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Full text of "Laureles y rosas; el 17 de enero de 1908 en la fortaleza de San Carlos"

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Rosas 


EL    17    DE    ENERO    DE    1908 
EN    LA    FORTALEZA    DE    SAN    CARLOS 


MARACAIBO 

IMPRENTA    AMERICANA 

1908 


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in  2012  with  funding  from 

University  of  North  Carolina  at  Chapel  Hill 


http://archive.org/details/laurelesyrosaselOOgonz 


LAURELES  Y  ROSAS 


O.  González  Velasco 


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AURELES 


OSAS 


EL    17     DE    ENERO     DE     1908 


EN   LA   FORTALEZA   DE  SAN   CARLOS 


MARACAIBO 
IMPRENTA    AMERICANA 

1908 


Al   Gral.   <Jorge0  Antonio   Bello 


GUERRERO    HEROICO    Y   PALADÍN   GLORIOSO  1 


SUMARIO 


Del  acto  literario González  Velasco 

Del  Sarao Ismael  Urdaneta 


PROCfRAMA 


EL  17  DE  ENERO 

Para  la  cronología  de  los  anales  pa- 
trios, el  //  de  enero  de  igoj  sólo  repre- 
senta la  fecha  en  que  formidables  naves 
de  guerra  de  una  temible  Armada,  la  del 
Imperio  germánico,  retrocedieron  ante  la 
Fortaleza  de  San  Carlos,  que  les  prohibió, 
con  la  voz  imperativa  de  sus  cañones, 
forzar  la  entrada  del  Coquivacoa ;  mas, 
para  la  psicología  de  nuestra  historia,  ese 
día  no  es  únicamente  una  fecha :  es  un 
acontecimiento  solemne,  pero  de  máxima 
solemnidad ;  es  una  protesta  altiva,  pero 
de  heroica  altivez,  es  una  enseñanza  be- 
néfica, pero  de  beneficios  múltiples ;  es 
una  epopeya  gloriosa,  pero  de  gloria  in- 
marcesible. Ante  el  análisis  de  la  histo- 
ria, ese  día  encarna  la  resolución  de  un 
problema,  no  venezolano  sino  continental, 

—  xi  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

de  gravísima  trascendencia ;  porque  Jorge 
Antonio  Bello -ese  soldado  valeroso  y 
modesto  que  en  medio  de  una  guerra  civil 
cosechó  frescos  laureles  no  manchados  de 
sangre  hermana  -  cuando  cerró  el  paso  á 
la  «  Pantera  »  marina  lanzada  sobre  nues- 
tras costas,  con  apetito  voraz,  por  la  Po- 
tencia tudesca,  no  solamente  clavó  en  la 
cima  fulgurante  del  heroísmo  la  bandera 
gualda,  azul  y  roja  soñada  por  Miranda  y 
consagrada  por  la  Independencia ;  no  so- 
lamente defendió  con  épico  arrojo  y  éxito 
afortunado  nuestra  integridad  nacional ; 
no  solamente  demostró  á  propios  y  extra- 
ños que  en  la  Venezuela  nueva,  restaura- 
da por  Cipriano  Castro,  arde  la  llama  del 
patriotismo  heroico  como  en  la  Venezuela 
antigua  creada  por  el  Libertador ;  sino 
que  dijo  á  la  codicia  europea,  en  el  idioma 
tronitante  y  mortífero  de  la  pólvora  y  de 
las  balas,  que  la  América  Latina  no  es 
presa  fácil  de  conquistadores  ;  arraigó  en 
el  alma  de  los  pueblos  latino-americanos 
la  convicción  de  que  reunidas  en  un  solo 
haz  todas  sus  energías  dispersas  se  escu- 
darían sus  nacionalidades  en  una  defensa 
sólida  y  respetada ;  y  mostró  por   último, 


XII 


LAURELES    Y  ROSAS 

al  porvenir  de  Sur-América,    la   urgencia 
de  la  unión,  el  deber  de  la  solidaridad. 

Por  eso  el  17  de  enero  de  1903  es  un 
acontecimiento  solemne,  de  máxima  so- 
lemnidad ;  una  protesta  altiva,  de  heroica 
altivez ;  una  enseñanza  benéfica,  de  bene- 
ficios múltiples  ;  una  epopeya  gloriosa,  de 
gloria  inmarcesible  ;  y  considerándolo  así 
la  Junta  Directiva  constituida  en  San  Car- 
los para  la  celebración  del  quinto  aniver- 
sario de  tan  memorable  día,  formula  el 
siguiente 

programa: 

d  i  a   1  6 

A  las  12  m.  —  La  Banda  «Castro  y 
Gómez»,  en  medio  de  fuegos  de  artificio 
recorrerá  las  calles  de  esta  población,  las 
que  vistosamente  engalanadas  dejarán 
lucir  el  hermoso  iris  de  nuestro  Pabellón 
Nacional. 

A  las  5  p.  m.  —  La  Banda  ejecutará 
en  el  kiosco  del  «Boulevard  23  de  Mayo» 
selectas  piezas  de  su  escogido  repertorio 
y  solemnizará  el  acto  tributándole  los 
honores  al  Pabellón  Nacional  en  el  mo- 
mento de  ser  arreado  en  la  Fortaleza. 


XIII 


LAURELES    Y  ROSAS 

A  las  7  p.  m.  —  Regia  iluminación  del 
pueblo,  retreta  y  profusión  de  fuegos  de 
artificio. 

DÍA     17 

Al  lucir  la  aurora  de  este  día  que  tan 
alto  habla  en  favor  del  patriotismo,  los 
entusiastas  vivas  de  la  ciudadanía,  las 
dulces  vibraciones  de  la  música  y  el  es- 
tampido del  cañón,  saludarán  el  surgi- 
miento de  esta  gloriosa  fecha. 

De  8  á  9  a.  m.  —  Tedeum  en  acción 
de  gracia  al  Todopoderoso  por  la  divina 
inspiración,  hija  del  patriotismo  que  sur- 
gió en  el  noble  corazón  de  nuestro  Jefe  al 
defender  con  heroísmo  el  lábaro  glorioso 
de  la  Patria.  Este  acto  será  solemnizado 
con  la  presencia  del  Comandante  en  Jefe 
de  la  Fortaleza,  empleados  de  su  depen- 
dencia y  «Batallón  Barcelona». 

Terminado  el  Tedeum  la  concurren- 
cia se  dirigirá  á  la  casa  del  general  Jorge 
A.  Bello,  en  la  que  le  serán  presentados 
á  este  esforzado  defensor  de  la  integridad 
nacional,  los  tributos  de  admiración  que 
ha  sabido  conquistar  con  el  valor  y  pren- 
das cívicas  que  le  adornan,  interpretando 

—  xiv  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

fielmente  los  sublimes  ideales  de  su  Jefe 
invicto. 

Colocación  de  la  primera  piedra  del 
Acueducto  de  San  Carlos  por  el  general 
Jorge  A.  Bello. 

En  este  acto  llevará  la  palabra  de  or- 
den el  doctor  Pedro  Quintero. 

A  las  ii  a.  m.  —  Obsequio  á  los  habi- 
tantes del  pueblo  con  exquisita  ternera  á 
la  llanera. 

De  12  m.  á  3  p.  m.  —  Reñidas  luchas 
de  gallos  por  las  cuerdas  de  San  Rafael, 
Isla  de  Toas,  Sabaneta  y  San  Carlos. 

De  3  á  4  p.  m.  —  Regatas  verificadas 
por  los  botes  «Restauración»,  «Virginia», 
«23  de  Mayo»,  «San  Carlos»,  «17  de  Ene- 
ro» y  «Libertador»,  con  honoríficos  pre- 
mios para  los  marinos  que  resulten  vic- 
toriosos. 

A  las  5  p.  m.  —  Corrida  de  cintas  y 
divertida  cucaña  con  premio  de  Bs.  80 
para  aquel  que  poseyendo  mayor  habili- 
dad tome  posesión  de  la  bandera  que  cons- 
tituye la  gratificación  indicada. 

Durante  las  primeras  hora  de  la  noche 
se  llevará  á  efecto  la  retreta  en  la   «  Plaza 

—  xv  — 


LAURELES    Y  ROSAS 

Restauración  »;  habrá  derroche  de  fuegos 
artificiales,  y  un  globo  de  colosales  di- 
mensiones efectuará  su  ascenso  iluminado 
por  fuegos  pirotécnicos. 

A  las  9  p.  m.  —  La  Junta,  á  nombre 
de  los  Jefes  y  oficiales  de  la  Fortaleza, 
obsequiará  al  noble  patriota  genetal  Jorge 
A.  Bello  con  un  suntuoso  sarao,  donde 
lucirán  sus  gracias  espirituales  damas 
zulianas,  finalizando  así  este  festival  con- 
sagrado á  conmemorar  una  fecha  histórica 
que  por  las  glorias  que  encierra  y  recuer- 
dos patrióticos  que  legara  á  las  generacio- 
nes venideras,  es  legítimo  orgullo  de  la 
familia  venezolana. 

San  Carlos  :   10  de  Enero  de  1908. 

M.  Romay  AñEz. 

Presidente. 

César  A.  León. 

Vicepresidente. 

Fernando  Troconis. 

Tesorero. 

Guillermo  E.  Carías  C. 

Secretario. 


XVI  — 


DEL   ACTO    LITERARIO 


17  DE  ENERO  DE  1908 

La  aurora  de  este  día  fue  saluda- 
da con  una  salva  de  cañones  ! 

La  salva  vibrante,  las  notas  de 
nuestro  Himno  Nacional,  ilustre  y 
sonoro,  y  el  arribo  del  muy  digno  y 
discreto  Magistrado  del  Zulia,  Gene- 
ral José  Ignacio  Lares,  formaron  la 
entusiasta  explosión  de  aquel  amane- 
cer glorioso. 

El  « Batallón  Barcelona  »,  riguro- 
samente uniformado  y  en  línea  de 
batalla,  ejecutó  la  gran  parada  mili- 
tar frente  al  suntuoso  edificio  de  la 
Comandancia  de  Armas. 


XIX 


LAURELES    Y  ROSAS 

Y  llegó  la  hora  del  Tedeum: 
El  acto  revistió  el  carácter  auste- 
ro de  toda  una  solemnidad. 

A  él  concurrieron  un  escogido 
grupo  de  damas  y  matronas  de  la 
alta  sociedad  zuliana  y  todo  el  dis- 
tinguido personal  de  aquella  Coman- 
dancia, presididos  por  los  Generales 
José  Ignacio  Lares  y  Jorge  Antonio 
Bello,  culto  anfitrión  del  luciente 
festival. 

c 

ACTO  LITERARIO 

Bajo  un  hermoso  kiosco,  flotante 
y  leve,  que  se  une  á  los  amplios  co- 
rredores de  la  Comandancia,  la  Junta 
Directiva  dio  principio  al  acto,  por 
órgano  de  su  Presidente,  el  valeroso 
General  Martín  Romay  Añez,  quien 
en  unos  de  los  párrafos  de  su  bien 
inspirado  discurso,  que  le  mereció 
justos  y  nutridos  aplausos,  se  pro- 
dujo así : 

—  XX  — 


LAURELES    Y   ROSAS 


Esta  gloriosa  efeméride  vivirá  eterna- 
mente grabada  con  caracteres  indelebles 
en  nuestra  memoria,  porque  fue  entonces 
cuando  se  puso  de  manifiesto  el  decidido 
valor  é  indómito  arrojo  de  las  fuerzas 
acantonadas  en  esta  Fortaleza,  y  la  peri- 
cia, táctica  y  patriotismo  de  tan  brillante 
y  denodada  oficialidad. 

Cuando  mayor  era  el  peligro,  cuando 
nuestros  hermanos  de  Puerto  Cabello 
veían  arrasados  por  la  metralla  extranjera, 
los  muros  del  bastión  Libertador,  el  puña- 
do de  patriotas  con  que  contaba  San  Car- 
los presentó  con  arrogancia  sus  pechos 
cual  valla  insalvable  á  las  audaces  acome- 
tidas del  presuntuoso  «Panther)),  aquel 
mismo  «Panther»,  que  en  aguas  dominica- 
nas se  acababa  de  cebar  sobre  las  pavesas 
incendiadas  del  Créte  á  Pierrot ; 

IQn  medio  del  fragor  de  los  cañones 
y  de  las  lamentaciones  de  los  heridos,  el 
general  Bello,  á  la  cabeza  de  sus  valientes 
oficiales,  y  al  pie  del  glorioso  pabellón 
de  Miranda,  el  mismo  que  portaron  las 
manos  victoriosas  de  Bolívar,  desde  la 
boca  del  Orinoco  hasta  las  nevadas   cum- 

—  xxi  — 


LAURELES    Y  ROSAS 

bres  del  Perú,  retó  al  invasor,  que  venía 
como  seguro  de  su  triunfo,  contando  con 
su  potencia  abrumadora  ;  y  entonces,  los 
manes  de  José  Padilla  se  estremecieron 
de  patriótica  emoción,  al  eco  victorioso  de 
los  ¡vivas!  lanzados  á  los  cuatro  vientos 
por  los  defensores  de  San  Carlos,  que 
veían  retroceder  en  precipitada  fuga  á  la 
nave  de  guerra  alemana,  la  Pantera  de 
Santo  Domingo  ! 

Dr.  Pedro   Quintero. 

A  seguida,  se  destacó  en  la  tribu- 
na la  simpática  figura  del  ilustrado 
Doctor  Pedro  Quintero  -  orador  de 
orden. 

De  su  galana  disertación,  propia 
del  talento  que  le  distingue,  copiamos 
este  bello  fragmento: 

La  aurora  de  boy  que  incendia  con 
llamarada  gloriosa  los  borizontes  patrios, 
é  inflama  de  ardiente  patriotismo  el  cora- 
zón venezolano,  rememora  una  tragedia, 
recuenta    un    atentado    y    simboliza    un 

—  xxii  — 


LAURELES    Y    ROSAS 

triunfo  de  sublime  heroísmo  para  el  de- 
coro nacional  y  una  garantía  de  estabili- 
dad para  su  libertad  é  independencia. 

Yá  el  patriotismo  no  era  sentimiento 
que  hiciera  vibrar  las  fibras  del  corazón 
para  muchos  de  los  venezolanos  ;  de  aquí 
el  motivo  para  que  tres  de  las  más  pode- 
rosas naciones  del  orbe  se  coaliguen,  y, 
con  propósitos  siniestros,  envíen  sus  po- 
tentes naves  de  guerra  á  nuestras  doradas 
y  bellas  costas,  bordadas  de  niveas  espu- 
mas por  el  mar  caribe,  donde  el  ardiente 
sol  tropical  bulle  su  cabellera  de  oro  iri- 
descente con  matices  de  regia  pedrería. 

Si  creen  fácil,  por  las  circunstancias, 
los  ensoberbecidos  sajones  profanar  con 
sus  tacones  insolentes  un  suelo  que  ha 
sido  consagrado  con  todos  los  atributos 
de  una  independencia  soberana,  y  que  vio 
tras  las  altas  cumbres  de  sus  egregios 
montes  nacer  el  esplendente  sol  de  la 
libertad  suramericana,  no  saben  ellos 
que  nada  más  glorioso  para  un  venezolano 
que  exhalar  el  último  suspiro  por  la  pa- 
tria, cayendo  envuelto  en  los  pliegues  del 
hermoso  iris  de  nuestra  redención  política. 

Así  lo  concibió  Castro  desde  el   Capi- 

—  xxiii  — 


» 


LAURELES    Y  ROSAS 

tolio  Federal ;  así  lo  interpretó  Bello  so- 
bre las  almenas  de  ese  Castillo :  Aquél, 
con  su  genio  portentoso,  se  impone  á  los 
acontecimientos,  y  sobre  el  puño  de  su 
espada,  vencedora  siempre  para  salvar  el 
honor  nacional,  gravemente  amenazado  ; 
éste,  y  un  puñado  de  valientes  que  le 
acompañan,  se  constituyen  en  baluarte  de 
nuestra  soberanía,  y  ratifican  con  su  san- 
gre noble  y  generosa,  sobre  los  muros  de 
esa  Fortaleza,  una  epopeya  grandiosa  de 
heroísmo,  que  es  pedestal  de  gloria  para 
nuestra  nacionalidad. 

Los  sucesos  del  17  de  Enero  de  1903, 
dieron  margen  á  la  Causa  de  la  Restaura- 
ción Liberal  para  inscribir  con  legítima 
gloria  en  el  Código  de  sus  restauraciones, 
el  prólogo  de  sus  grandes  conquistas  con 
el  juramento  de  su  fe  política,  que  es: 
salvar  la  Patria ! 


César  A.  León. 

Es  ahora  el  que  escala  la  tribuna, 
y,  como  quien  trepa  la  escarpada 
cumbre  del  Himalaya,  ahoga  su   voz 

XXIV  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

la  emoción  del  patriota ;  y  en  el  giro 
audaz  de  sus  concepciones,  su  musa 
tiene  magestuosos  vuelos  de  águila: 

Fue  una  acción  heroica  y  sublime,  tal 
día  como  hoy  el  17  de  Enero  de  1903  ;  un 
sol  esplendente  proyectó  su  disco  fulgu- 
rante en  las  almenas  de  esta  Fortaleza, 
envolviendo  en  resplandor  de  gloria  el 
emblema  tricolor  de  nuestra  Independen- 
cia ;  y  luego  pudo  verse :  el  choque  for- 
midable de  dos  razas  en  duelo  á  muerte  ;  el 
gesto  digno  de  un  puñado  de  valientes 
repeliendo  la  fuerza  en  lucha  desigual ;  el 
esfuerzo  heroico  del  derecho  por  salvar 
sus  principios  de  soberanía ;  la  abnegación 
del  sacrificio  contrarrestando  la  preponde- 
rancia del  más  fuerte,  para  levantar  incó- 
lume :  la  magestad  de  la  integridad  na- 
cional ;  el  honor  de  nuestra  bandera  y  la 
dignidad,  el  orgullo  y  altivez  de  la  raza 
Latino-americana.  Tal  es  en  síntesis  el 
conjunto  de  la  notable  jornada  del  17  de 
Enero,  cuyo  triunfo  glorifica  y  enaltece 
esta  apoteosis  del  sentimiento  patrio. 

Vosotros  conocéis  yá  los  memorables 
detalles  de  aquella  escena  épica,  en  que  el 

—  xxv  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

«  Panther  »  orgulloso  por  lo  formidable  de 
sus  baterías,  midió  sus  fuerzas  con  las  de 
este  Fuerte  en  la  confianza  de  humillarlo 
y  abatirlo.  Así  lo  pensó  y  creyó  conse- 
guir por  lo  casi  indefensa  que  se  halla- 
ba esta  Fortaleza,  no  contando  que  en  el 
magestuoso  Fuerte  se  levantaba  arrogan- 
te el  pendón  de  nuestras  glorias,  y  que  su 
manto  cubría  un  puñado  de  héroes,  que 
juraban  morir  primero  antes  que  ver  hu- 
millado el  lábaro  sagrado  de  la  Patria. 

Fue  así  como  el  general  Jorge  Anto- 
nio Bello,  héroe  de  esa  jornada,  valiente 
y  abnegado  patriota,  á  la  cabeza  de  un 
número  exiguo  de  compañeros,  cumplió 
su  juramento  y  la  promesa  hecha  á  su 
invicto  Jefe  general  Cipriano  Castro,  de 
vencer  ó  morir  antes  que  arrear  el  hermo- 
so iris  de  nuestra  enseña  tricolor ! 


U.  A.  Pérez. 

El  brillante  poeta  de  los  poemas 
indianos,  el  poeta  de  las  rimas  mul- 
ticoloras, del  verso  pentélico  y  radio- 
so, aparece  tonante. 

—  XXVI  — 


LAURELES    Y  ROSAS 

Oíd  al  poeta : 

GLORIA 

Al  General  Jorge  Antonio  Bello. 

Ardiendo  en  ira,  de  patriota  á  fuero, 
aquí,  de  cara  al  mar,   sobre  este  islote, 
te  alzas  á  resistir,  nuevo  Quijote, 
la  insolente  agresión  del  extranjero. 

¿  Qué  á  ti  la  fuerza  del  germano  artero 
ni  que  la  muerte  de  sus  barcos  brote  ? 
¿  Qué  á  ti  que  el  rojo  proyectil  rebote 
y  restalle  á  tus  pies,  bajo  tu  acero? 

Tu  acento  vibra  enérgico  y  seguro  ; 
truena  el  cañón  en  el  maltrecho  muro  ; 
el  «  Panther  »  cía,   el  invasor  se  espanta. 

Te  admira  Castro,  la  Nación  te  loa, 
te  saluda  el  gentil  Coquibacoa, 
y  el  mar  Caribe  tus  proezas  canta. 

Párrafos  de  González  Ve/asco. 


Resplandores  de  noguera  iluminaban 
los  Horizontes  de  la  patria. 

XXVII  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

Sombras  de  buitres  cruzaban  el  es- 
pacio .  .  . 

Las  águilas  triunfales  del  Capitolio 
conserváronse  potentes ;  y  los  reptiles 
que  se  arrastraban  en  el  fango  de  la  pros- 
titución política,  en  vano  trataron  de  es- 
calar la  altura  ! 

La  epopeya  fue  sangrienta  ...  Y  hu- 
bo héroes  dignos  de  la  Ilíada  de  Homero, 
heroicidades  espartanas  como  las  de  un 
Jorge  Bello,  capaz  de  describir  en  el  Fortín 
la  gigantesca  parábola  de  San  Mateo ! 

Una  generación  de  héroes  se  levan- 
ta en  la  contienda  ;  y,  como  del  vientre  de 
una  nueva  madre  de  Macabeos,  fecundo 
para  la  gloria,  surgen  los  Romay,  los 
Ontiveros  y  Quevedo,  quienes  ofrendan 
su  sangre  generosa  por  la  causa  santa. 

El  duelo  fue  desigual ;  mas,  como  era 
de  esperarse,  erróse  el  cálculo  agresivo; 
pues  no  siempre  por  ley  ineludible  de  la 
fuerza  ha  de  triunfar  el  fuerte,  que  fuerte 
es  todo  aquel  que  lleva  una  alma  altiva, 
propicia  al  sacrificio,  y  que  sintiendo  la 
nostalgia  de  la  cumbre,  ni  se  abate  ni 
vacila. 

Esas  las  almas  viriles    en   que   se  en- 

—  XXVIII  — 


LAURELES    Y    ROSAS 

carna  la  raza ;  almas  irreductibles,  forja- 
das en  el  yunque  de  los  grandes  infortu- 
nios, aquilatadas  en  el  campo  de  las  rebe- 
liones y  nacidas  para  cabalgar  sobre  las 
tormentas !  .  .  . 

La  Historia  no  puede  pasar  ante  esos 
hombres  que  se  levantan  sobre  las  ruinas, 
sin  saludarlos  como  á  los  últimos  troadas 
abrazados  á  los  derruidos  muros  de  Troya ; 
como  á  los  paganos,  que  mientras  los 
bárbaros  celebraban  sus  primeras  fiestas 
cristianas,  entre  las  catacumbas  del  Foro 
y  del  Capitolio,  tendían  sus  brazos  supli- 
cantes, vestidos  con  sus  antiguas  tá- 
nicas, coronados  de  Mirto  y  de  Verbena, 
á  los  vencidos  dioses  de  su  raza  y  de  su 
patria !  .  .  . 


Ismael  Urtfaneta. 


El  bardo  de  la  undosa  melena  y 
los  versos  juveniles,  el  poeta  de  la 
musa  eternamente  primaveral,  cantó 
la  gloria  del  héroe  en  estas  estrofas  : 


XXIX 


LAURELES    Y   ROSAS 

A    BELLO 

La  gloria  pone  en  las  heroicas  frentes 
el  laurel  ;  en  el  libro  de  la  Historia 
se  graba  en  signos  de  oro  refulgentes 
el  nombre  sacro  que  pulió  la  gloria. 

Huésped  aquí  de  tu  ribera,   quiero 
que  mi  verso  en  tu  honor,  magno  guerrero, 
sea  un  vibrante  toque  de   clarines; 
y  aclamo  la  jornada  luminosa 
que  dio  el  mirto  á  tu  bravos  paladines 
é  hizo  tu  frente  olímpica  y  gloriosa. 

Jorge    Schmidtke. 

Del  soñador  melancólico,  cuya  al- 
ma se  esfuma  como  la  tarde,  es  este 
soneto,  rama  de  mirto  para  la  frente 
de  los  adalides : 

EN      HONOR      DEL     17     DE     ENERO 
Y   DEL   ILUSTRE   JORGE   ANTONIO   BELLO 

Fecha  gloriosa  que  el  Futuro  mides, 
y  en  el  presente  hidalgo  conmemoras 
al  héroe  indócil  que  forjó  sus  lides 
como  una  clara  sucesión  de  auroras. 

—  xxx  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

Mármoles,  bronces  y  laureles  pides 
con  la  riente  alegría  de  tus  horas, 
para  los  victoriosos  adalides 
que  amedrentaron  enemigas  proras 

Eres  digna  del  triunfo  de  esta  tierra 
que  en  el  rojo  calvario  de  la  guerra 
glorifica  sus  hijos  para  amarlos  ! 

Salve,   fecha  !     Mi  alma  se  arrodilla 
ante  el  fulgor  con  que  en  la  historia  brilla 
la  epopeya  de  oro  de  San  Carlos  ! 

J.  M.  Galindez. 


Musa  fácil,  de  ardorosa  inspira- 
ción, poeta  que  ensaya  el  vuelo;  mo- 
desto é  ingenuo,  porta  la  cimitarra 
del  luchador,  y,  como  todo  luchador, 
escalará  la  cumbre : 

SALVE,    17     DE     ENERO! 

Gloria  de  las  glorias  de  la  Patria  mía, 
paladín  heroico,   bravo  entre  los  bravos, 
te  inspiró  el  arrojo  y  el  valor  de  Eguía 
y  fuiste  la  estrella  de  muchos  esclavos. 

Palmas  inmortales  merece  tu  frente  ; 
embriagada  el  alma  por  el  patriotismo, 
nos  legaste  gloria  de  brillo  fulgente 
cuando  á  Venezuela  le  acechó  el  abismo. 

—  XXXI  — 


LAURELES    Y  ROSAS 

Oh!  mi  patria  libre  !    Oh!  heroico  destello  ! 
L,a  lira  de  oro,  la  estrofa  sonora, 
la  epopeya  cantan  del  invicto  Bello. 

Héroe  de  este  día  :  la  fama  levanta 
palmas  á  tu  vida  fuerte  y  triunfadora, 
y  tu  nombre  maguo  la  Historia  agiganta  ! 

J.    J.    Gragirena. 

Dejó  oír  su  palabra  como   soplo 
inspirado;   como  un  raudal  potente. 

Fue  una  protesta  enérgica  y  viril : 

Señores  : 

Nada  más  heroico  en  la  historia  de  la 
Causa  Liberal  Restauradora  que  la  glo- 
riosa fecha  que  hoy  rememoramos. 

El  Benemérito  Jefe  del  Poder  en  su 
insólita  Proclama  de  fecha  9  de  diciembre 
de  1902  anunciaba  al  País  que  la  planta 
insolente  del  extranjero  había  profanado 
el  sagrado  suelo  de  la  patria  ;  y  el  Bene- 
mérito Jefe  de  la  Fortaleza  de  San  Carlos, 
el  célebre  17  de  enero  de  1903,  es  decir, 
38  días  más  tarde,  hacía  huir  en  vergon- 
zosa fuga,  á  uno  de  los  barcos   de  guerra 

—  xxxii  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

de  las  coaligadas  naciones  del  viejo  mun- 
do, para  en  tan  magna  epopeya  de  heroís- 
mo envolverse  en  los  sublimes  resplando- 
res de  la  gloria. 

Vedle  allí !  En  esa  humilde  pero  sim- 
pática figura,  tenéis  al  defensor  garrido 
de  la  República,  sobre  su  frente  descanza 
hermosa  corona  de  frescos  laureles  reco- 
gidos en  el  fragor  de  la  batalla ;  y  sobre 
sus  presillas  de  General  que  con  orgullo 
lleva  sobre  sus  hombros,  encontraréis  aún 
fragmentos  del  mortífero  plomo  y  vesti- 
gios de  la  mortal  metralla  que  vomitaban 
las  bocas  de  los   cañones    enemigos. 

El  bombardeo  se  generaliza  ;  pero  el 
héroe  no  tiembla.  La  sangre  legendaria 
que  heredara  de  sus  antepasados  hierve 
en  sus  venas,  y  el  honor  le  señala  el  cum- 
plimiento del  sagrado  deber  que  él  se 
apresta  á  cumplir,  para  salvar  á  Vene- 
zuela de  la  vergüenza  y  la  ignominia. 

General  Bello,  vuestro  nombre  como 
el  de  Páez  en  las  gloriosas  Queseras  del 
Medio,  como  el  de  Ricaurte  en  San  Ma- 
teo, como  el  de  Sucre  en  Ayacucho,  que- 
dará grabado  en  la  historia  con  letras  de 
oro,  como  el  heroico    defensor    del    honor 

—  XXXIII  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

nacional  y  del  sagrado  suelo  de  la  Patria, 
para  enseñanza  de  las  generaciones  ve- 
nideras ! 

He  dicho. 

Guillermo  E.  Carias  C. 

Entusiasta  admirador  de  las  glo- 
rias patrias,  pundonoroso  militar  que 
siente  sobre  sus  hombros  el  orgullo 
de  sus  presillas,  se  expresó  así : 

Señores  : 

Hay  fechas  gloriosas  que  la  historia 
de  los  anales  patrios  lleva  guardadas  con 
caracteres  diamantinos  ;  fechas  imperece- 
deras, que  marcan  eras  de  patriotismo  :  á 
ésas  corresponde  la  del  17  de  Enero  de 
1903  que  hoy  se  conmemora. 

Con  heroica  resistencia  de  la  fortaleza 
de  Sao  Carlos,  llevada  á  efecto  por  el  no- 
ble patriota  general  Jorge  A.  Bello  y  su 
digna  oficialidad,  en  momentos  en  que  la 
patria  agonizaba  viendo  empapado  el  sue- 
lo por  la  sangre  de  sus  hijos  y  su  cielo 
siempre  azul  obscurecido  por  el  fatídico 
cuervo  que  en  el  batía  sus  tenebrosas  alas, 

—  xxxiv  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

tratando  con  sus  garras  de  convertir  en 
girones  el  lábaro  glorioso  de  la  patria  que 
Bolívar  conquistó,  habla  muy  alto  del 
patriotismo  venezolano  y  da  una  gráfica 
manifestación  á  las  coaligadas  potencias 
extranjeras  que  aun  no  se  ha  extinguido 
en  nuestros  corazones  el  fuego  del  patrio- 
tismo y  que  sentimos  en  nuestras  venas 
la  llama  del  heroísmo  que  nuestros  ante- 
pasados nos  legaron. 

Justo,  muy  justo  es  el  regocijo  que 
experimentamos  en  este  día,  que,  si  se 
quiere,  es  una  de  las# etapas  más  gloriosas 
que  registra  nuestra  Historia,  como  que 
involucra  la  salvación  del  decoro  nacional 
encarnado  en  el  portentoso  cerebro  de 
Castro  y  fielmente  secundado  por  el  noble 
patriota  de  la  gloriosa  epopeya  del  17 
de  Enero  :  General  Jorge  A.  Bello. 


Dr.  G.   Briceño  Giménez. 

Habló  en  representación  del  ge- 
neral Bello,  como  intérprete  generoso 
de  los  sentimientos  nobles  de  aquél. 

—  xxxv  — 


LAURELES    Y  ROSAS 

Inteligente  y  sincero,  su  palabra 
cautivó  por  su  expresión  galana  y 
culta : 

Voy  á  llenar,  mejor  dicho,  á  esforzar- 
me en  satisfacer  la  enaltecedora  misión 
que  el  Benemérito  Comandante  en  Jefe  de 
la  Fortaleza  de  San  Carlos  ha  tenido  á 
bien  confiar,  con  su  genial  benevolencia, 
á  mis  humildes  aptitudes.  Y  quiero  ha- 
cerlo en  primer  término,  porque  esa  mi- 
sión no  es  otra  que  la  de  significar  la  gra- 
titud del  General  Bello  por  el  homenaje 
de  admiración  y  de  cariño  que  le  tributáis 
en  este  día. 

Esa  gratitud,  señores,  no  es  el  simple 
reconocimiento  de  un  ser  humano  ante 
una  acción  benéfica  ó  halagadora  para  él : 
no  !  El  General  Bello  no  ve  ni  un  bene- 
ficio ni  una  lisonja  en  esta  espléndida 
manifestación  espontánea  del  pueblo  de 
San  Carlos,  de  ese  pueblo  laborioso  y  sen- 
cillo, siempre  sincero,  y  siempre  amante 
de  todo  lo  que  es  bueno,  de  todo  lo  que  es 
grande,  de  todo  lo  que  es  glorioso  !  Esa 
gratitud  está  formada  de  diversos  elemen- 

—  xxxvi  — 


LAURELES    ¥   ROSAS 

tos  psíquicos,  de  sentimientos  múltiples, 
iguales  por  la  intensidad  con  que  fluyen 
del  alma  en  donde  son  generados.  Y  esos 
sentimientos  se  llaman  :  emoción  del  pa- 
triota que  recuerda  el  sublime  día  en  que 
la  nacionalidad  venezolana  mostró  al  de- 
recho de  la  fuerza,  la  fuerza  de  su  dere- 
cho; emoción  del  soldado  que,  bajo  este 
sol  de  Enero  que  alumbra  con  la  alegría 
de  sus  fulgores  la  alegría  de  una  fiesta 
pública,  evoca  otro  sol  de  Enero  que  ilu- 
minó con  la  bravura  de  su  rayo  la  bravura 
de  un  combate  homérico ;  emoción  del 
Jefe  que  rememora  complacido  la  decisión 
con  que  en  las  horas  del  conflicto  se  vio 
rodeado  por  un  grupo  de  compañeros,  un 
grupo  reducido  por  el  número,  pero  gran- 
de, señores,  por  la  lealtad  y  el  heroísmo  ; 
emoción,  en  fin,  del  hombre  que  en  los 
días  placenteros  de  la  paz,  y  en  medio  del 
entusiasmo  jubiloso  con  que  le  aclaman 
sus  conciudadanos,  pasea  su  pensamiento 
por  aquella  tragedia  en  que,  sobre  la  cima 
del  deber,  culminaron  el  valor  y  la  cons- 
tancia, la  abnegación  y  el  sacrificio  ! 

Esa  es,   señores,    la   gratitud  que  os 
ofrece  el  General  Bello  y  que  la   presenta 

—  xxxvii  — 


LAURELES    Y  ROSAS 

de  manera  muy  especial  al  digno  Presi- 
dente Constitucional  del  Estado  y  á  sus 
honorables  acompañantes,  por  haber  rea- 
lizado con  su  presencia  el  festival  que  se 
celebra.  Recibidla  ingenua  y  cordial,  co- 
mo surge  del  noble  pecho  que  la  tributa. 
Señor  General  Bello  : 

He  procurado  como  veis,  cumplir  del 
mejor  modo,  en  la  medida  de  mis  fuerzas, 
el  hermoso  cargo  que  me  habéis  discerni- 
do. Permitidme  ahora  que  por  cuenta 
propia  os  dirija  algunas  breves  palabras. 

Sabéis  que  si  de  <algo  puedo  enorgu- 
llecerme  es  de  profesar  en  grado  sumo  la 
sinceridad  y  la  franqueza.  Pues  bien  : 
franco  y  sincero  como  mi  carácter,  es  el 
aplauso  que  en  el  día  de  vuestra  gloria  os 
consagra  mi  admiración. 


Br.   Venancio  Delgado. 

A  nombre  del  Distrito  Páez  y  de 
su  modesto  y  progresista  magistrado 
General  J.  Rosario  Lozano,  pronun- 
ció una  corta  y  laudatoria  disertación. 

—  XXXVIII  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

Hela  aquí: 

Yo  os  felicito,  señor  General,  con  toda 
la  efusión  del  patriotismo,  á  nombre  del 
Distrito  Páez,  en  el  5?  aniversario  de 
vuestros  triunfos,  los  triunfos  alcanzados 
por  el  salvajismo  civilizado  contra  la  civi- 
lización salvaje! 

Y  como  homenaje  de  la  Banda 
«  Castro  y  Gómez  »,  presentó  al  Hé- 
roe una  bella  pieza  musical  ricamen- 
te impresa,  de  la  cual  es  autor  el  re- 
putado artista  Adaúlfo  Guerrero,  Di- 
rector de  dicha  Banda. 

Nota  simpática. 

El  niño  Alfredo  Escalante,  como 
un  broche  diamantino,  cerró  aquel 
acto  con  su  palabra  infantil  llena  de 
músicas  ingenuas. 

Sobre  su  cabecita  rubia  se  posa- 
ron muchos  besos,  y  hubo  muchas 
palmas  para  su  franca  y  dulce  pala- 
bra primaveral. 

—  XXXIX  


II 

ACUEDUCTO 

Momentos  después  de  haberse 
terminado  el  acto  literario,  la  concu- 
rrencia dirigióse  al^sitio  donde  debía 
ser  colocada  la  primera  piedra  del 
Acueducto,  progreso  innegable  que 
adeuda  el  pueblo  de  San  Carlos  al 
General  Bello,  el  de  la  fuerte  hazaña, 
á  quien  aquel  pedazo  de  tierra  legen- 
daria dio  laureles,  que  él  retribuye 
en  obras  de  público  bienestar,  y  que, 
como  la  del  Telégrafo,  lleva  en  on- 
das alígeras  la  palabra  cosmopolita 
á  través  de  los  pueblos. 

En  este  acto,  la  frase  prestigiosa 
del  Doctor  Quintero  fue  la  que  anun- 

—  xt  — 


LAURELES    Y   ROSAS 


ció  el  advenimiento  de  aquella  obra 
de  útil  trascendencia. 

Y  luego  el  inteligente  Bachiller 
José  Millano  pronunció  un  hermoso 
y  corto  discurso. 

Desde  la  tribuna,  su  palabra  per- 
suasiva dio  pinceladas  elocuentes  á 
aquel  cuadro,  bajo  la  arcada  de  pal- 
meras que  sombreaba  el  muro  del 
viejo  y  blanco  Castillo,  silencioso 
testigo  que  ve  hoy  abrir  un  surco  en 
la  tierra  al  progreso  triunfante,  don- 
de ayer  la  extranjera  codicia  invaso- 
ra  puso  brecha  de  exterminio  !  .  .  . 

Palabras  del  Br.  José  Millano. 


Señores  : 


En  estos  sublimes  momentos,  en  esta 
apoteosis  del  memorable  17  de  enero  de 
1903,  acabáis  de  presenciar  un  acto  de  la 
mayor  solemnidad,  acabáis  de  presenciar 
al  salvador  del  decoro  nacional,  con  su 
corazón  rebozado  de  júbilo  y  de   patriotis- 

—  xi¿  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

mo  y  su  frente  altiva  coronada  de  frescos 
laureles,  firmar  el  acta  para  le  colocación 
de  esa  piedra  que  veis  allí,  y  que  es  un 
gaje  de  su  espíritu  progresista  y  una  glo- 
ria más  á  su  nombre  de  Restaurador. 

Es  ese  el  primer  cimiento  que  merced 
al  incansable  interés  del  General  Bello  se 
levanta  para  la  construcción  del  Acueducto 
de  este  histórico  pueblo,  y  es  allí  donde 
en  breves  días  saltará  el  plumaje  de  agua 
cristalina  que  en  su  incesante  correr  can- 
tará con  su  murmurio  himco  de  gloria  á 
su  esforzado  iniciador,  y  que  junto  con 
esos  inmutables  muros  que  aun  repercu- 
ten el  eco  de  su  voz  en  el  más  grande 
conflicto  de  la  patria,  señalarán  al  libro 
sagrado  de  nuestra  historia  el  puesto 
de  honor  que  en  su  primera  página  le 
corresponde. 


—  xui  — 


III 

DEL    BANQUETE 

BRINDIS 

Brindo  por  Castro,  el  inmortal  Caudillo 
que  en  inmensa  parábola  de  gloria, 
recorre  como  un  sol  de  intenso  brillo 
los  dilatados  cielos  de  la   Historia. 

Brindo  por  Bello,  corazón  sencillo, 
firme  y  leal,  de  limpia   ejecutoria, 
que  en  los  muros  colgó  de  ese  castillo 
la  palma  y  el  laurel  de  la  victoria. 

Brindo  por  los  altivos   compañeros 
del  heroico  Guardián  ;  por  sus  clarines 
triunfales  y  sus  ínclitos  aceros. 

Y  brindo  por  el  Iris  sacrosanto 
que  cobija  los  bravos  paladines 
con  la  inviolada  sombra  de  su  manto. 

U.  A.  PíSRBz. 
—  xun  — 


LAURELES    Y   ROSAS 


BRINDIS 

En  este  pueblo  donde  todo  es  gloria, 
todo  es  rosa  y  canción  y  gentileza, 
de  San  Carlos  cantaron  la  proeza 
los  poetas  con  rima  laudatoria. 

Mi  laúd  juvenil  se  ha  perfumado 
con  flores  de  alegría  en  este  día 
que  los  hijos  del  Zulia  han  consagrado 
con  sus  versos  y  su  galantería. 

Velasco  el  noble  y  Urdaneta  el  fino, 
Jorge  Schmidtke  y  Udón,  como  un  divino 
cristal  lleno  de  música  muy  suave  .  .  . 

han  dicho  de  lo  grande  de  esta  fiesta, 
que  parece  una  lírica  floresta 
en  donde  canta  del  honor  el  ave  ! 

J.   M.   Galindez. 

FLORILEGIO 

A  Valentina  Guerra 

Por  la  blanca  Valentina, 
mi  verso  es  un   arrebol 
que  sueña  con  la  divina 
luz  de  sus  ojos  de  sol. 

—  XLIV  — 


LAURELES    Y   ROSAS 


A  la  señora  Dorila  Montiel  de  Bantlin 

Hada  de  algún  noble  cuento, 
gloria  de  los  serafines  : 
se  va  tu  nombre  en  el   viento 
aromando  los  jardines. 


A    María  Gragirena 

Garrida,  blanca  y  gentil, 
pasas  con  aire   triunfal, 
como  una  brisa  de  abril 
en  huerto  primaveral. 
Y  tu  cuello  de  marfil, 
pulido,  terso  y»  ducal, 
triunfa  como  flor  de  abril 
y  es  blanco  y  primaveral. 
Pides  la  rima  gentil, 
versos  de  plata  y  cristal. 
Salve  !  gardenia  de  abril ! 
Salve  !  olor  primaveral  ! 

A  Ana  Aminta   Troconis 

Grata  misiva,   Ana  Aminta, 
que  me  aprisione  en  antojos, 
escríbeme  con  la  tinta 
negra  de  tus  negros  ojos  ! 

ISMAEL   URDANETA. 
—  XLV  — 


LAURELES    Y   ROSAS 


BOUQUET.DE     LA    TARDE 

Como  una  lírica  esquila 
de  cristal,  á  sotto-voce 
sobre  mi  alma  intranquila, 
suena  la  voz  de    Dorila- 
la  princesa  de  la  noche. 

Y  mágicamente  suena, 
la  risa  diáfana  y  fina 
de  María  Gragirena  : 
la  romántica,   la  buena, 
la  pomposa,   la  divina. 


*** 


L,a  señora  de  Granes, 
es  un  fragante  pensil 
donde  florecen  las  tres 
Gracias,  bajo  el  noble  Abril 
de  su  término  cortés. 

Elena,   Isabel,   Aminta 
y  Ana  Teresa  Troconis, 
son  un  manojo  de  adonis 
atado  con  una  cinta. 

Y  la  leve  Valentina, 
es  una  esencia  menina 
que  tortura  el  corazón  ; 
es  una  rosa  en  botón 
que  perfuma  con  su  espina. 

—  xlvi — 


LAURELES    Y    ROSAS 


*** 


Sara,  la  del  mirlo  inquieto 
en  la  jaula  de  cristal 
de  su  mórbida  garganta, 
le  confidencia  el  secreto 
de  su  lira  espiritual, 
y  el  ave  cautiva,  canta. 

Como  el  lejano  candor 
de  la  tarde  que  se  ausenta, 
la  nostálgica   Vicenta 
parece  un  naranjo  en  flor, 
y  como  una  flor  se  ostenta. 


%** 


Damas  :  vuestra  despedida, 
es  una  rosa  que   pierdo 
de  las  rosas  de  mi  vida  ; 
pero  llevaré  prendida 
esta  rosa  de  recuerdo 
sobre  el  rosal  de  la  Vida. 


Jorge  Schmidtke. 


—  XI,  vii  — 


LAURELES    Y  ROSAS 


A  Sara  González  Velasco 


Sara  tu  belleza  rara 
es  una  flor  de  belleza. 
Es  una  rosa  preclara 
de  juvenil  gentileza. 

Tu  risa  nerviosa  y  clara 
acaricia  mi  tristeza 
honda,   cual  una  terneza 
vaga  y  recóndita,  Sara. 

Y  tu  beldad  se  abrillanta 
con  un  donaire  latino. 
Y  tienes  en  la  garganta 

un  surtidor  argentino, 
un  harmonioso  y  divino 
trino,   que  canta  y   encanta. 


L,o  ver  a  Vinarra. 


—  XLVIII 


DEL   SARAO 


IV 

DEL    SARAO 

Cuando  la  noche  abrió  su  divino 
cáliz  de  oro,  en  la  iluminación  de 
una  gran  luna  de  ,Enero,  las  parejas 
se  aprestaron  al  encanto  del  baile. 
Entonces  fue  la  música  más  grata  é 
inquieta.  La  emoción  del  vals  dio 
á  los  rostros  femeniles  el  hechizo  de 
la  sonrisa  y  á  cada  caballero  la  flor 
de  la  galantería. 

Como  un  hermoso  y  florido  ma- 
nojo aromado,  las  damas  lucían  sus 
garbos,  sus  gentilezas  de  hadas.  Allí 
Ana  Teresa  -  la  triunfal  -  vestida  de 
azul  como  un  cielo  de  abril,  con  el 
color  de  los  lagos  de  Suiza;  Valenti- 

—  u  — 


LAURELES    Y   ROSAS 


na -la  fina -trajeada  de  rosa-pálido 
como  las  ricas  porcelanas  chinescas 
ó  como  los  caracoles  marinos;  Sara 
y  María-  hermanas  de  las  rosas  bien 
olientes -de  trajes  policromos  como 
alas  de  mariposa ;  Aminta  -  esa  gala- 
nura de  rosal  -  con  su  vestido  per- 
la-puro ;  Elena  é  Isabel,  garridas  y 
hermosas,  con  sus  trajes  de  amari- 
llo crisantemo  y  de  lila  radiante ; 
Vicenta  -  que  se  ostenta  como  una 
rosa,  al  decir  del  poeta  -  con  su  ama- 
rillo de  plenilunio,  y  María  Gragire- 
na  - « la  pomposa,  la  divina » -  de  es- 
meralda clara  como  sus  pupilas  de 
leyenda,  evocadoras  de  los  mil  cuen- 
tos narrados  a  Chabriar  en  noches  de 
ensueño  .  .  . 

Y  entre  las  señoras :  Fidelia, 
garrida  y  blanca,  y  dulce  como  una 
fermata,  la  Primavera  misma,  con 
un  vaporoso  azul  de  turquesa,  y  Do- 
rila  -  aristocrática  como  la  flor  de 
lys  -  Antígona  de  negra  veste,  negra 


LII 


LAURELES    Y   ROSAS 

como  las  pupilas  andaluzas  ó  como 
la  noche  ! 

Y  entre  las  matronas  :  la  señora 
de  Gragirena,  á  quien  el  respeto 
afectuoso  le  regala  la  perla  del  cari- 
ño ;  Cira  de  Montiel  -  honorable  y 
amable -encarnación  de  la  bondad 
culta,  y  la  señora  de  Briceño  -  pia- 
dosa y  generosa  -  y  á  quien  puede 
llamarse  sinceramente :  Santa  Isa- 
bel de   Hungría. 

No  menos  selecto  el  grupo  de 
caballeros :  Granes  y  Quintero,  Po- 
veda,  Briceño  y  Rodríguez  Tortole- 
ro,  Romay  Añez,  Gragirena,  Loza- 
no y  Acero,  y  Don  Gorgonio  Troco- 
nis  -  noble  y  caballeroso  -  todos  con 
su  exquisita  cortesanía  culta,  con- 
tribuyeron al  esplendor  de  la  galante 
fiesta  nocturna. 

El  general  Bello  es  un  refinado 
razettista  :  sus  embriagueces  son  del 

—  un  — 


LAURELES    Y   ROSAS 


vino  de  la  melodía  :  el  baile  es  todo 
su  entusiasmo !  Propicio  al  verbo 
y  al  ritmo,  sin  ser  minero  del  ritmo 
y  el  verbo,  ama  el  oro  pulido  y  lu- 
minoso del  talento. 

Su  caballerosidad  fue  flor  que 
perfumó  con  ebriedad  gratísima  los 
corazones ;  su  caballerosidad  fue  ra- 
yo de  luz  en  el  recuerdo  de  aque- 
lla fiesta. 

El  general  Bello -como  los  an- 
tiguos romanos  -  es  heroico  y  fiero 
ante  la  amenaza,  y  cortesano  discre- 
to y  pulcro  ante  la  sonrisa  de  una 
dama. 


# 


El  sarao  se  prolongó  casi  hasta 
el  alba.  Bajo  aquella  noche  de  luna 
espléndida,  el  champán  brotó  su  es- 
puma dorada  en  las  copas  de  cristal. 
La  música  sonaba  á  algo  romántico. 
Sara  González  -  en  cuya  garganta 
trina  un  surtidor  -  así  cantó   el    poe- 


LIV 


LAURELES    Y    ROSAS 


ta-dejó  oír  la  musical  canción,  que 
en  sus  labios  se  hace  más  armonio- 
sa, la  musical  canción  en  hermandad 
con  la  risa  del   piano. 

Oh !  encanto  de  aquella  noche 
inolvidable !  Noche  de  fiesta,  no- 
che de  violines  y  sonrisas :  en  tu 
prestigio  hubo  mucho  del  encanto 
de  esas  cosas  amadas  y  gustadas 
entre  ensueños  de  mujer  y  alegría 
de  champán  luminoso. 


LV 


V 

LOS  OTROS  DÍAS 

Los  otros  días  corrieron  con  el 
mismo  alegre  fervor  y  también  lle- 
nos de  música.  La  hospitalaria  be- 
nevolencia del  general  Bello  retenía 
en  su  mansión  á  los  invitados,  go- 
zosos en  aquellas  horas  inolvida- 
bles. Los  banquetes  se  sucedían ; 
los  banquetes,  en  donde  el  verso 
vibró,  ya  patrióticamente  -  en  ho- 
nor del  noble  anfitrión  -  ya  galan- 
temente, en  homenaje  á  las  damas, 
jardines  de  aquellas  horas  entusiastas. 

Ninguna    nota    disonante    hubo 
que    turbara    la     calma    armoniosa. 
Nada  que  fuera  adverso  recuerdo. 
En    la    cordialidad    más    expansiva, 

—  LVI  — 


LAURELES    Y   ROSAS 

los  huéspedes,  más  que  amigos,  se 
diría  eran  una  sola  y  larga  familia 
de  fiesta. 

En  Venezuela  no  hay  una  leve 
idea  de  cómo  son  de  amenos  y  fran- 
cos esos  días  recordadores  de  una 
epopeya,  que  se  deslizan  en  libre  aga- 
sajo como  los  buenos  días  del  tiem- 
po escolar. 

De  allí  el  que  ofrendemos  al 
general  Bello,  como  en  retribución 
pálida  á  su  ingenua  hospitalidad, 
espléndida  como  la  de  un  oriental, 
la  resena  de  esos  días  que  le  evocan 
sus  altos  raureles  y  nos  recuerdan 
momentos  felices. 

Nada  hemos  omitido  ;  nada  de  lo 
que  fue  luz,  aroma  ó  riente  recuerdo. 

i  Días  imborrables,  que  se  llega- 
ron al  jardín  de  nuestros  corazones 
como  fugados  pájaros  trinadores  y 
nos  dejaron  el  amor  de  sus  trinos 
rotundos  y  la  maravilla  de  sus  can- 
ciones primaverales ! 

—  r.vn  — 


ÍNDICE 

Pág. 

Programa ix 

Del  Acto   Literario: 

17  de  Enero  de  1908 xix 

Acto  Literario xx 

Acueducto xi. 

Del  Banquete xun 

Del   Sarao Li 

I<os  otros  días i,vi 


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