TEATRO CÓMICO
QALiKRIA LIRIGO-DRAMA TiGA
LAS MANÍAS
JtGUKTE COMICO-LIRICO E\ M ACTO Y E\ PROSV
ORIGINAL DE
C4RL0S ARNICHES y GONZALO CANTÓ
MÚSICA DEL MAESTRO
DON MANUEL FERNÁNDEZ CABALLERO
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MADRID
ftyiJENTO ÍL MIÍLOGO CE ESIft GftLEÉ DE 1,' DE EiERO DE
G01sK:E1DXJ^& y JDTlJ^ls/LA.&
i «e.
títulos
Amor, caretas y celos
El juguete nuevo
El fruto prohibido .
¡El siete!
Sol
ACTOS
AUTORES
López y Gómez Arcos. .
Juan de Luz
Salvador María Granes.
Manuel Labra
Hermua y Liminiana .
Parte
que
corresponde ¡
Todo
Todo
Todo
Mitad
Todo
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y
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2
1
3
A Roma por todo
Con la miel en los labios.
Elg-olpe de Gracia
El Juicio de Fuenterreal. .
El país de los insectos
El perro de Margarita
El rey cte oros
Fiíuras y Figurones
Habanos y Filipinos
La invencible • —
La LoliUa ba parecido . .
La Marmota
La noche del 31
La villa de Madrid
Las manías... •
Las mañanas del Retiro. .
Los embusteros
Los tíos
Los tomadores
Ni en broma
Procedente de empeños. .
Quien no tiene padrino
Un pagaré álaóraen . ..
Un pintor de historia . . . .
La orgia
Un proceso
D. Enrique Sánchez Seña. .
ídem
ídem y Sedó
E. L. Marín y E. Ayuso.
Enrique F. Campano. . . .
López y Gómez Arcos. . .
C. Navarro
López y Gómez Arcos. . .
Enrique Sánchez Seña. .
L. Gabaldóny A. Molina.
Enrique Sánchez .Seña. .
\. Vidal
ídem. ..
Enrique Sánchez Sena.,
Arniches y Cantó
Enrique F. Camtano....
Fiacro Irayzoz
Julio Ruiz
José Viera y A. Fañosa,
Sedó • •^••■
Enrique Sánchez Sena.
ídem
José Usúa
Enrique F. Campano....
J. Nombela (6.' parte).,
López y Gómez Arcos.. ,
L.
L.
V2 L.
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LAS IV1AINIA.S
Esta obra es pro{ iedad de sus autores, y radie podrá.,
sin su permiso, reimprimirla ni represectarla en Espa-
ña y sus posesiones de Ultramar, m en los países con
lus cuales haja celebraáis ó se celebren en adelante
contratos internacionales de propiedad literaria.
Los autores se reservan el derecho de traducción.
Los comisionados reí TEATRO CÓMICO, Galería
lirico-dramatica de D. í^uis Aruej, son los exclusiva-
mente encarg-ados del cobro de los derechos de pro-
piedad.
Queda hecho el depósito que marca la lay.
LAS MANÍAS
JUGUETE COMICO-LIRlCn B UN ACTO Y EN PROSA
ORIGINAL DE
CARLOS ARNICHES y GONZALO CANTÓ
MÚSICA DEL MAESTRO
D. MANUEL FERNÁNDEZ CABALLERO
Estrenado en el TE ATE O ESLAVA la noche del 45 de
Noviembre de 1888
>^e|^^§^^—
MADRID
R. VELASCO, IMPRESOR, RUBIO, 20
1889
REPARTO
FEKSOITAJES ACTOEES
DOÑA CONCHA Sra. Baeza.
MARGARITA Srta. Pino.
PEPA Parra.
DON INOCENTE Sr. Larra.
DON BÁRBARO Carreras.
MANOLITO Mesejo.
DON RAFAEL Lacasa.
4CT0 ÜNICO
Sala modestamente amueblada y con abigarramiento; puerta y ven-
tana á la derecha, dos puertas á la izquierda y puerta al foro.—
A la izquierda, y entre las dos puertas, un piano.— Sofá y dos si-
llas en primer término.
ESCENA PRIMERA
DOÑA CONCHA, PEPA y MARGARITA; ésta tararea estudiando
al piano.
Cc»N. Bueno, veinticuatro, ¿y qué másV
Pepa Cebolletas, quince.
Con. (contando.) Treinta y nueve, sigue.
Pepa Treinta y cinco, de tres huevos...
Con. ¡Uy, qué escándalo!
Pepa ¡Si los ponen en las nubes, señora!
C«jN. ¡Qué nu])es! Los ponen en los gallineros.
Pepa Dos onzas de carne por un lao, y dos por
otro lao...
Con. Son cuatro onzas por todos lados.
Pepa Y diez de huesos.
Con. Mira, mañana disminu3'e la carne, que es
uno de los enemigos del alma, y aumenta
los huesos.
Pepa ¿Que aumente los huesos? ¡Señora, por Dios,
que ayer dijo don Inocente que si seguimos
quitando carne y añadiendo huesos, van á
quedar las comidas en esqueleto! (Margarita
hace escalas )
607315
o TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
Con. Hija, ¿quieres hacer el favor de callar, que
no nos entendemos? Sigue, Pepa, sigue.
Pe)-a El melón, dos reales.
Mar. (Cantando.) ¡MÍO Car O, mió caro!
Cotí. Si, hija. Muy caro, muy caro.
Pepa ¿Caro? Pus cómprelo usté más barato.
Con. ¡Si se refiere á Los Hugonotes!... Continúa:
ochenta y diez...
Pepa Pus noventa y ocho cabales.
Con. Hija, cuentas como un ministro de Ha-
cienda. ¿Le has traído las orejas á don Bár-
baro?
Pepa Pus claro. ¡Ah! Lo que se me ha olvidao son
las patas de ustedes.
Con. ¡Mira que olvidártese las patas! Buenos va-
mos á andar con tu falta de memoria; anda,
anda, ya sumaremos luego la cuenta, (vase
Pepa.)
ESCENA II
doña concha y MARGARITA
Con. i Ay, Dios mío! ¡Qué harta estoy de esta vida!
Todo se pone mal, todo encarece, todo ha
subido, hasta el cerdo. ¡Mira que subir el
cerdo, una cosa que siempre ha ido por lo&
suelos!... (pausa.) Pero, hija, ¿qué haces? ¿es-
tás triste? (Margarita, que habrá estado pensativa,,
se levanta y cierra el piano.)
Mar. Pues, sí, estoy triste.
Con. Siempre será ese zoquete de Manolito el que
te preocupa.
Mar. Sí, le amo, le adoro. Pero tu proceder para
con él ha sido horrible, inhumano, ¡despe-
dirle! ¡ün chico que prometía tanto!
Con. Sí; precisamente le he despedido porque no
hacía más que prometer.
Mar. ¡Pero, mamá!...
Con. Nada, nada, hija, no te empeñes, porque no
vuelvo á recibirle.
Mar. .El me ayudaba á cantar los dúos.
LAS MAMAS. — ARNICHES Y CaNTC»
Con. No importa, ¿quieres que me arruine y no
pueda seguir costeando tu educación artís-
ticas? Los tres huéspedes que nos quedan
pagan mal y tarde. Don Inocente, ese músi-
co compositor de tres al cuarto, cada vez
que le pido el dinero, me dice: «Déme us-
ted un compás de espera, señora.» Yo creo
que son seis compases de espera lo que me
debe ya. Si es los otros, hacen lo mismo.
Además, decidida como estoy á tomar ese
profesor de canto amigo de don Inocente,
necesito un dineral; conque ya ves.
Mar. (Al fin se decide, ¡qué alegría!) Es verdad,
tienes razón, mamá, soy una ingrata, te
pago mal.
Con. Como me paga todo el mundo, desde que
tengo casa de huéspedes.
Mar. Yo seré buena, verás; yo estudiaré. Ya de-
seo que venga el profesor.
Con. Voy adentro á arreglar la casa. Estudia,
hija, estudia, á ver si acal)as hoy con las
joyas de Fausto, porque si no vamos á aca-
bar con las nuestras. ¡Ay, qué ganas tengo
de verla de tiple aljsolutista de una compa-
ñía! (Vase foro izquierda.)
ESCENA III
MARGARITA y luego PEPA, foro derecha.
Mar. ¡Pobre mamá! ¡Cómo la voy á engañar! ¡Pero
si le amo tanto!... En fin. Dios nos saque
con fortuna del enredo inocente, pero peli-
groso, que proyectamos.
Pepa ¡Señorita! (con misterio.)
Mar. ¿Qué, qué ocurre?
Pepa El señorito Manolo se ha quedado en la
calle.
Mar. ¡Toma, ya lo sé, desde que le dejaron ce-
sante!
Pepa No es eso, digo que está abajo.
Mar. ¿Sí?
TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
Pepa Sí, señora, y me ha dado esto para usted.
Mar. a ver, á ver. (Le entrega un papel en vez de la
carta. -Leyendo.) «Servilletas, tres...» Mujer,
esto es la cuenta de la lavandera.
Pepa ¡Ah; pues me he equivocao! Sí, justo, esta
es, (Le entrega una carta.) v también me ha dao
un pellizco.
Mar. ¿Para mí?
Pepa No me ha dicho na.
Mar. ¡Qué suerte tienes, hija!
Pepa No tenga usted celos; él me ha pelUzcao á
mi, pues usted pellizque al carbonero de en-
frente, que es mi novio, y en paz. (Margarita
lee la carta en voz baja.)
Mar. El pobre está impaciente... ¡Nada, hay que
decidirse! Vamos á mi cuarto, le contestaré
y le bajas la carta.
Pepa ¡Ah! Que sea más tierna que la de ayer.
Mar, ¿Por qué?
Pepa Porque dice que son su alimento^ y la de
ayer la encontró un poco dura.
Mar. Bueno, vamos. (Vanse foro izquierda.)
ESCENA IV
DON bárbaro, con unas pesas en la mano, primera izquierda;
DON INOCENTE, con papeles de música, primera derecha, y DON
RAFAEL, cargado con un pequeño caballete con su lienzo y una
paleta, por la segunda izquierda.
musiea
Raf. ¡Felices, señores!
Ino. ¡Querido pintor!
Bar. ¿Cómo va ese cuadro?
Raf. No puede ir mejor.
Ino. Yo con tantas tusas
ya confuso estoy.
BAR. Con mis ejercicios
un Hércules soy.
Los TRES Pues á callar
y á trabajar
sin dilación.
LAS manías. — ARNICHICS Y CANTO 9
A ver después
cuál de los tres
muestra más aplicación.
(Oedícanse los tres á sus tareas: uno piula, oiro com-
pone música y otro hace gimnasia.)
Inu. Vengan bemoles
y sostenidos.
BAR.
Vengan arrobas.
Raf.
Venga el pincel.
Ino.
Soy un Beethoven.
BAR.
8oY un atleta.
Raf.
So}^ un Murillo
y un Rafael.
Ino.
Tres compases.
BAR.
¡Caracoles! (Levantando las pesas.)
Raf.
¡Qué frescura, qué color!
Ino.
¡Esto tiene tres l^enioles!
Eso mismo digo yo.
BAR.
Raf.
El asunto me interesa.
Ino.
Re, mi, re, la, re, mi, re.
Raf.
¡Qué horizonte!
BAR
¡Cómo pesa!
Una, dos y tres.
Raf.
¡Bravo, bravo!
Bar.
Una, dos.
Raf.
¡Admirable!
Ino.
Sol, do, la.
Bar.
¡A la una!...
Raf.
¡Cuánta luz!
Bar.
¡A las dos!...
Ino.
Mi, re, do, si, la, sol, fa.
Los tres
Nuestra patrona
nos tiene hartos,
porque está siempre
pidiendo cuartos.
Y esto, señores.
no hay que dudar.
es un abuso
que hay que evitar.
A tres genios de este nombre y de este vuelo
cuya fama va elevándose hasta el cielo
no es posible que se atreva esa mujer
á pedirles dinero sin darles de comer.
iO TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
No;
no puede ser.
No,
y no será,
ó nadie sabe
lo que aquí sucederá.
BAR. ¡Tengo una idea!
fwl; I ¿Q"éideaes?
BAR. Una mu}^ buena
para los tres.
l^^^- i ;Para los tres?
JUr, Para los tres.
Cuando venga la patrona
y repita la canción,
la cojo como á las pesas
y sale por el balcón.
Raf Í ^'^^^^^^^ venga la patrona, etc.
BAR. Y saldrá,
sí, señor;
¡vaya si saldrá!
se lo digo yo.
Los TRES Guerra sin cuartel
á esa vil mujer
que nos pide sin cesar
lo que no le hemos de dar.
Hay que combatir
y hay que resistir,
hasta hacerla comprender
que sin pagar,
que sin pagar
debe darnos qué comer.
Y si persiste
en su opinión,
sin compasión
sin remisión,
del)e salir
por el balcón.
¡Ay, qué alegrón
voy á tener
si al fin me libro
de esa mujer!
LAS manías.— ARNICHES Y CANTÓ
Hablado
Ino. Conque, señores, ahora á trabajar. Yo voy
al piano á ver si termino este dúo, que es el
último de mi zarzuela, ¡una obra maestra!
Mire usted: acto ]jrimero, escena primera,
decoración de selva con puertas á ambos
lados.
Raf. ¡Hombre, eso me parece una atrocidad! ¿Para
qué pone usted puertas en una selva?
Ino. Para evitar que pase nada de contrabando
en escena. Además, tengo un motivo...
Raf. ¿Para qué, para ir á presidio?
Ino. ¡No, canastos! para la zarzuela, que es de
primer orden.
BAR. ¿Y qué tal, qué tal? ¿Dónde se la pondrán á
usted?
Ino. HombrCj los amigos que la conocen la po-
nen...
Raf. (De vuelta y media.)
Jno. Ayer le leí algunos trozos al empresario de
Leganés mientras comíamos un bifteck, y le
gustó muchísimo.
IUr. ¿El bifteck?
Ino. ¡Hombre, la obra!
Raf. ¿De modo que va la zarzuela á Leganés?
Ino. Sí, señor, y yo también.
BAR. ¡Gracias á Dios que le hacen á usted jus-
ticia!
Jxü. Y mire usted, buena falta me hace, á ver si
pago á doña Concepción.
Raf. La verdad es que la debe usted un dineral.
Jno. Pues más la debe usted.
Raf. ¿Yo?
Ino. Sí, señor; usted la debe uno y yo medio, y
medio siempre es menos que uno.
Raf. Bueno, pero es que yo la debo un mes y us-
ted medio año.
Ino. ¿Y dejará de ser lo que yo digo? Medio, sea
lo que quiera, sienq^re es menos que uno.
Y si no, que lo diga don Bárljaro, que tam-
poco paga.
12 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
BAR. Yo no pago, por una cuestión de amor
propio.
Ino. ¿Cuál?
BAR. ¡Claro! No está bien que á mí que tengo
tanta fuerza^ me venza ningún mes.
Ino. ¡Me alegro! porque así no tenemos nada que
echarnos en cara.
BAR. Yo, lo único que tengo que pueda echarles
en cara es una pesa.
Kaf. ' ¡Canastos!
Ino. r\o; gracias, gracias.
BAR. De todas maneras, para lo que se come...
Raf. No, pues usted no puede quejarse, porque...
Ino. Con dos flexiones de esas nos deja sin sopa.
BAR. Señores, señores... Miren ustedes qué plan-
cha Y03^ á hacer. ¡A una... úúú!... ¡Canario,
que no puedo!...
Ino. ^íe parece que la plancha no sale.
Bár. ¿Le parece á usted poca plancha no poderla
hacer?
Kaf. ¡Pero si no tiene usted j)ulso!
Ino. Ni yo tampoco; pero eso es de debilidad.
(Tocándose el pulso.)
BÁR. ¿Que no tengo pulso? ¿Y mi desarrollo?...
Ino. ¡Desarrollo y parece una sanguijuela!...
BÁR. ¡Sanguijuela!... ¡Mire usted qué músculos...
aquí... 5^ aquí!... Y la cabeza la tengo dura...
como una piedra... ¡Mire usted qué tempo-
rales!...
Ino. Buenos, buenos...
BÁR. ¡Como que parecen dos ciclones!... En fin,
tengo que llevar el cerebro con impermea-
ble... de tan desarrollados que tengo los
temporales.
Ino. Lo creo.
BÁR. Bueno,. y todo eso no es nada comparado
con los saltos que doy. En ñn, miren uste-
des si saltaré, que una vez, de un salto mor-
tal, me descolgué de un piso tercero...
Raf. ¡Hombre, pero eso no es salto mortal!
BÁR. Fué mortal, porque reventé á un guardia
urbano que estaba debajo. Otra vez, hice
oposiciones á una plaza de escribiente que
LAS MANÍAS.— ARNICHES Y CANTÓ i3
pretendían cien iiulividuo.s, y salté por en-
cima de todos.
Raf. ¿De un salto?
BAR. No, señor, de una recomendaci()n. Y en to-
das las casas de huéspedes, he saltado yo
desde Enero á Diciembre sin pagar.
Ino. Ese es un salto de....
BAR. De trampolín.
Ino. De tramposo.
Bar. ¿y equiUlmos?... ¡Blondín!... ¡liíase usted!
Me sostengo en el alambre tirante y en la
cuerda floja, y voy de cabeza...
Raf. y se mata usted.
BAR. Digo, que voy de cabeza por encima. Me he
sostenido en cualquier parte. Ya ve usted,
me sostengo en Madrid sin un cuarto.
Ino. Entonces soy yo equilibrista también.
BAR. (Coge un plumero y lo sostiene en la nariz.) Miren
ustedes... Y como fuerza, he sido hombre
que ha levantado diez muertos en media
hora, V levanto falsos testimonios... y he le-
vantado actas... y ahora verán ustedes... (coge
una silla y no puede levantarla.)
Ino. Lo que es fuerza... tiene una fuerza...
Bar. Si le doy á usted un puñetazo, le salto las
muelas.
Ino. Para lo que me sirven, lo mismo me da, no
crea usted, (non Bárbaro le da un empujón.) ¡^O
sea usted bárbaro! (¡Qué bruto es!) (se sienta
al piano.)
BAR. Y usted ¿qué está haciendo? (a Rafael.)
Ino. (Algún crimen.)
Raf. El asesinato de Cesar.
Ino. (No lo decía yo... algún crimen.)
Raf. (Pintando.) ¿Qué le parece á usted esta herida?
BAR. ¡Canario! Es mucha sangre.
Raf. Es que Cesar era muy robusto.
Bar. Parece que le han dado una puñalada tra-
pera.
Bar. (separándose.) Una, dos, una, dos, una, clos
tres, (nace ejercicios de gimnasia.)
Ino. (Tarareando al piano y escribiendo en un papel.)
¡Maldito papel, no puedo escribir!
4 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
KÁR. ¿Pero no hace usted el cluo en papel de mú-
sica?
Ino. No, señor; he rayado el pentagrama en el
papel en qne trae la chica la pimienta.
Kaf. (Pintando.) Va á scr mi dúo picante.
Tno. Después de todo, es como hay que escribir
hoy para que guste en el teatro. Sigamos, á
ver. Sol, re, fa, mi, la... Abre, por Dios, (can-
tando.)
Raf. ¿Quiere hacerme el favor un momento, Don
Inocente, y que abra luego?
ÍNO. ¿Le estorba á usted?
Raf. Pues claro, no ve usted que si grita, el ase-
sino de César va á echar á correr.
In( ). ¡ Ah, 1 )ueno! ¿Y el asesino de César, quién es?
Raf. Bruto.
Ino. ¡Claro! Brutos son todos los asesinos, (pausa.)
JBár. Una, dos... ima, dos... una, dos. (nace flexiones.)
Tno. -Diga usted, Don Bárbaro, tengo una duda.
¿Cómo se las arreglaría usted para que la
tiple que está en el balcón, le abra la puer-
ta al bajo que quiere subir? ¿Qué haría us-
ted si fuera el bajo?
Bar. Pues si yo fuera el bajo, renegaría de mi es-
tatura y echaba la puerta al suelo de un pu-
ñetazo.
Ino. (¡Qué atrocidad! Este todo lo arregla á pu-
ñetazos.) Hombre, eso no es teatral, no hace
efecto.
BAR. ¿Que no hace efecto? ¿Quiere usted verlo?
(intenta darle un puñetazo.)
Iní). (Y será capaz de pegarme.)
Raf. Señores, que viene el coco, (se coloca cada uno
en su sitio.)
ESCENA V
DICHOS Y DOÑA CONCHA foro izquierda
C'ON. (Ahora que están reunidos es la mía; prin-
cipiemos por el que más debe.) Don Ino-
cente... (se acerca á él.)
LAS manías. — ARNICHIiS Y CANTÓ 45
Ino. Sol, re, la, sol, mi, la, mi, re, vete de ahí,
vete de ahí, vetee... (cantando y sin hacer caso.)
Con. ¿Que me vaya? Hágame usted el favor do
atenderme.
Ino. Sol, fa, re, sol, mi, do.
Con. a ver, ¿me va usted á pagar los seis meses
que me debe?
Ino. Sí... sí... sí... (Tocando el piano.)
Con. ¡Gracias á Dios, ya era hora!
Ino. Do... do... do...
Con. ¿Cómo que no? Oiga usted. (Le coge de un
brazo.)
Ino. Señora, déjeme usted, que ya está abriendo
la tiple.
Con. ¿y á mí qué me importa?
Raf. No nos moleste usted, señora.
Con. ¿y usted, so... sin vergüenza?
Raf. Quieta, así, por Dios; quieta, así, no se mue-
va usted. Se está quieta ) ¡Gracias á Dios!
Con. ¿Pero qué es?
Raf. Que me hacía falta un modelo para la osa
menor.
Con. ¡Basta de insultos y farsas! Como á la noche
no tenga el dinero de todos, á la calle. No
más consideraciones. Estoy resuelta; princi-
pio quieren las cosas.
Ji
Ino. Justo, eso mismo digo yo, después del
cocido.
Bar. (corre hacia Doña Concha con ademán de saltarla.)
En fin...
Con. ¿y usted qué iba á hacer?
Bar. Iba á saltarla, pero no quiero (¿ue diga us-
ted que la paso por alto. (La amenaza.)
Ino. ¿Para cuándo guarda usted esos molinetes?
Usted nos ha engañado, porque nos dijo
que estaríamos aquí como en familia.
Raf. ¡Eso!
Bar. ¡Eso!
Ino. ¡Eso!
Con. ¿y qué? ¿Quieren ustedes estar más en fa-
milia?
Ino. Sí, señora; sin pagar, que es la vida más fa-
miliar que conozco. Además, usted es muy
16 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
desconsiderada; el otro día, porque tardé un
cuarto de hora en ir á comer, me puso usted
verde.
i^ÁR. Sí, escarola, me acuerdo.
Con. y usted me insultó de tal manera, que me
dio un accidente.
Jno. Pues si le dio á usted un accidente, la que
se insultó fué usted sola.
BAR. Claro, como que le dio un insulto.
Con. En fin, estoy tan harta de ustedes, que has-
ta los dedos me parecen huéspedes.
BAR. Pues á mí, hasta los dedos me parecen pa-
tronas.
Raf. Señores, en esta casa no se puede trabajar.
BAR. Ni vivir.
InO. Ni comer. (Vánse cada uno por su lado.)
Con. Ni pagar. Oigan ustedes... No, pues como
hoy no me paguen, los enveneno, (vase.)
ESCENA VI
PEPA
(Con la carta en la mano.) Aquí cstá la Contesta-
ción. Pus lo que es yo la leo... y no es por
curiosidad... sino que como una tiene mira-
mientos... ¡claro! si dice algo... no está bien
que por el conducto de una... le pase na á
otra. (Lee.) «Manos... litomi... o tampoco yo
»puedo resistirde estar sepa... rada deti pues-
»to que ma... ma es... pera al por... fesor de
»canto ami... go de don I... no... cente cuyo
»farso papel has de hacer... goy hablarle
»para que se ponja de escuerdo contijo y os
»per... sentéis ahora mismo... Por... cura
»que note... regó... nozga mamá... y Dios
)>nos por... teja quiere mucho amar... garita.»
¡Vaya una ortrogafía que tié la señorita! En
fin se la daré... y Dios nos por... teja, (vase.)
LAS MANÍAS. — AlíXICHES Y CANTÓ 17
ESCENA Vil
MARGARITA y luego DON INOCENTE
Mar, Pongámonos de acuerdo ahora con este, (se
aproxima á la primera puerta clereeba.) ¡Doil Ino-
cente, don Inocente! (Llama) ¡No me oye;
don Inocente, ¡Dor Dios, salga usted!
Ino. . ¡Hija, si me estoy afeitando!...
Mar. Déjese usted ahora la l^arba.
Ino. (Sale con la cara llena de jabón y medio afeitado.)
¿Que me deje la baiOoa? Ya no me queda
más que media, mire usted, (^se limpia ei jabón
de la media cara afeitada.)
Mar. Es que el caso es urgente. He recibido esta
carta de Manolito.
Ino. ¿y qué dice INIanolito?
Mar. Oiga usted: (Lee.) «Margarita perfumada,
»flor...»
Ino. Bueno. Mientras lee usted el exordio, voy
por los chismes para seguir afeitándome.
(Entra y sale con los abismes de afeitar.) Estába-
mos en flor...
Mar. (Leyendo.) «Flor dc mi vida, resuélvete; úni-
»camente la farsa que proyectamos ha de
»acercarme á tu madre, y ella, convencida
»de que sólo ¡ay!...»
Ino. ¡Ay!
]Mar. ¿Qué es?
Ino. Siga usted, que me he cortado.
Mar. «Perdonará cuando lo descubra, un engaño
»que no puede durar mucho tiempo. Ponte
»de acuerdo con nuestro protector don Ino-
»cente.»
Ino. Hay...
Mar. ¿Se ha cortado usted otra vez?
Ino. No, digo que hay un inconveniente, y es
que no puedo hacer nada por ustedes, aun-
que se lo prometí ayer.
Mar. ¡Pero si mamá!...
Ino. Yo no me meto hoy con ella, tiene un hu-
mor de primeros de mes, es decir, de todos
2
18 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
los diablos. Además, para realizar con fortu-
na esto, era preciso que Manolito tuviera
mucho tacto.
Mar. Pues si es por eso, hágalo usted, porque tie-
ne mucho tacto, muchísimo, don Inocente.
Ino. ¿Usted responde de ello?
Mar. ¡Ya lo creo, sí, señor!
Ino. Entonces...
Mar. ¿Qué?
Ino. Que tampoco voy, ea.
Mar. Usted no me aprecia.
Ino. Sí, señora; pero es que mi estómago es muy
apreciable, y si nos descubren, su mamá de
usted me limpia el comedero.
Mar. No lo crea usted; mamá no es capaz de lim-
piar nada.
Ino. Lo sé, pero puede que hiciera una excep-
ción.
Mar. ¡Ay!...
Ino. ¿Se ha cortado usted también?
Mar. ¡Ay, ijov Dios, don Inocente! ¡Usted que es
tan bueno, yo le prometo á usted que...
Ino. ¿Qné?
Mar Que si todo nos sale bien, no pagará usted
el hospedaje ni un solo mes.
Ino. Eso ya pensaba hacerlo yo sin exponerme...
pero, en fin, ¿me lo promete?
Mar. ¡Sí, sí; ya lo creo!
Ino. En ese caso, accedo.
Mar. Pues ahora baja usted, se une á ManoHto,
que le espera en la esquina, y suben uste-
des juntos; lo demás á su discreción.
Ino. Corriente. Ayer quedamos en que sería ita-
liano.
Mar. Cierto.
Ino. ¿y qué hacemos si su mamá de usted lo
traduce del italiano?
Mar. No hay cuidado.
Ino. Pues voy á ponerme decente y en seguida
bajo.
LAS MANÍAS. — ARNICHES Y CANTÓ 19
ESCENA VIII
DICHOS y DOÑA CONCHA, foro derecha.
Mar. Mamá.
€oN. Déjame ahora. ¿Y don Inocente?
Mar. Disponiéndose á ir en busca de mi profesor
de canto.
■Con. Di, hija mía, que sólo tu porvenir me de-
tiene, si.no... venía dispuesta á... (Transición.)
¡Conque dices va á llegar el célebre músico
que ha de enseñarte!
"Man. Sí.
'Con, ¿Sí? ¡Ah! Pues entonces voy á aTreglarme un
poco para recibir con decencia á ese caba-
llero. (¡Si no fuera por lo que me tira la mú-
sica!...) (Vase.)
ESCENA IX
MARGARITA y luego MANOLITO, foro derecha.
Mar. Por fin van á realizarse nuestros deseos;
mamá confía en mí y yo en Manolito, y
Manolito en don Inocente. ¡Si yo pudiera
hablarle!... ¡Qué felicidad!
Música
Mar. «Todo lo puede el amor»
ha dicho yo no sé quién.
Ven, Manolo, sin temor,
ven por favor,
ven pronto, ven.
Si me amas con frenesí
ven pronto á calmar mi afán,
porque desde que te vi
siento que en mí
arde un volcán.
Y aunque mi mamá se opone
é, nuestros amores hoy,
bí él el rapto me propone
¡Dios me perdone!
pero me voy.
20 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
Si no triunfamos,
si no podemos
dichosos ser,
nos escapamos,
que ya sabremos
después qué hacer.
A fugarme con él me decido
y á todo me avengo,
ven, Manolo, ven.
De pescar para siempre un marido
¡ay, qué ganas tengo!
¡No lo saben ustedes muy bien!
¡Cielos! ¿Qué veo?... ¡No es ilusión!.
(ai ver entrar á Mauolito.)
Man. ¡Mi Margarita!
Mar. ¡Tú por aquí!
¿qué te propones?
Man. Mirarme en tí.
Mar. ¡Sal de aquí pronto!
Man. No puede ser.
Mar. ¡Ay, si mi madre
nos llega á ver!
Man. Te cansa mi cariño,
tú no me quieres,
déjame ya.
Mar. Te quiero más que nunca.
Man. Pues no le temas
á tu mamá.
Mar. ¡Ah!... (suspirando.)
Man. ¡Ah!... (Bostezando.)
Mar. Esos dulces suspiros que exhalas
me están demostrando
tu fidelidad.
Man. Pues te engañas, porque no suspiro,
esto es que bostezo
de debilidad.
Mar. Demostrando mi firme constancia
te quiero dar pruebas
de mi ardiente amor.
Man. Reñexiona que estoy en ajrunas,,
dame un chocolate
que será mejor.
Mar. Contigo pan y cebolla
LAS MANÍAS. — AKNICHES Y CANTÓ 21
SI es necesario
yo comeré.
Man, Contigo pan y chuletas
por satisfecho
yo me claré.
Mar. ¡Qué fehcidad!
Man. ¡Qué dehilidacl!
Mar. Si á casarse al fin se aviene (Aparte.)
¡qué más puedo apetecer!
Con marido que me mime
¡qué dichosa voy á ser!
Man. Si su madi-e nos mantiene (Aparte.)
jqué más puedo apetecer!
me daré por muy dichoso
con hacerla mi mujer.
Mar. ]Qué placer es amar!
Man. ¡Qué placer almorzar!
Mar. ¡Qué delicia es querer!
Man. ¡Qué delicia es comer!
Mar. y de día y de noche soñar con tu amor.
Man. Por las noches se cena y el sueño es mejor
Los DOS ¡Ay, mi l)ien; ay, mi bien!
¡Ay, mi amor; ny, mi amor! .
en el mundo no existe
otra dicha mayor.
Hablado
Mar. ¿Pero cómo te has atrevido?
Man. Ansiaba verte, hal)larte, adorarte, y como
la criada nos proteje... ¿Y don Inocente? ^
Mar, En este momento ilja á salir por tí, según
convino.
Man, ¡Con vino! siempre está bebido ese hombre;
bueno, pues que no salga.
Mar. ¿Cómo?
Man. Claro, porque ya estoy aquí y no pienso
irme. En el bolsillo traigo unas ]:)arbas pos-
tizas y una peluca, que me desfigurarán lo
conveniente, (se las pone.) ¿Qué te i>arece?
Mar. ¡Magnífico!
Man. ¡Oh, paredes! Os encuentro como os dejé; un
año viví entre vosotras sin pagar, ¡qué íeli-
22 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
ciclad! ó mejor dicho ¡qué timo! ¿Te acuer-
das de aquellas chuletas que me asabas á la
parrilla?
Mar. ¡y aquellos pichones!...
Man. ¡Pichona! No me recuerdes esas cosas tan
tiernas. ¿Y aquel jamón? ¿Te acuerdas de-
aquel jamón que curábamos al humo?
Mar ¡Ya lo creo! Humo las glorias de la vida sonv
Man. ¡Qué manera de curarle! ¡En dos días le pu-
simos bueno!
Mar. y ahora...
Man. Ahora, me he quedado... sin enfermos.
Con. (Dentro.) ¡Niña!
Mar. ¡Mi madre!
Man. ¡Demonio! ¿Por dónde me voy?
Mar. Por aquí, huye, huye pronto.
ESCENA X
DON INOCENTE, que sale con una palangana, es tropezado poi^
MANOLITO que va á huir por la misma puerta. Manolito del tro-
piezo queda mojado.— MARGARITA y luego PEPA
Man. ¡Qué barbaridad! ¡Está usted ciego!
Ino. ¿Pero cómo es que está usted aquí? Yo ne-
cesito una explicación. ¿Pero por dónde ha
subido usted?
Man. Por la escalera.
Mar. ¡Claro!
Ino. Esto es una imprudencia temeraria.
Man. No, señor; esto es un cuarto cuarto con en-
tresuelo.
Ino. Pero...
Mar. Todo está arreglado.
Ino. ¿Esas barbas?...
Man. Para disfrazarme. '
Ino. Bueno, }'' quedamos en que es usted...
Mar. Italiano.
Ino. ¿Pero conoce usted el idioma?
Man. No, señor.
Ino. Entonces debía usted haber traído también
barbas para el idioma. ¿Quedamos en que-
usted se llamará?...
LAS MANÍAS. — ARNICHES Y CANTÓ "1'^
Mar. Cualquier cosa.
Ino. Bueno, Batutini.
Man. ¡Bravo!
Pepa (Entrando por el foro.) ¡La SCñora llega! (Don Ino-
cente, azarado, se va á poner la peluca, luego se la
quiero poner a Margarita.) (Vase Pepa.)
Ino. ¡Carape, de prisa!
Man. ¡Estoy temblando, canastos!
Ino. ¡Miedo!... digo ¡valor!
Mar. ¡Pronto, pronto! (Llaman.)
Man. Ya no hay miedo. (Margarita sale a abrir y en-
tra en seguida con doña Concha.— La actitud de don
Inocente y Manolito será muy cómica, y queda reco-
mendada al talento de los actores.)
ESCENA XI
DON INOCENTE, MANOLITO, MARGARITA y DOÑA CONCHA
por el foro derecha
Mar. Mamá, estos señores acaban de llegar y ya
iba yo á avisarte.
Ino. Tengo el honor de presentar á usted al
maestro Batutini, director de todos los tea-
tros más famosos de Italia, músico eminen-
te, maestro ilustre... (¡Ya hay bastante!)
Con. Muy señor mío.
Ino. La señora patroni, la señorita Margarita.
Man. Io tengo un inmenso piachere en cono-
cherlas; mon ami Inocentini ma dito que
vous siete...
Ino. Ocho.
Man. Siete, siete... grand dilettanti ó molto afi-
chionada al bel canto. ¡Oh! siete...
Ino. Ocho, ocho.
Man. ¿Ocho qué?
Ino. Ocho barbaridades van ya lo menos.
Man. ¡Oh! siete vous siempre afichionada al l^el
canto, signora, al bel canto.
Con. ¿Qné dice, que soy un encanto? (¡Qué fino
es este homl)re!) Muchas gracias.
Man. (Á Margarita.) Yo sé quc VOUS cántate com(»
í24 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
un angelo é que vons ayec voy hállete una
voclie divina.
Ino. ¡Oh, es una notabilidad! (Pero este tío está
hablando en seis idiomas, lo menos.)
Man. ¡Oh, divina voche!
Mar. Es favore que me fache ese siñori de don
Inocente.
Con. La niña también parla el italiano ¿sabe us-
ted? lo estudia en el observatorio de música
y exclamación.
Ino. Como las estrellas. ¡Sem un italiano con
rabo!
Man. ¡Ah, signorina! ¿Paiiati vous la mia lengua?
Mar. ¡Un po, un po!
Con. No te quedes á la mitad, hija, di un poco,
un poco.
Man. ¡Oh, bravo! ¡Donizetti, madame; Bellini, sig-
nora; Mazzantini, signora! ¡Oh, la música!
Ino. No barbarizate, mió caro; hombre, por Dios,
que parece usted la torre de Babel. ¡Esto es
la confusión de las lenguas!
Con. Pues yo quisiera que usted oyera la voz de
la chica ¿sabe usted? y que se tome todo el
interés posible para que aprenda...
Man. ¡Oh! Molto interesse... moltisimo, y li ense-
ñaré tuto, tuto...
Ino. Ya nos lo figuramos.
Con. Muchas gracias. ¡Ay, caballeri, io en mi ju-
ventuti cantaba como un jilgueri, como que
llegué á dar el si natural; ahora con los
años...
Ino. Claro, ahora, con los años, el sí ya no sería
natural.
Con. Aj^enas llego al sol.
Ino. ¿y le parece á usted poco?
Man. Maravillosi, benísimi, bravísimi, madame.
Con. Una volti, sendo io jó vene, hicimos el Dino-
rali en un teatri de aficionados, y ¿á que no
sabe usted de qué hice 3^0?
Man. ¡Oh, no, signora!
In(,). Haría usted de la cabrita.
Con. (Hombre, por Dios! ¡Qué barbaridad! Hice
Dinorah, y precisamente cantando el vals
LAS MANÍAS. — ARNICHES Y CANTÓ 25
de la sombra se enamoró de mí el que lucg( >
fué mi marido.
Ino. ¡Qué mala soml)ra tuvo el poln-e !
Mar. Cuando á usted le parezca, cantaré para qiu'
me oiga.
Man. (á Margarita.) Oui. Fátcmi il piacheri de uii;i
escala.
Con. ¿Quiere usted una escalera para probarle
la voz?
Ino. Sí, señora; eso sena á ver si sube mucho.
Con. (Llamando.) Pepa, trae la escalera de mam».
Mar. No, mamá. Do, re, mí, fa, sol, la, sí, do: do,
sí, la, sol, fa, mí, re, do.
Man. ¡Bravo, bravísimo!
Con. ¿De qué tiene voz?
Ino. Pues, de mujer; ¿de qué va á tenerla?
Man. De soprano sffogatto.
Con. Me parece que ha dicho algo de gato.
Man. Signora, la vostra figlia es una adorable can-
tatdche, una bella fanchula.
Con. ¿Ha oído usted lo que la dicho? Chula. ¿Y
qué le parece, llegará la chica á dar el sí?
Ino. Yo creo que sí, yo creo que sí.
Man. Con il vostro permiso.
Ino. Canten ustedes el cuarteto de mi zarzue-
la, ¿eh?
Man. Pero si no le conozco.
Ino. No importa; yo le apuntaré á usted.
Mar. Pues, vamos allá.
Ino. (Dándole un papel á Mauoiito.) Manc.s á la obra.
Les advierto á ustedes que es música e.'^tilo
Wagner.
Con. a ver, á ver.
Man. Bravo, andiamo. Allons.
Ino. Sí; ¡pata!
Slúsica
Ino. Yo dirigiré. Primero. Introducción. Es de
noche, y, sin embargo, la naturaleza no dor-
mía. Se oye la voz de los animales , y ahora
entra usted, doña Concha, haciendo la rana...
cloc... cloc... En la primera caja canta una za-
26 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
gala, que lleva un borrego; eso lo hace el
segundo apunte. Yo so}^ el cuco, Margarita
el ruiseñor, usted... usted es el ganso. (Á Ma-
noiito.) Principia una bandada de perdices
que levanta el vuelo... (Ruido en la orquesta.)
¿Oyen ustedes? (Á doña concha.) Ahora, cloc...
cloc... yo, cú, cú; la tiple canta.
Mar. Plácida la noche
convida al descanso.
¡Cómo canta el cuco,
la rana y el ganso!
Mi calma eres tú,
¡oh, noche de amor!
Ino. Sale la tiple
de unos zarzales,
y cesan en su canto
los animales.
Callemos ahora;
y sale el tenor,
que le declara ardiente
su inmenso amor.
Wagner puro. (Ruido en la orquesta.)
Verán ustedes. Prevenida. (Á 3iargarita.)
Man. Por tí, bien mío,
la lira pulso;
sensibles fibras
sus cuerdas son.
Así las notas
dulces que vierte
hieren directas
al corazón.
Mar. ¿Qué de mí fuera
sin tu cariño?
¿Qué de la vida
sin fe ni amor?
Campo sin flores,
árbol sin hojas,
noche sin luna,
día sin sol.
Con. Cloc, cloc,
cantaba la rana;
cloc, cloc,
debajo del agua.
LAS MANÍAS. — ARNICHES Y CANTÓ 27
ÍNO. Y el cuco, que no dormía,
cú, cú,
cú, cú,
repetía.
MARGARITA
¿Qué de mí fuera
sin tu cariño?
¿Qué de" la vida
sin fe ni amor?
Campo sin flores,
árbol sin hojas,
noche sin luna,
día sin sol.
MANOLITO
¿Quién de tu talle
no se enamora?
Luz de tus ojos
recibe el sol.
Tú eres, bien mío,
cielo sin nubes,
flor sin espinas,
sueño de amor.
HaMado
Con. (Aplaudiendo.) Muy bien, divino^ estoy entu-
siasmada. Usted se queda con nosotros, ca-
ballero.
ÍNO. (Ya lo creo, hace rato que se está quedando
con nosotros.)
Con. ¡Ay, pero qué música tan divina hace usted!
(Á Don Inocente.)
Ino. Ya lo creo, ¿pues usted qué creía? Y eso que
no éramos bastantes animales usted y yo
solos. (Margarita y Manolo hablan bajo.)
Con. (a Manolo.) Conque ¿qué le parece á usted mi
hija?
Man. ¡Oh! Una voche hela, una hela.
Ino. Qué vela; ¿para qué quiere usted una vela
siendo de día?
Con. ¿Será una Tamberh, con el tiempo?
Ino. No, señora; por mucho que estudie... no po-
drá nunca ser eso.
Con. Usted se quedará en esta casa desde hoy en
adelante.
Man. Cuesto é il mió deseo.
Mar. Sí, mamá, sí, y cuidará de mi voz.
Con. Pues una idea. \' oy á avisar á nuestras ve-
cinas, las chicas de Salpullido, y le.< daremos
un concierto.
28 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
Ino. a las de Salpullido lo que habrá que darles
es una untura de manteca lavada.
Con. ¡Ay, qué bien está usted de cuco, Don Ino-
cente! Vaya usted ¡Dor su equipaje.
Man. (¡El equipaje!... ¡Nos hemos caido!...)
Con. ¿Vive usted muy lejos?
Ino. No, ahí, en el Gran hotel... (de la... esquina.)
Mar. Pero, no hay necesidad de equipaje.
Ino. Que se quede con lo puesto.
Con. ¡Ca! ¡Por Dios, de ninguna manera!
Ino. (¡La hemos hecho!) Vamos en seguida.
Man. (¡Qué compromiso!...) (Hacen que se van y que-
dan escondidos tras la puerta.)
Ino. Vamos.
Con. Pues espera, hija, bajo al momento, (saie foro
derecha.)
Mar. ¡Dios mío! ¡Qué desgracia!
ESCENA X9I
MARGARITA, DON INOCENTE y MANOLITO que salen presurosos.
MANOLITO sale con las patillas en la mano y las deja sobre el
piano
Ino. Ya estamos aquí; nos hemos escondido de-
trás de la puerta.
Mar. ¿Qué hacemos? Tú no tienes equipaje.
Man. ¡Qué apuro!
Ino. y todo por una maleta. ¡Tantos maletas que
hay por ahí!
Man. Haga usted de cafre, digo de cofre; no sé lo
que me digo.
Ino. Tengo un medio para el triunfo.
Mar. ¿y cuál es? (Á Don inocente.)
Ino. Puesto que va á ser por un instante, yo sa-
caré la maleta del pintor y la sombrerera de
Don Bárbaro.
Mar. ¡Feliz idea, bien pensado!
Man. Corramos. Es usted un sabio.
Ino. Venga usted conmigo.
Mar. Yo voy á ver si baja mamá, (vanse Margarita
foro izquierda y Don Inocente y Manolito foro de-
recha.)
LAS MANÍAS. — ARiMCHES Y CANTÓ ^1\)
ESCENA XIII
RAFAEL y DON BÁRBARO salen de sus respectivos gabinetes
Raf. ¡Pero qué carreras! ¡Cuántas voces!
Bar. ¿Q^^é diablos pasa ho}^ en esta casa?
Raf. Se conoce que piensan hacérnoslas pagar
todas juntas...
Bar. Pero, como nosotros no pensamos pagarlas
ni juntas ni separadas... ¡Calle! ¿Qué es esto?
(Repara en las patillas y la peluca, que Manolito habrá
dejado encima del piano.) ¿Qué hay aquí? UnaS
barbas y una peluca; pero... ¿de quién serán
estos pelos? (Se las pone.)
Raf. (Con arrebato.) Divino, divino ; hágame usted
de modelo un minuto. Está usted arrebata-
dor para hacer de Bruto, dándole un palo á
Cesar. ¡Qué atleta! Pero, haga usted el favor
de ponerse las patillas bien, porque así pa-
rece que vá usted á embestir, (ai ver fiue se
las pone en la cabeza.)
BAR. ¿Y ahora? (Se las pone bien.)
Raf. Eso es; póngase usted esta cubierta encar-
nada.
BAR. ¿Y qué hago?
Raf. Adopte usted la aptitud de dar un garrotazo
á alguien. (Le da un bastón.)
BAR. ¿Estoy bien así?
Raf. No, señor; así, ¿vé usted? (Finge el movimiento.)
BAR. Entendido.
Raf. Veamos.
BAR. A una. (ai ponerse en actitud da media vuelta para
que la postura sea natural, y con el palo le da un
trastazo al caballete y lo tira atravesando el cuadro;
en este mismo instante entran don Inocente y Manolito
con la maleta y sombrerera; aparecen doña Concha,
la Pepa y Margarita por el foro; todo esto muy rápido.
- Don Inocente y Manolito dejan caer la maleta y som-
brerera, al ver la actitud de don Bárbaro que parcco
amenazarles, quedando como asustados y todo lo más
cómico posible. Estupefacción )
30 TEATRO CÓMICO. — GALERÍA DRAMÁTICA
ESCENA XIV
DICHOS, DON INOCENTE, MANOLITO, DOÑA CONCHA,
MARGARITA y luego PEPA
(Don Bárbaro queda inmóvil, fingiendo dar el palo á
don Inocente, que queda encogido esperando el golpe.)
Raf. (Furioso.) ¡Animal!
Ino. ¡Cielos!
Man. ¡María santísima!
Con. ¿Qué es esto? ¡Qué veo! (viendo á Manoiito.)
¿Cómo; era usted? ¡Bribón!
Ino. «Creo en Dios padre todo poderoso...» (Apar-
te, rezando.)
Mar. Mamá.
Con. Silencio. Expliqúese usted.
Raf. Estos señores han salido corriendo de ahí,
de ese cuarto.
Con. ¡Canalla! ¡Usted en mi casa!
Man. (Hablémosle al alma.) Señora... el amor... el
hambre...
Ino. «La comunión de los santos (Rezando.) y el
perdón de los pecados. »
Mar. Yo te ruego...
Man. Me disfracé y... ¡yo adoro á Margarita! (se
arrodilla.)
jMar . i Y yo adoro á Manoiito! (se arrodilla.)
Ino. ¡Y yo adoro á usted! (se arrodilla.)
Con. ¡Y se atreve usted, debiéndome un año!
Ino. Perdónanos nuestras deudas.
Ci'^N. A ver. ¡Pepa! (Llamando desde el foro.) llama á
una pareja de seguridad.
Ino. Pues ya no estamos seguros, (pepa cruza por ei
foro.)
Mar. ¡Mamá, por Dios!
Kaf. Bien hecho; así, así.
Con. y ahora le detengo á usted el equipaje.
Raf. Perfectamente, bravo; yo me incautaré de él.
¡Pero, demonio, si la maleta es mía! ¡Esto es
un abuso de confianza!
Ino. No, perdone usted, un abuso de maleta,
nada más.
LAS MANÍAS. — ARNICHES Y CANTÓ 31
Con. Detenida. Y la sombrerera, venga la som-
brerera.
Bar. ¡Si la sombrerera es mía! ¡Diablo! ¿Quién se
ha atrevido? ¡Lo reviento!
Ino. ¡Hombre, por Dios, que ha sido una equi-
vocación! El señor, en vez de coger el som-
brero ha cogido sombrerera y todo.
Con. Usted, don Inocente, y ustedes todos, ¡á la
calle!
Ino. ¡Señora, por Dios!... Espere usted un día
más hasta que encontremos otra casa (don-
de hacer lo mismo.)
BAR. Empeñaremos nuestra ropa.
Kaf. La pagaremos á usted algo.
Con. Basta de concesiones. Usted, con su solfa,
me tiene loca; usted, con sus cabriolas me
destroza los muebles, y usted, con sus pin-
turerías...
Ino. Señora, es que en este mundo cada uno tie-
ne su manía, y usted debía hacerse cargo...
Con. De que ustedes tres tienen la misma manía:
no pagar, (ai salir Pepa, le hace señas Margarita
para que diga no encuentra la pareja.)
Pepa Señora, no hay ni una pareja en todo el
barrio.
Ino. Eso ya lo sabíamos.
Con. No importa; ahora mismo voy á dar cuenta
al gobernador. (Mutis.)
BAR. . Dele usted la mía.
Ino. y mientras nos escapamos todos.
Todos Eso, eso.
Ino. Sí, pero yo he tenido la culpa de todo esto,
y antes quiero pedir perdón.
Mar. Nada más justo.
In(j. En secreto, la patrona (ai público.)
nos ha dicho hace unos días,
que nuestras deudas perdona
si el público lo sanciona
y aplaude nuestras Manías.
FIN DEL JUGUETE
PROPIEDAD EN MADRID
Entre dos mundos.
La grandeza de Alarcón.
Marchar contra la corriente.
¿Quie'n es el padre?
Un noble de nuevo cuño.
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I). Fernando Fe, Carrera de San Jerónimo, 2; de D. Antonio San
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