LOS ARCHIVOS HISTORICOS
DE PUERTO RICO
Digitized by the Internet Archive
in 2014
https://archive.org/details/losarchivoshistoOOcane
OCT i 2 198?
INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA
ARCHIVO GENERAL DE PUERTO RICO
LOS ARCHIVOS
HISTORICOS
DE PUERTO RICO
APUNTES DE UNA VISITA
(ENERO - MAYO 1960)
/
LINO GOMEZ CAÑEDO, O. F. M.
ACADEMY OF AMERICAN FRANCISCAN HISTORY
SAN JUAN DE PUERTO RICO
1964
Publicación del Archivo General de Puerto Rico
Printed in Spain Impreso en España
Imprime: M. PAREJA - Montaña, 16 - Barcelona
INDICE
Nota preliminar VII
Los archivos históricos de Puerto Rico XI
I Archivos Generales 7
1. Archivo General de Puerto Rico 9
2. Archivo Eclesiástico de San Juan 12
3. Archivo General de Protocolos (San Juan) 16
4. Archivo de Protocolos de Bayamón 18
5. Biblioteca Carnegie (San Juan) 18
II Archivos Locales 25
A) Archivos de San Juan y sus contornos 27
B) Archivos del resto de la Isla 34
1 Adjuntas 35
2 Aguada 36
3 Aguadilla 37
4 Aguas buenas 39
5 Aibonito 40
6 Añasco 41
7 Arecibo 43
8 Barranquitas 46
9 Cabo rojo 49
10 Caguas 50
11 Camuy 52
12 Carolina 53
13 Cayey 55
14 Cidra 59
15 Coamo 60
16 Comerío 63
17 Corozal 64
18 Fajardo 66
19 Guayama 68
20 Guayanilla 70
21 Guaynabo 72
22 Hatillo 74
V
23 Hormigueros 75
24 Humacao 77
25 Isabela 81
26 Juana Díaz 83
27 Juncos 85
28 Lajas 88
29 Lares 89
30 Loíza 91
31 Luquillo 93
32 Manatí 94
33 Maunabo 95
34 Mayagüez 96
35 Moca 99
36 Naguabo 100
37 Naranjito 102
38 Orocovis 103
39 Patillas 104
40 Peñuelas 105
41 Piedra (Las) 106
42 Ponce 107
43 Quebradillas 109
44 Rincón 110
45 Sabana Grande 112
46 Salinas 113
47 San Germán 114
48 San Lorenzo 117
49 San Sebastián 119
50 Toa Alta 120
51 Toa Baja 121
52 Trujillo Alto 122
53 Utuado 123
54 Vega Alta 125
55 Vega Baja 127
56 Vieques (Isla de) 129
57 Yabucoa 130
58 Yauco 132
59 Islas Vírgenes 135
Epílogo 138
Notas 143
Indice onomástico 147
VI
NOTA PRELIMINAR
La Primera Reunión Interamericana Sobre Archivos, cele-
brada en la Ciudad de Washington del 8 al 27 de octubre de
1961, creó una organización profesional denominada Consejo
Técnico Interamericano de Archivos. Sus motivaciones prin-
cipales fueron el aunar en forma permanente a los archiveros
del Hemisferio y propender a que sus esfuerzos se acoplen
a la labor profesional que se realiza por entidades interna-
cionales similares.
Uno de los principales acuerdos del Consejo Interameri-
cano fue el relativo a la recopilación y divulgación de las
fuentes históricas de la América Latina, labor fomentada
igualmente por el ya establecido Consejo Internacional de Ar-
chivos. Necesariamente la consecución de esta idónea empresa
ha de recaer principalmente en las instituciones archivísticas
del Nuevo Mundo. Conscientes de la creciente necesidad de
que el mutuo conocimiento sea la base del intercambio cultu-
ral entre los pueblos, el Archivo General de Puerto Rico ha
querido que sus dos primeras publicaciones se orienten a
ese fin.
Por ello se ha publicado una Guía al Archivo General de
Puerto Rico que contiene noticias específicas de cada fondo
o grupo documental de la institución. Hoy gracias a la labor
del incansable investigador que es Fr. Lino Gómez Cañedo, el
Archivo General de Puerto Rico, brinda a los interesados este
panorama general de los archivos históricos puertorriqueños
y de los fondos principales que custodian. Esperamos con
ello hacer una aportación a la Guía de las fuentes de la
historia de América Latina y ofrecemos esta publicación al
V Congreso Internacional de Archivos que se reunirá en Bru-
selas en septiembre de 1964 como nuestra solidaridad profe-
sional con los colegas europeos.
IX
LOS ARCHIVOS HISTORICOS
DE PUERTO RICO
La valorización de los archivos no es — conviene comenzar
por advertirlo — un descubrimiento de los historiadores de
hoy. En todos los tiempos, los investigadores de la Historia
han tenido que recurrir a las fuentes, y éstas suelen encon-
trarse principalmente en los archivos. Lo que sí podría consi-
derarse como una conquista de la historiografía moderna es
el haber ensanchado enormemente su propio campo de acción,
dando categoría de hechos dignos de estudio a muchos que
antes no eran considerados como tales. La historiografía ac-
tual trata de explorar todos los ángulos y rincones del pasado,
con el fin de reconstruirlo en todos sus complejos aspectos,
no sólo en los de carácter políticomilitar y — a lo sumo —
literario, que constituían el área casi exclusiva de interés para
el historiador de otros tiempos. La historia no la hicieron
sólo los caudillos, los políticos y los poetas; es la obra de
todos los sectores de la sociedad, influenciados en su labor
por fuerzas complejas y no siempre fáciles de discernir.
Este ensanchamiento de los dominios historiográficos ha
conferido, por sí solo, importancia de fuente histórica al con-
tenido de muchos archivos que durante mucho tiempo fueron
más o menos desdeñados por los investigadores. Por otra
parte, el asombroso progreso de las comunicaciones ha dado
a estos últimos unas posibilidades que hace sólo unas cuantas
décadas les estaban cerradas. El historiador de hoy puede abar-
car un área prácticamente ilimitada en la búsqueda de las
fuentes.
Ambos factores están influyendo en la atención cada día
mayor que se presta a los archivos notariales, bancarios,
comerciales, parroquiales y otros, donde es posible rastrear
noticias sobre la vida social, económica y religiosa, datos esta-
dísticos, etnográficos, etc. que permitan trazar una pintura
más completa y exacta de la vida real en un determinado
período y lugar. Si queremos ver la historia bajo un aspecto
menos «parcial», es necesario que ampliemos nuestro cono-
cimiento de las fuentes. Ha llegado el momento en que esto
resultaría fácil mediante planes de cooperación bien organi-
zados.
De esta convicción — en lo que se refiere a la necesidad
de una visión comprensiva de las fuentes de la historia de
América y la posibilidad de llevarla a cabo — nació el estudio
de los archivos históricos de Puerto Rico que realicé en 1960.
Pido disculpa de tener que referirme a trabajos míos ante-
riores, pero me parece necesario hacerlo para que se entien-
dan bien mis propósitos. Mi obra Los archivos de la historia
de América (México, Comisión de Historia, 1961; 2 vols) quie-
re ser una guía general de los repositorios de fuentes manus-
critas — archivos y bibliotecas — que interesan al investigador
de la historia de América durante un determinado período,
que significa al mismo tiempo una bien definida unidad geo-
gráfica : el período del gobierno español. Aun con estas limi-
taciones, la obra consta de dos gruesos volúmenes y ha reque-
rido casi diez años de trabajo. Esto solo bastará para com-
prender por qué soy partidario de la cooperación. Sería bueno,
a mi parecer, que se preparasen guías parecidas para otros
2
períodos y áreas de la historia de América (América portuguesa,
América británica, etc.), y otro tanto debería hacerse respecto
al período independiente de cada país. De estas guías gené-
reles, panorámicas, habría que descender a estudios más de-
tallados de los archivos y repositorios documentales exis-
tentes en una región, país o lugar determinados; de los fon-
dos de un archivo o biblioteca en particular; de las fuentes
sobre un tema específico, y así sucesivamente, pasando de lo
general a lo más particular y concreto. Por fortuna, la Primera
Reunión Interamericana sobre Archivos (Washington, D. C,
octubre 1961) acaba de aprobar un plan de guías de archivos
y bibliotecas de América, que sigue fundamentalmente las
directrices arriba expuestas.
Mientras estos planes no se conviertan en realidades, bien
será que cada uno de nosotros vaya haciendo lo posible, den-
tro de su propio campo de interés. Fiel a este criterio, prepa-
ré en 1958-1959 un informe sobre los archivos históricos de
Venezuela, bajo los auspicios de la Academy of American
Franciscan History, el Programa de Becas de la O E A y la
Fundación Creóle. Un año después, en la primera mitad de
1960, con ocasión de un cursillo sobre fuentes de la historia
de América dictado en la Universidad de Puerto Rico, Río
Piedras, tuve oportunidad de realizar una labor semejante res-
pecto a los archivos puertorriqueños. El mérito de esta opor-
tunidad, por su cordial apoyo al proyecto, se debe al doctor
Sebastián González, decano entonces de la Facultad de Huma-
nidades, y al doctor Luis M. Díaz-Soler, jefe del Departamento
de Historia, quienes dispusieron el horario de mis clases en
forma que pudiese simultanearlas con visitas a los archivos de
la Isla. Otras personas y entidades de Puerto Rico ayuda-
ron generosamente en mi labor, y a todas deseo hacer llegar
mi profunda gratitud; permítaseme, sin embargo, que men-
cione en particular al Instituto de Cultura Puertorriqueña y
al Archivo General de Puerto Rico, entre las instituciones, y
3
a la doctora Isabel Gutiérrez del Arroyo, a su hermana María
del Carmen, y al profesor Jorge Iván Rosa Silva, sin cuya
ayuda hubiera sido imposible llevar a cabo un trabajo de
tal amplitud en el corto espacio de pocos meses.
Con el fin de prevenir lo que pudiera resultar una desilu-
sión para el lector que llegue en su lectura al final de este
informe, quisiera comenzar por advertir que la riqueza archi-
vística de Puerto Rico es relativamente modesta. Los archivos
de carácter general, tanto cívico-militares como eclesiásticos,
sufrieron grandes pérdidas, especialmente con motivo del
cambio de soberanía de España a los Estados Unidos, en 1898.
Las principales fuentes de la historia de Puerto Rico se ha-
llan fuera de la Isla, la mayor parte en los archivos españo-
les — Archivo General de Indias, Archivo Histórico Nacional,
Servicio Histórico Militar, entre ellos — que conservan la do-
cumentación relativa al gobierno de España en la Isla. Los
fondos archivísticos llevados a los Estados Unidos a raíz de
la incorporación de Puerto Rico al dominio norteamericano,
que llenaban unas 289 cajas, fueron devueltos a Puerto Rico
en su mayoría, para ser destruidos casi todos por un incendio
que se produjo en el Archivo Histórico de Puerto Rico en 1926.
Los restantes se conservan hoy en el Archivo Nacional de los
Estados Unidos, en Washington, y no parece que sean de gran
importancia; sin embargo, dicho Archivo, al igual que la
Biblioteca del Congreso, posee otros materiales de notable
interés para la historia de Puerto Rico. 1
Un buen conocedor de los archivos puertorriqueños, es-
cribió hace años : «Sólo en nuestros archivos parroquiales pue-
de extraerse hoy documentación anterior al siglo xix, pero
apenas ninguna de nuestros archivos de gobierno. Nuestros
artesanos y jornaleros ignorantes, una vez escalado el alcal-
dazgo de sus respectivos municipios por sufragio popular,
han destruido los legajos municipales que encontraron ser es-
torbo para sus fines de gobierno pueblerino. Tanto más que
4
los incendios y huracanes, la polilla humana es la mayor
causante de la desaparición de nuestros archivos».2 Este amar-
go juicio debe modificarse hoy en sentido más favorable, pues
tanto el Archivo General de Puerto Rico como los restos del
Archivo Arzobispal, que han podido ser recuperados en fecha
reciente, contienen fondos bien anteriores al siglo xix. Y lo
mismo sucede con el todavía rico Archivo General de Proto-
colos, de San Juan. Es cierta, sin embargo, la desaparición de
los archivos municipales, si bien parece exagerado culpar del
hecho al sufragio popular... Incluso el archivo del Cabildo de
San Juan no posee documentación anterior a 1730, fecha en
que comienza su primer libro de actas capitulares.
En las páginas que siguen me propongo informar sobre
la situación actual de los archivos puertorriqueños. No se tra-
ta de un inventario ni de un catálogo de los mismos, sino de
una guía destinada a los investigadores que, en el futuro, de-
seen utilizarlos. Guía sumaria, pero basada, sin embargo, en
la observación personal y directa del autor, fuera de casos muy
contados. En general, he tratado de indicar con mayor detalle
la documentación más antigua de cada archivo. Guiado por
este criterio, sólo en pocos casos especifico los fondos corres-
pondientes a la segunda mitad del siglo xix, a pesar de que
tales fondos suelen ser los más numerosos en los archivos de
Puerto Rico. El hecho de que los pase en silencio no quiere
decir que los considere sin importancia histórica. Por el con-
trario, creo que la tienen grande para uno de los períodos más
interesantes de la historia de la Isla. Mi intento principal ha
sido poner de relieve la mucha documentación — relativamen-
te— que se conserva todavía sobre períodos más antiguos,
contra lo que supone la generalidad de los que se interesan por
la historia del pasado puertorriqueño. Esta documentación se
encuentra, por lo común, en peores condiciones de conserva-
ción y seguridad, siendo, por lo tanto, más acreedora a nues-
tro cuidado y vigilancia. Y abrigo la esperanza de que el pre-
5
senté trabajo ayude a despertar el interés de los puertorri-
queños por la conservación de las reliquias y testimonios de
su pasado.
Respecto al método, he adoptado la división en 1) Archi-
vos generales y 2) Archivos locales. Los primeros se hallan
todos en San Juan o sus contornos (es el caso del Archivo
de Protocolos de Bayamón, cuyo contenido, sin referirse a
toda la Isla, sobrepasa el interés local). Respecto a los archivos
locales, sigo orden geográfico. Primero me ocupo de los archi-
vos de la capital y sus contornos, y después continúo alfabé-
ticamente con los restantes de la Isla.
6
I
ARCHIVOS GENERALES
1
Archivo General de Puerto Rico
Bajo el calificativo de «archivos generales» incluyo todos
aquellos cuyo contenido no se refiere únicamente a un lugar
o institución determinados, sino que interesa de alguna ma-
nera a toda la Isla o a parte notable de la misma. Dentro de
esta clasificación, debe figurar en primer término el Archivo
General de Puerto Rico. Fue creado en 1955, a base de los fon-
dos documentales reunidos en el llamado «Archivo Histórico»
que existía en la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 3 y
de los archivos de las distintas oficinas gubernativas, excluyen-
do los de notarías y registros de la propiedad. Posteriormente
la Asamblea Legislativa de Puerto Rico aprobó la Ley núm. 4
de agosto de 1961, mediante la cual se autoriza el traslado al
Archivo General de Puerto Rico de todos los protocolos nota-
riales que tengan más de sesenta años de existencia. El pri-
mer archivo notarial que se proyecta trasladar al Archivo
General es el del Distrito de San Juan, del cual se habla en
este trabajo.
Desde su fundación el Archivo ha ido acrecentando paula-
tinamente sus fondos, de acuerdo con la ley fundacional. Los
documentos oficiales reunidos hasta el presente son en su
mayoría del siglo xix, y aún predominan los de su segunda
mitad. Encierra también muchos del siglo xx. Hay, sin embar-
go, algunas excepciones, como la de la sección de Obras Públi-
cas, Asuntos Varios, cuyo documento más antiguo — en la sub-
sección «Censo y Tributo» — se remonta a 1649, aunque ello
constituye un caso esporádico. La serie de Municipios (Cíales,
Barranquitas, Fajardo, Quebradillas, Manatí, Ponce y Bayamón)
se remonta a 1795, pero la casi totalidad de los documentos
son de fecha muy posterior. Del municipio de Barranquitas
9
hay actas y registros del 1884-1906 incluyendo resoluciones,
acuerdos y ordenanzas del Consejo Municipal, así como libra-
mientos e intervenciones del municipio y sentencias criminales
del Juzgado de Paz. Del municipio de Bayamón se guardan ex-
pedientes de 1842 a 1941 sobre reparaciones efectuadas en la
capilla y panteones municipales del cementerio; caminos y
edificios, adquisición y reparación del reloj público, instan-
cias de la Guardia Civil, presupuestos ordinarios, concesión del
edificio del Consistorio a la Sociedad de Misioneros Cristianos
y documentos fiscales. Del municipio de Fajardo procede una
colección de la Gaceta de Puerto Rico entre los años 1866^
1909. Se conservan igualmente las actas del Consejo Municipal,
de la Junta de Subasta, la Escolar, la Junta Codificadora de Va-
gos y Amancebados (1811). Del mismo municipio procede una
serie de correspondencia general, que comienza en 1795 y se
refiere a los más variados asuntos.
Del municipio de Manatí se han trasladado documentos
desde 1797, incluyendo actas, agendas, ordenanzas, resolucio-
nes y correspondencia de la Asamblea Municipal, del Consejo
de Administración, de la Junta de Instrucción Pública, de la
de Beneficencia, de la de Subasta y la de Remate. De Ponce
proceden también algunos documentos, siendo el más antiguo
un índice del Archivo Municipal (1807-1890) y otro correspon-
diente a los años 1836-1874. Del archivo municipal de Quebra-
dillas fueron traídos los libros de actas de los períodos 1823-
1834 y 1905-1915.
Los fondos del Departamento de Justicia arrancan de 1800,
los de la Real Audiencia, de 1832 y los de la Diputación Pro^-
vincial, de 1820.
Hacia mediados de 1961, el Archivo poseía unos 10,121
pies cúbicos de documentos. Se hallaban instalados en un
edificio provisional, pero se trabajaba en las obras de adapta-
ción de otro más amplio, que será la sede definitiva del Ar-
chivo. Sin embargo, cuenta ya, en la sede provisional con ser-
10
vicio de consulta para las investigaciones, taller de restaura-
ción, y ha comenzado a montar uno de fotografía.
Detallando un poco más, hallamos en la sección Real Au-
diencia los siguientes grupos : Regencia 1832-1861 ; Presiden-
cia 1848-1898; Real Acuerdo 1832-1861; Tribunal Pleno 1861-
1898; Sala de Gobierno 1861-1898; Consejo de Administración
1861-1869; Consejo Contencioso Administrativo 1875-1898. Ce-
dulario de Reales Cédulas y Ordenes, 1832-1839 (12 tomos en
8 vols.); «Libro de Registro de Reales Provisiones espedidas
por la Real Audiencia...» (San Juan 1832). En la subsección
«Sala de lo Criminal» tenemos sentencias de juicio oral desde
1889; sentencias criminales, desde 1883; votos reservados, des-
de 1862; un «Libro de registros de sentencias de 1863», perte-
neciente a Santo Domingo, y otro «Libro de votos reservados
de la Sala de Guerra», que empieza en 1856. Los documentos
relativos al «Real Acuerdo» (1832-1898) ocupan unos veinti-
cuatro pies cúbicos, y unos diez los procedentes de la «Secre-
taría de la Audiencia» (1832-1898). Son de interés también las
copias certificadas del Ceremonial de la Audiencia de Guate-
mala 1787, de las Ordenanzas de la Real Audiencia de Santo
Domingo de 1683 y seis volúmenes que comprenden doce to-
mos de Reales Cédulas transcritos en Puerto Príncipe en 29
de febrero de 1829 para la Audiencia de Puerto Rico. Principia
la colección con la copia de una bula de S. S. Inocencio XII
del 14 de julio de 1699, pero las Reales Cédulas transcritas abar-
can de 1751-1831.
Bajo Obras Públicas, se conservan grupos como los si-
guientes : Edificios religiosos, 1782-1899 ; Conservación de ca-
rreteras, 1850-1931; Correspondencia de caminos, 1818-1898;
Diputación Provincial, 1871-1899. La sección de Tierras se
halla subdividida por pueblos y sus documentos más antiguos
se remontan por lo menos a 1760.
En la sección de la Diputación Provincial hay documentos
11
de la segunda época 1820-1824 y sobre todo del período final
1871-1898, casi todos procedentes del Archivo Histórico.
También son de gran interés los documentos de Gobierno
y Capitanía General que abarcan todo el siglo xix.
El catastro preparado para la isla en 1894 está por pueblos
en orden alfabético y se denomina Registro de Fincas Rústicas
y Urbanas.
Los documentos procedentes del mencionado «Archivo His-
tórico» (Universidad de Puerto Rico. Río Piedras) constituían
hasta hace poco un grupo separado, de unos 280 pies cúbicos
de volumen.
Merece especial referencia la «Colección Robert L. Jun-
ghanns», adquirida por el Instituto de Cultura Puertorriqueña,
con destino al Archivo. Contiene los documentos más hetero-
géneos, de considerable antigüedad e importancia, a lo que
pude juzgar por una somera inspección, que hacen difícil el
mal estado de los papeles y la falta de orden en los mismos.
Por lo escrito, puede entenderse que el Archivo General de
Puerto Rico reviste considerable interés para la historia de la
Isla durante el siglo xix. Este interés ha de aumentar segura-
mente según vayan incorporándose otros documentos.
2
Archivo Eclesiástico de San Juan
El que llamaremos Archivo Eclesiástico — mejor que Arzo-
bispal o Catedralicio — de San Juan, es una colección de pape-
les pertenecientes tanto al Obispado de Puerto Rico como a su
Cabildo y a la Parroquia de la Catedral. Los libros de bautis-
mos, matrimonios y entierros de esta parroquia, con algunos
papeles más, era lo único que constituía el «Archivo de la Ca-
tedral», cuando yo lo visité en 1960. Las «Actas Capitulares»,
12
de cuyos primeros 22 volúmenes (1652-1870) publicó el Padre
Cuesta Mendoza un resumen en 1913/ habían desaparecido y
se daban por perdidas. Entre los interesados por los estudios
históricos persistía, sin embargo, la creencia de que en el Pa-
lacio Episcopal se conservaban aún restos del archivo dioce-
sano. Verificado por mí que así era en efecto, obtuve permiso
del entonces señor obispo — hoy arzobispo — de San Juan, mon-
señor Jaime Davis, para intentar la recuperación y reorgani-
zación de los mismos. La tarea fue emprendida sin dilación,
con el concurso desinteresado de algunas personas estudiosas
y entidades culturales de Puerto Rico. El local que pudo obte-
nerse, encima de la actual sacristía de la Catedral, no reúne
las condiciones necesarias para el caso, pero significa un enor-
me progreso respecto a la rinconera donde antes se hallaban
amontonados los papeles. Por ello, no vacilamos en comenzar
su traslado al nuevo local. Antes de mi regreso a Washington,
en la segunda mitad de mayo de 1960, unas dos terceras partes
de los documentos que corrían mayor peligro habían sido
transferidos al local de la Catedral, después de conveniente-
mente fumigados. Allí se procedió inmediatamente a darles
cierto orden y clasificación, colocándolos en estanterías metáli-
cas. Por falta de espacio, no fue posible completar el traslado
de todos los papeles, aunque ello es de verdadera urgencia, si
han de salvarse estos testimonios, todavía, importantes, del
pasado de Puerto Rico.
¿Qué resultados ha producido hasta el momento esta
labor de recuperación? El recuento y examen que yo pude
hacer personalmente fueron muy superficiales. Los documen-
tos llegaron al nuevo local en pésimas condiciones de con-
servación, mezclados con toda clase de elementos extraños. La
labor de limpiarlos y darles una primera ordenación elemen-
tal fue realmente ímproba, aun contando con muchas genero-
sas colaboraciones. Muchos aparecen comidos por la polilla y
los ratones, y corroídos por la tinta o desvaída ésta por la
13
acción de la luz. Son muy pocos los libros y documentos que
pueden considerarse en buen estado de conservación. Sin em-
bargo, la mayoría son legibles y utilizables.
La documentación ha ido agrupándose provisionalmente
en secciones generales : Obispos, Cabildo, Clero Secular y Cíe-
ro Regular, Ordenes Sagradas, Parroquias, Visitas de la Dió-
cesis, Expedientes Matrimoniales, Monjas Carmelitas, Hospi-
tales, Colegios... Estos grupos se hallan formados, en su ma-
yoría, por papeles del siglo xix, pero hay algunos que se re-
montan al siglo xviii. Por ejemplo, en la sección «Obispos»
hay bastantes documentos desde fines de dicho siglo. Lo mis-
mo sucede con la sección «Cabildo», aun sin tener en cuenta
la serie de Actas Capitulares, de las que han aparecido varios
volúmenes que se daban por perdidos. Entre ellos figuran los
siguientes: Libro [?] (1652-1700); Libro 3 (1777-1784); frag-
mentos de otro libro que incluye actas desde el 25 de octubre
de 1803 a 27 de noviembre de 1807.
Son estos los libros más antiguos entre los recuperados
y aunque en estado de sumo deterioro podrían aún salvarse
sometiéndolos a procedimientos modernos de restauración.
Se halla en bastante buen estado el Libro 9 (6 de mayo de
1808 a 16 de febrero de 1813) que incluye el acta de la reu-
nión extraordinaria del 16 de agosto de 1809 en que el obis-
po Arizmendi hace la simbólica entrega de su anillo pastoral
a don Ramón Power, cuya transcripción fue publicada en la
Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, núm. 9 (Oct-
Dic. de 1960). La serie prosigue con el Libro 12 (1817-1821),
Libro 13 (1821-1823), Libro 14 (1823-1825). Libro 15 (1825-
1831), Libro 16 (1831-1845). Todos estos volúmenes están, por lo
general, en bastante buen estado de conservación. No pude
dar con los libros 17 y 18. Prosigue la serie con el Libro 19
(1852-1857), Libro 20 (1857-1859), Libro 21 (1859-1865), Libro 22
(1865-1870), Libro 23 (1871-1878), Libro 24 (1878-1882), Libro 25
(1882-?, incompleto). Termina la serie con el Libro 28, que in-
14
cluye las actas del 22 de febrero de 1898 al 15 de enero de
1909, en que se extingue la vida del cabildo eclesiástico. La
recuperación de esta importante serie de libros bastaría para
justificar nuestro trabajo.
Entre las secciones más numerosas figuran las de «Expe-
dientes Matrimoniales» y «Parroquias». En esta última sección
se conserva cierto número de libros parroquiales, traídos hace
años de pueblos de la Isla con el propósito de proveer a su
mejor conservación. Tal propósito quedó lamentablemente
frustrado. A juzgar por la situación actual de los archi-
vos parroquiales, estos libros se hubieran conservado mu-
cho mejor en sus respectivos lugares de origen. Los «Expe-
dientes Matrimoniales» están repletos de datos demográficos
y de historia social ; sin embargo, son poco numerosos hasta el
segundo tercio del siglo xix.
Incorporada en este Archivo se encuentra la parte más
antigua del archivo parroquial de la Catedral. Su conserva-
ción dista mucho de ser perfecta, pero es, con pocas excepcio-
nes, mucho mejor que la del resto del Archivo. Es el archivo
parroquial más antiguo de la Isla, y también — como es natu-
ral— el más importante. Su primer libro de bautismos abar-
ca de 1672 a 1702. En el Boletín de Historia Puertorriqueña,
I, 1949, pp. 273-278, fueron publicadas las actas de matrimo-
nio correspondientes al período 22 de marzo de 1653 - 30 de
agosto de 1654, que el señor Morales Muñoz halló en un lla-
mado «Libro Primero» de matrimonios. No pude dar con este
libro entre los actuales del archivo parroquial de la Catedral.
Todo el siglo xvm se halla muy bien representado, tanto en
lo que se refiere a libros de bautismos como a los de matri-
monios y entierros. Se conservan también los libros especia-
les de la capellanía castrense. Existen asimismo varios libros
de confirmaciones, aunque éstos son más modernos.
15
3
Archivo General de Protocolos
(San Juan)
El Archivo General de Protocolos, de San Juan, merece
conservar el título de «general», a pesar de las desmembracio-
nes sufridas como consecuencia de la nueva ordenación de
distritos notariales, promulgada en 1944. Por una parte, con-
serva varios archivos extracapitalinos (Cangrejos, Loiza, Río
Piedras, los dos Trujillo) y las escribanías de Guerra y Mari-
na ; por otro lado, entre las personas que otorgaban sus escri-
turas en la capital solían contarse las más importantes de la
Isla, con intereses e influencia en distintas partes de la misma.
San Juan era el centro predominante de la vida puertorrique-
ña, más todavía de lo que es hoy. Realidad confirmada por
los documentos de este archivo.
Instalado en locales completamente inadecuados, su con-
sulta normal resulta incómoda, no obstante las facilidades que
a los investigadores ofrece su director, licenciado Julio César
González. Existe un inventario mecanografiado, donde cons-
tan los nombres de los distintos notarios, con el número de
volúmenes y años que abarcan sus respectivos protocolos.
También indica dicho inventario los archivos locales y nota-
rías especiales que, según queda dicho, forman parte del Ar-
chivo. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que este inven-
tario no es completo ni siempre exacto, cosa muy difícil de
conseguir mientras dure el actual amontonamiento de los
papeles en un local del todo insuficiente para ello. Se trata
de una situación grave, cuyo remedio no debieran aplazar las
autoridades competentes.
Apenas se conservan escrituras del siglo xvm, pero el xix
16
se halla muy bien representado desde sus primeros años. Y no
es necesario decir que el contenido es de gran importancia his-
tórica, especialmente en sus aspectos social y económico.5 Nada
refleja la vida diaria de San Juan — y en cierto modo de toda
la Isla — con la objetividad de estos testamentos y contratos
que no fueron redactados con vistas a la historia. Por ejemplo,
el protocolo de Gregorio Sandoval, que comienza en 1801,
muestra la presencia de muchos franceses en la Isla, algunos
dedicados al corso contra la navegación inglesa; sus víctimas
eran a veces barcos de otras nacionalidades, en especial nor-
teamericanos. Los franceses, que llegaron a tener un delegado
en la Isla, procedían principalmente de Haití, ya en poder de
los negros. También abundaban los españoles huidos de Santo
Domingo, al ser invadido por los ejércitos de Toussaint de
Louverture. Un cuadro parecido nos ofrece el protocolo de
Juan Fernández del Otero, cuya primera escritura es del 2 de
enero de 1800. Curiosas noticias sobre la vida en San Juan
durante los años 1807, 1808 y 1811 encierran los protocolos del
citado Gregorio de Sandoval, correspondientes a estos años.
Los ejemplos podrían continuarse indefinidamente; pero en
esta ocasión me contentaré con advertir que, bajo el nombre
de un determinado notario, suele haber escrituras otorgadas
por otros que les sucedieron o precedieron en el cargo. Algu-
nos protocolos encierran asimismo documentos fechados en
poblaciones fuera de San Juan o relativos a ellas. Así en el de
Gervasio Puente los hay tocantes a Mayagüez (1846-1847); en
una de mayo 1846 aparece don Eugenio de Hostos, «escribano
público numerario de la villa de Mayagüez». En este mismo
protocolo se conserva — y lo cito como otro ejemplo — la tes-
tamentaría de doña Francisca Martínez, ejecutada por su viu-
do don Fernando Fernández y sus hijos Ramón y Manuel, co-
mo primero y segundo albaceas, respectivamente. A través de
esta testamentaría, se patentiza la gran fortuna que había
17
2.-V. A.
acumulado ya por entonces la casa del futuro Marqués de la
Esperanza.
4
Archivo de Protocolos de Bayamón
Al promulgarse el 4 de mayo de 1944 la ley número 40, que
fijó los nuevos distritos notariales de la Isla, quedó establecido
el Archivo General de Protocolos de Bayamón, siendo trasla-
dados al mismo varios protocolos de los conservados hasta
dicha fecha en el archivo notarial de San Juan. Según el inven-
tario de entrega (mayo, 23, 1944), estos protocolos fueron los
siguientes, ordenados por orden alfabético de pueblos y de
notarios: 1) Bayamón, 11 vols., 1796-1853; 2) Corozal, 5 vols.,
1811-1853; 3) Guaynabo, 9 vols., 1784-1853; 4) Lajara, Jcsé
Félix, 52 vols., 1859-1900; 5) Morales, José Pablo, 19 vols.,
1863-1882; 6) Naranjito, 2 vols., 1826-1847, 1848-1853; 7)
Rodríguez, Ramón, 22 vols., 1855-1878; 8) Toa Alta, 11 vols.,
1795-1853; 9) Toa Baja, 5 vols, 1830-1855; 10) Vega Alta, 5
volúmenes, 1836-1857; 11) Vega Baja, 6 vols, 1778-1857. Cons-
tituye el segundo archivo notarial de la Isla, que tiene impor-
tancia general.
5
Biblioteca Carnegie
(San Juan)
En San Juan existe otra institución que posee fondos ar-
chivísticos dignos de ser tenidos en cuenta por el investiga-
dor de la historia puertorriqueña. Me refiero a la Biblioteca
18
Carnegie. Se guarda en ella un número considerable de volú-
menes relativos en su mayoría a las actividades de la Sociedad
Económica de Amigos del País. Los volúmenes se hallan cla-
sificados y rotulados por materias : Política, Administrativa,
Ayuntamiento, Cuentas, Guerra, Literatura, Diputación Pro-
vincial, Obras Públicas, Eclesiástica... No existía, cuando mi
visita, una ordenación e inventario satisfactorios de estos fon-
dos, pero espero que esta labor necesaria haya sido ya reali-
zada desde entonces. Son documentos de importancia varia, a
veces meras copias, incluso de impresos. En conjunto, sin em-
bargo, constituyen un grupo valioso, que merecería ser objeto
de mejor estudio por parte de los estudiosos de la vida puer-
torriqueña en el siglo xix. 6 Los volúmenes rotulados «Políti-
ca» contienen muchas copias sacadas del archivo del Ayunta-
miento. Por ejemplo, en el volumen I de esta sección — núme-
ro 19 de la serie general — hay una copia del fallo dictado por
el capitán general de Venezuela don José Solano, sobre las
preeminencias del teniente de gobernador de Puerto Rxo, don
Francisco Cuadrado (1764), y en el mismo volumen siguen otros
documentos del año 1810 y siguientes. En el tomo IV de esta
sección se hallan copiados, entre otros documentos, la Consti-
tución del año 1812, el «Reglamento político de las Provincias»
(1812), el nombramiento de don Juan Vasco Pascual como go-
bernador de Puerto Rico, etc. Otros volúmenes importantes
de esta sección {Política) son el 9 — volumen 11 general — que
contiene expedientes sobre «desorden público en el pueblo de
Camuy» (1873) — la famosa Estrellada — organización y servi-
cios de la Guardia Civil (1872), supresión del Gran Canciller de
las Indias por el Gobierno de la República (1873), política ju-
dicial, tratado entre España y los Estados Unidos sobre proce-
dimientos en «causas de infidencia» (1877), visita oficial del
gobernador a pueblos de la Isla (1878); el número 6 — volu-
men 14 general — donde hay dos exposiciones del Ayuntamien-
to de San Juan al Rey en favor del sistema constitucional
19
(1822), expediente sobre concesión del título de Conde de
Puerto Rico a don Miguel de la Torre (1823), «Directorio ge-
neral de San Juan de Puerto Rico, año 1826», varios documen-
tos gubernativos de don Miguel de la Torre (1832-1841); el
número 5 — volumen 15 general — con copias de la Constitu-
ción Española de 1812 y del «Reglamento Económico-político
de las Provincias», publicado en Puerto Rico en 1836. Aparte
de esto, existe una sección rotulada «Ayuntamiento», con co-
pias de su archivo sobre asuntos municipales, a partir de 1810.
La sección «Cuentas» está formada por los volúmenes 24-
36, pero la cronología de los documentos no está de acuerdo
con esta ordenación. Así las cuentas más antiguas (1820-1841)
se encuentran en el volumen 36, el cual comienza con una
relación de los socios que en 1820 pagaron sus cuotas. En las
cuentas de 1824 figura la Academia de Dibujo y en las de 1835
el Gabinete de Lectura. En las de 1842-1844 (vol. 35) apare-
cen partidas referentes a las clases de Dibujo, Matemáticas,
Francés (ésta dictada en el Seminario Conciliar), Gabinete de
Física, etc. Se incluyen las listas de profesores y alumnos.
Los restantes volúmenes contienen cuentas de años sucesivos,
hasta 1892, si bien con algunas lagunas que acaso puedan lle-
narse cuando se haga una cuidadosa revisión de estos papeles.
El volumen 41 (Sección Eclesiástica) se abre con una re-
presentación del Ayuntamiento al Capitán General (San Juan,
6 de octubre de 1801), justificando la falta de asistencia de
aquella corporación a la Catedral, con motivo del cumpleaños
del Príncipe de Asturias, por no disponer el templo de lugar
conveniente para sentar a los representantes de la ciudad;
a propósito de esto, se hace una interesante descripción de
las condiciones materiales de la Catedral. Siguen en el mis-
mo volumen el expediente relativo a la enajenación de bienes
eclesiásticos, en tiempo del gobernador Méndez Vigo, confor-
me a la ley de 2 de septiembre de 1841, y las dudas suscitadas
en 1858 por el franciscano Fr. Miguel García, con motivo de
20
la erección de la parroquia de San Francisco en la iglesia del
convento de este nombre, en San Juan. Apoyado principalmen-
te en los estatutos de la Cofradía de la Inmaculada, que pres-
cribían fuese su capellán el superior local franciscano, el Padre
García, que habitaba en San Francisco con otro hermano de
hábito, se esforzaba en mantener la vida jurídica de la comu-
nidad franciscana, y esto le llevó a conflictos con el nuevo
párroco.
En el volumen I de la sección Administrativa, hay copia del
Decreto de 28 de noviembre de 1811, firmado en Cádiz por
Canga Arguelles, en virtud del cual fueron nombrados el licen-
ciado don José Ramírez de Arellano como asesor del Inten-
dente, y administrador del puerto de Mayagüez, don Pedro
José Monclova, por su heroica conducta en las alteraciones de
Venezuela. Contiene otros documentos relativos a la Inten-
dencia, guarnición, impuesto para las obras de la Catedral
(1812), etc. El vol. II — que hace el 21 de la numeración gene-
ral— contiene el Decreto del capitán general, estableciendo
una Junta para arbitrar fondos con destino a los emigrados
de Tierra Firme, no bastando para ello el impuesto sobre el
cacao (1833); lista de los empleos civiles y eclesiásticos que
proveía el Ministerio de Gracia y Justicia (1844), y varias dis-
posiciones sobre funcionarios de Ultramar durante el siglo xix.
En la sección Gobierno, volumen I, hay un interesante ex-
pediente sobre el canje del real fuerte (macuquino) por el de
vellón, a mediados del siglo xix; con este motivo, se hace una
interesante pintura de la situación monetaria de la Isla. El vo-
lumen 44 (Obras Públicas) comienza con un informe del sín-
dico del Ayuntamiento de San Juan sobre caminos, canales y
puentes (1813); el resto del volumen está dedicado a la cons-
trucción y reparación del edificio de la Audiencia (1854, 1867,
1877). Las referencias a obras públicas abundan en estos fon-
dos documentales de la Carnegie.
El volumen 45 (Guerra) recoge documentación sobre ata-
21
ques ingleses, desde 1771 ; Hospital Militar (1837), etc. El volu-
men 10 (Justicia) contiene documentos relativos a la instala-
ción del Colegio de Notarios en 1866, y actividad del mismo
hasta 1879. Un volumen sin numerar, rotulado P, conserva el
expediente sobre colocación de una lápida en la casa del pintor
Campeche (1859-1863).
La colocación de esta lápida fue acordada por la Socie-
dad Económica el 4 de mayo de 1858; al mismo tiempo se
acordó colocar un retrato del «benemérito» don Alejandro
Ramírez en la sala de la Junta de Comercio. Así consta en el
volumen más antiguo de Actas (número 47 de la serie gene-
ral) que abarca desde enero de 1858 hasta diciembre de 1863).
Otras actas de este período se refieren a la instalación (mayo
de 1858) de los jesuitas como directores del Seminario Con-
ciliar donde mantenía algunas clases la Sociedad, y a las fu-
turas relaciones de la última con dichos Padres ; ingreso como
socio de mérito del profesor J. B. Morse, «inventor del telé-
grafo eléctrico», que se hallaba entonces en el pueblo de Gua-
yama (diciembre de 1858); informe redactado por Baldorioty
de Castro, hecho suyo por la Sociedad, contra el proyecto de
varios individuos de La Habana para introducir en Puerto Rico
(diciembre 1860), 20,000 negros de Africa, por tiempo deter-
minado, en concepto de «libres negociables», contratados a
cuatro pesos mensuales ; descubrimiento de los restos de Ponce
de León (enero de 1863). Hay un volumen de «Actas» de la
Real Junta de Farmacia (1865-1869) que se denomina también,
desde el principio, Real Subdelegación de Farmacia. El volu-
men 46 conserva las actas de la «Comisión Curadora de Estu-
dios» (1858-1872) que se ocupaba de las clases sostenidas o
subvencionadas por la Sociedad.
Mencionaré, por último, un Registro de entrada del Nego-
ciado de Fomento de la Diputación Provincial, que abarca del
13 de julio de 1896 a febrero de 1898. En julio de 1897, remi-
tía el capitán general el proyecto del trozo Adjuntas-Ponce de
22
la carretera Arecibo-Ponce. Por la misma fecha se menciona
la supresión de la Estación Agronómica de Mayagüez, en cuyo
lugar se proponía el establecimiento de una Escuela de Agri-
cultura Práctica. En agosto de 1897 hay referencias a las ca-
rreteras Cayey-Arroyo por Guayama, Cidra-Cayey, San Sebas-
tián-Moca, Aibonito-Ad juntas, Barranquitas-Barros (Orocovis),
Ponce-Mayagüez, lo mismo que a la red telefónica de Maya-
güez, obras en las iglesias de Sabana Grande, Manatí y Río
Grande, tranvía entre Mayagüez y la playa de Guanajibo, fe-
rrocarril Anasco-Lares.
23
II
ARCHIVOS LOCALES
Los archivos locales existentes en Puerto Rico son princi-
palmente archivos parroquiales. Los archivos municipales con-
servan muy poca documentación anterior al siglo xix, y en
esto tenía razón don Generoso Morales Muñoz, cuando escribió
el amargo comentario citado al principio de este trabajo. No
debe olvidarse, sin embargo, que sólo unas cuantas poblacio-
nes de Puerto Rico disfrutaron de régimen municipal antes del
siglo xix ; es, por lo tanto, natural que abunden más los archi-
vos parroquiales, pues las parroquias fueron más numerosas.
El sistema de gobierno por simples tenientes a guerra, que
prevaleció en la mayoría de los pueblos puertorriqueños hasta
muy entrado el siglo xix, no podía dar origen a la formación
de importantes archivos locales. Lo que se destruyó, por lo
tanto, es probable que no fuese mucho ni de gran trascenden-
cia para la historia de la Isla. Conviene no perder el sentido
de la proporción. 7
A) ARCHIVOS DE SAN JUAN Y SUS CONTORNOS
Ello no quiere decir, sin embargo, que no sean lamenta-
bles las pérdidas sufridas por los archivos municipales. Basta
citar el caso del Ayuntamiento de San Juan, que constituyó
— después de la Capitanía general — el organismo político de
mayor importancia en Puerto Rico. Su archivo carece de todo
documento anterior a 1730, fecha en que da comienzo su her-
mosa serie de «Actas capitulares».8 Esta serie constituye una
rica fuente para la historia de San Juan, y aún podríamos de-
cir de Puerto Rico, pero el archivo apenas encierra otra docu-
27
mentación anterior al siglo xix. Algunas secciones de las más
antiguas son «Ayunt amiento» (1802-1822), «Obras Municipa-
les» (1820-1873) y «Sanidad» (1768-1887), aunque esta última
conserva muy pocos papeles del siglo xviii.
•k -k -k
Otro archivo capitalino que merece ser citado es el del
monasterio de Carmelitas, trasladado modernamente desde el
centro de la ciudad hasta el barrio de San Mateo, donde hoy
subsiste. Aparte de otros documentos, todos muy bien conser-
vados, posee los siguientes libros: 1) «Libro en que se contie-
nen las Reales Cédulas de S. M., de permiso para la erección
y fundación del Convento de Religiosas del Señor San Joseph,
de la Regular Observancia de la Virgen Santísima del Car-
men Calzadas, de esta Ciudad de San Juan de Puerto Rico,
fundado a instancia de doña Ana de Lanzós, viuda que era del
capitán Pedro de Villate Escovedo...» ; 2) «Religiosas Carmeli-
tas de San Juan Bautista de Puerto Rico. Profesiones de las
que han profesado desde el año de mil setecientos treinta y
cuatro» (Título moderno); 3) «Libro de elecciones y resultas
de visitas de los señores obispos en el Convento de Religiosas
Carmelitas de la Ciudad de Puerto Rico. Año de 1806»; 4) «Li-
bro de defunciones de las RR. MM. del Monasterio de Carmeli-
tas Calzadas de San Juan Bautista de Puerto Rico. Año 1751».
El futuro obispo Arizmendi figura como capellán de este mo-
nasterio desde 1788 a 1790; más adelante, siendo ya obispo de
Puerto Rico, mandó durante su visita de 1806 que se copiasen
las partidas anteriores a dicha fecha. Estos libros encierran
muchas curiosidades históricas, especialmente de carácter ge-
nealógico.
* * *
28
En este sentido, no debiera olvidarse lo poco que resta del
archivo de la Orden Tercera de San Francisco, que tuvo gran
importancia no sólo religiosa, sino social en la historia de la
ciudad. Son importantes los dos libros siguientes: 1) «Libro
de Actas desde el año de 1745 a 1826 y desde 1831 hasta 1863.
Este libro se encontraba completamente desencuadernado y
fue compuesto en 1894 por el hermano José M. Patiño y Oli-
vera, que lo compaginó y mandó encuadernar»; 2) «Libro de
la Venerable Orden Tercera de Penitencia de N. S. P. San Fran-
cisco de esta ciudad de Puerto Rico, hecho por el Mro. Ho. Ja-
cinto de Andrade, como ministro actual de ella, en este año
de mil setecientos y sesenta y ocho, para efecto de asentar en
él las elecciones y capítulos anuales de ministro y demás ofi-
cios de N. 0„ T., según dispone y manda nuestro arancel en
sus constituciones generales». Consta de 212 folios. Las actas
originales comienzan en 1769; hay copia auténtica de las co-
rrespondientes a 1766, 1767 y 1768.
* * *
Dentro de la zona de San Juan, debemos parar un poco la
atención en el archivo de la Parroquia de San Mateo, que an-
tiguamente correspondía al pueblo de Cangrejos. Sus libros
de bautismos y de matrimonios comienza en 1773, y a partir
de dicha fecha se conservan relativamente completos y en
buen estado. Constan en ellos las visitas de los obispos Jimé-
nez Pérez (mayo de 1774 y 12 de febrero de 1776), Trespalacios
(14 de febrero de 1787), Francisco de la Cuerda (19 de junio
de 1792), Zengotita (15 de junio de 1795 y 19 de enero de 1801),
Arizmendi (1 de julio de 1806).
* * *
29
Al área capitalina pertenece asimismo, en la actualidad, el
antiguo pueblo de Río Piedras. Su archivo parroquial, regu-
larmente conservado, posee todavía una buena colección de li-
bros, con datos valiosos para la historia de aquella comarca
y la de Cangrejos, que estuvieron al cargo de un solo cura
hasta 1771-1772. Desde noviembre de 1772, desaparece el cu-
rato «de la Ribera de Río Piedras y la de Cangrejos», y comien-
za a hablarse del «Pueblo de Nuestra Señora del Pilar de Río
Piedras». En febrero de 1773 existía ya el «Pueblo del Apóstol
San Mateo de Cangrejos». Estos y otros datos pueden verifi-
carse en el «Libro primero de bautismos de todas clases, 1763
a 1771», título moderno de un cuaderno muy estropeado, en
cuya primera página se lee : Bautismos de personas pardas y
morenas. Marzo 1763. Al final, hay once folios con partidas de
bautismo de personas blancas, aunque el título que las pre-
cede dice equivocadamente «Casamientos de personas blan-
cas». En enero de 1764 fue visitado por el obispo Martí. Al
principio, actúa don Esteban González como «cura capellán
de esta Rivera de Ríopiedras y Cangrejos»; desde marzo 1771
aparece don José Martínez Zepeda, quien firma la última par-
tida del libro en «esta Ribera de Río Piedras». Para el mismo
período tenemos también el «Libro primero de entierros,
1764-1770», tal como aparece rotulado por la misma mano que
añadió posteriormente: «formado de residuos y fojas sueltas».
Esta serie de registros de defunciones continúa con los libros
segundo (1771-1800), tercero (1801-1815), cuarto (1815-1823),
quinto (1823-1827), etc. Existen también: «Libro primero de
matrimonios de toda clase, 1771-1800» [rótulo moderno] ; «Li-
bro primero de bautismos de personas blancas de esta Sta.
Iglesia Parroquial de Nra. Sra. del Pilar y Glorioso Mártir
S. Juan Nepomuceno de Ríopiedras, en donde se asientan di-
chas personas, según lo dispuesto en la última Sta. Pastoral
Visita del limo. Sor. D. D. Juan Alexo de Arismendi; el cual
da principio en veinte y dos de Septiembre de 1812. — José
30
Domínguez» [muy estropeado] ; «Libro en que se assientan
las partidas de confirmación de todas las personas blancas, par-
dos, morenos, libres y esclavos. Comienza a correr por el año
de 1774; se hizo este libro siendo Cura Rector Dn. Joseph
Martínez Zepeda» (Confirman, desde 1774 a 1829, los obispos
Jiménez Pérez — dos veces — , Trespalacios, Francisco de la
Cuerda — dos veces — , Zengotita — dos veces — , Arizmendi y
Gutiérrez de Cos) ; un libro de resultas de visitas y circulares,
que comienza en 1774, y un cuadernito de inventarios que se
abre con el auto de visita de Arizmendi (14 septiembre 1812)
y contiene un minucioso inventario firmado en la misma fe-
cha por el secretario de visita, don Lorenzo Cestero. Describe
la iglesia con sus altares y enumera el mobiliario litúrgico,
los libros parroquiales, etc.
* * *
Por la misma razón geográfica debemos incluir en este
capítulo al pueblo de Bayamón.
Aparte de su «Archivo general de Protocolos» a que
hicimos referencia en la primera parte de este trabajo, Ba-
yamón conserva todavía un copioso archivo parroquial. En
la serie de bautismos tiene copia, hecha en 1852, de los
«Libros 1 y 2 de Bautismos de Blancos», según reza el título,
aunque en realidad, incluye las partidas de todos los bautiza-
dos sin distinción de clases, desde el 22 de mayo de 1752 hasta
el 4 de septiembre de 1765. La copia de dichos libros fue pre-
sentada para su aprobación por el cura párroco de Bayamón,
don Pedro Alboy al obispo diocesano Gil Esteve cuando se ha-
llaba en visita pastoral en dicho pueblo el 8 de enero de 1852.
A partir de 1 de marzo de 1759 figuran en dichos libros las
partidas de los bautizados en la iglesia de San Pedro Mártir de
Guaynabo, por ser cura capellán propietario de dicha iglesia
don Carlos Ruiz Colorado que lo era también de la de Sta. Cruz
31
de Bayamón. Los libros de Bautismo comenzaron a llevarse
con separación de clases en 1765, práctica que continuó en vi-
gor hasta 1851. El libro más antiguo de esta serie, después
del antes mencionado, es el primero de bautismos de pardos
(1765-1771) que se halla en estado de sumo deterioro; siguen
el Libro 3 (1798-1805), el Libro 5 (1811-1820), el Libro 6 (1820-
1824), el Libro 8 (1828-1836) y el Libro 9 (1836-1845). De los
bautismos de blancos sólo se conservan el Libro 3 (1792-1814)
y el Libro 6 (1835-1851). La serie de libros de Bautismos pro-
sigue sin distinción de clases a partir de 1851. Se observa cier-
ta inexactitud en la numeración de esta serie, pues, por ejem-
plo, el Libro 8 de pardos y blancos (1851-1856) debiera ser el
sexto ya que el siguiente es el Libro 7 (1856-1860), luego el 8
(1860-1863) y así hasta el fin del siglo. Hay un libro de bautis-
mos de esclavos que comprende partidas desde el 11 de enero
de 1852 hasta el 25 de junio de 1870. En la serie de Matrimo-
nios hay copia del Libro 1 (1750-1787) de los matrimonios
hechos en las iglesias de Santa Cruz de Bayamón y San Pedro
Mártir de Guaynabo mandado formar por el obispo Francisco
Julián Antolino. Al f. 37v. se halla la visita del obispo Martí,
efectuada el 9 de febrero de 1764. Existe también copia de los
fragmentos de otro (¿o de otros?) libro de matrimonios que
incluye partidas desde el 15 de junio de 1797 al 1 de mayo de
1805 y del 11 de septiembre de 1811 al 8 de mayo de 1812.
Esta copia está incluida en los folios 218 a 147 del Libro 12
de esta serie. Aparte de estas copias, el libro original más an-
tiguo de esta serie es el Libro 5 (1830-1857) prosiguiendo la
serie con regularidad a partir de esta fecha. De los libros de
Entierros el más antiguo es el Libro 5 (1774-1794 ) y el siguien-
te, a pesar de llevar el número 6, comienza en 1821 y termina
en 1826; desde esta última fecha prosigue la serie sin lagunas.
Hay dos libros de Confirmaciones ; el Libro 1 comienza con
las administradas por el obispo Rodríguez de Olmedo en abril
de 1817 y termina con las celebradas en la segunda visita pas-
32
toral del obispo Fr. Pablo Benigno Carrión en enero de 1863.
El Libro 2 incluye desde las conferidas por el obispo Puig y
Monserrat en julio de 1875 hasta las que en este siglo confirió
el obispo James H. Blenk, en marzo de 1901.
Se conserva el «Libro de la Piadosa Cofradía de Nuestra
Señora de Monserrate» para asentar los acuerdos de la cor-
poración, así como la copia literal de los capítulos de eleccio-
nes. Las actas se extienden desde el 17 de marzo de 1867 hasta
el 24 de agosto de 1885.
No pude dar con el importantísimo «Libro de Ordenes y
Resultas de Visitas de Obispos», que fue ya utilizado larga-
mente por don Generoso Morales Muñoz en su citado Boletín
de Historia Puertorriqueña (1948-1949). Este libro recoge do-
cumentos de fecha muy anterior a la fundación de Bayamón
como «pueblo» (1770-1772). Hasta entonces la parroquia exis-
tía bajo el nombre de «Ribera de Bayamón».
3.-V. A.
33
B) ARCHIVOS DEL RESTO DE LA ISLA
Pasada esta breve revista a los archivos y colecciones do-
cumentales del área de San Juan, voy a intentar otro tanto
respecto al resto de la Isla. Lo haré por simple orden alfabé-
tico de pueblos, que es acaso la forma más conveniente para
que el futuro investigador pueda hacer uso de mis noticias.
34
1
ADJUNTAS
El primer libro de bautismos comienza el 28 de agosto de
1815, con el de Jacinta Santiago, hija de Manuel Santiago y
Rafaela Torres ; el primer matrimonio fue el de Diego Maldona-
do y María Juana Alvarez, celebrado el 20 de diciembre de
1815, y el primer entierro católico tuvo lugar el 15 de enero
de 1816. De estas fechas arrancan los respectivos libros. Ofi-
cia en todas estas ceremonias el Padre José Policarpo Pérez.
El primer libro de confirmaciones empieza el 26 de agosto de
1859. 9
35
2
AGUADA
El archivo parroquial no corresponde, ni de lejos, a la
gran antigüedad de este pueblo, que fue uno de los primeros
establecidos en Puerto Rico. La parroquia se remonta a fines
del siglo xvn, y en 1778 el Pueblo de San Francisco de
la Aguada recibió el título de villa. El libro más antiguo que
hoy se conserva es de bautismos de pardos (30 de mayo 1804 a
26 diciembre 1814). Se le dio el número 2, no sé cuándo; en
cambio, hay otro libro de bautismos, que va de 1814 a 1817,
entre cuyas páginas se hallaba un tejuelo con el número 5.
Existen asimismo : «Libro de bautismos de las personas blan-
cas, que da principio el 12 de diciembre de 1811», y concluye
el 24 de abril de 1814; «Libro 10. Personas blancas, que da
principio el 1.° de enero de 1834 y concluye el 28 de junio
de 1838, conteniendo 1,026 partidas», y el libro 10 de entierros
(1833-1838), al que sigue el undécimo (1838-1842). Esta serie
de registros de entierros se hallaba en buen estado. En general,
el archivo necesitaba una buena reorganización, que vale la
pena llevar a cabo, a pesar de la relativa pobreza de los fon-
dos conservados.
36
3
AGUADILLA
Buena colección de libros, muchos de ellos todavía en
buen estado de conservación, a pesar del abandono en
que se hallaban. Esto no permitió una averiguación segura
de los realmente existentes. El más antiguo que pude localizar
es el llamado segundo de entierros (enero 1810 a septiembre
de 1819) en copia mandada hacer por el obispo Arizmendi en
1812; el libro cuarto de entierros abarca desde el 28 de marzo
de 1825 hasta el 31 de agosto 1830. La serie de libros de bautis-
mos comienza con el cuarto — a lápiz se hace la corrección de
que es el quinto — para blancos y pardos, 1814-1818. Siguen li-
bros distintos para blancos (sept. 1818-agosto 1823) y para
pardos y esclavos (1818-1828). El 15 de octubre de 1818, el obis-
po Rodríguez de Olmedo dejó asentado, con ocasión de su
visita pastoral, que aprobaba la «separación que en libros dis-
tintos se ha hecho de las partidas de blancos, y mandamos
— dice — se formen otros nuevos para las de los matrimonios
de éstos y los respectivos para los de los pardos y morenos li-
bres y esclavos» (Fols. 7v-8). La serie de registros de matrimo-
nios comienza con el «Libro en que se asientan las partidas de
matrimonios efectuados en esta Parroquia, siendo su cura don
José Gabriel Montes de Oca. Año de 1818». El libro llamado
37
tercero comprende de 1822 a 1835, y el señalado con el número
5 registra los matrimonios de blancos entre 1846 y 1851.
En julio de 1831 aparece de cura teniente un fr. Serafín
de Sevilla, que acaso sea uno de los capuchinos exilados de la
Tierra Firme, a consecuencia de los movimientos libertadores.
38
4
AGUAS BUENAS
Tanto los libros de bautismos como los de matrimonios
y defunciones comienzan en 1845. Se hallan muy bien conser-
vados y cuidados, aunque los más antiguos han sufrido bas-
tante a causa de la mala calidad del papel y de la tinta.
Si bien el pueblo se dice fundado en 1838, la bendición de
la iglesia parroquial no debió tener lugar antes de 1845.
39
5
AIBONITO
El libro primero de bautismos — numerado 1 B — va
de 1831 a 1844, y comprende a pardos y esclavos. Es una co-
pia mandada hacer en 1850 por el obispo Gil Esteve; por des-
gracia fueron empleados para ello mal papel y mala tinta, con
el resultado de que las partidas son casi ilegibles. En mejor
estado se encuentran los libros primero y segundo de matri-
monios, 1831-1863, que comprenden a blancos y pardos.
El único registro de confirmaciones es el de las que hizo
en febrero de 1850 el citado obispo Gil Esteve, que fueron 2,252.
40
6
AÑASCO
Archivo parroquial copioso y bien cuidado en la ac-
tualidad, pero del que desapareció hace tiempo la parte
más antigua. 10 La serie de libros de matrimonios comienza
con el libro tercero (1778-1781). No pude dar con el libro cuar-
to; el quinto abarca desde 1799 a 1807, y el sexto comprende
los años 1807-1810. Faltan los cinco primeros libros de bautis-
mos; el volumen primero de la serie actual corresponde al
número sexto de la serie antigua y abarca los años 1779-1784.
Los bautizos se celebran ordinariamente en la iglesia parro-
quial de San Antonio Abad de Añasco, pero a veces se hace no-
tar que son niños nacidos en el sitio de «Las Marías» y otros.
A partir de entonces, la serie continúa muy completa ; sólo ob-
servé la falta del número 10, que debía abarcar de 1796 a 1801.
El libro número 18 comprende los años 1815-1820. El libro más
antiguo de defunciones que se conserva es el número 3 (1815-
1818), aunque es una copia auténtica de 1874. Hay también
un «Libro Parroquial en que se copian las circulares y demás
órdenes que se comunican por el gobierno eclesiástico a esta
Santa Iglesia de San Antonio Abad..., el cual da principio el
día 13 de M... 1815, siendo cura coadjutor de ella, de orden
del Sor. Provisor y Vicario General Capitular Licdo. Dn. Nico-
41
lás Alonso Andrade y San Juan, Fr. Bernardo de Cádiz». Este
religioso, que sospecho era un emigrado de las misiones capu-
chinas de Venezuela, estuvo efectivamente al frente de la pa-
rroquia de Añasco por este tiempo, según puede verificarse a
través de otros libros parroquiales.
42
7
ARECIBO
Posee uno de los mejores archivos parroquiales de
Puerto Rico, y en muy buen estado de conservación. Las se-
ries de libros de bautismos y de matrimonios arrancan de 1708,
mientras el primer libro de defunciones comprende los años
1714-1767, fechas realmente tempranas para un archivo puerto-
rriqueño. Los primeros libros de estas series fueron copiados
a fines del siglo xvin, pero en algunos casos se conservan tam-
bién los originales. De estas copias nos informa el título del li-
bro primero de matrimonios : «Jesús, M., José. Testimonio legal
de las partidas de los que han cassado en esta Sta. Iglesia Parro-
quial de Sn. Phelipe del Arecivo, que se hallan originales en el
uno la primera partida de catorce de Julio de mil setecientos
y ocho años y la última del diez y seis de febrero de mil sete-
cientos treinta y cuatro ; y el segundo del año de treinta y sinco
hasta el de sesenta y uno del corriente siglo...» Por hallarse
completamente corroídos, el párroco interino D. José del Olmo
y Mato pidió al obispo D. Francisco de la Cuerda que los
mandase copiar, lo que ordenó dicho prelado por auto fechado
en Puerto Rico a 22 de diciembre de 1793. El segundo libro
(1762-1791) es ya original, y lo mismo sucede con los siguien-
tes. En la serie de bautismos, hay copias del libro primero
43
(1708-1735) y segundo (1735-1759). Respecto a los registros de
confirmaciones, existe copia en un solo volumen de los li-
bros segundo y tercero, hecha en 1826 por mandato del vica-
rio general de la diócesis, D. Alonso de Andrade. Comienza en
1774, con las administradas por el obispo Jiménez Pérez, y
termina con las administradas por el obispo Rodríguez de
Olmedo, el 23 de junio de 1818.
No logré localizar en este archivo el importantísimo «Libro
de resultas de visitas», que fue consultado todavía por don Ge-
neroso Morales Muñoz, quien dio a conocer trozos de dicho
libro en Boletín de Historia Puertorriqueña (1949).
Tratándose de uno de los poquísimos archivos de Puerto
Rico que contienen documentación de la primera mitad del
siglo xvin, el archivo parroquial de Arecibo es una fuente im-
portante para la historia eclesiástica de la Isla durante dicho
período. Aún perdido el citado libro de visitas — que es de
esperar no se ha perdido para siempre — los autos de visita
de los obispos, intercalados en los libros respectivos, ofrecen
valioso material histórico. Los episcopados de Fr. Pedro de
la Concepción Urtiaga, Fr. Fernando de Valdivia, don Sebas-
tián Lorenzo Pizarro, don Francisco Julián Antolino; la bio-
grafía del famoso canónigo don Juan de Rivaf recha ; la historia
religiosa de Arecibo, por entonces ya uno de los pueblos más
importantes de la Isla, éstos y otros aspectos pueden ser ilus-
trados con las noticias que encierran estos libros parroquia-
les. Y lo dicho vale también para la segunda mitad del si-
glo xvin y principios del xix. Así en el libro quinto de defun-
ciones, fol. 379, se conserva la partida correspondiente al fa-
llecimiento, en Arecibo, del obispo Arizmendi, a 13 de octubre
de 1814. En el mismo libro se encuentra la partida de defun-
ción de don Juan Alvarez Cintrón de la Escalera, enterrado en
Arecibo, el 12 de agosto de 1810. Alvarez Cintrón había sido
párroco durante muchos años y parece haber sido el gran
44
impulsor de la nueva iglesia parroquial, que entonces estaba
edificándose.
Añadiré, por último, que en este archivo parroquial existe
un libro de defunciones (1891-1899) perteneciente a la efímera
parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza. Lleva el rótulo
de libro primero.
* * *
Parece que los restantes archivos de Arecibo se han perdi-
do definitivamente. El del Ayuntamiento se dice que fue des-
truido en 1927, y no por causas naturales, sino por eso que
se ha llamado la «polilla humana». El hecho es doblemente
lamentable, por tratarse de una población de la categoría de
Arecibo y por haber sucedido en fecha tan avanzada del civili-
zado siglo xx. Si al menos sirviera de lección...
45
8
BARRANQUITAS
Parece que el archivo parroquial quedó destruido durante
el «ciclón de San Felipe», en 1928. Salvóse, sin embargo, el
primer libro de bautismos, que abarca de 1809 a 1828. Este
libro conserva, al principio, una interesantísima colección de
los documentos relativos a la fundación del pueblo. A través
de ellos, podemos asistir al nacimiento de Barranquitas, y
ello constituye sin duda un buen ejemplo de cómo surgie-
ron otros pueblos de la Isla. Desde que el 3 de abril de 1803!
setenta y dos vecinos del «nuevo coto de Barranquitas», «en
los términos de Aibonito», dieron poder al alférez de mili-
cias don Antonio de Aponte Ramos para solicitar la erección
del nuevo pueblo, separando dicho coto de la jurisdicción de
la villa de Coamo, hasta la bendición de la nueva iglesia parro-
quial en marzo de 1809, todas las etapas de la fundación S2
hallan registradas en estos documentos.
Ya el obispo D. Francisco de la Cuerda (1790-1795) duran-
te su visita a Coamo y al coto de Aibonito (noviembre-diciem-
bre 1792) había autorizado la erección de una hermita en el
«sitio de Barranquitas», donde se celebrase misa en ciertas fes-
tividades y se administrasen los sacramentos, pero bajo la con-
dición de que el lugar nunca fuese separado de Coamo. Los
46
vecinos de Barranquitas hallaron mejor acogida en el obispo
Arizmendi, quien favoreció decididamente la erección de pa-
rroquia independiente. Cuando el 17 de diciembre de 1803 le
presentó Aponte Ramos la solicitud correspondiente, Arizmen-
di pidió informe al párroco de Coamo, que lo era don Toribio
González Ezcurra. Este propuso (4 enero 1804) que se autori-
zase sólo una «Ayuda de Parroquia», porque la separación de
Barranquitas, después de haber perdido a los territorios con
que se formaron las parroquias de Guayama, Cayey, Juana
Díaz y «parte considerable de Toa Alta», dejaría a Coamo con-
vertida en un «villorrio», siendo como era la segunda villa de
la Isla. A 11 de febrero 1804 satisfacía Aponte Ramos a las
objeciones del cura con un interesantísimo contra-informe. De
los quinientos y más vecinos que tenía la feligresía de Coamo,
más de doscientos vivían en las alturas de Aibonito, y estos
le quedaban íntegros a Coamo, junto con los de Salinas, Jauca,
Salitral, etc.
Sin embargo, el Fiscal eclesiástico (14 mayo 1704) aconsejó
sólo una ayuda de parroquia, y Arizmendi se apresuró a decre-
tarlo así (28 mayo 1804) facultando a los vecinos de Barran-
quitas para levantar iglesia, en la que residiría un teniente
de cura, con facultad para administrar todos los sacramentos,
«reservando como reservamos — añade — proveer sobre la des-
membración e independencia que se ha solicitado luego que
verifiquemos nuestra pastoral visita que estamos para empren-
der». La primera piedra de la nueva iglesia fue bendecida el
12 de julio 1804 por el Párroco de Coamo; pero los planos de
la misma no fueron mandados al Obispo hasta el 4 de agosto
de 1806. Arizmendi los hizo estudiar por el maestro mayor de
las obras de fortificación, don Luis Huertas, quien presentó
su propio plano (27 agosto 1806) que fue mandado observar
por Arizmendi.
El 18 de julio de 1808, don Antonio de Berríos, «teniente a
guerra de la nueva población de Barranquitas», solicitaba de
47
Arizmendi que destinase sacerdote para la nueva iglesia, que
estaría terminada en dos o tres meses. Cumplidos algunos re-
quisitos prescritos por el Obispo, acerca de lo cual informó el
Cura de Coamo (9 diciembre 1808) Arizmendi erigió a Ba-
rranqueas en parroquia independiente el 20 de diciembre de
1808.
48
9
CABO ROJO
Sólo existe el archivo parroquial, en regular estado de
conservación. Se halla formado principalmente por la se-
rie de libros de bautismos, el más antiguo de los cuales
parece ser el designado — modernamente — con el número 2.
Abarca de 1779 a 1786. Hay otros libros para los períodos 1790-
1797, 1798-1802, 1802-1808, 1810-1815, 1815-1819. Existe, por
lo menos, un registro de partidas de matrimonio que compren-
de los años 1789-1801. Asimismo un «Libro 2 de confirmacio-
nes», que sólo contiene las 3,923 administradas por el obispo
Arizmendi, durante su visita pastoral a dicho pueblo (abril,
30, a mayo, 12, de 1814).
En noviembre de 1816 hallamos como «cura teniente» a Fr.
Antonio Alemán, «predicador jubilado del Orden de N. S. Pa-
dre San Francisco»; desde 1817 a 1821 estuvo al frente de la
parroquia el capuchino Fr. Bernardo de Cádiz.
4. — V. A.
49
10
CAGUAS
Archivo parroquial todavía copioso, aunque no era mo-
delo de ordenación cuando yo lo visité en 1960. Su libro
más antiguo es uno mutilado en sus primeros folios, que
contiene partidas de bautismo, matrimonio y defunción. Las
primeras empiezan a 23 de febrero de 1730; están numeradas,
siendo 802 hasta el 21 de marzo de 1766 (faltan las cuatro pri-
meras y parte de la quinta). Vienen a continuación las parti-
das de matrimonio (1732-1774) y por último las de defunción
(1730-1770). Al principio aparece el «Cura del Partido de Ca-
guas en la iglesia del Piñal» o el «Cura capellán del Partido de
Caguas en la Iglesia del Dulce Nombre de Jesús en el Piñal»,
que también se escribe «Piñar». En 1738 era cura el monje
basilio P. Mateo, quizá venido con el obispo Lorenzo Pizarro,
que pertenecía a la Orden de San Basilio ; bautiza tanto en la
iglesia de «S. Sebastián del Barrero» como en la «iglesia de
la Concepción de las Piedras». En 1753 hallamos a don Agus-
tín de Arroyo, «cura capellán propio de la Santa Iglesia del
Sr. San Mateo, sita en la Ribera de Cangrejos e intirinario de
las santas iglesias sitas en este Partido de Caguas»; otras veces
se titula «cura intirinario de la Sta. Iglesia del Dulce Nombre
de Jesús, sita en el Piñal». A 10 de diciembre de 1759, el obispo
50
Martínez de Oneca firma su acta de visita en la «Parroquia del
Dulce Nombre de Jesús de Caguas». Este es el título que pre-
valece desde entonces. Así tenemos el «Libro en que se asientan
todas las partidas de todas las personas difuntas en esta Pa-
rroquia del Dulce Nombre de Jesús de este Partido de Caguas»
(1771-1801). La expresión «Partido de Caguas» aparece hasta
mayo de 1774; a partir de entonces se emplea «Pueblo de Ca-
guas». 11
Otros libros de los que pude tomar nota — y que distan
mucho de ser los únicos existentes en el archivo — son el ter-
cero y noveno de bautismos, que abarcan, respectivamente,
los períodos 1785-1788 y 1809-1811.
Por tratarse del único archivo de valor histórico que posee
Caguas, valdría la pena que se le hiciese objeto de una cuida-
dosa reorganización, buscando el mejor medio de protegerlo
contra nuevos destrozos.
51
11
CAMUY
La serie de libros de bautismo es muy completa y se
hallaba en bastante buen estado de conservación cuando
yo la visité en 1960, fuera de algunos libros deteriorados debi-
do al mal papel y a la acción corrosiva de la tinta. Hay libros
distintos para blancos y para pardos. Ambos comienzan en
1823; en el primero de pardos se dice que abarca «desde el
día 11 de noviembre de 1823, en que se celebró su bendición,
colocación [?] y la primera misa por su primer párroco don
José Antonio Vázquez».12 Del mismo año 1823 arranca la serie
de libros de entierros, y en 1824 da comienzo la de matrimo-
nios. Hay también dos libros de confirmaciones, el primero
de los cuales comprende los años 1830-1875, registrando las
conferidas por los obispos Gutiérrez de Cos, Gil Esteve, Ca-
rrión, Puig y Monserrat ; el segundo volumen contiene las de
Puig y Monserrat en 1881 y 1889, y prosigue con las del pri-
mer obispo norteamericano, Mons. Blenk.
Gutiérrez de Cos hizo 1.988 confirmaciones en 1830, 3.379
Gil Esteve en 1852, Carrión 1.521 en 1859 y 889 en 1863, Puig
1.799 en 1875.
52
12
CAROLINA
Bajo este nombre fue fundado a mediados del siglo
xix, pero existía desde mucho antes con el de «Trujillo
Bajo». Su iglesia estaba dedicada a Nuestra Señora de la
Caridad y a San Miguel. En el actual archivo parroquial de
Carolina se conservaban, en 1960, las series de libros de bau-
tismos, matrimonios y defunciones correspondientes a este pe-
ríodo trujillano. El primer libro de bautismos de blancos abar-
ca los años 1818-1842, y a la misma antigüedad se remonta el
primero de matrimonios. Los primeros bautismos de pardos,
negros y esclavos se hallan asentados en el libro tercero, que
comprende de 1818 a 1829; siguen en el libro cuarto (1829-
1835). En cambio, el primer libro de defunciones existente,
que comienza en julio de 1818, aparece rotulado con el nú-
mero 2. Firma las primeras partidas (1 agosto a 27 noviembre
de 1818) el franciscano Fr. Florencio Navarro, quien se titula
«cura ecónomo». Hay también un «Libro de confirmaciones de
la Parroquia de Nra. Señora de la Caridad y el Arcángel San
Miguel de Trujillo Bajo, que da principio en 12 de abril del
año de 1829». Registra las confirmaciones hechas por los obis-
pos Gutiérrez de Cos (1829) y Gil Esteve (1850). Un segundo
53
libro abarca los años 1859-1878. Gutiérrez de Cos confirmó
a 1.239, Gil Esteve a 3.349.
Según Morales Muñoz (Boletín de Historia Puertorrique-
ña, I, 1948, 20-22) la vieja iglesia de Trujillo Bajo, bajo la
advocación de la Caridad, se conserva todavía en el lugar de
Campeche.
54
13
CAYEY
Buen archivo parroquial; uno de los más completos de la
Isla. Cuando yo lo visité en la primera mitad de 1960, poseía
los siguientes volúmenes :
1) «Libro parroquial de la Iglesia de N. S. de la Asump-
ción de Calley, en donde se hallarán asentadas las partidas
de bautismos conferidos a sujetos blancos, incoado día
primero de enero de 1776». La primera partida, está fe-
chada en el «Pueblo de N. S. de la Asunción de Calley»,
por don Simón de Salas, «theniente de cura del Partido
de Coamo y capellán de esta Ayuda de Parroquia».13 El
libro abarca hasta el 3 de agosto de 1794; desde el 4 de
agosto de 1779, Salas se titula «Cura ecónomo» de Calley. 2)
«Libro en que se asientan las partidas de niños de calidad
blancos que se baptizan en esta Parroquia de Nuestra Señora
de la Asumpción de Calley; y comenzó a correr en diez de
agosto de mil setecientos noventa y quatro...» Figura como
«cura rector» don Felipe González, quien al final de libro an-
terior, en nota fechada en «Cayey», a 9 de agosto de 1794, ha-
cía constar que dicho libro estaba «comido de las ratas y se
da por concluido». No se usa ya la expresión «Ayuda de parro-
quia», sino «parroquia» y «parroquial». El obispo Zengotita,
55
en su auto de visita de 16 junio 1798, llama también al pueblo
Cayey; pero desde 1805 en las partidas aparece indistinta-
mente Cayey o Calley. 3) Libro de bautismos de pardos, ne-
gros y esclavos, febrero 1776 a diciembre 1796. 4) «Libro en
que se asientan las partidas de personas pardos y negros que
se baptizan en esta Iglesia Parroquial de Nuestra Sra. de la
Asumpción; que comenzó a correr en primero de enero de
mil setecientos noventa y siete...». Llega hasta diciembre de
1805. 5) «Libro en que se asientan las partidas de pardos y
morenos que se baptizan en la Parroquia de Na. Sa. de Asump-
ción de Calley. Año de 1805». Abarca hasta diciembre de 1810.
6) «Libro en que se asientan las partidas de pardos y morenos
que se bautizan en esta Parroquia de Na. Sa. de la Assumpción
de Calley. Año de 1811». Termina en 26 noviembre de 1815. La
continuación (1816-1820) se encuentra en el mismo volumen
que contiene las partidas de bautismos de blancos para 1817-
1818. No di con el libro de bautismos de blancos correspon-
diente a 1809-1817. 7) «Dos libros parroquiales de la nueva
Iglesia de Nuestra Señora de la Asumpción de Callei, en que
se hallarán anotadas las partidas de casamientos construidos
(sic) en dicha iglesia. En el primero se hallarán los conferidos
a personas blancas, i en el segundo los dados a sugetos pardos
i negros o morenos, icoado (sic) el dia primero de henero de
1776». El registro de blancos ocupa hasta el fol. 113v., siendo
la última partida de 15 noviembre 1810. Sigue desde el fol. 115
el «Libro de Pardos y Morenos» (octubre 1776-septiembre
1809). 8) «Libro en que se hacientan las partidas que suceden
de Matrimonios que se contra.hen en esta Santa Iglesia Pa-
rroquial, y contiene blancos, pardos y morenos, el que se pone
al intento a espensas de la fábrica material, y comenzó a correr
desde el seis de enero de mil ochocientos once años. Partido
de Nuestra Señora de la Asunción de Calley, año de 1811».
Termina el 23 de febrero 1818. 9) «Volumen tercero en que
se asientan las partidas de matrimonios de las personas de ca-
56
lidad blancos que contrahen en esta Parroquia, puesto al in-
tento a expensas de la Fábrica material, y comenzó a correr
en primero de Junio del año del Sor. de mil ochocientos trece».
Concluye en 13 de mayo de 1819. 10) «Libro en que se asientan
las partidas de las Personas Pardas en esta Parroquia de Cayey,
que empieza a correr el día 30 del mes de Marzo del año del
Señor de 1818, por haberse concluido el otro anterior, acaban-
do éste en 7 de abril de 1837. 11) «Libro I Parroquial en el
que se hallarán anotadas las partidas de Entierros, que se han
practicado en la nueva Iglesia de N. S. de la Asunción de Callei,
cuyo principio fue día primero de enero de 1776». Concluye
en 26 diciembre de 1800. Se habla de «Ayuda de Parroquia»
hasta la partida de 8 de julio 1794. 12) «Libro tercero en que se
asientan las partidas de entierros de las personas que fallecen
en este Partido, puesto al intento a espensas de la fábrica ma-
terial de la Iglesia Parroquial de N. S. de la Asumpción de
Cayey, y comenzó a correr en 14 de mayo de 1813». Llega hasta
el 2 de agosto de 1817. No pude encontrar el libro segundo de
esta serie, que debía abarcar de 1801 a 1813. 13) «Volumen IV
en que se asientan las partidas de las Personas que fallecen en
este pueblo de Nra. Sra. de Asumpción de Cayey, empezó a
correr en 3 de agosto de 1817». Termina en agosto de 1826. 14)
Libro 1 de confirmaciones, que registra desde las hechas
por el obispo Felipe José de Trespalacios (marzo de 1787)
hasta las que confirió Arizmendi en mayo de 1813. Hay un
libro segundo, que alcanza hasta 1890. 15) «Libro de Resultas
de Visitas Pastorales, puesto para el efecto de mandato ver-
bal del limo, y Reverendísimo Señor don Fr. Juan Bautista de
Zengotita y Vengoa, dignísimo señor del Consejo de S. M. y
actual Obispo de esta Diócesis, y debe entenderse desde la
primera que resultó hecha por el limo. Señor don Phelipe
José de Trespalacios en el año de mil setecientos ochenta y
siete. La segunda del limo. Señor don Francisco de la Cua-
dra y García el año de mil setecientos noventa y dos; y la
57
del dicho limo. Señor actual fue en el de mil setecientos
noventa y ocho, que son las que se han verificado en esta Pa-
rroquia hasta la fecha, que es en el año de mil ochocientos
uno, en este Pueblo de Na. Sa. de la Asumpción de Calley,
a quince de enero de dicho año». Alcanza hasta el presente.
16) «Libro de cuentas de cargo y data de los intereses de la
Archicofradía de Nuestro Señor Sacramentado de la Parroquia
de Calley, que comenzó a correr el año de 1798 su mayordo-
mo don Manuel Collazo». Llega hasta 1861. 17) «Libro en que
se lleva la cuenta de cargo y data perteneciente a la cofradía
de Animas, formado en Calley por el mayordomo actual don
Joseph del Rosario Basques, a 2 de enero del año de 1800».
58
14
CIDRA
Entre los papeles más antiguos de su archivo parro-
quial, anoté el «Libro 1.° [de Bautismos] en que se asien-
tan las partidas de las personas pardas que se bautizan en
esta Sta. Yglesia Parroquial de Nra. Sra. del Carmen de la
Cidra, erigida en Parroquia el 23 de Nobre. de 1818 con apro-
bación del Tribunal Eclesiástico y Vicepatrono Real, nom-
brando al efecto por su primer párroco interino al Presbítero
don Juan Antonio Mombru [sic] el cual comenzó a ejercer
las funciones de su Parroquia el 11 de diciembre de 1818».14
Mombrún, que era un franciscano exclaustrado, aparece como
cura ecónomo desde abril de 1819 al 13 del mismo mes de
1821. El libro segundo de bautismos comienza en 1830. De Ma-
trimonios, existe el libro rotulado tercero, que contiene parti-
das de blancos desde febrero de 1819. Hay otro libro de matri-
monios, de pardos y esclavos, que lleva el número 2 y comien-
za en julio de 1820. Existía también un libro de defunciones,
que abarca desde la fundación de la parroquia.
Hay también un libro de confirmaciones, a partir de las con-
feridas por el obispo Gutiérrez de Cos, que fueron 1.506; en la
siguiente visita (1850) Gil Esteve confirmó a 3.384.
59
15
COAMO
Uno de los pueblos más antiguos de Puerto Rico y du-
rante mucho tiempo el más importante del sur de la Isla.15
Con excepción del de la Catedral de San Juan, su archivo pa-
rroquial es el más antiguo entre todos los puertorriqueños de
su clase. Por desgracia, no estuvo siempre bien cuidado, pero
lo estaba cuando lo visité en 1960. Los Padres encargados de
la Parroquia proyectaban nuevas medidas para la mejor sal-
vaguarda del archivo.
El libro primero de bautismos comienza el 23 de enero 1701
y concluye el 23 de diciembre de 1773. Son muy interesantes los
autos de visita, empezando por los de Fr. Pedro de Urtiaga, 9
febrero 1707, cuando era sólo «Obispo Electo»; sus disposicio-
nes recuerdan las que dejó en Arecibo. — El libro segundo de
bautismos (1774-1790) encierra también muchas noticias so-
bre visitas episcopales, párrocos y encargados de la parroquia ;
desde diciembre 1785 hasta agosto de 1786 hace varios bauti-
zos — primero con licencia del párroco y después como cura
interino — el P. Juan Francisco Cuvillán, quien será más ade-
lante ministro provincial de la Provincia franciscana de Santa
Cruz de Caracas, a la que pertenecía Puerto Rico. El libro ter-
cero de la misma serie (1790-1794) contiene además bauti-
60
zos hechos en la «Hermita» o «Sitio» de Juana Díaz; empie-
zan a aparecer en 1790 y se hacen cada vez más frecuentes en
los años siguientes. Lo mismo sucede en el libro siguiente de
la serie (1794-1802), pero estas actividades en Juana Díaz ya
no se registran en los libros que siguen : uno para el período
1802-1809, otro —que lleva el número 10— para 1809-1814 y
otro para 1814-1818.
No alcanzan parecida antigüedad las series de libros de
matrimonios y entierros. Entre los primeros, el más antiguo
que he podido encontrar es el «Libro en que se asientan los
que se casan y velan en esta Santa Iglesia Parroquial de San
Blas de Illescas de Coamo, fecho por mí el Ldo. Don Miguel
Rodríguez Feliciano, cura rector, vicario foráneo y juez ecle-
siástico de éstos y demás pueblos de su jurisdicción en pri-
mero día del mes de octubre de 1778». Concluye a 26 de mar-
zo de 1798. Otro libro comprende los matrimonios de blancos
entre 5 de mayo 1813 y 28 de junio 1830, mientras otro re-
gistra los de pardos y morenos desde el 1 de enero de 1814
al 18 de abril de 1836.
Respecto a entierros, hay un libro para los años 1773-1810,
otro para 1810-1815 y un tercero que lleva este título: «Li-
bro quinto parroquial para el asiento de las partidas de
los individuos de todas clases que se sepultan en el ce-
menterio de N. Sra. de Altagracia de esta Parroquia...»
(1815-1820). Existen asimismo un libro de confirmaciones, que
arranca de 1774, y un libro de cuentas de Fábrica, abierto en
virtud de auto del obispo Zengotita, en 1798. Contiene inven-
tarios, referencias a obras y otros datos de notable interés.
Los registros de confirmaciones ofrecen estas cifras : 859
por Jiménez Pérez en 1774, más otros 214 en fecha que no se
indica; 1.111 por Trespalacios en 1787; 733 por La Cuerda en
1792; 736 por Zengotita en 1798, y 1.893 por Arizmendi en 1813.
El 1 de julio de 1759 hizo un bautizo fr. Domingo Bravo,
predicador, del Orden de S. Francisco ; en mayo de 1767 bauti-
61
za varias veces fr. Pedro Quintana, «lector de Sagrada Theolo-
gía duodenario, maestro en filosofía, doctor teólogo y cura
interino». En agosto de 1782 ejercía de cura el franciscano fr.
Lorenzo Merelo, quien se dice «Maestro de estudiantes de Sa-
grada Teología», supongo que del convento de S. Juan; en 1785-
1786 desempeñaba las mismas funciones el P. Juan Francisco
Cuvillán, «predicador primero del Sagrado Orden de N. S. P.
S. Francisco». Este religioso fue después ministro provincial
de la Provincia de Santa Cruz de Caracas.
62
16
COMERIO
Archivo de poca importancia, en el que faltan los cua-
tro primeros libros de bautismos, que abarcaban hasta me-
diados del siglo xix. El primero de entierros comienza en
1832 y llega hasta 1852. Es notable, sin embargo, el libro de
órdenes, circulares y actas de visita (1832-1897). Entre otros
documentos valiosos, trae el auto de erección de la parroquia :
12 de noviembre de 1832.
63
17
COROZAL
Su volumen más antiguo es el «Libro primero donde se
asientan las partidas de los que se bautizan en esta Igle-
sia Parroquial... vulgarmente Corozal..., dio principio el día
nueve de junio del año del Señor de mil ochocientos qua-
tro. Y mandado copiar... por el limo. Sor. Dn. Mariano Ro-
dríguez de Olmedo... en [su] Santa Pastoral Visita». Abarca
de junio 1804 a enero 1811. Hay otro de bautismos, que com-
prende desde octubre 1809 a octubre 1816. Al encuadernarlo
se dejaron fuera los folios 48-73 (dic. 1812-abril 1814), 120
(abril 1816), 125-127 (julio 1816) y 132-34 (octubre-noviembre
1816); estos folios se conservaban todavía en 1960 y pudieran
ser restaurados y agregados. El llamado libro 3 comprende
desde enero 1817 hasta abril 1822. En mayo de 1818 hizo la
visita el obispo Rodríguez de Olmedo, quien mandó que el
presente libro quedase para pardos y negros, y que se abriese
otro para blancos. Así se hizo, en efecto, pues tenemos un
libro para bautismos de blancos (1818-1825) y otro para par-
dos y morenos (1822-1858).
La serie de libros de matrimonios empieza también en 1804.
El primer libro alcanza hasta 1807; otro libro de matrimonios,
64
rotulado equivocadamente como segundo, comprende de 1819
a 1838.
La serie de libros de entierros arranca asimismo de
1804; el libro primero llega a 1822, siguiendo el segundo desde
1823 en adelante. Estos libros se encontraban en mal estado
de conservación; es de augurar que desde mi visita hayan
sido restaurados y encuadernados, como lo fueron reciente-
mente los más antiguos de las otras seríes.
El primer libro de confirmaciones comienza con el regis-
tro de las conferidas por el obispo Rodríguez de Olmedo en
mayo de 1818. Confirmó a 2.588 personas; en 1830, Gutiérrez
de Cos hizo 1.693 confirmaciones, y 1.421 en 1852 el obispo
Gil Esteve.
El franciscano Fr. Lucas Martínez, que había sido cura
ecónomo en 1806-1807, reaparece en los años 1821 y 1825.
5. — v. A.
65
18
FAJARDO
El archivo moderno, a partir de 1860, se halla bien
cuidado en el despacho parroquial. Los libros más anti-
guos se conservaban en un armario de la sacristía, en con-
diciones que espero hayan sido mejoradas desde entonces. El
más antiguo de estos libros parece ser uno donde se registran
los entierros hechos entre 1766-1788. En la misma fecha comien-
za el libro primero de matrimonios, cuya más antigua partida
está firmada el 20 de julio de 1766 «en la Rivera de Faxardo»
por el franciscano Fr. Salvador Antonio de Lara y Calderón,
«que al presente exerso — escribe — el oficio de Parrocho in-
terino en esta Iglesia de Nuestra Sra. de la Concepción». En
enero de 1767 firma también partidas en la «Rivera de Fa-
xardo» don Francisco Antonio de Berrios, «cura propio de la
iglesia de Nra. Sra. de la Concepción del Partido de las Pie-
dras y regente interino» [de la Ribera de Fajardo]. En febre-
ro de 1768 ya se escribe «Pueblo de Santiago de Fajardo».16
Anoté otros dos libros de matrimonios, que comprenden, res-
pectivamente, los períodos 1789-1807 y 1808-1832.
En la serie de bautismos, el más antiguo que pude localizar
es el segundo, para blancos y pardos, que abarca desde octu-
bre 1783 a julio 1794; hay otro para 1798-1803. Hacia 1808
66
aparece la separación de las partidas de blancos y pardos, y
así tenemos un libro para blancos (1808-1813) y otro para
pardos (1809-1814).
El viejo y mutilado libro-registro de entierros, mencionado
arriba, tiene su continuación en otro libro que va de 1788 a
1800; se halla también mutilado, faltándole las siete primeras
hojas.
El segundo libro de confirmaciones — primero de la serie
que conseguí hallar — comienza en 1829.
En el archivo parroquial de Fajardo se conserva el «Libro
1.° y único destinado para asentar las partidas de confirmación
en esta Parroquia de San Antonio de Padua de la Ceiba; que
da principio el 13 de mayo de 1850, de la Santa Visita Pastoral
del Sor. Obispo Diocesano». Firmado en Fajardo a 10 de no-
viembre de 1871. En la Ceiba había administrado el sacramen-
to de la confirmación el 1 de noviembre de 1871.
67
19
GUAYAMA
En mi visita de 1960 no pude ver más que restos de
su archivo parroquial, que un día fue copioso, como lo
prueba la numeración de los pocos libros existentes. El
más antiguo es el «Libro décimo en que siguen las partidas
de los Bautismos que se hacen en esta Parroquia de San Anto-
nio de Padua de Guayama, y principia el día dose de Septiem-
bre del año de 1813». Contiene bautismos de blancos, pardos
libres y negros ; está muy comido de la polilla, pero sería posi-
ble restaurarlo con éxito. Los registros de bautismos de blan-
cos continúan en otro libro que abarca de 1819 a 1840, mien-
tras los pardos tienen libro aparte desde la misma fecha.
¿Habrá perecido toda la documentación anterior a 1813
o se hallará todavía extraviada en algún rincón ignorado?
* * *
Relativamente importante y copioso es el Archivo de Pro-
tocolos de Guayama, que estaba bien atendido cuando yo lo
visité. Contiene los protocolos de varios pueblos del distrito,
entre ellos, Aibonito, cuyos fondos arrancan de 1826; Arroyo
de 1861 ; Cayey de 1826; Cidra de 1810; Guayama de 1801 ; Mau-
nabo de 1826, Patillas de 1812 y Salinas de 1832.
68
* * *
Otro centro que merece ser visitado en Guayama es la Bi-
blioteca Cautiño, valiosa colección reunida por don Genaro
Cautiño. Es particularmente rica en libros raros relacionados
con la historia de Puerto Rico y la general de Hispanoamérica.
Representa un ejemplar esfuerzo de la iniciativa privada, el
más notable en el campo de la erudición histórica que hemos
hallado en Puerto Rico.
69
20
GUAYANILLA
Un pueblo de este nombre, en la parte sur-occidental de la
Isla, aparece desde los mismos orígenes de la ocupación es-
pañola. El obispo fr. Diego de Salamanca trató de empujarlo,
pero todavía en abril de 1579 se quejaba de su atraso, por falta
de apoyo en las autoridades civiles. Hacía «muchos años» que
se había trasladado a dicha Guayanilla o Nueva Salamanca
el pueblo de San Germán, añade el prelado (AGI. Santo Domin-
go, leg. 172).
La fundación del pueblo actual se fecha en 1830, pero la
iglesia parroquial no fue erigida hasta el 3 de julio de 1841,
según hace constar el obispo Gil Esteve en su acta de visita
de 10 marzo 1850 (Libro de matrimonios de blancos, fol. 32).
Las partidas contenidas en este libro comienza a 23 de agosto
de 1841.
Hay también el «Libro para los bautismos de blancos que
se hacen en esta Parroquia de la Inmaculada Concepción de
Guayanilla, y principia el 8 de julio de 1841. Abarca hasta
1850. Aparece como cura rector, durante todo este tiempo, D.
Miguel Arjona.
En cambio, los libros de defunciones sólo arrancan de 4
julio 1851. Los de confirmaciones comienzan con las adminis-
70
tradas (9-13 marzo 1850) por el obispo Gil Esteve, que fueron
en número de 3.114. El obispo Carrión hizo confirmaciones
en marzo de 1860 (1.777) y febrero de 1864 (676); Puig hizo
también dos visitas al pueblo, en 1876 (1.590 confirmaciones)
y 1881 (1.322).
Contiene, por último, este archivo parroquial un «Libro de
circulares», abierto en 1841 por el cura Arjona, pero en que
éste hizo copiar muchos documentos anteriores, desde 1803.
Comienza con el obispo Arizmendi; el contenido es impor-
tante.
71
21
GUAYNABO
Es importante la serie de libros de bautismos, el primero
de los cuales se remonta a 1765, cuando la fundación de la
parroquia. Siguen, sin lagunas, los libros segundo (1792-1803),
tercero (1803-1812) y cuarto (1812-1818). Contienen indicacio-
nes interesantes sobre la historia primitiva del pueblo.
En cambio, la serie de registros de matrimonios no co-
mienza hasta 1771, y no parece que haya habido libro alguno
anterior, pues el siguiente (1814-1840) lleva el número segundo.
Sucede lo mismo con los libros de entierros, de los cuales el
primero abarca desde diciembre 1771 a 1808. Deben faltarle
hojas, pues el libro segundo comprende de 1812 a 1824. En el
primero de estos libros de entierros hay muchas referencias a
la construcción de la nueva iglesia, entre 1795 y 1803.
El llamado libro primero de confirmaciones empieza en
1829. Gutiérrez de Cos confirmó en dicho año 2.614 personas,
Fr. Francisco de la Puente 1.740 en 1847, y Gil Esteve 766 en
1852.
En noviembre-diciembre de 1765 estaba al cuidado de la pa-
rroquia el franciscano puertorriqueño fr. Cosme Sánchez. En
adelante, aparece con mucha frecuencia ejerciendo las mis-
72
mas funciones o ayudando a los párrocos en la administración
de sacramentos.
En Boletín de Historia Puertorriqueña, I, 1948, pp.354-359,
se publicaron importantes documentos sobre la fundación de
Guaynabo o Buynabo. Proceden del archivo parroquial de Ba-
yamón y se refieren al período 1764-1768.
73
22
HATILLO
Los libros parroquiales (bautismos, matrimonios, entie-
rros y de Fábrica) comienzan todos en 1830. Las series
están muy completas, en especial la de bautismos. A pesar de
que se da como fecha de fundación de este pueblo el año 1823,
en la portada del primer libro de defunciones se dice que
contiene «las partidas de los que fallesen en dicha Parroquia,
desde el día 8 de diciembre de mil ochocientos treinta años, en
que se celebró la colocación de esta Iglesia y la posesión de
su primer Párroco Don Pedro Pasqual Despiau».
74
23
HORMIGUEROS
Sede de un famoso santuario de Nuestra Señora de
Monserrat desde el siglo xvn, a fines del xviii fue creada
allí una «Ayuda de Parroquia», dependiente de San Ger-
mán. El libro más antiguo que se conserva es uno de matri-
monios, que comienza en 1805. En 1809 era todavía Ayuda de
Parroquia, como lo indica la portada del «Libro en que se
asientan las partidas [de los bautismos] que se hacen en esta
Iglesia de Nuestra Señora de Monserrate, ayuda de la Parro-
quia de la Villa de Sn. Germán, en este sitio de Hormigueros,
y da principio desde el mes de septiembre del año de 1809 —
Libro 2.°». Son bautismos de pardos, de los que hay otro li-
bro segundo (1818-1821) y un tercero (1821-1827). Para los
bautismos de blancos, tenemos dos libros que abarcan, res-
pectivamente, los años 1814-1837 y 1837-1855. En 1821 aparece
encargado de la parroquia don Nazario Vicente García, «cléri-
go de este Obispado»; poco después se titula «clérigo regular»
y en 1 de abril de 1822 «Presbítero Regular». El 29 de sept.
1824 firma ya «fr. Vicente Nazario García, del Orden de S. Fran-
cisco». En 1837 administra algunas veces el bautismo, titu-
lándose sólo «presbítero». Desde sept. 1838 hasta enero 1840
fue cura teniente de Hormigueros, y allí oficia en un entierro
75
en noviembre del mismo año, pero ya no era entonces cura te-
niente. En este último libro aparece, desde 16 septiembre
1827 hasta febrero de 1831, un Fr. Manuel Carballés, quien hace
muchos bautizos con licencia del Párroco. Se trata de un mi-
sionero franciscano de Guayana (Venezuela) probablemente
emigrado de allí con motvo de la revolución emancipadora.
Existe asimismo un libro segundo de confirmaciones, que
abarca desde 1814 hasta nuestros días. Arizmendi confirmó
2.155 en 1814; Gutiérrez de Cos 2.106 en 1829.
Un libro con bonita portada, destinado a recoger la his-
toria y crónica del santuario, sólo contiene breves datos sobre
el origen del mismo, erección del cementerio, Casa de Peregri-
nos, y poco más.
76
24
HUMACAO
Según el inventario que se incluye en las cuentas de 1815
(AGI. Santo Domingo, leg. 2526) el archivo parroquial de
Humacao poseía entonces : seis libros de bautismos con-
cluidos y uno corriente, tres de matrimonios y otros tantos
de entierros, dos de confirmaciones, uno de «resultas de vi-
sitas» y otro de cuentas de la Fábrica. Además, un libro de la
Cofradía del Nombre de Jesús, «extinguida en la anterior visi-
ta»; tres de la Archicof radía del Santísimo Sacramento; dos
de la Cofradía de las Animas, «establecida y aprobada actual-
mente por el Sor. Provisor y Vicario General Capitular, de
este Obispado, sede vacante, Licdo. Dn. Nicolás Alonso Andra-
de y San Juan». Asimismo : un legajo con 12 oficios de los
obispos Zengotita y Arizmendi; un legajo con documentos de
la testamentaría de Francisco Fernández; tres legajos con des-
pachos de dispensa de parentesco y proclamas ; 39 expedientes
varios, en siete legajos ; dos legajos entre cuyos documentos
se guardaba testimonio de las escrituras del presbítero don
José Segovia; un legajo con oficios de la Curia Eclesiástica,
y dos legajos más con cartas relativas a proclamas, y la circu-
lar del obispo don Francisco de la Cuerda anunciando su visita
pastoral.
77
Este inventario nos ayuda a formarnos idea de lo que era
un archivo parroquial, y pone de manifiesto al mismo tiempo
cuán mutilados han sido aún los que parecen más completos
entre los conservados hoy en Puerto Rico. Uno de éstos puede
considerarse el de Humacao, que conserva todavía restos im-
portantes de lo que era en 1815. No se halla mal cuidado, pero
merecería una reorganización cuidadosa.
Su volumen más antiguo parece ser el «Libro quinto parro-
quial de entierros, que se había formado para la Parroquia de
las Piedras, a la cual correspondía esta Yglesia antes de su
erección, donde se asentavan las partidas de los cadáveres que
se sepultavan en qualquiera de estos dos Templos por su Cura
Rector, hasta que quedó destinado únicamente para éste por
disposición general de los Illmos SS. Obispos Dn. Felipe José
de Trespalacios y Dn. Francisco de la Cuerda García, como
consta de sus autos de visita y dio principio el día veinte de
julio, año del Señor de 1784. — Manuel Marcelo Martínez Cepe-
da, cura erector». En el folio primero se lee como título : «Li-
bro Parroquial en que se asientan las partidas de los que se
entierran en esta Sta. Yglesia de N. S. de la Concepción de las
Piedras y Humacao». La primera partida (20 julio 1784) está
fechada «En el Partido de N. S. de la Concepción de las Pie-
dras y Humacao; las que siguen, «En el Partido de Huma-
cado». Sin embargo, el obispo Trespalacios firma «en el Pue-
blo de la Inmaculada Concepción de Humacado» el auto de
visita a la «Hermita del Dulce Nombre de Jesús que sirve de
Parroquia en él». A 3 de julio de 1793, el obispo don Francisco
de la Cuerda firma su auto de visita «en el Partido de Huma-
cao... en esta Yglesia del Dulce Nombre de Jesús». Pocos días
antes, el 30 de junio, los vecinos de Humacao le habían pre-
sentado una petición reclamando mayor asistencia espiritual.
Debía trasladarse a dicho lugar la parroquia de las Piedras,
«según que había sido trasladada en otra ocasión», o erigir
78
nueva parroquia de Humacao. Esto último fue lo que determi-
nó el obispo.
En realidad, lo que hizo el obispo fue erigir allí una «Ayu-
da de Parroquia», como consta de su auto provisto en «Huma-
cado», a 30 de junio de 1793, cuyo texto se encuentra copiado
al principio del «Libro 1.° en que se sientan las partidas de los
que se bautizan en esta Yglesia del Dulce Nombre de Jesús de
Humacado, y comienza a correr desde el día 4 de julio de)
1793. — Ignacio Berrios». La erección de la parroquia quedaba
aplazada para más adelante, pero se permitía desde enton-
ces la administración de los sacramentos del Bautismo y Ma-
trimonio, «sin perjudicar en nada el derecho parroquial del
actual Cura D. Juan Pimentel», de las Piedras. El primer en-
cargado de la «Ayuda de Parroquia» fue don Ignacio Berrios,
en calidad de «cura teniente»; en junio de 1794 actuaba ya don
Manuel Marcelo Martínez Cepeda, con el título de «cura pá-
rroco erector». La parroquia había sido erigida el 2 de diciem-
bre de 1793. El «Libro segundo donde se asientan las partidas
de todos los que se bautizan en esta Parroquia del Dulcísimo
Nombre de Jesús de Humacao, hijos de padres blancos, par-
dos, y de morenos libres y esclavos...», abarca de 1796 a 1807.
Sigue de párroco el mismo «fundador» don Manuel Marcelo
Martínez Cepeda, que organizó estos registros, escribiendo las
partidas con bella caligrafía y gran esmero. El 25 de enero de
1807 hizo un bautizo, con licencia del párroco, el dominico Fr.
Juan Recio de León, quien en 29 del mismo mes y año figura
ya como «cura ecónomo». — Sigue el libro tercero de bautis-
mos, para blancos y castas indistintamente (1807-1809). Desde
esta última fecha empieza la distinción de castas, y así tene-
mos libros de bautismos de blancos para los períodos 1810-
1814 y 1814-1823, y libros de bautismos de pardos y more-
nos, libres y esclavos para 1810-1812, 1815-1818, 1818-1821 y
1825-1829. Este último lleva el número nueve. A 21 de noviem-
bre de 1810, el franciscano Fr. Antonio Alemán, con licencia
79
del párroco, suplió las ceremonas del bautismo con la niña
María Claudina, hija legítima del teniente a guerra Fran-
cisco Bola, natural del Reino de Italia, y de Lorenza Herranz,
«parda libre», natural de la ciudad de Puerto Rico.
El registro de entierros continúa — los anteriores se hallan
juntos con los de las Piedras según queda dicha arriba — en
el «Libro segundo», que comienza el 26 de marzo de 1797.
Fue abierto por el mismo «párroco erector» Martínez Cepeda,
quien en una curiosa nota preliminar nos cuenta cómo, hallán-
dose próximos a concluirse los dos libros de bautismos y en-
tierros que él había recibido al encargarse de la Parroquia,
viajó a la Hacienda del Duque de Crillon en el departamento de
Naguabo, cuyo mayordomo don Santiago Plet, que era su
amigo, le vendió dos libros como el presente, en 10 pesos.
Martínez Cepeda los cedió a la Fábrica en la misma cantidad,
como consta de las cuentas de 1795, y ello a pesar de que el
cura de Ponce, don José Gutiérrez del Arroyo, le había ofrecido
doce pesos por uno sólo de los libros. Parece que falta el libro
tercero de entierros, pero se conservan los libros cuarto (1815-
1820), quinto (1820-1821) y sexto (1821-1824).
De matrimonios hay dos libros, el primero abierto en 1793
por el párroco fundador Martínez Cepeda,16 bis y un segundo li-
bro que alcanza hasta 1816. Existen también los libros se-
gundo (1829-1850) y tercero, de confirmaciones, que llega
desde 1860 hasta el primer obispo norteamericano, Mons.
Blenk. Hay asimismo un «Cuaderno en que se asientan las
circulares» de los obispos; comprende los años 1826-1849.
80
25
ISABELA
Este pueblo es el sucesor de «San Antonio de la Tuna»,
que hacia 1819 fue trasladado a este lugar y tomó su nombre.
Su archivo parroquial conserva todavía algunos libros y pa-
peles relativos al citado pueblo de la Tuna, que había sido
fundado hacia mediados del siglo xvm. Estos libros se ha-
llaban en muy mal estado de conservación, cuando yo los exa-
miné en 1960, pero había el proyecto de restaurarlos. El más
antiguo es el «Libro donde se asientan los que se casan en
este Pueblo de San Antonio de La Tuna», cuya primera par-
tida es del 9 septiembre 1750; concluye en 1784. Desde el 24
de mayo de 1764 figura por algún tiempo como «cura interino»
el franciscano Fr. Fernando del Barrio, con quien alterna su
hermano de hábito Fr. Cosme Sánchez. Desde el 2 de septiem-
bre 1782 al 17 de febrero 1783 aparece como cura interino
otro franciscano: Fr. Tomás Benítez.
También la serie de registros de bautismo parece arrancar
de la fecha fundacional, pues si bien el libro primero empie-
za en marzo de 1756, el volumen está mutilado, faltándole unos
17 folios al principio. Hay fragmentos de otro libro — o li-
bros— de bautismos del siglo xvm. Un grueso volumen medio
desencuadernado, señalado con el número 5, falto de hojas
81
al principio y al fin, contiene partidas de bautismos del «Pue-
blo de San Antonio de la Tuna», desde 3 de junio 1802 hasta
29 de agosto de 1816, por lo menos. Entre julio 1802 y diciem-
bre 1803, actúa como cura teniente el franciscano Fr. José
Ignacio Gutiérrez, quien sigue apareciendo hasta 1805, unas
veces como «cura ecónomo» y otras ayudando al cura rector.
Se diría que los franciscanos tuvieron particulares relaciones
con el pueblo cuyo patrono era un famoso santo de su Orden.
El libro 7 de bautismos abarca de 1818 a 1825; desde el 3 de
junio de 1819 el pueblo se llama Isabela. En el llamado libro 1
de matrimonios de pardos (20 octubre 1818-27 agosto 1860), se
escribe desde el 15 de septiembre de 1819: Pueblo de San An-
tonio de la Isabela.
Otras piezas importantes son un libro de confirmaciones,
muy estropeado, que comprende las hechas por los obispos
Martínez de Oneca, Mariano Martí, Jiménez Pérez, Trespala-
cios, etc., siendo de los pocos libros de su índole en Puerto
Rico que registran confirmaciones de los dos primeros obispos
citados ; varios cuadernos con dispensas matrimoniales, casi
todas del obispo Zengotita, y un interesante «Censo del Pueblo
de la Isabela, 2 de enero 1830», que arroja el número 6, 797 ha-
bitantes.
El ya mencionado dominico Fr. Juan Recio de León figura
como cura teniente en abril de 1806, y como ecónomo en mayo
de 1807. Desde noviembre 1813 a febrero 1814 fue cura inte-
rino Fr. Lorenzo de Fraga, seguramente capuchino, quizá emi-
grado de Venezuela.
82
26
JUANA DÍAZ
El volumen más antiguo de su archivo parroquial parece
ser el «Libro primero donde se asientan las partidas de en-
tierros que se hacen en esta iglesia por mí el Presbítero Fran-
cisco Antonio de Berrios, Cura Capellán de ella por el limo.
Sor Dn. Phelipe Josef Trespalacio. Año de 1787. Junio 26».
Comienza con una partida fechada en «esta Rivera de Juana
Díaz» a 24 de junio de 1787. El 26 de noviembre de 1792 fue
visitado este libro, en Coamo, por el obispo D. Francisco
de la Cuerda. El segundo libro de entierros comprende desde
junio 1797 hasta septiembre de 1806. Hasta julio de 1806,
primero como cura teniente y después como ecónomo, actúa
don Nazario Vicente García, quien ya venía administrando los
sacramentos en esta parroquia desde junio de 1796; da siem-
pre a la ermita de Juana Díaz el título de la Candelaria.
En la serie de bautismos, existe el libro segundo, para toda
clase de personas (1796-1810), el «Libro 1.° en el qual se asien-
tan las partidas de Bautismos de personas blancas de este
vecindario de Sn. Juan Bautista y Sn. Ramón de Juana Díaz,
según que assí está determinado por el Illmo. Sor. Dr. Dn. Juan
Alexo de Arizmendi en su auto de visita de 22 de Julio de 1813»,
y un tercer libro que continúa el registro de bautismos de
83
blancos desde 1819 hasta 1835. El título de San Juan Bautista
y San Ramón, como patronos, lo había concedido, en junio de
1798, el obispo Zengotita, a petición de don Vicente Nazario
García. Este pidió también que se cambiase el nombre del pue-
blo, pero el obispo aplazó la decisión.
Los registros de matrimonios se remontan, en cambio, a
1787, como los de entierros, según hemos ya visto. Se abren
con el «Libro primero del aciento de los casamientos celebra-
dos en esta ermita de Juana Díaz, Jurisdicción del Pueblo de
Coamo, desde este presente año de 87 hasta su fecha siguien-
te». Comprende de junio 1787 a junio 1813. Contiene noticias
muy interesantes. Desde aquí existen libros distintos para
blancos y pardos, conservándose los libros número 1 (1813-
1819) y 3.° (1819-1851) ambos para blancos. Desde mayo 1845
hasta abril de 1847, fue cura teniente don Juan Antonio Puig,
futuro obispo de Puerto Rico. Hay también un libro 3.° de
pardos, que abarca desde agosto 1820 a febrero 1835. Existen
asimismo un «Libro de Fábrica» (desde 1811 en adelante), dos
de cartas circulares y disposiciones de la Curia Diocesana (1797-
1806, 1806-1859) y el «Libro Primero Parroquial del asiento de
partidas de todas las personas que se confirman en esta Sta.
Yglesia de San Juan Bautista y San Ramón Nonnato de Juana
Díaz» (1798-1829).
84
27
JUNCOS
En el archivo parroquial se conserva todavía el «Testimonio
del Expediente sobre traslado de la Yglesia Parroquial de las
Piedras al sitio de Juncos», testimonio mandado librar por el
obispo Arizmendi, en Juncos, 23 de marzo de 1808. Este inte-
resantísimo documento fue publicado por G. Morales Muñoz
en Boletín de Historia Puertorriqueña, I, 1948, 194-208. Con-
tiene noticias sobre la construcción de una iglesia en el «Coto
de Humacado», que se había proyectado ya en tiempo del
obispo Martí (1764) y se estaba haciendo en 1769, por acuerdo
de los vecinos con el gobernador Muesas, ante la ruina de la
iglesia de las Piedras. Más adelante se acordó reedificar
la iglesia de las Piedras en el sitio de Juncos, erigiéndola en pa-
rroquia independiente. La empresa tropezó con varios obs-
táculos; todavía en julio de 1793 pedía el obispo don Fran-
cisco de la Cuerda que se le exhibiesen los permisos con que
se estaba levantando iglesia en Juncos.
El archivo parroquial conserva otros fondos que se re-
montan a estos años fundacionales. En primer lugar, un cua-
derno de circulares y autos de visita de los obispos, la primera
de las cuales es la de Jiménez Pérez el 4 de febrero de 1773.
A fecha anterior se remontan aún los fragmentos de un libro
85
de cuentas, que el 21 de febrero de 1764 aprobó en las Piedras
el obispo Martí. En la serie de registros de bautismos, existe el
«Libro donde se asientan las partidas de los que se bautisan
en esta Yglesia Parroquial de N. Sra. de la Concepción de las
Piedras...» (3 mayo 1787-septiembre 1799). Hay un libro se-
gundo (1799-1816) con el mismo título, en el cual después de
«Concepción de las Piedras» añadió el párroco don Tomás Ortiz
de la Peña; «trasladada a Juncos». Este libro 2.° quedó reser-
vado para pardos y negros en 1808, por disposición del obispo
Arizmendi. En consecuencia, existen libros distintos para blan-
cos (1808-1823) y para pardos y negros (1816-1823), este último
mutilado al principio.
El primer libro de matrimonios comprende de 1787 a 1814.
Hasta el 27 de junio de 1798 las partidas aparecen fechadas en
el «Pueblo de Nra. Sra. de la Concepción de las Piedras»; a
partir del 2 de julio 1798, en la «Concepción de Juncos», si
bien se encuentra una que otra vez «Nuestra Sra. de las Pie-
dras». El obispo don Francisco de la Cuerda fechó su auto
de visita, 3 noviembre 1798, en el «Partido de Nuestra Señora
de la Concepción de Juncos». Después prevalece la fórmula
«Pueblo de Nra. Señora de la Concepción de las Piedras tras-
ladada a Juncos». Existe otro libro de matrimonios, que co-
mienza en 1826. Desde enero 1827 a octubre de 1830, figura
como cura interino el famoso Fr. Angel de la Concepción Váz-
quez, quien desde abril de 1830 suprime el «Fr.» y se titula
«Presbítero», señal de que había obtenido la exclaustración.
El 12 de diciembre de 1830 entregó el curato a don Leandro
Fuertes. En este mismo libro de matrimonios se menciona,
2 julio 1831, al «presbítero» D. Angel de la Concepción Váz-
quez como cura teniente de Caguas.
Se conserva también un «Libro de Difuntos», que va de ju-
lio 1787 a 1822. Asimismo un «Libro segundo de confirmacio-
nes correspondientes a la Iglesia Parroquial de Ntra. Sa. de
86
la Concepción de las Piedras trasladada al sitio de Juncos.
Año de 1808». En la encuademación moderna aparece rotulado
como libro 1.° El libro siguiente comienza en 1860, con el
obispo Carrión. Arizmendi confirmó a 2.221 personas en 1808
y a 2.062 en 1813; Gutiérrez de Cos 2.030 en 1829.
87
28
LAJAS
Archivo pequeño y mal conservado. El libro de bautis-
mos marcado modernamente con el número 2 comprende
de 1823 a 1825; se llama «Parroquia Auxiliar de San Ger-
mán». Sigue un libro tercero (1825-1830). Hay también un li-
bro de bautismos de pardos, que comienza en 1830, y otro de
defunciones, desde 1827.
88
29
LARES
Archivo parroquial bien conservado. Aunque el pueblo
se dice fundado en 1829, los libros parroquiales más anti-
guos no comienzan hasta 1838. Así tenemos el «Libro pri-
mero en que se asientan las partidas de las personas blancas
que se bautizan en esta iglesia parroquial del glorioso Patriar-
ca San José, y dio principio el día cuatro de marzo de mil
ochocientos treinta y ocho...». Siguen libros de bautismos para
blancos, 1843-1846, 1846-1851, y otros para pardos y negros,
1843-1847, 1846-1851. Al final de este último libro se halla el
auto de visita del obispo Gil Esteve (marzo 13, 1851) quien
ordenó que en adelante los bautismos de blancos y pardos
fuesen registrados en un mismo libro, destinándose un libro
especial para los esclavos. Efectivamente, el archivo posee el
«Libro primero en donde se asientan las partidas de los es-
clavos que nazen en esta parroquia del... Pueblo de Lares, y
dio principio el día veintisiete de abril de mil ochocientos
cincuenta y un año».
Por lo que toca a registros de matrimonios, el libro primero
abarca los de blancos desde el 23 de abril 1838 al 16 de marzo
de 1851 ; hay otro paralelo para pardos y esclavos (1838-1851).
Al final, se encuentra el mandato del obispo Gil Esteve (mar-
89
zo 13, 1851) sobre la separación de las partidas de blancos y
pardos en un libro y las de esclavos en otro. Sin embargo, esto
no se cumplió, al parecer, en el «Libro segundo de matrimonios
de blancos, pardos libres y esclavos, que dio principio el día
catorce de marzo de mil ochocientos cincuenta y un años, y
termina el día treinta de mayo de mil ochocientos cincuenta
y cuatro». La serie sigue muy completa hasta los tiempos
modernos.
No pude hallar los dos primeros libros de la serie de
entierros, aunque es muy posible que existan. El libro ter-
cero comprende de 1852 a 1856.
90
30
LOIZA
Loiza. — Sabemos que su archivo parroquial constaba, en
1815, de siete libros de bautismos, tres de casamientos, tres
de entierros, dos de confirmaciones y tres de visitas y edictos
episcopales.16 bis Esta lista se encuentra hoy muy reducida.
El libro más antiguo de bautismos es el marcado con el
número 4, que abarca de 1785 a 1792. Al principio, hay una
nota del párroco don Francisco Jiménez, donde dice que,
por no haber su antecesor anotado partida alguna desde
1781, había pedido al obispo que ordenase la manera de
llenar esta laguna. El obispo Trespalacios, por auto dictado
a 9 de noviembre de 1785, mandó al párroco que desde el
púlpito y por el tiempo que fuese necesario invitase a los
feligreses a suplir los datos relativos a nacimientos y ma-
trimonios, y que con estos datos procurase suplir las parti-
das de tales años en lo posible. Siguen los libros de bautis-
mos señalados con el número 5 (1792-1797) y número 6
(1797-1805).
Hay también un libro de matrimonios (1808-1856); el pri-
mero de defunciones que existe abarca de 1823 a 1834.
La parroquia de Loiza tenía por titulares al Espíritu San-
to y a San Patricio. Por muchos años, al menos desde 1809
91
a 1847 fue su cura párroco don Juan Baldomero Gautier, pro-
bablemente emparentado con un Pedro Gautier, emigrado
francés — de Santo Domingo, supongo — a quien se prohibió
en 1806 que comprase las tierras del Duque de Crillon en Na-
guabo. A propuesta del gobernador Montes, el Gobierno de
Madrid dictó esta medida, basado en que el Duque no había
cumplido las condiciones impuestas en la concesión de dichas
tierras, como eran las de contribuir al armamento de las
milicias y proporcionar reses para el abastecimiento de la ca-
pital. Se le había permitido poblar con «católicos extranjeros» ;
ahora quería hacerlo con emigrados franceses, pero el Gobier-
no estaba molesto por la mala correspondencia de éstos. El
mismo Pedro Gautier habría entrado en Puerto Rico sin per-
miso. Véase minuta de comunicación al Gobernador, Madrid,
30 junio 1806, en Arch. Histórico Nacional, Madrid. Estado,
leg. 6.3752.
92
31
LUQUILLO
Pequeño archivo. Conserva un «Libro en que se asientan
las partidas de los que se casan en esta iglesia parroquial de
San José del Luquillo» (1799-1848). Otro libro de matrimo-
nios (1809-1842) existía en el archivo parroquial de Fajardo.
Por lo menos desde mayo 1812 hasta septiembre 1813 fue cura
ecónomo de Luquillo Fr. León de Caspe, que acaso sea otro
de los misioneros capuchinos emigrados de Venezuela. En
1818 aparece de ecónomo un Fr. Manuel de San Martín.
Hay un «Libro de confirmaciones», que comienza con las del
obispo Gutiérrez de Cos, en 25 de abril de 1829, pero registra
a continuación las hechas por Zengotita en 1794 y Arizmendi
en 1808.
93
32
MANATI
Tiene una buena serie de libros de bautismos, a partir de
1833, y lo mismo sucede con los restantes libros parroquiales
que se hallan en el archivo corriente. Quedaban, sin embargo,
restos de libros y papeles más antiguos que se conservaban
amontonados en una alacena de la pared, tremendamente
destrozados por el polvo, la polilla, el agua y toda clase de
elementos destructivos. Había un volumen mutilado, que co-
menzaba en 1744; 17 otro, también mutilado y muy estro-
peado, se remontaba a 1783. Existían asimismo el libro quinto
de defunciones (1808-1818) y el cuarto de matrimonios (1818-
1852). El 29 de enero de 1824 presenció una boda el P. Paulino
de Pamplona, misionero capuchino, ex-prefecto de las misiones
de Maracaibo; a principios de 1825 aparece Fr. Joaquín de
Ollería.
Algo podría hacerse todavía por la restauración de estos
papeles.
94
33
MAUNABO
No conserva un archivo parroquial de mucha importancia,
pero vale la pena indicar algunos de sus más antiguos libros
de partidas. Hay uno de matrimonios que abarca de 1802
a 1848. Desde 1804, figura como párroco don Juan Baldomero
Gautier; a 26 de de noviembre de 1811, ejerce de cura ecóno-
mo un fr. Bernardo de Obón. El 17 de marzo de 1813 firma
su auto de visita el obispo Arizmendi.
95
34
MAYAGÜEZ
Posee todavía uno de los buenos archivos parroquiales de
Puerto Rico. Su primer libro de bautismos, en mal estado de
conservación, pero legible aún, abarca desde julio de 1761 a
septiembre de 1763. Al principio actúa el agustino, misionero
apostólico, Fr. Agustín Ricardo, quien se titula «theniente de
cura de la villa de San Germán y capellán de Mayagüez». A 4
de julio de 1762, ya se llama «cura interino de esta Ribera»,
y desde septiembre del mismo año omite toda referencia a
San Germán.
El P. Ricardo firma su última partida el 10 de marzo de
1763 y pocos días después, el 19 de marzo, aparece don Mi-
guel Feliciano Rodríguez como «cura rector de la Iglesia Pa-
rroquial de esta dicha rivera de Mayagüez», continuando en
tales funciones hasta el final del libro. Este párroco sigue en
su puesto hasta enero de 1768, según consta por el libro rotu-
lado hoy 1.° B de bautismos (1763-1777) «que se trasuntó,
por su original estar picado, por orden de S. S. Yllma. el
Obispo mi Sor. Dr. Dn. Felipe Josef de Trespalacios. Desde
el 29 de mayo de 1768 las partidas están fechadas en el
«Pueblo de Mayagüez». La serie prosigue con el «Libro en que
se asientan las partidas de los que se bautisan en esta Igle-
96
sia Parroquial de Mayagüez, que comienza a correr desde pri-
mero de Noviembre del año 1777» y concluye el 14 de diciem-
bre de 1779. Hay volúmenes sucesivos para los períodos 1780-
1787, 1788-1794, 1795-1800, 1800-1802, 1802-1803, 1804-1807 —
muy deteriorado por la tinta—, 1807-1809, 1809-1810. En sep-
tiembre de 1792 hace varios bautizos, con licencia del Párroco,
el franciscano Fr. Marcelino Reygada, durante la visita del
obispo D. Fr. Francisco de la Cuerda; iba como secretario de
éste don José Gutiérrez del Arroyo. El P. Reygada era puerto-
rriqueño. Desde esta fecha, tenemos libros distintos para blan-
cos de una parte, y pardos, negros, libres y esclavos, de otra.
A esta nueva etapa corresponden los libros números 9 hasta
el 16 (1810-1833); cada libro tiene dos volúmenes, según la
explicada distinción. Y la serie alcanza hasta nuestros días,
prácticamente sin una laguna.
En 1814-1815 figura, como cura interino o teniente, el fran-
ciscano venezolano Fr. Antonio Alemán, probablemente el
«D. Antonio Alemán» que desempeñaba el mismo cargo en
1830-1841, y después, en su vejez, fue cura de la villa de Ara-
gua, en su patria. En 1820 era presidente del convento francis-
cano de Santo Domingo.
En la serie de registros de matrimonios, el libro marcado
externamente con el número 3, aunque carente de portada
original que justifique esta numeración, comprende de 1780
a 1794. Ello hace pensar que los libros primero y segundo des-
aparecieron en época reciente. A partir de 1794, la serie conti-
núa bastante completa.
De 1780 a 1794 abarca también el libro primero de en-
tierros, y la serie parece completa desde la última fecha ci-
tada.
Es importante el «Libro de Resultas de Visitas y Circula-
res», que comienza con la visita del obispo Jiménez Pérez (29
de marzo de 1774) y alcanza hasta 1795 ; además de las cartas
circulares y decretos de los obispos, contiene las de los vi-
97
carios generales, durante las sedes vacantes. Otro «Libro de
Ordenes y Circulares» (1818-1895) conserva valiosos documen-
tos no sólo de carácter eclesiástico, sino que interesan mucho
a la historia civil. Es perfectamente legible, pero la tinta lo
va corroyendo y así sería muy conveniente que fuese copiado.
En una circular de 5 mayo 1823, el vicario capitular don José
Lorenzo Rendón salía al paso de quienes pretendían que la
Constitución era de carácter antirreligioso. Rendón era natu-
ral de Cumaná. En 1814 residía en Santo Domingo y figuraba
al frente de una lista de eclesiásticos distinguidos recomen-
dados por el Arzobispo. El libro más antiguo de confirmacio-
nes contiene las de Arizmendi (junio 1814) y las de Rodríguez
de Olmedo (enero de 1819). Está marcado con el número 2; el
que le sigue lleva el número 7 (numeración que parece extraña
y acaso se refiere a otra cosa) y abarca de 1848 a 1863
Por honrosa excepción, el Ayuntamiento de Mayagüez se
ha preocupado de su archivo, que es todavía copioso y se
halla muy bien cuidado. Sus fondos están clasificados en dos
grandes seríes : Documentos Históricos y Actas del Ayunta-
miento, ambas en volúmenes encuadernados. Por desgracia,
estos fondos sólo se remontan a 1836.
Hacia la misma fecha comienza la documentación conser-
vada en el Registro de la Propiedad. El registro número 3
abarca de 1848 a 1853. Vi un cuaderno que va de 1838 a 1842.
En esta fecha comienzan los asientos de otro volumen sin por-
tada. Para este período de hacia mediados de siglo existe gran
cantidad de documentos.
El archivo notarial parece que fue destruido hace bastan-
tes años por un incendio.
98
35
MOCA
El Libro segundo de bautismos alcanza de 1782 a 1786 ;
los registros de bautismos continúan en el libro tercero (1786-
1795) y el quinto (1 800-1808). No existe el libro primero, que
abarcaba desde la fundación de la parroquia hacia 1772. Al
principio del libro segundo, hay una nota del párroco don Ma-
nuel Martínez de Zepeda (18 de noviembre de 1782) en la que
se disculpa de que, una vez terminado el libro primero, le
fuese imposible adquirir papel bueno, «con motivo de la gue-
rra», por lo cual formó el libro con el papel disponible. En
realidad no es malo y las partidas se leen perfectamente, aun
habiéndose mojado un poco. Existen también los libros se-
gundo, tercero y cuarto de matrimonios (1786-1824) con par-
tidas indistintamente de blancos, pardos y negros. El único
libro de confirmaciones conservado hoy comprende de 1859
a 1907.
99
36
NAGUABO
Conserva parte de un libro de bautismos, que abarca de
1798 a 1806. Continúa esta serie, desde 1806 a 1812, con otro
libro también incompleto, cuya segunda parte contiene par-
tidas de matrimonios desde 1798 a 1806. Por esta fecha apare-
cen firmadas en el «Pueblo de N. Sra. del Rosario y del
Glorioso Mártir San Juan Nepomuceno». Hay fragmentos de
otro libro de bautismos (1813-1820) desde cuya fecha prosi-
guen en el «Libro Parroquial donde se escriben las partidas de
los que se bautizan en esta Yglesia Parroquial, con distinción
de calidad pardos, y comienza en 1820, siendo cura ecónomo
Fray Manuel de San Martín, que lo firma».
En la serie de registros de matrimonios existe una laguna
hasta 1817, desde cuya fecha hasta 1826 comprende el libro
marcado con el número 2, que se encuentra muy estropeado.
Al final del mismo, se conserva un cuaderno del libro segundo
de circulares y órdenes, desde 1836 hasta el obispo Puig.
En la serie de entierros, hay fragmentos de un libro que
comprende de 1810 a 1821, y otro libro que contiene partidas
de 1827 a 1847. Por otra parte, el libro de entierros rotulado
con el número 5 comienza en 1837. Parece que las encuader-
naciones de estos libros fueron rehechas y que durante tal
100
operación se traspapelaron algunos pliegos. Varios de esos li-
bros, aparte de hallarse mutilados, se conservan en bastante
mal estado.
Desde octubre 1818 hasta septiembre 1820 fue cura interi-
no el franciscano fr. Vicente Nazario García. Le siguió como
ecónomo Fr. Manuel de San Martín, quien figura hasta febre-
ro de 1821. En 1824 aparece también fr. Ramón de Nuévalos,
quizá otro emigrado de Venezuela.
101
37
NARANJITO
No pude darle más que una rápida ojeada, aunque el
párroco Mons. Ruiz me ofreció toda clase de facilidades. La
serie de libros de bautismos comienza en 1831. Me parece que
son los más antiguos.
Sobre la fundación de este pueblo, que tuvo lugar en 1824,
véase la obra de G. E. Morales Muñoz, Fundación del Pueblo de
Guadiana, actual pueblo de Naranjito (San Juan de Puerto
Rico, 1948; 316 pp.).
102
38
OROCOVIS
El archivo parroquial quedó completamente destruido en
una de las últimas inundaciones.
Este pueblo fue fundado en 1825 con el nombre de Barros,
que llevó hasta tiempos recientes. Orocovis era uno de sus
barrios.
103
39
PATILLAS
Conserva todavía bastantes libros, cuya serie más antigua
— la de Bautismos — se remonta a los orígenes del pueblo.
Hay fragmentos de un libro primero de bautismos, con par-
tidas de 1810-1815 y 1827-1828, de toda, clase de personas. Para
blancos, existe un libro especial (1813-1824), mientras para
pardos y negros tenemos el llamado libro segundo (1816-
1820) y otro libro que abarca desde el 25 de septiembre 1825
hasta octubre de 1827. Este último libro se halla muy estropea-
do, a causa del mal papel y de la tinta empleada. Otro libro de
bautismos comprende los años 1834-1838. En diciembre de 1834,
firma dos partidas el franciscano Fr. José Portilla, que debe ser
un exmisionero del Píritu (Venezuela), que en 1811 fue encar-
celado por los insurgentes. En 1812 actuaba, por enfermedad
del párroco, fr. Francisco Espina, un franciscano que más
adelante será cura de Pampatar y el Valle, en la isla Margarita.
En julio-agosto de 1826 era cura interino el capuchino fr. Joa-
quín de Ollería.
Hay también un libro de cargo y data, que arranca de 1810
y un titulado «Libro 3.° para la formación de cuentas de la
Archicofradía del Santo Sacramento de esta Parroquia de San
Benito Abad y Santa Bárbara de las Patillas», cuyo primer
asiento es del 20 de marzo 1813.
104
40
PEÑUELAS
Los libros más antiguos se remontan a 1813. Son el «Libro
quinto parroquial para el asiento de las partidas de Entierros
que se hacen en esta Santa Iglesia del Patriarca San José del
Pueblo de Peñuelas. — Corriente desde el mes de Noviembre
del año de 1813» .Concluye en octubre de 1828. Hay otro libro
quinto, en que se copiaron las partidas del anterior, pero sólo
hasta 1818. — De 1813 a 1823 comprende el libro más antiguo
de bautismos de pardos, de cuya serie hay otro libro que va
de 1823 a 1827. En noviembre de 1813 comienza también el
libro primero de bautismos que se conserva. Para confirma-
ciones, existe el «Libro segundo», que abarca de 1829 a 1850.
Fr. Joaquín de Ollería era «cura residente» en 1827.
105
41
PIEDRAS (LAS)
Este pueblo, fundado a mediados del siglo xviii, parece
que perdió su importancia como consecuencia de la desmem-
bración de su territorio para formar los pueblos y parroquias
de Humacao y Juncos a fines de aquel siglo. Su archivo parro-
quial carece de importancia. El libro más antiguo es uno de
matrimonios de pardos y esclavos, que va de 1825 a 1847. La
serie de libros de bautismos comienza con el número 8, que
abarca de 1851 a 1853.
106
42
PONCE
Contra lo que podría esperarse, el archivo parroquial no
conserva nada anterior a 1850, fecha en que comienza su pri-
mer libro de bautismos. Los de defunciones arrancan de 1854,
y por la misma fecha empiezan los de matrimonios. ¿Existen
fondos más antiguos en alguna otra parte, por ejemplo en el
Obispado? No pude averiguarlo.
En cambio, es todavía valioso el Archivo de Protocolos, a
cargo del Lic. don Manuel Toro, que lo tiene muy bien cuida-
do. Conserva protocolos no sólo de Ponce, sino de Coamo y
Guayama. Estos últimos son los más antiguos, remontándose,
por lo menos, a 1794. El protocolo más antiguo de Ponce co-
mienza en 1800, con las escrituras otorgadas ante el teniente
a guerra don José Benítez, «Subdelegado de la Intendencia y
Juez Cartulario» de Ponce. Conserva también el «Protocolo de
la Marina», que arranca de 1830. Son principalmente contratos
para viajes marítimos. En 1 de mayo de 1830 varios indivi-
duos se conciertan para un viaje a Barcelona en la goleta
«Ninfa», del capitán José Riera.
En el protocolo más antiguo, se conserva una escritura por
la cual el cura rector de Ponce, D. José Gutiérrez del Arroyo,
reconoce que debe al presbítero D. Pablo José Rodríguez 7.000
107
pesos de plata, «procedentes de la hacienda del Quemado y
otros terrenos inclusos» (7 febrero 1803). A fol. 33 del cua-
derno 1805, hay una provisión del obispo Arizmendi (Puerto
Rico, 18 octubre 1805) requiriendo al teniente a guerra Benítez
que deposite fianza de 2.000 pesos para responder de la acu-
sación que había hecho contra el cura Gutiérrez del Arroyo.
En un protocolo de Coamo y Guayama hay varias escri-
turas relativas a la fábrica material de la iglesia de Guayama,
hacia 1794.
108
43
QUEBRADILLAS
Aunque el pueblo se dice fundado en 1823, la parroquia no
debió comenzar formalmente hasta 1828, según parece dedu-
cirse de la siguiente portada: «Libro primero donde se asien-
tan las partidas de los matrimonios de personas blancas, que
lo contraen en esta nueva parroquia de San Rafael Arcángel
de Quebradillas, Diócesis de Puerto Rico, cuya Iglesia fue ben-
dita y colocada el día nueve de noviembre del año del Señor
de mil ochocientos veinte y ocho. Por el primer Cura Párroco
Rector de ella, Presbítero Don Manuel Marcelino Valdés. Da
principio el día diez y siete de los expresados mes y año.
1828». Concluye en 1848 y se encuentra en buen estado de con-
servación. El registro de matrimonios de blancos continúa en
los libros segundo (1848-1858) y tercero (1858-1864). El libro
1.° de matrimonios de pardos, negros libres y esclavos, abarca
desde el 9 de enero 1829 al 16 abril de 1857.
Para bautismos, los tres primeros libros de blancos com-
prenden los años 1828-1840, mientras los dos primeros de
pardos y negros abarcan de 1828 a 1870. Hay un libro segundo
de confirmaciones (1875-1889); son todas de Puig y Monserrat,
que hizo tres visitas al pueblo.
109
44
RINCON
Archivo modesto, del cual vale la pena anotar el «Libro
primero de Matrimonios de Blancos, que principia el día pri-
mero de Enero de 1830, en cumplimiento del Decreto Supe-
rior que se halla en el Lib. 3.° de Matrimonios, que antes
servía para todas clases, siendo cura rector de esta Parroquia
don Pedro Manuel de Telleria». Concluye en 1854. De bau-
tismos, existen los dos siguientes : «Libro octavo indistinta-
mente de Bautismos de blancos, pero ahora es el primero
sólo de blancos, que principia el día 1.° de Enero de 1830, se-
gún Decreto Superior que se halla al fol. 154 buelto, siendo
cura-rector por S. M. Pedro Manuel de Telleria» (1830-1836),
y «Libro 2.° de Bautismos de pardos, negros libres y esclavos,
que principia en el mes de octubre de mil ochocientos treinta
y cuatro, para esta Parroquia de Santa Rosa del Rincón, siendo
Cura beneficiado el infrascripto Presbítero Dor. Pedro Manuel
de Telleria. — Al fin del Lib. 8.° de Bautismos de blancos, etc.
se hallará el libro primero de pardos, negros libres y esclavos,
según Superior Decreto estampado al fol. 154 del mismo». Hay
también un libro quinto de defunciones, que va de 1834 a 1837.
Resto de la serie más antigua de libros es el «Libro 2.° de la
fábrica material de esta Parroquia de Señora Sta. Rosa de
110
Lima de Rincón, en el que se llevan anualmente las cuentas de
los caudales correspondientes a dicha fábrica por sus actuales
mayordomos, elecciones de estos e inbentarios de ornamentos,
alaxas, escrituras, sensos y demás pertenecientes a la citada
Parroquia, que principia en 1.° de Enero del año de 1813».
Llega hasta el 12 de mayo de 1848.
Desde diciembre 1835 hasta abril 1836 aparece como cura
ecónomo fr. Lucas Martínez, uno de los últimos franciscanos
del convento de San Juan antes de su extinción. En 1838 se
hallaba en la Aguada. Era natural de Puerto Rico, de padre
canario y madre puertorriqueña; vistió el hábito franciscano
en San Francisco de Caracas el año 1791.
111
45
SABANA GRANDE
Se da como fecha de la fundación de este pueblo el año
1814, si bien ya en 1809 había dado su consentimiento para
ello el Concejo de San Germán, a cuya jurisdicción pertene-
cía aquel distrito. Sin embargo, el archivo parroquial no con-
serva documentos que se aproximen ni remotamente a dichas
fechas. Lo más antiguo que pude encontrar es un «Tomo 2.°
del Libro 1.° parroquial de Bautismos de Pardos de esta de
Sn. Isidro Labrador y Sta. María de la Cabeza del Pueblo de
Sabana Grande. Año de 1827». Hay un libro segundo de par-
dos (1846-1855) y sigue la serie con el libro tercero y siguientes.
La serie de entierros da principio el 1.° de septiembre de
1833. Existe también un libro de cuentas de la Cofradía del
Santísimo, que arranca de 1830.18
En un cuarto fuera del archivo actual, había otros papeles
y documentos cuyo examen minucioso podría acaso rendir al-
gún fruto.
112
46
SALINAS
Archivo bastante completo, cuyas series de libros parro-
quiales se remontan prácticamente a la fundación del pue-
blo (1851). El libro primero de bautismos de blancos y pardos
libres comienza en enero de 1854. Al principio era una depen-
dencia de Coamo; fue hecha parroquia independiente por de-
creto del gobernador del Obispado, a 17 de enero de 1854.
De esta fecha arrancan las series restantes. Es muy importante
un libro de actas y ordenanzas de las visitas pastorales, que
comienza con una circular del vicario general del obispo Gil
Esteve, Dr. José Oriot Cost (1.° de marzo 1852). Contiene mu-
chos documentos importantes de los obispos Carrión y Puig.
8. — v. A.
113
47
SAN GERMAN
Fue la población más importante de Puerto Rico, después
de San Juan. Desde muy antiguo gozó de régimen municipal
propio. Sin embargo, su archivo municipal es relativamente
moderno, aunque todavía importante. Conserva una buena co-
lección de libros de Actas del Ayuntamiento, cuyo libro pri-
mero abarca de 1797 a 1808. La serie continúa hasta 1898,
y prosigue aún después de la ocupación norteamericana;
cuando visité el archivo, en la primera mitad de 1960, no
pude dar con varios libros de mediados del siglo xix, pero
acaso se hallaban traspapelados. Al fin del libro correspon-
diente al período 1823-1833, se encuentra el «Libro primero de
Acuerdos de la Junta Municipal», organizada en virtud de la
Ordenanza de Intendencias; llega hasta 1832.
El archivo posee otros muchos papeles, en su mayoría del
siglo xix : padrones de esclavos, cuentas, comunicaciones de
los gobernadores, etc. Estos papeles lo mismo que los citados
libros de Actas, que hasta no hace mucho tiempo fueron objeto
de particular atención, merecerían ser cuidadosamente revisa-
dos y puestos en condiciones que garanticen su conservación
y seguridad. La historia de San Germán lo reclama.
114
En el Registro de la Propiedad se conserva todavía el «Li-
bro segundo» de la antigua Anotaduría de Hipotecas; comienza
el 25 de mayo de 1852 y se refiere a fincas rústicas y urbanas
de San Germán. No pudimos encontrar el libro primero.
El archivo notarial o de protocolos no posee escrituras an-
tiguas, y parece que las del siglo xvn ya faltaban a fines
del xviii.
El archivo más importante es el de la Parroquia, si bien
tampoco corresponde a la antigüedad de San Germán. Su libro
más antiguo es el primero de bautismos, que alcanza de 1756
a 1761. La serie continúa con otros libros que abarcan los
años 1770-1772, 1796-1799, 1710-1712, 1814-1819, 1819-1822, y
sigue bastante completa en adelante.
El libro más antiguo de matrimonios va de 1759 a 1774;
hay otro de 1814 a 1824, y continúa desde entonces la serie
con bastante regularidad.
La serie de registros de defunciones comienza con el «Lib.
1.°» (1762-1774), conservado no en su original, sino en copia
antigua. Las partidas abundan en datos biográficos, pues suele
indicarse con quien estaba casada la persona fallecida, sus
hijos, lugar de la muerte y cargos desempeñados. Hay una la-
guna hasta 1793, desde cuya fecha la serie sigue prácticamen-
te sin lagunas.
Existen también dos libros de confirmaciones, el primero
de los cuales comprende de 1792 a 1813, y el segundo prosigue
la serie desde la última fecha.
A 23 de diciembre de 1763 era párroco D. Francisco Martí-
nez de la Espada, quien se titula, además, «electo canónigo
de la Santa Iglesia Cathedral de Puerto Rico». De 1796-1802
figura como cura teniente el ya citado Nazario Vicente García,
posteriormente franciscano. D. Lorenzo Cestero fue párroco,
vicario foráneo y juez eclesiástico desde 1815 a 1824, por lo
115
menos. En el libro primero de defunciones se encuentra el
acta de visita del obispo Martí (28 diciembre 1763).
Un indicio de la población puede hallarse en el número de
confirmados : 2.237 en septiembre 1792 ; 2.559 en marzo 1798 ;
1.376 en 18 diciembre 1813; 5.636 entre 23 diciembre 1813 y
24 abril 1814. Entre los confirmados por Arizmendi el 18 de
diciembre de 1813 figura un hijo (Gaspar) de Santiago Palmer
y de su mujer María Segarra.
116
48
SAN LORENZO
Pueblo conocido también con el nombre de Hato Grande,
que llevaba todavía en 1844. Su libro más antiguo de bautis-
mos es el marcado con el número 2, que abarca de 1812a 1816.
Parece faltarle una hoja al principio, aunque las partidas co-
mienzan en enero de 1812. El capuchino Fr. Atanasio de Al-
balate — acaso un emigrado de Venezuela — figura como pri-
mer «cura ecónomo de este partido de San Lorenzo, ayuda de
Parroquia de Caguas». Al fol. 10 y ss., se encuentra el acta
de visita del obispo Arizmendi, muy extensa. Reprueba que
se haya cambiado al pueblo su título de «S. Miguel» (que
tenía desde antiguo la ermita de Hato Grande) por el de San
Lorenzo, y manda que le sea restituido el primitivo titular.
Notando la mezcla de partidas de blancos y negros, ordena que
en adelante sigan asentándose en este libro los últimos, abrién-
dose uno nuevo para los blancos. Firma en la «Población de
San Miguel de Hato Grande, 5 de octubre de 1812». A conti-
nuación, se inserta el Arancel que hizo el obispo Jiménez Pérez
en 1773.
Efectivamente, hay otro libro de bautismos de blancos,
que abarca desde noviembre de 1812 a noviembre de 1827. En
los registros de blancos hay una laguna hasta 1842, en que
117
comienza el «Libro 3.° de Bautismos de blancos» — y «pardos»,
añadió una mano posterior — que alcanza hasta 1852. A su vez,
existe el «Libro tercero en que se asientan las partidas de bau-
tismo de las personas pardas y negras, con especificación de
las libres y esclavas, según disposición del obispo D. D. Juan
Alexo de Arizmendi en su santa visita pastoral de 5 de Octu-
bre de 1812». Comprende de 1823 a 1830. La serie de matri-
monios está representada por un libro que abarca los años
1818-1829 y por el libro 4.°, muy deteriorado, que comprende
el período 1845-1864.
En una caja de cartón, y en pésimo estado, había fragmen-
tos de otros libros, que sería interesante revisar, con vistas a
su posible restauración.
A tenor de lo ordenado por Arizmendi, el P. Albalate em-
plea el título de «San Miguel» en adelante; pero ya el 7 de
noviembre de 1812 nos encontramos con una partida de bau-
tismo administrado por Fr. Rafael de la Concepción, «religioso
carmelita descalzo, cura ecónomo de esta Parroquia de Nues-
tra Señora de las Mercedes y Sn. Lorenzo de Hato Grande».
Es la primera vez que se le llama parroquia en vez de «par-
tido». Con anterioridad, aparece también el carmelita fr. Juan
Lázaro de Santa Teresa, quien bautiza con permiso del P. Al-
balate. Téngase en cuenta que nunca hubo carmelitas estable-
cidos en la Isla.
En 1813-1814 y 1816 ayudó mucho en la administración de
la parroquia el franciscano Fr. Agustín Benítez, y en 1824 era
cura ecónomo su hermano de hábito el ya citado fr. Lucas
Martínez. De 1824 a 1830 figura D. Angel Merino; las partidas
están fechadas, al principio en la «Parroquia de San Lorenzo»,
y después en el «Pueblo de San Lorenzo de Hato-Grande». En
1842-1843, hallamos como ecónomo al Lic. D. Juan Francisco
de Santa María, «caballero de la Orden de San Juan».
118
49
SAN SEBASTIAN
La fundación de este pueblo se coloca hacia 1752, en un
lugar conocido como «El Pepino», donde existía ya una iglesia
dedicada a San Sebastián. Los libros actuales de su archivo
parroquial distan mucho de remontarse a tal fecha. El más
antiguo es el «Libro tercero en que se asientan las partidas de
las personas blancas que se bautizan en esta parroquia de
San Sebastián del Pepino, el que principió en primero de
Enero del año de 1800». Alcanza hasta 1805. Le siguen en anti-
güedad el titulado «Libro 1.°» de matrimonios, que abarca de
1819 a 1834 y el «Libro segundo de entierros de personas blan-
cas» (1826-1832). El libro 3.° de confirmaciones empieza en
1829. Hay también fragmentos de un libro de actas de la Co-
fradía del Santísimo, cuyo asiento más antiguo es el auto de
visita del obispo Zengotita, a 9 de febrero de 1799.
Fr. Lucas Martínez actúa como cura, teniente o interino,
en 1821, 1826 y 1828. Otro franciscano, fr. Rafael Martínez,
era cura interino en 1802, y en 1814 ejercía de ecónomo el
también franciscano fr. Antonio Gamón.
119
50
TOA ALTA
El volumen más antiguo es uno, muy estropeado, de cir-
culares y órdenes, que comienza con la visita del obispo Gil
Esteve (13 de enero de 1852). Los de matrimonios arrancan
de 1857 y los de bautismos de 1861.
Estos libros llevan, respectivamente, los números 5 y 10,
lo cual indica que se han perdido muchos libros anteriores.
El pueblo se dice fundado en 1751.
120
51
TOA BAJA
Comienza la serie de libros de bautismos con el de pardos
y esclavos, 1830-1835, y sigue regular desde entonces. El libro
número 9 contiene bautismos de esclavos (1843-1850). En 1843
comienza también el libro más antiguo de entierros. En cam-
bio, el primero de matrimonios abarca de 1815 a 1863. A 14
de junio de 1824, el «cura teniente» Fray Florencio Navarro
casó a D. Francisco Tovar, «natural de la ciudad de Caracas
en Costafirme, vecino de dicha Vega Baja, hijo legítimo de
D. Martín Melchor y de Da. Agueda Fernández de la Coba,
ya difuntos, y viudo en segundas nupcias de doña María Ni-
colasa Negrón, y [a] doña Micaela Salgado, de este vecinda-
rio, hija legítima de Dn. Manuel y de Da. María Román»
(fol. 31). Fr. Florencio Navarro era un franciscano puertorri-
queño, que en 1819 fue elegido guardián del convento de
Coro; a causa de las perturbaciones aquella provincia, pi-
dió ser exonerado de su cargo y que se le permitiese regre-
sar a Puerto Rico.
El P. Navarro había vestido el hábito franciscano en San
Francisco de Puerto Rico, haciendo el núm. 87 de los no-
vicios que ingresaron en aquel noviciado, según una lista
que tengo en mi poder.
121
52
TRUJILLO ALTO
Aunque el pueblo se tiene como fundado en 1801, el ar-
chivo parroquial no parece conservar papel alguno de aque-
lla fecha.19 El libro más antiguo de bautismos es el segundo
que alcanza de 1821 a 1831. Hay partidas sueltas anteriores,
que debieron pertenecer al libro primero; pero esta numera-
ción debe arrancar de la fecha en que se mandó asentar se-
paradamente las partidas de blancos y de pardos y negros,
hacia 1810 o después. Hay, en efecto, partidas sueltas, tanto
de bautismos como de matrimonios y entierros, que deben
pertenecer a los libros primeros de sus respectivas series,
pero ninguna se remonta más allá de 1817.
A partir de los libros segundos, el archivo se halla muy
completo y bien cuidado, habiendo sido encuadernados re-
cientemente todos los volúmenes. Algunos, sin embargo, no
se hallan en buen estado de conservación, como sucede con el
tercero de bautismos de blancos y pardos (1850-1853) casi in-
servible por efecto de la mala tinta y el mal papel.
Sobre Trujillo Bajo, véase lo escrito al tratar de la Ca-
rolina. Ambos Trujillo habrían tomado el nombre de Alonso
de Trujillo, poblador del siglo xvi (Morales Muñoz, Bol. de
Hist. Puertorriqueña, I, 1948, 20-22).
122
53
UTUADO
Archivo bien conservado en la actualidad, pero falto de
muchos libros antiguos. En la serie de bautismos, el primero
es el libro tercero, que abarca de 1792 a 1804. Siguen los libros
cuarto (1804-1812), quinto (1813-1817) y sexto (1817 en adelan-
te). La serie continúa posteriormente.
Los registros de matrimonios comienzan con el «Libro 2.°
de Matrimonios en que por disposición del Illmo. Sr. Dr. Don
Mariano Rodríguez de Olmedo y Valle, Obispo de esta Diócesis,
se empezaron a asentar las partidas de las personas blancas,
[que] casaren en esta Parroquia del Arcángel Sn. Miguel de
Utuado, desde septiembre de mil ochocientos diez y ocho». El
libro tercero de matrimonios, para pardos y morenos libres y
esclavos, comienza en enero de 1821. Esta numeración, como
se ve, arranca de la fecha en que Rodríguez de Olmedo mandó
separar las partidas de blancos y castas. Hay un libro de de-
funciones (27 de agosto 1793 a 31 de marzo 1810). El segundo
de confirmaciones abarca desde 1829 hasta 1859.
En diciembre de 1804 aparece como cura ecónomo un fr.
Sancho de Santa Bárbara Barreto, cuya orden religiosa no se
indica. El 16 de febrero de 1806 hizo un bautizo, con licencia
del párroco, el P. Juan Antonio Mombrun, franciscano cara-
123
queño, de padre francés y madre española, quien pocos años
después figuraría entre los franciscanos acusados de subver-
sión por el gobernador Menéndez. Además del ya citado P. Flo-
rencio Navarro, que figura como cura ecónomo en 1821-1822,
otros dos franciscanos de significación aparecen en estos li-
bros : el caraqueño P. Juan Morales, que pasó largos años en-
señando en S. Francisco de San Juan, del cual fue uno de los
últimos guardianes, y el puertorriqueño P. Angel de la Con-
cepción Vázquez. Ambos fueron miembros activos de la Socie-
dad Económica de Puerto Rico.
El último, al registrar un bautismo en abril de 1810, se dice
«Lector de Artes del Convento de Puerto Rico».
124
54
VEGA ALTA
Archivo notable, del cual se hallan en buen estado los li-
bros que fueron modernamente encuadernados. El más anti-
guo de bautismos comprende desde octubre 1805 a octubre
1813. Faltan los seis primeros folios y está mutilado también
al final. Se trata de la Parroquia de la Inmaculada Concep-
ción de la «Rivera de la Vega Alta de Espinosa»; desde no-
viembre de 1808, aparece asimismo como patrono el Patriarca
San José. En 1806 se encuentran bastantes partidas firmadas
por el franciscano Fr. Rafael José Martínez, algunas veces
como «cura ecónomo». Los folios 51 al 76 pertenecen a otro
libro y contienen partidas desde 22 de septiembre 1798 hasta
septiembre de 1800. Este debe ser el libro tercero de la serie
original, pues le sigue cronológicamente el «Libro quarto en
que se asientan las Partidas de todas las Personas que reciben
el Bautismo en la Santa Yglesia Parroquial de la Inmaculada
Concepción y Patriarca Señor San Josef de este Pueblo de
la Vega Alta de Espinosa, en la Isla de San Juan Bautista de
Puerto Rico. Y empieza a correr desde el día primero de Junio
del año de mil ochocientos catorce». Desde diciembre 1814, se
le llama «Pueblo» y no «Ribera». El libro alcanza hasta 1829,
pero desde 1818 sólo contiene partidas de pardos y negros,
125
pues las de blancos fueron asentadas desde entonces en el
libro rotulado hoy 3.°, que lleva por título: «Libro 1.° en el
que se deven asentar las partidas de bautismos de las personas
blancas, según lo dispuesto por el Illmo. Sr. D. Dn. Mariano
Rodríguez de Olmedo... en resulta de su... visita de esta Parro-
quia en el que mandó se continuase asentando en el libro visi-
tado las de los pardos y morenos exclusivamente, en el que se
acostumbraba antes extender las de todas clases, aunque con
la respectiva nota de calidad; el que da principio en el mes
de mayo de 1818». Los bautismos de blancos siguen en el libro
3.° bis (1838-1852) y los de pardos y negros en los libros rotu-
lados cuarto (1829-1841) y quinto (1841-1848).
En la serie de matrimonios, hay un libro titulado 2.°, con
partidas de «todas personas» (1815-1852); pero desde 1818,
por disposición del obispo Rodríguez de Olmedo, se comenzó
un registro especial para blancos, cuyos dos primeros libros
alcanzan hasta 1852. La serie sigue bastante completa en ade-
lante. A 23 agosto de 1823 actúa el P. Florencio Navarro, «reli-
gioso presbítero de nuestro Padre San Francisco», y en enero
de 1831 el P. Vicente Nazario García.
Respecto a partidas de defunción, hay hojas sueltas que
van de 1808 a 1818; el libro 5.° de esta serie abarca de 1835
a 1845.
126
55
VEGA BAJA
La serie de registros de bautismos empieza con el «Libro
en que se asientan [las partidas] de Bautismos que se [cele-
bran en la] Ayuda de Parroquia de Nuestra Señora del Rosario
del Naranjal, y comienzan a seguir desde el 29 de abril del
año de 1791. — Libro 1.° Año 1791». Las partidas están fecha-
das en el «Pueblo de Nuestra Señora del Rosario de la Vega
Baja»; a 26 de junio de 1792 fue visitada por el obispo
D. Francisco de la Cuerda esta «Yglesia nuevamente erigida
en Ayuda de Parroquia de la de Manatí, desde veinte y ocho
de abril del año próximamente pasado de noventa y uno».
Alcanza este libro hasta 1805; falto de algunas hojas, fue res-
taurado cuidadosamente por la misma mano que hizo igual
trabajo en Vega Alta. Me dijeron que se trataba del antiguo
párroco P. Cabrera. — Le sirve de continuación el «Libro for-
mado en este partido de la Vega Vaxa de N. S. del Rosario del
Naranjal..., en que se asientan las partidas de Bautismos, con
distinción de clazes; comenzado en el año de 1805 y mes de
febrero en donde espira el que queda archivado». Termina en
1825; está dividido en los vols. 1, 2 y 3.
Los registros de casamientos empiezan con el «Libro en que
se extienden las partidas de Matrimonios que se hazen en esta
127
parroquia de Nuestra Señora del Rosario de la Vega Vaxa del
Naranjal... y da principio en 22 de abril de 1805. — Libro 2.°
y queda para pardos y morenos, por disposición del Illmo. Sor.
D. D. Mariano Rodríguez de Olmedo..., año de 1818...». Para
los blancos hay un libro especial (1819-1839) y desde esta últi-
ma fecha sigue el libro tercero.
Hay un libro de confirmaciones (1818-1842) y dos libros de
mayordomía (1883-1879). Asimismo, un libro de circulares, muy
mutilado, pero con documentos de gran interés desde 1792.
Vega Baja cuenta con una vasta iglesia fabricada a media-
dos del siglo xix. Los datos relativos se conservan en volumen
titulado Datos edificación Iglesia. En 1856 se requería al inge-
niero D. Ramón Soler para que presentase los planos que se le
habían encargado. De la vieja iglesia, se decía en 1836 que
era buena y se hallaba en perfecto estado.
A este archivo vino a parar también un libro de Actas Mu-
nicipales, de Vega Baja, que abarca de 1856 a 1859. Debido a la
mala calidad del papel y de la tinta, la escritura se halla muy
desvaída, aunque es legible todavía.
128
56
VIEQUES (ISLA DE)
Los libros parroquiales arrancan de 1844, o sea desde la
misma fundación del único pueblo de la Isla: Isabel II. El
libro primero de bautismos contiene, separados, los de libres
(1844-1858) y de esclavos (desde enero 1844 en adelante); el
segundo de libres abarca de 1858 a 1864.
El primero de matrimonios comprende de 1844 a 1881 ; al
principio, hay dispensas matrimoniales otorgadas por los obis-
pos Carrión y Puig. Estos dos obispos visitaron la Isla, respecti-
vamente, en 1860 y 1865, y en 1876 y 1882, según consta en un
libro de confirmaciones.
9. — v. A.
129
57
YABUCOA
Según el inventario que se incluye en las cuentas de 1815,
el archivo parroquial poseía entonces cinco libros de bautismos,
dos de matrimonios, uno de entierros, uno de confirmaciones
y dos de circulares. De estos libros, sólo existe hoy uno de ma-
trimonios de blancos (1813-1820) marcado externamente con el
número 3. Siguen las partidas de blancos en un segundo libro
— muy dañado por el agua — que abarca de 1821 a 1850, y hay
también un «Libro Parroquial de Matrimonios de pardos, ne-
gros libres y esclavos, el qual da principio el día ocho de
Febrero del año de 1832, siendo Cura Párroco de esta Santa
Yglesia de los Santos Angeles Custodios y S. Vicente Ferrer
del Pueblo de Yabucoa, el Presbítero D. Andrés Corcino de
Rivera y su teniente el Presbítero firmado, José Rafael Rodrí-
guez». Alcanza de 1832 a 1850.
En la serie de bautismos, se conserva un libro con par-
tidas de 1805 a 1814, otro — muy estropeado — que comprende
de 1808 a 1812, y fragmentos de uno para pardos libres y para
esclavos (1813-1820). Para blancos, hay otro que va de 1817
a 1824; también fragmentos de otro libro de bautismos (12
junio 1827 a marzo 1836).
Un libro mutilado de entierros contiene partidas desde
130
diciembre 1797 hasta 1894. Han desaparecido los dos libros de
circulares mencionados en el inventario de 1815, pero existe
un «Libro tercero que contiene las resultas de visitas, Reales
Ordenes y Disposiciones de los limos. Sres. Obispos de esta
Diócesis, que dio principio en el mes de febrero de 1825». Ter-
mina con el obispo Puig, conteniendo disposiciones del vica-
rio general Lic. Nicolás de Andrade, obispo Gutiérrez de Cos,
de nuevo Andrade (1839), obispo Fr. Francisco de la Puente
y su vicario general don Domingo González de Mendoza (quien
dispone en 1849 sobre el Seminario Conciliar y becas dejadas
por Gutiérrez de Cos). En la visita pastoral de 1850, firma
como secretario del obispo Gil Esteve el presbítero Benigno
Luis Carrión.
En 1814-1815 era cura ecónomo el P. Juan Antonio Mom-
brún.
131
58
YAUCO
Uno de los mejores archivos parroquiales de Puerto Rico.
Su libro más antiguo es uno de circulares y resultas de visitas,
que comienza en 1706 con el obispo Urtiaga y concluye en 1816.
El pueblo de Yauco no fue fundado hasta mediados del si-
glo xviii, así que las circulares y resultas anteriores son dis-
posiciones de origen general, recogidas por tal motivo en este
libro.20
Tanto la serie de matrimonios como la de entierros arran-
can de 1751, cuando las partidas se fechan aún en la «Rivera
de Nra. Señora del Rosario de Yauco». Los primeros libros de
estas series se conservan en copias muy buenas, mandadas sa-
car en 1813 por el obispo Arizmendi, quien el 4 de diciembre
de dicho año disponía que las partidas de matrimonios del
«primer volumen... que da principio en dies y nueve de Marzo
de mil setesientos cinquenta y uno y termina en veinte y qua-
tro de Febrero de mil setesientos sesenta y cinco, desde cuyo
timpo no existe otro hasta el que corre de primero de Septiem-
bre de setecientos sesenta y siete a veinte de Marzo de mil
setecientos y setenta, reducido a un quaderno muy deteriorado,
expuestas a extraviarse muchas partidas, como ya ha sucedi-
132
do», debían ser pasadas a un nuevo libro, «conservando los
originales». Fueron copiados, efectivamente, estos libros, que
forman uno solo, con partidas desde el 29 de marzo de 1751
hasta el 20 de marzo de 1770. Desde enero de 1760, están fe-
chadas en el «Pueblo de Nuestra Señora del Rosario de
Yauco».
Los registros de entierros continúan muy completos en
libros que abarcan, sucesivamente, los períodos 1770-1785, 1786-
1802, 1802-1808, 1808-1818, 1818-1826. Todos muy bien conser-
vados y con datos de gran interés. — Para matrimonios, ade-
más del citado libro primero (1751-1770) hay otros para 1770-
1794, 1794-1810, 1810-1824; desde 1814, este último libro queda
reservado para pardos y negros, abriéndose otro para blancos,
que va de 1814 a 1854. Los matrimonios de pardos y negros
siguen en otro libro de 1825 a 1840.
En cambio, el primer libro de bautismos que pude encon-
trar abarca de agosto 1769 a febrero de 1777, siguiendo desde
entonces la serie con libros para 1777-1789, 1789-1804, 1804-
1808, 1808-1813, 1813-1821 ; este último queda reservado para
pardos y negros, en virtud de orden del obispo Arizmendi (di-
ciembre de 1813), abriéndose uno nuevo para blancos (1814-
1837). Desde 1821 a 1824 hay otro libro para pardos y negros.
Los registros de confirmaciones comienzan a 31 de di-
ciembre de 1759, con las hechas por el obispo Martínez de
Oneca; siguen en este primer libro las de los obispos Martí,
Jiménez Pérez, Trespalacios, Francisco García de la Cuerda y
Zengotita (abril 1798). Hay otro libro para las restantes de
Zengotita y Arizmendi, y otro para las de Gutiérrez de Cos.
Este archivo conserva también una buena cantidad de dis-
pensas matrimoniales, muchas de ellas pertenecientes a la pri-
mera mitad del siglo xix.
Entre diciembre 1767 y febrero 1768 actúa un fr. José Fe-
lipe de la Escalera, que acaso era dominico. Por muchos años,
133
a principios del siglo xix fue cura el padre Manuel Capacete.
En su visita de 21 abril 1776, el obispo Jiménez Pérez llevó
como secretario al famoso fr. Iñigo Abbad; a don Francisco
de la Cuerda (octubre 1792) le acompañaba, como predicador,
el P. Marcelino Reygada.
134
59
ISLAS VIRGENES
Teniendo en cuenta las seculares relaciones de las
Islas Vírgenes con Puerto Rico, a cuya circunscripción ecle-
siástica pertenecieron hasta fecha reciente, quise complemen-
tar mi estudio de los archivos puertorriqueños con una visita
a los de las islas citadas. Esta visita alcanzó tan sólo a las
islas de St. Thomas y St. Croix, las únicas cuyos archivos
eclesiásticos ofrecían alguna esperanza de fruto para el inves-
tigador. Los archivos civiles se encuentran repartidos entre los
archivos nacionales de Dinamarca (Copenhaguen) y Estados
Unidos (Washington, D. C).
Entre los archivos parroquiales, el más importante es el
de St. Thomas, pero incluso éste no posee nada anterior a
1778. En efecto, su libro parroquial más antiguo es uno que
contiene extractos de actas de bautismos, matrimonios y en-
tierros, desde 1778 a 1805, más una correspondiente a 1809.
Estos extractos fueron hechos en 1842 por el cura J. Culan,
cuya firma aparece al pie de cada página junto con la fecha.
Apenas se encuentran apellidos hispánicos. El libro parece ha-
ber sido dañado por el fuego, pero las partidas se leen sin
dificultad.
135
El segundo libro de la serie 1809-1817) se conserva original
y continúa el registro de partidas en la misma forma (bautis-
mos, matrimonios, defunciones). Figura al principio la autori-
zación del Gobierno de la Isla, fechada en la Governmenthouse,
St. Thomas, 1 agosto de 1809, y sellada con sello rojo. La pri-
mera partida es la del matrimonio de Henry Rockliff (sic)
con Magdalena Rockliff, previa licencia del comandante en
jefe, subgobernador de St. Thomas, Fitrroy of Grafton Mac-
lean. Estas licencias aparecen muchas veces en bodas de mi-
litares. Como cura figura en todo este libro segundo Fran-
cois des Beauchamps, quien firma con vacilante ortografía.
Fuera de los mencionados casos de militares, las partidas se
refieren casi todas a negros y mulatos. Las partidas están
generalmente en francés.
El 3 de septiembre 1810 fue bautizada Rosa, hija de Pedro
Parreño y de Margarita Paulian. Hacia el mismo tiempo, apa-
recen varios hijos naturales de David Valencia y María Da-
mita Valencia. En 1812 empiezan a encontrarse nombres his-
pánicos (Quintana, Rodrigo, Gómez, García, López...) muchos
de ellos naturales de Santo Domingo; en algunos casos, se
hace constar que son refugiados de dicha Isla. A 14 de agosto
de 1814, contrajo matrimonio en St. Thomas Pierre Gautier,
vecino de Ponce (Puerto Rico) con María Rumeau. El era na-
tural de Burdeos, hijo legítimo de los difuntos Juan Gautier
y Ana Faugerold (sic) ; ella natural de Santo Domingo.
Durante los años 1814 y 1815 es muy grande el número
de refugiados de Venezuela que aparecen en las partidas.
Actúan incluso varios sacerdotes de apellido hispánico, si
bien todos con licencia del cura Beauchamps.21 Esta abun-
dancia de apellidos hispánicos disminuye un poco desde co-
mienzos de 1816, pero continúa notándose la presencia de
una buena colonia latina durante los años siguientes. De 1825
a 1828 figura al frente de la parroquia don Dionisio de Mene-
ses, quien se titula «canónigo y cura católico de esta de
136
St. Thomas». Redacta todas las partidas en castellano, cosa
que ya solía hacerse de vez en cuando durante los años ante-
riores. En diciembre de 1827 le sucede en el curato Lamberto
Pelegrín, quien redacta las partidas en francés.
El libro de bautismos más antiguo de la Parroquia de San
Patricio, en Frederiksted (St. Croix), comienza en 1821. La
mayoría son partidas de esclavos, firmadas por el cura John L.
Hayes. Desde noviembre de 1823, le sustituye el Padre Geor-
ge Chambers, irlandés, de 34 años, quien falleció el 9 de sep-
tiembre de 1823, cuando sólo llevaba nueve meses en las An-
tillas, según recuerda Hayes en dolorida nota. Según consta
en hoja suelta al principio del libro, Hayes — John Lacy
Hayes — había llegado a la Isla el 13 de diciembre de 1819,
no encontrando ya allí a su predecesor, Mateo Herard. Cuan-
do tres años después — el 10 de noviembre de 1822 — llegó
a St. Croix el mencionado Padre Chambers, se encontró con
que Hayes, su condiscípulo en el Real Colegio de Maynooth
(Irlanda), había dejado la isla en busca de un compañero...
Hayes continúa de cura hasta febrero de 1827, en que le sus-
tituye por algún tiempo Patrick D. Leary; pero Hayes reapa-
rece y figura por lo menos hasta septiembre de 1828. Le si-
guen P. B. Murphy (1830-1832) que se dice nombrado por el
vicario apostólico de las Antillas inglesas, holandesas y da-
nesas, Mons. MacDonnell; J. Gabat (1832-1834); F. O. Kennelly
(1834-1839); R. C. Walsh (junio-septiembre 1839) quien pare-
ce ser sólo un sustituto temporal del Padre Kennelly, que
reaparece en septiembre de 1839. Las actas están redactadas
en inglés; no aparecen nombres hispánicos. La situación, co-
mo se ve, es completamente distinta de la que ofrece St.
Thomas.
137
EPILOGO
No abrigo la pretensión de haber dado a conocer en este
informe todos los fondos documentales que poseen los archi-
vos y bibliotecas de Puerto Rico. En primer lugar, mi estu-
dio se limita a los centros de carácter público. Es posible
que mucha documentación de importancia se encuentre en co-
lecciones particulares, campo en el cual ni siquiera he pre-
tendido entrar, si bien considero que sería muy importante
hacerlo. Dentro de esta limitación a los archivos y bibliotecas
de índole más o menos pública, mi informe no puede refle-
jar más que la situación existente hacia mediados del año
1960. Lo que era exacto en dicha fecha quizá no lo sea ya
en 1963. Es más, espero que las cosas hayan mejorado desde
entonces. Me hago la ilusión de que mi visita a tantos archi-
vos olvidados y abandonados haya despertado algún interés
en quienes tienen la obligación de conservarlos.
Esto por lo que toca a los archivos parroquiales y a los
pocos municipales y notariales de la Isla. Otros archivos se
hallan todavía en período de organización y hay que esperar
novedades continuas en los mismos, no sólo respecto al vo-
lumen de sus fondos, sino hasta de su organización, debido
al descubrimiento de nuevos documentos, a la posibilidad de
obtener nuevos locales y a otras circunstancias. Tal sucede,
138
por ejemplo, con el Archivo General de Puerto Rico, para el
cual se halla en vías de acondicionamiento un amplio edificio
que permitirá instalarlo en condiciones muy distintas a la
estrechez actual. Otro ejemplo es el Archivo Eclesiástico de
San Juan, que desde su reorganización en la primavera
de 1960 no ha cesado de mejorar, aunque ello no sea en la
medida y con la urgencia que el caso requiere.
Bien sentadas estas salvaguardias, está claro que el pre-
sente estudio representa un avance radical en el conocimiento
de los archivos históricos del Puerto Rico. Para convencerse
de ello, bastaría hacer una ligera comparación de las noti-
cias recogidas aquí con las que traen las dos obras más re-
cientes que se ocupan del asunto. Una es Los archivos de la
Historia de América (México, Comisión de Historia, 1961) en
la cual sólo pude dedicar a Puerto Rico (vol. I, 391-393) un
par de páginas, a base de informes que no resultaron del todo
exactos. Aunque publicada en 1961, esta obra estuvo en curso
de impresión durante varios años, sin que el autor pudiese
hacer correcciones o adiciones. La segunda obra aludida es
A Guide to Archives and Manuscripts in the United States
(New Haven, Yale University Press, 1961; XXIII, 775 pp.),
editada por Philip M. Hamer bajo los auspicios de la National
Historical Publications Commission. Si bien la obra preten-
de dar información hasta comienzos de 1960, y abarca en sus
propósitos toda clase de repositorios de manuscritos, sólo
dedica breves notas (p. 560) al Archivo General de Puerto
Rico y a la Biblioteca de la Universidad, Río Piedras.
En cuanto al valor de los archivos que forman el objeto
de este informe, huelga poner de relieve la importancia del
Archivo General de Puerto Rico para la historia de la Isla en
el siglo xix. Dígase lo mismo del Archivo Eclesiástico de
San Juan, aún reducido a su pobre estado actual. La colección
de documentos conservada en la Biblioteca Carnegie — proce-
dente en su mayoría de la Sociedad Económica — ilustra no-
139
tablemente otro aspecto de la historia de Puerto Rico du-
rante el siglo xix, y el Archivo General de Protocolos, de San
Juan, encierra, por su parte, datos de innegable interés para
conocer la vida puertorriqueña desde la segunda mitad del
siglo xviii, en muchas de sus facetas, especialmente la econó-
mica. Lo cual vale, naturalmente, para los restos de archivos
notariales y de los Registros de la Propiedad que se conser-
van en otras partes de la Isla.
Respecto a los archivos parroquiales, y a los pocos de
los municipios que aún quedan, es fácil subestimar su im-
portancia como fuentes de conocimiento histórico. Un juicio
superficial pudiera inclinarnos a descartarlos como simples
testimonios de insignificantes sucesos locales o de aconteci-
mientos familiares. En realidad, es inmensa la riqueza de
datos que nos ofrecen sobre personas y hechos. Aparte de
noticias merament-e genealógicas de personas que jugaron
después papel importante ya dentro ya fuera de Puerto Rico,
y de las ocasionales referencias a personajes oficiales que
iban de visita — en este sentido, los libros parroquiales cons-
tituyen una preciosa fuente para conocer la actividad pasto-
ral de los obispos — todo el movimiento demográfico se halla
reflejado en los registros de matrimonios, bautismos y de-
funciones; y estos movimientos de población están íntima-
mente relacionados con la evolución económica. El predomi-
nio de blancos, mulatos o negros en un lugar determinado
suele indicar la clase de cultivos que prevalecían allí, y esto
puede darnos a su vez la explicación de ciertas fundaciones
de pueblos. Por otra parte, estos registros parroquiales per-
miten saber lo que hay de verdad y de exageración en ciertas
afirmaciones modernas sobre el abandono espiritual de las
masas campesinas de Puerto Rico en tiempos pasados. La
pretendida falta de una vida familiar ordenada, con su se-
cuela de amancebamientos e hijos ilegítimos, es cosa que
puede ser estudiada con seriedad —no a base de prejuicios y
140
fantasía — en los viejos folios de los libros parroquiales. En-
tre estos libros suele figurar — aunque, por desgracia, falta
en muchas partes — el llamado de «resultas de visita», donde
los obispos consignaban sus disposiciones al final de la visita
pastoral que debían hacer periódicamente a las parroquias
de la diócesis. Estas disposiciones son una de las mejores
fuentes para conocer los usos y costumbres de la vida puerto-
rriqueña de antaño.
Si fuese posible extraer y clasificar, según un plan bien or-
denado, la información que encierran estos libros sobre cier-
to número de temas previamente determinados, creo que los
resultados causarían sorpresa.
Washington, D. C.
Academy of American Franciscan History.
Octubre, 1963.
141
NOTAS
1. Aparte de los copiosos fondos documentales sobre la guerra hispano-yanqui
y la subsiguiente administración norteamericana en Puerto Rico, el Archivo Nacional
posee otros materiales que interesan a la historia puertorriqueña. Se encuentran disper-
sos en las distintas secciones, principalmente en las correspondientes al Departamento
de Estado, al de la Marina y a las «Claims Commissions» (RG76). En este último grupo,
revisten particular importancia para la historia del comercio de Puerto Riro entre 1797
y 1825 las reclamaciones tramitadas en virtud de los acuerdos de 1819 y 1834. Consúltese,
para mayores detalles la reciente Guide to the Materials on Latin America in the National
Archives. Vol. I (Washington, The National Archives, 1961; X, 246 pp.) preparada por
John P. Harrison.
Respecto a la Biblioteca del Congreso, el informe más completo acerca de los ma-
nuscritos puertorriqueños es el de Thomas Mathews, «Documentación sobre Puerto
Rico en la Biblioteca del Congreso», Historia (Universidad de Puerto Rico) vol. VI, n. 2,
octubre 1956, pp. 89-142.
2. Generoso E. Morales Muñoz en la presentación del primer número (diciembre
de 1948) de su Boletín de Historia Puertorriqueña (vol. I, p. 1).
3. Este Archivo Histórico había sido creado en 1919, con el fin de reunir y conser-
var lo que restaba aún de los archivos correspondientes a la época del gobierno español.
La suerte de estos archivos a raíz de la ocupación de la Isla por los norteamericanos
no es conocida de una manera clara. Una buena cantidad de documentos — 289 cajas
en total — fue transferida a Washington, siendo depositada en la Biblioteca del Congreso.
Años después, estos papeles fueron devueltos en su mayoría — unas 200 cajas — a
Puerto Rico, mientras el resto pasó en su día al Archivo Nacional de los Estados
Unidos, donde permanecen.
Los documentos devueltos desde Washington formaron uno de los núcleos básicos del
Archivo Histórico, instalado en el edificio de la Comisión de Alimentos, al principio
de la Avenida Ponce de León, según se sale del viejo San Juan. Añadidos a este lote
otros fondos documentales que se habían conservado en Puerto Rico, tales como los
de la Audiencia y algunos pertenecientes a municipios insulares, el nuevo Archivo logró
acumular pronto unos 10.000 legajos. De éstos se habían examinado, hacia 1923, unos
3.000, y clasificado 800. Fue organizándose también una biblioteca aneja, con libros,
folletos y periódicos de interés; entre los últimos figuraba la valiosa colección de la
Gaceta de Puerto Rico (1830-1904). En 1926, la documentación reunida ascendía a 3.000
legajos clasificados y 9.000 sin clasificar, más unos 5.000 impresos clasificados. Pero en
este mismo año un voraz incendio destruyó o causó gravísimos daños en la mayor
parte de estos fondos. Los restos salvados fueron depositados en una habitación del
Casino de Puerto Rico y don Ferdinand Cestero, director del malhadado Archivo hasta
su muerte en 1945, trabajó por reorganizarlo. Cuando, por fin, en 1945 fue aprobado por
143
las Cámaras el plan de reorganización que había presentado el jefe de la mayoría parla-
mentaria, Ramos Antonini, el Gobernador contestó eliminando del presupuesto las
asignaciones correspondientes. Por disposición gubernativa, se hizo entonces cargo del
Archivo Histórico la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico. Los
documentos fueron efectivamente trasladadas a Río Piedras y permanecieron allí hasta
el establecimiento del Archivo General de Puerto Rico.
(Para la redacción de esta nota me he valido principalmente de un trabajo — inédito
aún, según creo — de la archivera señora Carmen Hernández de Caragol, que tuvo
la bondad de poner a mi disposición el actual director del Archivo General de Puerto
Rico, don Luis Manuel Rodríguez Morales. Para ambos mi agradecimiento).
4. El padre Antonio Cuesta Mendoza — entonces religioso capuchino de la comu-
nidad de San Juan de Puerto Rico bajo el nombre de Fr. Antonio del Castillo — hizo
esta publicación en la revista La Verdad, que él dirigía, durante los años 1913-1914. El
resumen, que comprendía 22 volúmenes de las actas (1652-1870) fue reeditado por
Morales Muñoz en Boletín de Historia Puertorriqueña, II, 1950, números 7, 8, 10 y 11,
pp. 207-224, 226-256, 290-319 y 323-345. Es notable en este extracto la laguna 1700-1771, pero
ya existía en el manuscrito utilizado por el padre Cuesta Mendoza, según él advierte en
nota a su Historia de la Educación en el Puerto Rico Colonial (vol. I, p. 390); además
Morales Muñoz advierte que el ejemplar de La Verdad que tuvo a su disposición estaba
falto de algunas páginas, siendo ello causa de nuevas lagunas en el texto del Boletín.
Por otra parte, el padre Cuesta Mendoza, refiriéndose en 1948 a esta colección de
actas capitulares {Historia eclesiástica del Puerto Rico Colonial, vol. I, p. 338) repite
que eran 22 volúmenes, pero añade que «daban comienzo en 1650 y terminaban justamente
al plegarse las banderas hispánicas». Es posible que el autor escribiese en este caso de
memoria, pues su publicación sólo abarca de 1652 a 1870, y él mismo había escrito
dos años antes que las actas en cuestión «comienzan en 1652 y terminan a fines del
siglo XIX» (La Educación, 1. c).
5. El profesor Adám Szászdi, de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, ha
utilizado la documentación de este Archivo de Protocolos para su artículo «Credit without
Bankink in Puerto Rico», en The Americas, Washington, D. C, XIX, 1962, 149-171.
6. Esta colección ha sido ya utilizada, sin embargo, por varios historiadores, entre
otros por Cruz Monclova en su Historia de Puerto Rico y por el P. Cuesta Mendoza en
el segundo volumen de la Historia de la Educación en el Puerto Rico Colonial.
7. Según la señorita Hernández de Caragol en el estudio citado en la nota n. 3, los le-
gajos que forman la sección Diputación Provincial del Archivo General de Puerto Rico
suelen contener inventarios de los archivos municipales de la Isla. El estudio de estos
inventarios permitiría conocer el contenido y estado de dichos archivos en determinadas
fechas del siglo xxx.
8. Estas actas comenzaron a ser publicadas en 1949 por el Gobierno de la Capital;
los volúmenes segundo y tercero aparecieron en 1950 y 1954. La serie editada hasta el
presente abarca los años 1730-1767. Coll y Tosté (Boletín Histórico de Puerto Rico, vol. IX,
pp. 112; cit. por la señora Hernández de Caragol) dice que el archivo municipal de
San Juan fue mandado quemar por el alcalde Egozcue.
9. Adjuntas es uno de los pocos pueblos de Puerto Rico que no me fue posible
visitar en persona. Los datos relativos a su archivo parroquial me fueron proporciona-
dos amablemente por el párroco de entonces (mayo 1960), Revdo. P. Luciano, O. F. M.
Cap. El archivo parece estar completo, puesto que la fundación de Adjuntas tuvo lugar
en agosto de 1815 (Conf. José Torres Díaz, en Sínodo Diocesano del Obispado de Puerto
Rico, apéndice I, p. 111. Puerto Rico, 1917). Este apéndice contiene una lista alfabética
de los pueblos puertorriqueños, con breves noticias acerca de su fundación, historia y
estado hacia la fecha de la impresión del libro. El autor advierte (p. 112), que su prin-
cipal fuente histórica fue Coll y Tosté.
144
10. Completando lo que dice Torres Díaz (pp. 112-113) añadiré que el Consejo de Indias
emitió voto favorable (Madrid, 18 marzo de 1730) sobre la petición del sargento mayor
don José de Santiago, en su nombre y en el de 83 vecinos de la villa de San Germán,
para que fuese erigido en pueblo el lugar de Añasco. Según la exposición, existía ya
allí una hermita dedicada a San Antonio Abad; los peticionarios se comprometían a
pagar un capellán y a levantar iglesia. El Obispo había informado favorablemente en
carta del 20 de mayo de 1729. El Rey se conformó con el parecer del Consejo. (AGI.
Santo Domingo, leg. 535B).
11. Estos datos añaden bastante luz a lo que suele escribirse acerca del origen de
Caguas.
12. En la lista que trae Torres Díaz (p. 11$) este pueblo de Camuy se dice fundado
en 1807.
13. El pueblo de Cayey se da como fundado en 1774 (Torres Díaz, p. 116). Estos
datos de los libros parroquiales ayudan a precisar más sus orígenes.
14. Según Torres Díaz, este pueblo habría sido fundado en 1809. Conf. Sínodo Dioce-
sano, 117.
15. Sobre los primeros pasos dados para la fundación del pueblo de Coamo hay
datos importantes en AGI, Santo Domingo, leg. 172. Empezó a promoverla desde 1573
el obispo Fr. Manuel del Mercado y logróla en 1579 su sucesor Fr. Diego de Salamanca;
pero los orígenes fueron modestos y difíciles. Compárese esto con lo que trae Torres Díaz,
Sínodo Diocesano, p. 117.
16. Según la lista de Torres Díaz, el «pueblo» de Fajardo no habría sido fundado
hasta 1774 (Sínodo Diocesano, p. 118).
16 bis. Cuentas de fábrica en AGI. Santo Domingo, leg. 2526.
17. La fundación de Manatí data de 1738, tal como aparece en la lista de Torres
Díaz (p. 122). A 18 de febrero de dicho año, informaba el obispo Pérez Lozano que había
designado al Lic. Juan Alvarez de Oliver, «preceptor de Gramática» como párroco del
Pueblo de la Ribera de Manatí, nuevamente fundado a tenor de la R. C. (San Lorenzo,
18 octubre 1733) que autorizaba la fundación de pueblos en lugares convenientes de
la Isla (AGI. Santo Domingo, leg. 576).
18. Se me ha informado, con posterioridad a la remisión de este trabajo a la impren-
ta que en el Archivo Eclesiástico de San Juan se han hallado dos libros de Sabana Gran-
de. El «Libro Quinto Parroquial de la nueba Yglesia de S. Ysidro Labrador y Santa Maria
de la Cabeza de Sabana Grande, arriba auxiliar de la Villa de San Germán t para
el asiento de las partidas de Entierros de los Fieles que en ella se sepultan; el qual
donó graciosamente a beneficio de dicha Yglesia el Yllmo. Sr. D. D. Juan Alexo de
Arizmendi, Digmo. Obispo de esta Diócesis. Año de 1808». En este libro están asentadas
4.460 partidas que corren desde mayo de 1810 a 30 de agosto de 1833. El otro es el Libro
Primero de bautismos de pardos y negros libres y esclavos, donado también en 1808 por
el Obispo Arizmendi. Incluye 1.639 partidas numeradas desde junio de 1813 a diciembre
de 1826.
Estos libros ayudan a fijar la fecha de la fundación de Sabana Grande, corrigiendo
¿a que trae Torres Díaz 1814 (p. 126).
19. La fundación se tramitaba ya en 1793, a solicitud de un grupo de vecinos de
la Ribera Alta de Loiza y Baja de Caguas, al frente de los cuales figuraban dos muje-
res: doña Josefa Ferrer, viuda del capitán Gaspar Martínez, y doña Ana de Andino,
viuda del capitán Andrés de Vizcarrondo. Apoyaba el proyecto el obispo don Francisco de
la Cuerda. Entre los informes, figura el del guardián del Convento de San Francisco
de San Juan, P. Francisco de Barrios, quien dice que había estado una vez a celebrar
10. — V. A.
145
misa y confesar en la Hacienda de la Campaña, propiedad de doña Josefa Ferrer, y
otras varias veces había mandado con el mismo fin a un religioso de su convento (AGI.
Santo Domingo, leg. 2.522). Intervino Arizmendi como vicario general y provisor del
Obispo, y esto debe haber dado motivo a que Torres Díaz (Sínodo Diocesano, p. 130)
cometa la equivocación de hacerlo intervenir como Obispo en 1801, época en que no
ocupaba todavía la sede de San Juan.
20. La consulta del Consejo de Indias aprobando la fundación del Pueblo de Yauco
es del 14 de octubre de 1755; el Rey se conformó con dicha consulta. Las gestiones fueron
llevadas ante el gobernador Ramírez de Estenos por Fernando Pacheco, vecino del lugar,
a quien se dio el nombramiento de teniente a guerra del nuevo pueblo. Antes de esta
fecha había allí una hermita dedicada a Nuestra Señora del Rosario (AGI. Santo Domin-
go, leg. 535B).
21. Basándome en estos datos, presenté a la Mesa Redonda sobre los movimientos
libertadores en Hispanoamérica (Caracas, julio 1960) un trabajo sobre «Emigrados de
Venezuela en Santo Thomas. (A la luz de su archivo parroquial)». Fue publicado en el
vol. I, pp. 361-369 de las Actas y Ponencias de dicho Congreso (Caracas, 1961).
Mientras los libros parroquiales de Santo Thomas y Santa Croix apenas acusan
la presencia de puertorriqueños, los archivos de la administración danesa en las Islas
Vírgenes, que se conservan hoy en el Archivo Nacional de Dinamarca, en Copenhaguen,
revelan que hubo gran movimiento de pasajeros entre aquellas islas y Puerto Rico. Tuve
ocasión recientemente de hojear en el mencionado Archivo los registros de personas que
entraban y salían de las Islas, los años 1810 y 1817 aproximadamente (vols. 151-153,
178-179) en los que es continuo y numeroso el tráfico de personas procedentes de —o
encaminadas a— Puerto Rico.
146
INDICE ALFABETICO
(Onomástico, de lugares y materias)
*
A
B
Abbad y Lasierra, Fr. Iñigo, 134
Alboy, Pedro, 31, 32
Academia de Dibujo, 20
Actas Capitulares (S. Juan) 14, 144
Adjuntas, 35, 144
Aguada, 36
Aguadilla, 37-38
Aguas Buenas, 39
Agustinos, 96
Aibonito, 40, 46, 47, 68
Albalate, Fr. Anastasio de, 117, 118
Alemán, Fr. Antonio, 49, 79, 97
Alvarez, María Juana, 35
— Cintrón, padre Juan, 44
— de Olivier, padre Juan, 145
Andino, Ana de, 145
Andrade y San Juan, Nicolás Alon-
so, (vicario general) 42, 44, 77, 131
Antolín, Francisco Julián (obispo)
32, 44
Añasco, 41-42, 144
Aponte Ramos, 46, 47. Véase Ba-
rranquitas.
Archivo Eclesiástico (S. Juan) 12,
139
— General de Protocolos (S.
Juan) 9, 16-18
— General de Puerto Rico, 3, 5,
9-12
— Histórico de Puerto Rico, 4,
12, 143
Archivos municipales, 4, 5, 9-10,
94, 144
— notariales, 6, 17, 18, 68-69, 98,
139-140
— parroquiales, 4, 140
Arecibo, 43-45
Arizmendi, Juan Alexo de (obispo)
14, 28, 29, 30, 31, 44, 47, 48, 49, 57,
61, 71, 77, 84, 86, 87, 93, 95, 98, 108,
116, 117, 118, 131, 133, 144
Arjona, padre Miguel, 70, 71
Arroyo, padre Agustín, 50
— pueblo de, 68
Barranquitas, 9-10, 46-48
Barrero (iglesia de S. Sebastián
del) 50
Barreto, Fr. Sancho de Santa Te-
resa, 123
Barrio, Fr. Fernando del, 81
Barrios, Fr. Francisco de, 145
Barros (pueblo). Véase Orocovis.
Basilios (monjes) 50
Bayamón, 6, 18, 31-32, 33
Beauchamps, padre Francois, 136
Benítez, Fr. Agustín, 118
— José (teniente a guerra) 107
— Fr. Tomás, 81
Berríos, Antonio de, 47
— padre Francisco Antonio, 66,
84
Biblioteca Carnegie (S. Juan) 18-23
Biblioteca Cautiño (Guayama) 69
Biblioteca del Congreso Washing-
ton, 143
Blenk, James H. (obispo) 33, 80
Bola, Francisco (teniente a guerra)
80
— María Claudina, 80
Baldorioty de Castro, Román, 22
Boletín de Historia Puertorriqueña,
15, 33, 73, 85, 122, 143, 144
Boletín Histórico de Puerto Rico,
144
Bravo, Fr. Domingo, 61
Buynabo. Véase Guynabo
c
Cabo Rojo, 49
Cabrera (Padre) 128
Cádiz, Fr. Bernardo de, 42, 49
Caguas, 50, 51, 117, 145
Campaña (Hacienda de la), 145
Campeche, José (pintor), 22
— (lugar de), 54
Camuy, 19, 52, 145
Cangrejos, 29, 30, 50. Véase San
Mateo
Capacete, padre Manuel, 134
Capuchinos, 38, 42, 49, 82, 93, 94,
100, 101, 117, 144
Carballés, Fr. Manuel, 76
Carmelitas (monjas), 28
— (frailes), 118
Carolina, 53, 54
Carreteras, 22-23
Carrión, Fr. Pablo Benigno (obis-
po), 32, 52, 71, 87, 113, 129, 131
Caspe, Fr. León de, 92
Castillo, Fr. Antonio. Véase Cuesta
Mendoza, Antonio
Cautiño, Genaro, 69
Cayey, 47, 55-57, 68, 145
Ceiba, 67
Cestero, Ferdinand, 142
— padre Lorenzo, 31, 115
Cidra, 59, 68, 145
Ciclón de S. Felipe (1928), 46
Coamo, 46-47, 48, 55, 60, 62, 84, 107,
113, 145
Cofradías :
— Inmaculada (S. Juan), 23
— Montserrat (Bayamón), 33
— Sacramento, 104, 113, 119
Collado, Manuel, 58
Comerío, 63
Concepción, Fr. Rafael de la, 118
Corozal, 18, 64-65
Crillon (Duque de), 80, 92
Cruz Monclova, Lidio, 144
Cuadrado, Francisco, 19
Cuerda, Francisco de la, (obispo),
29, 31, 43, 46, 61, 77, 78, 84, 85, 86,
97, 127, 133, 134, 145
Cuesta Mendoza, padre Antonio,
144
Culan, padre J., 135
Cuvillán, Fr. Juan Francisco, 60,
62
CH
Chambers, padre George, 137
D
Davis, Jaime (arzobispo de San
Juan), 13
Desamortización eclesiástica, 20
Despiau, padre Pedro Pascual, 74
Díaz Soler, Dr. Luis M., 3
Domínguez, padre José, 30-31
Dominicos, 79, 82, 133
E
Emigrados :
— de Sto. Domingo, 17, 136
— De Tierra Firme, 21, 38
Escalera, Fr. José Felipe, 133
Esteve y Tomás, Gil (obispo), 31,
40, 52, 53, 54, 59, 65, 70, 71, 72, 89,
131
Esperanza, Marqués de la, 18
— parroquia de la, 45
Estrellada, La (revuelta), 19
Espina, Fr. Francisco, 104
F
Fajardo, 10, 66-67
Fernández, Francisco, 77
— del Otero (notario), 17
Ferrer, Josefa, 145
Fitroy of Grafton Maclean, 136
Fraga, Fr. Lorenzo de, 82
Franceses, 17
Franciscanos, 20-21, 53, 59, 60, 62,
65, 66, 75, 76, 81, 82, 111, 115, 119,
123, 124, 125, 126, 131, 145
Frederiksted (en St. Croix), 137
G
Gabat, padre J., 137
Gabinete de Física, 20
— de Lectura, 20
Gaceta de Puerto Rico, 143
Gamón, Fr. Antonio, 119
García, Fr. Miguel, 20-21
— Fr. Vicente Nazario, 75, 84,
101, 115, 126
Gautier, padre Baldomero, 92, 95
— Pedro, 92, 136
González, padre Esteban, 30
— padre Felipe, 55
— Lic. Julio César, 16
— Dr. Sebastián, 3
— Ezcurra, padre Toribio, 47
Gramática (Cátedra de), 145
Guayama, 47, 68-69, 107
Guayana (misiones de), 76. Véase
Píritu (misiones de)
Guayanilla, 70
Guaynabo, 18, 31, 72-73
Gutiérrez, Fr. José Ignacio, 82
— del Arroyo, Dra. Isabel, 4
— canónigo José, 80, 82, 107, 108
— Carmen, 4
— de Cos, Pedro, 31, 52, 53, 54, 59,
65, 72, 76, 87, 93, 131, 134
H
Haití, 17
Harrison, John P., 143
Hatillo, 74
Hato Grande, S. Miguel de. Véase
San Lorenzo
Hayes, padre John L., 137
Hernández de Caragol, Carmen,
144
Herranz, Lorenza, 80
Hormigueros, 75-76
Hostos, Eugenio de, 17
Huertas, Luis, 47
Humacao, 77-80, 85, 106
I
Instituto de Cultura Puertorrique-
ña, 3
Isabela, 81. Véase Tuna, S. Antonio
de la
Islas Vírgenes, 135-137, 146
J
Jauca (lugar), 47
Jesuítas, 22
Jiménez, padre Francisco, 91
— Pérez, Fr. Manuel (obispo), 29,
31, 44, 82, 85, 97, 133, 134
Juana Díaz, 47, 61, 83-84
Juncos, 85-87, 106
Junghanns (Colección Robert L.),
12
K
Kennelly, padre, F. O., 137
L
Lájara, padre José Félix, 18
Lajas, 88
Lanzós, Ana de, 28
Lara y Calderón, Fr. Salvador An-
tonio, 66
Lares, 89-90
Leary, padre Patrick D. 137
Loiza, 91-92, 145
Luquillo, 93
M
MacDonnell, monseñor (vicario
apostólico de las Antillas), 137
Maldonado, Diego, 35
Manatí, 10, 94, 127, 145
Martí, Mariano (obispo) 82, 85, 86,
116
Martínez, Fernando, 17. Véase Es-
peranza, Marqués de la
— Francisca, 17
— Gaspar (capitán), 145
— Manuel, 17
— Ramón, 17
— Fr. Lucas, 65, 111, 119
— Fr. Rafael, 119, 125
— de Cepeda, padre Manuel Mar-
celo, 79, 80
— de la Espada, Francisco, 115
— de Oneca, Pedro (obispo), 51,
82
— de Zepeda, José, 30, 31
— — , Manuel, 99
Mateo (Padre), 50
Mathews, Dr. Thomas, 143
Maunabo, 95
Mayagüez, 17, 23. (Estación Agro-
nómica), 96-98
Maynooth (Real Colegio de), 137
Meléndez Bruna, Salvador (gober-
nador), 124
Méndez Vigo, Santiaso (goberna-
dor), 20
Meneses, padre Dionisio de, 145
Mercado, Fr. Manuel de (obispo),
145
Merelo, Fr. Lorenzo, 62
Merino, padre Angel, 118
Moca, 99
Mombrun, Fr. Juan Antonio, 59,
123-124, 131
Monclova, Pedro José, 21
Montserrat (Nuestra Sra. de), 33, 75
Montes, Toribio (gobernador). 92
— de Oca, padre José Gabriel, 37
Morales, Fr. Juan, 124
— Pablo (notario), 18
— Muñoz, Generoso, 15, 27, 33, 44,
54, 85, 102, 122, 143, 144
Morse, J. B., 22
Muesas, Misruel de, (gobernador),
85
Murphy, padre P. B., 137
N
Naguabo, 100
Naranjito, 18, 102
National Archives of the United
States (The), 143
Navarro, Fr. Florencio, 53, 121, 124,
126
Negrón, María Nicolasa, 121
Negros, 22
«Ninfa» (goleta), 107
Nueva Salamanca, 70
Nuévalos, Fr. Manuel de, 101
O
Obón, Fr. Bernardo de, 95
Ollería, Fr. Joaquín de, 94, 104, 105
Olmo y Mato, padre José del, 43
Orden Tercera Franciscana, 29
Oriot Cost, José (vicario general),
113
Orocovis, 103
Ortiz de la Peña, padre Tomás, 86
P
Pacheco, Fernando, 146
Palmer, Gaspar, 116
— Santiago, 116
Pampatar (isla Margarita), 104
Pamplona, Fr. Paulino de, 94
Parreño, Pedro, 137
— Rosa, 137
Patillas, 68
Patiño y Olvera, José M., 29
Paulian, Margarita, 136
Pelegrín, padre Lamberto, 137
Peñuelas, 105
Pepino (El). Véase San Sebastián
Pérez, padre José Policarpo, 35
— Lozano, Fr. Francisco (obis-
po), 145
Piedras (iglesia de la Concepción
de las), 50, 66, 78, 85, 86, 87, 106
Pimentel, padre Juan, 79
Piñal (iglesia del), 50
Píritu (misiones de). Véase Guaya-
na (misiones)
Pizarro, Fr. Sebastián Lorenzo,
obispo), 44, 50
Plet, Santiago, 80
Ponce, 80, 107-108
Ponce de León (restos), 22
Portilla, Fr. José, 104
Power, Ramón, 14
Puente, Fr. Francisco de la (obis-
po), 72, 131
— Gervasio (notario), 17
Príncipe de Asturias (cumpleaños),
20
Puerto Rico:
— Real Audiencia, 11, 21
— Conde de, 20. Véase Torre, Mi-
guel de la
Puig y Montserrat, Juan Antonio,
(obispo), 32-33, 52, 71, 84, 109, 113,
129
Q
Quebradillas, 10, 109
Quemado (Hacienda del), 108
Quintana, Fr. Pedro, 62
R
Ramírez, Alejandro, 22
— de Arellano, José, 21
— de Estenos, Felipe, (goberna-
dor), 145
Ramos Antonini, (jefe de la mayo-
ría parlamentaria, Puerto Rico),
143
Recio de León, Fr. Juan, 79, 82
Rendón, José Lorenzo (vicario ca-
pitular), 98
Reygada, Fr. Marcelino, 96, 134
Ricardo, Fr. Agustín, 96
Riera, José, 107
Rincón, 110-111
Río Piedras, 30-31
Rivafrecha, canónigo Juan de, 44
Rivera, padre Andrés Corsino, 130
Rockliff, Henry, 136
— Magdalena, 136
Rodríguez, padre José Rafael, 130
— Pablo José, 107
— Ramón, (notario), 18
— de Olmedo, Mariano, (obispo),
32, 37, 44, 64, 65, 98, 123, 126,
128
— Feliciano, padre Miguel, 61, 96
— Morales, Luis Manuel, 144
Román, María, 121
Rosa Silva, prof. Jorge Iván, 4
Rosario (pueblo). Véase Naguabo
Ruiz Colorado, Carlos
s
Sabana Grande, 112, 145
Salamanca, Fr. Diego de, (obispo),
70
Salas, padre Simón de
Salgado, Manuel, 121
— Micaela, 121
Salinas, 47, 68, 113
Salitral, (lugar), 47
San Blas de Illescas. Véase Coamo.
San Germán, 70, 75, 88, 96, 114-116,
145
San Juan de Puerto Rico:
— archivo municipal, 27-28, 144
— convento de S. Francisco, 23,
24, 145
San Lorenzo, 117-118
San Martín, Fr. Manuel de, 92, 100,
101
San Mateo, (parroquia de), 29, 50
San Sebastián, (pueblo), 119
Sánchez, Fr. Cosme, 72, 81
Sandoval, Gregorio, (notario), 17
Santa Cruz de Caracas, (Provincia
franciscana), 60, 62
Santa María, padre Juan Francisco
de, 118
Santa Teresa, Fr. Lázaro de, 118
Santiago, Jacinta, 35
— Manuel, 35
— José de, (teniente a guerra),
145
Santo Domingo, (convento francis-
cano), 97
Segarra, María, 116. Véase Palmer,
Santiago
Segovia, padre José, 77
Seminario Conciliar, 20, 22
Sevilla, Fr. Serafín de, 38
Sociedad Económica de Amigos
del País, 19 ss.
Solano, José, (gob. de Venezuela),
19
Soler, Ramón, (ingeniero), 128
St. Thomas, (isla), 135-137
St. Croix, (isla), 137
Szaszdi, prof. Adám, 144
T
Tellería, padre Pedro Manuel, 111
Toa Alta, 18, 47, 120
Toa Baja, 18, 121
Toro, Lic. Manuel, 107
Torre, Miguel de la, (gobernador),
20
Torres, Rafaela, 35
— Díaz, José, 144, 145
Toussaint de Louverture, 17
Tovar, Francisco, 121
— Martín Melchor, 121
Trespalacios, Felipe José, (obispo),
29, 31, 61, 78, 82, 84, 85, 96, 133
Trujillo Alto, 121, 145
Trujillo Bajo, 53, 54, 122
Tuna, San Antonio de la, 81-82. Véa-
se Isabela
u
Universidad de Puerto Rico, Río
Piedras, 3
Urtiaga, Fr. Pedro de la Concep-
ción, (obispo), 44, 60
Utuado, 123-124
V
Valdés, padre Manuel Marcelino,
109
Valdivia, Fr. Fernando de, (obispo),
44
Valencia, David, 136
— María Damita, 136
Valle, (santuario del, isla Margari-
ta), 104
Vasco Pascual, Juan, 19
Vázquez, Fr. Angel de la Concep-
ción, 86, 124
— padre José Antonio, 52
— José del Rosario, 58
Vega Alta, 18, 125-126
Vega Baja, 18, 127-128
Verdad (La), 144
Vieques, (isla), 129
Villate Escovedo, Pedro, 28
Vizcarrondo, Andrés de, 145
w
Walsh, padre R. C, 137
Y
Yabucoa, 130-131
Yauco, 132-134, 145
Z
Zengotita, Fr. Juan Bautista (obis-
po), 31, 55-56, 62, 84, 93, 119, 133
Este libro acabóse de imprimir
el día 25 de junio de 1964,
en los Talleres Gráficos de
MANUEL PAREJA
Barcelona
(España)