dios«. 

20  Y  ellos,  saliendo,  predicaron  en  to- 
das partes,  obrando  con  ellos  el  Señor', 
y  confirmando  la  palabra  con  las  seitelcs 
que  se  seguían  ».  Amen. 


EL  SANTO  EVANGELIO  DE  NUESTRO 
SEÑOR  JESü-CRISTO  SEGÚN 

S.  LUCAS. 


CAPITULO  I. 
SI  iCftffel  Oabrif'l  anuncia  «I  natimiento  <?« 
eam  Juan  ti  Prerumor,  y  tte  Jfu^  el  Hijo 
de  Dio».  Vitila  MarCa  á  Bania  EUtabéth. 
Chintico  de  la  Vergm.  Naeimietdo  dt  San 
Juam.  04*1  ti eo  de  Zaeariat.  Lo*  prodigio» 
que  Afile*  y  <lMpM««  MMMtiMrofi. 

Habí  ENDO  muchos  tentado  á  poner 
en  orden  la  historia  de  las  cosas  que 
entre  nosotros  han  sido  ciertlsimas, 

2  Como  nos  lo  enseñaron  los  que  desde 
el  principio*  lo  vieron  por  sus  ojos,  y 
fueron  ministros  de  la  palabra  Z«; 

3  Me  ha  parecido  también  á  mi,  des- 
pués de  haber  entendido  todas  las  cosas 
desde  el  principio  con  diligencia,  escrí- 
birte/a«  por  óraen«,  oh  muy  buen  Te- 
ófilo 4, 

4  Para  que  conozcas  la  verdad  de  las 
cosas,  en  las  cuales  has  sido  enseitedo  *. 


5  TTUBO  en  los  dias  de  Heredes,  rey 
JQL  de  Judéa/,  un  sacerdote  llamado 

Zacarías,  de  la  suerte  de  A  lilas';  y  su 
mujer,  de  las  hijas  de  Aaron,  llamada 
Elisabet. 

6  Y  eran  ambos  justos  delante  de 
Dios  A,  andando  sin  reprehensiim  en  to- 
dos los  mandamientos  y  estatutos  del 
Señor ». 

7  Y  no  tenian  hijo;  porque  EUsatM>t 
era  estéril,  y  ambos  eran  avanzados  en 
dias. 

8  Y  anconteció  que  ejerciendo  Zacarías 
el  sacerdocio  delante  de  Dios  por  el  or- 
den de  su  vez, 

0  Conforme  á  la  costumbre  del  saoer» 
doclo,  salió  en  suerte  á  poner  el  incien- 
so*, entrando  en  el  templo  del  Señor. 

10  Y  toda  la  multitud  del  pueblo  es- 
taba Alera  orando  á  la  hora  del  inoienso. 


•Cap.l4.2& 


I  Silo»  vtr- 

«o«,9— ao 

tw  M  ha- 
Uuntm 
vario» 
ejtmfioM» 
antifuof. 
<l  La.  8.  3. 

«  La.  2A.  18, 
1& 
/Ln.  24.SS. 

1  Co.  U.  6. 
'  La.  21. 29. 
AMst  88.19. 

Jaao  20. 21. 
i  Bo.  10. 18. 

CoL  1.  S3. 
i  Jasa  3. 18, 

Eeéh.  16. 
ti,  tí. 
Bo.  10.  9. 

lFed.8.21. 
/Juan  12. 48. 

2  Tes.  1.  8. 
7  2.13. 

-  Heb.  2. 4. 
"  Lo.  10. 17. 

Hech.5.10. 

y  8.  7. 

y  16. 1«. 

y  la.  13. 
o  Hecb.  2.  4. 

yin.  4«. 

1  Co.  12. 10. 

28. 
f  La.  10. 19. 

Hech.28..<S. 

9Hech.9.15, 

16. 

y  9.84, 

y  28.  8. 
*-  Lu.  M.  51. 

Hech.  L  3, 

8,9. 
'Bal.  110.1. 

lPed.S.üX 

Ap.  8.  31. 
( 1  Oo.  8.  9. 

3  Co.  6. 1. 
•'BMh.5.12. 

«14.8. 
Heb.  2.  4. 


A.  D.3. 


/MRt,3.1. 
«lCr.24.10 

Ke.  13. 4, 

17. 

*Gmi.7.1. 

•  11.8.6. 

íEz.  30.7,8. 


A.  D.2. 


S.  LUCAS,  L 


A.D.2. 


( Sz.  SO.  1. 

"?er.  29. 


"  Tsr.  80,68. 

i>  Cftp.  7.  28. 
«  Ku.  6.  8. 
*•  Jer.  1.  5. 
Ok.  1. 15. 


Mat.ll.lL 
Mur.  9.  lU, 
IS. 


(Gen.  17. 17. 

•▼W.28. 

Da.  8.10. 

▼  9.21. 
•  Heb.  1.14. 
'Kt.8.a6. 


vOm.S0.S8. 
1  8s.  1.  & 


■lbt.1.18. 


•Da.  9. 28. 
t  Jnes.  &  21. 


« Ii.  7. 14. 
M«t  1.  21. 

rfMstlX4X 
«HeUl.2,8. 
/2  8^7. 11, 

12. 

Ii.9uS,«. 

Jar.  28.  S, 

& 
«Da.  2.  44. 

y  7.14,27. 


U  Y  M  le  apareció  el  ánjrel  del  Seflor 

Euesto  en  pió  á  la  derecha  del  altar  del 
icienso'. 

18  Y  se  turbó  «•  Zacaríaa  viéndole,  y 
cayó  temor  (obre  él. 

18  Mas  el  ángel  le  dijo:  Zacarías,  no 
temas;  porque  tu  oración  ha  sido  oida; 
y  tu  mujer  Elisabet  te  parirá  un  h^o, 
y  llamarás  tu  nombre  Juan». 

14  Y  tendrás  gozo  y  ale;cría,  y  muchos 
se  gozarán  de  su  nacimiento*. 

15  Porque  será  grande  delante  de 
D!osj>;  y  no  beberá  vino  ni  sidra  f;  y 
será  lleno  del  Esnfrltu  Santo  aun  desde 
el  seno  de  su  madre  r, 

16  Y  á  muchos  de  los  hijos  de  Israel 
convertirá  al  Sefior  Dios  de  ellos. 

17  Porque  él  irá  delante  de  él  con  el 
espíritu  y  virtud  de  Elias*,  para  con. 
vertir  los  corazones  de  los  padres  á  los 
hijot,  y  los  rebeldes  á  la  prudencia  de 
los  justos,  para  aparcar  al  Seíkir  un 
pueblo  apercibido. 

18  Y  dijo  Zacarías  al  ángel :  ¿  En  qué 
conoceré  esto?  porque  yo  soy  viejo,  y 
mi  mi^  avanzada  en  dias<. 

19  Y  respondiendo  el  ángel,  le  dijo: 
Yo  soy  Gabriel",  que  estoy  díelante  de 
Dios ;  y  soy  enviado  á  hablarte,  y  á  darte 
estas  buenas  nuevas*. 

90  Y  hé  aquí  estarás  mudo,  y  no  po* 
drás  hablar',  hasta  el  dia  que  esto  sea 
hecho;  por  cuanto  no  creíste  á  mis  pa- 
labras, las  cuales  se  cumplirán  á  su 
tiempo. 

21  Y  el  pueblo  estaba  esperando  á  Za- 
carías, y  se  maravillaban  de  que  él  ae 
detuviese  en  el  templo. 

29  Y  saliendo,  no  les  podía  hablar :  y 
entendieron  que  habia  visto  visión  en  el 
templo:  y  él  les  hablaba  por  señas,  y 
queaó  mudo. 

93  Y  Alé,  que  cumplidos  los  días  de  su 
oficio,  se  vino  á  su  casa. 

84  Y  después  de  aquellos  dias  conciUÓ 
su  mtyer  Elisabet,  y  se  encubrió  por 
oinco  meses,  diciendo : 

25  Porque  el  Seflor  me  ha  hecho  así 
en  los  dias  en  que  miró  para  quitar  mi 
afirenta  entre  los  hombres  y. 

98  5  '^  al  ««xto  mes  el  ángel  Gabriel 
fué  enviado  de  Dios  á  una  ciudad  de 
Gfüiléa,  llamada  Nazaret, 

SÍ7  A  una  virgen  desjiosada  con  un 
varón  que  se  llamaba  Jos«<  *,  de  la  casa 
de  David ;  y  el  nombre  de  la  víigen  era 
María. 

88  Y  entrando  el  ángel  adonde  estaba, 
dijo:  Salve,  muy  fiívorecidac!  el  Seflnr 
et  contigo :  bendita  tü  entre  las  mujeres  h, 

99  Mas  ella  cuando  le  vio,  se  turbó  de 
sus  palabras,  y  pensaba  qué  salutación 
fuese  esta. 

80  Entonces  el  ángel  le  dUo :  María,  no 
temas,  poruue  has  hallado  gracia  cerca 
de  Dios. 

81  Y  hé  aquí  que  concibirás  en  tu  seno, 
y  parirás  un  hüo  e,  y  llamarás  su  nom- 
bre JESÚS. 

39  Este  será  grande  <f,  y  será  llamado 
Hijo  del  Altísimo*,  v  le  dará  el  tíeñot 
Dios  el  trono  de  David  su  padre/, 

83  Y  reinará  en  la  casa  de  Jacob  por 
siempre ;  y  de  su  reino  no  habrá  fin 9. 

84  Entonces  Marta  dijo  al  ángel :  ¿  Có- 
mo será  esto  ?  porque  no  conozco  varón. 

35  Y  respondiendo  el  ángel  le  dijo :  El 
Espíritu  Santo  vendrá  sobre  tí,  y  la  vir- 
tud del  Altísimo  te  hará  sombra ;  por  lo 
cual  también  lo  Santo  que  de  tí  nacerá, 
será  llamado  HUo  de  Dios. 

88  Y  hé  aquí,  Elisabet  tu  parienta, 
también  ella  ha  concebido  hijo  en  su 
v^ez ;  y  este  es  el  sexto  mes  á  ella  que 
es  llamada  la  estéril : 


87  Porque  ninguna  oosa  es  imposible 
para  Dios  A.  , 

88  Entonces  María  dijo :  Hé  aquí  la , 
criada  del  Sefior  •';  hállase  á  mi  con- 
forme á  tu  palabra.   Y  el  ángel  partió 
de  ella. 

89  Y  En  aquellos  dias  levantándose 
María,  fué  á  la  montaña  con  priesa,  á 
una  ciudad  de  Judá, 

40  Y  entró  en  casa  de  ZacarÍM,  y  salu- 
dó á  Rlisabet. 

41  Y  aconteció,  que  como  oyó  Elisabet 
la  salutación  de  Marta,  la  criatura  saltó 
en  su  vientre;  y  Elisabet  fué  llena  de 
Espfrttu  Santo, 

49  Y  exclamó  á  gran  voz,  y  d^o:  Ben- 
dita td  entre  las  mujeres*,  y  bendito  el 
firuto  de  tu  vientre. 

43  ¿  Y  de  dónde  esto  á  mí,  que  la 
madre  de  mi  Señor  venga  á  mí  ? 

44  Porque  hé  aquí,  que  comer  llegó  la 
voz  de  tu  salutación  á  mis  oidoa,  la  cri- 
atura saltó  de  alegría  en  mi  vientre. 

45  Y  bienaventurada  la  que  creyó,  por- 

3ue  te  cumplirán  las  cosas  que  le  fueron 
ichas  de  parte  del  Seflor. 
49  5  Entonces  María  dijo :  Engrandece 
mi  alma  al  Sefior/. 

47  Y  mi  espíritu  se  alegró  en  Dios  mi 
Salvador». 

48  Porque  ha  mirado  á  la  bajeza  de  sn 
criada»:  porque  hé  aquí,  desde  ahora 
me  dirán  bienaventurada  todas  laa  ge- 
neraciones*. 

49  Porque  me  ha  hecho  grandesji  cosas 
el  Poderoao :  y  santo  e«  su  nombre  «. 

50  Y  su  misericoidia  de  genecacioo  á 
generación  á  los  que  le  temen  r, 

51  Hizo  valentía  con  su  brazo*:  eapar- 
ció  los  soberbios  del  pensamiento  de  aa 
corazón. 

59  Quitó  los  poderosos  de  los  troooa,  j 
levantó  á  los  humildes  <. 

58  A  los  hambrientos  hinchió  de  bi- 
enes ;  y  á  los  ricos  envió  vacíos». 

54  Recibió  á  Israel  su  sierro,  acaldan* 
dose  de  la  misertcoidia  •, 

55  Gomo  habló  á  nuestros  padrea',  4 
Abraham  y  á  su  simiente  para  dempre. 

56  Y  se  quedó  Marta  con  ella  como 
tres  meses :  después  se  volvió  á  su  casa. 

57  Y  Y  á  Elisabet  se  le  cumpUó  el 
tiempo  de  parir,  y  parió  un  hijo. 

58  Y  oyeron  los  vecinos  y  ios  partentca 
que  Dios  haMa  hecho  con  ella  ftrande 
misericordia,  y  se  alegraron  con  dlajF. 

SO  Y  aconteció,  que  al  octavo  dia»  vi- 
nieron p:tra  circuncidar  al  niño,  j  le 
llamaban  del  nombre  de  su  padre,  Za- 
carías. 

60  Y  respondiendo  su  madre,  d^o: 
No ;  sino  Juan  será  llamado. 

61  Y  le  dijeron:  ¿  Por  qué  ?  nadie  hay 
en  tu  parentela  que  se  llame  de  eaSe 
nombre. 

69  Y  hablaron  por  seBas  á  aa  padre, 
como  le  quería  llamar. 

63  Y  demandando  la  tablilla,  escrtbid, 
diciendo :  Juan  es  so  nombre.  Y  todoa 
te  maravillaron. 

64  Y  lu^go  fué  abierta  sn  boca,  y  sis 
lengua»,  v  hablú  bendiciendo  á  Dioa. 

65  Y  fué  un  temor  sobre  todos  loa  ve- 
cinos de  ellos :  y  en  todas  las  moatafiaa 
de  Jndéa  frieron  divulgadas  todas  eitas 
cosas. 

66  Y  todos  los  que  Uu  otan,  laa  ooa- 
servaban  en  su  corazón b.  diciendo: 
¿Quién  será  este  ñifla?  Y  la  mano  del 
seflor  estaba  con  él  *. 

67  5  Y  Zacarías  su  padre  fué  lleno  de 
Esidritu  Santo,  y  proflstizó,  diciendo : 

68  Bendito  el  defior  Dios  de  Isndtf, 
qne  ha  visitado  y  hecho  redenctoo  4  se 
pueblo. 


lGiLlK.14 

J«r.a.IT. 

«stu.m. 
B«.4n. 

•-U.U1.1& 


'lb.lL 

SaL$4.11 

BabiS.UL 

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•■Bz.».! 

BaLlAC 
*8aL«.l. 


rJobS-IL 

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•  8a.M.& 

'G«B.r.i& 

BaLUlU. 


.u.   : 
.cii; 


U.  I 

•  asLaca 


A.D.2. 


a  LUCAS,  II. 


A.D.2. 


6d.ia.i7. 


lt.U.1, 

n. 

Jecao.lO» 

11. 

81I.IO&.8, 

10. 

On.S. 

1«.17. 


IblS-l. 


k9.i. 
r«-9w 


ChpiS.40. 


tfntpri. 
Hra  «MO- 
fa,<f«M 


Iát.1.  tt. 


ft.  4.  4. 5. 
rwa4.14. 


JLS&lOb 


6B  Y  nof  alitf  an  cuerno  de  nlTaoion 
en  la  cata  d«  David  lu  «lenro  ', 

70  Como  habló  por  hooa  de  ras  HUitM 
pnlletaa,  que  fueron  desde  el  principio/ : 

71  Salvación  de  nuestros  enemigos,  j 
de  mano  de  todos  los  que  nos  aborreci- 
eroo5j 

79  Paxa  hacer  misericordia  oon  nnet' 
tros  padres,  y  aeordindose  de  su  santo 
pactoA ; 

73  Del  juramento  que  Juró  &  Abraham 
nuestro  padre  ',  que  nos  habia  de  dar, 

74  Que  sin  temor,  librados  de  nuestios 
enemigos,  le  serririamos 

75  En  santidad  7  justicia  delante  de  él, 
todos  los  dias  de  nuestra  Tlda. 

78  T  td,  nlDo,  profeta  del  Altísimo 
soAs  llamado:  porque  irás  ante  la  tu. 
del  Señor,  para  aparqar  sus  caminos*, 

77  Dando  conocimiento  de  salud  á  su 
pueblo,  para  remirion  de  sus  pecados, 

78  Por  las  entrañas  ^  miserioordia  de 
nuestro  Dios,  con  que  nos  risltó  de  lo 
alto  el  oriente, 

79  Para  dar  Ini  A  los  que  habitan  en 
tinieblas  7  en  sombra  de  muerte';  para 
encaminar  nuestros  plés  por  camino  de 
pax. 

80  Y  el  niño  cieeia,  y  se  fortaleeia  en 
espíritu»;  y  estuvo  en  los  desiertos 
hasta  d  dia  que  se  mostró  á  Israel. 

CAPITULO  II. 
Jenu  natt  «1  BMLiktms  «*  ammeiado  por 
lo§  áng^M  á  1m  pailarw:  y  etmnu>idado 
al  oelavo  Ha :  eámtieo  y  prt^eefa  áe  Mhmoií. 
Jenv  4  Im  iút*  aAoj  áitpmla  «h  «I  Temjio 
«OM  Im  éotíore$  de  U»  tef.  Fi'm  «i  Namt- 
nt9nfttoitm*  padt$». 

Y  ACONTECIÓ  en  aquéllos  dias,  que 
salid  edicto  de  parte  de  Augusto  Oé- 
sar,  que  toda  la  tierra  fuese  empadro- 
nada. 

8  Este  empadronamiento  primero  ftié 
hecho  R,  siendo  Gírenlo  eobernador  de  la 
aria. 

8  E  iban  todos  para  ser  empadronados, 
cada  uno  A  su  ciudad. 

4  T  subió  José  de  GaUIéa,  de  la  ciudad 
de  Nazaiet,  A  Judéa,  á  la  ciudad  de  Da- 
vid,  que  se  llama  Betlehem,  por  cuanto 
era  de  la  casa  y  familia  de  David, 

5  Para  ser  empadronado  con  María  su 
m^jer,  desposada  con  él,  la  cual  estaba 
en  cinta. 

6  Y  aconteció,  que  estando  ellos  allí, 
se  cumplieron  los  dias  en  que  ella  habla 
de  parir. 

7  Y  parió  4  su  h|jo  primogénito  •  y  le 
envolvió  en  paikales,  y  acostiSIe  en  un 
pesebre;  porque  no  habia  lugar  para 
ellos  en  el  mesón. 

8  5  Y  habia  pastores  en  la  misma  ti- 
erra,  que  velaban  y  guardaban  las  vigi- 
lias de  la  noche  sotúre  su  ganado. 

9  Y  hé  aquí  el  ángel  del  Señor  vino 
sobre  ellos,  y  la  claridad  de  Dios  los  cercó 
de  resplandor ;  y  tuvieron  gran  temor. 

10  Mas  el  ángel  les  d^jo :  No  temáis, 
porque  hé  aquí  os  dov  nuevas  de  gran 
gozo,  que  sera  para  todo  el  pueblo : 

11  Que  os  ha  nacido  hoy,  en  la  ciudad 
de  David,  un  Salvador  b,  que  es  Cristo 
«A  Señor. 

13  Y  esto  os  »erá  por  señal :  hallaréis 
al  niño  envuelto  en  pañales,  echado  en 
un  pesebre. 

18  Y  repentinamente  fué  con  el  ángel 
ana  multitud  de  los  ^ércitos  celestiales, 
que  alababan  A  Dios  «,  y  decían : 

14  Gloria  en  las  altaras  A  Dios,  y  en  la 
tierra  paz,  buena  voluntad  pan  con  los 
hombres'. 

15  Y  aconteeió,  que  como  los  Angeles 
se  fueron  de  ellos  al  cielo,  los  pastores 
djeron  los  unos  A  los  otros:  Pasemos, 


pues,  hasta  Betlehem,  y  veamos  esto 
que  ha  sucedido,  ¡f  que  el  Señor  nos  ha 
manifestado. 

18  Y  vinieron  apriesa,  y  hallaron  A 
María,  y  A  José,  y  al  niño  acostado  en 
el  pesebre. 

17  Y  vlendolf,  hicieron  notorio  lo  que 
les  habia  sido  dicho  del  niño. 

18  Y  todos  los  que  oyeron,  se  maravi- 
llaron de  lo  que  los  pastores  les  decían. 

19  Mas  María  guardaba  todas  estas 
cosas  confiriéndola»  en  su  corazón*. 

80  Y  se  volvieron  los  pastores  glorifi- 
cvido  y  alabando  A  Dios  de  todas  las 
cosas  que  hablan  oido  y  visto,  como  les 
habia  sido  dicho. 

91  5  Y  pasados  los  ocho  dias  para  cir- 
cuncidar/ al  niño,. llamaron  su  nombre 
Jesús,  el  cual  U  fué  puesto  por  el  Ángel  y 
Antes  que  él  fViese  concebido  en  el  mn- 
«re. 

98  Y  Y  como  se  cumplieron  los  días  de 
la  purificación  de  María,  conforme  A  la 
ley  de  Moisés  A,  le  traleron  A  Jerusalem 
para  presentarle  al  Señor ; 

83  (Como  estA  escrito  en  la  ley  del 
Señor:  Todo  varón  que  abriere  la  ma- 
triz, será  llamado  santo  al  Señor ' :) 

94  Y  para  dar  la  of^renda,  conforme  A 
lo  que  estA  dicho  en  la  ley  del  Seitor,  un 
par  de  tórtolas,  ó  dos  palominos. 

95  Y  hé  aquí,  habia  un  hombre  en  Je- 
rusalem, llamado  Simeón,  y  este  hom- 
bre, justo  y  t>io,  esperaba*  la  consola- 
clon  de  Israel/;  y  el  Espíritu  Santo  era 
sobre  él. 

88  Y  habla  recibido  reepuesU  del  Es- 

Ííritu  Santo,  que  no  yerla  la  muerte 
ntes  que  viese  al  Cristo  del  Señor. 
97  Y  vino  por  Espíritu  al  templo.    Y 
cuando  metieron  al  nÜV>  Jesús  sus  pa- 
dres en  el  templo,  para  hacer  por  él 
conforme  A  la  costumbre  de  la  ley, 

88  Entonces  él  le  tomó  en  sus  brazos, 
y  bend^o  A  Dios,  y  dUo : 

99  Ahora  despides.  Señor,  A  tu  siervo  m, 
conforme  A  tu  palabra,  en  paz  : 

30  Porque  han  visto  mis  ojos  tu  Sal- 
vación •, 

81  La  cual  has  apan;}ado  en  presencia 
de  todos  los  pueblos ; 

38  Luz  para  ser  revelada  A  los  Gen- 
tiles >,  y  la  gloria  de  tu  pueblo  Israel. 

88  í  Y  José  y  su  madre  estaban  mara- 
villados de  las  cosas  que  se  decían  de  él. 

84  Y  los  bendijo  Simeón,  y  dijo  A  su 
madre  María :  Hé  aquí  que  este  es  pues- 
to para  calda  r  y  para  levantamiento  de 
muchos  en  Israel,  y  para  señal  A  la  que 
serA  contradicho  y : 

85  Y  una  espada  traspasarA  tu  alma  de 
tí  misma  r,  para  que  sean  manifestados 
los  pensamientos  de  muchos  corazones. 

80  Estaba  también  atií  Ana,  profetisa, 
hija  de  Fanuel,  de  la  tribu  de  Aser ;  la 
cual  había  venido  en  grande  edad,  y 
habia  vivido  con  su  muido  siete  aik>s 
desde  su  virginidad. 

37  Y  era  viuda  de  hasta  ochenta  y  cua- 
tro años,  que  no  se  apartaba  del  templo, 
sirviendo  de  noche  y  de  dia  con  ayunos 
y  oraciones. 

38  Y  esta  sobreviniendo  en  la  misma 
hora.  Juntamente  confesaba  al  Señor,  y 
hablaba  de  él  á  todos  los  que  esperaban' 
la  redención  en  Jerusalem. 

89  ^  Mas  como  cumplieron  todas  las 
cosas  según  la  ley  del  Seik>r,  se  volvi- 
eron á  Galilea,  A  su  ciudad  de  Nazaret. 

40  Y  el  niño  crecía,  y  fortalecíase  en 
espíritu,  y  se  henchía  de  sabiduría';  y 
la  gracia  de  Dios  era  sobre  él. 

tí  ^  E  iban  sus  padres  todos  los  años 
A  Jerusalem  en  la  íiesta  de  la  Pascua  «. 

48  Y  cuando  ta6  de  doce  años,  su- 


•  mr.  n. 
Gap.  1.  «8. 
a«K.S7.1L 


/Le.  1S.8. 
9  Cap.  1.  8L 
Hst.L81. 


&LS.U.3, 
•te. 


<  Xz.  IS.  18. 

33.89. 

a.  8. 17. 


Id 


»MarJS.4S. 
IIs.4(XL 


"GeB.46J)0. 
la.  57. 2. 

•Okp.S.aL 


•  Is.  48.  6> 
749.6. 
760.1,8. 
Uedkia. 
47. 4& 

F  Is.  8. 14. 

lOkl.88, 

84. 

SOo.  8. 16. 

lPsd.8.7,8. 
«Hech.88. 

83. 
•'Joaaia. 

85. 


•ver.  36. 


<  vsr.  63. 


"■z.SS.U. 

De.  18.1. 


nv;  iriyoliiii  ini4n:  huo  j  Por  quí 


¥   líhi^D  IIJÜT,  iftndg  tofinnUiir 
dv  Judáa  PdiuIo  PJIiiW,  j  H«r¿dn  l«- 


9  Toda  ville  H  btiwhlrá,  j  b^NWt 


a  LUCAÍS,  IV,  V. 


A.D.aB. 


1. 

13, 

S. 

i 


SiMc,  qne  taé  de  Jaxed,  que  fUé  de  Ms- 

laleel,  que  fué  de  Oainan, 
88  Que  ftaé  de  Bnós,  Que  ftié  de  8et, 
.  X.  que  né  de  ildam,  que  lué  dfi  DIot  ji. 

CAPITULO  IV. 

i(|im>  f  tmlaeiom  ia  Jtm-OrUto  tm  «I  AtM- 
irlo.  PraKcH  m  Mtttanl.  Vm  á  Oapkar- 
MMHB,  Anuí*  Vira  4  «m  wuryjinw  t  emra 
d  la  timn  i»  Bam  Ptdro/  y  mm  otro»  hm- 

yJESUS,  lleno  de  Eftpfritn  Santo, 
TolWó  del  Jordán,  y  Alé  llevado  por 
et  Espíritu  al  detlerto*, 
i  Por  cuarenta  días,  y  en  tentado  del 
diablo.    Y  no  comió  coaa  en  aquello! 
I  dlasb:  los  coales  pasados,  después  tuvo 
I  hambre. 

8  Entdnces  el  diablo  I»  dijo :  Sí  eres 
I  H^<o  de  Dios,  di  &  esta  ^edm  que  se 
ha^  pan. 

4  Y  Jaus  respondiéndole,  dijo :  Escri- 
to está :  Que  no  con  pan  solo  TÍvirá  ei 
hombre,  mas  con  toda  palabra  de  Dios  «. 

5  T  le  Iteró  el  diablo  á  an  alto  monte, 
'  y  le  mostró  en  un  momento  de  tiempo 

todos  los  reinos  de  la  tierra ; 

0  Y  le  dijo  el  diablo :  A  tí  te  daré  toda 
esta  potestad,  y  la  gloria  de  ellos ;  por- 
que á  mí  es  entregada',  y  A  quien  quiero 
la  doy«. 

7  Pues  si  tii  adorares  delante  de  mi, 
serán  todos  tuyos. 

8  Y  resjtondiendo  Jesús,  le  dijo :  Tete 
de  mí.  Satanás :  porque  escrito  está :  A 
tu  Seflor  Dios  adorariu,  y  á  él  solo  ser- 
virás/. 

9  Y  le  llevó  á  Jerasaiem,  y  pdsole  so> 
bie  las  almenas  |  del  Templo,  y  le  dijo : 
Si  eres  H^o  de  Dios,  échato  de  aquí 
abijo. 

10  Porque  escrito  está  9:  Que  4  sus 
ángeles  mandará  de  tí,  que  te  guarden  ¡ 

11  Y  en  las  manos  te  llevarán,  i)orque 
no  dafies  tu  pié  en  piedra. 

I     19  Y  respondiendo  Jesús,  le  dijo:  Di- 
I  cho  está :  No  tentarás  al  Sefior  tu  Dios*. 

13  Y  acabada  toda  tentación  >',  el  dia- 
blo se  fué  de  él  por  algún  tiempo. 

14  5  Y  Jesús  volvió  en  virtud  del  Es- 
píritu á  Galilea*,  y  salió  la  fiuna  de  él 
por  toda  la  tierra  de  alrededor. 

15  T  él  enseñaba  en  las  sinagogas  de 
ellos,  y  era  glorificado  de  todos. 

16  ^  Y  vino  á  Nazaret',  donde  habla 
sido  criado ;  y  entré,  confonne  á  su  cos- 
tumbre, el  ala  del  Sábado  en  la  sina- 
goga M»,  V  se  levantó  á  leer. 

17  V  niéle  dado  el  libro  del  profeta 
Isaías :  y  corao  abrió  el  libro,  halló  el 
lugar  donde  estaba  escrito  ■  : 

la  El  Espíritu  del  Señor  e«  sobre  mí> 
por  cuanto  me  ha  ungido  para  dar  bue- 
nas nuevas  á  los  pobres ;  me  ha  enviado 
para  sanar  los  quebrantados  de  cora- 
Eon  o  ;  para  pregonar  á  los  cautivos  11- 
l>ertad,  y  &  los  ciegos  vista ;  para  poner 
m  liberóul  4  los  quebrantados ; 

19  Para  predicar  el  año  agradable  del 
Sefior^. 

SO  Y  rollando  el  libro,  lo  dio  al  mi- 
listro,  y  sentóse:  y  los  ojos  de  todos 
•n  la  shiagoga  estaban  ñit»  en  él. 

21  Y  comenzó  á  decirles:  Hoy  se  ha 

umplido    esta    escritura   en   vuestros 

idos. 

83  Y  todos  le  daban  testimonio,  y  esta- 

an    maravillados  de  sus  palabras  de 

rada  que  salian  de  su  bocaf,  y  decían : 

No  es  este  el  liijo  de  Joséi*  ? 
28  Y  les  dijo  :  Sin  duda  me  diréis  este 
rfran :  Médico,  cdrate  á  tí  minmo :  de 
intas  cosas  que  hemos  oido  haber  sido 
echas  en  Capemaum',  haz  también 
(uí  en  tu  tiem. 


t4  Y  difo :  De  cierto  os  dii(o,  que  nin- 
gún profeta  es  acepto  en  tu  tierra '. 

85  Mas  en  verdad  os  digo,  mu  muchas 
viudas  habia  en  Israel  en  los  dias  de 
Elias,  cuando  el  cielo  taé  cerrado  por 
tres  afhM  y  seis  meses «,  que  hubo  una 
grande  hambre  en  toda  la  tterra ; 

M  Pero  á  ninguna  de  ellas  fué  enriado 
Elias,  sino  4  Sarepta  de  Sidon  •,  4  una 
mi\{er  viuda. 

27  T  muchos  leprosos  habla  en  Israel 
en  tiempo  del  nrcfeCa  EUséo  ¡  mas  nin- 
guno de  ellos  nié  limpio,  sino  Naaman 
el  Siro'. 

88  Entonces  todos  en  la  siiugoga  fue- 
ron llenos  de  ira,  oyendo  estas  ooüas ; 

89  Y  levantándose,  le  echaron  fuera  de 
la  ciudad,  y  le  llevaron  hasta  la  cum- 
bre del  monte,  sobre  el  cual  la  ciudad 
de  ellos  estaba  ediiicada,  para  despe- 
ñarle. 

80  Mas  él,  pasando  por  medio  de  ellos, 
seftié". 

81  ^  Y  descendió  &  Capemaum,  ciu- 
dad de  Galilea,  y  allí  los  etuefiaba  en 
los  sábados. 

88  Y  se  maravillaban  de  su  doctrina, 
porque  i>u  palabra  era  con  potestad  ■. 

8a  Y  estaba  en  la  sinagoga  un  hombre 
que  tenia  un  espíritu  de  un  demonio 
inmundo  •,  el  cual  exclamó  á  gran  voz, 

84  Diciendo :  Déjanos,  ¿  Qué  tenemos 
contigo,  Jesús  Nazareno  ?  ¿  Has  venido 
á  destruimos  I*  ?  Yo  te  conozco  quiéo 
eres «,  el  Santo  de  Dios'. 

85  Y  Jesús  le  increpó,  diciendo :  En- 
mudece, y  sal  de  él.  Entonces  el  de- 
monio, derribándole  en  medio,  salió  de 
éi,  y  no  le  hizo  daño  alguno. 

86  Y  hubo  espanto  en  todos,  y  habla- 
ban unos  á  otros  diciendo  :  ¿  Qué  pala- 
bra es  esta,  que  con  autoridad  y  po- 
tencia manda  á  los  espíritus  inmundos, 
y  salen? 

87  Y  la  fiuna  de  él  se  divulgaba  de 
todas  partes  por  todos  los  lugares  de  la 
comarca. 

88  ^  Y  levantándose  Jesús  de  la  sina- 
goga, entró  en  casa  de  Simón;  y  la 
suegra  de  Nimon  estalta  con  una  grande 
fiebre  • ;  y  le  rogaron  por  ella. 

39  É  inclinándose  hacia  ella,  riñó  á  la 
fiebre  ¡  y  la  fiebre  la  dejó :  y  ella  levan- 
tándose luego,  les  servia. 

40  Y  Y  poniéndose  el  sol,  todos  los  que 
tenían  enfermos  de  diversas  enferme- 
dades, los  traían  á  él:  y  él,  |K>niendo 
las  manos  sobre  cada  uno  de  ellos,  los 
sanaba. 

41  Y  sallan  también  demonios  de  mu- 
chos, dando  voces,  y  diciendo:  Tü  eres 
el  Cristo,  el  Hijo  de  Dios:  mas  rifién- 
doles  no  les  d^aba  hablar ;  porque  sa- 
bían que  él  era  el  CrUto. 

42  7  T  siendo  ya  de  dia  salió,  y  se  fué 
4  un  lugar  desierto :  y  las  gentes  le  bus- 
caban, y  vinieron  hasta  él ;  y  le  detenían 
para  que  no  se  apartase  de  ellos. 

48  Mas  él  les  dijo:  Que  también  4 
otras  ciudades  es  necesario  que  anuncie 
el  Evangelio  del  reino  de  Dios  ¡  porque 
para  esto  sov  enviado/. 

44  Y  predicaba  en  las  sinagogas  de 
Galilea. 

CAPITULO  V. 

PrtcUea  Jétuí  áud»  la  barca  dt  Ptdro  t  ftiea 
mOagroBa  ds  m/«.  Owraei<m  d»  um  Uproto 
y  de  un  paraHíieo.  Voeaeion  da  JBistfo. 
Por  4pU  no  ofwiudHm  loo  dUeífulo»  dt 
Jonu. 

Y  ACONTECIÓ,  que  estando  él  Junf 
to  al  lago  de  Genezatet,  las  gentes 
se  agolpaban  sobre  él  para  oir  la  palabra 
de  Dios  «. 
8  Y  vio  dos  barcos  que  estaban  cerca 


<llatU.87. 
Josa  4. 44. 


•BaB«*.U7. 
•IBsy.ir.S. 

•3Bay.9.1, 


»Jsaa8.W. 
y  10.  tt. 


•Jer.2S.SI». 

Mat.7.a8, 

29. 

Heclk.4.12. 
•l!ar.l.2B. 

bBsBt«>.3J9. 
•  ver.  41. 

8al.ni6.10i 
Hssk.S.14. 


•lUi.8.14, 
•te. 

Uar.  1. 88. 
•te. 


/Usr.  1.8& 


•Mat.4.18, 
ete. 

Mar.  1.10. 
eto. 


A^D.as. 


S.  LUCAS,  VI. 


A.  0.16. 


ftjn«n31.6. 


«8ál.m. 

4B0.U.8. 
O».  6. 9. 


•X0.flL& 


ISunMofo. 


/  Mat.  4. 20. 
y  19.87. 
FL8.7.8. 

f  Hat  8b  2, 

etc. 
Mar.  1.40, 

fl«0. 

AaB«7.S. 

10,  li. 


«La.  14. 4. 
0te. 


>HaU4J8. 
Mar.  6.  48. 


fHat9.S. 
eto. 

Mar.  2.  3, 
ete. 


•8aLS3.S. 
7108.8. 
7 130.  4. 
Is.1.18. 
74S.aft. 


de  U  orilla  del  lam:  j  kM  pcsradore», 
habiendo  descendido  de  ellos,  lavaban 
sos  redes. 

8  Y  entrado  en  uno  de  estos  barcos,  el 
cnal  era  de  Simón,  le  rogó  que  le  desvi. 
ase  de  tierra  un  poco ;  y  sentándose,  en- 
sellaba  desde  el  barco  á  las  gentes. 

4  Y  como  cesó  de  hablar,  dijo  ¿  Simón : 
Tira  6  alta  mar, ;  echad  vuestras  redes 
para  pescar  b. 

6  Y  respondiendo  Simón,  le  dijo: 
Maestro,  habiendo  txabiO*d<>  *o^  ^' 
noche,  nada  hemos  tomado  c:  mas  en  tu 
palabra  echaré  la  red. 

6  Y  habiéndolo  hecho,  encerraron  eran 
multitud  de  pescado  <f,  que  su  red  se 
rompía. 

7  E  hicieron  señas  á  los  compañeros 
que  ettaban  en  el  otro  barco,  que  vini- 
esen á  ayudarles ;  y  vinieron,  y  llenaron 
ambos  barcos,  de  tal  manera  que  se 
an«saban. 

8  Lo  cual  viendo  Simón  Pedro,  se  der- 
ribó de  rodillas  á  Jesús «,  diciendo:  A- 
pártate  de  mi.  Señor,  porque  soy  hombre 
pecador. 

9  Porque  temor  le  habla  rodeado,  y  á 
todos  los  que  ettaban  con  él,  de  la  presa 
de  los  peces  que  hablan  tomaido. 

10  Y  asimismo  á  Jacobo|  y  á  Juan, 
hijos  de  Zebedéo,  que  eran  compañeros 
de  Simón.  Y  Jesús  dijo  á  Simón:  No 
temas ;  desde  ahora  pescarás  hombres. 

11  Y  como  llegaron  á  tierra  los  barcos, 
dejándolo  todo,  le  siguieron/. 

12  ^  Y  aconteció  que  estando  en  una 
ciudad,  hé  aquí  un  hombre  Heno  de  le- 

Sra;,  el  cual  viendo  á  Jesús,  postran- 
ose  sobre  el  rostro,  le  rogó,  diciendo: 
Señor,  si  quisieres,  puedes  limpiarme. 

13  Entonces  extendiendo  la  mano  le 
tocó,  diciendo:  Quiero;  sé  limpio  A.  Y 
luego  la  lepra  se  fué  de  el. 

14  Y  él  le  mandó  que  no  lo  dijese  á 
nadie:  Mas  vé,  (dijo/e)  muéstrate  al  sa- 
cerdote, y  ofirece  por  tu  limpiexa,  como 
mandó  Moisés',  paxa  qvt  Hrva  de  testi- 
monio á  ellos. 

lA  Empero  tanto  mas  se  extendía  su 
fama:  y  se  Juntaban  muchas  gentes  á 
oír  y  ser  sanadas  por  él  de  sus  enferme- 
dades. 

16  Mas  él  se  apartaba  á  loe  desiertos, 
y  oraba*. 

17  5  Y  aconteció  un  dia,  que  él  estaba 
ensenando,  y  los  Fariseos  y  doctores  de 
la  ley  estaban  sentados,  los  cuales  hablan 
venido  de  todas  las  aldeas  de  Galilea,  y 
de  Judéa,  y  Jerusalem :  y  la  virtud  del 
Señor  estaba  tMi  para  sanarloa. 

18  Y  hé  aquí  unos  hombres,  que  traían 
sobre  un  lecho  un  hombre,  que  estaba 
«uralitico/ :  y  buscaban  wir  donde  meter- 
le, y  ponerle  delante  de  él. 

19  Y  no  hallando  por  donde  meterle  á 
causa  de  la  multitud,  subieron  encima 
de  la  casa,  y  por  el  tejado  le  balaron  con 
el  lecho  en  medio,  delante  de  Jesús. 

SO  £1  cual,  viendo  la  fé  de  ellos,  le 
dice:  Hombre,  tus  pecados  te  son  per- 
donados. 

21  Entonces  los  escribas  y  los  Fari- 
seos comenzaron  á  pensar,  diciendo: 
¿Quién  es  este  que  habla  blasfemias? 
¿Quién  puede  perdonar  pecados,  uno 
solo  DiosM? 

99  Jesús  entonces,  conociendo  los  pen- 
samientos de  ellos,  respondiendo  les  d^o : 
i  Qué  pensáis  en  vuestros  coraxones  ? 

23  i  (¿ué  es  mas  fiuril  i  decir :  Tus  pe- 
cados te  son  perdonados ;  ó  decir :  Le- 
vántate, y  anda  ? 

24  Pues  para  que  sepáis  que  el  Hijo  del 
Hombre  tiene  potestad  en  la  tierra  de 
perdonar  pecados,  (dice  al  paralítico): 


A  tí  digo :  Levántate,  toma  tu  lecho*, 
y  vete  á  tu  casa. 

86  Y  luego,  levantándose  en  presencia 
de  elkw,  y  tomando  aquel  en  que  estaba 
echado,  se  toA  á  su  casa,  glorificando  i 
Dios. 

20  Y  tomó  espanto  á  todos,  y  glozifiea- 
ban  á  Dioso ;  y  ftieron  llenos  de  temor^, 
diciendo:  Que  hemos  visto  maiavillas 
hoy. 

97  Y  Y  después  de  estas  ooeas  sall6,  y  | 
vio  aun  publicano  llamado  Lerí*,  sen- 
tado al  banco  de  loe  púUiau  frítate*,  y 
ledUo:  Sigúeme. 

28  Y  dejadas  todas  cosas,  levautáadoee, 
le  siguió. 

29  É  hixo  Leví  gran  banquete  en  su 
casa,  y  habla  mucluí  compañía  de  publí- 
canos, y  de  otros,  los  cuales  estaban  á 
la  mesa  con  ellos. 

80  Y  los  escribas  y  los  Fariseos  mur- 
muraban contra  sus  discípulos,  dicien- 
do :  ¿  Por  qué  coméis  y  bebéis  con  los 
publícanos  y  pecadores  r  ? 

81  Y  respondiendo  Jesús,  les  dijo :  Los 
que  están  sanos  no  necesitan  médico*, 
sino  los  que  están  enfermos. 

32  No  he  venido  á  llamar  Justos,  sino 
pecadores  á  arrepentimiento  t. 

38  1  £ntónces  ellos  le  dijeron  >  ¿  Por 
qué  los  diBcípulos  de  Juan  ayunan  mu- 
chas veces,  y  hacen  oraciones,  y  asimis- 
mo los  de  los  Fariseos  ¡  y  tus  diacipulos 
comen  v  beben  «  ? 

84  Y  él  les  d^o :  ¿  Podéis  hacer  que  los 
que  están  de  bodas  f  «yunen,  entretanto 
que  el  esposo  está  con  ellos  ? 

85  Empero  vendrán  días  cuando  el  es- 
poso les  será  quitado ;  entonces  ayuna- 
rán en  aqurilos  días. 

86  Y  les  decia  también  una  parábola: 
Nadie  mete  remiendo  de  paño  nuevo  en 
vestido  vieio ;  de  otra  manera  el  nuevo 
rompe,  y  al  vlqo  no  conviene  remiendo 
nuevo. 

87  Y  nadie  echa  vino  nuevo  en  cueros 
viejos;  de  otra  manera  el  vino  na«vo 
rt>mu«rá  los  cueros,  y  el  vino  se  dora- 
mara,  y  los  cueros  se  perdeiún. 

38  Mas  el  vino  nuevo  en  cueros  nuevos 
se  ha  de  echar;  y  lo  uno  y  lo  otro  se 
conserva. 

89  Y  ninguno  que  bebiere  dd  a&ejo, 
quiere  luego  el  nuevo ;  por«i.ne  dice :  £l 
añejo  es  m^or«. 

CAPITULO  VI. 
Jetue  defiende  d  mu  Meeífmioejf  reiar^gmife  á 
loe  tftrihae  y  Fariefoe  eokre  la  eib*ermm\ 
(hl  Sábado.     Kombra  lo*  doe* 
evra  en/tmo»/  w  pniiea  o^acl 
•armoH  e»  que  deetara  toefmudameeetog  de 
la  leff  nveva. 

Y  ACONTECIÓ  que  pasando  éL  por 
los  sembrados*  en  un  sábado  se- 
gundo dti  primero,  sus  discípulos  arran- 
caban espigas,  y  comían,  estregándote* 
con  las  manos. 

2  Y  aljzunos  de  los  Fariseos  les  dije- 
ron :  ¿  fot  qué  hacds  lo  que  no  es  ii- 
cito  hacer  en  los  sábados  ? 

8  Y  respondiendo  Jesús  les  dijo :  ¿  Ni 
aun  esto  nabeis  leído,  que  hixo  David  á 
cuando  tuvo  hambre,  él,  y  los  que  con 
él  estaban  ? 

4  i  Como  entró  en  la  casa  de  Dioa,  y 
tomó  los  panes  de  la  proposición,  y  co- 
mió, y  dio  también  á  los  que  ri^efceo 
con  él ;  los  cuales  no  era  licito  comer, 
sino  á  solos  los  sacerdotes  •  ? 

5  Y  les  decia:  El  Hijo  del  Homhre  es 
Señor  aun  del  sábado. 

6  ^  T  aconteció  también  en  otro  sá- 
bado, que  él  entró  en  la  sinagoga  y 
enseñaba ;  y  estaba  allí  un  hombie  que 
tenia  la  mano  derecha  seca<<. 


iS.6. 


•Heiá.ia. 

ruca. 


llLlU.] 


«le. 
*Jtr. 


f  Oiíp.1 
10. 
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II. 

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7  Y  le  acechaban  loe  etoriba*  y  loa 
Parlaéoa,  ai  aanaria  en  «Abado  «,  por  ha- 
Uar  de  qué  le  acusasen. 

8  Mas  él  sabia  los  pensamientos  de 
ellos/;  y  d^o  al  hombre  oue  tenia  la 
mano  seca:  Levántate,  y  ponte  eta  me- 
dio. Y  él  levantándose,  se  puso  en  pié. 

9  Entonces  Jesús  lea  dice:  Os  pre- 
guntaré tifia  cosa :  ¿  Es  licito  en  sába- 
aoa  hacer  bien  y,  6  hacer  mal  ?  ¿  salvar 
la  vida,  ó  quitarla  ? 

10  Y  mirándolos  á  todos  alrededor,  dioe 
al  hombre :  Extiende  tu  mano ;  y  él  lo 
hizo  asi,  y  su  mano  filé  restituida  sana 
como  la  otra. 

11  Y  ellos  se  llenaron  de  rabia,  y  ha- 
blaban los  unos  á  los  otros  qué  harían 
á  Jesús. 

IS  5  V^  aconteció  en  aquellos  dias,  que 
fué  al  monte  á  orar*,  y  pasó  la  noche 
orando  á  Dios. 

13  Y  como  fué  de  día,  llamó  4  sus  dis- 
cípulos, y  eacoeió  doce»  de  ellos,  loa 
cuales  también  uamó  Apóstoles : 

14  A  Simón,  al  cual  también  llamó 
Pedro*,  y  á  Andrés  su  hermano;  Ja- 
coboj  y  Juan,  Felipe  y  Bartolomé  jí, 

15  Mateo  y  Tomás,  y  Jacobo  hQo  de 
Alféo,  y  Simón  el  que  se  llama  Cela- 
dor tj 

16  Judas  hermano  de  Jacobo,  y  Judas 
Iscariote,  que  también  fué  el  traidor. 

17  Y  descendió  con  ellos,  y  se  paró  en 
un  lugar  llano,  y  la  compailia  de  sus 
discípulos,  y  una  srande  multitud  de 
pueblo  I  de  toda  Judéa  y  de  Jerusalem, 
y  de  la  costa  de  Tiro  y  de  Sidon,  que 
habian  venido  á  oirle,  y  para  ser  sanados 
de  sus  enfermedades  m  ; 

18  Y  otrvs  que  habian  sido  atormen- 
tados de  espmtus  inmundos,  y  estaban 
sanos. 

19  Y  toda  la  gente  procuraba  tocarle* ; 
porque  salla  &  él  virtud  o,  y  sanaba  á 
todos. 

20  5  Y  alzando  él  los  ojos  á  sus  discí- 

{>ulos,  decía:  Bienaventurados  vototrot 
os  pobresj»,  porciue  vuestro  es  el  rdno 
de  Dios. 

81  Bienaventurados  los  que  ahora  te- 
neis  hambre;  porque  seréis  saciados f. 
Bienaventurados  los  que  ahora  lloráis; 
porque  reináis  r. 

S2  Bienaventurados  seréis  cuando  los 
hombres  os  aborrecieren',  y  cuando  os 
apartaren  de  si,  y  os  denostaren ',  y  des- 
echaren vuestro  nombre  como  malo  por 
ei  HÜo  del  Hombre. 

SS  Uozáos  en  aquel  dia«,  y  alegraos; 
porque  hé  aquí  vuestro  galardón  e» 
grande  en  los  cielos :  porque  así  hacían 
sus  padres  á  los  profetas  *. 

84  Mas  ¡ay  de  vosotros  ricos*!  porque 
tenéis  vuestro  consuelo  y. 

85  ¡  Ay  de  vosotros,  los  que  estáis  har- 
tos !  porque  tendréis  htunbre  <.  ¡  Ay  de 
vosotros,  los  que  ahora  reís !  poique  la- 
mentaréis y  lloraréis. 

£6  ¡Ay  de  vosotros,  cuando  todos  los 
hombres  dijeren  bien  de  vosotros  « !  por- 
que así  hacían  sus  padres  á  los  falsos 
profetas. 

37  Mas  á  vosotros  los  que  oís,  digo: 
Amad  á  vuestros  enemigos;  haced  bien 
á  los  que  os  aborrecen  b. 

S8  Bendecid  á  los  que  os  maldicen,  y 
orad  por  los  que  os  calumnian  c. 

89  Y  al  que  te  hiriere  en  la  mcgilla, 
dale  también  la  otra ;  y  al  que  te  qui- 
tare la  capa,  ni  aun  el  sayo  le  defiendas. 

80  Y  4  cualquiera  que  te  pidiere,  da<< ; 
y  al  que  tomare  lo  que  ea  tuyo,  no  vu- 
elvas a  pedir. 

31  Y  como  queréis  que  os  hagan  los 
hombres,  así  haoedles  también  vosotros  «. 


8S  Porque  si  amáis  4  los  que  os  aman ; 
¿  qué  gracias  tendréis  ?  porque  también 
loa  pecadores  aman  á  loa  que  los  aman. 

38  Y  si  hiciereis  bien  á  los  que  os  ha- 
cen bien,  ¿  qué  gracias  tendréis  ?  por- 
que también  loa  pecadores  hacen  lo 
mismo. 

84  Y  si  prestareis  á  aquellos  de  quienes 
esperáis  recibir,  ¿  qué  gracias  tendréis  ? 

Krque  también  los  pecadores  prestan  á 
I  |)ecadores,  para  recibir  otro  tanto. 

85  Amad  pues  á  vuestros  enemigos/; 
y  haced  bien,  y  prestad  no  esperando 
de  ello  nada  y :  y  será  vuestro  galardón 
grande,  y  seréis  hijos  del  Altísimo  * : 

Ktrque  él  es  benigno  aun  para  con  los 
gratos  y  malos. 

86  Sed  pues  misericordiosos,  como  tam- 
bién vuestro  Padre  es  misericordioso. 

87  No  juzffueis,  y  no  seréis  juzgados  • : 
no  condenéis,  y  no  seréis  condenados: 
perdonad,  y  seras  perdonados. 

38  Dad,  y  se  os  dará* ;  medida  buena, 
apretada,  remecida,  y  rebosando,  darán 
en  vuestro  seno :  porque  con  la  misma 
medida  que  midiereis,  os  será  vuelto  á 
medir  t. 

80  Y  les  decia  una  parábola :  ¿  Puede 
el  ciego  guiar  al  ciego "* ?  ¿no  caerán 
ambos  en  el  hoyo  ? 

40  £1  discípulo  no  es  sobre  su  maes- 
tro n ;  mas  cualquiera  que  fuere  como 
el  maestro,  será  perfiM;to. 

41  ¿  Por  qué  miras  la  piO*  Q^^  "^  ^"^ 
el  ojo  de  tu  hermano,  y  la  viga  que  ettá 
en  tu  propio  ojo  no  consideras  ? 

42  ¿  U  como  puedes  decir  á  tu  her- 
mano :  Hermano,  déja,  echaré  fuera  la 
p^a  que  eitá  en  tu  ojo,  no  mirando  tü 
la  viga  que  ettá  en  tu  ojo  ?  Hipócrita, 
echa  primero  f\iera  de  tu  ojo  la  viga», 
y  entonces  verás  bien  para  sacar  la  paja 
que  está  en  el  ojo  de  tu  hermano. 

43  Porque  no  es  buen  árbol  el  que  da 
malos  fnitos ;  ni  árbol  malo  ei  que  da 
buen  firuto. 

44  Porque  cada  árbol  por  su  firuto  es 
conocido j»:  qué  no  cogen  higos  de  las 
espinas,  ni  vendimian  uvas  de  las  zarzas. 

45  Kl  buen  hombre  del  buen  tesoro  de 
su  corazón  saca  bien ;  y  el  mal  hombre 
del  mal  tesoro  de  su  corazón  saca  mal ; 
porque  de  la  abundancia  del  corazón 
habla  sn  boca  7. 

46  ¿  Por  qué  me  llamáis.  Señor,  Señor, 
y  no  hacéis  lo  que  digo  r  ? 

47  Todo  aquel  que  viene  á  mí,  y  oye 
mis  palabras,  y  las  hace,  yo  os  enseñaré 
4  quien  es  sem^ante. 

48  Semejante  es  al  hombre  que  edifica 
una  casa,  el  cual  cavó  y  ahoidó,  y  puso 
el  fundamento  sobre  la  peña*:  y  cu- 
ando vino  una  avenida,  el  rio  dio  con 
ímpetu  en  aquella  casa,  mas  no  la  pudo 
menear  f;  poniue  estaba  fundada  solxre 
la  peña. 

49  Mas  el  que  oyó  y  no  hizo  «,  seme- 
jante es  al  hombre  que  edificó  su  casa 
sobre  tierra,  sin  fundamento ;  en  la  cual 
el  río  dio  con  ímpetu,  y  lu^  cayó :  y 
fué  grande  la  ruina  de  aquella  casa. 

CAPITULO  VIL 
Baña  Jenu  al  criado  dd  eenturion.  Retueita 
al  h</o  de  la  viuda  d»  Nain.  Rupoud»  á  loa 
meMojeroi  á»  Juan  BauHita.  Inertpa  á 
lo»  Judúu,  y  lot  compara  á  uiñot  qut  Jue- 
gan. Una  mufor  U  ungt  lo»  pM«.  ParMola 
de  loe  do»  deudoret. 

Y   COMO  acabó  todas  sus  palabras 
oyéndole  el  pueblo,  entró  en  Oa- 
pemaum  «. 

8  Y  el  siervo  de  un  centurión,  al  cual 
tenia  él  en  estima,  estaba  enfermo  y  á 
punto  de  morir. 
8  Y  como  oyó  hablar  de  Jesús,  envió  4 


/  ver.  27. 

t  Bal.  87.  X. 
7 113.  fi. 
*  Mat  5. 4£. 


•  Mat.  7. 1. 

JiPM.19.17. 


/  Mar.  4.  35. 

Bukto.S.18. 

"Hat.15.14. 


«llUtlO.34. 
Jnan  18.16. 
y  16.  20. 


«Bo.  2.1,21. 


rMstl2J3. 


«Mat.  12.84, 
36. 

'Cap.  18. 16. 
Mal  1.6. 
Mai  7.  2L 
Oa.6.7. 


•Mat7.  24, 
27. 

<2Fed.l.lO. 

•  Bant".  1. 
22,24. 


«  Mab  8.  5, 
etc. 


A.D.S1. 


»  Bal.  107.20. 


«3Iat.19.28. 


d  Cap.  8.  ¡4. 

Hecli.9.40. 
•2Bey.4.S2, 

.•J7. 

y  13, 21. 

Jnw  11.44. 

/  Cap.  24. 19. 
9  Oap.  1.  «tS. 


A  Mat.  11. 2. 


8.  LUCAS,  VIT. 


•  Cap.  4. 18. 

Bant*.  3.  6. 

ÍCki.2.84. 
Ib.  8. 14, 

15. 

Uai  11.  6. 

713.57. 
Juan&flC. 

1  Co.  1.  21, 

2& 

'  Cap.  1.  76. 


él  Im  HtiebuiM  de  los  Judíos,  rogándole 
que  viniese,  y  librase  k  su  sierro. 

4  T  viniendo  etlos  ¿  Jesús,  rofcáronle 
con  diligencia,  diciéndole:  Porque  es 
digno  de  concederle  esto; 

5  Que  ama  nuestra  nación,  y  él  nos 
edificó  una  sinagoga. 

6  Y  Jesús  fué  con  ellos ;  mas  como  ya 
no  estuviesen  lejos  de  su  casa,  envió  el 
centurión  amigos  á  él  diciéndole :  Scflor, 
no  te  incomodes,  que  no  soy  digno  que 
entres  debajo  de  mi  tejado : 

7  Por  lo  cual  ni  aun  me  tuve  por  digno 
de  venir  ó  tí ;  mas  di  la  palabra,  y  mi 
criado  serA  sano  h. 

8  Porque  también  jo  soy  hombre  pues- 
to en  potestad,  que  tengo  debs^o  ue  mí 
soldados ;  y  digo  ¿  este :  Vé ;  y  va :  y  al 
otro.  Ven ;  y  viene :  y  á  mi  siervo :  Haz 
esto ;  y  Lt  hace. 

9  Lo  cual  oyendo  Jesús,  se  maravillé 
de  él ;  y  vuelto,  dijo  &  las  gentes  que  le 
sciouián :  Os  digo  gue  ni  aun  en  Israel  he 
hallado  tanta  fé  «. 

10  T  vueltos  &  casa  los  que  hablan  sido 
enviados,  hallaron  sano  al  siervo  que 
habia  estado  enfermo. 

11  ^  Y  acontecié  después,  cjue  M  iba 
&  la  ciudad  que  se  llama  Nam,  é  il>an 
con  él  muchos  de  sus  diseípulos,  y  gran 
compañía. 

12  X  como  llegó  cerca  de  la  puerta  de 
la  ciudad,  hé  aquí  que  sacaban  fuera  á 
un  diftmto,  unigénito  á  su  madre,  la 
cual  también  era  viuda :  y  habia  con  ella 
grande  comiiañía  de  la  ciudad. 

13  Y  como  el  Señor  la  vio,  compade- 
cióse de  ella,  y  le  dice  :  No  llores. 

14  Y  acercándose,  tocó  el  ftíretro  ;  y  los 
que  le  llevaban,  pararon.  Y  dice :  Man- 
cebo, &  tí  digo,  levántate  <t. 

15  Entonces  se  inconmró*  el  que  habla 
muerto,  y  comenzó  a  hablar;  y  diólo 
á  su  madre. 

16  Y  todos  tuvieron  miedo,  y  glorifi- 
caban ik  Dios,  diciendo:  Que  un  gran 
proteta  se  ha  levantado  entre  nosotros/; 
y  que  Dios  ha  visitado  á  su  pueblo  9. 

n  Y  salió  esta  &ma  de  él  por  toda 
Judéa,  y  por  toda  la  tierra  de  alrededor. 

18  ^  Y  sus  discípulos  dieron  á  Juan 
las  nuevas  de  todas  estas  cosas :  y  llamó 
Juan  dos  de  sus  discípulos, 

19  Y  envió  &  Jesús»,  diciendo :  ¿  Eres 
tü  aquel  que  habia  de  venir,  ó  e8i>era- 
rémos  á  otro  ? 

20  Y  como  los  hombres  vinieron  4  él, 
dijeron:  Jtum  el  Bautista  nos  ha  en- 
viado á  tí,  diciendo :  ¿  £¡res  tü  aquel  que 
habia  de  venir,  ó  esperaremos  á  otro  ? 

21  Y  en  la  misma  hora  sanó  á  mu- 
chos de  enfermedades,  y  plagas,  y  de 
espíritus  malos ;  y  &  muchos  ciegos  dio 
la  vista. 

22  Y  respondiendo  Jesos,  les  dijo :  Id, 
dad  las  nuevas  á  Juan  de  lo  que  habéis 
visto  y  oido :  Que  los  ciegos  ven,  los  co- 
jos andan,  los  leprosos  son  limpiados.  los 
sordos  oyen,  los  muertos  resucitan,  i  los 
pobres  es  anunciado  el  Evangelio  i : 

28  Y  bienaventurado  es  el  que  no  fuere 
escandalizado  en  mí  *. 

84  ^  Y  oomo  se  fueron  los  mensajeros 
de  Juan,  oomenxó  á.  hablar  de  Juan  á 
las  gentes :  ¿  ^né  salistes  á  ver  al  des!, 
erto  ?  ¿  Una  cafia  que  es  agitada  del 
viento? 

25  Mas  ¿qué  salistes  á  ver?  ^T7n 
hombre  cubierto  de  vestidos  delicados  ? 
Hé  aqid  que  los  que  están  en  vestido 

Í>recioso,  y  viven  en  delicias,  en  los  pa- 
acios  de  los  reyes  están. 

26  Mas  ¿  qué  salistes  á  ver  ?  ¿Un  pro- 
feta '  ?  También  os  digo,  y  aun  mas  que 
profeta. 


27  Este  es  de  quien  está  escrito** ;  Hé 
aquí  envío  mi  ímgtí  delante  de  tn  faz  »,  I 
el  cual  apar«úara  tu  camino  driante 
de  tf. 

28  Porque  os  digo  que  entre  loe  nacidos 
de  mujeres,  no  hay  mayor  proleta  qoe 
Juan  el  Bautista:  mas  el  mas  peqa«h> 
en  el  reino  de  los  cielos  es  mayor  que  él. 

SO  Y  todo  el  pueblo  oyéndole,  y  kM 
publícanos,  justificaron  á  Dios  •  bauti- 
zándose con  el  l>autismo  de  Juan^. 

30  Mas  los  Fariseos,  y  los  sabios  de  la 
ley,  desecharon  el  consc>jo  de  Dios  con- 
tra sí  mismos,  no  siendo  tiaatizadoe 
de  él. 

81  Y  dice  et  Sefior:  ¿A  quién  puea 
compararé  los  hombres  de  esta  genera- 
ción 9,  y  á  qué  son  semejantes  ? 

83  Semejantes  son  á  los  mochacbo» 
sentados  en  la  plaza,  y  que  dan  voces 
los  unos  á  los  otros,  y  dicen:  Os  tañí- 
mos con  flautas,  y  no  bailasteis ;  os  en- 
dechamos, y  no  llorasteis. 

83  Porque  vino  Juan  el  Bautista,  que 
ni  comia  pan,  ni  bebía  vino  r ;  y  decis : 
Demonio  tiene. 

34  Vino  el  H^o  del  Hombre,  que  come 
y  bebe«;  y  decís:  Hé  aquí  un  hombre 
comilón,  y  bebedor  de  vino,  anoigo  de 
publícanos  y  de  pecadores. 

85  Mas  la  sabiduría  es  Justificada  de 
todos  sus  hijos  t. 

36  5  Y  le  rogó  uno  de  los  Parfséoa, 

aue  comiese  con  él.   Y  entrado  en  casa 
el  Fariseo,  sentóse  á  la  mesa. 

87  Y  hé  aquí  una  m^jer  qoe  habia 
sido  pecadora  «  en  la  ciudad,  como  en- 
tendió que  estaba  á  la  mesa  en  casa  de 
aquel  Fariseo,  trajo  un  vaso  de  alabastro 
de  ungüento  V; 

88  Y  estando  detrás  á  sus  niés,  comen- 
zó llorando  á  regar  con  lágrimas  sus 
pies,  y  los  limpiaba  con  los  cabelloe  de 
su  cabeza :  y  besaba  sus  piós,  y  loa  nngia 
con  el  ungüento. 

80  V  como  vio  elfo  el  Fariseo  que  le 
habia  convidado,  habló  entre  si,  dici- 
endo :  Este,  si  fuera  profeta,  conocerla 
quién  y  cual  es  la  mu^er  que  le  toca ; 
que  es  jtecadora  «. 

40  Entonces  respondiendo   Jesuft,   le 
dijo:  Simón,  una  cosa  tengo  que  de 
cirte.  Y  él  le  dice :  Di,  maestro. 

41  Un  acreedor  tenia  dos  deudores  :  el 
uno  le  debia  quinientos  denarioa,  y  el 
otro  cincuenta. 

42^  Y  no  teniendo  eUos  de  que  pagar '» 
perdonó  la  deuda  á  ambos.  Di,  pues. 
¿  cual  de  estos  le  amata  mas  ? 

43  Y  respondiendo  Simón,  dijo :  Piensa 
que  aquel  al  cual  perdonó  mas*.  T  él  le 
dijo :  Rectamente  has  juzgado. 

44  Y  vuelto  á  bi  mujer,  dijo  4  8imon : 
¿  Ves  esta  mujer  ?  Entré  en  tu  casa,  no 
diste  agua  para  mis  pies :  mas  esta  ha 
regado  mis  pies  con  láí^tixnas,  y  loa  ha 
limpiado  con  los  cabellos  de  su  cabeza. 

45  No  me  diste  beso ;  mas  esta,  desde 
que  entré,  no  ha  cesado  de  beaiar  mis 
pies. 

40  No  ungiste  mi  cabeza  con  dleo«; 
tnas  esta  ha  ungido  con  unic&enk»  mis 
pies.  ^ 

47  Por  Id  cual  te  digo  fue  sus  muchos 
pecados  son  perdonados,  porque  amó 
mucho:  mas  al  que  se  perdona  pooo« 
poco  ama. 

48  Y  á  ella  dijo:  Los  pecados  te  son 
perdonados. 

40  Y  los  que  estaban  juntamente  sen- 
tados á  la  mesa,  comenzaron  á  decir 
entre  sí :  ¿  Quién  es  este,  qnc  tambácaa 
perdona  pecados^  ? 

SO  Y  dijo  á  la  mqjer :  Ta  fB  te  ha 
salvado  e :  vé  en  paz. 


á.D. SL  ' 

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•M.LL  ' 
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a  LUCAS,  Tlñ. 


A.D.S1. 


17.S5. 


n. 

8.9. 


3.3, 
3. 


12. 


CAPITULO  VIII. 

iVmiMa  dH  tntbrador.  Lum  tobn  <l  ta9Ít- 

Uro.  íftrt*  Jmu  ni  imiftrio  tobr*  •)  mar, 

Mtri  lof  ¿«ttOHío*,  toArc  ittia  m/crmediul 

inmraiiti  y  wtow  to  MiMr(«,  rtMteitmtdo  á 

YACOiNTEClJ  ámpvu»,  qae  61  em. 
minaba  por  toda»  las  cludadea  y 
aldea*  ptedlcándo,  y  anunoUndo  «1  E> 
vangeUo  del  idno  de  Dio»:  y  kw  doce 
con  él, 
S  Y  algunas  miOena*  (jae  hablan  tido 
cundas  de  malos  espíritus,  ;  de  enfer- 
medades ;  María,  que  se  llamaba  Mag- 
dalena, d^  Ui  cual  hablan  salido  siete 
demonios  ft, 

3  Y  Juana,  mi^er  de  Chuza,  procura- 
dor de  Heródes,  y  Susana,  y  otras  mu- 
chas que  le  tervlan  de  sus  haciendas  «, 

4  |f  Y  oómp  se  juntó  una  grande  com- 
pañía, j  los  que  estaban  en  cada  ciudad 
vinieron  &  él,  d\}o  por  una  parábola : 

5  Uno  que  sembraba,  saíiú  á  sembrar 
su  simieute*';  y  sembrando,  una  parte 
ajó  Junto  al  camino,  y  ftuS  hollada ;  y 
las  ares  del  cielo  la  oonúeron. 

6  7  otra  parte  cayó  sohre  la  piedra; 
y  nacida,  se  secó>  porque  no  tenia  hu- 
medad. 

7  Y  otn parte  cayó  entre  laa  espinas*; 
y  naciendo  Uts  «pinas  Juntamente,  la 
ahogaron. 

8  Y  otra  parte  cayó  en  buena  tierra,  y 
cuando  ftié  nacida,  llevó  fruto  á  ciento 

Sr  uno.  Diciendo  estas  cosas  clamaba : 
[  que  tiene  oídos  para  oir,  oiga/. 

9  Y  sus  discípulos  le  preguntaron  di- 
ciendo, qué  era  esta  pambola. 

10  T  él  düo  :  A  vosotros  es  dado  cono- 
cer los  misterios  del  reino  de  Dios ;  mas 
h  los  otros  por  parúlwlas,  para  que  vi- 
endo no  vean,  y  oyendo  no  entiendan'. 

11  Es  pues  esta  la  parábola  A :  Xji  simi- 
ente es  la  palabra  de  Dios '. 

IJI  y  los  de  Junto  al  camino,  estos  son 
los  que  oyen ;  y  luego  viene  el  diablo,  y 
quita  la  palabra  de  su  corazón*,  porque 
no  crean  y  se  salven. 

13  Y  los  de  sobre  la  piedra,  <on  los  que 
habiendo  oido,  reciben  la  palabra  con 

rzo  í ;  mas  estos  no  tienen  nlces :  que 
tiempo  creen,  y  en  el  tiempo  de  la 
tentación  se  apartan. 

14  Y  la  que  cayó  entre  Tas  espinas,  estos 
son  ios  que  oyeron;  mas  yéndose,  son 
ahogados  luego  de  los  cuidados,  y  de  las 
riquezas,  y  de  los  pasatiempos  de  la 
vida  m,  y  no  llevan  fruto. 

15  Mas  la  que  en  buena  tierra,  estos 
son  los  'que  con  corazón  bueno  y  recto 

I  retienen  la  palabra  oída,  y  llevan  fruto 
en  paciencia". 

16  ^  Ninguno  que  enciende  la  antor- 
cha, la  cubre  con  alguna  vas^a,  ó  la 
pone  deludo  de  la  oama;.  mas  la  pone 
en  un  candelero,  pata  que  los  que  en- 
tran, vean  la  luz  «. 

17  Porque  no  hay  cosa  oculta,  que  no 
baya  de  ser  manifestada ;  ni  cosa  escon- 
dida que  no  haya  de  ser  entendida,  y  de 
▼enir  &  luz'. 

18  Allrad  pues  como  oi%q;  porque  á 
cualquiera  que  tuviere,  le  será  dado ;  y 
Á  cualquiera  que  no  tuviere,  aun  lo  que 

I  parece  tener  le  ser&  quitado. 

19  ^  T  vinieron  A  él  su  madre  y  her- 
manos *- ;  7  no  podían  llegar  &  él  por 
causa  de  la  multitud. 

SO  V  le  fué  dado  aviso,  diciendo:  Tu 
madre,  y  tus  hermanos  cst&n  fíiera,  que 
quieren  verte. 

21  El  entonces  respondiendo,  les  d^o : 
Mi  madre  y  mis  hennanos  son  los  que 
ojen  la  palabra  de  Dios  y  la  Secutan. 

SS  ^  x  aconteció  un  dia,  que  ¿1  entró 


8. 
4, 

3. 
L 


en  un  barco  con  sus  discípulos*,  v  lea 
dUo :  Pasemos  de  la  otra  parte  del  lago. 
T  partieron. 

93  Pero  mientras  ellos  navegaban,  él 
se  durmió.  T  sobrevino  ima  tempestad 
de  viento  CA  el  lago;  y  henchían  de 
agua  ,y  peligraban. 

S4  Y  Iiedtfidose  á  él,  le  despertaron, 
diciendo :  Maestro,  Maestro,  que  jiere- 
cemos.  Y  despertado  él.  increpó  al  vi- 
ento  y  á  la  tempestad  del  agua ;  y  cesa- 
ron, y  fué  hecha  grande  bonanza. 

85  Y  les  dijo :  ¿  Qué  es  de  vuestra  té  ? 

Y  atemorizados,  se  maravillaban  dici- 
endo los  unos  i  los  otros :  ¿  Quién  es 
este,  qye  aun  á  los  vientos  y  al  agua 
manda,  y  le  obedecen  ? 

flS  5  >  navegaron  á  la  tierra  de  los 
Oadarenos  ||,  que  est&  delante  de  Galüéa. 

97  Y  saliendo  él  k  tierra,  le  vino  al 
encuentro  de  la  ciudad  un  hombre  que 
tenia  demonios  ya  de  mucho  tiempo,  y 
no  vestía  vestido,  ni  estaba  en  casa,  sino 
por  los  sepulcros. 

98  1£1  cual,  como  vio  á  Jesns,  exclamó 
y  se  postró  delante  de  él,  y  d^o  4  gran 
voz :  ¿  Qué  tengo  yo  contigp,  Jesús,  Hijo 
del  Dios  Altísimo  ?  Ruég^e  que  no  me 
atormentes '. 

99  (Porque  mandaba  al  espíritu  in- 
mundo que  saliese  del  hombre  :  porque 
.ya  de  mucho  tiempo  le  arrebataba ;  y  le 
guardaban  preso  con  cadenas  y  grillos, 
mas  rompiendo  las  prisiones,  era  ^tado 
del  demonio  por  los  desiertos.) 

80  Y  le  preguntó  Jesús  diciendo :  ¿  Qué 
nombre  tienes  ?  Y  él  d^o :  Legión.  Por- 
que muchos  demonios  habiui  entrado 
en  él. 

81  Y  le  rogaban  que  no  les  mandase  ir 
al  abismo  ■. 

89  Y  habla  allí  un  hato  de  muchos 
puercos  que  pacían  en  el  monte :  y  le 
rogaron  que  los  dejase  entrar  en  ellos ; 
y  los  d^ó. 

83  Y  salidos  los  demonios  del  hombre, 
entraron  en  los  puercas;  y  el  hato  de 
ellos  se  arrojó  de  un  despeñadero  en  el 
lago,  y  ahogóse. 

84  Y  los  pastorea,  como  vieron  lo  mw 
habla  acontecido,  huyeron;  y  yendo, 
dieron  aviso  en  la  ciudad  y  por  las  he- 
redades. 

35  Y  salieron  A  ver  lo  que  haUa  acon- 
tecido, y  vinieron  4  Jesús:  y  hallaron 
sentado  al  homl^e,  de  quien  habían 
salido  los  demonios,  vestido,  y  en  tu 
juicio,  &  loa  pies  de  Jesús ;  y  tuvieron 
miedo. 

36  Y  les  contaron  los  que  lo  hablan 
visto  como  habla  sido  salvado  aquel  en- 
demoniado. 

87  Bntónces  toda  la  multitud  de  la 
tierra  de  los  Gadarenoe  alrededor  le  ro- 
garon que  se  fuese  de  ellos ;  porque  te- 
nian  gran  temor.  Y  él  subiendo  en  el 
barco,  volvióse. 

88  Y  aqvel  hombre,  de  quien  hablan 
salido  los  demonios,  le  rogó  para  estar 
con  él  iiMas  Jesiu  le  despidió,  diciendo : 

80  Vuélvete  á  tu  casa,  y  cuenta  cuan 
mndes  cosas  ha  hecho  Dios  contigo  •. 

Y  él  se  fué,  publicando  por  toda  la  ciu- 
dad cuan  grandes  cosas  Iiabia  Jesús  he- 
dió con  él. 

40  5  Y  aconteció  que  volviendo  Jesua, 
recibióle  la  gente;  porque  todos  le  es- 
peraban. 

41  Y  hé  aquí  un  varón  llamado  Jairo  «, 
y  que  era  piincipe  de  la  sinagoga,  vino, 
y  cayendo  &  los  pies  de  Jesús,  le  rogaba 
que  entrase  en  su  casa : 

49  Porque  tenia  una  hija  única,  como 
de  doce  años,  y  ella  se  estaba  muriendo. 

Y  yendo,  le  apretaba  la  compaiUa. 

Qq 


'  Met  8. 88. 
ato. 
IUr.48S. 

•te.' 


I  Oeraeenoe 
Uat.  8. 98. 
etc. 
Mar.  6. 1. 


<SaBl*.8.19. 


«  Af.  9. 1. 
f'jS.1,9. 


"SU.  88.18. 


'Mal  9.». 
ete. 
Mar.  &  8?, 

tt» 


4.D.31. 


&  LUCAS,  IX. 


Á.J>,SL 


fJokU.*. 


'Cftp.18.lS. 
J20.9L 


«  Cftp.  e.  19. 


»  Mftt.  9. 28, 

etc. 

Mftr.  S.  85, 

etc. 
•ver.  41,^ 

«rjTianll.40. 
Bo.  4. 17. 

I&mtfafn. 


'Jnan  11.11, 
18. 


jBftB  11.48. 


7  9.80. 


'lCKt.10.1. 

etc. 

Mar.  8. 18, 

etc. 


»  Cap.  10.  4, 

elo. 


«Eech.18. 
81. 
7 18*  8. 


'Vatl4.1, 
etc. 
Kar.  C.  14, 


"Cap.  28. 8. 


43  Y  una  mD^er  que  tenia  flujo  de 
sangre  hacia  7a  doce  aillos,  la  cual  habia 
gastado  en  médicos  f  toda  su  hacienda» 
7  por  ninguno  habia  podido  ser  curada, 

44  Llegándose  por  las  espaldas,  tocó  el 
borde  de  su  vestido ;  7  lu^go  se  estancó 
el  flujo  de  su  sangre  *. 

45  Entonces  Jesús  dijo:  ¿  Quién  ««  el 

3ue  me  ha  tocado  ?  "i  negando  todos, 
yo  Pedro,  7  los  q^ie  estaban  con  él: 
Maestro,  la  compa&ia  te  aprieta  7  oprl- 
me,  7  dices :  ¿  Quién  er  el  que  me  ha 
tocado  ? 

46  T  Jesús  d^o :  Me  ha  tocado  al> 
guien ;  poique  70  he  conocido  que  ha 
salido  virtud  de  mf  o. 

47  Entonces,  como  la  mujer  vio  que 
no  se  habia  ocultado,  vino  temblando, 
7  postrándose  delante  de  él,  declaróle 
delante  de  todo  el  pueblo  la  causa  por- 
que le  habia  tocado,  7  como  luego  habla 
sido  sana. 

48  T  él  le  dyo:  Confia,  hija,  tu  fé  te 
ha  salvado :  vé  en  paz. 

48  Estando  aun  él  hablando  b,  vino 
uno  del  príncipe  de  la  sinagoga  e  á  de- 
cirle: Tu  hija  es  muerta;  no  des  tra- 
bajo al  maestro. 

50  T  oyendofo  Jesús,  le  respondió :  No 
temas :  cree  solamente  ^,  7  será  salva. 

51  Y  entrado  en  casa,  no  d^ó  entrar 
á  nadie  consigo,  sino  á  Pedro,  7  á  Ja- 
cobo  ||,  7  á  Juan,  7  al  padre  7  á  la  ma- 
dre de  la  moza. 

52  T  lloraban  todos,  7  la  plañían.  Y  él 
dijo :  No  lloréis ;  no  es  muerta,  sino  que 
duerme*. 

53  Y  hacían  burla  de  él,  sabiendo  que 
estaba  muerta. 

54  Mas  él,  echados  todos  fuera,  7  to- 
mándola de  la  mano,  clamó,  diciendo: 
Muchacha,  levántate/. 

55  Entonces  su  espíritu  volvió,  7  se 
levantó  luego :  7  él  mandó  que  le  diesen 
de  comer. 

66  Y  sus  padres  estaban  atónitos;  á 
los  cuales  él  mandó,  que  á  nadie  diesen 
lo  g,ue  habia  sido  hecho  y. 

CAPITULO  IX. 
Mirioñ  y  foáer  dt  Im  apMolf.  MuU^ea- 
«OH  de  los  jnhm*  y  patea,  (hm/eeion  de 
Pedro.  Transfiguración  de  Jesús.  Lunáüoi 
curado,  Pasión  preáieha.  Disputa  de  los 
mpMoles  sobre  la  vrimaeia.  Ceto  indiscreto 
de  los  hijo»  de  Zebedto.  Hombre  que  quiere 
eeguirá  Jetu-CMtto. 

Y  JUNTANDO  sus  doce  discípulos  «, 
les  dio  virtud  7  potestad  sobre  todos 
los  demonios,  7  que  sanasen  enferme- 
dades. 

2  Y  los  envió  á  que  predicasen  el  reino 
de  Dios,  7  que  sanasen  los  enfermos. 

3  Y  les  d|ce :  No  toméis  nada  para  ¿I 
camino  fe,  ni  báculos,  ni  alfbija,  ni  panj 
ni  dinero ;  ni  tengáis  dos  vestidos  cada 
uno. 

4  Y  en  cuatquiera  casa  que  entraseis, 
quedad  allí,  7  de  allí  salid. 

5  Y  todos  los  que  no  os  recibieren, 
sabiéndoos  de  aquella  olvidad,  aun  d 
polvo  sacudid  de  vuestros  pies  en  testi- 
monio contra  ellos  «. 

6  Y  saliendo  ellos,  rodeaban  por  todai 
las  aldeas,  anunciando  el  evangelio,  7 
sanando  por  todas  partes. 

7  í  Y  ovó  Heredes  el  Tetraxea.  todas 
las  cosas  que  hacia' ;  7  estaba  en  duda, 
porque  decían  algunos:  -Juan  ha  resu- 
citado de  los  muertoji. 

8  Y  otros':  Elias  ha  aparecido :  7  otros: 
Algún  profeta  .de  los  antigum  ha  resu* 
citado. 

9  Y  dijo  Heredes:  A  Juan  70  te  de- 
gollé: ¿quién  pues  será  este,  de  quien 
70  oigo  tales  cosas  ?  Y  procuraba  verle  e. 


10  ^  Y  vueltos  los  Apóstoles,  le  con- 
taron todas  las  cosas  que  hablan  hecho. 
Y  tomándolos,  se  retiró  aparte  á  un  lu- 

K'  desierto  de  la  ciudad  que  se  llama 
tsaida. 

11  Y  como  lo  entendieron  las  gentes»  le 
siguieron;  7  él  las  recibió/,  7  les  lia- 
blaba  del  reino  de  Dios',  7  «^"wha  loa 
que  tenían  necesidad  de  cura  A. 

12  Y  el  dia  habia  comenzado  á  decli- 
nar •';  7  llegándose  los  doce,  le  clijeron : 
Despide  las  gei\^s,  para  que  7endo  á  las 
aldeas  7  heredades  de  alrededor,  proce- 
dan á  alojarse  7  hallen  viandas ;  porque 
aquí  estamos  «n  lugar  desierto. 

18  Y  les  dice :  Dadles  vosotros  de  co- 
mer. Y  dijeron  ellos  :  No  tenemos  mas 
que  cinco  panes  7  dos  pescados,  si  no 
vamos  nosotros  á  comprar  viandas  para 
toda  esta  compañía. 

14  Y  eran  como  cinco  mil  hombres. 
Entonces  dijo  á  sus  discípulos  :  Haoed- 
los  sentar  en  ranchos  de  cincuenta  en 
cincuenta  K 

15  Y  así  lo  hicieron,  haciéndolos  sen- 
tar á  todos. 

16  Y  tomando  los  cinco  panes  7  los  dos 
pescados,  mirando  al  cielo  los  bendigo; 
7  partió  y  dló  á  sus  discípulos  para  que 
pusiesen  delante  de  las  gentes. 

17  Y  comieron  todos,  7  se  hartaron  * ; 
7  alzaron  lo  que  les  sobró,  doce  cestos 
de  pedazo». 

18  ^  Y  aconteció,  que  estando  él  solo 
orando,  estaban  con  él  los  discípulos ;  j 
les  preguntó  diciendo :  ¿  Quiáa  dicen  las 
gentes  que  soy  <«  ? 

19  Y  ellos  respondieron,  7  dijeron: 
Juan  el  Bautista;  7  otros.  Ellas;  y 
otros,  que  algún  profeta  de  los  anti- 
guos ha  resucitado  ». 

90  Y  les  dijo :  ¿  Y  vosotros,  quién  deofs 
que  S07  ?  Entonces  respondiendo  Simón 
Pedro,  d^'o:  El  Cristo  de  Dios*. 

21  Mas  él  conminándoles,  mandó  que 
á  nadie  diesen  esto, 

22  Diciendo :  Es  necesario  que  él  Hijo 
del  Hombre  padezca  muchas  cosas,  y 
sea  desechado  de  los  ancianos,  7  de  los 
príncipes  de  los  sacerdotes,  7  de  los  Es- 
cribas, 7  que  sea  muerto,  7  resucite  al 
tercer  diaj>. 

83  ^  Y  decía  á  todos :  Si  alguno  quiere 
venir  en  pos  de  mí,  niegúese  a  sí  mismo, 
7  tome  su  cruz  cada  dia,  7  sígame  9. 

24  Porque  cualquiera  que  quisiere  sal- 
var su  vida,  la  perdei-á;  7  cualquiera 
que  perdiere  su  vida  por  cansa  de  mí, 
este  la  salvará. 

25  Porque  ¿  qué  aprovecha  al  hombre, 
si  mnje&ie  todo  el  mundo,  7  se  pierda 
él  a  sí  mismo,  ó  corra  peligro  de  si  ? 

Í6  Porque  él  que  se  avergonzare  de  mí 
T^de  mis  palabras,  de  este  ul  el  H^o  d^ 
Hombre  se  avergonzará,  cuando  viniere 
en  su  gloria,  7  del  Padre,  7  de  los  santos 
ángeles  r. 

f7  Y  os  digo  en  verdad,  que  hi^  al- 
gunos de  los  que  están  aquí,  que  no 
gustarán  la  muerte,  hasta  que  vean  d 
reino  de  Dios*. 

28  If  Y  acontecí)}  como  ocho  días  '  des- 

Sues  de  estas  palabras,  que  tomó  á  Pe- 
ro, 7  á  Juan,  7  á  Jacobo  |,  7  sutdó  al 
monte  á  orar. 

29  y  ^txetaitfo  que  oraba,  la  aparien- 
cia de  su  :rostro  se  hizo  otra,  7  su  ves- 
tido blanco  7  resplandeciente. 

80  Y  hé  aquí  dps  varones  que  hablaban 
con  él,  los  cuales  eran  Moisés  7  Elias, 

81  Que  aparecieron  en  m^estad,  7  ha- 
blaban de  su  salida,  la  cual  había  de 
cumplir  en  Jerusalem. 

aa  Y  Pedro,  7  los  que  estaban  con  él, 
estaban  cargados  de  sueño*:   j 


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llax.8.& 

«Val  171. 


"Ia.8.K 


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&  LUC^  X 


A.I>.S2. 


aqaeOM  dos  varones  que  eafibaii  ooi 


»»- 
t 

1.17, 

8L1& 
8.22: 
7. 


M4, 
17. 


n. 


oonél. 
áa  Y  acontedó»  qn«  «MurtAndiMe  ellos 
de  él,  Pedro  dkw  4  /esus:   Maistro, 
bia  a  qae  dos  quedwnos  «qui  i  y  ha- 
gamos tres  pabellones ;   un»  um  ti,  y 
va»  pan  Moisés,  y  uno  pan  £Uaa :  no 
sabiendo  lo  que  se  decía. 
84  Y  estando  él  hablando  esto.  Tino 
una  nabe  que  los  t  onbxié ;  7  tuvieron 
tonor,  entrsado  ellos  en  la  nube. 
36  T  Tino  una  vos  da  la  nub*)  que 
decía:  Sste  es  mi  hijo'  amado;   4  él 
oid'. 

80  T  pasada  aquella  Tos,  Jesús  Alé 
hallado  solo:  y  dios  oallaron,  y  por  a- 
quellos  dias  no  diñaron  nada  á  nadie  de 
h)  qne  habiaa  Tiato  jr. 
87  Y  Y  aconteció  el  dia  siguioate,  que 
apartándose  ellos  del  monte,  gran  Oom* 
paflia  le  saliti  al  encuentro  •. 
80  Y  hé  aquí  que  un  hombre  de  la 
compaflia  clamó,  diciendo :  Maestro, 
ruégote  qne  veas  4  mi  hijo,  que  ea  el 
dnioo  que  tenso. 

89  Y  bé  aquí  un  espíritu  le  toma,  v  de 
repente  da  voces ;  jr  le  dcspedaaa  y  kaee 
tenar  espuma,  y  apénaa  se  aparta  de  éi, 
quebrantándole. 
I  40  V  rogué  4  tus  discípulos  que  le  eeh»> 
sen  Aiera,  y  no  pudieron. 

41  Y  respondiendo  Jesús,  dice:  { O  ge- 
neración infiel,  y  perversa  «i  ¿  hasta  cu- 
ando tengo  de  estar  con  vosotros,  y  os 
suñiié?  Trae  tu  hijo  ao4. 
!  4S  T  como  aun  se  acercaba,  el  demonio 
le  derribé,  y  despedazó :  mas  Jesús  in- 
crepé  al  espíritu  inmundo  t,  y  sanó  al 
muchacho,  y  se  le  volvió  4  su  padre. 

43  5  Y  todos  estiü)an  atónitos  de  la 
grandesa  de  Dios.  Y  masaviliándose 
todos  de  todas  las  cosas  que  haola,  dijo 
4  sus  discípulos : 

44  Poned  vosotros  en  vuestros  oídos 
estas  palabras :  porque  ha  de  acontecer 
que  el  Hijo  del  Hombre  s«r4  entrsado 
en  manos  de  hombres*. 

45  Mas  ellos  no  entendían  esta  pala- 
bra ¿,  y  les  era  encubierta  para  que  no 
la  entendiesen ;  y  temían  preguntarle  de 
esta  palabra. 

46  ^  Entonces  entraron  en  disputa, 
cual  de  ellos  seria  el  mayor*. 

47  Mas  Jesús,  viendo  los  pensamientos 
del  coranm  de  ellos,  tomo  un  niño,  y 
plisóle  Junto  4  sí, 

48  Y  les  dice:  Cualauiera  que  recibiere 
este  niño  en  mi  nombre,  4  mi  recibe ;  y 
cualquiera  que  me  reolbÍ«re  4  mí,  recibe 
al  qne  me  envió/;  porque  el  que  fuere 
el  menor  entre  todos  vosotros,  este  8er4 
el  grande  g» 

49  Y  Bnt^nces  respondiendo  Juan,  dijo : 
Maestro,  hemos  visto  4  uno  que  echaba 
fuera  demonios  en  tu  nombre ;  y  se  lo 
prohibimoft,  porque  no  U  sigue  con  nos- 
otros A. 

50  Jesús  le  dQo!  No  se  lo  prohibáis, 
porque  el  que  no  es  contra  nosotros,  por 
nosotros  es. 

51  ^  T  acooteeló  qut  como  se  cumplió 
el  tiempo  en  que  habla  de  ser  recibido 
arriba*,  él  afirmó  su  rostro  para  ir  4 
Jemsaleni. 

5S  V  envió  mensajeros  delante  de  si, 
los  cuales  ñieron  y  entraron  en  una  ciu- 
dad de  loa  SamaritanosA,  para  preve- 
nirle. 

53  Mas  no  le  recibieron,  porque  era 
in  traza  de  ir  4  Jerusalem. 

54  Y*  viendo  etto  sus  discípulos,  Jaoobo  I 
'   Juan  dijeron ;   Sefior,  ¿  quieres  que 
nandemoe  que  descienda  inego  del  cie- 
o,  y  los  consuma,  como  hizo  Elias'  ? 
6S  Entánoe»  volvlendoBe  él,  les  reprcn- 


dlé  diciandoi  Yosotroa  no  sábelí  de  qué 
esplilla  sois ; 

60  Porque  el  Hilo  del  Hombre  no  ha 
reñido  pan  perder  las  almas  de  loa 
hombres,  sino  pan  salvarías*.  Y  ae 
flieron  4  otn  aldea. 

07  ^  Y  aoositedé  qne  yendo  dios,  uno 
le  á^\o  m  «I  camino :  KeAor,  te  wguifé 
donde  quiera  que  fueres*. 

58  Y  Je  dijo  Jesús:  X<as  zonas  tienen 
cuevas,  y  las  aves  de  los  cielos  nidos; 
mas  el  U^o  del  Hembra  no  tiene  donde 
recline  la  cabeza. 

5»  Y  dijo  4  otro :  Sigúeme.  Y  él  dijo: 
Sefior,  dígame  que  primero  v«ya  j  en- 
tienre  4  mi  padn*. 

00  Y  Jesús  le  dijo :  Déja  los  muertos 
que  entierren  4  sus  muertos:  y  tu  vé,  y 
anuncia  el  reino  de  Dios. 

61  Entonces  también  dijo  otrot  Te 
seguiré,  Sefior;  mas  débame  que  me 
despida  primero  de  los  que  est4n  en  mi 
casa. 

0S  Y  Jesús  le  djjo :  Ninguno  que  po- 
niendo  su  mano  al  arado  min  atrás,  es 
apto  para  el  reino  de  Dios. 

CAPITULO  X. 

In*tr«eei<m  y  «MoM  «le  lo*  aifMto  Hi$Hjm- 
bu.  Oimdad»  t'Mpraítent**.  Faráboia  M 
mimarittmo.  Murta  y  Marta  hotptdam  á 
Jmm». 

Y  DESPUÉS  de  estas  cosas,  designó 
el  Sefior  aun  otros  setenta,  los  cua- 
les envió  de  dos  en  dos,  delante  f  de  sí, 
4  toda  ciudad  y  lugar  4  donde  él  habla 
de  venir. 

S  Y  les  deda :  La  mies  4  la  verdad  e« 
mucha  a,  mas  los  obraros  poeos:  por 
tanto  rogad  al  Sefior  de  la  mies  que  en- 
vié obreros  4  su  mies. 

a  Andad,  hé  aquí  yo  os  envió  oomo  4 
corderos  en  medio  de  lobos. 

4  No  llevéis  bolsa,  ni  alfariak,  ni  cal- 
zado ;  y  4  nadie  saludéis  en  d  camino*. 

5  En  cualquier  casa  donde  entr4reis, 
primeramente  decid:    Paz  sea  4  esta 


6  Y  si  hubiera  allí  algún  hijo  de  paz, 
vuestra  paz  reposará  sobra  él :  y  ti  no, 
se  volvei4  4  vosotros. 

7  Y^  posad  en  aquella  misma  casa  comi- 
endo y  bebiendo  lo  qne  os  dieren ;  por- 
que el  obrero  digno  es  de  su  salario'. 
Ño  os  paséis  de  casa  en  casa. 

8  Y  en  cualquier  ciudatl  donde  entr4- 
reis,  y  os  recibieren,  comed  lo  que  os 
pusieren  delante*; 

9  Y  sanad  los  enfermos  qne  en  ella 
hubiere,  y  decidles :  Se  ha  llegue  4 
vosotros  el  reino  de  Dios/. 

10  Mas  en  cualquier  ciudad  donde  en- 
trareis, y  no  os  recibieran,  saliendo  por 
sos  calles,  decid : 

11  Aun  el  polvo  que  se  nos  ha  pegado 
de  vuestra  dudada  sacudimos  en  vos- 
otros :  esto  empero  sabed,  que  eH  reina 
de  los  cielos  se  na  llegado  4  vosotros. 

18  Y  os  digo  que  los  de  Sodoma  ten- 
drán mas  remiikion  aquel  día,  que  a- 
quella  ciudad. 

18  ¡  Ay  de  tí,  Conzla !  (Ay  de  tí  Bet- 
saidaA!  que  si  en  Tiro  y  en  Sidon  hu- 
bieran sioo  hechas  las  maravillas  que 
se  han  hecho  en  vosotras,  ya  dias  ha 
que,  sentados  en  cilicio  y  ceniza,  se 
habrían  arrepentido'. 

14  Por  tanto  Tiro  y  Sldon  tendrán  mas 
remirion  aue  vosotras  en  el  juicio. 

15  Y  tu,  Oapemaum',  que  hasta  los 
cielos  estás  levantada,  hasta  los  infier- 
nos serás  abajada  ft. 

16  El  que  á  vosotros  oye,  4  mi  oye ' ;  y 
el  que  4  vosotros  desecha,  á  mí  desecha ; 
y  el  que  4  mí  desecha,  desecha  al  que 
me  envió"*. 

_- 


y  1:1.47. 


"irst.8.19. 
eto. 


•IBey.l*. 

SO. 


fChr.JMoa. 
Udet» 
/«. 

•lfst.9.S7. 
Jusa4.86. 


*Cap.8.S, 
etc. 

«tien.94. 
88,96. 
a  Bey.  4. 


•ilGo.9.4, 
14. 
1  Ti.  5. 18. 

«lCo.10.37. 


/Mat«.Z 

y  4. 17. 


'  Cap.  9.  S. 


AMaiU.21, 
etc. 


•'SS.8.6L 

ils.14.18. 
15. 

Jar.  51.  SS. 
Bs.  36. 30. 

y  81. 18. 

{Juan  18.30. 
■"  Juan  5. 

23. 

ITm.LB. 


A»J>>St 


fk  LÜ0A3,  XL 


i.  o.  91 


•Mar.  «.18. 
HedL28.5. 


la.  i.  8. 
Dft.ia.1. 

Heb.12.SS. 
Ap.  13.  8. 
y  90. 12. 
y  21.  27. 
9M»t  11.25. 

'MAt  28.18. 
Jntn  8.3& 
y  17. 2. 

«JUM6.44. 
4». 


<1 104.1.10. 


«Dea.  8.S. 
«Lev.  19. 18. 


iS 


•  I«T.  18.  & 

Keh.  9.  99. 

B&  90. 11. 
IS.  21. 
10. 5. 

Uft.  8. 12. 
y  Job  89.  2. 

Bo.4.2. 

Gik.8.11. 
>  M«t.  5. 4S, 

44. 


»BftI.88.1I. 
ijua4.9. 


«Os. 8.  6. 
ML&8. 
HatS&SS. 


<<Jii«iiU.l. 

yixs.s. 
*  cm.  a  as. 

Hadi.22.8. 


17  Y  T  volTltRm  lot  tetcnta  oen  graor 
diciendo :  Seflor,  aun  lot  damonim  m 
nos  sujetan  en  tu  nombre. 

18  Y  les  dijo :  To  vela  &  Satanás,  oomo 
un  VKyo,  que  caia  del  oielo  «. 

10  Hé  aquí  os  doy  potestad  de  hollar 
■obre  las  serpienCH»  j  sobre  los  escor- 
piones, y  sobre  toda  faena  del  enemigo; 
y  nada  os  dafiarA. 

80  Mas  no  o«  gooda  de  esto,  á  taber, 
que  loe  espíritus  se  os  sujeten ;  mas  an- 
tes goz6os  de  que  vueatn»  nombres  es- 
tá,n  escritos  en  los  clelosi». 

81  En  aquella  misma  hora  Jesús  se 
aleñó  en  esnfritu,  y  dijo :  Yo  te  alabo, 
ó  Padre,  Señor  del  cielo  y  de  la  tierra, 
que  escondiste  estas  cosas  á  los  sabios 
y  entendidos,  y  las  has  revelado  á  los 
pequemos:  asi  Padre,  porque  asi  te 
agradó  g. 

82  Todas  4aB  cosas  me  son  entregadas 
de  mi  PBdx«r:  y  nadie  sabe  qfuien  sea 
el  Hijo,  sino  el  Padre ;  ni  auien  sea  el 
Padre,  sino  el  Hijo,  y  á,  quien  el  H^o 
lo  quisiere  revelar  •. 

93  Y  vuelto  particularmente  4  nu  dis- 
cípulos, dijo:  Bienaventurados  los  ojos 
que  ven  lo  que  vosotros  vfñs  ¡ 

94  Porque  os  digo  que  muduM  profiatas 
y  reyes  desearon  ver  lo  que  vosotros 
veis,  y  no  &>  vieron ;  y  oir  lo  que  oís,  y 
nofooyeroiM. 

9A  ^  Y  .lié  aquí,  un  doctor  de  la  ley  se 
levantó  tentándole,  y  dioiendo :  Maes- 
tro,  ¿haciendo  qué.  cosa  poseeré  la  .vida 
eterna  ? 

98  Y  él  le  dijo:  ¿ Qué  est4  eserito  en 
la  le>-  ?  ¿  Gémo  lees  ? 

97  Y  él  respondiendo,  dijo :  Amarás  al 
8eik>r  tu  Dios  de  todo  tu'  corazón,  y  de 
toda  tu  alma,  y  de  todas  tus  fuerzas,  y 
de  todo  tu  entendimiento  « ;  y  á  tu  pré« 
Jimo,  como  á  ti  mismo  *. 

98  Y  d^ole :  Bien  has  respondido  :  hai 
e8tD,y  vivisás'. 

99  Mas  él,  queriéndose  justificar  á  sí 
mismo',  dijo.,á  Jesús  :  ¿  Y  quién  es  mi 
prójimo*? 

ao  Y  respondiendo  Jesús,  dijo:  Un 
hombre  descendía  de  Jerusalem  á  Je- 
rieiL  y  cayó  en  mamoM  de  ladrones,  los 
cuales  le  despojaron ;  é  hiriéndole,  se 
fberoo  dejándole  medio  muerto. 

31  Y  aconteció,  que  descendió  un  sa- 
cerdote por  el  mismo  camino;  y  vién- 
dole, se  pasó  de  un  lado. 

89  Y  asimismo  un  Levita,  llegando 
ocrea  de  aquel  lugar,  y  viéndole,  se  pasó 
de  un  lado  «. 

83  Mas  un  SaaaaritaiM»  i,  que  transi- 
taba» viniendo  cerca  de  él,  y  viéndole^ 
Alé  movidcá  miaeriooniia ; 

34  Y  llegándose,  vendó  sus  heridas 
echándoi*  aceite  y  vino :  y  poniéndole 
sobre  su  oabalgadura,  llevOio  ai  mesón, 
y  cuidó  de  él. 

35  Y  otro  día  jal  partir,  sacó  dos  de- 
nariofs,  y  diólos  al  jiuesped,  y  ie  d^o : 
Üuidámele;  y  todo  lo  que  demás  gas- 
tares, yo  cuando  vuelva  te  lo  pagaré. 

30  ¿  Quién,  pues,  de  estos  tres  te  pa- 
rece que  Alé  el  prójimo  de  aquel  que 
cayó  en  mtmot  de  los  ladrones  ? 

37  Y  él  dijo :  El  que  usó  con  éU  de 
misericordia.  Entonces  Jesús  le  ciyo: 
Vé,  y  haz  td  lo  mismo. 

38  ^  Y  aconteció,  que  yendo,  entró  él 
en  una  aldea ;  y  una  mt^er,  llamada 
Marta,  le  recibió  en  su  casa<'. 

30  Y  esta  tenia  una  hennana,  que  se 
llamaba  María,  la  cual  sentándose  á  los 
pies  de  Jesús  •,  oía  su  palabra. 

40  Empero  Marta  se  distraía  en  mu- 
chos servicios;  y  sobreviniendo,  dice: 
Señor,  ¿  no  tienes  cuidado  que  mi  her- 


mana  ne  d^a  ssrvir  sola  ?  DOe,  pues, 

que  me  ayude. 
41  Pero  respondiendo  Jetos,  le  dijo: 

Marta,  Marta,  ouldadosa  estás,  y  con 

las  muahat  cosas  eatás  turbada/ : 
48  Empero  una  cosa  es   neceuziaf ; 

y  María  estwgió  la  buena  parte,  la  cual 

no  le  será  quitada. 

CAPITULO  XI. 

Zk  ta  oratio»  dominieaL  Permvmtmeta  «« 
orar,  Demottio  mudo.  BUaftnUaa  de  lee 
JHdfee.  Paréhtdm  dd  vcdienie  armad».  Á^^- 
«rtmde  Jeta»  á  lot  Farieéoe  f  dsotorit  dm 

Y  ACONTECIÓ  qn»  estando  él 
orando  en  un  lugar,  como  acabó, 
uno  de  sus  discípulos  le  d^:  Seftor, 
enséñanos  á  orar,  oomo  también  Juan 
enseiió  á  sos  discípulos. 
8  Y  les  dijo :  Guando  orareis,  decid  « : 
Padre  nuestro,  que  estás  en  los  cleloe, 
tea  tu  Nombre  santificado.  Venga  cu 
refano.  Sea  hecha  tu  voluntad,  como  en 
el  oielo,  offi  también  en  la  tiara. 

3  £1  pan  nuestro  de  cada  dia  df^'^'r 
hoy. 

4  Y  perdónanos  nuestros  pecados,  por- 
que también  nosotros  perdonamos  a  to- 
dos los  que  nos  deben  b.  Y  no  nos  nietas 
ea  tentaeien  t  mas  líbranos  del  malo. 

5  ^  Dejóles  tamUea :  ¿  Quién  de  vos« 
otros  tendrá  un  amigo,  é  in  á  él  á  media 
noche,  y  le  dirá :  Amigo,  piéManoe  tres 
panes; 

tf  Porque  un  ami^o  mió  ha  venido  4 
mí  de  oamino,  y  no  tengo  que  ponerle 
delante? 

7  Y  «t  él  de  dentro  respondiendo,  di- 
jere: No  me  seas  molesto;  la  puerta 
está  ya  cerrada,  y  mis  nlitos  están  con- 
migo en  oaoaa;  no  puedo  levantarme^ 
y  (urte: 

8  Oh  digo,  que  aunque  no  te  levante  4 
darle  por  ser  su  amigo,  cierto  por  su 
importunidad  se  levantará,  y  1«  dai4 
todo  lo  que  habrá  menester  «. 

9  Y  yo  os  digo :  Pedid,  y  se  os  dai4  *  : 
buscad,  y  haUaréis;  tocad,  y  oe  seíA 
abiorto. 

10  Porque  todo  aquel  que  pide,  recibe: 
y  el  que  busca,  halla;  y  al  que  toca,  se 
abre. 

11  ¿  Y  ciud  padre  de  vosotros,  ai  sn 
h^  le  pidiere  pan,  le  dará  una  piedra  ? 
ó,  si  pcsoado,  ¿en  lugar  de  pescado  I» 
dará  una  serpiente  ? 

19  O,  si  &  pidiere  un  huero*  ¿  le  daiá 
un  escorpión  ? 

18  Puei  ti  vosotros,  siendo  malos,  la- 
beii  dar  buenas  dádivas  4  vuestros  hijosb 
i  cuanto  mas  vuestro  Padre  celestial  da- 
rá el  Espíritu  Santo  á  los  q«e  k»  páii. 
eren  de  él  ? 

14  ^  Y  estaba  él  lanzando  na  denatmio, 
el  cual  era  mudo  • :  y  aconteció  qne  sa- 
lido fiíeta  el  demotdo,  el  mudo  luii»ió,  y 
las  gentes  se  maravillaron. 

15  Y  algunos  de  ellos  decían :  Sa  Be- 
eUcebul,  principe  de  los  ilenonies,  eelia 
fiíera  los  demonios. 

18  Y  otros,  tentando,  poriUn  de  él  ae- 
fial  del  cielo/. 

17  Mas  él,  conociendo  los  penaanricn- 
tos^  de  ellos,  les  d^o :  Todo  lelns  divi- 
dido contra  sí  mismo  es  asolado;  v  ana 
casa  dividida  contra  si  misma,  eae*. 

18  Y  ai  también  Satanás  está  dividido 
contra  sí  mismo,  ¿  cómo  estará 
su  reino  ?  porque  decís,  que  en 
bul  echo  yo  fuera  los  demonios. 

ID  Pues  si  vo  echo  fuera  los  di 

en  Bcelzebul,  ¿  vuestros  h^os  en  quién 
los  echan  liiera?  por  tanto  ellos  aeráa 
vuestros  Jueces. 

80  Mas  si  «n  el  dedo  da  Sioa*  adió 


lOt.!.», 

•  8d.r.i 
J73.9ÍW 


.«.* 


kMar.lLS, 


•Csp.lS.tA 

«lbt.7.; 
y2LSS. 

>••■  i-i : 

&at*.V£i 
1  Jasas. 


•M»t.».S. 


718.1. 
sjmaS.& 


Mar.».*. 


L» 


JL9.9, 


S.  IiUCáS»  XII. 


A.Dk88. 


tOoLa.15. 


<M«tia.ao. 


2Ped.2.aO, 


•0«p.l.S8, 


•0ap.8.2L 

hl.  119. 

1.2. 

Mctr.  2L 

S»nf.  1.25. 
'Mat.  12.40, 

«te. 

flBey.lO. 
l,Hc. 


'Jan*  8.  8, 
10. 


«  Cap.  8. 1«. 

Mftt.  5.  15, 

etc. 

aUr.  4.  ZL 
r  Mate.  23. 

etc. 


>  3  Oo.  i.  & 


'  Ktt.  7.  8. 


'Tit.l.Ift. 


Csn.lX8aL 
IfcM.7. 

>MjU.  28.38, 
27- 


H*T.1Z88. 


fticn  kM  deinonkMy  oierto  «1  idno  de 
Dios  ha  llegado  á  voiotrot. 

21  Cuando  el  ftwtte  annado  guarda  su 
itria,  en  paz  eitá  lo  que  poaee. 

22  liftaf  k  Mbxeviniando  dn  mas  fiíette 
que  él,  le  venciere,  le  toma  todas  sus 
armas  oi  que  eanfiaba,  y  lepaxte  sus 
despoiosA. 

28  £1  que  no  «s  conmigo,  contra  mi 
es;  y  el  que  conmigo  no  recoge,  des> 
panamá'. 

84  Guando  el  espíritu  inmundo  saliere 
del  hombre,  anda  por  lugares  secos, 
buscando  reímao;  y  no  hallando^,  dice : 
Me  volveré  k  mi  casa,  de  donde  salí. 

85  Y  viniendo,  la  halla  barrida  y  ador- 
nada, t 

96  Entónoes  «a,  y  tona  otros  siete  es- 
píritus  peores  que  élt  y  entrados,  ha- 
bitan allí :  y  lo  postcero  del  tal  hombre 
es  peor  que  lo  primero  •. 

87  Y  V  aconteció  que  diciendo  estas 
cosas,  una  mujer  de  la  compañía  levan- 
tando la  voz,  le  d^o:  Bienaventurado  el 
vientre  que  te  tn^o,  y  los  peohos  que 
mamaste*. 

M  T  él  óijo:  Antes  bienaventurados 
los  que  oyen  la  palabra  de  Dios,  y  la 
guardan  «. 

29  ^  Y  juntándose  las  gentes  á  él,  co- 
vaaoó  á  decir:  Esta  generación  mala 
es :  sefial  busca,  mas  seflal  no  le  sexi 
dada,  tino  la  sefkal  de  Jonás  profeta^. 

80  Porque  como  Jonás  fué  se&al  á  los 
Ninivitae,  así  también  será  el  H^o  del 
Hombre  ácsta  generación. 

81  La  reina  del  Aiutrof  se  levantará 
enjuicio  con  los  hombres  de  esta  gene- 
ración, y  los  condenará;  porque  vino  de 
los  fines  de  la  tierra  á  oir  la  sabiduría 
de  Salomón;  y  hé  aquí  mas  que  Salo- 
món en  este  lugar. 

88  Los  hombres  de  Nínive  se  levanta- 
rán en  juicio  con  esta  generación,  y  la 
oondenaián  :  porque  á  la  predicación  de 
Jonás  se  arrepintieron «-;  y  hé  aquí  mas 
que  Jonás  en  esta  lugar. 

88  Nadie  itone  en  oculto  la  antorcha 
encendida,  ni  deb^  del  almud ;  sino  en 
el  «andelero,  paiu  que  los  que  entran, 
vean  la  luz  «. 

84  La  antoroha  dá  cuerpo  e*  el  ojo' : 
pues  si  tu  qjo  fuere  simple»  también 
todo  tu  cuerpo  será  resplandeciente: 
mas  si  fuere  malo,  también  tu  cuerpo 
será  tenebroso. 

86  idira  pues,  si  la  lumbre  que  en  tí 
hay,  es  tinieblas. 

86  Asi  que  tiendo  todo  tu  cuerpo  res- 

Slandeciente*,  no  teniendo  alguna  parte 
e  tinlebla,  será  todo  luminoso,  como 
cuando  ua«  antorcha  de  resplandor  te 
alumbra. 

87  f  Y  luego  que  hubo  hafaladot,  rogóle 
un  Fariseo  que  comiese  con  él:  y  en- 
trado Jesús,  se  sentó  á  la  mesa. 

88  Y  el  Fañstk>  como  ie  vio,  maravi- 
llóle de  que  no  se  lavó  ante»  de  comer  «. 

8U  Y  el  gdtor  le  dijo :  Ahora  vosotros 
los  Fariseos  lo  d»  fuera  del  vaso  y  del 
plato  limpiáis* ;  mas  lo  interior  de  vos- 
otros está  lleno  de  zanlita  y  de  maldad'. 

40  Neeios,  ¿  el  que  niao  lo  de  fuera,  no 
hizo  también  lo  de  dentro  ? 

41  Empero  de  lo  que  «a  resta  dad  li- 
mosnas; y  hé  aquí,  todo  os  será  limpio. 

48  Mas  ¡  ay  de  vontroa  Fariseos  •  I  que 
diezmáis  la  menta,  y  la  ruda,  y  toda 
hortaliza ;  mas  el  juicio  y  la  caridad  de 
Dios  pasáis  de  largo.  Pues  estas  cosas 
era  necesario  hacer,  v  no  d(>]ar  las  otras. 

43  j  Ay  de  vosotros  Fariseos !  que  amáis 
las  primeras  sillas  en  las  sinagogas,  y  las 
salutaciones  en  las  plazas  h. 

44  ¡  Ay  de  Toeotros  eaoiibas  y  Fariseos, 


hipócritas  I  que  sois  como  sepulcros  ^e 
no  se  ven,  y  los  hombres  que  andan  en- 
cima no  lo  saben. 

45  Y  respondiendo  uno  de  los  doctores 
de  la  ley,  W  dice:  Maestro,  cuando  dices 
esto,  también  nos  afirentas  á  nosotros. 

46  Y  él  dijo :  ¡  Av  de  vosotros  también, 
doctoras  de  la  ley  f  que  cargáis  los  hom- 
bres con  cargas  que  no  pueden  llevar; 
mas  vosotro»,  ni  aun  con  un  dedo  tocáis 
las  cargas. 

47  :  Ay  de  vosotros !  que  edificáis  los 
sepulcros  de  los  profetas,  y  los  mataron 
vuestros  pudres. 

48  De  cierto  dais  testimonio  que  con- 
sentís en  los  hechos  de  vuestros  padres  i 
porque  á  la  verdad  ellos  loa  mataron  «, 
mas  vosotros  edificáis  sus  sepulcros. 

48  Por  tanto  la  sabiduría^  de  Dios 
también  dJUo :  Enviaré  á  ellos  profetas, 
y  apóstoles,  y  de  ellos  á  uno*  matarán, 
y  á  otro»  persegtiirán ; 

00  Pan  que  de  esta  generación  sea 
demandada  la  sangre  de  todos  los  pro- 
fetas, que  ha  sido  derramada  jdeede  la 
fundación  del  mundo; 

51  Desde  la  sangre  de  Abel«,  hasta  la 
sani;re  de  Zacarías  que  murió  entre  el 
altar  y  la  casa/:  asi  os  digo,  sexá  de- 
mandada de  esta  generación. 

52  ¡  Ay  de  vosotras,  doctores  de  la  ley  • 
que  habéis  quitado  la  llave  de  la  ci- 
encia :  vosotros  mismos  no  entrasteis,  y 
á  loe  que  entraban  impedisteis. 

53  Y  didéndoles  estas  oosaa,  los  escri- 
bas y  los  Fariseos  comenzaron  á  apre- 
tarto  en  gran  manera,  y  á  provocarle  á 
que  hablase  de  muchas  cosas ; 

54  Asechándole,  y  procurando  cazar 
algo  de  BU  boca  paira  acusarle  5. 

CAPITULO  XII. 
¿«vodura  d$  bu  Far<$éos.  So  t«m«r  ríno  á 
Dio».  Meo  M  (i^lo.  No  úntgurtiarte  tohr» 
comida  y  vffHdo.  Tetara  y  eorann  en  H 
cielo,  Adminittrttior  fid  y  pnidalite.  ni- 
ervo violento  f  infiel,  Jeeu»  vino  á- poner 
/uego  tobré  la  tierra. 

EN  esto,  juntándose  muchas  gentes, 
tanto  que  unos  á  otros  se  hollaban, 
comenzó  á  decir  á  sus  discípulos :  Pri- 
meramente, guardaos  de  la  levadura  de 
los  Faristkw,  que  es  hipocresía  «. 

8  Porque  nada  hay  encubierto,  que  no 
haya  de  ser  descubierto ;  ni  oculto,  que 
no  haya  de  ser  sabido  b, 

8  Por  tanto  las  cosas  que  delatéis  en 
tinieblas,  á  la  luz  serán  oidas ;  y  lo  que 
hablasteis  al  oido  en  las  oámaraa,  será 
pregonado  en  los  terrados. 

4  *f  Mas  os  digo,  amigos «  mies :  No 
temáis  de  los  que  matan  el  cuerpo  4,  y 
después  no  tienen  mas  que  hacer. 

5  Mas  os  ense&wé  á  quien  temáis :  Te- 
med á  aquel  que  después  de  haber  qui- 
tado la  vida,  tiene  poder  de  echar  en  la 
gehenna  « :  así  os  digo :  A  este  temed. 

6  ¿  No  se  venden  cinco  piú<iriUos  por 
dos  blancas  ?  pues  ni  uno  de  ellos  está 
olvidado  delante  de  Dios. 

7  Y  aun  los  cabellos  de  vuMtra  cabeza 
ekán  todos  contados.  No  temáis  pues: 
de  mas  estima  sois  voeotrot  que  muchos 
p<garillos. 

8  Y  os  digo  que  todo  aquel  que  rae 
oon£esáre  delante  de  los  hombres/,  tam- 
bién el  Hijo  del  Hombre  le  confesará 
d^aate  de  los  ángeles  de  Dios : 

9  Mas  el  que  me  negare  delante  de 
los  hombres,  será  negado  delante  de  los 
ángeles  de  Dios. 

10  Y  todo  aquel  que  dice  palabra  con- 
tra el  Hijo  del  Hombre,  le  será  perdo- 
nado (  mas  al  que  blasfemare  contra  el 
Espíritu  Santo,  no  le  sciá  perdonado^. 

11 Y  cuando  os  tn^jeren  á  las  atm^ogas. 


•Badi.7.&8. 

li  Pro.  8. 1, 
22. 


'Gen.  4.  8. 

/2Cr.24.ao, 
81. 


«3Kar.  12.13. 


•  Mst.  15.  S, 

efe. 

Mar.  8. 15. 

etc. 

b  Cap.  8. 17. 
Mal  10. 26. 
Mar.  4.  22. 


«Jasa  16.14. 
<<  la.  61.  7, 

ti. 

Mat.  10.88. 

eto. 

<  Mat  S.  22. 


/18S.2.80. 
8i4  U9.40. 
211.2.12. 
Ap.  2. 10. 


«Uat  12.81. 

Ijaan6a6. 


A.  D.  8S. 


a  LUCAS,  XIL 


A.  ñas. 


Mail0.19. 
lIftr.lS.ll. 

t  Heeh.  8.10. 
y  XXYI. 


1 1  TL  6. 7, 
10. 
/Job  2.  4. 


»8Mit«.4. 

u.ie. 

"Bid.  49.18. 


i»  Job  aO.  90, 

•J8. 

y  27.  8. 

SftL62.7. 

8ftat».4.14. 
9  Sftl.  39.  & 

y  «.16, 17. 
*-  Hftb.  3:9. 
*Ter.  88. 

1  Ti.  6. 18, 

19. 

SftiLf.  2.  5. 
( Hftt  &  25, 

oto. 
«  Job  89. 8. 

BaL  147.  9. 


•  1  Aey.  10. 
4,7. 


'Mat.  8.88. 
y8ftl.84.10. 

b.  88. 18. 

Bo.  8. 81, 

82. 
'  la.  4a  IL 

JoftB  10.27, 

38. 
•>Uftt.a6. 

34. 

Héb.13.28. 

Bant».  2.  6. 

3Ped.l.ll. 

Ap.  23.  8. 

Heeh.  a.4«. 

y  4. 84. 
•Kftt&SO. 

1TL6.19. 
i(Bf.  «.14. 

lFed.1.18. 
<  Uftt  35. 1, 

18. 

/Hftt.2á.40, 

ete. 


j  ft  k»  maglitndM  t  potestades,  no  e»- 
tels  «olicAtoft  «hno,  o  qaé  hayaia  de  res- 
ponder, ó  qné  harais  de  decir  A. 

18  Poírqne  ét  Espirita  Santo  oa  ense- 
fiarA  en  la  misma  hora  lo  qne  seri  ne- 
ceaario  decir  •'. 

18  ^  Y  dí}ole  uno  de  la  compañía: 
Maeatro,  di  á  mi  hermano  que  parta 
conmiso  la  herencia. 

14  Mas  él  le  d^jo:  Hombre,  ¿quién 
me  poso  por  juez,  ó  partidor  sobre  tos- 
otros  ? 

Ifi  Y  d^oles:  Mirad,  y  mardáos  de 
avaricia*;  porque  la  Tida  da  hombre  no 
consiste  en  la  abundancia  de  los  bienes 
que  posee/. 

16  V  refirióles  una  parábola,  diciendo : 
La  heredad  de  un  nombre  rico  habla 
Uerado  mucho; 

17  Y  ál  pensaba  dentro  de  sí,  diciendo : 
¿  Qué  haré,  qne  no  tengo  donde  Junte 
mis  frutos? 

18  YdUo:  Esto  haré**;  derribaré  mia 
alfolíes,  7  edificarélw  mayores;  y  allí 
Juntaré  todos  mía  finitos  y  mis  bienes  n, 

19  Y  dirá  &  mi  alma  » :  Alma,  muchos 
bienes  tienes  almacenados  para  muchos 
altos:  repósate,  come,  bebe,  huélgate*. 

SO  Y  diiole  Dios:  i  Necio !  esta  noche 
vuelven  á  pedir  tu  almap :  y  lo  que  has 
prevenido,  ¿  de  quién  será?  f 

81  Así  e«  el  que  hace  para  sí  tesoro  r, 
y  no  es  rico  en  iMos*. 

89  5  Y  d^o  &  sus  discípulos:  Por  tanto 
os  digo,  no  estéis  afanosos  de  vuestra 
vida ',  que  comeréis,  ni  del  cuerpo,  que 
vestiréis. 

28  La  vida  mas  es  que  la  comida,  y  tí. 
cuerpo  que  el  vestido. 

94  Considerad  los  cuervos»,  que  ni 
siembran,  ni  siegan  ¡  que  ni  tienen  ci- 
llero, ni  alfolí;  y  Dios  los  alimenta. 
¿Cuánto  de  mas  estima  sois  vosotros 
que  las  aves? 

95  é  Y  quién  de  vosotros  podrá  con  tu 
aftn  ailadir  á  su  estatura  un  codo  ? 

98  Pues  si  no  podéis  aun  lo  que  es 
menos,  ¿para  qué  estaréis  a&nosos  de 
lo  demás  ? 

87  Considerad  los  lirios,  como  crecen: 
no  labran,  ni  hilan;  y  os  digo,  que  ni 
Salomón  con  toda  su  gloria*  se  vistió 
como  uno  de  ellos. 

98  Y  si  asi  viste  Dios  á  la  yerba,  que 
hoy  está  en  el  campo,  y  maSana  es 
eohada  en  el  homo,  ¿cuánto  mas  á 
vosotros,  Aombret  de  poca  K  ? 

SO  Vosotros,  pues,  no  procuréis  con 
anhelo  qué  hayáis  de  comer,  ó  qué  hayáis 
de  beber,  ni  estéis  en  ansiosa  perpl^i- 
dad. 

80  Porque  todas  estas  eosas  bnscan  las 
gentes  del  mundo:  que  vuestro  Padre 
sabe  que  necesitáis  estas  cosas. 

81  Mas  procurad  el  reino  de  Dios «,  y 
todas  estas  cosas  os  serán  afladidas'. 

88  No  temáis,  manada  pequeña  * , 
porque  al  Padre  ha  placido  daros  el 
reino  o. 

88  Vended  lo  que  poseéis,  y  dad  limos- 
na i ;  haceos  bolsas  que  no  se  envejecen, 
tesoro  en  los  cielos  que  nunca  &lta; 
donde  ladrón  no  llega,  ni  poUUa  cor- 
rompe«. 

84  Porque  donde  está  vuestro  tesoro, 
allí  también  estará  vuestro  corazón. 

85  ^  Estén  oefiidos  vuestros  lomos  ¿,  y 
vuettnu  antorchas  encendidas* : 

86  Y  vosotros,  sem^antes  &  bombivs 
que  esperan  cuando  su  señor  ha  de  vol. 
ver  de  las  bodas;  para  que  cuando  vini- 
ere, y  tocare,  luego  le  abran. 

az  Bienaventurados  aquellos  siervos,  A 
los  cuales,  cuando  el  señor  viniere, 
hallare  velando/:  de  cierto  os  digo,  que 


se  oelUrá,  y  hará  que  se  sienten  k  la 
mesa,  y  pasando  les  serrizA. 

88  Y  aunque  venga  á  la  segunda  vigi- 
lia, y  aunque  venga  á  la  tercera  vigilia, 
y  fot  bailare  así,  bienaventurados  son  los 
tales  siervos. 

80  Esto  empero  sabed,  one  al  snpiese 
el  padre  de  familia  á  qué  hora  habla  de 
venir  el  ladrón/,  velarla  ciertamente  y 
no  dejarla  minar  su  casa. 

40  Vosotros,  pues,  también  estad  aper- 
cibidos;:  porque  á  la  hora  que  no  pen- 
sáis, el  Hijo  del  Hombre  vendrA. 

41  ^  Entonces  Pedro  le  dijo:  Selknr, 
¿  dices  esta  parábola  á  nosotros,  ó  tam- 
bién á  todos  ? 

4li Y  dUo  el  Señor:  ¿Quién  es  el  ma- 
yordomo fiel  y  prudente  A,  al  cual  tí  se- 
ñor pondrá  Sobre  su  ferollia,  pan  qne 
en  tiempo  les  dé  «u  ración  ? 

48  Bienaventurado  aquel  siervo,  al 
cual,  cuando  el  Sefk»  viniere,  haúáre 
haciendo  así. 

44  En  verdad  os  digo,  que  él  le  pondrá 
sobre  todos  sus  bienes. 

45  Mas  si  el  tal  siervo  dijere  en  su 
corasen:  Mi  Señor  tarda  en  venir,  y 
comenzare  á  herir  los  siervos  y  las  cri- 
adas, y  á  comer,  y  á  beber,  y  A  embri- 
agane, 

46  Vendrá  el  Señor  de  aquel  sierro  d 
día  que  él  no  espera,  y  A  la  hora  que  él 
no  sabe,  y  le  apartará',  j  pondrá  aa 
parte  con  los  inneles. 

47  ^  Porque  tí  siervo  que  entendÜ  la 
voluntad  de  su  señor,  y  no  se  apercibió, 
ni  hizo  conforme  á  su  voluntad,  soá 
azotado  mucho*. 

48  Mas  el  que  no  entendió,  é  hizo  co- 
■as  dignas  de  azotes,  será  azotado  poco  I : 
porque  á  cualquiera  que  fué  dado  mu* 
cho,  mucho  será  vuelto  á  demandar  de 
él">;  y  al  que  enoomendaron  mucho, 
mas  le  será  pedido. 

49  ^  Fuego  vine  á  meter  en  la  tierra* : 
¿  y  qué  quiero,  si  ya  está  encendido  ? 

50  Empero  de  bautismo  me  ea  ne- 
cesario ser  bautizado*:  y  ¡eómo  me 
angustio  hasta  cpie  sea  cumplido ! 

51  ¿  Pensáis  que  he  veniao  á  la  tierra 
á  dar  paz  ?   No,  os  digo ;  mas  disensión. 

58  Porque  estarán  de  aquí  adelante 
cinco  en  una  casa  divididos;  tres  contra 
dos,  V  dos  contra  tres. 

58  £1  padre  estará  dividido  contra  tí 
hijo,  y  el  hijo  contra  el  padre ;  la  madiv 
contra  la  hija,  f  la  h^a  contra  la  ma- 
dre; la  suegra  contra  su  nuera,  y  la 
nuera  contra  su  suegra^. 

54  ^  Y  decia  tambiñi  á  las  gentesf : 
Cuando  veis  la  nube  que  sale  del  Po- 
atente,  luego  decís :  Agua  viene :  y  es 
asi. 

56  Y  cuando  sopla  tí  Austro,  decís : 
Habrá  calor:  y  lo  nay. 

66  ¡Hipócritas!  Sabéis  examinar  la 
fks  del  cielo  y  de  la  tierra ;  ¿  y  cómo  no 
reconocéis  este  tiempo  ? 

57  ¿  Y  por  qué  aun  de  vosotros  mismoa 
no  Juzgáis  lo  que  es  Justo  ? 

58  Pues  cuando  vas  al  magistrado  r 
con  tu  adversarlo,  procura  en  el  caunino 
librarte  de  él ;  poique  no  te  anaatre  al 
juez,  y  el  juez  te  entregue  al  alguacil,  y 
el  aguacil  te  meta  en  la  cárcel. 

59  Te  digo  que  no  saldrás  de  allá,  bas- 
ta que  hayas  pagado  hasta  el  lOtímo 
maravedí. 

CAPITULO  XIII. 

Dd  eoMgo  qme  amemtua  4  loa  «w  mo  ar  mr- 
nplenUn.  Higutra  e»ttril.  (hwaei^m  <!•  Im 
mtijer  emeorvada.  PariMai  iW  fram» 
mo$ta»a,  y  <l«  la  UtaAirtt.  Corto  » 
d*  tot  qu»  m  Botvam.  PoM'm 
Jtnu«Um  homieiia  4t  Isa  jr^atas. 


/11WS.t 
tM.S.U. 

;tt.U. 
>Cn.1LSt. 

Sa.U.U. 


iXaiH.tt. 
ICS.4.1 


íBaLS-f. 


/Bo.in 
■•JaaaU 

n. 

1TLLI3. 
•MatllSL 


r  Mas.  Ifi. 


MaLS.IS. 


D.S3. 


S.  LUCAS,  Xin,  XIV. 


A.D.8S. 


«ÍL& 


2.aoi 


1» 

t.19.1 


Í.9, 


Y  EN  «te  mbmo  tiempo  estaban  aBÍ 
unos  que  le  contaban  acerca  de  los 
O&liléoso,  cuya  tañere  Pilato  habla  mez- 
clado con  íQS  sacrificios  t. 

S  Y  respondiendo  Je«us  les  di}o:  ¿  Pen> 
sais  qne  estos  Oallléos,  porque  han 
psdecido  tales  cosas,  hayan  sido  mas 
pecadores  que  todos  los  Gallléos  ? 

8  No,  os  digo :  Antes  si  no  os  arrepin* 
tiéreii^  todos  pereceréis  igualmente. 

4  O  aquellos  diez  y  ocho,  sobre  los 
cuales  cayó  la  torre  en  Siloé,  y  los  mató, 
¿  pensáis  que  ellos  fueron  mas  deudores 

3ue  todos  los  hombres  que  habitan  en 
erusaiem  ? 

5  No,  os  digo :  antes  si  no  o«  arrepin- 
tiereis, todos  pereceréis  asimismo. 

0  f  Y  dijo  esta  parábola :  Tenia  uno 
una  higuera  plantada  en  su  Tii}a«,  y 
vino  á  buscar  fruto  en  ella,  y  no  «ó 
halló. 

7  Y  á]¡o  al  Tiflero :  H^  aquí  tres  afios 
ha  que  vengo  A  buscar  fruto  en  esta  hi- 
guera, y  no  le  hallo ;  córtala,  ¿  porqué 
ocupará  aun  la  tierra  ? 

8  £1  entonces  respondiendo,  le  dijo: 
Señor,  déjala  aun  este  año^,  hasta  que 
yo  la  excave,  y  estercole. 

9  Y  si  hiciere  fruto,  bien;  y  ai  no,  la 
I  cortarás  después. 

10  ^  Y  enseñaba  en  una  sinagoga  en 
Sábado. 

11  Y  hé  aquí  una  mvger  que  tenia  espí* 
litu  de  eniermedad  diez  y  ocho  afios,  y 
andaba  agobiada  que  en  ninguna  ma- 
nera podia  mirar  arriba. 

13  Y  como  Jesús  la  vio,  llamóla,  j  dí- 
jóle:  Mii^er,  libre  eres  de  tu  enfer- 
medad. 

IS  Y  puso  las  manos  sobre  ella*,  y 
lu^o  se  enderezó,  y  gloriflcaba  á  Dios. 

14  Y  respondiendo  el  príncipe  de  la 
sinagoga,  enojado  que  Jesús  huUese 
curado  en  el  Sábado/,  dijo  á  la  com- 
pañía :  Seis  días  hay  en  que  es  necesario 
obrar»:  en  estos,  pues,  venid,  y  sed 
curados,  y  no  en  dia  de  Sábado. 

15  Entonces  el  Señor  le  respondió,  y 
dijo  :  Hipi5crita*,  ¿  cada  uno  de  vosotros 
no  desata  en  Sábado  su  buey,  ó  su  asno 
del  pesebre,  y  lo  lleva  á  helier «  ? 

16  Y  á  esta  hij%  de  Abraham  *,  que  hé 
aquí  que  Satanás  la  habla  ligido  diez  y 
ocho  años,  ¿  no  convino  desatar/a  de 
esta  ligadura  en  dia  de  Sábado  ? 

17  Y  diciendo  estas  cosas,  se  avergon- 
zaban todos  sus  adversarios:  mas  todo 
el  pueblo  se  gozaba  de  todas  las  cosas 
gloriosas  que  eran  por  él  hechas. 

18  ^  Y  dijo :  ¿  A  qué  es  semejante 
el  reino  de  Dios,  y  á  que  le  compa» 
raré'  ? 

19  Señalante  es  al  grano  de  la  mos- 
taza, que  tomándo/o  un  hombre  le  me- 
tió en  su  huerto ;  y  creció,  y  ftté  hecho 
árbol  grande,  y  las  aves  del  cielo  hicie- 
ron nidos  en  sus  ramas «». 

SO  Y  otra  vez  dijo :  ¿  A  qué  compararé 
el  reino  de  Dios  ? 

31  Semejante  es  á  la  levadura,  que 
tomó  una  miúer,  y  la  escondió  en  tres 
medidas  de  harina,  hasta  que  todo  hubo 
fermentado  «. 

22  ^  Y  pasaba  por  todas  las  ciudades 
r  aldáas  enseñando,  y  caminando  á  Je- 
-usalem. 

28  V  dijole  uno :  Señor,  ¿  son  pocos  los 
(ue  se  salvan  ?  Y  él  les  dijo : 

24  Forfíad  4  entrar  por  la  puerta  an- 
rosta  ";  porque  os  digo  que  muchos 
«rocufarán  entrar,  y  no  podránj». 
35  Después  que  el  padre  de  familias  se 
ívantáre,  y  cerrare  la  puerta?,  y  comen- 
&reis  &  estar  fbera,  y  tocar  á  la  puerta, 
iciendo :     Seflor,   SÍetiorr,  ábrenos:   y 


respondiendo  él  os  dirá:  No  os  conozco 
de  donde  seáis: 

86  Entonces  comenzaréis  á decir*:  De- 
lante de  tí  hemos  comido  y  bellido,  y  en 
nuestras  plazas  enseflastew 

i>7  Y  of  dirá :  Dígoos  que  no  os  conoz- 
co de  donde  seáis :  apartác»  de  mí,  todos 
los  obreros  de  iniquidad '. 

88  Allí  será  el  llanto  y  el  crujir  de  di- 
entes «,  cuando  viereis  á  Abraham,  y  á 
Isaac,  y  A  Jacob,  y  A  todos  los  profetas 
en  el  reino  de  Dios,  y  vosotros  excluidos. 

29  Y  vendrán  del  oriente,  y  del  occi- 
dente, del  norte,  y  del  mediodía*,  y  se 
sentarán  á  la  mesa  en  el  reino  de  Dios. 

80  Y  hé  aquí,  que  son  postreros  los 
que  eran  los  primeros;  y  que  son  pri- 
meros los  que  eran  los  postreros'. 

81  ^  Aquel  mismo  día  llegaron  unos 
de  los  Fariseos,  diciéndole:  Sal  y  vete 
de  aquí ;  porque  Heredes  te  quiere  ma- 
tar. 

83  Y  les  dijo :  Id,  y  decid  A  aquella 
zorra :  Hé  aquí,  echo  fuera  demonios, 
y  acabo  sanidades  hoy  y  mañana,  y  al 
tercer  dia  soy  consumado  '. 

83  Empero  es  menester  que  hoy,  y 
mañana,   y   pasado    mañana    camine : 

Sirque  no  es  posible  que  profeta  muera 
era  de  Jemsalem. 

84  ¡Jerusalem,  Jemsalem  s¡  que  ma- 
tas los  Profetas,  y  apedreas  los  que  son 
enviados  A  tí :  ¡  cuAntas  veces  quise  jun- 
tar tus  hUos,  como  el  ave  sus  pollos  de- 
bajo de  «iM  sJas,  y  no  quisiste ! 

83  Hé  aquí  os  es  dedada  vuestra  casa 
desierta « :  y  os  digo  que  no  me  veréis, 
hasta  que  venga  tiempo  cuando  digáis: 
Bendito  el  que  viene  en  nombre  del 
Señor  b. 

CAPITULO  XIV. 
BldrOpteo  curado  m  Síhado.    Par&boía  de 
la  gran  cena.  El  qtu  quiere  «coiur  á  Jenu, 
debe  Uevar  tu  enu.    Bal  hecha  tnsijñda. 

Y  ACONTECIÓ  que  entrando  en 
casa  de  un  príncipe  de  los  Fariseos 
un  Sábado  A  comer  pan^  ellos  le  ace- 
chaban «. 

9  Y  hé  aquí  un  hombre  hidrópico  es- 
taba delante  de  él. 

8  Y  respondiendo  Jesús,  habló  A  los 
doctores  de  la  ley,  y  A  los  Parisinos,  di- 
ciendo :  ¿  Es  licitó  sanar  en  SAbadob  ? 

4  Y  ellos  callnron.  Entonces  él  tomán- 
áole,  lo  sanó,  y  despidió^. 

5  Y  respondiendo  á  ellos,  dijo :  ¿  El 
asno  ó  el  buey  de  cual  de  vosotros  caerá 
en  algrm  pozo,  y  él  no  le  sacai-á  luego 
en  dia  de  Sábado»? 

6  Y  no  le  podían  replicar  á  estas  cosas. 

7  ^  Y  observando  como  escogían  ios 
primeros  asientos  A  la  mesa,  propuso 
una  parábola  A  los  convidados,  dicién- 
doles: 

8  Guando  fueres  convidado  de  alguno 
A  bodas,  no  te  sientes  en  el  primer 
lugar;  no  sea  que  otro  mas  hq|^rado 
que  tii  eaté  por  él  convidado, 

9  Y  viniendo  el  que  te  llamó  A  tí  y  A 
él,  te  diga :  DA  lugar  á  este:  y  entonces 
comiences  con  vergüenza  A  tener  el 
lugar  illtimo''. 

10  Mas  cuando  f\ieres  convidado,  vé,  y 
sii^ntate  en  el  postrer  lugar ;  porque 
cuando  viniere  el  que  te  llamó,  te  diga : 
Amigo,  sube  arriba:  entonces  tendrás 
gloria  delante  de  los  que  Juntamente  se 
asientan  á  la  mesa. 

11  Porque  cualquiera  que  se  ensalza, 
será  humillado;  y  el  que  se  humilla, 
será  ensalzado*. 

13  ^  Y  dijo  también  al  qne  le  haUa 
convidado:  Guando  haces  comida  ó 
oena,  no  llames  á  tus  amigos,  ni  á  tus 
hermanos,  ni  A  tus  parientes,  ni  A  fu« 


«SUt.7.32, 

as. 


«Mat.asja, 

4L 

•Mat.8.ia. 

y  13.  42. 
72Í.5L, 

•  Ap.  7.  9, 
10. 


"  llst.l«,30. 
y  ao.  16. 
Uar.iaSL 


rHeb.2.10. 


>]lsfca8.S7. 


•Le.  sea, 
83. 

Sil.  80.  as. 

Is.  6. 5, 6. 
Da.  9.  36. 
Mi.  8. 13. 

»  Cap.  19. 88. 
Jn«aa3.tS. 


«Is.39.S0, 
SI. 

Jar.  30. 10, 
U. 


iGap.18.li. 


«Cap.lS.U. 


<íPr.36.«,7. 


'Cap.  18.14. 
Job  31  39. 
8sl.  18.  27. 
Pr.  16. 83. 
y  29.  33. 
katS3.12. 
Bant>.  4. 6. 
1  Ped.  6.  5. 


A.P.S& 


&  LUCAS,  XY. 


A.D.S3. 


/Na.  8. 10. 
la. 


«A^19.9. 
AMat.22.2, 


«  K.  9.  9, 8. 
lB.S6.1,a. 


ítct.Mw 


/18«.9.8. 
Sal.  US. 
7.8. 


•  K  a.  12, 

18. 
»HMb.U.l. 

•  Pr.  1. 24. 
liUt.2I.-l8. 
Heb.U.2S. 

I*  De  88.9. 
lUt.10.87. 


«G«|t.S.38. 
IIIatie.24. 
Mar.  8.  S4. 
2T1.8.12. 


'  Pr.  20. 18. 


•  H.  8. 7,  8. 

(  Hftt  5. 18. 

>Iar.».AO. 

"  Jiuuil£.6. 


veoioM  tIoos-;  poraue  también  elloa  no 
te  vuelvan  á  convidar,  y  te  sea  hecha 
compensación. 

18  Mas  caando  haces  banquete,  llama 
á  los  pobres/,  los  mancos,  los  cojos, 
los  ciegos, 

14  Y  serús  bienaventurado ;  porque  no 
te  pueden  retribuir:  mas  te  terk  re* 
compensado  en  la  resurrección  de  los 
justos. 

15  ^  V  oyendo  esto  uno  de  los  que  jun- 
tamente estaban  sentados  4  la  mesa,  le 
dj^io:  Bienaventurado  el  que  coniíerá 
pan  en  el  reino  de  ios  cielos  ^r. 

16  SI  ent<SnceB  le  dijo:  Un  hombre 
hixo  una  grande  cena  A,  y  convidó  i 
muchos. 

17  Y  á  la  hora  de  la  cena  envió  &  su 
siervo  &  decir  á  los  convidados :  Venid, 
que  ya  todo  está  aparejado  •'.  - 

18  Y  comenzaron  todos  &  una  á  escu- 
sarse.  El  primero  le  dijo :  He  compra- 
do una  hacienda,  y  necesito  salir,  y  ver- 
le :  te  ruego  que  me  des  por  escusado. 

19  Y  el  otro  dijo :  He  comprado  cinco 
yuntas  de  bueyes,  y  voy  á  probarlos: 
ruégote  que  me  áÁ  por  escusado. 

80  Y  el  otro  dijo :  Acabo  de  casarme, 
y  por  tanto  no  puedo  ir  A. 

SI  Y  vuelto  el  siervo,  hizo  saber  estas 
cosas  A  su  sefior.  Entóaces  en<óado  el 
padre  de  la  familia,  dijo  á  su  siervo: 
Vé  presto  por  las  plazas,  y  por  las  calles 
de  la  ciudad,  y  mete  adi  los  pobres', 
los  mancos,  y  cojos,  y  ciegos. 

Si  Y  diju  el  dervo:  Sefior,  hecho  es 
como  mandaste,  y  aun  hay  lugar. 

53  Y  dijo  el  sefior  ai  siervo :  Vé  por  los 
caminos  y  por  los  vallados»,  y  fuérzaiM 
á  entrar*,  para  que  se  llene  mi  casa. 

54  Porque  os  digo  que  ninguno  de  a- 
quellos  hombres  que  fueron  llamados, 
gustará  mi  cena». 

sa  ^  Y  muctias  gentes  iban  con  él;  y 
volviéndose  les  dijo : 

86  Si  alguno  viene  á  mí,  y  no  altor- 
rece />  á  su  padre,  y  madre,  y  mi^er,  é 
hijos,  y  hermanos,  y  hermanas,  y  aun 
también  su  vid^,  no  puede  ser  mi  dis- 
cípulo. 

87  Y  cualquiera  que  no  trae  su  cruz,  y 
viene  en  pos  de  mi,  no  puede  ser  mi 
discípulo  7. 

28  Porque  ¿  cuál  de  vosotros,  querien- 
do editicar  una  torre,  no  cuenta  primero 
sentado  loe  gastos,  si  tiene  /o  que  neauUa 
para  acabarla  t 

29  Porque  después  que  haya  puesto  el 
fundamento,  y  no  pueda  acabarte,  bodos 
los  que  lo  vieren,  no  comiencen  á  h^cer 
burla  de  él, 

30  Diciendo :  Este  hombre  comenzó  á 
edificar,  y  no  pudo  acabar. 

31  ¿  O  cuál  rey,  habiendo  de  ir  á  ha- 
cer guerra  contra  otro  rey,  sentándose 
primero,  no  consultar  si  puede  salir  al 
encuentro  con  diez  mil  al  que  viene  con- 
tra élTon  veinte  mil  ? 

32  De  otra  manera,  cuando  aun  el  otro 
está  lijos,  le  ruega  por  ia  paz,  cmvián- 
dole  emlMOada. 

33  Así  pues  cualquiera  de  vosotros  que 
no  renuncia  á  todas  las  cosas  que  posee, 
no  puede  ser  mi  discípulo*. 

34  Buena  es  la  sal ;  mas  si  la  sal  Aiere 
desvanecida  ¿  con  qué  se  adolHurá  <  P 

36  Ni  para  la  tierra,  ni  paca  el  mula- 
dar es  buena ;  fuera  la  arrojan  >.  Quien 
tiene  oídos  para  oir,  <riga. 

CAPITULO  XV. 

FaráMai  d»  Ut  ot^  deMtarriaita,  á»  ta 
Wroema  perdida,  y  dtl  hijo  pr/ídigo,  para 
(Ofi/unon  de  lo»  Fariffo»  presuutuoios,  y 
alitnto  de  loe  peeadore»  arrepentidat. 


Y8B  Uegabau  á  él  todos  Um  pablie»- 
nos  y  pecadores  á  oírle  «. 

B  Y  murmuraban  los  Fariseos  v  los 
escribas,  diciendo :  Este  &  los  pecadores 
recibe,  y  con  ellos  come. 

8  Y  él  les  propuso  esta  parábolai,  dici- 
endo: 

4  ¿  Qué  hombre  de  vosotros,  teniendo 
cien  ovejas  b,  si  perdiere  una  de  ellas, 
no  d^a  las  noventa  y  nueve  en  el  desi 
erto,  y  va  á  la  que  se  perdió,  hasta  que 
la  haUe  ? 

6  Y  hallada,  ia  pone  sobre  sus  hom» 
bros  gozoso; 

6  Y  viniendo  á  casa,  junta  á  los  ami- 
gos y  á  los  vecinos,  diciéndotes  :  Dadme 
ei  parabién ;  porque  he  hallado  mi  ov^ 
que  se  habla  perdido  c 

7  Os  digo,  que  así  habrá  nttu  gozo  en 
el  cielo  de  un  pecador  que  se  arrepiente, 
que  de  noventa  y  nueve  Justos',  que 
no  necesitan  arrepentimiento. 

8  ¿O  qué  mujer  que  tiene  diez,  drac- 
mas,  si  perdieré  una  dracma,  no  enci. 
ende  el  candil,  y  barre  la  casa,  y  busca 
con  diligencia,  hasta  hallaría  t 

9  Y  cuando  la  hubiere  hallado,  jonta 
las  amigas  y  las  vecinas,  diciendo:  Dad- 
me el  parabién;  porque  he  hallado  la 
dracma  que  había  peroido. 

10  Así  os  digo  que  hay  gozo  delante  de 
los  ángeles  de  Dios  por  un  pecador  que 
se  arrepiente*. 

11  ^  Y  dijo:  Un  hombre  tenia  doa 
hijos; 

18  Y  el  menor  de  ellos  d\¡o  A  su  padre : 
Padre,  dame  la  parte  de  la  hacienda 
que  me  |iertenece:  y  á(  les  repartió  1« 
hacienda. 

13  Y  no  muchos  días  después.  Juntán- 
dolo todo  el  hijo  menor,  partió  l<^jos  A 
una  provincia  apartada,  y  alli  desper- 
dició su  hacienda  viviendo  perdida- 
mente. 

14  Y  cuando  todo  lo  hubo  malgastado, 
vino  una  grande  hambre  en  aquella  pro- 
vincia, y  comenzóle  á  faltar. 

15  Y  fué,  y  se  llegó  á  uno  de  los  ciuda- 
danos de  aquella  tierra,  el  cual  le  envió 
á  su  hacienda  para  que  apacentase  los 
puercos. 

16  Y  deseaba  henchir  su  vientre  de  las 
algarroba^  que  comían  ios  puerooa;  mas 
nadie  se  las  daba. 

17  Y  volviendo  en  sí,  dijo:  ¡  Cu&ntoa 
jornaleros  en  casa  de  mi  padre  tienen 
abundancia  de  pan,  y  yo  aquí  pereaoo 
de  hambre  i 

18  Me  levantaré,  é  iré  á  mi  padre,  y  le 
diré :  Padre,  he  pecado/  contra  ei  cido, 
y  contra  tí ; 

19  Ya  no  soy  digno  de  ser  llamado  ta 
hijo ;  hazme  como  á  uno  de  tus  Jorna- 
leros. 

80  Y  levantándose,  vino  á  su  padre. 
Y  como  a^n  estuviese  li'josy,  violo  su 
padre,  y  fué  movido  á  misericordia,  y 
corrió,  y  echóse  sobre  su  cuello,  y  be- 
sóle. 

81  Y  el  hijo  le  difo :  Padre,  he  pecado 
contra  el  cielo*,  y  contra  tí,  y  ya  no  soy 
digno  de  ser  llamado  tu  hijo. 

88  Mas  el  padre  dijo  á  sus  siervos: 
Sacad  el  principal  vestido,  y  vestidle*, 
y  poned  un  anillo  en  su  mano,  y  uqpetos 
en  sus  pies ; 

88  Y  traed  ei  becerro  grueso,  y  ma- 
tad/o :  y  comamos,  y  hagamos  fiesta. 

84  Porque  este  mi  hijo  muerto  cm*, 
y  ha  revivido ' ;    habíase  perdido  as  y  I 
es   hallado.     Y  comenzaron  A 
jarse. 

85  Y  su  hvjo  el  mayor  estaba 
campo;  el  cual  como  vmo,  y  llegó 
de  casa,  oyó  ia  siníbaía  y  las  danías; 


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25.21, 

.19.17. 


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6.24. 
A 

I  mono. 
8.18. 
».14. 

10.29. 
7.9. 

ir.  10. 


98  Y  llamando  uno  de  lo»  criado*,  pie- 
gonkUe  qué  era  acuello. 

97  Y  él  le  dijo  t  Tu  hermano  ha  venl» 
do]  y  tu  padre  ha  miunrto  el  becerro 
grueso,  por  haberle  recibido  salvo. 

98  Entónoes  él  se  enqjó»,  y  no  qnccia 
entrar.  Salió  por  tanto  su  padiei  j  le 
rogaba  que  tnlraae. 

99  Mas  él  respondiendo,  d^o  al  padM : 
Hé  aquí,  tantos  afios  há  qvt  te  sirvo, 
no  habiendo  traspasado  Jamas  tu  man- 
damiento, 7  nunoa  me  has  dado  un  oa* 
brito  para  gozarme  con  mis  amigos. 

ao  Mas  cuando  vino  este  tu  UJo,  que 
ha  consumido  tu  hacienda  con  rameras, 
has  matado  para  él  el  becerro  grueso. 

81  Él  entónoc»  le  d^o :  H^,  tii  st- 
empre  estás  conmigo,  j  todas  mía  cosas 
son  tuyas. 

98  Mas  en  menester  hacer  fiesta  y 
hoigwrMo*»,  porque  este  tu  hermano  mu< 
erto  era,  y  ha  revivido ;  hablase  pecdide, 
y  es  hallaüioj». 

CAPITULO  XVI. 
Parábola  del   mayordomo  iramjio'o.    Nadie 
puede  tervir  d  Vio*  y  d  loi  riqueza».    In- 
disolubüidad  dH  matrimonio.  Dei  rieo/at- 
htoto,  y  del  pobre  Láaaro. 

Y  DIJO  también  á  sus  discípulos : 
Halúa  un  hombre  rico,  el  cual  te- 
nia un  mayordomo ;  y  este  fué  acu<ado 
delante  ú»  él  como  disipador  de  sus 
bienes, 

8  Y  lo  llamé,  y  le  dijo :  ¿  Qué  et  esto 
mt  oigo  de  tí  ?  dá  cuenta  de  tu  raayor- 
doraíao,  porque  ya  no  podrás  mas  ser 
mayordomo. 

3  £nt6nces  el  mayordomo  di^o  dentro 
de  si :  ¿  Qué  haré  ?  que  mi  señor  me 
quita  la  mayordomia.  Oavar,  no  puedo ; 
mendigar,  tengo  ver^menza. 

4  Yo  sé  lo  que  haré,  para  que  cuando 
fuere  quitado  de  la  niayoruomia,  me 
reciban  en  sus  casas. 

5  Y  llamando  á  cada  uno  de  los  deudo- 
res de  su  seiJor,  dijo  al  primero:  ^  Cu- 
ánto debes  á  mi  señor  ?   . 

6  Y  él  dijo :  Cien  barriles  &  de  aceite. 

Y  le  d^o ;  Toma  tu  obligación,  y  sién- 
tate presto,  y  escribe  cincuenta. 

7  Después  dijo  &  otro :  ¿  Y  tü,.  cuánto 
debes  ?   Y  él  d^o :  Cien  coros  de  trigo. 

Y  él  le  dijo :  Toma  tu  obligación,  y  es- 
cribe ochenta. 

8  Y  alabé  el  seitor  al  mayordomo  malo 
por  haber  hecho  discretamente ;  porque 
los  hijos  de  este  siglo  son  en  su  gene- 
ración mas  sagaces  que  los  hijos  de 
luzc 

9  Y  yo  os  digo :  Haceos  amigos  f  de  las 
riquezas  de  maldad  «í,  para  que  cuando 
faltareis,  os  reciben  en  las  moradas 
eternas. 

10  El  que  es  fiel  en  lo  muy  poco*, 
también  en  lo  mas  es  fiel :  y  el  que  en 
lo  muy  poco  es  injusto,  también  en  lo 
mas  es  injusto. 

11  Pues  si  en  las  malas  riqneaas  no 
fuisteis  fíeles,  ¿  quién  os  confiará  lo  ver- 
dadero ? 

12  Y  si  en  lo  ageno  no  fuisteis  fieles, 
¿  quién  os  dará  lo  que  es  vuestro  ? 

13  Ningún  siervo  puede  servir  á  dos 
señoresy ;  porque  ó  aborrecerá  al  uno  y 
amará  ai  otro,  ó  se  alleearít  al  uno,  y 
menospreciará  al  otro.  No  podéis  servir 
á  Dios  y  t  á  las  riquezas. 

14  5  Y  oian  también  todas  estas  cosas 
los  Fariseos,  los  cuales  eran  avaros  j',  y 
se  burlaban  de  él. 

15  Y  d^oles ;  Vosotros  sois  los  que  os 
justificáis  á  vosotros  mismos  delante  de 
los  hombres  A;  mas  Dios  conoce  vues- 
tros corazones  *' :  .porque  lo  que  los  hom- 


brea Uemm  po*  sublime,  delante  de  Dios 
M  abominaelonA. 

16  La  ley  y  los  Profetas  hasta  Juan : 
desde  anténces  d  reino  de  Dios  es  anun- 
ciado, y  quienquiera  se  esfuerxa  á  entrar 
enéi'. 

17  Empero  mas  flácil  cosa  es  pasar  el 
oielo  5  la  tiem,  que  frustrarse  un  tilde 
delateyM. 

18  Cualquiera  que  repudia  á  su  mt^er, 
y  S0  oaaa  oon  otn,  adultera :  y  el  que 
se  casa  con  la  repudiada  del  marido, 
adultera». 

19  ^  Y  habia  un  hombre  rtoo,  que  se 
Testla  de  purpura  y  de  lino  fino,  y  hacia 
oada  día  Iwnquete  con  esplendidez  : 

90  Habia  también  un  mendigo  llamado 
Lázaro  |,  el  cual  estaba  echado  á  la  pu- 
erta de  él,  lleno  de  Hagas, 

21  Y  deseando  hartarse  de  las  migajas 
que  oaian  de  la  masa  del  rico  j  y  aun  los 
perros  venían  y  le  lamían  las  Uagas. 

29  Y  aconteció  que  murió  el  mendigo, 
y  fué  llevado  por  los  ángeles  al  seno  de 
Abraham  • :  y  murió  también  el  rico,  y 
fué  sepultado. 

93  Y  en  el  infierno  alzó  sus  ojos,  estan- 
do en  los  tormentos,  y  vio  á  Abraham 
de  léjds,  y  á  Lázaro  en  su  seno. 

84  Kntonces  él,  dando  voces,  dijo : 
Padre  Abraham,  ten  misericordia  de 
mí,  y  envía  á  Lascare  que  moije  la  punta 
de  su  dedo  en  agua,  y  refresque  mi  len- 
gua; porque  soy  atormentado  en  esta 
llama. 

25  Y  d^ole  Abraham :  Hijo,  acuérdate 

fue  recibiste  tus  bienes  en  tu  vidaj>,  y 
«azaro  también  males  ;  mas  ahora  este 
es  consolada,  y  td  atormentado. 

¡US  Y  demás  de  todo  esto,  una  grande 
sima  está  constituida  entre  nosotros  y 
vosotros,  que  los  que  quisieren  pasar  de 
aquí  á  vosotros,  no  {Hieden,  ni  de  allá 
pasar  acá. 

S7  Y  dijo :  Ruégete,  pues,  padre,  que 
le  envíes  á  la  casa  de  mi  padre ; 

28  Porque  tengo  cinco  hermanos ;  para 
que  les  testifique,  porque  no  vengan  ellos 
también  á  este  lugar  de  tormento. 

29  Y  Abraham  le  dice :  A  Moisés  y  á 
los  profetas  tienen ;  óiganlos. 

80  Él  entonces  dgo:  No,  padre  Abra- 
ham :  mas  si  alguno  fUere  á  ellos  de  los 
muertos,  se  arrepentirán. 

31  Mas  Abraham  le  dijo :  Si  no  oyen 
á  Moisés  y  á  los  Profetas  q,  tampoco  se 
persuadirán,  si  alguno  se  levantare  **  de 
los  muertos. 

CAPITULO  XVII. 
Emttíia  Jenu  á  $u»  diicfputo»  cuan  malo  es 
el  etcándalo:  que  te  deben  peruotiar  la$  itt' 
Juriai:  que  todo»  nomo»  lierva»  iníitite*'. 
Cura  á  dte»  Uprotos¡  y  trata  de  «u  te^nda 
venida. 

YA  sus  discípulos  dice :  Imposible  es 
que  no  vengan  escándalos ;  mas  ¡  ay 
de  aquel  por  quien  vienen  a ! 

2  Mejor  le  niera,  si  le  pusiesen  al  cue- 
llo una  piedra  de  molino,  y  le  lanzasen 
en  el  mar,  que  escandalizar  uno  de  estos 
petiueñitos. 

3  Mirad  por  vosotros.  Si  pecare  contra 
tí  tu  hermano,  repréndelo  o ;  y  si  se  ar- 
repintiere, perdúnale  «. 

4  Y  si  siete  veces  al  día  pecare  contra 
tí,  y  siete  veces  ai  dia  se  vol  viere  á  ti, 
diciendo:  Pésame;  perdónale. 

6  ^  Y  dí,)eron  los  Apóstoles  al  Seftor : 
Aupiéntanos  la  fé<'. 

6  Entonces  el  Señor  dijo :  Si  tuvieseis 
fé  como  un  grano  de  mostaza',  diréis  á 
este  sicómoro :  Desarridgate,  y  plántate 
en  el  mar ;  y  os  obedecerá. 

7  ¿  Y  quién  de  vosotros  tiene  un  si- 


*  1  Juan  8. 
16. 


IMat.U.12, 
13. 

« Is.  40.  8. 
y  51.  6. 
Hat  6. 18. 

"Mst0.83. 
y  19. 9. 
MAr.10.11. 
1  O*  7. 10, 
11. 

lEtelmi*- 

moque 

JSleatarof 

eito  t». 

Aquel  que 

ayuda 

Vio/,  f, 

MI  autUioi 

Dio». 
o  Mat  8.  U. 

Eo.4.19, 

1& 

G».  3.  7,  9. 


P  Oap.  8.  94. 
Job  21.  13. 


f  a  Co.  4. 8. 
•-  Jaui  13. 
9,10. 


o  Uat.  18. 
6.7. 
Mar.  9.  43. 


i  Lev.  19. 17. 
«  Mst.  6. 13, 

14. 

y  18.  23. 

Col.  3. 1& 

cIHeb.12.3. 

•Mat.l7.90. 
y  21.  21. 
Mar.  9.  28. 
y  11.  23. 


) 


A.D.S3. 


a  LUCAS,  xvm 


A.ass. 


/Job  32. 8. 
7S&7. 
Bo.  1L8& 
1  Co.  9. 16, 
17. 

«Lev.18.48. 
3  Cr.  26.30, 
8L 

^0*p.5.1t. 
Ler.ULS. 
7  14.8. 
VML8.4. 


i  JUB  é.  9. 


t  Ghr.  JVtf 
/turón  ha- 


i  C».  7.  60. 
T1&43. 
Mftt.9.83. 
Mar.  &  84. 

71a  62. 


<  Bo.  14. 17. 


*  Mat.9.15. 
•»  Cap.  21.  8. 

BIUÍ34.3S, 

etc. 

lUr.18.21. 


•  Cap.  9.  8S. 

Mar.  8.  81. 
P  Gen.  6. 8. 
7  7. 11.  21. 

a. 

1P6CL3.30. 


9Goii.19.28, 
25. 

•"1  Tea.  1.7. 


'GoB.19.26. 

I  Cap.  9.  24. 
Hat.  16. 36. 
Uar.  &  85. 
Juan  12.36. 

"Uat  34.40, 
4L 


erro  que  ara,  ó  apacienta,  que  vuelto 
del  campo  le  diga  lu^o :  Pasa,  siéntate 
ala  mesa? 

8  ¿  No  le  dice  Antea :  Adereza  qué 
cene,  j  anemAngate,  y  sírveme  hasta 

£e  haya  comido  y  bebido;  7  después 
esto  come  td  y  bebe  ? 

9  ¿  Da  gracias  al  siervo  porque  hiso 
lo  que  le  habla  sido  mandado  ?  Pienso 
que  no. 

10  Así  también  vosotros,  cuando  bu» 
Uereis  hecho  todo  lo  que  os  es  mandado, 
decid :  Siervos  inütiles  somos ;  porque  lo 
que  debíamos  hacer,  hicimos/. 

11  ^  Y  aconteció  que  vendo  él  á  Jeru> 
salem,  pasaba  por  medio  de  Samarla, 
y  de  GaUlúa. 

18  Y  entrando  en  una  aldea,  viniéronle 
al  encuentro  diez  hombres  leprosos,  los 
cuales  se  pararon  de  lejos», 

18  Y  alzaron  la  voz  diciendo :  Jesús, 
Maestro,  ten  misericordia  de  nosotros. 

14  Y  como  ¿1  /o«  vio,  les  d^o :  Id,  mos- 
tréis á  los  sacerdotes*.  Y  aconteció,  que 
yendo  ellos,  fueron  limpios. 

15  Entonces  uno  de  ellos,  como  se  vio 

Íne  estaba  limpio,  volvió,  gloriticando  á 
Moa  k  gran  voz. 

16  Y  derribóse  sobre  el  rostro  á  sus 
pies,  dándole  gracias :  7  este  era  Sa> 
maritüno  •'. 

17  Y  respondiendo  Jesns,  dijo :  ¿  No 
son  diez  los  que  fueron  Úmirios?  ¿Y 
los  nueve  dónde  están  t 

18  c'Not  hubo  quien  volviese  y  diese 
gloria  á  Dios,  sino  este  extranjero  ? 

19  Y  d()oIe :  Levántate,  vete ;  tu  fé  te 
ha  salvado  k, 

80  ^  Y  preguntado  por  los  Fariseos, 
cuando  habla  de  venir  el  reino  de  Dios, 
les  respondió,  y  dijo :  SI  reino  de  Dios 
no  vendrá  con  advertencia. 

91  Ni  dirán ;  Helo  aquí,  ó  helo  allí ; 
porque  hó  aquí  el  reino  de  Dios  entre 
vosotros  Mtá<. 

88  Y  dijo  á  sus  discíjnilos;  Tiempo 
vendrá,  cuando  deseareis  ver  uno  de 
loe  dias  del  Hijo  del  Hombre,  y  no  lo 

28  Y  os  dirán :  Helo  aquí,  ó  helo  allí  «. 
No  vayáis,  ni  sigáis. 

94  Porque  como  el  relámpago  relam- 
pagueando desde  una  parte  de  debajo 
del  cielo,  resplandece  hasta  la  otra  de- 
iM^jo  del  cielo,  así  también  será  el  H^o 
del  Hombre  en  su  dia. 

85  Mas  primero  es  necesario  que  pa- 
dezca mucho»,  y  sea  reprobado  de  esta 
generación. 

86  Y  como  fué  en  los  dias  de  "Soép, 
así  también  será  en  lus  dias  del  H^o  del 
Hombre. 

97  Comían,  bebían,  Iob  hombrea  toma- 
ban mujeres,  y  las  mi\]eres  maridos, 
hasta  el  dia  que  entró  Noó  en  el  arca; 
y  vino  el  diluvio,  y  destruyó  á  todos. 

98  Asimismo  también  como  fué  en  los 
dias  de  Lot :  comían,  bebían,  compra- 
ban, vendían,  plantaban,  edificaban : 

89  Mas  el  dia  que  Lot  salió  de  Sodoma, 
llovió  del  cielo  fuego  y  azufre,  y  des- 
truyó á  todos  1 : 

80  Como  esto  será  el  dia  en  que  el  Hijo 
del  Hombre  se  manifestará  •*. 

SI  En  aquel  dia,  él  que  estuviere  en  el 
terrado,  y  sus  albinas  en  casa,  no  desci- 
enda á  tomarlas  :  y  él  que  en  el  campo, 
asimismo  no  vuelva  atrás. 

88  Acordaos  de  la  mi^er  de  Lot  •. 

33  Cualquiera  que  procurare  salvar  su 
vida,  la  perderá;  y  cualquiera  que  la 
perdiere,  la  salvará  t. 

34  üs  digo  que  en  aquella  noche  esta- 
rán dos  en  una  cama ;  el  uno  será  to- 
mado, y  el  otro  será  dejado  •. 


85  Dos  mujertt  estarán  moliendo  Jun- 
tas ¡  la  una  será  tomada,  y  la  otra  de- 
jada. 

86  Dos  I  estarán  en  el  campo ;  él  luw 
será  tomado,  v  el  otro  deiado. 

97  Y  respondiendo,  le  dicen :  ¿  Dónde, 
Señor  ?  Y  él  les  (^jo :  Donde  ettuvien 
el  cuerpo,  allá  se  juntarán  también  las 
águilas  '. 

CAPITULO  XVIII. 
Parábola*  de  la  viudo,  y  del  mal  fmtM,  y  del 
Fariefo,  f  del  pahlieamo.  Joeme  recibe  ame 
roeameñU  á  lo*  niño*.  Da  oontefoe  de  per- 
feoeio».  Mueeira  d  peU^/ro  de  la»  riqamaei 
y  cura  al  ciego  de  Jerieí. 

Y  PROPÚSOLES  también  una  pará- 
bola sobre  que  es  necesario  orar  si- 
empre <*,  y  no  desmayar, 

8  Diciendo:  Había  un  juez  en  ana 
ciudad,  el  cual  ni  temía  á  Dioa,  ni  res- 
petaba hombre. 

3  Habla  también  en  aquella  dudad 
una  viuda,  la  cual  venia  á  él,  diciendo : 
Hazme  justicia  de  mi  adversazio. 

4  Pero  él  no  quiso  por  aigun  tiempo : 
mas  después  de  esto  d^o  dentro  de  tí. : 
Aunque  ni  temo  á  Dios,  ni  tengo  zea- 
peto  á  hombre ; 

fi  Todavía,  porque  esta  viuda  me  es 
molesta,  le  haré  justicia,  porque  al  fin 
no  venga  y  me  muela. 

6  Y  dijo  el  Se&or :  Oíd  lo  que  dice  el 
juez  injusto. 

7  ¿  Y  Dios  no  hará  justicia,  á  sus  es- 
cogidos que  claman  á  él  dia  y  noche, 
aunque  tea  longánime  acerca  de  ellos*  ? 

8  Os  digo  que  ios  defenderá  presto  c. 
Empero  cuaiido  el  H^o  del  Hombre 
viniere,  ¿  hallará  fiS  en  la  tierra  ? 

9  ^  Y  d^o  también  á  unos  que  con- 
fiaban de  sí  como  justos  <<,  y  menospre- 
ciaban á  los  otros,  esta  parábola : 

10  Dos  hombres  subieron  al  templo  4 
orar ;  el  uno  Fariseo,  7  el  otro  pabli- 
cano. 

11  El  Fariseo,  en  pié,  oraba  consigo  de 
esta  manera:  Dios,  te  doy  gracias,  que 
no  soy  como  los  otros  homtKras*,  ladro- 
nes, itgustos,  adúlteros,  id  aun  como 
este  publicano. 

19  Ayuno  dos  veces  en  la  semana ;  doy 
diezmos  de  todo  lo  que  poseo. 

13  Mas  el  publicano  estando  lejos,  no 
quería  ni  aun  alzar  los  ojos  al  cielo; 
uno  que  hería  su  pecho/,  diciendo : 
Dios,  sé  propicio  á  mí,  pecador. 

14  Os  digo  que  este  descendió  á  su  casa 
nuu  justiñcado  que  el  otro  :  porque 
cualquiera  que  se  ensalza,  será  homi- 
Ilado;  y  el  que  se  humilla,  será  ensal- 
zado^. 

15  ^  Y  traían  á  él  los  niños  pera  que 
los  tocase  * ;  lo  cual  viéndoA»  los  dialsí- 
pulos,  les  reñían. 

16  Mas  Jeans  llamándolos,  d^o  :  Delad 
los  niños  venir  á  mí,  y  no  los  impidáis ; 
porque  de  tales  es  el  reino  de  Dios. 

17  De  cierto  os  digo,  que  cualquiera 
que  no  recibiere  el  reino  de  Dios  como 
un  niilo>',  no  entrará  en  él. 

18  ^  Y  preguntóle  un  príncipe  dici- 
endo * :  Maestro  bueno,  ¿  que  haré  para 
poseer  la  vida  eterna  ? 

19  Y  Jesús  le  (UJo :  ¿  Por  qué  me  di- 
ees  bueno  ?  ninguno  hay  bueno  sino 
solo  Dios. 

90  Los  mandamientos  sabes :  No  ma- 
tarás. No  adulterarás.  No  hurtsuAs,  No 
dirás  ñdso  testimonio.  Honra  á  tu  pa- 
dre, V  á  tu  madre  <. 

91  Y  él  d^o:  Todas  estas  cosas  he 
guardado  desde  mi  juventud. 

98  Y  Jesús,  oído  esto,  le  d^o ;  Aun  te 
(Uta  una  cosa :  vende  todo  lo  que  tienes. 


|8*t(na 

«aMTHI 

an&fe» 
llil2É.31 


CoL4.L 
FL  «.fi- 
lies 5.  L*. 


»Jer.U& 

<Heb.ieJ7. 

SPed.!. 

«to^i&ai 


•laflSLS. 

A(k3.17. 


/Jcr.SLll' 


f  Jok  S.  9. 

HatSttl- 

A  llat.l».L. 

Mar.MuU 


i  Sal.  19.1 
I  Pad.S.1 

*Uatl>J4. 

«SOL 

Mar.lAi:. 


16. 

DM.6.K 

». 

Ba.  18.11 


.D.3S. 


a  LUCAS,  nx. 


A.D.8Í. 


y  dá  4  iM  pobm,  j  tandiAi  mero  «n  «I 
dtío» ;  y  vén,  •ipicme. 

fl>  Bnt^nccs  éff  áUüu  MtM  «mu,  w 
paso  muy  triste,  porqu»  «rm  muy  vl«o. 

5M  T  Tiendo  Jemn  qne  m  h«bta  entvh- 
teddo  imuho,  d^o;  jCoáa  dlfiouito«i> 
laente  cntruAn  en  «i  nlno  d«  Dloe  1m 
qae  tienen  riquenwH ! 

85  Poique  mu  tkM  oow  e«  entnur  un 
camello  por  el  ojo  de  una  agi^a»  que  un 
rico  entrar  en  el  reino  de  Dio*. 

96  Y  lo*  que  lo  oian,  dtferon  I  ¿Tquián 
podrá  aer  aalTo  ? 

S7  Y  él  tet  dijo  t  Lo  que  es  imposible 
para  con  los  hombres,  posiUe  es  para 

88  fiatdncea  Pedro  dl,|o :  Hé  aqui,  nos- 
otros hemos  dejado  todas  las  cosas,  y  te 
hemos  seguido. 

89  Y  él  Ms  dijo  :  De  cierto  os  digo  que 
nadie  hay  que  haya  deijado  eaaa,  ó  pa> 
dres,  ó  hermanos,  ó  m«^)er,  ó  h^os*** 
por  el  reino  de  Dios, 

80  Que  no  haya  de  recibir  mucho  mas 
en  este  tiempo,  y  en  el  siglo  Tenkiero  la 
Tida  eterna  V. 

81  ^  Y  Jesús  tomando  mpart*  lea  deoe, 
les  dijo :  Né  aqui,  subimos  &  Jerusalem, 
y  scran  eumpUdas  todas  las  oosaa  que 
fueron  escritas  por  los  pnrfétas  del  Hijo 
del  Hombre  r.  ' 

88  Porque  será  entregado  4  las  gentes, 
y  será  eaeamecido,  é  injuriado,  y  es- 
cupido. 

88  Y  después  que  le  hubieren  azotado, 
le  matarán;  mas  al  teteer  día  resuci- 
taca. 

84  Pero  ellos  nada  de  estas  cosas  en- 
tendían*,  y  esta  palabra  les  era  encubi- 
erta ;  y  no  entenman  lo  que  le  decia. 

86  V  Y  aoonteció  que  acercándose  él  á 
Jerico<,  un  cieBo  estaba  sentado  Junto 
al  camino  mendl^pmdo ; 

86  El  cual  como  oyó  la  gente  que  pa> 
saba,  prc^ntó  qué  era  aquello. 

87  T  dijéronle  que  pasaba  Jesús  Naza- 
reno. 

88  Entdnoes dio  Toces,  diciendo:  Jesús, 
H^o  de  David,  ten  miserieoidia  de  mí. 

88  Y  los  que  iban  delante,  le  lefUan 
que  callase;  mas  él  clamaba  mucho 
mas:  Hijo  de  David,  ten  misericordia 
de  mi. 

40  Jesús  entonces,  parándose,  manáó 
traerle  4  sí:  y  como  él  llegó,  le  pre- 
guntó, 

41  Diciendo :  ¿  Qué  quieres  que  te  ha- 
ga ?  Y  él  dijo :  Seiter  que  Tea. 

48  Y  Jesús  le  d^o:  Vé:  tu  fé  te  ha 
hecho  salvo*. 

48  Y  luego  Tió,  y  le  Mgola,.  glorifl- 
eando  4  IMos:  y  todo  ei  pueblo  como 
vio  uto,  dio  á  Dios  alabanza. 

CAPITULO  XIX. 
ZaamtOfPubUeano.  Parábola  M  homlbn  no» 
M*.  JéfUf,  mirando  *»  JeruMUem  como  <n 
¡rimi/o,  prediu  yUora  (m  mina,  en  vudio 
de  lo$  aptawot  M  puMo.  yt(foeiantei 
«éhaio*  del  templo. 

Y  HABIENDO  entrado  Jenw,  iba 
pasando  por  Jeiicó  « : 
8  Yhé  »\uí  un  varón,  llamado  Zaqueo, 
el  cual  era  el  principal  de  los  publíca- 
nos, y  era  rico, 

3  Y  procuraba  ver  4  Jesús  quien  fu- 
ese; mas  no  podia  á  causa  de  la  mul- 
titud, porque  era  pequeño  de  estatura. 

4  Y  corriendo  delante,  subióse  á  un 
árbol  sloómoro  para  verle ;  porque  haUa 
de  Fuar  por  allí. 

6  Y  como  vino  á  aquel  lugar  Jesús, 
mirando  le  vio  i,  y  d^le:  Zaqueo,  date 
priesa,  desciende,  porque  hoy  es 
lio  que  pose  en  tu  oasa. 


8  Entonces  él  desewadló  aprisa,  y  le 
ledMó  «naso. 

7  Y  viendo  tiá>  todos,  murmuraban 
diciendo  que  habla  entrado  á  posar  oon 
un  hombre  pecador*. 

8  Entonces  Zaqueo,  puesto  en  pié,  dijo 
al  Beñor :  Hé  aqui,  Se&or,  la  mitad  oe 
mis  bienes  doy  á  ios  pobresit;  y  si  en 
algo  he  defkaudado  á  alguno,  lo  vuelvo 
con  el  cuatro  tanto*. 

8  Y  Jesús  le  dQo :  Hoy  ha  venido  la 
salvación  á  esta  casa;  por  cuanto  él 
tamUen  es  hijo  de  Abndiam/. 

10  Porque  el  Hijo  del  Hombre  Tino 
á  buscar  y  á  salvar  lo  que  se  habla 
perdido  9. 

11  5  ^  oyendo  ellos  estas  cosas,  pro- 
siguió y  dijo  una  parábola,  por  cuanto 
estaba  cerca  de  Jerusalem;  y  porque 

Encaban  que  luego  habla  de  ser  maní- 
itado  el  reino  de  Dios  A. 

18  Dyo  pues :  Un  hombre  noble  partió 
á  una  proTincia  l((Jos  >',  para  tomar  para 
sí  un  reino,  y  volver. 

18  Mas  llamados  diez  siervos  suvos,  les 
dló  dlea  minas,  y  d^oles :  Negociad  en- 
tre tanto  que  vengo. 

14  Bmpere  sus  ciudadanos  le  aborre- 
cían*; y  enviaron  tras  de  él  una  em- 
balada, ditdando :  No  queremos  que  este 
reine  sobre  nosotros'. 

lA  Y  aoonteció,  que  vuelto  él,  habi- 
endo tomado  el  reino,  mandó  llamar  á 
sí  á  aquellos  siervos,  a  los  coale»  habla 
dado  el  dinero,  para  saber  le  que  habla 
uegoeiado  cada  uno. 

16  Y  Tino  el  primero,  dfdendo :  fiefior, 
tu  mina  ha  ganado  diez  minas. 

17  Y  él  le  dice:  Está  bien,  buen  si- 
ervo ;  pues  que  en  io  poco  has  sido  fiel  m, 
tendrán  potestad  sobre  diez  ciudades  ». 

18  Y  vino  otro  diciendo:  Señor,  tn 
mina  ha  hecho  clnoo  minas. 

18  Y  también  á  este  dijo:  Td  también 
sé  sobre  cinco  ciudades. 

80  Y  vino  otro  diciendo:  Señor,  hé 
aqui  tn  mina,  la  cual  he  tenido  guar- 
dada en  un  pozuelo ; 

81  Pmrque  tuve  miedo  de  tí,  que  eres 
hombre  recio :  tomas  lo  que  no  pudate, 
y  alegas  lo  que  no  sembraste. 

89  Bntónoes  ét  le  dijo:  Mal  siervo,  de 
tu  boca*  te  Juzgo,  sabias  que  yo  era 
hombre  recio,  que  tomo  lo  que  no  puse, 
y  que  siego  lo  que  no  sembré : 

83  ¿  Porqué  pues  no  diste  mi  dinero  al 
bnaco ;  y  yo  TÍniendo  lo  demandara  con 
el  logro? 

84  Y  dijo  á  los  que  estaban  presentes : 
Quitadle  la  mina,  y  dadla  al  que  tiene 
las  diez  minas. 

95  Y  ellos  le  dijeron :  Señor,  tiene  diez 
minas. 

86  Pues  yo  os  digo  que  á  cualquiera 
que  tuviere,  le  sera  dado;  mas  tu  que 
no  tuviere,  aun  lo  que  tiene  le  será 
quitado  j>. 

97  Y  también  á  aquellos  mis  enemigos, 
que  no  querían  que  yo  reinase  sobre 
ellos,  traedlos  acá,  y  degollad  los  delante 
demív. 

88  Y  dicho  esto.  Iba  delante  subiendo 
á  Jerusalem. 

89  ^  Y  aconteció,  que  llegando  cerca 
de  Betfiíge,  y  de  Betanla*-,  al  monte  que 
se  llama  de  las  Olivas,  envió  dos  de  sus 
discípulos, 

80  JMeiendo :  Id  á  la  aldea  de  enfren- 
te; en  la  cual  como  entrareis,  hallaréis 
un  pollino  atado,  en  el  que  ningún  hom- 
bre se  ha  sentado  Jamás:  desatadle,  y 
traed/o. 

81  Y  si  alguien  os  preguntare,  ¿  porqué 
le  desatáis  ?  le  responderéis  así :  Porque 
el  Señor  lo  ha  menester  *. 


lü£8.U. 
'  8aL  41. 1. 

*Sz.9l.l. 

Lev.  6.8.4. 
a8a.l2.«. 

/Okp.l8.1C 
Jnaa  8.  38. 
Eo.  4.  IZ 

Oa.8.7. 
'Ifatl8.ll. 
Bs.  84.16. 
B«.  6.6. 


A  Hech.  1.  & 

<lIsft.9B.14, 
•to. 
Mar.  18. 84. 


*JaaBl.ll. 
yU.18. 

auaald.li, 
16. 


"Cap.  16.10. 
"▲p.2.86. 


'3aa.l.l^ 
Job  16.  6. 
Hat.  12. 87. 


POsp.  8.18. 
Uai  18.  la. 
V  26.  99. 
Mar.  4  35. 

98al.ai.8^ 
18.88. 14. 
7  66.  6, 14. 

•-Mat81.1, 
et<v 
Mar.  11.1, 

•to. 


•  Sal.  60. 10. 


4.D,99^ 


JELLUCAS^ 


i.a& 


t2B«y.9.U. 
14. 


•Cap.  18. 85. 
8»1.118.SM. 
•  Col.  1. 20. 
'Gap.S.U. 


*Hab.a.ll. 

•  Jei.  9.  L 

y  18. 17. 

JuM  11.85. 
»  Sal.  95. 7,8. 

Heb.  3.  7, 

13,15. 


•Cap.  21. 20. 

«f  Gap.  18.81, 
85. 

Kat.2S.S7, 
88. 

•  Mat.  24. 2. 

Mar.  13.  2. 
/  I«.  55.  6. 
'  Mat  SI. 

12, 13. 

Mar.  1L15, 

17. 

Joan  2. 15, 

17. 

A  la.  6&  7. 
i  Jer.  7.  IL 
k  Jnaa  18. 

20. 


«Mat.21.23, 

6tc. 

Mar.  11. 27, 
«te. 

&Heeh.4.7. 


•  Mat  14. 5. 


fla  Y  fueron  lo»  que  haUan  sido  envia- 
dos, y  hallaron  como  tí  les  dijo. 

33  V  desatando  ellos  el  pollino,  sus 
doeOos  les  dgeron :  ¿  Por  qué  desatáis 
el  pollino  ? 

a«  Y  ellos  dUeion :  Porque  el  SeBor  le 
ha  menester. 

85  Y  tr^éronlo  &  Jesús;  5  habiendo 
echado  sus  vestidos  sobre  el  polUoo', 
pusieron  A  Jesús  encima  «. 

86  T  yendo  ói,  tendían  sus  capas  por 
éL  camino. 

37  Y  como  llegasen  ya  cerca  de  la 
hajada  del  monte  de  las  Olivas,  toda  la 
multitud  de  los  discípulos,  socándose, 
comenzaron  &  alabar  a  Dios  á  gran  voz 
por  todas  las  maravilla*  que  hablan 
visto, 

88  Diciendo:  Bendito  el  rey  que  viene 
en  nombre  del  Señor •:  paz  en  cielo', 
y  gloria  en  lo  altísimo  9. 

80  Entonces  algunos  de  los  Fariseos  de 
la  oompa&ía  le  dijeron:  Maestro,  re- 
prende á  tul  discípulos. 

40  Y  él  respondiendo,  les  d^o :  Os  digo 
que  si  estos  callaren,  las  láedras  cla- 
marán s. 

41  5  Y  como  llegó  cerca,  viendo  la 
ciudad,  lloró  sobre  ella*, 

43  Diciendo :  ¡  Oh  si  también  td  cono- 
cieses, &  lo  menos  en  este  tu  diaft,  lo 
que  ioca  ^  tu  paz !  mas  ahora  está  encu- 
bierto de  tus  ojos. 

48  Porque  vendrán  dias  sobre  tí,  que 
tus  enemigos  te  oercaián  eon  baluarte; 
y  te  pondr&n  cerco,  y  de  todas  partes  te 
pondrán  en  estrecho  c ; 

44  Y  te  derribarán  á  tierra,  y  á  tus 
h^os,  lo$  qttt  están  dentro  de  tl^;  y  no 
d^asán  sobre  ti  piedra  sobre  piedra*; 
por  cuanto  no  conociste  el  tiempo  de  tu 
visitación/. 

45  ^  Y  entrando  en  el  templo,  comen- 
zó á  echar  fuera  á  todos  los  que  vendían 
y  compraban  en  él;, 

46  Diciéndoles :  Escrito  está :  MI  casa, 
casa  de  oración  ea*;  mas  vosotros  la 
habéis  hecho  cueva  de  ladrones '. 

47  ^  Y  enseliaba  cada  dia  en  el  tem- 

SIoA;   tnas  loa  principes  de  los  saoer- 
otes,  y  los  escribas,  y  loa  principales 
del  pueblo  procuraban  matarle. 

48  ¥  no  hallaban  que  hacerle,  ponqué 
todo  el  pueblo  estaba  suspenso  oyéndole. 

CAPITULO  XX. 

/•MM  eonfwtde  á  loa  «iMrdofe*,  y  meriboM. 
Parábola  de  lot  viüadorei.  Piedra  angu- 
lar. TribtUo  al  CUar.  Returreeeion  de 
lo*  muertct.  JesU'Oritto  htío  y  Scflor  da 
David.  BoberUayavaHeiaaelolteteribaa, 

Y  ACONTECIÓ  un  dia,  que  ense- 
ñando él  al  pueblo  en  el  templo,  y 
anunciando  el  Evangelio  a,  UegMonse 
los  príncipes  de  los  sacerdotes,  y  los  es- 
cribas, con  los  ancianos, 

2  Y  le  hablaron,  diciendo :  Dínos  ¿  eon 
qué  potestad  hacesesta*  oosacb  ?  ¿ó  quién 
es  él  que  te  ha  dado  esta  potestad  ? 

8  Respondiendo  entonces  Jesús,  les 
dijo:  Us  preguntaré  yo  también  una 
palabra ;  respondedme : 

4  El  bautismo  de  Juan,  ¿  era  del  délo, 
ó  de  los  hombre*  ? 

5  Mas  ellos  pensaban  dentro  de  sí,  di- 
ciendo: Si  dijéremos:  Del  cielo;  dirá: 
¿  Por  qué  pues  no  le  creísteis  ? 

0  Y  si  dijéremos :  De  los  hombres ;  todo 
el  pueblo  nos  apedreará ;  porque  están 
ciertos  que  Juan  era  profeta  «. 

7  Y  res^ndieron,  que  do  sabian  de 
dónde  habia  sido, 

8  Entonces  Jesús  le*  dijo:  Ni  yo  os 
digo  con  qué  potestad  hago  estas  oo- 


O  ^  T  oomcntó  4  decir  al  pvable 
parábola:  Un  honüireylantó  una  viña', 
y  arrendóla  á  labradolbs,  y  ae  ansenté 
por  mucho  tiempo. 

10  Y  ai  tiempo  envió  un  siervo  á  lo* 
labradores,  para  que  le  diesen  del  froto 
de  la  viña ;  mas  los  labradores  ie  hiri- 
eron, y  enviaron  vacío. 

11  Y  volvió  á  enviar  otro  siervo:  ma* 
ellos  á  este  también  herido  y  afrentado 
le  enviaron  vacio. 

IS  Y  volvió  á  enviar  al  teveer  siervo ; 
mas  ellos  también  á  este  echaron  he- 
rido. 

18  Entonces  el  seflor  de  la  viña  d|jo: 
¿  Qué  haré  ?  enviaré  mi  Hijo  amado : 
qmaá*  cuando  4  este  vieren,  tendrán 
respeto. 

14  Mas  los  labradores  viéndole,  pensa- 
ron entre  sí  diciendo :  Este  e*  el  here- 
dero; venid,  matémosle*,  pcura  que  la 
heredad  sea  nuestra.  . 

15  Y  echáronlo  fuera  de  la  viila,  y  I* 
mataron.  ¿  Qué  pues  les  hazA  el  seSor 
de  la  viña  p 

16  Vendrá,  y  destruirá  &  estos  labra- 
dores, y  dará  su  viña  á  otros/.  Y  como 
ellos  ío  oyeron,  dijeron:  Guanla. 

17  Mas  él  mirándolos,  dice:  ¿Qué 
pues  es  lo  que  está  escrito:  La  piedra 
oue  condenaron  los  edlfíoadores,  este 
nié  por  cabeza  de  esquina;  ? 

18  Cualquiera  que  cayere  sobre  acuella 
piedra  será  quebrantado  A ;  mas  sotae  el 
que  la  piedra  ciñere,  le  desmenuzará'. 

li>  Y  procuraban  los  principes  de  los 
sacerdotes  y  los  escribas  echarle  mano 
en  aquella  hora,  porque  entendieron 
que  contra  ellos  habia  dicho  esta  pará- 
bola ;  mas  temieron  al  pueblo. 

90  ^  Y  acechándole  enviaron   esidas 

Sue  se  simulasen  justos,  para  sorpren- 
erle  en  palabras*,  para  que  le  entre» 
gasen  al  principado  y  á  la  potwtad  del 
presidente: 

SI  Los  cuales  le  pregimtaron,  dicien- 
do: Maestro,  sabemos  que  dices  y  en- 
señas bien,  y  que  no  tienes  respeto  á 
Ersona;  antes  enseilás  el  camino  de 
os  con  verdad. 

88  ^Esnos  licito  dar  tributo  á  César, 
ó  no? 

83  Mas  él,  entendiendo  la  astucia  de 
ellos,  Íes  dijo :  ¿  Por  qué  me  tentáis  ? 

94  Mostradme  la  moneda.  ¿  De  quién 
tiene  la  imagen  y  la  inscripción  ?  Y  res- 
pondiendo dieron:  de  Oéaar. 

25  Entonces  las  dijo :  Pues  dad  á  OÓMur 
lo  que  e*  de  César  < ;  y  lo  que  es  de  Dios, 
áDios. 

96  Y  no  pudieran  rmrcnder  sus  pala- 
bras delante  del  pueblo,  antea  maravi- 
Hados  de  su  respuesta,  callaron. 

97  ^  Y  llegándose  unos  de  los  Sadu- 
céos>",  los  cuales  niegan  haber  resur- 
rección n,  le  preguntaron, 

88  Diciendo;  Maestro,  Moisés  nos  es- 
cribió :  Si  ti  hermano  de  alguno  muriere 
teniendo  mujer,  y  muriere  sin  hijos, 
que  su  hermano  tome  la  mi^er,  y  le- 
vanto simiente  á  su  hermano*. 

80  Fueron  pues  siete  hermanos:  y  el 
'meso  tomó  mujer,  y  murió  sin  U- 


'lajLSS, 

X0.III. 
h.S.l.T. 


I 


prii 

jos, 


80  Y  la  tomó  el  segundo,  el  cual  tam- 
bién murió  sin  hijos. 

81  Y  la  tomó  el  tercero;  asimisaie 
también  todos  siete:  y  murloon  sin  de- 
jar prole. 

88  Y  4  la  postra  de  todoa  murió  tam- 
bién la  mujer. 

88  En  la  resurrecolon,  púas,  ¿niu>cr 
de  euát  de  ellos  será?  poique  los  siete 
la  tuvieron  por  mqjer. 

84  Entonces  respondiendo  Jcnh,  les 


«■«LE. 

yS.U. 

I 

I 

4S.C. 

ll».lft& 

711.11. 

*Ed.US. 
21 
lCsp.lSii 

i  la. i.». 
8a.U 


iMstau 

•te.  • 

Mar.  un, 
etc. 


<Bo.is.: 


>MatnS.i 
•te. 

MaUllS. 
•te. 

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•lia.tfL5,}. 


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8.  LUCAS,  XXL 


A.]>.sá 


to.8.17. 
Jou3.a. 


to.lLt. 
ti.  S.  2.6. 


•i  22. 43. 

e. 


iLll«.l. 


larJZSS, 

t. 

V.U.4S. 


1. 10.  a. 

it  28.14 


ir.U.41. 


>>.8.12. 


it.  U.  1, 

r.  18. 1. 
p.19.44 


•  W. 


3.35, 


tJU.29. 

c:b.i.8. 

1& 
L4. 
i.  34. 

XIO. 


dyo:  Lm  bOM  d«  «üt  ligio  m 
son  dados  en  casamiento : 

85  Mat  loa  que  fatrcn  tenidot  pov  dig- 
nos de  aquel  siglo,  y  de  la  reeurreoeioQ 
de  loe  iQueitoe,  ni  se  oeean,  ni  sen  dados 
en  casamiento: 

SS  Poique  no  imedcn  ja  mas  nortr ; 
norqae  son  iguales  á  los  Angeles,  y  son 
hiJOB  de  Diosj»,  cuando  son  hijos  de  la 
icsarrecoloa. 

37  Y  que  los  muertos  hajran  de  resud» 
t«r,  ana  Moisés  lo  enseñó  junto  ¿  la 
sana  q,  ouando  dice  al  Ueflor :  Dios  de 
Abxaham,  y  Dios  de  laaao,  y  Dios  de 
Jacob  r. 

88  Porque  Dios  no  aa  Dtot  de  muertos, 
mas  de  vivos ;  |iorque  todos  viven  cuanto 
á  ¿I. 

80  T  respondiéndole  nnoe  de  los  escri- 
bas, dijereo :  Maesti»,  bien  has  dicho. 

40  Y  no  osaron  mas  preguntarle  algo. 

41  5  Y  él  les  dijo :  ¿  Cdmo  dicen  que 
el  Cristo  es  h^o  de  David «  ? 

48  Y  el  miümo  David  dice  en  el  libro 
de  los  Salmos  i  Dijo  el  Seltor  &  mi  Seflor : 
Siéntate  4  mi  diestra, 

48  Entretanto  que  pongo  tus  enemigos 
por  estrado  de  tus  pies  *. 

44  Así  que  David  le  llama  SeAor  i  ¿  có- 
mo pues  es  su  hijo  ? 

•45  ^  V  ovéndofc  todo  el  pueble,  dijo  á 
susdiscipttios: 

46  Guardaos  de  los  escribas  «,  que  qui- 
eren andar  con  ropas  largas,  y  aman  las 
salutaciones  en  Us  plazas,  y  las  prime- 
ras siUaa  en  las  sinagogas  *,  y  los  pri- 
meros asientos  en  las  cenas : 

47  Que  devoran  las  oasaa  de  las  viu- 
das*, poniendo  por  pretexto  la  larga 
oración:  estos  redbir&n  mayor  conde- 
nación. 

CAPITULO  XXI. 

Jk  te  {frtnda  que  f^to  «na  pobre  vimta. 
Fredietíon  de  la  rmna  tM  Umfito.  8tñ«h» 

ÍltM  frecederiCn  á  Ja  deetruetian  de  Jerma- 
em,  y  d  te  aeguvda  venida  de  Jenu. 

y  MIRANDO,  vio  los  ricos  que  echa- 
ban sus  ofrendas  en  el  eazotilaeioa. 
8  Y  vio  también  una  viuda  pobiecllla, 
qae  echaba  allí  dos  blancas. 

8  Y  dijo  :  De  verdad  os  digo,  que  esta 
pobre  viuda  echó  mas  que  todos». 

4  Porque  todos  estos,  de  lo  que  \«t 
aobim  eohagron  pna  las  oflrendas  de  Dios ; 
maa  esta  de  su  pobreta  echó  todo  el 
anstcnto  que  tenia. 

5  ^  Y  á  unos  que  decian  del  templo, 
que  estaba  adornado  de  hermosas  ide- 
aras y  dones*,  ctijo: 

6  ^as  cosas  que  veis,  días  vendrán, 
que  no  quedará  piedra  sobre  piedra  que 
no  sea  destruida*. 

7  Y  le  preguntaron,  diciendo :  Maes- 
tro, i  cuando  será  esto  ?  ¿  Y  qué  señal 
hairú  cuándo  estas  cosas  hayan  de  co- 
menjpur  á  ser  hechas  ? 

8  Él  entonces  dijo:  Mirad,  no  seáis 
enftañados';  porque  vendrán  muchos 
en  mi  nombre,  diciendo:  Yo  soy,  y  el 
tiempo  está  cerca:  por  tanto  no 'vayáis 
en  pos  de  ellos. 

9  £mpero  cuando  oyereis  guerras  y 
sediciones,  no  os  espairteis/ ;  porque  es 
necesario  que  estas  oosas  acontexcan 
primero :  mas  no  luego  eerá  el  tin. 

10  ^  Entonces  les  dijo :  Be  levantará 
gente  contra  gente,  y  reino  contra  reino*. 

1 1  Y  habla  grandes  terremotos  en  vm- 
riot  luanrcs,  y  hambres,  y  pestilencias; 
y  habrá  eqiantos,  y  grandes  señales  dd 
ci^o'. 

18  5  Mas  antes  de  todas  estas  oosas  os 
«cliaran  mano,  y  perseguirán  entregán- 
doos á  los  sinago^u,  y  á  las  cárceles  A, 


siendo  llevados  á  loa  X9f9ti  y  á  los  go- 
bernadores por  causa  de  mi  nombre. 
18  Y  os  será  e«<o  para  testimonio  *. 

14  Poned  pues  en  vuestros  corazones 
no  pensar  antes  como  habéis  de  res- 
ponder'. 

15  Porque  yo  os  daré  booa  y  sabiduría, 
á  la  cual  no  podrán  resistir  ni  contrade- 
cir todos  los  míe  se  os  opondrán  ">. 

16  Mas  seréis  entregados  aun  de  vues- 
tros padres,  y  hermanos,  y  parientes,  y 
amigos*:  y  maurán  á  olgvno  de  vos- 
otros*. 

17  Y  seréis  aborrecidos  de  todos  por 
oaus»  de  mi  nombre p. 

18  Mas  un  pelo  de  vuestra  cabeta  no 
p«reoerá  ?. 

19  En  vuestra  paciencia  poseeréis  vu- 
estras aimaar. 

80  Y  cuando  viereis  á  Jerusalem  cer- 
cada de  ^érdtes,  sabed  entonces  que  su 
destrucción  ha  llegado. 

81  Entonces  ios  que  estuvieren  en  J'u- 
déa,  huvan  á  los  montes ;  v  los  que  en 
medio  oe  ella,  vayanse;  y  los  que  eeten 
en  los  campos,  no  entren  en  ella. 

22  Porque  estos  son  dias  de  venganza; 
para  que  se  cumplan  todas  las  cosas  que 
están  escritas*. 

23  Mas,  ¡ay  de  las  prefiadaa  y  de  las 
qoe  crian  «n  aquellos  dias !  porque  ha- 
brá apuro  grande  sobre  esta  tierra,  é 
ira  en  este  pueblo. 

84  Y  caerán  á  filo  de  espada,  y  serán 
llevadas  cauüvos  á  todas  las  naciones: 

Í  Jerusalem  será  hollada  de  las  gentes  f , 
asta  que  los  tiempos  de  las  gentes* 
sean  cumplidos. 

86  ^  ISntónees  habrá  señales  en  el  sol, 
y  en  la  luna,  y  en  las  estrellas  * ;  y  en  la 
tierra  angustia  de  gentes*  por  la  con- 
fusión del  sonido  de  la  mar  y  de  las 
ondas: 

80  Secándose  los  hombres  á  causa  del 
temor  y  expectación  de  las  cosas  que 
sobrevendrán  á  la  redondez  de  la  tierra : 
porque  las  virtudes  de  los  cielos  serán 
oonmo  vidas  jr. 

87  Y  entonces  verán  al  Hijo  del  Hom- 
bre, que  vendrá  en  una  nube*  con  po- 
testad y  majestad  grande. 

88  Y  ouañdo  estas  cosas  comenzaren 
á  hacerse,  mirad,  y  levantad  vuestras 
cabezas,  porque  vuestra  redención  está 
cerua». 

89  ^  Y  díjoles  una  parábola:  Mirad 
la  higuera  y  todos  los  árboles  b : 

80  Guando  ya  brotan,  viéndolo,  de  vos- 
otros mismos  entendéis  que  el  verano 
est^ya  cerca. 

81  Así  también  vosotros,  cuando  vi- 
ereis hacerse  estas  cosas,  entended  que 
está  cerca  el  reino  de  Dios. 

38  De  cierto  os  digo  que  no  pasará  esta 
generación  «,  hasta  que  todo  sea  hecho. 

83  El  cielo  y  la  tierra  pasarán,  mas 
mi»  palabras  no  pasarán  d. 

84  <|f  Y  mirad  por  vosotros*,  que  vues- 
tros corazones  no  sean  cturgados  de  glo- 
tonería y  embriaguez,  y  de  les  cuidados 
de  esta  vida ;  y  venga  de  reciente  sobre 
vosotros  aquel  dia. 

85  Porque  como  un  lazo  vendrá  sobre 
todos  los  que  habitan  sobre  la  ña  de 
toda  la  tierra/. 

86  Velada  pues  orando  en  todo  tiempo, 
que  seáis  tenidos  por  dignos  de  evitar 
todas  estas  cosas  que  han  de  venir,  y  de 
estar  en  pié  delante  del  H^o  del  Hom- 
bre*. 

87  5  Y  enseñaba  de  dia  en  el  templo ; 
y  de  noche  saliendo,  estábase  en  el 
monte  que  se  llama  de  las  Olivas'. 

88  Y  todo  el  puel>!o  venia  á  él  por  la 
mañana,  para  oírle  en  el  templo. 


*'HeckSB. 
S8. 
*8Go.a.U, 

M. 

<Cap.ia.ll. 
Vatio.  19. 


"1Q.7.5.& 

«Hech.7.W. 

yl:La. 

y  26. 10. 

Ap.8.18. 

yi.». 

yl8.ll. 
P  Joaa  17. 

14. 

9MaU0.80. 
*'|Ui.&S. 

Heb.10.88. 

8a&t».  1.  4. 


«De.  98. 88. 
Da.  9^98. 


« Da.  la.  7. 

Ap.  iL  a. 

«  Da.  a.  87, 
44. 

»  ^er.  11. 
"Da.ia.  1. 


( 


ris.8«.4. 

Gen.  1. 18. 
■  Ap.  1.  7. 

yli.14. 


•Ba&aS. 

iMst.a4.83. 
Mar.  18. 28. 


•Pr.80.11, 

14. 
'Is.40.8. 

y  SI.  6. 
«  Bo.  18. 13, 

la 

lTas.8. 
«,8. 

1  Ped.  4. 7. 

/lTes.8.X 
Ap.  16. 15. 

'Hat  34.43. 
y  35. 18. 

i  Judas  aC 


i  Juan  8. 1,3. 


4.DI.SS. 


a  LUCAS,  XXII. 


IRA 


•lfKt.98.3. 
M»r.li.l, 

«te. 


»  Hat  30.14. 

Mar.  14. 10. 
Jua  18. 2, 
87. 


«Zm.U.12. 


4EX.XII. 


•K»ta8.90. 
H«r.l4,17. 


/Oftp.l4.1S. 
lCo.6.7,8. 
Ap.  19. 0. 


'lCo.10.16. 
yU.a4, 
el». 


fcFiJ.41.0. 

Jiuk  13.9(1. 
<G»i>.M.4«. 

Hech.a.a8. 

74.88. 


*  CapL  9. 48. 
lhr.».«4. 

lUr.10.42. 

"'lPed.6.8. 
8JuaB9.10. 


CAPITULO  XXII. 

Traición  de  Jvda».  CmM  ¡mchoI  I  iiulilu- 
cio»  d»  la  EueariMa.  Ditpitta  de  lapri- 
naeCa  entre  loa  ApOeteíee.  Predioe  Jitue 
la  menaeion  de  San  Pedro.  Oraeion  y  ago- 
nfat  de  Jeeue  en  el  huerto.  Su  prendimiento 
y  nítraje»  en  cata  del  Pontiflee. 

Y  ESTABA  «  cerca  el  dia  de  la  fieata 
de   loa  Ázimos,  que  te  llama  la 
Paaciia. 

2  Y  los  príncipes  de  toa  sacerdotes  j 
los  escribas  buscaban  como  le  matarían ; 
mas  tenían  miedo  del  pueblo. 

3  Y  entró  Satanás  en  Jiidas,  por  sobre- 
nombre Iscariote,  el  cual  era  uno  del 
ndmero  do  los  dooe^ ; 

4  ^  Y  fué)  3  habló  con  los  príncipes 
de  los  sacerdotes,  y  con  los  maglstraaoa, 
de  como  se  lo  entregarla. 

5  Los  cuales  se  holgaron,  j  concerta- 
ron de  darle  dinero  c 

8  Y  prometió,  y  buscaba  oportunidad 
para  entregarle  á  ellos  sin  bulla. 

7  ^  Y  Tino  el  dia  de  los  áaimos,  en  el 
cual  era  necesario  matar  d  cordero  de  la 
Pascua  (<. 

8  Y  envió  4  Pedro,  y  &  Juan,  diciendo : 
Id,  aparejadnos  el  cordero  de  la  Pascua, 
para  que  comamos. 

9  Y  ellos  le  dieron:  ¿Dónde  quieres 
que  aparejemos  ? 

10  Y  él  les  dijo :  Hé  aquí,  cuando  en- 
tr&reis  en  la  ciudad,  os  encontrara  un 
hombre  que  lleva  un  cántaro  de  agua; 
seguidle  hasta  la  casa  donde  entrare, 

11  Y  decid  al  padre  de  la  familia  de  la 
casa:  El  Maestro  te  dice:  ¿Dónde  está 
el  aposento  donde  tengo  de  comer  el  cor- 
dero de  la  Pascua  con  mis  discípulos  ? 

18  EntóiKes  él  os  mostrará  un  gran 
cenáculo  aderezado ;  aparcad  allí. 

13  Fueron  pues,  y  hallaron  como  les 
habla  dicho ;  y  ^larf^aron  el  cordero  de 
la  Pascua. 

14  ^  Y  como  fué  hora,  sentóse  á  la 
mesa  •,  y  con  él  los  doce  apóstoles. 

15  Y  les  dUo :  En  gran  manera  he  de- 
seado comer  con  vosotros  esta  pascua 
antes  que  padezca ; 

16  Porque  os  digo  que  no  comeré  mas 
de  ella,  hasta  que  se  cumpla  en  el  reino 
de  Dios/. 

17  Y  tomando  el  vaso,  habiendo  dado 
gracias,  dgo:  Tomad  esto,  y  partid  en- 
tre vosotros ; 

18  Porque  os  digo,  que  no  beberé  mas 
del  fruto  de  la  vid,  hasta  que  el  oeino  de 
Dios  venga. 

19  Y  tomando  el  pan  5,  habiendo  dado 
gracias,  partió,  y  les  dio,  diciendo :  Esto 
es  mi  cuerpo,  que  por  vosotros  es  dado ; 
haced  esto  en  memoria  de  mí.  , 

80  Asimismo  también  tomó  y  lee  dio  el 
vaso,  después  que  hubo  cenado,  dicien- 
do :  Este  vaso  ee  el  nuevo  pacto  en  mi 
sangre,  que  por  vosotros  se  derrama. 

81  Oon  todo  eso  hé  aquí  la  mano  del 
que  me  entrega,  oonmif»  en  la  mesa  A. 

88  Y  á  la  verdad  el  Hijo  del  Hombre 
va,  s^im  lo  que  está  determinado'; 
empero  ¡  ay  de  aquel  hombre  por  el  cual 
es  entregado! 

23  Ellos  entonces  comenzaron  á  pre- 
guntar entre  sí,  cual  de  ellos  seria  el 
que  habia  de  hacer  esto. 

84  ^  Y  hubo  entre  ellos  una  contienda  1 
Quién  de  ellos  pareeia  qne  ^abia  4*  ser 
d  mayor*. 

25  Entonces  él  les  dijo :  Los  reyes  de 
las  gentes  se  enseiloreaa  de  ellaai  ¡  y  los 
que  sobre  ellas  tienen  potestad,  son  lla- 
mados bienhechores : 

28  Mas  vosotros,  no  así  "•  •  antes  el  que 
es  mayor  en^re  vosotros,  sea  como  el 


príncipe,  oomo 
mayor,  éí  que  se 


■Jvatt. 
U,li 
FLIT. 


'JunlT. 
«.IS- 
HdkT.S. 

JaaaSL     ! 
15,1!. 


cOa^aLl 


mas  nozo ;  y  «1  que 
él  que  sirve. 

97  Porque  ¿  edal  es        ,     . 
sienta  á  la  mesa,  ó  el  qué  sirve  ?'  ¿  No 
es  el  que  se  sienta  á  la  mesa  ?  y  yo  soy 
entre  vosotros  oomo  el  que  sirve  •. 

88  Empero  vosotros  sois  los  que  habéis 
permanecido  conmigo  en  mis  tentaeto» 
nes: 

89  Yo  pues  os  ordeno  un  reino,  como 
mi  Padre  me  lo  ordenó  A  mi, 

30  Para  que  comáis  y  betiaia  en  mi 
mesa*  en  mi  reino j>;  y  os  sentós  sotec  '*1>.1S.1 
tronos  juzgando  á  las  dooe  tribua  de  rc%B-8- 
Israelv.  Mat&K 

81  ^  DUo  también  el  Sefior;  Simón,  «]UUA.a. 
Simón,  hé  aqui  9M  Satanás  oa  ha  pedí-  ICa.il 
do  para  zarandaros  como  á  trigo ; 

88  Mas  yo  he  rogado  por  ti  que  tu  fü 
no  flüte  r ;  y  td,  una  vez  Tudto,  confir- 
ma á  tus  hermanos*. 

83  Y  él  le  dijo:  Señor,  pronto  estoy  á 
ir  contigo  aun  á  cárcel,  y  A  muerte. 

34  Y  él  dijo :  Pedro,  te  digo  que  d 
gallo  no  cantará  hoy  áóites  que  m  nie- 
gues tres  veces  que  me  oonocea. 

85  Y  á  ellos  dijo :  Ooando  os  envié  sin 
bolsa,  y  sin  alforja,  y  sin  zamitoa',  ¿os 
faltó  algo  ?   Y  ellos  dieron :  fiada. 

86  Y  les  dijo :  Pues  ahora  el  que  tiene 
bolsa,  tómeía,  y  también  la  alíela;  y 
el  que  no  tiene,  venda  su  capa  y  compre 
espada. 

87  Poique  os  digo,  que  es  necesario  te 
cumpla  todavía  en  mi  aquello  que  está 
escrito :  Y  con  ios  malos  Até  contado  ■ : 
porque  lo  que  eetA  eeerito  de  mi,  cu 
oumi^iroiento  tiene. 

38  Entonces  ellos  di|jeron :  Se&or,  hé 
aquí  dos  espadas*.  Y  él  les  d^ :  Basta. 

89  ^  Y  saliendo,  se  fiíé,  como  soUa,  al 
monte  de  las  Olivas';  y  sus  discípulos 
también  le  siguieron. 

40  Y  como  llegó  á  aquel  lugar,  les 
d^o :  Orad  que  no  entrel«  en  tentación. 

41  Y  él  se  apartó  de  ellos  como  un  tiro 
de  piedra ;  y  puesto  de  rodillas,  oró, 

48  Diciendo:  Padre,  si  quicrea,  pata 
este  vaso  de  mi ;  empero  no  se  haga  mi 
voluntad,  sino  la  tuya. 

48  Y  le  apareció  un  ángel  áei  cído 
confortándole  9, 

44  Y  estando  en  agonía,  oraba  mas  in- 
tensamente ¡  y  fué  su  sudor  oomo  gotas 
de  sangre  que  descendían  hasta  la  tierra. 

45  Y  como  se  levantó  de  la  oración,  y 
vino  á  sus  discípulos,  hallóloa  dumoieB- 
do  de  tristeza. 

46  Y  les  dijo :  ¿  Por  qué  dormís  ?  Le- 
vantaos, y  orad  que  no  entréis  en  tenta- 
ción •. 

47  ^  Estando  él  aun  hablando,  bé  mqmí 
una  turba',  y  el  que  se  llamaba  Jiidas, 
uno  de  los  doce,  iba  delante  de  elloa  ;  y 
llegóse  á  Jesús  para  besarlo. 

48  Entonces  Jesús  le  dijo;  Jddas, 
¿  con  beso  entregas  al  Hyo  del  Hombre  ? 

40  Y  viendo  los  que  estalMn  con  él  lo 
que  habia  de  ser,  le  dijeroa:  SeAor, 
¿  heriremos  á  cuchillo  ? 

50  Y  uno  de  ellos  hirió  á  un  siervo  del 
príncine  de  los  sacerdotes,  y  le  quitó  ia 
or^ia  derecha. 

51  Entonces  respondiendo  Jesoa,  d|jo : 
Dejad  hasta  aquí.  Y  tocando  an  tmjmt 
le  sanó. 

58  Y  Jesús  d^o  á  los  que  hablan  veni- 
do á  él,  de  loa  príncipes  dr  los  saoanh»» 
tes,  y  de  los  magistrados  del  templo,  y  ée 
los  ancianos :  ¿  Oómo  á  ladran 
aalido  oon  espadas  y  con  palos  ? 

58  Habiendo  estado  eon  vosotros  cada 
dia  en  el  templo,  no  catendistds  las 
manos  «ontra  mi :  nua  esta  es  voaatxa  !  *  Jék9^  Sl 
hora»,  y  U  poteatad  d«  las  tiniablM.         |  JbmU^- 


lo,  Ttfe 
taaMs 


•  is.a.u 


•JaMllK. 

'Ibt.96Ji 

]Ur.U.Si, 


iU- 


'rea.». 


47.aMt. 
BUr.lt 
41.  etc. 
JaaalA.1. 


.33. 


S.  IiUC^,  XXIII. 


A.D.S3. 


.17. 


64  Y  pRodUnd^le,  friéronlo,  7  metí - 
I  éronle  en  casa  del  principe  de  los  aacer. 

dote».  T  Pedio  le  a^piia  de  l^os. 

65  ^  Y  habiendo  encendido  fuego  en 
medio  de  la  aín,  y  §ent¿ndose  todos  al- 
rededor, w  sentó  también  Pedio  entre 
eUos. 

¡6  Y  como  una  criada  le  vio  que  estaba 
1.69,   tentado  ai  fncgoe,  B\úte  en  él,  y  d^o: 

Y  este  con  él  estaba. 
•  ^  I   57  Entonces  él  lo  negó,  diciendo  :  Mu- 
jer,  no  le  conozco. 

58  Y  nn  poco  después  viéndole  otro, 
d^o :  Y  til  de  ellos  eras.  Y  Pedro  d^o : 
Hombre,  no  loy. 

69  V  como  una  hora  pasada,  otro  aftr> 
maba  diciendo:  Verdaderamente  tam- 
bién este  estaba  con  él ;  porque  es  6a- 
liléo. 

CO  T  Pedro  d^o :  Hombre,  no  sé  qué 
dices.  Y  luego,  estando  aun  él  hablan- 
do, el  gallo  cant«5. 

61  Entonces,  vuelto  el  Sefior,  miró  á 
Pedro ;  y  Peáto  se  acordó  de  la  palabra 

5.    del  Seik>r,  como  le  habla  dicho  ^ :  4ntes 
2.    que  el  gallo  cante  m«  negarás  tres  ve- 
ces?. 

62  Y  saliendo  fuera  Pedro,  lloró  amar- 
gamente/. 

63  Y  los  hombres  que  tenían  á  Jesús, 
se  burlaban  de  él  hiriéndoles. 

84  Y  cubriéndolo,  herían  su  rostro,  y 
preguntábanle,  (Uciendo :  Profetiza  qui- 
én es  el  que  te  hirió. 

65  Y  decian  otras  muchas  cosas  injuri- 
ándole. 

66  ^  Y  cuando  fiíé  de  diaA,  se  Jun- 
taron los  ancianos  del  pueblo,  y  los  prin- 
cipes de  los  sacerdotes,  y  los  escribas  •,  y 
le  trajeron  á  su  concilio, 

67  Diciendo:  ¿  £res  til  el  Oristo?  di- 
BoaJoK  Y  les  d^o :  Si  os  jo  «Üjere,  no 
creeréis ; 

68  Y  también  si  c*  preguntare,  no  me 
responderéis,  ni  me  soltaréis : 

69  Mas  después  de  ahora  ei  Hijo  del 
Hombre  se  asentará  á  la  diestra  de  la 
potencia  de  Pios'. 

70  Y  dieron  todos:  ¿Luego  tü  eres 
hijo  de  Dios  ?  Y  él  les  dijo :  Vosotros  lo 
decís  que  yo  soy.  ■ 

71  Entonces  ellos  dijeron :  ¿  Qué  ma« 
testimonio  deseamos?,  porque  nosotros 
¿o  bemos  oido  de  su  boca. 

CAPITULO  XXIII. 

Jesu-Crúto  «*  aeutado  delanta  d«  Püato  ¡  s«- 
viado  á  H«r6tU$t  potjfueato  d  Barrabof  ¡ 
ettíregado  á  lo»  Judío»  ¡  erneiñetulo  í  ituvJ- 
tado.  Tfíuio  de  la  «rus.  Ifti  huen  ladrón. 
Tiniebla*.  Muerte  del  Señor.  Oon/enon  del 
centurión,  y  eepuUura  de  Jeeut. 

LEVANTÁNDOSE  entonces  toda  la 
multitud  de  ellos,  lleváronle  á  Pl- 
ato <>. 

2  Y*  comenzaron  &  acusarle  diciendo : 
V  este  hetxios  hallado  que  pervierte 
%  nación  fc,  y  que  veda  dar  tributo  á 
}¿sare,  diciendo  que  él  es  el  Cristo, 
1  rey  rf. 

3  £ot<5nces  Pilato  le  preguntó,  dici- 
ado :  ¿  Eres  tü  el  rey  de  ios  Judíos  ?  Y 
íspoodiéndole  él,  dijo :  Tü  lo  dices  *. 

4  Y  Pilato  dijo  á  Tos  príncipes  de  los 
tcerdotes,  y  á  las  gentes :  Ninguna  cul- 
i.  bailo  en  este  hombre/. 

6  Mas  ellos  porfiaban,  diciendo:  AI- 
>rota  al  pueblo,  enseOando  por  toda 
Lidéa,  comenzando  desde  Galilea  hasta 

[UÍ. 

;    £ntdnces   Pilato,  oyendo  hablar  de 

aliléa,  preguntó  si  el  hombre  era  6a- 

éo. 

'  Y  como  entendió  que  era  de  la  ju- 

diccion    de    Heredes',   le  remitió  á 


Heródes,  el  cual  también  cataba  en  Je- 
rusaiem  en  aquellos  dias. 

9^Y  Heródes,  viendo  á  Jesús,  holgó- 
se mucho,  porque  hacia  mucho  litmpo 
3ue  deseaba  verle  * ;  porque  habia  oído 
e  él  muchas  cosas  •,  y  tenia  esperanza 
que  le  veria  hacer  alguna  señal. 

9  Y  le  preguntaba  con  muchas  pala- 
bras ¡mas  él  nada  le  respondió  *. 

10  Y  estaban  los  principes  de  los  sa- 
cerdotes y  los  escribas  acusándole  con 
gran  porfía. 

11  Mas  Heródes  oon  t  su  corte  le  me- 
nospreció ^  y  escarneció,  visti<.-ndole  de 
una  ropa  rica  m  ¡  y  volviólo  &  enviar  á 
Pilato. 

12  Y  f\ieron  hechos  amigos  entre  sí 
Pilato  y  Heródes  en  el  mismo  dia " ; 
porque  antes  eran  enemigos  entre  sí. 

13  ^  Entonces  Pilato,  convocando  los 
príncipes  de  los  sacerdotes,  y  los  magis- 
trados, y  el  pueblo, 

14  Lea  dijo:  Me  habéis  presentado  á 
este  por  hombre  que  desvia  al  pueblo ; 
y  hé  aquí,  preguntando  yo  delante  de 
vosotros,  no  he  hallado  alguna  culpa 
en  este  hombre  de  aquellas  de  que  le 
acusáis». 

15  Y  ni  aun  Heródes ;  porque  os  remití 
á  él,  y  hé  aijui  que  ninguna  ooaa  digna 
de  muerte  ha  hecho. 

16  Le  soltaré  pues  castigado. 

17  Y II  tenia  necesidad  de  soltarles  uno 
en  cada  fiesta. 

18  Mas  toda  la  multitud  dio  voces  & 
una  diciendo :  Quita  á  este  la  vida,  y 
suéltanos  á  Barabas : 

19  El  cual  habia  sido  echado  en  la 
cárcel  por  una  sedición  hecha  en  la  ciu- 
dad, y  una  muertej». 

SO  Y  hablóles  otra  vez  Pilato,  queri- 
endo soltar  á  Jesús. 

21  Pero  ellos  volvieron  á  dar  voces 
diciendo :  Crucifícale,  Crucifícale. 

23  Y  t>l  les  dijo  la  tercera  vez :  ¿  Pues 
Qué  mal  ha  hecho  este  ?  ninguna  culpa 
de  muerte  he  hallado  en  él:  le  casti- 
garé, pues,  y  soltaré/o. 

83  Mas  ellos  instaban  á  grandes  vo- 
ces?, pidiendo  que  fuese  crucificado;  y 
las  voces  de  ellos  y  de  los  principes  de 
los  sacerdotes  crecían. 

24  Entonces  Pilato  juzgó  que  se  hiciese 
lo  que  ellos  pedían  •*. 

25  Y  les  soltó  &  aquel  que  habia  sido 
echado  en  la  cárcel  por  sedición  y  una 
muerte,  al  cual  hablan  pedido « ;  y  en- 
tregó á  .Tesus  á  la  voluntad  de  ellos. 

26  ^  Y  llevándole  t,  tomaron  á  un  Si- 
món, cirenéo,  que  venia  del  campo,  y 
le  pusieron  encima  la  cruz  para  que  la 
llevase  tras  Jesús. 

27  Y  le  seguía  uiui  grande  multitud  de 
pueblo,  y  de  mujeres,  las  cuales  le  llo- 
raban, y  lamentaban. 

28  Mas  Je&us,  vuelto  á  ellas,  les  dice : 
Hijas  de  Jerusalem,  no  me  lloréis  á  mí, 
mas  llorad  por  vosotras  mismas,  y  por 
vuestros  hijos. 

29  Porque  hé  aquí  que  vendrán  dias  en 
que  dirán»:  Bienaventuradas  las  esté- 
riles, y  los  vientres  que  no  engendraron, 
y  los  pechos  que  no  criaron. 

80  Entonces  comenzarán  á  decir  á  los 
montes  * :  Caed  sobre  nosotros :  y  á  los 
collados :  Cubridnos. 

31  Porque  si  en  el  árbol  verde  hacen 
estas  cosas,  ¿  en  el  seco,  qué  se  hará  '  ? 

32  Y  llevaban  también  con  él  otros 
dos,  malhechores  y,  á  ser  muertos. 

33  Y  como  vinieron  al  lugar  que  se 
llama  de  la  Calavera,  le  crucificaron 
allí,  y  á  los  malhechores,  uno  á  la  de- 
recha, y  otro  á  la  izquierda. 

34  Y  Jesús  decia :  Padre,  perdónalos  ' ; 


A  Cap.  9.  9. 
i  Mat.  14. 1. 
Mar.  6. 14. 

«BaL  88.13. 
14. 


I  Cois  w 
^fereito. 
t  la.  49.  7. 
"•Juan  19  Ji. 

"  Hech.4.37. 


ver.  4. 


i  Stie  verto 
no  »e  halla 
en  vario» 
^jemfilttrea 
aimgvo». 


>>Hech.8J4. 


í  wr.  5. 
S«a.  22.12. 


•'Ez.23.2. 


«ver.  19. 
<Mat27.83. 

Mar.  15. 21. 

etc. 

Juan  19.17. 


«Csp.21.2S. 
lfaí.24.19. 


»  Os.  10.  8. 
Ap.  &  16. 

"  Es.  ao.  47. 
y  21. 4. 

Pro.  11.  sa. 

lFed.4.17. 
r  Is.  58. 12. 

'Mat.6.44. 
Hech.  7. 90. 
1  Co.  4. 12. 


A.  B.  2á 


&  UTCAS,  xxir. 


i.a& 


•Hedí.  8.17. 
*BftL22.7. 


) 


«8C0.13.4. 
Ap.  2.  7. 


'HaiklOLaOi 


•  tú.  SI.  5. 
/Mat.a7.£0, 

etc. 

Mar.U.S7. 

etc. 

Jnanldja 


'  Cftp.  2.  25. 
38. 

Mar.  10. 48. 


A  Ib.  83.  9. 

iQr.JJeta 
prepara- 
eüm. 

i  ver.  4S. 

c«p.  8.  a. 


k  Ex.  ao.  8. 

10. 


{MTqve  no  taben  lo  qae  hacen*.  Y  par- 
tieudo  sus  ▼estidoa,  echanm  niertes. 

36  Y  el  'puehlo  estaba  mirando :  y  w 
bnrtabanl^  ie  él  los  principes  con  ellos, 
diciendo:  A  otros  hizo  salvos;  sálvese  4 
d,  ri  este  es  el  Masias,  el  Escogido  de 
Dios. 

89  Esearnecian  de  él  también  los  sol. 
dados,  UsgAndose  y  presentándole  tí> 

87  Y  diciendo :  Si  til  eres  el  irey  de  los 
Jadío»,  sAlvate  á  tí  mismo. 

88  Y  habla  también  sobre  él  un  título 
escrito  con  letras  griegas,  y  latinas,  y 
hcbr&icas :  £STE  ES  EL  REY  DE 
LOS  judíos. 

SO  Y  uno  de  los  malhechores  que  es- 
taban colgados,  le  itvjuriaba,  diciendo: 
Si  tü  eres  el  Cristo,  sálvate  á  tí  mismo 
y  á  nosotros. 

40  Y  respondiendo  el  otro,  reprendióle 
diciendo :  ¿  Ni  aun  td  temes  á  Dios,  es- 
tando en  la  misma  condenación  ? 

41  Y  nosotros  á  la  verdad.  Justamente 
ptbUcemot ;  porque  recibimos  lo  que  me- 
recieron nuestros  hechos;  mas  este  nin- 
gún mal  hizo. 

4a  Y  dgo  á  Jesús:  Señor,  Acuérdate 
de  mí,  cuando  vinieres  á  tu  reino. 

48  Entonces  Jesús  le  d^jo:  De  cierto 
te  digo  que  hoy  estarás  conmigo  en  el 
Paraíso  c 

44  Y  cuando  era  como  la  hora  de  sexta 
fueron  hechas  tinieblas  sobre  toda  la  ti- 
erra hasta  la  hora  de  nona. 

46  Y  el  sol  se  oscureció,  y  el  velo  d  del 
templo  se  rompió  por  medio. 

46  Entonces  Jesús,  clamando  á  gran 
voz,  áijo:  Padre,  en  tus  manoa  enco- 
miendo mi  espíritu  f.  Y  habiendo  dicho 
esto,  enriró/. 

47  ^  V  como  el  centurión  vio  lo  que 
habla  acontecido,  dio  gloria  á  Dios  di- 
ciendo :  Verdaderamente  este  hombre 
era  justo. 

48  Y  toda  la  multitud  de  los  que  es- 
taban presentes  á  este  espectáculo,  vi- 
endo lo  que  había  acontecido,  se  vol- 
vían hiriendo  sus  pechos. 

49  Mas  todos  stis  conocidos,  y  las  mu- 
jeres que  le  hablan  seguido  desde  Ua- 
liléa,  estaban  de  l^os  mirando  estas 
cosas. 

60  Y  hé  aquí  tm  vann  llamado  José, 
el  cual  era  senador,  varón  bueno  y  justo, 

61  £1  cual  no  habia  consentido  en  el 
consejo  ni  en  los  hechos  de  ellos,  de 
Arimaléa,  ciudad  de  la  Judéa,  tí.  cual 
también  esperaba  el  reino  de  Dios  9, 

69  Este  Uegó  á  Pilato,  y  pidió  e!  cu- 
erpo de  Jesús. 

63  Y  quitado,  le  envolvió  en  una  sá- 
bana; y  le  puso  en  un  sepulcro  abierto 
en  una  pefieA,  en  el  cual  ninguno  habia 
aun  sido  puesto. 

64  Y  era  dia  de  la  víspera  f  de  la  Pat- 
ena :  y  estaba  para  rayar  el  Sábado. 

66  Y  las  mujeres'  que  con  él  hablan 
venido  de  Galil<^a,  siguieron  también,  y 
vieron  el  sepulcro,  y  como  fué  puesto 
su  cuerpo. 

66  Y  vueltas,  aparejaron  dngOM  aromá- 
ticas, y  ungüentos;  y  reposaron  el  Sá- 
bado, conforme  al  mandamiento  k, 

CAPITULO  XXIV. 
JiiMM  retmeila.  Fan  al  upulero  la*  piadoMu 
wu^iem.  IHereduUdaá  Oe  los  apMolet.  JDü- 
cifwUw  f««  van  4  JTmmatfr.  Sj)ariee$e  á 
lof  apMottti  le»prom€te  «I  Brpintu  Banlo, 
y  UM  é  loa  eidpt. 

Y  EL  primer  dia  de  la  semana  «,  muy 
de  mañana,  vinieron  al  sepulcro, 
trayendo  las  darogat  aromáticas  que  ha- 
blan aparejado ;  y  algunas  oirás  mvjera 
con  ellas. 


9  Y  hallaron  la  piedra  revuelta  de  la 
puerta  del  sepulcro. 

3  Y  entrando  no  hallaron  d  cuerpo  del 
Sefior  Jesús. 

4  Y  aconteció  que  estando  ellas  espan- 
tadas de  esto,  he  aquí  se  pararan  Junto 
á  ellas  h  dos  varones  con  vestiduras  «es- 
plandecientes : 

6  Y  como  tuviesen  ellas  temor,  y  bsóasen 
el  rostro  á  tierra,  les  dUeton  :  ¿  Por  qué 
buscáis  entre  los  muertos  al  que  vive»? 

6  No  está  aquí,  mas  ha  resucitado : 
acordaos  de  lo  que  os  habló,  cuando  aun 
estaba  en  Oaüiéa, 

7  Diciendo  * :  Es  menester  qnc  el  Rijo 
del  Hombre  sea  entregado  en  manos  de 
hombres  pecadores,  y  que  sea  crucifi- 
cado, y  resucite  al  tercer  dia. 

8  Entonces  ellas  se  acordaron  de  ana 
palabras. 

9  Y  volviendo  del  sepulcro,  dieron  nu- 
evas de  todas  estas  cosas  á  los  Once,  y  á 
todos  los  demás. 

10  Y  eran  María  Magdalena, y  Juana*, 
y  María  madre  de  Jacobo  |,  y  las  demás 
qne  tetaban  con  ellas,  las  que  d^enm 
estas  cosas  á  los  apóstoles. 

11  Mas  á  ellos  kS  parecían  eomo  lo- 
cura/ las  palabras  de  ellas,  y  no  las 
creyeron. 

19  Pero  levantándose  Pedro,  corrió  al 
sepulcro';  y  como  miró  dentro,  vio 
solo  los  lienzos  alH  echados,  y  se  fné 
maravillándose  de  lo  que  habia  suce- 
dido. 

13  ^  Y  hé  aquí,  dos  de  ellos  Iban  el 
mismo  dia  4  una  aldea  que  estaba  de 
Jerusalem  sesenta  estadios,  llamada  £m- 
mausA ; 

14  E  iban  hablando  entre  sí  de  tedas 
aquellas  cosas  que  hablan  acaecido. 

16  Y  aconteció,  que  yendo  hablando 
entre  sí,  y  preguntándose  el  uno  al  otro, 
el  mismo  Jesús  se  ll^ó  é  iba  con  ellos 
Juntamente. 

16  Mas  los  ojos  de  ellos  estabas  on- 
bargados,  para  que  no  le  conociesen  ■'. 

17  Y  díjoles  :  ¿  Qué  pláticas  son  estas 
que  tratáis  entre  vosotcos  andando,  j 
estáis  tristes  ? 

18  Y  respondiendo  el  uno,  que  ae  lla- 
maba Oltíofiu  *,  le  dijo :  f  Tu  solo  pe- 
regrino eres  en  Jerusalem,  y  no  has 
sabido  las  cosas  que  en  ella  han  acon- 
tecido estos  dias  ? 

19  Entonces  él  les  d^o:  ¿Qué?  Y 
ellos  le  dieron :  De  Jesús  Nazareno,  ei 
cual  fué  varón  profeta',  poderoso  en 
obra  y  en  palabra»  delante  ^  Dios 
y  de  todo  el  pueblo: 

90  Y  como  le  entregaron  los  príncipes 
de  los  sacerdotes,  y  nuestros  principes 
4  condenación  de  muerte,  y  le  cmcifi- 
cai-on  ». 

81  Mas  nosotros  esperábamos  que  él 
era  el  que  habia  de  redimir  4  Israel*; 
y  ahora  sobre  todo  esto,  hoy  es  el  tercer 
dia  que  esto  ha  acontecido. 

99  Aunque  también  unas  mt:^eres  de 
los  nuestros  nos  han  espantado^,  las  cu- 
ales antes  del  dia  fueron  al  sepulcro ; 

83  Y  no  hallando  su  cuerpo,  vinieron, 
diciendo  que  también  hablan  visto  vi- 
sión de  ángeles,  los  cuales  dieron  que 
él  vive. 

84  Y  fueron  algunos  de  loa  nuestras 
al  sepulcro,  y  hallaron  »er  asf  como  las 
mujeres  hablan  dicho  1 ;  mas  4  él  no  le 
vieron. 

85  Entonces  él  les  d^o :  ¡  Oh  insensa- 
tos, y  tardos  de  c»razon  para  creer  todo 
lo  que  los  profietas  han  dicho ! 

SO  ¿  No  era  necesario  que  el  Orist» 
padeciera  astas  cosas  •*,  y  que  entnuA  a«f 
en  su  gloria*? 


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Hecb.Lfe.1 


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S.JUAN,  L 


A.  D.8S. 


44        97  T  eomencando  desde  Moiaét  '>  y  de 
k&2L  todos  los  Profetas,  declarábales  eHo  en 
todas  la<  etcritaraB  que  de  él  habla- 
ban. 

58  T  llegaron  i  la  aldea  á  donde  iban ; 
.6.48.  j  &  hizo  como  que  iba  mas  léjoa  ■. 

59  Mas  ellos  le  detuTleron  por  fuerza, 
diciendo :  QuMate  con  nosotros,  porqae 
se  hace  tarde,  y  el  día  ya  ha  declinado. 
Entró  pues  á  estarse  eon  ellos. 

80  T  aponteciti,  que  estando  sentado 
con  ellos  i  la  mesa,  tomando  el  pan^ 
L19.  bendijo  *,  y  partió,  y  dióles. 

31  EntÁioes  fueron  abiertos  los  ojos  de 
ellos,  y  le  conocieron ;  mas  él  se  desapa- 
reció de  los  ojos  de  ellos. 
8>  T  decían  el  uno  al  otro :  ¿  No  ardia 
<•  8.  I  nuestro  corazón  en  nosotros ',  mientras 
nos  hablaba  en  el  camino,  y  cuando  nos 
abria  las  Escrituras  ? 
38  T  levantándose  en  la  misma  hora, 
tornáronse  á  Jenisalem,  y  hallaron  á  los 
Once  reunidos,  y  á  los  que  eran  con 
ellos, 

34  Que  decían :  Ha  resucitado  el  Seltor 
I  Terdaderamente,  y  ha  aparecido  á  Si- 
món y. 

35  Entonces  ellos  contaban  las  cosas 
que  ¡e»  habian  aemtíeeido  en  el  camino,  y 
como  habla  sido  conocido  de  ellos  tu 
partir  el  pan. 

36  5  T  entretanto  que  ellos  hablaban 
estas  cosas,  Jesús  se  puso  en  medio  de 
ellos  *,  y  les  dijo :  Paz  sea  á  vosotros. 

37  Entonces  ellos  espantados,  y  asom- 
brados, pensatmn  que  veian  Mgtm  es- 
píritu •. 

38  Mas  él  les  dice :  ¿  Por  qué  estáis 
turbados,  y  suben  pensamientos  á  vues- 
tros corazones  ? 

89  Mirad  mis  manos  y  mis  piéff,  que 
yo  mismo  soy.    Palpad,  y  ved :  que  el 


espíritu  ni  tíene  carne  ni  huesos,  como 
veis  que  yo  tengo. 

40  Y  en  diciendo  esto,  les  mostró  las 
manos  y  los  pies. 

41  Y  no  creyéndolo  aun  ellos  de  goco  b, 
y  maravillados,  dijoles :  ¿  Tenéis  aquí 
algo  de  comer  e  ? 

49  Entonces  ellos  le  presentaron  parte 
de  un  pez  asado,  y  un  panal  de  miel. 

48  Y  él  tomó,  y  oomió  delante  de 
ellos  «<. 

44  ^  Y  les  dijo :  Estas  son  las  palabras 

2tte  os  hablé,  estando  aun  con  vosotros : 
¡ue  era  necesario  que  se  cumpliesen  to- 
das las  cosas  que  están  escritas*  de  mi 
en  la  ley  de  Moisés,  y  en  los  Profetas,  y 
en  los  Salmos/. 

45  Entonces  les  abrió  el  sentido,  pan 
que  entendiesen  las  Escrituras. 

46  Y  tlijoles:  Asi  está  escrito,  y  así 
fué  necesario  que  el  Cristo  padeciese',  y 
resucitase  de  los  muertos  al  tercer  dia ; 

47  Y  que  se  predicase  en  su  nombre 
el  arrepentimiento  y  la  remisión  de  pe- 
cados A  en  todas  las  naclcmes,  comen- 
zando de  Jerusalem. 

48  Y  vosotros  sois  testigos  de  estas 
cosas'. 

49  Y  hé  aquí,  yo  enviaré  la  promesa 
de  mi  Padre  sobre  vosotros  k :  mas  vos- 
otros asentad  en  la  ciudad  de  Jerusa- 
lem, hasta  que  sesüs  investidos  de  poten- 
cia'de  lo  alto. 

fiO  5  Y  sacólos  ftiera  hasta  Betania,  y 
alzando  sus  manos  los  bendijo. 

61  Y  aconteció  que  bendi'cléndoles,  se 
fué  de  ellos,  y  era  llevado  arriba  al 
cielo  •». 

5i  Y  ellos,  después  de  haberle  adorado, 
se  volvieron  á  Jerusalem  con  gran  gozo : 

68  Y  estaban  siempre  en  el  templo,  ala- 
bando y  bendiciendo  á  Dios  ».  Amen  H. 


EL  SANTO  EVANGELIO  DE  NUESTRO 
SEÑOR  JESU-CRISTO  SEGÚN 

S.  JUAN. 


CAPITULO  I. 

Gtneraeion  elema  del  Verbo.  B»  eneamaeion. 
Tettimonio  de  Juan  BamMita.  Primera  vo- 
cación de  lo*  prinuroB  diteipvtoi. 

EN  el  principio  ya  era  el  Verbo»,  y  el 
Verbo  era  con  Diosb,  y  el  Verbo  c 
era  Dios. 

2  Este  era  en  el  principio  con  Dios. 

3  Todas  las  cosas  por  él  fueron  he- 
chas*'; y  sin  di  nada  de  lo  que  es  he- 
cho, filó  hecho. 

4  Én  él  estaba  la  vida  •,  y  la  vida  era 
a  luz  de  los  hombres/. 

d  Y  la  luz  en  las  tinieblas  resplan- 
lece  f ;  mas  las  tinieblas  no  la  compren- 
[ieron*. 

6  ^  Fué  un  hombre  enviado  de  Dios, 
1  cual  se  llamaba  Juan  •'. 

7  Este  vino  por  testimonio,  para  que 
iese  testimonio  de  la  Luz,  para  que 
kIos  creyesen  por  61. 

8  No  era  él  la  Luz  i  sino  para  que 
iese  testimonio  de  la  Luz  A. 

9  ^  Aquel  Verbo  era  la  Luz  verdadera, 
le  alumbra  &  todo  hombre  que  viene 
este  mundo'. 

LO  £n  el  mundo  estaba,  y  el  mundo 
é  hecho  por  él,  y  el  mundo  no  le  co- 
•cíó»»». 

1  A  lo  arte  era  suyo  vino,  y  los  suyos 
le  recitneron  «*. 


18  Mas  á  todos  los  que  le  recibieron, 
dlúles  potestad  de  ser  hechos  hijos  de 
Dios,  á  los  que  creen  en  su  nombre » : 

13  Los  cuales  no  son  engendrados  de 
sangre,  ni  de  voluntad  de  carne,  ni  de 
voluntad  de  varón,  mas  de  Dios/'. 

14  Y  aquella  Palabra  fué  hecha  carne?, 
y  habitó  entre  nosotros ;  y  vimos  su  glo- 
ria r,  ffloria  como  del  Unigénito  del  Pa- 
dre, lleno  de  gracia  y  de  verdad «. 

15  ^  Juan  dio  testimonio  de  él,  y  cla- 
mó diciendo :  Este  es  del  que  yn  decia : 
£1  que  viene  tras  mí,  es  antes  de  mí  < ; 
porque  es  primero  que  yo. 

16  X  de  su  plenitud  tomamos  todos,  y 
gracia  por  gracia». 

17  Porque  la  ley  por  Moisés  ftié  dada ; 
ma»  la  gracia  y  la  verdad  por  Jesu  Oristo 
flié  hecna  *. 

18  A  Dios  nadie  le  vio  jamás':  el 
Unigénito  Hijo,  que  está  en  el  seno  del 
Padre,  él  not  le  declaró'. 

19  ^  Y  este  es  el  testimonio  de  Juan<, 
cuando  los  Judíos  enviaron  de  Jerusa- 
lem sacerdotes  y  Levitas,  que  le  pregun- 
tasen, ¿  Tú,  quién  eres  ? 

20  Y  confeso,  y  no  negó;  mas  declaró: 
No  soy  yo  el  Cristo  «. 

21  Y  ie  preguntaron,  ¿  Qué  pues  ? 
¿  Eres  ttí  Ellas  ?  Dijo :  No  soy.  ¿  Eres 
td  ét  Prof^eta  b :  Y  respondió :  No. 

--- 


»a«B.4S.96. 
*  Josa  21.  5. 


i  Heeh.  la 
il. 


«Hecb.8.18. 

yl3.2T.8S. 
/Ssl.XXU. 

y  ex,  etc. 


'Is.58.0. 


ftHaeh.5.81. 
y  13.38. 

*  Hech.  I.  8. 


iJnaal4.1«. 

yi5.  aa. 

Heclu  1.  4. 
I  Hech.  1. 8. 

ya.i.2L 


"Hech.  1.9. 
Heb.  4. 14. 

"Hech.  3.48. 
47. 
y  6. 43. 

II  «  Ames" 
na  te  haUa 
en  vario» 
^'emplaret 
anUguot. 


A.  D.  38. 


o  6s.  8.  38. 


P  Cap.  8.  & 
SaatM.18. 
lPed.],S3. 
fíLn.  1.  S5. 
1  TI.  8.  K. 

••IJusal. 

na. 

'  Sal.  45. 2. 
(  Mat.  3. 11. 
etc. 

•Col.  3.10. 


'Sal.  85.10. 

Bo.  5.21. 
*  Ki.  88.  30. 

1  Ti.  6. 16. 
y  Unan  49. 
■La.8.1£. 


o  Hech.  13. 

25. 
»  Cap.  6. 14. 

yV.  40. 

Dea.  18. 15. 


i:  If  Ím?  !Í2..2"Ó^ÍÍ'°iiÍ 


■  r   lUlpiSiidÉU'  Jiui,  j  dljcü' 


il4>,  Vtu drii^di írnUbün, en 
AtS^f,  Jim  íD^títi  de  Dl«  qv 


d^^uld* ;  )  ««111*10411  '¿i  w  n» 


B.  mix,  m,  IV. 


>h:  lUb^utau*  VK  liu  Ttiíi.  d> 


!:.hS"'- --"--" 


t'V^o*'»  enilfDUi  t  lo  Uy^al 


'l'n%l!^iu  HDi ikDUi. 


■  ;¿fíL-.r 


«  V  la  qu  «Id  y  óyi,  «h»  müfl 


..,.„_.     *"" 


A.  D.  sa 


S.  JUAN,  V. 


-1 


Í.D.90L 


iSÍ.2.8. 

'  Hech.  17. 
21,35. 

/i«.ia.  8. 
Jer.  2. 18. 
Ap.  22. 17. 


no.  &2S. 
k  Cap.  6.  8S. 
•'  Cap.  7.  88. 


i  Lo.  7.  88. 

i  Jaac  9.  7. 

•"Den.  12.», 
11. 

1  Be;.  9.  3. 

2  Cr.  8. 1. 
1*  Mal.  1.11. 

Mat.18.a0. 
«  2  Eej.  17. 

29. 
P  la.  2.  3. 

Ha.  9.  4,  S. 
«  Fi.  8.  8. 

•■aCo.8.17. 


'  Oftp.  9.  87. 


<  C«p.  6.  88. 
Job  a.  12. 

•Cap.  17.  4. 


•Mat.9.87. 
*1 00.8.5,9. 


eicMi  el  don  de  IHm<(,  j  quien  et  el  que 
te  dice.  Dame  de  beber,  td  pedirlas  de 
él «,  7  el  te  diiria  acna  viva/. 

11  La  mujer  le  dice :  Seftor,  no  tienes 
con  que  sacar/a,  y  el  pozo  es  hondo: 
¿  de  dónde,  pues,  tienes  el  agua  viva  ? 

19  ¿  Eres  tü  mayor  que  nuestro  padre 
Jacob,  que  nos  dio  este  poKo ;  del  cual 
él  bebió,  y  sus  hijos,  j  sus  ganados  ? 

18  Respondió  Jesús,  y  dí^Ia :  Cualqui- 
era que  bebiere  de  esta  agua,  ToWe»  á 
tener  sed : 

14  Mas  el  que  bebiere  del  agua  que  yo 
le  daré;,  para  siempre  no  tendrá  sed*: 
mas  el  agua  que  yo  le  daré,  será  en  él 
una  fuente  de  agua  qne  salte  •  para  Tida 
eterna. 

19  La  mujer  le  dice:  Seilor,  dame 
esta  agua,  para  que  yo  no  tenga  «ed,  ni 
Tenga  acá  a  sacarta. 

19  Jesús  le  dice :  Vé,  llama  á  tu  ma- 
rido, y  vén  acá. 

17  Respondió  la  mujer  y  dijo:  No  ten- 
go marido.  Dicele  Jesús :  Bien  has  di- 
cho :  No  tengo  marido : 

18  Porque  cinco  maridos  has  tenido; 
y  el  que  ahora  tienes,  no  es  tu  marido  : 
esto  has  dicho  con  verdad. 

19  Dícele  la  mujer:  SeSor,  pereeeme 
que  tif  eres  profeta  li. 

90  Nuestros  padres  adoraron  eñ  este 
monte';  y  vosotros  decís,  que  en  Jera- 
salem  es  el  lugar  donde  es  necesario 
adorar»*. 

81  Dicele  Jesús:  Mujer,  créeme,  que 
la  hora  viene,  cuando  ni  en  este  monte, 
ni  en  Jenuaiem  adoraréis  al  Padre  *. 

99  Vosotros  adoráis  lo  que  no  sabéis  • : 
nosotros  adoramos  lo  qne  sabemos ;  por- 
que la  salud  viene  de  los  Judíos/». 

93  Mas  la  hora  viene,  y  ahora  es,  cu- 
ando los  verdaderos  adoradores  adorarán 
al  Padre  en  espíritu  y  en  verdad  f;  por- 
que también  «  Padre  tales  adoradores 
busca  que  le  aderen. 

94  Dios  es  -Espíritu  r,  y  los  que  le  ado- 
ran, en  espíritu  y  en  verdad  es  necesario 
que  adoren. 

95  Dícele  la  mujer :  Yo  té  que  el  Me- 
sías ha  de  venir,  ei  cual  se  dice  el 
Cyristo :  cuando  él  viniere,  nos  declarará 
todas  las  cosas. 

98  Dlcele  Jesús:  Yo  soy,  que  hablo 
contigo  «. 

97  V  en  esto  vinieron  sus  discípulos, 
y  maravilláronse  de  que  hablaba  con 
aquella  mujer ;  mas  nioguno  le  dijo.: 
¿  Qué  pregiintas  ?  ó  ¿  Qué  hablas  con 
ellaP 

98  Entonces  la  mtijer  dejó  su  cAntaro, 
y  fué  á  la  ciudad,  y  dijo  á  aquellos  hom- 
bres: 

99  Venid,  ved  un  hombre  que  me  ha 
dicho  todo  lo  que  he  hecho  :  ¿  si  quizás 
es  este  el  Cristo  ? 

30  Entonces  salieron  de  la  ciudad,  y 
vinieron  á  él. 

81  Entre  tanto  los  discípulos  le  roga^ 
ban,  diciendo :  Ral>í,  c<Mne. 

89  Y  él  les  dijo :  To  tengo  una  comida 
que  comer,  que  vosotros  no  sabéis. 

38  Entonces  los  discípulos  decían  el 
uno  al  otro :  ¿  Si  le  habrá  traído  alguien 
de  comer  ? 

84  Díceles  Jesús :  Mi  comida  es,  que 
2^0  haga  la  voluntad  del  que  me  envió  <, 
y  que  acabe  su  obra  v. 

35  ¿  No  decís  vosotros,  aun  hay  cuatro 
meses  hasta  que  llegue  la  siega  ?  Hé 
aquí  yo  os  digo:   Alzad  vuestros  ojos, 

Í  mirad  las  regiones,  porque  ya  están 
laucas  para  la  siega*. 
80  Y  el  que  siega,  recibe  salario,  y  allega 
fíruto  para  vida  eterna :  para  que  el  que 
siembra  también  goce,  y  el  que  siega  '. 


87  Porque  en  esto  es  el  dicho  verda- 
dero :  Que  uno  es  ei  que  siembra,  y  otro 
es  el  que  siega. 

88  Yo  os  he  enviado  á  segar  lo  que  tos- 
otros  no  labrasteis:  otros  labraron jf,  y 
vosotros  habéis  entrado  en  sos  labores. 

89  Y  muchos  de  los  Samaritanos  de 
aquella  ciudad  creyeron  en  él  por  la  pa- 
labra de  la  mujer  que  daba  testimonio 
diciendo»:  Que  me  dijo  todo  lo  que  he 
hecho. 

40  Viniendo  pues  los  Samaritanos  á  él, 
robáronle  que  se  quedase  allí :  y  se  que- 
dó allí  dos  dias. 

41  Y  creyeron  muchos  mas  por  la  na- 
Ubrade  él.  «-         r- 

49  Y  dedan  á  la  mqjer:  Ya  no  cre- 
emos por  tu  dicho;  porque  nosotros 
mismos  hemos  oido,  y  sabemos  que 
verdaderamente  este  es  el  Salvador  del 
mundo,  el  Cristo  •. 

43  ^  Y  dos  dias  después  salió  de  allí. 
y  fliese  á  Galilea. 

44  Porque  el  mismo  Jecus  dio  testl 
monio,  que  el  profeta  en  su  tierra   no 
tiene  honra  b. 

45  Y  como  vino  á  Galilea,  los  GaliUos 
le  recibieron,  vistas  todas  las  cosas  que 
habla  hecho  en  Jenuaiem  en  el  dia  de 
la  fiesta  c:  porque  también  eUos  habian 
ido  á  la  fiesta rf. 

46  5  Vino,  pues,  Jesús  otra  ves  á 
Cana  de  Galik^a,  donde  habla  hecho  el 
vino  del  agua  • :  y  habia  en  Capemaum 
uno  del  rey,  cuyo  hijo  estaba  enreimo. 

47  Este,  como  oyó  que  Jesús  venia  de 
Judáa  á  Galilea,  ftie  á  él,  y  rogábale 
que  descendiese,  y  sanase  su  h^o  ;  por- 
que se  comenzaln  á  morir. 

48  Entonces  Jesús  le  dijo:  Si  no  vi- 
ereis séllales  y  milagros,  no  creeréis/. 

49  £1  del  rey  le  dijo :  Señor,  desciende 
antes  que  mi  hijo  muera. 

60  Dícele  Jesús :  Vé,  tu  hjjo  vive'. 
Y  el  hombre  crevó  á  la  palabra  que 
Jesús  le  dije,  y  se  rae. 

51  Y  cuando  ya  él  descendía,  los  rier- 
vos  le  salieron  á  recibir,  y  le  dieron 
nuevas  diciendo :  Tu  hijo  vive. 

59  liUitónces  él  Jes  preguntó  á  qud  hora 
comenzó  á  «star  mejor.  Y  d^éronle : 
Ayer  á  las  siete  le  d^ó  la  fiebre. 

58  Kl  padre  entonces  entendió,  que 
aquella  hora  era  cuando  Jesús  le  dijo  : 
Tu  h^o  vive4:  y  creyó  él  y  toda  sa 
casa'. 

54  Esta  segunda  se&al  volvió  Jcsas  á 
hacer  cuando  vino  de  Judéa  á  Galilea. 

CAPITULO  V. 
Jmuj  tura  al  paraUtieo  da  la  piteima.   Lo» 
Judfos  U  ctdumnian  por  ttt»  müa^r»  t  pot 
Señor  alega  contra  diot  d  «»  favor  t»$H 
monio»  irr^'rcígalU*. 

DESPUÉS  de  estas  cosas,  era  un  dia 
de  fiesta  de  los  Judíos*,  y  subió 
Jesús  á  Jenisaiem. 

9  Y  hay  en  Jerusaiem  á  la  puerta  dd 
Ganado  un  estanque,  que  en  Hebráicso 
es  llamado  Beth-esdaj,  el  cual  tiene 
cinco  portales. 

8  En  estos  yacia  ^ande  multitud  de 
enfermos,  ciegos,  cojos,  secos,  qne  esta- 
ban esperando  |  el  movimiento  del  aipia. 

4  Porque  un  ángel  descendía  á  detto 
tiempo  al  estanque,  y  revolvía  f  el  agua : 
y  el  que  primero  descendía  en  el  estan- 
que des)>ues  del  movimiento  del  agua, 
era  sano^  de  cualquiera  enfbrmedad  que 
tuviese. 

5  T  estaba  allí  un  hombre,  qne  habla 
treinta  y  ocho  afios  que  estaba  enftrnwc. 

9  Oomo  Jesús  vló  á  este  echado,  y  en- 
tendió que  ya  habia  mucho  tiempo,  dí- 
cele :  ¿  v¿uieres  ser  sano  ? 


riM.Ul 


■«r.»      I 


•Os».  17.1 
liuai 
14. 


1 


kSIat.U:7. 
Mar.  &4. 
La.  i.  31. 

•Oip.lZt. 

rfDsa.l«.l«. 


«Csftll. 
11. 


/100.1.a. 


rMatlU 

Mar.  7.* 

90. 

La.  17.  ti 


I 

fc  SaL  ler.     I 

t'HedLlfc    I 
S4. 
7I&8. 


•  Ospizn. 
Lev.  as.  a. 


tKttaOi- 

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»Ex.47.S.l 

aacU.1 
'La.S.41 


SL 


S.  JUAN,  VI. 


▲.D.Sl. 


).& 


14, 


7  SeÜor,  le  rapondlú  el  enfermo,  no 
tengo  hombre  que  me  meta  en  el  estan- 
que, cuando  el  agua   ftiere  revuelta; 

Erque  entre  tanto  que  yo  vengo,  otro 
tes  de  mi  ha  descendido. 

8  Diocle  Jesús:  LevAntate,  toma  tu 
lecho,  j  anda'. 

9  T  lucso  a^uel  hombre  fuá  sano,  y 
tomó  su  lecho,  6  Ibaae :  y  era  8&baido 
aquel  dia*. 

10  Entdneei  los  Jadíoa  decian  á  aquel 
que  habla  lido  sanado :  Sábado  es,  no  te 
es  lícito  llevar  tu  lecho/. 

11  Respondióles:  El  que  me  aanó,  él 
mismo  me  d^o:  Toma  tu  lecho,  y 
anda. 

18  Preguntáronle  entonce» :  ¿  Quién 
es  el  que  te  djjo:  Toma  tu  lecho,  y 
anda? 

13  Y  el  que  habla  sido  sanado,  no 
sabia  quien  fliese;  porque  Jesús  se  ha- 
bía apartado  de  la  gente  que  estaba  en 
aquel  lugar. 

14  Después  le  halló  Jesús  en  el  templo, 
j  d(jole :  Hó  aquí,  has  sido  sanado :  no 
peques  mas  jTi  porque  no  te  venga  alguna 
cosa  peor. 

15  Él  se  fué  entáncett  y  dio  aviso  á  los 
Judíos,  que  Jesús  era  el  que  le  babia 
sanado. 

Id  V  por  esta  causa  los  Judíos  perse- 
guían á  Jesús,  y  procuraban  matarle, 
porque  hacia  estas  cosas  en  Sábado. 

17  ^  Y  Jesús  les  respondió :  Mi  Padre 
hasta  ahora  obra,  y  yo  obro  A. 

18  Entonces,  por  tanto,  mas  procura- 
ban los  Judíos  matarle,  porque  no  solo 
quebrantaba  el  Sábado,  sino  que  tam- 
bién á  su  Padre  llamaba  Dios,  hacién- 
dose igual  á  Dios  •'. 

19  Respondió  entonces  Jesús,  y  díjoles : 
De  cierto,  de  cierto  os  digo :  No  puede 
el  Hijo  hacer  algo  de  ai  mismo  *,  sino  lo 
que  viere  hacer  al  Padre;  porque  todo 
lo  que  él  hace,  esto  también  hace  el 
Hijo  juntamente. 

SO  Porque  el  Padre  ama  al  Hijo  t,  y  le 
nuestra  todas  las  cosas,  que  él  hace:  y 
nayores  obras  que  estas'  le  mostrará,  de 
uerte  que  vosotros  os  maravilléis. 

21  Porque  como  el  Padre  levanta  los 
luertos,  3  Ut  da,  vida,  así  también  el 
lijo  á  los  que  quiere  da  vidam. 

22  Porque  el  Padre  á  nadie  juzga,  mas 
>do  el  juicio  dio  al  Hijo», 

23  Para  que  todos  honren  al  Hijo  como 
}nran  al  Padre:  el  que  no  honra  al 
ijo,  no  honra  al  Padre  que  le  envió. 

'A  De  cierto,  de  cierto  os  digo  :  El  que 
e  mi  palabra,  y  cree  al  que  me  ha  en- 
ido,  tiene  vida  eterna  o,  y  no  vendrá 
condenación,  mas  pasó  de  muerte  á 
la/». 

5  De  cierto,  de  cierto  os  digo :  Vendrá 
ra,  j  ahora  es,  cuando  los  muertos? 
ín  la  voz  dd  Mijo  de  Dios ;  y  los  que 
ren,  vivirán  r, 

>  Porque  como  el  Padre  tiene  vida  en 
-nismo,  así  dio  también  al  Hijo  que 
iese  vida  en  si  mismo  «. 

Y  también  le  dio  poder  de  hacer 
io  t,  en  cuanto  es  el  H^o  del  hom- 

No  o»  maravilléis  de  esto;  porque 
Irá  hora,  cuando  todos  los  que  están 
3S  seijulcros  oirán  su  voz ; 
"Y  los  que  hicieron  bien,  saldrán  á 
rxeccion  de  vida:  mas  los  que  hl- 
»n  mal,  &  resurrección  de  condena- 
«». 

"No  puedo  yo  de  mí  mismo  hacer 
'  :  como  oigo,  juzgo,  y  mi  Juicio  es 

;  porque  no  busco  mi  voluntad, 
la  voluntad  del  que  me  envió,  del 
e*. 


81  Si  yo  doy  testimonio  de  mí  mismo, 
mi  testimonio  no  es  verdadero  jr. 

88  Otro  es  el  que  da  testimonio  de  mí  * ; 
y  sé  que  el  testimonio  que  da  de  mí,  es 
verdadero. 

83  Vosotros  enviasteis  á  Juan,  y  él  dio 
testimonio  á  la  verdad*. 

84  £m))ero  yo  no  tomo  el  testimonio 
de  hombre:  mas  digo  esto,  para  que 
vosotros  seáis  salvos  b. 

86  El  era  antorcha  que  ardia,  y  alum- 
braba ;  y  vosotros  quisisteis  recrearos 
por  un  poco  á  su  luz  e. 

86  Mas  yo  tengo  mayor  testimonio  que 
el  de  Juan:  porque  las  obras  que  el 
Padre  me  dio  que  cumpliese',  tt  á  sa- 
ber, las  mismas  obras  que  yo  ha^,  dan 
testimonio  de  mí  que  el  Padre  me  haya 
envfado  «. 

87  Y  el  q,ue  me  envió,  el  Padre,  él  ha 
dado  testimonio  de  mi.  Ni  nunca  habéis 
oido  su  voz,  ni  habéis  visto  su  parecer/; 

38  Ni  tenéis  su  palabra  permanente  en 
vosotros :  porque  al  que  el  envió,  á  este 
vosotros  no  creéis. 

89  EsGudriSad  lat  Escrituras  y;  porque 
á  vosotros  os  parece  que  en  ellas  tenéis 
la  vida  eterna,  y  ellas  son  las  que  dan 
testimonio  de  mí  K 

40  T  no  queréis  venir  á  mí,  para  que 
tengáis  vida  >. 

41  Gloria  de  los  hombres  no  recibo  &. 
43  Mas  yo  os  conozco,  que  no  tenéis 

amor  de  Dios  en  vosotros. 

43  Yo  he  venido  en  nombre  de  mi  Pa- 
dre, y  no  me  recibís :  d  otro  viniere  en 
su  propio  nombre,  á  aquel  recibiréis  1. 

#1  ¿  Cómo  podéis  vosotros  creer,  pues 
tomáis  la  gloria  los  unos  de  ios  otros  "*, 
y  nu  buscáis  la  gloría  que  de  solo  Dios 
viene»?" 

45  No  penséis  que  yo  os  tengo  de  acu- 
sar delante  del  Padre:  hay  quien  os 
acusa;  Moisés,  en  quien  vosotros  es- 
peráis o. 

46  Porque  si  vosotros  creyeseis  á  Moi- 
sés, creeríais  á  mí;  porque  de  mi  escri- 
bió él  j?. 

47  Y  si  á  sus  escritos  no  creéis,  ¿  como 
creeréis  á  mis  palabras  9  ? 

CAPITULO  VI. 
MutUpUea  Jtnu  lo»  pane».  Huye  de  lo»  mu 
le  querían  hacer  rey.  Camina  »ohre  la» 
ola»  del  mar.  Entena  qtu  ti  ea  el  pan  de 
vida  para  lo*  verdadero»  creyente».  Pre- 
dice la  traición  de  Judat. 

PASADAS  estas  cosas,  ñiése  Jesús  de 
la  otra  parte  de  la  mar  de  Galilea, 
que  et  de  Tiberias. 

5  Y  seguíale  grande  multitud,  porque 
velan  sus  señales  que  hacia  en  los  en- 
fennos. 

3  Y  subió  Jesús  á  un  monte,  y  se 
sentó  allí  con  sus  discípulos. 

4  T  estaba  cerca  la  Pascua,  la  fiesta 
de  los  Judíos. 

6  Y  como  alzó  Jesús  los  ojos,  y  vio  que 
habia  venido  á  él  grande  multitud,  dice 
á  Felipe* :  ¿  De  donde  compraremos  pan 
para  que  coman  estos  ? 

6  Mas  esto  decía  para  probarle ;  porque 
él  sabia  lo  aue  había  de  hacer. 

7  Respondióle  Felipe :  Doscientos  de- 
natíos  de  pan  no  les  bastarán  b,  para 
que  cada  uno  de  ellos  tome  un  poco. 

8  IMcele  uno  de  sus  discípulos,  Andrés, 
hermano  de  Simón  Pedro : 

9  Un  muchacho  está  aquí  que  tiene 
cinco  panes  de  cebada  y  dos  pececillos ; 
¿  mas  qué  es  esto  entre  tantos  ? 

10  Entonces  Jesús  dijo :  Haced  recos- 
tar la  gente.  Y  habia  mucha  yerba  en 
aquel  lugar :  y  recostáronse  como  nume- 
ro de  cinco  mil  varones. 


r  Gap.  8. 11. 
'Cap.  8. 18. 


•Cap.  1.7, 
83. 

i  Cap.  aa  SI. 


«Hatai.ae. 

d  Gap.  17. 4. 


•Cap.ia»!. 
Haok.a.2a. 

/  Cap.  1. 1& 
De.  4. 1% 
1TL&1«. 


9  is.  8.  ao. 

784.18. 

Ln.  16.  99. 

a  Ti.  3.  15, 

16. 
ALn.24.37. 

IPed.  1. 

10, 11. 
t  Gapb  8. 19. 
i  ver.  S4. 

lTBa.S.e. 

<Hat.a4.». 
aTeB.3.4. 

"Cap.ia.48. 

»  Bo.  ai  10, 


»  Eo.  a.  12. 


J>  Gen.  a  15. 
De.  18. 16, 
18. 
Hedí.  26. 

23,  as. 

<Ln.  16.81. 


•MaU4.H 

etc. 

Mar.  6. 84, 

etc. 

La.  9. 12. 

etc. 
»  Nu.  11.  81, 

aa. 

aBe7.4.48. 


I 


A.I>.  81. 


8.  JT7AK,  VI. 


A.D.n. 


«N«.8. 10. 


iil>e.l8.15, 
18. 
C»p.l.2I. 

•Gsp.U.86. 

/Mat.14.». 
K*r.e.é7, 
«la 


'Maor.ts. 


r.U. 


iw.94.68. 

t  Ii.  4¿  1. 
aPed.1.17. 


■"IJauC 
3S. 
>MaUS.a8. 

ICO.L22. 

•Ex.  l&IS. 

Ka.  U.  7. 

1  Co.  10. 8. 
'  Ve.  9.  IS. 

Sd.78.a4. 
>6a.4.4. 

«' ver.  48, 68. 


11  Y  tomó  Jesos  aquellos  panes,  j  ha- 
biendo dado  gracias,  repartió  á  los  dis- 
cípulos, 7  los  discípulos  á  los  que  esta- 
ban recoittados:  asunismo  de  los  peces 
cuanto  querían. 

18  Y  como  flieron  saciados,  d^o  á  sus 
discípulos :  Recoged  los  pedazos  que  han 
quedado,  porque  no  se  pierda  nada  «. 

18  Oogiercm  pues,  é  hinchieron  doce 
cestas  de  pedazos  de  los  cinco  pones  de 
cebada,  que  sobraron  á  los  que  habían 
comido. 

14  Aquellos  hombres  entonces,  como 
▼ieron  la  seflal  que  Jesús  había  hecho, 
decían :  Este  Teniadenmiente  es  el  Pro- 
feta, que  habia  de  venir  al  mundo  i. 

16  ^  Y  entendiendo  Jesús  que  habían 
de  venir  pera  arrebatarle,  y  hacerle  rey  «, 
volvió  á  retirarse  al  monte,  ól  solo. 

16  Y  como  se  hizo  tarde,  descendieron 
sus  discípulos  i  la  mar/, 

17  Y  entrando  en  un  barco,  venían  de 
la  otra  parte  de  la  mar  hacia  Caper- 
naum.  í  era  ja  oscuro,  y  Jesús  no 
habia  venido  á  ellos. 

18  T  levant&baae  la  mar  con  nn  gran 
viento  que  soplaba  y. 

19  Y  como  hubieron  navegado  como 
veinte  y  cinco  ó  treinta  estadios,  ven  á 
Jesús  que  andaba  sobre  la  mar,  y  se  a- 
eereaba  al  barco :  y  tuvieron  miedo. 

80  Has  él  les  dijo :  Yo  soy,  no  tengáis 
miedo  i. 

81  Ellos  entonces  gustaron  recibirle  en 
el  barco :  y  luego  el  bajel  11^  á  la  tierra 
donde  Iban. 

88  Y  El  día  siguiente,  la  gente  que 
estaba  de  la  otra  parte  de  la  mar,  como 
vio  que  no  habia  allí  otra  navecilla  sino 
una,  en  la  cual  habían  entrado  sus  dis- 
cípulos, y  que  Jesús  no  habia  entrado 
con  sus  discípulos  en  ella,  sino  que  sus 
discípulos  se  nabian  ido  solos, 

88  V  que  otras  navecillas  habian  arri- 
bado  de  Tiberías  Junto  al  lugar  donde 
habían  comido  el  pan,  después  de  haber 
el  Selknr  dado  gracias  •', 

84  Como  vio  pues  la  unte  que  Jesús 
no  estaba  allí,  ni  sus  mscípnlos,  entra- 
ron ellos  también  en  las  navecillas,  y 
vinieron  á  Oapemaum  buscando  á  Je- 
sús. 

86  Y  hallándole  de  la  otra  parte  de  la 
mar,  d^éronle :  Rabí,  ¿  cuando  llegaste 
acá? 

86  5  Respondióles  Jesús,  y  dijo :  De 
cierto,  de  cnerto  os  digo  que  me  buscáis, 
no  porque  habéis  visto  las  señales,  sino 
porque  comisteis  el  pan,  y  os  hartasteis. 

87  Trabajad,  no  for  la  comida  que  pe- 
rece, mas  for  la  comida  que  á  vida  eter- 
na permanece  *,  la  cual  «  H^o  del  hom- 
bre os  dará:  porque  á  este  sefialó  d 
Padre,  e«  d  HOttr,  Dios  /. 

88  Y  dijéronle:  ¿Qué  haremos  para 
que  obremos  las  obras  de  Dios  ? 

89  Respondió  Jesús,  y  díjoles :  Esta  es 
la  obra  de  Dios,  que  creáis  en  el  que 
él  ha  enviado  «•. 

80  Dijáronle  entonces:  ¿Qué  señal, 
pues,  haces  td  »,  para  que  veamos,  y  te 
creamQs  ?  ¿  Qué  obras  7 

31  Nuestros  padres  comieron  el  maná 
en  el  desierto  •,  como  está  escrito :  Pan 
del  cielo  les  dio  á  comer  ^. 

88  Y  Jesús  les  dijo :  De  cierto,  de  cierto 
os  digo,  71M  no  os  dio  Moisés  pan  del 
cielo ;  mas  mi  Padre  os  da  el  reidadeto 
pan  del  cielo  %. 

88  Porque  el  pan  de  Dios  es  aquel  au* 
descendió  del  cielo,  y  da  vida  al  mundo''. 

84  Y  d^éronle :  Señor,  danos  siempre 
este  pan. 

85  Y  Jesús  les  di]o :  Yo  soy  el  pan  de 
vida:  el  que  á  mi  viene,  nunca  tendrá 


.. 


el 

y 


hambre ;  y  el  que  en  mi  eiee,  no  tea 
drá  sed  jamas*. 

88  Mas  ya  os  he  dicho  que,  aunque  me 
habéis  visto,  no  me  creéis  (. 

87  Todo  lo  que  el  Padre  me  da,  ven- 
drá á  mi « ;  y  al  que  á  mí  viene,  no  fe 
echo  fuera*. 

88  Porque  he  descendido  del  délo,  no 
para  hacer  mi  voluntad,  mas  la  volun- 
tad del  que  me  envió'. 

89  Y  esta  es  la  voluntad  dd  que  me 
envió,  «t  á  táber,  del  Padre :  Que  todo 
lo  que  me  diere,  no  pierda  de  ello',  sino 
que  lo  resucite  en  d  día  postrero. 

40  Y  esta  es  la  voluntad  del  que  me 
ha  enviado:  Que  todo  aquel  que  ▼«  al 
Hijo,  y  cree  en  él,  tenca  vida  eterna*; 
y  yo  le  resucitaré  en  ri  día  postrero*. 

41  Murmuraban  entonces  de  él  los 
Judíos,  porque  habla  dicho :  Yo  soy  el 
pan  que  descendí  del  cielo. 

48  Y  decían :  ¿  No  es  este  Jesns,  el 
hijo  de  José  i,  cuyo  padre  y  madre  no^ 
otros  conocemos  P  ¿  Oómo,  pnes,  <Uoe 
este :  Del  cielo  he  descendido  ? 

48  T  Jesús  respondió,  y  dijoles:  Ne 
murmuréis  entre  vosotros. 

44  Ninguno  puede  venir  á  mi,  si 
Padre,  que  me  envió,  no  le  trajo» « 
yo  le  resucitaré  en  el  día  postrero. 

45  Escrito  está  en  los  Profetas^: 
serán  todos  enseñados  de  Dios:  asi 
todo  aquél  que  oyó  del  Padre,  y 
dio,  viene  á  mí. 

46  No  que  alguno  haya  visto  al  Padre*, 
sino  aquel  que  vino  de  Dios;  cate  ha 
visto  al  Padre/. 

47  De  cierto,  de  cierto  os  digo:  El  qoe 
cree  en  mí,  tiene  vida  eterna;. 

48  Yo  soy  el  pan  de  vida  A. 

48  Vuestros  padres  comieron  él  maná 
en  el  desierto,  y  son  muertos. 

60  Este  es  el  pan  que  desciende  AA 
cielo,  para  que  el  que  de  él  comiere,  no 
muera'. 

51  Yo  soy  el  pan  vivo  que  ha  descen- 
dido del  délo :  si  alguno  comiere  de  este 
pan,  vivirá  para  síempve:  y  el  pan  qoe 

?'o  daré  es  mi  carne,  la  cual  yo  daré  por 
a  vida  del  mundo  ^. 

A8  Entonces  los  Judíos  contendían  en- 
tre sí,  dldendo :  ¿  Oómo  puede  este  dar- 
nos tu  carne  á  comer/  ? 

S8  Y  Jesús  les  di}o:  De  dcrto,  de  cier- 
to os  digo  fue  si  no  comiereis  la  carne 
del  Hijo  del  hombre,  y  bebierds  sn  san- 
gre m  no  tendréis  vida  en  vosotros. 

54  El  que  come  mi  carne,  y  bebe  nñ 
sangre,  tiene  vida  eterna;  y  yo  le  resu- 
citaré en  el  dia  postrero  ». 

55  Fonjue  mi  came  verdaderamcote 
es  comida ;  y  mi  sangre  verdaderamente 
es  bebida. 

66  El  que  come  mi  carne,  y  bebe  mi 
sangre,  en  mí  permanece,  y  yo  en  é(  •. 

57  Como  me  envió  el  Padre  viviente, 
y  yo  vivo  por  el  Padre,  asimismo  ti  qoe 
me  come,  él  también  vivirá  por  mi. 

58  Este  es  d  pan  que  descendió  dd 
cielo:  no  como  vuestros  padres  eomie- 
ron  d  maná,  y  son  muertos;  d  que 
come  de  este  pan,  vivirá  eternamente^. 

69  Estas  oosas  d^o  en  la  sinagoga  en- 
señando en  OapernJaum. 

00  ^  Y  muchos  de  sus  discipoloa  oyén- 
dolo, dijeron  :  Dura  es  esta  palabaa;  ig 
quien  la  puede  oirf  ? 

61  Y  sabiendo  Jesús  en  sí  mismo  qoe 
sus  discípulos  murmundian  de  esto,  di> 
joles :  ¿  Ksto  os  escandaliza  ? 

08  ¿  Y  si  viereb  al  HUo  dd  hembie 
que  sube  donde  estaba  prtmero'  ? 

es  El  Espíritu  es  el  que  da  vida*;  la 
came  nada  aprovecha :  las  palahna  qot 
yo  os  hablo,  son  espíritu,  y  son  vida. 


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.8.80. 
2.4. 

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1.8.191 


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.9.18. 


1S.54. 


.8.38. 
i9. 
18.  S8. 


M  Mm  haj  tlgaiuM  da  rmatná  qu« 
no  enen.  Porqn*  Jcius  dente  «1  prlnol- 
pió  aabia  quienei  enn  Im  qiM  no  ora* 
iin  (» 7  qvlen  l«  haMa  de  entreger. 

85  Y  dijo  I  Por  ato  e*  he  dloho  •  q«a 
nin^Do  puede  venir  á  mí,  si  no  le  ftieva 
dado  de  mi  Padre. 

48  Y  Detde  etlo  mnoboa  de  nía  dlael- 
palos  volvieron  atrAs  *,  y  ya  no  andaban 
con  él. 

9T  Dijo  entonces  Jeaaa  á  loa  dooat 
¿  Qnavela  Toaotroa  fama  tamMen  ? 

d8  Y  respondióle  Simón  Pedro :  ¿  Se- 
Bor,  á  qnién  Mmos  ?  Tú  tianea  pala- 
braa  de  vida  eterna'. 

6i  T  nosotroa  erecmoa  j  eonooemoa 
que  td  eres  el  Cristo,  el  U^  da  Dios 
hiriente  y. 

70  Jesús  les  respondió:  ¿  No  he  esoo- 
gido  JO  á  vosotros  dooe,  j  el  uno  de 
vosotros  es  diablo  «  ? 

71  Y  hablaba  de  Jadas  Iscariote,  k^fo 
de  Simón;  porque  esto  era  el  que  le 
había  de  entregar,  el  oual  era  uno  de 
loa  doccw 

CAPITULO  VII. 
ra  Jtmu  4  /«nuslrm  por  te  jMta  dt  let  tt^ 
btntátuto»!  «rntüa  tn  H  Umploi  anuba 
^MeoeUimamtmte  la  nriktt  é$  §u  «míini  f 
ioeirima,  f  «Hda  «I  •artaan  d»  Im  (¡u*  «*• 
mUm  á  prMuUrU.    Nieodtmo  U  dtfiñtdt, 

Y  PASADAS  estas  oosas,  andaba 
Jesús  en  Galilea:  que  no  quería 
andar  en  Judéa,  porque  los  Judíos  pite 
curaban  matarle. 

5  5  Y  estaba  cerca  la  fiesta  de  loa 
Jndios,  la  de  los  tabemáenlos*; 

3  Y  dijéronla  sus  hermanos  h :  Pisate 
de  aquí,  7  "véte  á  Jadea,  pava  que  tam- 
bién tus  discípulos  vean  las  obras  que 

4  Que  ninguno  que  procura  ser  elaro, 
haoe  algo  en  oculto,  éi  estas  oosas  ha- 
oea,  manifi^atate  al  mundo. 

9  Porque  ni  aun  sus  hetmanes  ereían 
«Dél«. 

6  Dfoelas  entóncea  Jesús:  Mi  tiempo 
aon  no  ha  venido';  mas  vnestro  tiempo 
siemore  est¿  presto. 

7  Mo  puede  el  mundo  abonreoeros  á 
vosotros ;  mas  á  mí  me  aborrece  «,  por^ 
que  yo  doy  testimonio  de  él,  que  sus 
obras  son  malas/. 

8  Vosotros  subid  á  esta  fiesta :  yo  no 
aabo  aun  á  esta  fiesta ;  porque  mi  tiempo 
aon  no  es  cumnlido. 

9  Y  habiéndoles  dicho  eato,  quedóse  en 
Ctaliléa. 

10  Maa  oomo  ans  hermanea  hubieron 
subido,  entónoes  él  también  subió  á  la 
fiesta,  no  manifiestamente,  sino  oomo 
en  secreto. 

11  5  Y  busc&banle  los  Judíos  en  la 
fiesta',  y  dedan:  ¿  Dónde  aatá  aquel  ? 

IS  Y  habla  grande  murmullo  de  él  cn- 
tie  la  gente;  poique  uaoa  decían :  Bueno 
ea.  Y  otros  dedan:  No,  antes  engaña 
laa  gentasA. 

13  Mas  ningano  hablaba  abiertamente 
de  élMNV  miedo  de  los  Judíos. 

14  Yal  medio  de  la  fiesta  subió  Jesús 
al  templo,  y  enseñaba. 

15  Y  maravillábanse  los  Judíos',  di- 
ciendo :  i  Cómo  sabe  este  letras,  no 
habiendo  aprendido  ? 

10  Beapondióles  Jesús,  y  dijo :  Mi  doo- 
tiina  no  es  mia,  sino  de  aquel  que  me 
envió*. 

17  El  Que  quisiere  hacer  su  voluntad', 
oonoeera  de  la  doctrina  si  viene  de  Dios, 
ó  ai  yo  liablo  de  mi  mismo. 

18  Ei  que  habla  de  si  mismo,  propia 
gloria  busca :  mas  el  que  busca  la  gloria 
del  que  le  envió,  esto  es  verdadero,  y  no 
hay  en  «1  lajustioia. 


1»  ¿  No  es  dio  Motsaa  la  ley»,  y  nin- 
guno de  veaotroa  haoe  la  tey»  ?  ¿  Por 
qué  me  pteonraia  matar  •  ? 

90  Respondió  la  gento,  y  dijo :  Demo- 
nioi*  tianes  t  i  qnién  to  proouia  matar  ? 

91  Jesús  respondió  y  d(joIes :  Una  obra 
hioe,  y  todos  os  maravilláis. 

98  Cierto  Moiaéa  ea  díó  la  eireonol- 
sion9,  (no  porque  sea  de  Moisés,  mas 
de  los  padrear,)  y  en  Sábado  oirounei- 
dais  al  nombre. 

Sd  Si  recibe  el  hombre  la  circuncisión 
en  Sábado,  para  que  la  ky  de  Moisés  no 
sea  quebrantada,  ¿oa  enqtais  oonmlgo 
porque  en  Sábado  hice  sano  todo  un 
nombre*  f 

94  No  Joz^ela  según  lo  que  parece, 
mas  iusgad  justo  jukdo'. 

95  Dedan  entonces  unos  de  loa  de  Je- 
rusalem :  j  Ño  aa  este  al  que  busoan 
para  matarle  ? 

98  Y  hé  aquí,  habla  publicamente,  y 
no  le  dicen  nada :  ¿  Si  habrán  entendido 
verdaderamente  loa  principas,  que  esto 
es  el  Cristo  ? 

97  Mas  aate,  sabemos  de  donde  ese: 
y  cuando  viniere  el  Cristo,  nadie  sabrá 
de  donde  sea. 

98  Entonces  elamaba  Jesua  en  al  tem- 
plo enwfiando,  y  diciendo :  Y  á  mí  me 
conocéis,  y  sabds  de  donde  soy :  y  no 
he  venido  de  mi  mismo*;  mas  el  que 
me  envió  es  rerdadero'»»  al  cual  vos- 
otros no  conocéis'. 

99  Empero  yo.le  oonoaoos:  porque  de 
él  *oy,  y  éi  me  envió. 

30  Entonces  pnoiraban  prenderle «: 
mas  ningano  mietió  en  él  mano,  porque 
aun  no  habla  venido  su  horak. 

81  Y  machos  de)  pueblo  ereyeron  en 
él,  y  dedan:  ¿El  Cristo,  enando  vini- 
ere, hará  mas  señales  que  las  que  este 
hace? 

88  5  Los  Fariseos  oyeron  la  ganto  que 
Hurmi^eaba  de  él  estas  cosas  ¡  y  los 
príndpes  de  los  Sacerdotes  y  los  Fari- 
seos enviaron  servidorea  que  le  prendi- 
esen. 

88  Y  Jesús  les  d^os  Aun  an  poco  de 
tiempo  estaré  con  vosotros  e,  é  iré  al  que 
me  envió. 

34  Me  buscaréis,  y  no  km  hallaréis  <<; 
y  donde  yo  cataré,  vosotros  no  podréis 
venir. 

85  Entonces  los  Judíos  dUeron  entre 
sí :  i  Adonde  se  ha  de  ir  esto  que  no  le 
hallemos  ?  ¿Sehadeirálos  espard- 
dos*  entre  los  Griegos,  y  á  entonar  á  loa 
Griegos? 

36  i  Qué  dicho  es  este  que  dijo :  Me 
bttscaxtts,  y  no  m«  hallaréis :  y  donde  yo 
estaré,  vototros  no  podréis  veiür  ? 

37  Mas  en  el  postrer  dia  grande  de  la 
fiesta/,  Jesús  se  ponia  en  pié,  y  clamaba 
didendo :  Si  alguno  tiene  sed,  venga  á 
mí,  y  beba'. 

88  El  que  cree  en  mí,  como  dice  la  Es- 
critura *,  rica  de  agua  viva  correrán  de 
su  vientre. 

8»  (Y  esto  dijo  del  Espíritu  que  habian 
de  recibir  los  que  creyesen  en  él ' ;  pues 
aun  no  habla  venido  el  Espíritu  Bsüto, 
porque  Jesús  no  estaba  aun  glorificado.) 

40  Entonces  muchos  de  la  multitud, 
oyendo  este  dicho,  dedan:  Verdadera- 
mente este  es  d  profeta  ft. 

41  Otros  decían :  Este  es  el  Cristo.  Al- 

Snos  empero  dedan :  <■  De  Galilea  lia 
venir  el  Cristo'? 
49  (!  No  dioe  la  Escritura,  Que  de  la 
simiente  de  David*,  y  de  la  aldea  de 
Betlehem»,  de  donde*  era  David,  ven- 
drá el  Cristo  ? 

4S  Así  que  habla  disensión  entre  la 
gento  acerca  de  éli>. 


"Cap.  1. 17. 

Ga.  8. 19. 
"Bo.a.18. 

78. 10.19. 
•  Op.  5. 18, 

18. 

llat.U.14, 
r  Gap.  8.  48, 

58. 

y  10.90. 

<Le.ia.8. 
'000.17.10. 


'Cap.  6. 8, 9. 

(Qa.l.U^ 
17. 
Pr.  34.88. 


*  Cap.  5. 48. 
78.4a. 

■  Cap.  5. 81 

7  8.  26. 
'  Cap.  1. 18. 

78.55. 

•Cap.  10.15. 
KailLaz. 

•  Cap.  8. 87. 
Msr.11.18. 
La.  90.19. 

i  Cap.  8.  90. 


«Gap.  18.  as. 
7lfel8. 

é  Cap.  8.  2L 
Os.  5.  5. 


•  Is.  IL  11 
8«k«>.  L  1. 
lPBd.1.1. 


/La.  28.  98. 
'  Is.  55. 1. 

Ap.  99. 17. 
Ais.  44. 8. 
768.11. 

i  Cap.  18.  7. 
Joel  2. 28. 
Beek.S.17, 
83. 

h  Gap.  «L 14. 

De.  18.15, 

18. 
I  ver.  63. 

Cap.  1.  46. 
•SaLUS. 

11. 

Jar.  as.  8b 
«ML5.  2. 

L11.8.4. 
•  1 8a.  18. 

1.4. 
J>  Cap.  9. 18. 

71a  19. 


A.D.92. 


a  JUAN,  VIIL 


Í.D.S. 


fLn.4.a. 


•■Cap.13.4Z 
1  Go.  1.  36. 


'  C*p.  8.  3. 


t  D».  17. 8. 
Vr.  18.  la. 


I  EM*  MTM 

ylavMen 

pÜuloyüL 
1— U,  «10 
M  haltan 
en  «on'oi 


•Le.  30. 10. 


»  De.  ir.  7. 
Bo.  3.1,22. 


«  C«p.  &  14. 
40k|i.l.fi,9. 

*CspLl3.S5. 
4S. 

/  Okp.  &  81. 


'C«B.S.17. 
713.47. 


44  Y  alginiM  de  dio*  querían  prender- 
te; mas  ninguno  echó  lobre  él  manos. 

45  ^  Y  lo«  ministriles  vinieron  k  los 
principales  sacerdotes  y  á  los  Fariseos ; 
T  ellos  les  dijeron:  ¿  Por  qué  no  lo  tra- 
jlsteis? 

48  Los  ministriles  respondieron :  Nun> 
ca  ha  hablado  hombre  así  como  este 
hombre  hablad. 

47  Entonces  los  Fariseos  les  respondi- 
eron :  ¿  Estáis  también  vosotros  enga- 
fladoe? 

48  ¿  Ha  creído  en  él  alguno  de  los 
Principes,  d  de  los  Fariseos  r  ? 

4d  Mas  estos  comunales,  que  no  saben 
la  Ley,  malditos  son. 

fio  Díceles  Nicodemo,  (el  que  vino  á 
él  de  noche*,  el  cual  era  uno  de  ellos,) 

61  ¿JutgA  nuestra  ley  á  hombre,  si 
primero  no  oyere  de  él,  y  entendiere  lo 
que  ha  hecho '  ? 

fiS  Respondieron  y  dijéronle,  ¿  No  eres 
tü  también  Galiléo?  Escndriflia  y  vé 
que  de  Galilea  nunca  se  levantó  pro- 

A8  Y  B  ftiése  cada  vno  á  su  casa. 

CAPITULO  VIH. 

Libra  Jemu  d»  la  muerte  á  «na  mmjer  adél- 
tera  ton/uniUendo  á  $u*  aetuadore».  D*- 
clora  rf*  varia»  manera»  ur  H  Hijo  d$ 
IHo*t  «  el  Meeiat  prometMo;  y  re»p<mde 
con  oamirahU  mamedumlbre  A  la»  lia»- 
ftmia»  d»  loe  JudUa». 

YJE8US  se  fué  al  monte  de  las 
Olivas. 

8  Y  por  la  mañana  volvió  al  templo, 
y  todo  el  pueblo  vino  &  él ;  y  sentado  él, 
los  enseñaba. 

8  Entonces  los  Escribas  y  los  Fariseos 
le  traen  una  mi^er  tomada  en  adulte- 
rio ;  y  poniéndola  en  medio, 

4  Dicenle :  Maestro,  esta  rat^er  ha  si- 
do tomada  en  el  mismo  hecho,  adulte- 
rando; 

6  Y  en  la  ley  Moisés  nos  mandó  ape- 
drear á  las  talesa:  ¿Tif,  pues,  qué 
dices? 

6  Mas  esto  decían  tentándole,  para  po- 
derle acusar.  Empero  Jesús,  inclinado 
hacia  alM^o,  escribía  en  tierra  con  el 
dedo. 

7  Y  como  perseverasen  preguntándole, 
enderezóse,  y  d^oles:  £1  que  de  vos- 
otros esté  sin  pecado,  arroje  oontia  ella 
la  piedra  el  primero  b. 

8  Y  volvimdose  á  inclinar  hicia  ab^o, 
escribía  en  tierra. 

9  Oyendo  pues  ellos  etbt,  redargüidos 
de  la  conciencia,  salíanse  uno  &  uno, 
comenzando  desdíe  los  mas  vicios  hasta 
los  postreros;  y  quedó  solo  Jesús,  y  la 
mujer  que  estaba  en  medio. 

10  Y  enderezándose  Jesús,  y  no  vien- 
do á  nadie  mas  que  á  la  mujer,  dijole : 
¿  Mujer,  dónde  están  los  que  te  acusa- 
ban ?  i  ninguno  te  ha  condenado  ? 

11  Y  ella  dito:  Señor,  ninguno.  En- 
tonces Jesús  le  dijo:  Ni  yo  te  condeno: 
vete,  y  no  peques  mas  «. 

18  ^  Y  hablóles  Jesús  otra  vez,  dici- 
endo :  Yo  soy  la  luz  del  mundo  d :  el  que 
me  sigue,  no  andará  en  tinieblas,  mas 
tendrá  la  lumbre  de  la  vida*. 

18  Entonces  los  Fariseos  le  dijeron: 
Tü  de  tí  mismo  das  testimonio ;  tu  tes- 
timonio no  es  verdadero/. 

14  Respondió  Jesús,  y  d^oles:  Aunque 
yo  doy  testimonio  de  nu  mismo,  mi 
testimonio  es  verdadero;  porque  sé  de 
donde  he  venido,  y  adonae  voy:  mas 
vosotros  no  sabéis  de  donde  vengo,  y 
adonde  voy. 

15  Vosotros  s^un  la  carne  juzgáis: 
mas  yo  no  Juzgo  a  nadie  y. 


16  Y  si  yo  juzgo,  mi  Juido  es  vods- 
dero :  porque  no  soy  solo ;  sino  yo,  y  «I 
que  me  envió,  el  Padre*. 

17  Y  en  vueaítim  Ley  está  escrito  que  el 
testimonio  de  dos  hombres  es  veada- 
deroi. 

18  Yo  soy  el  que  doy  testimonio  de  mí 
mismo;  y  da  testimonio  de  mí  el  qae 
me  envió,  el  Padre*. 

19  Y  decíanle :  i  Dónde  está  tu  Padre  ? 
Responáiló  Jesús:  Ni  á  mí  «w  conócela, 
ni  á  mi  Padrea.  Si  á  mí  me  canodeads, 
á  mi  Padre  también  conocierais". 

80  Estas  palabras  habló  Jesús  en  el 
lugar  de  las  limosnas  n,  ensdlando  en  el 
templo ;  y  nadie  le  prendió,  porque  aun 
no  haUa  venido  su  ñora  o. 

81  ^  Y  d^oles  otra  vez  Jesús :  Yo  me 
voy,  y  me  buscaréis^,  mas  en  vuestro 
pecado  moriréis  f:  adonde  yo  voy,  vos- 
otros no  podéis  venir. 

88  Declan  entonces  los  Judíos:  ¿  Ha» 
de  matar  á  si  mismo,  que  flice :  Adonde 
yo  voy,  vosotros  no  podéis  venir  ? 

83  Y  decíales :  Vosotros  sois  de  alM)o, 
yo  soy  de  arriba;  vosotros  sois  de  este 
mundo,  yo  no  soy  de  este  mundo. 

84  Por  eso  os  dije  que  moriréis  en 
vuestros  pecados ;  porque  si  no  creyereis 
que  yo  soy,  en  vuestros  pecados  mori- 
réis r. 

85  Y  decíante:  ¿Tn,  quién  eres?  En- 
tonces Jesús  les  d\}o:  El  que  al  pilnciirio 
también  os  he  dicho. 

86  Muchas  cosas  tengo  que  decir,  y 
juzgar  de  vosotros :  mas  el  que  me  en- 
vió, es  verdadero*;  y  yo  lo  que  be  oido 
de  él,  esto  hablo  en  el  mundo. 

87  Mas  no  entendieron  que  él  les  ha- 
blaba del  Padn!. 

88  ^  Díjoles,  pues,  .Tesus :  Guando  te- 
vantálreis  al  Hijo  del  hombre*,  entonces 
entenderéis  que  yo  soy,  y  que  nada  hago 
de  mí  mismo  m  ;  mas  como  el  Padte  me 
enseñó,  esto  hablo. 

89  Porque  el  que  me  envió,  conmigo 
está:  no  me  ha  dejado  solo  el  Padre'; 
porque  yo,  lo  que  á  él  agrada,  hago 
siempre. 

80  Hablando  él  estas  cosas,  muchos 
creyeron  en  él'. 

81  Y  decía  Jesús  á  los  Judíos  que  le 
hablan  creido:  81  vosotros  permaneci- 
ereis en  mi  palabra,  aeréis  verdadera- 
mente mis  discípulos* ; 

82  Y  conoceréis  la  verdad,  y  la  verdad 
os  libertará*. 

33  ^  Y  respondiéronle:  Simiente  de 
Abraham  somos,  y  jamás  servimos  á 
nadie*;  ¿cómo  dices  td:  tserds  li- 
bres? 

34  Jesús  les  respondió :  De  cierto,  de 
cierto  os  digo  que  todo  aquel  que  hace 
pecado,  es  siervo  de  peoado«. 

85  Y  el  siervo  no  queda  en  casa  para 
siempre)':  moa  d  H^o  queda  para  si- 
empre. 

86  Así  que,  si  el  Hijo  os  libertare,  se- 
réis verdaderamente  libres*. 

87  Fo  sé  que  sois  simiente  de  Abta- 
ham;  mas  procuráis  matarme,  porque 
mi  palabra  no  cabe  en  vosotros. 

88  Yo,  hablo  lo  que  he  visto  cerca  de 
mi  Padre/;  y  vosotros  hacéis  lo  que 
habéis  visto  cerca  de  vuestro  padre. 

89  Respondieron,  y  dUéronle:  Nuestro 
padre  es  Abraham  9.  Díceles  Jesús :  Si 
tuerais  hijos  de  Abraham,  las  obras  de 
Abraham  harids*. 

40  Empero  ahora  procurds  matarme; 
hombre  que  os  he  hablado  la  verdad,  lí 
cual  he  ddo  de  Dios :  no  hizo  esto  A- 
bnham  •'. 

41  Vosotros  hacéis  las  obras  de  vuestro 
padre.   DUéronle  entonces  i  Nosotros  no 


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a  JUAN,  IX. 


A.D.82. 


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HalULSa. 
J1MB8.8. 

4.8. 
tcUo. 


Ieh.4.1£. 


JaaB4.6w 


:iia  7. 20. 
10.2a 


'*p.  &.  41. 
ift.ll.S6L 

kpLll.96. 


ip.  5.  81. 
tp.  17. 1. 


ih.  ILIO. 
IU23.1S. 


p.1.1,2. 
S.  14. 
.  1.  17. 
.21.  A. 


Í.11.  4. 
I.  11.  9. 


sonuM  nacidos  defomioacion:  un  padre 
teneoM»,  et  A  tobtr,  Dlot  ft. 

^  JesiM  entikices  les  dfjo:  Si  vuestro 
podre  fuera  Dios,  ciertamente  me  ama- 
ríais á  mi ;  porque  yo  de  Dios  he  salido, 
j  he  venido  t  que  no  he  venido  de  mi 
nüsmo,  mas  él  me  envió  i. 

45  ¿  Porqué  no  reconocéis  mi  len- 
gui\}e?  et  porque  no  podéis  oir  mi  pa- 
labra. 

44  Voeotroa  de  vvtttTro  padre  el  diablo 
sois»,  y  los  deseos  de  vuestro  padre 

Suereis  cumplir.  Él  homicida  ha  sido 
esde  ei  principio  ••;  y  no  permaneció 
en  la  verdad  «,  porque  no  hay  verdad  en 
él.  Guando  habla  mentira,  de  suyo 
habla ;  porque  es  mentiroso,  y  podre  de 
mentira  f. 

46  Y  porque  yo  digo  verdad»  no  me 
creéis. 

46  ¿  Quién  de  vosotros  me  redarguye 
de  pecado  j>  P  Pues  si  digo  verdad,  ¿  por 
qué  vosotros  no  me  creéis  ? 

47  £1  que  os  de  Dios,  las  palabras  de 
Dio*  oye:  por  esto  no  tes  oís  vosotros, 
porque  no  sois  de  Diosf. 

48  Respondieron  entonces  loa  Jndios, 
y  düt^'ronle :  ¿  No  decimos  bien  nosotros, 

Sue  td  eres  Samaritano,  y  jm  tienes 
emonio  r. 

49  Respondió  Jesús:  Yo  no  tengo  de- 
monio ¡  antes  honro  á  mi  Padre,  y  Vos- 
otros me  habéis  deshonrado. 

fiO  Y  no  busco  mi  gloria*:  hay  quien 
la  busque,  y  juwue. 

51  De  cierto,  de  cierto  os  digo,  que  el 
que  guardare  mi  palabra,  no  verá  muer- 
te para  siempre  (. 

62  Entonces  los  Judies  le  dijeron :  A- 
hora  conocemos  que  tienes  demonio. 
Abraham  murió,  y  los  Profetas  {  y  tü 
dices :  El  que  guardare  mi  palabra,  no 
gustarü  muerte  paca  siempre  «. 

58  ¿  Eres  tü  mayor  que  nuestro  padre 
Abraham.  el  cual  murió  ?  Y  los  Pro- 
fetas muñeron :  ¿  quién  te  hace*  &  ti 
mismo  ? 

64  Respondió  Jesús :  Si  yo  me  glorifico 
á  mi  mismo,  mi  gloria  es  nacu':  mi 
Padre  es  el  que  me  glorifica jr;  el  que 
Tosotros  decis  que  es  vuestro  Dios, 

65  Y  no  le  conocéis :  mas  yo  le  conoz- 
co ;  y  si  dijere  que  no  le  conozco,  seré 
conao  vosotros,  mentiroso:  mas  conóz- 
cole,  y  guardo  su  iMúabra. 

66  Abraham  vuestro  padre  se  gozó  por 
ver  mi  dia  :  y  te  vio  «,  y  se  gozó. 

67  Dijéronle  entóiices  los  Judíos :  Aun 
no  tienes  cincuenta  aflos,  ¿  y  has  visto  á 
Abraham  ? 

68  D^oles  Jesús ;  Dé  cierto,  de  cierto 
os  digo,  ¿ntes  que  Abraham  fuese,  >o 
soy». 

69  Tomaron  entonces  piedras  para  ti- 
rarle: mas  Jesús  se  encubrió,  y  salió 
del  templo,  atravesando  por  m«lio  de 
ellos,  y  así  se  fué. 

CAPITULO   IX. 

Va  viita  Jmob  d  «n  ciego  de  nacimiento. 
Murmuran  lo*  Fariiiot  de  ette  milagro,  y 
excomulgan  al  eieoo,  que  intlruido  por 
Je$u*,  cree  en  íl,y  le  aaora. 

Y  PASANDO  Jeiut,  vio  un  hombre 
ciego  desde  tu  nacimiento. 

S  Y  prntuntáronle  sus  discípulos,  di- 
ciendo :  Rabí,  ¿  quien  pecó,  este  o  sus 
padres,  para  que  naciese  ciego  ? 

8  Respondió  Jesús:  Ni  este  pecó,  ni 
sus  padres :  mas  para  que  las  obras  de 
Dios  se  manifiesten  en  él «. 

4  Conviéneme  obrar  las  obras  del  que 
me  envió,  entretanto  que  el  dia  dura  b  •. 
la  noche  viene,  cuando  nadie  puede 
obrar. 


5  Entretanto  que  estuviere  en  el  mundo, 
luz  soy  del  mundo  e. 

O  Esto  dicho,  escupió  en  tierra,  é  hizo 
¡  lodo  con  la  saliva,  y  untó  con  el  lodo 
'  sobre  los  q}os  del  ciego  d ; 
I    7  Y  díjole :  Vé,  lava  lot  ofot  en  el  estan- 
¡  que  de  8iloé«,  que  significa,  si  lo  inter- 

f «retares.  Enviado :  y  ftié  entonces,  y  Un 
avó,  y  volvió  viendo/, 
8  Entonces  los  vecinos,  y  los  que  intes 
le  hablan  visto  que  era  ciego,  decían: 
¿  No  es  este  el  que  se  sentaba,  y  men- 
digaba? 
O  Unos  decían :  Este  es ;  y  otros :  A  él 
se  parece.    Y  él  decia  :  Yo  soy. 

10  Y  dijéronle :  ¿  Cómo  te  fueron  abi- 
ertos los  ojos  ? 

11  Respondió  él,  y  dijo :  ÁQíttl  hombre 
que  se  llama  Jesús,  hizo  lodo,  y  me 
untó  los  qjos,  y  me  diio :  Vé  al  estanque 
de  Siloé,  y  lavaje.-  y  fui,  y  lavé  loa  (Qoe, 
y  recibí  la  vista. 

12  Entonces  le  dieron :  ¿  Dónde  está 
aquel  ?  Él  dijo :  No  lé. 

13  ^  Llevaron  á  los  Fariseos  al  que 
ánies  habla  sido  ciego. 

14  Y  era  Sábado  cuando  Jesús  habla 
hecho  el  iodo,  y  le  haliia  abierto  los 
o^os. 

15  Y  volviéronle  á  preguntar  también 
los  Fariseos  de  qué  manera  habia  reci- 
bido la  vista.  T  él  les  dijo:  Púsome 
lodo  sobre  los  ojos,  y  loe  lave,  y  veo. 

16  Entonces  unos  de  los  Fariseos  de- 
cían: Este  hombre  no  es  de  Dios,  que 
no  guarda  el  Sábado.  Otros  decían: 
c  Gúmo  puede  un  hombre  pecador  hacer 
estas  sefialesf  ?  Y  habia  disensión  entre 
ellos  A. 

17  Vuelven  á  decir  al  ciego :  ¿  Td,  qué 
dices  de  él,  que  te  abrió  los  ojos  ?  Y  él 
dijo:  Que  es  profeta'. 

18  Mas  los  Judíos  no  creían  de  él,  que 
habia  sido  ciego,  y  hubiese  recibido  la 
vista,  hasta  que  llamaron  á  los  padres 
del  que  habia  recibido  la  vista, 

19  Y  preguntáronles,  diciendo :  ¿  Es 
este  vuestro  hijo,  el  que  vosotros  decís 
que  nació  ciego  ?  ¿  Cómo,  pues,  ve  a- 
hora? 

SO  Respondiéronles  sus  padres,  y  die- 
ron :  Sabemos  que  este  es  nuestro  h\)o, 
y  que  nació  ciego : 

81  Mas  cómo  vea  ahora,  no  sabemos ; 
ó  quién  le  haya  abierto  los  ojos,  nos- 
otros no  lo  sabemos :  él  tiene  edad;  pre- 
guntadle á  él :  él  hablará  de  sí. 

83  Esto  dijeron  sus  padres,  porque  te- 
nían miedo  de  los  Judíos  A:  porque  ya 
los  Judíos  habían  resuelto  que  si  alguno 
confesase  ser  él  el  Mesías,  fuese  niera 
de  la  sinagoga  ^ 

23  Por  eso  dijeron  sus  padres:  Edad 
tiene ;  preguntadle  á  él. 

84  Asi  que,  volvieron  á  llamar  al  hom- 
bre que  habla  sido  ciego,  y  dijéronle: 
Da  gloria  á  Díosm;  nosotros  sabemos 
que  este  hombre  es  pecador. 

85  Entonces  él  respondió,  y  dijo :  Si  es 
pecador,  no  lo  sé :  una  cosa  sé,  que  ha- 
biendo yo  sido  cí^o,  ahora  veo. 

86  Y  volviéronle  á  decir;  ¿Qué  te 
hizo  ?  ¿  Cómo  te  abrió  los  ojos  ? 

87  Respondióles :  Ya  os  lo  he  dicho,  y 
no  habéis  atendido :  ¿  |)or  qué  lo  queréis 
otra  vez  oir  ?  ¿  Queréis  tambieu  vos- 
otros haceros  sus  uLicípulos? 

28  Y  le  ultttOaron,  y  dieron :  Tü  seas 
sn  discípulo :  que  nosotros  discípulos  de 
Moisés  somos. 

29  Nosotros  sabemos  que  á  Moisés  ha- 
bló Dlosn;  mas  este  no  sabemos  de 
donde  es*. 

30  Respondió  aquel  hombre,  y  dyoles : 
Por  cierto,  maravillosa  cosa  es  esta,  que 


'Otp.  1.0,9. 

y  8. 12. 

yU.SS.M. 
dU»r.7.S&. 

y  8.  28. 
*  K*.  3. 15. 

/2  Bey.  5.14. 


'  ver.  n. 

Cap.  3.  S. 
*  Cap.  7. 12. 

48. 

y  10. 19. 
i  ver.  81. 

Cap.  3. 2. 


k  Cap.  7. 18. 

y  li.  42. 

yl9.  S6. 

Fr.  29.  25. 
i  ver.  34. 

Cap.  16.  8. 


"  Jos.  7. 19. 


■Sal.  108.7. 
•  cap.  8. 14. 


J 


) 


A.D,tL 


7».  5. 
«  Job  37. 9. 

SftLlS.  4L 

Pro.  28. 9. 

Jer.  IL  U. 
JIi.  8. 18. 

MI.  8. 4. 

Zm.7.  IB. 
*'8aL84.15. 

Pro.  U.  39. 
*i«r.X 

tlB.Mw& 


«C•^«.a6. 


*1PML&9. 

*  Can.  8. 19. 

MftU8.U. 

VB0bX19. 
Ap.  8. 17. 

'0*p.U.22, 
Si. 

«  U.  8. 31. 
Lu.  18. 14. 
Unan  1.8. 

10. 


&  JITAK,  X 


<•Bs.S4.ll. 
b.  40.  U. 


»  3  TI.  8.  S. 
Ap.3.S. 


•Xr.2.18. 

c(Zm.11.S, 
8. 


«Hab.  18.30. 
IPetL2.Sfi. 


/Bi.84.2.«. 
Sac.  11. 17. 


«STI.X19. 
k  1  Joan  ü. 

30. 

<  Hat.  11.07. 
*Cap.Uwl8. 

Ia.tt.4.«. 


voMtroa  no  sabéis  de  donde  sea,  y  á  mí 
me  abrió  los  ojosj» . 

81  Y  sabemos  que  Dios  no  oje  á  loa 
pecadores*:  mas  si  alguno  es  temeroao 
de  Dios,  y  hace  su  voluntad,  á  eate  ojer. 

89  Desde  el  siglo  no  fué  oído,  que  abri- 
ese alguno  loa  ojos  de  uno  que  nació 
eicfo. 

88  Si  este  no  íbera  venido  de  Dios,  no 
pudiera  hacer  nada. 

84  Respondieron,  y  dijéronle :  En  pe» 
cadoB  eres  nacido  todo*:  ¿  y  td  nos 
enseñas  ?  Y  echáronle  fliera '. 

36  Oyó  Jesús  que  le  hablan  echado 
fuera :  y  hallándole,  dejóle:  ¿  Crees  td 
en  el  Hijo  de  Dios  ? 

86  Respondió  él,  y  dijo:  ¿  Quién  et, 
Sefkw,  para  que  erea  en  él  ? 

87  Y  d(Jole  Jesús:  Y  le  has  visto,  y 
el  que  habla  contigo,  él  es  •. 

88  Y  él  dice :  Creo,  Sefior.  Y  adoróle. 
88  Y  dijo  Jesús :  Yo,  para  juicio  he 

▼enido  á  este  mundo,  pan  que  los  que 
no  Ten,  vean*;  y  los  que  Ten,  sean 
cegados*. 

40  Y  ai|gvROf  de  loa  Fariseos  que  es- 
taban con  él  oyeron  esto,  y  d^efvnle: 
i  Somos  nosotros  también  ciegos  y  ? 

41  D^oles  Jesús :  Si  fuerais  ciegos,  no 
tuvierais  pecado*;  mas  ahora  poi^e 
decís :  Vemos ;  por  tanto  vuestro  pecado 
permanece*. 

CAPITULO  X. 
Par<(bola  M  bvtn  parior,  y  tu»  proptedadu. 
Va  Jenu  al  i&mno  «IdiatUta  deaietuion, 
y  «bdora  ler  «I  Me»Cat.  Lot  Judio»  cogtn 
pitdnu  aara  tírar»eku  tana  d  U<w/mio, 
y  M  fMdMi  «m  «Bw  «m  loa  «mnim  A  mmi 
raaonntju. 

DE  cierto,  de  cierto  os  digo,  ^ut  el 
que  no  entra  por  la  puerta  en  el 
corral  de  las  ovejas,  mas  sube  por  otra 
parte,  el  tal  ladrón  es  y  robador. 

8  Mas  el  que  entra  por  la  puerta,  el 
pastor  de  las  ovejas  es. 

3  A  este  abre  el  portero,  y  las  ovejas 
oyen  su  voz ;  y  á  sus  ovqas  llama  por 
nombre»,  y  las  saca. 

4  Y  como  ha  sacado  fuera  sus  ov^as, 
ra  delante  de  ellas :  y  las  ovejas  le  si- 
guen, porque  conocen  su  voz. 

5  Mas  al  extrafio  no  seguirán,  antes 
huirán  de  élb;  porque  no  conocen  la 
voz  de  los  extrafios. 

8  Esta  parábola  les  diJo  Jesús;  mas 
rilos  no  entendieron  qué  tra  lo  que  les 
decia. 

7  Volvióles  pues  Jesús  &  decir:  De 
cierto,  de  cierto  os  digo,  que  yo  soy 
la  puerta  de  las  ovepas«. 

8  Todos  los  que  totes  de  mí  vinieron, 
ladrones  son  y  robadores*';  mas  no  los 
oyeron  las  ovejas. 

9  Yo  soy  la  puerta :  el  que  por  mi  en- 
trare, será  salvo ;  y  entrará,  y  saldrá,  y 
hallará  pastos. 

10  El  ladrón  no  viene  sino  para  hurtar, 
y  matar,  y  destruir  hu  ovríoM:  yo  be 
venido  para  que  tengan  vida,  y  pora 
que  la  tengan  en  abundancia. 

11  Yo  soy  el  buen  pastor*:  el  buen 
pastor  su  vida  da  por  nw  ov^as. 

IS  Mas  el  asalariado,  y  que  no  es  el 

Sastor,  de  quien  no  son  propias  las  ové- 
is, ve  al  iobo  que  viene,  y  dc;ja  las 
oTi^s/,  y  huye :  y  el  lobo  las  arrebaU, 
y  esparce  las  ovejas. 

18  Asi  que  el  asalariado  huye,  porque 
es  asalariado,  y  no  tiene  cuidado  de  las 
ovf>)as. 

14  Te  soy  el  buen  pastor;  y  conozco 
mis  ovfjatg,  y  las  mias  me  conocen  A, 

15  Gomo  el  Padre  me  conoce  á  mi,  y 
yo  eonoxoo  al  Padre':  y  pongo  mi  vida 
porlasov^as*.  ' 


18  También  tengo  otras  ovc;|as  que  no 
son  de  este  redil  <:  aquellas  tambu»  me 
conviene  traer,  y  oirán  mi  voz ;  y  habiá 
un  solo  leba&o,  y  un  pastor». 

17  Por  eso  me  ama  el  Padre,  pofqoc 
yo  pongo  mi  vida,  para  volverta  á  to- 
mar». 

18  Nadie  me  la  quita,  mas  yo  la  poi^ 
de  mí  mismo*:  porque  tengo  poder  pars 
ponerla,  y  tengo  poder  para  volverla  á 
tornar^:  Este  mandamiento  reoibí  de 
mi  Padre  f. 

19  5  Y  volvió  á  haber  diaenahm  entre 
los  Judíos  por  estas  palabras  •*. 

9U  Y  muchos  de  ^los  deeiaa:  Denno- 
nlo*  tiene,  y  está  fuera  de  sí :  ¿  para  qué 
ieoís? 

SI  Decían  otros :  Estas  palabras  no  son 
de  endemoniado:  ¿  puede  ei  dononio 
abrir  los  ojos  de  los  ciegos' ? 

38  T  se  hada  la  fleata  de  la  Dedicaolen 
en  Jerusalem,  y  era  invierno. 

33  Y  Jesús  andaba  en  d  templo  por  d 
portal  de  Salomón*. 

94  Y  Y  rodeáronle  los  Judíos»  v  dlJé- 
ronle :  ¿  Hasta  cuándo  f  nos  ha*  de  tur- 
bar el  alma  ?  Si  td  eres  d  Cristo,  dínoeto 
abiertamente- 

96  Respondióles  Jeans :  Oa  lo  be  diofao, 
y  no  creéis :  las  obras  que  yo  hago  en 
nombre  de  mi  Padre,  ellas  dan  testi- 
monio de  mí*. 

96  Mas  vosotros  no  creéis,  ponnie  no 
sois  de  mis  ovinas,  como  os  he  dicho*. 

97  Mis  ovejas  oyen  mi  voz',  y  yo  las 
oonoaco,  y  me  siguen ; 

88  Y  yo  les  doy  vida  eterna,  y  no  pere- 
cerán» para  siempre;  ni  nadie  las  aire» 
bataxá  de  mi  mano. 

98  MI  Padre  que  me  ice  dió«,  mayor 
que  todos  es :  y  nadie  loi  pnede  amba- 
tar  de  la  mano  de  mi  Padre. 

30  Yo  y  el  Padre  una  cosa  somosb. 

81  Entonces  volvieran  á  tomar  piedni 
los  Judíos  para  apedrearle  o. 

38  Respondióles  Jesús:  Muchas  bne> 
ñas  obras  os  he  mostrado  de  mi  Pa- 
dre, ¿por  cuál  obra  de  esas  me  ape- 
dreáis!' 

88  Respondiétonle  los  Judíos,  diden- 
do :  Por  buena  obra  no  te  apedreamos, 
dno  por  la  blasfemia ;  y  porque  td,  sien- 
do hombre,  te  haces  Dios'. 

84  Respondióles  Jesús :  ¿  No  está  es- 
crito en  vuestra  L^:  Yo  c^Jc:  Diosas 
sois*? 

85  Si  dUo  dioses  á  aquellos,  á  los  ea- 
ales  filé  hecha  palabra  de  Dios,  y  la 
Escritura  no  puede  ser  quebrantada : 

86  (I  A  mi  d  quien  el  Padre  santiftcó/. 
y  envió  al  mundo,  vosotros  deefa;  Tn 
blasfemas;  porque  d|je:  Hijo  da  Dios 
soyf  ? 

87  81  no  hago  obns  de  mi  Padre,  no 
me  oreáis. 

88  Mas  si  bu  hago,  aunque  á  mí  ne 
creáis,  creed  á  las  obras  A,  para  qne  co- 
nozcáis y  oreáis  que  el  Padre  está  en 
mí,  y  JO  en  él '. 

80  ^  Y  procuraban  otra  vez  pecnderie; 
mas  él  se  salió  de  sus  manos. 

40  Y  volvióse  tras  el  Jordán,  á  aqnd 
lugar  donde  primero  habla  estado  baa- 
tizando  Juan*,  y  estdvooe  allí. 

41  Y  muchos  venían  á  él,  y  decían: 
Joan  á  la  verdad  ninguna  a^kal  hiw; 
mas  todo  lo  que  Juan  dijo  de  este,  en 
verdad'. 

48  Y  muchos  ereyenm  allí  en  éL 

CAPITULO  XI. 
BéHumeoio»  i*  Látaro.  Ooiu^  de  ie§  pm- 
tifien  y/ariUa»,  enqttem  rentetM  la  mmer- 
te  de  Jíuu»,f  qm  debe  morir  «•  lumbre 
por  lodm.  lUtí^aee  Jee»-Orido  4  Kpkrem, 
eiudaddeOaUléa. 


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a  JUAN,  XI. 


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Cr.  7.  22. 

hi.il. 

k>13.1&. 


Kp.S.  29. 

tp,«.40, 

•p.14.6. 
nan  1.2. 
>b  19. 28. 
20.19. 
.4.  17. 
.  5. 
1.11. 
•fi.  8. 15. 
ip.  A.  89. 
.p.18.18. 


r.  19. 


ESTABA  oaMaoM  etilmiio  uno  !(«• 
m«do  LAzaro,  de  Betania,  la  aldea 
de  María  y  de  Marta  ni  bennana*. 

2  (Y  Múfa,  cuyo  henuaao  Lásaro  ea* 
taba  enfermo,  era  la  que  ungió  ai  SeBor 
con  ungüento,  j  limpió  foi  pies  con  ras 
oabellae».) 

a  Enviaron  pncs  sus  hermanaa  á  él, 
diciendo:  Sefior,  hé  aqni,  el  que  amas 
está  enfermo  *. 

4  Y  o^éndob  Jesos,  dijo :  Esta  enfer. 
medad  no  es  pera  muerte,  mas  por  elo. 
Tia  de  Dios  d,  para  Que  el  I^)o  de  Dios 
sea  jrlorifieado  por  eua. 

5  Y  amaba  Jemí  &  Marta,  y  A  sn  her- 
mana, y  k  Lázaro. 

9  Mas  cuando  oyó  que  estaba  enfer- 
mo, quedóse,  no  oManfc.  aun  dos  dias 
en  aquel  lugar  donde  estaba. 

7  lÁiego,  después  de  esto,  dQo  á  tut 
discípulos :  Vamos  i  Judda  otra  vet. 

8  Dícenle  los  discítmlos:  Rabí,  ahora 
procuraban  los  Judíos  apedrearte*;  ¿y 
otra  vez  vas  alIV  ? 

9  Respondió  Jesús,  ¿  No  tiene  el  día 
doee  horas  ?  El  que  anduviere  de  dia, 
no  tropieza;  poique  ve  la  luz  de  este 
orando^. 

10  Mas  el  que  anduviere  de  noche, 
tropieza ;  porque  no  hay  luz  en  él. 

11  IMcho  esto,  díceles  después ;  LAca- 
TO  nuestro  amigo  dnermeA ;  mas  voy  A 
despertarle  del  stieflo. 

19  Dijeron  entonces  sus  discípulos: 
Sefior,  si  duerme,  salvo  estará. 

18  Mas  etto  decía  Jesús  de  la  muerte 
de  él  I  y  ellos  pensaron  que  hablaba  del 
reposar  del  sunlo. 

14  Entonces,  pues,  Jesús  les  d^e  elara* 
mente :  LAzaro  es  muerto : 

16  Y  huéigome  por  vosotros,  que  yo 
no  haya  estado  allí,  pan  que  ereals. 
Mas  vamos  á  él. 

10  DUo  entonces  Tomás,  el  que  se 
dice  el  Dídimo,  A  sus  condiscípulos : 
Vamos  también  nosotros,  para  que  mu- 
íamos con  él. 

17  Vino  pues  Jesús,  y  halló  que  habla 
ya  cuatro  dias  jtie  edaba  en  el  sepulcro. 

18  T  Betania  estaba  cerca  de  Jerusa- 
lem  como  quince  estadios. 

19  Y  muchos  de  los  Judíos  hablan 
venido  A  Marta  y  A  María,  A  oonsolar- 
la*  de  su  hermano '. 

90  Entonces  Marta,  como  oyó  que 
Jesús  venia,  salió  A  encontrarle;  mas 
María  se  estuvo  en  casa. 

91  Y  Marta  d^o  á  Jesús:  Sefior,  si 
hubieses  estado  aquí,  mi  hermano  no 
fuera  muerto. 

82  Mas  también  sé  ahora,  que  todo  lo 
que  pidieres  de  Dios,  te  dará  iMos. 

28  Dícele  Jesús :  Resucitará  tu  her- 
mano. 

24  Marta  le  dice :  To  sé  que  resudtaiá 
en  la  resurrección  en  el  día  postrero*. 

26  Dicele  Jesús :  Yo  soy  la  resurrec- 
ción '  y  la  vida » :  el  que  cree  en  mí, 
aunque  esté  muerto,  vivirá  ». 

26  Y  todo  aquel  que  vive,  y  cree  en  mí, 
no  morirá  eternamente*.   ¿  Crees  esto  ? 

27  Dícele :  81,  Señar,  yo  he  creído  que 
ttl  eres  el  Cristo,  el  Hijo  de  Dios,  que 
has  venido  al  mundoj». 

98  Y  esto  dicho,  fuese,  y  llamó  en  se- 
creto á  María  su  hermana,  diciendo: 
£1  Maestro  está  aquíf ,  y  te  llama. 

29  Ella,  como  lo  oyó,  levántase  pres- 
tamente, y  viene  á  él. 

80  (Que  aun  no  habla  libado  Jesús  á 
la  aldea,  mas  estaba  en  aquel  lugar  don- 
de  Marta  le  habla  encontrado.) 

81  Entonces  los  Judíos  que  estaban  en 
casa  con  ella,  y  la  consolaban  c,  como 
vieron  que  María  se  habla  levantado 


uiMiainenie,  y  haUa  mMo,  sigoléMB* 
k,  diciendo :  Va  al  sepulcro  á  llorar  alU. 

89  Mas  Maria,  como  vino  donde  et« 
taba  Jeaus,  viéndote,  derribóse  á  sus 
pies,  dieiéndole:  Sefior,  si  huMeras  es- 
tado aquí,  no  fken  muerto  mi  herma* 
no*. 

88  Jesús  entonces,  como  la  vio  lloran- 
do, y  á  loa  Judíos  que  hablan  venido 
juntamente  oon  ella  llorando,  se  con- 
movió en  espíritu,  y  turbóse. 

84  Y  dOo :  ¿  Dónde  le  pusisteis  ?  Dí- 
oanlet  Sefior,  vén,  y  vafo. 

86  FlkHÓ  Jesús*. 

88  Dijeran  entonces  los  Judíos :  Mirad 
como  le  amaba. 

87  T  algunos  de  ellos  dijeron :  ¿  No 
podía  este,  que  abrió  los  ojos  dd  dcgo  «, 
nacer  que  este  no  muriera  ? 

88  Y  Jesús,  conraoviendoae  otra  vez 
en  sí  mismo,  vino  al  sepulcro :  era 
una  cueva,  la  oual  tenia  una  piedra 
encima. 

89  Dioe  Jesús:  Quitad  la  piedra*. 
Marta,  la  hermana  del  que  se  habla 
muerto,  le  dloe:  Sefior,  hiede  ya;  que 
es  de  cuatro  días. 

40  Jesús  le  dice:  ¿  No  te  he  dicho  que 
si  oreveres,  verás  la  gloria  de  Dios*  ? 

41  Entonces  quitaran  la  piedra  de  don- 
de el  muerto  habla  sido  puesto :  y  Jesús» 
alzando  los  Cf)os  arriba,  dijo:  Padre, 
gradas  te  doy  que  me  has  oido  '. 

48  Que  yo  sabia  que  siempre  me  oyes : 
mas  por  causa  de  la  compafiía  que  está 
alrededor,  lo  dije,  pan  que  crean  que 
td  me  has  enviado. 

48  Y  habiendo  dloho  estas  cosas,  ola- 
mó  A  gran  voz :  Lazara,  vén  fiíera. 

44  Y  el  que  habla  estado  muerto,  sa- 
nó', atadas  las  manos  y  los  pies  oon 
vendas ;  y  su  rostra  estaba  envuelto  en 
un  sudarlo*.  Bicales  Jesús :  Desatadle, 
y  d^adle  ir. 

45  Entonces  muchos  de  los  Judíos  que 
habim  venido  á  María,  y  hablan  vnto 
lo  que  habla  hecho  Jesús,  creyeron  en 
él». 

46  Mas  algunos  de  ellos  ftaenm  á  loe 
Fariseos,  y  aljéronles  lo  que  Jesús  habla 
hecho. 

47  ^  Entonces  los  Pontífices,  y  los 
FUriseos  juntaron  concillo;  y  deeian: 
¿  Qué  hacemos?  porque  este  hombra 
hace  muchas  señales*. 

48  Si  le  dejamos  aaí,  todos  crecían  en 
él ;  y  vendrui  los  Romanos,  y  quitarán 
nuestro  lugar  y  la  nación. 

48  Y  Oai&tf,  uno  de  ellos.  Sumo  Pon- 
tífice de  aquel  afio,  les  dijo:  Vosotros 
no  sabdsnada; 

50  Ni  pensáis  que  nos  conviene  que 
un  hombra  muera  por  el  pueblo,  y  no 
que  toda  la  nación  se  pierda. 

51  Mas  esto  no  lo  dijo  de  sí  mismo  ¡ 
sino  que,  como  era  ei  Sumo  Fontifioe 
de  aquel  afio,  profietizó  que  Jesús  habla 
de  morir  por  la  nación : 

62  Y  no  solamente  por  aquella  nación, 
mas  también  para  que  Juntase  en  uno 
los  hijos  de  Dios  que  estaban  derrama- 
dos*. 

68  Así  que  desde  aquel  dia  consulta- 
ban juntos  de  matarle. 

64  Por  tanto  Jesús  ya  no  andaba  ma- 
nifiestamente entre  los  Judíos/;  mas 
fuese  de  allí  á  la  tierra  que  está  junto 
al  desierto,  á  una  ciudaa  que  se  llama 
EfeaimV:  y  estábase  allí  oon  sus  discí- 
pulos. 

56  ^  Y  la  Pascua  de  los  Judíos  estaba 
cerca*:  y  muchos  subieron  de  aquella 
tierra  á  Jerusalem  antes  de  la  Pascua, 
para  purificarse '. 

66  Y  busoabui  á  Jesús,  y  hablaban  los 


'ver.  2L 
Cap.  4.  49. 


tls.88.9. 

La.  19. 41. 

Heb.  2.  ir, 

18. 

y4.15,l& 
•  Cap.  9.  & 


•Kar.l&S. 


'>«sr.4.S. 


'Cap.ia.K, 
80. 


•IBey.lT. 
22. 

2Bsy.4.8i 
86. 

V1S.2L 
La.7.1i. 
U. 

H«sk98.9. 
12. 

•  Cap.  90.  7. 

*  Cap.  2.  28. 
y  10.41.48. 
ylXlL 


>H«A.4.1& 


i<Oap.l8.14. 
LII.8.& 
BMk4& 


•Oap.10.16. 

Be.  8.  29. 

Bf .  8. 14. 
17. 
/Cap.7.L 

«88a.  18. 28. 
9Cr.  18.19. 

*  Cap.  2. 18. 
yo.  4. 

'2Cr.aO.15. 
17. 


\ 


A.D.8S. 


a  JUAN,  XIL 


A.D.a. 


•  Ofcp.  U.  1, 

48. 

»  Ln.  10.  S8. 

4S. 

«Capbll.3. 

éMMLM.7, 

e«& 

Mar.  14. 8, 

eto. 

Ln.  7.  87, 

•SEn.8. 

M.'jf. 
/Cap.  18.  SO. 

4 

f  Be.  15. 11. 
AOq^iebS.7. 


»'L«.1«.IL 
tGftp.U.4S. 


f  Hát.  SL  8. 

eto. 

Mar.  11.  8. 

Ln.  19. 88. 
••Sal.118.2S, 

26.' 
"Zae.9.9. 


•  Ln.  18. 84. 
r  Cap.  7. 88. 

ffCap.14.a0. 


•"wr.ll. 
*Cap.ll.«, 
46. 
tlBev.8.41. 

Bech.8.27. 
717.4. 


e: 


nnoa  oon  loa  otros  estando  en  el  Tem- 
o :  ¿  Qué  oa  parece,  qae  no  vendrá  á 
ñeata? 

87  Y  los  Pontífices  j  los  Fariseos  ha- 
blan dado  mandamiento,  que,  si  alguno 
supiese  donde  estuviera»  lo  manifestase, 
para  que  le  prendiesen. 

CAPITULO  XII. 

Dan  4  JtMu  «n  Be&ania  «mi  eeiia,  en  medio 
da  la  eval  María,  hermana  de  Látaro,  der- 
rama icbre  (o*  piU  del  BeHor  «n  bátuamó 
frtttíto.  Maquinan  lo»  Judío*  matar  d 
Látaro,  Entrada  triun/anta  dé  Jenu  •* 
JeriuaUm.  Aigano»  Ointü»  a«i«r«N  ha- 
hiar  con  Ut  y  oon  etta  oeaeioH  dtdara 
Jenu  qtt*  katta  detpues  d*  muerto  «o  hará 
fmto  entre  eUo$,  Oreen  muckoe  de  lo*  frin- 
eipale»  Jndfot,  pero  no  m  a&even  á  moni- 
fettarlo  por  mt'Mo  de  la  iinagoga. 

Y  JESÚS,  seis  dias  antes  de  la  Pas- 
cua, Tino  á  Betania,  donde  estaba 
LAzaro  que  habla  estado  muerto,  aJ  cual 
Jenu  habla  resucitado  de  los  muertos*. 

8  E  hiciúronJe  allí  una  oena ;  j  Marta 
servia  i,  y  L&zaro  era  uno  düe  los  que 
estaban  sentados  á  la  mesa  jtmtamente 
con  ^1. 

3  Entdnoea  María «  tomo  una  libra  de 
ungttento  de  nardo  liquido  ^  de  mucho 
prndo,  y  ungió  los  pies  de  Jesús,  y  lim- 
pió BUS  ui¿s  con  sus  cabellos :  y  la  casa 
se  llenó  del  olor  del  ungüento. 

4  Y  dUo  uno  de  sus  discípulos.  Judas 
Iscariote,  k\fo  de  Simón,  el  que  le  habia 
de  entre^ur: 

6  i  Por  qué  no  se  ha  vendido  este  un- 

ÍUento  por  trescientos  dineros,  y  se  dio 
los  pobres  ? 

6  Mm  dijo  esto,  no  por  el  cuidado  que 
él  tenia  de  los  pobres,  sino  porque  era 
ladran*,  y  tenia  la  bolsa/,  y  traía ||  lo 
que  se  echaba  m  ella, 

7  Entonces  Jesús  di)o:  D^ala:  para 
el  dia  de  mi  sepultura  na  guardado  esto. 

8  Porque  á  los  pobres  siempre  los  te- 
neb  con  vosotros  f,  mas  á  mi  no  siempre 
me  tenéis  A. 

9  Entonces  mucha  gente  de  los  Judíos 
entendió  que  él  estaba  allí :  y  vinieron 
no  solamente  por  causa  de  Jesús,  mas 
también  por  ver  á  LáLzaro,  al  cual  habla 
resucitado  de  los  muertos. 

10  Consultaron  asimismo  los  principes 
de  los  Sacerdotes,  de  matar  también  á 
Lázaro ' : 

11  Porque  muchos  de  los  Judíos  iban 
y  creían  ep  Jesús  por  causa  de  él  *. 

18  ^  El  siguiente  dia  mucha  gente  que 
habia  venido  al  dia  de  la  fiesta,  como 
o>aron  que  Jesús  venia  á  Jerusaiem, 

18  Tomaron  ramos  de  palmas',  y  sa- 
lieron á  recibirle,  y  clamaban :  Hosanna, 
Bendito  el  que  viene  en  el  nombre  del 
Señor  ">,  el  Rey  de  Israel. 

14  Y  halló  Jesús  un  asnillo,  y  se  sentó 
sobre  él,  como  está  escrito  *  : 

15  No  temas,  Hija  de  Sion ;  hé  aquí 
tu  rey  viene  sentado  sobre  un  pollino 
de  asna. 

16  Y  no  entendieron  esto  sus  discípulos 
de  primero  • :  empero  cuando  Jesús  fué 
gloñficadoi»,  entonces  se  acordaron  que 
estas  cosas  estaban  escritas  de  él,  y  que 
le  hicieron  estas  cosas  f. 

17  Y  la  gente  que  estaba  con  él,  daba  ' 
testimonio  de  cuando  llamó  á  Lauro  ' 
del  sepulcro,  y  le  resucitó  de  los  mu» 
ertos. 

18  Por  lo  cual  también  habia  venido  la 
gente  á  recibirle ;  porque  habia  oído  que 
el  habia  hecho  esta  señal  •*. 

19  Mas  los  Fariseos  dieron  entre  si: 
¿  Veis  que  nada  aprovecháis*  ?  hé  aquí 
que  el  mundo  se  va  tras  de  él. 

80  5  Y  habia  ciertos  Griegos'  de  los 


3ue  hablan  subido  4  adorar  en  el  dia 
e  la  fiesta. 

21  Estos,  pues,  se  ilwaron  á  Felipe  ■, 
que  era  de  Betaaida  de  Galilái,  y  ro- 
gáronle, diciendo :  Se&or,  queríamos  ver 
á  Jesús. 

82  Vino  Felipe,  y  díjolo  á  Andzes: 
Andrés  entonces,  y  Felipe,  lo  dicen  á 
Jesús. 

83  Ent4hices  Jesús  les  respondió,  diei 
endo :  La  hora  viene  en  que  el  Hijo  del 
hombre  ha  de  ser  glorificado  *. 

24  De  cierto,  de  cierto  os  digo  que  si 
el  grano  de  trigo  no  cae  en  la  tíerra,  y 
muere,  él  solo  queda;  mas  si  muriere, 
mucho  fruto  lleva'. 

85  £1  que  ama  su  vida,  la  perderá;  y 
el  que  aborrece  su  vida  en  este  mundo, 
para  vida  eterna  la  guardará  jr. 

S6  Si  alguno  me  sirve,  slgune ;  y  don- 
de yo  estuviere,  alU  también  estará  mi 
servidor*.  Si  alguno  me  sirviere,  mi 
Padre  le  honrará. 

ir7  Ahora  está  turbada  mi  alma :  ¿  y 
qué  diré  ?  Padre,  sálvame  de  esta  ho- 
ra* :  mas  por  esto  he  venido  en  esta 
hora. 

28  Padre,  glorifica  tu  nombre.  Kntón- 
ces  vino  una  vos  del  cielo  b :  Y  fe  he 
glorificado,  y  le  glorificaré  otra  vez. 

S8  Y  la  gente  que  estaba  presente,  y 
la  habia  oido,  decia  que  habia  sido  tru- 
eno ;  otros  decian :  Ángel  le  ha  hablado. 

30  Respondió  Jesús,  y  dyo:  No  ha 
venido  esta  voz  por  mi  causa,  mas  por 
causa  de  vosotros  *. 

81  Ahora  es  el  juicio  de  este  mundo : 
ahora  el  príncipe  de  este  mundo  seca 
echado  fuera'. 

38  Y  yo,  si  fuere  levantado  de  la  ti- 
erra *,  á  todos  traeré  á  mi  mismo/. 

83  Y  esto  decia  dando  á  entender  de 
que  muerte  habia  de  morir  '. 

34  Respondióle  la  gente :  Nototros  he- 
mos oído  de  la  Ley  :  Que  el  Cristo  per- 
manece para  siempre  * :  ¿  cómo  pues 
dices  td.  Conviene  que  el  Hyo  del  hom- 
bre sea  levantado  ?  ¿  Quién  es  este  H^o 
del  hombre  ? 

85  Entonces  Jesús  les  dice :  Aun  por 
un  poco  estará  la  luz  entre  vosotros*: 
andad  entre  tanto  que  tenéis  luz,  porque 
no  oi  sorprendan  las  tinieblas  & ;  porque 
el  que  anda  en  tinieblas,  no  sabie  donde 
va/. 

36  Entre  tanto  que  tenéis  la  luz,  creed 
en  la  luz,  para  que  seáis  hijos  de  luz  «. 
Estas  cosas  habló  Jesús,  y  fuiíse,  y  ei- 
condióse  de  ellos. 

87  5  Empero  habiendo  hecho  delante 
de  ellos  Untas  sedales,  no  creían  en  él : 

88  Para  que  se  cumpliese  el  dicho  que 
dfjo  el  profeta  Isaías :  ¿  Señor,  quién  ha 
creído  a  nuestro  dicho  ?  c  y  ei  brazo  del 
Señor  á  quién  es  revelado  >  ? 

38  Por  esto  no  podían  creer,  porque 
otra  vez  dijo  Isaías : 

40  Cegó  los  ojos  de  ellos,  y  endureció 
su  corazón:  porque  no  vean  con  ios 
ojos,  y  entiendan  de  corazón,  y  ae  con- 
viertan, y  yo  los  sane  •. 

41  Estas  cosas  dijo  Isaías,  cuando  vid 
su  glorlaj»,  y  habló  de  él. 

42  Con  todo  eso  aun  de  los  príncipea 
muchos  creyeron  en  él ;  mas  por  causa 
de  los  Fariseos  no  lo  confesabúi,  por  no 
ser  echados  de  la  sinagoga  f . 

43  Porque  amaban  mas  la  gloria  de  los 
hombres  que  la  gloria  de  Dios  r, 

44  Mas  Jesús  clamó  y  dijo :  El  que 
cree  en  mi,  no  cree  en  ral,  sino  en  el 
que  me  envió*. 

45  Y  el  que  me  ve,  ve  al  que  me  en- 
vió*. 

46  Yo  id  lux  he  venido  al  mundo*. 


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Be  10.  S. 

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11 

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yiro. 


LD.3S; 


a  JUAN,  xiii,  rtv. 


A.D.3S. 


pan  qu«  todo  aquel  que  ene  en  mi,  no 
pemunexca  en  tinieblas. 

47  Y  el  que  oyere  mis  palabras,  y  no 
creyere,  yo  no  le  Juzgo ;  porque  no  he 
venido  á  Juzgar  ai  mundo,  sino  á  salvar 
al  mundo*. 

48  Bt  que  me  desecha,  y  no  recibe  mis 
palabras,  tiene  quien  le  Juzgue'-,  la  pa- 
labra que  he  hablado,  ella  le  Juzgará  en 
á  dia.  postrero. 

48  Porque  yo  no  he  hablado  de  mi 
mismo :  mas  el  Padre  que  me  envió,  él 
me  dio  mandamiento  ue  lo  que  he  de 
decir,  y  de  Jo  que  he  de  hablar'. 

60  Y  sé  que  su  mandamiento  es  vida 
eterna  « :  asá  que  lo  que  yo  hablo,  como 
el  Padre  me  lo  ha  dicho,  así  habló. 

CAPITULO  XIII. 
Ultima  eetia  dtl  Seilor.  Lava  io<  pii$  á  mi 
<ii»e<pulo$.  Veseubre  al  diteifuilo  amado 
qu¡«n  «f  al  iraielor  i  y  amputa  la  itUimft 
pláliea  que  hiwo  i  lo*  apóttoUi  la  notk»  ¿« 
m  priMuP,  retvmtudufuloU»  partieuiarmetí' 
te,  M(r«  otra*  tota»,  la  caridad,  y  pr«dici~ 
nulo  la  atgaeicM  át  Pairo. 

ANTES  de  la  ñesU  de  la  Pascua*, 
sabiendo  Jesús  que  bu  hora  habla 
venido  para  que  pasase  de  este  mundo 
al  Padre  b,  como  haUa  amado  á  los 
suyos,  que  estaban  en  el  mundo,  amólos 
hasta  el  fin  «. 

5  Y  la  cena  acabada,  como  el  diablo 
ya  habla  metido  en  el  corazón  de  Jddas, 
hiju  de  Rimon  Iscariote,  que  le  entre- 
gase'', 

3  Sabiendo  Jesús  que  el  Padre  le  ha- 
bía dado  todas  las  cosas  en  las  manos*, 
y  que  habla  salido  de  Dios,  y  á  Dios 
iba/, 

4  Levántase  de  la  cena,  y  quítase  su 
ropa,  y  tomando  una  toalla,  clAóse. 

6  Luego  puso  agua  en  un  lebrillo,  y 
comenzó  á  lavar  los  plés  de  los  discípu- 
los, y  á  limpiarlo*  con  la  toa.la  con  que 
estaba  ceiUdo. 

6  Entonces  vino  á  Simón  Pedro;  y 
Pedro  le  dice :  ¿  Beflor,  tü  me  lavas  los 
piós»? 

7  Respondió  Jesús,  y  díjole:  Lo  que 
yo  hago,  td  no  entiendes  ahora ;  mas  lo 
entende:ás  después. 

8  Dícele  Pedro :  No  me  lavarás  los  pies 
Jamás.  B«$pondióle  Jesús :  Si  no  te  la- 
vare, no  tendrás  parte  conmigo^ . 

9  Dícele  Simón  Pedro  :  Señor,  no  solo 
mis  pies,  mas  aun  las  manos,  y  la  ca- 
beza. 

10  Dícele  Jesús :  El  que  está  lavado  A, 
no  necesita  sino  que  Uve  los  piós,  mas 
está  todo  limpio.  Y  vosotros  limpios  es- 
tais,  aunque  no  todos. 

11  Porque  sabia  quien  le  habla  de  en- 
tregar ■' ;  por  eso  d^o :  No  estáis  limpios 
todos. 

18  Asi  que,  después  que  les  hubo  la- 
vado los  pies,  y  tomado  su  ropa,  volvi- 
éndose á  sentar  á  la  mesa,  d^oles :  i  Sa- 
béis lo  que  os  he  hecho  ? 

18  Vosotros  me  llamáis  Maestro  y  Se< 
ñor  * :  y  decís  bien,  porque  lo  soy : 

14  Pues  si  yo,  el  Seitor  y  el  Maestro, 
he  lavado  vuestro  pies,  vosotros  también 
debéis  lavar  los  i>ies  los  unos  á  los  otros  i. 

15  Porque  «templo  os  he  dado,  para 
que  como  yo  os  he  hecho,  vosotros  tam- 
bién hagáis  ■•. 

16  De  cierto,  de  cierto  os  digo :  El  si- 
ervo no  es  nuiyor  que  su  Señor ;  ni  el 
apóstol  i  es  mayor  que  el  que  le  envió  ». 

17  Si  salwis  estas  coias,  bienaventu- 
rados seieis,  si  las  hiciereis  •. 

18  ^  JSo  hablo  de  todos  vosotros ;  yo 
sé  los  que  he  elegido :  mes  para  que  se 
cumpla  la  Escritora :  SI  que  oome  pan 


conmigo,  levantó  oontra  mi  sn  calea- 

ÍMCp, 

19  Desde  ahora  os  lo  digo  antes  que  se 
haga  y,  para  que  cuando  se  hiciere,  cre- 
áis que  yo  soy. 

90  De  cierto,  de  cierto  os  digo  qmt  el 
que  recibe  al  que  yo  enviare,  á  mi  re- 
cibe ;  y  el  que  á  mí  recibe,  recibe  al  que 
me  envió'. 

81  Como  hubo  dicho  Jnus  esto,  fué 
conmovido  en  el  espíritu  «,  y  protestó,  y 
dijo:  De  cierto,  de  cierto  os  digo  que 
uno  de  vosotros  me  ha  de  entregar  (. 

99  Entonces  los  discípulos  mirábanse 
los  unos  á  los  otros,  dudando  de  quién 
decía. 

98  Y  uno  de  sus  discípulos,  al  cual 
Jesús  amaba»,  estaba  recostado  en  el 
seno  de  Jesús. 

24  A  este  pues  hizo  señas  Simón  Pe- 
dro, para  que  preguntase  quién  era  aquel 
de  quien  decía. 

95  El  entonces  recostándose  sobre  el 
peoho  de  Jesús,  dicele :  Seilor,  ¿  qui- 
én es? 

96  Respondió  Jesús  :  Aquel  es,  á  qui- 
en yo  diere  el  pan  mojado :  y  mojando 
el  pan,  dióte  á  Jddas  Iscariote,  ktjo  de 
Simón. 

97  Y  tras  el  bocado  Satanás  entró  en 
él*.  Entiteces  Jesús  le  dice:  Lo  que 
haces,  haz/o  mas  presto. 

98  Mas  ninguno  de  los  que  estaban  á 
la  mesa  entendió  á  qué  propósito  le  dijo 
esto. 

99  Porque  los  unos  pensaban,  porque 
Judas  tenia  la  bolsa  «,  que  Jesús  le  oe- 
cla :  Compra  lo  que  necesitamos  para  la 
fiesta ;  ó,  que  diese  algo  á  los  pobres. 

80  Como  él  pues  hubo  tomado  el  bo- 
cado, luego  salió;  y  era  ya  noche. 

81  ^  Kntúnces  como  él  salió,  dijo  Je- 
sús: Ahoia^es  gloriflcado  el  Hilo  del 
hombre',  yDios  es  glorifícado  en  el. 

89  Si  Dios  es  glorificado  en  él.  Dios 
también  le  glorificará  en  si  mismo;  y 
luego  le  glorificará. 

38  Hijitos,  aun  un  poco  estoy  con  vos- 
otros. Me  buscaréis ;  mas,  como  d^e  á 
ios  Judíos:  Donde  yo  ve  y,  vosotros  no 
podéis  venir ;  así  digo  á  vosotros  ahora  '. 

84  Un  mandamiento  nueto  os  doy: 
Que  os  améis  unos  á  otros  :  como  os  be 
amado,  que  también  o»  améis  los  unos  á 
los  otros*. 

35  En  esto  conocerán  todos  que  sois 
mis  discípulos,  si  tuviereis  amor  ios 
unos  con  los  otros. 

86  ^  Dícele  Simón  Pedro :  Seilor,  ¿  a- 
dónde  vas?  Respondióle  Jesús:  Donde 
yo  voy,  no  me  puedes  ahora  seguir  ;  mas 
rae  seguirás  después  b. 

87  Dícele  Pedro :  Señor,  ¿  por  qué  no 
te  puedo  seguir  ahora  ?  mi  alma  pondré 
por  tí«. 

88  Respondióle  Jesús :  ¿  Tu  alma  pon- 
drás por  mi  ?  De  cierto,  de  cierto  te 
digo,  qve  no  cantará  el  gallo,  sin  que 
me  hayas  n^ado  tres  veces. 

CAPITULO  XIV. 
Froni^ae  la  plática  <it  Jttnt,  i'nterrHmpida 
puco  ántet  por  la  pregunta  de  Bimon  Pedro. 
Oonttula  a  tu»  apótteUt  ¡  dfeeU»  qtte  ü  e$ 
ti  eamino,  la  verdad,  y  la  «May  y  que  está 
e»  el  Padre,  y  *l  Padre  M  ti.  Promete  en- 
viarle» el  Efpíritu  Santo,  y  darle»  la  paa¡  y 
le»  owywra  m  utilidad  de  «u  partida. 

NO  se  turbe  vuestro  corazón*  t  creéis 
en  Dios,  creed  también  en  mí. 
9  En  la  casa  de  mi  Padre  muchas  mo- 
radas hay ;  de  otra  manera,  os  lo  hubiera 
dicho :  voy  pues  á  preparar  lugar  para 
vosotros. 

8  Y  si  me  fuere,  y  os  aparejare  lugar, 
vendré  otra  vez,  y  os  tomaré  á  mi  mis- 


r  BaL  41. 9. 
fCap.l4.S». 


va 


•■Mst.  10.40. 

•Cap.19.S7. 

(Mst.20.21. 
Mar.  14. 18. 
La.  SX  2L 


«Cap.  19. 96. 
y  90. 9. 
y  21. 7,90. 


vlA.! 


*  Cap.  12.  6. 


V  Cap.  19.28. 
y  17. 1, 6. 


•  Cap.  7.  S4. 


"Cap.  15. 19, 

17. 

Lev.  19. 18. 

ni.  5. 3. 

1  Tes.  4.  9. 

Ssnt».  2.  8. 

lPed.L23. 

1  Joan  3. 

7,8. 

y  8. 11, 23. 
i  Cap.  21. 18. 

2Ped.].14. 
«Mst.26.38. 

Msr.14.20. 

Lu.  22.38. 


I 


A*I>.88ii 


&  JUAN,  XV. 


A.D.SS. 


«OapiiaS. 

Heb.  10.19. 

9D. 

'  O^  1. 17. 
•  Oftp.  1.  4. 


H¿1.8. 
Col.  1. 1& 

A  Gap.  10.  S8. 
<0Kp.«.19. 


iSLSL 


IOftp.l&38, 
ai. 
IJunUl. 


•tw.Sl,S8. 
Oftp.  Uw  10, 
14. 
IJvaa&S. 

7IS.7. 
•lCo.S.14. 

f  Bo.8.tt. 
lJiual.S7. 
flvn.at. 


«■  xf.  a.  0, «. 

CoL  S.  1, 4. 

'GNP.17.21. 
tTar.U^a». 


•LtL«.l& 


•'Gftp.8.S8, 
38. 

■wt.lí. 

'Om>.1«.1S. 
1  JiuB  3. 


30.27. 
•n.4.7. 


mo;  pan  qm  donda  jo  ettojr,  vowtros 
tunUcD  cstcisB. 

4  Y  nbeis  adonde  yo  toj  t  7  tabeb  el 
camino. 

6  Dioele  Tomás:  SeBor,  no  tabemos 
adonde  ra» :  ¿  c¿mo  puM  podemos  «abor 
el  camino? 

6  Jeiiu  le  dioei  Yo  soy  el  caminoc,  y 
la  verdadi<,  y  la  vida«:  nadie  viene  ¿1 
Padre,  sino  por  mi/. 

7  Si  me  oonocietcis,  también  4  mi 
Padre  conocierais:  y  desde  ahora  le  co- 
nocéis, y  le  habéis  visto. 

8  Dicete  Felipe :  Sefior,  mo^stranot  el 
Padre,  y  nca  basta. 

9  Jesús  le  dice :  ¿  Tanto  tiempo  ha  qu4 
estoy  con  vosotros,  y  no  me  has  cono- 
cido, Felipe?  El  que  me  ha  visto,  ha 
visto  al  Padrea.  ¿  Cómo,  pues,  dices  tü : 
Muéstranos  el  Padre  ? 

10  ¿No  erees  que  yo  soy  en  el  Padre, 
y  el  Padre  en  mi  *  ?  Las  palabras  que 
yo  os  hablo,  no  lai  hablo  de  mi  mismo  • : 
mas  el  Padre  que  está  en  mí»  él  hace 
las  obns. 

11  Oreedme  que  yo  soy  en  ri  Padre,  y 
el  Padre  en  mi;  de  otra  manera  ere* 
edme  por  las  mismas  obras. 

18  I)e  cierto,  de  cierto  os  digo  que  el 
que  en  mi  cree,  las  obras  que  yo  hago 
también  él  Uu  bar&A,  j  mayores  que  es- 
tas hari ;  poique  yo  voy  al  Padre : 

18  Y  todo  lo  que  pidiereis  al  Padre  en 
mi  nombre,  esto  hñól;  para  que  el  Pa- 
dre sea  glorificado  en  el  Hyo. 

14  Si  algo  pidiereis  en  mi  nombre,  yo 
fcharé. 

16  Si  me  amáis,  guardad  mis  manda- 
mientos"*: 

16  Y  yo  rogaré  al  Padre,  v  os  dar&  otro 
Consolador»,  para  que  esté  con  vosotros 
para  siempre; 

17  Al  Espíritu  de  Verda^  al  cual  el 
mundo  no  puede  recibir  •,  ^rque  no  le 
ve,  ni  le  conoce:  mas  vosotros  le  cono- 
oeis,  porque  estfc  con  vosotros,  y  será  en 
vosotros  j>. 

18  No  os  diñaré  huérfanos :  vendrá  á 
vosotros  f . 

19  Aun  un  poquito,  y  el  mundo  no  me 
ver&  mas ;  empero  vosotros  me  vexei» : 
porque  yo  vivo,  y  vosotros  también  vi- 
viréis r. 

SO  En  aquel  dia  vosotros  conoceréis 
que  yo  utoy  en  mi  Padre,  y  vosotros  en 
mi,  y  yo  en  vosotros*. 

81  £1  que  tiene  mis  mandamientos,  y 
los  guarda,  aquel  es  el  que  me  ama  < :  y 
el  que  me  ama,  será  amado  de  mi  Pa- 
dre, y  yo  le  amaré,  y  me  manifestaré 
4  él. 

88  Dicele  Judas»,  no  el  Iscariote: 
Señor,  ¿qué  hay  porque  te  hayas  de 
manifestar  á  nosotros,  y  no  al  mundo  ? 

88  Respondió  Jesús,  y  dijole :  El  que 
me  ama,  mi  palabra  guardará;  y  mi 
Padre  le  amará,  y  vendremos  á  él,  y 
haremos  con  él  morada. 

94  £1  que  no  me  ama,  no  guarda  mis 
palabras :  y  la  palabra  que  habéis  oído, 
no  es  mía,  sino  del  Padre  que  me  en- 
vió». 

89  Estas  cosas  os  he  hablado  estando 
con  vosotros. 

96  Mas  el  Oonsolador',  el  Espíritu 
Santo,  al  cnal  «I  Padre  enviará  en  mi 
nombre,  él  os  ensebará  todas  las  cosas  ', 
y  os  recordará  todas  las  cosas  que  os  he 
dicho. 

87  La  paz  os  d^o,  mi  paz  os  doy  > :  no 
como  el  mundo  la  da,  yo  os  üa  doy  1 
no  se  turbe  vuestro  corazón,  ni  tenga 
miedo. 

88  Habéis  oído  oomo  yo  os  he  dicho : 
Voy,  y  vengo  á  vosotros.  81  roe  amaseis, 


ciertamente  os  gozaríais  porque  he  dicho 
que  voy  al  Padre*:  porque  d  Padxe 
mayor  es  que  ya(. 

89  Y  ahora  os  <o  he  dicho  antea  que 
se  hag^  para  que  cuauodo  se  hiciere, 
creáis  <; 

30  Ya  no  hablaré  mucho  con  vosotras : 
porque  viene  el  príncipe  de  este  mun- 
00  ^ :  mas  no  tiene  nada  en  mí  «. 

31  Empero  para  que  conozca  el  mundo 
que  amo  al  Padre,  y  que  como  d  Padre 
me  dló  el  mandamiento,  asi  hago/.  Le- 
vantaos, ramos  de  aquí. 

CAPITULO  XV. 
Pratigau  la  vUtiea  é»  Jmu.  Din  «m  S  ei 
fai  v<d/  y  lMjUa$  lew  «ir«H«ntM.  Xtotmi 
•nda  ir  rntanda  o^a  ««  d  «sor.  Bétage  d 
SM  di$eípuiot  pata  qm  dtm  fna»t  p  Um  om- 
/arta  eontfa  u»  mrmttaeioaa  di/  m«iMÍ0. 
Uaet  var  qut  lo»  Judío»  toa  hmsciimMm  á» 
»u  pecado. 

YO  soy  la  vid  verdadera* ¡  y  mi  Pa- 
dre es  el  labrador. 

8  Todo  pámpano  que  en  mí  no  lleva 
finito,  lo  quitará :  y  todo  aquel  que  lleva 
firuto,  le  limpiará,  para  que  lleve  mas 
fruto. 

8  Ya  vosotros  sois  limpios^  por  la  pa- 
labra que  os  he  hablado  «. 

4  Estad  en  mi,  y  yo  egtari  en  vosotros. 
Oomo  el  pámpano  no  puede  llevar  fruto 
de  sí  mismo,  si  no  estuviere  en  la  vid, 
así  ni  vosotros,  si  no  estuviereis  en  mi  d. 

6  Yo  soy  la  vid,  vosotros  los  pámpa- 
nos :  el  que  está  en  mí,  y  yo  en  él,  este 
lleva  mucho  fruto :  (porque  sin  mi  nada 
podéis  hacer.) 

6  Elf  que  en  mí  no  estuvieie,  aecá 
echado  fuera  como  tmU  pámpano,  y  se 
secará*:  y  los  cogen,  y  b»  ecban  en  ti 
taegot  y  ««den. 

7  di  estuviereis  en  mi,  y  mis  palabras 
estuvieren  en  vosotros,  todo  lo  que  qui- 
siereis pediréis,  y  os  saiá  hecho/. 

8  En  esto  es  glorificado  mi  Padre,  m 

3ue  llevéis  mucho  fruto,  y  seáis  «mí  mis 
isoipulos. 

9  1  Como  el  Padre  me  amó,  también 
yo  os  he  amado :  estad  en  mi  amor. 

10  Si  guardareis  mis  mandamientos, 
estará  en  mi  amor';  oomo  yo  también 
he  guardado  los  mandamientos  de  mi 
Padre,  y  estoy  en  su  amor. 

11  Estas  ooaas  os  he  hablado,  para  que 
mi  gozo  esté  en  vosotros,  y  vuestro  gozo 
sea  cumplido  K 

18  Este  es  mi  mandamiento;  Que  oa 
améis  los  unos  á  los  otros,  como  ¡/o  os 
he  amado '. 

13  Nadie  tiene  mayor  amor  que  este, 
que  ponga  alguno  su  vida  por  sus  ami* 
gos. 

14  Vosotros  sois  mis  amigos,  si  hici- 
ereis las  oosas  que  yo  os  mando. 

15  Ya  no  os  diré  siervos,  porque  el  si- 
ervo  no  sabe  lo  que  hace  su  Señor :  mas 
os  he  dicho  amigos*,  porque  todas  las 
cosas  que  oí  de  mi  Padre,  os  he  hedm 
notorias. 

16  No  me  Registeis  vosotros  á  mí,  mas 
yo  os  elegí  á  vosotros ' ;  v  os  he  puesto 
uara  que  vayáis  y  llevéis  nrvto,  y  vuestro 
mito  permanezca :  para  que  todo  lo  que 

Eidiereis  del  Padre  en  mi  nombre,  él  os 
>  dé<n. 

17  Esto  os  mando :  Que  os  améis  los 
unos  á  los  otros. 

18  ^  Si  el  mundo  os  áboncce,  aabed 
que  á  mí  me  abwxcció  antes  que  á  voa- 
otros». 

19  Si  fuerais  del  mundo,  al  mondo 
amaria  lo  suyo:  mas  porque  no  sois  del 
mundo,  antes  yo  os  elegí  del  mundo, 
por  eso  os  aborrece  el  mundo*. 

80  Acordaos  de  la  palabra  que  yo  os 


•w.a 

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&  JUAN,  XVI,  XVIL 


A.P.» 


he  dÜobo :  No  e«  el  rierro  mayor  q^e  m 
•eftot.  Si  á  mi  me  han  pcneguido,  tam- 
bién 4  Tototns  peneguiíin ;  >1  han  gu» 
ardado  mi  palabra,  también  guardarán 
la  Tiiettm  «. 

SI  Mas  todo  esto  os  harán  por  causa 
de  mi  nombre*-;  porque  no  oonocen  al 
que  me  ha  enviado*. 

Sa  Si  no  hubiera  venido,  ni  les  hubiera 
hablado,  no  tendrían  pecado  ' ;  mas  aho* 
ra  no  tienen  escusa  de  su  pecado*. 

88  El  que  me  aborrece,  también  á  mi 
Padre  aborrece. 

84  Si  no  hubiese  hecho  entie  ellos 
obras  cuales  ningún  otro  ha  hecho,  no 
tendrían  pecado :  mas  ahora,  y  leu  han 
▼lato,  y  me  abcireeen  á  tai,  y  á  mi 
Padre. 

95  Mas  para  que  se  cumpla  la  palabra 
que  está  escrita  en  su  Ley :  Que  sin  can- 
sa me  aborrecieron  '. 

98  Empero  cuando  viniere  el  Oonso- 
lador',  el  cual  jo  os  enviaré  del  Padre, 
el  Espíritu  de  Verdad,  el  cual  procade 
del  Padre,  él  dará  testimonio  de  mlr. 

97  T  vosotros  daréis  testimonio  *,  por- 
que estáis  conmigo  desde  el  principio  •. 

CAPITULO  XVI. 

Coadtws  Je$ws  la  futirá  á  mu  ap6»teie$,  pn^ 
inmiíndolo»  contra  Uu  perteeveionu  qtu 
luMan  de  paduer:  te»  promete  enviar  al 
BnñrUu  Santo,  que  eonveneerá  al  mundo, 
ir  te»  eñHñará  á  ello»  toda»  la»  terdade»/ 
y  que  el  Paáre  U»  eoneederA  cuanto  le  piáan 
«n  nt  «omlm.  Fredie»  finaitnemte  que  to- 
do» cBof  hturte,  y  le  abandonará»  aqudla 
«oche 

ESTAS  cosas  os  he  hablado,  para  que 
no  os  escandalicéis. 
9  Os  echarán  de  las  sinagogas :  y  aun 
viene  la  hora,  cuando  cualquiera  que 
os  matare,  pensaxá  que  haee  servicio  á 
Diosa. 

5  T  estas  cosas  a«  harán,  porque  no 
conocen  al  Padre  ni  á  mí  b. 

4  Mas  os  he  dicho  esto,  para  que  cu- 
ando aquella  hora  viniere,  os  acordéis 
que  yo  os  lo  haUa  dicho:  esto  empero 
no  os  lo  dije  al  principio,  porque  yo  es- 
taba con  vosotros. 

6  Mas  ahora  voy  al  que  me  envió;  y 
ninguno  de  vosotros  me  pregunta :  ¿  A- 
dónde  vas? 

6  Antes  poraue  os  he  hablado  estas 
cosas,  tristeza  na  henchido  vuestro  co- 
razón«. 

7  ^  Empero  yo  os  digo  la  verdad :  Os 
es  necesario  que  yo  vaya  t  porque  si  yo 
no  fuese,  el  Consoladora  no  vendría  á 
vosotros:  mas  si  yo  fuere,  os  le  envi- 
aré«. 

8  Y  cuando  él  viniere,  redargüirá  al 
mundo  de  pecado,  y  de  justicia,  y  de 
juicio : 

9  De  pecado  ciertamente,  por  cuanto 
no  creen  en  mi : 

10  Y  de  Justicia,  por  cnanto  voy  al 
Padre,  y  no  me  veréis  mas : 

11  Y  de  juicio,  por  cuanto  el  principe 
de  esto  mundo  ya  es  juzgado/. 

IS  Aun  tengo  muchas  cosas  que  deci- 
ros, mas  ahora  no  la»  podéis  llevar. 

13  Pero  cuando  viniere  aquel  Espíritu 
de  verdad,  él  os  guiará  á  toda  verdad^ : 
porque  no  hablará  de  sí  mismo,  sino 
que  hablará  todo  lo  que  oyere ;  y  os  hsürá 
saber  las  cosas  que  han  de  venir. 

14  Él  me  glorificará,  porque  tomará  de 
lo  mió,  y  os  to  hará  salier. 

15  Todo  lo  que  tiene  el  Padre,  mió  es  : 

Eor  eso  dije  que  tomará  de  lo  mió,  y  os 
)  hará  saber. 

16  ^  Un  poquito,  y  no  me  veréis;  y 
otra  ves  un  poquito,  y  me  veréis :  por- 
que yo  voy  al  Padre. 


17  Entonces  dieron  tígtmot  da  nía  dis- 
cípulos unos  á  otros :  ¿  Qué  es  esto  que 
nos  dice :  Un  poquito,  y  no  me  vevds ; 
y  otra  vez  un  poquito,  y  me  vereia  t  y, 
porque  yo  voy  al  Padre*  ? 

18  Decían  pues :  ¿  Qué  es  esto  que 
dice:  Un  poquito?  No  entendemos  lo 
que  habla. 

19  Y  conoció  Jesús  que  le  querían  pre- 
guntar, y  d^oles :  ¿  Preguntáis  entre 
vosotros  de  esto  que  dije,  un  poquito,  y 
no  me  veréis;  y  otra  vea,  un  poquito,  y 
me  veréis? 

80  De  cierto,  de  cinto  os  digo  que  vos- 
otros lloraréis  y  lamentaréis,  y  el  mundo 
se  alegrará :  empero  aunque  vosotros  es- 
taréis tristes,  vuestra  tdsteía  se  tomará 
en  gozo. 

81  La  mi^er  cuando  pare,  tiene  dolor  •*, 
porque  es  venida  su  hora ;  mas  después 

Sue  na  parido  un  niño,  ya  no  se  acuerda 
e  la  apretura,  por  el  gozo  de  que  baya 
nacido  un  hombre  en  el  mundo. 

98  También,  pues,  vosotros  ahora  á  la 
verdad  ten^  tristeza :  mas  otra  vez  os 
veré,  y  se  gozará  vuestro  corazón  At,  y 
nadie  quitaiá  de  vosotros  vuestro  gozo. 

83  5  x'  aquel  dia  no  me  preguntaréis 
nada.  De  cierto,  de  cierto  os  digo  que 
todo  cuanto  pidiereis  á  tn*  Padre  en  mi 
nombre,  os  lo  dará'. 

94  Hasta  ahora  nada  habéis  pedido  en 
mi  nombre :  pedid,  y  recibirá  ••,  para 
que  vuestro  gozo  sea  cumplido  ». 

85  Estas  cosas  os  he  hablado  en  pro- 
verbios :  mas  viene  la  hora  cuando  ya 
no  os  hablaré  por  proverbios,  sino  que 
claramente  os  anunciaré  de  mí  Padre. 

86  Aquel  dia  pediréis  en  mi  nombre ; 
y  no  os  digo,  que  yo  rogaré  al  Padre  por 
vosotros: 

97  Porque  el  mismo  Padre  os  ama,  por 
cuanto  vosotros  me  amasteis»,  y  habéis 
creído  que  yo  salí  de  Dios/». 

98  Salí  del  Padre,  y  he  venido  al  mun- 
do: otra  vez  d^o  el  mundo,  y  voy  al 
Padre. 

99  Dícenle  sus  discípulos:  Hé  aquí, 
ahora  hablas  claramente,  y  ningún  pro- 
verbio dices. 

80  Ahora  entendemos  que  sabes  todas 
las  cosas,  y  no  necesitas  que  nadie  te 

Eregunte:  en  esto  creemos  que  has  se- 
do de  Dios  V. 

31  RespondióleB  Jesús,  ¿  Ahora  creéis  ? 

38  Hé  aquí  la  hora  viene,  y  ya  ha  ve- 
nido, que  seréis  esparcidos  cada  uno  por 
su  parte  •*,  y  me  dejaréis  solo :  mas  no 
estoy  solo,  porque  el  Padre  está  con- 
migo*. 

83  Estas  cosas  os  he  hablado  para  que 
en  mí  tengáis  paz  < :  en  el  mundo  ten- 
dréis apretura»;  mas  confiad,  yo  he 
vencido  al  mundo. 

CAPITULO  XVII. 
J/»etuoM  oraeion  d»  Jeeu»  d  tu  tíemo  Padre. 

ESTAS  cosas  hablé  Jesús,  y  levan- 
tados los  ojos  al  délo,  dijo :  Padre, 
la  hora  es  libada;  glorifica  á  tu  H^oo, 
para  que  también  tu  Hijo  te  glorifique 

9  Gomo  le  has  dado  la  potestad  de  toda 
carnea,  para  que  dé  vida  eterna  á  todos 
los  que  le  diste. 

3  Esta  empa^>  es  la  vida  eterna  « :  Que 
te  conozcan  •(  solo  Dios  vodadeio,  y  á 
Jesu-Cristo  •,  al  cual  has  enviado. 

4  Yo  te  he  glorificado  en  la  tierra; 
he  acabado  la  obra  que  me  diste  que 
hiciese/. 

6  Ahora  pues.  Padre,  glorifícame  tri 
cerca  de  ti  vcáano  con  aquella  gloria 
ue  tuve  cerca  de  tí  antes  que  el  mundo 
uesetr. 


*  ver.  10. 


*  Is.  a&  17. 


i  Cap.  90. 90. 
Ln.  24.  il, 

1  PeA.  1. 8. 


<0ap.l8.U. 
IJIw 


8. 

98. 

y  5. 14. 
"Mrt.T.7,8. 
«üap.lft.11. 


•Cap.  14.  SI. 

98. 
'ver.  80. 

Cap.  ir.  8. 


S 


«Cap.lT.  8. 


'-lU*.9ft8L 
Har.14.97. 

'  Cap.  8.  9». 
Is.  Sfí.  7, 9. 

t  Gap.  14. 97. 
•Cap.  15. 19, 

91. 

9TLS.18. 


•  Cap.  12. 98. 
yl8.8U82. 


»  Cap.  8.  88. 

Mst.28.18. 
'  1  Joan  S. 

11. 

é  Jer.  9. 24. 
«Cap.  10. 88. 

/Cap.  19. 80. 

«Cap.  1.1,9. 
li.9.8. 
Heb  1. 8, 
10. 


A.D.3S. 


a  JUAN,  XVIII. 


A.D.S& 


4  TBF.  96> 

8ftl.2S.S3. 
i  Cvf.  &  37, 
8». 
j  10.  29. 


iC•^18.S7. 

30. 


IC»p.l6.1£. 


■•^«.6. 


"  Cap.  18. 9. 

'  Bal.  109.  8. 
Heck.1.20. 
t 


PCap.l&lS, 

19. 
t  »r.  Dfl 

maiigno. 

<S£.«.28. 
'-Cap.ao.21. 


•  1  Co.  L  2, 

80. 


« TCr.  IL 
Bo.  13.  5. 
ICo.  12.12. 


•2C0.3.18. 


t  Or.  ütfit- 

(óper/ee- 

tot)en»»a 

toia. 


•  Cap.  M.  8. 
ITm.4.17. 


"  Cap.  7.  29. 

J  10. 1& 

y  Ter.  6, 11, 
13. 
'  Cap.  15. 9. 


'28a.l&S3. 


6  He  mailiftatado  tu  nombre  á  loa  hotn- 
bm  que  del  mundo  me  diite  & :  tujoa 
eran,  y  me  loa  diste*,  y  guardaron  tu 
palabra. 

7  Ahora  han  conocido  que  todas  las 
cosas  que  me  diste,  son  de  tí. 

8  Porque  las  palabras  que  me  diste,  les 
he  dado;  j  ellos  loa  recibieron,  y  han 
conocido  verdaderamente  que  salí  de  ti, 
y  han  creido  que  td  me  enviaste  A. 

9  To  ruego  por  ellos :  no  meso  por  el 
mundo,  sino  por  los  que  roe  date,  por- 
que tuyos  son. 

10  Y  todas  mis  cosas  son  tus  cosas,  y 
tus  cosas  son  mis  cosas  < :  y  he  sido  glo- 
rificado en  ellas. 

11  Y  ya  no  estoy  en  el  mundo;  mas 
estos  están  en  el  mundo,  y  yo  á  ti  vengo. 
Padre  santo,  á  los  que  me  has  dado«, 
guárdalos  por  tu  nombre,  para  que  sean 
una  cosa,  romo  también  nosotros. 

19  Cuando  estaba  con  ellos  en  el  mun- 
do, yo  los  guardaba  en  tu  nombre ;  &  ios 

3ue  rae  diste,  yo  los  guardé,  y  ninguno 
e  ellos  se  perdió",  sino  el  hijo  de  per- 
dición, para  que  la  Escritura  se  cum- 
pliese «. 

18  Mas  ahora  vengo  á  tí;  y  hablo  esto 
en  el  mundo,  para  que  tengan  mi  gozo 
cumplido  en  sí  mismos. 

14  Vo  les  he  dado  tu  palabra,  y  el 
mundo  les  aborreció ;  porque  no  son  del 
mundo,  como  tampoco  yo  soy  del  mun- 
do;». 

15  No  ruego  que  les  quites  del  mundo, 
sino  que  les  guardes  del  mal  f . 

10  No  son  del  mundo,  como  tampoco 
yo  soy  del  mundo. 

17  Santifícalos  en  tu  verdad  f:  tu  pa- 
labra es  Itt  verdad. 

18  Como  tü  me  enviaste  al  mundo, 
también  yo  les  he  enviado  al  mundo ''. 

19  Y  por  ellos  yo  me  santifíco  á  mi 
mismo;  para  que  también  ellos  sean 
santificados  en  verdad'. 

SO  Mas  no  ru^o  solamente  por  estos, 
sino  también  por  los  que  han  de  creer 
en  mí  {wr  la  palabra  de  ellos ; 

81  Para  que  todos  sean  una  cosa :  como 
tü,  oh  Padre,  en  mi,  y  yo  en  ti ',  que 
también  ellos  sean  en  nosotros  una  cosa : 
para  que  el  mundo  crea  que  tü  me  en- 
viaste. 

22  Y  yo,  la  gloria  que  me  diste,  les  he 
dado « ;  para  que  sean  una  cosa,  como 
también  nosotros  somos  una  cosa. 

23  Yo  en  ellos,  y  tü  en  mí,  para  que 
sean  conEumadamente  f  una  cosa ;  y 
que  el  mundo  conozca  que  tü  roe  en- 
viaste, y  que  los  has  amado,  como  tam- 
bién á  mí  me  has  amado. 

24  Padre,  aquellos  que  me  has  dado, 
quiero  que  donde  yo  estoy,  ellos  estón 
también  conmigo  * ;  pora  'que  vean  mi 
gloria  que  me  has  dado :  por  cuanto  me 
has  amado  desde  antes  de  la  constitu- 
ción del  mundo. 

25  Padre  justo,  el  mundo  no  te  ha  co- 
nocido: mas  yo  te  he  conocido*,  y  estos 
han  conocido  oue  tü  me  enviaste. 

20  Y  yo  les  he  manifestado  tu  nom- 
bre', y  manifestari'/o  aun;  para  que  el 
amor,  con  que  me  has  amado,  esté  en 
ellos,  y  yo  en  ellos*. 

CAPITULO  XVIII. 
Prirton  dé  Jtnu.  MaleM  e»  lurtío  jmr  Paáro. 
Huyen  Im  Ap6slcte$.  Nüga  P*dro  «A  Beñor. 
Interrogatorio  que  U  hacen  el  tumo  Pontí- 
fice y  tífruident»  Piloto, 

COMO  Jesús  hubo  dicho  estas  cosas, 
salióse  con  sus  discípulos  tras  el  ar- 
royo de  Cedrón*,  donde  estaba  un  hu- 
erto, en  el  cual  entró  Jesús,  y  sus  dis- 
cípulos. 


9  Y  también  Jlldas,  el  que  le  entre- 
gaba, sabia  aquel  lugar,  porque  muchas 
veces  Jtsus  se  juntaba  allí  c<»  ras  dis- 
cípulos. 

8  Judas,  pues,  tomando  una  conapafUa 
de  solJadot,  y  ministros  de  los  Pontífices 
y  de  los  Fariseos  b,  vino  allí  con  linternas 
y  antorchas,  y  con  armas. 

4  Empero  Jesús,  sabiendo  todas  las 
cosas  que  hablan  de  venir  sobre  él,  salió 
delante,  y  díjoles :  ¿  A  quife  busciüs  ? 

5  Respondiéronte!  A  Jesús  Nazare- 
no e.  Diceles  Jesús  :  Yo  soy.  (Y  estaba 
también  con  ellos  Judas  el  que  le  en- 
tregaba.) 

0  Y  como  les  dijo.  Yo  soy,  volvieron 
atrás,  y  cayeron  en  tierra. 

7  Volvióles,  pues,  á  preguntar ;  ¿A 
quién  buscáis  ?  Y  dios  dieron :  A  Je- 
sús Nazareno. 

8  Respondió  Jesús :  Ya  os  he  dicho  que 
yo  soy :  pues  si  á  mi  buscáis,  d^ad  ir  á 
estos: 

9  Para  que  se  cumpliese  la  palabra  que 
habia  dicho:  De  los  que  me  diste,  nin- 
guno de  ellos  perdía 

10  Entonces  Simón  Pedro,  que  tenia 
espada,  sacóla,  é  hirió  al  siervo  del  Pon- 
tíhce,  y  le  coito  la  or^  derecha  e.  Y  el 
siervo  se  llamaba  Maleo. 

11  Jesús  entonces  dfjo  á  Pedro :  Mete 
tu  espada  en  la  vaina:  el  vaso  que  el 
Padre  me  ha  dado,  ¿  no  le  tengo  de 
beber/. 

13  1  Entonces  la  compañía  de  ha  «ol- 
dad43t  y  el  tribuno,  y  los  ministros  de 
los  Judíos,  prendieron  ¿  Jesús,  j  le 
ataron, 

13  Y  lleváronle  primeramente  &  Anis, 
porque  era  suegro  de  Gaifós,  á  cual  era 
Pontíñce  de  aquel  ailojf. 

14  Y  era  Gaií&s  el  que  habla  dado  et 
consejo  á  los  Judies :  v¿ue  era  necesario 
que  un  hombre  muriese  por  el  pueblo  A, 

15  Y  s^ula  á  Jesús  áimon  Pedro,  y 
otro  discípulo  •:  y  aquel  discípnlo  crá 
conocido  del  Pontífice,  y  entró  con  Je- 
sús al  atrio  del  Pontíñce. 

16  Mas  Pedro  estaba  fuera  á  la  puerta: 
y  salió  aquel  discípulo  que  era  conocido 
del  Pontífice,  y  habló  &  la  portera,  y 
metió  dentro  á  Pedro. 

17  Entonces  la  criada  portera  d^  & 
Pedro :  ¿  No  eres  tü  también  de  lo* 
discípulos  de  este  hombre  ?  Dice  él : 
No  soy. 

18  Y  estaban  en  pié  los  siervos  y  los 
ministros  que  hablan  allegado  las  as- 
cuas, porque  hacia  frió,  y  calentábanse : 
y  estaba  también  con  ellos  Pedro  en  pié, 
calentiUidose. 

19  Y  el  Fontifiee  preguntó  á  Jesús 
acerca  de  sus  discípulos,  y  de  sa  lioc- 
trina. 

2U  Jesús  le  respondió:  Yo  manifiesta- 
mente he  hablado  al  mundo :  yo  siempre 
he  enseñado  en  la  sinagoga  y  en  el  tem- 
plo, donc'e  se  juntan  todos  los  Judíos  * ; 
y  nada  he  hablado  en  oculto. 

21  ¿  Qué  me  preguntas  á  raí  ?  Pre- 
gunta á  los  que  han  oído,  qué  les  haya 
yo  hablado :  hé  aquí,  esos  «aben  lo  qñc 
yo  he  dicho. 

22  Y  como  él  hubo  dicho  esto,  nno  de 
los  criados  que  estaba  allí,  dio  una  bo- 
fetada i  á  Jesús,  diciendo :  c'  Así  res- 
pondes al  Pontífice  ? 

28  Respondióle  Jesús :  Si  he  hablado 
mal,  da  testimonio  del  mal :  y  si  Men, 
¿  por  qué  me  hieres  "•  ? 

24  Y  Anas  le  habla  enviado  atado  á 
Caifis  Pontífice. 

95  Estaba,  pues,  Pedro  en  pié  calentán- 
dose; y  diiíronle:  ¿  No  eres  tü  de  sas 
discípulos  f  £1  negó,  y  diijo :  No  soy. 


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¡MluS.13. 

n.ft.18. 

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P.1.& 
.14. 

ip.  8.  47. 
■«a  4.6. 


«11.8.14. 


t87.30. 
.15.16, 


,18.88. 


98  Uno  d«  IM  ricrvM  dal  Pontlflec» 
pariente  de  eauA  á  qatan  Fedn»  haUa 
ooitado  la  oreja,  Is  dloe :  ¿  No.te  vi  yo 
en  el  huerto  oon  él  ? 

87  T  negó  Pedro  otra  Tes :  7  luego  él 
gallo  cantó*. 

88  Y  Y  llevaron  4  Jeras  de  Calfftt  al 
Pretorio* ;  y  era  por  la  mailana :  j  ello* 
no  entanm  en  u  Pretorio  por  no  aer 
contaminadoey,  tino  que  comieten  la 
Paaona. 

8D  Entóneet  salló  Pflató  4  ello*  toen, 
7  d^o:  ¿Qué  acusación  traéis  oontn 
estebombie? 

80  Re^ondienm,  7  d^}énmle :  Si  cate 
no  ftien  malhechor,  no  te  lo  habríamos 

81  Moeles  entonces  Pilatot  Tomadle 


8.18. 


I,  j  juxgadle  según  Tuestra  lej. 

Y  loe  Jaáim  le  d^ieran:  A  noaotn*  no 
ea  lícito  matar  á  nadie. 

88  Para  oue  se  cumpliese  el  dicho  de 
Jesús  que  habla  dicho,  dando  á  enten. 
der  de  qué  muerte  haUa  de  morir  r. 

88  Asi  que  Pllato  volvió  á  entrar  en  la 
audiencia,  7  llamó  á  Jesús,  7  d^le: 
i  Eres  tii  el  rey  de  ios  Judíos  ? 

84  Respondióle  Jesús :  ¿  Dices  tú  esto 
de  ti  mismo,  ó  te  lo  han  dicho  otros 
de  mi? 

85  Pilato  respondió:  ¿  Soy  70  Judío  ? 
1*u  gente,  y  los  PonttUces,  te  han  en- 
tresado  á  mír :  ¿qué  has  hecho  ? 

86  Respondió  Jesús*  t  Mi  reino  no  es 
de  este  mundo* :  si  de  este  mundo  fuera 
mi  refalo,  mis  servidores  pelearían  para 
que  y»  no  faera  entregado  á  los  Judíos : 
ahora,  pues,  mi  reino  no  es  de  aquí. 

87  Díjole  entonces  Pilato:  ¿  Luego  rey 
«rea  tu?  Respondió  Jesús:  Td  dices 
que  yo  soy  rey :  yo  pan  esto  h«  nacido, 
y  pan  esto  he  venido  al  mundo,  para 
dar  testimonio  á  la  verdad*.  Todo  a. 
que!  que  et  dt  la  farU  de  la  verdad,  oye 
mi  vos  *. 

88  Dícele  Pilato :  ¿  Qué  cosa  es  ver- 
dad ?  Y  como  hubo  oicho  esto,  salió 
otn  vra  á  los  Judíos,  y  dícdes :  Yo  no 
hallo  en  ét  algún  crimen. 

88  Empero  vosotros  tenéis  costumbre, 
que  2/0  os  suelte  uno  en  la  Pascua :  ¿  que- 
réis, pues,  que  os  suelte  al  rey  de  los 
JucUos? 

40  Entonces  todoa  dieron  voces  otn 
vex,  diciendo :  No  á  este,  sino  á  Ban- 
has.    Y  Banbas  en  ladrón*. 

CAPITULO  XIX. 
Pation,  muerte,  y  Mjwftura  de  Jenu. 

Asi  que  entonces  tomó  Pilato  á  Jesús, 
.j  azotó/e «. 
8  X  los  soldados  entretejieron  de  espi- 
nas una  corona,  y  pusiéron/a  soture  su 
cabeza,  y  le  vistieron  de  una  ropa  de 
grana, 
8  Y  dedan :  Salve,  rey  de  los  Judíos  1 

Y  dábanle  de  bofietadas. 

4  Entonces  Pilato  salió  otn  vex  f  uen, 
7  d:Uoles:  Hé  aqui  oa  te  traigo  fiacn, 

Kra  que  entendáis  que  ningún  crimen 
lio  en  élK 
A  Y  salió  Jesús  fuen  llevando  la  coro- 
na de  espinas,  y  la  ropa  de  grana.    Y 
díceles  PÜaio :  Hé  aquí  él  hombre. 

6  Y  como  le  vieron  los  príncipes  de  los 
Sacerdotes,  y  los  servidores,  meron  vo- 
cea diciendo:  Groci£kale,  cruoificale. 
Díceles  Pilato:  Tomadle  vosotros,  y 
cmeificadle:  porque  yo  no  hallo  en  el 
crimen. 

7  Respondiéronle  los  Judíos:  Nosotros 
tenemos  ley,  y  según  nuestra  ley  debe 
mocil  c,  porque  ae  hilo  Hijo  de  Dios  A 

8  Y  como  Pilato  oyó  esta  palabn,  tuvo 
masmledoi 


8  Y  entró  otn  ves  4  la  audlendA,  y 
dijo  á  Jesús :  ¿  De  dónde  eres  td  ?  Mas 
Jesús  no  le  dio  respuesta*. 

10  Entonces  dícele  Pilato  t  ¿  A  mí  no 
me  hablas  ?  ¿  no  sabes  que  tengo  potes- 
tad pan  crucificarte,  y  que  tengo  po- 
testad pan  soltarte  ? 

11  Respondió  Jesús:  Ninguna  potes- 
tad tendrias  contn  mí,  si  ut»  no  te 
Aieae  dado  de  arriba/:  por  tanto  el  que 
á  tí  me  ha  entregado,  mayor  pecado 
tiene  0. 

19  Desde  entonces  nroenraba  Pilato 
soltarle;  mas  los  Judío*  daban  voces, 
diciendo:  81  á  este  sueltas,  no  eres  ami- 
go de  Oésar.  GualquicTa  que  se  hace 
rey,  á  Oésar  contradice  A. 

18  Entonces  Pilato  oyendo  este  dicho, 
llevó  fiícm  á  Jesús',  y  se  sentó  en  el 
tribunal,  en  el  lugar  que  se  dice  Lithós- 
trotos,  y  en  Hebreo,  Oabbatha. 

14  Y  en  la  víspen  de  la  Pascua*,  y 
como  la  hon  de  sexta :  entonces  d^o  á 
lo*  Judío* :  Hé  aquí  vuestro  rey. 

15  Mas  ellos  dieron  voces :  Quita,  quita, 
crucifícale.  Díceles  Pilato :  ¿  A  vuestro 
rey  he  de  crucificar  ?  Respondieron  los 
Pontífices :  No  tenemos  rey  sino  á  Oé- 
sar. 

16  Así  que  entonces  se  lo  entregó  pan 
que  ftiese  crucificado':  y  tomaron  á  Je- 
sús, y  le  llevaron. 

17  1  Y  llevando  su  crux,  salió  al  In- 

BDrw  que  se  dice  de  la  Calaven,  y  en 
ebréo,  Oóigotha; 

18  Donde  le  crndfieaxon,  y  con  él  otros 
dos,  uno  á  cada  lado,  y  Jesús  en  medio. 

18  Y  escribió  también  Pilato  un  titu- 
lo, que  puso  encima  de  la  cruz»:  y  el 
escrito  en :  JESÚS  Nasabxmo,  asr  na 
LOS  Junios. 

90  Y  mucho*  de  les  Judíos  leyeron 
este  título ;  poique  d  lugar  donde  estaba 
erudficado  Jesús,  en  cerca  de  la  du- 
dad: y  estaba  escrito  en  Hebreo,  en 
Griego,  7  en  Latín. 

91  Y  decían  á  Pilato  los  Pontífices  de 
los  Judíos :  No  escribas.  Rey  de  los  Ju- 
díos :  sino  que  él  d^o :  Rey  soy  de  lo* 
Judíos. 

99  Respondió  Pllato :  Lo  que  he  escri- 
to, he  escrito. 

98  Y  como  kM  toldado*  hubieron  en», 
dfioado  á  Je*us,  tomaron  sus  vestidos, 
é  hicieron  cuatro  partes,  (pan  cada  sol- 
dado vuia  parte),  y  la  tiinloa:  mas  la 
tdnica  era  sin  costura,  toda  t^lda  desde 
arriba. 

'  94  Y  dijeron  entre  ellos :  No  la  parta- 
naos,  sino  echemos  raertes  sobre  ella  de 
quién  será:  para  que  se  cumpliese  la 
Bacritun  que  dice:  Partieron  pan  sí 
mis  vestidos,  7  sobn  mi  vestidnn  echa- 
ron suertes*.  Y  los  soldados  hideron 
esto. 

95  Y  estaban  junto  á  la  cruz  de  Jesús 
su  madre,  y  la  hermana  de  su  madre, 
María  mi(/er  de  Oleobsj»,  y  María  Mag- 
dalena«. 

96  Y  como  vio  Jesús  á  la  madre,  j  al 
discípulo  que  él  amaba  r,  que  estaba 
presente,  mee  á  su  madre :  Mi^cr'*  l>ó 
ahí  tu  hyo. 

97  Después  dice  al  discípulo :  Hé  ahí 
tu  madre'.  Y  desde  aquella  hon  d  dis- 
cípulo la  redUÓ  consigo. 

98  Después  de  esto,  sabiendo  Jesús  que 
todas  las  cosas  eran  ya  cumpUdas,  pan 

Iue  la  Kscritun  se  cumpliese «,  d^o : 
led  tengo. 

99  Y  estaba  afii  un  vaso  lleno  de  vi- 
nagre. Entonces  dios  hinchieron  una 
esponja  de  vinagre,  v  rodeada  á  un  hi- 
sopo se  la  Ucfaroo  á  la  boca. 

80  Y  oomo  Jesn*  tomó  d  vinagra,  di^o : 

8s 


*8d.88.U. 
Mat  27.11 
14. 


/Osp.7.S0. 

Lv.23.58. 

f  Cap.  18. 8, 
88. 


A  La.38.1l. 
Heek.17.7. 
<Pr.9B.8S. 


tHat.27.eB. 


llUt.87.9S, 
•«o. 

1IW.U.U, 
•le. 
Lo.  88. 91^ 

•ee. 
"•XIL1S.8S. 

Heh.  13.19. 

•MaiSrjT. 
Mar.lS.96^ 
Lu.2S.S8. 


•8*L9118. 
N 

fLu-aiis. 
«Hsisr.sflk 

6L 
•- Oso.  18. 38. 

y  aLao. 

'Cap.  8.4 

«  Bo.16.18. 


•La.  94. 44. 
Bsl.  09.  81. 


^9^9. 


&  JUAK,  XX,  XXL 


A.]xas, 


vOBp.17.4. 

•  ii.e8.io, 
u. 

B«libSll4, 

Ift. 

y  tur.  4S. 
•  De.  n.  2S. 
•Le.  88.7,8. 


»Hek9.Sa, 

1  JnukS. 

8,8. 
•C»p.  8.5. 

U.S.  96, 

«t  8. 8. 

Heb.ia22. 

lFed.8.ai. 
•(IJunL 

1.8. 
«Bs.  13.46. 

S«.9.1Z 
/8«I.S3.16. 

Zml  13. 10. 

Ap.  1.  7. 

Uar.U.48. 
1*11.38.80. 

AOw.O.  88. 
713.49: 

iO».8.1,a. 

jT.SO. 

^SCr.l&U 


Itw.SL 

"•  la.  68. 9. 
100.15.  4. 


•Mat88.1. 
etc. 

Msr.  18. 1. 
cío. 

LI1.S4.1, 
ete. 

»0«p.l8.28. 
719.36. 
7  31.7,34. 

•Lo.  34. 13. 


iiC»p.l9.40. 


•CftiMLM. 


/6<M.16.10. 
&eeh.3.3S, 
81. 
713.84.85. 

Vlfw.16.5. 


Oonnunado  es*.  T  babiaido  tocUnado 
U  caben,  dkS  el  espirita*. 

81  Entóneet  1m  Judíos,  por  enaato' 
«¡rs  1»  víspera  «fe  l«  Patena,  para  qne  los 
cuerpos  no  quedasen  en  la  cruz  en  el 
S&bado  f,  pues  era  el  gran  día  dd  Sába* 
do  •,  rogaron  á  Pilato  que  se  les  qnebli* 
ten  las  piernas,  j  fuesen  quitados. 

89  T  Tliüeron  los  soldados,  7  quebra- 
ran las  piernas  al  primero,  7  asimismo 
al  otro  que  habla  sido  oueifícvdo  oon  éL 

33  Mas  cuando  vinieron  á  Jesús,  como 
le  vieron  7a  muerto,  no  le  quebraron  las 
piernas: 

8é  Emneio  uno  de  los  soldados  le  abrió 
d  costado  oon  una  lanza,  7  luqp  salió 
sangré^  7  agua e. 

85  Y  el  que  h  tío,  da  testimonio',  7 
su  testimonio  es  verdadero:  7  él  sabe 
que  dice  verdad,  para  que  vosotros  tam- 
bién creáis. 

86  Porque  estas  cosas  fueron  hechas, 

Bura   que  so  cumpliese   la  Escritura: 
neso  no  quebrantaréis  de  él  *. 

87  Y  también  otra  Escritura  dice:  Mi- 
raje á  aqud  al  cual  traspasaron/. 

38  ^  Después  de  estas  cosas,  José  de 
Arimatéay,  el  cual  era  discípulo  de  Je- 
sús, mas  secreto,  por  miedo  de  los  Ju- 
díos*, rogé  á  Pilato  que  pudiera  quitar 
el  cuerpo  de  Jesús:  7  permitiÓMfo  Pi- 
lato. Entonces  vino,  7  quité  el  cuerpo 
de  Jesús. 

8B  Y  vino  también  Nicodemo  •',  el  que 
antes  habla  venido  á  Jesús  de  noche, 
tra7endo  un  compuesto  de  mirra  7  de 
aloes,  como  den  libraste. 

40  Tomaron  pues  el  cuerpo  de  Jesús, 
7  envolviéronle  en  lienxos  con  espeoias, 
oomo  es  costumbre  de  los  Judíos  se- 
pultar. 

41  Y  en  aqud  lugar,  d<Mide  había  sido 
«lucificado,  había  un  huerto,  7  en  el 
huerto  un  sepulcro  nuevo,  en  el  cual 
aun  no  habla  sido  puesto  alguno. 

43  Allí,  pues,  por  causa  de  la  víspera 
de  la  Pateua  de  los  Judíos',  porque 
aquel  sepulcro  estaba  cerca,  pusieron  á 
Jesús  M. 

CAPITULO  XX. 

Bémmeeion  da  Jemu^  y  oíhuimu  da  «w 

aparíeioM$. 

T  EL  primer  dia  de  la  semana*,  Ma- 
ría Magdalena  vino  de  mafiana,  si- 
endo aun  oscuro,  al  sepulcro,  7  vié  la 
piedra  quitada  del  sepulcro. 

8  Entonces  corrió,  y  vino  á  Simón  Pe- 
dro, 7  al  otro  discípulo,  al  cual  amaba 
Jesús  i,  7  díceles:  Han  llevado  al  Seilor 
del  sepulcro,  7  no  sabemos  donde  le  han 
puesto. 

8  Y  salió  Pedro,  7  d  otro  discípulo,  7 
vinieron  al  sepulcro  «. 

4  Y  corrían  los  dos  juntos ;  mas  el  otro 
discípulo  corrió  mas  presto  que  Pedro, 
7  lleoó  primero  al  sepulcro. 

6  Y  Moándoae  A  mirar,  vio  los  lienzos' 
echados ;  mas  no  entró. 

6  Llegó  luego  Simón  Pedro  siguién- 
dole, 7  entró  en  d  sepulcro,  7  ^ó  los 
lienzos  echados; 

7  Y  d  sudario  que  habla  estado  sobre 
su  cabeza*,  no  puesto  con  loe  lienzos, 
sino  envuelto  en  un  lugar  aparte. 

8  Y  entonces  entró  también  el  otro  dls* 
cípulo,  que  habla  venido  primero  d 
monumento,  7  vio,  7  creyó. 

9  Porque  aun  no  sabían  la  Escritura: 
Que  era  necesario  que  él  resudUne  de 
los  muertos/. 

10  T  volvienm  loe  dise^ulos  á  los 
stt70S. 

11  Empero  María  estaba  fuera  lloran- 
do junto  al  sepulcro ;  7  estando  llorando, 
luyóse  é  Mirar  d  sepulcro». 


IS  Y  dó  dos  iaades  en  ropas  Maneas 
que  estaban  sentaüaos,  d  ano  á  la  cabe- 
ceni,7  d  otro  á  los  piea,  donde  el  cuerpo 
de  Jesús  habla  sido  puesto. 

13  Y  dorante:  Mujer,  ¿  por  qué  llo- 
ras ?  Díceles :  Porque  se  han  llevado  á 
mi  Seftor,  7  no  sé  donde  le  han  puesto. 

14  Y  como  hubo  dicho  esto,  volvióse 
atrás,  7  vio  &  Jesús  que  estaba  «lliA; 
mas  no  sabia  qne  era  Jesús  '. 

15  Dicde  Jesús :  Mujer,  ¿  ^ot  qué  llo- 
ras ?  ¿  á  quién  bnsoas  ?  Ella,  pensando 
que  era  el  hoitdano,  díode :  Seflor,  si 
td  le  has  llevado,  dime  donde  le  has 
puesto,  7  70  lo  llevará. 

16  Dícdc  Jesús :  María.  Volviéndose 
ella,  dicele:  Rabonl,  que  quiere  dedr. 
Maestro. 

17  Dícde  Jesús :  No  me  toques* ;  por* 
que  aun  no  he  subido  á  mi  radie :  mas 
vé  á  mis  hormanos^.y.  dfles:  Subo  á 
mi  Padre*,  7  á  vuestro  Padre», 7  ánü 
Dios  •,  7  ^  vuestro  Díosp. 

18  Fué  María  Magddena  dando  las 
nuevas  á  los  discípulos  que  habla  visto 
d  SefVor,  7  la  habla  dicho  estas  cosas. 

19  ^  Y  como  filé  tarde  aqnd  dia,  d 
primero  de  la  semana,  7  estando  las 
puertas  cerradas,  donde  los  diieípiakM 
estaban  juntos,  por  miedo  de  los  Judios, 
vino  Jesús,  7  púsose  en  medio  f,  7  flajo- 
lés :  Paz  á  vosotros. 

SO  Y  como  hubo  didio  esto,  mostrAes 
las  manos  7  d  coatado.  Y  los  discípulos 
se  gozaron  viendo  d  Seitor**. 

81  Entonces  les  d^o  Jesús  otra  Tes: 
Paz  á  vosotros*:  oomo  me  envió  d  Pa* 
dre,  así  también  70  os  envió '. 

33  Y  como  hubo  dicho  esto,  sopló,  7 
di(ides :  Tomad  el  Espíritu  Santo  ■ : 

38  A  los  que  remitiereis  los  pecados, 
les  son  remitidos :  á  quienes  los  retavi. 
eréis,  serán  retenidos  *. 

34  ^  Empero  Tomás,  uno  de  los  doec, 
que  se  dice  d  Dídlmc,  no  estaba  cob 
dios  cuando  Jesús  vina 

35  DUéronle,  pues,  los  otros  diseípnlos : 
Al  Sefior  hemos  visto.  Y  él  les  dijo: 
Si  no  viere  en  sus  manos  la  señal  de  loa 
clavos,  7  metiere  mi  dedo  en  d  lugar  de 
los  clavos,  7  metiere  mi  mano  en  sa 
costado,  no  creeré. 

96  Y  ocho  dias  después  estatwn  otra 
vez  sus  disc^los  dentro,  7  oon  dles 
Tomás:  vino  Jesús,  las  puertas  cena- 
das, 7  pdsose  en  medio,  7  digo :  Pas  & 
vofiotroijr. 

97  Luego  dice  á  Tomás :  Mete  tu  dedo 
aquí,  7  vé  mis  manos;  7  darna  acá  tu 
mano,  7  métete  en  mi  costaaD:  7  no 
seas  incrédulo,  sino  fiel. 

38  Entonces  Tomás  respondió,  7  díode: 
Señor  mió,  7  Dios  mío*. 

99  Díeele  Jesús:  Porque  me  has  viste, 
oh  Tomás,  creíste:  bienaventuradas  los 
que  no  vieron,  7  ore7cion«. 

30  ^  Y  también  hizo  Jesús  nauehas 
otras  selldes  en  presencia  de  sus  dlsef- 

Sttlos,  qne  no  están  escritas  en  esta 
broo. 

81  Estas  empero  son  escritas  para  qne 
creds  que  Jesús  es  d  Cristo,  d  I^jo  de 
Dios ;  7  para  que  er^endo,  tersáis  iñda 
en  su  nombre*. 

CAPITULO  XXI. 
Apartett»  Jma»  4  m»  üattfmUt, 
}w«0MuidL    Rmt»  é  Pair»  im 
pr*die$  tu  rntrOriot  y  nprimt  m 
tidad  acerca  da  Jwan. 


iSatHL». 

•-€kfia.i 

Ia.«.]ik 

S. 


AiAicn. 

BO.S.& 
H«Kta 
•LS.16.U» 
18. 

19. 
S0D.CI1 

Os.  8.  as. 

74.6^7. 
•KLII. 
rHaULM. 

«IbrJfiJi. 

lGa.li.1 

tCw.17.11. 
]Ut3S.li 

■&S.11& 

16. 

Tt8.11. 

)erXS,ll. 

•O^lLtt 


rier.lS.SL 


te  otta 
daTl> 


DESPUÉS  se  maniftstó  J 
vez  á  sus  discípulos  &  la  n 
berias*;  7  manifestóse  de  esta  tawnsnb. 

9  Estaban  juntas  SinMU  Fedas  7  Te- 
más,  llamado  d  Didlmo,  7  Nataaad,  d 


•Oi«kI.L 
•1XM.LI 

*Cap.SL» 


75.91.    I 

jUlIA 
ÍM.Lf- 


'flkpblL 


^i>.aB. 


LOS  HXGHOS»!. 


A.  O.*. 


Ibl4.21. 


Cqi.aO.14. 
La.24.4L 


bi.t.4^7. 


Bey-lS-O. 

kiass. 


u  1. 1, 4. 


«.2S.19. 
r.l«.15. 


.S4.TA. 
1. 


nZIT. 

1. 

t.8.11. 

j.  2.4. 

1.9& 
7.27. 

3.4,5. 

im9.11. 
6.2. 

S.24.86W 

■.&1.2' 


r«r«  d*  Oaná  óm  Oalllém  y  IM  A(fw 
Zebcdéoi,  7  otro*  dos  de  sim  diaóá- 
paliM. 

8  Dio»Ics  Stanon:  A  pac»  wj.  IM- 
eenle :  Vamos  nosotios  tamUan  contigo. 
FviBitm,  j  mUeran  lawo  «n  aaa  baña; 
7  aqoella  noche  no  eogwnm  nada. 

4  T  venida  la  maflana,  Jesvi  se  puso  á 
la  ribara :  mas  los  diaeíjNilos  no  enten- 
dteroa  míe  era  Jesús  ■. 

5  Y  «holcs:  MoMis,  ¿tenéis  algo  de 
comerá?    Rcspondidranle :  Nob 

0  Y  di  lea  dice:  Bt^wd  la  red  á  la 
mano  dercdiadclbaioo,  y  hallaseis.  En- 
tonces echaron,  y  no  la  aodlan  en  nln- 
nma  manen  sacar,  ik»  la  mnhltnd  de 
los  peces «. 

7  Sntdnoes  aqnd  dbeipulo,  ti  cval 
amaba  Jesns,  dijo  á  Pedio :  BlSeBores. 
T  Simón  Pedro,  oomo  oyó  qne  en  el 
Sefler,  cUldse  la  npa,  porqne  estaba  des- 
ando, y  edídse  á  la  mar. 

8  Y  los  otros  discípulos  vlnieHm  eon  el 
barco  <peroue  no  estaban  l^os  de  tierra 
sino  eomo  aoacientos  codos),  tnyendo  la 
red  de  peces. 

9  Y  come  descendieron  á  tienra,  vieron 
asmas  pueMas,  y  un  pez  encima  de  ellas, 
y  pan/. 

10  IModes  Jesas ;  Tned  de  los  peces 
que  cogisteis  ahony. 

11  Subió  Simen  Petko,  y  ti^  laied  á 
tierra,  llena  de  grandes  peces,  ciento  y 
cincuenta  y  tres :  y  siendo  tantos,  la  red 
no  se  rompió*. 

12  Dfeeics  Jesns:  Venid,  comed.  T 
ninguno  de  los  dlseipules  osaba  pregun- 
tarle: ¿  Tú,  qttíéu  eres  ?  sabiendo  que 
ctn  el  Sefior. 

18  Viene  pues  Jesús,  y  toma  el  pan,  y 
dales:  y  anmismo  del  pex<. 

14  «te  era  ya  la  teroen  Tet  que  Jesús 
se  manifestó  k  sus  discípulos,  habiendo 
resucitado  de  los  muertos*. 

15  ^  Y  cuando  hubieron  comido,  Jesús 
d^o  á  fibnon  Pedro :  Simón,  hijo  de  Jo- 


ñas, ¿me  amaa  mas  que  «Mes  <?  IMoele: 
8í,  Setter:  td  sabes  qne  te  ame.  Dfoéle: 
Apacienta  mis  cordnosM. 

M  Vudlrele  á  dedr  la  segunda  vez: 
Simen,  k^  de  Jonás,  ¿  me  amas  ?  Res- 
póndele: SI,  Sefior:  td  sabes  que  te 
amo.    Dfoelet  Apacienta  mis  orejas*. 

17  Díoele  la  tensen  tceí  Élmon,  A(|o 
de  Jonás,  i  me  amas  P  Entristecióse  Pe- 
dro de  que  le  dUese  la  terccn  vez ;  ¿  Me 
amas  ?  T  díoele :  SeAor,  tá  sabes  todas 
las  cosas* ;  td  sabes  que  te  amo.  Diccle 
Jesns:  Apacienta  mis  ovejas. 

18  De  cierto,  de  cierto  te  dtee  fw  en- 
ando  ens  mas  moao,  te  eefius,  é  ibas 
donde  querías:  mas  cuando  ya  fueres 
vlq)o,  extenderás  tus  manos,  y  te  eefilrá 
otro,  T  te  llevará  adonde  no  qvieras^. 

10  Y  esto  d^o,  dando  á  entender  con 
que  muerte  habla  de  glorificar  á  Diosf. 
Y  dicho  este,  dleele:  Siruemer. 

90  ^  Volviéndose  Pedro,  vé  á  aquel 
discípulo  al  cual  amaba  Jesús*,  que 
seguía,  el  que  también  se  habla  recos- 
tado á  su  pecho  en  la  cena,  y  /«  haMa 
dicho :  Señor,  ¿  quién  es  el  que  te  ha  de 
entregar? 

SI  Así  que  Pedro  vio  á  este«  dice  á 
Jesns :  Señor,  ¿  y  éste,  qué  ? 

ta  Dfcele  Jesús :  SI  quiero  que  él  quede 
hasta  que  «o  venga',  ¿  qué  w  <•  da  á  ti ? 
Sígneme  tu. 

88  Salió  entonces  este  dicho  entre  los 
hermanos,  que  aquel  discípulo  no  habla 
de  morir.  Mas  Jesús  no  le  dijo:  No 
morirá;  sino,  81  quiero  que  M  quede 
hasta  que  yo  venga,  ¿qué  á  tí  ? 

84  ^  Este  es  aqun  discípulo  que  da 
testimonio  de  estas  cosas,  y  esorioló  es- 
tas cosas :  y  sabemos  que  su  testimonio 
es  verdadero  «. 

SS  Y  hay  también  otras  muchas  cosas 
que  hizo  Jesús*,  que  si  se  escribiesen 
cada  una  por  sí,  ni  aun  en  él  mundo 
pienso  que  cabrían  los  Ubros  que  se 
habrían  de  escribir*. 


LOS  HECHOS  DE  LOS  APÓSTOLES. 


CAPITULO  1. 
Prvmt$a  dd  Etpfriim  Sonto. 
£Mh>r.    MUeao»  éU  XaUa»  para 
talada. 


dei 
apoB- 


EN  el  primer  tratado»,  oh  Teóñlo,  he 
hablado  de  todas  las  cosas  que  Jesús 
oonienzó  á  hacor,  y  á  ense&ar, 

8  Haste  el  dia  en  que,  habiendo  dado 
mandamientos  por  el  Espíritu  Santo*  á 
los  apestóles  que  escogió,  faé  reolbldo 
arriba: 

8  A  los  cuales,  después  de  haber  pade- 
eldo,  se  presento  vhre  con  muchas  prue- 
bas induDitables  *,  aparedéndoles  por  ou- 
arvnta  dias,  y  haolandolM  del  rdno  de 
Dios. 

4  Y  estando  Juntos,  les  mandó  que  no  se 
fuesen  de  Jerusalem,  sino  que  esperasen 
la  promesa  del  Pedrea,  que  oísteis,  d{^, 
de  mí«. 

0  Porque  Juan  á  la  verdad  bautizó  con 
agua/,  mas  vosotros  seréis  bautizados 
eon  el  Espíritu  Santo  no  muchos  dias 
después  de  estos;. 

«  Entonces  los  que  se  haMan  Juntado 
le  preguntaron,  diciendo :  Sefior,  ¿  resti- 
tnins  el  reino  á  laari  en  esteticánpo*  ? 

7  Y  les  dJi)o:  No  toca  á  vosotros  saber 
loa  tiempos  ó  las  sazones  que  «A  Padre 
poso  en  su  sola  potestad  * : 

8  ICaa  teciUreis  hi  vittod  del  EspÉcitu 


Santo  que  vendiA  sobre  vosotros,  y  rae 
seréis  testigos*  en  Jenuaiem,  y  en  toda 
Judéa,  y  ftimaria,  y  hasta  lo  ultimo 'de 
la  tierra. 

9  Y  habiendo  dicho  estas  cosas,  viéndo- 
lo ellos,  fué  alzado ;  y  una  nube  le  reci- 
bió,  u  le  quitó  de  sus  ojos. 

10  Y  estando  con  los  ctjos  puestos  en  el 
cielo  entretanto  que  él  iba,  faé  aquí  dos 
varones  se  pusieron  Junto  á  ellos  en  ves- 
tidos blancas'; 

11  Los  cuales  también  les  dQenn:  Va» 
roñes  OaliléosM,  ¿  qué  estáis  mirando  al 
cielo?  este  mismo  Jesús  que  ha  sido 
tomado  desde  vosotros  arriba  en  el  cielo, 
así  vendrá*  como  le  habéis  visto  ir  al 
délo. 

18  ^  Entonces  se  volvionm  á  Jerusa- 
lem *  del  monte  que  se  llama  del  Olivar, 
el  cual  est&  cerca  de  Jerusalem  camino 
de  un  sábado  I. 

18  Y  entraaos,  subieron  al  aposento 
alto,  donde  moraban  Pedro,  y  Jacobo  f, 
y  Juan,  y  Andrés,  Felipe,  y  Tomas, 
Bartolomé,  y  Mateo,  Jacobo  hijo  de 
AHéo,  y  Bimon  Zdotes,  y  Jddas  ásr- 
moRo  de  Jacobo  (j*. 

14  Todos  estos  perseveraban  unánimes 
en  oración  y  ruego,  con  las  rai^eres?,  y 
eon  María  la  madre  d«  Jesús,  y  oon  tus 
hermanos**. 

15  ^  Y  en  aquellos  dias  Pedro,  levan- 

sTa 


<llat.as.8S. 
8S. 

•is.4a.li. 
Jsr.  a.  u. 
BB.84.a, 
10. 

Hs6h.aSL 
8B. 
lPsd.l9B. 

ya^a;*. 

"Bsiki&ao. 

«Cé^l«.8D. 


rOsp.  18.26. 

<3PBdJ.U. 
•■Cbp.U98. 

Na.14.SA. 

Mal  19. 98. 

'Csp.13.8S, 

as. 


«Hat.  as.  n. 

▲p.1.7. 
73X80. 


*0síp.l8. 85. 

8  Joan  13. 

•Cap.  90.8a 


'Jiiee.7.ia. 
8  Or.  1. 8. 


AD.aa. 

iLii.a4.47. 
49. 


r  jnsB  aoiia. 

•Cto.9.  T. 
yUTsi. 

*JiiaBl4. 8. 
lTes.41<. 

•Ln.ai.eB. 

I  wrwiwia 

flMlZa08-4 
d<  ima 
tniüa. 
tAniMa^ 

iBamUag», 

PLa.&18. 
IB. 

<  Ln.  88L  49. 
794.1a 
•-Mat.13.tf. 


.A.D.88. 


LOS  HECHOS,  n. 


A.D.S3. 


'Bkl.41.9. 
JOAB  18.18. 

«1IU&20.47. 

Juan  18. 8. 

«Lo.  6. 16. 


'8feLW.2& 
viSal.IOO.8. 


>La.iai.9. 
Jii«nl6.S7. 


•8ia.  44.21. 
Jer.  17. 10. 


iBr.ie.88. 


I  El  9H««- 
enagirimo. 
«C»p.l.l4, 


i  Oftp.  4  SI. 


eO»p.l.5. 
i<C»p.ia48. 
llUr.18.17. 


fOr.JTMka 
atavot. 

•  Gen.  IL  7. 


/C*p.  1. 11. 


tándote  en  medio  de  loe  ditcipaloe,  dijo : 
(y  era  la  compafiia  junta  como  de  doóto 
y  veinte  en  ntunero) : 

10  Varones  hennanos,  convino  aue  se 
cnmpliese  esta  escritura,  la  cual  c^jo 
antes  el  Espíritu  Santo  por  la  boca  de 
David*,  de  Jiidas,  que  fuá  guia  de  los 
que  praMlieron  á  Jesús  *, 

17  JBl  cual  era  contado  con  nosotros, 
y  tenia  suerte  en  este  ministerio  «. 

18  Este  pues  adquirió  un  campo  del 
salario  de  «u  iniquidad  * ;  y  coigándoae, 
reventó  por  medio,  y  todas  sus  entraflas 
se  derramaron. 

19  Y  fué  notorio  á  todos  los  moradores 
de  Jerusalem  ;  de  tal  manera  que  aquel 
campo  es  llamado  en  su  propia  lengua, 
Acéldama,  que  es,  Oampo  de  sangre. 

90  Porque  está  escrito  en  el  Iwro  de 
los  Salmos :  Sea  hecha  desierta  su  habi- 
tación, y  no  haya  quien  more  en  ella*: 
y  tome  otro  su  obispado". 

81  Conviene,  pues,  que  de  estos  hom- 
bres que  han  estado  Juntos  con  nosotros 
todo  el  tiempo  que  el  Seilor  Jesús  entró 
y  salió  entre  nosotros  s, 

82  Oomenzando  desde  el  bautismo  de 
Juan,  hasta  el  dia  que  ñxé  recibido  ar- 
riba de  entre  nosotros,  uno  sea  hecho 
testigo  con  nosotros  de  su  resurrección. 

83  Y  seilalaron  á  dos :  á  Josef ,  llamado 
Barsabás.  que  tenia  por  sobrenombre 
Justo,  y  a  Matías. 

S4  Y  orando,  dijeron :  Tú,  Seih>r,  que 
conoces  los  corazones  de  todos «,  mues- 
tra cual  escoges  de  estos  dos, 

25  Para  que  tome  la  suerte  de  este  mi- 
nisterio, y  del  apostolado,  del  cual  cayó 
Jiidas  por  transgresión,  para  irse  á  su 
lugar. 

86  Y  les  echaron  suertes  b,  y  cayó  la 
suerte  sobre  Matías;  y  fué  contado  con 
los  once  apóstoles. 

CAPITULO  II. 
Venida  dd  Btfiritu  Banto.     Primer  Sermón 
de  San  Teéro,  y  w  frvto.    Vida  di  loe 
primeroe  fielet. 

Y  COMO  se  cumplieron  los  días  de 
Pentecostés  I,  estaban  todos  uná- 
nimes juntos  « : 

8  Y  de  repente  vino  un  estruendo  del 
cido  como  de  un  viento  recio  que  corría, 
el  cual  hinchió  toda  la  casa  donde  esta- 
bas sentados  b. 

8  Y  se  les  aparecieron  lenguas  repar- 
tidas como  de  niego,  que  se  asentó  sobre 
cada  uno  de  ellos. 

4  Y  fueron  todos  llenos  de  Espíritu 
Santo  e,  y  comenzaron  á  hablar  en  otras 
lenguas  a,  como  el  Espíritu  Santo  les 
daba  míe  hablasen. 

5  (Moraban  entonces  en  Jerusalem 
Judíos,  varones  religiosos,  de  todas  las 
naciones  debajo  del  cielo.) 

6  Y  t  hecho  este  estruendo,  juntóse  la 
multitud;  y  estaban  confusos,  porque 
cada  uno  les  oía  hablar  su  pro{na  len- 
gua*. 

7  Y  estaban  todos  atónitos,  y  maravi- 
llados, dicieiulo  los  unos  á  los  otros:  Hé 
aquí,  ■¿  no  son  Galilóos,  todos  estos  que 
hablan/? 

8  ¿Cómo,  pues,  los  olmos  nosotros 
kaJdar  cada  uno  en  nuestra  lengua  en 
que  somos  nacidos  ? 

9  Partos,  y  Medos,  y  Elamitas,  y  los 
ue  habitamos  en  Mesopotamia,  en  Ju- 
;éa,  y  en  Oapadocia,  en  el  Ponto,  y  en 

Asia, 

10  En  Frigia  y  ea  Panfilia,  en  Egipto 
y  en  las  partes  de  África  que  está  de  la 
otra  parte  de  Oirene,  y  Romanos  extran- 
jeros, y  Judíos,  y  convertidos ; 

11  Cretenses,  y  Árabes,  les  olmos  ha- 


I 


blar  en  nuestras  lenguas  las  maravillas 
de  Dios. 

18  Y  estaban  todos  atónitos  y  perplejos, 
diciendo  los  unos  á  los  otros :  ¿  Qué  qui- 
ere ser  esto  ? 

>  13  Mas  otros  burlándose  decian :  Qne 
están  llenos  de  mosto. 

14  ^  Entonces  Pedro  poniéndose  en 

Sié  con  los  once,  alzó  su  vos,  y  hablóles 
iciendo:  Varones  Judíos,  y  todos  los 
que  habitáis  en  Jerusalem,  esto  os  sea 
notorio,  y  oid  mis  palabras : 

15  Porque  estos  no  están  borrachos, 
como  vosotros  pensáis,  siendo  la  hora 
tercia  del  dia  9. 

16  Mas  esto  es  lo  que  fué  dicho  ptw  d 
profeta  JoelA: 

17  Y  será  en  los  postreros  dias,  (dice 
Dios)  derramaré  de  mi  Espíritu  sobre 
toda  carne,  y  vuestros  hijos  y  vuestras 
h^as  profetizarán;  y  vuestros  mance- 
bos vóán  visiones,  y  vuestros  vi^os  so- 
ñaián  sueños : 

18  Y  de  cierto  sobre  mis  siervos  y  so- 
bre mis  siervas  en  aquellos  dias  derra- 
maré de  mi  Espíritu ;  y  profetizarán. 

19  Y  daré  prodigios  arriba  en  el  cido, 
y  señales  abiQo  en  la  tierra,  sangre  y 
^^go>  7  vapor  de  humo. 

80  £1  sol  se  volverá  en  tinieblas,  y  la 
luna  en  sangre  •',  antes  que  venga  el  dia 
del  Señor  gnnde  y  manifiesto. 

81  Y  será  que  todo  aquel  que  invocare 
el  nombre  del  Señor,  será  salvo*. 

88  Varones  Israelitas,  oid  estas  pala- 
bras: Jesús  Nazareno,  varón  aprobado 
de  Dios  entre  vosotros  en  maravillas  y 
prodigios,  y  señales',  que  Dios  hizo  por 
el  en  medio  de  vosotros,  como  tambim 
vosotros  sabéis  «, 

88  A  este,  entregado  por  determinado 
consejo  y  providencia  de  Dios  «,  «osofrof 
prendisteis  y  matasteis  con  manos  ini- 
cuas, crucifícándole*: 

84  Al  cual  Dios  levantó',  sueltos  los 
dolores  de  la  muerte;  por  cuanto  era 
imposible  ser  detenido  de  ella  q, 

85  Porque  David  dice  de  élr :  Vela  al 
Señor  siempre  delante  de  mí :  porque 
está  á  mí  diestra,  no  seré  conmovido. 

S6  Por  lo  cual  mi  corazón  se  alegró,  y 
gozóse  mi  lengua ;  y  aun  mi  carne  des- 
cansará en  esperanza: 

87  Que  no  dcgarás  mi  alma  en  él  in- 
fierno, ni  darás  á  tu  santo  que  vea  cor- 
rupción. 

88  Hicísteme  notorios  los  caminos  de 
la  vida ;  me  henchirás  de  gozo  con  tu 
presencia. 

89  Varones  hermanos,  se  os  puede  li- 
bremente decir  del  patriarca  David,  que 
murió  y  fué  sepultado*,  y  su  sepulcro 
está  con  nosotros  hasta  el  cUa  de  boy. 

ao  Empero  siendo  profeta  f ,  y  sabiendo 
que  con  juramento  le  habla  Dios  jurado, 
qne  del  fhito  de  su  lomo,  cuanto  á  la 
carne,  levantarla  al  Cristo  que  se 
lia  sobre  su  trono  «, 

81  Viéndolo  antes,  habló  de  la  _ 
recelen  de  Cristo  *,  que  su  alma  no  flié 
dejada  en  el  infierno,  ni  su  carne  vi6 
corrupción. 

88  A  este  Jesús  resucitó  Dios',  de  lo 
cual  todos  nosotros  somos  testigos'. 

83  Asi  que  levantado  por  la  diestra  de 
Dioso,  y  recibiendo  del  Padre  la  ico- 
mesa  dd  Espíritu  Santo*,  ha  danoaado 
esto  que  vosotros  ahora  veis  y  tíSak, 

84  Porque  David  no  vatíA  á  los  délos; 
empero  él  dice:  DQo  d  Señor  á  mi 
Señor,  siéntate  á  mi  diestra, 

86  Hasta  que  ponga  tos  enemigos  por 
estrado  de  tus  pies  *. 

86  Sepa  pues  ciertísimamente  toda  la 
de  Israd,  que  á  este  Jesas,  «ae 


flTH.l7.< 


.MsrJtUí 
tBikl&IX 


IJsaili 
10.  U. 

2(. 

-C^S-li, 
LII.&3Í!. 

y».  44. 

rCBp.is. 

ObLIU 
lItb.U.». 

iM.i.a. 

tjinia 

ift. 

'-SsLlll. 
IL 


tS8B.ZS.l 


8d.ia.U. 

•lPtd.UL 

rLaUA 

■Clsp.S.fl. 

•OMkli 
Jma« 
yU.7.U. 

Hstfll»] 


_l 


LD.S3. 


LOS  HEcaatos,  iii,  iv. 


A.D.SS. 


(kp^&SL 


QiIkS.19. 
A.  M.  47. 


yod  2. 28. 
7. 


it.Aima9, 


iir.vur. 
>^4.8a. 

0o^9.1.». 
¡ua3.17. 

[Ih{k90.7. 

Oo.u.as, 

AX5& 
o.  14. 18. 
^D.  5.14. 
ti  24. 

ittadoíi,  S 

MI  «« 

Cadkxb 


«pilOw  8> 

i.  SS.  17. 

.«.10. 


]K  4. 10. 


8S.A. 


».5.12. 

iiaas. 


TOioaros  cruelficattelSy  IMot  ha  hecho 
SeAor  y  Oikto'. 

87  Y  Bnttkices  oido  «4ft>,  flieron  oom- 
pnncIdM  de  oonzon,  y  dileron  á  Pedro, 
y  á  iM  oCnw  Bpdstolca :  Varones  herma* 
nea,  iVoA harsmot « ? 

88  Y  Pedro  les  dice :  Anrepentíos/,  7 
bautícese'  cada  uno  de  roiotros  en  el 
nombre  de  Jesu-Cristo  para  perdón  de 
loe  pecados ;  y  xedUxcls  el  don  del  Es- 
píritu Santo. 

88  Poique  para  Tosotros  es  la  promesa, 
y  para  Tuestros  hijos,  y  para  todos  los 
que  están  léiJosA ;  vara  cuantos  el  Seik>r 
nuestro  Dios  llamare. 

40  Y  con  otras  muchas  palabras  testl. 
fícaba,  y  exhortaba,  diciendo :  Sed  sal* 
▼os  de  esta  perrersa  generación. 

41  Así  que  los  que  recibieron  gustosa- 
mente su  palabra,  fueron  bautizados :  y 
fVieron  afládidas  aquel  dia  como  tres  mil 
personas  f. 

48  Y  perscTeraban  en  ia  doctrina  de  los 
apóstoles,  y  en  la  comunión,  y  en  el  par- 
timiento del  pan,  y  en  las  oraciones. 

48  Y  toda  persona  tenia  temor :  y  mu- 
chas maraTíllas  t  señales  eran  hechas 
por  los  apóstoles  •. 

44  Y  todos  los  que  creían  estaban  Jun> 
toe ;  y  tenían  todas  las  cosas  comunes  *. 

45  X  rendían  las  posesiones  y  las  haci- 
enda», T  repartíanlas  á  todos,  como  cada 
uno  habla  menester  <. 

40  Y  perseverando  unánimes  oada  dia 
en  el  templo,  y  partiendo  el  pan"*  en 
las  casas,  comían  juntos  con  alegría  y 
con  sencillez  de  corazón, 

47  Alabando  A  Dios  y  teniendo  gracia 
con  todo  el  pueblo*.  Y  el  Señor  anadia 
cada  dia  á  la  iglesia*  los  que  hablan  de 
ser  salvos  f. 

CAPITULO  III. 
Xhk  eojo  de  naeimiento,  enrodó  con-la  inwoea- 
cioM  <M  nombn  de  Jtmu.  Segundo  Mrm<m 
d»  San  Pedro,  en  fue  dentrneetra  $er  Jeema  «i 
MetOu  ffcmitído  en  la  Ley. 

PEDRO  y  Juan  subían  Juntos  al  tem- 
plo á  la  hora  de  oración,  la  de 
noiui*. 

9  Y  un  hombre,  que  era  co)o  desde  el 
▼ientre  de  su  madre,  era  traído,  al  cual 
ponían  cada  dia  á  la  puerta  del  templo 

3ue  se  llama  la  Hermosa,  para  que  pí- 
lese limosna  de  los  que  entraban  en  el 
templo. 

8  Este  como  rió  ¿  Pedro  y  A  Juan  que 
iban  á  entrar  en  el  templo,  rogaba  que 
le  diesen  limosna. 

4  Y  Pedro,  con  Juan,  izando  los  ojos 
en  ¿I,  dijo :  Mira  á  nosotros. 

5  Entonces  él  estuvo  atento  &  ellos, 
esperando  recibir  de  ellos  algo. 

é  Y  Pedro  dijo:  Ni  tengo  plata  ni 
oro;  mas  lo  que  tengo  te  doy:  En  el 
nombre  i  de  Jesu-Cristo  de  Nazaret,  le- 
vántate y  anda. 

7  Y  tomándole  por  la  mano  derecha, 
le  levantó ;  y  luego  fiíeron  afirmados  sus 
pl^sy  tobillos  ; 

8  Y  saltando,  se  puso  en  pié,  y  anduvo, 
y  entró  con  ellos  en  el  templo,  andando 
y  saltando  «,  y  alabando  á  Dios. 

9  Y  todo  el  pueblo  le  vló  andar,  y  ala- 
bar á  Dios. 

10  Y  conocían  que  él  era  el  que  se 
sentaba  á  la  limosna  á  la  puerta  del 
templo  la  Hermosa :  y  fueron  llenos  de 
asombro  y  de  espanto  por  lo  que  le  habla 
acontecido. 

11  Y  teniendo  á  Pedro  y  á  Juan  el 
oo}o  que  habla  sido  sanado,  todo  el  pue- 
blo concurrió  á  ellos  al  pórtico  que  se 
llama  de  Salomón  rf,  atónitos. 

18  5  T  viendo  esto  Pedro,  respondió 
al  pumo :  Varones  Israelitas,  ¿  por  qué 


os  maravilláis  de  esto  ?  ó  ¿  por  qué  po- 
néis los  otlo*  en  nosotros  como  si  con 
nuestra  virtud*  ó  piedad  hubiésemos 
hecho  andar  á  este  ? 

18  El  Dios  de  Abraham,  y  de  Isaao,  y 
de  Jacob,  el  Dios  de  nuestros  padres/ 
ha  gloriñoado  &  su  H^o  Jesús';  al  cual 
vosotros  entregasteis,  y  negasteis  delante 
de  PilatoA,  Juzgando  él  que  habla  de 
ser  suelto  i. 

14  Mas  vosotros  al  Santo  &  y  al  Justo  < 
negasteis,  y  pedistds  que  se  os  diese  un 
homicida ; 

15  Y  matasteis  al  Autor  de  la  vida* : 
al  cual  Dios  ha  resucitado  de  los  mu- 
erto*, de  lo  que  nosotros  tomos  tes- 
tigos >*. 

18  Y  en  la  fü  de  su  nombre,  á  este  que 
vosotros  veis  y  conocéis  ha  confirmado 
su  nombre:  y  la  fé  que  por  él  es,  ha 
dado  á  este  esta  completa  sanidad  en 
presencia  de  todos  vosotros. 

17  Mas  ahora,  hermanos,  lé  que  por 
ignorancia  lo  habéis  hecho,  oomo  tam- 
bién vuestros  príncipes  *. 

18  Empero  Dios  na  cumplido  asir  lo 
que  habla  antes  anunciado  por  boca  de 
todos  sus  profetas,  que  su  Cristo  habia 
de  padecer. 

19  Así  que  arrepentios  f ,  y  convertios  r, 
para  que  sean  borrados  vuestros  peca- 
dos * ;  pues  que  vendrán '  los  tiempos  del 
refkigerio  de  la  presencia  del  Se&or, 

90  Y  enviará  á  Jesu-Crlsto«,  que  os 
fué  antes  anunciado : 

91  Al  cual  de  cierto  es  menester  que 
el  cielo  tenga  hasta  los  tiempos  de  la 
restauración  de  todas  las  cosas*,  que 
habló  Dios  por  boca  de  todos  sus  santos 
proiírtas  que  han  sido  desde  el  siglo «. 

92  Porque  Moisés  d^o  á  los  padres": 
El  Seflor  vuestro  Dios  os  levantará  pro- 
feta de  vuestros  hermanos  como  yo;  á 
él  oiréis  en  todas  las  oosas  que  os  ha- 
blare. 

88  Y  será,  «us  cualquiera  alma  que  no 
oyere  á  aquel  profleta,  será  desarraigada 
del  pueblo. 

94  Y  todos  los  profletas  desde  Samuel*, 

Len  adelante  todos  los  que  han  hablado, 
m  anunciado  estos  días. 

85  Vosotros  sois  los  hijos  de  los  pro- 
fetas, y  del  pacto  que  Dios  concertó  con 
nuestros  paares  <•,  diciendo  á  Abraham : 
Y  en  tu  simiente  serán  benditas  todas 
las  lunillas  de  la  tierra  &. 

96  A  vosotros  primeramente.  Dios,  ha- 
biendo levantado  á  su  h^o  Jesús,  le 
envió  para  que  os  bendijese «,  á  fin  que 
cada  imo  se  convierta  de  su  maldad. 

CAPITULO  IV. 

Loe  opMolcf,  preM,  y  examinadoe  sobra  la 
euraeioH  dd  hdUdo,  eonJIeMm  laft  de  Jemt- 
Orieto.  Se  lee  «Minia  que  no  prediquen. 
Oreeen  loe  ñelea  en  número,  y  viven  eo» 
perfecta  unum. 

Y  HABLANDO  eUos  al  pueblo,  so- 
brevinieron  los  sacerdotes,  j  el  ma- 
gistrado del  templo,  y  los  Sedúceos*, 

9  Resentidos  de  que  enseñasen  al  pue- 
blo, y  anunciasen  en  Jesús  la  resurrec- 
ción de  los  muertos. 

8  Y  les  echaron  mano,  y  los  pusieron 
en  la  cárcel  hasta  el  día  siguiente ;  por- 
que era  ya  tarde. 

4  Mas  muchos  de  los  que  hablan  oido 
la  palabra  creyeron ;  y  fué  el  número  de 
los  varones  como  cinco  mil. 

5  ^  Y  aconteció  al  dia  siguiente,  que 
se  Juntaron  en  Jerusalem  los  príncipes 
de  ellos,  y  los  ancianos,  y  los  escribas, 

6  Y  AÜás,  príncipe  de  los  saoerdotes. 
Caifas  h,  y  Juan,  y  Alejandro,  y  todos 

os  que  eran  del  lini^e  sacerdotal ; 


•2C0.8.& 


/Oapu&ao, 

81. 
f  Jasa  17. 1. 

Kf.  L90, 

92. 

n.x9.u. 

Hsb.  2. 9. 
*  Jasa  19.15. 
<  Mata?.  17, 

»  SsL  18. 10. 

Ln.  L86. 
f  Cap.  7. 02. 

yS.14. 
"*  Joaa  1. 4. 

IJnaa&ll. 

•cap.xaa. 


•La.2S.S4. 

Jasa  16.  8. 

1  üo.  a.  8. 
>'Cap.28.22, 

28. 

La.  91. 44. 
«Cap.  2. 88. 
>- Joel2.18. 
'111.48. 26b 
t  Jer.  SL  98, 

95. 

8c£S.H 

20. 

•CspiLlL 
•Mat  19.28. 

Bo.  8. 19. 

92. 

•  Lu.  L  70. 
y  Oap.  7. 87. 

Den.  18. 18. 

19. 


■18a.S.90i 


•Bo.9.4.8. 
yl5.8. 

»  Oes.  82. 18. 


«Matías. 
La.  94.  47. 
Osp.18.40. 


|f< 


•Cap.2S.8. 
Mai9a.98. 


«JuaalSJS. 


A»D.<8« 


Xios  HBcaoe,  v. 


i.l^lL 


•MataLas. 


<Q«.T.tfk 


t<lr.9ai>o« 


Ik28.18. 

iUk.ai.4a. 
/o»^la4s. 


fiut.li.  a». 
iü(ki.a7. 


AjMnlLff. 


<C»p.S.«D. 


iClip.  9.33. 

7  0«p.23.U. 

Jer.  90. 9. 

IJua  1. 

1,8. 
"  Cap.  ft.  aSk 

Lv.&a. 


•Cftp.8.H 
4C. 


•aBej.l». 
16. 
r8iL3.1.9. 


«Ln.  31.1,8, 

etB. 

<-Ci9ba.2S. 

y8.i«. 
vio.aLao. 

Ia.4S.ia 


7  Y  ludtfndaliM  pccMOiar  en  medio, 
les  prci;antanm:  ¿Oaa  qué  potestad*, 
ó  en  iiniá  nombra  habéis  hecho  vosotros 
eato? 

8  EntdnoM  Teáxo,  lleno  de  Espirito 
Santo',  les  dUo:  Piínoipes  del  pueblo, 
y  ancianos  de  Israel, 

9  Pues  que  somos  hoy  demandados 
acerca  del  Dcaeficio  heeko  á  un  hombre 
enfermo,  de  qtié  manera  este  haya  sido 
•anadof; 

10  Sea  notorio  ft  todos  vosotros,  y  á 
todo  el  pueblo  de  Israel,  que  en  el  nom- 
bre de  Jesu>Cristo  de  Niuaret,  el  que 
▼esotros  crucificasteis,  y  Dios  le  resucitó 
de  lot  muertos,  por  Á  ndimo  este  hom> 
bre  est&  en  vuestra  presencia  sano. 

11  Este  es  la  piedra  reprobada  de  vos- 
otros los  edifioadfMres,  la  cual  es  puesta 
por  cabeza  del  &nguIo«. 

19  T  en  ningún  otro  hay  salud;  porque 
no  hay  otro  nombre  deb^o  del  cielo 
dado  &  los  hombres  en  que  podamos  ser 
salvo^. 

18  Entonces  viendo  la  constancia  de 
Pedro  y  de  Juan,  sabido  que  eran  hom- 
bres sin  letras  é  ignorantes;,  se  maravi- 
llaban ;  y  les  comwlan  que  habian  estado 
con  Jesús. 

14  T  viendo  al  hombre  que  habla  sido 
•añado,  que  estaba  con  elfos,  no  podian 
decir  naos  en  contra. 

15  Mas  les  mandaron  que  se  saliesen 
fuera  del  concillo,  y  conferian  entre  sí, 

16  Diciendo :  ¿  Qué  hemos  de  hacer  á 
estos  hombres  A  ?  poique  de  cierto  sei^ 
manifiesta  ha  sido  hecha  por  ellos,  no- 
toria á  todos  los  que  moran  en  Jerusa<- 
lem,  y  no  lo  podemos  negar. 

17  Todavía,  {lorque  no  se  divulgue  mas 

Gr  el  pueblo,  amenacémosles  que  no 
bien  de  aquí  adelante  á  hombre  nin- 
guno en  este  nombre '. 

18  Y  llamándoles,  les  intimaron  que  en 
ninguna  manera  hablastnti  ni  enseñasen 
en  el  nombre  de  Jesús. 

19  Ibotónces  Pedro  y  Juan  respondi- 
endo, les  dijeron:  Juzgad  si  es  justo 
delante  de  Dios  obedecer  antes  á  vos- 
otros que  á  DiosA : 

90  Porque  no  podemos  dejar  de  decir 
lo  q^e  hemos  visto  y  oído  <. 

81  Ellos  entonces  los  despacharon  ame- 
nazándoles, no  hallando  ningún  modki 
de  castigarles,  por  causa  del  pueblo* ; 
porque  todos  glorificaban  á  IMos  de  lo 
que  nabia  sido  hecho. 

99  Poique  el  hombre  en  quien  habla 
sido  hecho  este  milagro  de  sanidad,  era 
de  mas  de  cuarenta  años. 

98  ^  Y  sueltos  ellott  vinieron  &  los 
suyos»,  y  oontaroQ  todo  lo  que  los  prín- 
cipes de  los  sacerdotes  y  los  ancianos  les 
habiftn  dicho. 

94  Y  ellos,  habiéndolo  oido,  alzaron 
unánimes  la  voz  á  Dios,  y  dijeron :  Se- 
ñor, til  ere*  el  Dios,  que  hiciste  ri  oiáo 
y  la  tierra,  la  mar,  y  todo  lo  qoe  en 
ellos  hay": 

95  Que  (en  Espíritu  Santo)  por  la  boca 
de  David  tu  siervo  dijiste':  ¿  Por  qué 
han  bramado  las  grates,  y  los  pueblos 
han  pensado  cosas  vanas  ? 

96  Asistieron  los  reyes  de  la  tíenu,  y 
los  príncipes  se  Juntaron  en  uno  contra 
el  Señor,  y  contra  su  Cristo. 

97  Porque  verdaderamente  se  Jimtaron 
en  esta  ciudad  contra  tu  santo  hijo  Je- 
sús, al  cual  ungiste,  Heródes  y  ronoio 
Pilatof,  oon  los  Gentiles  y  los  pueblos 
de  Israel, 

98  Pan  hacer  lo  que  tu  mano  y  tu  con- 
se^o  habian  antes  detcmiinado  que  ha- 
Ua  de  ser  hechor. 

99  Y  aluHca,  Sefior»  min  sus 


M 


zas,  y  di  á  tus  siervoa  que  coa 
confianza  hablen  tu  palabra* : 

80  Que  extiendas  tu  mano  á  que 
dades,  y  milagros  y  prodigios 
chos<  por  el  nombre  de  tu 
Jesús. 

81  Y  eorao  hubieíoa  orado,  él 
en  que  estaban  congregados  tembUSi  7 
todos  ftiexon  llenos  de  Esjcirltu  Santo*, 
y  hablaron  la  paletea  de  uiae  con  con- 
fianza*. 

88  ^  Y  de  la  mnltitod  de  loe  qa»  ha- 
bian creído  era  un  corazón  y  un  alma-a; 
y  ninguno  decia  ser  suyo  alño  de  lo  qoe 
poseía,  mas  todas  las  cosas  lea  eran  co- 
munes r. 

88  Y  los  apóstoles  daban  testimonio  de 
la  resurrección  del  Señor  Jesús* 
gran  esfuerzo  f:  y  gran  gracia 
todos  ellos; 

84  Que  núigun  necesitado  haUa  entre 
ellos ;  porque  todos  los  que  poeeiatt  he- 
redades 6  casas,  vendiéndolas,  traian  el 
precio  de  lo  vendido, 

85  Y  lo  ponían  á  los  pié*  de  los  apretó- 
les ■.  y  era  repartido  i  cada  uno  scgnn 
que  nabia  menester  b, 

as  Entonces  Joses,  que  ftié  llamado  de 
los  apóstoles  por  sobrenombre  Bemaháa, 
(que  es^  interpretado.  Hijo  de  oonaola- 
cUm,)  Levita,  y  natural  de  Clpro, 

87  Como  tuviese  una  heredad,  le  ven- 
dió, y  brajo  el  precio,  y  piUolo  4  los  píes 
de  kié  apóstoles. 

CAPITULO  V. 
OaiHgo  ele  Amamf^  y  S^a.  Lot  apUttm,  y 
SK  «gMetei  Ptdro,  wm  <!•  immva  perweg»iio» 
y  fnto» :  nuu  for  eommfo  é»  GmmmIM  ase 
ffímtM  «N  lOmiad,  dupnes  da  mr  aaaUíéoa. 

AS  un  varón  llamado  Ananias,  con 
Safira  su  miver,  vendió  una  po- 
sesión, 

9  Y  deflrandó  áA  precio,  sabiéndol» 
también  su  mtger ;  y  travendo  una  pas- 
te«,  pdsofa  á  los  pies  de  ÍM  apóstoles. 

8  Y  düo  Pedro:  Ananias,  ¿Por  qaé 
ha  llenado  Satanás  tu  corazón^  4  que 
mintieses  al  Espíritu  Santo «,  y  deban- 
daaes  del  precio  de  ia  heredad  ? 

4  Reteniéndola  ¿no  se  te  quedaba  4 
tí ?  y  vendida,  ¿no  estaba  d  precio  en 
tu  potestad  ?  a  Por  qué  pusiste  esto  en 
tu  corazón  ?  Mo  has  mentido  4  loa  hom- 
bres, sino  4  Dios. 

6  Entonces  Ananias,  oyendo  astaa  pa- 
labras, cayó,  y  espiró,  i  vino  un  gran 
temor  sobre  todos  los  qup  lo  oyeron  < 

6  Y  levant4ndo8e  loe  mancebos,  le  to- 
maron • ;  y  sacándote,  aepult4ronls. 

7  Y  pasado  espacio  como  de  trea  horas, 
sucedió  que  entró  su  m«Oer,  no  sahfamdn 
le  que  habla  acontecido. 

8  Entonces  Pedro  le  d^o :  Díme : 
¿  vendisteis  en  tanto  la  heredad  ?  Y  ella 
dyo :  Si,  en  tanto. 

9  Y  Pedro  le  d^  t  ¿  Por  quá  os  eon- 
certasteis/  pera  tentar  al  Espirita  del 
Señor  ?  Hé  aquí  4  la  puerta  los  niésde 
los  que  han  sepultado  4  tu  maiia»,  y  le 
sacarán  4  «cpidlar. 

10  Y  luego  cavó  4  loe  pies  de  A,  y  es- 
piró': y  entradas  los  oumcebos,  la  ha^ 
liaron  muerta ;  y  la  sacaron,  y  la  aepul- 
taron  Junto  4  su  marido. 

11  Y  vino  un  gran  temor  en  toda  la 
iglesia,  y  en  todos  los  qoe  oyeran 
cosas  A. 

19  ^  Y  por  las  manos  de  loe  ui 
eran  hechos  mudaos  mllagras  y  pradi- 
gios  en  d  pueblo*;  (y  estaban  todos  ana 
nimes  en  el  pórtico  de  Salomón*: 

18  Y  de  loa  oCros,  ninguno  osaba  JuS' 
terse  con  ellos;  mas  el  pueblo  lea  al» 
baba  grandemente^ ; 


0»lit 

fi-a.    > 
kia 

lia 

to^aiL 

PLll 

IN.3.1, 


ST. 
ILs.lt  S. 


iOtv^tft 


14. 


tOi^lU. 


i.i)t.9gu 


IOS  HBCHOB,  TL 


A.  0.81. 


OB|iX«r. 


3ipwl9.ll. 

I. 


lar.ULir. 
MBl4.ia. 

hp.i.l.X 
i6.:a,a7. 


i  17. 8. 


^4.5.». 


lk^4.l. 


)t9.*.2L 


lip.4.18. 


iBp.a.3s, 

LIS. 

ftt.  27.25. 


nB«L2.Si. 

L  9.  C  6. 
M.1.2L 

aalfi.». 


14  T  ks  qiM  ontaa  «l  «I 
aimiaitaban  mas,  giui  Btfmaro  aií  de 
hombMi  oono  de  nrajemai  i) 

15  Tanto  que  echaban  lea  enftnnei  por 
laa  eallas,  f  lo§  ponían  en  eamat  j  en 
leduM,  pan  que  finiendo  Pedro,  á  lo 
aenoa  su  lombiim  toeaae  á  alguno  de 
eUoB*. 

16  T  ann  de  laa  eindadea  Teeina»  oon- 
ewrle  nmltitiid  &  JeruMlem,  trayendo 
enftinuM,  y  atoimenladoa  de  cepmtoa 
faunuadoa;  loa  eoalea  todoa  eran  on- 
ndot*. 

17.  Y  Bntdneaa  tevaatáadoae  d  pHn. 
dpe  de  loe  aaoerdotea,  v  todot  loa  que 
él»  que  oa  la  aaeta  de  loa 


Sadooáoa',  ae  llenaran  de  aelo, 

18  T  eeharoin  mano  á  loa  apdateiet,  y 
pniiérenlot  en  la  eánel  pdblioar. 

19  Mas  el  An^el  del  8e5or,  abrtendo 
de  noche  las  puertas  de  la  céícel,  j  sa- 
eáadoiea,dlio: 

SO  Id,  y  estando  en  el  templo,  hablad 
al  pueMo  todas  las  palabras  de  esta 
Tidar. 

81  Y  oído  qne  habieron  «<to,  entraron 
de  maflana  en  el  templo,  y  enseOaban. 
KntPBtanto  viniendo  el  piuiolpe  de  los 
aaoavdotas,  j  ka  que  enm  oon  él,  oon- 
Tocaran  el  ooneilio,  y  á  todos  los  anol> 
anos  de  los  hUos  de  Israel*,  y  euTlaron 


k  la  cfaeel  para  que  ftiesen  traídos. 

M  Mas  como  llecanm  los  mlnlstna,  y 
no  les  hallaron  en  la  oAroel,  TolTieron,  y 
dieran  aviso, 

as  IHeiando:  Per  otarte  la  cáioel  he. 
mea  hallado  cerrada  oon  coda  seguridad, 
7  las  guardas  que  estaban  delante  de  las 
paertas;  mea  cuando  abrtanes,  á  nadie 
■rilamos  dentra. 

9i  T  cuando  oyeron  estas  palabras  el 
pontiSce  y  el  magistrado  del  templo ',  y 
loa  príndpeB  de  los  sacerdotes,  dudaban 
qne  se  habría  hecho  de  ellos. 

85  Pero  Tlnlendo  uno,  dióles  asta  no- 
ticia: Hé  aquí,  los  varones  que  echas- 
tets  en  la  careel,  están  en  ri  templo,  7 
enselvan  al  pueblo. 

86  Bntdnecs  ftié  el  magistrado  oon  los 
ministns,  7  trájotes  sin  violeneia,  por- 
que temían  áA  pueblo «  ser  apedreados. 

87  T  como  los  tnOeron,  /os  pnaentaron 
en  el  oonoillo;  7  M  principe  de  los  sa- 
eewlotes  les  pregunté, 

88  Diciendo :  ¿  No  os  denunelamoa  es- 
trachuaente,  que  no  ensefiaseis  en  este 
nombre*?  7  lié  aquí  habéis  llenado  á 
Jevnsalem  de  vuestra  doctrina,  j  queréis 
echar  sobre  nosotros  la  sangre  de  este 
hombra  *• 

80  T  respondiendo  Pedro  7  los  apestó- 
les, dijeron :  Es  menester  obedecer  á 
Dios  ánies  que  á  los  hombres  >. 

80  Bl  Dios  de  nuestros  padres  levanté 
A  Jesús,  al  cual  vosotros  matasteis  col- 
gándole en  un  madera  «. 

81  A  este  ha  Dios  ensalzado  oon  su 
diestra*  por  Príncipei  7  Salvador*,  pa- 
ra dar  á  Israel  arrepentimiento  7  re- 
misión de  pecados. 

88  Y  nosotras  somos  testigos  suyos  de 
estas  cosas,  7  también  el  &ylriux  San- 
to', el  eaal  ha  dado  Dioa  4  loe  que  le 


88  Ellos  oyendo  esto  rallaban»,  7  eon- 
saltabaa  matarles. 

84  Enténces  levantándose  en  el  con- 
cillo «n  Fariseo,  llamado  Qamallel/, 
doctor  de  la  ley,  venerable  á  todo  el 
pueblo,  mandé  que  sacasen  ftiera  un 
poco  á  los  apestóles } 

as  Y  les  dQo :  Varanes  IvaeHtas,  mi- 
rad por  vosotras  acarea  de  estos  hombres 
en  lo  que  habéis  de  hacer. 

88  Poique  antes  de  estos  dias  ae  levan- 


té na  Teudas,  dloieade  que  en  algvlcn  t 
al  que  se  agrñé  un  ndmero  de  hombres, 
eoeno  eaatraoMatos ;  el  euid  ftié  matado, 
y  todos  les  que  le  ersyeron  Aieron  dis- 
persos, y  reducidos  á  nada. 

87  Después  de  este  se  levanté  Jddas  el 
Uallléo  en  loa  dias  del  empadronami- 
ento, y  llevé  mucho  pueblo  tras  sí.  Fe- 
recio  también  aquel,  y  todoa  los  qne 
consintieron  con  él  ftieron  derramados. 

88  y  ahora  oa  digo:  Dejaos  de  estee 
hombres,  y  dejadles  ¡  porque  si  este  con- 
sejo, é  esta  oora  es  ae  loa  hombres,  se 
dMvaneoerá; 

80  Mas  rt  es  de  DkM,  no  la  podréis 
deshacer' :  mirmd  no  seáis  tal  ves  halla- 
dos resistiendo  á  Dios  A. 

40  Y  convinieron  oon  él :  y  Hamando  á 
los  apésteles,  después  de  acotados  ',  l«» 
intimaron  que  no  hablasen  en  el  nom- 
bre de  .Tesns*,  y  soltáronlos. 

41  q'  Y  ellos  partieron  de  delante  del 
concilio,  gozosos  I  de  que  fiaesen  tenidos 
por  dignos  de  padecer  aftenta  por  sí 
nombre  de  Jttut. 

4S  Y  todos  los  dias,  en  el  templo,  y 
por  las  casas,  no  cesaban  de  enséflar  y 
predicar  á  Jesa  Orlsto. 

CAPITULO  VI.     _^_ 

mlr*  ImÜm  t  hatt  frmdu  míOagrcet 


y  M  l*v— toa 

EN  aqndlos  días,  creciendo  el  nilmero 
de  loe  discípulos,  hubo  murmura- 
ción de  los  OriMos  *  contn  los  Hebreos, 
de  que  sus  viudas  eran  menospreciadaa 
en  A  ministerio  cuotidiano  &. 

8  Así  que  los  dooe  eonvocanm  la  mul- 
titud de  los  dÍK:ípulos,  y  dijeron :  No  es 
Justo  que  nosotros  dejemos  la  palabra  de 
Dios,  y  sirvamos  á  las  mesas. 

8  Bascad  pues,  hermanos,  siete  varo- 
nes de  vosotros  de  buen  testimonio*, 
llenos  de  Espíritu  Santo  y  de  sabiduría, 
los  cuales  pongamos  en  esta  obn. 

4  Y  nosotros  persistiremos  en  la  on- 
clon  y  en  el  mimsterio  de  la  palabn  < 

5  Y  plugo  el  parecer  á  tooa  la  multi- 
tud ;  y  ciñieron  á  Esteban,  varon  lleno 
de  fiS  y  de  Esfrfritn  Santo*,  y  á  Felipe/» 

Íá  Proooro,  y  á  Nicanor,  y  á  Timen,  y 
Parmenas,  y  á  Nicolás,  prosélito  de 
Antioquía. 

6  A  estos  presentaran  ddante  de  los 
apestóles,  los  cuales  orando  f  les  pusi- 
eron las  maiuM  encima  K 

I  Y  créela'  la  palabn  dd  Sefior,  v  el 
número  de  los  discípulos  se  multiplica- 
ba mucho  en  Jerusalem  t  también  una 
gran  multitud  de  los  sacwdotes  obedecía 
ála«S. 

8  ^  Empero  Esteban.  lleno  de  fé  y 
de  potencia,  hacía  prodigios  7  milagros 
grandes  en  el  pueblo. 

9  Levantáronse  enténces  unos  de  la 
sinagt^  que  se  llama  de  los  libertinos, 
y  Onenéos,  7  Al^andrlnos,  v  de  los  de 
Oilicia,  7  de  Asia,  dispntanoo  oon  Es- 
teban. 

10  Mas  no  podían  nsfstir  4  la  sabldur&i 
7  al  espíritu  con  que  hablaba*. 

II  luténces  sobornaron  á  unes  I  oue 
dijesen  que  le  hablan  oido  haUar  paJa- 
bnss  blasfemas  contra  Moisés  7  Dios. 

19  Y  conmovieron  al  pueblo,  7  á  los 
anoianos  y  á  los  escribas;  y  arremeti- 
endo, le  arrebataron  y  trajwon  al  con- 
cilio. 

18  Y  pusieron  testigos  fiílsoe  qne  di- 
jesen :  Este  hombre  no  cesa  de  hablar 
palabras  blasfemas  oontn  éi  lugar  santo 
y  la  ley. 

14  Porque  le  habemos  oído  decir,  oue 
este  Jeius  de  Nanrat  destruirá  estela- 


fPn>.SLaa 
Job  94.19. 
fcCa^9.S. 

<Mat.iai7. 

«Cap,  i,  18. 

{Mat  5.18, 
30o.  19.10. 
Fi.  1.  89. 
Heb.10.84. 
Seat*.  1.  3. 
lPsd.4.U. 

le. 


•Cap. 9.  89. 
*CaM.S^ 


•Cu.  16. 1 

in.i.r. 

41TL4.U. 

•Op  11.91 

/Cap.  8.  6. 
26. 
731.8. 

f  Cap.  18. 8. 

&1TL4.14. 

Í5.3a. 
Tl.1.8. 
•'Osp.18.94. 
y  19.  20. 
Is.Sft.ll. 
Osl.».*. 


tLa.ll.». 
UBot.SL 

10,  U. 

lUt.  96.80, 

«a 


A.  o.  88. 


LOS  HECHOS,  VIL 


LJKSS. 


•Xx.M.80. 

ss. 


Sió'ií 


mndazá  las  oadwnnwM  qpe  tu» 


iQtm.12,1. 

•GaB.U.SL 
'G€a.l&& 


«Om.U.lS. 

j  16. 18. 
/Gmt.lMS, 

18. 

fXx.ia.4D, 
O. 


kQen.V.9, 
11. 

<GaB.Sl. 

1.4. 

AG«B.SSJ«. 
IGeii.S8.83, 

ete. 
"06B.S7.28. 

8^106.17. 
»  Gen.  as.  3, 

•G«B.«L40. 


tGMbtta,Z 


*-GaB.4S.4, 

•G«a46.S7. 
Dbb.  10.39. 


(J<M.9«.S2. 


•Bt.l.r,9. 


tOr.  iVi» 

viJUadot. 
•■x.1.93. 
"Xz.S.l, 

H«b.  11.38. 
rMM.%10. 


U  Entonces  todos  los  que  estaban  sen- 
tados en  el  concilio»  puestos  los  qjos  en 
él,  Tieron  su  rostió  como  el  xostio  de 
un  ángel**. 

CAPITULO  VII. 

BaamamimUo  de  Btm  E$t^am  «u  ti  emeMo 

de  Um  JuátMi  y  w  nartírio. 

EL  principe  de  los  sacerdotes  dijo  en- 
táñces :  ¿  Es  esto  así  ? 

5  Y  él  dijo :  Varones  hennanos,  y  pa- 
dres», oid :  El  Dios  de  la  gloria  apareció 
á  nuestro  padre  Abraham,  estando  en 
Mesopotamia,  Antes  que  mocase  en 
Oharan, 

8  V  le  dUo^:  Sal  de  tu  tierra,  y  de 
tu  parentela,  j  Ten  á  la  tierra  que  te 
mostraré. 

4  Entonces  salió  de  la  tierra  de  los 
Oaldéos,  7  habitó  en  Charan  «:  v  de  allí, 
muerto  su  padre,  le  traspasó  i  esta  tl> 
erra,  en  la  cual  vosotros  habitáis  ahoTa< 

6  T  no  le  dio  herencia  en  ella,  ni  aun 
para  asentar  un  pié:  mas  le  prometió 
que  se  la  darla  en  jpoaesion,  jr  á  su  si- 
miente después  de  él*,  no  teniendo  aun 
hiio. 

é  Y  hablóle  Dios  así/:  Que  su  simi- 
ente seria  extiai^era  en  tierra  •^leta.f  y 
que  los  reducirían  á  servidumbie,  y  mial- 
tratarian  por  cuatrocientos  aflos'. 

7  Mas  JO  Juzgaré,  dijo  Dios,  la  nación 
á  la  cual  serán  sierros;  y  después  de 
esto  saldrán,  y  me  servirán  en  este  lu- 
gar. 

8  Y  dióle  el  pacto  de  la  circuncisión  A  t 
y  así  Abraham  engendró  á  Isaac,  y  le 
circuncidó  al  octavo  dia>;  é  Isaac  á 
Jacob  k,  y  Jacob  á  los  doce  patriarcas  t. 

9  Y  los  patriarcas,  movidos  de  envidia, 
vendieron  á  José  para  Egipto"**  mas 
Edos  era  con  él  >*, 

10  Y  le  libró  de  todas  sus  tribulaciones, 
y  le  dio  gracia  y  sabiduría  en  la  pre- 
sencia deJParaon,  rev  de  Egipto,  el  cual 
le  puso  por  gobernador  solóe  I%ipto,  y 
sobre  toiu  su  casa*. 

11  Vino  entonces  hambre  en  toda  la 
tierra  de  Egipto  y  de  Oanaan^,  y  grande 
tribulación  :  y  nuestros  padres  no  halla- 
ban alimentos. 

12  Y  como  oyese  Jacob  que  habla  trigo 
en  Egipto,  envió  á  nuestros  padres  la 
primera  vez«. 

18  Y  en  la  segimda  Joié  fué  conocido 
de  sus  hermanos,  y  fué  sabido  de  Fa- 
raón el  lin^e  de  José  •'. 

14  Y  enviando  José,  hizo  reñir  á  su 
padre  Jacob,  y  á  toda  su  parentela,  en 
númtro  de  setenta  y  cinco  personas  «. 

15  Así  descendió  Jacob  á  Egipto,  don- 
de murió  él  y  nuestros  padres ; 

16  Los  cuales  fueron  trasladado*  á  81- 
ohém*.  y  puestos  en  el  sepulcro  que 
compro  Abraham  á  precio  de  dinero  de 
los  14)os  de  Hemor,  padr»  de  Sldtém. 

17  Mas  como  se  acercaba  el  tiempo  de 
la  promesa,  la  cual  Dios  habla  Jurado  á 
Abraham,  el  pueblo  creció  y  multipli- 
cóse en  Egipto  «, 

18  Hasta  que  se  levantó  otro  rey  que  no 
conocía  á  José. 

19  Este,  usando  de  astucia  con  nuestro 
lini^e,  maltrató  á  nuestros  padres,  á  fin 
de  que  pusiesen  á  peligro  de  tnuerU  sus 
niños,  pan  que  cesase  fia  generación  *. 

90  En  aquel  mismo  tiempo  nació  Moi- 
sés, y  fué  agradable  á  Dios :  y  fué  criado 
tres  meses  en  casa  de  su  padre'. 

SI  Mas  dendo  puesto  al  peligro,  la 
hHa  de  Faraón  le  tomó,  y  le  crio  como 

á  i4K>  *u.*o  '• 
SS  Y  fué  enaeflado  Moisés  en  toda  la 


sabiduría  de  los  Egipcios ;  y  en  pode- 
roso en  sus  dichos  y  hechos  «. 

88  Y  cuando  hubo  cumplido  la  edad 
de  cuarenta  a&os,  le  vino  voluntad  de 
▼isitar  á  sus  hermanos  los  hijos  de  Is- 
rael*. 

84  Y  como  vio  á  uno  que  era  li\}uriado, 
defendióle,  é  hiriendo  al  Empelo,  vengó 
al  li^riado. 

86  Y  pensaba  que  sus  hennanos  en- 
tendían que  Dios  les  habla  de  dar  salnd 
por  su  mano:  mas  ^oa  no  b  hablan 
entendido. 

96  Y  al  dia  siguiente  liliendo  dlea,  se 
les  mostró,  y  les  metia  en  pax,  diciendD : 
Varones,  hennanos  sois,  ¿por  qué  oa 
iixJuriais  loa  unos  á  los  otros  ? 

87  Entonces  el  que  lujuriaba  A  su  pró- 
jimo, le  rempv^ó,  diciendo :  ¿  Quién  te 
ha  puesto  por  principe  y  jnex  solne  nos- 
otros? 

88  ¿Quieres  td  matarme,  oomo  ma- 
taste ayer  al  Egipcio  b  ? 

89  A  esta  palabra  Moisés  huyó :  y  le 
hizo  extrai\)ero  en  tierra  de  Manían, 
donde  engendró  dos  h^os. 

80  Y  cumplidos  cuarenta  alkos«,  d 
ángel  del  Sefibr  le  apareció  en  d  desi- 
erto del  monte  Sina  en  fuego  de  llama 
de  una  zana. 

81  Entonces  Moisés  mirando,  se  mara- 
villó de  la  Vision;  y  llecándose  para 
considerar,  fíié  hecha  4  &  toc  dd  Se- 
fior: 

88  Yo  «ou  el  Dios  de  tus  padres,  tü 
Dios  de  Abraham,  y  tí.  Dios  de  Isaae, 
y  él  Dios  de  Jaoob^.  Mas  Moisés  teme- 
roso, no  osaba  mirar. 

88  Y  le  dijo  el  Sefior:  Quita  los  n- 
patos  de  tus  plés,  porque  el  lugar  en 
que  estás,  es  tierra  santa*. 

84  He  visto,  he  visto  la  aflicción  de  mi 
pueblo  que  está  en  Egipto,  y  he  oido  éi 
gemido  de  ellos,  y  he  descendido  pasa 
librarlos.  AJiora  pues  Ten,  te  enTiaié  á 
Egipto/. 

35  A  este  Moisés,  al  cual  hablan  re- 
husadof,  diciendo :  ¿  Quién  te  ha  pnesto 
por  principe  y  juez  ?  á  este  envió  Dina 
por  príncipe  y  redentor  con  la  mano  del 
ángdf  que  le  apareció  en  la  zarza. 

w  Este  los  sacó,  habiendo  hecho  pro- 
digios y  milagros  en  la  tierra  de  Egipto, 
y  en  el  mar  Berm^o,  y  en  al  desierto 
por  cuarenta  afios  A. 

87  Este  es  el  Moisés,  el  cual  d^o  á  k» 
hijos  de  Israel  • :  Proftta  os  levántala  el 
Sefior  Dios  vuestro,  de  Tuestros  herma- 
nos, como  yo ;  á  él  oiréis. 

38  Este  es  aquel  que  estuvo  en  la  con- 
gregación en  tí.  d«sierto  con  d  ángel* 
que  le  hablaba  en  el  monte  Sina,  y  con 
nuestros  padres;  y  recibió  laa  palabraa 
de  vida  para  dariios^: 

89  Al  cual  nuestros  padres  no  quisi- 
eron obedecer;  ánte^ le  desecharon,  y  se 
apartaron  de  corazón  á  Egipto, 

40  Diciendo  á  Aanm  "• :  Haznos  diosea 

re  vayan  ddante  de  nosotros ;  poique 
este  Moisés,  que  nos  sa<!Ó  de  tierra 
de  Egipto,  no  sabemos  que  le  ha  acon- 
tecido. 

41 Y  entonces  hicieron  un  beeecro»,  y 
ofrecieron  sacriñcio  al  ídolo,  y  en  las 
obras  de  sus  manos  se  holgaran. 

48  Y  Dios  se  apartó,  y  los  entregó  qne 
sirviesen  al  c;)éroito  del  cielo*,  ooom»  ola 
escrito  en  el  libro  de  los  profisCas':  ¿  Me 
ofrecisteis  víctimas  y  sacrificios  en  el  desi- 
erto por  cuarenta  afios,  casa  de  Israel  ? 

43  Antes  tn^isteis  éL  tabemáettlo  de 
Moloc,  y  la  estrella  de  vaestro  dkw 
Remfan,  figuras  que  os  hicisteis 
adorarlas :  os  trasportará  poas 
de  Babilonia. 


*I«.M.U. 


•Is.111. 


ftSK.a.ii 


.8.3. 


I 

OUtS3.SS.  I 
HalklLM.  I 


«J(ae.t.U. 


I 


/SZ.8.U. 
tOr.M. 


eiz.  14.18. 
Va.90Ll6. 


ASZ.TTI. 

XI.XIT.    ' 

yM.tS. 
i-OkVkS.B.  I 

Db«.  18.15., 
18. 

Ala.CI.8.    I 

1 

<])ae.l.S.  t 
SI.  I 

JnMt-U.  : 

BB.a.8. 

••■Z.8LL 


•KK.81t. 
])ae.9.M> 


•BeLSLB- 
Dm.4.» 

smvV- 

J«E.19^XI- 
rAaas8.& 


i 


A.D.3S. 


LOS  HECHOS.  VnL 


A.D.SS. 


lIi.9S.4a 

Hab.8.6. 
•'Jos.S.14. 

•Neh.9.a4. 

118*.  18. 1. 
Bal.JSa. 

a.  6. 

•lBeT.e.1, 

•te. 

78.901 
'C«p.l7.94. 

Ilto3r.8.97. 
>Ii.  68.1.9. 


'1Z.89L0. 

la.  48.  i. 
■I«T.S&41. 

Oira.10.ie. 

J«r.  4.4. 

Bo.2.28, 

IGeii.ft.8. 
'2Cr.8&16. 
1TM.XU. 


<Qk|k8.8S. 


rb.1.1. 
IIM.8.16. 


'I«.4.9». 


k0»pb8.1,8. 


W.SLS. 
lA.a8.46. 

1M.&44. 

lA.9ft.84. 

JWBll.ll. 

10o.  1&  a. 
lTw.4.14. 


CspulLl». 


0»p.26.ia 
I  do.  U.  9. 
Ua.l.lS. 
I  Ti.  1. 16. 
C»p.  6.6. 


44  TuTieron  nuestro»  padres  el  taber* 
sáculo  del  testinumio  en  el  desierto, 
como  habla  Dtot  ordenado,  hablando  á 
Moisés  que  le  hiciese  según  la  forma 
que  habla  visto  7. 

46  El  oual  recibido,  metieron  también 
nuestros  padres  con  Josué'  en  la  pose- 
sión de  los  Oentilest  que  Dios  echó  de 
la  presencia  de  nuestros  padres*,  hasta 
los  dias  de  Darid ; 

40  £1  cual  halló  gracia  delante  de 
Dios',  y  pidió  hallar  tabernáculo  para 
ti  Dios  de  Jacob*. 

47  Mas  Salomón  le  edificó  casa*. 

48  6i  bien  el  Altísimo  no  habita  en 
templos  hechos  de  mano  »,  como  el  pro- 
feta dice  y : 

40  El  cielo  c*  mi  trono,  7  la  tierra  el 
estrado  de  mis  pies.  ¿  Quie  casa  me  edi> 
fiear^  ?  dice  el  SeBor :  ó  ¿  cual  terá  él 
lufcar  de  mi  reposo  ? 

60  ¿  No  hizo  mi  mano  todas  eftas  co- 
sas? 

61  Duros  de  oenrizs,  é  incirenncisos  de 
eoraion  y  de  oídos  a;  Tosotros  resistís 
siempre  al  Espíritu  Santo  &:  como  tu- 
ettros  padres,  ati  también  Tosotros. 

62  ¿A  oual  de  los  profetas  no  persi- 
guieron vuestros  padres*?  y  mataron  á 
tos  que  intes  anunciaron  la  venida  del 
Justo,  del  cual  vosotros  ahora  hab^ 
sido  entregadores  y  matadores : 

68  Que  recibisteis  la  lev  por  disposición 
de  &ü;e1es,  y  no  la  guardasteis. 

64  1  Y  oyendo  estas  cosas,  regafiaban 
de  sus  corazones  4,  y  crvgian  ios  dientes 
oontra  él. 

66  Mas  él,  estando  lleno  de  Espíritu 
Santo «,  puestos  los  qJos  en  el  cielo,  vio 
la  gloria  de  Dios,  y  á  Jesús  que  estaba 
á  la  diestra  de  Dios, 

66  Y  d^o :  Hé  aauf ,  veo  los  cielos  abi- 
ertos/, y  al  HUo  del  hombre  que  está  á 
la  diestra  de  Duis. 

67  Entonces  dando  grandes  voces,  se 
taparon  sus  oídos,  y  arremetieron  uná- 
nimes oontra  él, 

68  Y  echándolo  ftiera  de  la  ciudad  f, 
i»  apedreaban:  y  los  testigos  pusieron 
sus  vestidos  á  los  pies  de  un  mancebo 
que  ae  llamaba  Sanio*. 

60  Y  apedrearon  á  Esteban,  invocando 
él,  y  dteiendo :  Befior  JesuSj  recibe  mi 
espuittt  •'. 

éo  Y  puesto  de  rodillas,  clamó  á  gran 
vos:  Sefior,  no  les  imputes  este  pe- 
oado*.  Y  habiendo  dicho  esto,  durmió 
*m  d  StHori. 

CAPITULO  VIII. 
Sanio  peniait  la  Iglmia.  FtUp$  «1  diáetmo 
haee  wmAo  fruto  «n  Samaria,  tdotuU  $0» 
0nviailtm  Pwo  jr  Juan.  Petúáo  comMAo 
par  Bimon  Mago  ipu  dU  «Z  nombre  á  Id 
gimonia.  Felip»  ItuUúa  ai  «mueo  dé  te 
rtina  Oandaee. 

YBAULOs  consentía  en  su  muerte, 
Y  en  aquel  día  se  hizo  una  grande 
persecución  en  la  Iglesia  que  atiaba  en 
Jemsaiem;  y  todoe  fueron  esparcidos^ 
por  las  tierras  jde  Judéa  y  de  Samarla, 
salvo  los  apóstoles. 

9  T  llevaron  á  etUerrar  á  Esteban  va. 
roñes  piadosos,  é  hicieron  gran  llanto 
sobre  él. 

3  Entonces  Saulo  asolaba  la  Iglesia 
entrando  por  las  casas ;  y  trayendo  hom- 
bres y  mujeres,  lot  entregaba  en  la  cár- 
cel*. 

4  Mas  los  que  fiíeron  esparcidos,  iban 
por  todas  partes  anuncianao  la  palabra. 

6  ^  Eiáónces  Felipe^,  descendiendo 
á  la  ciudad  de  Samarla^  les  predicaba  á 
Cristo. 

6  Y  las  gentes  escuchaban  atentamente 


unánimes  las  cosas  que  deda  Felipe, 
oyendo  y  viendo  las  señales  que  hacia. 

7  Porque  de  muchos  que  tenían*  es- 
píritus inmundos,  sallan  esto»  dando 
grandes  voces :  y  muchos  paralíticos  y 
cojos  eran  sanados. 

8  Así  que  habla  gran  gozo  en  «quella 
ciudad. 

9  Y  halda  un  hombre  llamado  Simón, 
el  cual  habla  sido  antes  mágico  en  aque- 
lla ciudad/,  y  engañado  la  gente  de  Sa- 
marla diciéndose  ser  algún  grande;, 

10  Al  cual  o|an  todos  atentamente  des- 
de el  mas  i^ueño  hasta  el  mas  grande, 
diciendo :  Este  es  la  grande  virtud  de 
Dios. 

11  Y  le  estaban  atentos,  porque  con 
sus  artes  mágicas  ios  habla  embelesado 
mucho  tiempo. 

18  Mas  cuando  creyeron  á  Felipe,  que 
anunciaba  el  evangelio  del  reino  de  Di- 
os A,  y  el  nombre  de  Jesu  Cristo,  se 
bautizaban  hombres  y  mujeres. 

13  El  mismo  Simón  creyó  también 
entonces,  y  bautizándose,  se  llegó  á  Fe- 
lipe; y  viendo  los  milagros  y  grandes 
maravUlas  que  se  hacían,  estaba  atónito. 

14  ^  Y  los  auóstoles  que  estaban  en 
Jemsalem,  habiendo  oido  que  Samarla 
habla  reclMdo  la  palabra  oe  Dios,  les 
enviaron  á  Pedro  y  á  Juan : 

15  Los  cuales  venidos,  oraron  por  ellos 
para  oue  recibiesen  el  Espíritu  Santo. 

16  (Porque  aun  no  habla  descendido 
sobre  alguno  de  ellos  •',  mas  solamente 
eran  bautizados  en  el  nombre  de  Je- 
sús 1^.) 

17  Entonces  les  impusieron  las  manos, 
y  recibieron  el  Espíritu  Santo  <. 

18  Y  como  vio  Simón  que  por  la  im- 
posición de  las  manca  de  los  apóstoles 
se  daba  él  Espíritu  Santo,  les  ofreció 
dinero, 

19  Diciendo :  Dadme  también  á  mí 
esta  potestad,  que  á  cualquiera  que  pu- 
siere las  manos  encima,  reciba  el  Es- 
píritu Santo. 

90  Entonces  Pedro  le  d^o  t  Tu  dinero 

Serezca  contigo,  que  piensas  que  el  don 
e  Dios  se  gane  por  dinero. 

SI  No  tienes  tu  parte  ni  suerte  en  este 
n«;ocio :  'porque  tu  corazón  no  es  recto 
delante  de  Dios«. 

89  Arrepi&itete  pues  de  esta  ta  mal- 
dad, y  ruega  á  Dios,  si  quizas*  te  será 
perdonado  el  pensúniento  de  tu  eo- 
razón. 

513  Porque  en  hiél  de  amargura  y  cq 
prisión  de  noaldad  veo  que  estás  *. 

84  Respondiendo  entonces  Simón,  di- 
jo: Rogad  vosotros  por  mi  al  Beflor^, 

Sue  ninguna  cosa  de  estas,  que  habéis 
icho,  venga  sobre  mí. 

85  Y  ellos  habiendo  testificado  y  ha- 
blado la  palabra  de  Dios,  se  volvieron  á 
Jemsalem,  y  en  muchas  tierras  de  los 
Samariunos  anunciaron  el  Evangelio. 

96  ^  Empero  el  ánsel  del  Señor  habló 
á  Felipe,  alelando :  jLevántate  y  vé  ha- 
cia el  mediodía,  al  camino  que  desci- 
ende de  Jerusalém  á  Uaza  9,  la  eoal  as 
desierta. 

87  Entonces  él  se  levantó,  y  fué :  y  hé 
aquí  un  Etiope r,  eunuco*,  gobernador 
de  Candace,  reina  de  los  Etiopes,  el  oual 
era  puesto  sobre  todos  sus  tesoros,  y  ha- 
bla venido  á  adorar  á  Jemsalem  *, 

98  Se  volvía,  sentado  en  su  oano,  y 
leyendo  él  profeu  Isaías. 

89  Y  el  Espíritu  dijo  á  FeUpe»:  Llé- 
gate y  jtintate  á  este  carro. 

80  Y  acudiendo  Felipe,  le  otó  que  leía 
al  profeta  Isaías  1  y  ^jo :  Mas  ¿  entlp 
endiss  lo  que  lees  ? 

81  Y  él  d^o :  ¿  Y  cómo  podré,  si  al- 


*Har.l&17. 


/Can.lS.6. 

Oa.8.90. 

▲p.a9.U. 

'  Cap.  i.  86. 


AOp.1.  S. 


<Cap.l9.& 

k  Oan,  9. 88. 
yi«r48. 

y  10. 8. 
<Cap.l9.«. 


■"8aL  78.86; 
87. 

"Da.  4. 97. 
9TL&9ab 


«Pro.  6. 18. 
'Xz.8.8. 

iihr.is.6. 


t  Jos.  16. 47. 

•'  Is.  18. 1. 
*a«a.  87.88. 

•  2Gr.«.8S, 
89L 

•Osn.10.19. 
yll9. 


A.IXM. 


LOB  REOHOS,  EL 


A.P.st' 


«b.A7.8. 


'0»^u)L«. 


vacilo.  17. 


•o».».  10. 
1  Bey.  18. 
13. 

SB4r.3.1«. 
JuMi  <L  18. 
tCo.lUI,4. 
Bi.S.ia. 
li. 

1  8*.  &  17. 


•  Cap.  8. 9. 
0«.1.UL 
1TÍ.1.1S. 


»  Cap.  19.  ft, 

as. 

7».  4. 
y34.14,SB. 
•Caa.ail«. 
fMTli. 
lüo.lft.8. 

<llUt.SS.iOb 
4C 

EL&SO. 


•  O».  10. 7. 


/G«p.3a.i& 


gano  no  me  enielUm  ?  T  kmn)  á  Felipe 
que  tableee,  y  se  Miitafe  con  él. 

as  y  el  Innr  de  la  ewritarm  (pie  Ida, 
era  eite*:  Gomo  oTete  á  la  moerte  foé 
Herado  t  T  como  coraen  tnado  delante 
del  que  le  trasquila,  asi  no  abrió  sn 
Doea. 

88  En  su  homilladon  ca  ¿oieio  flt¿ 
quitado:  mas  su  generación,  ¿quién  la 
contará  ?  porque  es  quitada  de  la  tierra 
su  Tida. 

84  y  remondlendo  tí  eunuco  á  Felipe, 
d^o :  Ruégote  ¿  de  quién  el  ijnrfiBta  ^ce 
«ito  ?  ¿  de  sí,  o  de  otro  alguno  ? 

85  Bntdnees  Felipe  abriendo  su  boca, 
y  comenzando  desde  esta  escritura,  le 
anunció  el  eTangelio  de  Jesús «. 

88  T  yendo  por  el  camino,  llMaron  á 
cierta  agua :  y  d^o  el  eunuco :  fié  aqui 
agua;  ¿qué  impide  que  yo  sea  bauti- 
zado'? 

87  y  Felipe  d^o:  81  erees  de  todo 
corazón,  birá  puedes.  T  respondiendo, 
dyo:  Creo  que  Jesu  Cristo  es  el  HUo 
de  Dios. 

88  T  mandó  parar  el  carro:  y  descendi- 
eron ambos  al  agua,  Felipe  y  d  eunuco ; 
7  bautizóle. 

89  Y  como  subieron  dd  >xua,  d  Espí- 
ritu del  Seflor  attebotó  á  Fdipe',  y  no 
le  tío  mas  d  eunuco:  y  se  fué  por  su 
camino,  gozoso. 

40  Felipe  empero  se  halló  en  Azoto* : 
7  «asanao  anunciaba  el  ETangelio  en 
todas  las  dudados,  hasta  que  llegó  á 
Oeearéab. 

CAPITULO  IX. 
OoHcerHon  ptrUnioM  át  Batit».  Pnátea  tu- 
tgo  m  Dumaieo.  Va  á  JtnuaUm,  y  Bte- 
RoM  t»  pretéHta  á  loa  omMoIm,  qua  U 
tnvion  á  Tarto.  Son  Ptiaro  mra  á  un 
faráUUeo,  y  rtmuita  e»  Jofpt  4  Tabita. 

Y8AUL0,  respirando  aun  amenazas 
y  muerte  contra  los  discípulos  del 
Seflor*,  vino  d  príndpe  de  los  Sacer- 
dotes, 

t  T  demandó  de  ál  letras  para  Da- 
masco  á  las  sinagogas,  para  que  d  ha- 
llase algunos  hombres  ó  mnieres  de  esta 
secta  ft,  los  trajese  presos  á  Jerusalem. 

8  y  jrendo  por  d  camino*,  aconteció 
que  llegando  cerca  de  Damasco,  sdbl- 
tamente  le  cercó  un  resplandor  de  luz 
del  eido. 

4  y  cayendo  en  ticna,  oyó  una  tos 
que  le  decia:  Sanio,  Saulo,  ¿por  qué 
me  persigues^? 

5  Y  él  d^:  ¿Quién  eres,  Befior  ?  y 
d  Seflor  d^o :  Yo  soy  Jesús  á  quien  tü 
persigues:  dura  cosa  te  es  dar  cooes 
contra  d  aguijón. 

8  El  temblando  y  temeroso  d^o :  Se- 
tter, ¿qué  quietes  que  haga?  y  el 
Sellor  le  dice  i  Levántate  y  entra  en  la 
oiudad,  y  se  te  dliA  lo  que  te  conviene 
hacer. 

7  Y  les  hombres  que  Iban  con  Baulo, 
se  pararon  atónitos,  oyendo  á  la  verdad 
la  voz,  mas  no  viendo  á  nadie*. 

8  Entonces  Saulo  se  levantó  de  tierra, 
y  abriendo  los  q)os  no  vela  á  nadie :  así 
que  UevAndole  por  la  mano,  metiéronle 
en  Damasco, 

9  Donde  estuvo  tres  dias  sin  ver  ¡  y  no 
comió,  ni  bebió. 

10  ^  Habla  entonces  un  discípulo  en 
Damasoo,  llamado  Ananías/ ;  d  cual  el 
Sefior  diJo  en  visión:  Ananías.  Y  él 
respondió:  Heme  aquí,  8elk>r. 

11  y  d  Sefior  le  dh> :  Levántate,  y  vé 
á  la  edle,  que  se  llama  la  Derecha,  y 
bnaea  en  eosa  de  Jddas  á  «no  lUBnndó 
Sanio,  de  Tarso:  porque  hé  aquí  él 
on; 


It  y  ha  visto  en  visión  un  vana  lia- 
nudo  Ananías,  que  entra,  y  le  pone  la 
mano  endma  para  que  redra  la  vista. 

13  Entonces  Ananías  respondió:  Se> 
fior,  he  ddo  á  muchos  aoerca  de  este 
hombre,  cuantos  mdes  ha  hecho  á  tus 
santos  en  Jerusalem. 

14  y  aun  aquí  tiene  faenltad  de  loa 
príncipes  de  los  sacerdotes  de  prender  á 
todos  ios  que  invocan  tu  nombré. 

15  y  le  aijo  el  Sefior:  Vé;  porque  In- 
strumentof  escogido  f  me  es  esto,  para 
que  lleve  mi  nombre  en  presencia  de 
los  Gentiles*,  y  de  reyes,  y  de  los  hijos 
de  Isnd  •'. 

18  Porque  yo  le  mostraré  enante  le  acá 
menester  que  padezca  por  mi  nombre*. 

17  Ananus  entonces  nié,  y  entró  en  la 
casa;  y  poniíhidole  las  manos  encima <, 
düo :  Saulo,  hermane,  el  Sellor  Jesns, 
que  te  aparedó  en  el  camino  por  donde 
venías,  me  ha  enviado  para  que  redbas 
la  vista,  y  seos  lleno  de  Espíritu  Santo  m. 

18  y  ln«go  le  cayeron  de  loa  «jos  ooaM 
escamas,  y  tedbio  al  punto  la  vista :  y 
levantándose  toé  bautizado. 

19  y  como  comió,  ftaé  oonftcCado.  T 
estuvo  Saulo  por  algunos  días «  oon  los 
discípulos  que  estaban  en  Damasco. 

90  Y  luego  en  las  sinagogas  |nedieaba 
á  Cristo,  mcienáo  que  este  era  d  B^o 
de  Dios. 

91  Y  todos  los  que  le  oían  estaban  ató- 
nitos, y  dedan :  ¿  No  es  este  d  qv« 
asolaba  en  Jerusalem  á  los  que  invo- 
caban este  nombre,  y  á  eso  vino  acá, 
para  llevarlos  presos  á  loa  príndpca  de 
ios  sacerdotes*? 

99  Empero  Saulo  mucho  mas  seeaftr- 
zaba,  y  confundía  á  los  Judkw  que  mo* 
rahan  en  Damas<^,  afirmando  que  eate 
es  d  Cristo j». 

98  ^  Y  como  pasaron  muchos  diaa*, 
los  Judíos  hideron  entre  d  oonsq|e  de 
matarle. 

94  Mas  las  asechanzas  de  dios  (heíoa 
entendidas  de  Saulo:  y  ellos  miarda» 
ban  las  puertas  de  día  y  de  noehe  para 
matarle. 

99  Entonces  les  discípulos, 
de  noche,  U  bi^jaren  por  d  muio 
en  una  espuerta  r. 

96  ^  Y  como  Saule  vlae  á  J( 
lem  *,  tentaba  de  Jimtarw  oon  los  dta> 
cípuloa :  mas  todos  tenían  ndedo  de  A, 
no  cTCvendo  que  era  disdpulo. 

97  Éntónocs  Benwbé*  tomándole.  I» 
tr^o  á  los  apóstoles;  y  contdiea  oamo 
habia  visto  d  SefioL*  en  el  oamtno,  y  qoe 
le  habla  hablado ;  y  como  en  Damasoo 
habia  hablado  conflidaBoonte  en  d  nem- 
bre  de  Jesús  «. 

98  y  entraba  y  salla  eon  elloa  en  Je- 
rusalem. 

29  y  hablaba  confiadamente  en  d  nom- 
bre dd  Sefior  Jesús,  y  disputaba  oon  loe 
Griegoa*;  mas  ellos  procuraban 
tarie. 

ao  Lo  cud  eomo  los  hermanea 
dieron,  le  acompafiaron  hasta  Ceaaréa,  y 
le  enviaron  á  Tarso. 

81  Las  iglesias  entonces  tenían  paz* 
por  toda  Jndéa,  y  Galilea,  y  Samada, 
y  eran  edificadas  andandov  en  d  temer 
del  Sefior :  y  con  consudo  '  del 
Santo  eran  mnltipltcadas. 

88  ^  y  aconteció  que  Pedro, 
los  á  todos,  vino  también  á  loa 
que  habitaban  en  Lidda*. 

89  y  halló  dU  á  uno  «• 
Eneas,  que  hada  ocho  alloa 
en  cama,  que  era  paralitieo. 

34  Y  ledljo  Pedro:  Btoéoa,  Jasa  OriMo 
te  sanai :  levántate  y  hazte  ta  canoa.  Y 
luego  se  levantó. 


étémám. 
#BauLl. 
G«.LU. 

B£lT,i 

&IA.  11.11 

«Os^aia 

SO».lLft 

97. 

sulh, 

IOhpL8.0. 

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,L17. 


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y4.1^ 


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LOS  HBOHOB,  X. 


A.D.CL 


■  mtc 

«k  Lidda  j  en  Sanna*,  im  eualM  le 
ouBilrUcvoa  il  Scflor. 

86  ^  Entonce*  en  Joppe  habU  une 
cHfefimU  Itamada  Tablta,  que  ti  lo  de- 
clanís,  qotece  deelx.  Donas  i.  Esta  era 
llena  de  Imenaa  ofans^  j  da  llmoanaa 
qoe  hacia. 

87  T  aconteció  en  aguelloe  dlat  qae 
enfermando,  nniiM  ¡  á  la  ooal,  decpoas 
de  lavada,  posieron  an  una  tala. 

88  T  como  Udda  estidw  carea  de  Joppe, 
les  diic^nilot,  cqrendo  qne  Pedro  estaba 
allí,  le  enTlaron  dos  hombres  rogindole : 
No  te  detengas  en  Tcaoir  hasta  nos- 
otrea. 

89  Pedio  entdnoes  Immtándosa,  Itaé 
con  ellos:  y  llegado  que  hubo,  le  lie- 
Tamm  á  la  sala,  donde  le  Todeaion  todas 
las  Tiudas,  llorando  y  mostráadob  las 
tdnleas  y  los  Testidoa  que  Doioas  hacia, 
onando  estaba  con  ellas  «. 

40  Entonces  echados  fuera  todos/,  Pe- 
dro puesto  de  xodlUas,  oró :  j  vuelto  al 
cncrpo,  dijo:  Tabita,  levánUtey.  Y 
ella  abrid  los  ojos,  y  viendo  i  Pedro, 
incarpovose. 

41  Y  ti  le  dló  la  mano,  j  levantóla: 
entdnoes  llamando  lo*  santas  y  las  viu- 
das, la  presentó  viva  A. 

48  Esto  filé  notorio  por  toda  Joppe ;  y 
creyeron  machos  en  ei  Scflor  •'. 

43  Y  aconteció  qne  se  quedó  mochos 
días  en  Jeppe  an  casa  de  un  dcrte  Si- 
món, ourtidinr. 

CAPITULO  X. 

Bantíta  PtÜro  á  Conulio  ti  emiurton,  y  á 
9ar^M  otro*  OmtüM  parimutrn  y  «mtígoa  dt 
ttto. 

Y  había  un  varón  en  Cesaróa,  lia. 
mado  Comelio,  oenturlon  de  la  com- 
paflia  qne  se  llamaba  la  Italiana, 

8  Fio«,  y  temeroso  de  Dios  con  toda  su 
casab,  y  que  hacia  muchas  limosnas  al 
pueblo  «,  y  oraba  á  Dios  siempre  < 

8  Este  vio  en  visión  manifiestamente, 
como  á  la  hora  nona  del  dia,  que  un 
ángd  *  de  Dios  entraba  4  él,  y  le  decía : 
Oomdio. 

4  Y  él,  puestos  en  él  los  qios,  espan- 
tado, dijo :  ¿  Qué  es,  Sefior  ?  Y  d^ole : 
Tus  oraoiones  y  tas  limosnas  han  subido 
en  memoria  á  U  presencia  de  Dios. 

5  Envia  pues  ahora  hombres  á  Joppe/, 
y  hax  venir  á  vn  Simón,  que  tiene  por 
solwenombre  Pedro* 

6  Este  posa  en  casa  de  un  Simón,  cur- 
tidor #,  Que  tiene  su  casa  junto  á  la  mar : 
él  te  diva  lo  que  te  conviene  hacer. 

7  E  ido  el  ángel  que  hablaba  con  Oor- 
nelio,  llamó  dos  de  sus  criados,  y  un 
devoto  soldado  de  los  que  le  asistían : 

8  A  los  cuales,  después  de  habérselo 
contado  todo,  les  envió  k  Joppe. 

I»  ^  Y  ci  dia  siguiente,  yendo  ellos  su 
caxnmo,  y  llegando  cerca  de  la  ciudad, 
Fadro  subió  á  la  axotea  á  orar  A,  cerca 
de  la  hora  de  sexta. 

10  Y  aconteció  que  le  vino  una  grande 
hambre,  y  quiso  comer  i  pero  muntras 
M  lo  disponían,  sobvevinole  un  éxtasi, 

11  Y  vio  d  délo  abierto ',  y  que  des- 
cendía á  él  un  vaso,  como  un  gran  li- 
enzo, que  atado  de  los  cuatro  cabos,  era 
baJaÁi  á  la  tierra ; 

Ifl  En  el  cual  lúMa  de  todos  los  ani- 
males cuadntpedos  de  la  tierra,  y  flcvas, 
y  reptiles,  y  aves  del  cielo. 

18  Y  le  vino  una  vos :  Levántate,  Pe« 
diro,  mata  y  come. 

14  Entonces  Pedro  dijo:  Sellor,  no; 
poique  ninguna  cosa  oomun  é  inmun- 
da A  he  conüdo  jamás. 

18  Y  volvió  la  vos  háeia  él  la  segunda 


vea:  Lo  q;neI>iM  lioapió',  no  i»  Uames 
td  oomun. 

18  Y  esto  filé  hadio  per  tns  TaeaS} 
y  al  vaso  volvió  á  ssgr  xwogldo  en  ét 
cielo. 

17  Y  estando  Pedro  dudando  dentro 
de  d,  qué  seria  la  visión  que  habla  visto, 
hé  siqtii  loa  hombres  que  hablan  sido 
enviados  por  Oomello,  que  praguntando 
por  la  oasa  de  Btanon,  Uagaioa  4  la  pu- 
erta. 

18  Y  ñamando,  preguntaron  ú  un  Si- 
món, que  tenia  por  sobrenombre  Pedro^ 
posaba  allí. 

19  Y  estando  Pedro  pensando  en  la 
visión,  le  d^o  el  Espíritu*:  Hé  aquí, 
tres  hombres  te  busean. 

80  Levántate  pues,  y  desciende,  y  no 
dudas  ir  con  éUos*;  parque  yo  iñ  he 
enviado. 

81  Entonces  Pedro  deseendiando  á  los 
hombres  qne  le  eran  enviados  por  Cor- 
natío,  dijo  i  Hé  aquí,  yo  soy  él  que  bua- 
cals :  ¿^qué  «  la  causa  por  qué  habato 
venido? 

as  Y  ello*  dieron :  Comelio,  «H  eantu- 
rion,'  vanm  justo  y  temeroso  de  Dk»,  y 
que  tiene  testimonio  de  toda  la  nación 
de  los  Judío**,  ha  reoilúdo  respuesta 
pi»  un  santo  ángd,  de  hacerte  venir  i 
su  casa,  y  eir  de  tí  palabras. 

88  Entonces  metiéndoles  dentro,  lo* 
hospedó:  y  al  dia  siguiente  levantándose 
se  rué  oon  ello* ;  y  le  aoompaflaaon  al» 
gunos  de  ios  hermanos  de  Joppe  j». 

84  Y  al  otro  día  entraron  en  Oesaréa. 
Y  GomeUo  les  estaba  esperando,  habl> 
endo  llamado  sus  parientes  y  loa  amigo* 
mas  fiímiliares. 

85  Y  como  Pedro  entró,  salió  Oomelio 
&  recibirle;  y  derribándose  á  sns  pies, 
adoró  f. 

86  Mas  Pedro  le  levantó,  diciendo: 
Levántate ;  yo  mismo  también  soy  hom- 
bre «*. 

87  Y  hablando  con  él,  entró,  y  hidló  á 
muchos  que  se  habían  Juntado. 

88  Y  les  dijo :  Vosotros  sabéis  que  es 
abominable  á  un  varón  Judío  juntarse, 
ó  llegarse  á  extrai\jero  * ;  mas  me  ha 
mos^ido  Dios,  qne  á  ningún  hombre 
llame  común  ó  inmundo  <. 

89  Por  lo  cual  llamado,  he  venido  sin 
dudar.  Así  que  pregunto  ¿  por  qué  oau- 
sa  me  habds  hecho  venir  ? 

80  Entonces  Comelio  d^o :  Cuatro  días 
ha  que  á  esta  hon  yo  estaba  ayuno ;  y  4 
la  hora  de  nona  estando  orando  en  mi 
oasa,  hé  aquí  un  varón  se  puso  delante 
de  mí  en  vestido  resplandeciente  «, 

81  Y  d^o;  Comelio,  tu  onwrion  es 
oída*,  y  tus  limosnas  han  venido  an 
memoria  en  la  presencia  de  Dio*. 

82  Envia  pues  á  Joppe,  y  hac  venir  á 
un  Simón,  que  tiene  por  sobrenombre 
Fadro ;  este  posa  en  casa  de  Simón,  un 
curtidor,  junto  á  la  mar,  tA  cual  venido, 
te  hablará. 

88  Así  que,  luego  envié  á  ti ;  y  tu  has 
hecho  Uen  en  venir.  Ahora,  pues,  to- 
dos nosotros  estamo*  aquí  en  la  préwn- 
oia  de  Dio*'»  para  oÍr  todo  lo  que  Dio* 
te  ha  mandado. 

84  ^  Entonces  Pedro,  abriendo  tu  be- 
ca, dijo;  Por  verdad  hallo  que  Dios  no 
hace  acepción  de  personas  ', 

85  Sino  que  de  cualquiera  nación,  qne 
le  tema  y  obra  Justicia,  se  agrada». 

86  Envió  palabra  IHm  á  los  hijos  de 
Israel,  anunciando  la  paz  por  Jesu-Cris- 
to  •  :  este  es  el  Sefior  de  todosi. 

87  Vosotros  sabéis  lo  que  ftié  divulgado 

Eor  toda  Judéa,  oomensando  desde  Ga- 
lea, doq^ues  del  bautismo  que  Juan 
predicó. 


Ivsr.  88. 
Mal.  U.  11. 
Ba.li.4. 


•Ospk&«. 
ylLia. 

•CBp.U.7. 


•Oapi9B.tt 


rjtt.A 


2  A^  19. 10. 
yZLS. 

•-Cap.14.li 
IS. 


•  Joan  4. 9. 
y  18. 88. 

^8.8. 


•Lu.SS.ll. 
Ssof.a. 
3,8. 

Apl5.«. 
y  19.8. 

*  ver.  4,  etc. 
Ba.  10.  IS. 

"18a.  12. 7. 

SOobi.?. 
'  De.  10. 17. 

Job  Si.  19. 

Bo.3.11. 

Oiu3.8. 

Xf.  &9. 

OoL  8.  as. 

lPed.1.17. 
■Bo.a.18. 
87. 

y  8. 82,39. 
y  10. 12.18. 
Ef.  2.  IS, 
18. 

•  Is.  67. 19. 
Bf.2.1i, 
17. 

»  Bo.  10.  la. 
y  14. 9. 
1C0.U.S7. 
Bf.L90, 

sa. 

lPed.8.2X 
▲p.  17.  lii 


A.0.4L 


LOS  HECHOS,  XI,  SIL 


A.J>.Ü. 


«lo.  4 18. 
4J1IU8.S. 

•La.  24.48. 


88  Ounfo  á  JemB  d«  Naoret;  come  le 
ungió  DlfM  de  EfpMtu  Santo  y  de  po- 
tencla«:   el  cnal  anduvo  haciendo  U- 


/  Juan  ZX, 
JLSX 
100.15.4,7. 

ffCai».17.n. 
Joan  S.22, 
27. 

8  00.5.10. 
2TL4.1. 
lFed.4.8. 

A  Lo.  34. 27, 
44. 

.•'Jnanai4, 

17. 

Bo.10.tl. 
*  Okp.  4.  8L 

7  8.16,10. 

7 19. 1& 

•Gap.  2. 4. 


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8«T 


•Cap.  10. 9, 
ete. 


t 


i,  j  sanando  todos  los  oprimidos  éá 
diablo ;  porque  Dios  en  con  él  < 

88  Y  nosotros  sonws  testigos  de  todas 
las  oosas  que  hizo  en  la  tierra  de  Judéa, 
y  en  Jerusalem  • ;  al  euai  matanm  col* 
R&ndole  en  un  madero. 

40  A  este  levantó  Dios  al  teroer  día,  é 
hixo  que  apareciese  maniñesto, 

41  No  á  todo  el  pueblo,  sino  á  loa  tes- 
tigos que  Dios  antes  babia  oidenado,  es 
á  aáber,  á  nosotros,  que  comimos  j  be- 
bimos con  él,  después  que  resucitó  de 
ios  muertos/. 

'  48  T  nos  mandó  que  predicásemos  al 
pueblo,  y  testificásemos.  Que  él  es  el 
que  Dios  ha  puesto  por  Juez  de  títos  y 
muertos'. 

43  A  este  dan  testimonio  todos  los  pro- 
fetas A,  de  que  todos  kw  que  en  él  creye- 
ren, recibirán  perdón  de  pecados  por  su 
nombre*. 

44  %  Estando  aun  hablando  Pedro  es- 
tas palabras,  d  Espíritu  Santo  cayó  so- 
bre todos  k»  que  oían  d  sermón  K 

45  Y  se  espúiitaron  los  fieles  que  eran 
de  la  circuncisión,  que  hablan  Tenido 
con  Pedro  i,  de  que  también  sobre  los 
Gentiles  se  derramase  el  don  del  Es* 
piritu  Santo. 

40  Porque  loa  oian  que  hablaban  en 
lenguas  M,  y  que  magnificaban  á  Dios. 
Entonces  rsspondló  Pedro : 

47  i  Puede  alguno  impedir  tí.  agua 
pan  que  no  sean  bautizados  •  estos  que 
nan  recibido  el  Espíritu  Santo  tamUen 
como  nosotros  ? 

48  Y  les  mandó  bautizar  en  el  nombre 
del  Sefior  Jesús.   Entonces  le  rogaron 

ue  se  quedase  ocn  tUoa  por  algunos 

CAPITULO  XI. 
Dingéttanae  lo»  hememo»  da  qiu  Ptáro  Kajfa 
inUado  eo»  lo»  0«n(iIm  ;  y  42  Im  tatúfoM 
eontáftáoUé  d  tmceao,  Propagaeio»  ád  E- 
«oeMlio  M  9ari<u  patita,  $ebn  todo  en 
AnUofiUiatá  donde  «  enviado  Bernabé,  qn» 
eomdmee  aScA  Sanio. 

Y  OYERON  los  apóstoles  y  los  her- 
manos que  estaban  en  Judéa,  que 
también  los  Gentiles  hablan  recibido  la 
palabn  de  Dios. 

8  Y  como  Pedro  subió  ¿  Jerusalem, 
contendían  contn  él  los  que  eran  de  la 
dreuncislon, 

8  Didendo:  ¿Por  qué  has  entndo  á 
ver  hombres  incircuncisos,  y  has  comido 
con  ellos  ? 

4  Entonces  comenzando  Pedro,  lea  de- 
daró  por  orden  b>  pasado,  diciendo : 

5  Estaba  yo  en  la  ciudad  de  Joppe 
orando  a,  y  tí  en  rapto  de  entendimiento 
una  Tislon ;  un  Taso,  oomo  un  gran  li- 
enzo, que  descendía,  que  por  los  cuatro 
cabos  en  abajado  dd  ddo,  y  Tenia 
hasta  mí: 

6  En  d  cual  como  puse  los  oíos,  eon- 
dderé  y  tí  animales  terrestres  de  cuatro 
pies,  y  fieras,  y  reptiles,  y  aTcs  dd  délo. 

7  T  oí  una  voz  que  me  deeia:  Leván- 
tate, Pedro  ;  mata  y  come. 

8  Y  dije :  Sefior,  ao ;  porque  ninguna 
cosa  común  ni  Inmunaa  entró  jamas 
en  mi  boca. 

8  Entonces  la  toz  me  respondió  del 
délo  segunda  vez :  Lo  que  IMos  limpió, 
no  h  llames  tú  común. 

10  Y  esto  filé  hecho  por  tres  veces :  y 
toItíó  todo  á  ser  tomado  arriba  en  d 
ddo. 

11  Y  hé  aquí  que  l««go  sobrevinieran 
tres  hombres  á  la  casa  donde  yo  estaba, 
euTiados  á  mí  de  Oesaréa. 


18  Y  d  Espíritu  me  d^o  que  ftwae  oon 
dios  sin  duoar.  Y  Tjnieten  también  eoik- 
migo  eatos  sds  hermanos,  y  eatraoioa  en 
oasa  de  un  Taxon, 

18  El  cud  nos  contó  como  habla  Tisto 
un  ánod  en  su  casa,  que  se  paró,  y  le 
di)o :  Envía  á  Joppe,  y  haz  Teñir  á  un 
Mmon  que  tiene  por  sobrenombre  Pe- 
dro; 

14  El  cual  te  hablará  palabras  por  las 
cuales  serás  salvo  tá,  v  toda  tu  eassu 

15  Y  como  comencé  &  haMar,  cayó  d 
Eqiíritu  Santo  sobre  dios,  tamUen  oo- 
mo sobre  nosotros  al  prindpto  5. 

16  Entonces  me  acordé  del  dicho  dd 
Sefior «,  como  dijo:  Juan  dertamenfee 
bautizó  en  agua* :  mas  vosotros  aeréis 
bautizados  en  Sspuitn  Santo*. 

17  Así  que,  si  Dios  les  dio  d  miarao 
don  también  como  á  nosotros  que  he- 
mos creído  en  d  Sefior  Jesu-Oiisto/, 
¿quién  ere  yo  que  pudiese  estorbar  á 
IMos? 

18  Entonces,  ddas  estas  oosas,  calla- 
ron, y  glorificaron  á  Dios,  didendo :  De 
manen  que  también  á  los  Gesitilea  ha 
dado  Dios  arrepentimiento  pan  vida*. 

19  ^  Y  los  que  hablan  sido  esparcidos 
por  causa  de  la  tribuladon  que  sobre- 
vino  en  tiempo  de  Esteban*,  anduvi- 
eron hasta  Fenida,  y  Cipro,  y  Antlo- 
quía,  no  hablando  á  nadie  la  palabra, 
sino  á  solos  los  Judíos  i. 

80  T  de  ellos  habla  unos  Taronea  Ci- 
prios y  Clrenemes,  los  euales  oomo  en- 
tnron  en  Antioquía,  hablaron  á  loa 
Ori«g08.  anunciando  el  ETangdio  dd 
Sefior  Jesús. 

91  Y  la  mano  dd  Sefior  en  con  élloa*: 
y  creyendo  gran  numero  de  gente,  se 
conTlrtió  d  Sefior. 

99  T  llegó  la  filma  de  estas  cosas  á 
oidos  de  la  iglesia  que  estaba  en  Jem- 
sdera ;  y  euTiaron  á  Bernabé  t  qoe  fiícse 
hasta  Antioquía. 

88  El  cud,  como  llegó,  t  tIÓ  la  gracia 
de  Dios,  regocijóse,  y  exhortó  á  todos 
que  permanedeien  en  d  propódto  dd 
corazón  en  el  Sefior  ■>. 

84  Porque  en  Taron  bueno,  y  Ocno  de 
Espíritu  Santo  y  de  f!S«:  y  muetia  oom- 
panía  fué  agregada  d  Sefior. 

85  f  Después  partió  Bemalté  4  Tan» 
á  buscar  a  Sauío*;  y  liallado,  le  ti^|ó 
á  Antioquía. 

98  Y  conTersaron  todo  un  alio  allí  eon 
la  iglesia,  y  ensefiaron  muclia  gente:  y 
los  discípulos  fVieron  llamados  Grlsttanoa 
primeramente  en  Antioquía'. 

97  Y  en  aquellos  días  desoendleton  de 
Jerusalem  profietasr  á  Antioquía. 

98  Y  levantándose  uno  de  ellos,  lla- 
mado Agabor,  daba  á  entender  por  Es- 

Efritu,  que  habla  de  haber  una  grande 
ambre  en  toda  la  redondez  de  las  ti- 
erras, la  cud  también  hubo  en  tiempo 
de  Olaudio  Oésar. 

99  EntiVnoes  los  discípulos,  cada  uno 
conforme  á  lo  que  tenia,  deceminaroa 
enTiar  snbddlo  &  loa  heraunos  que  ha- 
bitaban en  Judéa. 

80  Lo  cud  asimismo  hideran,  cnvi- 
andofo  á  los  ancianos  por  mano  de  Ber- 
nabé y  de  Sanio*. 

CAPITULO  XII. 
MarlMo  de  Bamiiago.  Prteian  de 

»  eémofní  prneito  mÚMroemmemte  en 


Y  EN  el  mismo  tiempo  d  rer  Hetódea 
echó  mano  á  mdtiatar  ■%-~«g  da 
la  Iglesia. 

9  Y  mató  á  cueliillo  á  Jaeoboi,  her- 
mano de  Juan : 
8  Y  Tiendo  que  habla  agradado  ft  loa 


•Car.l.S. 
rfHat3.a 
JasaL» 

«b.44.1 

Jodias. 

1». 

/CsikU. 
8,81 


'BoLiau 

13. 

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kGsfL8.L 


•  IlstlA. 
5.& 


ALa.L«. 


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•  Oif.i.S. 


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A.D.44. 


LOS  HECHOS,  TUL 


A.D.  44. 


■BX.1S.U, 


iaco.1.11. 

EL&IS. 

1». 

1  rito*.  6. 17. 
8Mf.S.16. 


7IA.S. 
TS7.2S. 

Heb.l.Ii. 
ICftp.16.a8. 


SftLUS.!. 
'0RP.10.S. 


6id.».18, 
19. 

r97.  la 
iCb.  1.10. 
I  Ped.  2.  9. 
nr.5. 


Sftp.lS.l«i 


L  37. 17. 


JvdÍM,  pMÓ  adelante  pan  pnndcfr  tain. 
bian  á  Pedro.  Knn  entónoea  loe  días  de 
I4M  dlaa  de  los  Ácimos*. 

4  T  habiéndole  preso,  pdsolo  en  U 
oároel,  entresándole  á  etwtro  cuatendo- 
Dcs  de  soldados  que  le  guardasen  ¡  que- 
riendo sacarle  al  pneblo  después  de  la 
Pascua. 

6  Así  que.  Pedio  era  guardado  en  la 
oárcel :  y  la  Iglesia  hacia  oración  á  Dios 
sin  cesar  por  el*. 

6  Y  cuando  Herodes  le  habla  de  sacar, 
aquella  misma  noche  estaba  Pedro  dur- 
miendo  entre  dos  soldados,  preso  con  dos 
cadenas:  y  los  auardas  (telante  de  la 
puerta  que  guaruban  la  cárcel. 

7  Y  he  aquí,  el  ángel  dd  títñot «  sobre- 
▼falo,  y  una  lúa  resulandeció  en  la  cár- 
cel; 6  hiriendo  á  Pedro  en  el  lado,  le 
despertó,  diciendo:  Levántate  presta- 
mente. Y  las  cadenas  se  le  cayeron  de 
las  manos  ^. 

8  Y  le  dijo  el  ángel :  Gíftete,  y  átate 
tus  sandalias.  Y  lo  hin>  asi.  Y  le  dijo : 
Rodéate  tu  ropa,  y  sigúeme. 

9  T  saliendo,  le  seguía,  y  no  sabia  que 
era  rodad  lo  que  hada  el  ángrt  « ;  mas 
pensaba  que  ráñ  visión/. 

10  Y  como  pasaron  la  primera  y  la 
segunda  guarda,  vinieron  á  la  puerta  de 
hieixD,  que  va  á  la  ciudad,  la  cual  se 
lea  abrió  de  suyo:  y  salidos,  pasaron 
una  caite;  y  luego  el  ángel  se  apartó 
de  él. 

11  Kntónoes  Pedro,  volviendo  en  s(, 
dijo:  Ahora  entiendo  verdaderamente 
que  el  Se&or  ha  enviado  su  ángel*,  y 
me  ha  librado  de  la  mano  de  Herodes, 
y  de  todo  el  pueblo  de  los  Judíos  que 
me  esperaba  A. 

18  Y  habiendo  considerado  etto,  llegó 
á  casa  de  María  la  madre  de  Juan,  el 

Sue  tenia  por  sobrenombre  Marcos,  don- 
e  muchos  estaban  Juntos  orando  •'. 
18  Y  tocando  Pedro  á  la  puerta  del 
patio,  salió  una  muchacha,  para  escu- 
char, llamada  Rhode : 

14  La  cual,  como  conoció  la  voz  de 
Pedro,  de  goío  no  abrió  el  postigo,  sino 
corriendo  dentro,  dio  nueva  que  Pedro 
estaba  al  postigo. 

15  Y  ellos  le  dijeron :  Estás  loca:  mas 
ella  aftimaba  que  a^  era.  Entonces  ellos 
decían :  Su  ángel  es. 

10  Mas  Pedro  perseveraba  en  llamar: 
y  cuando  abrieron,  viéronle,  y  se  espan- 
taran. 

17  Mas  él  haciéndoles  sefial  con  la 
mano  que  callasen*,  les  contó  como  el 


Sefkor  le  habla  sacado  de  la  ckcctí,  y 
d^o:  Haced  saber  esto  á  Jacobo|  y  & 
loe  hermanos.  Y  salió,  y  partió  á  otro 
lugar. 

18  Luego  que  fbé  de  dia,  hubo  no  poco 
alhototo  entre  los  soldados  sobre  que  se 
habia  hecho  de  Pedro. 

19  Mas  Herodes,  como  le  buscó,  y  no 
le  halló,  hecha  inquisición  de  los  giuur- 
das,  los  mandó  llevar.  Después  descen- 
diendo de  Judéa  á  Cesaréia,  se  quedó 
aUi. 

80  Y  Heredes  estaba  enojado  contra 
loe  de  Tiro,  y  los  de  Sidon :  mas  ellos 
vinieron  concordes  á  él,  y  sobornado 
Blasto,  que  era  el  camarero  del  rey, 
pedían  pax ;  porque  las  tierras  de  ellos 
eran  abastecidas  por  el  rey'. 

91  Y  un  día  sefSalado,  Heredes  vestido 
da  ropa  real,  se  sentó  en  el  tribunal,  y 
srenj^les. 

8S  Y  el  pueblo  aclamaba :  Toa  de  Dios, 
y  no  de  hombre. 

88  Y  luego  el  ángel  del  Setknr  le  hirió, 
por  cuanto  no  dio  la  gloria  á  Dios;  y 
espiró  comido  de  gusanos. 


84  ^  Mas  la  palabra  dd  Sefior  ereoia, 
y  era  raulttplioadaM. 

86  Y  Bernabé  v  Sanio  volvieron  de 
Jerusalem  cumplido  su  servido»,  to- 
mando también  consigo  á  Juan,  el  que 
tenia  por  sobrenombre  Marcos. 

CAPITULO  XIII. 
Baulo  y  Btrnabi  «uviodoi  por  «I  XtpCritm 
Stmto  á  prtdieor  á  lo§  0*iUiU$.  Oonvtrtion 
del  ProetfiMii)  Sergio  Paulo.  Bam  Patío 
prediea  en  Antioquia  áe  Piriátat  eonvUrU 
A  mudto»  a*mti¡m,  y  akmdona  4  lo$  Juátot 
ituréáuio». 

Había  entonces  en  la  Iglesia,  que 
estaba  en  Antioqufa,  profetas  y 
doctores;  Bernabé,  y  Himon  d  que  se 
llamaba  Niger,  y  Ludo  Circnéo,  y  Ma- 
nahen,  que  hatua  sido  criado  con  He- 
rodes el  Tetrarcaa,  y  Baulo. 

8 'Ministrando  pues  estos  al  Seftor,  y 
ayunando,  d^o  el  Espíritu  Santo &:  A- 
partadme*  A  Bernabé  y  á  Sanio  para  la 
obra  para  la  cual  los  he  llamado  a. 

S  Entonces  habiendo  ayunado,  y  orado, 
y  pnéstolea  las  manos  encima  •,  despidié- 
ron/et. 

4  Y  ellos,  enviados  así  ñor  el  Espíritu 
Santo,  descendieron  á  Beleuda;  y  de 
allí  navegaron  á  Oipro. 

5  Y  llegados  á  Satamina,  anunciaban 
la  palabra  de  Dios  en  las  sinagogas  de 
los  Judíos :  y  tenían  también  á  Juan  en 
el  ministerio. 

6  Y  habiendo  atravesado  la  isla  hasta 
Pafo,  hallaron  un  hombre  mago/,  fidso 
profeta  Judío,  llamado  Bar-Jesus : 

7  £1  cual  estaba  con  el  procónsul  Ser- 
gio Paulo,  varón  prudente^.  Este,  lla- 
mando k  Bernabé  y  á  Saulo,  deseaba 
dr  la  palabra  de  Dios. 

8  Mas  les  resistía*  Elimas  el  encan- 
tador, (que  así  se  interpreta  su  nombre), 
procurando  apartar  de  la  flS  al  procón- 
sul. 

9  Entonces  Baulo,  que  también  ««  Pa- 
blo, lleno  del  Espíritu  Santo,  poniendo 
en  él  los  ojos, 

10  Dijo:  Oh,  lleno  de  todo  engaño  y 
de  toda  maldad,  hyo  dd  diablo  •,  ene- 
migo de  toda  Justicia,  ¿no  cesaiás  de 
trastornar  los  caminos  rectos  dd  Señor  ? 

11  Ahora,  pues,  hé  aquí,  la  mano  dd 
Señor  ««  contra  tí,  y  sens  dcgo,  que  no 
veas  d  sol  por  tiempo.  Y  luego  cayeron 
en  él  oacundad  y  tinieblas ;  y  andando 
alrededor,  buscaba  quien  le  diese  la 
mano. 

13  Entonces  d  procónsul,  viendo  lo 
que  habia  sido  hecho,  creyó,  maravi- 
llado de  la  doctrina  dd  Sefior*. 

18  ^  Y  partidos  de  Pafo,  Pablo  y  sus 
compañeros  arribaron  á  Perges  de  Pan- 
filia  :  entonces  Juan,  apartándose  de 
dios/,  se  volvió  á  Jerusalem. 

14  Y  ellos  pasando  de  Perges,  llegaron 
á  Antioquia  de  Pisidia,  y  entrando  en 
la  sinagoga  un  dia  de  Sábado  <••,  sentá- 
ronse. 

15  Y  desnues  de  la  lección  de  la  ley  y 
de  los  profetas  n,  los  príncipes  de  la  si- 
nagoga enviaron  á  ellos  diciendo :  Varo- 
nes hermanos,  si  tends  alguna  palabra 
de  exhortadon  para  el  pueblo,  hablad  •. 

18  Entonces  Pablo,  levantándose,  he* 
cha  señal  de  silencio  con  la  mano,  dice : 
Varones  Israelitas,  y  los  que  temds  á 
Dios,  cid. 

17  Él  Dios  del  pneblo  de  Israd  escogió 
á  nuestros  padres^,  y  ensalzó  el  pueblo, 
siendo  dios  eatnü\jcros  en  la  tierra  de 
Egipto,  y  con  bnuo  levantado  los  sacó 
de  ellaf. 

18  Y  por  tiempo  como  de  cuarenta 
años  soportó  sus  oostumbres  en  el  desi- 
ertor: 


•Oap.4.7. 

719.80. 

üd.L4. 
•Cap.U.V, 

80. 


•lCail4.1. 

«CHt.10.1». 

«B0.LI. 

4111.9.7. 

•Oap.14.96b 


/Cap.  8.9. 

'KatlLSt. 

A8ZÍ.S.8. 


«Joan  8. 44. 


«La.  4. 82. 


<0sp.l&S8. 


•  Ca^  17. 
1.x 
7 18.  4. 

"  ver.  87. 
Cap.  U.  81. 

•La.4.U, 
le. 


1>I>B.7.6,7. 


fus.».  14, 
1& 

«■Ss-lO.». 


A»D.4ll 


LOS  HECHOS,  XIV. 


jlJlil 


'D*.7.1. 
( Jot.  14. 1, 

«J«M.&1«. 

*1B».8.«. 

•lSk.10.1. 

y  1  Sa.  15. 
SS.96. 


■SaLISlll. 
UlLl. 
•MutLSL 


»lfalS.l. 

U. 
«Jaáal.aO^ 

'S7. 


'Matías 
B0.1.1C 


/Cl4kl.8. 


f  D6.18.1S. 
Ii.  7.  li. 
Jer.23.ft,8. 
Ki.U.28. 
B0.4.U. 


Í1M.U.Í. 

ASaLlClO. 
IC»p.Z8L 


•>Cait.Z29. 

1  Bey.  8. 10. 

"Oap.S.M. 


•Xa.  24. 47. 
IJun  2. 
12. 

J>lB.fi8.11. 

Hall.  2. 4. 
Bo.8.38. 

<H*b.l.& 


10  T  dMtraycndo  ■tete  aaoiooes  «a  la 
tíem  de  Oanaan  «,  les  repartió  por  tu- 
arto  la  tiem  de  ellas'. 

SO  T  deapiiiH,  como  por  cuattoeieaAM 
y  dneacnta  afioa»  dio  u»  Jueces*  haate 
el  profeta  Ramoel. 

81  T  entonces  dcniaadaion  rey  *  ;  7  les 
dio  Dios  á  Sattl,  h^o  de  Cis,  varón  de 
la  tribu  de  Benjamín',  por  cuarenta 
afios. 

88  T  quitado  aquel  v,  levantóles  por 
rey  á  David,  al  que  dio  también  testi- 
monio, didoado :  He  hallado  á  David, 
k^  dé  Jesé,  varón  oonfbnne  á  mi  eo- 
razón,  ti.  cuid  hará  todo  lo  que  yo  qui- 
ero. 

88  De  la  simiente  de  este'.  Dios,  oon- 
fenne  á  la  promesa,  levantó  á  Jesús  por 
Salvador  á  Israel « ; 

84  Predicando  Juan  delante  de  la  fiu 
de  su  venida  el  bautismo  de  arrepenti- 
miento á  todo  el  pueblo  de  Israel  &. 

85  Mas  oomo  Juan  cumpliese  su  ear- 
rera,  dlJo«:  ¿Quién  pensáis  que  soy? 
No  soy  yo:  mas  h¿  aqui  viene  tías  m( 
aatul,  cuyo  calzado  de  los  pies  no  soy 
digno  de  desatar. 

86  Varones  hermanos,  hijos  del  linaje 
de  Abraham,  y  loe  que  entre  vosotros 
temen  á  Dios,  á  vosotros  es  enviada  la 
palabra  de  esta  salud  d. 

87  Porque  los  que  habitaban  en  Jeni- 
salem,  y  sus  príncipes,  no  conociendo  á 
este,  y  las  voces  de  los  profetas  que  se 
leen  todos  los  s&bados«,  condenándole 
las  cumplieron. 

88  Y  sin  hallar  en  él  causa  de  muerte, 
pidieron  á  Pilato  que  le  matasen. 

80  Y  habiendo  cumplido  todas  las  co- 
sas que  de  él  estaban  escritas,  quitándo/e 
del  madero,  U  pusieron  en  el  sepulcro. 

80  Mas  Dios  le  levantó  de  los  mu- 
ertos: 

81  Y  él  fué  visto  por  muchos  días/  de 
kw  que  hablan  subido  Juntamente  con 
él  de  Galilea  á  Jerusalem,  los  cuales  son 
sus  testigos  al  pueblo. 

88  T  nosotros  también  es  anunciamos 
el  Evangelio  de  aquella  promesa  que  fué 
hecha  á  los  Padres  f,  la  oual  Dios  ha 
cumplido  á  los  hijos  de  dios,  &  nosotros, 
resucitando  á  Jesús  j 

33  Gomo  también  en  el  Salmo  segundo 
está  escrito :  Mi  hijo  eres  tii,  yo  te  en- 
gendré hoy  *. 

34  T  que  le  levantó  de  los  muertos  para 
nunca  mas  volver  á  corrupción,  así  lo 
dijo :  Os  daré  las  misericordias  ñtiet  de 
David'. 

85  Por  eso  dice  tamUen  en  otro  lu- 
gark:  So  permitirás  que  tu  Santo  vea 
comipoion/. 

36  Porque  á  la  verdad  David,  habi- 
endo servido  en  su  edad  á  la  voluntad 
de  Dios,  durmió»,  y  (ué  juntado  con 
sus  padres,  y  vio  comnicion. 

87  Mas  aquel  que  Dios  levantó»,  no 
vló  corrupción. 

88  Séaos  pues  notorio,  varones  herma- 
nos, que  por  este  os  es  anunciada  re- 
misión  de  pecados* : 

88  Y  de  todo  lo  que  por  la  ley  de 
Moisés  no  pudisteis  ser  Justificados,  en 
este  es  Justificado  todo  aquel  que  cre- 
yere'. 

40  Mirsd  pues  que  no  venga  sobre  vos- 
otros lo  que  está  dicho  en  los  profietas  f : 

41  Mirad,  oh  menospreciadores,  7  en- 
tonteceos, y  desvaneceos ;  porque  yo  obro 
una  obra  en  vuestros  dias,  obra  que  no 
creeréis,  si  alguien  os  la  contiure. 

43  ^  Y  salidos  de  la  sinagoga  de  los 
Judíos,  los  üentiles  les  rogaron  que 
el  sábado  siguiente  les  hablasen 
palabras. 


48  Y  despedida  la  eoBjgngaaiaii,  tmt- 
chos  de  los  Judíos  y  £  los  reUgioao* 
prosélitos  siguieroa  á  Pablo  y  á  Mma- 
tié :  ios  cuales  hablándoles,  les  persva- 

44  Y  el  sábado  «ignlente  se  Juntó  caai 
toda  la  ciudad  á  oir  la  palabra  de  Dios. 

45  Mas  los  Judíos,  visto  el  goitio,  Ue- 
náronse  de  selo,  y  se  ojponlan  á  lo  que 
Pablo  decia,  contradiciendo  y  hlaoi»- 
mando'. 

40  Entonces  Pablo  y  Bernabé,  osando 
de  libertad,  dijeron:  A  vosotxoa  á  la 
verdad  era  menester  que  se  os  hablase 
la  palabra  de  Dios';  noas  pues  que  la 
desecháis,  y  os  Jusñis  indignos  de  la 
vida  eterna,  hé  aquí  nos  volvemos  á  ios 
Gentiles  «>. 

47  Porque  así  nos  ha  mandado  ti.  Se- 
fior :  Te  he  puesto  para  luz  de  los  Gen- 
tiles, para  que  seas  salud  hasta  lo  pos- 
trero de  la  tiecra ». 

48  Y  los  Gentiles  oyendo  esto,  fíuron 
gozosos,  y  glorificaban  la  palabca  dd 
Señor ;  y  creyeron  todos  los  que  estaban 
ordenados  para  vida  eterna*. 

40  Y  la  palabra  dd  Se&or  en  sembrada 
por  toda  aquella  provincia. 
60  Mas  los  Ju<uos  concitaron  mujeres 

fM  y  honestas,  y  á  los  principatea  de 
ciudad,  y  levantaran  persecnolon  cosi- 
tra  Pablo  y  Bernabé,  y  les  ecbaroo  de 
sus  términos'. 

51  Ellos  entonces  sacudiendo  en  ellos 
el  polvo  de  sus  pies*,  se  vinieron  á 
loonioa. 

68  Y  los  discípulos  estaban  llenas  de 
gozo,  y  de  Espiíltu  tianto  h, 

CAPITULO  xrv. 

Lo  qua  Uettron  y  jMdeetov*  PtMo  y  Btt- 
nahi  «t  ItonÍ9  y  otro$  dudada  «ii  Liem 
OHia,  y  vitOando  los  iglaiias,  al  Mriserw  A 
Antütquíá  de  Siria. 

Y  ACONTECIÓ  en  Iconlo  que 
trados  juntamente  en  la         

de  los  Judíos,  hablaron  de  tal  mañéñ, 
que  creyó  una  grande  multitud  de  Ja- 
dios,  y  asimismo  de  Griegos. 

S  Mas  los  Judíos  que  nienm  Incrédu- 
los, incitaron  y  corrompieron  ios  áolnMM 
de  los  Gentiles  contra  los  hermanos. 

8  Con  todo  eso  se  detuvieron  oM  nra- 
cho  tiempo  confiados  en  ti  Seikor,  el 
cual  daba  testimonio  á  la  palabra  de  su 

Sacia,  dando  que  se&ales  y  milagroa* 
esen  hechos  por  las  manos  de  ellos. 

4  Mas  el  vulgo  de  la  dudad  estaba, 
dividido ;  y  unos  oran  con  los  Judíos,  y 
otros  con  los  apóstoles. 

5  Y  haciendo  ímpetu  los  Judias  v  los 
Gentiles,  Juntamente  con  sus  príndpcs, 
para  afirentarlot  y  apedrearlos, 

6  UaUendolo  entendido,  huyéronse  á 
Llstra  y  Derbeb,  dudades  de  T.lcaouia, 
y  por  toda  la  tierra  alrededor, 

7  Y  allí  predicaban  d  Evangdio. 

8  ^  Y  un  hombre  de  Listra,  impotente 
de  los  pies,  estaba  sentado,  oqio  desde 
el  vientre  de  su  madre*,  que  jamás  bn- 
Ua  andado. 

O  Este  oyó  hablar  á  Pablo;  él  cual, 
como  puso  los  ojos  en  él,  y  vio  que  tenia 
fé  para  ser  sano  ^, 

10  D^  á  gran  voz :  LeváiUate  dcndas 
sobre  tus  pies.  Y  él  saltó,  y  anduve*. 

U  Bntóiices  las  gentes,  visto  lo  qoe 
Pablo  habla  hecho,  alzaron  la  vna,  d^ 
dendo  en  lengua  Licaónlca :  Dioses  a»- 
majantes  á  hombres  han  deseendiiio  á 
nosotros/. 

18  Y  á  Bernabé  Uanaban  JiUter ;  y  á 
Pablo,  Merenxle,  poiqne  ent  ti  que  Ue- 
vaba  la  palabra. 


•-a&iis. ' 

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A.D.t¡0. 


LOS  HECHOS,  XVL 


A.D.sa 


r  Ora.  14.1». 
8Co.lL  28. 


•0»p.2LSB. 


«C»p.li.2a. 


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«B. 

7U.S. 
O0I.4.IO. 
STI.4.U. 
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/C^il14.9S. 


«  Cap.  14  6. 
*  Clip.  19. 33. 

Ro.  16. 21. 

1  Oo.  4. 17. 

n.  1. 19. 

lT6t.8.X 
•8TLL& 
40ftp.6.S. 


•100.9.30. 


/Onp.  15.38. 
39. 


du  por  el  nombre  de  nuestro  Sefior 
Je«u  •Cristo  jr. 

97  Así  que,  eaviamos  A  Jddas,  y  á 
SiUs,  los  cuales  también  por  palabra  o* 
har¿n  saber  k>  mismo. 

88  Que  ha  parecido  bien  al  Kspirito 
Santo,  y  á  noaotros,  no  imponeros  nin- 
guna caiga  mas  que  estas  cosas  nece- 
sarias: 

89  Que  os  abstengáis  de  oosas  sacrifi- 
cadas á  ídolos,  V  oe  sangre,  y  de  aho- 
gado, y  de  fbnilcacions;  de  las  cuales 
cosas  si  os  guardareis,  bien  haréis.  Pa- 
sadlo bien. 

80  5  Ellos  entonces  enviados,  descen- 
dieron 4  Antioquía,  y  juntando  la  mul- 
titud, dieron  la  carta. 

81  La  cual  como  leyeron,  fueron  go- 
zosos de  la  consolación. 

88  Judas  también  y  Silas,  como  ellos 
también  eran  profetas,  consolaron  y  con- 
6rmaron  los  hermanos  con  abundancia 
depelabraa. 

88  T  pasando  alli  algún  tiempo,  fu- 
eron enviados  de  los  nermanos  *  los 
apóstoles  en  paz  h, 

84  Mas  I  4  SUa»  pareció  bien  de  que- 
darse allí. 

85  T  Pablo  y  Bernabé  se  estaban  en 
Antioquía  ense&ando  la  palabra  del  Se- 
fior, y  anunciando  el  ETangello  con 
otros  muchos. 

88  ^  Y  después  de  algunos  dias  Pablo 
d^o  a  Bernabé  :  Volvamos  &  visitar  los 
hermanos  por  todas  las  ciudades  en  las 
cuales  hemos  anunciado  la  palabra  del 
Sefior  «.como  están. 

87  Y  Bernabé  quería  que  tomasen  con- 
sigo 4  Juan,  el  que  tenia  por  sobrenom- 
bre Marcos^; 

88  Mas  4  Pablo  no  le  parecía  bien 
llevar  consigo  al  que  se  haoia  apartado 
de  ellos  desde  Panfilia«,  y  no  habla  ido 
con  ellos  4  la  obra. 

88  Y  hubo  tal  contención  entre  ellos, 
que  se  apartaron  el  uno  del  otro;  y 
Bernabé  tomando  4  Marcos,  nav^^  4 
Cipro. 

40  Y  Pablo  escogiendo  4  8í1bs,  partió 
encomendado  de  los  hermanos  4  la  gra- 
cia de  Dios/. 

41  Y  anduvo  la  Siria  y  la  CülcU  con- 
firmando  las  iglesias. 

CAPITULO  XVI. 
PáUú  m  Liitra  toma  eonaito  d  TivuMot  y 
Imcom,  el  mUar  <b  «•/«  l»6ro,  m  lu  jmkta  cu 
Troait,  t  m  mamifiula  por  primura  «et  <■» 
tar  M  tu  eompaíUa.  Van  á  MaemUmia  ;  y 
m  Füipo$,  áomd»  m  deluvürom  árnteB,  obnm 
«trio»  prodigio$.  Son  tuotado»,  ypvMtoi  M 
la  eáreeL  Oonvifrtet»  ti  earetliro,  y  lo$  ma- 
gistrado» It  ntfliea»  qu»  o»  vayan  d»  la 
eimdad. 

DESPUÉS  llegó  4  I>erbe,  y  4  Lb- 
traa:  y  hé  aquí,  esteha  allí  un 
discípulo,  llamado  Timoteo  b,  h^o  de 
una  mujer  Judía  fiele,  mas  de  padre 
Griego: 

8  Die  este  daban  buen  testimonio'  los 
hermanos  que  estaban  en  Llstra  y  en 
loonio. 

8  Este  <nüso  Pablo  que  ftaese  con  él ;  y 
tomándole,  le  circuncidó  por  causa  ée 
los  Judíos  que  estaban  en  aquellos  lu- 
gares*; porque  todos  sabian  que  su  pa- 
dre era  uriqp>. 

4  Y  como  pasaban  por  las  ciudades, 
les  daban  que  guardasen  los  decretos 
que  hablan  sido  determinados  por  los 
apóstoles  y  los  ancianos  que  estaban  en 
Jerusalem/. 

6  Así  que,  las  iglesias  eran  confirma- 
das en  re,  y  eran  aumentadas  en  ndmero 
eadadia. 

t^Y  pasando  4  Frigia,  y  la  provincia 


de  Galaeia',  les  fué  prohibido  por  el  Bs- 
phritu  Santo  hablar  la  palabra  en  Asia  *. 

7  Y  como  vinieron  4  Misla,  tentaron 
de  ir  4  Bitinia ;  mas  el  Espíritu  no  lea 
dejó  ir. 

8  Y  pasando  4  Vlsia,  desoendierosa  4 
Troas>. 

9  ^  Y  fbé  mostrada  4  Pablo  de  noche 
una  Vision :  Un  varón  Macedonio  *epu- 
so  delante,  rogándole,  y  diciendo :  Pasa 
4  Macedonia,  y  ayiídanos. 

10  Y  como  vio  la  visión,  luego  proea- 
ramos  partir  4  Macedonia,  dando  por 
cierto  que  Dios  nos  llamaba  país  que 
les  anunciásemos  el  evangelio. 

11  Partidos  pues  de  Ttms,  vinimos  ca- 
mino derecho  á  Bamotracia,  y  d  día 
siguiente  á  Ñapóles : 

18  Y  de  alli  4  FUiposk,  que  es  la  pri- 
mera ciudad  de  la  parte  de  Macedonia, 
jf  una  colonia ;  y  estuvimos  en  aqnelJa 
ciudad  algunos  dias. 

18  ^  Y  un  día  de  Bibado  salimos  de  la 
dudad  Junto  al  rio,  donde  solia  ser  la 
oración;  y  sentándonos  hablamos  A  las 
mi^eres  que  se  hablan  Juntado. 

14  Entonces  una  mujer,  llamada  Lidia, 
que  vendía  purpura  en  la  dudad  de 
los  Tiatireos,  temerosa  de  Dios,  estaba 
oyendo ;  el  corazón  de  la  cual  abrió  el 
Sefior  para  que  estuviese  atenta  4  lo  que 
PaMo  decía. 

15  Y  cuando  ftié  bautizada,  y  sn  fk- 
milia,  no»  rogó,  diciendo :  81  habéis  Juz- 
gado que  yo  sea  fiel  al  Sefior.  entnd  en 
mi  casa,  y  posad :  v  constrifiiónos. 

16  ^  Y  acontedó,  que  yendo  nosotros 
4  la  oradon,  una  muchacha  que  tenia 
espíritu  Pitónico',  nos  salió  ad  encuen- 
tro, la  cual  daba  grande  gananda  4  sus 
amos  adivinando. 

17  Esta,  siguiendo  4  Pablo,  y  4  nos- 
otros, daba  voces  diciendo :  Estos  hom- 
bres son  siervos  dd  Dios  Alto,  los  cuales 
os  anuncian  el  camino  de  Salud. 

18  Y  esto  hacía  por  muchos  dias ;  mas 
desagradando*"  4  Pablo,  se  volvió,  y  dUo 
al  espíritu :  Te  mando, en  el nombreae 
Jesu-Cristo,  que  salgas  de  ella.  Y  saUÓ 
en  la  misma  hora«. 

19  Y  viendo  sus  amos  que  habla  salido 
la  espenmza  de  su  ganancia*,  prendi- 
eron 4  Pablo  y  4  Silas,  y  los  trajlenn  al 
Foro,  al  magistrado;». 

80  Y  present4ndolos  4  los  magistrados, 
dlieron :  Estos  hombres,  siendo  Judíos, 
alDorotan  nuestra  dudad  r, 

81  Y  predican  ritos,  los  cuales  no  noa 
es  lícito  redUr  ni  hacer,  pues  soaiea 

'Romanos. 

88  Y  agolpóse  el  pueblo  contra  ellos ; 
y  los  magistrados  rompiéndoles  sus  ro- 
pas, los  mandaron  azotar  con  varas. 

88  Y  después  que  los  hubieron  herido 
de  muchos  azotes  r,  los  echaron  en  la 
c4rcel  mandando  ¿i  carcdcn»  que  los 
guardase  con  diligencia. 

84  SI  cual,  redbido  este  mandamiento, 
los  metió  en  la  cárcd  de  mas  adentro, 
y  les  apretó  los  pies  en  el  cepo. 

85  ^  Mas  4  media  noche  orando* 
Pablo  y  Silas,  cantaban  himnos»  á  Dtea : 
y  los  que  estaban  presos  les  oían. 

96  Entonces  fue  hecho  de  repente  on 
gran  terremoto,  de  tal  manera  qne  loa 
dmientos  de  la  cárcel  se  morían;  7 
luego  todas  tas  puertas  se  abrieran,  y 
las  misiones  de  todos  se  soltaron  ■. 

87  X  despertado  el  carcelero,  como  vid 
abiertas  las  puertas  de  la  e4reel,  tarando 
la  espada  se  gueria  matar,  pensando  qn» 
los  presos  se  nabian  huido. 

88  Mas  Pablo  clamó  4  gran  voc,  did- 
endo :  No  te  hagas  nlngan  nal ; 
todos  estamos  aquL 


9Ga.Ll 

IMLL 

11. 


AILLl 


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1  fia.»;. 


'Mar.U, 


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87. 

J>Hs*.10lU1 


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17. 


•'80SL1S. 
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A.D.fi2. 


LOS  HECHOS,  XVII. 


áuD.SL 


•CAp.ii.a0. 

Jiuui  8. 18, 
18. 

7&47. 
*  Bo.  1.  U. 

16. 


fia.  14. 


iChp.9.  90. 

L  lis,  14. 
B.  4. 16. 

Lo.  24.  26» 
48. 


ITea.  1. 


Bo.  16.  21. 


:;aii,16.20. 
M.  2S.  6. 


La.  28. 9. 
'oAnUJia. 


r»r.  14. 
'm.p.  9.  as. 


99  El  eatóaeei  pidiendo  luz,  entró  den- 
tro, y  temblando,  denib^se  á  lot  pies  de 
Pablo  y  de  Silas ; 

80  Y  aaoándoles  fbcra,  les  dice:  Se- 
liont,  ¿Qué  ei  meneMer  que  yo  haga 
para  ser  salTo  ? 

81  T  ellos  Ivdljeron:  Cree  en  el  Sefior 
Jesu-Cristo,  y  terás  salTo  *  td,  v  tu  casa. 

88  Y  le  hablaran  la  palabra  ¿él  Señor, 
y  á  todos  los  que  estaban  en  su  casa'. 

33  Y  tomándolos  en  aquella  misma 
hora  de  la  noche»  les  laró  los  azotes ;  y 
se  bautizó  luego  él,  y  todos  los  suyos. 

84  Y  llevándolos  á  su  casa,  les  puso  la 
mesa  ¡  y  se  gozó  de  que  con  toda  su  casa 
habla  creído  á  Dios. 

88  5  ^  como  taé  de  dia,  los  magistra- 
dos enriaron  los  alguaciles,  diciendo: 
D^a  ir  á  aquellos  hombres. 

88  Y  el  carcelero  hizo  saber  estas  pala- 
bras á  Pablo:  Los  magistrados  han  en- 
riado á  decir  que  seáis  sueltos :  asi  que 
ahora  salid,  é  id  en  paz. 

87  Entonces  Pablo  les  di)o:  Arotados 
pilblicamente,  sin  ser  condenados,  deu- 
do hombres  Romanos,  nos  echaron  en 
la  cárcel ;  ¿  y  ahora  nos  echwi  encubi- 
ertamente ?  No  de  cierto,  sino  vengan 
ellos  T  sáquennos. 

88  Y  los  alguaciles  Tolvieron  á  decir  á 
los  magistrados  estas  palabras :  y  tuvi- 
eron miedo,  oido  que  eran  Romanos. 

88  Y  viniendo  les  rogaron;  y  sacán- 
dolos, les  ^dieron  que  se  saliesen  de  la 
ciudad. 

40  Entdnces  salidos  de  la  cárcel,  en- 
traron en  cosa  de  Lidia';  y  habiendo 
visto  á  los  hermanos,  los  consolaron,  y 
se  salieron. 

CAPITULO  XVII. 

Pallo  prtdiea  eon  m««Ao/n»'a  en  TenalíMea, 
V  ío*  Judíbi  lé  perMgwn.  Le  mutuo  tuetde 
ae»f»e$  «n  Beria.  Dtewtta  eon  tUoe  en 
Atina;  y  eon  Um  fió»nfo»¡  y  m  eonvürU 
entre  otroi  Dionieio  Areopofftía,  S  amador 
del  Areopano, 

Y  PASANDO  por  Anfípolis  y  Apo- 
lonia,  llegaron  á  Tesalónica,  donde 
estaba  la  sinagoga  de  Judíos. 

8  Y  Pablo,  como  acostumbraba,  entró 
á  ellos*,  y  por  tres  Saltados  disputó  con 
ellos  de  las  escrituras, 

8  Declarando  y  proponiendo,  que  con- 
venia que  el  Cristo  padeciese b,  y  resu- 
citase de  los  muertos ;  y  que  tfesus,  (el 
cual  yo  os  anuncio,  deeia  el)  este  era  el 
Cristo  e. 

4  Y  algunos  de  ellos  creyeron,  y  se 
Juntaron  con  Pablo  y  con  Silas;  y  de 
los  Griegos  religiosos  grande  mtdtitnd, 
y  mujeres  nobles  no  pocas  ri. 

6  Entonces  los  Judíos  que  eran  incré- 
dulos, teniendo  zelos,  tomaron  consigo 
á  algunos  ociosos,  malos  hombres,  y 
Juntando  compaiUa,  alborotaron  la  ciu- 
dad; y  acometiendo  la  casa  de  Jason«, 
procuraban  sacarlos  al  pueblo. 

6  Mas  no  hallándolos,  trajeron  á  Jason 
y  á  algunos  hermanos  á  los  gobernadores 
de  la  ciudad,  dando  voces:  Estos  que 
alborotan  el  mundo/,  también  han  ve- 
nido acá; 

7  A  los  cuales  Javm  ha  recibido:  y 
todos  estos  hacen  contra  los  decretos  de 
César,  diciendo  que  hay  otro  rey  ',  Jesús. 

8  Y  alborotaron  el  pueblo  y  á  los  go- 
bernadores de  la  ciudad,  oyendo  estas 


9  Mas  recibida  satisfacción  de  Jason  y 
de  los  demás,  les  soltaron. 

10  ^  Ent<}nces  los  hermanos  luego  de 
noche  enviaron  á  Pablo  v  á  Silas  á  Be- 
réaA;  los  cuales  habiendo  I  legrado,  en- 
traron en  la  sinagoga  de  los  Judíos. 


11  Y  fíieron  estos  mas  nobles  que  los 
que  esteAan  en  Tesalónica,  pues  recibi- 
eron la  palabra  oon  toda  solicitud,  es- 
cudriñando cada  dia  las  escrituras,  si 
estas  cosas  eran  asi  •'. 

18  Así  que  creyeron  muchos  de  ellos ; 
y  mujeres  Griegas  de  distinción,  y  no 
pocos  hombres. 

13  Mas  como  entendieron  los  Judíos 
de  Tesalónica  que  también  en  Beréa  era 
anunciada  la  palabra  de  Dios  por  Pablo, 
fueron,  y  también  alli  tumultuaron  el 
pueblo  A. 

14  Empero  luego  los  hermanos  envi- 
aron á  Pablo  que  fuese'  como  á  la  mar ; 
y  Silas  y  Timoteo  se  quedaron  allí. 

15  Y  los  que  hablan  tomado  á  cargo  á 
Pablo,  le  llevaron  hasta  Atenas :  y  to- 
mando encargo  de  él  para  Sitas  y  Ti- 
moteo «,  que  viniesen  a  él  lo  mas  presto 
que  pudiesen,  partieron. 

16  5  Y  esperándolos  Pablo  en  Atenas, 
su  espíritu  se  deshacía  en  él,  viendo  la 
ciudad  dada  á  idolatría. 

17  Asi  que  disputaba  en  la  sinagoga 
con  los  Judíos  y  religiosos « ;  y  en  la 
plaza  cada  dia  eon  los  que  le  ocurrían. 

18  Y  algunos  filósofos  de  los  Epicúreos 
y  de  los  £itóieos«  disputaban  con  él ;  y 
unos  decían :  ¿  Qué  quiere  decir  este  pa- 
labrero ?  Y  otros :  Parece  que  es  pnxli- 
cador  de  nuevos  dioses ;  porque  les  pre- 
dicaba á  Jesús,  y  la  resurrección. 

19  Y  tomándole,  le  trajeron  al  Are- 
úpago,  diciendo :  ¿  Podramos  saber  qué 
sea  esta  nueva  doctrina  que  dices  ? 

80  Porque  pones  en  nuestros  oídos 
unas  nuevas  cosas :  queremos  pues  saber 
que  quiere  ser  esto. 

91  Entonces  todos  los  Atenienses,  y  los 
huéspedes  extranjeros,  en  ninguna  otra 
cosa  entendían  sino,  o  en  decir,  ó  en  oir 
alguna  cosa  nueva j». 

99  5  Estando  núes  Pablo  en  medio 
del  Areópago,  d^o:  Varanes  Atenien- 
ses, en  tcÑdo  os  veo  como  mas  supersti- 
ciosos P  : 

93  Porque  pasando  y  mirando  vuestros 
santuarios,  hallé  también  un  altar  en  el 
cual  estalM  esta  Inscripción :  Al  Dios 
no  conocido.  Aquel,  pues,  que  vosotros 
honráis  sin  conocerle,  á  este  os  anun- 
cio yo. 

24  El  Dios  que  hizo  el  mundo,  y  todas 
las  cosas  que  en  él  Aawt,  ese,  como  sea 
Señor  del  oido,  y  de  la  tierra  r,  no  ha- 
bita en  templos  hechos  de  manos  ', 

96  Ni  es  honrado  con  manos  de  hom- 
bres, necesitado  de  algo<;  pues  él  da  á 
todos  vida  y  respiración  •>,  y  todas  las 
cosas. 

96  Y  de  una  sangre  ha  hecho  venir 
todo  el  linaje  de  los  hombres,  para  que 
habitasen  sobre  toda  la  faz  de  la  tierra, 
y  ¿e«  ha  prefijado  el  orden  de  los  tiem- 
pos, y  los  términos  de  la  habitación  de 
ellos*; 

27  Para  que  buscasen  á  Dios,  si  en 
algwoa  manera  palpando  le  hallan*; 
aunque  cierto  no  está  Ic^Jos  de  cada  uno 
de  nosotros" : 

98  Ponjue  en  él  vivimos,  y  nos  move- 
mos, y  somos;  como  también  algunos 
de  vuestros  poÑetas  dieron:  Porque  li- 
naje de  este  somos  también. 

89  Siendo  pues  linaje  de  Dios,  no  he- 
mos de  estimar  la  Divinidad  ser  seme- 
jante á  oro,  ó  á  piau,  ó  á  piedra,  ó  á 
escultura  de  artificio,  ó  de  iraaginaoion 
de  hombres  '. 

80  Empero  Dios,  habiendo  disimulado 
los  tiempos  de  esta  ignorancia*,  ahora 
denuncia  á  todos  los  hombres  que  se 
arrepientan  & : 

31  Por  cuanto  ha  establecido  un  dia. 


i  Ib.  S4. 18. 
Jvan  5.  38. 


i  1  !Ves.  2. 
13,16. 

tMst.10.28. 


"  Cap.  18. 5. 


•vsr.4. 

Csp.I8.  43, 

60. 

y  16. 4. 

y  18.  7. 
•lCo.1.20, 

21. 

GoLa.8. 


P  Be.  1. 8. 
10. 


I  íreUffioBot. 


9  Cap.  14. 16. 
*- Hat.  11.25. 
•  Cap.  7.  48. 

IB^.8.27. 
( Bal.  60. 9. 

12. 
•Job  12. 10. 


•De.  82. 7. 8. 

"  Bo.  1.  J9, 
20. 

y  Cap.  14. 17. 


•  Is.  40. 18, 
etc. 
>Cap.l4.1& 

»  Xm.  24. 47. 
TL&U,12. 


A.D.ez. 


LOS  HECHOS,  XVra,  XIX. 


A.D.5S. 


eiht.8S.81, 
etc. 

Ito.S.18. 
aTLi.1. 

<iCap.M.aS. 


•Bo.16.8. 


»Obp.S0.84. 

IGo.  4.12. 

1  Tm.  a.  9. 

aTw.8.8. 
•  Cap.  17.  S. 

tf  Cap.  17. 14, 
16. 

•Cap.  18.45. 
/Gbp.  18.51. 
KeL  6.  I& 
'Es.  83. 4. 


&C«p.l8.14. 

*'  1  Co.  1. 14. 
k  Cap.  10.  2. 

y  16: 16,84. 

Jaan  4.  68. 

1  Oo.  1. 18. 

2TL4.19. 


/Matas.  20. 


"Cap.28.SB. 
y  36. 19. 

Juan  18.81. 


•1C0.L1. 
•tct.IS. 


^Cftp.Sl.S8t 
84. 


en  el  cual  ba  de  Jnzicar  el  mundo  oon 
Juttieis  por  aquel  Taron  al  cual  deter- 
minó«,  dando  ti  á  todo*  con  haberle 
lerantado  de  loa  muertos. 

as  ^  Y  ad  que  oyeron  la  muReceion 
de  los  muertoa»  imo*  se  burlaban,  y 
otros  dedan :  Te  oirdmos  acerca  de  esto 
otra  Tez'. 

88  Y  aai  Pablo  se  salió  de  en  medio  de 
ellos. 

84  Mas  algunos  creyeron  Jantándose 
con  él :  entre  ios  cuales  también  fiíé  Di- 
onisio el  del  Aieópago,  y  una  mujer 
llamada  Dimazis,  y  otros  oon  ellos. 

CAPITULO  XVIII. 
Blfnáo  fw  hito  Ban  Pablo  m  OorMo,  mu- 
fHodo  rlM  Aüor.  Xi  aetuaéio  ai  Pne&iuml. 
ParU  á  X/e$o,  y  vud—  á  Jtrutalem.  Apolo 
«a  «M  atueneta  frtdita  con  fran  fervor  y 
fruto  á  lo»  Judío». 

PASADAS  estas  cosas,  Pablo  partió 
de  Atenas,  y  vino  á  Corinto. 

9  Y  hallando  á  un  Judío  llamado  Aqui- 
la,  natural  del  Ponto,  que  hacia  poco 
que  haUa  Tenido  de  Italia,  y  á  Piiscila 
su  minera,  (porque  Claudio  habla  man- 
dado que  todos  los  Judfoa  saliesen  de 
Roma)  se  vino  á  ellos : 

8  Y  porque  era  de  su  oficio,  posó  con 
ellos,  y  tralM^bab;  porque  el  oficio  de 
ellos  era  hacer  tiendas. 

4  Y  disputaba  en  la  sinagooa  todo*  los 
sábados  e,  y  persuadía  á  Judfoa  y  á  Gri- 
ego*. 

5  Y  cuando  Sila*  y  Timóte  vinieron 
de  M8cedonia<<,  Pablo  estaba  constie- 
fiido  del  espíritu,  testificando  á  loa  Ju- 
díos Que  Jesús  era  el  Cristo. 

6  Mas  contradiciendo  y  blasfemando* 
dios,  les  dijo,  sacudiendo  sus  vestidos/: 
Vuestra  sangre  tea  sobre  vuestra  cabe- 
za': yo,  limpio;  desde  ahora  me  iré  & 
los  Gentiles. 

7  Y  partiendo  de  allí,  entró  en  casa 
de  uno  llamado  Justo,  teraeroao  de  Di- 
os A,  la  casa  del  cual  estaba  junto  á  la 
sinagoga. 

8  Y  Crispo',  el  prepósito  de  la  sina- 
goga, creyó  al  Seikir  con  toda  su  casa* : 
y  muchos  de  los  Corintios  oyendo,  creí- 
an, y  eran  bautizados. 

9  Entonces  el  Seftor  djjo  de  noche  en 
visión  á  Pablo :  No  temas,  sino  habla,  y 
no  calles. 

10  Porque  yo  estoy  contigo  /,  y  ninguno 
te  podra  hacer  mal;  porque  yo  tengo 
mucho  pueblo  en  esta  dudad. 

11  Y  se  detuvo  oiH  un  afio  y  seis  me- 
ses, ensenándoles  la  palabra  de  Dio*. 

18  ^  Y  siendo  Gallón  procónsul  de 
A  cay  a,  los  Judíos  se  levantaron  de  co- 
mún acuerdo  contra  Pablo,  y  le  llevaron 
al  tribunal, 

18  Diciendo:  Que  este  persuade  A  lo* 
hombres  honrar  a  Dioa  contra  la  ley. 

14  Y  comenzando  Pablo  á  abrir  la 
boca,  Galion  dijo  á  los  Judío* :  Si  fuera 
*^?  "f"***»  ^  algún  crimen  enorme, 
oh  Judíos,  conforme  á  derecho  yo  os 
tolerara; 

16  Mas  si  son  cuestiones  de  palabras,  y 
de  nombres,  y  de  vuestra  ley**,  vedio 
vosotros,  porque  yo  no  quiero  ser  juez 
de  estas  cosas. 

16  Y  les  echó  dri  tribunal. 

17  Entonces  todos  los  Griego*  tomando 
á  Sostenes  «,  prepósito  de  la  sinagoga,  le 
herian  delante  del  tribunal :  y  á  Galion 
nada  se  le  daba  de  ello*. 

18  5  Mas  Pablo  habiéndose  detenido 
aun  úiH  mucho*  dias,  después  se  des- 
pidió de  los  hermanos,  y  navegó  A  Siria, 
7  con  él  Priscila  y  Aquila,  habiéndose 
trasquilado  la  cabeza  en  Generas,  por- 
que tenia  votoj». 


19  Y  Uegó  A  Efeso,  j  lo*  d^ó  allf :  v  él 
entrando  en  la  Bina|p)ga,  disputó  con  lo* 
Judíos  f ; 

90  Los  cuales  le  rogaban  que  ae  q;ne- 
dase  con  ello*  por  mas  tiempo ;  maa  no 
accedió, 

81  Sino  que  ae  des|4dió  de  elloe,  dici- 
endo: Es  menester  que  en  todo  caso 
tenga  la  fiesta  que  viene  en  Jerusalem  •-: 
mas  otra  vez  volveré  A  Toaotroa,  queri- 
endo Dios  '.  Y  partió  de  Efieao. 

2S  Y  habiendo  arribado  A  Ccsarésif, 
anbió  á  Jerutalem ;  y  denmca  de  aaladwr 
A  la  iglesia,  descendió  A  Antioquía. 

83  ^  Y  habiendo  estado  mUi  algnn  ti- 
empo, partió,  andando  por  orden  la  pro- 
vincia de  Galacia  •*,  y  la  Frigia,  confir- 
mando A  todos  loa  discípulos*. 

84  Llegó  entonces  A  Efeso  un  Judío, 
llamado  Apolos',  natural  de  Alcjaiubia, 
varón  elocuente,  poderoso  en  las  Escri- 
turas. 

86  Este  era  instruido  en  el  camino  del 
Señor,  y,  fierviente  de  espíritu  «,  hablaba 
y  enseSiaba  diligentemente  las  cosas  que 
son  del  Betar,  ensetfaido  solamente  en  el 
bautismo  de  Juan*. 

96  Y  comenzó  A  hablar  confiadamente 
en  la  sinagoga;  al  cual  como  oyenm 
Priscila  y  Aquila,  le  tomaron,  y  le  de- 
clararon mas  paiticttlarraente  el  camino 
de  Dios. 

87  Y  queriendo  él  pasar  A  Acaya^  los 
hermanos  exhortado*  escribieron  a  k» 
discípulos  que  le  recibiesen;  y  venido 
él,  aprovechó  mucho  por  la  gracia  A  ios 
que  nabian  crridob. 

88  Porque  con  gran  vehemencia  con- 
vencia  publicamente  A  los  Judíos,  mos- 
trando por  las  Escrituras  que  Jesua  era 
el  Cristo  c. 

CAPITULO  XIX. 
Fvélm  PaUo  á  Efeto,  y  m  6att<^ta«  eUf  eo- 
riot  áiteipiito»,  qtu  tolamuiHt  kabiaim  roci- 
liido  el  btñuinno  d«  Jtuiw/  á  inpoHiemMm 
la*  maiMW,  reciben  d  Eefíritu  Bamta.  Obra 
Pablo  mudto»  tnilagro*.  Mudtoa  de  lo»  qme 
habían  aeguido  vana»  arle»,  traferom  •  qm^ 
marón  en  péUieo  nu  libro»  ¡  y  un  tal  XA». 
nutrió  m««M  nnaeedieion  eontra  él  ApéoloL 

Y  ACONTECIÓ  que  entretanto  qve 
Apolos  estaba  en  Corinto*,  Pablo, 
andadas  las  regiones  superiores,  vino  A 
Efeso,  donde  hallando  ciertos  dlscfpulns, 

8  DQoles :  ¿  Habéis  recibido  el  Espíritu 
Santo  después  que  crristeia  ?  Y  rilo*  le 
dijeron:  Antes  ni  aun  hemos  oido  ai 
hay  Espíritu  Santón. 

8  Entonces  les  dijo :  f  En  qué  pues  sois 
bautizados  ?  Y  ellos  dijeron :  En  d  ban* 
tismo  de  Juan«. 

4  Y  dUo  Pablo :  Juan  bautizó  con  bau- 
tismo de  arrepentimiento  <l,  diciendo  al 
pueblo  que  creyesen  en  el  que  hahia  de 
venir  después  de  él ;  es  A  saber,  en  Jesús 
el  Cristo*. 

6  Oido  que  hubieron  eito,  fueran  bauti- 
zados en  el  nombre  del  Señor  Jesús/. 

6  Y  como  Pablo  lea  puso  las  manos 
encima',  vino  sobre  ettos  el  Espíritu 
Santo*,  y  hablaban  en  lenguas,  y  pn»- 
fetizabúi. 

7  Y  eran  en  todos  como  unos  doce 
hombres. 

8  Y  entrando  él  dentro  de  la  sinagoga, 
hablaba  libremente  por  espacio  de  trca 
meses,  disputando  y  persuadiendo  del 
reino  de  Dloa  *. 

9  Mas  endureciéndose  alguiM»,  y  no 
creyendo,  maldiciendo  el  camino  dtrf  Sr- 
Üor  delante  de  la  multitud,  apaftindoae 
de  elloa,  separó  los  diseípnloa,  diaputan- 
do  cada  dia  en  la  escuela  «fe  un  dcHo 
Tiranno. 

10  Y  esto  ttié  porespaoio  dedos  aflos; 


iOir.17.1 


•■Ckp.aoLi(. 

■ICat». 

B«t*.4.U. 

tcap.ia.1. 


■Ckp.l<.t.' 

'OM.14.Si.  . 

yico.1.12. 

8.6,6. 


5ÍÍ 


u. 


•Ro.  12.11. 


>OBp.l9.3. 


ICsiS-S.    ' 


IÍ.3S. 


•10a.8.6,C 


»Ca|w8.K. 
18a.S.:. 
Jaaa  7.  A 

<Ca|Ll8.& 
4  Hat  3.  U. 


«Jaaal-i:. 

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f  Ckp.  ü.  i:. 
ACmlLL 
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<OiiS8a. 


A.D.B7. 


LOS  HECHOS,  XX. 


A.D.  67. 


íCkpL&lS. 


¡3qki  5>  5» 


Cap.  6.  7. 
12.  U4. 


il.  115.  4. 
44.  10» 


m.  90.  ^ 

«r72. 

L  4.  10. 

La4. 


de  numera  qne  todM  lot  que  habitaban 
en  Alia,  Judíos  j  GtiegM,  oyeron  la 
palabra  del  Sefior  Jetus. 

11  Y  hacia  Dios  singulares  maraTÜlas 
por  manos  de  Pablo : 

IS  De  tal  manera  que  aun  se  lleraban 
sobre  los  enfermos  los  sudarlos  y  los 
panudos  de  su  cuerpo*,  j  las  enfiñme- 
dadcs  le  iban  de  ellos,  y  los  malos  espí- 
ritus sallan  de  ellos. 

18  ^  Y  algunos  de  los  Judíos  exorais- 
tas  vagabundos  tentaron  á  invocar  el 
nombre  del  Seftor  Jesús  sobre  los  que 
tenian  espíritus  malos,  diciendo:  Os 
conjuramos  por  Jesús,  el  que  Pablo 
predica. 

14  Y  habla  unos  siete  hijos  de  un  Sceva 
Judio,  príncipe  de  los  sacerdotes,  que 
hacicm  esto. 

15  Y  respondiendo  el  espíritu  malo, 
,d^:   A  Jesús  conozco,  y  sé  «ríen  e$ 

Pablo ;  mas  vosotros,  ¿  quién  sots  ? 

16  Y  el  hombre,  en  quien  estaba  el 
espíritu  malo,  saltando  en  ellos,  y  en- 
señoreándose de  ambos,  pudo  mas  que 
ellos,  de  tal  manera  que  fluyeron  de  a- 
quella  casa  desnudas  y  heridos. 

17  Y  esto  fué  notorio  &  todos,  así  Ju- 
díos como  Griegos,  los  que  habitaban 
en  Bfeao;  y  cayó  temor  sobre  todos 
ellos',  y  era  ensídzado  el  nombre  del 
Se&nr  Jesús. 

18  Y  muchos  de  los  que  haUan  creído, 
venían  confissando,  y  dando  cuenta  de 
sos  hechos. 

19  Asimismo  muchos  de  los  que  ha- 
bían practicado  vanas  artes,  trajeron  los 
libros,  y  los  quemaran  delante  de  todos ; 

Í  echada  cuenta  del  precio  de  ellos, 
aliaron  ter  cincuenta  mil  denarios. 

SO  Así  crecía  poderosamente  la  palabra 
del  SeSor,  y  prevalecía*". 

81  ^  Y  acabadas  esus  cosas,  propüsose 
Pablo  en  espíritu  partir  á  Jerusalem, 
después  de  andada  Macedonla  y  Acaya, 
diciendo:  Después  que  hubiere  estado 
all&,  me  seíA  menester  ver  también  á 
Roma. 

88  Y  enviando  A  Macedonla  A  dos  de 
los  que  le  ayudaban  ••,  Timoteo,  y  E- 
rasto»,  él  se  estuvo  por  algún  tiempo 
en  Asia. 

88  Entonces  hubo  un  alboroto  no  pe- 
que9o  acerca  del  camino  M  SeUor, 

S4  Porque  un  platero,  llamado  Deme- 
trio, el  cual  hacia  de  plata  templecillos 
de  Diana,  daba  A  los  artíficesj»  no  poca 
ganancia ; 

85  A  los  cuales,  reunidos  con  los  ofici- 
ales de  semejante  oficio,  dijo :  Yarones, 
¡fa  sabéis  que  de  este  oficio  tenemos  ga- 
nancia: 

26  Y  veis  y  oís  que  este  Pablo,  no  so- 
lamente en  Efbso,  sino  muchas  gentes 
de  casi  toda  el  Asia  ha  apartado  con  per- 
suasión, diciendo,  que  no  son  dioses  los 
qne  se  hacen  con  bu  manos?. 

87  Y  no  Rolamente  hay  peligro  de  que 
este  negocio  se  nos  vuelva  en  reproche, 
sino  también  que  el  templo  de  la  gruide 
diosa  Diana  sea  estimado  en  nada,  y 
comience  A  ser  destruida  su  majestad, 
la  cual  honra  toda  el  Asia  y  el  mundo. 

88  Oídas  estas  cosas,  llenáronse  de  lia, 
7  dieron  alarido,  diciendo:  Grande  Di- 
ana de  los  Eílesios. 

89  Y  toda  la  ciudad  se  llenó  de  confti- 
slon,  y  unánimes  se  arrojaron  al  teatro, 
arrebatando  á  Gayo,  y  á  Aristarco  r,  Ma- 
cedonios,  compañeros  de  Pablo. 

50  Y  oueriendo  Pablo  salir  al  pueblo, 
los  discípulos  no  le  d^aron. 

51  También  algunos  de  los  Asiarchis, 
que  eran  sus  amigos,  enviaron  A  él  ro- 
gando que  no  se  presentase  en  el  teatro. 


88  Y  otros  gritaban  otra  cosa* ;  porque 
la  concurrencia  estaba  conAisa,  y  los 
mas  no  sabían  porqtM  se  hablan  jun- 
tado. 

88  Y  sacaron  de  entre  la  multitud  A 
Almendro  <,  empujándole  los  Judíos. 
Entdnces  Al<^andro,  pedido  silencio  oon 
la  mano,  quería  dar  razón  al  pueblo. 

84  Mas  como  conocieron  que  era  Ju- 
dío, filé  hecha  una  voz  de  todos  qne 
gritaron  casi  por  dos  horas:  Grande 
Diana  de  los  Sifesios. 

85  Enténccs  el  síndico,  apaciguado  gue 
hubo  la  gente,  dijo:  varones  Efeslos, 
¿y  qui^  hay  de  los  hombres  que  no 
sepa  que  la  ciudad  de  los  Eífesios  es  cu- 
radora det  Umph  de  la  grande  diosa  Di- 
ana, y  de  la  imagen  venida  de  Jüplter  ? 

86  Así  que,  pues  esto  no  puede  ser  con- 
tradicho, conviene  qne  os  apacigüéis,  y 
que  nada  hagáis  temerariamente : 

87  Pues  habéis  traído  A  estos  hombres, 
sin  ser  sacrilegos,  ni  blasfemadores  de 
vuestra  diosa. 

88  Que  si  Demetrio,  y  los  oficiales  que 
estAn  con  él,  tienen  negocio  con  alguno, 
audiencias  se  hacen,  y  procdnsules  hay ; 
aclisense  los  unos  A  los  otros. 

89  Y  si  demandáis  alguna  otra  cosa, 
en  Iqdtima  asamblea  se  puede  decidir : 

40  Porque  peligro  hay  de  que  seamos 
argüidos  de  sedición  por  hoy ;  no  habi- 
endo ningvma  causa  por  la  cual  poda- 
mos dar  raxon  de  este  concurso.  Y  ha- 
biendo dicho  esto,  despidió  la  ooncur- 
rencia. 

CAPITULO  XX. 
PáNo  habiendo  reeartido  varia  dÍMeípuUn  <!• 
ia  Jfa««toMia  y  Oneia,prei¡iea  an  Troas, 
donde  remetía  á  BuMté.  Sn  JRZeto  con- 
vota  á  loi  pretbiterot  da  X/mo,  ytetdaeth 
Iwdattet  eone^fot  y  adverieneitu. 

YDESPUB8  que  cesó  el  alboroto*, 
llamando  Pablo  los  discípulos  b,  ha- 
biéndoles exhortado,  se  despidió,  y  par- 
tió para  ir  A  Macedonla. 
8  Y  andado  que  hubo  aquellas  partes, 

Íezhortádoles  con  abundancia  de  pala- 
ra,  vino  á  Grecia: 

8  Domde  después  de  haber  estado  tres 
meses,  y  habiendo  de  navegar  á  Siria, 
le  fueron  puestas  asechanzas  por  los  Ju- 
díos e;  y  así  tomó  consi^jo  de  volverse 
por  Macedonla. 

4  Y  le  acompaflaron  hasta  Asia  Sopater 
Bereense ;  y  Tesalonicences,  Aristarco  d, 
y  Segundo ;  y  Gayo  de  Derbe,  y  Timo- 
teo»; y  Asíanos,  Tichlco/,  y  Trófimo». 

6  Kstos  yendo  delante,  nos  esperaron 
en  Troas  *. 

6  Y  nosotros,  pasados  los  días  de  los 
panes  sin  levaduras  navegamos  de  FUi- 

Sos,  y  vinimos  á  ellos  á  Troas  en  cinco 
las*,  donde  estuvimos  siete  días. 

7  1Í  Y  el  dia  primero  de  la  semana', 
juntos  los  discípulos  á  partir  el  pan"», 
Pablo  les  enseñaba,  habiendo  de  partir 
al  dia  siguiente;  y  alargó  el  discurso 
basta  la  media  noche. 

8  Y  habla  muchas  lámparas  en  el  apo- 
sento alto"  donde  estaban  Juntos. 

9  Y  un  mancebo  llamado  Eutichd,  que 
estaba  sentado  en  una  ventana,  tomado 
de  un  sueño  proíiindo,  como  Pablo  dis- 
putaba largamente,  postrado  del  snefio, 
cayó  desde  el  tercer  piso  abi^o,  y  fué 
alzado  muerto. 

10  Entonces  descendió  Pablo,  y  derri- 
bóse sobre  él  •,  y  abrazándole,  dijo :  No 
os  alborotéis,  que  su  alma  está  en  élp. 

11  Después  subiendo,  y  partiendo  el 
pan,  y  gustando,  habló  largamente  hasta 
el  alba,  y  así  partió, 

18  Y  llevaron  al  mozo  vivo,  y  (iieron 
consolados  no  poce. 

Tt8 


'Cap.  21.84. 


<2TL4.14. 


"  sa>.  1. 8, 

10. 
*  Zf.  1. 1. 


•Cap.  21 12. 

7%.S. 

2Go.ll.a6. 
¿Cap.  19. 29. 
«Cap.  16.1. 

7 19.  22. 
/Kf.6.21. 

OoL  4.  7. 

S  Ti.  4. 12. 

Tit.  8. 12. 
«Cap.  21. 99. 

*  Cap.  16.  8, 

11. 

9Co.  2.12. 
'Xx.28.15. 
k  Cap.  16.  8. 
'  Joan  20 1. 

y  19.  26. 

1  Oo.  16.  2. 
Ap.  1 10. 

"0^1.2.43. 

La.  22. 19. 

10o.  10. 16. 

y  11.  90,84. 

"Cap.  1.18. 

•lBcry.17. 
21. 

2  Bey.  4. 84. 
r  Hat.  9. 24. 


▲.o.  07* 


LOS  HBCHOS,  XXL 


A.DLSB. 


iiráfit. 


9O»p.U.80. 

jiias. 
Tifi.a,4,6, 

21,23. 
TSL18. 
ÍTLtt.17. 
Tit.1.8. 
lF«d.8.1. 
•■C•^19. 1. 
10. 

« a  co. «.  8, 
II. 

iver.S. 
«Ter.Zr. 
•Mvr.  LIS. 
Lo.  a*.  47. 

"Cap.  19.21. 


y  0«p.  21.11. 
•C>p.ai.l8. 

Bo.  8. 85, 

87. 

a  Co.  4. 18. 

"  a  TL  4  7. 
taOo.4.L 


«G«p.l8.& 

d  ver.  ao. 
<  1  Ti.  4. 16. 

/I  TL  8. 3, 

«te. 

TLl.í, 

etc. 
r  JnaBSl. 

15,17. 

1  Ped.  5. 

2,3. 
klPMLL 

18, 19. 

Ap.5.9. 
•  lUt.  7. 15. 
k  Jar.  2S.  1. 

Bi.  84.2,8. 


ICKp.a6.18. 
0^:1.13. 

•  ite.ia.s. 
a  Co.  7.  & 

"Cap.  18.3. 
lCo.412. 
1  Tea.  a.  9. 
8Tea.8.8. 


*L«.  14.13, 
14. 


18  ^  Y  noMtnt,  subiendo  en  d  navio, 
naTegaoKW  4  Ason,  para  recibir  de  allí 
á  Pablo ;  porque  au  habia  determinado 
venir  |  por  tierra. 

14  Y  como  se  juntó  con  noeotros  en 
A  ion,  tomándole  vinimoa  á  MitUene. 

16  Y  navegando  de  allí,  al  dia  sigui- 
ente llegamos  delante  de  Ohio,  y  al  otro 
¿M  tomamos  puerto  en  Samo :  y  habien- 
do reposado  en  Trogilio,  ad  dia  siguiente 
llegamos  á  Milato. 

16  Porque  Pablo  se  habia  propuesto 
pasar  adelante  de  Efieso,  por  no  dete- 
nerte en  Asia :  porque  se  apreauralia 
por  hacer  el  dia  de  Tentecostcs,  si  le 
niese  posible,  en  Jeruaalem. 

17  ^  Y  enviando  desde  Mlleto  A  E&so, 
hixo  llamar  4  los  ancianos  f  de  la  Iglesia. 

18  Y  cuando  vinieron  4  él,  les  dijo: 
Vosotros  sabéis  como  desde  el  orimer 
dia  que  entró  en  Asia**,  he  estaoo  con 
vosotros  por  todo  él  tiempo, 

19  Sirviendo  al  Señor  con  toda  humil- 
dad, y  con  muchas  lágrimas,  y  tenta- 
ciones', que  me  han  venido  por  las 
asechanzas  de  los  Judíos  * : 

80  Gomo  nada  que  o*  ftiese  litil,  he 
rehuido  de  anunciaros,  y  enseBaros  pu- 
blicamente, y  por  las  casas  «, 

81  Testificando  4  los  Judíos  y  4  los 
Gentiles  arrepentimiento  para  con  Dios  *, 
y  la  fé  en  nuestro  Señor  Jesu  Cristo. 

88  Y  ahora  hé  aquí,  ligado  yo  en  mi 
espíritu*,  voy  4  Jerusalem  sin  saber  lo 
que  all4  me  ha  de  acontecer : 

83  Mas  que  el  Espíritu  Santo  por  todas 
las  ciudades  me  da  testimonio,  diciendo, 
que  prisiones  y  tribulaciones  me  espe- 
ran jr. 

84  Mas  de  nixiguna  cosa  hago  casos, 
ni  estimo  mi  vida  mas  que  4  mi  alma ; 
solamente  que  acabe  mi  carrera  con 
n>zo«,  y  el  ministerio  que  recibí  del 
Seitor  Jesusa,  para  dar  testimonio  del 
evangelio  de  la  gracia  de  Dios. 

85  Y  ahora  hé  aquí  yo  sé,  que  ninguno 
de  todos  vosotros,  por  quien  lie  puado 
predicando  el  reiiio  de  Dios,  venL  mas 
mi  rostro. 

86  Por  tanto  yo  os  protesto  el  dia  de 
hoy,  que  yo  soy  limpio  de  la  sangre  de 
todos  <^ 

87  Porque  no  he  rehuido  anunciaros 
todo  el  consejo  de  Dios^. 

88  Por  tanto  mirad  por  vosotros*,  y 

gor  todo  el  rebaflo  en  que  el  Espíritu 
anto  os  ha  puesto  por  obispos/,  para 
apacentar  0  la  Iglesia  de  Dios,  la  cual 
ganó  por  su  sampre  A. 

89  Porque  yo  sé,  que  después  de  mi  par- 
tida entrarán  en  medio  de  vosotros  graves 
lobos  •  que  no  perdonarán  al  ganado  *. 

80  Y  de  vosotros  mismos  se  levanta- 
rán hombres,  que  hablen  cosas  perver- 
sas, para  llevar  discípulos  tras  sí. 

31  For  tanto  velad,  acordándoos  que 
por  tres  años,  de  noche  y  de  dia,  no  he 
cesado  de  amonestar  con  lágrimas  4 
cada  uno. 

88  Y  ahora,  hermanos,  os  encomiendo 
á  Dios,  y  4  la  palabra  de  su  grada ;  el 
cual  es  poderoso  para  sobreediticar,  y 
daros  heredad  con  todos  los  santifica- 
dos'. 

83  La  plata,  ó  el  oro,  ó  el  vestido,  de 
nadie  he  codiciado  «. 

84  Antes  vosotros  sabéis,  que  para  lo 
que  me  ha  sido  necesario ",  y  4  los  que 
están  conmigo,  estas  manos  me  han 
servido. 

85  En  todo  os  he  enseñado,  que  traba- 
jando ati,  es  necesario  sobrellevar  4  los 
enfermos,  y  tener  presente  las  palabras 
del  Señor  Jesús,  el  cual  dijo :  Bienaven- 
turada cosa  es  dar  4nte8  que  recibir*. 


86  Y  como  hubo  dicho  estas  ooaAs,  a 
puso  de  rodillas,  y  oró  con  todoa  ^os^. 

87  Entonces  hubo  un  gran  lloro  de 
todos ;  y  derribándose  sobre  el  coelio  de 
Pablo,  le  besaban, 

88  Doliéndose  en  gran  manera  por  la 
palabra  que  d^o,  que  no  hablan  de  ver 
mas  su  rastro  f:  y  le  acompañaron  al 
navio. 

CAPITULO  XXI. 
Yiag»  da  Son  PtMo  d  JcrtiaalMi.  Kl  pnMa 
Agabo  U  prmliee  lo»  IrabedoM  qysUliabitm 
de  dueeder.  jtUf  m  pttrrflca  en  W  templo  f 
y  maÜrtíado  por  lo»  Juaíot, U  Ubrado-tm» 
mamo»  d  trümmo  LUUu. 

Y  HABIENDO  partido  de  elloa.  na- 
v^amos  y  vinimos  camino  derecho 
4  Coos,  y  el  dia  siguiente  4  Rbodas,  y 
de  allí  4  P4tara. 

8  Y  hallando  un  barco  que  pasaba  á 
Fénlce,  nos  embarcamos,  y  partimos. 

8  Y  como  avistamos  4  Oipro,  dolándola 
4  mano  izquierda,  navegamos  4  Siria,  y 
vinimos  4  Tiro ;  porque  el  barco  había 
de  descargar  allí  su  carea. 

4  Y  nos  quedamos  alu  siete  dias,  ha- 
llados los  discípulos,  los  cuales  decían 
4  Pabk»  por  Espíritu,  que  no  saliieee  4 
Jerusalem*. 

5  Y  cumplidos  aquellos  dias  nos  parti- 
mos, acompañándonos  todos  con  «ms 
mujeres  é  hijos  hasta  fuera  de  la  ciudad : 
y  puestos  de  rodillas  en  la  ribera,  oía- 
mos b. 

6  Y  abTaz4ndonos  los  unos  4  los  otit», 
subimos  al  Imucco,  y  ellos  se  volvieron  4 
sus  casas. 

7  Y  noeotros,  cumplida  la  navegación, 
vinimos  de  Tbro  4  Tolemaida;  y  habi- 
endo saludado  4  los  hermanos,  nos  que- 
damos con  ellos  un  dia. 

8  5  'S'  °tn>  dia,  partidos  Pablo  y  lo» 
que  con  él  est4bamas,  vinimos  4  Cesá- 
rea; y  entrando  en  casa  de  Felinec  «1  j 
evaiigelistai',  ei  cual  era  wio  oe   los 
siete,  pasamos  con  él.  I 

9  Y  este  tenia  cuatro  h^as  doncellas,  I 
que  profetizaban  *.'  ^ 

10  X  parando  nosotros  otti  por  muchoa 
dias,  descendió  de  Judéa  un  Pndbta, 
llamado  Agabo/; 

11  Y  venido  4  nosotros,  tomó  él  cinto 
de  Pablo,  y  atándose  los  pies  y  las  ma- 
nos, djjo :  Esto  dice  el  Espíritu  Santo : 
Así  atarán  los  Judíos  en  Jerusalem  al 
varón,  cuyo  es  este  cinto/,  y  U  entrega- 
rán en  manos  de  los  üentiles. 

18  Lo  cual  como  oimos,  le  rogamos 
nosotros,  y  los  de  aquel  tugar,  que  no 
subiese  4  Jerusalem. 

18  Entonces  Pablo  respondió:  ¿Qta¿ 
hacéis  llorando  y  afligiéndome  el  cora- 
zón ?  porque  yo  no  solo  estoy  presto  4 
ser  atado,  mas  aun  4  morir  en  Jerusa- 
lem por  el  nombre  del  Señor  Jesús. 

14  Y  como  no  le  pudimos  persuadir, 
desistimos,  diciendo :  Hágase  la  volun- 
tad del  Señor «. 

15  Y  después  de  estos  diaa,  apercibi- 
dos, subimos  4  Jerusalem. 

16  Y  vinieron  también  con  nosotros  de 
Cesárea  algunos  de  los  discípulos,  tra- 
yendo consigo  4  un  Mnaaon  Cii»io,  dis- 
cípulo antiguo,  con  el  cual  pósaseme*. 

17  Y  cuando  llegamos  4  Jerusalem, 
los  hermanos  nos  recibieron  de  Imana 
voluntad. 

18  ^  Y  al  dia  siguiente  Pablo  entr6 
con  nosotros  a  Jacobo  ||,  y  todos  lo*  an- 
cianos se  juntaron. 

19  A  los  cuales,  como  los  bnbo  saluda- 
do, contó  por  menudo  lo  que  Dios  habia 
hecho  entre  los  Gentiles  por  sn  minis- 
terio*. 

90  Y  ellos  oomo  lo  oyeron,  glactficai«n 


rCif.SL5. 


fv*r.S. 


11. 


»Oiv.  20.36. 


«CaB.&5. 

tfBr.411. 

2TI.4.S.    I 


117. 


«Osf.1 
Jaela. 


/var-a. 


yMataK.4t 


li 


u. 


JLjy.BB. 


LOS  HECHOS,  XXII. 


A.  D.  68. 


<  Cap.  18.18. 
Aii.e.8plS. 
18. 


iO>p.l5.20, 
2». 


i  1  co.  9.  ao. 

"C»p.  34.18. 
•Un.  «.18. 


•Cap.  98. 81. 


'Cap.  «.18. 

14. 

724.5.0. 
<  Cap.  ao.  4. 


«■Capw28.S7. 
y  24.  7. 


«Cap.  90. 38. 


t  Or.fiMMole. 
CAp.23.22. 
i:4a.23.1S. 
Juan  19  J& 


f  Cap.  9. 11. 
y  33.8. 


al  Sefior ;  y  le  dijeron :  Ya  res,  herma- 
no, cuantos  miUam  de  Judíos  hay  que 
han  deido;  y  todos  son  celadores  de 
la  leir. 

31  Mas  fheron  informados  acerca  de  tí, 
que  enseñas  A  apartarse  de  Moisés  á  todos 
los  Judíos  que  est&n  entre  los  Gentiles, 
diclendo/e«  que  no  han  de  circuncidar  los 
h^os,  ni  andar  s^;un  la  costumbre. 

89  ¿  Qué  hay  pues  ?  La  multitud  se 
reunirá  de  cierto ;  porque  oirán  que  has 
▼enido. 

83  Haz,  pues,  esto  que  te  decimos: 
Hay  entre  nosotros  cuatro  hombres  que 
tienen  voto  sobre  sí ': 

84  Tomando  á  estos  contigo,  purifleate 
con  ellos,  y  sasta  con  ellos  para  que  ra- 
suren tut  caEeacas,  y  todos  entiendan  que 
no  hay  nada  de  lo  que  ftieron  informa- 
dos acerca  de  ti ;  sino  que  rd  tombien 
andas  guardando  la  ler. 

85  Bmpero  cuanto  6  los  que  de  los 
Gentiles  nan  creído,  nosotros  hemos  es- 
crito *  haberse  acordado  que  no  guarden 
nada  de  esto ;  solamente  que  se  absten- 

Sn  de  lo  que  fuere  sacrificado  á  los 
oíos,  y  de  sangre,  y  de  ahogado,  y  de 
fornicación. 

80  Entonces  Pabló,  tomó  consigo  aque- 
llos hombres ^  y  al  siguiente  dia.  habi- 
éndose purificado  con  ellos,  entró  en  el 
templo  M,  para  anunciar  te  proponían  el 
cumplimióito »  de  los  dias  de  la  purifi- 
cación, hasta  ser  ofirecida  ofrenda  por 
oeda  uno  de  ellos. 

87  T  cuando  estaban  para  acabarse  los 
siete  dias,  unos  Judíos  de  Asia,  como 
le  rieron  en  el  templo,  alborotaron  todo 
el  puehio,  y  le  echaron  mano  •, 

88  Dando  roces:  Varones  Israelitas, 
ayudad :  este  es  el  hombre  que  por  todas 
partes  ensefia  &  todos  contra  el  pueblo, 
V  la  ley,  V  este  lugar ;  y  además  de  esto 
ha  metido  Gentiles  en  el  templo,  y  ha 
contaminado  este  lugar  santo  j>. 

89  (Porque  antes  hablan  risto  con  él 
en  la  ciudad  á  Trófimoy,  Efesio,  al  cual 
pensaban  que  Pablo  habla  metido  en  el 
templo.) 

80  Asi  que,  toda  la  ciudad  se  alborotó, 
y  agolpóse  el  pueblo ;  y  tomando  á  Pa- 
blo, hiciéronle  salir  ftiera  del  templo,  y 
luego  las  puertks  ftieron  cerradas. 

31  Y  urocurando  ellos  matarle,  ftié 
dado  aviso  al  tribuno  de  la  oompatUa, 
que  toda  la  ciudad  de  Jerusalem  estaba 
alborotada ; 

88  El  cual  tomando  luego  soldados  y 
centuriones,  corrió  á  ellos  r.  Y  ellos  co- 
mo Tieron  al  tribnno  y  A  los  soldados, 
cesaron  de  herir  &  Pablo. 

83  Entonces  llM;ando  el  tribuno,  le 
prendió,  y  le  mandó  atar  con  dos  cade- 
nas ' :  y  preguntó  quién  era,  y  qué  habla 
hecho. 

84  Y  entre  la  multitud  unos  gritaban 
una  cosa,  y  otros  otra :  y  como  no  podía 
entender  nada  de  cierto  á  causa  del  al- 
boroto, le  mandó  llerar  á  la  fortaleza. 

83  Y  como  llegó  &  las  gradas,  aconteció 

2ue  fué  llerado  á  cuetta»  de  los  saldados 
causa  de  la  rlolencia  del  pueblo. ' 
88  Porque  multitud  de  pueblo  renia 
detrás  gritando :  Mátale  f. 

87  Y  como  comenzaron  A  meter  A 
Pablo  en  la  fortaleza,  dice  a!  tribuno : 
,;  Me  será  lícito  hablarte  algo  ?  Y  él 
dijo:  ^Griego  sabes  ? 

88  ¿  No  eres  td  aquel  Egipcio  que  le- 
vantaste una  sedldon  Antes  ae  estos  dias, 
y  sacaste  al  desierto  cuatro  mil  hombres 
salteadores  ? 

89  Entonces  dijo  Pablo :  Yo  de  cierto 
soy  hombre  Judío,  ciudadano  de  Tarso  *, 
ciudad  no  oscura  de  CUioia:  empero 


ruégete  que  me  permitas  que  hable  al 
pueblo. 

40  Y  como  él  se  lo  permitió,  Pablo  es- 
tando  en  pié  en  las  gradas,  hizo  seflal 
con  la  mano  al  pueblo  •> ;  y  hecho  grande 
silencio,  habló  en  lengua  Hebrea,  dici- 
endo: 

CAPITULO  XXII. 
ApdMía  da  PMot  fiíror  contra  fl  de  toe 
/ndCae  oMinatiott  te  dedara  ciudadano 
romano,  queriendo  el  trtímno  oiotarle. 

VARONES  hermanos,  y  padres  <•,  oíd 
la  razón  que  ahora  os  dov. 

8  (Y  como  oyeron  que  les  hablaba  en 
lengua  Hebrea,  guardaron  mas  silencio.) 
Y  dijo: 

8  Yo  de  cierto  soy  Judío  k,  nacido  en 
Tarso  de  Oilicia,  mas  criado  en  esta 
ciudad  A  los  plés  de  Gamaliele,  ense- 
lvado conforme  A  la  verdad  de  la  ley  de 
la  patria  rf,  zeloso  de  Dios',  como  todos 
▼esotros  sois  hoy/. 

4  Que  he  perseguido  este  camino'  has- 
ta la  muerte,  prendiendo,  y  entregando 
en  cAroeles  hombres  y  mc^eres  A : 

6  Oomo  también  el  principe  de  los  sa- 
cerdotes rae  es  testigo,  y  todos  los  an- 
cianos ;  'áe  los  cuales  también  tomando 
letras  A  los  hermanos.  Iba  A  Damasco, 
para  traer  presos  A  Jerusalem  aun  A 
los  que  estuviesen  alli,  para  que  fuesen 
castigados  •'. 

6  Mas  aconteció  que  yendo  yo,  y  lle- 

Sindo  cerca  de  Damasco,  oomo  A  me- 
odia,  de  repente  me  rodeó  mucha  luz 
del  cielo : 

7  Y  caí  en  el  suelo,  y  oí  una  voz  que 
me  decia:  Baulo,  Saulo,  ¿por  qué  me 
perrigues  ? 

8  Yo  entonces  respondí :  ¿  Quién  eres. 
Señor  ?  Y  me  dijo :  Yo  soy  Jesús  de 
Nazaret,  A  quien  tu  persigues. 

9  Y  los  que  estaban  conmigo  vieron  A 
la  verdad  la  luz,  y  se  espantaron;  mas 
no  oyeron  la  voz  del  que  hablaba  con- 
migo Je. 

10  Y  dije  :  ¿  Qué  haré.  Señor  ?  Y  el 
Señor  me  dtío:  LevAntate,  y  vé  A  Da- 
masco, y  allí  te  serA  dicho  todo  lo  que 
te  está  señalado  hacer. 

11  Y  como  yo  no  viese  por  causa  de 
la  claridad  de  la  luz,  llevado  de  la  mano 
por  los  que  estaban  conmigo  vine  A  Da- 
masco. 

18  Entonces  un  Ananías^  varon  pió 
conforme  A  la  ley,  que  tenia  buen  testi- 
monio <•>  de  todos  los  Judíos  que  allí 
moraban, 

18  Viniendo  A  mí,  y  acercándose,  me 
d^:  Hermano  Saulo,  recibe  la  vista.  Y 
yo  en  aquella  hora  le  miré. 

14  Y  él  dijo :  El  Dios  de  nuestros  pa- 
dres* te  ha  predestinado,  para  que  co- 
nocieses su  voluntad*,  y  vieses;»  á  aquel 
Justo,  y  oyeses  la  voz  de  su  boca  g. 

15  Porque  has  de  ser  testigo  suyo  A 
todos  los  hombres  de  lo  que  has  visto  y 
oidor. 

16  Ahora  pues,  ¿  por  qué  te  detienes  ? 
LevAntate,  y  bautízate :  y  lava  tus  peca- 
dos', invocando  su  nombre  ||. 

17  Y  me  aconteció,  vuelto  A  Jerusa- 
lem, que  orando  en  el  templo,  ful  arre- 
batado fuera  de  mi, 

18  Y  le  vi  que  me  decia :  Date  priesa, 
y  sal  prestamente  ftiera  de  Jerusalem ; 
porque  no  recibirán  tu  testimonio  de 
mí. 

19  Y  yo  dije:  Señor,  ellos  saben  que  yo 
encerraba  en  cAroel,  y  heria  por  las  si- 
nagogas A  los  que  creían  en  tí : 

80  Y  cuando  se  derramaba  la  sangre 
de  Estoban  tu  testigo,  yo  también  es- 
taba presente,  y  consentía  A  su  muerte. 


«Oap.lZl7. 


«Cap.7.  Z 


»Cap.SLS8. 
aüo.U.2a. 
FÍ.8.& 

•  Cap.  5.  S4. 
d  Cap.  98.  6. 

•  Oa.  1. 14. 
/Bo.10.2. 
9  cap.  9.  8. 

y  U.  9,  as. 
k  Cap.  8.  8. 
y9Í9,U. 
Pi.  8.  8. 
ITLI.18. 


*-  Gap.  9. 9, 
ele. 


i  Da.  10. 7. 


<Ca^9. 17. 

"Gap.  10.82. 
1118.7. 


•CM.&U. 

y&ao. 

•  Cap.  9. 15. 

796.18. 

Ga.l.l& 
l»l  00.9.1. 

y  19.  8. 

9  Oo.  18. 

2.4. 
«lCo.11.28. 

tía.L19. 

"Gap.  98.11. 

ya*.i«, 
eto. 

'Heb.10.92. 

lPed.8.81. 
lóHnombre 

del  Señor. 


A.D.S8. 


LOS  HBCHOS,  XXin. 


A.  0.96. 


tCmp.7.K. 
78.1. 

47. 

lio.  1.6. 
y  11. 18. 
T  15. 16. 
Ga.  &  7,  8. 
Bf.  8. 7. 8. 
1TL&7. 
*lTM.a.l6. 

«csik.aft.ai. 


yCap.lft.87. 


«Cap.  28. 28. 


«Cap.  34.16. 

a  co.  1.  la. 

a  TU  1.8. 
Heb.  18.18. 


tJnaalSJa. 


o  De.  25. 1,2. 
Juan  7.  6L 


i<  Xs.  23.  38. 

aPBd.a.io. 

Jndaa  8. 

«  Cap.  26.  5. 
FL3.C 
/Cap.  34.15, 

aL 

736.6.8. 
728.30. 

PMat.  23.28. 


I 


L 


y  guardaba  las  ropas  de  los  que  le  ma< 
tabanf. 

SI  Y  me  dUo:  yé,  porque  yo  te  tengo 
que  enviar  Iqos  á  los  Gentiles*. 

S9  ^  Y  le  oyeron  hasta  esta  palabra* : 
enhínoes  lüsaron  la  tok,  dldendo :  Qui- 
ta de  la  tierra  á  un  tal  hombre,  porque 
no  conviene  que  viva'. 

23  Y  dando  ellos  voces»  y  amtJando  tus 
ropas.y  echando  polvo  al  aire, 

84  Mandó  el  tribuno  que  le  llevasen  á 
la  fortaleza,  y  ordenó  que  fuese  exami- 
nado con  axotes,  para  saber  por  qué 
causa  clamaban  así  contra  éL 

26  Y  como  le  ataron  con  oorréaS}  Pa- 
blo dijo  al  centurión  que  estaba  presente : 
¿  Os  es  lícito  azotar  4  un  hombre  Ro- 
mano ',  sin  ser  condenado  ? 

36  Y  como  el  centurión  oyó  uto,  fué 

dio  aviso  al  tribuno,  diciendo :  ¿  Qué 

as  de  hacer  ?  porque  este  homl»e  es 
Romano. 

97  Y  viniendo  el  tribuno,  le  dijo :  Dí« 
me,  ¿  eres  td  Romano  ?  Y  él  dijo :  Sí. 

28  Y  respondió  el  tribuno :   Yo  con 

Sande  suma  alcancé  esta  ciudadanía, 
ntónces  Pablo  digo :  Y  yo  aun  soy  na- 
cido. 

39  Así  que,  lu^o  se  apartamn  de  él 
los  que  le  habían  de  atormentar :  y  aun 
el  tribuno  también  tuvo  temor,  enten- 
dido que  era  Romano,  por  haberle  atado. 

80  Y  al  dia  siguiente,  queriendo  saber 
de  cierto  la  causa  por  qué  era  acusado 
de  los  Judíos  *,  le  *>Itó  de  las  prisiones, 
y  mandó  venir  4  los  prínoipes  de  los  sa- 
cerdotes, y  á  todo  su  concilio ;  y  sacando 
4  Pablo,  le  presentó  delante  de  ellos. 

CAPITULO  XXIII. 

PMo  «w  Mupalabrtu  oeatüma  tma  átmnta 
ean  q^  n  mvidtn  la$  Faritfot  dt  lo$  Mdu- 
eiot.  SI  tribuno  Una»  U  remite  con  «»- 
eoüa  müitar  á  0»$arfu,  d  FMi»,  gcbemadar 
romamo,para  tíbrearU  a»  una  horrible  com- 
Jwraeiop. 

ENTONOES  Pablo,  poniendo  los  ojos 
en  el  concilio,  dice:  Varones  her- 
manos, yo  con  toda  buena  conciencia' 
he  conversado  delante  de  Dios  hasta  el 
dia  de  hoy. 

S  El  principe  de  los  sacerdotes,  Ana- 
nías,  mandó  entonces  4  los  que  estaban 
delante  de  él  que  le  hiriesen  en  la  boca6. 

8  Entonces  Pablo  ie  d^o:  Herirte  ha 
Dios,  pared  blanqueada:  ¿y  est4s  td 
sentado  para  Juzgarme  conforme  4  la 
ley,  y  contra  la  ley  <  me  mandas  herir  ? 

4  Y  los  que  estaban  prssentes  dijeron : 
¿  Al  Sumo  Sacerdote  de  Dios  maldices  ? 

5  Y  Pablo  dijo :  No  sabía,  hermanos, 
que  era  el  Sumo  Sacerdote ;  que  escrito 
e&t4 :  Al  príncipe  de  tu  pueblo  no  mal- 
decirás <<. 

0  Entonces  Pablo,  sabiendo  que  la  una 
parte  era  de  Saducéos,  y  la  otra  de  Fa- 
riseos, clamó  en  el  concilio:  Varones 
hermanos,  yo  Fariseo  soy*,  h^o  de  Fa- 
riseo :  de  la  esperanza  y  de  la  resurrec- 
ción de  los  muertos  soy  yo  Juzgado/. 

7  Y  como  hubo  dicho  esto,  ftié  hecha 
disensión  entre  los  Fariseos  y  loe  Sedú- 
ceos ;  y  ia  multitud  filé  dividida. 

8  (Porque  los  Saducéos  dicen  aue  no 
hay  resurrección,  ni  ángel,  ni  espíritu' ; 
mas  los  Fariseos  coniíesan  ambas  00- 


rv 


9  Y  levantóse  un  gran  clamor:  y  le- 
vantándose los  escribas  de  la  parta  de 
los  Fariseos,  contendían  diciendo :  Nin- 
gún mal  hallamos  en  este  hombre:  que 
si  espíritu  le  ha  hablado,  ó  áqgel,  no 
resistamos  á  Dios. 

10  Y  habiendo  grande  disensión,  el  tri- 
buno teniendo  temor  que  Pablo  no  fuese 
despedazado  de  ellos,  mandó  venir  la 


eompaHia  de  soldados,  y  arrebatazle  de 
en  medio  de  ellos,  y  llevarle  4  la  for- 
taleza. 

11  Y  la  noche  siguiente,  presentiado- 
sele  el  8eih>r  A,  le  d^o :  Confia  Pablo ; 
que  como  has  testificado  de  mí  en  Je- 
rusalem,  así  es  menester  testifiquea  tam- 
bién en  Roma '. 

13  ^  Y  venido  el  dia,  algunos  de  los 
Judíos  se  juntaron,  v  prometieron  bajo 
de  maldición,  dieienao,  que  ni  comerían 
ni  beberían  hasta  que  hubiesen  mnerto 
4  Pabloir. 

18  Y  eran  mas  de  cuarenta  loa  que 
hablan  hecho  esta  ooi^uradon ; 

14  Los  cuales  se  fueron  4  los  |»lnci|pes 
de  los  sacerdotes  y  4  los  ancianas',  y 
dieron :  Nosotros  hemos  hecho  voto  de- 
bido de  maldición,  que  no  hemos  de 

ristar  nada  hasta  que  hayamos  muerto 
Pablo. 

15  Ahora  pues  vosotros  con  el  conciUo 
requerid  al  tribuno  que  le  saque  mañana 
4  vosotros,  como  que  queréis  entender 
de  él  alguna  cosa  mas  cierta ;  y  nosotros, 
4ntes  que  él  ll^ue,  estaremos  aparejados 
para  matarle. 

10  Entonces  un  UJo  de  la  hermana  de 
Pablo,  oyendo  las  asechanzas,  toé,  j  en- 
tró en  la  fortaleza,  y  dio  aviso  4  Pablo. 

17  Y  PaUo  llamando  4  uno  de  los 
centuriones,  dice:  Lleva  4  este  man- 
cebo al  tribuno;  porque  tiene  cierto 
aviso  que  darle. 

18  Él  entonces  tom4ndole,  le  llevó  al 
tribuno,  y  dijo :  El  preso  Pablo  llamán- 
dome, me  rogó  que  trajese  4  tí  este 
mancebo,  que  tiene  algo  que  hablarte. 

19  Y  el  tribuno  tomándole  de  la  mano» 
y  retirándose  aparte,  U  pr^untó :  ¿  Qué 
es  lo  que  tienes  que  decirme  ? 

80  Y  él  d^o :  Los  Judíos  han  concer- 
tado rogarte  que  mañana  saques  4  Pablo 
al  concilio,  como  que  han  de  inquirir  de 
él  aisuna  cosa  mas  cierta. 

81  Mas  td  no  los  creas;  poique  mas  de 
cuarenta  hombres  de  dios  le  asechan, 
los  cuales  han  hecho  voto,  deb%io  de 
maldición,  de  no  comer  ni  beber  hasta 
que  le  hayan  muerto:  y  ahora  están 
aperolbidos  esperando  tu  promesa. 

28  Entonces  el  tribuno  despidió  al  nian- 
criio,  mand4ndo<e  que  4  nadie  d^ese  que 
le  habia  dado  aviso  de  esto. 

88  5  Y  llamados  dos  centuriones,  les 
mandó  que  apercibiesen  para  la  hora 
tercia  de  la  noche  doscientos  soldados, 

2ue  fuesen  hasta  Cesárea,  y  setenU  de 
caballo,  y  doscientos  lanceros ; 

84  Y  que  aparejasen  cabalgaduras  en 
que  ponioido  4  Pablo,  le  llevasen  en 
salvo  4  Feliz  el  presidente. 

85  Y  esorüdó  una  oarta  en  estos  tér- 
minos: 

80  Claudio  Lisias  al  ezoelentisimo  go- 
bernador Félix,  Salud. 

87  A  este  hombre,  aprdiendido  de  los 
Judíos,  y  que  iban  ellos  4  matar,  libré 
yot»  acufUendo  con  la  tropa.  Habiendo 
entendido  que  era  Romano, 

88  Y  queriendo  saber  la  causa  por  qné 
le  acusaban,  le  llevé  al  concilio  de  ellos* ; 

80  Y  halló  que  le  acusaban  de  aigmmmt 
cuestiones  de  la  Ley  de  ellos»,  y  que 
ningún  crimen  tenia  digno  de  muerte, 
ó  de  prisión^. 

ao  Mas  siéndome  dado  aviso  de  ase- 
chanzas que  le  baUan  aparejado  los  Ju- 
díos 9,  luego  al  punto  U  ne  enviado  4  tí, 
é  intimé  también  4  los  acusadores  que 
traten  delante  de  tí  lo  que  iiaum  oontia 
él.  P4salobien. 

ai  ^  Y  los  soldados  tomando  4  FaUo, 
como  les  era  mandado,  Uev4ronle  de 
noche  4  Antipatris. 


Ba.LU. 


H}^S4L 


I0s.4.>.     1 


8L 
79L7. 

■c^ax.» 


II.  U. 


.a\a 


A.I>.fi8. 


LOS  HECHOS,  XXIV,  XXV. 


A.D.58. 


•-Cap.  21.90. 
'Cap.a«.l, 


■Cap.S&2. 

ras.  a. 


»8«Lixa. 


<C»p.  21.  28. 
éJttuilSJIL. 


<csp.ai.8S. 

/  Captas.  80. 


a  m-i-í- 

C»p.  20.22. 

128.  23- 
u.  a*-  37. 
C*p.  33.  6. 

«■  36.  e.  7. 
y  28-  aO- 

2  Co.  1-  "• 
C*p.  11-20. 

BÓ.  15*  *^ 
ai.  2-  lo- 


as Y  al  dia  ricuiente,  deiondo  4  lot  de 
A  caballo  qiM  tuMOi  oon  61,  m  ▼«Hvleron 
á  la  fortalesa. 

83  T  como  llegaron  á  Cernea,  y  dieron 
la  carta  al  gobernador,  prewotaion  tam- 
bién á  Pablo  delante  de  él. 

34  Y  ei  gobernador,  leida  la  oarta,  pre- 
guntó de  qué  provincia  era ;  y  entendi- 
endo que  oie  Cuiciar, 

35  Te  oirá,  dUo,  cuando  vinieren  tam- 
bién tus  acúaaaoret*.  Y  mandó  que  le 
guaidaaen  en  el  pretorio  de  Herode*. 

CAPITULO  XXIV. 
Bttpueda  eomvinemU  dt  JPoMo  á  Iom  ociimi- 
eiom*a/aka$  de  lot  Judío».  JSl  gobernador 
Fetta  oy»  tambUn  á  PtMo  tcbrt  laft  de 
Orillo  i  f  vitndo  qué  no  I»  efrttia  muero, 
U  merva  prvw  pora  ra  nueeor  Pardo 
Wu$lo, 

Y  CINCO  dias  deapues  descendió  el 
Sumo  sacerdote  *,  Ananíaa,  con  los 
ancianos,  y  un  cierto  Tértulo,  orador;  j 
parecieron  delante  del  gobernador  contra 
Pablo. 

8  Y  citado  que  fíió,  T^rtulo  comenzó 
á  acusar  diciendo :  Como  por  causa  tuya 
▼ivamos  en  grande  pax,  y  muchas  cosas 
sean  bien  Kobemadas  en  el  pueblo  por 
tu  prudencia, 

3  Siempre  y  en  todo  lugar  lo  recibimos 
oon  todo  hacimiento  de  gracias,  oh  ex- 
celente Félix  i. 

4  Empero  por  no  impedirte  mas  larga- 
mente, ruógote  que  nos  oigas  brevemente 
conforme  á  tu  equidad. 

5  Porque  hemos  hallado  que  este  hom- 
bre e»  pestilencial,  y  levantador  de  se- 
diciones entre  todos  los  Judíos  por  todo 
el  mundo,  y  principe  de  la  secta  de  ios 
Nazarenos: 

6  El  cual  también  tentó  á  violar  el 
templo  e;  y  prendiéadole  le  quisimos 
Juzñr  conrorme  á  nuestra  \eyd. 

7  Mas  interviniendo  el  tribuno  Lisias, 
€¡on  grande  violencia  U  quitó  de  nuestras 
manos  «, 

8  Mandando  á  sus  acusadores  que  vi- 
niesen á  ti/:  del  cual,  td  mismo  juz- 

Sando,  podrás  entender  todas  estas  cosas 
e  que  le  acusamos. 

9  X  asintieron  también  los  Judíos,  di- 
ciendo ser  asi  estas  cosas. 

10  ^  Entonces  Pablo,  haciéndole  el  go- 
bernador sei^l  que  hablase,  respondió: 
Porque  sé  que  muchos  años  ha  eres  go- 
bernador de  esta  nación,  con  buen  ánimo 
satisfaré  por  mi : 

11  Que  til  puedes  entender  que  no  ha 
mas  de  doce  dias  que  subí  á  adorar  á 
Jerusalem. 

12  Y  ni  rae  hallaron  en  el  templo  dis- 
putando con  ninguno,  ni  haciendo  con- 
curso de  muitituid,  ni  en  sinagogas,  ni 
en  la  ciudad ; 

18  Ni  te  pueden  probar  las  cosas  de 
que  ahora  me  acusan. 

14  Esto  empero  te  confieso,  que  con- 
forme á  aquel  camino  que  llaman  he- 
rejía, así  sirvo  al  Dios  de  mis  padresy, 
creyendo  todas  las  cosas  que  en  la  Ley  y 
en  los  Profetas  A  están  escritas ; 

15  Teniendo  esperanza  en  Dios  que  ha 
de  haber  resurrección  de  los  muertos, 
así  de  justos  como  li^ustos,  la  cual  tam- 
bién ellos  esperan '. 

18  Y  por  esto  procuro  yo  tener  siempre 
conciencia  sin  remordimiento  acerca  de 
Dios  y  acerca  de  los  hombres  A. 

17  Mas  pasados  muchos  aflos,  vine  á 
hacer  limosnas  &  mi  nación  l,  y  ofrendas, 

18  Cuando  me  hallaron  purlñoado  en 
el  templo,  (no  con  multitud  ni  oon  al- 
boroto,) unos  Judíos  de  Asia ; 

19  Los  cuales  debieran  comparecer  de- 


lante de  tí, }  acuiarm*,  ai  contra  mi  te- 
nían algo. 

80  O  digan  estos  mismos  si  hallaron  en 
mí  alguna  cosa  mal  hecha,  cuando  yo 
estuve  en  el  concilio, 

81  Sino  sea  que,  estando  entre  ellos, 
prorumpí  en  alta  toz  :  Acerca  de  la  re- 
surrección de  los  muertos  soy  hoy  Juz- 
gado de  vosotros  «. 

88  5  Entonces  Félix,  estando  bien  in- 
formado de  esta  secta,  les  puso  dilación, 
diciendo :  Cuando  descendiere  el  tribuno 
Lisias»,  acabaré  de  conocer  de  vuestro 
negocio. 

83  Y  mandó  al  centurión  que  Pablo 
fiíese  guardado,  y  aliviado  de  la»  pri- 
siones, y  que  no  vedase  á  ninguno  de  sus 
familiares  servirle,  ó  venir  á  él «. 

84  Y  algunos  días  después,  viniendo 
Félix  con  Drusila  su  mujer,  la  cual  era 
Judía,  llamó  á  Pablo,  y  oyó  de  él  la  fé 
que  es  en  Uristo. 

85  Y  disertando  él  de  la  justicia^»,  y  de 
la  continencia  r,  y  del  juicio  venidero  r, 
espantado  '  Feliz,  respondió :  Ahora  vé- 
te';  mas  en  teniendo  oportunidad  te 
llamaré. 

86  Esperando  también  con  esto,  que  de 
parte  de  Pablo*  le  serian  dados  dineros, 
porque  le  soltase :  por  lo  cual  haciéndole 
venir  muchas  veces,  hablaba  con  éL 

87  Mas  al  cabo  de  dos  aflos  recibió 
Feliz  por  sucesor  á  Porcio  Festo;   y 

Sneriendo  Félix  ganar  la  gracia  de  los 
udíos',  dejó  preso  á  Pablo. 

CAPITULO  XXV. 
Lomte  lueedia  al  ApíMol  eon  el  gobernador 
Feeto,  ante  quien  apela  al  Citar.  Feato  le 
preaenia  al  rey  Agrtpa  y  <t  Berniee. 

FESTO  pues,  entrado  en  la  provincia, 
tres  dias  después  subió  de  Cesárea  4 
Jerusalem. 

8  Y  vinieron  á  él  el  príncipe  de  los  sa- 
cerdotes y  los  principales  de  los  Judíos 
contra  Pablo ;  y  le  rogaron, 

3  Pidiendo  gracia  contra  él,  que  le  hi- 
ciese traer  &  Jerusalem,  poniendo  ello» 
asechanzas  para  matarle  en  el  camino  <t. 

4  Mas  Festo  respondió  que  Pablo  es- 
taba guardado  en  Cesárea,  y  que  él  mis- 
mo partirla  presto. 

5  Los  que  de  vosotros  pueden,  d^o, 
desciendan  juntamente ;  y  si  hay  algún 
crimen  en  este  varón,  acúsenle. 

6  ^  Y  deteniéndose  entre  ellos  no  mas 
de  diez  dias,  venido  á  Cesárea,  el  sigui- 
ente dia  se  sentó  en  el  tribunal,  y  mandó 
que  Pablo  fUese  traido; 

7  El  cual  venido,  le  rodearon  los  Ju- 
díos que  hablan  venido  de  Jerusalem, 
poniendo  contra  Pablo  muchas  y  graves 
acusaciones,  las  cuales  no  podían  pro- 
bar &, 

8  Alegando  él  por  su  parte :  Ni  contra 
la  ley  de  los  Judíos,  ni  contra  el  templo, 
ni  contra  César  he  pecado  en  algo. 

9  Mas  Festo,  queriendo  congraciarse 
con  los  Judíos «,  respondiendo  a  Pablo, 
dijo :  i  Quieres  subir  á  Jerusalem,  y 
allá  ser  juzgado  de  estas  cosas  delante 
de  mí  ? 

10  Y  Pablo  dijo :  Ante  el  tribunal  de 
César  estoy,  donde  conviene  que  sea  juz- 
gado. A  los  Judíos  no  be  hecho  iiguria 
ninguna,  como  tú  sabes  muy  bien. 

11  Porque  si  alguna  injuria,  ó  cosa 
alguna  digna  de  muerte  he  hecho,  no 
rehuso  morir;  mas  si  nada  hay  de  las 
cosas  de  que  estos  rae  acusan,  nadie  pu* 
ede  darrae  á  ellos :  á  César  apelo  < 

18  Entonces  Festo,  habiendo  hablado 
con  el  consejo,  respondió :  ¿  A  César  has 
apelado  ?  á  César  Irás. 

13  ^  Y  pasados  algunos  dias,  el  rey 


"*  Gap.  88.8. 


"  ver.  7. 


«Gap.  87.8. 

ysCie. 


l>  Pro.  16. 12. 

Jer.  '42.  U, 

17. 
9  Pro.  81.4,5. 

lPed.4. 

8,4. 

•']ist25.Sl, 

4«. 

Ap.20.13. 
'  Hebu  4. 12. 
t  Pro.  1.  24. 

82. 

•  Bx.  88.  8.  ' 
'  Osp.  35.  9. 

Mar.  15. 16. 


•Cap.  28. 14, 
15. 


»  Gap.  88. 20. 
y2S.8L 


«  Cap.  24.27. 


¿Cap.  26. 82. 


A.D.58. 


LOS  HECHOS,  XZVL 


A.OL56. 


IHijOdM 

Htrode» 

Agripa. 

I  Hermana 

deetta 
Agripa  y  di 
Dnuaa. 


/«r.l 


I  4rdig(om. 
»0»p.l8.1& 


*  C»^  9.  U. 


« nr.  8,  7. 
iCap.22.22. 

I  Can.  23. 29. 


"Pro.  18.18. 
Jiuut  7.  fil. 


•Cap. 22.  8. 

7  28.  8. 

n.  8.5. 
»Cap^l8.88. 

ti«B.8.1& 

y  22. 18. 
T49.10L 
Be.  18. 15. 
2  8a.  7. 14. 
Bol.  2.  7. 
U  7. 14. 
Ga.4.  4. 


Agrlpal  y  Berniee||  vinieron  á  Ceaaréa 
á  saludar  á  Feato. 

14  T  como  ectaTieron  bM  muchos  dias, 
Festo  declaró  la  causa  de  Pablo  al  ler, 
diciendo:  Un  hombre  ha  sido  dejado 
inoo  por  Félix, 

16  Sobre  el  cual,  cuando  fiíl  A  Jentsa- 
lem,  vinieron  <t  mi  los  príncipes  de  los 
sacerdotes  y  los  ancianos  de  los  Jndios* 
pidiendo  condenación  contra  él : 

10  A  los  cuales  respondí  no  ser  eos- 
tumbre  de  los  Romanos  dar  alguno  á 
ia  muerte,  antes  que  el  que  es  acusado 
tenga  presentes  tut  acusadores,  y  haya 
lugar  de  defenderse  de  la  acusación. 

17  Así  que  habiendo  venido  juntos  ac&, 
sin  ninguna  dilación  al  dia  siguiente, 
sentado  en  d  tribunal/,  mandó  traer  al 
hombre ; 

18  Y  estando  presentes  los  acusadores, 
ningún  cargo  produjeron  de  los  que  yo 
sospechaba: 

19  Solamente  tenían  contra  él  ciertas 
cuestiones  acerca  de  su  supersticionj g,  y 
de  un  cierto  Jesús  diftmto,  el  cual  Pablo 
afirmaba  que  estaba  vivo. 

20  Y  yo,  dudando  en  cuestión  seme- 
jante, dije  si  quería  ir  á  Jeruaalem,  y 
alIA  ser  juzgado  de  estas  cosos. 

81  Mas  apelando  Pablo  á  ser  guardado 
al  conocimiento  de  Augusto,  mandé  que 
le  guardasen,  hasta  que  le  envié  á  Cesar. 

89  Entonces  Agripa  dijo  á  Festo :  Yo 
también  quisiera  oir  á  ue  hombre.  Y  él 
d^o:  Maoana  le  oirás. 

23  ^  Y  al  otro  dia,  viniendo  Agripa  y 
Bemice  con  mucho  aparato,  y  entrado 
en  la  audiencia  con  los  tribunos  y  prin- 
cipales hombres  de  la  ciudad,  por  man- 
dado de  Festo  fué  traido  Pablo  A. 

24  Entonces  Festo  dijo :  Rey  Agripa,  y 
todos  los  varones  que  estáis  aquí  juntos 
con  nosotros,  veis  á  este,  por  el  cual 
toda  la  multitud  de  los  Judíos  me  ha 
demandado  en  Jerusalem,  y  aquí>,  dan- 
do voces  que  no  conviene  que  viva  mas  Jt. 

95  Mas  yo,  hallando  que  ninguna  cosa 
digna  de  muerte  ha  hecho  /,  y  él  mismo 
apelando  á  Augusto,  he  determinado  en- 
viarle : 

86  Del  cual  no  tengo  cosa  cierta  que 
escriba  al  sefior ;  por  lo  que  le  he  sacado 
&  vosotros,  y  mayormente  &  tí,  oh  Rey 
Agripa,  para  que  hecha  información, 
tenga  yo  que  escribir. 

S7  Porque  fuera  de  razón  me  parece 
enviar  un  preso,  y  no  informar  de  las 
causas  <•>. 

CAPITULO  XXVI. 

Pablo  M  juMifiaa  ddamU  <b  Agrifa,  y  emtOa 

por  menor  ta  eonvtrtion. 

ENTONCES  Agripa  dijo  A  Pablo:  Se 
te  permite  hablar  por  tí  mismo. 
Pablo  entonces,  extendiendo  la  mano, 
comenzó  A  responder  por  sí : 

8  Acerca  de  todas  las  cosas  de  que  soy 
acusado  por  kw  Judíos,  oh  Rey  Agripa, 
me  tengo  por  dichoso  de  que  haya  hoy 
de  defenderme  delante  de  tí, 

8  Mayormente  sabiendo  tú  todas  las 
costumbres  y  cuestiones  que  hay  entre 
los  Judíos :  por  lo  cual  te  ruego  que  me 
oigas  con  paciencia. 

4^  Mi  vida  pues,  desde  la  mocedad,  la 
cual  desde  á  principio  flié  en  mi  na- 
ción en  Jerusalem,  todos  los  Judíos  la 
saben; 

5  Los  cuales  tienen  ya  conocido,  que 
yo  desde  el  principio,  si  quieren  testi- 
ficarlo, conforme  A  la  mas  perfecta  secta 
de  nuestra  religión  he  vivido  Fariseo  «. 

6  Y  ahora  por  la  esperanza  de  la  pro- 
mesa que  hizo  Dios  A  nuestros  padres^ 
soy  Uantado  en  juicio. 


7  A  la  cual  fromeoa  nuestras  doce  tri- 
bus, sirviendo  constantemeMe  de  dia  y 
de  noche,  esperan  que  han  de  llagar. 
Por  la  cual  esperanza,  oh  Rey  Agripe, 
soy  acusado  de  los  Judíos.- 

8  Qué !  ¿  Juzgase  cosa  increíble  entre 
vosotros  que  Dios  resucite  loa  mneitos  ? 

9  Yo  ciertamente  habla  pensado  deber 
hacer  muchas  cosas  contra  el  nombre  de 
Jesús  de  Nazaree  « : 

10  Lo  cual  también  hice  en  Jerusa- 
lem ' :  y  yo  encerré  en  cAroeies  A  mu- 
chos de  los  santos,  recibida  potestad  de 
los  principes  de  los  sacerdotes*;  y  ea- 
ando  eran  matados,  yo  di  mi  voto. 

11  Y  muchas  veces,  caatigAndoIes  por 
todas  las  sinagogas,  U$  forcé  A  blasfe- 
mar; y  enfurecido  sobre  manera  contra 
ellos,  Ua  perseguí  hasta  en  las  cluilades 
extrafias. 

12  En  lo  cual  ocupado^  yendo  A  Da- 
masco con  potestad  y  comisión  de  los 
príncipes  de  los  sacerdotes/, 

18  En  mitad  áá  día,  oh  Rey,  vi  en  d 
camino  una  luz  del  cielo,  que  sobicpu- 
Jaba  el  resplandor  del  sol,  la  cual  me 
rodeó,  y  A  los  que  iban  oonióigo. 

14  Y  habiendo  caído  todos  nosotros  en 
tierra,  oí  una  voz  aue  me  hablaba,  y 
decía  en  lengua  Hebraica :  Sanio,  Sanio, 
¿  por  qué  me  persigues  ?  Dura  cosa  te 
es  dar  coces  contra  los  aguijones. 

15  Yo  entonces  d^e:  ¿  Quién  eres,  Se- 
Bor  ?  Y  él  dijo :  \  o  soy  Jesús,  A  quien 
td  persigues. 

lo  Mas  levAntate,  y  ponte  sobre  tus 
pies ;  porque  para  esto  te  he  aparecido, 
para  ponerte  por  ministro  r  y  testigo  de 
las  cosas  que  ñas  visto,  y  de  aquellas  en 
que  apareceré  A  tí ; 

17  Librándote  del  pueblo  A  y  de  los 
Gentiles,  A  los  cuales  ahora  te  envió*, 

18  Para  que  abras  sus  qios^,  para  que 
se  conviertan  de  las  tínicmlas  A  la  Inz', 
y  de  la  potestad  de  SatanAs  A  Diosat, 
para  que  reciban  por  la  fé  *,  que  es  en 
mí,  remisión  de  pecados*,  y  suerte^  en- 
tre los  santificados  f. 

10  Por  lo  cual,  oh  rey  Agripa,  no  tiii 
rebelde  á  la  visión  celestial : 

80  Antes  anuncié  primeramente  A  los 
que  están  en  Damasco  r,  y  Jerusalem, 
y  por  toda  ia  tierra  de  Judéa,  y  A  los 
Gentiles,  que  se  arrepintiesen  y  se  con. 
vertiesen  A  Dios,  haciendo  obras  dignas 
de  arrepentimiento. 

81  Por  causa  de  esto  los  Judíos,  to- 
mAndome  en  el  templo,  tentaron  ma- 
tarme'. 

88  Mas  ayudado  del  auxilio  de  Dios, 
persevero  hasta  el  dia  de  hoy,  dando 
testimonio  A  chicos  y  A  grandes,  no  dici- 
endo nada  fuera  de  lu  cosas  que  los 
Srofetas  y  Moisés  dieron  que  nabian 
e  venir'; 

83  Que  Cristo  habla  de  padecer,  y  ser 
el  primero  de  la  resurrección  de  los  mn- 
ertos  «,  para  anundm:  luz  al  pud>Io  y  A 
los  Gentiles. 

94  ^  Y  diciendo  él  estas  cosas  en  sn 
defensa,  Feato  A  gran  voz  dijo:  EstAs 
loco,  Pablo;  las  muchas  letras  te  vu- 
elven loco. 

85  Mas  él  dijo:  No  estoy  loco,  exce- 
lente Festo,  sino  que  hablo  palabras  de 
verdad  y  de  templanza. 

96  Porque  el  rey  sabe  estas  cosaa,  de- 
lante del  cual  también  liablo  confiada- 
mente. Porque  no  ]^enso  que  ignora 
nada  de  esto ;  que  no  na  sido  esto  hecho 
en  algtm  rincón. 

87  ¿Crees,  rey  Agripa,  A  los  Proibtas  ? 
Yo  sé  que  crees. 

28  Entónecs  Agripa  d^o  A  Pablo:  Por 
pooo  me  persuades  A  ser  Cristiano. 


«1TL1.1J. 

rfCap.aS. 
GS.LU 

•0^9.14. 


/Caí 


Gap.  1.8. 
y  818. 


'SL8.;. 

OvLLS, 
8Si. 

&Cap.a.U. 

Ba-LL 
fOap.S.2L 

Bo-ILU. 
tls.SÍL& 

XtLlS. 
ILa.1.7». 

2ÜÍLÍ.& 

•Cri-LU. 
•BL18. 
•  M.  L  7. 

CoLLK 
r  BC  L  II. 

CoLLU. 
«Gap.  20.  £ 
*-  Capk  9.  U. 


•Ckrk2Lar 
SL 


(La.21ff. 
41. 

"ICoilLS. 


A.D.0a 


LOS  HECHOS,  XXVII. 


A.D.ea 


■Cap.  as.  13, 
35l 


'Can.  19. 29. 

Tau.4. 

Gol.  4. 10. 
Cap.  Si.  33. 


Pr.  27.  12. 


cr.  7. 


89  Y  Pablo  dijo:  Plugaleie  A  Dios  que 
por  poco  6  por  mocho,  no  solamente  tú, 
mas  también  todos  Um  que  hoy  me  oyen, 
ftaesels  hechos  tales  enu  yo  stqr,  excepto 
estas  prisiones ! 

80  4  T  como  hubo  dicho  estas  cosas 
se  levantó  ti  rey,  y  el  presidente,  y  Ber- 
nice,  y  los  que  se  baoiin  sentado  oon 
ellos. 

31  T  como  se  retiraron  aparte,  habla- 
ban los  unos  á  loa  otros,  diciendo :  Nin. 
gana  oosa  digna  ni  de  muerte,  ni  de 
prisión,  hace  este  hombre. 

89  Y  Agripa  d^o  A  Festo :  Podía  este 
hombre  ser  suelte,  tí.  no  hubiera  apelado 
A  César. 

OAPITULO  XXVII. 
PmMo  novtga  fara  Roma  Mmdueido  par  «I 
etnturiomJmlto:  la  mam  aai^fraga/umto  á 
tma  illa  ¡  faro  taio»  m  uUwan. 

MAS  como  fué  determinado  oue  ha- 
blamos de  navegar  para  Italia*, 
entregaron  A  Pablo  y  A  algunos  otros 
presos  A  un  centurión,  llamado  Julio, 
de  la  compaflía  Augusta. 

2  Así  que  embarcándonos  en  una  nave 
Adrumetina,  partimos,  estando  con  nos- 
otros Aristarco,  Maceaonio,  de  Tésalo- 
nica  b,  pora  navegar  Junto  A  loa  lugares 
de  Asia. 

8  Y  otro  dia  llegamos  A  Sidon ;  y  Julio 
tratando  A  Pablo «  humanamente,  per- 
mitióle que  ftiese  A  los  amigos  para  ser 
de  ellos  asistido. 

4  Y  haciéndonos  A  la  vela  de  alU,  na- 
vegamos bajo  de  Clpro;  porque  los  vi. 
entos  eran  contrarios. 

6  Y  habiendo  pasado  la  mar  de  Oillcia 
y  PanfiUa,  arribamos  A  Mira,  ehidad  de 
Licia. 

6  ^  Y  hallando  allí  el  centurión  una 
nave  Al^andrina,  que  navegaba  A  Italia, 
nos  puso  en  ella. 

7  Y  navegando  muchos  días  despacio, 
y  habiendo  apenas  llegado  delante  de 
6  nido,  no  deJAndonos  el  viento,  nave- 
gamos bajo  de  Creta  Junto  A  Salmón. 

8  Y  costeándola  dlficilmente,  llegamos 
A  un  lugar  que  llaman  Buenos  Fuer- 
tos,  cerca  del  cual  estaba  la  ciudad  de 
Lasea. 

9  ^  Y  pasado  mucho  tiempo,  y  siendo 
ya  peligrosa  la  naveraclon,  porque  ya 
era  paaaído  el  ayuno,  Pablo  amonestaba, 

10  Didendoles ;  Varones,  veo  que  con 
trabajo  y  mucho  daño,  no  solo  de  la  car- 
gazón, y  de  la  nave,  mas  aun  de  nu- 
estras personas,  habrA  de  ser  la  nave- 
gación. 

11  Mas  el  centurión  creía  mas  al  piloto 
y  al  Patrón  de  la  nave,  que  A  lo  que 
Pablo  deda  d. 

12  Y  no  habiendo  puerto  cómodo  para 
invernar,  muchos  acordaron  pasar  aun 
de  allí,  por  si  pudiesen  arribar  A  Fenice 
A  invernar  alli,  que  t»  un  puerto  de 
Greta*  al  AíVIco  y  al  poniente. 

13  Y  soplando  el  austro,  pareciéndoles 
que  ya  tenian  lo  que  deseaiMuí,  alsando 
velaa  iban  cerca  la  costa  de  Creta. 

14  ^  Mas  no  mucho  después  dio  en 
ella  un  viento  repentino  que  se  llama 
£uroclidon. 

15  Y  siendo  arrebatada  la  nave,  y  no 
pudlendo  resistir  contra  el  viento,  la  de- 
Jamos  llevar.  * 

10  Y  habiendo  corrido  A  sotavento  de 
una  pequefta  isla  que  se  llama  Olauda, 
apenas  pudimos  ganar  el  esquife : 

17  El  cual  tomado,  usaban  de  remedios 
cifiendo  la  nave ;  y  teniendo  temor  que 
no  diesen  en  la  Sirte,  abijadas  las  velas, 
eran  así  llevados. 

18  Mas  siendo  atormentados  de  una 


vehemente  tempestad/,  el  siguiente  día 
alijaron, 

19  Y  al  tercer  dia  nosotros  con  nues- 
tras manos  arrojamos  loa  aparaos  de  la 
nave  9. 

90  Y  no  pareciendo  sol  ni  estrellas  por 
muchos  días,  y  viniendo  una  tempestad 
no  pequeña,  ya  era  perdida  toda  la  es- 
peranza de  nuestra  salud. 

21  Entonces  Pablo,  habiendo  ya  mu- 
cho que  no  comíamos,  puesto  en  pié  en 
medio  de  ellos,  dijo:  Fuera  de  cierto 
conveniente,  oh  varones,  haberme  oido  A, 
y  no  partir  de  Greta,  y  evitar  este  incon- 
veniente y  daño. 

82  Mas  ahora  os  amonesto  que  tengáis 
buen  Animo  i;  porque  ningima  pérdida 
habrA  de  persona  de  vosotros,  sino  sola- 
mente de  la  nave. 

23  Porque  esta  noche  ha  estado  con- 
migo el  ángel  del  Dios  k,  del  cual  yo  soy, 
y  al  cual  sirvo, 

84  Diciendo :  Pablo,  no  temas:  es  me- 
nester que  seas  presentado  delante  de 
César ;  y  hé  aquí,  Dios  te  ha  dado  A  to- 
dos los  que  nave^ui  contigo'. 

25  Por  tanto,  oh  varones,  tened  buen 
Animo;  porque  yo  confio  en  Dios  que 
será  así  como  me  ha  sido  dicho"*, 

28  Si  bien  es  menester  que  demos  en 
una  isla  «. 

27  ^  Y  venida  la  décima  cuarta  noche, 
y  siendo  llevados  por  el  Adria,  los  ma- 
rineros A  la  media  noche  sospecharon 
que  estaban  cerca  de  alguna  tierra ; 

88  Y  echando  la  sonda,  hallaron  veinte 
pasos ;  V  pasando  un  poco  mas  adelante, 
volvlenao  A  echar  La  sonda,  hallaron 
quince  pasos. 

89  Y  habiendo  temor  de  dar  en  lugares 
escabrosos,  echando  cuatro  anclas  de  la 
popa,  deseaban  que  se  hiciese  de  dia  a. 

ao  Entonces  procurando  los  marineros 
huir  de  la  nave,  echado  que  hubieron  el 
esquife  A  la  mar,  aparentando  como  que 
querían  larcar  las  anclas  de  proa, 

81  Pablo  dijo  al  centurión  y  A  los  sol- 
dados: SI  estos  no  quedan  en  la  nave, 
vosotros  no  podéis  salvaros/'. 

38  Entonces  los  soldados  cortaron  los 
cabos  del  esquife,  y  deJAronle  perder. 

83  Y  hasta  que  comenzó  A  ser  de  dia, 
Pablo  exhortaua  A  todos  que  comiesen, 
diciendo :  Este  es  el  décimo  cuarto  dia 
que  esperáis  y  permanecéis  ayunos  no 
oomiendo  nada. 

34  Por  tanto  os  mego  que  comáis  por 
vuestra  salud:  que  ni  aun  un  cabello 
de  la  cabeza  de  ninguno  de  vosotros  pe- 
recerAf. 

35  Y  habiendo  dicho  esto,  tomando  el 
pan,  hizo  gradas  A  Dios  en  presenda  de 
todos  r :  y  partiendo,  comenzó  A  comer. 

38  Entonces  todos  teniendo  ya  racgor 
Animo,  comieron  ellos  también. 

37  Y  eramos  todas  las  personas  en  la 
nave  doscientas  setenta  y  sds. 

38  Y  satlsfiechos  de  comida,  aliviaban 
la  nave,  echando  el  srano  A  la  mar. 

89  ^  Y  como  se  hizo  de  dia,  no  cono- 
cían la  tierra :  mas  veían  un  golfo,  que 
tenia  orilla,  al  cual  acordaron  ediar,  si 
pudiesen,  la  nave. 

40  Cortando  pues  las  anclas,  las  dejaron 
en  la  mar,  largando  también  las  atadu- 
ras de  los  gobernalles ;  v  alzada  la  vela 
mayor  al  viento,  íbanse  A  la  orilla. 

41  Mas  dando  en  un  lugar  de  dos  agu- 
as, hlderon  encallar  la  nave ;  y  la  proa 
hincada,  estaba  sin  moverse,  y  la  popa 
se  abría  oon  la  fuerza  de  la  mar. 

42  Entonces  el  acuerdo  de  los  soldados 
era  que  matasen  los  presos,  porque  nin- 
guno se  fugase  nadando. 

43  Mas  el  centurión,  queriendo  salvar 


/Bal.lor.SS. 
27. 


»  Job  2.  4. 
Joña  1.  S. 


k  ver.  10. 


•'Job  22.  SO. 


k  Cap.  12.  7. 
Heb.  1. 14. 


I  Gen.  19. 31, 
2». 

"Na.  23. 19. 

L1LL46. 

Bo.4.30, 

21. 

2  Ti.  1.19. 
*  Oap.  28. 1. 


o  Sal.  180. 6. 


I>  Heb.  10.85. 
89. 

3  Fed.  1.  4. 
U. 


«1  Bey.  1.82. 

MatlO.  80. 
La.  12.  7. 
7  21. 18. 
«■18a.  9. 18. 
Jaan  8. 11, 
2S. 
1  Ti.  4.8.4. 


A.D.6a 


LOS  HECHOS,  XXVin. 


A.]>.6a 


'f«r.S2. 


•Cap.  27.26^ 
»  Bo.  1.  M. 

10o.  14. 11. 

CoLS.ll. 


«Mar.  18.18. 
Lo.  10. 1». 


•IC»p.l«.lL 


«8Mt».U5. 
/<;ap.l9.11. 

Mar.  6.  fi. 

r  16. 18. 

lCo.U.9, 

88. 


'Mat.«.8L 


A.  D.  C8. 


á  Pablo,  estorbó  cate  acuerdo,  y  mandó 
que  los  que  pudiesen  nadar,  se  echasen 
loa  primeros,  y  saliesen  á  tierra  : 

44  Y  los  demás,  parte  en  tablas,  parte 
en  cosas  de  la  nare.  Y  asi  aconteció  que 
todos  se  salvaron  taliendo  &  tierra*. 

CAPITULO  XXVIII. 
Pron'gué  Palto  «m  Hage  dude  MeUlo  á  Roma  / 
«N  domde  Imeo»  d»  Utgaáo,  eonvoeando  4  lot 
prhitipaU$  J%Mm  (m  da  raann  de  eu  «peia- 
eioH,  y  le»  pr edita  4  JeauMrinio  /  lo  cual 
aimu  naeieitdo  deepiieii,  por  empaño  de  do» 
ano»,  á  emamto»  ibem  d  U. 

Y  GUANDO  escapamos,  entonces  su- 
pimos que  la  isla  se  llamaba  Me- 
lite*. 

5  Y  los  bárbaros  b  nos  mostraron  no 
poca  humanidad ;  porque,  encendido  un 
ruM^,  nos  recibieron  a  todos,  4  causa  de 
la  uuvia  que  Tenia,  y  del  frió. 

3  Entonces  habiendo  Pablo  recogido 
algunos  sarmientos,  y  puesto^  en  el 
fuego,  una  víbora  huyendo  del  calor,  le 
acometió  á  la  mano. 

4  Y  como  ios  bárbaros  vieron  la  víbora 
colgando  de  su  mano,  decían  los  unos  á 
los  otros:  Ciertamente  este  hombre  es 
homicida,  á  quien,  escapado  de  la  mar, 
la  justicia  no  deja  vivir. 

6  Mas  él,  sacudiendo  la  víbora  en  el 
fuego,  ningún  mal  padeció  «. 

6  Empero  ellos  jestaban  esperando  cu- 
ando se  habla  de  hinchar,  ó  caer  mu- 
erto de  repente ;  mas  habiendo  esperado 
mucho,  y  viendo  que  ningún  mal  le  ve- 
nia, muoados,  decían  que  era  Dios  d, 

7  ir  En  aquellos  lugares  habla  here- 
dades del  principal  de  la  isla,  llamado 
Publio,  el  cual  nos  recibió,  y  hospedó 
tres  días  humanamente. 

8  Y  aconteció  que  el  padre  de  Publio 
estaba  en  cama,  enfermo  de  fiebres  y  de 
cámaras ;  al  cual  Pablo  entró  á  ver,  y 
después  de  haber  orado*,  le  puso  las 
manos  encima,  y  le  sanó/. 

9  Y  esto  hecho,  también  loa  otros  que 
en  la  isla  tenían  enfermedades,  llegaban, 
y  eran  sanado* : 

10  Los  cuales  también  nos  honraron 
con  muchos  obsequios;  y  cuando  par- 
timos, nos  cargaron  de  las  cosas  nece- 
sarias;. 

11  5  -^^  <!"*>  pasados  tres  meses,  na- 
vegamos en  una  nave  Alejandrina,  que 
habia  invernado  en  la  isla,  la  cual  tenia 
por  enseña  á  Castor  y  Poluz. 

18  Y  llegados  &  siracusa,  estuvimos 
aUi  tres  dias. 

13  De  allí,  costeando  alrededor,  vini- 
mos á  Regio;  y  otro  dia  después  so- 
plando el  Austro,  vinimos  al  segundo  dia 
a  Puteólos ; 

14  Donde  habiendo  hallado  hermanos, 
nos  rogaron  que  quedásemos  con  ellos 
siete  dias ;  y  luego  vinimos  á  Roma: 

15  De  donde,  oyendo  de  nosotros  los 
hermanos,  nos  salieron  á  recibir  hasta 


la  placa  de  Apio,  y  las  Trea  Talieraaa: 
á  los  cuales  como  Pablo  tío*  dio  gruias 
á  Dios  A,  y  tomó  aliento. 

16  Y  como  llegamos  á  Roma,  el  cen- 
turión entr^ó  los  presos  al  préfoeto  de 
los  ejércitos :  mas  á  Pablo  ftaé  permitido 
estar  por  sí,  con  un  soldado  que  le  gu- 
ardase'. 

1?  ^  Y  aconteció  que  tres  dias  después, 
Pablo  convocó  los  principales  de  los  Ja- 
díes ;  á  los  cuales,  luq^  que  estuvieron 
Juntos,  les  di,k> :  Yo,  varonea  hermanoa, 
no  habiendo  hecho  nada  contra  el  pue- 
blo, ni  los  titos  de  la  patria,  he  sido 
entregado  preso  desde  Jeniaalem  en  ma- 
nos de  los  Romanos  * ; 

18  Los  cuales,  habiéndome  examinado, 
me  querían  soltar,  por  no  haber  en  mí 
ninguna  causa  de  muerte^. 

19  Mas  contradiciendo  loa  Judíos,  tai 
forzado  á  apelar  á  César*" ;  no  que  tenga 
de  que  acusar  á  mi  nación. 

50  Asi  que,  por  esta  causa  os  he  lla- 
mado para  veros  y  hablaros ;  porque  por 
la  esperanza  de  Israel  *  estoy  rodeado  de 
esta  cadena*. 

51  Entonces  ellos  le  dijerop :  Nototitw 
ni  hemos  recibido  cartas  tocante  á  ti  de 
Judóa,  ni  ha  venido  alguno  de  los  her- 
manos que  haya  denunciado  ó  hablado 
algún  mal  de  tí. 

89  Mas  queríamos  oir  de  tí  lo  qne  si- 
entes ;  porque  de  esta  secta  notorio  nos 
es  qne  en  todos  lugares  es  contradicha^. 

88  Y  habiéndole  señalado  un  dia,  vi- 
nieron á  él  muchos  á  la  posada,  4  los 
cuales  declaraba  v  testificaba  el  reino  de 
Dios,  persuadiéndoles  lo  contwmiente  á 
Jesús  por  la  ley  de  Moisés,  y  por  los 
profetas*,  desde  la  mañana  haata  la 
tarde. 

84  Y  algunos  asentían  á  lo  que  se  decía, 
mas  algunos  no  creían. 

85  Y  como  fueron  entre  sí  discordes, 
se  fueron,  diciendo  Pablo  esta  t  palalnra : 
Bien  ha  hablado  el  Espíritu  Santo  por 
el  profeta  Isaias  f  á  nuestros  B  padres. 

98  Diciendo :  Vé  á  este  pueblo,  y  dllst  .- 
De  oido  oiréis,  y  no  entenderéia;  y  vi- 
endo veréis,  y  no  percibiréis : 

87  Porque  el  corazón  de  este  pueblo 
se  ha  engrosado,  y  de  los  oidos  oyeron 
pesadamente,  y  sus  ojos  taparon ;  por- 
que no  vean  con  los  ojos,  y  oigan  con 
los  oidos,  y  entiendan  de  corazón,  y  se 
conviertan,  y  yo  los  sane*. 

88  Séaos  pues  notoxio  que  á  los  Gen- 
tiles es  enviada  esta  salud  de  Dios;  y 
ellos  oirán'. 

89  Y I  habiendo  dicho  esto,  los  Judíos 
se  salieron  teniendo  entre  sí  gran  con- 
tienda. 

80  ir  Y  Pablo  quedó  dos  afWx  enteras 
en  su  cata  de  alquiler;  y  tecIUa  á  lodos 
los  que  á  él  venían, 

81  Predicando  el  reino  de  Dios,  y  ense- 
ñando lo  que  es  del  Señor  Jesa-Criato, 
con  toda  libertad  «,  sin  impedimento. 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

ÁL08 


ROMANOS.   ' 


CAPITULO  I. 
La/te»  iteeetaria  para  talvaree  ¡  porque  lin 
ttta  nadie  m  Jvtifica:  y  de  la  raeou  te 
ahnea  tanto,  fiM  loe  preciado»  de  coAtM  vie- 
nen áierlo»  mai  viéioeo». 


PABLO,  siervo  de  Jeau-Oriato,  Ua- 
mado  apiktola,  apartide*  pan  él 
evangelio  de  Dios, 

8  El  cual  habla  antes  prometido  por 
sus  profetas  en  las  santaa  esoriturat. 


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^famJillrm 

■K&13. 


•10».  tt 
«BaA.» 
17. 


LD.OB, 


BOMAlfOS,  II. 


Jl.D.68. 


«MatL6, 

16. 

LU.LS2. 

TS.S3,S1. 

3T1.2.8. 

8tl.89.80. 
<He1>.».I4. 
'HedLlS. 

38,84. 
/Cap.  18.  as. 

riCo.1,2. 


iCtpa6.19. 


I  Col.  L  9. 
I  Tes.  3. 10. 
(6aiit>.1.15. 

'Cbli.15.28. 


■lFéd.LL 


'  ICo.  a.  18. 


'  Mar.  8. 88. 
SIL  18. 

'J«r.23.». 
1  Co.  1. 18. 
Hech.3.86. 

C*p.  8.  SI. 

Hab.2.4. 
O*.  3. 11. 
Heb.10.  as. 


H«ch.  14. 

17. 

y  17.  27. 


BáL  19. 1. 
Ble. 


Bf.  4. 17. 


Jer.8.8,9. 


la.  40. 18, 
». 

Bz.  8.1a 
8^8L12. 


3  Acerca  de  su  H^o  Jesu-OrUto  Seflor 
nuestro,  que  fué  hecho  de  la  simiente  de 
David  según  la  carne  «, 

4  El  cual  fué  declarado  Hijo  de  Dios 
con  potencia,  según  el  espíritu  de  santi- 
dad', por  la  resurrección  de  los  mu- 
ertos«; 

5  I^or  el  cual  recibimos  la  (gracia  v  el 
apostolado  para  la  obediencia  de  la  fé  en 
todas  las  naciones/  en  su  nombre, 

6  Entre  la)  cuales  sois  también  vosotros 
llamados  de  Jesu-Oristo : 

7  A  todos  ios  que  estáis  en  Roma, 
amados  de  Dios,  llamados  santos* ;  Gra- 
cia y  paz  tengait  de  Dios  nuestro  Padre, 
y  del  8eflor  Jesu-Gristo. 

8  Primeramente,  doy  gracias  &  mi  Dios 
por  Jesu-Oristo  acerca  de  todos  vosotros, 
de  que  vuestra  té  es  predicada  en  todo 
el  mundo  A. 

9  Porque  testigo  rae  es  Dios,  al  cual 
sirvo  en  mi  espíritu  en  el  evangelio  de 
su  Hijo,  que  sin  cesar  me  acuerdo  de 
vosotros  siempre  en  mis  oraciones  f, 

10  Rogando,  si  ai  tín  algún  tiempo 
haya  de  tener  por  la  voluntad  de  Dios  * 
prospero  viaje  para  ir  &  vosotros. 

11  Porque  os  deseo  ver'  para  repartir 
con  vosotros  algún  don  espiritual,  para 
confirmaros ; 

18  Es  4  salier,  para  ser  juntamente 
consolado  con  vosotros  por  la  común  té 
vuestra  y  juntamente  mía  ••. 

13  Mas  no  quiero,  hermanos,  que  ig- 
noréis, que  muchas  veces  me  he  propu- 
esto ir  a  vosotros,  (empero  hasta  ahora 
he  sido  estorbado,)  para  tener  también 
entre  vosotros  algún  fruto,  como  entre 
los  demás  Gentiles. 

14  A  Griegos  y  á  bárbaros,  á  sabios  y  á 
no  sabios»  soy  deudor. 

15  Asi  que,  cuanto  &  mí,  presto  estoy 
á  anunciar  el  evangelio  también  á  vos- 
otros que  estáis  en  Roma. 

10  Porque  no  me  avergüenzo  del  evan- 
gelio de  Cristo « :  porque  es  potencia  de 
Diosj»  para  dar  salud  á  todo  aquel  que 
cree ;  al  Judio  primeramente  9,  y  tam- 
bién al  Griego. 

17  Porque  la  Justicia  de  Dios  se  des- 
cubre en  éi  r  de  fé  en  té,  como  está  es- 
crito :  Mas  el  Justo  por  la  fé  vivirá'. 

18  5  Porque  mamfiesta  es  la  ira  de 
Dios  del  cielo  contra  toda  impiedad  é 
injusticia  de  los  hombres  que  detienen 
la  verdad  con  injusticia : 

19  Porque  lo  que  de  Dios  se  conoce,  á 
ellos  es  manifiesto;  porque  Dios  se  lo 
manifesté ' : 

SO  Porque  las  cosas  invisibles  de  él, 
su  eterna  potencia  y  divinidad,  se  echan 
de  ver  deúie  la  creación  del  mundo,  si- 
endo entendidas  por  las  cosas  que  son 
hechas»;  de  modo  que  son  inexcu- 
sables: 

21  Porque  habiendo  conocido  á  Dios, 
no  le  glorificaron  como  á  Dios,  ni  dieron 
gracias ;  antes  se  desvanecieron  *  en  sus 
discursos,  y  el  necio  coiaxon  de  ellos  fué 
entenebrecido. 

22  Diciéndose  ser  sabios,  se  hicieron 
fktuos*, 

23  Y  trocaron  la  gloria  del  Dios  incor- 
ruptible en  seraganza  de  imagen  de 
hombre  corruptible,  y  de  aves,  y  de  ani- 
males de  cuatro  pies,  y  de  serpientes  v. 

24  Por  lo  cual  también  Dios  los  en- 
tregó* á  inmundicia,  en  las  concupis- 
cencias de  sus  corazones,  de  suerte  que 
contaminaron  sus  cuerpos  entre  sí : 

25  Los  cuales  mudaron  la  verdad  de 
Dios  en  mentira,  honrando  y  sirviendo  á 
las  criaturas  antes  que  al  Criador,  el 
cual  es  bendito  por  siglos.  Amen. 

28  Por  esto  Dios  ios  entregó  á  afectos 


ver|nmzotos«;  pues  aun  sus  mt^^'M 
mudaron  el  natural  uso  en  el  uso  que 
es  contra  naturaleza : 

87  Y  del  mismo  modo,  también  los 
hombres,  d^ando  el  uso  natural  de  las 
mujeres,  se  encendieron  en  sus  concu- 
piscencias los  unos  con  los  otros,  co- 
metiendo cosas  nefandas  hombres  con 
hombres,  y  recibiendo  en  sí  mismos  la 
recompensa  que  convino  á  su  extravío. 

28  y  como  a  ellos  no  les  pareció  tener 
á  Dios  en  «u  noticia.  Dios  tambún  los 
entregó  á  una  mente  depravada,  para 
hacer  lo  que  no  conviene, 

29  Estando  atestados  de  toda  iniquidad, 
de  fornicación,  de  malicia,  de  avaricia, 
de  maldad ;  llenos  de  envidia,  de  homi- 
cidios, de  contiendas,  de  engafios,  de 
malisnldades ; 

80  Murmuradores,  detractores,  abor- 
recedores  de  Dios,  injuriosos,  solierbios, 
altivos,  inventores  die  males,  desobedi- 
entes á  aut  padres, 

31  Necios,  desleales,  sin  afecto  huma- 
no, desapacibles,  sin  misericordia : 

82  Que  habiendo  entendido  el  Juicio  de 
Dios,  que  los  que  hacen  tales  cosas  son 
dignos  de  muerte,  no  solo  las  hacen, 
mas  aun  consienten  á  los  que  las  hacen. 

CAPITULO  II. 
DemutttroBe  4it«  lo*  Jvdíoi  «om  tanto  y  moa 
tvlpábiM  por  mu  nuda»  obraa  qui  lo»  Oen- 
tile».   La  wrdodcra  drevmeition  ei  la  del 
«•pA-ítM,  ola  del  entendimiento  y  de  la  vo- 
luntad, 
POR  lo  cual  eres  inexcusable,  oh  hom- 
bre, cualquiera  que  juzgas :  porque 
en  lo  que  juzgas  á  otro,  te  condenas  á  tí 
mismo ;  porque  lo  mismo  haces  tü  que 
Juzgas  á  loe  otro»". 

2  Mas  sabemos  que  el  juicio  de  Dios  es 
según  verdad  contra  los  que  hacen  tales 
cosas. 

3  ¿Y  piensas  esto,  oh  hombre,  que 
Juzgas  á  los  que  hacen  tales  cosas,  y  ha- 
ces las  mismas,  que  tü  escaparás  del  jui- 
cio de  Dios  ? 

4  ¿  O  menosprecias  las  riquezas  de  su 
benignidad,  y  paciencia,  y  longanimi- 
dad b,  ignorando  que  su  benignidad  te 
guia  á  arrepentimiento  «  ? 

6  Mas  por  tu  dureza,  y  por  tu  corazón 
no  arrepentido,  atesoras  a  para  tí  mismo 
Ira  para  el  dia  de  la  ira  y  de  la  manifes- 
tación del  Justo  Juicio  de  Dios : 

6  El  cual  pagará  á  cada  uno  conforme 
á  sus  obras  « ; ' 

7  A  los  que  perseverando  en  bien  ha- 
cer, buscan  gloria  y  honra,  é  incorrup» 
tibilidad,  la  vida  eterna : 

8  Mas  á  los  que  son  contenciosos,  y 
que  no  obedecen  á  la  verdad/,  áuites 
obedecen  á  la  injusticia,  enojo,  é  ira, 

9  Tribulación  y  angustia  terA  sobre 
toda  persona  humana  que  obra  lo  malo, 
el  Judio  primeramente,  y  también  el 
Griego : 

10  Mas  gloria,  y  honra,  y  paz  á  cual- 
quiera que  obra  el  bien ;  al  Judío  pri- 
meramente, y  también  al  Griego : 

11  Porque  no  hay  acepción  de  perso- 
nas para  con  Dios  '. 

12  Porque  todos  los  que  sin  ley  peca- 
ron, sin  ley  también  perecerán ;  y  todos 
los  que  en  la  ley  pecaron,  por  la  ley 
serán  juzgados ; 

13  (Porque  no  los  oidores  de  la  ley  ion 
Justos  para  con  Dios,  mas  los  hacedores 
de  la  ley  serán  justificados  A. 

14  Porque  los  Gentiles  que  no  tienen 
la  ley,  naturalmente  i  haciendo  lo  que  es 
de  la  ley,  los  tales,  aunque  no  tengan  la 
ley,  ellos  son  ley  á  sí  mismos : 

15  Mostrando  la  obra  de  la  ley  escrita 
en  sus  corazones,  dando  testimonio  Jun - 


«BC8.ia. 


•2Ba.ia: 
6,7. 


i  Joña  4.  a. 
•aPed.S.9. 

<il>e.8a.84. 


•Job84.U. 
B*L82.  U. 
Pr.34.12. 
Mat  18.27. 
Ap.90.ia. 

/Job  24.13. 
aTes.L8. 


9  De.  10. 17. 

aCr.19.7. 
Job  84. 19. 
0«.  6.  7, 8. 
lFed.L17. 


ASanf.l. 
23.25. 
•  IO0.U.IÍ. 


A.D.fi6. 


ROMANOS,  ni,  IV. 


A.D.SÍ. 


k  La.  9.17. 

1  Co.  4.  fi. 

IGkp.lfi.tt. 

"It.48.1,X 
ML&IL 
»B«Lli7. 


«2TÍ.L1S. 


etc. 


9  Ex.  80. 30, 


•*  Hech.  10. 
8i.8ft, 

>M«t.l2. 
41.  «a. 

<  Cap.  9. 8, 7. 

Jnftn  8.  80. 

Gft.  6. 15, 

1«. 

Ap.2.9. 
••De.l0.1& 

7  80.0. 

Jer.  4. 4. 

FlS.& 

Col.  S.  11. 
'2Co.10.18. 


oracMlot. 
•  Cap.  9. 4. 

De.48. 
t  Cap.  10. 18. 

Heti.  4.  a. 


'G«B.1&25. 
Job  8.  S. 
yM.17. 


'Gap.  6.1, 
15. 


tamcnte  mu  conciencias,  y  aeus&ndote  j 
también  excniándoae  tu»  penaamientoa 
unoa  con  otros ;) 

16  En  el  dia  que  Juzgará  el  Setkir  lo 
encubierto  de  los  liombres*,  conforme  á 
mi  evaneelio',  por  Jesu  .Cristo. 

17  ^  Hé  aquí,  td  tienes  el  sobrenombre 
de  Judio,  7  estás  repoaado  en  la  ley,  y 
te  glorias  en  Dios  ■*, 

18  Y  sabes  «u  Toluntad  »,  j  apruebas  lo 
m^or,  instruido  por  la  ley ; 

19  Y  confias  que  eres  guia  de  los  cie- 
gos, luK  de  los  que  ettáu  en  tinieblas, 

20  Enseñador  de  los  que  no  saben,  ma- 
estro de  nifios,  que  tienes  la  forma*  de 
la  ciencia  y  de  la  verdad  en  la  ley. 

91  Td,  pues,  que  enseitas  á  otro,  ¿  no 
te  enseñas  ¿  ti  misraop  ?  Tü,  que  pre- 
dicas que  no  se  ha  de  hurtar,  ¿hur- 
tas? 

28  Tif,  que  dices  que  no  se  ha  de  adul- 
terar, ¿adulteras?  Tü,  que  abominas 
los  ídolos,  ¿  cometes  sacril^o  ? 

33  Tü,  que  te  jactas  de  la  ley,  ¿  con 
infracción  de  la  ley  deshonras  á  Eíos  ? 

84  Porque  el  nombre  de  Dios  es  blas- 
femado por  causa  de  vosotros  entre  los 
Gentiles,  como  está  escritor. 

25  La  circuncisión  en  verdad  aprove- 
cha, si  guardares  la  ley;  mas  si  eres 
relielde  a  la  ley,  tu  circuncisión  es  he- 
cha incircuncision. 

96  De  manera  que  si  el  incircunciso 
guardare  las  Justicias  de  la  ley,  ¿no 
será  tenida  su  incircuncision  por  cir- 
cuncisión r  ? 

97  Y  lo  que  de  su  natural  es  incircun- 
ciso, guardando  perfectamente  la  ley, 
te  Juzgaiá  *  á  tí,  que  con  la  letra  y  con 
la  circuncisión  eres  rebelde  á  la  ley. 

28  Por(]ue  no  es  Judío  á  que  lo  e$  en 
manifiesto  < ;  ni  la  circuncisión  e»  la  que 
es  en  manifiesto,  en  la  carne : 

29  Mas  et  Judío  el  que  lo  e$  en  lo  in- 
terior; y  la  circuncisión  es  la  del  cora- 
zón*, en  espíritu,  no  en  letra:  la  ala- 
banza del  cual  no  vime  de  los  hombres, 
sino  de  Dios'. 

CAPITULO  IIL 
En qtU  ti«MH  laprtfereneía  lo»  Jmáhm  uibré 
lo*  GmtiUi.  Unos  y  oíros  ortám  suidos  al 
l/ngo  delpeeoilo.  No  «s  la  ley.  sino  laff  en 
Jem-CrtsU»  la  fu»  los  libra  d»  iL  Pero  la 
fé  no  (Ustmi/s  la  loy,  sino  qns  la  eonfama. 

¿  f\V^i  pues,  tiene  mas  el  Judío  ?  ¿  ó 

^  qué  aprovecha  la  circuncisión  ? 

9  Mucho  en  todas  maneras.  Lo  pri- 
mero ciertamente.  Que  laf  palabra  de 
Dios  les  ha  sido  connada  a. 

8  ¿  Porque  quó  si  algunos  de  ellos  han 
sido  incrédulos  b  ?  ¿  La  incredulidad  de 
ellos  habrá  por  eso  hecho  vana  la  verdad 
de  Dios  ? 

4  En  ninguna  manen,  antes  bien  sea 
Dios  verdadexo,  mas  todo  hombre  men- 
tiroso ;  como  está  escrito :  Para  que  seas 
justificado  en  tus  dichos,  y  venzas  cu- 
ando de  tí  se  juzgare. 

6  Y  si  nuestra  iniquidad  encarece  la 
justicia  de  Dios,  ¿  qué  diremos  ?  ¿  Será 
por  eso  injusto  Dios  que  da  castigo? 
(hablo  como  hombre.) 

6  En  ninguna  manera :  de  otra  suerte 
¿  cómo  juzgarla  Dios  el  mundo  »  ? 

7  Empero  si  la  verdad  de  Dios,  por  mi 
mentira,  creció  á  gloria  suya,  ¿  por  qué 
aun  así  yo  soy  juzgado  como  pecador  ? 

8  ¿Y  por  qué  no  decir,  (como  somos 
Uaafemiulos,  y  como  algunos  dicen  que 
nosotros  decimos).  Hagamos  males  para 
que  vengan  bienes  4  ?  la  condenación  de 
los  cuales  es  justa. 

9  ^  ¿  Qué  pues  ?  ¿  Somos  mucres  que 
ellos f  En  ninguna  manera:  porque  ya 


hemos  acusado  á  Judíos  y  á  Gentiles, 
que  todos  están  debajo  de  pecado. 

10  Gomo  está  escrito  « :  No  hay  justo, 
ni  aun  uno ; 

11  No  hay  quien  entienda,  no  hay  qui- 
en busque  á  Dios. 

13  Todos  se  apartaron,  á  una  taema 
hechos  inütiles:  no  hay  quien  haga  lo 
bueno ;  no  hay  ni  aun  uno. 

13  Sepulcro  abierto  es  su  garganta/; 
con  sus  lenguas  tratan  engafk>samente ; 
veneiu>  de  áspides  está  debajo  de  sus 
labios^; 

14  Ouya  boca  está  llena  de  maledieen- 
da,  y  de  amargura  h ; 

15  Sus  pies  son  ligeros  á  derramar 
sangre. 

16  Quebrantamiento  y  desTentuxa  kan 
en  BUS  caminos : 

17  Y  camino  de  paz  no  conocieran  i. 

18  No  hay  temor  de  Dios  delante  de 
sus  ojos*. 

19  Empero  sabemos  que  todo  lo  que 
la  ley  dice,  á  los  que  están  en  la  ley  lo 
dice ;  para  que  toda  boca  se  tape,  y  que 
todo  el  mundo  se  sujete  á  Dios : 

80  Porque  por  las  obras  de  la  ley  nin- 
guna carne  se  justificará  delante  áe  éll  i 
porque  por  la  ley  e«  el  conocimiento  del 
pecado"». 

21  ^  Mas  ahora,  sin  la  ley,  la  justicia 
de  Dios  se  ha  manifestado,  testificada 
por  la  ley  y  por  los  profetas  «. 

29  La  Justicia,  digo,  de  Dios,  por  la  ti 
de  Jesu-Oristo«,  para  todos  y  sobre  to- 
dos los  que  creen  en  él ;  porque  no  hay 
diferencia : 

98  Por  cuanto  todos  pecaron  r,  y  están 
destituidos  de  la  gloria  de  Dios ; 

94  Siendo  Justificadas  gratuitamente  t 

S}r  su  gracia,  por  la  redención  que  es  en 
risto  Jesús : 

95  Al  cual  Dios  ha  propuesto  en  pro- 
piciación por  la  fé  en  su  sangre,  para 
manifestación  de  su  justicia,  atento  á 
haber  pasado  por  alto,  en  su  paciencia, 
los  pecados  pasados', 

26  Oon  la  mira  de  manifestar  an  justi- 
cia en  este  tiempo :  pan  que  él  «dIo  sea 
el  justo,  y  el  que  Justifica  al  que  e«  de  la 
fé  de  Jesús». 

97  ¿  Dónde,  pues,  eatá  la  Jactancia  ? 
Es  excluida :  ¿  Por  cual  ley?  ¿  De  las 
obras  ?   No :  mas  por  la  ley  de  la  fií. 

98  Asi  que,  concluimos  ser  el  hombxe 
justificado  por  fé  sin  las  obras  de  la 
ley*. 

29  ¿Bs  ZHos  solamente  Dios  de  loa 
Judíos  ?  ¿  No  es  también  IMos  de  los 
Gentiles  ?  Cierto,  también  de  los  Gen- 
tiles. 

80  Porque  un  IMos  es  de  todos,  el  caal 
Justificará  por  la  fé  la  virouncision,  y 
por  medio  de  la  fé  la  incircuncision  *. 

31  ¿  Luego  deshacemos  la  ley  por  la 
fe  ?  En  ninguna  manera ;  antes  estable- 
cemos la  ley  *. 

CAPITULO  IV. 

Oon  eletemplo  tfe  JAnkam  prueba  «t  Apistol 

ri  Dios  juUiflea  al  pseaiaor,  no  en /mena 
obras  í  virtudes  hmmana»,  «úu>  A  pnrm 
gracia  por  la/i. 

¿f\T3É,  pues,  diremos  que  halló  A- 
\^  braham  nuestro  podre  según  la 

carnea  ? 
9  Que  si  Abraham  taé  Justificado  por 

las  obras,  tiene  de  qué  gloriarse.-  mas  no 

pan  con  Dios  b. 
8  Porque,  ¿  qué  dice  la  escritura  ?   Y 

creyó  Abraham  á  IHos,  y  le  ftié  atríba- 

ido  ajusticia*. 

4  Empero  al  que  obn,  no  se  le  cuenta 
el  salario  por  merced,  sino  por  deuda  < 

5  Mas  al  que  no  obra,  pero  etée  en 


•BiLXIV, 
LQL 


/BaLS.1: 

'8B1.14LS. 

iSaLlC.;. 


<is.n.7.&| 

i8aLa«.L  I 


1 8aL  US.  3. ; 

Ga.S.11    I 

"Csp. 


"I 


•C»p.S.l, 


J»Be.T.». 

Ga.3.& 

tlB.fi5.L 


•■Heb.9.1' 


'1X.S4.;. 

Hech.  13. 
88.». 


G*.X.tt 


•Oa.8.S. 

9S. 

•Cap.ULi 


•ÍLS.4. 
»10».I.Z^ 


A.D.6& 


BOMAXOS,  V,  VI. 


A.D.68. 


'Hftb.&4 
fSiL  33.1,3. 


lG«n.  17. 
10,  IL 

tLii.l9.9. 
Ga.3.7,29. 


Oen.  17. 4, 
ate. 

Gi.Ei 

\»eha. 

€«.8.18. 

Ci^5.1S. 

U. 

r  7. 8, 8,10. 

lCo.l5.6«. 

iCo.a.7.9. 

3».  3. 10b 

Ckp.&lS. 

:Jiuua3.4. 

Gen.  17. 5. 


7nniS.31. 
E£  3. 1,  & 
lCo.1.28. 
.Ped.2.10. 

B«B.  15. 5. 


Heb.U.11. 


:.u.  L  87, 

5. 

Iebill.19. 


iüap.  15. 4. 
Zftp.  10.  9. 


If.2.14. 

9L 1.  ao. 

'nan  14.  8. 
t2.1& 


aquel  que  justifica  al  impío,  la  fé  le  es 
contada  por  justicia  «. 

6  Como  también  David  dice  ser  bien- 
aventurado  el  hombre,  al  cual  Dios  atri- 
buye justicia  sin  obras/, 

7  Diciendo:  Bienaventurados  aquellos, 
cuyas  iniquidades  son  perdonadas,  y 
cuyos  pecados  son  cubiertos. 

8  BienaTenturado  el  Taron  al  cual  el 
Señor  nó  lmput(5  pecado. 

9  ^  ¿Bt  pues  esta  felicidad  en  la  cir- 
cuncisión, ó  también  en  la  incircunci- 
sion  ?  porque  decimos  que  &  Abraham 
fué  contada  la  fé  por  justicia. 

10  ¿  Como  pues  ie  fué  contada  ?  <;  en  la 
circuncisión  6  en  la  incírcuncision  ?  no 
en  la  circuncisión,  sino  en  la  incírcun- 
cision.      ^ 

11  Y  recioió  la  circuncisión  jr  por  sefial, 
por  sello  de  la  Justicia  de  la  fe  que  tuvo 
en  la  incírcuncision,  para  que  fViese  pa- 
dre A  de  todos  los  creyentes  no  circunci- 
dados, para  que  también  á  ellos  les  sea 
contado  por  justicia ; 

12  Y  padre  de  la  circundsion,  no  sola- 
mente á  los  que  son  de  la  circuncisión, 
mas  también  i  los  que  siguen  las  pisadas 
de  la  fé  que  fué  en  nuestro  padre  Abra- 
ham &ntes  de  ser  circuncidado. 

18  5  Porque  no  por  la  ley  fité  dada  la 
promesa  á  Abraham,  ó  á  su  simiente, 
que  seria  horedero  del  mundo  • ;  sino  por 
la  justicia  de  la  fé. 

14  Porque  si  los  que  wn  de  la  ley,  son 
los  herederos,  vana  f  es  la  fé,  y  anulada 
es  la  promesa*. 

15  Porque  la  ley  obra  ira':  porque  don- 
de no  hay  ley,  tampoco  hay  transgre- 
sión'". 

16  Por  tanto  por  la  fé,  para  que  na 
por  gracia;  para  que  la  promesa  sea 
firme  4  toda  sumiente,  e<  a  aaber,  no  so* 
lamente  al  ^pu  ei  de  la  ley,  mas  tam- 
bién al  ^%u  e»  de  la  fé  de  Abraham,  el 
cual  es  padre  de  todos  nosotros, 

17  (Como  está  escrito  " :  Que  por  padre 
de  muchas  gentes  te  he  puesto,)  delante 
de  Dios  al  cual  cr^-ó ;  el  cual  da  Tida  & 
los  muertos  o,  y  llama  las  cosas  que  no 
son,  como  las  que  sonp, 

18  ^  Él  creyó,  en  esperanza  contra 
esperanza,  para  venir  a  .ser  padre  de 
muchas  gentes,  conforme  á  lo  que  le 
habia  sido  dicho :  Así  sei&  tu  simiente;. 

19  Y  no  se  enflaqueció  en  la  fé,  ni  con- 
sideró su  cuerpo  ya  muerto,  (siendo  ya 
de  casi  cien  anos)  ni  la  matriz  muerta 
de  Sara  ^ 

SO  Tampoco  en  la  promesa  de  Dios 
dudó  con  desconfianza ;  antes  fué  esfor- 
I  zado  en  t6,  dando  gloría  ¿  Dios, 

21  Plenamente  convencido  de  que  todo 
lo  que  habia  prometido,  era  también 
poderoso  para  hacerlo  '. 

22  Por  lo  cual  también  le  fué  atribuido 
¿justicia. 

23  ^  Y  no  solamente  por  él  fué  escrito 
que  le  haya  sido  <ui  imputado ; 

84  Sino  también  por  nosotros  <  ¿  qui- 
enes será  imputado,  esto  ea,  á  los  que 
creemos  en  el  que  levantó  de  los  muer- 
tos á  Jesús,  Señor  nuestro  « : 

25  El  cual  fué  entregado  por  nuestros 
delitos,  y  resucitado  para  nuestra  justi- 
ficación. 

CAPITULO  V. 
Sxeelmeia»  cb  la  JuttíJUaa'on  por  la  fé  de 
JefU-Oritto,  euya  graeta  tobreabundant» 
no  como  quiera  qttita  lo»  malte  del  pecado, 
eitio  que  «oi  colma  de  Henee  inmeiuoe. 

JUSTIFICADOS  pues  por  la  fé,  te- 
nemos paz  para  con  Dios  por  medio 
de  nuestro  SeÜor  Jesu-Cristo  a : 

3  Por  el  cual  también  tenemos  entrada 
por  la  fé  á  esta  gracia  ^  en  la  cual  esta- 


mos ^rme«,  y  nos  gloriamos  en  la  espe- 
ranza de  la  gloria  ae  Dios. 

3  Y  no  solo  eeto,  mas  aun  nos  sloria- 
mos  en  las  tribulaciones  c,  sabiendo  que 
la  tribulación  produce  paciencia ; 

4  Y  la  paciencia,  prueba*' ;  y  la  prueba, 
esperanza. 

5  Y  la  esperanza  no  avergüenza ;  por- 
que el  amor  de  Dios  está  derramado  en 
nuestros  corazones  por  el  Espíritu  Santo 
que  nos  es  dado  «. 

6  Porque  Cristo,  cuando  aun  éramos 
flacos,  a  su  tiempo/  murió  por  los  im- 
píos. 

7  Ciertamente  apenas  muere  alguno 
por  un  justo :  con  todo  podrá  ser  que 
alguno  osara  morir  por  el  bondadoso. 

8  Mas  Dios  encarece  su  caridad  para 
con  DOBolros,  porque  siendo  aun  peca- 
dotes.  Cristo  murió  por  nosotros  g : 

9  Luego  mucho  mas  ahora,  justifica- 
dos en  su  sangre  A,  por  él  seremos  salvos 
de  la  ira  •'. 

10  Porque  si  siendo  enemigos,  fbimos 
reconciliados  con  Dios  por  la  muerte  de 
su  Hijo  A,  mucho  mas,  estando  reconci- 
liados, seremos  salvos  por  su  vida'. 

1 1  Y  no  solo  esto,  mas  aun  nos  gloria- 
mos en  Dios  por  el  Señor  nuestro,  Jesu- 
cristo, por  el  cual  hemos  ahora  recibido 
la  reconciliación. 

12  ^  De  consiguiente  mno  la  reconeÜi- 
acion  por  uno,  así  como  el  pecado  entró 
en  el  mundo  por  un  hombre,  y  por  el 

ricado  la  muerte  «,  y  la  muerte  así  pasó 
todos  los  hombres,  pues  que  todos  pe- 
caron. 

13  Porque  hasta  la  ley  el  pecado  estaba 
en  el  mundo;  pero  no  se  imputaba  el 
pecado  no  habiendo  ley  «. 

14  No  obstante  reinó  la  muerte  desde 
Adam  hasta  Moisés  aun  en  los  que  no 
pecaron  á  la  manera  de  la  rebelión  de 
Adem*;  el  cual  es  figura  del  que  habia 
de  venir/». 

15  Mas  no  como  el  delito,  tal  ftié  el 
don:  porque  si  por  el  delito  de  aquel 
uno  murieron  los  muchos,  mucho  mas 
abundó  la  gracia  de  Dios  á  los  muchos, 
y  el  don  por  la  gracia  de  un  hombre, 
Jesu-Cristo. 

16  Ni  tampoco  de  la  manera  que  por 
uo  pecado,  así  también  el  don :  por«]ue 
el  juicio  á  la  verdad  vino  de  un  feeado 
para  condenación,  mas  la  gracia  vino  de 
muchos  delitos  para  justificación. 

17  Porque  si  por  el  delito  del  uno  reinó 
la  muerte,  mucho  mas  reinarán  en  vida 

Eor  un  Jesu-Cristo  los  que  reciben  la  a- 
undancia  de  la  gracia,  y  del  don  de  la 
justicia. 

18  Así  que,  de  la  manera  que  por  un 
delito  vi7to  la  culpa  á  todos  los  hombres 
para  condenación,  así  por  una  justicia 
vino  la  gracia  á  todos  los  hombres  para 
justificación  de  vida  ;. 

19  Porque  como  por  la  desobediencia 
de  un  hombre  los  muchos  fueron  con- 
stituidos pecadores,  asi  por  la  obedien- 
cia de  uno  los  muchos  serán  constituidos 
justos. 

20  La  ley  empero  entró  para  que  el 

Secado  creciese  r ;  mas  cuando  el  peoa- 
o  creció,  sobrepujó  la  gracia  ' : 

21  Para  que  de  la  manera  que  el  pe- 
cado reinó  para  muerte,  así  también  la 
gracia  reine  por  la  justicia  para  vida 
eterna  por  Jesu-Cristo  Señor  nuestro. 

CAPITULO  VI. 

Oomo  deben  loe  fielee  perHverar  en  la  gracia 
una  vte  recibida  en  el  bautiemo,  haciendo 
mieva  vida,  y  entregándoee  (fet  todo  á  Dioe. 

¿  "pUES  qué  diremos  ?  ¿  Perseveraré- 
■L    nios  en  pecado  para  que  la  gracia 

crezca? 


•  aaat*.  1. 2, 
12. 

¿  2  Co.  2.  9. 
y  9. 13. 
71.2.22. 


•Ef.  1.13,14. 
/Oa.4.4. 


'lFiBd.8.18. 
Unan  8.16. 

*  Heb.  9. 14, 
23. 

•  lTb8.1.10. 

t3Co.5.19. 

{JuB  14.10. 

Heb.  7.25. 


"Gen.  3.6, 
19. 


•Cap.  4. 16. 


o  De.  1.  89. 

Jobs  4. 11. 
P 1  Co.  15. 

23,45. 


91Co.15.22. 


••Cap.  7.  8, 

18. 

<H.  S.  19. 
•  1  Ti.  1. 14. 


A.D.08. 


ROHANOS,  Vn. 


Í.D.SL 


¿  TGNORAIS,  hermanos,  (poique  ha-( 

■L  ble  con  los  que  saben  la  ley),  que  la 
lej  tolameníe  se  enseikiréa  del  hombre 
entre  tanto  que  ^Ire  ? 

2  Porque  La  mujer  que  está  sujeta  k 
marido,  mientras  el  marido  vive*  está 
obligada  á  la  Ic^ ;  mas  muerto  el  mazi- 
do,  libre  es  de  la  ley  del  marido. 

8  Así  que,  viviendo  el  marido,  se  llá- 
mala adiUtera,  si  ftiere  de  otro  Taxon: 
mas  si  su  marido  muriere,  es  libre  de  la 
ley,  de  tal  manera  que  no  será  addltera 
si  fuere  de  otro  marido. 

4  Así  también  Tosotros,  hermanos  mi- 
os,  estáis  muertos  á  la  ley  por  el  cuerpo 
de  Cristo,  para  que  seáis  oe  otro,  á  «a- 
ber,  del  que  resucitó  de  los  muertos,  á 
fin  de  que  fructifiquemos  á  Dios  6. 

6  Porque  mientras  estábamos  en  la 
carnee,  los  afectos  de  los  pecados  que 
eran  por  la  ley,  obraban  en  nuestros 
miembros  fructificando  para  muerte'. 

0  Mas  ahora  estamos  libres  de  la  ley, 
habiendo  muerto  á  aquella  en  la  cual 
estábamos  detenidos,  para  que  sirramos 
en  novedad  de  espíritu,  y  no  en  vqex 
de  letra*. 

7  ^  ¿  Qué  pues  diremos  ?  é  I^  IcT  <* 
pecado  ?  En  ninguna  manera.  Empero 
yo  no  conocí  el  pecado  sino  por  la  ley/; 
porque  tampoco  conociera  la  concupis- 
cencia, si  la  ley  no  dijera:  No  codici- 
arás^. 

8  Entices  el  pecado,  tomando  oca- 
sión, obnS  en  mi  por  el  mandamiento 
toda  concupiscencia :  porque  sin  la  ley 
el  pecado  ettaba  muerto  A. 

9  Asi  que,  yo  sin  la  ley  vivia  por  algún 
tiempo:  ñus  venido  el  mandamiento, 
el  pecado  revivió,  y  yo  morí. 

10  T  hallé  que  el  mandamiento,  imii' 
modo  pan  vida  •',  para  mi  eia  mortaL 

11  Porque  el  pecado,  tomando  oca- 
sión *,  me  cngaiio  por  el  mandamiento, 
y  por  ól  me  mató. 

18  De  manera  que  la  ley  á  la  verdad  et 
santa,  y  el  mandamiento  santo,  y  justo, 
y  bueno  ¡. 

13  ¿  Luego  lo  que  es  bueno,  á  mí  me  es 
hecho  muerte  ?  No,  sino  que  el  pecado, 
para  mostrarse  iiecado,  por  lo  bueno  me 
obró  la  muerte,  haciihulose  pecado  sobre- 
manera pecante  por  el  mandamiento. 

14  Porque  ya  sabemos  que  la  ley  es 
espiritual ;  mas  yo  soy  camal,  vendido  * 
á  sujeción  del  pecado. 

15  Porque  lo  que  hago,  no  lo  entiendo ; 
ni  el  bien  que  quiero  hago ;  ánies  lo  que 
aborrexco,  aquello  hago. 

16  T  si  lo  que  no  quiero,  esto  hago, 
apruebo  que  la  ley  e$  buena : 

17  De  manera  que  ya  no  obro  aqndlo, 
sino  el  pecado  que  mora  en  mí. 

18  T  yo  sé  que  en  mí  (es  á  saber,  en 
mi  carne),  no  mora  el  bien*:  porque 
tengo  el  querer;  mas  efectuar  el  bien, 
no  Yo  alcanzo. 

19  Porque  no  hago  el  bien  que  quiero ; 
mas  el  mal  que  no  quiero,  este  bago. 

flO  Y  si  hago  lo  que  no  quiero,  ya  no  lo 
obre  yo,  sino  el  pecado  que  mora  en  »«<i 

81  Así  que,  queriendo  yo  hacer  el  Uen, 
hallo  etta  ley.  Que  el  mal  está  en  mL 

88  Poique  según  el  homtire  interior* 
me  deleito  en  la  ley  de  Dios : 

88  Mas  veo  otra  ley  en  mis  miembros^ 
que  se  rebela  contra  la  ley  de  mt  en>f- 
ntu,  y  que  me  lleva  cautivo  á  la  ley  del 
pecado  que  está  en  mis  miemlnras. 

84  ¡  Miserable  hombre  de  mi !  ¿  QnlAi 
me  librará  del  cuerpo  de  esta  muerte  t  ? 

85  Gracias  doy  á  Dios,  por  Jesu-Criste 
Sefior  nuestro.  Así  que,  yo  mismo  con 
la  mente  sirvo  á  la  1^  de  Dios» 
con  la  carne  á  la  ley  dri  pecador. 


•  Ter.  6. 11. 
Col.  8.S. 

iFBd.a.a4. 


»  Col.  8. 12. 
ll>cd.S.31. 
•aCo.13.4. 

•f  Ef.  4.  23, 

34. 


<F1.8. 10,11. 


/CoL3.1L 


«iPed.4.1. 


i  Ap.  L 16. 


(Heb.9.28. 


tver.S. 

{ Ga.  8. 19. 


"  Col. ».  5. 
»  Cap.  12. 1. 


•  1  Co.  9. 21. 
Os.  2. 19. 


P  Juan  8.34. 
2ied.2.19. 


?  Jnso  8. 82, 
86. 

G*.  K.  1. 
lPed.2.16. 


••  Csp.  7.  6. 
*  Csp.  1. 33. 
6aBtM.15. 


t  Csp.  5. 17, 
2L 


8  En  ninguna  manera.  Porque  los  que 
somos  muertos  al  pecado*,  ¿como  vi- 
viremos aun  en  él  ? 

8  ¿  O  no  sabéis  que  todos  los  que  somos 
bautizados  en  Gristo  Jesús,  somos  bau- 
tizados en  su  muerte  ? 

4  Porque  somos  Eepultados  Juntamente 
con  él  á  muerte  por  el  bautismo  b,  para 
que  como  Cristo  resucitó  de  los  muer- 
tos por  la  gloria  del  Padre»,  así  Um- 
bien  nosotros  andemos  en  novedad  de 
vida<(. 

6  Porque  si  ftiimos  plantados  junta- 
mente en  ¿/  á  la  semqanza  de  su  mu- 
erte, así  también  lo  seremos  d  to  de  su 
resurrección  « : 

6  Sabiendo  esto,  que  nuestro  viejo 
hombre  Juntamente  fué  crucificado  con 
é/,  para  que  el  cuerpo  del  pecado  sea 
deshecho/,  á  fin  que  no  sirvamos  mas 
al  pecado. 

7  Porque  el  que  es  muerto,  Justificado 
es  del  pecado;. 

8  Y  si  morimos  con  Cristo,  creemos 
que  también  viviremos  con  él : 

9  Sabiendo  que  Gristo,  habiendo  resu- 
citado de  entre  los  muertos,  ya  no  mu- 
ere A ;  la  muerte  no  se  ensefioreará  mas 
de  él. 

10  Porque  ti  haber  muerto,  al  pecado 
miirió  una  vez;  mas  el  vivir,  a  Dios 
vive. 

11  Asi  también  vosotros,  pensad  que 
de  cierto  estáis  muertos  al  pecado  A; 
mas  vivos  á  Dios  I  en  Cristo  Jesús  Sefior 
nuestro. 

18  ^  Ño  reine  pues  el  pecado  en  vues- 
tro cuerpo  mortal,  para  obedecer  á  sus 
concupiscencias. 

18  Ni  tampoco  presentéis  vuestros  mi- 
embros al  pecado  ••  por  instrumentos  de 
iniquidad;  antes  presentaos  á  Dios» 
como  vivos  de  los  muertos,  y  vuestros 
miembros  á  Dios  por  instrumentos  de 
justicia. 

14  Porque  el  pecado  no  se  enseñoreará 
de  vosotros ;  pues  no  estáis  Im^o  la  ley, 
sino  bajo  la  gncia. 

15  ¿  Pues  qué  ?  ¿  Pecaremos,  porque 
no  estamos  ba)o  de  la  ley,  sino  mJo  de 
la  gracia  •  ?   tín  ninguna  manera. 

16  ¿  No  sabéis  que  á  quien  os  prestáis 
vo>  otros  mismos  por  siervos  para  oitíe- 
decerte,  sois  siervos  de  aquel  á  quien 
obedecéis;»,  ó  del  pecado  para  muerte, 
ó  de  la  obediencia  para  justicia  ? 

17  Empero  gracias  á  Dios,  que  aunque 
fuisteis  siervos  del  pecado,  habéis  obe- 
decido de  corazón  aquella  forma  de 
doctrina  á  la  cual  sois  entregados- 

18  Y  libertados  del  pecado?,  sois  he- 
chos siervos  de  la  justicia. 

19  Humana  cosa  digo  por  la  flaqueza 
de  vuestra  carne:  Que  como  para  ini- 

2uidad  presentasteis  vuestros  miembros 
servir  á  la  inmundicia  y  á  la  iniqui- 
dad, así  ahora  para  santidad  presentéis 
vuestros  miembros  á  servir  á  la  justicia. 

80  Porque  cuando  fuisteis  sieivos  del 
pecado,  erais  libres  acerea  de  la  justicia. 

81  ¿  <iíxe  fruto  pues  teníais  de  aquellas 
cosas,  de  las  cuales  ahora  os  avergon- 
záis'  ?  poique  el  fin  de  ellas  ee  muerte*. 

88  Mas  ahora  librados  del  pecado,  y 
hechos  siervos  á  Dios,  tenéis  por  vuestro 
fruto  la  santificación,  y  por  fin  la  vida 
eterna. 

88  Porque  la  paga  del  pecado  es  mu- 
erte; mas  la  dádiva  de  Dios  e«  vida 
eterna  en  Cristo  Jesús,  Señor  nuestro  (. 

CAPITULO  VII. 
Fenlaja  gnmdMma  dei  hombre  en  el  ettatlo 
de  laleif  de  gracia,  comparado  con  el  que 
tenia  por  raaon  del  pecado.    Combate  la 
carne  contra  el  MpfHw. 


•  1CS.7.S. 


*Ch9.8.(i.9. 


'80b.i«,:.  • 


k  10B.U.SS.  I 


•-Le.l&L 

Bs-aoiii. 

4  2CS.1LJ., 


I8BL19.7.3  . 


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30. 


•  G«B.(.^ 


lPsi.«.i| 
1». 


tOoLtll 


'Gs.í.r- 


LO.  68. 


ROMANOS,  Vm,  IX. 


A.  D.  B». 


JUB3.13. 


SCO.S.& 
6a.  5.1. 


.1& 


.18. 


■  Hodi 

». 

Hebí  7. 

19. 

Ga.4.4. 

ri.2.7. 

Otp.  6.6. 
'CapLia4. 
3C0.6.S1. 
•  6A.5.16. 

Juan  3.  6. 
ilCo.2.14. 


6«.&8. 


•lCo.6.1». 


2C0.4.14. 


CoLS.5. 


G«.9. 18. 


í  Ti.  1.7. 

Jer.  a  19. 
i».*.  6,9. 

ICkkl.  22. 
(H.4.7. 
.  Ped.  1. 4. 


2Ti2.ll, 


2Co.  4. 17. 
.  Ped.  1.  6. 
Hech.  8. 

a. 

Unan  3. 2. 
Bea.  3. 17. 


CAPITULO  VIII. 

Ooidirma  lo  éMM  «I  Aptdót  mneko  «lu  «o- 
jMo$am»nU.  FeKeidad  Í4  Im  Jmtot.  Bu 
mUgr<a  y  ejfwrawta;  y  Mfiio  de  (oiio  «aea« 
prowekoy  Hn  f ««  «oaa  ím  ptuda  teparar 
dtl  awur  At  JnV'CHtto. 

AHORA  poes  ninguna  condenación  « 
.  Aa,y  paóra  lo«  que  eat&n  en  Cristo 
Jesús. 

5  Porque  la  ley  del  Espíritu  de  vida  en 
Cristo  Jesús  b  me  ha  librado  de  la  ley 
del  pecado  y  de  la  muerte  c 

8  Forque  lo  que  era  imposible  á  la  ley, 
por  cuanto  era  débil  por  la  carne*'.  Dios 
enviando  á  su  Hijo  en  seraeianza  de 
carne  de  pecado  «;*  y  á  causa  del  pecado, 
condenó  al  pecado  en  la  carne/; 

4  Para  que  la  justicia  de  la  ley  ftiese 
cumplida  en  nosotros  y,  que  no  andamos 
conforme  á  la  carne,  mas  conforme  al 
Espíritu  «. 

6  Porque  los  que  viven  conforme  á  la 
carne,  de  las  cosas  que  son  de  la  carne 
se  ocupan*;  mas  los  que  conforme  al 
Espíritu,  de  las  cosas  del  Espíritu  A. 

6  Porque  la  intención  de  la  carne  m 
muerte ;  mas  la  intención  del  Espíritu, 
vida  y  paz  I. 

7  Por  cuanto  la  intención  de  la  carne 
et  enemistad  contra  Dios ;  imrque  no  se 
sigeta  á  la  ley  de  Dios,  ni  tampoco 
puede. 

8  Así  que,  los  que  están  en  la  carne, 
no  pueden  agradar  &  Dios. 

9  Mas  vosotros  no  estáis  en  la  carne, 
sino  en  el  Espíritu ;  si  es  que  el  Espíritu 
de  Dios  mora  en  vosotros».  Y  si  al- 
guno no  tiene  el  Espíritu  de  Cristo,  el 
tal  no  es  de  él. 

10  Empero  si  Cristo  ettá  en  vosotros, 
et  cuerpo  á  la  verdad  ettá  muerto  a 
causa  del  pecado ;  mas  el  Espíritu  vive 
á  causa  déla  justicia. 

11  Y  si  el  Espíritu  de  aquel  que  levan. 
t<S  de  los  muertos  á  Jesús,  mora  en  vos- 
otros, el  (jue  levantó  á  Cristo  de  los 
muertos,  vivificará  también  vuestros  cu- 
erpos mortales  por  su  Espíritu  que  mora 
en  vosotros». 

13  ^  Asi  que,  hermanos,  deudores 
somos,  no  á  la  carne,  pora  que  vivamos 
conforme  á  la  carne. 

13  Porque  si  viviereis  conforme  á  la 
carne,  moriréis;  mas  si  por  el  Espíritu 
mortificáreia  las  obras  de  la  carne «,  vi- 
viréis. 

14  Porque  todos  los  que  son  guiados 
por  el  espíritu  de  Dios,  los  tales  son 
hijos  de  Dios/». 

15  Porque  no  habéis  recibido  el  espíri- 
tu de  servidumbre  para  esiar  otra  vez 
en  temor?;  mas  habéis  recibido  el  Es- 
píritu de  adopción,  por  el  cual  clama- 
mos Abba,  Padre  r. 

16  Porque  el  mismo  Espíritu  da  testi- 
monio ||  á  nuestro  espíritu  que  somos 
hijos  de  Dios'. 

17  Y  si  hijos,  también  herederos'; 
herederos  de  Dios,  y  coherederos  de 
Cristo :  si  empero  padecemos  juntamen- 
te con  ¿I,  para  que  juntamente  con  él 
seamos  glorificados  «. 

18  ^  Forque  tengo  por  cierto,  que  lo 
que  en  este  tiempo  se  padece,  no  es  de 
comparar  con  la  gloria  venidera  que  en 
nosotros  ha  de  ser  manifiestada  *. 

19  Forque  el  continuo  anhelar  de  las 
criaturas'  espera  la  manifestación  de 
los  hijos  de  Dios  y: 

90  Porque  las  criaturas  sujetas  ftteron 
á  vanidad,  no  de  grado,  mas  por  causa 
del  que ¿M  sujetó*  con  esperanza. 

21  Que  también  las  mismas  criaturas 
serán  libradas  de  la  servidumbre  de  cor- 


rupción en  la  libertad  gloriosa  de  los 
hiios  de  Dios*. 

28  Poique  ya  sabemos,  que  todas  las 
criaturas  gimen  á  tma,  y  á  una  están  de 
parto  hasta  ahora. 

23  Y  no  solo  ttku,  mas  también  noso- 
tros mismas  que  tenemos  las  primicias 
del  Espíritu  i,  nosotros  también  gemi- 
mos dentro  de  nosotros  mismos «,  espe- 
rando la  adopción,  ««  á  saber,  la  reden- 
ción de  nuestro  cuerpo''. 

24  Porque  en  esperanza  somos  salvos  « : 
mas  la  es|ieranza  que  se  vé,  no  es  espe- 
ranza; poique  lo  que  alguno  vé,  ¿á 
qué  esperarlo  ? 

36  Empero  si  lo  que  no  vemos  espera- 
mos, por  paciencia  espernmos/. 

96  Y  asimismo  también  el  Espíritu 
ayuda  nuestra  flaqueza :  porque  qué  he- 
mos de  pedir  como  conviene,  no  h  sa- 
bemos; sino  que  el  mismo  Espíritu  pide 
por  nosotros  con  gemidos  indecibles. 

87  Mas  el  que  escudrifia  los  corazonesy, 
sabe  cual  es  el  intento  del  Espíritu,  et  á 
taber,  que  conforme  á  Dios*  demanda 
por  ios  santos. 

88  Y  ^  sabemos,  que  á  los  que  á  Dios 
aman*,  todas  las  cosas  les  ayudan  á 
bien,  et  á  taber,  á  los  que  conforme  al 
proiiósito  son  llamados. 

29  Porque  á  los  que  antes  conoció, 
también  predestinó*  para  que  fuesen 
hechos  conformes  á  la  imagen  de  su 
Hijo,  para  que  él  sea  reconocido  el  primo- 
génito entre  muchos  hermanos'. 

30  Y  á  los  que  predestinó,  á  estos  tam- 
bién llamó ;  y  á  los  que  llamó,  á  estos 
también  justificó "•;  y  á  los  que  justi- 
ficó, á  estos  también  glorificó  ". 

31  ¿  Pues  qué  diremos  á  esto  ?  Si  Dios 
et  por  nosotros,  ¿  qui(?n  terA  contra  nos- 
otros*? 

83  El  que  aun  á  su  propio  Hijo  no  per- 
donó, antes  le  entr^  por  todos  noso- 
ttosp,  ¿  cómo  no  nos  dará  también  con 
él  todas  las  cosas  ? 

83  ¿  Quién  acusará  á  los  escogidos  de 
Dios  q  ?   Dios  et  el  que  lat  justifica  r, 

84  (>  Quién  es  el  que  loe  condenará'  ? 
Cristo  et  el  que  murió ;  mas  aun,  el  que 
también  resucitó,  quien  además  esta  á 
la  diestra  de  Dios,  el  que  también  in- 
tercede por  nosotros '. 

85  ¿  Quién  nos  apartará  del  amor  de 
Cristo  ?     Tribulación  ?   ó  ansustia  ?   ó 

rrsecucion  ?  ó  hambre  ?  ó  desnudez  ? 
peligro  ?  ó  cuchillo  ? 

86  (Gomo  está  escrito:  Por  causa  de 
tí  somos  muertos  todo  el  tiempo :  somos 
estimados  como  ovejas  de  matadero».) 

37  Antes  en  todas  estas  cosas  hacemos 
mas  que  vencer  por  medio  de  aquel  que 
nos  amó*. 

38  Por  lo  cual  estoy  cierto  que  ni  la 
muerte',  ni  la  vida,  ni  ángeles,  ni  prin- 
ci{)ados,  ni  potestades',  ni  lo  presente, 
ni  lo  porvenir, 

39  Ni  lo  alto,  ni  lo  bi^o,  ni  ninguna 
criatura  nos  podrá  apartar  del  amor  de 
Dios,  que  es  en  Cristo  Jesús,  Señor 
nuestro.      CAPITULO  IX. 

Que  lo*  verdadero»  liraHtíai,  y  loi  lujoa  ver- 
dadero* de  Abrakam  ton  lo*  oue,  líomadot 
de  Dio*  graiuita  y  miferieoraiotamente,  te 
rinden  a  la  f  i  de  Jetu^ritto. 

VERDAD  digo  en  Cristo,  no  miento, 
dándome  testimonio  mi  conciencia 
en  el  Espíritu  Santo, 

8  Que  tengo  gran  tristeza,  y  continuo 
dolor  en  mi  corazón. 

3  Forque  a  deseara  yo  mismo  ser  apar- 
tado de  Cristo  por  mis  hermanos,  los 
que  son  mis  parientes  según  la  carne : 

4  Que  son  Israelitas,  délos  cuales  es  la 
adopción  b  y  la  gloria e,  y  los  pactos'',  y 


<'2Ped.3. 
13. 


*  Ef.  1. 14. 

•2C0.5. 
2.4. 

«'lCo.15. 
51. 

*  Hek  6. 18. 

/Heb.6.11, 
12. 

í  Jer.  17. 10. 

Ap.  2. 28. 
A  1  Joan  5. 

14. 

•  2  00.416, 
17. 


k  Ef .  1.  6, 
11. 

'  Heb.  2. 11. 
12. 

"lCo.6.11. 
**  Juan  17. 
3a. 

<>S»L118.6. 


P  Csp.  6.  6, 
10. 

>  Ib.  60.  8,9. 
*-  Ap.  12. 10. 
11. 
'Job  84. 29. 

( Heb.  7. 25. 
Unan  2.1. 


«Sal.  44. 22. 
2Co.  4. 11. 

•lCoJ6.«7. 

'JusBlO.28. 
y  £f  .  1. 21. 
Col.  L 16. 


"  Bz.  32.  82. 
6  Ex.  4.  22. 

Jer.  31.  9. 
«Bz.  40.84. 

1  Ba.  4.  21. 
d  Gen.  17.  % 

Bf.2.12. 


> 


} 

A.I>.n.                                             BOJIAMOS,X                                            &D.i«.[ 

■W.llT.lt. 

i.d«.a.uio.,jtioiMo/,,iMi™- 

br  d.  1»  g|M<«  I»  ».  h.Uef>  de- 

»íP«>Wdi[<D>»>  <tMl<.Gea. 

I'J'S'bSS?""" 

UM  oue  ~  •e(xlu<  luuele,  hu  Ueu- 

•«P^lj.M- 

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'ríi'--s.í."E5?v.,_,. 

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ffiíl^SL't;^'  3^'rí"  ^Jlí.l'^ 

Q.»  p^  M»  «iuDO  »  1»  M.niudu 

d.t  ,*ÍSÍ'.SSIZSi1L1^.SÍ£^ 

"  2í«3S!MÚ'"á^  '"ÍS!?' "' 

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lerbodo  meu.» 

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17  TraHm    I«u    tl.m.  ™«,w    t 

iRMl . ;  81  fuer,  el  njrae™  de  l«  h|l«. 

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"íf  í  „.«  *«»  dlí.  I-- :  6.  -  se  1  ^  *  e.-,  ,  .--.  1- «b«  «  « 

A.D.5Í. 


ROMANOS,  XI,  XII. 


A.D.  6S. 


>  SaL  19.  4. 
001.1.0,88. 


'De.S3.SL 
'Is  65.1,2. 


2Co.ll.  23. 
n.i.6. 
Cap.  8.  a». 

1  Bey.  19. 
[0,1¿ 


Cap.  9.  27. 
Dtit.4.4.5. 

Cap.  9. 31. 


[a  29. 10. 
De.  29.  4. 
a&9. 
tal.  69. 22, 
Z. 


;«Pl10.19. 

tecli.13. 
i. 


!an.l5.16. 
:ecli.9.15. 
•.1.16. 
f.8.  & 


Va.  1& 
),21. 


rer.U.l& 
(18.12. 

Sa.8.8,9. 


ndondcs  de  la  tiem  las  palabras  de 
ellos». 

19  Mas  diji^ :  ¿  No  ha  conocido  etlo  Is- 
xael  ?  Primeramente  Moisés  dice:  Yo 
os  provocaré  A  zelos  con  gente  que  no  es 
mia ;  con  gente  insensata  os  provocaré 
4  irao. 

SO  6  Isaias  delerniinadaniente  dieej»: 
Fui  hallado  de  los  que  no  me  buscaban ; 
manifestéme  A  los  que  no  preguntaban 
por  mi. 

21  Mas  acerca  de  Israel  dice:  Todo  el 
dia  extendí  mis  manos  á  un  pueblo  re- 
belde y  contradictor. 

CAPITULO  XI. 
Con  el  etecarmiento  ú«  lo»  Judío»  iiKrfdulo$ 
amonesta  <l  ApMol  á  lot  Oenti'lea  qne  no 
presuman  de  sf¡  y  pro/etita  la  general  con- 
versión de  aquálo: 

DIGO  pues :  ¿  Ha  desechado  Dios  á 
su  pueblo?  En  ninguna  manera. 
Porque  también  yo  soy  Israelita,  de  la 
simiente  de  Abraham,  de  la  tribu  de 
Beníaraina. 

2  No  ha  desechado  Dios  &  su  pueblo,  al 
cual  Antes  conoció b.  O  ¿no  sabéis  que 
dice  de  Elias*  la  escritura?  como  ha- 
blando con  Dios  dice  contra  Israel : 

3  Señor,  á  tus  profetas  han  muerto,  y 
tus  altares  han  derruido;  y  yo  he  que- 
dado solo,  y  procuran  matarme. 

4  Mas  ¿  Qué  le  dice  la  Divina  respu- 
esta ?  He  d^ado  para  mi  siete  rail  hom- 
bres que  no  han  doblado  ia  rodilla  de- 
lante de  Baal. 

5  Así  también  aun  en  este  tiempo  han 
quedado  reliquias  por  la  elección  graci- 
osa de  Dio»  d, 

6  Y  si  por  gracia,  luego  no  por  las 
obras ;  de  otra  manera  )a  gracia  ya  no 
es  gracia  «.  Y  si  por  las  obras,  ya  no  es 
gracia;  de  otra  manera  la  obra  ya  no 
es  obrtu 

7  ¿  Qué  pues  ?  Lo  que  buscaba  Israel, 
aquello  no  ha  alcanzado/;  mas  la  elec- 
ción lo  ha  alcanzado :  y  los  demás  flie- 
ron  endurecidos. 

8  Como  está  escrito :  Dióles  Dios  espí- 
ritu de  remordimiento  y,  ojos  con  que 
no  vean,  y  oídos  con  que  no  oigan  A, 
hasta  el  dia  de  hoy. 

9  Y  David  dice  • :  Séales  vuelta  su  me- 
sa en  lazo,  y  en  red,  y  en  tropezadero, 
y  en  paga: 

10  Sus  ojos  sean  oscurecidos  para  que 
no  vean,  y  agobíales  siempre  el  espi- 
nazo. 

11  ^  Digo  pues:  ¿  Han  tropezado  que 
cayesen  para  siempre  t  En  ninguna  ma- 
nera ;  mas  por  el  tropiezo  de  ellos  vino 
la  salud  á  los  Gentiles,  para  que  por  es- 
tos fuesen  provocados  &  zelos  A. 

IS  T  si  la  falta  de  ellos  es  la  riqueza 
del  mundo,  y  el  menoscabo  de  ellos  la 
riqueza  de  los  Gentiles,  ¿  cuanto  mas  lo 
será  el  henchimiento  de  ellos  ? 

18  Porque  á  vosotros  digo.  Gentiles: 
por  cuanto  pues  yo  soy  apc^tol  de  los 
Gentiles^,  mi  ministerio  honro, 

14  Por  Á  en  alguna  manera  provocase 
&  zelofi  á  mi  carne,' é  hiciese  Salvos  al- 
gunos de  ellos. 

15  Porque  si  el  extrañamiento  de  ellos 
e$  la  reconciliación  del  mimdo,  ¿qué 
será  el  recibimiento  de  dhs,  sino  vida 
de  los  muertos  ? 

18  Y  si  el  primer  fruto  es  santo»»,  tam- 
bién lo  será  el  todo ;  y  si  la  raíz  es  santa, 
también  lo  serán  las  ramas. 

17  Que  si  algunas  de  las  ramas  fueron 
quebradas  «I,  v  td,  siendo  acebnche «, 
has  sido  iixierido  en  lugar  de  ellas,  y  has 
sido  hecho  participante  de  la  raíz  y  de 
la  grosura  de  la  oliva/». 


te  Jactas,  sabe  que  no  sustentas  til  á  la 
rale,  sino  la  raiz  á  ti. 

19  Pues  las  ramas,  dirás,  faeron  que- 
bradas para  que  yo  fuese  ii^erido. 

20  Bien;  por  sn  incredulidad  fueron 
quebradas,  mas  td  por  la  fé  estás  en  pié. 
No  te  ensoberbezcas,  antes  teme  q, 

21  Que  si  Dios  no  perdonó  á  las  ramas 
naturales,  á  ti  tampoco  no  perdone. 

22  Mira  pues  la  bondad,  y  la  severidad 
de  Dios :  la  severidad  ciertamente  en  kA 
que  cayeron ;  mas  la  bondad  para  con- 
tigo, si  permanecieres  en  la  bondad': 
pues  de  otra  manera  tü  también  tetém 
cortado. 

23  Y  aun  ellos,  si  no  permanecieren  en 
incredulidad,  serán  ingeridos*;  que  po- 
deroso es  Dios  para  volverlos  á  ingerir. 

24  PoTqne  si  ttl  eres  cortado  del  natu- 
ral acebnche,  y  contra  natura  ñiiste  in- 
gerido en  la  buena  oliva ;  ¿  cuanto  mas 
estos,  que  son  las  ramas  naturales,  se- 
rán ingeridos  en  su  oliva  ? 

25  Porque  no  quiero,  hermanos,  que 
ignoréis  este  misterio,  para  que  no  seáis 
acerca  de  vosotros  mismos  arrogantes ; 
y  es,  que  el  endurecimiento  en  parte  t 
ha  acontecido  en  Israel,  hasta  que  haya 
entrado  la  plenitud  de  los  Gentiles»: 

26  Y  luego  todo  Israel  será  salvo,  como 
está  escrito':  Vendrá  de  Sion  el  Liber- 
tador, que  quitará  de  Jacob  la  impie- 
dad: 

27  Y  este  será  mi  pacto  á  ellos,  cuando 
quitare  sus  pecados*. 

28  Así  que,  cuanto  al  Evangelio,  son 
enemigos  por  causa  de  vosotros :  mas 
cuanto  á  la  elección,  son  muy  amados 
por  causa  de  los  padres '. 

29  Porque  sin  arrepentimiento  son  las 
mercedes  y  ia  vocación  de  Dios  «. 

80  Porque  como  también  vosotros  en 
algún  tiempo  no  creísteis  á  Dioso,  mas 
ahora  habéis  alcanzado  misericordia  por 
oc€UÍon  de  ia  incredulidad  de  ellos; 

81  Así  también  estos  ahora  no  han 
creído,  para  que,  por  ocasión  de  la  miseri- 
cordia para  con  vosotros,  ellos  también 
alcancen  misericordia. 

38  Porque  Dios  encerró  á  todos  en  in- 
credulidad, para  tener  misericordia  de 
todos  t. 

83  ¡  O  profundidad  de  las  riquezas  de 
la  sabiduría  y  de  la  ciencia  de  Dios ! 
Cuan  incomprehensibles  son  sus  juicios, 
é  inescrutables  sus  caminos  e  I 

34  Porque  ¿quién  entendió  la  mente 
del  Señor  ?  ó  ¿  quién  fué  su  consejero  <í  ? 

85  O  ¿  quién  le  dio  á  él  primero,  para 
que  le  sea  pagado*  ? 

86  Porque  de  él,  y  por  él,  y  en  él  son 
todas  las  cosas/.  A  él  sea  gloria  por  si- 
glos.   Amen. 

CAPITULO  XII. 
Exhorta  d  Apdstdl  d  una  vida  piadosa  y 
tanta,  eon  espreeion  de  reffiat  y  cristiano» 
principios  que  cada  extal  «n  m  re^>eeNvo 
estado  <1«6«  atender  euidadosameKte. 

ASI  que,  hermanos,  os  ruego  por  las 
.  misericordias  de  Dios,  que  presen- 
téis vuestros  cuerpos  a  en  sacrificio  vivo, 
santo,  agradable  á  Dios,  que  es  vuestro 
racional  culto  b. 

2  Y  no  os  conforméis  á  este  siglo «; 
mas  reformaos  por  la  renovación  de 
vuestro  entendimiento,  para  que  expe- 
rimentéis cual  sea  la  buena  voluntad  de 
Dios,  agradable  y  perfiecta  d. 

8  Digo  pues,  por  la  gracia  que  roe  es 
dada,  á  cada  cual  que  está  entre  vos- 
otros, que  no  tenga  mas  alto  concepto 
de  «i  que  el  que  debe  tener,  sino  que 

fílense  de  «i  con  templanza,  conforme  á 
a  medida  de  fia  que  Dios  repartió  á 


9Fi.2,12. 


•-  Heb.  8. 6, 
14. 
710.38,88. 


*30o.8.1fl. 


« ver.  7. 
«•  Ap.  7.  9. 
*  Is.  59. 30, 

ai. 


■  Ib.  2T.  9. 

Heb.  10. 16. 


VD8.10.U. 
■Ka.  33.19. 
•X£.Z2. 


»  Cap.  3.  9. 
Oa.8.n. 


«  Job  IL  7. 

BaL9S.fi. 
d  Is.  40.  IS. 

ICo.  8.16. 
*  Job.  «1.11. 

/lCo.8.6. 
Col.  1. 16. 


•100.6.16, 

90. 

»lFed.9:5. 
<  Ga.  1.  4. 

2  TI.  4. 10. 


¿Bf.  8.10.17. 


A.O.S8. 


BOMANOS,  Xm,  XIV. 


A.D13B. 


/I  Co.  13.13. 
Sf.4.16. 


fBf.1.38. 

A  lPa«.UO. 
iyv.9. 


*1T1.5.17. 
<  S  Oo.  9.  7. 
"lPBd.LS3. 

•8Al.8i.14. 


•HeelulS. 

36. 

r  11.4. 4. 
9Sutt».  1.4. 
•-  Ln.  18. 1. 
tBeb.  18.3. 

1 IMI.  4.  S. 
(llit.ft.44. 

«1C0.1L36. 

•  Cap.  IS.  5. 
Fl.8.8. 

7  4.3. 

■  Pr.  36  13. 
IS.6.8L 

y  Pr.  30. 33. 
lUt  6. 8». 
1  Ped.  8. 9. 

■  3  Go.  8. 31. 
«Heb.12.14. 
»L«.19.18. 

*  Ltu  14.  9. 
4  De.  83.86. 

HeM0.30. 


•Pr.36.SL 
/Pr.l«.n. 


•  •nt.».!. 

lPed.3.18. 
»  Dt.3.81. 


«lPed.3.14. 
4G«a.9.«. 

«Ba.8.3. 


/lUtSXSl. 


4  Porque  de  la  manera  qne  en  un  cu» 
erpo  tenemos  mucho*  miembro*/,  em- 
pero todos  loa  miembros  no  tienen  la 
misma  operación, 

5  Asi  muchos  somos  un  cuerpo  en 
Oriato' ,  mas  todos,  miembros  los  unos 
de  los  otros. 

O  De  manen  que  teniendo  diferentes 
dones,  según  la  gracia  que  nos  es  dada  A, 
ú  el  de  profecía  úiete  conforme  &  la  me- 
dida de  Ufó'; 

7  O  si  ministerio,  en  servir ;  6  el  que 
ensefla,  en  doctrina ; 

8  El  que  exhorta,  en  exhortar :  el  que 
reparte,  hágalo  en  simplicidad;  el  que 
preside*,  con  solicitud :  el  que  hace  mi- 
sericordia, con  alegría  <. 

9  ^  El  amor  sea  sin  fineimiento  "• ; 
aborreciendo  lo  malo,  lleguidoos  &  lo 
bueno  » : 

10  Amándoos  los  unos  á  los  otros  con 
caridad  fraternal;  preríniétidoos  con 
honra  los  unos  &  los  otros ; 

11  En  el  cuidado  no  perezosos;  ardi- 
entes en  espíritu»;  sirviendo  al  SeSor ; 

18  Gozosos  en  la  esperanza j»;  sufridos 
en  la  tribulación?;  constantes  en  la 
oración  r¡ 

18  Comunicando  á  las  necesidades  de 
ios  santos;  siguiendo  la  hospitalidad'. 

14  Bendecid  á  los  qae  os  persiguen: 
bendecid,  y  no  maldigáis'. 

16  GozAos  con  los  que  se  gozan ;  llorad 
con  los  que  lloran  «. 

16  Unánimes  entre  vosotros «:  no  alti- 
vos, mas  acomodándoos  á  los  humildes. 
No  seáis  sabios  en  vuestra  opinión'. 

17  -No  paguéis  á  nadie  mal  por  maiv: 

Krocurad  lo  bueno  delante  de  todos  los 
ombres  *, 

18  Si  se  puede  hacer,  cuanto  está  en 
vosotros,  tened  paz  con  todos  los  hom- 
bres a. 

19  No  os  venguéis  vosotros  mismos, 
amados  miot  h ;  ante»  dad  lugar  á  la  ira  e ; 
porque  escrito  está:  Mia  es  la  vengan- 
za ;  yo  tugaré,  dice  el  Señora. 

80  Así  que,  si  tu  enemigo  tuviere  ham- 
bre, dale  de  comer ;  si  tuviere  sed,  dale 
de  beber :  que  haciendo  esto,  ascuas  de 
fuego  amontonas  sobre  su  cabeza*. 

81  No  seas  vencido  de  lo  malo ;  mas 
vence  con  el  bien  el  mal/. 

CAPITULO  XIII. 
lUeomttnda  la  tufeeio»  á  hm  npm'ore»,  y  á 
Uu  voleilaáeM  etvüu.  El  amor  M  pr^mo 
a  H  eompeniUo  d»  la  ley.    Imüaeiom  de 
Jeeu-Orielo. 

TODA  alma  se  someta  á  las  potes- 
tades superiores';  porque  no  hay 
potestad  sino  de  Dios :  y  las  que  son,  de 
Dios  son  ordenadas  b. 

8  Asi  que,  el  que  se  opone  á  la  potes- 
tad, á  la  ordenación  de  Dios  resiste :  y 
los  que  resisten,  ello*  mismos  ganan 
condenación  para  si. 

8  Porque  los  magistrados  no  son  para 
temor  al  que  bien  hace,  sino  al  malo. 
j¡  Quieres  pues  no  temer  la  potestad? 
Haz  lo  bueno,  y  tendrás  alabanza  de  eliae : 

4  Porque  es  ministro  de  Dios  para  tu 
bien.  Alas  si  hicieres  lo  malo,  teme; 
porque  no  en  vano  lleva  el  cuchillo*', 
porque  es  ministro  de  Dios,  ven|^or 
para  castigo  al  que  hace  lo  malo. 

5  Por  lo  cual  es  necesario  que  le  estéis 
sujetos,  no  solamente  por  la  ira,  mas 
aun  por  la  conciencia*. 

6  Porque  por  esto  les  pagáis  también 
los  tributos;  porque  son  ministros  de 
Dios  que  sirven  á  esto  mismo. 

7  Pagad  pues  á  todos  lo  que  debéis :  al 

Se  tributo,  tributo ;  al  que  pecho,  pe- 
o ;  al  que  temor,  temor ;  al  que  honra, 
honra/. 


8  No  debáis  á  nadie  nada,  lino  aman* 
unos  á  otros :  porque  el  que  ama  si  pir6- 
Jimo,  cumplió  la  ley*. 

9  Porque  A,  No  adultéralas ;  no  mata- 
rá*; no  hurtarás;  no  dixáa  fislao  testi- 
monio; no  oodiciaxáa;  y  si  áoy  algún 
otro  mandamiento,  en  esta  sentencia  se 
comprende  sumaxíamenle:  Amarás  á 
tu  prójimo  como  á  ti  mismo  •. 

10  La  caridad  no  hace  mal  al  prójimo : 
así  que,  el  cumplimiento  de  la  ley  m  la 
caridad. 

11  V  esto,  conociendo  el  tiempo,  que 
et  ya  hora  de  levantamos  del  sue&o*; 
porque  ahora  nos  está  mas  cerca  nues- 
tra salud  que  cuando  creímos. 

18  La  noche  ha  pasado,  y  ha  llegado 
el  dia :  echemos  pues  las  obras  de  las 
tinieblas',  y  vistámonos  las  armas  de 
InzM. 

18  Andemos,  como  de  dia,  honesta- 
mente: no  en  glotonerías,  y  borrache- 
ras; no  en  lechos,  y  disoluciones*;  no 
en  pendencias  y  envidia ; 

14  Mas  vestios  del  SeOor  Jesu-Cristo  •, 
y  no  hiláis  caso  de  la  carne  en  nw  de- 
seosi». 

CAPITULO  XIV. 
Loe  fuertee  en  lafS  ci«bMi  eoportar  á  Um  fia- 
eoe,  y  tmo'  y  olroe  w  «Men  ediJUar  m¿  «- 
amtttte  evitando  el  eseandaUaarfe,  y  c«MUf- 

derando  qne  Dio*  ee  el  Jmea  de  todos. 

RECIBID  al  flaco  en  la  fé,  y  no  para 
contiendas  de  disputas. 
8  Porque  uno  cree  que  se  ha  de  comer 
de  todas  cosas :  otro  qtu  e»  débil,  come 
legumbres. 

8  El  que  come,  no  menosprecie  al  qne 
no  come :  y  el  que  no  come,  no  Juzgue 
al  que  come;  porque  Dios  le  ha  levan- 
tado. 

4  e  Tü,  quién  eres,  que  Juzgas  el  tíerro 
ajeno «  ?  para  Su  señor  está  en  pié,  6 
cae :  mas  se  afirmará ;  que  poderoso  es 
Dios  para  afirmarle. 

5  Uno  hace  diferencia  entre  dia  y  día ; 
otro  Juzga  iguales  todos  los  diasl>.  Cada 
uno  esté  asegurado  en  su  foimo«. 

0  El  que  hace  caso  del  día,  hácclo  para 
el  SeiW>r ;  y  el  que  no  hace  caso  dri  dia, 
no  lo  hace  asimismo  para  el  SeiVor.  El 
que  come,  come  para  el  Señor ;  poirqne 
da  gracias  á  Dios :  y  el  que  no  come,  no 
come  para  el' Señor,  y  da  gracias  á  DÜm. 

7  Porque  ninguno  de  nosotros  vive  para 
sí ;  y  ninguno  muere  para  sí  d. 

8  Que  si  vivimos,  para  el  8efior  vivi- 
mos ;  y  si  morimos,  para  el  Señor  mo- 
rimos. Así  que,  6  que  vivamos,  6  qne 
muramos,  del  Señor  somos. 

9  Porque  Cristo  para  esto  murió,  y  re- 
sucitó, y  volvió  á  vivir,  para  ser  ^flor 
así  de  lo*  muertos  como  de  lo*  que 
viven». 

10  Mas  ttl  ¿  por  qué  juzgas  á  tu  her- 
mano ?  O  tü  también  ¿por  qué  menos- 
precias á  tu  hermano?  porque  todo* 
fiemos  de  estar  ante  el  tribunal/  de 
Cristo. 

1 1  Porque  escrito  está :  Vivo  yo,  dke 
el  Señor,  que  á  mí  se  doblará  toda  ro- 
dilla, y  toda  lengua  confesará  á  Dios  y. 

18  De  manera  que  cada  uno  de  nos- 
otros dará  á  Dios  razón  de  sí. 

18  Así  que,  no  Juzguemos  mas  los 
unos  de  los  otros :  antes  bien  juzgad  efe 
no  poner  tropiezo  ó  escándalo  u  her- 
mano. 

14  To  sé,  y  confio  en  el  Sefior  Jesot, 

2ue  de  suyo  nada  ha»  inmundo*:  mas 
aquel  que  piensa  alguna  ooaa  ser  in- 
munda, para  él  es  inmunda'. 

15  Empero  si  por  causa  de  la  comida 
tu  hermano  es  contristado,  ya  no  andas 
conforme  á  la  caridad.  No  arruine*  coa 


de. 


ile.lS.K 

HatS-S, 
30l 


6.8. 


1ILS.11. 

ele. 

■La.a.*A 
I   líed-i.* 

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i*  19.14  21 


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«IS.4S.8. 


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iio.8.:. 

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BOHANOS,  XV,  XYL 


A.D,OB, 


IC0.8.U. 


BeK  1&  9. 


*6aL  34.14. 
Beb.  1S.1Í. 


W.14. 

lIat.U.11. 

HedLlO. 

1& 

in  4.8.S. 

ICo.  8. 
10,13. 


5,14. 


Clp.14.1. 

Se  6.  2. 

10o.  9. 19. 

n.a.4.6. 

Joan  8.88. 
M.«».  9. 


ICo.  10.11. 

tT1.8.1S, 
7. 


'MP.12.U. 
aecb.4.34. 


[■sp.  14.1. 
kp.  9.  38. 


Iwli.  8. 


•LIS.  49. 
De.  33. 48. 


W.  117.1. 
bll.1,10. 

¿.10. 


kp.14.17. 


ta  conüda  &  aquel  por  e}  oval  Oiiato 
murió  A. 

10  No  NA  puM  blaifinnado  vucitro 
bien: 

17  Que  el  reino  de  Dios  no  et  comida 
ni  beUda^:  bIdo  Justiolaj  y  pax,  7  gozo 
por  el  Ecpfaritu  Sajnto  a. 

18  Porque  el  que  en  esto  sirve  á  Cristo, 
agrada  £  Dios,  7  ««  aoepto  4  los  hom« 
bies. 

19  Asf  oae,  sigamos  lo  que  haoe  4  la 

GT»t  7  4  la  eifificaeion  de  loa  unos  4 
i  otros. 
^90  No  destruyas  la  obra  de  Dios  por 
oausa  de  la  comida.    Todas  las  oosaa  4 
la  verdad  nm  limpias  • :  mas  malo  m  al 
hombre  que  come  con  esc4ndaIo^. 

81  Bueno  ««  no  comer  carne,  ni  beber 
vino,  ni  nada  en  que  tu  hermano  tro- 
piece,  ó  se  ofenda,  o  sea  debilitado. 

aa  ¿  Tienes  tú  tí?  Tenia  para  contigo 
delante  de  Dios.  Bienaventurado  el  que 
no  se  condena  4  si  mismo  con  lo  que 
aprueba. 

88  Mas  el  que  hace  diferencia,  si  comi- 
ere, es  condenado,  porque  no  comió  por 
fé:  7  todo  lo  que  no  proetde  de  fó,  es 
pecado  f. 

CAPITULO  XV. 

Frotigm  el  ApMol  M  eiAártacion  con  mu- 
titrat  df  grande  aprteio  v  a/teto  d  to*  Ro- 
mamo»,  t  M  vthevunt»  tuteo  qué  M«ii«  d* 
ir  á  ««TKM  da  eamimo  peora  Etpa^a. 

ASI  que,  los  que  somos  mas  Armes 
.  debemos  sobrellevar  las  flaquezas 
de  los  flaco*  a,  7  no  agradamos  4  nos- 
otros mismos. 

8  Cada  uno  de  nosotros  agrade  4  «u 
prójimo  en  bien,  4  edificación  b. 

8  Porque  Cristo  no  se  agradó  4  sí  mis- 
mo «;  4nte8  bien,  como  est4  escrito: 
Los  vituperios  de  los  que  te  vituperan, 
ca7eron  sobre  mi<'. 

4  Porque  laa  cosas  que  4nte8  fueron 
escritas,  pan  nuestra  enaeüanza  fueron 
escritas  « ;  pera  que  por  la  paciencia,  7 
por  la  consolación  de  las  escrituras, 
tenanmoa  enieranxa. 

6  Mas  el  Dios  de  la  paciencia  7  de  la 
consolación  os  dé  que  entre  vosotros 
seáis  unánimes  según  Cristo  Jesús/: 

6  Para  que  concordes,  á  una  iMoa^ 

glorifiquéis  al  Dios  7  Padre  de  nuestro 
efior  Jesu-Oristo. 

7  Por  tanto  8obreUev4os  los  unos  4  los 
otros  A,  como  también  Cristo  nos  sobre- 
llevó para  gloria  de  Dios  >. 

8  Digo  pues:  Que  Cristo  Jesús  fUé  mi- 
nistro de  la  circuncisión,  por  la  verdad 
de  Dios,  para  confirmar  las  promesas  de 
los  padres  k, 

9  Empero  que  los  Gentiles  glorifiquen 
4  Dios  por  la  misericordia,  como  est4 
escrito :  Tor  tanto  70  te  confesaré  entre 
los  Gentiles,  7  cantaré  4  tu  nombre'. 

10  T  otra  vez  dice:  Alegr4os,  Gentiles, 
oonsu  pueblo». 

11  Y  otra  vez :  Alabad  al  Señor,  todos 
los  Gentiles,  7  magnifícadle,  todos  los 
pueblos». 

19  Y  otra  vez  dice  Isaias»;  Estar4  la 
raíz  de  Jeaé',  7  el  que  se  levantar4  4 
regir  los  Gentiles;  los  Gentiles  espera- 
r4n  en  él. 

13  Y  el  Dios  de  esperanza  os  llene  de 
todo  gozo  7  paz  cr^endo ;  para  que  a- 
bundeLí  en  esperanza  por  la  virtud  del 
Btpiritu  Santo  9. 

14  5  Bmpero  cierto  estoy  70  de  vos- 
otros, hermanos  mios,  que  aun  vosotros 
miunos  catáis  llenos  de  bondad,  llenos 
de  todo  conocimiento,  de  tal  manera 
que  podáis  amonestaros  los  unos  4  los 
otros. 


15  Maa  os  he  «aerlfeo,  hennaiKM,  en 
parte  resuritamante,  oomo  amonest4n- 
doos  por  la  gracia  que  de  Dios  me  es 


16  Para  sor  ministro  de  Jeau-Cristo  4 
loa  Gentiles,  ministrando  el  Bvangelio 
de  Dios,  pera  que  la  ofrenda  de  los  Uen- 
tiles  sea  agradable',  aantificada  por  el 
Espíritu  Santo. 

17  Tengo  pues  mi  sloria  en  Cristo  Je< 
sus  en  lo  que  mira  4  Dios. 

18  Porque  no  osarla  hablar  alguna 
cosa  que  Orlsto  no  ha7a  hecho  por  mí 
para  la  obediencia  de  los  Ctantilas',  con 
la  palabra  7  con  las  obras, 

19  Con  potencia  de  milagros  7 jprodi- 
'os«  en  virtud  del  Espíritu  de  Dios*: 

manera  que  desde  Jerusalem,  7  por 
loa  alrededores  hasta  la  Eselavanla,  he 
llenado  tvdo  del  Evangelio  de  Cristo'. 

90  Y  de  esta  manera  me  esfbrcé  4  pre> 
diear  el  Evangelio,  no  donde  dfi<e«  Cristo 
ftiese  nombrado,  por  no  edificar  sobre 
ajeno  f  un  .lamento  r ; 

91  Sino  como  est4  escrito :  A  los  que 
no  fué  anunciado  de  él,  ver4n:  7  los 
que  no  07eron,  entenderán'. 

99  Por  lo  cual  aun  he  sido  impedido 
muchas  veces  de  venir  4  vosotros*. 

83  Mas  ahora  no  teniendo  mas  lugar 
en  estas  regiones,  7  deseando  ir  4  vos- 
otros muchos  aíkos  ha, 

84  Cuando  partiere  para  España,  iré  4 
vosotros ;  porque  espero  que  pasando  os 
veré,  7  que  aeré  llevado  de  vosotros 
all4&:  si  empero  4nteB  hubiere  gozado 
de  vosotros. 

85  Mas  ahora  parto  pan  Jerusalem  4 
ministrar  4  los  santos  e. 

96  Porque  Maoedonia  7  Aca7a  tuvie- 
ron  por  bien  hacer  una  colecta  para  los 
pobres  de  los  santos  que  est4n  en  Jeru- 
salem*'. 

97  Porque  les  pareció  bueno,  7  son 
deudores  4  ellos :  porque  si  los  Gentiles 
han  sido  hechos  participantes  de  sus 
bienea  espirituales,  deben  también  ellot 
servirles  en  los  carnales*. 

98  Así  que,  cuando  hubiere  concluido 
esto,  y  les  hubiere  consignado  este  flruto, 
pasaré  por  idií  4  España. 

99  T  sé  que  cuando  llegue  4  vosotros, 
llegaré  con  abundancia  de  la  bendición 
de  Cristo/. 

80  Ruégeos  empero,  hermanos,  por  el 
Señor  nuestro  Jesu-Crlsto,  7  por  la  ca- 
ridad del  Espíritu  5i  que  me  anudéis  con 
oraciones  A  por  mi  4  Dios, 

81  Que  sea  librado  de  los  rebeldes  que 
est4n  en  Judéa*,  7  que  la  ofrenda  de  mi 
servido  4  loa  santos  en  Jerusalem  sea 
acepta; 

88  Para  que  con  gozo  llegue  4  vosotros 
por  la  voluntad  de  Dios*,  7  que  sea  re- 
creado juntamente  con  vosotros. 

88  Y  el  Dios  de  pac'  tea  con  todos  vos- 
otros.  Amen. 

CAPITULO  XVL 
£ne<rmieiidat  y  memoria*,  y  iitino  avito  de 

Bou  Pablo  dlot  JUtet  ntideníet  en  Boma. 

ENCOMIÉNDOOS  empero  4  Febe 
nuestra  hermana,  la  cual  es  Dia- 
conisa  de  la  Iglesia  que  est4  en  Cen- 
creas: 

8  Que  la  recibáis  en  él  Señora,  como 
es  digno  4  los  santos,  7  le  ayudáis  en 
cualquiera  cosa  en  que  os  hubiere  me- 
nester: porque  ella  ha  a7udado  4  mu- 
chos, 7  4  mi  mismo. 

8  Saludad  4  Prisca  7  4  Aquila»,  mis 
coadjutores  en  Cristo  Jesús; 

4  (Que  pusieron  sus  cuellos  por  mi 
vida :  4  los  cuales  no  do7  gracias  70  solo, 
mas  aun  todas  las  Iglesias  de  los  Gen- 
tUes.) 

"~  Uul 


•■».8.r,8. 


•£.«8.90. 

n.  9. 17. 


« Capt  1. «. 

•  Hesb.  18. 
11. 

•10o.  9. 4. 

Ga.  8.8. 

'üoLl.as. 


y2Co.lO. 
18,16. 

xls.fii.15. 

•  Csp.  1. 13. 


»Hecli.l&S. 
8  JnsB  6, 

*Heeh.34. 
17. 


<20o.8.1. 

elo. 


«10o.  9. 11. 


/  Cap.  1. 11, 
13, 

» n.  X 1. 

i2Co.  l.U. 

Col.  4. 18. 

>aT&s.S.S. 


i  8«Bt».4.U. 

<lTM.ft.23. 
Heb.13.90. 


•rL2.29. 


h  Hech.  18. 
2,  etc. 


A.D.» 


L  €X>BINTIOS,  I. 


A.D.A 


« 1  Co.  16. 

1». 

Gol.  4.  li. 
ilCo.U. 

19. 


«  2  TL  2. 19. 


/]tUr.l5.2L 
9  Fi.  4.  8. 
2  JoAnl. 


Jk  1  Co.  1& 
20. 

a0a.lS.12. 
lTM.6.a6. 
lPed.5.14. 

i  2  tes.  8.  6, 
14. 


A.D.67. 


o  Bo.  1. 1. 
h  Hech.  18. 

17. 
*  Hecfa.  18. 

1.  etc. 
•<  Bo.  1.  7. 

'2TL2.22. 
/  Bo.  1. 8. 

'  2  Oo.  8.  7. 


A  Fi.  8.  90. 

Til  &  18. 
<lTes.S.18. 

y5.Sa.94. 


6  Aataninno  k  la  Iglota  de  m  easac 
Saludad  &  Epeneto,  amado  mió,  que  «■ 
Um  pclmietas  *  de  Aeaya  en  Oristo. 

6  Saludad  &  María,  la  cual  ha  trabflja» 
do  mucho  con  noaotroa. 

7  Saludad  á  AndnSnlco  y  &  Junia,  mis 
parientes  y  mis  compaflenw  en  la  cauti- 
vidad: lo*  V»  son  insignes  entre  los 
apóstoles,  los  cuales  también  fueron  4n- 
tes  de  mí  en  Cristo. 

8  Saludad  á  Amplias,  amado  mió  en  él 
Señor. 

9  Sahidad  á  Urtiano,  nuestro  ayudador 
en  Orlst»  Jesús,  y  A  Staehis,'  amado 
mío. 

10  Saludad  á  Apeles,  probado  en  Cris- 
to «.  Saludad  á  los  que  son  de  Aristó- 
bulo. 

11  Saludad  á  Herodion,  mi  pariente. 
Saludad  á  los  que  son  de  la  cata  de  Nar- 
ciso, los  que  están  en  el  Seik>r. 

19  Saludad  á  Trifena,  y  á  Trifosa,  las 
cuales  trabajan  en  el  Señor.  Saludad  á 
Pérsida  amada,  la  cual  ha  trabi^jado 
mucho  en  el  Señor. 

18  Saludad  A  Rufo/,  escogido  en  el 
Señor',  y  á  su  madre  y  mía. 

14  Saludad  á  Asincnto,  á  Flegtmte,  A 
Hermas,  á  Patrobas,  á  Mercurio,  y  á 
los  hermanos  que  est&n  eon  ellos. 

15  Saludad  á  Filólogo,  y  ¿  Julia,  á 
Neréo,  y  á  su  hennana ;  y  á  Olimpa,  y 
&  todos  loa  santos  que  ettán  con  ellos. 

16  Salud&os  los  unos  á  los  otros  con 
ósculo*  santo.  Os  saludan  las  iglesias 
de  Cristo.      . 

17  ^  Y  os  ruego,  hermanos,  que  mi- 
réis los  que  causan  disensiones  y  escín- 
dalos fuera  de  la  doctrina  que  vosotros 
habéis  aprendido ;  y  ai>art6os  de  ellos  í. 


18  Porque  kw  tales  n»  sirven  al  Sellar 
nuestro  Jesu-Cristo,  sino  á  sus  vicn- 
tfes*;  y  eon  suaves  palabras  y  bendi- 
ciones engañan  los  corazones  de  los 
simples^. 

19  Porque  vuestra  obediencia  ha  teni- 
do á  ser  notoria  A  todos»:  así  que,  me 
goso  de  vosotros ;  mas  quiero  que  seáis 
sabios  en  el  bien,  y  simples  en  d 
mal«. 

90  Yel  Dios  de  paz*  québrantax*  presto 
A  SafttanAs  debajo  de  vuestros  pies/.  La 
gracia  del  Señor  nuestro  Jesu-Crfsto  sea 
eon  vosotros.    Amen. 

21  Os  saludan  Timóte  f,  mi  coadjutor, 
y  Lucio,  y  Jason  r,  y  Sosipater,  mis  pa- 
rientes. 

92  Yo  Tercio,  que  escribí  la  Epístola, 
os  saludo  en  el  Señor. 

98  Salddaos  6ayo«,  mi  huésped,  y  de 
toda  la  Iglesia.  Salddaos  Enasto',  te- 
sorero de  la  ciudad,  y  el  hermano  Cu- 
arto. 

24  La  gracia  I  del  Señor  nuestro  Jesu- 
cristo «ea  con  todos  vosotros.    Amen. 

2&  ^  Y  al  que  puede  conñrmaios  según 
mi  Evangelio,  y  la  predicación  de  Jesu- 
Cristo,  según  la  revelación  del  misterio* 
encubierto  desde*  tiempos  eternos, 

26  Mas  manifestado  ahora,  y  por  las 
escrituras  de  los  profetas*,  según  el 
mandamiento  dd  Dios  Eterno,  decla- 
rado A  todas  las  gentes  para  q¡ae  obe- 
dezcan A  la  fé'; 

27  A  él,  solo  Dios  sabio,  tea  gloria  por 
Jesu-Cristo  para  siempre.   Amen. 

Fué  escrita  de  Corinto  A  los  Romanes, 
emriada  por  medio  de  Febe,  Dlaoo- 
nisa  de  la  Iglesia  de  Cencreas. 


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LA  PRiaiERA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

A  LOS 

CORINTIOS. 


CAPITULO  I. 
XiAtlrtálot  á  la  unitm  y  eoneordia:  la  koee 
v«r  eorao  eott/vmde  Dio*  la  tabidurta  y  lO' 
berbia  humana,  y  qae  la  en»  d«  OriMo, 
91M  M  una  neemad  y  aeáttdaU»  jpca^a  Im 
mundano»,  m  pora  ío$  fMet  aaltáuiKa  y 
talud, 

PABLO,  llamado  A  eer  apóstol  de  Je- 
su-Cristo •  por  la  voluntad  de  Dios, 
y  Sostenes  b  el  hermano, 

2  A  la  iglesia  de  Dios  que  estA  en  Co- 
rinto c,  santificados  en  Cristo  Jesús,  lla- 
mados santos  rf;  y  A  todos  los  que  in- 
vocan el  nombre  de  nuestro  Seilor  Jesu- 
Cristo  en  cualquier  lugar,  Seior  de  ellos 
y  nuestro  * : 

a  Gracia  y  paz  de  Dios  nuestro  Padre, 
y  del  Señor  Jesu-Oristo. 

4  5  Gracias  doy  A  mi  Dios/  siempre 
por  vosotros,  por  la  gracia  de  Dios  que 
os  es  dada  en  Oristo  Jesús ; 

5  Que  en  todas  las  cosas  sois  enrique- 
cidos en  él,  en  toda  lengua  y  en  toda 
ciencia  9; 

6  Con  lo  cual  el  testimonio  de  Cristo 
ha  sido  conñrmado  en  vosotros : 

7  De  tal  manera  que  nada  os  falte  en 
ningún  don,  esperando  la  manifestación 
de  nuestro  Señor  Jesu-Cristo*. 

8  El  cual  también  os  conflimarA  hasta 
el  fln,  para  que  aeait  sin  falta  en  el  dia 
de  nuestro  Señor  Jesu-Cristo  •'. 


9  Fiel  e»  Dios,  por  el  cual  sois  llama- 
dos A  la  partíditacion  de  su  H^  Jcaí 
Cristo  nuestro  Señor*. 

10  ^  Os  ruego,  pues,  hermanos,  por  el 
nombre  de  nuestro  Señor  Jesn-Oristo, 
que  habléis  todos  una  misma  cosa,  y 

2ue  no  haya  entre  vosotros  disensiones, 
ntes  seáis  perfectamente  unidos  en  una 
misma  mente,  y  en  un  mismo  perecer'. 

11  Porque  me  ha  sido  declarado  de 
vosotros,  hertaanos  mios,  por  los  yue 
ton  de  Oloé,  que  hay  entre  rosotna  oosi- 
tiendas; 

12  Quiero  dedr,  que  cada  uno  de  -vos- 
otros  dice :  Yo  cierto  soy  de  Pablo;  ]mcf 
yo  de  Apolos»;  y  yo  de  Céfes*;  7  yo 
de  Cristo. 

13  i  EstA  dividido  Cristo  ?  ¿  Fué  cm- 
ciíicado  Pablo  por  vosotros  ?  ó  ¿  habéis 
sido  bautizados  en  el  nombre  de  Pablo  ? 

14  Doy  gracias  A  mi  Dios,  que  A  idn- 

8 uno  de  vosotros  he  bautizado,  sino  A 
Irispo*  y  A  Gato/, 

19  Tara  que  ninguno  diga  qtie  yo  be 
bautizado  en  mi  nombre. 

16  Y  también  bautizó  la  fkmilia  de 
Estéfanasf :  mas  no  sé  si  he  bautizado 
A  algún  otro. 

17  Porque  no  me  envió  Cristo  A  bau- 
tizar^ sino  A  prediear  el  Bvangetto:  ne 
en  sabiduría  de  palabras*'»  poniae  no 
sea  hecha  vana  la  cruz  de  Cristo. 


A-D.r. 

tlJsssLl 


fBklllfc 
SCoblLli 


•Ja«l¿ 


I 


'BO.M.S 
UmsI 

fCkff.U.1^ 


4,1* 


A.a57, 


I.  COBUííTIOS,  II,  III. 


A.  D.  67. 


Bo.L16w 


Ii.  19. 14. 
Jer.8.9. 


•Jobl&ir. 

LS0.S1. 
Lil.25. 

Ln.  10.  SL 

Bo.L21, 

tí. 

llat.12.SS. 
7IS.L 


1^8.14. 
lXiBd.a.7. 

nr.lS. 


Juit7.4S. 


fitll.35. 
Bo.4.17. 
B0.3.  27. 

I  Oo.fi.  17. 
nr.24. 
For.  28.  6. 
riun  17.19. 
M.  1-  7. 
>er.  9.  28, 
i. 
(Jo.  10. 17. 


wr.  4,13. 
ap.  h.  17. 


¡•.6.14. 


ffes.1.  & 


rL  S.  15. 

¡eb.  &  14. 
ob  ia.21. 
L 
la.l6.3&. 

11.1.9, 

). 

«o.  38.  24. 
eeli.8.17. 


18  Y  Porque  la  palabra  de  la  cruz  «■ 
locura  &  lot  que  se  pierden;  mas  á  los 
que  se  salvan,  et  á  ¿tbtrt  4  nosotros,  es 
potencia  de  Dios*. 

19  Porque  está  escrito:  Destruirá  la 
sabiduría  de  los  saltios,  5  desecharé  la 
inteligencia  de  los  entendidos '. 

SO  ¿  Qué  es  del  sabio?  f.  Qué  del  es- 
criba ?  c  Qué  del  escudrloador  de  este 
sif  lo  ?  ¿  no  ha  enloquecido  Dios  la  sa- 
biduría«  de  este  mundo  ? 

91  Porque  por  po  haber  el  mundo  co- 
nocido en  la  sabiduría  de  Dios  á  Dios 
por  sabiduxia",  agradó  á  Dios  salvar  los 
crecentes  por  la  locura  de  la  predica- 
ción. 

28  Poique  los  Judíos  piden  se&ales't 
7  loa  Griegos  buscan  sabkluria : 

23  Mas  nosotros  predicamos  &  Cristo 
crucificado,  qtu  ti  a  los  Judíos  cierta- 
mente tiopeáadero'i  7  á  loa  Gentiles 
locura. 

24  Empero  &  los  llamados,  así  Judíos 
como  Griegos,  Cristo  potencia  de  Dios*, 
7  sabiduría  de  Dios  «. 

85  Porque  lo  loco  de  Dios  es  mas  sabio 
que  los  hombres ;  y  lo  flaco  de  Dios  es 
mas  fuerte  que  los  hombres. 

96  Porque  mirad,  hermanos,  vuestra 
Tocadon,  que  no  sois  muchos  sabios 
según  la  carnet,  no  muchos  podetosos, 
no  muchos  nobles  : 

97  Antes  lo  necio  del  mundo  escogió 
Dios,  para  aveagonxar  á  los  sabios ;  y  lo 
flaco  del  mundo  escobó  Dios,  para 
avereonzar  lo  fuerte  « ; 

28  Y  lo  Til  del  mimdo,  7  lo  menospre- 
ciado escogió  Dios ;  7  lo  que  no  es,  para 
deshacer  lo  que  es  » : 

29  Para  que  ningima  carne  se  Jacte  en 
su  pceseneia«. 

30  Mas  de  él  sois  vosotros  en  Oristo 
Jesús/,  el  cual  nos  ha  sido  hecho  por 
Dios  sabiduría  V,  7  justificación  A,  7  san- 
tificación ',  7  redención  * : 

31  Para  que,  como  está  escrito :  El  que 
se  gloría,  gloríese  en  el  Sefior  L 

CAPITULO  II. 

Demmiira  d  apMol  oue  tu  predieaHon  en 
Oorinto  tu>  JuAia  $Uo  eon  pompa  d«  pala- 
bras, ni  aparato  de  eieneia  humana,  tino 
eon  la  $abiduria  aprendida  en  la  eeeuela 
de  Orillo  erueifteado,  la  eunl  »alamenU 
puede  entenderle  por  medio  del  Eapiritu 
de  Dioe. 

ASI  que,  hermanos,  cuando  fiíí  & 
vosotros,  no  fui  con  altivez  de  pa- 
labra, ó  de  sabiduría  o,  á  anunciaros  el 
testimonio  de  Cristo. 

2  Porque  no  me  propuse  saber  algo 
entre  vosotros,  sino  á  Jesu-Gilsto,  7  á 
este  crucificado  h. 

3  Y  estuve  yo  con  vosotros  con  flaque- 
za, 7  mucho  temor  7  temblor : 

4  Y  ni  mi  palabra  ni  mi  predicación 
fué  con  palabras  persuasivas  de  humana 
sabiduría,  mas  con   demostración  del 
Espíritu  y  de  poder  e ; 

6  Para  que  vuestra  fé  no  esté  fundada 
en  sabiduría  de  hombres,  mas  en  poder 
de  Dios. 

6  ^r  Empero  hablamos  sabiduría  entre 
perfíBctos  d ;  V  sabiduría,  no  de  este  siglo, 
ni  de  los  príncipes  de  este  siglo,  que  se 
deshacen  < : 

7  Mas  hablamos  sabiduría  de  Dios  en 
misterio/,  la  labiduria  oculta,  la  cual 
Dios  predestinó  antes  de  los  siglos  para 
nuestra  gloria  jr : 

8  La  que  ninguno  de  los  príncipes  de 
este  siglo  conoció ;  porque  si  la  hubieran 
conocido,  nunca  hubieran  crucificado  al 
fieftordegloriaA-. 

9  Antes,  como  está  escrito  •':    Cosas 


que  ojo  no  vio,  ni  oc^a  oyó,  ni  han  su- 
bido en  corazón  de  hombre,  «on  las  que 
ha  Dios  preparado  para  aquellos  que  le 
aman. 

10  Empero  Dios  nos  h  reveló  á  noso- 
tros por  su  Espíritu  * :  poique  el  Espí- 
ritu todo  lo  escudriña,  aun  lo  profundo 
de  Dios  í. 

11  Porque  ¿  quién  de  los  hombres  sabe 
las  cosas  del  hombre,  sino  el  espíritu 
del  miimo  hombre  que  está  en  él»? 
Así  tampoco  nadie  oonoció  las  cosas  que 
Km  de  Dios,  sino  el  Espíritu  de  Dios. 

18  Y  nosotras  hemos  recibido,  no  el 
espíritu  del  mundo,  sino  el  Espíritu  que 
es  de  Dios,  para  que  conozcamos  lo  que 
Dios  nos  ha  dado  » : 

13  Lo  cual  también  hablamos,  no  con 
doctas  palabras  de  humana  sabiduría», 
mas  con  doctrina  del  Espíritu  Santo, 
acomodando  lo  espiritual  á  lo  espfaritual. 

14  Mas  el  hombre  animal/»  no  percibe 
las  cosas  que  ion  del  Espíritu  de  Dios, 
porque  le  son  locura:  7  no  las  puede 
entender,  porque  se  han  de  examinar 
espiritualmente. 

16  Empero  el  espiritual  juzga  todas  las 
cosas  9 ;  mas  él  no  es  juzgado  de  nadie. 

16  Porque  ¿  quién  conoció  la  mente  del 
Seitor  ?  ¿  Quién  le  instruyó  r  ?  Mas  nos- 
otros tenemos  la  mente  de  Cristo*. 

CAPITULO  III. 
Reprende  á  lo»  que  te  apaiionan  por  loi  pre- 
dieadore»  del  tvangeho,  tin  mirar  al  Señor 
euyoi  minittroi  ton,  y  cuya  gracia  et  la 
que  produee  d  fruto  en  Im  atmat/  y  («- 
norta  á  que  deipreeiando  la  vana  uúmuria 
del  mundo,  te  alraeen  eon  la  aodña  igno- 
rancia del  Svangdio. 

DE  manera  que  70,  hermanos,  no 
pude  hablaros  como  á  espirituales  «, 
sino  como  á  camales,  como  á  niños  en 
Cristo  b. 

8  Os  di  á  beber  leche,  7  no  01  d%  vi- 
anda: porque  aim  no  podíais,  ni  aun 
podéis  ahora; 

8  Porque  todavía  sois  carnales:  pues 
habiendo  entre  vosotros  celos,  y  contien- 
das, y  disensiones,  ¿  no  sois  carnales,  7 
andáis  como  hombres*  ? 

4  Porque  diciendo  el  uno:  Yo  cierto 
S07  de  Pablo ;  y  el  otro,  yo  de  Apolos  d ; 
i  no  sois  camales  ? 

^  %  i  Qué  pues  es  Pablo  ?  y  ¿  qué  ei 
Apolos  ?  Ministros  por  los  cuales  habéis 
creído ;  y  eio  según  que  á  cada  uno  ha 
concedido  el  Señor*. 

6  Yo  planté,  Apolos  regó;  mas  Dios 
ha  dado  el  crecimiento. 

7  Así  que  ni  el  que  planta  es  algo,  ni 
el  que  riega ;  sino  Dios,  que  da  el  cre- 
cimiento. 

8  Y  el  que  planta  y  el  que  riega  son 
una  misma  cosa ;  aunque  cada  uno  re- 
cibirá su  recompensa  confiarme  á  su 
labor. 

9  Porque  nowtroi  coadjutores/  somos 
de  Dios:  y  votatroi  labranza  de  Dios 
sois,  edificio  de  Dios  sois. 

10  Conforme  á  la  gracia  de  Dios  que 
me  ha  sido  dada,  j/o  como  perito  arqui- 
tecto puse  el  fundamento,  y  otro  edifica 
encima:  empero  cada  uno  vea  como 
sobreedifica. 

11  Porque  nadie  puede  poner  otro  fun- 
damento que  el  que  está  puesto,  el  cual 
es  Jesu -Cristo  9. 

18  Y  si  alguno  edificixe  sobre  este  fun- 
damento oro,  plata,  piedras  preciosas, 
madera,  heno,  nojarasca, 

13  La  obra  de  cada  uno  será  manifes- 
tada; porque  el  día  la  declarará:  por- 
que por  el  ñtego  será  manifestada,  7  la 
obra  de  cada  tmo  cual  sea,  el  fuego  hará 
la  prueba. 


i  J1UU1I6. 
13. 

IJiMUtS. 

27. 

'  Bo.  11. 38. 
"Pr.20.27. 


"Joan  18. 
14.15. 
»C»^l.ir. 


P  Ro.  8.  5, 7. 
Jud.  19. 


s  Pr.  28. 5. 

•-  la.  40. 18. 

Jer.  23. 18. 

'JtumlS.lfi. 


o  Cap.  2. 14, 

16. 
i  Heb.  5. 12. 

13. 


•  Ga.  5.  20. 
d  Csp.  1. 12. 

«Bo.12.3.6. 


/2C0.6.I. 


9  I8  28. 16. 
Mst.16.18. 
££2.20. 


A.  D.  07. 


1.  CORINTIOS,  IV,  V. 


LD.% 


AOe&.19.17. 


>'3Co.  6. 16. 


i  Sal.  M.  11. 


«  2  Co.  6.  4. 


b  Lu.  12.  42. 
Tit.  1.  7. 
lFed.4.10. 


;  8*1. 148. 2. 
d  Mat.  7. 1. 

•  Bo.  2.  le. 


/Bo.1^8. 


9  Sant».  1. 
17. 

A  Ap.  3. 17. 


•  Heb.  10.38. 


1 2  Co.11.28, 
eto. 

lHech.90. 
84. 

ITea.^». 
STea.8.8. 

"Mat.  5. 44. 
Bo.  12.  U. 


14  Si  permaneciere  la  obra  de  alguno 
que  Bobreedifícó,  recibirá  recompensa. 

15  8i  la  obra  de  alguno  fuere  quemada, 
será  perdida :  él  empero  será  salTo,  raaa 
asi  como  etcapado  por  fliegoA. 

10  ^  ¿  No  sabéis  que  sois  templo  de 
Dios,  y  que  el  Espíritu  de  Dios  mora  en 
vosotros  <  ? 

17  Si  alguno  Tioláre  el  templo  de  Dios, 
Dios  destruirá  al  tal ;  porque  el  templo 
de  Dios,  el  cual  sois  vosotros,  santo  es. 

18  Nadie  se  engalle  á  sí  mismo:  si 
alguno  entre  vosotros  parece  ser  sabio 
en  este  siglo,  hágase  simple,  para  ser 
de  vera»  sabio. 

19  Porque  la  sabiduria  de  este  mundo 
es  necedad  para  con  Dios:  pues  escrito 
está :  £1  que  prende  á  los  sabios  en  la 
astucia  de  ellos  *. 

SO  Y  otra  vez:  El  Señor  conoce  los 
pensamientos  de  loa  sabios,  que  son  va> 
nos. 

>  81  Así  que  ninguno  se  glorie  en  los 
hombres ;  porque  todo  es  vuestro. 

82  8ea  Pablo,  sea  Apolos,  sea  Céfas, 
sea  el  mundo,  sea  la  vida,  sea  la  muerte, 
sea  lo  presente,  sea  lo  porvenir;  todo 
es  vuestro ; 

93  Y  vosotros  de  Cristo ;  v  Cristo  de 
Dios. 

CAPITULO  IV. 
OJleio  dtl  verdadfTo  Apgitol,  y  eiUma  qtu  te 

mereet.    Sigue  reprendiemlo  eon  eingvlar 

energía  y  mantedumbre  &  la»  Corintio». 

TÉNGANNOS  los  hombres  por  mi- 
nistros de  Criatoa,  y  dispensadores 
de  los  misterios  de  Dios. 

8  Resta  empero,  que  se  requiere  en  los 
dispensadores,  que  cada  uno  sea  halla- 
do fieU. 

8  Yo  en  muy  poco  tengo  el  ser  juzgado 
de  vosotros,  6  de  cualquier  humano  dia ; 
y  ni  aun  yo  me  juzgo. 

4  Porque  aunque  de  nada  tenpo  mala 
eoncioicia,  no  jrar  eso  soy  justificado  « ; 
mas  el  que  me  juzga  el  Señor  es. 

5  Así  que  no  juzguéis  naila  áuites  de 
tiempo  <<,  hasta  que  venga  el  Señor,  el 
cual  también  aclarará  lo  oculto  de  las 
tinieblas,  y  manifestará  los  intentos  de 
los  corazones';  y  entonces  cada  uno 
tendrá  de  Dios  la  alabanza. 

6  ^  Esto  empero,  hermanos,  he  pasa- 
do por  ejemplo  en  mí  y  en  Apolos  por 
amor  de  vosotros ;  para  que  en  nosotros 
aprendáis  á  no  saber  mas  de  lo  cjue  está 
escrito/,  hinchándoos  por  causa  de  otro 
el  uno  contra  el  otro. 

7  Porque  i  quién  te  distingue  ?  ó  ¿  qué 
tienes  que  no  hayáis  recibido»  ?  Y  si  /o 
recibiste,  ¿  de  qué  te  glorias  como  ai  no 
hubieras  recibido  ? 

8  Ya  estáis  hartos,  ya  estáis  ricos*; 
sin  nosotros  reináis  ya .-  y  ojalá  reinéis, 
para  que  nosotros  reinemos  también 
juntamente  con  vosotros. 

9  Porque  á  lo  que  pienso.  Dios  nos  ha 
mostrado  á  nosotros  los  apostóles  por  los 
postreros,  como  á  sentenciados  á  mu- 
erte :  porque  somos  hechos  espectáculo 
'al  mundo,  y  á  los  ángeles,  y  á  los  hom- 
bres*'. 

10  Nosotros  necios  por  amor  de  Cristo, 
y  vosotros  prudentes  en  Cristo;  noso- 
tros flacos,  y  vosotros  fUertes;  vosotros 
nobles,  y  nosotros  viles. 

11  Hasta  esta  hora  hambreamos,  y  te- 
nemos sed,  y  estamos  desnudos,  y  somos 
heridos  de  golpes,  y  andamos  vagalnin- 
dos*, 

18  Y  trabigamoa,  obrando  con  nues- 
tras manos 2:  nos  maldicen,  y  bendecid 
mosm;  padecemos  persecución,  y  sufri- 
mos; 

18  Bomos  blasfemados,  y  rogamos:  he- 


mos venido  á  ser  como  la  hez  del  mon- 
do, el  detecho  de  todos  «  hasta  ahora. 

14  No  escribo  esto  para  avei^onzaroa; 
mas  amonestóos  como  á  mis  hijos  ■- 
madosa. 

15  Poraue  aunque  tensáis  diez  mil 
ayos  en  Cristo,  no  iendreu  muchos  pa- 
dres ;  que  en  Cristo  Jesús  yo  os  engen- 
dré por  el  Evangelio;». 

16  Por  tanto  os  ruego  que  me  imi- 
téis;. 

17  Por  lo  cual  os  he  enviado  k  Timo- 
teo, que  es  mi  hijo  amado,  y  fiel  en  d 
Señor,  el  cual  os  amonestará  de  mía 
caminos  cuales  sean  en  Cristo,  de  la 
manera  que  enseño  en  todas  paites,  en 
todas  las  i^esias. 

18  Mas  algunos  están  envanecidos, 
como  si  nunca  hubiese  yo  de  ir  á  vos- 
otros. 

19  Empero  iré  presto  á  vosotros,  á  el 
Señor  quisiere-;  y  entenderé,  no  las 
palabras  de  los  que  oai  andan  hincha- 
dos, sino  la  virtud. 

30  Porque  el  reino  de  Dios«  no  con- 
siste en  palabras,  sino  en  virtud. 

21  i  Qué  queréis  ?  ¿  iré  á  vosotros  con 
vara',  ú  con  caridad,  y  espíritu  de  man- 
sedumbre ? 

CAPITULO  V. 

Sxeomvlga  A  anSetol  *  «s  tiiecafiMMo,  y  ev- 
\orta  a  lo»  fitle»  de  Oorimio  é  que  evite»  H 
trato  eon  toe  que  Uamándoee  tale»,  Uevuee» 
«na  vida  eelragada. 

DE  cierto  se  oye  que  hay  entre  voso- 
tros fornicación,  y  tal  fornicación 
cual  ni  aun  se  nombra  entre  los  Gen- 
tiles ;  tanto  que  alguno  tenga  la  miger 
de  «n  padrea. 

8  Y  vosotros  estáis  hinchados,  y  no 
mas  bien  tuvisteis  duelo,  para  que  tnese 
quitado  de  en  medio  de  vosotros  d  que 
hizo  tal  obra. 

8  Y  ciertamente,  como  ausente  eon  d 
cuerpo,  mas  presente  en  espíritu^,  ya 
como  presente  he  juzgado,  que  el  que 
esto  así  ha  cometido, 

4  En  el  nombre  del  Sefior  nneatro  Jesu- 
cristo, juntados  vosotros  y  mi  espiritu, 
con  la  facultado  de  nuestro  Seikir  Jesu- 
cristo, 

6  El  tal  sea  entr^ado  á  Satanás'  naza 
muerte  de  la  carne,  porque  el  esturitn 
sea  salvo  en  el  dia  del  SeiVor  Jesús «. 

6  No  e>  buena  vuestra  jactancia/.  ¿  No 
sabéis  que  un  poco  de  levadora  leuda « 
toda  la  masa  ? 

7  Limpiad  pues  la  vi^a  levadura  para 
que  seáis  nueva  masa,  como  sois  sin 
levadura:  porque  nuestra  Pascua*,  que 
e»  Cristo ',  fué  sacrificada  por  nosotros. 

8  Así  que  hagamos  fiesta,  no  en  la 
vieja  levadura*,  ni  en  la  levadura  de 
malicia,  y  de  maldad';  sino  en  ázinuM 
de  sinceridad  y  de  verdad. 

9  ^  Os  he  escrito  por  carta,  que  no  os 
envolváis  con  los  fornicarios : 

10  No  absolutamente  con  los  finnlca- 
f  ios  de  este  mundo,  6  con  los  avaros,  é 
con  los  ladrones,  6  con  los  Idélatras; 
pues  en  tal  caso  os  seria  menester  ^mHr 
del  mundo. 

11  Mas  ahora  os  he  escrito,  que  no  os 
envolváis ;  ee  á  eaber,  que  si  alguno  lla- 
mándose hermano  Áiere  fornicario,  ó 
avaro,  ó  idélatra,  6  maldiciente,  ó  bíar- 
racho,  ó  ladrón ;  con  el  tal  ni  aun  co- 
máis. 

18  Porque  ¿  qué  me  va  á  mi  en  Juzgar 
á  los  que  están  fliera >■  ?  ¿no  juzgi^s 
vosotros  á  los  que  están  dentn»  ? 

18  Porque  á  ios  que  están  Aien,  Dios 
juzgará.  Quitad  pues  á  ese  malo  de  cn> 
tre  vosotros  mismos». 


■LL8.1& 


I 


•lfN.111. 


rGa.il9. 
!1ta.lOL 


•■SsaifálS 


•B&1L17. 


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DS.3T.W. 
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«HSLU.!*. 
JnaaOÜtS. 

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«Oip.u.a. 

/8ait*.4.1i 

f  La.U.a. 

Ga.S.8i 


*Xi.llS.  . 

cte. 
•-]a.A.T. 

IPnLm 

ñf" 

AEz.lS.1. 
elcL 

IX. 


-Kar.i'.! 
CoLl-i 


A.i>.sr. 


I.  CORINTIOS,  VI,  VII. 


A.D.W. 


"Da.  7.a 
M*t.l9.33. 
Jnd.  14.  U. 
A]>.S.a6. 

y».  4. 


»  Pr.  a).  22. 
lbt&.30, 

4a 

Bo.  12. 17, 

1?. 

lTea.&15. 


»G».  5. 1», 
>1. 

If.  5.  5. 
Heb.18.4. 
Ap.  22. 15. 
tEf.2.2,2. 
C0L3.7. 
'Heb.10.8a. 
rHeb.  2. 11. 
'Sbo.S.aO. 
iCap.lO.a3. 
!Mat.l5.17. 
Ho.  14. 17. 
GoL2.2a. 
ti  Tea.  4. 
Í.7. 
Bo.  12.1. 

•Bo.6.5.8. 
>Sf.5.S0. 


G«i>.  3.  24. 

aut  19.  s. 

Jn&iil7. 
21. 

El  4.  4. 
Pr.  6.  25. 
32. 

Joan  14. 
17. 

Ro.8.9,11. 
Ga.  4.  &, 
Bo.14.7,8. 
2Co.  5.  14, 
15. 
Cap.  7.2S. 

28. 

IFedLl. 

19,1». 


CAPITULO  VI. 

Contra  loa  dfárátn—  dé  lo*  jiUMttat  y  da 

(oa  riaahonaafoa. 

¿  (\SA  alguno  de  tosoctm,  tenieado 
v7  algo  con  otro,  ir  á  Juicio  delante 
de  los  injustos,  7  no  delante  de  los  san» 
tos? 

d  O  ¿  no  sahds  que  los  santos  han  de 
Juzgar  al  mundo  •  ?  Y  si  d  mundo  ha 
de  ser  Juzgado  por  Toaotros,  ¿  sois  indig- 
nos de  juzgar  ni  cosas  muy  pequeñas  ? 

8  O  ¿  no  sabéis  que  hemos  de  Juzgar  & 
los  ángeles  ?  ¿  cuanto  mas  las  cosas  de 
este  siglo? 

4  Por  tanto  si  hubiereis  de  tener  Jui- 
cios de  cosas  de  este  siglo,  poned  para 
juzgaWoa  &  los  que  son  de  menor  estima 
en  la  iglesia. 

5  Para  avei^gonzaros  lo  digo.  ¿  Pues 
qué,  no  hay  entre  vosotros  sabio,  ni  aun 
uno,  que  pueda  Juzgar  entre  sus  her- 
manos; 

6  Sino  que  el  hermano  con  el  hermano 
pleitea  en  juicio,  y  esto  ante  Jos  Ínfleles  ? 

7  Asi  que,  por  cierto  es  ya  una  £alta  en 
▼osotros,  que  tennis  pleitos  entre  tos- 
otros  mismos.  ¿  Por  qué  no  suMs  antes 
la  injuria  ^  ?  e  por  qué  no  «nfria  antes 
ser  defraudados? 

8  Empero  vosotros  hacéis  la  lujuria,  7 
defraudáis ;  y  esto  á  los  hermanos. 

9  ¿  No  sabéis  que  los  ii^xtos  no  pé- 
seeián  el  reino  de  Dios  ?  Ño  erréis,  que 
ni  los  fornicarios,  ni  los  idólatras,  lü  los 
sdillteros,  ni  los  afeminados,  ni  los  que 
se  echan  con  varones, 

10  Ni  los  ladrones,  ni  los  avaros,  ni  los 
borrachos,  ni  los  maldicientes,  ni  los 
robadores  heredarán  el  reino  de  Dios  c 

11  Y  esto  erais  algunos  d  •  mas  ya  sois 
lavados*,  mas  ya  sois  santificados/,  mas 
ya  sois  Justiñcados'  en  el  nombre  del 
iJeflor  Jesús,  y  por  ei  Espíritu  de  nues- 
tro Dios. 

18  ^  Todas  las  cosas  me  son  lícitas*, 
mas  no  todas  convienen :  todas  las  cosas 
me  son  licitas,  mas  yo  no  me  meteré 
debajo  de  potestad  de  nada. 

13  Las  viandas  ton  para  el  vientre  i,  v 
el  vientre  para  las  viandas ;  empero  y  a 
él  y  á  ellas  deshará  Dios :  mas  el  cuerpo 
no  et  para  la  fornicación  A,  sino  para  el 
Seitor  f,  y  el  Seiknr  para  el  cuerpo. 

14  Y  Dios  que  levantó  al  Señor,  tam- 
bién á  nosotros  nos  levantará  con  su 
poder». 

15  (!  No  sabéis  que  vuestros  cuerpos  son 
miembros  de  Cristo  >•  ?  ¿  QuitanS  pues 
los  miembros  de  Cristo,  v  los  haré  mi- 
embros de  una  ramera  ?   Lejos  sea. 

18  O  ¿no  sabéis  que  el  que  se  Junta 
con  una  ramera,  es  hecho  con  eiía  un 
cuerpo?  porque  serán,  dloe,  los  dos  en 
una  carne». 

17  Empero  el  que  se  Junta  con  el  Se- 
ñor, un  espíritu  es^. 

18  Huid  la  fornicación  7.  Cualquier 
otro  pecado  que  el  hombre  hiciere,  fuera 
del  cuerpo  es ;  mas  el  que  fornica,  con- 
tra su  propio  cuerpo  peca. 

19  O  ¿  ignoráis  <iue  vuestro  cuerpo  es 
templo  del  Espíritu  Santo,  e/  cual  está 
en  vosotros  r,  ¿i  cual  tenéis  de  Dios,  y 
que  no  sois  vuestros*  ? 

SO  Porque  comprados  sois  por  precio ' : 
gloriíicad  pues  á  Dios  en  vuestro  cu- 
erpo, y  en  vuestro  espíritu,  los  cuales 
son  de  Dios. 

CAPITULO  VII. 
Stapomdiendo  el  ApMd  á  a¡gmmo»  jMOiloa  so- 
lar* 91M  partee  U  habían  freyuniorfo,  da 
respecto  d»  uno»  oportuna  inkrueeiont  y 
deilara  eomo  erpeeial  mandamitnto  dt.1 
BeHor  lo  ijue  en  orden  d  Uro*  dice,  extendi- 
éndote 4  dar  m  parecer  en  otras  cosas  que 


aeonseia,  alendtílas  tas  eircunstaueicu  de 
aqueuos  tíempae  en  que  eseribia. 

CUANTO  á  las  cosss  de  aue  me  es> 
cribtsteis :  bien  seria  al  hombre  no 
tocar  mujer. 

8  Mas  á  causa  de  las  fornicaciones, 
cada  uno  tenga  su  mujer,  y  cada  una 
tensa  su  marido. 

8  £1  marido  pasne  á  la  mi^jer  la  de- 
bidas benevolencui ;  y  asimismo  la  mu- 
jer al  marido. 

4  La  mujer  no  tiene  potestad  de  su 
propio  cuerpo,  sino  el  marido :  é  igual- 
mente tampoco  el  marido  tiene  potestad 
de  su  propio  cuerpo,  sino  la  mujer. 

5  No  os  deñraudels  el  uno  al  otro,  á  no 
ser  por  algún  tiempo,  de  mutuo  consen- 
timiento, para  ocuparos  en  la  oración b; 
7  volved  a  Juntaras  en  uno,  porque  no 
os  tiente  Satanás  á  causa  de  vuestra  in- 
continencia e. 

0  Mas  esto  digo  por  permisión,  no  por 
mandamiento. 

7  Quisiera  mas  bien  que  todos  los  hom- 
bres fuesen  como  yo :  empero  cada  uno 
tiene  su  propio  don  de  Dios;  uno  á  la 
verdad  así,  y  otro  así  rf.  > 

8  ^  Digo,  pues,  á  los  solteros  y  á  las 
viudas,  que  bueno  les  es  si  se  quedaren 
como  yo. 

9  Y  si  no  tienen  don  de  continencia, 
cásense* ;  que  m^or  es  casarse  que  que- 
marse. 

10  Mas  á  los  que  están  juntos  en  ma- 
trimonio denuncio,  no  yo,  sino  el  Se- 
ñor/: Que  la  mujer  no  se  aparte  del 
marido. 

11  Y  si  se  apartare,  que  se  quede  sin 
casar,  ó  reconcilíese  con  «u  marido:  y 
que  el  marido  no  despida  á  <u  mu^er. 

13  Y  á  los  demás  yo  digo  (7,  no  el  Se- 
ñor :  Si  algún  hermano  t^e  mujer  in- 
fiel, y  ella  consiente  en  habitar  con  él, 
no  la  despida. 

13  Y  la  mujer  que  tiene  marido  infiel, 
y  él  consiente  en  habitar  con  ella,  no 
lo  deje. 

14  Porque  el  marido  infiel  es  lantifi- 
cado  *  en  la  mu,ier^/,  y  la  mujer  infiel 
en  el  marido  Jle/:  pues  de  otra  manera 
vuestros  hijos  serían  inmundos ;  empero 
ahora  son  santos. 

15  Pero  si  el  infiel  se  aparta,  a)iártese ; 
que  no  es  ei  hermano  ó  la  hermana 
si^eto  á  servidumbre  en  sem^ante  cojo  : 
mas  á  vivir  en  paz  nos  llamó  Dios '. 

IS  Porque  ¿  de  dónde  sabes,  oh  mujer, 
si  quizá  haru  salvo  á  tu  marido  *  ?  ó  ¿  de 
dónde  sabes,  oh  marido,  si  quizá  harás 
salva  á  tu  mujer  ? 

17  Empero  cada  uno  como  el  Señor  h 
repartió,  y  como  el  Señor  llamó  á  cada 
uno/,  así  ande:  y  así  enseño  en  todas 
las  iglesias"*. 

18  ¿  Es  llamado  alguno  circuncidado  ? 
quédese  circunciso :  ¿  es  llamado  alguno 
incircuncidado  ?  que  no  se  circuncide. 

19  La  circuncisión  nada  es,  y  la  incir- 
cuncision  nada  es »,  sino  la  observancia 
de  los  mandamientos  de  Dios  «. 

90  Cada  uno  en  la  vocación  en  que  fué 
llamado,  en  ella  le  quede. 

81  i  Eres  llamado  siendo  siervo  ?  no  se 
te  dé  cuidado :  mas  también  si  puedes 
hacerte  libre,  procúralo  mas. 

88  Porque  d  que  en  el  Señor  es  llama- 
do, sienao  siervo,  liberto  es  del  Señor/» : 
asimismo  también  el  que  es  llamado 
siendo  libre,  siervo  es  de  Cristo  r. 

83  Por  precio  sois  comprados'-;  no  os 
hagáis  siervos  de  los  hombres*. 

84  Cada  uno,  hermanos,  en  lo  que  es 
llamado,  en  esto  se  quede  para  con 
Dios'. 

85  ^  Empero  de  las  vírgenes  no  tengo 


•  Bi.  81. 10. 


»  iotl  %  U. 
•ver.  2. 

d  lfat.U.11. 
«1TL5.14. 


/  Mal  19. 

6,9. 


«VíaUa.1». 


JllT1.4.fi. 


i  Re.  14. 19. 
Heb.ia.14. 

tlPM.8. 
1.2. 


tTBr.a0,34. 
"Csp.4.17. 

aco.u.a8. 


••  Oa.  6.  6. 

y&lfi. 
"  Juan  15. 

14. 

1  Joan  3. 8. 


r  Juan  8.86. 
Ko.6.18, 

aa. 

>lFed.216. 

**  Cap.  6. 90. 

liad.  LIS, 

1». 
'aOo.U.20. 

Oa.  2. 4. 
t  ver.  17, 20. 


A.  D.  67. 


L  00EINTI08,  Vm,  li 


I 


A.D.57. 


*  TOT. 

40. 


6,10, 


'  wr.  1,  & 


«  Bo.  IS.  U. 
1  Ped.  4.  7. 
SFed.S. 
8,9. 


V  Sal.  89.  & 
1  Juan  2. 
17. 


«  wi.  28. 
<>Bo.7.a. 

6  2  00.6.14. 

«  Ter.  25. 
t  Cap.  9. 1. 
2  Co.  U.  fi. 


"Cap.10.10. 

Hech.15. 

19,20. 
»  Bo.  14. 14, 

22. 

'  Gap.XIIL 
•i  Ga. «.  S. 
•  Ka.  1.  7. 

6a.  4.  9. 

3TL2.19. 
/  Ib.  41. 24. 

^  De.  4.  89. 

18.  44.  6. 

&G«.4.8. 


mandamiento  del  Señor «;  mas  doy  mi 
parecer,  como  quien  ha  alcanzado  mise- 
ricordia del  Señor  para  ser  fíel. 

26  Tengo,  pues,  esto  por  bueno  &  causa 
de  la  neceádad  que  apremia,  que  buezio 
es  al  hombre  estarse  así  *. 

27  ¿  Estás  ligado  &  mujer  ?  no  pro- 
cures  soltarte.  ¿  Estas  suelto  de  mujer  ? 
no  procures  mujer. 

28  Mas  también  si  tomares  muSer,  no 
pecaste;  y  si  la  doncella  se  casare,  no 

f>ec<5;  pero  aflicción  de  carne  tendrán 
os  tales :  mas  yo  os  d^o. 

28  Esto  empero  digo,  hermanos,  que 
el  tiempo  es  corto  ' :  lo  que  resta  es,  que 
los  que  tienen  mujeres  sean  como  los 
que  no  las  tienen ; 

30  Y  los  que  lloran,  como  los  que  no 
lloran ;  y  los  que  se  huelgan,  como  ios 
que  no  se  huelgan ;  y  los  que  compran, 
como  los  que  no  poseen ; 

81 Y  los  que  usan  de  e^te  mundo,  como 
los  que  no  usan :  porque  la  apariencia 
de  eáte  mundo  se  pasa  y. 

82  Quisiera  pues  que  estuvieseis  sin 
congoja.  £1  soltero  tiene  cuidado  de  las 
cosas  que  ton  del  Señor,  como  ha  de 
agradar  al  Señor. 

83  Empero  el  que  se  casó  tiene  cuidado 
de  las  cosas  que  son  del  mundo,  como 
ha  de  agradar  &  tu  mi^er. 

34  EUiy  aaimitmo  diferencia  entre  la 
casada  y  la  doncella :  la  doncella  tiene 
cuidado  de  las  cosas  del  Señor,  para  ser 
santa  asi  en  el  cuerpo  como  en  el  espí- 
ritu :  mas  la  casada  tiene  cuidado  de  las 
cosas  del  mundo,  como  ha  de  agradar  á 
tu  marido. 

85  Esto  empero  digo  para  Tuestro  pro- 
vecho ;  no  piara  echaros  lazo,  sino  para 
lo  honesto  y  decente,  y  para  que  sin  im- 
pedimento os  lleguéis  al  Señor. 

36  Mas  si  á  alguno  parece  cosa  fea  en 
su  virgen,  que  pase  ya  de  edad,  y  que 
asi  conviene  que  se  haga,  haga  lo  que 
quisiere ;  no  peca,  cásense. 

87  Pero  el  que  está  fírme  en  su  cora- 
zón, y  no  tiene  necesidad,  sino  que  tiene 
libertod  de  su  voluntad ;  y  determinó  en 
su  corazón  esto,  acerca  de  guardar  su 
virgen,  bien  hace. 

88  Así  que  el  que  ¿a  da  en  casamiento, 
bien  hace' ;  y  el  que  no  la  da  en  casa- 
miento, hace  mejor. 

39  ^  La  mi^er  catada  está  atada  á  la 
ley,  mientras  vive  su  marido  o :  mas  si 
su  marido  muriere,  libre  es :  cásese  con 
quien  quisiere,  con  tal  que  sea  en  el 
Señora. 

40  Empero  mas  venturosa  será  si  se 
quedare  asi,  según  mi  consejo  « :  y  pienso 
que  también  yo  tengo  Espíritu  d¿  Dios<'. 

CAPITULO  VIII. 
En  ird«n  S  ti  et  6  no  licito  comer  de  la»  viafi- 
úat  ofrteidM  á  lot  títolot,  declara  d  Aptíttol 
la  lioertad  del  erittíano  t»  teta  parte,  pero 
advirtitndo  que  te  evite  etcamdtuitar  á  lot 
flaeoí  «n  la  /i,  y  d  que,  indueidot  por  el 
ejemplo,  Utffiten  á  pecar  comiendo  de  a- 
queUai  contra  tu  propia  eoneiencia. 

Y  POR  lo  que  hace  á  lo  sacrificado 
á  los  ídolos  •,  sabemos  que  todos 
tenemos  ciencia  b.  La  ciencia  hincha, 
mas  la  caridad  edifica'. 

2  Y  si  &  alguno  se  imagina  que  sabe 
algo,  aun  no  sabe  nada  como  dette  sa- 
ber rf. 

3  Mas  si  alcuno  ama  á  Dios,  el  tal  es 
conocido  de  él  *. 

4  Acerca  pues  de  las  viandas  que  son 
sacrificadas  á  ios  ídolos,  sabemos  que  el 
ídolo  nada  es  en  el  mundo/,  y  que  no 
hay  mas  de  un  Dios^. 

6  Porque  aunque  haya  algunos  que  se 
llamen  dioses  A,  <}  en  el  cielo,  ó  en  la 


tierra,  (como  hay  muchos  dioses  y  mu- 
chos señores,) 

6  Nosotros  empero  no  tenemos  mas  de 
un  Dios,  el  Paoreí,  del  cual  «on  todas 
las  cosas,  y  nosotros  en  él ;  y  im  Sefiar, 
Jesu-Gristo 'r,  por  el  cual  «.ti  todas  las 
cosas ',  y  nosotros  por  él. 

7  Mas  no  en  ttxlos  lu^  esta  ciencia: 
porque  algunos  con  conciencia  del  ídolo 
hasta  aquí,  comen  como  sacrificado  á 
ídolos ;  y  su  conciencia,  siendo  flaca,  es 
contaminada  «•. 

8  Si  bien  la  vianda  no  nos  hace  mas 
aceptos  á  Dios«:  porque  ni  que  coma- 
mos, seremos  mas  ricos ;  ni  que  no  co- 
mamos, seremos  mas  pobres. 

9  Mas  mirad  que  esta  vuestra  libertad 
no  sea  tropezadero  á  los  que  son  flacos  •>. 

10  Porque  si  te  ve  alguno,  á  ti  que 
tienes  ettá  ciencia,  que  estás  sentado  á 
la  mesa  en  el  lugar  de  los  idoloa,  ¿  la 
conciencia  de  aquel  que  es  flaco,  no 
será  adelantada  a  comer  de  lo  saciiñ- 
cado  á  los  ídolos  ? 

11  é  Y  por  tu  ciencia  se  perderá  el  her- 
mano flaco,  por  el  cual  Cristo  mvxióp  ? 

12  De  esta  manera,  pues,  pecando  con- 
tra los  hermanos,  é  hiriendo  su  flaca 
conciencia,  contra  Cristo  pecáis. 

13  Por  lo  cual,  si  la  comida  es  &  mi 
hermano  ocasión  de  caer,  jamas  comeré 
carne  por  no  escandalizar  á  mi  her- 
manos. 

CAPITULO  I3L 

^mpUatido  el  Aptetci  lo  que  ántet  ha  iudi- 
tado  fobre  et  uto  de  la  lileriad  erietiana 
en  eotat  de  tupo  inüferentet,  recuerda 
como  a  tniímo,  á  fin  de  evitar  posibUt  in- 
eonvtnientei  en  la  obra  de  tu  mimiglerie, 
habia  renunciado  aun  á  aqutUo  que  podia 
y  le  era  debido  como  Apóstol,  y  hiékote  todo 
para  con  todot,  por  ganar  peora  Diot  i 
muebo*. 

i  "VTO  soy  apóstol ?  ¿no  soy  libre ? 
i.^    ¿no  he  visto  á  Jesu-Cristoa  el 

Señor  nuestro ?    ¿no  sois  vosotros  mi 

obra  en  el  Señor  b? 

2  Si  á  los  otros  no  soy  a))óstoI,  á  tos- 
otros  ciertamente  lo  soy ;  porque  el  sello 
de  mi  apostolado  sois  vosotros  en  el  Se- 
ñor. 

3  Esta  es  mi  respuesta  á  los  que  me 
preguntan. 

4  Qué,  ¿  no  tenemos  potestad  de  comer 
y  de  beber  e  ? 

5  ¿  O  no  tenemos  potestad  de  traer 
con  nototrot  una  mujer  hermana,  tam- 
bién como  los  otros  apóstoles,  y  los  her- 
manos del  Señor  <<,  y  Óéfas  •  ? 

6(0  solo  yo  y  Bemalié  no  tenemos 
potestad  de  no  trabajar/  ? 

7  c  Quién  jamás  peleó  á  sus  expensas  ? 
f  Quien  planta  viña,  y  no  come  de  sa 
mito  ?  ó  ¿  quién  apacienta  el  ganado,  y 
no  come  de  la  leche  del  ganado  ? 

8  ¿  Digo  esto  tolamente  sesim  los  hom- 
bres ?  ¿  No  dice  esto  también  la  ley  ? 

9  Porque  en  ia  ley  de  Moisés  está  es- 
crito y:  No  pondrás  bozal  al  buey  que 
trilla.  ¿  Tiene  Dios  cuidado  de  ios 
bueyes  ? 

10  ¿  O  díceZo  enteramente  por  nosotros  ? 
Pues  por  nosotros  está  escrito :  porque 
con  esperanza  ha  de  arar  el  que  ara*; 
y  el  que  trilla,  con  esperanza  de  recibir 
el  fruto. 

11  81  nosotros  os  sembramos  lo  espiri- 
tual, i  terá  gran  cosa  si  segáremos  de  lo 
vuestro  carnal*'? 

12  Si  otros  tienen  en  vosotros  esta  po- 
testad, ¿  no  mas  bien  nosotros  ?  Mas 
no  hemos  usado  de  esta  potestad*;  intcs 
lo  suüKmos  todo  por  no  poner  ningún 
obstáculo  al  Evangelio  de  Cristo. 

13  ¿  No  salwis  que  los  que  trab^lan  en 
el  santuario,  comen  del  santuario,  y  que 


itíi.%. 
(JiubLS. 

Gol.  1.16. 

BcULS. 


■Bo.  11.14, 
23. 

>BA.iin. 


•  B0.  IL IS, 


PB6.1LÍÍ, 
20l 


ic^kS.a 


•CsjlISLS. 

B»ek.9.3. 

17. 

yia.lL 
»Cs|i.i.l& 


*  Mai  1C.  9. 
10. 


4liar.fi.l 

'•MstS-H 
/2Tet.3. 


1TS.4.1Í 


A2TLIÍ. 


.lS.ff 


7.». 
yl2.U 


Á.D.BU 


I.  CORINTIOS,  X. 


A.D.CT. 


IX1LI8.8, 
etc. 
De.  18.1. 

■Ln.iaT. 
G«.6.  6. 

"fiedi.20. 

81 

1  Tea.  2. 9. 

S  Tea.  8.  8. 
•2O0.U.IO. 

PJer.l.  17. 
B0.LIÍ. 


«Cap.i.1. 
O0LI.2& 


<-0a.Swl8. 


*Hecb.16.S. 
721. 28»8ft. 


<Cap.7.  22. 
110.^.6. 
Col.  8. 1, 
etc. 

•  Bo.  15. 1. 

*  Cap  Ja  83. 


»PL2.ie. 
3  Ti.  %  5, 
Heb.13.1. 

r  3  TL  4. 8. 
Swito.1,12. 
1  Ped.  5.  4. 
Ap.  %.  10. 

ya.  11. 

'  Ko.  8.  18. 
Cbl.  3.  & 

'Bq.  <LUL 
19. 

Heb.  la 
38,39. 


Ex.  13. 21, 

2X 

No.  9. 18, 

22. 

Ex.  14. 19, 
29. 

Ex  10. 15, 
BS. 

Re.  9. 15, 
10. 

S«L78.24. 
Ex.  17.  6. 
Ka.  20.  U. 
Bal.  78. 15. 

r  liA.  41. 

Xu.  14. 29. 
r26.C4.fi5. 
Heb  8.17. 
fndasS. 

Kn.  11. 4, 

88. 

B«L106.14. 


E 


los  qoe  sirren  al  altar,  del  altar  partí* 
cipan/? 

14  Así  también  ordenó  el  Sefiof  á  los 
one  anuncian  el  Evangelio,  que  rivan 
ael  Evangelio». 

15  Mas  yo  de  nada  de  esto  me  apro- 
veché • :  ni  tampoco  he  escrito  esto  para 
que  se  haga  asi  conmigo ;  porque  tengo 
por  mcgor  morir,  antes  que  nadie  haga 
vana  etia  mi  gloria». 

16  Fues  bien  «|ue  anuncio  el  Evangelio, 
no  tengo  porqué  gloriarme  dt  eto ;  por- 

Sue  me  es  impuesta  necesidadi> ;  y  ¡  ay 
e  mi  si  no  anunciare  el  Evangelio  I 

17  Por  lo  cual  si  lo  hago  de  voluntad, 
premio  tendré;  mas  si  por  fíierza,  la 
dispensación  me  ha  sido  encargada  f. 

18  ¿  Cuál  pues  es  mi  merced  ?  Que 
predicando  el  Evangelio,  ponga  el  Evan* 
geJio  de  Oristo  de  balde,  para  no  usar 
mal  de  mi  potestad  en  el  Evangelio. 

19  Por  lo  cual,  siendo  libre  para  con 
todos,  me  he  hecho  siervo  de  todos*-  por 
ganar  &  mas. 

SO  Heme  hecho  &  los  Judíos  como  Ju* 
dio,  por  jjanar  á  los  Judíos* ;  á  los  que 
están  sujetos  á  la  ley,  como  si^cto  á  la 
ley,  por  ganar  á  los  que  están  siyetos  á 
la  ley; 

21  A  los  que  son  sin  ley,  como  si  yo 
fuera  sin  ley,  (no  estando  yo  sin  ley  de 
Dios,  mas  en  la  ley  de  Cristo  <,)  por 
ganar  á  los  que  estaban  sin  ley. 

22  Me  he  hecho  ¿los  flacos  como  flaco, 
or  ganar  á  los  flacos» :  á  todos  me  he 
lecho  todo,  para  que  de  todo  punto 

salve  á  algunos*. 

23  Y  esto  hago  por  causa  del  Evan- 
gelio, por  hacerme  juntamente  partici- 
pante de  él. 

24  ,;  O  no  sabéis  que  los  que  corren  en 
el  estadio,  todos  á  la  verdad  corren, 
mas  uno  lleva  el  premio  ?  Corred  de 
tal  manera  que  k  obtengáis «. 

25  T  todo  aquel  que  lucha,  de  todo  se 
abstiene :  y  ellos,  á  la  verdad,  para  re- 
cibir una  corona  corruptible;  mas  nos- 
otros, Incomiptíble^. 

26  Así  que  yo  de  esta  manera  corro, 
no  como  a  cosa  incierta ;  de  esta  manera 
peleo,  no  como  quien  hiere  el  (dre : 

27  Antes  hiero  mi  cuerpo*,  y  lo  pongo 
en  servidumbre»;  no  sea  que,  habiendo 
predicado  á  otros,  yo  mismo  venga  á  ser 
reprobado  b. 

CAPITULO  X. 
Con  «2  y'emplo  de  lo  que  nueediera  á  muchos 
de  Im  antiguo»  H^íos,  lo  eual  fué  eterüo 
para  anumeetaeion  nuestra^  egitorta  d  A- 
páetcX  a  Ua  Corintio»  á  no  imitarle»  en  tu» 
viHot,  y  vana  eonjlanta,  y  á  que  m  ffuarden 
de  toda  idolatrfa,  reprnenMuidolee  como 
ineompatible  H  fortieipar /tucttioeamente 
de  la  Oena  dd  ¿Mor  ton  tomar  parte  en  el 
€vUo  d»  lo»  ídolo»,  Beeomienaa  la  ri^e- 
reneia  y  miramiento  para  eon  todo»;  que 
todo  le  hoqa  i  gloria  de  Dio»,  y  sin  dar  d 
nadie  motivo  dé  eteándalo  ú  ofenta. 

MAS  no  quiero,  hermanos,  que  ig- 
noréis, que  nuestros  padres  todos 
estuvieron  bi^o  la  nubes,  y  todos  pasa- 
ron la  marb; 

2  Y  todos  en  Moisés  fueron  bautizados 
en  la  nube  y  en  la  m<ir ; 

3  Y  todos  comieron  la  misma  vianda 
espiritual  c  • 

4  Y  todos  bebieron  la  misma  bebida 
espiritual  <í:  (porque  bebían  de  la  piedra 
espiritual  que  los  seguía*;  y  la  piedra 
era  Cristo) : 

5  Mas  de  muchos  de  ellos  no  se  agradó 
Dios ;  por  lo  cual  ñieion  postrados  en  el 
desierto/. 

6  Empero  estas  cosas  fueron  en  figura 
de  nosotros,  para  que  no  codiciemos 
cosas  malas,  como  ellos  codiciaron ;. 


7  Ni  seáis  honradores  de  ídolos  como 
algunos  de  ellos,  s^un  está  escrito; 
Sentóse  el  pueblo  á  comer  y  á  beber,  y 
se  levantaron  á  jugar  A. 

8  Ni  íbmiquemos,  como  algunos  de 
ellos  fornicaron,  y  cayeron  tnuertot  en 
un  dia  veinte  y  tres  mil  •'. 

9  Ni  tentemos  á  Oristo  ||,  como  tam- 
bién algunos  de  ellos  lo  tentaron  A,  y 
perecieron  mordido»  por  las  serpientes'. 

10  Ni  murmuréis,  como  tamluen  algu» 
nos  de  ellos  murmuraron  "i,  y  perecie- 
ron por  el  destruotor*. 

11  X  todas  estas  cosas  les  acontecieron 
en  figura;  y  son  escritas  para  nuestra 
admonición  •,  en  quienes  ios  fines  de  los 
si^os  han  paradoj». 

12  Así  que,  el  que  piensa  estar  firme t 
mire  no  caiga;. 

13  No  os  ha  tomado  tentación,  sino 
humana :  mas  fiel  u  Dios,  que  no  os  de- 
jará ser  tentados  mas  de  lo  que  podéis 
lUvar;  antes  dará  también  juntamente 
con  la  tentación  la  salida  %  para  que 
podáis  aguantar. 

14  Por  tanto,  amados  míos,  huid  de  la 
Idolatría'. 

15  Como  á  sabios  hablo ;  juzgad  vos- 
otros lo  que  digo. 

16  La  copa  de  benedicion'  que  ben- 
decimos, f  no  es  la  comunión  de  la  san- 
gre de  Oristo  P    £1  pan  que  partimos, 

¿no  es   la  comunión  del    cuerpo   de 
risto? 

17  Porque  im  pan,  et  que  muchos  so- 
mos un  cuerpo;  pues  todos  participa- 
mos de  aquel  un  pan. 

18  MirM  á  Israel  según  la  carne:  los 
que  comen  de  los  sacrificios  ¿  no  son 
partícipes  con  el  altar «  ? 

19  ¿  Qué  pues  digo  ?  ¿  Que  el  ídolo  es 
algo  *  ?  ¿  ó  que  sea  algo  lo  que  es  sacri- 
ficado á  los  Ídolos  ? 

20  Antes  digo  que  lo  que  los  Gentiles 
sacrifican,  á  los  demonios  /o  sacrifican', 
y  no  á  Dios :  y  no  queria  que  vosotros 
fueseis  partícipes  con  los  demonios. 

21  No  podéis  beber  la  copa  del  Seikir, 
y  la  copa  de  los  demonios ' :  no  podéis 
ser  partícipes  de  la  mesa  del  Señor,  y  de 
la  mesa  de  los  demonios. 

22  ¿O  provocaremos  á celo  al  Señor' ? 
¿  Somos  mas  fuertes  que  él  ? 

23  Todo  me  es  licito,  mas  no  todo  con- 
viene» :  todo  me  es  licito,  mas  no  todo 
edifica. 

24  Ninguno  busque  su  propio  ¿ten  «0- 
lamentc,  sino  cada  cual  el  del  otxoh. 

25  De  todo  lo  que  se  vende  en  la  car- 
nicería, comed  sin  preguntar  nada  por 
causa  de  la  conciencia : 

26  Porque  del  Señor  es  la  tierra  y  lo 
que  la  hinche  e. 

27  Y  si  algún  infiel  os  llama,  y  queréis 
ir,  de  todo  lo  que  se  os  pone  delante 
comed,  sin  preguntar  nada  por  causa  de 
la  conciencia. 

28  Mas  si  alguien  os  dijere :  Esto  fué 
sacrificado  á  los  ídolos,  no  lo  comáis  por 
causa  de  aquel  que  lo  declaró,  y  por 
causa  de  la  conciencia  d : 

29  La  conciencia  digo,  no  tuya,  sino 
del  otro.  Pues  ¿  por  qué  ha  de  ser  juz- 
gada  mi  libertad  por  otra  conciencia  ? 

30  Y  si  yo  con  agradecimiento  parti- 
cipo, ¿  uor  qué  he  de  ser  blasfemado  por 
lo  que  noy  gracias  •  ? 

31  Si  pues  coméis,  ó  bebéis,  ó  hacéis 
otra  cosa,  haced/o  todo  á  gloria  de  Dios/. 

88  Sed  sin  ofensa  á  Judu>6  y  á  Gentiles, 
y  á  la  iglesia  de  Dios; : 

83  Como  también  yo  en  todas  las  cosas 
complazco  á  todos,  no  procurando  tolo 
mi  propio  beneficio,  sino  el  de  muchos, 
para  que  sean  salvos  A. 


ABz.82.6. 

• 

*  Ka.  25. 1.9. 
íi  al  Señor. 

*  Bx.  17. 
2  7. 
Bal.' 05. 9. 

<  «o.  21. 18. 
"  Ka.  14.  S. 

7  28.  87. 

y  16. 41,49. 

*  Ex.  12.  SS. 
o  Bo  15. 4. 

P  Heb.  9. 26. 

«  Ro.  11.  30. 

Pr.28.14. 


»-Sanr»..'J.lL 
2  Ped.  2.  9. 

•  1  Jaac  5. 
21. 

(Mst26.26. 


«Cap.  0kl3. 
*  Cap.  8.  i. 


*  Le.  17.  7. 
Sal.  106.87. 


V  De.  82.  38. 

»  De.  82.  21. 
•  Cap.  6. 12. 
6F1.2.4,21. 

«  SaL  24.  L 


i  Cap.  8. 10, 
12. 


•Bo.U.e. 
/Ex.  32. 6. 

9  Bo.  14. 13. 
2  üo.  6.  8. 

A  Cap.  9. 19. 
22. 


A.  D.  5t. 


I.  CORINTIOS,  Xr,  XIL 


A.D.r. 


11.8.17. 
lTta.1.6. 
STte.8.  9. 
»  Cap.  4. 17. 

e  Ef  .  5.  2S. 

4  Gen.  3.  IS. 
1  Ped.  S.  1. 
£.6. 

«  Cftp.  15. 

27.28. 

Jnu  14.38. 
/H«;li.aL9. 


f  Gen.  1.28. 

h  Gva.  a.  18. 
y22.23. 


<  1  TI.  6.  2L 


t  C«p.  1. 10, 

IZ 

I  Mat  18.  7. 
"Unan  2. 

1». 


"Cap.  15.8. 

»Mat2S.28, 
etc. 


CAPITULO  xr. 

0«MWa  d  los  CorínUoB  ^u«<n  tut  rtUgUMu 
moihWm  oroMfi  lo*  hombre»  eon  la  eabeaa 
cMlitVta,  y  /«M  ma/rreí  detcttM«r(u,  y  (am- 
Uen  2<w  dMA-(í«net  qw  en  sut  lanqutU*  dé 
earitUul  m  eomeliati,  eomo  atiminno  la* 
irrev«reneÍM  y  vnfunaeionu  al  eeM>rar 
la  Caira  M  M/*r,  cuya  inUtíueion  b* 
retutría,  é  indica  la*  eontauneiaa  dé 
partMjfor  dé  «lia  tiidtVnaiiwiit*. 

SED  imitadores  de  mi,  asi  eomo  70  de 
Cristo  a. 

2  ^  T  os  alabo,  hermanos,  que  en  todo 
os  acordáis  de  mí,  7  retenéis  las  instruc- 
ciones b  irnos  de  la  manera  que  os  en- 
señé. 

8  Mas  quiero  que  sepáis,  que  Cristo  e 
es  la  cabesa  de  todo  varón;  7  el  varen  et 
La  cabeza  de  la  mujer  ¿;  7  Dios  la  ca- 
beza de  Cristo  : 

4  Todo  varón  que  ora,  6  profetiza, 
cubierta  la  cabeza,  afrenta  ¿  su  cabeza. 

A  Mas  toda  mujer  que  ora,  ó  profe- 
tiza/,  no  cubierta  su  cabeza,  afrenta  k 
su  cabeza:  porque  lo  mismo  es  que  si 
se  ra7ese. 

6  Porque  si  la  mi^er  no  se  cubre,  tras- 
quílese también :  7  si  es  deshonesto  á  la 
mqier  trasquilarse  ó  raerse,  cdbrase. 

7  Porque  el  varón  no  ha  de  cubrir  la 
cabeza,  porque  es  imagen  7  eloria  de 
Diosf  ¡  mas  la  m^jer  es  gloria  oel  varón. 

8  Porque  el  varón  no  es  de  la  mi:yer, 
sino  la  mujer  del  varón  A. 

9  Porque  tampoco  el  varón  taé  criado 
por  causa  de  la  mujer,  sino  la  mqjer  por 
causa  del  varón. 

10  Por  lo  cual  la  mujer  debe  tener 
señal  de  potestad  sobre  lu  cabeza  por 
causa  de  los  Angeles  •'. 

11  Mas  ni  el  varón  sin  la  mi^O^r,  ni  la 
mujer  sin  el  varón,  en  el  Señor. 

18  Porque  como  la  mujer  ««  del  varón, 
asi  también  el  varón  et  por  la  miyer; 
empero  todo  de  Dios. 

IS  Juzgad  vosotros  mismos :  ¿  es  ho- 
nesto orar  la  mujer  &  Dios  no  cubierta .' 

14  Aun  la  misma  naturaleza  os  en- 
seña que  al  hombre  sea  deshonesto  criar 
cabello. 

15  Por  el  contrario,  &  la  mujer  criar  el 
cabello  le  es  honroso ;  porque  en  lugar 
de  velo  le  es  dado  el  cabello. 

16  Con  todo  eso  si  alguno  parece  ser 
contencioso,  nosotros  no  tenemos  tal 
costumbre,  ni  las  iglesias  de  Dios. 

17  ^  Esto  empero  oe  denuncio,  que  no 
alabo,  que  no  por  mejor,  sino  por  peor 
os  juntáis. 

18  Porque  lo  primero,  cuando  os  Jun- 
táis en  la  iglesia,  oigo  que  ha7  entre  ves- 
otros  disensiones  * ;  7  en  parte  lo  creo. 

19  Porque  preciso  es  ha7a  entre  vos- 
otros aun  hernias  I,  pera  que  los  que  son 
probados  se  maniiiesten  entre  vosotros  «. 

80  Cuando  pues  os  Juntáis  en  uno, 
etto  no  es  comer  la  cena  del  Señor, 

81  Porque  cada  uno  toma  Antes  para 
comer  su  propia  cena;  7  el  uno  tiene 
hambre,  7  el  otro  está  embriagado. 

83  Pues  qué  ¿  no  tenéis  casas  en  que 
comáis  7  bebáis  ?  O  c  menospreciáis  la 
iglesia  ae  Dios,  7  avergonzáis  á  los  que 
no  tienen  ?  ¿  Qué  os  diré  ?  <■  Os  ala- 
baré ?  En  esto  no  os  alabo. 

83  Porque  70  recibí  del  Señor  lo  que 
también  os  he  enseñado  *:  Que  el  Se- 
ñor Jesús,  la  noche  que  fué  entregado, 
tomó  pane; 

84  Y  habiendo  dado  gracias,  lo  partió, 
7  dijo :  Tomad,  comed :  esto  es  mi  cu- 
erpo qn«  por  vosotros  es  partido :  haced 
esto  en  memoria  de  mí. 

85  Asimismo  tomó  ♦-"•«•«—•  »-  — 1«. 
después  de  haber  ■ 


ta  copa  es  el  nuevo  pacto  en  mi  sangre: 
haced  esto  todas  las  veces  que  bebiüeis 
en  memoria  de  mí. 

86  Porque  todas  las  veces  que  comie- 
reis este  pan.  7  bebiereis  esta  copa,  la 
muerte  del  Señor  anunciáis  hasta  que 
venga;». 

87  De  manera  oue  cualquiera  qne  co- 
miere esto  pan,  O  bebiere  esta  copa  del 
láeitor  indignamente,  será  culpado  dd 
cuerpo  7  de  la  sangre  del  Señor. 

88  Por  tanto  pruébese  cada  uno  á  sí 
mismo,  7  coma  así  de  aquel  pan,  7  beba 
de  aquella  copa. 

89  Porque  el  qne  come  7  bebe  indig- 
namente, juicio  Qome  7  bebe  pora  si,  no 
discerniendo  el  cuerpo  del  Seilor. 

30  Por  lo  cnel  hay  muchos  enfermos 
7  debilitados  entre  vosotros;  7  muchos 
duermen. 

31  Que  si  nos  examinásemos  &  nosotros 
mismos,  cierto  no  seriamos  juzgados. 

38  Mas  siendo  juzgados,  somos  casti- 
gados del  Señor,  para  que  no  seanaos 
condenados  con  él  mundo  9. 

33  Así  que,  hermanos  míos,  cuando  os 
juntáis  á  comer,  esperaos  unos  á  otroa. 

84  Y  si  alguno  tuviere  hambre,  coma 
en  su  casa ;  porque  no  os  juntéis  para 
juicio.  Las  demás  cosas  ordenaré  cu- 
ando llegare. 

CAPITULO  XII. 
Trata  de  lo*  diterto»  done*  con  mee  Dio*  por 
Orieto  adema  m  l^Uaia,  y  dd  legiUno  aao 
y  fin  dé  eUat. 

Y  ACERCA  de  loa  done»  espirituales, 
no  quiero,  hermanos,  que  ignoréis. 
8  Sabéis  que  cuando  erais  Gentiles, 
ibais,  como  erais  llevados,  A  los  ídolos 
mudos  a. 

3  Por  tanto  os  hago  saber,  qne  nadie 
que  hable  por  Espíritu  de  Dios,  llama 
anatema  A  Jesús  b;  7  mu  nadie  puede 
llamar  A  Jesús  Señor,  smo  por  Espirita 
Santo  r. 

4  Empero  h87  repartimientos  de  do- 
nes «f;  mas  el  núsmo  Espíritu  ee. 

6  Y  ha7  repartimientos  de  ministeiioa ; 
mas  el  mismo  Seikir  et. 

O  Y  ha7  repartimientos  de  operacio- 
nes'; mas  el  mismo  Dios  es  d  que  obra 
todas  las  cosas  en  todos. 

7  Empero  A  cada  uno  le  ea  dada  mani- 
festación del  Espíritu  para  provecho/. 

8  Porque  A  la  verdad  A  este  es  dada  por 
el  Espíritu  palabra  de  sabiduría ;  A  otro, 
palabra  de  ciencia  segtm  el  mismo  Es- 
píritu 9 : 

9  A  otro,  fé*  por  el  mismo  Espíritu; 
7  A  otro,  dones  de  sanidades*  por  d 
mismo  Espíritu: 

10  A  otzo/  operaciones  de  milagros ;  7 
A  otro,  profecía;  7  A  otio,  discreción  de 
espíritus  ^ ;  7  A  otro,  géneros  de  lenguas' ; 
7  A  otro,  interpretación  de  lenguas. 

11  Mas  todas  estas  cosas  obra  uno  7  d 
mismo  Espíritu,  re{>artÍendo  particu- 
larmente A  cada  uno  como  quiere. 

18  ^  Porque  de  la  manera  que  el  cu- 
erpo es  uno,  7  tiene  muchos  miem- 
bros >",  empero  todos  los  miembros  de 
ette  un  cuerpo,  riendo  muchos,  son  un 
cuerpo,  así  también  Cristo  •. 

18  Porque  por  un  Espíritu  somos  todos 
bautizados  en  un  cuerpo,  ora  Judias  ó 
GriQíos,  ora  siervos  ó  libres*;  7  todos 
hemos  bebido  de  un  mismo  Espíritu. 

14  Pues  ni  tampoco  d  cuaipo  es  un 
miembro,  sino  muchos. 

19  K  <Hjere  el  pié:  Porque  no  807 
mano,  no  S07  dd  cuerpo :  ¿  por  eso  no 
serA  del  cuerpo .' 

16  Y  si  d^ere  la  or^a  t  Porque  no  aov 
ojo,  no  S07  del  cuerpo :  ¿  por  eso  no  será 
ti  cuerpo? 


rA^T.X. 


>8aL9i 
11.13. 
Bab.l2.!. 
11. 


•Ga.4.B. 
ll^LS. 

IJaaai. 

S.S. 

«]Iat.J«.r. 
tflli.U.C 

Hik&4. 

lM.4.ja 

«So.  IX  C»  3. 


/BLI.7. 


4  0hilU.1 


«lJaa4.L 

f  Cap.  14. 


-Bs.12. 
tti.4.». 


A.  D.  Of. 


I.  OORINTIOS,  Xm,  XIV. 


JLD,Bft4 


'«er.98. 


tEf.  5.90. 


'Bo.  12.8. 
Beb.  13.  7. 
7 17. 34. 


'Cap.  lé.  1, 
39. 


•3Co.  12.4. 
An.  5.  II. 

y  r  11.11 
tlPed.  4.8. 


<M«U7.30. 
ISUt.7.22, 
23. 


•Pt.lO.12. 
rCoL8.13. 


rrftp.io.a4. 

Fl.2.4. 


k  Cap.  8.  X 
tlJiUB8.2. 


17  SI  todo  el  encrpo/WcM  ojo,  ¿dón- 
de eataria  el  oído  ?  il  todo  /w«c  oido, 
¿  diSnde  etteWa  el  dfirto  ? 

18  Mas  ahora  Dios  ha  colocado  loa 
miembros  cada  uno  de  dios  por  sí  en 
el  cuerpo,  como  quiso/. 

19  Que  si  todos  Aieran  un  miembro^ 
¿dónde  eshiviera  el  cuerpo  ? 

20  Mas  ahora  muchos  miembros  «on  á 
la  verdad,  empero  un  cuerpo. 

81  Ni  el  ojo  puede  dedr  k  la  mano : 
No  te  he  menester :  ni  asimismo  la  ca. 
beza  á  los  pitfs :  No  tengo  necesidad  de 
▼osotios. 

22  Antes,  mucho  mas  los  miembros 
del  cuerpo  que  parecen  mas  flacos,  son 
necesarios ; 

23  Y  á  aquellos  del  cuerpo  que  estima- 
mos aer  mas  Tiles,  h  estos  vestimos  mas 
honrosamente;  jr  los  que  en  nosotros 
son  menos  honestos,  tienen  mas  com- 
postura. 

24  Porque  los  que  en  nosotros  ton  mas 
honestos,  no  tienen  necesidad  de  eto: 
mas  Dios  ordenó  el  cuerpo  dando  mas 
abundante  honor  al  que  le  ñtltaba ; 

85  Para  que  no  ha>a  desavenencia  en 
el  cuerpo,  sino  que  los  miembros  todos 
se  interesen  los  unos  por  los  otros. 

28  Por  manera  que  si  un  miembro  pa- 
dece, todos  los  miembros  &  una  se  due- 
len ;  y  si  un  miembro  en  honrado,  todos 
los  miembros  á  una  se  goxan. 

27  Pues  vosotros  sois  el  cuerpo  de 
Cristo,  7  miembros  en  parte  7. 

28  Y  á  unos  puso  Dios  en  la  Iglesia, 

t trímeramente  apóstoles,  luego  profetas, 
o  tercero,  doctores;  luego  facultades; 
luego  dones  de  sanidades,  ayudas,  go- 
bernaciones'', géneros  de  lenguas. 

29  tSm  todos  apóstoles?  tton  todos 
profetas  ?  ¿  todos  doctores  ?  ¿  todos  fa- 
cultades ? 

80  ¿  Tienen  todos  dones  de  sanidad  ? 
¿  hablan  todos  lenguas  ?  ¿  interpretan 
todos? 

31  Empero  procurad'  los  mejores  do- 
nes :  mas  aun,  yo  os  muestro  un  camino 
mas  excelente. 

CAPITULO  XIII. 
Sxetitnefa  y  nenridad  rf«  la  caridad  erí$N- 
a«0,  n*  M  fUül  inlUtíf  uritm  Un  fSémái 
done»  ai  que  lot  tuviete, 

SI  yo  hablase  lenguas  humanas  7  an- 
gélicas', y  no  tengo  caridad  &,  vengo 
á  ser  como  metal  que  resuena,  ó  cím- 
balo que  retifie. 

8  Y  si  tuviese  profecía,  7  entendiese 
todos  los  misterios,  y  toda  ciencia ;  y  si 
tuviese  toda  la  fé,  de  tal  manera  que 
traspasase  los  montes «,  y  no  tengo  ca- 
ridad, nada  soy  <<. 

3  Y  si  repartiese  toda  mi  hacienda  para 
dar  de  comer  á  pobres ;  y  si  entregase  mi 
cuerpo  para  ser  quemado,  y  no  tengo 
caridad,  de  nada  me  sirve. 

4  La  caridad  es  sufrida',  es  benigna/; 
la  caridad  no  tiene  envidia,  la  caridad 
no  hace  sin  razón,  no  se  ensancha, 

5  No  es  injuriosa,  no  busca  eolo  lo 
suyo  ff,  no  se  irrita,  no  piensa  el  mal ; 

6  No  se  huelga  de  la  uajustídat  mas  se 
huelga  de  la  verdad  *. 

7  Todo  lo  Buñw,  todo  lo  cree,  todo  lo 
espera,  todo  lo  soporta. 

8  La  caridad  nunca  deja  de  ser :  mas 
las  profecías  se  han  de  acabar,  y  cesarán 
las  lenguas,  y  la  ciencia  ha  de  ser  quitada. 

9  Porque  en  parte  conocemos «,  7  en 
parte  profetizamos. 

10  Mas  cuando  venga  lo  que  es  per- 
fecto •',  entonces  lo  que  es  en  parte  será 
quitado. 

11  Guando  yo  era  nifio,  hablaba  como 


niflo,  pensaba  como  nWo,  Juzgaba  como 
nifio ;  mas  cuando  ya  ful  hombre  hecho, 
dejé  lo  que  era  de  nlfto. 

19  Ahora  vemos  por  espeloA,  en  os- 
curidad; mas  entonces  verimoe  cera  á 
cara :  ahora  conozco  en  parte ;  mas  en- 
tonces conoceré  como  soy  conocido. 

18  Y  ahora  jiermaneoen  la  fé,  la  eepe* 
ransa,  y  la  caridad;  estas  tres  cosas: 
empero  la  mayor  de  ellas  ei  la  caridad. 

CAPITULO  XIV. 
Bupertorídad  (f«l  doH  de  prqfeeCa  í  «nn^anta 
M  la  úUtia  de  Diot,  en  la  ctud  ei  i»aUl 
el  UM>  de  lengueu  no  entendida»,  aun  ptira 
ftloftar  á  Dioe,  ti  no  hnbiert  in'trprdaeion 
de  lo  91M  at  liiw.  IVo  dábe  haeeree  para 
edifieaeion  en  la  i^ia  /  fen  eUa  no  lUta» 
hoMor  loe  mmíere». 

SBOUID  la  caridad ;  7  procurad  loe 
otroe  doñee  espirituales  a:  mas  sobre 
todo  que  prufcticeis. 

9  Porque  el  que  habla  en  lenguas  i,  no 
habla  A  los  hombres,  sino  á  Dios ;  por- 
que nadie  le  entiende,  aunque  en  espí- 
ritu hable  misterios. 

8  Mas  el  que  profetiza,  habla  á  los 
hombres  para  cdlHcaclon,  7  exhorta- 
don,  7  consolación. 

4  Él  que  habla  lengua  extralla,  A  si 
mismo  se  edifica ;  mas  el  que  profetiza, 
editiea  &  la  iglesia. 

5  Así  que  quisiera  que  todos  vosotros 
hablaseis  lenguas ;  empero  mas  quisiera 
que  profetizaseis:  porque  mayor  es  el 
que  profetiza  que  el  que  habla  lenguas, 
si  también  no  Interpretftre,  para  que  la 
iglesia  tome  edificación  «. 

8  Ahora  pues,  hermanos,  si  70  Aiere 
á  vosotros  hablando  lenguas,  ¿qué  os 
aprovecharé,  si  no  os  hablare  ó  con  re- 
velación, ó  con  ciencia,  ó  con  profecía, 
ó  con  doctrina  ? 

7  Ciertamente  si  las  cosas  inanimadas 
que  hacen  sonidos,  como  la  flauta  ó  la 
vihuela,  si  no  dieren  distinción  de  vooes 
¿cómo  se  sabrá  lo  que  se  tañe  con  la 
flauta,  ó  con  la  vihuela  ? 

8  Y  si  la  txompeU  diere  sonido  inderto, 
¿  quién  se  apercibirá  á  la  batalla  ? 

9  Así  tamhlen  vosotros,  si  por  la  len- 
gua no  diereis  palabra  bien  significante 
¿cómo  se  entenderá  lo  que  se  dice? 
porque  hablaréis  al  aire. 

10  Tantos  géneros  de  voces,  (por  ejem- 
plo,) ha7  en  el  mundo;  7  nada  h^ 
mudo: 

11  Mas  si  yo  ignorare  el  valor  de  la 
voz,  seré  bárbaro  al  que  habla,  7  el  que 
habla  eerá  bárbaro  para  mí. 

12  Así  también  vosotros;  pues  que  an- 
heláis espirituales  doñee,  procurad  ser 
excelentes  para  la  edificación  de  la  igle- 
sia''. 

13  Por  lo  cuál  el  que  habla  lengua  ese* 
traila,  pida  que  la  interprete'. 

14  Porque  si  yo  orare  en  lengua  deeeo- 
nocida,  mi  espíritu  ora ;  mas  mi  enten- 
dimiento es  sin  fhito. 

15  ¿  Qué  pues  ?  Oraré  con  el  espíritu, 
mas  oraré  también  con  entendimiento: 
cantaré  con  el  espíritu,  mas  cantaré 
también  con  entenaimiento. 

18  Porque  si  bendijeres  «oto  con  el  espí- 
ritu, el  que  ocupa  lugar  de  un  mero  par- 
ticular, ¿  cómo  dirá  Amen  á  tu  acción 
de  gracias?  pues  no  sabe  lo  que  has 
dicho. 

17  Porque  tif,  á  la  verdad,  bien  haces 
gracias ;  mas  el  otro  no  es  edificado. 

18  Doy  gracias  á  mi  Dios  que  hablo 
lenguas  mas  que  todos  vosotros : 

19  Pero  en  la  iglesia  mae  quiero  hablar 
cinco  palabras  con  mi  sentido,  para  que 
enseñe  también  á  los  otros,  que  diez  mil 
lialabras  en  lengua  deeeonoeiáa. 


ASC0.8.U. 


«Gap.  12.31. 

6  Heeh.  10. 
48. 
y  19.8. 


*  ver.  98. 


d  ver.  5. 
«Cap.  12. 10. 


A.D.B7. 


L  OOBINTIOa,  XV. 


A.D.S7. 


/6«LUa.Z 
Mkt.lS.8, 
Bo.  1&  19. 
IPWLS.8. 

f  Ib.  a.  11, 

la. 


4HMk.X13. 


<Ii.4S.14. 


k  C«p.  12.  8, 
10. 
<  wr.  S,  40. 


■•1TM.& 

19,20. 


«Cap.UJe. 

«  1 TL  S.  11, 
12. 

rsi&sa. 

1  Ped.  8. 1. 
s  Gen.  8. 16. 


'Juné.  6. 


'^rer.  96,88. 


"  Bo.  11. 90. 
i  Heb.  &  6. 
•  TBP.  14, 17. 
i<  8aL  22. 1, 

eto. 

14.08.1, 

etc. 

I)».9.9S. 

Zm.18.7. 

Lu.  24.96, 

4& 


90  HcnnaBoe,  no  eeais  nifiot/  en  el 
acntído,  sino  aed  nifioa  en  la  malieU; 
empero  perfectos  en  ei  lentido. 

81  £n  la  ley  está  escrito^:  En  otras 
lenguas,  y  en  otros  labios  hablaré  4  este 
pueblo ;  y  ni  aun  asi  oiz&n«  dice  el  Seftor. 

88  Asi  que  las  lenguas  por  seüal  son, 
no  á  los  líeles,  sino  á  los  infieles :  mas 
la  profecía,  no  se  dá  á  los  infieles,  sino 
á  loa  fíeles. 

83  De  manera  que  si  toda  la  islesia  se 
juntase  en  uno,  y  todos  hablan  lenguas, 
y  entran  indoctos,  ó  infieles,  ¿  no  dirán 
que  estáis  locos*  ? 

84  Mas  si  todos  profetizan,  y  entra 
algún  infiel  ó  indocto,  de  todos  es  con- 
▼encido,  de  todos  es  Jnzfpuio; 

85  Y  lo  oculto  de  su  oorazon  se  hace 
manifiesto:  y  asi  postrAndose  sobre  el 
rostro,  adora»  4  Dios,  declarando  qne 
Terdaderamente  Dios  está  en  vosotros  •'. 

S6^  ¿  Qué  hay,  pues,  hermanos  ?  Ou- 
ando  os  juntáis,  cada  uno  de  -vosotros 
tiene  salmo,  tiene  doctrina,  tiene  len- 
gua, tiene  revelación,  tiene  interpreta* 
don  A :  hágase  todo  para  edificación'. 

87  Si  hablare  alguno  en  lengtia  «efni- 
íki,  sea  etlo  por  dos,  ó  á  lo  mas  tres,  y 
por  tumo ;  mas  uno  interprete. 

88  Y  si  no  hubiere  inteiíprete,  calle  en 
la  iglesia ;  y  hable  A  sí  mismo,  y  á  Dios. 

89  Asimismo  hw  profetas*»  lutblen  dos 
ó  tres,  y  los  demás  juzguen. 

ao  Y  si  á  otro  que  estuviere  sentado, 
fuere  revelado,  calle  el  primero. 

81  Poique  podéis  todos  profietlzar  uno 
por  uno,  para  que  todos  apiendan,  y 
todos  sean  exhortados. 

88  Y  los  espíritus  de  los  que  profetiza- 
ren, sujétense  ¿  los  profetas : 

38  Porque  Dios  no  es  Dios  de  dfsen- 
sion,  sino  de  paz;  como  en  todas  las 
iglesias  de  los  santos". 

34  Vuestras  mujeres  callen  en  las  con- 

Segaciones :  porque  no  Íes  es  permitido 
blar»,  sino  que  estén  suyetas/i,  como 
también  la  ley  olee  9. 

86  Y  si  quieren  aprender  algnna  cosa, 
pregunten  en  casa  á  sus  mandos ;  por- 
que deshonesta  cosa  es  hablar  las  mu- 
jeres en  la  congregación. 

86  Qué  ¿  ha  salido  de  vosotros  la  pala- 
bra de  Dios ?  ó  ¿&  vosotros  solos  ha 
llegado  ? 

37  Si  alguno,  á  su  parecer,  es  profeta, 
ó  espiritual,  reconozca  lo  que  os  escribo, 
porque  son  mandamientos  del  6e&ori'. 

38  Mas  ei  que  otutinado  ignora,  ignore. 

89  Así  que,  hermanos,  procurad  pro- 
fetizar; y  no  impidáis  el  hablar  lenguas. 

40  Empero  hágase  todo  decentemente 
y  con  drden*. 

CAPITULO  XV. 
Oomo  alnuftot  de  entre  lo*  JUU$  d»  Oorinto 
fugattn  la  retwreeeion  de  lo»  muertos, 
pruébala  d  ApdittA  por  el  hecho  fwuta- 
me^Ktal  de  hal>er  Jettt-OriUo  resuettado,  Jf 
describe  el  trden  y  modo  tm  «m  eOa  ha  de 
verifiearee,  y  la  naturaUsa  de  lo*  euerpoe 
retneüadoB.  HaUa  del  preeieo  eambio  f 
iran*formaeion  d»  loe  que  eelarAn  vivo» 
«n  «*  dBttno  dia,  y  eAorta  á  vivir  /ñus 
M»  la  fi,  procurando  abundar  en  frutos  de 
piedad  verdadera. 

ADEMAS  os  declaro,  hermanos,  el 
.  Evangelio  que  os  he  predicado,  el 
cual  también  recibisteis,  en  el  cual  tam- 
bién perseveráis*  ¡ 

8  Por  el  cual  asimismo  b  si  retenéis  la 
palabra  que  os  he  predloaoo,  sois  sidvos, 
si  no  creísteis  en  vano«. 

8  Poique  primeramente  os  he  enseña- 
do lo  que  asimismo  recibí:  Que  Cristo 
fué  muerto  por  nuestros  pecados,  con- 
fi»nne  á  la»  Escrituraste ; 


4  Y  que  fué  aepaUado.  y  qne  «esncitó  al 
tercer  dia,  conuwnie  á  laa  Eserteuras*: 

6  Y  que  apareció  &  Oéfiu/,  y  de^ues 
á  los  doce. 

6  Después  ^lareeió  á  mas  de  quinien- 
tos hermanos  juntos ;  de  loa  cuales  mo- 
chos viven  aun,  y  otros  son  muertos. 

7  Después  apareció  á  Jacobo ;  despuct 
á  todos  los  apóstoles. 

8  Y  el  postrero  de  todos,  como  á  on 
abortivo,  me  apareció  á  mí': 

9  Porque  yo  soy  el  mas  pequeiio  de  los 
apóstoles*,  que  no  soy  digno  de  ser  lla- 
mado apóstol,  porque  pen^ni  la  iglesia 
de  Dios. 

10  Empero  por  la  gracia  de  Dios  soy  lo 
que  soy  • :  y  su  gracia  no  ha  sido  en  vano 
para  conntigo;  ames  he  trabajado  mas 
que  todos  ellos:  pero  no  yo,  sino  la 
gracia  de  Dios  que  fuá  conmigo. 

11  Porque,  ó  «a  yo,  ó  sean  elloa,  ait 
predicamos,  y  así  habéis  creído. 

18  Y  si  Oristo  es  predicado  que  resu- 
citó de  los  muertos,  ¿  cómo  dicen  algu- 
nos entre  vosotros  que  no  hay  resurrec- 
ción de  muertos? 

13  Porque  si  no  hay  resurrección  de 
muertos.  Cristo  tampoco  resucitó. 

14  Y  si  Cristo  no  resucitó,  vana  es  en- 
tonces nuestra  predicación,  vana  es  tan- 
bien  vuestra  té. 

15  Y  aun  somos  hallados  &lsos  testigos 
de  Dios;  porque  hemos  testificado  de 
Dios,  que  el  haya  levantado  á  Ciiato,  al 
cual  no  levantó,  si  en  verdad  los  muer- 
tos no  resucitan. 

16  Porque  si  los  muerto*  no  retucitan, 
tampoco  Cristo  resucitó. 

17  T  si  Cristo  no  resucitó,  vuestra  ti  es 
vana,  aun  estáis  en  vuestros  pecados*. 

18  Entonces  también  los  que  durmie- 
ron en  Cristo  son  perdidos. 

19  Si  en  esta  vida  solamente  esperamos 
en  Cristo,  los  mas  misevables  somos  de 
todos  los  hombres'. 

80  Empero  Cristo  ha  resucitado  de  los 
muertos  •• :  primicias  »  de  los  que  dur- 
mieron es  iMcho. 

81  Porque  por  cuanto  la  muerte  •  entr^ 
por  un  hombre,  también  por  un  hombre 
la  resurrección  de  los  muertos^. 

88  Poique  así  como  en  Adam  todos 
mueren,  asi  también  en  Orlato  todos  se- 
rán vivificados. 

83  Mas  cada  uno  en  su  óiden ;  Cristo, 
las  primicias;  luego  lo*  que  son  de 
Cristo,  en  su  venida?. 

84  Luego,  el  fin ;  cuando  entregará  el 
reino  á  Dios  y  al  Padre,  cuando  habrá 
quitado  todo  imperio,  y  toda  pottnoia, 
y  potestad. 

89  Porque  es  menester  que  él  reine, 
hasta  poner  todos  sus  enemigos  debido 
de  sus  piési-. 

86  Y  el  postrer  enemigo  gnc  aera  des- 
hecho, terá  la  muerte*. 

97  Porque  todas  las  cosas  sujetó  deh^jo 
de  sus  pies'.  Y  cuando  dice:  Todas  las 
cosas  son  styetadas  áél,  claro  está  ex- 
ceptuado aquel  que  sujetó  á  él  todas  las 
cosas. 

98  Mas  luego  que  todas  las  eoaas  le 
fueren  sujetas  ■,  entonces  también  tí 
mismo  Hgo  se  sujetará  ai  que  le  sujetó 
á  él  todas  las  cosa**,  para  que  Dios  sea 
todas  las  cosas  en  todos. 

99  De  otro  modo,  ¿  qué  harán  kw  qne  se 
bautizan*  por  los  muertos,  si  en  niiunt- 
na  manera  los  muertos  resucitan  ?  ¿Por 
qué,  pues,  se  bautizan  por  muertos  ? 

80  Y  ¿  por  qué  nosotma  pcUipramoa  á 
todahoray? 

81  Si,  por  la  gloria»  qne  en  orden  á  vea» 
otros  tengo  en  Cristo  Jesas,  Sellor 
tro,  oada  dlA  muero*. 


•bL  16.  IS. 


«Osp.9.1- 


klci.»- 


/CaaL4.I3. 
Jualll 
STLIU. 

•Ifcl*- 
IMIX 

-u&ic. 

IL 

Htck.». 

33. 

Ar.l.& 
•So.  5. 12. 

17. 
rjMall- 

9S. 
tlTN.i 

1S,17. 


'SaLlf.* 
y4«.}.& 

«A^9a■U■ 

(BeL&f^ 
HalkS-S. 


■n.s.u 

'B>.6.S.4 
$JOb.U. 

■X0ft.7.i 

bTílsl 

SCIL4.1. 
U. 


A.  D.  57. 


I.  CORINTIOS,  XVI. 


A.D.  57. 


i  Ii.  32.  IS. 
«C»p.8.«. 
t  Ferio  Hé 

XtMMaTOt 

poeta  eí- 
mtra, 
HecLlT. 
28. 

Ttt.l.X 
4  Ro.  13.  n. 
EL  S.  14. 
ITblÍ. 
S,8. 

<  Cap.  8.  fi. 

/JoAttlS. 

24. 

9G«ii.l.U. 
12. 


ÍFL8.21. 


•G«n.2.7. 


t  Juui  £.21. 
t.40 
14. 


76.  aü.  40. 
Bo.5. 


(  Juana  18. 


>  Bo.  8.  39. 
lJiimn8.X 

"Cap.  6. 13. 
Bo.  8.  2S. 


»1Tm.4 
15,17. 

PlUt  34.81. 


I3C0.5.4. 


'Iii2S.8. 

•OlIS.14. 

tBo.fl.28. 
■  Bo.  4.  U. 
y  7.  MS. 
»Bo.  7.28. 

ys.n. 

SS  Sí  como  hombre  batallé  en  Kfeao 
contra  las  bestias,  ¿  qué  me  aprovecha  ? 
Si  ios  maeitos  no  resucitan,  eomamoa 
7  bebamos,  que  maflana  moriremos  &. 

38  No  erréis*:  Las  malas  oonTersaci- 
ones  corrompen  las  buenas  costumbres  |. 

84  Velad  debidamente  <',  y  no  pequéis  ; 
porque  algunos  no  conocen  á  Dioa:  para 
Ter¿ttenza  vuestra  hablo*. 

85  ^  Mas  dldk  alnino ;  ¿  Oómo  resuci- 
tarán los  muertos  ?  ¿  Oon  qué  cuerpo 
Tendrán? 

36  Necio,  lo  que  tu  siemliras,  no  se 
vivifica,  si  no  muriere  Antea f. 

37  Y  lo  que  siembras,  no  siembras  el 
cuerpo  que  ha  de  salir,  sino  el  grano  des- 
nudo, acaso  de  triijo,  o  de  otro  grano : 

38  Mas  Dios  le  da  el  cuerpo  como 
quiso,  y  á  cada  simiente  su  propio  cu- 
erpo y. 

89  Toda  carne  no  e«  la  misma  carne : 
mas  una  carne  ciertamente  u  la  de  los 
hombres,  y  otra  carne  la  de  los  ani- 
males, y  otra  la  de  los  peces,  y  otra  la 
de  las  aves. 

40  Y  cuerpos  hay  celestiales,  y  cuerpos 
terrestres:  mas  ciertamente  una  e$  la 
gloria  de  los  celestiales,  y  otra  la  de  los 
terrestres. 

41  Otra  e$  la  gloria  del  sol,  j  otra  la 
gloria  de  la  luna,  y  otra  la  gloria  de  las 
estrellas:  porque  una  estrella  es  dife- 
rente de  otra  en  gloria. 

49  Así  también  r«  la  resurrección  de 
los  muertos.  Se  siembra  en  corrupción ; 
se  levantará  en  incorrupción : 

43  Se  siembra  en  verjut^cnza ;  se  levan- 
tará con  gloria  * :  se  siembra  en  flaque- 
za ;  se  levantará  con  potencia : 

44  Se  siembra  cuerpo  animal ;  resuci- 
tará espiritual  cuerpo.  Hay  cuerpo  ani- 
mal, y  nay  cuerpo  espiritual. 

■  45  Asi  también  está  escrito ':  Fu'^  he- 
cho el  prirtier  hombre  Adam  en  ánima 
viviente;  el  postrer  Adam,  en  espíritu 
vivificante*. 

46  Mas  lo  espiritual  no  es  primero, 
sino  lo  animal ;  luego  lo  espiritual. 

47  El  primer  hombre  e»  de  la  tierra, 
terreno:  el  seji^ndo  hombre,  ipte  e$  el 
Señor,  e*  del  cielo '. 

48  Cual  el  terreno,  tales  también  los 
terrenos;  y  cual  el  celestial,  tales  tam- 
bién los  celestiales. 

40  Y  como  trajimos  la  imagen  del  ter- 
reno, traeremos  también  la  imagen  del 
celestial"*. 

60  ^  Esto  empero  digo,  hermanos :  que 
la  carne  y  la  sangre  no  pueden  hereaar 
el  reino  de  Dios»;  ni  la  corrupción 
hereda  la  incorrupción. 

61  Hé  aquí,  os  digo  un  misterio ;  To- 
dos ciertamente  no  dormiremos ;  mas 
todos  seremos  trasfbrmadoso, 

62  £n  un  momento,  en  un  abrir  de 
ojo,  á  la  final  trompeta:  porque  será 
tocada  la  trompetaj»,  y  los  muertos  se- 
rán levantados  sin  corrupción ;  y  noso- 
tros seremos  transformados. 

58  Porque  es  menester  que  esto  cor- 
ruptible sea  vestido  de  incorrupción,  y 
esto  mortal  sea  vestido  de  inmortalidad  7. 

54  Y  cuando  esto  corruptible  fuere 
vestido  de  incorrupción,  y  esto  mortal 
fuere  vestido  de  inmortalidad,  entonces 
se  efiectuará  la  palabra  que  está  escrita : 
Sorbida  es  la  muerte  con  victoria  r. 

55  ¿  Dónde  ettá,  oh  muerte,  tu  victo- 
ria* ?  i  Dónde,  oh  muerte,  tu  agujón  ? 

66  Ya  que  el  agujón  de  la  muerte  e* 
el  pecado ',  y  la  potencia  del  pecado,  la 
ley«. 

67  Mas  á  Dios  gracias,  que  nos  da  la 
victoria  por  el  Befior  nuestro  Jesu- 
cristo*. 


68  Asi  que,  hermanos  mios  amados, 
estad  firmes  y  constantes,  creciendo  en 
la  obra  del  Seftor  siempre,  sabiendo  que 
vuestro  trabajo  en  el  Señor  no  es  vano  «. 

CAPITULO  XVI. 

Etiurla  é  lo$  OoHm¡Uo$  á  oim  haaem  la  00- 
ieeta  de  Umoona»  para  rm  potro*  d*  la 
tj/le'ia  ék  Jerumdtf»,  y  le§  r*comio»da  á 
Timotio  y  iT  o^rot  ditetpttlo». 

CUANTO  á  la  colecta  qve  te  hace  para 
los  santos «,  haced  vosotros  también 
de  la  manen  que  ordené  en  las  iglesias 
de  Galacia. 

S  Cada  primer  dia  de  la  semana  ^  cada 
uno  de  vosotros  aparte  en  su  casa,  guar- 
dando lo  que  por  la  bondad  de  Dios 
pudiere;  para  que  cuando  yo  llegare, 
no  se  hagan  entonces  colectas. 

8  Y  cuando  habré  llegado,  los  que  a- 

£  robareis  por  cartas,  á  estos  enviaré  que 
even  vuestro  beneficio  á  Jerusalem  c, 

4  Y  d  fUere  digno  el  negocio  que  yo 
también  vaya,  irán  conmigo. 

5  Y  á  vosotros  iré,  cuando  hubiere 
pasado  á  M  acédenla ;  porque  á  Mace- 
donia  tengo  de  pasar'': 

9  Y  podra  ser  que  me  quede  con  voso- 
tros, o  invernare  también,  para  que  vos- 
otros me  llevéis  adonde  hubiere  de  ir*. 

7  Porque  no  os  quiero  ahora  ver  de 
paso ;  süio  que  espero  estar  con  vosotras 
algún  tiempo,  si  el  Sefiqr  ¡o  permitiere/. 

8  Empero  estaré  en  Éfisso  hasta  Pen- 
tecostés. 

9  Porque  se  me  ha  abierto;  puerta 
grande  y  eficaz;  y  muchos  «on  los  ad- 
versarios. 

10  ^  Y  si  llegare  Timoteo  A,  mirad  que 
esté  con  vosotros  seguramente;  porque 
la  obra  del  Señor  hace,  también  co- 
mo yo »". 

11  Por  tanto  nadie  le  tenga  en  poco*; 
antes  llevadlo  en  paz/,  para  que  venga 
á  mi:  porque  lo  espero  con  los  her- 
manos. 

12  Acerca  del  hermano  Apolos  "> , 
mucho  le  he  robado  que  fuese  á  vos- 
otros con  algunot  hermanos ;  mas  en 
ninguna  manera  tuvo  voluntad  de  ir 
por  ahora :  pero  irá  cuando  tuviere 
oportunidad. 

18  Velad»,  estad  firmes  en  la  té»; 
portaos  varonilmente,  y  esforzaos;». 

14  Todas  vuestras  cosas  sean  hechas 
con  caridad?. 

15  ^  Y  os  ruego,  hermanos,  ya  sabéis 

Sue  la  casa  de  Estefanas  es  las  primicias 
e  Ach&yar,  y  que  se  han  dedicado  ai 
ministerio  de  los  santos, 

16  Que  vosotros  os  sigeteis  á  los  tales  *, 
y  á  todos  los  que  ayudan,  y  trabajan. 

17  Huélgome  de  la  venida  de  Estéfin- 
ñas,  y  de  Fortunato,  y  de  Acháico ;  por- 
que estos  suplieron  vuestra  ausencia : 

18  Porque  recrearon  mi  espíritu  y  el 
vuestro.  Reconoced  pues  á  los  tales  t. 

19  Las  Iglesias  de  Asia  os  saludan. 
Os  saludan  mucho  en  el  Señor  Aquila 
y  Priscilla «,  con  la  Iglesia  que  está  en 
su  casa*. 

20  Os  saludan  todos  los  hermanos. 
Saludaos  los  unos  á  los  otros  con  ósculo 
santo'. 

21  Salud  f.    De  mi  mano,  Pablo  '. 

22  £1  que  no  amare  al  SeQor  Jesu- 
cristo, sea  Anathema*.   Maran-atha  |. 

23  La  gracia  del  Seflor  Jesu-Oristo  tea 
con  vosotros. 

24  Mi  amor  en  Cristo  Jesús  tea  con 
todos  vosotros.   Amen. 

La  Primera  á  los  Corintios  fué  envia- 
da de  Filipos  con  Estéfanas,  y  For- 
tunato, y  Acháico,  y  Timoteo. 


>Aii.l4.18. 


•2Co.  8.4. 
y  9. 1,  eto. 
G«.&ie. 

»  Hedí.  20.7. 
Ap.  L  10. 


«2Ca8.1(), 
19. 


i'Hech.19. 

21. 

2C0.1.U, 

16. 
'Bo.15.24. 

/Cap.  4. 19. 

HeclulS. 

21. 

BaBÍ*.i.U. 
«Heeh.a4. 

27. 

2  Co.  2. 12. 

Ap8.  & 
A  Cap.  4. 17. 

*'  Fi.  2. 19, 
22. 

i  1  TI.  4. 12. 
'lPed.6.8. 

■C»p.L12. 


«lFiBd.5.6. 
<'2Te8.X15. 
PBf.&ia 
91F«d.4.8. 

''  Bo.  10.  5. 
•Heb.  18.17. 


« Pi.  2.  29. 
lTes.&12. 

•Heeh.28. 

2,26. 
•Bal«.8. 

nie.  2. 
'Ba.16.18. 

1  Tes.  2. 16. 
iOr.Saiu. 

tacion, 

yOoL4.18. 

2Te&S.17. 
•  Bo.  9. 8. 

6a.  1. 8, 9. 

ISlBeñor 
vendrá. 
81/riae. 


A.  D.  67. 


o  1  Ti.  1. 1. 


»Sf.  1.8. 
lPed.L8. 


«  Fi.  8. 10. 
C0LI.SM. 


<iQtlii4.15. 


•  Hech.  19. 
as.  etc. 
ICo.  15.82. 


/Jer.l7. 
6,7. 

'2Fed.2.9. 


k -00.16.90. 
Fi.  h  19. 
File.  22. 

«C!«p.4.1& 


*iot».a.i, 

18. 

aoo.i&io. 


"C»p.8.ia. 
»  pi.  4. 1. 

1  Tes.  8. 19, 
20. 
'  £0. 1. 11. 


LA  SEGUNDA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 
.  Á  LOB 


CORINTIOS. 


CAPITULO  I. 

ExetBose  «I  apóglol  de  no  haber  ido  ánlet  á 
vi$itafio»i  desptu»  de  haeerU»  ver  la  rin- 
eeridad  de  nt  eorcaon  y  de  tu  doetrina, 

PABLO,  apóstol  de  Jesu-Gristo  por 
la  voluntstd  de  Dios»,  y  Timoteo  et 
hermano,  á  la  Iglesia  de  Dios  que  está 
en  Corinto,  juntamente  con  todos  los 
Santos  que  están  por  toda  la  Acháya. 

2  Gracia  y  paz  á  vosotros  de  Dios  núes» 
tro  Padre,  y  del  Eeüor  Jesu-Cristo. 

3  ^  Bendito  Ha  el  Dios  y  Padre  del 
Señor  Jesa -Cristo  b,  el  Padre  de  mise- 
ricordias,  y  el  Dios  de  toda  consolación, 

4  £1  cual  DOS  consuela  en  todas  nues- 
tras tribulaciones,  para  que  podamos 
también  nosotros  consolar  á  los  que 
están  en  cualquiera  angustia,  con  la 
consolación  con  que  nosotros  somos  conp 
solados  de  Dios. 

6  Porque  de  la  manera  que  abundan 
en  nosotros  las  aflicciones  de  Cristo  c, 
así  abunda  también  por  el  mismo  Cristo 
nuestra  consolación. 

6  Mas  si  somos  atribulados,  et  por 
vuestra  consolación  y  salud  << ;  la  cual  es 
obrada  en  el  sufrir  las  mismas  aflicci- 
ones que  nosotros  también  padecemos: 
ó  si  somos  consolados  et  por  vuestra 
consolación  y  salud. 

7  Y  nuestra  esperanza  de  vosotros  e» 
firme,  estando  ciertos  que  como  sois 
compa&eros  de  las  aflicciones,  así  tam- 
bién lo  aeréU  de  la  consolación. 

8  Porque  hermanos,  no  queremos  que 
ignoréis  de  nuestra  tribulación  que  nos 
fué  hecha  en  Asia « ;  que  sobre  manera 
fuimos  cargados  sobre  niuttrat  fuerzas, 
de  tal  manera  que  estuviésemos  en  duda 
de  la  vida. 

9  Mas  nosotros  tuvimos  en  nosotros 
mismos  respuesta  de  muerte,  para  que 
no  confiemos  en  nosotros  mismos,  sino 
en  Dios/,  que  levanta  los  muertos : 

10  El  cual  nos  libró,  y  libra  de  tanta 
muerte  g;  en  el  cual  esperamos  que  aun 
nos  librará: 

11  Ayudándonos  también  vosotros  con 
oración  por  nosotros  A,  para  que  por  la 
merced  neeha  á  nos  por  respeto  de  mu- 
chos, por  muchos  Uanbien  sean  hechas 
gracias  por  nosotros  •'. 

12  Porque  nuestra  gloria  es  esta:  el 
testimonio  de  nuestra  conciencia,  que 
con  simplicidad  y  sinceridad  de  Dios, 
no  con  sabiduría  carnal  A:,  mas  con  la 
gracia  de  Dlos^  hemos  conversado  en 
el  mundo,  y  muy  mas  con  vosotros. 

13  Porque  no  os  escribimos  otras  cosas 
de  las  que  leéis,  ó  también  conocéis; 
y  empero  que  aun  hasta  ei  fin  Uu  cono- 
ceréis: 

14  Como  taihbien  en  parte  habds  co- 
nocido que  somos  vuestra  gloria"»,  así 
como  también  vosotros  la  nuestra,  para 
el  dia  del  Señor  Jesús  ». 

15  Y  con  esta  confianza  quise  primero 
ir  á  vosotros,  para  que  tuvieseis  una  se- 
gunda gracias ; 

16  Y  por  vosotros  pasar  á  Macedonia, 
y  de  Macedonia  venir  otra  vez  á  vos- 


otros P,  y  ser  vuelto  de  vosotros  á  Ja- 
dea. 

17  Así  que  pretendiendo  esto,  ¿asé 
quizá  de  liviandad  ?  ó  lo  que  pienso 
hacer  ¿  piénso¿o  según  la  carne  9,  para 
que  haya  en  mi  Sí  y  No  ? 

18  Antes  Dios  fiel  sabe  que  nuestra 

gilabra  para  con  vosotros  no  ha  sido 
í  y  No. 

19  Porque  el  Hijo  de  Dios,  Jesu-Cristo, 
que  por  nosotros  ha  sido  entre  vosotros 
predicado,  por  mí,  y  Silvano,  y  Timo- 
teo, no  ha  sido  Sí  y  No ;  mas  ha  sido 
Sí  en  él. 

SO  Porque  todas  las  promesas  de  Dios 
«on  en  el  Sí,  y  en  él  Amenr  por  nos- 
otros á  gloria  de  Dios. 

21  Y  el  que  nos  confirma  con  vosotcos 
en  Cristo,  y  el  que  nos  ungió  ',  es  Dios ; 

29  £1  cual  también  nos  ha  sellado  <,  y 
dado  la  prenda  del  Espíritu  en  nuestros 
corazones  «. 

23  ^  Mas  yo  llamo  á  Dios  por  testigo 
sobre  mi  alma*,  que  por  ser  indulgente 
con  vosotros  no  he  pasado  todavía  A 
Corinto  «. 

24  No  que  nos  enseñoreemos  de  vues- 
tra fé',  mas  somos  ayudadores  de  vues- 
tro gozo :  poique  por  la  fié  estáis  ñxmes«. 

CAPITULO  II. 

Manda  retUtuir  al  fnoMNtoJO  arrepemiido  A 
la  eomunion  de  la  I<fietia¡  y  con  induL- 
geneia  paltrnal  y  autoridad  apostóVea  en 
nombre  de  Cristo  le  alta  la  pena  impuesta. 

ESTO  pues  determiné  para  conmigo, 
no  venir  otra  vez  á  vosotros  con 
tristeza*. 

2  Porque  si  yo  os  contristo,  ¿quién 
será  luego  el  que  me  alegrará,  sino  aquel 
á  qnien  yo  contristare  ? 

8  Y  esto  mismo  os  escribí,  porque 
cuando  llegare  no  tenga  tristeza  sobre 
tristeza  de  los  que  me  debiera  gozar; 
confiando  en  vosotros  todos  que  mi  gozo 
es  el  de  todos  vosotros. 

4  Porque  por  la  mucha  tribulación  y 
angustia  del  corazón  os  escribí  con  mu- 
chas lágrimas ;  no  para  que  fueseis  con- 
tristados, mas  para  que  supieseis  cuanto 
mas  amor  tengo  para  con  vosotros  i. 

6  ^  Que  si  alguno  me  constristóc,  no 
me  contristó  á  mí,  sino  en  parte:  por 
no  cargaros  á  todos  vosotros. 

6  Bástale  al  tal  esta  reprensión  hecka 
de  muchos  <<. 

7  Así  que,  al  contrario,  vosotros  nuu 
bien  lo  perdonéis  y  consoléis,  uorque  no 
sea  el  tal  consumido  t  de  aemasiada 
tristeza. 

8  Por  lo  cual  os  ruego  que  confinneis 
el  amor  para  con  éi. 

9  Porque  también  por  este  fin  os  es- 
cribí, para  tener  experiencia  de  vosotros 
si  sois  obedientes  en  todo<. 

10  Y  al  que  vosotros  perdonareis,  vo 
también :  porque  también  yo  lo  que  he 
perdonado,  si  algo  he  perdonado,  por 
vosotros  lo  he  hechit  en  persona  de  Cristo ; 

11  Porque  no  seamos  engañados  de 
Satanás/ :  pues  no  ignoramos  sos  ma» 
quinaclones. 


A.D.5r. 

flCo-lfi. 
5,6. 

ICsf.K.% 


'B«.U.S.». 


'IJa■a^   i 

90,27. 
tSf  l.U 

14. 

yt-ao. 

•Osa.  5. 5. 
JK.B. 

T1L& 

•Cs(kU.S. 

10. 
riOLSS. 

lBBd.S.S. 

lCto.U.L 


•  CapJL3D, 


»Csp.U-2. 
*1C».S-L 


410oA4.ii 

imau 

t  Gi.  av- 


•  cs^M^ 


fiAAt- 


A.D.57. 


U.  GORINnOfi,  lU,  IV. 


A.D.67. 


'HeeLlOi 
1,2. 
ilC6.1«.ft. 

<CBp.7.t»6. 


»Bo.8.S7. 
<C».1.8. 


>lCo.l.l8. 


"lPed.L 

7,8. 

•Cap.  3. 6,  & 
rCap.  4.  a. 


■Cap.ft.12. 

(HedkU. 
37. 


'10o.  8.  S. 


<Bz.S4.13. 
•J«r.  3L.8B. 


r  Cap.  2.18. 
1  Co.  16. 10. 
FL2.18. 
>Ef.3.7. 
1  Ti.  1.12. 
IHat.  28.28. 
Beb.  8.6, 
10. 
tSo.3.S9. 

^Bo.3.ao. 

J4.U. 
Juan  6. 63. 
■Kx.iM.1, 


"  Bo.  1. 17. 
T3.2L 


*  Bo.  10. 4. 
Beb.  10.  L 

'BO.U, 

7.8. 


fBo.ll.2S. 


19  ^  Cnando  vine  á  TroMy  pura  ei 
Evangelio  de  Oristo,  aunque  me  fué 
abieru  puerta  A  en  el  8eñor, 

13  No  tuve  reposo  en  mi  espíritu,  por 
no  haber  hallado  á  Tito  mi  hermano  • : 
ad  despidiéndome  de  ellos,  partí  para 
Macedonia. 

14  Mas  á  Dice  gracias,  el  cual  hace 
que  siempre  triunfemos  en  Oristo  Je- 
sús i^,  7  manifiesta  el  olor^  de  su  cono» 
cimiento  por  nosotros  en  todo  lugar. 

1&  Porque  para  Dios  somos  buen  olor 
de  Cristo  en  los  que  se  salvan,  y  en  los 
que  se  pierden  *. 

16  A  estos  ciertamente  olor  de  muerte 
para  muerte ;  y  á  aquellos  olor  de  vida 
para  vida».  Y  para  estas  cosas  ¿  quién 
es  suficiente»? 

17  Porque  no  somos,  como  muchos, 
mercaderes  falsos  de  la  palabra  de  Dlosj», 
intes  con  sinceridad,  como  de  Dios,  de- 
lante de  Dios,  hablamos  en  Cristo. 

CAPITULO  III. 

la  Im  Mcrtto.  Kl  velo  qu»  tnbn  é  lo»  Jm- 
ilCn*  ía  imtelipeneia  d»  la»  E»eritura*,  aola- 
mente  te  puta  eon  la /i  tn  Je»u-CrUtc. 

i  pOMENZAMOS  otra  vez  á  alabar- 
^  nos  á  nosotros  mismos*  ?  ¿  <}  tene- 
mos necesidad,  como  algunoa,  de  letras 
de  recomendación  para  vosotros  <>,  ó  de 
reoomendadon  de  vosotros  ? 

a  Nuestras  letras  sois  vosotros,  escritas 
en  nuestros  corazones,  sabidas  j  leídas 
de  todos  los  hombres  « ; 

8  Siendo  manifiesto  que  sois  letra  de 
Cristo  administrada  de  nosotros,  .y  es- 
crita no  con  tinta,  mas  con  el  Espíritu 
de  Dios  vivo;  no  en  tablas  de  piedra)', 
sino  en  tablas  de  carne  del  corazón  «. 

4  Y  tal  confianza  tenemos  por  Cristo 
para  con  Dios : 

5  No  que  seamos  snfioientes  de  nos- 
otros mismos  para  pensar  algo  como  de 
nosotros  mismos,  smo  que  nuestra  sufi- 
ciencia ea  de  Dios/; 

6  Ei  «ual  asimismo  nos  hizo  que  fit- 
esraMM  ministros  suficientes^  del  Nuevo 
Pacto  A:  no  de  la  letra,  mas  del  espí- 
ritu'; porque  la  letra  mata  A,  mas  el 
espíritu  vivifica  A 

7  Y  si  el  ministerio  de  muerte  en  la 
letra  grabado  en  i^edras,  fué  con  gloria, 
tanto  que  los  h|)os  de  Israel  no  pudiesen 
poner  los  ojos  en  la  faz  de  Moisvs,  á 
causa  de  la  gloria  de  su  rostro  >",  la  cual 
habla  de  de  perecer, 

8  i  Cómo  no  será  mas  bien  con  gl<uria 
el  ministerio  del  Espíritu  ? 

9  Porque  si  el  ministerio  de  condena- 
ción filé  eon  gloria,  mucho  mas  abun- 
dará en  gloria  el  ministerio  de  justicia  «. 

10  Porque  aun  lo  que  fué  tan  glorioso, 
no  es  glorioso  en  esta  parte,  en  compa- 
ración de  la  excelente  gloria. 

11  Porque  si  lo  que  perece  tuvo  gloria, 
mucho  mas  terá  en  gloria  lo  que  per- 
manece 

15  Así  que  teniendo  tal  esperanza, 
hablamos  con  mucha  confianza. 

13  Y  no  como  Moisés,  qtie  ponia  un 
velo  sobre  su  fiu,  para  que  los  hijos  de 
Israel  no  pusiesen  los  ojos  en  el  fin  de 
lo*  que  habla  de  ser  abolido. 

14  Empero  kw  sentido*  de  ellos  se  em- 
botaron/»; poique  hasta  el  dia  de  hoy 
le»  queda  el  mismo  velo  no  descubierto 
en  la  lerdón  del  antüpio  testamento,  el 
cual  por  Cristo  es  qunado. 

16  Y  aun  hasta  el  dia  de  hoy,  cuando 
Moisés  es  leido,  el  velo  está  puesto  sobre 
el  corazón  de  elloa. 

10  Mas  cuando  se  convirtiere  al  Sefior, 
el  velo  se  quitará  f. 


17  Porque  el  Seiknr  es  el  Espíritu  r :  y 
donde  Jww  aquel  Espíritu  del  Sefior, 
allí  Aoy  libertad*. 

18  Por  tanto  nosotros  todos,  mirando 
á  cara  descubierta  como  en  un  espejo  t 
la  gloria  del  Seiknr,  somos  tmnsfbrma- 
dos  de  gloria  en  gloria  en  la  misma  se- 
m^anza  «,  como  por  el  Espíritu  dd  Se- 
fior. 

CAPITULO  IV. 
Oamdaefa  dtl  Apcelci  Bma  de  tinetridad  y 
/Udidad  en  »l  denmfeito  de  ni  minieterio, 
n'n  de»fnayar  en  medto  de  tnOmfoi  y  peree- 
tucione»,  cierto  de  que  loa  mole»  de  etta 
vida  eon  monu/tUáneot,  moa  loa  bienea  da 
la  otra  eterno». 

POR  lo  cual  teniendo  noaotroa  esta 
administración,  según  la  misericor- 
dia •  que  hemos  alcanzado,  no  desmaya- 
mos; 
a  Antes  quitamos  los  escondrijos  de 
vergüenza,  no  andando  con  astucia,  ni 
adulterando  la  palabra  de  Dios^,  sino 

Sr  manifestación  de  verdad  encomen- 
ndonoB  á  nosotros  mismos  á  toda  con* 
ciencia  humana  delante  de  Diosc. 

3  Que  si  nuestro  Evangelio  está  aun 
encubierto,  entre  los  que  se  pierden 
está  encubierto  d : 

4  En  los  cuales  el  dios  de  este  siglo « 
cegó  los  entendimientos  de  los  incré- 
dulos, para  que  no  les  resplandezca  la 
lumbre  del  Evangelio  de  la  gloria  de 
Cristo/,  el  cual  es  la  imagen  y  cte  Dios. 

5  Porque  no  nos  predicamos  á  nosotros 
mismos,  sino  á  Jesu-Cristo,  el  Sefior; 
y  nosotros  vuestros  siervos  por  Jesús. 

6  Porque  Dios,  que  mandó  que  de  las 
tinieblas  resplandeciese  la  luz  A,  ea  el 
que  resplandeció  en  nuestros  corazones, 

tiara  iluminadon  del  conocimiento  de 
a  gloria  de  Dios  en  la  fbz  de  Jesu- 
cristo. 

7  ^  Tenemos  empero  este  tesoro  en 
vasos  de  barro,  para  que  la  alteza  del 
poder  sea  de  Dios,  y  no  de  nosotros : 

8  Eaiando  atribulados  en  todo,  mas  no 
angustiados  «tn  tfugio ;  en  apuros,  mas 
no  desesperamos  > ; 

Ó  Perseguidos,  mas  no  desamparados; 
abatidos,  mas  no  perecemos ; 

10  Llevando  siempre  por  todas  partes 
la  muerte  del  Señor  Jesús  en  el  cu- 
erpo A,  para  que  también  la  vida  de 
Jesús  sea  manifiestada  en  nuestros  cu- 
erpos'. 

11  Porque  nosotros  que  virimos,  siem- 

5 re  estamos  entregados  á  muerte  por 
esusm,  para  que  también  la  vida  de 
Jesús  sea  maninestada  en  nuestra  carne 
mortal. 

18  De  manera  que  la  muerte  obra  en 
nosotros,  y  en  vosotros  la  vida  <*. 

13  Empero  teniendo  el  mismo  espíritu 
de  fé,  conforme  á  lo  que  está  escritos: 
Creí,  por  lo  cual  también  hablé :  nos- 
otros también  creemos,  por  lo  cual  tam- 
bién hablamos ; 

14  Estando  ciertos  que  el  que  levantó 
al  Sefior  Jesús,  á  nosotros  también  nos 
levantará  por  Jesús',  y  i|0s  pondrá  con 
vosotros. 

15  Porque  todas  estos  cosas  padeeemoa 
por  vosotros  9,  para  que  abundando  la 
gracia  por  muchos,  en  el  hacimiento  de 
gracias  sobreabunde  r  á  gloria  de  Dios. 

16  Por  tanto  no  desmayamos;  antes 
aunque  este  nuestro  hombre  exterior  se 
va  degastando,  el  interior'  empero  se 
renueva  de  dia  en  dia. 

17  Porque  lo  que  al  presente  es  mo- 
mentáneo I  y  leve  de  nuestra  tribulación, 
nos  obra  un  sobremanera  alto  y  eterno 
peso  de  gloria ; 

18  No  mirando  nosotros  á  las  cosas  que 


'  ver.  6. 
1C0.U.Í5. 
'  Bo.  8.  2. 

<10o.  13.12. 


•  Bo.  8.  29. 
Col.  8.  lo. 


•  10o.  7. 25. 

»  Cap.  2. 17. 
ITes.  2. 
8,3. 

•lCo.15. 
51. 
ITes.  4. 15. 

d  Cap.  2. 15. 
2  Tea.  2.10. 

•Juan  13. 
81. 

y  11  80. 
Bf.2.2. 

/Cap.  8. 18. 
vjvaal.l4, 

18. 

CoL  1. 15. 

Heb.  1.  8. 

*  Gen.  L  3. 

i8aL87.81. 


«lCo.15. 

31. 

Ga.  6. 17. 
Í2TL2.11, 

12. 

"Bo.8.86. 


"C01.1.S4. 
•8al.ll6.10. 


P  Bo.  8.  II. 
lCo.6.14. 
2  Ti.  2.  8. 

«Quxl.e. 

2  Ti.  a.  10. 

'Cap.  1.11. 


•  Bo.  7.  22. 
XLS.  16. 

iBq.8.18. 


A*  D.  9t. 


II.  CORINTIOS,  V,  VI,  VIL 


A.l>.Sf. 


«Heb.U.1. 


•  Job  4. 19. 
2FiBd.l.l3, 


»  Bu.  8.28. 

«IGo.  U. 
53. 


•'1C0.1& 
68. 

«Ci»p.l.a2. 
£f.  1.  li. 


/Bo.  8.24, 
Sft. 

ICo.  18.12. 
Heb.11.1. 

«FLl.  28. 


k  Bo.  14. 10. 


>lad«2L 


i  Cap.  4.  Z 

I  Cap.  8. 1. 
"•Cftp.1.14. 


"C«tkll.l, 
16. 
Mar.  8.  21. 

«Bo.6.1, 
10. 


>>Bo.l4.7.9. 
lPed.4. 
1.2. 


í  Pi.  a  10. 
<'Jii*n3.8. 


*  Bo.  &  10. 


( Jnaa  1.99. 

«  Ex.  4.  U, 

16. 


ie  v«n,  sino  i  las  que  no  se  ven* :  porque 
lu  cosas  que  se  ven,  «on  temporales; 
mas  las  que  no  se  Ten,  «m  eternas. 

CAPITULO  V. 
NtutUra  vmemtt  vida  «f  wi  aitadc  dé  per»- 

Cnaeum^f  d  etdo  «*  nmt&tra  fotria.  JTw 
io  ame  í  eOa  arribamot,  dtoetao»  vivir 
para  Aquel  que  muri/i  y  reeueiió  por  uae- 
otroe,  y  anle  euito  tribuiuU  todo*  htnioe  de 
comparecer.  jBomof  reeoneñiado»  eou  Dio» 
por  Jeeti-Orieto  /  y  d  lot  apMoki,  como  á 
embojadaru  tuyo»,  fut  dado  el  tMuietmrio 
de  prodamar  eea  reeoueiUaoioñ, 

T>OHQUE  sabemos,  que  si  la  casa 
-L  terrestre  de  eeta  nuestra  habita- 
ción •  se  deshideie,  tenemos  de  Dios 
un  edificio,  una  casa  no  hecha  de  ma- 
nos, eterna  en  los  cielos. 

8  T  por  esto  también  gemimos,  dese- 
ando ser  sobrevestidos  de  aquella  nues- 
tra habitación  celestial  b  • 

8  Puesto  que  en  verdad  habremos  sido 
hallados  vestidos,  y  no  desnudos '. 

4  Porque  asimismo  los  que  estamos  en 
«tte  tabernáculo,  gemimos  agravados; 
porque  no  quisiéramos  ser  desnudados, 
sino  sobrevestidos,  para  que  io  mortal 
cea  absorbido  por  la  vida*. 

6  Mas  el  que  nos  hizo  para  esto  mis- 
mo, e»  Dios;  el  cual  asimismo  nos  ha 
dado  la  prenda  del  Espíritu  *. 

6  Así  aue  vivimot  confiados  siempre; 
y  sabiendo,  que  entretanto  que  estaraos 
en  el  cuerpo,  peregrinamos  autenU»  del 
Sefior. 

7  (Porque  por  U  andamos/,  no  por 
visU.) 

8  Mas  confiamos,  y  mas  quisiéramos 
partir  del  cuerpo,  y  estar  presentes  al 
Sefiora-. 

9  Por  tanto  procuramos  también,  ó 
ausentes,  ó  presentes,  serle  agradables : 

10  Porque  es  menester  que  todos  nos- 
otros parezcamos  ante  el  tribunal  de 
Oristo*,  para  que  cada  uno  reciba  segim 
lo  que  hubiere  hecho  por  medio  del 
cuerpo,  ora  tea  bueno  ó  malo. 

11  Estando  pues  poseídos  del  temor 
del  Sefior  •',  persuadimos  &  los  hombres, 
mas  á  Dios  somos  manifiestos :  y  espero 
que  también  en  vuestras  conciencias  so- 
mos manifiestos^. 

13  No  nos  encomendamos,  pues,  otra 
Tez  ¿  vosotros',  sino  os  damos  ocasión 
de  gloriaros  por  nosotros"*,  para  que 
tengáis  que  retponder  contra  los  que  se 
glorian  en  las  apariencias,  y  no  en  el 
corazón. 

13  Porque  si  loqueamos  «,  es  para  Dios ; 
y  si  estamos  en  seso,  ea  pan  Tosotros. 

14  Porque  el  amor  de  Cristo  nos  con- 
striñe, pensando  esto :  Que  si  uno  mu- 
rió por  todos,  luego  todos  son  muertos  • : 

16  Y  por  todos  murió  Cristo,  para  que 
los  que  viven,  ya  no  vivan  paúra  sí,  mas 
para  aquel  que  murió  y  resucitó  por 
ellos'. 

19  De  manen  que  nosotros  de  aquí 
adelante  &  nadie  conocemos  según  la 
carne  :  y  aun  si  &  Cristo  conocimos 
según  la  carne,  empero  ahora  ya  no  le 
conocemos?. 

17  De  modo  que  si  alguno  está  en 
Cristo,  nueva  cnatun  eer:  las  cosas 
Tit>)as  pasaron ;  hé  aquí  todo  es  hecho 
nuevo. 

18  Y  todo  esto  viene  de  Dios,  el  cual 
nos  reconcilió  á  sí  por  Jesu-Cristo';  y 
nos  dio  el  ministerio  de  la  reconcilia- 
ción. 

19  Porque  ciertamente  Dios  estaba  en 
Cristo  reconciliando  el  mundo  á  %it,  no 
imputándoles  sus  pecados,  y  puso  en 
nosotros  la  palabra  •>  de  la  reconcilia- 
ción. 


50  Así  que  somos  emb^adore»  en  nom- 1 
bre  de  Cristo*,  como  sí  Dios  oa  rogase 
por  medio  nuestro :  o»  rogamos  en  nom- 
ore  de  Cristo,  Reconciliaos  con  Dios. 

51  Al  que  no  conoció  pecado,  hizo  pe- 
cado por  nosotros',  para  que  nosotros 
ftiesemos  hechos  justicia  de  Dios  eaéit. 

CAPITULO  VI. 

Bt  modú  de  proceder  de  loe  mtimtehro»  iii— 
giUeaef  y  tghortaeiom  á  lo*  Mee  de  im» 
eefreekar  trato  y  alianaa  eoa  loe  tfa/bin  t 
idélatrae, 

COOPERANDO  pues  eam  ndnutnt 
myoe,  oe  exhortamos  también*  i 
Íue  no  recibáis  en  vano  la  gracia  de 
Hosb, 

5  (Porque  dice:  En  tiempo  aceptable 
te  he  oido,  y  en  dia  de  salud  te  he 
socorrido:  he  aquí  ahora  el  tiempo  a- 
ceptabie;  hé  aquí  ahora  el  dia  de  sa- 
lud.! 

8  No  dando  á  nadie  ningún  escánda- 
lo*, porque  el  ministerio  «áectro  no  sea 
Tituperado: 

4  Antes  habiéndonos  en  todas  cosas 
como  ministros  de  Dios^,  en  mucha 
paciencia,  en  tribulaciones,  en  necesi- 
dades, en  angustias, 

fi  En  azotes «,  en  cárceles,  en  alboro- 
tos, en  trabajos,  en  vigilias,  en  ayunos, 

6  En  castidad,  en  ciencia,  en  longani- 
midad, en  bondad,  en  Espíritu  Santo, 
en  amor  no  fingido, 

7  En  palabra  de  verdad/,  en  potencia 
de  Dios^,  en  armas  de  justicia  a  diestro 
y  á  siniestro  *, 

8  Por  honra  y  por  deshonra,  por  in- 
famia y  por  buena  fima :  como  engaSa- 
dores,  mas  hombres  de  verdad  • ; 

9  Como  ignorados,  mas  conocidos  it; 
como  muriendo,  mas  hé  aquí  vivimos  l ; 
como  castigados,  mas  no  muertos  •■ ; 

10  Como  doloridos,  mas  siempre  gozo- 
sos; como  pobres,  mas  enrioueeiendo 
á  muchos;  como  no  teniendo  nada, 
mas  poseyéndolo  todo«. 

11  1  Nuestra  boca  está  abierta  4  Tos- 
otros, oh  Corintios  ¡  nuestro  ootrason  es 
ensanchado  •. 

13  No  estáis  estrechos  en  nosotvoa; 
mas  estáis  estrechos  en  Toestras  propia» 
entrañas. 

18  Pues  pan  corresponder  al  propio 
modo,  (como  á  hijos  hablo,)  enaancná* 
os  también  vosotros. 

14  No  os  juntéis  en  yugo  con  loe  infi. 
elesj);  porque  ¿qué  eompa&fa  tiene  la 
Justicia  con  la  injusticia?  y  ¿tpié  co- 
munión la  luz  con  las  tinieblas  ? 

15  Y  ¿qué  concordia  Cristo  con  Be- 
lial  II  ?  o  ¿  qué  parte  el  fiel  con  el  infiel  ? 

10  Y  ¿  que  concierto  el  templo  de  Dios 
con  los  ídolos  ?  Porque  vosotros  sois 
el  templo  del  Dios  viviente  <,  oomo  IMos 
d^o :  Habitaré  y  andaré  en  ellos ;  y  aeré 
el  Dios  de  ellos,  y  ellos  serán  mi  pue- 
blo r. 

17  Por  lo  cual  salid  de  en  medio  de 
ellos,  y  apartaos,  dice  el  SeAor;  y  no 
toquéis  lo  inmundo' ;  y  yo  os  reeiMra, 

18  Y  seré  á  vosotros  Padre,  y  vosotioa 
me  seréis  á  mi  hijos  é  hijias,  dice  el 
Señor  Todopoderoso  '. 

CAPITULO  VII. 
JVwffrot  (M  amor  emIráMiU  emire  8tm  Pie* 
Mo  y  lo«  OeeirMoe.  La  trietaa  qme  la  oc*. 
WoMtf,  lee /ni  ««y  saliMiaBfa. 

ASI  que,  amados,  pues  tenemoe  tales 
.  nromesas,  Umpiémoaos  de  toda  in- 
mundicia de  carne  y  de  espíritu,  per- 
feccionando la  santificación  en  temor  de 
Diosa. 

5  ^  Admitidnos :  á  nadie  hemos  i:^^ 


'K&Sl. 


'Ii.SK. 
12. 

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1O1.L10. 


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[Ckp.3.i. 


>Jtor.l2.i4. 


riado,  á  nadte  hcmoa  oonmapldoi  á 
nadie  hemos  engañado  b. 

8  No  pan  candenanM  lo  digo ;  qve  ya 
he  dicho  ante»  que  catai»  en  nucatn» 
coraxone*,  para  morir  j  pan  rivir  jnn- 
tainenté  «tm  notaírtm'. 

A  Mucha  confianza  tengo  de  vosotroa, 
tengo  de  voeotrot  mudha  gloria' ;  lleno 
eatoy  de  consolación,  aobveabundo  de 
gosto  en  todas  nuestras  tribulaciones. 

5  Porque  aun  cuando  Tinimos  á  Ma- 
cedonia*,  ningún-  icpoeo  turo  nuestra 
carne ;  Antes  en  todo  ftiimos  atribula- 
dos: de  fuen  cuestiones,  de  dentro  te- 
nores* 

6  Mas  Dios,  que  consuela  los  humil- 
des, nos  cooaoló  con  la  venida  de  Tito/ : 

7  Y  no  solo  con  su  venida,  sino  tam- 
bién con  la  consolación  oon  que  61  tai 
oonsolado  acerca  de  vosotros,  hadéndo- 
noe  saber  vuestro  deseo  grande,  vuestro 
lloro,  vuestro  oelo  por  mi,  pan  que  así 
me  gosaaa  nuM. 

8  Foírqne  aunque  os  contristé  por  caita, 
no  me  arrefuento,  bien  que  me  pesdf ; 
porque  veo  que  aquella  carta,  aunque 
por  alfum  tiempo  os  oontilstó, 

9  Ahora  me  goxo,  no  parque  hayáis 
sido  contristados,  sino  porque  Alistéis 
contristados  pan  arrepentimiento ;  por- 
que habéis  sido  eonstrtatados  según  Dios, 
pan  que  ninguna  pdrdida  padecieseis 
por  nueatn  parte. 

10  Porque  el  dolor  que  es  según  Dios, 
obra  arrqjientimlento  saludable,  de  que 
no  hay  que  arrepentirse  j  mas  el  dolor 
del  siglo,  obra  muflvte*. 

11  Porque  lié  aqui,  esto  mismo  que 
SMun  Dios  Alistéis  contristados,  cuanta 
BoTicitud  ha  obrado  en  vosotros,  y  aun 
defensa,  y  aun  enojo,  y  aun  temor,  mas 
gnn  deseo,  y  aim  celo,  y  ademas  vindi- 
cación. £n  todo  os  habéis  mostrado 
limpios  en  el  negocio. 

IS  Asi  que,  aunque  os  escribí,  no  Alé 
«oiamenU  por  causa  del  que  hizo  la  in- 
juria, lü  por  causa  del  que  la  padeció, 
mas  también  para  que  os  Aiese  manifi- 
esta nuestra  soUoitud  que  tenemos  por 
vosotros  delante  de  Dios  •'. 

la  Por  tanto  tomamos  consolación  de 
vttcstn  consolación :  empero  mucho  mas 
nos  gozamos  por  el  gozo  de  Tito,  que 
haya  sido  recreado  su  espiritu  de  todos 
vosotros. 

14  Pues  si  algo  me  he  gloriado  pan 
oon  él  de  vosotros,  no  he  sido  avergon- 
zado ;  ¿ntes  como  todo  lo  que  hablamos 
dicho  de  vosotros  era  con  verdad,  así 
también  nuestn  gloria  delante  de  Tito 
fué  hallada  vetdadÍBra. 

15  Y  sus  entrafkas  son  mas  abundantes 
en  ^eio  pan  con  vosotros,  cuando  se 
acuerda  de  la  obediencia  de  todos  vos- 
otros, y  de  como  lo  recibisteis  con  te- 
mor y  temblor. 

16  Así  que  me  gozo  de  qne  en  todo 
estoy  confiado  de  vosotros. 

CAPITULO  VIII. 
Oon  ét  liwmalo  it  lot  Maetdoniet  aldorta  d 
opMol  t  lo$  Oorwtío»  d  e«Mifrtbw<r  oon 
larga»  {tmomo*  al  momo  d»  loa  pobrtt 
erütianos  de  /ItruMln». 

ASIMISMO,  hermanos,  os  hacemos 
.  saber  la  grada  de  Dios,  que  ha  sido 
dada  á  las  Iglesias  de  Maoedonla : 

8  Que  en  grande  prueba  de  tribulación 
la  abundancia  de  su  gozo  permatueió,  y 
su  profunda  pobieza  abundó  en  rique- 
zas de  su  boiulada. 

8  Pues  de  su  grado  han  dado  conforme 
á  MU  Aierzas,  yo  testifico,  y  aun  sobre 
nsflierzas; 

4  Pidiéndonos  con  muchos  ruegos,  que 


aceptásemos  la  gracia  y  la  comunicación 
del  servido  pan  los  santos^. 

6  T  no  como  lo  esperábamos,  mas  aun 
á  sí  mismos  se  dieron  prtmenmente  al 
Sefior,  y  á  nosotros  por  la  voluntad  de 
Dios. 

6  De  manen  que  exhortamos  á  Tito, 
que  como  comenzó  Antes,  asi  también 
acabe  esta  gracia  entre  vosotros  tam- 
bién. 

7  Por  tanto,  coitio  en  todoc  abundáis, 
en  Té,  y  en  palabra,  y  en  denda,  y  en 
toda  sdioitud,  y  en  vuestro  amor  pan 
con  nosotros,  que  también  abundds  en 
esta  arada. 

8  ífo  hablo  como  quien  manda ',  sino 
pan  poner  á  prueba,  por  la  eficacia  de 
otros,  la  sinoeridad  también  de  la  cari- 
dad vuestn. 

9  Porque  ya  sabds  la  grada  de  nuestro 
SeAor  Jesu-Orlsto,  que  por  amor  de  vos- 
otros se  hizo  pobre*,  siendo  rico/;  p>;ra 
que  vosotros  oon  su  jwbreza  fliáieis  en- 
riqueddos  9- 

10  T  en  esto  doy  mi  consejo  A :  porque 
esto  os  conviene  A  vosotros,  que  comen- 
zasteis Antes  de  dlot,  no  solo  ¿  hacerlo, 
mas  aun  &  quererlo  desde  el  alio  pasado. 

11  Ahora  pues  llevad  también  A  cabo 
el  hecho ;  para  que  como  utuvieteú 
prontos  A  querer,  a^í  también  lo  e*Ms 
en  cumplir  conforme  A  ló  que  tenéis. 

19  Porque  si  primero  hay  la  voluntad 
pronta*,  será  acepta  por  lo  que  tiene,  no 
por  lo  que  no  tíene^. 

18  Porque  no  te  hace  eeto  pan  que  haya 
pan  otros  desahogo,  y  pan  'vosotros 
apretun; 

14  Sino  pan  que  en  este  tiempo,  con 
teualdad,  vuestn  abukidanda  supla  la 
falta  de  ellos,  pan  que  también  la  abun- 
dancia de  ellos  supla  vuestra  falta;  por- 
que haya  igualdad, 

16  Gomo  está  escrito:  El  que  recogió 
mucho,  no  tuvo  mas ;  y  el  que  poco,  no 
tuvo  menos'. 

16  ^  Empero  gracias  á  Dios  que  dio 
la  misma  solicitud  por  vosotros  en  el 
corazón  de  Tito. 

17  Pues  á  la  verdad  redbló  la  exhor- 
tación»; mas  estando  también  muy 
solidto,  de  su  voluntad  partió  para  vos- 
otros. 

18  T  enviamos  juntamente  con  él  al 
hermano «,  cuya  alabanza  en  el  Evan- 
gelio «  ee  por  todas  las  iglesias. 

19  Y  no  sdo  eeto,  mas  también  fué  or- 
denado por  las  iglesias  el  compañero  de 
nuestra  peregrinación^  para  uevar  esta 
gracia,  que  es  administrada  de  nosotros 
pan  gloria  dd  Reftor,  y  para  eervir 
vuestro  pronto  ánimo, 

SO  Evitando  que  nadie  nos  vitup<Sre  en 
esta  abundancia  que  ministramos  i : 

81  Procurando  las  oosas  honestas,  no 
solo  delante  del  Seflor,  mas  aun  delante 
de  los  hombres  '. 

88  Enviamos  también  con  ellos  A  nu- 
estro hermano,  al  cual  muchas  veces 
hemos  experimentado  diligente ;  mas 
ahora  mucho  mas  con  la  mucha  con- 
fianza que  tiene  en  vosotros. 

88  On  ea  orden  A  Tito,  mi  compañero 
y  coadjutor  para  oon  vosotros,  ó  acerca 
de  nuestros  hermanos,  los  apóstoles  $on 
de  las  iglesias,  y  la  gloria  de  Cristo. 

84  Mostrad  pues  para  con  ellos  A  la  fkz 
de  las  Ifflesias  la  prueba  de  vuestro  a- 
mor,  y  ce  nuestn  gloria  acerca  de  vos- 
otros*. 

CAPITULO  IX. 
ProHgme  la  mienta  eKhorUuton  een  mmevae 
rocoiM*/  «n  lat  ame  da  ei  ApMol  ali/tmoe 
avieot  tobre  la  Umoma,  y  dtee  fue  se  ddie 
dar  MU  gtulo. 

_ 


t  Rb.  15.  28. 
1C0.1B.L 


«100.L& 


<<lCo.7.& 


*  Lv.  9. 68. 

PLa.e,7. 
/Josa.  1. 1. 

y  17.  6. 
0  Ap.  S.  18. 
&1C0.7.85. 


<Bz.S6.S. 

lCr.29. 

8,9. 
i  Lu.  ZL  8. 


fXx.l8.]i& 


■  itir.  6b 


•Cap.12.18. 
•n.  4. 8,16. 


l>lCo.lC. 

a,*. 


«Bsd.8.Si, 

80. 

•■  Bo.  12. 17. 
FL4.8. 


*Capb0.Z 


A.P.IR; 


ILOOEINTIOS,  XZ,  Z»  XI. 


A.9.V. 


'£?■'■'• 


1.8. 

Pr.U.ai. 

9Sb 

y  W.  17. 

y9B.9. 

Be.  U.1, 6. 

Chk  6.  7, ». 
«DB.lfi.7,8. 
rfBx.8&5. 

Bo.ia.  8. 
«  FL  4. 19. 

/B«L  112.9. 
f  b.  SS.  10. 


&Ot.l0.1X 


(Cap.l.U. 
7  4.19. 


*8aB«>.l. 
17. 


•BA.1S.L 

*Tar.  10. 


•  c«p.u.  a, 

10. 

iCo.i.ja. 


•te. 

ITLLU. 
•Jer.LlO. 


T>0IIQUE  eunito  á  la  mnitaiialndoii 
X  pan  lo»  tantM»,  por  danaái  me  «i 
cacribiioa; 

5  Pu«  oonoaoo  vnettio  proiito  Animo, 
del  cnal  m«  glorio  yo  entre  lot  de  Mace- 
donia,  que  Aehaya  está  apercibida  deade 
el  afio  pasado;  y  ▼neitio  iO«B>pl«  ^ 
.estimulado  á  muchoa. 

8  Ma*  he  enviado  loa  henaanoa,  per* 
que  nueatra  gloria  de  Toaotroa  no  acá 
Tana  en  esta  porte ;  pan  que«  oomo  lo 
he  dicho,  eateit  aperoebidoa : 

4  No  sea  que,  si  Tinieren  conmigo 
Maeedonioa,  j  oa  hallaren  deaaperoeU. 
dos,  noa  avergoncemoa  noaotroa,  por  no 
decir  Toaotxoa,  de  cate  firme  ^oriar» 
not. 

fi  Por  tanto  tuve  por  eoaa  neceaaria 
exhortar  ¿  los  hermanos  que  faenen  pri- 
mero á  ▼oaotroa»  y  apreaten  nrimcro 
▼uestra  bendición  Antea  promedoa,  para 
qae  esté  aparcada  oomo  d»  bendleion, 
j  no  como  de  mezquindad. 

6  Esto  empero  digo:  El  que  siembra 
escasamente,  también  segarA  escasa- 
mente ;  y  el  que  siembra  en  bendieionea, 
en  bendiciones  también  s^aiA^. 

7  Oada  uno  dé  como  propuso  en  su  co- 
razón: no  con  tristeza,  ó  por  necesi- 
dad c;  porque  Dioa  ama  el  dador  ale- 
gren 

8  Y  poderoao  ea  Dioa  para  hacer  que 
abunde  en  Tosotros  toda  gracia  e;  A  fin 
que,  teniendo  siempre  en  todas  cacar 
todo  lo  que  basta,  abundéis  para  toda 
buena  otña: 

9  (Oomo  estA  escrito:  Derramó;  dio 
A  los  pobres :  su  Justicia  permanece 
para  siempre/. 

10  Y  el  oue  dA  simiente  al  que  siem- 
bra, también  darA  pan  para  comerá,  7 
multipUcarA  vuestra  sementera,  y  an- 
mentarA  los  crecimientos  de  ios  mitos 
de  vuestra  justicia  A;) 

11  Para  oue  estéis  ráiiqneeidoa  en  todo 
para  toda  bondad,  la  cual  obra  por  noa- 
otros  hacinüento  de  gracias  A  IHos  •'. 

18  Porque  la  suministración  de  este 
servicio  no  solamente  aupie  lo  que  A  los 
santos  fiüta,  aiao  también  abunda  en 
muchoa  hacimientoa  de  gracias  A  Dios : 

13  Que  por  la  experiencia  de  .esta  su- 
ministración glorifican  A  Dios  por  la 
obediencia  que  profesáis  ai  Bvangriio 
de  Cristo,  y  por  la  bondad  de  contribuir 
para  ellos  y  para  todos : 

14  Asimismo  por  la  oración  de  ellos  A 
favor  vuestro,  los  cuales  os  quieren  A 
causa  de  la  eminente  gracia  de  Dioa  en 
vosotros. 

15  Gracias  sean  iaiat  A  Dios*  por  sn 
don  inefable. 

CAPITULO  X. 

Oemdueta  de  San  Palto  e<mtraptuHa  dtaie 
lo»  falto»  apMoU»,  h$  eualéi  calumnite- 
deU,  impedían  el  /ruto  de  m  predicaeion, 

EMPERO,  yo  Pablo  os  ruego  por  la 
mansedumbre  y  modestia  de  Cristo  •, 
(yo  que  presente  ciertamente  eajf  b^Jo 
entre  vosotros  >>;  mas  ausente  soy  con- 
fiado con  vosotros:) 
8  Ruego,  pues,  que  cuando  «stayiere 

{presente,  no  tenga  que  ser  atrevido  con 
a  confianza  con  que  estoy  en  Animo  de 
ser  resuelto  para  con  algunos «,  que  nca 
tienen  como  si  anduviésemos  a^gun  la 
carne. 

3  Pues  aunque  andamos  en  la  carne, 
no  militamos  según  la  carne : 

4  Porque  las  armas  de  nuestra  milicia 
no  eon  carnales  <<,  sino  poderosas  en  Dios 
para  la  destrucción  de  tbrtalezas  « ; 

6  Destruyendo  oonsejoa,  y  toda  altura 
que  se  levanta  contra  la  ciencia  de  IMos, 


y  eaativaado  todo  intento  A  la 
encía  de  Cristo ; 

6  T  estando  praatoa  pana  castigar  toda 
desobediencia,  cuando  vnaatra  obadien- 
da  fuere  cumplida. 

7  ^  ¿  Miráis  las  eoaas  aagnn  la  apaii- 
cneia'^  Si  alguno  eatA  confiado  en  si 
mismo  que  es  de  Cristo,  esto  tamMen 
piense  por  ai  mismo,  que  oomo  él  ea  de 
Cristo,  asi  también  ncaotroa  sosnoa  de 
Oriato*. 

8  Porqne  avnqve  me  glorie  anm  «n 
poco  de  nuestra  poteMad,  (la  cual  el 
Sefior  nos  dio  para  edifieacimí  y  no  para 
Tuestra  deatmccion<,)  no  me  a.Yeagaa- 
savé. 

9  ¿Mígalo  porque  no  pareaea  como  qoe 
oa  fu£rro  eapantar  por  cartaa. 

10  Porque  A  la  verdad,  dicen,  las  car- 
taa mm  gravea  y  fuettea;  maa  la  pre- 
sencia cornoni,  flaca,  y  la  palabra  me- 
nospreciabile. 

11  Esto  piense  el  tal,  que  cuales  eomoa 
en  la  palabra  por  cartas,  estando  au- 
sentes, tales  eerémum  también  en  headioe, 
estando  presentes. 

18  Porque  no  osamos  «ntremelemoa  ó 
compaiarnos  con  algunos  que  se  alaban 
A  ai  miamoa:  maa  áloe,  midiéndoae  A  ai 
mismos  por  si  miamoa,  y  comparAndeae 
oonaigo  mismos,  no  son  jaicioaoa  *. 

13  Noaotroa  empero  no  noa  gloriüdmca 
fuera  de  nueetra  medida,  sino  oonftinae 
A  la  medida  de  la  regla,  de  la  medida 
que  Dios  nos  reparti«>,  para  Uci^r  aon 
hasta  vosotros. 

14  Porque  no  nos  estendemoe  sobre 
mteelra  medidaf  oomo  si  no  Uegaacaaua 
haata  vosotros;  poraue  también  hasta 
voaotroa  hemoa  ilagado  en  el  Evarwdio 
de  Cristo : 

15  No  gloriAndonos  ftiem  de  ttiteatrc 
medida  en  tralM^oa  ^jenoa';  maa  te- 
niendo esperanza  del  crecimiento  de 
vuestra  fiS,  que  seremos  mny  cMran- 
decidoa  entre  vosotros  oonibrmeA  nu- 
estra regla, 

16  Y  que  anunciwémos  el  Evang^o 
en  loa  iugeuee  mas  allA  de  voaotraa,  ttat 
entrar  en  la  medida  de  otro  para  g^ori- 
amoa  en  lo  qne  ya  cataba  aparqado. 

17  Mas  el  que  se  gloria,  giorieae  en  d 
Seüar». 

18  Porque  no  el  que  se  alidia  A  ai  mia- 
mo,  el  tal  es  aprobado;  noaa  aqad  A 
quien  Dios  alaba  ■. 

CAPITULO  XI. 
ProHgue  en  dierwrto  contra  loe  fedeoe  _ 
tole*,  ftorUndoe»  de  qne  ha  eí*reUo  mu  m*~ 
misterio  efw  rettbir  nimgmn  socorra,  y  d» 
loe  treábaíoe  qme  ha  et^Mao. 

f\JALA  toleraseis  un  poco  mi  looa- 
V/  ra  • ;  empero  toleradme. 

8  Pues  que  os  celo  con  celo  de  Dice  ¡ 
porque  os  he  desposado  A  un  marido*, 
para  presentaanw  oomo  una  virgen  prnca* 
A  Cristo. 

8  Mas  temo  que  oomo  la  serpiente 
galló  A  Eva  eon  su  astuoia*,  no  i 
corrampidoa  aai  vuestroa  aantidoa  «n  al- 

£na  manera,»  ea^ati  de  la  almpUel- 
d  que  ea  en  Criato. 

4  Porque  si  el  que  viene,  predicázv 
otro  Cristo  que  el  que  hamos  predic^o, 
ó  reeibieieis  otro  capirltu  dd  qite  habéis 
recibido*,  tf  otro  Evangelio  del  que 
habéis  aceptado,  ¡a  sufidenis  bien. 

6  CiMmio  á  asi,  cierto  pienso  qne  en 
nada  he  «ido  inferior  A  aquilas  giaiiiiin 
apóstoles/. 

8  Porque  aunque  eoy  baato  en  pala- 
bra', empero  no  en  la  ciencia^:  maa 
en  todo  somos  ya  del  todo  manUWafiM  4 
vosotros. 


vfsaaT.lL 


iioaic. 

llBaB4.4. 


iC^IS.10. 


*pt.&a 

Ga.CS,4. 


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ISe^UJOi  > 


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10.1^ 


»  01.11». 


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B.a.i 


A.D.07. 


IL  coRumos,  xu. 


A.D.St. 


*'l€o.9.6, 

11 


tCaikU.18. 
Htch.18.8. 

"100.9.15. 


*2Fed.S.l. 

Ap.2.2. 

ffi.s.% 

Tit.  1. 10, 
11. 

tO«B.3J.S. 


'I1.8.19L 
'Cap.  12.  e, 

mil* 


>FLa.S.i. 


■c•^lala 

'1*1.8.6. 


'lCo.16. 

la 

'  1  Oo.  18. 
80,  S2. 
'1)6.20.8. 

<Heeh.l8. 
22. 

Hecb.14. 
IV. 


ICo.  l.U. 


lCo.9iS. 
Okp.ia.8, 

0.ia 

Bo.  9. 6. 
O*.  1.30. 


7  ¿  Pequé  70  humiUáiulome  á  mi  mis» 
mo,  pan  que  voiotroi  ftieseis  ai»alxa- 
dos  i,  porque  os  he  predicado  el  £van> 
gelio  oe  Dioe  de  balde  ? 

a  He  detiMjado  las  otras  iglesias,  re- 
dbiendo  salarlo  para  ministraros  4  vos- 
otnM. 

9  Y  estando  con  Tosotros,  5  teniendo 
necesidad,  á  ninguno  de  votUrot  tai  car- 
ga A;  porque  lo  que  me  fkltatM,  supli- 
eron los  hermanos  que  vinieron  de  Ma- 
cedonia':  y  en  todo  me  guardé  de  seros 
gravoso,  7  me  guardar«^. 

10  Es  la  verdad  de  Cristo  en  mi «,  qve 
esta  i^oria  no  me  amk  cerrada  en  las 
partes  de  Ach&ya  <•. 

11  ¿  Por  qué?  ¿e»  porque  no  oa  amo? 
Dios  lo  sabe. 

12  Mas  lo  aue  hago,  haré  aun  pan 
cortar  la  ocasión  de  aquellos  que  la  de- 
sean, 4  fin  que  en  aquello  que  se  glo- 
rian, sean  hallados  sem^antes  4  nos- 
otros. 

13  Porque  estos  «m  fiUsos  apóstoles  •, 
obreros  nauduientos/»,  transfigurándose 
en  apóstoles  de  Cristo. 

14  Y  no  e«  maraTilla ;  porque  el  mismo 
Satanás  se  transtigun  en  ¿ngel  de  lux  f. 

15  Así  que  no  ct  mucho,  si  también 
sus  ministros  se  transti|ptran  como  mi- 
nistros de  justicia;  cuyo  fin  será  con- 
forme á  sus  obras'. 

16  ^  Otra  Tex  diffo :  Que  nadie  me  es- 
time ser  loco*;  de  otra  manen,  reci- 
bidme como  á  loco,  pan  que  aun  me 
glorie  yo  un  poquito. 

17  Lo  que  hablo,  no  lo  hablo  s^un  el 
Sefior,  sino  como  en  locun,  con  esta 
confianza  de  gloria. 

18  Pues  que  muchos  se  glorían  según 
la  carne,  también  yo  me  gloriaré  <. 

19  Porque  de  buena  gana  toleráis  los 
necios,  siendo  TOMtros  sabios : 

90  Porque  toleráis  si  alguno  os  pone 
en  servidumbre,  si  alguno  ot  devora, 
si  alguno  toma,  si  alguno  se  enaalu,  si 
^uno  os  hiere  en  la  can. 

SI  Dígolo  cuanto  á  la  afrenta,  como  si 
nosotros  hubiésemos  sido  flacos*.  Em- 
pero en  lo  que  otro  tuviere  osadía  (hatilo 
con  locura)  también  yo  tengo  osadía. 

98  ¿  Son  Hebreos  ?  yo  también  *.  ¿  Son 
Israditas  ?  yo  también.  ¿  Son  simiente 
de  AlMraham  ?  también  yo. 

98  i  Son  ministros  de  Oiisto  ?  (como 
poco  sabio  hablo)  yo  mas:  en  trabajos 
mas  que  eVot*;  en  cárceles,  mas;  en 
axotflt,  mas;  en  muertes,  muchas  ve- 
ces'. 

94  De  los  Judíos  cinco  veces  he  reci- 
bido cuarenta  «sotet  menos  nnoi^ 

95  Tres  veces  he  sido  azotado  con  va- 
ras a;  una  vez  aitedreadoi;  tres  veces 
he  padecido  naonagio  j  una  noche  y  un 
dia  ne  estado  en  lo  pronindo  de  la  mar. 

96  En  caminos  muchas  veces;  peli- 
grof  de  ríos,  peligros  de  ladrones,  peli- 
gros de  los  de  la  nación,  peligros  de  los 
Gentiles,  peligros  en  la  ciudad,  peligros 
en  el  desierto,  peligros  en  la  mar,  peli- 
gros entre  fiüsos  hennanos ; 

97  En  trabiOo  y  ^^ig**  en  muchas  vi- 
gilias, en  hambre  y  sed«,  en  muchos 
ayunos,  en  frío  y  en  desnude-i; 

98  tUn  otra»  oosas  ademas,  lo  que  sobre 
mí  se  agolpa  cada  dia ;  la  solicitud  de 
todas  las  iglesias. 

96  ¿Qnim  enferma,  y  ud  no  enfier- 
nM>' ?  ¿  Quién  se  escandalixa,  y  yo  no 
me  quemo  ? 

80  Si  es  menester  i^oriarse,  me  glori- 
aré yo  de  lo  que  es  de  mi  flaquexa  «. 

81  El  Dios  y  Padre  del  Señor  nuestro 
Jesn-C^cisto,  qoe  es  bendito  por  siglos/, 
sate  que  no  miento 9: 


89  En  Damasco,  el  capitán  de  la  gente 
del  rey  Aretas  guardam  la  ciudad  de 
los  Damasoenos  para  prenderme  A : 

38  Y  fui  dcsoolgado  del  muro  en  un 
serón  por  una  ventana,  y  escapé  de  sus 


iHech.9. 
94, 9&. 


CAPITULO  XII. 

Xn  pnulba  d$  la  vertiad  w  tareUneia  áé  tm 
apoatcUdo,  r^Ure  fian  FeMo  m»  viHonu 
y  rtveUieione$/  y  etM€hty$  numifattañdo 
*u  amor  á  ío$  OoritUiot. 

CIERTO  no  me  es  conveniente  glo- 
riarme ;  mas  vendré  á  las  visiones  y 
á  las  revelaciones  del  SelW». 

9  Conozco  á  un  hombre  en  Cristo*, 
que  hace  catorce  añosb  (si  en  el  cuerpo, 
no  lo  sé;  si  flien  del  cuerpo,  no  lo  sé  ¡ 
Dios  io  sabe)  ftxé  arrebatado  hasta  el 
tercer  cielo. 

8  Y  eonoxco  tal  hombre,  (si  en  el  cu- 
erpo, ó  fuera  del  cuerpo,  no  lo  sé ;  Dios 
lo  Mbe,) 

4  Que  Até  arrebatado  al  paraíso  «,  donde 
oyó  palabras  secretas  que  el  hombre  no 
puede  decir. 

6  l>e  este  tal  me  gloriaré  1  mas  de  mí 
mismo  nada  me  gloriaré,  sino  en  mis 
ílaiiuezas''. 

6  Por  lo  cual  si  quisiere  gioriazme,  no 
seré  insensato ;  porque  diré  verdad :  em- 
pero lo  dejo,  porque  nndie  piense  de  mí 
mas  de  lo  que  en  mí  ve,  ü  oye  de  mí. 

7  Y  porque  la  gtandeía  de  las  reve- 
laciones no  me  levante  descomedida- 
mente, me  es  dado  un  agujón  en  mi 
carne «,  un  ángel  de  Satanás/,  que  me 
aboíbtée,  para  que  no  me  enaltexca  so- 
bremanera. 

8  Por  lo  cual  tres  veces  he  rogado  al 
Señor  f  que  se  quite  de  mí. 

9  Y  me  ha  dicho :  Bástate  mi  gracia ; 
porijue  mi  potencia  en  la  flaqueza  se 
perfecciona.  Por  tanto  de  buena  gana 
me  gloriaré  mas  bien  en  mis  flaque- 
zas*, porque  habite  en  mí  la  potencia 
de  Cristo  •'. 

10  Por  lo  cual  me  gozo  en  las  flaque- 
zas, en  afbmtas,  en  necesidades,  en 
persecuciones,  en  angustias  por  Cristo: 
porque  cuando  soy  naco,  entonces  soy 
poderoso. 

11  ^  Heme  hecho  un  necio  en  ghri- 
arme:  vosotros  me  constrefiistris ;  pues 
yo  haUa  de  ser  alabado  de  vosotros: 
porque  en  nada  he  sido  menos  aue  los 
sumos  apóstoles*,  aimque  soy  nada^. 

19  Con  todo  esto  las  señales  de  apóstol 
han  sido  hechas  entre  vosotros»  en 
toda  paciencia,  en  señales,  y  en  prodi- 
gios, y  en  manvillas. 

18  Porque  ¿  qué  hay  en  que  habéis  sido 
menos  que  las  otras  islesias,  sino  en  que 
yo  mismo  no  os  he  udo  carga**?  Per- 
donadme esta  injuria. 

14  Hé  aquí  estoy  aparejado  pan  ir  á 
vosotros  la  tercera  vez»,  y  no  os  seré 
gnvoso;  porque  no  busco  vuestras  co- 
sas, sino  á  vosotros :  porque  no  han  de 
atesorar  los  hijos  para  los  padres,  sino 
los  padres  para  los  hijos. 

15  Empero  yo  de  muy  buena  gana  des- 
penderé y  seré  despendido  por  vuestras 
almas;  aunque  amándoos  mas,  sea  a- 
mado  menos. 

16  Mas  sea  así,  yo  no  os  he  agnvado ; 
sino  que,  como  soy  astuto,  os  he  tomado 
por  engaito. 

17  i  Acaso  os  he  engañado  por  algunp 
de  los  que  he  enviado  á  vosotros  ? 

18  Rogué  á  Tito,  y  envié  con  él  al  her- 
mano j>.  ¿  Os  enruló  ouizá  Tito  ?  ¿  no 
hemos  procedido  con  el  mismo  espíritu, 
y  por  las  mismas  pisadas  ? 

19  ^  ¿  Pensáis  aun  que  nos  excusamos 
con  vosotros  ?  Delante  de  Dios,  en  Oilsto 

XT8 


•  Bo.  16.  7. 
»HedL22. 
17. 


•  iA.as.4S. 

▲p.  2. 7. 


rfier.9,10. 

Gap.  11. 30. 


•0».X14. 

/Job  9. 7. 
Lo.  18. 16. 

'Da.  8. 28, 
97. 
Mata6.44. 


Avsr.fi. 
i  Cap.  4. 7. 


*  Cap.ll.fi. 
<  10o.  15. 
9,1a 
•100.9.2. 


•Cap.  11. 9. 
«  Ga^  18. 1. 


F  Oap.  8. 6, 

18. 


A.D.ff7. 


GALATAS,  L 


1i 


A.  D.  ST.  I 


9  Cufi.  18. 3, 

10. 
1C0.4.3L 


•Cap.lZ14. 

»  De.  19.15. 
Mst.  18.16. 

«Cap.  13. 21. 

rfCtp.1.38. 


«Cw.12.12. 

1  Co.  9. 2. 
/Fl.2.7,8. 

lPed.8.18. 


A.D.  67. 


o  Hecli.9.15. 
»  Hech.l6A 

•  Eo.  1. 7. 

d  JtUkB  10. 
17. 18. 
•£f.X2. 

/  Cu».  S.  i, 
7,í^ 

«2C0.11.4. 

&  C»p.  5. 10, 
13. 

*'10o.lCa3. 

íDb.4.3. 
Pr.80.0. 
Ap.83.18. 


hablamos  t  mas  todo,  muy  amados,  por 
Tnestra  edificación. 

SO  Porque  temo  que  cuando  llegare, 
no  OÍ  halle  talea  como  quiero,  y  yo  wa 
hallado  de  Totocroi  cual  no  queréis  9; 
que  haifa  entre  vosotros  contiendas,  cn> 
Tidias,  iras,  disensiones,  detracciones, 
murmuraciones,  elaciones,  bandos ; 

81  Que  cuando  Tolriere,  me  humille 
Dios  entre  vosotros,  y  hava  de  llorar  por 
muchos  de  los  que  antes  habrAn  pecado, 
y  no  se  han  arrepentido  de  la  inmundi- 
cia, y  fornicación,  y  deshonestidad  que 
han  cometido. 

CAPITULO  Xllt. 
Amen<ua  <I  ApMel  oon  grave*  eadi{fo$  4  lo* 
qv*  no  M  A«M<r«n  mmandado  ;  y  eonduye 
«on  vma  «aikerlaeion  f/meroL 

ESTA  tercera  vea  voy  á  vosotros*. 
En  la  booa  de  dos  ó  de  tres  testigos 
consistirá  todo  negocio  b. 

a  He  dicho  antes,  y  ahora  digo  otra 
vez  oomo  presente ;  7  ahora  ausente  lo 
escribo  á  los  que  antes  pecaron',  y  á 
todos  los  demás;  que  si  voy  otra  vez, 
no  Mrdonaró': 

3  Tues  buscáis  una  prueba  de  Cristo 
que  habla  en  mi,  ei  cual  no  es  flaco 
para  con  vosotros.  Antes  es  poderoso  en 
vosotros*. 

4  Porque  aunque  tai  crucificado  por 
flaqueza/,  empero  vive  por  potencia  de 
Dios.  Pues  también  nosotros  somos  fla- 
cos oon  él,  mas  viviremos  con  él  por  la 
potencia  de  Dios  para  con  vosotros. 

6  Examinaos  á  vosotros  mismos  si  es- 


tais  en  ti;  probAos  A  vosotros  mismos;. 

ÍNo  os  conocéis  A  vosotros  miamos,  que 
esu-Cristo  est&  en  vosotros  A?  si  ya  no 
sois  reprobados  '1 

6  Mas  espero  que  conoceréis  que  nos- 
otros no  somos  reprobados. 

7  Y  oramos  A  Dios  que  ninguna  cosa 
mala  hagáis ;  no  pata  que  nosotros  sea- 
mos hallados  aprobados,  mas  para  que 
vosotros  hagáis  lo  que  es  bueno,  aunque 
nosotros  seamos  como  reprolwdos. 

8  Porque  ninguna  cosa  podemos  con- 
tra la  verdad,  sino  por  la  verdad  k. 

9  Por  lo  cual  nos  gozamos  que  seamos 
nosotros  flacos,  y  que  vosotros  estéis 
fuertes :  y  aun  deseamos  vuestra  per- 
fección. 

10  Por  tanto  ot  escribo  esto  ausente, 
por  no  tratar  presente  con  mtu  dureza  <, 
conforme  A  la  potestad  que  el  Señor  me 
ha  dado  para  edifioaclon,  y  no  pan 
destrucción  ">. 

11  ^  Resta,  hermanos,  que  toogais 
gozo,  seáis  perfectos,  tengáis  ccmsola- 
cion,  sintáis  una  misma  cosa*,  tengáis 
paz ;  y  el  Dios  de  paz  y  de  caridad  serA 
con  vosotros. 

12  Saludaos  los  unos  A  los  otros  con  dacu- 
lo  santo  •.  Todos  los  Santos  os  saludan. 

13  La  gracia  del  SeiVor  Jesu-Crlsto,  y 
el  amor  de  Dios,  y  la  participación  déL 
Espíritu  Santos  sea  con  vosotros  todos. 
Amen» 

La  Segunda  A  los  Corintios  fné  «nvi- 
ada  de  Filipos  de  MactMlonia  con 
Tito  y  Lucas. 


Qs.tl9. 
•  lCow1t.S. 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

Á  LOS 

GÁLATAS. 


CAPITULO  I. 
Beprenda  4  lo»  Gálalas  for  liaher  daHo  oído» 

doetrina  91M  lee  había  enieHado,  y  qn«  n~ 
fibió  H  ú»  JMU-Oritto.  R^trt  lo  qtto  ora 
ñ  dnto$,  y  «tt*  \úo  iumediatamonU  dufmto 
de  m  converMon. 

PABLO  apóstol,  no  de  los  hombres, 
ni  por  hombre,  mas  por  Jesu- 
cristo*, y  por  Dios  el  Padre,  que  lo 
resucitó  de  Tos  muertos, 

5  T  todos  los  hermanos  que  estAn  con- 
migo, A  las  iglesias  de  Galaciab : 

3  Gracia  tea  A  vosotros,  y  paz  de  Dios 
el  Padre,  y  de  nuestro  Señor  Jesu- 
cristo*, 

4  £1  cual  se  dio  A  si  mtemo  por  nues- 
tros pecados  ¿  ñera  libramos  de  este  pre- 
sente siglo  malo*,  conforme  A  la  volun- 
tad de  Dios  y  Padiíre  nuestro ; 

6  AI  cual  es  la  gloria  por  siglos  de 
siglos.   Amen. 

0   ^  Estoy  maravillado  de  que  tan 

f>ronto  os  hayáis  traspasado  del  que  os 
lamo  A  la  gracia  de  Cristo/,  A  otro 
evansello : 

7  No  que  hav  otrof,  sino  que  hay  al- 
gunos que  os  inquietan,  y  quieren  per- 
vertir el  evangelio  de  Cristo  *. 

8  Mas  aun  si  nosotros,  ó  un  Ángel  del 
cielo  os  anxmdAre  otro  evangelio  del 
que  os  hemos  anunciado,  sea  anate- 
ma*. 

9  Como  Antes  hemos  dicho,  también 
ahora  decimos  otra  vea:  si  alguno  os 
anunciAre  otro  evangelio  del  que  habéis 
recibido*,  sea  anatema. 


10  Porque  i  persuado  yo  ahora  A  hom- 
bres ó  A  Dios  ?  ¿  ó  busco  de  agradar  A 
hombres  I  ?  Cierto  que  si  todavía  agra- 
dara A  los  hombres,  no  seria  siervo  de 
Cristo*. 

11  5  Bf**  os  hago  saber,  hermanos, 
que  d  evangelio  que  os  ha  sido  anunci- 
ado por  mi,  no  es  según  hombre. 

13  Pues  ni  yo  lo  ledbi,  ni  lo  aprendí 
de  hombre*,  sino  por  revtiacion  de 
Jesu- Cristo*. 

18  Porque  ya  habéis  oido  acerca  de  mi 
conducta  otro  tiempo  en  el  Judaismo: 

Íue  perseguía  sobremanera  la  iglesia  de 
Uos,  y  la  destruía^; 

14  Y  aprovechaba  en  el  Judaismo  so- 
bre muchos  de  mis  iguales  en  mi  na- 
ción, siendo  muy  mas  celador  jn»  iodo* 
de  las  tradiciones  de  mis  padres  9«     ^ 

15  Mas  cuando  plugo  A  Dios,  que  me 
apartó  desde  el  vientre  de  mi  madre*-, 
y  fiM  llamó  por  su  gracia, 

16  Revelar  A  su  Hilo  en  mí*,  para  que 
le  predicase  entre  los  Gentiles  (,  Incgo 
no  conferí  con  carne  y  sangre*  • 

17  Ni  fui  A  Jerusaiem  A  los  que  eran 
apóstoles  Antes  que  yo;  sino  que  me  faf 
A  la  Arabia,  y  volví  de  nuevo  A  Da- 
masco. 

18  Después,  pasados  tres  alias*,  fcí 
A  Jerusaiem'  A  ver  A  Pedro|,  y  estave 
con  él  quince  dias. 

19  Mas  A  ningún  otm  de  los  apóstoles 
vi,  sino  A  Jaoobot  «1  hermano  del  Se* 
florjr. 

SU  Y  en  esto  que  os  escribo,  hé  aquí  d^ 
lante  de  Dios,  no  miento*. 


tCB{klC.3. 


IIOilIS. 


■vsr.lO,». 


>Bo.l3.1& 
vis.  i 
TLIS. 
lPed.S.8. 

IOolIS-S. 
lTa».i.aL 
IBedJ.li. 
rTLt.1. 


A.i)ijr. 

UTmti 
»8sBRÍ.k 


•lCe.U. 
1.1 
"Xf-S-S- 


rH«A.& 
i 

r&r.r.i 
U. 
'li.«.l. 

•íO».ll 
(Bcckll^ 


•HmAJlB. 

•  soui-s^ 


A.D.57. 


OALATAS,  n,  UL 


A-HuST. 


'lTea.2.U. 


■Badia&a. 


^FLll«. 


'Bteh.15. 
I.M. 

«Cap.  5.1, 
13. 


Haáh.  10. 


Bo.ll.18. 
lTi.a.7. 


II0.I5.  IS, 
8. 

Bamtiago. 
IC0.II.& 

Bo.l.^ 


7. 

lo.15.3S. 
Otpiuu. 


«r.  6. 

n.5.30. 

tf.3.3.12. 
fech.  IS. 

9.  &ao. 

kp.  S.11, 


SI  Deapue*  ftü  á  lai  partes  de  SiiU  7 
de  ClUclaa.  *^  ' 

89  Y  no  en  conocido  de  Tiita  á  las 
iglesias  de  Judéa,  que  eran  en  Cristo  i. 

83  Solamente  hablan  oído  acerca  de 
mi :  Aquel  que  en  otro  tiempo  nos  per- 
seguía» ahora  anuncia  la  fé  que  en  otro 
tiempo  destruía. 

84  Y  glorificaban  &  Dios  en  mí. 

CAPITULO  II. 

Ban  Pablo  predica  contra  loe/atton  apMóUt 
y  lo»  JuaaieantM.  RetitUneia  que  en  An^ 
tio^ufa  hito  d  Pedro  por  tu  reprentivo 
dittmulo  para  eon  loe  talet,  reeonúndo 
eon  tal  motivo  que  nadie  eefuMfieado  tino 
por  laft  en  Jeeu^rieto,  y  uo  por  tai  obrae 
da  la  ley, 

DESPUÉS,  pasados  catorce  afios,  tvi 
otra  vex  ¿  Jerusalem  «  juntamente 
con  Bernabé,  tomando  también  conmijco 
á  Tito.  ^ 

5  Empero  fui  por  reTelacion,  7  oomu- 
niquéles  el  erangelio  que  predico  entre 
los  Gentiles;  mas  particularmente  ¿  loa 
que  parecían  ser  algo,  por  no  correr  en 
▼ano,  6  haber  corrido  h. 

8  Mas  ni  aun  Tito,  que  estaba  con- 
migo, siendo  Griego,  flié  compeUdo  á 
circuncidarse. 

4  Y  eso  por  causa  de  los  falsos  her- 
manos*, que  se  entraban  secretamente 
para  espiar  nuestra  libertad  que  tene- 
mos en  Cristo  Jesusa,  para  ponemos 
en  servidumbre*; 

6  A  los  cuales  ni  aun  por  una  hora 
cedimos  sujetándonos,  pata  que  la  ver- 
dad del  evangelio  permaneciese  con  vos- 
otros. 

6  Empero  de  aquellos  que  parecían  ser 
algo,  (cuales  hayan  sido  iügun  tiempo, 
no  tengo  que  ver ;  Dios  uo  acepta  apa- 
riencia de  nombre/ i)  á  mi  ciertamente 
los  que  parecían  ser  algo,  nada  me  di- 
eron. 

7  Antes  por  el  contrario,  como  vieron 
que  el  evangelio  de  la  incircuncision  me 
era  encargado  0,  como  á  Pedro  el  de  la 
circuncisión, 

8  (Porque  el  que  hizo  por  Pedro  para 
el  aiKMtolado  de  la  circuncisión,  nizo 
también  por  mi  para  con  los  tíentilesA,) 

9  Y  Como  vieron  la  gracia  que  me  era 
dada,  Jacobo|,  y  Ce^ihas,  y  Juan,  que 
parecían  ser  las  columnas  •',  nos  dieron 
las  diestras  de  compaiUa  ¿  mí  7  á  Ber- 
nabé A,  para  que  nosotros  predicatemot  á 
los  Gentiles,  j  el  ios  á  la  circuncisión. 

10  Solamente  noa  pidieron  que  nos  a- 
eordasemos  de  los  pobres ;  lo  mismo  que 
fui  también  solicito  en  hacer  t. 

11  ^  Empero  viniendo  Pedro  |  á  An- 
tioquía,  le  resistí  en  la  cara,  porque  era 
de  condenar. 

18  Porque  antes  que  viniesen  unos  de 
parle  de  Jacobo  f,  córala  con  los  Gen- 
tiles»; mas  después  que  vinieron,  se 
retraía  y  apartaba  teniendo  miedo  de  los 
que  eran  de  la  circuncisión. 

13  Y  á  su  disimulación  consentían  tam- 
bién los  otros  Judtos ;  de  tal  manera  que 
aun  Bernabé  fué  también '  llevado  de 
elloe  en  su  simulación. 

14  Mas  cuando  vi  que  no  andaban  de- 
rechamente conforme  á  la  verdad  del 
evangelio»,  d^e  á  Pedro  delante  de  to- 
dos o :  Si  tü,  siendo  Judío,  vives  como 
loa  Gentiles  v  no  como  Judío,  ¿  por  qué 
constriñes  á  los  Gentiles  á  judaizar  ? 

15  nosotros  Judíos  naturales,  y  no  pe- 
cadores de  los  Gentiles^, 

18  Sabiendo  que  el  hombre  no  es  justi- 
ficado por  las  obras  de  la  ley  9,  sino  por 
la  fó  de  Jesu-Cristor,  nosotros  también 
hemos  creído  en  Jesu-Crlsto,  para  que 


fuésemos  Justificados  por  la  fé  d«  Cristo, 
y  no  por  las  obras  de  la  ley :  por  cuanto 
por  las  obras  de  la  ley  ninguna  oame 
será  Justificada  '. 

17  Y  si  buscando  nosotros  ser  justifica- 
dos en  Cristo,  también  nosotros  somos 
hallados  pecadores,  ¿ea  por  eso  Cristo 
ministro  de  nuestro  pecado  ?  En  ningu- 
na manera. 

18  Porque  si  las  oosas  que  destruí', 
las  mismas  vuelvo  á  edificar,  tranagre- 
sor me  hago. 

19  Porque  yo  por  la  ley  soy  muerto  á 
la  ley  «,  para  vivir  á  Dios  *. 

80  Con  Cristo  estoy  Juntamente  cru- 
cificado', y  vivo;  no  ya  yo,  mas  vive 
Cristo  en  mí:  y  lo  que  ahora  vivo  en 
la  carne,  lo  vivo  en  la  fiS  del  H^o  de 
Dios,  el  cual  me  amó,  y  se  entr^é  á 
si  mismo  por  mí  y. 

81  No  desecho  la  naeia  de  Dios.  Por- 
que si  por  la  ley  fuese  la  Justicia,  en- 
tonces por  demás  c  murió  CTristo. 

CAPITULO  IIL 

Reeonmeite  é  loe  Gátata»  por  m  deedtiedie»- 
eiaüla  verdad,  y  pruSbale*  eon  el  tíemplo 
de  Abraham  que  la  verdadera  Jutttria  ee 
por  la  fi,  y  «o  por  la  Leg,  rayo  ofUio  y 
fin  lee  etplioa, 

i  f\B.  Calatas  insensatos  o!  ¿quién  os 

yj  fascinó,  para  no  obedecer  á  la  ver- 
dad, ante  cuyos  ojos  Jesu  •  Cristo  fVié 
ya  descrito  como  crucificado  entre  vos- 
otros h  f 

8  Esto  solo  quiero  saber  de  vosotros : 
i  Recibisteis  el  Espíritu «  por  las  obras 
de  la  ley,  ó  por  el  oír  de  ia  fé  ? 

8  ¿  Tan  necios  sois  ?  ¿  Habiendo  co- 
menzado por  el  Espíritu,  ahora  os  per- 
feccionáis por  la  carne  d  ? 

4  ¿  Tantas  cosas  habéis  padecido  en 
vano  «  ?  si  empero  en  vano. 

6  Aquel,  pues,  que  os  daba  el  Espíri- 
tu, y  obraba  maravillas  entre  vosotros, 
ihcxialo  por  las  obras  de  la  ley,  ó  por  el 
oir  de  la  fe  ? 

6  Como  Abraham  creyó  á  Dios,  y  le 
fué  imputado  á  justicia/, 

7  Sabéis  por  tanto  que  loe  que  son  de 
fé,  los  tales  son  hijos  de  Abraham^. 

8  Y  viendo  antes  la  eaoritaraA,  que 
Dios  por  la  fé  habla  de  justificar  los 
Gentiles,  evangelizó  antes  á  Abraham, 
diciendo:  En  tí  serán  benditas  todas  las 
naciones  i. 

9  Luego  los  de  la  fS  son  lo»  bendito* 
con  el  creyente  Abraham  A. 

10  Porque  todos  los  que  son  de  las 
obras  de  la  ley,  están  biyo  de  maldición. 
Porque  escrito  está:  Maldito  todo  aquel 
que  no  permaneciere  en  todas  las  cosas 
que  están  escritas  en  el  libro  de  la  ley 
para  hacerlas'. 

11  Mas  por  cuanto  por  la  ley  ninguno 
se  justifica  para  con  Dios,  queda  maní» 
fiesto :  Que  el  justo  por  la  fé  vivirá  m. 

18  La  ley  también  no  es  de  la  fé«: 
sino.  El  hombre  que  los  hiciere,  vivirá 
en  ellos". 

13  Cristo  nos  redimió  de  la  maldición 
de  la  ley,  hecho  por  nosotros  maldi- 
ción j»;  (porque  está  escrito:  Maldito 
cualquiera  que  es  colgado  en  madero  9:) 

14  Para  que  la  bendición  de  Abraham 
fuese  sobre  los  Gentiles  en  Cristo  Je- 
sús r;  para  que  por  la  fj  recibamos  la 
promesa  del  Espíritu'. 

15  ^  Hermanos,  hablo  como  hombre: 
Aunque  un  pacto  eea  de  hombre,  con 
todo  eiendo  confirmado,  nadie  to  can- 
cela, ó  le  añade. 

16  A  Abraham  fueron  hechas  las  pro- 
mesas, y  á  su  simiente'.  No  dice:  Y 
á  las  simientes,  como  de  muchos,  sino 


*  Bal.  148.  & 
Beb.  7. 18, 
19. 


(Cap.  4.9. 


«Bo.T.4,6. 
*  Bo.  &  11, 

14. 

a  Co.  8.15. 

"Cap.6.S4. 
Bo.  6.8. 

■*JuaB  10.11. 
'Heb.7.11. 


•Cap.  6.7. 


UCo.1 
2.4. 
•  Bf.  1. 18. 


'  Cap.  4. 9. 
«a  Joan  8. 


/G«B.15.6. 
B0.I8. 

'  Bo.  4.  II, 
16. 

A  ver.  as. 
Bo.  9. 17. 

fOeD.l&8. 
Hech.8.a5. 

k  Cap.  4. 38. 


II>e.a7.  26. 


"Hsb.a.4. 
Heb.10.88. 

oBo.10.5.6. 

•L«.l&5. 

Bs.  90.  U. 

l>Cap.  4.  5. 
2  Co.  5.  ai. 
9  De.  21. 23. 

•-  Bo.  4.  9, 

16. 
'Is.44.  8. 

JmI  a.  28, 


(Osa.  13. 
8,7. 


A.D.isr. 


OALATAS,  IV,  V. 


A.D.SÍ. 


»  Bx.  12.40, 
41. 

•  Bo.  4. 14. 


«So.  5.». 

9  ver.  16. 

'HMh.7.68. 

o  Xz.  20. 19, 

22. 

i  Sz.  8.  IS.  , 

eBo.S.9.19. 

tf  Bo.  4.  U, 
12. 


•  Bo.  10.  4. 


/  Joan  1. 12. 
IJiianS. 
1,2. 

0  Bo.  C  3. 


A  10o.  12. 18. 
C0L8.U. 

í  Ter.  7. 
t  Bo.  8. 17. 


•COI. 2.  8. 

ao. 

iQr.DOutfo 
delaLef. 


i  Bo.  8.  lA. 


<  Bo.  8. 10, 
17. 

<<10o.l2.2. 


como  de  uno.    T  á  tu  simiente,  la  cual 
et  Cristo. 

17  Esto  pues  digo:  Que  el  contrato 
confírraado  de  Dios  para  con  Cristo,  la 
ley  que  fuá  hecha  cuatrocientos  7  tre- 
inta años  después  «,  no  lo  abroga,  para 
InTalidar  la  promesa. 

18  Porque  si  la  herencia  es  por  la  ley, 
ya  no  $erá  por  la  promesa':  empero 
Dios  por  la  promesa  hizo  la  donación  4 
Abraham. 

19  ¿  Pues  de  qué  tirve  la  ley  ?    Fué 

tuesta   por  causa  de  las  rebeliones', 
asta  que  viniese  la  simiente  á  quien 
fué  hecha  la  promesa",  ordenada  aquella 

SíT  los  ángeles  <  en  la  mano  de  un  me- 
adora. 

20  Y  el  mediador  no  es  de  uno,  pero 
Dios  es  unob. 

21  Luego  ¿  la  ley  e»  contra  las  prome- 
sas de  Dios  ?     En   ninguna   manera : 

Í>orque  si  la  ley  dada  pudiera  -vivificar, 
a  justicia  fuera  Terdaderamente  por  la 
ley. 

82  Mas  encerró  la  Escritura  todo  de- 
bajo de  pecado  c,  para  que  la  promesa 
fuese  dada  á  los  creyentes  por  la  fé  de 
Jesu-CrÍ8to¿. 

83  Empero  antes  que  viniese  la  fé  es- 
tábamos guardados  debj^o  de  la  ley, 
encerrados  para  aquella  fé  que  había 
de  ser  descubierta. 

24  De  manera  que  la  ley  nuestro  ayo 
flié  para  llevartw  á  Cristo',  para  que 
fuésemos  justificados  por  la  (é. 

85  Mas  Tenida  la  le,  ya  no  estamos 
debajo  del  ayo. 

26  Porque  todos  sois  hijos  de  Dios  por 
la  fe  en  Cristo  Jesús/. 

87  Porque  todos  los  que  habéis  sido 
bautizados  en  Cristo,  de  Cristo  estáis 
vestidos;. 

88  No  hay  Judío,  ni  Griego;  no  hay 
siervo,  ni  libre;  no  hay  varón,  ni  hem- 
bra A :  porque  todos  vosotros  sois  uno 
en  CrUto  Jesús. 

29  Y  si  vosotros  toU  de  Cristo,  cierta- 
mente la  simiente  de  Abraham  sois', 
y  conforme  á  la  promesa  los  herederos  *. 

CAPITULO  IV. 

Ovmfara  la  I«y  antigna  «on  «n  iator,  |r  € 
lo*  JvdHoB  eon  «n  pupüo  i  diee  que  Ortslo 
jnuo  ya  A  los  hombre*  en  libertad.  Deepue» 
de  varia»  etpretione»  de  eentimiento  «mo- 
roso,  prueba  por  la  Escritura  múmn,  eit- 
emdo  nabla  de  Itaae  t  UnuM,  que  la  ley 
escrita  «o  puede  hacer  liga  con  la  ley  dé 
graeia. 

TAMBIÉN  digo :  Entretanto  que  el 
heredero  es  niño,  en  nada  difiere  del 
siervo,  aunque  es  seiíor  de  todo ; 

2  Mas  esta  debajo  de  tutores  y  cura- 
dores hasta  el  tiempo  señalado  por  el 
padre. 

3  Así  también  nosotros,  cuando  era- 
mos niños,  eramos  siervos  bt^o  ^o*  ni- 
dimentos  del  mundo  o. 

4  Mas  venido  el  cumplimiento  del 
tiempo.  Dios  envió  su  Hijo,  hecho  de 
mujer,  hecho  subdito  f  &  la  ley, 

5  Para  que  redimiese  los  que  estaban 
debido  de  la  ley,  &  fin  que  recibiésemos 
la  adopción  de  hijos. 

6  Y  por  cuanto  sois  hijos.  Dios  envió 
el  Espíritu  de  su  H^o  eñ  vuestros  cora- 
zones, el  cual  clama :  Abba,  Padre  b. 

7  Así  que  ya  no  eres  mas  siervo,  sino 
hijo;  y  si  hijo,  también  heredero  de 
IHos  por  Cristo  «. 

8  ^  Antes,  en  otro  tiempo,  no  cono- 
ciendo ¿  Dios,  servíais  á  ios  que  por 
naturaleza  no  son  dioses  «^ : 

9  Mas  ahora  habiendo  conocido  á  Dios, 
ó  mas  bien,  siendo  conocidos  de  Dios, 
¿cómo  os  volvéis  de  nuevo  ¿  los  flacos 


y  pobres  rudimentos  «,  en  loa  cuales  qne- 
rels  volver  á  servir  ? 

10  Guardáis  los  dias,  y  los  meses,  j  los 
tiempos,  y  los  años/. 

11  Temo  de  vosotros,  qne  no  haya  tea- 
binado  en  vano  en  vosotros. 

18  Hermanos,  os  ruego,  sed  como  yo, 
porque  yo  soy  como  vosotros':  ningún 
agravio  me  hal>eis  hecho. 

13  Que  vosotros  sabéis  qve  por  flaque- 
za de  carne  os  anuncié  el  evangelio  al 
principio. 

14  Y  no  desechasteis  ni  menospreci- 
asteis mi  tentación  qne  estaba  en  mi 
carne  A;  antes  me  recibisteis  como  ¿  un 
Ángel  de  Dios*,  como  á  Cristo  Jesús*. 

15  ¿  Dónde  está,  pues,  vuestra  biena- 
venturanza ?  porque  yo  os  doy  testimo- 
nio, que  si  se  pudiera  hacer,  os  hubierais 
sacado  vuestros  ojos  para  dármelos. 

16  i  Heme  pues  hecho  vuestro  enemi- 
go, diciendoos  la  verdad  ? 

17  Tienen  celos  de  vosotros,  pero  no 
bien':  antes,  os  quieren  echar  fuera 
para  que  vosotros  los  celéis  á  ellos. 

18  Bueno  ea  ser  celosos,  mas  en  bien 
siempre;  y  no  solamente  cuando  estoy 
presente  con  vosotros. 

19  Hijitos  mios,  que  vuelvo  otra  vez  á 
estar  de  parto  de  vosotros,  hasta  que 
Cristo  sea  formado  en  vosotros», 

20  Querría  cierto  estar  ahora  eon  vos- 
otros, y  mudar  mi  voz;  porque  estoy 
perplejo  en  cuanto  á  vosotros. 

21  ^  Decidme,  los  que  queréis  estar 
debajo  de  la  ley,  ¿no  habéis  oido  la 
ley? 

22  Porque  escrito  está  que  Abraham 
tuvo  dos  hijos;  uno  de  la  sierra*,  el 
otro  de  la  Ubre  «. 

88  Mas  el  de  la  sierva  nació  según  la 
carne/';  pero  el  de  la  libre  nació  fox  la 
promesa. 

24  Las  cuales  cosas  son  dichas  por  ale- 
goría :  porque  estas  mt{jere»  son  los  dos 
pactos;  el  uno  ciertamente  del  monte 
nina,  el  cual  engendró  para  servidum- 
bre, que  es  Agar. 

85  Porque  Agar  ó  Sina  es  un  monte  de 
Arabia,  el  cual  es  coi\junto  á  la  que 
ahora  es  Jerusalem,  la  cual  sirve  con 
sus  hijos. 

86  Mas  la  Jerusalem  de  arriba  libre 
es<;  la  cual  es  la  madre  de  todos  nos- 
otros. 

27  Porque  está  escrito:  Alégrate,  es- 
tf^ril  que  no  pares ;  prorumpe  en  alaban- 
tas  y  clama,  la  que  no  estás  de  parto; 
porque  mas  son  los  hijos  de  la  d^ada, 
que  de  la  que  tiene  marido  f. 

28  Así  que,  hermanos,  nosotros,  como 
Isaac,  somos  h^os  de  la  promesa  *. 

29  Empero  como  entonces  el  qae  era 
engendrado  según  la  carne,  persc-guia 
al  que  había  nacido  s^un  el  Espíritu  (, 
así  también  ahora*. 

80  Mas  ¿  qué  dice  la  Escritura  ?  Echa 
fuera  á  la  sierva  v  á  su  hijo ;  parque  no 
será  heredero  el  h^o  de  la  sierva  con  el 
hijo  de  la  libre*. 

31  De  manera,  hermanos,  que  no  so- 
mos hyos  de  la  sierva,  mas  díe  la  Ubre. 

CAPITULO  V. 

EAMales  d permanecer  fimus  en  la  Ubertúé 
evatigtiiea,  y  representa  eomo  vacio»  d» 
Cristo,  y  eaidos  de  la  graeia,  A  los  ams 
taA;<m  ser  JueUfieados  por  la  Left  V  «•»- 
pues  ds  reeomendarles  la  de  la 
enumera  las  obro*  da  la  easne,  f 
euaíea  son  los/ruto»  del  Xspíriku 

ESTAD,  pues,  firmes  en  la  libertad 
con  que,  Cristo  nos  hizo  libres*,  y 
no  volváis  otra  vez  á  ser  presos  en  d 
yugo  de  servidumbre. 


•isr.3. 
HtkT.IS. 

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10.13. 


A.D.57. 


OALATAS,  VL 


A.D.  ffr. 


•  Bo.9.81, 


«B0.8.2S. 


1CÍ.7.W. 

18,22. 

2P*d.L 

5,7. 
/lCo.9.34. 
'C«p.  3.L 
A  Cap.  1.6. 
•  lCo.5.6. 


»C«p.«.12. 
II  Co.  1.28. 


■lPed.2. 
16. 

■lCo.9.19. 

•Iie.U.18. 
«Ut  7. 12. 
7^3».  40. 
Bo.  IS.  8. 
Banf'.  S.  8. 


>*  Ro.  6. 13. 

7  8.4. 1& 

lPBd.2.11. 

»Bo.7.a5, 

'•Bo.g.e,7. 


'lo.  8. 11 
78- 2. 14. 

iM«t.l6.19. 
Col.  3.  £,6. 


•  1  Co.  &  9, 
10. 

•  Bo. «.  21, 
22. 

Sí.  &9. 

■1TH.9. 


5  Hé  aqttí,  yo  Pablo  o«  digo :  Que  si 
os  circuncidareis.  Cristo  no  os  aprove- 
chará nada. 

8  T  otra  Tez  vuelre  á  protestar  á  todo 
hombre  aue  se  citeuncidáre,  que  estA 
oblieado  í  hacer  toda  la  ley. 

4  Vacio*  sois  de  Cristo  los  que  por  la 
ley  os  justificáis  b;  de  la  gracia  nabeis 
caldo. 

6  Parque  nosotros  por  el  Espíritu  es- 
peramos la  esperanza  de  1»  Justicia  por 
la  fé«. 

8  Porque  en  Cristo  Jesús  ni  la  cir- 
cuncisión Tale  algo,  ni  la  incircunci- 
sion  d  *  sino  la  fé  que  obra  por  la  cari- 
dad*. 

7  Vosotros  corríais  bien/:  ¿quién  os 
embarazó^  para  no  obedecer  á  la  ver- 
dad? 

8  Esta  persuasión  no  es  de  aquel  que 
os  llama*. 

9  Un  poco  de  levadura  leuda  toda  la 
masa'. 

10  Yo  confio  de  vosotros  en  el  Sefior, 
<]ue  ninguna  otra  cosa  sentiréis ;  mas  el 
que  os  inquieta,  llevará  el  juicio,  quien 
quiera  que  él  sea. 

11  Y  yo,  hermanos,  si  aun  predico  la 
oircuncision,  ¿por  qué  padezco  perse- 
cución todavía*?  pues  que  quitado  es 
el  escándalo  de  la  cruz<. 

18  Ojalá  fuesen  también  cortados  los 
que  os  inquietan. 

13  ^  Porque  vosotros,  herhlMos,  á 
libertad  habéis  sido  llamados :  solamen- 
te que  no  uteU  la  libertad  como  ocasión 
A  la  carne  ">;  sino  servios  por  amor  ios 
unos  A  los  otros". 

14  Porque  toda  la  ley  en  aquesta  sola 
palabiB  se  cumple:  Amarás  átu  pró- 
jimo como  á  tí  mismo  o. 

15  Y  si  os  mordéis  y  os  coméis  los  unos 
A  los  otros,  mirad  que  también  no  os 
consumáis  los  unos  á  los  otros. 

19  ^  Digo,  núes ;  Andad  en  el  Espíri- 
tu, y  no  satistagais  la  concupiscencia  de 
la  came^. 

17  Porque  la  carne  codicia  contra  el 
Espíritu,  y  el  Espíritu  contra  la  carne  « : 
y  estas  cosas  se  oponen  la  una  á  la  otra  •*, 
para  que  no  hagáis  todo  lo  que  quisie- 
reis. 

18  Mas  si  sois  guiados  del  Espíritu,  no 
estáis  debajo  de  la  Ley«. 

19  Y  manifiestas  son  las  obras  de  la 
carne  t,  que  son :  adulterio,  fornicación, 
inmundicia,  lujuria, 

80  Idolatría,  hechicerías,  enemistades, 
pleitos,  zelos,  iras,  contiendas,  disen- 
siones, herejías, 

81  Envidias,  homicidios,  borracheras, 
banquetees,  y  cosas  sem^antes  á  es- 
tas: de  las  cuales  os  denuncio,  como 
ya  ot  he  anunciado,  que  los  que  hacen 
tales  cosas,  no  herederán  el  reino  de 
Dios». 

88  Mas  el  finito  del  Espíritu  es  « :  Ca- 
ridad, gozo,  paz,  tolerancia,  benigni- 
dad, bondad,  fe, 

88  Mansedumbre,  templanza.  Contra 
tales  cosas  no  hay  ley*. 

24  Porque  los  que  son  de  Cristo,  han 


crucificado  la  carne '  con  sus  aftctos  y 
concupiscencias. 

8A  Si  vivimos  en  el  Espíritu,  andemos 
también  en  el  Espíritu  «. 

86  No  seamos  codiciosos  de  vana  glo- 
ria a,  irritando  los  unos  á  los  otros,  en- 
vidiándose los  unos  á  los  otros. 

CAPITULO  VI. 

Como  M  debmt  ayiuiar  uno$  á  otroi  tn  «I  fjtr- 
oieio  d»  la$  virtudes  eriitianae.  Para  coger 
«f  neeeeario  eembrar.  XI  eritHemo  tota- 
mente  ka  de  gloriarte  en  la  enu  de  Jeeu- 
Orieto. 

HERMANOS,  si  alguno  fuere  toma- 
do en  alguna  fklta,  vosotros  que  eoi» 
espirituales,  reKtaurad  al  tal  con  el  es- 

Síritu  de  mansedumbre « ;   considerl^- 
ote  á  tí  mismo,  porque  ttf  no  seas 
también  tentado. 

8  Sobrellevad  los  imos  las  cargas  de  los 
otros b ;  y  cumplid  así  la  ley  de  Cristo  «. 
8  Porque  el  que  estima  de  sí  que  es 
algo,  no  siendo  nada,  á  sí  mismo  se 
engafla. 

4  Así  que  cada  uno  examine  su  obra, 
y  entonces  tendrá  gloria  solo  respecto 
de  si  mismo  y  no  en  otro  d. 

5  Porque  cada  cual  llevará  su  daiga*. 

6  ^  Y  el  que  es  enseüado  en  la  palabra, 
comunique  en  todos  los  bienes  al  que 
lo  instruye/. 

7  No  os  engafieis:  Dios  no  ptiede  ser 
burlado :  que  todo  lo  que  el  hombre 
sembrare,  eso  también  segará. 

8  Porque  el  que  siembra  para  su  carne, 
de  la  carne  segará  corrupción* ;  mas  el 

Sue  siembra  para  el  Espíritu,  del  Espí- 
ttu  segará  vida  eterna*. 

9  No  nos  cansemos,  pues,  de  hacer 
bien  i;  que  á  su  tiempo  segaremos,  si 
no  hubiéremos  desmayado*. 

10  Así  que  entretanto  que  tenemos 
tiempo,  hagamos  bien  á  todos  I,  y  ma- 
yormente á  los  domésticos  de  la  Té  «>. 

11  ^  Mirad  en  cuan  grandes  letras* 
os  he  escrito  de  mi  mano. 

18  Todos  los  que  quieren  agradar  en 
la  carne,  estos  os  constriñen  á  que  os 
circuncidéis,  solamente  por  no  padecer 
persecución  por  la  cruz  de  Cristo. 

18  Porque  ni  aun  los  mismos  que  se 
circuncidan  guardan  la  ley;  sino  que 
quieren  que  vosotros  seáis  circuncida- 
dos, para  gloriarse  en  vuestra  carne. 

14  Mas  léjos  esté  de  mí  gloriarme, 
sino  en  la  cruz  de  nuestro  Señor  Jesu- 
cristo*, por  el  cual  el  mundo  me  es 
crucificado  á  mí,  y  yo  al  mundo^. 

15  Porque  en  Cristo  Jesús,  ni  la  cir- 
cuncisión vale  nada  9,  ni  la  indrcun- 
cision,  sino  la  nueva  criatura  r. 

16  Y  todos  los  que  anduvieren  con- 
forme á  esta  regla,  paz  sobre  ellos,  y 
misericordia,  y  sobre  el  Israel  de  Dios*. 

17  De  aquí  adelante  nadie  me  sea  mo- 
lesto: porque  yo  traigo  en  mi  cuerpo 
las  marcas  del  Señor  Jesús'. 

18  Hermanos,  la  gracia  de  nuestro 
Señor  Jesu-Oristo  tea  con  vuestro  espí- 
ritu ».   Amen. 

Enviada  de  Boma  A  los  Calatas. 


y  Cap.  3. 90. 
Bo.6.6. 

'Csn.8.16. 
£0.8.4,0. 

•11.  a.  8. 


■Sanf.S. 
19,80. 


»  Eo.  15. 1. 
•/«•áú.8i. 

715.  la. 
1  Jnaai. 
21. 

La.  18.11. 
*  Bo.  14. 18. 

a  Co.  5. 10. 
/100.9.U, 

14. 


'Job  4.  8. 

Pr.88.8. 

Os.  8. 7. 

7l0.12i 
DPr.lLlS. 

Sant».  S.  8. 
•  100.1&5& 

2Te8.S.U. 
íEo.U.1,6. 
{ Bo.  9. 10. 

■»  Bf .  a.  19. 

n  Cap.  ^  14. 


o  FI.  8. 8, 
7,8. 

i>  Cap.  xao. 

7  6.24. 
«Cap.  5. 8. 
••2C0.6.17. 

'Cap.  8. 99. 
Bo.  2.29. 

tOaLl.94. 


«9  Ti.  4.99. 
FUe.afi. 


LA  EPlETOLá.  SEL  APÓSTOL  B 


Idvkon  dd  mDDaD*.  put  que  (utfG- 


Crino,  akjad»  di  H  nv^Ua  ie 


LD.e2. 


EFESIOS,  ni,  lY. 


iuD.4B. 


Ba.8.4. 


Jiña  10. 
16. 

lCo.ia.18. 
Ga.8.28. 

!CaLS.li. 


•OdLI.90, 


'Heeh.2. 

a». 

■Oftp.8.12. 

Jtua  14.  6. 
Bebí  10. 19, 

'Heb.ia. 

21.  a. 
•Up.8.15. 

Ga.  8. 10. 

■lCo.8.9, 

10. 

1  Ped.  a. 

i6. 
»llktl6.18. 

Ap.  21. 14. 

«M.  118.  as. 

18.28.10. 
<lCo.  8.17. 


•CoLl.26. 
*  (k.  1.  la. 
*Bo.l«.2S. 

CoLLaS. 
<C*p.  1.  9, 

10. 


•H»tU.17. 
1  Ped.  1. 
10,13. 

rG*.8.29, 
80. 

rcap.  %Uj 
1& 

kG».  8.14. 


[lCo.U.9. 

lCol.L37. 
'  ver.  4,  & 


•Bo.n.S8. 
1U0.X7. 
Il0>p.l.  21. 


y  extm\}erot  á  kw  pactos  d«  la  pro- 
meta f ,  lin  capcrania  y  •íb  Dios  en  el 
mundo: 

13  Mas  ahora  en  Cristo  Jesús,  vosotros 
que  en  otro  tiempo  estabais  iéjos,  habéis 
sido  hechos  ceroaaos  por  la  sangre  de 
Cristo  r. 

14  Porque  ¿1  es  nuestra  pas,  que  de 
ambos  hno  uno<,  derribando  la  pared 
intermedia  de  separación ; 

15  Dirimiendo  en  su  carne  las  enemis- 
tades, la  ley  de  los  mandamientos  en 
orden  á  ritos',  para  edificar  en  si  mismo 
los  dos  en  un  nuevo  hombre,  haciendo 
la  paz, 

10  T  reconciliar  por  au  croa  con  Dios  á 
ambos  «n  un  mismo  cuerpo»,  matando 
en  ella  las  enemistades. 

17  Y  vino,  y  anuneiiV  la  pac  á  vosotros 
que  astebals  l^os,  y  á  los  que  ettaban 
cerca*: 

18  Que  por  ¿I  los  unos  y  los  otros  tene- 
mos entnda  por  un  mismo  Esniritu  al 
Padre'. 

19  Asi  q:ue  ya  no  sois  eztnu^eros  ni 
advenedizos,  sino  Juntamente  dudada- 
nos  con  los  santos",  y  domésticos  de 
Dios'; 

80  Edifieadoa*  sobre  el  fíindamento6 
de  los  apóstoles  y  profetas,  siendo  la 
principal  piedra  del  Ángulo  Jesu-Oristo 
mismo»; 

81  Rn  el  cual,  compaginado  todo  el 
edificio,  va  creciendo  para  s«r  un  tem- 
plo santo  en  el  Seftor^ : 

88  En  el  cual  vosotros  también  sois 
Juntamente  edificados,  para  morada  de 
Dios  en  Espíritu. 

CAPITULO  III. 
Misterio  admirable  <!•  ¡a  voeaeüm  áe  toe  Qea- 
tÜe»  rendado  daramenU  tf  loe  a]ióttoU»t  y 
en  eepeeial  d  Ban  Patío,  dettinailo  de  Jiioe 
parUeularmettt»  para  ¡dedicarte»  el  Jí»a«> 
ffetío. 

POR  esta  causa  yo  Pablo,  prisionero 
de  Cristo  Jesús,  por  vosotras  los 
Gentiles; 

8  (81  es  que  habéis  oido  la  dispensa- 
ción de  la  gracia  de  Dios  que  me  ba  sido 
dada  para  con  vosotros*: 

8  A  aaber,  que  por  revelación  h  me  fué 
declarado  el  misterio «,  como  antes  he 
escrito  en  breve'; 

4  Leyendo  lo  cual  podéis  entender  cual 
sea  rol  inteligencia  en  el  misterio  de 
■Cristo : 

6  El  cual  mUterio  en  los  otros  siglos 
no  se  dio  á  conoywr  á  los  hijos  de  los 
hombres*  como  ahora  es  revelado  A  sus 
santos  apóstoles  y  profetas  en  Espíritu ; 

6  Que  los  GenUies  sean  Juntamente 
herederos/,  é  incorporados^,  y  consor- 
tes de  su  promesa  en  Cristo  por  el 
Evangelio  A: 

7  Del  cual  yo  soy  hecho  ministro  por 
el  don  de  la  grada  de  Dios  que  me  ha 
sido  dado  según  la  operación  de  su  po- 
tencia. 

8  A  mí,  que  soy  menos  que  el  mas 
pequeflo  de  todos  los  santos',  es  dada 
esta  gracia  de  anunciar  entre  los  Gen- 
tiles el  evangelio  de  las  inescrutables 
riquezas  de  Cristo  *, 

8  Y  de  aclarar  á  todos  cual  sea  la  dis- 

Gnsaclon  del  misterio  I  escondido  desde 
i  siglos  en  Dios,  que  crió  todas  las 
cosas  por  Jetu-CrMo. 

10  Fara  que  la  multiforme  sabiduría 
de  Diosm  sea  ahora  notificada  por  la 
Iglesia  &  Um  principados  y  potestades  en 
los  cielos», 

11  Conforme  á  la  determinación  eter- 
na, que  hizo  en  Cristo  Jesús  nuestro 
Señor : 


18  En  el  cual  tenemos  seguridad  y  en- 
trada con  confianza  por  la IS  de  él  •• 

18  Por  tanto  pido  que  no  desmayéis  á 
causa  de  mis  tribulaciones  por  vosotros, 
las  cuales  son  vuestra  gloria  >*.) 

14  Por  esta  causa  doblo  mis  rodillas  al 
Padre  de  nuestro  Sefior  Jesu-Gristo, 

16  Del  cual  es  nombrada  toda  la  pa- 
rentela en  los  cielos  y  en  la  tlem, 

18  Que  os  dé,  conforme  á  las  riquezas 
de  su  gloria  f,  el  ser  corroborados  con 

Stencia  en  el  hombre  interior  r  por  su 
píritu  ' ; 

17  Que  habite  Cristo  por  la  fiS  en  vues- 
tros corazones;  pan  que,  arraigados  y 
fundados  en  amor, 

18  Podáis  bien  comprender  con  todos 
los  santos  cual  sea  la  anchura,  y  la  Ion- 
gura,  y  la  profundidad,  y  la  altura ; 

19  Y  conocer  el  amor  de  Cristo,  que 
excede  ¿  todo  conocimiento,  para  que 
seáis  llenos  de  toda  la  plenitud  de  Dios. 

80  Y  &  aquel '  que  es  poderoso  para 
hacer  todas  las  cosas  mucho  mas  abun- 
dantemente de  lo  que  pedimos  ó  enten- 
demos, por  la  potenna  que  obra  en 
nosotros, 

81  A  él  MO  gloria  en  la  iglesia  por 
Cristo  Jesús,  por  todas  edades,  del 
siglo  de  los  siglos.   Amen. 

CAPITULO  IV. 
E:^urtaeiom  á  u»a  vida  digna  de  la  voeaeion 
de  Oriilianoe  ;  lo*  euaUe,  aepirando  á  nuin- 
tener  aquella  unidad  (¡ue  vieue  dtl  Espíritu, 
deben  procurar  vivir  en  mutua  pat  y  con- 
cordia, y  no  dejarte  üevar,  euál  ninoe  in- 
conilanlee,  de  todo  viento  tie  doctrina  6 
errónea»  enadUmuu  de  aUuto»  hombree, 
•Mo  M0u<r  atempre  la  verdad  evangtíiea 
en  amor,  en  jnatxcia,  y  en  eavlidad  verda- 
dera. 

YO,  pues,  preso  en  el  Sefior,  os  ruego 
que  anaek   como  es  digne  de  la 
vocación  con  que  sois  llamados*; 

8  Con  toda  humildad  y  mansedumbre, 
con  paciencia  soportando  los  unos  á  los 
otros  en  amor^; 

8  Solícitos  &  guardar  la  unidad  del  Es- 
píritu en  el  vínculo  de  la  paz. 

4  Un  cuerpo',  y  un  Espíritu <<;  como 
sois  también  llamados  ¿  una  misma  es- 
peranza de  vuestra  vocación : 

6  Un  Beikir,  una  fó,  un  bautismo, 

5  Un  Dios  y  Padre  de  todos «,  el  cual 
e«  sobre  todas  las  cosas,  y  por  todas  las 
cosas,  y  en  todos  vosotros. 

7  Empero  &  cada  uno  de  vosotros  es 
dada  la  gracia  conforme  á  la  medida  del 
don  de  Cristo/. 

8  Por  lo  cual  dice :  Subiendo  á  lo  alto, 
llevó  cautiva  la  cautividad,  y  dio  dones 
á  los  hombres  C 

9  T  que  subió,  ¿  qué  es,  sino  que  tam- 
bién habla  descendido  primero  á  las 
partes  mas  bajas  de  la  tierra*  ? 

10  El  que  descendió,  él  mismo  es  el 
que  también  subió  sobre  todos  los  cielos, 
pura  cumplir  todas  las  cosas  •'. 

11  Y  él  mismo  dio  unos  *,  ciertamente 
apóstoles;  y  otros,  profetas;  y  otros, 
evangelistas;  y  otros,  pastores  y  doc- 
tores, 

18  Para  perfección  de  los  santos,  para 
la  obra  del  ministerio,  para  edificación 
del  cuerpo  de  Cristo ; 

13  Hasta  que  todos  lleguemos  &  la 
unidad  de  la  fé,  y  del  conocimiento  del 
Hijjo  de  Dios,  á'un  varón  perfecto',  á 
la  medida  de  la  edad  de  la  plenitud  de 
Cristo. 

14  Que  ya  no  seamos  nifios  fluctuan- 
tes»,  y  llevados  por  do  quiera  de  todo 
viento  de  doctrina",  por  estratagema  de 
hombres  que,  para  engafiar,  emplean 
con  astucia  los  artificios  del  error : 


«  Cap.  a.  18. 
Bsb.^16. 

raoi>.LC. 


«FL4.19. 
•-  Bo.  7.  22. 
'CoLLll. 


tBo.16.a5. 
Jnda  i\. 


•  CbL  L 10. 
1  Tes.  3. 18. 

»CoLS.18. 


■Bo.I2.15. 

ICo.  12.12, 

IS. 

•<lCo.ia.4. 
*lCo.8.«. 


/Bo.13.6. 
lCo.ia.ll. 

0  Bal.  88. 18. 

iJnaBS.lS. 

i  Gol.  1. 19. 
ilCo.ia.28. 


<lCo.l8.10. 


"100.14.  ao. 

"Beb.lS.9. 


A.D.ea. 


EFESIOS,  V,  VL 


A.  0.a 


•CftpkLtt. 


r  lo.  1. 2L 


9  Bo.  1. 8i, 

2& 


'Bo-ebe. 


'C«p.X10. 


(Zao.8. 18. 

•  Bo.  12.  fi. 

*  Sal.  4.  4 


'H6«h.90. 
86. 


y  Col.  4. 6. 

'Ia.6S.ia 
>  Cap.  1. 18. 
»  La.  ffl.  88. 
Bo.8.a8. 
«TL8.a. 


•'HwJJ.SS. 


oMat.  5.45. 
6  JnaalS. 
84. 

<  Le.  L  9. 


<(Ter.  13. 


'  1  Oo.  6. 19. 
/Col.8.6. 


'  Cap.  í  a. 


16  Ante*  ■iguiendo  U  verdad  en  amor, 
creieamoa  en  todaa  cocas  en  aquel  q«e 
et  la  oabeca,  á  tabtr.  Cristo  • ; 

16  Del  caal,  todo  el  cuerpo  comimesto 
j  bien  ligado  entre  sí  por  todas  laa  jan- 
turas  de  su  alimento,  fue  recibe  segnn 
la  openclon,  cada  nüembxo  conforme 
&  su  medida  toma  aumento  de  otterpo 
edificándose  en  amor. 

17  ^  Etto  pues  digo  y  requiero  en  el 
Sefior,  que  no  andéis  mas  como  los 
otros  GentUeSf  que  andan  en  la  vanidad 
de  su  sentido^, 

18  Teniendo  el  entendimiento  ente- 
nebrecido, ajenos  de  vida  de  Dios  por 
la  ignorancia  que  en  ellos  hay,  por  la 
dureza  de  su  corazón : 

19  Los  cuales  después  que  perdieron  el 
sentido  de  la  conciencia,  se  entregaron  i 
la  desvergüenza  para  cometer  oon  avi- 
dez toda  suerte  de  impureza  '. 

90  Mas  vosotros  no  habéis  aprendido 
asi  á  Cristo : 

91  Si  empero  lo  habéis  oido,  y  habéis 
sido  por  él  ensebados,  como  la  verdad 
está  en  Jesus^ 

99  A  que  dqeis,  cuanto  á  la  pasada  ma> 
ñera  de  vivir,  el  viejo  hombre  r  que  está 
viciado  conforme  á  los  deseos  de  emr ; 

93  T  á  renovaros  en  el  espiíitu  de 
vuestra  mente, 

94  Y  vestir  el  nuevo  hombre  que  es 
criado  conforme  á  Dios  en  Justicia  y  en 
santidad  de  verdad «. 

25  ^  Por  lo  cual,  dqada  la  mentira, 
hablad  verdad  cada  uno  con  su  pró- 
jimo * ;  porque  somos  miembros  los  unos 
de  los  otros  «. 

96  Airaos,  y  no  pequéis  «i  no  se  ponga 
el  sol  sobre  vuestro  enojo ; 

27  Ni  deis  lu^ar  al  diablo. 

98  El  que  hurtaba,  no  hurte  mas; 
antes  trabaje,  obrando  con  sus  memos 
lo  que  es  bueno  ',  para  que  tenga  de  que 
dw  al  «^ue  padeciere  necesidad. 

99  Nmgmia  palabra  torpe  salga  de 
vuestra  boca;  sino  la  que  sea  buena 
para  edificación ',  para  que  dé  gracia  á 
los  oventes. 

80  Y  no  contristéis  al  Espíritu  Santo 
de  Dloa*,  oon  el  cual  estáis  seliados* 
para  el  día  de  la  redención  i. 

31  Toda  amargura,  y  enojo,  é  ira,  y 
voces,  y  maledicencia  sea  quitada  de 
vosotros,  y  toda  malicia  e: 

89  Antes  sed  los  unos  con  los  otros 
benignos,  miserioordicoos,  perdonándo- 
os los  unos  á  los  otros,  como  también 
Dios  ca  perdonó  en  Cristo  «<. 

CAPITULO  V. 

ProHftilendo  la  «xkortaeton  A  tma  vtíla  pia- 
ilota,  habla  «I  ApiMol  dé  loi  rtetproeot 
dtbtrt»  dt  U>*  etuadot,  y  de  como  <<e6en 
anuir$e  tauluamenle,  uH  como  Orúto  ama 
$u  igíeHa. 

SED,  pues,  imitadores  de  Dios,  como 
hijos  amados": 
2  T  andad  en  amorb,  como  también 
Cristo  nos  amó,  y  se  entregó  á  sí  mismo 

B>r  nosotros  como  of^renda  y  sacrificio  á 
ios  en  olor  suave «. 

8  Pero  fornicación  y  toda  inmundicia, 
ó  avaricia,  ni  aun  se  nombre  entre  vos- 
otros^, como  conviene  á  santos: 

4  Ni  palabras  torpes,  ni  necedades,  ni 
truhanerías,  que  no  convienen;  sino 
antes  Uen  acciones  de  gracias. 

5  Porque  sabéis  esto,  que  ningún  for- 
nicario*, ó  inmundo  ó  avaro,  que  tom- 
bien  es  ser^dor  de  ídolos/,  tiene  heren- 
cia en  el  reino  de  Cristo,  y  de  Dios. 

6  Nadie  os  engaite  con  palabras  vanas ; 
arque  por  estas  cosa»  viene  la  ira  de 
ios  sobre  los  h^os  de  desobediencia  9. 

7  No  seáis  pues  aparceros  con  ellos. 


K 


8  Porque  en  otro  tiempo  érala  tfiíiSe- 
blas ;  mas  ahora  «d<c  las  en  «i  Sefior: 
andad  como  hijos  de  luz  A, 

9  (Porque  el  noto  •  del  Bspfritn  ee  en 
toda  bondad,  y  Justicia,  y  verdad ;) 

10  Aprobando  lo  que  es  agradable  al 
Señor*. 

11  Y  no  oomuniqueb  con  las  obras  In- 
fructuosas de  las  tinieblas';  sino  Antas 
bien  redargUidlas. 

19  Porque  torpe  cosa  es  aun  hablar  de 
lo  que  ellos  hacen  en  oculto. 

13  Maa  todas  las  cosas  cuando  de  la 
luz  son  redargüidas,  son  manifesta- 
das <■;  porque  lo  que  manifiesta  todo, 
la  luz  es. 

14  Por  lo  cual  dice«  :  Despiértate  td 
que  duermes,  y  levántate  de  loe  muer- 
tos, y  te  alumbrará  Cristo. 

15  Mirad,  pues,  como  ándela  avisa- 
damente*; no  como  necios,  mas  eomo 
sabios, 

16  Redimiendo  el  tiempo,  poique  loa 
dias  son  malos^. 

17  Por  tanto  no  aeols  impradentes, 
sino  entendidos  de  cual  sea  la  voluntad 
del  Señor. 

18  Y  no  ca  embriaguéis  de  vine,  en 
lo  euai  hay  disolución  t ;  mas  sed  llenos 
del  Esf^tn : 

19  Hablando  entre  vosotros  oon  salmoa, 
y  con  himnos,  y  oimciones  espirituales  **, 
cantando  y  alabando  al  Sefior  en  vues- 
tros corazones* : 

20  Dando  gracias  siemin«  de  todo  al 
Dios  y  Padre  t  en  el  nombre  de  nuestro 
SeiWnr  Jesn-Cristo  » ; 

91  Sujetados  los  unos  á  los  otros  en  el 
temor  de  Dios  *. 

99  ^  Las  casadas  estén  sujetas  á  sus 
propios  maridoa,  como  al  Sefior'. 

93  Porque  el  marido  es  cabeza  de  la 
mujer',  así  como  Cristo  es  cabeza  de 
la  Iglesia;  y  él  es  el  que  dá  la  salud  al 
cuerpo. 

84  Así  que  eomo  la  iglesia  e«tá  sujeta 
á  Cristo,  así  también  las  casadas  io  ule» 
á  sus  maridos  en  todo. 

95  ^  Maridos,  amad  vuestras  mia- 
res *,  así  como  Cristo  amó  la  iglesia,  y 
se  entrego  á  sí  mismo  por  ella, 

96  Para  santificarla  limpiándola  en  el 
lavacro  del  agua'  por  la  pialabra^ 

27  Para  presentársela  gloriosa  pora  si, 
una  li^esia  que  no  tuviese  mancha  ni 
arruga,  ni  cosa  semejante*;  sino  que 
fuese  santa  y  sin  mancha. 

98  Así  tamUen  los  maridoa  deben  a- 
mar  á  sus  mujeres,  como  á  sus  wiii»— 
cuerpos.  El  que  ama  á  su  ni«^)cr,  á  Kl 
mismo  ama. 

29  Porque  ninguno  aborreció  Jamas  su 
propia  carne ;  antes  la  sustenta  y  regala, 
como  también  Cristo  á  la  i^esia. 

30  Porque  somos  miembros^  de  sa  cu- 
erpo, de  su  carne,  y  de  sus  huesos. 

81  Por  esto  dejará  el  hombre  á  su 
padre  y  á  su  madre,  y  se  allegará  &  su 
mujer,  y  serán  dos  en  una  carne*. 

88  Este  misterio  grande  es :  mas  yo  digo 
eslo  con  respecto  á  Cristo  7  á  la  iglesia. 

33  Cada  uno  empero  oe  voeotros,  de 

r>r  sí,  ame  también  á  su  mujer  como 
sí  mismo ;  y  la  mt\ier  revcteiaeie  á  «« 
marido. 

CAPITULO  VL 
OUitadomt  rMqMcMvoe  de  loe  k^at  y  di  loa 
fodrea,  d*  lo*  triado»  y  de  loe  amoe.    Jut- 
mae  mpiriluaUt  ád  OriiUamo.    VigUameta 
y  pereeveroiMia  en  la  orooMm. 

HIJOS,  obedeocd  en  el  Sefior  á  vms- 
tros  padres ;  porque  esto  es  Justo  «. 
9  Honra  á  tu  padre,  y  á  tu  madre*, 
que  es  el  primer  mandamiento  oon  peo- 
mesa; 


tJnalt 

ias.i.a 

tSiLll.l 

tB«.&fl. 


-  JaulSi  I 

"IB.  «.I. 

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fFr.».L 


efld.57.7. 

flTes.&U. 

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•IFhLS.». 

•Od.S.l& 

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•lBrf.17.  , 


•Jasas.! 

Bob.10.fi 
»JaaaIS.l. 

y  17. 17. 

•Caá.  4.7. 

Jadall. 


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yia.£. 


'Gea.l«^ 
ICbili 


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A.D.  eft 


FIUPENSES,  I, 


A«  D<  6S> 


•Ttt.2.9, 
10. 
IfwLXlS. 


•<CoLS.96b 


•  Bo.  13.  IS. 

Ho.t.7. 

lTet.&8. 
/SOd.  3.U. 

7lL8,14. 
«  Col.  S.  1& 

iLn.2S.58. 
JaaBl2.Sl. 
C0LI.U. 


A.Ot.  02. 


■Hedí.  16. 
U.etc. 


»  Kf.  1. 16. 
ITm.1.2. 


«SaLL?8.8. 
rfOoLl.8. 


8  Pan  que  te  raya  bioi,  j  teas  de  larga 
vida  sobre  la  tierra. 

4  T  ToaotroB  padres  no  provoquelf  á 
ira  á  vuestros  nUos;  sino  crladlos  en 
diaeiDÜna  j  amonestación  dei  Señor. 

5  ^  Siervos,  obedeced  á  vuestros  amos 
según  la  carne  con  temor  j  temblor, 
con  sencillez  de  vuestro  corazón,  como 
á  Cristo  cj 

6  No  sirviendo  al  ojo,  como  loe  que 
agradan  á  los  liombres ;  sino  oomo  sier- 
vos de  Cristo,  haciendo  de  ánimo  la 
voluntad  de  Dios; 

7  Sirviendo  con  buena  voluntad,  oomo 
al  Señor,  7  no  á  los  Iiombres : 

8  Sabiendo  que  el.  bien  que  cada  uno 
hiciere,  esto  recibirá  del  Señor,  sea  si- 
ervo, 6  sea  libre. 

O  T  vosotros,  amos,  haced  á  ellos  lo 
mismo,  dejando  las  amenazas  j  sabiendo 
que  el  Señor  de  ellos  .v  vuestro  está  en 
los  cielos  tf,  j  qtie  no  haj  acepción  de 
personas  con  él. 

10  ^  Por  lo  demás,  hermanos  mios, 
confortaos  en  el  Señor,  7  en  la  potencia 
de  su  fortaleza. 

11  Vestios  de  toda  la  armadura  de 
Dios  *,  para  que  podáis  estar  firmes  con- 
tra las  asechanzas  del  diablo/. 

IS  Porque  no  tenemos  lucha  contra 
sangre  j  carne;  sino  contra  principa- 
dos #,  contra  potestades,  contra  señores 
del  mundo,  gobernadores  de  estas  tini- 
eblas A,  contra  malicias  espirituales  en 
los  cielos  infériorts. 

13  Por  tanto  tomad  toda  la  armadura 
de  Dios,  para  que  podáis  resistir  en  el 
dia  malo,  j  estar  firmes,  habiendo  aca- 
bado todo. 


14  Estad  pues  firmes,  ceñidos  vuestros 
lomos  i  de  verdad,  y  vestido*  de  la  cota 
de  justicia ; 

15  Y  calzados  los  piás  con  él  apresto 
del  evangelio  de  paz  « : 

16  En  todo  cato  tomando  el  escudo  de 
la  fé',  con  que  podáis  apagar  todos  los 
dardos  de  fuego  del  maligno. 

17  Y  tomad  el  yelmo  (fe  salud  m,  y  la 
espada  del  Espíritu,  que  es  la  paíabra 
de  Dios  * ; 

18  Orando  en  todo  tiempo  con  toda 
deprecación  y  suplica  en  el  Espíritu", 
y  velando  en  elloj»  con  toda  instancia  y 
suplicación  por  todos  los  santos : 

19  Y  por  mi  9,  para  que  me  sea  dada 

Salabra  en  el  abrir  de  mi  boca  con  con- 
anza,  para  hacer  notorio  el  misterio 
del  Evangelio, 

90  Por  el  cual  soy  embi^ador  en  wfti 
cadena  r;  que  resueltamente  hable  de 
él,  como  debo  hablar. 

81  ^  Mas  para  que  también  vosotros 
sepáis  mis  negocios,  y  como  lo  paso,  todo 
os  lo  hará  saber  Tychlco,  hermano  a- 
mado,  y  fiel  ministro  en  el  Señor « : 

89  Al  cual  os  he  enviado  para  esto 
mismo,  para  que  entendáis  lo  tocante  á 
nosotros,  7  que  consuele  vuestros  co- 
razones. 

83  Paz  ata  á  los  hermanos',  y  amor 
con  fé,  de  Dios  Padre,  y  del  Señor  Jesu- 
cristo. 

84  Gracia  tea  con  todos  los  que  aman 
á  nuestro  Seik>r  Jesu-Cristo  en  sinceri- 
dad.   Amen. 

Fué  enviada  de  Roma  á  los  Efesiot 
con  Tychlco. 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

k  LOS 

FILIPENSES. 


CAPITULO  I. 

Detjmu  ¿e  agraáteerlf  ««  a/ecU,  lea  da  eit- 
tnta  dri  estado  y  Maposieion  «n  que  te  1 
halía  etUre  las  eadena»,  y  lo*  exhorta  é 
perteverar  umánimra,  «  de  una  manera 
difna,  en  la  profetion  aelafé,  «i'n  imtimi- 
darse  por  nt'n^iM  gíutro  Je  opoiieiou  y 
padseimieatos. 

PABLO  7  Timoteo,  siervos  de  Jesu- 
Cristo,  á  todos  los  santos  en  Cristo 
Jesús,  que  están  en  Filiposa,  con  ios 
obispos  y  diáconos: 

5  Gracia  tea  á  vosotros,  y  paz  de  Dios 
nuestro  Padre,  y  del  Señor  Jesu-Cristo. 

8  ^  Doy  gracias  á  mi  Dios  en  toda 
memoria  de  vosotros, 

4  Siempre  en  tmlas  mis  oraciones  ha- 
ciendo oración  por  todos  vosotros  con 
gozob, 

0  Por  vuestra  comunión  en  el  evange- 
lio, desde  el  primer  dia  hasta  ahora ; 

6  Estando  confiado  de  esto,  que  el  que 
eoroenzó  en  vosotros  la  buena  obra,  la 
perfeceiomurá*  hasta  el  dia  de  Jesu- 
Cristo  <<; 

7  Como  me  es  Justo  sentir  de  todos 
vosotros,  por  cuanto  os  tengo  en  el  cora- 
zea  i  7  en  mis  prisiones,  v  en  la  defimsa, 
y  confirmación  del  evangelio,  sois  todos 
vosotros  compefleros  de  mi  gñcia. 

8  Porque  Dios  me  es  testigo  de  cómo 
os  amo  á  todos  vosotros  en  las  entrañas 
de  Jesu-Cristo. 


fls.ll.& 

tlsLS&r. 

(IJoaaCi. 

■  Is.  68.17. 
•Bebí  i.  12. 

•  Lu.  18. 1. 

1  Tas.  5. 17. 
r  Har.18.83. 
«Col.  4.  3. 

a  Tes.  8.1. 


'Heek.aS. 

90. 


'Hedí.  90. 4. 
üol.4.6.7. 
3  n.  4.12. 
««.8.19. 

(lP»d.ft. 


9  Y  esto  ruego,  que  vuestro  amor  a- 
bunde  aun  mas  y  mas  en  ciencia*,  y  en 
todo  conocimiento, 

10  Para  que  discernáis  lo  m^or/;  que 
seáis  sinceros  y  sin  ofensa  para  el  Áa  de 
Cristo; 

11  Llenos  de  fhitos  de  Justicia,  que  ct 
por  Jesu-Cristo,  á  gloria  y  loor  de  Dios  7. 

19  ^  Y  quiero,  hermanos,  que  sepáis, 
que  las  cosas  que  me  han  sucedido,  han 
redundado  mas  en  provecho  del  evan- 
gelio; 

13  De  manera  que  mis  prisiones  han 
sido  célebres  en  Cristo  en  todo  el  pre- 
torio, y  á  todos  los  demás. 

14  \  muchos  de  los  hermanos  en  el 
Señor,  tomando  ánimo  con  mis  prisi- 
ones, se  atreven  mucho  mas  á  hablar  la 
palabra  sin  temor. 

15  Y  algunos,  á  la  verdad,  predican  & 
Cristo  por  envidia  y  porfía ;  mas  algunos 
también  por  buena  voluntad. 

16  Los  unos  anuncian  &  Cristo  por 
contención,  no  sinceramente,  pensando 
añadir  aflicción  á  mis  prisiones ; 

17  Pero  los  otros  por  amor,  sabiendo 

Sue  soy  puesto  en  eUat  por  la  defensa 
el  evangelio. 

18  ¿  Qué  pues  ?  9>«  no  obstante,  en 
todas  maneras,  ó  por  pretexto  ó  por 
verdad,  es  anunciado  Cristo ;  y  en  esto 
me  huelgo,  y  aun  me  holgaré. 

10  Porque  sé  que  esto  se  me  tomará  á 


Á.DLfll. 

'11hs.S.lÍ. 
/Bo.2.18. 


f  JiiaBlS.8. 


A.D.62» 


FIUPEKSES,  n,  HL 


A.D.& 


A  Job  IS.  10. 

Bo.8.28. 

<SCo.l.  U. 

ltBo.t.S. 


'H«A.2L 
U. 


■•SCo.S.8. 


•  Bf.  4. 1. 
GaLLlO. 
lTet.S.ia. 


'JndaS. 

9la.fiL7, 
18. 

Habiaae. 

•■  Bo.  8. 17. 

2X60.1.5, 

etc. 

a  Ti.  2. 12. 
*He<.-h.6.1L 
t  Hech.  16. 

23. 

1TM.X2. 


•Ool.S.13. 

«2Co.lS.ll. 
lPed.3.8. 

<Gs.fi.  se. 
rfirwLfi.fi. 

«lCo.ia24. 


/JnuilS.14. 
'JiuuLl,2. 

fc  Joan  5b  18. 
•'BaLa2.8. 
A  Is.  42. 1. 
íBo.8.3. 

*"  Jnaa  10. 

"  Hek  2  9. 
•ltt.L21. 

*Ait.fi.lS. 


•alud*  por  Tueftra  oración',  5  por  la 
suministración  del  Espíritu  de  Jera- 
Cristo; 

20  Conünrme  á  mi  mira  7  esperanza, 
que  en  nada  seré  confundido  le;  ¿ntes 
bien  con  toda  confianza,  como  siempre, 
ahora  también  ser&  engrandecido  Cristo 
en  mi  cuerpo,  ó  por  vida,  6  por  muerte'. 

21  Porque  para  mí  el  ▼ivir  a  Cristo, 
y  el  morir  et  ganancia. 

22  Mas  si  el  vivir  en  la  carne,  esto  me 
será  para  fruto  de  la  obra,  no  sé  enton- 
ces oué  escoger ; 

23  Porque  ae  ambas  oosas  estoy  puesto 
en  estrecho,  teniendo  deseo  de  ser  desa- 
tado, y  estar  con  Cristo  •*;  lo  cual  et 
mucho  mejor  ■• : 

24  Empero  quedar  en  la  carne  et  mas 
necesario  por  causa  de  vosotros. 

26  Y  confiado  en  esto,  sé  que  quedaré, 
que  aun  permaneceré  con  touos  vos- 
otros, para  provecho  vuestro,  y  gozo 
de  la  fe ; 

20  Para  que  crezca  vuestra  gloria  de 
mi  en  Cristo  Jesús  por  mi  venida  otra 
vez  A  vosotros. 

27  Solamente  que  converséis  como  es 
digno  del  evangelio  de  Cristo»;  para 
que,  ó  sea  que  vaya  &  veros,  6  que  esté 
ausente,  oiga  de  vosotros  que  estáis  fir- 
mes en  un  mismo  espíritu,  unánimes 
combatiendo  juntamente  por  la  fé  del 
evaiucelio^, 

28  Y  en  nada  intimidados  de  los  que  se 
oponen  f :  que  A  ellos  ciertamente  es  in- 
dicio de  perdición,  mas  á  vosotros  de 
salud  ' ;  y  esto  de  Dios. 

29  Porque  á  vosotros  es  ccmcedido  por 
Cristo,  no  solo  que  creáis  en  él,  uno 
también  que  padezcáis  por  él'; 

80  Teniendo  el  mismo  conflicto  que 
habéis  visto  en  mi',  y  ahora  oí»  estar 
en  mí. 

CAPITULO  II. 
ExkírUÚM  á  la  unión  y  caridad  fraUmal, 
á  la  humüdad  y  d  la  obedienela,  eon  c« 
^femplo  tU  Jetu-CrUto.    Reeomienda  y  o- 
laba  á  Timoteo  y  d  JtpaphroJito. 

POR  tanto,  si  ftajy  en  vosotros  alguna 
consolación  en  Cristo;  si  algún  re- 
frigerio de  amor;  si  alguna  comunión 
del  Espíritu ;  si  algunas  entrañas  y  mi- 
sericotuias*, 

2  Cumplid  mi  gozo;  que  sintáis  lo 
mismo  <>,  teniendo  el  mismo  amor,  uná- 
nimes, sintiendo  una  misma  cosa. 

3  Nada  hagaia  por  contienda,  ó  por  vana 
gloria «;  antes  oien  en  humiload  esti- 
mándoos inferiores  los  unos  4  los  otros  ' : 

4  No  mirando  cada  uno  solamente  á  lo 
suyo  propio',  sino  cada  cual  también  á 
lo  de  los  otros. 

fi  Haya  pues  en  vosotros  este  sentir  que 
hubo  también  en  Cristo  Jesús/; 

6  £1  cual,  siendo  en  forma  de  Dios;, 
no  tuvo  por  usurpación  ser  igual  á 
Dios*:       '^  *^  '^ 

7  Sin  embargo  se  anonadó  A  sí  mismo  •', 
tomando  forma  de  siervo  *,  hecho  seme- 
jante á  ios  hombres' ; 

8  Y  hallado  en  la  condición  como  hom- 
bre, se  humilló  &  sí  mismo,  hecho  obe- 
diente hasta  la  muerte  <",  y  muerte  de 
cruz. 

9  Por  lo  c\ial  Dios  también  le  ensalzó 
A  lo  sumo*,  y  dióle  un  nombre  que  es 
sobre  todo  nombre  • ; 

10  Para  que  al  nombre  de  Jesús  se 
doble  toda  rodilla  f  de  los  qiu  están  en 
los  cielos,  y  de  los  que  en  la  tierra,  y  de 
los  que  debajo  de  la  tieiraf ; 

11  Y  toda  lengua  confiese  que  Jesu- 
cristo es  el  Señor,  A  la  gloria  de  Dloi 
Padre. 

12  Par  tanto,  amados  rolos,  como  si- 


S 


empre  habéis  obedecido,  no  como  en  mi 
presencia  solamente,  sino  mucho  mas 
ahora  en  mi  atiaencia,  ocupAos  en  vues- 
tra salvación r  con  temor  y  temblor*. 

13  Porque  Dios  es  el  que  en  voeotros 
obra  así  el  querer  como  el  hacer  por  su 
buena  voluntad '. 

14  Haced  todo  sin  mununraeianet  y 
contiendas, 

16  Para  que  seáis  irreprensibles  y  sen- 
cillos, hijos  de  Dios*,  sin  culpa,  en 
medio  de  la  nación  maligna  y  perversa  *, 
entre  los  cuales  resplandece  como  lu- 
minares en  el  munao': 

10  Reteniendo  la  palabra  de  vida,  púa 
[ue  yo  pueda  gloriarme  en  el  día  de 
rlsto,  que  no  ne  corrido  ni  trah^ado 
en  vano  y. 

17  Y  aun  si  soy  derramado  en  libación 
sobre  el  sacrificio  y  servido  de  vuestra 
fi^i,  me  gozo  y  congratulo  por  todos 
vosotros. 

18  Y  asimismo  gozáUM  también  vos- 
otros, y  regocijaos  conmigo. 

19  ^  Af  as  esi«ro  en  el  Setior  Jesns  en- 
viaros presto  A  Timoteo',  para  que  yo 
también  esté  de  buen  Animo,  entendido 
vuestro  estado. 

20  Porque  A  idnguno  tengo  tan  uná- 
nime, y  que  con  sincera  afición  esté 
solícito  por  vosotros, 

21  Porque  todos  buscan  lo  suyo  pro- 
pio ft,  no  lo  que  es  de  Cristo  Jesús. 

20  Pero  la  experiencia  de  €1  habéis 
conocido,  que  como  hijo  A  podre  ha 
servido  conmigo  en  el  evangelio. 

28  Así  que  A  este  espero  enviaros,  lue- 
go que  yo  viere  como  van  mis  negocios. 

84  Y  confio  en  el  Sefior  que  yo  tam- 
bién iré  presto  á  voeotros*. 

25  Mas  tuve  por  cosa  necesaria  envi- 
aros A  Epafrodito',  mi  hermano,  y  co- 
laborador, V  compañero  de  milicia  e,  y 
vuestro  apóstol,  y  ministrador  de  nds 
necesidades. 

26  Porque  tenia  gran  deseo  de  ver  á 
todos  vosotros ;  y  gravemente  se  angus- 
tió porque  habiats  oido  que  habla  eaíet- 
mado. 

27  Pues  en  verdad  estuvo  enfermo,  A 
la  muerte :  mas  Dios  tuvo  misericonlia 
de  él ;  y  no  solamente  de  él,  sino  aun  de 
mí,  para  que  yo  no  tuviese  tristeza  sobxe 
tristeza. 

28  Así  que  le  envió  mas  presto,  para 
que  viéndole  os  volváis  A  gozar,  y  yo 
esté  con  menos  tristeza. 

29  Recibidle  pues  en  el  Señor  con  todo 
gozo ;  y  tened  en  estima  A  los  tales/: 

90  Porque  por  la  obra  de  Cristo  estovo 
cercano  u  la  muerte,  poniendo  su  vida 
para  suplir  vuestra  falta  en  mi  servicio;. 

CAPITULO  III. 

Que  todat  las  eoeaa  no  valen  nada  en  eom- 
paraeion  de  la*  ftM  tenemos  en  Jent-Oritto 
por  la /i,  en  «tyn  prtfewm  debemoe  for- 
damoi  de  la  doctrina  de  malo»  otirtroet 
y  de  imitar  d  lo»  que  m  porttm  eowto  ene- 
mifos  d»  la  em»  a»  Orillo. 

RESTA,  hermanos,  que  os  goeds  en  I 
el  HeñorB.    A  mí,  A  la  verdad,  no  I 
es  molesto  el  escribiros  las  mismas  cosas, 
y  para  vosotros  es  Kícaxoh. 

i  tiuardAos  de  los  perros*,  guardaos 
de  los  malos  obreros  <<,  guardaos  del  oor- 
tamiento «. 

3  Porque  nosotros  somos  la  Circunci- 
sión/ los  que  servimos  en  espíritu  A 
Dios;,  y  nos  gloriamos  en  Cristo  Jcsas, 
no  teniendo  confianza  en  la  carne. 

4  Aunque  yo  tengo  también  de  que 
confiar  en  la  carne  a.  Si  alguno  parece 
que  tiene  de  que  confiar  en  la  cañe,  yo 
mas: 


'IC«.:.l. 
(Békllfl. 


••lbtS.4!. 
']bt.S>l«. 


'ITaLS-S. 
'Bo.U.a 

•IT&ll 


tlOo.lS.Si 


•O9.LS. 

J0ftlt.4.1& 
•Fac.2. 


/10D.1Ü1S. 

riOkl&L*. 


•Gspui*- 

llFrf.LU 
•  b.  M.  tu 

¿aoi.iLU 

•Ga.<.L3> 

/Bs.S.«. 

f/aaaiS. 

ft20»lU& 


A.D.62. 


FILIPENSES,  IV. 


A.D.e2. 


•  GtLlT.U. 


S.4. 
•  Lo.  1. 6. 


"  U  6S.  11. 


•Bo.l0.S,S. 

íEo.1.17. 

«Sf.1.19, 
SO. 

•-aco.4.10. 

iHeMa.2S. 


•  La.  9.  63. 
*lCo.».a& 

*Heh.S.l. 

y  iCo.  í  6. 


'  1  Co.  4. 1& 

Tll.l. 

ÍTM.L8. 


•SCo.11.15. 
i  Bo.  1&  18. 
<CoL8.S. 

'EC2.8, 

19. 

Col.  3.1,8. 
•  Heb.  9.2&. 
/lCo.15. 

42,  ete. 

1  Jnftn  3. 2. 
ílOo.18. 

26,37. 


■ITm.3. 
19.20, 


6  Circuncidado  al  oetsvo  dla<,  del 
lin^e  de  Israel,  de  la  tribu  de  Baús- 
min.  Hebreo  de  Hebréoa;  cuanto  4  la 
1^,  Fariiéo  k ; 

6  Cuanto  lú  celo,  pen^gnldor  de  la 
iglesia^;  cuanto  A  la  juatieia  que  es  en 
la  le;,  de  vida  irreprensible  ■>. 

7  Pero  las  cosas  que  para  tnJ  eran  ga- 
nancias, helas  reputado  como  p<$rdiaas 
por  amor  de  Cristo. 

8  Y  ciertamente,  aun  reputo  todas  las 
coms  como  pérdida  por  el  eminente  co- 
nocimiento de  Cristo  Jesús,  mi  SeSom, 
por  amor  del  cual  lo  he  perdido  todo, 
y  tingólo  por  estiércol,  para  ganar  & 
Cristo, 

9  T  ser  hallado  en  él,  no  teniendo  mi 
,)usticia,  que  esjpor  la  ley»,  sino  la  que 
es  por  la  fé  de  Cristo,  la  Justicia  que  es 
deDlos  por  lafó^; 

10  A  fin  de  conocerle,  j  la  virtud  de 
su  resurrección  f,  y  la  participación  de 
sus  padecimientos  r,  en  conformidad  á 
su  muerte, 

11  Si  en  alguna  manera  llegase  á  la 
resurrección  de  los  muertos'. 

10  Porque  aun  no  he  alcanrjido,  ni  ya 
soy  perftcto' ;  mas  sigo,  para  ver  de  al- 
canzar aquefío  para  lo  cual  fui  también 
tomado  de  Cristo  Jesús. 

13  Hermanos,  yo  mismo  no  hago  cu- 
enta de  haberio  ya  alcanzado ;  pero  ttta 
una  cosa  hago:  olvidando  ciertamente 
lo  que  queda  atrás",  y  extendiéndome* 
á  lo  que  está  delante, 

14  Prosigo  al  blanco,  al  premio  de  la 
soberana  Tocación'»  de  Dios  en  Cristo 
Jesús. 

lA  Así  que  todos  los  que  somos  perfec- 
tos y,  esto  tnUmo  sintamos :  y  si  otra  cosa 
sentis,  esto  también  os  revelará  Dios. 

16  Empero  en  aquello  á  que  hemos 
llegado,  vamos  por  la  misma  regla,  y 
sintamos  una  misma  cosa. 

17  5  Hermanos,  sed  imitadores'  de 
mí;  y  mirad  ios  que  así  anduvieren, 
como  nos  tenéis  por  ejemplo. 

18  Porque  muchos  anidan,  de  los  cuales 
os  dije  muchas  veces,  y  aun  ahora  lo 
digo  llorando,  yiM  ton  enemigos  de  la 
cruz  de  Cristo : 

19  Cuyo  fln  $erá  perdición  ',  cuyo  Dios 
e»  el  vientre  i,  y  su  gloria  ttrá  en  confu- 
sión ;  que  sienten  lo  terreno  c. 

20  Mas  nuestra  vivienda  es  en  los  cie- 
los*'; de  donde  también  esperamos  al 
Salvador,  al  tiefior  Jesu^Oristo*. 

SI  El  cual  transformará  el  cuerpo  de 
nuestra  biOcu*  I><ura  ser  semejante  al 
cuerpo  de  su  gloria/,  por  la  operación 
con  la  cual  fuede  tamUen  sujetar  á  sí 
todas  Itts  cosas  f. 

CAPITULO  IV. 

Final  exhortación  del  apOstol  á  la  práctica 
de  toda»  leu  virtudes  t  y  m  af;radeeimiento 
por  el  toeorro  que  le  haUaet  enviado. 

ASI  que,  hermanos  mios  amados  y 
deseados,  gozo  y  corona  mia»,  es- 
tad así  firmes  en  el  Uefior,  mié  amados. 
2  5  A  Euodias  ruego,  y  á  Syntyché 
eihorto,  que  sientan  lo  mismo  en  el 
Señor. 
8  Asimismo  te  ruego  también  á  tí. 


hermano  compafiero,  ayuda  á  las  que 
trabi^jaron  Juntamente  e<Munigo  en  el 
evangelio  b,  con  Clemente  también,  y  los 
demás  mis  colaboradores,  cuyos  nom- 
bres están  en  el  libro  de  la  vida*. 

4  ^  Gózaos  en  el  Seflor  siempre  rf: 
otra  vea  digo.  Que  oz  gozeis. 

5  Vuestra  modestia  sea  conocida  de  to- 
dos los  hombres.   El  Seflor  está  cerca  •. 

6  Por  nada  estéis  afanosos/;  sino  sean 
notorias  vuestras  peticiones  delante  de 
Dios  en  toda  oración  y  ruego,  con  ha- 
cimiento  de -gracias. 

7  Y  la  paz  de  Dios,  que  sobrepiOa  todo 
entendimiento,  guardará  vuestros  co- 
razones y  vuestros  entendimientos  en 
Cristo  Jesús  '. 

8  Por  lo  demás,  hermanos,  todo  lo  que 
es  verdadero,  todo  lo  honesto  A,  todo  lo 
justo,  todo  lo  puro,  todo  lo  amable, 
todo  lo  que  ce  de  buen  nombre;  si  Juy 
virtud  alguna,  si  alguna  alabanza,  en 
esto  pensad. 

9  Lo  que  aprendisteis,  y  recibisteis,  y 
oísteis,  y  visteis  en  mí,  esto  haced ;  y  él 
Dios  de  paz  será  con  vosotros  •'. 

10  ^  Mas  en  gran  manera  me  gooé  en 
el  Señor  de  que  ya  al  fin  ha  reflorecido 
vuestro  cuidado  de  mi;  de  lo  cual  aun 
estal>ais  solícitos,  pero  os  faltaba  la  opor- 
tunidad. 

11  No  lo  digo  en  razón  de  indigencia, 

Eues  he  aprendido  á  contentarme  con 
I  que  tengo  A. 

13  Sé  estar  humillado,  y  sé  tener  abun- 
dancia: en  todo  y  por  todo  estoy  ense- 
ñado así  ])ara  hartura  como  para  ham- 
bre, asi  para  tener  abundancia  como 
para  padecer  necesidad. 

13  Todo  lo  puedo  en  Cristo  que  me 
fortalece '. 

14  Sin  embargo,  bien  hicisteis  que  co- 
municasteis juntamente  á  mi  tribula- 
ción. 

15  Y  sabéis  también  vosotros,  oh  Fili- 
penses,  que  al  principio  del  evangelio, 
cuando  me  partí  de  Macedonia,  nin- 
guna iglesia  me  comunicó  en  razón  de 
dar  y  de  recibir,  sino  vosotros  solos  •*. 

16  Porque  aun  á  Tesalúnica  me  envi- 
asteis lo  necesario  una  y  dos  veces. 

17  No  porque  busque  dádivas,  mas 
busco  fruto  que  abunde  en  vuestra  cu- 
enta. 

18  Empero  todo  lo  he  recibido,  v  tengo 
abundancia :  estoy  lleno,  habiendo  reci- 
bido de  Epafrodito  lo  que  enviasteis, 
olor  de  suavidad»,  sacrificio  acepto  y 
agradable  á  Dios  o. 

19  Mi  Dios  pues  suplirá  todo  lo  que  os 
falta  conforme  á  sus  riqueza^,  en  gio- 
riaj»,  en  Cristo  Jesús. 

20  Y  al  Dios  y  Padre  nuestro  tea  gloria 
por  siglos  de  uglos.    Amen. 

31  5^  Saludad  á  todos  los  santos  en 
Cristo  Jesús.  Los  hermanos  que  están 
conmigo  os  saludan. 

82  Todos  los  santos  os  saludan,  v 
mayormente  los  que  son  de  casa  de  Ce- 
sar. 

23  La  gracia  de  nuestro  Señor  Jesu- 
cristo tea  con  todos  vosotros.   Amen. 

Escrita  de  Roma  con  Epafirodito. 


»  Cap.  1.  37. 

•Lii.10.90. 

Ap.8.fi. 

y  20. 12. 
i  C%p.  8.  L 
•  Ap.  22. 7. 

20. 
/Mat.6.S& 

1  Ped.  &  7. 


'Is.  26.8. 
Jnaa  14.27. 

A  a  00.8. 21. 


•'  Bo.  16.  88. 

V16.20. 

2Co.lS.LL 

HebLU20. 


t  Heb.  13.  5. 


<  a  Co.  12. 9. 


■•aCo.ll. 

8,9. 


»  Le.  1.9, 
eto. 

xf.  5.  a. 

•Hel>.18.16. 
r££8.18. 


> 


1 

L¿  EPÍSTOLA.  DEL  APOSTOL  SAN  PASLO 

1 

COLOSENSES. 

1 

rssL*  2í^í  'í;^:^™;  1  ^.1-..'ni^'^í  r  ¿  ¡:s5.1^ 

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13.3^:5^^ 

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g^e  k, ',;»  hiu  d.' u.  idiEdow  d. 

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tl.  cid»!,  por  1.  piUib»  .™l«ln. 

J'is.'l" 

■  ~.» 

"SíÉiSriSS 

s?--^13S'í"4^.í-;ís-5: 

•ati 

mi            intiHnidiDioi 

iTtí'iír^p'sas  ~¡^aSac¿^ 

^■'"■SS^.lrA 

s    !iis.fle,f.ssís- 

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ifissSSSjfSÍ™ 

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BXT.Íis.-:íS;sT.^frcur. 

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.^r°x'.T  t^:s^  ^  n- 

-BCl-T. 

"  ™i'™u'Erta'íXís  SdDíi"iiiri- 

nii  conncr  rt  mUtetif'í  Dio.  1  dít 
fid™.,d.Crttt., 

¡o»!-» 

"ííroi^e  por  a  Rirton  <.riid»  tol» 

«aTÍÍ  I^Z^áS.l^t^MbíS' 

<Ya^i¡f..^-n'  >^  »  ~ 

ipgiSfíñ 

'kÍb" 

1  P-qge  .M,™  a«,  ■»«.  c«  ri 

=Kg53=¿lfíW 

iffis  |l.v«iri!.°sr'»'*ri';ííMir 

1    ÍM-fc     |«t^uiifit1pili»dg. 

""'■ 

<|1»'^_ 

uB.  < 


OOLOSENSES,  m,  IT. 


A.D.  62. 


Oq».  1. 1». 
BL8.1*. 

lFed.8.a2. 


tlt<.  2.98. 


Bf.  3.1,0. 


'KL2.U, 
1& 


PBaL«8.18. 


t  Bo.  14. 1, 
17. 

•"ICr.S.n. 
'  Helk  la  L 


rX£4.U. 
•»r.  8. 


•lIftt.U.U. 


7  Analgado*  j  totatadifleMlM  en  él. 
T  oonfinnados  en  la  fiS,  «ai  oomo  lo  ha> 
bd*  «vrendido,  oreotendo  «n  «Ua  con 
luieinueQto  de  gracias. 

8  5  Mirad  gue  ninguno  oa  enjpifle  por 
filosófiat*.  7  vanaa  sntilecas,  a^Run  las 
tradicioDM  de  loa  hombrea,  conrorme  A 
los  elementos  del  mundo/,  j  no  según 
Cristo. 

9  Porque  en  él  haUta  toda  ]a  plenitud 
de  la  divinidad  eorporalroentea : 

10  T  en  él  estáis  cumplidos  A,  el  cual 
es  la  cabeza  de  todo  principado  ;  potes- 
tad': 

11  En  el  cual  también  sois  cireunoU 
dados  de  circuncisión  no  heoha  coa 
m¿mos*,  con  el  despojamiento  del  cu- 
erpo de  los  pecados  de  la  carne'  en  la 
circuncisión  de  Cristo ; 

12  Sepultados  Juntamente  con  él  en  el 
bautismo  n,  en  el  cual  también  resuci- 
tasteis con  él  por  la  té  de  la  operación 
de  Dios  que  le  levanté  de  los  muertos. 

18  T  á  vosotros»  estando  muertos  en 
pecados  y  en  la  ineircunoision  de  vues- 
tra carne",  os  vivificé  juntamente  con 
él,  perdon6ndoo«  todos  los  pecados, 

14  Rayendo  la  cédula  de  los  ritos  que 
nos  era  contraria*,  que  era  contra  nos- 
otros, qultludola  de  en  medio  j  encia- 
T&ndnla  en  la  cruz ; 

15  y  despojando  los  principados  y  las 
potestades j>,  sacóles  á  la  vergüenza  en 
pdbllco,  triunftndo  de  ellos  en  si  mis- 
mo. 

10  5  Por  tanto  nadie  os  Juzgue  en  co- 
mida, ó  en  bebida  7,  6  en  parte  de  dia 
de  fiesta,  ó  de  nueva  luna,  6  de  sábados  r, 

17  Lo  cual  es  la  sombra  de  lo  jue  e*- 
loto  por  venir*;  mas  el  cuerpo  e»  de 
Cristo. 

18  Nadie  os  encafle  A  su  voluntad  con 
pretexto  á*  humUdad  y  culto  á  los  án- 
geles, metiéndose  en  lo  que  no  ha  visto, 
vanamanto  binohado  en  el  sentido  de  su 
propia  carne, 

19  Y  no  teniendo  la  Cabeza,  de  la  cual 
todo  el  cuerpo,  alimentado  y  coi\}unto 
por  nu  iigaouras  y  conjunturas,  crece 
en  aumento  de  Dios'. 

SO  Pues  si  sois  muertos  con  Cristo  cu- 
anto á  los  rudimentos  del  mundo «, 
¿  por  qué,  oomo  si  vivieseis  al  mundo, 
os  soroetcis  á  ordenanzas, 

91  TaU$  eoMo  no  mani|jea,  ni  gustes,  ni 
aun  toques, 

92  (Las  cuales  oosas  son  todas  para 
destrucción  en  el  uso  wiirnno  *,)  en  con- 
formidad á  mandantientos  y  doctrinas 
de  hombres  ? 

93  Tales  cosas  tienen  A  la  verdad  cierta 
reputación  de  sabiduría  en  culto  volun- 
tario, y  humildad,  y  en  duro  trato  del 
cuerpo ;  no  en  alguna  honra  para  el  sa- 
daxdelaaame*. 

CAPITULO  III. 
De  la  rmosoctoM  d»  la»  etmtmmhre»  «¡mform» 
á  la  tmeva  vida  redUóa  <b  Oriaio.    Varioe 
•Wm«  á  lo»  etuadott  d  la»  padru  i»  f «mi- 
Ha,  g  áh»  eriadot. 

SI  habéis  pues  resucitado  con  Cristo  «, 
buscad  las  cosas  de  arriba,  donde 
está  Cristo  sentado  á  la  diestra  de  Diosb. 
9  Poned  la  mira  en  las  oosaa  de  arriba, 

•  1  Josa  2.      no  en  las  de  la  tierra  «. 

Ift.  8  Porque  muertos  sois,  y  vuestra  vida 

' Ba.  6. 9.       está  escondida  oon  Cristo  en  Dios^. 

*  JaaaU.8S>      4  Cuando  Cristo,  vuestra  vida  «.  se  ma- 

nifestare, ent«Snoes  vosotros  también  se- 
/l  Jasa  8.x    ivis  manifestados  oon  él  en  gloria/. 

5  ^  Amortiguad,  pues,  vuestros  mi- 
'  Bo;.  8. 18.     embros  que  están  sobre  la  tierra* :  forni- 
cación, inmundicia,  It^urla,  mala  ooncu- 
i  Xf.  S.  S.       pisoencia,  y  avarida,  que  es  idolatilaA : 


"Oa.&l». 


•OapbS.12. 

ttS.6.6. 

»  Bo.  8.  84. 


6  Pur  las  euales  eoaas  la  ira  de  Dios 
viene  sobre  loa  hijos  de  rebelión ' ; 

7  En  las  cuales  vosotros  también  an- 
duvisteis en  otro  tiempo  viviendo  en 
ellas*. 

8  Mas  ahora  d^ad  tamUcn  vosotros 
todas  estas  oosas;  Ira,  enojo,  malicia, 
maledicencia,  torpes  palabras  de  vues- 
tra boca. 

9  No  mintáis  los  unos  á  los  otros,  ha- 
biéndoos despojado  del  viejo  hombre 
con  BUS  hechos', 

10  T  revestidoos  dd  nuevo,  el  cual  por 
el  conocimiento  es  renovado  oonfinñne 
á  la  imagen  del  que  lo  crié ; 

11  Donde  no  hay  Griego,  ni  Judío, 
circuncisión  ni  incircuncision,  bárbaro 
ni  Scytha,  siervo  id  Ubre;  mas  Cristo 
w  et  todo,  y  en  todos  m, 

19  5  Vestios,  pues,  como  escogidos  de 
Dios,  santos,  y  amados,  de  entraflas  de 
mlMiicordia,  de  benignidad,  de  humil- 
dad, de  mansedumbre,  de  tolerancia; 

18  8ufriéndooa  los  unos  á  los  otros*, 
y  perdonándoos  los  unos  á  los  otros,  si 
alguno  tuviere  queja  del  otro»:  de  la 
manera  que  Cristo  os  perdoné,  así  tam- 
bién haeedlo  vosotros. 

14  Y  sobre  todas  estas  oosas  ientd  oari- 
dad,  la  cual  es  el  vínculo  de  la  perfiec- 
cion|>. 

1&  T  la  paz  de  Dios  gobierne  en  vues- 
tros corazones  f ,  á  la  cual  asimismo  sois 
llamado*  en  un  cuerpo ;  y  sed  agrade 
cides.  ' 

16  La  palabra  de  Cristo  habite  en  vos- 
otros en  abundancia  en  toda  sabiduría, 
enseñándoos  y  exhortándoos  los  unos  á 
los  otros  con  salmos  é  himnos,  y  can- 
ciones espirituales,  con  gracia  cantando 
en  vuestros  corazones  al  nefiorc. 

17  Y  todo  lo  que  hacéis,  sea  de  pala- 
bra, ó  de  hecho,  haeedlo  todo  en  el  nom- 
bre del  Señor  Jesús',  dando  gradas  á 
tutettro  Dios  y  Padre  por  él  t. 

18  ^  Casadas,  estad  sujetas  á  vu»itro» 
mariaos,  como  conviene  en  el  Señor «. 

10  Maridos,  amad  á  tmettra»  mineros, 
y  no  seáis  desapadbles  con  ellas. 

20  5  Hijos,  obedeced  á  vueatro»  padres 
en  todo:  povijue  esto  agrada  al  Señor*. 

91  Paares,  no  irritds  á  vuestros  hyos, 
pon]ne  no  se  hagan  de  poco  ánimo. 

29  Y  Siervos,  obedeced  en  todo  á  vii««- 
iro»  amos  camales',  no  sirviendo  al  ojo, 
como  los  que  agradan  tolamente  á  los 
hombres,  sino  con  sencillez  de  corazón, 
temiendo  á  Dios : 

98 T  todo  lo  que  hagáis,  haeedlo  de  áni- 
mo, como  al  Señor,  y  no  á  los  hombres ; 

24  Sabiendo  que  del  SeiVor  redblréis 
la  compensación  de  la  herencia ;  porque 
al  Señor  Cristo  servís. 

25  Mas  el  que  hace  injuria,  recibirá  la 
injuria  que  hiciere;  que  no  hay  acep- 
ción de  personas  y. 

96  Amos,  haced  lo  que  es  justo  y  derecho 
con  vuettro»  siervos,  sabiendo  que  tam- 
bién vosotros  tends  Amo  en  los  deles*. 

CAPITULO  IV. 

ÜIHmo»  cníaM  dd  apóitoL    Beeomiemda  A 

Tydttco  y  4  Onieimoi  y  «aluda  A  vario». 

PERSEVERAD  en  oración*,  velan- 
do en  ella  con  hacimiento  de  gra- 
cias: 

9  Orando  tamUen  juntamente  por  nos- 
otros, oue  el  Señor  nos  abra  la  puerta  de 
la  palabra,  para  hablar  el  misterio  de 
Cristo  A,  por  el  cual  aun  estoy  preso, 

8  Para  que  lo  manifieste  como  me 
conviene  hablar. 

4  Andad  en  sabiduría  para  con  los 
estrenos,  redimiendo  el  tiempo'. 

A  Sea  vuestra  palabra  siempre  oon  gra- 


<Bf.S.6b 
ftl0ar.4Jl. 


<Sf.4.22. 


"  1  Oo.  13. 

18. 


•Br.4.3,89i 


•Matl8.88. 
Mar.ll.Sfi. 


nOo.1S.18, 

911.4.7. 


•-Xf.9.19. 


'  IGo.  10.81. 
<  Heb.18.15. 

«•Et5.32, 
etc. 
nt.  3. 4, 6. 

•M.6.1, 
etc. 


«IFsd.S.lS. 


r  So.  9. 11. 
lPed.1.17. 

•Xf.8.ft. 


•  Ln.  18. 1. 
Bo.  13. 13. 


1  Oap.L  37. 


«  Bf  .  6.  U, 
1& 


1*D.62. 


L  TESALONIOBNSES,  II,  IH. 


l.D.tt 


•  Mu.  9.  sa 


/Bf.«LSl. 
S3. 


9  FUe.  10. 


A  Hocb.  19. 
29. 

y  27.  2. 
)PUe.S4. 

tHeb.U.87. 
2  TI.  4. 11. 


(C*p.l.7. 
(B&15.80. 


A.D.53. 


«HeelLl£. 
,  22.6te. 

Tl8.  5. 

2  Co.  1. 19. 

lFed.5.12. 
b  Heeh.  17. 

l,eto. 

«  Sf.  1. 16. 
<IG«.  S.6. 


•2  Tes.  2. 13. 


/lCo.2.4. 
2  Co.  6. 6. 


yBo.14.17. 


M  Co.  L  7. 
Fl.8.90. 

i'Mat.8.7. 
Bo.fi.  9. 


da,  sazonada  con  sal«;  para  qne  ae- 
pais  cóoio  os  conTiene  responder  á  cada 
uno. 

6  5  Todos  mis  n^odos  os  haxk  saber 
Tychlco/,  hermano  ainado  y  fíel  mi- 
nistro, y  consiervo  en  el  Señor : 

7  El  cual  os  he  enviado  á  esto  mismo, 
para  que  entienda  vuestros  negocios,  y 
consuele  vuestros  corazones, 

8  Con  Ont^simo  «,  amado  y  fiel  herma- 
no, el  cual  ea  de  Tosotros.  Todo  lo  que 
acá  pasa  os  harán  saber. 

9  ArlstarchAA,  mi  compafiero  en  la 
prisión,  os  saluda,  y  Marcos  el  sobrino 
de  Bernabé',  (acerca  del  cual  habéis 
recibido  mandamientos :  si  fuere  á  vos- 
otros, recibidle ; ) 

10  T  Jesús,  el  que  se  llama  Justo ;  los 
cuales  son  de  la  circuncisión.  Estos 
solos  ton  los. que  me  ayudan  en  el  reino 
de  Dios,  y  me  han  sido  consuelo. 

11  Os  saluda  Ep&ñrasic,  el  cual  es  de 
vosotros,  siervo  de  üristo,  siempre  solí- 
cito por  vosotros  en  oraciones',  que  es- 


téis Jirmett  perfectos  y  cumplidos  en 
todo  lo  que  Dios  quiere. 

18  Porque  le  doy  testimonio,  que  tiene 
gran  celo  por  vosotros,  j  por  los  que 
etián  en  Laodicéa,  y  los  que  en  Hiera- 
polis. 

18  Os  saluda  Lucas"*,  el  médico  ama- 
do, y  Démas  «. 

14  Saludad  á  los  hermanos  que  eHáa 
en  Laodicéa,  y  á  Nimfas,  y  á  la  iglesia 
que  ettá  en  su  casa«. 

15  Y  cuando  etta  carta  fuere  leida  en- 
tre vosotros  ;>,  haced  que  tambioi  sea 
leída  en  la  iglesia  de  ios  Laodicenses; 
y  la  que  e»  etertta  de  Laodicéa  que  la 
leáis  también  vosotros. 

16  T  decid  &  Archlpof:  Mira  que 
cumplas  el  ministerio  que  has  redbido 
del  Señor. 

17  Salud ;  de  mi  mano,  de  Pablo*".  A- 
cordáos  de  mis  prisiones*.  La  gracia 
eea  con  vosotros.     Amen. 

Escrita  de  Roma  &  los  Colosenses; 
enviada  con  Tychlco  y  Onéalmo. 


■ITLtn.; 
FQb.». 

•BO.U.SL 

10o.14.li. 

riTas.&S. 


«lQe.2. 


I 


«■iroitíi. 

21)k3.U. 
•FLLT.ll. 


LA  PRIMERA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

ÁLOS 

TESALONICENSES. 


CAPITULO  I. 

Jlaha  el  apSetcl  d  lo*  Te*átonieen$es  por  ha- 
ber tí'do  un  dechado  de  lot  denuu  JitU$  en 
H  fervor  de  au/é,  eepertmea  y  caridad,  en 
medio  de  loe  tribulaeümee. 

PABLO,  y  Silvano  o,  y  Timoteo,  á  la 
iglesia  de  los  Tesalonicenses  b,  ccn- 
gregada  én  Dios  padre,  y  en  el  Señor 
Jesu-Cristo.  Gracia  y  paz  á  vosotros 
de  Dios  nuestro  Padre  y  del  Señor  Jesu- 
Cristo. 

8  5  Damos  siempre  gracias  &  Dios  por 
todos  vosotros,  haciendo  memoria  de 
vosotros  en  nuestras  oraciones  c ; 

3  Sin  cesar  acordándonos  delante  de 
Dios  y  Padre  nuestro  de  la  obra  de  vu- 
estra fé  (',  y  del  trabajo  de  amor,  y  de  la 
tolerancia  de  la  esperanza  del  Señor 
nuestro  Jesu-Cristo ; 

4  Sabiendo,  hermanos  amados  de  Dios, 
vuestra  elección* : 

8  Por  cuanto  nuestro  evangelio  no  fué 
á  vosotros  en  palabra  solamente,  mas 
también  en  potencia,  y  en  Espíritu 
Santo/,  y  en  eran  plenitud;  como  sa- 
béis cuales  fuimos  entre  vosotros  por 
amor  de  vosotros.  * 

6  T  vosotros  fuisteis  hechos  imitadores 
de  nosotros,  y  del  Señor,  recibiendo  la 
palabra  con  mucha  tribulación,  con 
gozo  del  Espíritu  Santo;: 

7  En  tal  manera  que  habéis  sido  qem- 

51o  á  todos  los  que  han  creído  en  Mace- 
onia  y  en  Acháya. 

8  Porque  de  vosotros  ha  sido  divulgada 
la  palabra  del  Señor,  no  solo  en  Mace- 
donia  y  en  Acháya,  mas  aun  en  todo 
lagar  vuestra  fé  en  Dios  se  ha  extendi- 
do ;  de  modo  que  no  tenemos  necesidad 
de  hablar  nada. 

9  Porque  ellos  cuentan  de  nosotros  oual 
entrada  tuvimos  á  vosotros ;  y  cómo  os 
convertisteis  de  los  Ídolos  á  Dios,  para 
servir  al  Dios  vivo  y  verdadero, 

10  Y  esperar  á  su  Hijo  de  los  cielos  A, 
al  cual  resucitó  de  los  muertos ;  á  Jesús, 
el  cual  nos  libró  de  la  ira  que  ha  de 
venir'. 


CAPITULO  II. 

**?  ^íf*  *?'*^?*«^  *  '«»  Teealonieemeet 
la  hbertad,  denideree  9  eeto  eo»  que  tm 
predieg  el  Svan{felio¡  y  también  el  eniru- 
iM>le  amor  que  bu  prefeea  per  tu  eom- 
etaneut  en  lafi. 

"pORQUE,  hermanos,  voootros  mls- 
-L  mos  sabéis  que  nuestra  entrada  á 
vosotros  no  fué  vana : 

2  Pues  aun  habiendo  padecido  antes, 
y  sido  afirentados  en  í'mpos»,  oomo 
sabéis,  tuvimos  denuedo  en  Dios  nues- 
tro para  anunciaros  el  evangelio  de  Dios 
con  gran  combatel. 

3  Porque  nuestra  exhortación  no  A* 
de  error,  ni  de  inmundicia,  ni  por  en- 
gaño; *^ 

4  Sino  s^un  fuimos  aprobadoa  de 
Dios  para  que  se  nos  encargase  el  evan- 
gelio c,  así  hablamos;  no  oomo  los  que 
agradan  á  los  hombres  <<,  sino  á  Dios, 
el  cual  prueba  metros  corazones. 

6  Porque  nunca  fuimos  Uaoi^cios  en 
la  palabra,  oomo  sabeia,  ni  toeadoa  de 
avaricia  • :  Dios  ee  testigo. 

6  Ni  buscamos  de  loa  hombres  gloria/, 
ni  de  vosotros,  ni  de  otros;  aunque  po- 
díamos seros  carga,  como  apóstolet  de 
Cristo;. 

7  Antes  fiíimos  blandos  entre  vosotros 
como  la  que  cria,  que  r^ala  sus  hijos  : 

8  Tan  amadores  de  vosotros,  que  qui- 
siéramos entregaros  no  solo  el  evangelio 
de  Dios,  mas  aun  nuestras  propias  al- 
mas ;  porque  nos  erais  carísimos. 

9  Porque  ya,  hermanos,  os  aoordaia  de 
nuestro  trabmo  y  faUga:  que  trabi^ando 
de  noche  y  de  día  por  no  ser  gravosos  á 
ninguno  de  vosotros,  os  predicamos  él 
evangelio  de  Dios  A. 

10  Vosotros  sois  testigos,  j  Dios,  de 
cuan  sanU,  y  juata  é  irreprensiblemente 
nos  condujimos  con  vosotros  que  cveia- 
teis: 

11  Así  como  sabéis  de  que  modo  ex- 
hortábamos y  consolábamos  á  cada  ano 
de  vosotros,  como  el  padre  i  sus  hQos, 

18  Y  os  protestábamos  que  anduvieseis 


A.D.S1 


■BMlII 
Uele. 

»  H«k  17. 


•ITLLU. 
IS. 
rfGa.LK- 


•HmLSG- 
33. 

/JWB&fl. 

«SCs-U 
13,  U. 


iHackft 
M.3SL 

2ni.t 

7,1 


A.O.SÍL 


Cal.  1. 10. 


ilbt.10.40. 
€lik4.14. 


L  TESALONIGEBrSBB,  m,  IV. 


A.D.0I 


"HMh.17.5, 
U. 

ju.ia. 

722.31,23. 

■aen.is.ie. 

Hrt.23.32. 


•tCo.l.X4. 

V1.4.L 
r9Tai.S.l. 

aPed.1.16. 


"HeeluirJitf. 


•  B0.8. 8S. 
Sn.  8.13. 
lFad.9.31. 
74.13.U. 


3Ü0.11.S. 

Gik.4.11. 
rL2.U. 


8C0.7.8.7. 

ir.«.u.i4. 
n.4. 1. 


cnid 


et  digno  d*  DIm<»  qae  o«  llamó  á 
•u  reino  y  ^oria. 

18  5  Por  lo  cual  también  noiotn»  da- 
moa  gradas  A  Dio»  dn  eesar,  de  qne 
haMendo  recibido  la  palabra  d»  Dio*, 
que  oiateis  de  noaotroa,  reciblateis  no 
palabra  de  bombret,  tino  seeun  es  «n 
▼erdad,  la  palabra  de  Dios*,  el 
obra  en  vosotros  los  que  creísteis. 

14  Porque  vosotros,  hermanos, 
sido  imitadores  de  las  Iberias  de  Dios 
en  Cristo  Jesús,  que  están  en  Judéa; 

Cas  habéis  padeoido  también  Tosotns 
mismas  oosas  de  los  de  vuestra  pro- 
pia oaclon,  oomo  también  dloe  de  loe 
Judíos: 

15  Los  cuales  aim  mataron  al  SeBor 
Jesús  y  A  sus  proiiios  profetas/,  j  4  no- 
sotros nos  han  peñeguido ;  y  no  «gradan 
k  Dios,  y  se  oponen  á  toidos  los  hom- 
bres, 

10  Prohibiéndonos  hablar  ft  los  Gen- 
tiles, A  fin  de  que  se  salven  <*,  para  hen. 
chir  la  medUa  á*  sus  pecados  siempre» : 
pues  vino  sobre  ellos  la  iza  hasta  el  ex- 
tremo. 

17  5  Mas  nosotros,  hermanos,  privados 
de  vosotros  por  un  poco  de  tiempo,  de 
vista,  no  de  corazón,  tanto  mas  proen- 
ramos  con  mucho  deseo  ver  vuestro 
rostro. 

18  Por  lo  cual  quisimos  Ir  A  vosotros, 
yo  Pablo  A  la  verdad,  una  ves  y  otra; 
mas  Satanás  noa  embarazó. 

19  Porque  ¿  cuál  es  nuestra  esperanza, 
6  goMo,  6  corona  de  que  me  glorie? 
¿  No  sois  vosotros*  delante  de  nuestro 
Befkor  Jesu-Cristo  en  su  venidaj»  ? 

90  Que  vosotros  sois  nuestra  glmia  y 
gozo. 

CAPITULO  III. 

Otiumdo  «M  AfMol  al  taher  por  TtmoUo  la 
eoMtcnicia  da  lo$  2V«aIoNie«uiM  m  la/i 
a§  Jeta-Orülú. 

POR  lo  cual  no  pudiendo  esperar 
mas,  aoordamos  quedarnos  solos  en 
Atenas, 

9  Y  enviamos  A  TÍraot<<oa,  nuestro 
hermano,  y  ministro  de  Dios,  y  cola- 
borador nuestro  en  el  evangelio  de 
Cristo,  á  confirmaros  y  exhortaros  en 
vuestra  t&i 

8  Para  que  nadie  se  conmueva  por 
estas  tribulaciones:  porque  vosotros 
sabéis  que  nosotros  somos  puestos  paia 
estob. 

4  Que  aun  estando  con  vosotros,  os 
predecíamos  que  hablamos  de  pasar  tri- 
bulaciones, eomo  ha  aeonteeido  y  lo 
sabéis. 

6  Por  lo  cual  también  ye,  no  esperando 
mas,  he  enviado  á  reconocer  vuestra  fé, 
iemitmdo  que  no  os  haya  tentado  el  ten- 
tador e,  y  que  nuestro  t»bi\)o  haya  sido 
en  vanotf. 

O  Empero  volviendo  de  vosotros  á  nos- 
otros Timoteo,  y  haciéndonos  saber 
vuestra  tá  y  caridad,  y  que  siempre  te- 
neU  buena  memoria  de  nosotros,  dese- 
ando vemos,  como  tamUen  nosotros  á 
vosotros, 

7  En  ello,  hermanos,  recibimos  con- 
solación de  vosotros  en  toda  nuestra 
necesidad  y  aflicción  por  causa  de  vues- 
tra fia*; 

8  Porque  ahora  vivimos,  si  vosotros 
«atáis  firmes  en  el  Seflor/. 

9  Por  lo  oual  ¿  qué  hacimiento  de  gra- 
das podremos  dar  A  Dios  por  vosotros, 
por  todo  el  gozo  con  que  nos  gozamos  A 
rausa  de  vosotros  delante  de  nuestro 
Dios, 

10  Onndo  de  noche  y  de  día  eon  grande 
Instancia,  que  veamos  vuestro  rostro,  y 


ue  cumplamos  lo  que  ftlta  A  vuestn^ 

11  Mas  el  mismo  Dios  y  Padre  nuestro, 
y  el  Sefior  nuestro  Jesu-Cristo,  enca- 
mine nuestro  Tiqje  A  vosotros. 

19  T  A  vosotros  multiplique  el  SeBor, 
y  haga  abundar  el  amor  entre  vosotros, 
y  para  con  todos  A,  como  es  también  de 
nosotros  para  eon  vosotros : 

18  Pare  que  sean  confirmados  vues- 
tros corazones  en  santidad',  irrepren- 
sibies  delante  de  Dios  y  nuestro  Padre, 
mura  la  venida  de  nuestro  Sefior  Jefa- 
Cristo  con  todos  sus  santos*. 

CAPITULO  IV. 

Qmo  debémoi  huir  ét  la  ImJurUí  f  oeiooUad: 
fiqu*  no  kMUM  do  eontrUtamoo  oomo  lo$ 
Oomile»  por  la  mutrlo  d»  Im  d^rntos,  f«ii<- 
omdo  la  upiramatt  4»  la  reoorrocdom. 

RESTA  pues,  hermanos,  que  os  ro- 
guemos  y  exhortemos  en  el  Sefior 
Jesns,  que  de  la  manera  que  ftiistels  en- 
seflados  de  nosotros  de  cómo  os  conviene 
andará,  y  agradar  A  Dios,  asi  vayáis 
creciendo  b. 

9  Porque  ya  sabéis  qué  mandamientos 
os  dimos  por  el  Seflor  Jesús. 

8  Porque  la  voluntad  de  Dios  es,  vues- 
tra santifioaoion:  que  os  apartéis  de 
foraicaeion*; 

4  Que  cada  uno  de  vosotros  aep»  tener 
su  vaso  d  en  santificación  y  honor ; 

6  No  con  afiscto  de  concupiscencia, 
eomo  los  Gentiles  que  no  conocen  á 
Dioi«: 

O  Que  ninguno  oprima,  ni  engafie  en 
nada  A  su  hermano ;  porque  d  Be&or  ea 
vengador  de  todo  esto,  como  ya  os  he- 
mos dicho  y  protestado. 

7  Porque  no  nos  ha  llamado  Dios  A 
inmundicia,  sino  A  santificación/. 

8  Asi  que  el  que  menosprecia,  no 
menosprecia  A  hembra,  sino  A  Dios/, 
el  cual  tamUen  nos  dió  su  Espíritu 
Santo. 

9  5  Alas  acerca  de  la  caridad  flratema 
no  habéis  menester  que  os  escriba ;  por- 

3ue  vosotros  mismos  habéis  apcendido 
e  Dios  que  os  améis   los  unos  A  los 
otros  A. 

10  T  también  lo  hacéis  <ui  con  todos 
los  hermanos  que  estAn  por  toda  Maoe- 
donia.  Empero  os  rogamos,  hermanos, 
que  abundéis  mas ; 

11  T  que  procuréis  tener  quietud,  y 
hacer  vuestros  negocios  t,  y  obréis  de 
vuestras  manos  *  oe  la  manen  que  os 
hemos  mandado : 

18  A  fin  que  andéis  honestamente' 

Sara  con  los  eztraSos,  y  no  necesitéis 
e  nada. 

18  5  'bmpoco,  hermanos,  oueremos 
que  ignorals  acerca  de  los  que  duermen, 
que  no  os  entristezcáis  como  los  otros 
que  no  tienen  esperanza. 

14  Porque  si  creemos  que  Jesús  murió 
y  resucitó,  así  también  traerá  Dios  con 
él  A  los  que  durmieron  en  Jesús  •*. 

15  Por  lo  cual  os  deeimo*  esto  en  jps- 
labra  del  Seflor :  que  nosotros  aue  vivi- 
mos, que  habremos  quedado  nasta  la 
venida  dd  Sefior «,  no  seremos  delan- 
teros á  los  que  durmieron. 

10  Porque  el  mismo  Sefior  con  aela- 
madon,  con  voz  de  arcángel,  y  con  trom- 
peta de  Dios,  descenderá  del  cielo • ;  y  los 
muertos  en  Cristo  resucitarán  primero : 

17  Luego  nosotros  los  que  vivimos,  los 
que  quraamos,  juntamente  con  ellos 
seremos  arrebatados  en  las  nubes  á 
redbir  al  Sefior  en  el  aire ;  y  así  estare- 
mos siempre  con  el  Sefior^. 

18  Por  tanto  consolaos  los  unos  A  I06 
otros  en  estas  palabras. 

__ 


«900.18.9. 
IL 


*eap.a,U. 

lJaaa4.7. 

yU.8L 
f  ean.  5.9L 

10».  1.8. 

F1.L10. 
Alee.  14  8. 

■st.9s.a. 

Jada  14. 


"OoLLlO. 
Í100.1KS. 


•10o.  CU, 
18. 

'lSa.SI.& 


•114.17, 

18. 


/Le.  11. 44. 

Heb.19.14. 

lPsd.1.14, 

1& 
'L»iaU. 


AJaaalSJS. 
17. 


<9Te.8.U. 
lPad.4.U. 

«3  Te.  8.7,8. 
(BO.U.U. 


«ICswlMOi 


"10o.  U. 

n.fia. 


•Mal  91. 80. 
81. 


J'JVMnU.98. 


i 


JUD.sn. 


II.  TESALONICENSES»  I. 


A.D.S. 


í 


•HmIi.1.7. 


«LII.12.W, 

«0. 


•Jer.18.21. 
LiL  21. 84, 

d  Bf  .  8.  8. 
Ijau2.8. 


•  Bo.  13. 11, 

13. 
/Mat.34.42. 

y25. 18. 

i  Fed.fi.  8. 


8SL9.UJL7. 
h  IPed.  2. 8. 

i  Bo.  14. 8,9. 


A.D.68. 


"lTe.1.1- 


CAPITULO  V. 

Ln  añvierU  qn»  la  momnáa  venida  dd  Señor 
aera  emmdo  iimnm  jMOum ;  y  «dM'talef  for 
tomto  d  etlar  vigilamUí  y  apereMdc»  *n  d 

K-eieio  de  la  verdadera  ftedad,  y  bcnevo- 
eia  para  eon  lodo$t  cuidando  de  examinar 
V  retener  todo  lo  bueno,  y  apartarte  de  todo 
lómalo. 

EMPERO  acerca  de  loe  tiempos  j  de 
los  momentos,  no  tenéis,  hennanos, 
necesidad  de  que  yo  os  escriba* : 

5  Porque  vosotros  sabéis  bien,  que  el 
dia  del  Seikw  Tendr&  asi  como  ladrón 
de  noche  b. 

8  Que  cuando  dirán,  Paz  y  seguridad : 
entonces  vendrá  sobre  ellos  destrucción 
de  repente,  oomo  lo*  dolores  k  la  mujer 
prefiadae;  j  no  eacaparáa. 

4  Alias  vosotros,  hermanos,  no  estáis 
en  tinieblas*',  para  que  aquel  dia  os  so- 
brecoja  como  ladrón. 

6  Permtt  todos  vosotros  sois  hijos  de 
luz,  é  nijos  del  dia:  no  somos  de  la 
noche,  ni  de  las  tinieblas. 

6  Por  tanto,  no  durmamos  como  los  de- 
mas* ;  antes  velemos  y  seamos  sobrios/. 

7  Forqiie  los  que  duermen,  de  nodie 
duermen ;  y  los  que  están  borrachos,  de 
noche  están  borrachos. 

8  Mas  nosotros,  que  somos  A(JM  del 
dia,  estemos  sobrios,  vestidos  de  cota 
de  fét  y  de  caridad,  y  la  esperanza  de 
salud  por  yelmo  ir. 

9  Porque  no  nos  ha  puesto  Dios  para 
ira  A,  sino  para  alcanzar  salud  por  nu- 
estro Señor  Jesu-Crlsto; 

10  £1  cual  murió  por  nosotros,  para 
que  ó  que  velemos,  ó  que  durmamos, 
vívanlos  juntamente  con  él '. 

11  Por  lo  cual  consolaos  los  unos  á  los 
otros;  y  edifícaos  los  unos  á  los  otros, 
así  como  lo  hacéis. 

lü  K  y  os  rogamos,  hermanos,  que 


reconozcáis  4  los  oue  trabajan  entre 
vosotros,  y  os  presiden  en  el  Sefior,  y 
os  amone¿anA: 

18  Y  que  los  tengáis  en  mucha  estima 
por  amor  de  su  obra.  Tened  paz  los 
unos  eon  los  otros'. 

14  También  os  rogamos,  hermanos, 
que  amonestéis  á  los  que  andan  desor- 
denadamente •»,  que  consoléis  á  los  de 
poco  ánimo,  que  soportéis  á  loe  flacos», 
que  seáis  sufridos  para  con  todos  •. 

16  Mirad  aue  mngniu>  dé  á  otro  mal 
por  mal^ ;  antes  seguid  lo  bueno  siem- 
pre los  unos  para  oon  los  otn»,  y  para 
con  todos?. 

16  Estad  siempre  gozosos  r. 

17  Orad  sin  cesar'. 

18  Dad  gracias  en  todo';  porque  esta 
es  la  voluhtad  de  Dios  para  oon  vosotros 
en  Cristo  Jesús. 

19  No  apaguéis  el  Espíritu  « : 

90  No  menospreciéis  las  profecías «. 

31  Examinadlo  todo«;  retened  lo 
bueno  jr. 

98  Apartaos  de  toda  apariencia  de  mal. 

93  Y  el  Dios  de  paz  os  santifique  en 
todo  ¡  para  que  vuestro  espíritu,  y  alma, 
y  cuerpo,  sea  guardado  entero  sin  re- 

Srension  para  la  venida  de  nuestro  Se- 
or  Jesu-Cristo'. 

84  Fiel  es  el  que  os  ha  llamado;  el 
cual  también  lo  hará". 
96  ^  Hermanos,  orad  por  nosotros. 
96  Saludad  á  todos  los  hermanos  en 
ósculo  santo  ft. 

87  CocOdroos  por  el  Sefior,  que  esta 
carta  sea  leida  a  todos  los  santas  her- 
manos». 

88  La  gracia  de  nuestro  Sefior  Jesu- 
Cristo  tea  con  vosotros.  Amen. 

La  primera  á  los  Tesalonicenses  fné 
escrita  de  Atenas. 


iBeb.13.7, 
17. 

(1UZ.9.SL 


•Bowl5.L 
•Bf.4.1      ' 
íPr-Saa 

T34.8SI      ' 

MstlS  ' 

Ba.1117. 

lPe4.3.9. 
<Csil3.IS. 

G^&IF. 
'SOo.&lO. 

PLi.4. 
'LD.U.L 

■£6.18. 

09L4.X. 

Ba.I3.Il 

2TLL6. 
•1C«.14.1, 

aa. 

■IJwtail- 
rn.4.8. 

«0^13.11 
•10S.U.U. 

*  BocM Ifi. 
lCo.l&%X 
8C«l1S.1X 
lPed.S.14 

«OoLtlS. 


LA  SEGUNDA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 


A  LOS 


TESALONICENSES. 


»aco.9.x 

«Saiit.5.11. 

4FL1.88. 

•lTe.S;14. 

Heb.10.88, 

88. 


CAPITULO  I. 

I>a  graeiat  &  Dios  porlafSdelot  Tetaloni- 
eentei,  cuya  paeieneia  en  loe  tríbulaeione» 
apUMae,  y  le»  anima  eon  la  prometa  de  tin 
giorioto  repoto  en  la  venida  del  Señor,  el 
euai  retribmra  eon  eterno  eattig^  A  he  que 
pertigMen  y  no  <Aedeeen  al  Evangelio. 

PABLO,  y  Silvano,  y  Timoteo,  á  la 
Iglesia  de  los  Tesalonicenses  con- 
gregada  en  Dios  nuestro  Padre,  y  en 
el  ^fior  Jesu-Cristo  a: 

8  Gracia  y  paz  á  vosotros  de  Dios  nues- 
tro Padre,  y  del  Sefior  Jesu-Cristo. 

8  ^  Debemos  siempre  dar  gracias  á 
Dios  de  vosotros,  hermanos,  como  es 
digno,  por  cuanto  vuestra  fé  va  créet- 
elo, y  la  caridad  de  cada  uno  de  todos 
vosotros  abunda  entre  vosotros  ; 

4  Tanto,  que  nosotros  mismos  nos  glo- 
riamos de  vosotros  en  las  iglesias  de 
DÍOS&,  de  vuestra  paciencia  y  te  en  todas 
vuestras  persecuciones  y  tribulaciones 
que  sufrís  c: 

6  Una  prueba  del  justo  juicio  de  Dios¿, 
para  que  seáis  tenidos  por  dignos  del 
reino  de  Dios,  por  el  cual  asimisnu) 
padecéis*: 


6  Porque  ei  justo  para  con  Dioa  pagar 
con  tribulación  á  los  que  os  atribulan/; 

7  Y  á  vosotros,  que  sois  atribulados, 
dar  reposo  con  nosotros,  cuando  se  ma- 
nifestará el  Sefior  Jesús  del  cielos  con 
los  ángeles  de  su  potencia*, 

8  Con  llama  de  fuegos  para  dar  el 
pago  á  los  que  no  conocieron  á  Dios, 
ni  obedecen  al  evangelio  de  nuestro 
Sefior  Jesu-Cristo.; 

9  Los  cuales  serán  castigados  de  eterna 
perdición*  por  la  presencia  del  Beikir, 
y  por  la  glona  de  so  potencia', 

10  Cuando  viniere  para  ser  glorificado 
en  sus  santosm,  y  á  hacerse  admirable 
en  aquel  dia  en  todos  los  que  creyeron : 
(por  cuanto  nuestro  testimonio  ha  sido 
creído  entre  vosotros.) 

11  Por  lo  cual  asimismo  oramos  siem- 
pre por  vosotros,  que  nuestro  Dios  o« 
tenga  por  dignos  de  mt  vocación,  4  hin- 
cha de  bondad  todo  buen  intento,  y  A 
ioda  obra  de  fé  con  potencia, 

18  Para  que  el  nombre  de  nuestro 
Sefior  Jesu-Cristo  sea  glorificado  en 
vosotros,  y  vosotros  en  él,  por  la  gracia 
de  nuestro  Dios,  y  del  Sefior  Jesn- 
Cristo. 


A.D.5. 

flTmili 
Jadali 

ifisLSh* 
y97.S,i. 

411.8.1* 

aF(d.s.: 

lis.!»- 

i& 


tD.68. 


IL  TESALONICENSES,  II,  IIL 


A.D.63. 


•Dk.7.18. 

4.S. 

!  Bk.  7.  25. 
1  JvuiS. 

tjnuxir. 
U. 

'  U.  14. 18. 

Dft.  U.  86, 

S7. 

Ap.lS.e. 


rMaU8.1S. 
1JIUB4.S. 


I  It.  11.  4. 
Ap.  1».  15. 
7^21. 


>llhta4.M. 

Ap.  13.  a. 

7U.15. 


Ss- 14. 9. 


C«p.L8. 

Sf.1.4. 
lTet.L4. 
1P*L1.2. 
Ap.13.8. 

•Jn»17. 

ai 

lP(d.5.10. 
'1C0.1&.18. 


CAPITULO  II. 
Ezkorta  é  Jo»  Te»aUmiemM$  4  pennametmr  «n 
la  vtrdad  qtu  kan  rteihido,  tt  lu  acitara 
foé  A  la  venida  ék  Cristo  ka  a*  prtetdtr  la 
«pMfoHa  y  manifattaeüm  <M  «omtra  d» 
pecado,  9  amtitrino,  rayo  aoberbio  eardaltr 
«  aHMetOB  deeeribe,  deelarawio  eOtno  teri 
Mtlrutdo,  y  eon  fl  raoMloi  fa  «^(^  ó  á  $u 
imiquidad  coatimUerm, 

EMPERO  ot  rogamos,  hermano*,  cu- 
anto á  la  Tenida  de  nuestro  8eik>r 
Jemí  •Cristo,  ;  nuestro  recogimiento 
&él, 

9  Que  no  os  mováis  ñicilmente  de  vu- 
estro sentimiento,  ni  os  conturbéis  ni 
por  espíritu,  ni  por  palabra,  ni  por  carta 
como  nuestra,  como  que  el  dia  del  Se- 
flor  «  esté  cerca. 

3  No  os  en^afle  nadie  en  ninguna  ma- 
nera b ;  porque  no  vendrá,  sin  que  venga 
Antes  la  ^ostasía,  y  se  manifieste  el 
hombre  de  pecado*,  el  hUo  de  perdi- 
ción ^, 

4  Oponiéndose,  j  levant&ndose  con- 
tra todo  lo  que  se  Uama  Dios,  ó  que  se 
adora  «¡tanto  que  se  asiente  en  el  tem- 
plo de  Dios  como  Dios,  haciúndose  pa- 
recer Dios. 

5  ¿  No  08  acordáis  que,  cuando  estaba 
todavía  con  vosotros,  os  decia  esto  ? 

6  Y  ahora  vosotros  sabéis  lo  que  le 
impide,  para  que  &  su  tiempo  se  mani- 
fieste. 

7  Porque  ja.  está  obrando/  el  misterio 
de  iniquidad:  solamente  espera  hasta 
que  sea  quitado  de  en  medio  el  que  a- 
hora  impide; 

8  Y  ent<SnceB  ser&  manifestado  aquel 
inicuo,  al  cual  el  Señor  matará  con  el 
Espíritu  de  su  boca^,  j  destruirá  con  el 
resplandor  de  su  venida : 

9  A  aquel  inicuo  cuyo  advenimiento  es 
s^un  operación  de  Satanás,  con  grande 
potencia,  ;  señales,  j  milagros  menti- 
rosos A 

10  Y  eon  todo  engaño  de  iniquidad 
obrando  en  los  que  p¿«cen ;  por  cuanto 
no  recibieron  el  amor  de  la  verdad  para 
ser  salvos. 

11  Por  tanto,  pues,  les  envia  Dios  ope- 
ración de  error,  para  que  crean  á  la 
mentira  >  ¡ 

IS  Para  que  sean  condenados  todos  los 
que  no  creyeron  á  la  verdad,  antes  con- 
sintieron á  la  iniquidad. 

18  5  Mas  nosotros  debemos  dar  siem- 
pre fpneias  á  Dios  por  vosotros,  herma- 
nos k  amados  del  Señor,  de  que  Dios  os 
haya  escogido  desde  el  i>rincipio  para 
salud  I,  iwr  la  santificación  del  Espíritu 
y  fé  de  la  verdad : 

14  A  lo  cual  os  llamó  por  nuestro  evan- 

gelio,  para  alcanzar  la  gloria  de  nuestro 
efior  Jesu-Cristo  »>. 

15  Así  que,  hermanos,  estad  firmes*, 
y  retened  la  doctrina  que  habéis  apren- 
dido, sea  por  palabra,  ó  por  carta  nu- 
estra. 

10  Y  el  mismo  Señor  nuestro  Jesu- 
Cristo,  y  Dios  y  Padre  nuestro,  el  cual 


nos  am<5,  y  not  dio  consolación  eterna, 
y  buena  esperanza  por  gracia  o, 

17  Consuele  vuestros  corazones,  y  os 
confirme  en  toda  buena  palabra  y  olÑra. 

CAPITULO  III. 
Le»  pide  megven  á  Dio»  por  tlt  kalia  eonlra 
U>»  dC*colo-\  ocioso»  y  pertinae»»  i  y  reco- 
mienda «I  amor  al  trabajo,  y  la  eorreedon 
de  lo»  nudo», 

RESTA,  hermanos,  que  oréis  por 
nosotros  •,  que  la  palabra  del  Señor 
corra-  y  sea  glorificada  así  como  entre 
vosotros : 

5  Y  que  seamos  librados  de  hombres 
importunos  y  malos  ^ ;  porque  no  es  de 
todos  la  fé. 

8  Mas  fiel  es  el  Señor*,  que  os  confir- 
mará y  guardará  de  maL 

4  Y  tenemos  confianza  de  vosotros  d  en 
el  Señor,  que  hacéis  y  haréis  lo  que  os 
hemos  mandado. 

6  Y  el  Señor  enderece  vuestros  cora- 
zones «  en  el  amor  de  Dios,  y  en  la  pa- 
ciencia de  Cristo/. 

6  i[  Empero  os  denunciamos,  herma- 
nos, en  el  nombre  de  nuestro  Señor 
Jesu-Cristo,  que  os  apartéis  de  todo 
hermano  que  anduviere  fuera  de  orden, 
y  no  conforme  á  la  doctrina  que  recibi- 
eron de  nosotros  g : 

7  Porque  vosotros  mismos  sabéis  de 
que  manera  debéis  imitamos*  :  porque 
no  anduvimos  desordenadamente  entre 
vosotros, 

8  Ni  comimos  d  pan  de  ninguno  de 
bnlde ;  antes  obrando  con  trabajo  y  &- 
tiga  de  noche  y  de  dia*,  por  no  aer 
gravosos  á  ninguno  de  vosotros ; 

O  No  porque  no  tuvii'-semos  potestad  A, 
sino  por  darcs  en  nosotros  un  dechado, 
para  que  nos  imitaseis. 

10  Porque  aun  estando  eon  vosotros  os 
denunciábamos  esto:  Que  si  alguno  no 
quisiere  trabajar,  tampoco  coma*. 

11  Porque  olmos  que  andan  algunos 
entre  vosotros  fuera  de  orden,  no  tra- 
bajando en  nada,  sino  ocupados  en  cu- 
rioüear. 

18  Y  á  los  tales  requerimos  y  rogamos 

Cor  nuestro  Señor  Jesu-Cristo,  que  tra- 
bando con  reposo,  coman  su  pan. 
18  Y  vosotros,  hermanos,  no  os  can- 
seis  de  hacer  bien*. 

14  Y  si  alguno  no  obedeoiere  á  nuestra 
palabra  por  carta,  notad  al  tal,  y  no  os 
juntéis  con  él,  para  que  se  avergUence». 

15  Mas  no  lo  tengáis  como  á  enemigo ; 
sino  amonestadle  como  á  hermano. 

16  Y  el  mismo  Señor  de  paz »  os  dd 
siempre  paz  en  toda  manera.  £1  Señor 
sea  con  todos  vosotros. 

17  5  Salud.  De  mi  mano,  Pabloj»; 
que  es  mi  signo  en  toda  carta  mía.  Así 
escribo. 

18  La  gracia  de  nuestro  Señor  Jesu- 
Cristo  sea  con  todos  vosotros.   Amen. 

La  Segunda  á  los  Tesalonicenses  fbé 
enviada  de  Atenas. 


•lPBd.l.S. 


•  Bf.  6. 19. 
COL4.8. 


»Bo.l5.81. 

« 1  Co.  1. 9. 

7 10. 13. 

1  Tea.  5. 24. 
<f2Co.  7.16. 


•1  Cr.  29.18. 
/  Ap.  1. 9. 


0BO.16. 17. 

k  10o.  4. 16. 
yU.L 


tHech.18.8. 

1  Co.  4. 12. 

ITes.  2.9. 

k  1  Co.  9.  6. 


¡  Gea.  8. 19. 


■  G».  6.  9. 


■ver.  6. 


oRo.16.ao. 
1  Tea.  6. 23. 
Heb.l8L20. 

l>lCo.ie.21. 
Col.  4. 18. 


Yyí 


A.D.  07. 


> 


•HechAJA. 


»  Col.  L  97. 

rfTit.1.4. 


«  Cap.  6.  8, 
4.»>. 
Tit  1. 14. 

J-wt.  18. 

Bo.U.8, 

10. 

Qft.S.14. 
>2TL2.a2. 


k  Ko.  7. 12. 


•'  Oa.  5.  33. 


*  311.4.3. 
Tit.  1. 9. 
lCsi>.6.16. 
"•lTaa.2.4. 
"10o.15.10. 

•lCo.7.25. 
P  Gol.  1. ». 


9  La.  38.  S4. 
leA.  17A8. 

'Cap.  8.1. 

7  4.9. 

a  TI.  3.11. 

Tit  8.  8. 
'  Mat  9. 18. 

Ln.  19.10. 
UlTo.  1&9. 

Bf .  8. 8. 


LA  PBIMSEA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

I 

TIMOTEO. 


CAPITULO  I. 

Bmearga  el  OfaMol  á  TimaUo  qtu  promn 
impiUr  la  emt^Umta  d»  áaetrima»  extrae 
flof  y  f«iM¡Ma»^  como  tamhitm  twtUmn 
inmt—  atu  no  fonumian  la  earidad,  la 
atol  eB  H  fln  d»ta  ley,  y  que  m  cond*uea 
toa  toda  fiddidad  «»  H  demmfoHo  do  m 

PABLO,  apóstol  de  Jesu-Oristo  ■  por 
la  ordenación  de  Dios  nuestro  8al- 
▼ador,  7  del  Seik>r  Jesu-OrUto,  nuestra 
esperanza  i; 

8  A  Timoteo «,  verdadero  hijo  en  la 
fé*'.  Gracia,  misericordia,  ;  paz  de  Dios 
nuestro  Padre,  y  de  Cristo  Jesús  nues- 
tro Señor. 

8  5  Como  te  rogné  que  te  ouedases  en 
Efeso,  cuando  partí  para  Maeedonia, 
para  que  requirieses  á  algunos  que  no 
ense&en  diversa  doctrina, 

4  Ni  presten  atención  &  fábulas  y  ge- 
nealogías sin  término,  que  antea  en- 
gendran cuestiones*  que  la  edificación 
de  Dios,  que  es  por  fi,  aA  U  encargo 
ahora. 

5  Pues  el  fin  del  mandamiento/  es  la 
caridad  nacida  de  corazón  limpio  ff,  y  de 
buena  conciencia,  y  de  fé  no  fingida : 

O  De  lo  cual  distrayéndose  algunos,  se 
apartaron  á  vanas  pláticas ; 

7  Queriendo  ser  doctores  de  la  ley,  sin 
entender  ni  lo  que  hablan,  ni  lo  que 
afirman. 

8  Sabemos  empero  que  la  ley  et  buena  A, 
si  alguno  usa  de  ella  legítimamente; 

9  Conociendo  esto,  que  la  ley  no  es 

Í tuesta  para  el  justo/,  sino  para  los  in- 
ustos,  T  para  los  desobedientes,  para 
los  impíos  y  pecadores,  para  los  malos 
y  profanos,  para  los  parricidas  y  matri- 
cidas, para  los  homicidas, 

10  Para  los  fornicarios,  para  los  sodo- 
mitas, para  los  ladrones  de  hombres, 
pan  los  mentirosos  y  perjuros ;  y  si  hay 
alguna  otra  cosa  contraria  A  la  sana 
doctrina  A, 

11  Según  el  evangelio  de  la  gloria  del 
Dios  bendito',  el  cual  á  mí  me  ha  sido 
encaigado  >*. 

19  Y  doy  gracias  al  que  me  fortificd*, 
á  Cristo  Jesús  nuestro  Seiknr,  de  que 
rae  tuvo  por  fiel»,  poniéndome  en  el 
ministerio^; 

18  Habiendo  sido  antes  blasfemo,  y 
perseguidor,  é  iniuriador :  mas  fui  reci- 
bido a  misericordia,  porque  lo  hice  con 
ignorancia  <  en  increaulidad. 

14  Mas  la  gracia  de  nuestro  SeSor  flié 
mas  abundante  con  la  iiS  y  amor  que  es 
en  Cristo  Jesús. 

16  Palabra  fielr,  y  digna  de  ser  reci- 
bida de  todos :  Que  Cristo  Jesús  vino  al 
mundo  para  salvar  á  los  pecadores»,  de 
los  cuales  yo  soy  el  primero  t, 

16  Mas  por  esto  ful  recibido  á  miserl- 
oordia,  para  que  Jesu-Cristo  mostrase 
en  mí  el  primero  toda  «u  clemencia. 


para  «ejemplo  de  los  que  haUan  de  onor 
en  él  para  vida  eterna. 

17  Por  tanto  al  Rey  de  dgIos«,  inmor- 
tal, invisible*,  al  solo  sabio  Dios«,  tea 
honor  y  gloria  por  siglos  de  los  si^oa'. 
Amen. 

18  Este  mandamiento,  h^o  Timoteo, 
te  encargo,  para  que,  confbrroe  á  las 
profecías  pasadas  de  ti*,  tnlUf^^  yug 
ellas  buena  milicia; 

19  Manteniendo  la  fiS  y  buena  conci- 
encias, la  cual  echando  de  sí  «^'gumtt, 
hicieron  naufragio  en  la  f% : 

90  De  los  cuales  fiterom.  Hjmeiiéo  y 
Alejandro (>,  que  entregué  A  Satanás*. 
pan  que  aprendan  A  no  blasfemar. 

CAPITULO  II. 
Mtarea  fm  te  haya  onoetai  jmt  (os  rtmei  w 
magUtradoe.  Jetu-Critto  tt  «i  «tú»  medí- 
omero  y  redentor  de  todo».  IMeNMt  <rw 
««  todo  Iwgar.  ModeUia  de  lai  nu^lerei.  aa 
tnmieion  y  lOentio. 

AMONESTO,  pues,  ante  todas  ^ 
que  se  hagan  rogativas,  oraetok.i., 
peticiones,  hacimientos  de  gncias,  por 
todos  los  hombres ; 

5  Por  los  reyes,  y  por  todos  los  que 
estin  en  eminencia',  pan  que  vivamos 
quieta  y  reposadamente  en  toda  ¡dcdad 
y  honestidad. 

3  Porque  esto  et  bueno  y  agradable  de- 
lante de  Dios  nuestro  Salvador^; 

4  El  cual  quiere  que  todos  los  hombres 
sean  salvos*,  y  que  vengan  al  coooci- 
miento  de  la  verdad. 

6  Porque  A^  un  Dios' ;  mir^ismo  on 
Mediador  entre  Dios  y  loa  hombns, 
Jesu-Cristo  hombre; 

6  Bl  cual  se  dio  A  sí  mismo  en  piccio 
del  rescate  por  todos «,  para  *'-t*ñ*^mi9^ 
en  sus  tiempos ; 

7  De  lo  que  yo  soy  puesto  por  predica- 
dor y  apdstol,  (di^  verdad  en  Olíalo, 
no  miento;)  doctor  de  los  Gentiles  en 
fidelidad  y  verdad/. 

8  Quiero,  pues,  que  los  hombres  occn 
en  todo  Ingary,  levantando  manca  lim- 
pias A,  sin  ira  ni  contienda. 

9  Asimismo  también  las  migeies,  ata- 
viádonse  en  hAMto  honesto,  con 
gttenza  y  modestia ;  no  con  cabellos 
crespados,  li  oro,  6  perlas,  ó 
costosos', 

10  Sino  de  buenas  obras,  como  v 
viene  A  mujeres  que  profesan  piedad. 

11  La  mujer  aprenda  en  silencio,  een 
toda  si^ecion  Ir. 

IS  Porque  no  permito  A  la  miúer  cn- 
sefiar,  ni  tomar  autoridad  sobre  el  hom- 
bre, sino  estar  en  silencio. 

18  Porque  Adam  fué  formado  ti  pii. 
mero;  después  Eva'. 

14  Y  Adam  no  fué  engafiado ;  sino  la 
mujer,  siendo  seducid*,  vino  A  ser  cusm- 
cttaen  transgresión. 

15  Empero  se  salvaiA  engendrando  hi- 
jos, si  permaneciere  en  la  ISÍ  y  calidad, 
y  en  santidad,  y  modestia. 


A.  O.  O. 

•BaLUiU. 
'JaaaLU 
<X«teS. 

fiCc.aa.lL 


•OiV.4.11 


>Ckp.S.l 


tlll.3.17. 
«IÜOlVS. 


>ls.».L 


I 


»1ItS.4. 
«JiBa3.U. 


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&IS.LIÍ. 


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Aiomut 


iiOft.a. 

8»». 


á.D.ei; 


L  TIMOTEO,  m,  IV,  V. 


A.I>.  8^. 


38. 

)  nt  1.  6» 
«te. 


*a«i.iQi.a. 


iPlt.16.18. 


12. 


(Uta.  a. 


iaiLa.ao. 


■  1  Ci».  z  7. 
•JnMiL14. 
'11*1 8. 1& 
f  M*t  4.  II. 

iOol.1.6. 
'La.ai.tt. 


•ÍJ«tt4.1. 


^Ie.S.t8. 


CAPITULO  111. 
Dtatriht  tmaíM  d»bm  mrtnt  Mspo»  4  tábrt- 
aUmtta,  y  dMconot,  y  la»  mttftna  «na  rínm 

PALABRA  fiel:  81  alnno  apctaM 
oblipado  •,  Imcna  obrm  uwwi. 

8  Conviene,  poei,  que  el  eUspo  m> 
imprenilblek,  marido  de  una  mvOer, 
•oUcito,  templado,  compueMo,  hospeda- 
dor,  apto  para  enaeflar ; 

8  No  amador  del  'vino,  no  herldor,  no 
oodlfiioM  de  •drdida  ganancia,  tino  mo- 
derado ;  no  litigioM,  aitno  de  arailda : 

4  <)ue  fobieme  bien  su  caaac,  que 
tenga  nis  h^oa  en  sujeción  con  toda 
lionettldad; 

6  (Porque  el  que  no  nbe  gobernar  su 
easa,  ¿eómo  cuidará  de  la  Iglesia  de 
IHoe?) 

6  No  un  neófito,  poroue  inflándose' 
no  caiga  en  Juicio  del  diablo. 

7  También  conviene  que  tenga  buen 
tñtimonio  de  los  estrattos*;  poroue  no 
caiga  en  afrenta  j  en  taco  del  diablo/. 

8  Los  diáconas  asimismo  dtbem  ttr 
lioncstosy,  no  bilingttes,  no  dados  á 
mucho  vino,  no  amadores  de  torpes 
ganancias; 

9  Que  tengan  el  misterio  de  la  íií* 
con  limpia  conciencia. 

10  Y  estos  también  sean  antes  proba- 
dos;  y  así  ministren,  si  ftieren  sin  cri- 


11  Las  mujeres  asimismo  honestas,  no 
detraetorass  templadas,  fieles  en  todo. 

IS  Los  diáconos  sean  maridos  de  ima 
mujer,  que  gobiernen  bien  sus  hijos  y 
sus  casas*. 

18  Poique  los  que  bien  ministraren, 

Ssnan  para  sí  buen  grado,  j  mucha  con- 
anza  en  la  fé  que  «t  en  Cristo  Jesús. 

14  Esto  te  escribo  con  esperanza  que 
iré  presto  á  ti : 

15  Y  si  no  ftiere  tan  presto,  para  que 
sepas  cómo  te  conviene  conversar  en  la 
casa  de  IMos',  que  «s  la  iglesia  del 
Dios  vivo,  colunma  y  apoyo  de  la  ver- 
dad. 

16  Y  sin  contradicción,  grande  es  el 
misterio M  de  la  piedad:  Dios  ha  sido 
manifiestado  en  carne*;  ha  sido  Justi- 
ficado con  el  Espíritu  •(  ha  sido  visto 
de  los  ángeles  j>;  ha  sido  predicado  á 
Jos  Gentiles;  ha  sido  creído  en  el  mun- 
do f;  ha  sido  recibido  en  gloriar. 

CAPITULO  IV. 

Prtiité  la  ajnttatta  gtM  m  loé  venidero» 
tiempo»  cuontefmria  tn  la  igleiia,  con  in- 
dUaeion  d»  algnna»  de  la»  errónea»  y  di- 
oMiea»  doctrina»  qne  MiariiaKan  ol^noa, 
y  exhoria  á  Tim&to  4  fu»  con  diUgt»»eta 
eaide  de  la  «ana  doetnna,  y  de  eumpUr 
otro»  dtberu  propio»  d»  «t»  minittenal 
eargo, 

EMPERO  d  Espíritu  dice  manifi- 
estamcnte,  que  en  los  venideros 
tiempos  algunos  apostatarán  de  la  fé. 
escuchando  á  espíritus  de  error*,  y  á 
doctrinas  de  demonios ; 

9  Que  con  hipocresía  hablarán  men- 
tira, teniendo  cauterizada  la  concien- 
da: 

8  Que  prohibirán  casarse,  y  numdarán 
abstenerse  de  las  viandas  que  Dios  Crió 
pora  que  con  hacimiento  de  gracias  par- 
ticipasen de  ellas  los  fieles,  y  los  que 
han  conocido  la  verdad  &. 

4  Porque  todo  lo  que  Dios  crió  e» 
bueno,  y  nada  hay  que  desechar,  tomán- 
dose con  hacimiento  de  gracias : 

5  Porque  por  la  palabra  de  Dios,  y  por 
la  oración  es  santificado. 


buen  ministro  de  Jestt-Cristo, 
orlado  en  las  palabras  de  la  fl  y  de  la 
buena  4aetaiaa«,  la  enal  has  alcan- 
zado. 

7  Mas  las  fábulas  prdknas  d  y  de  vie- 
ja» desecha,  y  ejercítate  pan  la  piedad. 

8  Porque  el  c¡)eralcio  corporal  para 
poco  es  provechoso  «¡  mas  la  piedad 
para  todo  aprovecha/,  pues  tiene  pro- 
mesa de  esta  vida  prñente  y  de  la 
venidera  9. 

9  Palabra  fiel  n  esta,  y  digna  de  a«r 
TCcibida  de  todos. 

10  Que  por  esto  aun  tratMiJamos  y  su- 
Mmos  onitiblos,  porque  esperamos  en 
et  IMos  viviente,  «  cual  es  salvador  de 
todos  los  hombres,  mayormente  de  los 
que  creen  A. 

11  Esto  manda  y  ensefla. 

18  Ninguno  tenga  en  poco  tu  Juven- 
tud; pero  sé  ejemplo  de  los  fieles  en 
palabra,  en  convenacion,  en  caridad, 
en  espíritu,  en  fé,  en  limpieza'. 

18  Entretanto  que  voy,  ocTÍpate  en 
leer,  en  exhortar,  en  enseñar. 

14  No  descuides  el  don  que  está  en 
tí^t,  que  te  es  dado  por  profecía'  con  la 
imposición  de  las  manca  del  presbi- 
terio **. 

16  MecUta  estas  cosas ;  ocdpate  en 
ellas ;  para  que  tu  aprovechamiento  sea 
manifiesto  á  todos. 

10  Ten  cuidado  de  tí  mismo  y  de  la 
doctrina;  persiste  en  ello;  pues  haci- 
endo esto,  á  tí  mismo  salvarás  y  á  los 
que  te  oyeren. 

CAPITULO  V. 

SI  ttpMól  advierte  á  Timotto  eomo  ha  d»  por- 
tarte  con  lo*  fiele»  de  toda»  edoie».  OuaU» 
havan  de  teruu  viuda»  que  tirvan  en  la 
I^eia.  Le  diee  que  deben  ler  premiado» 
lo»  jmMtero»  qm»  ewmpkn  bien  am  mini^ 
tertot  que  ha  de  corregir  lo»  pecado»  etf- 
Uieo»  ¡  y  mirar  mmoho  é  qtüen  impono  la» 
uumoi  para  ordonarl». 

NO  reprendas  al  anciano,  sino  ex- 
hórtalí  como  á  padre:  á  loa  mas 
Jóvenes,  como  á  hermanos ; 

9  A  las  ancianas,  como  á  madres;  á 
las  Jovencitas,  como  á  hermanas,  con 
toda  pureza. 

8  Honra  á  las  viudas  que  en  verdad 
son  viudas  ■. 

4  Pero  si  alguna  viuda  tuviere  h^os,  ó 
nietos,  aprendan  primero  á  gobernar  su 
casa  piadosamente,  y  á  recompensar  á 
sus  padres :  porque  esto  es  lo  honesto  y 
agradable  delante  de  Dios. 

5  Ahora  la  que  en  verdad  es  viuda  y 
solitaria,  espera  en  Dios,  y  es  diligente 
en  suplicaciones  y  oraciones  noche  y 
dia¿. 

6  Pero  la  que  vive  en  delicias,  viviendo 
está  muerta  «. 

7  Denuncia  pues  estas  cosas,  para  que 
sean  sin  reprensión. 

8  Y  si  alguno  no  tiene  cuidado  de  los 
suyos,  y  mayormente  de  los  de  su  casa, 
la  fé  negó,  y  es  peor  que  un  infiel. 

9  La  vitida  sea  puesta  en  ««pecio/  clase 
no  menos  que  de  sesenta  años ;  que  haya 
sido  es)K>sa  de  un  tolo  marido ; 

10  Que  tenga  testimonio  en  buenas 
obras ;  d  crió  ¿i«n  »ut  hijos ;  si  ha  ^er- 
citado  la  hospitalidad ;  si  ha  lavado  los 

{>iés  de  los  santos  <<;   si  ha  socorrido  á 
os  afligidos ;   si  ha  seguido  toda  buena 
obra. 

11  Pero  viudas  mas  Jóvenes  no  admi- 
tas ;  porque  después  de  hacerse  licenci- 
osas contra  Cristo,  quieren  casarse : 

19  Condenadas  ya,  por  haber  falseado 
la  primera  fé. 


•Jer.U.lS. 
<Ttt.L14. 


•10D.9.9S. 
/Okp.C& 

'SaL8i.ll. 
Mar.  10. 80. 


A  Sal.  M.  7. 
Hat  10. 80. 


'3  TI.  a.  as. 

TiLXr. 


«911.1. «. 
<  Cap.  1.18. 
■•Hadi.lSJ). 


i 


•ver.  5,16b 


»La.X87. 
•Ap.S.L 


•i  Gen.  18. 
4.8. 


A.D.67. 


I.  TIMOTEO.  VL 


A.D.67. 


•21:^.3.11. 


> 


/I  Tes.  5. 13, 
IS. 


t  De.  as.  4. 

1  Go.  9.  9. 

k  Ltu  10. 7. 


•'2TÍ.4.1. 

(  De.  1. 17. 
(Hech.18.8. 

m  2  Jiun  IL 
«  Skl.lOU.5. 


«  Hf .  6.  6. 
Tit.2.9, 
etc. 

lFed.2.18. 
eta 


Í2TL1.I8. 
•  Tlt.  1.  L 


h«ck««  ocioias,  k  andar  de  casa  en  can ; 
y  no  aolamente  ocioiaa,  tino  también 
parleras  y  curiosas**  hablando  lo  que 
no  conviene. 

14  Quiero,  pues,  que  las  que  son  Jóve- 
nes se  casen,  crien  hijos,  gobiernen  la 
casa;  que  ninguna  ocasión  den  al  ad- 
versario para  maldecir. 

15  Porque  ya  algunas  han  vuelto  atrás 
en  pos  áe  Satanás. 

16  Si  algún  ñel  ó  alguna  fiel  tiene  vi- 
udas» manténgalas,  y  no  sea  gravada  la 
iglesia;  &  fin  de  que  haya  lo  suficiente 
para  las  que  de  verdad  son  viudas. 

17  i[  Los  ancianos  que  gobiernan  bien/, 
sean  tenidos  por  dignos  de  doblada  hon. 
ra;  mayormente  los  que  trab^tuí  en 
]iredJcar  y  enseñar. 

18  Porque  la  Ifscritura  dice :  no  em- 
bozarás al  buey  que  trillay.  Y :  Digno 
e*  el  obrero  de  su  jornal  A. 

19  Contra  el  anciano  no  recibas  acu- 
sación sino  con  dos  ó  tres  testigos. 

80  A  los  que  pecaren,  repréndelos  de- 
lante de  todos,  para  que  los  otros  tam- 
bién teman. 

81  Te  requiero  delante  de  Diost  j  del 
Señor  Jesu-Cristo,  y  de  sus  ángeles  es- 
cogidos, que  guaraes  estas  cosas  sin 
perjuicio  de  nadie,  que  nada  hagas  in- 
clinándote 4  la  una  parte*. 

23  No  impongas  de  ligero  las  manos  t 
á  alguno,  ni  comuniques  en  pecados 
ágenos  m  :  consérvate  en  limpieza. 

83  No  bebas  de  aquí  adelante  agua, 
sino  usa  de  un  poco  de  vino  »  por  causa 
del  estómago,  y  de  tus  continuas  enfer- 
medades. 

84  Los  pecados  de  algunos  hombres, 
antes  que  vengan  ellos  á  juicio,  son 
manifiestos;  mas  4  otros  les  vienen 
después. 

85  Asimismo  las  buenas  obras  antes 
son  manifiestas;  y  las  que  son  de  otra 
manera,  no  pueden  esconderse. 

CAPITULO  VI. 

Loi  titrvon  obeáetcan  d  nu  amot,  wan  etfo* 
6  mo  eríitiano»,  Bobre  los  /abot  doctore». 
JJañoi  que  acarrea  la  avaricia.  Deben 
lo»  rieoi  evitar  la  toberMa,  y  emplearte 
en  obras  de  caridad. 

TODOS  los  que  están  debajo  del  yugo 
de  servidumbre,  tengan  á  sus  se- 
ñores por  dignos  de  toda  honra»,  por- 
que no  sea  blasfemado  el  nombre  del 
Señor  y  tu  doctrina. 

8  IT  los  que  tienen  amos  fíeles,  no  lot 
ten;;an  en  menos,  por  ser  tut  hermanos ; 
^tes  sírr&Tdes  mejor,  por  cuanto  son 
fieles  y  amados,  ,v  partícipes  del  benefi- 
cio.   Esto  enseña  y  exhorta. 

8  Si  alguno  enseña  otra  cosa,  y  no 
asiente  alas  sanas  palabras b  de  nuestro 
Señor  Jesu-Cristo,  y  á  la  doctrina  que 
es  confbrme  á  la  piedad  e, 

4  Es  hinchado,  nada  sabe,  y  enloquece 
acerca  de  cuestiones  y  contiendas  de 
palabras,  de  las  cuales  nacen  envidias. 


pleitos  tf,  maledicencias,  malas    sospe- 
chas, 

5  Porflas  de  hombres  corruptos  de  en- 
tendimiento, y  privados  de  la  verdad, 
que  tienen  la  piedad  por  graigerla :  a- 
pártate  de  los  tales. 

6  Empero  grande  granjeria  es  la  pie- 
dad con  contentamiento  «. 

7  Porque  nada  hemos  traído  á  este 
mundo,  y  sin  duda  nada  podremos  sa- 
car/. 

8  Asi  que  teniendo  sustento,  y  con  qae 
cubrimos,  seamos  contentos  con  esto'. 

9  Porque  los  que  quieren  enriquecer- 
se A,  caen  en  tentación  y  lazo,  y  en 
muchas  codicias  locas  j  dañosas,  que 
hunden  á  los  hombres  en  perdición  y 
muerte. 

10  Porque  el  amor  del  dinero  es  la  raíz 
de  todos  los  males ;  el  cual  codiciando 
algunos,  se  descaminaron  de  la  fó,  y 
fueron  traspasados  de  muchos  dolores. 

11  Mas  tn,  oh  hombre  de  Dios',  huye 
de  estas  cosas;  y  si^e  la  Justicia,  la 
piedad,  la  fé,  la  candad,  la  paciencia, 
la  mansedumbre. 

13  Pelea  la  buena  batalla  de  la  ffi*, 
echa  mano  de  la  vida  eterna,  á  la  cual 
asimismo  eres  llamado,  habiendo  hecho 
buena  profesión  delante  de  muchos  tes- 
tigos. 

18  Te  mando  delante  de  Dios,  que  da 
vida  á  todas  las  cosas,  y  de  Jesn-Cristo, 
que  testificó  la  buena  profesión  delante 
de  Pondo  Pilato^ 

14  Que  guardes  el  mandamiento  sin 
mácula,  ni  reprensión,  hasta  la  apari- 
ción de  nuestro  Señor  Jesu-Cristo  "• ; 

15  La  cual  á  su  tiempo  mostrará  el 
Bienaventurado*  y  solo  Poderoso,  Rey 
de  reyes,  y  Señor  de  señores  • ; 

16  Quien  solo  tiene  inmortalidad  j»,  que 
habita  en  luz  inaccesible ;  á  quien  nin- 
guno de  los  hombres  ha  visto,  ni  puede 
ver ; :  al  cual  tea  la  honra  y  el  impesio 
sempiterno.    Amen. 

17  i[  A  los  ricos  de  este  siglo  manda 
que  no  sean  altivos,  ni  pongan  la  espe- 
ranza en  la  incertidumbre  de  las  rique- 
zas r  i  sino  en  el  Dios  vivo,  que  nos  da 
todas  las  cosas  en  abundancia  de  que 
gocemos» : 

18  Que  hagan  bien,  que  sean  ricos  en 
buenas  obras  <,  dadivosos,  que  con  freí- 
lldad  comuniquen : 

19  Atesorando  para  sí  buen  fundamen- 
to para  lo  porvóüro,  que  echen  mano 
ala  vida  eterna*. 

30  Oh  Timoteo,  guarda  lo  que  se  te  ha 
encomendado',  evitando  las  inra&nas 
pláticas  de  vanas  cosas,  y  los  argumen- 
tos de  la  fiílsamente  llamada  ciencia  jr : 

81  La  cual  profesando  algunos,  fue- 
ron descaminados  acerca  de  la  fó  *•  La 
Gracia  tea  contigo.    Amen. 

La  Primera  á  Timoteo  fué  enviada 
de  Laodicéa,  que  es  metrópoli  de 
la  Frygia  Pacaciana. 


d9TL2.3. 


*Cisfr4& 
Pr.  15.11  < 

/SsLC.]?. 
Ee.5.1S- 

&Pr.£&a!. 


•  De.ai.    ! 
alLS.17. 


t2TL4.7. 


(JosaU.     I 
96bV.        I 

-JlWll 
3TL4.U 
Ttt.113. 

•Ci«.LU, 
17. 

•Ap.I7.Ii 

PJusiseí 

tlz.8.». 


rJttltSLH. 
BsLtLlO. 
1ÍK.10.M- 

tlA.U.11. 


y  16.  a 
"wr.ll 

■  in.iK. 
yCoLis. 

«SfLll^ 


A.D.  68. 


•  1  TL  1.  a. 


»Hech.2S.l. 

Helk  18.18. 

<lTes.8.ia 


'  I  TL  1.  5. 
*Heeh.l«.l. 

/I  TL  4. 14. 
fBo.1.  Ift. 

» Bo.  8.28. 
k  Bo.  9.  U. 
I  Bf.  1.9. 11. 
■  Tlt.  1.  a. 

"IFWLI.901 

•  io>.is.a7. 
SI  Ti.  a.  7. 

♦  ver.  8. 


•  ter.  14. 
1TÍ.&90. 
lPed.4.19. 

(1TL1.1C. 

•  1  TL  «.  8. 

•  1  TL  &  SO. 

«Cap.  4. 10, 
1«. 

V  Cap.  4.1». 

St<u90. 

•ItatSS. 

84.40. 
>  H«b.6.10. 


LA  SEGUNDA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 


TIMOTEO. 


CAPITULO  I. 
Kahnrta  á  Timclto  4  pndiear  ínítéfUanunte 
d  Xvui^ftUo,  fwa  numi/Mtar  mitjar  mtfé, 
«A  9««  ftrmemmta  mi  la  atma  éoetrina. 
2>HM  fiM  olfttvM  é»  Aria  U  «ktmdíma/nm 
en  Boma;  jr  ato^fa  A  Onmtforo, 

PABLO,  apástol  de  Jesa-Criito  por 
la  Toluntad  de  Dioa,  segnn  la  pro- 
mesa  de  la  Tida,  que  ct  en  Cristo  Je- 
sus, 

8  A  Timoteo,  araado  hiJo«,  gracia, 
miaerioordia,  y  pax  da  Dioa  el  Padre,  y 
de  Jesu-Crlato  nuestro  Sefior. 

8  5  Doy  gracias  4  Dios,  al  cual  sirro 
desde  mis  mayores  con  limpia  ooncien- 
ciafc,  de  que  sin  cesar  tengo  memoria 
de  tí  en  mis  oraciones  noche  y  diac ; 

4  Deseando  verte,  acordándome  de  tus 
ligrimas,  para  ser  lleno  de  gozo ; 

5  Trayendo  á  la  memoria  la  t¿  no  fin- 
gida ^  que  kabia  en  tí,  la  cual  residió 
primer»  en  tu  abuela  Ix>ida,  y  en  tu 
madre  Bunice*;  y  estoy  derto  que  en  ti 
también. 

6  Por  lo  cual  te  acensúo,  que  despi- 
ertes el  don  de  Dios  que  está  en  tí  por 
la  imposición  de  mis  manos/. 

7  Porque  no  nos  ha  dado  Dios  el  espí- 
ritu de  temor,  sino  el  de  fortaleza,  y  de 
amor,  y  de  templanza. 

8  Por  tanto  no  te  avergttenees  del  tes- 
timonio de  nuestro  BeAor',  ni  de  mí 
preso  por  amor  suyo;  antes  sé  partici- 
pante de  los  trabsqos  del  evangelio  A 
según  la  virtud  de  Dios, 

9  Que  nos  salvó  y  llamó  con  vocación 
santa  •',  no  conforme  á  nuestras  obras  A, 
mas  seoun  el  intento  suyo',  v  for  la 
gracia,  la  cual  nos  es  dada  en  dristo  J^ 
sus  antes  de  los  tiempos  de  los  siglos  « ; 

10  Mas  ahora  es  manifestada  por  la 
aparición  de  nuestro  Salvador  Jesu- 
cristo», el  cual  quitó  la  muerte",  y 
sacó  á  la  lux  la  vloa  y  la  inmortalidad 
por  el  Evangelio  j» : 

11  Del  cual  ye  soy  puesto  predicador, 
y  apóstol,  y  maestro  de  los  Gentiles  f . 

19  Por  lo  oual  asimismo  padezco  esto : 
mas  no  me  avergüenzo  <*;  porque  yo  sé 
á  quien  he  oreido,  y  estoy  cieno  que  es 
poderoso  para  guardar  mi  depósito  para 
aquel  dia«. 

18  Reten  la  forma'  de  las  sanas  pa- 
labras «  que  de  mí  oiste,  en  la  fé  y  amor 
que  e*  en  Cristo  Jesús. 

14  Guarda  el  buen  depósito*  por  el 
Espíritu  Santo  que  habita  en  nosotros. 

15  Ya  sabes  esto,  que  me  han  sido  con- 
trarios todos  los  que  son  en  Asia»;  de 
ios  cuales  son  Figello,  y  Hermógenes. 

10  Dé  el  Señor  misericordia  a  la  casa 
de  Onesíforo';  que  muchas  veces  rae 
refrigeró,  y  no  se  avergonzó  de  mi  oa- 
denas: 

17  Antes  estando  él  en  Roma,  me 
bascó  solícitamente,  y  nw  halló. 

18  Déle  el  Se&or  que  halle  misericor- 
dia cérea  del  SeAor  en  aquel  dla«.  T 
cuanto  nos  ayudó^  en Bfaso,  tü  lo  sabes 
nu^or. 


-L 


CAPITULO  IL 
HiMa  á  Timotto  á»  lafnrtalna  ffruátneta 
con  qtu  4¡4b«  rniMÜar  Uu  eouu  a»  la  fé,  y 
como  déht  evitar  la»  eaetHoae»  inUtiíe», 
crigtm  de  diaeoniias  y  de  eoaUmkUu,  toa 
euaUe  toa  oipeniu  M  eriatiana, 

PUES  til,  hijo  mío,  esfuérzate  en  la 
gracia  que  es  en  Oriüto  Jesús*. 

8  Y  lo  que  has  oido  de  mí  entre  mu- 
chos testigos,  esto  encarga  A  los  hom- 
bres fieles  que  serán  Idóneos  pan  en- 
señar también  á  otros  b. 

8  Td  pues  sufre  trabi^o*  como  íiel  sol- 
dado de  Jesu-Oristo. 

4  Ninguno  que  milita  se  embaraza  en 
los  n^ocios  de  la  vida ;  á  fin  de  agradar 
á  aquel  que  lo  tomó  por  soldado. 

A  Y  aun  también  el  que  lidia,  no  es 
coronado  si  no  lidiare  legítimamente  «. 

e  El  labrador  para  recibir  los  frutos,  es 
menester  que  trabaje  primero. 

7  Considera  lo  que  digo;  y  el  Sefior 
te  dé  entendimiento  en  todo'. 

8  Acuérdate  que  Jesu -Cristo,  W  cual 
fué  de  la  simiente  de  David,  resucitó 
de  los  muertos  conforme  A  mi  evan- 
gelio*; 

9  En  el  que  sufro  trabajo,  hasta  las 
prisiones  á  modo  de  malhechor/:  mas 
la  palabra  de  Dios  no  está  presa. 

10  Por  tanto  todo  lo  sufro  uor  amor  de 
los  escogidos p,  para  que  ellos  también 
consigan  la  salud  que  es  en  Cristo  Jesús 
con  gloria  eterna. 

11  Ea  pala  tira  fiel :  Que  si  somos  muer- 
tos con  él,  también  viviremos  con  él  A : 

18  Si  sufrimos,  también  reinaremos 
con  él  •'.  SI  ufáremos,  él  también  nos 
negará*: 

13  Si  futiremos  Infieles,  él  permanece 
fiel' :  no  s«  puede  negar  á  sí  mismo». 
'  14  ^  Recuérdale*  esto,  protestando  de- 
lante del  Señor  que  no  contiendan  en 
palabras,  lo  cual  para  nada  aprovecha  «, 
átUea  trastorna  á  los  oyentes. 

15  Procura  con  diligencia  presentarte 
á  Dios  aprobado,  como  obrero  que  no 
tiene  de  que  avei^nzarse^  que  traza 
bien  la  palabra  de  verdad*. 

16  Mas  evita  pro&nas  y  vanas  parle- 
rías j>  ;  porque  muy  adelante  Irán  en  la 
impiedad. 

17  Y  la  palabra  de  ellos  carcome  oomo 
cáncer;  de  los  cuales  es  Himeneo?  y 
Filete ; 

18  Que  se  han  descaminado  de  la  ver- 
dad r  diciendo,  que  la  resurrección  es  ya 
hecha*,  y  trastornan  la  fé  de  algunos. 

19  Pero  el  fundamento  de  Dios  está 
firme,  teniendo  este  sello:  Conooe  el 
Señor  los  que  son  suyos '.  Y :  Apártese 
de  Iniquidad  todo  aquel  que  Invoca  el 
nombre  de  Cristo**. 

90  Mas  en  una  casa  grande,  no  sola- 
mente hay  vasos  de  oro  y  de  plata,  sino 
también  de  madera  y  de  barro ;  y  asi- 
mismo nnoa  para  honor,  y  otros  para 
deshonra*. 

81  Así  que  si  alguno  se  limpiare  de 
estas  cosas,  será  vaso  para  honra,  san- 


A.D.68. 


•  Efl  6. 10. 


»Ttt.L». 


•10o.  9.  as. 


iFr.3.C 


«86.1.8,4. 
2C0.4.1S. 

/sf.6.ao. 


f  9  Oo.  1.  6. 
Col.  L  21. 


h  Bo.8.5.8. 

•-  Bo.  8. 17. 
lPad.4.18. 
A  Mallo.  88. 
<Bo.8.S. 
"Na.  88. 19. 

•111.6.4. 


•Mai  18.69. 
fin.  «.90. 

91TLL90. 

<-lTL6b3L 
'ICo.  15.19. 

<Ka.l«.& 
«SaL  97.10. 

is.fia.li. 

•Bo.9.31. 


A.D.flB. 


IL  TDÍOTBO,  m,  IV. 


A.D.C8. 


•C*p.S.17. 
VlTLft.ll. 


•wr.  Uu 
ITLLi. 

y  i.  7. 

•iTM.a.7. 


»H6flh.8.aa. 

•lllt.7. 


•1TI.11. 
9PQÍ.8.8. 
IJuaS. 
18. 

jQdAl7. 

»Bo.L99k 


e  Tit.  1. 16. 
•iCftp.2.16. 

/Xftr.ftlT. 


«Bx.7.11. 


&  1  Ti.  e.  6. 
Tlbl.l(. 


S8. 

«HedLlS. 

14,  fio. 
<HedLl4. 

1.19. 
«Bd.84.1». 

•Heekli. 
39. 


«Cap.  1.5, 

la. 

y2.X 

J>J«Mf.89. 

7  90.81. 
iaPed.1. 

90^91. 

•'So.U.4. 

«SiJ.lU. 
98,100. 


E 


tifieado,  y  ihil  put  los  nao*  dd  Sefior, 
y  aparcado  pan  toda  buena  obra*. 

99  Huye  tamUai  kw  doeoa  JuTcniles; 
y  time  la  Justicia,  la  üí,  la  caridad,  la 
paz',  oon  los  que  in-vooan  al  teikir  de 
puro  eoTazon. 

98  Empero  las  cuestiones  necias  y  sin 
sabiduría  desecha',  sabiendo  que  en. 
gendxan  contiendas. 

94  Que  el  sierro  del  Sefior  no  debe  ser 
litigioso,  sino  manso  para  con  todos*, 
apto  para  enseñar,  sufrido ; 

95  Que  con  mansedumtnne  corrija  á  los 
que  se  oponen :  si  quizá  Dios  les  dé  que 
se  arrepientan»  para  conocer  la  Tcrdad, 

96  Y  se  zafen  ael  lazo  del  diablo  e,  en 
que  están  cautivos  á  voluntad  de  éL 

CAPITULO  III. 
OmrMtr  ét  Im  faíto»  apóUete»,  mtemigo»  d* 
la  verdad.  Jlnearaa  á  lVm«Mo  q»e  m 
vumtmga  flrm»  en  lo  que  tiene  aprwHdiio, 
y  te  reeomieHda  el  emudío  d»  uu  Mtmta» 
Beerüvira». 

8TO  también  sepas,  que  en  los  pos» 
treros  dias  vendrán  tiempos  peii- 
grososa: 

9  Que  habrá  hombres  h  amadores  de  sí 
mismos,  avaros,  vanagloriosoa,  sober- 
bios, detitactores,  desobedientes  á  los 
padres,  ingratos,  sin  santidad, 

8  Sin  afecto,  desleales,  calumniadores, 
destemplados,  crueles,  aborrecedores  de 
lo  bueno, 

4  Traidores,  arrebatados,  hinchados, 
amadores  de  los  deleites  ñus  que  de 
Dios; 

5  Teniendo  apariencia  de  piedad,  mas 
habiendo  negado  la  eficacia  de  ella*: 
y  á  estos  evitad 

6  Porque  de  estos  son  los  que  se  entran 
por  las  casas',  y  llevan  cautivas  las 
mujercillas  cargadas  de  pecados,  lleva- 
das de  diversas  concupiscencias ; 

7  Que  siempre  aprenden/,  y  nunca 
pueden  acabar  de  llegar  al  conocimiento 
de  la  verdad. 

8  Y  de  la  manera  que  Jannes  y  Jam- 
bres  resistieron  á  Moisés/,  así  también 
estos  resisten  á  la  verdad;  hombres 
corruptos  de  entendimiento,  reprobos 
acerca  de  la  S&K 

9  Mas  no  prevalecerán;  porque  su 
insensatez  será  manifiesta  á  todos,  como 
también  lo  ñié  la  de  aquellos. 

10  Pero  til  has  comprendido  mi  doc- 
trina, institución,  intento  •',  fé,  largura 
de  ánimo,  caridad,  paciencia, 

11  Persecuciones,  aflicciones,  cuales 
me  sobrevinieron  en  Antioquíait,  en 
Iconio,  en  Listra';  cuales  persecuci- 
ones he  sufrido,  y  de  todas  me  ha  li- 
brado el  Sefior  ■>. 

19  T  también  todos  los  que  quieren 
vivir  píamente  en  Cristo  Jesús,  pade- 
cerán persecución  •. 

18  Mas  los  malos  hombres,  y  los  en- 
gañadores, irán  de  mal  en  peor  enga- 
ñados, y  engañando  á  otro». 

14  Empero  persiste  tü  en  lo  que  has 
aprendido,  y  te  persuadiste,  sabiendo  de 
quien  has  aprendido»  ¡ 

15  Y  que  desde  la  niñez  has  sabido  las 
sagradas  escrituras,  las  cuales  te  puedert 
hacer  siUiio  para  la  salud  por  la  fé  que 
es  en  Cristo  Jesaap. 

16  Toda  Escritura  dada  por  Espíritu 
de  Diosf  es  iftil  para  enseñar  r,  para 
redargair,  para  corregir,  para  instituir 
en  Justicia, 

17  Para  que  el  hombre  de  Dios  sea  per- 
fíBcto',  enteramente  instruido  para  toda 
buena  obra. 


CAPITULO  IV. 

IWMOf  emeemUendae  dU  Áp6itcl  á  Tiwutfo. 
Le  ni  orto  d  fiw  fredifme  s««  iaiermieiam, 
para  farUfUar  loe  emfírüme  de  loe  Jtelea 
eomira  lof  errare»  fiw  mWom  dm  maeer:  le 
diee  qae  eeid  eereaao  él  Jba  d»  tm  viiat  y 
eoNcIÑy*  con  lat  telmtatioae»  aeoetarntror 
daa. 

REQUIERO  vo,  pues,  delante  de 
DúM,  y  del  Señor  Jesn-Cristo «, 
que  ha  de  juzgar  h  los  vivos  y  los  muer- 
tos en  su  manifiestacion  y  en  su  reino, 

9  Que  prediques  la  palalwa;  que  instes 
á  tiempo  y  friera  de  tiempo :  redarguye, 
reprende,  exhorta  con  toda  paciencia  y 
doctrina  e. 

8  Porque  vendrá  tiempo  cuando  no 
sufrirán  la  sana  doctrina;  ántet,  teni- 
endo comezón  de  oir,  se  amontonarán 
maestro*  conforme  á  sus  conenpiseen- 
cías, 

4  Y  apartarán  de  la  verdad  el  oUo,  j 
se  volverán  á  las  fábulas'. 

5  Pero  tü  vela  en  todo,  soporta  las 
aflicciones,  haz  la  obra  de  Evangelista, 
cumple  tu  ministerio : 

6  Porque  yo  ya  estoy  nara  aer  ofrecido, 
y  el  tiempo  de  ral  partida  está  cercano*. 

7  He  peleado  buena  batalla/,  he  aca- 
bado la  cancera/,  he  guardado  la  fó. 

8  Por  lo  demás,  me  está  guardada  la 
corona  de  Justicia  *,  la  cual  me  dará  el 
Señor,  juez  Justo,  en  aauel  dia:  y  no 
solo  á  mí,  sino  también  a  todos  loa  que 
aman  su  vokidai. 

8  ^  Procura  venir  presto  á  mí : 

10  Poique  Demás  «  me  ha  desampa- 
rado, amando  este  siglo',  y  se  ha  ido  4 
Tesalónica ;  Crescente  á  Oalacia  ¡  Tito 
á  Dalmaoia. 

11  Lucas  solo  está  conmigo.  Toma  á 
Marcos  ■>,  y  traéle  contigo;  porque  me 
es  útil  pan  el  ministerio. 

19  A  Tychlco  •  envié  á  Efieso. 

18  Trae,  cuando  vinieres,  ri  capote 
que  d^é  en  Troas  en  casa  de  Carpo; 
y  los  libros,  mayormente  los  pergami- 
nos. 

14  Alejandro*  el  calderero  me  ha  cau- 
sado muchos  males :  el  Señor  le  pagará 
conforme  á  sus  hechos^. 

15  Guárdate  tü  también  de  ¿1 ;  que  en 
grande  manen  ha  resistido  á  nuestras 
palabras. 

16  En  mi  primen  defensa  ninguno  me 
ayudó;  antes  me  desampararon  todoa: 
no  les  sea  imputado. 

17  Mas  el  Señor  me  ayudó,  y  me  ca- 
fbrzó  para  que  por  mi  fuese  cumplida 
la  predicación,  y  todos  los  Gentiles  la 
oyesen;  y  fui  librado  de  la  boca  áei 
leonf. 

18  Y  el  Señor  me  librará  de  toda  obn 
malar,  y  me  preservará  pare  su  reino 
celestial :  al  cual  fso  gloria  por  sigloa  de 
siglos.    Amen. 

19  ^  Saluda  á  Prista  |  y  á  Aquilas*, 
y  á  la  casa  de  Onesíforo '. 

90  Erastof  se  quedó  en  Corinto;  y  á 
Trófirao  •  dejé  en  Mileto  enfermo. 

91  Proeun  venir  antes  del  invierno. 
Enbulo  te  saluda,  y  Pudente,  y  Lino, 
y  Claudia,  y  todos  los  hermanos. 

99  El  Señor  Jesu- Cristo  «sa  con  tn 
espíritu.  La  gracia  ata  oon  vosotros. 
Amen. 

La  Segunda  á  Timoteo,  el  onal  Ai4 
el  primer  obispo  ordenado  en  Bfcao, 
fue  escrita  de  Roma,  cuando  Pablo 
fué  presentado  la  segunda  vea  á 
César  Nerón. 


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90. 

1  Ti.  4.  8, 4. 
«STL&fi. 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

T  I  T  O. 


CAPITULO  1. 

DetpuM  de  §aludar  á  Tito,  ¡s  advierte  ta$ 
eitáUdatlee  que  ee  r«ffui«r«»  m  toe  que  fue- 
ren fueetoe  por  mimetroe, 

PABLO,  siervo  de  Dios,  j  amSstol  de 
Jesu-Cristo  aesun  la  fe  délos  esco- 
gidos  de  dos,  y  n  conocimiento  de  la 
verdad  que  es  según  la  piedad  <*, 

5  Para  la  esperanza  de  la  vida  eterna, 
la  cual  Dios,  que  no  puede  mentir  b, 
prometió  antes  de  los  tiempos  de  los 
siglos  e, 

3  Y  manifestó  &  sus  tiempos  su  pala- 
bra' por  ¡a  predicación*,  que  roe  es  á 
mí  enoomenaada/por  mandamiento  de 
nuestro  Salvador  Dios ; 

4  A  Tito,  verdadero  bUo  en  la  común 
t&8:  Orada,  misericordia,  y  paz  de 
Dios  Padre,  y  del  Señor  Jesu-Cristo 
Salvador  nuestro. 

6  ^  Por  está  causa  te  d^  en  Creta, 
para  que  corrigieses  lo  que  falta,  y  pu< 
sieses  ancianos  *  por  las  villas,  au  como 
yo  te  mandé: 

O  El  que  fuere  sin  crimen,  marido  de 
una  mujer,  que  tenga  h^jos  fieles,  que 
no  estén  acusados  de  disolución,  ó  con- 
tnmaocB. 

7  Porque  es  menester  que  el  obispo 
sea  sin  crimen',  como  dispensador  de 
Dios*;  no  soberbio,  no  iracundo,  no 
amador  del  vino,  no  heridot,  no  codi- 
cioso de  torpes  ganancias ; 

8  Sino  amigo  de  hospitalidad,  amador 
de  lo  bueno,  templado,  Justo,  santo, 
continente ; 

9  Retenedor  de  la  fiel  palabra  91M  ee 
conforme  &  la  doctrina;  para  que  tam- 
bién pueda  exhortar  con  sana  doctrina^, 
y  convencer  &  los  que  contradijeren. 

10  Porque  hay  aun  muchos  contuma- 
ces"», habladores  de  vanidades,  y  enga- 
itadores de  las  almas,  mayormente  loe 
que  mn  de  la  eireunoision, 

11  A  los  cuales  es  preciso  tapar  la 
boca ;  que  trastornan  casas  enteras,  en- 
señando lo  que  no  conviene,  por  torpe 
ganancia*. 

12  DUo  uno  de  ellos  ||,  propio  profeta 
de  ellos:  Los  Cretenses,  siempre  men- 
tirosos, malas  bestias,  vientres  perezo- 
sos. 

18  Este  testimonio  es  verdadero:  por 
tanto  repréndelos  duramente,  para  que 
sean  sanos  en  la  fé ; 

14  No  atendiendo  á  ftbulas  Judaicas', 
y  á  mandamientos  de  hombres  que  se 
apartan  de  la  verdad. 

15  Todas  las  cosas  son  limpias  &  los 
limpios^;  mas  &  los  contaminados  é 
infieles  nada  es  limpio :  antes  su  alma 
y  conciencia  están  contaminadas. 

16  Proffisanse  conocer  á  Dios,  mas  con 
los  hechos  io  niegan  f ;  siendo  abomina- 
bles y  rebeldes,  y  reprobados  para  toda 
buena  obra. 


CAPITULO  II. 

Xanifieeta  á  Tilo  como  eehade  portar  eou  km 
fitlee  d*  Mm  ettadoe,  eemoe,  eáaáee,  y  eon- 
dieioiteet  y  la  oUiaaeioH  <¡ue  tiene  de  darlee 
tnten  ^iempU.  liepUca  loe  éoeumettioe  que 
noe  da  la  araeia  de  Dio»,  y  loe  hen^eioe 
qae  no*  ha  lueho  Jetu-^rieto, 

Ii^MPERO  tii  habla  lo  que  conviene 
J  á  la  sana  doctrina « : 

5  Que  los  vi^os  sean  templados,  graves, 
prudentes,  sanos  en  la  fé,  en  la  caridad, 
en  la  paciencia. 

8  Las  ancianas,  asimismo,  ee  ditHngem 
en  un  porte  santo ;  no  calumniadoras, 
no  dadas  á  mucho  vino,  maestras  de 
honestidad : 

4  Que  enseñen  i  las  mujeres  Jóvenes  á 
ser  prudentes,  á  que  amen  á  sus  mari- 
dos, á  que  amen  á  sus  hijos, 

6  A  ser  templadas,  castas,  que  tengan 
cuidado  de  la  casa,  buenas,  si^etas  á 
sus  maridos  & ;  poique  la  palabra  de  Dios 
no  sea  blasfemada  «. 

O  Exhorta  asimismo  á  los  mancebos  á 
que  sean  comedidos : 

7  Mostrándote  en  todo  por  ejemplo  de 
buenas  obras  <<;  en  doctrina,  int^ldad, 
gravedad, 

8  Palabra  sana  «,  é  irreprensible ;  que 
el  adversario  se  avergttence,  no  teniendo 
mal  ninguno  que  decir  de  vosotros/. 

9  Esehorta  á  los  siervos,  á  que  sean  su- 
jetos á  sus  señores  y,  que  agraden  en 
todo,  no  respondones ; 

10  Vo  defraudando,  antes  mostrando 
toda  buena  lealtad,  pan  que  adornen 
en  todo  la  doctrina  A  de  nuestro  Salva- 
dor Dios '. 

11  Porque  la  gracia  de  Dios  que  trae 
salvación  á  todos  los  hombres,  se  mani- 
festó <c, 

12  Enseñándonos  que,  renunciando  á 
la  impiedad  y  á  los  deseos  mundanos  t, 
vivamos  en  este  siglo  templada,  y  justa, 
y  píamente, 

18  Esperando  aquella  esperanza  bien- 
aventurada <*,  y  la  manifestación  gloriosa 
del  gran  Dios,  y  nuestro  Salvador  Jesu- 
cristo «, 

14  Que  se  dio  á  sí  mismo  por  nosotros », 
para  redimimos  de  toda  iniquidad',  y 
limpiar  para  sí  un  pueblo  propio  r,  ce- 
loso de  buenas  obras'. 

15  Esto  habla  y  exhorta,  y  reprende 
oon  toda  autoridad.  Nadie  te  de8|ñrecie«. 

CAPITULO  III. 
Virtudee  que  debe  Tito  recomendar  d  todae 
loe  ertmano».  La  qraeia  de  Jent-OriHo 
derramada  eobre  noeolroe,  no*  hace  eeperar 
la  vida  eterna,  be  exhorta  á  que  eotte  la» 
malae  doetrinae,  y  recuse  á  lo»  obetinado» 
hereje»* 

AMONÉSTALES  que  se  sujeten  á 
los  príncipes  v  potestades*,  que 
obedezcan,  que  estén  prontos  á  toda 
buena  obra ; 
2  Que  á  nadie  infiunen,  que  no  sean 


A.  D.  9t. 


•Oftp.1.  9. 


&  Bf.  5. 98. 
lPed.S.1. 
•1TL«.1. 


'  1 7S.  4. 12. 
«vsr.l. 

iTi.ers. 

/l  TI.  5.14. 

«Bf.  6.S. 
lFed.2.18. 


h  Mst  S.  16. 
K14.1. 

n.  1. 9r. 
i  1  Ti.  4. 10. 

Cap.  8.  4. 
iClap.8.4. 
aFsd.2.11. 


■•FL8.20L 

«9Te8.2.8. 

1TL8.14. 

9  TI. 4. 1,8. 
>  Bt  6.  2. 
P  Bal.  180. 8. 
9  De.  7. 6. 

y  14.  3. 
•■  BL  3. 10. 
•1  Ti.  4. 12. 


•  Bo.  18. 1. 
lPed.2.18. 


A.D.6T. 


FILEHOK. 


A.D.67. 


»Bí.i.3. 


*  10o.  6.11. 
1  Fed.  i.  8. 


i  C«i>.  2. 10. 

La.  1.  47. 

1TL1.1, 

2.8. 

JsdASS. 
•Cap.2.U. 
/Br.X.4. 

78.9. 
9Sf.5.a8. 
fc]Ut.t».Í8. 
t  JobbS. 

8.6. 
¿Hech.X 

83. 

t  Bo.  8.  S4. 
■1TLL15. 
"wr.l.li. 


A.D.08. 


o  Bf  .  8. 1. 

»  Ti.  2. 2B. 
•  CoL  4. 16. 
d  Fl.  2. 25. 
•Bo.lfi.6. 


/  Et.  1. 16. 
'CoL  1.4. 


AaCo.7.13. 
ilTei.a.6. 


AC0L4.8. 
'  1  Co.  4. 15. 


pendenciero*,  ^no  modettoe,  mostrando 
toda  mamedumine  para  con  todos  lo* 
hombres  ^. 

8  Poique  tamUen  éramos  nosotros  ne- 
cios en  otro  tiempo,  rebeldes,  extravia- 
dos, sirviendo  &  concupiscencias  y  de- 
leites diversos «,  viviendo  en  malicia  j 
en  envidia,  aiñrrecibles,  aborreciendo 
los  unos  á  los  otros : 

4  Mas  cuando  se  manifiesto  la  bondad 
de  Dios  nuestro  Salvador',  y  tu  vcaat 
para  con  los  hombres*. 

6  No  por  obras  de  Justicia  que  nos- 
otros hablamos  hecho/,  mas  por  su 
misericordia  nos  salvó  por  el  lavacro; 
de  la  regeneración*,  y  de  la  renovación 
del  Bspírltu  Santo  ' ; 

6  El  cual  derramó  ^  en  nosotros  abun- 
dantemente por  Jesu-Cristo  nuestro  Sal- 
vador, 

7  Para  que,  Justificados  por  su  gracia  ^ 
seamos  hechos  herederos  según  la  es- 
peranza de  la  vida  eterna. 

8  Palabra  fiel  •»,  y  estas  cosas  quiero  que 
afírmes,  para  que  los  que  creen  á  Dios 
procuren  goliemarse  en  buenas  obras  ■. 
iSstas  cosas  son  buenas  y  ütiles  á  los 
hombre. 


9  Mas  las  cuestiones  necias*,  y  gene- 
alogías, y  contenciones  y  debates  acerca 
de  la  ley  evita ;  poique  son  sin  provecho 
y  vanas. 

10  K^usa  hombre  her^,  después  de 
una  y  otra  amonestación ; 

11  Estando  cierto  que  el  tal  es  trastor- 
nado, y  peca,  siendo  condenado  de  su 
propio  Juicio. 

IS  5^  Cuando  enviare  á  tí  &  Alternas, 
6  k  Tychleoi»,  procura  venir  á  mí  i 
Nicópoiis;  porque  allí  he  determinado 
invernar. 

13  A  Zenas,  doctor  de  la  ley,  y  á  Apolo 
envía  delante  f,  proenfcndo  que  nada 
les  falte. 

14  T  aprendan  asimismo  los  nuestros 
á  gobeqiarse  en  buenas  obras  para  los 
usos  necesarios,  para  que  no  sean  stn 
ÍSrutor. 

15  Todos  los  que  están  conmigo  te 
saludan.  Saluda  á  los  que  nos  aman 
en  la  fií.  La  gracia  sea  con  todos  vos- 
otros.   Amen. 

A  Tito,  el  cual  fué  el  primer  obispo 
ordenado  á  la  iglesia  de  los  Cre- 
tenses, escrita  de  Nicópolis  de  Ma- 
cedonla. 


•in.L<. 

T4.7. 
1LX.& 


rOnL4.& 
8TL4.U. 


tBoLl&K 
SJaaat. 


•■H4.1:. 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

í 

FILÉMON. 


P(ód»  ton  la  tlotvmHa  Mvina  ú»  la  eoridad 
aiM  w  reeoneÜit  eon  Ontrimo,  ftt  etdavo 
fugiHw>,  ya  críatiuno  y  arreptntido. 

PABLO,  prisionero  de  Jesu-Cristo  •, 
y  el  hermano  Timoteo,  &  Filémon 
amado,  y  coaiUutor  nuestro  b; 

S  Y  á  la  amada  Apphia,  y  &  Archlppoe, 
compañero  de  nuestra  milicia'',  y  a  la 
iglesia  que  etiá  en  tu  casa  ' : 

3  Gracia  á  vosotros,  y  paz  de  Dios  nu- 
estro Padre,  y  del  Sefior  Jesu-Cristo. 

4  ^  Doy  gracias  á  mi  Dios,  haciendo 
siempre  memoria  de  tí  en  mis  oracio- 
nes/, 

5  Oyendo  tu  caridad,  y  la  íe  que  tienes 
en  el  Señor  Jesús,  y  para  con  todos  los 
santos p; 

6  Tara  que  la  comunicación  de  tu  fó  sea 
efícaz  en  el  conocimiento  de  todo  el 
bien  que  está  en  nosotros  por  Cristo 
Jesús. 

7  Poraue  tenemos  gran  gozo  y  conso- 
lación de  tu  oarldad,  de  que  por  ti,  oh 
hermano,  han  sido  recreadas  las  entra- 
fias  de  los  santos  A. 

8  Por  lo  cual,  aunque  tengo  mucha 
resolución  en  Cristo  para  mandarte  lo 
que  conviene', 

9  Ruégeos  mas  bien  por  amor,  siendo 
tal  cual  to^,  Pablo  anciano,  y  aun  ahora 
prisionero  de  Jesu-Cristo, 

10  Ruégete  por  mi  hijo  Onésimo  &,  que 
he  engeirarado'  en  mis  prisiones ; 

11 BT  cual  en  otro  tiempo  te  fué  inütil, 
mns  ahora  á  tí  y  á  m|  os  iltil : 

12  El  cual  te  vuelvo  á  enviar :  t(I,  pues, 
recíbele  como  á  mis  entraflas. 

18  To  quisiera  detenerle  oonmigo,  para 


que  en  lugar  de  tí  me  sirviese  en  las 
prisiones  del  Evangelio  •». 

14  Mas  nada  quise  hacer  sin  tn  oona^, 
porque  tu  beneficio  no  fuese  comq  de 
necesidad,  sino  voIunUrio  >. 

15  Porque  acaso  por  esto  se  ha  apar- 
tado de  tí  por  algún  tiempo,  para  que 
lo  leciUeses»  para  siempre ; 

10  No  ya  como  siervo,  intes  mas  que 
siervo,  como  hermano  amador,  mayor- 
mente de  mí ;  pero  ¿  cuanto  mas  de  tí, 
en  la  carne  f,  y  en  el  Señor  ? 

17  Así  que,  si  me  tienes  por  oorapa- 
fiero  r,  recíbele  como  á  mí. 

18  T  si  en  algo  te  dalló,  ó  te  debe, 
pónlo  á  mi  cuenta. 

19  Yo  Pablo  to  escribí  de  mi  mano ;  yo 
lo  pagaré,  por  no  decirte  que  aun  &  tí 
miuno  te  me  debes  demás. 

90  Sí,  hermano,  góceme  yo  de  tí  en  el 
Sefior;  recrea  mis  enCrafias'  en  el  Se- 
ñor. 

81  Te  he  escrito  confiando  en  tu  obe- 
dienciat,  sabiendo  que  aun  baria  mas 
de  lo  que  digo. 

8S  Y  asimismo  prep&rame  también  «- 
lojamiento;  porque  espero  que  por  vues- 
tras oraciones  M  os  ten|p>  de  ser  conce- 
dido. 

sa  Te  saludan  Epaflras*,  mi  oompafiero 
en  la  prisión  por  Cristo  Jesús, 

84  Marcos',  Aristarco»,  Détaam,  y 
Lucas  •,  mis  cooperadores. 

25  La  gracia  de  nuestro  Seftor  Jesa- 
Cristo  tea  con  vue>tro  espíritu  i.  Amen. 


AD.61 

"lCa.16. 
17. 
>SQLtL7. 


•GSS.4S. 
#1TLC1 
fCoLS-SL 
•-80.8.S. 


A  Filémon  fué  enviada  de  Roma  por 
Onésimo  siervo. 


•ver.  7. 
iSTbs.l.k 

81. 

90B.LU. 

•  oiLi-;. 

«Hi^ll 

rH«A.U> 

OtLllO. 

•  O0L4.H 
*SfL4.A 


A.D.  e^ 


•  Kn.  12. 

«.8. 
»  M»t.  17.  5. 

JVMk  1. 14. 
«SaLS.  & 
¿Cap.  11.  3. 
«Col.  1.  15. 


/Can.  8.  1. 
8aL  110. 1. 

9¥i.2. 9,10. 


i  BaL  3.  7. 

«a8«.7. 14. 

ft  Col.  1.  18. 
1 6*1.  97.  7. 

•  Cap.  1. 8. 


"SaL45. 
8,7. 


•Bal.lOa.K. 


PSaL  110.1. 
«Bal.  108. 

n. 

Da.  7. 10. 

^  Gen  J9. 15. 

8aL84.7. 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 


¿LOS 


HEBREOS. 


CAPITULO  I. 

/mh-OMo,  vtrdadtro  Dio»  y  hombn,  ta 

Inflmitanuntt  $uptrior  A  lo$  Apéeles. 

DIOS,  habiendo  hablado  muchas  Te- 
ces, y  en  mucha»  maneras  en  otro 
tíempo  á  los  padres  por  los  profietas", 

5  En  estos  postreros  dias  nos  ha  ha- 
blado por  el  llUo¿,  al  cual  constituyó 
heredero  de  todo«,  por  el  cual  asimismo 
hizo  el  universo  ^ : 

3  El  oual,  tiendo  el  resplandor  de  gloria, 
j  la  misma  Imagen  de  su  sustancia*,  j 
sustentando  todas  las  cosas  con  la  pala- 
bra de  su  potencia,  habiendo  hecho  la 
purgación  de  nuestros  pecados  |ior  si 
mismo,  se  sentó  á  la  diestra  de  la  Ma- 
jestad en  las  alturas/, 

4  Hecho  tanto  mas  excelente  que  los 
anales,  cuanto  alcanzó  por  herencia 
mas  excelente  nombre  iiue  ellos;. 

6  ¿  Porque  á  cuál  de  los  ánoeles  d^o 
Dím  Jamas :  Mi  Hyo  eres  tU,  hoy  yo  te 
he  engendrado  A  P  Y  otra  vex  :  ¿Yo 
seré  á  él  Padre,  y  él  me  será  &  mi 
Hijo  i? 

6  Y  otra  Tes,  cuando  introduce  al  Pri- 
mogénito A  en  la  tierra,  dice:  Y  adó- 
renle todos  los  ángeles  de  Dios '. 

7  Y  ciertamente  de  los  ángeles  dice: 
El  que  hace  sus  ángeles  espíritus,  y  á 
sus  ministros  llama  de  fuego  «• : 

8  Mas  al  Hijo:  Tu  trono,  oh  Dios, 
por  sislo  del  siglo;  vara  de  equidad  la 
Tara  (U  tu  reino : 

9  Has  amado  la  Justicia,  y  aborrecido 
la  maldad;  por  lo  cual  te  ungió  Dios, 
el  Dios  tuyo,  con  óleo  de  alegría  mas 
que  á  tus  corapafleros  n. 

10  Y :  Td,  oh  Señor,  en  el  principio 
fimdaste  la  tierra;  y  los  cielo«  son  obras 
de  tus  manos : 

11  Ellos  perecerán,  mas  tii  eres  per- 
manente; y  todos  ellos  se  euTi^ecerán 
como  una  vestidura, 

IS  Y  como  un  vestido  los  envolverás, 
y  serán  mudados;  empero  tü  eres  el 
mismo,  y  tus  afios  no  acabarán  o. 

13  Pues,  ¿  á  cuál  de  los  togeles  dijo 
Jamás :  Siéntate  á  mi  diestra,  hasta  que 
ponga  á  tus  enemigos  por  estrado  de 
tus  pies;»  ? 

14  ¿  No  son  todos  es))íritus  adminis- 
tradores f ,  enviddos  para  servicio  á  favor 
de  los  que  serán  Iwrederos  de  salud  r  ? 

CAPITULO  II. 
Lot  mumoapneiadoru  d>  la  Le§  nueva  mo 
eteaparán  Hn  eaMigo.  Otaria  dtl  Hijo  <f« 
Dio*  k«dba  komfrrt,  B^or  de  toda$  la»  eri- 
atttr€u,  Jüdtntor,  Bani^Jleador,  Baloadar, 
y  P<mt{fle«  dé  lo*  hombre», 

F)R  tanto  es  menester  que  con  mas 
diligencia  atendamos  á  las  cocas  que 
hemoa  ddo,  porque  no  nos  desUoemoa. 


5  Poroue  si  la  palabra  dicha  por  el 
mitUtteno  dt  los  ángeles*  fué  firme,  y 
toda  rebelión  y  disobediencia  recibió 
Justa  paga  de  retribución  i, 

3  ¿  Cómo  escaiMuémoA  nosotros,  si  tu- 
viéremos en  poco  una  salud  tan  ^ande  e  ? 
La  cual,  habiendo  comenzado  a  ser  pu- 
blicada por  el  Seflor,  ha  sido  confir- 
mada hasta  nosotros  ipat  los  que  U  oye- 
ron; 

4  Testificando  Juntamente  eam  ello» 
Dios  con  señales  y  milagros,  y  diversas 
maravillas  rf,  y  rejwrtimlentos  del  Espí- 
ritu Santo  s^un  su  voluntad «. 

6  ^  Porque  no  sujetó  á  los  ángeles  el 
mundo  venidero,  del  cual  hablamos/. 

6  Testificó  empero  uno,  en  cierto  lu- 
gar, diciendo :  ¿  Qué  es  el  hombre,  que 
te  acuerdas  de  él  ?  ó  el  h^o  del  hombre, 
que  le  visitas  ? 

7  Td  le  hiciste  un  poco  menor  ||  que 
los  ángeles,  coronástele  de  gloria  y  de 
honra,  y  pusístele  sobre  las  obras  de  tus 
manos; : 

8  Todas  las  cosas  sujetaste  debido  ^ 
sus  pies.  Porque  en  cuanto  le  si^etó 
todas  las  cosas,  nada  dejó  que  no  sea 
stúeto  á  él.  Mas  aun  no  vemos  que  todas 
las  cosas  le  sean  sujetas  A. 

9  Emiiero  vemos  coronado  de  gloria 
y>  de  honra,  por  el  padecimiento  de 
muerte,  á  aquel  Jesús  que  es  hecho  un 
poco  menor  que  los  ángeles,  para  que 
por  gracia  de  Dios  gustase  la  muerte 
por  todos. 

10  Porque  convenia,  que  aquel  por 
cuya  causa  ton  todas  las  cosas,  y  por 
el  cual  todas  las  icosas  tubriMtenK,  habi- 
endo de  llevar  á  «u  gloria  á  muchos 
hgos,  hiciese  consumacu»  por  aflicciones^ 
al  autor  «  de  la  salud  de  ellos. 

11  Porque  el  que  santifica  y  los  que 
son  santificados",  de  uno  mm  todos»: 
por  lo  cual  no  se  avergüenza  de  llamar- 
los hermanos, 

12  Diciendo :  Anunciaré  á  mis  herma- 
nos tu  nombre,  en  medio  de  la  congre- 
gación te  alabaré  p. 

13  Y  otra  vez:  Yo  confiaré  en  él 9.  Y 
otra  vez :  Hé  aquí  yo  y  los  hijos  que  me 
dio  Diosr. 

14  Asi  que  por  cuanto  los  hijos  parti- 
ciparon de  carne  y  sangre,  él  también 
participó  de  lo  mismo*,  para  destruir < 
por  la  muerte  al  que  tenia  el  imperio  de 
la  muerte,  es  á  salx»,  al  diablo, 

16  Y  librar  á  los  que  por  el  temor  de 
la  muerte  estaban  por  toda  la  vida  su- 
jetos á  serridumlire  •>. 

16  Porque  ciertamente  no  tomó  á  los 
ángeles,  sino  á  la  simiente  de  Abraham 
tomó*. 

17  Por  lo  cual  debia  ser  en  todo  sema* 
Jante  á  los  hermanos,  para  Teñir  á  ser 
misericordioso  y  fiel  pontifioe*  en  lo 


A.D.  64 

«Hech.7. 

58. 

Oa.8.19. 
t  Kn.  15.  90. 
*üsp.4.1. 

11. 


rfHar.U. 

ao. 

Hecta.14.8. 
•10o.  13.4. 
/Cap.  1.8. 


O  tnuner 
for  u»  po- 
co tiempo. 

8  Bal.  8. 4,6. 


ARO.  8. 19. 
<Hach.2.8S. 


AE0.IL86. 

'Cap.  5.8,9. 

La.lS.S2. 
"Gap.  13. 3. 

Hm£.S.15. 
•Cap.  10.1a 
•Jaaaao.17. 


J>  Sal.  33. 22. 
9  Is.  8. 17. 

'US.  17, 
18. 

'  Joan  L  14. 
tQTLLlO. 


«Job  10. 31. 


•Oa.8.a9. 

•Qtp.4.U, 
16b 


A.D.M. 


HEBBEOS,  ni,  lY,  Y. 


A.B.€i 


•C«p.2.9, 

10. 

FLS.14. 
t  Jnuí  S.  S4 
•  Cap.  4. 14. 
é  Nv.  13.  7. 


•Kn.12.7. 
/Hech.7.88. 
9  Oap.  L  5. 
&1C0.S.16. 

1  Ti.  8. 15. 

1  Ped.  a.  6. 
t'Cap.lO.S8. 
«8aL95.7. 


/Jtf.3.U. 

••Okp.10.». 


*wr.  a, 
•  wr.  7í 
PN11.14.Z 

í  No.  96. 68. 

*-  De.  L  8S. 
'Cap.  4.0. 


que  es  para  con  Dloa,  para  expiar  los 
pecados  del  pueblo. 

18  Porque  en  cuanto  él  mismo  pade- 
ció, siendo  tentado,  es  poderoso  para 
tomMcn  socorrer  á  los  que  son  tentaaos. 

CAPITULO  III. 
Jtn^JOrUto,  Hifo  de  JMm,  mtueho  moa  «m<- 
mnfa  M«  eompanaeioit  ¿tM  Moiai»,  <pu  tra 
$aiamenU  «n  aUr^o  da  Beñor.  Debemos 
obedecerle  m»  todo,  pura  qtu  «o  teamoi 
eattigadoe  como  loe  Hebrloe  inerUmloe. 

POR  tanto,  hermanos  santos,  párti' 
cipantes  de  la  vocación  celestial*, 
oonsiderad  el  Apóstol  b  >  Pontífice  de 
nuestra  profesión  e.  Cristo  Jesús, 

S  Fiel  al  que  le  constituyó  sobre  toda 
su  casa,  como  también  Moisés^. 

8  Porque  de  tanto  mayor  gloria  que 
Moisés  este  es  estimado  digno,  cuanto 
tiene  mavor  dignidad  que  la  casa  el  que 
la  fabrico. 

4  Porque  toda  casa  es  edificada  de  al- 
guno: mas  el  que  crió  todas  las  cosas, 
e«  Dios. 

5  Y  Moisés  &  la  verdad  fué  fiel  sobre 
toda  su  casa,  como  criado*,  para  testi- 
ficar lo  que  se  habla  de  decir/: 

6  Mas  Cristo  como  h^;  sobre  su  casa ; 
la  cual  casa  somos  nosotros*,  si  hasta  el 
cabo  retuviéremos  firme  la  confianza  y 
la  gloria  de  la  esperanza». 

7  Por  lo  cual,  (como  dice  el  Espíritu 
Santo*:  Si  oyereis  hoy  su  voz, 

8  No  endurezcáis  vuestros  corazones 
como  en  la  provocación,  en  el  dia  de  la 
tentación  en  el  desierto, 

9  Donde  me  tentaron  vuestros  padres ; 
me  probaron,  j  vieron  mis  obras  cua- 
renta años. 

10  A  causa  de  lo  cual  me  enemisté  con 
esta  generación,  y  dije:  Siempre  diva- 
gan ellos  de  corazón,  y  no  han  conocido 
mis  caminos. 

11  Juré  pues  en  mi  ira :  No  entrar&n 
en  mi  reposo.) 

18  Mirad,  hermanos,  que  en  ninguno 
de  vosotros  haya  corazón  malo  de  incre- 
dulidad para  apartarse  del  Dios  vivo  i : 

13  Antes  exhortaos  los  unos  &  los 
otros  «•  cada  dia,  entretanto  que  se  dice 
Hoy,  porque  ninguno  de  vosotros  se 
endurezca  con  engallo  de  pecado. 

14  Porque  participantes  de  Cristo  so- 
mos hechos,  con  tal  que  conservemos 
firme  basta  el  fin  el  principio  de  nues- 
tra confianza" i 

16  Entretanto  que  se  dice:  Si  oyereis 
su  voz  hoy,  no  endurezcáis  vuestros  co- 
razones, como  en  la  provocación  «. 

16  Porque  algunos  de  los  que  hablan 
salido  de  Egi]^o  con  Moisés,  habiendo 
oido,  irritaron ;  aunque  no  todos;». 

17  Mas  ¿con  cuales  estuvo  enojado 
ctiarenta  años  ?  ¿  no  fité  con  los  c^ue 
pecaron,  cuyos  cuerpos  cayeron  en  el 
dederto?  ? 

18  ¿  Y  &  quienes  juró  que  no  entra- 
rían en  su  reposo,  sino  a  aquellos  que 
no  obedecieron  «■  ? 

19  Y  vemos  que  no  pudieron  entrar  á 
causa  de  incredulidad*. 

CAPITULO  IV. 
Dt  la  verdadera  tierra  dé  promifion  hAfia 
la  eual  caminan  loe  erietiano»;  y  cono 
debemoe  aetuUr  A  Jee«Mristo,  nuutro  eom» 
poHvo  Ponlíñte,  para  poder  entrar  en  eUa. 
Cuan  (frande  ee  la  virtud  y  efieada  de  la 
palabra  de  Dioe. 

TEMAMOS,  pues,  que  quedando 
aun  la   promesa  de  entrar  en  su 
reposo,  parezca  alguno  de  vosotros  ha- 
berse apartado. 
8  Porque  también  á  nosotros  se  nos  ha 


qw 
diji 


evangelizado  como  á  elbw ;  mas  no  les 
aprovechó  el  oir  la  palabra  4  loa  que  la 
oyeron  sin  mezclar  té. 

8  Emjiero  entramos  en  el  reposo  los 

ue  hemos  creído,  de  la  manera  que 
lO:  Como  juré  en  mi  ira,  no  entrarán 
en  mi  reposo* ;  aun  acabadas  las  obras 
desde  el  principio  del  mundo. 

4  Porque  en  un  cierto  lugar  dijo  asi 
del  séptimo  dia :  T  reposó  IMos  de  todas 
sus  olvas  en  el  séptimo  dia  i. 

6  Y  otra  vez  aqui :  No  entraiia  en  mi 
repoco. 

6  Asi  que,  pues  que  resta  que  alguno* 
han  de  entrar  en  él,  y  aqudlos  4  quien- 
es primero  fué  anunciado  no  entraron 
por  causa  de  desobediencia  <, 

7  Determina  otra  vez  un  cierto  dia, 
diciendo  por  David :  Hoy,  después  de 
tanto  tiempo ;  como  está  dicho.  Si  oye- 
reis su  voz  hoy,  'no  endurezcáis  vuestros 
corazones^. 

8  Porque  si  Josué  les  hubiera  dado  él 
reposo,  no  hablaría  después  dé  otro 
dia. 

9  Por  tanto  queda  un  reposo  para  e! 
pueblo  de  Dios. 

10  Porque  el  que  ha  entrado  en  su  re- 
poso, también  él  ha  reposado  de  sos 
obras*,  como  Dios  de  las  suyas. 

11  Procuremos,  pues,  de  entrar  en 
aquel  reposo/;  que  ninguno  caiga  en 
semejante  ejemplo  de  desobediencia. 

18  Porque  la  palabra  de  Dios  er  viva 
y  eficaz,  y  mas  penetrante  que  toda 
espada  de  dos  filos  9:  y  que  alcanza 
hasta  partir  el  alma,  y  aun  el  esj^ritu  A, 
y  las  coyunturas  y  tuétanos ;  y  disci- 
erne los  pensamientos  y  las  intenciones 
del  corazón*. 

13  Y  no  hay  cosa  criada  que  no  sea 
manifiesta  en  su  presencia;  antes  todas 
las  cosas  ettán  desnudas  y  abiertas  á  los 
ojos  de  aquel  4  quien  tenemos  que  dar 
cuenta*. 

14  5  Pene  tanto  teniendo  un  gran  Pon- 
tífice (,  que  penetró  los  cielos  «t,  Jesús 
el  Hl^o  de  Dios,  retengamos  nnettra 
profesión. 

15  Porque  no  tenemos  un  Pontífice 
que  no  se  pueda  compadecer  de  nues- 
tras flaquezas  •;  mas  tentado*  en  todo 
según  nxtutra  semejanza,  pero  sin  pe- 
cado;». 

16  Lleguémonos  pues  confiadamente 
al  trono  de  la  gracia  f,  para  alcanzar 
misericordia,  y  hallar  f^cia  para  el 
oportuno  socorro. 

CAPITULO  V. 

Xeplica  el  apóilot  cnal/uete  «I  oficio  M  airaio 
pontífice  en  la  antigtia  leyf  y  heuo  ver  qno 
Jetu-Crieto  c*  Poni^ko  verdadero,  y  fmt 
intercede  por  noeotro*.  Be  fu^  de  la  poea 
ditpoeieion  gue  tenian  para  entender  ootct 
divinoe  mietarioi, 

PORQUE  todo  pontífice  tomado  de 
entre  los  hombres,  es  constituido  á 
favor  de  los  hombres  en  .lo  que  á  Dios 
toca,  para  que  ofinezca  presentes  y  t'cxi- 
ficios  por  los  pecados  •: 

8  Que  se  pueda  compadecer '  de  los 
ignorantes  y  extraviados,  pues  que  él 
también  esta  rodeado  de  flaqueza». 

8  Y  por  causa  de  ella  debe,  como  por 
s(  mismo*,  así  también  por  di  pueblo, 
ofrecer  por  los  pecados. 

4  Ni  nadie  toma  para  sí  la  honra ', 
sino  el  que  es  llamado  de  Dios,  como 
Aarón  *. 

5  Así  también  Cristo  no  se  glorifieÓ  á 
sí  mismo/  haciéndose  Pontífice,  mas  el 
que  le  d^o :  Td  eres  mi  H^o,  yo  te  he 
engendrado  hoyf. 

6  Como  también  dice  en  otro  Ingmr: 


•UL9Sl1L 


«Gaa.S.1 


COÍP.S.U. 


4aa.96.T. 


•AP.14.U.  I 
/UM-Lia  , 


*l't»&.3L 


tlG0Lli.M 


t8kLl& 
U. 

ICSp.SLl7. 
"Cb^7.2S. 


•  OiLn.8. 

•La.lL». 
J>lFeá.S. 

sa. 

tOsp.U).U 


»0iV-7.«. 

•Icl4.1 

diCt.%. 
18. 
•IX.S.L 

/JasaS-a 

ffflal.1.7. 


D.  I 


HEBREOS,  VI,  VIL 


A.D.  (M. 


iBid.UOLÍ. 
kFL2.S. 


{lOo.S.1,2. 


•US.  13. 
11. 

i  Capw  ».  14. 

•Oftp.lL  6. 
, 'Cap.».  10. 
l'Heefa.8.17. 


/C«p.l0.V. 


«  M.  66. 10. 


«MAL  U.  40. 


*  Cftp.  S.  6. 
<  Pr.  U.  19. 


Tü  en»  Saeerdole  ctcniamcntc,  Mgon 
el  orden  de  Melchlwdéc'l. 

7  El  cual  en  Im  dias  de  su  oame,  oAre- 
eiendo  ruego*  y  aüplicu'  con  eran  cla- 
mor 7  ligrimas  al  que  le  pocUa  librar 
de  mueite.  Alé  oído  por  «u  reverencial 
miedo. 

8  Aunaue  era  Hijo,  por  lo  que  padeció 
aprendió  la  obediencia*; 

9  Y  M  eüa  consumado,  vino  &  ser  eau- 
■a  de  eterna  salud  &  todos  los  que  le 
obedecen; 

10  Nombraclo  de  Dios  Pontífice  según 
el  drden  de  Melchlsedéc. 

11^  Del  cual  tenemos  mocho  que  de- 
cir, 7  dificultoso  de  declarar,  por  cuanto 
sois  flacos  para  oir. 

IS  Porque  debiendo  ser  ya  maestros  de 
otrvtt  K  cansa  del  tiempo,  tenéis  necesi- 
dad de  TolYer  á  ser  enseñados  cuales 
««u«  los  primeros  rudimentos  de  las 
IMlabras  de  Dios ;  y  habéis  llegado  á  ser 
talea  que  tengáis  necesidad  de  leche,  y 
no  de  manjar  sólido^. 

18  Que  eualoulera  que  participa  de  la 
leche,  es  inhábil  para  la  palabra  de  la 
Justicia,  porque  es  nlik>  ¡ 

14  Mas  la  Tlanda  firme  es  para  los  per- 
ftctos,  para  lo*  que  por  la  costumbre 
tienen  ya  los  sentidos  ejercitados  en  el 
dlsoemimiento  del  bien  y  del  mal. 

CAPITULO  VI. 

Obttrva  H  ofMot  f««  autlen  $er  ineomglblet 
1o$  aw  fMwfo  «Nti|r  favor»etíío$  de  Dtot 
«Mrom  laftff  —  abafidotum  4  lo*  vMoi, 
Sabia  eontra  la  pereaat  y  de  la  fimu 
émeora  qu»  (mmihm  «n  2a  Mparonsa  «r<»> 
Uaná. 

POR  tanto,  dejando  la  palabra  del 
comienxo  c«  la  doctrina  de  Cristo, 
Tamos  adelante  &  la  perfección  • ;  no 
echando  otra  vec  el  fundamento  del  ar- 
repentimiento de  obras  muertas  ¿,  y  de 
la  té  en  Dios*, 

i  De  la  doctrina  de  bautismos',  y  de 
la  imposioion  de  manos «,  y  de  la  re- 
surrección de  ios  muertos,  y  del  Juicio 
eterno: 

8  T  esto  haremos,  á  la  verdad,  d  Dios 
Jo  permitiere. 

4  Porque  es  imposible  que  loa  que  una 
Tex  fueron  iluminados,  y  gustaron  don 
celestial,  y  fueron  hechos  participes  del 
Bspiritu  ftsnto, 

5  T  asimismo  gustaron  las  buena  pa- 
labra de  Dios,  y  las  virtudes  del  siglo 
venidero, 

6  Y  recayeron,  sean  otra  vez  renova- 
dos ))ara  arrepentimiento/,  crucificando 
de  nuevo  para  sí  mismos  al  H^o  de 
Dios,  y  exponiéndo/e  á  vituperio. 

7  Porque  la  tierra  que  emlwbe  el  agua 
que  muchas  veces  vino  sobre  ella,  y 

ftroduce  yerba  provechosa  á  aquellos  de 
08  cuales  es  labrada,  recibe  bendición 
de  Dios  9. 

8  Mas  la  que  produce  espinas  y  abro- 
Jos,  et  reprobada,  y  cercana  de  maldi- 
ción *,  cuyo  fin  será  el  ser  abrasada. 

0  Pero  de  vosotros,  oh  amados,  espe- 
ramos mucres  cosas,  y  mas  cercanas  á 
salud,  aunque  hablamos  as(. 

10  Porque  Dios  no  e«  injusto,  para  ol- 
vidar vuestra  obra  v  el  trabajo  de  amor 
que  habéis  mostrado  &  su  nombre,  ha- 
biendo asistido  y  asistiendo  aun  a  los 
santos'. 

11  Mas  deseamos  que  cada  uno  de  vos- 
otros muestre  la  misma  solicitud  hasta 
el  cabo,  para  cumplimiento  de  tu  espe- 
ranza*: 

18  Que  no  o«  hagáis  perezosos',  mas 
imitadores  de  aquellos  que  por  la  fi  y 
la  paoiencia  hctédaiAn  las  pvonMias. 


18  Porque  prometiendo  Dios  á  Abra- 
ham,  no  pudíendo  Jurar  por  otio  mayor, 
JunS  por  s(  mismo, 

14  Diciendo:  De  cierto  te  bendeciré 
bendiciendo;  y  multiplicando,  te  mul- 
tiplicaré"*. 

15  Y  así,  esperando  con  largura  de 
ánimo,  alcanxo  la  promesa». 

18  Porque  kis  hombres  ciertamente 
por  el  mayor  que  tUoi  Juran :  y  el  fin  de 
todas  sus  controversias"  es  el  Juramento 
para  oonfirmaclon. 

17  Por  lo  cual,  queriendo  Dios  mos- 
trar mas  abundantemente  á  los  here- 
deras de  la  promesa^  la  immutabiii- 
dad  de  su  consc|)or,  interpuso  Jura- 
mento ; 

18  Para  que  por  dos  cosas  inmutables, 
en  las  cuales  ec  imposible-  que  Dios 
mienta,  tengamos  un  fortísimo  consue- 
lo los  que  nos  ac<\jemos  á  trabamos  de 
de  la  esperanza  propuesta: 

19  La  cual  tenemos  como  segura  y 
firme  ancla  del  alma,  y  que  «itra  hasta 
dentro  del  velo*; 

80  Donde  entró  por  nosotros'  tuuttn 
precursor  Jesús,  hecho  Pontífice  eter- 
nalmente  según  el  orden  de  Melchl- 
sedéc*. 

CAPITULO  VII. 
J9$u-0ritt0t  HHMlro  íShino  PonH/let,  y  ettm 
tattrdoeio,  figurado  «a  *l  dt  MtUkUome, 
M  («•Jliii/aiiMii<«  ma»  e*etk»U  orno  ti  d* 
Aanm  y  mu  tuettortt,  puedt  talvar  «ler- 
ttaltntnit  á  lot  jm*  for  mtdio  tugo  tt  cdU- 
gan  á  Diot,  vivt  tiempré  para  Mtreedtr 
por  tOo»,  y  HQ  moettUa  el  diario  o/neimi' 
tttto  dt  taerifieio  por  lot  peeadot  dtl  ptu- 
Uo. 

PORQUE  este  Melchlsedéc,  rey  de 
8além«,  sacerdote  del  Dios  Altí- 
simo, el  cual  salió  &  recibir  &  Abraham 
que  volvía  de  la  derrota  de  los  reyes,  y 
le  bend^o, 

8  Al  cual  asimismo  dio  Abraham  los 
diezmos  de  todo,  primeramente  ¿1  se 
interpreta  Rey  de  Justicia ;  y  luego  tam- 
bién Rey  de  Salém,  que  es.  Rey  ae  paz  : 

8  Sin  padre,  sin  madre,  sin  linsge; 
que  ni  tiene  principio  de  cÚas,  ni  fin  de 
vida,  mas  hecho  semejante  al  Hijo  de 
Dios,  permanece  sacerdote  para  siem- 
l»re. 

4  Mirad  pues  cuan  grande /uM-a  este, 
al  cual  aun  Abraham  el  patriarca  dio 
diezmos  de  los  despojos. 

6  Y  ciertamente  los  que  de  los  hijos  de 
Leví  toman  el  saceniooío,  tienen  man- 
damiento de  tomar  del  pueblo  los  diez- 
mos según  la  ley,  es  &  saber,  de  sus 
hermanos  b,  aunque  también  hayan  sa- 
lido de  los  lomos  de  Abraham. 

8  Mas  aquel,  cuya  genealogía  no  es 
e«|tada  de  ellos,  tomo  de  Abraham  los 
(iRcmoso,  y  bendijo  al  que  tenia  las 
promesas  d, 

7  Y  sin  contradicción  alguna  lo  que  es 
menos  es  bendecido  de  lo  que  es  mas. 

8  Y  aqui  ciertamente  los  hombres 
mortales  toman  los  diezmos;  mas  allí 
aquel  del  cual  está  dado  testimonio  que 
vive». 

9  Y,  por  decir  así,  en  Abraham  fué 
diezmado  también  Leví,  que  recibe  los 
diezmos ; 

10  Porque  aun  estaba  L«vi  en  los  lomos 
de  tu  padre  cuando  Melchlsedéc  le  salió 
al  encuentro. 

11  Pues  si  la  perfeedon  era  por  el  sa- 
cerdocio Levítico/  (porque  debido  de  él 
recibió  el  pueblo  la  ley)  ¿qué  necesidad 
habia  aun  de  que  se  levantase  otro  sa- 
cerdote según  el  orden  de  Melchlsedéc, 
y  que  no  fuese  llamado  según  el  órdm 
de  Aaron? 


"Gen.B. 
16. 
•  Jaaa&M. 

•Bi.aO.lL 


PCSp.U.1». 
9Be.lLa8. 


•-TitLa. 


*  Cap.  10.80. 
t  Cap.  414. 

«Oapifi.8. 


«Osa.  14 18, 
etc. 


»  Na.  18. 21. 
88. 


'001.1480. 
'  Bo.  4  13. 


•ver.  8. 
BaLllO.  4 


/ver.  18. 19. 
Cap.  8. 7. 


A.D.6^ 


HEBREOS,  VIH,  IX 


A.D.Gt 


fOnutí. 
9.10. 
Ii.lLL 
MktLS. 
Ap.  &ft. 


kBkI.UO.4. 

i  Hedí.  13. 

S0. 

Ito.8.8. 

Gft.4.9. 

21.ete. 

i^JaMil4.6. 

Bo.6.  3. 

£f.2.13. 

18. 

1 8«L  UO.  4. 

•  Cftp.  8.  C 

«B0.8.S4. 

lJiuiia.l. 
•Cap.  4. 15. 

lPed.X22. 

r  Oap.  4.  II. 


«Cap.  6.  8. 
Le.  9. 7. 


•■  Cap.  0. 12. 
28. 
•Cftp.6.1,2. 


•  0»p.  1.  a 
Ef.L20. 

»Cftp.9.1L 


•Cap.  9. 14. 
Sf.6.2. 


<>  Cap.  II).  1. 
CoL  2. 17. 


•  Bi.  2S.  40. 


18  Pues  mudado  el  lacerdocio,  nece- 
sario es  que  se  haga  también  mudanza 
de  la  lej. 

13  Porque  aquel  del  cual  cato  se  dice, 
de  otra  tribu  es,  de  la  cual  nadie  asistió 
al  altar. 

14  Porque  notorio  ea  que  el  Refior  nu- 
estro nació  de  la  tribu  de  Jud&f ,  sobre 
cuja  tribu  nada  habló  Moisés  tocante 
al  sacerdocio. 

15  Y  aun  mas  manifiesto  es,  si  á  seme- 
janza de  MelchlsedJc  se  levanto  otro  sa- 
cerdote, 

16  El  cual  no  e«  hecho  conforme  á  la 
ley  del  mandamiento  camal,  sino  según 
la  vertud  de  vida  indisoluble ; 

17  Pues  ati  da  Dios  testimonio  de  ello : 
Tü  ertt  sacerdote  para  siempre  s^un 
el  út^.en  de  Melchlsedéc  A. 

18  El  mandamiento  precedente  cierto 
se  abroga  por  su  flaqueza  é  inutilidad : 

19  Porque  nada  perfeccionó  la  le;*; 
mas  híxolo  la  introducción  de  mejor 
esperanza,  por  la  cual  nos  acercamos  á 
DiosAc. 

SO  Y  por  cuanto  no  fité  sin  juramento ; 

81  (Porque  los  oUos  cierto  sin  jura- 
mento fueron  hechos  sacerdotes;  mas 
este,  con  Juramento  por  el  que  le  d^o : 
Juró  el  Señor,  y  no  se  arrepentirá ;  Td 
eres  sacerdote  eternamente  según  el 
orden  de  Melchlsedéc' :) 

88  Tanto  de  mc;Jor  testamento  es  hecho 
fiador  Jesús  «•. 

83  Y  los  otros  cierto  fueron  muchos 
sacerdotes,  en  cuanto  por  la  muerte  no 
podían  permanecer: 

24  Mas  este,  por  cuanto  permanece 
para  siempre,  tiene  un  sacerdocio  in- 
transferible : 

85  Por  lo  cual  puede  también  salvar 
eternalmente  &  los  que  por  él  se  allegan 
á  Dios,  viviendo  siempre  para  inter- 
ceder por  ellos". 

86  Porque  tal  pontífice  nos  convenia 
tener:  danto,  inocente,  limpio*,  apar- 
tado de  los  pecadores,  y  hecho  mas 
sublime  que  los  cielos  f ; 

87  Que  no  tiene  necesidad  cada  dia, 
como  ios  atroa  sacerdotes,  de  ofrecer 
primero  sacrificios  por  sus  pecados?, 
y  lu^o  por  los  del  pueblo :  porque  esto 
Último  hizo  una  vez  oneciéndose  á  sí 
mismo  r. 

88  Porque  la  ley  constituye  sacerdotes 
hombres  flacos*;  mas  la  palabra  del 
juramento,  después  de  la  ley,  eonttituye 
ai  Hijo  hecho  perfecto  para  siempre. 

CAPITULO  VIII. 
Et  Jent'Oritto  mediador  i¡e  la  n«Mva  ab'on- 
tai  la  eual  m  mwAo  mcu  exedeiUe  6 prr- 
feela  qvi»  Un  anligua.    Anulaoon  de  etta 
por  A  nttevo  paefo. 

AS  i  que  la  suma  acerca  de  lo  diJn 
.  ea:  Tenemos  tal  pontffíee  que  se 
asentó  á  la  diestra  del  trono  de  la  Ma- 
jestad en  los  cielos  • ; 

8  Ministro  del  santuario,  y  de  aquel 
rerdadero  tabemiculo  que  el  Señor  a- 
sentó,  y  no  el  hombre  h, 

8  Porque  todo  pontífice  es  puesto  para 
ofrecer  presentes  y  sacrificios;  por  lo 
cual  ea  necesario  que  también  este  tu- 
viese algo  que  ofirecer*. 

4  Asi  qne  si  estuviese  sobre  la  tierra, 
ni  aun  seria  sacerdote,  habiendo  aun 
los  atroa  sacerdotes  que  ofrecen  los  pre- 
sentes según  la  ley; 

5  Los  cuales  sirven  de  boequcgo  y  som- 
bra de  las  cosas  celestiales*',  como  fué 
respondido  &  Moisés  cuando  habla  de 
acabar  el  tabernáculo :  Mira,  dice,  haz 
todas  las  cosas  conforme  al  dechado  que 
te  lia  sido  mostrado  en  el  monte  *. 


0  Mas  ahora  tonfo  mejor  ministerio  es 
el  suyo,  cuanto  es  mediador/  de  un 
mejor  pacto,  el  cual  ha  sido  formado 
sobre  m^ores  promesas. 

7  Poique  si  aquel  primero  fuera  sin 
faltas,  cierto  no  se  hubiera  proenzado 
lugar  de  segundo. 

8  Porque  reprehendiéndolos  dice  A :  Hé 
aquí,  vienen  días,  dice  el  Sefior,  j  con- 
sumaré para  con  la  casa  de  Israel  y  para 
con  la  caaa  de  Judá  un  nuevo  pacto ; 

9  No  como  el  pacto  que  hice  oon  sos 
padres  el  dia  qne  los  tomé  por  la  mano 
jMira  sacarlos  de  la  tierra  de  Egipto: 
porque  ellos  no  permanecieron  en  mi 
pacto,  y  yo  los  menospreciéf  dice  el 
Señor. 

10  Por  lo  cual  este  es  el  pacto  que  or- 
denaré &  la  casa  de  Israel  después  de 
aquellos  dias,  dice  el  Señor :  Daré  mis 
leyes  en  el  alma  de  ellos,  y  sobre  el  co- 
razón de  ellos  las  escribiré;  y  seré  á 
ellos  por  Dios,  y  ellos  me  seran  á  mí 
por  pueblo : 

11  Y  ninguno  enseñará  á  su  prójimo, 
ni  ninguno  á  su  hermano,  diciendo: 
Conoce  al  Sefior ;  porque  todos  me  co- 
nocerán desde  el  menor  de  ellos  hasta 
el  mayor'. 

18  Porque  seré  propicio  á  sus  iniqui- 
dades, y  á  sus  pecados,  y  de  sus  iniqui- 
dades no  me  acordaré  mas. 

13  Diciendo  Nuevo  pacto,  dió  por  vi^o 
al  primero.  Y  lo  que  es  dado  por  vi^ 
y  se  envejece,  cerca  está  de  deavane- 
cerse. 

CAPITULO  IX. 
Cotejo  de  la»  eeremoniaa  da  Ut  Ley  anftpoa 
oon  loa  óe  la  nueva.  Pretntinentia*  áU 
aaeerdoeio  W«  Jent-Criato  i  el  eual  antr4  <■ 
el  eiélo,  no  para  o/reeerae  m»ekaa  veeea, 
aino  para  praaentarae  por  noaatroa  «n  la 
preaeneia  de  JXoa. 

TENIA  empero  también   el  primer 
poeto  justificaciones  del  culto,  y  au 
santuario  mundano*. 

8  Porque  el  tabemáoulo  fué  hecho: 
el  primero,  en  qne  eatíütan  las  lámparas, 
y  la  mesa,  y  los  panes  de  la  {oroposi- 
cion  b ;  lo  que  llaman  el  santuario. 

3  Tras  el  segundo  velo  eataba  el  taber- 
náculo, que  llaman  el  lugar  santísimo', 

4  £1  cual  tenia  un  incensario  de  oro^, 
y  el  arca  del  |Micto  cubierta  de  todas 
partes  al  rededor  de  oro  « ;  en  la  que 
eataba  una  «irna  de  oro  que  contenía  el 
maná/,  y  la  vara  de  Aaron  que  rever- 
deció g,  y  las  tablas  del  pacto  «  ; 

6  Y  sobre  ella  los  querubines  de  gloria 
que  cubrian  el  propiciatorio*,  ae  las 
cuales  cosas  no  se  puede  ahora  halilar 
en  pariicular. 

6  Y  estas  cosas  así  ordenadas,  en  él 

Íirimer  tabernáculo  k  siempre  entraban 
os  sacerdotes  para  hacer  los  oficios  del 
culto ; 

7  Mas  en  el  seínindo,  solo  el  pontífice 
una  vez  en  el  año';  no  sin  sangre,  la 
cual  ofrece  por  su  ignorancia  y  la  del 
pueblo  •■ : 

8  Dando  en  esto  á  entender  el  Espí- 
ritu Santo,  que  aun  no  estaba  dncu- 
bierto  el  camino  para  el  verdadero  san 
tuario»,  entre  tanto  que  d  primer  ta- 
bernáculo estuviese  en  pié. 

9  Lo  cual  era  figura  de  «quel  tiempo 
presente,  en  el  cual  se  onecían  pre- 
sentes y  sacrificios  que  no  podían  haeer 
perfecto,  cuanto  á  la  eonoiencia,  al  qne 
servia  con  elioa»; 

10  Conatatíendo  solo  en  viandas  j  en 
bebidas,  y  en  diversos  lavamiento*,  j 
ordenanzas  acerca  de  la  carne,  impues- 
tas hasta  el  tiempo  de  la  conéceion. 

11  Mas  estando  ya  presente  Cristo, 


fCaf.  7. 32. 


'Ohil7.11. 

i  Jer.Sl.Q, ' 
3*. 


iIs.M.l&    ' 


'SZ.SS.E. 


«Bx.S.13. 

yaOisL 
*Mx.M.Sl. 

83. 

dU.U.lí 
*Kt.SS.UL 

/sz.ifi.a 

*  Xa.  17. 5. 

&Bx  14.29. 
De.  10.2.1 
1  Bey.  91». 

t  Bz.  A  U, 
22. 
tKa.2S.3. 


/BZ.SQ.  V 
Lr.IC2. 
S4. 


-O^lUlU 


•OBB.KIL 
8aL4be.r. 


A.S.64, 


HEBREOS,  X. 


A.D.64. 


(GajklD.  1. 

'Cap.  10.4. 

(Hecb.aO. 
28. 

«  Ka.  18.  S, 
17. 

•1TL8.1*. 

«C^6.1. 

rBo.8.SS. 


*Le.l4.e. 
£1. 


■EX.3Í.6.8. 
»Ia8.1& 

«La.  17.11. 


17. 
B0.8.M. 


•lCo.10.11. 


/  Gm.  8. 19. 
«Se.ia.16. 

A  Bo.  6.  la 
<Il68.13. 
tTit.2.1S. 


•Cap. 8.  8. 
Col.  2. 17. 


Pontilloel'  de  loi  blmM  que  hablan  de 
▼eniíf,  por  otro  mai  amplio  y  mas  per- 
ieoto  tabernáculo,  no  hecho  de  manos  r, 
e*  &  saber,  no  de  esta  creación  ¡ 

12  Y  no  por  sangre  de  macboa  cabríos 
ni  de  becerros*,  mas  por  su  propia 
sangre*  entri^  una  vez  en  el  santuario, 
habiendo  obtenido  para  runotro»  eterna 
redención. 

13  Porque  si  la  sangre  de  loa  toros  y 
de  los  machos  cabrios,  j  la  ceniza  de 
la  becerra  •,  rociada  á  los  inmundos, 
santifica  para  la  purifíoaeiqn  de  la 
carne, 

14  ¿  Cuánto  mas  la  sangre  de  Cristo, 
el  cual  por  el  Espíritu  eterno  *  se  oflre- 
cid  á  si  mismo  sin  mancha  á  Dios, 
limpiará  Taestras  conciencias  de  las 
obras  de  muerte'  para  que  sirrais  al 
Dios  vivo  ? 

15  Asi  que  por  eso  es  mediador  del 
nuevo  testamento,  para  que  intervini- 
endo muerte  para  la  remisión  de  las 
rebeliones  que  habia  b^}o  del  primer 
tesumentoy,  los  que  son  llamados  reci- 
ban la  promesa  de  la  herencia  eterna. 

16  Porque  donde  hay  testamento,  ne- 
cesario es  que  intervenga  muerte  del 
testador. 

17  Porque  el  testamento  oon  la  muerte 
es  confirmado:  de  otra  manera  no  es 
válido  entretanto  que  el  testador  vive. 

18  De  donde  vino  qae  ni  atw  el  pri- 
mero fué  consagrado  sin  sangre. 

19  Porque  habiendo  leido  Moist's  todos 
loa  mandamkntoa  de  la  ley  á  to^o  el 
pueblo,  tomando  la  sangre  de  los  be- 
cerros 5  de  los  machos  cabrios,  con 
agua,  y  lana  de  grana,  é  hisopo*,  roció 
4  todo  el  pueblo,  y  juntamente  al  mis* 
mo  libro, 

80  Diciendo :  Esta  ca  la  sangre  del  tes- 
tamento que  Dios  os  ha  mandados. 

81  Y  ademas  de  esto  roció  también 
con  la  sangre  t  el  tabernáculo,  y  todos 
los  vasos  del  ministerio. 

82  Y  casi  todo  es  purificado  según  la 
ley  con  sangre ;  y  sin  derramamiento  de 
sangre  no  se  hace  remisión  «. 

23  Fué  pues  necesario  que  las  figuras 
de  las  cosas  celestiales  fuesen  purifica- 
das con  estas  cosas ;  emt>ero  las  mismas 
cosas  celestiales  con  mucres  sacrificios 
que  estos. 

Í4  Poraue  no  entró  Cristo  en  el  santu- 
ario hecho  de  mano,  figura  del  verda- 
dero, sino  en  el  mismo  cielo  para  pre- 
sentarse ahora  por  nosotros  en  la  pre- 
sencia de  Dios  ¿. 

85  T  no  para  ofireeerse  muchas  veces 
á  si  mismo,  como  entra  el  pontifico  en 
el  santuario  cada  ailo  con  sangre  i^ena ; 

86  De  otra  mnnera  fuera  necesario  que 
hubiera  padecido  muchas  veces  desde  el 
principio  del  mundo:  mas  ahora  una 
vez  en  la  consumación  de  los  siglos*, 
para  deshacimiento  del  pecado  se  pre- 
sentó por  el  sacrificio  de  tí  mismo. 

2?  Y  de  la  manera  que  está  establecido 
á  los  hombres  que  mueran  una  vez/, 
y  después  el  juicio  ' , 

88  Asi  también  Cristo  fué  ofrecido  una 
vez  A  para  agotar  los  pecados  de  mu- 
chos • ;  y  la  segunda  vez  sin  pecado  será 
visto  de  los  que  lo  esperan  para  salud  A. 

CAPITULO  X. 

B»  «o<  perdona»  lo$  pteaáo»  por  A  taerifieie 
dt  JmtJOriglo,  urna  loUt  vea  ofrteido  por  il 
mitmo,  al  etuU  m  mo9  txkarta  no»  meguo- 
mo*  eonft,  f  qtu  mo»  mamUmgamo»  Jtrnu» 
en  la  pro/etton  de  ¡a  miima, 

PORQUE  la  ley,  teniendo  la  sombra 
de  los  bienes  venideros  •,  no  la  re- 
presentación  misma  de  las  cosas,  nunoa 


puede  hacer  perfectos  á  los  que  se  alle- 
gan por  los  mismos  sacrificios  que  ofre- 
cen continuamente  cada  afio. 

8  De  otra  manera  cesarían  de  ofire- 
eerse; porque  los  que  sacrificasen,  lim- 
pios de  una  vez,  no  tendrían  mas  con- 
ciencia de  pecado. 

8  Empero  en  estos  cada  afio  se  hace  la 
mienta  conmemoración  de  loa  pecados  b. 

4  Porque  la  sangre  de  los  toros  y  de 
los  machos  de  cabrio  no  puede  quitar 
los  pecados*. 

5  Por  lo  cual,  entrando  en  el  mundo, 
dice*':  Sacrificio  y  presente  no  qui- 
siste*; mas  me  apm^maste  cuerpo: 

6  Holocaustos  v  expiaeione»  por  el  pe- 
cado no  te  agradaron. 

7  Entonces  ái¡e:  Heme  aquí  (en  Ai 
cabecera  del  libro  está  escrito  de  mí) 
para  que  haga,  oh  Dios,  tu  voluntad. 

8  Diciendo  arriba;  Sacrificlo''y  pre- 
sente, y  holocaustos,  y  expiacionee  por 
el  pecado,  no  quisiste,  ni  te  agradaron, 
las  cuales  cosas  se  ofirecen  según  la  ley, 

9  Entonces  dijo :  Heme  aquí  para  que 
haga,  oh  Dios,  tu  voluntad.  Quita  lo 
primero,  para  establecer  lo  postrero. 

10  En  la  cual  voluntad  somos  santifi- 
cados por  la  ofrenda  del  cuerpo  de  Jesu- 
cristo hecha  una  vez/. 

11  Así  que  todo  sacerdote  se  presenta 
cada  dia^  ministrando  y  ofreciendo 
muchas   veces   los  mismcs    sacrificios, 

Sue    nunca   pueden    quitar    los    peca- 
osA: 

18  Pero  este,  habiendo  ofrecido  por  los 
pecados  un  aoto  sacrificio,  está  sentado 
para  siempre  á  la  diestra  de  Dios  •', 

13  Esperando  lo  que  resta,  hasta  que 
sus  enemigos  sean  puestos  por  estrado 
de  sus  pies  A: 

14  Porque  con  una  sola  ofrenda  hizo 
perfectos  para  siempre  á  los  santifica- 
dos. 

15  Y  atestigúanos  lo  mismo  el  Espí- 
ritu Santo ;  que  después  que  dijo : 

16  Y  este  es  el  pacto  que  haré  con 
ellos  después  de  aquellos  dias,  dice  el 
Señor,  daré  mis  leyes  en  sus  corazones 
y  en  sus  almas  las  escribiré ; 

17  Y  nunca  mas  me  acordaré  de  sus 
pecados  é  iniquidades'. 

18  Pues  donde  hay  remisión  de  estos, 
no  hay  mas  ofrenda  por  pecado. 

19  *!  Asi  que,  hermanos,  teniendo 
libertad  para  entrar  en  el  santuario  por 
la  sangre  de  Jesu-Oristow, 

80  Por  el  camino  que  él  nos  consagró 
nuevo,  y  vivo;  por  el  velo»,  esto  es, 
por  su  carne : 

81  Y  teniendo  aquel  Oran  Sacerdote 
sobre  la  casa  de  Dios, 

28  Lleguémonos  con  corazón  verdade- 
ro* y  oon  plena  féj>,  ipurifícados  los  co- 
razones de  mala  conciencian,  y  lavados 
los  cuerpos  con  agua  limpiar. 

53  Mantengamos  firme  la  profesión  de 
nuestra  fé,  sin  fluctuar,  (que  fiel  es  el 
que  prometió*;) 

54  X  considen'monoa  los  unos  á  los 
otros  para  provocamos  al  amor,  y  á 
las  buenas  obras : 

26  No  dejando  nuestra  congregación, 
como  algunos  tienen  por  costumbre, 
mas  exhortándonos;  y  tanto  mas,  cu- 
anto veis  que  aquel  dia  se  acerca'. 

86  Porque  si  pecáremos  voluntarla- 
mente  después  de  haber  recibido  el  co- 
nocimiento de  la  verdad,  ya  no  queda 
sacrificio  por  el  pecado», 

87  Sino  una  horrenda  esperanza  de 
Juicio,  y  hervor  de  fuego  que  ha  de 
devorar  á  los  adversarios*. 

88  £1  que  menospreciare  la  ley  de 
Moisés,  por  el  testimonio  de  dos  ó  de 


*  Le.  16.  Si. 


«1U.6.6;8. 

'Bal.  40. 
6.8. 

•  Le.  3. 1, 
eto. 


/Cap.  9.12, 
28. 

f  No.  38.  & 


A  SaL  50. 8. 
IS. 
Ib.  1.  U. 

•  Cap.  1.  3. 
y&L 

i  Bal.  110. 1. 


{ Jer.  81.  38. 


"  Cap.  9.  8, 
12. 

"Mat.27.51. 


•  Cap.  4.  H, 

16. 
P  Ef.  3. 1^ 
4  1  Ped.  1. 2. 
r  Jnan8.6. 

Tit8.5. 
*11V«.&24. 


(1I0.13. 11. 


"Cap.  6. 
4.6. 

» Is.  26. 11. 
Sof.  1.  la. 
y3.8. 


A.D.  84 


HEBBBOB»  XL 


A.IL«^ 


•  Db.  17.  9; 

u. 

rCbFb9L& 


•De.  82.». 

Bo.12.1». 

•D9.S2.a6. 


»  La.  la.  88. 

«Mat&IS. 
d  La.  SL  19. 


•Hato.  a.  8.4. 

Bo.  1. 17. 

Oft.8.U. 
/T(r.a8. 


•  Cap.  8. 14. 

»  Eo.  8.  H 
8S. 


«O^l.X 
Gen.  1.1. 
Bal.  88.  6. 

4.5. 


•Gm.  5.84. 


/a«B.e.i4, 


rBo.8.a8. 

&G«^ia. 

1.4. 


tres  tecÜgM  miUR  sin  nlngnna  mliacl- 
cordia': 

89  ¿  Cuánto  pouaU  qoe  wfA  mas  dlg^ 
no  de  mayor  castigo'  el  que  hollare  al 
Hijo  de  IMos,  y  tuTicfe  por  inmunda  U 
Mogre  del  testamento,  en  la  cual  fué 
santificado,  é  hiciere  afkenta  al  Espl» 
rito  de  gracia  ? 

80  Sabemos  yuteit  es  el  que  dijo :  Mia 
es  la  venganza,  yo  dará  el  pago,  dice  el 
Seflor«.  Y  otra  Yec:  SI  Sefior  Jusgai* 
su  pueblos. 

81  Horrenda  ooaa  es  eacr  en  las  manos 
del  Dios  TiTo. 

88  Empero  traed  á  la  memoria  los  dias 
pasados,  en  los  cuales,  después  de  haber 
ddo  ilnminados,  saftistcu  gran  com- 
bate de  aflicciones: 

88  Por  una  parte,  ciertamente,  eon 
▼ituperlos  7  tribulaciones  fuisteis  hechos 
espectáculo;  y  por  otra  parte  hechos 
compafieros  de  los  que  estaban  en  tal 
estado. 

84  Poique  de  mis  prisiones  también  os 
resentisteis  conmigo,  j  el  robo  de  Tnes- 
tros  Uenes  padecisteis  con  gozo,  oono> 
ciendo  que  tenéis  en  vosotros  una  me- 
jor sustancia  en  los  cielos,  y  que  per- 
manece b. 

86  No  perdáis  pues  vuestra  confianza, 
que  tiene  grande  remuneración  de  ga- 
lardón e: 

88  Porque  la  paciencia  os  es  nece- 
saria^; para  que,  habiendo  hecho  la 
voluntad  de  Dioa,  obtengáis  la  promeca. 

87  Porque  aun  un  poquito,  y  el  que  ha 
de  venir  vendrá,  y  no  tardará. 

88  Ahora  el  justo  vivirá  por  té*;  mas 
si  le  retirare,  no  agradará  á  mi  alma. 

88  Pero  nosotros  no  somos  tales  que 
nos  retiremos  para  perdición/,  sino  fie- 
les para  ganancia  del  alma. 

CAPITULO  XI. 
DueriU  d  apMol  U  Hrlmd  marawittoaa  «b 
la  ff  por  wia  indueeiou  d*  ku  ffrandea 
OMotie»  d»  lot  antiguo»  Jutlo$  «  tamU», 
ánie  dpríneipio  dtl  mundo  ha$ta  la  iwnt- 
da  dd  AmAh. 

ES  pues  la  fó  la  sustancia"  de  las  cosas 
que  ae  esperan,  la  demostración  de 
las  cosas  que  no  se  ven  *. 

9  Porque  pot  ella  alcanzaron  testimo- 
nio los  antiguos. 

8  Por  la  fó  entendemos  haber  sido 
compuestos  los  siglos  por  la  palabra  da 
Dios  e,  siendo  hecho  lo  que  se  ve  de  lo 
que  no  se  veía. 

4  Por  la  fó  Abel  oAreció  á  Dios  mayor 
sacrificio  que  Oain¿,  por  la  cual  alcanzd 
testimonio  de  que  era  Justo,  dando  Dios 
testimonio  á  sus  presentes;  y  difunto, 
aun  habla  por  ella. 

5  Por  la  fó  Enoc  fué  traspuesto  pora 
no  ver  muerte,  y  no  ftié  hallado,  por- 
Que  lo  traspuso  Dios*.  Y  antes  que 
fuese  traspuesto,  tuvo  testimonio  de 
haber  agradado  á  Dios. 

O  Empero  sin  té  es  imposible  agradar 
á  Dios  ¡  porque  es  menester  que  él  que 
á  Dios  se  allega,  crea  que  le  hay,  y 
que  es  galardonador  de  los  que  le  bus- 
can. 

7  Por  la  fó  Noé/,  habiendo  recibido 
respuesta  de  cosas  que  aun  no  se  veian, 
apari^ó  el  aioa  en  que  su  casa  ae  sal* 
vase:  por  la  cual  eonduHa  condenó  al 
mundo,  y  fué  hecho  heredero  de  la  jus- 
ticia que  es  por  Istég. 

8  Por  la  fó  Abraham  *,  siendo  llamado, 
obedeció  pora  salir  al  lugar  que  haUs 
de  recibir  por  heredad ;  y  salió  sin  saber 
donde  iba. 

9  Por  fó  habitó  en  la  tierra  prometida 
oomo  en  Htrra  agona,  morando  en  oa> 


y  Jacob, 
Juntamente  de  la  misma  . 

10  Pesque  esperaba  dudad  con  ñU' 
damentos,  el  artifiee  y  hacedor  da  la 
cual  es  IMosA. 

11  Por  U  fó  también  U 
siendo  estéril,  recibió  fuerza  para  eon 
cebir  simiente;  y  parló  aun  raerá  del 
tiempo  de  la  edad',  porque  creyó  scar 
fiel  el  que  h  habla  promcCfalo  "•. 

18  Por  lo  cual  tamUen,  de  nao,  y  ese 
ya  amortecido»,  salieron  como  las  es- 
trellas del  cielo  en  multitud,  y  como  la 
arena  innumerable  que  está  a  la  odlla 
de  la  mar*. 

18  Conibrme  á  la  fó  murieron  todos 
estos  sin  haber  recibido  las  promesas, 
sino  mirándolas  de  lejos,  y  creyéndolas, 
y  saludándolas ;  y  conÜBsando  que  «nm 
peregrinos  y  advenedizos  sobre  la  ti- 
erra i>. 

14  Porque  los  que  esto  dicen,  clara- 
mente dan  á  entender  que  buaoan  ona 
patria. 

16  Que  si  se  aoordáran  de  aquella  de 
donde  salieron,  derto  tenian  tiempo 
para  volverse: 

16  Empero  deseaban  la  meter,  «a  4 
saber,  la  celestial ;  por  lo  cual  Dios  no  ae 
aveigaenza  de  llamarse  Dios  de  dktst; 
porque  les  habla  aporcado  ciudad  r. 

17  Por  fó  ofifcoió  Abraliam  4  Isaac», 
cuando  ftié  ptobado;  y  ofireda  al  uni- 
génito el  que  habla  redUdo  las  pco- 

18  Habiéndole  sido  dicho:  En  Isaac 
te  seiá  llamada  simiente': 

19  Pensando  que  aun  de  los  mnertna 
es  Dios  poderoso  para  levantar ;  de 
donde  también  lo  vdvió  á  redfair  posr 
figura. 

80  Por  fó  hendió  Isaac  á  Jacob  y  á 
Esarf  respecto  á  cosas  qua  faaUaa  de 
ser«. 

81  Por  ft,  Jaoob  moriéndose,  bendQo 
á  cada  uno  de  los  14jos  de  José*;  y 
adoró  estribcuido  sobre  la  punto  de  su 
bordón*. 

88  Por  fó,  José  muziéndoae,  se  aeordó 
de  la  partida  de  los  h^os  de  Ismél ;  y 
dio  mandamiento  acerca  de  sus  hue- 
sos jr. 

83  Por  fó,  Moisés  nacido,  fué  asean- 
dido  de  sus  padres  por  tres  mssrs,  por- 
que lo  vieron  hermoso  nifio';  y  no 
temieron  el  mandamiento  dd  rey*. 

S4  Por  fó,  Moisés  hecho  ya  grñde, 
recusó  ser  llamado  h^o  de  la  b^a  de 
Faraón  i; 

86  Esd^ende  antes  ser  afligido  con 
el  pueblo  de  Dios,  que  gozar  de  eomo- 
didades  temporales  de  p«ado«: 

96  Teniendo  por  mayores  xiqnaas  d 
vituperio  de  Cristo^  que  los  tesoros  de 
los  Egipcios ;  porque  miraba  á  la  rama- 
nerackm«. 

97  Por  fó  dejó  á  Egipto  no  tenaiOBdo  la 
ira  dd  ny/i  porque  se  sostuvo  como 
viendo  al  invisibles. 

98  Por  fó  celebró  la  pascua  y  d  der- 
ramamiento de  la  sangre*,  pasa  qoe 
el  que  mataba  los  prinMgénltas,  no  les 
tofiase. 

98  Por  fó  pasaron  d  mar  T\t  i  unja 
como  por  tierra  seca;  lo  cual  psobaide 
los  EjKipdos,  fueron  sumergidos*. 

80  Por  fó  cayeron  les  mures  de  Jctfaó 
con  rodearlos  siete  dias  A. 

81  Por  fó  Raab  la  ramora  no  psredéi 
Juntamente  con  los  incrédulos,  h^Mf^ 
recibido  las  esptas  eco  paz». 

89  ¿Y  qué  mas  digo  ?  poraue  d  tienno 
me  fisltvá  coatando  die  Oodeon*,  de 
Barac*,  de  Sanason^,  de  Jepter,  dt 
David*-,  de  Samad«,  y  de  los 


{Qaa.U.S, 
yl8Ll.9L 


<Gsa.8L 
1.8. 

*BaL4.n. 


•aeB.aj7. 

101.4.17. 


'Osa-CI. 
lCr.a.U. 
Bd.a9il8. 
11W.1U. 


I 


tSx.S.8. 

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'G«.as.i. 

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tOsB.a.u. 


*Oaa.r.     > 
S.4QL 

•Osa.  48. 
1^801 

•a«.47. 


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18. 

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tJmm.SLl 


A.D.M. 


HEBREOS,  XII,  2an. 


A.I>.«4. 


'Dft.6.9S. 

•SBey.Mfl. 
■aB0y^.7. 


r  1  B«]r.  17, 
SX 
SBey.  i. 

ss,a8. 

«Jer.9l>.S. 


•  vw.  2. 


t  G*.  4. 8. 4. 
8  TL 1.  la 

ec«p.iajs. 


•100.9.24. 


»LiLa4.8S. 


83  Que  por  tí  ganaron  rdnoa,  obraron 
jiutícU,  alcanzaron  promesas,  taparon 
las  bocas  de  leones', 

34  Apagaron  ñiegos  impetuosos*,  evi- 
taron filo  de  cuchillo  »,  convalecieron  de 
enfermedades',  fueron  hechos  fuertes 
en  batallas,  trastornaron  campos  de  «>•• 
migo*  estraSos. 

35  Las  mi^^eres  recibieron  sus  muertos 

Sor  resurrección  9 :  unos  fueron  estira- 
os, no  aceptando  el  rescate  para  ganar 
m^lor  resurrección : 

8o  Otros  experimentaron  Titnperios.  ; 
azotes ;  j  &  mas  de  esto  prisiones  j  cár- 
celes*. 

87  Fueron  apedreados,  aserrados,  ten- 
tados, muertos  á  cuchillo;  anduHeron 
de  acÁ  para  allá  oMertoa  de  pieles  de 
ovejas  j  de  cabras,  pobres,  angustiados, 
maltratados ; 

88  De  los  cuales  el  mundo  no  era 
digno:  perdidos  por  los  desiertos,  por 
ios  montes,  por  las  cuevas  y  por  las 
cavernas  de  la  tierra. 

80  Y  todos  estos,  aprobados  por  tes- 
timonio de  la  fia  a,  no  recibieron  la  pro- 
mesa: 

40  Proveyendo  Dios  alguna  cosa  m^or 

Kra  nosotros  b,  para  que  no  fuesen  per- 
icionadoB*  sin  nosotros. 

CAPITULO  XII. 

jrsMHoloa  eon  d  «jtmflo  d«  Jetu-Oritlo  á 
tvfñr  eon  fartáUta  Uu  aflieeiotie$,  y  d  sar 
obkUenU»  á  la  ley  dd  Btñor. 

POR  tanto  nosotros  también,  teniendo 
en  derredor  nuestro  una  tan  grande 
nube  de  testigos,  d^ando  todo  el  peso 
del  pecado  que  nos  rodea,  corramos 
con  paciencia  la  carrera  que  nos  es 
propuesta  «, 

B  ruestos  los  ojos  en  el  autor  y  consu- 
mador de  la  fié,  m  Jesús ;  el  cual,  habi- 
éndole sido  propuesto  gozo,  sufrió  la 
cruz,  menospreciando  la  vergüenza,  y 
sentóse  á  la  diestra  del  trono  de  Dios  i. 
3  Reducid  pues  muekat  vecu  k  vuestro 
pensamiento  á  aquel  que  sufiñó  tal  con- 
tradicción de  posadores  contra  sí  mis- 
mo, porque  no  os  fatlguds  en  vuestros 
ánimos  desmayando. 
I  4  ^  Que  aun  no  habéis  resistido  hasta 
la  sangre*,  combatiendo  contra  el  pe- 
cado; 

5  Y  estáis  ya  olvidados  de  la  exhorta- 
ción oue  como  con  h^os  habla  con  vos- 
otros a,  áiciendo:  H|jo  mió,  no  menos- 
precies el  castigo  del  denor,  ni  desmayes 
cuando  eres  de  é\  reprendido : 

6  Porque  el  Seflor  al  que  ama  casti- 

fa  «,  y  azota  á  cualquiera  que  recibe  por 
ijo. 

7  Si  sufrís  el  castigo.  Dios  se  os  nre- 
senta  como  á  h^os ;  porque  ¿  qué  nijo 
es  aaud  á  quien  el  padre  no  castiga/  ? 

8  nfas  si  estáis  niera  del  castigo,  del 
cual  todos   loa  hijot  han  sido   hechos 

Earticipantes,  luego  sois  bastardos,  y  no 
ijos. 

9  Por  otra  parte,  tuvimos  por  castiga- 
dores á  los  padres  de  nuestra  carne,  y 
los  reverenciábamos ;  ^  por  qué  no  obe- 
deceremos mucho  m^or  al  Padre  de 

ff  Ka.  18. 33.  los  npíritusf,  y  viviremos  ? 
E&  12.  9.  10  Y  ai|uel!os,  á  la  verdad,  por  pocos 
dias  nos  castigaban  como  á  ellos  les 
parecía ;  mas  este  para  lo  que  noa  es 
provechoso,  para  que  recibamos  su  san- 
tificación. 
11  Es  verdad  que  ningún  castigo  al 
k  fUl  119  preorate  parece  ser  cau$a  de  gozo,  sino 
^rai.  uv.  jp  tristeza ;  mas  después  da  fruto  *  apa 
la.'  33. 17.  ^^^^^  ^c  Justicia  á  los  que  en  él  son  «ger' 
8aat*.3.18.   citados. 


■Oap.10.8X 


d  Pr.  8. 11, 


■  Ap.8.19. 


/Pr.18.94. 


18  Por  lo  cual  alzad  las  manos  caldas, 
y  las  rodillas  parwliaadas  •' ; 

13  Y  haced  derechos  pasos  á  vuestros 

{>lés*,  poique  lo  mu  u  oojo  no  salga 
uenk  dé  camino ;  antes  sea  sanado. 

14  Seguid  la  paz  con  todos  I,  v  la  san- 
tidad, sin  la  cual  nadie  verá  al  Se- 
ñor*»: 

15  Mirando  bien  que  ninguno  se  a- 
parte  de  la  gracia  de  Dios,  que  ningu- 
na raiz  de  amargara  brotando  os  im- 
pida», y  por  ella  muchos  sean  contami< 
nados; 

16  Que  ninguno  sea  fbmlcario*,  ó 
profano,  como  Esad,  que  por  una  vi- 
anda vendió  su  primogenitura'. 

17  Porque  ya  sabds  que  aun  después, 
deseando  heredar  la  bendición,  fué  re- 
probado ;  que  no  halló  lugar  de  arre- 
pentimiento, aunque  la  procuró  con 
lágrimas  f. 

18  ^  Porque  no  os  habéis  llegado  al 
monte  que  se  podía  tocar  r,  y  al  fuego 
encendido,  y  al  turbión,  y  á  la  oaouri- 
dad,  y  á  la  tempestad  «, 

19  Y  al  sonido  de  la  trompeta,  y  á  la 
voz  de  las  palabras',  la  cual  los  que 
la  oyeron  rogaron  que  no  se  les  hablase 
mas»: 

80  ( Porque  no  podían  tolerar  lo  que  se 
mandaba:  Si  bestia  tocare  al  monte, 
será  apedreada,  ó  pasada  con  dardo  * : 

91  \  tan  terrible  cosa  era  lo  que  se 
vela,  que  Moisés  dijo :  Estoy  asombrado 
y  temblando.) 

89  Mas  os  habéis  libado  al  monte  de 
Sion,  y  á  la  ciudad  del  Dios  vivo*.  Je- 
rusalem  la  celestial,  v  á  la  coropalua  de 
mucho*  millares  de  angelesjr, 

83  Y  á  la  congregación  de  loa  pri- 
mogénitos* que  esUin  alistados  en  los 
cielos,  y  á  Dios,  el  Juez  de  todos  a,  y 
á  los  espíritus  de  los  Justos,  j/a  per- 
fectos b; 

84  Y  á  Jesús,  el  Mediador  del  nuevo 
testamento  c;  y  á  la  sangre  del  espar- 
cimiento ^  que  habla  mejor  que  la  de 
Abel '. 

95  Mirad  que  no  desechéis  al  que 
habla.  Pon|ue  si  aquellas  no  escapa- 
ron que  desecharon  al  que  hablaba  en 
la  tierra/,  mucho  menos  eaeaparimot 
nosotros,  si  desecháremos  al  que  no» 
habla  de  los  cielos : 

96  La  voz  del  cual  entonces  conmovió 
la  tierra ;  mas  ahora  ha  denunciado 
diciendo:  Aun  una  vez,  y  yo  conmo- 
veré no  solamente  la  tierra,  mas  aun 
el  délo;. 

97  Y  este  decir :  Aun  una  vez,  declara 
la  mudanza  de  las  cosas  movibles,  como 
de  cosas  hechas,  para  que  quedien  las 
que  son  firmes. 

88  Así  que  tomando  el  reino  inmóvil, 
retengamos  la  gracia  por  la  cual  sirva- 
mos á  Dios  agradánoole  con  temor  y 
reverenda. 

99  Poroue  nuestro  Dios  ea  fuqp»  con- 
sumidor •. 

CAPITULO  XIIL 

Kahártale»  al  rjtreitio  da  loa  vitiiuka  eriati' 
ana«,  y  A  que  no  m  d^Jen  Bevar  da  diparnaa 
y  eitrañaa  doctrinaa,  y  eoncluy*  aneoman- 
aándtioa  al  Btñor. 

PERMANEZCA    el    amor    flrater- 
nal«. 
9  No  oMdds  U  hospitalidad  k ;  por- 
que por  esta  algunos,  sin  saberlo,  hos- 
pedaron ángeles. 

3  Acordaos  de  los  presos «,  como  vn- 
sos  Juntamente  con  ellos ;  y  de  los  afligi- 
dos, como  que  también  vosotros  mismos 
sois  del  cuerpo. 

4  Honroso  ea  en  todos  el  matrimonio  ', 

:  — 


<Is.88.S. 
k  Pr.  4. 98. 

(Bal.  84. 14. 

••Mat.S.8L 
Xf.8.a. 

«De.  a».  18. 
•100.8. 18. 

l>G«n.SB. 
38,84. 


'6*8.87. 

84. 
'-¿.19.18, 

19. 
*  De.  4.11. 

ID*,  i.  18. 

»De.&2S. 


•  Bz.  19. 18. 
16. 


•Oa.196. 

yiBey.22. 

19. 

*  Ap.  14. 4. 
•Gen.  18. 

3S. 
» 100.15. 49. 

•Cap.  8.8. 
<<lPed.l.S. 
«Gen.  4. 10. 


/Oapa.X 


«Hag.2.6. 


&DS.4.94. 


•Bo.lXlO. 

lPed.t.33. 

1  Juaa  4.7. 
6  Bo.  13. 13. 

1  Ped.  4.  9. 
•Cai>.10JM. 

Mat  35.88. 

Col.  4. 17. 
•t  Pr.  5. 15. 

88. 


A.D.H, 


HIEBBEOS,  XIII. 


"1 


A.B.M. 


•100.6.9. 

/FL4.U, 
U. 

iis.ce.8. 

ffDB.SI.6,8. 

J<w.l.A. 

lCr.S8.90. 
AB«LlU.e. 


<c*p.e.is. 

«Oftp.l.U. 
1X14  14. 
•»0»p.9.10. 


«Le.10.ST. 

•JinuiUJ.7. 
'OapOl.»!^ 

aGftp.11.10. 


Íel  Icebo  eoin/mgat  ún  mancilla; 
1m  finmicaruM  ;  á  los  adiUten»  Juz- 
gaiADlot*. 

5  Sean  laa  cMtninbm  «In  avaricia; 
contentot  de  lo  pietente/;  porque  él 
d^o:    No  te  deñmparan,  ni  te  de- 

6  I>e  tal  manera  qve  dígame*  confia- 
damente :  XI  Sefior  e»  mi  ayudador ;  no 
temeré  lo  que  me  bai4  el  hombre  A. 

7  AconUK»  de  meetios  paitores,  que 
oe  hablaran  la  palabra  de  Diot;  la  t6 
de  los  cuales  imitad,  considerando  cual 
baja  sido  el  áaito  de  su  conducta  •'. 

8  5  Jesu-Criato  e»  el  mismo  ayer,  j 
hoy,  j  por  los  siglos  i^. 

9  Mo  seáis  Uerados  de  acá  para  allá 
por  doctrinas  diversas  7  estiafias  t  •  por- 
que  buena  cosa  es  afirmar  el  corazón 
en  la  gracia,  no  en  viandas  «,  que  nim- 
ca  aprovecharon  á  los  que  anduvieron 
en  ellas. 

10  Tenemos  un  altar,  del  cual  no  ti- 
enen fiuniltad  de  comer  los  que  sirven 
al  tabernáculo. 

11  Porque  los  cuerpos  de  aquellos  ani- 
males, la  sangre  de  los  cuales  es  me- 
tida por  el  pecado  en  tA  santuario  por 
el  pontífice,  son  quemados  fuera  del 
real*. 

IS  Por  lo  cual  también  Jesús,  para  san- 
iificar  ti  pueblo  por  «u  profila  sangre, 
padeció  ftiera  de  la  puerta*. 

18  Salgamos  pues  a  él  fuera  del  zeel, 
llevando  su  vituperio j>. 

14  Porque  no  tenemos  aquí  ciudad 
permaneciente,  mas  buscamos  la  por- 
venir f. 

15  Asi  que  aficezcamos  por  medio  de 
él  á  Dios  siempre  saertfioo  de  alaban- 


za r,  es  á  saber,  frute  de  laUoa*  que 
confiesen  á  su  nombre. 

16  Y  de  hacer  bien  y  de  la  comunica- 
ción no  os  olvidéis  <:  porque  de  tales 
sacrificios  se  agrada  Dios  «. 

17  5  Obedeoed  á  vuestros  pastorea,  j 
sujetaos  á  ellos*;  porque  ellos  velan 
fax   vuestras    almas ',    oomo    aquellos 

Íne  han   de  dar  cuenta,  para  que  lo 
agan  con  al^gria,  j  no  gimiendo;  por- 
que esto  no  es  es  dtlL 

18  Orad  por  nosotnsf :  porque  ocmfia- 
mos  que  tenemos  buena  conciencia*, 
descando  de  conversar  liien  en  todo. 

19  Y  mas  os  ruego  que  lo  hagáis  así, 
para  que  yo  os  sea  mas  presto  restitu- 
ido. 

90  ^  Y  d  Dios  de  paz«  que  sacd  de  los 
muertos  á  nuestro  Sellor  Jesu-Cristo, 
el  Gran  Pastor  b  de  las  ovejas,  por  la 
sangre  del  testamento  eterno*, 

SI  Os  haga  aptos  en  toda  obra  buena 
para  que  hagáis  su  voluntad  d,  haciendo 
el  en  vosotros  lo  que  es  agiádable  de- 
lante de  él '  por  Jesu-Cristo;  al  cual  es 
gloria  por  siglos  de  siglos.    Amen. 

88  ^  Ampero  os  ru^o,  hermanos,  que 
soportéis  ata  palabra  de  exhortación, 
que  os  he  escrito  en  breve. 

83  Sabed  que  nuestro  hermano  Timo- 
teo está  suelto,  con  el  cual,  ri  viniere 
mas  presto,  os  iré  á  ver. 

84  Saludad  á  todos  vuestros  pastores/, 
5  á  todos  los  santos.  Los  de  Italia  os 
saludan. 

85  La  gracia  sea  con  todos  vosotros. 
Amen. 

Fué  escrita  á  los  Hebreos  desde  Italia 
con  Timoteo. 


I 
•'Eti.ao.  I 

irM.X5. 
•01.14.1.    I 
CBS.11U.  ' 

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1S.U. 

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»  Jasa  10.    ; 

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10.         . 


/Kr.7,17. 


A.lKdr.eo. 


•H0cb.lS. 

13. 

Gikl.19. 
»H«rluae.7. 
«Jafta7.8&. 

1  Ped.  1. 1. 

«K«t.5.U. 

lPed.4. 

19,16. 
•fio.S.8. 
/Lo.  21. 19. 

'Pr.a.8,8. 

1  Ibt.  7.  7, 
ote. 


i  Ap.  8.  9. 
I  H  40. 6. 


■J»b5.17. 

•3X1.  A.& 

Ap.  2.ia 


•  Job  15.  86. 

8«1.  7.14. 
PBo.6.21. 

28. 

tJuii8.37. 
''1BIU15.99. 

IUL8.6. 

'JlMBl.lS. 

IPed.!.». 
i  Jar.  I  8. 

A^14.4 
•Pr.l7.a7. 

So.  &  1.a. 
•Pr.l&  SX 

Bo.  7.  ». 


LA  EPÍSTOLA  ÜNIVEESAL 


DS 


SANTIAGO. 


CAPITULO  I. 
Dt  ta  vUUdad  de  la»  trilmUuiom»$  f  y  como 
ta  poúimteia  tamlnet  t  to  ftrfeetiem.  De- 
b*mo$  orar  eon  fi.  rteOñr  eom  mantadm»- 
Ira  ta  éUvima  jxuaíra,  reprimir  la  lengua, 
aetetir  4  loe  afligido»,  y  huir  ád  eefbritu 
dd  memáo. 

JACOBO  «,  sierro  de  Dio*  y  del  Señor 
Je«n-Oxlsto,  &  lu  doce  tribus  &  que 
estto  esparcidas',  salud. 

9  5  Hermanos  mios,  tened  por  sumo 
goKo  cuando  cajereb  en  diversas  ten- 
taciones ^ ; 

3  Sabiendo  que  la  prueba  de  ruestra  fiS 
obra  paciencia*. 

4  Mas  tenga  la  paciencia  perfecta  «u 
obra/,  para  que  seáis  perfectos  y  ca- 
bales, sin  faltar  en  alguna  cosa. 

6  Y  si  alguno  de  vosotros  tiene  fitlta 
de  sabiduría,  dem&ndela  á  Dios;,  el 
cual  la  dá  4  todos  abundantemente,  y 
no  zahiere;  y  le  será  dada  A. 

6  Pero  pida  en  fia,  no  dudando  nadaí-. 
porque  el  que  duda,  es  semcjlante  á  la 
onda  del  mar,  que  es  movida  del  viento, 
y  echada  de  una  parte  á  otra. 

7  No  piense  pues  el  tal  hombre  que 
recibirá  ninguna  oosa  del  Befior. 

8  El  hombre  de  doblado  ánimo,  es  in- 
constante en  todos  sus  caminos. 

9  El  hermano  que  es  de  bi^a  sueite, 
gloríese  en  su  alteu*: 

10  Mas  el  que  es  rico,  en  su  bajeza: 
porque  él  se  pasará  como  la  flor  de  la 
yerba'. 

11  Porque  salido  el  sol  con  ardor,  la 
yerba  se  secó,  y  su  flor  se  cayó,  y  pere- 
ció su  hermosa  apariencia :  así  también 
se  marchitará  el  rico  en  todos  sus  ca- 
minos. 

18  Bienaventurado  el  varón  que  snfire 
la  tentación  m;  porque  cuando  fuere 
probado,  recibirá  la  corona  de  vida», 
que  Dios  ha  prometido  á  los  que  le 
aman. 

13  ^  Cuando  alguno  es  tentado,  no 
diga  que  es  tentado  de  Dios;  porque 
DuM  no  puede  ser  tentado  de  los  malos, 
ni  él  tienta  á  alguno : 

14  Sino  que  cada  uno  es  tentado,  cu- 
ando de  su  propia  concupiscencia  es 
atraído,  y  cebado. 

15  V  la  concupiscencia,  después  que 
ha  concebido,  pare  al  pecado  o;  y  el 
pecado,  siendo  cumplido»  engendra  mu- 
ertcj>. 

16  Amados  hermanos  mios,  no  erréis. 

17  Toda  buena  dádiva,  y  todo  don  per- 
fecto es  de  lo  altof,  que  desciende  del 
Padre  de  laa  luces,  en  el  cual  no  hay 
muduiza,  ni  sombra  de  variaoionr. 

13  Él  de  su  voluntad  nos  ha  engen- 
drado por  la  palabra  de  verdad*,  para 
que  seamos  prunioias  de  sus  criaturas'. 

19  4  Por  esto,  mis  amados  hermanos, 
todo  nombre  sea  pronto  para  oir,  tardío 
pan  hablar  •,  tardío  para  airane* : 


80  Porque  la  ira  del  hombre  no  obra 
la  justicia  de  Dios. 

81  Por  lo  cual,  deiando  toda  inmun- 
dicia, y  superfluidad  de  m^ioia*,  re- 
cibid con  mansedumbre  la  palabra  in- 
gerida en  voaotroe,  la  cual  puede  hacer 
salvas  vuestras  almas. 

88  Mas  sed  hacedores  de  la  palabra,  y 
no  tan  solamente  oidores  r,  engañán- 
doos 4  vosotros  mismos. 

88  Porque  si  alguno  oye  la  palabra,  y 
no  la  pone  por  obra,  este  tal  es  seme- 
jante al  hombre  que  oonsidera  en  un 
esp^o  su  rostro  natural: 

84  Porque  él  se  consideró  á  sí  mismo, 
y  se  fué,  7  luego  se  olvidó  que  tal  era. 

85  Mas  el  que  hubiese  mirado  en  la 
ley  de  perfecta  libertad',  y  perseverado 
«*  e/to,  no  siendo  oidor  olvidadizo,  sino 
hacedor  de  la  obra,  este  tal  será  bien- 
aventurado en  su  hecho*. 

86  Si  alguno  piensa  ser  religioso  entre 
vosotros,  y  no  refrena  su  lengua  b,  sino 
engañando  su  corazón,  la  religión  del 
tal  es  vana. 

87  La  religión  pura  y  sin  mácula  de- 
lante de  Dios  y  Padre  es  está:  Visitar 
los  huérfanos  y  las  viudas  en  sus  tribu- 
laciones*, y  guardarse  sin  mancha  de 
este  mundo  rf. 

CAPITULO  II. 

Advierte  el  opMoI  que  la  aeepeiom  de  per- 
•oMos  no  ee  compone  bien  eonia/t  de  Jen- 
Críelo  t  y  que  ta  fi  «tn  moafrara*  por  loe 
cbrae  bnenae,  ee  una  /t  ntmerta,  eem^ni» 
á  «n  cuerpo  n'«  eepírttu, 

HERMANOS  mios,  no  tengáis  la  fé 
de  nuestro  Señor  Jesu-Cristo  glo- 
rioso en  acepción  de  personas  •. 

8  Porque  si  en  vuestra  congregación 
entra  un  hombre  con  anillo  de  oro,  y 
de  preciosa  ropa,  y  también  entra  un 
pobre  con  vestidura  vil, 

8  Y  tuviereis  respeto  al  que  trae  la 
vestidura  preciosa,  y  le  dijOTeis:  Sién- 
tate til  aquí  en  buen  lugar:  y  d^éreia 
al  pobre :  Estáte  tü  allí  en  pie ;  ó  sién- 
tate aquí  debajo  de  mi  estrado : 

4  ¿  No  Jugáis  en  vosotros  mismos,  y 
venís  4  ser  jueces  de  pensamientos  ma- 
los? 

5  Hermanos  mios  amados,  oid :  ¿  No 
ha  elegido  Dios  los  pobres  de  este 
mundol,  ricos  en  fé*,  y  herederos  del 
reino  míe  ha  prometido  á  los  que  le 
araand? 

6  Mas  Tosotroa  habéis  afrentado  al 
pobre.  ¿  No  os  oprimen  los  ricos,  y  os 
arrastran  á  los  Juzgados  ? 

7  é  No  blasfeman  ellos  el  buen  nombre 
de  que  os  llamáis  ? 

8  oi  en  verdad  cumplís  vosotros  la  ley 
real  conforme  á  la  Escritura :  Amarás 
á  tu  prójimo  como  á  tí  mismo *;  bien 


9  Mas  si  hacéis  aoepdon  de  penooas, 

— — - 


A.D.clr.80. 


«CoL8.8,8. 

iFta.% 

1,2. 


'Hat  7. 21. 


•  Gap.  8. 18. 

"La.  «.47. 

ele. 

Jasa  18.17. 
»8sl.  84.18. 

y  89.1. 
•IS.1.U, 

17. 

y56.6,7. 
411o.  18l  2. 

1  Joan  a. 

15,16. 


«  Pr.  38.  21. 


» Ido.  1.26, 
28 

•  Ap.  9. 0. 
iln.V2.Sa. 


•Le.  19. 18. 


A.  D.  dr.  0a 


SANTIAGO,  in,  lY. 


A.  D.  dr.  «L 


/DkSr.  96. 


f  li.  90.  U, 
14. 


i  Oftp.  1. 9S. 


<Fr.91.U. 
*Mat7.98. 


(1JIIM& 

18. 


**C«i».S.lS. 


•  9Gr.  90. 7. 
U41.8. 


•  0«a.  22. 9, 
12. 

P  Heb.U.17. 


9  Gen.  16. 6. 

»•  20.90.7. 

ls.41.8. 


*  309.7.1, 
etc. 
Heb.U.Sl. 


•  Bo.  Z  90, 
21. 

HKef.B. 

46. 

Pr.90.8. 

Bo.  7. 90. 

1  JvMi  1. 8. 
•Pr.  ia.8. 

d  M.  S9. 9. 


oometeis  peeado,  j  tois  reoonTcnldM  de 
la  ley  como  infractom. 

10  Porque  cualquiera  que  hubiere 
guardado  toda  la  ley,  y  ofendiere  en 
uno  de  lot  mamdamUntMf  ea  hecho  cul- 
pado de  todos/. 

11  Porque  el  que  dijo :  No  oomeleráa 
adulterio,  también  ha  dicho:  No  ma- 
taska  f.  Ahora  bien,  li  no  hubiere* 
cometido  adulterio,  pero  hubieres  ma- 
tado, ya  eres  hecho  tranagresor  de  la 
ley. 

19  Así  hablad,  y  asf  obrad  como  loa 

Sue  habéis  de  ser  Juzgados  por  la  ley 
e  libertad*.  •'  -»         t~ 

13  Porque  Juicio  sin  misericordia  terá 
keeko  con  aquel  que  no  hiciere  miseri- 
cordia':  y  la  miaetioordla  se  gloría  con- 
tra eljuicio. 

14  4  Hermanos  mios,  ¿qvé  aprove- 
ehará  si  alguno  dice  que  tiene  flS,  y  no 
tiene  obras  k?  ¿  Podiá  la  f!«  salvarle  ? 

15  T  d  el  hermano  6  la  hermana  eslAn 
desnudos,  y  tienen  necesidad  del  man- 
tenimiento de  cada  día, 

10  T  alguno  de  Tosotros  les  dice :  Id 
en  paz,  calentaos,  y  hartaos ;  pero  no 
les  diereis  las  cosas  que  son  necesa- 
rias para  el  cuerpo,  ¿  qué  U§  aptore- 
chaxa'? 

17  Así  también  la  fiS,  si  no  tuTicre 
obns,  es  muerta  en  sí  misma. 

18  Pero  alguno  dirá :  Tü  Üenes  fé,  y 
yo  tengo  obras;  mu^trame  tu  fó  sin 
tus  obras,  y  yo  te  mostraré  mi  té  por 
mis  obras». 

19  Tü  crees  que  Dios  es  uno;  bien 
haces :  también  lo*  demonios  creen,  y 
tiemblan  ". 

90  ¿  Mas  quieres  saber,  hombre  vano, 
que  la  fé  sin  las  obras  es  muerta  ? 

91  ¿No  fué  justificado  por  las  obras 
Abraham,  nuestro  padre,  cuando  ofre- 
ció á  su  hijo  Isaac  sobre  el  altar*  ? 

99  ¿  No  Tes  que  la  té  obró  con  sus 
obras,  j  que  la  ft  fíié  peifecta  por  las 
obras;»  f 

93  Y  filé  cumplida  la  Escritura  que 
dice :  Abraham  creyó  á  Dios,  y  le  rué 
imputado  á  justicia  y,  y  fué  llamado 
amigo  de  Dios  r. 

94  Vosotros  veis,  pues,  que  el  hombre 
es  Justificado  por  las  obras,  y  no  sola- 
mente por  la  té. 

95  Asimismo  también  Raab,  la  rame- 
ra, ¿  no  fué  Justificada  por  obras,  cu- 
ando recibió  los  menstüeros,  y  los  echó 
fuera  por  otro  camino*  ? 

96  Porque  como  el  cuerpo  sin  espíritu 
está  muerto,  así  también  la  fé  sin  obras 
es  muerta. 

CAPITULO  III. 
Fieio»  dé  la  Ungua  dMcw/rntado,  y  iV/^ 
reneja  entn  ta  eimteta  lerrema  y  la  eeUt- 
tial, 

HERMANOS  mios,  no  os  hagáis 
muchos  maestros»,  sabiendo  que 
recibiremos  mayor  condenación : 

9  Porque  todos  ofendemos  en  muchas 
cósase.  Si  alguno  no  ofende  en  pala- 
bra, este  es  varón  perfiscto*,  que  tam- 
bién puede  con  freno  gobernar  todo  al 
cuerpo. 

8  Hé  aquí,  nosotros  ponemos  frenos  en 
las  bocas  de  les  caballos  para  que  nos 
obedezcan  if,  y  gobernamos  todo  su  cu- 
erpo. 

4  Mirad  también  las  naves;  aunque 
tan  grandes,  y  llevadas  de  impetuosos 
vientos,  son  gobernadas  oon  un  muy 
pcqnefVo  timón  por  donde  quisiore  el 
que  las  gobierna. 

5  Así  tamMen  la  lengua  es  un  miem- 
bro poqueik),  y  se  gloria  de  grandes 


— «.  Hé  aquí,  un  peqoeUo  faqgo 
¡  cuan  grande  bosque  enciende ! 

6  Y  la  lengua  es  un  friego/,  un  mundo 
de  maldad.  Así  la  lengua  está  puesta 
entre  nuestros  miembroa,  la  cual  con- 
tamina todo  el  cuerpo  ir,  é  iaflanuí  la 
rueda  de  nuestro  nacimiento,  y  «a  in- 
flamada del  infierno*. 

7  Porque  toda  naturaleza  de  bestias,  y 
de  aves,  y  de  serpientes,  y  de  seres  de  la 
mar,  se  doma,  y  es  domada  de  la  natu- 
raleza humana : 

8  Pero  ningún  hombre  puede  domar 
la  lengua,  mu  e»  un  mal  que  no  puede 
ser  refrenado,  llena  de  veneno  mortal  •'. 

9  Con  rila  bendecimos  á  Dios,  y  al 
Padre,  y  con  día  maldecimos  á  los 
hombres,  los  cuales  son  hechos  á  la 
sem^anza  de  Dios*. 

10  De  una  misma  boca  proceden  ben- 
dición y  maldición.  Hermanos  mios, 
no  conviene  que  estas  cosas  sean  así 
hechas. 

11  ¿  Echa  alguna  fuente  por  una  mis- 
ma abertura  agua  dulce  y  amarga  ? 

19  Hermanos  mios,  ¿puede  la  higuera 
producir  aceitunas,  o  la  vid  higos'? 
Así  ninguna  Itaente  puede  haeer  agua 
salada  y  dulce. 

18  ^  ¿  Quién  es  sabio  y  avisado  entre 
vosotros?  muestre  por  buena  conver- 
sación 81M  obras  en  mansedumbre  de 
sabiduría. 

14  Pero  ú  tenéis  envidia  amarga,  y 
contención  en  vuestros  corazones,  no 
os  gloriéis,  ni  seáis  mentirosoe  contra 
la  verdad. 

15  Que  esta  sabiduría  no  es  la  que  des- 
ciende de  lo  alto,  sino  terrena,  animal  ■•. 
diahóUca. 

16  Porque  donde  hay  envidia  y  con- 
tención», atlf  hay  perturtMcion,  y  toda 
obra  perversa. 

17  Mas  la  sabiduría  que  es  de  lo  alto, 
primeramente  es  pura,  después  pacífica, 
modesta,  benigna,  llena  de  míacxloor. 
dia  y  de  buenos  frrutos,  no  jusgadon, 
no  fingida. 

18  Y  el  fruto  de  JnsüHa*  se  alembia 
en  paz  para  aquellos  que  hacen  paz^ 

CAPITULO  IV. 

DiteoréUu  y   otro*  «mím  ftw 

rúwea,  no  refmMdat,     Dt 
mwnutratio»,  y  tomaUrmm  á  la  iV»- 
vidtMia  divina. 

i  W  E  dónde  vienen  las  guerras,  y  los 
U  pleitos  entre  vosotros  ?    ¿  No  son 
de  vuestras  concupiscencias,  lais  cuales 
combaten  en  vuestros  miembros  •  ? 

9  Codiciáis,  y  no  tenéis  h  •  tenéis  envl- 
dia  y  odio,  y  no  podéis  alcanzar;  com- 
batís y  guerreáis,  y  no  tenéis  lo  que 
deseáis,  porque  no  pedís*. 
8  Pedís,  y  no  recibís;   porque  pedís 


•SaLlXl 

yTJLM 

/Pr.  16.1. 


#Mat.U. 

718.  U. 
*lCat.$.a 


rflaL140.fc 
Bo.t.13. 


l.S 


(Mat.7.9S^ 


"•10S.S.IÍ 
•lCk&& 


•BsklSJl. 

íPr.lLli 

lULi.%. 


•irMii]. 

ilJiait 

1& 
«Kst?. 

7.6. 
rfljasai. 

14. 


mal  ^,  para  gastar  en  vuestros  ddeites. 

4  Adúlteros  y  adilltetas,  ¿no  aabeisLa/v  su. 
que  la  amistad  del  mundo  es  enemistad 
con  Dios  «  ?  Cualquiera,  pues,  que  qui- 
siere ser  amigo  del  mundo,  se  consti- 
tuye enemigo  de  Dios/. 

6  i  Pensáis  que  la  Escritura  dke  sin 
causas  El  espíritu  que  mota  en  nos- 
otros codicia  para  envidiaf  ? 

O  Mas  él  da  mayor  grada.  Por  esto 
él  dice :  Dios  resiste  á  los  soberbios,  y 
da  gracia  á  los  humildes  *. 

7  Someteos  pues  &  Dios:  icslsüd  al 
diablo  •',  y  de  rosotros  buiriL 

8  Aliemos  &  Dios,  y  él  se  aOegaii  i 
vosotros^.  Pecadores,  limpiad  las  ms- 
nos  < ;  y  vototrw  de  doblado  ánino, 
purificad  los  corazones  *.  * 

1»  Afligios,  y  lamentad,  y  llorad.  Vm- 


JL  D.  dr.  ML 


SANTIAGO,  V. 


A,  D.  dr.  ea 


■Fr.  aOLltt. 

MAt.-2S.13. 

lPed.6.6. 
•lPod.S.1. 
r  Mat.  7. 1. 

IO0.Í.S. 


«BO.U.Í. 

'  Pr. «.  1- 

•JobT.r.í. 
tlCo.i.U. 

«Lo.  12. 47. 


«Mate.  90. 
■Bo.a.fi. 


<iJo1>9i.lO, 
IL 

Jer.  S3.  13. 
1UL3.& 

•Si.SS.3r. 
/Lii.lfi.1», 
36. 


tn  risa  ae  conviarta  en  limo,  y  vuestro 
gomen  tristeía. 

10  HiimiUáot  delante  del  Setk»,  y  él 
os  eMalzaii&». 

11  ^  Hennanok,  no  murmureU  lot 
vno*  de  loe  otro**.  £1  que  murmura 
del  hermano,  y  Juzoa  &  su  hermano j>, 
este  tai  murmura  de  la  ley,  y  juzga  á 
la  Iqr :  pero  si  tii  Juzgas  á  la  ley,  no 
CTCs  snardador  de  la  In,  sino  Juex. 

18  Uno  es  d  dador  de  la  ley,  que  puede 
•tí»ar,  y  perder:  ¿quién  eres  ni»  que 
Juxgas  &  otro  ? 

18  Y  Ea  ahora,  los  que  dech:  Hoy  y 
maflana  iremos  á  tal  ciudad,  y  estare- 
mos allá  un  afio,  y  compraremos  mer- 
cadería, y  ganaremos : 

14  T  no  sabéis  lo  que  ser&  maflana  r. 
Porque  ¿qué  es  vuestra  vida?  Cier- 
tamente es  un  vapor  que  se  aparece  por 
un  poco  de  tiempo,  y  después  se  ^- 
vaneoe*. 

15  En  lugar  de  lo  cual  detierfais  decir: 
8i  el  Sefkir  quisiere/,  y  si  viviéremos, 
haremos  esto  o  aquello. 

10  Mas  ahora  oí  Jactáis  en  vuestras 
soberbias.  Toda  Jactancia  semejante  es 
mala. 

17  El  pecado  pues  está  en  aquel  que 
sabe  hacer  lo  bueno,  y  no  lo  haoe  «. 

CAPITULO  V. 

Dd  tevtro  ««Mgo  qtu  recibirán  loi  rico»  ava- 
rüntoa  y  opretcm  de  lo*  pobre*.  D«  la 
paeitmeia  en  Uu  eMeeione*.  Na  ¿lebemo* 
jurar  m  vamo.  D»  ta  eJUaeia  de  ¡a  ora- 
Otón. 

EA  ya  ahora,  oh  ricos,  llorad  ahu- 
llando  por  vuestras  miserias  que  os 
vendrán*. 

2  Vuestras  ziquesas  están  podridas; 
vuestras  ropas  están  comidas  de  po- 
Ullafc.  *^ 

8  Vuestro  oro  y  plata  están  corrom- 
pidos de  orin,  y  su  oiin  os  será  en  tes- 
timonio, y  comerá  del  todo  vuestras 
carnes  como  fliego.  Os  habéis  allegado 
tesoro  para  en  los  postreros  dias  «. 

4  Hé  aquí,  el  Jornal  de  los  obreros  que 
han  serado  vuestras  tierras,  el  cual  por 
engallo  no  les  ha  sido  pagado  de  vos- 
otros, clamad;  y  los  clamores  de  los 
que  hablan  segado,  han  entrado  en  los 
oidos  del  Señor  de  los  ^ércitos  «. 

6  Habéis  vivido  en  deleites  sobre  la 
tierra,  y  sido  disolutos/;  habéis  cebado 
vuestros  corazones  como  en  el  día  de 
sacrificios.  | 


8  Halléis  condenado  y  muerto  al  Justo ; 
y  él  no  os  resiste  g. 

7  ^  Pues,  hermanos,  tened  paciencia 
hasta  la  venida  del  Sefknr.  Mirad  como 
el  labrador  espera  el  precioso  fruto  de 
la  tierra,  aguardando  con  paciencia, 
hasta  que  reciba  la  lluvia  temprana  y 
tardía*. 

8  Tened  también  vosotros  paciencia: 
confirmad  vuestros  corazones;  poique 
la  venida  del  Se&or  se  acerca '. 

9  Hermanos,  no  os  qu^eis  unos  con- 
tra  otros,  pon]ue  no  seáis  condenados : 
Hé  aquí,  el  Juez  está  delante  de  la  pu- 
erta *. 

10  Hermanos  míos,  tomad  por  dem- 
pío  de  aflicción,  y  de  paciencia,  a  los 
proíbtas  que  hablaron  en  nomtoe  del 
Señor. 

11  Hé  aquí,  tenemos  por  bienaventu- 
rados á  los  que  sufren.  Habéis  oido  la 
paciencia  de  Job  i,  y  habéis  visto  el  fin 
del  Señor  "•,  que  el  Señor  es  muy  mise- 
ricordioso y  piadoso. 

12  Mas  sobre  todo,  hermanos  mios, 
no  juréis,  ni  por  el  cielo,  ni  por  la 
tierra,  ni  por  otro  cualquier  juramen- 
to»; sino  vuestro  Sí,  sea  Bl,  y  muttro 
No,  tea  No ;  porque  no  caig¿  en  con- 
denación. 

IS  ¿  Está  alguno  entre  vosotros  afliri- 
do  ?  haga  oración.  ¿  Está  alguno  ale- 
gre ?  cantee. 

14  ¿  Está  alguno  enfermo  entre  vos- 
otros p  ?  llame  á  los  ancianos  de  la  igle- 
sia, y  oren  por  él,  ungiéndole  con  aceite 
en  el  nombre  del  Señor  f. 

15  Y  la  oración  de  fé  salvará  al  eníler- 
mo,  y  el  Señor  lo  levantará ;  y  si  estu- 
viere en  pecados*',  le  serán  perdona- 
dos. 

18  Confesaos  vuestras  faltas  unos  á 
otros*,  y  rogad  los  unos  por  los  otros, 
para  que  seáis  sanos  :  qut  la  oración 
eficaz  del  justo  *  puede  mucho. 

17  Elias  era  hombre  sujeto  á  seme- 
jantes pasiones*  que  nosotros,  y  rogé 
con  oración  que  no  lloviese ;  y  no  llovié 
sobre  la  tierra  tres  altos  y  seis  meses  *. 

18  Y  otra  vez  oré,  y  el  cielo  dio  lluvia, 
y  la  tierra  prodigo  su  fruto  «. 

19  Hermanos,  si  alguno  de  entre  vos- 
otros ha  errado  de  la  verdad,  y  alguno 
le  conviniere, 

20  Sepa,  que  el  que  hubiere  hecho  con- 
vertir al  pecador  del  error  de  su  camino, 
salvará  un  alma  de  muerte',  y  cubrirá 
multitud  de  pecados  >. 


'Hal&W. 
k  Os.  U.  14. 

<A^a2.9o. 

h  Mat.  M. 
88. 
Ap^t.». 


I  Job  1.  31. 
"Job  43. 10. 


"Mat.  5, 84. 


•  Bf.  fi.  19. 

'Har.I0.t8. 

<Mar.e.U. 

•- Juan  5. 14. 
lCo.n.80. 

'Ln.17.4. 
t  Job  43.  8. 

«  Hseh.  14. 
15. 

'1  Bey.  17.1. 

« 1  Bey.  18. 
4S. 


y  Jada  28. 
•Pr.10.I3. 


pEOna^v^l  H  Jaa-CriiB,  i  loi 

"ir™  ~I  «}  EMll  t  Shi.,  t)  muí 

'£Sí5 

dej.  ■«£.,  t«<«  1.  jHta,  j  1.  S« 

A.i>.eix 


I.  SAN  PEDRO,  III. 


A.  IX  «a 


*  la. ». !«. 


i8dLU8.SL 
Bo.9.  8S. 


18. 

Bf.  0.8. 

OoLl.13. 

•<0b.2.2S. 

Bo.  9.  95. 

•  Cft^  L  17. 

lCr.9W.lS. 

SaL  119. 19. 

Reb.  11.  IS. 
rS*nt«.  4.1. 


<  Lo.  19.  44. 

'C»p.S.lG. 

M»LS.10. 

■](Ut.9S.21. 
Bo.  U.  1, 7. 


IGA.&18. 

•lCo.7-93. 

'Cap.  1.  93. 
Joan  13.  <5. 
•Pr.J4.2L 
'£f.6.ff. 

etc 
0OL3.2S. 


*V«rf.l&94. 

1Tm.8.S,4. 

•  Otp.  &  18. 

tJvul&l*. 


¿SaLXXn. 
XXXI. 

•Is.53.4, 
etc. 

/Ib.  88.  5,«. 

rSiJ.119. 

1T& 
«Ex.  34. 98. 

Ji»al0.11, 

la. 


•  Ef.  5. 99. 
TU.  2. 4. 5. 


preciow;  y  el  aue  crqjere  en  ella,  no 
será  conmndlUo  A. 

7  EUa  es  poes  honor  á  voaotroe  que 
cxeeb:  nuis  pan  loa  que  no  creen,  la 
piedra  qne  loa  edificadores  reftrobaron, 
esta  filé  necba  la  cabeza  del  ángulo '; 

8  Y  piedra  de  tropiezo,  j  piedra  de 
escándalo*  á  aquellos  que  tropiezan  en 
la  palabra,  y  no  creen  en  aquello  para 
lo  cual  fticron  ordenados'. 

9  Mas  vosotros  sois  Un^  escogido, 
real  sacerdocio,  gente  santa,  pueblo 
adquirido,  para  que  anunciéis  las  Tir> 
tucfes  de  aquel  que  os  ha  llamado  de  las 
tinieblas  á  su  lu»  admirable  » : 

10  Vosotroa,  que  en  el  tiempo  pasado 
no  enrf«  pueblo,  mas  ahora  tvia  pueblo 
de  Dios;  que  en  el  tiempo  pasado  no 
haUals  aloaniado  mk«noonlia,  mas 
ahora  habéis  alcanzado  misericordia». 

11  Y  Amados,  yo  os  ruego,  como  á 
extra^jenis  y  peregrinos»,  os  abstengáis 
de  los  deseos  camales  que  batallan  con> 
tra  el  almap, 

19  Teniendo  mestra  oonTenaclon  ho- 
nesta entre  los  Gentiles;  para  que,  en 
lo  que  ellos  murmuran  de  vawtros  como 
de  malhechores,  glorifiquen  á  Dios  en 
el  dia  de  la  visitación  ',  estimándoos  por 
las  buenas  obras  f. 

13  Sed  pues  sujetos  á  toda  ordenación 
humana*  por  Dios :  ya  sea  al  rey,  como 
á  superior ; 

14  Ya  á  loa  gobernadores,  como  de  él 
enviados  para  venganza  de  los  mal» 
hfchoica,  y  para  loor  de  los  que  hacen 
bien. 

15  Porque  esta  es  la  voluntad  de  Dios, 
que  haciendo  bien,  hagáis  callar  la  ig- 
norancia de  los  hombres  vanos : 

16  Como  libres;  y  no  como  teniendo 
la  libertad  por  cobertura  de  malloia^, 
sino  como  siervos  de  Dios  «. 

17  Honrad  á  todos.  Amad  la  fraterni- 
dad*.   Temed  á  Dios.   Honrad  al  Rey. 

18  ^  Siervos,  sed  sujetos  con  todo 
temor  á  vuestros  amos';  no  solamente 
4  los  bntnaos  y  humanos,  sino  también 
á  los  rigurosos. 

19  Porque  esto  ce  agradable,  si  alguno 
4  causa  de  la  conciencia  delante  de 
Dios,  sufre  molestias  padeciendo  li\jus- 
tamente. 

80  Porque  ¿  qué  gloria  es,  si  pecando 
vosotros  sois  aooftteados,  y  lo  sufrís? 
mas  si  haciendo  bien  sois  afligidos,  y 
lo  Buírfs,  esto  ciertamente  e«  agradable 
delante  de  Dios» 

81  Porque  para  esto  sois  llamados*; 
pues  que  también  Cristo  padecié  por 
nosotros*,  dejándonos  ejemplo,  para  i^ue 
vosotros  slgab  sus  pisadas  b : 

22  El  cual  no  hizo  pecado,  ni  ftié 
hallado  engallo  en  su  boca«: 

88  Quien  cuando  le  maldecían,  no  re- 
tornaba maldición ;  cuando  padecía,  no 
amenazaba,  sino  rtmitia  U  causa  al  que 
Juzgaiustamente  *. 

84  £l  cnai  mismo  Ueró  nuestros  pe- 
cados en  su  cuerpo*  sobre  el  madño, 
para  que  nosotros  siendo  muertos  á  los 
pecados,  vivamos  á  la  justicia :  por  la 
herida  del  cual  habéis  sido  sanados/. 

95  Porque  vosotros  erais  como  ovejas 
descarriarlas;  ¡  mas  ahora  habeb  vuelto 
al  Pastor  y  Obispo  de  vuestras  almas  A. 

CAPITULO  III. 

Da  stiliHlaU»  aPi$ot  A  lof  eaaadoa  e»  mt- 
Uenlari  jf  «citoria  *  totU»  fo*  fdt»  A  la 
taridait  finoetnet'a  de  vida,  $á  la  paeitif 
eia  tn  tat  advtr$idadM,  á  imiUteio»  d$ 
Je$u-Orüto. 

ASIMISMO  vMolra»  mujeres,  sed  su- 
Jetas  4  vuestros  maridos*  ¡  para  que 


también  los  que  no  oreen  á  la  palabra, 
sean  ganados  sin  palabra  por  la  con- 
versación  de  sua  mvgures  b, 

8  Considerando  vuestra  casta  oonw- 
sadon,  que  es  en  temor. 

8  El  «lomo  de  las  cuales  no  sea  «• 
terior  con  encretpamiento  del  cabello, 
y  atavío  da  oro,  ni  en  oompoatura  de 
ropae; 

4  Sino  d  hombre  del  corazón'  que 
está  encubierto,  en  incorruptible  or- 
nato  de  espíritu  agradable,  y  pacífico, 
lo  cual  es  de  grande  estima  delante  de 
Dios. 

5  Porque  así  también  se  ataviaban  en 
el  tiempo  antiguo  aquellas  santas  mu- 
jeres que  esperaban  en  Dios,  siendo 
sujetas  á  sus  maridos ; 

6  Como  Sara  obedecía  á  Abraham, 
llamándole  señor*;  de  la  cual  vosotros 
sois  hechas  hijas,  haciendo  bien,  y  no 
sois  espantadas  de  ningún  pavor/. 

7  Vosotros  también,  maridos,  habitad 
con  ellas  según  ciencia,  dando  honor 
á  la  mujer  como  á  vaso  mas  fiR&gil,  y 
como  á  henderás  Juntamente  de  la 
gracia  de  la  vida;  para  que  vuestras 
oraciones  no  sean  impedidas. 

a  ^  Y  finalmente,  sed  todos  de  un 
mismo  corazón;,  compasivos,  amándoos 
fratemalmeqjte,  misericordiosos,  aten- 
tos: 

9  No  volviendo  nwl  por  mal,  ni  mal- 
dición por  maldición ;  sino  antes  por  el 
contrario  A,  bendiciendo;  sabiendo  que 
vosotros  sois  llamados  para  que  poseáis 
bendición  en  herencia. 

10  Poniue  el  que  quiere  amar  la  vida, 
y  ver  días  buenos,  réfirene  su  lengua  de 
mal,  y  sus  labios  no  hablen  engafio : 

11  Apártese  del  mal,  y  haga  bien ;  bus- 
que la  paz,  y  sígala. 

19  Porque  los  ojos  del  Seflor  es^dn 
sobre  los  Justos,  y  sus  oidos  ateniot  á 
sus  oraciones;  pero  el  rostro  del  Se&or 
ettá  sobre  aquella*  que  hacen  mal  >'. 

18  ¿  Y  quién  es  aquel  que  os  podrá 
dañar,  si  vosotros  seguís  el  bien*  ? 

14  Mas  también  si  alguna  cosa  pade- 
céis por  hacer  bien,  sois  bienaventura- 
dos '.  Por  tanto  no  temáis  por  el  temor 
de  ellos,  ni  seáis  turbados ; 

15  Sino  santificad  al  Señor  Dios  en 
vuestros  corazones"»:  y  ettad  siempre 
aparejados  para  resmnder  con  manse- 
dumbre y  reverencia  á  cada  uno  que 
os  demanda  razón  de  la  esperanza  que 
hay  en  vosotros : 

16  Teniendo  buena  conciencia,  para 
que  en  lo  que  murmuran  de  vosotros 
como  de  malhechores,  sean  confundidos 
los  que  blasfeman  vuestra  buena  con- 
versación en  Cristo  ». 

17  Porque  m^or  es  que  padezcáis  ha- 
ciendo trien,  si  la  voluntad  de  Dios  así 
lo  quiere,  que  haciendo  mal. 

18  Porque  también  Cristo  padeció  una 
vez  por  los  pecados*,  el  justo  por  los 
injustos^,  para  llevamos  á  Dios,  siendo 
á  la  verdad  muerto  en  la  carne,  pero 
vivificado  en  espíritu  9 : 

19  En  el  cual  también  faér  y  predicó 
á  los  espíritus*  que  estaban  en  cárcel ; 

80  Los  cuales  en  otro  tiempo  ftieron 
desobedientes,  cuando  una  vez  esperaba 
la  paciencia  de  Dios  en  los  días  de 
Noe',  cuando  se  aparejaba  el  arca;  en 
la  cual  pocas,  es  á  saber,  ocho  personas 
fueron  salvas  por  agua. 

81  A  la  figura  de  la  cual  el  bautismo 
que  ahora  corresponde  nos  salva,  (no 
quitando  las  inmundicias  de  la  oarae, 
sino  como  demanda  de  uiui  buetu  con- 
ciencia» delante  de  Dios,)  por  la  re- 
surrección de  Jesu-Üristo  • : 


410>.7.1«. 


•ITLZ». 


•G4B.1&1S. 

/VW.14. 


fBo.19.16. 


&  Hat.  6. 44. 


fBsL84.ll. 
*Pr.l«,7. 


l  Gap.  4. 14. 
Mat.fi.  10, 
12. 

••Is.8.19, 
18. 
y  a.  19. 


"Gap.  2. 12. 


•  Osp.  9. 2L 
P20o.fi.2L 

«90D.1S.4. 
•*lit9.17. 
'Osp.  4. 6. 


tGeuuTL 


•Heb.lOL99, 
*0ol.2.19. 

TLS.fi. 


A.  D.  dr.  ea 


I.  SAN  PEDRO,  IV,  V. 


A.  D.  cfr.  6a 


•S£L20, 
SU 


•Ba.«.Si7. 


I300k6.1& 


*10i>.a.U. 


'H6eli.lO. 


'Bo.8.8,ia 

/  Bo.  U.  13. 
«La.  a. 36. 


k  Pr.  10.  IZ 
8ftnt\  6.30. 
•'  Bebí  IS.  S. 
«  FL  8.  li. 


IIto.l3.^8. 
10o.  IS.  i. 


•»  11.48. 10. 
•  8uit*.l.X 

•jn.8.ia 
r  Ba.  8. 17. 
<Qti».8.14. 


as  El  cnal  cftá  á  la  dlcrtra  de  Dios, 
habiendo  subido  al  eido;  estando  á  él 
sigetos  los  ángeles,  y  las  potestades,  j 
Tirtodes«. 

CAPITULO  IV. 
Mah>rta  é  huir  áe  Im  «uadM  «Mos,  9  á  la 
jw^etica  d*  I«  vértadM,  para  atraer  d  la 
fí  á  U»  OmíOui  f  die*  91M  «Minnof  (de- 
traeoM  d$  padecer  per  amor  dt  Oritlo. 

PUES  que  Cristo  ha  padecido  por 
nosotros  en  la  carne,  vosotros  tam- 
bién estad  armados  del  mismo  pensa- 
miento :  que  el  que  lia  padecido  en  la 
carne,  cesó  de  pecado* ; 

S  Para  que  7a  el  tiempo  que  queda  en 
carne,  viva,  no  ¿  las  concupiscencias 
de  los  hombres,  sino  á  la  Tolnntad  de 
Diosb. 

8  Ponine  nos  debe  bastar  que  él  tiempo 
pasado  de  nuestra  Tida  hayamos  hecho 
la  Tolimtad  de  los  Gentiles,  cuando  con- 
Tcrsábamos  en  lascivias,  en  conctt|iis- 
cencías,  en  embriagueces,  en  glotone- 
rías,  en  banquetes,  y  en  abominables 
idolatrías  e. 

4  Y  esto  parece  cosa  ettralia  á  los  que 
os  Tituperan,  que  vosotros  no  corráis 
con  ellos  en  el  mismo  desenfrenamien- 
to de  dlsohicion : 

5  Los  cuales  darán  cuenta  al  que  está 
aparejado  para  Juzgar  loé  vItos  y  los 
muertos  4. 

6  Porque  por  esto  también  ha  sido 
predicado  el  ETangelio  á  los  muertos; 
para  que  sean  Juzgados  en  carne  según 
los  hombres,  y  viran  en  espíritu  sonm 
Dios*. 

7  ^  Mas  el  fin  de  todas  las  cosas  se 
acerca/.  Sed  pues  templados,  y  velad 
en  oración  #. 

8  Y  sobre  todo  tened  entre  vosotros 
ferviente  caridad;  porque  la  Mr*dad 
cubrirá  multitud  de  pecados*. 

9  Hospedaos  amorosamente  los  unos 
á  los  otros  •  sin  murmuraciones  J^. 

10  Cada  uno  según  el  don  que  ha  re- 
cibido, adminístrelo  á  los  otros,  como 
buenos  dispensadores  de  las  diünentes 
gracias  de  Dios'. 

11  Si  alguno  habla,  hable  conforme  á 
las  palabras  de  Dios ;  si  alguno  ministra, 
minUtre  conforme  á  la  v&tud  que  Dios 
administra:  para  que  en  todas  cosas  sea 
Dios  glorificado  por  Jesu-Cristo,  al  cual 
es  gloria  é  imjieno  para  siempre  Jamás. 
Amen. 

IS  ^  Car&imos,  no  os  maravilléis  cuan- 
do sois  examinados  por  fíiego,  lo  cual 
se  hace  para  vuestra  prueba»,  como  si 
alguna  cosa  peregrina  os  aconteciese ; 

13  Antes  bien  gózaos »  en  que  sois  par- 
ticipantes de  las  aflicciones  de  Cristo», 
para  que  también  en  la  revelación  de  su 
gloria  os  gozeis  en  triunfo j>. 

14  Si  sois  vituperados  en  d  nombre  de 
Cristo,  sois  bien  aventurados  t;  parque 
la  gloria  y  el  Espíritu  de  Dios  reposan 
sobre  vosotros.  Cierto  s^iun  ellos  él  es 
blasfemado,  mas  según  vosotros  es  glo- 
rificado. 

15  Así  que  ninguno  de  vosotros  padezca 
como  homicida,  ó  ladrón,  ó  malhechor, 
ó  codicioso  de  los  bienes  isleños. 

16  Pero  si  alguno  es  afligido  como 


Cristiano  %   no   se  aveigttenee;   antes 
glorifique  á  Dios  en  esta  parte. 

17  Porque  es  tiempo  que  el  Jnicio 
comience  de  la  casa  de  Dios* :  y  si  pri- 
mero comienza  por  nosotros,  ¿  qué  será 
el  fin  de  aquellos  que  no  obeoecen  al 
evaneelio  de  Dios  1  ? 

18  Y  si  d  justo  con  dificultad  se  salva, 
^adénde  parecerá  el  infiel  y  el  peca- 
dor*? 

19  T  por  eso  los  que  son  afligidos  segnn 
la  voluntad  de  Dios,  encomi^denle  sus 
almas*,  como  á  fiel  Criador,  haciendo 
bien. 

CAPITULO  V. 
J>á  avíaoe  tahaUíUee  á  loe  «íWjfros  de  la 
Igteeia  /  jr  embarga  é  loe  jf  véate  la  ebedi- 
eaeia  f  la  htmiUad,  exkortamdo  é  todoe  á 
«dar  eoabra  loe  tetUaeiomee  dd  demamio. 

RÜEOO  á  los  ancianos  que  están  entre 
vosotros,  yo  anciano  tambiem  con 
ellos,  y  testigo  de  las  aflicciones  de 
Cristo,  que  soy  también  participante 
de  la  gloria  que  ha  de  ser  revelada  •  ¡ 
8  Apacentad  la  grey  de  Dios  que  está 
entre  vosotros  b,  teniendo  cuidado  de  sIIb, 
no  por  flierza,  sino  voluntariamente» ; 
no  por  ganancia  deshonesta^,  sino  de 
un  ánimo  pronto; 

3  Y  no  como  teniendo  seilorfo*  sobre 
las  heredades  del  Ssior,  sino  siendo  de- 
chados del  rebafio/. 

4  Y  cuando  apareciere  el  Principe  de 
los  pastores;,  vosotros  recibiréis  la  co- 
rona incorruptible  de  gloría  A. 

6  Igualmente,  mancebos,  sed  sajeCoa 
á  los  ancianos:  y  todos  sumisos  unoa  á 
otros',  revestios  de  humildad:  porque 
Dios  resiste  á  los  soberbios,  y  oa  gracia 
á  los  humildes*. 

0  Humillaos  pues  ImOo  la  poderoaa 
mano  de  IMos,  para  que  él  os  ensalce 
cuando  fuere  tiempo': 

7  Echando  toda  vuestra  solicitad  en  él ; 
porque  él  tiene  cuidado  de  vosotros  «. 

8  Sed  templados ",  v  velad  ;  porque 
vuestro  adversario  el  diablo  anda  como 
un  león  bramando  alrededor  de  voa- 
otros  ■,  buscando  á  quien  devore : 

9  Al  cual  resistid;»  firmes  en  la  fiS, 
sabiendo  que  las  mismas  aflicciones  han 
de  ser  cumplidas  en  la  ooropaflía  de 
vuestros  hermanos  que  están  en  ti 
mundo. 

10  ^  Mas  el  Dios  de  toda  grada,  que 
nos  ha  llamado  á  su  ^oria  eterna  por 
Jesu-Cristo,  después  que  hubiereis  un 
poco  de  tiemi)o<  padecido,  él  mismo  os 
perfeccione  •>,  ctmfirme,  corrobore,  y 
establezca. 

11  A  él  sea  gloria,  é  imperio  paxm 
siempre*.    Amen. 

IS  *f  Por  Silvano  t  que  o*  ee,  según 

Ío  pienso,  hermano  fiel,  os  he  escrito 
iievemente,  amonestándoos,  y  tcstifi- 
cando  que  esta  es  la  verdadera  gracia 
de  Dios,  en  la  cual  estáis». 

13  La  igleeia  que  eetá  en  Babilonia», 
Juntamente  elegida  con  vosotros,  os  sa- 
luda, y  Marcos'  mi  h^o. 

14  Saludaos  unos  á  otros  con  daeulo 
de  caridad '.  Paz  jes  con  todos  vos- 
otros los  que  estáis  en  Jesu-Cristo. 
Amen. 


«■Heck-a 

as. 

y  26.38.      ! 

'Kx.9Lfi. 

IC0.II.SL 
Ap.S.1. 


t  Jar.  S6b  31 ,' 
«  Pr.  IL  n. . 


•BaLSLS.  I 


«Oap.LlLi 

íJmbXIJS.  ' 
17.  , 

•10».  «.IT-  > 
'TSf.  L  7.  p 
•]Iat.aOL3l. 

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'BeliLU.aL  ! 
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<flsal*.4.J0.  ' 

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tSCb.1.1» 


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*H«É.a   i 
U.31         i 


A.D.68. 


»I)».4.1. 

<8d.84.lL 


«jMal7.aL 


/ni.  8. 

» 1  co.  O.  as. 

&SMlt*.l.i. 

ílTI.4.7. 

h  1  Tes.  4. 9. 
ilOo.U.1. 


•  JnaD  15. 
2,6. 

•Ap.8.17. 


•  lOo.S.14. 
r  Bo.  19^14. 

rjoaoSLlS. 


liA  SEGUNDA  EPÍSTOLA  ÜNIVEBSAIi 

DK 

SAN  PEDRO  APÓSTOL 


•  M»C  17. 

1,<. 


CAPITULO  I. 

La  mtnurta  fy  lo§  frmdu  imm  neibÜM  dt 
Vid,  ka  d0  aiitmaruo»  á  ategmninto$  He 
umMtra  «oeaeion  e»  partía  y  taatidad  d» 
vida.  Habla  d*  m  «ereama  mmrU,  y  dala 
vtrdaA  d»  la  dotMaa  ád  EvaagOUt. 

SIMÓN  Pedro,  sierro  y  Apdttol  de 
Jcm-Crteto,  á  Im  que  babcia  alcan- 
zado té  Iffnalmente  preciosa  con  nos- 
otro**  en  la  Justicia  de  muctn  Dios  5 
Salvador  Jesn -Cristo : 

9  Gnoia  j  pea  os  sean  mnltipUcadas^ 
en  el  conocimiento  de  Dios,  j  de  noes- 
tro  Seflor  Jesús. 

8  4  Como  todas  las  cosas  que  jwiirae- 
«e»  á  la  Tlda  7  4  la  piedad*  nos  sean 
dadas  de  su  divina  potencia,  por  el  co- 
nocimiento  de  aqud  que  nos  na  llama- 
do por  sn  gloria  7  Tiitnd ; 

4  Por  las  cuales  nos  son  dadas  preeiosas 
7  grandísimas  promesas',  para  que  por 
ellas  íbeaeia  hechos  participantes  de  la 
natnialexa  dirina  «,  habiendo  huido  de 
la  coinipolon  que  está  en  el  mundo  por 
eoncuplscenoia ; 

5  Vosotros  también,  poniendo  toda  dili- 
gencia por  esto  mismo,  mostrad  en  vu- 
estra fé  virtud/,  7  en  la  virtud  ciencia ; 

0  T  en  la  dáaola  templanta;,  7  en  la 
templanza  paciencia  A-  7  en  la  pacien- 
cia temor  a»  Dios'; 

7  Y  en  el  temor  de  Dice,  amor  frater. 
nal  * ;  7  en  el  amor  ftaternai,  oaxidad'. 

8  Porone  si  en  vosotroe  IU17  estas  cosas, 
7  abundan,  no  os  d^arán  estar  ociosos 
ni  estériles  en  el  conocimiento  de  núes- 
tro  8eik>x  Jesu-CriatoM. 

9  Mas  d  que  no  tiene  estas  cosas,  es 
ciego*,  7  anda  tentando  el  camino  con 
la  mano,  habiendo  olvidado  la  purM- 
caelon  de  sus  antiguos  pecados. 

10  Por  lo  cual,  hermanos,  procurad 
tanto  mas  de  hacer  Arme  vuestra  voca- 
ción 7  elección ;  porque  haciendo  estas 
cosas,  no  caeréis  Jamas. 

11  Porque  de  esta  manera  os  será 
abandamtemcnte  administrada  la  entra- 
da en  el  reino  eterno  de  nuestro  Seflor 
7  (Salvador  Jesu-Crtato*. 

15  ^  Por  esto  70  no  d^aré  de  amo- 
nestaros siempre  de  estas  cosas,  aunque 
vosotros  las  sepáis,  7  estds  confirmados 
en  la  verdad  presentej». 

18  Porque  tengo  por  Justo,  en  tanto 
que  esto7  en  este  tabernáculo,  de  inci- 
taros con  amonestación  f ; 

14  Sabiendo  que  brevemente  tengo  de 
d^ar  este  mi  tabernáculo,  como  nuestro 
Sefior  Jcsu-Criato  me  ha  declarador. 

16  También  70  procuraré  con  diligen- 
cia, que  después  de  mi  fUleclmiento, 
vosotros  podáis  siempre  tener  memoria 
da  estas  cosas. 

16  Porque  no  os  hemos  dado  á  conocer 
la  potenoia,  7  la  venida  de  nuestro  Seflor 
Jesu-Cristo,  siguiendo  fibulas  por  arte 
compuestas ;  sino  como  habiendo  con 
nuestros  propias  ojos  visto  tu  nuO^s- 
tad*. 

17  Porque  él  haUa  recibido  de  Dios 


,  rnMN 
Avita  d  Im 


Padre  honra  7  gloria,  cuando  una  tal 
voz  fué  á  él  enviada  de  la  magnifica 
gloria:  Este  es  ei  amado  Hijo  mió,  en 
el  cual  70  me  he  agradado. 

18  T  nosotros  olmos  esta  voz  enviada 
del  cíelo,  cuando  estábamos  Juntamente 
con  él  en  el  monte  santo. 

19  Tenemos  también  la  palabra  pro- 
i^tlca  mas  permanente,  á  la  cual  hacéis 
bien  de  estar  atentos  como  á  una  antor- 
cha  que  alumbra  en  lugar  oscuro,  hasta 
que  el  día  esclarezca,  7  el  Inoero  de  la 
maflana<  salga  en  vuestros  corazones. 

80  Entendiendo  primero  esto,  que  nin- 
gnna  profecía  de  la  Escritura  es  de  par- 
ticular interpretación : 

91  Porque  la  profbela  no  fué  en  los 
tiempos  pasados  traída  por  voluntad 
humana*,  sino  los  santos  hombres  de 
Dios  Iiablaron  siendo  inspirados  del  Es- 
píritu Santo*. 

CAPITULO  II. 
Duerih»  loa  muda»  arfa  de  Im /altos  doettrm 

Jr  de  tut  dUefpuUe,  y  el  «epaiUoeo  y 
ino  eaitigo  que  leu  antenota.    Avut 
>l«l«  que  M  guarden  de  eüoi, 

PERO  hubo  también  falsos  profistas  en 
el  pueblo*,  como  habrá  entre  vos- 
otros &I80S  doctores  fc,  que  introducirán 
encubiertamente  sectas  de  perdición,  7 
negaran  al  Seflor «  que  los  rescató,  a- 
trayendo  sobre  si  mismos  perdición  ace- 
lerada. 

9  T  muchos  seguirán  sus  desarreglos, 
por  los  cuales  el  camino  de  la  verdad 
será  blasfemado: 

8  Y  por  avaricia  harán  mercadería  de 
vosotros  con  palabras  fingidas;  sobre  los 
cuales  la  condenación  7a  de  largo  ti- 
empo no  se  tarda,  7  su  perdición  no 
se  duermen 

4  Porque  si  Dios  no  perdonó  á  ios 
ángeles  que  hablan  pecado';  sino  que 
habi«fndoles  despeflado  en  el  infierno/ 
con  cadenas  de*  oscuridad,  los  eutiegó 
para  ser  reservados  al  juicio  ¡ 

5  Y  <t  no  perdonó  al  inundo  viejo,  mas 
guardó  á  Noé',  octavo  pregonero  de  Jus- 
ticia, trayendo  el  diluvio  sobre  el  mundo 
de  malvados ; 

0  Y  n  condenó  por  destrucción  las 
ciudades  de  Sodoma,  7  de  Gomorra, 
tomándolas  en  ceniza  A,  y  poniéndolas 
por  ejemplo  á  los  que  hablan  de  vivir 
sin  temor  v  reverencia  de  Dios ' ; 

7  Y  libro  al  iusto  LotA,  acosado  por 
la  nefanda  conaucta  de  los  malvados ; 

8  (Porque  este  Justo,  con  ver  v  oir, 
morando  entre  ellos,  afligía  cada  día  su 
alma  Justa  con  los  hechos  de  aquellos 
injustos';) 

9  Sabe  el  Sefior  librar  de  tentación  á 
los  pios»,  y  reservar  á  los  injustos  para 
ser  atormentados  en  el  dia  del  Juicio  •  : 

10  Y  principalmente  aquellos,  que  si- 
guiendo la  carne,  andan  en  concupis- 
cencia é  inmundicia,  y  desprecian  la 
potestad,  atrevidos,  contumaces,  que  no 
temen  decir  mal  de  las  potestades  supe- 
riores o. 


A.  D.  es. 


tAp.2.98. 


•  Ln.  1.  m 

*  Mar.  13.36. 


«  De.  18. 1. 

«te. 
iHeeh.90.29, 

80. 
•  Jada  4. 


¿De.8X». 

'Jada 6^  . 
/Ln.  S.  81. 


'Gen. 7.1,    . 
ete.  * 

lFed.8.90. 


*a«B.19.aft, 
95. 
Jada  7. 

'De.  99.98. 
A  Gen.  19.  U. 


<Ss.9.4. 

**BaL84.16, 
18. 
*Jnda  14,18. 


•  Jada  8.10. 


A.  D.e8. 


n.  SAN  PEDRO,  nL 


^D.as.t 


1>1Tm.&7. 
t  Jada  12. 


•->'n.as.S. 


'  JndalS: 


•  B«L  73.8. 


«Ga.5.13. 


•Joan  8. 84. 
Bo.  6. 18. 


'Hat.IS.i5. 


rMatU.28, 
34. 

LtL  la.  47. 
48. 

»Pr.  «.U. 


•  Cap.  L 13. 
»  1  TL  4. 1. 


11  Como  quiera  que  lot  miamos  án- 
gelea,  que  son  mayores  en  fuerza  y  en 
potencia,  no  iironunclan  juicio  de  mal- 
dición contra  ellaa  delante  del  Seftor. 

IS  Mas  esto»,  diciendo  mal  de  laa  cosas 
que  no  entienden,  como  bestias  brutas, 
que  naturalmente  son  hechas  para  presa 
y  destrucción,  perecerán  en  su  perdi- 
ción, 

18  Recibiendo  el  galardón  de  so  injus- 
ticia, )/a  que  reputan  por  deleite  poder 
gozar  de  deleites  cada  dia^.  Estos  •!>» 
suciedades  y  manchas,  los  cuales  comi- 
endo con  vosotros  9,  Juntamente  se  re- 
crean en  sus  enorea ; 

14  Teniendo  los  ojos  llenos  de  adul- 
terio, y  no  saben  cesar  de  pecar ;  cetian- 
do  las  almas  inconstantes ;  teniendo  el 
corazón  ejercitado  en  codicias,  siendo 
hyos  de  maldición ; 

15  Que  han  dc;}ado  el  camino  derecho, 
T  se  han  eztraTládo,  siguiendo  el  camino 
de  BalAam,  hUo  de  JBbsor,  el  cuai  ajaó 
el  jptemio  de  la  maldad  r, 

lo  Y  fué  reprendido  por  su  iniquidad : 
una  muda  liestia  de  cana,  hablando  en 
▼oz  de  homlne,  refreno  la  locura  del 
profeta. 

17  Estos  son  fuentes  sin  agua,  y  nubes 
traídas  de  torbellino  de  Tiento*;  para 
los  cuales  está  guardada  la  oscuridad  de 
las  tinieblas  para  siempre. 

13  Porque  nablando  arrogantes  pala- 
bras de  vanidad',  ceban  oon  laa  con- 
cupiscencias de  la  carne  en  disoluciones 
á  los  que  verdaderamente  hablan  huido 
de  ios  que  conversan  en  error : 

19  Prometiéndoles  libertad «,  siendo 
elbs  mismos  siervos  de  corrupción.  Por- 
que el  que  es  de  alguno  vencido,  es 
st^ieto  á  la  servidumbre  del  que  lo 
venció*. 

SO  Ciertamente,  si  habiéndose  ellos 
apartado  de  las  contaminaciones  del 
mundo,  por  el  conocimiento  del  Seflor 
y  Salvador  Jesu -Cristo,  y  otra  vez  en- 
volviéndose en  ellas,  son  vencidos;  sos 
imstrimerias  les  son  hechas  peores  que 
los  principios*. 

91  Porque  m^or  les  hubiera  sido  no 
haber  conocido  el  camino  de  la  jus- 
ticia v,  que  después  de  haberlo  cono- 
cido, tomarse  atrás  del  santo  mandami- 
ento que  les  fué  dado. 

flS  Pero  les  ha  acontecido  lo  del  verda- 
dero proverbio*:  El  perro  se  volvió  á 
su  vómito,  y  la  puerca  lavada  á  revol- 
earse en  el  cieno. 

CAPITULO  III. 

Aiiummta  y  apercibe  &  Un  fleUi  eonfra  loa 
Uu^kulorm  dé  la  promma  reUUiva  4  la  w^ 
auttda  venida  del  Beñcr.  Alaba  la§  pitó- 
la» de  San  PaUo,  y  diee  que  lo*  if/moranlm 
pervierten  alge,na»  de  la$  tnaterias  que  en 
éUa»  traía. 

CARÍSIMOS,  yo  oa  escribo  ahora 
esta  segunda  carta,  por  la  cual  des- 
pierto con  exhortación  vuestro  limpio 
entendimiento  «, 

9  Para  que  tengáis  memoria  de  las 
palabras  que  Antes  han  sido  dichas  por 
los  santos  profetas  b,  y  de  nuestro  man- 


damiento, que  tomot  apóstoles  dri  Seik>r 
y  Salvador: 

8  Sabiendo  primero  esto,  que  en  los 
postrimeros  cuas  *  ven^hán  burladores, 
andando  acgnn  sus  propias  concupisoen- 
cias, 

4  T  diciendo':  ¿Dónde  está  la  pro- 
mesa de  su  advenimiento  ?  Porque  des- 
de el  dia  en  que  los  padres  durmieron, 
todas  las  cosas  permanecen  así  como 
dasde  el  principio  de  la  creación. 

6  Cierto  ellos  ignoran  voluntariamente, 
que  los  cielos  fueron  en  el  tiempo  anti- 
guo, y  la  tierra  que  por  agua  y  en  agua 
está  asentada,  por  la  palabra  de  I>ios«: 

O  Por  lo  ctíal  el  mundo  de  entonces 
pereeló  anegado  en  agua/. 

7  Mas  los  cielos  que  son  ahora,  y  ia 
tierra,  son  conservados  por  la  misma 

Salabn,  guardados  para  el  fbego  en  el 
ia  del  Juicio,  y  de  la  perdición  de  loa 
hombres  impios'. 

8  Mas,  oh  amados,  no  Ignora  esta 
una  cosa ;  que  un  dia  delante  del  Sefior 
et  como  mil  años,  y  mll-aflos  como  nn 
diaA. 

9  El  Sefior  no  tarda  so  promesa,  eomo 
algunos  la  tienen  por  tardanza*;  sino 
que  es  paciente  para  con  nosotros,  no 

lendo  q         ' 


queric 


que  ninguno  perezca  A,  sino 


que   todos    procedan    al    arrepentimi- 
ento'. 

10  Mas  el  dia  del  Seftor  vendrá  como 
ladrón  en  la  noche ;  en  el  cual  los  cie- 
los pasarán  con  grande  estruendo,  y  los 
elementos  ardiendo,  serán  deshechos  •>, 
y  la  tierra  y  las  obiás  que  en  ella  están, 
serán  quemadas. 

11  Pues  oomo  todas  estas  cosas  han  de 
ser  deshechas,  ¿  qué  tales  conviene  qoe 
vosotros  seáis  en  santas  y  pías  conversa- 
ciones, 

19  Esperando»  y  apresurándoos  para 
la  venida  del  dia  de  Dios,  en  el  cual 
los  délos  siendo  encendidos,  serán  dea- 
hechos,  y  los  elementos  siendo  ^rasa-. 
dos,  se  (¿ndirán  ? 

18  Bien  que  esperamos  délos  nuevos  y 
tierra  nueva,  según  sos  promesas,  en  los 
cuales  mora  la  Justida*. 

14  Por  lo  cual,  oh  amados,  estando  en 
esperanza  de  estas  cosas,  procurad  oon 
diligencia  que  seáis  hallados  de  él,  sin 
mácula,  y  sin  reprensión,  en  paz^. 

15  Y  tened  por  salud  la  paciencia  de 
nuestro  Seftor  y,  como  tambi«i  nuestro 
amado  hermano  Pablo,  según  la  sabi- 
duría que  le  ha  sido  dada,  oa  ha  escrito 
también 

16  Casi  en  todas  gu»  epístolas,  halando 
en  ellas  de  estM  cosas  ¡  entre  las  cuales 
hay  algunas  difídles  de  entender,  las 
cuales  los  indoctos  é  inootutantes  tuer- 
cen, como  también  las  otras  Sscritoras, 
l«ra  perdición  de  sí  mismos. 

17  Asi  que  vosotros,  oh  amados,  pues 
estais  amonestados  r,  guardaos  que  por 
d  error  de  los  abominables  no  seáis 
Juntamente  extraviado*,  y  eaigais  de 
vuertra  ñrmeca. 

18  Mas  creced  en  la  grada  y  conod* 
miento  de  nuestro  Sefior  v  Salvador 
Jesu-Cristo*.  A  él  ua  gloria  ahora,  y 
hasta  el  dia  de  la  etenüiud.   Amen. 


•ITLIL 


JTer.  17.  U. 

SlULSL 

]Iat.ll«. 


«Gsn.l.ft.9. 

Bd.14.2. 

/G«B.7.  U. 


•  3TeB.L8. 

iHaKS.3L 

*ls.J8.a  , 
y«.U.      I 

aTis.4.  , 


•TlLftll 


•Is.CS.l7. 
yeCB. 
Bo.8.aL 
ApL«.l. 

Htm.lXL 
f  ver.  I. 


'MscIUl 


«CbLLlOL 


A.DI.  M. 


•  Jwn  1. 1. 

lJmtBl.14. 
SPed.1.10. 
'Lo.  ai.  89. 


*  Joan  17. 

2L 
/JnmU. 

11. 

ajnuiia. 

«ITLCie. 

BftBto.ur. 


iJ«Mi8.St> 


<HeK«.li. 


A  1  Bef .  8. 
40. 

Job  25.  4. 

Pr.aO.9. 

Se.  7.90. 

8«at«>.8.3. 
I8AL83.6. 

Pr.  28.  IS. 
•Sftl.  61.a, 

7. 

10o.6bll. 


•  Eo.  8.M. 


»Cftp.4.10. 

iu>.8.as. 

•Cap.  4. 14. 
JaM4  43. 
a  Co.  5. 19. 

4JiiaBl4 
U.a8. 

•CiV^LC 
La.6L4& 


LA  PRIMEBA  EPÍSTOLA  UNIVERSAL 


DB 


SAN  JUAN  APÓSTOL. 


CAPITULO  I. 
Amutuia  Ba»  J«a»  la  doHrima  f«M  oytf  <M 
Mtfmo  JemfOrMo,  umedro  Btíior ;  m  eiuii 
e>  9iia  y  {»•  fiM  «o*  aXmímbra  y  da  vAIa, 
pinrijleánitmou  de  io*  jMeorfot  fw*  (mmiuoi. 

LO  que  era  desde  el  principio',  lo  que 
hemos  oido,  lo  que  hemos  TÚto  con 
nuestros  ojos»  lo  que  hemos  mirado  1>,  j 
nuestras  manos  han  tocado*,  de  la  Pa- 
labra de  vida ; 

8  (Porque  la  Tida  fué  manifestada',  y 
¡a  vimos  y  tcstifícamos,  y  os  anunciamos 
aquella  vida  eterna,  la  cual  estaba  con 
el  Padic,  y  nos  ha  aparecido ;) 

2  Lo  que  hemos  visto,  y  oido,  eso  os 
animciamos,  para  que  también  vosotros 
tengáis  comunión  con  nosotros,  y  que 
nuestra  comunión  ata  con  el  Padre,  y 
con  su  Hijo  Jesu-Cristo*. 

4  Y  estas  cosas  os  escribimos,  para  que 
vuestro  gozo  sea  cumplido/. 

6  Y  esta  es  la  nueva  que  olmos  de  él, 
y  os  anunciamos  :  Que  Dios  es  luz',  y 
en  t'l  no  hay  ninsanas  tinieblas. 

6  Si  nosotros  dijéremos  que  tenemos 
comunión  con  él,  y  andamos  en  tinie- 
blas, mentimos,  y  no  hacemos  la  ver- 
dad*; 

7  Mas  si  andamos  en  luz,  como  él 
está  en  luz,  tenemos  comunión  entre 
nosotros,  y  la  sanjjre  de  Jesu-Cristo  su 
H^  nos  limpia  de  todo  pecado  •'. 

8  Si  diéremos  que  no  tenemos  pecado, 
nos  engaBamos  k  nosotros  mismos,  y  no 
hay  verdad  en  nosotros*. 

9  Si  conftsamos  nuestros  pecados,  él 
es  fiel  y  Justo  pan  que  nos  perdone 
nuestros  pecados',  y  nos  limpie  de  toda 
maldad  ». 

10  Si  dijéremos  que  no  hemos  pecado, 
lo  hacemos  á  él  mentiroso,  y  su  palabra 
no  está  en  nosotros. 

CAPITULO  II. 

Sxhorla  4  «o  pecar,  y  rf  qu»,  ruando  kvhiere- 
fflof  jMfodo,  iMM  aei^amot  4  Je$v-Oritto 
eomo  á  mueUro  abogado  para  eo»  «I  Padre. 
JHtIara  tur  TMmliromjt  lo*  que  dietn  que 
eouoetn  á  Jtnt-Oriáo,  y  «o  guardan  tu§ 
mandamientoi,  y  tambitn  loe  que  n(ei/an 
que  Jetu»  M  el  OrUlo  ;  ««  euya  fi  debemoe 
pereevtrar  y  guardamo»  de  lo»  errcrtí  y 
enqtAoe  de  amtMoe  A  fuieuei  Uama  Bou 
Juan  auUerido». 

HIJITOS  mios,  estas  cosas  os  es- 
cribo, para  que  no  pequéis :  y  si 
alguno  hubiere  pecado,  atxwado  tene- 
mos para  con  el  Padre»,  &  Jesu-Cristo 
el  Justo ; 

8  T  él  es  la  propiciación  por  nuestros 
peeadosl^t.y  no  solamente  por  los  nu- 
estros, sino  tamUen  por  los  de  todo  el 
mundo  «. 

8  Y  en  esto  sabemos  que  nosotros  le 
hemos  conocido,  si  guardamos  sus  man- 
damientos 4. 

4  £1  que  dice :  To  le  he  conocido,  y  no 
guarda  sos  mandamientos*,  el  tal  es 
mentiroso,  j  no  hay  verdad  en  él. 


5  Mas  el  que  guarda  su  palabra,  la 
caridad  de  Dios  está  verdaderamente 
perfecta  en  él:  por  esto  sabemos  que 
estamos  en  él. 

6  El  que  dice  que  está  en  él,  debe  an- 
dar como  él  anduvo. 

7  Hermanos,  no  os  escribo  mandami- 
ento nuevo/,  sino  el  mandamiento  an- 
tiguo que  habéis  tenido  desde  el  prin- 
cipio: el  mandamiento  antiguo  es  la 
Palabra  que  habéis  oido  desde  el  prin- 
cipio^. 

8  Otra  vez  os  escribo  un  mandamiento 
nuevo  A,  que  es  verdadero  en  él,  y  en 
vosotros ;  porque  las  tinieblas  son  pasa- 
das •',  y  la  verdadera  luz  ya  alumbra. 

9  El  que  dice  que  está  en  luz,  y  abor- 
rece á  su  hermano,  el  tal  aun  está  en 
tinieblas  todavía. 

10  El  que  ama  á  su  hermano,  está  en 
luz,  y  no  hay  tropiezo  en  él. 

11  Áf  as  el  que  aborrece  á  su  hermano, 
está  en  tinieblas,  y  anda  en  tinieblas,  y 
no  sabe  adonde  vá« ;  porque  las  tinieblas 
le  han  cegado  los  ojos. 

18  Os  escribo  á  vosotros,  hijitos,  porque 
vuestros  pecados  oa  son  perdonados  por 
su  nombre'. 

13  Os  escribo  á  vosotros,  padres,  porque 
habéis  conocido  á  aquel  que  e»  desde  el 
principio"!.  Os  escribo  á  vosotros,  man- 
cebos, porque  habds  vencido  al  maligno. 
Os  escribo  á  vosotros,  hijitos,  porque  ha- 
béis conocido  al  Padre". 

14  Os  he  escrito  á  vosotros,  padres, 
porque  habéis  conocido  al  que  et  desde 
el  principio.  Os  he  escrito  á  vosotros, 
mancebos,  porque  sois  fuertes»,  y  la  pa- 
labra de  Dios  mora  en  vosotros',  y  ha- 
béis vencido  al  maligno. 

13  No  améis  al  mundo,  ni  las  cosas 
que  eetán  en  el  mundo.  Si  alguno  ama 
al  mundo,  el  amor  del  Padre  no  está 
en  él9> 

16  Porque  todo  lo  que  hay  en  d 
mundo,  la  concupiscencia  de  carne, 
y  concupiscencia  de  oíos,  y  soberbia 
de  vida,  no  es  del  Padre,  mas  es  del 
mundo  r. 

17  Y  el  mundo  se  pasa,  y  su  concu- 
piscencia « ;  mas  el  que  hace  la  voluntad 
de  Dios,  permanece  para  siempre. 

18  ^  HiJiUM,  ¡fo  es  la  postrera  hora< : 
y  como  vosotros  habéis  oido  que  el  anti- 
cristo ha  de  venir*,  asi  también  al 
presente  han  comenzado  á  ser  muchos 
anticristos  v;  por  lo  cual  sabemos  que 
es  el  liltimo  tiempo. 

19  Salieron  de  nosotros,  mas  no  eran 
de  nosotros;  porque  si  fueran  de  nos- 
otros, hubieran  cierto  permanecido  con 
nosotros « :•  pero  uío  e«  para  que  se 
manifestase  que  todos  no  son  de  nos- 
otros'. 

90  Mas  vosotros  tenéis  la  nncien  del 
Santo»,  y  conocéis  todas  las  cosas*. 

81  No  os  he  escrito  oomo  si  ignoraseis 
la  veidad,  sino  oomo  á  los  que  la  cono- 


A.  D.9a 


/a  Joan  S. 


voap.8.11. 

iJuania. 
84. 

<Bo.l3.ia. 


k  Jnan  13. 
8S. 


(Ln.  84.47. 
Hach.10. 
48. 

■  Cap.  1. 1. 


«Joan  14. 
T.ft. 


•  Bf  .  «.  10. 
PJnaBU.7. 


«Mat6.a4. 
8uit«.  4. 4. 


''Gea.S.e. 
•8sL89.e. 

(8TI.8.1. 

Hnlk  1.  a. 

Jada  18. 
•a  Tes.  a. 

8,8. 

•Oap.4.8. 


"3  Ti.  a.  19. 
9Í1S..9.9. 

■aoo.i.si. 

"Josa  14. 
88. 


A.D.  9a 


L  SAN  JUAN,  m,  IV. 


D.9Q. 


l04k4.S. 


38. 
4  Cap.  4.  U. 


•Jwair.S. 


/H«b.8.10, 
IL 


&  Cap.  8. 7, 

10. 


•  Jnaiil.ia. 

i  Jnuí  17. 
2C 


•  1  Go.  15. 
FÍ.8.SL 


4Heb.a.9e. 


«  8  JoMi  11. 


/Jaut8.44. 


9BA.Ü.U. 

AGftTi.5.18. 
•'iPed.1. 
28. 


eé»i  y  qoe  ninguna  mentin  et  de  la 
verdad. 

SS  ¿  QmMn  es  mcntlrow,  lino  d  que 
niega  que  Jenu  es  el  Criitok?  Bste 
tal  es  antierteto,  que  niega  al  Padie 
7  al  H^o. 

88  Cualquiera  que  niega  al  Hijo,  este 
tal  tampoco  tiene  al  Padre».  Cual» 
quiera  <;^  confiesa  al  H^o,  tiene  tam- 
bién al  Fadre'. 

84  Pues  lo  que  habéis  eido  desde  el 
principio,  sea  pecmaneciente  en  toso* 
tros :  si  lo  que  habéis  oido  desde  el 
principio  fuere  permaneciente  en  toso- 
tros,  también  vosotros  permaneceréis  en 
el  Hijo  7  en  el  Padre. 

86  Y  esta  es  la  promesa,  la  cual  él  nos 
prometió,  la  vida  eterna*. 

86  Os  he  escrito  esto  sobre  los  que  os 
engañan. 

87  Pero  la  unción  que  vosotros  habéis 
recibido  de  él,  mora  en  vosotros,  y  no 
tenéis  necesidad  que  ninguno  os  en- 
se&e/;  mas  como  la  unción  misma  os 
ensena  de  todas  cosas',  ;  es  verdadera, 
7  no  es  mentira,  así  como  os  ha  en- 
señado, perseverad  en  él. 

88  T  ahora,  hljitos,  perseverad  en  él ; 
para  que  cuando  apareciere,  tengamos 
confianza,  j  no  seamos  confundidios  de 
él  en  su  veiüda. 

89  Si  sabéis  oue  él  es  Justo,  sabed  tam- 
bién que  cualquiera  que  hace  Justicia, 
es  nacido  de  él  A. 

CAPITULO  III. 

Dttput$  da  rteordar  et  anor  dt  Dioa  Meta 
noaoUro»,  habla  da  lo  mu  dútingité  4  lof 
hiíot  d$  Dio»  d«  lo»  hCot  del  diablo,  y  *»■ 
harta  á  la  earidad  fraternal,  v  á  la  ob- 
lervaneia  de  loe  mandamiento*  de  Diot, 

MIRAD  cual  amor  nos  ha  dado  el 
Padre,  que  seamos  llamados  hijos 
de  Dios « :  por  esto  el  mundo  no  nos 
conoce,  porque  no  lo  conoce  á  él  ^. 

8  Muy  anuidos,  ahora  somos  hijos  de 
Dios,  y  aun  no  se  ha  manifestado  lo  que 
hemos  de  ser ;  pero  sabemos  que  cuando 
él  apareciere,  seremos  semejantes  á  él «, 
porque  lo  veremos  como  él  es. 

8  V  cualquiera  que  tiene  esta  esperan- 
u  en  él,  se  purifica,  como  él  también 
es  limpio. 

4  Cualquiera  que  hace  pecado,  traspasa 
también  la  ley ;  pues  él  pecado  es  trans- 
gresión de  la  ley. 

6  Y  sabéis  que  él  apareció  para  quitar 
nuestros  peosdos^,  y  no  hay  pecado 
en  él. 

6  Cualquiera  que  permanece  en  él,  no 
peca:  cualquiera  que  peca,  no  le  ha 
visto,  ni  le  ha  conocido*. 

7  HlJitos,  no  os  engañe  ninguno:  el 
que  hace  justicia,  es  Justo,  como  él 
también  es  Justo. 

8  Bl  que  hace  pecado,  es  del  dialilo/; 
porque  el  diablo  peca  desde  el  principio. 
Fara  esto  apareció  el  Hijo  de  Dios,  para 
deshacer  las  obras  del  diablo  y. 

9  Cualquiera  que  es  nacido  de  Dios, 
no  hace  pecado  A;  porque  su  simiente 
está  en  él  < ;  y  no  puede  pecar,  poique 
es  nacido  de  Dios. 

10  En  esto  son  manifiestos  los  hijos  de 
Dios,  y  loe  hijos  del  diablo:  cualquiara 
que  no  hace  Justicia,  y  que  no  ama  á  su 
hermano,  no  es  de  Dios. 

11  Porque  esta  es  la  nueva  que  habéis 
oido  áuae  el  prindplo:  4)ne  nos  ame» 
moa  unos  á  otrosí. 

18  Mo  eomo  Caín,  que  ara  del  maligno, 
y  mató  á  su  henaano/.  ¿  T  por  qué 
cansa  le  mató  ?  Porque  sus  obras  ecan 
malas,  y  las  de  su  hermano  Justas. 


18  Hermanos  míos,  no  oa  maravilléis 
si  el  mondo  os  aborrece  ••. 

14  Nosotros  sabemos  que  hemos  pesado 
de  muerte  á  vida«,  en  que  amamoa  á 
los  hermanos.  El  que  no  ama  &  sn 
hnmano,  está  en  muerte*. 

15  Cuálquiem  que  aborrece  á  sn  ber« 
mano,  es  homicida^ ;  y  sabéis  que  nin- 
gún homicida  tiene  vida  eterna  perma- 
neciente en  sL 

18  En  esto  hemos  conocido  el  amor  <2e 
CrittOf  ponme  él  puso  su  vida  por  noso- 
tros f:  tamoien  nosotros  debemos  poner 
nuestras  vidas  por  los  hermanos. 

17  Mas  el  que  tuviere  bienes  de  este 
mundo,  y  viere  á  su  hermano  tener  ne- 
cesidad, y  le  cerrare  sus  entrañas  r, 
¿  cómo  está  el  amor  de  Dios  en  él«? 

18  Hijitos  míos,  no  amemos  de  pala- 
bra, ni  de  lengua;  sino  de  obra  y  en 
verdad': 

19  Y  en  esto  conocemos  que  somos  de 
la  verdad,  y  tenemos  nuestros  corazones 
certificados  delante  de  él. 

80  Poique  si  nuestro  corazón  nos  re- 
prendiere, mayor  es  Dios  que  nuestro 
corazón,  y  conoce  todas  las  cosas. 

81  Camimos,  si  nuestro  corazón  no 
nos  reprende,  confianza  tenemos  en 
Dios; 

82  Y  cualquier  com  que  irfdiéiemos, 
la  recibiremos  de  él«,  porque  guarda- 
mos sus  mandamientos,  y  hacemos  las 
cosas  que  ion  agradables  ddante  de 
élv. 

88  Y  este  es  sn  mandamiento :  Qne 
creamos  en  d  nombre  de  su  hijo  Jesu- 
cristo', y  nos  amemos  unos  á  otroa, 
como  nos  lo  ha  mandado. 

84  Y  el  que  guarda  sus  mandamlentoa, 
está  en  él.  y  él  en  él '.  Y  en  esto  sabe> 
mos  que  el  permanece  en  nosotros,  por 
el  Espíritu  que  nos  ha  dado  *. 

CAPITULO  IV. 
Exhorta  i  no  creer  4  todo  eip&ilu  d«  lo»  mm 
M  dicen  maeitro»,  y  4  exanmtar  la  doetnna 
fiM  eueeñarem,  para  dietingn/r  loe  eepñritm» 
vne  tan  de  Diot  de  lee  qne  «o  lo  «mi.  Sb- 
Horia  de  mmm  <ri  oiiMr  /ratertud,  aánei- 
endo  ntteeae  y  diferente»  «omeiátraeioete* 
eobre  ello. 

AMADOS,  no  creáis  á  todo  espixitu • ; 
sino  probad  loe  espíritus  ^  u  son  de 
Dios.  Porque  muchos  uüsos  profetas  son 
salidos  en  el  mundo. 

2  En  esto  conoced  el  Espíritu  de  Dios : 
Todo  espíritu  que  confiesa  qne  Jean- 
Cristo  es  venido  en  eame,  es  de  Dios*: 

8  Y  todo  espíritu  que  no  confiesa  q«ie 
•Tesu-Crlsto  es  venido  en  carne,  no  es  de 
Dios:  y  este  es  el  espritu  de  antieristo, 
del  cual  vosotros  habéis  oido  que  ha 
de  venir,  y  que  ahora  ya  está  en  éí 
mundo  d. 

4  Hijitos,  vosotros  sois  de  Dios,  y  los 
habéis  vencido  ¡  porque  d  que  en  voso- 
tros está,  es  mayor  que  el  que  está  en 
el  mundo*. 

ft  Ellos  son  del  mundo/;  por  eso  ha- 
blan del  mimdo,  y  el  mundo  los  oye. 

6  Nosotros  somos  de  Dios  i  el  que  co> 
noce  á  Dios,  nos  oye:  el  que  no  es  de 
Dios,  no  nos  oyer.  Por  esto  ooooce- 
mos  el  espíritu  de  verdad,  y  el  eepfrluí 
de  error. 

7  ^  Carísimos,  amémonos  unos  4  o- 
tros*  ¡porque  el  amor  es  de  Dios.  Cuál- 
quiem que  ama,  es  naoido  de  Dioa.  y 
conoce  a  Dios. 

8  Bl  que  no  ana,  no  eaneee  á  Dios ; 
porque  jDIos  es  amor. 

9  En  esto  se  mostró  el  amor  de  Dios 
para  con  nosotros,  en  qne  Dioa  envió  á 
su  Hijo  unigénito  ai  maadoy  pan  que 
vivamos  por  él<» 


Ub 


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18. 
»OafL4.7. 

>Caik8.9, 

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'Baaf.S. 
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*  Gap.  4.80. 

<Bo.U.«. 


•Bd.US. 
18. 

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«L». 


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■CM.4U. 
Ba.i.9» 
14,  U. 


•Jar.».  8. 

klGi».U. 
10. 

lTa.iaL 
ApL&S.      , 

•10».  mi 


I 

rfOB^l.18., 

88. 

a  Jasa  7. 

«SILS. 
/JaaaUJSL 


I0h.14.8r. 


7«LfL 


i&.D.9a 


I.  SAN  JUAN,  V. 


^D.9a 


tBo.5.8,10. 


•JwnU. 

13, 1& 
"Jnwl.U. 

1TL&1& 


rGB|i.S.M. 
flOkp.l.L 


'Bol  10.9. 
*Ter.  8. 
(T«r.  13. 


•Cftp.3.17. 


«JnaaU. 
Si. 


"juBLia, 

13. 


1«.21. 
2  Juan  6. 
•IUt.lL8a 

rf  Bo.  &  87. 


10  En  ccto  consiste  el  amor ;  no  que  nos- 
otros hayamos  amado  á  Dios,  sino  que 
él  nos  amó  á  nosotros*,  j  ha  enviado  á 
su  Hijo  en  propiciaeion  pof  nuestros 
pecados ^ 

11  Amados,  si  Dios  asi  nos  ha  amado, 
debemos  también  nosotros  amamos  unos 
á  otros  ». 

18  Ninguno  vio  Jamás  á  Dios".  Si 
nos  amamos  unos  a  otros.  Dios  est&  en 
nosotros,  j  su  amor  es  pófecto  en  nos- 
otros*. 

18  En  esto  conocemos  que  estamos  en 
él,  7  él  en  nosotros,  en  que  nos  ha  dado 
de  su  Bspixltuj». 

14  Y  nosotros  hemos  vistor,  7  testifi- 
camos que  el  Padre  ha  enviado  al  H^o 
para  ter  Salvador  del  mundo. 

15  Cualquiera  que  confesare  que  Jesús 
es  el  Uiiio  de  Dios,  Dios  está  en  él,  j  él 
en  Dios  r, 

liS  Y  nosotros  hemos  conocido,  y  creido 
d  amor  que  Dios  tiene  para  con  nos- 
otros. Dios  es  amor« ;  y  el  que  vive  en 
amor,  vive  en  Dios,  y  Dios  en  él. 

17  En  esto  es  perfecto  el  amor  con 
nosotros',  jpara  que  tengamos  confian- 
za en  el  día  del  juicio;  pues  como  él 
es,  asi  somos  nosotros  en  este  mundo. 

18  En  amor  no  hay  temor;  mas  el 
perfecto  amor  echa  fuera  el  temor: 
porque  el  temor  tiene  pena.  De  donde 
el  que  teme,  no  esta  perfecto  en  el 
amor. 

19  Nosotros  lo  amamos  á  él,  porque  él 
nos  amó  primero. 

SO  8i  alguno  dice:  Yo  amo  á  Dios,  y 
aborrece  á  su  hermano,  es  mentiroso. 
Porque  el  que  no  ama  á  su  hermano,  al 
cual  ha  visto,  ¿  cómo  puede  amar  á 
Dios,  á  quien  no  ha  visto  «  ? 

81  Y  nosotros  tenemos  este  manda- 
miento de  él :  Que  el  que  ama  á  Dios, 
ame  también  á  su  hermano*. 

CAPITULO  V. 
Virtud  admirahU  da  una  viva  ff  m  Je$u- 
Oritto,  por  «I  cvei  y  en  ti  eual  Unmmo§  vida 
«Urna.    J)ebemo§  continuar  firme»  <n  mta 
fi,  p  guardarno$  <(•  idolatrfa. 

TODO  aquel  que  cree  que  Jesús  es  el 
Cristo,  es  nacido  de  l)ios«:  y  cual- 
quiera que  ama  al  que  ha  engendrado, 
ama  también  al  que  es  nacido  de  él. 

3  En  esto  conocemos  que  amamos  á 
los  h^os  de  Dios,  cuando  amamos  á 
mo*t  y  guardamos  sus  mandamientos. 

8  Porque  este  es  el  amor  de  Dios,  que 
guardemos  sus  mandamientos  ¿¡  y  sus 
mandamientos  no  son  penosos  c 

4  Porque  todo  aquello  que  es  nacido 
de  Dios  vence  al  mundo:  y  esta  es  la 
victoria  que  vence  al  mundo,  nues- 
tra féd. 

fi  ¿Quién  es  el  que  vence  al  mundo, 


sino  el  que  cree  que  Jesús  es  el  Hjjo  de 
Dios? 

6  ^  Este  es  Jesu-Cristo,  que  vino  por 
agua  y  sangre*:  no  por  agua  solamente, 
sino  por  agua  y  sangre.  Y  el  Es|>iritu 
es  el  que  &  testimonio/ :  porque  el  Es- 
píritu es  la  verdad  g. 

7  Porque  trea  ton  íog  que  dan  teatimomo 
en  el  eUdo,  el  Padre,  la  Palabra,  y  el  £*• 
firüu  Santo:  y  eetoi  tree  ton  uno, 

8  Y  tres  son  los  que  dan  testimonio 
en  la  tierra,  el  Espiritu,  el  agua  A,  y  la 
sangre':  y  estos  tres  concuerdan  en 
uno*. 

9  Si  recibimos  el  testimordo  de  los 
hombres,  el  testimonio  de  Dios  es  ma- 

Íor^;  porque  este  es  el  testimonio  de 
Mos,  que  na  testificado  de  su  Hyo. 

10  £1  que  cree  en  el  Hijo  de  Dios,  tiene 
el  testimonio  en  sí  mismo  •• :  el  que  no 
cree  ár  Dios,  le  ha  hecho  mentiroso*; 
porque  no  ha  creido  en  el  testimonio 
que  Dios  ha  testificado  de  su  Hijo. 

11  Y  este  es  el  testimonio:  Que  Dios 
nos  ha  dado  vida  eterna;  y  esta  vida 
está  en  su  Hyo  «. 

18  El  que  tiene  al  Hijo,  tiene  la  vida : 
el  que  no  tiene  al  Higo  de  Dios,  no  tiene 
la  vldaj». 

18  ^  Estas  cosas  he  escrito  á  vosotros 

Íue  creéis  en  el  nombre  del  Hijo  de 
ttos,  para  que  sepáis  que  tenéis  vida 
eterna,  y  para  que  creáis  en  el  nombre 
del  Hijo  de  Dios  f. 

14  Y  esta  es  la  confianza  que  tenemos 
en  Él,  que  si  demandáremos  alguna 
cosa  conforme  á  su  voluntad,  él  nos 
oye»". 

15  Y  si  sabemos  que  él  nos  oye'  en 
cualquiera  cosa  que  demandáremos,  sa- 
bemos que  tenemos  las  peticiones  que 
le  hubiéremos  demandado. 

16  Si  alguno  viere  cometer  á  su  her- 
mano pecado  que  no  e«  de  muerte,  de- 
mandará', y  él  le  dará  vida  á  los  que 
pecan  no  de  muerte.  Hay  pecado  de 
muerte «;  por  el  cual  yo  no  digo  que 
ruegue  *. 

17  Toda  maldad  es  pecado ;  mas  hay 
pecado  que  no  et  de  muerte. 

18  Sabemos  que  cualquiera  que  es  na- 
cido de  Dios,  no  peca*;  mas  el  que  es 
engendrado  de  Dios,  se  guarda  á  sí 
mismo,  y  el  maligno  no  le  toca. 

19  Sabemos  que  somos  de  Dios,  y  todo 
el  mundo  está  puesto  en  maldad  v. 

80  Empero  sabemos  que  el  Hijo  de 
Dios  es  venido,  y  nos  ha  dado  enten- 
dimiento para  conocer  al  que  es  verda- 
dero :  y  estamos  en  el  verdadero,  en  su 
Hijo  Jesu-Cristo.  Este  es  el  verdadero 
Dios,  y  la  vida  eterna  «. 

81  Uijitos,  guardaos**  de  los  ídolos. 
Amen. 


•Juaal». 

84. 

Heb.10.aS. 
/Mar.  1.10. 

Hech.  a.  8, 

88. 
V  Josa  15. 

as. 

&lPed.& 
21. 
«'  Heb.  18. 

la. 

*v«r.  8.. 

{ Juan  8. 17. 
16. 

•  Ap.l94ia 
"Juan  8. 88. 


•  Jaan  L  4. 


P  Jasa  8. 88. 
y  5. 34. 


«Juanao. 
81. 


•*  Baat».  4. 
2,8. 
'Cap.  8.23. 


( Santo.  6. 

le. 

«Mat.ia. 
81,82. 

•Jer.7.18. 


"  Cap.  8.  a. 


y  Jnaaia. 
8L 
Bf.e.13. 


•Joan  17. 8. 
18.9.6. 
"ICo.  10.14. 


A.D.90. 


■  1  Jota  S. 
11. 3& 
(Juan  14. 

ifi.ai. 


A.D.9a 


o  Bo.  16. 28. 
IGo.  1. 14. 


»2JiUUi4. 


«1PML5.9. 


LA  SEGUNDA  EPÍSTOLA 

DE 

SAN  JUAN  APÓSTOL. 


Exhorta  á  wia  aeH«ra  g  á  mu  hifot,  tuya  fl 
áUba,  á  p«rt»verear  eontUmUa  mt  la  cari- 
dad, y  4  eauíetarM  tU  lo»  enifeMador«$,  per- 
numéeitmdo  mt  la  doeírina  de  OrMo. 

EL  anciano  á  la  aefk>ra  el^ida,  j  á 
sa>  hijos,  á  ios  cualet  yo  amo  en 
verdad;  y  no  yo  solo,  sino  también 
todos  íot  que  han  conocido  la  ver- 
dad, 

9  Por  la  verdad  que  está  en  nosotros, 
y  aer&  perpetuamente  con  nosotros : 

a  Sea  con  vosotros  gracia,  misericor- 
dia, y  paz  de  Dios  Padre,  y  del  Seflor 
Jesu-Cristo,  H^o  dei  Padre,  en  verdad, 
y  en  amor. 

4  ^  Mucho  me  he  gozado,  porque  he 
hallado  de  tus  h^os,  que  andiin  en  ver- 
dad, como  nosotros  hemos  recibido  el 
mandamiento  del  Padre. 

6  Y  ahora  te  ruego,  sefiora,  no  como 
escribiéndote  un  nuevo  mandamiento, 
sino  aquel  que  nosotros  hemos  tenido 
desde  el  principio,  que  nos  amemos 
unos  á  otros  •. 

6  Y  este  es  amor,  que  andemos  según 
sus  mandamientos  b.  Este  es  el  man- 
damiento:   Que   andéis   en   él,   como 


vosotros  habéis    oido  deade  ri  princi- 
pio. 

7  Porque  muchos  engafiadorea  son  en- 
trados en  el  mundo,  los  cuales  no  con- 
fiesan que  Jesu-Cristo  ha  venido  en 
carne.  Este  tal  es  engaitador  y  anti- 
cristo'. 

8  Mirad  por  vosotros  mismos,  porque 
no  perdamos  las  oosas  que  faenaos  obra- 
do a ;  sino  que  recibamos  gaUDdon  cum- 
plido. 

9  Cualquiera  que  se  rebela,  y  no  per- 
severa en  la  doctrina  de  Cristo,  no 
tiene  6  Dios:  el  que  persevera  en  la 
doctrina  de  Cristo,  el  tal  tiene  ai  Padre 
y  al  Hijo «. 

10  Si  alguno  viene  &  ▼oaotroe,  y  no 
trae  esta  doctrina,  no  lo  recibáis  en  casa, 
ni  lo  saludéis/: 

11  Porque  el  que  lo  saluda,  comunica 
con  sus  malas  obras  jr. 

18  ^  Aunque  tengo  muchas  cosas  que 
escribiros,  no  he  querido  eommñcarüu 
por  medio  de  papel  y  tinta ;  mas  espero 
ir  ¿  vosotros,  y  hablar  boca  á  boca,  para 
que  nuestro  gozo  sea  cumplido  A. 

13  Los  hi.ios  de  tu  hermana  d^da  te 
saludm.   Amen. 


LA   TERCERA   EPÍSTOLA 


DE 


SAN  JUAN  APÓSTOL. 


Ataba  A  Oaio  por  tu  «Nufoneia  en  la  fé,y 
por  nt  hetiefieeneia  en  hoipedar  á  lo»  pere- 
grino» í  haMa  d»  lo»  vieioi  de  Diótrephe», 
y  de  la  virtud  de  Demetrio, 

EL  anciano  al  muy  amado  6aio«,  al 
cual  yo  amo  en  verdad. 

9  Amado,  yo  deseo  que  tü  seas  pros- 
perado en  todas  cosas,  y  que  tengas 
salud,  así  como  tu  alma  está  en  prospe- 
ridad. 

8  Ciertamente  me  gocé  mucho,  cuan- 
do vinieron  los  hermanos  y  dieron  tes- 
timonio de  tu  verdad,  así  como  td  andas 
en  la  verdad  b. 

4  No  tengo  yo  mayor  gozo  que  este, 
el  de  oir  que  mis  h|jos  andan  en  la 
verdad. 

6  Amado,  fielmente  haces  todo  lo  que 
haces  para  con  los  hermanos,  y  con  los 
extranjeros  e, 

6  Los  cuales  han  dado  testimonio  de 
tu  amor  en  presencia  de  la  iglesia:  á 
los  cuales  si  ayudares*'  como  conviene 
según  Dios,  harás  bien. 

7  Porque  ellos  partieron  por  amor  de 
su  nombre,  no  tomando  nada  de  los 
Gentiles. 

8  Nosotros,  pues,  debemos  recibir  á 


los  tálese,  para  que  seamos  coopexado- 
res  á  la  verdad. 

9  Yo  he  escrito  á  la  iglesia;  mas  Dió- 
trefes,  que  ama  tener  á  primado  entre 
ellos/,  no  nos  recibe. 

10  Por  esta  causa,  si  yo  viniere,  re- 
cordaré las  obras  que  hace,  pariándo 
con  palabras  maliciosas  contra  nosotros  ; 
y  no  contento  con  estas  cosas,  no  recibe 
á  los  hermanos,  y  prohibe  á  los  que 
los  quieren  rroMr,  y  los  echa'  de  la 
iglesia. 

11  Amado,  no  sigas  lo  que  es  malo, 
sino  lo  que  es  bueno.  El  que  hace  bien, 
es  de  Dios ;  mas  el  que  hace  mal,  no  ha 
visto  á  Dios  A. 

IS  Todos  dan  testimonio  de  Demetrio, 
y  aun  la  misma  verdad :  y  también  nos- 
otros damos  testimonio ;  y  vosotros  ha- 
béis conocido  que  nuestro  testimonio  es 
verdadero. 

13  ^  Yo  tenia  muchas  cosas  que  es- 
cribirte ;  empero  no  quiero  escribirte  por 
tinta  y  pluma : 

14  Porque  espero  verte  eii  breve,  y  ha- 
blaremos boca  á  boca  >'. 

15  Paz  tea  contigo.  Los  amigos  te  sa- 
ludan. Saluda  td  a  los  amigos  por  nom- 
bre. 


A.I1ML 


«l/oul 

18.  aa. 

y4.i,3L 

iíGa.Sb4. 
AF.3.U. 


*  1  Josa  i.    t 
S.  ' 

/Ga.  1.8.9.  , 

V1TLS.S. 

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A.  0.96. 

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vb.etLS. 


AlJhna 

8.«>S^ 


tSJiaatt 


A.Di.efr.a6w 


•Lo.  6.16. 


U. 

7IS.15. 
lPed.l.& 
•Tltl.4. 


d  n.  1.  37. 
«SPed.3.1. 


/Bo.gLSS. 
I    1  P«d.  2.  8. 

Tit.1.16. 


iKn.14.9», 
87. 
lCo.iafi, 

la. 

Helt.8.16, 
19. 
<3Ped.S.4. 


l3Ped.a. 
10,  U. 
■•Dft.ia.1. 

Uti.  17. 3. 

B«b.  3. 14. 
•ZM.8.X 


i'0eii.4S. 

««■.33.  6, 

•te. 

«•Ñu.  16.1. 
•to. 


LA  EPÍSTOLA   UNIVERSAL 

SAN  JUDAS  APÓSTOL. 


Xmkortu  á  la  eimiUmeia  «n  la/f,  y  i  ruttUr 
Im  é^uenot  y  ardide»  de  lo»  impío$,  euyo 
caráeUr  dneribc,  y  «i  caitigo  fua  Ut  m- 
ptra. 

JUDAS «,  sierro  d«  Jesn-OrUto,  y 
hermano  de  Jacobo,  á  loa  llamados, 
santlflcados  en  Dios  Padre,  5  conserra- 
doa  en  Jesu-Crlato  h  -. 

3  Misericordia,  y  paz,  7  amor  oa  sean 
multiplicados. 

8  ^  Amados,  por  la  gran  solicitad  que 
tenia  de  escribiros  de  Xa  común  salud  c, 
me  ha  sido  necesario  escribiros  amo- 
nestándoos  que  contendáis  eficazmente 
por  la  fé  d  que  ha  sido  una  vez  dada  & 
los  santos. 

4  Porque  algunos  hombres  impíos  * 
han  entrado  encubiertamente,  los  cua- 
les desde  antes  hablan  estado  ordena- 
dos para  esta  condenación/,  convirti- 
endo  la  gracia  de  nuestro  Dios  en  lu- 
juria y,  7  negando  á  Dios  que  solo  es  el 

Jne  tiene  dominio,  5  á  nuebtro  Sefior 
esu -Cristo. 

6  Os  quiero  pues  amonestar,  ya  que 
alguna  vez  haoeis  sabido  esto,  que  el 
Sefkir  habiendo  salvado  al  pueblo  de 
E^pto.  después  destmjó  á  los  que  no 
creian  * : 

6  T  á  los  ángeles  que  no  guardaron  su 
dignidad,  mas  dejaron  su  habitación', 
los  ha  reservado  delugo  de  oscuridad  en 
prisiones  eternas  hasta  el  juicio  del  gran 
dia: 

7  Oomo  Sodoma  y  Gomorra*,  ▼  las 
ciudades  comarcanas,  las  cuales  ae  la 
misma  manera  que  ellos  hablan  forni- 
cado, y  hablan  seguido  desenftmiada- 
mente  la  carne  estrafla,  frieron  puestas 
por  templo,  sufriendo  el  Juicio  del  Ale- 
go eterno. 

8  De  la  misma  manera  también  estos 
adormecidos,  amancillan  la  carne,  y 
menosprecian  la  potestad,  y  vituperan 
las  potestades  superiores'. 

9  Pues  cuando  el  arcAngel  Miguel» 
contendía  con  el  diablo,  disputando  so- 
bre el  cuerpo  de  Moisés»,  no  se  atrevió 
6  usar  de  {aicio  de  maldición  contra  él, 
sino  que  dijo :  El  Señor  te  reprenda  «. 

10  Pero  estos  maldicen  las  cosas  que 
no  conocen;  y  las  cosas  que  natural- 
mente conocen,  se  corrompen  en  ellas 
como  bestias  brutas. 

11  ¡  Ay  de  ellos !  porque  han  seguido 
éL  camino  de  Caín',  y  se  lanzaron  en  el 
error  de  Balaamv  por  reconopensa,  y 
perecieron  en  la  contradicción  oie  Coiér. 


18  Estos  son  manchas  en  vuestros  con- 
vites, que  banquetean  Juntamente*,  a- 
pacentándose  á  sí  mismos  sin  temor 
alguno  * :  nubes  sin  agua,  las  cuales  son 
llevadas  de  aoA  para  allá  de  los  vien- 
tos « :  árboles  marchitos  como  en  otoño, 
sin  ñuto,  dos  veces  muertos  y  desar- 
raigados; 

18  Fieras  ondas  de  la  mar,  que  espu- 
man sus  mismas  abominaciones*;  es- 
trellas erráticas,  á  los  cuales  es  reser- 
vada etemalmente  la  oscuridad  de  las 
tinieblas. 

14  De  los  cuales  también  profetizó 
Enoc,  séptimo  desde  Adam,  diciendo: 
Hé  aquí  el  Sefior  es  venido  con  sus 
santos  millares  ', 

15  A  hacer  juicio  en  todos,  y  á  con- 
vencer á  todos  ios  impíos  de  entre  ellos 
de  todas  sus  malas  obras  que  han  hecho 
infielmente,  y  de  todas  las  palabnu  du- 
ras que  los  pecadores  infieles  han  ha- 
blado contra  él  •■ 

16  Estos  son  murmuradores  querello- 
sos, andando  según  sus  deseos;  y  su 
boca  habla  cosas  soberbias,  tenleniío  en 
admiración  las  personas  por  causa  del 
provecho. 

17  Mas  vosotros,  amados,  tened  me- 
moria de  las  palabras  que  antes  han 
sido  dichas  por  los  apóstoles  de  nuestro 
Selior  Jesu-Cristo ; 

18  Como  os  declúi :  Que  en  el  postrer 
tiempo  habría  burladores,  que  andarían 
según  sus  malvados  deseoso. 

19  Estos  son  los  que  hacen  divisi- 
ones, sensuales,  no  teniendo  el  Espí- 
ritu. 

80  ^  Mas  vosotros,  oh  amados,  edi- 
ficándoos sobre  vuestra  santísima  féb, 
orando  {>or  el  Espíritu  Santo  c, 

81  Conservaos  en  el  amor  de  Dios,  es- 
perando la  misericordia  de  nuestro  Se- 
ñor Jesu-Cristo,  para  vida  eterna  d. 

88  T  recibid  á  los  unos  en  piedad, 
discerniendo : 

83  T  haced  salvos  á  los  otros  por  te- 
mor, arrebatándolos  del  fuego  « ;  abor- 
reciendo aun  la  ropa  que  es  contaminada 
de  la  carne/. 

84  ^  A  aauel,  pues,  que  es  poderoso 
para  guardaros  sin  calda',  y  presen- 
tan» delante  de  su  gloria  sin  mancha, 
con  srande  alegría  A, 

85  Al  Dios  solo  sabio  >',  nuestro  Salva- 
dor*, sea  gloria  y  magnificencia,  impe- 
rio y  potencia,  ahora,  y  en  todos  los 
siglos.    Amen. 


A.D.elr.66. 


'  8  Ped.  2. 

<  Fi.  8. 19. 
•  Pr.  28. 14. 


•  Is.  57. 30. 


*  Goi.  5. 22, 
etc. 
V  Ime.  14.  5. 


'8aL78. 
8,9. 


•  2  Ti.  8. 1. 
3  Ped.  8. 8. 


»  Col.  2.  7. 
•Bí.6.18. 

4  Tit  2. 13. 


•Zao.S.3. 

/Le.  1147. 
•to. 

f  no.  16L  35. 

AC0I.I.2L 
<  1  TI.  L  17. 
*  1 TL  3.  3. 

Titl.9. 

yS.4. 


EL  APOCALIPSIS  Ó  REVELACIÓN 


SAN  JUAN,  EL  TEÓLOGO. 


ííyiKÍWisijr^ 


'■í?Si_,.«,.>«.™„ 


Omtea,  el  iTlratra  j  tí  OUIDn ;  EKttt 


A.I\M 


SL  APOCALÍP&ia,  nt 


A.D.ML 


17. 

■•B0.&S8, 
•(¿p.S.9. 


•MBtlO.XL 
y  But*.  1. 
12. 


'  Oftp.  L  U. 


'  Nb.  si.  11 
tnr.  e. 

•I*U.  4. 

•  Bx.  1&  SI 
'  C«p.  3.  IS. 

VC^).  1.  14. 


'  1  B*y.  1«. 
8L 

>lCo.  10.10. 
Bo.2.4. 


1  Co.  38.  9. 
:8*L(B.13. 


1OO.9L10. 
Heeh.  U. 
18. 
0»p.  3.  U. 

c«p.  ai.  7. 

SIftt.19.aB. 


Smlma :  Bprimaro  j  petrao,  que  ftié 
mneito,  1  ^Itiáli,  dloe  eitM  ootas: 

9  To  sé  tn*  obrM,  y  ta  tribulación,  7 
tu  pobreta,  (pero  tu  erea  ricoO  j  la 
blaniemia  de  los  que  ae  dicen  aer  Ju- 
dió*, y  no  lo  •oo'",  mas  ton  rina^ga  de 
SatanAcM. 

10  No  tengas  ningún  temor  de  lat  ooua 
que  has  de  padecer.  Hé  aquí,  el  diablo 
ha  de  enriar  i^vnot  de  Toeotros  á  la 
cároel,  pan  que  acais  probados,  7  ten. 
dréis  tribulación  de  dles  dias.  Sé  fiel 
hasta  ia  muerte*,  7  70  te  daté  la  cotona 
de  la  TidAjv. 

11  El  que  tiene  oido,  dga  lo  que  el 
Espíritu  dice  á  las  iglesias :  El  que  ven- 
ciare,  no  tecibliA  oafio  de  la  muerte 
atgnnday. 

18  5  Y  escribe  al  ángel  de  la  iglesia 
qva  eitá  en  Pétgamo  :  Sil  que  tiene  la 
espada  aguda  at  dos  filos  r,  dice  estas 


13  Yo  aé  tus  obras,  7  donde  moras, 
donde  «sM  la  silla  de  Satanás ;  7  letie. 
nea  mi  nombre.  7  no  has  negado  mi 
téf  aun  en  loa  olas  en  que  ftié  Antipas 
mt  testigo  fiel,  el  cual  ha  sido  muerto 
entre  Toaotros,  donde  Satanáa  mora. 

14  Pero  tengo  unas  pocas  cosas  contra 
tf :  porque  tü  tienes  ahi  los  que  tienen 
la  doctrina  de  Balaam,  el  cual  enseña- 
ba á  Balac  á  poner  escándalo  delante 
de  los  hijos  de  Israel,  á  oomer  de  cosas 
aaorifieadas  á  loa  Ídolos,  7  á  cometer 
fotnlcBoion*. 

15  Así  también  td  tienes  á  los  que 
tienen  la  doctrina  de  los  Nicolaítas',  lo 
cual  uo  aborrexGO. 

19  Anepiéntete:  porque  de  otra  ma. 
ñera  vendré  á  tí  presto,  7  pelearé  contra 
ellos  con  la  espada  de  mi  boca  ». 

17  £1  que  tiene  oido«,  oiga  lo  que  el 
Espíritu  dice  á  las  Iglesias  :  Al  que 
▼enoiere,  daré  á  oomer  del  maná  escon- 
dido*, 7  le  daré  una  piedrecita  blanca, 
7  en  la  piedrecita  un  nombre  nuevo  es- 
crito ',  el  cual  ninguno  conoce  sino 
aquel  que  lo  recibe. 

IB  5  Y  escribe  al  ángel  de  la  iglesia 
que  está  en  Tiatira :  El  Hijo  de  Dioa, 
que  tiene  sus  ojos  como  llama  de  fuego, 
7  sus  pies  semijantes  al  latón  fino', 
dice  estas  cosas : 

19  Yo  he  conocido  tus  obras,  7  cari- 
dad, 7  aerricio,  7  fé,  7  tu  paciencia,  7 
tus  obras,  7  las  postreras,  fue  ton  mas 
que  las  primeras. 

90  Mas  tengo  unas  pocas  cosas  contra 
tí :  porque  permites  aquella  mujer  Jeza. 
bel'  (que  se  dice  profetiza)  enaeflar,  7 
engallar  á  mis  aiervos.  á  fbmiear,  7  á 
comer  cosas  ofireddas  á  los  ídolos*. 

SI  Y  le  he  dado  tiempo  para  que  ae 
arrepienta  de  la  fcmicacionfr,  7  no  se 
ha  arrepentido. 

flS  Hé  aquí  yo  la  echo  en  cama,  7  á  los 
quie  adulteran  con  ella,  en  mu7  grande 
tribulación,  si  no  se  arrqilntleren  de  aua 
obras: 

88  Y  mataré  sus  h^os  coa  muerte;  7 
todas  las  iglesias  sabrán  que  70  ao7  el 
que  eaondrifio  loa  rifiones,  7  los  corazo- 
nes«:  7  daré  á  cada  uno  de  vosotros 
según  IOS  obrase. 

94  Pero  70  digo  á  vosotros,  7  á  los 
demás  que  estáis  en  Tiatira:  Cualea- 
quien  que  no  tienen  esta  doctrina,  7 
que*  no  han  conocido  las  proftindida- 
oes'  de  Satanás,  (como  dicen)  70  no 
enriaré  aebre  vosotros  otra  carga/. 

9»  Empero  la  que  tenéis,  tenedla  hasta 
que  ve  venga  y. 

98  Y  ai  que  hubiere  vencido  A,  7  hubi- 
ere guardado  mis  obras  hasta  el  fin,  70 
)e  dvé  potestad  sobre  las  gentes  '; 


97  T  las  rtgjttk  con  vara  de  hierro,  7 
serán  quebrantados  como  vaso  de  a]&- 
rero,  como  también  70  la  he  recibido 
de  mi  Padre  ik: 

88  Y  le  daré  la  estrella  de  la  mailana'. 

89  El  que  tiene  oido,  oiga  lo  que  el 
Espíritu  dice  á  las  Iglerias. 

CAPITULO  III. 
AnuHMtta  San  Juan  á  lai  olrat  tret  I^ttioM 
át  BtrdU,  04  FüaAdJIa,  y  ék  LaodMa,  y 
to  da  aultot  muir  impmrtania. 

Y  ESCRIBE  al  ángel  de  la  IglesU 
ftw  ejfd  en  Sardis :  El  que  tiene  loa 
siete  Esníritus*  de  Dios,  v  las  siete  es- 
trellas, olee  estas  cosas :  Yo  conoroo  tus 
obraa ;  que  tienes  nombre  que  rives,  7 
estás  muerto  K 

9  Sé  vigilante  7  confirma  las  otras 
cosas  que  están  pata  morir :  porque  no 
he  hallado  tus  obraa  perftctas  delante 
de  Dios*. 

8  Acuérdate  pues  de  lo  qi^  has  reci- 
bido, 7  haa  oido',  7  gaátdafo,  7  arrepi- 
éntete*. Y  aino  velares,  vendré  á  tí 
como  ladrón/,  7  no  aabrás  en  qué  hora 
vendré  á  ti. 

4  Mas  tienes  unas  pocas  poaonas  en 
Sardia,  que  no  han  ensuciado  aus  ves- 
tiduras 9,  7  andarán  conmigo  en  vesti- 
duras blancasA ;  porque  son  dignos. 

5  El  que  venderé,  será  vestido  de  ves- 
tiduras blancas ;  7  no  borraré  su  nom- 
bre del  libro  de  la  rida  s  7  conftsaré  su 
nombre  delante  de  mi  Faore,  7  delante 
de  aus  ángelea  *. 

8  El  que  tiene  oído,  oiga  lo  que  d 
Eapíñtu  dice  á  las  iglesias. 

7  Y  Y  escribe  al  ángel  de  la  igle- 
sia qite  tttá  en  Flladelna:  Estas  cosas 
dice  el  Santo',  el  Verdadero,  d  que 
tiene  la  llave  de  David"*.'  el  que  abre, 
y  ninguno  cierra ;  7  cierra,  7  ninguno 
abre»: 

8  Yo  conozco  tus  obras :  hé  aquí  he 
dado  una  puerta  abierta  ddante  oe  tí*, 
la  cual  ninguno  puede  cerrar;  porque 
td  tienes  un  poco  de  potencia,  7  haa 
guardado  mi  palabra,  7  no  has  negado 
mi  nombre. 

9  Hé  aquí,  70  do7  de  la  ainagoea  de 
Satanás,  los  que  ae  dicen  aer  Judíos,  7 
no  b  son,  mas  mienten/»;  hé  aquí,  70 
los  constrefiiré  á  que  vengan,  7  adoren 
delante  de  tus  pies  9,  7  sepan  que  70  te 
he  amado. 

10  Porque  ^as  guardado  la  palabra  de 
mi  paciencia'',  70  también  te  guardaré 
de  la  hora  de  la  tentación  *,  que  ha  de 
venir  en  todo  el  mundo,  para  probar  los 
que  moran  en  la  tierra  *. 

11  Hé  aquí,  70  vengo  presto»:  reten 
lo  que  tienes  «■,  para  que  ninguno  tome 
tu  corona. 

18  Al  que  venoi«re,  yo  lo  haré  columna 
en  el  templo  de  mi  Dioa,  7  nunca  maa 
aaldrá  fuera;  7  escribiré  aobre  él  el 
nombre  de  mi  Dios,  7  el  nombre  de 
la  ciudad  de  mi  Dios,  91M  et  la  nueva 
Jeruaalem  ',  la  cual  descioide  del  cielo, 
de  mi  Dioa,  7  mi  nombre  nuevo. 

18  £1  que  tiene  oido,  oiga  lo  que  el 
Espíritu  dice  á  las  iglesias. 

14  Y  Y  eacribe  al  ángel  de  U  Igleria 
de  los  Laodioenses :  Hé  aquí  dice  el 
Amenv,  el  testigo  fiel*  7  verdadero,  el 
principio  de  la  creación  de  Dloa«: 

15  Yo  conozco  tus  obras,  que  ni  eres 
frió,  ni  callente.  Ojalá  fueses  firlo,  6 
caliente  i! 

16  Mas  porque  eres  tibio,  7  no  Mo  n! 
callente,  te  vomitaré  de  mi  boca. 

17  Pbruue  td  dices:  Yo  S07  rioo,  7 
esto7  enriquecido*,  7  no  tengo  neceri- 
dad  de  ninguna  cosa ;  7  no  conocfes  que 

¿A 


i  Bal.  18, 9. 
(Oap.8a.lA. 


•  Cap.  5. 6. 
»  1  Tlt.  8.  e. 

«Da.  y  97. 

rfHeb.8.L 
«  var.  19. 
/Oap.l8.U. 

«JvduaS. 
k  Cap.  7. 9. 

i  Cap.  U.  8. 
tlll.11.8. 


/Heeh.  8.1 4. 
•Ib.  98. 33. 

•JAIS.  14. 

*  1  Co.  1&  9. 


r  Csp.  a.  9. 
«la.  80. 14. 


«-Ckp.!.  9. 
'3  Psd.  8, 9. 

<  La.  SL  as. 
•Cap.  1.8. 
•Cap.%aK. 


«Oap.SLa. 
Ga.4.98. 


yaC!o.L90L 
■Cap.  1.8. 

•OdLLU. 
1& 
tlBar.U. 

n. 


«Os.  11.9. 


A.  0198» 


EL  APOGAUPSIS^  lY,  Y,  YL 


A.D.%, 


fHtb.ia.S, 

& 

IJnálAJSS. 


•  0»p.  1. 10. 


*Gn.l.lO. 

7ai.ia 
«■s.i.as. 

7  10. 1. 

<<I>».7.9l 

•Kk.88.17, 
90. 

Ge£.9.U. 

y  S6. 1,  n. 
&Cftp.U.16. 
<C«p.S.4,6. 
«Gap.8.S. 

■•1B«7.7. 

«Op.U.3. 

«0»p.8.8,9. 
liLl.6, 
•te. 


•te. 


•-  (kp.  5.  U. 


L 


td  eiet  un  cuitado  j  miaenble,  y  pobn, 
j  diego  f  j  desnudo ; 

18  Yo  te  amonesto  que  de  mí  cóm- 
prete oro  afinado  en  fuego,  para  que 
seas  hecho  rico,  7  teas  vestido  de  ves- 
tiduna  blaocaa,  pora  que  no  se  des- 
cubara  la  Teisüenza  de  tu  desnudez*; 
7  unge  tus  ^o«  con  colirio,  para  que 
▼eas/. 

19  Yo  re|»endo  7  castigo  á  todos  los 
que  ame':  sé  pues  celoso,  7  arrepién- 
tete 

90  Mira  que  estoy  á  la  puerta,  7 
llamo  ik:  si  alguno  07ere  mi  voz,  7 
abriere  la  puerta,  eatínxé  á  él,  7  ce- 
naré con  él,  7  él  conmigo '. 

91  Al  que  venciere  70  le  daré  que  se 
■lente  conmigo  en  mi  trono  A ;  asi  como 
70  he  vencido^,  7  me  he  sentado  con 
mi  Padre  en  su  trono. 

99  El  que  tiene  oído,  oiga  lo  que  d 
Espíritu  dice  6  las  iglesias. 

CAPITULO  IV. 
ftm  Juam  m  utut  vUion  «Muta  m  é  Hm 
m  «H  uUo,  ndmdo  da   vtinU  y  tmatro 
ameioiiuM,  y  dé  cuatro  aiUmálm  etMoiotM 
qtt$  U  gloriJUmu 

DESPUÉS  de  estas  cosas  miré,  v  hé 
aquí  una  puerta  abierta  en  el  cielo : 
7  la  primera  voz  que  oí,  era  como  de 
trompeta  •  que  hablaba  conmigo,  dicien- 
do :  éube  acá,  7  70  te  mostraré  las  cosas 
que  han  de  ser  después  de  estas. 

9  T  luego  70  ftu  en  espíritu6:  7  hé 
aquí  un  trono  que  estaba  puesto  en  el 
cielo «,  7  sobre  el  trono  estaba  uno  sen- 
tado'. 

8  Y  el  que  estaba  sentado,  era  al  pa- 
recer semejante  á  una  piedra  de  laspe 
7  de  sardio* ;  7  pn  Iris/ habia  al  rededor 
del  trono,  8em<^aute  en  al  aspecto  á 
la  esmeralda. 

4  Y  alrededor  del  trono  habla  vdn- 
tlcnatro  sillas :  7  vi  sobre  Ia«  sillas  los 
vdnticuAtroy  ancianos*  sentados,  ves- 
tidos de  ropas  blancas  • ;  7  tenían  sobre 
suf  cabezas  coronas  de  oro. 

6  Y  del  trono  sallan  relámpagos,  7 
truenos,  7  voces  >:  7  siete  lámparas  de 
fuego  estaban  ardiendo  delante  del  trono, 
las  cuales  son  los  siete  Espíritju  de 
Dios  I. 

6  Y  delante  áú  trono  hábia  como  un 
mar  de  vidrio"*  semejante  al  cristal": 
7  en  medio  dd  trono,  7  ^rededor  del 
trono,  cuatro  animales  llAios  de  ojos 
delante  7  detrás». 

7  Y  el  primer  animal  era  señalante  á 
un  león;  7  el  segundo  animal,  seme- 
jante á  un  becerro;  7  el  terper  animal 
tenia  la  cara  como  de  hombre;  7  el 
cuarto  animal,  semejante  á  un  ágnUa 
volando. 

8  Y  los  cuatro  animales  tejiüan  cada 
uxko  por  sí  seis  alas  alrededor';  7  de 
dtEPtro  estabaa  llenos  de  qjos;  7  no 
tenían  reposo  dia  ni  noche,  deoicñdo: 
Santo,  Santo,  Santo  el  Sefior  Dios  todo- 
podooso,  que  era,  7  que  es,  y  que  ha 
de  f  enir. 

9  T  cuando  aquellos  animales  daban 
^oria,  7  honra,  7  alabanza  al  que  es- 
taba senta4o  o  el  trono,  al  que  vive 
para  Uempre  jamas, 

10  Los  veinticuatro  ancianos  se  pos- 
tnl^ui  delante  ád.  que  estaba  sentado 
en  el  trono,  7  adoraban  al  que  vive 
para  siempre  jamas;  7  echaban  sus 
«orcfias  d^l«nte  áá  trono  1,  diciendo : 

11  Sefior,  digpo  eres  de  recibir  gloria, 
7  honra,  y  virtud^:  porque  til  criaste 
todas  las  cosas,  7  por  tu  voluntad  tienen 
ser,  7  ftision  criadas. 


CAPITULO  V. 
JnMtro*  ftM  fin»  Jua»  Borato  dt  mt  mw 
imkU«  podi»  abrír  d  Ubro  eerrado  eo»  SMlt 
«cOm,  abrid»  d  Ocritto  dt  A'es,  ^«w  jwo* 
éitlm  kabim  tido  mmarto.  Por  lo  pu  todma 
bu  eriatiira$  U  Iritmtmro»  eiwtieo»  de  att^- 


Y  VI  en  la  mano  derecha  del  que  es- 
tal»  sentado  sobre  el  trono  un  libro 
escrito  de  dentro  7  de  fuera,  sellado  con 
siete  sellos'. 

9  Y  vi  un  fuerte  ángel,  predicando  «n 
alta  Toz :  ¿  Quién  es  digno  de  abrir  él 
übrOf  7  de  desatar  sos  sellos  ? 

8  X  niqgnno  pedia,  ni  en  el  oielo,  ni 
en  la  tierra,  m  debajo  de  la  tiena*, 
abrir  el  libro,  ni  mirarlo. 

4  Y  70  lloraba  mucho,  porque  no  habia 
sido  hallado  ninguno  digno  de  abrir  el 
Ubro,  ni  de  leerio,  ni  de  mirarlo. 

ft  Y  uno  de  los  ancianos  me  dice :  No 
llores:  hé  aquí  el  león  de  la  tribu  de 
Judá<,  la  raíz  de  David',  que  ha  ven- 
cido para  abrir  el  libro,  7  desatar  tas 
siete  sellos. 

6  Y  miré;  7  hé  aquí  en  medio  del 
trono  7  de  los  cuatro  animales,  7  en 
medio  de  ios  ancianos,  estaba  un  Cor- 
dero como  inmolado*,  que  tenia  aiete 
cuernos,  7  siete  ojos,  que  son  los  siete 
espíritus  de  Dios  enviadoa  en  toda  la 
tierra/. 

7  Y  él  vino,  7  tomé  el  libro  de  la 
mano  derecha  die  aqud  que  estaba  sen- 
tado en  el  trono. 

8  V  cuando  hubo  tomado  el  libro,  los 
cuatro  animales,  7  los  veinticuatro  an- 
cianos', se  postraron  ddante  del  Cor- 
dero, teniendo  cada  uno  arpas*,  7  oopaa> 
de  oro  llenas  de  perfumes,  que  aon  las 
oraciones  de  los  santos*: 

9  Y  cantaban  un  nuevo  cántico  <,  di- 
ciendo: Digno  eres  de  tomar  el  libro 
7  de  abrir  sus  sellos;  poroue  tii  fuiste 
inmolado,   y   nos   has   redimido 


P«* 


Dios»  con  tu  sangre,  de  todo  linaje, 
7  lengua,  7  pueblo,  7  nación* : 

10  Y  I  nos  has  hecho  para  nucatio 
Dios*  t  '«70  7  saoerdotes,7 1  reinaiémos 
sobre  la  tierra'. 

H  7  miré,  7  oí  TOZ  de  muchos  án- 
geles alrededor  del  trono,  7  de  loa  ani- 
males, 7  de  los  ancianos ;  7  la  multitnd 
de  ellos  exa  millones  de  millonea  f, 

19  Que  decían  en  alta  voz:  Bl  CardeK> 
que  rué  inmolado  es  digno  de  tomar 
et  poder,  7  riquezas,  7  sabiduría,  7  fiw- 
taieza,  7  honra,  7  gloria,  7  ■i»i«»««»f- 

IS  Y  oí  á  toda  criatura  que  ertá  en 
el  délo,  7  sobre  la  tierrar,  y  d^M^o  de 
la  tierra,  y  que  está  en  d  mar.  y  todaa 
las  cosas  que  en  ellos  están*,  diciendo: 
Al  que  e¿á  sentado  en  el  trono,  7  al 
Ooroero,  sea  la  bendición,  7  la  honra, 

Íla  gloria,  7  el  poder,  para  siempre 
más. 

14  Y  los  cuatro  animalea  dedan:  A- 
men.    Y  los  vdnte  7  cuatro  anelanoa 


ca7eron  sobre  sus  rostros,  7  adotavon* 
al  que  vive  pava  sienipra  jamáa. 

CAPITULO  VI. 

Lo  qmfai  vimd»  d  Áfidol  mgm  *•  «I 
Oordtro  (iir  JMid»  los  td» 

Y  MIRÉ  ouando  d  Cordero 
uno  de  los  lellos*,  7  oí  á 
los  cuatro  animales  dfadaado 
una  voz  de  trueno :  Ven,  y  vé. 

9  Y  miré,  7  hé  aquí  un  caballo  blaa- 
ooi :  7  el  que  estaba  sentado  enoiwa  de 
él,  tenia  un  arco;  7  le  fué  dada  ana 
corona,  7  sallé  vletorioso>  paia  qae 
también  véndese*. 

8  5  Y  cuando  él  ahilé  d  sagande  adíe* 


abii¿ 
da 


•  Is. ».  a 


*iL2.ia  I 


1 


*G«a.«.l 

1& 

Bob. ;.  H 
¿Gsp.Sl]&    I 

•  Is.  51 7. 

/Maia.r. 

/O^^Lt 

Le.  3.9. 
y  4. 10. 


iiGip.U.1 

tS&.4.3 


"BMk.911 

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ird.L13. 

n. 

■CspT.I. 

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t  üsniM. 

ris.6o.a 

»1)».7.V. 

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iOV-lAi 


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bTii 

da. 
(SslÜXV 


•&.]>.  9ft. 


EL  APOCAUPSIS,  VII,  VIH. 


A.  D.  96. 


dht.7».». 


'Ckp.ao.lS. 


/Ek.14.  XL 

'  Okp.  8. 8. 
y  16.  7. 
&Okpk9a4. 
t  C»p.  1.  9. 


i  Cap.  1&  6. 

t  Cbp.  8.  6. 
■>Chp.U.U. 


•Gkp.l&18. 

«  Joel  9. 10, 
8L 


8.15. 


34.». 


'la.  84.  i. 

fCsp.i&ao. 

Jer.  4.  28, 
34. 


'  O».  10.  8. 
Lo.  33.  80. 


til.  18.  6. 9. 

Bof .  1. 14. 

••SAL78.7. 


•Si».  7.  a. 


oí  el  Mgondo  animal  qne  dada :  Ven, 
y  vé. 

4  Y  talló  otro  caballo  benncdo:  ▼  al 
que  estalMi  tentado  tobre  éi,  rué  dado 
poder  de  quitar  la  pas  de  la  tierra,  y 
que  te  maten  unot  á  otroa;  y  fuéle  dada 
unajprande  eauada. 

5  CT  cuando  él  abrid  el  tocer  lello, 
oí  al  tercer  animal  que  decía:  Ven,  y 
vé.  Y  miré,  y  hé  aquí  un  caballo  negro ; 
y  el  que  estaba  sentado  encima  de  él, 
tenia  un  peso  en  su  mano  d. 

6  Y  oí  una  voz  en  medio  de  loa  cuatro 
animales,  que  decia:  Dos  libras  de  triso 
por  un  denario ;  y  seis  libras  de  cebaoa 
por  un  denario:  y  no  hagas  daño  al 
Tino,  ni  al  aceite. 

7  1F  Y  cuando  él  obrió  el  cuarto  sello, 
oí  la  Toa  del  cuarto  animal,  que  decia : 
Ven,  y  té. 

8  Y  miré,  y  hé  aquí  un  caballo  ama- 
xiilo :  y  el  que  estaba  sentado  sobre  él, 
tenia  i»r  nombre.  Muerte ;  y  el  infierno 
le  seguia«:  y  le  fué  dada  potestad  sobre 
la  cuarta  parte  de  la  tierra,  para  matar 
oon  cuchillo,  con  hamlnre,  eoa  mor- 
tandad, y  con  bestias  de  la  tierra/. 

9  ^  Y  cuando  él  abrió  el  quinto  sello, 
TÍ  debajo  del  altar'  las  almas  A  de  los 

Sue  hablan  sido  muertos  por  la  palabra 
e  Dios,  y  por  el  testimonio  qiie  ellos 
tenían*. 

10  Y  clamaban  en  alta  toz,  diciendo: 
¿Hasta  cuando.  Señor,  santo  y  ver- 
dadero, no  juzgas  y  vengas  nuestra  san- 
gre de  los  que  moran  en  la  tierra  A  ? 

11  Y  les  ftieron  dadas  aendiu  ropas 
blancas/,  y  fuéles  dicho  que  reposasen"» 
todavía  un  poco  de  tiempo,  hasta  que 
se  completaran  sus  consiervos  y  sus  her- 
manos, que  también  hablan  de  ser  mu- 
ertos como  ellos. 

19  ^  Y  miié  cuando  él  abrió  el  sexto 
sello:  y  hé  aquí  fué  hecho  un  gran 
terremoto  " ;  y  el  sol  se  puso  negro  como 
un  saco  de  cilicio,  y  la  luna  se  puso 
toda  como  sangre»: 

13  Y  las  estrellas  del  cielo  cayeron 
sobre  la  tierra,  como  la  hieuera  echa 
sus  higos,  cuando  es  movida  de  gran 
viento. 

14  Y  el  cielo  se  apartó  como  un  libro 
que  es  envuritoj»;  y  todo  monte  y  las 
islas  fueron  movidas  de  sus  lugares  i. 

15  Y  los  reyes  de  la  tierra,  y  los  prín- 
cipes, y  los  ricos,  y  los  capitanes,  y  los 
fuertes,  y  todo  siervo,  y  todo  libre,  se 
escondieron  en  las  cuevas  y  entre  las 
peñas  de  los  montes  r; 

16  Y  decian  á  los  montes,  y  á  las 
peñas:  Caed  sobre  nosotros «,  y  escon- 
oednos  de  la  cara  de  aquel  que  está 
sentado  sobre  el  trono,  y  de  la  ira  del 
Cordero : 

17  Porque  el  gran  dia  de  su  ira  es 
venido *;  y  ¿  quién  podrá  parar  «  ? 

CAPITULO  VIL 

&  da  Atifi»  á  les  ángÚM  que  vientn  d  d««- 
truir  la  tierra  ftM  no  kagoM  daño  á  loi 
Jtuton,  tanto  del  vueUo  m  I$rael,  cono 
de  loe  detnái  naeione*.  Quienee  ion  lot 
aue  vU  Ban  Jvmk  veMAoe  d»  un  rapage 
Naneo. 

Y  DESPUÉS  de  estas  oosas  vi  cuatro 
ángeles  que  estaban  sobre  los  cuatro 
ángulos  de  la  tierra,  deteniendo  los  cu- 
atro vientos  de  la  tierra*,  para  que  no 
soplase  viento  sobre  la  tierra,  ni  sobre 
la  mar,  ni  sobre  ningún  árbol. 

8  Y  vi  otro  ángel  que  subia  del  naci- 
miento del  tol,  tenimdo  el  sallo  de  Dios 
títo  :  y  clamó  oon  gran  vos  á  los  cuatro 
áasneies,  á  los  cuales  era  dado  hacer 
daSo  á  la  tiena  y  á  la  mar. 


SDidendo:  No  hagáis  daflo  á  la  tierra, 
ni  al  mar,  ni  á  los  árboles,  hasta  que 
señalemos  á  los  siervos  de  nuestro  Dios 
en  sus  frentes  ft. 

4  Y  oí  el  numero  de  los  señalados; 
ciento  cuarenta  y  cuatro  mil «  señalados 
de  todas  las  tribus  de  los  hijos  de 
Israel  A 

6  De  la  tribu  de  Judá,  doce  mil  seña- 
lados. De  la  tribu  de  Rubén,  doce  mil 
señalados.  De  la  tribu  de  Gad,  doce 
mil  señalados. 

6  De  la  tribu  de  Asér,  doce  mU  seña- 
lados. De  la  tribu  de  Neftalí,  doce  mil 
señalados.  De  la  tribu  de  Manassé, 
doce  mil  señalados. 

7  De  la  tribu  de  Simeón,  doce  mil 
señalados.  De  la  tribu  de  Leví,  doce 
mil  señalados.  De  la  tribu  de  Isach&r, 
doce  rail  señalados. 

8  De  la  tribu  de  Zabulón,  doce  mil 
señalados.  De  la  tribu  de  José,  doce 
mil  señalados.  De  la  tribu  de  Bepjamin, 
doce  mil  señalados. 

9  ^  Después  de  estas  cosas  miré,  y  hé 
aquí  una  gran  compaiUa,  la  cual  nin- 
guno podía  contar,  de  todas  gentes*,  y 
linajes,  y  pueblos,  y  lenguas,  que  es- 
taban delante  del  trono,  y  en  la  pre- 
sencia del  Cordero,  vestidos  de  ropas 
bltmcas/,  y  palmas  en  sus  manos', 

10  Y  clamaban  á  alta  voz,  diciendo: 
Salvación  á  nuestro  Diosa  que  está  sen- 
tado sobre  el  trono,  y  al  Cordero. 

11  Y  todos  los  ángeles  estaban  alre- 
dedor del  trono,  y  de  los  ancianos,  y 
los  cuatro  animales  • ;  y  postráronse  sobre 
sus  rostros  delante  del  trono,  y  ado- 
raron á  Dios, 

18  Diciendo:  Amen:  La  bendición  y 
la  gloria,  y  la  sabiduría,  y  la  acción  de 
pacías,  y  la  honra,  y  la  potencia,  y  la 
fortaleza  eean  á  nuestro  Dios  para  siem- 
pre jamás.   Amen. 

13  Y  respondió  uno  de  los  ancianos, 
diciéndome:  Estos  que  están  vestidos 
de  vestiduras  blancas,  ¿  quiénes  son,  y 
de  dónde  han  venido  ? 

14  Y  yo  le  dije:  Señor,  ti  lo  sabes. 
Y  él  me  dijo:  Estos  son  los  que. han 
venido  de  grande  tribulación,  y  han  la- 
vado sus  vestiduras  A,  y  las  han  blan- 
queado en  la  sangre  del  Cordero'. 

15  Por  esto  están  delante  del  trono 
de  Dios,  y  le  sirven  día  y  noche  en  su 
templo :  y  el  que  está  sentado  en  el 
trono  tenderá  su  pabellón  sobre  ellos. 

16  No  tendrán  mas  hambre,  ni  sed, 
y  el  sol  no  caerá  ipoas  sobre  ellos,  ni 
otro  ningún  calor. 

17  Porque  el  Cordero  que  está  en  medio 
del  trono  los  pastoreará,  y  los  guiará  á 
las  fiíentes  vivas  de  las  aguas:  y  Dios 
limpiará  toda  lágrima  de  los  ojos  de 
ellos. 

CAPITULO  VIIL 

Abierto  ya  «I  ttUo  tfplimot  aparecen  eitie 
angele»  eon  tiete  Compelas ;  tocan  lo»  cua- 
tro primero»  cada  uno  la  tuya :  ate  fuego, 
la  mar  te  aUera,  lat  aguat  te  vuelven 
amarga»,  y  la»  ettrellat  pierden  tu  res- 
plandor. 

Y  CUANDO  él  abrió  el  séptimo  sello, 
fué  hecho  silencio  en  el  cielo  casi 
por  media  hora. 

2  Y  vi  los  siete  ángeles  que  estaban 
delante  de  Dios*;  y  les  fueron  dadas 
siete  trompetas. 

3  Y  otro  ángel  vino,  y  se  paró  delante 
del  altar,  teniendo  un  incensario  de  oro ; 
y  le  fueron  dados  muchos  inciensos  para 
que  diese  á  las  oraciones  de  todos  los 
santos  b  sobre  el  altar  de  oro,  que  utaba 
delante  del  tronce. 

8A8 


»  Gap.  9.  4. 
Bs.9.4. 

«Cap.  14.1. 

<<Is.  10.20. 
28. 


«Cap.  5.9. 


/Gap.  8. 4, 6. 
y  19.  8. 
«Le.  38. 40. 
A  Cap.  19. 1. 


i  Gap.  5.  U. 


tlCo.6.1L 
Heb.  9. 14. 

{ Gap.  1.5. 
IJoaaL?. 


«ln.1.19. 


t  Cap  5.  8. 

Ln.  18. 7. 
•  Gap.  8.  9. 

Bz.  80. 1. 

ele. 


A.D.  «Ok 


EL  APOCALIPSIS,  IX;  X 


.Di.96 


9.M. 


«C»p.l&18- 


/XX.9.2S, 

ai 

Xi.S8.SL 


f  Cap.  16.  S, 
0te. 


A  OftD.  9. 1. 
Ia.Ü.31. 
BIS.  12. 


•'  Ib.  13. 10. 

J6r.  4.  as. 

SlSS.7.8. 

Joel3.10. 

yS-lS. 
tOB.8.1. 
i  Cap.  11. 6. 


•  Gep.  8. 10. 

»Cftp.ll.7. 

y  17. 8. 

vao.1. 

L0.8.S1. 


«TNT.  10. 


4  Cap.  7. 8. 


«Job  8. 31. 
Jor.  S.  3. 


4  T  d  humo  de  los  fnclencM  subió  de 
la  roano  del  lmge\,  delante  de  IHm,  *  las 
oraciones  de  los  santos'. 

5  Y  el  ángel  tomó  el  incensario,  ;  lo 
llenó  del  fuego  del  altar,  y  eohófo  en  la 
tierra ;  y  ftieron  hechos  truenos,  y  Toces, 
y  relAmpagoi,  y  terremoto*. 

6  ^  Y  los  siete  ángeles  que  tenian  las 
siete  trompetas,  se  aparejaron  para  to- 


/Joell.«, 


7  Y  el  primer  ángel  tocó  la  trompeta, 
y  filé  hecho  granizo,  y  ftiego/,  mezclado 
con  sangre,  y  fueron  arrojados  á  la  tier- 
ra;  y  la  tercera  parte  de  los  árboles  fué 
quemada,  y  quemóse  toda  la  yerba 
verde. 

8  Y  el  segundo  ángel  tocó  la  trompeta, 
T  como  un  grande  monte  ardiente  con 
fu^o  Alé  lanzado  en  el  mar,  y  la  tercera 
parte  del  mar  se  tomó  en  sangre;. 

9  Y  murió  la  tercera  parte  de  las 
criaturas  que  arfaban  en  la  mar,  las 
cuales  tenian  vida;  y  la  tercera  parte 
de  los  navios  pereció. 

10  Y  el  tercer  ángel  tocó  la  trompeta ; 
y  cayó  del  cielo  una  grande  estrella», 
ardiendo  como  una  antorcha,  y  oayó  en 
la  tercera  parte  de  los  ríos,  y  en  las 
fuentes  de  las  aguas. 

11  Y  el  nombre  de  la  estrella  se  dice 
Ajenjo.  Y  la  tercera  parte  de  las  aguas 
fué  vuelU  en  ajerio ;  y  muchos  hombres 
murieron  por  las  agiias,  porque  fueron 
hechas  amargas. 

19  Y  el  cuarto  ángel  tocó  la  trompeta, 
y  filé  herida  la  tercera  parte  del  sol,  y 
la  tercera  parte  de  la  luna,  y  la  tercera 
parte  de  las  estrellas  >';  de  tal  manera 
que  se  oscureció  la  tercem  parte  de 
ellos,  y  no  alumbraba  la  tercera  parte 
del  día,  y  lo  mismo  de  la  noche. 

13  Y  miré,  y  oí  un  águila*  volar  por 
medio  del  cielo',  diciendo  á  alta  voz: 
¡  Ay,  ay,  de  los  que  moran  en  la  tierra, 
por  razón  de  las  otras  voces  de  trom- 
peta de  los  tres  ángeles  que  han  de 
tocar! 

CAPITULO  IX. 

Lo  $««  aeoHteeH  al  tocar  la  q»i»ta  y  M^a 
trompetas. 

Y  EL  quinto  ángel  tocó  la  trompeta, 
y  vi  una  estrella  que  cayó  del  cielo 
en  la  tierra*:  y  le  fué  dada  la  llave  del 
pozo  del  abismo  li. 

9  Y  abrió  el  pozo  del  abismo,  y  subió 
humo  del  pozo  como  el  humo  de  un 
gran  homo;  y  oscurecióse  el  sol,  y  el 
aire,  por  el  humo  del  pozo. 

3  Y  del  humo  salieron  langostas  sobre 
la  tierra ;  y  fuéles  dada  potestad,  como 
tienen  píotestad  los  escorpiones  de  la 
tierras. 

4  Y  les  fué  mandado  que  no  hiciesen 
daño  á  la  yerba  de  la  tierra,  ni  á  nin- 
guna- cosa  verde,  ni  á  ningún  árbol, 
sino  solamente  i  los  honiiires  que  no 
tienen  la  seflal  de  Dios  eq  sus  frentes*'. 

6  Y  les  fué  dado  que  no  los  matasen, 
sino  que  loi  atormentasen  cinco  meses ; 
y  su  tormento  era  como  tormento  de 
escorpión  cuando  hiere  al  hombre. 

0  Y  en  aquellos  dias  buscarán  los 
hombres  la  muerte,  y  no  la  hallarán; 
y  desearán  morir,  y  la  muerte  huirá 
de  ellos  «. 

7  Y  el  parecer  de  las  langostas  era 
semejante  á  calMÜloe  aparejados  para 
guerra:  y  sobre  sus  cabezas  tenian 
como  coronas  seme>jantes  al  oro;  y  sus 
caras  como  caras  de  hombres. 

8  Y  tenian  cabellos  como  cabellos  de 
mujeres ;  y  sus  dientes  eran  como  dien- 
tes de  leones/. 


9  Y  tenian  coranw  eomo  eonxas  de 
hierro;  y  el  estruendo  de  sos  alas, 
como  ét  raido  de  canos  que  «m  muchos 
csballoc  corren  á  la  batalLa. 

10  Y  tenían  colas  semejantes  k  leu  de 
los  escorpiones,  y  tenian  en  sus  colas 
aguijones;  y  su  poder  era  de  hacer 
daño  á  los  hombres  einco  meses  v. 

11  Y  tienen  sobre  si  un  rey,  fue  es  d 
ángel  del  abismo,  cuyo  nocnture  en  He- 
braico, ea  Abaddon;  y  en  Griego,  Apo- 
llyon. 

19  El  un  ay  es  pasado :  hé  aquí  vienen 
aun  dos  ayes  después  de  estas  cosas  &. 

18  ^  Y  el  sexto  ángel  tocó  la  trompeta; 
y  oí  una  voz  de  los  cuatro  caetnos  del 
altar  de  oro,  que  estaba  delante  de 
Dios  >', 

14  Diciendo  al  sexto  ángel  que  tenia  la 
trompeta :  Desata  los  cuatro  ángeles  que 
estáu  atados  en  el  gran  rio  Eufrates*. 

IST  fueron  desatados  los  cuatro  áa- 

getes  que  estaban  aparcado*  para   la 
ora,  y  día,  y  mes,  y  año,  para  matar  la 
tercera  parte  de  los  hombiesi. 

16  Y  el  niimero  del  ^ército  de  los  de  k 
caballo  era  doseientoa  millones.  Y  oí  él 
niimero  de  ellos. 

17  Y  así  vi  los  caballos  en  visión,  j  los 
que  sobre  ellos  estaban  sentados,  los 
cuales  traiian  corazas  de  ftaego,  de  ja- 
cinto, y  de  azufíre.  Y  las  cabezas  de  los 
caballos  eran  como  cabezas  de  leones; 
y  de  la  boca  de  elloa  saUa  ftaego,  y  ho- 
mo, y  azufre. 

18  De  estas  tres  plago*  fué  muerta  la 
tercera  parte  de  los  hombres,  del  fuego, 
y  del  humo,  y  del  azufice,  que  sallan  de 
la  boca  de  calos. 

19  Porque  su  poder  está  en  su  boca  y 
en  sus  colas :  porque  sus  colas  eran  ae- 
mcgantes  á  serpientes,  que  tenian  cabe- 
zas, y  con  ellas  dañan. 

80  T  los  otros  hombres  que  no  fueron 
muertos  con  estas  plagas,  aun  no  se  ar- 
repintieron de  las  obras  de  sus  manos  «, 
para  que  no  adorasen  á  los  demonios », 
y  á  las  imágenes  de  oro,  y  de  plata,  y  de 
metal,  y  de  piedra,  y  de  madera ;  las 
cuales  no  pueden  ver,  ni  oir,  ni  andar»: 

91  Y  no  se  arrepintieron  de  sus  homi- 
cidios, ni  de  sus  hechicerías'',  ni  de  su 
fornicación,  ni  de  sus  hurtos. 

CAPITULO  X. 

Apareee  otro  ómgd  eereado  de  «ma  mébe,  eom 
un  libro  «n  la  mano.  '  Este  áéffel  jmra  «tw 
no  te  prolonifaria  moa  d  Hemfo,  shw  qme 
cuando  ti  sfptimo  ingil  eomemaarA  4  tocar 
la  trompeta,  el  mMarfo  de  Dios  seria  cstm. 
pUdo.  una  vos  dd  eieto  manda  á  8am 
Juan  qu»  devore  aquA  libro  apergamino, 

Y  VI  otro  ángel  fuerte  descender  del 
cielo,  cercMo  de  una  nube,  y  d 
arco  celeste  sObre  su  cabeza" ;  y  su  rostro 
era  como  el  sol,  y  sus  pies  como  colum- 
nas de  fuego  b. 

3  Y  tenia  en  su  mano  unllbrito  abierto : 
y  puso  su  pié  derecho  sobre  la  mar,  y  el 
izquierdo  sobre  la  tierra «, 

3  Y  clamó  con  grande  voz,  como  cit- 
ando un  león  Tuge<':  cuando  hubo  cla- 
mado, siete  truenos  hablaron  sus  vocea. 

4  Y  cuando  los  siete  truenos  hubieron 
hablado  sus  voces,  yo  iba  á  escribir,  y  of 
una  voz  del  cielo,  que  me  deoia :  8ella« 
las  cosas  que  los  siete  truenos  han  ha- 
blado, y  no  las  escribas. 

0  Y  el  ángel  que  vi  estar  wloc  d  mar, 
y  sobre  la  tierra,  levantó  su  mano  al 
cielo/, 

6  Y  Juró  por  el  que  vire  para  dempM 
jamás,  que  ha  criado  el  cielo,  y  las  eosaa 
que  están  en  él.  y  la  tierra,  y  lat  eaaaa 
que  están  en  ella,  y  el  mar,  y  las  cosas 


fv8r.& 


ikOspk8.Il 


fGiV.8.3. 


¿Csp.l«.U  I 
Oen.2.U.  ' 
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ICi^w  8.7,9. ' 


•Jer.&S. 

•Ia17.7. 

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ru^3s.u■ 

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«Sa^BL» 
ylll.lt 


/1I.CS.    I 


Jk.l>.9L 


EL  AFOCAUPSIS,  XI,  ZII. 


A.D.M. 


ACfep.  11.12. 

97. 

jrW.«,7. 

Bo.11.35. 


AJer.15.ie. 

Í9i>.  8,  9. 
k8.i.a. 


"Cb|i.Sl.l& 
IHab.iai9. 


«XiLai.34. 

d  Can.  U.  6. 

D».7.a5. 

jia.7. 

•  ia.ao.  a. 

722.  ta. 


91B«y.l7.1. 
hlx.7.9. 


tC%f.J7.9. 
ftDit.r.SL, 


tlÉ.3.ia 


••Sb.*7.& 


fw  «MN»  «B  él'*  <|M  el  Hampo  no  wfá 


7  FMo  en  lot  días  do  lo  toz  del  i¿ptlmo 
ángel*  cuando  41  comenxare  á  tocar  la 
tiompetaA,  el  mUtcrlo  do  Dios  MfA 
oonsumado*  como  él  h  anunoid  k  tua 
sierroa  loa  profetaa'. 

8  Y  oí  la  voE  del  oMo  que  hablaba 
otra  Toc  conmigo,  y  deeia :  Vé,  7  toma 
el  librito  abierto  de  la  mano  del  Ángel 
que  está  aobie  el  mar  j  aobio  la  tierra. 

9  Y  tai  al  éagtí.  diciéndole  que  me 
dieae  ^  Ubrito,  y  él  me  dijo:  Toma,  y 
trágalo ;  y  él  te  hará  amargar  tu  Tientre, 
per»  en  tu  boca  aert  dulce  como  la 
miel*. 

10  T  tomé  el  Ubrito  de  la  mano  del 
ángel,  7  le  derocé;  y  era  dulce  en  mi 
boca  eomo  la  miel :  y  cuando  lo  hube 
devorad)^  toé  anwigo  mi  vientre. 

11  T  él  me  dice :  Neoeaarlo  es  que 
otta  Tea  pnfetioea  á  muehoa  pueblos, 
y  gentes*  y  lenguaa,  y  reyea. 

CAPITULO  XI. 

Aiofa»  im$  k0hrá  éntm  de  tocar  la  «Mma 
trompeta.  Oot  teiUfoe  dd  BeÜor  trém 
inpiiaaadM  por  la  úttía,  y  raiueitado$  par 
Vico.  Toea  «I  stptífoo  itngd  la  trompkot 
iidrHno dd  mmiido  vi«M  A  ««r  d*  nmutro 
Mor,  f  da  «H  ÍJrUto. 

Y  ME  fbé  dada  una  cafia  semejante  á 
una  vana,  y  se  me  dijo :  Levántate^ 
y  mide  el  templo  de  Dios*  j  el  altar*  y  « 
los  que  adoran  en  élK 

8  Y  echa  ñiera  el  patio  que  está  fuera 
del  templo*  y  no  lo  midas*  porque  es 
dado  á  los  gentiles:  y  hoUann  la  dudad 
santa  e  cuarenta  y  dos  meses '. 

8  Y  daré  á  mis  dos  testigos*  y  ellos  pro- 
fetisarán  por  mil  doscientos  y  sesenta 
diaa,  veatidOB  de  sacos*. 

4  Estas  ion  las  dos  olivas/,  y  loo  dos 
eandelena  que  catán  delante  del  Dioa  de 
ia  tierra. 

ft  Y  si  alguno  les  quisiere  dafiar,  sale 
fbego  de  la  boca  de  ellos,  y  devora  á 
cas  enemigos:  y  ai  alguno  lea  quisiere 
haoer  dafio*  es  necesario  que  él  sea  así 
muerto. 

6  Estos  tienen  potestad  de  cerrar  el 
cido*  que  no  llueva  en  los  dias  de  su 
profecía',  y  tienen  poder  sobre  las  aguas 
iMunt  convertirlas  en  sangre  &,  y  para 
iieifr  la  tierra  con  toda  plaga  cuantas 
veoca  quisieren. 

7  Y  cuando  ellos  hubieren  acabado  su 
teatimonio,  la  bestia  que  anbe  del  abis- 
mo' hará  guerra  contra  ellos*  y  loa 
vencerá,  y  loa  matará*. 

8  Y  sus  cuerpos  «erdtt  eehadot  en  las 
placas  de  la  grande  dudad,  que  espbri- 
tnalmente  es  llamada  Bodoma',  y  Egip- 
to, donde  también  nuestro  Señor  fué 
cmolfioado. 

9  Y  loa  de  loa  üni^,  y  de  loa  pnebloa* 

Lde  las  lenguas,  y  de  los  Oentilea  verán 
a  cuerpos  de  ellos  por  tres  días  y  me- 
dio, y  no  permitirán  que  sus  cuerpos 
seanjpnestoa  en  sepulcros. 

10  Y  los  moradores  de  ia  tierra  se  go- 
zarán sobre  ellos,  y  se  alegrarán,  y  se 
enviarán  dones  los  anos  á  los  otros ; 
porque  estos  dos  profbtaa  han  atormen» 
tado  á  loa  que  moran  sobre  la  tierra. 

11  Y  deapuea  de  tres  dias  y  medio  d 
B«irfrltu  de  vida,  enviado  de  Dios*  entró 
en  ellos  ••,  y  ae  aliaron  sobre  sus  pies, 
y  vino  gmn  temor  sobre  loa  que  los 
vieron. 

IS  Y  oyeron  una  grande  vox  del  délo, 
que  lea  decía:  Subid  aoá.  Y  aubieron 
al  oielo  en  una  nube*  y  aus  enemigoa 
loa  vienm. 

18  T  en  aquella  hora  fué  heoho  gran 


temblor  de  tienra*  v  la  dédma  parte  de 
la  dudad  cayé,  y  fueron  muertos  en  el 
temblor  de  tierra  en  ndmero  de  siete 
mil  hombres:  y  los  demás  ftieron  es- 
pantados, y  dieron  gloria  á  Dios  del 
délo». 

14  El  segundo  ay  es  pasado  :  hé  aquí, 
el  tercero  ay  vendrá  presto». 

15  ^  Y  el  séptimo  ángel  tocó  la  trom- 
petaj»,  y  fueron  hechas  grandes  voces  en 
el  délo,  que  deoian :  El  reino  del  mun- 
do ha  venido  á  ser  de  nuestro  Señor*  y 
de  su  Cristo,  y  reinará  para  siempre 
Jamás  f. 

16  Y  loa  vdnte  y  cuatro  ancianos  que 
eataban  sentados  delante  de  Dios  en  sos 
sillas  r,  se  postraron  sobre  sus  rostros,  y 
adoraron  á  Dios* 

17  Diciendo:  Te  damos  gradas,  Seflor 
Dios  Todo  Poderoso,  que  eres,  y  que 
eras«*  y  que  has  de  venir,  porque  has 
tomado  tu  grande  potencia,  y  has  rei- 
nado <. 

18  Y  se  han  airado  las  naciones  •*  y  tu 
ira  es  venida,  y  el  tiempo  de  loa  muertoa* 
para  que  sean  Juzgados*,  y  para  que  des 
el  galardón  á  tus  siervos  los  profisbis  y  á 
loa  santos,  y  á  loa  que  temen  tu  nombre** 
á  loa  pequeñitoa  y  á  loa  grandea,  y  para 
que  deatruyaa  loa  que  deatruyen  la  ti- 
erra. 

19  ^  Y  d  templo  de  Dios  fbé  abierto 
en  el  cielo'*  y  el  arca  de  su  testamento 
ftié  vista  en  su  templo ;  y  fueron  hechos 
relámpagos,  y  voces,  y  truenos*  y  terre- 
motos* y  grande  granizo  ». 

CAPITULO  XII. 
De  la  OHorra  de  mm  ifrande  dragón  «onlra  la 
If/leeui,  eimboliwada  teta  en  »«m  nutfer  oee- 
tida  del  Solí  la  cual  da  «  bu  mi  fc^.  y  ee 
pereegnida  de  oftMl  dragón, 

Y  UNA  grande  señd  aparado  en  el 
cielo:  una  mi^jer*  vestida  dd  sol  i* 
y  la  luna  debajo  de  sus  pies*  y  sobre  su 
cabeza  una  corona  de  doce  estrellas. 

9  Y  estando  preflada,  clamaba  con  do- 
lores de  parto*  y  sufría  tormento  por 
parir. 

8  Y  filé  vista  otra  se&al  en  d  eido ;  y 
hé  aquí  un  grande  dragón  bermejo  «* 
que  tenia  siete  cabezas*  y  diez  cuernos* 
y  en  sus  cabezas  siete  diademas. 

4  Y  su  cola  arrastraba  la  tercera  parte 
de  las  estrellas  del  cido*  y  las  echó  en 
tierra  d.  Y  el  dragón  se  paró  delante 
de  la  mujer  que  estaba  para  parir,  á  fin 
de  devorarle  su  hijo  cuanoio  hubiese 
parido. 

0  Y  ella  parió  un  hijo  varón «,  el  oual 
habla  de  regir  todas  las  gentes  con  vara 
de  hierro/:  y  su  hijo  fué  arrebotado 
para  Dios,  y  á  su  trono. 

8  Y  la  mí^er  huyó  al  desierto,  donde 
tiene  lugar  apart^ado  de  Dios,  para  que 
alli  la  mantengan  mil  dosdoitoa  y  se- 
senta días'. 

7  ^  Y  fué  hecha  una  grande  batalla  en 
d  délo :  Miguel*  y  sus  ángeles  lidiaban 
contra  el  dragón ;  y  lidiaba  el  dragón  y 
sus  ángeles* 

8  Y  no  prevalecieron,  ni  su  lugar  ftié 
mas  hallado  en  el  ddo. 

9  Y  fué  lanzado  ftiera  aquel  gran  dn- 
on,  la  serpiente  anUgua  I,  que  se  llama 
labio  y  Satanás,  el  cual  engafia  á  todo 

el  mundo ;  fué  arrojado  en  tierra*  y  sos 
ángeles  fueron  arrojados  con  éL 

10  Y  oi  una  grande  voz  en  el  cido  que 
deoia:  Ahora  ha  venido  la  aalvacion*  y 
la  virtud*  y  d  rdno  de  nuestro  Dios,  y  el 

Soder  de  su  Cristo :  porque  el  aousador 
e  nuestros  hermanos  ha  sido  arrobado* 
d  eud  los  acusaba  ddante  de  nuestro 
Dioa  día  y  noche*. 


•Cap.  14. 7. 
Jos.  7.  U. 

o  Osp.  8.  IS. 

y  9. 12. 
P  Cap.  10.  7. 


<  Da.  2. 44. 
y7.U. 

•-  Cap.  4. 4. 


'Cap.L4. 
y  16.  6. 

t  cap.  19.  s. 

•BaL2.1, 
etc. 
•  2  TL  4. 1. 

'Cap.  19.  £. 


'Cap.  15. 

6.8. 

■Cap.  8.5. 
y  lo.  18, 21. 


o  Ga.  4. 90. 
«Papbl.16. 


*var.  9. 
d  Da.  8. 10. 

«  Ib.  ee.  7. 

/Cap.  2. 27. 

'Gap.  11.  ¿ 

*  Da.  10. 13, 
2L 
Jadas  9. 


CCap.20.  S. 
G«B.8.1. 


ftJobL». 
y9.fi. 


A.D.88. 


EL  APOCALIPSIS,  Xm,  XIV. 


A.D.9Í 


I  Bo.  8.  S7. 
■•Ltt.14.a0b 


•Ia.40.Sl. 


Slk.7.». 
PJm.».  19. 


•  D».  7.  a, 
8,7. 

*  Oft&  13.  S. 
yl7.3,», 

18. 

«  Dlk  7.  4, 7. 

iG»p.l3.9. 
'  La.  4. 6. 


/Cap.  17. 8. 


11  T  «Ikw  k  han  voioide 


»  01^7.8, 

ii.afi. 

711.30. 
&  Cap.  11. 

8.8. 

7  13. 6. 
*'  HsK  9. 11. 

ai. 

*  Cap.  11. 7. 
Til  17. 
Da.  7.31. 


I  Cap.  17.  8. 

LSL37. 
t.ia.L 


"•Ia.SS.L 
"0«i.9.  6L 

lUt.a6.tt. 
•Cap.14.lS. 
PCap.l0.U. 

y  19.  80. 


XI  X  «KM  w  nan  ^enenao  por  la  nn- 
gn  del  Cordero^  t  por  la  pafabra  d«  m 
tattlmonio;  y  no  han  amado  tus  vidaa 
hasta  la  mnerte». 

18  Por  lo  cual  alegiAo*,  eieloa,  y  loa 
auc  moraia  en  dloa.  ¡  Ay  de  los  mora- 
ooFca  de  la  tlem  t  dri  marl  porque  el 
diablo  ha  deacenudo  á  ▼oiotn»,  teni» 
endo  grande  Ira,  sabiendo  que  tiene 
pooo  tiempo. 

18  Y  enando  tío  el  dragón  que  él  habla 
sido  arrojado  á  la  tierra,  persiguió  á  la 
mi\)er  que  habla  parido  el  n^o  Taron. 

14  Y  fueron  dadas  á  la  mujer  dos  alas 
de  grande  águila«;  para  que  de  lapre- 
senola  de  la  serpiente  roUmt  al  desierto, 
á  su  lugar,  donde  es  mantenida  por  um 
tiempo,  y  tiempos,  y  la  mitad  de  nn 
tiempo  «. 

15  T  la  serpiente  eehó  de  su  boca  tras 
la  mqjer  acua  oomo  vai  ñop,  k  fin  de 
hacer  que  lueae  arrebatada  del  rio. 

16  Y  la  tierra  ayudó  á  la  miUer;  y  la 
tierra  abrid  su  boca,  y  soirbió  el  rio  que 
habia  echado  el  dra|p>n  de  su  boca. 

17  Entonces  el  dranm  fué  airado  con- 
tra la  mi^er,  y  se  rué  á  hacer  guana 
oontra  los  otros  de  la  simiente  de  ella, 
los  cuales  guanlan  loa  mandamientos  de 
Dioa,  y  tienen  el  testimonio  de  Jesu- 
cristo. 

CAPITULO  XIII. 

Dt  una  beüia  motidmoia  <f«  <M«  eábmu  f 
éim  nuritoa  eon  di»$  diadtmtu,  qtu  mM 
del  mar  y  Maffnaa  eomira  Ditu  y  Im  Mmtos, 
y  M  aiorada  por  lo$  homtrw.  B*  Uvamím 
mt  Utrra  otra  huUa  ton  dot  etumo;  la 
tiial  da  vifor  á  la  primara,  tm^Hamdo  lot 
moradorm  do  la  h«mi,  y  hato  aoam  nuur- 
to§  lot  ftM  a«  la  adoraron. 

Y  YO  me  paré  sobre  la  arena  del  mar, 
y  TÍ  una  bestia  «  subir  del  mar,  que 
tenia  siete  oabeíaa,  y  die*  cuemos»;  y 
sobre  sus  cuernos  din  diademas ;  y  so- 
bre las  cabezas  de  ella  nombres  die  blas- 
femia. 

9  Y  la  bestia  que  vi,  era  semijante  á 
un  leopardo',  y  su»  pies  como  de  oso, 
y  su  boca  como  boca  de  le<m.  Y  ti 
dragón  d  te  ^ó  su  poder,  y  su  trono  •,  y 
grande  potestad. 

a  Y  tí  una  de  sus  cabezas  como  herida 
de  muerte,  y  la  llaga  de  su  muerte  ftié 
curada :  y  se  maravilló  toda  la  tierra  en 
pos  de  la  bestia/. 

4  Y  adoraron  al  dragón  que  habla  dado 
la  potestad  &  la  bestia ;  y  adoraron  á  la 
bestia,  dioiendo ;  ¿  Quim  es  aemi>)ante 
á  la  bestia,  y  quién  podrá  lidiar  con 
ella? 

6  Y  le  Até  dada  boca  que  hablaba 

Srandes  cosas  y  blasfemias  9:  y  le  fué 
ada  potencia  de  obrar  cuarenta  y  dos 
meses*. 

6  Y  abrió  su  boca  en  blasfemias  contra 
Dios,  para  blasibmar  su  nombre,  y  su 
tabernáculo'',  y  á  los  que  moran  en  el 
cielo. 

7  Y  le  fué  dado  hacer  guerra  contra  los 
santos,  y  vencerlos*.  También  le  toé 
dada  potencia  sobre  toda  tribu,  y  pue- 
blo, y  lengua,  y  gente. 

8  Y  todos  los  que  moran  en  la  tierra  le 
adoraron,  cuyos  nombres  no  están  es- 
critos en  el  libro  de  la  vida  del  Covderoi, 
el  cual  fué  muerto  desde  ti  principio  del 
mundo. 

9  Si  alguno  tiene  oido,  oioa. 

10  El  que  lleva  en  cautividad,  vá  en 
cautividad  "• :  el  que  á  cuchillo  matare, 
es  necesario  que  á  cuchillo  sea  muerto*. 
Aquí  está  la  paciencia,  y  la  fü  de  los 
santos  •. 

11  ^  Después  vi  otra  bestial  que  subia 
de  la  tierra,  y  tenia  dos  cuernos  seme- 


jantes á  Jm  ds  un  eorteto  f,  mas  hahlaba 
como  el  dragón. 

19  Y  ^erce  todo  el  noder  da  la  primera 
bestia  en  presencia  oe  ella;  y  hace  á  la 
tierra,  y  á  los  moradores  de  ella  adcew 
la  primera  bestia,  cuya  llaga  de  mnerte 
fbe  curada  r. 

18  Y  hace  grandes  seBales*,  de  tal  ma- 
nera que  aun  hace  descender  fuego  dd 
délo  á  la  tierra  driante  de  los  hombres. 

14  Y  encafla  á  los  moradores  de  la 
tierra  por  las  se&aics  gne  le  ha  sido  dado 
hacer  en  presencia  de  la  bestia,  man- 
dando á  los  moradores  de  la  tierra  que 
basan  la  imagen  de  la  bestia  que  tiene 
la  herida  de  cuchillo,  y  vivió. 

15  Y  le  filé  dado  que  diese  cspbita  á  la 
imagen  de  la  bestia,  para  ane  la  imánn 
de  la  bestia  hable;  y  hará  que  cuales- 
quiera que  no  adorarsa  la  imagen  de  la 
bestia,  sean  muertos  *. 

16  Y  hada  que  á  todos,  á  loe  pequeños 
y  grandes,  ricos  y  pobres,  libras  y  si»- 
vos,  se  pusiese  una  marca  en  su  mano 
derecha,  ó  en  sus  ftcntes : 

17  Y  que  ninguno  pudiese  eompiar  6 
vender,  sino  el  que  tuviera  la  solal,  6 
el  nombre  de  la  bestia,  ó  el  niimevo  de 
su  nombre. 

18  Aquí  hay  sabiduría*.   Bl  que  tiene 
entendimiento,  cuente  el  niimero  de  la 
bestia  * :  porque  es  el  nifmero  de  hom 
bre;  y  el  rnunero  de  ella,  seiscientos 
sesenta  y  seis. 

CAPITULO  XIV. 
Apartotoo  d  Oordtro  do  Díoo  win  «I 
Bion,  aopaído  dt  loo  Jouloo.   Kl  EvomgoUo 
00  prodteado  «i  (oda  ta  tierra,    Oaiaa  d> 


BdMomia.  Si  kaeo  la  mMtriooa 
oondimia  d$  la  kirodmi  dt  Dio*. 

YMIKÉ,  y  hé  aqui  d  Ooideroa 
taba  sobra  el  monte  de  Sion,  y  oon 
él  dentó  cuarenta  v  cuatro  mil*,  qroe 
tenían  el  nombre  de  su  Padre  OKaito 
en  sus  frentes*. 

9  Y  oí  una  vos  del  cide  como  raido 
de  muchas  aguaa,  y  como  snddo  de  na 
gian  trueno":  y  oí  una  vo*  de  taliedoeas 
de  arpas  que  tafilan  con  sus  arpas: 

3  Y  cantaban  como  nn  oántioo  nuevo  • 
delante  dd  trono,  y  delante  de  los  ona- 
tro  animales,  y  die  los  ándanos :  y  nin- 
guno podía  aprender  d  cántieo  sino 
aquellos  dentó  cuarenta  y  enatio  mü, 
los  cuales  fueron  comprados  de  entre 
los  de  la  tierra. 

4  Estos  son  los  que  eon  mujeres  no 
fueron  contaminados;  poique  son  vír- 
genes/. Estos  los  que  siguen  al  Cor- 
dero por  donde  quien  que  fuere  f.  Estos 
(betón  comprados  de  entre  los  hombros 
por  primicias*  pan  Dios»  y  pare  d 
Cordelo. 

6  Y  en  sus  bocas  no  ha  sido  hallado  i 
enga&o ;  porque  ellos  son  sin  mácula^. 

6  ^  Y  n  otro  áagd  volar  por  en  me- 
dio del  délo,  que  tenia  el  Bvangaüo 
eterno,  para  preaieario  á  kw  que  moran 
en  la  tíem,  v  á  toda  nadon,  y  trttwi,  y 
lengua,  y  pueblo, 

7  Dieíeiade  en  alta  vos :  Temed  4  Dioa, 
y  dadle  honra;  pesque  la  hom  de  sn 

{nido  es  venida;  y  adond  á  aquel  qoo 
la  hecho  d  délo,  y  la  tierra,  y  d  mar, 
y  las  fuentes  de  las  aguas  (. 

8  Y  otro  ángel  le  siguió,  dioiendo :  Ha 
caído,  ha  caldo   Babilonia  ••,   aqnella 

Gande  dudad,  porqne  día  lú  dado  á 
ber  á  todas  las  naciones  dd  vine  dsi 
tarar  de  su  Ibmieacion. 

O  Y  d  tercer  áagd  loo  siguió,  dieioado 
á  alta  voc :  Si  alguno  adora  á  la  hastia, 
y  á  su  imagen,  y  toma  la  adU  en  aa 
ncnte,  ó  en  su  mano  ••, 


.7.U 


'vsr.! 

•KattLH 
8TBS.3.SI 


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«OapLlU. 

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/ao>.u.i 

fCapLti- 

18. 
.-BaL3tl 

JadaslL 


IHsek.U 
Ia.«.l. 


•Sí' 


A.  o.  08. 


EL.AFOCAUFSISk  XV,  XTL 


A.D.9& 


*-Oftik  13.10. 
■C»p.lS.17. 

(1T«S.4.1«. 


•JiwiaiS. 
IUt.18.». 


»C«p.  8.Si 
«  wr.  IT. 

fXto.SS.l2. 


'C».  Ul 

1*. 
•Jod&lS, 

14. 
t  Ckp.19.ZL 


•0»p.  4.6. 
Sel.  32. 


IOBP.U. 

16,17. 
'0»p.  Ct. 

7  14.  3. 
*  Bz.  15. 1, 

1». 


•Jar.  10. 7. 
/flU.14S.17. 

«Ii.4S.98. 

7«>88. 

iC»p.lL19i 


10  Eite  tunUmi  babwA  del  vino  «te  la 
im  de  Dios,  el  cual  está  echado  puro  en 
el  cáliz  de  m  int*;  y  wutk  atonnentado 
om  fliego  j  acnfte'  delante  de  loe 
■antxM  ágeles,  y  diente  del  Coidvo : 

11  T  el  humo  del  tonnento  de  diea 
tub»  para  ■lempre  Jamátf.  T  loa  pp» 
adoran  á  la  beatla,  y  á  sn  Imagen,  no 
tienen  xepoae  dia  ni  noche,  ni  oualqni- 
en  qne  tomare  la  lefial  de  tu  nombre. 

IS  Aquí  está  la  paoicneia  de  loa  aan- 
toar;  aquí  la  de  los  que  guardan  loa 
mandamWntoa  de  Dloa,  y  la  CS  de  Je. 
•na'. 

18  T  oí  una  vos  del  eido,  que  me  de- 
cía: Eaeribe,  BtcnaTenturádoa  los  mu. 
atoa  que  de  aquí  adelante  mueran  en 
el  Se&or*.  TamUen  dice  el  EapMtn 
qne  descansan  de  sus  trabi^os;  y  sus 
obras  los  siguen. 

14  5  ^  miré,  y  hé  aquí  una  nube 
blanca ;  y  sobre  la  nube  uno  sentado  se- 
mejante al  Hijo  del  hombre,  que  tenia 
en  su  caben  una  corona  de  oro,  y  en 
su  mano  una  hex  aguda. 

15  Y  otro  ángel  salió  del  templo,  cla- 
mando en  alta  tos  al  que  estaba  sen- 
tado sobre  la  nube:  Kcha  tu  faos,  y 
sIegaM;  porque  la  hora  de  segar  te  es 
Tenida,  porque  la  mies  de  la  tierra  está 
madura. 

16  Y  el  que  estaba  sentado  sobre  la 
nube  echó  su  hos  sobre  la  tierra,  y  la 
tierra  fué  segada. 

17  5  Y  salra  otro  ángel  del  templo  que 
está  en  el  cielo,  teniendo  también  una 
hoz  aguda. 

18  Y  otro  ángel  salió  del  altar,  el  cual 
tenia  poder  sobre  el  fuego*,  y  clamó 
oon  gran  tok  al  que  tenia  la  hoz  aguda*, 
diciendo :  Bcha  tu  hoz  aguda,  y  Tendí- 
mía  los  racimos'  de  la  tierra;  porque 
están  maduras  sus  uvaa. 

19  Y  A  ángel  metió  su  hoz  aguda  en  la 
tierra,  y  vendimió  la  vlAa  de  la  tierra, 

Ledió  te  uva  en  d  grande  lagar  de  la 
ideDioa*. 

90  Y  el  lagar  filé  bollado  ftiera  de  la 
dudada,  y  ¿el  lagar  salló  sángrela  hasta 
los  ftenoa  de  loa  caballos  por  mil  y 
seiscientos  estadios. 

CAPITULO  XV. 

OénHeo  i»  Motte»,  y  M  Oerdm,  «m  trntiUm 

¡o»  «M  wtmeUron  á  te  batUa,   D*  Im  wUle 

plaglu  poalnnu,  r»fn$énlada$  «n  «Mt  «o- 

pa$  Bmo*  dé  la  eélira  i»  Dio$,  tmtrtgudaa 

Y  VI  otra  sefial  en  el  cielo,  grande  y 
admirable,  que  era  siete  ángeles 
que  tenían  las  siete  plagas  postreras; 
porque  en  ellas  es  consumada  la  ira  de 
Dios. 

8  Y  vi  así  oomo  un  mar  de  vidrio* 
mezclado  con  ftiego;  y  los  que  hablan 
alcanzado  la  victima  de  la  bestia,  y  de 
su  Imagen,  y  de  su  seilal,  y  del  ndmero 
de  su  nombre  b,  estar  sobre  el  mar  de 
vidrio,  teniendo  las  arpas  de  Dios  «. 

8  Y  cantan  el  cántico  de  Moisés'  A- 
ervo  de  Dios,  y  el  cántico  del  Cordelo, 
diciendo  I  Grandes  y  maravillosas,  ton 
tus  obras,  SeBor  Dios  Todopoderoso ; 
Justos  y  verdaderos  «o*  tus  caminos. 
Rey  de  los  santoa. 

4  i  Quién  no  te  temerá «,  oh  Se&or,  y 
engrandecerá  tu  nombre?  poniue  td 
solo  ers«  santo/;  por  lo  cual  todas  las 
naciones  vendnn,  y  adorarán  delante 
de  tís,  porque  tos  juicios  son  msniflM- 
tados. 

5  ^  Y  deapuea  de  estas  cosas  miré,  y 
hé  aquí  el  templo  del  tabernáculo  del 
testimonio  ftié  abierto  en  el  délo  A, 

6  Y  aalicron  dd  templo  déte  ángdes. 


Sue  tardan  déte  plagas,  veatldce  de  un 
no  limpio  y  blanco,  y  ccftidoa  alrededor 
de  loa  pechas  oon  bandas  de  oro. 

7  Y  uno  de  los  cuatro  anlmdesf  dld 
á  loa  déte  áagdca  siete  copas  de  oro, 
llenas  de  la  ira  de  Dies,  que  vive  pan 
dempre  Jamás. 

8  Y  Alé  el  templo  lleno  de  humo*  por 
la  majestad  de  Dloa,  y  por  an  potenoa : 
V  ninguno  podía  entrar  en  d  templo, 
hasta  que  mesen  consumadas  las  siete 
plagas  de  los  siete  ángeles. 

CAPITULO  XVL 

TtrriUit  ^Éttoé  d$  Uu  mtU  copa»  i»  &n,  f«M 

«itrten  loé  aUté  imgélé»  aoirt  la  turra. 

Y  OÍ  una  grande  voz  éoliia  dd  tem- 
plo, que  dada  á  loa  déte  ángeles  « ; 
Id,  y  derramad  las  copas  de  la  in  de 
Dios  sobre  la  tierra. 

8  Y  filé  el  primero,  y  derramó  su  copa 
sobre  la  tiem ;  v  vino  una  pla^  mda 
y  da&oaai  sobre  Ice  hombres  que  tenían 
la  leftd  de  la  bestia,  y  sobre  los  que  a- 
deraban  sv  imagen*. 

8  Y  d  segundo  ángel  demmó  su  copa 
sobre  d  mar,  y  se  convirtió  en  sangre, 
oomo  de  un  muerto  ',  y  toda  dma  'nvl- 
ente  ftié  muerta  en  el  mar. 

4  Y  el  tercer  ángel  demmó  su  copa 
sobre  los  ríos,  y  sobre  las  ftientes  de  las 
aguas,  T  se  convirtieron  en  sangre. 

6  Y  oí  al  ángd  de  las  aguas  qne  deda : 
Justo  eres  td,  oh  Se&or,  que  eres,  y  que 
eras,  santo,  porque  has  Juzgado  estas 
cosas: 

0  Porque  dloa  derramaron  la  sangre 
de  los  santoa  y  de  los  profetas,  también 
tú  les  has  dado  á  beber  sangre* ;  pnea 
lo  merecen. 

7  Y  oí  á  otro  del  santuario/,  que  de- 
da: Ciertamente,  Sefior  Dios  Todopo- 
deroso, tus  Juldos  ton  verdaderos  y  ju»* 
toajr. 

8  Y  el  cuarto  ángel  derramó  su  copa 
en  el  sol  * ;  y  le  ftié  dado  quemar  á  los 
hombres  con  fViego. 

9  Y  los  hombres  se  quemaron  con  d 
gnnde  calor,  y  blasfemaron  el  nombre 
de  Dios',  que  tiene  potestad  sobre  estas 
plagas,  y  no  se  arrepintieron  para  darle 
gloria*. 

10  Y  el  quinto  ángel  derramó  su  copa 
sobre  la  silla  de  la  bestia';  y  su  ralno 
se  hizo  tenebroso;  y  se  mordían  sus 
lenguas  de  dolor. 

11  Y  blasfemaron  al  Dios  del  ddo  por 
sus  dolores,  y  por  sus  plagas  « ¡  y  no  se 
arrepintieron  de  sus  obras. 

IS  Y  el  sezto  ángel  derramó  su  copa 
sobre  el  gran  rio  Eufrates";  y  el  agua 
se  secó,  para  que  fiíese  preparado  el  ca- 
mino de  IOS  reyes  del  oriente*. 

18  V  vi  talir  de  la  boca  del  dragón/, 
y  de  la  boca  de  la  bestlaf,  y  de  la  boca 
del  fitlso  profeta',  tres  espíritus  inmun- 
dos á  manera  de  ranas*. 

14  Porque  estos  son  espíritus  de  de- 
monios, que  haoen  señailes,  pan  ir  á 
los  reyes  de  la  tierra,  y  de  todo  el  mun- 
do, para  congregarlos  para  la  batdla 
de  aquel  gnnde  día  del  Dios  Todopo- 
deroso'. 

15  Hé  aquí,  yo  vengo  como  ladrón*. 
Bienaventurado  el  qne  vela,  y  guarda 
sus  vestiduras,  pan  que  no  úde  des- 
nodo, y  vean  su  fealdaid  *. 

16  Y  loa  congregó  en  d  hisar  que  en 
Hebreo  se  llama  Armagedon|. 

17  Y  el  séptimo  ángd  derramó  su  copa 
por  d  úre ;  y  salió  una  grande  voz  del 
templo  del  délo,  de  cerca  del  trono, 
diciendo :  Hecho  ca  *. 

18  Entonces  ftieron  hechos  relámpa- 
gos, y  voces,  y  truenos";   y  hubo  \m 


<Cap.4.6L 


ftls.aw4. 


'C»PlU. 
1.7. 


»Bz.9.e,ll. 
•Cap.  18. 


I 


15.17 
<i  Ex.  7. 17, 


«Is.4A.S8. 
/Cap.  «.9. 

fOaip.19.1 
ik  Cap.  8. 12. 

JTer.ll,SL 
*  Cap.  9.  30. 
<  Cap.  18. 8. 

■•vir.2. 


"  Cap.  9. 14. 

J«r.  fiO.  88. 

y51.86. 
•Jer.51.S7, 

28. 
J*  Cap.  12. 3. 
«Cap.  18.1. 
•'Cap.U.lL 

yl9.30L 

'Cap.O.S, 
17. 

«Cap  19. 19. 

•  Cap.  S.  8. 
2Ped.8.10. 

•Cap.  8. 18. 

¡JToüted* 

MtíMddo. 


'  Cap.  21. 6. 
f  Cap.  11.18. 


A-]>.9t, 


£L  APOCiJIPSIS,  XYH,  XVHL 


▲  ]X« 


•C»p.l4.8. 


•  Ii.  fil.  91. 
Jer.a&U. 
»  CB^  ft.  14. 


•Cap.  19.a. 

Nk.S.4. 

ZM.9.S, 

11. 

»Jer.51.I8. 
<C»p.l4.& 

7I8.S. 


'Otgkia.L 


•Jer.Sl.7. 


/C«p.lL7. 
»  ver.  11. 
8Tea.2.S. 

&0ftp.l8. 

8,8. 

<G*p»U.18. 


tDit.3.44. 
y  7. 24. 


IC*pil8.«. 
«Gap.  19. 

iTLe.ia. 

•BtLl,4» 


_  temblor  dA  ttonm,  im  luiaiuto 
tan  crande,  cual  no  ftié  jamis  deade 
que  Im  hflimbnt  han  estado  «olnne  la 
ttena. 

10  Y  la  dudad  grande*  ftié  partids  en 
,  me»,  y  las  dodades  oe  las  na» 
donct  cayeron:  y  la  grande  Babilonia 
Tino  eo.  memoria  delante  de  Diot,  pan 
darle  la  copa  del  Tino  del  tvamc  de  ni 
in«. 

iO  Y  toda  isla  huyó,  y  loe  montes  no 
fticron  hallados  i. 

91  Y  cayó  del  cielo  sobre  los  hombres 
un  grande  granizo  como  de  un  talento : 

Íf  los  homlnes  blasfemaron  de  Dios  por 
a  plaga  del  granizo;  porque  su  plaga 
ftié  muy  graxMe. 

CAPITULO  XVII. 
DcwHpeíon  rf«  la  gran  ramera,  etlo  •»,  ie 
ta  mMiea  Babüonia,  madrt  dt  la»  ábwmi' 
fuuiUmm  é»  la  Utrra,  mu  m  «mMagé  etm 
la  tomara  d»  lo*  tiiértire$,  y  vtáw  tentada 
tokrt  M  beiUa  de  la»  eiáe  «oIwMf  y  lo» 
étm  cuento».    VUtoria  dá  Oordero, 

Y  VINO  uno  de  los  siete  ángeles  qne 
tenían  las  siete  copas»  y  habló  con- 
migo, dic&ándeme:  Ven  acá,  y  te  mos- 
trsié  la  condenación  de  la  grande  m> 
mera*,  la  cual  está  sentada  sobre  m«- 
chas  aguasa; 

S  Con  la  cual  han  foralcado  los  reyes 
de  la  tierra,  y  lo»  que  moran  en  la  tierra 
se  han  embriagada  con  A  vino  de  su 
fiimlcaolon«. 

•  Y  me  llevó  en  eepfíitu  al  desierto: 
T  TÍ  una  mi^jer  sentada  sobre  una  bestia 
benn<óa,  Uena  de  nombras  de  blasfe- 
mia, ¡f  Que  tenia  déte  cabezas  y  diez 
cuernos/. 

4  Y  la  mujer  estaba  vestida  de  piir- 
pvra,  y  de  escarlata,  y  adornada  con 
oro,  y  de  |dedras  preciosas,  y  de  perlas, 
teniendo  una  copa  de  oro  en  su  mano 
llena  de  abominadones,  y  de  la  sude- 
dad  de  su  fomícadon  • ; 

9  Y  en  su  frente  eserlto  eete  un  nom- 
bre:   MISTSaiO,  BABItOMXA  I.A  OSAJIOa, 

hA  uAsmm  os  uta  «oaiiic&cioMas,  v  na 

LAS  ABOHIMACIOMas  !>■  LA  TUZBA. 

0  Y  TÍla  mujer  embriagada  de  la  san- 
gos de  los  santos,  y  de  la  sangre  de  los 
mártires  de  Jesua :  y  cuando  la  vi,  quedó 
maravillado  de  grande  admiración. 

7  ^  Y  el  ángel  me  dijo :  é  Por  quó  te 
maravillas  ?  Yo  te  dirá  el  misterio  de  la 
mujer,  y  de  la  bestia  que  la  trae,  la  cual 
tiene  siete  cabezas,  y  oiez  ouemos. 

8  La  bestia  que  has  visto,  fué,  y  no  es : 
y  ha  de  subir  del  abismo/,  y  ha  de  ir  a 
perdloion  y:  y  los  moradores  de  la  tierra, 
cuyos  nombña  no  están  escritos  en  d 
libro  de  la  vida  deade  la  fbndadon  del 
mundo,  se  maravlilaráná  viendo  la  bes- 
tia aue  era,  y  no  es,  aunque  W/a  es. 

O  Y  aqui  hay  mente  que  tiene  sabidu- 
ría '.  Las  siete  cabezas  son  siete  mmi- 
tes,  sobre  los  cuales  se  asienta  la  mujer. 

10  Y  son  siete  rejes.  Los  cineo  son 
eaidoa  ¡  el  uno  es ;  ,y  el  otro  aun  no  es 
venido:  y  cuando  viniere,  es  neoesario 
que  dure  breve  tiempo. 

11  Y  la  bestia  que  era,  y  no  es,  es  tam- 
bién el  octavo  rey  ;  y  es  de  los  siete,  y  va 
á  perdición. 

18  Y  los  diez  cuernos  que  has  visto, 
son  diez  reyes*,  que  aun  no  han  reci- 
bido rdno,  mas  tomarán  potencia  por 
una  hora  como  reyes  con  la  bestia. 

13  Batos  tienen  un  consejo,  y  darán  su 
potencia  y  autoridad  á  la  bcrtia. 

14  SUoa  peleaián  contra  el  Gordeml, 
y  el  Cordeio  loa  vencerá ;  porque  es  ei 
Befior  de  loa  sefloics,  y  d  Rey  de  los 
reyes "•;  y  los  que  están  con  él,  son  lla- 
mados, y  degidos,  y  fieles*. 


15  ^  Y  él  me  diee:  Laa  agoaa  que  ha* 
visto  donde  la  ramera  se  sienta»,  aoM 
pueblos,  y  gentes,  y  nadmcs,  y  lengnas. 

16  Y  loa  diez  cncmoa  que  vtsla,  j  la 
bestia,  estos  aborrecerán  m  la  ramen,  y 
la  harán  desdada  y  desnuda',  y  oomenln 
sus  carnes,  yla  quemarán  eon  fuego : 

17  Poique  Dios  ha  puesto  en  aua  oora- 
zones  (^jÍBcutar  lo  que  le  plugo  t,  y  d 
ponerse  de  acuenio,  y  dar  su  reino  á  la 
iwstia,  hasta  que  sean  cumplidas  las  pa- 
labras de  Dios. 

18  Y  la  mi^er  que  haa  visto,  ea  la 
grande  dudad  r  que  tiene  su  reino  soface 
los  reyes  de  la  tierra. 

CAPITULO  XVIII. 

il«4a«,  Juicio,  y  eatUfo  d»  la  ffrem  Babi- 
lonia, tcbre  la  emal  Boro»  amarfamemte 

'  lot  que  tiguieron  »u  partido  /  imw  lo» 
aaiUo»  aoH  itmitadoi  A  regoeijane  for  la 
ruina  di  «So. 

Y  DESPUÉS  de  estas  cosas  vi  otro 
ángel  descender  dd  cido,  teniendo 
grande  potencia;  y  la  tienta  filé  dum- 
orada  de  su  gloria*. 

i  Y  clamó  con  fortaleza  en  alta  voz, 
diciendo:  Oaída  es,  calda  es  la  giande 
Babilonia^,  y  es  hecha  habitacnm  de 
demonios,  y  guarida  de  todo  espíritu  in- 
mundo, y  alMfgue  de  todas  avea  sudaa, 
y  aborcedbles  « : 

8  Parque  todas  las  gentes  han  bebida 
del  vino  del  furor  de  su  fomicadon; 
y  loa  reyes  de  la  tierra  han  finmicado 
con  día',  y  loa  mcroadcret  de  la  tienra 
se  han  enriquecido  de  la  potencia  de 
sus  dddtes. 

4  5  V  oí  otra  voz  del  ddo,  que  dedn : 
Salid  de  día,  pueblo  mió,  porque  no 
seáis  partielpañtes  de  sus  pecado*,  y  que 
no  rcdbais  de  sus  plagas  «. 

6  Porque  sus  pecados  han  llagado  hasta 
d  elelo/,  y  Dios  se  ha  aootdailo  de  sos 
maldades  y. 

6  Tomadle  á  dar  como  día  os  ha 
dado  A,  y  pagedle  d  doble  sflgiin  sua 
obras;  en  la  copa  qne  día  oa  dio  4 
beber,  dadle  á  beber  doblado. 

7  Cuanto  ella  se  ha  glorificado  y  ha 
estado  en  deleites,  tanto  dadle  de  tor- 
mento V  Uanto ;  porque  dice  en  su  cora- 
zón :  Yo  estoy  sentada  rdnai,  y  no  soy 
viuda,  y  no  veré  llanto. 

8  Por  lo  cud  en  un  dia  vendían  sus 
placas,  muerte,  llanto,  y  hambre,  y 
será  quemada  con  fbego ;  poique  d  Se- 
fior  Dlo:i  es  fuerte  qne  la  Juzgará  K 

9  Y  llorarán  y  se  lamentarta  sobve  día 
los  reyes  de  la  tierra,  los  cudes  han  fiw- 
nlcado  oon  ella  y  han  vivido  en  deleitea, 
cuando  ellos  vieren  d  humo  de  tu  in- 
cendio', 

10  Estando  lejos,  por  el  temor  de  su 
tormento,  diciendo :  ¡  Ay,  ay,  de  agiteUa 
gran  dudad  de  Babilonia,  aquella  niecte 
oiudad;  porque  en  una  hora  vino  tn 
Jaldo  " ! 

11  Y  los  mercaderes  de  la  tierra  llora- 
rán y  se  lamentarán  sola»  ella»;  par- 
que ninguno  comprará  mas  sus  mcr- 
oaderias, 

18  Mercadería  de  oro,  y  de  plata,  y  de 

[liedraa  preciosas,  y  de  margaritas,  y  de 
ino  fino,  y  de  escarlata,  y  de  seda,  y 
de  grana,  y  de  toda  madera  olorosa,  y 
de  todo  vaso  de  marfil,  y  de  todo  raao 
de  madera  predosa,  y  de  metd,  y  de 
hierro,  y  de  máimd ; 

18  Y  canela,  y  olores,  v  ungOentos,  y 
de  indenso,  y  de  vino,  y  de  acdte,  y  flor 
de  harina,  y  trigo,  y  de  bestias,  y  de 
ovejas ;  y  de  caballos,  v  de  carros,  y  de 
siervos,  y  de  dmas  de  hombrea. 

14  Y  los  frutos  dd  deseo  di  t«  alma 


•ver.  L 


rBs.l&S7. 


flHach.4. 
37.18. 


^Omf.Vkia. 


*Sz.«S.l 

»oaB.i4.& 
iB.a.8. 

Jar.  U.  8. 
*Is.  11.21. 


i: 


84.11.11. 

rar.  ca  ». 
ySLSZ. 
rfOn.14  8. 

yilTs.       ¡ 


•Jar.a.« 

49. 

SUB.&17. 
/JacSLá. 

tc»f.u.-o. 

&8sLU7.& 


fia.  47.  7. 


«  Jer.  «L» 


ISS.IL11 
17. 


>Bs.S7.V. 


A.JK9t, 


EL  APOCALIPSIS,  XIX,  XX. 


A.D.  M. 


■Ia.16.1A. 


P  Jos.  7.  8. 
ls.27.  aOL 


TJar.Sl.48. 

«-  Cap.  19.  % 

La.  18.  7.8. 


'Jor.  Sl.U. 


fj«r.  35.1a 


•Jor.r.M. 

jlS.  9. 

788.11. 
•Ib.  28.8. 
«  Na.  8.  4. 

'Jer.Sl.49. 


•afcp.ll.lfi. 


»  Gap.  10.  7. 


•Cap.l&90. 

d  Ofcp.  18.  9, 
18. 
Is.84.10. 


se  ap«rtuon  de  tf;  y  todas  las  oom* 
gneaaa  y  excelentes  te  han  fritado,  y 
nunca  mas  las  hallaiAs. 

15  Loa  meroaderes  de  estas  cosas,  que 
ae  han  enriquecido,  se  pondiAo  l^jos  de 
ella,  por  el  temor  de  su  tonnento,  llo- 
rando y  lamentando, 

16  Y  diciendo :  ¡  Ay,  ay,  aquella  gran 
ciudad,  que  estaba  Testids  de  lino  fino, 
y  de  escarlata*,  y  de  grana,  y  estaba 
adornada  con  oro,  y  de  piedras  preci- 


tas, y  de  perlas ! 
17  roí 


<  Bal.  «7.  L 


orque  en  una  hora  han  «ido  deso- 
ladas tantas  riquesas.  Y  todo  patrón,  y 
todos  los  que  vli^an  en  nares,  y  mari- 
neros, y  todos  los  que  trabajan  en  el 
mar,  se  estufieron  de  l^Jos; 

18  Y  Tiendo  el  humo  de  su  incendio, 
dieron  toccs,  diciendo :  ¿  Qué  dudad 
era  sem^ante  á  esta  gran  ciudad  ? 

19  Y  echaron  polvo  sobre  sus  cabezasj», 
y  dieron  voces,  llorando  y  lamentandio, 
diciendo :  ¡  Ay,  ay,  de  aqueila  gran  ciu- 
dad, en  la  cual  todos  los  que  tenían  na- 
TÍOS  en  la  mar,  se  hablan  enriquecido 
de  sus  riquezas;  que  en  ima  hora  ha 
sido  desolada ! 

SO  Alégrate  sobre  ella,  cielo,  y  vosotros 
santos  ap<3stole8  ¡nrofetas;;  porque  Dios 
ha  vengado  vuestra  cansa  en  ella*'. 

21    5  Y  un  ángel  fuerte  tomó  una 

{liedra  como  una  grande  piedra  de  mo- 
ino,  y  la  echó  en  la  mar,  diciendo : 
Con  tanto  ímpetu  será  derribada  Babi- 
lonia, aquella  grande  eiudad,  y  nunca 
Jamás  Borá  hallada*. 

93  Y  voz  de  .tañedores  de  arpas,  y  de 
miisieos,  y  tafiedores  de  flautas  y  de 
trompetas,  no  será  mas  oída  en  a ;  y 
todo  artífice  de  cualquier  oficio,  no  será 
mas  hallado  enr  ti ;  v  el  sonido  de  muela 
no  será  mas  en  tí  oído  ' : 

93  Y  luz  de  antorcha  no  alumbrará 
mas  en  ti :  y  voz  de  esposo  ni  de  esposa 
no  será  mas  en  tí  oiaa«:  porque  tus 
mercaderes  eran  los  magnates  de  la  ti- 
erra •;  porque  en  tus  hechicerías  todas 
las  gentes  han  errado*. 

84  Y  en  ella  ñié  hallada  la  sangre  de 
los  profetas  y  de  los  santos,  y  de  todos 
los  que  han  sido  muertos  en  la  tierra'. 

CAPITULO  XIX. 

Trtutifo  V  tantico  de  lo»  urnto»  for  la  ruina 
de  Babilonia,  ñor  d  reino  <i«  Dto»,  y  por  loa 
hodat  dd  Oormro,  SI  ánad  que  mandeAa 
eteriUr  la$  palabraa  dé  Dio»,  no  eoiu<M(« 
Ber  adarado.  Jeiu-OritlOt  Verbo  de  Dio», 
briwfa  de  mu  enemigoi, 

DESPUÉS  de  estas  cosas  oí  una  gran 
voz*  de  eran  compañía  en  el  cielo, 
que  decía:  Aleluya:  Salvación,  y  honra, 
y  gloria,  y  potencia  al  Señor  Dios  nues- 
tro: 

9  Porque  sus  jnictos  son  verdaderos  y 
Justos  i;  poique  él  ha  Juzgado  á  la 
grande  ramera  que  ha  corrompido  la 
tierra  con  su  fornicación,  y  ha  vengado 
la  sangre  de  sus  siervos  de  la  mano  de 
ella  e. 

8  Y  Otra  vez  dijeron  t  Aleluya.  Y  su 
humo  subió  para  siempre  jamas<(. 

4  Y  los  veintteuatro  ancianos,  y  los 
cuatro  animales  se  postraron  en  tierra,  y 
adoraron  á  Dios  que  estaba  sentado  sobre 
el  trono,  diciendo :  Amen :  Aleluya. 

5  Y  salió  una  voz  del  trono  que  decía : 
Load  á  nuestro  Dios  todos  sus  siervos,  y 
les  que  le  teméis,  así  pequeños,  como 
grandes. 

9  Y  ol  eomo  la  voz  de  una  grande  eom- 
pañía,  y  como  ruido  de  muchas  aguas,  y 
como  la  voz  de  grandes  truenos,  que  de- 
cían t  Aleluya.  Porque  reinó  el  Señor 
nuestro  Dios  TodopodienMo«. 


7  Gocémonos,  y  alegrémonos,  y  démos- 
le i^oiia;  porque  son  venidas  las  bodas 
del  Cordero/,  y  su  esposa  se  ha  apare» 
jado: 

8  Y  le  ha  sido  dado  que  se  vista  de  lino 
fino,  limpio,  y  brillante; ;  porque  el  Hno 
fino  son  las  JustMoadonea  de  los  santos. 

9  Y  él  me  dice :  Escribe :  Bienaventu- 
rados los  que  son  llamados  á  la  cana  del 
Cordero*.  Y  me  dijo :  Estas  palabras  de 
Dios  son  verdaderas. 

10  Y  yo  me  eché  á  sus  pies  para  ado- 
rarle. Y  él  me  dijo:  Mira  que  no  lo 
Hagat  i :  yo  soy  siervo  contigo,  y  con  tus 
hermanos  que  tienen  el  testimonio  de 
Jesús*.  Adora  á  Dios :  porque  el  testi- 
monio de  Jesús  es  el  espíritu  de  la  pro- 
fiecia^ 

11  ^  Y  vi  el  cielo  abierto,  y  hé  aquí 
un  caballo  blanco"*;  y  el  que  estaba 
sentado  sobre  él,  era  llamado  Fiel  y 
Verdadero»,  el  cual  con  Justicia  Juzga 
y  pelea*. 

12  Y  sus  ojos  eran  eomo  llama  de 
fuego/),  y  Juwia  en  su  cabeza  muchas 
diademas,  y  tenia  un  nombre  escrito 
que  ninguno  entendía  sino  él  mismo  f : 

18  V  estaba  vestido  de  una  ropa  teñida 
en  sangre**:  y  su  nombre  es  llamado  la 

rALABRA  DB  DlOS«. 

14  Y  los  ejércitos  que  edán  en  el  cielo  t 
lo  seguían  en  caballos  blancos,  vestidos 
de  lino  fixüsimo,  blanco  y  limpio. 

15  Y  de  su  boca  sale  lua  espada 
aguda»,  para  herir  con  ella  las  gentes : 
y  él  los  regirá  con  vara  de  hierro;  y 
él  pisa  ^  ^^9^*  <l^l  ^'i^o  ^^1  furor,  y 
de  la  ira  de  Dios  Todopoderoso. 

16  Y  en  su  vestidura  y  en  su  muslo 
tiene   escrito   este  nombre :    Rbt    db 

■BVXS,    Y    SbmOB    DB  SBJSORKS'. 

17  Y  vi  un  ángel  que  estaba  en  el 
sol,  y  clamó  con  gran  voz,  diciendo  á 
todas  las  aves  que  volaban  por  medio 
del  cielo :  Venid,  y  congregaos  á  la  cena 
del  gran  Dios», 

18  Para  que  comáis  carnes  de  reyes, 
y  de  capitanes,  y  carnes  de  fiíertes,  y 
carnes  de  cabrios,  y  de  los  que  están 
sentados  sobre  ellos;  y  caimes  de  todos, 
libres  y  siervos,  de  pequeños  y  de  gran» 
des. 

19  Y  vi  la  bestia,  y  los  reyes  de  la 
tierra,  y  sus  ejércitos  congregados  pora 
hacer  guerra*  contra  el  que  estaba  sen- 
tado sobre  el  caballo,  y  contra  su  ctjér- 
cito. 

80  Y  la  bestia  fué  presa,  y  con  ella 
el  falso  profeta  que  habla  hecho  ias 
señales  delante  de  ella,  con  las  cuales 
haUa  engañado  á  los  que  tomaron  la 
señal  de  la  bestia,  y  hablan  adorado 
su  imagen  h.  Estos  dos  fueron  lanzados 
vivos  dentro  de  un  lago  de  fuego  ardi- 
endo en  azuflre«. 

81  Y  los  otros  flieron  muertos  con  la 
espada  que  salía  de  la  boca<'  del  aae 
estaba  sentado  sobre  el  caballo,  y  tooas 
las  aves  fueron  hartas  de  las  carnes  de 
dloo. 

CAPITULO  XX. 

BU  ántfd  encadena  á  Batana»  en  el  oMnao  por 
el  tiempo  de  mü  alio»  /  durante  lo»  etude»  loa 
Jueto»  reinarán  e&n  Cfrieto  en  la  primera 
reemreeeion.  BueUo  deepme»  Batano»,  nm- 
eve  á  Qog  y  á  Magog  contra  la  Ciudad 
eantai  pero  d  cielo  enviari  fueao  que  le» 
devorara.  Jkepue»  J»»u-Orido  Jutgará  á 
todo»  loe  muerto». 

Y  VI  un  ángel  descender  del   délo» 
que  tenia  la  llave  déí  abismo  a,  y 
una  grande  cadena  en  su  mano. 

8  Y  prendió  al  dragón,  aquella  serpi- 
ente antigua,  que  es  el  diablo  y  Sata» 
nas>,  y  le  ató  por  mil  afios  «; 


/2  00.11.x 
Xt5.S2. 


'  Cap.  8.  4. 
Is.ei.10. 


*  Mat.  as.  2, 

•te. 

Ln.  14. 15. 

•  Gap^.8,9. 

iGBp.l2.17. 
Unan  5.10. 

/  Cap.  23. 6. 

lPed.1.11. 

2Fed.l.21. 
"» Cap.  6.  i 

"Cap.  3. 14. 
•Sal.  45. 8,4. 

Ib.  11.  4. 
P  Csp.  1. 14. 

y2.^a 
9juec.13.18. 

'la.  6&S. 
'  Joan  1. 1. 
(Judas  14. 


"Cap.  1.16. 
*  Sal.  2.  9. 
'  Cap.  14. 
19,80. 


y  Gap.  17. 14. 


'Es.  3».  17. 


«Ctop.16.14. 


»  Cap.  13. 14. 
716.13. 
•Cap.  20. 10. 

■fver.  15. 


•Oai^«.L 


»Cap.ia.9L 
«Ia.fl4.ai/B. 


Á.D,M. 


EL  APOCALIPSIS,  XKL 


i.B.« 


li  Dk.  &  17. 


•Dft.7.9,32. 

Lii.22.90w 

/1G0.6.2.S. 


fc  Bo.  8. 17. 
8TLSL13. 

aCb.lfi.38, 

•te. 
ITm.í.16. 


k  Cap.  S.  11. 

7  21.8. 
t  Csp.  1. 6. 

ii^a.9. 


"Es.  88. 2. 
789.1. 


"OKi».l».aO. 

*  Joan  5. 22. 
P2P«d.8.10. 

fi  Da.  7. 10. 

«-UiU.  16.27. 
«Oap.8w8. 

(100.18.28. 
«Uat.  26.41. 


•Lk  68.17, 
19. 

T66.22. 
Bo.  8. 81. 
8Fed.8.18. 

H«K11.10. 
713.22. 
•3Call.S. 

Si.  28. 

•Cap.  7. 17. 
Il.V.8. 

/io>.i&a6. 


8  Y  «nakAo  al  abimo,  ;  le  eaotnó, 

ÍkIKS'  aobic  ¿1,  porque  no  engafie  mu 
las  naciones,  hasU  que  mil  aftos  sean 
cumplido!:  7  después  de  esto,  es  n«- 
ocsacio  que  sea  desatado  un  poco  de 
tíenopo. 

4  Y  TÍ  sillas,  7  se  sentaron  sobre  ellas  «, 

Í'  les  fü¿  dado  juicio/:  7  vi  las  almas  de 
os  degollados  por  el  testimonio  de  Jesús, 
7  por  la  palabra  de  Dios^,  7  que  no  ha- 
tñan  adorado  la  bestia,  ú  á  su  imagen, 
7  que  no  recibieron  tu  ÉtÜal  en  sus  tren- 
tes, ni  en  sus  manos ;  7  vivieron  7  reina- 
ron  con  Cristo  mil  aüos^. 

6  Mas  los  otros  muertos  no  tomanm 
á  TÍTír  basta  que  sean  cumplidos  mil 
años.   Esta  «*  la  primara  resurrección  •'. 

6  Bienaventurado  7  santo  el  que  tiene 
parte  en  la  primera  resurrección :  la  se- 
gunda muerte  no  tiene  potestad  en  es- 
tos ic ;  Antes  serftn  saoerootes  de  Dios  7 
de  Cristo  i,  7  reinarán  con  él  mil  a&os. 

7  5  Y  cuando  los  mil  años  fueren 
cumplidos.  Satanás  será  suelto  de  su 
prisión, 

8  Y  saldrá  para  engañar  las  naciones 
que  están  sobre  los  cuatro  ángulos  de 
la  tierra,  á  Gog  7  Magoga»,  á  fin  de 
oongregúrkes  para  la  batalla ;  el  numero 
de  los  cuales  et  como  la  arena  de  la 
mar. 

9  Y  subieron  sobre  la  anchura  de  la 
tierra,  7  circundaron  «\  campo  de  los 
santos,  7  la  ciudad  amada:  7  de  Dios 
descendió  fuego  del  cielo,  7  los  devoró. 

10  Y  el  diablo  que  los  engañaba,  foé 
lanzado  en  el  lago  de  friego  7  azufre, 
donde  está  la  bestia  7  el  falso  profeta  m, 
7  serán  atormentados  dia  7  noche  para 
siempre  jamás. 

11  ^  Y  vi  un  gran  trono  blanco,  7  al 
que  estaba  sentado  sobre  él«,  de  delante 
dd  cual  hu7Ó  la  tierra  7  el  cielo,  7  no 
fuó  hallado  el  lugar  de  ellosj>. 

18  Y  vi  los  muertos,  grandes  7  peque- 
ños, que  estaban  delante  de  Dios ;  7  los 
libros  fueron  abiertos :  7  otro  libro  fué 
abierto f, el  cual  es  de  la  vida:  7  fueron 
juzgados  los  muertos  por  las  cosas  que 
estaban  escritas  en  los  libros,  segim  sus 
obras  r. 

13  Y  el  mar  dio  los  muertos  ^ue  esta- 
ban en  él;  7  la  murarte  y  el  mfiemo' 
diwon  los  muertos  que  estaban  en  ellos : 
7  filé  hecho  juicio  de  cada  uno  s^gun 
sus  obras. 

14  Y  el  infierno  7  la  muerte  fueron 
lanzados  en  el  lago  de  fuego  t.  Este  es 
la  muerte  s^pinda. 

16  T  el  que  no  fué  hallado  escrito  en 
el  libro  de  la  vida,  fué  lanzado  en  el 
lago  de  fiiego«. 

CAPITULO  XXI. 

NuMO  eido  y  nutta  turra,  BienavmUurado 
atad»  át  h$  Juiio»,  y  d«$eutroia  nuríé  de 
Im  iMemferM.  Dmeripeüm  d$  I»  dudad  «•- 
UtUal  de  Jenualem,  mitiiea  e^foia  dd  Dt- 
vího  Oordero. 

Y  VI  un  cielo  nuevo,  7  una  tierra 
nueva*:  porque  el  prinier  cielo  7  la 
primera  tierra  se  fueron,  7  d  mar  7a 
no  es. 

5  Y  70  Juan  vi  la  santa  ciudad,  Jeru- 
salem  nueva  b,  que  descendía  del  cielo, 
de  Dios,  dispuesta  como  una  esposa  ata- 
viada ptira  su  marido «. 

8  Y  oi  una  gran  voz  del  délo  que 
decia:  Hé  aqui  el  tabernáculo  de  Dios 
con  los  hombres,  7  morará  con  ellos ;  7 
ellos  serán  su  pueblo,  7  el  mismo  Dios 
será  su  Dios  con  eUos< 

4  Y  limpiará  Dios  toda  lágrinM  de  los 
ctjos  de  ellos  «t  7  la  muerte  no  será 
mas/:  7  no  habrá  mas  Uánto,  ni  cla- 


mor, ni  dolor  ¡  porque  laa  primeras  oo> 
sas  son  pasadas. 

6  Y  el  que  estaba  sentaSo  en  el  trono 
d^o :  Hé  aqui,  70  bago  nuevas  todas  las 
cosas.  Y  me  dijo :  Escribe:  porque  estas 
palabras  son  fieles  7  verdaderas; . 

6  Y  dijome :  Hecho  es  A.  Yo  S07  Alpha 
7  Omega,  el  principio  7  d  fin  • .  Al  que 
tuviere  sed,  70  le  daré  de  la  fuente  dd 
agua  de  vida  gratuitamente*. 

7  El  que  venderé,  poseerá  todas  las 
cosas ;  7  70  seré  su  Dios,  7  él  será  mi 
hijo. 

8  Mas  á  los  temerosos',  é  incrédulos,  á 
los  abominables"*,  7  homiddas,  á  los 
fornicarios,  7  hechiceros,  7  á  los  idóla- 
tras, 7  á  todos  los  mentirosos*,  su  parte 
terá  en  el  lago  ardiendo  con  fuego  7 
azufre,  que  es  la  muerte  segunda. 

9  ^  Y  vino  á  mi  uno  de  los  siete 
ángeles,  que  tenían  las  siete  copas  llenas 
de  las  siete  postreras  plagas*,  7  hablé 
conmigo,  diciendo :  Ven  acá,  70  te  mas- 
tzaré  la  esposa,  mujer  del  Cordero^. 

10  Y  llevóme  en  espíritu  á  un  grande  7 
alto  monte,  7  me  mostró  la  grande  Cía- 
dad  santa  de  Jerusalem  que  descendía 
del  cielo  de  Dios, 

11  Teniendo  la  claridad  de  Dios:  7  su 
luz  era  semejante  á  una  piedra  predosi- 
sima,  como  piedra  de  jaspe,  resplande- 
ciente como  cristal  f . 

12  Y  tenia  un  muro  grande  7  alto  con 
doce  puertasr;  7  en  Tas  puertas,  doce 
ángeles,  7  nombres  escritos,  que  son  tot 
de  las  doce  tribus  de  los  hijos  de  Is- 
rael. 

13  Al  oriente  tres  putftas;  al  norte 
tres  puertas;  al  mediodía  tres  puertas; 
al  poniente  tres  puertas. 

14  Y  el  muro  de  la  ciudad  tenia  doce 
fundamentos,  7  en  dios  los  doce  nom- 
bres de  los  doce  apóstoles  del  Cordero*. 

15  Y  d  que  hablaba  conmigo,  tenia  una 
medida  die  una  caña  de  oro  para  medir 
la  dudad,  7  sus  puertas,  7  su  moro  i. 

16  Y  la  ciudad  está  situada  7  puesta  en 
cuadro,  7  su  largura  es  tanta  oonM  su 
anchura:  7  él  midió  la  dudad  con  la 
caña,  y  tenia  doce  mil  estadios :  la  lar 
gura,  j  la  altura,  7  la  anchura  de  día 
son  iguales. 

17  Y  midió  su  muro,  y  tenia  dento 
cuarenta  7  cuatro  codos,  de  medida  de 
hombre,  la  cual  es  del  ángd. 

18  Y  el  material  de  su  muro  era  ée 
jaspe;    mas   la  ciudad   era   oro   puro 
semejante  al  vidrio  limpio. 

19  Y  los  fundamentos  del  muro  de  la 
dudad  eaUüto»  adornados  de  toda  piedra 
preciosa».  £1  primer  fundamento  era 
jaspe ;  el  segundo,  záfiro ;  el  tercero, 
calcedonia;  d  cuarto,  esmeralda; 

20  El  quinto,  sardónica;  d  sexto,  sar- 
dio ;  el  séptimo,  crisólito  ¡  d  octavo, 
berilo ;  el  nono,  topado ;  d  décimo, 
críscmntso  ;  d  undódmo,  jacinto ;  d 
duodécimo,  ametisto. 

81  Y  las  doce  puertas  «ron  doce  perlas, 
en  cada  una,  una;  cada  puerta  era  de 
una  perla.  Y  la  plaza  de  la  dudad  ero 
oro  puro,  como  vidrio  resplandeciente. 

S8  Y  no  t1  en  día  templo ;  porque  el 
Señor  Dios  Todopoderoso  ea  el  templo 
de  ella,  7  d  Oordexo. 

23  Y  la  ciudad  no  tenia  necesidad  de 
wl  ni  de  luna  para  que  reaplandezean 
en  ella :  porque  la  claridad  de  Dk»  la 
iluminó,  7  el  Oordexo  era  su  lnmbi<eca*i. 

84  Y  las  gentes  que  hubieren  sido  salvas 
andarán  en  la  lumbre  de  ella;  7  los  re7es 
de  la  tierra  tzaenán  su  gloria  y  honor  á 
día'. 

85  Y  sus  puertas  nunca  serán  cerradas 
de  dia,  porque  allí  no  habrá  no^c 


AGkikI«.17. 

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72L13. 

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JualU;! 
14.  I 

7  7.  S7.      I 
fLa.llilL; 

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f  019.4.1 

'Es.  48.11,, 
etc. 


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IS.5LU. 


S1& 


31 
«lsA3.a 


A.D.96. 


EL  APOCALIPSIS,  XXIL 


A.D.96. 


y  la.  £2.1. 

Joel  i.  17. 

lOo.&9,ia 

G«.6.18, 

3L 
■Cap.  13.  8. 


•Clkp.2l.2L 
»Oip.2.7. 

•El.  47. 12. 


<C•^7,15. 
•  Jiun  17. 

Si. 

lCb.lS.12. 

lJnMi.8.2. 
/Cap.  S.  12. 

«Cap.2L28, 
26. 
iBdLge.9. 

<0ap.2L6. 


ICkp.LL 
/ver.  10,12, 

20. 

Cap.  8. 11. 


■Cap.  19.101 


L. 


96  Y  IleruéB  la  gUnia  y  la  honra  de 
las  nacionM  á  ella. 

87  No  entrará  en  ella  ninguna  ooia 
mda,  4  que  hace  abominación  ;  men- 
tira';  tino  aoiamente  lo*  que  ettán  es- 
critoa  en  d  libro  de  la  vida  del  Cor- 
dero*. 

CAPITULO  XXII. 

ComUimm  la  admirabU  jdntura  de  la  ecto- 
tM  JmnuoUm,  «  eo»  tUa  d  ApoeaUfi  6 
KndaéUm  d»  Jen-Oriilo  d  m  dUefptUo 
amadoi  d  emat  m  podrí  para  adorar  at 
áagd,  y  M«  m  lo  prohMi  mUmámitU  do 
MMM  JIM  á  Dio§  adoraoo. 

DESPUÉS  me  moaCró  un  rio  limpio 
de  agua  de  vida,  resplandeciente 
como  cristal,  que  salia  del  trono  de  Dios 
7  del  Cordero. 

fl  En  el  medio  de  la  plaza  de  ella*,  y  de 
la  una  j  de  la  otra  parte  del  rio,  estaba 
el  árbol  de  rida  h,  que  llera  doce  finitos, 
dando  cada  mes  su  fruto :  j  las  hojas 
del  árbol  era»  para  la  sanidad  de  las 
naciones  «. 

8  Y  no  habrá  mas  maldición ;  sino  que 
el  trono  de  Dios  j  dá  Cordero  estará  en 
ella,  y  sus  sierro*  le  8cr?irán^ 

4  Y  verán  su  cara*;  y  su  nombre 
estará  en  sus  flrentei/. 

6  Y  allí  no  habrá  mas  noche; ;  y  no 
tienen  necesidad  de  lumbre  de  antorcha, 
ni  de  lumbre  de  sol;  porque  el  Sefior 
Dios  los  alumbrará  A :  y  reinarán  para 
siempre  Jamás. 

6  ^  Y  me  dijo:  Estas  palabras  son 
fieles  y  verdaderas  •'.  Y  el  Sefior  Dios 
de  lo*  santos  Profetas  ha  enviado  su 
ángel,  para  mostrar  á  sus  siervos  las 
cosas  que  es  necesario  que  sean  liechas 
presto*. 

7  Y  h¿  aquí  vengo  presto' :  Bienaven- 
turado el  que  guarda  las  palabras  de  la 
profecía  de  este  libro. 

8  Yo  Juan  eojf  el  que  ha  oido,  y  visto 
estas  cosas.  Y  después  que  hube  oido  y 
visto,  me  postré  para  adorar  delante  de 
los  píes  del  ángel  que  roe  mostraba  es- 
tas cosas». 


9  Y  él  me  d^o :  Mfara  que  no  lo  hagaa ; 
porque  yo  soy  siervo  contigo,  y  con  tus 
hermanos  los  profetas,  y  con  los  que 

Suardan  las  palabras  de  este  libro.    A- 
ora  á  Dios. 

10  5  Y  me  d^o :  No  selles  las  palabras 
de  la  pnrf!MÍa  de  este  libro;  porque  el 
tiempo  está  cerca  ». 

11  El  que  es  injusto,  sea  injusto  aun  • : 
y  el  que  es  sudo,  ensdoiese  todavía :  y  el 
que  es  justo,  sea  aun  Justo:  y  el  santo 
soa  santo  todavía. 

18  Y  lié  aquí,  yo  vengo  prestoj»,  y  mi 
galardón  conmigo  f,  para  recompensar  á 
cada  uno  según  ftiere  su  obrar. 

18  Yo  soy  Alpha  y  Omega«,  el  princi- 
pio y  el  fin,  el  primero  y  el  postrero. 

14  Bienaventurados  ||  los  que  guardan 
sus  mandamientos ;  para  que  su  potencia 
sea  en  el  árbol  de  la  vida,  y  que  entren 
por  las  puertas  en  la  dudad. 

15  Mas  los  perros  estarán  faen*,  y  ios 
h^hiceros,  y  los  disolutos,  y  los  homi- 
cidas, y  los  idólatras,  y  cualquiera  que 
ama  y  hace  mentira». 

16  4  Yo  Jesús  he  enviado  mi  ángel 
para  daros  testimonio  de  estas  cosas  en 
las  iglesias*.  Yo  soy  la  raiz  y  el  linaje 
de  David',  la  estrella  resplandeciente, 
y  de  la  mañana. 

17  Y  el  Espíritu  y  la  Esposar  dicen: 
Ven  •.  Y  el  que  oye,  dixa :  Ven.  Y  el 
que  tiene  sed,  venga.  Y  el  que  quiere, 
tome  del  agua  de  la  vida  de  naide  •. 

18  ^  Porque  protesto  á  cualquiera  que 
oye  las  palabras  de  la  profecía  de  este 
libro:  Si  alguno  afladiere  á  estas  co- 
sas b.  Dios  pondrá  sobre  él  las  plagas 
que  están  escritas  en  este  libro. 

19  Y  ai  alguno  quitare  de  las  palabras 
del  libro  de  esta  profecía.  Dios  quitará 
su  parte  del  libro  de  la  vida,  y  de  la 
santa  dudad,  y  de  las  cosas  que  están 
escritas  en  este  libro. 

90  £1  que  da  testimonio  de  estas  cosas 
dice:  Ciertamente  vengo  en  brove*.  A- 
men,  sea  así.   Ven,  Sefior  Jesús  d. 

SI  ^  La  grada  de  nuestro  Sefior  Jesu- 
cristo sea  con  todos  vosotros.    Amen. 


FIN  DEL  NÜEYO  TESTAHENTO. 


"Da.  8.  98. 

y  12. 4 
•lht.2S.ia 

2  Ti.  S.  18. 

f  8of.  1. 14. 

<  u  40.  la 

•^  Cap.  90. 12. 

'pap.L8J7. 
la.  44.6. 

IBoUeenal- 
gunos  Xa- 
austritos 
antigua 
"loegua 
lawametu 
vestida- 
ras." 

II1.8.2. 
•Cap.  21.  8, 
27. 

•  Oap.  1. 1. 

•  Oap.  8. 6. 
Is.  111,10, 

'Cap.  21.2,9. 
'Is.58.1. 

•  Cap.  21.  6. 


«Pr.aac 


•  wr.  7.  IZ 
4Heb.9.28. 


V 


*^bc<4<fii 


■¿ 


^  MrirU<Jl 


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lOÚ  )