Skip to main content

Full text of "Los Evangelios apócrifos : colección de textos griegos y latinos, versión crítica, estudios introductorios, comentarios e ilustraciones"

See other formats


LOS  EVANGELIOS 
APOCRIFOS 


ras 

~  ~.¿r-?i 


Cíbrarp  of  Che  Cheologícal  ¿Seminar? 

PRINCETON  ·  NEW  JERSEY 


A  1 5  Ζ 


g3 

é.A 


i  BS2850  .A1S2 


Evangelios  apscrifos  : 
coleccisn  de  textos  griegos 
\  Y 

«latinos,  versisn  cryntica, 
estudios 


Digitized  by  the  Internet  Archive 
in  2014 


https://archive.org/details/losevangeliosapoOOsant 


Los^  Evangelios  Apócrifos 


BIBLIOTECA 

DE 

AUTORES  CRISTIANOS 

Declarada  de  interés  nacional 


esta  colección  se  publica  bajo  los  auspicios  v  alta 
dirección  de  la  pontificia  universidad  de  salamanca 

la  comision  de  dicha  pontificia 
universidad  encargada  de  la 
inmediata  relacion  con  la  b.  a.  c, 
esta"  integrada  en  el  año  1.956 
por  los  señores  siguientes: 

Presidente: 

Excmo.  y  Rvdmo.  Sr.  Dr.  Fr.  Francisco  Barbado 
VlEJO,  O.  P.,  Obispo  de  Salamanca  y  Gran  Cancilla- 
de  la  Pontificia  Universidad. 
Vicepresidente:   limo.  Sr.  Dr.  Lorenzo  Turrado, 
Rector  Magnífico. 

Vocales:  r.  p.  Dr.  Fr.  Agapito  Sobradillo, 
O.  F.  M.  C,  Decano  de  la  Facultad  de  Teología; 
Μ.  I.  Sr.  Dr.  Lamberto  di-:  ECHEVERRÍA,  Decano  de 
la  Facultad  de  Derecho;  Μ.  I.  Sr.  Dr.  Bkrnardo  Rin- 
cón, Decano  de  la  Facultad  de  Filosofía;  R.  P.  Dr.  José 
Jiménez,  C.  M.  F.,  Decano  de  la  Facultad  de  Huma- 
nidades Clásicas;  R.  P.  Dr.  Fr.  Alberto  Colun- 
oa,  O.  P.,  Catedrático  de  Sagrada  Escritura;  reveren- 
do P.  Dr.  Bernardino  Llorca,  S.  I.,  Catedrático  de 

Historia  Eclesiástica. 
Secretario:  t\í.  I.  Sr.  Dr.  Luís  Sala  Balust,  Profesor. 


LA  EDITORIAL  CATOLICA,  S.  A.  Apartado  40ό 

MADRID  .  AIOELVI 


Los  Evangelios 
Apócrifos 

Colección  de  textos  griegos  y  latinos, 
versión  crítica,  estudios  introductorios, 
comentarios   e  ilustraciones 

AURELIO    DE    SANTOS  OTERO 


/ 

GospeAs  (Apocryt>V 


BIBLIOTECA    DE    AUTORES  CRISTIANOS 
MADRID  .  MCMLVI 


NIHIL  OBSTAT  . 
Dr.  Luis  Sala  Balust, 
Censor. 


IMPRIMA  TUR  : 
f  Fr.  Francisco,  O.  P., 
Obispo  de  Salamanca. 
Salamanca,  i  abril  1956. 


A  S.  Ε.  R-jdnia.  Mons.  Jor- 
ge Calavassy,  Exarca  de  los 
Católicos  bizantinos  de  Gre- 
cia, con  agradecido  afecto. 


El  autor. 


INDICE  GENERAL 


Págs. 

Prefacio   ix 

Siglas   xu  i 

Abreviaturas  y  signos  de  uso  más  frecuente   xvr 

Introducción  general   i 

A.  Apócrifos  del  Nuevo  Testamento   i 

B.  Evangelios  apócrifos   3 

C.  Bibliografía  general   i  i 

D.  Catálogos  de  apócrifos  neotestamentanos   17 

E.  Evangelios  apócrifos  tardíos   24 

I     Textos  fragmentarios   29 

A.  Evangelios  apócrifos  perdidos   32 

[.    Evangelio  de  los  Hebreos   32 

2.  Evangelio  de  los  Doce  o  de  los  Ebionitas   51 

3.  Evangelio  de  los  Egipcios   57 

4.  Evangelio  o  Tradiciones  de  Matías   62 

5.  Evangelio  de  Tomás   64 

6.  Evangelio  de  Felipe   67 

7.  Evangelio  de  Pedro   68 

8.  Evangelio  de  los  adversarios  de  la  Ley  y  de  los  Pro- 
fetas   72 

9.  Memoria  de  los  Apóstoles   72 

10.  Tres  clases  de  frutos  de  vida  cristiana   74 

1 1 .  Evangelio  de  los  cuatro  rincones  y  quicios  del  mundo.  74 

12.  Evangelio  de  Apeles   74 

13.  Nacimiento  de  María   75 

14.  Evangelio  de  Judas  Iscariote   75 

15.  Evangelio  de  Eva   76 

16.  Ascensión  de  Santiago   77 

1 7.  Evangelio  vivo   78 

18.  Preguntas  de  María   78 

19.  Evangelio  de  la  Perfección   79 

20.  Evangelio  de  BasíHdes   79 

21.  Evangelio  de  Marción   80 

B.  Fragmentos  papiráceos   81 

1.  Oxyrhynchus  pap.  655   81 

2.  Oxyrh.  pap.  840   83 

3.  Oxyrh.  pap.  108 1   87 

4.  Berlín  pap.  11 710   89 

5.  Fragmento  evangélico  de  Fayum   89 

6.  Fragmento  de  El  Cairo  n. 10735   91 

7.  «Logia*  de  Oxyrhynchus   92 

8.  Egerton  pap.  2   10 1 


VIIJ 


ÍNDICE  GENERAL 


PdgS. 


9.    Fragmento  P.  Ryl.  III,  463   106 

10.    Fragmentos  evangélicos  coptos   108 

C.    «Agrapha»   115 

1.  «Agrapha»  canónicos  extraevangélicos   119 

2.  Variantes  de  los  manuscritos  evangélicos   120 

3.  «Agrapha»  citados  por  los  Padres   122 

4.  «Agrapha»  de  origen  musulmán   127 

II.    Apócrifos  de  la  Natividad   131 

1.  Protoevangelio  de  Santiago   135 

2.  Evangelio  del  Pseudo  Mateo   189 

3.  Libro  sobre  la  Natividad  de  María   258 

4.  Extractos  del  «Líber  de  Infantia  Salvatoris»  [cód.  Arundel 

404  del  British  Museum]   275 

5.  Otros  apócrifos  de  la  Natividad   293 

III.  Apócrifos  de  la  Infancia   295 

1.  Evangelio  del  Pseudo  Tomás   209 

2.  Evangelio  árabe  de  la  Infancia   325 

3.  Historia  de  José  el  Carpintero   358 

4.  Evangelio  armenio  de  la  Infancia   379 

5.  «Líber  de  Infantia  Salvatoris»  [ms.  lat.  1 1867  de  la  Bibl. 

Nac.  de  París]   387 . 

IV.  Apócrifos  de  la  pasión  y  resurrección   395 

1.  Evangelio  de  Pedro  [fragm.  de  Akhmim]   398 

2.  Ciclo  de  Pilato   418 

a)  Actas  de  Pilato  o  Evangelio  de  Nicodemo   420 

b)  Escritos  complementarios   501 

1.  Carta  de  Pilato  a  Tiberio   501 

2.  Carta  de  Tiberio  a  Pilato   502 

3.  Relación  de  Pilato  («Anaphora»)   507 

4.  Correspondencia  entre  Pilato  y  Herodes   514 

5.  Tradición  de  Pilato  («Paradosis»)   520 

6.  Muerte  de  Pilato   526 

7.  Declaración  de  José  de  Arimatea   532 

8.  Venganza  del  Salvador  («Vindicta»)   544 

9.  Sentencia  de  Pilato   566 

3.  Evangelio  de  Bartolomé   570 

V.    Apócrifos  asuncionistas   609 

1.  Libro  de  San  Juan  Evangelista  (el  Teólogo)   617 

2.  Libro  de  Juan,  arzobispo  de  Tesalónica   645 

3.  Narración  del  Pseudo  José  de  Arimatea   686 

APENDICE:  Cartas  del  Señor   701 

1 .  Correspondencia  entre  Jesús  y  Abgaro   703 

2.  Carta  del  domingo   712 

Indices   726 

Ilustraciones   763 


PREFACIO 


TTACE  ya  más  de  dos  años  que  la  Dirección  de  la  BAC  nos 
*  *  hizo,  por  mediación  del  Dr.  Sala  Balust,  el  honroso  en- 
cargo de  preparar  una  edición  de  los  Evangelios  apócrifos. 

Hemos  de  confesar  que  la  idea  nos  halagó  desde  el  princi- 
pio. Xo  se  nos  ocultaban,  sin  embargo,  las  dificultades  que 
entrañaba  una  empresa  de  tal  índole.  Nos  obligaba  a  una  larga 
peregrinación  por  distintas  bibliotecas  y  exigía  de  nosotros  un 
gran  margen  de  tiempo  y  de  sosiego  que  habría  que  buscar  al 
lado  de  nuestras  ocupaciones  primordiales  de  carácter  forma- 
tivo  y  académico. 

Xo  obstante,  triunfó  la  ilusión  de  poner  nuestro  granito  de 
arena  en  la  tarea  que  viene  realizándose  desde  diversos  sectores, 
de  dar  a  conocer  los  documentos  de  la  primitiva  tradición  cristia- 
na. Animados  con  este  pensamiento,  pusimos  manos  a  la  obra ; 
y  hoy,  después  de  dos  años  de  labor,  podemos  ofrecer  el  fruto 
de  nuestro  trabajo  a  la  benévola  acogida  de  los  estudiosos. 

Hemos  pretendido  ante  todo  presentar  una  colección,  com- 
pleta en  lo  posible,  de  los  textos  apócrifo-evangélicos.  A  nues- 
tra manera  de  ver,  se  estaba  echando  de  menos  una  colección 
de  este  género.  La  meritísima  edición  crítica  de  Tischendorf, 
aparecida  en  1853  y  reeditada  en  1876,  de  cuyos  textos  nos 
servimos  con  frecuencia,  está  muy  lejos  del  alcance  común 
(sólo  he  podido  encontrar,  un  ejemplar  de  ella  en  España).  Es 
mucho,  por  otra  parte,  lo  que  se  ha  ido  descubriendo  durante 
los  últimos  decenios  en  relación  con  nuestro  tema  (a  la  vista 
están  los  nuevos  manuscritos  coptos  de  Kenobioskion,  no  pu- 
blicados aún),  que,  naturalmente,  no  pudo  tener  cabida  en  la 
obra  tischendorfiana.  Las  documentadas  ediciones  de  Michel- 
Peeters  (191 1  y  1914)  y  de  E.  Amann  (1910)  se  refieren  única- 
mente a  los  textos  contenidos  en  las  secciones  II  y  III  de  nuestra 
obra.  Ultimamente,  en  1948.  ha  aparecido  el  primer  tomo  de 
la  edición  postuma  de  G.  Bonaccorsi.  Esta  obra,  de  valor  inne- 
gable, tiene  la  desventaja  de  aparecer  con  veinte  años  de  retraso 
en  relación  con  su  fecha  de  composición.  Tal  como  está,  con- 
tiene la  mayor  parte  de  los  textos  incluidos  en  nuestras  seccio- 
nes I  y  II  y  algunos  de  los  que  forman  parte  de  la  III  y  V. 
Esperamos  que  la  aparición  de  un  segundo  tomo  pueda  llenar 
estas  lagunas. 


PREFACIO 


Hemos  intentado  a  la  vez  ofrecer  una  versión  directa,  que 
fuera  fiel  reflejo  del  pensamiento  original,  sin  traicionar  el  genio 
de  la  lengua  castellana.  Objetivo  no  siempre  fácil  de  realizar,  si 
tenemos  en  cuenta  el  carácter  popular  de  la  literatura  apócrifa, 
que  refleja  con  frecuencia  las  incorrecciones  y  rudeza  de  expre- 
sión propias  del  pueblo  sencillo.  En  esta  labor  nos  han  servido 
de  auxilio  la  traducción  alemana  de  E.  Hennecke  (21924),  la 
inglesa  de  M.  R.  James  (reimpresa  en  1953)  y  la  francesa  de 
F.  Amiot  (fragmentaria,  1952). 

Al  llegar  aquí,  no  queremos  silenciar  la  traducción  caste- 
llana de  E.  González-Blanco,  que  ha  sido  la  mayor  y  casi  única 
aportación  española  al  conocimiento  de  la  literatura  apócrifa  l. 

Al  tratarse  de  textos  coptos  o  árabes,  fenómeno  muy  raro, 
no  nos  ha  sido  posible  ofrecer  una  versión  directa;  en  este  caso 
hemos  procurado  servirnos  de  las  mejores  traducciones  críti- 
cas, cotejadas  entre  sí,  como  advertiremos  en  el  lugar  oportuno. 

Hemos  hecho  preceder  a  cada  uno  de  los  textos  apócrifos 
y  a  cada  grupo  de  ellos  sendos  estudios  introductorios,  en  los  que 
exponemos  sumariamente  los  problemas  que  les  atañen  y  las 
soluciones  que  ha  aportado  la  investigación  científica.  A  esto 
añadimos  una  reseña  bibliográfica,  lo  más  completa  posible, 
acerca  de  las  ediciones,  versiones  y  estudios  realizados  en  torno 
a  los  referidos  textos.  Con  ello  pretendemos  facilitar  el  camino 
a  ulteriores  investigaciones.  Hemos  puesto  especial  interés  en 
hacer  figurar  en  esta  sección  las  muchas  aportaciones  de  los 

1  Los  Evangelios  apócrifos  3  vols.  (Madrid,  Bergua,  1034)·  Sin  dejar 
de  reconocer  al  Sr.  González-Blanco  el  mérito  que  acabamos  de  apuntarle 
y  el  de  ofrecer  una  colección  bastante  completa  de  escritos  apócriios,  nos 
creemos  en  el  deber  de  oponer  a  su  obra  ciertos  reparos  de  importancia. 
Con  alguna  frecuencia  (el  caso  del  Pseudo  Mateo  es  evidente),  su  traduc- 
ción recuerda  más  el  texto  de  alguna  versión  moderna  (francesa,  por  ejem- 
plo) que  el  de  los  originales  griegos  o  latinos.  El  criterio  que  ha  inspirado 
su  colección  de  evangelios  apócrifos  se  nos  antoja  bastante  ambiguo.  Por 
una  parte  recoge  textos  que,  según  la  generalidad  de  los  investigadores, 
no  presentan  carácter  de  evangelios  apócrifos  (v.  gr.,  el  tratado  especulativo 
del  alta  gnosis  denominado  por  él  Evangelio  de  Valentín,  y  conocido  ordi- 
nariamente por  el  título  de  Pistis  Sophia,  y  las  harmonías  evangélicas  de 
Taciano  o  Ammonio,  que  no  son  sino  una  exposición  sinóptica  del  conte- 
nido de  los  evangelios  canónicos);  por  otra,  omite  textos  de  gran  impor- 
tancia, como  son  algunos  de  los  contenidos  en  nuestra  Sección  I.  La  ex- 
tensísima introducción  general  ofrece  un  conjunto  abigarrado,  donde  se  dan 
cita  todos  los  postulados  e  hipótesis  que  pretenden  destruir  los  fundamentos 
mismos  del  cristianismo,  y  en  que  brillan  por  su  ausencia  las  normas  de 
toda  metodología  científica.  Los  asertos  que  inspiran  al  autor  sus  tenden- 
ciosos criterios  vienen  respaldados  casi  únicamente  por  referencias  biblio- 
gráficas, imprecisas  en  su  mayor  parte,  y  por  una  erudición  patrístico-escri- 
turística  que  viene  traicionada  de  continuo  por  la  anarquía  tipográfica. 


PREFACIO 


XI 


pueblos  eslavos,  particularmente  de  Rusia,  a  estos  estudios; 
muchas  de  ellas  nos  han  servido  a  nosotros  mismos  de  orien- 
tación y  de  guía.  Lamentamos  el  que,  al  no  disponer  de  ca- 
racteres tipográficos  rusos,  hayamos  por  fuerza  de  recurrir 
a  una  transcripción  fonética,  no  siempre  coherente  consigo 
misma. 

Para  mayor  facilidad  de  consulta,  estas  referencias  biblio- 
gráficas están  ordenadas  cronológicamente.  Además,  los  tra- 
bajos fundamentales  están  citados  por  separado  en  el  cuerpo 
de  la  introducción.  Nuestro  deseo  fué  comprobar  personalmen- 
te tales  referencias.  Esta  aspiración  hemos  podido  realizarla  en 
la  mayor  parte  de  los  casos;  algunos,  sin  embargo,  se  nos  han 
resistido;  no  obstante,  podemos  siempre  responder  de  la  sol- 
vencia de  nuestras  fuentes  de  información. 

Los  comentarios  que  insertamos,  dentro  de  la  línea  filoló- 
gico-crítica  en  que  por  fuerza  han  de  moverse,  contienen  tam- 
bién frecuentes  referencias  sobre  la  réplica  que  los  pasajes  co- 
mentados han  tenido  en  los  monumentos  arqueológicos  e  ico- 
nográficos. 

Finalmente,  hemos  incluido  algunas  ilustraciones  de  las  artes 
figurativas  que  evidencian  el  influjo  de  los  apócrifos.  Más  que 
a  los  monumentos  arqueológicos,  que  pueden  encontrarse  re- 
producidos en  el  Dictionnaire  d'Archéologie  chrétienne  et  de  Li- 
turgie  publicado  por  Cabrol-Leclercq-Marrou,  hemos  dado  lu- 
gar preferente  a  las  manifestaciones  de  cuño  medioeval  y  pos- 
terior. Entre  ellas  destacaremos  las  de  origen  bizantino  y  es- 
pañol 2. 

No  podemos  menos  de  manifestar  nuestro  sincero  recono- 
cimiento a  todos  los  que  de  alguna  manera  nos  han  prestado 
su  concurso  en  la  elaboración  de  este  trabajo.  En  primer  lugar, 
al  Rvdmo.  Dr.  D.  Vicente  Lores  Paláu,  director  general  de 
la  Hermandad  de  Operarios  Diocesanos,  por  el  apoyo  y  el 
aliento  que  en  todo  momento  nos  ha  dispensado. 

-  El  estudio  de  los  textos  que  insertamos  en  el  decurso  de  esta  obra 
nos  sugirió  la  idea  de  un  posible  influjo  apócrifo  en  la  iconografía  hispánica. 
La  documentada  obra  del  Dr.  F.  J.  Sánchez  Cantón  Los  grandes  temas  del 
arte  cristiano  en  España.  I.  Nacimiento  e  infancia  de  Cristo  (Madrid,  BAC 
1948)  p.  10  ,  parecía  darnos  una  respuesta  negativa.  Afortunadamente  apa- 
reció el  año  1054  la  obra  del  Dr.  M.  Trens  Santa  María.  Vida  y  leyenda 
de  la  Virgen  a  través  del  arte  español  (Barcelona),  entre  cuyas  reproduccio- 
nes artísticas  pudimos  distinguir  muchas  calcadas,  por  decirlo  así,  en  los 
relatos  apócrifos,  si  bien  estamos  de  acuerdo  con  el  ilustre  director  del 
Museo  Diocesano  de  Barcelona  en  que  su  fuente  inmediata  de  inspiración 
pudo  ser  muy  bien  la  Leyenda  Aurea,  difusora  de  las  antiguas  narraciones 
apócrifas  durante  la  Edad  Media. 


XII 


PREFACIO 


Es  acreedor  de  manera  especialísima  a  nuestra  gratitud  el 
Dr.  D.  Luis  Sala  Balust,  prefecto  de  estudios  de  la  mencionada 
entidad  y  catedrático  de  la  Pontificia  Universidad  de  Salaman- 
ca, cuyas  luminosas  sugerencias  de  tipo  técnico  y  metodológico 
nos  han  servido  de  guía  desde  el  comienzo  de  nuestro  trabajo. 

En  este  mismo  aspecto  nos  sentimos  muy  obligados  para 
con  el  limo.  Sr.  Dr.  D.  Lorenzo  Turrado,  rector  magnífico  de 
la  citada  Universidad. 

En  otro  sector,  no  menos  interesante,  nos  sentimos  alta- 
mente reconocidos  a  la  fraternal  comprensión  y  atinadas  su- 
gerencias de  los  superiores  del  Seminario  de  Calatrava  en 
Salamanca:  D.  Angel  González,  D.  Agustín  Flores,  D.  José 
Valladares  y  D.  David  Sabaté. 

Para  la  corrección  de  pruebas  y  confección  de  índices  he- 
mos recibido  valiosa  ayuda  de  D.  Emilio  Gil,  D.  Atanasio 
Robles,  D.  Manuel  G.  Torrecillas,  D.  Urbano  Sánchez  y  de 
los  alumnos  del  citado  Seminario  de  Calatrava.  A  ellos  nues- 
tra gratitud. 

Hemos  de  confesar,  finalmente,  que  nuestra  penosa  labor 
de  consulta  se  ha  visto  aliviada  con  frecuencia  por  la  ama- 
bilidad de  quienes  tenían  a  su  cargo  las  bibliotecas  que  hemos 
tenido  que  visitar.  Queremos,  por  lo  menos,  dejar  constancia 
de  éstas.  En  Salamanca,  las  de  las  Universidades  Pontificia  y 
Literaria,  la  de  la  Facultad  Teológica  de  San  Esteban  (PP.  Do- 
minicos) y  la  del  Colegio  Mayor  <<Maestro  Avila»;  en  Madrid, 
la  Biblioteca  Nacional  y  la  del  Instituto  «Francisco  Suárez» 
del  C.  S.  I.  C. ;  en  Barcelona,  la  del  monasterio  de  Montse- 
rrat y  la  del  Colegio  Máximo  de  la  Compañía  de  Jesús  (San 
Cugat  del  Vallés);  en  Roma,  la  Biblioteca  Vaticana  y  la  de 
los  PP.  Institutos  Bíblico  y  Oriental. 

Por  nuestra  parte  nos  sentiremos  sobradamente  recompen- 
sados si  esta  obra,  con  todos  sus  defectos,  puede  contribuir, 
al  conocimiento  de  un  venero,  no  despreciable,  de  nuestra 
primitiva  tradición  cristiana.  La  vuelta  a  las  fuentes,  tan  re- 
comendada por  los  Sumos  Pontífices,  es  quizá  el  medio  más 
apto  para  lograr  la  unión  de  todos  los  que  nos  consideramos 
herederos  del  tesoro  que  nos  legaron  nuestros  padres  en  la  fe. 

Esta  humilde  aportación,  si  bien  primeriza  e  imperfecta, 
quisiera,  con  la  ayuda  de  Dios,  ser  el  preludio  de  otros  tra- 
bajos menos  indignos  de  tan  sabroso  tema. 

Salamanca,  fiesta  de  la  Circuncisión  del  Señor,  i  de  enero 
de  1956. 


Aurelio  de  Santos  Otero 


SIGLAS 


ABoll   Analecta  Bollandiana.  Bruxelles. 

AcBiblt   Accademie  e  Biblioteche  d'Italia.  Roma. 

AcVelehr   Acta  Academiae  Velehradensis.  Olomuc. 

AmEccR   The  American  Ecclesiastical  Review.  Washington. 

AmJournTh   The  American  Journal  of  Theology.  Chicago. 

Bi   Bíblica  [Pontificio  Instituto  Bíblico].  Roma. 

BonaccorsiVA   G.  Bonaccorsi  :  Vangeli  Apocrifi,  vol.I.  Firenze  1048. 

BullInsFra   Bulletin  de  l'Institut  Francais  d'Archéologie  Orién- 
tale. Le  Caire. 

BullLitEc   Bulletin  de  Littérature  Ecclésiastique.  Toulouse. 

BullRy   Bulletin  of  John  Rylands  Library.  Manchester. 

ByzNGrJ   Byzantinisch-Neugriechische  Jahrbücher.  Athen. 

ByzSl   Byzantino-Slavica.  Vratislaw. 

ByzZt   Byzantinische  Zeitschrift.  München. 

CathBiQ   The  Catholic  Biblical  Quarterly.  Washington. 

CDi   La  Ciudad  de  Dios.  Madrid. 

ChW   Christliche  Welt.  Gotha. 

CiTom   La  Ciencia  Tomista.  Salamanca. 

CVit   Cittá  di  Vita.  Firenze. 

ColBru   Collationes  Brugenses.  Bruges. 

ColMechl   Collectanea  Mechünensia.  Malines. 

ColTh   Collectanea  Theologica.  Lwów. 

ConNT   Coniectanea  Neotestamentica.  Uppsala. 

CoScrOr   Corpus  Scriptorum  Orientalium,  ed.  por  J.  B.  Cha- 

bot,  H.  Hyvernat,  I.  Guidi,  I.  Forget.  Paris 

1903SS. 

DACHEL   Dictionnaire  d'Archéologie  chrétienne  et  de  Litur- 

gie,  ed.  por  F.  Cabrol,  H.  Leclercq,  H.  MarSou. 
Paris  1924SS. 

DThCath   Dictionnaire  de  Théologie  Cathoiique,  ed.  por  A.  Va- 

cant,  E.  Mangenot,  E.  Amann.  Paris  1903SS. 

DeuLitZ   Deutsche  Literaturzeitung.  Leipzig. 

EchOr   Echos  d'Orient.  Paris. 

EnCat   Enciclopedia  Cattolica.  Roma  1949SS. 

EnchB   Enchiridion  Biblicum.  Romae  1954. 

EstEc   Estudios  Eclesiásticos.  Madrid. 

EstMar   Estudios  Marianos.  Madrid. 

Et   Etudes.  Paris. 

Exp   The  Expositor.  London. 

ExpT   Expository  Times.  Edinburgh. 


XIV  SIGLAS 


FlPa   Florilegium  Patristicum,  ed.  por  Geyer-Zellinger- 

Rauschen.  Bonn 

ForschRLit   Forschungen  zur  Religión  und  Literatur  des  A.  und 

des  Ν.  T.  Gottingen. 

GóttGelAnz   Góttingische  Gelehrte  Anzeigen.  Gottingen. 

GóttNachrt   Nachrichten  von  der  Gesellschaft  der  Wissenschaf- 

ten  zu  Gottingen.  Philos.-Philol.  Klasse. 

HarThR   The  Harvard  Theological  Review.  Cambridge. 

HenneckeNA   E.  Hennecke:  Neutestamentliche  Apokryphen.  Tü- 

bingen  1004,  21924. 
Ho   Hochland.  Kempten-München. 

IC1   La  Ilustración  del  Clero.  Madrid. 

ItArtI   L'Italia  artística  íllustrata.  Roma. 

JA   Journal  Asiatique.  Paris. 

JamesNT   M.  R.  James:  The  Apocrypha!  New  Testament.  Ox- 
ford 1924.  repr.  1953. 

JBiLit   Journal  of  Biblical  Literature.  Boston-New  Haven. 

JBiR   Journal  of  Bible  and  Religión. 

JeQR   The  Jewish  Quartedy  Review.  Philadelphia. 

JR   The  Journal  of  Religión.  Chicago. 

JThSt   The  Journal  of  Theological  Studies.  London. 

Kath   Der  Katholik.  Mainz. 

KleinT   Kleine  Texte  für  Vorlesungen  und  Übungen,  ed.  por 

H.  Lietzmann.  Berlín. 

LexThKi   Lexikon  für  Thi'ologie  und  Kírche.  Freiburg  in 

Breisgau. 

Ma   Marianum.  Roma. 

MArchH   Mélariges  d'Archéologie  et  d'Hi.stoirc.  Roma-I'ans. 

MéMissCa   Mémoires  publiées  par  les  membres  de  la  Mission 

archéologique  franςaise  au  Caire.  Paris. 
MigneAp   J.  P.  Migne:  Dictionnaire  des  Apocryphes.  Paris 

1856. 

MilletR   Recherches  sur  l'iconographie  de  l'Evangile  aux 

XVI,  XV,  XVI,  siécles  d'aprés  les  monumens  de 
Mistre,  de  la  Macedoine  et  du  Mont  Atho?.  Pa- 
rís 19 16. 

MoGschWisJud   Monatschrift  für  Geschichte  und  Wissenschaft  des 

Judentums.  Breslau. 

MScR   Mélanges  de  Science  Religieuse.  Lille. 

Mu   Le  Muséon.  Louvain. 

NeuKiZt   Neue  Kirchliche  Zeitschrift.  Erlangen-Leipzig. 

NiThSt   Nieuwe  Theologische  Studien. 

NouRTh   Nouvelle  Revue  Théologique.  Tournai. 

NuBollArch   Nuovo  Bolletino  di  Archeologia  Cristiana.  Roma. 

NuRScF   Nuova  Raccolta  d'opuscoli  scientifici  e  filologici. 

nezia. 


SIGLAS 


Or   Orientalia  (Christiana).  Roma. 

OrCh   Oriens  Christianus.  Leipzig. 

OrLitZ   Orientalische  Literaturzeitung.  Leipzig. 

PaOr   Patrología  Onentalis,  cd.  por  Graffin-Nau.  París. 

ParPas   Parola  del  Passato. 

PhilSt   Philologische  Studien.  Lówen. 

PhilW   Philologische  Wochenschrift.  Leipzig. 

PG   J.  P.  Migne:  Patrologiae  Cursus  Completas.  Series 

Graeca.  Parisiis  1857SS. 

PL   Id.  Series  Latina.  Parisiis  1844SS. 

RaF   Razón  y  Fe.  Madrid. 

RArchB   Revista  de  Archivos  y  Bibliotecas.  Madrid. 

RBé   Revue  Bénedictine.  Maredsous. 

RBi   Revue  Biblique.  París. 

RechThAncMéd   Recherches  de  Théologie  ancienne  et  medieval.  Ab- 

baye  du  Mont  César.  Louvain. 

REGr   Revue  des  Etudes  grecques.  París. 

RFacOu   Revue  des  Facultes  catholiques  de  l'Ouest. 

RHEcl   Revue  d'Histoire  Ecclésiastique.  Louvain. 

RHLR   Revue  d'Histoire  et  de  Littérature  religieuses.  París. 

RHPhR   Revue  d'Histoire  et  de  Philosophie  religieuses.  Paris. 

RHR   Revue  d'Histoire  des  Religions.  Paris. 

RiRe   Ricerche  Religiose.  Roma. 

RómQ   Rómische  Quartalschntt.  Freiburg  ín  Breisgau. 

ROrCh   Revue  de  l'Orient  Chrétien.  Paris. 

RStOr   Rivista  di  Studi  Orientali. 

RThPh   Revue  de  Théologie  et  de  Philosophie.  Lausanne. 

ScuCat   Scuola  Cattolica.  Milano. 

Sef   Sefarad  [Consejo  Superior  de  Investigaciones  Cien- 

tíhcasl.  Madrid. 

SerNab   Sertum  Nabericum.  Leyden. 

SitzAkB   Sitzungsberichte  der  Berliner  Akademie  der  Wis- 

senschaften.  Berlín. 

SitzAkPr   Sitzungsberichte  der  kónigl.  Preussischen  Akademie 

der  Wissenschaften.  Berlín. 

StCat   Studia  Catholica.  Nymegen. 

StS   Studia  Sinaiüca.  Cambridge. 

StT   Studi  e  Testi.  Cittá  del  Vaticano. 

SupDBi   Supplément  au  Dictionnaire  de  la  Bible,  ed.  porPi- 

rot.  Paris  1928SS. 

TerSan   Terra  Santa.  Gerusalemme. 

Th   Theology.  Journal  of  Historie  Christianity.  London. 

ThBlát   Theologische  Blátter.  Leipzig. 

ThGl   Théologie  und  Glaube.  Paderborn. 

Thjahr   Theologischer  Jahresbericht.  Leipzig. 

ThLitBl   Theologisches  Literaturblatt.  Leipzig. 

ThLitZ   Theologische  Literaturzeitung.  Leipzig. 

ThQ   Theologische  Quartalschrift.  Tübingen. 

ThRund   Theologische  Rundschau.  Tübingen. 

ThStKr   Theologische  Studien  und  Kritiken.  Gotha-Ham- 

burg. 


XVI 


SIGLAS 


TS   Texts  and  Studies.  Contributions  to  Biblical  and 

Patristic  Literature,  ed.  por  J.  A.  Robinson.  Cam- 
bridge i8qiss. 

TU   Texte  und  Untersuchungen  zur  Geschichte  der  alt- 

christlichen  Litcratur,  ed.  por  O.  von  Gebhardt  y 
Λ.  Harnack.  Leipzig  1883SS. 

VD   Verbum  Domini.  Roma. 

VigChr   Vigiliae  Christianae.  Amsterdam. 

ZtkTh   Zeitschrift  für  Katholische  Theologie.  Innsbruck. 

ZtKiWissL   Zeitschrift  für  Kirchliche  Wissenschaft  und  Kirch- 1 

liches  Leben.  Leipzig. 
ZtNW   Zeitschrift  für  die  neutestamentliche  Wissenschaft 

und  die  Kunde  der  alteren  Kirche.  Giessen. 
ZtSmG   Zeitschrift  für  Semitistik  und  verwandte  Gebiete. 

Leipzig. 

ZtWTh   Zeitschrift  für  wissenschaftliche  Theologie.  Jena- 

Halle-Leipzig-Frankfurt. 

ABREVIATURAS  Y  SIGNOS  DE  USO  MAS 
FRECUENTE 

c.  =  capítulo  ms.    ==  manuscrito 

cód.  =  códice  n.      =  número 

ed.  =  edición  p.      =  página 

ev.  =  evangelio  pap.  ==  papiro 

f.  =  folio  rec.    =  recensión 

h.  =  hacia  red.  =  redacción 

lo.  =  Juan  sign.  =  signatura 

1.  =  línea  v.      =  versión 

Le.  =  Lucas  t  --t  =  texto  corrompido 

Me.  =  Marcos  f . . .]  =  suplencia  de  lagunas  o  texte 

Mt.  =  Mateo  no  incluido  en  el  original. 

< . . .)  =  texto  que  se  tiene  como  (...)  =  inciso  explicativo, 
espúreo. 


INTRODUCCION  GENERAL 


Apócrifo,  en  el  sentido  etimológico  de  la  palabra  (viene  de 
άπό  κρύπτω),  significa  «cosa  escondida,  oculta».  Este  término 
servía  en  la  antigüedad  para  designar  los  libros  que  se  destina- 
ban exclusivamente  al  uso  privado  de  los  adeptos  a  una  secta 
o  iniciados  en  algún  misterio.  Tales  eran  entre  los  romanos  los 
libros  Sibilinos  y  el  Ius  Pontificum.  Después,  esta  palabra  vino  a 
significar  libro  de  origen  dudoso,  cuya  autenticidad  se  im- 
pugnaba. 

Entre  los  cristianos  se  designó  con  este  nombre  a  ciertos  es- 
critos cuyo  autor  era  desconocido  y  que  desarrollaban  temas 
ambiguos,  si  bien  se  presentaban  con  el  carácter  de  sagrados. 
Por  ésta  razón,  el  término  apócrifo  vino  con  el  tiempo  a  signi- 
ficar escrito  sospechoso  de  herejía  o,  en  general,  poco  reco- 
mendable. 

Además  de  los  citados  apócrifos  paganos,  se  encuentran 
apócrifos  del  Antiguo  y  del  Nuevo  Testamento. 

A)    APOCRIFOS  DEL  NUEVO  TESTAMENTO 

La  noción  de  apócrifo  neotestamentario  es  difícil  de  preci- 
sar, por  haberse  dado  a  este  término  un  significado  muy  elás- 
tico al  correr  de  los  tiempos,  amparando  bajo  su  sombra  mul- 
tiplicidad de  escritos  muy  diversos  entre  sí. 

Siguiendo  a  Amann  diremos  que  esta  noción  está  íntima- 
mente ligada  con  el  concepto  de  canon  de  las  Sagradas  Escritu- 
ras. Según  esto,  podremos  incluir  en  la  citada  categoría  todos 
los  escritos  que,  desarrollando  temas  análogos  a  los  de  los  li- 
bros canónicos  del  Nuevo  Testamento,  pretenden  de  forma  más 
o  menos  velada  arrogarse  el  carácter  de  sagrados  y  equipararse 
a  los  que  la  Iglesia  tiene  como  inspirados,  sin  que,  a  pesar  de 
todo,  hayan  conseguido  ser  recibidos  oficialmente  por  ella  en 
el  canon. 


1  Apocryphes  du  N.T.:  SupDBi  I  (1928)  C0I.460SS. 
Ev.  apócrifos 


1 


2 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


Nos  consta,  en  efecto,  por  el  testimonio  de  San  Lucas  2  que, 
ya  desde  el  principio,  muchos  emprendieron  el  trabajo  de  coor- 
dinar la  narración  de  las  cosas  que  tuvieron  lugar  en  tiempo  de 
Jesús.  Orígenes  [f  253-54],  cuando  comentaba  este  pasaje,  dis- 
tinguía ya,  al  lado  de  los  cuatro  evangelios  inspirados  y  recibi- 
dos como  tales  por  la  Iglesia,  otros  muchos  «compuestos  por 
quienes  se  lanzaron  a  escribir  evangelios  sin  estar  investidos 
de  la  gracia  del  Espíritu  Santo»  3,  y  que,  por  tanto,  estaban  des- 
tituidos de  toda  autoridad.  Según  él,  tales  libros  estaban,  sobre 
todo,  en  poder  de  los  herejes. 

Tal  hecho  había  sido  ya  señalado,  data  occasione,  por  otros 
escritores  más  antiguos,  como  San  Ireneo  [f  h.202]  4  y  Clemen- 
te Alejandrino  [f  ante  215  ]  5,  los  cuales,  sin  embargo,  no  mos- 
traban tanto  rigor  contra  esta  literatura  acanónica. 

A  principios  del  siglo  IV,  el  canon  queda  definitivamente 
fijado,  al  menos  en  sus  líneas  fundamentales,  y  así  la  noción  de 
apócrifo  queda  perfectamente  delimitada.  Eusebio,  al  tratar  de 
los  libros  del  Nuevo  Testamento,  después  de  enumerar  los  que 
unánimemente  son  aceptados  por  todos  (protocanónicos)  y  los 
que  aún  son  objeto  de  discusión  (deuterocanónicos) ,  habla  de 
otros  que  son  bastardos  y  espúreos,  a  quienes  en  griego  deno- 
mina νόθα.  Entre  éstos  distingue  dos  categorías:  a)  la  de  los 
que,  aun  no  perteneciendo  al  cuerpo  neotestamentario,  son  ci- 
tados por  los  autores  eclesiásticos  y  presentan  un  carácter  orto- 
doxo, v.gr.,  los  Hechos  de  Pablo,  el  Pastor  de  Hermas,  la  Carta 
de  Bernabé,  el  Apocalipsis  de  Juan,  el  Evangelio  de  los  Hebreos..., 
etcétera;  b)  la  de  aquellos  que,  siendo  de  contenido  herético, 
pretenden  reemplazar  a  las  escrituras  canónicas  y  por  eso  se 
cobijan  bajo  el  nombre  de  los  apóstoles,  v.gr.,  los  Evangelios 
de  Pedro,  Tomás,  Matías...,  los  Hechos  de  Juan...,  etc.  6 

Resumiendo,  podemos,  en  conclusión,  fijar  en  dos  las  ca- 
racterísticas o  notas  del  apócrifo  neotestamentario:  a)  su  acano- 
nicidad;  b)  su  pretensión  de  reemplazar  o  equipararse  a  los  es- 
critos inspirados  con  intenciones  no  siempre  confesables. 

Deslindado  así  el  campo,  se  entiende  cómo  no  pueden  in- 
cluirse en  este  concepto  escritos  como  las  Cartas  de  San  Cle- 
mente o  de  San  Ignacio,  la  Didaché,  el  Pastor  de  Hermas  y  otros 


2  Le.  1,1. 

3  «Qui  absque  gratia  Spiritus  Sancti  ad  scribenda  evangelia  prosilue- 
runt»  (Hom.  in  Le.  I:  PG  13,1801). 

4  Adv.  Haeres.  III  11,8:  PG  7,885. 

5  Strom.  III  13:  PG  8,1194. 

<>  Hist.  Eccl.  III  25:  PG  20,268ss. 


EVANGELIOS  APÓCRIFOS 


3 


escritos  análogos  que  ciertos  catálogos  posteriores  7  e  incluso 
algunos  autores  modernos  8  consideran  como  apócrifos,  sin  duda 
porque  tales  escritos  se  encuentran  a  veces  en  los  mismos  códi- 
ces de  la  Sagrada  Escritura  9. 

Los  apócrifos  del  Nuevo  Testamento  suelen  clasificarse,  al 
igual  que  los  libros  canónicos  correspondientes,  en  cuatro 
grupos : 

Evangelios. 
Hechos. 
Epístolas. 
Apocalipsis. 

Los  dos  grupos  primeros  son  los  que  contienen  escritos  más 
numerosos. 

En  general  podemos  decir  que  los  apócrifos  más  antiguos, 
los  que  eran  realmente  de  carácter  tendencioso,  han  desapare- 
cido, siendo  reemplazados  en  su  mayor  parte  por  «reelabora- 
ciones» de  cuño  posterior,  más  ortodoxas. 

Buena  parte  de  éstas  se  nos  conservan  en  su  lengua  original, 
generalmente  la  griega,  y  en  varias  traducciones  o  refundiciones 
latinas  y  orientales  (coptas,  siríacas,  etíopes,  armenias,  árabes, 
eslavas).  Algunas  se  conservan  únicamente  en  estas  versiones. 

Solamente  poseemos  fragmentos  de  algún  apócrifo  que  de- 
bió escribirse  originariamente  en  lengua  siríaca. 


B)    EVANGELIOS  APOCRIFOS 

En  la  presente  edición  nos  vamos  a  ocupar  únicamente  de 
aquellos  apócrifos  del  Nuevo  Testamento  que  tienen  carácter 
evangélico,  es  decir,  que  tienen  como  finalidad  darnos  a  cono- 
cer la  vida  y  doctrina  terrestre  de  Jesús,  juntamente  con  sus  an- 
tecedentes familiares,  y  que  se  arrogan  la  autoridad  de  los 
Evangelios  canónicos,  sin  que,  a  pesar  de  ello,  la  Iglesia  los 
haya  incluido  oficialmente  en  su  canon. 

Según  esto,  quedan  excluidos  de  nuestra  colección  los  si- 
guientes escritos: 


7  Cf.  más  abajo  Decretum  Gelasianum,  Stichometria,  Catálogo  de  los 
6o  Libros,  etc. 

8  Así  lo  hace  Hilgenfeld  en  su  Novum  Testamentum  extra  Canonem 
receptum  (Lipsiae  21884). 

9  El  Codex  sinaiticus  contiene  el  Pastor  de  Hermas  y  la  Carta  de  Bernabé, 
y  el  Codex  alexandrinus  las  cartas  primera  y  segunda  de  Clemente. 


4 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


1.  °  Aquellos  apócrifos  de  origen  cristiano  que,  aun  con- 
signando datos  acerca  de  la  vida  terrena  de  Jesucristo,  se  pre- 
sentan a  sí  mismos  como  escritos  del  Antiguo  Testamento,  pre- 
tendiendo con  ello  acreditar  más  su  antigüedad.  Tales  son,  por 
ejemplo,  el  Libro  de  Henoc,jel  Testamento  de  los  XII  Patriarcas, 
el  Apocalipsis  de  Baruc,  las  Odas  de  Salomón,  la  Ascensión  de 
Isaías...,  etc. 

2.  °  Los  tratados  especulativos  heréticos,  sobre  todo  gnós- 
ticos o  maniqueos,  aunque  pongan  en  labios  de  Jesús  sus  doc- 
trinas cosmogónicas  o  escatológicas.  Tales  son,  entre  otros,  la 
Pistis  Sophia  10  y  el  Libro  de  Juan  u. 

3.0  Las  sinopsis  o  harmonías  evangélicas,  tales  como  las 
de  Taciano  o  Ammonio,  que  no  pretenden  rivalizar  con  los 
Evangelios  canónicos  ni  llenar  sus  lagunas,  sino  simplemente 
ofrecer  un  texto  evangélico  homogéneo  sirviéndose  de  las  na- 
rraciones de  éstos. 

4.0  Aquellos  apócrifos  de  data  posterior  que  vinieron  a 
fraguarse  en  la  baja  Edad  Media.  De  ellos  ofrecemos  un  elenco 
y  algunas  noticias  más  abajo. 

Delimitado  así  el  campo,  distribuiremos  los  Evangelios  apó- 
crifos en  cinco  secciones  principales: 

I.  Textos  fragmentarios.  Incluiremos  en  este  apartado  los 
restos  de  apócrifos  perdidos  que  nos  han  dejado  las  obras  de 
los  escritores  eclesiásticos  de  los  primeros  siglos;  los  fragmen- 
tos papiráceos  descubiertos  recientemente  en  Egipto  y  una  co- 
lección de  agrapha,  o  dichos  del  Señor,  que  no  figuran  en  los 
Evangelios  canónicos. 

II.  Apócrifos  de  la  Natividad.  Esto  es,  el  Protoevangelio 
de  Santiago  y  sus  dos  reelaboraciones  latinas  del  evangelio  lla- 
mado del  Pseudo  Mateo  y  De  Nativitate  Mariae. 

III.  Apócrifos  de  la  Infancia.  Incluiremos  en  este  apar- 
tado el  Pseudo  Tomás  griego,  que  es  el  núcleo  fundamental  de 
este  ciclo,  y  las  traducciones  íntegras  del  Evangelio  árabe  de  la 


10  Algunos  conocen  esta  obra  con  el  título  de  Evangelio  de  Valentín. 
Está  contenida  en  el  cod.Askewianus  (s.IV)  del  British  Museum.  Ha  sido 
editada  por  C.  Schmidt  en  Copenhague  el  año  1925.  Puede  verse  una  tra- 
ducción castellana  en  González-Blanco,  Los  Evangelios  apócrifos  III  (Ma- 
drid 1934)  p. 364-467.  Cf.  BardenhewerGAL  I  (2i9i3)  Ρ-354-358· 

1 1  Se  trata  de  una  exposición  de  la  doctrina  dualística  profesada  por  los 
cátaros  (maniqueos  del  Occidente)  en  la  Edad  Media.  Thilo  insertó  su  texto 
latino  en  el  Codex  apocryphus  Novi  Testamenti  I  (Lipsiae  1832),  tomándolo 
de  Benoist,  Histoire  des  albigeois...  (París  1691).  Una  traducción  castellana 
puede  verse  en  la  obra  citada  de  González-Blanco,  t.2  p-370-384,  y  una 
inglesa  en  JamesNT  (repr.1953)  p. 187-193. 


EVANGELIOS  APÓCRIFOS 


5 


infancia  y  de  la  Historia  de  José  el  Carpintero.  Añadiremos  a  esto 
las  noticias  más  interesantes  contenidas  en  otros  textos  secun- 
darios, tales  como  el  Evangelio  armenio  de  la  infancia,  el  Evan- 
gelio latino  de  la  infancia,  etc. 

IV.  Apócrifos  de  la  Pasión,  bajada  a  los  infiernos  y  resurrec- 
ción de  Cristo.  Incluiremos  aquí  el  antiquísimo  fragmento  de 
Akhmim  o  Evangelio  de  Pedro,  el  ciclo  completo  alrededor  de 
Pilato  y  el  Evangelio  de  Bartolomé. 

V.  Apócrifos  asuncionistas.  Ante  la  literatura  inmensa 
existente  en  torno  a  la  dormición  y  asunción  de  la  Virgen,  to- 
maremos los  textos  más  antiguos  y  representativos  y  algunos 
otros  cuya  influencia  literaria  e  iconográfica  ha  sido  más  evi- 
dente. Incluiremos  el  Libro  de  San  Juan  Evangelista,  la  Homilía 
de  Juan  de  Tesalónica,  que  es  la  mejor  representante  del  texto 
apócrifo  contenido  en  el  vetusto  Pseudo  Melitón,  y  la  Narra- 
ción de  José  de  Arimatea. 

Finalmente,  a  modo  de  apéndice,  ofreceremos  el  texto  de 
la  correspondencia  apócrifa  entre  Jesús  y  Abgaro,  rey  de  Edesa, 
y  la  llamada  Carta  del  Domingo. 


En  el  alumbramiento  de  la  literatura  evangélico-apócrifa 
desempeñó  un  gran  papel  el  pueblo  sencillo.  Su  imaginación 
oriental  y  su  fruición  por  todo  lo  que  se  presentaba  como  ex- 
traordinario, misterioso  y  legendario,  encontró  terreno  abona- 
do en  las  últimas  palabras  del  evangelio  de  San  Juan  12  para 
ver  la  manera  de  llenar  «los  vacíos»  de  los  evangelios  canónicos 
en  relación  con  muchos  detalles  de  la  vida  de  Jesús. 

Aquellas  primitivas  comunidades  cristianas  sentían  viva 
comezón  por  saber  cosas  nuevas  relativas  a  la  persona  de  Cris- 
to, a  su  vida  y  a  su  mensaje.  No  tiene  nada  de  extraño  que  se 
dejaran  encandilar  por  relatos  fantásticos  y  por  halagadoras  le- 
yendas, refrendadas  a  veces  por  el  testimonio  de  los  que  se 
decían  testigos  de  la  vida  de  Cristo  y  por  las  tradiciones  anejas 
a  los  lugares  en  que  éste  habitó.  Este  acervo  primitivo  se  fué  en- 
riqueciendo y  diversificando  al  pasar  de  boca  en  boca  y  de  re- 
gión en  región,  hasta  que  cristalizó,  finalmente,  en  la  prolífica 
literatura  apócrifa  amparada  con  los  nombres  de  quienes  fueron 


1 2  «Muchas  otras  cosas  hizo  Jesús  que  no  están  escritas  en  este  libro ; 
y  pienso  que,  si  se  escribieran  por  menudo,  ni  el  mundo  entero  podría  con- 
tener los  libros  que  habrían  de  componerse»  (lo.  21,25;  cf.  20,30). 


6 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


testigos  de  la  vida  de  Cristo:  Pedro,  Felipe,  Santiago,  Juan,  etc. 

Pero  a  la  ingenuidad  del  pueblo  crédulo  se  añadió  la  astu- 
cia de  los  herejes.  Al  socaire  de  la  autoridad  apostólica  no  se 
amparaban  ya  solamente  encantadoras  leyendas  acerca  de  los 
misterios  de  la  vida  de  Jesús,  sino  tendenciosas  doctrinas  gnós- 
ticas,  docéticas,  encratísticas  o  maniqueas. 

Como  contrarréplica  a  estos  apócrifos  heréticos,  no  faltaron 
escritores  ortodoxos  que  se  propusieron  defender  algún  dogma 
cristiano;  y  no  se  les  ocurrió  otro  medio  más  apto  para  conse- 
guir este  fin  que  entretejer  una  bella  leyenda  evangélica  y  pre- 
sentarla como  inspirada.  De  este  género  es,  p.ej.,  el  Protoevan- 
gelio  de  Santiago,  que  quiso  salir  al  paso  de  los  que  negaban  o 
ponían  en  duda  la  virginidad  de  María,  quizá  por  no  entender 
bien  el  sentido  del  Evangelio  al  hablar  de  los  hermanos  de  Jesús. 
No  faltaron  tampoco  eruditos  de  buena  fe  que,  al  leer  ciertos 
pasajes  del  Antiguo  Testamento,  los  tomaron  en  un  sentido 
demasiado  literal  y  se  los  aplicaron  al  Mesías;  con  lo  cual  no 
tuvieron  más  remedio  que  fingir  ciertos  episodios  en  la  vida  de 
éste  para  confirmar  su  cumplimiento.  Tales  adaptaciones  han 
dado  origen  a  muchos  detalles  genuinamente  apócrifos,  v.gr., 
la  cueva  de  la  natividad  13  y  el  buey  y  el  asno  acompañando  a 
Jesús  recién  nacido  14. 


#  *  # 

Se  comprende  que  la  Iglesia  había  de  reaccionar  de  algún 
modo  frente  a  un  hecho  histórico  que  tocaba  tan  de  cerca  las 
fuentes  de  la  revelación.  Sin  embargo,  no  conocemos  decreto 
alguno  oficial  en  el  que  se  catalogaran  y  condenaran  categóri- 
camente los  apócrifos.  El  Decretum  Gelasianum,  que  durante 
algún  tiempo  se  consideró  como  documento  público  emanado 
de  la  autoridad  papal,  hoy  se  tiene  comúnmente  por  un  escrito 
de  carácter  privado. 

No  obstante,  a  través  de  muchos  documentos,  sobre  todo 
patrísticos,  podemos  vislumbrar  claramente  el  sentir  de  la  Igle- 
sia sobre  este  particular.  Ella  se  ha  preocupado  siempre  de  se- 
ñalar y  reprobar  los  escritos  heréticos  que  se  presentaban  en 
forma  de  narraciones  evangélicas.  En  este  sentido  es  bien  ex- 
presivo el  testimonio  de  Inocencio  I  en  su  carta  a  Exuperio  de 
Tolosa,  en  la  que  denuncia  y  condena  los  escritos  falsificados 


13  Cf.  Is.  34,i 6  según  la  versión  de  los  70. 

14  Cf.  Is.  1,3;  3,2  según  la  citada  versión. 


EVANGELIOS  APÓCRIFOS 


7 


por  Leucio  15,  así  como  el  de  Santo  Toribio  de  Astorga  en  su 
carta  a  Idacio  y  Ceponio,  en  la  que  condena  los  apócrifos  pris- 
cilianistas  de  uso  en  España  16. 

La  Iglesia  ha  tenido  además  buen  cuidado  de  deslindar 
siempre  el  campo  de  lo  inspirado,  que  pertenece  al  tesoro  de  la 
revelación,  y  el  de  lo  espúreo  o  simplemente  apócrifo  que  pre- 
tende pasar  como  tal,  aunque  no  sea  de  tendencias  heréticas. 
En  este  sentido  son  elocuentes  los  testimonios  de  Orígenes  11 , 
Eusebio  ,8,  Decretum  Gelasianum  y  demás  catálogos  de  apócri- 
fos que  insertaremos  más  abajo. 

En  cuanto  a  las  narraciones  pseudoevangélicas  que  preten- 
den sencillamente  satisfacer  la  curiosidad  de  los  lectores,  se 
observan  entre  los  Santos  Padres  dos  tendencias  distintas :  una, 
capitaneada  por  San  Jerónimo,  viendo  las  extravagancias,  con- 
tradicciones e  incluso  frases  de  mal  gusto  en  que  frecuente- 
mente incurren  los  apócrifos,  opta  por  la  abolición  de  éstos, 
desesperando  poder  encontrar  en  ellos  algo  de  provecho  19 ; 
otra,  más  suave,  procura  buscar  ese  «aurum  in  luto»  a  que 
alude  San  Jerónimo  y  es  más  tolerante  con  esta  literatura.  San 
Agustín,  afirmando  categóricamente  su  acanonicidad,  no  deja- 
ba de  reconocer  que  podía  encontrarse  en  ella  «algo  de  ver- 
dad» 20.  Los  antiguos  escritores,  orientales  particularmente,  se 
sirvieron  no  pocas  veces  de  datos  consignados  en  los  apócrifos. 
Entre  muchos,  citaremos  a  Clemente  de  Alejandría,  Eusebio, 
San  Epifanio,  San  Andrés  Cretense,  San  Juan  Damasceno... 
La  misma  Iglesia,  tanto  oriental  como  occidental,  ha  dado  aco- 
gida en  su  liturgia  a  diversas  fiestas  que  no  tienen  otro  funda- 
mento escrito  que  el  de  los  evangelios  apócrifos. 

Sin  embargo,  es  muy  de  agradecer  a  la  Iglesia  y  a  los  Santos 
Padres  esta  su  actitud  ordinaria  de  reserva  frente  a  esta  litera- 
tura. Gracias  a  ella  en  gran  parte,  se  nos  ha  conservado  inalte- 
rado el  tesoro  auténtico  de  la  revelación  escrita. 


Al  tratar  de  valorar  la  producción  apócrifa,  han  aparecido 
con  frecuencia  tendencias  antagónicas.  Algunos,  con  manifies- 


15  Cf.  más  abajo,  Catálogos  de  apócrifos  neotestamentarios. 

16  Ibid. 

l?  Hom.  in  Le.  I:  PG  13,1802  (cf.  los  cit.  Catálogos...). 

18  Hist.  Eccl.  III  25:  PG  20,268ss. 

19  Cf.  Ep.  ad  Laetam  de  institutione  filiae:  PL  23,688. 

20  «In  his  autem  apocryphis,  etsi  invenitur  aliqua  veritas,  tamen  propter 
multa  falsa  nulla  est  canónica  auctoritas. ..»  (De  civ.  Dei  XV  23,4:  PL  41,470). 


8 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


ta  exageración,  han  llegado  a  sobreestimar  hasta  tal  punto  los 
apócrifos,  que  han  querido  ver  en  ellos  la  fuente  de  inspiración 
para  los  evangelios  canónicos.  Es  una  opinión  que  profesó  en 
sus  tiempos  la  escuela  de  Tübingen  y  que  en  la  actualidad 
está  pasada  de  moda,  por  decirlo  así,  ante  los  ojos  de  la  crítica. 
Otros,  con  cierta  frecuencia  en  la  actualidad,  minimizan  su 
valor,  bien  porque  desconocen  estos  escritos,  bien  porque  creen 
que  el  hacer  uso  de  ellos  podría  comprometer  ciertas  verdades 
dogmáticas. 

Ante  todo  hay  que  dejar  bien  sentado  que  los  apócrifos  no 
aportan  ningún  dato  a  la  revelación.  Y  es  por  demás  evidente 
que  no  admiten  comparación  alguna  en  punto  a  riqueza  espi- 
ritual, rectitud  moral  e  incluso  belleza  formal  con  los  Evange- 
lios canónicos.  Una  simple  lectura  bastaría  para  confirmar  la 
verdad  de  estos  asertos,  si  no  hubiéramos  de  prestar  oídos  a 
las  enseñanzas  de  la  Iglesia  sobre  esta  materia. 

Además,  son  muchos  los  defectos  que  en  ellos  se  descubren. 
La  causa  de  éstos  radica  con  frecuencia  en  su  origen  popular 
y  plebeyo.  El  sentido  de  la  verdad  histórica  está  muchas  veces 
ausente  de  ellos  y  viene  reemplazado  por  un  sentido  fantasista 
que  degenera  no  raramente  en  episodios  extravagantes,  triviales 
e  incluso  de  mal  gusto.  El  lenguaje  suele  ser  de  baja  calidad. 
Abundan  incorrecciones  y  solecismos.  En  algunos  pasajes,  el 
valor  literario  es  nulo. 

Sin  embargo,  hemos  de  reconocer  con  la  misma  sinceridad 
que  no  todo  es  negativo  en  esta  literatura.  Si  es  verdad  que  el 
biógrafo  de  Cristo  tiene  poco  que  aprender  en  ella,  sería  im- 
perdonable que  el  historiador  de  la  Iglesia,  de  la  liturgia  e  in- 
cluso de  los  dogmas  la  pasara  por  alto  con  gesto  despectivo. 

Paremos  mientes  ante  todo  en  su  antigüedad.  Algunos  apó- 
crifos se  remontan  en  su  forma  actual,  o  en  su  núcleo  primi- 
tivo, a  las  postrimerías  del  siglo  II.  Los  más  datan  del  siglo  IV. 
Por  ello  reflejan  a  maravilla  el  sentir  de  aquellas  primitivas 
comunidades  cristianas  acerca  de  Cristo,  de  su  persona  y  de  su 
familia.  En  algunos  casos  pueden  ser  portadores  de  tradiciones 
orales  que,  a  su  vez,  pueden  muy  bien  entroncar  con  los  testi- 
gos de  la  vida  del  Señor  y  que  en  muchas  ocasiones  están  re- 
frendadas por  el  testimonio  elocuente  de  los  lugares  en  que 
Cristo  habitó.  Esto  último  sucede  con  el  episodio  de  la  huida 
a  Egipto.  Sin  dejar  de  reconocer  que  la  imaginación  popular 
ha  jugado  un  papel  muy  importante  en  la  adulteración  o  des- 
figuración de  las  mencionadas  tradiciones,  no  podemos  por  me- 
nos de  conceder  al  testimonio  de  los  apócrifos  un  valor  histó- 
rico indirecto,  que  ciertamente  no  es  despreciable. 


EVANGELIOS  APÓCRIFOS 


9 


No  faltan,  además,  pasajes  en  que  se  descubren  ciertos  ele- 
mentos de  belleza.  En  este  sentido  son  dignas  de  saborearse 
las  páginas  en  que  los  apócrifos  de  la  Natividad  nos  describen 
con  ternura  encantadora  los  primeros  pasos  de  la  Virgen  niña 
y  aquellas  otras  en  que  los  apócrifos  de  la  Pasión  nos  pintan 
con  brochazos  llenos  de  patetismo  la  entrada  triunfal  de  Cristo 
en  los  infiernos. 

Por  lo  que  se  refiere  al  dogma,  los  evangelios  apócrifos  se 
nos  presentan  frecuentemente  como  testigos  de  verdades  que 
hoy  son  objeto  de  fe  por  nuestra  parte.  Pensemos  en  la  virgini- 
dad de  María,  tan  brillantemente  defendida  en  el  Protoevan- 
gelio  de  Santiago,  sin  dejar  de  reconocer  lo  grosero  de  sus  re- 
cursos ;  pensemos  también  en  el  episodio  de  la  bajada  de  Cristo 
a  los  infiernos,  de  la  que  Acta  Pilati  nos  hace  una  pormenori- 
zada descripción,  e  incluso  en  el  relato  de  la  asunción  de  la 
Virgen,  del  que  tantos  detalles  nos  ofrece  la  lujuriante  litera- 
tura apócrifo-asuncionista. 

Esto  no  quiere  decir  que  la  Iglesia  haya  tenido  que  beber 
en  fuentes  apócrifas  las  mencionadas  verdades.  Para  esto  está 
el  genuino  venero  de  la  Escritura  y  la  Tradición.  Los  apócri- 
fos deben  considerarse  como  meros  testigos,  pero  auténticos, 
de  ésta. 

#  #  # 

El  valor  relativo  de  los  apócrifos  se  echa  de  ver,  además,  si 
consideramos  el  influjo  enorme  que  estas  leyendas  han  ejercido 
en  las  diversas  manifestaciones  del  sentir  cristiano.  A  este  in- 
flujo no  podemos  substraernos  ni  siquiera  nosotros  en  la  actua- 
lidad. Las  severas  prohibiciones  de  algunos  Padres  no  fueron 
capaces  de  hacer  desaparecer  esta  literatura  que,  como  corrien- 
te subterránea,  fué  aflorando  de  diversas  maneras  a  la  superficie 
de  la  liturgia,  del  arte,  de  la  literatura  e  incluso  de  la  misma  pie- 
dad cristiana.  Una  sencilla  ojeada  por  estos  diversos  sectores 
nos  permitiría  descubrir  mil  huellas  de  estas  sencillas  narrado* 
nes  populares. 

Los  nombres  que  damos  a  los  padres  de  la  Virgen,  Joaquín 
y  Ana,  cuyas  fiestas  respectivas  celebra  la  liturgia  romana  el 
16  de  agosto  y  el  26  de  julio;  la  fiesta  de  la  Presentación  de  la 
Virgen  niña,  fijada  por  el  calendario  bizantino  y  romano  en  el 
21  de  noviembre;  el  nacimiento  de  Jesús  en  una  cueva,  en  que 
no  faltan  nunca  el  buey  y  el  asno;  la  huida  a  Egipto,  con  los  ído- 
los que  se  derrumban;  los  tres  reyes  Magos,  con  sus  nombres  de 
Melchor,  Gaspar  y  Baltasar;  la  historia  de  los  ladrones  Dimas 
y  Gestas;  el  nombre  del  soldado  que  atravesó  con  una  lanza  el 


10 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


costado  de  Jesús,  a  quien  llamamos  Longinos;  la  historia  de  la 
Verónica,  que  enjugó  con  un  lienzo  el  rostro  de  Jesús  mientras 
éste  iba  por  la  calle  de  la  Amargura...  Estos  y  otros  detalles  pa- 
recidos están  tan  íntimamente  compenetrados  con  nuestra  ma- 
nera de  sentir,  que  nos  resistimos  a  reconocer  que  no  descan- 
san sobre  otro  fundamento  histórico  que  el  de  las  narraciones 
apócrifas. 

Sería  también  interesante  echar  una  ojeada  sobre  su  pro- 
yección en  el  tiempo  y  en  el  espacio.  Al  poco  tiempo  de  apa- 
recer las  ediciones  «expurgadas»  que  algunos  cristianos  se  en- 
cargaron de  hacer,  corrigiendo  los  originales  heréticos  (esto  es, 
a  partir  del  siglo  IV),  los  monumentos  arqueológicos  e  icono- 
gráficos comienzan  a  acusar  influencia  apócrifa.  Los  artistas 
bizantinos  se  encargaron  de  hacer  sentir  esta  influencia  en  las 
iglesias  y  basílicas  más  antiguas  de  Roma.  Y  así  el  papa  Sixto  III 
hace  decorar  el  año  435  el  arcón  triunfal  de  Santa  María  la  Ma- 
yor con  motivos  sacados  en  su  mayor  parte  del  Protoevangelio 
de  Santiago  y  del  Pseudo  Mateo. 

Por  esta  época,  las  diversas  lenguas  orientales  recogen  de 
manos  de  la  koiné  las  leyendas  apócrifas  en  versiones  más  o  me- 
nos fieles>y  las  difunden  en  los  medios  de  cultura  siríaca,  copta, 
etíope,  armenia,  árabe,  etc.  En  el  siglo  IX,  el  mundo  eslavo  se 
abre  a  la  civilización  greco-cristiana  de  Bizancio,  y  con  ésta  se 
difunden  también  las  leyendas  apócrifas  en  eslavo.  Serbia,  Bul- 
garia, Yugoslavia,  Rusia,  ofrecieron  un  suelo  propicio  para  su 
arraigo,  y,  al  no  soplar  en  estas  regiones  el  cierzo  del  Renaci- 
miento, su  influjo  perduró  hasta  el  siglo  XIX.  Testigo  de  ello 
son  las  numerosas  versiones  eslavas  y  los  monumentos  icono- 
gráficos. Por  otra  parte,  hubo  dos  factores  que  favorecieron 
grandemente  el  incremento  de  esta  literatura:  la  aparición  de 
los  bogomiles,  secta  análoga  a  la  de  los  cátaros  de  Occidente  y 
heredera,  como  ésta,  del  dualismo  maniqueo,  y  el  dominio  tur- 
co-mogol, que  no  permitió  el  uso  de  otra  clase  de  libros  entre 
el  pueblo. 

En  Occidente,  los  apócrifos  al  principio  encontraron  gran- 
des dificultades  para  su  difusión.  De  hecho,  los  testimonios  más 
adversos  a  esta  literatura  son  de  cuño  latino.  Pero,  finalmente, 
después  de  ser  sometidos  a  diversas  reelaboraciones,  la  lengua 
latina  se  constituyó  su  difusora  por  todo  el  Occidente.  Sus  hue- 
llas en  la  liturgia  mozárabe  y  en  el  arte  son  un  buen  testimonio 
de  ello. 

La  Edad  Media  les  dispensó  una  franca  acogida.  La  Legen- 
da áurea  de  Jacobo  de  Vorágine  (Varazze)  y  el  Speculum  histo- 


BIBLIOGRAFÍA  GENERAL 


11 


riale  de  Vicente  de  Beauvais,  al  transcribirlos  casi  íntegramente, 
suministraron  abundante  materia  de  inspiración  para  los  deco- 
radores de  las  viejas  catedrales  y  para  los  pinceles  de  Fra  An- 
gélico o  de  Giotto. 

La  posición  adversa  del  Renacimiento  no  impidió  que  obras 
maestras  de  la  literatura,  como  la  Divina  comedia,  de  Dante;  el 
Paraíso  perdido,  de  Milton,  y  el  Mesías,  de  Klopstock,  fueran 
tributarias  de  los  apócrifos  en  muchos  aspectos.  Lo  mismo  po- 
dríamos decir  de  los  Autos  sacramentales  de  Calderón  de  la 
Barca;  p.  ej.,  La  Hidalga  del  valle;  [cf.  ed.  BAC  (Madrid  1946) 
Ρ-43Ι-433]· 

El  olvido  en  que  cayó  esta  literatura  a  partir  del  concilio  de 
Trento  no  impidió  tampoco  que  siguieran  observándose  sus 
huellas  en  el  arte  del  siglo  XVI  y  en  los  libros  piadosos.  Recor- 
demos en  este  último  aspecto  las  vidas  de  la  Virgen  contenidas 
en  las  obras  de  sor  María  de  Agreda  y  Catalina  Emmerich,  que 
con  frecuencia  reproducen  íntegramente  episodios  apócrifos. 
Dígase  lo  mismo  de  la  «Vida  de  Nuestra  Señora»,  que  el  Ρ.  P.  de 
Ribadeneyra  insertó  en  su  Flos  Sanctorum  (Madrid  1675). 

Finalmente,  las  ediciones  críticas  de  Fabricius,  Thilo  y  Ti- 
schendorf  (sobre  todo  la  de  este  último),  así  como  los  numero- 
sísimos trabajos  científicos  en  torno  a  los  problemas  suscitados 
por  los  apócrifos  y  el  descubrimiento  de  nuevos  fragmentos  pa- 
piráceos en  Egipto,  han  contribuido  no  poco  a  la  importancia 
que  actualmente  tiene  esta  literatura  en  el  terreno  científico. 

C)    BIBLIOGRAFIA  GENERAL 

1.    Ediciones  y  versiones  de  apócrifos  neotestamentarios  * 

Textos  griegos  y  latinos. — J.  Heroldus,  Orthodoxographa  (1555); 
M.  Neander  Soraviensis,  «Apocrypha»,  h.e.  Narrationes  de  Christo,  María 
et  Ioseph,  cognatione  et  familia  Christi  extra  Biblia  [como  continuación  a  la 
«Catechesis  Martini  Lutheri  parva  graeco-latina»]  (Basiléa  1564);  J.  J.  Gry- 
naeus,  Monumenta  SS.  Patrum  orthodoxographa  (Basilea  1568);  N.  Glaser, 
Apocrypha  (Hamburg  1614);  Chuedonius,  Pseudo-Novum  Testamentum, 
exhibens  Pseudoevangelia,  Acta,  Epístolas,  Apocalypses  (Helmstádt  1699); 
J.  A.  Fabricius,  Codex  Apocryphus  Novi  Testamenti  vol.i  y  2  (Hamburg  1703, 
21719),  vol.3  (Hamburg  1719,  21743);  J-  Jones,  A  new  and  full  me- 
thod  of  settling  the  canonical  authority  of  the  N.T.  vol.1-3  (Oxford  1726); 
C.  C.  L.  Schmidius,  Corpus  omnium  veterum  apocryphorum  extra  Biblia  I 
(Hadamar  1804);  A.  Birch,  Auctarium  codicis  apocryphi  Novi  Testamenti 
Fabriciani  I  (Copenhague  1804);  J.  C.  Thilo,  Codex  Apocryphus  Novi  Tes- 
tamenti I  (Leipzig  1832);  A.  J.  Giles,  Codex  Apocryphus  Novi  Testamenti 

•  En  toda  esta  sección  bibliográfica  hacemos  referencia  únicamente  a  obras  de  carácter 
general.  En  este  apartado  son  mencionada"!  tan  sólo  las  ediciones  que  contienen  los  Evangelios 
apócrifos,  ya  solos,  ya  unidos  a  otros  apócrifos  neotestamentarios. 


12 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


2  vols.  (London  1852);  C.  Tischendorf,  Evangelia  Apocrypha  (Lipsiae  1853, 
21876);  A.  Hilgenfeld,  Novum  Testamentum  extra  canonem  receptum  (Lip- 
siae 1866);  M.  Bonnet,  Supplementum  Codicis  Apocryphi  I  (1891),  II,  1 
(1898),  11,2  (1903);  A.  Vassiliev,  Anécdota  Graeco-byzantina  (Mosquae 
1893);  E.  Nestle,  Novi  Testamenti  graeci  Supplementum  (Lipsiae  1896); 
Grenfell-Hunt,  The  Oxyrhynchus  Papyri  (London  1897- 1922);  J.  Armita- 
ge  Robinson  [M.  R.  James],  Apocrypha  Anécdota  II:  TS  5  (Cambridge  1899); 
E.  Preuschen,  Antilegomena.  Die  Reste  der  ausserkanonischen  Evangelien  und 
urchristlichen  Ueberlieferungen  (Giessen  1901,  21905);  E.  Klostermann  y 
A.  Harnack  en  H.  Lietzmann:  KleinT  3,8,11,12  (Berlín  1903-1929); 
G.  Rauschén:  FlPa  3  (Bonnae  1905);  C.  Michel  et  P.  Peeters,  Evangiles 
Apocryphes:  vol.i  (París  1911,  21924);  vol.2  (París  1914);  M.  R.  James, 
Latín  Infancy  Gospel  (Cambridge  1927);  Η.  I.  Bell  and  T.  C.  Skeat,  Frag- 
mente of  an  Unknown  Gospel  (London,  British  Museum,  1935);  G.  Bonac- 
corsi,  Vangeli  Apocrifi  vol.i  (Firenze  1948);  P.  Vannutelli,  «Synoptica» 
(Romae  1938-1949). 

Textos  siríacos. — W  Wright,  Contributions  to  the  Apocryphal  Litera- 
ture  of  the  Ν.  T.  collected  and  edited  from  syriac  manuscripts  in  the  British 
Museum  with  an  english  translation  and  notes  (London  1865);  E.  A.  W.  Bud- 
ge,  The  history  of  the  blessed  Virgin  Mary  and  the  history  of  the  likeness  of 
Christ,  en  Luzac,  Semitic  Text  and  Translation  series  IV  5(1899);  S.  A.  Le- 
wis,  Apocrypha  syriaca:  StS  3(1894),  5(1896),  9(1900),  11(1902);  I.  E.  Rah- 
Mani,  Hypomnemata  Domini  Nostri  seu  Acta  Pilati:  «Studia  Syriaca»  II  (Schar- 
fe,  Líbano  1908);  A.  Mingana  and  Rendel  Harris,  Woodbrooke  Studies. 
Christian  Documents  in  Syriac,  Arable  and  Garshuni  1(1927),  11(1928). 

Cf.  E.  Nestle,  Syrische  Grammatik  (Berlín  1888)  p.28;  R.  Duval,  La 
Littérature  syriaque  (París  1899). 

Textos  coptos. — E.  Dulaurier,  Fragments  des  révélations  apocryphes 
de  Barthélemy  (París  1835);  I.  Guidi,  Fragmenti  Copti:  «Rendiconti  della 
R.  Accademia  dei  Lincei».  Classe  di  scienze  morali  etc.  (Roma  3,1887; 
4,1888);  F.  Robinson,  Coptic  apocryphal  Gospels:  TS  IV  2  (Cambridge 
1896);  E.  Revillout,  Apocryphes  Copies  du  Nouveau  Testament  I:  PaOr  2 
(1907),  II:  PaOr  9(1913);  E.  A.  W.  Budge,  Coptic  Apocrypha  in  the  dialect 
of  Upper  Egypt  (London,  British  Museum,  1913,  1914,  1915). 

Cf.  C.  Schmidt  en  Harnack,  Geschichte  der  altchristl.  Litteratur  bis  Eu- 
sebius,  I  p. 919-924;  F.  H.  Hallock,  Coptic  Apocrypha:  JBiLit  53(1932) 
r63-74;  Mc.Culloch:  «Laúdate»  12(1934)11-30;  W.  Grossouw,  De  Apo- 
criefen  van  het  Oude  en  Niemve  Testament  in  de  Koptische  Letterkunde: 
StCat  10(1933-34)438-46;  O.  Η.  E.  Burmester,  Egyptian  Mythology  in  the 
Coptic  Apocrypha:  Or  7(1938)355-67;  L.  Th.  Lefort,  Fragments  d'apocry- 
phes  en  copte-akhminique:  Mu  52(1939)1-10. 

Textos  etíopes. — R.  Basset,  Les  apocryphes  éthiopiens  traduits  en  fran- 
fais  (París  1893);  E.  A.  W.  Budge,  The  Contendings  of  the  Apostles  I  (1899), 
II  (1901);  Guerrier-Grébaut:  PaOr  IX  3(1913),  XII  4(1919)  y  CoScrOr  1, 
7,8;  E.  A.  W.  Budge,  Legends  of  our  Lady  Mary  the  Perpetual  Virgin  and 
her  Mother  Hanna  (London  1922);  E.  A.  W.  Budge,  One  hundred  and  ten 
miracles  of  our  Lady,  translated  from  ethiopic  mss.  (London  1933). 

Cf.  A.  Z.  Aescoly,  Les  noms  magiques  dans  les  Apocryphes  Chrétiens  des 
Ethiopiens:  JA  220(1932)87-137. 

Textos  armenios. — PP.  Mequitaristas,  Ankanon  girkh  Ñor  Ketakar 
anatz  I  (Venezia  1898),  II  (ibid.,  1904). 


BIBLIOGRAFÍA  GENERAL 


13 


Textos  árabes. — A.  S.  Lewis,  Apocrypha  Arábica:  StS  n  (Cambrid- 
ge 1902);  Id.:  «Horae  Semiticae»  3,4(1904);  M.  Asín  y  Palacios,  Logia  et 
Agrapha  apud  Moslemicos  scriptores,  ascéticos  praesertim,  usitata:  I  PaOr 
XIII  3  (París  1916),  II  PaOr  XIX  4  (París  1926).  (*) 

Cf.  G.  Graf,  Geschichte  der  christlichen  arabischen  Litteratur  I:  StT  118 
(Cittá  del  Vaticano  1944)  p. 224-257. 

Textos  eslavos. — A.  N.  Pypin,  Loznyja  i  otrechennyja  knigi  drevneij 
Rossii  (Petrograd  1862);  A.  Popov,  Opisanije  Rukopiseij  i  Katalog  Knig 
Tserkovnoij  Pechati  (Moskwa  1872);  Μ.  N.  Speranskij,  Slavijanskija  apo- 
krificheskija  Evangeliza:  «Trudy  Vosmavo  Archeologicheskavo  S'ezda  w 
Moskwe  1890»  (Moskwa  1895);  I.  Franco,  Apokrifi  i  Legendi  ζ  Ukrainskich 
Rukopisiv:  «Pamijatki  Ukrainsko-ruskoi  Movi  i  Literaturi»,  vols.  1-5  (Lwow 
1896-1910). 

Cf.  I.  Ia.  Porfirjev,  Apokrificheskija  skazanija  o  novozavetnych  litsach 
i  sobytijach  po  rukopisjam  Solovetskoij  Biblioteki:  «Sbornik  otdelenija  russkavo 
iazyka  i  slovesnosti  Imperatorskoij  Akademii  Nauk»  t.S2  (San  Petersbur- 
go  1890);  Μ.  N.  Bonwetsch  en  Harnack,  Geschichte  der  altchristl.  Litte- 
ratur bis  Eusebius  I  p. 902-917;  I.  Franko,  Beitrdge  aus  dem  Kirchenslavi- 
schen  zu  den  Apokryphen  des  Neuen  Testamentes:  ZtNW  3(1902)146-55. 
315-35;  L.  Sadnik,  Das  Schicksal  der  Apokryphen  im  Slawentum:  «Univer- 
sitas»  2(1947)1051-54. 

Texto  polaco. — Peradze  Grzegorz,  Nieznana  Ewangelia  Apokryficna 
Pochodzaca  ζ  Kól  Monqfizykich  (Warszawa  1935). 

Versiones  alemanas. — K.  F.  Borberg,  Bibliothek  der  neutestamentli' 
chen  Apokryphen  gesammelt  übersetzt  und  erldutert  (Stuttgart  1841);  R.  Cle- 
mens,  Die  geheimgehal teñen  oder  sogenannten  Apokryphen  Evangelien  (Stut- 
tgart 1850);  E.  Hennecke,  Neutestamentliche  Apokryphen  (Tübingen  1904, 
21924). 

Versiones  inglesas. — Archb.  Wake,  The  forbidden  books  of  the  original 
Ν.  T.  (Ed.  William  Hone,  London  1820);  A.  Walker,  Apocryphal  Gospels 
and  Revelations  (Edinburgh  1890);  Β.  H.  Cowper,  The  Apocryphal  Gospels 
and  other  documents  relating  to  the  History  of  Christ,  translated  from  the  ori- 
gináis (London  1867);  James  Ott,  New  Testament  Apocryphal  Writings 
(Temple  Bible,  1903);  B.  Pick,  Paralipomena.  Remains  of  Gospels  and  Sa- 
yings  of  Christ  (Chicago  1908);  M.  R.  James,  The  Apocryphal  New  Testa- 
ment (Oxford  1924,  repr.  1953). 

Versiones  flamencas. — H.  Barkels,  Nieuw  Testamentische  apocriefen 
(Amsterdam  1922)  2  vols.;  C.  Ruts,  De  Apocriefen  uit  het  Nieuw-Testament. 
I:  Evangelien  en  Kerkstemmen  (Brussels  1927). 

Versiones  francesas. — G.  Brunet,  Les  Evangiles  apocryphes  traduits  et 
annotés  d'aprés  l'édition  de  Thilo  (París  1845);  J.  P.  Migne,  Dictionnaire 
des  Apocryphes  (t. 23-24  de  la  Encyclopédie  Théologique,  París  1856)  [repro- 
duce la  versión  de  Brunet];  Variot,  Les  Evangiles  Apocryphes  (París  1878); 
Ch.  Michel-P.  Peeters,  Evangiles  Apocryphes  I  (París  191 1),  II  (ibid.,  1914); 
J.  Bousquet-E.  Amann,  Les  Apocryphes  du  Ν.  T.  (París  1910,  1913,  1922); 
Daniel  Rops,  Les  Evangiles  de  la  Vierge  (París  1948);  F.  Amiot,  Evangiles 
Apocryphes  (París,  Fayard  1952)  (Textes  pour  l'Histoire  Sacrée  choisis  etpré- 
sentés  par  Daniel-Rops) . 


(·)  Los  textos  coptos,  siríacos,  etiopes,  armenios  y  árabes  pueden  encontrarse  tsmbien 
en  el  Corpus  Scriptorum  Christianorum  Orientalium  ed.  por  J.  B.  Chabot,  H.  Hyvernat,  I.  Gui- 
di,  l.  Forget  (París  1903SS.). 


14 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


Versiones  italianas. — L.  Scarabelli,  I  Vangeli  apocrifi  ora  per  prima 
volta  in  riostra  lingua  tradotti  (Bologna,  per  Alessandro  Mareggiani,  1867); 
G.  Bonaccorsi.  Vangeli  Apocrifi  vol.i  (Firenze  1948). 

Versión  española. — E.  González-Blanco,  Los  Evangelios  Apócrifos 
3  vols.  (Madrid,  Librería  Bergua,  1934). 


2.    Estudios  de  conjunto  sobre  apócrifos  neotestamentarios 

Beausobre,  Essai  critique  de  l'histoire  de  Manichée  et  du  Manichéisme 
(Amsterdam  1734)  1. 1  Ρ-335-407  [apócrifos  de  origen  maniqueo];  J.  F.  Kleu- 
ker,  Ueber  die  Apokryphen  des  Ν.  T.,  oder  über  den  Ursprung,  ¡nhalt  und 
Zwech  der  mancherlei,  auf  die  evangelische  Geschichte  und  Lehre  mehr  oder 
weniger  Beziehung  habenden...  Schriften  (Hamburg  1798);  Pons  de  Négre- 
pelisse,  Recherches  sur  les  apocryph.es  du  Ν.  T. ;  thése  bistorique  et  critique 
(Montauban  1850);  K.  Movers,  Apokryphen  und  Apokryphenlitteratur:  «Kir- 
chenlexikon»  de  Wetzer  y  Welte;  t.i  (2i882);  Th.  Zahn,  Gesc/iichte  des 
neutestamentl.  Kanons  t.z  (Leipzig  1890);  H.  J.  Holtzmann,  Lehrbuch  der 
histor.  krit.  Einleitung  in  das  Ν.  T.  (1892);  A.  Harnack,  Geschichte  der  alt- 
christl.  Litteratur  bis  Eusebius.  I-II  (Leipzig  1893-1904);  G.  Krueger,  Ge- 
schichte der  altchristl.  Litteratur  in  den  ersten  drei  Jahrhunderten  (Freiburg 
in  Breisgau  1895-98);  R.  Hofmann,  Apokryphen  des  Ν.  T.:  «Realencyklop. 
f.  prot.  Theologie  u.  Kirche»,  t.i  (Leipzig  3 1896);  A.  Harnack.  Die  Chro- 
nologie  der  Altchristl.  Litteratur  bis  Eusebius  t.i  (Leipzig  1897)  p. 589-651; 
M.  R.  James,  Apocrypha:  «Encyclopaedia  Bíblica»  de  Cheyne,  t.i  (1899); 
O.  Bardenhewer,  Geschichte  der  altkirchlichen  Litteratur  t.i  (Freiburg  in 
Breisgau  1902,  21913);  E.  Hennecke,  Handbuch  zu  den  Neutestamentl. 
Apokryphen  (Tübingen  1904);  B.  J.  Snell,  The  valué  of  the  Apocrypha 
(London  1905);  S.  N.  Sedgwick,  Story  of  the  Apocrypha.  A  series  of  Lectu- 
res  on  the  Books  and  Times  of  the  Apocrypha  (London  1906);  Geffcken  J., 
Christliche  Apokryphen  (1908);  St.  Székely,  Bibliotheca  Apocrypha  t.i  (Fri- 
burgi  19 13);  G.  Duriez,  Les  apocryphes  dans  le  drame  religieux  en  Alle- 
magne  au  moyen  age  (Lille  19 14);  M.  R.  James,  Irish  Apocrypha:  JThSt  20 
(1918-19)  9-16;  F.  Ñau,  Apocryphes:  «Dictionnaire  Apolog.  de  la  Foi  Cath.»,  I 
(París  1925)  C0I.174SS.;  W.  C.  Proctor,  The  Valué  of  the  Apocrypha  (1926); 
E.  Hennecke,  Zur  christl.  Apokryphenliteratur:  «Zeitschrift  f.  Kirchenge- 
schichte»,  8(1926)309-15;  A.  Jannsens,  De  Hl.  Maagd  en  Moeder  Gods.  t.i: 
Het  Dogma  en  den  Apocriefen  (Antwerpen  1926);  J.  A.  Robinson,  Excluded 
Books  of  the  New  Testament  (1927);  A.  Puech,  Histoire  de  la  littérature 
grecque  chrétienne  t.1-2  (París  1928);  E.  Amann,  Apocryphes  du  Nouveau 
Testament:  SupDiBi  I  (1928)  col.460-533;  E.  J.  Goodspeed,  Strange  New 
Gospels  (Chicago  1931);  W.  O.  E.  Oesterley,  An  introduction  to  the  books 
of  the  Apocrypha  (London,  S.  P.  C.  K.,  1935);  R.  Willard,  Two  Apocrypha 
in  Oíd  English  Homilies  (Leipzig  1935);  R.  H.  Malden,  The  Apocrypha 
(London  1936);  B.  Steidle,  Patrología,  seu  Historia  Antiquae  Litteraturae 
Ecclesiasticae  (Friburgi  Brisg.  1937)  p.277-84;  E.  J.  Goodspeed,  The  Apo- 
crypha: An  American  Translation  (Chicago  1938);  E.  Evans,  The  Apocrypha: 
Their  Origin  and  Contents  (London,  S.  P.  C.  K.,  1939);  W.  O.  E.  Oesterley, 
Readingsfrom  the  Apocrypha  (London  1939);  E.J.  Goodspeed,  The  Story 
of  the  Apocrypha  (Chicago  i939);H.Hoepfl-B.  Gut,  Introductionis  in  sacros 
utriusque  Testamenti  libros  Compendium  t.i  (Romae  1940)  p.21 1-226;  J.  Me- 
rell,  Starokrestanské  apokryfy  (Praha  1942);  J.  Ruwet,  Les  apocryphes  dans 
les  oeuvres  d'Origéne:  Bi  25(1944)143-66.311-34;  Sh.  E.  Johnson,  Stray 

f  :     arly  Christian  Writing:  «Journal  of  Near  Eastern  Studies»  5(1946) 


BIBLIOGRAFÍA  GENERAL 


15 


40-54;  J.  E.  Steinmueller,  Introducción  general  a  la  Sagrada  Escritura 
[v.  castellana]  (Dedebec,  Ed.  Desclée  de  Brouwer,  Bs.  Aires  1947)  P- 1 36-47; 
A.  Penna,  Apocrifi:  EnCat  1(1949)1627-33;  R.  H.  Pfeiffer,  History  of 
New  Testament  Times  with  an  Introduction  to  the  Apocrypha  (New  York  1949); 
J.  C.  Rylaarsdam,  The  Apocrypha  and  the  Bible:  «Journal  of  Bible  and  Re- 
ligión», 17(1949)175-80;  M.  Torres,  Breve  Introducción  a  los  libros  a  óeñfós: 
«Revista  Bíblica»  (San  José  de  la  Plata)  12(1950)1-5;  E.  Turdeanu,  Apocry- 
phes  bogomiles  et  apocryphes  pseudobogomiles:  RHR  138(1950)22-52.176-218; 
J.  Walterscheid,  Das  Leben  Jesu  nach  den  neutestamentlichen  Apokryphen 
(Dusseldorf  1953). 

3.    Estudios  de  conjunto  sobre  Evangelios  apócrifos 

Arens,  De  Evangeliorum  Apocryphorum  in  canonicis  usu  histórico,  critico, 
exegetico  (Góttingen  1835);  C.  Tischendorf,  De  evangeliorum  apocrypho- 
rum origine  et  usu  (Hagae  Comitum  1851);  R.  A.  Hofmann,  Das  Leben  Jesu 
nach  den  Apokryphen  in  Zusammenhang  aus  den  Quellen  erzahlt  und  wissen- 
schaftlich  untersucht  (Leipzig  185 1) ;  A.  Tappehorn,  Ausserbiblische  Nach- 
richten  oder  die  Apokryphen  über  die  Geburt,  Kindheit  und  das  Lebensende 
Jesu  und  Maria  (Paderborn-München  1855);  C.  J.  Ellicott,  Dissertation 
on  apocryphal  Gospels  (Cambridge  1856);  Freppel,  O  Evangelijach  Apokri- 
ficheskich:  «Trudy  Kievskoij  Duchovnoij  Akademii»,  3(1861)381-418;  M.  Ni- 
colás, Etudes  sur  les  Evangiles  apocryphes  (París  1866);  Albov  M.,  Ob 
Apokrificheskich  Evangelijach:  «Christijanskoe  Chtenie»  (S.  Petersburg  1871- 
72);  K.  Skvortsov,  Zizn  Iisusa  Christa  po  Evangelijam  i  narodnym  Preda- 
nijam  (Kiev  1876);  Variot,  Elude  sur  l'histoire  littéraire,  la  forme  primitive 
et  les  transformationes  des  Evangiles  apocryphes  (París  1878);  R.  A.  Lipsius, 
Gospels  (apocryphal) :  «Dictionary  of  Christian  Biography»  de  Smith  y  Wace, 
t.2  (1882);  F.  A.  von  Lehner,  Die  Marienverehrung  in  den  ersten  Jahrhun- 
derten  (Stuttgart  2 1886);  B.  Pick,  The  Ufe  of  Jesús  according  to  the  extra- 
canonical  sources  (London  1887);  Id.,  Extra-canonical  Ufe  of  Christ  (Lon- 
don  1903);  Ch.  Rost,  Les  Evangiles  Apocryphes  de  l'enfance  de  Jésus-Christ 
avec  une  introduction  sur  les  récits  de  Mathieu  et  de  Luc.  Thése  (Montau- 
ban  1894);  P.  Batiffol,  Anciennes  Littératures  chrétiennes.  La  littérature 
grecque  (París  1898)  p. 35-41;  M.  A.  Potter,  The  legendary  Story  of  Christ's 
Childhood  (New  York  1899);  J.  Hoyer,  Die  apokryphischen  Evangelien  auch 
ein  Beweisfúr  die  Glaubwürdigkeit  der  Kanonischen  (Halberstadt  1898-1899); 
L.  Conrady,  Die  Quelle  der  kanon.  Kindheitsgeschichten  (Góttingen  1900); 
J.  de  Quincy  Donehoo,  Apocryphal  Gospels.  The  apocryphal  and  legendary 
Ufe  of  Christ  (New  York  1903);  J.  G.  Tasker,  Apocryphal  Gospels:  «Dictio- 
nary  of  the  Bible»  de  Hastings,  5(1904)420-38;  A.  F.  Findlay,  Gospels 
(apocryphal) :  «Dictionary  of  Christ  and  the  Gospels»,  1(1906)671-85;  E.  Lu- 
cius,  Les  origines  du  cuite  des  saints  dans  l'Eglise  chrétienne  [v.  franc]  (Pa- 
rís 1908);  E.  Neubert,  Marie  dans  l'Eglise  anténicéenne  (París  1908);  G.  van 
den  Bergh  van  Eysinga,  Indische  Einflüsse  auf  evangeliche  Erzahlungen: 
ForschRLit  4(1909)63-67.9035.;  W.  Bauer,  Das  Leben  Jesu  im  Zeitalter  der 
neutestamentl.  Apokryphen  (Tübingen  1909);  L.  Couard,  Altchristl.  Sagen 
über  das  Leben  Jesu  und  der  Apostel  (Gütersloh  1909);  P.  Batiffol,  Evan- 
giles apocryphes:  «Dictionnaire  de  la  Bible»  de  Vigouroux  (1912)  col. 214-18; 
F.  Haase,  Literarkritische  Untersuchungen  zur  Orientalisch-apokryphen  Evan- 
gelienliteratur  (Leipzig  1913);  S.  A.  Zebelev,  Evangelija  Kanonicheskie 
i  Apokrificheskie  (Petrograd  19 19);  A.  Plummer,  The  Apocryphal  Gospels: 
ExpT  34(1922-23)373-76.47335.;  A.  M.  Vitti,  Evangelia  Apocrypha:  VD  3 
(1923)20-27;  A.  F.  Findlay,  Bywais  in  early  christian  literature.  Studies  in 


16 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


the  uncanonical  Gospels  and  Acts  (Edinburgh  1923);  Staehlin,  Die  altchristl. 
Lileratur  (1924);  E.  Amann,  Evangiles  apocryphes:  DThCath  5(1924) 
col.1624-1640;  Ρ.  Α.,  Legends  of  the  Holy  Chüdhood.  Retold  from  the  Gospels 
of  the  Infancy  and  other  sources  (London  1927);  M.  Peinador,  Estudio  sobre 
los  Evangelios  Apócrifos:  «Ilustración  del  Clero»,  22(1928)101-04.165-68.198- 
202.21 1-16;  N.  Cartojan,  Cartile  populare  in  literatura  romaneasca  (Buca- 
rest  1929  y  1938)  2  vols;  P.  Saintyves,  De  la  nature  des  Evangiles  apocry- 
phes et  de  leur  valeur  hagiographique:  RHR  106(1932)435-57;  M.  Goguel, 
La  foi  ά  la  resurrection  de  Jésus  dans  le  Christianisme  primitif  (París  1933); 
H.  J.  Bardsley,  Reconstruction  of  Early  Christian  Documents  (London, 
S.  P.  C.  K.,  1935);  G.  Ghedini,  La  lingua  dei  Vangeli  Apocrifi  greci:  «Studi 
dedicati  alia  memoria  di  Paolo  Ubaldi»,  Pubblicaz.  della  Universitá  Catt.  del 
S.  Cuore,  s.V  sc.stor.,  vol.16  (Milano,  Vita  e  Pensiero,  1937)  p. 443-80; 
H.  Waitz,  Neue  Untersuchungen  über  die  sog.  judenchristliche  Evangelien: 
ZtNW  36(1937)60-81;  H.  J.  Schonfield,  Readings  from  the  Apocryphal 
Gospels:  cf.  ExpT  52(1940)58;  M.  Black,  The  Palestinian  Syriac  Gospel  and 
the  Diatessaron:  OrCh  35(1939)101-111;  U.  Holzmeister,  Relationes  de 
miraculis  Christi  extra  Evangelia  canónica  exsistentes:  VD  21  (1941); 
K.  L.  Schmidt,  Kanonische  und  Apokryphe  Evangelien  und  Apostelgeschichten 
(Basilea  1944);  R.  Steffen,  Jesu  dod.  Urkunder  och  apokryfiska  framstáll- 
ningar  (Stockholm  1947);  G.  Messina,  Lezioni  apocrife  nel  Diatessaron  per- 
siano:  Bi  30(1949)10-27;  A.  Siegmund,  Die  Ueberlieferung  der  griechisch- 
christlichen  Schriftsteller  in  der  lateinischen  Kirche  bis  zum  12  Jh.  (Mün- 
chen  1949);  J.  Robson,  Stories  of  fesus  and  Mary:  MuslW  40(1950)236-43; 
F.  Cerutti,  Note  sul  pensiero  político  del  cristianesimo  antico  [según  los  evan- 
gelios apócrifos]:  RiRe  20(1950)20-34;  W.  C.  Fields,  The  Christ  in  the 
Apocryphal  Gospels.  Diss.  Southern  Baptist  Seminary  1950;  M.  García 
Castro,  Los  apócrifos  marianbs:  CiTom  77(1950)145-75;  Destefani  G., 
I  miracoli  narrati  dai  Vangeli  apocrifi:  «Medicina  e  Morale»,  2  (Milano  1952) 
95-104;  B.  Altaner,  Patrología  [traducción  castellana]  (Barcelona  3i953) 
p. 64-67;  J.  Walterscheid,  Das  Leben  fesu  nach  den  neutestamentl.  Ápo- 
kryphen  (Düsseldorf  1953);  L.  Turrado,  María  en  los  Evangelios  apócrifos: 
«Cultura  Bíblica»  11  (Segovia  1954)  380-90. 

Estudios  arqueológicos  e  iconográficos.  —  De  Rossi,  Inscriptiones 
Christianae  urbis  Romae  (Roma  I,  1861);  R.  Garrucci,  Storia  dell'arte  cris- 
tiana nei  primi  otto  secoli  della  Chiesa  6  vols.  in  folio  (Prato  1873-1881); 
Fleury  de  Rohault,  L'Evangile.  Etudes  iconographiques  et  archéologiques 
(Tours  1874);  A.  Kirpichnikov,  Skazanija  o  zitii  presv.  Devy  Marii  i  ich 
vyrazenie  u¡  srednevekovom  iskustve:  «Zurnal  Ministerstva  Narodnavo  Pros- 
veschenija»  (S.  Petersburg  1883);  R.  Gousset,  Le  boeuf  et  l'áne  ala  nativi- 
té  du  Christ:  MArchH  4(1884)332-344;  Ε.  V.  Barsov,  O  vozdeijstvii  Apo- 
krifov  na  Obrjad  i  Ikonopis:  «Zurnal  Ministerstva  Narodnavo  Prosveschenija» 
(Dekabr.  1885);  N.  Baldoria,  La  nascita  di  Cristo  nell'arte  figurativa: 
«L'Italia  artística  ¿Ilustrara»,  5(1886);  F.  Liell,  Die  Darstellungen  der  aller- 
seligsten  fungfrau  und  Gottesbarerin  Maria  auf  den  Kunstdenkmalern  der 
Katakomben  (Freiburg  in  Br.  1887);  A.  de  Waal,  Die  Apokryphen  Evange- 
lien in  der  altchristl.  Kunst:  RomQ  1(1887)17355. ;  N.  Pokrovskij,  Evangelie 
u>  Pamijatnikach  Ikonografii  preimuschestvenno  Vizantijkich  i  Russkich:  «Tru- 
dy  Vosmavo  Archeologicheskavo  S'ezda  w  Moskwe  1890»,  t.i  p.XI-496 
(S.  Petersburg  1892);  M.  Schmid,  Die  Darstellung  der  Geburt  Christi  in  der 
bildenden  Kunst  (Stuttgart  1890);  Redin  Ε.  K.,  Miniatjury  Apokrificheskich 
Arabskich  Evangelij  (S.  Petersburg  1894) ;  A.  Venturi,  La  Madonna.  Svol- 
gimento  artístico  della  rappresentazione  della  Vergine  (Milano  1900); 
J.  E.  Weiss-Liebesdorf,  Christus  und  Apostelbilder.  Einfluss  der  Apokryphen 


CATÁLOGOS  DE  APÓCRIFOS  NEOTESTAMENTARIOS 


17 


auf  die  altesten  Kunsttypen  (Freiburg  in  Br.  1902);  O.  Bardenhewer,  Ma- 
ría Verkündigung  (Freiburg  in  Br.  1905);  G.  Millet,  Recherches  sur  l'ico- 
nographie  de  l'Evangile  aux  XIV,  XV,  XVI  siédes  d'aprés  les  monuments  de 
Mistre,  de  la  Macedoine  et  du  Moni  Athos  (París  19 16);  F.  Cabrol-H.  Le- 
clercq,  Apocryphes:  DACHEL  I  (París  1924);  J.  Tanguy,  L'Assomption  de 
Notre  Dame  dans  l'art:  «Mémoires  du  Congr.  Marial  de  Nantes»,  p.  149 -56 
(Nantes-París  1925);  Wratislaw-Mitrowic  L.  et  Okunev  N.,  La  dormi- 
tion  de  la  Sainte  Vierge  dans  la  peinlure  médievale  orthodoxe:  ByzSl  3(1931) 
I34"73:  W.  Kaufhold,  Die  Verkündigung  an  Maria  nach  Apokryphen  in 
Literatur  und  Kunst.  (Diss.  Freiburg  1942);  J.  S.  Saller,  Discoveries  at 
St.  John's  Ain  Karim  1941-42  (Jerusalem  1946);  J.  Duhr,  L'Evolution  ico- 
nographique  de  l'Assomption:  NouRTh  68(1946)671-683;  B.  Bagatti,  II  San- 
tuario della  Visitazione  ad  Ain  Karim  (Montana  ludeae).  Esplorazione  ar- 
cheologica  e  ripristino  (Gerusalemme  1948);  F.  J.  Sánchez-Cantón,  Los 
grandes  temas  del  arte  cristiano  en  España:  I,  Nacimiento  e  infancia  de  Cristo 
(Madrid,  BAC,  1948);  M.  Trens,  Santa  Maria.  Vida  y  leyenda  de  la  Virgen 
a  través  del  arte  español  (Barcelona,  Subirana,  1954). 

Estudios  bibliográficos. — A.  Ehrhard,  Die  altchristliche  Literatur  und 
ihre  Erforschung  von  1884-igoo:  l,  Die  vornicónische  Literatur  (Freiburg  in 
Br.  1900);  Bolandistas,  Bibliotheca  hagiographica  graeca  (1895)  n.  1046- 1 161 ; 
Bibliotheca  hagiographica  latina  (1900-01)  n. 5334-5355;  Bibliotheca  hagio- 
graphica orientalis  (1910);  Bíblica,  (Revista  del  Pont.  Instituto  Bíblico  de 
Roma):  «Elenchus  Bibliographicus  Biblicus»  (1920-1955)  por  los  PP.  E.  Po- 
wer, E.  Bürgi,  P.  Nober;  F.  Stegmüller,  Repertorium  Biblicum  Medii 
Aevi  1. 1  (Madrid,  Consejo  Superior  de  Investigaciones  Científicas,  1940) 
n.ioi-161;  J.  C.  Rylaarsdam,  Inter testamental  Studies  since  Charle's  Apo- 
crypha  and  Pseudepigrapha  (Chicago  1947). 


D)    CATALOGOS  DE  APOCRIFOS  NEOTESTA- 
MENTARIOS 

Noticias  sobre  escritos  apócrifos  las  encontramos  abundantes 
en  las  obras  de  los  Santos  Padres,  particularmente  en  aquellas 
que  tienen  carácter  exegético  o  en  las  que  se  contienen  refuta- 
ciones de  herejías.  Así,  con  los  datos  que  consignan  San  Ireneo, 
Clemente  Alejandrino,  Orígenes,  Eusebio,  San  Epifanio,  San 
Jerónimo,  etc.,  podemos  formar  un  elenco  bastante  completo 
de  libros  apócrifos.  Pero,  prescindiendo  de  estas  noticias  dis- 
persas, poseemos  también  verdaderos  catálogos  de  obras  de 
este  género,  cuyos  títulos  a  veces  son  identificables  y  otras  no. 
En  esta  categoría  se  puede  incluir  el  pequeño  bosquejo  conde- 
natorio de  la  literatura  apócrifa  en  general  contenido  en  las 
Constitutiones  Apostolícele  (6,16:  PG  1,949-956).  Los  escritos 
citados  son  calificados  de  ψευδεπίγραφα.  Existen,  además,  otras 
listas  más  pormenorizadas. 


18 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


i.    Orígenes  (f  254) 

(Hom.  1  in  Le. :  PG  13,1802.  Es  una  fuente  de  información 
de  la  que  se  aprovecharon  escritores  más  tardíos,  como  San 
Jerónimo,  San  Ambrosio,  Beda,  etc.) 

«Ecclesia  quatuor  habet  evangeha,  haeresis  plunma,  e  quibus 
quoddam  scribitur  secundum  Aegyptios,  aliud  iuxta  Duodecim  Apo- 
tolos.  Ausus  fuit  et  Basílides  scribere  evangelium  et  suo  illud  nomine 
titulare.  [...]  Scio  quoddam  evangelium,  quod  appellatur  secundum 
Thomam  et  iuxta  Matthiam:  et  alia  plurima  legimus». 

2.    Inocencio  I  (f  417) 

( Ep.  «Consulenti  tibi»  ad  Exsuperium  Episc.  Tolosanum  con 
fecha  20  febr.  8.405.  Cf.:  EnchB  n.22.) 

«Cetera  autem,  quae  vel  sub  nomine  Matthiae  sive  Iacobi  mino- 
ris,  vel  sub  nomine  Petri  et  loannis,  quae  a  quodam  Leucio  scripta 
sunt  (vel  sub  nomine  Andreae,  quae  a  Xenocaride  et  Leonida  phi- 
losophis),  vel  sub  nomine  Thomae,  et  si  qua  sunt  alia,  non  solum 
repudianda,  verum  etiam  noveris  esse  damnanda». 

3.    Santo  Toribio  de  Astorga  (f  480?) 

(Ep.  ad  Idacium  et  Ceponium  Episc.  De  non  recipiendis  in 
auctoritatem  fidei  apocryphis  scripturis,  et  de  secta  Priscillia- 
nistarum,  c.5.  Cf.:  PL  54,6q4C-D.) 

«Illud  autem  specialiter  in  illis  actibus  qui  S.  Thomae  dicuntur, 
prae  ceteris  notandum  atque  exsecrandum  est,  quod  dicit  eum  non 
baptizare  per  aquam,  sicut  habet  dominica  praedicatio,  sed  per  oleum 
solum.  [...  ]  Quae  haeresis  [Manichaeorum ]  damnetur  oportet,  per 
cuius  auctores  vel  per  máximum  principem  Manem  ac  discípulos 
eius,  libros  omnes  apocryphos,  vel  compositos  vel  infectos  esse,  ma- 
nifestum  est:  specialiter  autem  actus  illos  qui  vocantur  S.  Andreae, 
vel  illos  qui  appellantur  S.  loannis,  quos  sacrilego  Leucius  ore  con- 
scripsit,  vel  illos  qui  dicuntur  S.  Thomae,  et  his  similia;  ex  quibus... 
máxime  ex  blasphemissimo  illo  libro,  qui  vocatur  Memoria  Aposto- 
lorum,  [Manichaei  et  Priscillianistae ]  ...  omnem  haeresim  suam 
confirmare  nituntur». 


CATÁLOGOS  DE  APÓCRIFOS  NEOTESTAMENTAKIOS 


19 


4.    Timoteo  Presbítero  (princ.  s.VI) 

(De  iis  qui  ad  Ecclesiam  accedunt:  PG  86,1, 21C.  Escritos 
maniqueos.) 


1.  Τό  ζών  εύαγγέλιον. 

2.  Ό  θησαυρός  της  ζωής. 

3.  Ή  των  αποστόλων  όμάς. 

4.  Ή  των  μυστηρίων. 

5.  Ή  έπτάλογος  Άλογίου. 

6.  Ή  τών  εύχών. 

7.  Ή  τών  κεφαλαίων. 

8.  Ή  τών  γιγάντων  πραγματεία. 


9.    Τό  κατά  Θωμάν  εύαγγέλιον. 

10.  Τό  κατά  Φίλιππον  εύαγγέ- 

λιον. 

11.  Αί  πράξεις  Ανδρέου  του  απο- 

στόλου. 

12.  Ή  πεντεκαιδεκάτη  προς  Λαο- 

δικεΐς  επιστολή. 


5·    Decretum  gelasianum 

Se  nos  presenta  este  escrito  con  la  pretensión  de  ser  el  pro- 
ceso verbal  de  un  concilio  tenido  por  el  papa  Dámaso  (t  384) 
para  regular  las  materias  de  fe  (Incipit  Concilium  urbis  Romae 
sub  Dámaso  papa,  de  explanatione  fidei).  Contiene  cinco  capí- 
tulos, de  los  que  el  II  nos  da  un  elenco  de  libros  canónicos  de 
la  Sagrada  Escritura,  y  el  V  una  lista  de  libros  apócrifos,  en  la 
que  van  incluidas  también  otras  obras  teológicamente  sospe- 
chosas. Quizá  estos  dos  capítulos  dieran  origen  al  título  bajo 
el  que  ordinariamente  se  le  conoce:  Decretum  (decretalis)  Ge- 
lasii  papae  de  libris  recipiendis  et  non  recipiendis. 

Dejando  a  salvo  la  unidad  del  escrito  afirmada  por  todos  los 
críticos  después  de  la  elaboración  crítica  de  E.  von  Dobschütz  *, 
están  sometidos  a  discusión  muchos  puntos  aún,  sobre  todo  los 
referentes  al  carácter  y  fecha  de  la  obra. 

Además  del  papa  Dámaso,  se  encuentra  en  algunos  códices 
el  nombre  del  papa  Gelasio  (f  496)  como  presunto  autor,  y  en 
otros  el  papa  Hormisdas  (f  523),  aunque  estos  últimos  repre- 
sentan una  derivación  tardía  arraigada  en  España.  Es  seguro, 
sin  embargo,  que  no  pertenece  a  San  Dámaso,  ya  que  en  el 
documento  se  habla  del  concilio  de  Calcedonia  y  se  cita  a  San 
Agustín  y  a  una  serie  de  escritores  del  siglo  V.  Tampoco  parece 
que  pueda  atribuirse  al  papa  Gelasio,  ya  que,  prescindiendo  de 
incoherencias  literarias  muy  importantes,  no  consta  que  se  cele- 
brara concilio  romano  alguno  bajo  dicho  papa,  y  es  sobre  todo 
elocuente  el  silencio  absoluto  que  guardan  ante  documen- 
to tan  importante  personajes  como  Dionisio  el  Exiguo,  Casio- 


1  TU  III  Reihe,  8,4  (Leipzig  1912). 


20 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


doro  y  el  papa  San  Gregorio,  quien  a  veces  cita  tranquilamente 
libros  condenados  por  el  Gelasianum. 

Parece,  pues,  que  no  se  trata  de  un  documento  oficial  de  la 
Iglesia,  sino  de  un  escrito  de  carácter  privado,  cuyo  autor  fué  con- 
signando datos  recogidos  al  azar  en  las  obras  de  San  Jerónimo 
y  de  San  Agustín,  en  la  carta,  de  Inocencio  I  ad  Exsuperium  y 
en  la  de  San  León  al  obispo  Toribio  de  Astorga,  mezclándolo 
todo  con  sus  propias  apreciaciones  y  frecuentes  confusiones. 

Por  otra  parte,  los  testimonios  explícitos  a  favor  del  Gela- 
sianum vienen  sólo  a  partir  del  siglo  VIII,  y  hay  que  esperar 
al  siglo  IX  (a. 865)  2  para  verlo  utilizado  en  Roma  por  el  papa 
Nicolás  I.  No  obstante,  es  seguro  que  San  Isidoro  de  Sevilla 
(t  636)  lo  conoció  y  utilizó.  Estos  datos,  unidos  al  examen 
interno  de  la  obra,  aconsejan  fijar  aproximadamente  su  com- 
posición a  principios  del  siglo  VI.  Esta  es  la  opinión  de  la 
mayor  parte  de  los  críticos,  entre  ellos  Von  Dobschütz  y  Mas- 
sigli,  contra  la  de  D.  Chapman,  que  quisiera  ver  en  ella  un 
escrito  auténtico  del  papa  Gelasio,  adelantando  su  composición 
al  siglo  V. 

Cf.  C.  H.  Turner:  JThSt  2(1900)554-560;  E.  von  Dobschütz,  Das  De- 
cretum  Gelasianum  de  libris  recipiendis  et  non  recipiendis,  im  kriüschen  Text 
herausgegeben  und  untersucht:  TU  III  Reihe  8,4  (Leipzig  19 12);  E.  Amann, 
RBi  N.  S.  10(1913)602-608;  Dom  J.  Chapman,  On  the  «Decretum  Gelasia- 
num de  libris  recipiendis  et  non  recipiendis»:  RBé  25(1913)187-207.315-333; 
R.  Massigli,  Le  Décret  Pseudo-Gélasien:  RHLR  N.  S.  4(1913)155-170; 
E.  Schwartz,  Zum  Decretum  Gelasianum:  ZtNW  29(1930)161-168. 

Ofrecemos  a  continuación  la  lista  íntegra  de  «apócrifos» 
contenida  en  el  Gelasianum,  cuyo  texto  puede  encontrarse  en 
Mansi  8,145,  PL  59,162-164,  BonaccorsiVA  p.VIII,  además 
de  la  cit.  ed.  crítica  de  Von  Dobschütz.  Hacemos  hincapié  de 
manera  especial  en  los  escritos  de  carácter  evangélico. 

1.  Itinerarium  nomine  Petri  apostoli,  quod  appellantur  sancti  Clemen- 
tis  libri  numero  novem  3. 

2.  Actus  nomine  Andreae  apostoli,  apocryphi. 

3.  Actus  nomine  Thomae  apostoli,  apocryphi. 

4.  Actus  nomine  Petri  apostoli,  apocryphi  4. 

2  Nic.  I,  Ep.  71:  «Mon.  Germ.  Hist»,  6,395. 

3  Son  las  Recognitiones  Ps.-Clementinae,  que  constan  de  diez  libros 
(PG  1).  El  nombre  Itinerarium  alude  al  título  de  έπιδημίαι  o  περίοδοι  con 
que  son  conocidas  en  la  literatura  patrística  griega.  Cf.  infra,  Evangelio  de 
los  Ebionitas. 

4  A  primera  vista  parece  que  faltan  los  Hechos  de  Juan  y  los  de  Pablo, 
que  vienen  citados  en  Philastrius  (Haeres.,  88)  y  en  las  cartas  de  Inocen- 
cio I  y  de  Toribio  de  Astorga ;  pero  los  primeros  están  incluidos  en  el  n.  1 8, 
y  los  segundos  en  el  23. 


CATÁLOGOS  DE  APÓCRIFOS  NEOTESTAMEN'T ARIOS 


21 


5.  Actus  nomine  Philippi  apostoli,  apocryphi. 

6.  Evangelium  nomine  Matthiae,  apocryphum  5. 

7.  Evangelium  nomine  Barnabae,  apocryphum  6. 

8.  Evangelium  nomine  Iacobi  minoris,  apocryphum  7. 

9.  Evangelium  nomine  Petri  apostoli,  apocryphum  8. 

10.  Evangelium  nomine  Thomae  quibus  Manichei  utuntur,  apocry- 
phum 9. 

11.  Evangelia  nomine  Bartholomaei,  apocrypha  10. 

12.  Evangelia  nomine  Andreae,  apocrypha  n. 

13.  Evangelia  quae  falsavit  Lucianus,  apocrypha  12. 

14.  Evangelia  quae  falsavit  Hesychius,  apocrypha  12. 

15.  Líber  de  infantia  Salvatoris,  apocryphus  li. 

16.  Líber  de  nativitate  Salvatoris  et  de  María  vel  obstetrice,  apocry- 
phus 14. 

17.  Líber  qui  appellatur  Pastoris,  apocryphus  15. 

18.  Libri  omnes  quos  fecit  Leucius  discipulus  diabuli,  apocryphi  16. 

19.  Liber  qui  appellatur  Fundamentum,  apocryphus  1  7. 

20.  Liber  qui  appellatur  Thesaurus,  apocryphus  17. 

2 1 .  Liber  de  filiabus  Adae  Leptogeneseos,  apocryphus  1 8. 


5  Se  refiere  a  las  Tradiciones  o  Evangelio  de  Matías. 

6  Está  citado  también  juntamente  con  el  anterior  en  la  lista  de  los  Se- 
senta libros.  No  se  conserva  otra  huella  de  él.  Desde  luego,  no  se  puede 
identificar  con  el  Evangelio  de  Bernabé,  llamado  el  Italiano,  publicado  por 
Ragg  en  1907. 

7  Quizá  se  trate  del  Protoevangelio  de  Santiago.  Sin  embargo,  un  frag- 
mento del  siglo  X  relativo  a  la  Circuncisión,  editado  por  Η.  M.  Bannister 
(JThSt  10  [1908]  417-418)  según  el  cód.  Vat.  lat.  3325,  está  encabezado: 
Lectura  del  Evangelio  según  Santiago,  «hijo  de  Alfeo>. 

8  Se  conserva. 

9  Se  conserva.  Es  más  conocido  en  la  tradición  por  el  nombre  de  Παιδικά. 
Está  citado  también  en  la  lista  de  los  Sesenta  libros,  en  la  Stichometria  y  en 
el  catálogo  de  escritos  maniqueos  de  Timoteo  presbítero 

10  Se  conserva. 

1 1  Probablemente  es  una  confusión  con  los  Actus  Andreae  menciona- 
dos en  el  n.2. 

12  Se  trata  de  recensiones  heréticas  de  libros  canónicos  poco  conocidas 
para  nosotros.  Cf.  Hieron.,  In  Evang.  ad  Damasum  praefatio:  «Praetermitto 
eos  códices,  quos  a  Luciano  et  Hesychio  nuncupatos,  paucorum  hominum 
adserit  perversa  contentio». 

13  Probablemente  alude  al  Ps.  Mateo,  cuyo  título  es  Liber  de  ortu  Bea- 
tae  Mariae  et  de  infantia  Salvatoris. 

14  Puede  ser  que  se  refiera  al  anterior  o  bien  al  Protoevangelio. 

1 5  El  Pastor  de  Hermas. 

16  Nombre  de  un  famoso  maniqueo  (Focio  le  llama  L.  Charinus),  a 
quien  a  partir  del  siglo  V  se  atribuyen  los  Hechos  de  los  Apóstoles  falsifi- 
cados o  inventados  por  los  maniqueos,  particularmente  los  Acta  Ioannis 
(cf.  la  carta  de  Santo  Toribio  de  Astorga).  El  Ps.  Jerónimo  le  menciona  en 
la  carta-prólogo  al  Ps.  Mateo.  Cf.  Leclercq:  DACHEL  8,2982-6  (Leucius). 

17  Libros  atribuidos  a  Manes,  fundador  de  los  maniqueos.  El  n.20  está 
citado  por  Timoteo  Presbítero,  cf.  supra. 

18  Se  trata  del  Libro  de  los  Jubileos  (cf.  Epiph.,  Haeres.  39,6),  llamado 
también  ή  λεπτή  Γένεσι;  (cf.  Hieron.,  Ep.  78,18). 


22 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


22.  Centonem  de  Christo  virgilianis  compaginatum  versibus,  apocry- 
phum. 

23.  Líber  qui  appellatur  Actus  Theclae  et  Pauli,  apocryphus  19. 

24.  Líber  qui  appellatur  Nepotis,  apocryphus  20 . 

25.  Líber  proverbiorum  ab  haereticis  conscriptus  et  sancti  Sixti  nomine 
praesignatus,  apocryphus  21 . 

26.  Revelatio  quae  appellatur  Pauli,  apocrypha  22. 

27.  Revelatio  quae  appellatur  Thomae,  apocrypha  22. 

28.  Revelatio  quae  appellatur  Stephani,  apocrypha  22. 

29.  Líber  qui  appellatur  Transitus  sanctae  Mariae,  apocryphus  23. 

30.  Líber  qui  appellatur  Paenitentia  Adae,  apocryphus  24. 

3 1 .  Líber  de  Ogia  nomine  gigante  qui  post  diluvium  cum  dracone  ab 
haereticis  pugnasse  perhibetur,  apocryphus. 

32.  Liber  qui  appellatur  Testamentum  Iob,  apocryphus. 

33.  Liber  qui  appellatur  Paenitentia  Origenis,  apocryphus. 

34.  Liber  qui  appellatur  Paenitentia  sancti  Cypriani,  apocryphus. 

35.  Liber  qui  appellatur  Paenitentia  Iamne  et  Mambre,  apocryphus. 

36.  Liber  qui  appellatur  Sortes  Apostolorum,  apocryphus. 

37.  Liber  qui  appellatur  Lusa  Apostolorum,  apocryphus. 

38.  Liber  qui  appellatur  Cañones  Apostolorum,  apocryphus. 

39.  Liber  Phisiologus  ab  haereticis  conscriptus  et  beati  Ambrosii  no- 
mine praesignatus,  apocryphus. 

40.  Historia  Eusebii  Pamphili,  apocrypha. 

41.  Opuscula  Tertulliani,  apocrypha. 

42.  Opuscula  Lactantii  sive  Firmiani,  apocrypha. 

43.  Opuscula  Africani,  apocrypha. 

44.  Opuscula  Postumiani  et  Galli,  apocrypha. 

45.  Opuscula  Montani,  Priscillae  et  Maximillae,  apocrypha. 

46.  Opuscula  Fausti  Manichaei,  apocrypha. 

47.  Opuscula  Commodiani,  apocrypha. 

48.  Opuscula  alterius  Clementis  Alexandrini,  apocrypha. 

49.  Opuscula  Thascii  Cypriani,  apocrypha. 

50.  Opuscula  Arnobii,  apocrypha. 

51.  Opuscula  Tichonii,  apocrypha. 

52.  Opuscula  Cassiani  presbyteri  Galliarum,  apocrypha. 

53.  Opuscula  Victorini  Petabionensis,  apocrypha. 

54.  Opuscula  Fausti  Regiensis  Galliarum,  apocrypha. 

55.  Opuscula  Frumenti  Caeci,  apocrypha. 


19  Se  refiere  a  una  parte  de  los  célebres  Acta  Pauli  de  la  antigüedad. 

20  Parece  ser  que  esta  noticia  la  ha  tomado  de  San  Jerónimo  (De  vir. 
ill.  69),  quien  a  su  vez  parece  haber  sacado  de  Eusebio  (Hist.  Eccl.  7,24)  la 
referencia  de  dúo  libri  adversus  Nepotem  episcopum  contenidos  entre  las  obras 
de  Dionisio  de  Alejandría. 

21  Se  trata  de  la  obra  titulada  Sententiae,  compuesta  por  el  filósofo  pa- 
gano Sextus,  y  que  Rufino,  al  traducirla,  creyó  ser  de  Sixto,  papa  y  mártir. 
La  noticia  parece  haberla  sacado  de  San  Jerónimo  (De  vir.  ill,  69;  Ep.  132,3 
a  Ctesiphon;  Comm.  in  Ier.  4,22).  Cf.  V.  Dobschütz,  o. α,  ρ·3°ΐ· 

22  Se  refiere  a  los  Apocalipsis  apócrifos,  que  aún  se  conservan. 

23  Probablemente,  el  escrito  del  Ps.  Melitón  relativo  a  la  Asunción  de 
la  Virgen. 

24  Esta  y  las  dos  obras  siguientes  se  refieren  a  apócrifos  del  Antiguo 
Testamento.  Las  restantes,  en  general,  son  lecturas  poco  recomendables, 
amparadas  bajo  el  título  de  Apocrypha,  tomado,  evidentemente,  lato  sensu. 


CATÁLOGOS  DE  APÓCRIFOS  NEOTESTAMENTA  RIOS 


23 


56.  Epistula  Iesu  ad  Abgarum,  apocrypha  2S. 

57.  Epistula  Abgari  ad  Iesum,  apocrypha  25. 

58.  Passio  Cyrici  et  Iulittae,  apocrypha. 
5Q.  Passio  Georgii,  apocrypha. 

60.  Scriptura  quae  appellatur  Salomonis  Interdictis,  apocrypha. 

61.  Philacteria  omnia  quae  non  angelorum,  ut  illi  confingunt,  sed  dae- 
monum  magis  nominibus  conscripta  sunt,  apocrypha. 

6.    Stichometria  de  Nicéforo 

Probablemente  tuvo  su  origen  en  Jerusalén,  y  quizás  en 
el  siglo  IV.  Posteriormente  fué  añadida  como  apéndice  a  la 
Chronographia  de  Nicéforo  (s.IX).  Su  nombre  alude  a  la  can- 
tidad de  líneas  (στίχοι)  que  medía  cada  una  de  las  obras  enu- 
meradas (PG  ioo,io6oA-B). 


a)  Escritos  dudosos  del  Nuevo  Testamento 

1.  Άποκάλυψις  Ιωάννου,  στίχοι  ,αυ'   (1.400) 

2.  Αποκάλυψα  Πέτρου,  στίχοι  τ'   (300) 

3.  Βαρνάβα  επιστολή,  στίχοι  ,ατξ'   (1.360) 

4.  Εύαγγέλιον  κατά  Εβραίους,  στίχοι  ,βσ'   (2.200) 

b)  Escritos  apócrifos  del  Nuevo  Testamento 

1.  Περίοδοι  Πέτρου,  στίχοι  ,βψν'   (2.750) 

2.  Περίοδος  Ιωάννου,  στίχοι  ,βχ'   (2.600) 

3.  Περίοδος  Θωμά,  στίχοι  ,αψ'   (1.700) 

4.  Εύαγγέλιον  κατά  Θωμάν,  στίχοι  ,απ'   (1.300) 

5.  Διδαχή  Αποστόλων,  στίχοι  σ'   (200) 

6.  Κλήμεντος  α',  β',  στίχοι  ,βχ'   (2.600) 

7.  Ιγνατίου,  Πολυκάρπου,  Ποιμένος  (και)  'Ερμά. 


η.    Synopsis  del  Ps.  Atanasio 

En  el  c.76  de  la  Synopsis  Script.  Sacrae  (PG  28,43213)  se 
encuentra  esta  lista  de  apócrifos,  aunque  por  confusión  llame 
a  estos  escritos  «disputados»  (αντιλεγόμενα) .  Cf.  Zahn,  Ge- 
schichte  d.  neut.  Kan.  II  p.316-17. 

Της  Νέας  πάλιν  Διαθήκης,  αντιλεγόμενα  ταύτα- 
Περίοδοι  Πέτρου,  Περίοδοι  "Ιωάννου,  Περίοδοι  θωμα, 
Εύαγγέλιον  κατά  Θωμάν,  Διδαχή  Αποστόλων,  Κλημέντια, 
έξ  ών  μετεφράσθησαν  εκλεγέντα  τά  αληθέστερα  και  θεόπνευστα. 

8.    Lista  de  los  sesenta  libros 

Pertenece  al  siglo  VIL  Los  «sesenta  libros»  son  los  de 
toda  la  Biblia.  Los  que  quedan  al  margen  de  estos  «sesenta» 


25  Ambas  tienen  su  lugar  en  esta  colección. 


124 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


son  considerados  como  «apócrifos».  Cf.  Zahn,  o.c,  p.292. 
JamesNT  (repr.1953)  p.23. 

1  - 1 4  del  Antiguo  Testamento. 

15.  Historia  de  Santiago  (=  Protoevangelio). 

16.  Apocalipsis  de  Pedro. 

17.  Correrías  y  Enseñanzas  de  los  Apóstoles  (=  Hechos  de  los  Após- 
toles apócrifos). 

18.  Epístola  de  Bernabé. 

19.  Hechos  de  Pablo 

20.  Apocalipsis  de  Pablo. 

21.  Enseñanza  de  Clemente  (=  Constituciones  Apostólicas). 

22.  Enseñanza  de  Ignacio  (=  sus  cartas). 

23.  Enseñanza  de  Policarpo  (=  su  carta). 

24.  Evangelio  según  San  Bernabé. 

25.  Evangelio  según  Matías. 


E)    EVANGELIOS  APOCRIFOS  TARDIOS 

1.    Evangelio  árabe  del  Ps.  Juan 

Se  trata  de  un  ms.  árabe  conservado  en  la  Biblioteca  Ambro- 
siana  de  Milán  (de  Hammer),  or.93.  El  códice  está  bien  con- 
servado; consta  de  158  hojas,  de  las  que  134  contienen  un 
«Evangelio  de  San  Juan»,  donde  se  narra  minuciosamente 
gran  cantidad  de  milagros  de  la  vida  de  Jesús,  dejando  un  poco 
al  margen  la  parte  didáctica.  Parece  ser  que  el  texto  en  cues- 
tión apareció  en  Egipto  el  año  1342.  El  interés  que  suscitó  su 
hallazgo,  verificado  en  1939,  fué  extraordinario.  El  profesor 
Galbiati,  prefecto  de  dicha  biblioteca,  prometió  una  pronta  edi- 
ción del  texto  original  con  una  versión  latina,  obra  que  aún 
no  se  ha  llevado  a  cabo.  Mientras  tanto,  el  P.  J.  Simón  (del 
Ρ.  I.  Bíblico  de  Roma)  ha  encontrado  que  el  llamado  Evangelio 
de  San  Juan  no  es  sino  una  versión  árabe  del  conocido  apócrifo 
etíope  Los  milagros  de  Jesús,  que  S.  Grébaut  publicó  en  PaOr 
XII4  (1919);  XIV  5  (1920);  XVII  4  (1923).  Cf.  Id.:  ROrCh 
16(1911)255-265.356-367;  21(1918-19)100-103  y  Aethiops  3 
(1930)35-38. 

Pueden  encontrarse  noticias  abundantes  sobre  este  texto 
en  G.  Galbiati,  L'Evangeliario  apócrifo  di  S.  Giovanni :  AcBiblt 
15(1941)378-379.  Id.,  «Primato»  (1942)4533.  O.  Lófgren, 
Fakta  och  dokument  angaende  det  apokryfiska  Johannes-evange- 
liet  (Uppsala  1942).  [El  mismo  artículo  con  el  mismo  título 
fué  publicado  en  la  revista  sueca  «Svensk  exegetisk  arsbok»,  7 
(1942)110-140].  Id.,  Ein  unbeachtetes  apokryphes  Evangelium: 


EVANGELIOS   APÓCRIFOS  TARDÍOS 


25 


OrLitZ  46(1943)153-159.  A.  Bea,  Inventio  «evangelii  apocry- 
phi  S.  Johannis»:  Bi  24(1943)194.  G.  Graf,  Geschichte  der 
christl.  arabischen  Lit.:  StT  118(1944)  I  p.236. 

2.    Evangelio  de  la  infancia  según  San  Pedro 

Es  una  narración  apócrifa  publicada  por  Catulle  Mendés 
bajo  el  título  L'Evangile  de  la  jeunesse  de  Notre-Seigneur  Jésus- 
Christ  d'aprés  S.  Pierre  (texto  lat.  y  versión  franc,  París  1894). 
Posteriormente  fué  traducida  al  inglés  por  H.  Copley  Greene 
(The  childhood  of  Christ  -  translated  from  the  Latin  by  H.  C.  G., 
with  original  text  of  the  manuscript  at  the  monastery  of  St.  Wolf- 
gang,  New  York  and  London  1904).  Como  lugar  de  provenien- 
cia del  texto  latino  señala  C.  Mendés  la  abadía  de  S.  Wolfgang, 
en  Salzkammergut,  donde  fué  encontrado,  según  él,  años  atrás. 
Las  palabras  iniciales  del  texto  lo  atribuyen  a  San  Pedro.  James 
cree  que  se  trata  únicamente  de  una  compilación  del  Protoevan- 
gelio,  Ps.  Mateo,  versión  lat.  de  Tomás  y  Evangelio  árabe,  cuya 
data  hay  que  situar  en  el  siglo  XVII.  Concluye  con  estas  pala- 
bras :  «Presumably  the  Latin  text  as  well  as  the  French  versión 
may  be  regarded  as  the  work  of  Catulle  Mendés»  (JamesNT 
[repr.  1953]  p.89). 

3.    Evangelio  de  Bernabé  (el  italiano) 

Es  una  composición  tendenciosa  del  siglo  XIV,  debida  a  la 
pluma  de  un  cristiano  que  apostató  para  hacerse  musulmán.  Es 
posible  que  la  lengua  original  fuera  el  árabe,  aunque  sólo  se  con- 
serva en'  manuscritos  italianos  y  españoles.  Considera  a  Maho- 
ma  como  Mesías  que  habría  de  venir  a  librar  a  los  hombres  de 
los  errores  en  que  estaban  sumidos  aun  después  de  la  venida  de 
Cristo.  Puede  verse  la  traducción  castellana  en  E.  González- 
Blanco,  Los  Evangelios  Apócrifos  III  66-69  (Madrid  1934). 
Cf.  Lo.  and  La.  Ragg,  The  Gospel  of  Barnabas,  edited  and 
translated  from  the  italian  ms.  in  the  imperial  library  at  Vienna 
(Oxford  1907).  Id.,  The  Mohammedan  Gospel  of  Barnabas: 
JThSt  6  (1905)  424-433  [afirma  aquí  que  la  versión  antigua  es- 
pañola fué  reimpresa  de  las  Lectures  del  Dr.  White  (a.1784)]1. 
No  se  ha  de  confundir  este  escrito  tardío  con  el  Evangelio  de 
Bernabé  citado  por  el  Decr.  Gelasianum. 

1  Puede  verse  también  el  artículo  de  W.  Axon,  On  the  Mohammedan 
Gospel  oj  Barnabas:  JThSt  3  (1902)  441-451. 


26 


INTRODUCCIÓN  GENERAL 


4.  Evangelio  monofisita  georgiano 

Es  un  apócrifo  desconocido,  proveniente  de  círculos  mono- 
fisitas.  Está  contenido  en  un  ms.  georgiano  del  siglo  XIX  per- 
teneciente a  la  Biblioteca  Bodleiana  de  Oxford  (n.27)  y  forma 
parte  de  la  colección  Wardrop.  Probablemente  esta  compo- 
sición ha  sido  redactada  en  el  siglo  XII  o  XIII,  teniendo  por 
base  muchos  escritos  apócrifos  y  heterodoxos.  Está  traducido 
del  armenio  al  georgiano  y  pertenece  a  la  literatura  popular  de 
los  georgianos  monofisitas.  Cf.  versión  polaca  en  Peradze  Grze- 
gorz,  Nieznana  Ewangelia  Apokryficzna  pochodzaca  ζ  Kól  Mono- 
fizykich  (Warszawa  1935).  Id.:  «Έλτπ'ς»  (Warszawa  1935)3-36. 

5.  Evangelios  apócrifos  bogomiles 

Llamáronse  bogomiles  unos  herejes  que  vivieron  en  la  pen- 
ínsula balcánica  del  siglo  X  al  XIV.  Su  nombre  hace  alusión 
al  fundador,  miembro  del  bajo  clero  que  profesó  su  doctrina 
durante  el  reinado  del  zar  Pedro  (927-969).  Este  quiso  llamarse 
Bogomil,  palabra  que,  según  sus  componentes  eslavos,  quiere 
decir:  aquel  «de  quien  Dios  se  apiada»  o  aquel  «que  ruega  a 
Dios».  Estos  herejes,  cuyas  analogías  con  los  cátaros  del  Oc- 
cidente son  muy  grandes,  desempeñaron  un  papel  muy  im- 
portante en  la  creación  y  difusión  de  leyendas  apócrifas. 

Como  producto  genuinamente  bogomil  hay  que  señalar  la 
obra  titulada  El  mito  de  Satanael,  cuyo  carácter  herético  fué 
denunciado  ya  por  Eutimio  Zigabeno  en  el  tít.27  de  su  Panoplia 
Dogmática  (PG  130,1289ε.).  Algunos  pasajes  de  los  contenidos 
en  este  escrito  acusan  influencia  de  otros  apócrifos;  v.gr.,  el 
cambio  de  nombre  de  Satanael  en  Satán  está  contenido  ya  en 
el  Ev.  de  Bartolomé;  lo  mismo  puede  decirse  con  relación  a  la 
caída  de  Satanás. 

Pueden  encontrarse  noticias  abundantes  sobre  esta  litera- 
tura en  E.  Turdeanu,  Apocryph.es  bogomiles  et  apocrypb.es  pseu- 
dobogomiles:  RHR  138(1950)22-52.176-218,  y  sobre  todo  en  la 
obra  fundamental  que  recogió  todas  estas  producciones  apó- 
crifas en  su  lengua  original,  J.  Ivanov,  Bogomilski  Knigi  iLegen- 
di  (Sofía  1925).  Cf.,  además,  N.  Minissi,  La  tradizione  apócrifa 
e  le  origini  del  Bogomilismo :  «Ricerche  Slavistiche»  3(Roma  1954) 
97-113· 


EVANGELIOS   APÓCRIFOS  TARDÍOS 


27 


6.    Evangelio  de  Santiago  el  Mayor 

Se  trata  de  una  serie  de  escritos  apócrifos  amparados  bajo 
el  nombre  de  Santiago  el  Mayor  y  contenidos  en  los  llamados 
«Plomos»  del  Sacro  Monte,  de  Granada.  Fueron  desenterrados 
en  este  lugar  hacia  el  año  1597.  Recogen  de  fuentes  árabes 
diversos  datos  apócrifos  acerca  de  la  vida  de  Cristo  y  de  María. 
Hacen  especial  hincapié  en  el  dogma  de  la  Inmaculada  Con- 
cepción y  en  la  tradición  sobre  la  venida  de  Santiago  a  España. 
Aunque  no  contienen,  por  lo  general,  errores  dogmáticos,  fue- 
ron proscritos  por  el  papa  Inocencio  XI  el  año  1682  juntamente 
con  los  demás  «Plomos»,  a  causa  del  carácter  sagrado  que  el 
pueblo  les  atribuía. 

Pueden  encontrarse  noticias  abundantes  acerca  de  todos 
ellos  en  la  obra  de  J.  Godoy  Alcántara,  Historia  crítica  de  ¡os 
falsos  cronicones  (Madrid  1868)  p. 44-78  2.  Cf.,  además,  J.  A.  Fa- 
bricius,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I  (2i7io)  p.35 1-352. 

2  Queremos  dejar  constancia  de  nuestro  reconocimiento  hacia  el  doc- 
tor don  Rufino  Jimeno  Peña  (profesor  del  Sacro  Monte,  de  Granada),  nues- 
tro buen  amigo,  a  cuya  amabilidad  debemos  esta  referencia  bibliográfica. 


/.      TEXTOS  FRAGMENTARIOS 


TEXTOS  FRAGMENTARIOS 


Séanos  permitido  hacer  dos  observaciones  de  carácter 
metodológico  al  principio  de  esta  sección: 

La  primera  es  que,  dada  la  complejidad  de  los  textos  frag- 
mentarios que  en  ella  se  incluyen,  hemos  optado  por  insertar 
en  el  cuerpo  mismo  de  los  estudios  introductorios  las  referen- 
cias y  citas  bibliográficas  pertinentes,  que  en  las  restantes  sec- 
ciones van  al  pie  de  la  página.  Las  llamadas  encerradas  entre 
paréntesis  corresponden  al  número  que  precede  a  cada  uno  de 
los  textos  fragmentarios  y  a  la  vez  remiten  al  comentario 
vinculado  a  éstos  al  pie  de  la  página. 

La  segunda,  de  índole  más  general,  se  refiere  a  las  citas 
patrísticas,  tan  abundantes  en  el  decurso  de  esta  obra.  Para 
mayor  uniformidad  hacemos  siempre  referencia  al  lugar  que 
ocupan  en  la  Patrología  de  Migne  (siglas  PG  y  PL).  No  obs- 
tante, los  textos  están  confrontados  en  su  mayor  parte  con 
los  publicados  por  las  ediciones  críticas  de  mayor  solvencia. 


A)    EVANGELIOS  APOCRIFOS  PERDIDOS 


1.   EVANGELIO  DE  LOS  HEBREOS 

Es  quizá,  entre  todos  los  evangelios  apócrifos,  el  que  más 
interés  y  discusiones  ha  suscitado  a  partir  del  siglo  XVIII,  sobre 
todo  por  la  relación  que  tiene  con  la  llamada  «cuestión  si- 
nóptica». 

Desgraciadamente,  no  lo  conocemos  sino  por  fragmentos 
dispersos,  a  veces  difíciles  de  coordinar,  encontrados  en  las 
obras  de  los  Padres.  San  Jerónimo  nos  habla  del  texto  original 
hebreo  (18),  así  como  de  dos  versiones  de  él,  griega  y  latina  (17); 
ρ  ero  no  ha  llegado  nada  de  esto  hasta  nosotros. 

Es  precisamente  este  santo  doctor  quien  más  datos  nos  su- 
ministra acerca  del  Evangelio  de  los  Hebreos  o  según  los  Hebreos. 
Pero  sus  testimonios  son  vagos  e  indecisos,  con  frecuencia  de 
segunda  mano,  y  aun  a  veces  contradictorios,  según  Bardy 
(«Mélanges  de  Se.  religieuse»,  3  (1949)  5-36).  Esto  se  explica  por 
la  manera  que  tenía  de  escribir,  fiándose  mucho  de  su  excelente 
memoria,  sin  detenerse  a  comprobar  las  citas  de  sus  asertos. 
Parece  ser  que  al  principio  conocía  este  evangelio  únicamente 
a  través  de  los  testimonios  de  Orígenes  (5),  de  los  que  se  servía 
con  frecuencia  para  sus  citas  (16;  cf.  nota);  con  lo  cual,  él,  que 
tanto  desdén  tenía  para  con  los  apócrifos,  se  respaldaba  en  la 
autoridad  de  su  maestro.  A  pesar  de  los  textos  en  que  afirma 
lo  copió  de  un  original  que  le  proporcionaron  los  nazarenos 
de  Berea  (18)  y  que  aun  lo  tradujo  al  griego  y  latín  (17,  19,  23), 
Bardy  opina  que  no  llegó  a  efectuar  tal  traducción,  pues  ade- 
más de  no  conservarse  rastro  de  estas  obras,  frecuentemente 
fluctúa  sobre  las  lenguas  a  que  lo  ha  vertido:  griego  y  latín  (17), 
griego  sólo  (23).  Seguramente  tenía  intención  de  hacerlo  al  es- 
cribir esto,  pero  después  no  pudo  o  no  creyó  conveniente  rea- 
lizarlo. Otros  creen  que  se  trata  de  versiones  parciales,  de  las 
que  han  quedado  fragmentos  latinos  en  sus  comentarios  (15-32), 
y  griegos  en  las  notas  marginales  de  ciertos  códices  griegos  de 
San  Mateo,  con  la  referencia  al  «Ίουδοάκόν»  (42-54).  Esta  expli- 
cación no  deja  de  tener  sus  dificultades  si  se  considera  la  diversa 
índole  de  ambos  escritos  reflejada  en  los  fragmentos  aducidos. 


EVANGELIO  DE  LOS  HEBREOS 


33 


ANTIGÜEDAD. — Es  uno  de  los  puntos  más  claros  entre  los 
que  atañen  a  esta  obra.  Según  San  Jerónimo,  es  posible  que  ya 
San  Ignacio  (f  107)  cite  un  pasaje  relativo  a  la  resurrección  (19), 
que  pudo  muy  bien  tomar  de  alguna  versión  griega.  No  obs- 
tante, Orígenes  (De  princ.  I,  prooem.  8)  atribuye  este  texto  al 
libro  «qui  Petri  Doctrina  appellatur».  De  todas  maneras,  al 
Evangelio  de  los  Hebreos  se  refieren  los  testimonios  de  Papías  y 
Hegesipo  citados  por  Eusebio  (9,10).  Son  elocuentes  también 
a  este  respecto  los  testimonios  de  Clemente  Alejandrino  [f  ant. 
215]  (3,4)  y  de  Orígenes  [f  253-254]  (5,6).  De  todo  esto  se  puede 
concluir  que  el  Evangelio  de  los  Hebreos  existía  ya  a  mediados  del 
siglo  II,  sin  que  se  descarte  una  fecha  anterior  que  no  sobrepase 
la  primera  mitad  del  siglo  I. 

LENGUA.- — San  Jerónimo  dice  frecuentemente  que  estaba 
escrito  en  hebreo,  pero  una  vez  afirma  que  sólo  los  caracteres  del 
escriba  eran  hebreos,  mientras  que  la  lengua  era  caldea  o  siriaca 
(equivalente  modernamente  al  arameo)  [31].  Esto  ultimo  afir- 
man también  Eusebio  y  San  Epifanio  (10,14). 

ORIGEN. — Tanto  el  contenido  como  los  testimonios  acusan 
un  ambiente  judío-cristiano.  Pero  ¿de  qué  judío-cristianos  se 
trata?  San  Jerónimo  afirma  que  el  evangelio  hebreo  que  él  ha 
traducido  era  usado  por  los  nazarenos  de  Berea  (Alepo)  [18]  y 
por  los  ebionitas  (23). 

Los  primeros  eran  descendientes  de  aquellos  judío-cristianos 
que,  ante  la  destrucción  de  Jerusalén  por  Tito  el  año  70,  se 
refugiaron  en  Pella,  a  la  ribera  oriental  del  Jordán.  Estos  con- 
servaban íntegras  sus  tradiciones  hebreas  y  sustancialmente 
profesaban  la  ortodoxia,  aunque  su  aislamiento  local  de  los 
restantes  núcleos  cristianos  originó  paulatinamente  una  ligera 
separación  dogmática.  Para  éstos,  el  evangelio  original  de  San 
Mateo,  escrito  en  aramaico,  era  su  evangelio.  Probablemente, 
una  refundición  o  ampliación  de  este  texto  (San  Epifanio  dice 
que  es  πληρέστατο  ν  con  relación  al  de  San  Mateo)  dió  origen 
al  llamado  Evangelio  de  los  Hebreos,  que  estaba,  según  el  testi- 
monio citado  de  San  Jerónimo,  en  uso  entre  los  nazarenos. 
El  nombre  de  hebreos  puede  hacer  alusión  no  tanto  al  conte- 
nido judaizante  cuanto  al  origen  y  uso  exclusivo  que  de  él 
hacían  aquellos  judío-cristianos.  Los  testimonios  de  Orígenes 
dan  bien  claro  a  entender  que,  si  bien  este  evangelio  no  puede 
figurar  entre  los  canónicos,  que  son  únicamente  cuatro,  no 
debe  tampoco  catalogársele  entre  los  heréticos,  como  el  de  los 
Egipcios  o  el  de  los  Doce  apóstoles  (cf.  J.  Ruvvet:  Bi  23  [1942]  36). 


Er.  apócrifos 


2 


34 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


El  segundo  grupo  señalado  por  San  Jerónimo,  los  ebionitas, 
corresponde  quizá  a  una  secta  mitigada,  a  la  que  puede  refe- 
rirse el  testimonio  de  Eusebio  (8),  análoga  a  la  de  los  nazarenos 
o  quizá  la  misma  por  otro  nombre.  Pero  no  a  la  secta  de  los 
ebionitas  que  profesaban  doctrinas  abiertamente  heréticas  y 
que  poseían  un  evangelio  especial  que  llevaba  su  nombre,  tal 
como  lo  conocemos  por  los  testimonios  de  San  Epifanio 
(Adv.  haer.  30). 

RELACION  CON  SAN  MATEO.— Es  éste  el  punto  crucial 
de  la  cuestión.  San  Jerónimo  dice  que  en  la  biblioteca  de  Ce- 
sárea se  conserva  el  texto  mismo  hebreo,  ipsum  hebraicum  (18). 
Refiriéndose  a  este  mismo,  traducido  recientemente  por  él, 
del  que  se  servían  ebionitas  y  nazarenos,  dice  que  es  llamado 
comúnmente  el  original  de  San  Mateo,  Matthaei  authenti- 
cum  (23),  lo  cual  no  parece  ser  sino  un  eco  del  testimonio  de 
Epifanio  (14).  Finalmente,  habla  del  Evangelio  según  los  Hebreos, 
escrito  en  lengua  caldea  y  siríaca,  mas  con  caracteres  hebreos, 
del  que  se  sirven  los  nazarenos;  según  los  Apóstoles,  o,  como  pre- 
fiere la  mayoría,  según  San  Mateo,  el  cual  se  encuentra  en  la 
biblioteca  de  Cesárea  (31). 

Para  coordinar  estos  datos,  algunos  suponen  la  existencia  de 
un  texto  o  recensión  griega  del  evangelio  de  San  Mateo,  que 
pudiera  identificarse  con  el  mencionado  «Ίουδαϊκόν»,  aunque 
esto  último  no  carece  de  dificultades,  como  insinuábamos  antes. 
Entre  la  versión  griega  de  San  Mateo  y  el  Evangelio  de  los  He- 
breos (arameo)  deberían  existir  bastantes  analogías,  ya  que  los 
nazarenos  no  dudaban  en  colocar  éste  bajo  el  patrocinio  de 
San  Mateo.  Más  aún,  llegaron  a  presentarlo  a  San  Jerónimo 
como  el  texto  auténtico  de  San  Mateo,  y  él  lo  tomó  por  tal, 
sembrando  así  de  citas  sus  obras.  Esta  es  la  explicación  de 
Bardy  (l.c). 

Prescindiendo  de  los  testimonios  de  San  Jerónimo,  las  opi- 
niones de  los  críticos  modernos  sobre  este  punto  son  muy 
diversas: 

Nicholson  (The  Gospel  according  to  the  Hebrews...,  Lon- 
don  1879)  piensa  que  San  Mateo  habría  escrito  dos  evangelios: 
primero  uno  en  griego  y  luego  otro  en  hebreo.  Este  último 
sería,  según  él,  el  llamado  Evangelio  de  los  Hebreos. 

Hilgenfeld  (ZtWTh  27  [1884]  188-194),  exagerando  su 
importancia,  llega  a  decir  que  el  Evangelio  de  los  Hebreos  es  la 
fuente  del  evangelio  de  San  Mateo  compuesto  en  griego. 

Handmann  (Das  Hebraerevangelium...:  TU  5,3  [1888]),  de 
manera  semejante,  viene  a  decir  que,  si  no  como  fundamento, 


EVANGELIO  DE  LOS  HEBREOS 


35 


sí  debe  considerarse  al  menos  como  fuente  de  la  que  se  apro- 
vecharon San  Mateo  y  San  Lucas  para  la  composición  de  sus 
evangelios.  Parecida  opinión  mantiene  Barnes  (JThSt  6  [1905] 
356-371)· 

Schmidtke  (TU  37,  1  [191 1])  lo  considera  como  una  verda- 
dera traducción,  aunque  libre  (un  targum),  del  Mateo  canónico; 
evangelio  usado  por  los  nazarenos,  cristianos  ortodoxos,  si  bien 
aferrados  a  sus  tradiciones  judías. 

Waitz  (ZtNW  36  [1937]  60-81)  distingue  entre  el  Evangelio 
de  los  Nazarenos  y  el  de  los  Hebreos.  Aquél  únicamente  sería  el 
evangelio  judío-cristiano,  ortodoxo,  dependiente  de  un  Mateo 
precanónico  (  =  «Ίουδαϊκόν).  Mientras  que  el  Evangelio  de  los 
Hebreos,  al  que  se  refieren  especialmente  los  testimonios  de 
Clemente  Alejandrino  (3,4)  y  Orígenes  (5,6),  cuyo  contenido 
y  carácter  parece  bastante  distinto  del  Mateo  canónico,  sería 
un  producto  del  espíritu  helénico,  aparecido  a  mediados  del 
siglo  II  como  contrarréplica  al  espíritu  pagano-encratístico  del 
Evangelio  de  los  Egipcios.  De  él  dependerían  los  «Logia»  de 
Oxyrh.  Pap.  n.4¡6.  A  él  se  referiría  el  testimonio  de  la  Sti- 
chometria  llamada  de  Nicéforo  (39),  y  con  él  estaría  relacionado 
el  fragmento  copto  de  Burch  (41). 

Parker,  finalmente,  pretende  encontrar  en  un  supuesto 
«Protolucas»  la  fuente  del  Evangelio  de  los  Hebreos.  Por  «Proto- 
lucas»  entiende  la  parte  del  tercer  evangelio  no  común  con 
San  Marcos.  Se  funda  en  ciertos  episodios  cuya  analogía  con 
San  Lucas  le  parece  más  clara  que  la  que  tienen  con  San  Ma- 
teo; v.gr.,  el  narrado  por  el  Ps.  Orígenes  (33);  cf.  Le.  18,18.16,19. 

La  opinión  más  puesta  en  razón  en  este  punto  parece  ser  la 
de  Schmidtke. 

RELACIONES  CON  EL  «EVANGELIO  DE  LOS  EBIONI- 
TAS»  Y  EL  «DE  LOS  DOCE».— Ya  hemos  citado  el  testimonio 
de  San  Jerónimo,  según  el  cual  el  Evangelio  de  los  Hebreos  era 
llamado  también  el  de  los  Doce  (31)  y  estaba  en  uso  entre  los 
ebionitas  (23).  No  resulta  fácil  coordinar  estos  datos.  Ya  hemos 
aludido  también  a  la  tendencia  herética  del  Evangelio  de  los  Ebio- 
nitas, conocida  por  el  testimonio  de  San  Epifanio  ( Adv.  haer.  30), 
y  cuyo  influjo  se  hizo  sentir  en  la  literatura  Ps.  Clementina.  No 
se  puede,  pues,  identificar  este  evangelio  con  el  nuestro.  Así 
piensa  la  mayor  parte  de  los  críticos,  menos  Schmidtke. 

El  Evangelio  de  los  Nazarenos  parece  debe  identificarse  con 
el  de  los  Hebreos,  aunque  sean  contrarias  las  opiniones  de  Waitz 
y  de  Schmidtke. 


3ϋ 


EVANGELIOS   APÓCRIFOS  PERDIDOS 


El  Evangelio  de  los  Doce,  del  que  dice  Orígenes:  «Ecclesia 
quatuor  habet  Evangelia,  haereses  plurima,  e  quibus  ...  aliud 
iuxta  Duodecim  Apostólos»  (Hom.  i  in  Le:  PG  i3,i8o2A),  debe 
identificarse  con  el  Evangelio  herético  de  los  Ebionitas,  mas  no  con 
el  de  los  Hebreos.  Esta  es  la  opinión  de  Waitz  contra  el  parecer  de 
Schmidtke,  que  ve  en  él  un  escrito  pagano-cristiano  infestado 
de  parsismo  (cf.  H.  Waitz,  Das  Ev.  der  12  Apostel:  ZtNW  13 
[1912]  338-348). 

Lo  que  es  claro  es  que  no  se  puede  amparar  bajo  este  tí- 
tulo los  fragmentos  coptos  publicados  por  E.  Revillout  con 
el  nombre  de  Evangile  des  douze  Apotres  (PaOr  II  2  [1907]). 
Cf.  M.  A.  Baumstark:  RBi  (1906)  245S. 

Cf.  sobre  estos  puntos  el  estudio  introductorio  al  Evangelio 
de  los  Doce  o  de  los  Ebionitas. 

Cf.  VVeber,  Neue  Untersuchungen  über  Alter  und  Ansehn.  des  Hebráer- 
evangelnims  (1805);  Franck,  Ueber  das  Evangelium  der  Hebr¿ier:  ThStKr 
(1848)  369-422;  E.  B.  Nicholson,  The  Gospel  according  to  the  Hebrews;  its 
Jragments  translated  and  annotated  with  a  critical  analysis  of  the  external  and 
inte.rnal  evidence  relating  to  it  (London  1897);  A.  Hilgenfeld,  Novum  T.  ex- 
tra Can.  receptum  (Leipzig  2i884)  fase. 4  p.6-31 ;  Id.,  Das  Hebráerevangelium 
in  England:  ZtWTh  27  (1884)  188-194;  Id.,  Das  Hebr. -Evangelium  und  sein 
neuster  Bearbeiter:  ZtWTh  32  (1889)  280-302;  Wernle,  Die  Synoptische 
Frage  (Tübingen  1889^;  D.  Gla,  Die  Originalsprache  des  Mattháusevange- 
liums  (Paderborn  1887);  I.  Chrzaszcv,  Die  apokryphen  Evangelien,  insbeson- 
dere  das  Evangelium  iuxta  Hebraeos  (Gleiwitz  1888);  R.  Handmann,  Das 
Hebráerevangelium.  Ein  Beitrag  zur  Geschichte  und  Kritik  des  hebrdischen 
Matthdus:  TU  5,3  (Leipzig  1888);  K.  F.  Noesgen:  ZtKiWissL  (1889)  499- 
519.561-578;  Th.  Zahn,  Gesch.  des  neutest.  Kanons  II  2  (1890)  642-723; 
RoBiNSON.  Three  Notes  on  the  Gospel  to  the  Hebrews:  Exp  (1897)  625-651; 
S.  A.  Fríes,  Det  fjárdt  Evangeliet  och  Ebreerevangeliet  (Stockholm  1898); 
A.  Harnack,  Gesch.  der  altchristl.  Literatur.  II  1  (1904I  631-651;  E.  Preu- 
schen,  Antilegomeha  (21905)  3-12. 136-143 ;  W.  A.  Adeney,  The  Gospel 
according  to  the  Hebrews:  «The  Hibbert  Journal»,  3  (1904-1905)  11-117; 
A.  S.  Barnes,  The  Gospel  according  to  the  Hebrews:  JThSt  6  (1905)  356-37 1  ί 
A.  Rouanet,  Etude  exégétique  et  critique  de  l'Evangüe  des  Hébreux.  Thése 
(Cahors  1904);  L.  Schade,  Hieronymus  und  das  Hebrdische  Mattháusoriginal: 
«Biblische  Zeitschrift»,  6  (1908)  346-363;  A.  Schmidtke,  Neue  Fragmente 
und  Untersuchungen  zu  den  Judenchristl.  Evangelien:  TU  37,1  (1911);  cf.RBi 
21  (1912)  587SS.;  Id.,  Zum  Hebráerevangelium:  ZtNW  35  (1936)  24-44; 
cf.  Lagrange:  RBi  46  (1937)  282-284);  J.  Wellhausen,  Einleitung  in  die 
drei  ersten  Evangelien  (Berlín  2iqi  1) ;  BardenhevverGAL,  I  (21913)  513SS.; 
V.  Burch,  The  Gospel  according  to  the  Hebrews:  some  new  matter  chiefly  from 
Coptic  sources:  JThSt  21  (1920)  310-315;  cf.  M.  R.  James.  Notes  on  Mr. 
Burch' s  Ardele,  The  Gospel  according  to  the  Hebrews:  JThSt  22  (1921)  160- 161 ; 
M.  J.  Lagrange,  L'Evanpile  selon  íes  Hébreux:  RBi  31  (1922)  161-181. 
321-349;  H.  Waitz,  en  HenneckeNA  (2i924)  48-55;  Id-,  Neue  Untersu- 
chungen über  die  sogenannten  judenchristl  Evangelien:  ZtNW  36(1937)60-81; 
R.  Dunkerley,  The  Gospel  according  to  the  Hebrews:  ExpT  39(1927-1928) 
437-442.490-495;  E.  Avann,  Apocryphes:  SupDBi  (1928);  A.  Puech,  His- 
toire  de  la  liitérature  grecque  chrétienne  t.i  p. 159-162  (1928);  E.  Kloster- 


EVANGELIO  DE  LOS  HEBREOS 


37 


mann,  en  H.  Lietzmann:  KleinT  8(1929)4-12;  J.  T.  Dodd,  The  Gospel 
according  to  the  Hebrews  (London  1933);  Id.,  The  Appereance  of  Jesús  to 
James:  «Theology»,  18(1929)189-197;  H.  J.  Schonfield,  According  to  the 
Hebrews.  New  Translation  of  Jewish  Life  of  Jesús  (Toldoth  Jeshu)  with  an 
Inquiry  into  its  Sources  and  Relationship  to  the  First  Gospel  according  to  the 
Hebrews  (London  1937);  P.  Parker,  A  Proto-Lukan  Basis  for  the  Gospel 
according  to  the  Hebrews:  JBiLit  59(1940)471-478;  G.  Bardy,  S.  Jeróme  et 
l'Evangile  selon  les  Hébreux:  «Mélanges  de  Se.  religieuse»,  3(1946)3-36;  Bo- 
naccorsiVA  I  (194S)  XII-XIV.2-8;  P.  de  Ambroggi,  Ebrei  (Vangclo  secon- 
do  gli):  EnCat  V  (1950)  col.25-26;  F.  Amiot,  Les  Evangiles  Apocryphes 
(1952)  37-39;  JamesNT  (repr.  1953)  1-8. 

RECONSTRUCCION  DEL  TEXTO 

San  Ireneo  (t  h.202)  : 

1.  [Los  ebionitas]  utilizan  únicamente  el  evangelio  que  es 
según  San  Mateo  y  rechazan  al  apóstol  Pablo,  llamándole  após- 
tata de  la  Ley. 

2.  Pues  los  ebionitas,  sirviéndose  solamente  del  evangelio 
que  es  según  San  Mateo,  se  dejan  persuadir  por  él  y  no  piensan 
rectamente  del  Señor. 

Clemente  Alejandrino  (t  ant.215): 

3.  Y  como  también  está  escrito  en  el  evangelio  según  los 
Hebreos:  El  que  se  admiró,  reinará;  y  el  que  reinó,  descansará. 

4.  Pues  aquello  puede  equivaler  a  esto :  El  que  pide,  no  ce- 


1.  Solo  autem  eo  quod  est  secundum  Matthaeum  Evangelio 
utuntur  [Ebionaei],  et  apostolum  Paulum  recusant,  apostatam  eum 
legis  dicentes  (Irenaeus,  Adv.  haeres.  I  26,2:  PG  7.686B-687A). 

2.  Ebionaei  etenim  eo  Evangelio,  quod  est  secundum  Mat- 
thaeum, solo  utentes,  ex  illo  ipso  convincuntur,  non  recte  praesu- 
mentes  de  Domino  (Ιό.,  Adv.  haeres.  III  11,7:  PG  7,8846). 

3.  TH,  καν  τω  καθ"  Εβραίους  Εύαγγελίω,  «ó  Θαυμάσας  βασιλεύσει,» 
γέγραττται,  «και  ό  βασιλεύσας  άνατταυθήσεται»  (Clemens  Alex., 
Strom.  II  9:  PG  8.981A). 

4.  "Ισον  γάρ  τούτοις  εκείνα  δύναται·  «ού  παύσεται  ό  ζητών,  εως  άν 

ι.  Esta  secta  de  los  ebionitas  a  que  se  refiere  San  Ireneo  parece  ser  bas- 
tante primitiva  y  mucho  más  mitigada  que  aquella  de  que  habla  San  Epifa- 
nio  (Haeres.  30).  Así  se  explica  el  que  también  en  San  Jerónimo  aparezcan 
usando  el  Evangelio  de  los  Hebreos  (23).  Cí".  BardenhewcrGAL  (21913)  513SS. 

4.  Esta  frase,  idéntica  a  la  I  del  Oxyrh.  Pap.  654,  es  un  buen  argumento 
en  favor  de  la  sentencia  de  aquellos  que  ven  en  este  evangelio  la  fuente  de 
donde  procede  esa  colección  de  Logia.  Algunos  quieren  también  hacer  de- 
pender de  él  los  famosos  Logia  de  Papías;  cf.  Agrapha  n.37. 


38 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


jará  hasta  que  encuentre.  Y  en  encontrando,  se  llenará  de  estupor; 
y  en  llenándose  de  estupor,  reinará;  y  en  reinando,  descansará. 

Orígenes  (t  253-254) : 

5.  Y  si  alguien  acepta  el  Evangelio  de  los  Hebreos,  donde 
el  Salvador  en  persona  dice:  Poco  ha  me  tomó  mi  madre,  el  Es- 
píritu Santo,  por  uno  de  mis  cabellos  y  me  llevó  al  monte  sublime 
del  Tabor,  se  quedará  perplejo  al  considerar  cómo  puede  ser 
madre  de  Cristo  el  Espíritu  Santo,  engendrado  por  el  Verbo. 
Pero  tampoco  esto  le  es  a  éste  difícil  de  explicar  (cf.  Mt.  4,1.8). 

6.  Si  alguien  admite  el:  Ha  poco  me  tomó  mi  madre,  el  Es- 
píritu Santo,  y  me  llevó  al  monte  sublime  del  Tabor  y  lo  que  sigue, 
puede,  viendo  en  El  a  su  madre,  decir...  (cf.  Mt.  4,1.8). 

Eusebia  de  Cesárea  (f  339): 

7.  Ya  algunos  han  querido  incluir  entre  estos  escritos 
[cuya  canonicidad  se  discute]  el  Evangelio  según  los  Hebreos, 
que  es  el  mayor  encanto  de  los  judíos  que  han  recibido  a  Cristo. 

8.  Estos  [los  ebionitas]  pensaban  que  debían  ser  recha- 


εΰρη,  εύρών  δέ  θαμβηθήσεται·  θαμβηθείς  δέ  βασιλεύσει,  βασιλεύσας  δέ 
έπαναπαύσεται»  (Id.,  Strom.  V  14:  PG  9.141Β). 

5.  Έάν  δέ  προσίεταί  [—  ιήταί]  τις  τό  καθ'  Εβραίους  Ευαγγελίου, 
ένθα  αύτός  ό  Σωτήρ  φησιν 

«"Αρτι  ελαβέ  με  ή  μήτηρ  μου,  τό  "Αγιον  Πνεύμα,  έν  μια  των  τριχών 
μου,  και  άπήνεγκέ  με  εις  τό  όρος  τό  μέγα  Θαβώρ·» 

έπαττορήσει,  πώς  μήτηρ  Χρίστου  τό  δια  του  Λόγου  γεγενημένον 
ΓΤνεΰμα  "Αγιον  είναι  δύναται.  Ταΰτα  δέ  και  τούτω  ού  χαλεπόν  έρμηνεΰσαι 
(Orígenes,  Ιη  Ιο.  2,6:  PG  14,132Q. 

6.  Εϊ  δέ  τις  παραδέχεται  τό  «άρτι  έλαβέ  με  ή  μήτηρ  μου,  τό  "Αγιον 
Πνεύμα,  και  άνήνεγκέ  με  είς  τό  όρος  τό  μέγα  τό  Θαβώρ»  κα'ι  τά  έξης, 
δύναται,  αύτοΰ  ΐδών  την  μητέρα,  λέγειν...  (Id.,  Hom.  in  Ier.  15,4: 
PG  13,  433B). 

7.  "Ηδη  δέ  έν  τούτοις  [άντιλεγομένοις]  τινές  και  τό  καθ'  Εβραίους 
Εύαγγέλιον  κατέλεξαν,  ώ  μάλιστα  Εβραίων  οϊ  τόν  Χριστόν  παραδεξά- 
μενοι,  χαίρουσι  (Euseb.',  Hist.  Eccl.  III  25:  PG  20,269A). 

8.  Ούτοι  [Έβιωναΐοι]  δέ  τοΰ  μέν  Αποστόλου  πάσας  τάς  έπιστολάς 

5·  Se  explica  que  el  Espíritu  Santo  sea  denominado  madre  de  Jesús 
teniendo  en  cuenta  que  en  hebreo  la  palabra  ruah  (espíritu)  es  de  género 
femenino.  Este  episodio,  que  parece  referirse  a  las  tentaciones,  ha  tenido 
gran  influencia  en  San  Jerónimo  (16,  not.)  y  quizá  haya  sido  el  que  le  diera 
la  pista  para  interesarse  por  este  evangelio. 

8.  Se  refiere  a  la  secta  mitigada  de  los  ebionitas,  lo  mismo  que  San 
Ireneo  (1). 


EVANGELIO  DE  LOS  HEBREOS 


39 


zadas  todas  las  cartas  del  Apóstol,  llamándole  a  éste  apóstata 
de  la  Ley;  y,  utilizando  solamente  el  llamado  Evangelio  según 
los  Hebreos,  hacían  poco  caso  de  todos  los  demás. 

9.  Narra  también  [Papías]  otra  historia  contenida  en  el 
Evangelio  según  los  Hebreos,  referente  a  una  mujer  acusada  ante 
el  Señor  de  muchos  pecados  (cf.  lo.  8,3). 

10.  [Hegesipo]  habla  algo  del  Evangelio  según  los  Hebreos 
y  del  siríaco,  y  particularmente  del  dialecto  hebreo,  dando  a 
entender  que  él  había  llegado  a  la  fe  gracias  a  los  hebreos. 
Recuerda  asimismo  otras  cosas  como  si  provinieran  de  la  tra- 
dición judaica  no  escrita. 

11.  Puesto  que  el  evangelio  que  ha  llegado  hasta  nosotros 
en  caracteres  hebreos  no  lanzaba  la  amenaza  contra  el  que  es- 
condió (el  talento),  sino  contra  el  que  vivió  disolutamente — pues 
distinguía  tres  siervos :  uno  que  había  consumido  la  hacienda  de 
su  señor  con  meretrices  y  flautistas ;  otro  que  había  hecho  ren- 
dir mucho  su  trabajo,  y  otro,  finalmente,  que  había  ocultado  el 
talento.  Y  dijo  que  el  primero  fuera  recibido;  que  el  segundo, 
tan  sólo  amonestado,  y  que  al  tercero  le  metieran  en  la  cárcel — , 
se  me  ocurre  preguntar  si  por  ventura  en  el  Evangelio  de  San 


άρνητέας  ήγοΰντο  είναι  δεΐν,  άποστάτην  άποκαλοΰντες  αυτόν  τοΰ  νόμου, 
Εύαγγελίω  δέ  μόνω  τω  καθ'  Εβραίους  λεγομένω  χρώμενοι,  των  λοιπών 
σμικρόν  έποιοΰντο  λόγον  (Id.,  Hist.  Eccl.  III  27:  PG  20.273C). 

9.  ΈκτέΘειται  [Παπίας]  δέ  και  άλλην  ίστορίαν  ττερϊ  γυναικός  έττί 
πολλαΐς  αμαρτίας  διαβληθείσης  έτπ  τοΰ  Κυρίου,  ήν  τό  καθ'  Εβραίους 
Εΰαγγέλιον  περιέχει  (Id.,  Hist.  Eccl  III  39:  PG  20,300 D). 

10.  "Εκ  τε  τοΰ  καθ'  Εβραίους  Ευαγγελίου  κα'ι  τοΰ  Συριακοΰ  και 
Ιδίως  έκ  της  Έβραΐδος  διαλέκτου  τινά  τίθησιν  [Hegesipo],  έμφαίνων  έξ 
Εβραίων  εαυτόν  πεπιστευκέναι,  και  άλλα  δέ  ώς  έξ  Ιουδαϊκής  άγραφου 
παραδόσεως  μνημονεύει  (Id.,  Hist.  Eccl.  IV  22:  PG  20.384A). 

11.  Έπε!  δέ  τό  εις  ημάς  ήκον  Έβραϊκοΐς  χαρακτήρσιν  Εΰαγγέλιον 
την  άπειλήν  ού  κατά  τοΰ  άποκρύψαντος  έπήγεν,  άλλά  κατά  τοΰ  άσώτως 
έζηκότος— τρεϊς  γάρ  δούλους  περιείχε,  τόν  μέν  καταφαγόντα  την  ΰπαρξιν 
τοΰ  δεσπότου  μετά  πορνών  και  αύλητρίδων,  τόν  δέ  πολλαπλασιάσαντα 
την  έργασίαν,  τόν  δέ  κατακρύψαντα  τό  τάλαντον  είτα  [είπε]  τε  τόν  μέν 
άποδεχθήναι,  τόν  δέ  μεμφθήναι  μόνον,  τόν  δέ  συγκλεισθήναι  δεσμωτη- 
ρίω— έφίστημι,  μήποτε  κατά  τόν  Ματθαίον  μετά  την  συμπλήρωσιν  τοΰ 

9·  Generalmente  se  interpreta  este  pasaje  en  relación  con  el  caso  de 
la  mujer  adúltera,  contenido  en  el  evangelio  de  San  Juan  (lo.  8,3).  Nótese, 
sin  embargo,  la  diferencia:  aquí  es  acusada  (así  traduce  Lagrange)  de  mu- 
chos pecados,  no  simplemente  de  adulterio. 

10.  El  testimonio  de  Hegesipo  acredita  la  antigüedad  de  nuestro  evan- 
gelio, ya  que  este  personaje,  refractario  a  las  doctrinas  gnósticas,  vivió  en 
la  segunda  mitad  del  siglo  II. 


40 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


Mateo  la  amenaza  que  viene  después  de  la  reprimenda  contra 
el  indolente,  va  dirigida,  no  ya  contra  éste,  sino  (por  epanálep- 
sis)  contra  el  anterior,  que  había  comido  y  bebido  con  los  borra- 
chos (cf.  Mt.  25,25;  Le.  15,1  iss.). 

12.  El  dió  a  conocer  [ya]  la  causa  de  la  escisión  de  las 
almas,  cual  ha  de  sobrevenir  a  los  edificios,  como  hemos  po- 
dido comprobarlo  en  un  lugar  del  evangelio  que  está  divul- 
gado entre  los  judíos,  en  lengua  hebrea,  donde  se  dice:  Yo  he 
de  escogerme  ¡os  que  me  complazcan;  [y  éstos  son]  los  que  me  da 
mi  Padre  en  el  cielo  (Theoph.  [siríaca]  IV  12:  vers.  de  Gres- 
sman  cit.  por  Preuschen,  Antilegomena  píaos]  p.o). 

13.  ...  así  es  posible  reconocer  la  fuerza  de  que  se  sirvió 
[y  constatar]  que  no  sólo  predijo  el  futuro,  sino  que  además 
vinculó  los  hechos  a  su  pa'abra;  sobre  todo  en  lo  que  se  re- 
fiere a  aquello  que  está  escrito :  Yo  me  escojo  los  mejores,  los  que 
me  da  mi  Padre  en  el  cielo  (Theoph.,  ibid.) 

San  Epifanio  (t  403)  : 

14.  Está  en  poder  de  [los  nazarenos]  el  Evangelio  según 
San  Mateo,  completísimo,  y  en  hebreo.  Pues  entre  ellos  se  con- 
serva, sin  duda,  todavía  éste  tal  como  fué  compuesto  origina- 
riamente, en  caracteres  hebreos.  Lo  que  no  sé  es  si  han  supri- 
mido las  genealogías  desde  Abrahán  hasta  Cristo. 

San  Jerónimo  (t  419  ó  420): 

15.  Como  podemos  también  leer  en  el  Evangelio  Hebreo, 
[donde  ]  el  Señor  habla  a  los  discípulos  diciéndoles :  Nunca  es- 
téis contentos  sino  cuando  miréis  a  vuestro  hermano  con  amor. 


λόγου  τοΰ  κατά  του  μηδέν  έργασαμένου,  ή  έξης  έπιλεγομένη  απειλή  ού 
περί  αύτοΰ,  άλλά  ττερι  τοΰ  προτέρου  κατ'  επανάληψιν  λέλεκται,  τοΰ 
έσθίοντος  και  πίνοντος  μετά  τών  μεθυόντων  (Id.,  Theophania  IV  22: 
PG  24.685D-688A). 

14.  "Εχουσι  [Ναζωραΐοι]  δέ  τό  κατά  Ματθαίον  Εύαγγέλιον  πλη- 
ρέστατον  έβραϊστί·  παρ'  αύτοΐς  γάρ  σαφώς  τοΟτο  καθώς  έξ  αρχής 
έγράφη,  έβραϊκοΐς  γράμμασιν  έτι  σώζεται.  Ούκ  οϊδα  δέ  ε!  και  τάς  γενεα- 
λογίας τάς  άπό  του  Αβραάμ  άχρι  Χριστοΰ  περιεΐλον  (Εριρη.,  Hae- 
res.  1.1  t.2  c.29,9:  PG  41.405A). 

15.  (a. 386-387)  Ut  in  Hebraico  quoque  Evangelio  legimus  Do- 
minum  ad  discípulos  loquentem:  Et  numquam,  ínquit,  laeti  sitis,  nisi 
cum  fratrem  vestrum  videritis  in  charitate  (Hieron.,  Comm.  III  in 
Eph.  5,4:  PL  26.552D). 


14.    San  Epifanio  señala  el  verdadero  carácter  del  Evangelio  de  los  He- 


EVANGELIO  DE  LOS  HERREOS 


41 


16.  ...  Pero  quien  leyere  el  Cantar  de  los  Cantares  y  en- 
tendiere que  el  esposo  del  alma  es  el  Verbo  de  Dios,  y  diere 
crédito  al  evangelio  publicado  [bajo  el  título]  según  los  Hebreos, 
que  recientemente  hemos  traducido— en  el  que,  refiriéndose  a 
la  persona  del  Salvador,  se  dice:  Hace  poco  me  tomó  mi  madre, 
el  Espíritu  Santo,  por  uno  de  mis  cabellos — ,  no  tendrá  reparo 
en  decir  que  el  Verbo  de  Dios  procede  del  Espíritu,  y  que, 
por  tanto,  el  alma,  que  es  esposa  del  Verbo,  tiene  por  suegra 
al  Espíritu  Santo,  cuyo  nombre  entre  los  hebreos  es  de  género 
femenino,  ruah. 

17.  También  el  evangelio  llamado  según  los  Hebreos,  tra- 
ducido recientemente  por  mí  al  griego  y  al  latín,  del  que  Orí- 
genes se  sirve  con  frecuencia,  después  de  la  resurrección  refiere 
lo  siguiente:  Mas  el  Señor,  después  de  haber  dado  la  sábana  al 
criado  del  sacerdote,  se  fué  hacia  Santiago  y  se  le  apareció.  (Pues 
es  de  saber  que  éste  había  hecho  voto  de  no  comer  pan  desde 
aquella  hora  en  que  bebió  el  cáliz  del  Señor  hasta  tanto  que  le 
fuera  dado  verle  resucitado  de  entre  los  muertos.)  Y  poco  des- 
pués: Traed,  dijo  el  Señor,  la  mesa  y  el  pan.  Y  a  continua- 
ción se  añade:  Tomó  un  poco  de  pan,  lo  bendijo,  lo  partió  y  se 
lo  dió  a  Santiago  el  Justo,  diciéndole:  Hermano  mío,  come  tu 


16.  (a. 392)...  Sed  qui  legerit  Canticum  Canticorum,  et  spon- 
sum  animae,  Dei  sermonem  intellexerit,  credideritque  Evangelio, 
quod  secundum  Hebraeos  editum  nuper  transtulimus  (in  quo  ex 
persona  Salvatoris  dicitur:  Modo  tulit  me  mater  mea,  Sanctus  Spiri- 
tus,  in  uno  capillorum  meorum,  non  dubitabit  dicere  sermonem  Dei 
ortum  esse  de  Spiritu,  et  animam,  quae  sponsa  sermonis  est,  habere 
socrum  Sanctum  Spiritum,  qui  apud  Hebraeos  genere  dicitur  femi- 
nino,  rúa  (Id.,  Comm.  II  in  Mich.  7,6:  PL  25,i22iD-i222A). 

17.  (a. 392)  Evangelium  quoque,  quod  appellatur  secundum 
Hebraeos,  et  a  me  nuper  in  Graecum  Latinumque  sermonem  transla- 
tum  est,  quo  et  Orígenes  saepe  utitur,  post  resurrectionem  Salvato- 
ris refert:  Dominus  autem  cum  dedisset  sindonem  servo  sacerdotis,  ivit 
ad  Iacobum  et  apparuit  ex.  (Iuraverat  enim  Iacobus  se  non  comesurum 
panem  ab  illa  hora  qua  biberat  calicem  Domini,  doñee  videret  eum 
resurgentem  a  dormientibus).  Rursusque  post  paululum:  Afferte, 
ait  Dominus,  mensam  et  panem.  Statimque  additur:  Tulit  panem  et 
benedixit  ac  fregit  et  dedit  Iacabo  Iusto,  et  dixit  ex:  Frater  mi,  comede 

breos:  idéntico  sustancialmente  a  San  Mateo,  si  bien  algo  redundante  en 
relación  con  él,  como  podría  interpretarse  el  epíteto  πληρέστατου. 

16.  Cf.  los  comentarios  a  Is.  11,9  y  a  Ez.  16,13,  donde  vuelve  a  repetir 
la  expresión:  Mater  mea,  Spiritus  Sanctus. 

17.  En  relación  con  esta  aparición  a  Santiago,  cf.  el  art.  de  J.  T.  Dodd 
The  appereance  of  Jesús  to  James:  «Theology»,  18  (1929)  189-197. 


42 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


pan,  porque  el  Hijo  del  hombre  ha  resucitado  de  entre  los  muer- 
tos (cf.  Mt.  28;  1  Cor.  15,7). 

18.  Aun  el  texto  mismo  hebreo  se  conserva  hasta  hoy  en 
la  biblioteca  de  Cesárea,  que  el  mártir  Pánfilo  formó  con  mu- 
chísimo empeño.  También  a  mí,  los  nazarenos  que  viven  en 
Berea  (Alepo),  ciudad  de  Siria,  y  que  se  sirven  de  este  libro, 
me  proporcionaron  ocasión  de  copiarlo.  En  el  cual  es  de  notar 
que,  siempre  que  el  evangelista,  ya  por  cuenta  propia,  ya  po- 
niéndolo en  boca  del  Salvador,  aduce  testimonios  del  Antiguo 
Testamento,  no  sigue  la  interpretación  de  los  70,  sino  la  anti- 
gua hebraica.  Entre  los  cuales  están  aquellos  dos:  De  Egip- 
to llamé  a  mi  Hijo  y  será  llamado  Nazareno. 

19.  Ignacio  ...  escribió  ...  a  los  de  Esmirna  y  a  Policarpo 
en  particular.  En  esta  carta  se  aduce  un  testimonio  acerca  de 
la  persona  de  Cristo,  sacado  del  evangelio  recientemente  tradu- 
cido por  mí,  en  estos  términos:  Yo  a  mi  vez  pude  verle  en  su 
propia  carne  después  de  la  resurrección,  y  estoy  convencido  de  que 
vive.  Y  cuando  se  dirigió  a  Pedro  y  a  los  que  con  él  estaban,  les 


panem  tuum,  quia  resurrexit  filius  hominis  a  dormientibus  (Id.,  De  viris 
ill  2:  PL  23,64iB-643A). 

18.  Porro  ipsum  Hebraicum  habetur  usque  hodie  in  Caesarien- 
si  bibliotheca,  quam  Pamphilus  Martyr  studiosissime  confecit.  Mihi 
quoque  a  Nazaraeis,  qui  in  Beroea  [Byria,  Bersabee  ]  urbe  Syriae  hoc 
volumine  utuntur,  describendi  facultas  fuit.  In  quo  animadverten- 
dum,  quod  ubicumque  evangelista  sive  ex  persona  sua,  sive  ex  Do- 
mini  Salvatoris  veteris  scripturae  testimoniis  abutitur,  non  sequitur 
septuaginta  translatorum  auctoritatem,  sed  hebraicam.  Ε  quibus, 
illa  dúo  sunt:  Ex  Aegypto  vocavi  filium  meum;  et,  quoniam  Nazaraeus 
vocabitur  (Id.,  De  viris  ill  3:  PL  23.643B-Ó45A). 

19.  Ignatius...  scripsit...  ad  Smyrnaeos  et  proprie  ad  Polycar- 
pum...  in  qua  et  de  Evangelio,  quod  nuper  a  me  transía tum  est,  su- 
per  persona  Christi  ponit  testimonium  dicens:  Ego  vero  et  post  re- 
surrectionem  in  carne  eum  vidi  et  credo,  quia  sit;  et  quando  venit  ad 
Petrum  et  ad  eos  qui  cum  Petro  erant,  dixit  eis:  Ecce  pálpate  me  et 


19.  El  testimonio  de  San  Ignacio  (Ad  Smyrn.  3,1-2:  ed.'S.  Colombo 
[1934]  p.206),  dice  así:  «Έγώ  γάρ  κσΐ  μετά  τήν  άνάστασιν  έν  σαρκί  αυτόν  οίδα 
καΐ  πιστεύω  όντα.  Και  ότε  πρόξ  τούζ  περί  Πέτρον  ήλθεν,  εφη  αύτοΐ;·  λάβετε,  ψηλα- 
φήσατέ  με  καΙ  ϊδετε,  ότι  ούκ  ε!μ!  δαιμόνιον  ασώματου.  Κα'ι  ευθύς  αύτοϋ  ήψαντο  καΙ 
έπίστευσαν,  κραθέντες  τη  σαρκί  αϋτοΰ  και  τω  πνεύματι». 

La  expresión  ούκ  ειμί  δαιμόνιον  άσώματον  se  encuentra  también  en  Oríge- 
nes (De  princ,  praef.  8),  quien  la  atribuye  al  apócrifo  titulado  Doctrina  de 
Pedro.  Cf.  también  (29). 


EVANGELIO  DE  LOS  HEBREOS 


43 


dijo :  Palpad  y  ved  que  no  soy  un  fantasma  sin  cuerpo.  Y  al  mo- 
mento le  tocaron  y  creyeron. 

20.  En  Belén  de  Judea:  Es  éste  un  error  de  los  copistas, 
pues  creemos  que  el  evangelista  dijo,  como  leemos  en  el  texto 
hebreo,  de  Judá,  y  no  de  Judea. 

21.  En  el  evangelio  llamado  según  los  Hebreos  se  encuen- 
tra mahar,  que  quiere  decir  de  mañana,  en  lugar  de  sobresus- 
tancial;  de  manera  que  el  sentido  resulta  así:  Danos  hoy  el  pan 
de  mañana,  esto  es,  el  del  futuro. 

22.  En  el  evangelio  hebreo  según  San  Mateo  se  dice:  Danos 
hoy  el  pan  de  mañana,  esto  es,  danos  hoy  el  pan  que  vas  a  darnos 
en  tu  reino. 

23.  En  el  evangelio  usado  por  nazarenos  y  ebionitas  (que 
recientemente  hemos  traducido  del  hebreo  al  griego  y  que  la 
mayoría  llama  el  auténtico  de  San  Mateo),  este  hombre  que 
tiene  la  mano  seca,  se  dice  ser  un  albañil,  y  se  le  describe  pi- 
diendo socorro  con  estas  exclamaciones:  Era  albañil  y  me  ga- 
naba el  sustento  con  mis  manos;  te  ruego,  ¡oh  Jesús!,  que  me  de- 
vuelvas la  salud  para  no  verme  obligado  a  mendigar  vergonzosa- 
mente mi  sustento  (cf.  Mt.  12,9-13). 

videte,  quia  non  sum  daemonium  incorpórale.  Et  statim  teiigerunt  eum 
et  crediderunt  (Id.,  De  viris  til.  16:  PL  23.666B). 


20.  In  Bethleem  Iudaeae].  Librariorum  hic  error  est.  Putamus 
enim  ab  evangelista  primum  editum,  sicut  in  ipso  Hebraico  legimus, 
Iudae;  non  Iudaeae  (Id.,  Comm.  I  in  Mt.  2,5:  PL  26,26c). 

21.  (a. 398)  In  Evangelio,  quod  appellatur  secundum  Hebraeos, 
pro  supersubstantiali  pane  reperi  mahar,  quod  dicitur  crastinum,  ut 
sit  sensus:  panem  nostrum  crastinum,  i.  e.  futurum,  da  nobis  hodie 
(Id.,  Comm.  I  in  Mt.  6,11 :  PL  26.44C-D). 

22.  (a. 401)  In  Hebraico  Evangelio  secundum  Matthaeum  ita 
habet :  Panem  nostrum  crastinum  da  nobis  hodie,  hoc  est,  panem  quem 
daturus  es  in  regno  tuo,  da  nobis  hodie  (Id.,  Tract.  in  Ps.  135 :  «Anéc- 
dota Maredsolana»  III  2). 

23.  In  Evangelio  quo  utuntur  Nazareni  et  Ebionitae  (quod  nu- 
per  in  Graecum  de  Hebraeo  sermone  transtulimus,  et  quod  vocatur 
a  plerisque  Matthaei  authenticum),  homo  iste,  qui  aridam  habet 
manum,  caementarius  scribitur,  istiusmodi  vocibus  auxilium  pre- 
cans:  Caementarius  eram,  manibus  victum  quaeritans;  precor  te,  Iesu, 
ut  mihi  restituas  sanitatem,  ne  turpiter  mendicem  cibos  (Id.,  Comm.  I  in 
Mt.  12,13:  PL  26,8oAB). 

21.  La  palabra  supersubstantialis  es  la  correspondencia  del  término 
griego  έπιούσιου,  que  nosotros  traducimos  corrientemente  por  cotidiano. 

23.  Algunos  críticos  piensan  que  la  mención  de  los  ebionitas  en  este 
lugar  es  gratuita,  pero  cf.  supra,  not.i. 


44 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


24.  En  el  evangelio  que  usan  los  nazarenos  encontramos 
escrito,  en  lugar  de  hijo  de  Baraquías,  hijo  de  Joyada. 

25.  Este  (Barrabás),  que  había  sido  condenado  por  rebe- 
lión y  homicidio,  se  interpreta  hijo  de  su  maestro  en  el  evange- 
lio llamado  según  los  Hebreos. 

26.  En  (ese)  evangelio,  que  repetidas  veces  hemos  men- 
cionado, leemos  que  el  arquitrabe  del  templo,  de  tamaño  extra- 
ordinario, se  rompió  y  se  partió. 

27.  Y  en  el  evangelio  escrito  con  caracteres  hebreos  leemos, 
no  que  se  rasgó  el  velo  del  templo,  sino  que  se  vino  abajo  el  ar- 
quitrabe del  citado  templo,  cuya  magnitud  causaba  admiración. 

28.  Mas  según  el  evangelio  escrito  en  lengua  hebrea,  leído 
por  los  nazarenos,  descenderá  sobre  él  toda  la  fuente  del  Espíritu 
Santo.  El  Señor  es  espíritu;  y  donde  el  espíritu  del  Señor,  allí 
está  la  libertad...  Y  a  propósito,  en  el  evangelio  del  que  hace 
poco  hicimos  mención,  encontramos  escrito:  Y  sucedió  que, 
cuando  hubo  subido  el  Señor  del  agua,  descendió  toda  la  fuente  del 


24.  In  Evangelio  quo  utuntur  Nazareni  pro  filio  Barachiae, 
filium  Ioiadae  reperimus  scriptum  (Id.,  Comm.  IV  in  Mt.  23,35: 
PL  26,i8oC). 

25.  Iste  (Barabbas),  in  Evangelio,  quod  scribitur  iuxta  He- 
braeos,  filius  magistri  eorum  interpretatur  qui  propter  seditionem 
et  homicidium  fuerat  condemnatus  (Id.,  Comm.  IV  in  Mt.  27,16: 
PL  26,2146). 

26.  In  Evangelio,  cuius  saepe  fecimus  mentionem,  superlimi- 
nare  templi  infinitae  magnitudinis  fractum  esse  atque  divisum  legimus 
(Id.,  Comm.  IV  in  Mt.  27,51:  PL  26,22iB). 

27.  (Post  a. 406)  In  Evangelio  autem,  quod  Hebraicis  litteris 
scriptum  est,  legimus  non  velum  templi  scissum,  sed  superliminare 
templi  mirae  magnitudinis  corruisse  (Id.,  Ep.  120,8  ad  Hedibiam:  PL 
22,992). 

28.  (a. 408 -4 10)  Sed  iuxta  Evangelium,  quod  Hebraeo  sermone 
conscriptum  legunt  Nazaraei:  descendet  super  eum  omnisfons  Spiritus 
Sancti.  Dominus  autem  spiritus  est,  et  ubi  spiritus  Domini,  ibi  li- 
bertas... porro  in  Evangelio,  cuius  supra  fecimus  mentionem,  haec 
scripta  reperimus:  Factum  est  autem,  cum  ascendisset  Dominus  de 
aqua,  descendit  fons  omnis  Spiritus  Sancti  et  requievit  super  eum,  et 

24.  De  manera  parecida  en  la  Ep.  ad  Damasum  (20,5)  dice:  «Denique 
Matthaeus,  qui  evangelium  Hebraeo  sermone  conscripsit,  ita  posuit:  Osanna 
barrama,  i.e.  Osanna  in  excelús». 

25.  El  término  interpretatur,  según  Lagrange,  no  quiere  decir  que  el 
evangelio  mencionado  traducía  el  nombre  propio  del  famoso  malhechor,  sino 
que  lo  usaba  en  una  forma  que  sugería  espontáneamente  la  significación 
Bar-rabban. 

27.    Quizá  esta  mutación  esté  inspirada  en  Is.  6,4. 


EVANGELIO  DE  LOS  HEBREOS 


•15 


Espíritu  Santo,  descansó  sobre  El,  y  le  dijo :  Hijo  mío,  a  través  de 
todos  los  profetas  te  estaba  esperando  para  que  vinieras  y  pudiera 
descansar  en  ti.  Pues  tú  eres  mi  descanso,  mi  Hijo  primogénito,  que 
reinas  por  siempre  (cf.  Mt.  3,16-17). 

29.  Pues  como  los  apóstoles  le  tuvieran  por  un  espíritu,  o, 
como  dice  el  evangelio  que  entre  los  hebreos  leen  los  nazarenos, 
por  un  fantasma  sin  cuerpo...  (cf.  Le.  24,39). 

30.  Y  en  el  evangelio  que  acostumbraron  a  leer  los  naza- 
renos, según  los  Hebreos,  se  cuenta  entre  los  crímenes  mayores 
el  haber  causado  tristeza  al  alma  de  su  hermano. 

31.  En  el  Evangelio  según  los  Hebreos,  que  fué  escrito  en 
lengua  caldea  y  siríaca,  mas  con  caracteres  hebreos,  del  que  se 
sirven  hasta  hoy  los  nazarenos,  según  los  apóstoles,  o,  como  pre- 
fiere la  mayor  parte,  según  San  Mateo,  conservado  en  la  biblio- 
teca de  Cesárea,  se  cuenta  esta  historia:  He  aquí  que  la  madre 
del  Señor  y  sus  hermanos  le  decían :  Juan  el  Bautista  bautiza  en 
remisión  de  los  pecados;  vayamos  (también  nosotros)  y  seamos 
bautizados  por  él.  Mas  El  les  dijo :  ¿Qué  pecados  he  cometido  yo 
para  que  tenga  que  ir  y  ser  bautizado  ?  De  no  ser  que  esto  que  aca- 
bo de  decir  sea  una  ignorancia  mía  (cf.  Mt.  3,nss.). 

32.  Y  en  el  mismo  libro  [Evangelio  según  los  Hebreos] :  Si 


dixit  illi:  Fili  mi,  in  ómnibus  prophetis  exspectabam  te,  ut  venires  et 
requiescerem  in  te.  Tu  es  enim  requies  mea,  tu  es  filius  meus  primogeni- 
tus,  qui  regnas  in  sempitemum  (Id.,  Comm.  IV  in  Is.  11,2:  PL  24, 
148B-D). 

29.  Cum  enim  apostoli  eum  putarent  spiritum,  vel  iuxta  Evan- 
gelium,  quod  Hebraeorum  lectitant  Nazaraei,  incorpórale  daemo- 
nium...  (Id.,  Comm.  in  Is.  18  praef. :  PL  24,6528). 

30.  Et  in  Evangelio  quod  iuxta  Hebraeos  Nazaraei  legere  con- 
sueverunt,  inter  máxima  ponitur  crimina,  qui  fratris  sui  spiritum 
contristaverit  (Id.,  Comm.  VI  in  Ez.  18,7:  PL  25,1746). 

31.  (a. 41 5)  In  Evangelio  iuxta  Hebraeos,  quod  Chaldaico  qui- 
dem  Syroque  sermone,  sed  Hebraicis  litteris  scriptum  est,  quo  utun- 
tur  usque  hodie  Nazareni,  secundum  Apostólos,  sive,  ut  plerique 
autumant,  iuxta  Matthaeum,  quod  et  in  Caesariensi  habetur  biblio- 
theca,  narrat  historia: 

Ecce  mater  Domini  etfratres  eius  dicebant  ei :  Ioannes  Baptista  bap- 
tizat  in  remissionem  peccatorum;  eamus  et  baptizemur  ab  eo.  Dixit  au- 
tem  eis:  Quid  peccavi,  ut  vadam  et  baptizer  ab  eo?,  nisi  forte  hocip- 
sum,  quod  dixi,  ignorantia  est  (Id.,  Contra  Pelag.  III  2:  PL  23,597 
B598A). 

32.  Et  in  eodem  volumine  [Ev.  sec.  Hebr.  ] :  Si  peccaverit,  in- 
32.    Sermo  peccati  equivale  sencillamente  a  pecado,  según  la  forma  pecu- 
liar de  expresarse  los  hebreos. 


46 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


pecare,  dice,  tu  hermano  de  palabra  y  te  diere  satisfacción,  recí- 
bele siete  veces  al  día.  Díjole  Simón,  su  discípulo :  ¿Siete  veces  al 
día?  Respondió  el  Señor  y  le  dijo:  Te  digo  que  sí,  y  aun  hasta 
setenta  veces  siete.  Puesto  que  aun  en  los  mismos  profetas,  después 
de  haber  sido  ungidos  por  el  Espíritu  Santo,  se  han  encontrado 
faltas  (cf.  Mt.  18,21-22;  Le.  17,4). 

Ps.  Orígenes  Latino: 

33.  Está  escrito  en  cierto  evangelio,  llamado  según  los  He- 
breos (si  es  que  place  admitirlo,  no  como  autoridad,  sino  para 
esclarecimiento  de  la  cuestión  propuesta):  Díjole  el  otro  de  los 
ricos :  ¿Qué  de  bueno  tengo  que  hacer  para  poder  vivir  ?  Díjole : 
Cumple  la  ley  y  los  profetas.  Respondióle :  Ya  lo  vengo  haciendo, 
Díjole :  Ve,  vende  todo  lo  que  es  tuyo,  distribuyeselo  entre  los  po- 
bres, y  vente,  sigúeme.  Mas  el  rico  empezó  a  rascarse  la  cabeza, 
y  no  le  agradó  (el  consejo).  Díjole  el  Señor:  ¿Cómo  te  atreves 
a  decir :  He  observado  la  Ley  y  los  Profetas  ?  Puesto  que  está  es- 
crito en  la  Ley :  Amarás  a  tu  prójimo  como  a  ti  mismo.  Y  he  aquí 
que  muchos  hermanos  tuyos,  hijos  de  Abrahán,  están  vestidos  de 
basura  y  muñéndose  de  hambre,  mientras  que  mi  casa  está  llena 
de  bienes  abundantes,  sin  que  salga  nada  de  ella. 

Y  volviéndose,  dijo  a  Simón,  su  discípulo,  que  estaba  sentado 


quit,  frater  tuus  in  verbo  et  satis  tibí  fecerit,  septies  in  die  suscipe  eum. 
Dixit  illi  Simón,  discipulus  eius:  Septies  in  die?  Respondit  Dominus 
et  dixit  ei:  Etiam  ego  dico  tibi,  usque  septuagies  septies.  Etenim  in  pro- 
phetis  quoque,  postquam  uncti  sunt  Spiritu  Sancto,  inventus  est  sermo 
peccati  (Id.,  Contra  Pelag.  III  2:  PL  23.598A). 

33.  Scriptum  est  in  Evangelio  quodam,  quod  dicitur  secundum 
Hebraeos,  si  tamen  placet  suscipere  illud,  non  ad  auctoritatem  sed 
ad  manifestationem  propositae  quaestionis:  Dixit,  inquit,  ad  eum 
alter  divitum:  Magister,  quid  bonum  faciens  vivam?  Dixit  ei:  Homo, 
leges  et  prophetas  fac.  Respondit  ad  eum:  Feci.  Dixit  ei:  Vade,  vende 
omnia  quae  possides  et  divide  pauperibus,  et  veni,  sequere  me.  Coepit 
autem  dives  scalpere  caput  suum,  et  non  placuit  ei.  Et  dixit  ad  eum  Do- 
minus :  Quomodo  dicis,  legem  feci  et  prophetas  ? ;  quoniam  scriptum  est 
in  lege:  Diliges  proximum  tuum  sicut  te  ipsum;  et  ecce  multi  fratres  tui, 
filii  Abrahae,  amicti  sunt  stercore,  morientes  prae  fame,  et  domus  mea 
plena  est  multis  bonis,  et  non  egreditur  omnino  aliquid  ex  ea  ad  eos.  Et 
conversus  dixit  Simoni,  discípulo  suo  sedenti  apud  se :  Simón,  fili  Ioanne 
[-is],  facilius  est  camelum  intrare  per  foramen  acus,  quam  divitem  in 

33.  Según  James,  es  probable  que  este  extracto  fuera  encontrado  por 
el  traductor  del  Comentario  de  Orígenes  en  alguna  obra  de  San  Jerónimo. 
Parece  seguro  que  no  se  encontraba  en  el  comentario  original  de  aquél. 


EVANGELIO  DE  LOS  HEBREOS 


47 


a  su  lado:  Simón,  hijo  de  Juan,  es  más  fácil  que  un  camello  entre 
por  el  ojo  de  una  aguja  que  un  rico  en  el  cielo  (cf.  Mt.  19,16-24). 

Ps.  Cipriano: 

34.  Y  el  inventor  de  este  bautismo  adulterino,  o  mejor, 
mortífero,  si  algún  otro,  es  sobre  todo  ...  aquel  libro  suposi- 
ticio titulado  Predicación  de  Pablo.  En  el  cual  podrás  encon- 
trar, contra  el  testimonio  de  todas  las  escrituras,  a  Cristo  con- 
fesando su  propio  pecado  (El,  que  fué  el  único  que  no  pecó  lo 
más  mínimo),  e  impelido,  casi  contra  su  voluntad,  por  María, 
su  madre,  a  recibir  el  bautismo  de  Juan.  Y  que,  mientras  era 
bautizado,  se  vió  fuego  sobre  el  agua,  cosa  que  no  figura  en 
evangelio  alguno.  Y  que  Pedro  y  Pablo,  después  de  tanto  tiem- 
po, después  de  consignar  el  evangelio  en  Jerusalén  y  de  cam- 
biar impresiones,  y  después  de  la  discusión  y  disposición  de  lo 
que  había  de  hacerse,  por  fin  [vinieron  a  verse  ]  en  Roma,  como 
si  entonces  precisamente  se  conocieran  por  vez  primera.  Y  otras 
cosas  parecidas,  inventadas  absurda  y  torpemente,  encontrarás 
reunidas  en  aquel  libro. 

Teodoreto  Cirense  (t  h.460)  : 

35.  Los  nazarenos  admiten  solamente  el  Evangelio  de  los 
Hebreos,  y  llaman  apóstata  al  Apóstol. 


regnum  caelorum  (Ps.  Orig.  Lat.,  Comm.  in  Mt.  15,14  [según  la 
ant.  vers.  lat.],  cit.  por  Preuschen,  Antilegomena  P1905]  p.6). 

34.  Est  autem  adulterini  huius,  immo  internecini  baptismatis, 
si  quis  alius  auctor,  tum  etiam...  confictus  liber,  qui  inscribitur  Pauli 
praedicatio.  In  quo  libro  contra  omnes  scripturas  et  de  peccato  pro- 
prio  confitentem  invenies  Christum,  qui  solus  omnino  nihil  deliquit 
et  ad  accipiendum  Ioannis  baptisma  paene  invitum  a  matre  sua  María 
esse  compulsum,  ítem  cum  baptizaretur,  ignem  super  aquam  esse 
visum,  quod  in  evangelio  nullo  est  scriptum,  et  post  tanta  témpora 
Petrum  et  Paulum  post  conlationem  evangelii  in  Hierusalem  et  mu- 
tuam  cogitationem  et  altercationem  et  rerum  agendarum  dispositio- 
nem,  postremo  in  Urbe  quasi  tune  primum  invicem  sibi  esse  cogni- 
tos  et  quaedam  alia  huiusmodi  absurde  ac  turpiter  conficta,  quae 
omnia  in  illum  librum  invenies  congesta.  Cf.  Hieron.,  Contra  Pe- 
lag.  III,  2:  n.31  (Ps.  Cypr.,  De  rebaptism.  c.17:  CV,  III  3  p.90). 

35.  Μόνον  δέ  τό  καθ'  Εβραίους  Εϋαγγέλιον  δέχονται  [Ναζωραΐοι], 
τον  δέ  οστόστολον  όπτοστάτην  καλοΰσι  (Theodoretus  Cyr.,  Haeret. 
Fabul.  Comp.  II  1 :  PG  83.388C). 

34.  Aunque  no  se  nombre  expresamente  al  Evangelio  de  los  Hebreos, 
el  pasaje  referente  al  bautismo  coincide  perfectamente  con  el  aducido  por 
San  Jerónimo  (31). 


48 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS    PERDIDOS  ■ 


36.  [Los  nazarenos]  han  utilizado  únicamente  el  Evan- 
gelio según  San  Mateo. 

37.  Los  nazarenos  son  judíos  que  honran  a  Cristo  como 
hombre  justo  y  usan  el  evangelio  llamado  según  San  Pedro. 

Felipe  de  Sido  (t  h.430) : 

38.  [Los  antiguos]  rechazaban  de  plano  el  Evangelio  se- 
gún los  Hebreos  y  el  llamado  de  Pedro  y  el  de  Tomás,  diciendo 
que  eran  escritos  heréticos. 

Stichometria  (s.IV)  : 

39.  Cuarto  Evangelio  según  los  Hebreos :  2.200  líneas. 

Haymon  de  Auxerre  (t  h.850)  : 

40.  Como  se  dice  en  el  Evangelio  de  los  Nazarenos,  que, 
al  oír  esta  voz  del  Señor:  [Padre,  perdónalos],  muchos  miles  de 
judíos  que  estaban  en  torno  a  la  cruz,  creyeron  (cf.  Le.  23,24). 

Versión  copta  de  San  Cirilo  de  Jerusalén: 

41.  (Se  trata  de  un  fragmento  copto,  versión  de  un  diálogo  sobre  la 
Virgen  atribuido  a  San  Cirilo  de  Jerusalén,  publicado  por  V.  Burch  (The 
Gospel  according  to  the  Hebrews:  some  new  matter  chiefly  from  Coptic  sources: 
JThSt  21  [1920]  310-315.  Cf.  M.  R.  James:  Notes  on  Mr.  Burch' s  Article, 
«The  Gospel  according  to  the  Hebr.o:  JThSt  22  [1921]  1 60-161).  En  él  el  Ps.  Ci- 


36.  Εϋαγγελίω  δέ  τώ  κατά  Ματθαίον  κέχρηνται  μόνω  (ibid.;  PG 
83,389  Α). 

37·  01  δέ  Ναζωραΐοι  Ιουδαίοι  εΐσι,  τον  Χριστόν  τιμώντες  ώς  άν- 
Θρωττον  δίκαιον,  καΐ  τώ  καλουμένω  κατά  Πέτρον  Εύαγγελίω  κεχρημένοι 
(ibid.:  PG  83,389  A).' 

38·  Τό  δέ  καθ'  Εβραίους  Εύαγγέλιον  και  τό  λεγόμενον  Πέτρου  καΐ 
Οωμά  τελείως  άπέβαλλον  [los  antiguos],  αιρετικών  ταΰτα  συγγράμματα 
λέγοντες  (Philip.  Sid.,  Extractos,  cit.  por  Lagrange:  RBi  31 
[1922]  181). 

39.  δ'  Εΰαγγέλιον  κατά  Εβραίους  στίχοι  βς'  (=  2.200)  (Sticho- 
metria, añadida  a  la  Chronographia  de  Nicéforo  h.850:  PG 
100.1060A). 

40.  Sicut  in  Evangelio  Nazarenorum  habetur,  ad  hanc  vocem 
Domini  [Pater,  ignosce  illis],  multa  millia  Iudaeorum  adstantium 
circa  crucem  crediderunt  (Haym.  Altissiod.,  Comm.  II  in  Is.  53: 
PL  ii6,994B). 


39.    Del  evangelio  de  San  Mateo  dice  que  tenía  2.500  líneas. 


EVANGELIO  DE  LOS  HEBREOS 


49 


rilo  narra  cómo  al  tener  que  requerir  a  un  monje  de  Maioma  (Gaza)  por 
ciertas  doctrinas  falsas  que  predicaba,  éste  le  respondió:) 

«Está  escrito  en  [el  evangelio]  según  los  Hebreos  que,  de- 
seando Cristo  venir  a  la  tierra  para  efectuar  la  redención,  el 
Buen  Padre  llamó  a  una  fuerza  celestial  por  nombre  Miguel, 
recomendándole  el  cuidado  de  Cristo  en  esta  empresa.  Y  vino 
la  fuerza  al  mundo,  y  se  llamaba  María,  y  (Cristo)  estuvo  siete 
meses  en  su  seno.  Después  le  dió  a  luz;  y  creció  en  estatura  y 
escogió  los  apóstoles  fué  crucificado  y  asumido  por  el  Pa- 
dre. — Cirilo  le  dice:  ¿En  qué  lugar  de  los  cuatro  Evangelios 
se  dice  que  la  santa  Virgen  María,  Madre  de  Dios,  es  una 
fuerza? — El  monje  responde:  En  el  Evangelio  de  los  Hebreos, 
—  ¿Entonces,  dice  Cirilo,  son  cinco  los  Evangelios?  ¿Cuál 
es  el  quinto?  — El  monje  responde:  Es  el  Evangelio  que  fué 
escrito  para  los  Hebreos. 

Luego  Cirilo  le  arguye  de  su  error  y  quema  el  libro.  El  carácter  doceta 
del  escrito  queda  evidenciado  por  la  sentencia  final  del  monje: 

«Cuando  ellos  le  pusieron  en  cruz,  el  Padre  le  asumió 
hacia  sí  en  los  cielos». 

Probablemente,  más  que  de  un  Evangelio,  tengamos  aquí  rastros  de  un 
libro  herético.  Cf.  JamesNT  (repr.  1953)  p.8. 

Glosas  que  reproducen  el  «ΙΟΥΔΑ IKON»  *: 

42.  El  Judaico  no  dice  en  la  ciudad  santa,  sino  en  Jeru- 
salén. 

43.  Bariona  ] :  El  judaico :  hijo  de  Juan. 

44.  El  Judaico  dice  así  después  de  setenta  veces  siete:  Pues 
también  en  los  profetas,  después  de  haber  sido  ungidos  con  el  Es- 
píritu Santo,  se  encuentra  pecado. 


42.  Τό  Ίουδαϊκόν  ούκ  εχει  «εις  τήν  άγίαν  πάλιν»,  άλλά  «έν  Ιερουσα- 
λήμ» ( Ιη  Mt.  4,5:  cod.  566  Tisch.). 

43·  Βαριωνα]·  Τό  Ίουδαϊκόν  «υίέ  Ιωάννου»  ( Ιη  Mt.  16,17:  cod.  566; 
δ  30;  ε  77). 

44·  Τό  Ίουδαϊκόν  έξης  εχει  μετά  τό  έβδομηκοντάκις  έτττά·  «Και  γαρ 
έν  τοις  ττροφήταις  μετά  τό  χρισθήναι  αυτούς  έν  Πνεύματι  Άγίω,  εύ- 
ρίσκετο  [— έτω,  ευρίσκεται]  έν  αϋτοϊς  λόγος  αμαρτίας  (InMt.  18,22: 
cod.  566;  ε  77  175). 

*  Se  encuentran  añadidas  como  variantes  a  algunos  códices  cursivos 
griegos  de  San  Mateo.  Al  principio  se  conocían  únicamente  las  cuatro  pri- 
meras notadas  por  Tischendorf  (cod.  566).  Posteriormente,  Schmidtke  en- 
contró más,  sobre  todo  en  el  manuscrito  δ  30  de  Von  Soden.  Se  suponen  ser 
obra  de  un  recensor  perteneciente  al  patriarcado  de  Antioquía  entre  370  y 
500.  Cf.  Lagrange,  art.  cit. 


50 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


45.  El  Judaico :  y  negó  y  juró  y  echó  maldiciones. 

46.  La  palabra  εική  no  aparece  en  ciertos  ejemplares  (có- 
dices), ni  en  el  Judaico. 

47.  El  Judaico  en  este  punto  dice  así:  Si  estáis  en  mi  re- 
gazo y  no  hacéis  la  voluntad  de  mi  Padre,  que  está  en  los  cielos, 
yo  os  arrojaré  de  mi  seno. 

48.  El  Judaico:  más  [prudentes]  que  las  serpientes. 

49.  El  Judaico  dice:  es  saqueado. 

50.  El  Judaico:  te  doy  gracias. 

51.  El  Judaico  no  dice:  tres  [días  y  tres  noches]. 

52.  El  Judaico:  el  Korbán,  en  el  que  vosotros  saldréis  bene- 
ficiados por  nosotros. 

53.  Lo  señalado  con  asterisco  no  está  en  los  otros,  sino  en 
el  Judaico. 

54.  El  Judaico:  Y  les  puso  a  su  disposición  gente  armada 
que  se  pusiera  al  frente  de  la  gruta  y  le  hiciera  guardia  de  día 
y  de  noche. 


45.  Τό  Ιουδαϊκό  ν  «και  ήρνήσατο  και  ώμοσεν  και  κατηράσατο»  (Ιη 
Mt.  27,65:  cod.  566;  δ  30;  ε  77  175  370  371). 

46.  Τό  «εική»  εν  τισιν  άντιγράφοις  ού  κείται,  ούδέ  έν  τώ  Ίουδαϊκώ 
(Ιη  Mt.  5,22:  cod.  δ  30). 

47·  Τό  Ίουδαϊκόν  ενταύθα  ούτως  εχει·  «εάν  ήτε  έν  τω  κόλττω  μου, 
και  τό  Θέλημα  του  Πατρός  μου  του  έν  ούρανοΐς  μή  ποιητε,  έκ  του  κόλ- 
που μου  απορρίψω  ύμας»  ( Ιη  Mt.  7,5:  cod.  δ  30). 

48.  Τό  Ίουδαϊκόν  «ύπέρ  οφεις»  (Ιη  Mt.  10,16). 

49·  Τό  Ίουδαϊκόν  «διαρπάζεται»  έχει  (Ιη  Mt.  11,12:  cod.  δ  30). 

5θ.  Τό  Ίουδαϊκόν  «ευχαριστώ  σοι»  ( Ιη  Mt.  11,25:  cod.  δ  30). 

5ΐ.  Τό  Ίουδαϊκόν  ούκ  εχει·  «τρεις  ή[μέρας  και  τρεις  νύκτας]»  (Ιη 
Mt.  12,40:  cod.  ε  175). 

52.  Τό  Ίουδαϊκόν  «κορβαν  ó  ύμεΐς  ώφεληθήσεσθε  έξ  ημών»  ( Ιη 
Mt.  15,1:  cod.  δ  30). 

53·  Τα  σεσημειωμένα  διά  του  αστερίσκου  έν  έτέροις  ούκ  έμφέρεται, 
ούτε  έν  τώ  Ίουδαϊκώ  (Ιη  Mt-  16, 2s.:  cod.  δ  30). 

54·  Τό  Ίουδαϊκόν  «καϊ  τταρέδωκεν  αύτοΐς  άνδρας  ένοπλους,  ίνα  κα- 
θέζωνται  κατ'  έναντίον  του  σπηλαίου  και  τηρώσιν  αύτόν  ημέρας  και 
νύκτας  (Ιη  Mt.  27,65:  cod.  δ  30). 

54·  En  relación  con  la  expulsión  de  los  mercaderes  del  templo  (Mt.  21, 
12),  Petrus  de  Riga,  en  una  glosa  a  este  lugar  contenida  en  la  Biblia  llamada 
Aurora  (manuscrito  del  Fitzwilliam  Museum,  Cambridge),  dice  que  salie- 
ron como  rayos  de  los  ojos  de  Jesús  y  que  la  majestad  de  Dios  se  reflejaba  en  él. 
Algunos  atribuyen  también  este  escolio  al  Evangelio  de  los  Hebreos.  Cf.  Ja- 
mes: JThSt  7  (1906)  65SS. 


EVANGELIO   DE   LOS  DOCE 


51 


2.   EVANGELIO  DE  LOS  DOCE  O  DE  LOS 
EBIONITAS 

Al  Evangelio  de  los  Doce  se  refiere  Orígenes  en  estos  términos: 
«Ecclesia  quatuor  habet  evangelia,  haereses  plurima,  e  qui- 
bus  ...  aliud  iuxta  Duodecim  Apostólos»  (Hom.  I  in  Le:  PG  13, 
1802A).  Ecos  de  estas  palabras  los  encontramos  en  los  comen- 
tarios a  Le.  I,i  escritos  por  San  Ambrosio,  Beda  el  Venerable 
y  Teofilacto.  San  Jerónimo  lo  cita  una  vez  de  manera  seme- 
jante en  el  prólogo  de  su  Comm.  in  Mt.;  pero  en  su  obra  Contra 
Pelag.  III  2  dice  del  Evangelio  de  los  Hebreos  que  es  «secundum 
Apostólos».  Esta  frase  ha  dado  pie  para  que  algunos  piensen  en 
una  identificación  del  mencionado  evangelio  con  el  de  los  Doce. 
Es  de  notar,  a  este  respecto,  que  la  expresión  «secundum 
Apostólos»,  lo  mismo  que  «iuxta  Matthaeum»,  no  indica  un 
título  más  por  el  que  era  conocida  dicha  obra,  sino  Tas  autori- 
dades bajo  cuyo  nombre  se  amparaba  el  escrito.  Si  tenemos  en 
cuenta,  además,  que  Orígenes  consideraba  ortodoxo  el  Evan- 
gelio de  los  Hebreos  (cf.  supra),  mientras  catalogaba  al  de  los  Doce 
entre  los  heréticos  (l.c),  parece  seguirse  legítimamente  la  con- 
clusión de  que  ambas  obras  son  entre  sí  completamente  dis- 
tintas. 

Por  otra  parte,  sabemos  por  San  Epifanio  (Haeres.  30)  que 
la  secta  extremista  de  los  ebionitas  (de  tendencias  gnóstico-ju- 
daizantes), la  cual  quería  imponer  a  los  paganos  convertidos  al 
cristianismo  el  yugo  de  la  ley  mosaica  y  tenía  a  Jesucristo 
por  un  puro  hombre,  usaba  un  evangelio  propio,  en  el  que 
los  apóstoles  se  presentaban  como  narradores  y  Mateo  como 
redactor  o  escriba  (2).  Esta  analogía  ha  movido  a  autores  de 
nota,  tales  como  Hilgenfeld,  Zahn,  Harnack,  Waitz  y  Bar- 
denhewer,  a  considerar  idénticos  el  Evangelio  de  los  Doce  y  el 
llamado  de  los  Ebionitas.  Este  último  autor  (GAL,  p.519)  piensa 
que  el  título  completo  de  la  obra  debería  ser  «Εύαγγέλιον  των 
Δώδεκα  Αποστόλων  δια  Ματθαίου». 

Los  mismos  ebionitas,  según  San  Epifanio  (1,2,6),  llamaban 
a  su  evangelio  también«KOTá  Εβραίους»  o  «Έβραϊκόν».  Esto  puede 
explicarse  porque  los  ebionitas,  lo  mismo  que  los  nazarenos, 
querían  llamarse  y  eran  de  hecho  judío-cristianos.  Es  también 
explicable  en  la  hipótesis  sostenida  por  Gennaro  (EnCat  V 
[1950]  col. 3)  de  que  el  Evangelio  de  los  Ebionitas  no  sea  más  que 
una  recensión  gnóstica  griega  del  Evangelio  de  los  Nazarenos  o 
de  los  Hebreos. 


52 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


San  Epifanio  llama  también  a  este  evangelio  κατά  Ματθαίον 
(i,2).  Eusebio  dice  asimismo  que  Symmachus,  sabio  ebionita, 
apoyaba  su  doctrina  en  el  Evangelio  de  San  Mateo  (Hist.  Eccl.  VI 
17).  Según  esto,  se  inspiraba  en  San  Mateo,  pero  no  contenía  ín- 
tegramente su  texto  (oú  ττληρέστατον)  y  a  veces  lo  falseaba  (άλλα 
νενοθευμένον  και  ήκροτηριασμένον),  como  dice  San  Epifanio  (2). 
Tomaban,  sobre  todo,  lo  relativo  a  la  condenación  de  las  ri- 
quezas, ya  que  el  nombre  mismo  de  estos  herejes,  'ebjóním 
(=  τττωχοί),  se  refiere  a  la  pobreza  que  profesaban.  Su  condición 
de  vegetarianos  les  hacía  tergiversar  algunos  pasajes  evangélicos. 
Así  hacían  comer  al  Bautista  solamente  miel  silvestre,  sin  lan- 
gostas (3),  y  alteraban  la  frase  en  que  el  Señor  expresa  su  deseo 
de  comer  el  cordero  pascual  (7). 

La  composición  de  este  evangelio  puede  fijarse  aproxima- 
damente en  la  segunda  mitad  del  siglo  II. 

Como  perteneciente  a  él  puede  considerarse  el  fragmento 
copto  de  Strassburg  (s.V).  Cf.  infra.  En  éste  también  se  presentan 
los  apóstoles  hablando  en  primera  persona  como  narradores. 
Así  opinan  Zahn,  Schmidt,  Bardenhewer,  etc. 

No  se  puede  decir  lo  mismo  con  relación  a  los  fragmentos 
coptos  publicados  por  E.  Revillout  bajo  el  título  de  Evangile 
des  douze  Apotres  (PaOr  II  2  [1907].  Cf.  M.  A.  Baumstark:  RBi 
N.  S.  15  [1906]  245SS.).  Pertenecen  a  una  época  más  tardía  y, 
entre  sus  ficciones  fantásticas,  es  escaso  el  material  que  se  puede 
considerar  influenciado  por  nuestro  evangelio. 

Asimismo  son  ajenas  a  él  las  narraciones  contenidas  en  ma- 
nuscritos siríacos  del  siglo  VIII  publicados  por  J.  Rendel  Harris 
bajo  el  título  The  Gospel  of  the  twelve  Apostles  together  with  the 
Revelation  of  each  one  of  them,  edited  from  the  Syriac  ms.  with  a 
translation  and  introduction  (Cambridge  1900).  Según  los  datos 
suministrados  por  los  manuscritos,  esta  obra  fué  traducida  del 
hebreo  al  griego  y  del  griego  al  siríaco.  Su  contenido  no  corres- 
ponde al  título  de  Evangelio  de  los  Doce.  Está  más  bien  relacio- 
nada con  los  apocalipsis  de  Pedro,  Santiago  y  Juan  encontrados 
juntamente. 

Donde  el  influjo  de  este  evangelio  parece  ser  bastante  claro 
es  en  la  literatura  llamada  Ps.  Clementina.  Se  compone  ésta  prin- 
cipalmente de  20  Homilías  y  10  libros  de  Recognitiones  atribuidas 
a  San  Clemente,  donde  de  manera  novelesca  se  hilvanan  epi- 
sodios de  la  vida  de  San  Pedro  enmarcados  en  un  cuadro  de 
controversias  gnóstico-judaicas.  Su  data  suele  fijarse  en  los  pri- 
meros decenios  del  siglo  IlI.Waitz  (en  Hennecke,  p. 39-48)  llega 
a  citar  hasta  60  perícopas,  tomadas  de  las  Homilías  y  Recogni- 


EVANGELIO   DE   LOS  DOCE 


53 


tiones,  en  que  cree  encontrar  huellas  del  Evangelio  de  los  Ebio- 
nitas.  La  mayor  parte  de  ellas,  sin  embargo,  no  introduce  mo- 
dalidad alguna  en  los  pasajes  evangélicos  a  que  aluden.  Sobre 
esta  literatura  puede  consultarse  B.  Altaner  (Patrología,  v.esp. 
[^1953]  p. 87-88),  donde  se  encontrará  también  abundante  bi- 
bliografía. 

Cf.  A.  Hilgenfeld,  Ν.  T.  extra  Can.  recept.  fasc.4  (21884)  p. 32-38; 
A.  Harnack,  Geschichte  der  altchr.  Lit.  bis  Eusebius.  I  205SS. ;  II  1,625-631 
(1893-1904);  Th.  Zahn,  Geschichte  des  neut.  Kanons.  II  2,724-742  (1890); 
Hennecke,  Handb.  zu  d.  neut.  Apokr.  (1904)  p.42-47;  E.  Preuschen,  Anti- 
legotnena  (21905)  9-12;  H.  Waitz,  Das  Evangelium  der  zwolf  Apostel  (Ebio- 
nitenevangelium):  ZtNW  13  (1912)  338-348;  14  (1913)  38-64.1 17-132;  Bar- 
denhewerGAL  1(21913)518-521;  H.  Waitz,  en  HenneckeNA :( 2 1924)  39-48 ; 
A.  Puech,  Histoirede  la  littérature  grecque  chrétienne:  1,11  (París  1928)  p.162; 
BonaccorsiVA  I  (1948)  p.8-13;  G.  Gennaro,  Ebioniti:  EnCat  V  (1950) 
col. 3;  JamesNT  (repr.  1953)  p.8-10. 

RECONSTRUCCION  DEL  TEXTO 
San  Epifanio  (t  403): 

1.  También  ellos  (los  ebionitas)  aceptan  el  evangelio  se- 
gún Mateo,  pues  se  sirven  únicamente  de  él;  al  igual  que  los 
cerintianos  y  merintianos.  Le  denominan  según  los  Hebreos,  ya 
que,  a  decir  verdad,  Mateo  fué  el  único  (escritor)  del  Nuevo 
Testamento  que  consignó  en  lengua  y  caracteres  hebraicos  la 
exposición  y  predicación  del  Evangelio. 

2.  En  el  evangelio  que  usan  (los  ebionitas)  llamado  según 
Mateo,  no  del  todo  completo,  sino  mutilado  y  adulterado — ellos 


1.  Kcci  δέχονται  μεν  και  αΰτοί  τό  κατά  Ματθαίον  Εύαγγέ- 
λιον.  Τούτω  γαρ  και  αύτοί,  ώς  και  οί  κατά  Κήρινθον  και  ΜήρινΘον, 
χρώνται  μόνω.  Καλοΰσι  δέ  αϋτό  «κατά  Εβραίους»,  ώς  τά  άληθή  έστιν 
ειπείν,  ότι  Ματθαίος  μόνος  Έβραϊστί  και  Έβραϊκοΐς  γράμμασιν  έν  τη 
καινή  διαθήκη  έττοιήσατο  τήν  τοΰ  ευαγγελίου  εκθεσίν  τε  καϊ  κήρυγμα 
(Εριρη.,  Haeres.  30,3:  PG  41,409  B-C). 

2.  Έν  τω  γοΰν  τταρ'  αύτοϊς  εϋαγγελίω  «κατά  Ματθαίον»  όνομαζο- 
μένω,  ούχ  όλω  δέ  ιτληρεστάτω,  άλλάν  ενοθευμένω  καϊ  ήκροτηριασμένω 

ι.  El  utilizar  como  fuente  el  evangelio  de  San  Mateo  es  rasgo  común 
a  todos  los  apócrifos  judío-ciistianos  (cf.  supra,  el  Evangelio  de  los  Hebreos). 
San  Epifanio  continúa  diciendo  que  él  ha  oído  hablar  de  versiones  griegas 
de  Juan  y  de  los  Hechos  guardadas  en  las  tesorerías  (γαζοφυλακίοι;)  de  Tibe- 
ríades. 

2.  Ti(3epiá5os.  Sólo  San  Juan  da  este  nombre  al  lago  que  los  sinópticos 
denominan  mar  o  lago  de  Genesaret  o  de  Galilea.  A  la  lista  de  apóstoles 
consignada  en  este  pasaje  faltan  cuatro  nombres  para  ser  los  doce  (Felipe, 
Bartolomé,  Tomás  y  Santiago  de  Alfeo). 


54 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


lo  llaman  Evangelio  Hebreo — ,  se  dice  que  hubo  un  hombre  por 
nombre  Jesús,  como  de  unos  treinta  años,  que  fué  el  que  nos  escogió  a 
nosotros.  Y  en  llegando  a  Cafarnaúm,  entró  en  la  casa  de  Simón, 
por  sobrenombre  Pedro,  y  abriendo  su  boca  dijo:  Al  pasar  por  la 
orilla  del  lago  Tiberíades  escogí  a  Juan  y  Santiago,  hijos  del  Zebe- 
deo,  y  a  Simón  y  a  Andrés,  y  a  Tadeo  y  a  Simón  el  Celoso,  y  a  Ju- 
das el  Iscariote.  También  te  llamé  a  ti,  Mateo,  cuando  estabas  sen- 
tado en  el  telonio,  y  me  seguiste.  Quiero,  pues,  que  seáis  Doce  Após- 
toles para  testimonio  de  Israel  (cf.  Le.  3,23;  Mt.  4,12-22;  9,9; 
10,2-5). 

3.  Y  estaba  Juan  bautizando,  y  vinieron  hacia  él  los  fariseos 
y  fueron  bautizados,  lo  mismo  que  Jerusalén  entera.  Tenía  Juan 
una  vestidura  de  pelos  de  camello  y  un  cinturón  de  piel  alrededor 
de  sus  lomos.  Su  alimento,  dice,  era  miel  silvestre,  cuyo  gusto  era 
el  del  maná,  como  empanada  en  aceite  (cf.  Mt.  3,4-7). 

4.  El  principio  de  su  evangelio  dice  que  sucedió  durante 
los  días  de  Herodes,  rey  de  Judea,  que  vino  Juan  bautizando  con 


— Έβραϊκόν  δέ  τούτο  καλοΰσι— έμφέρεται  οτι  «έγένετο  τις  άνήρ  ονόματι 
Ί  η  σους,  και  αυτός  ώς  ετών  τριάκοντα,  ός  έξελέξατο  ή  μας.  Και  έλθών  εις 
Καφαρναούμ  είσήλθεν  εις  την  οΐκίαν  Σίμωνος,  του  έτπκληθέντος  Πέτρου, 
κα'ι  άνοίξας  τό  στόμα  αύτοΰ  είπε·  Παρερχόμενος  τταρά  τήν  λίμνην  Τιβε- 
ριάδος  έξελεξάμην  Μωάννην  και  Ίάκωβον,  υιούς  Ζεβεδαίου,  και  Σίμωνα 
και  Άνδρέαν  και  Θαδδαΐον  και  Σίμωνα  τόν  ζηλωτήν  και  Ίούδαν  τον 
Ίσκαριώτην.  Και  σέ  τόν  Ματθαίον  καθεζόμενον  έτα  του  τελωνείου  έκά- 
λεσα  και  ήκολούθησάς  μοι.  Ύμας  οΟν  βούλομαι  είναι  δεκαδύο  αποστό- 
λους εις  μαρτύριον  τοΰ  Ισραήλ»  (Id.,  Haeres.  30,13:  PG  41.428C-D). 

3.  Και  «έγένετο  Ιωάννης  βατττίζων,  κα'ι  έξήλθον  ττρός  αϋτόν  Φαρι- 
σαΐοι  και  έβαπτίσθησαν  καϊ  πάσα  Ιεροσόλυμα.  Και  είχεν  ρ  Ιωάννης 
ένδυμα  από  τριχών  καμήλου  και  ζώνην  δερματίνην  περί  τήν  όσφύν  αΰτοϋ. 
Και  τό  βρώμα  αύτοΰ»,  φησί,  «μέλι  άγριον  οΟ  ή  γεϋσις  ήν  τοΰ  μάννα,  ώς 
έγκρις  έν  έλαίω»  (ibid.). 

4.  Ή  δέ  άρχή  τοΰ  παρ'αύτοΐς  εύαγγελίου  εχει  ότι  «Έγένετο  έν 
ταϊς  ήμέραις  Ήρώδου  τοΰ  βασιλέως  της  Ιουδαίας,  ήλθεν  Ιωάννης  βαττ- 
τίζων βάπτισμα  μετανοίας  έν  τώ  Ιορδάνη  ποταμώ·  δς  έλέγετο  είναι  έκ 


3·  Es  curioso  el  equívoco,  quizá  intencionado,  entre  la  eexpís  (langosta) 
de  Mt.  3,4  y  la  έγκρίξ  (empanada)  de  los  ebionitas.  Estos  quizá  se  inspira- 
ron en  Num.  11 ,8  y  Ex.  16,31  de  acuerdo  con  sus  tendencias  vegetarianas. 

4.  Faltaban,  pues,  los  dos  primeros  capítulos  de  San  Mateo,  referentes 
a  la  infancia  de  Jesús.  San  Epifanio  vuelve  a  decir  expresamente  que  faltaba 
el  árbol  genealógico.  ¿Podría  esto  explicarse  por  influencia  doceta,  como  en 
el  Evangelio  de  Marción?  Concretando  un  poco  más  el  tiempo,  dice  San 
Epifanio  (Haer.  30,14)  que  esto  tuvo  lugar  επί  άρχιερέω;  Καϊάφα,  «bajo  el 
sumo  pontificado  de  Caifás». 


EVANGELIO   DE   LOS  DOCE 


53 


bautismo  de  penitencia  en  el  río  Jordán.  Se  decía  que  éste  era  de  la 
descendencia  del  sacerdote  Aarón,  hijo  de  Zacarías  y  de  Isabel. 
Y  todos  venían  hacia  él  (cf.  Mt.  3,iss. ;  Le.  3,2ss.). 

5.  Y  después  de  muchas  cosas,  añade  que,  habiendo  sido 
bautizado  el  pueblo,  vino  también  Jesús  y  fué  bautizado  por  Juan. 
Y  en  cuanto  subió  del  agua,  se  abrieron  los  cielos  y  vio  al  Espíritu 
Santo  en  forma  de  paloma  que  bajaba  y  penetraba  en  El.  Y  vino 
una  voz  del  cielo  que  decía:  Tu  eres  mi  hijo,  el  amado;  en  ti  he 
encontrado  mis  complacencias.  Y  otra  vez:  Yo  te  he  engendrado 
hoy.  Y  una  gran  luz  iluminó  al  momento  el  lugar.  Y  Juan,  al  verle 
(a  Jesús),  le  dice,  según  cuenta:  ¿Tú  quién  eres?  Y  de  nuevo  se 
oyó  una  voz  del  cielo  dirigida  a  El:  Este  es  mi  hijo  el  amado,  en 
el  que  me  he  complacido.  Y  entonces,  refiere,  habiéndose  Juan  echa- 
do a  sus  pies,  le  decía :  Bautízame  tú  a  mí,  Señor,  te  lo  ruego.  Pero 
El  se  opuso  diciendo :  Deja,  que  es  conveniente  que  así  se  cumplan 
todas  las  cosas  (cf.  Mt.  3,13-17). 

6.  Y  dicen  que  no  fué  engendrado  de  Dios  Padre,  sino 
creado,  como  uno  de  los  arcángeles  y  más  aún.  Dicen,  además, 
que  tiene  dominio  sobre  los  ángeles  y  sobre  todo  lo  que  creó 
el  Pantocrátor,  y  que  vino  a  declarar,  según  se  dice  en  su  evan- 


γένους  Ααρών  του  ιερέως,  παις  Ζαχαρίου  και  Ελισάβετ.  Και  έξήρχοντο 
πρός  αυτόν  -πάντες»  (Id.,  Haeres.  30,13:  PG  41.428D-429A). 

5.  Και  μετά  τό  ειπείν  πολλά,  επιφέρει  ότι  «Του  λαοΰ  βαπτισθέντος, 
ήλθε  καΊ  Ίησοΰς  και  έβαπτίσθη  Οπό  τοΰ  Ιωάννου.  Κα'ι  ώς  άνήλθεν  άπό 
τοΰ  ύδατος,  ήνοίγησαν  οί  ουρανοί,  κα'ι  είδεν  τό  Πνεύμα  τό  "Αγιον  έν 
εϊδει  περιστέρας  κατελθούσης  και  είσελθούσης  εις  αΰτόν.  Και  φωνή  έγένετο 
έκ  τοΰ  ουρανού  λέγουσα·  Σύ  μου  ει  ό  υιός  ό  αγαπητός,  έν  σο'ι  ηΰδόκησα. 
ΚαΊ  πάλιν  Έγώ  σήμερον  γεγέννηκά  σε.  Και  ευθύς  περιέλαμψε  τόν  τόπον 
φως  μέγα.  Όν  ίδών»,  φησίν,  «ό  Ιωάννης  λέγει  αύτω·  Σύ  τίς  εί;  Και  πάλιν 
φωνή  έξ  ουρανού  πρός  αύτόν  Οϋτός  έστιν  ό  υιός  μου  ό  άγαπητός,  έφ'  δν 
ηΰδόκησα.  Και  τότε»,  φησίν,  «ό  Ιωάννης  προσπεσών  αύτω  έλεγε·  Δέομαι 
σου,  κύριε,  σύ  με  βάπτισον.  Ό  δε  έκώλυσεν  αΰτόν  λέγων  "Αφες,  ότι 
ούτως  έστΐ  πρέπον  πληρωθήναι  πάντα»  (ibid.). 

6.  Ού  φάσκουσιν  δέ  έκ  Θεού  Πατρός  αύτόν  γεγεννήσθαι,  αλλά 
κεκτίσθαι,  ώς  ένα  τών  άρχαγγέλων  και  ετι  περισσοτέρως,  αύτόν  δέ  κυ- 
ριεύειν  τών  αγγέλων  και  πάντων  ύπό  τού  Παντοκράτορος  πεποιη  μένων, 
κα'ι  έλθόντα  και  ύφηγησάμενον,  ώς  τό  παρ'αΰτοΐς  «κατά  Εβραίους»  εύαγ- 

5·  La  aparición  de  esta  luz,  no  consignada  en  los  evangelios  canónicos, 
figura  en  el  Diatessaron  de  Taciano  y  asimismo  en  el  cod.  Sangermanensis 
(siglo  VII)  y  en  el  Vercellensis  (siglo  IV).  Cf.  Agrapha  n.io. 

6.  Esta  frase  se  opone  a  la  sentencia  de  Jesús:  No  he  venido  a  abolir 
la  Ley,  sino  a  cumplirla  (Mt.  5,17).  Es  extraña  tal  expresión  en  boca  de 
cristianos  que  se  distinguían  por  su  adhesión  al  judaismo.  Cf.  infra,  n.8. — 
"Ετι  περισσοτ.:  otros  cód.  var. :  μείζονα  δέ  αύτόν  όντα. 


56 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


gelio  llamado  según  los  Hebreos:  He  venido  a  abolir  los  sacrificios, 
y,  si  no  dejáis  de  sacrificar,  no  se  apartará  de  vosotros  mi  ira 
(cf.  Mt.  5,17). 

7.  Mas  ellos,  habiéndose  desentendido  de  la  lógica  de  la 
verdad,  cambiaron  la  frase,  (cuyo  sentido)  está  bien  patente  a 
todos  por  el  contexto,  e  hicieron  decir  a  los  discípulos :  ¿Dónde 
quieres  que  preparemos  para  que  comas  la  Pascua  ?  Y  que  El,  al 
parecer,  respondió:  ¿Es  que  he  deseado  yo,  por  ventura,  comer 
carne  con  vosotros  en  esta  Pascua?  (cf.  Mt.  26,17;  Le.  22,15). 

Pseudoclementinas  (princ.  s.111): 

8.  Y  el  decir  no  he  venido  a  abolir  la  Ley  y  quebrantarla 
aparentemente  luego,  es  señal  de  que  quería  dar  a  entender  que 
lo  que  derogó  no  era  de  la  Ley  (cf.  Mt.  5,17). 

9.  Por  lo  cual,  aquel  que  nos  envió  dijo:  Muchos  vendrán 
a  mí  con  vestiduras  de  ovejas,  pero  por  dentro  son  lobos  rapaces. 
Por  sus  frutos  los  conoceréis  (cf.  Mt.  7,15). 

10.  Y,  por  el  contrario,  se  lamentaba  de  aquellos  que,  vi- 
viendo entre  riquezas  y  lujuria,  no  daban  nada  a  los  pobres, 
echándoles  en  cara  el  que  habían  de  dar  cuenta  por  no  haberse 


γέλιον  καλούμενον  περιέχει,  ότι  «Ήλθον  καταλΰσαι  τάς  θυσίας,  και  εάν 
μή  παύσησθε  του  Θύειν,  ού  παύσεται  άφ'ύμών  ή  όργή»  (Id.,  Haeres. 
30,16:  PG  41.432C-D). 

7.  ΑύτοΊ  δέ  άφανίσαντες  άφ'έαυτών  τήν  τής  αληθείας  άκολουθίαν, 
ήλλαξαν  τό  ρητόν,  δττερ  εστί  ττασι  φανερόν  έκ  των  συνεζευγμένων  λέξεων 
καΊ  εποίησαν  τους  μαθητάς  μεν  λέγοντας·  «ΠοΟ  θέλεις  έτοιμάσωμέν  σοι 
τό  Πάσχα  φαγεΐν;»  Και  αύτόν  δήθεν  λέγοντα-  «Μή  επιθυμία  έπεθύ- 
μησα  κρέας  τούτο  τό  Πάσχα  φαγεΐν  μεθ'ύμών;»  (Id.,  Haeres.  30,22:  PG 
41.441D). 

8.  (?)  Τό  δέ  ειπείν  αυτόν  «Ούκ  ήλθον  καταλΰσαι  τον  νόμον»,  και 
φαίνεσθαι  αυτόν  καταλύοντα,  σημαίνοντος  ήν,  ότι,  ά  κατέλυσεν,  ούκ  ήν 
του  νόμου  (Pseudoclem.,  Ηοτη.  3,51:  PG  2.145Α). 

9·  (?)  Ού  χάριν  ό  άποστείλας  ή  μας  εφη·  «Πολλοί  έλεύσονται  πρός 
με  έν  ένδύμασι  προβάτων,  έσωθεν  δέ  είσι  λύκοι  άρπαγες·  άπό  τών  καρπών 
αύτών  έπιγνώσεσθε  αύτούς»  (Id.,  Hom.  11,35:  PG  2, 301  A). 

10.  ( ?)  Ε  contrario  vero  eos  qui  in  divitiis  ac  luxuria  versaban- 
tur,  lugebat,  qui  nihil  pauperibus  largiebantur,  arguens  eos  rationem 
reddituros  quia  próximos  suos  quos  diligere  sicut  seipsos  debuerant, 


7.  Toüto  τό  Πάσχα.  Puede  tomarse  como  complemento  de  tiempo,  aun- 
que no  deje  de  ser  rara  esta  construcción  en  acusativo.  Podría  entenderse 
también  «comer  carne,  esto  es,  la  Pascua». 


EVANGELIO  DE  LOS  EGIPCIOS 


57 


compadecido  de  aquellos  a  quienes  habían  debido  amar  como 
a  sí  mismos,  ni  aun  viéndolos  sumidos  en  la  miseria. 

Proverbio  arameo: 

ii.    Vino  el  asno  y  rompió  la  lámpara. 

3.   EVANGELIO  DE  LOS  EGIPCIOS 

Aunque  posterior  al  año  150  p.  C,  es  seguramente  el 
evangelio  apócrifo-gnóstico  más  antiguo.  El  nombre  hace  alu- 
sión primordialmente  al  círculo  de  lectores  que  lo  usaban, 
como  en  el  caso  del  Evangelio  de  los  Hebreos;  no  obstante,  pode- 
mos decir  que  denota  también  en  esta  ocasión  el  origen  del 
escrito.  Por  egipcios  deben  entenderse  los  provincianos  de  Te- 
baida y  de  Libia,  en  contraposición  a  los  egipcios  de  la  capital 
(Alejandría). 

De  él  poseemos  algunas  noticias  dispersas  en  las  obras  de 
Clemente  Alejandrino,  Hipólito  y  Epifanio,  que  evidencian 
su  carácter  herético.  En  él  se  encontraban  errores  de  los  enera- 
titas  relativos  a  la  condenación  del  matrimonio  (1-6);  teorías 
gnósticas  sobre  el  alma  atribuidas  a  los  naassenos  (7);  errores 
trinitarios  profesados  por  los  sabelianos  (8).  No  obstante,  en 
líneas  generales  debía  parecerse  bastante  a  San  Mateo,  lo  mismo 
que  el  Evangelio  de  los  Hebreos. 

El  único  fragmento  que  ciertamente  le  pertenece  entre  los 
que  se  le  atribuyen  es  el  diálogo  de  Jesús  con  Salomé  (la  mujer 
del  Zebedeo?),  de  tendencias  encratísticas,  del  que  Clemente 
Alejandrino  nos  da  diversos  elementos  en  sus  Stromata.  Es  di- 
fícil restituir  con  éstos  el  diálogo  a  su  forma  original  (1-6).  La 
analogía  entre  estas  expresiones  y  una  frase  contenida  en  el  frag- 
mento evangélico  de  Oxyrhynchus  (Pap.  655 )  ha  dado  pie  a  al- 
gunos para  pensar  que  este  trozo  debe  considerarse  como  parte 
integrante  del  Evangelio  de  los  Egipcios.  No  parece  que  el  funda- 
mento sea  bastante  fuerte  para  dar  consistencia  a  tal  conclusión. 


ne  in  egestate  quidem  pósitos  miserati  sunt  (Recognit.  2,29:  PG 
L1263A). 

ii.  L.  Wallach  ha  querido  ver  en  este  proverbio  de  origen  arameo  un 
rastro  del  Evangelio  de  los  Ebionitas.  Cf.  The  textual  history  of  an  Aramio 
Proverb  (Traces  of  the  Ebionean  Gospel):  JBiLit  60  (1941)  403-415. 


58 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


No  es  tampoco  seguro  que  la  alusión  a  esta  conversación  con- 
tenida en  la  II  Clem.  12,2  sea  de  hecho  una  cita  de  nuestro  evan- 
gelio (*). 

Lo  que  sí  es  casi  seguro  es  que  Iulius  Cassianus  (doceta  y  en- 
cratita  de  la  segunda  mitad  del  siglo  II)  aprovechara  este  relato 
para  la  composición  de  su  Περί  Εγκράτειας  ή  περί  Εύνουχίας,  obra 
conocida  únicamente  por  la  cita  de  Clemente  Alejandrino 
(Strom.  III  13,91-92). 

D.  Vólter  lanzó  la  hipótesis  de  que  nuestro  evangelio  podía 
ser  una  refundición  del  Evangelio  de  Pedro,  y  de  que  el  fragmen- 
to encontrado  por  Bouriant  en  1892  no  debía  considerar- 
se perteneciente  a  éste,  sino  a  aquél  (cf.  D.  V.,  Petrusevangelium 
oder  Aegypterevangelium?  [Tübingen  1893];  ZtNW  6  [1905] 
368-372).  Tal  sugerencia  no  ha  tenido  eco  entre  los  críticos. 

A.  Jacoby  atribuyó  también  a  este  evangelio  el  fragmento 
copto  de  Estrasburgo  (cf.  infra  p.  107).  De  igual  modo  Baumstark 
(OrCh  2  [1902]  466SS.)  atribuye  al  mismo  apócrifo  una  narra- 
ción del  bautismo  de  Jesús  publicada  por  el  citado  Jacoby  (Ein 
bisher  unbeachteter  Apokrypher-Bericht  überdie  Taufe  Jesu,  Strassburg 
1902).  Ambas  hipótesis  han  sido  abandonadas.  Este  último  re- 
lato, según  su  autor,  es  probablemente  un  resto  de  la  llamada 
Didascalía  de  los  doce  Apóstoles  en  fuentes  egipcias.  Posteriormen- 
te ha  encontrado  reliquias  de  este  mismo  escrito  en  la  literatu- 
ra mandea. 

El  año  1945  se  descubrieron  trece  volúmenes  coptos  cerca 
de  Nag-Hammadi  (Alto  Egipto).  Entre  las  obras  que  contienen 
se  encuentra  un  Evangelio  de  los  Egipcios  que  ocupa  treinta  pági- 
nas papiráceas.  Es  un  tratado  de  alta  gnosis,  atiborrado  de  fór- 
mulas cabalísticas  referentes  a  cosmogonía,  antropología  y  es- 
catología,  que,  en  frase  de  J.  Doresse,  «n'a  dans  son  fond  ni  dans 
son  cadre  presque  rien  de  chrétien  ou  de  biblique»  (cf.  J.  D., 
Trois  livres  gnostiques  inédits:  Evangile  des  Egyptiens,  Epítre  d'Eugnos- 
te,  Sagesse  de  Jésus  Christ:  VigChr  2  [1948]  p.156).  No  tiene,  pues, 
nada  que  ver  con  el  Evangelio  de  los  Egipcios  a  que  aquí  nos  re- 
ferimos. 

Cf.  J.  A.  Fabricius,  Cod.  Apocr.  Ν.  Τ.  I  (21719)  346-349;  Emmerich, 
De  evangelio  secundum  Hebraeos,  Aegyptios  atque  Iustini  martyrio  (Argento- 
raci  1807);  Schneckenburger,  Ueber  das  Ev.  der  Aegypter.  Ein  historisch- 
kritischer  Versuch  (Bern  1834);  A.  Hilgenfeld,  Ν.  T.  extra  can.  rec.  fasc.4 
(21884)  42-48;  Λ.  Resch:  ZtKiWissL  9  (1888)  232-245;  Th.  Zahn,  Gesch. 
des  neut.  Kan.  II  (1892)628-642;  A.  Harnack,  Gesch.  der  altchr.  Lit.  bis 


(*)  Επερωτηθείς  γάρ  αύτός  ό  Κύριος  Οπό  τίνος  πότε  ήξει  αύτοΰ  ή  βασιλεία,  είπεν 
"Οταν  έσται  τά  δύο  εν,  και  τό  ?ξω  ώς  τό  εσω,  καΐ  τό  άρσεν  μετά  της  θηλείας,  ούτε  άρσεν 
ούτε  θήλυ  (ed.  S.  Colombo,  ρ.84-85;  PG  Ι.345Β)- 


EVANGELIO  DE  LOS  EGIPCIOS 


59 


Eus.  I  12-14;  Π,Ι  612-622;  D.  Vólter,  Petrusevangelium  oder  Aegyplerevan- 
gelium?  (Tübingen  1893);  Id:  ZtNW  6  (1905)  368-372;  E.  Nestle,  Ν.  T. 
Graeci  Supplementum  (1896)  p."2s.;  A.  Deissmann:  ThLitZ  (1901)  92SS.; 
E.  Hennecke,  Handbuch  zu  den  Neut.  Apokryphen  (Tübingen  1904)  38-42; 
BardenhewerGALI  (21913)  52 1 ss. ;  HenneckeÑA( 21924)  55SS. ;  M.  Zappala, 
L'Encratismo  di  Giulio  Cassiano  e  i  suoi  rapporti  con  U  Vangelo  apócrifo  se- 
condo  gli  Egiziani:  «Studi  filos,  e  relig.»,  3  (1929)  4;  E.  Klostermann  en 
H.  Lietzmann:  KleinT  8  (1929)  15-16;  E.  Amann:  SupDBi  C0I.470SS. 
BonaccorsiVA  I  (1948)  XV,i4-is;  De  Ambroggi,  Egiziani  (Vangelo  degli): 
EnCat  V  (1950)  col. 181;  JamesNT  (repr.  1953)  p.10-12. 

RECONSTRUCCION  DEL  TEXTO 

Clemente  Alejandrino  (t  ant.215): 

K«  A  Salomé,  que  preguntaba:  ¿Durante  cuánto  tiempo 
estará  en  vigor  la  muerte},  le  dijo  el  Señor:  Mientras  vosotras, 
las  mujeres,  sigáis  engendrando.  (Y  esto),  no  porque  la  vida  sea 
mala  o  la  creación  perversa,  sino  queriendo  dar  a  entender  lo 
que  acontece  naturalmente,  pues  la  corrupción  suele  seguir  or- 
dinariamente a  la  generación. 

2.  Los  que  por  medio  de  la  famosa  continencia  se  oponen 
a  la  acción  creadora  de  Dios,  aducen  también  aquellas  palabras 
dirigidas  a  Salomé  mencionadas  anteriormente  por  mí.  Están 
contenidas,  según  pienso,  en  el  Evangelio  de  los  Egipcios.  Y  afir- 
man que  dijo  el  Salvador  en  persona:  He  venido  a  destruir  las 
obras  de  la  mujer.  De  la  mujer,  esto  es,  de  la  concupiscencia;  las 
obras  de  ella,  esto  es,  la  generación  y  la  corrupción. 

3.  De  donde,  al  tocar  el  discurso  el  punto  de  la  consuma- 
ción, hace  bien  en  decir  Salomé:  ¿Hasta  cuándo  los  hombres 
seguirán  muriendo?  (La  Escritura  con  la  palabra  hombre  se 


1.  Τη  Σαλώμη  ό  Κύριος  πυνθανομένη·  «μέχρι  πότε  θάνατος  ισχύ- 
σει;» ούχ  ώς  κακώς  του  βίου  όντος  και  της  κτίσεως  πονηράς,  «μέχρις  άν», 
εϊπεν,  «ύμεΐς  αΐ  γυναίκες  τίκτητε»,  άλλ'ώς  την  άκολουθίαν  τήν  φυσικήν 
διδάσκων  γενέσει  γάρ  πάντως  έπεται  και  φθορά  (Clemens  Alex., 
Strom.  III  6:  PG  8.1149A-B). 

2.  Oí  δέ  αντιτασσόμενοι  τη  κτίσει  του  Θεοΰ  διά  της  εύφημου  εγκρά- 
τειας, κάκεΐνα  λέγουσι  τά  πρός  Σαλώμη  ν  εϊρημένα,  ών  πρότερον  έμνήσ- 
θημεν.  Φέρεται  δέ,  οίμαι,  έν  τω  «κατ'Αίγυπτίους»  εύαγγελίω.  Φασί  γάρ 
ότι  «αύτός  ειπεν  ό  Σωτήρ·  ήλθον  καταλΰσαι  τά  έργα  της  Θηλείας». 
Θηλείας  μέν,  της  έπιθυμίας·  εργα  δέ,  γένεσιν  κα'ι  φθοράν  (Id.,  Strom.  III 
9:  PG  8.1165Β). 

3.  "Οθεν  είκότως  περί  συντέλειας  μηνύσαντος  τοΰ  λόγου,  ή  Σαλώμη 
φησί·  «Μέχρι  τίνος  οί  άνθρωποι  άπο3ανοΰνται»;  (άνθρωπον  δέ  καλεί  ή 
Γραφή  διχώς,  τόν  τε  φαινόμενον  και  τήν  ψυχήν,  πάλιν  τε  αύ  τόν  σωζό- 


60 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


refiere  a  dos  cosas:  a  la  apariencia  exterior  y  al  alma,  y,  ade- 
más, al  que  se  salva  y  al  que  no.  Y  (es  de  saber)  que  el  pecado 
se  llama  muerte  del  alma.  Esta  es  también  la  causa  por  la  que 
el  Señor  responde  con  toda  circunspección:  Mientras  las  mu- 
jeres sigan  engendrando. 

4.  Y  ¿por  qué  no  citan  las  demás  cosas  dichas  a  Salomé 
estos  que  se  pliegan  a  cualquier  norma  mejor  que  a  la  evangé- 
lica, que  es  la  verdadera?  Pues  habiendo  dicho  ella:  Bien  hice 
al  no  engendrar,  tomando  la  generación  como  cosa  no  conve- 
niente, replica  el  Señor  diciendo:  Puedes  comer  cualquier  hierba, 
pero  aquella  que  es  amarga  no  la  comas. 

5.  Preguntando  Salomé  cuándo  llegarían  a  realizarse  aque- 
llas cosas  de  que  había  hablado,  dijo  el  Señor:  Cuando  holléis 
la  vestidura  del  rubor  y  cuando  los  dos  vengan  a  ser  una  sola  cosa, 
y  el  varón,  juntamente  con  la  hembra,  no  sea  ni  varón  ni  hembra. 
La  primera  frase,  ciertamente,  no  la  encontramos  en  los  cua- 
tro evangelios  retransmitidos,  sino  en  el  que  es  según  los 
Egipcios. 

6.  Y  cuando  el  Salvador  diga  a  Salomé  que  continuará 
existiendo  la  muerte  mientras  sigan  engendrando  las  mujeres 


μενον  και  τον  μή.  Και  θάνατος  ψνχΐί^  ή  αμαρτία  λέγεται).  Διό  και  πα- 
ρατετηρημένως  αποκρίνεται  ó  Κύριος·  «Μέχρις  άν  τίκτωσιν  αί  γυναίκες»... 
(Id.  Strom.  III  9:  PG  8,1165C-1168A). 

4.  Tí  δε  ούχί  και  τά  εξής  πρός  Σαλώμην  εΐρη  μένων  έπιφέρουσιν  o  i 
πάντα  [παντϊ]  μάλλον  ή  τω  κατά  την  άλήθειαν  εύαγγελικώ  στοιχήσαν- 
τες  κανόνι;  φαμένης  γαρ  αύτής·  «Καλώς  οΟν  έποίησα  μή  τεκοΰσα»,  ώς 
ού  δεόντος  τής  γενέσεως  παραλαμβανομένης,  άμείβεται  λέγων  ό  Κύριος· 
«Πάσαν  φάγε  βοτάνην,  την  δέ  πικρίαν  εχουσαν  μή  φάγης»  (Id.,  Strom.  III 
9:  PG  8.1168C-D). 

5.  Γίυνθανομένης  τής  Σαλώμης  πότε  γνωσθήσεται  [γενήσεται]  τά 
περί  ών  ήρετο,  εφη  ό  Κύριος·  «"Οταν  τό  τής  αισχύνης  ένδυμα  πατήσητε 
και  όταν  γένηται  τά  δύο  εν  και  τό  άρρεν  μετά  τής  θηλείας  ούτε  άρρεν 
ούτε  θήλυ».  Πρώτον  μέν  οΟν  έν  τοις  παραδιδομένοις  ήμΐν  τέτταρσιν 
εύαγγελίοις  ούκ  έ'χομεν  τό  ρητόν,  άλλ'έν  τώ  «κατ'  Αιγυπτίους»  (Id., 
Strom.  III  13:  PG  8, 1 192D-1 193Α). 

6.  Και  όταν  ό  Σωτήρ  πρός  Σαλώμην  λέγη,  μέχρι  τότε  είναι  θάνατον, 
άχρις  άν  αί  γυναίκες  τίκτωσιν,  ου  τήν  γένεσιν  κακίζων  έλεγεν,  άναγκαίαν 


4·  Los  encratitas  consideraban  el  matrimonio  como  «planta  amarga» 
por  destruir  la  pureza  y  por  las  enojosas  preocupaciones  que  trae  consigo. 

5.  Estas  palabras  las  pone  en  boca  de  Casiano  (cf.  supra,  introd.).  El 
sentido  es  que  esto  se  realizará  cuando  haya  desaparecido  el  sentido  recí- 
proco de  concupiscencia  que  contradistingue  y  atrae  los  dos  sexos.  Cf.  Mt.  22, 
30  y  Oxyrh.  Pap.  n.655. 


EVANGELIO  DE  LOS  EGIPCIOS 


G1 


no  lo  dice  con  intención  de  vituperar  la  generación  (como  tal), 
que  es  necesaria  para  la  salvación  de  los  que  creen. 

Hipólito  de  Roma  (t  235)  : 

7.  Dicen  [los  naassenos]  que  el  alma  es  difícil  de  encon- 
trar y  de  comprender,  pues  no  permanece  siempre,  ni  en  un 
mismo  modo,  ni  en  una  misma  forma,  ni  en  una  misma  pasión, 
de  manera  que  se  pueda  expresar  en  su  imagen  o  comprender 
en  su  esencia.  Estas  diversas  mutaciones  las  tienen  contenidas 
en  el  evangelio  titulado  según  los  Egipcios. 

San  Epifanio  (t  403): 

8.  Todo  su  error  y  toda  la  fuerza  de  su  error  les  viene  a 
ellos  [los  sabelianos]  de  ciertos  escritos  apócrifos,  sobre  todo 
del  llamado  Evangelio  egipcio,  al  que  algunos  han  impuesto 
este  nombre.  Pues  en  él  se  refieren  muchas  cosas  de  este  estilo, 
como  si  provinieran  secretamente  de  la  persona  del  Salvador, 
quien  habría  revelado  a  sus  discípulos  que  la  misma  persona 
es  el  Padre,  la  misma  el  Hijo  y  la  misma  el  Espíritu  Santo. 


οΰσαν  δια  τήν  σωτηρίαν  των  πιστευόντων  (Id.,  Excerp.  ex  Theod.  67: 
PG  9.689D-692A). 

7.  Είναι  δέ  φασι  [Ναασσηνοί]  τήν  ψυχήν  δυσεύρετον  πάνυ  και  δυσ- 
κατανόητον  οϋ  γαρ  μένει  επί  σχήματος  οΰδέ  μορφής  της  αϋτής  πάντο- 
τε ουδέ  πάθους  ενός,  ϊνα  τις  αΰτήν  ή  τύπω  εϊπη  ή  ούσία  καταλήψηται. 
Τάς  δε  έξαλλαγάς  ταύτας  τάς  ποικίλας  έν  τω  έπιγραφομένω  «κατ'  Αι- 
γυπτίους» εύαγγελίω  κειμένας  έχουσιν  (Hipol.  Rom.,  Philosoph.  V  7: 
PG  16,  3130B,  entre  las  obras  de  Orígenes). 

8.  Τήν  δέ  πασαν  αϋτών  [των  Σαβελλιανών]  πλάνην  και  τήν  TÍjS 
πλάνης  αυτών  δύναμιν  έχουσιν  έξ  άποκρύφων  τινών,  μάλιστα  άπό  του 
καλουμένου  «Αιγυπτίου»  ευαγγελίου,  φ  τίνες  τό  όνομα  έπέθεντο  τοΰτο. 
Έν  αϋτώ  γάρ  πολλά  τοιαύτα  ώς  έν  παραβύστω  [μυστηριωδώς]  έκ 
προσώπου  του  Σωτήρος  αναφέρεται,  ώς  αυτοΰ  δηλούντος  τοις  μαθηταΐς 
τόν  αϋτόν  είναι  Πατέρα,  τον  αυτόν  είναι  ΥΊόν,τον  αυτόν  είναι  "Αγιον 
Πνεΰμα  (Εριρη.,  Haeres.  62,2:  PG  41.1052D). 

7.  No  consta,  según  esto,  que  los  naassenos  tuvieran  evangelio  propio, 
sino  que  se  servían  del  de  los  egipcios. 


b2 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


4.    EVANGELIO    O   TRADICIONES  DE  MATIAS 

Orígenes  (Hom.  I  in  Le.)  enumera  este  evangelio  entre  los 
que  fueron  escritos  sin  que  sus  autores  estuvieran  dotados  del 
carisma  de  la  inspiración.  Parece  ser  que  San  Ambrosio  y  San 
Jerónimo  repiten  el  mismo  testimonio  del  maestro  en  sus  co- 
mentarios a  Le.  i,i.  Eusebio,  por  su  parte,  dice  que  es  una  obri- 
11a  de  mala  muerte  infestada  de  herejía  (Hist.  Eccl.  III  25,6-7). 
Es  además  citado  por  el  Decretum  Celasianum  y  por  la  lista  de  los 
Sesenta  libros. 

La  generalidad  de  los  críticos — entre  ellos  Zahn,  Bardenhe- 
wer,  James,  Bonaccorsi — lo  creen  idéntico  a  las  Tradiciones  de 
Matías  citadas  por  Clemente  Alejandrino  (1,2,3).  Aunque  estas 
alusiones  no  atribuyan  claramente  a  las  Tradiciones  carácter 
evangélico,  el  relato  del  jefe  de  los  publícanos  (4),  paralelo  a 
Le.  19,1-10  y  considerado  por  Zahn  como  perteneciente  a  la 
obra  en  cuestión,  da  motivos  para  pensar  que  también  en  ella 
se  contenía  materia  propia  de  los  evangelios.  Lo  mismo  se  pue- 
de decir  con  relación  a  los  Discursos  secretos  (λόγοι  κρύφιοι)  de  los 
basilidianos  quienes,  según  Clemente  Alejandrino  (5)  e  Hipólito 
(6),  querían  amparar  su  doctrina  con  el  nombre  de  Matías, 
como  si  el  Señor  se  la  hubiera  revelado  a  él  secretamente. 

La  composición  de  esta  obra  debió  tener  lugar  a  principios 
del  siglo  II  en  Egipto  y  dentro  de  los  círculos  gnósticos. 

Cf.  J.  A.  Fabricius,  Cod.  Apocr.  Ν.  Τ.  I  (2i7ig)  p.341 ;  A.  Hilgen- 
feld,  Ν.  T.  extra  Can.  recept.  fase.  4  (2i884)  p.4Qss. ;  Th.  Zahn,  Geschi- 
chte  des  neut.  Kanons  II  2  (1890)  p. 751-761;  A.  Harnack,  Geschichte  der 
altchr.  Lit.I  17SS.;  II  1  p. 595-598  (1893-1904);  Id., Die  Chronologiederaltchr. 
Lit.  bis  Eusebias.  I  p.595  (1897);  E.  Hennecke,  Handbuch  zu  den  neut.  Apokr. 
(Tübingen  1904)  P.90SS.238SS. ;  HenneckeNA  (21924)  P.140SS.;  E.  Klos- 
termann  en  H.  Lietzmann:  KleinT  8  (1929)  p.  16-18;  BonaccorsiVA  I 
(1948)  p.XVI-XVII,  28-31;  JamesNT  (repr.  1953)  12-13;  BardenhewerGAL 
I  (2igi3)  P-529-530. 

RECONSTRUCCION  DEL  TEXTO 
Clemente  Alejandrino  (t  ant.215) : 

1.  Mas  el  principio  de  esta  [verdad]  es  el  admirarse  de 
las  cosas,  como  dice  Platón  en  el  Theeteto  y  Matías  en  (sus) 


1.  Ταύτης  [της  αληθείας]  δέ  αρχή  τό  θαυμάσαι  τά  πράγματα,  ώς 
Πλάτων  έν  Θεαιτήτω  λέγει  και  Ματθίας  εν  ταΐς  Παραδόσεσι  παραινών 


EVANGELIO  DE  MATÍAS 


63 


Tradiciones  al  exhortar :  Admira  lo  presente,  poniendo  éste  como 
primer  grado  del  conocimiento  del  más  allá. 

2.  Dicen  [los  gnósticos]  que  también  Matías  enseñó  de 
esta  manera:  Luchar  contra  la  carne  y  tratarla  con  desdén,  no 
concediéndole  placer  alguno  desenfrenado,  (equivale  a)  crecer  el 
alma  por  la  fe  y  el  conocimiento. 

3.  Y  dicen  que  el  apóstol  Matías  decía  continuamente  en 
las  Tradiciones  que,  si  peca  el  vecino  de  un  elegido,  pecó  también 
el  elegido.  Pues,  si  éste  se  hubiera  comportado  como  el  Verbo  acon- 
seja, se  hubiera  avergonzado  también  el  vecino  de  su  propia  vida, 
de  manera  que  no  hubiera  pecado. 

4.  Cuentan,  pues,  que  el  jefe  de  los  publícanos,  Zaqueo 
(algunos  dicen  Matías),  al  oír  la  voz  del  Señor,  que  tuvo  a  bien 
quedarse  en  su  casa,  dijo:  Señor,  he  aquí  que  doy  en  limosna  la 
mitad  de  mis  bienes,  y  si  en  algo  he  defraudado  a  alguno,  le  de- 
vuelvo el  cuádruplo.  Por  lo  que  dijo  el  Señor  a  su  vez:  Al  venir 
hoy  el  hijo  del  hombre,  ha  encontrado  lo  que  estaba  perdido 
(cf.  Le.  19,1-10). 

5.  Entre  las  herejías,  hay  algunas  que  se  denominan  según 
el  nombre  [del  fundador],  tales  como  la  de  Valentín,  Marción 


«Θαύμασον  τά  παρόντα»,  βαθμόν  τοΰτον  πρώτον  της  έπέκεινα  γνώσεως 
υποτιθέμενος  (Clemens  Alex.,  Strom.  II  9:  PG  8,98 ΙΑ). 

2.  Λέγουσι  [oí  Γνωστικοί]  και  τόν  Ματθίαν  ούτως  διδάξαι·  «Σαρκί 
μέν  μάχεσθαι  και  παραχρήσθαι,  μηθέν  αύτη  προς  ήδονήν  άκόλαστον  έν- 
διδόντα,  ψυχήν  δέ  αϋξειν  δια  πίστεως  και  γνώσεως»  (Id.,  Strom.  III  4: 
PG  8.1132Β). 

3.  Λέγουσι  δέ  έν  ταΐς  Γίαραδόσεσι  Ματθίαν  τόν  άπόστολον  παρ* 
έκαστα  είρηκέναι,  ότι  «εάν  εκλεκτού  γείτων  άμαρτήση,  ήμαρτεν  ό  εκλε- 
κτός- εΐ  γάρ  ούτως  εαυτόν  ήγεν,  ώς  ό  Λόγος  υπαγορεύει,  κατηδέσθη  [άν] 
αΰτοΰ  τόν  βίον  καί  ό  γείτων  είς  τό  μή  άμαρτάνειν»  (Id.,  Strom.  VII  13: 
PG  9.513Β). 

4.  Ζακχαΐον  τοίνυν  (oí  δέ  Ματθίαν  φασίν)  άρχιτελώνην  άκηκοό- 
τα  τοΰ  Κυρίου  καταξιώσαντος  πρός  αύτόν  γενέσθαι  «Ιδού  τά  ήμίση 
των  υπαρχόντων  μου  δίδωμι  έλεημοσύνην»,  φάναι,  «Κύριε,  καί  ε'ί  τινός 
τι  έσυκοφάντησα,  τετραπλοΰν  άποδίδωμι».  Έφ'οΟ  καί  ό  Σωτήρ  είπεν 
«Ό  υιός  τοΰ  ανθρώπου  έλθών  σήμερον,  τό  άπολωλός  εύρεν»  (Id., 
Strom.  IV  6). 

5.  Των  δέ  αιρέσεων  αί  μέν  άπό  ονόματος  προσαγορεύονται,  ώς  ή 
άπό  Οϋαλεντίνου  καί  Μαρκίωνος  καί  Βασιλείδου,  καν  την  ΜατΘίου  αύ- 

2.  En  la  Hist.  Eccl.  de  Eusebio  (III  29,4)  se  encuentra  Tholmai  en  lu- 
gar de  Matías.  Asimismo  puede  leerse  μηδέν  en  lugar  de  μηθέν. 

4.  Zahn  cree  ser  razón  suficiente  para  pensar  que  el  presente  relato 
forma  parte  de  las  Tradiciones  de  Matías  encontrar  en  él  el  nombre  de  este 
apóstol. 


64 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


y  Basílides,  aunque  se  pavoneen  de  apropiarse  la  gloria  (de 
ser)  de  Matías ;  pues,  así  como  es  idéntica  la  doctrina  de  todos 
los  apóstoles,  así  lo  es  también  la  tradición. 

Hipólito  de  Roma  (t  235): 

6.  Basílides,  pues,  e  Isidoro,  su  hijo  legítimo  y  discípulo, 
dicen  que  Matías  les  dirigió  unos  discursos  secretos  que  él  es- 
cuchó de  labios  del  Salvador,  de  quien  fué  adoctrinado  privada- 
mente. Veamos,  pues,  cómo  lo  mismo  Basílides  que  Isidoro  y 
todo  su  cortejo  mienten  a  ojos  vistas  no  sólo  contra  Matías, 
sino  contra  el  Salvador  mismo. 


5.   EVANGELIO  DE  TOMAS 

Las  citas  que  de  él  poseemos  delatan  su  carácter  gnóstico, 
a  pesar  de  que  Orígenes  lo  catalogue  simplemente  entre  los 
evangelios  que  han  sido  escritos  sin  previa  inspiración  (Hom.  I 
in  Le.  i).  Hipólito  de  Roma  dice  que  era  usado  por  los  naasse- 
nos,  secta  gnóstica  del  siglo  II  (i).  San  Ireneo  aduce  cierta  his- 
toria sacada  de  un  libro  usado  por  los  marcosianos  (3),  la  cual 
está  contenida  en  el  capítulo  6  del  Evangelio  de  la  Infancia  escrito 
por  Tomás.  No  es  del  todo  seguro  que  el  tal  libro  de  los  marco- 
sianos fuera  precisamente  nuestro  Evangelio  de  Tomás,  ya  que 
son  muchos  los  evangelios  apócrifos  que  la  contienen.  Eusebio 
(Hist.  Eccl.  III  25,6)  lo  designa  como  un  escrito  herético.  San 
Cirilo  de  Jerusalén  dice  que  estaba  en  uso  entre  los  mani- 
queos  (2),  si  bien  es  seguro  que  existía  ya  con  anterioridad  a 
esta  secta.  Entre  estos  escritos  maniqueos  lo  catalogan  también 
Timoteo  Presbítero  y  el  Decretum  Gelasianum.  La  Synopsis  del 
Ps.  Atanasio  no  hace  más  que  mencionarlo  entre  los  άνιλεγόμενατ 


χώσι  ττροσάγεσθσι  δόξαν  μία  γαρ  ή  πάντων  γέγονε  τών  αποστόλων 
ώσττερ  διδασκαλία,  ούτως  δέ  και  ή  παράδοσις  (Id.,  Strom.  VII  17:  PG  9, 
552C). 

6.  Βασιλείδης  τοίνυν  και  Ισίδωρος  ό  Βασιλείδου  παϊς  γνήσιος  καϊ 
μαθητής,  φασίν  είρηκέναι  Ματθίαν  αϋτοΐς  λόγους  απόκρυφους,  οϋς 
ήκουσε  παρά  τοΰ  Σωτήρος  κατ'  ιδίαν  διδαχθείς.  Ίδωμεν  οΟν  πώς  κατα- 
φανώς Βασιλείδης  όμοΰ  καϊ  Ισίδωρος  και  πάς  ό  τούτων  χορός  οΰχ 
απλώς  καταψεύδεται  μόνου  Ματθίου,  αλλά  γάρ  καϊ  τοΰ  Σωτήρος  αϋτοΰ 
(Hipol.  Rom.,  Philosoph.  7,20:  PG  16.3302B,  identif.  con  Adv. 
haeres.  de  Orígenes). 


«a*  ικκοατναΕ  tomas 


y.  la  Stichometria  de  Nicéforo  le  asigna  1.300  líneas.  No  es  del  todo 
seguro  que  lo  conociera  San  Justino,  a  juzgar  por  la  cita  de  su 
JDwiog.  88.   .       ,  . 

El  testimonio  de  San  Ireneo  (3),  a  pesar  de  su  vaguedad,  da 
pie  para  pensar  que  este  evangelio  gnóstico  o  mamqueo  a. que  aquí 
nos  referimos  es  la  fuente  de  la  narración  de  la  Infancia  escrita 
por  Tomás.  Esta,  en  frase  de  James,  viene  a  ser  como  el  esque- 
leto de  aquél,  expurgando  sus  tendencias  heréticas  y  conser- 
vando la  parte  narrativa. 

Entre  los  manuscritos  gnósticos  encontrados  en  Nag-Ham- 
madi  el  año  1945,  y  que  actualmente  se  encuentran  en  poder  del 
Irts'ititto  Jutig  de  Zürich,  aparece  un  volumen  titulado  Evangelio 
de  Tomas  (cf.  H.-Ch.  Puech,  Les  nouTeáiex  écrits  gnostiqites  décoii- 
verts  eti  ilaute-Egypte.  Premier  inventaire  et  essai  de  dassification: 
«Coptic  Studies  in  Honor  of  Walter  Evving  Crum»  [Boston 
1*950]  p.104  (n.n)  y  105  (n.16).  Aunque  no  ha  sido  aún  dado  a 
conocer  el  contenido  del  escrito  en  cuestión,  podemos  atener- 
nos a  las  declaraciones  que  el  citado  investigador,  H.-Ch  Puech, 
ha  hecho  al  profesor  italiano  Cario  Cecchelli,  y  que  están  con- 
tenidas en  la  obra  de  éste  Mater  Chrisii  III  (Roma  1954)  p.356-357. 

Según  ellas,  este  escrito  no  puede  identificarse  con  el  Evan- 
gflip  de  Tomás  citado  por  San  Ircneb  (3),  ni  mucho  menos  con  el 
Ρ  acto  Tomás  de  la  Infancia,  ya  que  «il  ne  renferme  aucune  par- 
tie  narrative,  aucun  récit,  et  rien  n'y  concerne  un  épisode  quel- 
conque  de  l'enfance  ou  de  la  vie  de  Jésus.  C'est,  en  fait,  un  tres 
irhportant  recueil  de  Logia  mis  au  bout,  et  précédés  d'un  bref 
préambule»  (l.c). 

Cf.  J.  Λ.  Fadricius,  Cod.  Apocr.  Ν.  Τ.  I  ·( 2 1 7 1 9)  p.379;  Th.  Zahk, 
Geschichte  des  neut.  Kanons.  I  p. 746-748;  II  p. 768-775;  A.  Harnack,  Die 
Chronologie  I  p. 593-595;  HenneckeNA  (21924)  p.90;  BardenhewerGAL  I 
(-1913)  p.530-532;  E.  Klostermank,  en  H.  Lietzmann:  KleinT  8  (1929) 
p. 14-16;  E.  Pri:lschen,  Antilegomena  (^1905)  p.21;  JamesNT  (repr.  1953) 
ρ.14-16.  ·;  >»    ■  '·  ·'*» 

RECONSTRUCCION  DEL  TEXTO 
Hipólito  de  Roma  (t  235): 

1.  Y  dicen  [los  naassenos}  que  confirman  sus  teorías  rela- 
tivas a  la  naturaleza  dichosa  (oculta  y  a  la  vez  manifiesta)  de 


1.  Oú  μόνον  5'  αύτών  έτπμαρτυρεΐν  φασι  [Ναασσηνοί]  τώ  λόγω  τά 
Άσσυρίων  μυστήρια,  αλλά  και  Φρυγών  περί  τήν  των  γεγονότων  και 

ι  Bien  puede  ser;¿¡ue!  el  deseo' de  dar  a  conocer,  tia,  wfancia  de  Jesús 
y  Las  maravillas  por  El  realizadas?  expresado  en  ai  Ps.  Tomás  (c.l),  sea  un 
eco  de  k<  preferencia  que  .muestra  -por  la  infancia  el  :texto- gnóstico.  Es  de 


3 


66 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


los  que  fueron,  de  los  que  son  y  de  los  que  serán,  no  sólo  los 
misterios  de  los  asirios,  sino  también  los  de  los  frigios.  Esta 
naturaleza  dice  [n  ser  ]  el  reino  de  los  cielos  que  se  busca  dentro 
del  hombre,  de  la  cual  hablan  expresamente  en  el  evangelio  que 
lleva  por  título  según  Tomás,  con  estas  palabras:  Quien  me  busca, 
me  encontrará  entre  los  niños  a  partir  de  los  siete  años;  pites  allí 
me  manifiesto  oculto  en  el  decimocuarto  eón. 

S.  Cirilo  de  Jerusalén  (t  386)  : 

2.  Mas  los  evangelios  del  Nuevo  Testamento  son  sola- 
mente cuatro;  los  demás  son  apócrifos  y  perniciosos.  También 
los  maniqueos  escribieron  un  evangelio  según  Tomás,  que,  colo- 
reado con  el  aroma  de  la  denominación  evangélica,  corrompe 
las  almas  de  los  más  sencillos. 

Nadie  lea  el  evangelio  según  Tomás,  pues  no  es  de  uno  de 
los  doce  apóstoles,  sino  de  uno  de  los  tres  pérfidos  discípulos 
de  Manes. 

S.  ir  éneo   (t  202)  : 

3.  Añaden  también  a  esto  [los  marcosianos  ]  aquella  falsa 
invención  de  que  ...  habiéndole  dicho  el  maestro  [a  Jesús], 


γινομένων  και  έσομένων  ετι  μακαρίαν  κρυβομένην  όμοΟ  κα'ι  φανερουμέ- 
νην  φύσιν,  ήνπερ,  φησί,  την  εντός  άνθρωπου  βασιλείαν  ουρανών  ζητου- 
μένην,  περί  ής  διαρρήδην  έν  τω  «κατά  Θωμάν»  έπιγραφομένω  εύαγγελίω 
παραδιδόασι  λέγοντες  ούτως·  «Έμέ  ό  ζητών  εΰρήσει  έν  παιδίοις  άπό 
ετών  επτά·  έκεΐ  γάρ  έν  τώ  τεσσαρεσκαιδεκάτω  αίώνι  κρυβόμενος  φανε- 
ροϋμαι»  (Hipol.  Rom.,  Philosoph.  V  7:  PG'ió  [III]  3131C-3134A) 

2.  Της  δε  Καινής  Διαθήκης,  τά  τέσσαρα  μόνα  ευαγγέλια·  τά  δέ  λοι- 
πά ψευδεπίγραφα  και  βλαβερά  τυγχάνει.  "Εγραψαν  κα'ι  Μανιχαΐοι  και 
«[κατά]  θωμάν  εύαγγέλιον»,  όπερ  εύωδία  της  ευαγγελικής  έπωνυμίας 
έπικεχρωσμένον,  διαφθείρει  τάς  ψυχάς  τών  άπλουστέρων  (Cyrill. 
Hieros.,  Catech.  4,36:  PG  33,500B). 

Μηδείς  άναγινωσκέτω  τό  «κατά  Θωμάν  εύαγγέλιον»·  ού  γάρ  εστίν 
ενός  τών  δώδεκα  Αποστόλων,  άλλ'  ενός  τών  κακών  τριών  του  Μάνη 
μαθητών  (Id.,  Catech.  6,31:  PG  33.593Λ). 

3.  Προσπαραλαμβάνουσι  δέ  εις  τούτο  κάκεΐνο  τό  ραδιούργημα,  ώς 
του...  διδασκάλου  αύτώ  [Ιησού]  φήσαντος,  καθώς  εθος  έστίν,  «είπε 


notar  a  este  respecto  que  en  siete  años  ñja  el  Evangelio  árabe  de  la  Infancia 
(c. XXXVI, 1)  la  edad  de  Jesús  cuando  éste  animó  las  figuras  de  barro. 

3.  Cf.  Ps.  Tomás  (c. VI, 3-4).  Las  analogías  entre  ambos  textos  son  extra- 
ordinarias, si  bien  la  nota  gnóstica  está  más  acentuada  en  el  de  Ireneo. 


EVANGELIO  DE  FELIPE 


67 


como  es  costumbre,  di  alfa,  El  respondió:  alfa.  Y  que  ha- 
biéndole mandado  de  nuevo  el  maestro  decir  la  beta,  respondió 
el  Señor:  Dime  tú  primero  qué  es  el  alfa  y  entonces  te  diré  qué 
es  la  beta.  Y  esto  lo  explican  en  el  sentido  de  que  El  era  el  úni- 
co que  conocía  lo  desconocido,  cosa  que  dió  a  entender  con  el 
símbolo  del  alfa. 

6.   EVANGELIO  DE  FELIPE 

Probablemente  tuvo  la  misma  procedencia  y  semejante 
contenido  que  el  Evangelio  de  Matías.  Por  lo  menos  consta  que 
en  el  siglo  IV  estaba  en  uso  entre  los  gnósticos  de  Egipto.  Su 
data,  sin  embargo,  debe  fijarse  en  los  últimos  decenios  del 
siglo  II.  La  Pistis  Sophia,  procedente  de  círculos  gnóstico-ofitas, 
parece  aludir  ya  a  él  en  el  siglo  III,  al  dar  a  Felipe  el  encargo  de 
consignar  por  escrito  todos  los  secretos  que  el  Señor  comunicó 
a  los  discípulos  después  de  su  resurrección.  El  presbítero  Ti- 
moteo de  Constantinopla,  en  su  obra  De  recept.  Haeret.  (86,21), 
escrita  hacia  el  año  600,  le  hace  figurar  entre  las  escrituras  ma- 
niqueas.  Lo  mismo  hace  Teodoro  de  Raithu  en  su  obra  De 
sectis  (3,2),  compuesta  con  anterioridad  al  año  630  y  falsamente 
atribuida  a  Leoncio  de  Bizancio,  entre  cuya  producción  lite- 
raria figura  aún  en  PG  (86,1,1193-1268). 

San  Epifanio  (Haeres.  26,13)  nos  ha  conservado  un  frag- 
mento de  dicho  evangelio. 

Recientemente  ha  sido  encontrada  la  versión  copta  entre 
los  manuscritos  de  Nag-Hammadi  (Alto  Egipto).  Cf.  J.  Do- 
resse,  Nouveaux  textes  gnostiques  coptes:  VigChr  3  (1949)  ρ.134· 
Cuando  se  publique  el  texto,  será  posible  precisar  más  el  ca- 
rácter, contenido  y  relaciones  de  este  apócrifo  con  otras  obras 
similares. 

Cf.  J.  A.  Fabricius,  Cod.  Apocr.  Ν.  Τ.  I  (2i7ig)  p.376;  Th.  Zahn, 
Geschichte  des  neut.  Kanons.  II  2  (1890)  p. 761-798;  A.  Harnack,  Geschichte 
der  altchr.  Lit.  bis  Eusebius  (1893-1904)  I  14SS.;  II  i,S92ss.;  L.  Schmidt, 
Kopt.-gnostische  Sc'riften  I  (1905)  p. 19. 443*. 47;  BardenhewerGAL  I  (2i9i3) 
p.530;  HenneckeNA  (21924)  p.69;  E.  Klostermann,  en  H.  Lietzmann: 
KleinT  8  (1929)  P.18;  E.  Eisentrattt:  LexThKi  3  (1931)  col. 882;  Bonac- 
corsiVAI  (1948)  p.XVII,3o;  E.  Peterson,  Filippo  (II  V angelo  di...):  EnCat  V 
(1950)  col.1311;  JamesNT  (repr.1953)  p.12. 


άλφα»,  άποκρίνασθαι  τό  άλφα.  Πάλιν  δέ  τό  βήτα  τοΰ  διδασκάλου  κελεύ- 
σαντοξ  ειπείν,  άποκρίνασθαι  τόν  Κύριον  «Σοί  μοι  πρότερον  ε!πέ  τί  έστι 
τό  άλφα,  κα'ι  τότε  σοι  έρώ  τί  έστι  τό  βήτα».  Καΐ  τοΟτο  εξηγούνται  ώς 
αϋτοΟ  μόνου  τό  άγνωστον  επισταμένου,  δ  έφανέρωσεν  έν  τώ  τύπω  του 
άλφα  (Iren.,  Ad.  haeres.  I  22,1:  PG  7  [I],653A). 


β8 


εν vn<;h.1"s  ajh'icrifos  tfiKiaDOS 


Testimonio  de  S.  Epifanio: 

Presentan  [los  gnósticos]  un. evangelio  compuesta  a  nom- 
bre de  Felipe,  el  santo  discípulo,  que  dice  así:  Me  reveló  el 
Señor  qué  es  lo  que  debe  decir  el  alma  al  subir  al  cielo  y  cómo 
debe  responder  a  cada  una  de  las  potencias  celestiales.  Es,  a-saber.: 
Me  he  conocido  a  mí  misma,  dice,  ν  me  he  recogido  de  todas  partes 
y  no  he  procreado  hijos  al  Arconte,  sino  que  he  desarraigado  sus 
raíces  y  he  juntado  los  miembros  -desparramados  y  sé  quién  eres 
tú.  Pues  yo,  dice,,  soy  de  aquellos  qu¡e  viven  en  las  alturas.  Y  así, 
dice,  es  absuelta.  Pero  si  se  descubre,  dice,  haber  procreado  algún 
hijo,  es  retenida  abajo  hasta  tanto  que  pueda  asu,mir  y  atraer  hacia 
sí  a  sus  propios  hijos. 


7.    EVANGELIO  DE  PEDRO 

Presentamos  aquí  los  testimonios  de  la  antigüedad,  dejando 
para  el  ciclo  apócrifo  de  la  Pasión  el  estudio  del  texto  que 
poseemos. 

Hasta  el  año  1886-87  no  se  conocía  este  evangelio  sino  por 
testimonios  dispersos,  no  siempre  coherentes  entre  sí  e  inter- 
pretados a  veces  arbitrariamente  según  las  teorías  prefijadas  de 
los  críticos.  Los  historiadores  le  tenían  en  general  por  un  es- 
crito francamente  herético.  La  escuela  de  Tübingcn,  de  acuer- 
do con  su  clasificación  de  los  escritos  neotestamentarios  en  pe- 
innos  (o  de  los  Doce),  paulinos  (oposición)  y  conciliadores,  coloca 


Προσφέρουσι  δέ  [oi  Γνωστικοί]1  εις  όνομα  Φιλίππου  του  άγιου  μαθη- 
τού εύαγγέλιον  πεπλασμένον,  ó  τι  φησίν 

«Άττεκάλυψέ  μοι  ό  Κύριος,  τι  τήν  ψυΧΠν  δει  λέγειν  εν  τω  άνιέναι 
εις  τον  ούρανόν,  και  πώς  εκάστη  τών  άνω  δυνάμεων  άρττοκρίνασθαι·  ότι 
Έπέγνων  έμαυτήν,  φησί;  και  συνέλεξα  έμαυτήν  έκ  πανταχόθεν  και  ούκ 
έσπειρα  τέκνα  τω  άρχοντι,  άλλά  έξερρίζωσα  τάς  ρίζας  αυτού  κα'ι  συνέ- 
λεξα τά  μέλη  τά  διεσκορπισμένα,  και  οίδά  σε  τίς  εΐ.  Έγώ  γάρ,  φησί,  τών 
άνωθέν  ειμί.  Και  ούτως»,  φησίν,  «άπολύεται.  Έάν  δέ  εύρεθή»,  φησί, 
«γεννήσασα  υΐόν,  κατέχεται  κάτω,  έως  άν  τά  ί'δια  τέκνα  δυνηθή  άναλα- 
βεΐν  καϊ  άνατρέψαι  εις  αύτήν»  (Εριρη.,  Haeres.  26,13:  PG  41.352D- 
353Α). 

Β  Los  gnósticos  a  que  se  refiere  San  Epifanio  vivían  en  Ecjiplo  do- 
rante el  siglo  IV.  La  doctrina  que  aquí  se  expone  era  capital  entre  la-s 
especulaciones  gnósticas.  Se  concibe  al  alma  integrada  por -partículas  de  la 
divinidad  dispersas  en  el  mundo  de  la  materia,  pero  ..destinadas,  a  8©  sus- 
traídas de  ella  y  elevadas  a  un  mundo  superior. 


KWM.IXIO  J)K  PEDRO 


09 


a  nuestro  apócrifo  en  el  primer  grupo,  haciendo  de  él  una  obra 
judaizante,  anterior  a  los  evangelios  canónicos. 

Un  enjuiciamiento  sereno  de  los  testimonios  alegados  no 
parece  dar  la  razón  a  tales  conclusiones. 

El  documento  más  antiguo  es  la  carta  de  Scrapión,  obispo 
de  Antioquía  (190-21 1),  a  la  iglesia  de  Rhossos  (Cilicia)  (1).  El 
tenor  del  testimonio  parece  demostrar  que  el  Evangelio  de  Pedro 
era  considerado  como  extracanónico  a  fines  del  siglo  II,  que 
su  uso  estaba  circunscrito  a  los  docetas  de  Rhossos,  y  que  su 
contenido  no  era  formalmente  herético,  a  pesar  de  que  ciertos 
rasgos  se  prestaran  a  una  interpretación  heterodoxa. 

El  testimonio  de  Orígenes  es  vago  e  impreciso  (2).  No  obs- 
tante, deja  entrever  que  no  lo  considera  como  herético,  sin 
que  por  eso  lo  incluya  dentro  del  canon. 

Posteriormente  Eusebio  se  pronuncia  abiertamente  contra 
él.  No  es  sólo  extracanónico  (3),  sino  también  absurdo  e  im- 
pío (4).  De  este  testimonio  tardío,  que  hay  que  admitir  no  sin 
reservas,  se  hacen  eco  escritores  de  Occidente,  como  San  Je- 
rónimo: «(Serapion  composuit)  alium  de  evangelio,  quod  sub 
nomine  Petri  fertur,  librum  ad  Rhosensem  Ciliciae  Ecclesiam, 
quac  in  haeresim  eius  lectione  diverterat»  ( De  viris  ill.  41:  PL  23, 
691  A).  Asimismo  el  Decret.  Celas.:  «Evangelium  nomine  Petri 
apostoli  apocryphum»  (n.9). 

Teodoreto  Cirense,  durante  el  siglo  V,  pretende  que  nues- 
tro apócrifo  estaba  en  uso  entre  los  nazarenos  (5).  Hay  que  des- 
confiar un  tanto  del  valor  de  esta  afirmación,  que  contradice 
a  las  noticias  que  otros  escritores  y  aun  él  mismo  alegan  sobre 
el  particular  (cf.  Evangelio  de  los  Hebreos  n.7  8  14  35). 

Cf.J.  A.  Fabricius,  Codex  apocr.  Ν.  T.  I(2i7iq)  P374-376;  Grabe,  Spici- 
lcpntm  SS.  Patrum  et  Haereticorum  saecuü  l,  II,  III  (Oxoniae  -171 4)  p.ssss:; 
A.  Hilgenfeld,  Ν.  T.  extra  canenem  receplum  fase.  4  (21884)  p. 39-41;  Bar- 
denhewcrGAL  I  (  2iqi3)  p.524;  L.  Vaganay,  L'Evangile  de' Pierre  (París,  Ga- 
balda,  1930)  p.1-12;  JamesNT  (repr.1953)  p. 13-14. 

RECONSTRUCCION  DEL  TEXTO 
Serapión  (Ob.  de  Antioquía  190-211): 

1.  «Nosotros,  en  efecto,  hermanos,  recibimos  tanto  a  Pedro 
como  a  los  demás  apóstoles  cual  si  se  tratara  de  Cristo  mismo, 
pero  rechazamos  con  conocimiento  de  causa  las  obras  falsifi- 


I.  Ήμεϊςγάρ,  αδελφοί,  Και  Πέτρου  και  τους  άλλους  αποστόλους 
άποδίχόμβ${χ;:«5  Χρκττρν,  τά-δέ  ένο^αττι;  αυτών,  ψευδεπίγραφα  ώς  εμπει- 
ρβχ.·πθραιτουμΕνα,  ·γι,\««ΝΚον.τες,  ότι,  τα  tokiQtq;  ρϋ,παρίλαβο.μεν.  Έγ.ορ 


70 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


cadas  con  sus  nombres,  sabiendo  que  semejantes  escritos  no 
los  hemos  recibido  por  tradición.  Yo,  cuando  me  encontra- 
ba en  medio  de  vosotros,  suponía  que  todos  estabais  adheri- 
dos a  la  verdadera  fe,  y  por  no  hojear  el  evangelio  atribuido  a 
Pedro,  que  ellos  me  presentaban,  dije  que,  si  era  aquello  lo 
único  que  les  acongojaba,  podían  leerlo.  Mas  ahora,  al  ente- 
rarme de  que  su  verdadero  sentir  estaba  enmarañado  en  cierta 
herejía,  a  juzgar  por  lo  que  se  me  ha  dicho,  me  apresuraré  a 
personarme  de  nuevo  entre  vosotros.  Así,  pues,  hermanos, 
esperadme  en  breve.  Por  nuestra  parte,  hermanos,  después  de 
darnos  perfecta  cuenta  de  la  herejía  a  que  estaba  adherido  Mar- 
ciano, quien  llegaba  a  contradecirse  a  sí  mismo,  no  entendiendo 
lo  que  decía  (cosa  que  podréis  saber  por  mi  carta),  nos  ha  sido, 
pues,  posible  por  medio  de  los  que  manejaron  este  mismo 
evangelio;  es  decir,  por  los  sucesores  de  los  que  le  entroniza- 
ron (a  los  que  llamamos  docetas,  pues  la  mayor  parte  de  sus 
doctrinas  están  impregnadas  en  las  enseñanzas  de  estos  herejes), 
hemos  podido,  digo,  por  medio  de  éstos  manejar  el  libro  en 
cuestión,  hojearlo  y  comprobar  que  la  mayor  parte  del  conteni- 
do está  conforme  con  la  recta  doctrina  del  Salvador,  si  bien  se 
encuentran  algunas  recomendaciones  nuevas  que  hemos  someti- 
do a  vuestra  consideración».  Y  esto  es  lo  que  escribía  Serapión. 

Orígenes  (t  253-254): 

2.  Algunos,  haciendo  caso  a  la  tradición  contenida  en  el 
evangelio  titulado  según  Pedro  o  en  el  libro  de  Santiago,  dicen 


γαρ  γενόμενος  παρ'ύμΐν,  ύπενόουν  τους  πάντας  ορθή  πίστει  προσφέρεσ- 
βαι,  και  μή  διελθών  τό  ύπ'αϋτών  προφερόμενον  «ονόματι  Πέτρου»  εύσγ- 
γέλιον,  είττον  ότι  εί  τοΟτό  εστίν  μόνον  τό  δοκοΰν  ύμίν  παρέχειν  μικροψυ. 
χίαν,  άναγινωσκέσθω,  νυν  δέ  μαθών  ότι  αίρέσει  τιν'ι  ó  voOs  αύτών  Ιφώ. 
λευεν,  έκ  των  λεχθέντων  μοι,  σπουδάσω  πάλιν  γενέσθαι  προς  Ομάς, 
ώστε,  αδελφοί,  προσδοκάτέ  με  εν  τάχει  ...  Ήμεΐς  δέ,  αδελφοί,  καταλαβό- 
μενοι  οποίας  ήν  αίρέσεως  ό  Μαρκιανός,  [os]  καΐ  έαυτώ  έναντιοΰτο,  μή 
νοών  ά  έλάλει,  ά  μαθήσεσθε  έξ  ών  ϋμΐν  έγράφη,  έδυνήθημεν  γαρ  παρ'άλ- 
λων  τών  άσκησάντων  αύτό  τοΰτο  τό  εύαγγέλιον,  τοΰτ'έστΊν  παρά  τών 
διαδόχων  τών  καταρξαμένων  αύτοΰ,  (ους  Δοκητάς  καλοΰμεν,  τά  γάρ 
■πλείονα  φρονήματα  εκείνων  εστί  της  διδασκαλίας)  χρησάμενοι  παρ'αύ- 
τών  διελθεΐν  κα'ι  εύρεΐν  τά  μέν  πλείονα  του  όρθοΟ  λόγου  του  Σοτήρος, 
τινά  δέ  προσδιεσταλμένα,  ά  και  ύπετάξαμεν  ΰμΐν.  Καΐ  ταύτα  μέν  τά 
Σεραπίωνος»  (Euseb.,  Hist.  Eccl  VI  12,2-6:  PG  20.545A-B). 

2.  Τους  δέ  αδελφού;  Ίησοϋ  φασί  τίνες  είναι,  έκ  παραδόσεως  όρμώ- 
μενοι  τοΰ  έπιγεγραμμένου  «κατά  ΓΤέτρον»  ευαγγελίου  ή  της  βίβλοι» 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


71 


que  los  hermanos  de  Jesús  son  hijos  de  José,  habidos  de  una 
primera  mujer  que  convivió  con  éste  antes  que  María. 

Eusebia  de  Cesárea  (t  339): 

3.  Y  por  lo  que  se  refiere  a  los  llamados  Hechos  suyos 
[de  Pedro],  al  Evangelio  que  lleva  su  nombre  y  a  lo  que  llaman 
su  Predicación  y  su  Apocalipsis,  sabemos  que  no  han  sido  en 
manera  alguna  incluidos  por  la  tradición  entre  los  católicos 
[libros  canónicos],  pues  ningún  escritor  eclesiástico  antiguo  o 
contemporáneo  se  sirvió  de  testimonios  procedentes  de  tales 
obras. 

4.  Por  otra  parte,  el  estilo  desdice  de  las  maneras  apostó- 
licas; además,  las  sentencias  y  principios  del  contenido,  en  to- 
tal desacuerdo  con  la  verdadera  ortodoxia,  demuestran  clara- 
mente que  se  trata,  en  efecto,  de  teorías  inventadas  por  here- 
jes. Por  lo  que  tales  obras  no  deben  ser  catalogadas  siquiera 
entre  las  apócrifas,  sino  rechazadas  por  absurdas  e  irreverentes. 

Teodoreto  Cirense  (t  h.  460): 

5.  Los  nazarenos  son  judíos  que  veneran  a  Cristo  como 
hombre  justo  y  que  se  sirven  del  evangelio  llamado  según  Pedro. 


Ιακώβου,  υΙους  Ιωσήφ  έκ  προτέρας  γυναικός  συνωκηκυίας  αύτώ  προ 
της  Mapías  (Orig.,  Comm.  in  Mt.  10,17:  PG  13,876C-877A). 

3.  Tó  γε  μην  τών  έπικεκλη μένων  αύτοϋ  Πράξεων  και  τό  «κατ'αΰτόν 
ώνομασμένον  EúcryyéAtov»  τό  τε  λεγόμενον  αύτοϋ  Κήρυγμα  και  τήν  κα- 
λουμένην  Άττοκάλυψιν  ούδ'όλως  έν  καθολικοΐς  ϊσμεν  παραδεδομένα,  ότι 
μήτε  αρχαίων  μήτε  μήν  καθ'ήμάς  τις  εκκλησιαστικός  συγγραφεύς  ταΐς  έξ 
αύτών  συνεχρήσατο  μαρτυρίαις  (Euseb.,  Hist.  Eccl.  III  3,2:  PG 
20,217). 

4.  Πόρρο  δέ  που  και  ό  της  φράσεως  παρά  τό  ήθος  τό  άποστολικόν 
έναλλάττει  χαρακτήρ,  ή  τε  γνώμη  και  ή  τών  έν  αϋτοΐς  φερομένων  προαί- 
ρεσις  πλείστον  όσον  της  άληθοϋς  ορθοδοξίας  άπάδουσα,  ότι  δή  αιρετικών 
ανδρών  άναπλάσματα  τυγχάνει,  σαφώς  παρίστησιν  όθεν  ούδ'έν  νόθοις 
αΰτά  κατακτέον,  άλλ'ώς  άτοπα  πάντη  καί  δυσσεβή  παραιτητέον  (Id., 
Hist.  Eccl.  III  25,6-7:  PG  20.269B-271  A). 

5.  Oí  δέ  Ναζωραϊοι  Ιουδαίοι  εΐσιν  τόν  Χριστόν  τιμώντες  ώς  άιτθρω- 
πον  δίκαιον  και  τω  καλουμένω  «κατά  Πέτρον  εύαγγελίω»  κεχρημένοι 
(Theodoretus  Cyr.,  (Haerei.  fabul.  comp.  II  2:  PG  83.389A). 


72 


EVANGGHBD5 ;  APÓCRIFOS  I  .PERDIDOS 


8.    EVANGELIO  DE  LOS  ADVERSARIOS  DE  LA 
LEY  Y  DE  LOS  PROFETAS 

'  Es  un  tratado  anónimo  que  circulaba  por  Cartago  hacia  el 
año  420.  Debía  contener  el  texto  canónico  con  resabios  marcio- 
nitas.  San  Agustín  lo  atribuye  al  «Adversarius  Legis  et  Prophe- 
tarum»1.  A  él  se  refiere  en  estos  términos: 

Mas  al  preguntar,  dice,  los  apóstoles  (al  Señor)  cómo  se- 'de- 
bía enjuiciar  a  los  profetas  de  los  judíos  que  habían  vaticinado 
en  et  pasado  algo  cün  relacion  a  su  advenimiento,  nuestro  Señor, 
admirado  de  ver  que  aun  alimentaban  tales  sentimientos,  respon1 
dió :  No  habéis  hecho  caso  del  que  está  vivo  ante  vosotros,  y  ha- 
bláis de' los  muertos.  ¿Qué  extraño,  pues  (ya  que  el  testimonió 
lo  ha  sacado  de  no  sé  que  escritos  apócrifos),  que  hayan  ih1- 
ventado  tales  cosas  los  herejes,  que  no  admiten  las  mismas  es- 
crituras? 


9.    MEMORIA  DE  LOS  APOSTOLES 

Por  Pablo  Orosio  (n.h.390)  conocemos  el  título  de  este  apór 
crifo  y  sabemos  que  estaba  en  uso  entre  los  priscilianistas,  here- 
jes cuyo  campo  principal  fué  la  península  Ibérica  durante  el 
siglo  IV.  El  carácter  del  libro,  a  juzgar  por  el  testimonio  dé 
Orosio,  es  dualista,  de  acuerdo  con  las  enseñanzas  maniqueas. 
-    Cf.  JamesNT  (repr.  1953)  p.21. 


Sed  apostolis,  inquit,  Dominus  no$terin\erroganiibus  de  Iudaeo.rum 
prophetis  quid  sentiri  deberet,  qui  de  adventu  eius  aliquid  cecinisse  in 
praeteriLum  putabantur,  comnwlus  talia  eos  etiam  nunc  sentiré,  re- 
spondif.  Dimisistis  vivum  qui  ante.vos  est,  et  de  mortuis  fabulqmm. 
Quid  mirum  (quandoquidem  hoc  testimonium  de  Scripturis  nesqro 
quibus  apocryphis  protulit),  si  de  prophetis  Dei  talia  confixerunt 
haeretici,  qui  easdem  litteras  non  accipiunt?  (Auc,  Contra  advers. 
Legis  et  Proph.  11,3,14'·  PL  42,647). 

1  Cf.  JamesNT  (repr.1953)  p.20;  HenneckcNA  (2i924)  P-^S- 


JlfcMUKU  BE  :t.OS  APÚSTOLKÍ 


73 


(Prisciliano)  transmitió  la  doctrina  de  que  los  nombres  de 
los  patriarcas  vienen  a  ser  las  partes  del  alma;  porque  Rubén 
estaba  en  la  cabeza,  Ju<d¿. 'en  el  pecho,  Leví  eri  el' corazón, 
Benjamín  en  los  muslos?,  y  cosas  semejantes.  Y  que,  de  otra 
parte,  en  los  miembros  del  cuerpo  estaban  situados  los  signos 
del  .cielo  (zodíaco);  esto  es:  Aries  en  la  .cabeza,  Tauro  .en  la 
cerviz,  Géminis  en  los  brazos,  Cáncer  en  el  pecho,  etc.  Que- 
riendo que  se  sobrentendiera  que  las  tinieblas  son  eternas  y 
que  de  ellas,  salió  el  príncipe  del  mundo.  Confirmando  esto  por 
cierto. libro  que  se  titula  Memoria, ,a\e  los  apóstoles,.. donde,  al 
parecer,  el  Salvador  es  interrogado  secretamente  por.  los  dis- 
cípulos y  manifiesta  que  el  sembrador  del  que  se  habla  en  la 
parábola  evangélica  que  dice:  Salió  un  sembrador  a  sembrar  su 
simiente,  no  fué  bueno.  Pues,  dice,  si  hubiera  sido  bueno,  no  ha- 
bría sido  negligente  ni  habría  arrojado  la  simiente  a  lo  largo  del 
Camurp,  o-  entre  peñas&ijes,  o  en  tierra  perdida.  Queriendo  con 
ello  dar  a  entender  que  este  sembrador  era  aquel  que  despa- 
rramaba las  almas  cautivas  por  los  diversos  cuerpos,  según  su 
capricho.  En  este  libro  se  contienen  también  muchas  cosas 
acérca  del  príncipe  de  lo  húmedo  y  del  príncipe  del  fuego, 
queriendo  dar  a  entender  que  antes  todas  las  cosas  buenas  se 
hacían  en  este  mundo  no  por  el  poder  de.  Dios. 


Tradidit  autem  (Priscillianus),  nomina  Patriarcharum  membra 
esse  animae,  eo  quod  esset  Rubén  in  capite,  luda  in  pectore,  Levi 
in  cqrde,  Beniamin  in  femoribus;  et  similia,  Contra  autem  in  mem- 
b.ris  corporis  caeli  signa  e.sse  disposita,  id  est,  arietem  in  capite, 
taurum  in  cervice,  geminos  in  brachiis,  cancrum  in  pectore,  etc. 
Volens  subintelligi  tenebras  aeternas,  et  ex  his  principem  mundi 
processisse.  Et  hoc  ipsum  confirmans  ex  libro  quodam,  qui  inscri- 
bitur  Memoria  Apostolorum,  ubi  Salvator  interrogan  a  discipulis  vi- 
detur  secreto, cet  ostendere,  quia  de  parábola  evangélica  quae  habet: 
«Exiit  seminans  seminare  semen  suum»  (Mt.  13,46)  non  fuerit  semi- 
nator  bonus:  asserens,  quia,  si  bonus  fuisset,  non  fuisset  negligens; 
non  vel  secus  viám,  i>el  iñ  pétroSis,  yel  in  incuítis  iaceret  semen:  volens 
intelligi  h'unc  'esse:semínanfem,  qui  ariimás  captas  spargeret  in  cor- 
pora  diversa  quae  vellet.        '·  ;·         ·'·*'  · 

Quo  etiam  in  libro,  de  principe  humidorum  et  de  principe  ignis, 
plurima  dicta  sunt;  volens  intelligi,  ante,  non  potentia  Dei,  omnia 
hcmaagi  in  hoc  mundo.  (Oros.,  Commonitorium  de  errare  PrisciUianis- 
tarum  et  Origenistx  2 :  PL  31, 1213D).        β  ι 


74 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


10.    TRES  CLASES  DE  FRUTOS  DE  LA  VIDA 
CRISTIANA 

Se  trata  de  un  manuscrito  del  siglo  IX,  que  forma  parte  del 
Cod.  Wirceburgensis  Theol.  f.33,  procedente  del  antiguo  depósito 
de  la  biblioteca  catedralicia  de  Würzburg.  Es  un  escrito  que 
data  probablemente  del  siglo  II.  En  él  se  contienen  algunas  es- 
peculaciones gnósticas,  aunque  el  autor  sigue  perteneciendo  a 
la  Iglesia,  Cf.  R.  Reitzenstein,  Eine  frühchristliche  Schrift  von  der 
dreierlei  Früchten  des  christlichen  Lebens:  ZtNW  15  (1914)  60-90. 


11.   EVANGELIO  DE  LOS  CUATRO  RINCONES 
Y  QUICIOS  DEL  MUNDO 

Fué  compuesto  y  utilizado  por  los  gnósticos  simonistas  (segui- 
dores de  Simón  Mago),  los  cuales,  según  el  testimonio  de 
Abrahán  Ecchellense,  tenían  la  magia  como  profesión  y  lleva- 
ban pendientes  del  cuello  hilos  de  color  morado  y  rosáceo  en 
señal  del  pacto  hecho  con  el  diablo.  De  ellos  dice  el  citado 
autor: 

Estos  pérfidos  inventaron  para  sí  mismos  un  evangelio.  Lo 
dividieron  en  cuatro  secciones  y  lo  llamaron  el  libro  de  los  cua- 
tro rincones  y  quicios  del  mundo. 


12.    EVANGELIO  DE  APELES 

Probablemente  no  se  trata  sino  de  una  mera  redacción  del 
Evangelio  gnóstico  de  Marción.  Sabemos  que  existió,  por  el  testi- 
monio de  San  Jerónimo,  que  dice: 


Sibi  autem  perfidi  isti  evangelium  efnnxerunt,  quod  in  quatuor 
tomos  secantes,  librum  quatuor  angulorum  et  cardinum  mundi  ap- 
pellarunt  *. 

*  Cf.  Abrahamus  Ecchellensis,  Praefatio  in  Conc.  Nicaenum  ex  ara- 
bias Orkntalxum  codicióos  latine  donata,  en  Mansi:  Sacrorum  Conciiiorum 
nova  et  amplissima  collectio  II  [Florencia  1759]  1057.  MigneAp  II  [1858]  953. 


EVANGELIO  DE  JUDAS  ISCARIOTE 


75 


. . .  como  aquel  (evangelio  apócrifo)  de  los  Egipcios,  de  To- 
más, de  Bartolomé,  de  los  Doce  Apóstoles,  de  Basílides  y 
Apeles,  y,  en  fin,  de  todos  los  demás,  que  sería  muy  largo  de  ir 
enumerando. 


13.    NACIMIENTO  DE  MARIA  (Γέννα  Mapías) 

Se  trata  de  un  libro  usado  por  los  gnósticos,  en  el  cual,  según 
el  testimonio  de  San  Epifanio,  se  contenían  «cosas  terribles  y 
deletéreas»:  Γένναν  μέν  γαρ  Mapías  βιβλίον  tí  q>aatv  είναι,  έν  φ  δεινά 
τε  και  ολέθρια  υποβάλλοντες  τίνα  έκεϊσε  λέγουσιν.  (Epiph.,  Hae- 
res.  26,12:  PG  41,349-352).  Entre  estas  cosas  hay  algo  relativo 
a  la  muerte  de  Zacarías.  Este,  según  dicho  libro,  tuvo  una  vi- 
sión al  ir  a  ofrecer  incienso  en  el  santuario.  Se  le  apareció  un 
hombre  de  pie,  cuya  cabeza  era  como  la  de  un  asno,  y  le 
dijo:  «¡  Ay  de  vosotros!,  ¿a  quién  adoráis?» Teniendo  deseos  de 
manifestar  esta  visión,  le  fué  cerrada  la  boca  a  Zacarías  con  la 
mudez,  para  que  guardara  secreto.  Pero,  cuando  recobró  el  ha- 
bla, narró  todo  a  los  judíos;  por  lo  que  fué  muerto  por  ellos. 

Es  de  advertir  que  era  muy  corriente  entre  los  paganos  la 
creencia  de  que  judíos  y  cristianos  adoraban  una  divinidad  en 
forma  de  asno.  El  grafito  del  Palatino  representando  un  cruci- 
ficado con  cabeza  de  asno  es  significativo  a  este  respecto. 

No  se  puede  asegurar  que  este  apócrifo  gnóstico  sea  el 
mismo  que  San  Agustín  denomina  De  generatione  Mariae  en  su 
obra  Contra  Faustum  23,9  (PL  42,471).  Cf.  JamesNT  (repr.  1953) 
Ρ.Ϊ9-20. 


14.   EVANGELIO  DE  JUDAS  ISCARIOTE 

Estaba  en  uso  entre  los  gnósticos  cainitas  (o  cayanitas).  Entre 
los  seguidores  de  la  gnosis  eran  éstos  los  más  libertinos.  Toma- 
ron el  nombre  de  Caín,  por  haber  visto  en  este  personaje  la 
más  alta  potencia  y  la  fuerza  más  consistente.  Cf.  J.  A.  Fabricius, 
Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I  (21719)  p.338;  HenneckeNA  (21924) 
p.68. 


...  ut  est  illud  iuxta  Aegyptios,  et  Thomam,  et  Matthiam,  et 
Bartholomaeum,  duodecim  quoque  apostolorum  et  Basilidis  atque 
Apellis,  ac  reliquorum,  quos  enumerare  longissimum  est  (Hieron., 
Comm.  in  Matth.,  Prol.:  PL  26,17). 


76 


ι  \  \\(',ι  ι  ios  M'ijCKnos  >fekmDds 


S.  Ireneo  : 

Y  dicen  que  Judas  el  traidor  conoció  estas  cosas  y  qué  solá- 
mente  por  haber  conocido  antes  que  los  otros  la  Verdad  con- 
sumó el  misterio  de  la  traición.  Por  él  dicen,  además,  que 
fueron  disueltas  todas  las  cosas,  celestiales  y  terrenas.  Y  aducen 
una  ficción  de  este  estilo,  dándole  por  nombre  Evangelio  de 
Jadas. '  P0'  " 

S.  Epifanio: 

Y  afirman  que,  por  esta  razón,  conoció  Judas  exactamente 
lo  relacionado  Con  estas  cosas.  Fretenden  también  que  es  pa-> 
riente  suyo  y  le  sitúan  en  el- grado  superior  de  la  gnasis,  hasta 
el  punto  de  que  presentan  un  opusculillo  bajo  su  nombre,  al 
que  titulan  Evangelio  de  Judas. 

Teodoreto  Cirense: 

Dan  a  conocen  también  un  evangelio  suyo  (de  Judas),,  comí 
puesto  por  ellos,  pues-  (dicen  que)  él  recibió  el  lazo  como  paga 
de;  su  traición.  < 

'    ..,    15.    EVANGELIO  DE  EVA 

Es  este  un  evangelio  gnóstico  fundado  en  visiones  imagi- 
narias y  testimonios  alocados.  Que  lleve  el  nombré  de  Eva  sé 
explica  fácilmente  teniendo  en  cuenta  el  papel  tan  importante 
que  este  personaje  juega  en  el  sistema  ofita  y  en  el  maniqueo. 
Conocemos  su  existencia  por  los  testimonios  de  San  Epifanio:  1 


Et  haec  Iudam  proditorem  cognovisse  dicunt,  et  solum  prae  cae- 
teris  cognoscer&em  veritatem,  perfecisse  proditionis  mysterium:  per 
quem  et  terrena  et  caelestia  omnia  dissoluta  dicunt.  Et  confictio- 
nem  afferunt  huiusmodi,  ludae  ,evangelium  illud  vocantes.  (Iren., 
Adv.  Haeres.  31,1:  PG  7,704b). 

Και  τούτου  ένεκεν  τον  Ίούδαν  ακριβώς  τά  ΤτερΊ  τούτων  έττεγνωκέναι 
λέγουσι.  ΚαΊ  τούτον  γάρ  θέλουσιν  εϊναι  συγγενή  έαυτών,  και  έν  γνώ- 
οεως  υπερβολή  '·  τόν  αύτόν  καταριθμοΰσιν.  "Ωστε  και  συνταγμάτιόν  τι 
φέρειν  έξ 'όνόματος  αύτώύ,  δ  «εϋαγγέλιον  τού  Ιούδα»  καλούσι  (EiMPH.i 
Adv.  haeres.  38,1:  PG  41.653B). 

Προφέρουσι  δέ  αύτοΰ  και  «Εύαγγέλιον  (Ιούδα)»,  όττερ  εκείνοι  συντε- 
θείκασιν  εκείνος  γάρ  εύθύς  τήν  άγχόνην  έλαβε  της  προδοσίας  μισθόν 
(Theodoretus  Cyr.  . Haereticarum  fabularum- comp.  1,15:  PG  83, 
368B). 

l  ti?.  J.  A'.  FAbricius,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I  (2Ι7Ι9)Ρ·349;  E.  Ki.os- 
termann,  en  Lietzmann:  KleinT  8  (1929)  18;  HenneckeNA  (2i924)  69: 


'  λ^ΊκνμΓιν  i>f,  s\m  i  le* 


7Ϋ 


Otros  no  se  avergüenzan  de  citar  el  Evangelio  de  Eva,  pre- 
tendiendo depositar  su  semilla  al  socaire  de  este  nombre/como 
si  ella  hubiera  dado  con  el  término  de  gnosis  gracias  a  la  revela- 
ción de  la  serpiente  que  le  habló. 

Estaba  yo  en  un  altó  monte  y  vi  un  hombre  gigante  y  otro: 
raquítico.  Y  oí  así  corrió  una  voz  de  trueno.  Me  acerqué  para 
escuchar  y  me  habló  diciendo:  «Yo  soy  tú  y  tú  eres  yo;  don- 
dequiera que  estés,  allí  estoy  yo.  En  todas  las  cosas  estoy  despa- 
rramado y  de  cualquier  sitio  puedes  recogerme,  y,  récogiéndó- 
me  a  mí,  te  recoges  a  ti  mismo». 


16.    ASCENSION  DE  SANTIAGO 

Probablemente  el  libro  fué  llamado  así  a  causa  de  la  tradi- 
ción, que  representaba  al  apóstol  subiendo  las  grada»  del 
templo,  desde  donde  tenía  sus  discursos  al  pueblo.  Cf.  James- 
NT  (repr.  1953)  p.20. 


Testimonio  de  San  Epifanio: 

Pues  suponen. ciertas  ascensiones  y  avisos  en  las  Ascensiones 
de  Santiago,  como  si  éste  predicara  contra  el  templo  y  los  sa- 
crificios :y  contra  .el  fuego  del  altar.  Además,  otras  muchas 
cosas  que  no  son  sino  palabras  hueras,  tales  como  cuando  tie- 


"Αλλοι  δέ  οΰκ  αίσχύνονται  λέγοντες  «Εύαγγέλιον  Εύας».  Εις  όνομα 
γάρ  αύτής  δήθεν,  ώς  εύρούσης  τό  όνομα  της  γνώσεως  έξ  άποκαλύψεως 
τού  λαλήσαντος  αύτή  όφεως,  σποράν  ύττοτίθενται.  íEpiph.,  Adv.  hae- 
ww  26,2.;  PQ41.334D).  ■  ■ 

"Εστην  έττί  όρους  ύψηλοΰ,  και  είδον  άνθρωπον  μακρόν  και  άλλον 
κολοβόν  και  ήκουσα  ώσεί  φωνή  ν  βροντής,  και  ήγγισα  του  άκοΟσαι,  και 
έλάλησε  ττρός  μέ,  και  εϊπεν  Έγώ  σύ,  και  σύ  έγώ·  και  όττου  έάν  ής,  έγώ 
έκεϊ  είμι,  και  έν  άττασι  εϊμι  έσπαρμένος.  Και  όθεν  έάν  θέλης,  συλλέγεις  με, 
έμέ  δέ  συλλέγων,  εαυτόν  συλλέγεις  (Id.,  Adv.  haeres.  26,3:  PG 
41.336A).       '  J|  ·    ..;  W/ 

Αναβαθμούς  γάρ  τινας  και  ύφηγήσεις  δήθεν  έν·  τοις  «Αναβαθμοί^ 
Ιακώβου»  ύττοτίθενται,  ώς  έξηγουμένου  κατά  τε  το  ΰ  ναοΰκαί  των  θυ- 
σιών, κατά  τε  του  πυρός  του  έν  τω  θυσιαστηρίω.  Και  άλλα  πολλά  κε- 
νοφωνίας  έμπλεα·  ώς  κα'ι  του  Παύλου  ένταΰθα  κατηγοροϋντες  οΰκ  αϊσ- 


78 


EVANGELIOS    APÓCRIFOS  PERDIDOS 


nen  la  desfachatez  de  acusar  a  Pablo  con  discursos  ficticios, 
forjados  a  base  de  la  malicia  y  el  error  de  estos  falsos  apóstoles. 
Pues  al  llamarle  tarsense,  cosa  que  él  mismo  afirma  y  no  lo 
niega,  pretenden  que  era  descendiente  de  griegos;  tomando 
pretexto  de  este  lugar  y  partiendo  de  su  confesión  sincera  de 
que  soy  tarsense,  ciudadano  de  una  ciudad  no  insignificante. 

Dicen,  pues,  que  era  griego,  hijo  de  padre  y  madre  de  la 
misma  condición.  Que  subió  a  Jerusalén  y  que  permaneció  allí 
durante  algún  tiempo.  Que  pretendió  por  esposa  a  una  hija 
del  (sumo)  sacerdote,  y  que  por  esto  se  hizo  prosélito  y  se 
circuncidó.  Que  después,  al  no  poder  conseguirla,  se  llenó  de 
ira  y  escribió  contra  la  circuncisión  y  el  sábado  y  la  Ley. 


17.   EVANGELIO  VIVO 

Fué  usado  por  los  maniqueos.  De  él  nos  da  noticia  Timoteo 
Presbítero  en  su  obra  De  iis  qui  ad  Ecclesiam  accedunt  (PG  86,1, 
2i C),  denominándole  «τό  ζών  εύαγγέλιον».  Cf.  J.  A.  Fabricius, 
Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I  (21719)  p.  141  354  y  381;  MigneAp  II 
(1858)  p.229-230. 


18.   PREGUNTAS  DE  MARIA 

Se  trata  de  otra  obra  gnóstica  perdida.  San  Epifanio  alude 
a  ella  con  estas  palabras:  Ερωτήσεις  γάρ  τινας  εκτίθενται  (Adv. 
haeres.  26,8:  PG  41,342). 


χύνονται  έππτλάστοις  τισί  της  τών  ψευδαττοστόλων  αύτών  κακουργία 
και  -πλάνης  λόγοις  πεττοιημένοις.  Ταρσέα  μεν  αύτόν,  ως  αύτός  ομολογεί 
και  οϋκ  αρνείται,  λέγοντες·  εξ  Ελλήνων  δε  αύτόν  ύποτίθενται,  λαβόν- 
τες  την  πρόφασιν  έκ  του  τόπου  δια  τό  φιλάληθες  ύπ'  αυτού  ρηθέν,  ότι 
«Ταρσεύς  ειμί,  ούκ  άσήμου  ττόλεως  ττολίτης.»  Είτα  φάσκουσιν  αύτόν  είναι 
"Ελληνα,  καί  Έλληνίδος  μητρός  και  "Ελληνος  ττατρός  τταΐδα.  Άναβεβη- 
κέναι  δε  εις  "Ιεροσόλυμα,  καί  χρόνον  εκεί  μεμενηκέναι·  έττιτεθυμηκέναι  δέ 
θυγατέρα  του  ιερέως  ττρός  γάμον  άγαγέσθαι,  καί  τούτου  ένεκα  προσή- 
λυτον  γενέσθαι,  καί  ττεριτμηθήναι.  Είτα,  μη  λαβόντα  την  κόρην,  ώργίσ- 
θαι,  καί  κατά  έπιτομής  γεγραφέναι,  καί  κατά  Σαββάτου  καί  νομοθεσίας 
(Εριρη.,  Haeres.  30,16:  PG  41.432D-433A). 


HMQfGECXO  DE  BASILIDES 


79 


19.   EVANGELIO  DE  LA  PERFECCION 

De  origen  gnóstico.  Conocemos  su  existencia  por  los  tes- 
timonios de  Epifanio  y  Filastrio,  sin  que  por  ello  podamos 
concluir  algo  concreto  sobre  su  contenido.  Gf.  HenneckeNA 
(21924)  p.69. 

S.  Epifanio: 

Otros  de  entre  ellos  introducen  de  nuevo  cierta  composi- 
ción ficticia,  seductora;  obrilla  a  la  que  han  querido  dar  el 
nombre  de  Evangelio  de  la  Perfección.  Lo  cual,  en  verdad,  no 
es  evangelio,  sino  consumación  de  la  aflicción. 

Filastrio: 

Otros,  en  cambio,  (hablan  del)  Evangelio  de  la  Perfección  y 
aseguran  en  su  delirio  (la  verdad)  de  visiones  vanas,  llenas  de 
falacia  y  de  sueños  diversos. 


20.    EVANGELIO  DE  BASILIDES 

No  se  trata  de  un  evangelio  apócrifo  propiamente  dicho, 
sino  de  una  compilación,  hecha  a  base  de  los  sinópticos,  en 
que  Basílides  fué  intercalando  sus  ideas  gnósticas.  Este  he- 
resiarca  vivió  y  enseñó  en  Alejandría  hacia  el  año  133.  Diver- 
sas conjeturas  sobre  el  presente  escrito  pueden  verse  en  Barden- 
hewerGAL  I  (21913)  p.349;  A.  Harnack,  Geschichte  der  altchr. 
Literatur  bis  Eusebius  I  P.159S.;  A.  Hilgenfeld,  Der  Basilides  des 
Hippolytus  auf's  Neue  geprüft:  ZtWTh  21  (1878)  228-250;  H.Win- 
disch,  Das  Evang.  d.  Basilides:  ZtNW  7  (1906)  236-246;  E.  Amann: 
SupDBi  I  (1928)  480-481;  HenneckeNA  (21924)  7,67. 


"Αλλοι  δέ  ίξ  αύτών  πάλιν  επίπλαστον  είσάγουσιν  αγώγιμου  τι  ποίη- 
μα, φ  ποιητεύματι  έπέθεντο  όνομα,  «Εύαγγέλιον  τελειώσεων»  τούτο  φάσ- 
κοντεξ  (Εριρη.,  Adv.  haeres.  26,2:  PG  41.334D). 

Alii  autem  Evangelium  Consummationis,  et  visiones  inanes,  et 
somnia  videre  diversa  asserunt  delirantes.  (Philastr.,  Liber  de  Haeres. 
33:  PL  12,11498). 


so 


EVANRfhigs  ..«•ocrv.p.s.  RSKJDIDOS 


27.    EVANGELIO  DE  Μ  ARCION 

,  Tampoco  se  trata  aquí  de  un  evangelio  original.  Este  hc- 
resiarca,  a  quien  no  se  puede  catalogar  propiamente  entre  los 
gnósticos,  ya  que  prescindió  de  las  teorías  especulativas,  que 
éstos  profesaban  para  ser  el  eterno  contradictor  del  Antiguo 
Testamento,  de  la  Iglesia  y  de  la  jerarquía,  quiso  expurgar  el 
Nuevo  Testamento  de  todo  elemento  judío.  Así,  lo  dejó  redur 
cidx>  -al, Evangelio  de  San-  Lucas  mutilado  y  a  las  diez  primeras 
Epístolas  dc-San  Pablo.  Su  docetismo  exagerado  le  hizo  ver  tam- 
bién influencia  judía  en  los  dos  primeros  capítulos  de  San 
Lucas,  y  los  suprimió,  haciendo  descender  a  Jesús  directamente 
desde  el  cielo  a  la  sinagoga  de  Cafarnaúm.  Las  numerosas  citas 
que  de  este  Evangelio  de  Marción  nos  han  dejado  los  Padrés  dé 
la  iglesia^  particularmente  Tertuliano  y  San. Epifanio,  permiten 
reconstruirlo  con  bastante  aproximación.  La  tentativa  más  lo- 
grada ha  sido  la  de  A.  Harnack,  MaYCwn;  das  Evann¿lium.  frem- 
den  Gott  (Leipzig  1921)  (TU,  t.45  p. 165-221).  Puede  consultarse 
además  W.  Bauer,  en  HenneckeNA  (21924)  p.71,  y  B.  Altaner, 
Patrología  [yg.rs.  españ.]  (^1953)  p.in,  donde  se  encontrará 
abundante  bibliografía. 


·<ΆΚώΐϊΛϋ  ..htp.ajibS'  .:· -f ;.f.*? :kl 5 m.v ;*a?¿  ¿«svit  *ji'jbi  ti  


Β.    FRAGMENTOS  PAPIRACEOS 


.jig-    r\  Va  «TMiW  TU -011  "liMI  »1  ÍÍ3>!     WC'"  ·  ,-V"\v 

U    FRAGMENTO  EVANGELICO 
DE  OXYRHYNCHUS 

(Oxyrh.  Pap.  n.655) 

Se  ha  conservado  en  ocho  jirones  pertenecientes  a  una  hoja 
ele  un  rollo  papiráceo  del.  siglo  III.  Fué  descubierto  en  Behnesa 
(antigua  Oxyrhynchus)  por  Β.  P.  Grenfell  y  A.  S.  Hunt  el 
año  1904.  Su  importancia  es  considerable,  por  tratarse  de  un 
verdadero  texto  evangélico  nuevo  y  bastante  extenso.  Debió 
constar  al  principio  de  unas  50  líneas  por  lo  menos,  de  las  que 
sólo  23  se  han  conservado  en  estado  satisfactorio.  Las  demás 
ofrecen  solamente  el  comienzo  de  las  palabras  iniciales.  No  obs¿ 
tante,  se  han  hecho  diversas  tentativas  para  reconstruir  las  I.41- 
50,  no  sin  algún  éxito,  dentro  de  los  límites  de  la  probabilidad. 

Las  I.17-23  contienen  una  pregunta  de  los  discípulos  y  una 
respuesta  de  Jesús  que  parece  darnos  la  clave  para  la  identifica- 
ción de  este  fragmento  evangélico.  En  efecto,  Jesús  responde 
a  la  pregunta  que  formulan  sus  discípulos,  diciéhdoles  que  se 
manifestará  a  ellos  cuándo  sean  capaces  de  despojarse  de  sus 
vestiduras  sin  sentir  vergüenza.  Un  pasaje  paralelo  se  encuen- 
tra en  la  conversación  del  Señor  con  Salomé  (Iulius  Cassianus, 
en  Clem.  Alejandrino:  Strom. 'III  13,92),  perteneciente  al  Evan- 
:  Λ  tos  Egipcios.  Esta  ausencia  de  rubor  puede  explicarse  por 
la  supresión  de  la  diferencia  sexual  tal  como  la  enseñaban  los 
nácesenos,  gnósticos  que  usaban  el  Evangelio  de  los  Egipcios,  ser 
gún  la  afirmación  de  Hipólito  ( Philosophumena  V'7,9).  Sin  em- 
bargo, estos  testimonios  no,  son  suficientes  para  cóncluir  que  el 
Pap.  Oxyrh.  n.655  es  un  fragmento,  desconocido  hasta  ahora, 
del  mencionado  Evangelio  de  los  Egipcios,  si  bien,  en  su  origen,  de- 
bió estar  íntimamente  ligado  con  él.  Batiffol  piensa  que  ért  esta 
respuesta  de  Jesús  se  contiene  una  clara  alusión  al  estado  de  jus- 
ticia original  descrito  por  el  Génesis  (3,7),  cuya  cita  podría  ve- 
nir en  apoyo  del  error  de  los  encratitas. 

Cf.  Β.  P.  Grenfell  and  A.  S.  Hunt,  New  Sayings  of  Jesús  and 
fr'agmenl  of-'a  lo'st  gospel  from  Oxyrhynchus,  edited  wifti  transtattbn  and^tom- 


82 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


mentary  (London  1904)  39  [edición  por  separado  en:  The  Oxyrhynchus  Pa- 
pyri  part.4  (London  1904)  n. 654-655];  A.  Hilgenfeld,  Neue  gnostische 
Logia  Jesu:  ZtWTh  47  (1904)  567-573;  Η.  B.  Swete:  ExpT  (1904)  485-495; 
G.  Heinrici,  Die  Neuen  Herrensprüche:  ThStKr  78  (1905)  188-210;  P.  Ba- 
tiffol,  Nouveaux  fragments  évangéliques  de  Behnesa:  RBi  N.  S.  1  (1904) 
490-493;  E.  Preuschen,  Antilegomena  (21905)  26;  K.  Wessely,  Les  plus 
anciens  monuments  du  Christianisme  écrits  sur  papyrus:  PaOr  IV  2  (1908)  181 ; 
BardenhewerGAL  I  (21913)  511-512;  E.  Jacquier,  Les  sentences  du  Seigneur 
extracanoniques:  RBi  N.  S.  15  (1918)  116-117;  Evelyn  White  H.  G.,  The 
sayings  of  Jesús  f rom  Oxyrhynchus  (Cambridge  1920);  HenneckeNA  (21924) 
56  y  58;  E.  Klostermann,  en  Lietzmann:  KleinT  8  (1929)  23-24;  G.  Os- 
born,  Note  on  Papyr.  Oxyrh.  655:  JThSt  32  (1930,1)  179;  BonaccorsiVA 
I  (1948)  34;  JamesÑT  (repr.1953)  28-29. 


(Columna  A) 


.  .  .  [ά]πό  ττρωί  ε[ως  óye 
μήτ]ε  άφ'  έσττ[έρα5 
icos  ττ]ρωί,  μήτε  [τη 
τροφή  ύ]μών,  τί  φά- 
5  [γητε,  μήτε]  τή  στ[ο- 
λή  ύμών,]  τί  ένδύ- 
[σησ]θε  .  [Πολ]λώ  κρεί[σ- 
σον]έ$  [έστε]  τών  [κρί]- 
νων  άτι[να  α]ΰξά- 
10  νει  ούδέ  ν[ήθει  .  [. . 
έν  εχοντ[ε$  Ι]νδ[υ- 
μα  τί  έν[. . . .]  και 
ύμεΐς;  τίξ  άν  ττροσΘ[εί]η 
έττΐ  τήν  είλικίαν 
15  ύμών;  αύτό[5  δ]ώσει 
ύμεΐν  τό  ένδυμα  ύ- 
μών. Λέγουσιν  αύ- 
τώ  οϊ  μαθηταί  αύτοΰ- 
ττότε  ήμεΐν  έμφα- 
20  νή$  εσει  καΐ  ττότε 
σε  οψόμεθα;  Λέγει· 
"Οταν  έκδύσησθε  και 
μή  αίσχυνθήτε. 

 ]  TIN 

 ]  ΩΤΙΝ 

 ]  ΟΣΜΩ 

 ]  Η 

]ΣΤΙΝ 

.]  ΚΑ  [...] 


No  estéis  preocupados 
desde  la  mañana  hasta  la  tar- 
de, ni  desde  la  tarde  hasta  la 
mañana,  ni  por  vuestra  comi- 
da, qué  vais  a  comer,  ni  por 
vuestro  vestido,  qué  vais  a 
poneros.  Mucho  más  valéis 
que  los  lirios,  los  cuales  cre- 
cen y  no  hilan.  Teniendo  un 
vestido,  ¿porqué  [  ]  tam- 
bién vosotros?  (cf.  Mt.  6,25- 

26;  Le.  I2.22S.). 

¿Quién  sería  capaz  de  aña- 
dir (algo)  a  vuestra  estatura? 
El  (Dios)  os  dará  vuestro  ves- 
tido (Mt.  6,27 ;  Le.  12,25).  Dí- 
cenle  sus  discípulos :  ¿Cuándo 
te  manifestarás  a  nosotros  y 
cuándo  te  podremos  ver?  Dí- 
ceres Jesús) :  Cuando  os  des- 
pojéis (de  vuestros  vestidos)  y 
no  sintáis  vergüenza  (cf.  Gen. 
3,7). 


10.    Sic  Grenfell-Hunt  y  Preuschen.  Wessely  pref.  ούδέ  π[ονεϊ  έα]ντ[ο!ί. 
12.    Grenfell-Hunt  proponen  también  para  llenar  la  laguna:  (5v6u]ucc 
τί  ív[5eíTe]  Kart. 

14.     είλικίαν  =  ήλικίαν.  l6.    ύμεϊν  =  Ομϊν.  19  =  Ί^· 


FRAGMENTO  EVANGÉLICO  DE  OXYRHYNCHUS 


83 


(Columna  B) 


30  θ[.... 
ΛΕ[. . . 
0[. . . . 
TA[... 
ΓΥ[... 

35  KA[... 
N.[... 
KA[. . . 
HM[... 
ΣΙ[... 

40  [  

ελ[εγε·  τάς  κλείδας] 
της  [βασιλείας  ε]- 
κρυψ[αν,  αύτοί  ούκ] 
είσή[λθον,  ούδέ  τούς] 

45  είσερ[χομένους  άφή]- 
καν  [εϊσελθεΐν  ύμεϊς] 
5έ,  γεί[νεσ6ε  φρόνι- 
μοι ώ[ς  oi  όφετς  και  ά]- 
κέραι[οι  ώς  αί  ττεριστε]- 

50  ρα[ί.]... 


Decía :  Han  ocultado  las  lla- 
ves del  reino;  ellos  no  entra- 
ron ni  dejaron  pasar  a  los  que 
entraban  (cf.  Le.  11,52;  Mt. 
23.13). 

Pero  vosotros  sed  pruden- 
tes como  las  serpientes  y  sen- 
cillos como  las  palomas  (cf. 
Mt.  10,16). 


KO[. 


]E[. 


2.   FRAGMENTO  EVANGELICO 
DE  OXYRHYNCHUS 

(Oxyrh.  Pap.  n.840) 

Está  contenido  en  una  hoja  de  pergamino,  que  generalmen- 
te se  atribuye  al  siglo  IV  o  V,  aunque  James  opina  que  es  del  III. 
Fué  descubierto  por  Β.  P.  Grenfell  y  A.  S.  Hunt  el  año  1905 
y  editado  por  ellos  mismos  en  1908.  Consta  de  45  lineas,  muy 
bien  conservadas  por  lo  general,  pero  de  lectura  difícil  por  lo 
apretado  de  la  escritura  y  por  las  abundantes  contracciones. 


41-47.    Sic  Alien:  «Guardian»,  27  de  julio  de  1904. 
47-50.    Sic  Alien  y  Osborn,  l.c. 
47.    γείνεσθε  =  γίνεσθε. 


8$  ■  FK.\GMKXÍ.»S-1>\VllR.ÍC*OS'- '    ·'      ··  < 


El  texto  está  integrado  por  dos  discursos  atribuidos  a  Jesús. 
El  primero  ha  desaparecido  casi  por  completo,  lo  cual  dificulta 
algo  la  inteligencia  del  otro,  particularmente  en  lo  que  se  refiere 
a  la  cuestión  de  quiénes  son  los  interlocutores  de  Jesús.  El  se  - 
gundo es  una  controversia  con  un  fariseo,  príncipe  de  los  sacer- 
dotes, cuyo  nombre  quiere  leerse  Leví.  Su  relación  con  los  si- 
nópticos es  evidente;  cf.  Mt.  15,1-20;  M.  7,1-23  y  Me.  23-25. 
Waitz  insiste  en  que  es  este  último  el  único  texto  paralelo,  ya; 
que  (según  Mt.  24,1)  las  imprecaciones  de  Jesús  a  los  fariseos," 
tal  como  se  expresan  en  este  fragmento,  tuvieron  lugar,  sobre 
todo,  en  sus  últimas  disputas  con  ellos  en  el  templo.  Por  su  par-1 
te,  Riggenbach  afirma  que  las  últimas  líneas  del  texto  se  refie- 
ren al  bautismo  de  ja  Pasión,  de  que  habla  Jesús  en  Scin  Mar- 
cos (io,38ss.)  y  en  San  Lucas  (12,50),  y  no  a  ablución  alguna  pu- 
rificativa o  bautismal,  como  parecen  indicar  los  lugares,  citados. 

Los  editores,  a  quienes  siguen  Bardenhewer  y  James,  piensan 
que  los  detalles  que  da  el  autor  acerca  de  ciertas  purificaciones 
y  usos  rituales  son  totalmente  inexactos.  De  aquí  que  conside 
ren  el  relato  como  una  refundición  basada  en  el  texto  Canónico, 
que  arguye  en  su  autor  una  gran  ignorancia  en  lo  tocante  a  usos 
y  costumbres  judías.,  Bardenhewer  lo  tilda  de  «phantastisché 
Composition»,  y  Grenfell-Hunt  concluyen  que  es  «historically 
worthless».  Otros  críticos,  en  cambio,  salen  en  defensa  del  au- 
tor, a  quien  suponen  haber  vivido  la  escena.  Así  opinan  Preu- 
schen,  Lagrange,  Rohrbach, Waitz,  Marmorstein,  Büchlcr,  etci¡ 

Lo  más  difícil  es  determinar  la  filiación  del  texto.  Su  carác- 
ter sinóptico  mueve  a  Waitz  a  relacionarlo  con  el  Evangelio  de 
los  Nazarenos,  que  tantas  afinidades  muestra  con  San  Mateo.  Se 
fija,  sobre  todo,  en  el  hecho  común  de  nombrar  juntamente  a 
las  «meretrices  y  flautistas»  (cf.  Evangelio  de  los  Nazarenos  en  Eu- 
sebio,  Theophania;  Tn  Mt.  25,i4ss.  :  PG  24,685),  lo  cual,  según 
Riggenbach,  no  es  lo  suficientemente  probativo  para  sentar  la 
mencionada  conclusión.  Harnack  piensa  en  el  Evangelio  de  los 
Egipcios,  pero  no  aparecen  tan  claras  las  relaciones,  entre  ambos. 
Lo  mismo  podría  decirse  de  las  opiniones  de  Svvete  y  Preur 
schen,  quienes  quisieran  ver  en  él  la  fuente  del  Eyaxigelio  de  S(VH 
Juldi,  Lagrange,  considerando  la  insistencia  con  que  el  autor  ha- 
bla de  la  inutilidad  del  agua  en  orden  a  la  purificación  interior, 
si  se  prescinde  del  fuego  del  espíritu,  quiere  relacionarlo  con  el 
Evangelio  de  los  Hebreos,  donde  este  punto  se  recalca  con  frecuen- 
cia (cf.  Hieron.,  Contra  Pelag.  III  2;  In  Is.  11,2).  No  obstante,  pa- 
rece ser  bastante  aventurada  esta  hipótesis,  si  se  tiene  en  cuenta 
el  carácter  sinóptico  que  predomina  en  nuestro  texto.  James  op- 


FRAGMENTO  Í-  V  VNCKI.ICI  >  ÜF.  ( >.\'VKH  VNCHI  S 


85 


taría  por  referirlo  al  Evangelio  de  Pedro,  si  no  fuera  porque  el 
nombre  de  «Salvador»  atribuido  a  Jesucristo  en  lugar  del  de 
«Señor»,  es  muy  propio  de  la  literatura  gnóstica.  Por  lo  menos, 
se  puede  sacar  en  conclusión  que  las  analogías  del  fragmento 
Oxyrh.  71.840  con  los  Sinóptieos  son  más  claras  que  las  pretendi- 
das con  otros  fragmentos  evangélicos. 

Cf.  Β.  P.  Grenfell  and  A.  S.  Hunt,  The  Oxyrhynchus  Papyri  part.5 
(1908)  n.840  (edición  por  separado  en:  Fragmenl  of  an  uneanonical  Cospel 
from  Oxyrhynchus,  in  8;°,  Oxford  1008);  A.  Büchler,  The  new  «Fragment 
of  an  uneanonical  Gospel»:  JeQR  20  (1908)  330-346;  £.  Preuschen,  Das 
nene  Evangelienfragment  von  Oxyrhynchos:  ZtNW  9  (1908)  1-1 1 ;  M.  J.  L.\- 
grange,  Nouveau  fragment  non  canonique  relatif  ά  l'Evangüe:  RBi  N..S.  5 
(1908)  538-553;  A.  Harnack,  Ein  nques  Evangelienhruchslück: ,  «Preuss. 
Jahrbücher»,  131  (1908)  201-210;  P.  Rohrbach;  «Preuss.  Jahrbücher».  131 
(.19081;  Th.  Zahn,  Neue  Bruchstücke  nichtkanonischer  Evangelien:  NeuKiZt 
19  (1908Ί  371-386;  BardenhewerGAL  I  (2 1913)  512-513;  A.  Marmorstein: 
ZtNW  (1914);  Η.  B.  Swete,  Zwei  neue  Evangeíienfragmente,  en  Lietzmann: 
KleinT  31  (1924)  4;  H.  Waitz,  en  HenneckeNA  (^1924)  18  y  31 ;  H.  Rig- 
genbach,  Das  Wort  Jesu  im  Gesprach  mit  dem  pharisch.  Hohenpriester 
njch  dem  Oxyrhynchus  Fragment  Y  n.840:  ZtNW  25  (1926)  140-144;  E.  Blr- 
rows,  Oxyrhynchus  Logwn  V  (1907):  JThSt  28  (1926-27)  186;  R.  Dun- 
kerley,  The  Oxyrhynchus  Gospel  Fragments:  HarThR  23  (1930)  19-37; 
J.  Jeremías,  Der  Zusammenstoss  Jesti  tmt  dem  pharisch.  Oherpriester  auf  dem 
Tempelplatz.  Zu  Pap.  Oxyrh.  V,  840:  ConNT  11  (1947)  97-108;  Bonac- 
corsiVA  I  (1948)  36-38;  JamesNT  .(repr.  1953)  29-30. 

(Verso) 


ττρότερον  ττροαδικήσαι  ττάντα  σο- 
φ-  ζεται,  άλλα  προσέχετε  μήπως 
κα'ι  ι  ϋμεΐς  τά  όμοια  αύτοΐς  πάθητε· 
ού  γάρ  έν  τοις  ζωοϊς  μόνοις  άπο- 
5  λαμβάνου-  σιν  οί  κακούργοι  των 
άν(3ρώπ)ων  άλλά  [κ]αϊ  κόλασιν 
ΰπομενοϋσιν  και  πολ[λ]ήν  βάσα- 
νον.  Και  παραλαβών  αυτούς  είσή- 
γαγεν  εις  αϋτό  τό  άγνευτήριον  και 
περιεπάτει  έν  τω  ϊερω.  Κα1,  προσ- 


...  «antes  de  atacar  injusta- 
mente, traman  toda  clase  de 
ardides.  Pero  estad  atentos, 
no  sea  que  os  sobrevenga  a 
vosotros  también  lo  mismo 
que  a  ellos.  Porque  estos  ^mal- 
hechores de  los  hombres  no 
sólo  reciben  su  castigo  entre 
los  vivos,  sino  que  habrán  de 


1.  ττρό  (του)  άδικήσαι:  GH. 

2.  Parece  ser,  según  GH  y  Lagrange,  que  estas  palabras  son  dirigidas 
a  los  discípulos,  aunque  Preuschen  opina  que  habla  a  sus  adversarios. 

4.    ζωοίς:  adj.  verbal:  vivientes. 
6.     GH :  ύττομένουσιν. 

8.  άγνεντήριον.  Según  GH,  «atrio  de  los  israelitas»,  donde  no  se  podía 
entrar  sin  previa  purificación  (cf.  Joseph.,  Bell.  fud.  V  5,6).  Según  Büchler, 
•lugar  del  baño»,  recinto  donde  se  efectuaban  las  purificaciones. 

10.    άρχιερεύς,  no  significa  exclusivamente  el  sumo  sacerdote. 


86 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


10  ε  [λ]-  I  θών  φαρισαΐός  τις  άρχιε- 
ρεύς  Λευ[εϊς]  |  τό  όνομα  συνέτυχεν 
αύτοϊς  και  ε[ϊττε]ν  |  τω  σω(τή)ρι· 
tís  έπέτρεψέν  σοι  ΤΓατ[εΐν]  ¡  τοΟτο 
τό  άγνευτήριον  και  Ιδεΐν  [ταυ-]  | 
τα  τά  óyta  σκεύη  μήτε  λουσα[μ]έ- 

15  ν[ω]  μ[ή-]  |  τε  μην  των  μαθητών 
σου  τούς  ττ[όδας  βα-]  |  τιτισθέν- 
των;  άλλά  μεμολυ[μμένος]  ]  έττά- 
τησας  τούτο  τό  ιερόν,  τ[όττον  όν-]  | 
τα  καθαρόν,  όν  ούδείς  ά[λλος  εί 
μή]  I  λουσάμενος  και  άλλά[ξας  τά 

20  ένδύ-]  I  ματα  πατεί,  οΰδέ  ό[ράν 
τολμά  ταϋτα]  |  τά  άγια  σκεύη.  Και 
σ[τάς  εύθέως  ό  σω(τή)ρ]  |  σ[ύν 
τ]οΐς  μαθηταΐ[ς,  άττεκρίθη  αύτω·]  | 


sufrir  penas  y  muchos  tor- 
mentos». Y,  tomándolos  con- 
sigo, los  introdujo  en  el  lugar 
mismo  de  las  purificaciones  y 
se  puso  a  pasear  por  el  tem- 
plo. Entonces,  cierto  fariseo, 
un  pontífice  por  nombre  Le- 
ví  (?),  se  acercó,  salió  a  su 
paso  y  dijo  al  Salvador: 
<(  ¿Quién  te  ha  dado  permiso 
para  pisar  este  lugar  de  puri- 
ficación y  ver  estos  vasos  sa- 
grados sin  haberte  lavado  tú 
y  sin  que  tus  discípulos  se 
hayan  mojado  los  pies?  Sino 
que,  estando  contaminado, 
has  hollado  este  templo,  que 
es  un  lugar  puro,  donde  nadie 
puede  pisar  sin  haberse  pri- 
mero lavado  y  mudado  y  don- 
de nadie  osa  mirar  los  vasos 
sagrados».  Y  parándose  al  mo- 
mento el  Salvador  con  los  dis- 
cípulos, le  respondió: 


(Recto) 


Σύ  ούν  ενταύθα  ών  έν  τω  Ιερώ  κα- 
θα-  I  ρεύεις;  Λέγει  αύτω  εκείνος, 

25  καθαρεύω·  έλουσά-  |  μην  γάρ  έν 
τη  λίμνη  τοΰ  Δ(αυεΙ)δ  και  δι*  έτέ-  | 
ρας  κλείμακος  κατελθών,  δι'  ετέ- 
ρας I  άνήλθον,  και  λευκά  ένδύματα 
Ινε-  I  δυσάμην  και  καθαρά,  και  τό- 
τε ήλθον  I  και  ττροσέβλεψα  τούτοις 

30  τοις  άγίοις  σκέυεσιν.  Ό  σω(τή)ρ 
ττρός  αύτόν  άττο-  |  [κρι]θείς  είττεν 
ούαϊ  τυφλοί  μή  όρώ(ν-)  |  τ[ε]ς·  σύ 


«Entonces  tú,  que  estás  en 
el  templo,  ¿(crees)  estar  pu- 
ro?»— Dícele  él:  «Sí  estoy  pu- 
ro, pues  me  he  lavado  en  el 
estanque  de  David  y  he  subido 
por  distinta  escalera  de  la  que 
utilicé  para  bajar  y  me  he 
puesto  vestidos  limpios  y 
blancos,  y  (sólo)  entonces  he 
venido  y  (me  he  atrevido  a) 


14.  Según  Büchler,  no  es  inverosímil  que  se  pudieran  ver  los  vasos  sa- 
grados, pues  era  costumbre,  al  finalizar  las  fiestas,  sacarlos  al  atrio  interior 
y  allí  purificarlos,  de  acuerdo  con  un  pasaje  de  la  Mischna  (Hagígah,  III  8). 

25.  λίμνη:  De  tal  estanque  no  se  tiene  ninguna  otra  referencia.  La 
presente  narración  supone  que  debía  estar  fuera  del  templo.  Lagrange  su- 
giere su  identificación  con  la  piscina  de  Siloé,  de  que  habla  San  Juan  (9,7). 

26.  κλείμακος  =  κλίμακοξ. 


FRAGMENTOS   EVANGÉLICOS  COPTOS 


87 


λούσω  τούτοις  τοϊξ  χεομένοις  : 
ύ[δ]ασι(ν),  έν  οίς  κύνες  κα!  χοίροι 
βέβλην[ται]  νυκτός  και  ημέρας,  και 

35  νίψαμε-  I  [ν]ος  τό  έκτος  δέρμα 
έσμήξω,  όπερ  ¡  [κα]ι  αί  ττόρναι  και 
α[1]  αύλητρίδες  μν/ρί-  !  [ζ]ου[σίν 
κ]αϊ  λούουσιν  και  σμήχουσι  |  [και 
κ]αλλωτπζουσι  ττρός  έτπθυμί-  |  [αν 
τ]ών  άν(Θρώττ)ων·  ενδοθεν  δέ  έκεί- 

^  ι  [νων  πεττλ]ήρωται  σκοριτίων  και 
I  [πάσης  κα]κίας.  Έγώ  δέ  και 
ol  I  [μαβηταί  μου,]  ούς  λέγεις  μή 
βεβα-   !  [τττίσθαι,  βεβά]μμεθα  έν 
ύδασι  ζω-  '  [ής  αΙωνίου,  τοΐ]ς  έλ- 

45  θοΰσιν  άττό  [τοΰ  . .  |  

 ]·  [άλ]λά  ούαί  [τ]οίς.  . 


mirar  estos  vasos  sagrados». — 
El  Salvador  le  respondió  di- 
ciendo: «  ¡Ay  (de  vosotros)!, 
ciegos,  que  no  veis.  Tú  te  has 
lavado  en  esta  agua  corrien- 
te, donde  se  han  echado  pe- 
rros y  puercos  de  noche  y  de 
día,  y,  al  lavarte,  has  limpiado 
lo  exterior  de  la  piel,  que  es 
lo  que  las  meretrices  y  flau- 
tistas perfuman,  lavan,  acica- 
lan y  adornan  para  concupis- 
cencia de  los  hombres,  siendo 
así  que  su  interior  está  lleno 
de  escorpiones  y  de  toda  cla- 
se de  maldad.  Mas,  por  lo  que 
se  refiere  a  mí  y  a  mis  discí- 
pulos, de  quienes  tú  afirmas 
que  no  nos  hemos  lavado,  (yo 
te  aseguro  que)  lo  hemos  he- 
cho utilizando  las  aguas  vivas 

que  proceden  de   

Mas  ¡ay  de  aquellos  que  .... 
 I» 


3.   FRAGMENTO  GNOSTICO  DE  OXYRHYNCHUS 

(Oxyrh.  Pap.  n.1.081) 

Pertenece  al  siglo  III  o  IV.  Fué  encontrado  en  Behnesa. 
Contiene  una  conversación  de  Jesús  con  sus  discípulos,  cuyo 
carácter  gnóstico  salta  a  la  vista. 

Cf.  Β.  P.  Grenfell  and  A.  S.  Hunt,  The  Oxyrhynchus  Papyri  part.8 
(1911)  n.1081;  E.  Klostermann.  en  Lietzmann:  KleinT  8  (1929)  25;  Bo- 
naccorsiVA  I  (1948)  40-41. 

36.    Cf.  1  Reg.  22,38. 

38.  Esta  aparente  incoherencia  se  explica,  según  Büchler,  porque  el 
canal  que  traía  el  agua  a  la  piscina  estaba  a  trechos  descubierto.  Lagrange 
piensa  que  Jesús  habla  en  un  sentido  vago  y  general,  pretendiendo  única- 
mente parangonar  el  agua  sucia  de  que  ellos  se  sirven  con  el  agua  verdadera- 
mente purificativa  que  él  trae. 

40.    GH:  (íxel)[vat  πίττλ]ήρω(ν)ται... 

44-45-    Se  podría  restituir:  ...άπό  [των  ούρανώυ]. 


S8 


FKAf.MKNTOS  PAPIRÁCEOS 


τά  γεγονόσι.  [καίτοι  ή  ττρός],' 
τό  εμφανές  [φύσις  ττολ-] 
λή  λυθεΐσα  ν[άρκη  φθο-] 
ρα  τε  πολλή  [την  φύσιν] 
5  των  άφθάρ[τ]ω[ν  ού  φθί-] 
νει·  ό  έχων  ώ[τ]α  τ[ά  όντα] 
πέραν  των  [ά]κο[ώ]ν  ά- 
κουέτω  κα[ί]  τοις  έγρη- 
γοροΰσιν  [εγ]ώ  λαλώ.  Έτι  - 

10  προ[σθε'ις  ε]ϊπεν  Παν 
τό  γε[ινόμε]νον  από 
της  [φθοράς  άπογεί-] 
νετ[αι  ώς  άπ]ό  φθοράς 
γεγ[ον]ός,  τό  δέ  γε[ι]νό- 

15  μεν[ον  άττό]  αφθαρ- 
σίας [ουκ  άπο]γείν[εται] 
άλλ[ά  μ]έν[ει]  άφ[θαρ-] 
τον  ώς  από  ά[φ]θ[αρσί-] 
[α]ς  γεγονός.  Τ[ινες] 

20  [δέ]  τών  άν[θρ]ώ[ττων] 

έπλανήθ[ησαν. .  .  ] 

μή  είδότ[ες ....:..,...] 

φ[6ο]ράν  τά  .....] 

Θανόν  ] 


Verso]      ."' .  ' 

«:..  Efectivamente,  la  natu- 
raleza visible,  extenuada  por 
el  anquilosamiento  y  la  co- 
rrupción, no  puede  aniquilar 
la  naturaleza  de  las  cosas  in- 
corruptibles. Quien  tenga 
(otros)  oídos  fuera  de  los  oídos 
(corrientes),  ■escuche.  [  A  los 
despiertos  hablo  yo».  Aún. 
añadió  y  dijo:  «Todo  lo  naci- 
do de  lá  corrupción  perece., 
como  hijo  que  es  de  la  co- 
rrupción. Mas  lo  nacido  de 
incorruptibilidad  no  perece, 
sino  que  permanece  incorrup- 
tible, como  hijo  que  es  de  la 
incorruptibilidad.  Mas  algu- 
nos de  los  hombres  erraron 

al  no  ver    la 

corrupción»   


(Recio; 


25  [oi  μαθητα]ί·  Κ(ύρι)ε,  πώς  óuv 
[ττίστιν  εύ]ρίσκομεν;  Λέγε[ι] 
[αύτοΤς  ό  σ]ωτήρ-  Διελθο[0-] 
σιν  έκ  τών  αφανών  κα[ί] 
[εί]ς  τό  [φώς  τών  φαινο-] 

30  [μέ]νων  και  αύτη  ή  άπό[ρ-] 
οία  τή[ς  έ]ννοίας  ανα- 
δείξει ύ[μϊ]ν  ττώς  ή  ττίστ[ις] 
εΰρ[ετ]έ[α]'  ή  φαινόμε- 
νη του  ά[ττατρι]κοΰ  ττ(ατ)ρ(ό)ς. 

35  ό  έχων  ώτ[α]  άκού]ειν,  ά- 
κουέτω.  [Ό  τών  δλ]ων  δε-' 
σπότης  o[0k  íor]i  π(ατή)ρ  άλ- 1 
λα  τΓρόπά[τώρ· '  ό  ·  γά]ρ  π(ατή)ρ 

χή  έ[σ]τ[ιν  τών  μ]ελλόν- 
40  των  [μόνον,  άλλ'  ό  έ]κείνο[ν/) 


Los  discípulos:  «¿Cómo, 
pues,  vamos  a  encontrar  la 
fe?»  Díceles  el  Salvador:  «Pa- 
sando de  la  oscuridad  a  la  luz 
de  lás  visiones;  y  esta  emana- 
ción de  la  inteligencia  os  hará 
ver  cómo  se  .puede  encontrar 
la  fe  clara  del  Padre  que  no 
tuvo  padre.  El  que  tenga  oí- 
dos para  oír,'  qúe  escuche.  El 
Señor  de  todo  no  es  el  Padre, 
sino  el  progenitor.  Pues  el  Pa- 
dre es  principio  solamente  de 
las  cosas  futuras;  mas  el  pa- 
dre de  él  es  Dios,  el  progeni- 


FRAGMENTO  EVANC.ÉLrCO  DE  VAVlM 


[ττ(ατή)ρ·  km  9(εός  τφο]ττάτω{ρ] 
[τταντω]ν  άπό  y[e}veás  [els] 
[τό  πόρ]ρω  ομ[.  .]ε  .  .  [.] 

[  ]εται  otu[  ] 

45  {.  ...]ω[.]μααν[..:....] 

[προπάτ]ωρ    Θ(εό)ς  ττ(ατ)ή[ρ]. 

[■·] 

[··  ]  πιαντ[.]ττ.[.]  ' 

[  ]ει  άγεννητ[.] 

[  ]  ό  μεν  του[ .  ]  ' 

[■-.  Μ 


tor  de  todas  las  cosas  desde 
su  origen  en  adelante^  ...... 

-a  vt  .vid  ,:■>.  ccwUn-;  >  íHtoíA 


4.    Pap.  11710  DE  BERLIN 

Contiene  un  diálogo  entre  Natanael  y  Jesús  escrito  en  dos 
folios  papiráceos  cosidos  entre  sí.  Depende  de  lo.  1,49  (cf.  1,29) 
y  añade  la  curiosa  respuesta  de  Jesús  a  Natanael:  «Camina  al 
sol»,  que  parece  ser  de  origen  maniqueo  El  pap.  pertenece 
probablemente  al  siglo  VI.  Es  la  primera  vez  que  en  un  evan- 
gelio apócrifo  se  da  a  Jesús  el  título  de  Rabbi.  Cf.  H.  Lietzmann, 
Ein  apokryphes  Evangelien-fragment :  ZtNW  22  (1923)  153-154. 


[Ναθαναήλ  ώμολ]όγησεν  και  εί- 
πε· ραμ-  βιού  κύριε,  σύ  ει  ό  υιός 
του  ΘεοΟ.  [άπεκρίθη  αύτω]  ό 
ραμβ'ις  και  εϊττε·  Ναθαναήλ,  <α> 
ττορεύου  έν  τω  ήλίω.  Ά-  ττεκρίθη 
αύτω  Ναθαναήλ  και  είττεν  ραμ-  ¡ 
βιού  κύριε,  σύ  ει  ό  άμνός  τού  Θεού, 
ό  .|  αϊρων  τάς  άμ[α]ρ[τί]α[ξ]  του 
κόσμου.  Άπεκρίθη  αύτω  ό  ραμβίς 
και  είπε... 


Natanael  confesó  y  dijo: 
«Rabí,  Señor,  tú  eres  el  hijo 
de  Dios».  Respondióle  el  Rabí 
y  le  dijo:  «Natanael,  camina 
al  sol».  Respondió  Natanael  y 
dijo:  «Rabí,  Señor,  tú  eres  el 
cordero  de  Dios,  el  que  quita 
los  pecados  del  mundo».  Res- 
pondióle el  Rabí  y  dijo.... 


5.    FRAGMENTO  EVANGELICO  DE  FAYUM 

Está  contenido  en  un  papiro  perteneciente  a  la  colección  del 
archiduque  Rainer,  en  Viena,  y  proviene  de  los  archivos  pro- 
vinciales de  Fayum  (Egipto).  La  edición  y  primeras  tentativas 

1  San  Agustín  (De  Haeres.  46)  parece  aludir  a  esta  expresión  maniquea 
cuando  dice:  cQuidquid  vero  undique  purgatur  luminis,  per  quasdam  naves 
quas  esse  lunam  et  solem  volunt,  regno  Dei  tanquam  propriis  sedibus  red- 
di»  (PL  42,35).  Según  esto,  la  frase  significaría:  «Viaja  en  el  sol". 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


de  reconstrucción  corrieron  a  cargo  de  G.  Bickell,  quien  lo  pu- 
blicó el  año  1885.  Los  numerosos  estudios  que  sobre  él  se  han 
hecho  convienen  en  fijar  su  composición  en  las  últimas  décadas 
del  siglo  III.  En  él  se  relata  la  predicción  de  las  negaciones  de 
Pedro  de  una  manera  sobria  y  vigorosa.  La  narración  es  para- 
lela a  Mt.  26,30-34  y  a  Me.  14,26-30,  si  bien  más  breve.  Este 
detalle,  según  Hennecke,  arguye  cierta  dependencia  de  los  dos 
primeros  evangelios  y  es  un  dato  significativo  para  poder  fijar 
la  fecha  de  composición.  Mucho  se  ha  discutido  sobre  el  ca- 
rácter del  fragmento  en  cuestión.  Según  Bickell,  no  es  herético 
ni  pseudoepígrafo,  sino  una  de  aquellas  tentativas  mencionadas 
por  San  Lucas  (1,1-4)  de  consignar  por  escrito  las  palabras  y 
obras  del  Señor,  aunque  el  autor  no  tuviera  carisma  para  ello. 
Chiappelli  y  Harnack  lo  consideran  como  un  verdadero  frag- 
mento evangélico  no  conocido  hasta  ahora,  hipótesis  a  la  que 
Hilgenfeld  se  opone  de  plano.  Puede  tratarse  de  una  cita  libre 
de  Mateo  o  de  Marcos,  hecha  por  algún  predicador  o  exposi- 
tor, según  sugieren  Bardenhewer  y  James.  Savi  tiene  por  más 
fundada  la  hipótesis  de  un  fragmento  evangélico  que  la  de  una 
cita  libre.  Es  difícil  de  dilucidar  este  punto,  dada  la  brevedad 
del  texto  conservado.  Desde  luego,  los  datos  que  poseemos  no 
son  suficientes  para  referir  nuestro  fragmento  a  algún  evan- 
gelio apócrifo  de  los  conocidos  hasta  ahora. 

Cf.  G.  Bickell:  ZtkTh  9  (1885)  498-504;  10  (1886)  208S. ;  Mitteüun- 
gen  aus  der  Sammlung  der  Papyrus  Rainer  I  (1886)  53-61 ;  II  y  III  (1887)  41S.; 
V  (1892)  78-82;  K.  Wessely,  Ueber  d.  Zeitalter  d.  Wiener  Evangelienpapy- 
rus:  ZtkTh  11  (1887)  507-515;  Les  plus  anciens  monuments  du  Christianis- 
me  écrits  sur  papyrus:  PaOrlV  2  (1908)  181 ;  A.  Harnack:  ThLitZ  12  (1885); 
Das  Evangelienfragment  von  Fajjúm:  TU  V  4  (1889)  481-497;  A.  Hilgen- 
feld, Kein  neuentdecktes  Evangelium:  ZtWTh  29  (1886)  50-56;  A.  Chiap- 
pelli, Studi  di  antica  letteratura  cristiana  (Torino  1887)  1- 19.2 19-222; 
Usener,  Religionsgesch.  Untersuch.  I  (1889)  99  not.3;  P.  Savi,  Le  fragment 
évangélique  de  Fayoúm:  RBi  1  (1892)  321-344;  Studi  critici  del  P.  Paolo 
Savi,  barnabita,  raccolti  e  riordinati  dal  can.  Fr.  Polese  (Siena  1899)  123-145; 
ZahnNT  II  2  (1892)  780-790;  Van  de  Sande  Bakhuyzen:  «Theologische 
Tijdschrift»  (oct.  1905);  E.  Preuschen,  Antilegomena  (Giessen  21905) 
21-22;  HenneckeNA  (21924)  38;  E.  Klostermann,  Apocrypha  II,  en 
H.  Lietzmann:  KleinT  8  (1929)  23;  O.  BardenhewerGAL :  I  (21913)  5*°; 
BonaccorsiVA  I  (1948)  31-32;  JamesNT  (repr.  1953)  25. 

El  texto  viene  reproducido  según  la  reconstrucción  de  Har- 
nak:  TU  V4. 


FRAGMENTO  DEL  CAIRO 


91 


 [μετά  δέ 

2  το]  ¡  φαγεΐν  ώζ  Ιξ  εθουξ,  ττά[ν- 
τες  έν  ταύτη]  |  τη  νυκτί  σκανδα- 

4  λισ[θήσεσθε  κατά]  j  τό  γραφέν 
Πατάξω  τόν  [ττοιμένα  κα'ι  τά]  | 
πρόβατα  διασκορτπσθήσ[εται·  εί- 

6  ttóvtos]  I  [το]0  Πέτ(ρου)·  καϊ 
εί  ττάντεξ,  ο[ύκ  εγώ·  ττρίν]  [ή] 
ό  άλεκτρυών  δις  κοκ[κύσει  σή- 

8  μερον]  I  [σύ  τρ($  με  ά]τταρν[ήση] .  . 


 Después  de  ce- 
nar como  de  costumbre, 
(dijo:)  «Todos  en  esta  noche 
habréis  de  escandalizaros,  se- 
gún lo  que  está  escrito:  Heri- 
ré al  pastor  y  las  ovejas  se  dis- 
persarán» (Zac.  13,7).  Habién- 
dole dicho  Pedro:  «Aunque 
todos,  yo  no»,  (dijo):  «Antes 
de  que  el  gallo  cante  hoy  dos 
veces,  tú  has  de  negarme 
tres»   


6.   FRAGMENTO  DEL  CAIRO 
(Pap.  107 35) 

Está  contenido  en  el  Catalogue  general  des  antiquités  égypt.  du 
Musée  du  Caire  X  (Oxford  1903),  con  el  número  10735.  Se  trata 
de  un  fragmento  uncial  del  siglo  VI  o  VII,  cuyo  recto  alude  a 
la  huida  a  Egipto,  paralelamente  a  Mt.  2,13,  y  cuyo  verso  se 
refiere  a  la  anunciación  en  términos  semejantes  a  los  de  Le.  1, 
36.  En  este  último  aparecen  indicios  de  que,  más  que  un  frag- 
mento evangélico,  lo  que  tenemos  entre  manos  es  un  trozo  de 
alguna  antigua  homilía.  Esto  parece  indicar  las  cinco  últimas 
líneas,  que  contienen  una  paráfrasis  de  la  perícope  evangélica 
que  precede,  y  el  uso  de  la  palabra  αρχιστράτηγος,  que,  referida 
a  un  ángel,  tiene  sabor  marcadamente  litúrgico. 

Cf.  A.  Deissmann,  Licht  vom  Osten  (4i923)  368;  E.  Klostermann,  en 
Lietzmann:  KleinT  8  (1929)  24;  BonaccorsiVA  I  (1948)  XVIII  y  32-33,  de 
donde  tomamos  el  texto  original. 

1.  [Προ  τοΰ  μεταλ]λαγΕίν:  PreusCHEN.  [Ύμνησάντων  δέ  αύτών  μετά  τό  φ]α- 
γεϊν:  Ζαην. 

2.  [Έν  δέ  τω  έ]ξάγειν,  ώ;  έ[ΐ]πε[ν]  ότι  σ[παντε5  έν  ταύτη]:  WeSSELY. 

6.  [είπεν  ό  κύριος  Πρίν  ή... :  Usener. 

7.  κοκ[κύξει  κα(  συ  πρώτον  Tp¡5  ά]παρν[ήσΓ|  με]:  BlCKELL.  κοκ[κύξει  και  συ 
σήμερον  ά]παρν[ήστ|  με  τρίξ]:  HlLGENFELD.  κοκ[κύξει  καί  συ  πρώτον  τρί;  ά]παρν[ή- 
ση  με]:  Usener. 


92 


l,K.U;MKViOS  I'U'IKÁL'KÜS 


(Recto) 


"Αγγελος   κυρίου   έλάλησεν  Ίω- 
[σι\φ,  εγερθείς 
τταράλαβε  Μαρίαν  την  γ[υναϊκά 
[σου  και] 
φεύγε  εις  Αί'γυτττον  κοι  (.  .  .·.  .  ■ 

■[.ϊ;.·.·.. ]. α.. ........ [..]:.[■ 

τ ._κ>βι_. [..,:]  Ρ.[  

ττάν  δώρου  και  έάν  [  

φίλους  αύτού  καθ[  

βασιλέως  Λ[  


Un  ángel  del  Señor  hablé; 
«José,  levántate  y  toma  a  Ma- 
ría, tu  mujer,  y  huye  a  Egip- 
to. .  .»  .  .·.'·.·.  .  L  -T 


todo  presente  y  si 
a  sus  amigos  .... 
del  rev  


(  VcrsoJ 


[..].  έρμηνευκέτω  σοι.ό  [δέ  [αρ- 
χιστράτηγος] φησι  τη  τταρθένω· 
ιδού  I  [Ελισάβετ  ή  συγ]γενής  σου 
και  αύτη  συν-  |  [ε'ίληφε  κα'ι  έκτο]ς 
έστί  μήν  αυτή  τη  κα[λου-  ¡  μένη 
στείρα,  εν]  τω  έ'κτω,  ó  εστίν  [θώθ, 
μη-  vi  ή  μ(ήτ)ηρ  ήρα  Ίω]άννην 
συνέλαβε.  |  [έδει  δέ  ττροκηρύσ]σειν 
τόν  άρχιστρά-  [τηγον  Ίωάννην 
τό]ν  οίκέτην  ττροβαδί-  |  [ζοντατής 
τού  κυρίου  αύτού]  παρουσίας 
 τα 


[....]  séate  explicado.  Alas 
el  generalísimo  (celestial)  dice 
a  la  Virgen:  «He  aquí  que  Isa- 
bel, tu  pariente,  también  ha 
concebido;  y  está  en  el  sexto 
mes,  la  que  era  llamada  esté- 
ril». En  el  sexto  (mes),  esto  es, 
en  el  mes  de  Thoth,  la  madre 
concibió,  pues,  a  Juan.  Mas 
convenía  que  el  generalísimo 
anunciara  al  ministro,  Juan, 
que  se  adelantaba  a  la  venida 
de  su  Señor. 


7.    «LOGIA»  DE  OXYRHYNCHUS 

1.  Oxyrh.  Pap.  i  (1897) 

Bajo  el  apelativo  común  de  logia  nos  referimos  a  los  supues- 
tos dichos  del  Señor  descubiertos  recientemente  en  fragmentos 
papiráceos.  Con  ello  los  distinguimos  de  los  agrapha,  o  dichos 
del  Señor  no  consignados  en  los  cuatro  evangelios,  pero  trans- 
mitidos en  otras  partes  canónicas  del  Nuevo  Testamento,  en 
los  escritos  de  los  Padres  o  en  otras  fuentes  de  la  tradición. 


«logia»  di:  o.WKHVNcm  s 


93 


La  primera  colección  de  estos  logia  fué  encontrada  en  Behne- 
5c¡  (Oxyrhynchus)  el  año  1897  por  Β.  P.  Grenfell  y  A.  S.  Hunt, 
comisionados  por  la  Egypt  Explora!  ion  Fund.  Al  principio  se  creyó 
haber  dado  con  las  Exegeses  de  Papías,  y  aun  con  los  íqgjfl  kyrnika, 
fucjTtc  supuesta  de  los  sinópticos.  Pero  un  estudio  sereno  des- 
mintió inmediatamente  tales  hipótesis. 

La  serie  a  que  ahora  nos  referimos  está  contenida  en  una 
hoja  papirácea  que,  a  juzgar  por  sus  unciales  helenísticas,  debió 
ser  escrita  a  finales  del  siglo  II  o  principios  del  III.  Una  mano 
posterior  señaló  el  dorso  con  la  expresión  numérica  IA  (=  11). 
Es^o  indujo  a  los  editores  a  tomar  por  verso,  lo  que  en  reali- 
dad es  recto,  y  viceversa,  si  bien  este  lapsus  carece  de  con- 
secuencias, ya  que  el  borde  inferior  ha  desaparecido,  quedan- 
do así  truncado  de  todas  formas  el  hilo  del  contexto.  Esta  no- 
tación, sin  embargo,  es  una  buena  prueba  de  que  la  hoja  en 
cuestión  formaba  parte  de  un  libro,  ya  sea  que  la  citada  cifra 
se  refiera  a  la  página  o  más  bien  al  cuadernillo,  que  ocupaba  el 
ilinlécimo  lugar  en  el  tomo. 

Contiene  ocho  dichos  de  Jesús,  introducidos  siempre  comía 
fórmula:  λέγει  Ιησούς.  Algunos  de  ellos  reflejan  un  acusado 
paralelismo  con  los  sinópticos;  v.gr.,  el  primero  (cf.  Mt.  7,5; 
Le.  6,42).  Otros  son  ajenos  a  los  libros  canónicos  y  aun  contra- 
rios al  espíritu  del  Evangelio.  Así,  el  quinto  recuerda,  según 
la  interpretación  de  algunos,  la  doctrina  gnóstica  de  la  ubicuidad, 
mientras  el  segundo  rezuma  judaismo  en  la  expresión  y  en  el 
contenido.  No  obstante  esta  diversidad,  se  puede  percibir  en 
el  conjunto,  gracias  al  paralelismo  de  las  frases,  cierto  tinte  de 
unidad.  La  forma  sentenciosa  y  concisa  en  que  están  expuestos 
es,  según  la  opinión  de  Wendland  y  White,  la  más  adecuada  al 
género  literario  apocalíptico  a  que  pertenecen. 

Se  ha  discutido  mucho  sobre  su  forma  literaria.  Los  editores 
pensaron  que  teníamos  ante  los  ojos  un  nuevo  tipo  de  literatura 
evangélica,  consistente  en  reunir  dichos  y  conversaciones  de 
Jesús  desprendiéndolos  de  toda  ambientación  histórica.  Esta 
hipótesis  pronto  fué  abandonada  por  la  generalidad  de  los  crí- 
ticos. Actualmente  se  considera  a  los  logia  como  una  colección 
privada  de  dichos  del  Señor  a  modo  de  excerpta  o  florilegio  pro- 
venientes de  un  escrito  evangélico.  El  problema  está  en  iden- 
tificar el  texto  que  utilizó  el  compilador.  Esser  cree  que  no  es 
necesario  afanarse  por  encontrar  tal  identificación,  ya  que  el 
autor  de  la  colección  al  insertar  sus  logia  debió  someterlos  a  una 
inspiración  y  redacción  personal.  White  y  Zahn,  observando 
ciertas  analogías  entre  esta  compilación  y  la  de  1904,  concluyen 


94 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


que  ambas  deben  considerarse  como  pertenecientes  al  mismo 
escrito  original,  conclusión  que  no  ha  de  admitirse  sin  reservas, 
ya  que  las  citadas  analogías  se  refieren  casi  únicamente  a  la 
identidad  de  lugar  de  invención,  época  aproximativa  de  com- 
posición y  afinidad  de  forma  literaria,  existiendo,  por  otra  par- 
te, profundas  diferencias  en  el  fondo.  Esta  es  la  opinión  de 
Reitzenstein,  quien  cree,  además,  que  el  libro  de  donde  ha 
sido  tomada  la  de  1904  se  leía  todavía  en  el  siglo  VI  o  VII,  jun- 
tamente con  los  demás  libros  canónicos  del  Nuevo  Testamento. 
Harnack  y  Preuschen  piensan  que  la  fuente  de  estos  logia  hay 
que  buscarla  en  el  Evangelio  de  los  Egipcios;  hipótesis  desmentida 
por  Batiffol,  quien,  juntamente  con  White,  cree  que  su  origen 
está  en  el  Evangelio  de  los  Hebreos.  Se  apoya  para  ello  en  el  sa- 
bor judaico  de  que  están  impregnados  algunos  en  el  fondo 
(v.gr.,  ayuno,  observancia  del  sábado,  rigidismo  farisaico  del  Π), 
y  en  la  forma  gramatical,  que  supone  un  original  hebreo  o 
arameo,  traducido  al  griego  demasiado  literalmente  por  un 
judío-cristiano,  lo  cual  bien  puede  convenir  al  Evangelio  de  los 
Hebreos. 

Cf.  Β.  P.  Grenfell  and  A.  S.  Hunt,  Λόγια  Ιησού.  Sayings  of  our 
Lord  from  an  early  Greek  Papyrus.  Discovered  and  edited  with  translation  and 
commentary  by...  With  two  plates  (London  1897)  [edición  por  separado  en 
The  Oxyrhynchus  Papyri  partí  (London  1898)  1-4];  P.  Batiffol,  Les  Logia 
du  Papyrus  de  Behnesa:  RBi  6  (1897)  501-515;  Id.:  RHLR  (1897)  434-438; 
Λ.  Chiappelli.  «Nuova  Antología»  (1897)  524-534;  A.  Harnack,  Ueber  die 
jüngst  entdeckten  Sprüche  ]esu  (Freiburg  i.  Br.  1897);  G.  Heinrici:  ThLitZ 
(1897)  449SS. ;  H.  Holtzmann:  Thjahr  17  (1897)  115SS.,  y  18  (1898)  148SS.; 
Lock  W.  and  Sanday  W.,  Two  lectures  on  the  «Sayings  of  Jesús»  recently 
discovered  at  Oxyrhynchus  (London  1897);  Redpath:  Exp  (1897)  224-230; 
Weiss:  ThRund  (1897)  227-236;  W.  Wright:  «Bibliotheca  Sacra»  (1897) 
579ss. ;  Th.  Zahn,  Die  jüngst  gefundenen  Aussprúche  Jesu:  ThLitBl  (1897) 
417-420.425-431 ;  Id.,  The  recently  discovered  «Logia  of  Jesús»:  «The  Luteran 
Church  Review»,  1  (1898)  168-183;  G.  Esser,  Die  neu  aufgefundenen  «Sprü- 
che Jesu»:  Kath  1  (1898)  26-43. 137-151 ;  U.  Fracassini:  RBIt  3  (1898) 
513-518;  G.  Semeria,  Le  parole  di  Gesú  recentemente  scoperte  e  l'ultima  fase 
della  critica  evangélica  (Genova  1898);  C.  Bruston,  Les  paroles  de  Jésus 
récemment  découvertes  en  Egypte  et  remarques  sur  le  texte  du  fragment  de 
l'Evangile  de  Pierre  (París  1898);  Ch.  Taylor,  The  Oxyrhynchus  Logia  and 
the  apocryphical  Gospels  (Oxford  1899);  A.  von  Scholz,  Zu  den  Logia  Jesu: 
ThQ  82  (1900)  1-22;  C.  G.  Griffinhoofe,  The  unwritten  sayings  of  Christ, 
Words  of  our  Lord  not  recorded  in  the  four  Gospels,  including  those  recently 
discovered  (Cambridge  1903);  BaidenhewerGAL  I  (2i9i3)  539-541  ·  R-  Reit- 
zenstein: GóttGelAnz  (1921)  165-174;  HenneckeNA  (2i924)  35-37!  Ja- 
mesNT  (repr.  1953)  26-28;  cf.  en  el  siguiente  apartado  la  literatura  con- 
cerniente también  a  estos  logia  a  partir  del  año  1904. 


«LOGIA»  DE  OXYRHYNCHUS 


as 


και  τότε  διαβλέψεις 
έκβαλεϊν  τό  κάρφος 
τό  έν  τω  όφθαλμω 
του  αδελφού  σου. 

II 

Λέγει 

5  Ί(ησοϋ)ς·  έάν  μή  νηστεύση- 
τε  τον  κόσμον,  ού  μή 
ιΰρητε  την  βασιλεί- 
αν  του  θ(εο)ϋ·  και  έάν  μή 
σαββατίσητε  τό  σάβ- 
10  βατον,  ουκ  όψεσ6ε  τό(ν) 
ττ(ατέ)ρα. 


III 

Λέγει  Ί(ησοΰ)5·  έ[σ]την 
έν  μέσω  του  κόσμου, 
και  έν  σαρκϊ  ώφθην 
αυτοΐς.  και  εύρον  ττάν- 
15  τας  μεθύοντας,  και 

ούδένα  εύρον  δειψώ(ν)- 
τα  έν  αύτοϊς. 


«y  entonces  verás 
de  quitar  la  pajita 
que  está  en  el  ojo 
de  tu  hermano»  (cf.  Le.  6,42; 

Mt.  7,5). 

II 

Dice 

Jesús :  «Si  no  hacéis  abs- 
tinencia del  mundo,  no 
encontraréis  el  reino 
de  Dios;  y  si  no 
observáis  el  sábado, 
no  veréis  al 
Padre». 

III 

Dice  Jesús:  «Estuve 

en  medio  del  mundo 

y  me  dejé  ver  de  ellos 

en  carne;  y  encontré  a  todos 

ebrios  y  no  di  con  ninguno 

que  estuviera  sediento 

entre  ellos». 


5-10.  La  sentencia  como  tal  es  ajena  a  los  evangelios  canónicos,  aun- 
que puedan  encontrarse  entre  éstos  ciertas  expresiones  afines.  Preuschen. 
para  suavizar  la  dureza  del  acusativo  τόν  κόσμον,  dependiente  del  verbo 
νηστεύειν,  propone  la  lectura  τοΟ  κόσμον,  a  imitación  de  la  expresión  de 
Clem.  Alej.  (Strom.  III  15,99):  μακάριοι  o¡  τον  κόσμου  νηστεύοντε;,  hipó- 
tesis no  bien  fundada,  pues  en  el  documento  aparece  muy  clara  la  ν  del 
acusativo.  Batiffol,  según  sugiere  Herz  («Guardian»  28  jul.  1897),  supone  que 
el  posible  traductor  griego  no  cayó  en  la  cuenta  de  que  en  el  dialecto  neo- 
hebraico,  de  donde  él  pudo  verter  este  logion,  la  palabra  hólam  se  toma  en 
el  sentido  de  siempre  y  no  de  mundo.  Jacquier  aduce  en  el  mismo  sentido 
la  hipótesis  de  Cersoy,  según  la  cual,  el  supuesto  traductor  del  arameo  ha- 
bría lefdo  en  esta  lengua  la  palabra  hólam  (mundo)  en  lugar  de  sóm  (ayuno), 
cuya  ortografía  es  muy  semejante.  Ambas  explicaciones  reafirman  el  sentido 
hebraizante  de  la  frase  y  apoyan  la  tesis  que  supone  al  Evangelio  de  los  He- 
breos cantera  de  esta  compilación. 

1 1  - 1 7.  Este  logion  se  pone  en  boca  de  Jesús  resucitado.  No  se  encuen- 
tran fácilmente  huellas  de  él  en  los  cuatro  evangelios.  Batiffol,  considerando 


96 


.TRAGMESTOS^  PM-IRÁCHOS'? 


IV 

ΚαΊ  τγο- 
νεΐ  ή  ψυχή  μου 
επί  τοις  υϊοίς  των  άν(θρώττ)ων, 
20  ότι  τυφλοί  εϊσιν  τη  καρ- 
δία αύτώ[ν],  καϊ  [οϋ]  βλ[έ- 
mx/div  ϊί[ς  .  :  .  .  τ]ήν  τΓτωχεία(ν). 


IV 

«Y  se  afli- 
ge mi  alma  por  los 
hijos  de  los  hombres, 
porque  están  ciegos  ,en 
su  corazón  y  no 
ran  a  ....  la  pobreza». 


Y 

[λέγ]ει  [Ί(ησου)ς·  όττ]ου  εάν  ώσιν 
[.  .  .]  r  [. .  ;  ]  θεοί,  και 

25  [ό]πο[υ]  ε[Ις]  εστίν  μόνος, 
[.  .  ]τω.εγώ  ειμί  μετ'αϋ- 
τ[οϋ].  Ύ.γει[ρ]ον  τον  λίθο(ν), 
κάκεϊ  εύρήσεις  με, 
σχίσον  τό  ξύλον,  κάχώ 

30  έκεΐ  ειμί. 

VI 

Λέγει  Ί(ησου)ς·  ου- 
κ ϊστιν  δεκτός  προ- 
φήτης εν  τη  ττ(ατ)ρίδι  αϋ- 
τ[ο]ΰ,  ουδέ  ιατρός  ττοιεΐ 
θεραπείας  εις  τούς 
35  γεννώσκοντας  αΰτό(ν). 


y 

Dice  Jesús:  «Donde  estén 

[  ·:·......  ],y. 

donde  hay  uno  solo..,'.  . 

[  ]  yo  estoy  con 

él.  Levanta  la  piedra 
y  allí  me  encontrarás, 
hiende  el  leño'  y  yo  i 
allí  estoy». 

VI 

Dice  Jesús : 
«No  es  acepto,  un  pro- 
feta en  su  patria,: 
ni  un  médico  obra  .  .. 

curaciones  entre  los  que 
le  conocen»  (cf.  Le.  4,24; 
Mt.  13,57;  Me.  6,4-5;  10:4,44) 


VII  VII 

Λέγει  Ί(ησοϋ)ς·  πόλις  οίκοδο-  Dice  Jesús:  «Una  ciudad 

μημένη  έπ'άκρον  edificada  sobre  la  cumbre 


la  concisión  de  las  frases,  subrayada. por  un  expresivo  paralelismo,  ve  aquí 
rastros  del  Evangelio  de  los  Hebreos. 

1S-22.  Algunos  quisieran  unir  este  logion  al  anterior.  Sin  embargo,  la 
■contraposición  entre  aoristo  y  presente  (ώφθην,  ττονεϊ),  juntamente  con  la 
simetría  de  las  frases,  aconseja  separarlos.  Pudiera  ser  que  la  palabra  τττωχείαν 
perteneciera  a  otro  logion  distinto. 

23-25.  La  restauración  del  texto  es  problemática,  si  bien  su  sentido  se 
percibe  claro,  según  Mt.  18,20:  Harnack  lo  reconstruye  de  esta  forma: 
ώσΊν,  ούκ  είσίν  ά6εαι,  και  ώσττερ  εις  εστίν  μόνος,  ούτως  εγώ  είμι  ρετ'  αύτοϋ. 
■La  omnipresencia  de  Cristo  expresada  en  el  sepundo  miembro  puede  in- 
terpretarse en  sentido  ortodoxo  según  Eph.  4,6,  o  puede  tener  resabios 
vagamente  panteístas. 

30-35.    0  segundo  miembro  es"  nuevo. 
"'  36-40."  Harnack  y  Batiffol  piensan  que  no  debió  ser  ésta  la  forma  απ- 


«LOGIA»  DE  OXYRHYXCHUS 


97 


40  [σ]εΐν  δύναται  ούτε  κρυ- 
[jjjfjvcci. 


[ójpous  ύψηλού  και  έσ- 
τηριγμένη  ούτε  πε- 


de  un  alto  monte  y  for- 
tificada, ni  ca- 
fe ]r  puede,  ni  estar  escon- 
dida» (cf.  Mt.  5,14). 


VIII 


VIII 


Λέγει  Ί(ησού)ξ·  άκούεις 
[ε]ίς  τό  ε[ν  ώ]τίον  σου,  τό.  .  . 


Dice  Jesús :  «Tú  escuchas 
con  uno  de  tus  oídos .  .  . ». 


II.  Oxyrh.  Pap.  6 54  (1904) 


Es  una  pieza  de  un  rollo  papiráceo  cuya  época  haya  quizá 
que  retrasar  algo  con  relación  al  fragmento  anterior.  Compren- 
de cuarenta  y  dos  líneas,  distribuidas  entre  cinco  λόγοι  (no  λόγια), 
precedidos  de  una  breve  frase,  que  algunos  interpretan  como 
introducción  o  epígrafe.  Estas  lineas  están  muy  mutiladas  y  ocu- 
pan el  dorso  del  papiro,  cuyo  anverso  contiene  una  relación 
de  porciones  de  tierra.  La  escritura,  que  es  uncial,  denota  una 
mano  distinta  de  la  que  copió  los  logia  de  1897.  Fué  encontrado 
por  los  mismos  investigadores  ingleses,  Β.  P.  Grenfell  y 
A.  S.  Hunt,  el  año  1903  en  la  localidad  de  Behmsa. 

Los  editores  (GH)  mantienen  su  antigua  opinión  y  conside- 
ran también  estos  logia  como  una  colección  independiente  de 
dichos  del  Señor.  Más  aún,  creen  encontrar  en  este  su  se- 
gundo hallazgo  un  nuevo  apoyo  para  fundamentar  su  opinión. 
A  pesar  de  ello,  la  casi  totalidad  de  los  críticos  sigue  consideran- 
do ambas  colecciones  como  una  especie  de  excerpta  o  florilegio 
procedente  de  algún  escrito  evangélico. 

Es  de  un  interés  grande,  dentro  de  la  colección,  la  frase 
introductoria  a  que  acabamos  de  aludir.  En  efecto,  puede  con 
motivo  preguntarse  si  de  hecho  hace  referencia  a  los  logia  que 
siguen  o  más  bien  a  un  hipotético  texto  anterior.  Aquí  entra  en 
juego  la  interpretación  de  las  palabras  iniciales.  Los  editores 
quisieron  leerlas  oí  τοϊοι  oí  λόγοι.  Svvete,  en  cambio,  pensando 
que  no  tenían  sentido,  las  leyó  de  esta  manera  ούτοι  oí  λόγοι. 
Waitz  y  Zahn  creen  que  no  deben  alterarse  y  juzgan  que  el  01 


ginal  del  logion,  pues  su  sentido  claudica,  sino  más  bien  esta  otra:  «Una 
ciudad  puesta  en  lo  alto  de  una  montaña  no  puede  estar  escondida,  ni  una 
casa  edificada  sobre  roca  puede  venirse  abajo»,  οικοδομημένη  =  ώκοδομημένη. 

41-42.  ά  áxoúsis  είς  τό  εν  ώτίον  σου,  τό  δεξιόν...:  Ζαην;  ακούει;  ει?  τό  εν  ώτίον 
σον,  τό  δέ  έτερον  συνέκλεισας:  SwETE. 

Εν.  apócrifos  4 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


inicial  es  la  terminación  de  una  palabra  anterior,  mientras  que 
los  restantes  términos  han  de  tomarse  en  sentido  conclusivo: 

tales  son  los  discursos...  Es  una  interpretación  apuntada  ya  ante- 
riormente por  Batiffol.  Pero  hay  más.  Mientras  los  cinco  logia 
acusan  marcadamente  influencia  sinóptica,  esta  frase  presenta 
claras  afinidades  con  San  Juan.  ¿Bastan  estas  razones  para  ne- 
garle el  carácter  de  introducción  o  epígrafe?  Los  citados  autores 
creen  que  sí,  aunque  White  y  James,  por  su  parte,  sigan  consi- 
derándola en  este  sentido. 

Prescindiendo  de  esta  cuestión,  hay  que  abordar  necesaria- 
mente el  tema  de  la  filiación  de  estos  cinco  logia.  El  primero 
pertenece  indudablemente  al  Evangelio  de  los  Hebreos,  a  juzgar 
por  el  texto  que  nos  ha  transmitido  Clemente  Alejandrino 
como  perteneciente  a  este  evangelio  (Strom.  V  14,96).  ¿Se  po- 
drá decir  otro  tanto  de  los  restantes?  Dentro  del  campo  conje- 
tural en  que  hay  que  moverse  por  la  falta  de  fijación  del  texto 
y  teniendo  en  cuenta  las  muchas  afinidades  que  enlazan  a  estos 
logia  entre  sí,  v.gr.,  el  material  sacado  de  los  sinópticos,  las  ex- 
presiones comunes,  el  carácter  ecléctico  de  algunos,  etc.,  hay 
que  concluir  con  la  mayor  parte  de  los  críticos,  entre  ellos 
Waitz,  Lagrange,  White  y  Zahn,  que  los  logia  de  1904  debieron 
ser  extraídos  efectivamente  del  evangelio  que  usaban  los  He- 
breos. 

Cf.  Β.  P.  Grenfell  and  A.  S.  Hunt,  New  Sayings  of  Jesús  and  fragment 
of  a  lost  gospel  from  Oxyrhynchus,  edited  with  translation  and  commentary 
(London  1904)  [edición  por  separado  en:  The  Oxyrhynchus  Papyri  part.  4 
n.654,  London  1904];  A.  Hilgenfeld,  Neue  gnostische  Logia  Jesu:  ZtWTh 
47  (1904)  414-418.567-573;  A.  Harnack:  Sitz.AkB  (1904);  G.  Heinrici, 
Die  neuen  Herrensprüche:  ThStKr  78  (1905)  188-210;  Th.  Zahn:  NeuKiZt 
*5  0905);  E.  Preuschen:  Antilegomena  (21905)  22-26;  R.  Reitzenstein, 
Ein  Zitat  aus  den  ΛΟΓΙΑ  ΙΗΣΟΥ:  ZtNW  6  (1905)  203  [sobre  el  quinto 
logion  de  la  primera  serie];  Η.  B.  Swete:  ExpT  (1904)  485-495;  Ch.  Tay- 
lor,  The  Oxyrhynchus  Sayings  of  Jesús  found  in  1903  with  the  Sayings  called 
«logia»  found  in  1897.  A  lecture  (Oxford  1905);  A.  Hilgenfeld,  Die  neues- 
ten  Logiafunde  von  Oxyrhynchus:  ZtWTh  48  (1905)  343-353;  C.  Bruston, 
Fragment  d'un  ancien  recueil  de  paroles  de  Jesús  (París  1905);  Ch.  Taylor, 
The  Oxyrhynchus  and  other  Agrapha:  JThSt  7  (1906)  546-562;  C.  Wessely, 
Fragments  de  collections  de  prétendues  sentences  de  Jésus:  PaOr  IV  2  (1908) 
151-72;  B.  Pick,  Paralipomena.  Remains  of  Gospels  and  Sayings  of  Christ 
(Chicago  1908);  L.  Couard,  Altchristliche  Sagen  über  das  Leben  Jesu  und 
der  Apostel  (Gütersloh  1908);  P.  Wendland,  Die  urchristliche  Literatur- 
f armen.  Handbuch  zum  Ν.  T.  herausg.  von  H.  Lietzmann,  Band  I  3  (Tu- 
bingen  1912);  E.  Jacquier,  Les  sentences  du  Seigneur  extracanoniques:  RBi 
N.S.  15  (1918)  93-135;  N.  Noguer,  Los  dichos  de  Jesús  llamados  Logia  y 
Agrapha:  RaF  51  (1918)  19-29.204-226;  J.  A.  Robertson,  Sayings  of  Jesús 
of  Nazareth,  with  preface  by — (London  1920);  P.  Batiffol,  Nouveaux  frag- 
ments évangéliques  de  Behnesa:  RBi  N.S.  1  (1904)  481-493;  Bardenhewer- 
GAL  I  (21913)  541-542;  H.  Waitz:  HenneckeNA  (21924)  49-54;  R-  Dun- 


«LOGIA»  DE  OXYRHYNCHUS 


90 


kerley,  The  Oxyrhynchus  Gospel  Fragments:  HarThR  23  (1930)  19; 
H.  G.  Evelyn  White,  The  Sayings  of  Jesús  from  Oxyrhynchus,  edited  with 
introduction,  critica!  apparatus  and  commentary  (Cambridge  1920)  [cf.  su 
recensión  en  RBé  33  (1921)  80  (B.  Capelle)  y  en  JThSt  23  (1922)  293 
(Bartlet  Vernon)];  M.  J.  Lagrange,  Une  des  paroles  attribuées  a  Jésus 
[logion  III]:  RBi  30  (1921)  233-237;  Id.,  La  seconde  parole  d'Oxyrhynque: 
RBi  31  (1922)  427-433;  W.  Schubart,  Das  zwcitc  logion  Oxyr.  part.4  n.6s4: 
ZtNW  20  (1921)  215-223;  R.  Reitzenstein:  GóttGelAnz  (1921)  165-174; 
Bartlet  Vernon,  The  Oxyrhynchus  Sayings  of  Jesús  in  a  new  light:  Exp  48 
s.8  v.23  (1922)  136-159;  A.  Deissmann:  Licht  vom  Osten(4 1923)  363 ;  E.  Bes- 
son,  Les  logia  Agrapha:  Paroles  du  Christ  qui  ne  se  trouvent  pos  dans  les 
Evangiles  canoniques  (Bihorel-lez-Rouen  1923);  A.  T.  Robertson,  The 
Christ  of  the  Logia  (New  York  1924);  J.  H.  Jenkinson,  The  unwritten  sa- 
yings of  the  Lord  (London  1925);  E.  Buonaiutti,  Detti  extracanonici  di 
Gesü  (Roma  1925);  R.  Eisler,  Jesús  Basileus  II  (1928)  218;  E.  Kloster- 
mann:  Lietzmann,  KleinT  8  (1929)  20-22;  J.  J.  Gómez,  Logia  o  dichos  del 
Señor  extraevangéiicos  (Murcia  1935);  BonaccorsiVA  I  (1948) XIX-XX. 48-57; 
JamesNT  (repr.  1953)  25-29. 


]oi.  Τοΐοι  oí  λόγοι  oi  [  ].  . 

[oüs  έλά-]  ¡  λησεν  Ίη(σοΰ)ς  ό  ζών 

K[úpioj   ].  I  κοΰ 

Θωμα.  Και  εΐττεν  [αύτοΐς·  τταξ  όσ- 
τις] I  άν  των  λόγων  τού[των  άκού- 
5  ση,  θανάτου]  ¡  ού  μή  γεύσηται. 


I 

[Λέγει  'lr|(ooü)s-]  |  μή 

τταυσάσθω  ό  ζη[τών   

εως  άν]  |  εΰρη,  και  όταν  εύρ[η, 
θαμβηθήσεται,  και  θαμ-]  |  βηθείς, 


.  .  .  Tales  son  los  [....]  dis- 
cursos que  tuvo  Jesús,  Señor 
viviente  a  [....]  y  a  Tomás. 
Y  les  dijo:  «Todo  el  que  oye- 
re estas  palabras,  no  gustará 
la  muerte». 

I 

Dice  Jesús :  «El  que  busca .  .  . 
no  cese  hasta  que  encuentre; 
y  cuando  haya  encontrado,  se 
quedará  consternado;  y  cons- 


1.  GH:  (οί)  τοΐοι  oi,  λόγοι  oí  [Οαυμάσιοι?...  Swete  :  ούτοι  ol  (01)... 

2.  Swete:  ό  ζών  κ[αί  αποθανών,  "Ιούδα  τω]  καΐ...  Batiffol:  ό  ζών 
κ[ρυφίω;··-  La  reconstrucción  de  Harnack  en  la  primera  línea,  tal  como  la 
reproducimos,  está  en  oposición  con  la  hipótesis  de  Reitzenstein,  quien, 
dando  a  estas  palabras  el  carácter  de  introducción,  al  encontrar  el  nombre 
de  Tomás,  quiso  concluir,  por  analogías  con  el  libro  de  Jeú,  que  estos  logia 
eran  unos  de  aquellos  primitivos  escritos  que  contenían  revelaciones  de 
Cristo  resucitado.  La  reconstrucción  κ[ρυφίω;   de  Batiffol,  en  la  segun- 
da línea,  contribuiría  a  reforzar  este  carácter  apócrifo  de  las  revelaciones. 

6.  Se  han  dado  diversas  soluciones  para  llenar  la  laguna:  Heinrici  y 
PREUSCHEN:  toü  ζητεϊν.  GH:  τήν  ζωήν.  Swete:  τον  πατέρα.  BaTIFFOL:  με. 

.  Prescindiendo  de  este  detalle  insignificante,  la  reconstrucción  es  fácil  y 
segura  gracias  al  testimonio  de  Clemente  Alejandrino,  quien  cita  este  logion 
como  perteneciente  al  Evangelio  de  los  Hebreos  (cf.  Strom.  V  14). 

9ss.  Adoptamos  la  reconstrucción  de  Lagrange,  que  parece  la  tentativa 
más  lograda,  incluidas  las  relativamente  recientes  de  White  y  Schubart,  en 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


βασιλεύσει,  κ[αί]  βασιλεύσας,  άνα- 
ττα-]  I  ήσεται. 

II 

Λέγει  Ί[ούδας·  τίνες  άρα] 
10  I  οι  έλκοντες  ή  μας  [εις  ούρανόν  άνω, 
ει]  Ι  ή  βασιλεία  έν  ούρα[νώ  έστιν; 
Λέγει  Ίη(σοΰ)ς·]  ¡  τά  ττετεινά  τοΰ 
ού[ρανοΰ,  τά  θηρία  και  εΐ]   |  τί 
ύττό  την  γήν  έστ[1ν  ή  έττί  της  γης 
και]  I  οϊ  ίχθύες  της  Θαλά[σσης  εις 
τόν  Θ(εό)ν  έλκον-]  ¡  τες  ύμας,  και 
15  ή  βασ[ιλεία  των  ουρανών]  |  έντός 
ύμών  [έ]στι·  [και  δστις  άν  τόν 
Θ^εό)ν  I  γνώ,  ταύτην  εύρή[σει· 
γνόντες   γάρ   αύτόν]    ¡  εαυτούς 
γνώσεσθε  [καί  είδήσετε  δτι  uioí]  | 
έστε  ύμεΐς  τοΰ  ττατρός,  τοΰ  τ[ελείου 
20  καί  άμα]   |  γνώ[σε]σθε 

εαυτούς  εν  [ούρανώ  πολιτεύεσθαι]  j 
καί  ύμεΐς  έστε  ή  π(τ)ό[λις  Θ(εο)ΰ.] 


temado,  reinará;  y  en  reinan- 
do, descansará». 

II 

Dice  Judas:  «¿Quiénes  son, 
pues,  los  que  nos  arrastran  a 
lo  alto  del  cielo,  si  es  que  el 
reino  está  en  el  cielo?»  Dice 
Jesús:  «Las  aves  del  cielo,  las 
bestias  y  todo  lo  que  puede 
haber  bajo  la  tierra,  o  sobre 
ella,  y  los  peces  del  mar,  son 
los  que  os  arrastran  hasta 
Dios.  Y  el  reino  de  los  cielos 
dentro  de  vosotros  está. 
Quien,  pues,  conozca  a  Dios, 
lo  encontrará,  porque,  cono- 
ciéndole a  El,  os  conoceréis  a 
vosotros  mismos  y  entenderéis 
que  sois  hijos  del  Padre,  el 
Perfecto,  y,  a  la  vez,  os  daréis 
cuenta  de  que  sois  ciudadanos 
del  cielo.  Vosotros  sois  la  ciu- 
dad de  Dios.» 


III 

[Λέγει  Ίη(σοΰ)ς·]  |  ούκ 
.  άττοκνήσει  άνθ[ρωττος  ττοΰ  έλθη 
άπο-]  I  ρών  έττερωτησαι  ττα[ρά 
τίνος  τών  έταί-]  |  ρων  ττερί  τοΰ 
τόττου  τή[ς  δοχής-  εΐ  δέ  μή,  γνώ-]  | 
25  σεται  δτι  πολλοί  έσονται  ττ[ρώτοι 
έσχατοι,  καί]  |  o¡  έσχατοι  ττρώτοι, 
καί  [μόνοι  ζωήν  έξου-]  ¡  σιν. 


III 

Dice  Jesús:  «El  hombre  que 
duda  dónde  ha  de  colocarse, 
no  tendrá  reparo  en  pregun- 
tar a  alguno  de  sus  compañe- 
ros sobre  su  sitio.  Si  no,  ten- 
drá que  caer  en  la  cuenta  de 
que  muchos  primeros  serán 
postreros  y  los  postreros  pri- 
meros y  de  que  (éstos)  solos 
vivirán». 


cuanto  a  la  trayectoria  del  pensamiento.  En  este  ¡ogion  pueden  encontrarse 
alusiones  a  Mt.  6,26  y  Rom.  1,20. 

22-26.  La  reconstrucción  es  de  Lagrange.  Según  ella,  aparecen  aquí 
claramente  los  dos  elementos  de  festín  y  vida  eterna.  Por  otra  parte,,  el  sen- 
tido ecléctico  del  compilador  parece  evidente  (cf.  Le.  13,24;  Me.  10,31; 
Mt.  19,30),  en  lo  cual  ve  Lagrange  una  nueva  afinidad  con  el  Evangelio  de 
los  Hebreos. 

27-31.    Cf.  Mt.  10,26;  Le.  8,17. 


FRAGMENTO   EVANGÉLICO  «EGERTOX» 


101 


IV 

Λέγει  Ίη(σοϋ)ξ·  [παν  τό  μή  εμ- 
προσ-]  I  θεν  της  όψεως  σου  και 
[τό  κεκαλυμμένον]  !  άπό  σοΟ  άπο- 
καλυφ[θ]ήσετ[σί  σοι·  οϋ  γάρ  έσ-]  | 
30  τιν  κρυπτόν  δ  ού  φανε[ρόν  γενή- 
σεται]  |  και  τεθαμμένον  δ  ο[ύκ  έξο- 
ρυχθήσεται.] 


V 

[Έξ]ετάζουσιν  αντόν  ο[ί  μαθηταί 
αύτοΰ  καϊ]  [  [λέ]γουσιν·  πώς  νησ- 
τεύ[σωμεν;  και  πώς  ττροσ-]  | 
[ευξώ]μεθα;  καϊ  πώς  [ελεημοσύνη ν 

35  ποιήσω-]  |  [μεν;  κ]αϊ  τί  παρατη- 
ρησ[ώμεθα  των]  [  [τοιούτω]ν;  Λέ- 
γει Ίη(σοΰ)ς·  [Βλέπετε  μή  τόν]  | 
[μισθόν  άπολ]εΐτ[ε.  Μή  ποιήτε  μη- 
δέν εί]  I  [μή  τά  τ]ής  άληθείας.  "Αν 
[γάρ  ποιήτε  ταύτα,]  ¡  [γνώσεσΟε 
μυστήριο]ν  άποκεκρ[υμμένον.  Λέ- 

40  γω]  I  [ύμΐν  μα]κάριός  έστ[ιν  δς 

άν   ]    I   [.  ]ω  έσ- 

τ]  ]  I  [  ]ιν]  


IV 

Dice  Jesús:  «Todo  lo  que  no 
está  ante  tu  vista  y  lo  que  te 
está  oculto,  te  será  revelado; 
pues  no  hay  cosa  oculta  que 
no  llegue  a  ser  manifiesta  y 
sepultada  que  no  se  desen- 
tierre». 

V 

Le  preguntan  sus  discípulos  y 
(le)  dicen:  «¿Cómo  ayunare- 
mos y  cómo  oraremos  y  cómo 
haremos  limosna  y  qué  obser- 
varemos de  cosas  semejantes?» 
Díce(les)  Jesús:  «Mirad,  no 
sea  que  perdáis  la  recompensa. 
No  hagáis  sino  las  obras  de 
la  verdad.  Pues,  si  hacéis  és- 
tas, conoceréis  el  misterio  es- 
condido. Dígoos :  Bienaven- 
turado es  el  que»  


8.    FRAGMENTO  EVANGELICO  «EGERTON» 

( Egerton  Pap.  2 ) 

Apareció  entre  la  colección  de  papiros  provenientes  de  Egip- 
to que  adquirió  el  British  Museum  de  manos  de  un  comer- 
ciante el  año  1934.  Sus  editores,  Harold  Idris  Bell  y  T.  C.  Skeat, 
quedaron  sorprendidos  por  su  antigüedad  (segunda  mitad  del 
s.II),  bien  patente  a  pesar  de  pertenecer  a  un  codex  y  no  a  un 
rollo.  Pensaron  desde  el  primer  momento  que  se  trataba  de 
un  fragmento  evangélico  no  conocido  aún,  cuyo  origen  habría 
que  situar  con  toda  probabilidad  en  Oxyrhynchus  por  analogía 
con  otros  documentos  de  la  misma  colección.  El  interés  que 

32-40.  La  reconstrucción  es  de  Swete.  Este  iogion  ofrece  reminiscen- 
cias de  Mt.  19,16-22;  Le.  18,18-22. 


102 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


suscitó  este  hallazgo  fué  enorme,  si  bien  muchas  de  las  con- 
secuencias que  de  su  estudio  se  sacaron  carecen  de  objetividad, 
como  las  de  aquellos  que  vieron  en  él  un  quinto  evangelio  al 
lado  de  los  canónicos. 

Se  ha  discutido  mucho  sobre  el  carácter  de  este  escrito.  La- 
grange  le  niega  la  calidad  de  evangelio  (en  sentido  estricto),  ya 
que  el  autor  parece  haberse  propuesto  únicamente  reunir  con- 
flictos y  disputas  de  Jesús,  prescindiendo  de  toda  ambientación 
histórica  y  dejando  en  seg  undo  lugar  lo  referente  a  la  doctrina. 
Los  editores,  sin  embargo,  y  muy  recientemente  el  erudito  ja- 
ponés Dr.  Mayeda,  se  esfuerzan  en  considerarlo  como  un  frag- 
mento evangélico  anterior  al  canon,  independiente  de  los  sinóp- 
ticos y  de  San  Juan,  cuyas  relaciones  con  éstos  pueden  expli- 
carse con  el  recurso  de  una  fuente  común,  que  puede  ser  la 
tradición  oral  o  escrita.  Es  ésta  una  hipótesis  erizada  de  difi- 
cultades, como  lo  han  demostrado  los  estudios  de  Cerfaux, 
Lagrange,  Ghedini,  Benoit,  etc.,  cuyas  conclusiones  extrac- 
tamos a  continuación. 

Las  analogías  con  los  evangelios  canónicos,  particularmente 
con  San  Juan,  son  evidentes.  Se  encuentran  solamente  dos  epi- 
sodios nuevos:  el  del  leproso  y  el  de  la  siembra  en  el  Jordán.  El 
primero  de  éstos  bien  puede  considerarse  como  una  amplia- 
ción del  relato  evangélico;  del  segundo  piénsenlos  mismos  edi- 
tores que  contiene  un  elemento  taumatúrgico  más  cercano  de 
los  apócrifos  que  de  los  canónicos.  Teniendo  en  cuenta,  ade- 
más, el  carácter  de  mosaico  tan  propio  de  nuestro  fragmento,  ya 
que  reúne  y  mezcla  conjuntamente  según  su  propósito  elemen- 
tos heterogéneos  contenidos  en  los  cuatro  evangelistas,  es  obvia 
la  conclusión  de  que  el  Pap.  Egerton  2  es  tributario  de  los  canó- 
nicos. Las  divergencias  en  cuanto  a  la  expresión,  subrayadas 
cuidadosamente  por  Mayeda,  no  invalidan  la  deducción,  si  se 
tiene  en  cuenta  la  libertad  con  que  los  escritores  de  los  prime- 
ros siglos  citaban  el  testimonio  evangélico,  ciñéndose  a  la  sus- 
tancia del  dicho  y  no  a  su  forma  literal.  El  recurso  a  una  fuente 
común  desconocida  es  de  resultado  muy  problemático  cuando 
se  poseen  datos  tan  concluyentes  como  los  citados. 

La  mayoría  de  los  críticos  se  resisten  a  identificarlo  con  algún 
evangelio  apócrifo  conocido,  si  bien  Ghedini  no  ve  la  incompa- 
tibilidad de  relacionarlo  con  el  Evangelio  de  los  Egipcios.  Todos 
están  conformes  en  negar  valor  histórico  a  los  episodios  aduci- 
dos, no  consignados  en  los  canónicos.  Su  inserción  en  el  relato 
puede  explicarse  por  el  influjo  de  la  leyenda  o  por  la  inventiva 
del  escritor,  de  acuerdo  con  la  ley  de  lo  pintoresco.  Goguel  y  La- 


FRAGMENTO  EVANGÉLICO  lEGERTON» 


103 


grange  notan  el  carácter  antijudio  que  parece  haber  movido  al 
autor  a  recoger  todos  los  detalles  que  contribuyen  a  hacer  más 
patente  la  contumacia  hebrea.  En  este  sentido,  atribuye  a  los 
judíos,  como  el  Evangelio  de  Pedro,  la  iniciativa  de  la  pasión. 

La  antigüedad  indiscutible  del  documento  y  sus  relaciones 
con  San  Juan  son  una  prueba  palmaria,  en  frase  de  Lagrange, 
de  que  el  cuarto  Evangelio  existía  ya  a  principios  del  siglo  Π  en 
los  mismos  términos  en  que  ahora  lo  poseemos. 

Cf.  Η.  I.  Bell  and  T.  C.  Skeat,  The  New  Gospel  Fragments  (London, 
British  Museum,  1935);  Id.,  Fragments  of  an  Unknown  Gospel  and  other 
Early  Christian  Papyri  (London  1935)  [cf.  recens. ;  L.  Cerfaux:  RHEcl  31 
(i935)  569-572;  E.  F.  Harrison:  «Bibl.  Sacr.»  92  (1935)  363;  P.  Benoit: 
RBi  45  (1936)  272;  Η.  I.  Bell:  ThBlát  (1936)  72-74;  Vogels:  Ho  32 
(1934-35)  558-562;  Ítem  en  ZtNW  (1935)  285-291  y  en  DeuLitZ  (1936) 
3-1 1] ;  F.  M.  Braun,  Pourquoi  l'Eglise  ne  lit-elle  que  quatre  Evangiles?  (Lié- 
ge  J935);  1°·.  A  propos  d'un  «Cinquiéme  Evangile:  «La  Vie  Intellectuelle»  34 
(1935,1)  220-224;  L.  Brun,  Nyfunne  Evangelisfragmenter:  «Norsk.  Teol. 
Tidsskr.»  36  (1935)  269-277;  L.  Cerfaux,  Un  nouvel  Evangile  apocryphe: 
«Ephem.  Theol.  Lovan.»  12  (1935)  579-581;  Id.,  Paralléles  canoniques  et 
extracanoniques  de  ú'Evangile  inconnu»:  Mu  49  (1936)  55-78;  Da  Fonseca, 
De  novo  Evangelio  (?)  recens  invento:  VD  15  (1935)  94-96;  R.  Eisler,  Un 
nouveau  papyrus  évangélique:  «Académie  des  Inscriptions  et  Belles-Lettres». 
Comptes  Rendus  des  Séances  de  l'année  1935  (París);  H.  Franke,  Einfünftes 
Evangelium:  HL  79  (1935)  112-115;  G.  Ghedini,  Nuovi  frammenti  della 
letteratura  cristiana  primitiva:  ScuCat  63  (1935)  500-512;  M.  Goguel,  Les 
fragments  nouvellement  découverts  d'un  Evangile  du  II  siécle:  RHPhR  15 
0935)  459-466;  Id.,  Les  nouveaux  fragments  évangeliques  de  Londres:  RHR  1 13 
(1936,1)  42-87;  E.  Klostermann,'  Bruchstücke  eines  unbekannten  Evange- 
liums:  ThStKr  106  (1934-35)  318-324;  M.  J.  Lagrange,  Deux  nouveaux 
texts  relatifs  a  l' Evangile:  RBi  44  (1935)  321-343;  Ρ.  H.  Menoud,  Un  nou- 
vel Evangile:  RThPh  23  (1935)  159-164;  K.  Pieper,  Ein  neues  Evangelium?: 
ThGl  27  (1935)  343-348;  E.  Smothers,  Un  nouvel  Evangile  du  II  siécle: 
«Recherches  de  Science  Religieuse»,  25  (1935)  358-362;  H.  Windisch, 
Bruchstücke  eines  unbekannten  Evangeliums:  ChW  49  (1935)  154-157; 
C.  H.  Dodd,  A  New  Gospel:  BulIRy  20  (1936)  58-92;  K.  F.  W.  Schmidt 
und  J.  Jeremías,  Ein  bisher  unbekanntes  Evangelienfragment:  ThBlát  15 
Ü936)  34-45;  BonaccorsiVA  I  (1948)  42-48;  Goro  Mayeda,  Das  Leben- 
Jesu-fragment  Papyrus  Egerton  2  und  seine  Stellung  in  der  urchristlichen  Li- 
teraturgeschichte  (Bern  1946)  [cf.  recens.:  P.  Benoit:  RBi  55  (1948)  472-474; 
W.  C.  van  Unnik:  VigChr  2  (1948)  120;  J.  Levie:  NouRTh  71  (1949) 
654];  Η.  I.  Bell,  The  Gospel  Fragments  Egerton:  HarThR  42  (1949)  53- 
63-43  (1950)  103  [Nuevo  estudio  del  fragmento  tomando  pie  de  la  obra  del 
Dr.  Mayeda];  JamesNT  (repr.  1953)  569-570. 


104 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


Fragm.  I  (verso) 


····,   lí  iM  

[ό  δέ  Ίη(σοΰς)  εΐττεν]  τοις  νομι- 
κοΐς·  I  [κολάζετε  ττάΐντα  τόν  πα- 
ραττράσσ[οντα]  I  [και  άνο]μον  και 

5  μή  έμέ·  .[.  .]αι  |  [  ].  οττοιεΐ 

■πώς  ΤΓθΐε[ΐ;]  προς  |  [δέ  τούξ] 
α[ρ]χ°ντας  τοΰ  λαοΰ  [στ]ρα-  | 
[φείξ  εί]ττεν  τον  λόγον  τοΰτο[ν]· 
έραυ-  I  [νάτε  τ[άς  γραφάς  έν  αις 
ϋμεΐξ   δο-    I    [κεΐτε]   ζωήν  εχειν 

10  έκεΐναί  ε![σ]ιν  |  [αί  μαρτ]υροΰσαι 
ττερί  έμοΰ·  μή  δ[ο-]  |  [κεΐτε  δ]τι 
εγώ  ήλθον  κατηγο[ρ]ήσαι  |  [υμών] 
ττρός  τον  ττ(ατέ)ρα  μου·  εστίν  | 
[ό  κατη]γορών  ΰμών  Μωϋσήξ)  είξ 
δν  I  [ΰμεΐς]  ήλττίκατε·  Α[ϋ]τών  δέ 

15  λε-  I  [γόντω]ν·  ε[0]  οΐδαμεν  ότι 
Μω(ϋσεΐ)  έλά-  |  [λησεν]  ό  Θ(εό)ξ· 
σέ  δέ  ουκ  οΐδαμεν  |  [πόθεν  εΐ]· 
αποκριθείς  δέ  ό  'lr)(ooüs),  εΐ-  |  [πεν 
αύτο]ΐξ-  νυν  κατηγορείται  ¡  [ΰμών 

20  ή  ά]τπστεί[α  ...   ]   ]  ιλε. 

[  


mas  Jesús  dijo  a  los  legisperi- 
tos: «Castigad  a  todo  delin- 
cuente e  inicuo,  pero  no  a  mí». 
[  

 ;.·] 

Y  volviéndose  hacia  los  jefes 
del  pueblo,  (les)  dirigió  este 
discurso:  «Examinad  las  Es- 
crituras en  las  que  vosotros 
pensáis  encontrar  la  vida ;  ellas 
son  las  que  dan  testimonio 
acerca  de  mí.  No  penséis  que 
yo  he  venido  a  acusaros  ante 
mi  Padre.  Es  Moisés,  en  el 
cual  tenéis  puesta  vuestra  con- 
fianza, quien  os  acusa».  Pero 
diciendo  ellos:  «Bien  sabemos 
que  Dios  habló  a  Moisés,  mas, 
por  lo  que  a  ti  se  refiere,  igno- 
ramos de  dónde  eres»,  respon- 
dió Jesús  diciéndoles:  «Aho- 
ra os  acusa  vuestra  increduli- 
dad ». 


Fragm. 

  I    I 

[συνεβουλεύσαντο  τώ]  δχλω  [ίνα] 
β[αστά-]  |  [σαντε$  τάς]  λίθους 
όμοΰ  λι[θάσω-]  |  |σι[ν  αύ]τόν·  καϊ 
25  επέβαλον  [τάς]  |  χεΐ[ρας]  αυτών 
έπ'αΰτόν  οί  [άρχον-]  |  τες  [ΐν]α 
ττιάσωσιν  καϊ  τταρ[αδι-]  |  [δώσιν] 
τώ  δχλω-  καϊ  οΰκ  έ[δύναντο]  | 


I  (recto) 


 concitaron  a  la  turba  a 

coger  piedras,  para  lapidarle 
(todos)  a  una.  Y  los  jefes  echa- 
ron sus  manos  sobre  El  para 
prenderlo  y  entregárselo  a  la 
chusma.  Y  no  eran  capaces  de 


i.    Reproducimos  el  texto  según  la  edición  citada  de  Bell-Skeat. 

7-io.     Cf.  lo.  5,39. 

10-14.    Cf.  lo.  5,45. 

15-17.    Cf.  lo.  9.29. 

22-24.    Cf.  lo.  8,59;  10,31. 

24-29.    Cf.  Ιο.  7.30-44;  10,39. 


FRAGMENTO  EVANGÉLICO  «EGERTON» 


105 


αύτόν  τπάσαι,  ότι  ούπω  έ[ληλύ- 
θει]  !  αύτοΟ  ή  ώρα  της  παραδό- 

30  [σεως]·  [  αύτός  δέ  ό  κ(ύριο)ς,  έξελ- 
Θών  [δια  μέσου  αύ-]  j  των,  άπέ- 
νευσεν  άττ'  [αύτών].  |  Και  [ί]δού 
λεπρός  προσελθ[ών  αύτώ]  |  λέγει· 
διδάσκαλε  Ίη(σοΟ),  λε[προΐς  συν-] 
I  οδεύων  και  συνεσθίω[ν  αύτοΐξ]  | 

35  έν  τω  πανδοχείω,  έλ[έττρησα]  | 
και  αύτός  έγώ·  εάν  [ο]ύν  [σύ  θέ- 
λης],  I  καθαρίζομαι-  ó  δή  κ(ύριο)ς 
[εφη  αύτω]·  |  θέλ[ω],  καθαρίσθητι· 
[και  εύθέως]  |  [ά]ττέστη  άττ'  αύτοΰ 

40  ή  λέπ[ρα,  ό  δέ  κ(ύριο)ς]  |  [εϊπεν 
αύτω]·  πορε[υθείς,  έττίδει-]  |  [ξον 
σεαυτό]ν  τοΐ[ς  ίερεΰσι  ¡  


apresarlo  porque  aún  no  era 
llegada  la  hora  de  su  entrega. 
Sino  que  el  Señor,  saliendo 
por  medio  de  ellos,  se  retiró. 
Y  he  aquí  que  un  leproso  se 
le  acerca  y  dice :  «Maestro  Je- 
sús, al  ir  de  camino  con  unos 
leprosos  y  comer  juntamente 
con  ellos  en  la  posada,  he  con- 
traído yo  también  la  lepra.  Si, 
pues,  tú  lo  quieres,  quedaré 
purificado  (de  ella)».  Entonces 
el  Señor  le  dijo:  «Quiero.  Sé 
limpio».  Y  al  instante  se  apar- 
tó de  él  la  lepra.  Y  el  Señor 
le  dijo:  «Ponte  en  camino 
(ahora  mismo)  y  muéstrate  a 
los  sacerdotes» 


Fragm.  II  (recto) 


[  ].  [παράγε-]  |  νόμενοι 

ττρός  αύτόν  έξ[ετασ-]  |  τικώς,  έπει'- 

45  ραζον  αύτόν  λ[έγοντε$]·  |  Διδάσ- 
καλε Ίη(σοΟ),  οϊδαμεν  ότι  [άττό 
Θ(εο)0]  ¡  έλήλυθας,  ά  γάρ  ποιείς 
μα[ρτυρεΐ]  ]  ΰττέρ  το[ύ]ς  προφ(ή- 
τ)ας  πάντας,  [λέγε  ούν]  |  ήμεϊν 
εξόν  τοις  βα(σι)λεΰσ[ιν]  άποδοΰ-] 
I   ναι  τά  άν[ή]κοντα  τη  άρχη; 

50  άττ[οδώμεν  αύ-]  |  τοις  ή  μ  [ή]; 
ό  δέ  Ίη(σοθς),  είδώς  [την  δι-] 
I  άνοιαν  [αύτ]ών,  έμβρειμ[ησά- 
μενος]  ]  είπεν  α[ύτοΐς]·  τί  με  κα- 
λεΐτ[ε  τώ  στό-]  |  ματι  ύμ[ών  δι]- 
δάσκαλον,  μ[ή  άκού-]  |  οντες  δ 
[λ]έγω;  καλώς  Ή[σ(αΐ)ας  περί  ύ-] 


...Y  presentándose  ante  El  en 
plan  indagatorio,  le  tentaban 
diciendo:  «Maestro  Jesús,  sa- 
bemos que  eres  venido  de 
Dios,  pues  tus  obras  están  de 
acuerdo  con  el  testimonio  de 
los  profetas.  Dinos,  pues:  ¿Es 
lícito  dar  a  los  reyes  lo  que  co- 
rresponde a  (su)  autoridad? 
¿Se  lo  damos  o  no?»  Mas  Je- 
sús, indignado  al  conocer  su 
pensamiento,  les  dijo:  «¿Por 
qué  me  llamáis  maestro  con 
los  labios,  si  no  escucháis  lo 


30-31.  Le.  4,30. 

32SS.  Mt.  8,2-4;  Me.  1,40-44;  Le.  5,12-14. 

45-47.  Cf.  lo.  3,2. 

47-50.  Cf.  Mt.  22,16-21;  Me.  12,13-17;  Le.  20,20-25. 

52-54.  Cf.  Le.  6,46. 

54-59.  Cf.  Mt.  15,7-9;  Me.  7,6-7. 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


55  I  μών  έττ[ρο]φ(ήτευ)σεν  ειπών  ό 
[λαός  ού-]  |  τος  τοις  [χείλ]εσιν  αϋ- 
τ[ών  τιμώσιν]  ¡  με,  ή  [δέ  καρδί]α 
αντ[ών  πόρρο  άττέ-]  |  χει  άττ" 
έ[μοΟ,  μ]άτη[ν  με  σέβονται]  |  εν- 
τάλ[ματα  .  . . 


que  os  digo?  Bien  profetizó 
de  vosotros  Isaías,  diciendo: 
Este  pueblo  me  honra  con  los 
labios,  mas  su  corazón  está 
lejos  de  mí.  En  vano  me  reve- 
rencian  manda- 
tos»   


Fragm.  II  (verso) 


[  ]  τώ  τόπω  [κ]ατακλεισαν- 

[  ]  ύποτέτακτα[ι]  αδήλως 

[  ]  ...  τό  βάρος  αύτου  άστα- 

[το(ν) 

[  ]  άττορηθέντων  δέ  έκεί- 

[νων  ώς]  ττρός  τό  ξένον  έπερώτημα 
65  [αύτοΰ,  τφριπατών  ó  Ίη(σοΰς) 
[έ]στάθη 

[έπί  του]  χείλους  τοΰ  Ίο[ρδ]άνου 
[ττοταμ]οΟ  και  έκτείνα[ς  τήν]  χεΐ- 
[ρα  αϋτο]ΰ  την  δεξιάν  [.  .  .]μισεν 
[.  .  .  .  κ]αί  κατέσπειρ[εν  έττ]1  τον 
70  [ττοταμ]όν·  κα!  τότε  [....]  κατε- 

[  ]ενον  Οδωρ·  έν[. .]  .ν  την 

[  ]·  και  έπ.  [.  .]θη  ενώ- 

[πιον  αύτών  έ]ξήγα[γ]εν  [δέ]  καρ- 
[ττό(ν) 

[  ]ττολλ[  ]  εις  χα- 

75  [  ]τα[  ]υτους· 


....  su  peso  ingrávido  

dudando  aquéllos  (como  si  se 
tratara)  de  una  pregunta  ex- 
traña, Jesús,  que  estaba  an- 
dando, se  paró  en  la  ribera 
del  Jordán,  extendió  su  mano 

diestra    y  sembró  en 

el  río   


  y  a  vista 

de  ellos,  el  agua  produjo  fru- 
to   


9.   EVANGELIO  DE  MARIA  MAGDALENA 

(Fragm.  P.  Ryl  III  463 ) 

Este  evangelio  gnóstico  era  conocido  hasta  hace  poco  única- 
mente por  cierto  fragmento  copto  del  siglo  V  conservado  en 
Berlín,  cuyas  primeras  noticias  se  debieron  a  C.  Schmidt  (¿Ein 
vorirenaeisches  gnostisches  Originalwerk? :  SitzAkB  [1896]  839-847). 
El  año  1938  dió  a  conocer  C.  H.  Roberts  el  fragmento  griego 
que  insertamos  a  continuación  ( Catalogue  of  the  Greek  and  Latín 
Papyri  in  the  John  Rylands  Library.  Vol.  3:  Theological  and  Literary 


60-75.    Puede  estar  inspirado  este  pasaje  en  Le.  17,5-6,  o  en  lo.  12,24. 


EVANGELIO  DE  MARÍA  MAGDALENA 


107 


Texts  [n.457-551]  Manchester).  Este  fragmento,  más  breve  que 
el  copto,  se  nos  presenta  como  índice  de  la  obra  original  griega, 
confirmándose  con  ello  la  tesis  de  Schmidt,  según  la  cual  toda 
la  literatura  copta  relacionada  con  los  gnósticos  y  con  el  cristia- 
nismo en  general,  procede  de  fuentes  helénicas. 

Cf.  HenneckeNA  (2i924>  69-70;  ΚΑΨΩΜΕΝΟΣ  Στ.  Γ.,  Τό 
κατά  Μαριάμ  Άπόκρυφον  Εύαγγέλιον  (Ρ.  Ryl.  III  463) :  «Αθηνά» 
49  (ϊ939)  Ι77_Ι86;  Till  W.,  Εύαγγέλιον  κατά  Μαριάμ  [Ρ.  Ber- 
lín 8502]:  ParPas  1  (1946)  260-265;  Pugliese  C.  [Ρ.  Ryl.  463]. 
Ib.  p.266ss. 

Este  evangelio,  que  probablemente  data  del  siglo  II,  no  se  ha 
de  confundir  con  la  leyenda  apócrifa  sobre  el  perfume  de  Ma- 
ría Magdalena,  contenida  en  el  relato  apócrifo  de  Los  milagros 
de  Jesús  *. 


τό  λοιπόν  δρόμου  και[ρο]0  χρόνου 
αιώνος  άνάπαυσιν  έ[ν]  σιγή-  ταΰ- 
τ[α]  είποΰσα  ή  Μαριάμμη,  έσιώττη- 
σε[ν]  ώς  τοϋ  Σωτήρος  μέχρι  ώδε 
5  είρηκότος.  Ανδρέας  λέγε[ι·ά]δελ- 
φοί,  τί  ύμεϊν  δοκεΐ  πε[ρ]ϊ  των  (πε- 
pi  τών>  λαληθέντων;  εγώ  μεν 
γάρ  ού  πιστεύω  ταύτα  [τό]ν  Σ[ω]- 
τήρα  είρηκέναι·  έδόκει  γ[άρ  έτε]- 
10  ρογνωμονείν  τη  έκ[ε]ίν[ου  διά- 
νοια. [Πέτρος  λέγει·]  περί  τούτ[ω]ν 
[πραγ[μά-] 

των  έξεταζόμενος  ό  Σω[τήρ  μήτι] 
λάθρα  γυν[α]ικϊ  έλάλει  και  [οΰ] 
[φ[α-] 

νερώς,  ίνα  πάντες  άκούσω[μεν;] 
15  [μή  ά]ξιολογοτέραν  ή[μ]ών  [αντήν] 

[άποδεΐξαι  ήθ]ε[λε;   ] 

[  ]  ·  [  ] 


«...  lo  restante  del  camino,  de 
la  medida  justa,  del  tiempo, 
del  siglo,  descanso  en  silen- 
cio». Dicho  que  hubo  esto, 
María  calló,  como  si  el  Salva- 
dor le  hubiera  hablado  (sola- 
mente) hasta  aquí.  (Entonces) 
dice  Andrés:  «Hermanos, 
¿qué  os  parece  de  lo  dicho? 
Porque  yo,  por  mi  parte,  no 
creo  que  haya  hablado  esto  el 
Salvador,  pues  parecía  no.  es- 
tar de  acuerdo  con  su  pensa- 
miento». Pedro  dice :  « ¿Pero  es 
que,  preguntado  el  Señor  por 
estás  cuestiones,  iba  a  hablar 
a  una  mujer  ocultamente  y  en 


*  Cf.  S.  Grébaut,  Les  miracles  de  Jésxis,  texte  éthiopien  édité  et.  traduit  en 
frangais:  PaOr  XVIII  4  (París  1923);  Id.,  La  légende  du  parfume  de  Mane 
Madeleine  [texto  etíope  y  versión  francesa  según  los  manuscritos  de  Abba- 
die,  n.168  y  226]:  ROrCh  s.3,1  (1918-1919)  100-103;  G.  Graf,  Geschichte 
der  ¿hrlstlichen  arabischen  Literatur:  StT  118,  I  (1944)  p.  (242-243)  [ver- 
sión árabe]. 

16-18.  Esta  laguna  viene  completada  en  la  versión  copta  por  una  in- 
tervención de  María,  de  la  manera  siguiente:  «María,  llorando,  le  dice  a 
Pedro:  Pedro,  hermano  mío,  ¿en  qué  piensas?  ¿Crees  que  son  todo  imagi- 
naciones mías  o  que  he  engañado  al  Señor?» 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


108 


τοΰΣωτήρος;  Λευε[1]ς  λέγει  Πέτρω· 
Πέτρε,  ά[εί]  σο[ι]  τό  όργίλον  ττα- 
[ράκει- 

20  ται·  και  άρτι  ούτως  συνζητεΐ[ς]  τη 
γυναικΐ  ώς  αντικείμενος  αύτη. 
Εί  ό  Σωτή[ρ]  άξίαν  αύτήν  ήγήσα- 
[το, 

συ  τις  εΐ  έξουθενών  αύτήν;  πάν- 
τως γάρ  εκείνος  εϊδώς  αύτήν  άσ- 
25  φ[αλ]ώ[ς]  ήγάπησεν  μαλλ[ο]ν  αίσ- 

XUV- 

0ώ[με]ν  και  ένδυσάμενο[ι]  τόν 
τ[έλειο]ν  άν[Θρωττ]ον  εκείνο  τό 
[προστα[χ-] 
6[έν  ή]μεΐν  ττοιήσωμεν  κηρύξω- 
μ[εν  τό]  εύαγγ[έ]λιον  μηδέν  ό[ρ]ί- 
[ζον- 

30  τ[ες  μ]ηδέ  νομοθετ[ο]ΰντες,  <ή>  ώς 
.  [£ί" 

ττ[εν  ό]  Σωτήρ.  [Ταΰτα  ειπών  ó  Λευ 
[εις  μέ]ν  άπ[ελθών]  ήρχεν  κη[ρύσ-] 
[σειν  τό  εύαγγέλι]ον  [κατά  Μα- 
[ρΐάμ]. 


secreto  para  que  todos  (la)  es- 
cucháramos? ¿Acaso  iba  a 
querer  presentarla  como  más 
digna  que  nosotros?»   

del  Salvador?».  Leví  dice  a 
Pedro:  «Siempre  tienes  la  có- 
lera a  tu  lado,  y  ahora  mismo 
discutes  con  la  mujer  enfren- 
tándote con  ella.  Si  el  Salva- 
dor la  ha  juzgado  digna, 
¿quién  eres  tú  para  despre- 
ciarla? De  todas  maneras,  El, 
al  verla,  la  ha  amado  sin  duda. 
Avergoncémonos  más  bien,  y, 
revestidos  del  hombre  perfec- 
to, cumplamos  aquello  que 
nos  fué  mandado.  Predique- 
mos el  evangelio  sin  restringir 
ni  legislar,  (sino)  como  dijo 
el  Salvador».  Terminado  que 
hubo  Leví  estas  palabras,  se 
marchó  y  se  puso  a  predicar  el 
evangelio  según  María. 


10.   FRAGMENTOS  EVANGELICOS  COPTOS 
I.    Papiros  coptos  de  Estrasburgo 

Se  llaman  así  por  encontrarse  al  presente  en  esta  ciudad. 
Pertenecen  al  siglo  V.  Fueron  editados  primeramente  por  A.  Ja- 
coby  (Ein  neues  Evangelienfragment,  Strassburg  1900).  El  trabajo 
de  C.  Schmidt  (GottGelAnz  6  [1900]  481-506)  fué  decisivo  en- 
orden  a  su  valoración  crítica  1,  Sobre  él  se  basan  las  versiones 
de  HenneckeNA,  p.65-66  y  JamesNT,  p.30-31.  Probablemente 
formaban  parte  del  Evangelio  de  los  Egipcios. 

.  29-30.  El  sentido  está  claro :  sin  quitar  ni  añadir  nada  al  evangelio  que 
han  recibido  de  Cristo. 

1  No  obstante,  puede  verse  una  contrarréplica  a  sus  apreciaciones  en 
W.  Spiegelberg  y  A.  Jacoby.  Zu  dem  Strassburger  Evangelienfragment,  eine- 
Antikritik:  «Sphinx»,  4  (1901)  171-193;  A.  Jacoby,  Zum  Strassburger  Evan- . 
gelienfragment:  «Sphinx»,  6  (1903)  132-142. 


FRAGMENTOS   EVANGÉLICOS  COPTOS 


109 


a)  Strassb.  Copt.  5:  Es  la  hoja  más  grande.  Contiene  una  ora- 
ción de  Jesús  al  Padre  análoga  a  la  sacerdotal  contenida  en  lo.  17. 
Se  encuentran  relaciones  con  1  Cor.  15  y  con  el  himno  gnóstico 
de  los  Hechos  de  Juan  ( Amén  al  final  de  cada  frase).  La  escena  está 
enmarcada  en  el  huerto  de  Getsemaní. 

(Recto):  [para  que]  pueda  ser  conocido  por  su  [hospita- 
lidad para  con  los  extranjeros]  y  ser  alabado  por  su  fruto, 
pues  ... 

...  Amén.  Dame  ahora  tu  [fuerza],  ¡oh  Padre!,  para  que 
[ellos]  conmigo  puedan  soportar  al  mundo.  Amén.  [Yo  he] 
recibido  la  diadema  (cetro?)  del  reino. 


Yo  he  llegado  a  ser  rey  por  ti,  Padre.  Tú  quieres  someter 
todas  las  cosas  a  mí.  [Amén].  ¿Por  quién  debe  ser  destruido 
[el  último]  enemigo?  Por  [Cristo].  ¿Por  quién  debe  ser  ani- 
quilado el  aguijón  de  la  muerte?  [Por  el]  Unigénito.  Amén. 

¿A  quién  pertenece  el  dominio?  [Al  Hijo].  Amén. 

(Verso)  :  Cuando  El  terminó  todo  el  [canto  de  alabanza  a 
su  Padre],  se  volvió  hacia  nosotros  y  [nos]  dijo:  «Viene  la  hora 
en  que  yo  he  de  ser  separado  de  vosotros. 

El  espíritu  [está]  presto,  pero  la  carne  es  débil:  [quedaos] 
y  vigilad  conmigo». 

Pero  nosotros,  los  apóstoles,  llorábamos  diciendo: 


El  respondió  y  nos  dijo:  «No  temáis  [por]  la  destrucción 
[del  cuerpo],  sino  [temed]  más  bien...  la  fuerza  de  [las  tinie- 
blas]. Recordad  todo  [lo  que]  os  he  dicho:  [Si]  ellos  me  han 
perseguido  a  mí,  también  os  perseguirán  a  vosotros...  Ale- 
gra [os]  porque  yo  [he  vencido  al  mundo]. 

b)  Strassb.  Copt.  6:  Refiere  una  conversación  de  Jesús  con 
sus  apóstoles  enmarcada  verosímilmente  en  el  monte  Olívete. 
El  cuadro  parece  ser  el  mismo  que  el  de  la  descripción  final  de 
los  sinópticos,  si  bien  algunos  detalles  acusan  influencia  joannea. 

(Recto):  [para  que  yo]  pueda  revelaros  toda  mi  gloria  y 
manifestaros  toda  vuestra  fuerza  y  el  misterio  de  vuestro  apos- 
tolado... 

(Verso) :  Nuestras  miradas  penetraron  por  todos  los  luga- 
res. Nosotros  hemos  contemplado  la  gloria  de  su  Divinidad  y 
todo  el  resplandor  de  su  dominio.  El  nos  ha  revestido  con  la 
fuerza  de  nuestro  apostolado. 


110 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


//.    Ms.  de  la  Pistis  Sophia 

Se  trata  de  una  hoja  añadida  a  un  manuscrito  del  siglo  V  que 
contiene  la  Pistis  Sophia.  En  ella  se  nos  describe  la  dispersión  de 
los  apóstoles  por  todo  el  mundo  en  términos  muy  semejantes 
a  los  doce  últimos  versículos  de  San  Marcos.  Cf.  JamesNT,  p.31. 

...  el  hombre  justo.  Ellos  marcharon  de  tres  en  tres  a  las  cuatro 
regiones  que  comprenden  los  cielos  y  predicaron  el  evangelio 
del  reino  en  todo  el  mundo,  cooperando  Cristo  con  ellos  por  su 
palabra  vigorosa  y  por  las  señales  y  milagros  que  les  acompa- 
ñaban. Y  así  han  aprendido  los  hombres  acerca  del  reino  de 
Dios  en  toda  la  fierra  y  en  el  mundo  entero  de  Israel,  para  tes- 
timonio de  todas  las  naciones  que  están  desde  que  el  sol  se  le- 
vanta hasta  que  se  pone. 


///.    Ms.  de  Acta  Pauli 

Esta  narración  evangélica  está  contenida  en  una  hoja  halla- 
da entre  los  restos  de  un  antiguo  manuscrito  de  los  Acta  Pauli 
(siglo  III?).  Cf.  JamesNT  p.31-32. 

...  las  obras...  Ellos  se  admiraban  grandemente  y  estaban  con- 
siderando en  sus  corazones.  El  les  dijo:  «¿Por  qué  os  maravi- 
lláis de  que  yo  resucito  a  los  muertos,  o  de  que  hago  andar  a  los 
cojos,  o  limpio  a  los  leprosos,  o  levanto  a  los  débiles,  o  curé  a 
los  paralíticos  y  posesos,  o  de  que  he  distribuido  unos  pocos 
panes  y  he  saciado  a  muchos  (hombres),  o  de  que  he  andado 
sobre  el  mar,  o  de  que  he  imperado  sobre  los  vientos?  Si  vos- 
otros creéis  esto  y  estáis  convencidos,  seréis  grandes.  En  ver- 
dad os  digo:  Si  decís  a  esta  montaña:  Levántate  y  lánzate  al 
mar,  sin  haber  dudado  en  vuestra  alma,  se  os  realizará...». 

Así,  cuando  uno  de  ellos  estuvo  convencido,  cuyo  nombre 
era  Simón,  el  cual  dijo:  «¡Oh  Señor!,  en  verdad  son  grandes 
las  obras  que  tú  haces.  Nosotros  no  hemos  oído  nunca  ni  he- 
mos visto  jamás  un  hombre  que  haya  resucitado  los  muertos 
fuera  de  ti»,  el  Señor  le  dijo :  «Vosotros  habéis  de  rogar  por  las 
obras  que  yo  he  de  hacer...  Pero  las  que  quiero  realizar  ahora, 
las  hago  por  razón  ( ?)  de  una  momentánea  salvación  en  el  tiem- 
po en  estos  lugares  donde  ellos  están,  para  que  puedan  creer  en 


FRAGMENTOS   EVANGÉLICOS  COPTOS 


1  !  I 


Aquel  que  me  ha  enviado».  Simón  le  dijo:  «  ¡Oh  Señor  !,  mán- 
dame para  que  pueda  hablar».  El  le  dijo:  «Habla,  Pedro».  Des- 
de este  día  les  hizo  llamar  [le]  por  [este]  nombre.  El  dijo: 
«¿Qué  obra,  pues,  hay  mayor  que  ésta...  fuera  de  resucitar 
a  los  muertos  y  alimentar  a  una  tal  multitud?»  El  Señor  dijo: 
«Hay  algo  que  es  más  grande  que  esto,  y  bienaventurados  aque- 
llos que  han  creído  con  todo  su  corazón».  Pero  Felipe  levantó 
airadamente  su  voz  diciendo:  «¿Qué  cosa  es  esta  que  tú  vas 
a  enseñarnos?»  Pero  El  le  dijo:  «Tú  » 

Bien  clara  aparece  en  este  fragmento  la  refundición  de  tex- 
tos, tan  característica  de  la  literatura  copta  en  general.  Cf.  Mt.  21, 
2i ;  lo.  1,42. 


IV.    Papiros  coptos  de  Berlín 

(Pap.  8502) 

Están  contenidos  en  un  códice  del  siglo  V  que  comprende 
71  folios  y  que  fué  encontrado  y  hecho  conocer  por  C.  Schmidt 
(Ein  vorirenaeisches  gnostisches  Originalwerk:  SitzAkB  [1896]  p.839- 
847;  cf.  TU  43  p. 239-204).  En  él  se  encuentran  el  Evangelio  de 
María  Magdalena  (cf.  supra),  el  Apócrifo  de  Juan  y  la  Sabiduría  de 
Jesucristo.  Los  tres  son  de  carácter  gnóstico. 

Cf.  R.  Liechtenhan,  Die  pseudepigraphische  Literatur  der  Gnostiker: 
ZtNW  3  (1902)  222-237;  Id.:  ZtWTh  (1901)  236;  HenneckeNA  (21924) 
70-71. 

a)    Apócrifo  de  Juan 

En  este  escrito  se  contienen  abundantes  informaciones  cos- 
mológicas que  se  dicen  ser  comunicadas  al  apóstol  Juan  para 
que  éste,  a  su  vez,  se  las  transmita  a  sus  condiscípulos.  Sólo  las 
palabras  iniciales  tienen  carácter  histórico.  Las  preguntas  for- 
muladas están  impregnadas  de  gnosticismo. 

Sucedió  uno  de  aquellos  días,  cuando  Juan,  el  hermano  de 
Santiago  (ambos  son  los  hijos  del  Zebedeo),  hubo  entrado  en  el 
templo,  que  se  le  acercó  un  fariseo  por  nombre  Ananías  (?) 
y  le  dijo:  «¿Dónde  está  tu  Maestro,  que  no  le  sigues?»  El  le  dijo: 
«Por  donde  vino  se  marchó».  Dijo  el  fariseo:  «Este  Nazareno  os 


112 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


ha  engañado  dolosamente,  pues  os  ha...  y  os  ha  cegado  y  apar- 
tado de  las  tradiciones  de  vuestros  padres».  Cuando  oí  esto,  me 
marché  fuera  del  templo  al  monte,  a  un  lugar  apartado,  y,  sin- 
tiendo honda  pena  en  el  corazón,  dije:  «¿De  qué  manera  fué 
escogido  el  Redentor  y  por  qué  ha  sido  enviado  al  Cosmos 
(mundo)  por  su  Padre,  que  éste  ha  sido  quien  le  ha  enviado, 
y  quién  es  su  Padre  y  cómo  ha  sido  formado  aquel  Eón  al  que 
nosotros  hemos  de  ir?»... 


b)    Sabiduría  de  Jesucristo 

Se  contienen  también  disquisiciones  cosmológicas  de  proba- 
ble origen  valentiniano.  Las  palabras  introductorias  suenan  así: 

La  sabiduría  de  Jesucristo.  Después  que  El  había  resuci- 
tado de  entre  los  muertos;  cuando  sus  doce  discípulos  y  siete 
discípulas  habían  subido  ya  a  Galilea,  al  monte  que  es  llama- 
do... y  gozo;  estando  ellos  en  duda  en  lo  referente  a  la  sustan- 
cia del  Todo  y  de  la  Disposición  y  de  la  santa  Providencia  y  de 
la  fuerza  de  las  potestades  y  de  todas  las  cosas  que  el  Salvador 
había  hecho  con  ellos:  los  misterios  y  la  santa  Disposición;  en- 
tonces se  les  manifestó  el  Salvador,  no  en  su  forma  anterior, 
sino  en  figura  de  espíritu  incierto.  Su  aspecto  era  el  de  un  gran 
ángel  de  luz,  su  esencia  indescriptible,  y  no  tenía  en  sí  carne 
mortal,  sino  pura  y  perfecta,  de  acuerdo  con  lo  que  nos  había 
enseñado  en  el  monte  de  Galilea,  que  es  llamado...  Y  dijo:  «La 
paz  sea  con  vosotros;  mi  paz  os  doy».  Y  todos  se  llenaron  de  ad- 
miración y  de  miedo. 

Otro  fragm.  pubncado  por  Schmidt  en  «Agnostos  Theos» 
(1913),  p.72,  presenta  otra  escena  que  tuvo  lugar  después  de 
ésta.  El  Señor  les  indica  que  vayan  preguntando  lo  que  gusten 
y  El  va  respondiendo  a  sus  dudas.  Uno  de  los  discípulos  que 
preguntan  es  Mateo: 

«  ¡Oh  Cristo  !,  nadie  podrá  encontrar  la  verdad  si  no  es  por 
medio  de  ti.  Danos,  pues,  a  conocer  la  verdad».  Repuso  el  Sal- 
vador: «Al  que  es,  al  Indescriptible,  no  le  han  podido  conocer 
ni  dominios,  ni  potestades,  ni  subordinaciones,  ni  fuerzas,  ni 
naturalezas  desde  la  fundación  del  mundo  hasta  ahora,  sino  sólo 
aquel  a  quien  El  permite  realizar  esto  por  mi  medio». 


FRAGMENTOS   EVANGÉLICOS  COPTOS 


113 


V.    Evangelio  de  la  verdad 

Conocíamos  la  existencia  de  una  obra  valentiniana  titulada 
Evangelio  de  la  Verdad  por  San  Ireneo  (Adv.  Haeres.  III  11,9)  U 
Probablemente  también  se  refería  a  ella  el  Ps.  Tertuliano 
(Adv.  omnes  Haeres.  c.4)  2,  donde  dice  que  Valentín  posee  un 
evangelio  propio.  Puede  ser  que  aluda  a  ella  el  mismo  Tertu- 
liano (De  praescript.  Haeret.  c.25)  -,  donde  dice  que  ciertos  gnós- 
ticos pretendían  interpretar  2  Tim.  2,2  como  si  se  tratara  de 
un  evangelio  esotérico  transmitido  por  tradición  secreta. 

Estas  noticias  un  tanto  vagas  dieron  lugar  a  muy  diversas 
conjeturas  entre  los  críticos  en  relación  con  el  carácter  y  con- 
tenido de  este  apócrifo  gnóstico.  Zahn  estuvo  acertado  al  pen- 
sar en  la  posibilidad  de  que,  bajo  el  nombre  de  Evangelio  de  la 
Verdad,  los  adeptos  de  Valentín  no  pensaran  sino  en  el  conteni- 
do de  una  tradición  secreta  transmitida  oralmente.  Exageró, 
sin  embargo,  la  influencia  de  los  apócrifos  en  esta  obra.  Liech- 
tenhan  supuso  erróneamente  que  consistiría  en  una  selección 
de  logia  sacados  de  los  evangelios  canónicos  para  uso  de  los 
gnósticos  superiores  (pneumáticos) .  Esta  misma  hipótesis  tuvo 
por  posible  Hennecke,  quien  además  quiso  identificarlo  con 
La  Sabiduría  de  J.  C.  4,  escrito  gnóstico  del  códice  Berolinensis 
P.  8502.  Kreyenbühl  pretendía  identificarlo  con  el  Evangelio  gnós- 
tico de  San  Juan  5,  hipótesis  descabellada,  ya  que  éste  fué  medio 
siglo  posterior  al  nuestro.  Finalmente,  la  Escuela  Holandesa 
Radical,  cuyo  representante  más  caracterizado  en  nuestros  días 


1  Siquidem  in  tantum  processerunt  audaciae  [Valentiniani],  uti  quod  ab 
eis  non  olim  conscriptum  est,  Veritatis  Evangelium  titulent,  in  nihilo  con- 
veniens  Apostolorum  evangeliis,  ut  nec  Evangelium  quidem  sit  apud  eos 
sine  blasphemia.  Si  enim  quod  ab  eis  profertur,  veritatis  est  evangelium,  dis- 
simile  est  autem  hoc  illis,  quae  ab  Apostolis  tradita  sunt;  qui  volunt,  pos- 
sunt  dicere,  quemadmodum  ex  ipsis  Scripturis  ostenditur,  iam  non  esse  id 
quod  ab  Apostolis  traditum  est,  veritatis  Evangelium  (PG  7,1,891!}). 

2  Legis  et  prophetarum  quaedam  probat  [Valentinus],  quaedam  impro- 
bat;  id  est,  omnia  improbat,  dum  quaedam  reprobat.  Evangelium  habet 
etiam  suum  praeter  haec  nostra.  Post  hunc  exstiterunt  Ptolemaeus  et  Se- 
cundus  (ed.  E.  Kroyman,  p.221, 10-13,  citado  por  Puech-Quispel:  VigChr  8 
[1954]  t-51). 

3  Non  tamen  omnia  volunt  [gnostici]  illos  [Apostólos]  ómnibus  reve- 
lasse:  quaedam  enim  palam  et  universis,  quaedam  secreto  et  paucis  de- 
mandasse,  quia  et  hoc  verbo  usus  est  Paulus  ad  Timotheum:  O  Timothee, 
depositum  custodi...  Sed  nec  quia  voluit  illum,  haec  fidelibus  hominibus  de- 
mandare, qui  idonei  sint  et  alios  docere,  id  quoque  ad  argumentum  occulti 
alicuius  evangelii  interpretandum  est  (PG  2.43B-44A). 

4  Cf.  Papiros  coptos  de  Berlín,  apdo.  anterior. 

5  Ibid. 


114 


FRAGMENTOS  PAPIRÁCEOS 


es  G.  A.  van  den  Bergh  van  Eysinga,  pensó  en  un  evangelio 
gnóstico  que  tuviera  como  base  los  evangelios  canónicos  des- 
pojados de  todo  elemento  histórico.  Es  una  opinión  también 
descartable. 

Hoy  podemos  tener  ideas  claras  sobre  este  apócrifo  gracias 
a  los  manuscritos  coptos  encontrados  el  año  1945  cerca  de  Nag- 
Hammadi  (Alto  Egipto).  Uno  de  los  trece  volúmenes  que 
comprende  la  biblioteca  gnóstica  descubierta,  clasificado  con 
el  η.Π  por  H.-Ch.  Puech  y  adquirido  a  nombre  del  Instituto 
Jung  de  Zürich  el  año  1952,  contiene  un  Evangelio  de  la  Verdad, 
que  es  precisamente  el  citado  por  San  Ireneo.  Es  anónimo;  sus 
primeras  palabras  son  peuaggelion  ntmee. 

Aunque  el  texto  hasta  el  momento  presente  no  se  ha  dado 
aún  a  la  publicidad,  pueden  tenerse  como  ciertas  las  conclusio- 
nes que  de  su  estudio  han  sacado  H.-Ch.  Puech  y  G.  Quis- 
pel,  cuyo  artículo  publicado  en  VigChr  (8  [i954]i-5i)  extrac- 
tamos. 

Es  seguro  que  el  autor  del  presente  escrito  pertenecía  a  la 
escuela  valentiniana,  con  cuyas  doctrinas  ofrece  muchas  coin- 
cidencias. V.gr.,  la  mística  aritmológica  (cuenta  del  1  al  99  con  la 
mano  izquierda  y  del  100  en  adelante  con  la  derecha).  Es  cu- 
rioso también  el  empleo  de  la  palabra  όνομα  desempeñando 
un  papel  teológico  significado. 

Su  fecha  debe  fijarse  con  anterioridad  al  año  180,  que  es 
cuando  le  cita  San  Ireneo.  Con  toda  probabilidad  se  puede  pen- 
sar en  el  año  150  aproximadamente. 

El  autor,  si  no  es  el  mismo  Valentín,  debe  ser  un  contem- 
poráneo o  discípulo  suyo  de  gran  renombre  y  potencia  inte- 
lectual y  de  tendencias  idealistas  en  cuanto  se  refiere  al  mundo 
trascendental. 

Cf.  T.  Zahn,  Geschichte  des  neut.  Kanons  I  (1888)  p.749-750;  R.  Liech- 
tenhan,  Die  Offenbarung  im  Gnosticismus  (Góttingen  1901)  p. 69-70;  J.  Kre- 
yenbühl,  Das  Evangelium  der  Wahrheit  I  (Berlín  1901)  y  II  (1905);  Hen- 
neckeNA  ( 21924)  p.68. 

Sobre  el  manuscrito  del  Codex  Jung,  cf.  H.-Ch.  Puech  et  J.  Doresse,  Nou- 
veaux  écrits  gnostiques  découverts  en  Egypte:  «Comptes  Rendus  de  l'Acadé- 
mie  des  Inscriptions  et  Belles-Lettres»  (1948)  p.89;  Togo  Mina,  Le  papy- 
rus  gnostique  du  Musée  Copte:  VigChr  2  (1948)  130;  J.  Doresse,  Une  biblio- 
théque  gnostique  copte  découverte  en  Haute-Egypte:  Académie  Royale  de 
Belgique.  «Bulletin  de  la  Classe  des  Lettres»,  5.e  serie,  35  (1949)  444;  Id.,  Une 
bibliothéque  gnostique  copte:  «La  Nouvelle  Clio»,  1  (1949);  H.  Ch.  Puech, 
Les  nouveaux  écrits  gnostiques  découverts  en  Haute-Egypte.  Premier  inventaire 
et  essai  de  classification:  «Coptic  Studies  in  Honor  of  Walter  Ewing  Crum» 
(Boston  1950)  p.94  y  p. 103-104;  G.  Quispel,  Note  on  an  unknown  gnostic 
codex:  VigChr  7  (1953)  193;  H.-Ch.  Puech  et  G.  Quispel,  Les  écrits  gnos- 
tiques du  Codex  Jung:  VigChr  8  (1954)  1-51. 


C)  «AGRAPHA» 


Es  evidente,  según  el  testimonio  de  San  Juan  (21,30),  que 
los  evangelios  canónicos  no  nos  han  conservado  la  relación  ín- 
tegra de  todo  lo  que  hizo  y  habló  Jesús  en  su  vida  mortal.  Este 
hecho  se  explica  porque  el  intento  de  los  evangelistas  al  escribir 
era  sencillamente  darnos  lo  sustancial  del  mensaje  de  Cristo 
en  orden  a  la  economía  de  la  redención  y  no  el  satisfacer  nuestra 
curiosidad.  Además,  el  carácter  de  una  predicación  como  la 
de  Jesús,  repetida  en  diferentes  regiones  y  ante  distintos  audi- 
torios, exigía  necesariamente  que  en  ella  se  encontraran  rasgos 
semejantes  y  aun  comunes,  los  cuales  fueron  descartados  por 
los  hagiógrafos  en  sus  narraciones. 

Por  esto,  cabe  preguntarse  si,  al  margen  del  contenido  ca- 
nónico, podemos  encontrar  rastros  auténticos  del  material  di- 
dáctico del  Mesías.  Efectivamente,  la  tradición  nos  ha  conserva- 
do diversas  sentencias  atribuidas  a  Jesús,  las  cuales  a  primera 
vista  no  aparecen  en  los  cuatro  evangelios,  razón  por  la  que 
han  venido  a  llamarse  agrapha.  El  primero  en  usar  este  título 
fué  Kórner,  en  su  obra  De  sermonibus  Christi  άγράφοις  (1776), 
donde  reunió  un  buen  número  de  sentencias  de  Jesús  no  es- 
critas (ά-γραφα)  en  los  libros  canónicos  (γραφή).  Pero  ya  antes 
de  él,  en  el  año  1642,  escribía  Hubert  Phalesius  en  los  preám- 
bulos a  la  Vulgata  de  Amberes:  «Illud  praeterea  annotandum, 
citari  a  Patribus  nonnullas  sententias  tanquam  Sacrae  Scrip- 
turae,  aut  Salvatoris  Nostri,  quae  tamen  in  nullo  canónico  libro 
inven iuntur...»  Y  a  continuación  transcribe  algunas  de  estas 
expresiones  para  que  no  se  echen  de  menos  en  su  obra  o  se 
piense  que  han  sido  descuidadas. 

No  faltaron  muchos  eruditos  que  siguieron  el  ejemplo  de 
Kórner  y  Phalesius  en  la  búsqueda  de  agrapha,  como  se  puede 
ver  en  la  nota  bibliográfica  que  insertamos  a  continuación.  Pero 
el  estudio  crítico  de  ellos  tuvo  por  punto  de  arranque  la  obra 
de  A.  Resch  titulada  Agrapha.  Aussercanonische  Evangelienfragmen- 
te  (TU  V  4,  Leipzig  1889).  El  mérito  de  este  valioso  trabajo 
estuvo  en  abordar  el  problema  desde  la  base,  reuniendo  un 
arsenal  inmenso  de  agrapha,  que  vino  a  constituir  el  thesaurus 
en  la  materia.  Sin  embargo,  se  le  ha  echado  en  cara  su  falta  de 


116 


«AGRAPHA» 


crítica  en  la  selección,  amparando  bajo  este  título,  un  tanto 
impreciso,  todo  lo  que  a  su  tendencioso  criterio  le  pareció  ser 
rastro  del  supuesto  Urevangelium,  fuente,  según  él,  de  los  Sinóp- 
ticos. El  mismo  reconoció  su  error  al  publicar  la  segunda  edi- 
ción el  año  1906,  bajo  el  título  de  Aussercanonische  Schriftfrag- 
mente,  de  la  que  suprimió  buena  parte  de  los  agrapha  considera- 
dos como  auténticos  en  la  primera. 

Se  impone  ante  todo  precisar  el  significado  que  se  da  a  esta 
palabra.  Usando  de  la  definición  que  inserta  Vaganay  en  su 
maravilloso  artículo  sobre  la  materia,  publicado  en  Supplément 
au  Dictionnaire  de  la  Bible  (1928)  col.979-984,  diremos  que  por 
agrapha  entendemos  las  expresiones  aisladas  atribuidas  a  Jesús  por 
la  tradición  y  ausentes  de  nuestros  evangelios  canónicos.  Con  esto 
quedan  descartados  de  este  dominio  los  relatos  apócrifos  de  la 
vida  de  Jesús,  las  cartas  o  conversaciones  a  El  atribuidas  y 
aquellas  expresiones  aisladas  que,  aunque  se  pongan  en  su 
boca,  no  son  más  que  transposiciones,  retoques  o  combinacio- 
nes de  las  ya  consignadas  en  la  Sagrada  Escritura. 

Partiendo  de  esta  base,  podemos  distinguir  dos  grupos  de 
agrapha  propiamente  dichos.  El  primero  está  integrado  por  los 
provenientes  de  fuentes  apócrifas,  judías  y  musulmanas.  Su  valor 
histórico  es  nulo;  sin  embargo,  ofrecen  el  interés  de  lo  curioso  y 
lo  pintoresco.  El  segundo  está  compuesto  por  los  contenidos  en 
las  variantes  de  los  códices  del  Nuevo  Testamento  y  en  la  tradi- 
ción patrística,  cuya  autenticidad  ofrece  más  o  menos  garan- 
tías de  probabilidad. 

Al  margen  de  estos  dos  grupos  están  los  contenidos  en  las 
partes  canónicas  del  Nuevo  Testamento,  extraevangélicas,  cuya 
autenticidad  ciertamente  es  incontestable,  pero  a  quienes  no 
conviene  en  sentido  estricto  el  nombre  de  agrapha,  ya  que  es- 
tán contenidos  en  la  Sagrada  Escritura. 

Prescindimos  aquí  de  los  agrapha  provenientes  de  fuentes 
apócrifas,  ya  que  tienen  su  lugar  en  distintas  partes  de  esta  obra. 
Por  lo  que  se  refiere  a  los  de  origen  judío  hay  poco  que  decir,  ya 
que,  lo  mismo  la  Mischna  que  el  Talmud  palestinense  o  el  de  Babi- 
lonia, se  preocupan  muy  poco  de  la  persona  de  Jesús,  y,  siem- 
pre que  lo  hacen,  acusan  dependencia  de  los  evangelios  canóni- 
cos. Los  de  fuentes  musulmanas  son  más  abundantes,  pero  datan 
casi  siempre  de  una  época  muy  tardía.  La  mayor  parte  están 
contenidos  en  obras  ascéticas  de  la  Edad  Media  (s.  XI  y  XII). 
Algunos,  muy  pocos,  provienen  del  siglo  VIL  Este  sería  ya  un 
buen  argumento  contra  su  autenticidad,  pero  sabemos,  ade- 
más, que  son  tributarios  de  nuestros  evangelios  canónicos,  fuen- 


¡AGRAPHA» 


117 


te  a  la  que  recurrían  los  autores  ascéticos  musulmanes  al  no 
encontrar  en  sus  libros  sagrados  documentos  de  cierta  elevación 
espiritual.  La  colección  más  importante  de  ellos  fué  publicada 
por  Miguel  Asín  y  Palacios  en  la  Patrología  Orientalis  (t.13,3 
[1916]  y  t.19,4  [1926].  Son  interesantes  en  orden  al  estudio  del 
influjo  cristiano  en  la  ascética  musulmana.  De  ellos  entresaca- 
mos algunos  por  vía  de  ejemplo. 

Son  los  del  segundo  grupo  los  que  más  interés  ofrecen  y  a  los 
que  de  una  manera  particular  nos  referimos  aquí.  A  pesar  de 
que  su  valor  histórico  en  conjunto  ofrece  ciertas  garantías,  son 
muy  pocos  los  que  dan  señales  de  una  autenticidad  acrisolada. 
Baste  decir  que,  de  los  74  agrapha  auténticos  que  incluyó  Resch 
en  su  primera  edición,  sólo  36  le  merecían  esta  categoría  en  la 
segunda  edición.  De  éstos  todavía  Ropes  excluyó  22,  y  Vaganay 
cree  que  únicamente  son  cuatro  los  ciertamente  auténticos.  Ha- 
brá, pues,  que  concluir,  con  la  mayoría  de  los  críticos,  que  son 
poquísimas  las  palabras  originales  de  Jesús  llegadas  hasta  nos- 
otros fuera  del  Evangelio.  Su  estudio,  sin  embargo,  proporciona 
datos  interesantes  para  el  conocimiento  de  la  historia  del  texto 
evangélico  y  de  las  corrientes  espirituales  que  impulsaban  a  las 
cristiandades  que  nos  los  transmitieron. 

La  razón  histórica  de  la  desaparición  de  los  hechos  y  dichos 
de  Jesús  a  que  alude  San  Juan  (l.c.),  puede  buscarse  en  ciertos 
acontecimientos,  como  la  destrucción  de  Jerusalén  el  año  70. 
Los  pocos  supervivientes  de  la  catástrofe,  que  bien  hubieran 
podido  ser  los  difusores  de  esas  tradiciones  orales,  se  refugiaron 
en  PeUa  (Decápolis),  donde  vivieron  aislados  del  resto  de  la  co- 
munidad cristiana  y  expuestos  al  influjo  de  tendencias  heréticas, 
que  fácilmente  viciaron  las  doctrinas  ortodoxas,  dando  origen  a 
la  secta  de  los  judío-cristianos.  De  aquí  nació  probablemente  el 
Evangelio  según  los  Hebreos. 

Cf.  sobre  agrapha  en  general:  J.  B.  Cotelier,  Patres  Apostolici  (1672 
y  1698);  Grabe,  Spicilegium  SS.  Patrum  et  Haereticorwn  saeculi  I,  II,  III 
(1698  y  17 14);  N.  Lardner,  The  Credibility  of  the  Gospel  History  (1727); 
J.  G.  Kórner,  De  sermonibus  Christi  áypácpois  (1776);  Ch.  K.  J.  Bünsen, 
Analecta  Antenicaena,  t.i  p.29  (1856);  VVescott,  Introduction  to  the  study 
of  the  Gospels,  app.  C:  On  the  Apocryphal  Traditions  of  the  Lord's  Words 
and  Works  (1860);  J.  T.  Dodd,  Sayings  ascribed  to  our  Lord  by  the  Fathers 
and  other  primitive  Writers  (1874);  Baring-Could,  The  lost  and  hostile  Gos- 
pels; Agrapha,  p.isóss.  (1874);  B.  Pick,  The  Ufe  of  fesus  according  to  the 
extra-canonical  sources  (1887);  Extra-canonical  Ufe  of  Christ  (London  1903); 
A.  Resch,  Agrapha,  aussercanonische  Evangelienfragmente:  TU  V  4  (1889); 
Ip.  (2.a  ed.):  Aussercanonische  Schriftfragmente  gesammelt  und  untersucht  und 
in  zweiter  vollig  neubearbeiteter  durch  Alttestamentliche  Agrapha  vermehrter 
Auflage  herausgegeben  von...:  TU  XXX  3  (1906);  Bousset,  Die  Evan- 


118 


«AGRAPHA» 


gelienzitate  Justins  des  Martyrers  (Góttingen  1891);  J.  H.  Ropes,  Die  Sprüche 
Jesu,  die  in  den  kanonischen  Evangelien  nicht  überliefert  sind.  Eine  kritische 
Bearbeitung  des  von  D.  A.  Resch gesammelten  Mateúals:  TU  XIV  2  (1896); 
Id.,  The  so-called  Agrapha:  AmJournTh  1  (1897)  758-776;  B.  Jackson, 
Twenty-five  Agrapha,  or  extra-canonical  Sayings  of  our  Lord  (1900);  Ε.  Man- 
genot,  Agrapha:  DThCath  t.i  col. 625-627;  A.  Harnack,  Ueber  einige  Wor- 
te  Jesu,  die  nicht  in  den  kanonischen  Evangelien  stehen,  nebst  einem  Anhang 
über  die  ursprüngliche  Gestalt  des  Vaterunsers:  SitzAkPr  (1904)  170-208; 
E.  Klostermann,  Zu  den  Agrapha:  ZtNW  6  (1905)  104-106;  É.  Preuschen, 
Antilegomena  (Giessen  2igos)  26-31;  Hautsch,  Die  Evangelienzitate  des 
Orígenes  (Leipzig):  TU  XXXIV  2  (1909);  Ε.  Nestle,  Ein  früher  Agrapha- 
Sammler:  ZtNW  11  (1910)  86-87;  A.  Uckeley,  Worte  Jesu,  die  nicht  in  der 
Bibel  stehen:  «Biblische  Zeit-und  Streitfragen»  VII  3  (Gross-Lichterfel- 
de  191 1);  A.  Jacoby,  Agrapha:  1.  Zum  Taufbericht  des  Hebraerevangeliums; 
2.  Zu  1  Kor.  i5,54ss.;  3.  Zu  Mk.  11,23-24:  ZtNW  13  (1912)  161-164; 
U.  Holzmeister,  Unbeachtete  patristische  Agrapha:  ZtkTh  (1915)  98-118; 
N.  Noguer,  Los  dichos  de  Jesús  llamados  «Logia»  y  «Agrapha»  (con  ocasión 
de  la  obra  de  M.  Asín  y  Palacios  sobre  los  «Logia»  musulmanes):  RaF  51 
(1918)  19-29.204-226;  E.  Jacquier,  Les  sentences  du  Seigneur  extracanoni- 
ques:  RBi  N.S.  15  (1918)  93-135;  L.  G.  da  Fonseca,  Agrapha:  VD  2  (1922) 
271-280;  K.  Kóhler,  Das  Agraphon  bei  Tertullianus,  De  Baptismo,  20  [:  nam 
praeceserat  dictum  neminem  in-tentatum  regna  caelestia  consecuturum] : 
ThStKr  94  (1922)  169-173.744-749;  E.  Besson,  Les  Logia  Agrapha:  Paroles 
du  Christ  qui  ne  se  trouvent  pas  dans  les  Evangiles  canoniques  (Bihorel-lez- 
Rouen  1923);  Kraft,  Die  Evangelienzitate  des  hl.  Irenaeus  (Freiburg  1924); 
T.  Schneider,  Das  prophetische  «Agraphon»  der  Epístola  Apostolorum: 
ZtNW  24  (1925)  151-154  [cf.  Schmidt  y  I.  Wajnberg,  Gesprache  Jesu  mit 
seinen  Jüngern  nach  der  Auferstehung.  Ein  katolisch-apostolisches  Sendschrei- 
ben  des  2.  Jahrhunderts.  Nach  einem  koptischen  Papyrus  des  Institut  de  la 
Mission  archéologique  au  Caire,  unter  mitarbeit  von  Η.  P.  Lacau,  derzeitigen 
Generaldirektor  der  dgyptischen  Museen...:  TU  XLIII  2  (1919)];  Jenkinson, 
The  Unwritten  Sayings  of  Jesús  (1925);  R.  Dunkerley,  The  unwritten  gospel 
Ana  and  Agrapha  of  Jesús  (London  1925);  L.  Vaganay,  Agrapha:  SupDBi 
(1928)  col.  159-198;  J.  J.  Gómez,  Loguia  o  dichos  del  Señor  extraev angélicos 
(Murcia  1935);  U.  Holzmeister,  [Un  logion  de  Jesús:  «Λέγει  κύριοξ·  ó-rocv 
ξύλον  κλιθη  καϊ  άναστΐ)  καΐ  όταν  ίκ  ξύλου  αίμα  στάξη»] :  VD  21  (Ι941) 
69-73  [está  tomado  de  la  Epist.  Barnabae  12,1];  P.  Andriessen,  A  propos 
d'un  agraphon  cité  par  Hippolyte  [:  «6  δε  κύριος  εφη·  ταντα  όψονται  ol  άξιοι 
γενόμενοι.»  Comm.  in  Dan.  4,60]:  VigChr  2  (1948)  248-249;  J.  Ruwet,  Les 
Agrapha  dans  les  oeuvres  de  Clément  d'Alexandrie:  Bi  30  (1949)  133-160; 
J.  Jeremías,  Unbekannte  Jesusworte  ( Abhandlungen  zur  Theologie  des  A.  und 
Ν.  T.,  n.16)  (Zurich  1948);  F.  Amiot,  Evangiles  Apocryphes  (París  1952) 
28-36;  JamesNT  (repr.  1953)  33"37- 

— Sobre  los  agrapha  litúrgicos,  cf.:  F.  Cabrol:  DACHEL  t.i  (1924) 
col. 979-984. — Sobre  los  de  origen  judío:  Strack  y  Billerbeck,  Kommentar 
zum  Neuen  Testament  aus  Talmud  und  Midrasch:  t.i,  Das  Evangelium  nach 
Matthaus  (München  1922);  Pick,  Jesús  in  the  Talmud;  His  personality,  hts 
disciples  and  his  sayings  (Chicago  19 13). — Sóbrelos  de  origen  musulmán: 
Margoliouth.  Christ  in  Islam:  ExpT  (1893-1894)  t.5  P.59.107.177SS.503SS. 
561;  M.  Asín  y  Palacios,  Logia  et  agrapha  Domini  Jesu  apud  Moslemicos 
scriptores,  ascéticos  praesertim  usitata  (i.a  serie):  PaOr  t.13,3  (19 16)  [texto 
árabe,  versión  latina  y  comentarios.  Cf.  recens.  en  CiTom  17  (1918)  135; 
RBi  XV  N.S.  (1918)  278-279;  Torrey:  AmJournTh  23  (1918)  107-11 1} 
Power:  Bi  1  (1920)  272-277;  CDi  (1918)  18-24;  Guidi:  RStOr  8  (1919) 


«AGRAPHA»   CANÓNICOS  EXTRAEV. 


119 


179-181];  Id.,  Logia  et  agrapha  Domini  Iesu  apud  Moslemicos  scriptores 
(2»  serie):  PaOr  t.19,4  (1926)  [cf.  recens.  Power:  Bi  8  (1927)  219-223]; 
Id.,  In  opus  cui  titulus,  «Logia  et  Agrapha  Domini  Iesu  apud  Moslemicos  scrip- 
tores, ascéticos  praesertim  usitata»  (1  fase.)  animadversiones:  RBi  36  (1927) 
76-83;  R.  Dunkerlf.y,  The  Muhammedan  Agrapha:  ExpT  39  (1927- 1928) 
167-171.230-234. 


/.    « Agrapha))  canónicos  extraevangélicos 

1.  Y,  estando  con  ellos  a  la  mesa,  les  recomendó  que  no 
se  retirasen  de  Jerusalén,  sino  que  aguardasen  la  promesa  del 
Padre,  «la  cual  oísteis  de  mí ;  porque  Juan  bautizó  en  agua,  mas 
vosotros  seréis  bautizados  en  el  Espíritu  Santo  de  aquí  a  no 
muchos  días».  [...]  Díjoles:  «No  os  toca  a  vosotros  conocer  los 
tiempos  u  oportunidades  que  el  Padre  determinó  con  su  propia 
potestad;  pero  recibiréis  la  fuerza  del  Espíritu  Santo,  que  ven- 
drá sobre  vosotros,  y  seréis  mis  testigos  así  en  Jerusalén  como 
en  toda  la  Judea  y  Samaría  e  incluso  hasta  en  los  confines  de 
la  tierra». 

2.  Es  necesario  ...  recordar  las  palabras  del  Señor  Jesús, 
pues  El  dijo:  «Mayor  dicha  es  la  de  dar  que  la  de  recibir». 

3.  Haced  esto  en  mi  memoria.  [...]  Haced  esto,  cuantas 
veces  bebáis,  en  mi  memoria. 

4.  Porque  esto  os  afirmamos  de  acuerdo  con  la  palabra  del 


1.  Kocl  συναλιζόμενος  παρήχχειλεν  αύτοϊς  άπό  Ιεροσολύμων  μή 
χωρίζεσθαι,  άλλά  περιμένειν  την  έπαχχελίαν  τοΟ  πατρός  ήν  ήκούσατέ 
μου·  δτι  Ιωάννης  μέν  έβάπτισεν  ύδατι,  ύμεΐς  δέ  έν  πνεύματι  βαπτισθή- 
σεσθε  άχίω  ού  μετά  πολλάς  ταύτας  ημέρας.  [. .  .  ]  Είπεν  δέ  ττρός  αυτούς· 
οΰχ  ύμών  έστιν  χνώναι  χρόνους  ή  καιρούς  οϋς  ό  πατήρ  εθετο  έν  τή  ιδία 
έξουσία,  άλλά  λήμψεσθε  δύναμιν  επελθόντος  του  άγιου  πνεύματος  έφ' 
Ομάς,  καΐ  εσεσθέ  μου  μάρτυρες  εν  τε  Ίερουσολήμ  καΐ  έν  πάση  τη  Ιουδαία 
καΐ  Σαμάρεια  καΐ  έως  έσχατου  της  γης  (Act.  1,4-8). 

2.  Δει  . . .  μνημονεύειν  των  λόχων  τοΰ  κυρίου  Ίησοϋ  ότι  αυτός  εί- 
πεν «Μακάριόν  έστιν  μάλλον  διδόναι  ή  λαμβάνειν»  (Act.  20,35). 

3.  Τοΰτο  ποιείτε  είς  τήν  έμήν  άνάμνησιν.  [.  . .  ]  Τοΰτο  ποιείτε,  οσά- 
κις έάν  πίνητε  είς  τήν  έμήν  άνάμνησιν  (1  Cor.  11,24-25;  cf.  Le. 
22,19-20). 

4.  Τοΰτο  χάρ  ύμΐν  λέχομεν  έν  λόχω  κυρίου,  ότι  ήμεΐς  ol  ζώντες  ο\ 


ζ.    Cf.  Const.  Apost.  4,3!  Εριρη.,  Haeres.  74.S- 

3·  Cf.  Const.  Apost.  8,12.  Asimismo  la  fórmula  consecratoria  en  las 
liturgias  de  San  Juan  Crisóstomo,  Santiago  y  San  Marcos. 


120 


(AGRAPHA» 


Señor:  que  nosotros,  los  vivos,  los  supervivientes  hasta  la  ve- 
nida del  Señor,  no  nos  adelantaremos  a  los  que  durmieron. 

5.  He  aquí  que  vengo  como  ladrón.  Dichoso  el  que  vigila 
y  conserva  sus  vestidos  de  manera  que  no  ande  desnudo  y  deje 
ver  sus  vergüenzas. 


2.    Variantes  de  los  manuscritos  evangélicos 

6.  ...  Mas  vosotros  haced  por  crecer  (partiendo)  de  lo  pe- 
queño, y  [no]  (Syro-Curet.)  por  disminuir  (partiendo)  de  lo  más 
grande.  Y  cuando  os  acerquéis,  invitados,  a  un  banquete,  no  os 
reclinéis  sobre  los  puestos  destacados,  no  sea  que  venga  alguien 
más  digno  que  tú,  y,  viniendo  el  anfitrión,  te  diga :  Retírate  un 
poco  más  abajo,  y  te  llenes  de  vergüenza.  Mas,  si  ocupas  el  lugar 
más  inferior,  te  dirá  el  anfitrión:  Ponte  más  arriba;  y  esto  te 
será  provechoso. 

7.  ¡  Y  aquellos  (los  apóstoles)  se  excusaban  diciendo :  «Este 
mundo  infiel  e  inicuo  está  bajo  el  poder  de  Satanás,  el  cual  no 
permite  a  los  mancillados  por  los  espíritus  percibir  la  verdadera 
fuerza  de  Dios.  Manifiesta,  pues,  tu  justicia»,  le  decían  los  após- 


περιλειπόμενοι  εις  την  παρουσίαν  του  κυρίου  ου  μή  φθάσωμεν  τους  kol- 
μηθέντας  (1  Thes.  4,15). 

5.  Ιδού  έρχομαι  ώς  κλέπτης·  μακάριος  ó  γρήγορων  και  τηρών  τά 
Ιμάτια  αύτοΰ,  'ίνα  μή  γυμνός  περιπατή  και  βλέπωσιν  τήν  άσχημοσύνην 
αυτού  (Apoc.  16,15).  , 

6.  ...  ϋμεΐς  δέ  ζητείτε  εκ  μικροΰ  αύξήσαι  καΐ  έκ  μείζονος  έλαττον 
είναι.  Εισερχόμενοι  δέ  και  παρακληθέντες  δειττνήσαι,  μή  άνακλίνεσθε  εις 
τους  έξέχοντας  τόπους,  μήποτε  ενδοξότερος  σου  έπέλθη  και  προσελθών 
ό  δειπνοκλήτωρ  εϊπη  σοι·  έτι  κάτω  χωρεί,  καΐ  καταισχυνθήση.  Έάν 
δέ  άναπέσης  είς  τόν  ήττονα  τόπον  και  έπέλθη  σου  ήττων,  έρεΐ  σοι  ó 
δειπνοκλήτωρ·  σύναγε  έτι  άνω,  και  έσται  σοι  τοΰτο  χρήσιμον  (Codex 
Bezaé,  s.VI;  cf.  Mt.  20,28). 

7.  Ms.  de  Freer,  ε  14,032.  Κάκεΐνοι  άπελογοΰντο  λέγοντες·  ότι  ó 
αιών  ούτος  της  ανομίας  και  της  απιστίας  ύπό  τόν  Σατάνάν  έστιν,  ó  μή 
έών  τά  ύπό  τών  πνευμάτων  ακάθαρτα  τήν  άληθινήν  του  Θεοΰ  καταλα- 
βέσθαι  δύναμιν  διά  τοΰτο  άποκάλυψόν  σου  τήν  δικαιοσύνην  ήδη,  εκείνοι 


6.  Puede  encontrarse,  además,  esta  lección  en  el  cod.  Φ,  en  la  Sinaí- 
txca  Curetoniana,  en  la  Peschito,  en  numerosos  manuscritos  de  la  Vetús  La- 
tina y  en  la  Vulgata. 

7.  Se  trata  de  un  manuscrito  uncial  griego  del  siglo  V,  encontrado  a 
principios  de  este  siglo  en  Egipto  y  adquirido  por  Freer.  La  variante  que 
ofrece  parece  ser  una  combinación  de  textos  evangélicos.  Parte  de  esta  adi- 
ción nos  era  ya  conocida  por  San  Jerónimo  (Dial.  adv.  Pelagium  2,15). 


VARIANTES  DE  LOS  MANUSCRITOS  EVANGÉLICOS 


121 


toles  a  Cristo.  Mas  El  les  dijo :  «Se  han  cumplido  los  años  de  du- 
ración del  poder  satánico,  pero  se  acercan  otras  cosas  terribles. 
Yo  me  entregué  a  la  muerte  por  los  que  pecaron,  para  que  vuel- 
van a  la  verdad  y  no  tornen  a  pecar  y  para  que  sean  herederos 
de  la  gloria  espiritual  e  incorruptible  que  está  en  el  cielo». 

8.  El  mismo  día,  habiendo  visto  a  uno  que  trabajaba  en 
sábado,  le  dijo:  «Hombre,  si  te  das  cuenta  de  lo  que  haces,  di- 
choso de  ti;  pero,  si  no,  maldito  eres  y  transgresor  de  la  Ley». 

9.  Porque  yo  vine  a  vosotros  como  el  que  sirve,  no  como 
el  que  está  sentado  a  la  mesa;  mas  vosotros  os  habéis  engran- 
decido en  mi  servicio  como  el  que  sirve. 

10.  Y,  al  ser  bautizado,  salió  del  agua  una  gran  luz  y  le 
rodeó,  de  manera  que  se  llenaron  de  temor  todos  los  que  allí 
habían  llegado. 

11.  Y  de  repente,  sobre  la  hora  de  tercia,  las  tinieblas  se 
extendieron  por  toda  la  faz  de  la  tierra  y  descendieron  ángeles 
del  cielo.  Y  al  resucitar  (Jesús)  con  el  resplandor  de  Dios  vivo, 
(éstos)  se  elevaron  juntamente  con  El,  y  al  momento  sobre- 
vino la  luz.  Entonces  ellas  (las  mujeres)  se  acercaron  al  sepul- 
cro y  ven  removida  la  piedra. 

12.  Golpeaban  su  pecho  diciendo:  ¡Ay  de  nosotros  !  Este 


ελεγον  τώ  Χριστώ·  καΐ  ό  Χριστός  έκείνοις  προσέλεγεν  δτι  πεπλήρωται 
ó  όρος  των  ετών  της  εξουσίας  του  Σατανά,  αλλά  εγγίζει  άλλα  δεινά· 
και  υπέρ  τών  άμαρτησάντων  εγώ  παρεδόθην  εις  θάνατον  ί'να  ύποστρέ- 
ψωσιν  εις  την  άλήθειαν  και  μηκέτι  άμαρτήσωσιν,  ϊνα  την  έν  τώ  ούρανώ 
πνευματικήν  και  άφθαρτον  της  δικαιοσύνης  δόξαν  κληρονομήσωσιν  .  .  . 
άλλα  πορευθέντες  . .  .  (Entre  los  vers.  14  y  15  del  c.16  de  San  Marcos). 

8.  Τη  αύτη  ημέρα,  θεασάμενός  τίνα  έργαζόμενον  τώ  σαββάτω, 
εΐπεν  αΰτώ·  «"Ανθρωπε-  εί  μέν  οίδας  τί  ποιείς,  μακάριος  εΐ,  εί  δε  μή  οΐδας, 
έπικατάρατος  και  παραβάτης  εί  του  νόμου»  ( Codex  Bezae;  cf.  Le.  6,4). 

9.  Έγώ  γάρ  έν  μέσω  υμών  ήλθον  οϋχ  ώς  άνακείμενος,  άλλ'ώς  ό 
διακονών,  και  ύμεΐς  ηϋξήθητε  έν  τη  διακονία  μου  ώς  ό  διακονών  ( Codex 
Bezae;  cf.  Le.  22,27). 

10.  Et  cum  baptizaretur,  lumen  ingens  circumfulsit  de  aqua  ita 
ut  timerent  omnes  qui  advenerant  (Cod.  Vercellensis,  s.IV,  y  San- 
germanensis,  s.VII;  cf.  Mt.  3,13-17). 

11.  Súbito  autem  ad  horam  tertiam  tenebrae  diei  factae  sunt 
per  totum  orbem  terrae ;  et  descenderunt  de  caelis  angelí ;  et  surgente 
in  claritate  viví  Dei,  simul  ascenderunt  cum  eo;  et  continuo  lux 
facta  est.  Tune  illae  accesserunt  ad  monumentum  et  vident  revolu- 
tum  lapidem.  (Cod.  Bobbiensis,  s.IV-V). 

12.  Percutiebant  pectus  suum]  dicentes:  vae  erat  nobis!  Filius 


8.    Cf.  Gal.  3,10;  2,8;  Epist.  Iacobi  1,25;  2,12;  lo.  13,17. 


122 


«AGRAPHAí 


era  el  Hijo  de  Dios.  He  aquí  que  ya  ha  llegado  la  ruina  de  Je- 
rusalén. 

3.    uAgrapha))  citados  por  los  padres 

13.  Así,  dice,  los  que  pretenden  verme  a  mí  y  conseguir 
mi  reino,  han  de  alcanzarme  a  fuerza  de  tribulaciones  y  sufri- 
mientos. 

14.  Por  eso  dijo  también  Nuestro  Señor  Jesucristo:  «En  · 
el  estado  en  que  os  sorprenda,  en  él  os  juzgaré». 

15.  Nuestro  Señor  Jesucristo,  el  Hijo  de  Dios,  dijo:  «Es 
necesario  que  vengan  los  bienes,  y  dichoso  aquel  por  quien 
vienen». 

16.  Mi  secreto  para  mí  y  para  los  hijos  de  mi  casa. 

17.  Pedid  las  cosas  grandes  y  os  darán  por  añadidura  las 
pequeñas. 

18.  Justamente,  pues,  la  Escritura,  en  su  deseo  de  que  nos 


Dei  erat  iste.  Venerunt  ecce  iudicia  desolationis  Hierusalem  (Cod. 
Palatinus  y  Vercellensis ;  cf.  Le.  23,48). 

13.  Ούτω,  φησίν,  oí  θέλοντές  με  Ιδεϊν  καϊ  άψασθαί  μου  Tris  βασι- 
λείας, όφείλουσιν  θλιβέντες  και  παθόντες  λαβείν  με  (Epist.  Barnabae  7,11: 
ed.  de  Sixtus  Colombo  [Torino  1934]  p.107). 

14.  Διό  και  ημέτερος  κύριος  Ίησοΰς  Χριστός  εΐπεν  «Έν  οϊς  άν  ύμάς 
καταλάβω,  έν  τούτοις  καϊ  κρινώ»  (Iustinus,  Adversus  Tryph.  47: 
PG  6,58oA). 

15.  Ό  κύριος  ημών  Ίησοΰς  Χριστός,  ό  υιός  τοΰ  Θεοΰ,  εφη·  «Τά 
άγαθά  έλθείν  δει,  μακάριος  δέ,  φησίν,  δΓού  έρχεται»  (Epitome  Clemen- 
tina  I  c.%:  PG  2.540A). 

16.  Μυστήριον  έμόν  έμοί  κα'ι  τοις  υίοϊς  τοΰ  οίκου  μου  (Clemens 
Alex.,  Strom.  V  10,63,7:  PG  9,97A.) 

17.  Αίτεϊσθε  γάρ  τά  μεγάλα  καϊ  τά  μικρά  ύμϊν  -ττροστεθήσεται 
(Clemens  Alex.,  Strom.  I  24,158,2:  PG  8.905B). 

18.  Είκότως  άρα  καϊ  ή  γραφή  τοιούτους  ημάς  διαλεκτικούς  ούτως 


ΐ3·    Cf.  Act.  14,22;  Mt.  5.10;  10,38;  16,24;  Me.  8,32. 

14.  Cf.  Mt.  24,40-42;  25,13;  Entre  los  escritores  eclesiásticos,  Clem. 
Alex.,  Quis  dives  salv.  40;  Cypr.,  De  mortalitate  17. 

15.  Cf.  Mt.  18,7;  Le  17,1. 

16.  Cf.  Homil.  Clement.  19,20;  Theodoret.,  In  Ps.  65;  Chrysost., 
Epist.  ad  Cor.  hom.7,2;  Ruwet  (Bi  30  [1949]  138)  piensa  que  Clemente,  al 
citarla,  la  tenía  por  verdadero  agraphon. 

17.  Cf.  Orig.,  De  orat.  libell.  2  y  14;  Selecta  in  Ps.  4;  Euseb.,  In  Ps.  16, 
2.  Ruwet  (art.  cit.,  p-i46)  cree  que  se  trata  de  una  fórmula  catequética  de- 
rivada de  Mt.  6,33;  Le.  12,31  y  33. 

18.  Cf.  Orig.,  In  Mt.  t.27;  Cyrill.  Hierosol.,  Cateches.  6,26;  Basil., 
In  Is.  1,22.  Ruwet  (art.  cit.,  p.146)  cree  que  se  trata  de  un  agraphon  in  sensu 


123 


hagamos  dialécticos  de  esta  categoría,  nos  exhorta:  «Sed  ban- 
queros expertos,  rehusando  lo  (malo)  y  reteniendo  lo  bueno». 

19.  Y  el  Señor  dijo:  «Salid  (libres),  los  que  queréis,  de 
vuestras  ligaduras». 

20.  Dice,  pues,  Jesús:  «Me  hice  débil  por  los  débiles  y 
pasé  hambre  por  los  hambrientos  y  sed  por  los  sedientos». 

21.  Por  eso  dice  el  Salvador:  «Sálvate  tú  y  tu  alma». 

22.  Y  otra  vez  dice  el  Señor:  «El  que  está  casado  no  sea 
repudiado  y  el  célibe  no  se  case.  El  que  está  determinado  a 
vivir  en  soltería  según  su  propósito,  que  permanezca  célibe». 

23.  Y  en  el  Evangelio  está  escrito:  «La  sabiduría  envía 
sus  hijos». 

24.  Por  lo  cual  dice  el  Salvador:  «El  que  anda  cerca  de 
mí  anda  cerca  del  fuego;  mas  el  que  está  lejos  de  mí,  lejos  está 
de  (mi)  reino». 

25.  Por  eso  dice:  «Heme  aquí  presente  a  mí,  el  que  habla 
por  medio  de  los  profetas». 


έθέλουσα  γενέσθαι  παραινεί-  «Γίνεσθε  δέ  δόκιμοι  τραττεζϊται,  τά  μεν  άπο- 
δοκιμάζοντες,  τό  δέ  καλόν  κατέχοντες»  (Clemens  Alex.,  Strom. 
I  28,177,2:  PG  8.924Β). 

19.  Καΐ  ό  Κύριος·  «Εξέλθετε,  είττεν,  έκ  των  δεσμών  oi  θέλοντες» 
(Clemens  Alex.,  Strom.  VI  6,44:  PG  9.265A). 

20.  Και  Ιησούς  γοΰν  φησίν  «Δια  τούς  άσθενοΰντας  ήσθενοΟν  και 
διά  τούς  πεινώντας  έττεινών  και  δια  τούς  δειψώντας  έδιψών»  (Orígenes, 
InMt.  13,2:  PG  13.1097Β). 

21.  Διά  τούτο  λέγει  ό  Σωτήρ·  «Σώζου  σύ  καΐ  ή  ψυχή  σου»  (Cle- 
mens Alex.,  Excerpta  ex  Theod.  2:  PG  9.263B). 

22.  Kai  πάλιν  ό  Κύριος  φησίν  «Ό  γήμος  μή  έκβαλλέτω  και  ό  μή 
γαμήσας  μή  γαμείτω·  ό  κατά  πρόθεσιν  εύνουχίας  όμολοχήσας  μή  γήμαι, 
άγαμος  διαμενέτω»  (Clemens  Alex.,  Strom.  III  15,97,4:  PG  8.1197A). 

23.  Kal  έν  τω  εύαγγελίω  άναγέγραπται·  «Και  άποστέλλει  ή  σοφία 
τά  τέκνα  αυτής»  (Orígenes,  Ιη  Ier.  14,5:  PG  13.409Β). 

24.  Διό  φησίν  ό  Σωτήρ·  «Ό  εγγύς  μου,  εγγύς  του  πυρός·  ό  δέ 
μακράν  άπ'έμοΰ,  μακράν  άπό  της  βασιλείας»  (DiDYMUS,  Ιη  Ps.  88,8: 
PG  39.1488D). 

25.  Διά  τούτο  λέγει·  «Ό  λαλών  έν  τοις  προφήταις,  Ιδού  πάρειμι» 
(Epiphanius,  Haeres.  66,42:  PG  42.93Α). 

lato;  probablemente,  una  fórmula  más  expresiva  de  la  perícope:  «Omnia 
autem  probate;  quod  bonum  est  tenete»  (1  Thes.  5,21),  junto  a  la  cual  viene 
siempre  citado. 

20.  Cf.  Mt.  25,35-36. 

21.  Cf.  Gen.  19,17;  Le.  17,33. 

22.  Puede  ser  la  refundición  de  1  Cor.  7,10  y  Mt.  19,3-12. 

23.  Parece  ser  una  cita  de  Prov.  9,3. 

24.  Cf.  Orig.,  In  Ier.  hom.  20,3. 


124 


cAGRAPHA» 


26.  ...  la  sentencia  evangélica  que  dice:  «Pasa  la  aparien- 
cia de  este  mundo». 

27.  Pues  dice:  «¿Has  visto  a  tu  hermano?  (Hazte  cuenta 
de  que)  has  visto  a  tu  Dios». 

28.  Hablando  de  María,  dijo  Marta  que  la  había  visto  son- 
reírse. María  repuso:  No  me  reí,  pues  (Jesús)  anunció  en  su 
predicación  que  «lo  débil  sería  salvado  por  lo  fuerte». 

29.  Por  tanto,  decíales  el  Señor :  « ¿Por  qué  os  admiráis  de 
los  prodigios?  Una  herencia  os  voy  a  dar  que  no  posee  el  mun- 
do entero». 

30.  Asimismo,  acerca  de  la  caridad:  «El  amor,  dijo,  cubre 
multitud  de  pecados». 

31.  «Si  alguien  comulga  el  cuerpo  del  Señor  y  usa  de  pu- 
rificaciones, será  maldito»,  como  dijo  el  Señor  (Norma  canó- 
nica de  los  Santos  Apóstoles  n.3). 

32.  Porque  dice  la  Escritura:  «El  hombre  que  no  es  ten- 
tado, no  es  aprobado». 

33.  Pues  dijo :  «Muchos  vendrán  en  mi  nombre  vestidos 


26.  ...  τό  εύαγγελικόν  ρήμα  τό  λέγον  «Παράγει  γαρ  τό  σχήμα 
τοΰ  κόσμου  τούτου»  (Theodorus  Balsamo,  Epist.  de  Rasaph.: 
PG  138,1373). 

27.  Είδες,  γαρ  φησι,  τόν  άδελφόν  σου,  είδες  τόν  Θεόν  σου  (Cle- 
mens  Alex.,  Strom.  I  19,94,5  y  II  15,70,5:  PG  8.812A  y  1009A). 

28.  Μάρθα  είττεν  δια  Μαριάμ,  ότι  είδεν  αυτήν  μειδιώσαν.  Μαρία 
εΐπεν  ούκέτι  έγέλασα·  προέλεγε  γάρ  ΰμΐν  δτε  έδίδασκεν,  ότι  «τό  ασθενές 
δια  του  ισχυρού  σωθήσεται»  (Ord.  Ecl.  de  los  Apóst.  26  [Preuschen, 
Antilegomena  p.27  n.4]). 

29.  Λοιπόν  ό  Κύριος  έ'λεγεν  αϋτοΐς·  «Tí  θαυμάζετε  τά  σημεία;  κλη- 
ρονομίαν  μεγάλην  δίδωμι  ΰμΐν  ήν  ούκ  εχει  ό  κόσμος  όλος»  (Macarius 
Aegypt.,  Homilia  12,17:  PG  34.568D). 

30.  Ναι  μην  και  περί  αγάπης·  «Αγάπη,  φησί,  καλύπτει  πλήθος 
άμαρτιών»  (Clemens  Alex.,  Paedagogus  III  12,91,3;  Strom.  IV 
8,111,3:  PG  8.669C  y  1320B). 

31.  «E'í  τις  μεταλάβη  τό  σώμα  τοΰ  Κυρίου  και  λούσεται,  έπικατά- 
ρατος  έσται»,  καθώς  εΐπεν  ό  Κύριος  («"Ορος  κανονικός  τών  άγίων  αποσ- 
τόλων», 3.  Preuschen,  Antilegomena  ρ. 28  n.19). 

32.  Λέγει  γάρ  ή  γραφή·  «Άνήρ  άδόκιμος,  άπείραστος»  (Didasca- 
lia  II  8.  Preuschen,  Antilegomena  ρ. 29  n.20). 

33.  Είπε  γάρ·  «Πολλοί  έλεύσονται  επί  τω  όνόματί  μου  έξωθεν  ένδε- 


27-  Cf.  Tertull.,  De  orat.  26. 

30.  Cf.  Didasc.  Apost.  Syr.  4.  Se  encuentra  en  1  Pet.  4,8. 

32.  Cf.  Tertull.,  De  baptismo  20. 

33.  Cf.  Didasc.  Apost.  Syr.  3.  Parece  aludir  a  1  Cor.  11,19. 


(AGRAPHA»  CITADOS  POR  I.OS  PADRES 


125 


por  fuera  con  pieles  de  oveja,  pero  por  dentro  son  lobos  rapa- 
ces»; y:  «Habrá  cismas  y  herejías» . 

34.  Pues  así  dijo:  «Compadeceos  para  que  seáis  compa- 
decidos ;  perdonad  para  que  se  os  perdone ;  conforme  a  vuestro 
comportamiento  en  relación  con  los  demás,  será  el  de  ellos  con 
relación  a  vosotros ;  del  mismo  modo  que  dais,  se  os  dará ;  como 
juzgáis,  así  seréis  juzgados;  en  la  medida  que  seáis  benignos, 
se  usará  de  benevolencia  con  vosotros;  la  vara  con  que  medís, 
servirá  de  medida  para  vosotros  mismos». 

35.  Se  ha  dicho  también  acerca  de  esto:  «Que  sude  la  li- 
mosna en  tus  manos  hasta  tanto  que  sepas  a  quién  se  la  vas 
a  dar». 

36.  Dice  el  Señor :  «Cuando  el  madero  se  incline  y  (vuel- 
va a)  subir  y  cuando  de  él  destile  sangre...» 

37.  Estando  el  Señor  hablando  a  sus  discípulos  acerca  del 
futuro  reino  de  los  santos  y  ponderando  lo  glorioso  y  admirable 


δυμένοι  δέρματα  προβάτων,  εσωθεν  δέ  είσι  λύκοι  άρπαγες»  (Mt.  7,15), 
και-  «"Εσονται  σχίσματα  και  αιρέσεις»  (Iustinus,  Dialogus  35: 
PG  6.549C). 

34·  Ούτως  γαρ  είπεν  «Έλεατε  ίνα  έλεηθήτε-  άφίετε  ίνα  άφεθη  ύμϊν 
ώς  ποιείτε,  ούτως  ποιηθήσεται  ύμϊν  ώς  δίδοτε,  ούτως  δοθήσεται  ύμϊν 
ώς  κρίνετε,  ούτως  κριθήσεσθε-  ώς  χρηστεύεσθε,  ούτως  χρηστευθήσεται 
ύμϊν  ώ  μέτρω  μετρεΐτε,  έν  αύτω  μετρηθήσεται  ύμϊν»  (I  Clem.  13,2: 
ed.  Sixtus  Colombo,  ρ. 26). 

35·  Άλλα  και  περί  τούτου  δέ  είρηται·  «Ίδρωσάτω  ή  ελεημοσύνη 
σου  εις  τάς  χείρας  σου  μέχρις  άν  γνως  τίνι  δως  (Didaché  1,6:  ed.  Six- 
tus Colombo  p.2). 

36.  Λέγει  Κύριος-  «Όταν  ξύλον  κλιθη  και  άνοστη  και  δταν  έκ 
ξύλου  αίμα  στάξη»  (Epist.  Barnabae  12,1 :  ed.  Sixtus  Colombo  ρ. 115). 

37.  Του  ούν  Κυρίου  διηγουμένου  τοις  μαθηταΐς  περί  της  μελλούσης 
των  αγίων  βασιλείας,  ώς  εΐη  ένδοξος  κα'ι  θαυμαστή,  καταπλαγεϊς  ό  Ίού- 


34-    Cf.  Mt.  6,14  y  15;  Le.  6,31. 

36.  El  origen  de  la  primera  parte  de  este  agraphon  puede  encontrarse 
en  el  apócrifo  IV  Esdras  4,33;  5,5.  En  cuanto  a  la  primera,  no  es  tan  fácil 
determinar  su  filiación.  Eüa  constituye,  sin  embargo,  un  testimonio  de  mu- 
cho valor  arqueológico  para  conocer  el  modo  cómo  se  efectuaba  ordinaria- 
mente la  crucifixión.  Cf.  Holzmeister:  VD  21  (1941)  69-73. 

37.  Los  testimonios  de  Ireneo  e  Hipólito  se  refieren  al  mismo  agraphon. 
Puede  ser  que  éste  sea  más  literal  en  su  expresión,  mientras  que  el  traduc- 
tor latino  de  Adv.  haeres.,  leyendo  otra  palabra  en  lugar  de  άξιοι,  ha  tomado 
quizá  el  verbo  ylyvopai  en  el  sentido  de  llegar  («qui  venient  in  illa»).  Cf.  An- 
driessen:  VigChr  2  (1948)  248-249.  Descripciones  similares  del  reino  me- 
siánico  se  encuentran  en  el  Apocalipsis  judío  de  Baruch  (29,5)  y  en  un  En- 
comien a  San  Juan  Bautista  editado  por  Budge:  Coptic  Apocrypha  (1913). 
Cf.  JamesNT  37. 


126 


«AGRAMA» 


que  será,  maravillado  Judas  ante  la  descripción,  dijo:  «¿Quién, 
pues,  podrá  ver  estas  cosas?»  Y  el  Señor  replicó:  «Será  dado 
ver  estas  cosas  a  aquellos  que  se  hicieren  dignos  de  ello». 

Asimismo,  los  ancianos  que  conocieron  a  Juan,  el  discípulo 
del  Señor,  recuerdan  haberle  oído  referir  las  enseñanzas  y 
dichos  de  Jesús  acerca  de  aquellos  tiempos :  «Días  vendrán  en 
que  brotarán  las  vides,  teniendo  cada  cepa  diez  mil  sarmientos ; 
y  en  cada  sarmiento  habrá  diez  mil  ramos,  y  en  cada  sar- 
miento habrá  diez  mil  renuevos;  y  en  cada  renuevo,  diez  mil 
racimos;  y  en  cada  racimo,  diez  mil  granos  de  uva;  y  cada 
grano  de  uva,  al  ser  exprimido,  dará  veinticinco  metretas  de 
vino  [=  loo  lit.  ].  Y  cuando  alguno  de  los  santos  vaya  a  tomar 
un  racimo,  otro  le  dirá:  Yo  soy  mejor;  tómame  a  mí  y  por  mi 
medio  bendice  al  Señor.  De  la  misma  manera,  cada  grano  de 
trigo  ha  de  producir  diez  mil  espigas,  y  cada  espiga  ha  de  tener 
diez  mil  granos,  y  cada  grano  ha  de  dar  cinco  libras  dobles  de 
flor  pura  de  harina.  Y  todos  los  demás  frutos,  hierba  [s]  y 
simientes  proliferarán  según  esta  proporción.  Todos  los  ani- 
males que  se  nutran  de  estos  alimentos  provenientes  de  la 
tierra  serán  pacíficos  entre  sí,  vivirán  amigablemente  y  estarán 
sometidos  a  los  hombres  con  toda  sujeción».  De  estas  cosas  da 
también  testimonio  por  escrito  Papías,  hombre  antiguo,  discí- 
pulo de  Juan  y  compañero  de  Policarpo,  en  el  cuarto  de  entre 


6as  επί  τοΐξ  λεγομένοις  εφη·  «Και  τίς  άρα  δψεται  ταΰτα;»  ό  δέ  Κύριος 
εφη·  «Ταΰτα  όψονται  οί  άξιοι  γενόμενοι»  (Hippolytus,  Comm.  in 
Dan.  4,60). 

Quemadmodum  presbyteri  meminerunt,  qui  Ioannem  discipu- 
lum  Domini  viderunt,  audisse  se  ab  eo,  qüemadmodum  de  tempo- 
ribus  illis  docebat  Dominus  et  dicebat:  «Venient  dies,  in  quibus 
vineae  nascentur,  singulae  decem  millia  palmitum  habentes,  et  in 
uno  palmite  dena  millia  brachiorum,  et  in  uno  vero  palmite  dena 
millia  flagellorum,  et  in  unoquoque  flagello  dena  millia  botruum,  et 
in  unoquoque  botro  dena  millia  acinorum,  et  unumquodque  acinum 
expressum  dabit  viginti  quinqué  metretas  vini.  Et  cum  eorum  ap- 
prehenderit  aliquis  sanctorum  botrum,  alius  clamabit:  Botrus  ego 
melior  sum,  me  sume,  per  me  Dominum  benedic.  Similiter  et  gra- 
num  tritici  decem  millia  spicarum  generaturum,  et  unamquamque 
spicam  habituram  decem  millia  granorum,  et  unumquodque  gra- 
num  quinqué  bilibres  similae  clarae  mundae:  et  reliqua  autem  poma 
et  semina  et  herbam  secundum  congruentiam  iis  consequentem :  et 
omnia  animalia  iis  cibis  utentia  quae  a  térra  accipiuntur,  pacifica  et 
consentanea  invicem  fieri,  subiecta  hominibus  cum  omni  subiec- 
tione».  Haec  autem  et  Papias  Ioannis  auditor,  Polycarpi  autem  con- 
tubernalis,  vetus  homo,  per  scripturam  testimonium  perhibet,  in 


«AGRAPHA»    DE  ORIGEN  MUSULMÁN 


127 


sus  libros;  pues  son  cinco  los  que  escribió.  Y  añadió  estas  pa- 
labras: «Pero  esto  es  digno  de  crédito  únicamente  para  los  cre- 
yentes. Y  al  no  creer»,  dice,  «Judas  el  traidor  y  preguntar  de  qué 
manera  realizaría  el  Señor  tales  proliferaciones»,  refiere  que  dijo 
el  Señor :  «Las  verán  aquellos  que  sean  capaces  de  llegar  hasta 
allí». 

38.  «Sed  fuertes  en  la  batalla  y  luchad  con  la  serpiente 
antigua,  y  alcanzaréis  el  reino  eterno»,  dice  el  Señor. 

4.    uAgrapha))  de  origen  musulmán 

39.  Dijo  Jesús  (a  quien  Dios  salude):  «¡Cuántos  son  los 
árboles !  Pero  no  todos  dan  fruto.  ¡Cuántos  son  los  frutos ! 
Pero  no  todos  son  buenos.  ¡Cuántas  son  las  ciencias  !  Pero  no 
todas  son  útiles». 

40.  Dijo  Jesús  (a  quien  Dios  salude):  «No  colguéis  las 
margaritas  al  cuello  de  los  puercos,  pues  la  sabiduría  vale  más 


quarto  librorum  suorum:  sunt  enim  illi  quinqué  libri  conscripti.  Et 
adiecit  dicens:  «Haec  autem  credibilia  sunt  credentibus.  Et  luda», 
inquit,  «proditore  non  credente  et  interrogante :  quomodo  ergo  tales 
geniturae  a  Domino  perficientur?»,  dixisse  Dominum:  «Videbunt 
qui  venient  in  illa»  (Irenaeus  Adv.  Haeres.  V  33,3ss.  Ed.  Sixtus  Co- 
lombo,  p.132). 

38.  «Estote  fortes  in  bello  et  pugnate  cum  antiquo  serpente,  et 
accipietis  regnum  aeternum»,  dicit  Dominus  (Oíd  English  Homilies 
and  Homiletic  Treatises  of  the  twelfth  and  thirteenth  Centuries. 
Ed.  R.  Morris,  serie  I,  p.151,  London  1868.  También  se  encuentra 
en  el  Breviario  Romano,  Comm.  Apóstol.,  ant.  ad  Magníficat,  II 
Vísperas). 

39.  Dixit  Iesus  (quem  Deus  salutet!):  «Quam  multae  sunt  ar- 
bores!  Sed  non  omnes  fructum  ferunt.  Quam  multi  sunt  fructus! 
Sed  non  omnes  boni.  Quam  multae  scientiae !  Sed  non  omnes  útiles» 
(Algazel,  Libro  del  renacimiento  de  las  ciencias  religiosas  I  24,5, 
cit.  por  Asín  y  Palacios:  PaOr,  serie  I  n.2). 

40.  Dixit  Iesus  (quem  Deus  salutet!):  «Ne  appendatis  margari- 
tas ad  porcorum  colla;  sapientia  enim  melior  est  quam  margarita, 


38.  E!  valor  histórico  de  ios  agrapha  litúrgicos  es  muy  escaso,  teniendo 
en  cuenta  su  data  tardía  y  su  carácter  de  refundiciones  hechas  a  base  de 
textos  sagrados  y  aun  apócrifos. 

39  Ofrecemos  la  versión  latina  publicada  por  Asín  y  Palacios  (l.c). 
Para  la  filiación  de  este  agraphon  cf.  Mt.  7,16-20. 

40.    Cf.  Mt.  7,2iss 


128 


cAGRAPHA) 


que  las  margaritas,  y  quien  la  despreciare,  peor  es  que  los 
puercos». 

41.  Dijo  Jesús  (a  quien  Dios  salude):  «¿Cómo  va  a  ser 
contado  entre  los  sabios  el  que,  (después  de  estar)  andando  por 
la  senda  que  conduce  a  la  vida  futura,  dirige  sus  pasos  hacia  la 
vida  de  este  mundo?  Y  ¿cómo  va  a  ser  contado  entre  los  sa- 
bios el  que  busca  la  palabra  de  Dios  para  anunciarla  a  los  de- 
más y  no  para  ponerla  en  práctica?» 

42.  Dijo  Jesús  (a  quien  Dios  salude):  «Dichoso  el  que 
abandona  la  pasión  del  momento  por  una  promesa  ausente  que 
aún  no  vió». 

43.  Dijo  Jesús  (a  quien  Dios  salude):  «Guardaos  de  mirar 
a  las  mujeres,  pues  esto  siembra  la  concupiscencia  en  el  cora- 
zón y  es  suficiente  para  excitar  la  tentación». 

44.  Dijo  Jesús  (a  quien  Dios  salude):  «No  pueden  estar 
a  la  vez  en  el  corazón  del  creyente  el  amor  de  este  mundo 
y  el  de  la  vida  futura.  De  la  misma  manera  que  el  agua  y  el 
fuego  no  pueden  tampoco  permanecer  juntos  en  un  mismo 
vaso». 


et  qui  illam  spreverit,  peior  est  quam  porci»  (Algazel,  o.c,  I  43,4; 
Asín  P.,  serie  I  n.4). 

41.  Dixit  Iesus  (quem  Deus  salutet!):  «Quomodo  ínter  sapien- 
tes [recensendus]  erit  qui,  per  viam  futurae  vitae  incedens,  gressus 
suos  versus  vitam  huius  mundi  dirigit?  Et  quomodo  ínter  sapientes 
[recensendus]  erit,  qui  verbum  [Dei,  scilicet]  quaerit,  ut  illud  aliis 
renuntiet,  non  vero  ut  illud  re  adimpleat?»  (Algazel,  o.c,  I  46,14; 
Asín  P.,  serie  I  n.6). 

42.  Dixit  Iesus  (quem  Deus  salutet !) :  «Beatus  qui  reliquerit  cu- 
piditatem  praesentem  propter  [aliquid]  promissum  absentem  (?) 
[absens]  quod  nondum  vidit»  (Algazel,  o.c,  III  48,8;  Asín  P., 
serie  I  n.20). 

43.  Dixit  Iesus  (quem  Deus  salutet!):  «Cávete  vobis  ab  ad- 
spectu  [mulierum  scilicet] ;  concupiscentiam  enim  in  corde  seminat 
et  ad  tentationem  sufficit»  (Algazel,  o.c,  III  74,2;  Asín  P.,  se- 
rie I  n.23). 

44.  Dixit  Iesus  (quem  Deus  salutet!):  «Non  permanent  [simul] 
amor  huius  mundi  et  futurae  vitae  in  corde  credentis,  sicut  nec 
permanent  aqua  et  ignis  in  uno  eodemque  vase»  (Algazel,  o.c,  III 
140,10;  Asín  P.,  serie  I  n.35). 


41.  Cf.  Le.  9,62;  17.32;  Mt.  13,3. 

42.  Cf.  lo.  12,25. 

43.  Cf.  Mt.  s,6  y  7. 

44.  Cf.  Mt.  6,24. 


«AGRAPHA»    DE  ORIGEN  MUSULMÁN 


129 


45.  Dijo  Jesús  (a  quien  Dios  salude):  «Quien  busca  el 
mundo  se  parece  al  hombre  que  bebe  agua  de  mar.  Cuanto 
más  bebe,  tanto  más  aumenta  su  sed,  hasta  que  el  agua  acabe 
por  matarle». 

46.  Dijo  el  Mesías  (a  quien  Dios  salude) :  «Dichoso  aquel 
a  quien  Dios  enseña  su  libro  y  luego  no  muere  soberbio». 

47.  Decía  Jesús  (a  quien  Dios  bendiga  y  salude),  a  los  hijos 
de  Israel:  «Os  recomiendo  el  agua  pura,  las  hierbas  silvestres 
y  el  pan  de  cebada.  Y  tened  cuidado  con  el  pan  de  trigo,  pues 
nunca  podréis  dar  a  Dios  cumplidas  gracias  por  él». 

48.  Se  cuenta  de  Jesús,  hijo  de  María  (a  los  cuales  Dios 
salude  y  llene  de  bendiciones),  que  dijo:  « ¡Oh  gremio  de  los 
sabios !  Habéis  abandonado  la  senda  de  la  verdad  y  habéis 
amado  el  mundo.  Dejad,  no  obstante,  a  estos  reyes  el  dominio 
de  éste,  así  como  ellos  os  han  dejado  a  vosotros  el  de  la  sabi- 
duría». 

49.  Se  cuenta  de  Jesús  (a  quien  Dios  salude),  que  dijo  a 
sus  apóstoles:  «No  os  he  enseñado  a  vanagloriaros,  sino  a  tra- 


45.  Dixit  Iesus  (quem  Deus  salutet!):  «Qui  mundum  quaerit 
similis  est  homini  qui  aquam  maris  bibit:  quo  magis  potum  auget, 
eo  magis  auget  sitim,  doñee  [aqua]  ipsum  interficiat»  (Algazel, 
o.c,  III  149,5;  Asín  P.,  serie  I  n.48). 

46.  Dixit  Messias  (quem  Deus  salutet!):  «Beatus  ille  quem 
Deus  librum  suum  docuerit,  postea  autem  non  moriatur  superbus» 
(Algazel,  o.c,  III  235,21;  Asín  P.,  serie  I  n.56). 

47.  Dicebat  Messias  (cui  Deus  benedicat  eumque  salutet!),  ad 
filios  Israel:  «Vobis  commendo  puram  aquam  et  herbas  sylvestres 
et  panem  hordeaceum!  Et  cávete  a  tritic[e]o  pane,  siquidem  pro  illo 
dignas  Deo  gratias  agere  numquam  poteritis»  (Algazel,  o.c,  IV 
164,14;  Asín  P.,  serie  I  n.8o). 

48.  Traditur  de  Iesu  filio  Mariae  (quos  ambos  Deus  benedictio- 
nibus  impleat  et  salutet!),  quod  dixit:  «O  coetus  sapientium!  A  via 
veritatis  declinastis  et  mundum  dilexistis.  Sicuti  tamen  reges  vobis 
sapientiam  reliquerunt,  ita  et  vos  ipsis  mundi  dominium  relinquite» 
(Samarqandi  [s.X],  Desvelo  de  los  negligentes  190,12;  Asín  P.,  se- 
rie II  n.147). 

49.  Traditur  Iesum  (quem  Deus  salutet!),  dixisse  apostolis 
suis:  «Non  docui  vos  ut  gloriemini.  Tantummodo  vos  docui  ut  ope- 
remini.  Sapientia  non  est  quidem  eloquium  sapientiae,  sed  sapien- 

45.  De  origen  desconocido. 

46.  Cf.  Mt.  14,25. 

47.  De  origen  desconocido. 

48.  De  origen  desconocido. 

49.  Cf.  Mt.  22,21. 


Ev.  apócrifos 


5 


130 


cAGRAPHA» 


bajar.  La  sabiduría  no  consiste  ciertamente  en  la  expresión  de 
la  ciencia,  sino  en  la  práctica  de  ella». 

50.  Dijo  Jesús  (a  quien  Dios  salude) :  «Dos  son  mis  ami- 
gos. Quien  los  ama,  a  mí  me  ama;  quien  los  odia,  a  mí  me 
odia.  Es,  a  saber:  la  pobreza  y  la  mortificación  de  la  codicia». 

51.  Dijo  el  Mesías  (a  quien  Dios  salude):  «  ¡Oh  gremio  de 
los  apóstoles  !  ¡Cuántas  son  las  lámparas  que  apaga  el  viento  ! 
¡A  cuántos  siervos  de  Dios  corrompe  la  vanidad !» 


tiae  praxis»  (Ibn  Abd  al-Barr,  Breviario  o  summa  acerca  de  la  cien- 
cia de  las  tradiciones  proféticas . . .  100,8;  Asín  P.,  serie  II  n.156). 

50.  Dixit  Iesus  (quem  Deus  salutet!):  «Dúo  quidem  sunt  ami- 
ci  mei.  Qui  eos  amat,  me  amat;  qui  autem  eos  odit,  me  odit;  pauper- 
tas,  scilicet,  et  cupiditatis  mortificatio»  (Algazel,  Epítome  del  rena- 
cimiento de  las  ciencias  religiosas  246,16;  Asín  P.,  serie  II  n.169). 

51.  Dixit  Messias  (quem  Deus  salutet!):  «O  coetus  apostolo- 
rum !  Quam  multas  lampades  ventus  ex[s]tinguit.  Quam  multos  Dei 
servos  vanitas  corrumpit»  (Algazel,  Epítome...  cit.  63,14;  Asín  P., 
serie  II  n.176). 


50.  Cf.  Mt.  7,24  y  26. 

51.  Cf.  Mt.  5,3-12. 

52.  De  origen  desconocido 


APOCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


APOCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


Figura  a  la  cabeza  de  este  ciclo  el  Protoevangelio  de  Santiago, 
al  que  siguen  muy  de  cerca  las  diversas  redacciones  occidenta- 
les, entre  las  que  destacan  el  evangelio  del  Ps.  Mateo  y  el  De 
nativitate  Mariae. 

Estos  apócrifos,  a  diferencia  de  los  anteriormente  mencio- 
nados, nos  han  llegado  íntegros,  lo  cual  se  debe  principalmente 
a  su  carácter  ortodoxo.  Comienza  su  aparición  en  la  segunda 
mitad  del  siglo  II  y  vienen  a  ser  como  una  contrarréplica  a  las 
tendencias  malsanas  que  pululaban  en  los  apócrifos  heréticos  de 
época  anterior. 

Tienen,  pues,  ante  todo  una  finalidad  teológica,  y  es  defender 
el  honor  de  María,  particularmente  en  lo  que  se  refiere  a  su 
concepción  y  parto  virginales.  Para  ello  echan  mano  de  los  ar- 
gumentos más  eficaces  que  puede  suministrarles  la  tradición 
o  su  propia  imaginación.  Se  echa  de  ver  en  ellos,  además,  otra 
finalidad,  que  es  la  de  satisfacer  nuestra  curiosidad  acerca  de 
los  hechos  que  no  constan  en  los  evangelios  canónicos:  padres 
de  María,  vida  de  ésta,  circunstancias  del  nacimiento  de  Jesús. 
Su  fuente  de  información  debió  ser  ante  todo  la  tradición  oral 
transmitida  por  las  primeras  generaciones  cristianas,  retocada 
y  ampliada  por  la  propia  imaginación  del  autor. 

El  estilo  de  estos  escritos  es  aceptable,  si  bien  la  crudeza  de 
ciertos  episodios  llega  a  herir  nuestra  sensibilidad. 

Su  influjo  ha  sido  enorme.  El  Protoevangelio  influyó  podero- 
samente sobre  los  himnógrafos,  predicadores,  iconógrafos  y 
aun  doctores  de  la  Iglesia  bizantina  (griega,  eslava,  etc.).  En 
Occidente  fueron  el  Ps.  Mateo  y  el  De  nativitate  los  encargados 
de  transmitir  y  difundir  las  leyendas  protoevangélicas.  Estas  no 
tuvieron  eco  inmediato  en  los  círculos  literarios  eclesiásticos 
(San  Jerónimo  les  hizo  fuerte  oposición),  pero  fueron  infiltrán- 
dose en  el  pueblo  como  corriente  subterránea  y  aflorando  re- 
petidas veces  en  las  tradiciones  populares,  en  la  iconografía  y 
aun  en  la  misma  liturgia  (recuérdese  el  origen  de  la  fiesta  de 
la  Presentación  de  la  Virgen). 

La  Legenda  áurea,  del  obispo  Jacobo  de  Vorágine,  O.  P.,  y 
el  Speculum  historíale,  de  Vicente  de  Beauvais,  son  los  máximos 


134 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


exponentes  del  influjo  protoevangélico  (radicalmente)  en  el  Oc- 
cidente medieval.  En  estas  obras  se  inspiraron  los  artistas  y 
aun  las  almas  contemplativas  de  siglos  posteriores.  Entre  estas 
últimas  baste  citar  los  nombres  de  sor  María  de  Jesús  de  Agre- 
da (f  1665)  1  y  de  A.  C.  Emmerich  (f  1824)  2. 

Cf.  A.  Kirpichnikov,  Skazanjia  o  zilii  presv.  Devy  Marii  i  ich  vyra- 
zenie  w  srednevehovom  iskustve:  «Zurnal  Ministerstva  Narodnavo  Prosve- 
schenija»  (S.  Petersburgo  1883);  Ε.  V.  Barsov,  O  vozdeistvii  Apokrifov  na 
obriad  i  ikonopis:  «Zurnal  Ministerstva  Narodnavo  Prosveschenija»  (S.  Pe- 
tersburgo 1885);  F.  A.  (von)  Lehner,  Die  Marienverekrung  in  den  ersten 
Jahrhunderten  (Stuttgart  2 1886);  N.  Baldoria,  La  nascita  di  Cristo  nell' 
arte  figurativa:  ItArtI  5  (1886);  Ch.  Rost,  Les  Evangiles  Apocryphes  de 
V en f anee  de  Jésus-Christ  avec  une  introduction  sur  les  récits  de  Mathieu  et  de 
Luc  (Thése)  (Montauban  1894);  M.  A.  Potter,  The  legendary  Story  of 
Christ's  Childhood  (New  York  1899);  Ρ·  Α.,  Legends  of  the  Holy  Childhood. 
Retold  from  the  Gospels  of  the  Infancy  and  other  sources  (London  1927); 
A.  Siegmund,  Die  Üeberlieferung  der  griechisch-christlichen  Schriftsteller  in 
der  lateinischen  Kirche  bis  zura  12. ]h.  (München  1949);  M.  Trens,  Vida  y 
leyenda  de  la  Virgen  a  través  del  arte  español  (Barcelona  1954). 


1  Mística  ciudad  ¿e  Dios  t.8  (Barcelona  1860)  [«Sobre  la  vida  de  la 
Virgen»]. 

2  Leben  der  hlgn.  Jungfrau  Maria...  aufgeschrieben  von  Clemens  Brentano 
(Regensburg  1904).  El  influjo  apócrifo  se  deja  sentir  continuamente  en  las 
relaciones  que  hace  de  sus  visiones  y  meditaciones,  v.  gr.,  el  sacerdote  Rubén 
rechaza  los  dones  de  Joaquín  (p.33);  distribución  que  éste  hacía  de  su  ha- 
cienda (p.31);  Ana  y  su  esclava  (p.35);  encuentro  de  Joaquín  y  Ana  en  la 
Puerta  Dorada  (p.48),  etc. 


1.    PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


Es  el  apócrifo  ortodoxo  más  antiguo  de  los  que  se  conservan 
íntegros  y,  al  mismo  tiempo,  el  que  más  ha  influido  en  las  na- 
rraciones extracanónicas  de  la  natividad  de  María  y  de  Cristo. 

El  título  con  que  ahora  le  conocemos  ( Protoevangelio)  se 
debe  al  humanista  francés  Guillermo  Postel,  S.  I.  (f  1581), 
quien  lo  dió  a  conocer  en  Occidente  *.  Este,  al  ver  que  se  leía 
en  las  iglesias  de  Oriente,  pensó  falsamente  que  allí  era  con- 
siderado como  evangelio  canónico,  y  él  lo  tomó  asimismo  por 
el  prólogo  del  evangelio  de  San  Marcos,  en  cuanto  que  el  relato 
se  ciñe  sobre  todo  a  los  antecedentes  de  María  y  de  José.  De 
aquí  el  título  de  Πρωτο-ευαγγέλιον.  Seguramente  sería  más  acer- 
tado llamarle  sencillamente  Βίβλος  Ιακώβου,  que  es  el  nombre 
con  que  le  conocía  Orígenes  2. 

El  supuesto  autor,  a  quien  se  atribuye  para  dar  mayor  au- 
toridad al  relato,  es  Santiago  el  Menor,  el  hermano  del  Señor, 
que  era  más  conocido  que  el  hijo  del  Zebedeo  (cf.  Epílogo,  c.25). 

El  texto  actual  fué  definitivamente  fijado  por  Tischendorf  3 
usando  unos  dieciocho  o  veinte  manuscritos  diferentes.  De  esta 
edición  dependen  las  demás  que  se  han  publicado  hasta  la  fe- 
cha. Entre  éstas  merece  atención  especial  la  de  E.  Amann4 
por  lo  acabado  de  su  estudio  introductorio.  A  ella  nos  referimos 
con  frecuencia  en  nuestra  introducción  y  notas. 

El  Protoevangelio,  tal  como  ha  llegado  hasta  nosotros,  consta 
de  tres  partes  marcadamente  distintas:  1)  vida  de  María  hasta 
el  nacimiento  de  Cristo  (c.  1-16);  2)  nacimiento  de  Jesús  y  ma- 
ravillas que  le  acompañan  (c. 17-21);  3)  matanza  de  los  Inocentes 
y  martirio  de  Zacarías  (c. 22-24).  El  relato  se  cierra,  finalmente, 
con  un  epílogo  (c.25). 

1  Hizo  de  él  una  traducción  latina  publicada  por  Bibliander  (Buch- 
mann)  bajo  el  título  de  Protevangelion,  seu  de  natalibus  Iesu  Christi  et  ipsius 
matris  Virginis  Mariae  sexmo  historiáis  divi  Iacobi  Minoris.  Evangélica  his- 
toria quam  scripsit  B.  Marcus.  Vita  Marci  evangelistae  collecta  per  Theodo- 
rum  Bibliandrum  (Basilea  1552).  El  texto  griego  fué  publicado  primeramente 
por  M.  Neander  (Neumann)  en  1564  (cf.  infra,  BibííogrJ. 

2  In  Mt.  10,17:  PG  13,876-877. 

3  Evangelia  Apocrypha  (Lipsiae  1853,  21876)  p.1-48. 

4  Le  Protévangile  de  Jacques  et  ses  remaniements  latins  (París  1910). 


136 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


ANTIGÜEDAD. — Es  éste  un  problema  cuya  solución  de- 
pende últimamente  del  examen  interno  de  la  obra.  La  división 
aludida  arguye  en  ella  el  influjo  de  muchos  y  muy  diversos  fac- 
tores, cuya  acción  ha  ido  modificándola  y  añadiendo  episodios 
en  el  transcurso  de  unos  dos  siglos  5.  Es  seguro,  sin  embargo, 
que  la  obra,  tal  como  ha  llegado  hasta  nosotros,  no  es  posterior 
al  siglo  IV,  como  lo  acreditan  los  siguientes  testimonios: 

San  Pedro  de  Alejandría  (f  311)  es  el  primero  en  ofrecernos 
un  rastro  del  texto  actual,  al  relacionar  la  muerte  de  Zacarías 
con  la  matanza  de  los  Inocentes  6  (cf.  Prot.  c.22-23).  Bien  es  ver- 
dad que  pudo  conocer  esta  historia  por  una  fuente  distinta  del 
Prot.,  pero  de  todas  maneras  queda  bien  claro  que  este  episodio, 
unido  o  no  al  Prot.,  existía  ya  a  principios  del  siglo  IV.  Parece  lo 
más  probable  que  formara  ya  parte  de  nuestro  apócrifo,  pues 
coincide  exactamente  con  el  texto  de  éste,  mientras  que  por  el 
mismo  tiempo  corrían  versiones  muy  distintas  de  este  mismo 
hecho,  como  luego  veremos. 

Una  homilía  atribuida  a  San  Gregorio  de  Nisa  (f  394)  con- 
tiene diversas  referencias  a  nuestro  texto.  Una  de  ellas  alude  a 
la  esterilidad  de  Isabel 7.  Se  describe  también  aquí  la  muerte  de 
Zacarías,  pero  ofreciendo  una  versión  distinta  de  la  del  Prot.  y 
de  la  de  San  Pedro  de  Alejandría.  Se  dice,  en  efecto,  que  Zaca- 
rías fué  muerto  por  los  judíos  por  haber  consentido  que  María 
permaneciera  en  el  templo  con  las  demás  vírgenes  después  de 
haber  dado  a  luz.  Es  la  versión  que  ya  había  formulado  Oríge- 
nes (f  253-54)  8· 

El  testimonio  más  claro  en  favor  del  texto  actual  del  Prot.  es 
el  de  San  Epifanio  de  Salamina  (f  403),  quien  no  solamente 
aprecia  en  gran  manera  esta  obra,  distinguiéndola  del  libelo 
gnóstico  «Γέννα  Μαρίας»,  sino  que,  además,  se  sirve  de  todos  los 
datos  que  ella  proporciona;  v.gr.:  la  viudez  de  José9,  su  desig- 


5  BardenhewerGAL  (ρ·534)  dice  textualmente:  «In  der  vorliegenden 
Form  kann  das  Buch  überhaupt  nicht  ais  Werk  eines  und  desselben  Ver- 
fassers  gelten». 

6  «Μεθ'ώΐ'  [los  Inocente?]  καΐ  τό  προ  αϋτοΰ  γεννηθέν  έτερου  παιδίον  ζητήσας 
άττοκτεΐναι,  καΐ  μή  εύρών,  τόν  πατέρα  αύτοΰ  ΖαχαρΙαν  έφόνευσε  μεταξύ  τοΰ  ναοΰ  καΙ 
τοΰ  θυσιαστηρίου,  έκφυγόντος  τοΰ  παιδός  μετά  τη;  μητρός  Ελισάβετ»...  (Ερ.  canó- 
nica en. 13:  PG  18,504). 

7  «Ώς  γάρ  ή  Ελισάβετ  ού  δυνάμει  φύσεως  γίνεται  μήτηρ,  άγονος  τόν  βίον  κατα- 
γηράσασα,  άλλ'έπ'ι  τό  θείον  βούλημα  τοΰ  παιδός  ή  γέννησις  αναφέρεται-  ούτω  και 
της  παρθενικής  ώδίνος  ή  απιστία  τη  πρός  τό  θείον  αναφορά  τό  πιστόν  εχει»  (Hom. 
in  diem  nat.  Christi:  PG  46,1136). 

8  In  Mí.  Tract.  25  y  26:  PG  13,1629-1633. 

9  «Πώς  γάρ  ήδυνατο  ό  τοσούτος  γέρων  παρθένον  έξειν  γυναίκα,  ων  άπό  πρώ- 
της γυναικός  χήρος  τοσαΰτα  ετη; »  (Haeres.  78,7-10:  PG  42,708-714)· 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


137 


nación  maravillosa  para  esposo  de  María,  los  hijos  que  tuvo  de 
un  matrimonio  anterior  (los  «hermanos  de  Jesús»  del  evange- 
lio), etc. 

Finalmente,  un  papiro  del  siglo  IV  en  el  que  están  conteni- 
dos los  dos  últimos  capítulos  del  Prof.,  encontrado  en  Aschmu- 
nen  y  publicado  por  E.  Pistelli  10,  viene  a  reforzar  la  tesis  de  que 
nuestro  texto  no  es  posterior  al  siglo  IV. 

Pero  hay  testimonios  que  acreditan  una  mayor  antigüedad: 

La  alusión  de  San  Justino  (f  165)  a  la  cueva  (σττήλοαον)  don- 
de nació  Cristo  11  no  es  una  prueba  decisiva  de  que  conoció 
nuestro  apócrifo.  Lo  mismo  se  puede  decir  de  la  expresión 
χαράν  λαβοΰσα  12,  que  se  encuentra  también  en  el  Prot.  (ΧΠ  2). 

Sin  embargo,  es  muy  significativa  la  alusión  que  hace  Cle- 
mente de  Alejandría  (|  215)  a  la  virginidad  de  María,  consta 
tada  por  una  comadrona  l3. 

Asimismo,  Orígenes  (f  253-54)  se  refiere  a  cierto  Evangelio 
de  Pedro  o  Libro  de  Santiago  («Βίβλος  Ιακώβου»),  según  el  cual 
los  llamados  por  el  Evangelio  «hermanos  de  Jesús»  son  hijos  de 
un  primer  matrimonio  de  José  l4. 

Es  lícito,  pues,  concluir  que  ya  en  el  siglo  II  se  conocía  un 
Libro  de  Santiago,  que  comprendía  por  lo  menos  dos  pasajes  del 
Prot.  actual:  el  relativo  a  los  hijos  de  José  y  aquel  en  que  se  habla 
de  la  partera. 

No  se  puede  decir  lo  mismo,  sin  embargo,  con  relación  al 
episodio  de  la  muerte  de  Zacarías,  tal  como  lo  conocemos  por  el 
Prot.  Ya  hemos  visto  una  versión  distinta  de  este  suceso  refren- 
dada por  los  testimonios  de  Orígenes  y  de  San  Pedro  de  Ale- 
jandría (?).  Conocemos,  además,  la  versión  que,  según  afirma 
San  Epifanio  l5,  daba  el  apócrifo  gnóstico  titulado  «Γέννα  Mapías>>: 
los  judíos  dieron  muerte  a  Zacarías  por  haber  revelado  éste  el 
contenido  de  una  visión  que  tuvo  en  el  templo.  Allí  se  le  apare- 
ció un  hombre  de  pie,  cuya  cabeza  era  como  de  asno,  y  le  dijo: 
«¡Ay  de  vosotros!,  ¿a  quién  adoráis?»  16.  Estas  divergencias, 
así  como  la  manera  violenta  como  este  pasaje  se  incluye  en  el 
Prot.,  truncando  la  narración  que  giraba  alrededor  de  Jesús  y 
María,  dan  pie  para  pensar  que  el  episodio  en  cuestión  no  per- 

1°  «Papiri  della  Societá  Italiana»  t.i  (1012)  9-16. 

11  Dial,  cum  Tryph.  78:  PG  6,660. 

12  Dial,  cum  Tryph.  100:  PG  6,712. 

1  3  «...  ούκ  ούσα  λεχώ  κα'ι  γαρ  μετά  τό  τεκεϊν  αυτήν  μαιωθεΐσαν,  φασί  τινε;  παρθέ- 
νου εύρεθήναι»  (Strom.  VII  16,93:  PG  9·529)· 
ι*  ln  Mt.  10,17:  PG  13,876-877· 

15  Haeres.  26,12:  PG  41,349-352. 

16  Cf.  este  mismo  testimonio  al  tratar  del  apócrifo  Nacimiento  de 
María,  p.  75. 


138 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


teneció  a  la  primera  redacción  de  nuestro  apócrifo,  sino  que  fué 
añadido  en  una  época  ulterior,  aunque  no  posterior  al  siglo  IV, 
según  los 'testimonios  citados  al  principio  17. 

Hay  también  un  cambio  brusco  en  la  narración  al  comenzar 
el  relato  del  nacimiento  de  Jesús  (c.18,2).  José  empieza  a  hablar 
en  primera  persona.  Esto  ha  inducido  a  algunos  críticos  a  ver  en 
esta  segunda  parte  un  Apócrifo  de  José.  La  data,  sin  embargo,  de 
este  episodio  no  puede  ser  posterior  al  siglo  II,  según  el  testimo- 
nio citado  de  Clemente  Alejandrino. 

En  conclusión,  podemos  afirmar  que  el  Protoevangelio,  tal 
como  hoy  lo  poseemos,  no  es  posterior  al  siglo  IV  y  que  los  ca- 
pítulos 1-21  fueron  escritos  en  el  transcurso  del  siglo  II. 

CARACTER. — Algunos  autores  han  querido  ver  en  el  Pro- 
toevangelio resabios  docéticos.  Se  fundan,  sobre  todo,  en  el  episo- 
dio aludido  de  la  comadrona  (c. 19-20).  Les  parece  que  de  tal 
constatación  se  deduce  que  María  en  su  alumbramiento  no  fué 
más  que  una  vía  por  la  que  pasó  el  cuerpo  aparente  de  Cristo, 
sin  que  éste  tomara  carne  real  en  sus  entrañas.  Tal  opinión  está 
desprovista  de  fundamento  serio,  ya  que  la  finalidad  de  la  men- 
cionada constatación  no  es  otra  que  la  de  dar  una  prueba  efi- 
ciente de  la  virginidad  «in  partu».  El  episodio  del  nacimiento 
de  Cristo  ofrece  bastantes  analogías  con  la  narración  que  hace 
el  vetusto  apócrifo  Ascensio  Isaiae  del  alumbramiento  virginal  de 
María,  cuya  parte  relativa  a  la  encarnación  data,  según  el  car- 
denal E.  Tisserant,  del  año  88-100  p.  C.  18.  En  relación  con  esto, 

1 7  Cf.  sobre  este  punto  A.  Berendts,  Studien  über  Zacharias-Apokry- 
phen  und  Zacharias-Legenden  (Leipzig  1895).  J  Quasten  en  nuestros  días 
mantiene  la  misma  opinión  al  escribir:  «The  incidents  of  the  death  of  Za- 
charias  and  the  scape  of  John  the  Baptist  appear  to  be  later  additions  to 
the  work»  (Patrology  I  [Utrecht-Brussels  1950]  p.121). 

18  Ofrecemos,  por  creerlo  de  interés,  el  cu  según  la  versión  francesa 
del  cardenal  Tisserant  en  su  obra  L' Ascensión  d'lsdie  (París,  Letouzey 
1909)  P.203SS.: 

1.  Et  aprés  avoir  vu  toutes  ees  choses,  Tange  qui  s'entretenait  avec 
moi,  et  qui  m'accompagnait,  me  dit:  «Ouvre  ton  intelligence,  Isaie,  fils 
d'Amos,  car  c'est  pour  ce  que  je  vais  te  diré  que  j'ai  été  envoyé  á  toi  de  la 
part  de  Dieu». 

2.  Et  je  vis  une  femme  de  la  race  du  prophéte  David,  nommée  Marie, 
et  elle  était  vierge,  et  fiancée  á  un  homme  nommé  Joseph,  charpentier  de 
son  état,  et  qui  était  aussi  de  la  race  du  juste  David,  de  Bethléem,  en  Judée. 

3.  Et  il  arrivait  qu'en  voulant  avoir  un  héritier  de  sa  fiancée,  il  la 
trouva  enceinte.  Joseph,  le  charpentier,  voulait  la  répudier. 

4.  Et  Tange  de  TEsprit  apparaissait  dans  le  monde.  Et  Joseph,  aprés 
cette  visión,  ne  répudiait  point  Marie,  et  ne  révélait  á  personne  ce  qu'il  en 
savait. 

5.  Et  il  ne  s'approchait  point  de  Marie,  mais  il  la  conservait  auprés 
de  lui  comme  una  vierge,  bien  qu'elle  fút  enceinte. 


PROTOEVAXGELIO  DE  SANTIAGO 


139 


Conrady  lanzó  la  descabellada  hipótesis  de  que  el  «Protoevange- 
lio  original»  (escrito  en  hebreo)  es  anterior  al  evangelio  de  San 
Mateo,  quien  no  hizo  otra  cosa  sino  corregir  con  su  obra  el  do- 
cetismo  exagerado  de  su  supuesto  predecesor  19.  Es  una  opi- 
nión desprovista  de  todo  fundamento  serio  (cf.  Amann,  p.33). 

Otros  han  visto  una  huella  ebionita  en  la  preocupación  que 
muestra  nuestro  apócrifo  por  la  virginidad.  Ciertamente  había 
entre  los  ebionitas  una  facción  que  exaltaba  mucho  esta  con- 
dición de  vida  y  que  «dedicaba  sus  libros  a  los  ancianos  y  a  las 
vírgenes»  20.  No  hay,  sin  embargo,  razón  objetiva  para  sentar 
tal  conclusión,  ya  que  la  preocupación  del  Protoevangelio  es  pri- 
mordialmente  propugnar  la  virginidad  de  María  contra  las  ca- 
lumnias de  paganos  y  judíos. 

La  verdadera  idea  dominante  de  nuestro  apócrifo  es  apolo- 
gética. Quiere  defender  ante  todo  el  honor  de  María,  y  a  este  fin 
se  encaminan  ya  desde  el  principio  todos  los  episodios  del  relato. 

Su  concepción  quiere  que  sea  un  hecho  extraordinario,  y  por 
eso  la  hace  nacer  de  padres  estériles.  Llega  incluso  a  pensar  en 
una  concepción  virginal,  lo  cual  (cf.  Amann,  p.17)  es  un  paso 
decisivo  en  su  mentalidad  para  la  afirmación  del  dogma  de  la 
Inmaculada,  ya  que  una  de  las  razones  de  más  peso  con  que 
tropezó  la  teología  durante  mucho  tiempo  para  aceptarlo  fué 
el  pensar  que  María  era  hija  de  la  concupiscencia,  como  todos  los 
demás  hombres. 


6.  Et  il  restait  avec  elle  deux  mois. 

7.  Et  aprés  deux  mois  de  jours,  Joseph  était  dans  sa  maison,  et  Marie; 
ils  étaient  seuls. 

8.  Et  voici  pendant  qu'ils  étaient  seuls,  Marie  regardait,  et  elle  voyait 
un  petit  enfant  et  elle  était  saisie  de  stupeur. 

9.  Et  aprés  cette  stupeur  de  Marie,  elle  se  trouva  absolument  comme 
avant  sa  grossesse. 

10.  Comme  Joseph  lui  disait:  «Pourquoi  es-tu  dans  la  stupeur?»  Ses 
yeux  étaient  ouverts,  et  il  voyait  l'enfant,  et  il  louait  Dieu,  parce  que  le 
Seigneur  était  devenu  son  héritage. 

11.  Et  ils  entendaient  une  voix  qui  disait:  «Vous  ne  raconterez  cette 
visión  á  personne». 

12.  Et  les  bruits  sur  cet  enfant  se  répandaient  dans  Bethléem  et  Juda. 

13.  Les  uns  disaient  que  la  Vierge  avait  accouchc  apré  deux  mois... 

14.  Beaucoup  d'autres  assuraient  qu'elle  n'avait  pas  accouché,  qu'ellc 
n'avait  point  appelé  une  sage-femme,  et  qu'on  n'avait  point  en'endu  les 
cris  de  l'enfantement;  on  savait  qu'il  était  né.  on  ne  savait  pas  comment 
il  était  né. 

15.  Et  ils  le  prenaient,  et  ils  venaient  avec  lui  á  Nazareth  en  Galilée. 

19  L.  Conrady,  Die  Quelle  der  kanonischen  Kindheitsgeschichte  Jesús. 
Ein  wissenschaftlicher  Versuch  (Góttingen  1900)  p.71. 

20  Cf.  Epiph.,  Haeres.  30,2:  PG  41,840. 


140 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


Su  educación  va  encaminada  a  salvaguardar  su  pureza:  no 
toca  el  suelo  después  de  los  nueve  meses;  tiene  oratorio  aparte 
en  su  habitación;  le  dan  vírgenes  por  compañeras  en  casa  y  en 
el  templo;  aquí  recibe  el  alimento  de  manos  de  un  ángel;  es 
encomendada  a  San  José  al  llegar  la  hora  de  la  pubertad;  emite 
voto  de  pureza  para  toda  la  vida. 

Todo  esto  no  es  más  que  una  preparación  para  hacer  la  de- 
fensa de  su  virginidad.  Los  evangelistas  no  especificaban  minu- 
ciosamente este  punto.  San  Lucas,  al  hablar  de  la  purificación 
(2,22-24),  podía  dejar  entender  que  María  había  perdido  en 
el  parto  el  sello  material  de  su  virginidad.  Las  referencias  del 
Nuevo  Testamento  a  los  «hermanos  de  Jesús»  podrían  sugerir 
la  idea  de  que  María  tuvo  posteriormente  hijos  de  San  José21. 
Por  otra  parte,  acusaban  a  Jesús  delante  de  Pilato  como  hijo  de 
fornicación  22,  y  el  pagano  Celso  le  llamaba  hijo  de  adulterio  23. 

Estas  razones  mueven  al  autor  del  Protoevangelio  a  aducir 
cuantos  argumentos  puede  en  defensa  de  la  triple  virginidad 
de  María:  antes  del  parto  (prueba  del  agua,  cf.  c.16);  en  el  parto 
(constatación  escabrosa  de  la  comadrona,  cf.  c.  19-20);  después 
del  parto  (explicación  de  los  «hermanos  de  Jesús»,  como  hijos 
de  un  primer  matrimonio  de  José,  a  quien  por  esta  razón  se 
presenta  como  viejo). 

Esta  última  explicación  tuvo  gran  éxito  en  la  exegesis  pos- 
terior del  evangelio.  De  ella  se  hacen  eco  Clemente  de  Alejan- 
dría, Orígenes,  San  Hilario,  San  Ambrosio,  San  Agustín,  etc., 
hasta  que  San  Jerónimo  la  deshancó  proponiendo  en  su  lugar 
la  suya  propia,  según  la  cual  el  título  de  hermano  se  da  en  el  Nue- 
vo Testamento  a  un  pariente  cualquiera  unido  por  vínculos 
más  o  menos  estrechos  de  consanguinidad  o  afinidad  24. 

REPERCUSION  HISTORICA.-Se  le  achaca  al  autor  un  des- 
conocimiento bastante  grande  de  las  costumbres  judías  (v.gr.,  en 
lo  referente  a  la  permanencia  de  las  vírgenes  en  el  templo).  Por 
otra  parte,  muestra  una  erudición  escriturística  rayana  a  veces 
en  la  petulancia.  Algunos  de  los  episodios  están  inspirados  en 
pasajes  del  Antiguo  Testamento  (v.gr.,  concepción  de  María  = 
concepción  de  Samuel;  conducta  de  Joaquín  =  conducta  de 
Tobías).  De  esto  puede  deducirse  que  el  autor  debió  ser  un 
cristiano  helenista  de  Egipto  o  del  Asia  Menor,  que  se  propuso 
tejer  una  narración  novelada  y  sensacionalista  de  la  vida  de  la 

21  Cf.  Mt.  12,46;  13,55;  Me.  3,31 ;  lo.  2,12;  Act.  1,14;  1  Cor.  9,5. 

22  Acta  Pilati  2,3. 

2  3  Orígenes,  Contra  Celsum  1,32:  PG  11,720-721. 
24  Adv.  Helvid.  8:  PL  23,192. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


141 


Virgen  con  un  fin  más  apologético  que  histórico.  No  se  puede, 
sin  embargo,  soslayar  el  influjo  que  la  tradición  cristiana  pudo 
ejercer  en  él. 

Muchos  de  los  detalles  contenidos  en  el  Protoevangelio  han 
sido  incorporados  con  el  tiempo  a  la  doctrina  teológica,  y  tanto 
la  Iglesia  griega  (a  partir  del  s.VI)  como  la  latina  (a  partir  del 
s.XIII)  han  acabado  por  tomarlos  como  históricos.  Tales  son 
los  relativos  a  la  natividad  milagrosa  de  María  (siendo  estériles 
sus  padres,  Joaquín  y  Ana);  presentación  y  estancia  en  el  tem- 
plo hasta  la  edad  de  la  pubertad;  designación  maravillosa  de 
José  para  esposo  y  guardián  de  María;  nacimiento  de  Jesús  en 
una  cueva,  etc. 

Estas  noticias  tuvieron  eco  muy  pronto  entre  los  exegetas  y 
oradores  sagrados.  Además  de  los  enumerados  anteriormente, 
podemos  citar  a  Andrés  Cretense  (f  h.720):  PG  97,809.821.861; 
Germán  I  (patr.  de  Constantinopla  en  715):  PG  88,29255.309; 
San  Juan  Damasceno  (f  749):  PG  96,661-680. 

En  Occidente  no  pudo  penetrar  directamente  el  Protoevan- 
lio.  Debió,  no  obstante,  de  circular  en  época  muy  temprana  al- 
guna traducción  latina  25  que  no  ha  llegado  hasta  nosotros. 
A  pesar  de  todo,  el  influjo  lo  ejerció  a  través  de  sus  dos  redac- 
ciones o  elaboraciones  latinas:  el  Pseudo  Mateo  y  el  De  nativitate 
Mariae. 

Un  índice  del  favor  extraordinario  que  tuvo  nuestro  apó- 
crifo en  Oriente  son  los  numerosos  manuscritos  que  han  llegado 
hasta  nosotros  (unos  cincuenta  contaba  Tischendorf)  y  el  ele- 
vado número  de  versiones  orientales  en  las  que  se  ha  difundido: 
siríacas,  armenias,  etiópicas,  coptas,  árabes,  eslavas. 

Publicamos  el  texto  de  Tischendorf,  notando  las  principa- 
les variantes  de  los  manuscritos  y  versiones,  sirviéndonos  para 
esto  último  de  la  edición  sinóptica  de  P.  Vannutelli 26 . 

Ediciones  y  versiones. — G.  Postel  (S.  I.),  Protevangelion,  seu  de  nata- 
libus  Iesu  Christi  et  ipsius  matris  Virginis  Mariae  sexmo  historiáis  divi  Iacobi 
Minoris.  Evangélica  historia  quam  scripsit  B.  Marcus.  Vita  Marci  evange- 
listae  collecta  per  Theodorum  Bibliandrum  (Basilea  1552)  [v.  lat.  p. 24-70]; 


25  Cf.  Inocencio  I:  «Cetera  autem,  quae  vel  sub  nomine  Matthiae  sive 
Iacobi  minoris»  (Ep.  ad  Exsup.  7:  EnchB  n.22).  El  Decr.  Gelas.:  «Evange- 
lium  nomine  Iacobi  minoris». 

26  Protevangelium  Iacobi  synoptice  (Roma  1940-49). 

Los  manuscritos  de  que  Tischendorf  se  sirvió  para  su  edición,  cuyas 
variantes  principales  notamos,  son  los  siguientes: 
A  =  Véneto  Marciano,  el. II  n.42  (s.X  aproxim.). 
Β  =  Véneto  Marciano,  n.363. 
C  =  Paris  Nat.,  n.1454  (s.X). 


142 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


J.  Heroldus,  Orthodoxographa  (1555)  [v.  lat.];  M.  Neander  [Neumann], 
Apocrypha...,  inserto  etiam  Protevangelio  Iacohi  graece,  in  Oriente  nuper  reper- 
to,  necdum  edito  hactenus...  (Basilea  1564,  21567)  [texto  gr.  p. 340-392  y 
v.  lat.];  J.  J.  Grynaeus,  Monumenta  SS.  Patrum  orthodoxographa  (Basilea 
1568)  [texto  gr.];  J.  A.  Fabricius,  Codex  Apocryphus  Novi  Testamenti  I 
(Hamburgi  21719)  [texto  gr.  p.66-125  y  v.  lat.];  J.  Jones,  A  new  and  full 
method  of  settling  the  canonical  authority  of  the  N.T.  (London  1726  2 1798)  II 
[texto  gr.];  A.  Birch,  Auctarium  codicis  apocryphi  N.T.  Fabriciani  I  (Co- 
penhague 1804)  [texto  gr.  p. 197-242];  J.  C.  Thilo,  Codex  Apocryphus  N.T. 
I  (Leipzig  1832)  [texto  gr.  según  París  nat.  1454  p. 162-272  y  v.  lat. ;  v.  árabe 
según  Paris  nat.  arab.  147,  232  f.304-324,262  p.67];  C.  Ad.  Suckow,  Prote- 
vangelium  Iacobi  ex  códice  ms.  Venetiano  descripsit,  prolegomcnis,  varietate 
kctionum,  notis  criticis  instructum  edidit  (Breslau  1840)  [texto  gr.  según  cód. 
Véneto  Marciano,  el. II  n.42  =  A  de  Tischendorf] ;  K.  F.  Borberg,  Biblio- 
thek  der  neutestamentlichen  Apokryphen  gesammelt,  übersetzt  und  erldutert 
(Stuttgart  1841)  [v.  germ.  p. 11-56];  E.  J.  Lützelberger,  Dos  Protevange- 
lium  Iacobi,  zwei  Evangelien  der  Kindheit  Jesu  und  die  Akten  des  Pilatus 
(Nuremberg  1842)  [v.  germ.];  G.  Brunet,  Les  Evangiles  apocryphes  traduits 
et  annotés  d'aprés  Védition  de  Thilo  (Paris  1849  21863)  [ν·  franc.  p.in  ss.]; 
R.  Clemens,  Die  geheimgehaltenen  oder  sogenannten  apokryphen  Evangelien 
(Stuttgart  1850)  t.2  [v.  germ.  p.5-88];  R.  A.  Hofmann,  Das  Leben  Jesu 
nach  den  Apokryphen  in  Zusammenhang  aus  den  Quellen  erzáhlt  und  wissen- 
schaftlich  untersucht  (Leipzig  1851)  [v.  germ.];  MigneAp  (1856)  I  [v.  franc. 
p.1013-1028];  C.  Tischendorf,  Evangelia  Apocrypha  (Lipsiae  1853  21876) 
[texto  gr.  p.1-48];  A.  N.  Pypin,  Loznya  i  otrechennya  knigi  drevneij  Rossii 
(S.  Petersburgo  1862)  [v.  eslava  p. 76-80];  W.  Wright,  Contributions  to  the 
Apocryphal  Literaiure  of  the  Ν.  T.  (London  1865)  [v.  siríaca  A  y  trad.  ingl. 
según  ms.  London  Br.  Museum  Add.  14484  (VI)  f.10-12];  Β.  H.  Cowper, 
The  Apocryphal  Gospels  and  other  documents  relating  to  the  History  of  Christ 
translated  from  the  origináis  (London  1867,  4i878)  [v.  ingl.  p.1-26];  S.  No- 


D  =  Paris  Nat.,  n.1215  (a.1068). 
Ε  =     »        »     η.  1468  (s.XI). 

Fa  =  Texto  ed.  por  Fabricio  según  la  ed.  de  Neandro  y  Gryneo. 
Fb=  Vaticano,  n.455  (s.XI  aproxim.,  con  lagunas). 
G  =  Vaticano,  n.654  (s.XII  aproxim.). 

Η  =  Véneto  Marciano,  el. XI  n.200   (s.XV  aproxim.;   le  falta  hasta 
el  cu). 

I    =  Vienense  de  la  Biblioteca  Cesárea,  cod.  teol.  gr.  123  (s.XIV  apro- 
xim.). 

Κ  =  Paris  Coislin.,  n.152  (s.IX  sólo  un  fragm.). 

L  =  Paris  Nat.,  n.1190  (a.  1567). 

M=    »       »     n.i  174  (s.XII). 

Ν  =     >>       »     η.  ii  76  (s.XIII). 

O  =  Milán.  Ambrosiano  A  63  (s.XI  aproxim.). 

Ρ  =      »  i)  C  92  (algo  anterior). 

Q  =  Véneto  Marciano,  cl.VII  n.40  (s.XVI,  a  partir  del  c.17). 

R  =  Dresde,  A  187  f bastante  reciente). 

A  esto  se  añaden  las  variantes  del  compendio  del  Prot.  que  insertó  el 
Ps.  Eustathius  en  su  Comm.  ad  Hexaémeron  (PG  18,707-794),  las  de  la 
vers.  Siríaca  según  la  ed.  de  A.  S.  Lewis  (Studia  Sinaitica  n.XI.  Apocrypha 
Syriaca,  London -Cambridge  1902)  y  las  del  fragmento  de  Fayum  (Pa)  pu- 
blicado por  Grenfell  (An  Alexandrian  erotic  fragment,  Oxford  1896). 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


143 


VAKOVic,  Apokrifno  Protojevangjelje  Jakovljevo:  «Starine»  10  (1878)  61-71 
[texto  sudeslavo];  F.  A.  (von)  Lehner,  Die  Marienverehrung  in  den  ersten 
Jahrhuvderten  (Stuttgart  2i886)  [v.  germ.  p.223-236];  A.  Walker,  Apocry- 
phal  Gospels  and  Revelations  (Edinburgh  1890);  Ante-Nicene  Christian  Li- 
brary,  16)  [v.  ingl.];  I.  la.  Porfirjev,  Apokrificheskija  skazanija  o  novoza- 
vetnych  litsach  i  sobytijach  po  rukopisijam  Solovetskoij  Biblioteki:  «Sbornik 
otdelenija  russkavo  iazyka  i  slovesnosti  imperatorskoij  Akademii  Nauk»  t.52 
n.4  (S.  Petersburgo  1890)  [y.  eslava];  F.  Robinson,  Coptic  apocryphal  Gos- 
pels: TS  IV  2  (Cambridge  1896)  [fragm.  sahíd.  con  v.  irgl.];  Β.  P.  Grentell, 
An  Alexandrian  erotic  fragment  and  oíher  Greek  Papyri  (Oxford  1896)  [fragm. 
gr.  de  Fayum  p.  13-17];  F.  Conybeare,  Protevangelium  Iacobi,  from  an  Ar- 
menian  Manuscript  in  the  library  of  the  Mechitari  t  in  Venice:  AmJournTh  1 
(1897)  424-442  [trad.  ingl.  de  la  v.  armenia];  E.  Sachau:  «Verzeichnis  der 
syr.  Hss.  in  Berlín»  2  (1899)  676  [enum.  de  códd.  que  contienen  la  v.  si- 
ríaca]; P.  A.  Lavrov,  Pervoevangelie  Iakova  (Rukopis  Zografskavo  Monas- 
tyria  sw.  Pavía  na  Aphone);  Apokrificheskie  Texty:  «Sbornik  otdelenija  rus- 
kavo  iazyka  i  slovesnosti  imperatorskoij  Akademii  Nauk»  t.67  n.3  (S.  Pe- 
tersburgo 1899)  [v.  eslava  según  el  cit.  ms.];  E.  A.  W.  Budge,  The  History 
of  the  blessed  Virgin  Mary  and  the  History  of  the  likeness  of  Christ:  «Luzac's 
Semitic  Text  and  Translation  series»  IV  5  (1899)  [v.  siríaca];  E.  Nestle,  Ein 
syrisches  Bruchstück  aus  dem  Protevangelium  Iacobi:  ZtNW  3  (1902)  86-87 
[fols.59  y  60  del  ms.  203  de  la  Biblioteca  Real  de  Berlín] ;  S.  A.  Lewis,  Studia 
Sinaitica  n.XI,  Apocrypha  syriaca:  The  Protoevangelium  Iacobi  and  Transitus 
Klariae  (London-Cambridge  1902)  [v.  siríaca  A];  G.  Rauschen,  Ex  Pro- 
tevangelio  Iacobi  capita  selecta:  FlPa  (Bonnae  1905)  [texto  gr.,  v.  lat.  y  notas 
críticas];  M.  J.  Leipoldt,  Vorlesungsstück  zu  Ehren  des  hl.  Zacharias: 
ZtNW  6  (1905)  106  [fragm.  sahíd.,  princ.  del  024  y  casi  todo  el  25;  se  en- 
cuentra en  el  tomo  de  mss.1305  (Schenuodi  4)  de  la  Bibl.  Nac.  de  París]; 
M.  Chaine:  CoScrOr  II,  Scriptores  Aethiopici  ser.I  t.7  (1909)  3-19  [v.  etióp. 
según  los  mss.  París  nat.  aethiop.  53  f.1-24  y  nat.  aethiop.  131  f.  129- 143; 
da  además  la  trad.  franc.  de  esta  ν.];  E.  Amann,  Le  Protévangile  de  Jacques 
et  ses  remaniements  latins  ('París  1910)  [texto  gr.  y  v.  franc.  p. 178-281  con 
amplio  estudio  introductorio  y  notas] ;  Ch.  Michel,  Evangiles  Apocryphes  I 
(París  191 1,  2i924)  [texto  gr.  a  base  de  35  códd.  y  v.  franc.  p.3-51];  E.  Pis- 
telli,  II  Protovangelo  di  facopo.  Prima  traduzione  italiana  e  note  (Lancia- 
no  1919)  [en  realidad  no  es  ésta  la  primera  traducción  italiana,  sino  la  de 
L.  Scarabelli,  I  Vangeli  apocrifi  ora  per  prima  volta  in  nostra  lingua^tra- 
dotti  (Bologna),  per  Alessandro  Mareggiani  (1867);  cf.  A.  Vaccari:  Bi  2 
(1921)  91-92];  L.  Lemme,  Das  Jakobus-Evangelium  (Zeit-u.  Streitfr.  d.  Glau- 
bens  13,11.12)  (Berlin-Lichterfelde  1920);  A.  Meyer,  en  HenneckeNA 
(21924)  p. 86-93  tv-  germ.];  H.  Schóne,  Palimpsestbldtter  des  Protevangelium 
Iacobi  in  Cesena:  «Westfal.  Stud.  Festschr.  Alois  Bómer»  (1929)  p. 263-276; 
J.  Lorber.  Die  Jugend  fesu.  Das  Jakobus-Evangelium  vom  Vater  des  Lichts 
auf  neue  Kundgegeben  (Bietigheim  1936);  A.  Ehrhard,  Ueberlieferung  und 
Bestand  der  Hagiographischen  und  Homiletischen  Literatur  der  Griechischen 
Kirche  von  den  Anfángen  bis  zum  Ende  des  16.  Jahrhunderts  I:  TU  50,1 
(Leipzig  1937)  p.57-69  [fragm.  papiráceos];  E.  González-Blanco,  Los 
Evangelios  Apócrifos  I  (Madrid  1934)  tv-  esp-li  P.  Vannutelli,  Protevan- 
gelium Iacobi  synoptice  (Roma  1940-49)  [texto  gr.  de  Tischendorf  con  las 
variantes  de  los  diversos  manuscritos  y  de  algunas  versiones  orientales]; 
BonaccorsiVA  I  (1948)  [texto  gr.  y  v.  ital.  con  notas  p.58-109);  C.  Rotun- 
no-E.  Bartoletti,  II  Protoevangelio  di  Giacomo  (Venezia,  Neri  Pozza  1950); 
F.  Amiot,  Evangiles  Apocryphes  (París  1952)  [v.  franc.  p.47-64];  JamesNT 
(repr.  1953)  [v.  ingl.  ρ.39-49]· 


144 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


Estudios. — L.  Conrady,  Das  Protevangelium  Jakob  in  neuer  Beleuch- 
tung:  ThStKr  62  (1889)  728-84;  Id.,  Die  Quelle  der  kanonischen  Kindheits- 
geschichte  Jesús.  Ein  wissenschaftlicher  Versuch  (Gottingen  1900);  I.  la.  Por- 
firjev,  Apokrificheskija  skazanija  o  novozavetnych  litsach  i  sobytijach  po 
rukopisijam  Solovetskoij  Biblioteki:  «Sbornik  otdelenija  russkavo  iazyka  i  slo- 
vesnosti  Imperatorskoij  Akademii  Nauk»  t.52  n.4  (S.  Petersburgo  1890)  [ade- 
más de  dar  el  texto  eslavo  contenido  en  el  manuscrito  n.804  f.26-37  de  la 
citada  biblioteca  (p.i36ss.),  estudia  el  influjo  del  Prot.  en  la  liturgia  bizan- 
tina y  en  la  iconografía  eslava] ;  Th.  Zahn,  Geschichte  des  neut.  Kanons  II 
2  (1890)  p. 774-780;  A.  Harnack,  Geschichte  der  altchristl.  Literatur  bis  Euse- 
bius  (Leipzig  1893-1904)  [I  p. 19-21;  II  (Chronologie)  p. 598-603]; 
Μ.  N.  Bonwetsch:  Harnack,  o.c,  t.i  p. 902-917  [estudio  sobre  las  versio- 
nes del  Prot.  en  diversos  dialectos  eslavos];  A.  Berendts,  Studien  über 
Zacharias-Apokryphen  und  Zacharias-Legenden  (Leipzig  1895);  Th.  Zahn, 
Retractationes  IV:  NeuKiZt  13  (1902)  19-22 ;  E.  Nestle :  ZtNW '3  (1902) 
167  [con  relación  a  la  lectura  del  c.24,3];  P.  Peeters,  Bibliotheca  Hagiogra- 
phica  Orientalis  n. 61 1. 613. 614  [versiones  arm.  del  Prot.];  BardenhewerGAL 
I  (2lQI3)  P-533-538;  F.  Haase,  Literarkritische  Untersuchungen  zur  orienta- 
lisch-apokryphen  Evangelienliteratur  (Leipzig  1913)  P.49SS. ;  H.  Leclercq, 
Apocryphes:  DACHEL I  (1924)  col. 2555-2579 ;  O.  Staehlin,  Die  altchristliche 
griechische  Literatur  (1924)  p.  1194  A. 6  y  el  párr.22,6;  E.  Amann,  Apocry- 
phes du  Nouveau  Testament:  SupDBi  I  (1928)  col. 482-483;  A.  Klawek, 
Motyw  bezruchu  w  Protevangelium  Iacobi:  «Collectanea  Theologica»  17  (1936) 
327-378  [sobre  la  inmovilidad  de  la  naturaleza,  c.18];  B.  Kleinschmidt, 
Die  hl.  Arma.  Ihre  Verehrung  in  Geschichte,  Kunst  und  Volkstum  (Dussel- 
dorf 1930);  M.  J.  Kispaugh,  The  Feast  of  the  Presentation  of  the  Virgin 
Mary  in  the  temple.  An  historical  and  literary  Study  (Washington  1941). 
Joh.  Quasten,  Patrology  I  (1950)  Spectrum  (Utrecht-Brussels)  p.  118- 122; 
P.  De  Ambroggi,  Protovangelo  di  Giacomo:  EnCat  VI  (1951)  col. 322; 
G.  Graf,  Geschichte  der  christlichen  arabischen  Literatur  I  (1944)  p. 224-225 
[versiones  árabes];  C.  Cecchelli,  Mater  Christi  III  (Roma  1954)  P-303- 
330  [estudio  amplio  en  todos  sus  aspectos];  L.  M.  Peretto,  La  Vergine 
María  nel  pensiero  di  uno  scrittore  del  secondo  secólo  (La  Mariologia  del 
Protev.  di  Giacomo):  Ma  16  (1954)  228-65. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


145 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 

TRATADO  HISTÓRICO  ACERCA  DE  LA  NATIVIDAD 
DE   LA   MADRE   SANTÍSIMA   DE   DIOS  Y   SIEMPRE   VIRGEN  MARÍA 

i.  Según  cuentan  las  memorias  de  las  doce  tribus  de  Is- 
rael, había  un  hombre  muy  rico  por  nombre  Joaquín,  quien 
hacía  sus  ofrendas  en  cantidad  doble  diciendo:  «El  sobrante 
lo  ofrezco  por  todo  el  pueblo,  y  lo  debido  en  expiación  de  mis 
pecados  será  para  el  Señor  a  fin  de  volverle  propicio». 


ΠΡΩΤΟΕΥΑΓΓΕΛΙΟΝ  ΙΑΚΩΒΟΥ  (*) 

ΛΟΓΟΣ  ΙΣΤΟΡΙΚΟΣ  ΕΙΣ  ΤΟ  ΓΕΝΕΘΛΙΟΝ  ΤΗΣ  ΥΠΕΡΑΓΙΑΣ  ΘΕΟΤΟΚΟΥ 
ΚΑΙ  ΑΕΙΠΑΡΘΕΝΟΥ  ΜΑΡΙΑΣ  1 

I 

ι.  Έν  ταΐξ  ίστορίαις  των  δώδεκα  φυλών  τοΰ  Ισραήλ  2  ήν  Ιωα- 
κείμ 3  πλούσιος  σφόδρα  4  κα'ι  προσέφερε  τά  δώρα  αύτοΰ  δίπλα,  λέγων 
«Έσται  τό  της  περιουσίας  μου  παντί  τω  λαώ,  και  τό  της  άφέσεώς  μου 
κυρίω  εις  ίλασμόν  έμοί»  5. 

(*)  Ya  hicimos  notar  en  la  introducción  que  el  nombre  de  Protoevan- 
gelio  se  debe  a  G.  Postel,  humanista  francés  del  siglo  XVI. 

1  Este  título  está  tomado  del  códice  Vindobonense  de  la  Bibliotheca 
Caesarea  (s.XIV). 

La  diversidad  de  títulos  según  los  códices  es  muy  grande.  Recordemos 
por  vía  de  ejemplos:  C:  «Narración  e  historia  de  cómo  fué  engendrada 
para  nuestra  salvación  la  Santísima  Madre  de  Dios».  O:  «Tratado  histórico 
que  da  a  conocer  la  concepción  y  nacimiento  de  la  santísima  Madre  de 
Dios  y  siempre  virgen  María».  L :  «Tratado  del  santo  glorioso  y  esclarecido 
apóstol  Santiago.  Cuanto  dijo  sobre  la  esterilidad  e  infecundidad  de  Ana 
y  Joaquín;  sobre  su  tristeza  y  su  oración;  sobre  la  concepción  de  la  santí- 
sima Madre  de  Dios  y  su  natividad;  sobre  su  regocijo  y  la  crianza  de  ésta 
hasta  los  tres  años;  sobre  su  entrada  en  el  templo  y  su  educación  hasta  los 
doce ;  sobre  sus  desposorios  con  José ;  sobre  su  concepción  virginal  por  obra 
del  Espíritu  Santo  y  sobre  la  reconvención  hecha  a  José  y  María  por  el 
sacerdote;  sobre  el  empadronamiento  llevado  a  cabo  por  el  César;  sobre 
los  magos  y  la  muerte  de  Zacarías».  De  esta  diversidad,  fenómeno  nada  ex- 
traño tratándose  de  la  literatura  apócrifa,  podemos  deducir  algunas  obser- 
vaciones: i)  Hay  códices  griegos  que  no  mientan  para  nada  el  nombre  del 
autor :  CEIO ;  2)  hay  otros  que  citan  solamente  a  un  cierto  Santiago  ('  I  ά  κ  ω  - 
pós  tis):  FbGHR;  3)  otros,  finalmente,  se  refieren  expresamente  a  Santia- 
go el  Menor,  hermano  del  Señor  (á5¿\<pó9¿os):  ABDLMNP.  Tischendorf  opina 
que  el  libro  originariamente  no  tuvo  título  alguno. 

La  versión  Etiópica  comienza  así :  «Empecemos  con  el  auxilio  de  Nues- 
tro Señor  Jesucristo  a  escribir  el  libro  de  la  natividad  de  María,  Señora 
nuestra,  Madr<>  santa  de  Dios».  La  Siríaca:  «Puesta  nuestra  confianza  en  la 
Santa  Trinidad,  igual  en  su  esencia,  empezamos  a  escribir  el  libro  de  la 


146 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


2·  Llegó  la  fiesta  grande  del  Señor,  en  que  los  hijos  de 
Israel  suelen  ofrecer  sus  dones,  y  Rubén  se  plantó  frente  a  Joa- 
quín diciéndole:  «No  te  es  lícito  presentar  el  primero  tus  ofren- 
das, por  cuanto  no  has  suscitado  un  vástago  en  Israel». 


2.  "Ηγγικεν  δέ  ή  ημέρα  κυρίου  ή  μεγάλη  6,  και  προσέφερον  οί  υιοί 
Ισραήλ  τά  δώρα  αυτών.  Και  εστη  κατενώτπον  αύτοΰ  'Ρουβίμ  1  λέγων 
«Ούκ  εξεστίν  σοι  πρώτον  προσενεγκεΐν  τά  δώρά  σου,  καθότι  σπέρμα 
ούκ  έποίησας  έν  τώ  Ισραήλ». 


historia  de  María,  Madre  de  Dios,  desde  el  día  de  su  nacimiento  hasta  el 
de  su  salida  de  este  mundo.  Su  intercesión  nos  acompañe.  Amén.  Amén. 
Libro  primero,  sobre  sus  padres  y  la  anunciación  del  ángel». 

2  La  expresión  griega  Έν  ταίς  ίστορίαις  των  δώδεκα  φυλών  τοΟ  Ισ- 
ραήλ... no  se  encuentra  en  las  versiones  Etiópica  y  Siríaca.  Examinando 
el  texto  griego,  salta  a  la  vista  su  incoherencia  gramatical  con  las  frases 
siguientes.  ¿Se  trata,  pues,  de  una  interpolación?  Justo  sería  el  admitirlo 
si  no  tuviéramos  en  cuenta  el  que  casi  todos  los  manuscritos  lo  traen.  Este 
inciso  puede  ser  sencillamente  un  recurso  del  autor  para  garantizar  la  auten- 
ticidad de  su  relato.  Creemos  que,  a  pesar  de  la  incorrección  del  texto  ori- 
ginal, nuestra  interpretación  puede  dar  alguna  luz  sobre  el  asunto. 

3  Según  Ρ  su  nombre  es  Jonakir.  Lo  mismo  atestigua  la  versión  Siríaca. 
El  nombre  Joaquín,  procedente  del  hebreo  Yehoyaquim  o  Eliakim,  significa 
el  liombre  a  quien  Jehová  confirma,  levanta.  Ya  hubo  bastantes  varones  en 
Israel  que  lo  llevaron  antes  que  el  ilustre  progenitor  del  Salvador.  Eliakim: 
cf.  Iudith  4,5.7.11.  Joaquín:  4  Reg.  18,18.19.37.  Como  ascendiente  de  San 
José:  Mt.  1,13,  y  Le.  3,30. 

4  La  versión  Siríaca  y  Ρ  añaden:  «en  el  temor  de  Dios». 

5  Nos  encontramos  ante  un  punto  difícil  de  entender  si  nos  atenemos 
literalmente  al  texto  griego.  Anteriormente  nos  ha  hablado  el  autor  de  que 
Joaquín  hacía  ofrendas  dobles;  parece  ser,  lógicamente,  ésta  la  ocasión  de 
decirnos  que  lo  reglamentario  lo  ofrecía  por  su  expiación,  y  lo  restante  por 
todo  el  pueblo.  Tal  es  nuestra  versión,  y  así  parece  indicarlo  la  adición  de 
la  palabra  περίσσεια,  que  figura  en  los  códices  EFaM,  y  υπηρεσία  en  el  P. 
La  versión  Siríaca  lo  aclara  de  la  siguiente  manera :  «Este  sobrante  que  ofrez- 
co es  por  el  pueblo,  y  aquella  porción  a  que  estoy  obligado  la  ofrezco  a 
Dios  para  que  me  sirva  de  expiación». 

6  Se  discute  a  qué  fiesta  en  concreto  puede  referirse  esta  expresión  de 
«gran  día  del  Señor».  El  libro  De  nativitate  Mariae  la  identifica  con  la  de  la 
Dedicación  o  Encenia  («Factum  est  autem  ut  Encaeniorum  festivitas  appro- 
pinquaret»).  Según  el  contexto,  podemos  suponer  que  sería  la  de  la  Esce- 
nopegia  o  de  los  Tabernáculos  (Deut.  31,10).  No  consta,  por  otra  parte,  que 
la  ofrenda  de  los  diezmos  hubiera  de  hacerse  en  una  fiesta  especial  (Deut.  14, 
22-24). 

7  El  sumo  sacerdote,  según  el  texto  siríaco.  El  códice  Fa  dice  que  el  tal 
Rubén  era  uno  cualquiera  de  la  misma  tribu  (άνήρ  έκ  φυλής).  No  sería  inve- 
rosímil esto  último  conociendo  el  gran  aprecio  que  todo  israelita  tenía  por 
la  fecundidad  en  el  matrimonio;  aprecio  que  se  convertía  en  positivo  des- 
precio para  quienes,  por  no  tenerla,  eran  considerados  como  dejados  de  la 
mano  de  Dios.  Según  esto,  cualquier  israelita  se  sentiría  con  derecho  a  in- 
crepar a  Joaquín.  Esta  es  también  la  interpretación  claramente  contenida 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


147 


3.  Joaquín  se  contristó  en  gran  manera  y  se  marchó  al 
archivo  de  Israel  con  intención  de  consultar  el  censo  genealó- 
gico y  ver  si  por  ventura  había  sido  él  el  único  que  no  había 
tenido  posteridad  en  su  pueblo.  Y,  examinando  los  códices, 
encontró  que  todos  los  justos  habían  suscitado  descendientes. 
Se  acordó,  por  ejemplo,  de  cómo  al  patriarca  Abrahán  le  dió  el 
Señor  en  sus  postrimerías  por  hijo  a  Isaac. 

4.  Joaquín  quedó  sumamente  afligido  y  no  compareció 
ante  su  mujer,  sino  que  se  retiró  al  desierto.  Allí  plantó  su 
tienda  y  ayunó  cuarenta  días  y  cuarenta  noches,  diciéndose  a 
sí  mismo:  «No  bajaré  de  aquí  [a  mi  casa],  ni  siquiera  para 
comer  y  beber,  hasta  tanto  que  no  me  visite  el  Señor  mi  Dios ; 
que  mi  oración  me  sirva  de  comida  y  de  bebida». 


3.  Και  έλυττήθη  Ιωακείμ  σφόδρα,  κα'ι  άττίει  εις  τήν  δωδεκάφυλον  S 
τοΰ  λαού  λέγων  «Θεάσομαι  τήν  δωδεκάφυλον  τοΰ  Ισραήλ,  εί  εγώ  μό- 
νος ουκ  έττοίησα  σττέρμα  έν  τω  Ισραήλ».  Κα'ι  ήρέυνησε,  κα'ι  εύρε  ττάντας 
τούς  δικαίους  ότι  σττέρμα  άνέστησαν  έν  τω  Ισραήλ·  κα'ι  έμνήσθη  τοΰ 
πατριάρχου  Αβραάμ,  ότι  έν  τη  έσχατη  ήμέρα  έδωκεν  αΰτω  ό  Θεός  υΐόν 
τόν  Ισαάκ. 

4·  Κα'ι  έλυττήθη  Ίωακε'ιμ  σφόδρα,  και  ούκ  έφάνη  τη  γυναικ'ι  αυτού- 
άλλ'  εδωκεν  εαυτόν  ε'ις  τήν  ερημον  9  κάκεΐ  εττηξε  τήν  σκηνή  ν  αϋτοΰ,  και 
ένήστευσεν  ή  μέρας  τεσσαράκοντα  κα'ι  νύκτας  τεσσαράκοντα,  λέγων  έν 
έαυτω·  «Ού  καταβήσομαι  ούτε  έτη  βρωτόν  ούτε  έτπ  ττοτόν  έως  οΟ  έττισ- 
κέψεταί  με  κύριος  ό  θεός  μου,  και  έσται  μου  ή  ευχή  βρώμα  και  ττόμα»  1 0. 

en  el  Pseudo  Eustathius:  <■  Joaquín  se  adelantó  el  primero  a  hacer  sus  ofrendas, 
y  cierto  Rubim  se  lo  impidió  diciéndole...» 

8  La  expresión  griega  άττίει  e¡s  τήυ  δωδεκάφυλον  bien  puede  sobrenten- 
der β  í  β  λ  o  ν .  La  versión  Siríaca  hace  marchar  directamente  a  Joaquín  a 
su  casa,  lo  cual  puede  provenir  de  una  errada  interpretación  del  texto  griego. 
La  versión  Etiópica,  por  su  parte,  tampoco  hace  mención  de  esta  visita  de 
Joaquín  al  archivo  genealógico. 

9  Cuál  fuese  este  desierto  es  difícil  de  precisar.  El  cód.  Fb  habla  de  un 
lugar  montañoso;  la  versión  Siríaca,  sencillamente  de  un  lugar  desierto.  Se- 
guramente será  ésta  la  interpretación  más  acertada:  un  lugar  cualquiera, 
recogido,  no  frecuentado  habitualmente  por  hombres  y  no  lejano  de  su  pro- 
pia casa.  Esto  dice  muy  bien  con  el  significado  que  a  la  palabra  desierto 
se  da  en  el  Ν.  T. ;  la  multiplicación  de  los  panes  se  verificó  en  un  lugar 
desierto,  y,  sin  embargo,  había  mucho  heno;  el  lugar  retirado  que  escogió 
San  Juan  Bautista  es  llamado  desierto,  y,  sin  embargo,  en  él  se  alimenta  de 
langostas  y  de  miel  silvestre. 

10  La  versión  Armenia  mitiga  la  penitencia  de  Joaquín  diciendo  que 
ayunó  a  pan  y  agua.  El  número  de  cuarenta  días  y  cuarenta  noches  es  muy 
bíblico.  Recuérdese  el  ayuno  de  Moisés  en  la  cima  del  Sinaí  (Ex.  24,18),  el 
ayuno  de  Elias  (3  Reg.  19,8),  el  de  Jesits  (Mt.  4,2) 


148 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


II 

1.  Y  Ana,  su  mujer,  se  lamentaba  y  gemía  doblemente, 
diciendo:  «Lloraré  mi  viudez  y  mi  esterilidad». 

2.  Pero  vino  la  fiesta  grande  del  Señor  y  le  dijo  Judit, 
su  criada:  «¿Hasta  cuándo  vas  a  estar  humillando  tu  alma?  Ya 
ha  llegado  la  fiesta  mayor  y  no  te  es  lícito  contristarte.  Toma 
este  pañuelo  de  cabeza  que  me  ha  dado  la  dueña  del  taller,  ya 
que  no  puedo  yo  ceñírmelo  por  ser  de  condición  servil  y  tener 
él  sello  real». 


II 

1.  Ή  δέ  γυνή  αύτοΰ  "Αννα  H  δύο  θρήνους  έθρήνει  και  δύο  κοπε- 
τούς έκόπτετο,  λέγουσα·  «Κόψομαι  τήν  χηρίαν  μου,  κόψομαι  καί  τήν 
άτεκνίαν  μου». 

2.  "Ηγγισεν  δέ  ή  ημέρα  κυρίου  ή  μεγάλη  12,  Kai  είττεν  Μουδίθ  1-3, 
ή  τταιδίσκη  αύτής-  «"Εως  ττότε  ταπεινοΐς  τήν  ψυχήν  σου;  ιδού  ήγγικεν 
ή  ή  μέρα  κυρίου  ή  μεγάλη,  και  οΰκ  εξεστίν  σοι  ττενθεΐν,  άλλα  λάβε  τοΰτο 
τό  κεφαλοδέσμιον  14,  ο  έδωκέν  μοι  ή  κυρία  του  έργου,  καϊ  ουκ  εξεστίν 
μοι  άναδήσασθαι  αύτό,  καθότι  τταιδίσκη  ειμί,  καϊ  χαρακτήρα  έχει  βα- 
σιλικόν». 


1 1  Por  primera  vez  aparece  en  el  relato  el  nombre  de  la  madre  de  la 
Virgen.  En  la  Sagrada  Biblia  se  recuerdan  tres  personajes  que  han  llevado 
este  nombre:  la  madre  del  profeta  Samuel,  esposa  de  Elcana,  que  también 
acudió  a  Dios  afligida  por  su  esterilidad  (i  Sam.  1,20);  la  mujer  de  Ragüel, 
pariente  de  Tobías  (Tob.  7,2),  y  la  profetisa  Ana,  que  recibió  a  Jesús  Niño 
en  su  presentación  en  el  templo  (Le.  2,36-38). 

La  viudez  de  que  aquí  habla  el  texto  puede  referirse  a  la  desaparición 
inesperada  de  Joaquín,  su  esposo,  que  había  huido,  sin  contar  con  ella,  a 
un  lugar  escondido. 

1 2  Aunque  este  día  grande  del  Señor  no  puede  ser  idénticamente  el 
mismo  a  que  antes  ha  aludido  (1,2),  bien  puede  ser  uno  cualquiera  de  los 
días  sucesivos  al  comienzo  de  la  fiesta;  quizá  el  último,  por  revestir  mayor 
solemnidad.  Por  este  lapso  de  tiempo  se  explica  la  mayor  intensidad  que 
tomó  el  dolor  de  Ana  al  percatarse  de  la  desaparición  de  Joaquín. 

1 3  Parece  ser  que  en  realidad  esta  Judit,  o  Juthim,  o  Jonathim  era  una 
criada  de  Ana.  Sus  relaciones  con  la  dueña  de  la  manufactura,  Michel  las 
explica  diciendo  que  ésta  sería  su  antigua  señora.  Más  en  consonancia  con 
el  texto  griego,  que  la  llama  κυρία  τοΰ  έργον,  sería  suponer  que  la  tal  «se- 
ñora» era  sencillamente  la  dueña  del  taller  donde  se  confeccionaban  tales 
prendas  o  del  bazar  donde  se  vendían. 

14  Κεφαλοδέσμιον,  por  su  etimología  y  por  su  uso,  parece  indicar  una 
prenda  que,  al  mismo  tiempo  que  servía  de  adorno  en  la  cabeza,  se  ceñía 
de  alguna  manera  sujetando  el  cabello,  en  forma  de  diadema. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


149 


3.  Y  dijo  Ana:  «Apártate  de  mí,  pues  no  he  hecho  yo  tal 
cosa,  y,  además,  el  Señor  me  ha  humillado  demasiado  como 
para  que  me  lo  ponga;  no  sea  que  algún  malvado  te  lo  haya 
dado,  y  hayas  venido  a  hacerme  también  a  mí  cómplice  del 
pecado».  Replicó  Judit :  « ¿Para  qué  te  voy  a  maldecir  yo,  si 
ya  el  Señor  te  ha  herido  de  esterilidad,  no  dándote  fruto  en 
Israel?» 

4.  Y  Ana,  aunque  afligida  en  extremo,  se  despojó  de  sus 
vestidos  luctuosos,  se  hizo  el  tocado,  tomó  sus  vestidos  de 
boda  y  sobre  la  hora  nona  bajó  al  jardín  para  pasear.  Allí  vio 
un  laurel,  se  sentó  a  su  sombra  y  oró  al  Señor,  diciendo:  «  ¡Oh 


3.  Kod  ειπεν  "Αννα-  «Άπόστηθι  άττ'  έμοΰ,  και  ταΰτα  οϋκ  έποίησα  1 5, 
και  κύριος  έταπείνωσέν  με  σφόδρα·  μήπως  πανούργος  εδωκέν  σοι  τοΰτο, 
και  ήλθες  κοινώνησα!  με  τή  αμαρτία  σου».  Και  εΐπεν  Ίουδίθ·  «Τί  άρά- 
σομαί  σοι,  καθότι  κύριος  απέκλεισε  τήν  μήτραν  σου  τοΰ  μή  δούναι  σοι 
καρπόν  έν  τω  Ισραήλ;»  16. 

4·  Και  έλυπήθη  "Αννα  σφόδρα.  Και  περιείλατο  τά  Ιμάτια  αύτής  τα 
πενθικά,  και  άπεσμήξατο  τήν  κεφαλήν  αυτής  και  ένεδύσατο  τά  ιμάτια 
αύτής  τά  νυμφικά  και  περί  ώραν  ένάτην  17  κατέβη  εις  τόν  παράδεισον 
τοΰ  περιπατήσαι.  Και  είδε  δαφνηδαίαν,  και  έκάθισεν  υποκάτω  αύτής, 
και  έλιτάνευσεν  τόν  δεσπότην  λέγουσα·  «Ό  Θεός  των  πατέρων  ήμών, 


ι 5  Según  el  texto  griego  y  contando  con  que  los  códd.  BEL  dicen  τοΰτο 
Εττοίησσ  en  lugar  de  ταΰτα,  éste,  puede  referirse  a  la  prenda  en  cues- 
tión, atestiguando  que  realmente  no  la  ha  hecho  y  abrigando,  además,  la 
sospecha  de  que  pueda  ser  furtiva.  Esta  es  una  razón,  y  quizá  la  más  pode- 
rosa, por  la  que  se  resiste  a  aceptarlo;  pero  además  insinúa  que  se  siente 
demasiado  humillada  por  la  mano  de  Dios  para  peder  lucir  prendas  que 
sean  señal  de  alegría. 

16  Judit  se  siente  ofendida  por  la  sospecha  de  Ana  y  la  increpa  con  la 
expresión  más  hiriente  para  ella.  Virtualmente  le  dice:  «No  necesito  malde- 
cirte, pues  ya  estás  maldita  del  Señor»  (cf.  Gen.  30,23).  Algunos  códices 
griegos  (BIRELM)  aluden  también  al  desaire  sufrido  por  Judit  al  no 
querer  su  señora  seguir  su  consejo.  Esta  actitud  de  Ana  tiene  un  gran  para- 
lelismo con  la  de  Tobías  al  no  querer  éste  aceptar  el  cabrito  que  su  esposa 
le  trae,  temiendo  no  sea  éste  robadizo  (κλεψιμαϊον)  (cf.  Tob.  2,21;  3,9-11). 
Ana,  como  Judit  (10,3),  siente  hondo  pesar  por  las  palabras  injuriosas  de 
su  sierva,  pero  ve  que  tiene  razón  y  depone  sus  vestidos  de  tristeza. 

17  La  versión  Etiópica  la  hace  ir  al  templo  a  hora  nona  (sobre  las  tres 
de  la  tarde);  tiempo  muy  adecuado  para  la  oración,  como  se  comprueba 
por  varios  pasajes  de  la  Sagrada  Escritura;  y  al  ver  en  un  árbol  un  nido 
lleno  de  pajariüos,  símbolo  de  la  fecundidad,  le  viene  de  nuevo  la  idea  de 
su  desgracia  y  se  deshace  en  lamentaciones  de  dolor,  pidiendo  al  Señor  no 
permita  que  ella  esté  en  condición  inferior  a  las  aves,  a  los  animales  y  aun 
a  la  misma  tierra. 

El  Ps.  E'istathius,  que  ha  omitido  el  episodio  de  Judit,  coincide  substan- 
cialmente  en  este  pasaje  con  nuestro  texto  griego. 


150 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


Dios  de  nuestros  padres  !,  óyeme  y  bendíceme  a  mí  de  la  ma- 
nera que  bendijiste  el  seno  de  Sara,  dándole  como  hijo  a  Isaac». 

III 

1.  Y,  habiendo  elevado  sus  ojos  al  cielo,  vió  un  nido  de 
pájaros  en  el  laurel  y  se  lamentó  de  nuevo  entre  sí,  diciendo: 
« ¡Ay  de  mí !  ¿Por  qué  habré  nacido  y  en  qué  hora  habré  sido 
concebida?  He  venido  al  mundo  para  ser  como  tierra  maldita 
entre  los  hijos  de  Israel;  éstos  me  han  colmado  de  injurias  y 
me  han  barrido  del  templo  de  Dios». 

2.  «  ¡Ay  de  mí !  ¿A  quién  me  semejo  yo?  No  a  las  aves 
del  cielo,  puesto  que  ellas  son  fecundas  en  tu  presencia,  Señor». 

«  ¡Ay  de  mí !  ¿A  quién  me  parezco  yo?  No  a  las  bestias  de  la 
tierra,  pues  aun  estos  animales  irracionales  son  prolíficos  ante 
tus  ojos,  Señor». 

3.  «  ¡Ay  de  mí !  ¿Con  quién  me  puedo  comparar?  Ni  si- 


εύλόγησόν  με  και  έττάκουσον  της  δεήσεώς  μου,  καθώς  ηύλόγησας  την 
μήτραν  Σάρρας  καϊ  εδωκας  αύτη  υίόν  τόν  Ισαάκ». 

III 

ι.  Και  άτενίσασα  εις  τόν  ούρανόν  είδε  καλιάν  στρουθίων  έν  τη  δαφ- 
νηδαία,  και  έποίησε  θρήνον  έν  εαυτή  λέγουσα·  «Οϊμοι,  τίς  με  έγέννησεν; 
ττοία  δέ  μήτρα  έξέφυσέ  με;  δτι  κατάρα  έγεννήθην  έγώ  ένώτπον  των  υιών 
Ισραήλ,  καϊ  έξεμυκτήρησάν  με  έκ  ναοΰ  κυρίου»  18. 

2.  «Οϊμοι,  τίνι  ώμοιώθην  έγώ;  οΰχ  ώμοιώθην  έγώ  τοις  ττετεινοΐς 
του  οΰρανοΰ,  δτι  καϊ  τά  ττετεινά  του  ούρανοΰ  γόνιμά  είσιν  ένώτπόν  σου, 
κύριε».  «Οϊμοι,  τίνι  ώμοιώθην  έγώ;  οΰχ  ώμοιώθην  έγώ  τοις  θηρίοις  της 
γης,  δτι  κα'ι  τά  θηρία  της  γης  γόνιμά  εϊσιν  ένώτπόν  σου,  κύριε».  19 

3·    «Οϊμοι,  τίνι  ώμοιώθην  έγώ;  ούχ  ώμοιώθην  τοις  ύδασιν  τούτοις, 


1  8  Las  expresiones  que  el  autor  pone  en  boca  de  Ana  son  de  una  cru- 
deza extraordinaria.  Las  primeras  parecen  reflejar  la  desesperación  de  Job 
(Iob  2,1-15)  al  verse  lleno  de  miserias.  La  expresión  griega  Ιξεμυκτήρησάν  με, 
que  hemos  traducido  por  «me  han  barrido  del  templo»,  tiene  un  significado 
aún  más  duro,  haciendo  alusión  propiamente  a  la  secreción  nasal.  Con  ello 
puede  hacer  suya  la  injuria  inferida  a  su  marido,  cuando  alguien  le  impidió 
ir  a  sacrificar  el  primero  en  el  templo. 

Varios  códices  se  complacen  en  añadir  detalles  sobre  la  aflicción  de 
Ana,  como  si  quisieran  hacer  un  pequeño  boceto  pictórico:  «Levantándose 
con  rapidez»,  «entrando»,  «prosternándose  con  lágrimas». 

19  Varios  códices  se  entretienen  en  describir  cómo  las  aguas  «con  sus 
peces  y  con  sus  ondas,  ya  en  calma,  ya  agitándose»,  bendicen  al  Creador 
(AIRLMDEN). 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


151 


quiera  con  estas  aguas,  porque  aun  ellas  son  fértiles  ante  ti, 
Señor». 

« ¡Ay  de  mí !  ¿A  quién  me  he  igualado  yo?  Ni  siquiera  a 
esta  tierra,  porque  también  ella  es  feraz,  dando  sus  frutos 
oportunamente,  y  te  bendice  a  ti,  Señor». 


i.  Y  he  aquí  que  se  presentó  un  ángel  de  Dios,  diciéndole: 
«Ana,  Ana,  el  Señor  ha  escuchado  tu  ruego:  concebirás  y  darás 
a  luz,  y  de  tu  prole  se  hablará  en  todo  el  mundo».  Ana  respon- 
dió: «Vive  el  Señor,  mi  Dios,  que,  si  llego  a  tener  algún  fruto 
de  bendición,  sea  niño  o  niña,  lo  llevaré  como  ofrenda  al  Señor 
y  estará  a  su  servicio  todos  los  días  de  su  vida». 


ότι  κα'ι  τά  ϋδατα  ταύτα  γόνιμά  εΐσιν  ενώπιον  σου,  κύριε»  19.  «Οίμοι, 
τίνι  ώμοιώθην  έγώ;  20  0ύχ  ώμοιώθην  εγώ  τη  γη  ταύτη,  ότι  και  ή  γή 
αύτη  προσφέρει  τούς  καρπούς  αύτής  κατά  καιρόν,  και  σέ  εύλογεϊ,  κύριε». 


ι.  Κα'ι  ιδού  άγγελος  κυρίου  επέστη  λέγων  αύτη·  «"Αννα,  "Αννα, 
έπήκουσε  κύριος  της  δεήσεώς  σου,  και  συλλήψει  και  γεννήσεις,  κα'ι  λαλη- 
θήσεται  τό  σπέρμα  σου  έν  όλη  τη  οικουμένη»  21.  Κα'ι  είπεν  "Αννα·  «Ζη 
κύριος  ό  Θεός  μου  22,  έάν  γεννήσω  είτε  άρρεν  είτε  θήλυ,  προσάξω  αύτό 
δώρον  κυρίω  τω  Θεώ  μου,  και  εσται  λειτουργούν  αύτώ  2  3  πάσας  τάς 
ημέρας  της  ζωής  αύτού». 

20  Parecen  un  eco  estas  expresiones  de  dolor  de  aquellas  otras  dirigi- 
das por  Jeremías  a  Jerusalén  en  sus  trenos:  «¿A  quién  te  compararé  o  a 
quién  te  asemejaré,  hija  de  Jerusalén?»  (Lam.  2,13). 

21  La  presente  relación  tiene  grandes  analogías  con  las  que  se  leen  en 
diversos  pasajes  del  Antiguo  y  del  Nuevo  Testamento.  Baste  recordar  los 
relativos  a  la  concepción  de  Samuel  y  del  Precursor.  De  lejos  puede  traer 
también  a  la  memoria  el  episodio  de  la  anunciación  a  María,  aunque  no  se 
puede  comparar  con  él  en  la  extensión,  en  las  circunstancias  que  rodean 
a  ésta  y  aun  en  la  misma  belleza  literaria. 

22  Fórmula  de  promesa  refrendada  con  juramento,  muy  usada  por  los 
israelitas  en  ocasiones  solemnes.  Admira  la  sobriedad  con  que  se  desarrolla 
esta  escena,  donde  no  aparece  para  nada  el  natural  sobresalto  que  había  de 
producir  una  tal  embajada  portadora  de  tan  grata  nueva.  La  reacción  de 
Ana  es  parecida  a  la  de  la  madre  de  Samuel,  si  bien  ésta  hizo  ya  el  ofreci- 
miento en  su  oración  antes  de  ser  agraciada  con  una  promesa  extraordinaria 
y  lo  vinculó  a  la  condición  de  recibir  de  Dios  un  hijo  varón  (1  Sam.  1,9-12). 

23  El  verbo  griego  λειτουρ/εΤυ  no  expresa  un  servicio  común  al  Señor, 
al  cual,  por  otra  parte,  todos  los  israelitas  venían  obligados  ya  por  la  cir- 
cuncisión; se  trata  de  un  servicio  particular,  oficial,  que  podía  concretarse  en 
el  voto  del  nazareato  (cf.  Num.  6,1-26),  tal  como  lo  hizo  para  su  hijo  la 
madre  de  Sansón  (Iud.  13,2-5)  por  mandato  de  Dios.  Aunque  del  voto  del 


IV 


IV 


152 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


2.  Entonces  vinieron  dos  mensajeros  con  este  recado  para 
ella :  «Joaquín,  tu  marido,  está  de  vuelta  con  sus  rebaños,  pues 
un  ángel  de  Dios  ha  descendido  hasta  él  y  le  ha  dicho :  Joaquín, 
Joaquín,  el  Señor  ha  escuchado  tu  ruego;  baja,  pues,  de  aquí, 
que  Ana,  tu  mujer,  va  a  concebir  en  su  seno». 

3.  Y,  habiendo  bajado  Joaquín,  mandó  a  sus  pastores  que 
le  trajeran  diez  corderas  sin  mancha:  «Y  éstas,  dijo,  serán  para 
el  Señor»;  y  doce  terneras  de  leche:  «Y  éstas,  dijo,  serán  para 
los  sacerdotes  y  el  sanedrín»;  y,  finalmente,  cien  cabritos  para 
todo  el  pueblo. 

4.  Y  al  llegar  Joaquín  con  sus  rebaños,  estaba  Ana  a  la 


2.  Και  ιδού  ήλθον  άγγελοι  δύο  λέγοντες  αύτη·  «Ιδού  Ιωακείμ  ό 
άνήρ  σου  έρχεται  μετά  τών  ποιμνίων  αύτού»  24.  "Αγγελος  γαρ  κυρίου 
κατέβη  προς  αύτόν  λέγων  «Ιωακείμ,  Ιωακείμ,  έττήκουσε  κύριος  ό  Θεός 
της  δεήσεώς  σου,  κατάβηθι  εντεύθεν  ιδού  γάρ  ή  γυνή  σου  "Αννα  έν  γασ- 
τρί  λήψεται»  25. 

3·  Και  κατέβη  Ιωακείμ,  και  έκάλεσεν  τούς  ποιμένας  αύτού  λέγων 
«Φέρετέ  μοι  ώδε  δέκα  άμνάδας  ασπίλους  και  άμωμους,  καϊ  έσονται  κυρίω 
τω  Θεώ  μου·  καϊ  φέρετέ  μοι  δεκαδύο  μόσχους  άπαλούς,  καϊ  έσονται  τοις 
ίερεύσι  καϊ  τη  γερουσία·  και  εκατόν  χιμάρους  παντί  τω  λαώ»  26. 

4·    Καϊ  ιδού  Ιωακείμ  ήκε  μετά  τών  ποιμνίων  αύτού,  και  εστη  "Αννα 


nazareato,  que  llevaba  como  sello  de  su  consagración  a  Dios  el  no  beber 
licor  ninguno  inebriante  y  no  cortarse  la  cabellera,  no  venían  excluidas  las 
mujeres,  no  aparece  claro  que  lo  hiciera  Ana  para  su  futura  prole.  Sin  em- 
bargo, esta  consagración  la  vincularía  más  al  Señor,  ya  que  había  de  vivir  al 
servicio  directo  del  templo,  como  dice  la  versión  Etiópica :  «Y  la  llevaré 
[a  la  prole]  al  templo  de  Dios  para  todos  los  días  de  su  vida». 

24  Esto  demuestra,  como  insinuábamos  en  lugar  oportuno,  que  el  sitio 
que  Joaquín  escogió  para  su  retiro  no  era  un  desierto  en  el  sentido  estricto 
de  la  palabra.  Según  este  pasaje,  parece  ser  que  fué  la  misma  majada  donde 
apacentaban  los  pastores  sus  propios  rebaños. 

25  Las  versiones  Etiópica  y  Siriaca  y  algún  códice  del  Protoevange- 
lio  (B)  dicen  εϊληφε  «ha  concebido  ya».  Parece  ser  más  lógica  con  los  acon- 
tecimientos la  expresión  del  testo  Tischendorfiano  λήψεται,  «concebirá»,  «va 
a  concebir». 

26  La  versión  Etiópica  altera  el  número  y  destino  de  las  víctimas;  según 
ella,  manda  Joaquín  que  le  traigan  dos  corderos  para  una  oblación  al  Señor, 
12  bueyes  para  un  sacrificio  en  el  templo  y  ocho  corderos  para  dar  un  ban- 
quete que  testimonie  su  alegría  por  tan  grata  nueva. 

Es  rara  la  coincidencia  de  todos  los  códices  del  Protoevangelio  al  indi- 
car que  fueron  corderas  precisamente  las  que  Joaquín  pidió  para  el  sacrificio, 
cuando  ordinariamente  en  la  Sagrada  Escritura  se  habla  de  sacrificios  de 
corderos.  Estas  no  habían  de  tener  defecto  alguno  físico,  al  igual  que  el 
cordero  pascual  (Ex.  12,5-6). 

Esta  manera  de  testimoniar  la  gratitud  al  Señor  viene  recomendada  re- 
petidas veces  por  el  libro  del  Deuteronomio. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


153 


puerta.  Esta,  al  verlo  venir,  echó  a  correr  y  se  abalanzó  sobre 
su  cuello,  diciendo:  «Ahora  veo  que  Dios  me  ha  bendecido 
copiosamente,  pues,  siendo  viuda,  dejo  de  serlo;  y,  siendo  esté- 
ril, voy  a  concebir  en  mi  seno».  Y  Joaquín  reposó  aquel  primer 
día  en  su  casa. 

V 

i.  Al  día  siguiente,  al  ir  a  ofrecer  sus  dones  al  Señor,  se 
decía  entre  sí:  «Conoceré  que  Dios  me  va  a  ser  propicio,  si 
llego  a  ver  el  efod  del  sacerdote».  Y,  al  ofrecer  el  sacrificio,  se 
fijó  en  el  efod  del  sacerdote,  cuando  éste  se  acercaba  al  altar 
de  Dios,  y,  no  encontrando  pecado  ninguno  en  su  conciencia, 


προς  τήν  πύλην  και  είδε  τον  Ιωακείμ  έρχόμενον,  και  δραμοΰσα  έκρεμάσθη 
είς  τόν  τράχηλον  αύτοϋ  λέγουσα·  «Νΰν  οίδα  ότι  κύριος  ό  Θεός  ηύλόγησέ 
με  σφδρα·  ιδού  γαρ  ή  χήρα  οΰκέτι  χήρα,  και  ή  άτεκνος  έν  γαστρί  λήψο- 
μαι».  Καί  άνεπαύσατο  Ιωακείμ  τήν  ττρώτην  ήμέραν  εις  τόν  οίκον  αύ- 
τοϋ 27. 

V 

I.  Tfj  δέ  επαύριον  προσέφερε  τά  δώρα  αύτοΰ  λέγων  ένέαυτώ·  «Έάν 
κύριος  ό  Θεός  ίλασθή  μοι,  τό  πέταλον  του  ιερέως  28  φανερόν  μοι  ποιήσει». 
Καί  προσέφερεν  τά  δώρα  αύτοΰ  Ιωακείμ  καί  προσεΐχεν  τω  πετάλω  του 
ιερέως,  ώς  έπέβη  επί  τό  θυσιαστήριον  κυρίου,  καί  ουκ  ειδεν  άμαρτίαν  έν 


27  Esta  expresión  puede  indicar,  o  que  aquel  primer  día  después  de  su 
retiro  lo  dedicó  a  descansar,  o  que  fué  el  primer  día  (después  de  mucho 
tiempo)  en  que  pudo  descansar  libre  ya  del  oprobio  de  verse  sin  hijos. 
Parece  ser  que  el  comexto  exige  la  primera  interpretación. 

28  Parece  a  primera  vista  extraña  esta  propuesta  de  Joaquín,  pero  no 
lo  es  si  se  considera  con  cuánta  frecuencia  los  israelitas  acudían  al  juicio 
de  Dios  para  escudriñar  los  secretos  presentes  o  futuros.  Por  otra  parte, 
no  debía  ser  una  cosa  tan  ordinaria  ver  el  efod  sacerdotal,  ya  que  éste  no  lo 
usaban  los  sacerdotes  en  cualquier  ceremonia,  y,  además,  éstos  se  movían 
de  ordinario  en  atrio  propio,  mientras  que  a  un  simple  israelita,  cualquiera 
que  fuese,  le  estaba  vedado  bajo  pena  de  muerte  pasar  del  suyo,  lo  cual 
traía  como  consecuencia  natural  que  a  los  sarerdotes  se  les  veía  ordinaria- 
mente de  lejos.  La  contextura  del  efod,  que,  según  el  Exodo  (28,6-8),  no 
constaba  solamente  de  una  plancha  de  oro  (como  parece  indicar  la  palabra 
griega  ιτέταλον),  sino  de  otras  labores  de  púrpura,  jacinto,  etc.,  hacía  que  su 
superficie  no  fuera  tan  tersa  como  para  que  en  ella  se  reflejara  algún  objeto; 
y  obliga  a  descartar  la  hipótesis  de  quienes  lo  interpretan  en  el  sentido  de 
que,  al  «mirarse  en  aquella  superficie  Joaquín  y  no  ver  en  su  rostro  mancha 
alguna»,  creyó  entender  la  respuesta  divina  de  que  el  Señor  le  había  perdo- 
nado sus  pecados. 


154 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


dijo:  «Ahora  veo  que  el  Señor  ha  tenido  a  bien  condonarme 
todos  mis  pecados».  Descendió  Joaquín  justificado  del  templo 
y  se  fué  a  su  casa. 

2.  Y  se  le  cumplió  a  Ana  su  tiempo,  y  al  mes  noveno 
alumbró.  Y  preguntó  a  la  comadrona :  « ¿Qué  es  lo  que  he  dado 
a  luz?»  Y  la  comadrona  respondió:  «Una  niña».  Entonces  Ana 
exclamó:  «Mi  alma  ha  sido  hoy  enaltecida».  Y  reclinó  a  la  niña 
en  la  cuna.  Habiéndose  transcurrido  el  tiempo  marcado  por  la 
ley,  Ana  se  purificó,  dió  el  pecho  a  la  niña  y  le  puso  por  nom- 
bre Mariam. 


έαυτώ  29.  Και  εϊιτεν  Ιωακείμ-  «Νυν  οίδα  δτι  κύριος  ίλάσθη  μοι  καΐ  άφήκεν 
■πάντα  τα  αμαρτήματα  μου».  Και  κατέβη  έκ  ναοΰ  κυρίου  δεδικαιωμέ- 
νος  30,  και  άττήλθεν  έν  τω  οί'κω  αΰτοΰ. 

2.  Έττληρώθησαν  δέ  οί  μήνες  αυτής-  έν  δέ  τω  ένάτω  μηνί  έγέννησεν 
"Αννα.  ΚαΊ  είττεν  τή  μαία-  «Τί  έγέννησα;»  Ή  δέ  είπεν  «Θήλυ».  Και  εΐπεν 
"Αννα·  «Έμεγαλύνθη  ή  ψυχή  μου  έν  τή  ήμερα  ταύτη»,  και  άνέκλινεν  αύτήν. 
Πληρωθεισών  δέ  των  ήμερών  άττεσμήξατο  "Αννα  31,  και  έδωκεεν  μασθόν 
τή  παιδί  32,  Καί  έττωνόμασε  τό  δνομα  αυτής  Μαριάμ  3  3. 

29  ¿A  qué  pecados  se  refiere  aquí  el  autor?  A  los  propios,  pues  ya  ha 
encontrado  la  señal  que  pedía  para  convencerse  de  que  en  realidad  estaban 
perdonados  por  Dios.  Poder  ver  el  efod  sacerdotal. 

30  Cf.  parábola  del  publicano  (Le.  18,14).  * 

31  El  Señor  mandaba  en  el  Levítico  (12.5-6)  que,  si  una  mujer  daba  a 
luz  una  niña,  había  de  considerarse  como  impura  durante  dos  semanas  con- 
secutivas y  que  el  período  de  su  purificación  había  de  extenderse  a  sesenta 
y  seis  días,  sin  que  mientras  tanto  pudiera  tocar  ninguna  cosa  santa. 

32  Resulta  curioso  y  no  es  fácilmente  explicable  el  hecho  constatado  por 
el  autor  de  que  Ana,  «una  vez  concluido  el  lapso  de  tiempo,  se  purificó 
y  dió  el  pecho  a  la  niña».  ¿Quiere  decir  esto  que  hasta  entonces  no  se  lo  había 
dado  nunca?  Y,  supuesto  que  así  fuera,  ¿sería  por  no  contaminarla?  Difícil 
es  admitir  naturalmente  tales  consecuencias,  pero  la  expresión  protoevan- 
gélica  lleva  directamente  a  ellas.  Sería  ésta  la  primera  maravilla  obrada  en 
María  después  de  su  concepción  milagrosa. 

33  El  Protoevangelio  no  hace  mención  de  ninguna  consigna  divina  es- 
pecial para  que  fuera  precisamente  Miryam  el  nombre  de  María,  como  la 
hubo  para  Juan  Bautista  y  para  Jesús.  Cabe  preguntar  por  qué  los  padres  de 
María  tuvieron  interés  especial  en  llamarla  así,  dada  la  atención  que  los 
judíos  prestaban  al  significado  del  nombre  de  la  persona. 

Sobre  el  nombre  de  María  se  dan  setenta  etimologías  distintas,  pero  las 
principales  se  reducen  a  cinco.  Considerándolo  derivado  del  hebreo  Miryam, 
puede  significar:  a)  gallarda,  hermosa,  si  proviene  del  verbo  mará  (engor- 
dar); b)  señora,  si  proviene  de  marah  (dominar);  c)  excelsa,  sublime,  si  viene 
de  rum  (elevarse);  d)  amargura  del  mar,  si  proviene  de  mor  (mirra)  y  el 
nombre  yam  (mar).  Considerándolo  como  egipcio  (y  esto  no  es  improbable, 
ya  que  la  primera  mujer  que  lo  llevó  fué  la  hermana  de  Moisés),  significaría 
amada  de  Yahvé. 

Según  el  libro  De  nativitate  Mariae  (05),  e!  nombre  de  María  provino 
del  cielo. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


155 


VI 

1.  Y  día  a  día  la  niña  se  iba  robusteciendo.  Al  llegar  a  los 
seis  meses,  su  madre  la  dejó  sola  en  tierra  para  ver  si  se  tenía; 
y  ella,  después  de  andar  siete  pasos,  volvió  al  regazo  de  su 
madre.  Esta  la  levantó,  diciendo:  «Vive  el  Señor,  que  no  anda- 
rás más  por  este  suelo  hasta  que  te  lleve  al  templo  del  Señor». 
Y  le  hizo  un  oratorio  en  su  habitación  y  no  consintió  que  nin- 
guna cosa  común  o  impura  pasara  por  sus  manos.  Llamó, 
además,  a  unas  doncellas  hebreas,  vírgenes  todas;  y  éstas  la 
entretenían. 

2.  Λ1  cumplir  la  niña  un  año,  dió  Joaquín  un  gran  banque- 
te, invitando  a  los  sacerdotes,  a  los  escribas,  al  sanedrín  y  a 
todo  el  pueblo  de  Israel.  Y  presentó  la  niña  a  los  sacerdotes, 


VI 

ι.  Ημέρα  δέ  και  ημέρα  έκραταιοΰτο  ή  παις·  γενομένης  δέ  αύτής 
εξαμηνιαίου  έστησεν  ή  μήτηρ  αυτής  χαμαί,  του  διαπειράσαι  ε!  ϊσταται. 
Και  επτά  βήματα  34  ττεριττατήσασα  ήλθεν  εις  τόν  κόλττον  αυτής.  Και 
άνήρττασεν  αυτήν  λέγουσα·  «Ζή  κύριος  ό  Θεός  μου,  οΰ  μή  περιττατήσης 
έν  τη  γή  ταύτη,  εως  άν  άπάξω  σε  έν  τω  ναω  κυρίου».  Και  έττοίησεν 
άγιασμα  έν  τω  κοιτώνι  αυτής,  κα'ι  πάν  κοινόν  κα'ι  άκάΟαρτον  ούκ  εϊα 
διέρχεσθαι  δΓαύτής  35-  και  έκάλεσε  τάς  θυγατέρας  των  Εβραίων  τάς 
αμίαντους,  και  διεττλάνων  αύτήν  36. 

2.  Έγένετο  δέ  πρώτος  ένιαυτός  τη  παιδί,  καϊ  έττοίησεν  Μωακείμ 
δοχήν  μεγάλην  37,  καϊ  έκάλεσε  τους  ιερείς  3  8  και  τους  γραμματείς  καϊ 
τήν  γερουσίαν  καϊ  πάντα  τόν  λαόν  του  Ισραήλ.  Και  προσήνεγκεν  Ίωα- 


34  El  número  η  era  empleado  por  los  judíos  frecuentís:  mámente  en  un 
sentido  algo  indefinido,  como  entre  nosotros  el  ioo  ó  el  i.ooo.  Por  lo  de- 
más, el  número  de  pasos  y  meses  cambia  en  los  distintos  códices. 

35  Para  mantenerse  puro,  la  ley  prohibía  tocar  con  las  manos,  y  a  for- 
tiori  introducir  en  la  boca,  las  cosas  legalmente  impuras. 

36  La  expresión  griega  διεπλάνων  ha  suscitado  discusiones  en  cuanto  a 
su  interpretación.  El  códice  D  la  substituye  por  διηκόνουν,  lo  cual  recuerda 
la  interpretación  de  Fabricius  (διεττλύνον).  La  casi  totalidad  de  los  códices 
traen  διεπλάνων,  lo  cual  no  justifica  la  opinión  de  Postel  <la  seducían».  Más 
bien,  según  una  significación  posterior,  pero  propia  de  este  verbo,  podemos 
verterlo  en  castellano  por  «la  entretenían»,  da  divertían»  (latín,  di-verto). 

37  Esto  recuerda  el  banquete  que  dió  Abrahán  cuando  Isaac,  su  hijo, 
cumplió  un  año  y  fué  destetado  (Gen.  21,8).  Por  lo  demás,  no  era  costum- 
bre de  los  israelitas  celebrar  el  aniversario  del  nacimiento. 

38  Algunos  códices  (DILS),  más  en  consonancia  con  lo  que  apunta 
posteriormente  el  relato,  hacen  que  Joaquín  invite  también  a  los  príncipes 
de  los  sacerdotes. 


156 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


quienes  la  bendijeron  con  estas  palabras:  « ¡Oh  Dios  de  nues- 
tros padres  !,  bendice  a  esta  niña  y  dale  un  nombre  glorioso  y 
eterno  por  todas  las  generaciones».  A  lo  cual  respondió  todo 
el  pueblo :  «Así  sea,  así  sea.  Amén».  La  presentó  también  Joa- 
quín a  los  príncipes  de  los  sacerdotes,  y  éstos  la  bendijeron  así: 
«  ¡Oh  Dios  Altísimo  !,  pon  tus  ojos  en  esta  niña  y  otórgale  una 
bendición  cumplida,  de  esas  que  excluyen  las  ulteriores». 

3.  Su  madre  la  llevó  al  oratorio  de  su  habitación  y  le 
dió  el  pecho.  Entonces  compuso  un  himno  al  Señor  Dios, 
diciendo:  «Entonaré  un  cántico  al  Señor,  mi  Dios,  porque  me 
ha  visitado,  ha  apartado  de  mí  el  oprobio  de  mis  enemigos  y 
me  ha  dado  un  fruto  santo,  que  es  único  y  múltiple  a  sus  ojos. 
¿Quién  dará  a  los  hijos  de  Rubén  la  noticia  de  que  Ana  está 
amamantando?  Oíd,  oíd,  todas  las  doce  tribus  de  Israel:  «Ana 
está  amamantando». 


κεϊμ  την  τταΐδα  τοις  ίερεΰσι,  και  ηύλόγησαν  αυτήν  λέγοντες-  «Ό  Θεός 
των  πατέρων  ημών,  εύλόγησον  τήν  τταΐδα  ταύτην  και  δός  αύτη  όνομα 
άνομαστόν  αίώνιον  έν  ττάσαις  ταΐς  γενεαϊς»  39.  Και  είπε  ττας  ό  λαός- 
«Γένοιτο,  γένοιτο,  άμήν».  Κα!  ττροσήνεγκεν  αύτήν  τοις  άρχιερεΰσι,  και 
ηύλόγησαν  αυτήν  λέγοντες-  «Ό  Θεός  τών  υψωμάτων  *0,  έπίβλεψον  έτη 
τήν  τταΐδα  ταύτην  και  εύλόγησον  αύτήν  έσχάτην  εύλογίαν,  ήτις  διαδο- 
χήν  ούκ  έχει»  41. 

3·  Κα!  άνήρπασεν  αύτήν  ή  μήτηρ  αύτής  έν  τω  άγιάσματι  τού 
κοιτώνος  αύτής,  και  έ'δωκεν  αύτη  μασθόν.  Και  έττοίησεν  "Αννα  άσμα 
κυρίω  τω  Θεω  λέγουσα-  «"Ασω  φδήν  κυρίω  τω  Θεω  μου,  ότι  έπεσκέψατό 
με  και  άφείλατο  άπ'έμοϋ  τό  όνειδος  τών  έχθρων  μου-  και  εδωκέν  μοι 
κύριος  καρττόν  δικαιωσύνης  αύτοΰ  42;  μονοούσιον  και  ττολυπλάσιον  ένώ- 
ττιον  αύτοΰ.  Τίς  άναγγελεϊ  τοις  υΐοΐς  'Ρουβίμ  ότι  "Αννα  θηλάζει;  άκού- 

3?  Cf.  Le.  1,48. 

40  La  expresión  ό  Θεός  τών  υψωμάτων  puede  explicarse  muy  bien  como 
un  hebraísmo  equivalente  a  el  Altísimo.  La  lengua  hebrea,  como  es  sabido, 
gusta  de  sustituir  los  adjetivos  por  sustantivos  en  genitivo.  Pudiera  equi- 
valer también  a  Θεό;  Σαβαώθ,  «Dios  de  los  ejércitos»,  por  cuanto  las  «altu- 
ras» serían  las  δυνάμεις  o  «ejércitos  divinos».  Cf.  Bonaccop.si,  Van^eli 
Aprocrij'i  p.71;  Amann,  Le  Protévangile  de  Jacques  p.202. 

41  Tal  es  el  sentido  de  la  expresión  griega.  Con  esta  perífrasis  se 
pretende  dar  el  realce  máximo  a  esa  bendición:  «Que  sea  tan  perfecta  que 
no  necesite  ya  ulteriores  bendiciones». 

42  Καρπός  δικαιωσύνης:  Genitivo  hebreo  en  lugar  del  dativo,  a  semejanza 
de  θεός  τών  υψωμάτων;  señal  muy  significativa  del  origen  y  mentalidad 
judía  del  protoevangelista.  Equivale  a  «fruto  santo»,  o  mejor  aún,  «fruto  de 
bendición».  La  interpretación  de  Tischendorf :  καρπός  δ.καιωσύνης  αύτοΰ, 
«fruto  de  la  Justicia  divina»,  no  es  tan  fácil  de  explicar  (Bonaccorsi).  En 
cuanto  a  μονοούσιον  πολυπλάσιον,  hay  que  notar  lo  feliz  de  esta  expre- 
sión, en  que  se  contiene  una  clara  alusión  a  la  descendencia  de  María. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


157 


Y  habiendo  dejado  a  la  niña,  para  que  reposara,  en  la 
cámara  donde  tenía  su  oratorio,  salió  y  se  puso  a  servir  a  los 
comensales.  Estos,  una  vez  terminado  el  convite,  se  fueron  re- 
gocijados y  alabando  al  Dios  de  Israel. 

VII 

i.  Mientras  tanto,  iban  sucediéndose  los  meses  para  la 
niña.  Y,  al  llegar  a  los  dos  años,  dijo  Joaquín  a  Ana:  «Llevé- 
mosla al  templo  del  Señor  para  cumplir  la  promesa  que  hicimos, 
no  sea  que  el  Señor  nos  la  reclame  y  nuestra  ofrenda  resulte  ya 
inaceptable  ante  sus  ojos.  Ana  respondió:  «Esperemos  todavía 


σατε,  ακούσατε  αϊ  δώδεκα  φυλαί  του  Ισραήλ,  ότι  "Αννα  θηλάζει».  Και 
άνέτταυσεν  αυτήν  έν  τω  κοιτώνι  τοΟ  αγιάσματος  αυτής,  και  έξήλθεν  και 
διηκόνει  αύτοΐς.  Τελεσθέντος  δέ  του  δείττνου  κατέβησαν  εύφραινόμενοι 
και  δοξάζοντες  τόν  Θεόν  Ισραήλ  4  3. 

VII 

té  Τή  δέ  τταιδΐ  ττροσετίθεντο  οί  μήνες  αυτής.  Έγένετο  δέ  διετής  ή 
παις,  και  ειπεν  Ιωακείμ  τή  "Αννα·  «Άνάξωμεν  αύτήν  έν  τω  ναω  κυρίου, 
όπως  άττοδώμεν  τήν  έπαγγελίαν  ήν  έττηγγειλάμεθα,  μήττως  άττοστείλη 
ό  δεσττότης  έφ'ήμας  44  καϊ  άττρόσδεκτον  γένηται  τό  δώρον  ήμών».  Και 


43  El  códice  Fb  y  la  versión  Siríaca  añaden  que  en  esta  ocasión  se  im- 
puso a  la  niña  el  nombre  de  Mariam,  «porque,  decían,  su  nombre  no  ha  de 
degenerar»:  έκάλεσαν  δέ  τό  όνομα  αϋτής  Μαριάμ,  λέγοντες  ότι  το  όνομα  αυτής  οΰ 
μαρανθήσεται.  El  hecho  se  explica  por  una  sencilla  transposición,  fenómeno  co- 
rriente en  los  mismos  evangelios  canónicos.  San  Marcos  pone  el  hecho  de 
la  expulsión  de  los  mercaderes  del  templo  un  día  más  tarde  que  los  sinópti- 
cos: Me.  2,1.  Más  interés  puede  tener  la  nueva  etimología  del  María  apun- 
tada por  el  protoevangelista.  No  lo  hace  provenir  del  hebreo  (Mará  signi- 
fica amargo;  cf.  Ruth  1,20-21),  sino  del  verbo  griego  μαραίνω,  destruir, 
corromper,  que  a  su  vez  procede  de  la  raíz  indoeuropea  mer.  Lo  que  daría 
a  María  el  título  de  incorruptible.  No  deja  de  ser  ésta,  sin  embargo,  una 
grave  incongruencia,  quizá  explicable  por  una  posible  interpolación  del  co- 
pista griego,  ya  que  es  de  suponer  que  los  padres  no  pensarían  en  una  eti- 
mología griega  al  dar  un  nombre  hebreo  a  su  hija. 

44  La  expresión  elíptica  μή  άποστείλη  ό  δεσπότης  έφ'  ήμας,  cuyo  signi- 
ficado literal  es  «no  sea  que  el  Señor  nos  haga  alguna  misiva»  (para  recor- 
darnos el  compromiso),  ha  sido  alterada  frecuentemente  por  los  copistas 
ante  la  dificultad  de  interpretarla  rectamente.  Así  A:  μή  άποοτή;  Β:  μή 
έποστρέψη;  F:  μή  άττοστραφή  (se  sobrentiende  άφ'  ήμών;  la  versión  Siríaca 
«a  nobis  Dominus»).  Los  autores  modernos  Amann  y  Bonaccorsi  adoptan 
la  interpretación  aducida  en  la  versión. 


158 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


hasta  que  cumpla  los  tres  años,  no  sea  que  la  niña  vaya  a  tener 
añoranza  de  nosotros».  Y  Joaquín  respondió:  «Esperemos». 

2.  Al  llegar  a  los  tres  años,  dijo  Joaquín:  «Llamad  a  las 
doncellas  hebreas  que  están  sin  mancilla  y  que  tomen  sendas 
candelas  encendidas  [para  que  la  acompañen],  no  sea  que  la 
niña  se  vuelva  atrás  y  su  corazón  sea  cautivado  por  alguna  cosa 
fuera  del  templo  de  Dios».  Y  así  lo  hicieron,  mientras  iban  su- 
biendo al  templo  de  Dios.  Y  la  recibió  el  sacerdote,  quien,  des- 
pués de  haberla  besado,  la  bendijo  y  exclamó:  «El  Señor  ha 
engrandecido  tu  nombre  por  todas  las  generaciones,  pues  al 
fin  de  los  tiempos  manifestará  en  ti  su  redención  a  los  hijos  de 
Israel». 


είπεν  "Αννα·  «Άναμείνωμεν  τό  τρίτον  ετος,  δπως  μή  ζητήσει  ή  παις 
πατέρα  ή  μητέρα».  ΚαΊ  είπεν  Ιωακείμ·  «Άναμείνωμεν»  45. 

2·  ΚαΙ  έγένετο  τριετής  ή  παις  καΊ  είπεν  Ιωακείμ·  «Καλέσατε  τάς  θυγα- 
τέρας των  Εβραίων  τάς  άμιάντους  καΊ  λαβέτωσαν  άνά  λαμπάδα  46,  καΐ 
έστωσαν  καιόμεναι,  ίνα  μή  στραφή  ή  παις  εις  τά  οπίσω  και  αίχμαλωτισ- 
Θή  ή  καρδία  αυτής  έκ  ναοΰ  κυρίου»  47.  Και  εποίησαν  ούτως  εως  άνέβησαν 
έν  τω  ναώ  κυρίου.  Και  Ιδέξατο  αύτήν  ό  ιερεύς  48,  και  φιλήσας  ηύλόγησεν 
αυτήν  και  είπεν  «Έμεγάλυνεν  κύριος  τό  όνομα  σου  έν  πάσαις  ταΐς  γε- 
νεαΐς  49 ,  έπί  σοι  έπ'έσχάτου  τών  ή  μερών  φανερώσει  κύριος  τό  λύτρον 
αϋτοΰ  τοις  υΐοΐς  Ισραήλ». 


45  Cf.  Diálogo  semejante  entre  Ana,  madre  de  Samuel,  y  su  marido 
Elcana  (i  Reg.  1,21-23). 

46  Λαβέτωσαν  άνά  λαμπάδα.  El  sentido  distributivo  que  aquí  tiene  la  pre- 
posición «άνά»  no  le  es  ajeno  aun  en  los  mismos  clásicos.  Los  escritores 
áticos  la  emplean  frecuentemente  en  las  expresiones  άνά  πάν  έτος,  άνά  πάντα 
έτέα,  άνά  Εκατόν  άνδρας.  Del  mismo  modo  en  Mt.  20,9 :  ελαβον  άνά  δηνάριον 
( Vulg.  acceperunt  singulos  denarios)  y  Apoc.  4,8 :  έχων  άνά  πτέρυγας  εξ  (Vulg. 
singula  eorum  habebant  alas  senas). 

47  Los  críticos  modernos  están  contestes  en  afirmar  que  el  testimonio 
de  San  Epifanio  ('Ancor.,  40)  sobre  !a  costumbre  de  que  todos  los  primo- 
génitos varones  o  hembras  eran  ofrecidos  a  Dios  y  educados  en  el  templo 
hasta  su  pubertad,  no  tiene  otro  fundamento  que  la  generalización  de  la  his- 
toria de  Samuel  (1  Reg.  1)  y  de  nuestro  propio  pasaje,  que,  juntamente  con 
la  falsa  interpretación  de  Ex.  13,2;  Lev.  27,26;  Le.  2,22,  etc.,  influyó  en  otros 
apócrifos  y  escritos  eclesiásticos.  Así  piensan  Miche!,  Amann,  Bonaccorsi  y 
Vannutelli. 

48  El  códice  D  da  el  nombre  de  Zacarías  al  sacerdote;  otros  le  denominan 
άρχιερεύς:  sumo  sacerdote. 

49  Recuérdese  el  hemistiquio  del  Magníficat  (Le.  1,48)  μακαριοΰσίν  με 
πασαι  α!  γενεαί.  A  pesar  de  estar  en  aoristo,  conserva  el  tono  profético, 
dando  como  cumplida  una  cosa  que  va  a  venir.  Es  muy  corriente  este  modo 
de  expresarse  los  profetas,  con  el  cual  dan  más  fuerza  a  sus  predicciones. 


PROTOEVAXGELIO  DE  SANTIAGO 


159 


3.  Entonces  la  hizo  sentar  sobre  la  tercera  grada  del  altar. 
El  Señor  derramó  gracia  sobre  la  niña,  quien  danzó  con  sus 
piececitos,  haciéndose  querer  de  toda  la  casa  de  Israel. 

VIII 

1.  Bajaron  sus  padres,  llenos  de  admiración,  alabando  al 
Señor  Dios  porque  la  niña  no  se  había  vuelto  atrás.  Y  María 
permaneció  en  el  templo  como  una  palomica,  recibiendo  ali- 
mento de  manos  de  un  ángel. 


3.  Και  έκάθισεν  σϋτήν  έτπ  τρίτου  βαθμού  τοΰ  θυσιαστηρίου  50,  και 
έπέβαλεν  κύριος  ό  Θεός  χάριν  έπ'αύτήν  και  κατεχόρευσεν  τοις  ττοσίν 
αυτής,  καϊ  ήγάπησεν  αυτήν  πας  οίκος  Ισραήλ  51. 

VIII 

ι.  Κα'ι  κατέβησαν  οί  γονείς  αύτής  θαυμάζοντες  και  αΐνούντες  τον 
δεσττότην  Θεόν,  ότι  ούκ  επεστράφη  ή  παις  εις  τα  οπίσω  5  2.  *HV  δέ  Μα- 
ριάμ έν  τω  ναω  κυρίου  ώς  περιστερά  νεμομένη  5  3,  Καί  έλάμβανεν  τροφήν 
εκ  χειρός  αγγέλου. 

50  Del  pasaje  bíblico  (Ex.  20,24)  no  se  colige,  como  afirma  González- 
Blanco  (Ev.  Apócr.  I  p.350)  que  el  altar  descrito  no  tuviera  grada  alguna. 
Allí  no  se  dice  más  que  el  altar  fuera  «de  tierra»  (versión  de  Bover-Can- 
tera),  sin  que  con  esto  excluya  las  gradas.  El  pasaje  de  Ezequiel  citado  por 
el  mismo  autor  (43.13.17)  no  afirma  nada  respecto  del  número  de  gradas; 
dice  solamente  (v.17)  que  éstas  deben  mirar  hacia  el  oriente;  y  en  todo 
caso  esto  se  refiere  únicamente  a  la  visión  en  que  el  Señor  le  mostró  un 
templo  ideal,  cuyas  medidas  le  mandó  transmitiera  a  los  hijos  de  Israel. 
No  se  explica  fácilmente  cómo  de  tal  pasaje  deduce  el  Sr.  González-Blanco 
que  eran  tres  precisamente  las  gradas  del  altar  de  los  holocaustos. 

El  Ps.  Mt.  y  De  nativ.  Mariae  hablan  de  15  gradas,  relacionándolas 
este  último  con  los  15  salmos  graduales. 

51  La  presentación  de  María  en  el  templo  es  celebrada  solemnemente 
por  las  liturgias  latinas  y  orientales.  La  bizantina  bajo  el  nombre  de  Ή  έν  τω 
ναω  είσοδος  της  ύπεραγίας  Θεοτόκου  ¡  en  su  oficio  parecen  encontrarse  vestigios 
de  nuestro  Protoevangelio:  v.gr.,  Vísperas,  Stichirá  al  salmo  «Κύριε  έκέκραξα»: 
...  προσφέρεται  yáp  θεω...  κα'ι  άρχιερευς  ό  μέγας  Ζαχαρίας  δέχεται  εΰφραινόμενο:, 
ταύτην...,  y  después:  Παρθένοι  λαμπαδηφοροΰσαι  προπορεύεσθε,  της  άειπαρθένου 
τιμώσαι  τήν  σεβασμίαν  ττρόοδον.  Parece  ser  que  el  autor  no  da  importancia 
a  la  prohibición  de  acercarse  al  altar  los  no  ministros. 

Por  otra  parte,  es  una  de  las  escenas  más  celebradas  en  el  arte  cristiano. 
Baste  mencionar  los  preciosos  mosaicos  alusivos  del  monasterio  de  Daf- 
nis  (s.XI),  cerca  de  Atenas,  y  las  abundantísimas  producciones  del  siglo  XIV, 
que  culminan  posteriormente  en  la  maravilla  de  Tiziano.  Cf.  infra,  Ps.  Mt.  IV 
nt.21. 

52  Els  τά  οπίσω  muchos  códices  lo  cambian;  Pa:  πρός  αυτού; ;  DEKRS: 
ετγ'  αϋτοϊς.  La  versión  Siríaca  lo  interpreta  también  en  este  último  sentido. 

53  Νεμομένη  ώς  περιστερά.  Los  intérpretes  modernos  traducen  «criada», 


160 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


2.  Pero,  al  llegar  a  los  doce  años,  los  sacerdotes  se  reunie- 
ron para  deliberar,  diciendo :  «He  aquí  que  María  ha  cumplido 
sus  doce  años  en  el  templo  del  Señor,  ¿qué  habremos  de  hacer 
con  ella  para  que  no  llegue  a  mancillar  el  santuario?  Y  dijeron 
al  sumo  sacerdote:  «Tú,  que  tienes  el  altar  a  tu  cargo,  entra  y 
ora  por  ella;  y  lo  que  te  dé  a  entender  el  Señor,  eso  será  lo  que 
hagamos». 

3.  Y  el  sumo  sacerdote,  endosándose  el  manto  de  las  doce 
campanillas,  entró  en  el  «sancta  sanctorum»  y  oró  por  ella.  Mas 
he  aquí  que  un  ángel  del  Señor  se  apareció,  diciéndole :  «Zaca- 


2.  Γενομένης  δέ  αυτής  δωδεκαετούς,  συμβούλιον  έγένετο  τών  ιερέων 
λεγόντων  «Ιδού  ή  Μαριάμ  γέγονεν  δωδεκαετής  έν  τω  ναω  κυρίου·  τί 
ουν  αύτήν  ττοιήσωμεν,  μήπως  μιάνη  το  άγιασμα  κυρίου;»  54  Και  είττον 
τω  άρχιερεϊ·  «Συ  εστηκσς  επί  τό  θυσιαστήριον  κυρίου,  εϊσελθε  και  πρόσ- 
ευξαι  ττερΐ  αϋτής,  καΐ  δ  εάν  φανερώσει  σοι  κύριος,  τοΰτο  και  ττοιήσω- 
μεν». 

3·  Και  είσήλθεν  ό  άρχιερεύς  λαβών  τον  δωδεκακώδωνα  ε!ς  τά  άγια 
τών  άγίων  5  5(  και  ηύξατο  ττερΐ  αΰτής.  Και  ιδού  άγγελος  κυρίου  επέστη 
λέγων  αύτω·  «Ζαχαρία,  Ζαχαρία  56,  έξελθε  και  έκκλεσίασον  τους  χη- 

«alimentada»  como  una  paloma.  El  verbo  νέμω,  además  de  estas  significa- 
ciones, admite  frecuentemente  la  de  «considerar»,  «tener  por»  =  νομίζω 
(σε  νέμω  θεόν),  que  en  castellano  puede  equivaler  a  «como  si  fuera».  Sicut 
pura  columba  mansit:  versión  Etiópica. 

54  Según  el  Levítico  (15,19-32),  debía  considerarse  como  inmunda  toda 
mujer  que  empezara  a  tener  flujo  de  sangre  debido  a  la  menstruación.  Esta 
impureza  legal  se  extendía  a  todo  lo  que  ella  tocare.  Por  la  cual  se  explica 
esta  determinación  de  los  sacerdotes.  El  libro  De  nativitate  Mariae  (c.7) 
atribuye  esta  perplejidad  a  la  orden  dada  por  el  sumo  sacerdote  de  que 
todas  las  vírgenes  del  templo  que  hubieren  cumplido  los  catorce  años  se 
retiraran  del  templo  y  contrajeran  matrimonio.  A  lo  cual  se  opuso  María, 
diciendo  que  había  consagrado  a  Dios  su  virginidad  y  no  podía  quebrantar 
el  voto  de  aquella  manera.  Del  mismo  modo  Ps.  Mt.,  c.7.  El  que  en  el 
Protoevangelio  se  fije  la  edad  de  doce  años  para  la  pubertad  y  en  el  De  nat. 
y  Ps.  Mt.  los  catorce,  puede  explicarse  por  la  diferencia  de  precocidad  física 
entre  Oriente  y  Occidente  (Bonaccorsi). 

55  Se  refiere  al  manto  del  efod,  del  que  habla  el  Exodo  (28,31-35). 
El  Ps.  Mt.  (8,3)  da  el  mismo  número  de  campanillas.  El  Talmud  cuenta  72, 
y  Clem.  Alejandrino  habla  de  360  (Stromata  V  24,1).  El  número  de  12 
puede  provenir  de  una  confusión  con  el  número  de  piedras  preciosas  que 
adornaban  el  pectoral  del  sumo  sacerdote  (Ex.  28,17-21). 

56  Zacarías,  el  padre  de  Juan  Bautista,  interviene  aquí  como  sumo  sacer- 
dote. Varios  escritores  antiguos  coinciden  en  esta  identificación.  Esto  hace 
pensar  que  realmente  se  encontraba  también  en  el  primitivo  libro  de  San- 
tiago, con  lo  cual  se  explica  la  leyenda  de  Zacarías  en  los  últimos  capítulos 
del  Protoevangelio  (c. 22-24).  El  que  se  introduzca  a  este  personaje  sin  pre- 
via presentación  supone  que  era  conocido  ya  de  los  lectores  y,  como  muy 
rectamente  supone  Amann  (o. α,  214),  por  virtud  de  los  evangelios  canó- 
nicos. González-Blanco  descarta  esta  última  hipótesis,  llevado  por  su  in- 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


161 


rías,  Zacarías,  sal  y  reúne  a  todos  los  viudos  del  pueblo.  Que 
venga  cada  cual  con  una  vara;  y  de  aquel  sobre  quien  el  Señor 
haga  una  señal  portentosa,  de  ése  será  mujer».  Salieron  los  he- 
raldos por  toda  la  región  de  Judea;  y,  al  sonar  la  trompeta  del 
Señor,  todos  acudieron. 

IX 

i.  José,  dejando  su  hacha,  se  unió  a  ellos;  y,  una  vez  que 
se  juntaron  todos,  tomaron  cada  uno  su  vara  y  se  pusieron  en 
camino  en  busca  del  sumo  sacerdote.  Este  tomó  todas  las  varas, 


ρεύοντας  του  λαοΰ  57j  Καί  ένεγκάτωσαν  άνά  ράβδον  5  8,  και  φ  έάν  επί- 
δειξη κύριος  σημεΐον  5  9t  τούτου  εσται  γυνή».  Έξήλθον  δε  οί  κήρυκες 
καθ'δλης  της  περιχώρου  της  Ιουδαίας  καί  ήχησεν  ή  σάλτπγξ  κυρίου 
και  εδραμον  πάντες. 

IX 

Γ.  Ιωσήφ  δέ  ρίψας  τό  σκέπαρνον  έξήλθεν  εις  συνάντησιν  αυτών 
καϊ  συναχθέντες  άπήλθον  ττρός  τον  αρχιερέα,  λαβόντες  τάς  ράβδους. 
Λαβών  δέ  άπάντων  τάς  ράβδους  εϊσήλθεν  εις  τό  ιερόν  καί  ηύξατο.  Τε- 


fundada  teoría  de  una  supuesta  prioridad  temporal  de  los  evangelios  apó- 
crifos sobre  los  auténticos. 

57  El  Protoevangelio  es  el  único  que  habla  de  viudos  expresamente.  El 
Ps.  Mt.  (c.8)  habla  en  general:  «Cualquiera  que  no  tenga  mujer».  La  His- 
toria de  José  (c.4)  dice  que  «convocaron  a  12  ancianos  de  la  tribu  de  Judá>>. 
Por  fin,  De  nativ.  M.  (c.7)  se  refiere  «a  todos  los  varones  de  la  familia  y 
casa  de  David  hábiles  para  el  matrimonio,  pero  sin  casar».  Por  tanto,  según 
los  dos  testimonios  primeros,  cabe  la  posibilidad  de  que  José  fuera  viudo  y 
que  incluso  tuviera  hijos.  Así  lo  afirmaron  varios  Padres  de  la  Iglesia,  entre 
ellos  San  Hilario  (ln  Mt.  1,3-4),  San  Epifanio  (Adv.  Haer.  88,7),  San  Gre- 
gorio Niseno  (ln  Chr.  resurr.  orat.2),  etc.  Según  Orígenes  ( Commentarium 
in  Matthaeum  10,17),  e'  apócrifo  Evangelium  Petri  mencionaba  un  primer 
matrimonio  de  José.  La  versión  Siríaca  del  Protoevangelio  asegura  que  los 
hijos  de  este  matrimonio  eran  ya  hombres  cuando  José  contrajo  matrimonio 
con  María.  San  Epifanio  (Haeres.  51,10  y  78)  sabe  el  número  (seis)  y  los 
nombres  de  estos  hijos.  Esto  no  es  más  que  una  tentativa  para  explicar  la 
mención  de  los  «hermanos  de  Jesús»  en  el  Evangelio  manteniendo  a  salvo 
la  virginidad  de  María.  La  explicación  verdadera,  esto  es,  que  esos  αδελφοί 
no  son  más  que  primos,  prevaleció  desde  el  siglo  IV  por  obra  de  San  Jerónimo. 
Cf.  A.  Durand,  Les  fréres  du  Seigneur:  RBi  5  (1908)  9-35. 

58  Semejantemente  la  elección  de  Aarón  (Num.  c.17). 

59  De  nativ.  Mariae  (c.7)  alude  a  la  profecía  áz  Isaías  (11,1).  Dice  que, 
según  ella,  la  vara  cuya  extremidad  germinara  en  una  flor,  en  cuya  corola* 
se  posase  el  espíritu  de  Dios  en  forma  de  paloma,  designaría  al  que  había 
de  ser  el  custodio  de  la  Virgen. 


Ev.  apócrifos 


6 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


penetró  en  el  templo  y  se  puso  a  orar.  Terminado  que  hubo  su 
plegaria,  tomó  de  nuevo  las  varas,  salió  y  se  las  entregó;  pero 
no  apareció  señal  ninguna  en  ellas.  Mas,  al  coger  José  la  última, 
he  aquí  que  salió  una  paloma  de  ella  y  se  puso  a  volar  sobre  su 
cabeza.  Entonces  el  sacerdote  le  dijo:  «Á  ti  te  ha  cabido  en 
suerte  recibir  bajo  tu  custodia  a  la  Virgen  del  Señor». 

2;  José  replicó:  «Tengo  hijos  y  soy  viejo,  mientras  que 
ella  es  una  niña;  no  quisiera  ser  objeto  de  risa  por  parte  de  los 
hijos  de  Israel».  Entonces  el  sacerdote  repuso:  «Teme  al  Señor 
tu  Dios  y  ten  presente  lo  que  hizo  con  Datán,  Abirón  y  Coré: 
cómo  se  abrió  la  tierra  y  fueron  sepultados  en  ella  por  su  rebe- 
lión. Y  teme  ahora  tú  también,  José,  no  sea  que  sobrevenga 
esto  mismo  a  tu  casa». 

3.  Y  él,  lleno  de  temor,  la  recibió  bajo  su  protección.  Des- 
pués le  dijo:  «Te  he  tomado  del  templo;  ahora  te  dejo  en  mi 
casa  y  me  voy  a  continuar  mis  construcciones.  Pronto  volveré. 
El  Señor  te  guardará». 


λέσας  δέ  την  εϋχήν  έλαβε  τάς  ράβδους  και  έξηλθεν  και  έπέδωκεν  αΰτοΐς· 
και  σημεΐον  ούκ  έφάνη  έν  αΰταϊς.  Τήν  δέ  έσχάτην  ράβδον  ελαβεν  Ιωσήφ· 
καί  ιδού  περιστερά  έξηλθεν  έκ  της  ράβδου  καί  έπετάσθη  έπί  την  κεφαλήν 
Μωσήφ.  Και  είπεν  ό  Ιερεύς  τω  Ιωσήφ·  «Σύ  κεκλήρωσαι  τήν  παρθένον 
κυρίου  παραλαβεΐν  εις  τήρησιν  έαυτω». 

2.  Καί  άντεΐπεν  Ιωσήφ  λέγων  «Υίούς  έχω  καϊ  πρεσβύτης  είμί  60, 
αύτη  δέ  νεανις·  μήπως  περίγελως  γένωμαι  τοις  υίοϊς  Ισραήλ».  Καϊ  είπεν 
ό  Ιερεύς  τω  Ιωσήφ·  «ΦοβήΘητι  κύριον  τον  θεόν  σου,  καί  μνήσθητι  δσα 
έποίησεν  ό  θεός  Δαθάν  καί  Άβειρών  καϊ  Κορέ,  πώς  έδιχάσθη  ή  γη  καί 
κατεπόθησαν  δια  τήν  άντιλογίαν  αυτών»  61.  Καί  νυν,  φοβήθητι,  Ιωσήφ, 
μήπως  έσται  ταύτα  έν  τώ  οϊκω  σου». 

3·  Καί  φοβηθείς  Ιωσήφ  παρέλαβεν  αυτήν  είς  τήρησιν  έαυτω.  Καί 
είπεν  Ιωσήφ  τή  Μαριάμ·  «Ιδού  παρέλαβόν  σε  έκ  ναοϋ  κυρίου,  καί  νυν 
καταλείπω  σε  έν  τώ  οϊκω  μου  καί  απέρχομαι  οίκοδομήσαι  τάς  οίκοδο- 
μάς  μου,  καί  ήξω  προς  σέ·  κύριος  σε  διαφυλάξει»  62. 


60  De  nativ.  Mariae  (c.8)  dice  con  relación  a  la  edad  de  José  que  éste 
era  grandaevus  (avanzado  en  años);  Ps.  Mat.  (8,3),  que  era  senex  (viejo). 
San  Epifanio  (Haer.  78,10)  dice  que  tenía  ochenta  y  cuatro  años  al  volver 
de  Egipto  y  que  vivió  después  otros  ocho.  La  Historia  de  José  el  Carpintero 
(c.  14-15)  supone  que  en  el  momento  de  su  matrimonio  con  María,  José 
tenía  noventa  años  y  que  murió  a  los  ciento  once.  Cf.  infra,  Historia  de  José 
el  Carpintero  14,3,  nota. 

61  Cf.  Num.  16,1.31-33. 

62  Este  abandono  de  María  por  parte  de  José,  al  margen  de  otras  ex- 
plicaciones, le  viene  bien  al  autor  para  encuadrar  los  acontecimientos  que 
siguenT 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


163 


Χ  ·>Μύ 

ι.  Por  entonces  los  sacerdotes  se  reunieron  y  acordaron 
hacer  un  velo  para  el  templo  del  Señor.  Y  el  sacerdote  dijo: 
«Llamadme  algunas  doncellas  sin  mancha  de  la  tribu  de  David». 
Se  marcharon  los  ministros;  y,  después  de  haber  buscado,  en- 
contraron siete  vírgenes.  Entonces  al  sacerdote  le  vino  a  la 
memoria  el  recuerdo  de  María  (aquella  jovencita  que,  siendo 
de  estirpe  davídica,  se  conservaba  inmaculada  a  los  ojos  de 
Dios);  y  los  emisarios  se  fueron  y  la  trajeron. 

2.  Después  que  introdujeron  a  todas  en  el  templo,  dijo 
el  sacerdote :  «Echadme  suertes  a  ver  quién  es  la  que  ha  de  bor- 
dar el  oro,  el  amianto,  el  lino,  la  seda,  el  jacinto,  la  escarlata  y  la 
verdadera  púrpura.  Y  la  escarlata  y  la  púrpura  auténtica  le  to- 
caron a  María,  quien,  en  cogiéndolas,  se  marchó  a  su  casa.  En 
aquel  tiempo  se  quedó  mudo  Zacarías,  siendo  sustituido  por 


X 

1.  Έγένετο  δέ  συμβούλιον  των  ιερέων  λεγόντων  «Ποιήσωμεν  κα- 
τοστέτασμα  τω  ναω  κυρίου»  6  3.  Και  είττεν  ó  ιερεύς·  «Καλέσατε  μοι  παρ- 
θένους αμίαντους  άττό  της  φυλής  Δαυίδ».  Και  άπήλθον  οί  ΰπηρέται  και 
έζήτησαν,  και  εύρον  επτά  παρθένους.  Κα'ι  έμνήσθη  ό  ιερεύς  της  παιδός 
Μαριάμ,  ότι  ήν  έκ  της  φυλής  Δαυίδ,  και  Αμίαντος  ήν  τω  Θεω.  Και  άπήλ- 
θον οί  ΰπηρέται  και  ήγαγον  αύτήν. 

2.  Και  ε!σήγαγον  αϋτάς  έν  τω  ναω  κυρίου·  καϊ  εΐπεν  ό  ιερεύς-  «Λά- 
χετέ  μοι  τίς  νήσει  τό  χρυσίον  και  τό  άμίαντον  και  τήν  βύσσον  καϊ  τό 
σηρικόν  και  τό  ΰακίνθινον  και  τό  κόκκινον  καϊ  τήν  άληθινήν  πορψύ- 
ραν»  64.  Καϊ  ελαχεν  τήν  Μαριάμ  ή  άληθινή  πορφύρα  και  τό  κόκκινον, 
και  λαβοΰσα  άπίει  ε!ς  τόν  οίκον  αύτής.  Τω  καιρώ  έκείνω  έσι'γησεν  Ζα- 


63  El  Exodo  (26,31-36;  27,16;  36.35·37)  habla  de  tres  velos  para  el 
antiguo  tabernáculo.  Asimismo,  en  el  templo  debieron  quedar  dos,  es  decir, 
los  que  separaban  el  santo  del  santísimo  y  el  atrio  del  santo,  respectivamente 
(2  Par.  3,14;  1  Mach.  1,23;  4,51).  El  primero,  que  es  el  velo  del  templo 
por  antonomasia  (κατσττέτασμα  τοΰ  ναοΰ),  es  el  que  se  rasgó  a  la  muerte 
del  Señor  (Mt.  27,51);  de  éste,  sin  duda,  se  trata  también  aquí.  Su  confec- 
ción debía  ser  privilegio  de  algunas  familias  de  estirpe  real  (τή;  φυλής  Δαυίδ). 
Estando  ya  desposada  María,  las  criadas  de  los  sacerdotes  no  pensaron 
en  ella. 

64  De  estos  materiales  preciosos  había  de  ser  tejido  y  bordado  el  velo, 
conforme  a  las  indicaciones  del  Ex.  26,31-36;  35,25;  36,35-37,  y  2  Par.  3,14. 


164 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


Samuel  hasta  tanto  que  pudo  hablar.  María  tomó  en  sus  manos 
la  escarlata  y  se  puso  a  hilarla. 

XI 

i.  Cierto  día  cogió  María  un  cántaro  y  se  fué  a  llenarlo  de 
agua.  Mas  he  aquí  que  se  dejó  oír  una  voz  que  decía:  «Dios  te 
salve,  llena  de  gracia,  el  Señor  es  contigo,  bendita  tú  entre  las 
mujeres».  Y  ella  se  puso  a  mirar  en  torno,  a  derecha  e  izquierda, 


χαρίαξ  65 1  kocí  έγένετο  άντ'αΰτοΰ  Σαμουήλ  66,  μέχρίζ  ότου  έλάλησεν 
Ζαχαρίας.  Μαριάμ  δέ  λαβοΰσα  τό  κόκκινον  εκλωθεν. 

XI 

ι.  Καί  έ'λαβεν  τήν  κάλττην  και  έξήλθεν  γεμίσαι  ύδωρ·  και  ιδού  φωνή 
λέγουσα·  «Χαίρε  κεχαριτωμένη,  ό  κύριος  μετά  σοΰ,  ευλογημένη  συ  εν 
γυναιξίν»  67.  Και  περιεβλέπετο  δεξιά  και  αριστερά,  πόθεν  αύτη  ή  φωνή. 

65  Este  incidente  de  la  mudez  de  Zacarías,  si  bien  puede  estar  tomado 
del  Evangelio  canónico  (Le.  1,20),  es  considerado  por  varios  críticos  (cf.  Con- 
rady,  Die  Quelle  der  Kanonischen  Kindheitsgeschichte  Jesús  p.86,  citado  por 
González-Blanco)  como  condición  necesaria  para  el  desenvolvimiento  ló- 
gico de  los  acontecimientos  siguientes,  tales  como  el  emplazamiento  de 
María  y  José  ante  el  tribunal  de  los  sacerdotes.  ¿Cómo  podría  esto  expli- 
carse si  Zacarías,  que  lo  sabía  todo  y  que  había  predi  cho  que  María  había 
de  traer  la  redención  al  mundo,  hubiera  podido  expresarse?  Sin  embargo, 
no  es  del  todo  probativo  el  argumento,  ya  que  podía  haber  usado  otros 
medios  adecuados,  v.gr.,  las  tablas  de  cera  de  que  se  sirvió  para  dar  a  en- 
tender que  su  hijo  había  de  llamarse  Juan. 

Según  Bonaccorsi  (o.c,  p.8i),  el  inciso  tiene  todas  las  apariencias  de 
interpolación. 

66  El  códice  Fb  trae  Σιμεών  en  lugar  de  Σαμουήλ. 

67  San  Lucas,  aunque  no  nos  diga  en  su  evangelio  cuál  fué  el  lugar 
preciso  donde  tuvo  lugar  la  anunciación,  indica,  sin  embargo,  claramente 
que  fué  en  la  casa  de  María  (et  ingressus  ángelus  ad  eam  dixit...  Le.  1,28).  So- 
lamente nuestro  apócrifo,  juntamente  con  el  Ps.  Mt.,  distingue  dos  etapas: 
una  desarrollada  fuera  de  casa  (hacia  la  fuente...)  y  otra  en  su  aposento. 
Ambos  episodios  han  dejado  profunda  huella  en  la  tradición  y  en  el  arte 
cristiano.  Todavía  los  nazaretanos  conocen  la  «Fuente  de  la  Virgen»,  que 
ellos  llaman  «Ain  Sitti  Mariam».  Esta  fuente,  según  cuenta  Focas  (s.XII)  en 
su  libro  Urbs  Ierusalem,  es  la  que  frecuentaba  la  Virgen  para  sacar  agua. 
Cerca  de  ella  está  la  iglesia  de  San  Gabriel,  construida  por  los  griegos 
para  dejar  memoria  del  primer  episodio  de  la  anunciación,  referido  por  los 
apócrifos. 

En  relación  con  los  monumentos  decorativos  que  ilustran  esta  escena, 
cf.  Ps.  Mí.  9,1  nt.33. 

Las  palabras  «bendita  tú  entre  las  mujeres»  pertenecen  propiamente  al 
saludo  que  Santa  Isabel  dirigió  a  su  prima  (Le.  1,42).  Aquí,  lo  mismo  que 
en  la  Vulgata  (Le.  1,28),  aparecen  interpoladas  ya  desde  los  tiempos  más 
remotos. 


para  ver  de  dónde  podía  provenir  esta  voz.  Y,  toda  temblorosa, 
se  marchó  a  su  casa,  dejó  el  ánfora,  cogió  la  púrpura,  se  sentó 
en  su  escaño  y  se  puso  a  hilarla. 

2.  Mas  de  pronto  un  ángel  del  Señor  se  presentó  ante  ella, 
diciendo:  «No  temas,  María,  pues  has  hallado  gracia  ante  el 
Señor  omnipotente  y  vas  a  concebir  por  su  palabra.  Pero  ella, 
al  oírlo,  quedó  perpleja  y  dijo  entre  sí:  «¿Deberé  yo  concebir 
por  virtud  del  Dios  vivo  y  habré  de  dar  a  luz  luego  como  las  de- 
más mujeres?» 

3.  A  lo  que  respondió  el  ángel:  «No  será  así,  María, 
sino  que  la  virtud  del  Señor  te  cubrirá  con  su  sombra;  por 
lo  cual,  además,  el  fruto  santo  que  ha  de  nacer  de  ti,  será  lla- 
mado Hijo  del  Altísimo.  Tú  le  pondrás  por  nombre  Jesús,  pues 
El  salvará  a  su  pueblo  de  sus  propias  iniquidades».  Entonces 
dijo  María:  «He  aquí  la  esclava  del  Señor  en  su  presencia;  há- 
gase en  mí  según  tu  palabra». 


Kcci  σύντρομος  γενομένη  άπίει  είς  τον  οίκον  αύτής  και  άνέπαυσεν  την 
κάλττην  και  λαβοΰσα  την  πορφύραν  έκάθισεν  έπί  τού  θρόνου  αύτής  καϊ 
είλκεν  αύτήν  6 8. 

2.  ΚαΙ  ιδού  άγγελος  κυρίου  εστη  ένώτπον  αύτης  λέγων  «Μή  φοβοΰ, 
Μαριάμ·  εύρες  γάρ  χάριν  ένώτπον  του  πάντων  δεσττότου,  και  σύλληψη 
έκ  λόγου  αΰτου».  Ή  δέ  άκούσασα  διεκρίθη  έν  εαυτή  λέγουσα·  «Ει  εγώ 
συλλήψομαι  άττό  κυρίου  ΘεοΟ  ζώντος,  καϊ  γεννήσω  ώς  πάσα  γυνή 
γέννα;»  69 

3·  Και  είττεν  ό  άγγελος  κυρίου·  «Ούχ  ούτως,  Μαριάμ·  δύναμις  γάρ 
κυρίου  επισκιάσει  σοι.  Ató  και  τό  γεννώμενον  Ικ  σου  άγιον  κληθήσεται 
υιός  υψίστου  70.  Και  καλέσεις  τό  όνομα  αύτοϋ  Ίησοϋν  αυτός  σώσει 
τόν  λαόν  αύτοϋ  άπό  των  άμαρτιών  αΰτών».  Καϊ  είπεν  Μαριάμ·  «Ιδού 
ή  δούλη  κυρίου  κατενώπιον  αυτού-  γένοιτο  μοι  κατά  τό  ρήμά  σου». 

68  No  es  tampoco  extraño  en  el  arte  cristiano  ver  representada  a  la 
Virgen  hilando  cuando  el  ángel  le  trae  el  mensaje  de  la  anunciación  (mo- 
saicos de  Santa  María  Mayor  y  de  los  Santos  Nereo  y  Aquileo  en  Roma), 
lo  cual  acusa  evidentemente  influencia  protoevangélica,  si  bien  es  más  fre- 
cuente entre  los  artistas  religiosos  sorprender  a  la  Virgen  en  actitud  de 
oración  o  leyendo  las  Sagradas  Escrituras. 

69  De  una  manera  clarísima  se  hace  aquí  alusión  a  la  virginidad  en  el 
parto.  En  ella  pone  todo  su  hincapié  el  protoevangelista :  «¿Habré  de  dar 
luego  a  luz  como  las  demás  mujeres?»,  καϊ  γεννήσω  ώ;  πάσα  γυνή  γέννα;  Como 
si  las  palabras  del  ángel  συλλήψη  έκ  λόγου  αϋτοϋ  (concebirás  por  su  palabra) 
le  hubieran  dado  seguridad  de  antemano  de  conservar  su  virginidad  antes 
del  parto.  ¿Será  ésta  una  reacción  contra  los  herejes,  que,  por  reaccionar 
a  su  vez  contra  los  docetas.  negaban  o  dudaban  al  menos  de  la  virginidad 
en  el  parto?  Lo  cierto  es  que  el  autor  es  un  paladín  de  la  virginidad  de  María 
en  sentido  integral,  de  acuerdo  con  la  doctrina  católica,  que  siempre  ha 
sentido  de  esta  misma  manera. 

70  Κληθήσεται  υΙός  υψίστου.  Hebraísmo  equivalente  a  será  hijo  del  Al- 
tísimo. Jesús  (hebr.  Iesua',  relacionado  con  Josia  =  salvará). 


166 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


XII 

1.  Y,  concluida  su  labor  con  la  púrpura  y  la  escarlata,  se 
la  llevó  al  sacerdote.  Este  la  bendijo  y  exclamó:  «María,  el  Se- 
ñor ha  ensalzado  tu  nombre  y  serás  bendecida  en  todas  las  ge- 
neraciones de  la  tierra». 

2.  Llena  de  gozo,  María  se  fué  a  casa  de  Isabel  su  parienta. 
Llamó  a  la  puerta;  y,  al  oírla  Isabel,  dejó  la  escarlata,  corrió  ha- 
cia la  puerta,  abrió,  y,  al  ver  a  María,  la  bendijo  diciendo: 
« ¿De  dónde  a  mí  el  que  la  madre  de  mi  Señor  venga  a  mi  casa? ; 
pues  fíjate  que  el  fruto  que  llevo  en  mi  seno  se  ha  puesto  a  sal- 
tar dentro  de  mí,  como  para  bendecirte».  Pero  María  se  había 
olvidado  de  los  misterios  que  le  había  comunicado  el  arcángel 
Gabriel  y  elevó  sus  ojos  al  cielo  y  dijo:  «¿Quién  soy  yo,  Señor, 
que  todas  las  generaciones  me  bendicen?» 

3.  Y  pasó  tres  meses  en  casa  de  Isabel.  Y  de  día  en  día  su 


XII 

1.  Και  έποίησεν  την  ττορφύραν  και  τό  κόκκινον  71,  και  άπήγαγεν 
τω  ίερεΐ.  Και  ηύλόγησεν  αύτήν  ό  ιερεύς  και  είπεν  «Μαριάμ,  έμεγάλυνεν 
κύριος  ό  Θεός  τό  όνομα  σου,  και  έση  ευλογημένη  έν  ιτάσαις  ταΐς  γενεαίς 
της  γης». 

2.  Χαράν  δέ  λαβοΰσα  Μαριάμ  άπίει  πρός  Ελισάβετ  την  συγγενίδα 
αυτής.  Και  εκρουσεν  πρός  τήν  θύραν.  Και  άκούσασα  ή  Ελισάβετ  έρριψεν 
τό  κόκκινον  7  2  καΊ  Ι'δραμεν  προς  τήν  θύραν  κα'ι  ήνοιξεν,  και  ίδοΰσα  τήν 
Μαριάμ  ηύλόγησεν  αύτήν  και  εϊπεν  -«Πόθεν  μοι  τοϋτο  ίνα  έλθη  ή  μήτηρ 
τοΰ  κυρίου  μου  πρός  με;  Ιδού  γάρ  τό  έν  έμοί  έσκίρτησεν  και  ηύλόγησεν 
σε».  Μαριάμ  δέ  έπελάθετο  των  μυστηρίων  φν  έλάλησεν  αύτη  Γαβριήλ 
ό  αρχάγγελος  73(  και  ήτένισεν  είς  τον  ούρανόν  και  εϊπεν  «Τίς  είμι  έγώ, 
κύριε,  ότι  πασαι  αί  γενεαΐ  εύλογοϋσίν  με;»  74 

3·    Και  έποίησεν  τρεις  μήνας  πρός  τήν  Ελισάβετ  75.  Ημέρα  δέ  καΐ 

7 1  La  versión  Siríaca  y  los  códices  Fb  y  Fa  omiten  τό  κόκκινου. 

72  No  todos  los  códices  coinciden  en  poner  τό  κόκκινου.  La  versión 
Siriaca,  leyendo  seguramente  τό  κόσκινου,  lo  ha  traducido  por  criba  (!). 
G:  tiene  τό  epiov:  la  lana;  C:  τό  έν  χερσί :  lo  que  tenía  entre  manos. 

7  3  Por  primera  vez  aparece  el  nombre  del  celestial  mensajero  de  la 
anunciación.  La  naturalidad  con  que  lo  introduce  el  autor,  después  de  ha- 
berlo silenciado  en  el  capítulo  anterior,  supone  que  era  ya  conocido  a  los 
lectores  por  los  evangelios  canónicos  (cf.  Bonaccorsi,  p.82). 

74  Ve  María  con  sorpresa  empezarse  ya  a  cumplir  la  predicción  de  ser 
ensalzada  por  todas  las  generaciones.  Equivale,  pues,  πασαι  al  ytvEai  (τη; 
yf¡s,  como  añaden  varios  códices),  no  a  gentes  de  toda  condición:  sacerdotes, 
Isabel,  el  niño  Juan,  sino  de  hecho  a  todas  las  generaciones  que  existían  y  que 
iban  a  sucederse  en  el  decurso  de  los  siglos. 

7  5  Coincide  con  San  Lucas  (1,56). 


embarazo  iba  aumentando;  y,  llena  de  temor,  se  marchó  a  su 
casa  y  se  escondía  de  los  hijos  de  Israel.  Cuando  sucedieron 
estas  cosas,  tenía  ella  dieciséis  años. 

XIII 

i.  Al  llegar  al  sexto  mes  de  su  embarazo,  volvió  José  de 
sus  edificaciones ;  y,  al  entrar  en  casa,  se  dió  cuenta  de  que  es- 
taba encinta.  Entonces  hirió  su  rostro,  se  echó  en  tierra  sobre 
un  saco  y  lloró  amargamente,  diciendo:  «¿Con  qué  cara  me 
voy  a  presentar  yo  ahora  ante  mi  Señor?  ¿Y  qué  oración  haré 
yo  por  esta  doncella?  Porque  la  recibí  virgen  del  templo  del 
Señor  y  no  he  sabido  guardarla.  ¿Quién  es  el  que  me  ha  puesto 


ήμερα  ή  γαστήρ  αυτής  ώγκοΰτο·  και  φοβηθεΐσα  Μαριάμ  άττήλθεν  εις 
τον  οίκον  αύτης,  καΊ  εκρυβεν  έαυτήν  άττό  των  υίών  Ισραήλ.  Ήν  δέ  έτών 
δέκα  εξ  ότε  ταΰτα  έγένετο  τά  μυστήρια  76. 

XIII 

Ti  Έγένετο  δέ  αύτη  έκτος  μην,  και  ιδού  ήλθεν  Ιωσήφ  άπό  των  οικο- 
δομών αύτοΰ,  και  εΐσελθών  έν  τω  οίκω  αύτοΰ  εϋρεν  αυτήν  όγκωμένην. 
Kat  έτυψε  τό  πρόσωπον  αύτοΰ  και  ερριψεν  εαυτόν  χαμαϊ  έπί  τόν  σάκ- 
κον  77,  και  έκλαυσε  πικρώς  λέγων  «Ποίω  προσόπω  ατενίσω  πρός  κύ- 
ριον  τόν  Θεόν  μου;  Ή  δε  εϋξομαι  περί  της  κόρης  ταύτης;  7  8  ότι  παρέλα- 


76  El  códice  I  le  asigna  12.  Fa,  14;  C,  15;  Η,  ij.  La  edad  de  dieciséis 
años  ofrece  una  grave  dificultad,  y  es  el  margen  tan  grande  (cuatro  años) 
entre  los  desposorios  de  María  y  su  visita  a  Santa  Isabel,  sin  que  en  el  in- 
termedio aparezca  José. 

Esto  explica  las  discrepancias  referidas  de  los  códices  y  el  que  la  Historia 
de  José  el  Carp.  (c.4),  De  nativ.  Mariae,  juntamente  con  el  códice  Fb,  le  asig- 
naran catorce  años  en  sus  desposorios.  De  todas  maneras,  deducir  de  esta 
posible  incongruencia  la  negación  iotunda  de  la  historicidad  del  Protoevan- 
gelio,  y  sobre  todo  del  Evangelio  de  San  Lucas  (que,  por  otra  parte,  no  asig- 
na edad  determinada  a  la  Virgen),  como  lo  hace  el  señor  González-Blanco 
(o.c,  t.i  p.354)  es  un  salto  en  el  vacío. 

77  El  dolor  y  la  penitencia  frecuentemente  se  manifestaban  entre  los 
judíos,  bien  por  la  ceniza,  cubriéndose  con  ella  la  cabeza;  bien  con  el  σάκκο;, 
que  era  un  paño  grueso  hecho  de  pelos  de  cabra  o  de  lana  tosca,  del  cual 
usaban  o  como  vestido  o  como  estera  sobre  la  que  se  echaban  en  el  suelo 
(cf.  Gen.  37,34;  21,10;  Is  57,5,  3  Reg.  20,31 ;  4  Reg.  19,1).  José  se  atribuye 
a  sí  mismo  la  culpa  de  una  supuesta  violación  de  la  virgen  a  él  encomendada. 

78  Tí  δέ  εϋξομαι  περί  τήξ  κόρης  ταύτης;  La  insistencia  con  que  varios  códi- 
ces cambian  el  ν.  εϋξομαι  (v.gr.,  por  εϊπω,  λέξω,  φθέγξομαι)  hacen  posible  una 
interpretación  distinta  de  esta  perícope;  e.  d.,  «¿qué  voy  a  decir  sobre  esta 
doncella?»  (cuando  me  interroguen  las  autoridades  o  el  pueblo). 


insidias  y  ha  cometido  tal  deshonestidad  en  mi  casa,  violando 
a  una  virgen?  ¿Es  que  se  ha  repetido  en  mí  la  historia  de  Adán? 
Así  como  en  el  momento  preciso  en  que  él  estaba  glorificando 
a  Dios,  vino  la  serpiente,  y,  al  encontrar  sola  a  Eva,  la  engañó, 
así  mismo  me  ha  sucedido  a  mí». 

2.  Y,  levantándose  José  del  saco,  llamó  a  María  y  le  dijo : 
«Predilecta,  como  eres,  de  Dios,  ¿cómo  has  hecho  esto?  ¿Te 
has  olvidado  del  Señor,  tu  Dios?  ¿Cómo  has  envilecido  tu  alma, 
tú  que  te  criaste  en  el  santo  de  los  santos  y  recibiste  alimento 
de  manos  de  un  ángel?» 

3.  Y  ella  lloró  amargamente,  diciendo:  «Pura  soy  y  no  co- 
nozco varón».  «¿De  dónde,  pues,  proviene — replicó  José — lo 
que  ha  nacido  en  tu  seno?»  María  repuso:  «Por  vida  del  Señor, 
mi  Dios,  que  no  sé  de  dónde  ha  venido  esto». 


βον  αυτήν  έκ  ναοϋ  κυρίου  του  Θεοΰ  μου,  καΐ  οΰκ  έφύλαξα.  Ti's  ό  θηρεύσας 
με;  τις  το  ττονηρόν  τούτο  έττοίησεν  έν  τω  οίκω  μου  και  έμίανεν  την  τταρ- 
θένον;  μήτι  εις  έμέ  άνεκεφαλαιώθη  ή  Ιστορία  του  Αδάμ;  ?9  ώσττερ  γαρ  έν 
τη  ώρα  της  δοξολογίας  αϋτοΰ  ήλθεν  ó  όφις  και  εύρε  την  Εύαν  μόνην  καΐ 
έξηττάτησεν,  ούτως  κάμοϊ  έγένετο». 

2.  Και  ανέστη  Ιωσήφ  άπό  του  σάκκου,  και  έκάλεσε  τήν  Μαριάμ 
και  είττεν  αυτή·  «Μεμελημένη  τω  Θεώ,  τί  τοΰτο  έττοίησας;  έττελάθου 
κυρίου  τοΰ  Θεού  σου;  τί  έταττείνωσας  τήν  ψυχήν  σου,  ή  άνατραφείσα 
εις  τα  άγια  των  άγιων  καΐ  τροφήν  λαβοΰσα  έκ  χειρός  αγγέλου;» 

3·  Ή  δέ  εκλαυσεν  τπκρώς,  λέγουσα  ότι  καθαρά  ειμί  εγώ  και  άνδρα 
ού  γιγνώκω.  Κα'ι  είττεν  αϋτή  Ιωσήφ·  «Πόθεν  ούν  εστί  τό  έν  τη"  γαστρί 
σου;»  Ή  δέ  είττεν  «Zrj  κύριος  ó  Θεός  μου  καθότι  οϋ  γιγνώσκω  ττόθεν 
εστίν  μοι»  80. 

79  Hay  una  antigua  creencia,  patrocinada  principalmente  por  la  secta 
de  los  gnósticos  ofitas,  según  la  cual  la  transgresión  de  Eva  consistió  en  un 
pecado  sexual,  concretamente,  en  un  adulterio  cometido  con  la  serpiente 
(όφΐζ  en  griego,  y  lo  mismo  en  hebreo,  nahasch,  es  de  género  masculino). 
Cf.  Talmud  de  Babilonia,  y  Epiph.,  Haer.  40,5;  Iren.,  Haeres.  1,30,7.  Es  claro 
que  el  protoevangelista  en  boca  de  José  alude  aquí  a  tal  pecado:  μόνην  (la 
encontró  sola),  y,  según  la  versión  Siríaca,  «corrupit  eam»  (la  violó).  Tal  le- 
yenda, sin  embargo,  no  tiene  fundamento  alguno  en  el  Génesis. 

80  Parece  incomprensible  este  olvido  de  María  dos  veces  ya  repetido 
(cf.  C.12..2).  Sin  embargo,  el  autor,  no  pudiendo  hacer  revelar  a  María  los 
misterios  en  ella  ocurridos  sin  perjuicio  de  los  acontecimientos  que  se  suce- 
den, usa  de  este  recurso,  sin  que  con  ello  salga,  evidentemente,  airoso  de  la 
dificultad. 

Exceptuada  la  versión  Etiópica,  todos  los  textos  restantes  omiten  este 
diálogo  entre  José  y  María. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


169 


XIV 

1.  Entonces  José  se  llenó  de  temor,  se  retiró  de  la  presen- 
cia de  María  y  se  puso  a  pensar  qué  es  lo  que  había  de  hacer 
con  ella.  Se  decía  a  sí  mismo:  «Si  oculto  su  falta,  contravengo 
a  la  ley  del  Señor;  si  la  denuncio  al  pueblo  de  Israel,  temo  que 
lo  que  ha  ocurrido  con  ella  sea  debido  a  una  intervención  an- 
gélica y  venga  yo  a  entregar  a  la  muerte  sangre  inocente.  ¿Cómo 
procederé,  pues?  La  despediré  ocultamente».  Y  en  esto  le  sor- 
prendió la  noche. 

2.  Mas  he  aquí  que  un  ángel  del  Señor  se  le  apareció  en 
sueños,  diciéndole:  «No  temas  por  esta  doncella,  pues  lo  que 
lleva  en  sus  entrañas  es  fruto  del  Espíritu  Santo.  Dará  a  luz  un 


XIV 

1.  Kai  έφοβήθη  Ιωσήφ  σφόδρα,  καϊ  ήρέμησεν  έξ  αύτής,  και 
διελογίζετο  τό  τί  αντήν  ττοιήσει.  Και  εΐττεν  Ιωσήφ·  «Έάν  αύτής  κρύψω 
το  αμάρτημα,  ευρίσκομαι  μαχόμενος  τω  νόμω  κυρίου  81-  Καϊ  έάν  αϋτήν 
φανερώσω  τοις  υΐοΐς  Ισραήλ,  φοβούμαι  μήττως  άγγελικόν  έστι  τό  έν 
αύτη  82(  καϊ  εύρεθήσομαι  τταραδιδούς  αίμα  άθωον  εις  κρίμα  θανάτου  8  3. 
Τί  ουν  αύτήν  ττοιήσω;  λάθρα  αύτη  ν  άπολύσω  άπ'έμοΰ»  84.  Καϊ  κα- 
τέλαβεν  αύτόν  ή  νύξ. 

2.  Και  ιδού  άγγελος  κυρίου  φαίνεται  ούτω  κατ'όναρ  λέγων  85. 
«Μή  φοβηθής  τήν  τταΐδα  ταύτην  τό  γάρ  έν  αύτη  δν  έκ  ττνεύματός  έστιν 
άγίου·  τέξεται  δέ  υίόν,  και  καλέσεις  τό  όνομα  αύτοΰ  Νήσουν  αύτός  γάρ 


81  Parece  ser  que  no  existía  un  precepto  taxativo  en  la  ley  mosaica  de 
denunciar  a  la  culpable  de  adulterio.  El  pasaje  del  Deut.  22,13-21  concreta 
más  bien  la  ley  del  repudio  y  el  tastigo  del  calumniador.  Sin  embargo,  la 
delación  decía  mucho  en  favor  de  quien  la  hacía,  por  el  celo  que  manifestaba. 
Exagera,  pues,  aquí  el  protoevangelista.  Precisamente  San  Mateo  (1,19)  pone 
en  la  probidad  de  José  (cum  esset  iustus)  la  causa  por  la  que  no  quiso  de- 
nunciarla. «~ 

82  φοβοΟμαι  μήττω$  άγγελικόν  έστιν  τό  έν  αύτη.  A  la  luz  del  Ps.  Mt.  (cío) 
parece  indicar  que  realmente  San  José  llegó  a  creer,  inducido  por  las  donce- 
llas que  de  continuo  acompañaban  a  María,  en  la  posibilidad  de  que  la  ges- 
tación de  su  esposa  hubiera  sido  causada  por  una  intervención  angélica.  La 
posibilidad  de  un  fenómeno  semejante  fué  admitida  por  el  judaismo  en 
época  tardía,  probablemente  debido  a  una  interpretación  errónea  de  Gen.  4, 
2-4,  donde  se  dice  que  los  hijos  de  Dios  (ángeles?)  contrajeron  matrimonio 
con  las  hijas  de  los  hombres  y  tuvieron  por  hijos  a  los  héroes. 

83  Cf.  Deut.  22,13.21. 

84  Puesto  que  era  permitido  el  repudio  (Deut.  24,1-3),  José  podía  de 
esta  manera  salvaguardar  la  fama  de  María,  si  bien  hacía  recaer  sobre  sí 
mayor  responsabilidad,  como  custodio  que  era  de  su  virginidad. 

85  Cf.  Mt.  I.20SS. 


170 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


hijo  y  le  pondrás  por  nombre  Jesús,  pues  El  ha  de  salvar  a  su 
pueblo  de  sus  propios  pecados».  Y,  una  vez  despierto,  José  se 
levantó  y  glorificó  al  Dios  de  Israel  por  haberle  concedido  tal 
gracia,  y  siguió  guardando  a  María. 

XV 

1.  Mas  por  entonces  vino  a  casa  de  José,  Anás  el  escriba 
y  le  dijo:  «¿A  qué  se  debe  el  que  no  hayas  comparecido  en 
nuestra  reunión?»  Respondióle  José:  «Venía  cansado  del  ca- 
mino y  el  primer  día  lo  he  dedicado  a  reposar».  Pero,  al  vol- 
verse, se  dió  cuenta  Anás  del  embarazo  de  María. 

2.  Entonces  se  marchó  corriendo  al  sacerdote  y  le  dijo: 
«Ese  José,  de  quien  tú  respondes,  ha  cometido  un  grave  delito». 


σώσει  τόν  λαόν  αύτοΰ  άπό  των  αμαρτιών  αύτών».  Και  ανέστη  Ιωσήφ 
άπό  τού  ύπνου,  και  έδόξασεν  τόν  Θεόν  Ισραήλ  τόν  δόντα  αύτώ  τήν 
χάριν  ταύτην,  και  έφύλασσεν  αύτήν. 

XV 

ι.  Ήλθεν  δε  "Αννας  ό  γραμματεύς  προς  αύτόν  καΐ  είπεν  αύτώ·  «Τί 
δτι  ούκ  έφάνης  εν  τη  συνάδω  ήμών;»  86  Και  εΐπεν  αύτώ  Ιωσήφ·  «Ότι 
εκαμον  οστό  της  οδού,  καΐ  άνεπαυσάμην  τήν  πρώτην  ήμέραν».  Και 
έστάφη  και  είδε  τήν  Μαριάμ  όγκωμένην  87. 

2.  Και  άπίει  δρομαΐος  πρός  τόν  Ιερέα  και  είπεν  αύτώ·  «Ιωσήφ,  δν 
σύ  μαρτυρείς,  ήνόμησεν  σφόδρα»  88.  ΚαΙ  είπεν  ó  Ιερεύς-  «Τί  τούτο;» 


86  Los  códices  CFb  ponen  συναγωγή  por  συνάδω,  lo  cual  hace  más 
verosímil  el  relato.  No  hay  ninguna  referencia  anterior  que  haga  pensar  en 
una  reunión  (de  escribas  o  sacerdotes)  a  la  cual  fuera  invitado  José.  Sin  em- 
bargo, parece  del  todo  lógico  que  el  escriba  encargado  de  la  Sinagoga  de  la 
localidad  notara  la  falta  de  éste  (sobre  todo  siendo  un  día  señalado),  sabiendo 
que  había  vuelto  ya  de  sus  faenas.  Según  el  contexto  del  Protoevangelio,  pa- 
rece ser  que  esta  localidad  estaba  vecina  a  Jerusalén,  lo  cual  es  falso,  ya  que 
San  Lucas  (2,4)  nos  dice  que  José  y  María  se  encontraban  en  Nazaret  de 
Galilea. 

87  El  Ps.  Mt.  (14,2)  hace  surgir  un  rumor  entre  el  pueblo  de  que  María 
estaba  encinta.  La  versión  Etiópica  habla,  sin  embargo,  de  la  visita  hecha  a 
San  José  por  un  sacerdote  llamado  Johannes,  durante  la  cual  viene  a  descu- 
brirse el  hecho,  lo  mismo  que  en  el  Protoevangelio. 

88  ¿Contra  qué  ley  ha  faltado  José  según  Anás?  Contra  la  orden  im- 
puesta por  el  sacerdote  de  custodiar  la  virginidad  de  María:  els  τήρησιν. 
(cf.  c.9,1).  Este  es  el  pensamiento  predominante  en  el  Protoevangelio  (16,1 : 
άπόδος  τήν  παρθένον),  a  pesar  de  que  en  el  c.8,2  haya  dicho  τούτου  έσται  γυνή, 
y  después  diga  en  el  19,1  έκληρωσάμην  αϋτήν  γυναίκα. 

Si  prescindimos  de  esta  orden,  no  tendría  Anás  motivo  alguno  para  in- 
crepar a  José  por  el  estado  de  María,  aun  en  el  caso  de  que,  según  De  naüv. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


171 


«¿Y  qué  quieres  decir  con  eso?»,  dijo  el  sacerdote.  Λ  lo  cual 
respondió  Anás:  «Pues  que  ha  violado  a  aquella  doncella  que 
recibió  del  templo  de  Dios,  con  fraude  de  su  matrimonio  y  sin 
manifestarlo  al  pueblo  de  Israel».  Respondió  el  sacerdote  y  dijo: 
«¿Y  estás  seguro  de  que  ha  sido  José  el  que  ha  hecho  esto?» 
A  lo  cual  replicó  Anás :  «Envía  unos  cuantos  comisionados  y  te 
percatarás  de  que  efectivamente  la  doncella  está  encinta».  Sa- 
lieron los  emisarios  y  la  encontraron  tal  cual  les  había  dicho 
Anás;  por  lo  cual  se  la  trajeron  juntamente  con  José  ante  el 
Tribunal. 

3.  Y  empezó  el  sacerdote  diciendo :  «María,  ¿cómo  es  que 
has  hecho  esto?  ¿Qué  es  lo  que  te  ha  movido  a  envilecer  tu 
alma  y  a  olvidarte  del  Señor  tu  Dios?  ¿Tú  que  te  has  criado 
en  el  santo  de  los  santos,  que  recibías  el  alimento  de  manos  de 
un  ángel,  que  escuchabas  los  himnos  y  que  danzabas  en  la  pre- 
sencia de  Dios?  ¿Cómo  es  que  has  hecho  esto?»  Y  ella  se  echó 
a  llorar  amargamente,  diciendo :  «Por  vida  del  Señor,  mi  Dios, 
que  estoy  limpia  en  su  presencia  y  que  aún  no  he  conocido 
varón». 

4.  Entonces  se  dirigió  el  sacerdote  a  José,  diciéndole: 
«¿Por  qué  has  hecho  esto?»  Y  replicó  José:  «Por  vida  del  Se- 


ΚαΊ  εΐπεν  «Την  παρθένον  ήν  παρέλαβεν  έκ  ναού  κυρίου,  έμίανεν  αυτήν,  και 
εκλεψεν  τους  γάμους  αυτής  89,  Κα'ι  ούκ  έφανέρωσεν  τοις  υίοΐς  Ισραήλ». 
ΚαΙ  άποκριθείς  ó  Ιερεύς  εϊττεν  «Ιωσήφ  τοΟτο  έποίησεν;»  Και  εΐπεν  "Αννας 
ó  γραμματεύς·  «Άπόστειλον  ύπηρέτας,  και  εύρήσεις  τήν  τταρθένον  όγκω- 
μένην».  ΚαΙ  άπήλθον  οί  ΰπηρέται  και  εϋρον  καθώς  εΐπεν,  και  άπήγαγον 
αυτήν  άμα  τω  Ιωσήφ  εις  τό  κριτήριον. 

3·  Kai  εΐπεν  ό  ίερεύς·  «Μαριάμ,  τί  τούτο  έποίησας;  και  ίνατί  έτα- 
πείνωσας  τήν  ψυχήν  σου  και  έπελάθου  κυρίου  του  Θεοΰ  σου;  ή  άνα- 
τραφεΐσα  εις  τα  άγια  τών  άγίων  και  λαβοΰσα  τροφήν  έκ  χειρός  άγγέλου 
καΐ  άκούσασα  τών  ΰμνων  και  χορεύσασα  ένώπιον  αΰτοΰ;  τί  τοϋτο 
έποίησας;»  Ή  δέ  εκλαυσεν  πικρώς  λέγουσα·  «Ζή  κύριος  ó  Θεός  μου  κα- 
θότι καθαρά  εϊμι  ένώπιον  αϋτοΰ  και  άνδρα  αύ  γιγνώσκω». 

4·    Και  εΐπεν  ό  Ιερεύς  προς  Ιωσήφ·  «Τί  τούτο  έποίησας;»  Κα'ι  είπεν 


Mariae  c.8,2;  010,3;  Historia  de  José  el  Carpintero  c.4,  y  aun  Mt.  1,20,  se 
haya  de  distinguir  entre  los  desposorios  (μΕμυηστευμέυη)  y  el  matrimonio 
(γυνή),  que  sobrevino  después;  ya  que  en  los  desposorios  iban  incluidos  los 
derechos  fundamentales  del  matrimonio. 

89  Κλέπτειν  tous  γάμους  significa  en  los  clásicos  «usurpar  a  uno  de  los 
consortes  el  derecho  fundamental  del  matrimonio»  (v.  Focílides,  Fragmen- 
ta III:  γσμοκλοπεϊν).  Un  significado  similar  puede  tener  aquí  la  frase,  ya 
que  en  realidad  una  tal  acción  de  hecho  incapacitaba  a  María  para  un  ulte- 
rior matrimonio  y  de  todas  formas  hacía  evidente  injuria  a  Dios,  con  quien 
estaba  místicamente  desposada  por  el  voto  de  virginidad. 


172 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


ñor,  mi  Dios,  que  me  encuentro  puro  en  relación  con  ella». 
Y  añadió  el  sacerdote:  «No  jures  en  falso;  di  la  verdad.  Tú  has 
usado  fraudulentamente  del  matrimonio  con  ésta,  y  no  lo  has 
dado  a  conocer  al  pueblo  de  Israel,  resistiéndote  a  doblegar  tu 
cerviz  bajo  la  mano  poderosa  de  Dios,  con  lo  cual  hubiera  sido 
bendecida  tu  descendencia».  José  quedó  silencioso. 

XVI 

i.  «Devuelve,  pues — continuó  el  sacerdote — ,  la  virgen 
que  has  recibido  del  templo  del  Señor».  Entonces  a  José  se  le 
arrasaron  los  ojos  en  lágrimas.  Pero  añadió  el  sacerdote:  «Os 
haré  beber  el  agua  de  la  prueba  del  Señor  y  ella  pondrá  de  ma- 
nifiesto vuestros  pecados  ante  vuestros  propios  ojos». 


Ιωσήφ·  «Zfj  κύριος  ό  Θεός  μου  καθότι  καθαρός  ειμί  εγώ  εξ  αύτής».  Και 
εΐπεν  ό  ιερεύς-  «Μή  ψευδομαρτύρει  άλλά  λέγε  το  αληθές·  εκλεψας  τούς 
γάμους  αυτής  και  ούκ  έφανέρωσας  τοις  υίοΐς  Ισραήλ,  και  ουκ  εκλινας 
την  κεφαλήν  σου  ύττό  τήν  κραταιάν  χείρα  όπως  ευλογηθή  τό  σπέρμα 
σου»  90.  Καΐ  Ιωσήφ  έσίγησεν  91. 

XVI 

ι.  Και  εΐπεν  ό  Ιερεύς·  «Άπόδος  τήν  παρθένον  ή  ν  παρέλαβες  εκ  ναού 
κυρίου»  92.  Και  περίδακρυς  έγένετο  Ιωσήφ.  Και  εΐπεν  ό  Ιερεύς-  «Ποτιω 
ύμας  τό  ύδωρ  της  έλέγξεως  κυρίου  93,  Καί  φανερώσει  94  τα  αμαρτήματα 
ΰμών  έν  όφθαλμοΐς  ύμών». 

90  Vuelve  a  aflorar  la  sospecha  de  un  uso  fraudulento  del  matrimonio 
sin  recibir  antes  la  bendición  de  Dios.  Cf.  Ruth  4,1  iss  ;  Tob.  7,15.  Y  en 
el  uso  cristiano  Ignat.,  Ad  Polyc.  5,2;  Tertul.,  Ad  auxorem  2,9;  De  mono- 
gamia 1 1 ;  De  pudicitia  4. 

91  Si  José  hubiera  descubierto  el  misterio,  por  una  parte  hubiera  sido 
creído  con  dificultad  (Amann,  Le  Prot.  de  facq.  p.239)  y  por  otra  parte  hu- 
biera restado  interés  al  episodio  siguiente  (BonaccorsjVA  p.91). 

92  En  realidad,  esta  frase  es  otra  nueva  increpación  irónica  a  José,  puesto 
que,  no  siendo  María  virgen  en  la  opinión  del  sacerdote,  no  podía  de  nuevo 
incorporarse  al  servicio  del  templo. 

93  La  Sagrada  Escritura  (Num.  5,11-31)  describe  por  menudo  la  prueba 
aquí  aludida.  Según  este  pasaje,  el  marido  que  viene  en  dudas  de  la  fidelidad 
conyugal  de  su  mujer  y  quiere  salir  de  ellas,  debe  llevarla  al  sacerdote  con 
una  ofrenda  de  harina  de  cebada.  Este  la  presentará  ante  Yahvé  y  le  leerá 
unas  maldiciones  que  le  sobrevendrán  en  caso  de  haber  sido  culpable.  Luego 
tomará  agua  santa  en  un  vaso  de  barro,  tomará  polvo  del  suelo  y  lo  echará 
en  ella;  asimismo  escribirá  las  maldiciones  antedichas  en  una  hoja  que  tam- 
bién hará  disolver  dentro  del  agua.  Esta  será  el  agua  amarga  de  la  prueba 
(ύδωρ  έλεγμοΟ  de  los  LXX,  πότο;  ελέγχου  de  Filón).  Se  la  hará  beber  a 
su  mujer,  y,  si  en  realidad  ella  ha  sido  culpable,  «se  le  quedarán  lacias  las 
caderas»  (símbolo  de  esterilidad)  y  «se  le  hinchará  el  vientre»  (mal  deseo-. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


173 


2.  Y,  tomándola,  se  la  hizo  beber  a  José,  enviándole  des- 
pués a  la  montaña ;  pero  él  volvió  sano  y  salvo.  Hizo  después  lo 
propio  con  María,  enviándola  también  a  la  montaña;  mas  ella 
volvió  sana  y  salva.  Y  todo  el  pueblo  se  llenó  de  admiración,  al 
ver  que  no  aparecía  pecado  en  ellos. 

3.  Y  repuso  el  sacerdote :  «Puesto  que  el  Señor  no  ha  de- 
clarado vuestro  pecado,  tampoco  yo  voy  a  condenaros».  En- 
tonces les  despidió.  Y,  tomando  a  María,  José  marchó  a  su  casa 
lleno  de  gozo  y  alabando  al  Dios  de  Israel. 

XVII 

r.  Y  vino  una  orden  del  emperador  Augusto  para  que  se 
hiciera  el  censo  de  todos  los  habitantes  de  Belén  de  Judea.  Y  se 
dijo  José:  «Desde  luego  que  a  mis  hijos  sí  que  les  empadro- 


2.  Kai  λαβών  ó  Ιερεύς  έπότισεν  τον  Ιωσήφ,  και  έπεμψεν  αύτόν  είς 
την  όρεινήν  και  ήλθεν  ολόκληρος.  Έπότισεν  δέ  και  την  Μαριάμ,  και 
επεμψεν  αύτήν  εις  όρεινήν  και  ήλθεν  ολόκληρος.  Kai  έθαύμασεν  πας  ó 
λαός  ότι  αμαρτία  ούκ  έφάνη  έν  αύτοΐς. 

3·  Kai  εΐττεν  ό  Ιερεύς-  «Εί  κύριος  ούκ  έφανέρωσε  τά  άμαρτήματα 
ήμών,  ούδέ  έγώ  κρίνω  ύμας»  95.  Και  άπέλυσεν  αύτούς.  Και  παρέλαβεν 
Ιωσήφ  τήν  Μαριάμ,  και  άπίει  εις  τον  οίκον  αύτού  χαίρων  και  δοξάζων 
τον  Θεόν  τού  Ισραήλ  96. 

XVII 

τ.  Κελευσις  δέ  έγένετο  άττό  Αυγούστου  βασιλέως  άπογράφεσθαι 
πάντας  τούς  έν  Βηθλεέμ  της  Ιουδαίας  97.  Και  είττεν  Ιωσήφ·  «Έγώ  άττο- 
γράψομαι  τούς  υιούς  μου·  ταύτην  δέ  τήν  τταΐδα  τί  ποιήσω;  πώς  αύτήν 

nocido,  Num.  5,22).  con  lo  cual  quedará  manifiesta  su  culpabilidad  ante 
e!  pueblo.  En  caso  contrario,  el  agua  no  le  ocasionará  mal  alguno.  Causa 
extrañeza  el  que  aquí  es  aplicada  tal  prueba  también  a)  mando  (en  quien 
algunas  maldiciones  carecerían  de  sentido),  y  el  que  no  es  éste  el  acusador, 
sino  la  misma  autoridad  jerárquica.  Esto  puede  explicarse  como  un  arreglo 
hecho  por  el  autor. 

La  escena  ha  sido  ilustrada  por  el  arte  bizantino  repetidas  veces:  v.gr.,  en 
un  marfil  de  la  cátedra  de  Maximino  en  Ravena  fs.VI)  y  en  un  mosaico 
de  la  catedral  de  San  Marcos  de  Venecia  (s.XII).  Cf.  H.  Leclercq:  DACHEL 
I  2561. 

5,4  No  es  del  todo  claro  que  el  sujeto  sea  aquí  κύριος,  aunque  bien  pu- 
diera serlo,  y  algún  códice  así  lo  pone.  Contando  con  que  la  mayor  parte 
de  éstos,  sin  embargo,  no  lo  expresa,  es  lícito  pensar  que  sea  el  mismo  ύδωρ 
el  sujeto  de  φανερώσει.  La  versión  Siríaca  dice  ipsa  aqua. 

95  Cf.  lo.  8,11. 

96  Cf.  Le.  2,20. 

97  Άττό  Αύγουστου  βασιλέως  El  códice  Fb  hace  provenir  esta  orden  del 
Καίσαρος  Αύγούσ-.cu  y  del  βασιλέως  Ήρώδου  simultáneamente.  Asimismo,  el 


174 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


naré,  pero  ¿qué  voy  a  hacer  de  esta  doncella?  ¿Cómo  voy  a  in- 
cluirla en  el  censo?  ¿Como  mi  esposa?  Me  da  vergüenza. 
¿Como  hija  mía?  ¡Pero  si  ya  saben  todos  los  hijos  de  Israel 
que  no  lo  es  !  Este  es  el  día  del  Señor,  que  El  haga  según  su  be- 
neplácito». 

2.  Y,  aparejando  su  asna,  hizo  acomodarse  a  María  sobre 
ella;  y,  mientras  un  hijo  suyo  iba  delante  llevando  la  bestia  del 
ronzal,  José  les  acompañaba.  Cuando  estuvieron  a  tres  millas 
de  distancia  [de  Belén],  José  volvió  su  rostro  hacia  María  y  la 
encontró  triste;  y  se  dijo  a  sí  mismo:  «Es  que  el  embarazo  debe 


άπογράψομαι;  γυναίκα  έμήν;  αίσχύνομαι·  άλλα  θυγατέρα;  άλλ'οϊδα" 
σιν  πάντες  oí  uíoi  Ισραήλ  ότι  οΰκ  εστί  μου  θυγάτηρ.  Αύτη  ή  ημέρα 
κυρίου,  ποιήσει  ώξ  βούλεται  κύριος»  98. 

2.  Και  έπέστρωσεν  τήν  όνον  και  έπεκάθισεν  αύτήν,  και  είλκεν  ó 
υιός  αύτοΰ,  και  ήκολούθει  Ιωσήφ  99.  «αϊ  ήγγισαν  επί  μιλίων  τριών  100- 
κα'ι  έστράφη  Ιωσήφ,  και  είδεν  αυτήν  στυγνήν,  καΐ  είπεν  έν  έαυτω· 
«Ίσως  τό  έν  αύτη  χειμάζει  αύτήν».  Και  πάλιν  έστράφη  Ιωσήφ,  και 
είδεν  αύτήν  γελώσαν.  Και  είπεν  αύτη·  «Μαριάμ,  τί  σοί  έστιν  τούτο, 

D  extiende  la  orden  hasta  Jerusalén,  mientras  que  nuestro  texto  la  concreta 
a  Belén  y  San  Lucas  la  hace  valer  para  todo  el  orbe  (Le.  2,1). 

De  todas  maneras,  el  que  José  fuera  a  empadronarse  a  Belén  quiere 
decir  que  éste  era  su  lugar  de  origen ;  pero  ¿  dónde  se  encontraba  a  la  sazón  ? 
No  podía  ser  en  Nazaret,  puesto  que,  según  la  interpretación  más  obvia 
del  Protoevangelio  (c.  17,2-3),  su  domicilio  debía  distar  menos  de  seis  millas 
de  Belén,  mientras  que  Nazaret  distaba  150  kilómetros.  El  códice  C  afirma, 
sin  embargo,  que  estaba  en  Nazaret:  ήναγκάζετο  δε  Ιωσήφ  άπελθεϊυ  εκ  Ναζαρέτ 
εΐξ  Βηθλεέμ.  Esto  debe  explicarse  como  intento  de  acomodarse  a  la  rela- 
ción de  San  Lucas.  Credner  (Beitrdge  I  234),  citado  por  González-Blanco, 
explica  el  que  San  Lucas  extendiera  el  censo  a  toda  la  tierra  por  una  mala 
inteligencia  de  la  expresión  Kol-ha'dres  del  texto  hebreo  (!)  de  nuestro  Pro- 
toevangelio. Curiosa  hipótesis  para  negar  la  historicidad  de  San  Lucas  si 
consideramos  que  el  Protoevangelio  fué  escrito  originalmente  en  griego  y 
que  no  queda  ni  el  menor  rastro  de  una  versión  hebrea... 

98  Aceptando  la  variante  de  los  códices  ABHS,  αύτη  por  αύτη,  pa- 
rece obvia  nuestra  traducción.  Ciertamente,  resulta  algo  raro  el  que  el 
sujeto  κύριο;  ocupe  el  último  lugar  en  la  narración.  Esto  inclinó  a  Bonac- 
corsi  a  desistir  de  esta  interpretación  para  adoptar  la  siguiente:  «II  giorno 
del  Signore  fará  esso  come  vuole»,  que  resulta  poco  inteligible. 

99  Aunque  el  verbo  άκολουθέω  significa  frecuentemente  seguir  detrás, 
no  es  rara  en  él  la  significación  de  acompañar,  ir  en  la  comitiva;  y  esto  es 
lo  que  aquí  significa,  ya  que,  además,  San  José  tiene  que  volver  el  rostro 
para  ver  a  María.  No  se  puede  tampoco  interpretar  esta  frase  en  el  sentido 
de  que  toda  la  comitiva  seguía  a  José,  ya  que  "Ιωσήφ  no  puede  estar  en  da- 
tivo sin  estropear  el  ritmo  de  la  frase.  Algunos  códices  incluyen  en  la  co- 
mitiva a  otros  hijos  de  José,  tales  come  Samuel,  Jacob,  Simón... 

100  £1  verbo  ήγγισαν  (se  acercaron)  hace  referencia  al  término,  no  al 
punto  de  partida;  por  lo  cual  no  se  puede  traducir:  «y  habiendo  caminado 
tres  millas»,  como  lo  hace  González-Blanco  siguiendo  a  Michel. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


175 


causarle  molestias».  Pero,  al  volverse  otra  vez,  la  encontró  son- 
riente; y  le  dijo:  «María,  ¿qué  es  lo  que  te  sucede,  que  unas 
veces  veo  sonriente  tu  rostro  y  otras  triste?»  Y  ella  repuso:  «Es 
que  se  presentan  dos  pueblos  ante  mis  ojos:  uno  que  llora  y  se 
aflige,  y  otro  que  se  alegra  y  regocija». 

3.  Y  al  llegar  a  la  mitad  del  camino,  dijo  María  a  José: 
«Bájame,  porque  el  fruto  de  mis  entrañas  pugna  por  venir  a 
luz».  Y  le  ayudó  a  apearse  del  asna,  diciéndole:  «¿Dónde  po- 
dría yo  llevarte  para  resguardar  tu  pudor?,  porque  estamos  al 
descampado». 

XVIII 

1.  Y,  encontrando  una  cueva,  la  introdujo  dentro;  y,  ha- 
biendo dejado  con  ella  a  sus  hijos,  se  fué  a  buscar  una  partera 
hebrea  en  la  región  de  Belén. 

2.  Y  yo,  José,  me  eché  a  andar,  pero  no  podía  avanzar; 


ότι  τό  πρόσωπον  σου  βλέπω  ποτέ  μεν  γελών,  ποτέ  δέ  στυγνάζον;» 
καΐ  είπε  Μαριάμ  τω  Ιωσήφ·  «Ότι  δύο  λαούς  βλέπω  τοίς  όφθαλμοΐς  μου, 
Ινα  κλαίοντα  καΐ  κοπτόμενον,  και  ένα  χαίροντα  και  άγαλλιώμενον»  101. 

3·  Κα!  ήλθον  έν  τη  μέση  όδω,  καΐ  εϊπεν  αΰτω  Μαριάμ·  «Κατάγοτ/έ 
με  άπό  της  όνου,  ότι  τό  έν  έμοϊ  έπείχει  με  προελθεΐν».  Καί  κατήγαγεν 
αυτήν  άπό  της  όνου,  καί  είπεν  αύτη·  «Πού  σε  άπάξω  καί  σκεπάσω  σου 
τήν  άσχημοσύνην;  ότι  ό  τόπος  έρημος  έστιν». 

XVIII 

1.  Καί  εύρεν  σπήλαιον  έκεΐ  καί  εισήγαγεν  αύτήν,  καί  παρέστησεν 
αύτη  τούς  υΙούς  αύτού,  καί  έξελθών  έζήτει  μαΐαν  Έβραίαν  έν  χώρα 
Βηθλεέμ. 

2.  Έχω  δέ  Ιωσήφ  περιεπάτουν  Κ*2,  [καί  ού  περιεπάτουν]  καί 

101  Alusión  clara  a  las  palabras  proféticas  de  Simeón  (Le.  2,34).  El 
Ps.  Mt.  lo  hace  referir  al  pueblo  judío,  infiel,  en  contraposición  al  de  los 
paganos,  creyente. 

102  ¿Qué  significa  este  cambio  en  la  persona  del  narrador?  A  los  crí- 
ticos modernos  les  hace  pensar  que  se  trata  aquí  de  algo  más  que  de  una 
ligera  interpolación,  ya  que  el  cambio  no  afecta  a  un  solo  inciso.  Será  segu- 
ramente una  verdadera  transcripción  de  una  fuente  preexistente.  Vannu- 
telli  (o.c,  p.115)  hace  aquí  referencia  a  los  pasajes  de  los  Hechos  de  los 
Apóstoles  en  que  el  narrador,  que  ordinariamente  aparece  en  tercera  per- 
sona del  singular,  asume  la  primera  del  plural,  con  lo  que  acredita  más  su 
autoridad  de  testigo.  Harnack  (Die  altchristliche  Litteratur.  Chronologie,  t.i 
p.  598-603)  supone  que  el  Protoevangelio  está  dividido  en  tres  partes  y  que 
ésta  (c.  17-21)  pertenece  al  Apocryphus  Iosephi.  De  todas  maneras  hay  varios 
códices  que  se  esfuerzan  de  varios  modos  en  atenuar  la  brusquedad  del 
cambio:  Fa  intercala  las  palabras  Xéyei  Ιωσήφ;  los  BLIM  siguen  usando 


176 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


y  al  elevar  mis  ojos  al  espacio,  me  pareció  ver  como  si  el  aire 
estuviera  estremecido  de  asombro;  y  cuando  fijé  mi  vista  en 
el  firmamento,  lo  encontré  estático  y  los  pájaros  del  cielo  in- 
móviles; y  al  dirigir  mi  mirada  hacia  la  tierra,  vi  un  recipiente 
en  el  suelo  y  unos  trabajadores  echados  en  actitud  de  comer, 
con  sus  manos  en  la  vasija.  Pero  los  que  simulaban  masticar, 
en  realidad  no  masticaban;  y  los  que  parecían  estar  en  actitud 
de  tomar  la  comida,  tampoco  la  sacaban  del  plato ;  y,  finalmen- 
te, los  que  parecían  introducir  los  manjares  en  la  boca,  no  lo 
hacían,  sino  que  todos  tenían  sus  rostros  mirando  hacia  arriba. 
También  había  unas  ovejas  que  iban  siendo  arreadas,  pero  no 
daban  un  paso  [sino  que  estaban  paradas],  y  el  pastor  levantó 
su  diestra  para  bastonearlas  [con  el  cayado],  pero  quedó  su 
mano  tendida  en  el  aire.  Y,  al  dirigir  mi  vista  hacia  la  corriente 
del  río,  vi  cómo  unos  cabritillos  ponían  en  ella  sus  hocicos,  pero 
no  bebían.  En  una  palabra,  todas  las  cosas  eran  en  un  momento 
apartadas  de  su  curso  normal. 


άνέβλεψα  είς  τόν  αέρα,  και  εϊδον  τόν  άέρα  έκθαμβου-  και  άνέβλεψα  εις 
τόν  ττόλον  τοΟ  ούρανοΟ,  και  εϊδον  αύτόν  έστώτα  και  τα  ττετειυά  τοΰ 
ούρανοΰ  ήρεμοΰντα-  και  επέβλεψα  έπί  την  γήν,  και  εϊδον  σκάφην  κειμέ- 
νην  και  έργάτας  άνακειμένουξ,  και  αί  χείρες  αυτών  έν  τη  σκάφη·  και  οί 
μασσώμενοι  ουκ  έμασσώντο  103(  καί·  οί  αΐροντες  οΰκ  άνέφερον,  καΐ  ot 
προσφέροντες  τω  στόματι  αύτών  ου  ττροσέφερον,  άλλα  πάντων  ήν  τά 
πρόσωπα  άνω  βλέποντα-  καί  ιδού  πρόβατα  έλαυνόμενα  ή  ν,  και  [ου 
προέβαινον  άλλ']  ϊσταντο,  καί  έπήρεν  ό  ποιμήν  την  χείρα  αϋτοϋ  του 
πατάξαι  αυτά  [έν  τη  ράβδω],  καί  ή  χειρ  αΰτοΰ  εστη  άνω-  καί  επέβλεψα 
έπί  τόν  χείμαρρον  του  ποταμού,  καί  εϊδον  τά  στόματα  τών  έρίφων  έπι- 
κείμενα  καί  μη  πίνοντα,  καί  πάντα  Οπό  θήξιν  τω  δρόμω  αυτών  άπη- 
λαύνοντο  104. 


la  tercera  persona  en  lugar  de  la  primera,  lo  mismo  que  la  versión  Etiópica. 
El  códice  B,  que  ya  en  el  capítulo  17,2  había  dicho  καί  Ιάκωβος  έγώ  καί  ΣΙμων 
έπηκολουθοΰμεν,  y  en  el  verso  1  de  este  capítulo  dice  τταρέστησεν  ημάς  αύτη  toús 
uloús  οώτοΰ,  no  es  extraño  que  aquí  siga  hablando  de  José  en  tercera 
persona. 

1 0  3  En  realidad,  ésta  es  la  significación  del  verbo  μασσάομαι  o  μασάομαι. 
González-Blanco,  al  traducirlo  por  amasar  (!),  debe  haberlo  confundido 
con  el  verbo  μάσσω,  lo  cual,  después  de  todo,  es  difícil  de  comprender  que 
tenga  lugar  en  un  descampado  o  desierto  (έρημος). 

El  autor,  para  dar  más  viveza  a  fenómeno  tan  extraño,  recurre  a  estas 
aparentes  contradicciones,  que  en  realidad  corresponden  al  matiz  suave  que 
les  hemos  dado  en  nuestra  versión. 

104  Λ  pesar  de  que  críticos  de  tanto  peso  como  Meyer,  Michel,  Pis- 
telli,  James  y  Bonaccorsi  dan  a  esta  frase  el  sentido  de  que  se  terminó  aquel 
acontecimiento  maravilloso  y  que  todo  volvió  a  un  estado  normal  («npre- 
sero  il  loro  corso  nórmale»,  Bonacc,,  p.97),  creemos  que  no  es  éste:  su  sig- 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


177 


XIX 

i.  Y  entonces  una  mujer  que  bajaba  de  la  montaña  me 
dijo:  «¿Dónde  vas  tú?»  A  lo  que  respondí:  «Ando  buscando 
una  partera  hebrea».  Ella  replicó:  «¿Pero  tú  eres  de  Israel?» 
Y  respondí :  «Sí».  « ¿Y  quién  es — añadió — la  que  está  dando  a 


XIX 

I.  Kcci  Ιδού  γυνή  κοτταβαίνουσα  όατό  της  ορεινής,  καΐ  είττέν  μοι· 
«Άνθρωπε,  ποΰ  πορεύη;»  Κα'ι  είττον  «Μαΐαν  ζητώ  Εβραίοι».  Και  άπο- 
κριθεϊσα  είττέν  μοι·  «Έξ  Ισραήλ  εΐ;»  105  Και  είττον  αϋτή·  «Να!».  Ή  δέ 

nificado.  Más  bien  parece  ser  una  frase  que  reasume  lo  anteriormente  dicho. 
En  la  interpretación  contraria  sería  necesario  incluir  alguna  dicción  ad- 
versativa o  siquiera  alguna  ilativa  con  adverbio  de  repetición  (καΐ  πάλιν), 
mientras  que  nuestro  texto  prosigue  con  toda  naturalidad:  καΐ  πάντα... 
El  verbo  άπολαύνω,  más  que  la  idea  de  movimiento,  incluye  la  de  coacción, 
«eran  apartadas» ;  y,  en  último  término,  Habría  de  estar  en  aoristo,  que  sig- 
nificaría un  punto  de  arranque,  y  no  en  imperfecto,  que  expresa  simulta- 
neidad continuada,  in  statu  quo.  Ciertamente  que  nuestra  versión  tropieza 
con  la  dificultad  del  dativo  τω  δρόμω,  que,  más  que  separación,  lo  cual 
correspondería  al  genitivo,  indica  dedicación,  darse  a.  De  todas  maneras  no 
es  muy  descabellado  suponer  que  nos  encontramos  ante  una  frase  adul- 
terada. El  término  Οπό  θήξιν  entre  los  clásicos  significa  en  un  momento. 

Algunos  críticos,  v.gr.,  G.  van  den  Bergh  van  Eysinga  (¡ndische  Ein- 
flússe  auf  evangelische  Erzahlungen  [Gottingen  1909]  p. 78)  y  W.  Bauer  (Das 
Leben  Jesu  im  Zeitalter  der  neutestamentlichen  Apokryphen  [Tübingen 
1909]  p.67),  opinan  que  este  episodio  de  la  inmovilidad  de  la  naturaleza 
está  influenciado  por  la  literatura  india,  ya  que  en  el  Lalita  Vistara,  tra- 
tándose del  nacimiento  de  Buda,  se  describe  un  fenómeno  semejante. 

Más  bien  nos  inclinamos  a  creer  con  A.  Klawek  (Motyw  bezruchu  w 
Protevangelium  Iacobi:  ColTh  17  [1936]  327-38)  que  tal  silencio  e  inmovili- 
dad es  la  actitud  ordinaria  de  los  hombres  ante  una  teofanía.  Esto  se  puede 
comprobar  muy  bien  por  el  testimonio  de  los  clásicos,  v.gr.,  Eurípides, 
Bacantes  1084  (Σίγησε  δ'  αίθήρ,  σίγα  δ'  εϋλειμος  νάπη  φύλλ'  είχε,  θηρών  δ'  οϋκ  αν 
άκουσα;  βοήν);  y  por  el  de  la  Sagrada  Escritura,  cf.  Hab.  2,20;  Soph.  1,7; 
Zach.  2,3 ;  Iob  4,2. 

Por  lo  demás,  la  fecha  posterior  al  siglo  II  o  III,  atribuida  por  los  men- 
cionados autores  a  la  tradición  india,  imposibilita  su  influjo  en  el  Proto- 
evangelio. 

105  El  diálogo  vivo  y  animado  no  ha  permitido  al  autor  presentar  como 
partera  a  la  mujer  que  San  José  ha  encontrado,  pero  el  sesgo  mismo  del 
relato  obliga  a  suponer  tal  cosa.  Por  parte  de  ambos  se  nota  un  vivo  deseo 
de  saber  si  el  otro  es  del  pueblo  israelita:  μαΐαν  ζητώ  Έβραίαν,  έξ  Ισραήλ  εΐ; 
Sin  necesidad  de  recurrir  a  la  hipótesis  de  Amann  (o.c,  p-25o),  que  supone 
haber  otros  habitantes  en  las  cercanías  de  Belén,  ni  a  la  de  Meyer  en 
Hennecke  (Handbuch  zu  den  neutestamentlichen  Apocryphen  p.128),  que  en 
esta  insistencia  en  buscar  una  partera  hebrea  ve  una  velada  alusión  a  las 
comadronas  judías,  cuya  actuación  se  alaba  en  el  Exodo  (1,15-22),  la  in- 


17S 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


luz  en  la  cueva?»  «Es  mi  esposa»,  dije  yo.  A  lo  que  ella  repuso: 
«Entonces,  ¿no  es  tu  mujer?»  Yo  le  contesté:  «Es  María,  la 
que  se  crió  en  el  templo  del  Señor,  que,  aunque  me  cayó  en 
suerte  a  mí  por  mujer,  no  lo  es,  sino  que  ha  concebido  por  vir- 
tud del  Espíritu  Santo».  Y  le  interrogó  la  partera:  « ¿Es  esto  ver- 
dad?». José  respondió:  «Ven  y  verás».  Entonces  la  partera  se 
puso  en  camino  con  él. 

2.  Al  llegar  al  lugar  de  la  gruta,  se  pararon;  y  he  aquí  que 
ésta  estaba  sombreada  por  una  nube  luminosa.  Y  exclamó  la 
partera :  «Mi  alma  ha  sido  engrandecida  hoy,  porque  han  visto 
mis  ojos  cosas  increíbles,  pues  ha  nacido  la  salvación  para  Israel». 
De  repente,  la  nube  empezó  a  retirarse  de  la  gruta;  y  brilló  den- 
tro una  luz  tan  grande,  que  nuestros  ojos  no  podían  resistirla. 
Esta  por  un  momento  comenzó  a  disminuir  hasta  tanto  que  apa- 
reció el  niño  y  vino  a  tomar  el  pecho  de  su  madre,  María.  La 
partera,  entonces,  dió  un  grito,  diciendo :  «Grande  es  para  mí  el 


είπεν  «Και  τίς  εστίν  ή  γεννώσα  έν  τω  σπηλαίω;»  Koci  είπον  έγώ·  «Ή  με- 
μνηστευμένη  μοι».  Και  είπέ  μοι·  «Ούκ  εστίν  σοΰ  γυνή;»  Και  είπον  αύτη- 
«Μαριάμ  εστίν  ή  άνατραφεϊσα  έν  τώ  ναώ  κυρίου,  και  έκληρωσάμην 
αυτήν  γυναίκα  και  οΰκ  iortv  μου  γυνή,  άλλά  σύλληψιν  έχει  έκ  πνεύματος 
άγιου»  1°6.  Και  εΐπεν  αύτώ  ή  μαία·  «Τοΰτο  αληθές;»  ΚαΙ  είπεν  αύτη 
Ιωσήφ·  «Δεϋρο  και  ϊδε»  ΙΟ7.  Και  άπίει  ή  μαία  μετ'αΰτοϋ. 

2.  Και  έστησαν  έν  τω  τόττω  τοΰ  σπηλαίου,  καΐ  ιδού  νεφέλη  φω- 
τεινή 108  έπισκιάζουσα  τό  σπήλαιον.  Και  εΐπεν  ή  μαϊα·  «Έμεγαλύνθη 
ή  ψυχή  μου  σήμερον,  ότι  εΐδον  ο!  οφθαλμοί  μου  παράδοξα,  δτι  σωτηρία 
τω  Ισραήλ  έγεννήθη».  Και  παραχρήμα  ή  νεφέλη  ύπεστέλλετο  έκ  του 
σπηλαίου,  καΐ  έφάνη  φώς  μέγα  έν  τω  σπηλαίω,  ώστε  τους  οφθαλμούς 
ημών  μή  φέρειν.  Κα'ι  πρός  ολίγον  τό  φώς  έκεΐνο  ΰποστέλλετο,  εως  οΰ 
έφάνη  τό  βρέφος  και  ήλθε  και  έλαβε  μασθόν  έκ  της  μητρός  αύτοΰ  Μαριάμ. 


sistencia  de  ambas  partes  puede  explicarse  quizá  por  las  diferencias  exis- 
tentes entre  judíos  y  samaritanos,  que  les  prohibían  todo  trato  social  entre 
sí  (Eccl.  50,28;  Le.  9,52;  lo.  4,9).  No  faltan  códices,  por  otra  parte,  que 
suprimen  el  epíteto  ΈβραΙαν. 

106  Recuérdese  la  diferencia  entre  μεμνηστενμένη  (desposada)  y  γυνή 
(mujer  casada). 

107  lo.  1,46. 

i°8  Esta  nube  luminosa,  νεφέλη  φωτεινή,  es  vista  por  algunos  críticos 
como  cierto  elemento  mítico  oriental.  De  hecho,  en  las  teofanías  del  A.  T. 
la  encontramos :  Ex.  16,10;  Dan.  7,13.  También  aparece  en  el  Ν.  T. :  Mt.  17, 
5;  Me.  9,6;  Act.  1,9.  Esta  sencilla  coincidencia  con  otras  teofanías  míticas 
no  implica  influjo  alguno  étnico  en  lo  substancial.  Este  signo  es  muy  pro- 
pio para  expresar  ante  los  ojos  humanos  la  majestad  de  Dios. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


179 


día  de  hoy,  ya  que  he  podido  ver  con  mis  propios  ojos  un 
nuevo  milagro». 

3.  Y,  al  salir  la  partera  de  la  gruta,  vino  a  su  encuentro 
Salomé;  y  ella  exclamó:  «Salomé,  Salomé,  tengo  que  contarte 
una  maravilla  nunca  vista,  y  es  que  una  virgen  ha  dado  a  luz; 
cosa  que,  como  sabes,  no  sufre  la  naturaleza  humana.»  Pero 
Salomé  repuso:  «Por  vida  del  Señor,  mi  Dios,  que  no  creeré 
tal  cosa,  si  no  me  es  dado  introducir  mi  dedo  y  examinar  su 
naturaleza». 

XX 

i.  Y,  habiendo  entrado  la  partera,  le  dijo  a  María:  «Dis- 
ponte, porque  hay  entre  nosotras  un  gran  altercado  con  rela- 


Koci  όνεβόησεν  ή  μαία  και  εϊττεν  «Μεγάλη  μοι  σήμερον  ή  ημέρα  αύτη, 
ότι  είδον  τό  κσινόν  θέαμα  τούτο». 

3·  Και  έξήλθεν  ή  μαία  έκ  τοΰ  σπηλαίου,  κα'ι  ύττήντησεν  αύτη  Σα- 
λώμη.  Και  είπεν  αύτη·  «Σαλώμη,  Σαλώμη,  καινόν  σοι  θέαμα  εχω  διηγή- 
σασθαι·  παρθένος  έγέννησεν  δ  ού  χωρεί  ή  φύσις  αύτης»  109.  Και  εΐπεν 
Σαλώμη·  «Ζή  κύριος  ό  Θεός  μου,  εάν  μή  βαλώ  τον  δάκτυλόν  μου  και 
έρευνήσω  την  φύσιν  αύτής  110;  ού  μή  πιστεύσω  δτι  παρθένος  έγέν- 
νησεν». 

XX 

I.  Καΐ  είσήλθεν  ή  μαία  και  είπε  τή  Μαριάμ·  «Σχημάτισον  σεαυ- 
τήν  til*  ού  γάρ  μικρός  άγων  περίκειται  περί  σοΰ».  Καΐ  έβαλε  Σαλώμη 

109  Aquí  consigue  el  autor  la  meta  codiciada  de  su  relato:  Demostrar 
palpablemente  la  virginidad  en  el  parto  de  María.  Las  matronas  no  tienen 
aquí  otro  papel  que  el  de  ser  testigos  autorizados  de  fenómeno  tan  mara- 
villoso. 

Por  otra  parte,  la  existencia  de  tales- parteras  está  refrendada  en  la  tra- 
dición cristiana  por  los  testimonios  de  Prudencio  (s.IV)  (Cathemer.  XI  94S.) 
y  de  San  Zenón  de  Verona  (Tractatus  II  8).  Posteriormente  (s.IX-XIII) 
el  arte  ha  ilustrado  este  hecho  de  diversas  maneras:  El  baño  del  Niño  Jesús, 
recién  nacido  (cementerio  de  San  Valentín  en  la  vía  Flaminia,  de  Roma); 
Salomé  con  la  mano  quemada  (mosaico  de  Santa  María  la  Mayor,  también 
en  la  Ciudad  Eterna).  Cf.  Ps.  Mt.  XIII  3-5  notas  45-47. 

110  Frase  de  una  crudeza  extraordinaria,  si  bien  mitigada  por  algún 
códice  que,  siguiendo  a  la  versión  Siríaca:  «nisi  videro  oculis  meis»,  le  dan 
un  tono  más  general;  G:  έάν  μή  ερευνήσω.  De  todos  modos,  la  alusión  a  la 
incredulidad  de  Tomás  (lo.  20,25)  es  clara:  εάν  μή  Ιδώ  έν  ταϊξ  χερσΙν  αύτοΰ  τόν 
τύπον  των  ήλων,  καΐ  βάλω  τόν  δάκτυλόν  μου  t¡s  τόν  τόπον  των  ήλων...  ού  μή 
πιστεύσω. 

111  Los  códices  BHILR  facilitan  la  inteligencia  de  este  pasaje  tra- 
yendo άνάκλινον  por  σχημάτισον,  dejando  con  ello  clara  la  interpretación 
de  «échate».  La  versión  Siríaca:  «sed  ostende  te  ipsam,  si  virgo  es  tu». 


180 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


ción  a  ti».  Salomé,  pues,  introdujo  su  dedo  en  la  naturaleza; 
mas  de  repente  lanzó  un  grito,  diciendo:  « ¡Ay  de  mí!  ¡Mi 
maldad  y  mi  incredulidad  tienen  la  culpa  !  Por  tentar  al  Dios 
vivo,  se  desprende  de  mi  cuerpo  mi  mano  carbonizada». 

2.  Y  dobló  sus  rodillas  ante  el  Señor,  diciendo:  «  ¡Oh  Dios 
de  nuestros  padres  !,  acuérdate  de  mí,  porque  soy  descendiente 
de  Abrahán,  de  Isaac  y  de  Jacob;  no  hagas  de  mí  un  escar- 
miento para  los  hijos  de  Israel;  devuélveme  más  bien  a  los  po- 
bres; pues  tú  sabes,  Señor,  que  en  tu  nombre  ejercía  mis  curas, 
recibiendo  de  ti  mi  salario». 

3.  Y  apareció  un  ángel  del  cielo,  diciéndole:  «Salomé,  Sa- 
lomé, el  Señor  te  ha  escuchado.  Acerca  tu  mano  al  Niño,  tómalo, 
y  habrá  para  ti  alegría  y  gozo». 

4.  Y  se  acercó  Salomé  y  lo  tomó,  diciendo:  «Le  adoraré 
porque  ha  nacido  para  ser  el  gran  Rey  de  Israel».  Mas  de  re- 
pente se  sintió  curada  y  salió  en  paz  de  la  cueva.  Entonces  se 
oyó  una  voz  que  decía :  «Salomé,  Salomé,  no  digas  las  maravi- 
llas que  has  visto  hasta  tanto  que  el  Niño  esté  en  Jerusalén». 


τόν  δάκτυλον  αύτης  είς  την  φύσιν  αύτής  1 1 2  και  ήλάλαξε  καΐ  είπεν 
«Ούαί  τη  ανομία  μου  καϊ  τή  άπιστία  μου,  ότι  έξεπείρασα  τόν  Θεόν 
ζώντα,  και  ιδού  ή  χείρ  μου  ττυρί  άποπίπτεται  άπ'έμοϋ». 

2.  Καΐ  εκλινεν  τά  γόνατα  ούτης  προς  τόν  δεσπότην  λέγουσα· 
«Ό  Θεός  των  πατέρων  μου,  μνήσθητί  μου  ότι  σπέρμα  ειμί  Αβραάμ  καϊ 
Ισαάκ  και  Ιακώβ-  μή  παραδειγματίσης  με  τοις  υΐοϊς  Ισραήλ,  άλλά  άπό- 
δος  με  τοϊς  πένησιν  1 1 3·  συ  γάρ  οίδας,  δέσποτα,  ότι  έπί  τω  σω  ονόματι 
τάς  θεραπείας  μου  έπετέλουν  και  τόν  μισθόν  μου  παρά  σου  έλάμβανον». 

3·  Και  Ιδού  άγγελος  κυρίου  έπέστη  λέγων  πρός  αύτήν  «Σαλώμη, 
Σαλώμη,  έπήκουσέν  σου  κύριος·  προσένεγκε  την  χεΐρά  σου  τω  παιδίω 
και  βάσταξον  αύτό,  καϊ  έΌται  σοι  σωτηρία  και  χαρά». 

4·  Καϊ  προσήλθε  Σαλώμη  καϊ  έβάσταξεν  αύτό,  λέγουσα·  «Προσκυ- 
νήσω ούτω  δτι  βασιλεύς  έγεννήθη  μέγας  τω  Ισραήλ».  Καϊ  ιδού  εύθέως 
ίάθη  Σαλώμη,  και  έξήλθεν  έκ  του  σπηλαίου  δεδικαιωμένη.  Καϊ  ιδού  φωνή 
λέγουσα·  «Σαλώμη,  Σαλώμη,  μή  άναγγείλης  όσα  είδες  παράδοξα,  εως 
ου  είσέλθη  εις  Ιερουσαλήμ  ό  παις»  H4. 

112  La  versión  Siríaca  suaviza  la  expresión:  «intravit  Salome  et  appro- 
pinquavit  et  vidit  quod  virgo  est».  Los  códices  BILR:  έσημειώσστο  αυτήν 
(Salomé  la  examinó). 

113  Άπόδο5  με  τοις  ττένησιν.  Esta  expresión,  esclarecida  un  poco  más 
abajo,  ha  experimentado  grandes  cambios  entre  los  copistas  y  en  las  ver- 
siones: άττόδοξ  μοι  τήν  χείρα  μου  (D);  ύγιή  την  χεΐρά  μου  (G)¡  FaL  aducen 
γονεΰσι  por  ττένησιν; ;  así  como  la  versión  Siríaca:  «mitte  ad  eos  qui  genuerunt 
me».  Sin  embargo,  L :  ττοίησον  μετ'  έμοΰ  τό  ελεό$  σου,  y  I  más  simplemente 
βοήθει  μοι. 

114  Tal  prohibición  aparece  también  en  los  evangelios  sinópticos. 
Mt.  8,4;  Me.  7,36.  Además  de  otros  inconvenientes,  la  divulgación  de  tal 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


181 


XXI 

ι.  Y  José  se  dispuso  para  salir  hacia  Judea.  Por  entonces 
sobrevino  un  gran  tumulto  en  Belén,  pues  vinieron  unos  magos 
diciendo:  «¿Dónde  se  encuentra  el  nacido  Rey  de  los  Judíos?, 
porque  hemos  visto  su  estrella  en  el  Oriente  y  hemos  venido 
para  adorarle». 


XXI 

i.  Και  Ιδού  Ιωσήφ  ήτοιμάσθη  τοΰ  έξελθεΐν  εϊς  την  Ίουδαίαν  115. 
Και  θόρυβος  έγένετο  μέγας  έν  Βηθλεέμ  της  Ιουδαίας·  ήλθον  γαρ  μά- 
γοι 116  λέγοντες·  «Ποΰ  εστίν  ό  τεχθε'ις  βασ·.λεύς  τών  Ιουδαίων;  εΐδομεν 
γάρ  αυτού  τον  αστέρα  έν  τή  ανατολή,  και  ήλθομεν  ττροσκυνήσαι  αύτόν». 

noticia  hubiera  quitado  el  interés  a  la  narración  del  capítulo  20.  He  aquí 
el  primer  milagro  de  Jesús  narrado  con  toda  la  sencillez  con  que  pudiera 
hacerlo  un  evangelio  canónico. 

1 1 5  Pero  ¿acaso  Belén  no  era  ya  de  Judea?  Puede  ser  que  el  autor  iden- 
tifique Jerusalén  con  Judea;  de  la  misma  manera  parece  hacerlo  un  poco 
más  abajo,  diciendo  que  el  ángel  previno  a  los  Magos  que  no  debían  entrar 
en  Judea. 

Los  códices  G  y  Η  dicen  έξελθεΐν  έκ  της  Ιουδαίας,  como  si  José,  una  vez 
verificado  el  nacimiento  y  hecho  el  empadronamiento,  quisiera  volver  a  su 
punto  de  origen  en  Galilea:  Nazaret. 

lie  Ήλθον  γάρ  μάγοι  λέγοντες.  (Mt.  2,IS. :  Ιδού  μάγο:  άττό  ανατολών 
τταρεγένοντο  είς  Ιεροσόλυμα).  La  narración  protoevangélica  de  la  adoración 
de  los  Magos  viene  a  coincidir  casi  totalmente  en  el  sentido  y  en  las  ex- 
presiones con  la  de  San  Mateo  (2,1-12),  salvo  algunas  divergencias.  El  Proto- 
evangelio  hace  llegar  de  primer  intento  los  Magos  hasta  Belén,  mientras 
que  San  Mateo  los  hace  pararse  en  Jerusalén.  El  Protoevangelio  no  hace 
alusión,  salvo  en  los  códices  D  y  Fa,  a  la  profecía  de  Miqueas:  Kai  σύ, 
Βηθλεέμ  γη  Ιούδα,  ούδαμώς  ελαχίστη  εΐ  έν  τοις  ήγέμοσιν  Ιούδα·  έκ  σου  γάρ 
έξελεύσεται  ηγούμενος  όστις  ττοιμανεΐ  τόν  λαόν  μου  τόν  Ισραήλ,  como  se  contiene 
en  San  Mateo.  El  evangelista  dice,  además,  que  los  Magos  procedían  άττό 
ανατολών,  mientras  que  el  Protoevangelio  no  hace  referencia  alguna  al  lugar 
de  origen,  excepto  el  códice  Fb,  que  dice  από  Περσίδος  y  los  C  y  D,  que 
coinciden  con  el  canónico  άττό  ανατολών. 

Ni  uno  ni  otro,  sin  embargo,  hace  referencia  alguna  al  número,  nombre 
y  condición  real  de  los  Magos.  Los  demás  apócrifos,  en  general,  también 
se  han  abstenido  de  consignar  datos  en  que  podría  haberse  nutrido  la  tra- 
dición cristiana.  Solamente  el  Evangelio  Armenio  de  la  Infancia  <c.5  y  11) 
ofrece  algunos  datos,  que  se  confirman  con  la  tradición  occidental,  repre- 
sentada en  San  León  Magno  y  Maxim.  Taur. :  Tres  magos,  a  saber:  Mel- 
kon,  rey  de  los  persas;  Gaspar,  de  los  indios,  y  Baltasar,  de  los  árabes. 
La  versión  Ftic'pica  del  Protoevangelio  se  complace  también  en  consignar 
el  número  de  tres  Magos,  con  nombre  etíopes  al  parecer:  Tanisuram,  Ma- 
lik  y  Sissebá,  y  después  de  narrarnos  la  adoración  del  Niño  y  el  aviso  del 
ángel  describe  la  entrevista  con  el  rey  de  su  tierra.  Ellos  le  cuentan  cuanto 
han  visto  y  cómo  el  Niño  ha  recibido  sus  dones.  El  rey  les  pregunta 


1S2 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


2.  Herodes,  al  oír  esto,  se  turbó,  envió  sus  emisarios  a  los 
magos  y  convocó  a  los  príncipes  de  los  sacerdotes,  haciéndoles 
esta  pregunta :  « ¿Qué  es  lo  que  hay  escrito  en  relación  con  el 
Mesías?  ¿Dónde  debe  nacer?»  Ellos  respondieron:  «En  Belén 
de  Judea,  según  rezan  las  Escrituras».  Con  esto  les  despachó  e 
interrogó  a  los  magos  con  estas  palabras:  «¿Cuál  es  la  señal 
que  habéis  visto  en  relación  con  ese  rey  nacido?»  Respondié- 
ronle los  magos:  «Hemos  visto  un  astro  muy  grande  que  bri- 
llaba entre  las  demás  estrellas  y  las  eclipsaba,  haciéndolas  des- 
aparecer. En  ello  hemos  conocido  nosotros  que  a  Israel  le  ha 
nacido  un  rey  y  hemos  venido  con  intención  de  adorarle».  En- 
tonces repuso  Herodes:  «Id  y  buscadlo;  y,  si  dierais  con  él, 
comunicádmelo  para  que  yo  vaya  también  a  adorarle». 

3.  Y  en  aquel  momento  la  estrella  aquella,  que  habían  visto 
en  el  Oriente,  volvió  de  nuevo  a  guiarles  hasta  que  llegaron  a 
la  cueva,  y  se  posó  sobre  la  boca  de  ésta.  Entonces  vieron  los 
magos  al  Niño  con  su  madre,  María,  y  sacaron  dones  de  sus 
cofres:  oro,  incienso  y  mirra. 


2.  Και  άκουσας  Ηρώδης  έταράχθη,  και  επεμψεν  ΰπηρέτας  πρός 
τούς  μάγους·  και  μετεπέμψατο  τους  αρχιερείς  καΐ  άνέκρινεν  αϋτοϋς  λέ- 
γων «Πώς  γέγραπται  περί  τοΰ  Χρίστου;  ττοϋ  γεννάται;»  Λέγουσιν 
αύτώ·  «Έν  Βηθλεέμ  της  Ιουδαίας·  ούτως  γάρ  γέγραπται».  Καϊ  άπέλυ- 
σεν  αυτούς.  Καϊ  άνέκρινεν  τούς  μάγους  λέγων  αύτοΐς·  «Τί  εΐδετε  ση  μείον 
έττΐ  τόν  γεννηθέντα  βασιλέα;»  Και  είπον  οί  μάγοι·  «Είδομεν  άστέρα 
παμμεγέθη  λάμψαντα  έν  τοις  άστροις  τούτοις  καϊ  άμβλύνοντα  αΰτούς, 
ώστε  τους  άστέρας  μη  φαίνεσθαι·  και  ημείς  ούτως  εγνωμεν  ότι  βασιλεύς 
έγεννήθη  τω  Ισραήλ,  κα'ι  ήλθομεν  προσκύνησα!  αύτόν».  Καϊ  είπεν  Ηρώ- 
δης· «Υπάγετε  καϊ  ζητήσατε·  και  έάν  εύρητε,  άπαγγείλατέ  μοι  δπως 
κάγώ  έλθών  προσκυνήσω  αύτόν». 

3·  Κα'ι  έξήλθον  οί  μάγοι.  Κα'ι  ιδού  όν  είδον  άστέρα  έν  τη  άνατολή 
προήγεν  αύτούς  έως  είσήλθον  εις  τό  σπήλαιον,  και  έστη  έπ'ι  τήν  κεφαλήν 
τοΰ  σπηλαίου.  Κα'ι  είδον  οί  μάγοι  τό  παιδίον  μετά  της  μητρός  αύτοΰ 
Μαριάμ,  καϊ  έξέβαλον  άπό  της  πήρας  αύτών  δώρα,  χρυσόν  καϊ  λίβανον 
κα'ι  σμύρναν. 


qué  han  recibido  en  retorno.  Los  Magos  responden  que  el  Niño  les  ha 
dado  un  poco  de  pan  y  que  lo  han  escondido  en  tierra.  Pídeles  entonces 
el  rey  que  se  lo  traigan,  y,  al  ir  a  excavar  la  tierra  donde  estaba,  sale  una 
llamarada  de  fuego.  «Por  lo  cual — termina  la  versión — los  Magos  adoran 
todavía  al  fuego». 

La  tradición  oriental  ponía  doce  magos  (los  armenios  llegaron  hasta 
quince).  La  occidental,  tres.  Los  monumentos  antiguos  neocristianos  oscilan 
mucho:  en  las  catacumbas  aparecen  dos,  tres  y  cuatro.  Finalmente,  preva- 
leció el  número  de  tres. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


183 


4.  Pero,  siendo  avisados  por  un  ángel  de  que  no  entraran 
en  Judea,  se  marcharon  por  otro  camino  a  su  tierra. 

XXII 

1.  Al  darse  cuenta  Herodes  de  que  había  sido  burlado  por 
los  magos,  montó  en  cólera  y  envió  sus  sicarios,  dándoles  la 
consigna  de  matar  a  todos  los  niños  de  dos  años  para  abajo. 

2.  Y  cuando  llegó  a  María  la  noticia  de  la  matanza  de  los 
infantes,  se  llenó  de  temor;  y,  envolviendo  a  su  hijo  entre  pa- 
ñales, lo  reclinó  en  una  pesebrera  de  bueyes. 

3.  Y  cuando  se  enteró  Isabel  de  que  también  buscaban  a  su 
hijo  Juan,  lo  cogió,  lo  llevó  a  la  montaña  y  se  puso  a  mirar 
dónde  esconderlo;  pero  no  había  lugar  propicio  para  hacerlo. 
Por  lo  cual,  entre  sollozos,  exclamó  a  grandes  voces:  «¡Oh 


4.  Kai  χρηματισθέντες  ΰπό  αγγέλου  μή  είσελθεϊν  την  Ίουδαίαν, 
δι'  άλλης  όδοΰ  έπορεύθησαν  εις  τήν  χώραν  αύτών. 

XXII 

1.  Γ  νους  δέ  Ηρώδης  ότι  ένεπαίχθη  ύττό  των  μάγων,  όργισθε'ις 
επεμψεν  φονευτάς  λέγων  αύτοίς·  «Τά  βρέφη  από  διετούς  και  κατωτέρω 
άποκτείνατε». 

2.  Kai  άκούσασα  Μαριάμ  ότι  αναιρούνται  τά  βρέφη,  φοβηθεΐσα 
ελαβεν  τό  παιδίον  και  έσπαργάνωσεν  αϋτό  και  εθηκεν  εν  φάτνη  βοών  117. 

3·  Ή  δέ  Ελισάβετ,  άκούσασα  ότι  Ιωάννης  ζητείται,  λαβοΰσα  αυ- 
τόν άνέβη  εις  τήν  όρεινήν,  και  περιεβλέπετο  ποΰ  αΰτόν  κρύψει·  καΐ  ούκ 
ή  ν  τόπος  απόκρυφης.  Kai  στενάξασα  ή  Ελισάβετ  φωνή  μεγάλη  λέγει· 
«"Ορος  Θεοΰ,  δέξαι  μητέρα  μετά  τέκνου»  [Θύ  γάρ  ήδύνατο  άναβήναι  ή 


117  San  Lucas  dice  sencillamente  que  María,  al  dar  a  luz  a  Jesús,  lo 
envolvió  entre  pañales  y  lo  reclinó  en  un  pesebre.  El  protoevangelista  se 
vale  de  este  detalle  canónico,  pero  asignando  un  ñn  completamente  distinto: 
esconder  a  su  hijo  de  la  furia  de  Herodes.  Los  códices  AHFbG  in- 
tercalan ahora  la  huida  a  Egipto,  siguiendo  hasta  en  las  palabras  a  San  Mateo. 
Sin  embargo,  parecen  ser  estos  fragmentos  interpolaciones  posteriores,  in- 
troducidas con  el  fin  de  dar  un  digno  remate  a  la  historia  de  Jesús,  ya  que 
el  Protoevangelio  la  corta  súbitamente  para  consagrar  los  últimos  capítulos 
al  martirio  de  Zacarías.  Este  episodio  no  se  encuentra  en  los  restantes  apó- 
crifos y,  según  los  críticos,  no  debía  existir  en  el  Libro  de  Santiago  conocido 
por  Orígenes  (In  Mt.  10,17),  Pues  este  autor,  hablando  del  martirio  de 
Zacarías,  sigue  una  tradición  diversa,  prescindiendo  de  la  leyenda  proto- 
evangélica. 


184 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


monte  de  Dios !,  recibe  en  tu  seno  a  la  madre  con  su  hijo», 
[pues  ya  no  podía  subir  más  arriba]. 

4.  Y  al  instante  abrió  la  montaña  sus  entrañas  para  reci- 
birlos. Y  les  acompañó  una  gran  luz,  pues  estaba  con  ellos  un 
ángel  de  Dios  para  guardarlos. 


Ελισάβετ]  U8.  Kccl  παραχρήμα  έδιχάσθη  τό  όρος  κα!  έδέξατο  αϋτήν· 
ΚαΙ  ήν  διαφαΐυον  αΰτοΐς  φώς·  άγγελος  γάρ  κυρίου  ήν  μετ'αΰτών,  δια- 
φυλάσσων  αυτούς. 

1 1 8  Los  códices  Fa  y  L  y  la  versión  Siríaca  suprimen  este  inciso.  E!  C 
dice  que  no  podía  ya  caminar  más  (ττορεύεσθαι).  Quizá  los  rumores  de  la 
natividad  maravillosa  de  Juan  hacían  recaer  sobre  éste  las  sospechas  que 
torturaban  a  Herodes  sobre  el  nuevo  rey  buscado  por  los  Magos. 

En  la  montaña  de  Ain  Karim,  llamada  también  en  la  actualidad  «Orinia» 
u  «Orini»  (nombre  que  recuerda  la  frase  de  San  Lucas  [1,39]  εις  τήν  όρεινήν, 
repetida  por  el  Protoevangelio ) ,  se  han  hecho  recientemente  excavaciones  y 
se  han  podido  encontrar  ciertos  recuerdos  arqueológicos  en  relación  con 
la  visitación  de  la  Virgen  a  Santa  Isabel  y  el  episodio  que  ah  :>ra  nos.  ocupa. 
En  relación  con  esto,  existe  también  un  pequeño  disco  de  tierra  cocida  al 
sol,  conservado  actualmente  en  Bobbio,  en  el  que  se  lee  esta  inscripción: 
Ευλογία  Κυρίου  από  τη;  κατα[φυγή>  της]  αγίας  ΈλισάβεΘ.  Data  de  la  época 
bizantina.  Cf.  B.  Bagatti,  II  santuario  della  Visitazione  aá  Ain  Karim 
(Montana  Iudeae).  Esplorazione  archeologica  e  ripristino  (Gerusalemme 
1948)  p.7. 

Asimismo,  entre  las  diversas  reliquias  traídas  de  Palestina  y  conserva- 
das en  Letrán  se  encuentran  dos  pergaminos  con  escritura  del  siglo  VII. 
Uno  de  ellos  dice:  «Terra  de  spelunca  Elisabet  cum  Ioanne»...;  otro:  «La- 
pidem  de  spelunca  ubi  Elisa[bet...]». 

El  peregrino  ruso  Higúmeno  Daniel,  que  visitó  Palestina  por  el  año 
1 106- 1 107,  refleja  todos  los  detalles  de  la  descripción  protoevangélica  y 
dice  que  en  este  lugar  había  por  entonces  ya  una  iglesia.  Cf.  I.  la.  Porfi- 
rjf.v,  Apokriñcheskija  skazanija  o  novozavetnych  litsach  i  sobytijach  po  ruko- 
pisjam  Solovetskoij  Biblioteki:  «Sbornik  otdelenija  russkavo  jazyka  i  sloves- 
nosti  Imperatorskoij  Akademii  Nauk»  t.52  n.4  (S.  Petersburgo  1890)  p.12. 

El  códice  de  Grigor  Β  n.510,  de  la  Biblioteca  Nacional  de  Moscú,  re- 
presenta la  escena  del  degüello  de  los  Inocentes.  Herodes  aparece  intimando 
desde  su  trono  la  orden  de  matarlos.  Uno  de  los  satélites  se  dispone  a  eje- 
cutar el  mandato,  agarrando  por  los  cabellos  a  un  niño.  En  un  recuadro 
de  la  escena  aparece  la  escisura  de  un  monte,  que  deja  ver  una  mujer  y  un 
niño.  Sobre  las  cabezas  de  éstos  se  lee  respectivamente  ΕΛΙΣΑΒΗΤ  ΟΠΡΟΔΡΟ- 
ΜΟΣ.  Cf.  N.  Pokrovskij,  Evangelie  w  Pamijatnikach  Ikonografii  preimus- 
schestvenno  Vizantijskich  i  Russkich:  «Trudy  vosmavo  Archeologischeskavo 
S'ezda  w  Moskwe  1890»  t.i  (S.  Petersburgo  1892)  ρ.147· 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


185 


XXIII 

1.  Pero  Herodes  proseguía  en  la  búsqueda  de  Juan  y  envió 
sus  emisarios  a  Zacarías  para  que  le  dijeran :  « ¿Dónde  has  es- 
condido a  tu  hijo?»  Mas  él  respondió  de  esta  manera:  «Yo  me 
ocupo  en  el  servicio  de  Dios  y  me  encuentro  de  ordinario  en 
el  templo.  No  sé  dónde  está  mi  hijo». 

2.  Los  emisarios  informaron  a  Herodes  de  todo  lo  que  pa- 
saba, quien  se  encolerizó  sobremanera,  diciéndose  a  sí  mismo: 
«Debe  de  ser  su  hijo  el  que  va  a  reinar  en  Israel».  Y  envió  un 
nuevo  recado,  diciéndole:  «Dinos  la  verdad  de  dónde  está  tu 
hijo,  porque  de  lo  contrario  bien  sabes  que  tu  sangre  está  bajo 
mi  mano». 

3.  Pero  Zacarías  respondió:  «Seré  mártir  del  Señor  si  te 
atreves  a  derramar  mi  sangre,  porque  mi  alma  será  recogida  por 
el  Señor  al  ser  segada  una  vida  inocente  en  el  vestíbulo  del 
santuario».  Y  al  romper  el  alba  fué  asesinado  Zacarías,  sin  que 
los  hijos  de  Israel  se  dieran  cuenta  del  crimen. 


XXIII 

1.  Ό  δέ  Ήρφδης  έζήτει  τόν  Ίωάννην,  και  άπέστειλεν  ύπηρέτας 
προς  Ζαχαρίαν  λέγων  «Που  άπέκρυψας  τόν  v/tóv  σου;»  Ό  δέ  άπεκρί- 
νατο  λέγων  αΰτοΐς·  «Έγώ  λειτουργός  υπάρχω  του  Θεοΰ  και  προσε- 
δρεύω  τω  ναω  κυρίου,  ούκ  οίδα  πού  εστίν  ό  υιός  μου». 

2.  Και  άττήλθον  οί  ύπηρέται  και  ανήγγειλαν  τω  Ηρώδη  ταΰτα 
πάντα.  Και  όργισθείς  ό  Ηρώδης  είπεν  «Ό  υιός  αύτοΰ  μέλλει  βασιλεύειν 
τοΰ  Ισραήλ».  Κα'ι  άπέστειλεν  πρός  αυτόν  πάλιν  λέγων  «Είπε  τό  άλη- 
θές·  που  έστιν  ό  υιός  σου;  οίδας  γάρ  ότι  τό  αίμά  σου  ϋπό  χείρά  μου 
εστίν».  Και  άπήλθον  ο!  ύπηρέται  και  άπήγγειλαν  αϋτω  ταΰτα  πάντα. 

3·  Και  είπε  Ζαχαρίας·  «Μάρτυς  ειμί  τοΰ  Θεοΰ  H9,  εί  έκχέεις  μου 
τό  αίμα-  τό  γάρ  πνεΰμά  μου  ό  δεσπότης  δέξεται,  οτι  αίμα  άθωον  έκχέεις 
εις  τά  πρόθυρα  τοΰ  ναοΰ  κυρίου»  120.  Και  περί  τό  διάφαυμα  121  έφονεύθη 
Ζαχαρίας·  και  ούκ  ήδεισαν  οί  υιοί  Ισραήλ  ότι  έφονεύθη. 

119  Siguiendo  Ja  interpretación  de  la  versión  Siríaca:  «testis  est  Deus», 
varios  códices  alteran  el  inciso  de  la  siguiente  manera:  μάρτυ;  ό  Θεό;  ότι  ο0 
γιγνώσκω  τκ>ΰ  écrnv,  con  lo  cual  cambia  totalmente  el  sentido,  al  poner 
a  Dios  por  testigo  de  que  desconoce  el  paradero  de  su  hijo;  ésta  es  la  sig- 
nificación originaria  de  μάρτυ?.  El  contexto  parece,  sin  embargo,  exigir  la 
interpretación  contenida  en  nuestra  versión. 

120  La  Sagrada  Escritura  (2  Par.  24,20-22)  habla  de  la  muerte  de  un 
Zacarías,  hijo  del  sacerdote  Yehoyada  (...  congregati  adversus  eum  miserunt 
lapides  iuxta  regís  imperium  in  atrio  domus  Domini).  Por  otra  parte,  el  Señor 
en  San  Mateo  (23,35)  increpa  a  los  judíos  por  haber  derramado  la  sangre 
de  los  profetas  desde  el  justo  Abel  hasta  Zacarías,  hijo  de  Baraquías,  muerto 
entre  el  templo  y  el  altar.  Esta  expresión  evangélica,  ¿se  refiere  a  Zacarías 


1»β 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


XXIV 

í.  Y  los  sacerdotes  se  congregaron  a  la  hora  del  saludo; 
mas  Zacarías  no  salió  a  su  encuentro,  como  de  costumbre,  ben- 
diciéndoles.  Y  se  pusieron  a  esperarle  para  saludarle  en  la  ora- 
ción y  glorificar  al  Altísimo. 

2.  Ante  su  tardanza  empezaron  todos  a  temer ;  y,  cobrando 
ánimo,  uno  de  ellos  entró  y  vió  al  lado  del  altar  sangre  coagu- 
lada; y  oyó  una  voz  que  decía :  «Zacarías  ha  sido  muerto  y  no  se 
borrará  su  sangre  hasta  que  venga  su  vengador».  Y,  al  oír  la 
voz,  se  llenó  de  miedo  y  salió  para  comunicárselo  a  los  sacer- 
dotes. 

3.  Y,  cobrando  valor,  entraron  y  se  percataron  de  lo  ocu- 
rrido. Entonces  crujió  el  artesonado  del  templo  y  ellos  se  ras- 
garon las  vestiduras  de  arriba  abajo.  Mas  no  encontraron  su 
cuerpo,  sino  sólo  un  reguero  de  sangre  coagulada;  y,  llenos  de 
temor,  salieron  para  dar  cuenta  a  todo  el  pueblo  de  que  Zaca- 
rías había  sido  asesinado.  Y  llegó  la  noticia  a  todas  las  tribus 


XXIV 

t.  Άλλά  άττήλθον  οΐ  ιερείς  εις  την  ώραν  του  άσπασμοϋ  και  ούκ 
άπήντησεν  αύτοΐς  κατά  τό  εθος  ή  ευλογία  τοΰ  Ζαχαρίου.  Κα'ι  έστησαν 
οί  ιερείς  ττροσδοκώντες  τον  Ζαχαρίαν  τοΰ  άσττάσαθαι  αύτόν  έν  τη  εύχή 
και  δοξάσαι  τον  ύψιστον. 

2.  Χρονίσαντος  δέ  αύτοΰ  εφοβήθησαν  άπαντες·  άποτολμήσας  δέ  είς 
έξ  αύτών  είσήλθεν,  καΐ  είδε  τταρά  τό  θυσιαστήριον  αίμα  πεπηχός  και 
φωνήν  λέγουσαν  «Ζαχαρίας  ττεφόνευται,  καί  ούκ  έξαλειφθήσεται  τό  αίμα 
αύτοΰ  εως  άν  ελθη  ó  εκδικος  αύτοΰ».  Και  άκουσας  τον  λόχον  εφοβήθη, 
και  εξήλθε  καί  άνήχχειλε  τοις  ΐερεΰσιν. 

3·  Καί  τολμήσαντες  εΐσήλθον  καί  είδον  τό  χεχονός,  καί  τά  φατνώ- 
ματα τοΰ  ναοΰ  ολόλυξαν,  καί  αυτοί  ττεριεσχίσαντο  άπό  άνωθεν  εως 
κάτω  122.  Καί  τό  σώμα  αύτοΰ  ούχ  ευρον,  άλλ'  ευρον  τό  αίμα  αύτοΰ 
λίθον  γεχενημένον.  Καί  φοβηθέντες  έξήλθον  καί   άνήχχειλαν  παντί  τω 


hijo  de  Yehoyada  o  más  bien  hace  una  alusión  velada  al  martirio  del  padre 
de  San  Juan?  El  pueblo  cristiano  parece  haber  preferido  esto  último. 

121  Περί  τό  διάφαυμα.  Expresión  poco  ordinaria  que  algunos  manus- 
critos (C  Fa)  reemplazan  por  διάφραγμα  (línea  divisoria),  más  en  conso- 
nancia con  el  texto  de  San  Mateo  y  con  la  expresión  posterior  (24,2):  καί 
είσήλθεν   ...(eís  τό  άγιασμα  τοΰ  θυσιαστηρίου). 

122  Señal  de  dolor  muy  usada  por  los  judíos.  No  parece,  pues,  tener 
relación  ninguna,  si  no  es  meramente  verbal,  con  Mt.  27,51:  τό  καταπέ- 
τασμα  του  ναοΰ  έσχίσθη  άπ'  άνωθεν  2ω$  κάτω. 


PROTOEVANGELIO  DE  SANTIAGO 


187 


de  Israel,  quienes  le  lloraron  y  guardaron  luto  durante  tres 
días  y  tres  noches. 

4.  Y,  concluido  este  tiempo,  se  reunieron  los  sacerdotes 
para  deliberar  sobre  quién  iban  a  poner  en  su  lugar.  Y  cayó  la 
suerte  sobre  Simeón,  pues  éste  era  el  que  había  sido  asegurado 
por  el  Espíritu  Santo  de  que  no  vería  la  muerte  hasta  tanto 
que  le  fuese  dado  contemplar  al  Mesías  encarnado. 

XXV 

1.  Y  yo,  Santiago,  que  he  escrito  esta  historia,  al  levantarse 
un  gran  tumulto  en  Jerusalén  con  ocasión  de  la  muerte  de 
Herodes,  me  retiré  al  desierto  hasta  que  se  apaciguó  el  motín; 


λαώ  δτι  Ζαχαρίας  πεφόνευται.  Και  ήκουσαν  ττάσαι  αί  φυλά!  τοΰ  λαοϋ, 
και  έττένθησαν  αύτόν  κα'ι  έκόψαντο  τρεις  ή  μέρας  και  τρεις  νύκτας. 

4·  Μετά  δέ  τάς  τρεις  ημέρας  έβουλεύσαντο  οί  ιερείς  τίνα  άντ'αύτοΟ 
στήσουσιν,  και  άνέβη  ό  κλήρος  έτπ  Σιμεών  123-  ούτος  γαρ  ήν  ό  χρημα- 
τισθείς  ύττό  τοΰ  άγίου  πνεύματος,  μή  ϊδεΐν  θάνατον  έως  άν  ϊδη  τον 
Χριστόν  έν  σαρκί. 

XXV 

ι.  Έγώ  δέ  Ιάκωβος  I24  ό  γράψας  τήν  ίστορίαν  ταύτην,  έν  Ιερου- 
σαλήμ Θορύβου  γενομένου,  δτε  έτελεύτησεν  Ηρώδης,  συνέστειλα  έμαυ- 
τόν  έν  τη  έρήμω  έως  κατέτταυσεν  ό  θόρυβος  έν  Ιερουσαλήμ,  δοξάζων 


123  Este  Simeón  quizá  sea  el  mismo  Samuel  que  en  el  capítulo  10  sus- 
tituye a  Zacarías  en  las  funciones  de  sumo  sacerdote,  mientras  éste  adolece 
de  su  mudez.  Que  Zacarías  fuera  sumo  sacerdote  aparece  claro  en  el  ca- 
pítulo 8.  Los  críticos  (cf.  Thilo  en  el  comentario  al  Ps.  Mt.  c.15)  tachan 
de  fantástica  la  leyenda  que  hace  a  Simeón  sumo  sacerdote,  culpando  al 
Protoevangelio  de  haber  sido  el  primero  en  lanzar  la  especie.  La  versión 
Etiópica  la  recoge  expresamente:  «et  venit  sors  super  Simeonem  Sacerdotem 
ne  exiret  ille  ab  hoc  mundo  nisi  prius  vidisset  Messiam  Domini».  De  la 
misma  manera  el  Pseudo-Eustathius. 

124  La  falta  de  puntuación  da  diversos  sentidos  a  esta  pericopa.  Nues- 
tro texto  da  a  entender  que  este  Santiago  escribió  el  libro  en  el  desierto, 
donde  se  retiró  al  sobrevenir  un  tumulto  en  Jerusalén,  con  ocasión  de  la 
muerte  de  Herodes. 

El  códice  de  París  897  (s.XII)  termina  así:  Έγώ  δέ  Ίάκωβο5  έγραψα  τήν 
Ιστορίαν  ταύτην  έν  Ιερουσαλήμ·  ότι  τω  Χριστώ  πρέπει  δόξα  ε!$  τον;  αΙώναζ  τών 
αΙώνων.  Αμήν. 


1S8 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


glorificando  al  Señor,  mi  Dios,  que  me  concedió  la  gracia  y  la 
sabiduría  necesarias  para  componer  esta  narración. 

2.  Sea  la  gracia  con  todos  aquellos  que  temen  a  nuestro 
Señor  Jesucristo,  para  el  cual  sea  la  gloria  por  los  siglos  de  los 
siglos.  Amén. 


τον  δεσπότην  Θεόν  τον  δόντα  μοι  την  δωρεάν  καΐ  την  σοφίαν  τοϋ 
γράψαι  την  ΐστορίαν  ταύτην. 

2.  "Εσται  δέ  ή  χάρις  μετά  των  φοβούμενων  τόν  κύριο  ν  ημών  Ίησοΰν 
Χριστόν,  φ  ή  δόξα  είς  τους  αιώνας  τών  αιώνων,  άμήν. 


2.    EVANGELIO  DEL  PSEUDO  MATEO 


Fué  Tischendorf  quien  dió  este  título  al  texto  publicado  por 
Thilo  en  1832  según  el  manuscrito  de  París  n.5557  A  (s.XIV). 
Se  inspiró  para  ello  en  la  carta  de  San  Jerónimo  a  Cromado  y 
Heliodoro,  que  figura  como  prólogo  en  el  citado  códice.  Esta 
atribuye  el  escrito  al  evangelista  San  Mateo,  si  bien  otros  ma- 
nuscritos lo  atribuyen  a  Santiago  el  Menor. 

Durante  los  siglos  IVyV  corrían  por  el  Occidente  diversas 
narraciones  protoevangélicas,  como  consta  por  las  alusiones  de 
Zenón  de  Verona  (Tractatus  II  8:  PL  11,415)  y  de  Prudencio 
(Cathemerinon  XI  96S.:  PL  59,89aA). 

Pronto  utilizaron  estas  narraciones  apócrifas  maniqueos  y 
priscilianistas,  lo  cual  atrajo  sobre  ellas  la  repulsa  absoluta  de  la 
Iglesia,  como  se  puede  comprobar  por  las  expresiones  de  San 
Jerónimo  (Adv.  Helvid.  8:  PL  23,192);  San  Inocencio  I  (Ep.  ad 
Exsup.:  EnchB  n.22);  Decret.  Gelasianum  (n.8  y  14). 

Posteriormente,  Santo  Toribio  de  Astorga  muestra  hacia 
ellos  una  actitud  algo  diferente  al  afirmar  que,  si  bien  la  lite- 
ratura apócrifa  es  rechazable,  por  cuanto  está  contaminada  por 
los  herejes,  esto  no  es  obstáculo  para  que  alguno  de  los  hechos 
en  ella  consignados  pueda  ser  verdadero  (Ep.  ad  Idacium  et  Ce- 
ponium:  PL  54.694C-D). 

Esta  es  la  actitud  reflejada  por  la  supuesta  carta  de  San  Je- 
rónimo a  Cromacio  y  Heliodoro,  que  sirve  de  prólogo  a  nues- 
tro apócrifo.  En  este  ambiente  debió  de  tener  éste  su  origen  a 
mediados  del  siglo  VI.  Su  estilo  algo  bárbaro  y  las  ideas  monás- 
ticas de  que  se  hace  eco  acreditan  su  composición  por  esta  épo- 
ca. Recuérdese  que  es  precisamente  entonces  cuando  San  Be- 
nito implanta  el  monaquismo  en  Occidente  y  compone  su 
regla  (cf.  Amann,  p.103). 

El  Ps.  Mt.  se  compone  de  dos  partes  marcadamente  distin- 
tas. La  primera  (c.1-17)  es  una  reelaboración  del  Protoevangelio, 
si  bien  pudo  derivar  inmediatamente,  según  Amann  (ibid.), 
del  Liber  de  infantia  Salvatoris  et  de  Maria  vel  obstetrice,  condenado 
por  el  Decret.  Gelasianum  (n.14).  La  segunda  (c.  18-42)  contiene 
elementos  heterogéneos.  Algunos  episodios  parecen  origina- 
les, mientras  que  otros  están  tomados  del  evangelio  apócri- 
fo del  Pseudo  Tomás 


190 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


Su  influjo  durante  la  Edad  Media  fué  muy  grande  en  la 
literatura  y  en  el  arte.  C.  Druthmar  (PL  106,1287)  se  hace  eco 
de  casi  todos  los  datos  suministrados  por  él.  La  abadesa  Hroswi- 
tha  de  Gandersheim  lo  versifica,  dándole  el  título  de  Historia 
nativitatis  laudabilisque  conversationis  intactae  Dei  Genitricis,  quam 
scriptam  reperi  sub  nomine  Sancti  Iacobi  fratris  Domini  (PL  i37,io65ss.) 
Estas  historias  entran  de  lleno  en  las  leyendas  posteriores  de 
Jacobo  de  Vorágine  y  Vicente  de  Beauvais  y  repercuten  en  los 
escritos  místicos  de  Santa  Brígida,  sor  María  de  Agreda  y 
A.  C.  Emmerich. 

Publicamos  el  texto  de  Tischendorf  y  damos  especial  im- 
portancia en  las  notas  a  la  réplica  que  los  episodios  apócrifos 
(procedentes  del  Protoevangelio  radicalmente  o  sólo  del  Ps.  Mt.) 
han  tenido  en  las  artes  figurativas. 

Ediciones  y  versiones. — J.  C.  Thilo,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I  (Leip- 
zig 1832)  [texto  lat.  p. 339-400];  C.  Tischendorf,  Evangelio.  Apocrypha 
(Lipsiae  1853)  [texto  lat.  p. 50- 105];  E.  Amann,  Le  Protévangile  de  Jacques 
et  ses  remaniements  latins  (Paris  1910)  [texto  lat.  (c. 1-17,2)  p. 272-339  y 
v.  franc.];  C.  Michel,  Evangües  apocryphes  I  (Paris  2i924)  [ρ·54-ι$8  texto 
lat.  y  v.  franc] ;  E.  González-Blanco,  Los  Evangelios  apócrifos  (Madrid  1934) 
1  [v.esp.];  F.  Amiot,  Evangües  apocryphes  (Paris  1952)  [v.  franc.  de  fragms. 
selectos];  BonaccorsiVA  I  (1948)  [texto  lat.  y  v.  ¡tal.]. 

Estudios. — Los  citados  con  ocasión  del  Protoevangelio. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


191 


EVANGELIO  DEL  PSEUDO  MATEO 

COMIENZA  EL  LIBRO  QUE  TRATA  DEL  NACIMIENTO  DE  LA 
BIENAVENTURADA  MARIA  Y  DE  LA  INFANCIA  DEL  SALVADOR,  ES- 
CRITO EN  HEBREO  POR  EL  BIENAVENTURADO  EVANGELISTA  MATEO 
Y  TRADUCIDO  AL  LATIN  POR  EL  BIENAVENTURADO  SACERDOTE 
JERONIMO 

A 

Los  obispos  Cromado  y  Heliodoro  al  presbítero  Jerónimo, 
su  amadísimo  hermano:  Salud  en  el  Señor. 


EVANGELIUM  PSEUDO  MATTHAEI  * 

INCIPIT  LIBER  DE   ORTU  BEATAE  MARIAE  ET   INFANTIA  SALVATORIS, 
A  BEATO  MATTHAEO   EVANGELISTA  HEBRAICE   SCRIPTUS   ET   A  BEATO 
HIERONYMO  PRESBYTERO  IN  LATINUM  TRANSLATUS  1 

A-2 

Dilectissimo  fratri  suo  Hieronymo  presbytero,  Chromatius  et 
Heliodorus  3  episcopi  in  Domino  salutem. 

*  Este  título,  por  el  que  se  le  conoce  vulgarmente,  está  inspirado  en  el 
prólogo  siguiente. 

1  Seguimos  el  texto  de  Tischendorf,  anotando  alguna  de  las  principa- 
les variantes  que  presentan  los  códices  utilizados  por  él.  Estos  son: 

A  =  Vaticano  5257. 

Β  =  Laurentiano. 

C  =  París  n.5ss9A  (s.XIV). 

D  =  París  n.1652  (s.XV). 

Μ  =  Munich  (hasta  el  c.I.i). 

2  Estas  dos  cartas,  que  figuran  como  prólogo  en  el  códice  A  y  otros, 
se  encuentran  añadidas  en  algunos  códices  al  Liber  de  nativitate  Mariae. 
Sin  embargo,  como  notaron  Tischendorf  y  Amann,  están  más  en  conso- 
nancia con  el  Ps.  Mt.,  ya  que  la  frase  «in  quo  et  ipsius  Virginis  ortus  et  Sal- 
vatoris  nostri  infantia  esset  descripta»  se  acopla  más  perfectamente  a  su  con- 
tenido que  al  del  Liber  de  nativitate  Mariae,  donde  no  se  habla  nada  de  la 
infancia  del  Salvador. 

Evidentemente,  el  autor  quiere  amparar  su  escrito  con  la  autoridad  de 
San  Jerónimo,  y  por  eso  simula  estas  dos  cartas.  No  debía  ser  éste  fenó- 
meno muy  extraño  en  los  siglos  V-VI.  En  el  principio  del  Liber  Pontificalis 
de  la  Iglesia  Romana  figura  otra  epístola  pseudojeronimiana  dirigida  a  San 
Dámaso. 

Los  códices  C  y  D  suprimen  estas  cartas  y  tienen  a  modo  de  introduc- 
ción :  «Ego  Iacobus  filius  Iosephi  conversans  in  timore  Dei  perscripsi  omnia 


192 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


La  natividad  de  la  Virgen  María,  así  como  el  nacimiento 
de  Nuestro  Señor  Jesucristo  y  su  infancia,  la  encontramos  re- 
latada en  libros  apócrifos.  Mas,  considerando  que  en  ellos  se 
contienen  muchas  cosas  en  pugna  con  nuestra  fe,  creemos  pru- 
dente rechazar  [los]  en  su  totalidad,  no  sea  que,  a  propósito  de 
Cristo,  vayamos  a  proporcionar  júbilo  al  Anticristo.  Estando 


Ortum  Mariae  Virginis  et  nativitatem  atque  infantiam  Domini 
nostri  Iesu  Christi  in  apocryphis  libris  invenimus.  In  quibus  multa 
contraria  fidei  nostrae  considerantes  scripta,  recusanda  credimus 
universa,  ne  per  occasionem  Christi  traderemus  laetitiam  Antichris- 
to.  Ista  ergo  nobis  considerantibus  extiterunt  viri  sancti  Parmenius  et 


quae  oculis  meis  ipse  vidi  fieri  in  tempore  nativitatis  sanctae  Mariae  Virgi- 
nis sive  domini  Salvatoris:  gratias  agens  Deo  qui  mihi  dedit  sapientiam  in 
historiis  adventus  sui,  ostendens  plenitudinem  duodecim  tribubus  Israel», 
cuyas  analogías  con  el  prólogo  y  epílogo  del  Protoevangelio  son  evidentes. 

En  varias  ediciones  de  las  obras  de  San  Jerónimo  circula  otra  carta  del 
Pseudo  Jerónimo  dirigida  a  los  citados  obispos  y  concebida  en  estos  tér- 
minos : 

«Petitis  a  me  ut  vobis  rescribam  quid  mihi  de  quodam  libello  videatur 
qui  de  nativitate  S  Mariae  a  nonnullis  habetur.  Et  ideo  scire  vos  voló, 
multa  in  eo  falsa  inveniri.  Quídam  namque  Seleucus,  qui  passiones  aposto- 
lorum  conscripsit,  hunc  libellum  composuit.  Sed  sicut  de  virtutibus  eorum 
et  miraculis  per  eos  factis  vera  dixit,  de  doctrina  vero  eorum  plura  mentitus 
est,  ita  et  hic  multa  non  vera  de  corde  suo  confinxit.  Proinde  ut  in  hebraeo 
habetur,  verbum  ex  verbo  transferre  curabo,  siquidem  sanctum  evangelis- 
tam  Matthaeum  eundem  libellum  liquet  composuisse  et  in  capite  evangelii 
sui  hebraicis  litteris  obsignatum  apposuisse;  quod  an  verum  sit,  auctori 
praefationis  et  fidei  scriptoris  committo:  ipse  enim  ut  haec  dubia  esse  pro- 
nuntio,  ita  liquido  falsa  non  affirmo.  Illud  autem  libere  dico,  quod  fidelium 
neminem  negaturum  puto,  sive  haec  vera  sint  sive  ab  alio  conficta,  sacro- 
sanctam  sanctae  Mariae  nativitatem  magna  miracula  praecessisse,  máxima 
consecuta  fuisse;  et  idcirco  salva  fide  ab  his  qui  Deum  ista  faceré  posse 
credunt  sine  periculo  animae  suae  credi  et  legi  posse.  Denique,  in  quantum 
recordari  possum,  sensum  non  verba  scriptoris  sequens,  et  nunc  eadem 
semita  non  eisdem  vestigiis  incedens,  nunc  quibusdam  diverticulis  ad  ean- 
dem  viam  securrens  sic  narrationis  stylum  tentabo,  et  non  alia  dicam  quam 
quae  aut  scripta  sunt  ibi  aut  consequenter  scribi  potuerunt»  (cf.  Hierony- 
mus,  ed.  Vallarsius  XI  p.382;  Amann,  p. 278-280). 

No  parece  ser  sino  una  variante  de  la  anterior,  en  que  las  contradicio- 
nes e  incongruencias  se  dan  cita  de  tal  manera,  que  es  imposible  hacerse 
cargo  del  pensamiento  del  autor. 

3  Se  trata  de  dos  varones  esclarecidos  y  confidentes  de  San  Jerónimo: 
Cromacio  fué  obispo  de  Aquileya  (387-407).  donde  acabó  con  el  arrianis- 
mo.  Mantuvo  correspondencia  con  Ambrosio,  Jerónimo  y  Rufino.  Se  con- 
servan de  él  18  tratados  sobre  San  Mateo  (PL  20).  Heliodoro  (330?-post  400) 
fué  obispo  de  Altino.  Gran  amigo  de  San  Jerónimo,  acompañó  a  éste  en 
su  viaje  a  Antioquía,  retirándose  después  a  Aquileya  con  el  disgusto  del 
santo  Doctor,  quien  le  increpa  de  diversas  maneras  el  haberle  abandonado 
(PL  22  y  23). 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


193 


nosotros  embebidos  en  estas  consideraciones,  hubo  dos  santos 
varones,  Parmenio  y  Virino,  quienes  vinieron  en  decir  que  tu 
Santidad  había  dado  con  un  manuscrito  hebreo  del  beatísimo 
evangelista  Mateo,  en  el  que  se  contenía  la  natividad  de  la  Vir- 
gen Madre  junto  con  la  infancia  de  nuestro  Salvador. 

Así,  pues,  rogamos  encarecidamente  a  tu  Caridad  por  el 
mismo  Jesucristo,  Señor  nuestro,  que  traduzcas  del  hebreo  al 
latín  el  mencionado  volumen,  no  tanto  para  informarnos  de  las 
maravillas  de  Cristo  cuanto  para  rechazar  la  astucia  de  los  he- 
rejes, que,  con  la  pretensión  de  acreditar  su  perversa  doctrina, 
mezclaron  mentiras  en  la  santa  natividad  de  Cristo,  intentando 
encubrir  con  la  dulzura  de  su  vida  lo  amargo  de  la  muerte. 

Te  constreñirá,  pues,  tu  acendrado  afecto,  o  a  escuchar  la 
petición  de  unos  hermanos  que  recurren  a  ti  en  actitud  supli- 
cante, o  a  satisfacer  el  requerimiento  de  unos  obispos  que  exi- 
gen de  ti  la  deuda  de  caridad  que  juzgues  razonable.  Salud  en 
el  Señor  y  ruega  por  nosotros. 

Β 

Jerónimo,  siervo  ruin  de  Cristo,  a  los  santos  y  beatísimos 
obispos  Cromacio  y  Heliodoro:  Salud  en  el  Señor. 


Virinus4  qui  dicerent,  sanctitatem  tuam  beatissimi  Matthaei  evange- 
listae  manu  scriptum  volumen  hebraicum  invenisse,  in  quo  et  ipsius 
Virginis  matris  ortus  et  Salvatoris  nostri  infantia  esset  scripta. 

Et  idcirco  tuam  caritatem  per  ipsum  Dominum  nostrum  Iesum 
Christum  expetentes  quaesumus  ut  eum  5  ex  hebraeo  latinis  auribus 
tradas,  non  tam  ad  percipienda  ea  quae  sunt  Christi  insignia,  quam 
ad  haereticorum  astutiam  excludendam;  qui  ut  doctrinam  malam 
instituerent,  bonae  Christi  nativitati  sua  mendacia  miscuerunt,  ut 
per  dulcedinem  vitae,  mortis  amaritudinem  occultarent. 

Erit  ergo  purissimae  caritatis  ut  vel  rogantes  fratres  tuos  exau- 
días, vel  episcopos  exigentes  caritatis  debitum  quod  idoneum  cre- 
dideris  recipere  facías.  Vale  in  Domino  et  ora  pro  nobis. 

Β 

Dominis  sanctis  ac  beatissimis  Chromatio  et  Heliodoro  episco- 
pis,  Hieronymus  exiguus  Christi  servus  in  Domino  salutem. 

4  Bajo  el  nombre  de  Parmenius  se  conoce  a  un  presbítero  que  murió 
en  la  persecución  de  Decio,  como  consta  en  la  Passio  Polichronii.  La  per- 
sona de  Virino  es  históricamente  desconocida. 

s  Literalmente,  eum  habría  de  referirse  al  autor  (Mateo)  y  no  a  volumen. 
Esta  anomalía  sintáctica  puede  explicarse  por  una  concordancia  ad  sensum, 
interviniendo  el  sobrentendido  liber  en  lugar  de  volumen. 


Ev.  apócrifos 


7 


194 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


Quien  cava  en  el  suelo,  donde  supone  hay  oro,  no  se  lanza 
inmediatamente  sobre  lo  primero  que  arroja  la  brecha  recién 
abierta,  sino  que,  antes  de  conseguir  que  el  golpe  vibrante  de 
la  herramienta  arranque  un  filón  del  precioso  metal,  vuelve  y 
revuelve  los  terrones;  y  así  vive  ya  de  la  esperanza  aunque  aún 
no  haya  conseguido  aumentar  su  caudal. 

En  realidad  de  verdad  es  ardua  la  labor  que  me  ha  sido  im- 
puesta, si  tenemos  en  cuenta  que  vuestra  Beatitud  me  ha  inti- 
mado la  orden  de  traducir  aquello  que  ni  el  mismo  San  Mateo, 
apóstol  y  evangelista,  quiso  dar  a  la  publicidad  en  sus  escritos. 
Porque,  a  no  haberse  tratado  de  cosas  de  índole  secreta,  como 
éstas,  a  buen  seguro  las  hubiera  añadido  al  evangelio  que  él 
sacó  a  luz.  Mas  quiso  escribir  el  tal  folleto  sigilándolo  con  ca- 
racteres hebraicos  y  en  manera  alguna  permitió  que  se  divul- 
gase, hasta  tal  punto  que  el  autógrafo  escrito  de  su  puño  y  letra 
se  encuentra  a  la  sazón  en  poder  de  varones  muy  piadosos,  quie- 
nes lo  han  ido  recibiendo  de  sus  antecesores  como  precioso  le- 
gado. Y  como  ellos  han  tenido  por  norma  no  dejar  a  nadie  este 
ejemplar,  y  por  otra  parte  su  contenido  ha  sido  divulgado  se- 
gún el  gusto  de  los  diversos  redactores,  resulta  que  una  de  tan- 
tas versiones,  la  de  ese  Leucio  discípulo  de  Maniqueo  (que 


Qui  terram  auri  consciam  fodit,  non  illico  arripit  quicquid  fossa 
profuderit  lacerata;  sed  priusquam  fulgendum  pondus  vibrantis 
iactus  ferri  suspendat,  interim  vertendis  supinandisque  cespitibus 
immoratur,  et  spe  alitur  qui  nondum  lucris  augetur  6. 

Arduum  opus  iniungitur,  cum  hoc  fuerit  a  vestra  mihi  beatitu- 
dine  imperatum  quod  nec  ipse  sanctus  Matthaeus  apostolus  et 
evangelista  voluit  in  aperto  conscribi.  Si  enim  secretius  non  esset, 
evangelio  utique  ipsi  quod  edidit  addidisset.  Sed  fecit  hunc  libellum 
hebraicis  litteris  obsignatum,  quem  usque  adeo  non  edidit  ut  hodie 
manu  ipsius  líber  scriptus  hebraicis  litteris  a  viris  religiosissimis 
habeatur,  qui  eum  a  suis  prioribus  per  succesus  temporum  susce- 
perunt.  Hunc  autem  ipsum  librum  cum  numquam  alicui  transfe- 
rendum  tradiderunt,  textum  vero  eius  aliter  aliterque  tradiderunt  7 
sic  factum  est  ut  a  Manichaei  discípulo  nomine  Leucio  8  qui  etiam 


6  No  aparece  claro  el  nexo  de  esta  frase  con  lo  que  sigue.  Probablemen- 
te quiere  decir  que  sólo  la  esperanza  de  conseguir  algún  fruto  para  los  demás 
es  lo  que  le  impulsa  a  aceptar  un  encargo  tan  arduo. 

7  La  explicación  más  obvia  parece  ser  que  el  ejemplar  se  mantuvo  siem- 
pre en  secreto,  mientras  que  su  contenido  fué  divulgado  de  diversas  maneras. 

8  Este  personaje  es  probablemente  el  mismo  a  quien  Focio  se  refiere 
en  su  Myrobiblion  (PG  103,389),  llamándole  Leucius  Charinus.  Es  conocido 
como  autor  o  inspirador  de  los  Hechos  apócrifos  de  los  Apóstoles,  particu- 
larmente de  los  de  San  Juan.  El  Decr.  Gelasianum  se  refiere  a  sus  obras  di- 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


195 


hasta  llegó  a  escribir  hechos  falsos  de  los  apóstoles),  ha  servi- 
do a  los  fieles  más  de  escándalo  que  de  edificación;  por  lo  que 
un  concilio  la  ha  juzgado  ser  de  tal  calaña,  que  hace  bien  la  Igle- 
sia en  no  prestarle  la  más  mínima  atención. 

Cesen,  pues,  ya  los  mordiscos  de  los  que  nos  ladran,  porque 
no  pretendemos  añadir  este  opúsculo  a  los  ya  señalados  por  el 
canon,  sino  que,  deseando  únicamente  poner  en  evidencia  la 
astucia  de  los  herejes,  no  intentamos  otra  cosa  que  traducir 
lo  que  escribió  quien  es  a  la  vez  apóstol  y  evangelista.  Con  lo 
cual,  al  mismo  tiempo  que  acatamos  la  orden  terminante  de 
unos  obispos  eminentes  en  la  piedad,  hacemos  frente  a  la  astu- 
cia de  unos  desalmados  herejes. 

Es,  pues,  el  amor  de  Cristo  a  quien  rendimos  justa  satis- 
facción, en  espera  de  ser  ayudados  por  las  oraciones  de  todos 
aquellos  que,  gracias  a  este  nuestro  acto  de  obediencia,  puedan 
conocer  la  santa  infancia  del  Salvador. 

FIN  DEL  PRÓLOGO 


Apostolorum  gesta  falso  nomine  conscripsit,  hic  líber  editus  non 
aedificationi  sed  destructioni  materiam  exhibuerit,  et  quod  talis 
probaretur  in  synodo,  cui  mérito  aures  Ecclesiae  non  paterent. 

Cesset  nunc  oblatrantium  morsum:  non  enim  istum  libellum 
canonicis  nos  superaddimus  scripturis,  sed  ad  detegendam  haereseos 
fallaciam,  Apostoli  et  Evangelistae  scripta  transferimus.  In  quo 
opere  tam  iubentibus  piis  obtemperamus  episcopis,  quam  impiis 
haereticis  obviamus. 

Amor  ergo  Christi  est  cui  satisfacimus,  credentes  quod  nos  suis 
orationibus  adiuvent  qui  ad  Salvatoris  nostri  sanctam  infantiam  per 
nostram  potuerint  obedientiam  pervenire. 

EXPLICIT  PROLOGUS 

ciendo:  «Libri  omnes  quos  fecit  Leucius  discipulus  diabuli».  Asimismo  se 
refieren  a  él  Inocencio  I,  en  su  Ep.  ad  Exsuperium;  Toribio  de  Astorga,  en 
su  Ep.  ad  Idacium  et  Ceponium;  Paciano  de  Barcelona,  Ep.  50,2  (PL  13, 
1053);  y  sobre  todo  San  Agustín,  Contra  adv.  leg.  et  proph.  1,20  (PL  42,626), 
Defide  contra  Manich.  5,38  (PL  42,1150). 

Debió  pertenecer  al  siglo  II  y  proceder  del  Asia  Menor.  Cf.  datos  abun- 
dantes sobre  este  personaje  en  E.  Amann:  SupDBi  I  (1928)  C0I.460SS.; 
C.  Cecchelli:  Mater  Christi  III  (1954)  p.334-341. 


196 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


PARTE  PRIMERA 
I 

i.  Por  aquellos  días  vivía  en  Jerusalén  un  hombre  llamado 
Joaquín,  perteneciente  a  la  tribu  de  Judá.  Este  pastoreaba  sus 
propias  ovejas  y  temía  a  Dios  con  sencillez  y  bondad  de  cora- 
zón. No  tenía  otro  cuidado  fuera  del  de  sus  rebaños,  con  cuyo 
producto  sustentaba  a  todas  las  personas  piadosas,  ofreciendo 
presentes  duplicados  a  los  que  se  entregaban  a  la  vida  de  pie- 
dad y  estudio  de  la  Ley,  y  sencillos  a  los  servidores  de  éstos. 
Así,  pues,  hacía  tres  partes  de  sus  bienes,  bien  se  tratara  de  las 
ovejas,  o  de  los  corderos,  o  de  la  lana,  o  de  cualquiera  otra  cosa 
que  le  pertenecía:  la  primera  la  distribuía  entre  las  viudas,  los 
huérfanos,  los  peregrinos  y  los  pobres;  la  segunda  era  para  las 
personas  consagradas  al  culto  de  Dios;  la  tercera,  finalmente, 
se  la  reservaba  para  sí  y  para  toda  su  familia. 


PARS  PRIMA 
I 

i.  In  diebus  illis  erat  vir  in  Ierusalem  nomine  Ioachim  ex 
tribu  luda 9.  Et  hic  erat  pastor  ovium  suarum,  timens  Deum  in 
simplicitate  et  in  bonitate  sua.  Cui  cura  nulla  erat  alia  nisi  gregum 
suorum,  de  quorum  fructu  alebat  omnes  timentes  Deum,  duplicia 
offerens  muñera  in  timore  Dei  et  doctrina  laborantibus,  et  Simplicia 
offerens  his  qui  ministrabant  cis.  Ergo  sive  in  agnis  sive  in  ovibus 
sive  in  lanis  sive  in  ómnibus  rebus  suis  quascumque  possidere  vide- 
batur,  tres  partes  faciebat:  unam  partem  dabat  viduis,  orphanis, 
peregrinis  atque  pauperibus;  alteram  vero  partem  colentibus  Deum; 
tertiam  partem  sibi  et  omni  domui  suae  reservabat  10. 

9  No  hace  referencia,  como  el  Prof.,  a  escritos  anteriores,  sino  que  pre- 
senta los  personajes  directamente  y  con  mayor  naturalidad,  como  si  fuera 
ésta  la  primera  narración  que  se  hace  de  su  vida.  Joaquín  no  hace  alarde 
de  sus  riquezas,  sino  que  está  simplemente  consagrado  al  servicio  de  sus 
rebaños. 

10  Parece  imitar  en  esto  al  códice  griego  Sinaítico  y  a  la  Vetus  Latina, 
en  los  que  Tobías  habla  de  esta  forma:  «Primitias  et  decimas  armentorum 
et  pecorum  et  initia  tonsurae  pecorum  meorum  haec  habens  mecum  dabam 
sacerdotibus  filiis  Aaron,  et  quod  moris  erat  de  tritico,  vino...  dividebam 
Levitis  et  servientibus  Domino  qui  praesto  erant  in  Hierusalem:  et  secundara 
decimationem...  ibam  ad  consumendam  illam  in  Hierusalem  in  loco  sancto 
unoquoque  anno:  et  tertiam  decimationem  deferebam  proselytis  et  orpha- 
nis et  viduis». 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


397 


2.  El  Señor  en  recompensa  multiplicaba  de  tal  manera  sus 
ganados,  que  no  había  nadie  en  todo  el  pueblo  de  Israel  que  pu- 
diera comparársele  (en  la  abundancia  de  reses).  Venía  obser- 
vando esta  costumbre  desde  los  quince  años.  Cuando  llegó  a 
los  veinte,  tomó  por  mujer  a  Ana,  hija  de  Isacar,  que  pertene- 
cía a  su  misma  tribu;  esto  es:  de  estirpe  davídica.  Y  después  de 
vivir  veinte  años  de  matrimonio,  no  tuve  de  ella  hijos  ni  hijas. 

II 

i.  Y  sucedió  que  se  encontraba  Joaquín  durante  las  fies- 
tas entre  los  que  ofrecían  incienso  al  Señor,  preparando  a  su 
vez  sus  ofrendas  ante  la  presencia  de  Dios.  En  esto  se  le  acercó 


2.  Haec  autem  illo  faciente,  multiplicabat  Deus  greges  suos, 
ita  ut  non  esset  similis  illi  in  populo  Israel.  Haec  autem  inchoavit 
faceré  a  quinto  décimo  aetatis  suae  anno.  Cum  esset  annorum  vi- 
ginti,  accepit  Annam  filiam  Ysachar  11  uxorem  ex  tribu  sua,  id 
est:  ex  genere  David.  Cumque  moratus  esset  cum  ea  per  annos  vi- 
ginti,  filios  aut  filias  ex  ea  non  accepit  12. 

II 

i.  Factum  est  autem  ut  in  diebus  festis  ínter  eos  qui  offere- 
bant  incensum  Domino  staret  Ioachim,  parans  muñera  sua  in  con- 
spectu  Domini.  Et  accedens  ad  eum  scriba  templi  nomine  Rubén, 

11  Algunos  códices  presentan  diferencias:  C  =  Achar;  β  =  Agar; 
D  =  Aquar.  Las  noticias  que  poseemos  sobre  Ana,  así  como  sobre  Joaquín, 
proceden  exclusivamente  de  los  apócrifos,  los  cuales,  a  su  vez,  bien  pueden 
reflejar  una  tradición  anterior.  Bastante  después  del  siglo  II  empiezan  los 
orientales  a  hacer  conmemoración  de  estos  personajes  en  las  liturgias. 
El  año  550  mandó  edificar  Justiniano  una  iglesia  en  Constantinopla  a  honor 
suyo,  imitando  el  ejemplo  de  la  Probáüca,  ya  existente  en  Jerusalén.  Los 
griegos  celebran  tres  fiestas  dedicadas  a  Santa  Ana:  25  de  julio,  9  de  sep- 
tiembre y  Q  de  diciembre. 

En  Occidente,  el  culto  a  la  madre  de  la  Virgen  es  posterior.  Fué  intro- 
ducido por  los  papas  orientales  a  partir  del  siglo  VIII.  La  liturgia  mozá- 
rabe hace  conmemoración  de  ella  en  la  orsción  destinada  a  servir  de  ccnclu- 
sión  al  cántico  del  Eclesiástico,  diciendo:  «Te  quaerentes  exposcimus  in- 
terventu  gloriosae  beatae  Annae  matris  Mariae  Virginis  genitricis  tuae 
(Tommasi:  Oraliones  de  alüs  cantiás  usitatis  in  ritu  Mozaiabum  cit.  por 
DACHEL  1,2162).  En  la  iglesia  de  Sancta  Maria  Antiqua  (Roma),  deco- 
rada bajo  el  pontificado  de  Juan  VII  (705-707),  se  conservan  tres  monumen- 
tos pictóricos  del  primitivo  culto  a  Santa  Ana. 

12  El  códice  B:  «Castum  domi  coniugium  sine  liberorum  procreatione 
exercebant.  Voverunt  tantum,  si  Deus  daret  eis  sobolem,  eam  se  templi 
servitio  mancipaturos :  cuius  rei  gratia  et  temp'um  Domini  singulis  festis 
per  annum  frequentare  solebant»  (cf.  De  nat.). 


APÓCRIFOS  DE  I.A  NATIVIDAD 


un  escriba  llamado  Rubén  y  le  dijo:  «No  te  es  lícito  mezclarte 
entre  los  que  ofrecen  sus  sacrificios  a  Dios,  puesto  que  El  no  se 
ha  dignado  bendecirte  dándote  descendencia  en  Israel».  Así 
pues,  sintiéndose  avergonzado  ante  el  pueblo,  se  retiró  del  tem- 
plo llorando ,  y,  sin  pasar  por  casa,  se  fué  a  la  majada.  Allí  re- 
cogió a  los  pastores;  y,  atravesando  montañas,  se  fué  a  una  región 
muy  lejana,  de  manera  que  durante  cinco  meses  consecutivos 
no  volvió  a  tener  noticia  de  él  Ana,  su  mujer. 

2.  Esta  oraba  diciendo  entre  sollozos:  «¡Oh  Señor,  Dios 
fortísimo  de  Israel!  ¿Por  qué,  después  de  negarme  los  hijos,  me 
arrebatas  también  el  marido?  Pues  he  aquí  que  van  ya  cinco  me- 
ses sin  que  me  haya  sido  posible  verlo  y  ni  aun  sé  si  por  ventura 
ha  muerto,  para  darle  por  lo  menos  sepultura».  Y,  estando  en  el 
jardín  de  su  casa,  sumida  en  amargo  llanto,  elevó  sus  ojos  al  cie- 
lo. Y,  tropezando  su  mirada  con  un  nido  de  pajarillos  que  había 
en  un  laurel,  exhaló  un  gemido  y  prorrumpió  en  estas  frases: 
«¡Señor  Dios  omnipotente!  Tú  que  das  hijos  a  toda  criatura: 
a  los  animales  salvajes,  a  los  jumentos,  a  los  reptiles,  a  los  peces, 
a  las  aves;  otorgándoles  el  poderse  regocijar  con  ellos,  ¿vas  a  ex- 
cluirme solamente  a  mí  de  tu  benignidad?  Tú  conoces,  Señor, 


ait:  «Non  tibi  licet  ínter  sacrificia  Dei  agentes  consistere,  quia  non 
te  benedixit  Deus  ut  daret  tibi  germen  in  Israel»  u.  Passus  itaque 
verecundiam  in  conspectu  populi,  abscessit  de  templo  Domini  plo- 
rans,  et  non  est  reversus  in  domum  suam,  sed  abiit  ad  pécora  sua, 
et  duxit  secum  pastores  ínter  montes  in  longinquam  terram,  ita 
ut  per  quinqué  menses  nüllum  nuntium  potuisset  audire  de  eo 
Anna  uxor  eius  14 . 

2.  Quae  dum  fícret  in  oratione  sua  et  diceret:  «Domine  Deus 
Israel  fortissime,  iam  quia  filios  non  dedisti  mihi,  virum  et  meum 
quare  tulisti  a  me?  Ecce  enim  quinqué  menses  transeunt  et  virum 
meum  non  video.  Et  nescio  utrum  mortuus  sit,  ut  vel  sepulturam 
illi  fecissem».  Et  dum  nimis  fleret  in  viridario  domus  suae,  in  ora- 
tione  elevans  oculos  suos  ad  Dominum,  vidit  nidum  passerum  in 
arbore  lauri,  et  emisit  vocem  cum  gemitu  ad  Dominum  dicens: 
«Domine  Deus  omnipotens,  qui  omni  creaturae  donasti  filios,  et 
bestiis  et  iumentis  et  serpentibus  et  piscibus  et  volucribus,  et  omnes 

I  i  Este  detalle  dió  pie  a  algunos  para  pensar  que  Joaquín  era  sacerdote. 

1 4  Quinqué  menses  reemplazan  a  los  cuarenta  días  del  Prot.  Este  mayor 
espacio  de  tiempo  está  puesto,  según  observa  Amann  (p.285),  con  vistas 
a  la  concepción  de  María. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


199 


el  voto  que  hice  al  contraer  matrimonio:  que,  si  me  hubieras 
concedido  un  hijo  o  una  hija,  te  lo  hubiera  ofrecido  a  ti  en  tu 
templo  santo». 

3.  Y,  mientras  así  hablaba,  se  presentó  de  repente  ante  ella 
un  ángel  del  Señor,  diciéndole:  «No  temas,  Ana,  porque  Dios 
ha  determinado  que  tú  tengas  un  vástago  y  tu  prole  será  objeto 
de  admiración  por  todos  los  siglos  hasta  el  fin».  Y,  dicho  esto, 
desapareció  de  sus  ojos.  Mas  ella,  toda  temblorosa  y  asustada 
por  haber  contemplado  una  aparición  semejante  y  por  haber 
oído  palabras  tales,  entró  en  su  habitación,  se  tendió  en  el  lecho, 
cual  si  estuviera  muerta,  y  allí  permaneció  todo  aquel  día,  con 
la  noche  siguiente,  orando  temblorosa. 

4.  Después  llamó  a  su  doncella  y  le  dijo :  «Ves  el  decaimien- 
to en  que  me  ha  sumido  la  viudez,  y  la  angustia  en  que  estoy  ane- 
gada, ¿y  no  te  dignas  siquiera  venir  a  mi  lado?»  Mas  ella  replicó 
murmurando :  «Si  el  Señor  ha  tenido  a  bien  dejar  cerrado  tu  seno 
y  arrebatarte  tu  marido,  ¿qué  es  lo  que  yo  puedo  hacerte?»  Ana, 
al  oír  esto,  se  puso  a  llorar  aún  con  mayor  intensidad. 


super  ftlios  gaudent,  me  solam  a  benignitatis  tuae  dono  excludis? 
Tu  nosti,  Domine,  ab  initio  coniugii  me  hoc  vovisse,  ut  si  dedisses 
mihi  filium  aut  filiam,  obtulissem  illum  tibi  in  templo  sancto  tuo»  15. 

3.  Et  dum  ista  diceret,  súbito  ante  faciem  eius  apparuit  ángelus 
Domini  dicens:  «Noli  timere,  Anna,  quoniam  in  consilio  Dei  est 
germen  tuum;  et  quod  ex  te  natum  fuerit,  erit  in  admirationem 
ómnibus  saeculis  usque  in  finem».  Et  cum  haec  dixisset,  ab  oculis 
eius  elapsus  est.  Illa  autem  tremens  et  pavens,  quod  vidisset  talem 
visionem  et  talem  audisset  sermonem,  ingressa  in  cubiculum  iactavit 
se  in  lecto  quasi  mortua,  et  tota  die  ac  nocte  in  tremore  nimio  ac 
oratione  permansit. 

4.  Post  haec  vocavit  ad  se  puellam  suam  et  dixit  ad  eam:  «Vides 
me  viduitate  deceptam  et  in  angustia  positam,  et  tu  nec  ingredi  ad 
me  voluisti?»  Tune  illa  in  murmure  sic  respondit  dicens:  «Si  Deus 
conclusit  uterum  tuum  et  virum  tuum  a  te  abstulit,  ego  quid  tibi 
factura  sum?»  Et  haec  audiens  Anna,  amplius  flebat. 

15  El  episodio  en  cuestión,  así  como  el  de  la  sirvienta,  han  perdido  el 
elevado  patetismo  del  Prot.  Un  fresco  de  Santa  Sofía  de  Kiev  (s.XI)  repre- 
senta a  Ana  ante  el  nido  de  pajarillos  quejándose  de  su  esterilidad  y  reci- 
biendo el  anuncio  del  ángel.  Cf.  Ε.  V.  Barsov,  O  vozdeisivii  Apokrifov  na 
obrijad  i  ikonografü:  <Zurnal  Ministerstva  Narodnavo  Prosveschenija»  (1885) 
p.104. 


200 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


III 

1.  Por  aquel  mismo  tiempo  apareció  un  joven  entre  las 
montañas  donde  Joaquín  apacentaba  sus  rebaños  y  dijo  a  éste: 
«¿Cómo  es  que  no  vuelves  al  lado  de  tu  esposa?»  Joaquín  replicó : 
«Veinte  años  hace  ya  que  tengo  a  ésta  por  mujer;  y,  puesto  que 
el  Señor  ha  tenido  a  bien  no  darme  hijos  de  ella,  me  he  visto 
obligado  a  abandonar  el  templo  de  Dios,  ultrajado  y  confuso. 
¿Para  qué,  pues,  voy  a  volver  a  su  lado,  lleno  como  estoy  de 
oprobios  y  vejaciones?  Aquí  estaré  con  mis  ganados  mientras 
quiera  el  Señor  que  me  ilumine  la  luz  de  este  mundo.  Mas  no 
por  ello  dejaré  de  dar  de  muy  buena  gana,  por  conducto  de  mis 
criados,  la  parte  que  les  corresponde  a  los  pobres,  a  las  viudas, 
a  los  huérfanos  y  a  los  servidores  de  Dios». 

2.  No  bien  hubo  dicho  esto,  el  joven  respondió:  «Soy  un 
ángel  de  Dios,  que  me  he  dejado  ver  hoy  de  tu  mujer  cuando 
hacía  su  oración  sumida  en  llanto;  sábete  que  ella  ha  concebido 


III 

1.  In  ipso  tempore  apparuit  quídam  iuvenis  ínter  montes,  ubi 
Ioachim  pascebat  greges,  et  dixit  ei:  «Quare  non  reverteris  ad  uxo- 
rem  tuam?»  Et  dixit  Ioachim:  «Per  viginti  annos  habui  eam;  nunc 
vero  quia  noluit  Deus  mihi  ex  ea  daré  filios,  cum  verecundia  de 
templo  Dei  exprobratus  exivi:  ut  quid  revertar  ad  eam,  semel 
abiectus  atque  despectus?  Hic  ergo  cum  ovibus  meis  ero,  quamdiu 
huius  saeculi  Deus  mihi  lucem  concederé  voluerit ;  per  manus  autem 
puerorum  meorum  pauperibus  et  viduis  et  orphanis  et  colentibus 
Deum  partes  suas  libenter  restituam»  I6. 

2.  Et  cum  haec  dixisset,  respondit  ei  iuvenis:  «Angelus  Dei 
ego  sum,  qui  apparui  hodie  uxori  tuae  flenti  et  oranti,  et  consolatus 
sum  eam,  quam  scias  ex  semine  tuo  concepisse  17  filiam.  Haec  in 

16  La  aparición  del  ángel  a  Joaquín  en  figura  de  un  joven  tiene  analo- 
gías con  las  apariciones  a  Tobías  (Tob.  5,5ss.)  y  a  la  madre  de  Sansón 
(Iud.  13).  .  .  i 

1 7  La  expresión  «concepisse  ex  semine  tuo»  está  en  abierta  oposición 
con  la  de  «excitavit  enim  Deus  semen  in  ea»  de  más  abajo,  que  paTece  favo- 
recer la  interpretación  de  una  concepción  virginal  de  la  Virgen  (cf.  Prot.  4,2; 
var.  εϊληφε).  El  códice  C  trae  «concipere»  en  presente  y,  coherente  consigo 
mismo,  admite  más  .ibajo  el  inciso  «invenies  eam  habentem  in  ulero  (D  +  de 
Spiritu  Sancto):  excitav't  enim  Deus  semen  in  ea».  Ε  trae  en  este  mismo 
lugar :  «excitabit  enim  Deus  semen  in  ea  et  faciet  eam  matrem  benedictio- 
nis  aeternae». 

Parece  ser  que  la  interpretación  original  del  Ps.  Mt.  está  en  favor  de 
la  concepción  virginal  de  María,  cosa  que  no  va  ni  mucho  menos  implicada 
en  el  dogma  católico  de  su  Inmaculada  Concepción,  pero  que  para  los  anti- 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


201 


ya  de  ti  una  hija.  Esta  vivirá  en  el  templo  del  Señor,  y  el  Espí- 
ritu Santo  reposará  sobre  ella.  Su  dicha  será  mayor  que  la  de 
todas  las  mujeres  santas.  Tan  es  así,  que  nadie  podrá  decir  que 
en  los  tiempos  pasados  hubo  alguna  semejante  a  ella;  y  ni  si- 
quiera habrá  una  en  el  futuro  que  pueda  comparársele.  Por  todo 
lo  cual  baja  ya  de  estas  montañas  y  corre  al  lado  de  tu  mujer.  La 
encontrarás  embarazada,  pues  Dios  se  ha  dignado  suscitar  en 
ella  un  germen  de  vida  (lo  cual  te  obliga  a  ti  a  mostrarte  reco- 
nocido para  con  El);  y  ese  germen  será  bendito,  y  ella  misma 
será  también  bendita  y  quedará  constituida  madre  de  eterna 
bendición». 

3.  Joaquín  se  postró  en  actitud  de  humilde  adoración  y  le 
dijo:  «Si  es  que  he  encontrado  gracia  ante  tus  ojos,  ten  a  bien 
reposar  un  poco  en  mi  tienda  y  bendecir  a  tu  siervo».  A  lo  que 
repuso  el  ángel:  «No  te  llames  siervo  mío,  sino  más  bien  consier- 
vo; pues  ambos  estamos  en  la  condición  de  servir  al  mismo  Se- 
ñor. Mi  comida  es  invisible  y  mi  bebida  no  puede  ser  captada 
por  ojos  humanos;  por  lo  cual,  no  haces  bien  en  invitarme  a  que 
entre  en  tu  tienda.  Será  mejor  que  ofrezcas  a  Dios  en  holocaus- 
to lo  que  habías  de  presentarme  a  mí».  Entonces  Joaquín  tomó 
un  cordero  sin  defecto  y  dijo  al  ángel :  «Nunca  me  hubiera  yo 
atrevido  a  ofrecer  a  Dios  un  holocausto,  si  tu  mandato  no  me 
hubiera  dado  la  potestad  de  hacerlo».  El  ángel  replicó:  «Tam- 


t^mplo  Dei  erit  et  Spiritus  Sanctus  requiescet  in  ea;  et  erit  beati- 
tudo  eius  super  omnes  sanctas  feminas.  ita  ut  nullus  possit  dicere 
quia  fuit  talis  ante  eam,  sed  et  post  eam  numquam  erit  ei  similis  ven- 
tura in  hoc  saeculo.  Propter  quod  descende  de  rrontibus  et  rever- 
tere  ad  coniugem  tuam,  et  invenios  eam  habentem  in  útero:  excita- 
vit  enim  Deus  semen  in  ea,  unde  gratias  referas  Deo,  et  semen  eius 
erit  benedictum,  et  ipsa  erit  benedicta  et  mater  benedictionis  aeter- 
nac  constituetur». 

3.  Et  adorans  eum  Ioachim,  dixit  ei :  «Si  inveni  gratiam  coram 
te,  sede  modicum  in  tabernáculo  meo  et  benedic  me,  sarvum  tuum». 
Et  dixit  ei  ángelus:  «Noli  te  dicere  servum,  sed  conservum  meum; 
unius  enim  Domini  serví  sumus.  Nam  cibus  meus  invisibilis  est, 
et  poíus  meus  ab  hominibus  mortalibus  non  videri  potest:  et  ideo 
non  debes  me  rogare  ut  intrem  in  tabernáculo  tuo,  sed  quod  mihi 
eras  daturus  tu  in  holocaustum  offeras  Deo». 

Tune  Ioachim  accepit  agnum  immaculatum  et  dixit  ad  angelum: 
«Ego  non  ausus  essem  offerre  holocaustum  Deo,  nisi  iussio  tua  daret 
mihi  pontificium  offerendi».  Et  dixit  ei  ángelus:  «Nec  ego  te  ad  of- 


guos  era  una  conditio  sine  qua  non  de  ésta,  pues  pensaban  que  el  pecado 
original  se  transmitía  por  la  concupiscencia  en  la  generación. 


202 


APÓCRIFOS  Dt   LA  NATIVIDAD 


poco  te  hubiera  invitado  yo  a  ofrecerlo,  de  no  conocer  el  bene- 
plácito divino».  Y  sucedió  que,  al  ofrecer  Joaquín  su  sacrificio, 
juntamente  con  el  perfume  de  éste  y,  por  decirlo  así,  con  el 
humo,  el  ángel  se  elevó  hacia  el  cielo. 

4.  Entonces  Joaquín  se  postró  con  la  faz  en  tierra  y  estuvo 
echado  desde  la  hora  de  sexta  hasta  la  tarde.  Cuando  llegaron 
sus  criados  y  jornaleros,  al  no  saber  a  qué  obedecía  aquello,  se 
llenaron  de  espanto,  pensando  que  quizás  quería  suicidarse.  Se 
acercaron,  pues,  a  él  y  a  viva  fuerza  lograron  levantarlo  del  sue- 
lo. Entonces  él  les  contó  su  visión,  y  ellos,  movidos  por  la  ad- 
miración y  el  estupor  que  les  produjo  el  relato,  le  aconsejaron 
que  pusiera  en  práctica  sin  demora  el  mandato  del  ángel  y  que 
a  toda  prisa  volviera  cabe  su  mujer.  Mas  sucedió  que,  mientras 
Joaquín  cavilaba  sobre  si  era  conveniente  o  no  el  volver,  se  que- 
dó dormido  y  se  le  apareció  en  sueños  el  mismo  ángel  que  había 
visto  anteriormente  cuando  estaba  despierto.  Este  le  habló  así: 
«Yo  soy  el  ángel  que  te  ha  sido  dado  por  custodio;  baja,  pues, 
tranquilamente  y  vete  al  lado  de  Ana,  porque  las  obras  de  mi- 
sericordia que  tanto  ella  como  tú  habéis  hecho  han  sido  presen- 
tadas ante  el  acatamiento  del  Altísimo,  quien  ha  tenido  a  bien 
legaros  una  posteridad  tal,  cual  nunca  han  podido  tener  desde 
el  principio  los  santos  y  profetas  de  Dios,  ni  aun  podrán  tenerla 
en  el  futuro».  Joaquín  llamó  a  los  pastores,  cuando  hubo  des- 


ferendum  invitarem,  nisi  voluntatem  Domini  cognovissem».  Factum 
est  autem  cuín  offerret  Ioachim  Deo  sacrifkium,  simul  cum  odore 
sacrificii  quasi  cum  fumo  perrexit  ángelus  ad  caelum. 

4.  Tune  Ioachim  cecidit  in  faciem,  et  ab  hora  diei  sexta  usque 
ad  vesperam  íacuit  1X.  Venientes  autem  pueri  eius  et  mercenarii, 
nescientes  quid  causae  esset  expaverunt,  putantes  quod  se  ipse  vel- 
let  interheere,  et  accesserunt  ad  eum  et  vix  eum  elevaverunt  de 
térra.  Quibus  cum  enarrasset  quid  vidisset,  stupore  nimio  et  admi- 
ratione  impulsi  hortabantur  eum  ut  sine  mora  iussum  angelí  per- 
ficeret  atque  velociter  ad  suam  coniugem  remearet.  Cumque  Ioachim 
in  animo  suo  discuteret  si  revertí  deberet.  factum  est  ut  stupore 
teneretur,  et  ecce  ángelus  qui  apparuit  ei  vigilanti,  apparuit  ci  in 
somnis  dicens:  «Ego  sum  ángelus  qui  a  Deo  datus  sum  tibí  custos: 
descende  securus  et  reverteré  ad  Annam  quia  misencordiae  quas 
fecisti  tu  et  Anna  uxor  tua,  in  conspectu  Altissimi  recitatae  sunt,  et 
tale  datum  est  vobis  germen,  quale  numquam  ab  initio  nec  prophe- 
tae  aut  sancti  habuerunt  noque  sunt  habituri».  Et  factum  est  cum 
evigilasset  Ioachim  a  somno,  vocavit  ad  se  gregarios  suos  et  indicavit 


1 8  El  temor  provocado  por  la  visión  del  ángel  es  parecido  al  descrito 
en  Tob.  12, 22. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


203 


pertado,  para  referirles  el  sueño.  Estos  le  dijeron,  postrados  en 
adoración  ante  Dios:  «Ten  cuidado  y  no  desprecies  más  a  un 
ángel  del  Señor.  Levántate  y  vámonos.  Avanzando  lentamente, 
podremos  ir  apacentando  nuestros  rebaños». 

5.  Anduvieron  treinta  días  consecutivos;  y,  cuando  esta- 
ban ya  cerca,  un  ángel  de  Dios  se  apareció  a  Ana  mientras  es- 
taba en  oración  y  le  dijo:  «Vete  a  la  puerta  que  llaman  Dorada 
y  sal  al  encuentro  de  tu  marido,  porque  hoy  mismo  llegará». 
Ella  se  dió  prisa  y  se  marchó  allá  con  sus  doncellas.  Y,  en  lle- 
gando, se  puso  a  orar.  Mas  estaba  ya  cansada  y  aun  aburrida  de 
tanto  esperar,  cuando  de  pronto  elevó  sus  ojos  y  vió  a  Joaquín 
que  venía  con  sus  rebaños.  Y  en  seguida  salió  corriendo  a  su 
encuentro,  se  abalanzó  sobre  su  cuello  y  dió  gracias  a  Dios,  di- 
ciendo :  «Poco  ha  era  viuda,  y  ya  no  lo  soy ;  no  hace  mucho  era 
estéril,  y  he  aquí  que  he  concebido  en  mis  entrañas».  Esto  hizo 
que  todos  los  vecinos  y  conocidos  se  llenaran  de  gozo,  hasta  el 
punto  de  que  toda  la  tierra  de  Israel  se  alegró  por  tan  grata  nueva. 


eis  somnium  suum.  At  illi  adoraverunt  Dominum  et  dixerunt  ei: 
«Vide  ne  ultra  contemnas  angelum  Dei ;  sed  surge,  proficiscamur  et 
lento  gradu  pascentes  eamus». 

5.  Cumque  triginta  dies  ambularent  et  essent  iam  prope,  ap- 
paruit  Annae  in  oratione  stanti  ángelus  Domini  dicens  ei:  «Vade 
ad  portam  quae  áurea  vocatur  et  occurre  viro  tuo,  quoniam  veniet 
ad  te  hodie»  19.  At  illa  festinanter  perrexit  cum  puellis  suis,  et  coepit 
in  ipsa  porta  stans  orare.  Et  cum  diutius  cxspectaret  et  longa  exspec- 
tatione  deficeret,  elevans  oculos  suos  vidit  Ioachim  venientem  cum 
pecoribus  suis,  occurrensque  Anna  suspendit  se  in  eolio  eius,  gratias 
agens  Deo  et  dicens:  «Vidua  eram,  et  ecce  iam  non  sum;  sterilis 
eram,  et  ecce  iam  concepi».  Et  factum  est  gaudium  magnum  vicinis 
ómnibus  et  notis  eius,  ita  ut  universa  térra  Israel  de  ista  fama  gra- 
tularetur. 


19  Josefo  advierte  que  había  muchas  puertas  en  el  templo  recubiertas 
de  oro  o  de  plata  (De  bello  iud.  V  5,3).  Pero  aquí  el  autor  debe  referirse  más 
bien  a  una  puerta  de  la  ciudad.  Actualmente  se  señala  en  Jerusalén  una 
«puerta  dorada»,  situada  probablemente  en  el  emplazamiento  de  la  antigua 
«puerta  judiciaria»  (según  los  LXX  πύλη  Μαφεκάδ).  Cf.  la  guía  de  Palestina 
publicada  por  los  profesores  de  Notre-Dame  de  France  en  Jerusalén  ed.  5.a 
(París  1932)  p.i5¿ss. 

Λ  la  iglesia  llamada  «Probática»,  edificada  en  Jerusalén  hacia  el  siglo  IV 
en  honor  de  la  natividad  de  la  Virgen,  va  unido  el  recuerdo  de  una  «puerta» 
y  de  una  «piscina»  de  las  ovejas,  lo  cual  no  deja  de  tener  alguna  relación 
con  nuestra  "puerta  dorada».  Este  encuentro  de  los  santos  esposos  ha  dejado 
huellas  en  el  arte  medieval.  Pueden  citarse  los  frescos  de  Santa  Sofía  de 
Kiev  (s.XI).  Cf.  Ε.  V.  Barsov,  art.  cit.,  p.104,  y  el  cuadro  del  «Maestro  de 
]a  Pasión  de  Lyversberg»  (s.XV),  conservado  en  la  pinacoteca  de  Munich. 


204 


U'OCRII-OS  DI    LA  NATIVIDAD 


IV 

Cumplidos  nueve  meses  después  de  esto,  Ana  dió  a  luz  una 
hija  y  le  puso  por  nombre  María.  Al  tercer  año,  sus  padres  la 
destetaron.  Luego  se  marcharon  al  templo;  y,  después  de  ofre- 
cer sus  sacrificios  a  Dios,  le  hicieron  donación  de  su  hijita 
María,  para  que  viviera  entre  aquel  grupo  de  vírgenes  que  se 
pasaban  día  y  noche  alabando  a  Dios.  Y,  al  llegar  frente  a  la 
fachada  del  templo,  subió  tan  rápidamente  las  quince  gradas, 
que  no  tuvo  tiempo  de  volver  su  vista  atrás  y  ni  siquiera  sintió 
añoranza  de  sus  padres,  cosa  tan  natural  en  la  niñez.  Esto  dejó 
a  todos  estupefactos,  de  manera  que  hasta  los  mismos  pontí- 
fices quedaron  llenos  de  admiración. 


IV 

Post  haec  autem,  expletis  mensibus  novem,  peperit  Anna  fiham, 
et  vocavit  nomen  eius  Mariam20.  Cum  autem  tertio  anno  pcrlac- 
tasset  cam,  abierunt  simul  Ioachim  et  Anna  uxor  eius  ad  tcmplum 
Domini,  et  offerentes  hostias  Domino  tradiderunt  infantulam  suam 
Mariam  in  contubernium  virginum,  quae  die  noctuque  in  Dei  lau- 
dibus  permanebant.  Quae  cum  posita  esset  ante  templum  Domini, 
quindecim  gradus  ita  cursim  ascendit  ut  penitus  non  aspiceret  re- 
trorsum,  ñeque,  ut  solitum  est  infantiae.  parentes  requireret.  In  quo 
facto  omnes  stupore  attonit:  tenebantur,  ita  ut  ipsi  pontífices  tem- 
pli  mirarcntur  21, 

-°  El  Ps.  Mr.,  dentro  de  su  sobriedad  en  este  punto,  coindice  con  el 
Prof.  en  los  detalles  relativos  a  la  natividad  de  María.  Todos  ellos  fueron 
recibidos  con  gran  entusiasmo  por  los  doctores,  oradores  e  himnógrafos  del 
Oriente  bizantino.  Recordemos  cómo  Roma; ios  introduce  el  pasaje  proto- 
evangélico  en  un  kontakion  de  Navidad. 

Se  discute,  sin  embargo,  queriendo  armonizar  estos  datos  apócrifos  con 
las  tradiciones  locales,  sobre  el  sitio  donde  tuvo  lugar  este  hecho.  Muchos 
creen  que  fué  Jerusalén  y  señalan  precisamente  el  emplazamiento  de  la  men- 
cionada iglesia  Probátici.  Este  fué  el  parecer  de  San  Juan  Damasceno 
(PG  96,670)  y  San  Sofronio  en  su  Anacreóntica  20  (PG  87,3821).  Otros  lo 
fijan  en  Belén:  San  Juan  Crisóstomo  en  su  homilía  predicada  el  año  396 
(PG  49,554)  ν  San  Cirilo  de  Alejandría  (PG  81,713).  Otros,  finalmente, 
señalan  Ñazaret  basándose  en  el  Da  n.lt.  C.f.  H.  Leclercq:  DACHEL 
t.io,  col. 1984. 

-i  Amann  (p.  296-297)  ve  en  estos  Jato  i  reterentes  a  la  presentación  y 
permanencia  de  María  en  el  templo  un  rerlejo  del  ideal  monástico  de  la 
época  merovingia.  La  Virgen  vive  en  comunidad  (in  contubernium  virginum), 
dedicada  noche  y  día  a  la  «laus  perennis>  (die  noctuque  in  Dei  laudibus  per- 
manebant ).  Las  quince  gradas  parecen  hacer  relación  a  los  quince  salmos 
llamados  graduales,  por  creer  que  tenía  que  recitarse  uno  en  cada  grada. 

Todas  estas  ideas  han  tenido  su  réplica  en  los  monumentos  iconográ- 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


205 


v  . 

Entonces  Ana,  llena  del  Espíritu  Santo,  dijo  en  presencia 
de  todos:  «El  Señor  de  los  ejércitos  ha  tenido  en  cuenta  su 
promesa  y  ha  querido  honrar  a  su  pueblo  con  su  santa  visita, 
humillando  a  las  gentes  que  se  levantaban  contra  nosotros  y  con- 
virtiendo hacia  Sí  sus  corazones.  Abrió  sus  oídos  para  escuchar 
nuestras  plegarias  y  apartó  de  nosotros  los  vejámenes  que  pro- 
venían de  nuestros  enemigos.  La  que  fué  estéril  es  ahora  madre 
y  ha  dado  a  luz  el  gozo  y  la  alegría  de  Israel.  Ahora  ya  podré 
hacer  mis  ofrendas  a  Dios,  sin  que  mis  enemigos  se  atrevan  a 
impedirlo.  El  Señor  atraiga  hacia  mí  sus  corazones  y  me  con- 
ceda un  gozo  sempiterno». 

VI 

χ.  Y  María  era  la  admiración  de  todo  el  pueblo;  pues» 
teniendo  tan  sólo  tres  años,  andaba  con  un  paso  tan  firme» 
hablaba  con  una  perfección  tal  y  se  entregaba  con  tanto  fervor 


V 

Tune  Anna  repleta  Spiritu  Sancto  in  conspectu  omnium  dixit: 
«Dominus  Deus  exercituum  memor  factus  est  verbi  sui  et  visitavit 
plebem  suam  visitatione  sancta  sua,  ut  gentes  quae  insurgebant  in 
nos  humiliet  et  convertat  ad  se  corda  eorum;  aperuit  aures  suas  pre- 
cibus  nostris,  et  exclusit  a  nobis  insultationes  inimicorum  nostro- 
rum.  Sterilis  facta  est  mater,  et  genuit  exsultationem  et  laetitiam  in 
Israel.  Ecce  potero  offerre  muñera  Domino,  et  non  poterunt  a  me 
prohibere  inimici  mei.  Dominus  convertat  corda  eorum  ad  me,  et 
det  mihi  gaudium  sempiternum»  22. 

VI 

i.  Erat  autem  Maria  in  admiratione  omni  populo.  Quae  cum 
trium  esset  annorum,  ita  maturo  gressu  ambulabat  et  perfectissime 
loquebatur  et  in  Dei  laudibus  studebat,  ut  non  infantula  esse  pu- 

ficos.  Los  griegos  tienen  preferencia  por  el  hecho  de  la  presentación.  Los 
latinos  se  fijan  más  en  la  vida  claustral  de  la  Virgen.  En  este  sentido  pode- 
mos citar  el  dibujo  de  la  píxide  de  Werden  y  el  monumento,  quizá  bár- 
baro, pero  precioso,  de  Saint-Maximin  en  Provence  (s.IV),  consistente  en 
una  losa  donde  la  V  irgen  está  representada  en  una  postura  erguida,  teniendo 
encima  de  sí  esta  inscripción:  maria  virgo  minester  de  tempvlo  ge- 
kosale. 

22  Las  expresiones  están  tomadas  del  Benedictus  (Le.  i,67ss.)  y  del 
cántico  de  Ana  (i  Sam.  2,sV 


206 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


a  las  alabanzas  divinas,  que  nadie  la  tendría  por  una  niña,  sino 
más  bien  por  una  persona  mayor.  Era,  además,  tan  asidua  en  la 
oración,  como  si  tuviera  ya  treinta  años.  Su  faz  era  resplande- 
ciente cual  la  nieve,  de  manera  que  con  dificultad  se  podía 
poner  en  ella  la  mirada.  Se  entregaba  también  con  asiduidad  a 
las  labores  de  lana;  y  es  de  notar  que  lo  que  mujeres  mayores 
no  fueron  nunca  capaces  de  ejecutar,  ésta  lo  realizaba  en  su 
edad  más  tierna. 

2.  Esta  era  la  norma  de  vida  que  se  había  impuesto:  desde 
la  madrugada  hasta  la  hora  de  tercia  hacía  oración;  desde  tercia 
hasta  nona  se  ocupaba  en  sus  labores;  desde  nona  en  adelante 
consumía  todo  el  tiempo  en  oración  hasta  que  se  dejaba  ver  el 
ángel  del  Señor,  de  cuyas  manos  recibía  el  alimento.  Y  así  iba 
adelantando  más  y  más  en  las  vías  de  la  oración.  Finalmente, 
era  tan  dócil  a  las  instrucciones  que  recibía  en  compañía  de  las 
vírgenes  más  antiguas,  que  no  había  ninguna  más  pronta  que 
ella  para  las  vigilias,  ninguna  más  erudita  en  la  ciencia  divina, 
ninguna  más  humilde  en  su  sencillez,  ninguna  interpretaba  con 
más  donosura  la  salmodia,  ninguna  era  más  gentil  en  su  caridad, 
ni  más  pura  en  su  castidad,  ni,  finalmente,  más  perfecta  en  su 
virtud.  Pues  ella  era  siempre  constante,  firme,  inalterable.  Y 
cada  día  iba  adelantando  más. 


taretur  sed  magna,  et  quasi  triginta  annorum  iam  esset,  ita  orationi- 
bus  insistebat.  Et  resplendebat  facies  eius  sicut  nix,  ita  ut  vix  pos- 
sent  in  eius  vultum  intendere.  Insistebat  autem  operi  lanificii,  et  om- 
nia  quae  mulleres  antiquae  non  potuerunt  faceré,  ista  in  teñera 
aetate  posita  explicabat. 

2.  Hanc  autem  regulam  sibi  statuerat,  ut  a  mane  usque  ad 
horam  tertiam  orationibus  insisteret;  a  tertia  autem  usque  ad  nonam 
textrino  opere  se  occuparet,  a  nona  vero  hora  iterum  ab  oratione 
non  recedebat  usque  dum  illi  ángelus  Domini  appareret,  de  cuius 
manu  escam  acciperet,  et  melius  atque  melius  in  Dei  laudibus  pro- 
ficiebat.  Denique  cum  senioribus  virginibus  in  Dei  laudibus  ita 
docebatur,  ut  iam  nulla  ei  prior  in  vigiliis  inveniretur,  in  sapientia 
legis  Dei  eruditior,  in  humilitate  humilior,  in  carminibus  Davidicis 
elegantior,  in  caritate  gratiosior,  in  castitate  purior,  in  omni  virtute 
perfectior.  Erat  enim  constans,  immobilis,  immutabilis,  atque  quo- 
tidie  ad  meliora  proficiebat  23. 


23  Sigue  el  autor  presentando  a  María  como  dechado  de  la  observancia 
monástica.  Cada  una  de  las  palabras  de  este  capítulo,  según  Amann,  podía 
explicarse  por  la  regla  de  San  Benito.  Nótese  la  distribución  del  tiempo  entre 
la  oración  (rezo  de  las  horas  canónicas)  y  el  trabajo  manual.  Realmente  es 
uno  de  los  pasajes  más  deliciosos  del  Ps.  Mt. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


207 


3.  Nadie  la  vió  jamás  airada,  ni  le  oyó  nunca  una  palabra 
de  murmuración.  Su  conversación  rebosaba  tanta  gracia,  que 
bien  claro  manifestaba  tener  a  Dios  en  la  lengua.  Siempre  se  la 
encontraba  sumida  en  la  oración  o  dada  al  estudio  de  las  sagra- 
das letras.  Tenía  al  mismo  tiempo  cuidado  de  que  ninguna  de 
sus  compañeras  ofendiera  con  su  lengua,  o  soltara  la  risa  des- 
mesuradamente, o  se  dejara  llevar  por  la  soberbia,  prorrum- 
piendo en  injurias  contra  alguna  de  sus  iguales.  Continuamente 
estaba  bendiciendo  al  Señor ;  y  con  el  fin  de  no  substraer  nada 
a  las  alabanzas  divinas  en  sus  saludos,  cuando  alguien  le  dirigía 
uno  de  éstos,  ella  respondía:  Deo  gratias.  Y  de  ahí  viene  preci- 
samente el  que  los  hombres  correspondan  al  saludo  diciendo: 
Deo  gratias.  Cada  día  usaba  exclusivamente  para  su  refección 
el  alimento  que  le  venía  por  manos  del  ángel,  repartiendo  entre 
los  pobres  el  que  le  daban  los  pontífices.  Frecuentemente  se 
veía  hablar  con  ella  a  los  ángeles,  quienes  la  obsequiaban  con 
cariño  de  íntimos  amigos.  Y,  si  algún  enfermo  lograba  tocarla, 
volvía  inmediatamente  curado  a  su  casa. 


3.  Hanc  nemo  irascentem  vidit,  hanc  maledicentem  numquam 
ullus  audivit.  Omnis  autem  sermo  eius  ita  erat  gratia  plenus,  ut 
cognosceretur  in  lingua  eius  esse  Deus.  Semper  in  oratione  vel 
scrutatione  legis  permanebat,  et  erat  sollicita  circa  socias  suas,  ne 
aliqua  ex  eis  vel  in  uno  sermone  peccaret,  nec  aliqua  in  risu  exalta- 
ret  sonum  suum,  nec  aliqua  in  iniuriis  aut  in  superbia  circa  parem 
suam  existeret.  Sine  intermissione  benedicebat  Deum;  et  ne  forte 
vel  in  salutatione  sua  a  laudibus  Dei  tolleretur,  si  quis  eam  salutabat, 
illa  pro  salutatione  «Deo  gratias»  respondebat.  Denique  primum  ab 
ea  exiit  ut  homines,  cum  se  invicem  salutarent,  «Deo  gratias»  re- 
sponderent  24.  Quotidie  esca  quam  de  manu  angelí  accipiebat  ipsa 
tantum  reficiebatur;  escam  vero  quam  a  pontificibus  consequebatur, 
pauperibus  dividebat.  Frequenter  videbant  cum  ea  angelos  loqui, 
et  quasi  carissimi  eius  obtemperabant  ei.  Si  quis  autem  de  infirman- 
tibus  tetigisset  eam,  salvus  ad  domum  suam  eadem  hora  remeabat. 


-4  Fórmula  usual  de  saludo  entre  los  monjes.  San  Agustín  dice,  re- 
tiriéndose  a  sus  monasterios:  «Hi  etiam  [los  adversarios  de  los  monjes]  in- 
sultare nobis  audent,  quia  fratres,  cum  vident  homines,  Deo  gratias  dicunt» 
(In  Ps.  132,6:  PL  4,1732).  Asimismo,  San  Benito  prescribe  en  su  regla  fe. 66) 
al  hermano  portero:  «Mox  ut  aliquis  aut  pulsaverit  aut  pauper  clamaverit, 
Deo  gratias  respondeat  aut  benedicat  > 


2  OS 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


VII 

1.  El  sacerdote  Abiatar  ofreció  entonces  cuantiosos  dones  a 
los  pontífices  para  que  éstos  se  la  entregaran  y  él  pudiera  a  su 
vez  dársela  en  matrimonio  a  su  propio  hijo.  Pero  María  por  su 
parte  se  oponía  resueltamente,  diciendo:  «No  es  posible  que 
yo  conozca  varón  o  que  varón  alguno  me  conozca  a  mí».  Pero 
los  pontífices  y  sus  parientes  le  decían:  «Dios  es  honrado  en  los 
hijos  y  adorado  en  la  posteridad,  como  siempre  se  ha  observado 
en  Israel».  A  lo  que  María  repuso:  «A  Dios  se  le  honra,  sobre 
todo,  con  la  castidad,  como  es  fácil  probar». 

2.  «Antes  de  Abel  no  hubo  justo  alguno  entre  los  hombres. 
El  agradó  a  Dios  con  sus  ofrendas  y  fué  cruelmente  asesinado 
por  quien  disgustó  al  Señor.  Sin  embargo,  obtuvo  doble  ga- 
lardón: uno  por  sus  oblaciones  y  otro  por  su  virginidad,  ya 
que  no  consintió  jamás  en  su  cuerpo  polución  alguna.  Final- 
mente, también  Elias  fué  arrebatado  en  carne  mortal  al  cielo  por 
haber  conservado  inmaculado  su  cuerpo.  Esto  es  lo  que  he  ido 
aprendiendo  yo  misma  en  el  templo  desde  mi  infancia:  que 


VII 

1.  Tune  Abiathar  25  sacerdos  obtulit  muñera  infinita  pontifi- 
cibus,  ut  acciperet  eam  filio  suo  tradendam  uxorem.  Prohibebat 
autem  eos  Maria  dicens:  «Non  potest  fieri  ut  ego  virum  cognoscam 
aut  me  vir  cognoscat».  Pontífices  autem  et  omnes  eius  affines  dicebant 
ei :  «Deus  in  filiis  colitur  et  in  posteris  adoratur,  sicut  semper  fuit  in 
Israel».  Respondens  autem  Maria  dixit  illis :  «Deus  in  castitate  primo 
omnium  colitur,  ut  comprobatur: 

2.  Nam  ante  Abel  nullus  fuit  iustus  inter  homines,  et  iste  pro 
oblatione  placuit  Deo,  et  ab  eo  qui  displicuit  inclementer  occisus 
est.  Duas  tamen  coronas  accepit,  oblationis  et  virginitatis,  quia  in 
carne  sua  numquam  pollutionem  admisit.  Denique  et  Helias  cum 
esset  in  carne  assumptus  est,  quia  carnem  suam  virginem  custodi- 
vit  26.  Haec  ego  didici  in  templo  Dei  ab  infantia  mea,  quod  Deo 


25  A  =  Abiacar;  Β  =  Abichar;  D  =  Abyacar.  El  Ps.  Mt.  añade  este 
episodio  que  no  figura  en  el  Prot.  para  presentar  a  la  Virgen  como  dechado 
de  castidad. 

26  Los  Padres  suelen  citar  a  Elias  y  Abel  como  ejemplos  de  castidad 
perfecta  en  el  A.  T.  Respecto  de  Abel  poseemos  únicamente  el  testimonio 
negativo  de  la  Sagrada  Escritura,  en  la  que  no  consta  que  se  casara.  Sobre 
Ellas  cf.  Snn  Jerónimo:  «Virgo  Helias.  Helisaeus  virgo,  virgines  mu!t'  filii 
prophetarum»  (Fp.  ad  Eustochium  22,21:  PL  22.408).  Cf.  lambién  Ad  Io- 
vmianum  1,25:  PL  23,244.  San  Epifanio  dice  de  él:  «ώ?  'HXIas  έκ  myrpós  τταρ- 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


209 


una  virgen  puede  hacerse  grata  a  los  ojos  de  Dios.  Por  ello  he 
resuelto  en  mi  corazón  no  conocer  jamás  varón  alguno» 

VIII 

i.  Y  sucedió  que,  al  llegar  a  los  catorce  años,  los  fariseos 
tomaron  en  ello  pretexto  para  decir  que  era  ya  antigua  la  cos- 
tumbre que  prohibía  habitar  a  cualquier  mujer  en  el  templo  de 
Dios.  Por  esto  se  tomó  la  resolución  de  enviar  un  mensajero 
por  todas  las  tribus  de  Israel,  que  convocara  a  todo  el  pueblo 
para  dentro  de  tres  días  en  el  templo.  Cuando  estuvo  reunido 
todo  el  pueblo,  Abiatar  se  levantó,  subió  a  las  gradas  más  altas 


cara  esse  possit  virgo.  Ideo  hoc  statui  in  corde  meo,  ut  virum  penitus 
non  cognoscam»  27 . 

VIII 

í.  Factum  est  autem  cum  XIIII  annos  28  aetatis  haberet,  et 
esset  occasio  quae  Pharisaeos  faceret  dicere,  iam  consuetudinem 
adesse  feminam  in  templo  Dei  non  posse  morari,  inventum  est  tale 
consilium  ut  mitteretur  praeco  per  omnes  tribus  Israel,  ut  omnes 
die  tertia  in  templum  Domini  convenirent.  Cum  autem  universus 
populus  convenisset,  surrexit  Abiathar  29  pontifex  et  ascendit  in  altio- 

θένος,  και  ούτω  μένων  ds  τό  διηνεκές».  Lo  mismo  pensaba  Casiano,  el  propulsor 
de  la  vida  monástica  en  Occidente. 

27  B  ofrece  una  curiosa  variante  para  hacer  resaltar  más  el  propósito  de 
María  referente  a  la  observancia  de  la  castidad: 

«Factum  est  autem  cum  XII  aetatis  annos  haberet,  et  fama  esset  ac  con- 
suetudo  talis  quod,  postquam  ad  legitimam  aetatem  perveniebant  virgines 
in  templo  Domini  commorantes,  accipere  debebant  in  coniugio  viros  suos, 
inventum  est  tale  consilium  ut  mittatur  praeco  per  omnes  tribus  Israel,  ut 
in  templo  Domini  convenirent  in  unum  pontífices.  At  omnes  virgines  Ma- 
riae  affines,  timentes  ne  propter  pulchritudinem  eius  aliquis  iuvenis  ipsam 
seduceret,  monebant  ipsam  ut  virum  acciperet  de  maioribus  Israel.  Tune 
ipsa  respondens  dixit:  Non  potest  hoc  fieri  quod  virum  cognoscam  vel  vir 
cognoscat  me.  At  illae  dixerunt  ei:  Timemus  ne  propter  pulchritudinem 
tuam,  nisi  cognoscaris  a  viro  et  nubaris,  secundum  quod  aliae  virgines  te  in 
templo  Domini  praecedentes  fecerunt,  aliquis  iuvenis  subducat  te.  Respon- 
dit  eis  virgo  María :  Deum  in  castitate  colitura  et  veneratura  sum  perpetuo. 
Nam  ante  Abel  nullus  erat  inter  homines  iustus,  et  ipse  per  oblationes  pla- 
cuit  Deo:  et  cum  esset  occisus,  quod  Domino  displicuit.  duas  coronas  acce- 
pit  a  Domino,  oblationis  et  virginitatis,  quia  in  carne  sua  pollutionem  non 
fecit,  quia  in  virginitate  custodivit  eam.  Ego  ab  infantia  mea  virginitatem 
meam  Deo  obtuli  [et]  in  corde  meo  statui  ut  virum  penitus  non  cognoscam». 

28  B,  D  y  Prot.  (VIII  2)  señalan  doce  años  solamente. 

29  D  =  Abyacar  o  Ysachar;  Β  =  I sacar;  Ε  =  hachar.  Parece,  sin  em- 
bargo, más  probable  que  este  personaje  sea  el  mismo  Ab-atar  del  capítulo 
anterior.  Su  discurso  supone  la  costumbre  de  que  ciertas  vírgenes  hicieran 


210 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


con  el  fin  de  ser  visto  y  oído  por  todos;  y,  después  de  hacerse 
silencio,  habló  de  esta  manera:  «Escuchadme,  hijos  de  Israel: 
que  vuestros  oídos  perciban  mis  palabras :  Desde  la  edificación 
de  este  templo  por  Salomón  han  vivido  en  él  vírgenes  hijas  de 
reyes,  de  profetas,  de  sumos  sacerdotes  y  de  pontífices,  llegando 
a  ser  grandes  y  dignas  de  admiración.  No  obstante,  en  llegando 
a  la  edad  conveniente,  fueron  dadas  en  matrimonio,  siguiendo 
con  ello  el  ejemplo  de  las  que  anteriormente  habían  precedido 
y  agradado  a  Dios  de  esta  manera.  Pero  María  ha  sido  la  única 
en  dar  con  un  nuevo  modo  de  seguir  el  beneplácito  divino,  al 
hacer  la  promesa  de  permanecer  virgen.  Así,  pues,  creo  que  nos 
será  posible  averiguar  quién  es  el  hombre  a  cuya  custodia  debe 
ser  encomendada,  preguntándoselo  a  Dios  y  esperando  su  res- 
puesta» 

2.  Agradó  tal  proposición  a  toda  la  asamblea.  Echaron 
suerte  los  sacerdotes  sobre  las  doce  tribus  de  Israel,  y  ésta  vino 
a  recaer  sobre  la  de  Judá.  Entonces  dijo  el  sacerdote:  «Vengan 
mañana  todos  los  que  no  tienen  mujer  y  traiga  cada  cual  una 
vara  en  su  mano».  Resultó,  pues,  que  entre  los  jóvenes  vino 


ribus  gradibus,  ut  ab  omni  populo  audiri  posset  et  videri;  et.facto 
magno  silentio  dixit:  «Audite  me,  filii  Israel,  et  auribus  percipite 
verba  mea.  Ex  quo  aedificatum  est  templum  hoc  a  Salomona,  fue- 
runt  in  co  filiae  regum  virgines  et  prophetarum  et  summorum  sa- 
cerdotum  et  pontificum;  et  magnae  ac  mirabiles  exstiterunt.  Tamen 
venientes  ad  legitimam  aetatem,  viros  in  coniugio  sunt  adeptae,  et 
secutae  sunt  priorum  suarum  ordinem  et  Deo  placuerunt.  Λ  sola 
vero  María  novus  ordo  placendi  Deo  inventus  est,  quae  promittit  Deo 
se  virginem  permanere.  Unde  mihi  viditur  ut  per  interrogationem 
nostram  et  responsionem  Dei  possimus  agnoscere  eui  de^eat  custo- 
dienda  committi». 

2.  Tune  placuit  sermo  iste  omni  synagogae.  Et  missa  est  sors 
a  sacerdotibus  super  duodecim  tribus  Israel,  et  cecidit  sors  super 
tribuna  luda  30.  Dixitque  sacerdos:  «Insequenti  die  quicumque  sine 
uxore  est,  veniat  et  deferat  virgam  in  manu  sua».  Unde  factum  est 
ut  Ioseph  cum  iuvenibus  virgam  deferret.  Cumque  tradidis.sent  sum- 


vida  cenobítica  en  el  templo,  cosa  no  consignada  en  el  Prot.  Es  notable  la 
expresión  «a  sola  María...»,  que  da  a  María  el  privilegio  de  ser  la  primera 
que  escogió  el  camino  de  la  castidad.  Este  dato  fué  acogido  por  la  tradición 
y  hay  muchos  doctores  que  mantienen  esta  doctrina. 

3°  Tal  sorteo  entre  las  tribus  no  tigura  en  el  Prot.,  donde  la  elección  se 
hace  sin  más  entre  los  «viudos  del  pueblo»  (χηρεύοντα  τοΰ  λαοΰ).  La  idea 
de  ofrecer  las  varas  no  proviene  de  un  ángel,  como  en  el  Prot.,  sino  de  los 
mismos  sacerdotes  o  del  sumo  sacerdote. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


211 


también,  José  trayendo  su  vara.  Y  el  sumo  sacerdote,  después  de 
recibirlas  todas,  ofreció  un  sacrificio  e  interrogó  al  Señor,  obte- 
niendo esta  respuesta:  «Mete  todas  las  varas  en  el  interior  del 
santo  de  los  santos  y  déjalas  allí  durante  un  rato.  Mándales  que 
vuelvan  mañana  a  recogerlas.  Al  efectuar  esto,  habrá,  una  de 
cuya  extremidad  saldrá  una  paloma  que  emprenderá  el  vuelo 
hacia  el  cielo,  Aquel  a  cuyas  manos  venga  esta  vara  portentosa, 
será  el  designado  para  encargarse  de  la  custodia  de  María». 

3.  Al  día  siguiente  todos  vinieron  con  presteza.  Y,  una 
vez  hecha  la  oblación  del  incienso,  entró  el  pontífice  en  el  santo 
de  los  santos  para  recoger  las  varas.  Fueron  éstas  distribuidas 
sin  que  de  ninguna  saliera  la  paloma  esperada.  Entonces  el  pon- 
tífice Abiatar  se  endosó  las  doce  campanillas  juntamente  con 
los  ornamentos  sacerdotales  y  entró  en  el  santo  de  los  santos, 
donde  prendió  fuego  al  sacrificio.  Y,  mientras  hacía  su  oración, 
se  le  apareció  un  ángel  que  le  dijo:  «Hay  entre  todas  las  varas 
una  pequeñísima,  a  la  que  tú  has  tenido  en  poco  y  la  has  me- 
tido entre  las  otras.  Pues  bien:  cuando  saques  ésta  y  se  la  des 
al  interesado,  verás  cómo  aparece  sobre  ella  la  señal  de  que  te 
he  hablado».  La  vara  en  cuestión  pertenecía  a  José.  Este  estaba 
postergado  por  ser  ya  viejo;  y  no  había  querido  reclamar  su  vara 
por  temor  de  verse  obligado  a  hacerse  cargo  de  la  doncella. 
Y,  mientras  estaba  así  en  esta  actitud  humilde,  como  el  último 
de  todos,  le  llamó  Abiatar  con  una  gran  voz,  diciéndole :  «Ven 
a  recoger  tu  vara,  porque  todos  estamos  pendientes  de  ti».  José 


mo  pontifici  virgas  suas,  obtulit  sacrificium  Deo,  et  interrogavit  Do- 
minum.  Et  dixit  Dominus  ad  eum:  «Intromitte  omnium  virgas  intra 
Sancta  Sanctorum,  et  ibi  maneant  virgae.  Et  praecipe  eis  ut  mane 
veniant  ad  te  ad  recipiendas  virgas  suas,  et  ex  cacumine  unius  vir- 
gae columba  egredietur  et  volabit  ad  cáelos;  in  cuius  manu  virga  red- 
dita  hoc  signum  dcderit,  ipsi  tradatur  Maria  custodienda». 

3.  Factum  est  autem  ut  altero  die  maturius  venirent  universi, 
et  facta  oblatione  incensi,  ingrcssus  pontifex  intra  Sancta  Sanctorum 
protulit  virgas.  Cumque  erogasset  singulas  et  ex  nulla  virga  exiisset 
columba,  induit  se  Abiathar  pontifex  duodecim  tintinnabulis  et  veste 
sacerdotal;,  et  ingressus  in  Sancta  Sanctorum  incendit  sacrificium. 
Et  fundente  illo  orationem  apparuit  ei  ángelus  dicens:  «Est  hic  vir- 
gula brevissima,  quam  pro  nihilo  computasti,  illamque  simul  cum 
ceteris  posuisti:  hanc  cum  tu  protuleris  et  dederis,  in  ipsa  appare- 
bit  signum  quod  locutus  sum  tibí».  Erat  autem  haec  virga  Ioseph, 
eratque  ipse  abiectus  habitus,  quoniam  senex  erat,  et  ne  forte  coge- 
retur  accipere  eam,  requirere  noluit  virgam  suam.  Cumque  staret 
humilis  et  ultimus,  voce  magna  clamavit  ad  eum  Abiathar  pontifex 


212 


APOCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


se  acercó  lleno  de  temor,  al  verse  tan  bruscamente  llamado  del 
sumo  sacerdote.  Mas,  cuando  fué  a  extender  su  mano  para 
recoger  la  vara,  salió  del  extremo  de  ésta  una  hermosísima 
paloma,  más  blanca  que  la  nieve,  la  cual,  después  de  volar  un 
poco  por  lo  alto  del  templo,  se  lanzó  al  espacio. 

4.  Entonces  el  pueblo  entero  le  felicitó,  diciendo :  «Dichoso 
tú  en  tu  ancianidad,  ya  que  el  Señor  te  ha  declarado  idóneo 
para  recibir  a  María  bajo  tu  cuidado».  Los  sacerdotes  le  dijeron: 
«Tómala,  porque  tú  has  sido  el  elegido  entre  todos  los  de  la 
tribu  de  Judá».  Mas  José^empezó  a  suplicarles  con  toda  reve- 
rencia y  a  decirles  lleno  de  confusión:  «Soy  ya  viejo  y  tengo 
hijos.  ¿Por  qué  os  empeñáis  en  que  me  haga  cargo  de  esta  jo- 
vencita?»  Entonces  Abiatar,  sumo  sacerdote,  dijo:  «Acuérdate, 
José,  cómo  perecieron  Datán,  Abirón  y  Coré  por  despreciar  la 
voluntad  divina.  Lo  mismo  te  pasará  a  ti,  si  no  haces  caso  a  este 
mandato  del  Señor».  José  repuso:  «No  seré  yo  quien  menos- 
precie la  voluntad  de  Dios,  sino  que  seré  custodio  de  la  joven 
hasta  que  aparezca  claro  el  beneplácito  divino  sobre  quién  de 
mis  hijos  ha  de  tomarla  por  mujer.  Séanle  dadas  algunas  de 
sus  compañeras  vírgenes,  con  las  que  pueda  mientras  tanto 
alternar».  El  pontífice  Abiatar  respondió:  «Sí,  le  serán  dadas 
algunas  doncellas  para  su  solaz  hasta  que  llegue  el  día  prefijado 


dicens:  «Veni  et  accipe  virgam  tuam,  quoniam  tu  exspectaris».  Et 
accessit  Ioseph  expavescens  quod  summus  pontifex  cum  clamore  ni- 
mio vocaret  eum.  Mox  autem  extendens  manum  ut  suam  virgam 
acciperet,  statim  de  cacumine  eius  egressa  est  columba  nive  candi- 
dior,  speciosa  nimis;  et  volans  diu  per  templi  fastigia  petivit  cáelos. 

4.  Tune  universus  populus  congratulabatur  seni  dicentes:  «Bea- 
tus  factus  es  tu  in  senectute  tua,  ut  idoneum  te  Deus  ostenderet  ad 
accipiendam  Mariam».  Cum  autem  sacerdotes  dicerent  ei:  «Accipe 
eam,  quia  ex  omni  tribu  luda  tu  solus  electus  es  a  Deo»,  coepit  ado- 
rare et  rogare  eos  atque  cum  verecundia  dicere:  «Senex  sum  et  filios 
habeo,  ut  quid  mihi  infantulam  istam  traditis  ?»  Tune  Abiathar  sum- 
mus pontifex  dixit:  «Memor  esto,  Ioseph,  quemadmodum  Dathan 
et  Abiron  et  Core  perierunt,  quia  voluntatem  Domini  contempse- 
runt.  Ita  tibi  eveniet  si  hoc  quod  a  Deo  iubetur  tibi  contempseris». 
Et  dixit  ei  Ioseph :  «Ego  quidem  non  contemno  voluntatem  Dei,  sed 
custos  eius  ero,  quousque  hoc  de  volúntate  Dei  cognosci  possit,  quis 
eam  possit  habere  ex  filiis  meis  coniugem.  Dentur  aliquae  ex  sodali- 
bus  eius  virgines,  cum  quibus  interim  degat»31.  Et  respondens 
Abiathar  pontifex  dixit :  «Virgines  quidem  ad  solatium  eius  dabun- 


3  1  Estas  vírgenes  son  las  que  testificarán  después  la  inocencia  de  Ma- 
ría, como  compañeras  que  han  sido  suyas  en  todos  los  instantes. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


213 


en  que  tú  debas  recibirla;  pues  has  de  saber  que  no  puede 
contraer  matrimonio  con  ningún  otro». 

5.  Entonces  José  admitió  a  María  juntamente  con  otras 
cinco  doncellas  que  deberían  acompañar  a  ésta  en  casa.  Estas 
muchachas  se  llamaban:  Rebeca,  Séfora,  Susana,  Abigea  y  Za- 
hel,  a  las  que  los  sacerdotes  entregaron  la  seda  y  la  púrpura 
juntamente  con  el  jacinto,  el  lino  y  la  escarlata.  Echaron  suertes 
entre  sí  para  ver  qué  es  lo  que  debía  trabajar  cada  una,  y  a 
María  le  cupo  en  suerte  recibir  la  púrpura  de  que  debía  estar 
confeccionado  el  velo  del  templo.  Y,  al  recibirla,  le  decían  las 
otras  doncellas:  «Eres  la  más  pequeña  de  todas  y,  sin  embargo, 
has  merecido  quedarte  con  la  púrpura»;  con  lo  que  empezaron 
en  son  de  chanza  a  llamarla  reina  de  las  vírgenes.  Y  estando  en 
esto  apareció  en  medio  de  ellas  el  ángel  del  Señor  y  dijo:  «Esto 
que  estáis  bromeando  no  será  una  burla,  sino  una  auténtica 
profecía».  Quedaron  ellas  sobrecogidas  ante  la  aparición  del 
ángel  y  las  palabras  que  les  dirigió.  Y  rogaron  a  María  que 
las  perdonara  y  las  encomendase  en  sus  oraciones. 


tur,  quousque  dies  statutus  veniat  in  quo  tu  eam  accipias,  non  enim 
poterit  alii  in  matrimonio  copulari»  32. 

5.  Tune  Ioseph  accepit  Mariam  cum  aliis  quinqué  virginibus, 
quae  essent  cum  ea  in  domo  Ioseph.  Erant  autem  istae  virgines  Re- 
becca,  Sephora,  Susanna,  Abigea  et  Zahel :  quibus  datum  est  a  pon- 
tificibus  sericum  et  iacinthum  et  byssus  et  purpura  et  linum.  Mise- 
runt  autem  sortes  Ínter  se  quid  unaquaeque  virgo  faceret;  contigit 
autem  ut  Maria  purpuram  acciperet  ad  velum  templi  Domini.  Quam 
cum  acciperet,  dixerunt  ei  illae  virgines:  «Cum  tu  sis  minor  ómni- 
bus, purpuram  obtinere  meruisti».  Et  hoc  dicentes  quasi  in  fatiga- 
tionis  sermone  coeperunt  eam  reginam  virginum  appellare.  Cum- 
que  haec  inter  se  agerent,  apparuit  ángelus  Domini  in  medio  earum 
et  dixit:  «Non  erit  sermo  iste  in  fatigatione  missus,  sed  in  propheta- 
tionem  verissimam  prophetatus».  Expaverunt  autem  in  conspectu 
angelí  et  in  verbis  eius,  et  rogaverunt  eam  ut  indulgeret  eis  et  oraret 
pro  eis. 

32  Nota  muy  bien  Amann  la  fluctuación  que  manifiesta  el  Ps.  Mt.  res- 
pecto al  vínculo  que  ha  de  ligar  a  María  con  José.  A  veces  parece  adherirse 
a  la  concepción  del  Prof.,  considerando  a  María  como  una  virgen  subintro- 
ducta.  Otras  se  acerca  más  a  la  idea  de  los  evangelios  canónicos,  haciendo  de 
ella  la  legítima  esposa  de  José  («non  enim  poterit  alii  in  matrimonio  co- 
pulari»). 


214 


APOCRIFAS  DE  LA  NATIVIDAD 


IX 

1.  Al  día  siguiente,  mientras  se  encontraba  María  junto 
a  la  fuente,  llenando  el  cántaro  de  agua,  se  le  apareció  el  ángel 
de  Dios  y  le  dijo:  «Dichosa  eres,  María,  porque  has  preparado 
al  Señor  una  habitación  en  tu  seno,  He  aquí  que  una  luz  del 
cielo  vendrá  para  morar  en  ti  y  por  tu  medio  iluminará  a  todo 
el  mundo». 

2.  Tres  días  después,  mientras  se  encontraba  en  la  labor 
de  la  púrpura,  vino  hacia  ella  un  joven  de  belleza  indescrip- 
tible. María,  al  verlo,  quedó  sobrecogida  de  miedo  y  se  puso  a 
temblar.  Mas  él  le  dijo:  «No  temas,  María,  porque  has  encon- 
trado gracia  ante  los  ojos  de  Dios.  He  aquí  que  vas  a  concebir 
en  tu  seno  y  vas  a  dar  a  luz  un  rey  cuyo  dominio  alcanzará  no 
sólo  a  la  tierra,  sino  también  al  cielo,  y  cuyo  reinado  durará 
por  todos  los  siglos». 


IX 

1.  Altera  autem  die  dum  Maria  staret  iuxta  fontem  et  urceolum 
impleret,  apparuit  ei  ángelus  Domini  et  dixit :  «Beata  es,  Maria,  quo- 
niam  in  útero  tuo  habitaculum  Domino  praeparasti.  Ecce  veniet 
lux  de  cáelo  ut  habitet  in  te,  et  per  te  universo  mundo  resplendebit» 33. 

2.  Iterum  tertia  die  dum  operaretur  purpuram  digitis  suis,  in- 
gressus  est  ad  eam  iuvenis,  cuius  pulchritudo  non  potuit  enarrari. 
Quem  videns  Maria  expavit  et  contremuit.  Cui  ille  ait:  «Noli  time- 
re,  Maria,  invenisti  gratiam  apud  Deum:  ecce  concipies  in  útero  et 
paries  regem,  qui  imperet  non  solum  in  térra  sed  et  in  caelis,  et 
regnabit  in  saecula  saeculorum»  i4. 

33  Esta  primera  escena  de  la  Anunciación  está  aquí  más  desarrollada 
que  en  el  Prot.,  donde  el  ángel  dirige  únicamente  un  saludo  a  la  Virgen. 

Los  monumentos  figurativos  más  antiguos  (v.gr.,  el  medallón  de  las  ca- 
tacumbas de  Priscila)  se  inspiran  exclusivamente  en  el  texto  de  San  Lucas. 
Los  artistas  posteriores  utilizaron  con  frecuencia  los  datos  apócrifos.  La 
representación  de  María  junto  a  la  fuente  en  el  momento  de  recibir  el  men- 
saje angélico  figura  en  un  marfil  perteneciente  a  la  colección  del  Campo 
Santo  Tedesco,  de  Roma,  y  en  otro  marfil  del  siglo  V  conservado  en  el  Vic- 
toria and  Albert  Museum,  de  Londres.  Cf.  H.  Leclercq:  DACHEL  I  2559 
y  X  1989-90.  El  mismo  motivo  se  encuentra  en  la  representación  de  la  Theo- 
tokos  de  Vladimir  en  el  monasterio  de  Daniel  (Moscú)  y  de  la  Theotokos  de 
Petrov.  Cf.  Barsov,  art.  c,  p.107. 

34  El  influjo  de  este  pasaje  en  el  arte  ha  sido  muy  poderoso.  Citemos  la 
cátedra  de  marfil  de  San  Maximino  en  Ravena  (a. 542-552),  donde  se  ve  a 
María  hilando  la  púrpura  al  ser  saludada  por  el  ángel.  Cf.  R.  Garrucci, 
Storia  dell'arte  cristiana  nei  primi  otto  secoli  della  Chiesa  (Prato  1873-1881) 
vol.i  p.537.  Asimismo,  el  mosaico  de  la  Anunciación  en  el  arco  triunfal  de 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


215 


X 

i.  Mientras  esto  sucedía,  José  se  hallaba  en  la  ciudad  ma- 
rítima de  Cafarnaúm  ocupado  en  su  trabajo,  pues  su  oficio  era 
el  de  carpintero.  Permaneció  allí  nueve  meses  consecutivos, 
v,  cuando  volvió  a  casa,  se  encontró  con  que  María  estaba 
embarazada;  por  lo  cual  se  puso  a  temblar  y,  todo  angustiado, 
exclamó:  «Señor  y  Dios  mío,  recibe  mi  alma,  pues  me  es  mejor 
ya  morir'  que  vivir».  Pero  las  doncellas  que  acompañaban  a 
María  le  dijeron:  «¿Qué  dices,  José?  Nosotras  podemos  ates- 
tiguar que  ningún  varón  se  ha  acercado  a  ella.  Estamos  seguras 
de  que  su  integridad  y  su  virginidad  permanecen  invioladas, 
pues  Dios  ha  sido  quien  la  ha  guardado.  Siempre  ha  permane- 
cido con  nosotras  dada  a  la  oración.  Todos  los  días  viene  un 
ángel  a  hablar  con  ella  y  de  él  recibe  también  diariamente  su 
alimento.  ¿Cómo  es  posible  que  pueda  encontrarse  en  ella  pe- 


X 

i.  Cum  haec  agerentur.  Ioseph  in  Capharnaum  marítima  erat 
in  opere  35  oceupatus,  erat  enim  faber  ligni,  ubi  moratus  est  mensi- 
bus  novem  -6.  Reversusque  in  domum  suam  invenit  Mariam  praeg- 
nantem.  Et  totus  contremuit  et  positus  in  angustia  exclamavit  et 
dixit:  «Domine  Deus,  accipe  spiritum  meum,  quoniam  melius  est 
mihi  mori  quam  vivere».  Cui  dixerunt  virgines  quae  cum  Maria 
erant :  «Quid  ais,  domine  Ioseph  ?  Nos  scimus  quoniam  vir  non  te- 
tigit  eam;  nos  scimus  quoniam  integritas  et  virginitas  in  ea  immacu- 
lata  perseverat:  Nam  custodita  est  a  Deo.  Semper  in  oratione  nobis- 
cum  permansit;  quotidie  cum  ea  ángelus  Domini  loquitur,  quotidie 
de  manu  angelí  escam  accipit.  Quomodo  fieri  potest  ut  sit  aliquod 


Santa  María  la  Mayor  (Id.,  o.c,  vol.4  p.  18-20),  donde  la  Virgen  aparece 
rodeada  de  ángeles. 

Otros  monumentos  representan  simultáneamente  las  dos  escenas  (de  la 
fuente  y  del  huso).  V.gr.,  el  fresco  de  Santa  Solía  de  Kiev  (s.XI)  [cf.  Barsov, 
o.c,  p.  108]  y  el  manuscrito  griego  vaticano  1162  (s.XII). 

Además  de  las  obras  citadas,  pueden  verse  sobre  este  punto:  N.  Po- 
KROVSKij,  Evangette  w  Pamij.itnikach  Ikonografii  preimuschestvenno  Vizantijs- 
kich  i  Russkich:  «Trudy  vosmavo  Archeologicheskavo  S'ezda  w  Moskwe  1890) 
t.i  p.I-40  (S.  Petersburgo  1892Ϊ;  O.  Bardenhewer,  Maria  Verkündigüng 
(Freiburg  i.  Br.  190^)  p.89ss. ;  W.  Kaufhold,  Die  Verkündigüng  an  María 
íiac/i  Apoferyphen  in  Literatur  und  Kunst  (Freiburg  1942). 

*S  A  y  B:  <  tabricandis  tabernaculis  regionum  mariümarum  erat  opere 
praeoecupafus».  Cf.  Mt.  4,13:  eis  Καφαρναούμ  τήν  ττσρσθαλασσίαν. 

3«  La  Anunciación  debió  tener  lugar  poco  después  de  la  entrada  de  Ma- 
ría en  la  casa  de  José.  El  Prot.  señala  únicamente  seis  meses. 


216 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


cado  alguno?  Y,  si  quieres  que  te  manifestemos  claramente  lo 
que  pensamos,  nuestra  opinión  es  que  su  embarazo  no  obedece 
sino  a  una  intervención  angélica». 

2.  Mas  José  repuso:  «¿Por  qué  os  empeñáis  en  hacerme 
creer  que  ha  sido  precisamente  un  ángel  quien  la  ha  hecho 
grávida?  Puede  muy  bien  haber  sucedido  que  alguien  se  haya 
fingido  ángel  y  la  haya  engañado».  Y,  al  decir  esto,  lloraba  y  se 
lamentaba  diciendo :  «¿Con  qué  cara  me  voy  a  presentar  en  el 
templo  de  Dios?  ¿Cómo  voy  a  atreverme  a  fijar  la  mirada  en 
los  sacerdotes?  ¿Qué  he  de  hacer?»  Y,  mientras  decía  estas 
cosas,  pensaba  en  ocultarse  y  despacharla. 

XI 

Estaba  ya  determinado  a  levantarse  de  noche  y  huir  a  algún 
lugar  desconocido,  cuando  se  le  apareció  un  ángel  de  Dios  y 
le  dijo:  «José,  hijo  de  David,  no  tengas  reparo  en  admitir  a 
María  como  esposa  tuya,  pues  lo  que  lleva  en  sus  entrañas  es 
fruto  del  Espíritu  Santo.  Dará  a  luz  un  hijo,  que  se  llamará 
Jesús,  porque  será  quien  salve  a  su  pueblo  de  sus  pecados». 
Levantóse  José  del  sueño  y,  dando  gracias  al  Señor,  su  Dios, 


peccatum  in  ea  ?  Nam  si  suspicionem  nostram  tibi  vis  ut  pandamus, 
istam  gravidam  non  fecit  nisi  ángelus  Dei»  37. 

2.  Ioseph  autem  dixit:  «Ut  quid  me  seducitis  ut  credam  vobis 
quia  ángelus  Domini  impraegnavit  eam?  Potest  enim  fieri  ut  quis- 
quam  se  finxerit  angelum  Domini  et  deceperit  eam».  Et  haec  diesns 
flebat  et  dicebat:  «Qua  fronte  ad  templum  Domini  iturus  sum?  Qua 
facie  visurus  sum  sacerdotes  Dei?  Quid  facturus  sum?»  Et  haec  di- 
cens  cogitabat  oceultare  se  et  dimitiere  eam  38. 

XI 

Cumque  ordinasset  in  nocte  exsurgerc  ut  fugiens  habitaret  in 
oceultis,  ecce  in  ipsa  nocte  apparuit  ei  in  somnis  ángelus  Domini 
dicens:  «Ioseph,  fili  David,  noli  timere  accipere  Mariam  coniugem 
tuam,  quoniam  quod  in  útero  eius  est,  de  Spiritu  Sancto  est.  Pariet 
autem  filium  qui  vocabitur  Iesus:  ipse  enim  salvum  faciet  populum 
suum  a  peccatis  eorum»  39.  Exsurgens  autem  Ioseph  a  somno  gra- 


37  B:  «Non  sit  in  te  aliqua  suspicio  de  ipsa.  quia  non  nisi  Spiritus  Sanctus 
gravidam  eam  fecit». 

38  Es  una  resolución  más  suave  que  la  de  Mt.  i.ip 

39  Cf.  Mt.  1,20-2  1. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


217 


contó  a  María  y  a  sus  compañeras  la  visión  que  había  tenido. 
Y,  consolado  por  lo  que  se  refería  a  María,  le  dijo  a  ésta:  «He 
hecho  mal  en  abrigar  sospechas  contra  ti». 

XII 

1.  Después  de  esto,  fué  cundiendo  el  rumor  de  que  María 
estaba  encinta.  Por  lo  cual  los  servidores  del  templo  arrestaron 
a  José  y  lo  llevaron  ante  el  pontífice.  Este  (y  lo  mismo  los 
sacerdotes)  empezó  a  injuriarle  de  esta  manera:  «¿Por  qué  has 
usurpado  fraudulentamente  el  derecho  matrimonial  a  una  don- 
cella, a  quien  los  ángeles  de  Dios  alimentaban  en  el  templo 
como  si  fuera  una  paloma,  y  que  nunca  quiso  ver  siquiera  el 
rostro  de  un  varón,  y  que  tenía  además  un  conocimiento  per- 
fecto de  la  ley  de  Dios?  Si  tú  no  la  hubieras  violentado,  ella 
hubiera  permanecido  virgen  hasta  el  día  de  hoy».  Mas  José 
juraba  que  no  la  había  tocado.  Entonces  el  pontífice  Abiatar 
le  dijo:  «Vive  Dios  que  ahora  mismo  te  haré  beber  el  agua  del 
Señor  y  al  instante  quedará  descubierto  tu  pecado». 

2.  Y  se  reunió  el  pueblo  entero  de  Israel  en  cantidad  tal, 
que  era  imposible  contarlo.  María  fué  llevada  también  al  tem- 


tias  egit  Deo  suo,  et  locutus  est  Mariae  de  virgmibus  quae  erant  cum 
ea  et  narravit  visum  suum.  Et  consolatus  est  super  María,  dicens: 
«Peccavi,  quoniam  suspicionem  aliquam  habui  in  te»  40. 

XII 

1.  Factum  est  autem  post  hace  et  extit  rumor  quod  María  esset 
grávida.  Et  comprehensus  a  ministris  templi  Ioseph  ductus  est  ad 
pontificem,  qui  una  cum  sacerdotibus  coepit  exprobrare  ei  et  di- 
cere:  «Ut  quid  fraudatus  es  nuptias  tantae  ac  talis  virginis,  quam 
angelí  Dei  sicut  columbam  in  templo  nutrierunt,  quae  virum  num- 
quam  nec  videre  voluit,  quae  in  lege  Dei  eruditionem  optimam  ha- 
buit?  Tu  autem  si  ei  violentiam  non  fecisses,  illa  hodie  virgo  per- 
severasset».  Ioseph  autem  devotabat  se  iurans  quod  numquam  teti- 
gisset  eam.  Gui  Abiathar  pontifex  dixit:  «Vivit  Deus  quoniam  modo 
te  faciam  potare  aquam  potationis  Domini,  et  statim  apparebit  pec- 
catum  tuum». 

2.  Tune  congregata  est  omnis  multitudo  Israel  41,  quae  dinu- 
merari  non  poterat,  et  adducta  est  etiam  María  ad  templum  Domi- 


40  El  haber  sospechado  de  María  vuelve  a  apenar  a  José  en  el  momento 
de  su  muerte,  según  la  Hist.  de  José  el  Carp.  (c.  17,4-7). 

41  B:  «máxima  pars  virorum  in  templo  Domini  et  mulierum  ul  in  iudi- 
cium  eius  prospicerent». 


218 


APÓCRIFOS   DE  LA  NATIVIDAD 


pío  de  Dios.  Y  los  sacerdotes,  al  igual  que  sus  parientes  y  cono- 
cidos, le  decían  llorando:  «Confiesa  tu  pecado  a  los  pontífices: 
tú  que  eras  como  una  paloma  en  el  templo  de  Dios  y  recibías 
el  alimento  de  manos  de  un  ángel».  Fué  llamado  José  ante  el 
altar  de  Dios  y  le  dieron  a  beber  el  agua  del  Señor.  Aquel  agua 
que,  al  ser  gustada  por  un  hombre  perjuro,  hacía  aparecer  en 
su  rostro  una  señal  divina,  después  de  dar  siete  vueltas  en 
torno  al  altar  de  Dios.  José  la  bebió  con  toda  tranquilidad  y 
dió  las  vueltas  rituales,  sin  que  apareciera  en  él  señal  alguna 
de  haber  pecado.  Entonces  los  sacerdotes,  los  ministros  de  éstos 
y  todo  el  pueblo  le  proclamaron  inocente  con  estas  palabras: 
«Dichoso  eres,  porque  no  se  ha  encontrado  en  ti  reato  alguno 
de  culpa». 

3.  Después  llamaron  a  María  y  le  dijeron:  «Y  tú,  ¿qué 
excusa  podrás  alegar?  ¿O  es  que  podrá  haber  alguna  señal  en  tu 
descargo  de  más  peso  que  ese  embarazo  que  te  está  delatando? 
Ahora,  puesto  que  José  es  inocente,  sólo  exigimos  de  ti  que 
nos  digas  quién  ha  sido  el  que  te  ha  engañado.  De  todas  ma- 
neras será  mejor  que  tú  misma  te  delates  antes  de  que  la  ira 


ni.  Sacerdotes  vero  et  affines  ac  parentes  eius  flentes  dicebant  ad 
Mariam:  «Confitere  sacerdotibus  peccatum  tuum,  quae  eras  sicut 
columba  in  templo  Dei  et  accipiebas  cibum  de  manu  angelí».  Voca- 
tus  est  autcm  et  Ioseph  ad  altare,  et  data  est  ei  aqua  potationis  Do- 
mini:  quam  si  gustasset  homo  mentiens  et  septies  circuisset  altare, 
dabat  Deus  signum  aliquod  in  facie  eius  42.  Cum  ergo  bibisset  se- 
curus  Ioseph  et  girasset  altare,  nullum  signum  peccati  apparuit  in 
eo.  Tune  sanctiñeaverunt  eum  sacerdotes  omnes  et  ministri  et  po- 
puli  dicentes:  «Beatus  es  tu,  quoniam  non  est  inventus  reatus  in  te». 

3.  Et  vocantes  Mariam  dixerunt  ei:  «Tu  quam  excusationem 
poteris  habere  ?  aut  quod  signum  maius  apparebit  in  te  quam  hoc 
quod  prodit  te  conceptus  ventris  tui  ?  Hoc  solummodo  a  te  requin- 
mus,  ut,  quia  Ioseph  mundus  est  a  te,  confitearis  quis  est  qui  te  dc- 
cepit.  Melius  est  cnim  ut  te  tua  confessio  prodat,  quam  ira  Dei  dans 

42  Es  curioso  el  detalle  de  las  siete  vueltas  alrededor  del  altar.  Se  trata, 
según  Cecchclli  (Mal.  C/ir.  III  p.345  nota  507),  de  un  antiguo  uso  semítico 
al  que  hace  referencia  el  Talmud  (Sota  1,6)  a  propósito  de  la  prueba  pres- 
crita en  Num.  c.5.  Existía  ya  en  la  Arabia  preislámica  y  perdura  hasta  hoy 
en  la  Ka'aba  de  la  Meca.  Lo  mismo  se  puede  decir  de  la  India.  Los  armenios 
tenían  también  la  costumbre  ritual  de  dar  las  consabidas  vueltas  alrededor 
de  la  tumba  de  un  mártir.  No  parece  esto  tampoco  extraño  del  todo  a  nues- 
tras tradiciones  populares.  Recuérdese  a  este  respecto  la  costumbre  vigente 
aún  en  muchos  de  nuestros  pueblos  de  dar  vueltas  con  los  animales  alrede- 
dor de  !a  iglesia  el  día  de  San  Antón. 


EVANGELIO  DHL  PS.  MATEO 


219 


de  Dios  ponga  el  estigma  en  tu  cara  a  vista  de  todo  el  pueblo». 
Entonces  María,  sin  vacilación  alguna  ni  temor,  dijo:  «Si  es 
que  hay  en  mí  alguna  contaminación  o  pecado  por  haberme 
dejado  llevar  de  la  concupiscencia  o  de  la  impureza,  manifiés- 
telo el  Señor  a  vista  de  todas  las  gentes  y  sirva  yo  a  todos  de 
escarmiento».  Y,  dicho  esto,  se  acercó  decididamente  al  altar 
de  Dios,  dió  las  vueltas  rituales  y  bebió  el  agua  del  Señor,  sin 
que  apareciera  en  ella  señal  alguna  de  pecado. 

4.  Estaba  todo  el  pueblo  lleno  de  estupor,  y  al  mismo 
tiempo  perplejo,  al  ver  por  una  parte  las  señales  de  su  embarazo 
y  constatar  por  otra  la  ausencia  de  indicios  que  comprobaran 
su  culpabilidad.  Por  lo  cual  se  formó  un  revuelo  de  opiniones 
en  torno  al  asunto.  Unos  la  proclamaban  santa.  Otros,  de  mala 
fe,  se  convertían  en  detractores  de  su  inocencia.  Entonces  Ma- 
ría, viendo  cómo  el  pueblo  sospechaba  aún  de  sí,  (pensando) 
que  no  estaba  perfectamente  justificada,  dijo  en  voz  clara  para 
que  todo  el  mundo  la  oyera:  «Por  vida  de  Adonai,  Señor  de 
los  ejércitos,  en  cuya  presencia  estoy,  que  no  he  conocido  nunca 
varón  ni  aun  pienso  conocerlo  en  adelante,  ya  que  así  lo  tengo 
decidido  desde  mi  infancia.  Este  es  el  voto  que  hice  al  Señor 
en  mi  niñez:  permanecer  pura  por  amor  de  Aquel  que  me 
creó.  En  esta  integridad  confío  vivir  para  El  sólo,  transcurriendo 
mi  existencia  libre  de  toda  mancha». 

5.  Entonces  todos  la  abrazaron,  rogándola  que  les  perdo- 


signum  in  facie  tua  in  medio  populi  te  manifestet».  Tune  María 
constanter  et  intrépida  dixit:  «Si  est  in  me  aliqua  pollutio  aut  ali- 
quod  peccatum,  aut  fuit  in  me  aliqua  concupiscentia  vel  impudici- 
tia,  detegat  me  Dominus  in  conspectu  omnium  populorum,  ut  sim 
ómnibus  emendationis  exemplum».  Et  accessit  ad  altare  Domini  con- 
fidenter  et  bibit  aquam  potationis  et  septies  circuivit  altare,  et  non 
est  inventa  in  ea  ulla  macula. 

4.  Et  cum  omnis  populus  stuperet  et  haesitaret,  videntes  con- 
ceptum  ventris  at  nullum  signum  in  facie  eius  apparuisse,  coepe- 
runt  ínter  se  varia  populi  loquacitate  turbari.  Alii  dicebant  sancti- 
tatem,  alii  vero  per  malam  conscientiam  aecusabant  eam.  Tune  Ma- 
ría videns  suspicionem  populi,  quod  non  ex  integro  fuisset  purgata, 
ómnibus  audientibus  clara  voce  dixit:  «Vivit  Dominus  Adonay  exer- 
cituum,  in  cuius  conspectu  sto,  quoniam  virum  numquam  cognovi, 
sed  nec  cognoscere  habeo,  quia  ab  infantia  aetatis  meae  in  hoc  men- 
tem  definivi.  Et  hoc  Deo  meo  votum  feci  ab  infantia  mea,  ut  ipsi 
qui  me  creavit  in  integritate  permaneam,  in  qua  me  confido  ipsi  soli 
vivere  et  ipsi  soli  sine  aliqua  pollutione  quamdiu  vixero  permanere». 

5.  Tune  omnes  osculabantur  eam  rogantes  ut  malis  suspicio- 


220 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


nara  sus  injustas  sospechas.  Y  toda  la  multitud,  juntamente 
con  los  sacerdotes  y  las  vírgenes,  la  condujo  hasta  casa.  Todos 
estaban  llenos  de  júbilo  y  clamaban  con  gritos  de  alegría :  «Ben- 
dito sea  el  nombre  de  Dios,  que  se  ha  dignado  poner  en  claro 
tu  inocencia  ante  el  pueblo  entero  de  Israel». 

XIII 

i.  Pasado  algún  tiempo,  vino  un  edicto  del  César  Augusto 
intimando  a  todo  el  mundo  la  orden  de  empadronarse  en  su 
propia  patria.  Este  censo  fué  puesto  en  ejecución  por  Cirino, 
gobernador  de  Siria.  Vióse,  pues,  obligado  José  a  ponerse  en 
camino  de  Belén  juntamente  con  María;  ya  que  él  era  oriundo 
de  la  mencionada  villa  y  María  descendía  asimismo  de  la  tribu 
de  Judá  y  de  la  casa  y  patria  de  David. 

Yendo  ya  de  camino,  dijo  María  a  José :  «Veo  dos  pueblos 
ante  mis  ojos:  uno  que  llora  y  otro  que  se  regocija».  A  lo  que 
éste  replicó:  «Estáte  bien  sentada  y  apóyate  sobre  el  jumento, 
sin  proferir  palabras  inútiles».  En  el  mismo  momento  apareció 
ante  los  viajeros  un  hermoso  niño  que  lucía  una  espléndida 
vestidura.  Y  dijo  a  José:  «¿Por  qué  has  dicho  que  cían  palabras 
inútiles  las  que  dijo  María  hablando  de  los  dos  pueblos?  Ella 


nibus  eorum  daret  indulgentiam.  Et  deduxerunt  eam  omnes  populi 
et  sacerdotes  et  omnes  virgines  cum  exsultatione  et  gaudio  usque  ad 
domum  suam,  clamantes  et  dicentes:  «Sit  nomen  Domini  benedic- 
tum  qui  manifestavit  sanctitatem  tuam  universae  plebi  Israel». 

XIII 

i.  Factum  est  autem  post  aliquantum  tempus  ut  fieret  profes- 
sio  ex  edicto  Caesaris  Augusti,  ut  profiteretur  unusquisque  in  patria 
sua  43.  Haec  professio  facta  est  a  praeside  Syriae  Cyrino.  Necesse 
autem  fuerat  ut  Ioseph  cum  María  proficisceretur  in  Bethleem,  quia 
exinde  erat,  et  María  de  tribu  luda  et  de  domo  ac  patria  David.  Cum 
ergo  Ioseph  et  María  irent  per  viam  quae  ducit  Bethleem,  dixit  Ma- 
ría ad  Ioseph:  «Dúos  populos  video  ante  me,  unum  flentem  et  alium 
gaudentem».  Cui  respondit  Ioseph:  «Sede  et  teñe  te  in  iumento  tuo 
et  noli  superflua  verba  loqui».  Tune  apparuit  puer  speciosus  ante  eos, 
indutus  veste  splendida,  et  dixit  ad  Ioseph:  «Quare  dixisti  verba 
superflua  esse  de  duobus  populis  de  quibus  locuta  est  Maria?  Po- 


43  Fl  Prot.  había  restringido  el  empadronamiento  a  Belén.  Nuestro  apó- 
crifo sigue  en  este  punto  a  San  Lucas  (2,4)  y  subraya  además  la  ascendencia 
davídica  de  María. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


221 


ha  visto  llorar  al  pueblo  de  los  judíos  por  haberse  apartado  de 
su  Dios  y  ha  vi§to  regocijarse  al  pueblo  de  los  gentiles  por 
haberse  acercado  y  adherido  al  Señor,  en  conformidad  con  las 
promesas  que  El  hizo  a  nuestros  padres  Abrahán,  Isaac  y  Jacob. 
Pues  es  llegado  ya  el  tiempo  en  que  van  a  ser  benditas  todas 
las  naciones  de  la  tierra  en  la  posteridad  de  Abrahán». 

2.  Y,  en  diciendo  esto,  mandó  el  ángel  parar  la  caballería, 
porque  el  tiempo  de  dar  a  luz  se  había  echado  ya  encima. 
Después  mandó  a  María  que  bajara  de  la  cabalgadura  y  se 
metiera  en  una  cueva  subterránea,  donde  siempre  reinó  la  obs- 
curidad, sin  que  nunca  entrara  un  rayo  de  luz,  porque  el  sol 
no  podía  penetrar  hasta  allí.  Mas,  en  el  momento  mismo  en 
que  entró  María,  el  recinto  se  inundó  de  resplandores  y  quedó 
todo  refulgente  como  si  el  sol  estuviera  allí  dentro.  Aquella 
luz  divina  dejó  la  cueva  como  si  fuera  el  mediodía.  Y,  mientras 
estuvo  allí  María,  el  resplandor  no  faltó  ni  de  día  ni  de  noche. 
Finalmente,  dió  a  luz  un  niño,  a  quien  en  el  momento  de  nacer 
rodearon  los  ángeles  y  luego  adoraron  diciendo:  «Gloria  a  Dios 
en  las  alturas  y  paz  en  la  tierra  a  los  hombres  de  buena  vo- 
luntad». 

3.  Hacía  un  rato  que  José  se  había  marchado  en  busca  de 


pulum  enim  Iudaeorum  flentem  vidit,  quia  recessit  a  Deo  suo,  et 
populum  gentium  gaudentem,  quia  accessit  et  prope  factus  est  ad 
Dominum,  secundum  quod  promisit  patribus  nostris  Abraham,  Isaac 
et  Iacob;  tempus  enim  advenit  ut  in  semine  Abrahae  benedictio 
ómnibus  gentibus  tribuatur». 

2.  Et  cum  haec  dixisset,  iussit  ángelus  stare  iumentum,  quia 
tempus  advenerat  pariendi ;  et  praecepit  descenderé  de  animali  Ma- 
riam  et  ingredi  in  speluncam  subterraneam,  in  qua  lux  non  fuit  un- 
quam  sed  semper  tenebrae,  quia  lumen  diei  penitus  non  habebat  44. 
Ád  ingressum  vero  Mariae  coepit  tota  spelunca  splendorem  habere, 
et  quasi  sol  ibi  esset,  ita  tota  fulgorem  lucís  ostendere;  et  quasi  esset 
ibi  hora  sexta  diei,  ita  speluncam  lux  divina  illustravit;  nec  in  die 
nec  in  nocte  lux  ibi  divina  defuit  quamdiu  ibi  María  fuit.  Et  ibi  pe- 
perit  masculum,  quem  circumdederunt  angelí  nascentem  et  natum 
adoraverunt  dicentes:  «Gloria  in  excelsis  Deo  et  in  térra  pax  homi- 
nibus  bonae  voluntatis». 

3.  Iam  enim  dudum  Ioseph  perrexerat  ad  quaerendas  obstetri- 


44  Parece  dar  con  esto  a  entender  que  María  no  sintió  los  dolores  del 
parto,  pues  fué  el  ángel  el  que  avisó  que  la  hora  de  dar  a  luz  había  llegado  ya. 
Hay  algunos  monumentos  representativos  de  esta  escena;  la  célebre  cátedra 
de  Maximino  en  Ravena  (s.VI)  y  la  píxide  de  marfil  de  Minden  presentan  a 
San  José  dando  la  mano  a  María  para  ayudarle  a  apearse. 


L'22 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


comadronas.  Mas,  cuando  llegó  a  la  cueva,  ya  había  alumbrado 
María  al  infante.  Y  dijo  a  ésta:  «Aquí  te  traigo  dos  parteras: 
Zelomi  y  Salomé.  Pero  se  han  quedado  a  la  puerta  de  la  cueva, 
no  atreviéndose  a  entrar  por  el  excesivo  resplandor  que  la  inun- 
da». Oyendo  estas  palabras  María,  se  sonrió,  mas  José  le  dijo : 
«No  te  sonrías.  Sé  más  bien  prudente,  no  sea  que  luego  vayas  a 
necesitar  algún  remedio».  Y  mandó  que  una  de  ellas  entrara 
dentro.  Entró  Zelomi  y  dijo  a  María:  «Permíteme  que  te  palpe». 
Y  cuando  se  lo  hubo  permitido  María,  exclamó  diciendo  a  gran- 
des voces :  « ¡Señor,  Señor,  misericordia !  Jamás  se  ha  oído  ni 
ha  podido  caber  en  cabeza  humana  que  estén  henchidos  los 
pechos  de  leche  y  que  haya  nacido  un  infante  dejando  virgen 
a  su  madre.  Ninguna  polución  de  sangre  en  el  nacido.  Ningún 


ees.  Qui  cum  reversus  esset  ad  speluncam,  María  iam  infantem  ge- 
nuerat.  Et  dixit  Ioseph  ad  Mariam:  «Ego  tibí  Zelomi  et  Salomen 
obstetrices  adduxi,  quae  foris  ante  speluncam  stant  et  prae  splendore 
nimio  huc  introire  non  audent»  4S.  Audiens  autem  haec  Maria  subri- 
sit.  Cui  Ioseph  dixit:  «Noli  subridere,  sed  cauta  esto,  ne  forte  indi- 
geas  medicina».  Tune  iussit  unam  ex  eis  intrare  ad  se.  Cumque  in- 
gressa  esset  Zelomi,  ad  Mariam  dixit:  «Dimitte  me  ut  tangam  te». 
Cumque  permisisset  se  Maria  tangi,  exclamavit  voce  magna  obste- 
trix  et  dixit:  «Domine,  Domine  magne,  miserere.  Numquam  hoc 
auditum  est  nec  in  suspicione  habitum,  ut  mammillae  plenae  sint 
lacte  et  natus  masculus  matrem  suam  virginem  ostendat.  Nulla  pol- 


45  El  episodio  de  las  comadronas  está  aquí  tratado  con  mayor  delica- 
deza que  en  el  Prot.  El  nombre  de  Zelomi  parece  ser  una  corrupción  del  de 
Salomé.  El  Ev.  arm.  de  la  Infancia  hace  figurar  a  la  madre  Eva  en  el  puesto 
de  Zelomi  (c.8-9).  Salomé  puede  ser  la  doncella  que  acompaña  a  la  Sagrada 
Familia  durante  la  huida  a  Egipto  (cf.  infra  c.  18,1)  y  durante  su  permanen- 
cia allí  (Hist.  de  José  el  Carp.,  08). 

La  oposición  tenaz  de  San  Jerónimo  a  la  difusión  de  esta  leyenda  no 
tuvo  éxito.  El  decía:  «Nulla  ibi  obstetrix,  nulla  muliercularum  sedulitas  inter- 
cessit.  [Maria]  ipsa  et  mater  et  obstetrix  fuit.  Ipsa  collocavit  in  praesepio, 
ipsa  pannis  involvebat,  unde  commenta  refelluntur  apocryphorum»  ( Con- 
tra Helvid.  10:  PL  23,202).  Mas  la  leyenda  ponía  estas  «obstetrices»,  no  para 
ayuda  de  la  Virgen,  sino  para  constatar  su  virginidad  in  partu  y  post  partum. 
Los  monumentos  figurativos  y  literarios  transmitieron  esta  tradición  hasta 
la  Edad  Media,  quien  la  recogió  en  la  Leyenda  áurea  y  en  el  drama  litúrgico 
titulado  Obstetrix. 

Además  de  los  monumentos  iconográficos  mencionados  en  la  nota  109 
al  Prot.  (c.19,3),  podemos  citar  los  que  representan  el  baño  de  Cristo:  v.gr.,  el 
contenido  en  la  Caja  de  las  grandes  reliquias  de  Aix-la-Chapelle  y  el  de  la 
inicial  ÍC)  del  Sacramentarlo  de  Metz,  llamado  Sacramental  de  Drogon,  eje- 
cutado entre  826  y  855.  Cf.  H.  Leclercq:  DACHEL  I  2566-2567.  Las  re- 
presentaciones posteriores  son  más  abundantes. 


EVANGELIO  BEL  PS.  MATEO 


223 


dolor  en  la  parturiente.  Virgen  concibió,  virgen  dió  a  luz  y 
virgen  quedó  después». 

4.  La  otra  comadrona,  llamada  Salomé,  al  oír  esto,  dijo: 
«No  creeré  jamás  lo  que  oigo,  si  yo  misma  en  persona  no  lo  com- 
pruebo1». Y  se  acercó  a  María  diciéndole:  «Déjame  que  palpe 
para  ver  si  es  verdad  lo  que  acaba  de  decir  Zelomi».  Asintió 
María,  y  Salomé  extendió  su  mano;  pero  ésta  quedó  seca  nada 
más  tocar.  Entonces  la  comadrona  empezó  a  llorar  vehemente- 
mente en  la  fuerza  de  su  dolor  y  estaba  desesperada,  diciendo 
a  voz  en  grito:  «¡Oh  Señor!  Tú  sabes  que  siempre  me  he  man- 
tenido en  tu  santo  temor  y  que  me  he  dedicado  a  asistir  a  los 
pobres  sin  percibir  recompensa  alguna,  sobre  todo  cuando  se 
trataba  de  viudas  y  huérfanos,  y  que  jamás  he  despedido  a  nin- 
gún menesteroso  con  las  manos  vacías.  Y  he  aquí  que  por  mi 
incredulidad  he  quedado  reducida  a  la  miseria,  al  atreverme  a 
tocar  a  tu  virgen». 

5.  Dicho  que  hubo  esto,  apareció  a  su  lado  un  joven  todo 
refulgente,  que  le  dijo:  «Acércate  al  niño,  adórale  y  tócale  con 
tu  mano.  El  te  curará,  pues  es  el  Salvador  del  mundo  y  de  todos 
los  que  en  El  ponen  su  confianza».  Ella  se  acercó  al  Niño  con 
toda  presteza,  le  adoró  y  tocó  los  flecos  de  los  pañales  en  que 


lutio  sanguinis  facta  est  in  nascente,  nullus  dolor  in  parturiente  46. 
Virgo  concepit,  virgo  peperit,  virgo  permansit». 

4.  Audiens  hanc  vocem  alia  obstetrix  nomine  Salome,  dixit: 
«Quod  ego  audio  non  credam  nisi  forte  ipsa  probavero».  Et  ingres- 
sa  Salome  ad  Mariam,  dixit:  «Permitte  me  ut  palpem  te  et  probem 
utrum  verum  dixerit  Zelomi».  Cumque  permisisset  Maria  ut  eam 
palparet,  misit  manum  suam  Salome.  Et  cum  misisset  et  tangeret, 
statim  aruit  manus  eius,  et  prae  dolore  coepit  flere  vehementissime 
et  angustiari  et  clamando  dicere:  «Domine,  tu  nosti  quia  semper  te 
timui,  et  omnes  pauperes  sine  retributione  acceptionis  curavi,  de  vi- 
dua  et  orphano  nihil  accepi,  et  inopem  vacuum  a  me  iré  numquam 
dimisi.  Et  ecce  misera  facta  sum  propter  incredulitatem  meam,  quia 
ausa  fui  temptare  virginem  tuam». 

5.  Cumque  haec  diceret,  apparuit  iuxta  illam  iuvenis  quídam 
valde  splendidus  dicens  ei:  «Accede  ad  infantem  et  adora  eum  et 
continge  de  manu  tua,  et  ipse  salvabit  te,  quia  ipse  est  Salvator 
saeculi  et  omnium  sperantium  in  se».  Quae  confestim  ad  infantem 
accessit,  et  adorans  eum  tetigit  fimbrias  pannorum,  in  quibus  infans 


46  La  ausencia  de  mancha  y  de  dolor  en  el  parto  es  consecuencia  y  señal 
al  mismo  tiempo  de  una  virginidad  inviolada.  Todo  se  le  hace  poco  al  autor 
(siguiendo  al  Prot.J  para  dejar  bien  sentada  esta  piedra  angular  de  su  obra. 


224 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


estaba  envuelto.  Y  al  instante  quedó  su  mano  curada.  Y,  fuera 
ya  de  la  gruta,  empezó  a  pregonar  en  alta  voz  las  maravillas  y  la 
virtud  portentosa  que  había  obrado  en  ella  al  realizarse  su  cu- 
ración. Y  muchos,  al  oír  su  predicación,  quedaron  convencidos. 

6.  También  unos  pastores  afirmaban  haber  visto  al  filo  de 
la  media  noche  algunos  ángeles  que  cantaban  himnos  y  bende- 
cían con  alabanzas  al  Dios  del  cielo.  Estos  anunciaban  asimis- 
mo que  había  nacido  el  Salvador  de  todos,  Cristo  Señor,  por 
quien  habrá  de  venir  la  restauración  de  Israel. 

7.  Pero,  además,  había  una  enorme  estrella  que  expandía 
sus  rayos  sobre  la  gruta  desde  la  mañana  hasta  la  tarde,  sin  que 
nunca  jamás  desde  el  origen  del  mundo  se  hubiera  visto  un  as- 
tro de  magnitud  semejante.  Los  profetas  que  había  en  Jerusa- 
lén  decían  que  esta  estrella  era  la  señal  de  que  había  nacido  el 


erat  involutus,  et  statim  sanata  est  manus  eius  47.  Et  exiens  foras 
clamare  coepit  et  dicere  magnalia  virtutum  quae  viderat  et  quae 
passa  fuerat,  et  quemadmodum  curata  fuerat,  ita  ut  ad  praedica- 
tionem  eius  multi  crederent. 

6.  Nam  et  pastores  ovium  asserebant  se  angelos  vidisse  in  medio 
noctis  hymnum  dicentes,  Deum  caeli  laudantes  et  benedicentes  et 
dicentes  quia  natus  est  Salvator  omnium,  qui  est  Christus  Dominus, 
in  quo  restituetur  salus  Israel  48. 

7.  Sed  et  stella  ingens  a  vespere  usque  ad  matutinum  splendebat 
super  speluncam,  cuius  magnitudo  numquam  visa  fuerat  ab  origine 
mundi  49.  Et  prophetae  qui  fuerant  in  Ierusalem  dicebant  hanc  stel- 


47  Zenón  de  Verona  (obispo  de  esta  ciudad  desde  el  362  hasta  el  371-72) 
se  hacía  eco  de  este  episodio  al  escribir:  «Obstetricis  incredulae  periclitan- 
tis  enixam,  in  testimonium  reperta  eiusdem  esse  virginitatis,  incenditur  ma- 
nus; qua  tacto  infante,  statim  edax  illa  flamma  sopitur;  sicque  illa  medica 
feliciter  curiosa,  dein  admirata  mulierem  virginem,  admirata  infantem  Deum, 
ingenti  gaudio  exsultans,  quae  curatum  venerat,  curata  recessit»  (Tracta- 
tiis  II  8:  PL  11,415). 

Asimismo,  Prudencio  (n.348  f  4°5)  hace  una  clara  alusión  en  el  him- 
no XI,  96,  de  su  Cathemerinon,  diciendo: 

«Hunc  quem  latebrae  et  obstetrix, 
et  virgo  foeta,  et  cunulae, 
et  imbecilla  infantia 

Regem  dederunt  gentibus»  (PL  59,899^). 

48  El  episodio  de  los  pastores  (cuya  adoración  se  presupone  aquí)  no 
figura  en  el  Prot.  Cf.  Le.  2,8-11. 

49  No  es  ésta  la  estrella  de  los  Magos,  si  bien  la  descripción  de  ambas 
es  muy  semejante. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


225 


Mesías,  que  debía  dar  cumplimiento  a  la  promesa  hecha  no 
sólo  a  Israel,  sino  a  todos  los  pueblos. 

XIV 

Tres  días  después  de  nacer  el  Señor,  salió  María  de  la  gru- 
ta y  se  aposentó  en  un  establo.  Allí  reclinó  al  niño  en  un  pese- 
bre, y  el  buey  y  el  asno  le  adoraron.  Entonces  se  cumplió  lo  que 
había  sido  anunciado  por  el  profeta  Isaías:  «El  buey  conoció 
a  su  amo,  y  el  asno  el  pesebre  de  su  señor».  Y  hasta  los  mismos 
animales  entre  los  que  se  encontraba  le  adoraban  sin  cesar.  En 
lo  cual  tuvo  cumplimiento  lo  que  había  predicho  el  profeta  Ha- 
bacuc :  «Te  darás  a  conocer  en  medio  de  dos  animales».  En  este 
mismo  lugar  permanecieron  José  y  María  con  el  Niño  durante 
tres  días. 


lam  indicare  nativitatem  Christi,  qui  restauraret  promissionem  non 
solum  Israel  sed  et  omnium  gentium  50. 

XIV 

Tertia  autem  die  nativitatis  Domini  egressa  est  Maria  de  spelun- 
ca  51,  et  ingressa  est  stabulum  et  posuit  puerum  in  praesepio,  et  bos 
et  asinus  adoraverunt  eum.  Tune  adimpletum  est  quod  dictum  est 
per  Isaiam  prophetam  dicentem :  «Cognovit  bos  possessorem  suum  et 
asinus  praesepe  domini  sui».  Ipsa  autem  animalia  in  medio  eum 
habentes  incessanter  adorabant  eum.  Tune  adimpletum  est  quod 
dictum  est  per  Habacuc  prophetam  dicentem:  «In  medio  duorum 
animalium  innotesceris»  52.  In  eodem  autem  loco  moratus  est  Ioseph 
et  Maria  cum  infante  tribus  diebus. 


50  El  códice  A:  «¡promissionem]  non  solum  Israéli,  sed  et  in  ómnibus 
gentibus».  El  término  «prophetae»  puede  referirse  a  los  antiguos  o  bien  a  los 
actuales  que  dieron  su  interpretación  del  prodigio. 

51  El  traslado  de  la  cueva  al  establo  obedece  al  deseo  de  coordinar  el 
relato  con  la  narración  de  San  Lucas  y  hacer  con  esto  más  verosímil  el  cum- 
plimiento de  la  profecía  de  Isaías  (1,3). 

52  Cf.  Hab.  3,2.  Esta  interpretación,  que  es  la  de  la  antigua  Vulgata, 
sigue  a  la  versión  de  los  LXX:  «έυ  μέσω  δύο  ζώων  γνωσθήση».  San  Jerónimo, 
en  cambio,  interpreta  de  acuerdo  con  el  texto  hebreo :  «Domine,  opus  tuum, 
in  medio  annorum  vivifica  illud».  Nácar-Colunga  (BAC,  1944)  traduce: 
«Dales  vida,  ¡oh  Yavé!,  en  el  transcurso  de  los  años,  manifiéstales  en  me- 
dio de  los  tiempos...» 

La  presencia  del  buey  y  del  asno,  peculiar  del  Ps.  Mt.,  ha  tomado  carta  de 
nacionalidad  en  la  iconografía  y  en  la  tradición  cristiana,  hasta  tal  punto  que 
algunos  la  consideran  como  hecho  histórico.  Baste  recordar  las  palabras 
de  San  Jerónimo:  «Atque  inde  specum  Salvatoris  ingrediens,  postquam  vidit 
sacrum  Virginis  diversorium  et  stabulum,  in  quo  agnovit  bos  possesorem  suum 


Ev.  apócrifos 


8 


226 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


XV 

1.  Al  sexto  día,  después  del  nacimiento,  entraron  en  Be- 
lén, y  allí  pasaron  también  el  séptimo  día.  Al  octavo  circunci- 
daron al  Niño  y  le  dieron  por  nombre  Jesús,  que  es  como  le 
había  llamado  el  ángel  antes  de  su  concepción.  Y,  al  cumplirse 
el  período  de  purificación  para  María  a  tenor  de  la  ley  mosaica, 
José  llevó  el  Niño  al  templo  del  Señor.  Y,  después  de  ser  éste 
circuncidado,  ofrecieron  por  él  un  par  de  tórtolas  y  dos  pa- 
lominos. 

2.  Se  encontraba  en  el  templo  en  aquel  instante  un  varón 
de  Dios  justo  y  perfecto,  que  contaba  ciento  doce  años  y  se  11a- 


XV 

1.  Sexta  autem  die  ingressi  sunt  Bethleem,  ubi  impleverunt  sep- 
timam  diem  53.  Octava  vero  die  circumcidentes  puerum,  vocatum 
est  nomen  eius  Iesus  quod  vocatum  est  ab  angelo  antequam  in  útero 
conciperetur.  Postquam  autem  impleti  sunt  dies  purgationis  Mariae, 
secundum  legem  Moysi,  tune  duxit  Ioseph  infantem  ad  templum 
Domini.  Cumque  accepisset  infans  peritomen,  obtulerunt  pro  eo 
par  turturum  et  dúos  pullos  columbarum. 

2.  Erat  autem  in  templo  vir  Dei  perfectus  et  iustus,  nomine 
Symeon,  annorum  centum  duodecim.  Hic  responsum  a  Domino  ac- 


et  asinus  praesepe  domini  sui,  ut  impleretur  illud,  quod  in  eodem  propheta 
scriptum  est:  Beatus  qui  seminat  super  aquas,  ubi  bos  et  asinus  calcant,  me 
audiente  iurabat  cerneré  se  fidei  oculis  infantem  pannis  involutum  vagien- 
tem  in  praesepe...»  (Epitaphium  Sanctae  Paulae  n.io;  Ep.  108:  PL  22,884). 

Los  monumentos  figurativos  más  antiguos  son  los  sarcófagos  romanos 
del  siglo  IV.  Hay  uno  de  fecha  segura,  el  de  Plácido  y  Romualdo  (a. 343),  que 
presenta  a  los  pastores  en  adoración  al  claror  de  la  luna,  sin  que  aparezca  la 
Virgen  ni  San  José.  Lo  mismo  ocurre  con  los  tres  sarcófagos  de  Letrán  y 
con  el  que  está  colocado  sobre  el  ambón  de  la  basílica  Constantiniana  de 
Milán.  En  este  último  desaparecen  hasta  los  mismos  pastores.  Probablemen- 
te pertenece  también  al  siglo  IV  el  fresco  de  una  de  las  galerías  del  cemen- 
terio de  San  Sebastián  en  la  vía  Appia,  que  representa  al  buey  y  al  asno 
arrodillados  ante  el  Niño  Jesús  envuelto  en  pañales.  Cf.  De  Rossi,  Inscrip- 
tiones  christianae  urbis  Romae  (Roma  1861)  t.i  p.5iss. ;  R.  Gousset,  Le 
boeuf  et  Γ áne  a  la  nativité  du  Christ:  MArchH  4  (1884)  332-334;  M.  Schmid, 
Die  Darstellung  der  Geburt  Christi  in  der  bildenden  Kunst  (Stuttgart  1890); 
H.  Leclercq:  DACHEL  I  2048. 

53  Cf.  Le.  2,21-39.  Thilo,  siguiendo  otros  manuscritos,  da  una  versión 
distinta  de  ésta:  «Sexto  autem  die  cum  beata  Maria  ingressus  est  Ioseph 
Bethleem:  ubi  impletis  triginta  diebus  duxit  infantem  ad  templum  Domini, 
et  obtulerunt  pro  eo  par  turturum  et  dúos  pullos  columbarum».  Aquí  no 
se  hace  mención  alguna  de  la  circuncisión.  Es  de  notar  el  afán  que  muestra 
el  Ps.  Mt.  por  fijar  la  fecha  y  duración  de  todos  los  acontecimientos. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


227 


maba  Simeón.  Este  había  recibido  promesa  de  parte  de  Dios 
de  que  no  moriría  hasta  tanto  que  viese  al  Mesías,  hijo  de  Dios 
encarnado.  Este  anciano,  nada  más  ver  al  infante,  exclamó  a 
grandes  voces :  «El  Señor  ha  visitado  a  su  pueblo  y  ha  dado  cum- 
plimiento a  sus  promesas»;  y  al  momento  le  adoró.  Después  le 
tomó  en  su  manto,  le  adoró  de  nuevo  y  se  puso  a  besar  sus  pies, 
diciendo :  «Señor,  ahora  puedes  ya  despachar  en  paz  a  tu  siervo 
conforme  a  tu  palabra,  porque  mis  ojos  han  visto  tu  salvación, 
la  cual  preparaste  ante  la  faz  de  todos  los  pueblos;  luz  que  ilu- 
minará a  los  gentiles  y  gloria  de  tu  pueblo  Israel». 

3.  También  estaba  a  la  sazón  en  el  templo  de  Dios  la  pro- 
fetisa Ana,  hija  de  Fanuel,  de  la  tribu  de  Aser.  Esta»  después 
que  se  casó,  vivió  siete  años  en  unión  con  su  marido,  y  por 
entonces  contaba  ya  ochenta  y  cuatro  años  de  viudez.  Nunca 
se  apartaba  del  templo,  entregada  como  estaba  a  los  ayunos  y  a 
la  oración.  Y  en  aquel  momento  se  acercó  al  Niño,  le  adoró 
y  dijo  que  en  sus  manos  estaba  la  redención  del  mundo. 


ceperat  quia  non  gustaret  mortem  nisi  videret  Christum  Dei  filium 
in  carne.  Qui  cum  vidisset  infantem,  exclamavit  voce  magna  dicens : 
«Visitavit  Deus  plebem  suam,  et  implevit  Dominus  promissionem 
suam».  Et  festinans  adora vit  infantem.  Et  post  haec  suscipiens  eum 
in  pallio  suo  adoravit  eum  iterum  et  osculabatur  plantas  eius  et  dixit : 
«Nunc  dimittis  servum  tuum,  Domine,  secundum  verbum  tuum  in 
pace,  quia  viderunt  oculi  mei  salutare  tuum  quod  parasti  ante  faciem 
omnium  populorum,  lumen  ad  revelationem  gantium  et  gloriam  ple- 
bis  tuae  Israel»  54. 

3.  Erat  autem  in  templo  Domini  Anna  prophetissa,  filia  Pha- 
nuel,  de  tribu  Asser,  quae  vixerat  cum  viro  suo  annis  septem  a  virgi- 
nitate  sua ;  et  haec  vidua  erat  iam  per  annos  octoginta  quatuor ;  quae 
numquam  discessit  a  templo  Domini,  ieiuniis  et  orationibus  vacans. 
Haec  accedens  adorabat  infantem  dicens  quoniam  in  isto  est  redemp- 
tio  saeculi. 

54  Es  curiosa  la  adición  de  B:  «Et  cum  CXII  esset  annorum  et  vix  pos- 
set  se  ipsum  regere,  portavit  puerum  in  ulnis  suis  usque  ad  altare  templi 
Domini.  Senex  puerum  portabat,  sed  puer  senem  regebat.  Tune  locutus 
est  Iesus  dicens:  Exaudita  est  oratio  tua,  Symeon.  Et  stupefacti  sunt  omnes 
magistri  templi  de  verbo  quod  infans  locutus  erat>.  Expresiones  que  coin- 
ciden casi  literalmente  con  las  contenidas  en  la  liturgia  latina  de  la  fiesta 
de  la  Purificación. 


22S 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


XVI 

i.  Después  de  transcurridos  dos  años,  vinieron  a  Jerusa- 
lén  unos  magos  procedentes  del  Oriente,  trayendo  consigo  gran- 
des dones.  Estos  preguntaron  con  toda  solicitud  a  los  judíos: 
«¿Dónde  está  el  rey  que  os  ha  nacido?  Pues  hemos  visto  su  es- 
trella en  el  Oriente  y  venimos  a  adorarle».  Llegó  este  rumor  has- 
ta el  rey  Herodes.  Y  él  se  quedó  tan  consternado  al  oírlo,  que 
dió  aviso  en  seguida  a  los  escribas,  fariseos  y  doctores  del  pue- 
blo para  que  le  informaran  dónde  había  de  nacer  el  Mesías  se- 
gún los  vaticinios  proféticos.  Estos  respondieron:  «En  Belén  de 
Judá,  pues  así  está  escrito:  Y  tú,  Belén,  tierra  de  Judá,  en  ma- 
nera alguna  eres  la  última  entre  las  principales  de  Judá,  pues 


XVI 

i.  Transacto  vero  secundo  anno,  venerunt  magi  ab  oriente  in 
Hierosolymam,  magna  deferentes  muñera  55.  Qui  instanter  interro- 
gaverunt  Iudaeos  dicentes :  «Ubi  est  rex  qui  natus  est  vobis  ?  Vidimus 
enim  stellam  eius  in  oriente,  et  venimus  adorare  eum».  Haec  opinio 
pervenit  ad  Herodem  regem,  et  ita  eum  terruit  ut  mitteret  ad  scribas 
et  pharisaeos  et  doctores  populi,  ut  inquireret  ab  eis  ubi  Christum 
nasciturum  prophetae  praedixissent.  At  illi  dixerunt:  «In  Bethleem 
Iudae.  Sic  enim  scriptum  est:  Et  tu,  Bethleem,  térra  luda,  nequá- 
quam mínima  es  in  principibus  luda;  ex  te  enim  exiet  dux  qui  regat 


55  Los  manuscritos  varían  en  cuanto  al  tiempo  en  que  tuvo  lugar  la 
adoración:  C:  «transactis  autem  duobus  diebus»;  B:  «transactis  duobus 
annis»:  D:  «tertia  decima  vero  die». 

Tischendorf  prefiere  la  lección  de  los  dos  años,  que  viene  además  con- 
firmada por  la  tradición  iconográfica  más  antigua.  En  efecto:  los  monu- 
mentos suelen  representar  a  Jesús  como  niño  crecidito  ya  y  sentado  sobre 
las  rodillas  de  su  madre,  no  como  un  recién  nacido  envuelto  entre  pañales. 
Los  más  antiguos  son  los  frescos  de  las  catacumbas.  En  ellos  varía  el  número 
de  reyes,  si  bien  suele  prevalecer  el  de  tres.  Los  dones  representados  son 
muy  diversos,  pareciendo  con  ello  aludir  a  la  frase  de  nuestro  apócrifo: 
«magna  deferentes  muñera».  Esto  mismo  parece  confirmar  la  presencia  de 
los  camellos.  En  los  frescos  del  cementerio  de  Thrason  y  Saturnino  y  en  el 
de  Calixto,  la  Virgen  tiende  su  derecha  a  los  Magos,  de  acuerdo  con  la  ex- 
presión :  «muneraverunt  Mariam».  Un  fresco  del  cementerio  de  Domitila  y 
otro  del  de  Pedro  y  Marcelino  muestran  a  Jesús  sentado  sobre  las  rodillas 
de  su  madre.  Cf.  F.  Liell,  Die  Darstellungen  der  allerseligsten  Jungfrau 
und  Gottesbárerin  Maria  auf  den  Kunstdenkmdlern  der  Katakomben  (Frei- 
burg  i.  Br.  1887)  pl.3  p.227  y  pl.4  p.232. — El  mosaico  del  arco  triunfal  de 
Santa  María  la  Mayor  representa  al  Niño  Jesús  sentado  en  un  trono  y  re- 
cibiendo personalmente  los  dones  de  manos  de  los  tres  reyes.  Cf.  H.  Le- 
clercq:  DACHEL  I  2556-7  X  1999. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


229 


de  ti  ha  de  salir  el  jefe  que  gobierne  a  mi  pueblo  Israel».  Des- 
pués llamó  a  los  Magos  y  con  todo  cuidado  averiguó  de  ellos  el 
tiempo  en  que  se  les  había  aparecido  la  estrella.  Y  con  esto  les 
dejó  marchar  a  Belén,  diciéndoles :  «Id  e  informaos  con  toda  di- 
ligencia sobre  el  niño,  y,  cuando  hubiereis  dado  con  él,  avisad- 
me para  que  vaya  yo  también  y  le  adore». 

2.  Y,  mientras  avanzaban  en  el  camino,  se  les  apareció  la 
estrella  de  nuevo  e  iba  delante  de  ellos,  sirviéndoles  de  guía  has- 
ta que  llegaron  por  fin  al  lugar  donde  se  encontraba  el  Niño. 
Al  ver  la  estrella,  los  Magos  se  llenaron  de  gozo.  Después  en- 
traron en  la  casa  y  encontraron  al  Niño  sentado  en  el  regazo  de 
su  madre.  Entonces  abrieron  sus  cofres  y  donaron  a  José  y  Ma- 
ría cuantiosos  regalos.  A  continuación  fué  cada  uno  ofreciendo 
al  Niño  una  moneda  de  oro.  Y,  finalmente,  el  primero  le  pre- 
sentó una  ofrenda  de  oro;  el  segundo,  una  de  incienso,  y  el  ter- 
cero, una  de  mirra.  Y,  como  tuvieran  aún  intención  de  volver 
a  Herodes,  recibieron  durante  el  sueño  aviso  de  un  ángel  para 
que  no  lo  hicieran.  Y  entonces  adoraron  al  Niño,  rebosantes  de 
júbilo,  tornando  después  a  su  tierra  por  otro  camino. 

XVII 

i.  Al  caer  Herodes  en  la  cuenta  de  que  había  sido  burla- 
do por  los  Magos,  montó  en  cólera  y  envió  sus  sicarios  por  to- 


populum  meum  Israel».  Tune  Herodes  rex  vocavit  magos  ad  se  et 
diligenter  inquisivit  ab  eis  quando  eis  apparuit  stella.  Et  misit  eos 
in  Bethleem  dicens:  «Ite  et  interrógate  diligenter  de  puero;  et  cum 
inveneritis  eum,  renuntiate  mihi,  ut  et  ego  veniens  adorem  eum». 

2.  Euntibus  autem  magis  in  via,  apparuit  eis  stella,  et  quasi  quae 
ducatum  praestaret  illis,  ita  antecedebat  eos,  quousque  pervenirent 
ubi  puer  erat.  Videntes  autem  stellam  magi  gavisi  sunt  gaudio  mag- 
no, et  ingressi  domum  invenerunt  infantem  Iesum  sedentem  in  sinu 
matris.  Tune  aperuerunt  thesauros  suos,  et  ingentibus  muneribus 
muneraverunt  Mariam  et  Ioseph.  Ipsi  autem  infanti  obtulerunt  sin- 
guli  singulos  áureos.  Post  haec  unus  obtulit  aurum,  alius  thus,  alius 
vero  myrram.  Qui  cum  ad  Herodem  regem  revertí  vellent,  admoniti 
sunt  in  somnis  ab  angelo  ne  redirent  ad  Herodem.  lili  autem  ado- 
raverunt  infantem  cum  omni  gaudio  et  per  viam  aliam  reversi 
sunt  in  regionem  suam  56. 

XVII 

i.  Videns  autem  Herodes  rex  quod  illusus  esset  a  magis,  inflam- 
matum  est  cor  eius,  et  misit  per  omnes  vias  volens  capere  eos  et 


56  Cf.  Mt.  2,12. 


230 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


dos  los  caminos  con  intención  de  darles  alcance  y  matarlos. 
Mas,  no  pudiendo  dar  con  ellos,  ordenó  la  matanza  de  todos 
los  niños  betlemitas  de  dos  años  para  abajo,  conforme  al  tiem- 
po que  había  averiguado  por  los  Magds. 

2.  Pero,  un  día  antes  de  que  esto  se  llevara  a  efecto,  reci- 
bió José  durante  el  sueño  un  aviso  del  ángel  del  Señor,  cifrado 
en  estos  términos :  «Toma  a  María  y  al  Niño  y  vete  camino  del 
desierto  con  dirección  a  Egipto».  José,  siguiendo  la  indicación 
del  ángel,  emprendió  el  viaje. 

XVIII 

i.  Y,  en  llegando  a  la  proximidad  de  una  gruta,  quisieron 
descansar  en  ella.  Por  lo  que  María  bajó  del  jumento  y  se  sentó, 


interficere  57.  Quos  cum  penitus  invenire  non  potuisset,  misit  in 
Bethleem  et  occidit  omnes  infantes  a  bimatu  et  infra,  secundum 
tempus  quod  exquisierat  a  magis. 

2.  Ante  unum  vero  diem  quam  hoc  fieret,  admonitus  est  Ioseph 
in  somnis  ab  angelo  Domíni  qui  dixit  illi:  «Tolle  Mariam  et  infan- 
tem,  et  per  viam  eremi  perge  in  Aegyptum».  Ioseph  vero  secundum 
angelí  dictum  ivit 58. 

XVIII 

i.  Cumque  pervenissent  ad  speluncam  quamdam,  et  in  ea  re- 
quiescere  vellent,  descendit  María  de  iumento  et  sedens  habebat 


57  El  códice  D:  «Anno  sequenti  Herodes  rediens  a  Roma  cum  videret 
quia...»  La  variante  parece  reflejar  la  opinión  corriente  en  la  Edad  Media 
de  que,  al  otro  día  de  la  llegada  de  los  Magos,  Herodes  hubo  de  ausentarse 
a  Roma  por  motivos  de  gobierno  y  que  sólo  después  de  volver  (en  el  trans- 
curso de  un  año)  pudo  ocuparse  de  la  cuestión  de  los  Inocentes  (cf.  Amann, 
p.336).  Esta  opinión  pretendía,  a  su  vez,  poder  explicar  así  la  orden  que 
dió  Herodes  de  matar  a  todos  los  niños  de  dos  años  para  abajo,  a  bimatu 
et  infra. 

58  Cf.  Mt.  2,13-14.  El  códice  Β  concluye  el  capítulo  de  esta  forma: 
«Sed  Deus  omnipotens,  qui  scit  omnia  antequam  fiant,  ammonuit  per  an- 
gelum  suum  Ioseph  in  somnis  dicens:  Surge  et  tolle  puerum  et  matrem 
eius  et  fuge  in  Egiptum,  et  esto  ibi  usque  quo  dicam  tibí :  futurum  est  enim 
ut  Herodes  quaeral  puerum  ad  perdendum.  Tune  Ioseph  imposuit  beatam 
Virginem  cum  puero  super  iumentum,  et  ipse  super  aliud  ascendit  et  arri- 
puit  iter  per  montana  et  per  desertum  ut  in  Egiptum  securus  perveniret; 
non  enim  per  maritimam  propter  insidias  pergere  voluerunt». 

Con  esto  termina  la  influencia  del  Prot.  sobre  el  Ps.  Mt.  Los  episodios 
que  figuran  a  continuación  hasta  la  segunda  parte  se  deben  o  a  tradicio- 
nes populares  más  o  menos  documentadas  o  al  simple  afán  de  ofrecer  un 
marco  al  cumplimiento  de  ciertos  textos  del  A.  T. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


231 


teniendo  a  Jesús  en  su  regazo.  Es  de  saber  que  iban  tres  jóvenes 
haciendo  el  viaje  con  José  y  una  muchacha  con  María.  Mas  he 
aquí  que,  sin  saber  cómo,  salieron  del  fondo  de  la  caverna  mu- 
chos dragones,  a  cuya  vista  los  jóvenes  fueron  presa  de  un  gran 
terror  y  se  pusieron  a  gritar.  Entonces  Jesús  bajó  del  regazo  de 
su  madre  y  se  plantó  por  su  propio  pie  frente  a  los  dragones. 
Ellos  le  adoraron  y  luego  se  marcharon.  Y  aquí  se  cumplió  lo 
predicho  por  el  profeta  David :  «Alabad  al  Señor  desde  la  tierra, 
monstruos  marinos,  todos  los  océanos». 

2.  Entonces  Jesús,  paseándose  ante  ellos,  les  mandó  que 
no  hicieran  daño  a  ningún  hombre.  María  y  José  tenían  mucho 
miedo  de  que  los  dragones  fueran  a  hacer  mal  a  Jesús.  Pero  El 
les  dijo :  «No  temáis  ni  os  fijéis  en  mi  corta  edad,  pues  yo  siem- 
pre he  sido  y  soy  varón  perfecto  y  es  necesario  que  las  fieras 
todas  de  los  bosques  se  amansen  ante  mí». 

XIX 

i.  Asimismo,  los  leones  y  leopardos  le  adoraban  e  iban  ha- 
ciéndoles compañía  en  el  desierto.  Adondequiera  que  María  y 
José  dirigieran  sus  pasos,  ellos  les  precedían,  enseñándoles  el 
camino.  Ε  inclinando  sus  cabezas,  adoraban  a  Jesús.  El  primer 


Iesum  in  gremio  suo.  Erant  autem  cum  Ioseph  tres  pueri  et  cum 
María  quaedam  puella  iter  agentes.  Et  ecce  súbito  de  spelunca  egres- 
si  sunt  multi  dracones,  quos  videntes  pueri  prae  nimio  timore  excla- 
maverunt.  Tune  Iesus  descendens  de  gremio  matris  suae,  pedibus 
suis  stetit  ante  dracones;  illi  autem  adoraverunt  eum,  et  cum  ado- 
rassent  abierunt.  Tune  adimpletum  est  quod  dictum  est  per  David 
prophetam  dicentem :  «Laúdate  Dominum  de  térra  dracones,  draco- 
nes et  omnes  abyssi»  59. 

2.  Ipse  autem  infantulus  Iesus  ambulans  ante  eos  praecepit  eis 
ut  nulli  homini  nocerent.  Sed  Maria  et  Ioseph  valde  timebant  ne 
forte  infantulus  laederetur  a  draconibus.  Quibus  Iesus  ait:  «Nolite 
timere,  nec  me  considérate  quia  infantulus  sum:  ego  enim  semper 
vir  perfectus  fui  et  sum,  et  necesse  est  ut  ferae  omnes  silvarum 
mansuescant  ante  me». 

XIX 

i.  Similiter  leones  et  pardi  adorabant  eum  et  comitabantur  cum 
eis  in  deserto;  quocumque  Maria  et  Ioseph  ibant,  antecedebant  eos 
ostendentes  viam,  et  inclinantes  capita  sua  adorabant  Iesum.  Prima 
autem  die  ut  vidit  Maria  leones  circa  se  venientes  et  varia  ferarum 


59  ps.  148,7. 


232 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


día  que  María  vió  cabe  sí  a  los  leones,  juntamente  con  otras  di- 
versas fieras,  quedó  sobrecogida  de  temor.  Pero  Jesús  le  diri- 
gió una  mirada  sonriente  y  le  dijo:  «No  tengas  miedo,  madre. 
Ellos  se  apresuran  a  venir  a  tus  plantas,  no  para  causarte  daño, 
sino  para  rendirte  pleitesía».  Y,  dicho  esto,  hizo  desaparecer  todo 
temor  de  sus  corazones. 

2.  Los  leones  hacían  el  camino  juntamente  con  ellos  y  con 
los  bueyes,  asnos  y  bestias  que  llevaban  los  bagajes.  Y  no  ha- 
cían mal  a  nadie,  sino  que  marchaban  tranquilos  entre  las  ove- 
jas y  carneros  que  habían  traído  consigo  desde  Judea.  Andaban 
entre  lobos  sin  miedo  y  sin  que  unos  a  otros  se  hicieran  ningún 
daño.  Entonces  se  cumplió  lo  que  había  dicho  el  profeta:  «Pa- 
cerán lobos  con  corderos,  y  el  león  y  el  buey  juntamente  se  apa- 
centarán de  paja».  De  hecho  había  dos  bueyes  y  un  carro,  en  el 
que  llevaban  su  equipaje,  siendo  los  propios  leones  los  que  iban 
delante  señalando  el  camino. 

XX 

i.  Aconteció  que,  al  tercer  día  de  camino,  María  se  sintió 
fatigada  por  la  canícula  del  desierto.  Y,  viendo  una  palmera,  le 
dijo  a  José :  «Me  gustaría,  si  fuera  posible,  tomar  algún  fruto  de 
esta  palmera».  Mas  José  le  respondió :  «Me  admira  el  que  digas 


genera,  vehementer  expavit.  Cui  infans  Iesus  laeto  vultu  in  faciem 
eius  respiciens  dixit:  «Noli  timere,  mater:  non  enim  ad  iniuriam 
tuam  sed  ad  obsequium  tuum  venire  festinant».  Et  his  dictis  ampu- 
tavit  timorem  de  cordibus  eorum. 

2.  Ambulabant  autem  leones  cum  eis  simul,  et  cum  bobus  et 
asinis  et  sumariis  qui  eis  necessaria  portabant,  et  nullum  laedebant 
quamvis  simul  manerent,  sed  erant  mansueti  ínter  oves  et  arietes, 
quos  secum  de  Iudaea  adduxerant  et  secum  habebant.  Inter  lupos 
ambulabant  et  nihil  formidabant,  et  nullus  ab  alio  laedebatur.  Tune 
adimpletum  est  quod  dictum  est  per  prophetam:  «Lupi  cum  agnis 
pascentur,  leo  et  bos  simul  paleas  vescentur» 60.  Erant  autem  dúo 
boves  et  plaustrum,  in  quo  necessaria  portabant,  quos  leones  dirige- 
bant  in  itinere  eorum. 

XX 

i.  Factum  est  autem  die  tertia  profectionis  suae  ut  María  nimio 
solis  ardore  fatigaretur  in  eremo;  et  videns  arborem  palmae  dixit  ad 
Ioseph:  «Quiescam  paululum  sub  umbra  eius»._Ioseph  autem  festi- 
nans  duxit  eam  ad  palmam  et  descenderé  eam  fecit  de  iumento. 


60  Is.  65,25. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


233 


esto,  viendo  lo  alta  que  está  la  palmera,  y  el  que  pienses  comer 
de  sus  frutos.  A  mí  me  preocupa  más  la  escasez  de  agua,  pues 
ya  se  acabó  la  que  llevábamos  en  los  odres  y  no  queda  más  para 
saciarnos  nosotros  y  abrevar  a  los  jumentos». 

2.  Entonces  el  niño  Jesús,  que  plácidamente  reposaba  en 
el  regazo  de  su  madre,  dijo  a  la  palmera:  «Agáchate,  árbol,  y  con 
tus  frutos  da  algún  refrigerio  a  mi  madre».  Y  a  estas  palabras  in- 
clinó la  palmera  su  penacho  hasta  las  plantas  de  María,  pudien- 
do  así  recoger  todo  el  fruto  que  necesitaban  para  saciarse.  Pero 
la  palmera  continuaba  aún  en  esta  posición,  esperando  que  le 
ordenara  erguirse  la  misma  voz  que  le  había  mandado  abajarse. 
Por  fin,  Jesús  le  dijo:  «Alzate,  palmera,  y  recobra  tu  vigor,  pues 
vas  a  ser  compañera  de  los  árboles  que  pueblan  el  jardín  de  mi 
Padre.  Y  ahora  haz  que  rompa  de  tus  raíces  esa  vena  de  agua  es- 
condida en  la  tierra,  para  que  del  manantial  podamos  saciarnos». 
Al  instante  se  irguió  la  palmera  y  empezaron  a  brotar  de  entre 
sus  raíces  raudales  de  agua  cristalina,  fresca  y  dulcísima  en  ex- 
tremo. Al  ver  el  hontanar,  todos  se  llenaron  de  júbilo  y  pudie- 
ron saciarse  juntamente  con  los  jumentos  y  demás  gente  de  la 
comitiva,  dando  por  ello  fervientes  gracias  a  Dios. 


Cumque  resedisset  María,  respiciens  ad  comam  palmae  vidit  eam 
plenam  pomis,  et  dixit  ad  Ioseph:  «Desidero,  si  fieri  posset,  ut  ex 
istis  fructibus  huius  palmae  perciperem».  Et  ait  ad  eam  Ioseph: 
«Miror  te  dicere  hoc  cum  videas  quantae  sit  altitudinis  palma  ista, 
et  quod  tu  de  palmae  fructibus  cogitas  edere.  Ego  magis  de  aquae 
penuria  cogito,  quae  nobis  iam  defecit  in  utribus,  et  non  habemus 
unde  nos  et  iumenta  refocillare  valeamus». 

2.  Tune  infantulus  Iesus  laeto  vultu  in  sinu  matris  residens  ait 
ad  palmam:  «Flectere,  arbor,  et  de  fructibus  tuis  refice  matrem 
meam».  Et  confestim  ad  hanc  vocem  inclinavit  palma  cacumen  suum 
usque  ad  plantas  Mariae,  et  collegerunt  ex  ea  fructus  quibus  omnes 
refecti  sunt.  Postquam  vero  collecta  sunt  omnia  poma  eius,  incli- 
nata  manebat,  exspectans  ut  eius  ad  imperium  resurgeret  ad  cuius 
imperium  fuerat  inclinata.  Tune  Iesus  dixit  ad  eam:  «Erige  te,  palma, 
et  confortare,  et  esto  consors  arborum  mearum  quae  sunt  in  para- 
diso  patris  mei.  Aperi  autem  ex  radicibus  tuis  venam  quae  absconsa 
est  in  térra,  et  fluant  ex  ea  aquae  ad  satietatem  nostram».  Et  statim 
erecta  est  palma,  et  coeperunt  per  radices  eius  egredi  fontes  aquarum 
limpidissimi  et  frigidi  et  dulcissimi  nimis.  Videntes  autem  fontes 
aquarum,  gavisi  sunt  gaudio  magno,  et  satiati  sunt  cum  ómnibus 
iumentis  et  hominibus,  gratias  agentes  Deo61. 

61  El  episodio  de  la  palmera  ha  gozado  de  amplísima  difusión  en  Occi- 
dente, si  bien  con  notables  variantes.  Recordemos  como  una  de  tantas  la 
representación  del  mármol  carolingio  conservado  en  el  museo  de  Florencia 


234 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


XXI 

Al  día  siguiente  abandonaron  el  lugar.  Mas,  en  el  momento 
de  partir,  Jesús  se  volvió  hacia  la  palmera  y  le  dijo:  «Este  privi- 
legio te  concedo,  palmera :  que  una  de  tus  ramas  sea  transpor- 
tada por  mano  de  mis  ángeles  y  plantada  en  el  paraíso  de  mi 
Padre.  Y  esta  bendición  especial  te  otorgo:  que  a  todos  aquellos 
que  hubieren  vencido  en  un  certamen,  pueda  decírseles:  Ha- 
béis llegado  hasta  la  palma  de  la  victoria».  Y,  mientras  decía  esto, 
apareció  un  ángel  del  Señor  sobre  la  palmera,  le  quitó  una  de 
sus  ramas  y  voló  al  cielo  llevándosela  en  la  mano.  Al  ver  esto, 
cayeron  todos  sobre  sus  rostros  y  quedaron  como  muertos.  Mas 
Jesús  les  habló  de  esta  manera:  «¿Por  qué  habéis  dejado  que  el 
temor  invada  vuestros  corazones?  ¿No  sabéis  que  esta  pal- 
mera que  he  hecho  trasladar  al  paraíso,  está  allí  reservada  para 
todos  los  santos  del  edén,  lo  mismo  que  ha  estado  preparada 
para  vosotros  en  este  desierto?»  Y  todos  se  levantaron  llenos 
de  gozo. 

XXII 

i.  Durante  el  camino  le  dijo  José:  «Señor,  un  terrible  bo- 
chorno nos  asfixia :  si  te  agrada,  tomemos  un  camino  a  la  orilla 


XXI 

Die  autem  altera  profecti  sunt  inde,  et  in  hora  qua  iter  agere  coe- 
perunt  Iesus  conversus  ad  palmam  dixit:  «Hoc  privilegium  do  tibi, 
palma,  ut  unus  ex  ramis  tuis  transferatur  ab  angelis  meis  et  plante- 
tur  in  paradiso  patris  mei.  Hanc  autem  benedictionem  in  te  confe- 
ram,  ut  omnes  qui  in  aliquo  certamine  vicerint,  dicatur  eis:  Perve- 
nistis  ad  palmam  victoriae».  Haec  eo  loquente,  ecce  ángelus  Domini 
apparuit  stans  super  arborem  palmae,  et  auferens  unum  ex  ramis 
eius  volavit  ad  caelum,  habens  ramum  in  manu  sua.  Quod  videntes 
ceciderunt  in  faciem  suam  et  facti  sunt  velut  mortui.  Quibus  Iesus 
locutus  est  dicens:  «Quare  formido  obtinuit  corda  vestra?  An  ne- 
scitis  quia  palma  haec,  quam  feci  transferri  in  paradiso,  parata  erit 
ómnibus  sanctis  in  loco  deliciarum,  sicut  vobis  parata  fuit  in  loco 
deserti  huius?»  At  illi  gaudio  repleti  surrexerunt  omnes. 

XXII 

i.  Cum  autem  iter  agerent,  dixit  ei  loseph:  «Domine,  calor 
nimis  decoquit  nos :  si  tibi  placet,  viam  teneamus  iuxta  mare,  ut  pos- 

fs.X).  Sozomenos  (Hist.  eccl.  V  21)  habla  de  un  melocotonero  que,  al  llegar 
Jesús  a  Hermópolis,  inclinó  sus  ramas  y  le  adoró. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


235 


del  mar  para  que  podamos  hacer  la  travesía  descansando  en  las 
ciudades  marítimas».  Díjole  Jesús:  «No  tengas  miedo,  José;  yo 
os  abreviaré  el  camino,  de  manera  que,  lo  que  habíais  de  hacer 
en  treinta  días,  lo  hagáis  en  uno  solo».  Y,  mientras  iban  diciendo 
esto,  tendieron  su  vista  y  empezaron  a  ver  ya  las  montañas  y  las 
ciudades  de  Egipto. 

2.  Y,  llenos  de  gozo  y  alegría,  llegaron  a  los  confines  de 
Hermópolis.  Entraron  en  una  ciudad  llamada  Sotinen,  y,  no  te- 
niendo allí  ningún  conocido  donde  hospedarse,  fueron  a  cobi- 
jarse en  un  templo  llamado  el  Capitolio  de  Egipto.  En  él  había 
trescientos  sesenta  y  cinco  ídolos,  a  los  que  diariamente  se  tri- 
butaban honores  divinos  sacrilegamente. 

XXIII 

Y  aconteció  que,  al  entrar  María  con  el  Niño  en  el  templo, 
todos  los  ídolos  se  vinieron  a  tierra,  quedando  deshechos  y  re- 
ducidos a  pedazos.  Así  manifestaron  evidentemente  no  ser  nada. 
Entonces  tuvo  cumplimiento  lo  que  había  predicho  el  profeta 
Isaías:  «He  aquí  que  vendrá  el  Señor  sobre  una  nube  ligera  y 


simus  per  civitates  marítimas  requiescendo  transiré».  Dixit  ei  Iesus : 
«Noli  timere,  Ioseph;  ego  viam  vobis  breviabo,  ut  quod  spatio  tri- 
ginta  dierum  ituri  eratis,  in  hac  una  die  perficiatis» 62.  Haec  illis 
loquentibus  ecce  prospicientes  videre  coeperunt  montes  aegyptios 
et  civitates  eius. 

2.  Et  gaudentes  et  exsultantes  devenerunt  in  finibus  Hermópo- 
lis, et  in  unam  ex  civitatibus  Aegypti  quae  Sotinen  dicitur  ingressi 
sunt;  et  quoniam  in  ea  nullus  erat  notus  apud  quem  potuissent 
hospitari,  templum  ingressi  sunt,  quod  capitolium  Aegypti  voca- 
batur.  In  quo  templo  trecenta  sexaginta  quinqué  idola  posita  erant, 
quibus  singulis  diebus  honor  deitatis  in  sacrilegiis  perhibebatur. 

XXIII 

Factum  est  autem  cum  beatissima  María  cum  infantulo  templum 
fuisset  ingressa,  universa  idola  prostrata  sunt  in  terram,  ita  ut  omnia 
convulsa  iacerent  penitus  et  confracta  in  faciem  suam ;  et  sic  se  nihil 
esse  evidenter  docuerunt.  Tune  adimpletum  est  quod  dictum  est 
per  prophetam  Isaiam:  «Ecce  Dominus  veniet  super  nubem  levem 


62  Este  detalle  figura  también  en  el  Ev.  ár.  de  la  Infancia  (cío). 


236 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


penetrará  en  Egipto.  A  su  vista  se  conmoverán  todas  las  obras 
de  Egipto  hechas  por  mano  de  hombre». 

XXIV 

Al  serle  esto  anunciado  a  Afrodisio,  gobernador  de  aquella 
ciudad,  vino  al  templo  con  todo  su  ejército.  Cuando  los  sacer- 
dotes idólatras  vieron  acercarse  a  Afrodisio  de  aquella  manera, 
pensaron  que  se  trataba  de  una  venganza  contra  aquellos  por 
cuya  causa  habían  venido  los  ídolos  a  tierra.  Pero  él,  cuando  en- 
tró en  el  templo  y  vió  que  todos  los  ídolos  yacían  en  el  suelo  boca 
abajo,  se  acercó  a  María,  adoró  al  Niño  que  ésta  llevaba  en  sus 
brazos  y  después  se  dirigió  a  su  ejército  y  a  sus  amigos  en  estos 
términos :  «Si  no  fuera  este  Niño  el  Dios  de  nuestros  dioses,  és- 
tos no  hubieran  sido  derribados  ni  yacerían  en  tierra.  Por  lo  cual 


et  ingredietur  Aegyptum,  et  movebuntur  a  facie  eius  omnia  manu- 
facta  Aegyptiorum» 63. 

XXIV 

Tune  Affrodisio  64,  duci  .  civitatis  illius,  cutn  nuntiatum  fuisset, 
cum  universo  exercitu  suo  venit  ad  templum.  Pontífices  vero  templi 
ut  viderunt  Affrodisium  cum  universo  exercitu  suo  ad  templum 
properare,  putabant  se  vindictam  videre  in  eos  quorum  causa  dii  cor- 
ruerant.  Ule  autem  ingressus  templum,  ut  vidit  omnia  idola  in  facies 
suas  prostrata  iacere,  accessit  ad  Mariam  et  adoravit  infantem,  quem 
ipsa  in  sinu  suo  portabat,  et  cum  adorasset  eum,  allocutus  est  uni- 
versum  exercitum  suum  et  amicos  suos  dicens :  «Nisi  hic  Deus  esset 
deorum  nostrorum,  dii  nostri  coram  eo  in  facies  suas  minime  cecidis- 
sent,  ñeque  in  eius  conspectu  prostrati  iacerent:  unde  eum  Domi- 


63  Is.  19,1.  El  episodio  de  la  caída  de  los  ídolos  ha  tenido  también  honda 
repercusión  iconográfica  y  literaria  en  Oriente  y  en  Occidente.  Pokrovskij 
(o.c,  p.139)  recuerda  la  miniatura  del  códice  Akathistos  de  la  biblioteca  per- 
teneciente a  la  «Duchovnaia  Akademia»  de  San  Petersburgo.  En  Occidente, 
las  representaciones  son  innumerables. 

64  La  escena  de  Afrodisio  está  figurada  en  el  mosaico  del  arco  triunfal  de 
Santa  María  la  Mayor  de  Roma.  Allí  aparece  una  comisión  en  la  puerta  de 
la  ciudad,  que  viene  a  recibir  a  Jesús  acompañado  de  sus  padres  y  de  cuatro 
ángeles.  Garrucci  (Storia  art.  crist.  IV  pl.214  p.21-22)  pensó  que  se  trataba 
de  la  escena  de  Jesús  entre  los  doctores.  Pero  A.  de  Waal  (Die  apokryphen 
Evangelien  in  der  altchr.  Kunst:  RómQ  1  [1887]  189)  demostró  que  se  tra- 
taba sencillamente  del  episodio  de  Afrodisio  narrado  en  este  pasaje  del 
Ps.  Mt.  Cf.  I.  P.  Richter,  Di  un  raro  soggetto  rappresentato  nei  mosaici  della 
Basílica  Liberiana:  NuBollArch  5  (1899)  137-149. 

Una  tradición  hace  a  este  Afrodisio  predicador  del  Evangelio  en  Galia 
y  primer  obispo  de  Béziers. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


237 


ellos  le  están  confesando  tácitamente  su  señor.  Así,  pues,  si  nos- 
otros no  imitamos  su  conducta  con  mayor  cautela,  podemos  in- 
currir en  la  indignación  de  este  Niño  y  perecer ;  como  le  ocurrió 
al  Faraón,  rey  de  los  egipcios,  quien,  por  no  creer  ante  señales 
tan  portentosas,  fué  sepultado  en  el  mar  con  todo  su  ejército». 
Entonces  toda  la  gente  de  aquella  ciudad  creyó  en  el  Señor  Dios 
por  medio  de  Jesucristo. 

PARTE  SEGUNDA 
XXV 

Poco  después  dijo  el  ángel  a  José:  «Vuélvete  a  la  tierra  de 
Judá,  pues  ya  han  dejado  de  existir  los  que  buscaban  la  vida 
del  Niño». 

XXVI 

i.  Sucedió  esto  después  de  la  vuelta  de  Egipto.  Se  encon- 
traba Jesús  en  Galilea,  recién  cumplidos  sus  tres  años,  y  jugaba 


num  suum  taciti  protestantur.  Nos  ergo  déos  nostros  quod  videmus 
faceré  nisi  cautius  fecerimus  omnes,  poterimus  periculum  eius  in- 
dignationis  incurrere  et  universi  in  interitum  devenire,  sicut  contigit 
Pharaoni  regi  Aegyptiorum,  qui  tantis  virtutibus  non  credens  cum 
omni  exercitu  suo  in  mare  demersus  est».  Tune  omnis  populus 
eiusdem  civitatis  credidit  Domino  Deo  per  Iesum  Christum. 


PARS  ALTERA 
XXV 

Non  post  multum  dixit  ángelus  ad  Ioseph :  «Reverteré  in  terram 
luda;  mortui  sunt  qui  quaerebant  animam  pueri»65. 

XXVI 

i.  Et  factum  est  quod  post  regressionem  Iesu  de  Aegypto,  cum 
esset  in  Galilaea,  iam  inchoante  quarto  aetatis  armo,  una  die  sab- 

65  Con  este  inciso  termina  la  primera  parte  del  Ps.  Mt.,  de  influencia 
preponderantemente  protoevangélica.  La  segunda  parte,  que  pertenece  de 
lleno  al  Ciclo  de  la  Infancia,  no  es  substancialmente  sino  una  versión  del 
Ps.  Tomás.  Nos  contentaremos  generalmente  con  señalar  los  lugares  para- 
lelos, remitiendo  al  lector  a  las  notas  explicativas  añadidas  al  texto  del  ci- 
tado Ps.  Tomás. 


238 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


un  día  con  otros  niños  junto  al  lecho  del  Jordán.  Se  sentó  e  hizo 
siete  balsas  de  barro.  En  ellas  abrió  otros  tantos  canales  por  los 
que  con  sólo  su  mandato  hacía  discurrir  el  agua  de  la  corriente 
y  luego  la  dejaba  salir.  Mas  uno  de  aquellos  muchachos,  hijo 
del  diablo,  cerró  por  envidia  los  orificios  que  daban  entrada  al 
agua  en  las  balsas  y  estropeó  la  obra  de  Jesús.  Este  le  dijo:  « ¡Ay 
de  ti,  hijo  de  la  muerte,  hijo  de  Satanás !  ¿Te  atreves  a  deshacer 
lo  que  yo  acabo  de  construir?»  Y  al  momento  quedó  muerto 
el  rapaz. 

2.  Entonces  los  padres  del  difunto  alzaron  tumultuosa- 
mente su  voz  contra  María  y  José,  diciendo:  «La  maldición 
fulminada  por  vuestro  hijo  ha  sido  la  causa  de  que  muriera  el 
nuestro».  Ellos,  al  oír  esto,  se  fueron  inmediatamente  a  Jesús, 
apurados  por  las  protestas  de  los  padres  y  el  tumulto  de  la  gen- 
te. Pero  José  dijo  en  voz  baja  a  María:  «Yo  no  me  atrevo  a  de- 
cirle palabra.  Avísale  tú  y  dile:  ¿Por  qué  has  concitado  contra 
nosotros  la  odiosidad  del  pueblo  y  hemos  de  soportarla  ahora  in- 
gratamente?» Su  madre  se  le  acercó  y  le  dijo:  «¿Qué  es  lo  que 
hizo  éste  para  tener  que  morir?»  Mas  él  repuso:  «Bien  merecida 
tenía  la  muerte  por  haber  deshecho  lo  que  yo  había  construido». 

3.  Y  su  madre  insistía  diciendo:  «No  seas  así,  Señor,  por- 
que todo  el  mundo  protesta  contra  nosotros».  Entonces  El,  no 
queriendo  contristar  a  su  madre,  golpeó  ligeramente  con  el  pie 


bati  ipse  ludebat  cum  infantibus  ad  alveum  Iordanis.  Cum  ergo 
sedisset,  fecit  Iesus  sibi  septem  lacus  de  luto,  quibus  singulis  fecit 
araciunculas,  per  quas  de  torrente  ad  suum  imperium  aquas  ducebat 
in  lacum  et  iterum  reducebat  Tune  unus  ex  infantibus  illis,  filius 
diaboli,  animo  invido  clausit  aditus  qui  ministrabant  aquas  in  lacus, 
et  evertit  quod  operatus  fuerat  Iesus.  Tune  dixit  illi  Iesus :  «Vae  tibí 
fili  mortis,  fili  Satanae.  Opera  quae  operatus  sum  tu  dissipas?»  Et 
statim  qui  hoc  fecerat  mortuus  est. 

2.  Tune  seditiosa  voce  clamabant  parentes  mortui  contra  Ma- 
riana et  Ioseph,  dicentes  eis:  «Filius  vester  maledixit  filium  nostrum, 
et  mortuus  est».  Cum  audissent  Ioseph  et  María,  statim  venerunt  ad 
Iesum  propter  seditionem  parentum  pueri  et  accumulationem  Iu- 
daeorum.  Sed  Ioseph  dixit  secreto  Mariae:  «Ego  non  audeo  illi  dicere; 
tu  vero,  mone  eum  et  dic:  Quare  excitasti  nobis  odium  populi,  et 
sustinemus  odium  molestum  hominum  ?»  Et  cum  venisset  mater  ad 
eum,  rogabat  eum  dicens:  «Domine  mi,  quid  faciendo  iste  fecit  ut 
moreretur  ?»  At  ille  dixit :  «Dignus  erat  morte,  quia  dissipavit  opera 
quae  ego  fueram  operatus». 

3.  Rogabat  ergo  eum  mater  dicens:  «Noli,  Domine  mi,  quia 
insurgunt  in  nos  omnes».  At  ille  nolens  matrem  suam  contristari, 
pede  suo  dextro  percutiens  nates  mortui  dixit  ad  eum :  «Exsurge,  fili 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


239 


derecho  las  nalgas  del  difunto  y  le  dijo:  «Levántate,  hijo  de  ini- 
quidad; no  eres  digno  de  entrar  en  el  descanso  de  mi  Padre  por 
haber  desbaratado  lo  que  yo  había  edificado».  Entonces  se  le- 
vantó el  que  había  estado  muerto  y  se  marchó.  Y  Jesús,  con  sólo 
su  mandato,  continuó  haciendo  discurrir  por  los  canales  el  agua 
de  las  balsas. 

XXVII 

A  continuación  tomó  Jesús  barro  de  las  charcas  y  a  vista  de 
todos  hizo  con  él  doce  pájaros.  Era  a  la  sazón  día  de  sábado  y 
había  muchísimos  niños  con  El.  Y  un  judío,  que  le  vió  hacer 
estas  cosas,  dijo  a  José:  «Oye,  José,  ¿no  ves  al  niño  Jesús  traba- 
jar en  sábado,  cosa  que,  como  sabes,  está  prohibida?  Ha  hecho 
ya  doce  pajarillos  de  barro».  Escuchó  José  estas  palabras  y  riñó 
a  Jesús  de  esta  manera:  «¿Por  qué  ejecutas  en  sábado  lo  que  sa- 
bes está  prohibido?»  Jesús,  que  oyó  esto,  dió  unas  palmadas  y 
dijo  a  los  pajarillos:  «Volad».  Y,  al  mandato  de  su  voz,  todos 
echaron  a  volar.  Y,  mientras  estaban  aún  todos  allí  viéndole 
y  escuchándole,  dijo  a  las  aves:  «Id,  volad  por  toda  la  tierra  y 
por  el  universo  entero  y  vivid».  Todos  los  circunstantes,  testi- 
gos de  tales  prodigios,  se  llenaron  de  estupor.  Unos  le  alababan 


iniquitatis;  non  enim  dignus  es  intrare  in  réquiem  patris  mei,  quia 
dissipasti  opera  quae  ego  fui  operatus».  Tune  qui  erat  mortuus  sur- 
rexit  et  abiit.  Iesus  vero  ad  imperium  suum  per  aquae  ductum 
aquas  ducebat  in  lacus  66. 

XXVII 

Et  factum  est  quod  post  haec,  videntibus  cunctis  cepit  lutum  de 
lacis  quos  fecerat  Iesus  et  ex  eo  fecit  duodecim  passeres.  Erat  autem 
sabbatum  quando  fecit  hoc  Iesus,  et  infantes  plurimi  erant  cum  eo. 
Cum  ergo  vidisset  quídam  de  Iudaeis  eum  hoc  facientem,  dixit  ad 
Ioseph:  «Ioseph,  norme  vides  infantem  Iesum  in  sabbato  operari 
quod  ei  faceré  non  licet?  Fecit  enim  de  luto  duodecim  passeres». 
Hoc  audito,  Ioseph  arguit  eum  dicens :  «Quare  in  sabbato  talia  facis 
quae  nobis  non  licet  faceré  ?»  Iesus  autem  audiens  Ioseph  et  percu- 
tiens  manum  ad  manum  dixit  passeribus  suis :  «Volate».  Et  ad  vocem 
imperii  sui  coeperunt  volare.  Et  adstantibus  ómnibus  illic  et  viden- 
tibus et  audientibus,  dixit  avibus :  «Ite  et  volate  per  orbem  et  per 
omnmen  mundum  et  vivite».  Videntes  vero  qui  aderant  talia  signa, 
repleti  sunt  stupore  magno.  Alü  laudabant  et  admirabantur  eum;  alii 


66-67  Cf.  Ps.  Tomás  II. 


240 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


y  le  admiraban.  Otros,  en  cambio,  le  vituperaban.  Hasta  hubo 
unos  cuantos  que  se  fueron  a  los  príncipes  de  los  sacerdotes  y 
jefes  de  los  fariseos  para  decirles  que  Jesús,  el  hijo  de  José,  ha- 
bía hecho  grandes  prodigios  y  señales  a  vista  de  todo  el  pueblo. 

Y  esto  llegó  a  correrse  por  todas  las  doce  tribus  de  Israel. 

XXVIII 

Por  segunda  vez  el  hijo  del  sacerdote  Anás,  que  había  lle- 
gado con  José,  tomó  un  bastón  y,  loco  de  ira,  deshizo  a  vista 
de  todos  las  balsas  que  había  construido  Jesús.  Con  lo  cual  se 
disipó  todo  el  agua  recogida.  Obstruyó  incluso  los  canales  de 
entrada  y  luego  los  destruyó.  Jesús,  que  vió  esto,  dijo  a  aquel 
muchacho:  «¡Oh  germen  pésimo  de  iniquidad,  hijo  de  muerte, 
oficina  de  Satanás!  El  fruto  de  tu  posteridad  será  inerte;  tus 
raíces,  sin  frescura;  tus  ramas,  secas,  desprovistas  de  fruto». 

Y  al  instante  quedó  seco  el  muchacho  a  vista  de  todos  y  murió. 

XXIX 

Tembló  entonces  José,  tomó  a  Jesús  y  se  lo  llevó  a  casa  en 
compañía  de  su  madre.  De  improviso  vino  de  la  parte  contraria 


vero  vituperabant.  Et  abierunt  quídam  ad  principes  sacerdotum  et  ad 
primates  pharisaeorum  et  adnuntiaverunt  eis  quod  Iesus  filius  Ioseph 
in  conspectu  totius  populi  Israel  signa  magna  fecisset  et  virtutes. 
Et  adnuntiatum  est  hoc  in  duodecim  tribubus  Israel67. 

XXVIII 

Iam  iterum  filius  Annae  sacerdotis  templi,  qui  cum  Ioseph  ad- 
venerat,  tenens  virgam  in  manu  cunctis  videntibus  cum  furore  nimio 
exclusit  lacus  quos  Iesus  manibus  suis  fecerat,  et  effudit  ex  eis  aquas 
quas  congregaverat  de  torrente  in  eis.  Nam  et  ipsum  aquae  ductum, 
per  quem  intrabat  aqua,  clausit  et  postea  evertit.  Cumque  haec 
vidisset  Iesus,  dixit  ad  puerum  illum  qui  dissipaverat  lacus  suos: 
«O  semen  iniquitatis  pessimum,  o  fili  mortis,  officina  Satanae,  veré 
erit  fructus  seminis  tui  sine  vigore,  et  radices  tuae  sine  humore  et 
rami  tui  aridi,  non  ferentes  fructum».  Et  mox  videntibus  cunctis 
arefactus  est  puer  et  mortuus  est68. 

XXIX 

Deinde  tremuit  Ioseph  et  tenuit  Iesum,  et  ibat  cum  eo  ad  domum 
suam,  et  mater  cum  eo.  Et  ecce  súbito  ex  adverso  puer  quídam,  et 


68  Cf.  Ps.  Tomás  III. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


241 


un  muchacho,  hijo  también  de  iniquidad,  quien  se  lanzó  en  su 
carrera  contra  los  hombros  de  Jesús,  pretendiendo  burlarse  de 
El  o  hacerle  daño,  si  fuera  posible.  Mas  Jesús  le  dijo:  «No  te 
levantarás  sano  ya  del  camino  por  donde  vas».  Y  al  instante 
cayó  muerto.  Los  padres  del  difunto,  que  vieron  lo  ocurrido, 
exclamaron:  «¿Dónde  ha  nacido  este  niño?  Pues  es  cosa  com- 
probada que,  todo  lo  que  sale  de  su  boca,  resulta  verdad.  Y  con 
frecuencia,  antes  de  que  termine  de  pronunciarlo,  ya  está  cum- 
plido». Después  se  acercaron  a  José  y  le  dijeron:  «Quita  a  ese 
Jesús  de  entre  nosotros,  pues  así  no  puedes  vivir  en  nuestro 
pueblo.  O,  si  no,  dile  que  bendiga  siempre  en  lugar  de  malde- 
cir». Se  acercó,  pues,  José  a  Jesús  y  le  amonestaba  en  estos  tér- 
minos: «¿Por  qué  haces  estas  cosas?  Ya  hay  muchos  que  están 
quejosos  de  ti.  Por  tu  culpa  nos  tienen  odio  y  nosotros  hemos 
de  aguantar  sus  molestias».  Jesús  respondió:  «No  hay  ningún 
hijo  sabio  sino  aquel  a  quien  su  padre  instruyó  en  la  ciencia  de 
este  tiempo,  y  la  maldición  del  padre  no  repercute  sino  en  los 
que  se  portan  mal».  Formóse  entonces  una  confabulación  con- 
tra Jesús  y  le  acusaban  ante  su  padre.  José,  viendo  esto,  se 
intimidó,  recelando  una  violenta  sedición  en  el  pueblo  de  Israel. 
Mas  en  aquel  momento  tomó  Jesús  de  la  oreja  al  rapazuelo 
difunto  y  le  suspendió  en  el  aire  a  vista  de  todos.  Y  los  circuns- 
tantes pudieron  verle  hablar  con  él,  lo  mismo  que  un  padre  con 


ipse  operarius  iniquitatis,  currens  intulit  se  super  humerum  Iesu, 
volens  eum  eludere  aut  nocere  si  posset.  Dixit  autem  ei  Iesus:  «Non 
revertaris  sanus  de  via  tua  qua  vadis».  Et  statim  corruit  et  mortuus 
est.  Et  exclamaverunt  parentes  mortui,  qui  viderant  quod  factum 
est,  dicentes :  «Unde  natus  est  hic  infans  ?  Manifestum  est  quod  omne 
verbum  quod  dicit  verum  est,  et  frequenter  antequam  dicat  adim- 
pletur».  Et  accesserunt  parentes  pueri  mortui  ad  Ioseph  et  dixerunt 
illi:  «Tolle  istum  Iesum  de  loco  isto;  non  enim  potes  habitare  no- 
biscum  in  hoc  municipio.  Aut  certe  doce  illum  benedicere  et  non 
maledicere».  Accessit  autem  Ioseph  ad  Iesum  et  monebat  eum  di- 
cens:  «Ut  quid  talia  facis?  Iam  multi  dolentes  contra  te  sunt,  et 
propter  te  habent  nos  odio,  et  molestias  hominum  sustinemus  prop- 
ter  te».  Respondens  Iesus  dixit  ad  Ioseph :  «Nullus  filius  sapiens  est 
nisi  quem  pater  suus  secundum  scientiam  huius  temporis  erudierit, 
et  patris  sui  maledictum  nemini  nocet  nisi  male  agentibus».  Tune 
congregati  sunt  adversus  Iesum  et  aecusabant  eum  ad  Ioseph.  Ut 
hoc  vidit  Ioseph,  perterritus  est  nimium,  timens  vim  et  seditionem 
populi  Israel.  Eadem  hora  apprehendit  Iesus  infantem  mortuum  ab 
aure  et  suspendit  eum  a  térra  in  conspectu  omnium,  et  viderunt 


242 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


su  hijo.  Con  lo  que  retornó  a  él  su  alma  y  revivió,  cosa  que 
dejó  a  todos  pasmados  de  admiración. 

xxx'  RiJ"i,.'.  .' ' 

1.  Había  un  cierto  maestro  judío  por  nombre  Zaquías,  el 
cual  oyó  a  Jesús  decir  estas  cosas.  Y,  viendo  que  estaba  poseído 
de  una  ciencia  irrebatible  de  la  virtud,  se  sintió  herido  y  empezó 
a  hablar  contra  José  inconsiderada  y  neciamente,  sin  pizca  de 
respeto.  Decía,  pues:  «¿Es  que  tú  no  quieres  entregar  a  tu  hijo 
para  que  sea  instruido  en  la  ciencia  humana  y  en  las  buenas  ma- 
neras? Veo  que  tanto  tú  como  María  tenéis  en  más  a  vuestro 
hijo  que  a  toda  la  tradición  de  los  ancianos.  Más  cuenta  os 
tendría  respetar  al  senado  de  la  ccmunidad  israelítica  y  pre- 
ocuparos de  que  vuestro  hijo  observara  la  debida  caridad  para 
con  su  iguales  y  de  que  recibiera  la  instrucción  conveniente 
en  la  doctrina  judía». 

2.  José,  por  su  parte,  respondió:  «¿Y  quién  será  capaz  de 
gobernar  y  educar  a  este  muchacho?  Si  tú  te  crees  con  fuerzas 
suficientes  para  ello,  no  hay  inconveniente  alguno  por  nuestra 
parte  en  que  le  instruyas  en  esas  cosas  que  enseñas  también  a 
los  demás».  Jesús,  que  oyó  lo  que  había  dicho  Zaquías,  respon- 


Iesum  loquentem  cum  eo  tanquam  patrem  cum  filio  suo.  Et  reversus 
est  spiritus  suus  in  ipsum,  et  revixit.  Et  mirati  sunt  universi  69. 

XXX 

1.  Magister  autem  quídam  Iudaeus  nomine  Zachyas  70  audivit 
talia  Iesum  verba  loquentem,  et  videns  quia  erat  insuperabilis  scien- 
tia  virtutis  in  eo,  factus  est  dolens  et  coepit  indisciplínate  et  stulte 
et  sine  timore  loqui  contra  Ioseph.  Et  dicebat:  «Tu  non  vis  filium 
tuum  tradere  ut  doceatur  scientia  humana  et  timore?  Sed  video  te 
et  Mariam  plus  velle  diligere  filium  vestrum  quam  traditiones  senio- 
rum  populi.  Oportebat  enim  vos  plus  honorare  presbyteros  totius 
ecclesiae  Israel,  et  ut  cum  infantibus  mutuam  haberet  caritatem  et 
inter  eos  iudaica  erudiretur  doctrina». 

2.  Cui  e  contrario  dixit  Ioseph:  «Et  quis  est  qui  possit  hunc 
infantem  tenere  et  docere?  Sed  si  potes  tu  tenere  et  docere  eum,  nos 
minime  prohibemus  eum  a  te  doceri  quae  ab  hominibus  discuntur». 
Auditis  Iesus  quae  dixerat  Zachyas  respondit  ei  et  dixit:  «Praeceptor 
legis:  quae  paulo  ante  dixisti  et  omnia  quae  nominasti  oportet  ser- 
es Cf.  Ps.  Tomás  IV- V. 

70  Otros  manuscritos:  Zacchaeus,  Zachcus,  Zachamcus.  Cf.  Ps.  To- 
más VI. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


243 


dió  de  esta  forma:  «Maestro  de  la  ley,  bien  está  lo  que  acabas 
de  decir,  tratándose  de  quienes  tienen  que  ser  instruidos  en 
ciencias  humanas.  Pero,  por  lo  que  a  mí  se  refiere,  has  de  saber 
que  no  tengo  nada  que  ver  con  vuestro  fuero,  ya  que  no  tengo 
padre  según  la  carne.  Tú,  que  eres  legisperito  e  interpretas  la 
ley,  estás  sujeto  a  ella.  Pero  yo  ya  existía  mucho  antes  que  la 
ley.  Y,  ya  que  piensas  que  nadie  puede  compararse  contigo  en 
punto  a  ciencia,  sábete  que  te  encuentras  en  la  necesidad  de 
ser  instruido  por  mí,  pues  nadie  fuera  de  mí  puede  enseñar 
cosa  alguna  distinta  de  esas  que  acabas  de  mencionar.  Solamente 
el  que  es  digno,  es  capaz  de  hacerlo.  Mas,  cuando  me  llegue  el 
momento  de  ser  elevado  sobre  la  tierra,  haré  cesar  toda  traza 
de  vuestra  genealogía,  Tú  no  eres  capaz  de  precisar  la  fecha  de 
tu  nacimiento.  Yo  soy  el  único  que  sé  perfectamente  cuándo 
habéis  nacido  y  cuánto  ha  de  durar  vuestra  vida  sobre  la  tierra». 

3.  Entonces,  todos  los  que  oyeron  propalar  estas  palabras 
se  llenaron  de  estupor  y  exclamaron  diciendo:  « ¡Oh!,  ¡oh!,  ¡oh! 
Esto  es  un  misterio  maravillosamente  grande  y  admirable.  Jamás 
se  oyó  cosa  semejante.  Ni  los  fariseos,  ni  los  profetas,  ni  los 
escribas  han  dicho  nunca  u  oído  cosa  parecida.  Nosotros  bien 
sabemos  dónde  ha  nacido  éste.  Mas,  teniendo  apenas  cinco 
años,  ¿cómo  es  que  sabe  decir  tales  cosas?»  Respondieron  los 


vari  ab  his  qui  hominum  docentur  institutis;  sed  extraneus  sum  a 
foris  vestris,  quia  parentem  carnalem  non  habeo.  Tu  qui  legem  legis 
et  instructus  es,  in  lege  permanes;  ego  autem  ante  legem  eram.  Sed 
cum  putes  te  non  habere  parem  in  doctrina,  erudieris  a  me,  quoniam 
nemo  alius  potest  docere  nisi  haec  quae  nominasti.  Ipse  enim  potest 
qui  dignus  est.  Ego  autem  cum  exaltatus  fuero  a  térra,  cessare  faciam 
omnem  genealogiae  vestrae  mentionem.  Tu  quando  natus  es,  igno- 
ras: ego  autem  solus  scio  quando  nati  estis  et  quanto  tempore  vita 
vestra  est  in  térra»71. 

3.  Tune  omnes  qui  audierunt  verba  haec  patefacta,  obstupue- 
runt  et  clamarunt  dicentes :  «O,  o,  o,  hoc  mire  magnum  et  admirabile 
sacramentum.  Numquam  audivimus  huiusmodi.  Numquam  ab  aliquo 
alio  auditum  est,  nec  a  prophetis  nec  a  pharisaeis  nec  a  grammaticis 
dictum  est  vel  aliquando  auditum.  Nos  scimus  hunc  unde  natus  est, 
et  vix  est  annorum  quinqué,  et  unde  haec  verba  loquitur  ?»  Respon- 


71  Esta  disputa  de  Jesús,  no  contenida  en  las  redd.  griegas  del  Ps.  To- 
más, se  desarrolla  en  las  versiones  eslavas  del  mismo  de  una  manera  seme- 
jante a  la  actual.  Cf.  I.  Ivanov,  Bogomilski  Knigi  i  Legendi  (Sofía  1925); 
P.  A-  Lavrov,  Apokrificheskie  Texty:  «Sbornik  otdelenija  russkavo  iazyka  i 
slovesnosti  Imperatorskoij  Akademii  Nauk»  67,3  (San  Petersburgo  1899). 


24-4 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


fariseos:  «Nosotros  nunca  hemos  oído  decir  a  un  niño  de  esta 
edad  cosas  parecidas». 

4.  Jesús  respondió  de  esta  manera:  «¿Os  admiráis  de  que 
un  niño  sepa  decir  esto?  ¿Y  por  qué  no  creéis  lo  que  acabo  de 
decir?  Os  maravilla  el  que  os  haya  dicho  que  sabía  la  fecha 
de  vuestro  nacimiento.  Más  cosas  os  diré  que  os  provocarán 
aún  a  mayor  admiración.  Yo  he  visto  a  Abrahán,  a  quien  llamáis 
vuestro  padre ;  he  hablado  con  él  y  él  me  ha  visto  a  mí  también». 
Al  oír  estas  palabras,  enmudecieron,  y  nadie  se  atrevía  a  hablar. 
Jesús  les  dijo  entonces:  «Entre  vosotros  he  estado  con  niños  y 
no  me  habéis  conocido.  He  hablado  con  vosotros  como  con 
personas  entendidas  y  no  me  habéis  comprendido,  porque  en 
realidad  de  verdad  sois  más  pequeños  que  yo,  y  vuestra  fe 
es  escasa». 

XXXI 

i.  Nuevamente  dijo  Zaquías,  el  doctor  de  la  ley,  a  José  y 
a  María:  «Dadme  al  Niño  y  yo  se  lo  confiaré  al  maestro  Leví 
para  que  le  eduque  y  le  enseñe  las  letras».  Y  ellos  llevaron  a 
Jesús  con  caricias  a  la  escuela,  para  que  el  anciano  Leví  le 
enseñara  las  letras.  Jesús  permanecía  callado  después  de  entrar 


derunt  pharisaei:  «Nos  numquam  audivimus  talia  verba  ab  infante 
alio  dicta  in  tali  infantia». 

4.  Et  respondens  Iesus  dixit  eis:  «In  hoc  vos  admiramini  quia 
talia  dicuntur  ab  infante  ?  Quare  ergo  non  creditis  mihi  in  his  quae 
locutus  sum  vobis  ?  Et  quia  dixi  vobis  quod  scio  quando  nati  estis, 
omnes  miramini :  ampliora  dicam  vobis,  ut  magis  miremini.  Abraham 
quem  vos  dicitis  patrem  vestrum  ego  vidi  et  cum  eo  locutus  fui,  et 
ille  me  vidit»  72.  Et  audientes  hoc  obticuerunt,  nec  quisquam  eorum 
audebat  loqui.  Et  dixit  eis  Iesus:  «Fui  ínter  vos  cum  infantibus,  et 
non  cognovistis  me.  Locutus  sum  vobis  quasi  cum  prudentibus,  et 
non  intellexistis  vocem  meam,  quia  minores  me  estis  et  modicae 
fidei». 

XXXI 

i.  Iterum  magister  Zachyas  legis  doctor  dixit  ad  Ioseph  et  Ma- 
riam:  «Date  mihi  puerum,  et  ego  tradam  illum  magistro  Levi,  qui 
doceat  eum  litteras  et  erudiat».  Tune  Ioseph  et  Maria  blandientes 
Iesum  duxerunt  in  scholas,  ut  doceretur  litteras  a  sene  Levi.  Qui 
cum  introisset,  tacebat.  Et  magister  Levi  unam  litteram  dicebat  ad 


72  Cf.  lo.  8,56.58. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


245 


en  clase.  El  maestro  Leví  le  iba  enseñando  mientras  tanto  el 
alefato,  empezando  por  alef.  Y  le  decía:  «Di  tú  ahora  esta  le- 
tra». Pero  El  continuaba  silencioso,  sin  responder  palabra.  En- 
tonces el  maestro  Leví  cogió  enfadado  una  vara  de  estoraque 
y  le  pegó  en  la  cabeza. 

2.  Jesús  dijo  al  preceptor:  «¿Por  qué  me  hieres?  Sábete  que 
es  más  bien  el  castigado  el  que  enseña  al  que  castiga  que  vice- 
versa. Yo  soy  capaz  de  enseñarte  a  ti  esas  mismas  cosas  que 
me  vas  diciendo.  Mas  todos  estos  que  hablan  y  escuchan  son 
ciegos  como  el  bronce  que  tañe  o  el  timbal  que  retiñe,  los 
cuales  no  conocen  el  sentido  de  las  cosas  que  con  sus  sonidos 
interpretan».  Y  añadió  Jesús  a  Zaquías:  «Todas  las  letras,  desde 
alef  hasta  tau,  se  distinguen  por  su  disposición.  Dime  tú  pri- 
mero qué  es  tau  y  yo  te  diré  después  qué  es  alef».  Jesús  conti- 
nuó: «¡Hipócrita!  ¿Cómo  pueden  decir  tau  los  que  no  conocen 
alef?  Decidme  en  primer  lugar  qué  es  alef,  y  sólo  entonces  me 
fiaré  de  vosotros  cuando  digáis  beí».  Y  empezó  Jesús  a  preguntar 
el  nombre  de  las  letras,  diciendo :  «Que  nos  diga  el  doctor  de  la 
ley  en  qué  consiste  la  primera  letra  o  por  qué  tiene  muchos 
triángulos  agudos,  graduados,  semiagudos,  partidos  por  medio, 


Iesum,  et  incipiens  a  prima  littera  Aleph  dicebat  ei:  «Responde». 
Iesus  autem  tacebat  et  nihil  respondebat.  Unde  praeceptor  Levi  ira- 
tus  apprehendens  virgam  storatinam  percussit  eum  in  capite. 

2.  Iesus  autem  dixit  ad  didascalum  Levi:  «Ut  quid  me  percu- 
tís ?  In  veritate  scias  quia  ipse  qui  percutitur  magis  docet  percutien- 
tem  se  quam  ab  eo  doceatur.  Ego  enim  te  possum  dicere  quae  a  te 
ipso  dicuntur.  Sed  hi  omnes  caeci  sunt  qui  dicunt  et  audiunt,  quasi 
aes  sonans  aut  cimbalum  tinniens,  in  quibus  non  est  sensus  eorum 
quae  intelliguntur  per  sonum  eorum»  73 . 

Et  subiungens  Iesus  dixit  Zachyae74:  «Omnis  littera  ab  Aleph 
usque  ad  Thau  dispositione  discernitur.  Dic  ergo  tu  primum  quid 
sit  Thau  et  ego  dicam  tibi  quid  sit  Aleph».  Et  iterum  dixit  ad  eos 
Iesus:  «Qui  non  norunt  Aleph,  Thau  quomodo  dicere  possunt,  hy- 
pocritae  ?  Dicite  quid  sit  primum  Aleph,  at  ego  tune  vobis  credam 
cum  dixeritis  Beth».  Et  coepit  Iesus  singularum  litterarum  nomina 
interrogare,  et  dixit:  «Dicat  magister  legis,  prima  littera  quid  sit,  vel 
quare  triángulos habeat  multos,  gradatos,  subacutos,  mediates,  obduc- 

73  Cf.  Ps.  Tomás  VI-VIII.  El  episodio  de  Jesús  en  la  escuela  está  repre- 
sentado en  un  manuscrito  de  la  catedral  de  Milán:  un  maestro  conversa  en 
el  centro  de  la  escena  con  un  niño  sentado  en  un  escaño.  Este  es  Jesús.  Los 
otros  dos  muchachos,  uno  sentado  y  otro  de  pie,  tienen  en  sus  manos  el  libro 
de  la  lección. 

74  Se  refiere  a  Leví  evidentemente.  Parece  una  equivocación  del  co- 
pista. 


246 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


opuestos,  alargados,  alzados,  yacentes  y  yacentes  en  curva».  Al 
oír  esto  Leví,  quedó  estupefacto  ante  tan  diversa  disposición  de 
los  nombres  de  las  letras. 

3.  Y  empezó  a  gritar,  oyéndolo  todos:  «¿Es  digno  acaso 
de  vivir  este  nombre?  Mejor  estaría  colgado  en  una  cruz,  pues 
es  capaz  de  extinguir  el  fuego  y  eludir  los  demás  tormentos. 
Para  mí,  éste  existía  ya  antes  del  cataclismo  universal;  nació 
antes  del  diluvio.  ¿Qué  entrañas  fueron  capaces  de  gestarle? 
¿Qué  madre  pudo  darle  a  luz?  ¿Qué  pechos  han  podido  ama- 
mantarle? Huyo  de  El,  no  pudiendo  aguantar  la  palabra  de  su 
boca,  ya  que  mi  corazón  se  queda  estupefacto  al  oírla.  No  creo 
que  de  hecho  haya  hombre  alguno  capaz  de  entender  lo  que 
dice,  a  no  ser  que  Dios  viniera  en  su  ayuda.  Y  yo  ahora,  pobre 
de  mí,  estoy  por  mi  culpa  a  merced  de  sus  burlas,  ya  que 
pensaba  tener  ante  mí  un  alumno  y  me  he  encontrado  con  mi 
propio  maestro,  sin  saberlo.  ¿Qué  diré?  No  soy  capaz  de  aguan- 
tar las  palabras  de  este  niño.  Me  marcharé  de  este  pueblo,  ya 
que  me  es  imposible  entender  esto.  Viejo  y  todo,  me  he  dejado 
ganar  por  un  niño,  pues  soy  incapaz  de  encontrar  lo  mismo 
el  principio  que  el  fin  de  lo  que  dice.  Es  harto  difícil  que  uno 
por  sí  solo  pueda  dar  con  el  principio.  Os  digo  con  toda  sin- 
ceridad que,  a  mi  modo  de  ver,  la  conducta  de  este  muchacho, 


tos,  productos,  erectos,  stratos,  curvistratos».  Cum  autem  Levi  hoc 
audisset,  obstupefactus  est  ad  tantam  dispositionem  nominum  lit- 
terarum  75. 

3.  Tune  coepit  cunctis  audientibus  clamare  et  dicere:  «Num 
debet  iste  super  térra  vivere  ?  Immo  in  magna  cruce  dignus  est  ap- 
pendi.  Nam  potest  ignem  exstinguere  et  alia  deludere  tormenta.  Ego 
puto  quod  hic  ante  cataclismum  fuerit,  ante  diluvium  natus.  Quis 
enim  venter  illum  portavit?  aut  quae  mater  genuit  illum?  aut  quae 
ubera  illum  lactaverunt?  Fugio  ante  eum;  non  enim  valeo  sustinere 
verbum  ex  ore  eius,  sed  cor  meum  stupescit  talia  verba  audire.  Nul- 
lum  enim  hominum  puto  eius  consequi  verbum,  nisi  fuerit  Deus 
cum  eo.  Nunc  ego  ipse  infelix  tradidi  me  huic  in  derisum.  Cum 
enim  me  putarem  habere  discipulum,  inveni  magistrum  meum,  ig- 
norans  eum.  Quid  dicam?  Non  valeo  sustinere  verba  pueri  huius: 
de  hoc  iam  municipio  fugiam,  quia  non  valeo  haec  intelligere.  Ab 
infante  senex  victus  sum,  quia  ñeque  initium  de  quibus  ipse  affir- 
mat  invenire  <non)  possum  nec  finem.  Difficile  enim  est  initium  ex 
se  ipso  reperire.  Certe  dico  vobis,  non  mentior,  quod  ante  meos 


75  La  obscuridad  de  las  expresiones,  así  como  las  paralelas  del  Ps.  To- 
más, se  debe  a  su  carácter  gnóstico  y  quizá  también  al  descuido  de  los  co- 
pistas. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


247 


los  principios  de  su  discurso  y  la  meta  de  su  intención  no  pare- 
cen tener  nada  de  común  con  los  hombres.  No  sé,  por  tanto, 
si  será  un  mago  o  un  dios,  o  si,  más  bien,  es  un  ángel  de  Dios 
quien  habla  en  El.  Lo  que  tampoco  puedo  decir  es  de  dónde 
procede  y  qué  es  lo  que  ha  de  llegar  a  ser». 

4.  Entonces  Jesús,  con  rostro  alegre  y  sonriéndose  de  él, 
dijo  imperiosamente  a  todos  los  hijos  de  Israel  que  estaban  pre- 
sentes y  le  escuchaban:  «Sean  prolíficos  los  estériles,  vean  los 
ciegos,  anden  normalmente  los  cojos,  gocen  de  bienes  los  pobres 
y  revivan  los  muertos,  para  que,  devueltos  todos  a  su  primitivo 
estado,  permanezca  cada  cual  en  Aquel  que  es  la  fuente  de  la 
vida  y  de  la  felicidad  perpetua».  Λ1  decir  Jesús  estas  palabras, 
todos  los  que  se  encontraban  aquejados  de  diversas  enferme- 
dades se  encontraron  de  pronto  restablecidos.  Y  nadie  osaba 
ya  decirle  nada  ni  escuchar  cosa  alguna  de  sus  labios. 

XXXII 

Después  de  esto,  partieron  de  allí  María  y  José  juntamente 
con  Jesús  y  se  fueron  a  la  ciudad  de  Nazaret.  Aquí  vivía  éste 
en  compañía  de  sus  padres.  Sucedió  un  día  de  sábado  que  es- 
taba jugando  con  otros  niños  en  la  terraza  de  una  casa.  Uno  de 
ellos  empujó  a  otro  con  tan  mala  suerte,  que  el  desgraciado  cayó 


oculos  operatio  huius  pueri  et  initia  sermonis  eius  et  intentionis  exi- 
tus  nihil  cum  hominibus  commune  videtur  habere.  Hic  ergo  nescio 
an  magus  aut  deus  sit;  aut  certe  ángelus  Dei  loquitur  in  eo.  Unde 
sit  aut  unde  venerit  aut  quis  futurus  sit,  nescio». 

4.  Tune  Iesus  laeto  vultu  subridens  de  eo  dixit  cum  imperio 
cunctis  filiis  Israel  adstantibus  et  audientibus:  «Fructificent  infruc- 
tuosi  et  videant  caeci  et  claudi  ambulent  recte  et  pauperes  fruantur 
bonis  et  reviviscant  mortui,  ut  redintegrato  statu  unusquisque  re- 
vertatur  et  permaneat  in  eo  ipso  qui  radix  est  vitae  et  dulcedinis  per- 
petuae»  76.  Et  cum  hoc  dixisset  infans  Iesus,  continuo  sunt  omnes 
restituti  qui  sub  malis  deciderant  infirmitatibus.  Et  amplius  non 
audebant  dicere  ei  aliquid  aut  audire  ab  eo. 

XXXII 

Post  haec  abierunt  inde  Ioseph  et  María  cum  Iesu  in  civitatem 
Nazareth;  et  erat  ibi  cum  parentibus  suis.  Et  cum  esset  ibi  una  sab- 
bati,  dum  Iesus  luderet  cum  infantibus  in  solano  cuiusdam  domus, 
contigit  ut  quídam  de  infantibus  alium  depelleret  de  solario  in  ter- 
ram,  et  mortuus  est.  Et  cum  non  vidissent  parentes  mortui,  clama- 


re Cf.  Mt.  11,5. 


2  43 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


de  la  altura  y  se  mató.  Al  saberlo  los  padres  del  muerto,  protes- 
taron contra  José  y  María,  diciendo:  «Vuestro  hijo  ha  tenido  la 
culpa  de  que  el  nuestro  cayera  y  muriese».  Jesús,  por  su  parte, 
estaba  silencioso,  sin  responder  palabra.  Vinieron  a  El  con  toda 
prisa  José  y  María,  y  ésta  le  preguntó:  «¿Fuiste  tú,  Señor  mío, 
el  que  le  hiciste  caer?»  Jesús  por  respuesta  bajó  a  toda  prisa  de 
la  terraza  y  llamó  al  niño  por  su  nombre,  Zenón.  El  respondió : 
«  ¡Señor !»  Jesús  le  dijo :  «¿Fui  yo  acaso  el  que  te  tiré?»  El  interpe- 
lado repuso:  «No,  Señor».  Y  los  padres  del  que  había  sido 
cadáver  se  llenaron  de  admiración  y  honraban  a  Jesús  por  el 
milagro  que  acababa  de  hacer.  De  allí  partieron  José  y  María, 
juntamente  con  Jesús,  camino  de  Jericó. 

XXXIII 

Tenía  Jesús  a  la  sazón  seis  años.  Su  madre  le  envió  una 
vez  con  otros  niños  a  buscar  con  un  cántaro  agua  a  la  fuente. 
Tenía  ya  sacada  el  agua,  cuando  un  muchacho  le  dió  un  empe- 
llón, con  el  que  la  vasija  recibió  un  rudo  golpe  y  se  hizo  pedazos . 
Mas  Jesús  extendió  su  manto  y  recogió  en  él  toda  el  agua  que 
había  en  el  cántaro.  Después  se  la  llevó  a  su  madre.  Ella,  al 


bant  contra  Ioseph  et  Mariam  dicentes :  «Filius  vester  filium  nostrum 
misit  in  terram,  et  mortuus  est».  Iesus  vero  tacebat  et  nihil  eis  respon- 
debat.  Venerunt  autem  festinantes  Ioseph  et  Maria  ad  Iesum,  et  ro- 
gabat  mater  sua  dicens:  «Domine  mi,  dic  mihi  si  tu  misisti  eum  in 
terram».  Et  statim  descendit  Iesus  de  solario  in  terram  et  vocavit 
puerum  per  nomen  suum  Zeno.  Et  respondit  ei:  «Domine».  Dixitque 
illi  Iesus:  «Num  ego  praecipitavi  te  in  terram  de  solario?»  At  ille 
dixit:  «Non,  Domine».  Et  mirati  sunt  parentes  pueri  qui  fuerat  mor- 
tuus, et  honorabant  Iesum  super  facto  signo.  Et  abierunt  inde  Ioseph 
et  Maria  cum  Iesu  in  Iericho77. 

XXXIII 

Erat  autem  Iesus  annorum  sex,  et  misit  illum  mater  sua  cum 
hydria  ad  fontem  haurire  aquam  cum  infantibus.  Et  contigit  post- 
quam  hausit  aquam,  ut  quídam  ex  infantibus  impegerit  eum  et  con- 
quassaverit  hydriam  et  fregerit  eam.  At  Iesus  expandit  pallium  quo 
utebatur,  et  suscepit  in  pallio  suo  tanlum  aquae  quantum  erat  in 


77  Cf.  Ps.  Tomás  IX. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


249 


verlo,  se  llenaba  de  admiración  e  iba  rumiando  estas  cosas  y 
escondiéndolas  en  su  corazón. 

XXXIV 

Otro  día  salió  al  campo  llevando  un  poco  de  trigo  del  gra- 
nero de  su  madre  y  lo  sembró.  El  trigo  nació,  creció  y  se  mul- 
tiplicó prodigiosamente.  Y  El  mismo  se  encargó  de  segarlo, 
recogiendo  tres  coros  de  semilla,  que  dió  después  a  sus  muchos 
conocidos. 

XXXV 

Hay  un  camino  que,  saliendo  de  Jericó,  conduce  hasta  el 
río  Jordán,  en  el  lugar  por  donde  pasaron  los  hijos  de  Israel. 
Allí  mismo  se  dice  que  descansó  también  el  arca  de  la  alianza. 
Teniendo,  pues,  Jesús  la  edad  de  ocho  años,  salió  una  vez  de 
Jericó  con  dirección  al  Jordán.  Λ  la  vera  del  camino,  muy  cerca 
ya  de  las  márgenes  del  río,  había  una  madriguera,  donde  una 
leona  criaba  sus  cachorros.  Esta  era  la  causa  por  la  que  nadie 
transitaba  seguro  por  aquellos  parajes.  Llegó,  pues,  Jesús  al 


hydria,  et  portavit  eam  matri  suae.  At  illa  videns  mirabatur,  et  cogita- 
bat  intra  se,  et  condebat  omnia  haec  in  corde  suo  78. 

XXXIV 

Iterum  quadam  die  exivit  in  agrum  et  tulit  parum  tritici  de  hór- 
reo matris  suae,  et  illud  ipse  seminavit.  Et  natum  est  et  crevit  et 
multiplicatum  est  nimis.  Et  factum  est  denique  ut  ipse  meteret,  et 
collegit  fructus  ex  eo  tres  coros  79,  et  donavit  multiplicibus  suis  80. 

XXXV 

Est  via  quae  exit  de  Iericho  et  tendit  ad  Iordanis  fluvium,  ubi 
transierunt  filii  Israel:  ibi  arca  testamenti  dicitur  resedisse  81 .  Et 
erat  Iesus  annorum  octo  et  exivit  de  Iericho,  et  ibat  ad  Iordanem. 
Et  erat  secus  viam  crypta  prope  Iordanis  ripam  ubi  leaena  catulos 
nutriebat;  et  nullus  poterat  per  viam  securus  ambulare.  Veniens 
autem  Iesus  de  Iericho,  cognoscens  quod  in  crypta  illa  leaena  filios 


7  8  Cf.  Ps.  Tomás  XI. 

79  Medida  para  sólidos  de  uso  entre  los  judíos,  equivalente  a  unos  cua- 
tro hectolitros. 

8  0  Cf.  Ps.  Tomás  XII. 

81  Cf.  los.  4,3.7.9.  Este  episodio  y  el  siguiente  no  tienen  paralelo  en  el 
Ps.  Tomás. 


2§0 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


lugar,  a  sabiendas  de  que  en  aquella  caverna  había  parido  la 
leona  sus  crías.  A  vista  de  todos  entró  en  la  cueva.  Los  leoncitos, 
que  le  vieron,  corrieron  a  El  y  le  adoraron.  Jesús  se  sentó  en 
medio  de  la  gruta,  y  ellos  correteaban  en  torno  suyo,  acaricián- 
dole y  jugueteando,  mientras  que  los  leones  más  viejos  estaban 
retirados  cabizbajos,  haciéndole  fiestas  con  la  cola.  La  gente  que 
observaba  esto  desde  lejos,  al  no  ver  a  Jesús,  se  decía:  «De  no 
ser  que  éste,  o  sus  padres,  hubiera  cometido  grandes  pecados, 
no  se  hubiera  lanzado  espontáneamente  a  los  leones».  Y,  mien- 
tras los  circunstantes  pensaban  estas  cosas  y  estaban  sumidos 
en  una  grande  aflicción,  he  aquí  que  Jesús  salió  de  la  gruta  y 
los  leones  iban  jugueteando  ante  él.  Mas  los  padres  de  Jesús 
estaban  observando  todo  esto  cabizbajos  y  desde  lejos.  Asimis- 
mo, la  demás  gente  se  mantenía  a  distancia,  sin  que  osaran 
acercarse  por  miedo  a  los  leones.  Jesús  entonces  empezó  a  hablar 
de  manera  que  todos  le  oyeran:  « ¡Cuánto  mejores  que  vosotros 
son  estas  bestias,  que  reconocen  y  glorifican  a  su  Señor,  a  quien 
vosotros,  hombres  hechos  a  su  imagen  y  semejanza,  desconocéis! 
Los  brutos  animales  me  reconocen  y  se  amansan.  Los  hombres 
me  ve'n  y  no  me  conocen». 


suos  generasset,  videntibus  cunctis  introivit  in  eam.  At  ubi  vide- 
runt  leones  Iesum,  cucurrerunt  ei  obviam  et  adoraverunt  eum.  Et 
Iesus  sedebat  in  caverna,  et  catuli  leonum  discurrebant  circa  pedes 
eius,  blandientes  cum  eo  et  ludentes.  Leones  vero  séniores  demisso 
capite  a  longe  stabant  et  adoraverunt  eum,  et  caudis  suis  blandieban- 
tur  ante  eum.  Tune  populus  qui  a  longe  stabat,  non  videns  Iesum, 
dixit :  «Hic  nisi  gravia  fecisset  peccata  aut  parentes  eius,  non  se  ultro 
leonibus  obtulisset».  Et  cum  populus  haec  intra  se  cogitaret  et  moe- 
rori  nimio  subiaceret,  ecce  súbito  in  conspectu  populi  exivit  Iesus 
de  crypta  et  leones  ante  pedes  eius  ludebant  inter  se.  Parentes  vero 
Iesu  demisso  capite  stabant  a  longe  et  observabant;  pariter  et  popu- 
lus propter  leones  longe  stabat :  non  enim  se  coniungere  eis  audebat. 
Tune  Iesus  coepit  dicere  ad  populum:  «Quanto  meliores  sunt  bes- 
tiae  vobis  quae  suum  agnoscunt  Dominum  et  glorificant,  et  vos  no- 
mines, qui  ad  imaginem  et  similitudinem  Dei  facti  estis,  ignoratis. 
Bestiae  agnoscunt  me  et  mansuescunt;  homines  me  vident  et  non 
cognoscunt». 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


251 


XXXVI 

Después  atravesó  Jesús  el  Jordán  en  compañía  de  los  leones 
y  en  presencia  de  todos.  Las  aguas  del  río  se  partieron  entonces 
a  derecha  e  izquierda.  Y  Jesús  se  dirigió  a  los  leones  de  manera 
que  todos  pudieran  oírle:  «Id  en  paz,  sin  hacer  daño  a  nadie 
y  sin  que  tampoco  los  hombres  os  lo  hagan  a  vosotros,  hasta 
que  volváis  al  lugar  de  donde  habéis  salido».  Y  ellos  se  despi- 
dieron de  El,  no  de  viva  voz,  sino  con  su  actitud;  y  retornaron 
a  sus  cubiles.  Jesús  volvió  hacia  su  madre. 

XXXVII 

i.  José  tenía  el  oficio  de  carpintero  y  no  hacía  sino  yugos 
de  bueyes,  arados,  instrumentos  para  revolver  la  tierra,  junta- 
mente con  otros  aperos  de  labranza,  y  camas  de  madera.  Vino, 
pues,  un  día  cierto  joven  a  encargarle  un  lecho  de  seis  codos. 
José  mandó  a  su  mozo  que  serrara  la  madera  de  acuerdo  con 
las  medidas  que  le  habían  sido  dadas.  Pero  él  no  las  observó, 
sino  que  sacó  un  travesaño  más  largo  que  otro.  José  se  puso 
nervioso  y  empezó  a  cavilar  qué  se  debería  hacer  en  aquel 
trance. 


XXXVI 

Post  haec  Iesus  transivit  Iordanem  cunctis  videntibus  cum  leo- 
nibus,  et  aqua  Iordanis  divisa  est  ad  dextram  et  ad  sinistram  82.  Tune 
dixit  leonibus  ita  ut  omnes  audirent :  «Ite  in  pace  et  neminem  laeda- 
tis,  sed  nec  homo  vobis  noceat,  doñee  revertamini  unde  exiistis». 
At  illi  non  voce  sed  corpore  vale  facientes  abierunt  ad  loca  sua.  Iesus 
vero  reversus  est  ad  matrem  suam. 

XXXVII 

i.  Et  cum  esset  Ioseph  faber  lignarius  et  nihil  aliud  ex  ligno 
operaretur  nisi  iuga  bobum  et  aratra  et  terrae  versoria  et  culturae 
apta,  ligneosque  faceret  lectos,  contigit  ut  quídam  iuvenis  illi  fa- 
ciendum  grabatum  cubitorum  sex  demandaret.  Et  iussit  Ioseph  pue- 
ro  suo  incidere  lignum  seca  férrea  secundum  mensuram  quam  mi- 
serat  83.  Qui  non  servavit  definitum  sibi  modum ;  sed  fecit  unum 
lignum  brevius  altero.  Et  coepit  Ioseph  aestuando  cogitare  quid  fa- 
ciendum  ei  esset  super  hoc. 

82  Cf.  4  Reg.  2,8. 

83  El  episodio  paralelo  del  Ps.  Tomás  (c.13)  no  habla  de  este  muchacho, 
ayudante  de  José. 


252 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


2.  Jesús,  que  le  vió  en  tan  grave  aprieto  al  no  encontrar 
manera  de  arreglarlo,  le  dijo  con  voz  llena  de  consuelo:  «Ven, 
tomemos  ambos  los  palos,  juntemos  sus  extremidades,  igualé- 
moslas entre  sí,  tirando  de  ellas  hasta  nosotros;  así  podremos 
hacerlos  iguales».  José  obedeció  a  sus  indicaciones,  pues  sabía 
que  Jesús  era  capaz  de  hacer  cuanto  se  proponía.  Tomó,  pues, 
José  las  extremidades  de  los  maderos  y  las  adosó  a  la  pared 
junto  a  sí.  Jesús  hizo  lo  mismo,  tirando  de  la  otra  punta,  y 
estiró  el  travesaño  más  corto  hasta  que  logró  igualarlo  con  el 
más  largo.  Después  dijo  a  José:  «Vete  ahora  a  trabajar  y  haz 
lo  que  te  habías  propuesto».  Y  José  pudo  terminar  la  obra 
prometida. 

XXXVIII 

i.  Aconteció  por  segunda  vez  que  la  gente  rogó  a  José  y 
a  María  que  dieran  instrucción  a  Jesús,  mandándolo  a  la  escue- 
la. Ellos,  por  su  parte,  no  se  negaron,  sino  que,  obedientes  al 
mandato  de  los  ancianos,  le  llevaron  a  un  maestro  que  le  ense- 
ñase las  ciencias  humanas.  Y  éste  comenzó  por  instruirle  im- 
periosamente diciendo :  «Di  alfa».  Mas  Jesús  respondió :  «Dime 
tú  primero  qué  es  beta  y  luego  te  diré  yo  qué  es  alfa».  Al  recibir 


2.  Et  ut  vidit  Iesus  eum  sic  aestuantem  cogitatione,  cui  res 
gesta  impossibilis  erat,  consolatoria  voce  alloquitur  eum  dicens: 
«Veni,  teneamus  capita  singulorum  lignorum,  et  coniungamus  ea 
caput  ad  caput,  et  coaequemus  ea  ad  se  et  trahamus  ad  nos:  pote- 
rimus  enim  ea  faceré  aequalia».  Tune  Ioseph  obtemperavit  iuben- 
ti;  sciebat  enim  quod  posset  faceré  quidquid  vellet.  Et  apprehendit 
Ioseph  capita  lignorum  et  iunxit  ad  parietem  et  iuxta  se,  et  tenuit 
Iesus  altera  capita  lignorum  et  traxit  ad  se  brevius  lignum  et  coae- 
quavit  ligno  longiori  84.  Et  dixit  ad  Ioseph:  «Vade  operari,  et  fac 
quod  facturum  te  promiseras».  Et  fecit  Ioseph  quod  promiserat. 

XXXVIII 

t.  Factum  est  secundo  ut  Ioseph  et  María  rogarentur  a  populo 
ut  Iesus  doceretur  litteris  in  schola.  Quod  et  faceré  non  negaverunt, 
et  secundum  praeceptum  seniorum  ducebant  eum  ad  magistrum  ut 
doceretur  ab  eo  scientia  humana.  Et  tune  coepit  magister  imperiose 
eum  docere  dicendo:  «Dic  Alpha».  Iesus  vero  dixit  ei:  «Tu  mihi  dic 
prius  quid  sit  Betha,  et  ego  dicam  tibi  quid  sit  Alpha».  Et  ob  hoc 


84  La  expresión  literal  es  obscura,  aunque  el  sentido  fácilmente  se  in- 
terpreta. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


253 


tal  respuesta,  el  maestro  pegó  a  Jesús.  Pero,  nada  más  hacerlo, 
cayó  muerto. 

2.  Jesús  volvió  a  casa  al  lado  de  su  madre.  Mas  José,  lleno 
de  temor,  dijo  a  María:  «Sábete  que  mi  alma  está  mortalmente 
triste  por  este  muchacho.  Porque  puede  muy  bien  suceder  que 
alguien  le  pegue  maliciosamente  y  se  nos  vaya  a  morir». 
María  replicó :  «Hombre  de  Dios,  no  creas  que  pueda  suceder 
esto.  Puedes  estar  seguro  de  que  Aquel  que  le  envió  para  que 
naciera  entre  los  hombres,  le  librará  de  todo  malhechor  y  le 
conservará  inmune  de  toda  desgracia  con  su  poder». 

XXXIX 

i.  Nuevamente  rogaron  los  judíos  a  José  y  María  que 
llevaran  al  niño  con  caricias  a  otro  maestro  para  que  recibiera 
instrucción.  Ellos,  por  temor  al  pueblo  y  por  la  insolencia  de 
los  príncipes  y  amenazas  de  los  sacerdotes,  le  presentaron  de 
nuevo  en  la  escuela,  aunque  bien  sabían  que  nada  nuevo  podría 
aprender  de  los  hombres  quien  de  solo  Dios  había  recibido  una 
ciencia  completa. 


magister  iratus  percussit  Iesum,  et  mox  postquam  percussit  eum, 
mortuus  est  85 . 

2.  Et  Iesus  reversus  est  ad  matrem  suam  domum.  Timens 
autem  Ioseph,  vocavit  Mariam  ad  se  et  dixit  ei:  «Veré  scias  quia 
tristis  est  anima  mea  usque  ad  mortem  propter  puerum  istum  86. 
Fieri  enim  potest  ut  aliquando  aliquis  percutiat  in  malitia  puerum 
istum,  et  moriatur».  María  autem  respondens  dixit:  «Vir  Dei,  noli 
credere  quod  hoc  fieri  possit.  Imo  secure  crede  quod  qui  eum  misit 
ínter  homines  nasci,  ipse  eum  ab  ómnibus  malignitatibus  custodiet 
et  in  suo  nomine  conservabit  a  malo». 

XXXIX 

Γ.  Iterum  rogaverunt  tertio  Mariam  et  Ioseph  Iudaei  ut  ad 
alium  magistrum  blandi mentís  suis  ducerent  ad  addiscendum.  Ti- 
mentes  autem  populum  Ioseph  et  Maria  et  insolentiam  principum 
et  minas  sacerdotum,  duxerunt  iterum  ad  scholam,  scientes  nihil 
posse  ab  homine  discere  qui  ex  solo  Deo  perfectam  haberet  scien- 
tiam  87. 


8  5  Cf.  Ps.  Tomás  XIV. 

86  Mt.  26.38;  Me.  14,34. 

87  Cf.  Ps.  Tomás  XV. 


254 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


2.  Y,  entrado  que  hubo  Jesús  en  clase,  se  sintió  inspirado 
por  el  Espíritu  Santo  y  tomó  un  libro  de  manos  del  doctor  que 
explicaba  la  ley.  Después,  siendo  testigo  de  vista  y  oído  todo  el 
pueblo,  empezó  a  leer,  no  por  cierto  lo  que  estaba  escrito  en 
el  citado  volumen,  sino  lo  que  le  dictaba  el  Espíritu  de  Dios 
vivo,  como  si  de  una  fuente  viva  brotara  un  torrente  de  agua, 
quedando  rebosante  el  manantial.  Y  con  tanta  persuasión  ense- 
ñaba al  pueblo  las  maravillas  de  Dios  vivo,  que  hasta  el  maestro 
mismo  se  postró  en  tierra,  adorándole.  Los  corazones  de  los 
circunstantes  se  llenaron  de  estupor  al  oírle  tales  cosas.  José, 
nada  más  enterarse  de  ello,  vino  con  toda  prisa  hacia  Jesús, 
temiendo  no  fuera  también  a  morir  aquel  maestro.  Este,  al  ver- 
lo, le  dijo:  «Tú  no  me  has  confiado  un  alumno,  sino  un  maestro. 
¿Quién  será  capaz  de  aguantar  su  palabra?»  Y  en  esto  tuvo 
cumplimiento  lo  que  había  predicho  el  salmista:  «El  río  de 
Dios  se  sale  de  madre.  Preparaste  su  alimento,  pues  que  tal  es 
su  preparación». 

XL- 

Después  María  y  José  partieron  de  allí  con  dirección  a  la 
ciudad  marítima  de  Cafarnaúm,  a  causa  de  la  malicia  de  la 


2.  Cum  autem  Iesus  introisset  scholam,  ductus  Spiritu  Sancto 
accepit  librum  de  manu  didascali  docentis  legem,  et  cuncto  populo 
vidente  et  audiente  coepit  legere,  non  quidem  quae  scripta  erant  in 
libro  eorum,  sed  in  spiritu  Dei  vivi  loquebatur,  tamquam  si  de  fonte 
vivo  torrens  aquae  egrederetur  et  fons  plenus  semper  permaneret. 
Et  ita  in  virtute  docebat  populum  magnalia  Dei  vivi,  ut  et  ipse  ma- 
gister  caderet  in  terram  et  adoraret  eum.  Cor  autem  populi  qui  con- 
sedebat  et  audierat  eum  talia  dicentem,  versum  est  in  stuporem. 
Quod  cum  audisset  Ioseph,  currendo  venit  ad  Iesum,  timens  ne 
ipse  didascalus  moreretur.  Quo  viso,  magister  dixit  ei :  «Tu  non  de- 
disti  mihi  discipulum,  sed  magistrum:  et  quis  potest  verba  eius  susti- 
nere  ?»  Tune  adimpletum  est  quod  dictum  est  per  psalmistam:  «Flu- 
men  Dei  repletum  est  aqua.  Parasti  cibum  illorum,  quia  ita  est  prae- 
paratio  eius»  88. 

XL 

Post  haec  migravit  Ioseph  inde  cum  Maria  et  Iesu  ut  venirent  in 
Capharnaum  maritimam,  propter  malitiam  hominum  sibi  adver- 


se Ps.  64.10. 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


255 


gente  que  les  era  contraria.  En  esta  ciudad  se  encontraba  un 
hombre  muy  rico  llamado  José,  quien,  acosado  de  una  grave 
enfermedad,  vino  a  morir.  El  cadáver  del  difunto  se  encon- 
traba ya  sobre  el  lecho  mortuorio.  Jesús,  que  oyó  los  gemidos, 
lloros  y  lamentos  de  la  gente  por  aquella  desgracia,  dijo  a  José: 
«¿Por  qué  no  das  muestras  de  tu  benevolencia  a  este  tocayo 
tuyo?»  El  respondió:  «¿Y  qué  hay  en  el  terreno  de  mis  posibi- 
lidades para  socorrerle?»  Dijo  Jesús:  «Toma  el  pañuelo  que 
cubre  tu  cabeza  y  ponió  sobre  la  cara  del  difunto,  diciéndole: 
Que  Cristo  te  salve.  Ύ  al  instante  será  salvo  y  se  levantará  de 
su  lecho  de  muerte».  Oído  lo  cual,  marchó  José  presuroso, 
siguiendo  las  indicaciones  de  Jesús,  y  entró  en  la  casa  mortuoria. 
Se  quitó  el  pañuelo  que  cubría  su  cabeza  y  lo  puso  sobre  la  faz 
del  cadáver  yacente,  diciendo:  Que  Jesús  te  salve.  Al  momento 
se  levantó  el  difunto,  preguntando  que  quién  era  Jesús. 

XLI 

í.  Y  se  trasladaron  de  Cafarnaúm  a  Belén,  viviendo  José 
y  María  en  compañía  de  Jesús.  Cierto  día  llamó  José  a  su  pri- 
mogénito Santiago  y  le  envió  por  coles  a  un  huerto  para  hacer 


santium.  Et  cum  habitaret  Iesus  in  Capharnaum,  erat  in  civitate 
quídam  homo  nomine  Ioseph,  dives  valde.  Sed  infirmitate  sua  de- 
ficiens  mortuus  est,  et  mortuus  in  grabato  iacebat.  Cum  autem 
audisset  Iesus  in  civitate  plangentes  et  flentes  et  ululantes  super 
mortuum,  dixit  ad  Ioseph:  «Quare  huic,  cum  nomine  tuo  vocetur, 
tuae  gratiae  beneficium  non  praestas  ?»  Cui  respondit  Ioseph :  «Quae 
est  potestas  mea  aut  facultas  huic  praestandi  beneficium  ?»  Cui  dixit 
Iesus:  «Tolle  sudarium  quod  est  super  caput  tuum  et  vade  et  pone 
illud  super  faciem  mortui  et  dic  ei:  «Salvet  te  Christus».  Et  mox 
salvatus  erit  et  resurget  defunctus  de  grabato  suo».  Quo  audito  Ioseph 
statim  abiit  ad  imperium  Iesu  currens,  et  intravit  domum  defuncti, 
et  sudarium  quod  habebat  super  caput  suum  posuit  super  faciem 
eius  qui  iacebat  in  grabato,  et  dixit:  «Salvet  te  Iesus».  Et  continuo 
surrexit  mortuus  de  lecto,  et  quaerebat  quis  esset  Iesus  89. 

XLI 

i.  Et  abierunt  a  civitate  Capharnaum  in  civitatem  quae  vocatur 
Bethleem90.  Et  erat  Ioseph  cum  Maria  in  domo  sua,  et  Iesus  cum 
eis.  Et  die  quadam  vocavit  Ioseph  ad  se  filium  suum  primogenitum 

89  No  tiene  paralelo  en  el  Ps.  Tomás. 

90  El  texto  de  Tischendorf:  «et  abierunt  in  civitatem  Capharnaum  a 
civitate  quae  vocatur  Bethleem»,  está  en  oposición  con  el  capítulo  precedente. 


256 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


un  guiso.  Jesús  fué  tras  de  su  hermano  sin  que  José  ni  María  se 
enteraran.  Y,  mientras  Santiago  recogía  las  hortalizas,  salió  re- 
pentinamente una  víbora  de  un  agujero  y  le  picó  en  la  mano. 
El,  experimentando  un  vivísimo  dolor,  empezó  a  dar  gritos. 
Y,  sintiéndose  ya  desfallecer,  decía  con  tono  lastimero:  «¡Ay! 
¡ay!  Una  maldita  víbora  me  ha  mordido  en  la  mano». 

2.  Jesús  estaba  en  la  parte  opuesta.  Y,  al  oír  los  amargos 
lamentos  de  Santiago,  corrió  hacia  él.  Tomó  su  mano  y  no  hizo 
más  que  soplar  sobre  ella  y  refrigerarla,  cuando  el  joven  se  sintió 
curado  y  la  víbora  quedó  muerta.  José  y  María  ignoraban  lo  ocu- 
rrido, pero,  a  los  gritos  de  Santiago  y  a  la  voz  imperativa  de  Je- 
sús, se  llegaron  al  huerto,  y  encontraron  ya  muerto  al  reptil  y  a 
Santiago  sanado. 

XLII 

i.  Siempre  que  José  iba  a  algún  convite  en  compañía  de 
sus  hijos  Santiago,  José,  Judas  y  Simeón  y  de  sus  dos  hijas,  asis- 
tía también  Jesús  con  María,  su  madre,  y  con  la  hermana  de 
ésta,  María  de  Cleofás,  que  el  Señor  había  otorgado  a  su  padre 
Cleofás  y  a  su  madre  Ana  en  recompensa  por  la  ofrenda  que 


Iacobum,  et  misit  illum  in  hortum  olerum  ut  colligeret  olera  ad  fa- 
ciendum  pulmentum.  Et  subsecutus  est  Iesus  Iacobum  fratrem  suum 
in  hortum,  et  Ioseph  et  Maria  nescierunt.  Dumque  Iacobus  colligeret 
olera,  súbito  exivit  de  foramine  vípera  et  percussit  manum  Iacobi, 
et  ipse  prae  dolore  nimio  coepit  clamare.  Et  iam  deficiens  dicebat 
cum  vocis  amaritudine:  «Heu,  heu,  vípera  pessima  percussit  manum 
meam». 

2.  Iesus  vero  stans  ex  adverso  ad  vocis  amaritudinem  accurrit 
ad  Iacobum  et  tenuit  manum  eius,  et  nihil  aliud  fecit  sed  tantum 
sufflavit  in  manum  Iacobi  et  refrigeravit  eam.  Et  statim  Iacobus 
sanatus  est,  et  serpens  mortuus  est.  Et  Ioseph  et  Maria  quod  factum 
est  ignorabant;  sed  ad  clamorem  Iacobi  et  ad  imperium  Iesu  cucur- 
rerunt  ad  hortum,  et  invenerunt  serpentem  mortuum  iam  et  Iacobum 
bene  sanatum. 

XLII 

i.  Cum  autem  veniret  Ioseph  ad  convivium  cum  filiis  suis 
Iacobo,  Ioseph  et  luda  et  Simeone  et  duabus  filiabus  suis,  convenie- 
bant  Iesus  et  mater  eius  cum  sorore  sua  Maria  Cleophae,  quam 
Dominus  Deus  donavit  patri  eius  Cleophae  et  Annae  matri  eius, 


EVANGELIO  DEL  PS.  MATEO 


257 


habían  hecho  a  Dios  de  María,  madre  de  Jesús.  Y  para  su  con- 
suelo le  habían  dado  también  por  nombre  María. 

2.  Y,  siempre  que  se  juntaban,  Jesús  les  santificaba  y  les 
bendecía,  siendo  también  el  primero  en  empezar  a  comer  y  be- 
ber. Pues  nadie  se  atrevía  a  hacerlo,  ni  siquiera  a  sentarse  a  la 
mesa  o  a  cortar  el  pan,  mientras  Jesús  no  lo  hubiera  hecho  y  les 
hubiera  bendecido.  Si  por  casualidad  estaba  ausente,  esperaban 
hasta  que  viniera.  Y,  cuando  El  se  ponía  a  la  mesa,  le  acompa- 
ñaban María  y  José  y  los  hijos  de  éste,  hermanos  suyos.  Pues 
éstos  tenían  ante  sus  ojos  su  vida  como  una  antorcha  y  le  profe- 
saban veneración  y  respeto.  Siempre  que  Jesús  dormía,  fuera 
de  día  o  de  noche,  siempre  resplandecía  sobre  El  la  claridad 
divina. 

Λ1  cual  sea  dada  toda  alabanza  y  toda  gloria  por  los  siglos 
de  los  siglos.  Amén.  Amén. 


eo  quod  obtulissent  Mariam,  matrem  Iesu,  Domino.  Et  haec  María 
vocata  est  simili  nomine  María  ad  consolationem  parentum. 

2.  Et  cum  convenirent,  Iesus  sanctificabat  et  benedicebat  illos, 
et  ipse  prior  incipiebat  manducare  et  bibere.  Nemo  enim  illorum 
audebat  manducare  vel  bibere,  nec  sedere  ad  mensam,  aut  panem 
frangere,  doñee  ipse  sanctificans  eos  prius  hoc  fecisset.  Et  si  forte 
absens  fuisset,  exspectabant  doñee  hoc  faceret.  Et  quando  ipse  vole- 
bat  ad  refectionem  accederé,  accedebant  Ioseph  et  Maria  et  fratres 
eius,  filii  Ioseph.  Hi  siquidem  fratres  ante  oculos  suos  tanquam 
luminaria  vitam  eius  habentes  observabant  eum  et  timebant.  Et 
quando  Iesus  dormiebat  sive  in  die  sive  in  nocte,  claritas  Dei  re- 
splendebat  super  eum.  Cui  laus  sit  omnis  et  gloria  in  saecula  saecu- 
lorum.  Amen.  Amen. 


E>v.  afiíciifos 


9 


3.    LIBRO  SOBRE  LA  NATIVIDAD 
DE  MARIA 


Es  una  refundición  abreviada  del  Ps.  Mt.  Durante  la  Edad 
Media  fué  atribuido  este  apócrifo  a  San  Jerónimo  en  su  Historia 
Ioachim  et  Annae.  Aun  hoy  se  encuentra  entre  las  obras  del  santo 
Doctor  (PL  30,297-305).  La  causa  de  todo  esto  debe  buscarse 
en  la  carta  de  San  Jerónimo  a  Cromacio  y  Heliodoro,  que, 
según  dijimos  al  tratar  del  Ps.  Mt.,  se  encuentra  en  muchos  ma- 
nuscritos como  prólogo  al  De  nativitate  Mariae. 

El  estilo  es  más  delicado  y  elegante  que  el  de  su  original. 
Por  otra  parte,  su  exegesis  bíblica,  bastante  adelantada,  acusa 
influencias  de  doctores  como  Beda  (f  733)  o  Alcuino  (f  804). 
Todo  esto  nos  da  pie  para  concluir  con  Amann  (p.108)  que  el 
autor  debió  de  ser  un  contemporáneo  de  Carlomagno  (s.IX). 

Este  ha  ido  ebminando  del  relato  todo  lo  que  podía  chocar 
contra  la  mentalidad  de  su  tiempo:  primer  matrimonio  de  José, 
prueba  de  las  aguas  amargas,  constatación  escabrosa  de  Salo- 
mé, etc.  Precisa  algunos  conceptos  vacilantes  de  sus  predeceso- 
res: v.gr.,  en  lo  relativo  al  vínculo  que  une  a  María  y  José,  no 
duda  en  calificarlo  de  verdadero  matrimonio  y  lo  distingue  con- 
ceptual y  temporalmente  de  los  desposorios.  En  general  mani- 
fiesta una  devoción  más  delicada  a  la  Santísima  Virgen. 

Fué  incluido  íntegramente  en  la  Legenda  áurea  de  Jacobo  de 
Vorágine. 

Ediciones  y  versiones. — J.  C.  Thilo,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I  (Leip- 
zig 1832)  [texto  lat.  p. 319-336];  J.  P.  Migne:  PL  30,297-305  [texto  lat.  en- 
tre las  obras  de  San  Jerónimo];  C.  Tischendorf,  Evangelia  Apocrypha 
(21876)  [texto  lat.  p.113-121];  E.  Amann,  Le  Protévangile  de  Jacques  et  ses 
remaniements  latitu  (París  1910)  [texto  lat.  y  v.  franc.  p. 340-364];  E.  Gon- 
zález-Blanco, Los  Evangelios  apócrifos  I  (Madrid  1934)  [v.  esp.]. 

Estudios. — Los  citados  con  ocasión  del  Prot. 


LIBRO   SOBRE  LA   NATIVIDAD   DE  MARÍA 


259 


LIBRO  SOBRE  LA  NATIVIDAD  DE  MARIA 
Prefacio 

Me  haces  un  encargo  que  no  supone  para  mí  gran  trabajo, 
pero  que  entraña  una  grave  responsabilidad  por  cuanto  exige 
mucho  cuidado  para  discernir  lo  verdadero  de  lo  falso. 

En  efecto:  me  pides  que  haga  una  relación  escrita  de  los 
datos  que  casualmente  haya  podido  ir  encontrando  acerca  del 
nacimiento  de  la  santa  y  bienaventurada  virgen  María  [y  de  lo 
restante  de  su  vida]  hasta  el  día  de  su  parto  incomparable  y  los 
comienzos  de  la  vida  de  Cristo.  Es  éste  un  cometido  no  cierta- 
mente difícil,  pero  sí  arriesgado,  como  acabo  de  decir,  por  el 
peligro  que  entraña  en  relación  con  la  verdad.  Bien  sabes  que 
estas  cosas,  cuya  relación  me  pides  ahora  que  tengo  la  cabeza 
encanecida,  las  leí  de  pequeño  en  cierto  librito  que  por  enton- 
ces cayó  en  mis  manos.  Por  lo  que  te  harás  cargo  de  que,  des- 
pués de  tanto  tiempo  y  ocupado  como' he  estado  en  asuntos  de 
no  pequeña  envergadura,  pueden  fácilmente  habérseme  borra- 
do de  la  memoria  algunos  detalles.  Así,  pues,  creo  que  nadie 
podrá  echarme  justamente  en  cara  las  omisiones,  cambios  o 
añadiduras  en  que  incurra  al  acceder  a  tu  petición;  ya  que,  así 


LIBER  DE  NATIVITATE  MARIAE 
Praefatio  i 

Petis  a  me  petitiunculam  opere  quidem  levem,  sed  cautela  falsi- 
tatis  admodum  gravem. 

Postulas  enim  ut  stilo  digeram  si  quid  alicubi  forte  de  nativitate 
sanctae  ac  beatissimae  virginis  Mariae  usque  ad  incomparabilem  eius 
partum  et  prima  Christi  rudimenta  inveni:  res  quidem  actu  non 
difficilis  sed  periculo,  ut  dixi,  veritatis  admodum  praesumptuosa. 
Nam  hoc  quod  a  me  nunc  cano  capite  exposcis,  adolescentulum  me 
in  quodam  libello  qui  in  manus  meas  incidit  legisse  noris  et  certe 
tanti  temporis  intercessu  et  aliarum  non  levium  rerum  interventu 
facile  aliqua  memoriae  elabi  potuerunt.  Unde  non  iuste  argui  pos- 
sum  aliqua  me  si  tuae  petitioni  obtemperavero  aut  praetermittere 

1  Este  prólogo  figura  en  el  manuscrito  162  de  la  biblioteca  de  Chartres 
(s.XI).  Cf.  Amann,  p.341.  En  él  se  explica  el  contenido  del  Libellus  de  nati- 
vitate Mariae.  Este  no  es  una  traducción  de  apócrifos  anteriores,  sino  una 
reseña  de  los  principales  hechos  de  la  vida  de  la  Virgen,  fundada  en  los  da- 
tos suministrados  por  aquéllos. 


260 


VPÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


como  admito  su  posibilidad,  de  la  misma  manera  niego  rotun- 
damente el  que  las  cometa  con  deliberación. 

Por  tanto,  en  mi  afán  de  acceder  a  tus  deseos  y  de  satisfa- 
cer la  curiosidad  de  los  lectores,  quiero  advertirte  a  ti,  lo  mismo 
que  a  éstos,  que  el  mencionado  librito,  si  mal  no  recuerdo,  em- 
pezaba de  la  siguiente  manera,  por  lo  menos  en  cuanto  al 
sentido : 

I 

1.  La  bienaventurada  y  gloriosa  siempre  virgen  María  des- 
cendía de  estirpe  regia  y  pertenecía  a  la  familia  de  David.  Ha- 
bía nacido  en  Nazaret  y  fué  educada  en  el  templo  del  Señor,  en 
la  ciudad  de  Jerusalén.  Su  padre  se  llamaba  Joaquín  y  su  madre 
Ana.  Era  nazaretana  por  parte  de  su  padre  y  betlemita  por  la 
de  su  madre. 

2.  La  vida  de  estos  esposos  era  sencilla  y  recta  en  la  pre- 
sencia del  Señor  e  irreprensible  y  piadosa  ante  los  hombres.  Te- 
nían dividida  su  hacienda  en  tres  partes:  una  la  destinaban  para 


aut  addere  aut  mutare,  quod  ut  fieri  posse  non  negó,  sic  me  ex 
volúntate  faceré  non  concedo. 

Itaque  tam  tuis  votis  satisfaciens  quam  lcgentium  curiositati  con- 
'  sulens  tam  te  quam  quemlibet  lectorem  moneo  memoratum  libellum, 
si  bene  memini,  quantum  ad  sensum  pertinet,  eiusmodi  praefationem 
habuisse  2. 

I 

1.  Igitur  beata  et  gloriosa  semper  virgo  Maria  de  stirpe  regia 
et  familia  David  oriunda,  in  civitate  Nazareth  nata  3,  Hierosolymis 
in  templo  Domini  nutrita  fuit.  Pater  eius  Ioachim,  mater  vero  Anna 
dicebatur.  Domus  paterna  ex  Galilaea  et  civitate  Nazareth,  mater- 
num  autem  genus  ex  Bethleem  erat. 

2.  Vita  eorum  simplex  et  recta  apud  Dominum,  apud  nomines 
irreprehensibilis  erat  et  pia.  Nam  omnem  substantiam  suam  trifa- 
riam  diviserunt:  unam  partem  templo  et  templi  servitoribus  impen- 


2  A  continuación  sigue  la  segunda  carta  del  Ps.  Jerónimo:  «Petitis  a  me 
ut  vobis  rescribam...»  (cf.  nota  2  al  Ps.  Mt.). 

3  El  señalar  a  Nazaret  como  ciudad  natal  de  la  Virgen  se  debe  quizá  a 
la  influencia  de  Le.  1,26-27  (cf-  en  'a  nota  20  al  P¡-  Wt.  las  opiniones  sobre 
Jerusalén  y  Belén).  Este  dato  del  De  nativitate  lo  tomaron  los  cruzados  a  pie 
juntiMas  y  edificaron  en  Nazaret  una  iglesia,  colocando  una  cruz  sobre  el 
lugar  donde  creían  haber  sido  concebida  María. 


LIBRO   SOBRE   LA   NATIVIDAD   DE  MARÍA 


261 


el  templo  de  Dios  y  sus  ministros ;  otra  se  la  daban  a  los  pobres 
y  peregrinos ;  la  tercera  quedaba  reservada  para  las  necesidades 
de  su  servidumbre  y  para  sí  mismos. 

3.  Mas  estos  nombres,  tan  queridos  de  Dios  y  piadosos 
para  con  sus  prójimos,  llevaban  veinte  años  de  vida  conyugal 
en  casto  matrimonio  sin  obtener  descendencia.  Tenían  hecho 
voto,  sin  embargo,  de  que,  si  Dios  les  concedía  un  vástago,  lo 
consagrarían  al  servicio  divino.  Por  este  motivo  acostumbraban 
a  ir  durante  el  año  al  templo  de  Dios  con  ocasión  de  las  fiestas. 

II 

1.  Estaba  ya  próxima  la  fiesta  de  la  Dedicación  del  templo 
y  Joaquín  se  dirigió  a  Jerusalén  en  compañía  de  algunos  paisa- 
nos suyos.  Era  sumo  sacerdote  a  la  sazón  Isacar.  Este,  al  ver  a 
Joaquín  entre  sus  conciudadanos  dispuesto  como  ellos  a  ofrecer 
sus  dones,  le  menospreció  y  desdeñó  sus  presentes,  preguntán- 
dole que  cómo  tenía  cara  para  presentarse  entre  los  prolíficos 
él  que  era  estéril.  Le  dijo,  además,  que  sus  ofrendas  no  debían 
ser  aceptas  a  Dios  por  cuanto  le  consideraba  indigno  de  pos- 


debant,  aliam  peregrinis  et  pauperibus  erogabant,  tertiam  suae 
familiae  usibus  et  sibi  reservabant. 

3.  Ita  isti  Deo  cari,  hominibus  pii,  per  annos  circiter  viginti 
castum  domi  coniugium  sine  liberorum  procreatione  exercebant. 
Voverunt  tamen,  si  forte  Deus  donaret  eis  sobolem,  eam  se  Domini 
servitio  mancipaturos :  cuius  rei  gratia  et  templum  Domini  per  an- 
num  festis  frequentare  solebant. 

II 

1.  Factum  est  autem  ut  Encaeniorum  4  festivitas  appropinqua- 
ret,  unde  cum  nonnullis  contribulibus  suis  Hierosolymam  et  Ioachim 
ascendit.  Ea  vero  tempestate  Isachar  ibi  pontifex  erat 5.  Cumque 
ínter  ceteros  concives  suos  etiam  Ioachim  cum  oblatione  sua  videret, 
despexit  eum  et  muñera  eius  sprevit,  interrogans  cur  inter  foecundos 
infoecundus  ipse  stare  praesumeret,  dicens  muñera  nequáquam  Deo 
digna  posse  videri,  quoniam  ipsum  prole  indignum  iudicasset,  Scrip- 


4  Cf.  Prof.  (II  2) :  ή  ημέρα  Κυρίου  ή  μεγάλη.  Correspondía  esta  fiesta  a  la 
conmemoración  de  la  Dedicación  del  templo  hecha  por  Salomón  (cf.  2 
Mach.  2,9). 

5  Nótese  la  gradación:  Según  Prof.,  se  trata  de  un  tal  'Ρουβίμ  (I  2); 
el  Ps.  Mt.  (II  1)  habla  del  escriba  Rubén;  De  nat.  le  da  el  nombre  de  Isachar, 
atribuyéndole  la  dignidad  de  sumo  sacerdote. 


2β2 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


teridad,  y  adujo  el  testimonio  de  la  Escritura,  que  declara  mal- 
dito al  que  no  hubiere  engendrado  varón  en  Israel.  Quería, 
pues,  decirle  que  debía  primero  verse  libre  de  esta  maldición, 
teniendo  hijos,  y  que  sólo  entonces  podría  presentarse  con  ofren- 
das ante  la  vista  del  Señor. 

2.  Joaquín  quedó  muerto  de  vergüenza  ante  tamaña  inju- 
ria y  se  retiró  a  los  pastizales  donde  estaban  los  pastores  con  sus 
rebaños,  sin  querer  tornar  a  casa  para  no  exponerse  a  semejan- 
tes desprecios  por  parte  de  los  paisanos  que  habían  presenciado 
la  escena  y  oído  lo  que  el  Sumo  Sacerdote  le  había  echado 
en  cara. 

III 

t.  Llevaba  ya  algún  tiempo  en  aquel  lugar,  cuando  un  día 
que  estaba  solo,  se  le  presentó  un  ángel  de  Dios,  rodeado  de  un 
inmenso  resplandor.  El  quedó  turbado  ante  su  vista,  pero  el 
ángel  de  la  aparición  le  libró  del  temor  diciendo:  «Joaquín,  no 
tengas  miedo  ni  te  asustes  por  mi  visión.  Has  de  saber  que  soy 


tura  dicente  maledictum  omnem  esse  qui  non  genuisset  masculum 
in  Israel 6.  Dicebat  ergo  prius  eum  ab  hac  maledictione  sobolis  gene- 
ratione  solvendum  et  sic  demum  in  conspectu  Domini  cum  oblatio- 
nibus  esse  venturum. 

2.  Cuius  opprobrii  obiectu  pudore  magno  suffusus  Ioachim  ad 
pastores  qui  cum  pecudibus  erant  in  pascuis  suis  secessit;  ñeque 
enim  domum  repedare  voluit,  ne  forte  a  contribulibus  suis,  qui 
simul  aderant  et  hoc  a  sacerdote  audierant,  eodem  opprobrii  elogio 
notaretur. 

III 

I.  Verum  cum  ibi  aliquando  esset,  quadam  d'ie  cum  esset  solus, 
ángelus  Domini  ei  cum  immenso  lumine  astitit  7.  Qui  cum  ad  eius 
visionem  turbaretur,  ángelus  qui  ei  apparuerat  timorem  eius  com- 
pescuit  dicens :  «Noli  timere,  Ioachim,  ñeque  in  visione  mea  turberis ; 


6  No  aparece  en  la  Sagrada  Escritura  semejante  texto.  Sin  embargo,  el 
pasaje  de  Ex.  23,26  (e  Is.  31,9)  dió  pie  a  los  comentaristas  para  deducir 
que  aquellos  que  no  tenían  hijos  estaban  malditos  por  Dios.  San  Jerónimo 
dice:  «Maledicta  sterilis  quae  non  habet  semen  in  Israel»  (In  Is.  4,1 :  PL  24, 
72).  Y  San  Agustín:  «Illo  itaque  tempore  cum  et  lex  dies  Patriarcharum 
subsequens  maledictum  dicit  qui  non  excitaret  semen  in  Israel»  (De  bono 
continent.  22:  PL  11,391). 

7  De  nat.  invierte  el  orden  de  las  apariciones  establecido  por  los  otros 
apócrifos. 


LIBRO   SOBRE   LA   NATIVIDAD   DE  MARÍA 


263 


un  ángel  del  Señor.  El  me  ha  enviado  a  ti  para  anunciarte  que 
tus  plegarias  han  sido  escuchadas  y  que  tus  limosnas  han  subi- 
do hasta  su  presencia.  Ha  tenido  a  bien  poner  sus  ojos  en  tu 
confusión,  después  de  que  llegó  a  sus  oídos  el  oprobio  de  este- 
rilidad que  injustamente  se  te  dirigía.  Dios  es  verdaderamente 
vengador  del  delito,  mas  no  de  la  naturaleza.  Y  por  eso,  cuando 
tiene  a  bien  cerrar  la  matriz,  lo  hace  para  poder  abrirla  de  nuevo 
de  una  manera  más  admirable  y  para  que  quede  bien  en  claro 
que  la  prole  no  es  fruto  de  la  pasión,  sino  de  la  liberalidad 
divina. 

2.  Efectivamente :  Sara,  la  madre  primera  de  vuestra  pro- 
sapia, ¿no  fué  estéril  hasta  los  ochenta  años?  Y,  no  obstante,  dió 
a  luz  en  extrema  ancianidad  a  Isaac,  a  quien  aguardaba  la  ben- 
dición de  todas  las  generaciones.  También  Raquel,  a  pesar  de 
ser  tan  grata  a  Dios  y  tan  querida  del  santo  Jacob,  fué  estéril 
durante  largo  tiempo.  Sin  que  esto  fuera  obstáculo  para  que  en- 
gendrara después  a  José,  que  fue  no  sólo  el  Señor  de  Egipto, 
sino  también  el  libertador  de  muchos  pueblos  que  iban  a  pere- 
cer a  causa  del  hambre.  Y  ¿quién  hubo  entre  los  jueces  más 
fuerte  que  Sansón  o  más  santo  que  Samuel?  Sin  embargo,  am- 
bos tuvieron  madres  estériles.  Si,  pues,  la  razón  contenida  en 
mis  palabras  no  logra  convencerte,  ten  por  cierto,  cuando  me- 
nos, que  las  concepciones  largamente  esperadas  y  los  partos  pro- 
venientes de  la  esterilidad,  suelen  ser  los  más  maravillosos. 

3.  Sábete,  pues,  que  Ana,  tu  mujer,  va  a  darte  a  luz  una 


ego  enim  sum  ángelus  Domini  missus  ab  ipso  ad  te  ut  annuntiem 
tibi  preces  tuas  esse  exauditas  et  eleemosynas  tuas  ascendisse  in 
conspectum  eius.  Videns  quippe  vidit  pudorem  tuum  et  audivit 
sterilitatis  opprobrium  non  recte  tibi  obiectum.  Peccati  namque, 
non  naturae,  ultor  est  Deus,  et  ideo  cum  alicuius  uterum  claudit, 
ad  hoc  facit  ut  mirabilius  denuo  aperiat,  et  non  libidinis  esse  quod 
nascitur  sed  divini  muneris  cognoscatur. 

2.  Prima  enim  gentis  vestrae  Sara  mater,  nonne  usque  ad  octo- 
gesimum  annum  infoecunda  fuit?  Et  tamen  in  ultima  senectutis 
aetate  genuit  Isaac  cui  repromissa  erat  benedictio  omnium  gentium. 
Rachel  quoque  tantum  Domino  grata  tantumque  a  sancto  Iacobo 
amata  diu  sterilis  fuit,  et  tamen  Ioseph  genuit  non  solum  dominum 
Aegypti  sed  plurimarum  gentium  farne  periturarum  liberatorem. 
Quis  in  ducibus  vel  fortior  Sampsone  vel  sanctior  Samuele  ?  Et  tamen 
hi  ambo  steriles  matres  habuere.  Si  ergo  ratio  verbis  meis  tibi  non 
persuadet,  crede  dilatos  diu  conceptus  et  steriles  partus  mirabiliores 
esse  soleré. 

3.  Proinde  Anna,  uxor  tua,  pariet  tibi  filiam  et  vocabis  nomen 


264 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


hija,  a  quien  tú  impondrás  el  nombre  de  María.  Esta  vivirá  con- 
sagrada a  Dios  desde  su  niñez,  en  consonancia  con  el  voto  que 
habéis  hecho;  y  ya  desde  el  vientre  de  su  madre  se  verá  llena 
del  Espíritu  Santo.  No  comerá  ni  beberá  cosa  alguna  impura; 
ni  pasará  su  vida  entre  el  bullicio  de  la  plebe,  sino  en  el  reco- 
gimiento del  templo  del  Señor,  para  que  nadie  pueda  llegar  a 
sospechar  ni  a  decir  cosa  alguna  desfavorable  de  ella.  Y,  cuando 
vaya  creciendo  su  edad,  de  la  misma  manera  que  ella  nacerá  de 
madre  estéril,  así,  siendo  virgen,  engendrará  a  su  vez  de  ma- 
nera incomparable  al  Hijo  del  Altísimo.  El  nombre  de  Este  será 
Jesús,  porque  de  acuerdo  con  su  significado  ha  de  ser  el  salva- 
dor de  todos  los  pueblos. 

4.  Esta  será  para  ti  la  señal  de  que  es  verdad  cuanto  acabo 
de  decirte :  Cuando  llegues  a  la  puerta  Dorada  de  Jerusalén  te 
encontrarás  con  Ana,  tu  mujer,  que  vendrá  a  tu  encuentro.  Ella, 
que  ahora  está  preocupada  por  tu  tardanza  en  regresar,  se  ale- 
grará hondamente  al  poderte  ver  de  nuevo».  Y  dicho  que  hubo 
esto,  el  ángel  se  apartó  de  él. 

IV 

i.  Después  se  dejó  ver  de  Ana,  la  mujer  de  Joaquín,  y  le 
dijo:  «No  tengas  miedo,  Ana,  ni  creas  que  es  un  fantasma  lo 


eius  Mariam;  haec  erit,  ut  vovistis,  ab  infantia  sua  Domino  conse- 
crata  et  Spiritu  Sancto  replebitur  8  adhuc  ex  útero  matris.  Omne 
immundum  ñeque  manducabit  ñeque  bibet  ñeque  ínter  populares 
forinsecus  turbas,  sed  in  templo  Domini,  conversatio  eius  erit  ne 
quid  de  ea  sinistrum  vel  suspicari  saltem  possit  vel  dici.  Itaque, 
aetate  procedente,  sicut  ipsa  mirabiliter  ex  sterili  nascetur,  ita  in- 
comparabiliter  virgo  generabit  Altissimi  filium,  qui  Iesus  vocabitur: 
secundum  nominis  etymologiam  Salvator  omnium  gentium  erit. 

4.  Et  hoc  tibi  eorum  quae  annuntio  signum  erit,  cum  perve- 
neris  ad  auream  in  Hierosolymis  portam,  habebis  ibi  obviam  Annam 
uxorem  tuam,  quae  de  tuae  regressionis  tardatione  modo  sollicita, 
tune  in  adspectu  tuo  gaudebit».  His  dictis,  ángelus  discessit  ab  eo. 

IV 

1.  Deinde  apparuit  Annae,  uxori  eius,  dicens:  «Ne  timeas, 
Anna,  ñeque  phantasma  putes  esse  quod  vides.  Ego  enim  sum  an- 

8  Cf.  Le.  1,15.  No  implica  este  texto  la  concepción  inmaculada,  sino  una 
santificación  parecida  a  la  de  San  Juan  Bautista  en  el  seno  de  su  madre. 


LIBRO   SOBRE   LA   NATIVIDAD   DE  MARIA 


265 


que  tienes  a  tu  vista.  Soy  el  ángel  que  presentó  vuestras  oracio- 
nes y  limosnas  ante  el  acatamiento  de  Dios.  Ahora  acabo  de 
ser  enviado  a  vosotros  para  anunciaros  el  nacimiento  de  una 
hija  cuyo  nombre  será  María  y  que  ha  de  ser  bendita  entre  to- 
das las  mujeres.  Desde  el  momento  mismo  de  nacer  rebosará 
en  ella  la  gracia  del  Señor  y  permanecerá  en  la  casa  paterna  los 
tres  primeros  años  hasta  que  termine  su  lactancia.  Después  vi- 
virá consagrada  al  servicio  de  Dios  y  no  abandonará  el  templo 
hasta  que  llegue  el  tiempo  de  la  discreción.  Allí  permanecerá 
sirviendo  a  Dios  con  ayunos  y  oraciones  de  noche  y  de  día  y 
absteniéndose  de  toda  cosa  impura.  Jamás  conocerá  varón,  sino 
que,  ella  sola,  sin  previo  ejemplo  y  libre  de  toda  mancha,  co- 
rrupción o  unión  con  hombre  alguno,  dará  a  luz,  siendo  virgen, 
al  hijo,  y  siendo  esclava,  al  Señor  que  con  su  gracia,  su  nombre 
y  su  obra  es  salvador  de  todo  el  mundo. 

2.  Levántate,  pues,  sube  hasta  Jerusalén.  Y  cuando  llegues 
a  aquella  puerta  que  llaman  Aurea  por  estar  dorada,  encontra- 
rás allí,  en  confirmación  de  lo  que  te  digo,  a  tu  marido,  por  cuya 
salud  estás  acongojada.  Ten,  pues,  seguro,  cuando  tuvieren 
cumplimiento  estas  cosas,  que  el  contenido  de  mi  mensaje  se 
realizará  sin  duda  alguna». 


gelus  qui  preces  et  eleemosynas  vestras  obtuli  in  conspectu  Dei  9, 
et  nunc  missus  sum  ad  vos  ut  annuntiem  vobis  nascituram  filiam 
quae  María  vocata  super  omnes  mulleres  erit  benedicta.  Haec  a 
nativitate  sua  statim  Domini  gratia  plena,  tribus  ablactationis  suae 
annis  in  domo  paterna  permanebit,  postea  vero  servitio  Domini 
mancipata  a  templo  usque  ad  intelligibiles  annos  non  discedet;  ibi 
denique  ieiuniis  et  orationibus  nocte  ac  die  Deo  serviens,  ab  omni 
immundo  se  abstinebit,  virum  numquam  cognoscet,  sed  sola  sine 
exemplo  10,  sine  macula,  sine  corruptione,  sine  virili  commixtione, 
virgo  filium,  ancilla  dominum  et  gratia  et  nomine  et  opere  Salvato- 
rem  mundi  generabit. 

2.  Itaque  surge,  ascende  Hierusalem  et  cum  perveneris  ad  por- 
tam  quae  áurea,  eo  quod  deaurata  est,  vocatur,  ibi  pro  signo  virum 
tuum  pro  cuius  incolumitatis  statu  sollicita  es,  obvium  habebis.  Cum 
haec  igitur  ita  evenerint,  scito  quod  quae  annuntio  sine  dubio  com- 
plenda  erunt». 


9  Cf.  Tob.  12,12-is ;  Apoc.  8,3-4. 
1°  Cf.  Sedulium,  Carmen  paschale  II  67SS. :  PL  19,599: 
«Gaudia  matris  habens  cum  virginitatis  honore 

Nec  primam  similem  visa  est,  nec  habere  sequentem; 

Sola  sine  exemplo  placuisti  femina  Christo». 


266 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


V 

1.  Ambos  obedecieron  al  mandato  del  ángel  y  se  pusieron 
camino  de  Jerusalén  desde  los  puntos  donde  respectivamente  se 
hallaban.  Y,  cuando  llegaron  al  lugar  señalado  por  el  vaticinio 
angélico,  vinieron  a  encontrarse  mutuamente.  Entonces,  alegres 
por  verse  de  nuevo  y  firmes  en  la  certeza  que  les  daba  la  prome- 
sa de  un  futuro  vástago,  dieron  las  gracias  que  cumplía  a  Dios 
que  exalta  a  los  humildes. 

2.  Y,  después  de  adorar  al  Señor,  volvieron  a  casa,  donde 
esperaron  la  realización  de  la  divina  promesa,  llenos  de  con- 
fianza y  de  alegría.  Por  fin  concibió  Ana  y  alumbró  una  hija,  a 
quien  sus  padres  dieron  el  nombre  de  María  según  el  manda- 
to del  ángel. 

VI 

i.  A  los  tres  años,  cuando  se  hubo  terminado  el  tiempo  de 
la  lactancia,  llevaron  a  la  Virgen  juntamente  con  sus  ofrendas 
al  templo  del  Señor.  Tenía  éste  en  derredor  quince  peldaños 
de  subida,  de  acuerdo  con  los  quince  salmos  graduales.  Es  de 
saber  que,  como  el  templo  estaba  edificado  sobre  un  monte, 
no  se  podía  llegar  al  altar  de  los  holocaustos,  que  estaba  fuera 
de  su  recinto,  sino  por  medio  de  gradas. 


V 

í.  Itaque  iuxta  angelí  praeceptum  uterque  de  loco  in  quo  erant 
promoventes  ascenderunt  Hierusalem,  et  cum  ad  locum  pervenissent 
angélico  vaticinio  designatum,  ibi  sibi  invicem  obviaverunt.  Tune 
de  mutua  sua  visione  laeti  et  promissae  prolis  certitudine  securi, 
debitas  Domino  humilium  exaltatori  gratias  egerunt. 

2.  Itaque  adorato  Domino  domum  regressi  divinum  promissum 
certi  et  hilares  exspectabant.  Concepit  ergo  Anna  et  peperit  filiam, 
et  iuxta  mandatum  angelicum  parentes  vocabant  nomen  eius  Mariam. 

VI 

i.  Cumque  trium  annorum  circulus  volveretur  et  ablactationis 
tempus  completum  esset,  ad  templum  Domini  Virginem  cum  obla- 
tionibus  adduxerunt.  Erant  autem  circa  templum  iuxta  quindecim 
graduum  psalmos  quindecim  ascensionis  gradus;  nam  quia  templum 
erat  in  monte  constitutum,  altare  holocausti,  quod  forinsecus  erat, 
adiri  nisi  gradibus  non  valebat. 


LIBRO   SOBRE   LA   NATIVIDAD   DE  MARÍA 


267 


2.  En  una  de  estas  gradas  colocaron,  pues,  sus  padres  a  la 
bienaventurada  virgen  María,  niña  aún  de  corta  edad.  Y  cuan- 
do ellos  estaban  entretenidos  en  cambiar  sus  vestidos  de  viaje 
por  otros  más  limpios  y  curiosos,  la  Virgen  del  Señor  se  fué  su- 
biendo una  a  una  todas  las  gradas,  sin  que  nadie  le  diera  la  mano 
para  levantarla  y  guiarla,  de  manera  que,  por  lo  menos  en  este 
punto,  nadie  podría  decir  que  le  faltaba  la  gravedad  propia  de 
la  edad  madura.  Y  es  que  ya  el  Señor  hacía  cosas  magníficas  en 
la  infancia  de  su  Virgen  y  daba  a  conocer  de  antemano  con  esta 
maravillosa  señal  cuán  grande  había  de  ser  en  el  futuro. 

3.  Y,  después  de  celebrar  el  sacrificio  prescrito  por  la  Ley, 
cumplido  ya  su  voto,  dejaron  a  la  Virgen  en  el  recinto  del  tem- 
plo para  que  fuera  allí  educada  con  las  demás  doncellas.  Ellos 
se  volvieron  a  su  casa 

VII 

Γ.  Mas  la  Virgen  del  Señor  iba  adelantando  en  las  virtudes 
al  par  que  aumentaba  en  edad ;  y,  según  las  palabras  del  salmis- 
ta, su  padre  y  su  madre  la  abandonaron,  pero  Dios  ¡a  tomó  con- 
sigo. Diariamente  tenía  trato  con  los  ángeles.  Asimismo  gozaba 
todos  los  días  de  la  visión  divina,  la  cual  la  inmunizaba  contra 


2.  In  horum  itaque  uno  beatam  Virginem  Mariam  parvulam 
parentes  constituerunt.  Cumque  ipsi  vestimenta  quae  in  itinere 
habuerant  exuerent,  et  cultioribus  ex  more  vestibus  se  et  munditio- 
ribus  induerent,  Virgo  Domini  cunctos  singillatim  gradus  sine  ducen- 
tis  et  levantis  manu  ita  ascendit,  ut  perfectae  aetati  in  hac  dumtaxat 
causa  nihil  deesse  putares.  Iam  quippe  dominus  in  Virginis  suae 
infantia  magnum  quid  operabatur,  et  quanta  futura  esset  huiusmodi 
miraculi  indicio  praemonstrabat. 

3.  Igitur  sacrificio  secundum  consuetudinem  legis  celebrato  11 
et  voto  suo  perfecto,  Virginem  ínter  septa  templi  cum  aliis  virginibus 
ibidem  educandam  dimiserunt,  ipsi  vero  domura  regressi  sunt. 

VII 

1.  Virgo  autem  Domini  cum  aetatis  processu  et  virtutibus  pro- 
ficiebat,  et  iuxta  psalmistam  pater  et  mater  dereliquerunt  eam,  Do- 
minus autem  assumpsit  eam  12.  Quotidie  namque  ab  angelis  fre- 
quentabatur,  quotidie  divina  visione  fruebatur,  quae  eam  a  malis 
ómnibus  custodiebat  et  bonis  ómnibus  redundare  faciebat.  Itaque 


11  Cf.  1  Sam.  1,25. 

12  Cf.  Ps.  26,10. 


26S 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


toda  clase  de  males  y  la  inundaba  de  bienes  sin  cuento.  Así  llegó 
hasta  los  catorce  años,  haciendo  con  su  conducta  que  los  malos 
no  pudieran  imaginar  en  ella  nada  reprensible  y  los  buenos  tu- 
vieran su  vida  y  su  comportamiento  por  dignos  de  admiración. 

2.  Solía  entonces  anunciar  públicamente  el  sumo  pontí- 
fice que  todas  las  doncellas  que  vivían  oficialmente  en  el  templo 
y  hubiesen  cumplido  la  edad  convenida  retornaran  a  sus  casas 
y  contrajeran  matrimonio,  de  acuerdo  con  las  costumbres  del 
pueblo  y  el  tiempo  de  cada  una.  Todas  se  sometieron  dócil- 
mente a  esta  orden  menos  María,  la  Virgen  del  Señor,  quien 
dijo  que  no  podía  hacer  aquello.  Dió  como  razón  el  que  estaba 
consagrada  al  servicio  de  Dios  espontáneamente  y  por  volun- 
tad de  sus  padres;  y  que  además  había  hecho  al  Señor  voto  de 
virginidad,  por  lo  que  no  estaba  dispuesta  a  quebrantarlo  por 
la  unión  matrimonial.  Vióse  entonces  en  gran  aprieto  el  sumo 
sacerdote,  pensando  por  una  parte  que  no  debía  violarse  aquel 
voto  para  no  contravenir  a  la  Escritura,  que  dice:  Haced  votos 
al  Señor  y  cumplidlos;  y  no  atreviéndose  por  otra  a  introducir 
una  costumbre  desconocida  para  el  pueblo.  Así,  pues,  mandó 
que,  con  ocasión  de  la  fiesta  ya  cercana,  se  presentaran  todos  los 
hombres  de  Jerusalén  y  sus  contornos  para  que  su  consejo  pu- 


ad  quartum  decimum  annum  usque  pervenit,  ut  non  solum  nihil 
de  ea  mali  reprehensione  dignum  configere  possent,  sed  et  boni 
omnes  qui  eam  noverant  vitam  et  conversationem  eius  admiratione 
dignam  iudicarent. 

2.  Tune  pontifex  publice  denuntiabat  ut  virgines  13,  quae  in 
templo  publice  constituebantur  et  hoc  aetatis  tempus  explessent, 
domum  reverterentur  et  nuptiis  secundum  morem  gentis  et  aetatis 
maturitatem  operam  darent.  Cui  mandato  cum  ceterae  pronae  paruis- 
sent,  sola  Virgo  Domini  María  hoc  se  faceré  non  posse  respondit, 
dicens  se  quidem  et  parentes  suos  Domini  servido  mancipasse,  et 
insuper  se  ipsam  Domino  virginitatem  vovisse  14,  quam  numquam 
viro  aliquo  commixtionis  more  cognito  violare  vellet.  Pontifex  vero 
in  angustia  constitutus  animi,  cum  ñeque  contra  Scripturam  quae 
dicit:  «Vovete  et  reddite»  15  votum  infringendum  putaret,  ñeque 
morem  genti  insuetum  introducere  auderet,  praecepit  ut  ad  festi- 
vitatem  quae  imminebat  omnes  ex  Hierosolymis  et  vicinis  locis  pri- 


13  Ps.  Ut.  VII. 

14  Nota  cómo  se  hace  resaltar  la  participación  personal  de  María  en  su 
consagración  virginal  a  Dios. 

15  Ps.  75,12. 


LIBRO   SOBRE   LA   NATIVIDAD   DE  MARÍA 


269 


diera  darle  luz  sobre  la  determinación  que  había  de  tomarse  en 
asunto  tan  difícil 

3.  Realizado  el  plan,  fué  sentir  común  de  todos  que  debía 
consultarse  al  Señor  sobre  esta  cuestión.  Se  pusieron,  pues,  en 
oración  y  el  sumo  sacerdote  se  acercó  para  consultar  a  Dios. 

Y  al  momento  se  dejó  sentir  en  los  oídos  de  todos  una  voz  pro- 
veniente del  oráculo  y  del  lugar  del  propiciatorio.  Decía  esta 
voz  que,  en  conformidad  con  el  vaticinio  de  Isaías,  debía  bus- 
carse alguien  a  quien  se  encomendase  y  con  quien  se  desposase 
aquella  virgen.  Pues  es  bien  sabido  que  Isaías  dice:  «Brotará 
un  tallo  de  la  raíz  de  Jesé  y  se  elevará  una  flor  de  su  tronco.  So- 
bre ella  reposará  el  espíritu  del  Señor:  espíritu  de  sabiduría  y 
de  entendimiento,  espíritu  de  consejo  y  de  fortaleza,  espíritu 
de  ciencia  y  piedad.  Y  será  inundada  del  espíritu  de  temor 
del  Señor». 

4.  De  acuerdo,  pues,  con  esta  profecía,  mandó  que  todos 
los  varones  pertenecientes  a  la  casa  y  familia  de  David,  aptos 
para  el  matrimonio  y  no  casados,  llevaran  sendas  varas  al  altar. 

Y  dijo  que  el  dueño  de  la  vara,  que,  una  vez  depositada,  hiciera 
germinar  una  flor  y  en  cuyo  ápice  se  posara  el  Espíritu  del 
Señor  en  forma  de  paloma,  sería  el  designado  para  ser  custodio 
y  esposo  de  la  Virgen. 


mores  adessent,  quorum  consilio  scire  posset  quid  de  re  tam  dubia 
faciendum  esset. 

3.  Quod  cum  fieret,  ómnibus  in  commune  placuit  Dominum 
super  hac  re  esse  consulendum.  Et  cunctis  quidem  orationi  incum- 
bentibus,  pontifex  ad  consulendum  ex  more  accessit:  nec  mora, 
cunctis  audientibus,  de  oráculo  et  de  propitiatorü  loco  vox  facta 
est,  secundum  Esa'iae  vaticinium  requirendum  esse  cui  Virgo  illa 
commendari  et  desponsari  deberet.  Liquet  enim  Esa'iam  dicere: 
«Egredietur  virga  de  radice  Iesse  et  flos  de  radice  eius  ascendet  et 
requiescet  super  eum  spiritus  Domini:  spiritus  sapientiae  et  intel- 
lectus,  spiritus  consilii  et  fortitudinis,  spiritus  scientiae  et  pietatis  et 
replebit  eum  spiritus  timoris  Domini»  16. 

4.  Secundum  hanc  ergo  prophetiam  cunctos  de  domo  et  familia 
David  nuptui  hábiles  non  coniugatos  17  virgas  suas  allaturos  ad  al- 
tare praedixit,  et  cuiuscumque  post  allationem  virgula  florem  ger- 
minasset  et  in  cuius  cacumine  spiritus  Domini  in  specie  columbae 
consedisset,  ipsum  esse  cui  Virgo  commendari  et  desponsari  deberet. 


16  Is.  11,1. 

17  Con  esto  parece  excluirse  la  viudez  de  José. 


270 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


VIII 

1.  Allí  estaba,  como  uno  de  tantos,  José,  hombre  de  edad 
avanzada  que  pertenecía  a  la  casa  y  familia  de  David.  Y,  mien- 
tras todos  por  orden  fueron  depositando  sus  varas,  éste  retiró 
la  suya.  Al  no  seguirse  el  fenómeno  extraordinario  anunciado 
por  el  oráculo,  el  sumo  sacerdote  pensó  que  se  debía  consultar 
de  nuevo  al  Señor.  Este  respondió  que  precisamente  había  de- 
jado de  llevar  su  vara  aquél  con  quien  debería  desposarse  la 
Virgen.  Con  esto  quedó  José  descubierto,  pues,  nada  más  de- 
positar su  vara,  se  posó  sobre  su  extremidad  la  paloma  proce- 
dente del  cielo.  Esto  patentizó  bien  a  las  claras  que  era  él  con 
quien  debía  desposarse  a  la  Virgen. 

2.  Se  celebraron,  pues,  los  esponsales  como  de  costumbre 
y  José  se  retiró  a  la  ciudad  de  Belén  para  arreglar  su  casa  y  dis- 
poner todo  lo  necesario  para  la  boda.  María,  por  su  parte,  la 
virgen  del  Señor,  retornó  a  la  casa  de  sus  padres  en  Galilea 
acompañada  de  las  siete  doncellas  coetáneas  suyas  y  compañeras 
desde  la  niñez,  que  le  habían  sido  dadas  por  el  sumo  sacerdote. 


VIH 

1.  Erat  autem  inter  ceteros  Ioseph,  homo  de  domo  et  familia 
David  grandaevus;  cunctis  vero  virgas  suas  iuxta  ordinem  deferen- 
tibus,  solus  ipse  suam  subtraxit  18.  Unde  cum  nihil  divinae  voci 
consonum  apparuisset,  pontifex  iterato  Deum  consulendum  putavit: 
qui  respondit  solum  illum  ex  his  qui  designati  eraDt  virgam  suam 
non  attulisse  cui  Virginem  desponsare  deberet.  Proditus  itaque  est 
Ioseph.  Cum  enim  virgam  suam  attulisset  et  in  cacumine  eius  colum- 
ba de  cáelo  veniens  consedisset,  liquido  ómnibus  patuit  ei  Virginem 
desponsandam  fore. 

2.  Igitur  sponsaliorum  iure  de  more  celebrato  19,  ipse  quidem 
in  Bethleem  recedit  civitatem  domum  suam  dispositurus  et  nuptiis 
necessaria  procuraturus.  Virgo  autem  Domini  María  cum  aliis  sep- 
tem  virginibus  coaevis  et  collactaneis,  quas  a  sacerdote  acceperat, 
ad  domum  parentum  suorum  in  Galilaeam  reversa  est. 


18  En  las  narraciones  precedentes,  José  no  hacía  nada  positivo  para  im- 
pedir el  curso  de  la  prueba. 

19  De  nal.  no  duda  ya  en  admitir  verdadero  matrimonio  entre  José  y 
María. 


LIRRO   SOBRE   LA   NATIVIDAD   DE  MARIA 


271 


IX 

1.  En  estos  mismos  días  (es  decir:  al  principio  de  su  lle- 
gada a  Galilea)  fué  enviado  por  Dios  el  ángel  Gabriel  para  que 
le  anunciase  la  concepción  del  Señor  y  para  que  la  pusiera  al 
corriente  de  la  manera  y  orden  cómo  iba  a  desarrollarse  este 
acontecimiento.  Y  así,  entrado  que  hubo  hasta  ella,  inundó  la 
estancia  donde  se  encontraba  de  un  fulgor  extraordinario.  Des- 
pués la  saludó  amabilísimamente  en  estos  términos:  «Dios  te 
salve,  María,  virgen  gratísima  al  Señor,  virgen  llena  de  gracia: 
el  Señor  está  contigo;  tú  eres  más  bendita  que  todas  las  mujeres 
y  que  todos  los  hombres  que  han  nacido  hasta  ahora». 

2.  La  Virgen,  que  estaba  bien  acostumbrada  a  ver  rostros 
angélicos  y  a  quien  le  era  familiar  el  verse  circundada  de  res- 
plandores celestiales,  no  se  asustó  por  la  visión  del  ángel  ni 
quedó  aturdida  por  la  magnitud  del  resplandor,  sino  que  úni- 
camente se  vió  sorprendida  por  la  manera  de  hablar  de  aquel 
ángel.  Y  así  se  puso  a  pensar  a  qué  vendría  saludo  tan  insólito, 
qué  pronóstico  podría  traerle  y  qué  desenlace  tendría  final- 
mente. El  ángel,  por  inspiración  divina,  vino  al  encuentro  de  ta- 
les pensamientos  y  le  dijo:  «No  tengas  miedo,  María,  de  que 
en  este  mi  saludo  vaya  velado  algo  contrario  a  tu  castidad.  Pre- 
cisamente por  haber  escogido  el  camino  de  la  pureza  has  encon- 


IX 

1.  His  vero  diebus,  primo  scilicet  adventus  sui  in  Galilaeam 
tempore,  missus  est  ad  eam  ángelus  Gabriel  a  Deo,  qui  ei  conceptum 
Dominicum  narraret  et  conceptionis  vel  modum  vel  ordinem  expo- 
neret.  Denique  ingressus  ad  eam,  cubiculum  quidem  ubi  manebat 
ingenti  lumine  perfudit,  ipsam  vero  gratantissime  salutans  dixit:  «Ave 
Maria,  Virgo  Domini  gratissirria,  Virgo  gratia  plena,  Dominus  te- 
cum,  benedicta  tu  prae  ómnibus  mulieribus,  benedicta  prae  ómnibus 
hactenus  natis  hominibus»  20. 

2.  Virgo  autem  quae  iam  angélicos  bene  noverat  vultus  et  lu- 
men caeleste  insuetum  non  habebat,  ñeque  angélica  visione  territa, 
ñeque  luminis  magnitudine  stupefacta,  sed  in  solo  eius  sermone 
turbata  est,  et  cogitare  coepit  qualis  ista  salutatio  tam  insólita  esse 
posset,  quidve  portenderet  vel  quem  finem  esset  habitura.  Huic 
cogitationi  ángelus  divinitus  inspiratus  occurrens:  «Ne  timeas»,  in- 
quit,  «Maria,  quasi  aliquid  contrarium  tuae  castitati  hac  salutatione 


20  Cf.  Le.  2,26-38,  a  quien  sigue  casi  literalmente. 


272 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


trado  gracia  a  los  ojos  del  Señor.  Y  por  eso  vas  a  concebir  y  dar 
a  luz  un  hijo  sin  pecado  alguno  de  tu  parte. 

3.  Este  será  grande,  pues  extenderá  su  dominio  de  mar 
a  mar  y  desde  el  río  hasta  los  confines  de  la  tierra.  Será  llamado 
Hijo  del  Altísimo,  porque  quien  va  a  nacer  humilde  en  la  tierra 
está  reinando  lleno  de  majestad  en  el  cielo.  El  Señor  Dios  le 
dará  el  trono  de  David,  su  padre,  y  reinará  eternamente  en  la 
casa  de  Jacob.  Su  reinado  no  tendrá  fin.  El  es  el  rey  de  reyes 
y  señor  de  los  que  dominan.  Su  trono  durará  por  los  siglos  de 
los  siglos». 

4.  Entonces  la  Virgen,  no  por  incredulidad  a  las  palabras 
del  ángel,  sino  deseando  únicamente  saber  cómo  habrían  de 
tener  su  cumplimiento,  respondió :  «¿Y  cómo  se  verificará  esto? 
¿Cómo  voy  a  poder  dar  a  luz,  si  no  voy  a  conocer  nunca  varón, 
de  acuerdo  con  mi  voto?»  Repuso  el  ángel:  «No  pienses,  María, 
que  vas  a  concebir  de  manera  humana :  sin  unión  marital  alguna, 
alumbrarás  siendo  virgen  y  amamantarás  permaneciendo  vir- 
gen. El  Espíritu  Santo  vendrá,  en  efecto,  sobre  ti  y  la  virtud 
del  Altísimo  te  cubrirá  con  su  sombra  contra  todos  los  ardores 
de  la  concupiscencia.  Por  tanto,  solamente  tu  vástago  será 
santo,  porque,  siendo  el  único  concebido  y  nacido  sin  pecado, 
se  llamará  Hijo  de  Dios».  María  entonces  extendió  sus  brazos 


praetexam.  Invenisti  enim  gratiam  apud  Dominum  quia  castitatem 
elegisti:  ideoque  virgo  sine  peccato  concipies  et  paries  filium. 

3.  Hic  erit  magnus  quia  dominabitur  a  mari  usque  ad  mare 
et  a  ilumine  usque  ad  términos  orbis  terrae  21 :  et  filius  Altissimi 
vocabitur,  quia  qui  in  terris  nascetur  humilis,  in  cáelo  regnat  subli- 
mis :  et  dabit  illi  Dominus  Deus  sedem  David  patris  eius  et  regnabit 
in  domo  Iacob  in  aeternum  et  regni  eius  non  erit  finís :  ipse  quippe 
rex  regum  et  dominus  dominantium  est  et  thronus  eius  in  saeculum 
saeculi»  22. 

4.  His  angelí  verbis  Virgo  non  incrédula,  sed  modum  scire  vo- 
lens,  respondit :  «Quomodo  istud  fieri  potest  ?  Nam  cum  ipsa  virum 
iuxta  votum  meum  numquam  cognosco,  quomodo  sine  virüis  semi- 
nis  incremento  parere  possum?»  Ad  hoc  ángelus:  «Ne  existimes», 
inquit,  «María,  quod  humano  more  concipias;  nam  sine  virili  com- 
mixtione  virgo  paries,  virgo  nutries:  Spiritus  enim  Sanctus  super- 
veniet  in  te  et  virtus  Altissimi  obumbrabit  tibi  contra  omnes  ardores 
libidinis:  ideoque  quod  nascetur  ex  te  solum  erit  sanctum  quia 
solum  sine  peccato  conceptum  et  natum  vocabitur  Filius  Dei».  Tune 
Maria,  manibus  expansis  et  oculis  ad  caelum  levatis,  dixit:  «Ecce 


21  Ps.  71,8. 

22  ps.  44)7. 


LIBRO   SOBRE   LA   NATIVIDAD   DE  MARIA 


273 


y  elevó  sus  ojos  al  cielo,  diciendo:  «He  aquí  la  esclava  del  Señor 
(puesto  que  no  soy  digna  del  nombre  de  señora):  hágase  en 
mí  según  tu  palabra». 

5.  Seguramente  resultaría  demasiado  largo,  y  para  algunos 
lectores  fastidioso,  el  que  nos  pusiéramos  a  insertar  ahora  en 
este  opúsculo  todo  lo  que  precedió  o  siguió  a  la  natividad  del 
Señor  según  este  escrito.  Por  tanto,  omitimos  todo  aquello  que 
está  bastante  detallado  ya  en  el  evangelio  y  narramos  a  conti- 
nuación otras  cosas  que  no  están  suficientemente  consignadas. 

X 

X.  José,  pues,  se  trasladó  dejudeaa  Galilea,  pensando  con- 
traer matrimonio  con  su  esposa  virgen,  después  de  haber  trans- 
currido ya  tres  meses  y  estando  para  cumplirse  el  cuarto  desde 
que  celebraron  los  esponsales.  Entre  tanto,  al  ir  aumentando 
poco  a  poco  el  embarazo,  empezaron  a  manifestarse  las  señales 
de  su  maternidad.  Esto  no  podía  quedar  oculto  a  José,  quien, 
tratando  a  la  Virgen  con  bastante  intimidad  y  hablando  con 
ella  familiarmente,  como  esposo  que  era,  vino  a  darse  cuenta 
de  que  estaba  efectivamente  encinta.  Y  empezó  a  ser  presa  de 
la  agitación  y  de  la  zozobra,  no  sabiendo  qué  partido  tomar. 
Por  una  parte,  su  condición  de  varón  justo  no  le  permitía  entre  - 


ancilla  Domini,  ñeque  enim  dominae  nomine  digna  sum,  fiat  mihi 
secundum  verbum  tuum». 

5.  Longum  forte  et  quibusdam  taediosum  erit  si  cuneta  huic 
opúsculo  inserere  voluerimus  quae  nativitatem  dominicam  vel  prae- 
cessisse  vel  subsecuta  fuisse  legimus,  unde  his  omissis  quae  in  evan- 
gelio plenius  scripta  sunt,  ad  ea  quae  minus  habentur  narranda 
accedamus. 

X 

1.  Ioseph  igitur  a  Iudaea  in  Galilaeam  veniens  desponsatam 
sibi  virginem  uxorem  ducere  intendebat;  iam  namque  tres  fluxerant 
menses  et  quartus  instabat  ex  eo  tempore  quo  sibi  desponsata  fuerat. 
Interea  paulatim  útero  puerperae  intumescente  puerperam  se  mani- 
festare coepit,  ñeque  hoc  latere  potuit  Ioseph:  nam  sponsi  more  23 
liberius  ad  Virginem  introiens  et  familiarius  cum  ea  loquens,  gravi- 
dam  esse  deprehendit.  Aestuare  itaque  animo  et  fluctuare  coepit 
quia  ignorabat  quid  sibi  potissimum  esset  faciendum:  ñeque  enim 
eam  traducere  voluit,  quia  iustus  erat,  ñeque  fornicationis  suspicione 


23  Cf.  San  Jerónimo  (Jn  Mt.  1:  PL  26,24):  «Non  ab  alio  inventa  est, 
nisi  a  Ioseph,  qui  paene  licentia  maritali  futurae  uxoris  omnia  noverat». 


274 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


garla;  y  por  otra,  piadoso  como  era,  no  quería  difamarla  con 
la  sospecha  de  fornicación.  Por  ello  se  inclinaba  a  disolver  el 
matrimonio  y  abandonarla  en  secreto. 

2.  Pero  mientras  trazaba  este  plan,  he  aquí  que  el  ángel 
del  Señor  se  le  apareció  en  sueños,  diciéndole:  «José,  hijo  de 
David:  no  temas  (esto  es:  no  admitas  sospecha  de  fornicación 
en  la  Virgen,  ni  pienses  desfavorablemente  de  ella,  ni  tengas 
reparo  en  contraer  con  ella  matrimonio),  porque  lo  que  en  ella 
ha  nacido  y  es  ahora  causa  de  angustia  para  tu  alma  no  es  obra 
de  un  hombre,  sino  del  Espíritu  Santo.  Pues,  siendo  ella  la 
única  virgen  entre  todas  las  madres,  ha  de  dar  a  luz  al  Hijo  de 
Dios,  a  quien  darás  por  nombre  Jesús  (esto  es :  Salvador),  porque 
El  ha  de  salvar  al  pueblo  de  sus  propios  pecados».  Así  pues, 
José  siguió  el  mandato  del  ángel  y  contrajo  matrimonio  con 
María.  Mas  no  la  conoció,  sino  que  le  proporcionó  castamente 
amparo  y  cobijo.  Ya  estaba  para  cumplirse  el  noveno  mes 
después  de  la  concepción,  cuando  José,  tomando  consigo  a 
María  y  todas  las  cosas  que  les  eran  necesarias,  se  dirigió  a  la 
ciudad  de  Belén,  que  era  su  lugar  de  origen.  Y  sucedió  que, 
mientras  allí  se  encontraban,  se  cumplieron  los  días  de  dar  a 
luz.  Y  alumbró  su  hijo  primogénito,  nuestro  Señor  Jesucristo, 
como  enseñaron  los  evangelistas,  el  cual  juntamente  con  el 
Padre  y  el  Espíritu  Santo  vive  y  reina  por  todos  los  siglos  de 
los  siglos. 


infamare,  quia  pius.  Itaque  cogitabat  clam  dissolvere  coniugium  et 
occulte  dimittere  eam. 

2.  Haec  autem  eo  cogitante  24,  ecce  ángelus  Domini  ei  apparuit 
in  somnis  dicens:  «Ioseph,  fili  David,  noli  timere;  hoc  est:  ne  velis 
fornicationis  suspicionem  in  Virgine  habere  vel  aliquid  sinistrum 
cogitare,  ñeque  timeas  eam  in  uxorem  ducere;  quod  enim  in  ea  natum 
est  et  nunc  animum  tuum  angit,  non  hominis  sed  Spiritus  Sancti 
est  opus.  Pariet  enim  omnium  virgo  sola  Dei  filium  et  vocabis  nomen 
eius  Iesum,  id  est,  salvatorem:  ipse  enim  salvum  faciet  populum 
suum  a  peccatis  eorum».  Igitur  Ioseph  secundum  angelí  praeceptum 
Virginem  uxorem  duxit,  nec  tamen  cognovit  eam,  sed  caste  procurans 
custodivit.  Iamque  nonus  a  conceptione  instabat  mensis,  cum  Ioseph, 
uxore  cum  aliis  quae  necessaria  erant  assumpta,  Bethleem  civitatem 
unde  ipse  erat  tetendit.  Factum  est  autem  cum  essent  ibi  impleti 
sunt  dies  ut  pareret;  et  peperit  filium  suum  primogenitum  sicut 
evangelistae  docuerunt,  Dominum  Nostrum  Iesum  Christum,  qui 
cum  Patre  et  Spiritu  Sancto  vivit  et  regnat  per  omnia  saecula  saecu- 
lorum. 


24  Cf.  Mt.  1,20-21. 


4.    EXTRACTOS  DEL   LIBER  DE  ¡NFANTIA 
SALVATORIS» 


[Cód.  Arundel  404  del  British  MuseumJ 

De  entre  las  muchas  narraciones  apócrifas  dependientes, 
próxima  o  remotamente,  del  Protoevangelio,  escogemos  el  Liber 
de  infantia  Salvatoris  por  sus  abundantes  rasgos  de  originalidad. 

Esta  compilación  está  contenida  en  dos  recensiones  notable- 
mente diferentes  entre  sí:  a)  Cód.  Arundel  del  British  Museum 
(s.XIV)  f.1-19;  C.1-102.  b)  Cód.  Hereford,  Chapter,  O.  3.9 
(s.XIII)  f.114-133;  c.i-ioo.  El  primero,  cuyo  contenido  denota 
una  mayor  antigüedad,  atribuye  la  narración  a  San  Mateo  y 
hace  figurar  como  prólogo  la  carta  de  San  Jerónimo  a  Croma- 
do y  Heliodoro  que  se  encuentra  en  el  Ps.  Mt.  El  segundo,  de 
época  posterior  y  más  difuso,  da  como  supuesto  autor  a  San- 
tiago, a  semejanza  del  Prot.  Ambos  fueron  publicados  por 
M.  R.  James  el  año  1927. 

Dada  la  gran  semejanza  que  existe  entre  este  apócrifo  y  el 
Ps.  Mt.  (a  veces  se  dan  verdaderas  interpolaciones),  se  discute 
sobre  la  relación  de  prioridad  entre  ambos.  Aunque  la  cuestión 
no  está  definitivamente  resuelta  y  las  opiniones  de  los  críticos 
son  encontradas,  parece  que  debe  descartarse  la  opinión  que 
considera  a  nuestro  apócrifo  como  fuente  de  inspiración  para 
el  Ps.  Mt.  y,  por  tanto,  anterior. 

El  estilo,  en  efecto,  dista  mucho  de  reflejar  aquella  artificio- 
sa ingenuidad  característica  de  los  apócrifos  antiguos.  Su  ca- 
rácter fluido  y  novelístico,  al  par  que  elegante,  acusa  la  mano 
de  un  erudito  compilador  carolingio  (s.IX)  que  ha  ido  recogien- 
do datos  diversos  y  los  ha  ido  amalgamando  en  una  composi- 
ción personal.  Su  labor  ha  consistido,  sobre  todo,  en  completar 
profusamente  con  toda  clase  de  detalles  pintorescos  los  episo- 
dios ya  conocidos,  pero  susceptibles  de  interés;  en  refundir  otros 
según  su  propio  gusto  y  en  aludir  ligeramente  a  los  que  eran 
ya  demasiado  conocidos. 

Pueden  darse  ciertamente  episodios  bastante  antiguos  y  des- 
conocidos hasta  el  presente  (sobre  todo  los  referentes  al  naci- 
miento), que  James  hace  depender  del  vetusto  Evangelio  de  Pe- 


276 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


dro  (s.II);  pero  éstos,  en  frase  de  Cecchelli  1,  «provano  tutt'al 
piü  la  utilizzazione  di  altri  testi  oltre  il  Protovangelo  di  Giaco- 
mo  e  lo  Pseudo  Matteo,  non  la  grande  antichitá  di  tutta  la  reda- 
zione  attuale». 

El  afán  de  dejar  bien  en  claro  lo  relativo  a  la  virginidad  de 
María  hace  que  a  veces  se  encuentren  en  el  relato  expresiones 
de  marcado  sabor  docético,  lo  cual  no  prueba,  sin  embargo, 
que  el  autor  fuera  formalmente  un  hereje. 

Cf.  M.  R.  James,  Latín  Infancy  Gospels;  a  new  text,  with  a  parallel  ver- 
sión from  Irish,  edited  with  introduction  (Cambridge  1927)  [texto  lat.  de  Arun- 
del,  p.2-94;  texto  lat.  de  Hereford,  p. 3-951;  J.  A.  Robinson,  M.  R.  James 
Latín  Infancy  Gospels:  JThSt  29  (1928)  205-207;  M.  J.  Lagrange,  Un  nouvel 
Evangile  de  l'enfance  edité  par  M.  R.  James-  RBi  37  (1928)  544-57;  D.  B.  Ca- 
pelle:  RBé  41  (1929)  79;  BonaccorsiVA  I  (1948)  p.XXVy  232-259  [introd., 
fragm.  lat.  escogidos  de  Arundel  y  v.  ital.];  C.  Cecchelli,  Mater  Christi  III 
(Roma  1954)  P-387-393  [estudio];  S.  Ferri,  Nota  sul  testo  latino  dell'Evan- 
gelium  Infantiae:  «Studi  Mediolatini  e  Volgari»  1  (1955)  119-25. 


LIBRO  SOBRE  LA  INFANCIA  DEL  SALVADOR 

El  nacimiento 

62.  Y  José  se  adelantó  con  dirección  a  la  ciudad,  dejando 
a  María  en  compañía  de  su  hijo  Simón,  ya  que  ésta  caminaba 


LIBER  DE  INF  ΑΝΤΙ  A  SALVATORIS  1 

[Cód.  Arundel  404  del  British  Museum] 

62.  Ioseph  autem  praecessit  ad  civitatem  2.  María  [m]  autem 
reliquit  cum  Symone  3  filio  suo  eo  quod  esset  praegnans  et  tardius 

l  Mater  Christi  III  (Roma  1954)  p.387. 

1  Entresacamos  los  episodios  que  ofrecen  alguna  novedad  con  relación 
a  los  apócrifos  anteriores.  Reproducimos  el  texto  latino  del  códice  Brit. 
Mus.  Arundel  404  publicado  por  M.  R.  James  (o. α),  corrigiendo  única- 
mente los  rasgos  ortográficos  más  disonantes  del  manuscrito.  A  veces  no 
podemos  ofrecer  sino  una  versión  aproximativa  a  causa  de  la  oscuridad  o 
corrupción  del  texto;  en  ocasiones,  ni  esto  siquiera. 

2  Este  episodio  del  nacimiento  comienza  en  capítulos  anteriores,  dando 
cuenta  del  edicto  de  empadronamiento  en  términos  parecidos  a  los  de 
Le.  2,iss.  y  Prot.  17.  Es  curioso  el  que  en  el  capítulo  60  se  le  llame  a  José 
«faber  qui  ante  Moab  vocabatur»,  lo  cual  puede  muy  bien  no  ser  más  que 
una  muestra  de  la  erudición  escriturística  del  autor. 

3  Los  códices  Β  Fb  I  del  Prot.  aluden  también  a  este  nuevo  personaje, 
que  unas  veces  es  llamado  Simón  y  otras  Simeón:  «καΐ  Ίάκωβοί  καΐ  Σίμων 


DEL  «LIBER  DE  INFAMIA  SALVATORIS) 


277 


despacio  a  causa  de  su  embarazo.  Entró  en  Belén,  su  patria; 
y,  ya  en  medio  de  la  ciudad,  dijo:  «No  hay  cosa  (tan)  justa 
como  el  que  uno  ame  a  su  ciudad  (natal),  pues  ella  constituye 
el  descanso  de  todo  hombre,  y  el  que  cada  cual  repose  en  su 
propia  tribu.  Yo  vuelvo  a  verte  después  de  largo  tiempo,  ¡oh 
Belén!,  casa  buena  de  David,  rey  y  profeta  de  Dios». 

63.  Y,  dando  vueltas,  vió  un  establo  solitario  y  dijo:  «Este 
es  el  sitio  donde  habré  de  aposentarme,  pues  parece  ser  albergue 
de  caminantes  y  no  dispongo  aquí  de  mesón  ni  de  posada  donde 
podamos  descansar».  Y,  echándole  una  ojeada,  dijo:  «Cierta- 
mente el  local  es  reducido,  pero  a  propósito  para  unos  pobres 
(como  nosotros),  pues  está  alejado  del  griterío  de  la  multitud, 
de  manera  que  no  pueda  perjudicar  a  una  mujer  en  trance 
de  dar  a  luz.  Así  pues,  éste  es  el  sitio  en  que  debo  descansar 
con  todos  los  míos». 

64.  Y  al  decir  esto,  salió  fuera,  miró  al  camino  y  he  aquí  que 
María  se  iba  ya  aproximando  en  compañía  de  Simón.  Después 
que  hubieron  llegado,  dijo  José:  «Simeón,  hijo  mío,  ¿cómo  es 


ambularet.  Ingressusque  Bethleem,  patriam  suam,  stans  in  media 
civitate  dixit:  «Non  est  aliud  iustum  nisi  quis  diligat  suam  civita- 
tem;  ipsa  enim  est  uniuscuiusque  hominis  requies  et  in  sua  tribu 
quis  requiescat 4.  Ego  autem  post  multum  tempus  te  video,  Bethleem, 
bona  domus  David  regis  et  prophetae  Dei». 

63.  Et  circu[i]ens  vidit  unum  stabulum  singularem 5  et  ait: 
«In  loco  isto  oportet  me  divertere,  quoniam  videtur  mihi  excepto- 
rium  esse  peregrinorum.  Mihi  enim  ñeque  hospitium  est  hic  ñeque 
diversorium  ubi  requiescere  possimus».  Et  circumspiciens  eum,  di- 
xit: «Módica  quidem  habitatio  est,  sed  pauperibus  apta,  praesertim 
quod  remota  a  clamoribus  hominum  ut  non  posset  noce  [re]  mu- 
lieri  parturienti.  Itaque  in  isto  loco  necesse  est  me  requiescere  cum 
ómnibus  meis». 

64.  Cum  hoc  diceret,  exiit  foris  et  respexit  ad  viam  et  ecce 
appropiantes  veniebant  María  cum  Symone.  Cum  ergo  pervenissent 
ad  eum,  dixit  Ioseph:  «Fili  Symeon,  quare  tarde  venisti?»  Qui  re- 

[Fb:  Σιμεών]  έτττ|κολού5ουι;·>.  Asimismo  Fa:  «Ιωσήφ  δέ  κα'ι  Σίμων  ήκολού3ουν>. 
No  parece,  pues,  del  todo  fundada  !a  suposición  de  Lagrange  de  que  la 
inclusión  de  este  personaje  sea  «l'indice  d'une  source  tout  á  fait  inconnue 
jusqu'á  présent».  James  opina  que  esto  obedece  más  bien  al  deseo  de  dar 
una  mayor  fuerza  al  testimonio.  Pudiera  darse  también  una  influencia, 
próxima  o  remota,  de  los  manuscritos  protoevangélicos  mencionados. 

4  El  ms.  Hereford  dice:  «Iustum  quidem  est  ut  quisque  suam  diligat 
civitatem  et  naturam  (nativam)  patriam,  atque  in  propriam  veniens  tribum, 
ibi  requiescat,  quia  ipsa  est  unicuique  homini  requies  data». 

5  El  caso  de  anomalías  gramaticales  como  ésta  es  bastante  frecuente  en 
todo  el  relato. 


27S 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


que  has  tardado  (tanto)?»  Este  respondió:  «Si  no  es  por  mí, 
señor  y  padre  mío,  María  hubiera  tardado  (aún  más),  porque, 
embarazada  como  está,  hacía  muchas  paradas  en  el  camino  para 
descansar.  Durante  el  viaje  siempre  he  estado  preocupado  no 
fuera  a  sorprenderla  el  momento  del  parto  (en  plena  marcha). 
Y  doy  gracias  al  Altísimo  porque  le  ha  dado  fuerza  para  aguan- 
tar. Pues,  por  lo  que  puedo  sospechar  y  a  juzgar  por  lo  que 
ella  dice,  está  ya  muy  próximo  su  parto».  Y  en  diciendo  esto, 
mandó  parar  el  jumento  y  bajó  María  de  la  cabalgadura. 

65.  Entonces  dijo  José  a  María:  «Hija  mía,  has  sufrido 
mucho  por  mi  causa.  Entra,  pues,  ya  y  cuídate.  Tú,  Simeón, 
trae  agua  y  lava  sus  pies;  dale  también  alimento  o  lo  que  necesite 
y  complácela  en  todo».  Hizo  Simeón  lo  que  le  mandó  su  padre 
y  la  condujo  a  la  cueva.  Esta,  al  entrar  María,  se  vió  inundada 
por  la  luz  del  sol  y  se  iluminó  como  si  fuera  mediodía. 

66.  Ella,  por  su  parte,  no  cesaba  un  momento,  sino  que 
estaba  continuamente  dando  gracias  entre  sí.  Simeón  dijo  a  su 
padre:  «Padre,  ¿qué  pensamos  que  sufre  esta  doncella,  pues 


spondit :  «Si  non  ego  essem,  pater  domine,  moram  fecisset  María  eo 
quod  esset  grávida  et  saepius  in  via  pausabat  et  refrige[ra]batur. 
Nam  semper  ego  sollicitudinem  habui  in  via  ne  occuparet  eam 
partus.  Et  ago  Altissimo  gratias  quod  dedit  ei  sufferentiam.  Nam 
quantum  suspicor,  et  sicut  ipsa  referí,  iam  partus  eius  proximus 
est».  Et  cum  haec  dixisset,  iussit  stare  iumentum  et  descendit  de 
animali  María. 

65.  Tune  dixit  Ioseph  Mariae:  «Filióla,  multum  laborasti  prop- 
ter  me.  Ingredere  itaque  et  adhibe  tibi  diligentiam.  Tu  autem,  Sy- 
meon,  affer  aquam  et  lava  pedes  eius  et  dabis  ei  cibum  aut  [si] 
aliquod  aliud  opus  habuerit,  fac  sicut  desiderat  anima  eius».  Fecit 
ergo  Symeon  quod  iussit  pater  eius  duxitque  eam  in  speluncam, 
quae  lucem  diei  in  ingressu  Mariae  coepit  [habere]  et  quasi  hora 
sexta  illuxit 6. 

66.  Ipsa  autem  penitus  non  cessabat,  sed  semper  intra  se  gra- 
tias agebat.  Symeon  autem  dixit  patri  suo:  «Pater,  [quid]  esse  pu- 
tamus  quod  patitur  haec  puella,  quod  omni  hora  intra  semetipsam 


6  El  detalle  de  la  iluminación  de  la  cueva  es  común  a  la  mayor  parte 
de  los  apócrifos.  El  Ps.  Mt.  (13,2)  dice  textualmente:  «Ad  ingressum  vero 
Mariae  coepit  tota  spelunca  splendorem  habere,  et  quasi  sol  ibi  esset,  ita 
tota  fulgorem  lucís  ostendere;  et  quasi  esset  ibi  hora  diei  sexta,  ita  spelun- 
cam lux  divina  illustravit;  nec  in  die  nec  in  nocte  lux  ibi  divina  defuit 
quamdiu  ibi  María  fuit».  Esta  coincidencia  en  cuanto  a  las  mismas  expre- 
siones ¿no  será  una  señal  de  dependencia  de  nuestro  apócrifo  con  relación 
al  Ps.  Mt.? 


DEL  «LIBER  DE  INFANTIA  SALVATORIS» 


279 


está  hablando  continuamente  entre  sí?»  Dícele  José:  «No  puede 
conversar  contigo,  pues  está  fatigada  del  viaje.  Por  eso  habla 
entre  sí  y  da  gracias».  Y  acercándose  a  ella,  le  dijo:  «Levántate, 
señora  e  hija  mía,  sube  al  lecho  y  reposa». 

67.  Y  hablando  así,  salió  fuera.  Poco  después  salió  Simeón 
en  su  seguimiento  para  decirle:  «Date  prisa,  señor  y  padre  mío; 
ven  con  presteza,  pues  María  te  reclama  ardientemente.  Yo 
pienso  que  está  ya  para  dar  a  luz».  Díjole  José:  «Yo  no  me 
retiraré  de  su  lado;  mas  tú,  como  joven  que  eres,  vete  ligero, 
entra  en  la  ciudad  y  busca  a  una  comadrona  para  que  venga 
junto  a  la  doncella;  pues  una  partera  es  de  gran  ayuda  para  la 
mujer  que  está  en  trance  de  alumbrar».  Respondió  Simeón 
diciendo:  «¿Cómo  voy  a  poder  encontrar  una  partera  yo,  que 
soy  desconocido  en  esta  ciudad?  Oyeme  más  bien,  señor  y 
padre  mío :  sé  perfectamente  y  estoy  seguro  de  que  el  Señor  se 
preocupa  de  ella  y  de  que  El  le  proporcionará  comadrona, 
nodriza  y  todo  lo  que  le  haga  falta». 

68.  Y  en  esto,  he  aquí  que  viene  una  muchacha  con  el 
taburete  que  utilizaba  para  asistir  a  las  parturientas.  Esta  se 
paró.  Al  verla,  se  llenaron  de  admiración  y  José  le  dijo:  «Hija, 
¿a  dónde  vas  con  ese  taburete?».  La  muchacha  respondió  en 
estos  términos:  «Me  ha  mandado  aquí  mi  maestra,  pues  fué 


loquitur?»  Ait  illi  Ioseph:  «Non  potest  tecum  loqui  eo  quod  lassa 
est  de  via.  Ideo  secum  loquitur,  gratias  autem  agit».  Et  accedens 
ad  eam  dixit:  «Leva  te,  Domina  filia,  ascende  in  grabatum  et  re- 
quiesce». 

67.  Et  haec  dicens  egressa  [-us]  est  foris.  Et  post  pusillum 
Symeon  secutus  est  eum  [et]  dixit:  «Festina,  Domine  pater,  veni 
celerius,  quod  rogat  te  Maria,  valde  enim  te  desiderat.  Puto  enim 
quod  partus  eius  prope  est».  Dixit  ei  Ioseph:  «Ego  non  ab  ea  dis- 
cedo. Tu  autem  valde  celeriter,  ut  iuvenis,  ingredere  civitatem  et 
inquirere  obstetricem  quae  introéat  ad  puellam,  quod  multum  prod- 
est  obstetrix  mulieri  parturienti».  Respondit  Symeon  dicens:  «Ego 
in  hac  civitate  ignotus  sum,  quomodo  possum  obstetricem  invenire  ? 
Sed  audi  me,  Domine  pater:  scio  et  certus  sum  quod  Domino  cura 
est  de  ea  et  ipse  dabit  ei  obstetricem  et  nutricem  et  omnia  quae- 
cumque  necessaria  sunt  ei». 

68.  Cumque  haec  loqueretur,  ecce  puella  venit  cum  kathedra 
in  qua  solitum  erat  succurrere  mulieribus  parturientibus;  et  stare 
coepit  7.  Cum  ergo  vidissent  eam,  mirati  sunt  dixitque  ad  eam 
Ioseph:  «Filióla,  quo  vadis  cum  kathedra  ista?»  Puella  ita  respon- 
dit: «Misit  me  magistra  mea  ad  istum  locum,  quod  venit  ad  eam 


7  Cf.  Prof.  19. 


280 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


en  su  busca  un  joven  con  toda  prisa,  diciéndole:  Ven  con  toda 
presteza  a  recoger  un  nuevo  parto,  pues  una  doncella  está  para 
dar  a  luz  por  vez  primera.  Al  oír  esto  mi  maestra,  me  envió 
a  mí  por  delante.  Ella  viene  detrás». 

José  echó  una  mirada  y,  al  verla  venir,  fué  a  su  encuentro  y 
cambió  con  ella  un  saludo.  Dícele  la  comadrona:  «¿A  dónde  vas, 
buen  hombre?»  A  lo  que  José  repuso:  «Voy  en  busca  de  una 
comadrona  hebrea».  Dícele  la  mujer:  «¿Eres  tú  de  Israel?»  José 
responde:  «Sí,  soy  de  Israel».  Continúa  la  comadrona:  «¿Quién 
es  la  doncella  que  está  para  dar  a  luz  en  la  cueva?»  José  respon- 
dió: «Es  María,  mi  esposa,  la  que  fué  educada  en  el  templo  del 
Señor».  Dícele  la  comadrona:  «¿No  es  por  ventura  tu  esposa?» 
José  repuso:  «Es  verdad  que  está  desposada  conmigo,  pero  ha 
concebido  por  virtud  del  Espíritu  Santo».  Dícele  ella:  «¿Es 
verdad  lo  que  dices?»  Dícele  José:  «Ven  y  ve». 

69.  Por  fin  entraron  en  la  cueva.  Y  José  le  dijo:  «Pasa  y 
asiste  a  María».  Ella  se  sintió  sobrecogida  de  miedo  al  querer 
penetrar  en  el  interior,  ante  la  gran  luz  que  allí  resplandecía  y 
que  no  desapareció  ni  de  día  ni  de  noche  mientras  estuvo  allí 
María.  Dijo,  pues,  José  a  ésta:  «Mira,  te  he  traído  a  la  comadrona 
Zaquel.  Está  fuera,  a  la  entrada  de  la  cueva,  y  no  se  atreve  a 


iuvenis  cum  magna  festinatione  dicens  ei:  Veni  celerius  ut  expies 
(excipias)  novum  partum,  quod  puella  parturit  primum  partum. 
Haec  audiens  magistra  mea  praemisit  me  ante  se.  Nam  et  ipsa  ecce 
sequitur  me». 

Respiciens  vero  Ioseph,  videt  eam  venientem  et  abiit  obviam  ei 
salutaveruntque  se  invicem.  Et  dicit  illi  obstetrix:  «Homo,  ubi  va- 
dis?»  Qui  respondit:  «Obstetricem  hebraeam  quaero».  Dicit  ei  mu- 
lier:  «Tu  ex  Israel  es?»  Et  Ioseph  ait:  «Ex  Israel  sum  ego».  Dicit 
ad  eum  mulier:  «Quae  est  puella  quae  parturit  in  hac  spelunca?» 
Respondit  Ioseph:  «María,  quae  mihi  desponsata  est,  quae  nutrita 
est  in  templo  Domini».  Dicit  ei  obstetrix:  «Non  est  tua  uxor?» 
Et  Ioseph:  «Mihi  desponsata  est,  sed  conceptum  habet  de  Spiritu 
Sancto».  Dicit  ei  obstetrix:  «Hoc  quod  dicis  verum  est?»  Dicit  ei 
Ioseph :  «Veni  et  vide». 

69.  Et  introierunt  in  speluncam  8.  Dixitque  ei  Ioseph:  «Vade, 
visita  Mariam».  Et  cum  vellet  intrare  in  interiorem  speluncam,  ti- 
muit  eo  quod  lux  magna  resplendebat  in  ea,  quae  non  defecit  ñeque 
in  die  ñeque  per  noctem  quamdiu  ibi  María  mansit.  Dixit  ergo 
Ioseph  Mariae:  «Ecce  Zachelem  obstetricem  adduxi  tibi,  quae  ecce 
foris  stat  ante  speluncam,  quae  prae  splendore  nimio  huc  intrare 


8  Cf.  Ps.  Mt.  13,3· 


DEL  «LIBER  DE  INF  ANUA  SALVATORIS» 


2S1 


venir  hasta  aquí  por  lo  excesivo  del  resplandor ;  y  es  que  (ade- 
más) esto  le  es  imposible».  María  sonrió  al  oír  esto  y  José  le 
dijo:  «No  te  sonrías.  Sé  más  bien  prudente,  pues  ha  venido 
por  ver  si  necesitas  alguna  medicina».  Y  con  esto  la  hizo  entrar. 
Esta  se  paró  ante  la  presencia  de  María.  Después  que  ésta  con- 
sintió en  ser  examinada  por  espacio  de  (algunas)  horas,  exclamó 
la  comadrona  y  dijo  a  grandes  voces:  «Misericordia,  Señor  y 
Dios  grande,  pues  jamás  se  ha  oído,  ni  se  ha  visto,  ni  ha  podido 
caber  en  sospecha  (humana)  que  unos  pechos  estén  henchidos 
de  leche  y  que  a  la  vez  un  niño  recién  nacido  esté  denunciando  la 
virginidad  de  su  madre.  Virgen  concibió,  virgen  ha  dado  a  luz 
y  continúa  siendo  virgen». 

70.  Ante  la  tardanza  de  la  comadrona,  José  penetró  dentro 
de  la  cueva.  Vino  entonces  aquélla  a  su  encuentro  y  ambos 
salieron  fuera,  hallando  a  Simeón  de  pie.  Este  la  preguntó: 
«Señora,  ¿qué  es  de  la  doncella?,  ¿puede  abrigar  alguna  espe- 
ranza de  vida?»  Dícele  la  comadrona:  «¿Qué  es  lo  que  dices, 
hombre?  Siéntate  y  te  contaré  una  cosa  maravillosa».  Y  elevando 
sus  ojos  al  cielo,  dijo  la  comadrona  con  voz  clara:  «Padre  om- 
nipotente, ¿cuál  es  el  motivo  de  que  me  haya  cabido  en  suerte 


non  audet,  nec  enim  potest».  Audiens  haec  Maria,  subrisit.  Cui 
dixit  Ioseph:  «Noli  subridere,  sed  cauta  esto,  venit  enim  ut  inspi- 
ciat  ne  forte  indigeas  medicina».  Et  iussit  eam  intrare  ad  se  et  stare 
coepit  ante  eam.  Cumque  per  horarum  spatium  permisisset  se  Ma- 
ria scrutari,  exclamavit  obstetrix  voce  magna  et  dixit:  «Domine, 
Deus  magne,  miserere,  quoniam  hoc  numquam  nec  auditum  adhuc 
nec  visum  est,  sed  ñeque  in  suspicionem  habitum,  ut  mammillae 
plenae  sint  lacte  et  natus  masculus  sua[m]  matrem  virginem  os- 
tendat.  Nulla  pollutio  sanguinis  facta  est  in  nascente,  nullus  dolor 
in  parturiente  apparuit.  Virgo  concepit,  virgo  peperit,  et  postea 
quam  peperit,  virgo  perdurar»9. 

70.  Cumque  tardaret  obstetrix,  in  speluncatm]  intro[i]vit  Io- 
seph. Occurritque  illi  obstetrix  et  prodierunt  ambo  foris  invene- 
runtque  Symeonem  stantem,  et  interrogavit  eam  Symeon  dicens: 
«Domina,  quid  agitur  de  puella?  Potest  aliquam  spem  vitae  habere?» 
Dicit  illi  obstetrix:  «Quid  dicis,  homo?  Reside  et  narrabo  tibi  rem 
admirabilem».  Et  elevans  oculos  ad  caelum  obstetrix  clara  voce  dixit: 
«Pater  omnipotens,  quid  est  [quod]  hoc  vidi  tale  miraculum  in  quo 

9  Esta  afirmación  categórica  de  la  virginidad  integral  de  María,  idén- 
tica aun  en  las  expresiones  a  la  del  Ps.  Mt.  (l.o),  recuerda  las  palabras 
definitorias  del  capítulo  3  del  concilio  Lateranense  convocado  bajo  el  pon- 
tificado de  Martín  I  (a. 649):  «incorruptibiliter  eam  (eum?)  genuisse,  per- 
manente et  post  partum  eiusdem  virginitate»  (Denzinger:  Ench.  Symb. 
n.256). 


2S2 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


presenciar  tamaño  milagro,  que  me  llena  de  estupor?,  ¿qué  es  lo 
que  he  hecho  yo  para  ser  digna  de  ver  tus  santos  misterios,  de 
manera  que  hicieras  venir  a  tu  sierva  en  aquel  preciso  momento 
para  ser  testigo  de  las  maravillas  de  tus  bienes?  Señor,  ¿qué 
es  lo  que  tengo  que  hacer?,  ¿cómo  podré  narrar  lo  que  mis  ojos 
vieron?» 

Dícele  Simeón:  «Te  ruego  me  des  a  conocer  lo  que  has 
visto».  Dícele  la  comadrona:  «No  quedará  esto  oculto  para  ti, 
ya  que  es  un  asunto  (henchido)  de  muchos  bienes.  Así  pues, 
presta  atención  a  mis  palabras  y  reténlas  en  tu  corazón». 

71.  «Cuando  hube  entrado  para  examinar  la  doncella,  la 
encontré  con  la  faz  vuelta  hacia  arriba,  mirando  al  cielo  y  ha- 
blando consigo  (misma).  Yo  creo  que  estaba  en  oración  y  ben- 
decía al  Altísimo.  Cuando  hube,  pues,  llegado  hasta  ella,  le 
dije:  «Dime,  hija,  ¿no  sientes  por  ventura  alguna  molestia  o 
tienes  algún  miembro  dolorido?  Mas  ella  continuaba  inmóvil 
mirando  al  cielo,  cual  una  sólida  roca  y  como  si  nada  oyese». 

72.  «En  aquel  momento  se  pararon  todas  las  cosas,  silen- 
ciosas y  atemorizadas:  los  vientos  dejaron  de  soplar;  no  se  mo- 
vió hoja  alguna  de  los  árboles,  ni  se  oyó  el  ruido  de  las  aguas; 
los  ríos  quedaron  inmóviles  y  el  mar  sin  oleaje;  callaron  los 
manantiales  de  las  aguas  y  cesó  el  eco  de  voces  humanas.  Reinaba 


stupeo  ?  Quae  sunt  opera  mea  quod  digna  fui  videre  sancta  tua  sa- 
cramenta, ut  illa  hora  praeparares  ancillam  tuam  huc  venire  et  vi- 
dere mirabilia  bonorum  tuorum  ?  Domine,  quid  faciam  ?  Quomodo 
possum  enarrare  quae  vidi  ?». 

Dicit  ei  Symeon:  «Rogo  te  ut  quod  vidisti,  índices  mihi».  Dicit 
illi  obstetrix:  «Non  te  latebit  haec  res,  quod  multorum  bonorum 
est.  Itaque  intende  in  verba  mea  et  in  corde  tuo  retine»: 

71.  Cum  introissem  ad  puellam  inspiciendam,  inveni  eam  fa- 
ciem  sursum  habentem  et  intendentem  in  caelum  et  secum  lo- 
quentem.  Ego  vero  suspicor  quia  orabat  et  benedicebat  Altissimum. 
Cum  ergo  venissem  ad  eam,  dixi  ei:  «Filia  dic  mihi,  non  aliquem 
dolorem  sentís  aut  aliquis  locus  membrorum  tuorum  tenetur  dolo- 
ri[bus]?»  Illa  autem  quasi  nihil  audiret,  et  sicut  solida  petra  ita 
inmobilis  permanebat  in  caelum  intendens. 

72.  In  illa  hora  requieverunt  omnia  silentio  máximo  cum  ti- 
more  10.  Nam  et  venti  cessaverunt  non  dantes  flatum  suum,  ñeque 
aliquis  ex  foliis  arborum  motus  est  ñeque  aquarum  sonitus  auditus 
est,  ñeque  moverunt  se  ilumina,  ñeque  maris  fluctuatus  erat,  et 
omnia  aquarum  nascentia  siluerunt,  ñeque  vox  hominum  sonuit( 


10  Cf.  Prot.  18. 


DEL  «LIBER  DE.  INFAMIA  SALVATORIS» 


2S3 


(por  doquier)  un  gran  silencio.  Hasta  el  mismo  polo  abandonó 
desde  aquel  momento  su  vertiginoso  curso.  Las  medidas  de 
las  horas  habían  ya  casi  pasado.  Todas  las  cosas  se  habían  abis- 
mado en  el  silencio,  atemorizadas  y  estupefactas.  Nosotros 
(estábamos)  esperando  la  llegada  del  Dios  alto,  la  meta  de  los 
siglos» . 

73.  «Cuando  llegó,  pues,  la  hora,  salió  al  descubierto  la 
virtud  de  Dios.  Y  la  doncella,  que  estaba  mirando  fijamente  al 
cielo,  quedó  convertida  (como)  en  una  viña,  pues  ya  se  iba 
adelantando  el  colmo  de  los  bienes.  Y  en  cuanto  salió  la  luz, 
la  doncella  adoró  a  Aquel  a  quien  reconoció  haber  ella  misma 
alumbrado.  El  niño  lanzaba  de  sí  resplandores,  lo  mismo  que 
el  sol.  Estaba  limpísimo  y  era  gratísimo  a  la  vista,  pues  sólo  El 
apareció  como  paz  que  apacigua  todo  (el  universo).  En  la  misma 
hora  de  nacer  se  oyó  la  voz  de  muchos  espíritus  invisibles  que 
decían  a  una  voz:  «Amén».  Y  aquella  luz  se  multiplicó  y  oscu- 
reció con  su  resplandor  el  fulgor  del  sol,  mientras  que  esta 
cueva  se  vió  inundada  de  una  intensa  claridad  y  de  un  aroma 
suavísimo.  Esta  luz  nació  de  la  misma  manera  que  el  rocío 


et  erat  silentium  magnum.  Nam  et  ipse  po(pu)lus  cessavit  ab  ea 
hora  ab  agilítate  cursus.  Mensurae  horarum  pene  transierant,  omnia 
cum  timore  magno  siluerant  stupentia  nos  ex[s]pectantes  adventum 
altitudinis  [Dei]  terminum  saeculorum  11 . 

73.  Cum  ergo  approssimavit  hora,  processit  virtus  Dei  in  pa- 
lam.  Et  stans  puella  intuens  in  caelum  et  vinea  facta  est  12.  Iam  enim 
procedebat  terminus  bonorum.  Cum  vero  processisset  lux,  adora- 
vit  eum  quae  se  vidit  enixam.  Erat  autem  ipse  infans  solummodo 
(solis  modo)  circumfulgens,  vehementer  mundus  et  iocundissimus 
in  respectu,  quoniam  totum  pax  pacans  solus  apparuit  13.  In  illa 
autem  hora  qua  natus  est,  audita  est  vox  multorum  invisibilium  una 
voce  dicentium:  Amen.  Et  ipsa  lux  quae  nata  est,  multiplicata  est 
et  de  claritate  luminis  sui  solis  lumen  obscuravit,  et  repleta  est  haec 
spelunca  lumine  claro  cum  odore  suavissimo.  Sic  autem  nata  est 


11  El  ms.  Hereford:  «quasi  erant  omnia  stupentia  et  expectantia  adven- 
tum altitudinis  magni  Dei  quasi  terminum  saeculorum». 

12  Esta  vinea,  a  la  que  no  alude  el  ms.  Hereford,  no  es,  según 
J.  A.  Robinson  (M.  R.  James  Latín  Infancy  Gospel:  JThSt  29  (1928)  205-207), 
sino  una  transposición  de  nivea,  que  debería  figurar  en  el  original.  Esta 
nivea  provendría  a  su  vez  de  otro  error  al  interpretar  la  posible  expresión 
griega  (de  donde  estaría  traducida)  ¿os  κίων  (ut  columna)  como  si  fuera  ¿>s 
χιών  (ut  nix)  [??]. 

13  El  ms.  Hereford:  «ideoque  in  illo  pax  vera  omni  mundo  advenit». 


284 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


desciende  del  cielo  a  la  tierra.  Su  aroma  es  más  penetrante  que 
el  perfume  de  todos  los  ungüentos  de  la  tierra». 

74.  «Yo,  por  mi  parte,  quedé  llena  de  estupor  y  de  admi- 
ración y  el  miedo  se  apoderó  de  mí,  pues  tenía  fija  mi  vista  en 
el  intenso  resplandor  que  despedía  la  luz  que  había  nacido. 

Y  esta  luz  fuese  poco  a  poco  condensando  y  tomando  la  forma 
de  un  niño,  hasta  que  apareció  un  infante  (tal)  como  suelen  ser 
los  hombres  al  nacer.  Yo  entonces  cobré  valor:  me  incliné,  le 
toqué,  le  levanté  en  mis  manos  con  gran  reverencia  y  me  llené 
de  espanto  al  ver  que  no  tenía  el  peso  (propio)  de  un  recién  na- 
cido. Le  examiné  y  vi  que  no  estaba  manchado  lo  más  mínimo, 
sino  que  su  cuerpo  todo  era  nítido,  como  acontece  con  la  ro- 
ciada del  Dios  Altísimo;  era  ligero  de  peso  y  radiante  a  la  vista. 

Y  mientras  me  tenía  sorprendida  el  ver  que  no  lloraba,  como 
suelen  hacerlo  los  recién  nacidos,  y  estaba  mirándole  de  hito 
en  hito,  me  dirigió  una  gratísima  sonrisa;  después,  abriendo  los 
ojos,  fijó  en  mí  una  penetrante  mirada;  y  al  instante  salió  de  su 
vista  una  gran  luz,  como  si  fuera  un  relámpago». 

75.  Simeón  respondió  al  oír  esto:  «Dichosa  de  ti,  oh  mu- 
jer, que  fuiste  digna  de  presenciar  y  anunciar  esta  nueva  y  san- 
ta visión;  y  dichoso  de  mí  también  por  haber  oído  esto,  (pues) 
aunque  no  lo  vi,  lo  he  creído».  Dícele  la  comadrona:  «Tengo 


haec  lux  quemadmodum  ros  de  cáelo  descendit  super  terram.  Nam 
odor  illius  super  omnem  odorem  unguentorum  fragrat. 

74.  Ego  autem  steti  stupens  et  mirans  et  timor  apprehendit 
me.  Intendebam  enim  in  tantam  claritatem  luminis  nati.  Ipsa  au- 
tem lux  paulisper  in  se  residens  assimilavit  se  infanti  et  in  continen- 
ti  factus  est  infans  ut  solent  infantes  nasci.  Et  assumpsi  audaciam  et 
inclinavi  me  et  tetigi  eum,  levavique  eum  in  manibus  meis  cum 
magno  timore,  et  perterrita  sum  quod  non  erat  pondus  in  eo  sicut 
hominis  nati  14.  Et  inspexi  eum,  et  non  erat  in  eo  aliqua  coinqui- 
natio,  sed  erat  quasi  in  rore  Dei  Altissimi  totus  nitidus  corpore, 
levis  ad  portandum,  splendidus  ad  respiciendum,  et  dum  nimis  mi- 
rarer  eo  quod  non  ploraret  sicut  soliti  sunt  nati  infantes  plorare,  et 
dum  tenuissem  eum  in  faciem  intendens,  risit  ad  me  iocundissimum 
risum,  aperiensque  oculos  intendit  in  me  argute,  et  súbito  <r>egres- 
sa  est  lux  magna  de  oculis  eius  tanquam  choruscus  magnus». 

75.  Symeon  audiens  autem  haec,  respondit:  «O  beata  mulier, 
quae  digna  fuisti  hoc  novum  visum  et  sanctum  videre  ac  praedicare, 
et  ego  felix  sum  qui  haec  audierim,  licet  non  viderim  sed  tamen 


14  La  constatación  de  la  falta  de  peso  (no  absoluta,  sino  relativa)  puede 
ser  un  resabio  docético. 


DEL  «LIBER  DE  IXFANTIA  SALVATORIS» 


2S5 


aún  que  contarte  (otra)  maravilla  para  que  te  llenes  de  estupor»- 
Respondió  Simeón:  «Dímela,  señora,  pues  siento  gozo  al  oír  es- 
tas cosas».  Dícele  la  comadrona:  «Cuando  tomé  al  infante  en 
mis  manos,  vi  que  tenía  limpio  su  cuerpo,  sin  las  manchas  con 
que  suelen  nacer  los  hombres,  y  pensé  para  mis  adentros  que 
a  lo  mejor  habían  quedado  otros  fetos  en  la  matriz  de  la  don- 
cella. Pues  es  cosa  que  suele  acontecer  a  las  mujeres  en  el  parto; 
lo  cual  es  causa  de  que  corran  peligro  y  desfallezcan  de  ánimo. 
Y  al  momento  llamé  a  José  y  puse  al  niño  en  sus  brazos.  Me 
acerqué  luego  a  la  doncella,  la  toqué,  y  comprobé  que  no  estaba 
manchada  de  sangre.  ¿Cómo  lo  referiré?  ¿qué  diré?  No  atino. 
No  sé  cómo  describir  una  claridad  tan  grande  del  Dios  vivo. 
Mas  tú,  Señor,  me  eres  testigo  de  que  la  he  tocado  con  mis  ma- 
nos y  de  que  he  encontrado  virgen  a  esta  doncella  puérpera,  no 

sólo  a  raíz  dei  parto,  sino  también...  [  ]  del  sexo  de  un 

hombre  masculino.  En  aquel  momento  me  puse  a  gritar  a  gran- 
des voces,  glorifiqué  a  Dios,  caí  sobre  mi  rostro  y  le  adoré.  Des- 
pués salí  fuera.  José,  por  su  parte,  envolvió  al  niño  entre  paña- 
les y  lo  reclinó  en  el  pesebre». 

76.  Díjole  Simeón:  «¿Te  ha  dado  alguna  recompensa?» 
Respondió  la  comadrona:  «Soy  yo  más  bien  la  que  me  siento 


crediderim»  15.  Dicit  illi  obstetrix:  «Habeo  tibi  indicare  adhuc  rem 
mirabilem  ut  stupeas».  Respondit  Symeon:  «Indica,  Domina,  quod 
haec  audiendo  gaudeo».  Dicit  ei  obstetrix:  «Illa  [hora]  qua  tuli  in- 
fantem  in  manus  meas,  vidi  eum  mundum  corpus  habentem  et  non 
coinquinatum  sicut  solent  homines  cum  immunditia  nasci,  et  exis- 
timavi  in  corde  meo  ne  casu  intus  in  matrice  puellae  foetus  secandi 
(-cundí)  remansissent.  Solet  enim  mulieribus  contingere  in  partu  et 
ex  ea  causa  periclitari  et  deficere  animo.  Statimque  vocavi  Ioseph 
et  dedi  infantem  in  manibus  eius.  Et  accessi  ad  puellam  et  tetigi 
eam  et  inveni  eam  mundam  a  sanguine.  Quomodo  autem  referam  ? 
Quid  dicam?  Non  mecum  convenio;  ignoro  quomodo  possim  narra- 
re tantam  claritatem  Dei  viví.  Tu  autem,  Domine,  testis  es  mihi 
quod  tetigi  eam  manibus  meis  et  inveni  hanc  puellam  quae  genuit, 

virginem  non  solum  a  partu  sed  et  [  ] 

sexu  hominis  masculini  16.  In  ipsa  hora  exclamavi  voce  magna  et 
glorificavi  Deum  et  cecidi  in  faciem  meam  et  adoravi  eum.  Post  hoc 
processi  foris.  Ioseph  vero  involvit  infantem  pannis  et  posuit  in 
praesepio». 

76.  Dixit  ad  eam  Symeon:  «Dedit  tibi  aliquam  mercedem?» 
Respondit  obstetrix :  «Ego  magis  debeo  mercedem  et  gratiam  et  ora- 

15  Cf.  lo.  20,29. 

16  El  ms.  Hereford:  «invenique  hanc  puellam  quae  genuit  hunc  puerum 
esse  virginem  non  solum  ante  partum,  sed  etiam  post  natum  ex  ea  masculum». 


286 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


obligada  por  una  deuda  de  merced,  de  agradecimiento  y  de  ora- 
ción. He  hecho  promesa  de  ofrecer  a  Dios  un  sacrificio  inmacu- 
lado por  haberse  dignado  concederme  la  gracia  de  ser  espec- 
tadora y  testigo  consciente  de  este  misterio.  Pues  yo  misma  di- 
rectamente ofrezco  un  don  por  los  dones  que  se  ofrecen  en  el 
templo  del  Señor». 

Y,  en  diciendo  esto,  dijo  a  su  aprendiz:  «Hija  mía,  coge  el 
taburete  y  vámonos.  Hoy  mi  vejez  ha  podido  ver  a  una  partu- 
riente sin  dolores  y  a  una  virgen  que  es  madre,  si  es  que  lo  que 
acabamos  de  ver  puede  llamarse  un  parto.  Yo  tengo  para  mí 
que  ella  se  abandonó  a  la  voluntad  de  Dios,  el  cual  permanece 
por  los  siglos».  Y,  en  diciendo  esto,  se  puso  en  camino  con  ella. 

Adoración  de  los  Magos 

89.  José,  al  ver  a  los  Magos,  dijo:  «¿Quién  piensas  serán 
éstos  que  vienen  a  nuestro  encuentro?  Me  da  la  sensación  de 
que  se  están  acercando  después  de  un  largo  viaje.  Me  levantaré, 
pues,  y  saldré  a  su  encuentro».  Y,  adelantándose,  dijo  a  Simeón: 
«Creo  que  son  unos  adivinos :  pues  efectivamente  no  están  quie- 


tionem  et  promisi  sacrificium  immaculatum  Deo  offerre  qui  digna- 
tus  est  me  huius  sacramenti  inspectricem  et  consciam  esse.  Nam 
ego  per  me  ipsam  munus  offero  pro  muneribus  quae  offeruntur  in 
templo  Domini»  17. 

Et  haec  dicens,  ait  ad  discipulam  suam :  «Filióla,  tolle  kathedram 
et  eamus.  Hodie  enim  vidit  mea  senectus  parturientem  sine  dolo- 
ribus  et  virginem  peperisse,  si  tamen  debeat  dici  hic  partus.  Suspi- 
cor  enim  in  animo  meo  quod  tradidit  se  voluntati  Dei  qui  permanet 
in  saecula».  Et  haec  dicens,  ibat  cum  illa. 

89.  Ioseph  autem  videns  eos  [Magos],  dixit  18 :  «Putas  qui  sunt 
hi(i>  qui  veniunt  huc  ad  nos?  Vide[n]tur  mihi  de  longinquo  ve- 
nientes huc  appropiare.  Igitur  surgam  et  vadam  obviam  eis»  19.  Ergo 
cum  procederet,  dixit  ad  Symeonem:  «Videntur  mihi  isti  qui  ve- 
niunt agnos  (augures)  esse.  Ecce  enim  omni  non  cessant  momento 


17  El  ms.  Hereford:  «Et  quia  promissi  me  sacrificium  immaculatum  offe- 
ro in  templum  Domini.  Magis  ego  memetipsam  munus  pro  muneribus  Deo 
omnipotenti». 

18  En  el  capítulo  87  había  dicho:  «Ioseph  autem  post  dies  paucos  [id 
est.  die  tredécimo]  respiciens  ad  viam  itineris,  vidit  turbam  viatorum  ve- 
nicntium  ad  speluncam». 

19  El  ms.  Hereford:  «videntur  enim  mihi  inter  eos  quídam  augures  esse. 
Ecce  enim  omni  hora  in  caelum  aspiciunt,  indeque  disputantes  sunt». 


DEL  «LIBER  DE,  INFANTIA  SALVATORIS» 


2S7 


tos  un  momento,  (siempre)  están  observando  y  discutiendo  en- 
tre sí.  Y  me  parecen  además  forasteros,  pues  su  vestimenta  es 
distinta  de  la  nuestra:  su  traje  es  amplísimo  y  de  color  oscuro. 
Finalmente  tienen  también  birretes  en  sus  cabezas  y  llevan  unas 
sarabaras  ceñidas  a  sus  piernas  como...  Mas  he  aquí  que  se  han 
parado  y  me  han  dirigido  una  mirada.  Ahora  continúan  de  nue- 
vo la  marcha  hacia  nosotros».  Cuando  hubieron,  pues,  llegado 
a  la  cueva,  díjoles  José:  «¿Quiénes  sois  vosotros?  Decídmelo». 
Mas  ellos  pretendían  entrar  con  audacia,  pues  efectivamente  se 
dirigían  al  interior.  José  les  dijo:  «Decidme,  por  vuestra  salud, 
quiénes  sois  para  dirigiros  así  a  mi  albergue».  Ellos  dijeron: 
«Nuestro  guía  ha  entrado  aquí  a  vista  nuestra.  ¿Por  qué  nos 
preguntas  a  nosotros?  [Dios]  nos  ha  enviado  aquí».  Dijéronle: 
«Podemos  asegurarte  que  es  la  salvación  de  todos.» 

90.  «Hemos  visto  en  el  cielo  la  estrella  del  rey  de  los  judíos 
y  hemos  venido  a  adorarle,  pues  así  está  escrito  en  los  libros  an- 


respiciunt  et  ínter  se  disputant.  Sed  et  peregrini  mihi  videntur  esse 
quod  et  habitus  eorum  differt  ab  habitu  nostro;  quin  illorum  vestís 
amplissima  est  et  color  fuscus.  Denique  et  pílleos  habent  in  capi- 
tibus  suis  et  in  pedibus  eorum  sunt  sarabee  velut  opere  deficientes  20. 
Et  ecce  steterunt  et  me  intenderunt;  ecce  iterum  huc  veniunt».  Cum 
ergo  pervenissent  ad  speluncam,  ait  ad  illos  Ioseph :  «Qui  estis  vos  ? 
Dicite  mihi».  lili  autem  audaciter  introire  volebant.  Nam  et  dire- 
xerunt  se  introire.  Et  dixit  ad  eos  Ioseph:  «Per  vestram  salutem 
dicite  mihi  qui  estis,  quod  sic  vos  dirigitis  in  hospitium  meum». 
Et  illi  dixerunt:  «Quia  noster  dux  hic  coram  nobis  intravit,  unde 
qilam  ob  rem  interrogas  nos?  Huc  misit  [  ].  Dixit  eis  Io- 
seph: «Rogo  vos  ut  mihi  dicatis  cuius  rei  causa  huc  venistis».  Dicunt 
ei  illi:  «Dicimus  tibi  quod  salus  communis  est21. 

90.  Videmus  (-imus)  in  cáelo  stellam  regis  Iudaeorum  et  ve- 
nimus  adorare  eum,  quia  sic  scriptum  est  in  libris  antiquis  de  22 


20  Los  detalles  de  la  vestimenta  de  los  Magos  coinciden  con  los  que 
aparecen  en  las  representaciones  más  antiguas  de  las  catacumbas.  Es  el 
traje  clásico  persa  con  los  pantalones  (sarabarae)  característicos.  Tales  re- 
presentaciones figurativas  pueden  muy  bien  haber  sido  la  fuente  de  inspi- 
ración para  nuestro  apócrifo,  si  bien  no  se  excluye  tampoco  la  hipótesis  de 
que  éste  haya  podido  beber  en  fuentes  escritas  más  antiguas  o  se  haga  eco 
de  una  vieja  tradición  oral.  La  expresión  «velut  opere  deficientes»  no  es  fá- 
cilmente descifrable. 

21  El  ms.  Hereford:  «Quia  dux  nostri  itineris  intro[i]vit  huc  ante  nos. 
Ab  Oriente  enim  venimus,  et  Deus  nos  misit  huc.  Causa  autem  nostri 
adventus  salus  communis  est». 

22  La  alusión  a  «una  escritura  antigua»,  repetida  después  (c.04),  puede 
hacer  referencia  al  Testamento  de  Adán  o  Libro  de  Seth  del  que  se  habla 
en  el  E.  arm.  de  la  infancia  cío  (cf.  notas  4  y  5). 


2S8 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


tiguos  acerca  de  la  señal  de  esta  estrella :  que  cuando  apareciere 
este  astro,  nacerá  el  rey  eterno  y  dará  a  los  justos  una  vida  in- 
mortal». Díceles  José:  «Sería  conveniente  que  hicierais  primero 
indagaciones  en  Jerusalén,  pues  allí  está  el  templo  del  Señor». 
Respondiéronle :  «Hemos  estado  ya  en  Jerusalén  y  hemos  anun- 
ciado al  rey  que  ha  nacido  el  Cristo  y  que  vamos  en  su  busca. 
Mas  él  nos  dijo:  Yo  por  mi  parte  ignoro  cuál  es  el  sitio  donde 
ha  nacido.  Después  envió  recado  a  todos  los  escudriñadores  de 
las  escrituras  y  a  todos  los  magos,  príncipes  de  los  sacerdotes 
y  doctores,  quienes  acudieron  a  su  presencia.  El  les  preguntó 
dónde  había  de  nacer  el  Cristo.  Ellos  respondieron:  En  Belén. 
Pues  así  está  escrito  acerca  de  él :  Y  tú,  Belén,  tierra  de  Judá, 
no  serás  la  más  insignificante  entre  las  principales  de  Judá,  pues 
de  ti  ha  de  salir  el  jefe  que  rija  los  destinos  de  mi  pueblo  Israel. 
Nosotros,  en  cuanto  oímos  esto,  caímos  en  la  cuenta  y  vinimos 
a  adorarle.  Es  de  saber  que  la  estrella  que  se  nos  apareció  ha  ido 
precediéndonos  desde  que  emprendimos  el  viaje.  Mas  Herodes, 
al  oír  estas  cosas,  cogió  miedo  y  nos  preguntó  en  secreto  acerca 
del  tiempo  de  la  estrella,  cuándo  se  nos  apareció.  Al  marchar- 
nos, nos  dijo:  Informaos  con  toda  diligencia;  y,  cuando  lo  ha- 
yáis encontrado,  hacédmelo  saber  para  que  yo  también  vaya 
y  le  adore». 

91.    «Y  el  mismo  Herodes  nos  dió  la  diadema  que  él  solía 


signo  stellae  huius,  quod  cum  haec  stella  apparuerit,  nascetur  rex 
aeternus  et  dabit  iustis  vitam  immortalem».  Dicit  eis  Ioseph:  «Ius- 
tum  erat  ut  primum  Iherosolimam  inquireretis,  quod  ibi  est  sancti- 
monium  Domini».  Responderunt  ei:  «Fuimus  Iherosolimam  et  in- 
dica [vi  ]mus  regi  quod  Christus  natus  est  et  ipsum  quaerimus.  Ule 
vero  dixit  nobis:  Ego  quidem  ignoro  ubi  natus  sit.  Continuo  vero 
misit  ad  omnes  inquisitores  scripturarum  et  ad  omnes  magos  et 
principes  sacerdotum  et  doctores,  et  venerunt  ad  eum.  Interroga- 
vitque  eos  ubi  Christus  nasceretur.  At  illi  dixerunt:  In  Bethleem. 
Sic  enim  scriptum  est  de  illo:  Et  tu  Bethleem,  térra  luda,  non  eris 
mínima  in  principibus  luda;  ex  te  enim  exiet  dux  qui  regat  popu- 
lum  meum  Israel.  Quod  nos  ut  audivimus,  cognovimus  et  venimus 
adorare  eum.  Nam  et  haec  stella  quae  apparuit,  praecessit  nos  ex 
quo  profecti  sumus.  Herodes  vero  cum  audisset  hos  sermones,  ti- 
muit  et  occulte  inquisivit  a  nobis  tempus  stellae,  quando  apparuit 
et  nobis  euntibus  dixit:  Inquirite  diligenter,  et  cum  inveneritis 
eum,  renuntiate  mihi  ut  et  ego  veniam  et  adorem  eum  23 . 

91.    Deditque  nobis  ipse  Herodes  dyadema  suum  quod  uteba- 


2  3  Cf.  Mt.  2,2-8. 


DEL  aLIBER  DE.  INFAXTIA  SALVATORIS» 


2S9 


llevar  en  su  cabeza  (esta  diadema  tiene  una  blanca  mitra),  y  un 
anillo  en  que  va  engarzada  una  preciosa  piedra  real,  sello  in- 
comparable que  le  envió  como  presente  el  rey  de  los  Persas; 
y  nos  mandó  que  ofreciéramos  este  don  al  niño.  El  mismo  He- 
redes prometió  hacerle  un  presente  cuando  estuviéremos  de 
vuelta  ante  su  presencia.  Recibidos  los  dones,  partimos  de  Je- 
rusalén.  Mas  he  aquí  que  la  estrella,  que  se  nos  había  aparecido, 
iba  delante  de  nosotros  desde  que  salimos  de  Jerusalén  hasta 
este  lugar  y  luego  entró  en  esta  cueva  donde  tú  estás  y  no  nos 
permites  a  nosotros  penetrar».  Díceles  José:  «Yo  por  mi  parte 
no  me  opongo.  Seguidla,  pues  Dios  es  vuestro  guía,  y  no  sólo 
vuestro,  sino  de  todos  aquellos  a  quienes  quiso  manifestar  su 
gloria».  Al  oír  esto,  los  Magos  entraron  y  saludaron  a  María 
diciendo:  «Salve,  llena  de  gracia».  Después  se  acercaron  al  pe- 
sebre, (lo)  examinaron  y  vieron  al  infante. 

92.  Mas  José  dijo  a  Simeón:  «Hijo,  observa  y  mira  qué  es 
lo  que  hacen  dentro  estos  forasteros,  pues  no  está  bien  que  yo 
los  espíe».  Y  así  lo  hizo.  Luego,  dijo  a  su  padre:  «Nada  más 
entrar  han  saludado  al  niño  y  han  caído  en  tierra  sobre  sus  ros- 


tur  in  caput  suum.  Hoc  autem  dyadema  mitram  habet  albam  et 
anulum  regalem  gemmam  habentem  signum  incomparabile  quod 
rex  Persarum  ei  munus  misit,  praecipiens  ipse  nobis  Herodes  daré 
munus  hoc  puero.  Nam  et  ipse  Herodes  promisit  se  munus  ei  offe- 
rendum  si  reversi  fuerimus  ad  eum  24.  Et  accipientes  muñera,  pro- 
fecti  sumus  ab  Iherosolima.  Et  ecce  stella  quae  apparuerat  nobis, 
praecessit  nos  ex  quo  profecti  sumus  ab  Iherosolima  usque  in  locum 
istum.  Et  ecce  in  hac  spelunca  intravit  in  qua  tu  stas  et  non  per- 
mittis  nos  ingredi».  Dicit  eis  Ioseph :  «Ego  iam  vos  non  ñeco  (-go) ; 
sequimini  illam  quia  Deus  est  dux  vester.  Praeterea  non  tantum 
vester,  sed  et  ómnibus  quibus  voluit  manifestare  gloriam  suam»  25 . 
Haec  audientes  Magi  introierunt  et  salutaverunt  Mariam  dicentes: 
«Ave,  gratia  plena».  Et  accedentes  ad  praesepium  inspexerunt  et 
viderunt  infantem. 

92.  Ioseph  vero  dixit  Symeon:  «Fili,  intende  et  vide  quid  fa- 
ciant  isti  peregrini  intus;  me  enim  non  decet  insidian  eis».  Et  fecit 
sic.  Et  dixit  patri  suo:  «Ecce  introéuntes  salutaverunt  puerum  ceci- 
deruntque  in  faciem  super  terram.  Et  more  barbárico  adorant  eum 


24  Este  detalle  del  don  de  Herodes  es  desconocido  en  los  demás  apó- 
crifos. ¿Se  trata  de  una  invención  del  autor?  ¿O  más  bien  del  eco  de  una 
antigua  tradición?  Es  difícil  determinarlo. 

25  El  ms.  Hereford:  «Dicit  Ioseph:  Ego  quidem  non  pro[h]ibebo  vos 
sequi  ducem  itineris  vestri,  quia  Deus  dux  vester  est,  quibus  se  voluit  ita 
manifestare». 


Ev.  apócrifos 


10 


290 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


tros;  después  se  han  puesto  a  adorarle  según  la  costumbre  de 
los  extranjeros  y  (ahora)  cada  uno  va  besando  por  separado  las 
plantas  del  infante.  ¿Qué  es  lo  que  hacen  en  este  momento? 
No  lo  veo  bien».  Dícele  José :  «Observa  atentamente».  Respon- 
dió Simeón :  «Están  abriendo  sus  tesoros  y  le  ofrecen  dones». 
Dícele  José:  «¿Qué  es  lo  que  le  ofrecen?».  Simeón  respondió: 
«Pienso  que  lo  que  le  ofrecen,  son  aquellos  dones  que  envió 
el  rey  Herodes.  (Ahora)  le  acaban  de  ofrecer  oro,  incienso  y 
mirra  de  sus  cofres  y  han  dado  muchos  dones  a  María».  Dí- 
jole  José:  «Muy  bien  han  hecho  estos  señores  en  no  besar  al 
niño  de  balde;  lo  contrario  de  aquellos  nuestros  pastores  que 
vinieron  aquí  con  las  manos  vacías»;  Y  de  nuevo  le  dice:  «Ob- 
serva más  atentamente  y  mira  qué  es  lo  que  hacen».  Vigilando 
pues  Simeón,  dice :  «He  aquí  que  de  nuevo  han  adorado  al  niño 
y  vienen  ya  hacia  nosotros». 

93.  Salieron  por  fin  y  dijeron  a  José:  « ¡Oh  dichosísimo  va- 
rón! Ahora  vas  a  saber  quién  es  este  niño  que  estás  alimentan- 
do». Díceles  José:  «Sospecho  que  es  mi  hijo».  Dícenle  ellos:  «Su 
nombre  es  más  grande  que  el  tuyo.  Pero  quizá  la  razón  de  que 
puedas  llamarte  padre  suyo  estribe  en  que  le  sirves,  no  como 
a  tu  hijo,  sino  como  a  tu  Señor  y  tu  Dios,  y  (en  que),  tocándole 
con  tus  manos,  le  respetas  con  gran  temor  y  diligencia.  No  nos 


singulatimque  osculantur  pedes  infantis.  Quid  est  hoc  quod  faciunt  ? 
Ignoro».  Dicit  illi  Ioseph:  «Vide  diligenter».  Respondit  Symeon: 
«Ecce  aperiunt  thesauros  suos  et  offerunt  ei  muñera».  Dicit  ei 
Ioseph:  «Quae  illi  offerunt?»  Symeon  respondit:  «Suspicor  quod 
illa  muñera  ei  offerunt  quae  misit  Herodes  rex.  Nam  ecce  obtule- 
runt  ei  de  peris  suis  aurum,  thus  et  mirram  et  Mariae  multa  dona, 
dederunt».  Dixit  ei  Ioseph :  «Valde  bene  fecerunt  viri  isti  in  hoc  quod 
non  gratis  osculati  sunt  infantem  et  non  secundum  pastores  illi 
nostri  qui  sine  muneribus  huc  venerunt» 26.  Iterumque  dicit  ei : 
«Intende  diligentius  et  vide  quid  faciant».  Intendens  ergo  Symeon 
dicit:  «Ecce  iterum  adoraverunt  puerum,  et  ecce  huc  exeunt». 

93.  Illi  autem  exierunt  et  dixerunt  ad  Ioseph:  «O  beatissime 
vir,  nunc  scies  quis  est  hic  puer  quem  nutrís».  Dicit  eis  Ioseph: 
«Suspicor  quoniam  filius  meus  est».  Dicunt  ei  illi :  «Maius  est  nomen 
eius  quam  tuum.  Sed  forte  ita  est  quod  tu  dignus  es  nominari 
pater  illius,  quoniam  servís  ei,  non  quasi  filio  tuo,  sed  ut  Deo  et 
Domino  tuo;  et  tangens  eum  manibus  tuis,  observas  cum  magno 
timore  et  diligentia.  Noli  ergo  nos  quasi  ignorantes  attendere.  Illud 


26  He  aquí  un  rasgo  de  humorismo  que  no  escasea  en  nuestro  apócrifo: 
Cf.  infra  (n.93):  «Sospecho  que  es  mi  hijo...»,  etc. 


PF.L  «LIBER  DE  INFANTIA  SALVATORIS» 


291 


tengas,  pues,  por  ignorantes.  Sábete  que  Aquel,  de  quien  has 
sido  designado  nutricio,  es  el  Dios  de  los  dioses  y  el  Señor  de 
los  que  dominan,  Dios  y  Rey  de  todos  los  príncipes  y  potesta- 
des, Dios  de  los  ángeles  y  de  los  justos.  El  será  el  que  salvará 
a  todos  los  pueblos  por  su  nombre,  (pues  suya  es  la  majestad 
y  el  imperio),  y  el  que  deshará  el  aguijón  de  la  muerte  y  disi- 
pará el  poder  del  infierno.  Le  servirán  los  reyes  y  todas  las  tri- 
bus de  la  tierra  le  adorarán;  y  toda  lengua  le  confesará  dicien- 
do: Tú  eres  Cristo  Jesús,  libertador  y  salvador  nuestro,  pues 
Tú  eres  Dios,  virtud  y  resplandor  del  Eterno  Padre». 

94.  Díceles  José:  «¿De  dónde  habéis  sabido  esto  que  me 
estáis  diciendo?»  Dícenle  los  Magos:  «Vosotros  poseéis  las  an- 
tiguas escrituras  de  los  profetas  de  Dios  en  las  que  está  escrito 
acerca  del  Cristo,  cómo  ha  de  tener  lugar  su  venida  en  este  mun- 
do. También  tenemos  nosotros  escrituras  de  escrituras  más  an- 
tiguas que  se  refieren  a  El.  En  lo  tocante  a  tu  pregunta  sobre  el 
origen  de  nuestro  conocimiento,  escúchanos:  Lo  supimos  por 
el  signo  de  una  estrella,  (ésta  se  nos  apareció  más  resplande- 
ciente que  el  sol),  de  cuyo  fulgor  nadie  pudo  hablar  nunca. 
Y  esta  estrella  significa  que  la  estirpe  de  Dios  reinará  en  la  cla- 
ridad del  día.  Esta  no  giraba  en  el  centro  del  cielo,  como  suelen 
(hacerlo)  las  estrellas  fijas  y  también  los  planetas,  que  aunque 
observan  un  plazo  fijo  de  tiempo  


a  nobis  cognosce,  quoniam  cui  tu  assignatus  es  nutritor,  ipse  est 
Deus  dcorum  et  Dominus  dominantium,  Deus  et  Rex  universorum 
principum  ac  potestatum,  Deus  angelorum  et  iustorum.  Ipse  est 
qui  eruet  omnes  gentes  in  suo  nomine,  quoniam  illius  est  maiestas 
et  imperium  et  [confringet]  mortis  aculeum  et  dissipabit  inferni 
potestatem.  lili  servient  reges  et  omnes  tribus  terrae  adorabunt  eum 
et  lili  omnis  lingua  confitebitur  dicens:  «Tu  es  Christus  Ihesus 
liberator  et  salvator  noster;  Tu  enim  es  Deus,  Patris  aeterni  virtus 
et  claritas». 

94.  Dicit  eis  Ioseph:  «Unde  haec  cognovistis  quae  mihi  dici- 
tis?»  Dicunt  ei  Magi:  «Sunt  apud  nos  (vos)  scripturae  veteres  pro- 
phetarum  Dei  in  quibus  scriptum  est  de  Christo  quemadmodum 
adventus  illius  habet  esse  in  hoc  saeculo.  Item  sunt  apud  nos  an- 
tiquiores  scripturae  scripturarum  in  quibus  scriptum  est  de  eo.  Nam 
de  cetero  quod  interrogasti  nos  unde  hoc  nos  scire  possimus,  audi 
nos.  A  signo  stellae  didicimus;  hoc  enim  nobis  solis  super  specie 
apparuit.  De  cuius  specie  nemo  unquam  potuit  dicere.  Haec  enim 
stella  quae  est  orta  designat  quod  regnabit  stirps  Dei  in  splendore 
diei.  Et  non  circuibat  in  centro  caeli,  sicut  solent  stellae  quae  sunt 
fixae  vel  etiam  planetae,  quae  licet  certum  servent  temporis  cursum, 


292 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


mas  sólo  ésta  no  es  errante.  Pues  nos  parecía  que  todo  el  polo 
(esto  es:  el  cielo)  no  podía  contenerla  con  toda  su  grandeza; 
y  ni  el  mismo  sol  pudo  nunca  oscurecerla,  como  (lo  hace)  con 
las  otras  estrellas,  por  el  fulgor  de  su  luz.  (Más  aún),  éste  pare- 
ció debilitarse  a  vista  del  resplandor  de  su  venida.  Pues  esta 
estrella  es  la  palabra  de  Dios,  ya  que  hay  tantas  palabras  de 
Dios  cuantas  son  las  estrellas.  Y  esta  palabra  de  Dios,  (como 
el  mismo)  Dios,  es  inefable.  Lo  mismo  que  es  inenarrable  esta 
estrella,  que  fué  nuestra  compañera  de  viaje  en  la  marcha  (que 
emprendimos)  para  venir  hasta  el  Cristo». 

95.  Así,  pues,  José  les  dijo:  «Me  habéis  proporcionado  un 
gran  placer  con  todo  lo  que  acabáis  de  decirme.  Os  suplico  que 
os  dignéis  permanecer  conmigo  el  día  de  hoy».  Ellos  le  dijeron: 
«Te  rogamos  nos  permitas  emprender  nuestro  viaje  (de  retor- 
no), pues  el  rey  nos  encomendó  que  volviéramos  lo  más  pronto 
(posible)  a  su  lado».  Pero  él  les  detuvo. 

96.  Ellos  abrieron  sus  tesoros  e  hicieron  a  María  y  a  José 
enormes  presentes. 


hi<i)  tamen  cum  si[n]t  inmobiles  et  incertae  providentiae  istae  semper 
errantes  dicuntur  esse,  sola  autem  haec  est  sine  errore  27 .  Nam  et 
totus  polus,  id  est  caelum,  videbatur  nobis  non  posse  eam  capere 
in  sua  magnitudine,  sed  ñeque  sol  potuit  eam  obscurare  claritate 
luminis  sui  sicut  ceteras  stellas.  Ipse  autem  sol  infirmior  factus  est 
viso  splendore  adventus  ipsius.  Nam  stella  haec  verbum  Dei  est. 
Quod  (quot)  enim  stellae,  tot  verba  Dei  sunt.  Verbum  autem  Dei 
Deus  inenarrabile.  Sicut  haec  stella  inenarrabilis,  et  ipsa  nobis  co- 
mes fuit  in  via  qua  iter  fecimus  venientes  ad  Christum»  28. 

95.  Dixit  itaque  eis  Ioseph:  «In  hi(i)s  ómnibus  dictis  quae  locuti 
estis,  nimis  iocundastis  me.  Peto  autem  vos  ut  dignemini  mecum 
esse  hodie».  Dixerunt  ei  illi:  «Rogamus  te,  permitte  nos  proficisci 
iter  nostrum.  Sic  enim  praecepit  nobis  rex  ut  citius  revertamur  ad 
eum».  Detinuit  autem  eos. 

96.  lili  autem  aperuerunt  thesauros  suos  [et]  ingenti[bu]s  mu- 
neribus  muneraverunt  Mariam  et  Ioseph  29. 


27  Es  este  un  período  oscurísimo.  Cf.  Hereford:  «Sed  et  stellae  signo 
nobis  apparentis  eius  iam  adventus  in  mundum  hunc  tempus  cognovimus, 
de  cuius  specie  splendoris  sive  fulgoris  nemo  potest  digne  effari.  Haec  enim 
stella  nobis  orta  apparuit  primum  in  die  nativitatis  pueri  huius  et  circui- 
bat  polum  caeli  sola  sine  errore,  non  sicut  solent  hae(c)  stellae  quae  cáelo 
rixae  sunt». 

28  No  es  posible  una  traducción  segura  por  lo  ininteligible  de  algunas 
expresiones. 

29  Cf.  Ps.  Mí.  16-17.  Termina  el  relato  con  el  aviso  nocturno  de  que 
no  vuelvan  a  Herodes,  sino  que  retornen  directamente  a  su  país. 


5.    OTROS  APOCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


Se  trata  de  recensiones  más  o  menos  libres  del  Prot.  o  de  sus 
redacciones  latinas  más  antiguas,  particularmente  del  Ps.  Mt. 
Con  el  único  fin  de  dejar  en  esta  obra  constancia  de  ellas,  cita- 
mos las  principales: 

O.  Schade,  Narrationes  de  vita  et  conversatione  Beatae  Mariae  Virginis  et  de 
pueritia  et  adolescentia  Salvatoris  (Kónigsberg  1876}  [según  un  ms.  de 
Giessen,  s.XIII-XIV]. 

R.  Reinsch,  Die  Pseudo-Evangelien  von  Jesu  und  Marías  Kindheit  in  der 
román,  und.  german.  Literatur  (Halle  1879).  [En  la  p.7ss.  habla  de  cierto 
Líber  de  infantia  Salvatoris  en  varias  compilaciones.] 

J.  Feller,  Catalogus  codd.  mss.  Bibliothecae  Paulinae:  «Academia  Lips.» 
(1886)  [en  la  p.161  se  habla  del  cód.  Líber  de  nativitate  Christi  et  de 
obstetricibus  a  Ioseph  adductis,  item  de  infantia  eius  usque  ad  XII  annum 
[se  conserva  en  la  biblioteca  universitaria  de  Leipzig]. 

M.  Chaine,  Líber  Nativitatis  Mariae:  CoScrOr  ser.I  t.7  (1909)  p. 15-16 
[texto  etíope,  p. 13-14  trad.]. 

F.  Robinson,  Coptic  Apocryphal  Gospels:  TS  4,2  (1896).  [Contiene  un  fragm. 
sahídico  de  una  homilía  atribuida  a  Evodio  de  Antioquía,  en  el  que  se 
describe  el  escarnio  de  que  eran  hechos  objeto  Joaquín  (a  quien  se  lla- 
maba Cleofás)  y  Ana  por  verse  privados  de  hijos.  A  ambos  esposos  se  les 
aparece  una  paloma  blanca.  El  nacimiento  de  María  tiene  lugar  el  día  15 
del  mes  de  Hathor.  Un  ángel  avisa  a  Zacarías  para  que  dé  cuenta  a  los  di- 
chosos padres  que  han  de  consagrar  a  María  a  los  tres  años  de  edad. 
Otro  frag.  sahídico  describe  la  presentación  en  el  templo.  María  recibe 
allí  alimento  de  manos  de  ángeles.  Elogios  de  su  castidad.  Anuncia- 
ción. Edicto  de  Augusto,  etc.  Cf.  JamesNT  p.87.] 

E.  A.  Wallis  Budge,  Miscellaneous  Coptic  Texts  in  the  Dialect  of  Upper 
Egypt  (London  1915).  [Contiene:  Discurso  XX  de  Cirilo  de  Jerusalén, 
en  el  que  María  misma  cuenta  su  vida  a  Cirilo.  Fué  ofrecida  a  Dios 
antes  de  nacer  por  sus  padres.  Estos  son  Joaquín  (Cleofás)  y  Ana  (Ma- 
riam).  Identifica  a  María  la  madre  de  Jesús  con  María  de  Magdala  y  con 
las  otras  Marías  que  figuran  en  el  Evangelio  (p.626).  Discurso  de  Deme- 
trio de  Antioquía,  que  sigue  pedísecuamente  los  datos  del  Prot.  (p.653). 
Discurso  de  Cirilo  de  Alejandría,  que  describe  con  una  especial  gracia 
las  escenas  infantiles  de  Jesús.  Su  madre  le  enseña  a  dar  los  primeros 
pasos.  Estos  apócrifos  coptos  utilizan  con  gran  libertad  las  fuentes  an- 
tiguas, aumentando  y  alterando  los  episodios  1. 


1  Dice  James  textualmente  (NT  p.89):  «These  documents  on  the  wholc 
show  great  negligence  in  the  use  of  ancient  sources  and  great  licence  on 
the  part  of  the  writers». 


294 


APÓCRIFOS  DE  LA  NATIVIDAD 


—  Legends  of  our  Lady  Mary  the  Perpetual  Virgin  and  her  Mother  Hanna 
(translated  from  the  Ethiopic  manuscripts  collected  by  King  Theodore 
of  Makdalá  and  novv  in  the  British  Museum)  (London  1922).  [En  las 
p. 122-142  está  contenida  la  Historia  de  la  natividad  de  la  Virgen  María. 
Se  habla  de  !a  gran  dignidad  de  Ana.  María  fué  predestinada  desde  ab 
initio  (el  arca  del  Testamento  fué  un  símbolo  suyo).  La  concepción  de 
María  tiene  lugar  después  de  que  el  espíritu  de  la  vida  se  le  aparece  a 
Joaquín  en  forma  de  un  pajarito  blanco,  etc.] 

—  One  Hundred  and  Ten  Miracles  of  Our  Lady  Mary,  transí,  from  Ethio- 
pic Mss.  (London  1933). 

J.  Robson,  Stories  of  Jesús  and  Mary:  «The  Muslim  World»  40  (1950I  236- 
243  (John  Rylands  Library,  Arab  n.664).  [Historias  peregrinas  de  cuño 
árabe  sobre  la  juventud  de  María  e  infancia  de  Jesús.] 

Finalmente,  podemos  citar  el  cód.  de  la  Universidad  de  Copenhague,  Ko- 
penhagen  Univ.  Bibl.  Arnatnagnaeanske  Samling  (1925)  (A  Μ  792)  [f.2o6- 
221 :  ofrenda  de  los  Magos;  f.222-241 :  infancia  del  Salvador]. 


APOCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


APOCRIFOS   DE   LA  INFANCIA 


Así  como  el  ciclo  apócrifo  en  torno  a  la  Natividad  surgió 
con  el  intento  de  satisfacer  la  curiosidad  de  los  cristianos  de 
los  primeros  siglos  acerca  de  los  ascendientes  de  Jesús  y  de  los 
fenómenos  ocurridos  en  su  nacimiento,  de  la  misma  manera 
surgió  en  época  posterior  este  ciclo  apócrifo  de  la  Infancia,  con 
la  pretensión  de  llenar  las  lagunas  que  los  evangelios  canónicos 
y  los  mismos  apócrifos  de  la  Natividad  dejaron  en  torno  a  la 
adolescencia  de  Cristo. 

Son  cuatro  las  obras  más  representativas  de  este  ciclo:  el 
Evangelio  de  ¡a  Infancia  del  Ps.  Tomás,  el  Evangelio  árabe  de  la  In- 
fancia, el  Evangelio  armenio  de  la  Infancia  y  la  Historia  de  José  el 
Carpintero. 

Las  diversas  hipótesis  acerca  del  origen  y  relaciones  exis- 
tentes entre  estas  narraciones  no  han  llegado  aún  a  obtener 
posiciones  definitivamente  conquistadas.  Sin  embargo,  cada  día 
se  abre  más  camino  en  sus  puntos  substanciales  la  propuesta 
por  P.  Peeters  l.  He  aquí  sus  trazos  principales:  Al  principio 
existió  un  libro  original  (quizá  anterior  al  s.V),  donde  se  narra- 
ban en  forma  dramática  algunos  episodios  de  la  infancia  de 
Cristo  después  de  la  vuelta  de  Egipto  en  un  tono  novelístico  y 
legendario.  Esta  obra  debió  de  ser  la  fuente  de  las  redacciones 
siríaca,  griega,  latina,  georgiana  y  eslavona  del  Ps.  Tomás.  Pos- 
teriormente este  texto  hipotético  inicial  se  mezcla  con  el  Proto- 
evangelio  para  hilvanar  una  historia  completa  de  los  primeros 
años  de  la  vida  de  Jesús.  Esta  amalgama  cae  en  manos  de  un 
compilador  siriaco,  que  lo  elabora  de  nuevo  novelísticamente, 
y  así  viene  a  introducirse  en  Armenia  hacia  el  siglo  VI.  Esta 
compilación  vino  a  cristalizar,  finalmente,  en  la  forma  actual 
del  Evangelio  armenio  de  la  Infancia.  Simultáneamente,  la  antigua 
Historia  de  la  Infancia  fué  elaborada  por  otro  compilador  siriaco, 
quien  insertó  en  ella  una  serie  de  milagros  de  la  Virgen.  Esta 
elaboración  fué  sucesivamente  traducida  al  árabe  y  se  le  añadió 
un  ejemplar  del  Ps.  Tomás.  El  conjunto  dió  por  resultado  lo  que 


1  Evangdes  Apooyphcs  II:  L'cvangde  de  l'cnfancc;  rcdaclions  syriaqucs, 
árabes  et  arméniennes,  traduites  et  annotées  (París  1914)  p.LIIIss. 


29S 


APÓCRIFOS  DE   LA  INFANCIA 


ahora  conocemos  por  Evangelio  árabe  de  la  Infancia,  cuyo  original 
siríaco  fué  englobado  en  una  vasta  rapsodia  sobre  la  vida  de  la 
Virgen,  probablemente  la  publicada  por  E.  A.  Wallis  Budge  2. 

Es  ésta  una  hipótesis  genial  que,  si  bien  cuenta  con  algunas 
dificultades,  puede,  sin  embargo,  considerarse  como  segura  en 
lo  relativo  a  una  fuente  común  siríaca  (del  s.IV  o  V)  de  la  que 
derivaron  diversas  narraciones  que  insertaron  además  elemen- 
tos pr o locv angélicos  y  legendarios. 

La  parte  original  de  estas  narraciones  está  integrada  por  los 
elementos  más  heterogéneos,  adobados  con  una  buena  dosis 
de  fantasía  oriental,  que  goza  de  entretenimientos  mágicos  y 
milagreros.  No  es  extraño  que  se  dejen  ver  de  cuando  en  cuando 
trazos  gnósticos,  si  se  tiene  en  cuenta  la  preferencia  que  sentían 
los  seguidores  de  esta  secta  por  concebir  y  representar  a  Jesús 
adolescente 3.  Se  encuentran  también  reminiscencias  hindúes 
amalgamadas  con  leyendas  de  carácter  local,  sobre  todo  las  que 
se  refieren  a  la  permanencia  de  la  Sagrada  Familia  en  Egipto  4. 

En  estos  episodios,  no  exentos  de  cierta  ingenuidad,  se  dibuja 
un  carácter  de  Jesús  no  siempre  atrayente.  Frecuentemente 
aparece  como  un  niño  caprichoso,  vengativo,  que  hace  alarde 
de  su  potencia  divina  más  para  castigar  que  para  curar.  Resulta 
difícil  imaginarse  cómo  aquellas  primitivas  cristiandades  podían 
complacerse  contemplando  tales  retratos  de  Jesús.  Y,  sin  em- 
bargo, es  evidente  que  ejercieron  sobre  ellas  un  grande  influjo 
y  gozaron  en  todo  tiempo  de  una  extraordinaria  difusión. 

2  The  history  of  the  bles^ed  Virgin  Mary  and  the  history  of  the  likeness 
of  Christ:  «Luzac's  Semitic  Text  and  Translation  Series»  IV  5  (1899). 

3  Cf.  J.  E.  Wf.iss-Liebesdorf,  Christus  und  Apostelbilder.  Einfluss  der 
Apokryphen  auf  die  alienten  Kunsttypen  (Freiburg  i.  Br.  1902)  p.28ss. 

4  Sobre  el  influjo  hindú  en  ciertos  episodios,  cf.  G.  van  den  Bergh 
van  Eysinga,  Indische  Einflüsse  auf  evangelische  Erzahlungen:  ForschRLit  4 
(1909)  63-67. 90SS. 


/.    EVANGELIO  DEL  PSEUDO  TOMAS 


El  apócrifo  de  la  infancia  que  nos  ha  llegado  con  el  título 
de  Narraciones  sobre  la  infancia  del  Señor  («Θωμα  Ίσραηλίτου  Φι- 
λοσόφου ρητά  εις  τα  παιδικά  τοΰ  Κυρίου»,  como  figura  en  la 
redacción  griega  A,  es  distinto  del  Evangelio  gnóstico  de  Tomás, 
a  que  anteriormente  hemos  aludido. 

Tomás,  su  presunto  autor,  no  fué  identificado  con  el  apóstol 
del  mismo  nombre  hasta  después  del  siglo  III,  cuando  su  culto 
estaba  ya  extendido  en  Oriente  !.  La  redacción  griega  más 
breve,  Β  (que  es  posterior  a  la  A),  le  da  ya  el  carácter  de  apóstol 
al  titular  la  obra  «Σύγγραμμα  του  Αγίου  άττοστόλου  Θωμα  ττερί 
της  παιδικής  αναστροφής  του  Κυρίου».  El  título  de  israelita,  que 
figura  en  muchas  redacciones,  no  es  más  que  una  etiqueta  para 
refrendar  la  autoridad  del  escritor  2.  James  3  nota  que  el  epí- 
teto de  ismaelita,  que  le  da  la  redacción  latina,  es  más  verosímil 
que  el  anterior.  Y,  relacionando  con  esto  el  apelativo  de  filósofo, 
común  a  todas  las  redacciones,  sugiere  la  posibilidad  de  que 
existiera  cierto  sabio  (Brahmán  ?)  que  hubiera  traído  estas  tradi- 
ciones de  la  India.  Es  curioso  observar  a  este  respecto  cómo  una 
tradición,  quizá  más  antigua  que  los  Hechos  de  Tomás,  relaciona 
a  este  personaje  con  la  mencionada  región4.  Lo  más  probable 
es  que  el  autor  de  esta  historia  apócrifa  fuera  un  cristiano  he- 
lenista mediocremente  versado  en  lengua  y  literatura  judaicas. 

He  aquí  las  redacciones  en  que  se  nos  ha  conservado  el 
escrito: 

a)  Griega  A,  que  es  la  más  extensa  y  la  más  antigua.  Fué 
editada  primeramente  por  G.  L.  Mingarelli  5,  según  un  manus- 
crito de  Bolonia  (s.XV).  Thilo  encontró  otro  manuscrito  en 
Dresde  (A  187;  s.XVI)  e  insertó  su  texto  en  el  Codex  Apocryphus 
(P.275SS.).  Cotelier  6  publicó,  además,  un  fragmento  contenido 

1  Cf.  Michel-Peeters,  EvangHes  Apocryphes  I  p.XXXII. 

2  Cf.  Zahn,  Geschichte  des  neutestamentl.  Kanons  II  p.772. 

3  JThSt  30  (1928-29)  51-54. 

4  Cf.  Dahlmann,  Die  Thomas-Legende  (Freiburg  1912). 

5  Nuova  raccolta  d'opuscoli  scientifici  e  filologici  XII  (Venezia  1764) 
P-73-I5S- 

6  Sanctorum  Patrum  qui  in  temporibus  apostolicis  fioruerunt  opera  I  (An- 
vers  1700)  P.347SS. 


300 


APÓCRIFOS  DE   LA  INFANCIA 


en  el  Cod.  Parisinus  23Q  (s.XV),  que  comprende  los  seis  primeros 
capítulos. 

b)  Griega  B.  Es  conocida  por  un  manuscrito  que  Tischen- 
dorf  copió  en  el  Sinaí  (s.XIV  o  XV).  Es  más  breve  que  la  A, 
a  quien,  no  obstante,  sigue  con  bastante  fidelidad.  A  veces  pre- 
senta analogías  con  el  Ps.  Mt. 

c)  Latina.  Se  conserva  en  códices  mucho  más  antiguos  que 
los  de  las  redacciones  griegas.  Está  contenida  en  un  palimpsesto 
de  Viena  (s.V  o  VI),  de  lectura  dificilísima  y,  al  mismo  tiempo, 
de  gran  valor.  Existe,  además,  un  manuscrito  vaticano,  que  es 
el  que  utilizó  Tischendorf  para  su  edición  de  los  Ev.  Apócrifos 
(P.164SS.).  Finalmente,  A.  Delatte  ha  publicado  una  redacción 
griega  paralela  a  esta  latina  7. 

d)  Siríaca.  Está  contenida  en  un  manuscrito  del  siglo  V 
perteneciente  al  British  Museum  y  publicado  por  Wright 
en  1865.  Peeters,  de  acuerdo  con  su  teoría  sobre  el  origen  de 
los  apócrifos  de  la  infancia  (cf.  más  arriba),  considera  a  esta 
redacción  como  fuente  de  las  griegas  y  latina.  Cree,  además, 
que  es  un  compendio  de  una  obra  anterior  mucho  más  amplia. 

Un  buen  índice  del  influjo  ejercido  por  este  apócrifo  son  las 
abundantes  versiones  eslavas  que  de  él  existen.  Suelen  seguir  de 
cerca  a  la  redacción  griega  A,  si  bien  no  dejan  de  ofrecer  puntos 
de  coincidencia  con  la  redacción  latina,  como  haremos  notar  en 
los  comentarios  8. 

Es  un  problema  interesante  el  que  plantean  las  relaciones 
de  este  apócrifo  con  el  Ev.  gnóstico  de  Tomás,  tal  como  le  conoce- 
mos por  los  testimonios  de  San  Ireneo  e  Hipólito.  Da  la  impre- 
sión de  que  el  apócrifo  de  la  infancia  fué  despojando  al  vetusto 
apócrifo  gnóstico  de  su  tendenciosa  doctrina,  tomando  de  él 
únicamente  la  parte  narrativa.  A  pesar  de  ello,  no  faltan  influen- 
cias gnósticas  y  aun  mágicas  en  estos  mismos  episodios,  a  veces 
extravagantes.  Hay  quienes  piensan  incluso  en  un  posible  influjo 
hindú,  procedente  de  ciertas  narraciones  sobre  la  infancia  de 
Krishna  y  de  Buda  9. 

A  pesar  de  la  trivialidad  de  la  forma  y  de  lo  extravagante 
de  algunos  episodios,  no  dejan  de  aflorar  en  el  relato  ciertos 


7  Anécdota  Atheniensia  I  (Biblioht.  de  la  Faculté  de  Philos.  et  Lettres 
de  l'Université  de  Liége  XXXVI)  p.264-71.  Cf.  James,  art.  cit. :  JThSt  30 
(1928-1929)  51-54. 

8  Cf.  W.  Lüdtke,  Die  slavischen  Texte  des  Thomas-Evangeliums:  ByzN- 
GrJ  6  (1927)  490-508. 

9  Cf.  G.  van  den  Bergh  van  Eysinga,  Indische  Einflüsse  auf  evange- 
lische  Erzahlungen:  ForschRLit  4  (1909)  63-67.90SS. 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


301 


dejos  de  pintoresca  ingenuidad,  que  han  dejado  profundas  hue- 
llas en  la  leyenda  y  en  la  iconografía. 

La  redacción  original  del  apócrifo  debió  remontarse  proba- 
blemente a  las  postrimerías  del  siglo  II. 

Ediciones  y  versiones. — J.  A.  Fabricius,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I 
(21719)  p. 159-167  [texto  y  v.  latina];  J.  B.  Cotelerius,  Notae  ad  Consli- 
tutiones  Apostolorum  VI  7  t.i  (1724)  P.348SS.  [red.  gr.  A  y  v.  lat. ;  además 
de  la  ed.  cit.];  G.  L.  Mingarelli,  Nuova  raccolta  d'opuscoli  scientifici  e 
filologici  t.12  (Venezia  1764)  ρ·73-ΐ55  [red.  gr.  A  según  ms.  de  Bolonia]; 
J.  Jones,  A  new  and  full  method  of  settling  the  canonical  authority  of  the  Ν.  T. 
II  (London  1726)  [red.  gr.  A  y  v.  ingl.];  Thilo,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I 
(1832)  p.278ss.  [red.  gr.  A  y  v.  lat.];  K.  F.  Borberg,  Bibliothek  der  neutes- 
tamentlichen  Apokryphen  gesammelt,  übersetzt  und  erldutert  (Stuttgart  1841) 
Ρ-57-84  [v.  germ.];  R.  Clemens,  Die  geheimgehaltenen  oder  sogenannten 
apokryphen  Evangelien  II  (Stuttgart  1850)  p. 59-88  [v.  germ.];  C.  Tischen- 
dorf,  Evangelia  Apocrypha  (21876)  p. 140-157  [red.  gr.  A  y  v.  lat.];  MigneAp 

I  (1856)  p.1141-1156  [v.  fr.];  W.  Wright,  Contributions  to  the  Apocryphal 
Literatura  of  the  Ν.  T.,  collected  and  edited  from  syriac  manuscripts  in  the 
British  Museum  with  an  english  translation  and  notes  (London  1865)  [red. 
sir.  y  v.  ingl.];  A.  Walker,  Apocryphal  Gospels  and  Revelations  (Ante-Ni- 
cene  Christian  Library,  Edinburgh  1870)  P.78SS.  [v.  ingl.];  Popov  Α.,  Opi- 
sanie  Rukopisiej  i  Katalog  Knig  Tserkovnoíj  Pechati  (Isdanie  Α.  I.  Chludova, 
Moskwa  1872)  p. 320-325  [v.  sudeslava,  s.XIV];  Β.  H.  Cowper,  The  Apo- 
cryphal Gospels  and  other  documents  relating  to  the  history  of  Christ  translated 
from  the  origináis  (London  1874)  p. 128-169.448-456  [v.  ingl.];  St.  Nova- 
kovic,  Mladenstvo  Gospoda  Boga  i  Spasa  nasevo  I.  Christa:  «Starine»  8 
(1876)  48-55  [v.  sudeslava];  Lavrov  Ρ.  Α.,  Thomino  Evangelie:  «Apokri- 
ficheskie  Texty.  Sbornik  Otdelenija  Russkavo  Iazyka  i  Slovesnosti  Impera- 
torskoij  Akademii  Nauk.»  t.67  n.3  (S.  Petersburgo  1899)  [v.  eslava  según 
el  ms.  de  la  Bibl.  de  Sofía,  n.69  s.XVI];  P.  Peeters,  Evangelis  Apocryphes 

II  (19 14)  [red.  gr.  A  y  v.  fr.];  L.  Melikset-Bekov:  «Christianskij  Vostok» 
6  (1917)  20;  Vyp  3  (1922)  315-320.343-347  [v.  georgiana  según  ms.  de 
Tiflis  a.X];  S.  Grébaut:  PaOr  XII  4  (1919)  p-75ss.  [v.  etiópica  con  trad.  fr.]; 
Ch.  Michel,  Evangiles  Apocryphes  I  (21924)  p. 162-188  Tred.  gr.  A  y  v.  fr.]; 
A.  Meyer:  HenneckeNA  (21924)  p. 96-102  [v.  germ.];  J.  Ivanov,  Bogo- 
milski  Knigi  i  Legendi  (Sofía  1925);  A.  Delatte:  «Anécdota  Atheniensia» 
(Bibl.  de  la  Faculté  de  Philosophie  et  Lettres  de  l'Université  de  Liége, 
XXVI)  [texto  gr.  paralelo  a  la  v.  lat.];  W.  Hayes,  The  Gospel  according  to 
Thomas  (London  1921);  E.  Bock,  Die  Kindheit  fesu  (1924)  [v.  germ.]; 
E.  González-Blanco,  Los  Evangelios  Apócrifos  II  (Madrid  1935)  p.5-41 
[v.  esp.];  BonaccorsiVA  I  (1948)  p.XXIII-XXIV.i  10-152  [red.  gr.  A  y 
v.  ital.];  M.  R.  JamesNT  (repr.  1953)  p. 49-70  [v.  ingl.]. 

Estudios. — Bonwetsch,  en  Harnack,  Gesch.  d.  altchr.  Lit.  I  (1893) 
p.910  [sobre  las  w.  eslavas];  Μ.  N.  Speranskij,  Slavijanskija  apokrifiches- 
kija  Evangelija:  «Trudy  Vosmavo  Archeologicheskavo  S'ezda  w  Moskwe 
1890»  II  (Moskwa  1895)  p. 38-173  [influjo  de  este  apócrifo  en  la  tradición 
e  iconografía  eslava];  L.  Conrady,  Das  Thomasevangelium.  Ein  wissen- 
schaftl.  krit.  Versuch:  ThStKr  76  (1903)  377-459;  W.  Lüdtke,  Die  slavischen 
Texte  des  Thomas-Evangeliums:  ByzNGrJ  6  (1927)  490-508;  M.  R.  James, 
The  Gospel  of  Thomas:  JThSt  30  (1928)  51-54;  E.  Amann:  SupDBi  I  485- 
486;  A.  Penna,  Tommaso  (Vangelo  di):  EnCat  XII  col.241;  C.  Cecchelli, 
Mater  Christi  III  (1954)  p.351-362. 


30?. 


APÓCRIFOS  DE   LA  INFANCIA 


EVANGELIO  DEL  PSEUDO  TOMAS 

Narraciones  sobre  la  infancia  del  Señor  por  Tomás, 
filósofo  israelita 

:  ',  i 

Yo,  Tomás  Israelita,  he  juzgado  necesario  dar  a  conocer  a 
todos  los  hermanos  procedentes  de  la  gentilidad  la  infancia  de 
Nuestro  Señor  Jesucristo  y  cuantas  maravillas  realizó  después 
de  nacer  en  nuestra  tierra.  El  principio  es  como  sigue  : 


ΘΩΜΑ  ΙΣΡΑΗΛΙΤΟΥ  ΦΙΛΟΣΟΦΟΥ  ΡΗΤΑ  ΕΙΣ 
ΤΑ  ΠΑΙΔΙΚΑ  ΤΟΥ  ΚΥΡΙΟΥ  ι 

,  1 

Άναγκαϊον  ήγησάμην  εγώ  Θωμάς  Ισραηλίτης  πάσι  τοις  έξ  έθνών 
άδελφοις  γνωρίσαι  2  Τά  παιδικά  και  μεγαλεία  τοΰ  Κυρίου  ημών  ΊησοΟ 
Χρίστου,  δσα  έποίησεν  γεννηθείς  έν  τή  χώρα  ημών.  Οΰ  ή  άρχή  ούτως  ?' 

1  Reproducimos  la  redacción  griega  más  extensa  (A)  según  el  texto  fijado 
por  Tischendorf  (o.c,  p.i40ss.),  a  base  de  los  manuscritos  de  Bolonia  (Bo) 
y  de  Dresde  (Dr)  pertenecientes  a  los  siglos  XV  y  XVI,  respectivamente. 

Anotamos  también  las  variantes  principales  del  códice  Parisinus  (Pa) 
239  (s.XV)  y  del  fragmento  de  Viena  (Vi)  referentes  a  la  misma  redacción  A. 

Asimismo  tenemos  en  cuenta  la  redacción  griega  B,  integrada  por  el 
manuscrito  Sinaítico  (Sin)  del  s.XIV  o  XV,  la  redacción  latina  representada 
por  el  manuscrito  Vaticano  (Va),  publicado  por  Tischendorf  en  la  obra 
citada,  y  la  redacción  siríaca  contenida  en  el  manuscrito  Siríaco  (Sir),  pu- 
blicado por  W.  Wright:  Contributions  to  the  Apocryphal  Literature  of  the 
New  Testament,  collected  and  edited  from  syriac  manuscripts  in  the  Brítish 
Museum  with  an  english  translation  and  notes  (1865)  p.óss. 

2  Así  Pa  y  Vi i  contra  Dr  y  B,  que  tienen:  αναγγέλλω  Ομίν...  γνωρίσαι..., 
construcción  que  no  deja  de  ser  algo  extravagante. 

3  Va  dedica  sus  tres  primeros  capítulos  a  la  narración  de  unos  episodios 
acaecidos  en  Egipto  (cf.  infra,  apéndice),  sin  paralelo  en  las  redacciones 
griegas.  El  capítulo  4  empieza  así :  «Gloriosum  est  enarrare  Thomam  Isinaé- 
litam  et  apostolum  Domini  et  de  operibus  Iesu  postquam  egressus  eist  de 
Egypto  in  Nazareth.  Intelligite  omnes,  fratres  carissimi,  quae  fecit  Dominus 
Iesus  quando  fuit  in  civitate  Nazareth...» 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


303 


II 

1.  Este  niño  Jesús,  que  a  la  sazón  tenía  cinco  años,  se  en- 
contraba un  día  jugando  en  el  cauce  de  un  arroyo  después  de 
llover.  Y,  recogiendo  la  corriente  en  pequeñas  balsas,  la  volvía 
cristalina  al  instante  y  la  dominaba  con  sola  su  palabra. 

2.  Después  hizo  una  masa  blanda  de  barro  y  formó  con 
ella  doce  pajaritos.  Era  a  la  sazón  día  de  sábado  y  había  otros 
muchachos  jugando  con  él. 

3.  Pero  cierto  hombre  judío,  viendo  lo  que  acababa  de 
hacer  Jesús  en  día  de  fiesta,  se  fué  corriendo  hacia  su  padre 
José  y  se  lo  contó  todo:  «Mira,  tu  hijo  está  en  el  arroyo  y,  to- 
mando un  poco  de  barro,  ha  hecho  doce  pájaros,  profanando 
con  ello  el  sábado». 

4.  Vino  José  al  lugar  y,  al  verle,  le  riñó  diciendo:  «¿Por 
qué  haces  en  sábado  lo  que  no  está  permitido  hacer?»  Mas  Jesús 


II 

1.  Τοΰτο  τό  παιδιού  Ίησοΰς  πενταετής  γενόμενος  παίζων  ήν,  βρο- 
χής γενομένης,  έν  διαβάσει  ρύακος  4;  και  τά  ρέοντα  ύδατα  συνήγαγεν 
εις  λάκκους,  καϊ  έποίει  αΰτά  ευθέως  καθαρά,  και  λόγω  μόνω  έπέταξεν 
αύτά  5. 

2.  Καϊ  ποιήσας  πηλόν  τρυφερόν  επλασεν  έξ  αύτοΰ  στρουθία  ιβ'· 
και  ήν  σάββατον  ότε  ταΰτα  έποίησεν.  ^Ησαν  δε  καϊ  άλλα  παιδία  πολλά 
παίζοντα  συν  αύτω. 

3-  Ίδών  δέ  τις  Ιουδαίος  6  α  έποίει  Ίησοϋς  έν  σαββάτω  παίζων, 
άπήλθε  παραχρήμα  καϊ  ανήγγειλε  τω  πατρί  αύτοΰ  Ιωσήφ·  «Ιδού  τό 
παιδίον  σου  εστίν  έπΐ  τό  ρυάκιον,  καϊ  λαβών  πηλόν  επλασεν  πουλία 
ιβ',  και  έβεβήλωσεν  τό  σάββατον». 

4-  Καϊ  έλθών  Ιωσήφ  έπί  τον  τόπον  και  ίδών  άνέκραξεν  αύτω  λέ- 
γων «Διατί  ταΰτα  ποιείς  έν  σαββάτω  α  ουκ  έξεστι  ποιεϊν;»  Ό  δέ  Ίησοΰς 
συγκροτήσας  τάς  χείρας  αύτοΰ  άνέκραξε  τοις  στρουθίοις  7  και  εΐπεν  αύ- 


4  La  significación  de  φΰαξ  (=  torrente:  cf.  Tucídides,  Hist.  4,96)  vie- 
ne reforzada  por  la  circunstancia  consignada  en  Sin  y  Va  de  que  el  hecho 
tiene  lugar  después  de  una  tormenta.  Así  se  explica  el  que  Jesús  haga  claras 
las  aguas.  Va:  «Facta  est  pluvia  magna  super  terram  et  deambulavit  puer 
Iesus  per  eam.  Et  pluvia  erat  terribilis,  quam  congregavit  in  piscinam...» 

5  Vi:  λόγω  δέ  μόνου  καϊ  οϋκ  έργω  έπιτάξας  αϋτοϊς. 

6  Sin:  καϊ  δραμώυ  Ιν  παιδίον,  άπήγγειλε  τω  Ιωσήφ...  Va:  «et  abierunt  pueri 
Iudaeorum...» 

7  Así  el  Εν.  árabe  de  la  Infancia.  Sin:  6  Sé  Ίηο-oOs  ούκ  απεκρΙΟη  αύτφ,  άλλ' 
έμβλέψα;  έπί  τά  στρουθία,  λέγει... 


304 


APÓCRIFOS  DE   LA  INFANCIA 


batió  sus  palmas  y  se  dirigió  a  las  figurillas,  gritándoles :  «¡  Mar- 
chaos!» Y  los  pajarillos  se  marcharon  todos  gorjeando. 

5.  Los  judíos,  al  ver  esto,  se  llenaron  de  admiración  y  fue- 
ron a  contar  a  sus  jefes  lo  que  habían  visto  hacer  a  Jesús. 

III 

1.  Se  encontraba  allí  presente  el  hijo  de  Anás,  el  escriba, 
y  tuvo  la  ocurrencia  de  dar  salida  con  un  mimbre  a  las  aguas 
embalsadas  por  Jesús. 

2.  Al  ver  éste  la  fechoría,  se  indignó  y  le  dijo:  «¡Malvado, 
impío  e  insensato!  ¿Es  que  te  estorbaban  las  balsas  y  el  agua? 
Pues  ahora  te  vas  a  quedar  tú  seco  como  un  árbol,  sin  que  pue- 
das llevar  hojas  ni  raíz  ni  fruto». 

3.  Inmediatamente  se  quedó  el  muchacho  completamente 
seco.  Y  los  padres  tomaron  al  desgraciado,  llorando  su  tierna 


τοις-  «Υπάγετε»  8.  Και  πετασθέντα  τά  στρουθία  ύπήγον  κράζοντα  9. 

5·  Ίδόντες  δέ  Ιουδαίοι  έθαμβήθησαν,  και  απελθόντες  διηγήσαντο 
τοις  πρώτοις  αυτών  όπερ  εΐδον  πεποιηκότα  τόν  Ίησοΰν. 

III 

1.  Ό  δέ  υιός  "Αννα  τοΰ  γραμματέως  ή  ν  έστώς  έκεΐ  μετά  του  Ίησοϋ, 
καϊ  λαβών  κλάδον  Ιτέας  έξέχεε  τά  ύδατα  ά  συνήγαγεν  ó  Ίησοΰς  10. 

2.  Ίδών  δέ  ό  Ίησοΰς  τό  γινόμενον  ήγανάκτησε  καϊ  είπε  πρός  αυ- 
τόν «"Αδικε,  άσεβη  και  άνόητε,  τι  ήδίκησάν  σοι  οί  λάκκοι  και  τά  ύδατα; 
ιδού  νΰν  καϊ  σύ  ώς  δένδρον  άποξηρανθής  11,  κα'ι  ού  μη  ένέγκης  φύλλα 
οΰτε  ρίζαν  οΰτε  καρπόν». 

3·  Καϊ  ευθέως  ό  παις  εκείνος  έξηράνθη  όλος.  Ό  δέ  Ίησοΰς  άνεχώ- 
ρησε  και  άπήλθεν  εις  τόν  οίκον  Ιωσήφ  12.  Οΐ  δέ  γονείς  τοΰ  ξηρανθέντος, 


8  Ρα  y  Sin  añaden:  ττετάσθητε  καϊ  μέμνησθέ  μου  ζώντες. 

9  Va  añade  :  «Et  coeperunt  clamando  laudare  Deum  omnipotentem». 

10  Va:  «et  coepit  dirigere  [derivare]  fontem  quem  fecit  Iesus». 

En  esta  obra  destructiva  del  muchacho  se  deja  entrever  alguna  reminis- 
cencia gnóstica.  Puede  verse  en  ella  una  alusión  a  la  aversión  humana  para 
con  la  obra  creadora  de  Dios.  Los  gnósticos  distinguían  dos  tiempos  en  la 
creación :  formación  del  mundo  material  e  infusión  del  alma  viviente  ( psí- 
quica en  contraposición  a  la  hílica) ,  capaz  de  salvación  al  adquirir  el  carácter 
de  pneumática.  El  Demiurgo  se  creía  hacedor  de  esto,  si  bien  el  verdadero 
creador  era  el  Salvador  (Σωτήρ),  que  era  quien  impulsaba  la  obra  del  an- 
terior. 

11  Sin  dice:  ώς  τήν  βαύδον  ήνπερ  κατέχεις.  El  término  βαύδος  bien  pue- 
de ser  una  corrupción  gráfica  de  ράβδος  (vara),  cosa  nada  extraña  tenien- 
do en  cuenta  que  durante  el  período  helenístico  (y  actualmente)  la  u  se  con- 
sonantizaba  en  ciertos  casos,  adquiriendo  el  sonido  labial  de  v. 

1 2  Sin  prescinde  del  alejarse  de  Jesús  y  añade :  καϊ  Ιδόντα  τά  παιδία  τά 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


305 


edad,  y  lo  llevaron  ante  José,  increpando  a  éste  por  tener  un 
hijo  que  hacía  tales  cosas. 

IV 

1.  Iba  otra  vez  por  medio  del  pueblo  y  un  muchacho,  que 
venía  corriendo,  fué  a  chocar  contra  sus  espaldas.  Irritado  Je- 
sús, le  dijo:  «No  proseguirás  tu  camino».  Ε  inmediatamente  cayó 
muerto  el  rapaz.  Algunos,  que  vieron  lo  sucedido,  dijeron:  «¿De 
dónde  habrá  venido  este  muchacho,  que  todas  sus  palabras  re- 
sultan hechos  consumados?» 

2.  Y,  acercándose  a  José  los  padres  del  difunto,  le  incre- 
paban diciendo:  «Teniendo  un  hijo  como  éste,  una  de  dos:  o  no 
puedes  vivir  con  nosotros  en  el  pueblo,  o  tienes  que  acostum- 


έβάστασαν  αύτόν  θρηνοΰντες  την  νεότητα  αύτοΰ,  και  ήγαγον  πρός  τον 
Ιωσήφ,  και  ένεκάλουν  αύτόν  δτι  τοιούτον  έχεις  παιδίον  έργαζόμενον 
τοιαύτα  13. 

IV 

1.  Είτα  πάλιν  επορεύετο  δια  της  κώμης,  και  παιδίον  τρέχων  διερ- 
ραγη  εις  τόν  ώμον  αύτοΰ  14.  Και  πικρανθείς  ό  Ίησοΰς  είπεν  αύτω·  «ΟΟκ 
άπελεύσει  την  όδόν  σου».  Και  παραχρήμα  πεσών  άπέθανεν.  Μδόντες  δε 
τίνες  τό  γινόμενον  εΐπον  «Πόθεν  τοΰτο  τό  παιδίον  έχεννήθη,  ότι  πδν 
ρήμα  αύτοΰ  έργον  εστίν  ετοιμον;» 

2.  Και  προσελθόντες  οί  γονείς  τοΰ  τεθνεώτος  τω  Ιωσήφ  κατε- 
μέμφοντο  λέγοντες-  «Σύ  τοιοΰτον  παιδίον  εχων  ού  δύνασαι  μεθ'  ήμών 


συμπαίζοντα  ούτω  έθαύμασαν,  και  απελθόντα  άπήγγειλαν  τώ  πατρί  τοΰ  τεθνεώτος. 
Και  δραμών,  εΰρε  τό  παιδίον  τεθνηκόζ·  και  άπήλθεν  έγκαλών  τω  Ιωσήφ. 

13  Ρα  añade:  είτα  ό  Ίησοΰς  παρακληθείζ  παρά  πάντων  ίάτρενσεν  αύτόν,  έάσαν- 
τό$  τι  μέλος  τινά  ópyóv  ολίγον,  είς  τό  προσέχειν  αύτού;. 

14  El  Ps.  Mt.,  Va  y  Sin  subrayan  la  voluntariedad  de  la  injuria  inferida 
por  el  muchacho  a  Jesús  para  que  aparezca  más  explicable  la  venganza  de 
éste.  Sin:  παιδίον  τι  ρίψαν  λίθον  κατ'  αύτοΰ,  επληξεν  αύτοΰ  τόν  ώμον. 

La  verdadera  explicación  de  los  defectos  reales  que  aparecen  en  la  per- 
sona de  Jesús  radica  en  los  resabios  gnósticos  latentes  en  el  apócrifo.  Había 
entre  los  gnósticos  quienes  consideraban  a  Jesús  dotado  de  un  cuerpo  psí- 
quico (el  que  fué  sacrificado  en  la  cruz)  sometido  al  influjo  de  las  pasiones. 
Otros  le  consideraban  revestido  de  un  manto  de  semillas  pneumáticas,  como 
primicia  de  aquellos  que  iban  a  ser  salvos  por  El.  Otros,  finalmente,  creían 
que  el  verdadero  Salvador  (Σωτήρ)  no  descendió  sobre  Jesús  hasta  el  momen- 
to del  bautismo  y  se  separó  de  El  en  el  momento  de  la  pasión.  Teniendo 
ante  los  ojos  concepciones  como  éstas,  no  parece  extraño  encontrar  un  Jesús 
colérico,  caprichoso,  vengativo,  como  aquí  viene  retratado. 


306 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


brarle  a  bendecir  y  a  no  maldecir;  pues  causa  la  muerte  a  nues- 
tros hijos». 

V 

1.  José  llamó  aparte  a  Jesús  y  le  amonestó  de  esta  manera: 
«¿Por  qué  haces  tales  cosas,  siendo  con  ello  la  causa  de  que  éstos 
nos  odien  y  persigan?»  Jesús  replicó:  «Bien  sé  que  estas  palabras 
no  proceden  de  ti. -Mas  por  respeto  a  tu  persona  callaré.  Esos 
otros,  en  cambio,  recibirán  su  castigo».  Y  en  el  mismo  momento 
quedaron  ciegos  los  que  habían  hablado  mal  de  él. 

2.  Los  testigos  de  esta  escena  se  llenaron  de  pavor  y  que- 
daron perplejos,  confesando  que  cualquier  palabra  de  su  boca, 
fuera  buena  o  mala,  resultaba  un  hecho  y  se  convertía  en  una 
maravilla.  Cuando  José  se  dió  cuenta  de  lo  que  Jesús  había  he- 
cho, le  cogió  de  la  oreja  y  le  tiró  fuertemente. 


οΐκεϊν  έν  τη  κώμη  15,  ή  δίδασκε  αύτώ  εΰλογεΐν  και  μή  καταρδσθαι·  τά 
γάρ  παιδία  ημών  θάνατοι»  16. 

V 

1.  Καΐ  ττροσκαλεσάμενοξ  ό  Ιωσήφ  το  τταιδίον  κατ'  ιδίαν  ένουθέτει 
αϋτόν  λέγων  «Ίνατί  τοιαύτα  κατεργάζει,  και  ττάσχουσιν  οΰτοι  και 
μισοΰσιν  ήμας  και  διώκουσιν;»  Είπε  δέ  ό  Ίησοΰς·  «Έγώ  οίδα  ότι  τά 
ρήματα  σου  ταΰτα  ουκ  είσΐ  σά  17,  όμως  σιγήσω  δια  σέ.  Εκείνοι  δέ 
οΐσουσιν  τήν  κόλασιν  αυτών».  Και  εύβέως  οί  εγκαλούντες  αύτόν  άπε- 
τυφλώθησαν. 

2.  Και  οί  ϊδόντες  18  έφοβήθησαν  σφόδρα  καϊ  ήπόρουν,  και  ελεγον 
ττερϊ  αύτοΰ  ότι  τταν  ρήμα  δ  έλάλει,  είτε  καλόν,  εϊτε  κακόν,  έργον  ή  ν  καϊ 
Θαύμα  έγένετο.  Ίδών  19  δέ  ότι  τοιούτον  έττοίησεν  ό  Ίησοΰς,  εγερθείς  ό 
Ιωσήφ  άπέλαβεν  αύτοΰ  τό  ώτίον  και  ετιλεν  σφόδρα. 


15  Va:  «lilis  autem  videntibus  mirabilia  clamaverunt  dicentes:  Unde 
est  iste  puer?  Et  dixerunt  ad  Ioseph:  Non  oportet  esse  nobiscum  talem 
puerum.  Ule  autem  abiit  et  tulit  eum.  Et  dixerunt  ei:  Recede  de  loco  isto. 
Et  si  te  oportet  esse  nobiscum,  doce  eum...» 

16  Va,  sin  embargo,  dice:  «filii  autem  nostri  insensati  sunt». 

17  Así  Pa,  en  el  sentido  de  que  tales  palabras  no  provenían  de  Jesús, 
sino  de  otros.  En  cambio,  Bo  y  Dr  (a  los  que  sigue  Va ) :  έμά  oúk  είσΐν  άλλα  σά, 
expresión  que  daría  un  sentido  un  tanto  irreverente  a  la  respuesta  de 
Jesús.  El  texto  siríaco,  aceptando  las  palabras  de  José,  dice  que  no  tienen 
aplicación  en  su  caso,  ya  que  los  muchachos  no  estarían  sujetos  a  la  maldi- 
ción si  no  fueran  hijos  de  pecado. 

18  Bo  y  Dr  omiten  el  oi  que  figura  en  Pa. 

19  Ίδών:  Bo  dice  ÍSóutes;  pero  Mingarelli  lo  interpreta  como  errata 
y  lee  Ιδών  de  acuerdo  con  Va:  «et  cum  vidisset  Ioseph  quae  fecit  Iesus». 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


307 


3.  El  muchacho  entonces  se  indignó  y  le  dijo:  «Tú  ya  tie- 
nes bastante  con  buscar  sin  encontrar.  Realmente  te  has  porta- 
do con  poca  cordura.  ¿No  sabes  que  soy  tuyo?  No  me  seas  causa 
de  aflicción». 

VI 

1.  Se  encontraba  a  la  sazón  en  un  compartimiento  (próxi- 
mo) cierto  rabino  por  nombre  Zaqueo,  quien,  oyendo  a  Jesús 
hablar  de  esta  manera  a  su  padre,  se  llenó  de  admiración  al  ver 
que,  siendo  niño,  decía  tales  cosas. 

2.  Se  llegó,  pues,  pasados  unos  días,  a  José  y  le  dijo:  «Veo 
que  tienes  un  hijo  cuerdo  e  inteligente.  ¡Ea!,  confíamelo  a  mí 
para  que  aprenda  las  letras.  Yo,  por  mi  parte,  juntamente  con 
ellas,  le  enseñaré  toda  clase  de  sabiduría  y  (el  arte  de)  saludar 
a  los  avanzados  en  edad,  de  respetarlos  como  mayores  y  padres 
y  el  de  amar  a  sus  iguales». 


3.  Τό  δέ  παιδίον  ήγανάκτησε  και  εΐπεν  αΰτώ·  «Άρκετόν  σοί  εστίν 
ζητεΐν  και  μή  ευρίσκει  ν,  και  μάλιστα  ου  σοφώς  επραξας  2°·  οΰκ  οιδας 
δτι  σός  εϊμι;  μή  με  λύπει»  21. 

VI 

ι.  Καθηγητής  δέ  τις  ονόματι  Ζακχαϊος  22  έστώς  έν  μέρει  τινι  ήκουσε 
τοΰ  Ίησοΰ  ταύτα  λαλοΰντος  τω  πατρί  αϋτοΰ,  και  έθαύμασεν  σφοδρώς 
ότι  παιδίον  ών  ταΰτα  φθέγγεται. 

2.  Και  μετ'  ολίγας  ήμέρας  προσήγγισεν  τω  Ιωσήφ  και  ειττεν  αύτω 
ότι-  «Παιδίον  φρόνιμον  έχεις,  καΐ  νουν  εχει·  δεΰρο  παράδος  μοι  αυτό 
όπως  μάθη  γράμματα,  και  έγώ  διδάξω  αυτό  μετά  τών  γραμμάτων  πα- 
σαν  έπιστήμην  καϊ  προσαγορεύειν  πάντας  τους  πρεσβυτέρους  κα'ι  τιμάν 
αυτούς  ως  προπάτορας  και  πατέρας  και  αγαπάν  συνηλικιώτας»  2 3. 

20  Así  Ρα,  Dr  y  Bo:  μή  εύρΙσκειν·]  μάλιστα  δτι  σοφώ;  έπραξα;.  Es  una 
respuesta  difícil  de  interpretar.  Las  redacciones  varían.  Pa,  añadiendo 
αυτούς,  pone  a  los  muchachos  como  sujetos  de  los  verbos  «buscar»  y  «no 
encontrar».  Va  dice  sencillamente:  «sufficit  tibi  videre  me  (et)  non  me  tan- 
gere.  Tu  enim  nescis  quis  ego  sum:  quod  si  scires,  non  me  contristares.  Et 
quamvis  modo  tecum  sum,  ante  te  factus  sum». 

21  Así  Pa,  Dr  y  Bo  añaden:  σός  γάρ  e\[x\.  Sin  ha  reducido  el  capítulo  5 
a  estos  términos:  Καϊ  καθίσας  ό  Ιωσήφ  έπΐ  τοΰ  θρόνου  αϋτοΰ,  εστη  τό  ιταιδίον 
Εμπροσθεν  αϋτοΰ·  καϊ  κρατήσα;  αϋτοΰ  έκ  τοΰ  ώτίου  έθλιψε  σφοδρώξ. 

22  Sin  y  Ρα  hablan  únicamente  de  este  maestro.  Bo  y  Dr  ponen  tres 
maestros  sucesivamente. 

23  Los  códices  eslavos  publicados  por  J.  Ivanov  (Bogomilski  Knigi  i 
Legendi,  Sofía  1925)  y  por  P.  A.  Lavrov  (Thomino  Evangelie  [ms.  de  la  bi- 
blioteca de  Sofía  n.69  s.XVI] :  «Apokrificheskie  Teksty.  Sbornik  otdelenija 
Russkavo  Iazyka  i  Slovesnosti  Imperatorskoi  Akademii  Nauk»  t.67  n.3,  San 


30S 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


3.  Y  le  dijo  todas  las  letras  con  gran  esmero  y  claridad  des- 
de el  Alfa  hasta  la  Omega.  Mas  Jesús  fijó  su  vista  en  el  rabino 
Zaqueo  y  le  dijo:  «¿Cómo  te  atreves  a  explicar  a  los  demás  la 
Beta,  si  ignoras  tú  mismo  la  naturaleza  del  Alfa?  ¡Hipócrita!, 
explica  primero  la  A,  si  la  sabes,  y  luego  te  creeremos  cuanto 
digas  en  relación  con  la  B».  Después  comenzó  a  interrogar  al 
maestro  acerca  de  la  primera  letra,  mas  éste  no  pudo  responderle. 

4.  Entonces  dijo  a  Zaqueo  en  presencia  de  todos:  «Escu- 
cha, maestro,  la  constitución  de  la  primera  letra  y  fíjate  cómo 
tiene  líneas  y  trazos  medianos,  a  los  que  ves  unidos  transver- 
salmente,  conjuntos,  elevados,  divergentes...  Los  trazos  que 
tiene  la  A  son  de  tres  signos:  homogéneos,  equilibrados  y  pro- 
porcionados». 


3.  Kod  είττεν  αύτώ  πάντα  τά  γράμματα  άττό  τοΰ  Α  εως  του  Ω  μετά 
πολλής  εξετάσεως  τρανώς  24.  Έμβλέψας  δέ  τω  καθηγητή  Ζακχαίω  λέ- 
γει αυτώ-  «Σύ  τό  άλφα  μη  εϊδοος  κατά  φύσιν,  τό  βήτα  πώς  άλλους  δι- 
δάσκεις; ύττοκριτά,  πρώτον  εϊ  οίδας  δίδαξον  τό  Α,  και  τότε  σοι  πιστεύ- 
σομεν  περί  τοΰ  Β».  Είτα  ήρξατο  άποστοματίζειν  τόν  διδάσκαλον 
περί  τοΰ  πρώτου  γράμματος,  και  οϋκ  ϊσχυσεν  αύτώ  άνταποκριθήναι. 

4·  Άκουόντων  δέ  πολλών  λέγει  τώ  Ζακχαίω·  «"Ακουε,  διδάσκαλε, 
την  τοΰ  πρώτου  στοιχείου  τάξιν,  και  πρόσχες  ώδε  πώς  έχει  κανόνας 
και  μεσαχαρακτηρα,  ους  όρας  ξυνοϋς  διαβαίνοντας,  συναγομένους,  ϋψο- 
μένους,  χορεύοντας,  βαλεφεγιούντας·  τρισήμους,  ομογενείς,  υπάρχοντας, 
ίσομέτρους  κανόνας  έχει  τό  Α»  25. 

Petersburgo  1 899)  hacen  una  adición  importante :  «Mas  José  se  llenó  de  ira 
y  dijo  al  profesor:  ¿Quién  será  capaz  de  enseñar  la  cruz  a  este  muchacho? 
¿Piensas  que  acaso  mi  hermano?  Pues  él  es  más  humilde  y  suave  que  todos. 
Y,  habiendo  oido  el  niño  Jesús  a  su  padre  decir  estas  cosas,  rióse  mucho  y 
dijo  a  Zaqueo :  Maestro,  todo  lo  que  acaba  de  decirte  mi  padre  es  muy  ver- 
dad». Continúan  después  en  un  tono  parecido  al  de  las  disputas  con  los 
fariseos,  haciendo  hablar  a  Jesús  de  su  vida  eterna,  anterior  a  la  venida  a 
este  mundo. 

24  El  texto  se  refiere  al  alfabeto  griego.  Pa  corrige  esta  incongruencia 
mencionando  el  alefato  hebraico.  Sin  pretende  imitar  a  éste,  pero  da  a  las 
letras  nombres  griegos  (!).  Va  se  refiere  también  al  alefato  hebraico. 

El  carácter  gnóstico  del  relato  está  fuera  de  duda.  Es  un  buen  punto  de 
referencia  para  confirmarlo  el  testimonio  de  San  Ireneo  (Adv.  haeres.  I  20,1), 
si  bien  en  él  está  marcado  el  valor  místico  dado  a  la  A.  El  símbolo  de  A  y  Ω, 
como  principio  y  fin,  está  contenido  ya  en  el  Apocalipsis  de  San  Juan.  Mas 
aquí  es  distinta  la  valoración  simbólica  que  se  da  a  estas  letras.  A  se  consi- 
dera como  principio  de  emanaciones  sucesivas.  Así  se  explica  el  que  sea  in- 
dispensable desentrañar  su  estructura  íntima  para  venir  en  conocimiento  de 
los  demás  caracteres  alfabéticos.  Todo  ello  entra  de  lleno  en  el  sistema 
gnóstico.  Sobre  el  alfabeto  usado  por  estos  herejes  cf.  H.  Leclercq.:  DA- 
CHEL  I  col.  1268- 1288. 

25  Evidentemente,  el  texto  está  corrompido.  Esto  puede  deberse,  se- 
gún Michel,  al  afán  de  los  copistas  en  hacer  desaparecer  toda  huella  gnóstica 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


309 


VII 

1.  El  maestro  Zaqueo,  cuando  oyó  la  exposición  que  hizo 
el  niño  acerca  de  tantas  y  tales  alegorías  en  torno  a  la  primera 
de  las  letras,  se  quedó  desconcertado  ante  la  respuesta  y  la  eru- 
dición que  manifestaba.  Y  dijo  a  los  presentes:  «¡Ay  pobre  de 
mí !  No  sé  qué  hacer,  pues  yo  mismo  me  he  procurado  la  con- 
fusión al  traer  junto  a  mí  a  este  muchacho». 

2.  «Tómalo,  pues,  hermano  José,  te  lo  ruego.  No  puedo 
soportar  la  severidad  de  su  mirada.  No  logro  hacerme  inteligi- 
ble su  discurso.  Este  muchacho  no  ha  nacido  en  la  tierra.  Es 
capaz  de  dominar  hasta  el  mismo  fuego.  Quizá  ha  nacido  antes 
de  la  creación  del  mundo.  No  sé  qué  vientre  puede  haberle  lle- 
vado y  qué  seno  puede  haberle  nutrido.  ¡Ay  de  mí !,  amigo  mío; 
me  aturde.  No  puedo  seguir  el  vuelo  de  su  inteligencia.  Me  he 
engañado,  miserable  de  mí:  codiciaba  tener  un  alumno  y  me 
he  encontrado  con  un  maestro». 


VII 

i.  Ώς  δέ  ήκουσεν  ó  διδάσκαλος  Ζακχαΐος  τάς  τοσαύτας  και  τοιαύ- 
τας αλληγορίας  του  πρώτου  γράμματος  είρηκότος  τοΰ  παιδός,  ήπόρη- 
σεν  έττί  τοσαύτην  άπολογίαν  και  διδασκαλίαν  αύτοΰ,  και  είπεν  τοις  πα- 
ροΰσιν  «Οϊμοι,  ήπορήθην  ό  τάλας  εγώ,  έμαυτω  αΐσχύνην  παρέχων 
έπισπασάμενος  τό  παιδίον  τοϋτο». 

2·  «Άρον  οΟν  αύτό,  παρακαλώ  σε,  αδελφέ  Ιωσήφ·  ού  φέρω  τό 
αύστηρόν  τοΰ  βλέμματος  αύτοΰ,  ού  τρανώ  τον  λόγον  άπαξ.  Τοΰτο  τό 
παιδίον  γηγενής  ούκ  εστί,  τοΰτο  δύναται  και  πύρ  δαμάσαι·  τάχα  τοΰτο 
πρό  της  κοσμοποιίας  εστίν  γεγεννημένον  26.  Ποία  γαστήρ  τοΰτο  έβάσ- 
τασεν,  ποία  δέ  μήτρα  τοΰτο  έξέθρεψεν,  έγώ  αγνοώ.  Οϊμοι  φίλε,  έξη- 
χεΐ  27  μ£)  ού  παρακολουθήσω  τη  διανοία  αύτοΰ·  ήπάτησα  εαυτόν,  ó 
τρισάθλιος  εγώ·  ήγονιζόμην  εχειν  μαθητήν,  και  εύρέθην  εχειν  διδάσκα- 
λον». 

del  relato.  Bonaccorsi  lo  explica  también  por  el  intento  de  atribuir  a  los 
rasgos  grafológicos  del  alfa  griego  lo  que  es  propio  del  alef  hebreo.  Quizá 
la  explicación  más  adecuada  radique  en  el  gnosticismo  que  refleja  el  pasaje. 
Las  versiones  más  antiguas  no  dan  asimismo  sentido  alguno. 

26  Vi:  «Non  debet  hic  super  térra  esse.  Hic  vero  magnae  crucis  dignus 
est:  hic  potest  enim  ignem  exstinguere».  Cf.  Ps.  Mt.  31,3.  Es  curiosa  en 
estos  textos  la  alusión  a  la  cruz  contenida  también  en  las  versiones  eslavas, 
aunque  con  distinto  sentido  (cf.  nota  23). 

27  El  verbo  έξηχεΐ  (que  es  la  lectura  de  Tischendorf  contra  έξήχει  de 
Thilo)  tiene  su  equivalente  castellano  en  el  término  aturdir.  Va:  «O  amici 
mei,  dimissus  sum  in  mentem  meam,  illusus  ego  magister». 


3X0 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


3.  «Me  doy  perfecta  cuenta,  amigos,  de  mi  confusión;  pues, 
viejo  y  todo,  me  he  dejado  vencer  por  un  niño.  Es  como  para 
quedar  aplanado  y  morir  a  causa  de  este  muchacho,  pues  en  este 
momento  soy  incapaz  de  mirarle  fijamente.  ¿Qué  voy  a  replicar 
cuando  todos  me  digan  que  me  he  dejado  vencer  por  un  rapa- 
zuelo?  ¿Qué  voy  a  explicar  acerca  de  lo  que  me  ha  dicho  sobre 
las  líneas  de  la  primera  letra?  No  lo  sé,  amigos,  porque  ignoro 
el  origen  y  el  destino  de  esta  criatura». 

4.  «Por  lo  cual  te  ruego,  hermano  José,  que  te  lo  lleves  a 
casa.  Es  algo  extraordinario :  o  un  Dios,  o  un  ángel,  o  no  sé  ya 
qué  decir». 

VIII 

i.  Y  mientras  los  judíos  se  entretenían  en  dar  consejos  a 
Zaqueo,  el  niño  se  echó  a  reír  con  mucha  gana  y  dijo:  «Fructi- 
fiquen ahora  tus  cosas  y  abran  sus  ojos  a  la  luz  los  ciegos  de  co- 
razón. Yo  he  venido  desde  arriba  para  maldecirlos  y  llamarlos 
después  a  lo  alto,  pues  ésta  es  la  orden  de  Aquel  que  por  vos- 
otros me  envió». 


3.  «Ενθυμούμαι,  φίλοι,  τήν  αΐσχύνην,  ότι  γέρων  υπάρχων  Οπό 
παιδίου  ένικήθην.  Και  εχω  έκκακησαι  και  άποθανεΐν  δια  τούτου  του 
παιδός-  οϋ  δύναμαι  γαρ  έν  τη  ώρα  ταύτη  έμβλέψαι  είξ  τήν  όψιν  αύτοΰ. 
Και  πάντων  είπόντων  δτι  ένικήθην  ύπό  παιδίου  μικροΰ,  τί  εχω  ειπείν; 
και  τί  διηγήσασθαι  περί  ών  μοι  είπε  κανόνων  του  πρώτου  στοιχείου;  28 
άγνοώ,  ώ  φίλοι·  ου  γαρ  αρχήν  και  τέλος  αύτοΰ  γινώσκω». 

4·  «Τοιγαροΰν  άξιώ  σε,  αδελφέ  Ιωσήφ,  άπάγαγε  αύτόν  εις  τον 
οΐκόν  σου.  Ούτος  τί  ποτέ  μέγα  εστίν,  ή  θεός,  ή  άγγελος,  ή  τί  εΐπω  ούκ 
οίδα»  29. 

VIII 

I.  Των  δέ  Ιουδαίων  παραινούντων  τω  Ζακχαίω,  έγέλασεν  τό  παι- 
δίον  μέγα  και  είπεν  «Νΰν  καρποφορείτωσαν  τά  σά,  και  βλεπέτωσαν  οί 
τυφλοί  τη  καρδία  3  0.  Έγώ  άνωθεν  πάρειμι  ϊνα  αύτούς  καταράσομαι  καί 
εις  τά  άνω  καλέσω,  καθώξ  διετάξατο  ό  άποστείλας  με  δι'  ύμας»  31. 

28  Va:  «Quid  habeo  ad  alios  responderé  aut  quales  sermones  recitare 
eo  quod  vicit  me  in  prima  littera?» 

29  Sin  es  más  breve:  Καί  άκουσας  ό  Ζακχαϊο;  τά;  τοιαύτα;  προσηγορία;  τοΰ 
ενό;  γράμματο;,  έκττλαγεί;  ούκ  είχευ  άποκρι9ηναι  αύτω,  καί  στραφεί;  λέγει  τω  Ιωσήφ· 
"Αδελφέ,  τό  τταιδίον  τούτο  άληθώ;  οϋκ  έστι  γηγενέ;.  rApov  οϋν  αύτό  άττ*  έμοϋ. 

30  El  sentido  parece  ser  que  lo  sucedido  sirva  de  lección  para  los  que 
voluntariamente  son  ciegos  de  corazón. 

31  Va:  «Et  Iesus  conversus  ad  Iudaeos  qui  cum  Zacchaeo  erant,  dixit 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


311 


2.  Cuando  el  niño  terminó  de  hablar,  se  sintieron  inmedia- 
tamente curados  todos  aquellos  que  habían  caído  bajo  su  mal- 
dición. Y  desde  entonces  nadie  osaba  irritarlo,  no  fuera  que  le 
maldijera  y  quedara  ciego. 

IX 

1.  Días  después  se  encontraba  Jesús  en  una  terraza  jugan- 
do. Y  uno  de  los  muchachos  que  con  él  estaban  cayó  de  lo  alto 
y  se  mató.  Los  otros  muchachos,  al  ver  esto,  se  marcharon  to- 
dos; y  quedó  solo  Jesús. 

2.  Después  llegaron  los  padres  del  difunto  y  le  echaban 
a  él  la  culpa.  [Mas  Jesús  les  dijo:  «No,  no.  Yo  no  lo  he  tirado»]. 
Mas  ellos  le  maltrataban. 

3.  Dió  un  salto  entonces  Jesús  desde  arriba,  viniendo  a  caer 
junto  al  cadáver.  Y  se  puso  a  gritar  a  grandes  voces:  «Zenón 


2.  Και  ώς  τό  παιδίον  κατέπαυσε  τον  λόγον,  εύθέως  έσώθησαν  οί 
πάντες  οί  υπό  την  κατάραν  αύτοΰ  πεσόντες.  Και  ουδείς  άπό  τότε  έτόλμα 
παροργίσαι  αύτόν,  όπως  μή  καταράσεται  αυτόν  και  εσται  ανάπηρος  32. 

IX 

ι.  Και  μεθ'  ημέρας  δε  τινας  επαιζεν  ó  Ίησοΰς  εν  τινι  δώματι  εν 
ϋπερώω,  και  εν  των  παιδίων  τών  παιζόντων  μετ'  αύτοΰ  πεσών  άπό 
τοΰ  δώματος  33  κάτω,  απέθανε-  και  ίδόντα  τά  άλλα  παιδία  εφυγον,  και 
κατέστη  ó  Ίησοΰς  μόνος. 

2.  Και  έλθόντες  ο!  γονείς  τοΰ  τεθνεώτος  ένεκάλουν  αύτόν.  [Και  ό 
Ίησοΰς  εϊπεν  «Έγώ  ούδέποτε  κατέβαλον  αύτόν»]  34,  Εκείνοι  δέ  έπη- 
ρεάζον  αύτόν. 

3·  Κατεπήδησεν  35  ó  Ίησοΰς  άπό  τοΰ  στέγου  και  εστη  παρά  τό 
πτώμα  τοΰ  παιδίου  καϊ  έκραζε  φωνη  μεγάλη  και  εΐπεν  «Ζηνον  36_0τΰω 

illis:  omnes  nunc  non  videntes  videant  et  non  intelligentes  intelligant  et 
surdi  audiant,  et  qui  propter  me  mortui  sunt  resurgant,  et  hos  qui  sunt 
sublimes  ad  altiora  vocem,  sicut  praecepit  mihi  qui  me  misit  ad  vos». 

32  ανάπηρος  =  mutilado  en  general,  o  bien  ciego. 

33  Sin:  καϊ  καθωθωθέν  εν  ποαδίον  Οπό  άλλου,  da  la  idea  de  que  la  caída 
fué  provocada  por  otro.  De  la  misma  manera  en  el  Ps.  Mt.  c.32  y  en  el  Evan- 
gelio árabe  de  la  Infancia  c.44. 

34  El  sentido  y  la  correlación  del  segundo  miembro  (εκείνοι  δέ)  exige 
necesariamente  este  inciso,  que  por  otra  parte  se  encuentra  también  en  Dr. 
Falta,  sin  embargo,  en  Va  y  Sin. 

35  Καταπηδάω  puede  significar  «dar  un  salto  hacia  abajo»  o  bien  «bajar 
aceleradamente».  Parece  ser  esta  segunda  significación  la  que  aquí  cumple, 
avalada  además,  como  está,  por  los  textos  paralelos  de  Va  y  Ps  Mt. 

36  Va  transcribe  Ζήνον  por  Sinoo,  lo  cual  no  parece  nada  raro  teniendo 
en  cuenta  el  fenómeno  del  iotacismo. 


312 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


— así  se  llamaba  el  rapaz — ,  levántate  y  respóndeme :  ¿He  sido 
yo  el  que  te  ha  tirado?»  El  muerto  se  levantó  al  instante  y  dijo: 
«No,  Señor.  Tú  no  me  has  tirado,  sino  que  me  has  resucitado». 
Al  ver  esto,  quedaron  consternados  (todos  los  presentes)  y  los 
padres  del  muchacho  glorificaron  a  Dios  por  aquel  hecho  ma- 
ravilloso y  adoraron  a  Jesús. 

X 

1.  A  los  pocos  días  sucedió  que,  a  un  joven  que  se  encon- 
traba cortando  leña  en  las  cercanías,  se  le  escapó  el  hacha  y  le 
cortó  la  planta  del  pie.  El  desdichado  se  moría  por  momentos 
a  causa  de  la  hemorragia. 

2.  Sobrevino  por  esto  un  gran  alboroto  y  se  arremolinó  mu- 
cha gente.  Jesús  acudió  también  allí.  Después  de  abrirse  paso  a 
viva  fuerza  por  entre  la  multitud  (llegó  junto  al  herido)  y  apretó 
con  su  mano  el  pie  lastimado  del  joven,  quien  súbitamente  que- 
dó curado.  Dijo  entonces  al  mozo:  «Levántate  ya;  continúa  par- 
tiendo leña  y  acuérdate  de  mí».  La  multitud,  al  percatarse  de  lo 
ocurrido,  adoró  al  niño  diciendo :  «Verdaderamente  en  este  mu- 
chacho habita  el  Espíritu  de  Dios». 


γάρ  τό  όνομα  αΰτοΰ  έκαλεΐτο— ,  άναστάς  είπε  μοι,  εγώ  σε  κατέβαλον;» 
Και  άναστάς  παραχρήμα  είπεν  «Ούχί,  Κύριε,  ού  κατέβαλες  άλλά  άνέστη- 
σας»  37.  ΚαΙ  ίδόντες  έξεπλάγησαν.  Οί  δέ  γονείς  τοΰ  παιδίου  έδόξασαν 
τόν  Θεόν  επί  τω  γεγονότι  σημείω,  και  ττροσεκύνησαν  τω  Ιησού. 

Χ 

ι.  Μετ'  ολίγας  ημέρας  σχίζων  τις  ξύλα  έν  τη  γειτονία  νεώτερος 
έπεσεν  ή  άξίνη  και  διέσχισεν  την  βάσιν  τοΰ  ποδός  αύτοΰ,  και  έξαιμος 
γενόμενος  άπέθνησκεν. 

2.  Θορύβου  δέ  γενομένου  κα'ι  συνδρομής,  ε'δραμε  κα'ι  τό  παιδίον 
Μησοΰς  εκεί.  Καί  βιασάμενος  διήλθεν  τόν  όχλον,  και  έκράτησεν  τοΰ  νεα- 
νίσκου τον  ττεπληγότα  πόδα  3S,  και  εύθέως  ϊάθη.  Είπε  δέ  τω  νεανίσκω· 
«Ανάστα  νυν,  σχίζε  τά  ξύλα  και  μνημόνευέ  μου»  39.  Ό  δέ  όχλος  ϊδών 
τό  γεγονός  προσεκύνησαν  τό  παιδίον,  λέγοντες·  «Αληθώς  πνεύμα  Θεού 
ένοικεϊ  έν  τώ  παιδίω  τούτω». 

·17  Aquí  termina  Sin  la  narración  del  milagro. 
■1S  Así  los  códices,  contra  la  forma  usual  πόδα. 
?'  Sin  añade:  και  άναστάς  προσΕκύνησευ  σύτόυ. 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


313 


XI 

1 .  Cuando  tenía  seis  años,  le  dió  una  vez  su  madre  un  cán- 
taro para  que  fuera  a  llenarlo  de  agua  y  se  lo  trajera  a  casa.  Mas 
Jesús  tropezó  en  el  camino  con  la  gente  y  la  vasija  se  rompió. 

2.  Entonces  él  extendió  el  manto  con  que  iba  cubierto,  lo 
llenó  de  agua  y  se  lo  llevó  a  su  madre.  Esta,  al  ver  tal  maravi- 
lla, se  puso  a  besar  a  Jesús.  Ε  iba  conservando  en  su  interior 
todos  los  misterios  que  le  veía  realizar. 

XII 

Otra  vez,  siendo  tiempo  de  sementera,  salió  Jesús  con  su 
padre  a  sembrar  trigo  en  su  finca.  Y,  mientras  José  desparra- 
maba la  simiente,  se  le  ocurrió  también  al  niño  Jesús  sembrar 
un  granito  de  trigo.  Y,  después  de  la  siega  y  la  trilla,  su  cosecha 


XI 

1.  "Οντος  δέ  αύτοΰ  έξαέτους,  πέμπει  αύτόν  ή  μήτηρ  αύτοΰ  ύδωρ 
άντλήσοα  και  φέρειν  έν  τω  οίκω,  δεδοκυΐα  ούτω  ύδρίαν.  Έν  δέ  τω  δχλω 
συγκρούσας,  ή  ύδρία  έρράγη. 

2.  Ό  δέ  Ίησοΰς  άπλώσας  τό  πσλίον  όπερ  ήν  βεβλημένος,  έγέμισεν 
οντά  ύδωρ  και  ήνεγκε  τη  μητρι  αύτοΰ  40.  Μδοΰσα  δέ  ή  μήτηρ  αύτοΰ  τό 
γεγονός  σημεΐον  κατεφίλει  αύτόν,  και  διετήρει  έν  αύτη  τά  μυστήρια  α 
έβλεπεν  αύτόν  ποιοΰντα  41. 

XII 

Πάλιν  δέ  έν  καιρώ  τοΰ  σπόρου  έξήλθεν  τό  παιδίον  μετά  τοΰ  πα- 
τρός αύτοΰ  'ίνα  σπείρει  42  σϊτον  εις  την  χώραν  αύτών.  Καΐ  έν  τω  σπείρειν 
τόν  πατέρα  αύτοΰ,  έσπειρε  και  τό  παιδίον  Ίησοΰς  ένα  κόκκον  σίτου  43. 
Και  θερίσας  καϊ  άλωνίσας  έποίησε  κόρους  ρ'  44  και  καλέσας  πάντας  τους 

40  En  esta  narración  se  puede  descubrir  un  rastro  mágico.  En  el  Ps. 
Mt.  (c.33),  Ev.  árabe  de  la  Infancia  (c.45)  y  en  el  Ev.  armenio  de  la  Infan- 
cia (0.23,2)  se  contienen  relatos  paralelos.  La  construcción  έγέμισευ  αύτό  ύ- 
δωρ, con  dos  acusativos,  no  deja  de  ser  rara.  Por  eso  Thilo  y  Mingana 
proponen  üSaros. — Va,  Dr,  Ps.  Mt.  y  Ev.  ár.  de  la  Infancia  coinciden  en 
que  la  causa  de  la  rotura  fué  la  aglomeración  de  la  gente. 

41  Va:  «Cumque  mater  vidisset  miraculum  quod  fecit  Iesus,  osculata 
est  eum  et  dixit:  Domine,  exaudí  me  et  salva  filium  meum». 

4  2  |υα]  σττείρει  =  σπείρη. 

43  Va:  «Et  tulit  de  tritico  quantum  pugillo  tenere  potuit  et  dispersit». 
Ps.  Mt.  34:  «parum  tritici». 

44  Los  ioo  coros  equivalían  a  393  hectolitros,  cantidad  que  se  refiere 
a  la  cosecha  de  Jesús,  según  expresa  Va:  «Venit  ergo  Ioseph  in  tempore 


314 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


fué  de  cien  coros.  Entonces  convocó  en  su  era  a  todos  los  pobres 
de  la  localidad  y  les  repartió  el  grano.  José  se  llevó  después  lo 
restante.  Y  Jesús  tenía  ocho  años  cuando  obró  este  milagro. 

XIII 

1.  Su  padre,  que  era  carpintero,  hacía  arados  y  yugos.  Una 
vez  le  fué  encargado  un  lecho  por  cierta  persona  de  buena  po- 
sición. Mas  resultó  que  uno  de  los  varales  [era  más  corto]  que 
el  otro;  por  lo  que  José  no  sabía  qué  hacerse.  Entonces  el  niño 
Jesús  le  dice  a  su  padre:  «Pon  en  tierra  ambos  palos  e  iguála- 
los por  la  mitad». 

2.  Así  lo  hizo  José.  Jesús  se  puso  a  la  otra  parte,  tomó  el 


πτωχούς  της  κώμης  είς  τήν  άλωνα  έχαρίσατο  αύτοίς  τον  σΐτον,  και 
Ιωσήφ  έφερεν  τό  καταλειφθέν  τοΟ  σίτου.  Ήν  δέ  ετών  η'  δτε  τοΰτο  έποίησε 
τό  ση  μείον  45. 

XIII 

1.  Ό  δέ  πατήρ  αύτοΰ  τέκτων  ήν,  και  έποίει  έν  τω  καιρώ  έκείνω 
άροτρα  και  ζυγούς.  Έπετάγη  αύτώ  κράββατος  παρά  τίνος  πλουσίου 
όπως  ποιήσει  αύτώ  46.  Του  δέ  ένός  κανόνος  τοΰ  καλουμένου  έναλλάκ- 
του  47  [όντος  κολοβωτέρου]  48,  μή  έχοντος  Ιωσήφ  τί  ποιήσαι,  είπεν  τό 
παιδίον  ό  Ίησοΰς  τω  πατρί  αύτοΰ  [Ιωσήφ]·  «Θές  κάτω  τά  δύο  ξύλα, 
και  έκ  τοΰ  μέσου  μέρους  ίσοποίησον  ούτά»  49. 

2.  Καϊ  έποίησεν  Ιωσήφ  καθώς  εΐπεν  αύτώ  τό  παιδίον  50.  "Εστη 


metendi  ut  meteret  messem  suam.  Venit  et  Iesus,  collegit  spicas  quas  dis- 
perserat  et  fecerunt  centum  modia  optimi  frumenti». 

45  Va  y  Sin  trasladan  esta  consignación  de  la  edad  al  capítulo  siguiente. 

46  Esta  persona  rica,  según  el  Ev.  árabe  de  la  Infancia  (c.39),  era  el  rey 
de  Jerusalén. 

47  La  significación  del  término  έναλλάκτον  es  difícil  de  precisar.  De 
acuerdo  con  el  sentido  del  adv.  ένάλλαξ,  puede  traducirse  por  inverso,  co- 
rrespondiente, transversal . . . 

48  El  «ser  más  corto»,  se  colige  fácilmente  por  el  v.2  y  por  Sin, 
que  dice  textualmente:  Καϊ  έξελθών  έν  τφ  άγρώ  πρόξ  συλλογήν  ξύλων,  συνήλθεν 
αύτω  και  ό  Ίησοΰξ.  Καϊ  κόψα;  δύο  ξύλα  καϊ  πελεκίσαζ  τό  εν  εθηκεν  πλησίον  τοϋ  άλλον, 
καϊ  μετρήσαζ  εύρεν  αύτό  κολοβώτερον,  καϊ  ίδών  έλυττήθη...  El  Εν.  árabe  de  la  In- 
fancia refiere  substancialmente  el  mismo  milagro,  con  la  variante  de  que, 
en  vez  de  un  eje,  es  todo  el  trono  el  que  resulta  pequeño. 

49  Va:  «Dixit  Iesus  ad  eum:  Noli  contristari.  Apprehende  hoc  lignum 
de  uno  capite  et  ego  per  aliud  et  extrahamus  illud».  Sin:  Θέξ  τά  δύο  ταύτα 
όμοΰ  πρόξ   Ισότητα  αμφοτέρων  προτομών. 

50  Sin:  Καϊ  διαπορούμενο;  ό  Ιωσήφ  περί  τούτον,  τί  βούλεται  τό  παιδίον,  έποίη- 
σεν τό  προσταχθέν. 


EVANGELIO  DEL  TS.  TOMÁS 


315 


varal  más  corto  y  lo  estiró,  dejándolo  tan  largo  como  el  otro. 
José,  su  padre,  se  llenó  de  admiración  al  ver  el  prodigio  y  colmó 
al  niño  de  abrazos  y  de  besos  diciendo :  «Dichoso  de  mí,  porque 
Dios  me  ha  dado  este  niño». 

XIV 

1.  Dándose  cuenta  José  de  que  (a  inteligencia  del  niño  iba 
madurando  juntamente  con  la  edad,  quiso  de  nuevo  impedir 
que  quedara  analfabeto ;  por  lo  que  le  llevó  a  otro  maestro  y  se 
lo  puso  a  su  disposición.  Este  le  dijo:  «Le  enseñaré  en  primer 
lugar  las  letras  griegas;  después  las  hebreas».  Es  de  notar  que  el 
maestro  conocía  bien  la  capacidad  del  muchacho  y  le  tenía  mie- 
do. Y,  después  que  le  escribió  el  alfabeto,  se  entretenía  con  él 
durante  largo  tiempo  sin  obtener  respuesta  de  sus  labios. 

2.  Por  fin  Jesús  le  dijo:  «Si  de  verdad  eres  maestro  y  cono- 
ces perfectamente  las  letras,  dime  primero  cuál  es  el  valor  del 


δέ  ό  Ιησούς  έκ  τοΟ  έτερου  μέρους  και  έκράτησεν  τό  κολοβώτερον  ξύλον, 
και  έκτείνας  αύτό  ίσον  έποίησεν  τοΰ  άλλου  51.  Και  είδεν  ό  πατήρ  αΰτοΟ 
Ιωσήφ  και  έθαύμασε,  καΐ  περιλαβών  τό  παιδίον  κατεφίλει  λέγων  «Μα- 
κάριος ειμί,  ότι  τό  τταιδίον  τούτο  δέδωκέ  μοι  ό  Θεός»  52. 

XIV 

1.  Ίδών  δέ  ό  Ιωσήφ  τόν  νουν  τοΰ  παιδιού  καΐ  τήν  ήλικιότητα, 
ότι  άκμάζει,  ττάλ'.ν  έβουλεύσατο  μή  είναι  αύτό  άπειρον  τών  γραμμάτων, 
και  άπαγαγών  αύτό  τταρέδωκεν  έτέρω  διδασκάλω.  Είπε  δέ  ό  διδάσκα- 
λος τω  Ιωσήφ·  «Πρώτον  παιδεύσω  αύτό  τά  έλληνικά,  έπειτα  τά  έβραϊ- 
κά»  53.  "Ηιδει  yáp  ό  διδάσκαλος  τήν  πεΐραν  του  παιδίου,  και  έφοβήθη 
αύτό·  δμως  γράψας  τόν  άλφάβητον  έπετήδευεν  54  αύτό  έπϊ  πολλή  ν 
ώραν,  και  ούκ  άπεκρίνατο  αύτω. 

2.  Είπε  δέ  αύτω  ό  Ιησούς-  «Εί  όντως  διδάσκαλος  εϊ,  και  εΐ  οΐδας 
καλώς  τά  γράμματα,  εΐπέ  μοι  του  άλφα  τήν  δύναμιν,  κάγώ  σοι  έρώ  τήν 


51  Va:  «Quod  et  factum  est.  Et  statim  invenit  illud  utile  ad  hoc  quod 
voluit.  Et  dixit  ad  Ioseph:  Ecce  labora  quod  vis». 

52  Sin  pone  aquí  término  a  su  narración  añadiendo  esta  frase  conclusiva: 
Απελθόντων  δέ  εν  τη  πάλει,  διηγήσατο  τη  Μαριάμ  6  Ιωσήφ.  Εκείνη  δέ  άκούσσσά  τε 
καΐ  βλέπουσα  τά  παράδοξα  μεγαλεία  τοΟ  υΐοϋ  αύτης  εχαιρεν,  δοξάζουσα  αύτόν  σύν 
τω  ΠατρΙ  καΐ  τω  Άγίω  Πνεύματι,  νΰν  και  αεί  και  ε!;  τους  αιώνας  τών  αιώνων,  αμήν. 

53  Va:  «Dixit  autem  ille  doctor  ad  Ioseph:  Quales  litteras  desideras 
illum  puerum  docere?  Respondit  Ioseph  et  dixit:  Primum  doce  ei  [eum] 
litteras  gentilicias  et  postea  hebraeas». 

54  Dr  y  Bo  tienen  έπετήχευεν,  que  Thilo  y  Tischendorf  corrigen  por 
πετήδευεν,  le  ejercitaba. 


316 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


Alfa  y  luego  te  diré  yo  cuál  es  el  de  la  Beta».  Irritado  entonces 
el  maestro,  le  pegó  en  la  cabeza.  Cuando  el  niño  sintió  el  dolor, 
le  maldijo;  e  inmediatamente  se  desvaneció  el  maestro  y  cayó 
a  tierra  de  bruces. 

3.  El  muchacho  volvió  a  casa  de  José.  Este  se  llenó  de  pe- 
sar y  dijo  a  su  madre  que  no  le  dejara  salir  fuera  de  casa,  porque 
todos  los  que  le  enojaban  quedaban  muertos. 

XV 

1.  Pasado  algún  tiempo,  otro  profesor,  que  era  amigo  ín- 
timo de  José,  dijo  a  éste:  «Tráeme  a  tu  chico  a  la  escuela:  quizá 
a  fuerza  de  dulzura  pueda  enseñarle  las  letras».  José  replicó: 
«Si  te  atreves,  hermano,  llévatelo  contigo».  El  lo  tomó  con  mu- 
cho temor  y  preocupación,  mas  el  niño  marchaba  de  muy  bue- 
na gana. 

2.  Este  entró  decididamente  en  clase  y  encontró  un  vo- 
lumen, puesto  sobre  el  pupitre.  Lo  cogió,  y,  sin  pararse  a  leer 
las  letras  que  en  él  estaban  escritas,  abrió  su  boca  y  se  puso  a 


τοΰ  βήτα».  Πικρανθε'ις  δέ  ό  διδάσκαλος  έ'κρουσεν  αύτοϋ  είς  τήν  κεφαλήν. 
Τό  δε  τταιδίον  πόνεσαν  κατηράσατο  αυτόν,  και  ευθέως  ελιποθύμησε  κα'ι 
έπεσε  χαμαϊ  επί  πρόσωπον  5  5. 

3·  Άπεστράφη  δέ  τό  τταιδίον  εις  τόν  οίκον  Ιωσήφ.  Ιωσήφ  δέ  έλυ- 
ττήθη,  και  παρήγγειλε  τή  μητρί  αύτου  όπως  έξω  της  θύρας  μή  απολύ- 
σεις αυτόν,  διότι  άποθνήσκουσιν  οί  παροργίζοντες  αύτόν. 

XV 

ι.  Μετά  δέ  χρόνον  τινά  έτερος  πάλιν  καθηγητής,  γνήσιος  φίλος  ών 
του  Ιωσήφ  5  6,  είπεν  αύτω·  «"Αγαγέ  μοι  τό  παιδίον  είς  τό  παιδευτή- 
ριον  ϊσο^ς  αν  δυνηθώ  έγώ  μετά  κολακίας  διδάξαι  αύτό  τά  γράμματα». 
Kai  εΐπεν  Ιωσήφ·  «Ει  θαρρείς  άδελφέ,  έ'παρον  αύτό  μετά  σεαυτοϋ».  Και 
λαβών  αύτό  μετ'  αύτοϋ  μετά  φόβου  κα'ι  αγώνος  πολλού,  τό  δέ  παιδίον 
ήδέως  έπορεύετο. 

2.  Και  εΐσελθών  θρασύς  είς  τό  διδασκαλεΐον,  εϋρ=  βιβλίον  κείμενον 
έν  τώ  άναλογίω,  καί  λαβών  αύτό  ούκ  άνεγίνωσκε  τά  γράμματα  τά  έν 
αύτω,  άλλά  άνοίξας  τό  στόμα  αύτού  έλάλει  πνεύματι  áyícp,  καί  έδίδασ- 


55  En  el  capítulo  siguiente,  ν. 4,  se  dice  que  este  profesor  fué  después 
curado,  de  donde  se  deduce  que  no  debió  morir,  si  bien  Va,  Ps.  Mt.  y 
Ev.  árabe  de  la  Infancia  (c.49)  dicen  que  murió  y  fué  resucitado. 

50  Ps.  Mt.  (c.39):  «Iterum  rogaverunt  tertio  Mariam  et  Ioseph  Iudaei 
ut  ad  alium  magistrum  blandimentis  suis  ducerent  ad  addiscendum». 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


317 


hablar  llevado  por  el  Espíritu  Santo,  enseñando  la  Ley  a  los  cir- 
cunstantes que  le  escuchaban.  Y  una  gran  muchedumbre  que 
se  había  congregado  le  oía,  llena  de  admiración  por  lo  hermoso 
de  su  doctrina  y  lo  expedito  de  sus  raciocinios,  teniendo  en 
cuenta  que  era  un  niño  el  que  así  hablaba. 

3.  José,  cuando  supo  esto,  se  llenó  de  miedo  y  corrió  en 
seguida  a  la  escuela,  recelando  no  hubiera  quedado  malparado 
también  aquel  profesor.  Pero  éste  le  dijo:  «Sábete,  hermano,  que 
yo  recibí  a  este  niño  como  si  fuera  un  alumno  cualquiera  y  re- 
sulta que  está  rebosando  gracia  y  sabiduría.  Llévatelo,  por  fa- 
vor, a  tu  casa». 

4.  Al  oír  esto  el  niño  le  sonrió  diciéndole:  «Gracias  a  ti, 
que  has  hablado  con  rectitud  y  has  dado  un  testimonio  justo, 
va  a  ser  curado  aquel  que  anteriormente  fué  castigado».  Ε  in- 
mediatamente el  otro  preceptor  se  sintió  bien.  José  tomó  al 
niño  y  se  fué  a  su  casa. 


κεν  τόν  νόμον  τους  περιεστώτας  και  άκούοντας  αύτοΰ  57.  Όχλος  δέ 
πολύς  σννελθόντες  παρεστήκεισαν  άκούοντες  αύτοΰ,  και  έθαύμαζον  έν 
τη  ώραιότητι  τής  διδασκαλίας  αύτοΰ  και  τη  ετοιμασία  των  λόγων 
αύτοΰ,  ότι  νήπιον  ών  τοιαύτα  φθέγγεται. 

3·  Άκούσσς  δέ  Ιωσήφ  έφοβήθη,  κα'ι  εδραμεν  εις  τό  διδασκαλεϊον, 
λογισάμενος  μή  ούτος  ό  καθηγητής  [εσται  ανάπηρος]  58.  Είπε  δέ  ό 
καθηγητής  τω  Ιωσήφ·  «Ίνα  είδης,  αδελφέ,  ότι  έγώ  μέν  παρέλαβον  τό 
παιδίον  ώς  μαθητήν,  αύτό  δέ  πολλής  χάριτος  καΐ  σοφίας  μεστόν  έστιν 
και  λοιπόν  άξιώ  σε,  άδελφέ,  άρον  αύτό  εις  τόν  οΐκόν  σου». 

4·  Ώς  δέ  ήκουσεν  τό  παιδίον  ταύτα,  εύθέως  προσεγέλασεν  ούτω  και 
είπεν  «Επειδή  ορθώς  έλάλησας  καΐ  ορθώς  έμαρτύρησας,  διά  σέ  κάκεΐνος 
ό  πληγωθείς  ΐαθήσεται».  Και  παραυτά  ίάθη  ό  έτερος  καθηγητής.  Παρέ- 
λαβε δέ  ό  Ιωσήφ  τό  παιδίον  κα'ι  άπήλθεν  εις  τόν  οίκον  αύτοΰ. 


57  Va:  «Omnes  vero  qui  ibidem  stabant,  diligenter  eum  audiebant,  et 
magister  ille  iuxta  íllum  sedcbat  et  libenter  eum  audiebat  et  deprecabatur 
eum  ut  amplius  doceret.  Cum  collecta  fuisset  turba  multa,  audiebant  omnem 
sanctam  doctrinam  quam  docebat  et  dilectos  sermones  qui  exi<e>bant  de  ore 
eius,  qui  pusillus  cum  esset,  talia  dicebat». 

58  Dr  y  Bo:  έστίν  ómipos  (inepto),  que  Tischendorf  corrige  acertada- 
mente según  la  fórmula  propuesta.' Va:  «Cum  audisset  Ioseph,  timuit;  cur- 
rens  ubi  erat  Icsus  magister  ille  dixit  ad  Ioseph:  Scias,  frater,  ut...». 


318 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


XVI 

1.  Otra  vez  mandó  José  a  su  hijo  Santiago  que  fuera  a  atar 
haces  de  leña  para  traerlos  a  casa.  El  niño  [Jesús]  le  acompañó. 
Mas  ocurrió  que,  mientras  Santiago  recogía  los  sarmientos,  le 
picó  una  víbora  en  la  mano. 

2.  Habiéndose  echado  en  el  suelo  todo  lo  largo  que  era  y 
estando  ya  para  morir,  se  le  acercó  Jesús  y  le  sopló  en  la  mor- 
dedura. Inmediatamente  desapareció  el  dolor,  reventó  el  reptil 
y  Santiago  recobró  repentinamente  la  salud. 

XVII 

r.  Después  sucedió  que  un  niño,  que  vivía  enfermo  en  la 
vecindad  de  José,  murió.  Su  madre  le  lloraba  inconsolable.  Jesús, 
al  enterarse  de  la  pena  de  ésta  y  del  tumulto  que  se  formaba, 
corrió  (allá)  precipitadamente.  Y,  encontrando  ya  muerto  al  niño, 
le  tocó  en  el  pecho  y  le  dijo:  «Parvulillo :  a  ti  te  hablo.  No 
mueras,  sino  vive  más  bien  y  quédate  con  tu  madre».  El  niño 


XVI 

i.  "Επεμψε  δέ  Ιωσήφ  τον  υίόν  αύτοΰ  τόν  Ίάκωβον  59  τοΰ  δήσαι 
ξύλα  και  φέρειν  εις  τόν  οίκον  αυτού-  ήκολούθει  δέ  κοα  τό  ττοαδίον  [Ίησοΰς] 
αύτω.  Και  συλλεγόντος  τοΰ  Ιακώβου  τά  φρύγανα,  εχιδνα  εδακε  την 
χείρα  Ιακώβου. 

2·  Κα!  κατατειναμένου  60  αΰτοΰ  καΐ  άπολλυμένου  προσήγγισεν  ό 
Ιησούς  και  κατεφύσησε  τό  δήγμα·  και  εΰθέως  έπαύσατο  ό  πόνος,  και  τό 
θηρίον  έρράγη  61,  και  πάραυτα  εμεινεν  ό  Ιάκωβος  υγιής. 

XVII 

ι.  Μετά  δέ  ταύτα  έν  τή  γειτονία  τού  Ιωσήφ  νοσών  62  -π  νήπιον 
άπέθανεν,  και  έκλαιεν  ή  μήτηρ  αύτού  σφόδρα.  'Ήκουσε  δέ  ό  Ίησοΰς  ότι 
πένθος  μέγα  και  θόρυβος  γίνεται,  καΐ  έδραμε  σπουδαίως·  και  εϋρών  τό 
παιδίον  νεκρόν,  (και)  ήψατο  τοΰ  στήθους  αύτοΰ  και  εΐπεν  «Σοι  6  3  λέγω, 
βρέφος,  μή  άποθάνης  άλλά  ζήσον,  καΐ  έ'σο  64  μετα  τής  μητρός  σου».  Και 

59  Cf.  Prof.  9,2. 

60  £)r  y  β0:  καταπναμένον,  por  homofonía. 

61  Va:  «Cumque  talia  vidisset  Iesus,  sufflavit  in  plagam  eius  et  súbito 
sanus  factus  est  Iacob  et  vípera  mortua  est». 

62  νοσών:  así  los  códices.  Mingarelli  y  Thilo  lo  corrigen  por  νοσούν. 

63  Dr  y  Bo:  σύ  λέγω,  por  homofonía. 

64  £σο  —  ;σθ,(  según  la  lectura  de  Mingarelli  y  Thilo.  Tischendorf 
lee  ίστω. 


EVANGELIO   DEL   PS.  TOMÁS 


319 


tendió  al  instante  una  mirada  y  sonrió.  Entonces  dijo  Jesús  a 
la  mujer:  «Anda,  tómalo,  dale  leche  y  acuérdate  de  mí». 

2.  Al  ver  esto  los  circunstantes  se  llenaron  de  admiración 
y  exclamaron:  «Verdaderamente  que  este  niño  o  era  un  Dios 
o  un  ángel  de  Dios,  pues  todo  lo  que  sale  de  su  boca  se  verifica 
bien  pronto».  Jesús  salió  de  allí  y  se  puso  a  jugar  con  otros 
muchachos. 

XVIII 

1.  Días  después  aconteció  que,  estándose  construyendo 
una  casa,  sobrevino  un  gran  tumulto.  Jesús  se  levantó  y  se  di- 
rigió hacia  aquel  sitio.  Y,  viendo  allí  un  cadáver  tendido  en  el 
suelo,  le  tomó  de  la  mano  y  se  dirigió  a  él  en  estos  términos: 
«Hombre,  a  ti  te  digo:  levántate  y  reanuda  tu  trabajo».  El  se 
levantó  en  seguida  y  le  adoró. 

2.  La  multitud  que  vió  esto,  se  llenó  de  admiración  y  dijo : 


ευθύς  άναβλέψας  έγέλασεν.  Είπε  δέ  τη  γυναικί.  «τΑρον  αΰτό  και  δός  γάλα, 
και  μνημόνευε  μου». 

2.  Καΐ  ίδών  ό  παρεστώς  όχλος  έθαύμασεν  και  εΐπον  «Αληθώς  τό 
τταιδίον  τοΰτο  ή  Θεός  ην  ή  άγγελος  Θεοΰ,  ότι  πάς  λόγος  αύτοΰ  έργον 
εστίν  έτοιμον»  65.  Και  έξήλθεν  ό  Ίησοΰς  εκείθεν  παίζων  μετά  και  έτερων 
παιδιών. 

XVIII 

ι.  Μετά  δέ  χρόνον  τινά  οικοδομής  γενομένης  και  θορύβου  μεγάλου, 
ΐστατο  ό  Ίησοΰς  και  άπήλθεν  έως  έκεϊ.  Και  ίδών  άνθρωπον  νεκρόν  κείμε- 
νον  έπελάβετο  της  χειρός  αϋτοΰ  και  είπεν  «Σοι  λέγω,  άνθρωπε,  ανάστα, 
ποίει  τό  έργον  σου».  Και  ευθέως  άναστάς  προσεκύνησεν  αύτόν. 

2.    Ίδών  δέ  ό  όχλος  έθαύμασεν  και  είπεν  «Τοΰτο  τό  παιδίον  οϋρά- 


65  Va  omite  el  episodio  del  templo  contenido  en  el  capítulo  19  y  pone 
aquí  las  palabras  de  felicitación  a  María  por  parte  de  los  fariseos  conteni- 
das en  la  redacción  griega  de  dicho  capítulo.  Después  concluye  la  narración 
evangélica  con  estas  palabras:  «Post  haec  omnia  Thomas  Ysmaelita:  Scripsi 
quae  vidi  et  recordatus  sum  gentibus  et  fratribus  nostris,  et  multa  alia  quae 
fecit  Iesus,  qui  natus  est  in  terris  Iudae.  Ecce  omnia  vidit  domus  Israel  a 
primo  usque  ad  novissimum,  quanta  signa  et  mirabilia  fecit  Iesus  in  ipsis, 
valde  bona.  Et  ipse  est  qui  debet  iudicare  mundum  secundum  voluntatem 
immortalis  et  invisibilis  patris  sui  [corrección  de  M.  R.  James]  quomodo 
enarrat  scriptura  sancta  et  prophetae  testifican'  sunt  opera  eius  in  ómnibus 
populis  Israel,  quoniam  ipse  est  filius  Dei  in  universo  orbe  terrae.  Ipsum 
decet  omnis  gloria  et  honor  in  sempiternum,  qui  vivit  et  regnat  Deus  per 
omnia  sécula  seculorum.  Amen». 


320 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


«Este  muchacho  debe  haber  venido  del  cielo,  pues  ha  librado  a 
muchas  almas  de  la  muerte  y  aun  ha  de  seguir  librando  (más) 
durante  su  vida». 

XIX 

1.  Cuando  tenía  doce  años,  sus  padres  marcharon  como  de 
costumbre  a  Jerusalén  para  asistir  a  las  fiestas  de  la  Pascua, 
enrolados  en  la  caravana.  Ya  terminadas  las  fiestas,  se  volvían 
de  nuevo  a  su  casa.  Mas  en  el  momento  mismo  de  partir,  el 
niño  Jesús  retornó  de  nuevo  a  Jerusalén,  mientras  sus  padres 
pensaban  que  se  encontraría  en  la  comitiva. 

2.  Después  del  primer  día  de  marcha  se  pusieron  a  bus- 
carle entre  sus  parientes.  Mas,  no  dando  con  él,  se  afligieron 
mucho  y  retornaron  a  Jerusalén  en  su  busca.  Finalmente  lo 
encontraron  en  el  templo  después  del  tercer  día,  sentado  en 
medio  de  los  doctores,  escuchándoles  y  haciéndoles  pregun- 
tas. Todos  estaban  pendientes  de  él  y  se  admiraban  de  ver 
que,  niño  como  era,  dejaba  sin  palabra  a  los  ancianos  y  maes- 
tros del  pueblo,  desentrañando  los  puntos  principales  de  la  ley 
y  las  parábolas  de  los  profetas. 

3.  Y  acercándose  María,  su  madre,  le  dijo:  «Hijo  mío, 

νιόν  εστίν  πολλάς  γάρ  ψυχάς  εσωσεν  έκ  θανάτου,  και  εχει  σώσει  έως 
πάσης  της  ζωής  αύτοΰ». 

XIX 

1.  "Ούτος  δέ  αύτοΰ  δωδεκαετούς  έπορεύοντο  οί  γονείς  αύτοΰ  κατά 
τό  εθος  εις  Ίηρουσαλήμ  εις  την  έορτήν  του  πάσχα  μετά  της  συνοδίας 
αύτών,  και  μετά  τό  ττάσχα  ύπέστραφον  εις  τόν  οίκον  αύτών.  Kai  έν  τω 
ύττοστρέφειν  αύτούς  άνήλθεν  τό  παιδίον  Ίησοϋς  εις  Ιεροσόλυμα·  οί  δέ 
γονείς  αύτοΰ  ένόμισαν  αύτόν  έν  τη  συνοδία  είναι. 

2.  Όδευσάντων  δέ  όδόν  ημέρας  μιας,  έζήτουν  αύτόν  έν  τοις  συγχε- 
νέσιν  αύτών,  και  μη  εύρόντες  αύτόν,  έλυπήθησαν  και  ύπέστρεψαν  66 
ττάλιν  εις  την  πόλιν  ζητοΰντες  αύτόν.  Kai  μετά  τρίτην  ήμέραν  εϋρον 
αύτόν  έν  τω  ίερώ  καθεζόμενον  έν  μέσω  τών  διδασκάλων  και  άκούοντα  67 
και  έρωτώντα  αύτούς.  Προσεΐχον  δέ  πάντες  καί  έθαύμαζον,  ττώς  τταιδίον 
υπάρχων  άποστομίζει  6  8  Τ0ύς  πρεσβυτέρους  καϊ  διδασκάλους  τοΰ  λαοΰ, 
έπιλύων  τά  κεφάλαια  τοΰ  νόμου  καί  τάς  παραβολάς  τών  προφητών. 

3·    Προσελθοΰσα  δέ  ή  μήτηρ  αύτοΰ  Μαρία  εΐπεν  αύτώ·  «Ίνατί  τοΰτο 


66  Dr  y  Βο:  καϊ  ύποστρέψαντεξ. 

67  Dr  y  Βο:  καϊ  άκούοντα  τοΰ  νόμου,  καϊ  άκούοντα  καί  έρωτώντα  αύτούξ. 

68  άιτοστομίζω:  cerrar  la  boca,  dejar  sin  palabra. 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


S  21 


¿por  qué  te  has  portado  así  con  nosotros?  Mira  con  qué  pre- 
ocupación te  hemos  venido  buscando».  Mas  Jesús  replicó: 
«¿Y  por  qué  me  buscabais?  ¿No  sabéis  acaso  que  debo  ocuparme 
de  las  cosas  que  se  refieren  a  mi  Padre?» 

4.  Y  los  escribas  y  fariseos  le  decían:  «¿Eres  tú  por  ventura 
la  madre  de  este  niño?»  Ella  respondió:  «Así  es».  Y  ellos  repu- 
sieron: «Pues  dichosa  de  ti  entre  las  mujeres,  ya  que  el  Señor 
ha  tenido  a  bien  bendecir  el  fruto  de  tu  vientre,  porque  gloria, 
virtud  y  sabiduría  semejantes,  ni  las  hemos  oído  ni  visto  jamás». 

5.  Jesús  se  levantó  y  siguió  a  su  madre.  Y  era  obediente  a 
sus  padres.  Su  madre,  por  su  parte,  retenía  todos  estos  hechos 
en  su  corazón.  Mientras  tanto  Jesús  iba  creciendo  en  edad, 
sabiduría  y  gracia.  A  El  sea  tributada  alabanza  por  todos  los 
siglos  de  los  siglos.  Amén. 


APENDICE 
Los  tres  primeros  capítulos  del  Tomás  latino 

I.    De  cómo  María  y  José  huyeron  a  Egipto  con  él 

i.  Habiéndose  levantado  una  gran  agitación  porque  Here- 
des estaba  haciendo  pesquisas  para  encontrar  a  nuestro  Señor 


έττοίησας  ήμϊν,  τέκνον;  ιδού  όδυνώμενοι  έζητούμέν  σε».  Και  είττεν  αύτοΐς 
ό  Ιησούς-  «Τί  με  ζητείτε;  ούκ  οΐδοττε  ότι  Ιν  τοις  τού  Πατρός  μου  δει 
είναί  με;» 

4-  01  δέ  γραμματείς  και  Φαρισαΐοι  είττον  «Σύ  ή  μήτηρ  τού  τταιδίου 
τούτου;»  Ή  δέ  είττεν  «Έγώ  ειμί».  Καϊ  εΐττον  αύτη·  «Μακαρία  σύ  έν  γυ- 
ναιξίν,  ότι  ηύλόγησεν  ό  Θεός  τόν  καρττόν  της  κοιλίας  σου·  τοιαύτην  γαρ 
δόξαν  και  τοιαύτην  άρετήν  και  σοφίαν  ούτε  ΐδομεν  ούτε  ήκούσαμέν  ττοτε». 

5·  Άναστάς  δέ  Ιησούς  ήκολούθησεν  τη  μητρί  αύτού,  και  ήν  ύττο- 
τασσόμενος  τοις  γονεύσιν  αύτού.  Ή  δέ  μήτηρ  αύτού  διετήρει  πάντα  τά 
γενόμενα.  Ό  δέ  Ιησούς  ττροέκοτΓτε  σοφία  και  ηλικία  καϊ  χάριτι.  Αύτώ 
ή  δόξα  εις  τούς  αιώνας  των  αιώνων,  αμήν. 

I.    Quomodo  María  ετ  Ioseph  fugierunt  cum  εο  in  Egyptum  69 

1.  Cum  facta  fuisset  conturbatio,  quoniam  requisitio  facta  fuit 
ab  Herode  de  Domino  nostro  Iesu  Christo,  ut  eum  interficeret,  tune 

69  A.  Delatte  ha  publicado  en  Anécdota  Atheniensia  I  ( Bibliothéque  de 

Ev.  apócrifos  11 


322 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


Jesucristo  y  quitarle  la  vida,  dijo  un  ángel  a  José :  «Toma  a  María 
con  su  hijo  y  date  a  la  huida  camino  de  Egipto,  lejos  de  esos 
que  quieren  matarle».  Tenía  Jesús  dos  años  cuando  entró  en 
Egipto. 

2.  Una  vez  iba  caminando  por  un  sembrado  y,  alargando 
su  mano,  cogió  algunas  espigas.  Después  las  puso  al  fuego,  las 
trituró  y  empezó  a  comerlas. 

3.  Al  entrar  en  Egipto  se  hospedaron  en  casa  de  una  viuda 
y  allí  permanecieron  durante  un  año  entero. 

4.  Jesús  cumplió  sus  tres  años.  Y,  viendo  jugar  a  los  demás 
niños,  se  puso  él  a  hacer  lo  propio  en  su  compañía.  Cogió  un 
pez  disecado,  lo  echó  en  una  jofaina  y  le  mandó  que  empezara 
a  colear.  Y  él  empezó  a  colear.  Jesús  se  dirigió  otra  vez  al  pez 
en  estos  términos:  «Anda,  arroja  la  sal  y  échate  al  agua».  Todo 
lo  cual  sucedió  puntualmente.  Entonces  algunos  vecinos  que 
lo  habían  visto  fueron  a  contárselo  a  la  mujer  en  cuya  casa  se 
hospedaba  su  madre,  María.  Y  ella,  al  enterarse,  los  arrojó  in- 
mediatamente de  casa. 


ángelus  dixit  ad  Ioseph:  «Tolle  Mariam  et  puerum  eius,  et  fuge  in 
Egyptum  a  facie  eorum  qui  quaerunt  eum  interficere».  Erat  autem 
Iesus  annorum  II  cum  ingressus  est  in  Egyptum. 

2.  Et  deambulante  eo  per  agrum  seminatum,  porrexit  manum 
et  tulit  de  spicis  et  posuit  eas  super  ignem  et  trituravit,  et  coepit 
comedere  70 '. 

3.  Cum  autem  in  Egyptum  introissent,  acceperunt  hospitium 
in  domo  cuiusdam  viduae,  et  fecerunt  in  eodem  loco  annum  unum. 

4.  Et  factus  est  Iesus  anni  tertii.  Et  cum  vidisset  pueros  ludentes, 
coepit  ludere  cum  eis.  Et  accepit  piscem  unum  aridum  et  misit  eum 
in  pelvim,  et  praecepit  ei  ut  palpitaret.  «Et  coepit  palpitare».  Et 
dixit  iterum  ad  piscem:  «Reiecta  sal  tuum  quod  habes,  et  ambula  in 
aquam».  Et  factum  est  ita.  Videntes  autem  vicini  quod  factum  fue- 
rat,  nuntiaverunt  mulieri  viduae  in  cuius  domo  morabatur  María 
mater  eius.  Illa  vero  ut  audivit,  cum  festinatione  magna  eiecit  eos  de 
domo  sua. 


la  Faculté  de  Philosophie  et  Lettres  de  l'Université  de  Liége,  XXXVI)  p. 264-71 
una  versión  griega  del  Ps.  Tomás,  en  la  que  por  vez  primera  tenemos  el 
equivalente  de  la  versión  latina  del  Ps.  Tomás,  impresa  por  Tischendorf 
según  el  códice  Va  (Ev.  Apocr.  P.164SS.).  He  aquí  cómo  empieza:  Θορύβου 
γενομένου,  έζητεϊτο  ό  Ίησοϋς  Οπό  τοΰ  Ήρώδου  τοΰ  βασιλέως.  Τότε  ουν  άγγελο;  κυρίου 
λέγει  τω  Ιωσήφ.  κτλ. 

70  El  códice  β.  laurenziano,  de  Florencia.,  añade:  «Dedit  autem  talem 
gratiam  illi  agro  ut  singulis  annis  cum  fuerit  seminatus,  tot  modios  grani 
domino  suo  reddat  quot  grana  de  ipso  sumpserat.  Factumque  est». 


EVANGELIO  DEL  PS.  TOMÁS 


323 


II.    De  cómo  un  maestro  le  mandó  fuera  de  la  ciudad 

1.  Iba  una  vez  Jesús  paseando  con  María,  su  madre,  por 
el  foro  de  la  ciudad,  cuando  vió  a  un  maestro  que  estaba  dando 
clase  a  unos  cuantos  alumnos.  Y  hete  aquí  que  unos  gorriones 
que  reñían  entre  sí  vinieron  a  caer  por  la  pared  en  el  seno  de 
aquel  profesor  que  daba  clase  a  los  chicos.  Jesús,  al  verlo,  dió 
muestras  de  alegría  y  se  paró. 

2.  El  preceptor,  que  notó  las  muestras  de  contento  que 
daba  Jesús,  montó  en  cólera  y  dijo  a  sus  alumnos :  «Id  y  traéd- 
melo acá».  Hecho  lo  cual,  tomó  a  Jesús  de  la  oreja  y  le  dijo: 
«¿Qué  es  lo  que  has  visto  para  echarte  a  reír?»  El  respondió: 
«Mira:  tenía  esta  mano  llena  de  trigo.  Se  la  enseñé  y  desparramé 
el  grano.  Ellos,  al  ver  que  éste  estaba  en  peligro  [de  ser  apro- 
piado por  los  otros],  lo  quitaron  de  en  medio.  Esta  ha  sido 
la  causa  de  la  riña».  Jesús  no  se  marchó  de  allí  hasta  que  no 


II.    Quomodo  magister  eiecit  eum  de  civitate^i 

X.  Et  deambulante  Iesu  cum  María  matre  eius  per  médium 
forum  civitatis,  respiciens  vidit  magistrum  docentem  discípulos  suos. 
Et  ecce  XII  passeres  insidiantes  inter  se  ceciderunt  per  murum  in 
sinum  illius  magistri  qui  pueros  docebat.  Iesus  autem  cum  vidisset, 
hilaris  factus  est  et  stetit. 

2.  Cum  ille  doctor  vidit  illum  hilarem  factum,  cum  furore 
magno  dixit  discipulis  suis:  «Ite,  adducite  eum  ad  me».  Cum  autem 
sustulissent  eum,  magister  apprehendit  auriculam  eius  et  dixit: 
«Quid  vidisti  quod  hilaris  factus  es  ?»  At  ille  dixit  ei :  «Magister,  ecce 
manus  plena  tritico.  Ostendi  illis  et  sparsi  triticum,  quod  in  pericu- 
lo  e  medio  gerunt :  propter  hoc  enim  pugnaverunt  intra  se  ut  divi- 
derent  triticum».  Et  non  praeteriit  inde  Iesus  doñee  adimpletum 


71  Los  incidentes  de  este  episodio  aparecen  más  claramente  expuestos 
en  el  texto  griego  de  Delatte.  Según  él,  se  trata  de  una  viuda,  quien,  des- 
pués de  haber  comprado  trigo  con  gran  sacrificio,  tropieza  y  lo  deja  caer: 
Προερχόμενος  δέ  ό  Ίησοΰς  μετά  της  μητρό;  αύτοΰ  δια  της  πλατεία;  της  πόλεως,  είδ· 
διδάσκαλον  καθηγητήν  διδάσκοντα  παιδία.  Δώδεκα  ουν  στρουθία  κατελθόιτα  από 
τείχους  έμάχοντο  πρός  αλλήλους  καΐ  έπεσον  εξαίφνης  είς  τον  κόλπον  τοΟ  καθηγητού. 
Ίδών  δέ  6  ΊησοΟς  έγέλασεν.  *Ως  δέ  είδεν  αΰτόν  ό  καθηγητής  γελώντα,  θυμοϋ  πλησθείς 
είπε-  τΐ  Ιδών  έγέλασας;  ό  δέ  πρός  αύτόν  έφη·  καθηγητά,  Ιδού  γυνή  χήρα  έρχεται  προς 
σε  βαστάζουσα  σΐτον  δν  μετά  κόπου  ήγοράσατο,  καΐ  ώδε  εχει  προσκόψαι  καΐ  διασκορ- 
πίσαι  τόν  σΐτον.  Καΐ  διά  τοϋτο  μάχονται  τά  στρουθία  ταϋτα,  πόσους  κόκκους  δεί 
έκαστος  λαβείν.  Ουκ  άνεχώρησε  δέ  ό  ΊησοΟς  έως  ου  τό  είρημένον  Οπ'  αύτοΰ  έπληρώθη. 
Ίδών  δέ  ό  διδάσκαλος  τους  λόγους  του  Ιησού  ε!ς  έργον  γεγονότος,  έκέλευσε  διωχθήναι 
αύτόν  από  τή>  πόλεως  μετά  της  μητρός  αΰτοΰ. 


324 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


se  cumplió  lo  que  dijo.  Entonces  el  maestro  se  puso  a  echarlo 
fuera  de  la  ciudad  juntamente  con  su  madre. 

III.    De  cómo  Jesús  fué  expulsado  de  Egipto 

1.  Un  ángel  del  Señor  salió  al  encuentro  de  María  y  le 
dijo:  «Toma  al  niño  y  vuélvete  de  nuevo  a  la  tierra  de  los 
judíos,  pues  han  muerto  ya  los  que  iban  tras  de  su  vida». 
Levantóse,  pues,  María  y  juntamente  con  Jesús  se  puso  en 
camino  de  Nazaret,  ciudad  que  está  emplazada  entre  las  pro- 
piedades de  su  padre. 

2.  José  salió  de  Egipto,  muerto  ya  Herodes.  Y  llevó  (al 
niño)  al  desierto  hasta  que  se  hiciese  calma  en  Jerusalén  de 
parte  de  aquellos  que  buscaban  la  vida  del  niño.  Y  dió  gracias 
a  Dios  por  haberle  dado  entendimiento  y  por  haber  encontrado 
gracia  ante  el  Señor  Dios.  Amén. 


est.  Et  hoc  facto  magister  coepit  eum  proiicere  de  civitate  una  cum 
matre  sua. 

III.    Quomodo  Iesus  expulsus  est  de  Egypto 

1.  Et  ecce  ángelus  Domini  obvians  Mariae  dixit  ad  eam:  «Tolle 
puerum  et  reverteré  in  terram  Iudaeorum;  defuncti  sunt  enim  qui 
quaerebant  animam  eius».  Surrexit  autem  María  cum  Iesu  et  perre- 
xerunt  in  civitatem  Nazaret  quae  est  in  propriis  rebus  patris  sui. 

2.  Ut  autem  exiit  Ioseph  de  Egypto  post  mortem  Herodis,  tulit 
eum  in  deserto  usque  dum  fieret  tranquilinas  in  Ierusalem  de  iis 
qui  quaerebant  animam  pueri.Et  egit  gratias  Deo  quod  dedit  intel- 
ligentiam,  et  quod  invenit  gratiam  coram  Domino  Deo.  Amen  72. 

72  El  citado  códice  B:  «Et  cum  factus  esSet  Iesus  annorum  septem,  facta 
est  tranquillitas  in  regno  Herodis  de  ómnibus  illis  qui  quaerebant  ani- 
mam pueri.  Reversi  in  Bethleem,  morabantur  ibi».  Texto  griego  de  Delatte : 
Γνου;  δέ  ό  Ίησους  άττό  τη;  Αιγύπτου,  συνέστειλεν  εαυτόν  εις  τήν  ερημον  μετά  τήν 
τελευτήν  Ήρώδου  εω;  ού  κστέτταυσεν  ό  θόρυβο;  έν  Ιερουσαλήμ.  Και  ήρξάμην  δοξάζειν 
τόν  θεόν,  κάγώ  "Ιάκωβος,  τον  δόντα  μοι  σοφίαν  ότι  έξεΰρον  ένώττιον  αϋτοΰ  γράψαι 
τήν  ίστορίάν  αύτοΰ.  Αμήν. 


2.    EVANGELIO  ARABE  DE  LA  INFANCIA 


Lleva  este  nombre  por  no  haberse  conocido  hasta  hace 
poco  más  que  la  redacción  árabe  del  mismo.  Hoy,  sin  embar- 
go, está  ya  identificada  su  redacción  siríaca,  de  manera  que  po- 
dría titularse  más  bien  Evangelio  siro-árabe  de  la  Infancia  1. 

La  redacción  árabe  está  representada  por  dos  manuscritos: 

a)  El  primero  procede  de  la  biblioteca  de  J.  Golius  y  ac- 
tualmente se  encuentra  en  la  Biblioteca  Bodleiana  de  Oxford 
(Or.350).  Está  sin  fecha  y  figura  con  el  número  LII  en  el  catá- 
logo de  manuscritos  árabes  cristianos  de  Nicoll  y  Pusey.  Este 
manuscrito  fué  el  que  utilizó  H.  Sike  para  su  edición  y  versión 
latina  publicada  en  1697,  obra  que  sirvió  de  base  para  las  ulte- 
riores ediciones  y  versiones  de  Fabricius  Jones,  Giles,  Schmid, 
Migne,  Cowper,  Thilo  y  Tischendorf.  En  estas  dos  últimas 
colaboraron,  respectivamente,  los  ilustres  arabistas  E.  Rodiger 
y  H.  Fleischer.  Así,  pues,  sobre  este  único  manuscrito  descansan 
todos  los  trabajos  realizados  a  partir  de  la  obra  de  Sike  hasta  la 
de  Peeters,  publicada  en  1914. 

b)  Existe  también  otro  manuscrito  inédito  y  muy  poco 
estudiado  hasta  el  presente.  Se  trata  del  Codex  Orientalis  32  de 
la  Biblioteca  Laurenziana  de  Florencia.  Lleva  la  fecha  de  1299  y 
le  falta  el  título  inicial.  Empieza  en  el  folio  2  con  una  profecía 
de  Zoroastro  (cf.  infra,  c.7  nota  11)  y  luego  continúa  la  narra- 
ción: «El  año  304  de  la  era  de  Alejandro  ...»  (cf.  c.2). 

La  redacción  siríaca,  definitivamente  identificada  por  Peeters, 
ha  venido  a  demostrar  que  el  texto  árabe  no  es  sino  una  tra- 
ducción, a  veces  bastante  bastardeada,  del  original  siríaco.  Está 
representada  por  tres  manuscritos: 

a)  El  año  1890  hizo  copiar  E.  A.  Wallis  Budge  una  Historia 
de  la  Virgen  María  que  había  encontrado  en  un  manuscrito  si- 
ríaco del  siglo  XIII-XIV.  Estableció  una  comparación  entre  este 
ejemplar  y  el  de  la  Sociedad  Real  Asiática  de  Londres  y  pu- 

1  Estas  apreciaciones  están  basadas  en  las  investigaciones  del  sabio 
bolandista  P.  Peeters,  Evangües  A$ocr\jhes  t.2  intrcd. 


326 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


blicó  todo  en  1899  juntamente  con  una  traducción  inglesa2. 
Esta  historia  de  la  Virgen  comienza  con  extractos  del  Proto- 
evangelio  y  termina  con  la  Dormitio  Deiparae.  Entre  estos  dos 
extremos  está  insertado  todo  el  Evangelio  de  la  Infancia,  seguido 
de  un  resumen  de  la  vida  pública  de  Jesús.  Los  pasajes  paralelos 
con  la  redacción  árabe  arguyen  dependencia  de  ésta  con  re- 
lación al  texto  siríaco. 

b)  El  manuscrito  citado  de  la  Sociedad  Real  Asiática  de 
Londres. 

c)  Finalmente  está  el  manuscrito  de  la  BiMioteca  Vaticana 
Sir.  159.  A  pesar  de  su  data  tardía  ofrece  un  gran  interés.  El 
texto  está  integrado  en  su  mayor  parte  por  piezas  dispares  com- 
piladas por  un  cierto  Efrén  Phigana.  Los  capítulos  1-41  siguen 
el  texto  árabe  del  Evangelio  de  la  Infancia  y  la  redacción  siríaca. 
A  partir  del  capítulo  41  se  aproxima  más  al  Ps.  Tomás  siríaco 
(cf.  Peeters,  ρ.ΧΙΠ). 

El  contenido  de  esta  redacción  siro-árabe  del  Evangelio  de  la 
Infancia  está  inspirado  en  diversas  fuentes.  Cita  textualmente 
al  principio  el  libro  del  pontífice  Josefo,  y  en  el  capítulo  21 
habla  de  un  evangelio  de  la  infancia  distinto  del  evangelio  per- 
fecto  (canónico). 

Los  capítulos  1-11  están  influenciados  evidentemente  por  el 
Protoevangelio.  Los  últimos  (41-55)  siguen  de  cerca  al  evangelio 
del  Ps.  Tomás,  que,  como  insinuamos  en  la  introducción  gene- 
ral a  los  apócrifos  de  la  infancia,  debía  encontrarse  ya  aislado  a 
partir  del  siglo  V. 

La  parte  más  original  está  comprendida  entre  los  capítu- 
los 11 -41,  donde  se  contienen  muchos  episodios  fantásticos, 
fruto  de  imaginación  oriental.  Es  interesante  observar  el  papel 
de  mediadora  que  ejerce  la  Virgen  María  en  todas  las  curaciones 
milagrosas  relatadas. 

Peeters  (p.XXIV)  ha  notado  que  ciertos  pasajes  aislados  pue- 
den representar  una  tradición  más  antigua  que  la  compilación 
del  apócrifo;  v.gr.,  el  relatado  en  el  capítulo  20-21,  sobre  el  joven 
convertido  en  mulo  y  devuelto  después  a  su  condición  humana, 
puede  ser  que  esté  inspirado  en  la  Historia  Lausiaca  de  Paladio  3, 


2  The  history  of  the  b.  V.  M.:  «Luzac's  Semitic  Text  and  Translation 
Series»  IV  5  (1899).  Parece  que  debe  identificarse  esta  obra  con  el  «liber 
vocatus  Infantia  Salvatoris  vel  Historiae  Dominae  Nostrae»,  condenado  en 
1599  por  el  sínodo  de  Diamper,  presidido  por  el  arzobispo  de  Goa,  Alejo 
Menezes:  Decr.XIV  sess.III:  Mansi  t.35  col. 1194-95. 

3  Ed.  A.  Lucot  (París  1912)  p.no.  Puede  verse  también  (interpolada) 
en  PG  34,997-1262. 


EVANGELIO   ÁRABE  DE  LA  INFANCIA 


S27 


que  fué  traducida  en  época  muy  reciente  al  siríaco.  En  ella  se 
cuenta  el  milagro  de  un  jumento  convertido  en  mujer  gracias 
a  las  oraciones  de  San  Macario  el  Egipcio. 

Ediciones  y  versiones. — H.  Sike,  Evangelium  Infantiae  vel  líber  apo- 
cryphus  de  infantia  Salvatoris,  ex  manuscripto  edidit  ac  latina  versione  et 
notis  ilhtstravit  (Traiecti  ad  Rhenum  1697);  J.  A.  Fabricius,  Codex  Apo- 
cryphus  Novi  Testamenti  I  (2i-iq)  p. 168-212  [v.  lat.  de  Sike];  J.  Jones, 
Λ  new  and  full  melhod  of  settling  the  canonical  authority  (London  1726); 
C.  C.  L.  Schmidius,  Corpus  omnium  veterum  apocryphorum  extra  biblia  I 
(Hadamar  1804);  J.  C.  Thilo,  Codex  Apocryphus  Novi  Testamenti  (Leip- 
zig 1832)  t.i  P.63-131.132-158.XXVI-XLIV;  J.  A.  Giles,  Codex  Apocryphus 
Novi  Testamenti  (London  1852);  MigneAp:  I  (1856)  983-1008;  O.  Schade, 
Narrationes  de  vita  et  conversatione  Β.  Μ.  V.  et  de  pueritia  et  adolescentia 
Salvatoris  (Halle  1870);  Β.  H.  Cowper,  The  Apocryphal  Gospels  and  other 
documents  relating  to  the  History  of  Christ  translated  from  the  origináis  (Lon- 
don 1874)  p. 172-216;  E.  A.  Wallis  Bldge,  The  history  of  the  blessed  Vir- 
gin Mary  and  the  history  of  the  likeness  of  Christ:  «Luzac's  Semitic  Text  and 
Translation  Series»  IV  5  (1899);  P.  Peeters,  Evangiles  Apocryphes  II:  L'évan- 
gile  de  l'enfance.  Rédactions  syriaques,  árabes  et  arméniennes  traduites  et  anno- 
tees  (París  1914);  E.  González-Blanco,  Los  Evangelios  Apócrifos  II  p. 42-88 
[v.  esp.]. 

Estudios. — R.  A.  Hofmann,  Das  Leben  Jesu  nach  den  Apokryphen  in 
Zusammenhang  aus  den  Quellen  erzdhlt  und  wissenschaftlich  untersucht  (Leip- 
zig 1851)  p. 144-265;  G.  van  den  Bergh  van  Eysinga,  Indische  Einflússe 
auf  evangelische  Erzahlungen:  ForschRLit  4  (1909)  63-67. goss. ;  E.  Cos- 
quin,  Un  épisode  d'un  Evangile  Syriaque  et  les  contes  de  l'lnde:  le  serpent 
mgrat,  l'enfant  roi  et  juge:  RBi  N.S.16  (1919)  136-157;  P.  Peeters,  A  pro- 
pos  de  l'Evargile  árabe  de  l'enfance.  Le  ms.  de  J.  Golius:  ABoll  41  (1923) 
132-134;  E.  Amann:  SupDBi  I  485-486;  A.  M.  Vitti,  S.  Familia  in  Aegypto 
ubinam  iuxia  Apocrypha  constiterit:  VD  9  (1929)  iss. ;  G.  Graf,  Geschichte 
der  christlichen  arahischen  Literatur  V.  StT  118  p.225-227;  C.  Cecchelli, 
Mater  Christi  III  (Roma  1954)  p.365-370. 


EVANGELIO  ARABE  DE  LA  INFANCIA  * 

En  el  nombre  del  Padre  y  del  Hijo  y  del  Espíritu  Santo, 
un  solo  Dios. 

Con  el  auxilio  y  el  favor  de  la  Divinidad  Suprema  empeza- 
mos a  escribir  el  libro  de  los  milagros  de  Jesucristo,  Dueño, 
Señor  y  Salvador  nuestro,  que  lleva  por  título  Evangelio  de  la 
Infancia,  en  la  paz  del  Señor.  Amén. 


1  Damos  el  texto  castellano  del  evangelio  siguiendo  la  versión  latina 
publicada  por  Tischendorf  (p.  181 -209)  y  la  francesa  más  reciente  de  Peeters 
(t.2  p.1-65).  Añadimos  en  las  notas  las  variantes  más  importantes  de  la 
redacción  siriaca. 


328 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


I.    Palabras  de  Jesús  en  la  cuna 

1.  Encontramos  lo  que  sigue  en  el  libro  del  pontífice  Jo- 
sefo,  sacerdote  que  vivió  en  los  tiempos  de  Cristo  y  a  quien 
algunos  identifican  con  Caifás. 

2.  En  él  se  cuenta  que  Jesús  habló  cuando  se  encontraba 
precisamente  reclinado  en  la  cuna,  y  que  dijo  a  su  madre:  «Yo 
soy  Jesús,  el  hijo  de  Dios,  el  Verbo  (ó  Aóyos),  a  quien  tú  has 
dado  a  luz  de  acuerdo  con  el  anuncio  del  ángel  Gabriel.  Mi 
Padre  me  ha  enviado  para  la  salvación  del  mundo»  2. 

II.    Viaje  a  Belén 

1,  En  el  año  309  3  de  la  era  de  Alejandro  decretó  Augusto 
que  cada  cual  fuera  a  empadronarse  en  su  lugar  de  origen.  Le- 
vantóse, pues,  José  y  tomando  a  María,  su  esposa,  salió  de  Je- 
rusalén  y  vino  a  Belén  con  intención  de  empadronarse  con  su 
familia  en  la  ciudad  natal. 

2.  Y,  en  llegando  a  una  cueva,  dijo  María  a  José:  «Se  me 
echa  encima  el  momento  de  dar  a  luz  y  no  me  es  posible  pro- 
seguir el  camino  hasta  la  ciudad;  entremos,  si  te  parece,  en  esta 
gruta».  Tenía  esto  lugar  a  la  caída  del  sol.  José  se  dió  prisa  en 
buscar  una  mujer  que  la  asistiera.  Y,  ocupado  en  esto,  vió  una 
anciana  de  raza  hebrea,  oriunda  de  Jerusalén,  a  quien  dijo: 
«Bendita  seas;  date  prisa  y  entra  en  esta  gruta,  donde  se  encuen- 
tra una  doncella  a  punto  de  dar  a  luz»  4. 

III.    La  partera  de  Jerusalén 

i.  A  todo  esto  se  había  puesto  ya  el  sol,  cuando  la  anciana 
llegó  a  la  gruta  en  compañía  de  José.  Ambos  penetraron  dentro. 
Y  he  aquí  que  estaba  iluminado  el  recinto  con  una  luz  más  her- 
m  osa  que  el  resplandor  de  lámparas  y  antorchas,  y  más  reful- 


2  No  se  conoce  el  origen  de  este  episodio  en  que  se  contiene  un  verda- 
dero «agraphon».  Sike  y  Peeters  creen  que  debía  formar  parte  de  una  serie 
de  anécdotas  difundidas  entre  los  cristianos  de  Egipto,  ya  que  pasó  poste- 
riormente al  Korán.  Luego,  traída  y  llevada  por  los  comentaristas,  se  ex- 
tendió a  todo  el  mundo  árabe,  siguiendo  el  ejemplo  de  tantos  otros  agrapha 
encontrados  en  los  escritos  de  autores  moslémicos. 

3  La  redacción  siríaca  señala,  en  cambio,  el  año  304. 

4  La  red.  sir.  refrere  el  episodio  del  Prot.  (17,2)  en  que  el  rostro  de  Ma- 
ría aparece  alternativamente  sonriente  y  triste  en  conformidad  con  la  doble 
visión  del  pueblo  gentil  e  israelita  que  se  presenta  a  sus  ojos. 


EVANGELIO  ÁRABE  E>E  LA  INFANCIA 


329 


gente  que  la  luz  del  sol.  Un  niño  en  pañales  y  reclinado  en  un 
pesebre  estaba  mamando  la  leche  de  su  madre,  María. 

2.  Admirados  los  dos  de  esta  luz,  pregunta  la  anciana  a 
María:  «¿Eres  tú,  por  ventura,  la  madre  del  recién  nacido?»  Al 
responder  María  afirmativamente,  le  dice:  «Pues  tú  no  eres 
como  las  demás  hijas  de  Eva».  A  lo  que  María  replica:  «Lo 
mismo  que  mi  hijo  no  tiene  igual  entre  los  niños,  de  igual  ma- 
nera su  madre  no  tiene  semejante  entre  las  mujeres».  Dice  en- 
tonces la  anciana:  «Aquí  he  venido,  señora  mía,  en  busca  de 
alguna  recompensa,  pues  hace  ya  mucho  tiempo  que  me  en- 
cuentro aquejada  de  parálisis»  5.  Dícele,  pues,  María:  «Pon  tus 
manos  sobre  el  niño».  Y,  nada  más  hacer  esto,  quedó  curada  la 
mujer.  Entonces  marchó  diciendo:  «De  ahora  en  adelante  seré 
la  esclava  y  criada  de  este  niño  durante  todos  los  días  de  mi 
vida». 

IV.    Adoración  de  los  pastores 

1.  En  aquel  momento  llegaron  unos  pastores,  quienes  en- 
cendieron fuego  y  se  entregaron  a  regocijados  transportes  de 
alegría.  Simultáneamente  se  dejaron  ver  ejércitos  celestiales  que 
alababan  y  glorificaban  a  Dios.  Los  pastores  se  pusieron  a  imi- 
tarlos. Y  así  aquella  cueva  parecía  el  templo  de  un  mundo  su- 
blime, ya  que  lenguas  del  cielo  y  de  la  tierra  glorificaban  y  en- 
salzaban a  Dios  por  la  natividad  de  Cristo,  nuestro  Señor. 

2.  Y,  al  ver  la  anciana  hebrea  estos  milagros  tan  patentes, 
expresó  su  agradecimiento  a  Dios  de  esta  manera:  «Gracias, 
Señor,  Dios  de  Israel,  porque  mis  ojos  han  visto  el  nacimiento 
del  Salvador  del  mundo». 

V.  Circuncisión 

i.  Y,  al  llegar  el  tiempo  de  la  circuncisión,  esto  es,  el  día 
octavo,  el  niño  hubo  de  someterse  a  esta  prescripción  de  la  Ley. 

5  Esta  es  la  interpretación  de  Tischendcrf.  Sike  y  Thilo,  en  cambio, 
prefieren:  «Y  como  la  anciana  respondiera:  Señora  mía,  aquí  he  venido  para 
obtener  una  recompensa  que  dure  eternamente,  le  dijo...»  Peeters,  recha- 
aando  la  interpretación  de  la  parálisis  que  la  aquejaba  «hacía  ya  bastante 
tiempo»,  piensa  que  se  trata  sencillamente  de  un  castigo  por  su  increduli- 
dad, al  querer  constatar  personalmente  la  virginidad  de  María,  de  acuerdo 
con  la  narración  del  Prot.  (20.1).  Supone,  pues,  una  laguna  en  el  texto.  En 
lo  relativo  a  las  parteras  se  encuentran  ciertas  discrepancias  entre  las  narra- 
ciones apócrifas:  El  Prot.  distingue  entre  Salomé  y  una  partera;  el  Ps.  Mr. 
habla  de  dos  parteras,  Zelomi  y  Salomé;  nuestro  evangelio  encarna  los  dos 
personajes  en  uno,  la  anciana  de  Jerusalén. 


330 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


La  ceremonia  tuvo  lugar  en  la  misma  cueva.  Y  sucedió  que  la 
anciana  hebrea  tomó  la  partecita  de  piel  circuncidada  (otros 
dicen  que  fué  el  cordón  umbilical)  y  la  introdujo  en  una  redo- 
mita  de  bálsamo  añejo  de  nardo.  Tenía  ella  un  hijo  perfumista 
y  se  la  entregó,  haciéndole  con  todo  encarecimiento  esta  reco- 
mendación: «Ten  sumo  cuidado  de  no  vender  a  nadie  esta  re- 
doma de  ungüento  de  nardo,  por  más  que  te  ofrezcan  por  ella 
hasta  trescientos  denarios».  Y  ésta  es  aquella  redoma  que  com- 
pró María,  la  pecadora,  y  que  derramó  sobre  la  cabeza  y  pies 
de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  enjugándolos  luego  con  sus  pro- 
pios cabellos  6. 

2.  Al  cabo  de  diez  días  trasladaron  el  niño  a  Jerusalén; 
y,  al  cumplirse  los  cuarenta  después  de  su  nacimiento,  lo  pre- 
sentaron en  el  templo  para  ofrecérselo  a  Dios.  Ε  hicieron  por 
él  sacrificios,  de  acuerdo  con  lo  prescrito  en  la  Ley  Mosaica: 
«Todo  varón  primogénito  será  consagrado  a  Dios»7. 

VI.    Presentación  en  el  templo 

i.  Y  cuando  su  madre,  la  Virgen  María,  le  llevaba  gozosa 
en  sus  brazos,  le  vió  el  anciano  Simeón  resplandeciente  como 
una  columna  de  luz  8.  Los  ángeles  estaban  en  derredor  suyo  ala- 
bándole, como  suele  estar  la  guardia  de  honor  en  presencia  de 
su  rey.  Simeón,  pues,  se  acercó  presurosamente  a  María  y,  ex- 
tendiendo sus  manos  ante  ella,  se  dirigió  a  Cristo  en  estos  tér- 
minos: «Ahora,  oh  Señor  mío,  puedes  despedir  a  tu  siervo  en 
paz,  de  acuerdo  con  tu  promesa.  Pues  mis  ojos  han  visto  la 
prueba  de  tu  clemencia,  que  has  preparado  para  salvación  de 
todos  los  pueblos;  luz  para  todos  los  gentiles  y  gloria  para  tu 
pueblo  Israel» 9. 

6  Cf.  Le.  2.2i.  El  evangelista  no  precisa  dónde  tuvo  lugar  la  circunci- 
sión. Nuestro  apócrifo,  además  de  señalar  la  gruta  como  enmarcación  de 
esta  ceremonia,  nos  da  el  detalle  interesante  del  «santo  Prepucio».  No  nos 
dice  nada  del  paradero  final  de  aquel  pedacito  de  piel.  Es  curioso,  sin  em- 
bargo, notar  que  esta  «santa  reliquia»  vino  a  Roma  en  la  alta  Edad  Media  y 
que  fué  depositada  en  un  relicario  precioso  con  esmaltes  representativos  de 
la  infancia  del  Señor,  en  tiempo  del  papa  Pascual  I  (817-824).  Mientras  el 
relicario  se  conserva  aún  en  el  Museo  Sacro  Vaticano,  la  reliquia  fué  robada 
en  el  saco  de  Roma  (1527),  de  donde  pasó  a  la  parroquia  de  Calcata,  cerca 
de  Viterbo,  donde  actualmente  se  encuentra.  Cf.  C.  Cecchelli,  Mater  Chris- 
ü  III  (Roma  1954)  p.-?68. 

I  Cf.  Ex.  13.2. 

8  La  red.  str.  dice  que  fué  María  a  quien  el  anciano  Simeón  vió  «como 
una  columna  de  luz». 

9  La  red.  sir.  añade,  en  conformidad  con  Le.  2,28,  que  «le  tomó  en  sus 
brazos». 


EVANGELIO  ÁRABE  BE  LA  INFANCIA 


331 


2.  También  intervino  en  aquella  ceremonia  la  profetisa 
Ana,  quien  se  acercó  dando  gracias  a  Dios  y  felicitando  a  María. 

VII.    Adoración  de  los  Magos  10 

i.  Y  sucedió  que,  habiendo  nacido  el  Señor  Jesús  en  Belén 
de  Judá  durante  el  reinado  de  Herodes,  vinieron  a  Jerusalén 
unos  Magos  según  la  predicción  de  Zaradust  n.  Y  traían  como 
presentes  oro,  incienso  y  mirra  12 .  Y  le  adoraron  y  ofrecieron 
sus  dones.  Entonces  María  tomó  uno  de  aquellos  pañales  y  se 


1 0  La  red.  sir.  presenta  el  mismo  episodio  en  substancia,  pero  enorme- 
mente amplificado.  La  noche  misma  del  nacimiento  es  enviado  a  Persia  un 
ángel  guardián.  Este  se  aparece  en  forma  de  estrella  brillante  a  los  magna- 
tes del  reino,  adoradores  del  fuego  y  de  las  estrellas,  cuando  se  encontraban 
celebrando  una  gran  fiesta.  Entonces  tres  reyes,  hijos  de  reyes,  tomaron  tres 
libras  de  oro,  incienso  y  mirra;  se  vistieron  de  sus  trajes  preciosos,  se  ciñe- 
ron la  tiara  y,  guiados  por  el  mismo  ángel  que  había  arrebatado  a  Habacuc 
y  alimentado  a  Daniel  en  la  cueva  de  los  leones,  llegan  a  Jerusalén,  según 
la  profecía  de  Zoroastro.  Preguntan  por  el  rey  recién  nacido.  Herodes  les 
somete  a  interrogatorio.  Λ  sus  preguntas  responden  que  uno  de  sus  dioses 
les  ha  informado  del  nacimiento  de  un  rey.  Herodes  les  despide  recomen- 
dándoles que,  después  de  adorarle,  le  informen  del  lugar  donde  se  encuen- 
tra. Al  salir  del  palacio  vuelve  a  aparecérseles  la  estrella  a  los  Magos,  pero 
en  forma  de  columna  de  fuego.  Adoran  al  niño  y  durante  la  noche  del  quinto 
día  de  la  semana  posterior  a  la  natividad,  se  les  aparece  de  nuevo  el  ángel 
que  vieron  en  Persia  en  forma  de  estrella,  quien  les  acompaña  hasta  que 
llegan  a  su  país. 

1 1  Zaradust  =  Zoroastro.  Según  el  manuscrito  laurentiano  del  siglo  XIII 
conservado  en  Florencia,  Zoroastro  hizo  una  profecía  en  la  que  declaró  que 
una  virgen  había  de  dar  a  luz  un  hijo  que  sería  sacrificado  por  los  judíos  y 
que  luego  subiría  al  cielo.  A  su  nacimiento  aparecería  una  estrella,  bajo 
cuya  guía  se  encaminarían  los  Magos  a  Belén  y  adorarían  allí  al  recién  na- 
cido. La  identificación  de  Zoroastro  con  Balaán,  el  profeta  «astrólogo»  por 
hablar  de  la  estrella  en  sus  vaticinios,  se  debe  a  los  cristianos  que  quisieron 
hacer  de  aquél  un  profeta  mesiánico.  Se  apoyaban  en  una  fuerte  tradición 
que  tenía  a  Zoroastro  por  vaticinador  y  debieron  servirse  también  de  una 
antigua  creencia  difundida  entre  los  secuaces  del  mazdeísmo,  según  la  cual, 
Saosyant,  su  mesías,  había  de  venir  y  aparecer  en  el  Monte  de  la  Revelación. 
Cf.  G.  Messina,  /  Magi  a  Betlemme  e  una  predizione  di  Zoroastro:  «Sacra 
Scriptura  antiquitatibus  orientalibus  illustrata»  V  (Roma  1933);  U.  Monne- 
ret  de  Villard,  Le  leggende  orientali  sui  Magi  evangelici:  StT  163  (Cittá 
del  Vaticano  1952)  p. 136-137;  C.  Cecchelli,  o.c.  III,  p.366. 

1 2  La  historia  de  estos  tres  dones  está  contenida  en  el  Libro  de  la  caver- 
na de  los  Tesoros,  que  es  la  narración  oriental  más  antigua  del  viaje  de  los 
Magos  (ed.  y  v.  por  C.  Bezold,  Die  Schatzhóhle  ...  in's  Deutsche  übersetzt, 
Leipzig  1883).  Según  ella,  Adán  habría  llevado  estos  dones  (oro,  incienso  y 
mirra)  a  la  «Caverna  de  los  Tesoros»  después  de  su  caída  y  allí  los  habría 
depositado.  Después  fueron  pasando  de  generación  en  generación  hasta  que, 
de  acuerdo  con  las  instrucciones  dadas  por  Ada  a  Set,  fueron  llevados  por 
los  Magos  a  Belén  y  ofrecidos  al  Mesías. 


332 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


lo  entregó  en  retorno  13.  Ellos  se  sintieron  muy  honrados  en 
aceptarlo  de  sus  manos.  Y  en  la  misma  hora  se  les  apareció  un 
ángel  que  tenía  la  misma  forma  de  aquella  estrella  que  les  ha- 
bía servido  de  guía  en  el  camino.  Y,  siguiendo  el  rastro  de  su 
luz,  partieron  de  allí  hasta  llegar  a  su  patria. 

VIII.    Llegada  de  los  Magos  a  su  tierra 

Y  salieron  a  su  encuentro  los  reyes  y  los  príncipes  14 ,  pre- 
guntándoles qué  era  lo  que  habían  visto  o  hecho,  cómo  habían 
efectuado  la  ida  y  la  vuelta  y  qué  habían  traído  consigo.  Ellos 
les  enseñaron  este  pañal  que  les  había  dado  María,  por  lo  cual 
celebraron  una  fiesta  y,  según  su  costumbre,  encendieron  fue- 
go y  lo  adoraron.  Después  arrojaron  el  pañal  sobre  la  hoguera 
y  al  momento  fué  arrebatado  y  contraído  por  el  fuego.  Mas, 
cuando  éste  se  extinguió,  sacaron  el  pañal  en  el  mismo  estado 
en  que  estaba  antes  de  arrojarlo,  como  si  el  fuego  no  lo  hubiera 
tocado.  Por  lo  cual  empezaron  a  besarlo  y  a  colocarlo  sobre  sus 
cabezas,  diciendo:  «Esta  sí  que  es  una  verdad  sin  sombra  de 
duda  1?.  Ciertamente  es  portentoso  el  que  el  fuego  no  haya  po- 
dido devorarlo  o  destruirlo».  Por  lo  cual  tomaron  aquella  pren- 
da y  con  grandes  honores  la  depositaron  entre  sus  tesoros. 

IX.    Cólera  de  Herodes 

1.  Mas  Herodes,  al  caer  en  la  cuenta  de  que  había  sido 
burlado  por  los  Magos,  ya  que  no  habían  vuelto  a  visitarle,  llamó 
a  los  sacerdotes  y  sabios,  diciéndoles:  «Indicadme  dónde  debe 
nacer  el  Cristo».  Y  habiéndole  ellos  respondido  que  «en  Belén 
de  Judea»,  empezó  a  tramar  la  muerte  de  Jesucristo. 

2.  Entonces  se  le  apareció  a  José  entre  sueños  un  ángel  del 
Señor  diciéndole:  «Levántate,  toma  al  niño  y  a  su  madre,  y  mar- 

13  Esta  reliquia  se  conservaba  en  Constantinopla  durante  el  siglo  XIII. 
Después  pasó  a  Francia,  donde  fué  destruida  durante  la  revolución.  La  ver- 
sión etiópica  del  Protoevangelio  señala  como  don  de  María  a  los  Magos  un 
poco  de  pan  y  no  el  pañal.  El  efecto,  sin  embargo,  es  análogo  al  descrito  en 
este  evangelio,  capítulo  siguiente.  Al  descubrirlo  a  sus  paisanos  sale  una 
«llamarada  de  fuego»,  y  ésta  es  la  causa,  según  dicha  versión,  de  que  «los 
Magos  sigan  adorando  al  fuego».  Cf.  Protoevangelio  21,1  nota  n6.  Cf.  so- 
bre este  punto  U.  Monneret  de  Villard,  o.c,  c.2:  /  Magi  e  il  dono  del 
Messia  p. 69- 117. 

1 4  La  red.  sir.  dice  que  su  llegada  tuvo  lugar  «a  la  hora  de  comer»  y  que 
«Persia  entera  se  regocijó»  con  su  vuelta. 

15  La  red.  sir.:  «Este  pañal  es  el  vestido  del  Dios  de  los  dioses,  puesto 
que  el  fuego  de  éstos  no  ha  podido  consumirlo». 


EVANGELIO  ÁRABE  DE  LA  INFANCIA 


333 


cha  camino  de  Egipto».  Levantóse,  pues,  al  canto  del  gallo  y 
partió  16 . 

X.    Huida  a  Egipto  17 

1.  Y,  mientras  estaba  cavilando  sobre  la  manera  de  veri- 
ficar el  viaje,  le  sorprendió  la  alborada,  cuando  ya  había  reco- 
rrido un  buen  trecho  del  camino  18.  En  esto  se  iban  acercando 
a  una  gran  ciudad  en  que  se  encontraba  un  ídolo  al  que  todos 
los  demás  ídolos  y  divinidades  egipcias  ofrecían  dones  y  votos. 
Al  servicio  de  este  ídolo  había  un  sacerdote  que  se  encargaba 
de  transmitir  a  los  habitantes  de  Egipto  y  de  sus  regiones  cuan- 
to Satanás  hablaba  por  su  boca.  Tenía  este  sacerdote  un  hijo  de 
tres  años  poseído  de  varios  demonios,  el  cual  charlaba  y  decía 
muchas  cosas.  Y,  al  apoderarse  de  él  los  espíritus  infernales, 
deshacía  sus  vestidos,  quedándose  desnudo,  y  se  lanzaba  contra 
las  gentes  a  pedradas. 

2.  Había  en  la  localidad  un  asilo  dedicado  a  aquel  ídolo. 
Y,  al  ir  a  parar  allí  José  y  Alaría  con  intención  de  hospedarse,  los 
habitantes  se  llenaron  de  miedo  y  todos  los  hombres  principales 
y  sacerdotes  idólatras  se  congregaron  junto  al  ídolo  mayor  y  le 
dijeron:  «¿A  qué  viene  esta  agitación  y  temblor  que  acaba  de 
sobrevenir  a  nuestra  tierra?»  Respondióles  el  ídolo  19:  «Ha 
llegado  aquí  un  dios  disfrazado  que  es  el  Dios  verdadero,  ya 
que  a  ninguno  fuera  de  El  se  deben  tributar  honores  divinos. 
El  en  verdad  es  el  Hijo  de  Dios.  Esta  tierra,  al  presentirle,  se 
puso  a  temblar  y  ante  su  llegada  se  ha  estremecido  y  conmo- 
vido. Nosotros  nos  sentimos  también  sobrecogidos  de  pavor 
ante  la  grandeza  de  su  poder».  Y  en  el  mismo  momento  se  des- 
plomó; y  a  su  caída  acudieron  todos  los  habitantes  de  Egipto 
y  de  otras  regiones. 

XI.    Curación  del  niño  endemoniado 

i.  Mas  el  hijo  del  sacerdote,  al  sentirse  atacado  por  su  en- 
fermedad habitual,  entró  en  el  asilo  y  encontró  allí  a  José  y  Ma- 
ría, de  quienes  todos  los  demás  habían  huido.  La  Señora  Santa 

16  Mt.  2,13-14. 

17  La  red.  sir.  cambia  algunos  detalles,  con  lo  que  hace  más  lógica  la 
sucesión  de  los  hechos.  El  hijo  del  sacerdote  tiene  treinta  años  y  no  tres. 
La  consternación  de  los  egipcios  obedece  a  la  violenta  sacudida  que  sobre- 
vino al  penetrar  la  Sagrada  Familia  en  la  localidad. 

18  Es  el  primer  milagro.  La  red.  sir.  dice  que  habían  andado  ya  <'la  mi- 
tad» del  camino. 

19  La  red.  sir.  hace  intervenir  aquí  al  sacerdote  como  intérprete. 


334 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


María  acababa  de  lavar  los  pañales  de  Nuestro  Señor  Jesucristo 
y  los  había  tendido  sobre  unos  maderos.  Llegó,  pues,  el  niño 
endemoniado ;  y,  tomando  uno  de  estos  pañales,  se  lo  puso  sobre 
la  cabeza.  Entonces  los  demonios  empezaron  a  salir  de  su  boca, 
huyendo  en  forma  de  cuervos  y  de  serpientes,  al  mandato  de 
Jesús,  quedando  el  niño  sano.  Y  éste  empezó  a  alabar  a  Dios 
y  a  dar  gracias  al  Señor  que  le  había  curado. 

2.  Al  verle  su  padre,  ya  bueno,  le  dijo:  «Hijo  mío,  ¿qué  es 
lo  que  te  ha  ocurrido?,  ¿cómo  es  que  te  has  curado?»  Respondió 
el  hijo:  «Al  echarme  por  tierra  los  demonios,  me  fui  al  asilo  y 
allí  encontré  a  una  augusta  señora  con  un  niño,  cuyos  pañales, 
recién  lavados,  había  tendido  sobre  unos  maderos.  Tomé  uno 
de  éstos  y,  al  ponérmelo  en  la  cabeza,  los  demonios  me  dejaron 
y  huyeron».  Su  padre  se  llenó  de  gozo  y  le  dijo:  «Hijo  mío,  bien 
puede  ser  que  este  niño  sea  el  hijo  de  Dios  vivo,  creador  de  los 
cielos  y  de  la  tierra;  pues  al  venir  a  nosotros  se  deshizo  el  ídolo 
y  cayeron  todos  los  demás  dioses,  pereciendo  todos  por  la  fuer- 
za de  su  majestad». 

XII.    Temores  de  la  Sagrada  Familia 

Y  en  esto  se  cumplió  aquella  profecía  que  dice:  «De  Egipto 
llamé  a  mi  hijo»  20.  Mas  José  y  María,  oyendo  que  se  había  des- 
plomado aquel  ídolo  haciéndose  añicos,  se  llenaron  de  temor 
y  de  espanto;  y  exclamaron:  «Cuando  estábamos  en  tierra  de  Is- 
rael, Herodes  intentó  matar  a  Jesús;  y  por  esto  acabó  con  todos 
los  niños  de  Belén  y  de  sus  cercanías.  No  hay  duda  de  que 
ahora,  al  enterarse  los  egipcios  de  que  este  ídolo  ha  sido  ani- 
quilado, nos  quemarán  vivos»21. 

XIII.     LOS  BANDIDOS 

i.  Y,  saliendo  de  allí,  llegaron  a  un  lugar  infestado  de  la- 
drones. Los  bandidos  habían  atacado  a  unos  viajeros,  despoján- 
doles de  sus  vestidos  y  bagajes  y  apresándolos  con  fuertes  liga- 


20  Os.  ιι,ι ;  cf.  Mt.  2,15. 

21  La  red.  sir.  añade  aquí  un  episodio  relativo  a  la  búsqueda  de  Jesús 
por  parte  del  Faraón,  quien  también  se  propuso  acabar  con  El.  Pero  no 
pudo  encontrarlo.  Dió  órdenes  entonces  a  sus  subditos  para  que  le  busca- 
sen y  castigasen,  pero  en  vano.  Finalmente,  al  entrar  Jesús  en  una  ciudad, 
dos  autómatas  (o  artefactos)  que  allí  había  se  pusieron  a  gritar  que  El  era 
el  hijo  de  Dios.  El  Faraón  se  aprestó  para  cumplir  sus  designios,  pero  Lá- 
zaro (que  el  Ev.  armenio  de  la  Infancia  identifica  con  el  hermano  de  Marta 
y  María)  salió  fiador  de  El,  y  la  Sagrada  Familia  pudo  escapar  incólume. 


EVANGELIO  ÁRABE  DE  LA  INFANCIA 


335 


duras.  Los  malhechores  oyeron  entonces  un  ruido  muy  grande, 
como  si  se  tratara  de  un  rey  magnífico  que  hubiera  salido  de  su 
ciudad  con  todo  su  ejército  y  caballeros  al  sonido  de  tambores; 
quedaron  por  ello  consternados  y  abandonaron  cuanto  ha- 
bían cogido. 

2.  Entonces  los  cautivos  se  desataron  unos  a  otros;  y,  re- 
cogiendo sus  bagajes,  se  marcharon.  Mas  viendo  acercarse  a 
José  y  María,  les  preguntaron:  «¿Dónde  está  ese  rey  cuya  veni- 
da estrepitosa  y  magnífica  ha  sido  la  causa  de  que  los  bandidos 
nos  dejaran  libres,  de  manera  que  pudiéramos  escaparnos?» 
Respondióles  José:  «Vendrá  tras  de  nosotros». 

XIV.    La  endemoniada 

1.  Después  llegaron  a  otra  ciudad,  donde  se  encontraba 
una  mujer  endemoniada,  que,  habiendo  salido  una  noche  por 
agua,  se  había  visto  acometida  por  el  maldito  y  rebelde  Satanás. 
No  era  capaz  de  aguantar  sus  vestidos  y  no  había  manera  de 
hacerla  permanecer  en  casa.  Siempre  que  intentaban  sujetarla 
con  cadenas  o  con  cordeles,  rompía  las  ligaduras  y  huía  des- 
nuda a  lugares  salvajes.  Se  situaba  en  las  encrucijadas  de  los 
caminos  y  entre  los  sepulcros,  acometiendo  a  la  gente  con  pie- 
dras y  causando  a  sus  familiares  males  sin  cuento. 

2.  Al  verla  María  se  compadeció  de  ella,  por  lo  que  Sa- 
tanás la  dejó  al  momento  y  huyó  en  forma  de  un  joven,  di- 
ciendo: «¡Ay  de  mí,  María,  por  culpa  tuya  y  de  tu  Hijo!».  De 
esta  manera  se  vió  libre  aquella  mujer  de  su  azote.  Dueña  ya 
de  sí,  sintió  vergüenza  de  su  propia  desnudez  y  retornó  a  casa, 
evitando  el  encuentro  con  las  gentes.  Y,  cuando  se  hubo  ade- 
centado, contó  a  su  padre  y  a  los  suyos  el  suceso  tal  como 
había  tenido  lugar.  Estos,  siendo  como  eran  los  más  nobles 
de  la  ciudad,  dieron  honrosísima  hospitalidad  a  José  y  María  23. 

XV.    La  joven  muda 

i.  Al  día  siguiente,  bien  provistos  de  vituallas,  se  sepa- 
raron de  ellos.  Al  anochecer  llegaron  a  otra  ciudad,  donde  se 
estaban  celebrando  unas  bodas.  Pero  la  novia,  por  virtud  del 


22  La  red.  sir.  añade  que  María  le  alargó  un  pañal. 

23  Es  de  notar  en  este  milagro  y  en  los  siguientes,  donde  no  faltan  de- 
talles mágicos,  el  papel  de  medianera  que  desempeña  la  Virgen  María.  Las 
curaciones  maravillosas  vienen  obradas  generalmente  al  simple  contacto  con 
las  ropas  de  Jesús. 


336 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


maldito  Satanás  y  por  arte  de  encantadores,  había  perdido  el 
uso  de  la  palabra  y  no  podía  hablar. 

2.  Y,  cuando  la  pobre  desdichada  vió  a  María  que  entraba 
en  la  ciudad  llevando  a  su  hijo,  Nuestro  Señor  Jesucristo,  di- 
rigió hacia  ella  su  mirada.  Después  extendió  sus  manos  hacia 
Cristo,  le  tomó  en  sus  brazos,  le  apretó  contra  su  corazón  y  le 
besó.  Y,  meciendo  su  cuerpecito  del  uno  al  otro  lado,  se  inclinó 
sobre  él.  Λ1  momento  se  desató  el  nudo  de  su  lengua  y  se 
abrieron  sus  oídos.  Entonces  glorificó  y  dió  gracias  a  Dios  por 
haberle  sido  devuelta  la  salud.  Y  los  habitantes  de  aquella 
ciudad  se  llenaron  de  regocijo  y  pensaron  que  era  Dios  con 
sus  ángeles  el  que  había  bajado  hasta  ellos. 

XVI.    Otra  endemoniada 

1.  Permanecieron  allí  tres  días  consecutivos,  siendo  hon- 
rados y  agasajados  espléndidamente  por  los  esposos.  Y,  pro- 
vistos de  vituallas,  partieron  de  allí  y  llegaron  a  otra  ciudad, 
donde,  como  de  costumbre,  determinaron  pernoctar.  Había  en 
la  localidad  una  mujer  de  muy  buena  fama  que,  habiendo 
salido  una  noche  a  lavar  al  río,  fué  sorprendida  por  el  maldito 
Satanás.  Este  se  abalanzó  sobre  ella  y  se  enroscó  alrededor  de 
su  cuerpo;  después,  siempre  que  se  acercaba  la  noche,  la  so- 
metía a  terribles  torturas. 

2.  Esta  mujer,  al  ver  a  María,  nuestra  Señora,  con  el  niño 
que  llevaba  reclinado  en  su  regazo,  le  dijo:  «Señora,  déjame  ese 
niño  para  que  lo  lleve  y  lo  bese».  Dejóselo,  pues,  a  la  mujer. 
Cuando  ésta  le  hubo  acercado  a  sí,  se  vió  libre  de  Satanás, 
quien  la  abandonó  huyendo,  sin  que  nunca  desde  entonces 
volviera  a  dejarse  ver  de  la  mujer.  Por  lo  cual  todos  los  presen- 
tes alabaron  al  Dios  Sumo  y  esta  mujer  trató  muy  bien  a  los 
viajeros. 

XVII.    Una  leprosa 

Λ1  día  siguiente  esta  mujer  tomó  agua  perfumada  para  lavar 
al  Señor  Jesús.  Cuando  esto  hubo  hecho,  tomó  parte  de  aquel 
agua  y  se  la  envió  a  una  joven  que  allí  vivía,  cuyo  cuerpo  es- 
taba blanco  por  la  lepra.  Al  ser  derramada  sobre  ella,  la  joven 
quedó  inmediatamente  limpia  de  su  lepra.  Y  sus  paisanos  di- 
jeron: «No  cabe  duda  de  que  José,  María  y  el  Niño  son  dioses, 
no  hombres».  Y,  cuando  los  viajeros  preparaban  ya  su  marcha, 
se  les  acercó  esta  joven,  rogándoles  que  la  admitieran  como 
compañera  de  viaje. 


EVANGELIO  ÁRABE  DE   LA  INFANCIA 


387 


XVIII.    Un  niño  leproso 

1.  Y,  recibido  su  asentimiento,  la  muchacha  partió  con 
ellos.  Después  llegaron  a  una  ciudad  donde  se  encontraba  un 
príncipe  muy  esclarecido  que  habitaba  su  palacio  y  que  ade- 
más disponía  de  unas  habitaciones  destinadas  a  recoger  hués- 
pedes. Entraron  en  este  compartimiento.  Mas  la  muchacha  se 
llegó  hasta  donde  estaba  la  esposa  del  príncipe  y,  encontrán- 
dola llorosa  y  apesadumbrada,  le  preguntó  por  la  causa  de  su 
llanto.  — «No  te  admires,  dijo  ella,  de  mi  llanto.  Estoy  sumida 
en  una  terrible  angustia  que  aún  no  he  sido  capaz  de  descubrir 
a  hombre  alguno».  — «Quizá,  si  me  la  descubres,  encontraré 
remedio  para  ella»,  dijo  la  muchacha. 

2.  Dijo  entonces  la  mujer  del  príncipe:  «Guarda,  pues, 
secreto  de  lo  que  te  voy  a  decir.  Yo  estoy  casada  con  este 
príncipe,  que  es  rey  y  tiene  muchas  ciudades  sometidas  a  su 
mando.  Llevo  viviendo  mucho  tiempo  con  él  sin  tener  hijos. 
Cuando  por  fin  tuve  uno,  éste  resultó  leproso  y  él  lo  aborreció 
juntamente  conmigo.  O  le  matas,  me  dijo,  o  si  no  envíaselo  a 
una  nodriza  para  que  le  críe  lejos  de  aquí,  de  manera  que  no 
vuelva  yo  a  tener  noticia  alguna  suya.  Por  mi  parte,  no  tengo  ya 
nada  que  ver  contigo  ni  volveré  a  mirarte.  Por  ello  me  encuentro 
sin  saber  qué  hacer  y  presa  de  la  angustia.  ¡Ay  de  mi  hijo! 
¡Ay  de  mi  esposo!»  — «¿No  te  lo  dije?»,  replicó  la  muchacha. 
«He  dado  ya  con  el  remedio  para  tu  desgracia  y  ahora  te  lo 
indicaré.  Has  de  saber  que  yo  fui  también  leprosa  y  que  me 
limpió  un  dios  que  se  llama  Jesús,  hijo  de  María».  Y,  pregun- 
tándole la  mujer  dónde  se  encontraba  este  Dios  a  quien  se 
refería,  respondió  la  muchacha:  «Aquí  mismo;  dentro  de  tu 
misma  casa».  — «¿Y  cómo  es  esto  posible?»,  dijo  ella;  «¿dónde  se 
encuentra?»  Respondió  la  muchacha:  «Aquí  están  José  y  María. 
Pues  bien,  el  niño  que  llevan  se  llama  Jesús  y  es  El  precisa- 
mente quien  me  libró  a  mí  de  mi  atormentadora  enfermedad». 
— «¿Y  cómo  fuiste  tú  curada  de  la  lepra?»,  dijo  ella;  «¿no  es 
verdad  que  me  lo  darás  a  conocer?»  — «¿Por  qué  no?»,  replicó 
la  doncella;  «tomé  un  poco  de  agua  con  la  que  su  madre  le 
había  lavado  y  la  derramé  sobre  mí.  De  esta  manera  me  vi 
libre  de  la  lepra». 

3.  Entonces  se  levantó  la  mujer  del  príncipe,  los  invitó  a 
hospedarse  en  su  propia  casa  y  preparó  a  José  un  espléndido 
festín  en  medio  de  una  nutrida  concurrencia  de  caballeros. 
A  la  mañana  siguiente  tomó  agua  perfumada  para  lavar  al 
niño  Jesús.  Después,  tomando  la  misma  agua,  hizo  lo  propio 


338 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


con  su  hijo,  quien  al  momento  quedó  limpio  de  la  lepra.  Tri- 
butando, pues,  alabanzas  y  gracias  a  Dios,  dijo:  «Dichosa  la 
madre,  ¡oh  Jesús!,  que  te  dió  a  luz.  ¿Así  dejas  limpios  con  el 
agua  que  ha  bañado  tu  cuerpo  a  los  hombres  tus  semejantes?» 
Finalmente  colmó  de  regalos  a  María,  nuestra  Señora,  y  la  des- 
pidió con  grandes  honores. 

XIX.    Un  sortilegio 

1.  Y,  en  llegando  a  otra  ciudad,  decidieron  pasar  allí  la 
noche.  Se  hospedaron,  pues,  en  la  casa  de  un  hombre  que 
recientemente  había  contraído  matrimonio,  pero  a  quien  malas 
artes  tenían  apartado  de  su  esposa.  Y,  habiendo  pasado  allí  la 
noche,  cesó  el  influjo  del  maleficio. 

2.  Y  como  intentaran  a  la  mañana  siguiente  preparar  sus 
cosas  para  proseguir  el  viaje,  no  les  consintió  esto  aquel  hombre 
sin  antes  ofrecerles  un  gran  banquete. 

XX.    Historia  de  un  mulo 

1.  Al  día  siguiente  partieron  de  allí  y  en  las  cercanías  ya 
de  otra  ciudad  encontraron  a  tres  mujeres  que  volvían  llorando 
del  cementerio.  Al  verlas,  María  dijo  a  la  doncella  que  les 
acompañaba:  «Pregúntales  en  qué  circunstancias  se  encuentran 
y  qué  calamidad  les  ha  sobrevenido».  Ellas  no  quisieron  res- 
ponder a  las  preguntas  de  la  doncella,  sino  que  la  interrogaron 
a  su  vez:  «¿De  dónde  venís  vosotros  y  a  dónde  vais?,  pues  ya 
se  está  acabando  el  día  y  se  echa  encima  la  noche».  Respondió 
la  muchacha:  «Nosotros  somos  unos  viandantes  que  buscamos 
un  lugar  donde  pernoctar».  Ellas  entonces  dijeron:  «Pues  venid 
con  nosotras  y  albérgaos  en  nuestra  casa». 

2.  Ellos  las  siguieron  y  fueron  introducidos  en  una  casa 
nueva,  elegante  y  ricamente  amueblada.  Era  a  la  sazón  tiempo 
de  invierno.  La  muchacha  penetró  hasta  la  pieza  donde  se 
encontraban  las  dueñas  de  la  casa  y  las  encontró  afligidas  y 
llorando.  Estaba  a  su  lado  un  mulo  cubierto  de  brocado,  ante 
el  que  se  había  puesto  sésamo  y  a  quien  besaban  y  daban  de 
comer.  Al  preguntarlas  la  muchacha:  «¿Qué  es  lo  que  sucede 
con  este  mulo,  señoras  mías?»,  ellas  respondieron:  «Este  mulo 
que  aquí  ves  era  hermano  nuestro,  hijo  de  la  misma  madre. 
Al  fallecer  nuestro  padre  y  quedarnos  únicamente  con  él,  pen- 
samos proporcionarle  un  buen  casamiento,  como  es  costumbre 


EVANGELIO  ÁRABE  DE  LA  INFANCIA 


339 


entre  las  gentes.  Pero  unas  mujeres,  sirviéndose  de  malas  artes, 
nos  lo  fascinaron  sin  saberlo  nosotras». 

3.  «Y  una  noche,  poco  antes  de  amanecer,  estando  cerra- 
das todas  las  puertas  de  casa,  nos  encontramos  con  que  se 
había  convertido  en  mulo,  tal  como  ahora  lo  ves.  Esto  es  para 
nosotras  un  motivo  de  tristeza  muy  grande,  ya  que  no  tenemos 
un  padre  con  quien  consolarnos.  Por  ello  no  hemos  dejado 
mago  alguno  o  docto  o  encantador  sin  consultar  en  todo  el 
mundo,  pero  de  nada  nos  ha  valido.  Cuantas  veces  nuestro 
pecho  se  siente  oprimido  por  la  angustia,  nos  levantamos  y 
vamos  con  nuestra  madre  a  llorar  cabe  el  sepulcro  de  nuestro 
padre  y  luego  nos  volvemos  a  casa». 

XXI.    Vuelve  a  ser  hombre 

1.  Al  oír  tales  cosas  la  muchacha  les  dijo:  «Tened  buen 
ánimo  y  no  lloréis.  El  remedio  de  vuestro  mal  lo  tenéis  muy 
cerca;  más  aún,  entre  vosotras;  en  vuestra  misma  casa.  Yo  a 
mi  vez  fui  leprosa,  pero,  en  cuanto  vi  aquella  mujer  que  llevaba 
en  brazos  un  infante  llamado  Jesús,  tomé  el  agua  con  que  ella 
lo  lavaba,  la  derramé  sobre  mí  y  quedé  curada.  Estoy  segura 
de  que  El  puede  también  poner  remedio  a  vuestro  mal.  Así, 
pues,  levantaos,  id  a  ver  a  mi  señora  María  y  descubridle 
vuestro  secreto,  rogándola  que  se  compadezca  de  vosotras». 

2.  Cuando  las  mujeres  hubieron  oído  las  palabras  de  la 
muchacha,  se  acercaron  rápidamente  a  nuestra  señora  María, 
la  hicieron  entrar  en  su  habitación  y  se  sentaron  junto  a  ella, 
diciendo  entre  sollozos:  «¡Oh  Señora  nuestra,  María!,  ten  com- 
pasión de  nosotras,  pues  no  nos  queda  ya  en  la  familia  una 
persona  mayor  o  principal,  ni  padre  ni  hermano  que  nos  pro- 
teja. Este  mulo  que  aquí  ves  era  nuestro  hermano,  a  quien 
unas  malvadas  mujeres  con  sus  sortilegios  le  han  dejado  redu- 
cido al  estado  en  que  ahora  le  encuentras.  Te  rogamos,  pues, 
que  te  compadezcas  de  nosotras.  Entonces  María  tomó  al  niño, 
lo  puso  sobre  el  lomo  del  mulo,  se  echó  a  llorar  con  aquellas 
mujeres  y  dijo  a  Jesucristo:  «¡Ea,  hijo  mío!,  cura  por  tu  gran 
misericordia  a  este  mulo  y  hazle  hombre  racional  como  lo  era 
antes». 

3.  En  cuanto  salió  esta  voz  de  la  boca  de  María,  el  mulo 
cambió  de  forma  y  se  convirtió  en  hombre:  un  joven  sin  tacha. 
Entonces  él  mismo,  su  madre  y  sus  hermanas  adoraron  a  María 
y  levantando  al  niño  Jesús  empezaron  a  besarle,  diciendo: 
«Dichosa  tu  madre,  ¡oh  Jesús!,  Salvador  del  mundo.  Dichosos 
los  ojos  que  gozan  del  encanto  de  tu  vista». 


340 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


XXII.    Una  boda  rumbosa 

1.  Dijeron  finalmente  las  dos  hermanas  a  su  madre:  «Ya 
ves  que  nuestro  hermano  ha  tomado  de  nuevo  la  forma  humana 
gracias  al  auxilio  de  Jesucristo  y  a  la  intervención  saludable  de 
esta  doncella,  que  fué  quien  nos  presentó  a  Jesús  y  a  María. 
Ahora  bien,  puesto  que  es  soltero,  lo  mejor  que  podemos  hacer 
es  darle  en  matrimonio  esta  muchacha».  Y,  como  María  asin- 
tiera a  su  petición,  prepararon  unas  bodas  suntuosas  a  la  mu- 
chacha. Y  se  cambió  la  tristeza  en  alegría  y  el  llanto  en  cánticos 
festivos.  Y  empezaron  todos  a  dar  muestras  del  gozo  que  les 
embargaba,  cantando  y  ataviándose  con  trajes  hermosísimos. 
Después  recitaron  unas  coplas  que  decían:  «Jesús,  Hijo  de 
David,  Tú  eres  el  que  cambia  la  tristeza  en  alegría  y  los  la- 
mentos en  gritos  de  júbilo». 

2.  Y  permanecieron  allí  José  y  María  diez  días  consecu- 
tivos. Después  se  despidieron  con  grandes  honras  por  parte 
de  aquellos  hombres,  quienes  les  acompañaron  a  la  salida  y  se 
volvieron  llorando,  particularmente  la  muchacha. 

XXIII.    Los  bandidos 

1.  Y  de  allí  pasaron  a  una  región  desierta  que,  al  decir 
de  las  gentes,  estaba  infestada  de  ladrones.  A  pesar  de  ello, 
determinaron  José  y  María  atravesarla  de  noche.  Y  durante  la 
marcha  vieron  dos  ladrones  apostados  en  el  camino  y  con  ellos 
muchos  otros  malhechores  de  la  misma  banda  que  estaban 
durmiendo.  Los  dos  primeros  se  llamaban  Tito  y  Dúmaco. 
Dijo,  pues,  aquél  a  éste:  «Te  ruego  que  les  dejes  marchar  libre- 
mente, de  manera  que  pasen  desapercibidos  a  nuestros  com- 
pañeros». Oponiéndose  a  ello  Dúmaco,  le  dice  Tito  de  nuevo: 
«Mira,  puedes  contar  con  cuarenta  dracmas  24;  ahora  toma  esto 
en  prenda».  Y  le  alargó  la  faja  que  llevaba  en  la  cintura.  Todo 
esto  lo  hacía  con  el  fin  de  que  su  compañero  no  hablara  y  los 
delatase. 

2.  Y,  viendo  María  el  favor  que  este  ladrón  les  había  hecho, 
se  dirige  a  él  y  le  dice:  «El  Señor  te  protegerá  con  su  diestra  y 
te  concederá  la  remisión  de  tus  pecados».  Entonces  Jesús  in- 
tervino y  dijo  a  su  madre:  «Madre  mía,  de  aquí  a  treinta  años 
me  han  de  crucificar  los  judíos  en  Jerusalén  y  estos  dos  ladrones 
serán  puestos  en  cruz  juntamente  conmigo.  Tito  estará  a  la 


24  La  red.  sir.  pone  cuatro  nada  más. 


EVANGELIO  ARABE   DE  LA  INFANCIA 


341 


derecha,  Dúmaco  a  la  izquierda.  Tito  me  precederá  al  paraíso». 
Ella  respondió:  «Aparte  esto  de  ti  Dios,  hijo  mío». 

3.  Y  se  alejaron  de  allí  con  dirección  a  la  ciudad  de  los 
ídolos,  la  cual  a  su  llegada  se  convirtió  en  colinas  de  arena  25. 

XXIV.  La  Sagrada  Familia  en  Matarieh  26 

De  aquí  se  dirigieron  hacia  el  sicómoro  aquel  que  hoy  día 
se  llama  Matarieh  27 .  Allí  hizo  brotar  el  Señor  una  fuente  y 
María  lavó  en  ella  la  túnica  de  Jesús.  Y  del  sudor  esparcido  se 
produjo  un  bálsamo  por  toda  aquella  región. 

XXV.  La  Sagrada  Familia  en  Menfis 

De  aquí  bajaron  a  Menfis28;  y,  después  de  visitar  al  Faraón, 
permanecieron  tres  años  en  Egipto,  donde  Jesús  hizo  muchos 

25  En  el  cód.  Arundel  404,  fol.isa,  publicado  por  M.  R.  James  (Latin  In- 
fancy  Gospel,  p.  120- 126,  Cambridge  1927),  se  encuentra  una  interpolación  en 
que  se  contiene  la  historia  de  dos  ladrones,  que  de  lejos  recuerda  ésta.  El 
episodio  tiene  lugar  durante  el  viaje  de  retorno  desde  Egipto.  Una  banda 
de  ladrones  está  apostada  en  el  camino.  Entre  ellos  hay  la  costumbre  de 
que  cada  día  se  quede  uno  solo  con  el  botín  capturado.  Λ1  ver  de  lejos  a  la 
Sagrada  Familia,  piensan  que  se  trata  de  unos  mercaderes  ν  se  alegran.  Sin 
embargo,  aquel  a  quien  por  turno  le  correspondía  el  botín,  cuyo  nombre 
se  silencia,  advierte  a  sus  compañeros  que  renuncia  a  la  rapiña  y  que  no 
quiere  hacer  mal  alguno  a  los  viajeros.  Otro,  por  el  contrario,  piensa  matar 
a  José,  a  quien  encuentra  muy  anciano,  y  vender  a  los  otros  dos  miembros 
de  la  Sagrada  Familia.  Pero  Jesús,  que  domó  los  instintos  de  los  leones, 
amansa  también  a  esta  fiera  humana,  quien  se  compromete  a  guiarlos  por  la 
espesura  y  luego  les  ofrece  hospitalidad  en  su  casa.  En  retorno,  María  les 
deja  un  poco  de  agua  que  ha  servido  para  lavar  a  Jesús,  y  esto  les  sirve  de 
medicina  para  curar  las  heridas  que  posteriomente  recibe  aquel  ladrón. 

26  Este  capítulo  y  el  siguiente  no  figuran  en  varios  manuscritos.  Pare- 
cen ser  interpolaciones  posteriores,  introducidas  para  confirmar  ciertas  tra- 
diciones locales. 

27  Esta  ciudad,  perteneciente  hoy  a  la  provincia  de  Gizeh  y  situada  a 
nueve  kilómetros  al  nordeste  de  El  Cairo,  junto  a  la  antigua  Heliópolis,  es 
depositaría  de  las  bellas  tradiciones  a  que  aquí  se  hace  referencia.  Recien- 
temente desapareció  un  viejo  sicómoro  plantado  en  1672,  que  reemplazaba 
al  antiguo  a  que  se  refiere  nuestro  texto.  Estas  tradiciones  no  parecen  ser, 
como  indicábamos  antes,  sino  elementos  de  la  leyenda  local  egipcia.  Las 
primeras  noticias  históricas  no  aparecen  hasta  el  siglo  XIII,  y  es  significa- 
tivo el  que  no  se  nombre  a  Matarieh  en  el  elenco  de  lugares  santificados  por 
la  presencia  de  Cristo  compilado  en  el  siglo  XII  por  Abu  Salih,  quien  visitó 
El  Cairo  y  aun  quizá  vivió  en  él.  Los  defensores  de  la  tradición  local  apelan 
al  Evangelio  árabe  de  la  Infancia;  pero,  según  observa  Peeters  (ρ. XXVIII), 
el  que  el  manuscrito  de  este  evangelio  cite  a  Matarieh  no  prueba  sino  que 
este  episodio  es  una  interpolación  del  siglo  ΧΙΓ,  o  posterior. 

28  Así  lee  Tischendorf,  siguiendo  a  Sike.  Peeters,  en  cambio,  lee  .Víisr. 
que  correspondería  al  Viejo  Cairo  de  la  actualidad  (Misr  al-Atiqa).  Aquí 


342 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


milagros  que  no  están  relatados  ni  en  el  Evangelio  de  la  In- 
fancia ni  en  el  Evangelio  Completo. 

XXVI.  Vuelta  a  Israel 

1.  Y  al  cumplirse  los  tres  años,  retornó  de  Egipto.  Pero, 
habiendo  oído  decir  al  tocar  los  confines  de  Judea  que,  si  bien 
Herodes  estaba  ya  muerto,  su  hijo  Arquelao  le  había  sucedido 
en  el  trono,  José  tuvo  miedo  de  entrar.  No  obstante,  se  dirigió 
allá.  Y  en  esto  se  le  apareció  un  ángel  de  Dios,  que  le  dijo: 
«José,  márchate  a  la  ciudad  de  Nazaret  y  quédate  allí». 

2.  Es  admirable  el  que  fuera  peregrinando  por  diversos 
países  el  que  es  dueño  de  todos  ellos. 

XXVII.  Peste  en  Belén 

1.  Y,  al  entrar  después  en  Belén  29 ,  se  encontraron  con  que 
la  ciudad  estaba  infestada  de  una  peste  que  atacaba  los  ojos  de 
los  niños  y  les  causaba  la  muerte. 

2.  Había  allí  una  mujer  que  tenía  su  hijo  enfermo.  Al 
verlo  ya  agonizante,  lo  llevó  a  María,  que  se  encontraba  a  la 
sazón  bañando  a  Jesucristo,  y  le  dijo:  « ¡Oh  María,  señora  mía!, 
ten  una  mirada  de  compasión  para  este  mi  hijo,  que  sufre  dolo- 
res muy  agudos». 

3.  María  escuchó  y  dijo:  «Toma  el  agua  con  que  acabo 
de  bañar  a  mi  hijo  y  lávale  al  tuyo  con  ella».  Tomó  la  buena 
mujer  el  agua  aquella  e  hizo  tal  como  se  lo  había  indicado 
María.  Cesó  inmediatamente  la  agitación;  y,  tras  de  un  breve 
sueño,  despertó  el  niño  salvo  y  sano.  Su  madre,  llena  de  gozo, 
se  lo  llevó  de  nuevo  a  María  y  ésta  le  dijo:  «Da  gracias  a  Dios, 
porque  El  ha  devuelto  la  salud  a  tu  hijo». 

XXVIII.    Otro  niño  agonizante 

i.  Vivía  allí  otra  mujer,  vecina  de  aquella  cuyo  hijo  había 
sido  curado.  Tenía  a  su  hijo  aquejado  de  la  misma  enfermedad, 
y  la  pobre  criatura,  casi  sin  vista,  se  pasaba  los  días  y  las  noches 
en  un  continuo  lamento.  Díjole  la  madre  del  niño  curado  ante- 
riormente: «¿Por  qué  no  llevas  tu  hijo  a  María,  como  lo  hice 


se  encuentra,  en  efecto,  la  iglesia  copta  de  Abu  Sargah,  donde  viene  locali- 
zada la  tradición.  Cf.  DACHEL:  Caire  (Vieux),  t.2  col.1555-1564. 

29  Parece  haber  olvidado  el  autor  la  orden  intimada  a  José  en  el  capítulo 
anterior,  según  la  cual  había  de  ir  a  Nazaret  (Galilea)  y  no  a  Belén  (Judea). 


EVANGELIO  ÁRABE  DE  LA  INFANCIA 


343 


yo  con  el  mío,  que  estaba  ya  agonizante?  Este  se  me  puso  bueno 
al  solo  contacto  del  agua  con  que  Jesús  había  sido  bañado  por 
su  madre». 

2.  En  oyendo  esto  la  mujer,  se  marchó  y  ungió  a  su  hijo 
con  la  misma  agua.  Al  momento  el  cuerpecito  y  los  ojos  del 
niño  recobraron  la  salud  30.  Y  cuando  esta  buena  mujer  fué 
a  visitar  a  María  para  referirle  lo  ocurrido,  la  Virgen  le  reco- 
mendó encarecidamente  que  diera  gracias  a  Dios  por  la  cura- 
ción del  niño  y  que  no  contara  a  nadie  lo  sucedido. 

XXIX.    Un  niño  en  el  horno 

E.  Había  en  la  misma  ciudad  dos  mujeres  casadas  con  un 
mismo  hombre.  Cada  una  tenía  un  hijo  y  ambos  estaban  ata- 
cados por  la  fiebre.  Una  de  ellas  se  llamaba  María  y  su  hijo, 
Cleofás.  Levantóse  ésta  y  fuése  a  ver  a  María,  la  madre  de 
Jesús,  para  ofrecerle  un  hermoso  velo  y  decirle:  «¡Oh  María, 
señora  mía!,  acepta  este  velo  y  dame  en  retorno  uno  solo  de 
los  pañales  del  niño».  Asintió  María  y  se  marchó  la  madre  de 
Cleofás.  Esta  hizo  de  la  prenda  una  túnica  y  se  la  puso  a  su 
hijo,  el  cual  sanó  al  momento  de  su  enfermedad.  Pero  el  hijo 
de  su  rival  31  murió  a  las  veinticuatro  horas.  Por  este  motivo 
se  produjo  enemistad  entre  ellas. 

2.  Era  costumbre  el  que  cada  una  se  encargara  de  los 
oficios  domésticos  en  semanas  alternas.  Tocó,  pues,  el  turno 
a  María,  la  madre  de  Cleofás.  Ocupada  en  estos  menesteres, 
encendió  una  vez  el  horno;  y,  dejando  a  su  hijo  junto  al  fuego, 
se  fué  a  buscar  la  masa  para  hacer  pan.  La  rival,  al  percatarse 
de  que  estaba  solo  el  niño,  lo  cogió  y  lo  echó  al  horno,  cuya 
temperatura  mientras  tanto  se  había  elevado  mucho.  Después 
se  retiró  a  hurtadillas.  Cuando  volvió  María,  encontró  a  su  hijo 
sonriente  en  medio  de  las  llamas  y  le  pareció  como  si  el  horno 
se  hubiera  refrigerado.  Cayó  entonces  en  la  cuenta  de  que  su 
émula  lo  había  precipitado  allí.  Lo  sacó,  pues,  en  seguida  y 
se  fué  corriendo  donde  estaba  María  (la  madre  de  Jesús)  para 
referirle  lo  sucedido.  Esta  le  dijo:  «Calla  y  no  se  lo  cuentes  a 
nadie,  pues  temo  por  ti  si  lo  divulgas».  Otra  vez  salió  la  rival 
a  buscar  agua  al  pozo.  Dió  la  casualidad  de  que  estaba  Cleofás 

30  La  red.  sir.  procede  en  este  punto  más  paulatinamente:  hace  primero 
desaparecer  los  dolores  y  luego  sumerge  al  niño  en  un  sueño  reparador,  del 
que  se  levanta  totalmente  curado. 

3 1  La  red.  sir.  da  a  esta  «rival»  el  nombre  de  Azramí.  Esta  María,  madre 
de  Cleofás,  parece  identificarse  en  la  mente  del  autor  con  la  mencionada 
en  lo.  19,25. 


344 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


junto  al  brocal  y,  al  percatarse  de  que  no  había  ningún  testigo, 
le  arrojó  dentro  y  se  marchó.  Fueron  unos  hombres  a  buscar 
agua  y  encontraron  al  niño  sentado  en  la  superficie.  Bajaron  y 
lo  sacaron  de  allí,  sobrecogidos  de  admiración  ante  el  caso. 
Y  todos  alabaron  a  Dios.  Entonces  vino  su  madre,  lo  cogió 
y  se  lo  llevó  llorando  a  nuestra  Señora,  diciendo:  «¡Oh  señora 
mía!,  mira  qué  ha  hecho  mi  rival  con  mi  hijo  y  cómo  le  ha 
arrojado  al  pozo.  No  puede  menos  de  ocurrir  que  algún  día 
acabe  con  él».  Díjole  María:  «Dios  te  vengará  de  ella».  Poste- 
riormente hubo  de  ir  la  rival  al  pozo  para  sacar  agua.  Mas,  con 
tan  mala  suerte,  que  se  le  enredaron  los  pies  en  la  soga  y  cayó 
al  fondo.  Es  verdad  que  vinieron  algunos  nombres  para  sacarla, 
pero  la  encontraron  con  la  cabeza  magullada  y  los  huesos  frac- 
turados. Así  pereció  de  mala  manera  y  se  cumplió  en  ella  aquel 
dicho:  «Cavaron  un  pozo  muy  hondo  y  cayeron  en  la  fosa  que 
habían  preparado»  (Ps.  7,16). 

XXX.    Un  futuro  apóstol 

1.  Otra  mujer  de  la  localidad  tenía  dos  hijos  gemelos. 
Ambos  fueron  atacados  por  la  enfermedad.  El  uno  murió  y 
el  otro  se  encontraba  en  muy  mal  estado.  Tomó  a  éste  su  madre 
y  se  lo  llevó  a  María,  diciéndole:  «¡Oh  señora  mía!,  socórreme, 
pues  de  dos  hijos  que  tenía  el  uno  ha  poco  que  lo  sepulté  y  el 
otro  está  para  morir.  En  este  trance  habré  de  rogar  a  Dios  de 
esta  manera:  ¡Oh  Señor!,  tú  eres  misericordioso,  clemente  y 
lleno  de  piedad.  Tú  me  diste  dos  hijos;  ya  que  me  has  quitado 
el  uno,  déjame  al  menos  el  otro». 

2.  La  Virgen  María  se  compadeció  al  ver  lo  amargo  de  su 
llanto,  y  le  dijo:  «Coloca  a  tu  hijo  en  la  cuna  del  mío  y  cúbrele 
con  los  vestidos  de  éste».  Púsole,  pues,  en  la  cuna  donde  Cristo 
reposaba,  después  que  había  cerrado  ya  los  ojos  y  era  cadáver. 
Y,  al  perfume  que  exhalaban  los  vestidos  de  Jesús,  abrió  el  niño 
los  ojos  y  se  puso  a  llamar  con  grandes  voces  a  su  madre.  Des- 
pués pidió  pan  y  lo  chupó  32.  Entonces  su  madre  exclamó: 
«¡Oh  señora  mía!,  ahora  reconozco  que  la  virtud  de  Dios  ha- 
bita en  ti,  ya  que  tu  hijo  devuelve  la  salud  a  sus  semejantes  al 
solo  contacto  de  sus  vestidos».  Este  niño  devuelto  a  la  vida  es 
aquel  que  en  el  evangelio  lleva  el  nombre  de  Bartolomé  33. 


32  La  red.  sir.  dice,  en  cambio:  «exclamó:  Madre,  dame  el  pecho». 

33  La  red.  sir.  dice  con  mayor  verosimilitud  que  se  trata  de  Tomás  el 
Dídimo,  ya  que,  en  efecto,  este  apelativo  significa  gemelo  o  mellizo. 


EVANGELIO   ÁRABE   DE   LA  INFANCIA 


345 


XXXI.    Una  mujer  leprosa 

1.  Fué  testigo  de  esta  escena  una  mujer  leprosa  que  por 
allí  se  encontraba,  la  cual  se  dirigió  a  la  madre  de  Jesús  en 
estos  términos:  «¡Oh  señora  mía!,  préstame  tu  ayuda».  Res- 
pondióle María:  «¿Y  qué  es  lo  que  necesitas?,  ¿oro,  plata,  o  bien 
ver  tu  cuerpo  libre  de  la  lepra?»  Y  la  mujer  exclamó:  «¿Mas 
quién  será  capaz  de  obtenerme  esto  último?»  Λ  lo  que  repuso 
nuestra  señora  la  Virgen  María:  «Espera  un  momento  mien- 
tras doy  un  baño  a  mi  hijo  Jesús  y  lo  deposito  en  la  cuna». 

2.  Aguardó  la  mujer  conforme  se  le  había  indicado.  Y 
cuando  María  terminó  de  arreglar  al  niño,  se  dirigió  a  la  mujer 
y  le  dió  un  poco  del  agua  con  que  había  bañado  a  Jesús,  dicién- 
dole:  «Toma  este  agua  y  derrámala  sobre  tu  cuerpo».  Y  en  ha- 
ciendo esto  quedó  limpia,  con  lo  que  rindió  a  Dios  las  cumplidas 
gracias  y  alabanzas. 

XXXII.    Otra  leprosa 

1.  Marchóse,  pues,  aquella  señora  tras  de  haber  permane- 
cido tres  días  en  casa  de  María.  Y,  al  llegar  a  una  ciudad,  se 
encontró  con  un  hombre  principal  que  había  contraído  matri- 
monio recientemente  con  la  hija  de  otro  personaje  de  su  rango. 
Mas  al  poco  tiempo  de  casados  observó  el  marido  una  motita 
de  lepra  como  una  estrella  entre  las  cejas  de  su  esposa.  Y  se 
separó  de  ella,  disolviendo  el  matrimonio.  Al  verlos  34  la  buena 
mujer  sumidos  en  este  estado  de  abatimiento  y  de  tristeza,  les 
preguntó  por  la  causa  de  su  llanto.  Mas  ellos  respondieron: 
«No  pretendas  escudriñar  nuestra  situación,  pues  no  estamos 
dispuestos  a  descubrir  a  ninguno  de  los  mortales  la  causa  de 
nuestro  dolor».  Insistió  ella,  no  obstante,  y  rogó  que  se  la  dieran 
a  conocer,  pues  quizá  tenía  a  su  disposición  algún  remedio 
contra  el  mal  que  les  aquejaba. 

2.  Le  presentaron  por  fin  a  la  muchacha;  y,  al  ver  las  se- 
ñales de  lepra  que  aparecían  entre  sus  cejas,  dijo  la  mujer:  «Yo 
misma,  tal  como  me  veis,  estaba  herida  de  la  misma  enferme- 
dad, cuando  por  ciertos  asuntos  que  surgieron  casualmente, 
hube  de  hacer  un  viaje  a  Belén.  Al  entrar  en  la  ciudad  vi  en 
una  caverna  a  una  señora  por  nombre  María  con  un  hijo  llamado 


34  Así  la  red.  árabe.  La  siríaca,  sin  embargo,  más  coherente  consigo  mis- 
ma, pone  este  diálogo  entre  la  mujer  curada  anteriormente  y  la  madre  de  la 
leprosa. 


346 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


Jesús.  Ella,  al  verme  leprosa,  se  compadeció  de  mí  y  me  pro- 
porcionó un  poco  del  agua  con  que  acababa  de  bañar  a  su  hijo. 
Rocié  con  ella  mi  cuerpo  y  quedé  limpia».  Dijeron,  pues,  a  la 
mujer  aquella:  «¿No  sería  posible  que  te  levantaras  y  vinieras 
con  nosotras  para  indicarnos  quién  es  esa  señora  que  se  llama 
María?»  Y,  obtenido  su  consentimiento,  se  levantaron  todos  y 
se  pusieron  en  camino,  llevando  consigo  espléndidos  presentes. 

3.  Entraron  finalmente  donde  estaba  María;  y  después  de 
ofrecerle  sus  dones  le  presentaron  la  muchacha  leprosa.  Al 
verla,  exclamó  María:  «Que  la  misericordia  del  Señor  Jesucristo 
descienda  sobre  vosotros».  Después  les  ofreció  un  poco  de  aquel 
agua  que  había  servido  para  bañar  a  Jesús  y  mandó  que  la 
derramaran  sobre  aquella  pobrecita.  Cuando  esto  hubieron 
hecho,  quedó  curada  la  enferma  y  todos  a  coro  se  pusieron  a 
alabar  a  Dios.  Después  tornaron  llenos  de  gozo  a  su  ciudad, 
glorificando  a  Dios.  Y,  al  oír  el  príncipe  que  su  esposa  había 
sido  curada,  la  recibió  en  su  casa,  celebró  por  segunda  vez  las 
nupcias  y  dió  gracias  a  Dios  por  la  curación. 

XXXIII.    Una  joven  endemoniada 

1.  Vivía  también  allí  una  jovencita  que  era  atormentada  de 
continuo  por  Satanás.  El  maldito  se  le  aparecía  con  frecuencia 
en  forma  de  un  dragón  que  se  disponía  a  engullirla  y  le  chupaba 
la  sangre,  de  manera  que  la  pobrecita  estaba  ya  casi  reducida  a 
cadáver.  Siempre  que  se  le  acercaba  el  maligno,  juntaba  sus  ma- 
nos sobre  la  cabeza  y  decía  a  grandes  voces:  « ¡Desdichada  de 
mí!,  porque  no  hay  nadie  capaz  de  librarme  de  este  dragón». 
Sus  padres  y  todos  los  que  estaban  a  su  alrededor,  o  simplemen- 
te la  veían,  se  dolían  de  su  desgracia.  Muchas  personas  la  ro- 
deaban y  se  lamentaban  entre  sollozos  al  verla  llorar  y  decir: 
«¡Oh  hermanos  y  amigos  míos!  ¿No  hay  nadie  que  pueda  li- 
brarme de  este  criminal?» 

2.  Oyóla  un  día  la  esposa  del  noble,  aquella  que  había  sa- 
nado de  la  lepra.  Subió  a  la  terraza  de  su  palacio,  desde  donde 
la  vió  llorando  con  las  manos  en  la  cabeza  y  asimismo  a  la  gente 
que  la  rodeaba.  Preguntó,  pues,  al  marido  de  la  endemoniada 
si  vivía  aún  su  suegra  35,  a  lo  que  él  respondió  que  vivían  aún 
sus  padres  políticos.  Entonces  le  dijo:  «Hazme  venir  aquí  a  la 
madre  de  tu  esposa».  Y  en  cuanto  la  tuvo  a  su  lado,  le  pregun- 


35  El  interpelado,  según  la  red.  sir.,  no  es  el  marido  de  la  endemoniada, 
sino  su  propio  marido,  quien  además  es  enviado  en  busca  de  la  madre  de  la 
desgraciada. 


EVANGELIO  ÁRABE  DE  LA  INFANCIA 


347 


tó:  «¿Es  hija  tuya  esta  pobrecita?»  «Así  es»,  dijo  la  mujer  toda 
triste  y  llorosa.  Repuso  entonces  la  hija  del  noble:  «Guarda  el 
secreto  que  voy  a  confiarte.  Te  participo  que  yo  también  fui 
leprosa,  pero  ha  poco  que  me  devolvió  la  salud  María,  la  madre 
de  Jesús.  Y  si  tú  quieres  ver  sana  a  tu  hija,  llévala  a  Belén,  bus- 
ca a  esta  señora  y  espera  confiadamente  que  tu  hija  será  curada. 
Por  mi  parte  estoy  segura  de  que  volverás  a  mí  llena  de  alegría, 
viendo  a  tu  hija  gozando  de  perfecta  salud».  La  mujer,  que  oyó 
las  palabras  de  aquella  dama,  tomó  inmediatamente  a  su  hija, 
se  puso  en  camino  hacia  el  lugar  designado  y,  al  llegar  a  la  pre- 
sencia de  María,  le  manifestó  el  estado  de  su  hija.  Cuando  Ma- 
ría hubo  escuchado  sus  palabras,  le  dió  un  poco  de  aquel  agua 
con  que  había  lavado  el  cuerpo  de  Jesús  y  le  mandó  que  la  de- 
rramara sobre  su  hija.  Después  le  dió  una  de  las  fajas  que  usa- 
ba Jesús,  diciéndole:  «Toma  esta  prenda  y  muéstrasela  al  ene- 
migo cuantas  veces  le  veas».  Y  con  un  saludo  las  despidió. 

XXXIV.    Otra  posesa 

1.  Partieron  de  allí  con  dirección  a  su  ciudad.  Y,  llegado 
el  momento  en  que  la  joven  solía  quedar  sometida  a  la  acción 
diabólica,  se  le  apareció  el  maldito  en  forma  de  un  dragón  te- 
rrible, a  cuya  vista  la  muchacha  se  llenó  de  miedo.  Su  madre 
le  dijo:  «No  temas,  hija:  en  cuanto  se  te  acerque,  muéstrale  la 
prenda  que  nos  regaló  la  Señora  María  y  veamos  a  ver  qué  es 
lo  que  sucede». 

2.  Se  acercó,  pues,  Satanás  bajo  la  forma  de  aquel  maldito 
dragón  y  la  joven  se  puso  a  temblar  de  pies  a  cabeza.  Pero  en 
seguida  sacó  la  faja,  la  puso  sobre  su  cabeza  y  se  cubrió  con  ella 
los  ojos.  Entonces  empezaron  a  salir  de  la  prenda  brasas  y  lla- 
mas que  eran  lanzadas  contra  el  dragón.  ¡Oh  qué  gran  milagro 
se  obró  cuando  el  maligno  dirigió  su  mirada  a  aquella  faja,  de 
la  que  centelleaba  fuego  que  venía  a  dar  sobre  su  cabeza!  Ex- 
clamó entonces  con  gran  voz:  «¿Qué  tengo  que  ver  yo  contigo, 
Jesús,  hijo  de  María?  ¿A  dónde  huiré  de  ti?»  Y,  consternado,  se 
apartó  de  la  muchacha  y  no  volvió  a  aparecérsele.  Esta  gozó  por 
fin  de  paz  y  tributó  gracias  y  alabanzas  a  Dios.  Y  todos  los  que 
presenciaron  el  milagro  la  acompañaron  en  su  oración. 

XXXV.    Judas  Iscariote 

i.  Vivía  allí  mismo  otra  mujer  cuyo  hijo  era  atormentado 
por  Satanás.  Su  nombre  era  Judas.  Cuantas  veces  la  pobre  cria- 
tura era  embestida  por  el  demonio,  se  ponía  a  morder  a  todos 


34S 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


cuantos  se  le  acercaban.  Y,  si  no  encontraba  a  nadie  a  su  alcance, 
se  mordía  sus  propias  manos  y  miembros.  Al  llegar,  pues,  la 
fama  de  la  Virgen  María  y  de  su  hijo  Jesús  a  la  madre  del  des- 
graciado, se  levantó  ésta  y  llevó  a  Judas  ante  la  presencia  de 
Nuestra  Señora. 

2.  Entre  tanto,  Santiago  y  José  habían  sacado  al  niño  Jesús 
fuera  de  casa  para  jugar  con  otros  niños.  Y,  estando  todos  sen- 
tados, se  acercó  Judas  el  endemoniado,  y  se  puso  a  la  derecha 
de  Jesús.  Entonces  fué  atacado  por  Satanás,  como  de  costum- 
bre, y  quiso  morder  a  aquél;  pero  no  pudo.  Sin  embargo,  le 
hizo  daño  en  el  costado  derecho  36 ;  y  Jesús  se  puso  a  llorar?  Mas 
de  repente  salió  Satanás  del  endemoniado  bajo  la  forma  de  un 
perro  rabioso.  Y  este  niño  era  Judas  Iscariote,  el  que  luego  ha- 
bría de  entregarle  a  los  judíos.  Es  de  notar  que  el  costado  en 
que  le  lastimó  Judas  fué  el  mismo  que  traspasaron  los  judíos 
con  una  lanza. 

XXXVI.    Las  figurillas  de  barro 

1.  Cumplió  el  niño  Jesús  los  siete  años  y  estaba  un  día  en- 
tretenido jugando  con  los  muchachos  de  su  misma  edad.  To- 
dos se  divertían  haciendo  con  barro  figurillas  de  asnos,  bueyes, 
pájaros  y  otros  animales.  Cada  cual  hacía  alarde  de  sus  habili- 
dades y  aplaudía  su  trabajo.  Entonces  dijo  Jesús  a  los  demás: 
«Yo  voy  a  mandar  correr  a  mis  figurillas».  Admirados  los  otros, 
le  preguntaron  si  por  ventura  era  hijo  del  Creador. 

2.  Entonces  Jesús  las  mandó  ponerse  en  movimiento,  y 
ellas  empezaron  a  saltar.  Luego,  a  una  indicación  suya,  se  vol- 
vieron a  parar.  Había  hecho  también  figuras  de  pájaros  y  aves, 
que,  al  oír  su  voz,  se  echaban  a  volar;  mas  cuando  las  mandaba 
estarse  quietas,  se  paraban.  Y,  siempre  que  las  ponía  algo  de  co- 
mer o  de  beber,  ellas  comían  o  bebían.  Al  marcharse  los  mucha- 
chos contaron  todo  esto  en  casa,  y  sus  padres  les  dijeron:  «Te- 
ned cuidado,  hijos,  y  no  tratéis  con  él.  Huid  y  no  juguéis  ya  más 
en  su  compañía,  pues  es  un  encantador». 

XXXVII.      LOS  COLORES  DEL  TINTORERO 

i.  Jugueteando  un  día  Jesús  con  los  muchachos,  vino  a  pa- 
sar frente  a  la  tienda  de  un  tintorero  llamado  Salem,  quien  te- 
nía allí  depositados  muchos  paños  para  teñir  37. 

36  La  red.  sir.  dice  textualmente  que  Judas  «mordió»  a  Jesús  en  el  cos- 
tado derecho.  Añade  que  éste  tenía  a  la  sazón  tres  años. 

3  7  Este  episodio  falta  en  la  red.  sir.  Pasó,  sin  embargo,  al  Evangelio 
armenio  de  ¡a  Infancia,  que  lo  amplifica  enormemente  según  costumbre. 


EVANGELIO   ÁRABE   DE   LA  INFANCIA 


349 


2.  Entró  Jesús  en  el  taller  y  se  entretuvo  en  coger  todos 
los  paños  que  allí  había  y  en  irlos  metiendo  en  un  recipiente  lleno 
de  azul  índigo.  Al  llegar  Salem  y  percatarse  del  estropicio,  se 
puso  a  gritar  desaforadamente  y  a  reñir  a  Jesús  diciendo:  «¿Qué 
es  lo  que  me  has  hecho,  hijo  de  María?  Me  has  deshonrado  ante 
los  vecinos,  pues  cada  uno  deseaba  un  color  a  su  gusto  y  tú  lo 
has  echado  todo  a  perder».  Respondió  Jesús:  «Todos  los  colo- 
res que  quieras  cambiar,  yo  me  comprometo  a  cambiártelos». 
Y  en  seguida  empezó  a  sacar  las  prendas  del  recipiente,  teñidas 
cada  una  del  color  que  quería  el  tintorero,  hasta  que  estuvieron 
todas  fuera.  Los  judíos,  al  ver  el  portento,  alabaron  a  Dios. 

XXXVIII.  Jesús  en  la  carpintería 

1.  José,  siempre  que  salía  a  la  ciudad,  solía  llevar  consigo 
a  Jesús.  Es  de  saber  que,  dado  el  oficio  que  tenía,  la  gente  le 
encargaba  puertas,  ordeñaderos,  catres  y  arcas.  A  dondequiera 
que  fuese,  siempre  le  acompañaba  Jesús. 

2.  Y  sucedía  que,  cuando  José  tenía  necesidad  de  alargar 
o  cortar  algún  madero  (ya  se  tratara  de  un  codo  o  de  un  palmo), 
o  bien  de  hacerlo  más  ancho  o  más  estrecho,  Jesús  no  hacía 
nada  más  que  extender  sus  manos  hacia  el  objeto  y  éste  se  aco- 
plaba a  la  medida,  sin  que  José  tuviera  necesidad  de  poner  en 
ello  la  mano.  Es  de  notar  que  éste  no  estaba  extraordinariamen- 
te práctico  en  el  arte  de  la  carpintería  38 . 

XXXIX.  Un  encargo  para  el  rey 

1,  Cierto  día  le  llamó  el  rey  de  Jerusalén  para  decirle: 
«José,  quiero  que  me  hagas  un  trono  a  la  medida  del  sitio  don- 
de yo  acostumbro  a  sentarme».  Obedeció  José  y  permaneció  dos 
años  en  palacio  a  partir  del  día  en  que  puso  manos  a  la  obra 
hasta  que  la  dió  por  terminada.  Y,  estando  ya  para  trasladarlo 
a  su  lugar,  cayó  en  la  cuenta  de  que  faltaban  dos  palmos  para 
la  medida  propuesta.  Al  ver  esto  el  rey  se  enfadó  con  José;  y 
éste,  presa  de  un  gran  temor,  pasó  la  noche  sin  cenar  ni  pro- 
bar bocado. 

2.  Preguntándole  Jesús  la  causa  de  su  temor,  respondió: 
«He  perdido  el  trabajo  de  dos  años  enteros».  Díjole  Jesús:  «No 
tengas  miedo  ni  te  dejes  dominar  por  el  abatimiento.  Toma  más 
bien  un  lado  del  trono;  yo  tomaré  el  otro  y  a  ver  si  lo  arreglá- 
is Peeters  nota  muy  bien  que  verosímilmente  esta  última  frase  debería 

encabezar  el  capítulo  siguiente. 


350 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


mos».  José  puso  en  práctica  lo  que  le  había  dicho  Jesús;  y  su- 
cedió que,  al  tirar  cada  uno  de  su  parte,  quedó  el  trono  arregla- 
do y  proporcionado  a  las  medidas  del  lugar.  Los  circunstantes 
que  presenciaron  este  prodigio  se  llenaron  de  estupor  y  ala- 
baron a  Dios. 

3.  La  madera  del  trono  procedía  de  aquellos  árboles  tan 
apreciados  en  tiempos  de  Salomón,  hijo  de  David,  por  su  va- 
riedad y  sus  múltiples  aplicaciones. 

XL.    Una  treta  de  muchachos 

x.  Otro  día  salió  Jesús  a  la  calle,  y,  viendo  unos  mucha- 
chos reunidos  para  jugar,  quiso  seguirles.  Mas  ellos  se  le  escon- 
dieron. Entonces  preguntó  a  unas  cuantas  mujeres  que  estaban 
a  la  puerta  de  una  casa  dónde  se  habían  ido.  Ellas  respondieron 
que  allí  no  estaban,  a  lo  que  Jesús  replicó:  «¿Quiénes,  pues,  son 
estos  que  veis  en  el  horno?»  39.  Las  mujeres  dijeron  que  se  tra- 
taba de  unos  cabritos  de  tres  años.  Entonces  exclamó  Jesús: 
«Venid  aquí,  cabritos,  en  torno  a  vuestro  pastor».  Nada  más  pro- 
nunciar estas  palabras,  salieron  los  muchachos  en  forma  de  ca- 
britos y  se  pusieron  a  triscar  a  su  alrededor.  Viendo  esto  las 
mujeres,  se  llenaron  de  admiración  y  de  temor  y  se  echaron  a 
los  pies  de  Jesús,  diciendo:  «Oh  Jesús,  Señor  nuestro,  hijo  de 
María:  Tú  eres  de  verdad  el  pastor  de  Israel;  ten  compasión  de 
las  siervas  que  están  ante  ti  y  que  nunca  lo  dudaron,  pues  tú, 
oh  Señor,  has  venido  a  curar  y  no  a  perder»  40. 

2.  Y,  como  hubiera  respondido  Jesús  que  los  hijos  de  Is- 
rael eran  como  los  Etíopes  entre  los  demás  pueblos  41,  replica- 
ron las  mujeres:  «Tú,,  Señor,  sabes  todas  las  cosas  y  nada  se  te 
oculta.  Te  rogamos,  apelando  a  tu  piedad,  que  devuelvas  estos 
muchachos,  tus  siervos,  a  su  primitivo  estado».  Dijo,  pues,  el 
Señor  Jesús:  «¡Muchachos,  a  jugar!»  Y  a  vista  de  las  mujeres, 
quedaron  al  momento  los  cabritos  convertidos  en  muchachos. 

XLI.   Jesús  Rey 

Y  en  el  mes  de  Adar  42  Jesús  reunió  a  los  muchachos  en 
torno  a  sí,  como  un  rey  43.  Estos  pusieron  en  el  suelo  sus  ves- 

39  La  red.  sir.  dice  que  el  escondite  fué  una  «despensa». 
4°  Cf.  lo.  10,2;  Le.  9,56. 

41  La  red.  sir.  añade  esta  explicación:  «porque  los  etíopes  van  rondando 
alrededor  de  los  rebaños  descarriados  y  no  dejan  en  paz  a  los  pastores». 

42  El  mes  de  Adar  equivale  a  nuestro  Marzo. 

4  3  El  tema  del  Niño  Rey  y  Juez  es  clásico  en  los  cuentos  de  la  literatura 
india.  Cf.  L.  Behari  Dey,  Folk-Tales  of  Bengal  (London  1883)  n.12; 


EVANGELIO  ÁRABE  DE  LA  IOTANCIA 


351 


tidos  y  El  se  sentó  sobre  ellos.  Después  tejieron  una  guirnalda, 
ciñeron  con  ella  sus  sienes  y  formaron  a  ambos  lados  de  El 
como  chambelanes  en  presencia  de  su  rey.  Y  a  todo  el  que  tran- 
sitaba por  aquel  camino,  le  obligaban  a  interrumpir  su  marcha 
diciendo:  «Antes  de  proseguir  tu  viaje,  rinde  vasallaje  y  ado- 
ra al  Rey». 

XLII.    Simón  el  Cananeo 

r.  Y,  mientras  estaban  así  entretenidos,  se  acercaron  a 
aquel  lugar  unos  hombres  que  llevaban  un  niño  44.  Este  había 
ido  con  sus  compañeros  al  monte  en  busca  de  leña;  y,  al  divisar 
un  nido  de  perdiz  45,  extendió  su  mano  para  apoderarse  de  los 
huevos.  Mas  con  tan  mala  suerte  que  en  el  mismo  momento 
salió  del  nido  una  serpiente  y  le  picó.  Dió  entonces  gritos  pi- 
diendo auxilio,  y  sus  compañeros  corrieron  a  su  lado,  encon- 
trándolo ya  tendido  en  tierra  como  muerto.  Llegaron  después 
sus  padres  y  lo  levantaron  para  llevárselo. 

2.  Y  llegaron  al  sitio  donde  estaba  Jesús  sentado  a  manera 
de  rey,  rodeado  de  los  demás  muchachos  que  le  servían  de  mi- 
nistros. Estos  salieron  al  paso  del  cortejo  y  dijeron  a  los  porta- 
dores: «¡Ea!  Venid  a  rendir  homenaje  a  vuestro  Rey».  Ellos  se 
negaron  a  causa  de  la  aflicción  en  que  estaban  sumidos,  mas  los 
muchachos  les  arrastraron  a  viva  fuerza,  bien  a  pesar  suyo. 

3.  Cuando  por  fin  estuvieron  en  su  presencia,  Jesús  inqui- 
rió sobre  el  motivo  de  llevar  así  al  muchacho  46.  Y,  al  saber  que 
le  había  mordido  una  serpiente,  dijo  a  los  suyos:  «Vayamos  y 
démosle  muerte».  Los  padres  del  herido  le  suplicaron  que  les 
permitiera  marchar,  ya  que  su  hijo  se  encontraba  en  la  agonía; 
mas  los  muchachos  se  encararon  con  ellos  diciendo:  «¿Pero  es 
que  no  os  habéis  enterado  de  lo  que  ha  dicho  el  Rey,  vayamos 
y  demos  muerte  a  la  serpiente?  ¿Acaso  os  negáis  a  complacerle?» 
Y  así,  muy  a  pesar  suyo,  dieron  marcha  atrás  a  la  litera. 


G.  H.  Damant,  Bengali  Folklore-Legends  frotn  Dinajpur:  «Indian  Anti- 
quary»  1  (1872)  345.  Nuestro  relato  presenta  grandes  afinidades  con  estas 
leyendas,  lo  cual  hace  suponer  que  esté  inspirado  en  ellas.  Cf.  E.  Cosquin, 
Un  épisode  d'un  Evangüe  Syriaque  et  les  contes  de  linde:  Le  serpent  ingrat, 
l'enfant  roi  et  juge:  RBi  N.S.16  (1919)  136-157. 

44  La  red.  sir.  añade  aquí  que  el  muchacho  tenía  quince  años. 

45  La  red.  sir.  dice  que  el  nido  era  de  «gorriones». 

46  La  red.  sir.  añade  que  los  padres  del  niño  «lloraban,  viendo  que  tenía 
el  brazo  hinchado»  por  la  mordedura.  En  lo  referente  a  la  curación  es  más 
sobria  que  la  árabe,  ya  que,  omitiendo  todos  los  episodios  intermedios,  dice 
sencillamente  que  Jesús  se  apiadó  de  él  y  que,  nada  más  decirle :  «Llegarás 
a  ser  mi  discípulo»,  se  sintió  curado. 


352 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


4.  En  llegando  al  lugar  del  nido,  preguntó  Jesús  a  los  mu- 
chachos: «¿Es  aquí  donde  estaba  la  serpiente?»  Ellos  contesta- 
ron afirmativamente.  Y  en  seguida,  nada  más  oír  la  voz  de  Je- 
sús, salió  el  reptil  con  todo  rendimiento.  Entonces  le  dijo  Jesús: 
«Mira,  vete  y  chupa  todo  el  veneno  que  has  inoculado  a  este 
niño».  La  serpiente  se  fué  arrastrando  hasta  él  y  chupó  todo  el 
veneno.  Después  de  lo  cual,  Jesús  fulminó  una  maldición  sobre 
ella  y  al  instante  reventó.  El  niño  se  puso  a  llorar  después  de 
ser  curado;  mas  Jesús  le  dijo:  «No  llores,  pues  un  día  has  de  ser 
mi  discípulo».  Este  es  precisamente  Simón  Cananeo,  de  quien 
se  hace  mención  en  el  Evangelio  47. 


47  La  red.  sir.  añade  el  siguiente  episodio  de  no  pequeño  interés: 

«Llegó  después  un  hombre  de  Jerusalén.  Los  muchachos  salieron  a  su 
encuentro  y  le  detuvieron  diciendo:  Ven  a  saludar  a  nuestro  rey.  El  ham- 
bre obedeció.  Y,  cuando  llegó  al  lugar  donde  estaba  Jesús,  éste  notó  que 
llevaba  una  serpiente  enroscada  al  cuello,  la  cual  unas  veces  le  sofocaba  y 
otras  le  dejaba  un  poco  más  de  desahogo.  Jesús  le  preguntó:  ¿Cuánto  tiempo 
hace  que  tienes  esa  serpiente  al  cuello?  El  respondió:  Desde  hace  tres  años. 
Jesús  siguió  preguntando:  ¿De  dónde  vino  a  caer  sobre  ti?  Contestó  el 
hombre:  Yo  le  hice  un  favor  y  ella  me  correspondió  con  este  mal.  Jesús 
insistió:  ¿Cómo  fué  para  hacerla  tú  un  bien  y  pagarte  ella  con  un  mal? 
Repuso  el  hombre:  Al  encontrarla  aterida  de  frío  durante  el  invierno,  la 
cogí,  le  di  abrigo  en  mi  regazo  y,  al  llegar  a  casa,  la  metí  en  un  cántaro 
de  barro,  cuya  boca  tapé  para  que  no  se  marchara.  Después,  cuando  fui 
a  destapar  el  cántaro  para  sacarla  en  pleno  verano,  se  me  echó  alrededor 
del  cuello  y  allí  se  enroscó.  Desde  entonces  me  tiene  sometido  a  continua 
tortura,  sin  que  me  sea  posible  desprenderme  de  ella». 

«Jesús  le  dijo:  Sin  darte  cuenta  obraste  injustamente  con  ella.  Dios  creó 
a  la  serpiente  para  que  viviera  en  el  suelo  y  pasase  alternativamente  del 
frío  al  calor.  ¿Por  qué  has  impedido  que  viviera  en  el  suelo,  que  es  para 
lo  que  Dios  la  creó?  Sino  que  la  has  aprisionado  en  un  cántaro,  sin  darle 
siquiera  alimento.  Te  has  portado  mal  con  ella.  Entonces  Jesús  dijo  a  la 
serpiente:  Baja  de  ese  hombre  y  vete  a  vivir  bajo  el  sol.  Y  la  serpinete  se 
descolgó  del  cuello  del  hombre.  Al  ver  esto,  exclamó  aquel  hombre:  Ver- 
daderamente eres  rey,  el  rey  de  los  reyes,  y  todos  los  encantadores  y  es- 
píritus rebeldes  acatan  tus  mandatos». 

Todo  el  relato  puede  desglosarse  en  dos  temas  folklóricos:  La  serpiente 
ingrata  y  el  Niño  rey  y  juez.  De  ellos  se  aprovecharon  los  grandes  fabulis- 
tas: Esopo,  Fedro,  La  Fontaine,  Samaniego.  Ε  indudablemente,  también 
nuestro  apócrifo.  No  hay  duda  de  que  la  fuente  de  inspiración  para  todos, 
próxima  o  remotamente,  fué  la  literatura  india. 

¿Cómo  puede  explicarse  la  inserción  de  tal  relato  en  la  red.  sir.  de  nues- 
tro apócrifo?  El  hecho  de  que  el  Evangelio  de  la  Infancia  fuera  catalogado 
en  el  sínodo  de  Diamper  entre  los  libros  «siríacos»  nestorianos  difundidos 
por  Malabar  a  fines  del  siglo  XVI,  parece  favorecer  la  hipótesis  de  que  el 
episodio  en  cuestión  fué  intercalado  en  el  Evangelio  siríaco  de  la  Infancia 
por  los  viejos  cristianos  siro-malabares  de  esta  región  de  la  India.  Parece, 
sin  embargo,  más  probable  que  estos  temas  folklóricos  estuvieran  en  co- 
nocimiento de  los  cristianos  de  Mesopotamia  hacia  el  siglo  VI  y  que  éstos 
fueran  los  que  los  combinaron  en  uno  solo  para  insertarlos  entre  los  demás 


EVANGELIO   ÁRABE  DE   LA  INFANCIA 


353 


XLIII.    Jesús  y  Santiago 

Otro  día  envió  José  a  su  hijo  Santiago  48  a  recoger  leña.  Jesús 
se  ofreció  para  acompañarle.  Y,  en  llegando  al  bosque,  comen- 
zó Santiago  su  trabajo;  mas  fué  mordido  en  su  mano  por  una 
víbora  maligna  y  se  puso  a  dar  voces,  llorando.  Al  darse  cuenta 
de  lo  que  pasaba,  corrió  Jesús  a  su  lado  y  sopló  en  el  lugar  don- 
de había  sido  mordido  por  la  víbora.  Hecho  lo  cual,  quedó  cu- 
rado sin  más. 

XLIV.    Un  niño  desplomado 

Otro  día  se  encontraba  Jesús  jugando  con  otros  niños  en- 
cima de  una  terraza.  Uno  de  éstos  cayó  desde  lo  alto  y  murió 
al  instante.  Los  demás  se  dieron  a  la  fuga,  y  Jesús  quedó  solo 
en  la  terraza.  Llegaron  entonces  los  padres  del  difunto  y  le  di- 
jeron: «Tú  empujaste  a  nuestro  hijo  desde  arriba».  Jesús  lo  negó; 
mas  ellos  se  pusieron  a  dar  voces,  diciendo:  «Nuestro  hijo  ha 
muerto,  y  éste  es  el  que  lo  ha  matado».  Replicó  Jesús:  «No  me 
calumniéis;  y  si  es  que  no  queréis  creerme,  vamos  a  preguntár- 
selo al  niño  para  que  él  ponga  las  cosas  en  claro».  Entonces  bajó 
Jesús,  se  acercó  al  muerto  y  le  dijo  a  grandes  voces:  «Zenón, 
¿quién  fué  el  que  te  tiró  abajo?»  Y  el  difunto  respondió  y  dijo: 
«No  fuiste  Tú,  Señor,  sino  el  Terror».  Jesús  recomendó  a  los 
circunstantes  que  prestaran  atención  a  sus  palabras,  y  todos  ala- 
baron a  Dios  por  este  milagro  49 . 

XLV.    El  cántaro  roto 

1.  Mandó  una  vez  María  a  Jesús  por  agua  a  la  fuente.  Mas 
a  la  vuelta,  cuando  traía  el  cántaro  lleno,  recibió  éste  un  gran 
golpe  y  se  partió. 

2.  Entonces  Jesús  extendió  su  pañuelo,  recogió  el  agua  en 
él  y  se  la  llevó  a  su  madre.  Esta  se  llenó  de  admiración  y  con- 


episodios  fantásticos  del  Evangelio  de  la  Infancia.  Con  esto  queda  natural- 
mente a  salvo  su  procedencia  india.  Cf.  Cosquin,  art.cit,  p.  156-157. 

48  Recuérdese  lo  dicho  sobre  los  «hijos»  de  José:  Protoevangelio  (8,2) 
nota  57. 

49  La  red.  sir.  describe  este  portento  de  una  manera  más  espectacular. 
La  Sagrada  Familia  en  pleno  es  llevada  ante  el  Juez.  Este,  al  conocer  la 
acusación  que  recaía  sobre  ellos,  les  conmina  con  la  ley  del  tallón.  Enton- 
ces Jesús  requiere  como  testigo  de  su  inocencia  al  niño  difunto,  el  cual  a 
su  voz  resucita.  Con  esto  quedan  confundidos  sus  acusadores. 


Ev.  apócrifos 


12 


354 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


servaba  escondido  dentro  de  su  corazón  todo  lo  que  se  ofrecía 

a  sus  ojos  50. 

XLVI.    Jugando  con  el  barro51 

1.  Una  vez  estaba  Jesús  jugando  con  otros  niños  a  la  orilla 
de  un  arroyo.  Todos  se  entretenían  formando  pequeñas  balsas. 
El  Señor  había  hecho  doce  pajaritos  de  barro  y  los  había  puesto 
de  tres  en  tres  a  ambos  lados  de  la  balsa.  Y  era  a  la  sazón  día 
de  sábado. 

2.  Se  acercó  por  allí  el  hijo  de  Hanán  y,  viéndolos  en  este 
entretenimiento,  se  enfadó  muchísimo.  Ε  indignado  dijo:  «¿No 
os  da  vergüenza  de  poneros  a  hacer  figuras  de  barro  en  día  de 
sábado?»  Y  en  un  momento  estropeó  las  balsas.  Dió  entonces 
Jesús  unas  palmadas  a  sus  pájaros  y  éstos  se  echaron  a  vo- 
lar piando. 

3.  Al  verlos  el  hijo  de  Hanán,  se  acercó  también  a  la  balsa 
de  Jesús  y  la  pisoteó,  dejando  escapar  el  agua  estancada.  Díjole 
entonces  Jesús:  «Así  como  se  ha  disipado  este  agua,  se  disipará 
también  tu  vida».  Y  en  el  instante  quedó  seco  aquel  muchacho. 

XLVII.    Una  muerte  repentina 

En  otra  ocasión  era  ya  de  noche  y  volvía  Jesús  a  casa 
en  compañía  de  José.  De  pronto  se  presentó  un  muchacho  que 
venía  corriendo  en  dirección  contraria  y  dió  a  Jesús  un  golpe 
tan  fuerte  que  le  hizo  caer.  Entonces  le  dijo  el  Señor:  «Así  como 
me  has  tirado,  de  la  misma  manera  caerás  tú  para  no  levantarte 
más».  Y  al  instante  se  desplomó  el  muchacho  y  expiró. 

XLVIII.    El  maestro  confundido 

i.  Había  en  Jerusalén  un  tal  Zaqueo  que  se  dedicaba  a  en- 
señar a  los  niños.  Un  día  le  dijo  a  José:  «¿Por  qué  no  me  traes 
a  Jesús  para  que  aprenda  las  letras?»  Asintió  José,  y  fué  a  de- 
círselo a  María,  y  lo  llevaron  a  casa  del  maestro.  Este,  nada  más 
verle,  le  preguntó  el  alfabeto  y  le  mandó  que  pronunciara  Aleph. 
Cuando  hubo  dicho  Aleph,  el  maestro  ordenó  que  pronunciara 
Beth.  Replicó  entonces  Jesús:  «Dime  primero  tú  a  mí  lo  que  sig- 
nifica la  letra  Aleph  y  entonces  te  pronunciaré  yo  a  ti  la  Beth.» 


so  Cf.  Le.  2,51. 

51  Este  capítulo  falta  en  la  red.  sir. 


EVANGELIO   ARABE  DE   LA  INFANCIA 


355 


2.  Al  ver  que  el  maestro  le  amenazaba  con  el  látigo,  Jesús 
expuso  la  significación  de  las  letras  Aleph  y  Beth.  Y  asimismo 
qué  figuras  de  letras  eran  rectas,  cuáles  torcidas,  cuáles  en  for- 
ma de  espiral,  cuáles  puntuadas  y  cuáles  no;  por  qué  una  letra 
precedía  a  otra.  Y  muchas  cosas  del  mismo  estilo  que  el  maes- 
tro no  había  oído  ni  leído  en  su  vida.  Dijo  finalmente  Jesús  al 
maestro:  «Préstame  atención  mientras  te  voy  explicando».  Y  em- 
pezó a  recitar  claramente  Aleph,  Beth,  Ghimeí,  Daleth  hasta 
Thau.  El  maestro,  lleno  de  admiración,  exclamó:  «Este  niño  ha 
nacido  antes  que  Noé,  según  pienso».  Luego  se  dirigió  a  José 
en  estos  términos:  «Me  has  traído  este  niño  para  que  le  diera 
instrucción,  y  resulta  que  es  más  docto  que  todos  los  maes- 
tros». Y  dijo  finalmente  a  María:  «Tu  hijo  no  tiene  necesidad 
de  instrucción  alguna»  52. 

XLIX.    El  profesor  castigado 

i.  Lo  llevaron  después  a  un  maestro  más  instruido,  quien, 
al  verlo,  le  mandó  pronunciar  Aleph.  Cuando  lo  hubo  hecho, 
le  dijo:  «Di  ahora  Beth).  A  lo  que  replicó  Jesús:  «Dime  primero 
la  significación  de  la  letra  Aleph  y  luego  te  pronunciaré  la  Beth. 
Entonces  el  maestro  levantó  la  mano  para  castigarle  con  un 
látigo,  pero  se  le  quedó  seca  la  mano  y  él  murió  al  instante. 

L.    Jesús  Maestro 

1.  Al  cumplir  los  doce  años  le  llevaron  a  Jerusalén  para  la 
fiesta.  Terminada  ésta,  sus  padres  se  volvieron.  Pero  El  se 
quedó  entre  los  doctores  y  eruditos  de  Israel,  a  los  que  hacía 
preguntas  relativas  a  sus  respectivas  especialidades,  respon- 
diendo a  su  vez  a  las  cuestiones  que  se  le  proponían. 

2.  Y  entre  otras  cosas  les  preguntó:  «¿De  quién  es  hijo  el 
Mesías?»  Respondiéronle:  «De  David».  Díceles:  «¿Y  cómo,  pues, 
éste  le  llama  su  Señor,  diciendo:  Dijo  el  Señor  a  mi  Señor: 
siéntate  a  mi  diestra  hasta  que  ponga  a  tus  enemigos  bajo  tus 
pies?»  53. 

3.  Dícele  de  nuevo  el  principal  entre  los  doctores:  «¿Tú 
lees  libros?»  «Sí  leo,  dijo  Jesús,  y  todo  lo  que  en  ellos  se  con- 
tiene». Ε  inmediatamente  se  puso  a  explicarles  los  libros  de  la 
Ley  (Thorá),  los  preceptos,  los  estatutos  y  los  misterios  con- 

52  La  red.  sir.  hace  seguir  un  discurso  de  Jesús  sobre  su  preexistencia 
divina  en  términos  parecidos  a  los  de  lo.  8,52-58. 
5  3  Cf.  Mt.  22,42-46. 


356 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


tenidos  en  los  profetas;  cosas  a  que  no  alcanza  la  inteligencia 
de  criatura  alguna.  Dijo,  pues,  el  doctor  aquel:  «Yo  por  mi 
parte  he  de  confesar  que  hasta  ahora  no  he  tenido  ocasión  de 
aprender  ni  oír  nunca  tales  cosas.  ¿Quién  pensáis  que  será 
este  niño?» 

LI.    Jesús  y  el  astrónomo 

1.  Se  encontraba  allí  un  filósofo  ducho  en  astronomía, 
quien  preguntó  a  Jesús  si  había  estudiado  esta  ciencia. 

2.  La  respuesta  de  Jesús  consistió  en  hacer  una  exposi- 
ción del  número  de  esferas  y  de  cuerpos  que  hay  en  el  firma- 
mento, de  su  naturaleza  y  propiedades,  de  su  contraposición, 
de  su  aspecto  triangular,  cuadrangular  y  exagonal,  de  su  tra- 
yectoria de  ida  y  vuelta,  de  sus  posiciones  en  minutos  y  se- 
gundos y  de  otras  muchas  cosas  a  que  no  alcanza  la  razón. 

LII.    Jesús  y  el  físico 

1.  Había  también  entre  los  circunstantes  un  filósofo  muy 
impuesto  en  las  ciencias  naturales,  el  cual  preguntó  a  Jesús  si 
por  ventura  había  estudiado  medicina. 

2.  El  por  respuesta  le  explicó  la  física,  la  metafísica,  la 
hiperfísica  y  la  hipofísica;  las  fuerzas  del  cuerpo,  sus  humores 
y  los  efectos  de  ambos;  los  efectos  del  calor  y  de  la  sequedad, 
del  frío  y  de  la  humedad  y  de  todo  lo  que  de  ellos  proviene;  la 
actuación  del  alma  en  el  cuerpo,  su  sentido  y  sus  efectos;  en 
qué  consiste  la  facultad  de  hablar,  de  airarse,  de  apetecer;  la 
articulación  y  desarticulación;  y  finalmente,  otras  muchas  cosas 
a  que  no  alcanza  el  entendimiento  de  criatura  alguna. 

3.  Entonces  se  levantó  el  filósofo  y  se  postró  ante  él,  di- 
ciendo: «Señor,  de  aquí  en  adelante  seré  tu  discípulo  y  tu 
siervo». 

LUI.    Hallazgo  de  Jesús 

i.  Mientras  hablaban  entre  sí  estas  cosas  y  otras  por  el 
estilo  se  presentó  allí  María,  que  llevaba  tres  días  consecutivos 
buscando  a  Jesús  en  compañía  de  José.  Al  verlo,  finalmente, 
allí  sentado  en  medio  de  los  doctores,  preguntando  unas  veces 
y  otras  respondiendo,  le  dijo:  «Hijo  mío,  ¿por  qué  lo  has  hecho 
así  con  nosotros?  He  aquí  que  tu  padre  y  yo  venimos  en  tu 
busca  con  gran  fatiga».  Mas  El  respondió:  «¿Por  qué  me  bus- 
cabais? ¿Es  que  no  sabéis  que  me  es  conveniente  estar  en  la 


EVANGELIO  ÁRABE   DE   LA  INFANCIA 


357 


casa  de  mi  Padre?»  Pero  ellos  no  comprendieron  sus  palabras. 
Entonces  los  doctores  preguntaron  a  María  si  aquél  era  su 
propio  hijo.  Y  asintiendo  ella,  le  dijeron:  «Bienaventurada  de 
ti,  María,  porque  has  dado  a  luz  un  niño  como  éste». 

2.  Y  volvió  con  ellos  a  Nazaret,  dándoles  gusto  en  todas 
las  cosas.  Y  su  madre,  por  su  parte,  conservaba  todo  esto  dentro 
de  su  corazón.  Mientras  tanto  Jesús  iba  creciendo  en  edad,  en 
sabiduría  y  en  gracia  ante  Dios  y  ante  los  hombres  54. 

LIV.    Vida  oculta 

Desde  entonces  empezó  a  ocultar  los  milagros  y  a  dedicarse 
al  estudio  de  la  Ley,  hasta  que  cumplió  los  treinta  años,  que  fué 
cuando  el  Padre  le  dió  a  conocer  públicamente  a  la  orilla  del 
Jordán  con  esta  voz  bajada  del  cielo:  <'Este  es  mi  hijo  amado, 
en  quien  reposo»,  estando  presente  el  Espíritu  Santo  en  forma 
de  blanca  paloma  ?-\ 

LV.  Doxología 

Este  es  Aquel  a  quien  adoramos  suplicantes,  el  que  nos  dió 
el  ser  y  la  vida,  el  que  nos  sacó  del  seno  de  nuestra  madre,  el 
que  tomó  un  cuerpo  humano  por  nosotros  y  nos  redimió  para 
darnos  el  abrazo  eterno  de  su  misericordia  y  manifestarnos  su 
clemencia  por  la  liberalidad,  la  beneficencia,  la  generosidad  y 
la  benevolencia.  A  El  pertenece  la  gloria,  la  beneficencia,  el 
poder  y  el  imperio,  ahora  y  siempre  por  los  siglos  sempiternos. 
Amén. 

Aquí  termina  el  evangelio  íntegro  de  la  infancia  con  el  auxi- 
lio del  Dios  supremo  y  de  acuerdo  con  lo  que  encontramos  en  el 
original. 


54  Cf.  Le.  2,52. 

55  Cf.  Mt.  3,i7. 


3.    HISTORIA  DE  JOSE  EL  CARPINTERO 


Antiguamente  fué  conocida  tan  sólo  por  una  redacción  árabe 
publicada  por  G.  Wallin  el  año  1722,  según  un  manuscrito  de 
la  Biblioteca  Real  de  París  proveniente  de  Egipto.  Esta  proce- 
dencia y  el  culto  que  desde  antiguo  profesaron  los  coptos  a  San 
José  dieron  pie  para  pensar  que  la  tal  redacción  árabe  podía  ser 
una  simple  versión  de  un  original  copto. 

Esta  hipótesis  se  confirmó  cuando  E.  Quatremére  1  señaló 
efectivamente  la  existencia  del  texto  copto  contenido  en  unos 
manuscritos  que  a  la  sazón  se  encontraba  en  la  Biblioteca  Im- 
perial de  París,  pero  que  provenían  de  la  Vaticana,  de  donde 
habían  sido  substraídos  el  año  1797.  Posteriormente,  G.  Zoega 
publicaba  en  Roma  (1810)  el  catálogo  de  la  célebre  colección 
del  cardenal  Borgia  y  bajo  el  número  CXXI  presentó  ocho  folios 
sahídicos  que  contenían  Vitam  S.  Iosephi  de  Nazaret.  Este  frag- 
mento fué  dado  a  conocer  y  traducido  por  E.  Dulaurier 2. 
E.  Revillout,  finalmente,  publicó  la  editio  princeps  del  fragmento 
sahídico  de  Zoega  número  GXXI  y  la  redacción  bohaírica  del 
códice  Vaticanus  LXVI 11  3.  F.  Robinson  añadió  posteriormente 
a  estos  fragmentos  otros  nuevos  identificados  por  él:  dos  folias 
bohaíricas  número  39  de  la  colección  Crawford  (actualmente 
n.440  de  la  /.  Rylands  Library  de  Manchester)  y  el  fragmento 
sahídico  Or.5jSiB  del  British  Museum4. 

La  redacción  sahídica  comprende  sólo  los  capítulos  13-21  de 
la  versión  árabe;  la  bohaírica,  sin  embargo,  se  presenta  com- 
pleta. Un  estudio  del  texto  copto  demuestra  que  ambas  redac- 
ciones provienen  de  un  original  griego  5.  Isidoro  de  Isolano  co- 

1  Recherches  sur  la  langue  et  la  littérature  de  l'Egypte  (París  1808)  p.128. 

2  Fragments  des  révélations  apocryphes  de  Barthélemy  (París  1835)  p. 23-29. 

3  Apocryphes  Coptes  du  Nouveau  Testament  (París  1876). 

4  Coptic  Apocryphal  Gospels:  TS  IV  2  (1896). 

5  Cf.  R.  Morenz,  Die  Geschichte  von  Joseph  dem  Zimmermann  ( aus  dem 
Bohairischen  und  Sahidischen)  übersetzt  erlautert  und  untersucht:  TU  LVI  5 
(Berlín  195 1)  p. 88-96,  donde  se  contiene  un  acabado  análisis  de  palabras, 
giros  y  elocuciones  griegas  que  se  encuentran  en  el  original  copto.  Sirvan 
de  ejemplo:  a)  Expresiones  técnicas  culturales:  άγγελος  βΐών,  αντίχριστος, 
άπόφασις,  ασώματος,  βήμα,  δεκανός,  μαθητής,  μεσίτης,  μυστήριον,  χειρόγραφον,  χορός, 
ψυχή.  b)  Términos  corrientes:  ύπουργεϊν,  άμφιβάλλειν,  ένοχλείν,  περιεργάζεσθαι. 
c)  Partículas:  εφόσον,  μέν,  μέχρι,  μήπως,  μήτι,  όπως,  δταν. 


HISTORIA  DE  JOSE  EL  CARPINTERO 


359 


noció  durante  el  siglo  XVI  una  versión  latina  de  este  apócrifo, 
cuyo  original  pensó  ser  el  hebreo  6.  Probablemente  este  dato 
fué  introducido  únicamente  para  dar  más  autoridad  al  escrito, 
lo  mismo  que  el  referente  a  su  conservación  en  la  biblioteca 
de  Jerusalén. 

El  texto  original  bien  puede  remontarse  al  siglo  IV  o  V. 
Las  frases  de  sabor  quiliástico  contenidas  en  el  capítulo  26  son 
un  buen  testimonio  en  favor  de  su  antigüedad,  ya  que  a  princi- 
pios del  siglo  V  desaparecieron  en  Oriente  y  en  Occidente 
tales  tendencias.  Es  verdad  que  en  el  capítulo  17  parece  encon- 
trarse una  alusión  al  Evangelio  sito-árabe  de  Xa  Infancia  (bastante 
posterior  a  esa  fecha)  en  el  episodio  del  niño  mordido  por  una 
víbora;  pero  es  posible  que  tal  episodio,  común  a  ambos  apó- 
crifos, sea  también  anterior  a  ellos. 

Substancialmente,  el  relato  es  ortodoxo,  si  bien  aparecen  a 
veces  reminiscencias  gnósticas  que  se  refieren  más  a  la  expre- 
sión literaria  que  al  contenido  doctrinal.  No  es  segura  la  hipótesis 
de  quienes  han  querido  ver  en  él  una  simple  versión  cristiana 
de  los  mitos  y  ritos  del  culto  de  Osiris  (cf.  infra  (*)  al  prólogo). 

La  forma  literaria  de  la  presentación  parece  dar  al  apócrifo 
el  carácter  de  lectura  litúrgica  leída  en  los  monasterios  coptos 
con  motivo  de  la  fiesta  de  San  José.  De  hecho  consta  que 
fueron  los  cristianos  de  Egipto  los  primeros  en  celebrar  esta 
festividad  7.  Los  primeros  capítulos  están  influenciados  eviden- 
temente por  los  apócrifos  de  la  Natividad,  mientras  que  el 
núcleo  central,  que  es  el  más  original,  gira  alrededor  de  la  en- 
fermedad y  muerte  de  José  (c. 12-32). 

Ediciones  y  versiones. — G.  Wallin,  Historia  Iosephi  fabri  lignarii. 
Líber  apocryphus  ex  códice  manuscripto  Regiae  Bibliothecae  Parisiensis  nunc 
primum  arabice  editus,  nec  non  versione  latina  et  notis  illustratus  (Lipsiae  1772); 
Thilo,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I  (1832)  1-61.XV-XXVI  [texto  de  Wallin 
corregido  por  E.  Roediger];  J.  A.  Fabricius,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  II 
(2i74i)  P-30Q-336  [v.  lat.  del  texto  ár.];  Tischendorf,  Evangelia  Apocry- 
pha  (21876)  P.122-139.XXII-XXXVI  [v.  íat.  del  texto  ár.];  E.  Revillout. 
Apocryphes  Coptes  du  Nouveau  Testamen: :  «Etudes  égyptologiques»  7  (1876) 
p. 28-42  [fragm.  sah.]  p. 43-70  [red.  boh.];  Stern:  ZtWTh  26  (1883)  270-294 
[v.  germ.  de  las  redacciones  sah.  y  boh.];  P.  de  Lagarde,  Aegyptiaca  (Gót- 
tingen  1883)  [ed.  impecable  del  Vat.  LXVI.u  acompañada  del  texto  ár.  de 


6  Summa  de  donis  S.  Ioseph  (Pavía  1522)  en  B.  Llamera,  O.  P. :  Teolo- 
gía de  San  José  (BAC,  Madrid  1953)  p.ó45:  «Horum  (Orientalium)  in  eccle- 
siis  solet  vita  quaepiam  Sancti  Ioseph  legi:  Haec  de  hebraeo  in  latinum  de- 
ducía a  viro  catholico,  et  Romanam  Ecclesiam  debita  veneratione  prose- 
quente,  ad  manus  meas  devenit». 

7  Cf.  Tillemont,  Mémoires  pour  servir  ά  l'histoire  ecclésiastique  I  p.i.a 
P-I35- 


360 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


Wallin  y  del  fragm.  sah.  de  Zoega  CXXI  (=  Borgia  109  n.121)];  F.  Ro- 
binson,  Coptic  Apocryphal  Gospels:  TS  IV  2  (1896)  [nuevos  fragmentos 
boh.  y  sah.];  P.  Peeters,  Evangiles  Apocryphes  I  (191 1)  p.XXXIII-XL  y 
191-243  [v.  franc.  de  las  redac.  copta  y  árabe,  introd.  y  notas];  G.  Kla- 
meth,  Ueber  die  Herkunft  der  Apokr.  «Geschichte  Josephs  des  Zimmermanns» : 
«Angelos»  3  (1930)  6-31  [v.  germ.  y  estudio  de  los  c. 19-24  del  boh.  y  sah. 
según  el  texto  de  Lagarde];  E.  González-Blanco,  Los  Evangelios  Apócri- 
fos II  (Madrid  1934)  [v.  castellana];  R.  Morenz,  Die  Geschichte  von  Joseph 
dem  Zimmermann  (aus  dem  Bohairischen  und  Sahidischen)  übersetzt  erlduter) 
und  untersucht:  TU  LVI  5  (Berlín  1951)  [cf.  P.  Devos:  ABoll  70  (19521 
382-385]· 

Estudios. — Hópfl,  Nonne  hic  est  fabri  filius?:  Bi  4  (1923)  41-55;  H.  Le» 
clercq:  DACHEL  7,2660-2665;  L.  Th.  Lefort,  A  propos  de  l'Histoire  de 
Joseph  le  Charpentier :  Mus  66  (1953)  201-203;  G.  Graf,  Geschichte  der 
christlichen  arabischen  Literatur  I:  StT  118  (1944)  p. 234-236;  C.  Cecchelli- 
Mater  Christi  III  (Roma  1954)  p.41 6-421. 


HISTORIA  DE  JOSE  EL  CARPINTERO 

Así  abandonó  esta  vida  mortal  nuestro  padre  José  el  Car- 
pintero, padre  de  Cristo  según  la  carne,  el  que  vivió  ciento 
once  años.  Cuando  nuestro  Salvador  hizo  a  los  apóstoles,  re- 
unidos en  el  monte  de  los  Olivos,  el  relato  de  toda  su  vida, 
éstos  fueron  escribiendo  estas  palabras,  las  depositaron  después 
en  la  biblioteca  de  Jerusalén  y  dejaron  consignado,  además, 
que  el  día  en  que  el  santo  anciano  se  separó  de  su  cuerpo  fué 
el  26  de  Epep,  en  la  paz  del  Señor.  Amén  (*). 


(*)  Ofrecemos  el  texto  castellano  de  la  redacción  bohaírica,  tomando 
por  base  la  reciente  versión  crítica  de  Morenz  (TU  LVI  5  [1951])  comple- 
tada con  la  más  antigua  de  Peeters  (Evangiles  Apocr.  I  [191 1]  p. 191-243). 
Añadimos  en  notas  las  variantes  principales  del  texto  sahídico  y  de  la  versión 
árabe. 

El  mes  copto  de  Epep  (gr.  =  έτπφί,  ár  --  abib)  empezaba  el  25  de  junio 
y  terminaba  el  24  de  julio.  De  aquí  que  la  fecha  de  la  muerte  de  José,  seña- 
lada por  el  texto  en  el  26  de  Epep,  equivalga  a  nuestro  20  de  julio.  Da  la 
coincidencia  de  que  en  este  día  precisamente  empieza  a  crecer  el  Nilo  y  de 
que  con  ella  daba  comienzo  el  año  entre  los  antiguos  egipcios,  celebrándose 
una  gran  fiesta  popular.  Esto  ha  movido  a  autores  como  Klameth  («Ange- 
los» 3  [1928]  6-31),  Morenz  (o.c,  p.io8ss.),  Graf  (StT  118  [1944]  p. 234-236), 
a  pensar  en  una  verosimilitud  psicológica  e  histórica  entre  la  muerte  de 
José  y  el  mito  de  Osiris  y  a  creer  que  la  narración  de  la  muerte  y  sepultura 
de  José  no  es  sino  una  versión  cristiana  de  los  mitos  y  ritos  del  culto  de 
Osiris  transmitidos  en  texto  y  figura. 

Esta  hipótesis  tropieza  con  no  pocas  dificultades.  Es  muy  difícil,  en  pri- 
mer lugar,  probar  la  supervivencia  del  culto  de  Osiris  o  del  Nilo  en  la  época 
en  que  el  autor  fija  la  fecha  de  su  relato.  Hay  además  pocas  analogías  entre 
San  José  en  su  muerte  y  Osiris,  dios  de  la  resurrección.  Y,  sobre  todo,  la  di- 
ficultad mayor  es  la  ausencia  absoluta  de  testimonios,  fuera  de  los  de  ori- 


HISTORIA  DE  JOSÉ  EL  CARPINTERO 


3  61 


I.    Jesús  habla  a  sus  apóstoles 

i.  Y  un  día  estaba  nuestro  buen  Salvador  en  el  monte  de 
los  Olivos  con  los  discípulos  en  torno  y  se  dirigió  a  ellos  con 
estas  palabras:  «¡Oh  mis  queridos  hermanos,  hijos  de  mi  buen 
Padre,  a  quienes  El  ha  escogido  de  entre  todo  el  mundo! — 
2.  Bien  sabéis  lo  que  tantas  veces  os  he  repetido:  Es  necesario 
que  yo  sea  crucificado  y  que  guste  la  muerte;  que  resucite  de 
entre  los  muertos;  que  os  comunique  el  mensaje  del  Evangelio 
para  que  vosotros,  por  vuestra  parte,  lo  prediquéis  a  todo  el 
mundo;  que  haga  descender  sobre  vosotros  una  fuerza  de  lo 
alto,  la  cual  os  llenará  del  Espíritu  Santo;  y  que  vosotros, 
finalmente,  prediquéis  a  todas  las  gentes  de  esta  manera:  Ha- 
ced penitencia  l. — 3.  Porque  vale  más  un  vaso  de  agua  en  la 
vida  venidera,  que  todas  las  riquezas  de  este  mundo  2; — 4.  y  vale 
más  poner  tan  sólo  el  pie  en  la  casa  de  mi  Padre  que  toda  la 
riqueza  de  este  mundo  3; — 5.  y  más  aún:  vale  más  una  hora 
de  regocijo  para  los  justos,  que  mil  años  para  los  pecadores,  en 
que  han  de  llorar  y  lamentarse,  sin  que  nadie  preste  atención 
ni  consuelo  a  sus  gemidos. — 6.  Cuando,  pues,  os  llegue  a  vos- 
otros, mis  distinguidos  miembros,  la  hora  de  marchar,  predi- 
cadles  que  mi  Padre  os  exigirá  cuentas  4  con  balanza  justa 
y  equilibrada  y  que  os  examinará  hasta  de  una  palabra  inútil 
que  digáis. — 7.  Así  como  nadie  puede  escapar  de  la  mano  de  la 
muerte,  de  la  misma  manera  ninguno  puede  substraerse  a  sus 
propios  actos,  sean  buenos  o  malos. — 8.  Además,  os  he  dicho 
muchas  veces  y  repito  ahora,  que  ningún  fuerte  podrá  salvarse 
por  su  propia  fortaleza  y  ningún  rico  por  lo  cuantioso  de  sus 
riquezas 5. — 9.  Y  ahora  escuchad,  que  os  voy  a  narrar  la 
vida  de  mi  padre  José,  el  bendito  anciano  carpintero. 

II.    Viudez  de  José 

i.  Había  un  hombre  llamado  José,  oriundo  de  Belén,  esa 
villa  judía  que  es  la  ciudad  del  rey  David. — 2.  Estaba  muy 

gen  literario.  Cf.  Devos:  ABoll  70  (1952)  382-385;  Lefort:  Mus  66(1953) 
201-203. 

1  Cf.  Act.  1,8. 

2  Esta  sentencia  y  las  dos  siguientes  contienen  dos  agrapha  intere- 
santes. 

3  Literalmente:  «Vale  más  el  espacio  de  un  pie  en  el  cielo...» 

4  Según  la  v.  ár.,  el  juez  será  el  mismo  Salvador.  Cf.  Lev.  19,36;  Mt. 

12.  36. 

5  Cf.  Ps.  32,16. 


362 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


impuesto  en  la  sabiduría  y  en  su  oficio  de  carpintero  6. — 3.  Este 
hombre,  José,  se  unió  en  santo  matrimonio  a  una  mujer  que  le 
dió  hijos  e  hijas:  cuatro  varones  y  dos  hembras,  cuyos  nombres 
eran:  Judas  y  Josetos  7,  Santiago  y  Simón;  sus  hijas  se  llamaban 
Lisia  y  Lidia. — 4.  Y  murió  la  esposa  de  José,  como  está  deter- 
minado que  suceda  a  todo  hombre,  dejando  a  su  hijo  Santiago 
niño  aún  de  corta  edad. — 5.  José  era  un  varón  justo  y  alababa 
a  Dios  en  todas  sus  obras.  Acostumbraba  a  salir  forastero  con 
frecuencia  para  ejercer  el  oficio  de  carpintero  8  en  compañía  de 
sus  dos  hijos,  ya  que  vivía  del  trabajo  de  sus  manos,  en  confor- 
midad con  lo  dispuesto  en  la  ley  de  Moisés. — 6.  Este  varón 
justo  de  quien  estoy  hablando  es  José,  mi  padre  según  la  carne, 
con  quien  se  desposó  en  calidad  de  consorte  mi  madre,  María. 

III.    María  en  el  templo 

i.  Mientras  mi  padre  José  permanecía  en  su  viudez,  mi 
madre,  por  su  parte,  la  buena  y  bendita  entre  las  mujeres, 
vivía  en  el  templo,  sirviendo  a  Dios  en  toda  santidad,  y  tenía 
ya  cumplidos  los  doce  años.  Había  pasado  sus  tres  primeros 
años  en  la  casa  de  sus  padres,  y  los  nueve  restantes  en  el  templo 
del  Señor. — 2.  Y,  al  ver  los  sacerdotes  que  la  santa  doncella 
llevaba  una  vida  ascética  y  penetrada  del  temor  de  Dios,  habla- 
ron entre  sí  y  dijeron:  Busquemos  un  hombre  de  bien  y  des- 
posémosla con  él  hasta  que  llegue  el  momento  de  su  matrimo- 
nio, no  sea  que  por  descuido  nuestro  le  sobrevenga  en  el  templo 
el  período  de  su  purificación  9  e  incurramos  en  un  grave  pecado. 


6  La  v.  ár.  añade  que  era  sacerdote. 

7  Según  la  v.  ár.,  Josetos  =  Justo;  Lisia  =  Assia. 

8  Nuestro  apócrifo  en  lo  relativo  al  oficio  de  San  José  se  atiene  a  la 
tradición  primitiva,  que  veía  en  él  un  carpintero.  Ya  en  el  siglo  II,  al  hablar 
San  Justino  de  Cristo,  dice  que  era  un  trabajador  que  fabricaba  arados  y 
yugos  (de  madera)  (cf.  Dial,  cum  Tryph.  88,18).  Y  es  muy  natural  que  Jesús 
ejerciera  el  mismo  oficio  que  su  padre  nutricio.  Asimismo,  el  pagano  Celso 
conocía  a  Cristo  como  carpintero  (cf.  Orígenes,  Contra  Celsum  6,34.36). 
San  Marcos  (6,3)  usa  del  término  τέκτων,  que  de  suyo  se  refiere  tanto  al 
carpintero  propiamente  dicho  como  al  herrero;  mas  la  tradición  parece  con- 
firmar en  este  caso  el  primero  de  los  significados. 

Una  miniatura  del  manuscrito  Ñero  CIV  de  la  biblioteca  Cotton,  en 
el  British  Museum,  representa  la  huida  a  Egipto.  San  José  es  figurado  lle- 
vando en  una  alforja  unos  instrumentos  de  hierro  o  bronce  parecidos  a  los 
encontrados  el  año  1882  en  el  departamento  de  Mosela.  Evidentemente  se 
trata  de  instrumentos  de  carpintería.  Tal  motivo  pictórico  no  escasea. 
Cf.  Leclercq:  DACHEL  7,2665. 

9  Se  refiere  al  fenómeno  de  la  menstruación.  Cf.  Lev.  15,19-33  y  Prot.  8,2, 
de  donde  depende. 


HISTORIA  DE  JOSÉ  EL  CARPINTERO 


363 


IV.    Desposorios  de  María  y  de  José 

i.  Entonces  convocaron  a  la  tribu  de  Judá  y  tomaron  de 
ella  doce  familias  (hombres)  en  correspondencia  con  el  nombre 
(número)  de  las  doce  tribus  10. — 2.  La  suerte  recayó  sobre  el 
buen  viejo  de  José,  mi  padre  según  la  carne. — 3.  Dijeron,  pues, 
los  sacerdotes  a  mi  madre,  la  Virgen:  <Vete  con  José  y  estáte  su- 
misa a  él  hasta  que  llegue  la  hora  de  celebrar  tu  matrimonio». — 
4.  Entonces  José  llevó  a  María,  mi  madre,  a  su  casa.  Ella  en- 
contró al  pequeño  Santiago  en  la  triste  condición  de  huérfano 
y  le  prodigó  caricias  y  cuidados.  Esta  fué  la  razón  por  la  que 
se  la  llamó  María  la  (madre)  de  Santiago. — 5.  Cuando,  pues, 
José  la  hubo  acomodado  en  su  casa,  partió  para  aquel  sitio 
donde  ejercía  su  oficio  de  carpintero. — 6.  Y  mi  madre  Xiaría 
vivió  dos  años  en  su  casa  hasta  que  llegó  el  momento  feliz. 

V.  La  encarnación 

i.  Y  al  décimocuarto  año  de  su  edad  vine  ye,  Jesús, 
vuestra  vida,  a  habitar  en  ella  por  mi  propio  deseo. — 2.  Y  a  los 
tres  meses  de  su  embarazo  volvió  el  candoroso  José  de  sus 
ocupaciones.  Mas,  al  encontrar  a  mi  madre  encinta,  presa  de 
la  turbación  y  del  miedo,  pensó  abandonarla  secretamente. 
Y  fué  tan  grande  el  disgusto,  que  no  quiso  comer  ni  beber 
(aquel  día). 

VI.  Visión  de  José 

i.  Mas,  durante  la  noche  n,  he  aquí  que,  por  manc'ato  de 
mi  Padre,  se  le  apareció  en  una  visión  Gabriel,  el  arcángel  de 
la  alegría,  y  le  dijo:  «José,  hijo  de  David,  no  tengas  reparo  en 
admitir  en  tu  compañía  a  María,  tu  esposa.  Has  de  sabe-  que 
el  que  ha  sido  concebido  en  sus  entrañas  es  fruto  del  Espíritu 
Santo. — 2.  Dará,  pues,  a  luz  un  hijo,  a  quien  tú  pondrás  por 
nombre  Jesús.  El  apacentará  a  los  pueblos  con  cayada  de 


1 0  A  pesar  de  la  obscuridad  literal  del  texto,  resulta  más  verosínil  esta 
interpretación  que  la  adoptada  por  Peeters,  quien  parece  introducir  eos  sor- 
teos: uno  general  entre  las  doce  tribus,  del  que  sale  elegida  la  <±  Judá, 
y  otro  entre  los  componentes  de  ésta,  del  que  sale  designado  José.  La  v.  ár. 
refleja  nuestra  interpretación. 

1 1  La  υ.  ár.  dice  que  el  sueño  y  la  visión  tuvieron  lugar  durant  el  día. 
Cf.  Mt.  1,20. 


364 


APÓCRIFOS  DE  1A  INFANCIA 


hierro»  12. — 3.  El  ángel  desapareció  por  fin.  Y  José,  en  levan- 
tándose del  sueño,  cumplió  lo  que  le  había  sido  ordenado, 
admitiendo  a  María  consigo. 

VII.    Viaje  a  Belén 

i.  Y  en  esto  salió  un  edicto  del  emperador  Augusto  para 
que  todo  el  mundo  fuera  a  empadronarse,  cada  uno  según  el 
lugar  de  origen  13. — 2.  También  el  buen  anciano  se  puso  en 
camino,  y  llevó  a  María,  mi  madre  virginal,  a  su  ciudad  de 
Belén.  Y,  como  ya  se  acercaba  el  alumbramiento,  él  consignó 
su  nombre  por  medio  del  escriba  de  la  siguiente  manera:  «José, 
hijo  de  David;  María,  su  esposa,  y  su  hijo  Jesús,  de  la  tribu  de 
Judá»  14. — 3.  Y  María,  mi  madre,  me  trajo  al  mundo  a  la  vuelta 
de  Belén,  junto  a  la  tumba  de  Raquel  15,  la  mujer  del  patriarca 
Jacob,  la  madre  de  José  y  Benjamín. 

VIII.    Huida  a  Egipto 

i.  Satanás  dió  un  consejo  a  Herodes  el  Grande,  padre  de 
Arquelao,  el  que  hizo  decapitar  a  mi  querido  pariente  Juan. — 
2.  Y  así  él  me  buscó  para  quitarme  la  vida,  porque  pensaba 
que  mi  reino  era  de  este  mundo. — 3.  Mi  Padre  manifestó  esto 
a  José  en  una  visión,  quien  se  dió  a  la  huida  inmediatamente, 
llevándome  consigo  a  mí  y  a  mi  madre,  en  cuyos  brazos  iba  yo 
reclinado.  Nos  acompañaba  también  Salomé.  Bajamos,  pues, 
a  Egipto  y  permanecimos  allí  un  año  16,  hasta  que  el  cuerpo 
de  Herodes  vino  a  ser  pasto  de  los  gusanos  y  murió,  como 
justo  castigo  por  la  sangre  de  los  Inocentes  que  él  había  derra- 
mado, y  de  la  que  ya  no  se  acordaba. 

12  Cf.  Ps.  2,9. 

13  Gf.  Le.  2,iss. 

1 4  El  sentido  parece  ser  que  San  José  empadronó  consigo  y  con  María 
al  nirt>  que  dentro  de  poco  iba  ya  a  nacer.  La  v.  ár.,  sin  embargo,  no  afirma 
nada  de  esto  último. 

15  La  tumba  de  Raquel  se  sitúa  hoy  en  la  carretera  de  Jerusalén  a  Belén, 
no  lejes  del  lugar  de  la  Natividad,  aunque  tampoco  al  lado. 

16  La  v.  ár.,  según  la  interpretación  de  algunos,  señala  como  tope  de 
la  permanencia  en  Egipto  «hasta  que  cesó  la  cólera  de  Herodes».  Parece, 
sin  eimargo,  más  verosímil  la  corrección  de  Lagarde:  «hasta  que  el  cuerpo 
de  Hendes  fué  presa  de  la  corrupción». 


HISTORIA  DE  JOSÉ  EL  CARPINTERO 


365 


IX.  Vuelta  a  Galilea 

i.  Cuando  aquel  inicuo  Herodes  dejó  de  existir,  volvimos 
nosotros  a  Israel  y  nos  fuimos  a  vivir  a  una  villa  de  Galilea  por 
nombre  Nazaret. — 2.  Y  mi  padre  José,  el  bendito  anciano, 
seguía  ejerciendo  el  oficio  de  carpintero,  gracias  a  cuyo  trabajo 
nosotros  podíamos  vivir.  Jamás  se  puede  decir  que  él  comiera 
su  pan  de  balde  11 ,  sino  que  se  comportaba  en  conformidad 
con  lo  prescrito  por  la  ley  de  Moisés. 

X.  Ancianidad  de  José 

Y,  después  de  tanto  tiempo,  su  cuerpo  no  estaba  achacoso, 
ni  tenía  delicada  la  vista,  ni  había  siquiera  un  solo  diente  estro- 
peado en  su  boca.  Nunca  le  faltó  la  cordura  y  la  prudencia  y 
conservó  siempre  intacto  su  sano  juicio,  aun  siendo  ya  un  ve- 
nerable anciano  de  ciento  once  años. 

XI.  Obediencia  de  Jesús 

i.  Sus  dos  hijos  mayores,  Josetos  y  Simón,  contrajeron 
matrimonio  y  se  fueron  a  vivir  a  sus  hogares.  Asimismo,  sus 
dos  hijas  se  casaron,  como  es  natural  entre  los  hombres,  y 
José  quedó  sólo  con  su  pequeño  hijo  Santiago  18. — 2.  Yo,  por 
mi  parte,  desde  que  mi  madre  me  trajo  a  este  mundo,  le  estuve 
siempre  sumiso  como  un  niño,  y  ejecuté  lo  que  es  natural  entre 
los  hombres,  excepto  el  pecado  19. — 3.  Llamaba  a  María  «mi 
madre»  y  a  José  «mi  padre».  Les  obedecía  en  todo  lo  que  me 
indicaban  20,  sin  que  jamás  me  permitiera  replicarles  una  pala- 
bra, sino  que  les  mostraba  siempre  un  gran  cariño. 

XII.  Cara  a  la  muerte 

i.  Mas  le  llegó  a  mi  padre  José  la  hora  de  abandonar  este 
mundo,  que  es  la  suerte  de  todo  hombre  mortal. — 2.  Cuando 
su  cuerpo  enfermó,  vino  un  ángel  a  anunciarle:  «Tu  muerte 


17  Cf.  2  Thes.  3,8. 

18  La  u.  ár.  dice  que  quedaron  al  lado  de  José,  además  de  Santiago, 
María  con  Jesús  y  Judas. 

19  Cf.  Hebr.  4,15;  5,8. 

20  Peeters  traduce  más  literalmente:  «lo  que  estaban  a  punto  de  man- 
darme». 


366 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


tendrá  lugar  este  año». — 3.  Y,  sintiendo  él  su  alma  llena  de 
turbación,  hizo  un  viaje  a  Jerusalén,  penetró  en  el  templo  del 
Señor,  se  humilló  ante  el  altar  y  oró  de  esta  manera: 

XIII.    Plegaria  de  José 

Ϊ.  « ¡Oh  Dios,  Padre  de  toda  misericordia  y  Dios  de  toda 
carne,  Señor  de  mi  alma,  de  mi  cuerpo  y  de  mi  espíritu! — 
2.  Si  es  que  se  han  cumplido  ya  los  días  de  vida  que  me  has 
dado  en  este  mundo,  te  ruego,  Señor  Dios,  que  envíes  al  arcán- 
gel Miguel  para  que  esté  a  mi  lado  hasta  que  mi  desdichada 
alma  salga  del  cuerpo  sin  dolor  ni  turbación. — 3.  Porque  la 
muerte  es  para  todos  causa  de  dolor  y  turbación,  ya  se  trate 
de  un  hombre,  de  un  animal  doméstico  o  salvaje,  o  bien  de 
un  gusano  o  de  un  pájaro; — 4.  en  una  palabra,  es  muy  doloroso 
para  toda  criatura  que  vive  bajo  el  cielo  y  en  que  alienta  un 
soplo  de  espíritu  tener  que  arrostrar  el  trance  de  ver  su  alma 
separada  de  su  cuerpo. — 5.  Ahora,  pues,  Señor  mío,  haz  que 
tu  ángel  esté  al  lado  de  mi  alma  y  de  mi  cuerpo  para  que  esta 
recíproca  separación  se  consume  sin  dolor. — 6.  No  permitas 
que  aquel  ángel  que  me  fué  dado  el  día  en  que  salí  de  tus 
manos  21  vuelva  hacia  mí  airado  su  rostro  a  lo  largo  de  este 
camino  que  emprendo  hasta  ti,  sino  que  se  muestre  más  bien 
amable  y  pacífico. — 7.  No  permitas  que  aquellos  cuya  faz  se 
muda  22  dificulten  mi  marcha  hacia  ti. — 8.  No  consientas  que 
mi  alma  caiga  en  manos  del  cancerbero  y  no  me  confundas  en 
tu  tribunal  formidable. — 9.  No  permitas  que  las  olas  de  ese 
río  de  fuego,  en  que  han  de  ser  acrisoladas  todas  las  almas, 
antes  de  ver  la  gloria  de  tu  rostro,  se  vuelvan  furiosas  contra 
mí. — 10.  ¡Oh  Dios,  que  juzgas  a  todos  en  verdad  y  en  justicia, 
ojalá  que  tu  misericordia  me  sirva  ahora  de  consuelo,  ya  que 
tú  eres  la  fuente  de  todos  los  bienes  y  a  ti  se  te  debe  toda  la 
gloria  por  eternidad  de  eternidades!  Amén.» 

XIV.    Enfermedad  de  José 

i.  Y  sucedió  que,  al  volver  a  su  domicilio  habitual  de 
Nazaret,  se  vió  atacado  por  la  enfermedad  que  había  de  lle- 
varle al  sepulcro. — 2.  Esta  se  presentó  más  alarmante  que  en 
ninguna  otra  ocasión  de  su  vida,  desde  el  día  en  que  nació. — 

21  Interesante  alusión  al  ángel  de  la  guarda. 

22  Estas  dificultades  que  encuentra  el  alma  hasta  llegar  al  tribunal 
divino  vienen  expuestas  también  en  los  Transitus  Mariae. 


HISTORIA  DE  JOSÉ  EL  CARPINTERO 


367 


3.  He  aquí  (resumida)  la  vida  de  mi  querido  padre  José: — 

4.  Λ1  llegar  a  los  cuarenta  años,  contrajo  matrimonio,  en  el 
que  vivió  otros  cuarenta  y  nueve.  Después  que  murió  su  mu- 
jer, pasó  un  año  solo  23. — 5.  Mi  madre  pasó  luego  dos  años  en 
su  casa,  después  que  los  sacerdotes  se  la  confiaron  con  estas 
palabras:  «Guárdala  hasta  el  tiempo  en  que  se  celebre  vuestro 
matrimonio». — 6.  Al  comenzar  el  tercer  año  de  su  permanencia 
allí  24 — tenía  a  la  sazón  quince  años  de  edad — me  trajo  al  mundo 
de  un  modo  misterioso,  que  nadie  entre  toda  la  creación  pudo 
conocer,  a  excepción  de  mí,  mi  Padre  y  el  Espíritu  Santo,  que 
formamos  una  unidad. 

XV.    Achaques  de  José 

i.  La  vida  de  mi  padre  José,  el  bendito  anciano,  compren- 
dió ciento  once  años,  según  lo  había  determinado  mi  buen 
Padre. — 2.  El  día  en  que  se  separó  del  cuerpo  fué  el  26  del 
mes  de  Epep. — 3.  Entonces  el  oro  acendrado  de  su  carne  em- 
pezó a  demudarse,  y  la  plata  de  su  inteligencia  y  razón  sufrió 
alteraciones. — 4.  Se  olvidó  de  comer  y  de  beber;  y  la  destreza 
en  el  desempeño  de  su  oficio  empezó  a  resentirse. — 5.  Y  su- 
cedió que,  al  amanecer  el  día  26  de  Epep,  fué  presa  de  una 
gran  agitación  mientras  estaba  en  su  lecho:  lanzó  un  fuerte 
gemido,  dió  unas  palmadas  25  y  se  puso  a  gritar  todo  fuera 
de  sí  diciendo: 


23  La  edad  nonagenaria  que  se  atribuye  aquí  a  San  José  en  el  momento 
de  sus  desposorios  con  María  coincide  con  los  datos  del  Protoevangelio  y 
demás  apócrifos.  De  las  representaciones  más  antiguas  de  San  José  no  se 
puede  sacar  una  conclusión  exacta  sobre  la  edad  que  le  atribuían  los  artistas. 
A  veces  aparece  joven  imberbe  y  a  veces  anciano  encanecido,  aunque,  a 
juicio  de  De  Rossi,  suele  prevalecer  la  tendencia  primera.  A  partir  del 
siglo  V  suele  aparecer  San  José  como  adulto  robusto  y  barbado;  v.gr.,  en 
las  escenas  de  la  Anunciación  y  Presentación  del  mosaico  de  Santa  María 
la  Mayor  de  Roma,  ejecutado  en  435  bajo  el  pontificado  de  Sixto  III.  Lo 
mismo  se  podría  decir  de  las  escenas  de  las  Aguas  amargas,  Adoración  de 
los  Magos,  Sueño  de  José  y  Viaje  a  Egipto  diseñadas  en  las  placas  de  marfil 
que  adornan  la  cátedra  de  Maximiano  de  Ravena  y  en  la  píxide  de  Werden. 
Aquí  da  comienzo  la  narración  sahídica,  paralela  a  la  bohaírica.  En  este 
versión  ofrece  la  variante  de  asignar  «nueve  años»  de  matrimonio  a  José  en 
lugar  de  los  «cuarenta  y  nueve»,  lo  cual  debe  atribuirse,  sin  duda,  a  un  error 
de  los  copistas. 

24  V.  sah.:  «Cuando  mi  madre  tenía  quince  años  de  edad,  me  trajo  al 
mundo  en  una  cueva  (σπηλαίου)  imposible  de  describir...»  Así  interpretan 
este  pasaje  Zoega  y  Dulaurier,  mientras  que  Thilo  cree  que  «cueva»  debe 
cambiarse  por  «misterio». 

25  V.  sah.:  «dió  tres  palmadas». 


36S 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


XVI.    Lamentos  de  José 

i.  (i  ¡Ay  miserable  de  mí!  ¡Ay  del  día  en  que  mi  madre 
me  trajo  a  este  mundo! — 2.  ¡Ay  del  seno  materno  en  que  reci- 
bí el  germen  de  la  vida!  ¡Ay  de  los  pechos  que  me  amaman- 
taron!— 3.  ¡Ay  del  regazo  en  que  fui  reclinado!  ¡Ay  de  las 
manos  que  me  sostuvieron  hasta  el  día  en  que  fui  mayor  y 
comencé  a  pecar! — 5.  ¡Ay  de  mi  lengua  y  mis  labios,  que  han 
proferido  injurias,  engaños,  detracciones  y  calumnias!— 6.  ¡Ay 
de  mis  ojos,  que  han  visto  el  escándalo! — 7.  ¡Ay  de  mis  oídos, 
que  han  escuchado  con  gusto  conversaciones  frivolas! — 8.  ¡Ay 
de  mis  manos,  que  han  substraído  cosas  que  no  les  pertene- 
cían!— 9.  ¡Ay  de  mi  estómago  y  de  mi  vientre,  que  han  ambi- 
cionado lo  que  no  era  suyo!  Cuando  se  les  presentaba  alguna 
cosa,  la  devoraban  con  más  avidez  que  pudiera  hacerlo  la  misma 
llama. — 10.  ¡Ay  de  mis  pies,  que  han  hecho  mal  servicio  a  mi 
cuerpo,  pues  lo  han  llevado  por  malos  caminos! — 11.  ¡Ay  de 
mi  cuerpo  todo,  que  ha  dejado  reducida  mi  alma  a  un  desierto, 
arrojando  de  ella  a  Dios,  que  la  creó! — 12.  ¿Qué  he  de  hacer 
ahora?  No  encuentro  salida  por  ninguna  parte. — 13.  En  verdad 
que  ¡pobres  de  los  hombres  que  son  pecadores! — 14.  Esta  es 
la  angustia  que  se  apoderó  de  mi  padre  Jacob  en  su  agonía, 
la  cual  ha  venido  hoy  a  darme  alcance  a  mí,  desdichado. — 
15.  Pero  tú,  Jesús,  Dios,  que  eres  mi  abogado,  cumple  en  mí 
tu  divina  voluntad»  26. 

XVII.    Jesús  consuela  a  su  padre 

i.  Cuando  él  hubo  dicho  esto,  penetré  yo  en  el  sitio  don- 
de se  encontraba,  y  al  verle  agitado  de  cuerpo  y  de  alma,  le 
dije:  «Salve,  José,  mi  querido  padre,  anciano  bueno  y  bendito». 
2.  El  respondió,  presa  aún  de  un  miedo  mortal:  «Salve  mil  ve- 
ces, querido  hijo.  Al  oír  tu  voz,  mi  alma  recobra  su  tranquili- 
dad.— 3.  Jesús,  mi  Señor;  Jesús,  mi  verdadero  rey,  mi  salvador 
bueno  y  misericordioso;  Jesús,  mi  libertador;  Jesús,  mi  guía; 
Jesús,  mi  protector;  Jesús,  en  cuya  bondad  se  encuentra  todo; 
Jesús,  cuyo  nombre  es  dulce  y  potente  en  la  boca  de  todos;  Je- 
sús, ojo  que  ve  y  oído  que  oye  verdaderamente:  escúchame  hoy 
a  mí,  tu  servidor,  cuando  elevo  mis  ruegos  y  vierto  mis  lamen- 
tos ante  ti. — 4.  En  verdad  que  tú  eres  Dios.  Tú  eres  el  Señor, 

26  V.  sah.:  «Pero  el  Señor,  mi  Dios,  es  el  mediador  (μεσίτης)  de  mi 
alma  y  de  mi  cuerpo  y  de  mi  espíritu». 


HISTORIA  DE  JOSÉ  EL  CARPINTERO 


369 


según  me  lo  ha  repetido  muchas  veces  el  ángel,  sobre  todo 
aquel  día  en  que  anidaron  en  mi  corazón  sospechas  humanas 
al  observar  las  señales  de  embarazo  de  la  Virgen  sin  mancilla 
y  había  determinado  abandonarla. — 5.  Pero,  cuando  yo  estaba 
pensando  esto,  se  me  apareció  en  sueños  un  ángel  y  me  dijo: 
«José,  hijo  de  David,  no  tengas  reparo  en  recibir  a  María  como 
esposa,  pues  lo  que  ha  de  dar  a  luz  es  fruto  del  Espíritu  Santo. 
6.  No  abrigues  sospecha  alguna  acerca  de  su  embarazo.  Ella 
traerá  al  mundo  un  hijo  y  tú  le  darás  por  nombre  Jesús». — 7.  Tú 
eres  Jesucristo,  el  salvador  de  mi  alma,  de  mi  cuerpo  y  de  mi 
espíritu.  No  me  condenes  a  mí,  siervo  tuyo  y  obra  de  tus  ma- 
nos.— 8.  Yo  no  sabía  ni  conocía  el  misterio  de  tu  maravilloso 
nacimiento  y  jamás  había  oído  que  una  mujer  pudiera  concebir 
sin  obra  de  varón  y  que  una  virgen  pudiera  dar  a  luz  sin  rom- 
per el  sello  de  su  virginidad. — 9.  ¡Oh  Señor  mío!,  si  no  hubie- 
ra conocido  la  ley  de  este  misterio,  no  hubiera  creído  en  ti,  ni 
en  tu  santo  nacimiento,  ni  tributado  honor  a  María,  la  Virgen, 
que  te  trajo  a  este  mundo.— 10.  Recuerdo  aún  el  día  aquel  en 
que  un  niño  murió  a  resultas  de  una  mordedura  de  serpiente. 
11.  Sus  familiares  iban  por  ti  con  intención  de  entregarte  a  He- 
rodes. — 12.  Mas  tu  misericordia  alcanzó  a  la  pobre  víctima  y  le 
devolviste  la  vida  para  disipar  aquella  calumnia  que  te  hacía  a 
ti  causante  de  su  muerte.  Por  lo  cual  hubo  una  gran  alegría  en 
la  casa  del  difunto. — 13.  Entonces  te  cogí  yo  de  la  oreja  y  te 
dije:  «Sé  prudente,  hijo  mío»  27 . — 14.  Y  tú  me  conminaste  de 
esta  manera:  «Si  no  fueras  mi  padre  según  la  carne,  te  daría  a 
entender  qué  es  esto  que  acabas  de  hacer». — 15.  Si,  pues,  ¡oh 
Señor  y  Dios  mío!,  es  ésta  la  razón  por  la  que  has  venido  en  son 
de  juicio  y  por  la  que  has  permitido  que  se  cernieran  sobre  mí 
estos  terribles  presagios,  te  suplico  que  no  me  emplaces  ante  tu 
tribunal  para  contender  conmigo. — 16.  Pues  he  aquí  que  yo  soy 
siervo  tuyo  e  hijo  de  tu  esclava. — 17.  Si  tienes  a  bien  romper  mis 
grillos,  te  ofreceré  un  sacrificio  santo,  que  no  será  otro  sino  la 
confesión  de  tu  gloria  divina,  de  que  tú  eres  Jesucristo,  hijo  ver- 
dadero de  Dios,  y,  a  la  vez,  hijo  verdadero  del  hombre». 

XVIII.    Aflicción  de  María 

i.  Al  decir  esto  mi  padre,  no  pude  yo  contener  las  lágri- 
mas y  me  eché  a  llorar,  viendo  cómo  la  muerte  se  iba  enseño- 
reando  de  él  por  momentos  y  oyendo,  sobre  todo,  las  palabras 

27  V.  sah.:  «Yo  te  dije:  Hijo  mío  querido,  estáte  quieto;  y  te  di  un  pe- 
llizco en  la  oreja  derecha».  Cf.  Ps.  Tomás  5,2. 


370 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


llenas  de  amargura  que  salían  de  su  boca. — 2.  En  aquel  momen- 
to, mis  queridos  hermanos,  me  vino  al  pensamiento  la  muerte 
de  cruz  que  había  de  sufrir  por  la  vida  de  todo  el  mundo. — 
3.  Y  entonces  María,  mi  madre  querida,  cuyo  nombre  es  dulce 
para  todos  los  que  me  aman  a  mí,  se  levantó  y  me  dijo,  tenien- 
do su  corazón  anegado  en  la  amargura:  «¡Ay  de  mí!,  querido 
hijo.  ¿Pero  es  que  va  a  morir  el  bueno  y  bendito  anciano  de 
José,  tu  padre  nutricio  querido  y  adorado?» — 4.  Yo  le  respon- 
dí: « ¡Oh  mi  querida  madre!  ¿Y  quién  entre  los  humanos  se  verá 
libre  de  la  necesidad  de  tener  que  arrostrar  la  muerte?» — 5.  Esta 
es  dueña  de  toda  la  humanidad,  ¡oh  madre  bendita! — 6.  Y  aun 
tú  misma  has  de  morir  como  todos  los  demás  hombres. — 7.  Mas 
ni  tu  muerte  ni  la  de  mi  padre  José  puede  llamarse  propiamen- 
te muerte,  sino  más  bien  vida  eterna  ininterrumpida. — 8.  Tam- 
bién yo  he  de  pasar  por  este  trance  a  causa  de  la  carne  mortal 
con  que  me  he  revestido. — 9.  Mas  ahora,  madre  querida,  leván- 
tate y  entra  donde  está  el  bendito  anciano  José  para  que  puedas 
ver  el  lugar  que  le  está  aguardando  desde  lo  alto». 

XIX.    Dolores  de  José 

i.  Se  levantó,  pues,  penetró  en  la  estancia  donde  se  en- 
contraba y  pudo  apreciar  las  señales  evidentes  de  la  muerte  que 
ya  se  reflejaban  en  él. — 2.  Yo,  mis  queridos,  me  puse  a  su  ca- 
becera, y  mi  madre  a  sus  pies. — 3.  El  clavaba  su  vista  en  mi 
rostro,  sin  poder  dirigirme  una  palabra  siquiera,  pues  la  muer- 
te se  apoderaba  de  él  por  momentos. — 4.  Entonces  elevó  su 
mirada  hacia  lo  alto  y  dejó  escapar  un  fuerte  gemido. — 5.  Yo 
sujeté  sus  manos  y  sus  pies  durante  largo  tiempo,  y  él  me  mi- 
raba suplicándome  que  no  le  abandonásemos  en  manos  de  sus 
enemigos. — 6.  Yo  puse  mi  mano  sobre  su  pecho  y  noté  que  su 
alma  había  subido  ya  a  su  garganta  para  dejar  su  cuerpo.  Mas 
no  había  llegado  aún  el  momento  supremo  de  la  muerte,  pues 
de  lo  contrario,  no  hubiera  podido  aguantar  más.  No  obstante, 
estaban  ya  presentes  las  lágrimas,  la  turbación  y  el  decaimiento 
que  siempre  la  preceden. 

XX.    La  agonía 

i.  Cuando  mi  querida  madre  me  vió  palpar  su  cuerpo, 
quiso  ella  palpar  a  su  vez  los  pies,  y  notó  que  el  aliento  habla 
huido  juntamente  con  el  calor  28. — 2.  Entonces  se  dirigió  a  mí 


28  V.  sah.:  «El  aliento  de  la  fiebre  había  abandonado  ya  (sus  pies)» 


HISTORIA  DE  JOSÉ  EL  CARPINTERO 


371 


y  me  dijo  ingenuamente:  «Gracias,  querido  hijo,  pues  desde  el 
momento  en  que  has  puesto  tu  mano  sobre  su  cuerpo,  la  fiebre 
le  ha  abandonado. — 3.  Fíjate,  sus  miembros  están  fríos  como 
el  hielo». — 4.  Yo  llamé  a  sus  hijos  e  hijas  y  les  dije:  « ¡Ea!,  hablad 
ahora  con  vuestro  padre,  que  éste  es  el  momento  de  hacerlo,  an- 
tes que  su  boca  deje  de  hablar  y  su  cuerpo  quede  yerto». — ■ 
5.  Y  hablaron  con  él  sus  hijos  e  hijas.  Mas  su  vida  estaba  mi- 
nada por  aquella  dolencia  mortal  que  había  de  provocar  su 
salida  de  este  mundo. — 6.  Entonces  se  levantó  Lisia  29,  hija  de 
José,  para  decir  a  sus  hermanos:  «Juro,  queridos  hermanos,  que 
ésta  es  la  misma  enfermedad  que  aquejó  a  nuestra  madre,  que 
no  había  vuelto  a  aparecer  por  aquí  hasta  ahora. — 7.  Esto  mis- 
mo sucede  con  nuestro  padre  José,  para  que  no  volvamos  a 
verle  por  toda  la  eternidad». — 8.  Entonces  prorrumpieron  en 
lamentos  los  hijos  de  José.  María,  mi  madre,  y  yo,  por  nuestra 
parte,  nos  unimos  a  su  llanto,  pues,  efectivamente,  había  llega- 
do ya  la  hora  de  su  muerte. 

XXI.    Llega  la  muerte 

i.  Yo  me  puse  a  mirar  hacia  el  sur  y  vi  a  la  Muerte  que 
se  dirigía  hacia  nuestra  casa.  Iba  seguida  de  Amenti,  que  es  su 
instrumento  ?0,  y  del  Diablo,  a  quien  acompañaba  una  multi- 
tud ingente  de  satélites  vestidos  de  fuego,  cuyas  bocas  vomi- 
taban hümo  y  azufre. — 2.  Λ1  tender  su  vista,  se  encontró  mi 
padre  con  aquel  cortejo  que  le  miraba  con  rostro  colérico  y  ra- 
bioso, el  mismo  con  que  suele  mirar  a  todas  las  almas  que  salen 
del  cuerpo,  particularmente  a  aquellas  que  son  pecadoras  y  que 
considera  como  propiedad  suya. — 3.  Ante  la  vista  de  este  es- 
pectáculo, los  ojos  del  buen  anciano  se  nublaron  de  lágrimas. — 
4.  Este  fué  el  momento  en  que  mi  padre  exhaló  su  alma  con  un 
gran  suspiro,  mientras  procuraba  encontrar  un  sitio  donde  es- 
conderse y  salvarse. — 5.  Cuando  yo  observé  el  suspiro  de  mi 
padre,  provocado  por  la  visión  de  aquellas  potencias  hasta  en- 
tonces para  él  desconocidas,  me  levanté  rápidamente  y  conmi- 
né al  Diablo  y  a  todo  su  cortejo. — 6.  Por  lo  cual  ellos  se  dieron 
a  la  fuga,  avergonzados  y  confusos. — 7.  Y  ninguno  de  entre  los 
circunstantes,  ni  aun  mi  misma  madre  María,  se  percató  de  la 
presencia  de  aquellos  terribles  escuadrones  que  van  a  la  caza 
de  almas  humanas.— 8.  Cuando  la  Muerte  cayó  en  la  cuenta  de 
que  yo  había  conminado  y  echado  fuera  a  las  potestades  infer- 

29  V.  sah.:  [Lisia,]  «la  que  trabajaba  la  púrpura». 

30  ...  instrumento  =  όργανον;  en  el  texto  boh.  Satélites  =  δεκανοί. 


372 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


nales  para  que  no  pudieran  tender  asechanzas,  se  llenó  de  pa- 
vor.— 9.  Yo  me  levanté  apresuradamente  y  dirigí  esta  oración 
a  mi  Padre,  el  Dios  de  toda  misericordia: 

XXII.    Plegaria  de  Jesús 

i.  «Padre  mío  misericordioso,  Padre  de  la  verdad,  ojo  que 
ve  y  oído  que  oye:  escúchame,  que  soy  tu  hijo  querido;  te 
pido  por  mi  padre  José,  la  obra  de  tus  manos.  Envíame  un  gran 
coro  de  ángeles  juntamente  con  Miguel,  el  administrador  de  los 
bienes,  y  con  Gabriel,  el  buen  mensajero  de  la  luz,  para  que 
acompañen  al  alma  de  mi  padre  José  hasta  tanto  que  haya  sal- 
vado el  séptimo  eón  tenebroso.  De  manera  que  no  se  vea  for- 
zada a  emprender  esos  caminos  infernales,  terribles  para  el  via- 
jero por  estar  infestados  de  genios  malignos  que  por  ellos  me- 
rodean y  por  tener  que  atravesar  ese  lugar  espantoso  por  donde 
discurre  un  río  de  fuego  igual  a  las  olas  del  mar. — 2.  Sé  además 
piadoso  para  con  el  alma  de  mi  padre  José  cuando  venga  a  repo- 
sar en  tus  manos,  pues  éste  es  el  momento  en  que  (más)  nece- 
sita de  tu  misericordia». — 3.  Yo  os  digo,  venerables  hermanos 
y  apóstoles  benditos,  que  todo  hombre  que,  en  llegando  a  dis- 
cernir entre  el  bien  y  el  mal,  haya  consumido  su  tiempo  siguien- 
do la  fascinación  de  sus  ojos,  cuando  llegue  la  hora  de  su  muerte 
y  haya  de  franquear  el  paso  para  comparecer  ante  el  tribunal  te- 
rrible y  hacer  su  propia  defensa,  se  verá  necesitado  de  la  piedad 
de  mi  buen  Padre. — 4.  Pero  sigamos  relatando  el  desenlace  de 
mi  padre  José,  el  bendito  anciano. 

XXIII.    José  expira  3> 

i.  Al  exhalar  su  espíritu,  yo  le  besé. — 2.  Los  ángeles  to- 
maron su  alma  y  la  envolvieron  en  lienzos  de  seda. — 3.  Yo  es- 

31  V.  sah.:  «1.  Y  cuando  yo  hube  dicho  amén,  mi  madre  María  res- 
pondió en  la  lengua  que  hablan  los  habitantes  del  cielo. — 2.  Y  al  momento 
volaron  sobre  el  cuerpo  de  mi  padre  José,  Miguel.  Gabriel  y  el  coro  de 
los  ángeles  viniendo  desde  el  cielo. — 3.  En  seguida  arreciaron  las  congojas 
y  ahogos  propios  de  la  muerte,  por  lo  que  conocí  que  había  llegado  el  mo- 
mento desolador. — 4.  Sufría  [mi  padre]  dolores  parecidos  a  los  de  una 
mujer  en  parto,  mientras  que  la  fiebre  le  acosaba  de  la  misma  manera  que 
un  fuerte  huracán  o  un  gran  fuego  devasta  un  tupido  bosque. — 5.  La 
muerte,  llena  de  miedo,  no  osaba  lanzarse  sobre  el  cuerpo  de  mi  padre 
para  separarlo  [del  alma],  pues  su  mirada  había  tropezado  conmigo,  que 
estaba  sentado  a  la  cabecera  [de  José]  con  las  manos  sobre  sus  sienes. — 
6.  Y,  cuando  yo  me  percaté  de  que  la  muerte  tenía  miedo  de  entrar  por 
causa  mía,  me  levanté,  dirigí  mis  pasos  hacia  el  exterior  de  la  puerta  y  la 


HISTORIA  DE  JOSÉ  EL  CARPINTERO 


373 


taba  sentado  junto  a  él,  y  ninguno  de  los  circunstantes  cayó  en 
la  cuenta  de  que  había  ya  expirado. — 4.  Entonces  puse  su  alma 
en  manos  de  Miguel  y  Gabriel  para  que  le  sirvieran  de  defensa 
contra  los  genios  que  acechan  en  el  camino.  Y  los  ángeles  se 
pusieron  a  entonar  cánticos  de  alabanza  ante  ella,  hasta  que  por 
fin  llegó  a  los  brazos  de  mi  Padre. 

XXIV.    Luto  en  casa  de  José 

i.  Yo  entonces  me  eché  sobre  el  cuerpo  ingrávido  32  de 
mi  padre.  Entorné  sus  ojos,  cerré  su  boca  y  me  levanté  para 
contemplarlo. — 2.  Dije  después  a  la  Virgen:  « ¡Oh  María,  mi 
madre,  ¿dónde  están  los  objetos  de  artesanía  que  él  ha  hecho 
desde  su  niñez  hasta  ahora?  Todos  ellos  han  pasado  en  este  mo- 
mento, como  si  él  no  hubiera  venido  siquiera  a  este  mundo». 
3.  Cuando  sus  hijos  e  hijas  me  oyeron  decir  esto  a  María,  mi 
madre  virginal,  me  preguntaron  con  grandes  voces  y  lamentos: 
«¿Pero  es  que  nuestro  padre  ha  muerto,  sin  que  nosotros  nos 
percatáramos  de  ello?» — 4.  Yo  les  dije:  «Efectivamente,  ha  muer- 
to; pero  su  muerte  no  es  muerte,  sino  vida  eterna. — 5.  Grandes 
cosas  le  esperan  a  nuestro  querido  padre  José.  Desde  el  momen- 
to en  que  su  alma  ha  salido  del  cuerpo,  ha  desaparecido  para  él 
toda  clase  de  dolor.  El  se  ha  puesto  en  camino  del  reino  eterno, 
ha  dejado  tras  sí  la  pesadez  de  la  carne,  con  todo  este  mundo  de 
dolor  y  de  preocupaciones,  y  ha  ido  al  lugar  de  reposo  que  tiene 
mi  Padre  en  esos  cielos  que  nunca  serán  destruidos. — 6.  Mas 

encontré  sola  y  temerosa,  en  actitud  de  esperar. — 7.  Yo  le  dije:  «Oh  tú, 
que  vienes  del  Mediodía,  entra  rápidamente  y  da  cumplimiento  a  lo  que 
mi  Padre  te  ha  ordenado. — 8.  Mas  guarda  a  José  como  a  la  niña  de  tus 
ojos,  pues  es  mi  padre  según  la  carne  y  ha  compartido  conmigo  el  dolor 
durante  los  años  de  mi  niñez,  cuando  hubo  de  ir  huyendo  de  una  parte  a 
otra  a  causa  de  las  maquinaciones  de  Herodes  y  me  ha  dado  instrucción 
como  la  suelen  dar  los  padres  para  provecho  de  sus  hijos». — 9.  Entonces 
entró  Abbadón,  tomó  el  alma  de  mi  padre  José  y  la  separó  del  cuerpo  en 
el  mismo  momento  en  que  el  sol  iba  a  hacer  su  aparición  por  el  horizonte, 
el  día  26  del  mes  de  Epep,  en  paz. — 10.  La  vida  de  mi  padre  comprendió 
ciento  once  años. — II.  Miguel  y  Gabriel  tomaron  por  ambos  extremos  un 
precioso  paño  de  seda  y  en  él  depositaron  el  alma  de  mi  querido  padre 
José,  después  de  haberla  besado  reverentemente. — 12.  Mientras  tanto,  nin- 
guno de  los  que  rodeaban  a  José  había  caído  en  la  cuenta  de  su  muerte, 
ni  siquiera  mi  madre  María. — 13.  Yo  confié  a  Miguel  y  Gabriel  el  alma 
de  mi  querido  padre  José,  para  que  la  guardaran  contra  los  raptores  que 
merodean  por  el  camino,  y  encargué  a  los  espíritus  incorpóreos  que  con- 
tinuaran cantando  alabanzas  hasta  que  la  depositaran,  finalmente,  junto  a 
mi  Padre  en  el  cielo*. 

32  Esta  me  parece  la  manera  más  exacta  de  verter  el  apelativo  κοΰφον, 
que  figura  en  el  texto  bohaírico. 


37-1 


APÓCRIFOS  DE   LA  INFANCIA 


al  decir  yo  a  mis  hermanos:  «Vuestro  padre  José,  el  bendito  an- 
ciano, ha  muerto»,  ellos  se  levantaron,  rasgaron  sus  vestiduras 
y  le  lloraron  durante  largo  tiempo. 

XXV.  .  Duelo  en  Nazaret 

i.  Cuando  los  habitantes  de  Nazaret  y  de  toda  Galilea  se 
enteraron  de  la  triste  nueva,  acudieron  en  masa  al  lugar  donde 
nos  encontrábamos.  En  conformidad  con  la  ley  de  los  judíos, 
se  pasaron  todo  el  día  dando  señales  de  duelo  hasta  que  llegó 
la  hora  nona. — 2.  Entonces  los  despedí  yo  a  todos,  derramé  agua 
sobre  el  cuerpo  de  mi  padre  José,  le  ungí  con  bálsamo  y  dirigí 
a  mi  Padre  amado,  que  está  en  los  cielos,  una  oración  celestial 
que  había  escrito  yo  con  mis  propios  dedos  antes  de  encarnar- 
me en  las  entrañas  de  la  Virgen  María. — 3.  Y  al  decir  Amén  vino 
una  multitud  de  ángeles.  Mandé  a  dos  de  ellos  que  extendieran 
un  manto  para  depositar  en  él  el  cuerpo  de  mi  padre  José  y 
amortajarlo. 

XXVI.  Bendición  de  Jesús 

i.  Entonces  puse  yo  mis  manos  sobre  su  cuerpo  y  dije: 
«No  seas  presa  de  la  fetidez  de  la  muerte.  Tus  oídos  no  sufran 
corrupción.  No  emane  podredumbre  de  tu  cuerpo.  No  eche  a 
perder  la  tierra  tu  mortaja  ni  tu  carne,  sino  que  queden  intac- 
tas adheridas  a  tu  cuerpo  hasta  el  día  del  convite  de  los  dos  mil 
años.  No  envejezcan,  ¡oh  querido  padre!,  esos  cabellos  que  tan- 
tas veces  he  acariciado  con  mis  manos.  Y  que  la  dicha  sea  conti- 
go.— 2.  A  aquel  que  se  preocupe  de  llevar  una  ofrenda  a  tu  san- 
tuario el  día  de  tu  conmemoración,  yo  le  bendeciré  con  afluen- 
cia de  dones  celestiales  ii. — 3.  Asimismo,  a  todo  aquel  que  diere 
en  tu  nombre  pan  a  un  pobre,  no  le  permitiré  que  se  vea  agobia- 
do por  la  necesidad  de  cualesquiera  bienes  de  este  mundo  du- 
rante todos  los  días  de  su  vida. — 4.  Te  concederé  que  puedas 


33  Estas  bendiciones  testifican  que  el  culto  tributado  a  San  José  viene 
de  muy  antiguo,  aun  dado  caso  que  la  presente  narración  sea  posterior  al 
siglo  IV.  Otro  testimonio  elocuente  de  esta  antigüedad  es  el  texto  griego 
de  la  invocación  contenida  en  una  gema:  Ιωσήφ,  συμπαράστηθι  έμοι  [καΙ  τ]οϊξ 
spyois  μου  καΐ  δώ?  μοι  χάριν  (Corpus  Inscriptionum  Graecarum  n. 0099,4 
p.431).  Asimismo,  había  dicho  ya  San  Jerónimo:  «Per  quattuor  fecit  per- 
ditio  mundi:  per  virum,  per  mulierem,  per  Iignum  et  per  serpentem,  et 
per  quattuor  restauratur:  per  Christum,  per  Mariam,  per  Crucem,  per 
virum  Ioseph»  (Exposit.  quattuor  Evang.  in  Mt.  1:  PL  30,534  D). 


HISTORIA  DE  JOSÉ  EL  CARPINTERO 


375 


invitar  al  banquete  de  los  mil  años  34  a  todos  aquellos  que  en  el 
día  de  tu  conmemoración  den  un  vaso  de  vino  en  la  mano  a  un 
forastero,  a  una  viuda  o  a  un  huérfano.— 5.  He  de  darte  como 
regalo,  mientras  vivan  en  este  mundo,  a  todos  los  que  se  dedi- 
quen a  escribir  el  libro  de  tu  salida  de  este  mundo  y  a  consig- 
nar todas  las  palabras  que  hoy  han  salido  de  mi  boca;  y,  cuando 
abandonen  este  mundo,  yo  haré  que  desaparezca  el  libro  en  que 
están  escritos  sus  pecados  y  que  no  sufran  tormento  alguno, 
fuera  de  la  muerte  inevitable  y  del  río  de  fuego  que  está  ante 
mi  Padre  para  purificar  a  toda  clase  de  almas. — 6.  Y  si  se  diera 
el  caso  de  que  un  pobre,  no  pudiendo  hacer  nada  de  lo  dicho, 
impusiera  el  nombre  de  José  a  uno  de  sus  hijos  en  tu  honor,  yo 
haré  que  en  aquella  casa  no  entre  el  hambre  ni  la  peste,  pues 
tu  nombre  habita  de  verdad  allí». 

XXVII.  Camino  de  la  tumba 

i.  Y  entonces  se  presentaron  en  la  casa  mortuoria  los  an- 
cianos de  la  ciudad,  a  quienes  acompañaban  los  enterradores, 
con  intención  de  efectuar  el  sepelio  a  la  manera  judía. — 2.  Y  en- 
contraron el  cadáver  dispuesto  ya  para  el  enterramiento.  La 
mortaja  se  había  adherido  fuertemente  a  su  cuerpo,  como  si 
se  la  hubiera  sujetado  con  grapas  de  hierro,  y  cuando  removieron 
el  cadáver  no  encontraron  su  abertura. — 3.  A  continuación  tuvo 
lugar  la  conducción  del  cadáver  hasta  la  tumba. — 4.  Y,  cuando 
llegaron  a  ésta  y  estaban  ya  dispuestos  a  franquear  su  entrada 
para  colocarle  junto  a  los  restos  de  su  padre  35,  me  vino  a  la 
mente  el  recuerdo  del  día  en  que  me  llevó  a  Egipto  y  de  las 
grandes  preocupaciones  que  asumió  por  mí,  y  no  pude  menos 
de  echarme  sobre  su  cuerpo  y  llorar  un  largo  rato,  diciendo: 

XXVIII.  Exclamaciones  de  Jesús 

i.  « ¡Oh  muerte,  de  cuántas  lágrimas  y  lamentos  eres  cau- 
sante! Mas  este  poder  te  viene  de  Aquel  que  tiene  bajo  su 
dominio  todo  el  universo. — 2.  Por  eso  tal  reproche  no  va 


34  La  frase  es  de  sabor  quiliástico  y  viene  a  constituir  un  buen  argu- 
mento en  favor  de  la  antigüedad  del  escrito,  ya  que  las  doctrinas  quiliastas 
desaparecieron,  tanto  en  Oriente  como  en  Occidente,  a  principios  del 
siglo  V. 

35  Según  U.  Holzmeister  (De  Soneto  Ioseph  quaestiones  biblicae:  «Scripta 
Pont.  Instituti  Biblici»  94  [Romae  1945]  p.  108- 109),  se  señalaba  durante 
la  Edad  Media  una  caverna  del  sepulcro  de  José  en  Nazaret  y  otra  en  Je- 
rusalén. 


376 


APÓCRIFOS  DE   LA  INFANCIA 


tanto  contra  la  muerte  cuanto  contra  Adán  y  Eva. — 3.  La  muerte 
no  actúa  nunca  sin  orden  previa  de  mi  Padre. — 4.  Hay  quienes 
han  vivido  hasta  novecientos  años,  y  aun  algunos  mucho  más 
tiempo. — 5.  Sin  embargo,  ninguno  de  ellos  ha  dicho:  «Yo  he 
visto  la  muerte»  o  «venía  de  tiempo  en  tiempo  a  darme  tor- 
mento»,— 6.  sino  que  ella  trae  una  sola  vez  el  dolor,  y  aun  en- 
tonces es  mi  buen  Padre  el  que  la  envía. — 7.  Y,  cuando  viene 
en  busca  del  hombre,  es  que  sabe  que  tal  resolución  proviene 
del  cielo. — 8.  Si  la  sentencia  viene  cargada  de  cólera,  también 
procede  colérica  la  muerte  a  cumplir  su  cometido,  tomando  el 
alma  del  hombre  y  entregándosela  a  su  Señor. — 9.  La  muerte 
no  tiene  atribuciones  para  lanzar  al  hombre  al  infierno  ni  para 
introducirle  en  el  reino  celestial. — 10.  La  muerte  cumple  de 
hecho  el  mandato  de  Dios.  Al  contrario  de  Adán,  quien,  al 
no  someterse  a  la  voluntad  divina,  cometió  una  transgresión. 
Este  irritó  a  mi  Padre  contra  sí  por  haber  preferido  dar  oídos 
a  su  mujer  antes  que  obedecer  a  su  mandato,  y  así  todo  ser  vivo 
quedó  implacablemente  condenado  a  la  muerte. — 11.  Si  Adán 
no  hubiera  sido  desobediente,  mi  Padre  no  le  hubiera  castigado 
con  este  terrible  azote. — 12.  ¿Y  qué  impide  ahora  que  haga  yo 
oración  a  mi  buen  Padre  para  que  envíe  un  gran  carro  lumi- 
noso que  eleve  a  José,  para  que  no  guste  las  amarguras  de  la 
muerte,  y  que  le  traslade  al  lugar  de  reposo  en  la  misma  carne 
que  trajo  al  mundo,  para  que  viva  allí  con  mis  ángeles  incor- 
póreos?— 13.  La  transgresión  de  Adán  fué  la  causa  de  que 
sobrevinieran  estos  grandes  males  sobre  la  humanidad  jun- 
tamente con  lo  irremediable  de  la  muerte. — 14.  Y,  por  cuanto 
yo  mismo  llevo  también  esta  carne  concebida  en  el  dolor,  debo 
gustar  con  ella  la  muerte  para  que  pueda  apiadarme  de  las 
criaturas  que  he  formado». 

XXIX.    El  entierro 

i.  Mientras  yo  decía  esto  abrazado  al  cuerpo  de  mi  padre 
José  y  llorando  sobre  él, — 2.  abrieron  la  entrada  del  sepulcro 
y  depositaron  el  cadáver  junto  al  de  su  padre  Jacob  36.- — 3.  Su 
vida  fué  de  ciento  once  años,  sin  que  al  cabo  de  tanto  tiempo 

36  Según  los  textos  precedentes,  San  José  murió  el  26  de  Epep  (=  20  de 
nuestro  julio).  Algunos  sinaxarios  dan  como  fecha  el  2  de  agosto  y  el  25  de 
diciembre.  Sobre  el  origen  del  19  de  marzo,  cf.  Bolandistas:  Propylaeum 
ad  Acta  SS.  Decem  (Bruxelles  1940)  p.103.  En  relación  con  la  vida  de  Jesús, 
lo  más  probable  es  que  muriese  antes  del  bautismo,  si  bien  hay  autores  que, 
con  poco  fundamento,  le  hacen  vivir  hasta  el  fin  de  la  vida  pública  y  aun 
hasta  después. 


HISTORIA  DE  JOSÉ  EL  CARPINTERO 


377 


se  estropeara  un  solo  diente  de  su  boca  y  sin  que  sus  ojos  se 
debilitaran,  sino  que  todo  su  aspecto  se  asemejaba  al  de  un 
tierno  niño.— 4.  Nunca  estuvo  achacoso,  sino  que  trabajó  con- 
tinuamente en  su  oficio  de  carpintero  hasta  el  día  en  que  sobre- 
vino la  enfermedad  que  había  de  llevarle  al  sepulcro». 

XXX.    Réplica  de  los  apóstoles 

i.  Y  cuando  nosotros,  los  apóstoles,  oímos  tales  cosas  de 
labios  de  nuestro  Salvador,  nos  pusimos  en  pie  llenos  de  gozo 
y  luego  adoramos  sus  manos  y  sus  plantas,  diciendo  extáticos 
de  alegría:  «Te  damos  gracias,  Señor  y  Salvador  nuestro,  por 
haberte  dignado  regalarnos  con  estas  palabras  salidas  de  tus 
labios. — 2.  Mas  no  salimos  de  nuestra  admiración,  ¡oh  buen 
Salvador!,  pues  no  acabamos  de  explicarnos  cómo,  habiendo 
concedido  la  inmortalidad  a  Elias  y  a  Henoc,  ya  que  están 
disfrutando  de  los  bienes  en  la  misma  carne  con  que  nacieron 
sin  que  hayan  sido  víctimas  de  la  corrupción, — 3.  sin  embargo, 
tratándose  del  bendito  anciano  José  el  Carpintero,  a  quien  con- 
cediste el  gran  honor  de  llamarle  tu  padre  y  de  obedecerle 
en  todas  las  cosas  (a  nosotros  mismos  nos  has  encargado:  «Cuan- 
do seáis  revestidos  de  mi  fuerza  y  recibáis  la  voz  de  mi  Padre, 
e.e.,  el  Espíritu  Paráclito,  y  seáis  enviados  a  predicar  el  evan- 
gelio, predicad  también  a  mi  querido  padre  José»; — 4.  y  además: 
«Consignad  estas  palabras  de  vida  en  el  testamento  de  su  partida 
de  este  mundo»; — 5.  y  «leed  las  palabras  de  este  testamento 
en  los  días  solemnes  y  festivos»; — 6.  y  «quien  no  haya  apren- 
dido a  leer  correctamente,  no  debe  leer  este  testamento  en  los 
días  festivos»; — 7.  y,  finalmente,  «quien  suprimiere  o  añadiere 
algo  a  estas  palabras  de  manera  que  me  haga  embustero,  será 
reo  de  mi  venganza»), — -8.  nos  admira,  repetimos,  el  que,  ha- 
biéndole llamado  tú  padre  según  la  carne  desde  el  día  en  que 
naciste  en  Belén,  no  le  hayas  concedido  la  inmortalidad  para 
vivir  eternamente». 

XXXI.    Respuesta  de  Jesús 

i.  Nuestro  Salvador  respondió  diciéndoles:  «La  sentencia 
pronunciada  por  mi  Padre  contra  Adán  no  quedará  sin  vigor, 
por  cuanto  éste  no  fué  obediente  a  sus  mandatos. — 2.  Cuando 
mi  Padre  destina  a  uno  a  ser  justo,  éste  viene  a  ser  inmediata- 
mente su  elegido. — 3.  Si  un  hombre  ofende  a  Dios  por  amar 
las  obras  del  demonio,  ¿ignora  acaso  que  vendrá  a  caer  un  día 


378 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


en  sus  manos  si  sigue  impenitente,  aunque  se  le  concedan  largos 
días  de  vida? — 4.  Si,  por  el  contrario,  alguno  vive  mucho  tiempo 
haciendo  siempre  buenas  obras,  son  éstas  precisamenre  las  que 
le  harán  viejo. — 5.  Cuando  Dios  ve  que  uno  sigue  el  camino  de 
la  perdición,  suele  concederle  un  corto  plazo  de  vida  y  le  hace 
desaparecer  en  la  mitad  de  sus  días.— 6.  Por  lo  demás,  han 
de  tener  exacto  cumplimiento  las  profecías  dictadas  por  mi 
Padre  sobre  la  humanidad  y  todas  las  cosas  han  de  suceder  en 
conformidad  con  ellas. — 7.  Me  habéis  citado  el  caso  de  Henoc 
y  de  Elias:  «Ellos,  decís,  siguen  viviendo  y  conservan  la  carne 
que  trajeron  a  este  mundo,  ¿por  qué,  pues,  tratándose  de  tu 
padre,  no  le  has  permitido  conservar  su  cuerpo?» — 8.  Pues  yo 
os  digo  que,  aunque  hubiera  llegado  a  tener  diez  mil  años  más, 
incurriría  siempre  en  la  misma  necesidad  de  morir. — 9.  Más 
aún,  yo  os  aseguro  que  siempre  que  Henoc  y  Elias  piensan  en 
la  muerte,  desearían  haberla  sufrido  ya  y  verse  así  libres  de 
la  necesidad  que  les  está  impuesta,  puesto  que  han  de  morir 
en  un  día  de  turbación,  de  miedo,  de  gritos,  de  perdición  y  de 
aflicción. — 10.  Pues  habéis  de  saber  que  el  Anticristo  ha  de 
matar  a  estos  hombres  y  derramar  su  sangre  en  la  tierra  como 
el  agua  de  un  vaso  a  causa  de  las  inculpaciones  que  le  echarán 
en  cara  cuando  le  acusen». 

XXXII.  Epílogo 

i.  Nosotros  respondimos  diciendo:  «Señor  y  Dios  nuestro, 
¿quiénes  son  esos  dos  hombres  de  quienes  acabas  de  decir  que 
el  hijo  de  la  perdición  les  matará  por  un  vaso  de  agua?» — 
2.  Jesús,  nuestro  Salvador  y  nuestra  vida,  respondió:  «Henoc 
y  Elias»  37. — 3.  Y,  al  oír  estas  palabras  de  boca  de  nuestro  Sal- 
vador, el  corazón  se  nos  llenó  de  gozo  y  de  alegría.  Por  lo  cual 
le  tributamos  alabanzas  y  gracias  como  a  nuestro  Señor,  nuestro 
Dios  y  nuestro  Salvador,  Jesucristo,  por  quien  conviene  al  Pa- 
dre toda  gloria  y  todo  honor  juntamente  con  El  y  con  el  Espí- 
ritu Santo  vivificador,  ahora,  en  todo  tiempo  y  por  eternidad 
de  eternidades.  Amén. 

37  La  v.  ár.  dice  que  son  cuatro:  Henoc,  Elias,  Sila  y  Tabita. 


4.    EVANGELIO  ARMENIO  DE  LA 
INFANCIA 


Consta  de  veintiocho  larguísimos  capítulos,  en  los  que  de 
manera  redundante  y  monótona  va  parafraseando  con  enorme 
amplitud  los  datos  contenidos  en  el  texto  siríaco  que  le  sirve  de 
base  (cf.  Introd.  gen.  a  los  Apócr.  de  la  Infancia).  Estos  datos  ge- 
neralmente nos  son  conocidos  ya  por  el  Protoevangelio,  el  Ps.  To- 
más y  el  Ev.  árabe  de  la  Infancia.  En  su  forma  actual  parece  ser 
algo  posterior  a  este  último. 

Sabemos  que  a  finales  del  siglo  VI  los  propagandistas  nes- 
torianos  de  Siria  tradujeron  del  siríaco  al  armenio  el  Libro  de  la 
Infancia.  Es  probable,  según  Peeters  (p.XLII),  que  el  texto 
actual  no  sea  sino  un  arreglo  parafraseado  de  ese  texto  primi- 
tivo, que  resultaba  ya  ininteligible  por  su  carácter  arcaico. 

La  edición  del  texto  original  armenio  fué  publicada  por 
I.  Daietsi  con  sus  dos  redacciones  A  y  Β  en  la  colección  de 
los  Mequitaristas  de  Venecia:  Ankanon  girkh  Ñor  Ketakar  anatz 
[=  Libros  no  canónicos  del  Ν.  T.]  t.i  p.1-126.127-235  (Vene- 
zia  1898).  Una  traducción  francesa  del  texto  armenio  acom- 
pañada de  introducción  y  notas  se  debe  a  P.  Peeters  (Evangiles 
Apocryphes  t.2  p. 69-286,  París  1914).  Sirviéndose  de  esta  última 
hizo  E.  González-Blanco  su  versión  castellana  (Evangelios  Apó- 
crifos t.2  p. 88-236,  Madrid  1934). 

Para  evitar  enojosas  repeticiones, entresacamos  déla  edición 
de  Peeters  los  pasajes  que  ofrecen  algún  interés,  bien  por  la 
originalidad  del  contenido,  bien  por  la  repercusión  que  hayan 
podido  tener  en  la  tradición  cristiana. 


380 


APÓCRIFOS  DE  I.A  INFANCIA 


EVANGELIO  ARMENIO  DE  LA  INFANCIA 

Anunciación 

La  Virgen  sostiene  una  larga  conversación  con  el  ángel 
antes  de  dar  su  consentimiento.  El  episodio  termina  así: 

V,8«  ···  Dícele  el  ángel:  «¡Oh  santa  y  dichosa  Virgen!  Es- 
cucha esta  palabra  y  retén  bien  en  tu  alma  lo  que  voy  a  decirte. 
Esto  no  es  obra  de  hombre,  y  el  acontecimiento  de  que  te 
hablo  no  será  provocado  por  él.  Es  Dios  quien  lo  realizará  en 
ti.  El  tiene  en  sus  manos  poder  suficiente  para  librarte  de  todas 
las  angustias  de  la  prueba».  María  responde:  «Si  es  tal  como 
dices  y  el  Señor  tiene  a  bien  bajar  hasta  su  sierva  y  esclava, 
hágase  en  mí  según  tu  palabra».  Y  el  ángel  se  retiró. 

9.  No  bien  hubo  pronunciado  la  Virgen  con  toda  humil- 
dad estas  palabras,  el  Verbo  de  Dios  penetró  en  ella  por  la 
oreja,  y  la  naturaleza  íntima  de  su  cuerpo,  con  todos  sus  senti- 
dos, fué  santificada  y  purificada  como  el  oro  en  el  crisol 
Quedó  convertida  en  un  templo  santo,  inmaculado,  mansión 
del  Verbo  divino.  Y  en  el  mismo  momento  dió  comienzo  el 
embarazo  de  la  Virgen.  Pues  la  embajada  del  ángel  portador 
de  la  buena  nueva  para  María  tuvo  lugar  el  15  de  Nisán,  que 
corresponde  al  6  de  abril,  un  miércoles  a  la  hora  tercia. 

11.  Y  luego  que  la  Virgen  recibió  el  anuncio  de  su  concep- 
ción por  el  Espíritu  Santo,  vió  a  los  coros  angélicos  que  le  en- 
tonaban cánticos  de  alabanza.  Esta  visión  la  llenó  de  temor,  al 
par  que  la  inundó  de  gozo.  Y  luego,  con  la  faz  postrada  en 
tierra,  se  puso  a  alabar  a  Dios,  diciendo:  « ¡Oh  Señor  de  mi 

1  La  doctrina  de  la  «conceptio  per  aurem»  fué  adoptada  por  la  tra- 
dición patrística,  pero  no  en  el  sentido  un  tanto  material  que  refleja  nues- 
tro apócrifo.  Según  aquello  de  San  Pablo,  fides  ex  auditu  (Rom.  10,17),  esta 
expresión  viene  a  equivaler  a  «conceptio  per  fidem».  Y  de  esta  manera  es 
claro  que  la  Virgen  concibió  a  Jesús  en  su  entendimiento  por  la  fe  antes 
de  tenerlo  físicamente  en  sus  entrañas:  beata  quae  credidisti  (Le.  1,45). 

La  purificación  de  la  Virgen  en  el  momento  de  su  anunciación  es  afir- 
mada por  algunos  Padres.  San  Gregorio  Nacianceno  dice  que  Jesús  fué  con- 
cebido por  la  Virgen,  habiendo  sido  ésta  previamente  purificada  en  cuerpo 
y  alma  por  el  Espíritu  Santo :  κυηθείς  μέν  έκ  της  παρθένου,  καΐ  ψυχτΐν  καΐ  σάρκα 
ττροκαθαρθείσηξ  τω  Πυίύματι  (Orat.  38  in  Theoph.:  PG  36,326;  cf.  634).  San 
Juan  Damasceno  se  inspiró  también  en  esta  doctrina.  Cf.  Hom.  I  in  Dorm.: 
PG  96,704;  De  fide  orthod.  III  2:  PG  94.835·. 

Tal  purificación  debe  entenderse  en  el  sentido  de  un  admirable  progreso 
en  gracia  y  santidad,  que  no  implica  la  purificación  de  un  supuesto  pecado 
original  o  actual,  que  en  ella,  gracias  al  singular  privilegio  de  su  Inmaculada 
Concepción,  no  tenía  cabida. 


EVANGELIO   ARMENIO  DE   LA  INFANCIA 


381 


alma  y  de  mi  cuerpo!  Tú  tienes  el  poder  de  dar  cumplimiento 
a  todos  los  deseos  que  te  inspira  tu  amor  creador  y  dispones 
libremente  de  todo  según  tu  beneplácito.  Dígnate  ahora  ser 
condescendiente  con  los  ruegos  de  tu  esclava.  Escúchame  y 
libra  a  mi  alma,  ya  que  eres  mi  Dios  y  mi  Salvador  y  ya  que 
tu  nombre,  ¡oh  Señor!,  ha  sido  diariamente  invocado  sobre 
mí.  Hasta  el  día  de  hoy  me  he  mantenido  santa  y  pura,  resuelta 
por  vuestro  amor,  ¡oh  Señor  y  Dios  mío!,  a  conservar  mi  vir- 
ginidad firme  e  intacta,  sin  admitir  en  mí  ningún  deseo  de 
concupiscencia.  Ahora  hágase  tu  voluntad». 

Eva  y  María 

IX, i.  Y  cuando  José  y  Eva,  nuestra  primera  madre,  vieron 
aquello,  se  prosternaron  con  la  faz  en  tierra  y,  dando  gracias  a 
Dios  en  voz  alta,  le  glorificaron  diciendo:  «Bendito  seas,  Señor, 
Dios  de  nuestros  padres,  Dios  de  Israel,  que  habéis  reali- 
zado hoy  con  vuestra  venida  la  redención  del  hombre;  que  me 
habéis  rehabilitado  de  nuevo  y  levantado  de  mi  caída  y  que 
me  habéis  reintegrado  a  mi  antigua  dignidad.  Ahora  mi  alma  se 
siente  ufana,  estremecida  de  esperanza  en  Dios  mi  Salvador»  2. 

2.  Y,  dicho  esto,  vió  nuestra  primera  madre  Eva  que  se 
elevaba  al  cielo  una  nubecilla  partiendo  de  la  cueva.  Y  por 
otro  lado  aparecía  una  luz  centelleante  que  había  venido  a  po- 
sarse ante  el  pesebre  del  establo.  Y  el  niño  se  aplicó  a  los  pechos 
de  su  madre  para  mamar,  después  de  lo  cual  volvió  a  su  sitio 
y  se  sentó.  A  vista  de  esto,  José  y  nuestra  primera  madre  Eva 
dieron,  reconocidos,  gloria  a  Dios  y  quedaron  estupefactos  de 
admiración  ante  los  prodigios  que  acababan  de  tener  lugar. 
Y  decían:  «En  verdad  que  ¿quién  ha  oído  jamás  a  nadie  cosa 
semejante  o  ha  visto  con  sus  propios  ojos  prodigio  parecido  a 
este  que  acaba  de  realizarse?» 

3.  Y  nuestra  primera  madre  entró  en  la  cueva,  tomó  al 
niño  en  sus  brazos  y  se  puso  a  acariciarle  y  a  abrazarle  con 
ternura,  bendiciendo  a  Dios,  porque  el  niño  era  extremada- 
mente hermoso  y  tenía  un  semblante  fascinador  y  resplande- 
ciente, mientras  que  sus  rasgos  eran  muy  expresivos.  Después 
lo  envolvió  entre  pañales,  lo  depositó  en  el  pesebre  de  los 
bueyes  y  salió  de  la  cueva.  Y  de  pronto  vió  a  una  mujer  llamada 


2  El  episodio  está  inspirado  en  la  idea  de  que  María  es  la  «nueva  Eva» 
destinada  a  borrar  la  falta  de  la  madre  de  todos  los  vivientes.  Esta  parece 
haber  reemplazado  aquí  a  la  Zelomi  del  Ps.  Mt.  Refuta  las  dudas  de  Salomé, 
injuriosas  para  María. 


3S-2 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


Salomé,  que  venía  de  la  ciudad  de  Jerusalén.  Eva,  nuestra  pri- 
mera madre,  se  le  adelantó  y  le  dijo:  «Te  doy  una  buena  y  feliz 
noticia:  una  tierna  doncella  acaba  de  traer  un  hijo  al  mundo 
sin  haber  conocido  varón  en  absoluto». 

Los  Magos 

V,io.  Y  un  ángel  del  Señor  se  apresuró  a  ir  al  país  de  los 
persas  para  prevenir  a  los  reyes  magos  y  ordenarles  que  fueran 
a  adorar  al  niño  recién  nacido.  Y  éstos,  después  de  caminar 
durante  nueve  meses  teniendo  por  guía  a  la  estrella,  llegaron  al 
lugar  de  destino  en  el  momento  mismo  en  que  María  llegaba 
a  ser  madre.  Es  de  saber  que  a  la  sazón  el  reino  de  los  persas 
dominaba  sobre  todos  los  reyes  del  Oriente  por  su  poder  y  sus 
victorias.  Y  los  reyes  de  los  magos  eran  tres  hermanos:  Melkon, 
el  primero,  que  reinaba  sobre  los  persas;  después  Baltasar,  que 
reinaba  sobre  los  indios,  y  el  tercero  Gaspar,  que  tenía  en 
posesión  el  país  de  los  árabes.  Habiéndose  reunido  en  confor- 
midad con  el  mandato  de  Dios,  llegaron  en  el  momento  mismo 
en  que  la  Virgen  llegaba  a  ser  madre.  Habían  apresurado  la 
marcha  y  se  encontraron  allí  en  el  momento  preciso  del  naci- 
miento de  Jesús  \ 

El  capítulo  X  describe  minuciosamente  el  viaje  de  los  Magos, 
su  fastuoso  cortejo  y  la  llegada  a  Jerusalén.  Herodes  se  intran- 
quiliza y  los  llama  a  su  palacio  para  que  le  den  cuenta  de  sus 
intenciones.  Ellos  le  manifiestan  su  propósito  de  adorar  al  rey 
recién  nacido.  Entonces  Herodes  les  interroga: 

Χ,ιο.  «¿Quién  os  ha  narrado  lo  que  decís  o  cómo  habéis 
llegado  a  saberlo?»  Los  Magos  respondieron:  «Nuestros  ante- 
pasados nos  han  legado  un  testimonio  escrito  de  ello,  que  ha 
sido  guardado  con  todo  secreto  y  sellado.  Y  durante  largos 
años,  de  padres  a  hijos  y  de  generación  en  generación,  se  ha 
mantenido  viva  esta  expectación,  hasta  que  por  ñn  ha  venido  a 
tener  cumplimiento  esta  palabra  en  nuestros  días,  como  nos 
ha  sido  revelado  de  parte  de  Dios  en  una  visión  que  hemos 
tenido  de  un  ángel.  Esta  es  la  causa  de  encontrarnos  ahora  en 
este  lugar  que  nos  ha  sido  indicado  por  el  Señor».  Herodes 


3  Este  episodio,  en  sus  elementos  substanciales,  parece  ser  bastante  an- 
tiguo. Los  Magos  aquí  son  tres;  no  cuatro,  como  en  la  tradición  latina,  ni 
doce,  como  en  la  siríaca  posterior.  Se  les  atribuye,  además,  la  categoría  de 

reyes. 


EVANGELIO   ARMENIO  DE  LA  INFANCIA 


383 


dijo:  «¿Cuál  es  la  procedencia  de  este  testimonio  que  tan  sólo 
vosotros  conocéis?» 

ii.  Los  Magos  dijeron:  «Nuestro  testimonio  no  procede 
de  hombre  alguno.  Es  un  designio  divino  referente  a  una 
promesa  hecha  por  Dios  en  favor  de  los  hijos  de  los  hombres 
y  que  ha  sido  conservado  entre  nosotros  hasta  el  día  de  hoy». 
Herodes  dijo:  «¿Dónde  está  ese  libro  que  sólo  vuestro  pueblo 
posee?»  Los  Magos  dijeron:  «Ninguna  nación,  fuera  de  la  nues- 
tra, tiene  noticia  directa  ni  indirecta  de  él.  Sólo  nosotros  po- 
seemos un  testimonio  escrito.  Porque  has  de  saber  que,  des- 
pués que  Adán  fué  expulsado  del  paraíso  y  después  que  Caín 
hubo  matado  a  Abel,  el  Señor  dió  a  nuestro  primer  padre  un 
hijo  de  consolación  llamado  Set,  y  con  él  le  entregó  aquella 
carta  escrita,  firmada  y  sellada  de  su  misma  mano  4.  Set  la 
recibió  de  su  padre  y  se  la  transmitió  a  sus  hijos.  Estos,  a  su 
vez,  se  la  retransmitieron  a  los  suyos,  y  así  fué  de  generación 
en  generación.  Todos  hasta  Noé  recibieron  la  orden  de  guar- 
darla con  todo  cuidado.  Este  patriarca  se  la  entregó  a  su  hijo 
Sem,  y  los  hijos  de  éste  la  retransmitieron  a  sus  descendientes, 
quienes,  a  su  vez,  se  la  entregaron  a  Abrahán.  Este  se  la  dió 
a  Melquisedec,  rey  de  Salem  y  sacerdote  del  Altísimo,  por  cuyo 
conducto  llegó  a  poder  de  nuestro  pueblo  en  tiempos  de  Ciro, 
rey  de  Persia.  Nuestros  padres  la  depositaron  con  toda  clase  de 
honores  en  un  salón  especial,  y  así  llegó  hasta  nosotros,  quienes, 
gracias  a  este  escrito  misterioso,  vinimos  de  antemano  en  co- 
nocimiento del  nuevo  monarca,  hijo  del  rey  de  Israel». 

22.  Y  el  rey  Melkon  tomó  el  libro  del  Testamento  que 
conservaba  en  su  casa  como  legado  precioso  de  sus  antepasados, 
según  ya  dijimos,  y  se  lo  presentó  al  niño,  diciéndole:  «Aquí 
tienes  la  carta  sellada  y  firmada  por  tu  misma  mano  que  tuviste 
a  bien  entregar  a  nuestros  mayores  para  que  la  guardaran. 


4  El  detalle  del  «Libro  de  Set»  está  contenido  ya  en  la  hom.2  n.2  del 
Opus  imperfectum  in  Matthaeum  (PG  56,611-946),  al  que  G.  Morin  asigna 
como  data  el  año  550  (RBi  34  [1925]  239-262).  Se  encuentra  asimismo  en  la 
crónica  del  Ps.  Dionisio  de  Tell  Mahre,  llamada  también  Crónica  de  Zuqnin 
(ed.  J.  B.  Chabot:  CoScrOr  ser.3,1,  París  1927).  Zuqnin  es  un  monasterio 
cerca  de  Amida,  donde  debió  de  escribir  la  mencionada  crónica  el  compi- 
lador José  el  Estilita  hacia  el  año  775.  Figura  de  la  misma  manera  en  el 
Libro  de  la  caverna  de  los  Tesoros,  anterior  al  siglo  VIL 

Todos  estos  escritos  coinciden  en  señalar  el  monte  de  las  Victorias,  en 
una  de  cuyas  cavernas  se  encontraban  los  dones  y  el  testamento  de  Adán 
a  Set,  que  habían  de  ser  ofrecidos  por  los  Magos  al  Mesías.  Nos  queda  aún 
por  saber  el  contenido  del  grupo  de  manuscritos  gnósticos  encontrados  re- 
cientemente en  Nag-liammadi,  uno  de  los  cuales  lleva  por  título:  «Revela- 
ciones de  Adán  a  su  hijo  Set». 


3S4 


APÓCRIFOS  DE   LA  INFANCIA 


Toma  este  documento  que  tú  mismo  escribiste.  Abrelo  y  léelo, 
pues  está  a  tu  nombre»  5. 

23.  [El  documento  en  cuestión,  dirigido  a  Adán,  estaba 
encabezado  así]:  «En  el  año  seis  mil,  el  día  sexto  de  la  semana 
(que  es  el  mismo  en  que  te  creé)  y  a  la  hora  sexta,  enviaré  a 
mi  Hijo  unigénito,  el  Verbo  divino,  quien  tomará  carne  de  tu 
descendencia  y  vendrá  a  ser  hijo  del  hombre.  El  te  reintegrará 
a  tu  prístina  dignidad  por  los  tormentos  terribles  de  su  pasión 
en  cruz.  Y  entonces  tú,  ¡oh  Adán!,  unido  a  mí  con  alma  pura 
y  cuerpo  inmortal,  serás  deificado  y  podrás,  como  yo,  discernir 
el  bien  y  el  mal». 

Travesuras  de  Jesús 

XXIII,2.  Jesús  acostumbraba  a  conducir  los  muchachos 
hasta  el  brocal  del  pozo  que  surtía  de  agua  a  toda  la  ciudad. 
Y,  cogiendo  los  cántaros  de  sus  manos,  los  chocaba  entre  sí 
o  contra  las  piedras  y  los  arrojaba  después  al  fondo  del  pozo. 
Y  con  esto  los  muchachos  aquellos  no  osaban  entrar  en  casa 
por  miedo  a  sus  padres.  Jesús  entonces  se  compadecía,  viéndolos 
llorar,  y  les  decía:«No  lloréis  más,  que  yo  os  devolveré  vuestros 
cántaros».  Después  daba  órdenes  a  los  raudales  de  agua,  y 
éstos  arrojaban  de  nuevo  los  cántaros  intactos  a  la  superficie. 
Cada  uno  cogía  el  suyo  y  se  marchaban  a  sus  hogares,  contando 
a  todo  el  mundo  los  milagros  de  Jesús. 

3.  Otro  día  se  los  llevó  de  nuevo  consigo  y  les  hizo  acam- 
par a  la  sombra  de  un  árbol  gigantesco.  Dió  entonces  órdenes 
a  éste  de  inclinar  su  ramaje  y  subió  y  se  montó  encima.  Des- 
pués le  mandó  que  se  enderezara,  y  él  se  elevó,  dominando  así 
todo  aquel  paraje.  Jesús  se  mantuvo  allí  una  hora,  hasta  que  los 
demás  muchachos  empezaron  a  gritar,  diciéndole:  «Manda  al 
árbol  que  se  incline  para  que  podamos  subir  contigo».  Así  lo 
hizo  Jesús  y  les  dijo  a  ellos:  «Venid  de  prisa  junto  a  mí».  Y  se 

5  Esta  escena  parece  estar  representada  en  el  mosaico  de  la  adoración 
de  los  Magos  que  se  encuentra  en  la  basílica  de  Santa  María  la  Mayor,  de 
Roma  (s.V).  Cecchelli  (Mater  Christi  III  p. 376-377)  ha  tenido  la  genialidad 
de  confrontar  los  detalles  consignados  en  nuestro  apócrifo  con  los  que  apa- 
recen plásticamente  en  el  mosaico  y  ha  constatado  su  coincidencia.  La  dama 
cubierta  con  un  manto,  que  se  encuentra  junto  a  los  Magos,  puede  identi- 
ficarse con  la  «Sabiduría»  divina  o  con  la  «Iglesia».  Tiene  un  rollo  apenas 
desenvuelto,  en  el  cual  bien  se  puede  ver  la  alusión  a  la  ofrenda  del  mencio- 
nado Testamento  verificada  por  el  rey  Melkon.  El  que  Jesús  esté  represen- 
tado en  un  trono  de  gloria  coincide  con  las  visiones  que  tienen  los  Magos 
referentes  a  su  majestad  divina.  El  traje  de  los  Magos  parece  más  bien  un 
distintivo  de  la  realeza  que  les  atribuye  nuestro  apócrifo. 


EVANGELIO  ARMENIO  DE   LA  INFANCIA 


3S5 


subieron  llenos  de  gozo  a  su  lado.  Poco  después  mandó  Jesús 
al  árbol  que  inclinara  de  nuevo  su  ramaje.  Y,  después  que 
todos  hubieron  bajado,  el  árbol  recobró  su  posición  ordinaria. 

Temores  de  María 

XXV,7.  ...  María  le  dijo:  «Hijo  mío,  como  todavía  no 
eres  más  que  un  niño  y  no  una  persona  mayor,  temo  no  te 
vaya  a  suceder  alguna  desgracia».  Jesús  respondió:  «Tus  temo- 
res, madre  mía,  no  son  del  todo  razonables,  pues  yo  sé  muy 
bien  todo  lo  que  debe  acontecer». 

María  dijo:  «No  tengas  pena  por  esto  que  acabo  de  decirte, 
pues  estoy  rodeada  de  fantasmas  y  no  sé  qué  hacer».  Jesús 
preguntó:  «¿Y  qué  es  lo  que  piensas  hacer  conmigo?»  Dícele 
María:  «Esto  es  lo  que  me  tiene  preocupada:  que  hemos  puesto 
sumo  empeño  en  que  aprendieras  durante  tu  infancia  todos  los 
oficios,  y  hasta  ahora  no  has  hecho  nada  en  este  sentido  ni  te 
has  prestado  a  nada.  Y  ahora  que  ya  te  has  hecho  mayorcito, 
¿qué  prefieres  hacer  o  cómo  quieres  pasar  la  vida?» 

8.  Al  oír  esto  Jesús,  se  indignó  en  su  interior  y  dijo  a  su 
madre:  «Has  hablado  muy  inconsideradamente.  ¿Es  que  no 
entiendes  las  señales  y  prodigios  que  hago  ante  ti,  y  que  tú 
puedes  ver  con  tus  propios  ojos?  Aún  no  me  das  crédito  des- 
pués de  tanto  tiempo  que  estoy  viviendo  contigo.  Observa  mis 
milagros,  considera  todo  lo  que  he  hecho  y  ten  paciencia  du- 
rante algún  tiempo  hasta  que  veas  realizadas  todas  mis  obras, 
pues  mi  hora  no  ha  llegado  aún.  Mientras  tanto,  manténte  fiel 
a  mí».  Y  en  diciendo  esto,  Jesús  salió  apresuradamente  de  casa. 

Jesús  y  los  dos  soldados 

Jesús,  deseoso  de  mostrarse  al  mundo,  encuentra  a  dos  sol- 
dados riñendo.  Estos  le  ven  sentado  tranquilamente  junto  a  un 
pozo,  y  uno  de  ellos  le  dice: 

XXVIII, 2.  ...  «Niño,  ¿de  dónde  vienes?  ¿Adonde  vas? 
¿Cómo  te  llamas?»  Jesús  respondió:  «Si  te  lo  digo,  no  serás 
capaz  de  comprenderme».  Preguntóle  de  nuevo  el  soldado: 
«¿Viven  todavía  tu  padre  y  tu  madre?»  Jesús  respondió:  «Efec- 
tivamente: mi  Padre  vive  y  es  inmortal».  Replicó  el  soldado: 
«¿Cómo?  ¿Inmortal?»  Y  Jesús  dijo:  «Sí;  es  inmortal  desde  el 
principio,  y  la  muerte  no  tiene  poder  sobre  él».  Dijo  entonces 
el  soldado:  «¿Quién  es  este  que  vivirá  siempre  y  sobre  el  que 


Ev.  apócrifos 


13 


386 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


la  muerte  no  tiene  poder  alguno,  ya  que  dices  que  tu  Padre 
tiene  asegurada  la  inmortalidad?»  Respondió  Jesús:  «No  serías 
capaz  de  conocerle  ni  de  tener  una  idea  aproximada  de  él». 
Dijo  el  soldado:  «¿Quién  puede  verle?»  Jesús  respondió:  «Nadie». 
Preguntó  el  soldado:  «¿Dónde  está  tu  Padre?»  Jesús  respondió: 
«En  el  cielo,  por  encima  de  la  tierra».  Dijo  el  soldado:  «Y  tú, 
¿cómo  vas  a  poder  ir  junto  a  él?»  Respondió  Jesús:  «Ya  he 
estado  allí  y  aun  ahora  estoy  en  su  compañía».  Replicó  el  sol- 
dado: «No  soy  capaz  de  comprender  lo  que  dices».  Dijo  Jesús: 
«Es  que  esto  es  inefable  e  inexplicable».  Preguntó  el  soldado: 
«¿Quién,  pues,  puede  entenderlo?»  Respondió  Jesús:  «Si  me  lo 
ruegas,  yo  te  lo  explicaré».  Dijo  entonces  el  soldado:  «Dímelo, 
Señor,  te  lo  pido». 

A  continuación  el  Señor  le  explica  su  generación  eterna  del 
Padre  y  su  generación  temporal  en  el  seno  virginal  de  María. 
Después  arregla  su  contienda  y  se  despide,  con  lo  que  termina 
el  apócrifo. 


LIBRO  SOBRE  LA  INFANCIA 
DEL  SALVADOR 


Se  trata  del  manuscrito  latino  11867  de  la  Biblioteca  Nacional 
de  París  (fondo  St.  Germain),  perteneciente  al  siglo  XIII.  Los 
pasajes  que  ofrecen  mayor  originalidad  han  sido  extractados  por 
Bonaccorsi  en  su  edición  de  los  evangelios  apócrifos  I  (1948) 
p. 226-233,  de  donde  los  tomamos  nosotros.  Ya  habían  sido  an- 
teriormente citados  por  R.  Reinsch  (Die  Pseudo-Evangelien  von 
Jesu  und  Maria's  Kindheit  in  der  román,  und.  german.  Literatur, 
Halle  1879). 

Este  escrito  no  parece  sino  una  compilación  medieval  de 
leyendas  apócrifas  al  estilo  de  la  Vita  rythmica  de  la  Virgen  y 
Cristo  (ed.  por  Vogtlin:  Bibl.  d.  Litt.  Veráns  in  Stuttgart  n.180 
[1888])  y  de  las  historias  latinas  editadas  según  un  manuscrito 
de  Giessen  por  O.  Schade  bajo  el  título  de  Narrationes  de  vita 
et  conversatione  Β.  Μ.  V.  et  de  pueritia  Salvatoris  (Halis  Saxo- 
num  1876).  Del  mismo  estilo  es  la  Legenda  áurea  de  Jacobo  de 
Vorágine  y  el  Speculum  historíale  de  Vicente  de  Beauvais. 


LIBRO  SOBRE  LA  INFANCIA  DEL  SALVADOR 

1.  Sucedió  en  cierta  época  que  muchos  niños  iban  en  se- 
guimiento de  Jesús  para  divertirse  en  su  compañía.  Mas  había 
un  padre  de  familia  que,  airado  al  ver  que  su  hijo  se  iba  con 
Jesús,  lo  encerró,  con  el  fin  de  que  no  le  siguiera  más,  en  una 


LIBER  DE  INF  ΑΝΤΙ  A  SALVATORIS  1 
[Ms.  lat.  11 867  de  la  Bibl.  Nat.  de  París] 

1.  Conti<n)git  in  quodam  tempore,  ut  multi  pueri  sequerentur 
Iesum  ludentes  colludentem.  Quídam  autem  paterfamilias,  iratus 
valde  quod  discurreret  filius  eius  cum  Iesu,  incarceravit  eum  ne 
amplius  Iesum  sequeretur,  in  turri  fortissima  et  solidissima,  ubi  nulla 


Seguimos  a  Bonaccorsi  en  la  transcripción  de!  texto. 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


torre  fortísima  y  solidísima,  donde  no  había  agujero  ni  entrada 
alguna  fuera  de  la  puerta  y  un  ventanuco  estrechísimo  que  ape- 
nas dejaba  pasar  un  poquito  de  luz,  y  la  puerta  estaba  escondida 
y  bien  atrancada.  Y  aconteció  a  aquel  padre  de  familia  que  un 
día  se  acercó  por  allí  Jesús  con  sus  compañeros  para  jugar.  Al 
oírlos  el  niño  encarcelado,  se  puso  a  gritar  junto  a  la  ventana 
de  esta  manera:  «Jesús,  compañero  queridísimo,  al  oír  tu  voz  ha 
aplaudido  mi  alma  y  me  he  sentido  lleno  de  alivio.  ¿Por  qué  me 
dejas  aquí  encerrado?»  Jesús  se  volvió  hacia  él  y  le  dijo:  «Alár- 
game una  mano  o  un  dedo  por  el  agujero».  Y,  habiendo  hecho 
esto,  tomó  Jesús  de  la  mano  a  aquel  niño  y  le  sacó  a  través  de 
aquel  estrechísimo  ventanuco.  Y  el  muchacho  se  fué  en  su  com- 
pañía. Díjole  Jesús:  «Reconoce  el  poder  de  Dios  y  cuenta  en  tu 
vejez  lo  que  Dios  te  ha  hecho  en  tu  infancia».  Al  darse  cuenta 
de  lo  ocurrido  el  padre  de  familia,  lo  primero  que  hizo  fué  irse 
a  la  puerta.  Y  al  encontrarlo  todo  intacto,  dió  gritos  y  dijo  que 
era  un  fantasma.  Y  es  que  sus  ojos  estaban  cerrados  para  que 
no  reconociera  el  poder  divino. 

2.  Este  mismo  padre  de  familia,  que  era  el  mayor  entre  los 
magistrados  de  la  sinagoga  y  los  fariseos  y  los  escribas  y  los  doc- 


patebat  tuna  hiatus  aut  aliquis  introitus,  excepto  <h>ostio  et  una 
tantum  fenestra  ar  [c]tissima,  ad  tantillum  lumen  2  intromittendum 
et  ostio  secreto  nec  non  et  signato.  Incessit  patrifamilias  et  factum  est 
ut  una  dierum  recederet  illuc  Iesus  cum  pueris  colludendis.  Quod 
audiens  puer  incarceratus,  clamavit  ad  fenestram  dicens:  «Iesu,  co- 
mes dilectissime,  audivi  vocem  tuam  et  applausit  anima  mea  et  re- 
creatus  sum.  Quid  me  inclusum  derelinquis  ?»  Cui  Iesus  conversus 
dixit:  «Extende  mi(c)hi  manum  vel  digitum  tuum  per  foramen». 
Quod  cum  fecisset,  apprehendit  Iesus  manum  eius  et  extraxit  per 
ar[c]tissimam  fenestram  puerum  qui  secutus  est  eum.  Et  dixit  ei 
Iesus :  «Agnosce  Dei  potentiam  3  et  enarra  in  senio  quod  tibi  4  fecit 
Deus  in  pueritia».  Quod  cum  vidisset  paterfamilias,  ad  primum  ac- 
cessit  paterfamilias  ad  ostium  et  vidit  omnia  secreta  et  signata,  et 
exclamans  protestatus  est  fantasma  esse;  et  clausi  erant  oculi  eius 
ne  agnosceret  divinam  potentiam  5. 

2.  Ioseph  idem  paterfamilias  summus  ínter  magistratus  syna- 
gog[a]e  et  pharis[a]eos  et  scribas  et  doctores  conquestus  est  de  Iesu, 


-  Cód. :  lumine. 

3  Cód.:  potenciam,  como  poco  después  puericia,  detinencia,  etc. 

4  Cód.:  te. 

5  Es  dudosa  la  antigüedad  de  este  relato,  contenido  en  diversas  versio- 
nes vernáculas  medievales.  Puede  verse  en  JamesNT,  p. 68-69,  una  traduc- 
ción inglesa  en  verso  sacada  del  ms.  Harley  3954,  ed.  por  Hortsmann, 
Sammlung  altenglischer  Legenden  (1878). 


LIBRO  SOBRE  LA  INFANCIA  DEL  SALVADOR 


389 


tores,  fué  a  José  quejándose  de  Jesús,  que  había  obrado  mara- 
villas nuevas  entre  el  pueblo,  de  manera  que  ya  era  venerado 
como  Dios;  y,  exaltándose,  dijo:  «Fíjate  que  nuestros  mucha- 
chos, entre  los  cuales  está  mi  hijo,  van  siguiendo  a  Jesús  hasta 
el  campo  de  Sicar».  Y,  lleno  de  ira,  cogió  un  palo  con  intención 
de  pegar  a  Jesús,  y  le  fué  siguiendo  hasta  el  monte  a  cuyas  faldas 
se  extiende  por  un  lado  una  vega  [sembrada]  de  habas.  Mas 
Jesús  burló  su  ira  dando  un  salto  desde  la  cumbre  de  la  mon- 
taña hasta  un  punto  que  distaba  como  un  tiro  de  arco.  Y,  que- 
riendo los  demás  muchachos  seguirle  en  el  salto,  cayeron  al  pre- 
cipicio, fracturándose  las  piernas,  los  brazos  y  el  cuello.  Y  por 
este  motivo  se  alzó  una  fuerte  protesta  ante  María  y  José;  mas 
Jesús  curó  a  todos  y  les  dejó  aún  más  sanos  [que  antes].  Al  ver, 
pues,  esto  el  arquisinagogo,  que  era  el  padre  del  muchacho  en- 
carcelado, y  todos  los  demás  circunstantes,  adoraron  a  la  vez  a 
Dios  Adonai.  Y  el  lugar  donde  Jesús  dió  el  salto  se  llama  hasta 
hoy  el  «Salto  del  Señor». 

3.  Y  sucedió  que,  siendo  la  época  de  la  sementera,  salió 
José  a  sembrar  trigo.  Y  Jesús  le  siguió.  Después  que  José  hubo 
empezado  su  faena,  alargó  Jesús  su  mano  y  tomó  en  ella  un  pu- 
ñado de  trigo,  que  desparramó  junto  a  la  linde  de  la  finca.  Vino 
José  después  a  segar  en  el  tiempo  de  la  recolección.  Y  vino  tam- 
bién Jesús  para  recoger  el  fruto  que  había  sembrado,  y  su  cose- 


qui  fecit  mirabilia  nova  in  populo,  ut  iam  pro  Deo  coleretur,  exal- 
tansque  ait:  «Ecce  secuntur  Iesum  pueri  nostri,  quorum  unus  filius 
meus  est,  usque  in  campum  Sichar.  Iratusque  arripuit  fustem,  ut 
Iesum  percuteret,  et  insectus  est  Iesum  usque  ad  montem,  cui  su- 
biacet  planicies  fab[a]e  collateralis.  Et  declinavit  Iesus  a  furore;  sal- 
tum  fecit  a  monti<bu)s  supercilio  usque  ad  locum,  qui  distat  a  monte 
quantum  arc(h)us  iacit  sagittam.  Quem  volentes  alii  pueri  simili 
saltu  sequi,  recentes  pr[a]ecipites  f[r]egerunt  crura,  brachia  et  colla. 
Facta  autem  super  hoc  gravi  querimonia  coram  Maria  et  Ioseph, 
sanavit  eos  omnes  Iesus  et  reddidit  validiores.  Quod  cum  vidit  ar- 
chisinagogus,  pater  scilicet  pueri  incarcerati,  simul  cum  ómnibus 
qui  aderant  hoc  videntes  simul  Deum  adoraverunt  Adonay.  Locus 
autem,  in  quo  saltum  fecit  Iesus,  saltus  Domini  usque  hodie  ap- 
pellatur. 

3.  Factum  est  autem,  cum  esset  tempus  seminandi,  egressus 
est  Ioseph  ad  seminandum  triticum  et  secutus  est  eum  Iesus.  Cum 
autem  c[o]episset  Ioseph  seminare,  extendit  manum  Iesus  et  tulit 
de  tritico  quantum  pugillo  tenere  potuit,  et  dispersit  in  fine  campi. 
Venit  ergo  Ioseph  tempore  metendi,  ut  meteret  messem  suam.  Ve- 
nit  Iesus  ut  illo  colligeret  spicas  quas  disperserat,  et  fecit  centum 


.390 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


cha  fué  de  cien  modios  de  trigo  riquísimo,  cantidad  que  no  pro- 
dujeron tres  o  cuatro  campos  juntos.  Y  dijo  a  José:  «Llamad  a 
los  pobres,  huérfanos  y  viudas,  y  repártaseles  el  trigo  de  mi  co- 
secha». Y  así  se  hizo.  Mas,  al  distribuirlo,  sobrevino  un  extraor- 
dinario e  inesperado  aumento.  Los  pobres  que  con  él  fueron  ali- 
viados bendecían  al  Señor  con  todo  su  corazón,  diciendo  que 
el  Señor  Dios  de  Israel  había  visitado  a  su  pueblo. 

4.  Ocurrió  de  nuevo  un  día  de  sementera  que  Jesús  iba 
atravesando  el  Asia  y  vió  un  labrador  que  sembraba  cierto  gé- 
nero de  legumbres,  por  nombre  garbanzos,  en  una  finca  que  es 
llamada  la  cercana  a  la  tumba  de  Raquel,  entre  Jerusalén  y  Be- 
lén. Jesús  le  dijo:  «Hombre,  ¿qué  es  lo  que  estás  sembrando?» 
Mas  él,  llevándolo  a  mal  y  burlándose  de  que  un  muchacho  de 
aquella  edad  le  hiciera  esta  pregunta,  respondió:  «Piedras».  Y  Je- 
sús le  dijo  a  su  vez:  «Tienes  razón,  porque  efectivamente  son 
piedras».  Y  todos  aquellos  garbanzos  se  convirtieron  en  piedras 
durísimas,  que  aún  conservan  la  forma  de  garbanzos,  el  color 
y  aun  el  ojuelo  en  la  cabeza.  Y  de  esta  manera  todos  aquellos 
granos,  tanto  los  ya  sembrados  como  los  que  iban  a  serlo,  se 
convirtieron  en  piedras.  Y  hasta  hoy,  buscándolas  con  cuidado, 
se  pueden  encontrar  dichas  piedras  en  el  mencionado  campo. 


modia  optimi  frumenti,  quantum  non  reddiderunt  tres  vel  quattuor 
alü  campi.  Et  dixit  ad  Ioseph:  «Vocate  vobis  pauperes,  viduas  et 
orphanos,  et  erogetur  triticum  de  sementi  mea».  Et  factum  est  ita. 
Et  iterum  in  distributione  máximum  et  inopinatum  sumpsit  incre- 
mentum,  de  quo  refecti  pauperes  ex  toto  corde  Dominum  benedice- 
bant,  dicentes  quia  populum  suum  visitavit  Dominus  Deus  Israel  6. 

4.  Factum  est  autem  iterum  in  una  dierum  tempore  serendi, 
cum  transiret  Iesus  per  Asiam,  vidit  quendam  agricolam  quoddam 
genus  leguminis,  qui  cicer  7  dicitur,  seminantem  in  campo,  qui  dici- 
tur  campus  iuxta  tumbam  Rachel  ínter  Ierusalem  et  Bethleem,  cui 
Iesus  ait:  «Homo,  quid  seminas?»  At  ille  indignans  deridensque  quod 
puer  id  [a]etatis  habens  super  hoc  interrogaret,  ait:  «Lapides».  Ait 
et  Iesus :  «Veré  dicis,  quia  lapides  sunt».  Et  facta  sunt  grana  illa  om- 
nia  ciceralia  lapides  durissimi,  omne  sc[h]ema  ciceris,  colorem  et 
etiam  ocellos  in  capitibus  usque  hodie  detinentia.  Et  sic  omnia  grana 
solo  verbo  Iesu,  tam  sata  quam  serenda,  sunt  in  lapides  mutata.  Et 
usque  hodie  in  agro  illo  a  diligenter  qu[a]crcntibus  lapides  illi  in- 
veniuntur. 


6  Este  mismo  hecho  se  narra  en  el  Ps.  Tomás  c.12. 
i  Cód.:  ticer. 


LIBRO  SOBRE  LA  INFANCIA  DEL  SALVADOR 


391 


5.  Otro  día  de  mañana,  cuando  la  rociada  suavizaba  aún 
el  [calor  del]  sol,  subían  José  y  María  de  la  parte  de  Tiro  y  Si- 
dón  con  dirección  a  Nazaret.  Y,  a  medida  que  se  iba  elevando  el 
sol,  María  se  iba  sintiendo  más  sofocada,  hasta  que  se  sentó  en 
el  suelo  llena  de  fatiga.  Y  dijo  a  José:  «Va  subiendo  [esta  tem- 
peratura] que  me  agobia;  ¿qué  es  lo  que  podría  hacer?  No  hay 
por  aquí  sombra  donde  cobijarme».  Y,  alzando  sus  manos  al 
cielo,  oró  diciendo:  « ¡Oh  Virtud  del  Altísimo!,  según  aquella 
dulce  palabra  que  oí  una  vez  procedente  de  ti,  cobíjame  con  tu 
sombra;  que  viva  mi  alma  y  dame  tu  refrigerio».  Y  Jesús,  al  oír 
estas  palabras,  se  alegró  y  clavó  en  el  suelo  el  palo  seco  que  lle- 
vaba en  la  mano  a  modo  de  bastón,  diciendo  con  voz  imperiosa: 
«Proporciona  al  momento  una  sombra  placentera  a  mi  madre». 
Y  al  momento  aquella  vara  se  convirtió  en  un  árbol  copudo  y 
frondoso,  que  les  brindó  un  dulce  refrigerio  en  su  descanso. 

6.  Un  día  de  invierno  hacía  un  sol  espléndido,  y  un  rayo 
solar  se  alargó  y  vino  a  colarse  por  la  ventana  hasta  la  pared 
[de  enfrente]  en  la  casa  de  José.  Y,  encontrándose  por  allí  los 
muchachos  de  la  vecindad,  compañeros  de  Jesús,  correteando 
por  la  casa,  Jesús  se  montó  sobre  un  rayo  de  sol  y,  poniendo 
encima  sus  vestidos,  se  sentó  allí  como  si  estuviera  acomodado 


5.  Quadam  die  hora  matutinali,  cum  adhuc  solerr,  ros  tempe  - 
raret,  ascenderunt  María  et  Ioseph  de  partibus  Tyri  et  Sydonis  in 
Nazareth,  et  ascendente  solé  gravabatur  María  et  sedit  in  térra  fati- 
gata.  Et  ait  ad  Ioseph:  <Ascendit  [...]  qua  8  gravor,  et  ego  quid  fa- 
ciam?  Umbra  non  patet,  qua  protegar».  Et  expansis  manibus  ad 
c[a]elum,  oravit  dicens:  «O  virtus  Altissimi,  iuxta  verbum  iocun- 
dum,  quod  de  te  missum  quandoque  audivi  9,  obumbra  mi<c>hi: 
vivat  anima,  et  da  mihi  tuum  refrigerium».  Iesus  autem,  haec  audiens, 
iocundatus  est  in  verbo,  et  virgam  aridam,  quam  in  manu  pro  báculo 
tenebat,  et  fixit  in  terram  et  ait  imperiose :  «Da  10  statim  umbram 
matri  me[a]e  gratissimam».  Et  statim  excrevit  virga  illa  in  arborem 
densam  et  ramosam.  qu[a]e  quiescentibus  dulce  pr[a]ebuit  refri- 
gerium. 

6.  Una  autem  die  tempore  [h]iemali,  cum  sol  in  sua  virtute  cla- 
rus  radiaret,  extendit  se  radius  solaris  attingens  a  fenestra  in  parietem 
in  domo  Ioseph.  Ubi  cum  lud[er]ent  cum  Iesu  contribules  pueri 
vicinorum  per  domum  discurrentes,  ascendit  Iesus  radium  solis,  et 
positis  super  eum  vestimentis  suis  sedebat  quasi  super  trabem  firmis- 


s  La  laguna  puede  llenarse,  según  Bonaccorsi,  con  las  expresiones  vis 
caloris  o  lux  solis. 

9  Cf.  Le.  1,35. 

10  Cód.:  dai. 


392 


APÓCRIFOS  DE  LA  INFANCIA 


sobre  una  viga  firmísima.  Λ1  ver  esto  sus  iguales,  pensaron  que 
eran  capaces  de  hacer  lo  mismo.  Ε  intentaron  subir  para  sen- 
tarse con  Jesús,  imitándole  en  el  juego.  [Pero  se  desplomaron 
al  suelo  gritando:]  nos  hacemos  añicos».  Mas  Jesús,  a  instancias 
de  María  y  de  José,  se  puso  a  curar  las  lesiones  de  todos  los  he- 
ridos soplando  levemente  en  el  lugar  lastimado,  y  dijo:  «El  Es- 
píritu sopla  donde  quiere  y  devuelve  la  salud  a  quienes  le  place». 
Y  todos  fueron  curados.  Y  narraron  todas  estas  cosas  a  nuestros 
padres,  siendo  conocido  el  hecho  en  Jerusalén  y  en  los  remotos 
confines  de  Judá.  Con  lo  cual  la  fama  de  Jesús  se  extendió  por 
todas  las  provincias.  Y  vinieron  para  bendecirle  y  ser  benditos 
a  su  vez  por  El.  Y  le  dijeron:  «Bienaventurado  el  vientre  que 
te  llevó  y  los  pechos  que  te  amamantaron». 

José  y  María  dieron  gracias  a  Dios  por  todas  las  cosas  que 
habían  visto  y  oído. 


12.  En  otra  ocasión  dijo  María  a  su  hijo:  «Mira,  hijo,  vete 
a  la  fuente  de  Gabriel,  saca  agua  de  allí  y  tráela  en  este  cántaro». 


simum  11,  Quod  cum  vidissent  colludentes  co[a]etanei  pueri,  opi- 
nabantur  se  similiter  posse  faceré.  Et  ascenderunt  ut  sederent  cum 
lesu,  ludentes  exemplo  illius.  <<[...]  conterimur».  Iesus  autem,  in- 
stantibus  Maria  et  Ioseph,  l[a]esiones  omnium  attritorum,  levi  flatu 
aspirando  super  locum  dolentem,  sanabat  omnes,  et  ait:  «Spiritus 
ubi  vult  spirat 12,  et  quos  vult  sanat»,  et  sani  facti  sunt.  Et  h[a]ec 
omnia  nunciaverunt  patribus  nostris.  Et  factum  est  palam  hoc  ver- 
bum  in  Ierusalem  et  in  remotis  finibus  Iud[a]e.  Et  multiplicata  est 
fama  lesu  per  circuitum  provinciarum.  Et  venerunt  ut  benedicerent 
eum  et  ab  eo  benedicerentur.  Et  dixerunt  ad  eum:  «Beatus  venter 
qui  te  portavit  et  ubera  qu[a]e  suxisti»  13. 

Ioseph  et  Maria  Deo  in  ómnibus  gratias  qu[a]e  audierant  et 
viderant  persolverunt  13bls. 


12.  Alio  quoque  tempore  dixit  Maria  filio  suo:  «Fili,  vade  ad 
fontem  Gabrielis  et  inde  hausam  aquam  in  amphora  reporta».  At 

1 1  El  mismo  episodio  está  contenido  en  el  Ευ.  arm.  de  la  Infancia  (c.  1 5,5), 
en  el  cód.  Β  (Laurentianus)  del  Ps.  Mt.  y  en  la  Vita  rythmica  (ed.  cit.,  p.82). 

12  lo.  3.8. 

13  Le.  11,27.  Cód.:  succisfi. 

13  bis  En  ios  c.7-12  se  narran  diversos  milagros  conocidos  ya  en  otros 
relatos  apócrifos. 


LIBRO  SOBRE  LA  INFANCIA  DEL  SALVADOR 


393 


Y  sumiso  [al  mandato  de]  tal  madre,  se  marchó.  Y  seguían, 
para  verlo,  muchachos  de  su  edad,  llevando  a  su  vez  cada  uno 
su  cántaro.  Y,  ya  de  vuelta,  lanzó  Jesús  con  ímpetu  su  cántaro 
contra  una  roca  que  había  en  el  camino,  sin  que  se  rompiera  ni 
retumbara  demasiado.  Al  ver  esto  los  demás,  hicieron  lo  pro- 
pio con  los  suyos,  rompiendo  cada  uno  su  cántaro  y  derramán- 
dose el  agua  por  la  que  habían  ido.  Sobrevino  entonces  un  tu- 
multo y  se  levantaron  quejas,  mas  Jesús  recogió  los  fragmentos, 
recompuso  las  vasijas  y  dió  luego  a  cada  uno  la  suya  llena  de 
agua.  Y  elevó  sus  ojos  al  cielo,  diciendo:  «Padre,  de  esta  misma 
manera  han  de  ser  reformados  los  hombres  desordenados  que 
perecieron*.  Todos  quedaron  estupefactos  por  aquel  hecho  y 
por  aquella  palabra  y  [le]  bendecían:  «Bendito  el  que  viene  en 
el  nombre  del  Señor.  Amén». 


illi  matri  paratus  assumpto  vase  ivit.  Et  sequebantur  eum  puerí 
co[a]evi  videntes,  amphoras  suas  similiter  comportantes.  Rediens 
autem  Iesus  postquam  impleverat  amphoram,  allisit  eam  14  cum 
Ímpetu  ad  rupem  qu[a]e  iacebat  in  via,  nec  confracta  est,  nec 
nimium  crepuit.  Quod  videntes  alii,  similiter  fecerunt  15  de  suis, 
et  fregit  unusquisque  amphoram  suam,  effusa  aqua  pro  qua  ierant. 
Orto  autem  super  hoc  tumultu  et  querimonia,  co[l]legit  Iesus 
fra(n)gmenta  et  vasa  omnia  reintegrat,  et  cuilibet  vas  suum  cum 
aqua  restituit  16.  Et  intuens  in  c[a]elum  ait:  «Pater,  sic  reformandi 
sunt  homines  dissipati  qui  perierunt».  Et  accepit  omnes  stupor  de 
facto  et  verbo,  et  benedicebant :  «Benedictus  qui  venit  in  nomine 
Domini.  Amen». 

14  Cód. :  eum. 

15  Cód.:  fecerant. 

16  Cf.  Ev.  arm.  de  la  Infancia  c.23,2. 


APOCRIFOS  DE  LA  PASION 
RESURRECCION 


APOCRIFOS  DE  LA  PASION 
Y  RESURRECCION 


Incluímos  en  este  capítulo  los  tres  núcleos  fundamentales: 
el  Evangelio  de  Pedro,  el  Ciclo  de  Pilato  y  el  Evangelio  de  Bartolomé. 

Hemos  prescindido  de  las  narraciones  coptas  sobre  el  par- 
ticular 1.  Es  de  todos  conocido  el  carácter  secundario  de  esta 
literatura,  no  obstante  su  antigüedad.  En  general,  puede  decirse 
que  no  se  trata  sino  de  versiones  o  refundiciones  de  originales 
griegos.  Un  resumen  de  ellas  puede  verse  en  JamesNT 
(repr.  1953)  p.147-153.181-187. 

1  Sobre  la  vida  pública  y  pasión  de  Cristo  cf.  F.  Robinson,  Copüc 
Apocryphal  Gospels  (Cambridge  1896);  E.  Revillout,  Apocryphes  Coptes  I: 
PaOr  II  2  (París  1904);  P.  Lacau,  Fragments  d' apocryphes  coptes:  «Mémoires 
publiées  par  les  membres  de  l'Institut  frangais  d'Archéologie  oriéntale  du 
Caire»  (Le  Caire  1904). 

Sobre  la  resurrección  (Libro  de  la  resurrección  de  Cristo  por  el  apóstol 
Bartolomé):  W.  E.  Crum  en  Rustahaell,  Light  of  Egypt  (London  1909) 
[v.  ingl.  del  ms.  Or.  6804  del  British  Museum]';  E.  A.  W.  Budge,  Coptic 
Apocrypha  in  the  dialect  of  Upper  Egypt  (London  1913). 


/.    EVANGELIO  DE  PEDRO 


(Fragm.  de  Akhmím) 

Fué  descubierto  durante  el  invierno  de  1886-87  en  el  sepul- 
cro de  un  monje  cristiano  de  Akhmim,  antigua  Panópolis  (Alto 
Egipto).  U.  Bouriant  publicó  su  edi tio  princeps  el  año  1892:  Ac- 
tualmente se  encuentra  en  el  museo  de  Gizeh.. 

Está  contenido  en  un  libro  pergamináceo  (s.VIII-IX)  que 
comprende  33  folios,  de  los  que  nuestro  fragmento  ocupa  ocho 
páginas  (2-10).  El  espacio  restante  está  dedicado  a  una  descrip- 
ción fragmentaria  del  cielo  y  el  infierno  (Apocalipsis  de  Pedro) 
y  a  algunos  trozos  del  Libro  de  Henoc. 

Aunque  está  desprovisto  de  título,  pues  falta  el  principio  y 
el  fin  de  la  narración,  es  cierto  que  el  presente  fragmento  forma 
parte  del  antiguo  Evangelio  de  Pedro,  al  que  hacen  referencia  los 
testimonios  aducidos  más  arriba.  En  el  v.6o,  en  efecto,  se  presen- 
ta a  sí  mismo  el  autor  diciendo:  «Yo,  Simón  Pedro,  y  Andrés, 
mi  hermano...»  Ya  en  el  v.26  había  dicho:  «Yo,  juntamente 
con  mis  compañeros...»  Por  otra  parte,  los  rasgos  fundamen- 
tales con  que  describe  Serapión  el  Evangelio  de  Pedro  al  presen- 
társelo a  los  fieles  de  Rhossos  (Euseb.,  Hist.  Eccl.  VI  12,2-6) 
coinciden  perfectamente  con  los  que  caracterizan  nuestro  frag- 
mento: sentido  ortodoxo  en  general  con  ligeros  resabios  de 
docetismo  (v.io  y  19). 

CONTENIDO. — Describe  las  últimas  escenas  de  la  pasión, 
y  la  resurrección  de  Cristo  con  las  primeras  apariciones.  Su 
contacto  con  la  narración  canónica  es  evidente.  Las  semejanzas 
que  ofrece,  sobre  todo  con  los  evangelios  sinópticos,  son  nume- 
rosas y  significativas.  Unas  veces  se  refieren  solamente  al  pen- 
samiento, otras  veces  también  a  la  expresión.  Frecuentemente 
se  extienden  a  toda  una  perícope,  implicando  identidad  en  las 
ideas  y  aun  en  la  sucesión  de  los  acontecimientos.  No  raramente 
llega  a  establecerse  contacto  textual.  Todo  esto  arguye  una  de- 
pendencia clara  de  las  fuentes  canónicas  1. 

1  Bardenhewer  (GAL  p.526)  dice  textualmente:  «Eine  unbefangene 
Vergleichung  des  Fragmentes  mit  den  parallelen  Abschnitten  der  kanoni- 
schen  Evangelien  lásst  über  den  sekundáren  Cha.=.kter  des  Petrusevange- 
iums  keinen  Zwéifel». 


EVANGELIO  DE  PEDKO 


399 


Por  otra  parte,  se  dan  trazos  completamente  nuevos.  El 
autor  usa  con  gran  libertad  los  materiales  recogidos:  añade, 
corta  transforma  personajes  e  incidentes...  Su  amor  hacia  Pilato 
le  obliga  a  echar  sobre  Herodes  todo  el  peso  de  la  responsabih- 
dad  sobre  la  muerte  de  Jesús.  Ensalza  la  figura  de  Pedro,  de- 
jando en  la  penumbra  la  de  Juan. 

Estos  datos  han  suscitado  diversas  opiniones  entre  los  críti- 
cos. Y  así,  mientras  Harnack  y  su  escuela  piensan  que  nuestro 
autor  bebió  «en  la  corriente  de  la  tradición,  que  aun  discurría 
libremente»,  la  mayor  parte  de  los  sabios  se  inclina  a  creer  que 
el  autor  no  hizo  otra  cosa  que  reelaborar  el  contenido  canónico 
según  ciertas  tendencias  particulares.  Esta  es  la  opinión  de 
Robinson,  Zahn,  Schubert...,  etc.  La  fuente  de  tal  compilación 
no  debió  ser  una  harmonía  de  los  evangelios,  como  la  de 
Taciano,  sino  más  bien  la  historia  evangélica  popular  -. 

Ofrecen  interés  especial  los  v. 26-27,  que  nos  dan  un  paralelo 
con  el  final  del  Evangelio  de  San  Marcos  (16,10),  y  el  v.6o,  que  pro- 
bablemente es  una  alusión  al  último  capítulo  de  San  Juan. 

CARACTER. — Las  tendencias  manifestadas  son  predomi- 
nantemente apologéticas.  Su  entusiasmo  por  engrandecer  la  figu- 
ra de  Jesús  a  los  ojos  de  los  paganos  en  el  momento  mismo  de 
su  pasión,  le  inspira  expresiones  comprometedoras,  en  las  que 
no  es  fácil  distinguir  hasta  dónde  llega  la  buena  voluntad  y 
dónde  empieza  el  influjo  docético.  Esto  ha  dado  pie  para  que 
algunos  interpretaran  en  este  sentido  algunos  pasajes:  v.gr.,  ού- 
τος δέ  έσιώπα  ώξ  μηδέν  πόνου  Ιχων  (ν.ιο):  «Callaba  como  si  no 
tuviera  dolor  alguno».  Lo  mismo  ocurre  con  el  v.19,  en  que, 
después  de  poner  en  boca  de  Jesús  las  palabras  «Fuerza  mía, 
fuerza  mía,  ¡tú  me  has  abandonado!»,  se  dice  que  άνελήφθη, 
bteralmente:  «fué  asumido». 

Estas  tendencias  apologéticas  atañen  también  a  la  persona 
de  Pilato,  a  quien  quiere  librar  de  toda  responsabilidad  en  la 
condenación  de  Jesús,  cargándola  sobre  Herodes  y  los  judíos. 
Con  tal  de  conseguir  esto,  no  duda  en  hacer  del  procurador 
romano  un  simple  mandatario  del  tetrarca  judío.  Su  aversión 
al  pueblo  hebreo  le  impulsa  a  reemplazar  los  soldados  romanos 
por  esbirros  judíos  en  la  faena  de  la  crucifixión,  haciendo  in- 
tervenir a  aquéllos  únicamente  en  el  momento  de  la  resurrec- 
ción. Se  manifiesta  también  clara  su  devoción  por  el  Príncipe 


2  Esta  es  la  autorizada  opinión  de  Vaganay,  expresada  en  su  completí- 
sima obra  L'Evangile  de  Pierre  (París,  Gabalda  2ΐ93θ)  ρ.8ι:  «II  pourrait 
bien  s'étre  inspiré  surtout  de  l'histoire  de  Jésus,  telle  qu'on  la  racontait 
dans  son  milieu  d'aprés  nos  quatre  évangiles». 


400 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


de  los  Apóstoles,  cuyas  negaciones  omite  y  a  quien  siempre 
presenta  como  jefe  de  los  demás  discípulos  (v.26  y  60). 

COMPOSICION. — Algunos  críticos  han  querido  encontrar 
rastros  de  nuestro  apócrifo  en  los  escritos  extracanónicos  más 
antiguos  de  la  era  cristiana,  con  lo  que  han  pretendido  fijar  su 
composición  en  las  primeras  décadas  del  siglo  II. 

Se  citan  como  lugares  paralelos:  San  Ignacio,  Ad  Smyrn.  3,2  y 
Εν.  P.  v.6o;  Ps.  Bernabé,  5,9  y  Εν.  P.  v.59-60;  Ps.  Bernabé,  5,11 
y  Εν.  P.  v.17;  San  Policarpo,  Ad  Philip,  p.7,1  y  Ευ.  Ρ.  41-42.  Todas 
estas  supuestas  analogías  ofrecen  puntos  de  contacto  tan  débiles, 
que  no  dan  derecho  sino  a  conclusiones  puramente  conjetu- 
rables. 

El  caso  de  San  Justino  merece  mayor  atención  y  ha  sido  más 
discutido.  Se  cita  el  Dial.  106,3.  Alude  este  lugar  a  los  άττομυη- 
μονεύματα  αύτοΰ  (de  Pedro),  en  los  que  se  narra  cómo  el  Señor 
cambió  de  nombre  a  los  apóstoles.  Pero,  con  toda  probabilidad, 
estas  Memorias  de  Pedro  no  designan  nuestro  Evangelio  de  Pedro, 
sino  el  Evangelio  de  San  Marcos,  ya  que  este  evangelista  fué  con- 
siderado por  la  tradición  cristiana  como  discípulo  e  intérprete 
de  Pedro  3.  El  paralelismo  entre  Apol.  I  35,6  y  Εν.  P.  v.6-7,  si 
bien  es  sorprendente,  no  exige  una  dependencia  necesaria  del 
primero  respecto  del  segundo,  ya  que  está  de  por  medio  el 
texto  de  lo.  19,13,  en  el  que  cabe  una  interpretación  inexacta. 
Cf.  infra,  nota  al  v.7. 

No  es,  pues,  fácil  por  este  camino  obtener  datos  seguros  so- 
bre la  data  de  nuestro  apócrifo. 

Sin  embargo,  la  composición  de  los  evangelios  canónicos 
(finales  s.I),  de  los  que  arguye  dependencia  manifiesta,  y  el  tes- 
timonio de  Serapión,  obispo  de  Antioquía  (190-21 1)4,  son  dos 
buenos  jalones  entre  los  que  hay  que  situar  necesariamente  la 
composición.  Estos  términos  deben  aproximarse  teniendo  en 
cuenta  que,  por  una  parte,  el  Evangelio  de  San  Juan  necesitó  algún 
tiempo  para  poder  llegar  a  conocimiento  de  nuestro  autor,  y, 
por  otra,  Serapión,  al  referirse  al  Evangelio  de  Pedro,  deja  entre- 
ver que  ya  circulaba  desde  algún  tiempo  este  apócrifo  en  la  pe- 
queña comunidad  de  Rhossos. 

Puede,  pues,  fijarse  su  fecha  de  composición  hacia  el  150 
después  de  Cristo. 

El  lugar  de  origen  debe  encontrarse  con  mayor  probabili- 
dad en  Siria  que  en  Egipto.  Eso  parece  desprenderse  del  testi. 


3  Así  lo  prueba  el  testimonio  de  Papías,  citado  por  Eusebio  (Hist. 
Eccl.  III  39,15).  Cf.  también  Tertuliano,  Adv.  Marc.  4,5. 
i  Cf.  Eusebio,  Hist.  Eccl.  VI  12,2-6. 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


401 


monio  de  Serapión,  si  se  tiene  en  cuenta  que,  fuera  de  la  Didas- 
calía  siriaca,  no  poseemos  escrito  alguno  de  la  antigüedad  que 
acuse  influjo  de  nuestro  apócrifo;  lo  cual  hace  pensar  que  no 
salió  de  las  fronteras  de  su  patria.  Por  otra  parte,  la  devoción 
a  San  Pedro,  el  desconocimiento  de  Palestina  y  la  aversión  a  los 
judíos  dicen  bien  con  un  cristiano  helenista  de  los  alrededores 
de  Antioquía. 

Algunos  críticos  han  querido  recomponer  la  parte  perdida 
de  nuestro  apócrifo  con  diversos  escritos  de  la  literatura  cris- 
tiana: v.gr.,  Agrapha,  fragms.  evangélicos  de  Fayum  y  de  Oxyrhyn- 
chus,  Protoevangelio  de  Santiago,  Ascensión  de  Isaías,  Didascalía, 
Apocalipsis  de  Pedro,  Evangelio  de  la  Infancia  publicado  por 
M.  R.  James,  etc.  Pero  todas  estas  tentativas  no  han  venido 
a  ser  sino  hipótesis  lanzadas  al  aire  5. 

Ediciones  y  versiones. — U.  Bouriant,  Fragments  du  livre  d'Enoch  el 
de  quelques  écrits  attribués  a  saint  Fierre:  MéMissCa  IX  i  (París  1892)  p.137- 
142;  A.  Robinson  and  M.  R.  James,  The  Gospel  according  to  Peter  and  the 
Revelation  of  Peter  (London  -1892);  Λ.  Lods,  Evangelii  secundum  Petrum 
et  Petri  apocalypseos  quae  supersunt  (Parisiis  1892);  Η.  B.  Swete,  The  apo- 
cnphal  Gospel  of  Peter.  The  greek  text  of  the  newly  discovered  fragment. 
II  ed.  with  some  corrections  from  the  Ais.  (London  1893);  O.  von  Gebhardt, 
Das  Evangelium  und  die  Apokalypse  des  Petrus.  Die  neuentdeckten  Bruch- 
stücke  nach  einer  Photographie  der  Handschrift  zu  Gizeh  in  Lichtdruck  heraus- 
gegeben  (Leipzig  1893);  A.  Harnack,  Bruchstücke  des  Evangeliums  und  der 
Apokalypse  des  Petrus:  TU  IX  2  (Leipzig  1893);  J.  Kunze,  Das  neue  aufge- 
fundene  Bruchstück  des  sogenannten  Petrusevangeliums  übersetzt  und  beurteilt 
(Leipzig  1893);  A.  Lods,  L'Evangile  et  l'Avocalypse  de  Fierre  avec  le  texte 
grec  du  livre  d'Hénoch.  Texte  publié  en  fac-similé,  par  l'héliogravure  d'aprés 
les  photographies  du  manuscrit  de  Gizéh  (París  1893);  M.  Lundborg,  Det 
sk.  Petrusevangeliet  ett  nyfunnet  fragment  urenfcrnkristligapokryf 
(Lund  1893);  W.  C.  van  Manen,  Het  Evangelie  van  Petrus,  tekst  en  verta- 
ling  (Leyden  1893);  Ch.  Meunier,  L'Evangile  selon  saint  Pierre,  traduction 
francaise  avec  notes  (París  1893);  H.  von  Schubert,  Das  Petrusevangelium. 
Synoptische  Tabelle  nebst  Uebersetzung  und  kritischen  Apparat  (Ber- 
lín 1893);  Η.  B.  Swete,  Εύαγγέλιον  κατά  Πέτρον.  The  Akhmím  Fragment 
of  the  apocryphal  gospel  of  St.  Peter,  edited  with  an  introduction,  notes  and 
índices  (London  1893);  Th.  Zahn,  Das  Evangelium  des  Petrus  (Erlangen  und 
Leipzig  1893);  [W.  R.  Cassels],  The  Gospel  according  to  Peter:  a  study  by 
the  author  of  iSupernatural  Religión»  (London  1894);  J.  M.  S.  Baljon,  Het 
evangelie  en  de  openbaring  van  Petrus,  Textuitgaaf  (Utrecht  1896);  E.  Preu- 
schen,  Antilegomena  (Giessen  21905)  p. 15-20. 145-150;  G.  Rauschen :  FlPa  3 
(Bonnae  1905)  p.47-58;  A.  Stülcken:  HenneckeNA  (21924)  p.59-63 
[v.  germ.];  JamesNT  (repr.  1953)  p.90-94  [v.  ingl.];  L.  Vaganay:  L'Evan- 
gile de  Pierre  (París,  Gabalda  21930);  G.  Bonaccorsi,  Vangeli  Apocrifi  I 
(Firenze  1948)  p.  16-28. 

Estudios. — F.  Cabrol,  La  découverte  du  manuscrit  d' Akhmím:  l'Evan- 
gile  et  l'Apocalypse  de  saint  Pierre  et  le  livre  du  prophéte  Enoch:  «Revue  des 


5  Cf.  Vaganay,  o.c.  p.  181-196. 


402 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASION  Y  RESURRECCIÓN 


Facultés  catholiques  de  l'Ouest»  (1893)  p. 570-590;  P.  Chapuis,  L'EvangUe 
et  l'Apocalypse  de  Pierre:  RThPh  (1893)  P-338-355;  X·  Funk,  Fragmente 
des  Evangeliums  und  der  Apokalypse  des  Petrus:  ThQ  75  (1893)  255-263. 
266-277.349;  76  (1894)  324;  J.  R.  Harris,  A  popular  account  of  the  newly- 
recovered  Gospel  of  Peter  (London  1893);  Λ.  Sabatier,  L'EvangUe  de  Pierre 
et  les  Evangiles  canoniques  (París  1893);  H.  von  Schubert,  Die  Composition 
des  pseudopeirinischen  Evangelienfragments  (Erlangen  und  Leipzig  1893); 
H.  von  Soden,  Das  Petrusevangeliwn  und  die  kanonische  Evangelien:  «Zeit- 
schrift  für  Theologie  und  Kirche»  3  (1893)  52-92;  W.  H.  van  de  Sande 
Bakhuyzen,  Het  fragment  van  het  evangelie  van  Petrus:  «Verslagen  en  me- 
dedeel.  d.  Koninkl.  Akad.  van  Wetensch.  Afd.  Letterkunde»  III  R.,  IX  D. 
(1893)  329-358;  D.  Vólter,  Petrusevangeliwn  oder  Aegypterevangelium? 
(Tübingen  1893);  A.  Wabnitz,  Les  fragments  de  Yévangile  et  de  l'apoca- 
lypse  de  Pierre:  RThQR  (1893)  280-294.353-370.474-487;  K.  Manchot,  Die 
neuen  Petrus-fragmente:  «Protestantische  Kirchenzeitung»  6  (1893)  i2Óss. ; 
H.  Wilamowitz-Moellendorf,  Conjecturen  zu  den  Petrus-Fragmenten:  «In- 
dex Scholarum  von  Gottingen»  (Sommersemester  1893);  J.  Macpherson, 
The  Gospel  of  Peter:  ExpT  5  (1894)  556-561;  G.  Semepia,  L'EvangUe  de 
Pierre:  RBi  3  (1894)  522-560;  H.  Kihn,  Les  découverts  récents  dans  la  pa- 
tristique  des  deux  premiers  siécles:  «Compte  rendu  du  troisiéme  congrés  scien- 
tifique  des  catholiques».  Deuxiéme  section:  Sciences  religieuses  (Bruxel- 
les  1895)  p.  190- 198;  C!.  Bruston,  De  quelques  testes  difficiles  de  l'Evangile 
de  Pierre:  REGr  (1897)  58-65;  E.  Piccolomiw,  Sul  testo  dei  frammenú 
dell'Evangelo  e  dell' Apocalisse  del  Pseudo  Pietro:  «Rendiconti  della  Reale 
Accad.  dei  Lincei»,  Classe  di  scienze  morali,  storiche  e  filologiche,  t.8 
(1899)  389-404;  V.  H.  Stanton,  The  Gospel  of  Peter,  its  history  and  cha- 
racter  &:  JThSt  2  (1900)  1-25;  H.  Usener,  Eine  Spur  des  Petrusevange- 
liums  [en  las  actas  de  San  Pancracio  de  Taormina]:  ZtNW  3  (1902)  353-358; 
H.  Stocks,  Zum  Petrusevangelium:  NeuKiZt  13  (1903)  276-314.515-542; 
G.  H.  Turner,  The  Gospel  of  Peter:  JThSt  14  (1913)  161-195;  P.  Gardner- 
Smith,  The  Gospel  of  Peter:  JThSt  27  (1926)  255-71.401-407;  Idem,  The 
date  of  the  Gospel  of  Peter:  JThSt  27  (1926)  n.107  y  108;  E.  Amann:  SupDBi 
I  (1928)  col. 476-477;  D.  Bruyne,  Deux  citations  apocryphes  de  Y  Apotre 
Pierre:  JThSt  34  (1933)  395ss. ;  P.  de  Ambroggi.  Apocrifi  di  S.  Pietro: 
EnCat  IX  (1952)  col.1421-1423. 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


403 


EVANGELIO  DE  PEDRO 
I 

1.  Pero  de  entre  los  judíos  nadie  se  lavó  las  manos:  ni 
Herodes  ni  ninguno  de  sus  jueces.  Y,  al  no  quererse  ellos  la- 
var, Pilato  se  levantó. 

2.  Entonces  el  rey  Herodes  manda  que  se  hagan  cargo  del 
Señor,  diciéndoles:  «Ejecutad  cuanto  os  acabo  de  mandar  que 
hagáis  con  él». 


ΤΟ  ΚΑΤΑ  ΠΕΤΡΟΝ  ΕΥΑΓΓΕΛΙΟΝ  (*) 
I 

ι.  Τ[ών]  δέ  Ιουδαίων  ουδείς  ένίψατο  τάς  χείρας,  ουδέ  Ηρώδης, 
ουδέ  [ε]ίς  [τ]ών  κριτών  αΰτοΰ.  Κ  [αϊ  μή]  βουληθέντων  νίψασθαι,  ανέστη 
Πειλατος. 

2.  Κα!  τότε  κελεύει  Ηρώδης  ό  βασιλεύς  τταρ[αλη]μφθήναι  τον  κύ- 
ριον,  είττών  αΰτοΐς  ότι  «όσα  έκέλευσα  ΰμϊν  ττοιήσαι  correó,  ττοιήσατε». 

(*)  Este  título  no  pertenece  al  fragmento  en  cuestión;  está  tomado  de 
los  testimonios  antiguos  referentes  a  este  apócrifo  (cf.  supra,  Evangelio  de 
Pedro). 

Reproducimos  el  texto  publicado  por  Bouriant  ( Fragments  du  texte  grec 
du  livre  d'Enoch  et  de  quelques  écrits  attribués  a  saint  Pierre:  MéMissCa  IX  i 
(París  1892)  p. 137-142),  siguiendo,  por  lo  general,  la  interpretación  y  comen- 
tarios de  Vaganay  en  su  obra  exhaustiva  L'Evangile  de  Pierre  (París  2 1930) 
p.  197-340.  - 

Nos  atenemos  a  la  división  en  versículos  establecida  por  Harnack  y  con- 
servamos la  división  en  capítulos  original  de  Robinson,  aunque  para  las  citas 
utilizamos  únicamente  la  primera.  Para  no  multiplicar  las  llamadas,  las  notas 
van  al  pie  de  la  página,  precedidas  sencillamente  del  número  correspondiente 
a  cada  versículo,  como  en  la  sección  I. 

1.  ούδέ  [e]is  [τ]ών]:  Harnack  ούδ'εϊ;;  Bruston  ούδέ  έπέρωυ;  Hilgenfeld 
ούδέ  tic. —  βουληθέντων]:  Gebhardt  αύτών.—  Κ[αί  μή]:  conjetura  de  Murray.— 
ΠΕΐλατο$:  manuscrito  Πειλάτης. 

La  manera  de  comenzar  el  fragmento  indica  que  debía  preceder  inme- 
diatamente el  lavatorio  de  Pilato,  en  conformidad  con  Mt.  27,24.  Esto  parece 
exigir  también  la  partícula  correlativa  δέ  y  encaja,  por  otra  parte,  perfecta- 
mente en  la  mentalidad  del  autor,  quien  en  el  transcurso  del  relato  quiere 
poner  en  contraste  los  escrúpulos  del  presidente  romano  frente  a  la  perfidia 
de  Herodes  y  de  los  judíos.  La  retirada  de  aquél,  en  vista  de  que  éstos  no 
quieren  lavarse  las  manos,  debe  ser  interpretada  como  una  nueva  protesta 
^rrirpj-atoria  de  su  conducta. 

2.  ττσρ[αλη]μφθήνσ>]:  Lejay  y  Manchot  prefieren  leer  τταρ[απτε]μφθηναι. 

Los  evangelios  canónicos  dan  ya  a  Herodes  el  título  de  rey  (Mt.  14,9; 
Me.  6,14),  al  par  que  el  de  tetrarca  (Mt.  14,1;  Le.  3,19;  9,7).  El  autor  no 


4¡M 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN"  Y  RESURRECCIÓN 


II 

3.  Se  encontraba  allí  a  la  sazón  José,  el  amigo  de  Pilato  y 
del  Señor.  Y,  sabiendo  que  iban  a  crucificarle,  se  llegó  a  Pi- 
lato en  demanda  del  cuerpo  del  Señor  para  su  sepultura. 

4.  Pilato  a  su  vez  mandó  recado  a  Herodes  y  le  pidió  el 
cuerpo  (de  Jesús). 

5.  Y  Herodes  dijo:  «Hermano  Pilato:  aun  dado  caso  que 
nadie  lo  hubiera  reclamado,  nosotros  mismos  le  hubiéramos 
dado  sepultura,  pues  está  echándose  el  sábado  encima  y  está 
escrito  en  la  ley  que  el  sol  no  debe  ponerse  sobre  un  ajusti- 
ciado». Y  con  esto,  se  lo  entregó  al  pueblo  (de  los  judíos)  el 
día  antes  de  los  Azimos,  su  fiesta. 


II 

3.  Ίστήκει  δε  έκεϊ  Ιωσήφ,  ό  φίλος  Πειλάτου  και  τοΰ  κυρίου,  και 
είδώς  ότι  σταυρίσκειν  αυτόν  μέλλουσιν,  ήλθεν  ττρός  τόν  Πειλατον  και 
ήτησε  τό  σώμα  του  κυρίου  ττρός  ταφήν. 

4·    Και  ό  Πειλάτος  ττέμψας  ττρός  Ήρώδην  ήτησεν  αύτοΰ  τό  σώμα. 

5·  Και  ό  Ηρώδης  εφη·  «Αδελφέ  Πειλάτε,  εΐ  και  μή  τις  αύτόν  ήτή- 
κει,  ήμεΤς  αύτόν  έθάτττομεν,  έπε'ι  και  σάββατον  έτπφώσκει·  γέγραττταί 
γαρ  έν  τώ  νόμω·  "Ηλιον  μή  δΰναι  επί  πεφονευμένω».  Κα!  τταρέδωκεν 
αύτόν  τώ  λαώ  ττρό  μιας  τών  άζύμων,  της  έορτής  αύτών. 

titubea,  aun  a  trueque  de  alterar  la  narración  canónica,  en  hacer  recaer  la 
responsabilidad  por  la  muerte  de  Jesús  sobre  Herodes,  en  descargo  de  Pi- 
lato. De  esta  tendencia  se  hacen  también  eco  la  Didascalía  Siríaca  (c.21), 
Actus  Petri  cum  Simone  (c.8)  y  Acta  Andreae  et  Matthiae  (II  26,1). 

Las  palabras  de  Herodes  parecen  dirigirse  a  los  judíos;  no  a  los  soldados 
romanos,  a  quienes  nuestro  apócrifo  no  hace  intervenir  en  todo  el  relato 
de  la  pasión. 

3.  Ιστήκει]  =  ε'ιστήκει.  —  σταυρίσκειν]:  Gebhardt  y  Wilamowitz  prefieren 
σταυρώσειν,  Blass  σταυρώσαι. 

Este  José  no  es  otro  que  el  José  de  Arimatea  de  los  canónicos,  a  quien  se 
presenta  con  un  rasgo  nuevo :  el  de  ser  íntimo  amigo  de  Jesús  y  a  la  vez  de 
Pilato.  Se  encuentra  presente,  no  por  su  condición  (silenciada)  de  miembro 
del  sanedrín,  sino  como  un  simple  espectador. 

Es  curiosa  la  incoherencia  de  demandar  a  Pilato  el  cuerpo  del  Señor,  sien- 
do así  que  no  intervino,  como  acaba  de  decir,  en  la  causa  condenatoria. 

4.  Se  considera  a  Herodes  como  jefe  absoluto  y  a  Pilato  como  mero  in- 
termediario. 

5.  La  fórmula  έπεϊ  και  σάββατον  έτπφώσκει  está  tomada  probablemente 
de  Le.  23,54  (καΐ  σάββατον  έττέφωσκεν),  donde  encaja  muy  bien,  ya  que  el 
evangelista  se  refiere  a  la  sepultura  del  Señor,  que  tuvo  lugar  el  viernes 
al  caer  de  la  tarde.  En  cambio,  aquí  no  puede  tomarse  en  sentido  literal,  ya 
que  se  está  aún  en  el  proceso  judicial,  sino  más  bien  en  el  sentido  de  que 
«echándose  encima  el  sábado...» 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


405 


III 

6.  Y  ellos,  tomando  al  Señor,  le  daban  empellones  co- 
rriendo, y  decían:  «Arrastremos  al  Hijo  de  Dios,  pues  ha  veni- 
do a  caer  en  nuestras  manos». 

7.  Después  le  revistieron  de  púrpura  y  le  hicieron  sentar 
sobre  el  tribunal,  diciendo:  «Juzga  con  equidad,  rey  de  Israel». 

8.  Y  uno  de  ellos  trajo  una  corona  de  espinas  y  la  colocó 
sobre  la  cabeza  del  Señor. 

9.  Algunos  de  los  circunstantes  le  escupían  en  el  rostro, 


III 

6.  Oí  δέ  λαβόντες  τόν  κύριον  ώθουν  αύτόν  τρέχοντες  και  ελεγον 
«Συρώμεν  τόν  ulóv  τοΰ  Θεοΰ  έξουσίαν  αΰτοΰ  έσχηκότες». 

η.  Καί  ττορφύραν  αύτόν  ττεριέβαλον  καί  έκάθισαν  αύτόν  έτπ  καθέ- 
δρσν  κρίσεως  λέγοντες-  «Δικαίως  κρίνε,  βασιλεΰ  τοΰ  Ισραήλ». 

8.  Καί  τις  αυτών  ένεγκών  στέφανον  άκάνθινον  εθηκεν  έτπ  της  κε- 
φαλής τοΰ  κυρίου. 

g.    Και  έτεροι  έστώτες  ένέπτυον  αΰτοΰ  ταϊς  όψεσι,  καί  άλλοι  τάς 

La  sentencia  escriturística  está  tomada  muy  libremente  de  Deut.  21,23. 

La  «vigilia  de  los  ázimos»  corresponde  al  14  de  Nisán.  Parece  que  esta 
determinación  de  tiempo  va  contra  aquellos  cristianos  que  mantenían  la  opi- 
nión de  que  Jesús  había  comido  el  cordero  pascual  el  mencionado  14  de 
Nisán  y  había  muerto  al  día  siguiente. 

Herodes  entrega  a  Jesús  en  manos  del  pueblo  judio,  no  de  los  esbirros 
romanos.  Es  una  nueva  reafirmación  de  la  culpabilidad  del  primero. 

6.  αύτόν]:  el  manuscrito  dice  αύτών.  El  οϊ  δέ  se  refiere  evidentemente 
al  αύτών  del  versículo  anterior,  esto  es,  a  los  judíos,  no  a  los  soldados  romanos. 

Este  escarnio  inferido  a  Jesús  no  consta  en  los  evangelios  canónicos.  De- 
bía consistir  en  empujarle  para  que  corriera,  haciéndole  caer  después.  Posi- 
blemente el  autor  se  ha  inspirado  en  el  salmo  117,  al  que  cita  libremente 
con  frecuencia. 

7.  ττεριέβαλον]:  ms.  ττεριεβαλλον. 

Los  evangelios  canónicos  (cf.  Mt.  27,28ss.;  Me.  i5,i7ss.;  Le.  23,nss.; 
lo.  i9,2ss.)  sitúan  este  episodio  después  de  la  flagelación,  tormento  al  que  no 
alude  nuestro  apócrifo. 

Καί  έκάθισαν  αύτόν  έτπ  καθέδραν  κρίσεως].  Esta  expresión  ha  dado  pie  para 
que  algunos  pensaran  que  San  Justino  depende  de  nuestro  apócrifo  al  decir: 
κα'ι  γάρ,  ώς  φτεν  6  προφήτης,  διασύροντες  αύτόν  έκάθισαν  έτπ  βήματος,  κσ'ι  είττον  ■ 
«κρίνον  ή  μΐ ν»  (ΑροΚ  I  35.6:  PG  6,3  84c).  Vaganay  (ρ.  158SS.)  opina  que  se 
trata  más  bien  de  una  falsa  interpretación  de  lo.  19,13 :  ό  ούν  Πιλάτος...  ήχαγεν 
έξω  τόν  Ίησούν,  καί  έκαθισεν  έττί  βήματος,  tomando  έκαθισεν  transitivamente, 
esto  es,  le  hizo  sentar. 

8.  Cf.  Mt.  27,29;  Me.  15,17;  lo.  19,2. 

9.  Cf.  Mt.  26,67;  27,30;  Me.  14,65;  15,19;  lo.  18,22;  19,3. 

Ταύτη  *fj  τιμή]  podría  recordar  las  palabras  de  Mt.  27,9:  τήν  τιμήν 
τοΰ  τετιμημένου  όν  έτιμήσαντο  από  νΐών  "Ισραήλ. 


4  06 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


(mientras  que)  otros  le  daban  bofetadas  en  las  mejillas  y  otros 
le  herían  con  una  caña.  Y  había  quienes  le  golpeaban  diciendo: 
«Este  es  el  homenaje  que  rendimos  al  Hijo  de  Dios». 

iv  ··/ 7v£ 

10.  Después  llevaron  dos  ladrones  y  crucificaron  al  Señor 
en  medio  de  ellos.  Mas  él  callaba  como  si  no  sintiera  dolor 
alguno.  , 

11.  Y,  cuando  hubieron  enderezado  la  cruz,  escribieron 
encima:  «Este  es  el  rey  de  Israel». 

12.  Y,  depositadas  las  vestiduras  ante  él,  las  dividieron 
en  lotes  y  echaron  a  suerte  entre  ellos. 

13.  Mas  uno  de  aquellos  malhechores  les  increpó  dicien- 


σιαγόνας  αύτοΰ  έράτπσαν,  έτεροι  καλάμω  ενυσσον  αυτόν  καί  τίνες  αύτόν 
έμάστιζον  λέγοντες-  «Ταύτη  τη  τιμή  τιμήσωμεν  τον  υΐόν  του  Θεοΰ». 

IV 

ΙΟ.  Κα;  ήνεγκον  δύο  κακούργους  καΊ  έσταύρωσαν  άνά  μέσον  αυτών 
τόν  κύριον.  Αύτός  δέ  έσιώττα  ώς  μηδέν  ττόνον  εχων. 

ιι.  ΚαΊ  ότε  ώρθωσαν  τόν  σταυρόν,  έττέγραψαν  δτι  «ούτός  εστίν  ό 
βασιλεύς  τοΰ  Ισραήλ». 

12.  ΚαΊ  τεθεικότες  τά  ενδύματα  έμπροσθεν  αύτοΰ,  διεμερίσαντο  καΊ 
λαχμόν  έβαλον  έττ'αύτοΐς. 

13.  ΕΙς  δέ  τις  των  κακούργων  έκείνων  ώνείδισεν  αύτοϋς  λέγων 

ίο.    μηδέν  πόνον].  Así  el  manuscrito.  Lods,  Hilgenfeld,  Robinson,  Har- 
tel,  corrigen  μηδένα  ir.;  Preuschen  μηδέ;  Zahn  μηδέν  πόνου. 
Cf.  Mt.  27,35.38;  Me.  15,24.27;  Le.  23,32-33;  lo.  19,18. 
El  término  κακούργος  aparece  sólo  en  Le.  23,33. 

No  afirma  taxativamente  que  Jesús  no  sintiera  ningún  dolor,  sino  que  su 
actitud  era  como  la  del  que  no  sufre  nada.  Parece,  pues,  que,  lejos  de  ser  éste 
un  resabio  docético,  no  es  sino  un  trazo  vigoroso  que  hace  resaltar  la  gran- 
deza de  ánimo  que  muestra  Jesús  durante  su  pasión. 

11.  ότε  ώρθωσαν  τ.  σταυρόν]:  el  manuscrito  οτιεωρθωσαν  τ.  σταυρών. 
Cf.  Mt.  27,37;  Me.  15,26;  Le.  23,38;  lo.  19,19-22. 

El  versículo  da  a  entender  que  la  inscripción  (grabada  directamente  en 
el  madero  de  la  cruz)  fué  puesta  por  los  mismos  judíos.  Así  se  explica  el  que 
diga  βασιλεύς  τοΰ  Ισραήλ  y  no  βασιλεύς  των  Ιουδαίων,  que  es  la  fiprmula  usada 
por  los  evangelistas  y  atribuida  a  Pilato.  La  expresión  profética  rey  de  Israel 
estaba  muy  en  boga  entre  el  pueblo  para  designar  al  Mesías. 

12.  Cf.  Mt.  27,35;  Me.  15,24;  Le.  23,34;  1°·  '9. 23-24. 

La  repartición  de  las  vestiduras,  tal  como  aquí  se  narra,  comprendió  dos 
tiempos:  j.1  distribución  en  lotes;  b)  sorteo  de  éstos.  Esto  da  pie  para  pensar 
que  nuestro  texto  se  relaciona  rr.ás  con  el  salmo  21,19  que  con  los  evange- 
lios canónicos. 

13.  Cf.  Le.  23,39-43,  donde  ciertamente  se  ha  inspirado  el  autor.  Es 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


407 


do:  «Nosotros  sufrimos  así  por  las  iniquidades  que  hemos  hecho; 
pero  éste,  que  ha  venido  a  ser  el  Salvador  de  los  hombres,  ¿en 
qué  os  ha  perjudicado?» 

14.  Ε  indignados  contra  él,  mandaron  que  no  se  le  que- 
braran las  piernas  para  que  muriera  entre  tormentos. 

V 

15.  Era  a  la  sazón  mediodía,  y  la  oscuridad  se  posesionó 
de  toda  la  Judea.  Ellos  fueron  presa  de  la  agitación,  temiendo 
no  se  les  pusiera  el  sol — pues  (Jesús)  estaba  aún  vivo — ,  ya  que 
les  está  prescrito  que  «el  sol  no  debe  ponerse  sobre  un  ajus- 
ticiado». 

16.  Uno  de  ellos  dijo  entonces:  «Dadle  a  beber  hiél  con 
vinagre».  Y,  haciendo  la  mezcla,  le  dieron  el  brebaje. 


«Ημείς  διά  τά  κακά  ά  έττοιήσαμεν,  ούτω  ττεττόνθαμεν  ούτος  δέ  σωτήρ 
γενόμενος  των  ανθρώπων  τί  ήδίκησεν  Ομάς;». 

Ι4·  Και  αγανακτήσαντες  Ιττ'αύτω  έκέλενσαν  ίνα  μή  σκελοκοττηθή, 
όπως  βασανιζόμενος  άποθάνοι. 

V 

15.  τΗν  δέ  μεσημβρία  και  σκότος  κατέσχε  ττάσαν  την  Ίουδαίαν  και 
έθορυβοΰντο  και  ήγωνιων  μήττοτε  ό  ήλιος  εδυ,  επειδή  έτι  εζη·  γέγραττταί 
(γαρ)  αύτοϊς  «ήλιον  μή  δϋναι  έττΐ  ττεφονευμένω». 

ι6.  Καί  τις  αύτών  εΐττεν  «Ποτίσατε  αυτόν  χολήν  μετά  δξους». 
Και  κεράσαντες  εττότισαν. 


de  notar,  sin  embargo,  cómo  el  reproche  del  buen  ladrón  no  se  dirige  a  su 
compañero  de  maldades,  como  en  la  narración  de  San  Lucas,  sino  al  pueblo 
judío,  a  quien  acusa  públicamente  de  su  crimen. 

14.  άποθάνοι]:  Harnack  y  Preuschen  corrigen  άττοθάνη. 

Cf.  Ιο.  19.31-37·  El  autor  se  ha  inspirado  en  este  lugar,  pero  retoca  el 
relato  a  su  gusto.  Nuestro  apócrifo  concibe  el  crurifragium  como  una  atenua- 
ción de  la  pena,  y  así  la  conducta  del  buen  ladrón  merece  el  castigo  de  verse 
privado  de  él.  Según  San  Juan,  fué  Jesús  el  único  a  quien  no  quebraron  las 
piernas;  y  la  razón  fué  el  encontrarse  ya  muerto. 

15.  (yáp)]:  añadido  por  Bouriant.  —  έτι  εζη]:  viene  suprimido  por  Picco- 
lomini. 

Cf.  Mt.  27,45;  Me.  15,33;  Le  23,44-45· 

Los  evangelistas  hacen  sobrevenir  las  tinieblas  sobre  foja  ¡a  tierra;  nues- 
tro autor  únicamente  sobre  Judea.  Este  retoque  obedece  seguramente  a  su 
deliberado  propósito  de  dar  a  entender  que  fueron  los  judíos  los  únicos  res- 
ponsables de  la  muerte  del  Señor. 

16.  Cf.  Mt.  27,34.48;  Me.  15,23.36;  Le.  23,36;  lo.  19,28-30. 


408 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓX  Y  RESURRECCIÓN 


17.  Y  cumplieron  todo,  colmando  la  medida  de  las  ini- 
quidades acumuladas  sobre  su  cabeza. 

18·  Y  muchos  discurrían  (por  allí)  sirviéndose  de  linter- 
nas, pues  pensaban  que  era  de  noche,  y  venían  a  dar  en  tierra. 

19.  Y  el  Señor  elevó  su  voz,  diciendo:  « ¡Fuerza  mía,  fuerza 
(mía),  tú  me  has  abandonado!»  Y,  en  diciendo  esto,  fué  subli- 
mado (al  cielo). 

20.  En  aquel  mismo  momento  se  rasgó  el  velo  del  templo 
de  Jerusalén  en  dos  partes. 


17.  Και  έπλήρωσαν  πάντα  και  έτελείωσαν  κατά  της  κεφαλής  αύτών 
τά  άμαρτήματα. 

ι8.  Περιήρχοντο  δέ  πολλοί  μετά  λύχνων  νομίζοντες  ότι  νύξ  εστίν, 
(και)  έπέσαντο. 

ig.  Και  ό  κύριος  άνεβόησε  λέγων  «Ή  δύναμίς  μου,  ή  δύναμίς  (μου), 
κατέλειψάς  με».  Και  ειπών  άνελήφθη. 

2θ.  Και  αύτής  ώρας  διεράγη  τό  καταπέτασμα  του  ναού  της  Ιερου- 
σαλήμ εις  δύο. 

Ι7·  καϊ  έτελείωσαν. ..]:  Piccolomini  propone  esta  otra  lectura  a  base  del 
salmo  7,17:  έτελείωσαν  (και)  κατά  της  κεφαλής  (αύτών  κατέβησαν)  αύτών  τά 
άμαρτήματα. 

ι8.  (καΐ)  έπέσαντο].  En  el  manuscrito  se  lee  sólo  έπέσαντο.  No  hay  con- 
junción alguna  que  lo  una  con  el  verbo  περιήρχοντο.  Este  está  escrito  sobre 
una  raspadura  de  εστ.  Los  críticos  han  propuesto  diversas  correcciones.  Unos 
añaden  una  partícula  ilativa  y  cambian  la  ñnal :  Schubert  (καϊ)  νομίζοντες  ότι 
νύξ  έστιν  άνέττεσαν.  τότε..;  Gebhardt  άνεπέσαντο.  Otros  cambian  sólo  la  fi- 
nal: Redpath  έξίσταντο;  Bruston  έσπεύσαντο;  Piccolomini  έστ'ιν  μέση.  Otros, 
finalmente,  añaden  una  partícula  ilativa  sin  cambiar  el  sentido  del  verbo 
final:  Robinson  έπεσαν  τε;  Swete  τινές  εέ  έπέσαντο;  Harnack  καϊ  έπέσαντο. 

ΐ9·    Cf.  Mt.  27,46.50;  Me.  is.34-37;  Le.  23,46;  Ιο.  19,30. 

Aunque  la  expresión  «fuerza  mía,  fuerza  mía»,  que  reemplaza  a)  «Dios 
mío,  Dios  mío»  de  los  evangelios  canónicos,  puede  ser  un  índice  de  tenden- 
cias heterodoxas,  bien  puede  explicarse  también  por  una  interpretación  lite- 
ral del  hebreo  Heli  (Ps.  22,2),  que  etimológicamente  significa  también  «fuerza». 

El  término  άνελήφθη  reemplaza  a  las  expresiones  άφήκεν  τό  πνενμα 
(Mt.),  έξέπνευσεν  (Me.  y  Le),  παρέδωκεν  τό  πνεΟμα  (lo.),  que  significan  la 
acción  de  expirar.  Aunque  es  fácil  descubrir  en  él  un  matiz  docético,  pudiera 
interpretarse  también  en  sentido  ortodoxo,  refiriéndolo  a  la  glorificación  de 
Jesús  obtenida  por  la  pasión.  Cf.  Lo  9,51 :  έγένετο  5έ  έν  τώ  συμπληροΰσθαι  τάς 
ήμέρας  τής  άναλήψεως  αντοΟ.  De  hecho,  Jesús  muerto  sigue  siendo  para  nues- 
tro apócrifo  ό  κύριος  w.2i  y  24).  Cf.  Ev.  de  los  Hebreos  n.41. 

20.  αΟτήξ  ώρας]:  el  manuscrito  dice  αυτοσωρας,  error  que  Gebhardt  co- 
rrige por  αύτη  τη  ώρα,  Harnack  por  αύτής  της  ώρας.  La  lección  αύτης  ώρας  es 
de  Robinson. -διεράγη]:  con  una  sola  p,  fenómeno  común  en  la  koiné. 

Cf.  Mt.  27,51;  Me.  15,38;  Le.  23,45. 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


toe 


VI 

21.  Entonces  sacaron  los  clavos  de  las  manos  del  Señor 
y  le  tendieron  en  el  suelo.  Y  la  tierra  entera  se  conmovió  y 
sobrevino  un  pánico  enorme. 

22.  Luego  brilló  el  sol,  y  se  comprobó  que  era  la  hora 
de  nona. 

23.  Se  alegraron,  pues,  los  judíos  y  entregaron  su  cuerpo 
a  José  para  que  le  diera  sepultura,  puesto  que  (éste)  había  sido 
testigo  de  todo  el  bien  que  (Jesús)  había  hecho. 

24.  Y,  tomando  el  cuerpo  del  Señor,  lo  lavó,  lo  envolvió 
en  una  sábana  y  lo  introdujo  en  su  misma  sepultura,  llamada 
Jardín  de  José. 


VI 

21.  Και  τότε  άττέσττασαν  τους  ήλους  άττό  των  χειρών  τοΟ  κυρίου 
και  Ιθηκαν  αυτόν  έττϊ  τής  γής.  Kai  ή  γη  πάσα  έσείσθη  καΐ  φόβος  μέγας 
έγένετο. 

22.  Τότε  ήλιος  έλαμψε,  και  ευρέθη  ώρα  ένατη. 

23·  Έχάρησαν  δέ  ol  Ιουδαίοι  και  δεδώκασι  τώ  Ιωσήφ  τό  σώμα 
αύτοΰ  ίνα  αύτό  Θάψη,  επειδή  θεασάμενος  ήν  όσα  αγαθά  έποίησεν. 

24·  Λαβών  δέ  τον  κύριον  έλουσε  και  είλησε  σινδόνι  καΐ  είσήγαγεν 
εις  ίδιον  τάφον  καλούμενον  κήπον  Ιωσήφ. 


2ΐ.  Lo  que  en  los  evangelios  canónicos  se  reduce  a  una  ligera  indica- 
ción (Me.  15,46  y  Le.  23,53:  καθελών,  lo.  19,38:  ήρεν),  aquí  se  describe  con 
todo  detalle. 

La  alusión  a  los  clavos  no  figura  expresamente  en  los  evangelios  canó- 
nicos ni  al  tratar  de  la  crucifixión  ni  del  descendimiento.  Nuestro  apócrifo 
se  refiere  únicamente  a  los  clavos  de  las  manos;  ¿es  que  los  pies  no  fueron 
fijados  al  patíbulo  con  tales  instrumentos? 

23.  La  alegría  de  los  judíos  obedece  al  hecho  de  no  haber  transgredido 
la  ley,  por  cuanto  Jesús  había  muerto  ya  antes  de  ponerse  el  sol  (cf.  v.15). 

Cf.  Mt.  27,58-60;  Me.  15,45-46;  Le.  23,53;  lo.  19,39-42. 

24.  Que  la  tumba  perteneciera  a  José,  como  aquí  se  afirma,  no  lo  dicen 
los  evangelistas,  si  bien  San  Juan  y  San  Mateo  lo  dan  a  entender.  Que  es- 
tuviera situada  en  un  jardín  (κηπο$),  lo  dice  San  Juan  (19,41). 


410 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN*  Y  RESURRECCIÓN 


VII 

25.  Entonces  los  judíos,  los  ancianos  y  los  sacerdotes  se 
dieron  cuenta  del  mal  que  se  habían  acarreado  a  sí  mismos  y 
empezaron  a  golpear  sus  pechos,  diciendo:  « ¡Malditas  nuestras 
iniquidades!  He  aquí  que  se  echa  encima  el  juicio  y  el  fin  de 
Jerusalén». 

26.  Yo,  por  mi  parte,  estaba  sumido  en  la  aflicción  jun- 
tamente con  mis  amigos;  y,  heridos  en  lo  más  profundo  del 
alma,  nos  manteníamos  ocultos.  Pues  éramos  hechos  objeto 
de  sus  pesquisas  como  malhechores  y  como  (sujetos)  que  pre- 
tendían incendiar  el  templo. 

27.  Por  todas  estas  cosas,  nosotros  ayunábamos  y  está- 
bamos sentados,  lamentándonos  y  llorando  noche  y  día  hasta 
el  sábado. 


VII 

25.  Τότε  oí  Ιουδαίοι  και  oi  πρεσβύτεροι  και  oi  ίερεϊς,  γνόντες  οίον 
κακόν  έαυτοΐς  εποίησαν,  ήρξαντο  κόπτεσθαι  και  λέγειν  «Ούαί  ταΐς  αμαρ- 
τίας ημών  ήγγισεν  ή  κρίσις  καϊ  τό  τέλος  Ιερουσαλήμ». 

26.  Έγώ  δέ  μετά  των  εταίρων  μου  έλυπούμην,  και  τετρώμενοι  κατά 
διάνοιαν  έκρυβόμεθα-  έζητούμεβα  γάρ  ΰπ'  αύτών  ώς  κακούργοι  κα'ι  ώς 
τόν  ναόν  Θέλοντες  έμπρήσαι. 

27·  ΈτγΙ  δέ  τούτοις  πάσιν  ένηστεύομεν  και  έκα6εζόμεθα  πενθοϋντες 
καϊ  κλαίοντες  νυκτός  και  ημέρας  έ'ως  του  σαββάτου. 

25·    οΐ  ιερείς:  el  manuscrito  οιερεις. 
Cf.  Le.  23,48. 

Los  comentarios  de  los  dirigentes  del  pueblo  ayudan  al  autor  en  su  fin 
apologético.  Semejantes  lamentaciones  se  encuentran  en  los  códices  latinos 
Palatinus  y  Vercellensis  de  Le.  23,48  (cf.  Agrapha  n.12)  y  en  otros  manus- 
critos siríacos.  Se  hacen  eco  de  ellas,  además,  el  Ev.  de  los  Hebreos  (cf.  n.40, 
cita  de  Haymon  de  Auxerre),  y  la  recensión  latina  Β  del  Descensus  Chrisli 
ad  Inferes  (c.i  1). 

26.  Es  la  primera  vez  que  se  presenta  a  sí  mismo  Pedro,  el  presunto 
autor  de  la  narración,  y  lo  hace  en  términos  tales,  que  tanto  su  conducta 
como  la  de  los  compañeros  aparece  irreprochable.  No  alude  a  las  negaciones. 
La  acusación  de  destruir  el  templo  es  la  dirigida  contra  Jesús  (Me.  14,58; 
Mt.  26,61)  y  contra  San  Esteban  (Act.  6,13-14),  añadiendo  aquí  el  detalle 
del  incendio. 

27.  ένηστεύομεν].  Según  consta  por  el  Ev.  de  los  Hebreos  (n.17),  San- 
tiago hizo  voto  de  no  probar  bocado  a  partir  de  la  última  cena  hasta  que 
no  se  le  apareciera  el  Señor  resucitado.  Nuestro  apócrifo  parece  aludir  al 
ayuno  ininterrumpido  que  solían  observar  los  primeros  cristianos  durante 
el  Viernes  y  Sábado  Santo.  Cf.  la  carta  de  San  Ireneo  al  papa  Víctor  sobre 
la  celebración  de  la  Pascua  (Euseb.,  Hist.  Eccl.  V  24,12-13). 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


411 


VIII 

28.  Entretanto,  reunidos  entre  sí  los  escribas,  los  fariseos 
y  los  ancianos,  al  oír  que  el  pueblo  murmuraba  y  se  golpeaba 
el  pecho  diciendo:  «Cuando  a  su  muerte  han  sobrevenido  se- 
ñales tan  portentosas,  ved  si  debería  ser  justo», 

29.  los  ancianos,  pues,  cogieron  miedo  y  vinieron  a  pre- 
sencia de  Pilato  en  plan  de  súplica,  diciendo: 

30.  «Danos  soldados  para  que  custodien  su  sepulcro  du- 
rante tres  días,  no  sea  que  vayan  a  venir  sus  discípulos,  le 
substraigan  y  el  pueblo  nos  haga  a  nosotros  algún  mal,  creyen- 
do que  ha  resucitado  de  entre  los  muertos». 

31.  Pilato,  pues,  les  entregó  a  Petronio  y  a  un  centurión 
con  soldados  para  que  custodiaran  el  sepulcro.  Y  con  ellos 
vinieron  también  a  la  tumba  ancianos  y  escribas. 


VIII 

28.  Συναχθέντες  δέ  oi  γραμματείς  και  Φαρισαίοι  και  πρεσβύτεροι 
πρός  αλλήλους,  άκούσαντες  ότι  ό  λαός  άπας  γογγύζει  και  κόπτεται  τά 
στήθη,  λέγοντες  ότι·  «Εί  τω  θανάτω  αύτοΰ  ταύτα  τά  μέγιστα  σημεία 
γέγονεν,  ΐδετε  ότι  πόσον  δίκαιος  έστιν». 

29·  Έφοβήθησαν  oi  πρεσβύτεροι  και  ήλθον  πρός  Πειλάτον  δεόμενοι 
αύτού  και  λέγοντες- 

3θ.  «Παράδος  ήμϊν  στρατιώτας,  ίνα  φυλάξω [σιν]  τό  μνήμα  αύτοΰ 
έπι  τρεις  ήμ[έρας],  μήποτε  έλθόντες  oi  μαθηταϊ  αύτού  κλέψωσιν  αύτόν, 
κα'ι  ύπολάβη  ό  λαός  ότι  έκ  νεκρών  άνέστη,  κα'ι  ποιήσωσιν  ήμΐν  κακά». 

31.  Ό  δέ  Πειλάτος  παραδέδωκεν  αύτοΐς  Πετρώνιον  καϊ  κεντυρίωνα 
μετά  στρατιωτών  φυλάσσειν  τόν  τάφον-  και  σύν  αύτοίς  ήλθον  πρεσβύ- 
τεροι και  γραμματείς  επί  τό  μνήμα. 

28.  ε!  τω  θανάτω:  Piccolomini :  εϊ  (έπί)  τω  0.  —  δτι  πόσον] :  Diels  corrige 
όπόσον. 

Cf.  Mt.  27,62;  Le.  23,47-48;  Ιο.  7,31-32. 

2g.  oí  πρεσβύτεροι]:  Parece  ser  una  repetición  innecesaria  del  sujeto 
expresado  en  el  versículo  anterior. 

30.  φυλάξω(σιν)]:  ms.  φυλάξω.  Bouriant,  Harnack  y  Swete  corrigen 
φυλάξωμεν. 

Cf.  Mt.  27,64. 

31.  παραδέδωκεν]:  Zahn  corrige  τταρέδωκεν.  —  στρατιωτών]:  manuscrito 
στρατιωτών. 

Cf.  Mt.  27,65-66. 

En  cuanto  al  nombre  de  Peironio  dado  al  centurión,  los  críticos  piensan 
generalmente  que  no  es  sino  un  pseudónimo  inventado  por  el  propio  redactor. 
Swete  y  Robinson  creen  que  tal  pseudónimo  vendría  a  significar  simple- 
mente «discípulo  de  Pedro».  Vaganay  prefiere  ver  en  él  una  designación  del 
olicio,  dándole  la  significación  de  «encargado  de  vigilar  la  piedra». 


412 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


32.  Y,  rodando  una  gran  piedra,  todos  los  que  allí  se 
encontraban  presentes,  juntamente  con  el  centurión  y  los  sol- 
dados, la  pusieron  a  la  puerta  del  sepulcro. 

33.  Grabaron  además  siete  sellos  y,  después  de  plantar 
una  tienda,  se  pusieron  a  hacer  guardia. 

IX 

34.  Y  muy  de  mañana,  al  amanecer  el  sábado,  vino  una 
gran  multitud  de  Jerusalén  y  de  sus  cercanías  para  ver  el  se- 
pulcro sellado. 

35.  Mas  durante  la  noche  que  precedía  al  domingo,  mien- 
tras estaban  los  soldados  de  dos  en  dos  haciendo  la  guardia,  se 
produjo  una  gran  voz  en  el  cielo. 

36.  Y  vieron  los  cielos  abiertos  y  dos  varones  que  bajaban 
de  allí  teniendo  un  gran  resplandor  y  acercándose  al  sepulcro. 


32.  Kai  κυλίσαντες  λίθον  μέγαν  μετά  τοΰ  κεντυρίωνος  κα'ι  τών  στρα- 
τιωτών όμοΰ  πάντες  ol  όντες  έκεϊ  εθηκαν  επί  τη  θύρα  του  μνήματος. 

33·  Kai  έττέχρισαν  έτττά  σφραγίδας  και  σκηνήν  εκεί  πήξαντες  έφύ- 
λαξαν. 

IX 

34·  Πρωίας  δέ  έτπφώσκοντος  τοΰ  σαββάτου,  ήλθεν  όχλος  άττό  Ιε- 
ρουσαλήμ και  της  περιχώρου,  ίνα  'ίδωσι  τό  μνημεΐον  εσφραγισμένον. 

35·  Τη  δέ  νυκτί  ή  επέφωσκεν  ή  κυριακή,  φυλασσόντων  τών  στρα- 
τιωτών ανά  δύο  δύο  κατά  φρουράν,  μεγάλη  φωνή  Ιγένετο  έν  τω  ούρανω, 

36.  και  είδον  άνοιχθέντας  τούς  ούρα[ν]ούς  και  δύο  άνδρας  κατελ- 
θόντας  έκεΐθεν  πολύ  φέγγος  έχοντας  και  έγγίσαντας  τω  τάφω. 

32.  μετά  τοΰ  κ.]:  Así  corrige  Harnack  el  manuscrito  que  dice:  κατά  τοΰ 
κ.  —  όμοΰ]:  ms.  ομοι. 

Cf.  Mt.  27,60.66;  Me.  15,46. 

El  apelativo  de  grande  que  se  da  a  la  piedra  figura  también  en  varios 
manuscritos  de  San  Mateo. 

33.  έπέχρισαν]:  ms.  επεχρεισαν. 

A  esta  guardia,  formada  por  soldados  romanos  y  autoridades  judías,  alu- 
día también  el  Ev.  de  los  Hebreos  (cf.  n.17  y  54). 

34.  Nuestro  apócrifo  intenta  reunir  cuantos  testigos  puede  para  cons- 
tatar mejor  el  hecho  de  la  resurrección. 

35.  ή  κυριακή]:  Esta  expresión  es  desconocida  en  los  evangelios  canó- 
nicos. Se  encuentra  en  Ap.  1,10;  Didaché  14,1 :  San  Ignacio,  Ad  Magnes.  9,1. 
ανά  δύο  δύο]:  redundancia  en  sentido  distributivo. 

36.  άνοιχθέιτας]:  ms.  ανοιχθεντεζ.  —  έκεί9εν]:  ms.  εκειθε;  Piccolomini  έκεϊσε. 
Cf.  Mt.  28,2-3. 

En  los  dos  varones,  algunos  han  querido  ver  a  Moisés  y  Elias  (Nestle). 
Se  trata  más  bien  de  ángeles.  Es  de  notar  que  a  éstos  se  les  presenta  fre- 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


413 


37.  Y  la  piedra  aquella  que  habían  echado  sobre  la  puer- 
ta, rodando  por  su  propio  impulso,  se  retiró  a  un  lado,  con  lo 
que  el  sepulcro  quedó  abierto  y  ambos  jóvenes  entraron. 

X 

38.  Al  verlo,  pues,  aquellos  soldados,  despertaron  al  cen- 
turión y  a  los  ancianos,  pues  también  éstos  se  encontraban  allí 
haciendo  la  guardia. 

39.  Y,  estando  ellos  explicando  lo  que  acababan  de  ver, 
advierten  de  nuevo  tres  hombres  saliendo  del  sepulcro,  dos  de 
los  cuales  servían  de  apoyo  a  un  tercero,  y  una  cruz  que  iba 
en  pos  de  ellos. 

40.  Y  la  cabeza  de  los  dos  (primeros)  llegaba  hasta  el 
cielo,  mientras  que  la  del  que  era  conducido  por  ellos  sobre- 
pasaba los  cielos. 


37.  Ό  δέ  λίθος  εκείνος  ó  βεβλημένος  επί  τη  θύρα  άφ'  εαυτού  κυλισ- 
βείς  έπεχώρησε  παρά  μέρος  και  ό  τάφος  ήνοίγη  και  αμφότεροι  οί  νεανίσ- 
κοι είσήλβον. 

Χ 

38.  Ίδόντες  οΰν  οί  στρατιώται  εκείνοι  έξύττνισαν  τόν  κεντυρίωνα 
και  τούς  πρεσβυτέρους·  παρήσαν  γάρ  καϊ  αύτοί  φυλάσσοντες. 

39«  Καϊ  έξηγουμένων  αύτών  ά  εΐδον,  πάλιν  όρώσιν  εξελθόντος  από 
τοΰ  τάφου  τρεις  άνδρας  και  τους  δύο  τον  ενα  ϋπορθοϋντας  καϊ  σταυρόν 
άκολουθοΰντα  αύτοϊς, 

4θ.  καϊ  των  μεν  δύο  την  κεφαλήν  χωρούσαν  μέχρι  τοΰ  ούρανού, 
τοΰ  δέ  χειραγωχουμένου  ύπ'αύτών  ύπερβαίνουσαν  τούς  ούρανούς. 

cuentemente  en  la  Sagrada  Escritura  con  el  nombre  de  varones  o  de  jóvenes 
(cf.  Le  24,4;  Act.  1,10).  En  el  versículo  siguiente  se  les  llama  νεανίσκοι. 

37.  λίθος]:  ms.  λειθος.  -  έπεχώρησε]:  Robinson  corrige  υπεχώρησε;  Har- 
nack  άνεχώρησε;  Gebhardt  απεχώρησε.  —  ήνοίγη]:  ms.  ενοιγη. 

Se  trata  de  la  misma  piedra  que  antes  hubieron  de  arrimar  con  tanto  es- 
fuerzo. 

38.  Nuestro  apócrifo  tiene  buen  cuidado  de  repetir  y  subrayar  que 
estaban  presentes  las  autoridades  judías,  para  hacerlas  testigos  del  milagro 
de  la  resurrección. 

39.  όρώσιν]:  ms.  ορασνι.  —  έξελθόνταξ]:  ms.  εξελθόντες. 

Esta  imagen  de  Jesús  acompañado  de  dos  ángeles  hace  recordar  la  adi- 
ción del  códice  Bobbiensis  a  Me.  16,4  (cf.  Agrapha  n.n).  La  presencia  de 
la  cruz  ambulante  no  parece  ser  sino  un  símbolo  de  la  victoria  de  Cristo 
sobre  la  muerte  (Vaganay,  p.299).  Resch  quiere  ver  aquí  la  aplicación  del 
agraphon  citado  por  Ps.  Bernabé  12,1  (cf.  Agrapha  n.36). 

40.  χειραγωγονμένου]:  ms.  χειρατωτουμενον. 

La  talla  descomunal  de  Cristo  resucitado  entre  dos  ángeles  gigantes  es 


41-i 


\P<kRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


41.  Y  oyeron  una  voz  proveniente  de  los  cielos  qüe  decía: 
«¿Has  predicado  a  los  que  duermen?» 

42.  Y  se  dejó  oír  desde  la  cruz  una  respuesta:  «Sí». 

XI 

43.  Ellos  entonces  andaban  tratando  entre  sí  de  marchar 
y  de  manifestar  esto  a  Pilato. 

44.  Y,  mientras  se  encontraban  aún  cavilando  sobre  ello, 
aparecen  de  nuevo  los  cielos  abiertos  y  un  hombre  que  baja 
y  entra  en  el  sepulcro.  , 

45.  Viendo  esto  los  que  estaban  junto  al  centurión,  se 
apresuraron  a  ir  a  Pilato  de  noche,  abandonando  el  sepulcro 
que  custodiaban.  Y,  llenos  de  agitación,  contaron  cuanto  habían 
visto,  diciendo:  «Verdaderamente  era  Hijo  de  Dios». 

46.  Pilato  respondió  de  esta  manera:  «Yo  estoy  limpio  de 
la  sangre  del  Hijo  de  Dios;  fuisteis  vosotros  los  que  lo  quisis- 
teis así». 


41.  Και  φωνής  ήκουον  έκ  τών  ουρανών  λεγούσης-  «Έκήρυξας  τοις 
κοιμωμένοις;» 

42.  Και  υπακοή  ήκούετο  άιτό  του  σταυρού  ότι-  «Ναί». 

XI 

43·  Συνεσκέπτοντο  οϋν  άλλήλοις  εκείνοι  άττελθεΐν  και  ένφανίσαι  ταύ- 
τα τω  Πειλάτω. 

44·  Κα'ι  ετι  διανοουμένων  αύτών,  φαίνονται  πάλιν  άνοιχθέντες  οί 
ουρανοί  και  άνθρωπος  τις  κατελθών  και  είσελθών  εις  τό  μνήμα. 

45·  Ταΰτα  ίδόντες  οί  περί  τόν  κεντυρίωνα  νυκτός  έσπευσαν  πρός 
ΤΤειλάτον  αφέντες  τόν  τάφον  δν  έφύλασσον  και  έξηγήσαντο  πάντα  άπερ 
είδον  άγωνιώντες  μεγάλως  και  λέγοντες-  «Αληθώς  υιός  ήν  Θεοΰ». 

46.  Αποκριθείς  ό  Πειλατος  έφη-  «Έγώ  καθαρεύω  του  αίματος  τοΰ 
υ'ιοϋ  τοΰ  θεοΰ-  ϋμϊν  δέ  τοΰτο  έδοξεν». 

una  manera  burda  de  dar  realce  a  su  divinidad.  Cf.  Pastor  de  Hermas 
aim.IX  6.1. 

41.  φωνή$]:  ms.  φωνη.  —  κοιμωμένοΐξ]:  ms.  κοινωμενοι;. 

Cf.  Eph.  4,9;  1  Petr.  3,19;  4,6;  San  Ignacio,  Ad  Magues.  9,3;  Pastor 
de  Hermas  sim.IX  16,5. 

42.  ότι·  «Ναί»]:  ms.  τιναι;  Gebhardt  τό  ναί. 
44.    κατελθών]:  ms.  κατελθον. 

45·    κεντυρίωνα]:  ms.  κεντυρωνα.  —  άγωνιώντε$]:  ms.  αττανιωντεξ. 
Cf.  Mt.  28.11;  Me.  15,39· 

El  episodio  tiene  lui>ar  de  noche  (vuktós),  de  acuerdo  con  lo  dicho  en 
el  v.35. 

46.     Ομϊν]:  ms.  ημιν. 

Este  versículo,  que  parece' ser  un  eco  de  Mt.  27,24,  viene  a  sintetizar  la 
tesis  de  nuestro  apócrifo:  inocencia  de  Pilato  y  culpabilidad  de  los  judíos 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


415 


47.  Después  se  acercaron  todos  y  le  rogaron  encarecida- 
mente que  ordenara  al  centurión  y  a  los  soldados  guardar  se- 
creto sobre  lo  que  habían  visto. 

48.  «Pues  es  preferible — decían — ser  reos  del  mayor  cri- 
men en  la  presencia  de  Dios,  que  caer  en  manos  del  pueblo 
judío  y  ser  apedreados». 

49.  Ordenó,  pues,  Pilato  al  centurión  y  a  los  soldados 
que  no  dijeran  nada. 

XII 

50.  A  la  mañana  del  domingo,  María  la  de  Magdala,  dis- 
cípula  del  Señor — atemorizada  a  causa  de  los  judíos,  pues  es- 
taban rabiosos  de  ira,  no  había  hecho  en  el  sepulcro  del  Señor 
lo  que  solían  hacer  las  mujeres  por  sus  muertos  queridos — , 

51.  tomó  a  sus  amigas  consigo  y  vino  al  sepulcro  en  que 
había  sido  depositado. 


47.  Είτα  ττροσελθόντες  πάντες  έδέοντο  αύτοΰ  καϊ  παρεκάλουν  κε- 
λεΟσαι  τω  κεντυρίωνι  και  τοις  στροτπώταις  μηδενί  είπεϊν  ά  είδον. 

48.  «Συμφέρει  γαρ»,  φασίν,  «ήμΐν  όφλήσαι  μεγίστην  άμαρτίαν  έμ- 
προσθεν τοΟ  θεοΰ  και  μή  έμπεσεΐν  εις  χείρας  τοΰ  λαοΟ  των  Ιουδαίων 
καϊ  λιθασθήναι». 

49·  Έκέλευσεν  ουν  ό  Πειλάτος  τω  κεντυρίωνι  καϊ  τοις  στρατιώταις 
μηδέν  ειπείν. 

XII 

50.  "Ορθρου  δέ  τής  Κυριακής  Μαριάμ  ή  Μαγδαληνή  μαθήτρια  τοΰ 
κυρίου— φοβούμενη  δια  τους  Ιουδαίους,  έττειδή  έφλέγοντο  υπό  της  οργής, 
ουκ  έττοίησεν  Ιττί  τω  μνήματι  του  κυρίου  ά  εϊώθεσαν  ποιεΐν  αί  γυναίκες 
επί  τοις  άποθνήσκουσι  καϊ  τοις  άγαπωμένοις  αύταϊς— . 

51.  λαβοΰσα  μεθ'έαυτής  τάς  φίλας,  ήλθε  έττί  τό  μνη  μείον  διτου  ή  ν 
τεθείς. 


47·    *αί  τταρεκάλουν]:  ms.  καιπερεκαλουν.— κεντυρίωνι] :  ms.  κεντυριων.— μηδενϊ]; 
ms.  μηδέν,  conservado  por  Piccolomini,  quien  suprime  δ  είττον. 
Cf.  Mt.  28,12-13· 

49.    τω  κεντυρίωνι]:  ms.  τωνκεντυριον. 

5θ.    όρθρου]:  ms.  ορθού.  —  Μαγδαληνή]:  ms.  Μαγδαλινη. 

Este  paréntesis  atormentado  ha  suscitado  diversas  tentativas  de  esclare- 
cimiento: Robinson  antepone  ήτι$  a  φοβούμενη,  Vvilamowitz  ή;  Piccolomi- 
ni, en  cambio,  pospone  yáp. 

51.    Cf.  Mt.  28,1;  Me.  16,1-2;  Le. 24,1. 10;  lo.  20,1. 


416 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


52.  Mas  temían  no  fueran  a  ser  vistas  por  los  judíos  y 
decían:  «Ya  que  no  nos  fué  posible  llorar  y  lamentarnos  el  día 
aquel  en  que  fué  crucificado,  hagámoslo  ahora  por  lo  menos 
cabe  su  sepulcro. 

53.  Pero,  ¿quién  nos  removerá  la  piedra  echada  a  la  puer- 
ta del  sepulcro,  de  manera  que,  pudiendo  entrar,  nos  sentemos 
junto  a  él  y  hagamos  lo  que  es  debido? 

54.  Pues  la  piedra  era  muy  grande  y  tenemos  miedo  no 
nos  vaya  a  ver  alguien.  Y  si  (esto)  no  nos  es  posible,  echemos 
al  menos  en  la  puerta  lo  que  llevamos  en  memoria  suya;  llore- 
mos y  golpeémonos  el  pecho  hasta  que  volvamos  a  nuestra 
casa». 

XIII 

55.  Fueron,  pues,  y  encontraron  abierto  el  sepulcro.  Y  en 
esto  ven  allí  un  joven  sentado  en  medio  de  la  tumba,  hermoso 
y  cubierto  de  una  vestidura  blanquísima,  el  cual  les  dijo: 


52.  Και  έφοβούντο  μή  ίδωσιν  αύτάς  oí  Ιουδαίοι  και  ελεγον  «Εί  και 
μή  έν  εκείνη  τη  ήμέρα  έσταυρώθη  έδυνήθημεν  κλαύσαι  και  κόψασθα»,  καν 
νΟν  έτπ  του  μνήματος  αυτού  ττοιήσωμεν  ταΟτα. 

53·  Τίς  δε  άττοκυλίσει  ήμΐν  κα'ι  τόν  λίθον  τον  τεθέντα  έτπ  της  θύρας 
τοΰ  μνημείου,  ϊνα  είσελθοΰσαι  τταρακαθεσθώμεν  αύτω  καΐ  ττοιήσωμεν  τα 
οφειλόμενα; 

54·  Μέγας  γαρ  ήν  ό  λίθος  και  φοβούμεθα  μή  τις  ήμας  ϊδη.  Κα'ι  εί 
μή  δυνάμεθα,  κάν  επί  της  θύρας  βάλωμεν  ά  φέρομεν  εις  μνημοσύνην  αυτού, 
κλαύσωμεν  καϊ  κοψώμεθα  εως  ελθωμεν  είς  τόν  οίκον  ημών». 

XIII 

55·  Καϊ  άπελθοΰσαι  εΰρον  τόν  τάφον  ήνεωγμένον  καϊ  προσελθοΰσαι 
τταρέκυψαν  έκεΐ  καϊ  όρώσιν  έκεΐ  τινα  νεανίσκον  καθεζόμενον  (έν)  μέσω  τοΰ 
τάφου  ώραΐον  και  περιβεβλημένον  στολή  ν  λαμττροτάτην,  όστις  έφη 
αϋταίς· 


52.  κάν]:  ms.  και.  La  corrección  es  de  Harnack. 

53.  ήμϊυ  καϊ]:  Piccolomini  añade  άποθήσει. 
Cf.  Me.  16,3. 

54.  κλαύσωμεν  καϊ  κοψώμεθα]:  así  Harnack;  ms.  κλανσομεν  και  κοψομεθα; 
Piccolomini  κλαύσομεν  (δέ)  καϊ  κοψόμεθα. 

Cf.  Me.  16,4. 

55·  κ.  άττελ9οΰσαι]:  Kunze  corrige  καϊ  έπελθοΰσαι.  -  έν]:  añadido  por  Geb- 
hardt. 

Cf.  Mt.  28,3;  Me.  16,4-5;  Le.  24,2-5;  lo.  20,1.11-12. 


EVANGELIO  DE  PEDRO 


417 


56.  «¿A  qué  habéis  venido?  ¿A  quién  buscáis?  ¿Por  ven- 
tura, a  aquel  que  fué  crucificado?  Resucitó  ya  y  se  marchó. 
Y,  si  no  lo  queréis  creer,  asomaos  y  ved  el  lugar  donde  yacía. 
No  está,  pues  ha  resucitado  y  ha  marchado  al  lugar  aquel  de 
donde  fué  enviado». 

57.  Entonces  las  mujeres,  aterrorizadas,  huyeron. 

XIV 

58.  Era  a  la  sazón  el  último  día  de  los  Azimos  y  muchos 
partían  de  vuelta  para  sus  casas  una  vez  terminada  la  fiesta. 

59.  Y  nosotros,  los  doce  discípulos  del  Señor,  llorábamos 
y  estábamos  sumidos  en  la  aflicción.  Y  cada  cual,  apesadum- 
brado por  lo  sucedido,  retornó  a  su  casa. 

60.  Yo,  Simón  Pedro,  por  mi  parte,  y  Andrés,  mi  hermano, 
tomamos  nuestras  redes  y  nos  dirigimos  al  mar,  yendo  en  nues- 
tra compañía  Leví  el  de  Alfeo,  a  quien  el  Señor.. . 


56.  «Tí  ήλθατε;  τίνα  ζητείτε;  μή  τόν  σταυρωθέντα  εκείνον;  ανέστη 
και  άττήλθεν.  Ει  δέ  μή  πιστεύετε,  παρακύψατε  και  ΐδατε  τόν  τόπον  ενθα 
εκείτο  ότι  ουκ  εστίν,  ανέστη  γαρ  κα'ι  άπήλθεν  έκεϊ  όθεν  απεστάλη». 

5~·    Τότε  αΐ  γυναίκες  φοβηθεΐσαι  έφυγον. 

XIV 

58.  ΤΗν  δέ  τελευταία  ημέρα  των  άζύμων  και  πολλοί  τίνες  έξήρχοντο 
ύποστρέφοντες  εις  τους  οίκους  αύτών  της  εορτής  παυσαμένης. 

59·  '  Ημείς  δέ  οΐ  δώδεκα  μαθηταΐ  τοΰ  κυρίου  έκλαίομεν  και  έλυπού- 
μεθα  καϊ  έκαστος  λυπούμενος  δια  τό  συμβάν  απηλλάγη  εις  τόν  οίκον 
αϋτοϋ. 

6ο.  Έγώ  δέ  Σίμων  Πέτρος  και  Ανδρέας  ό  αδελφός  μου  λαβόντες 
ήμών  τά  λίνα  άπήλθαμεν  εις  τήν  θάλασσαν  καϊ  ην  συν  ήμΐν  Λευείς  ό 
τοΰ  Άλφαίου  δν  (ό)  κύριος... 

56.  τί]:  sic  Bouriant;  ms.  ανταιοτι. 

Cf.  Mt.  28,5-7;  Me.  16,6-7;  Le.  24,5-7;  lo.  20,13.15. 

57.  φοβηθεΐσαι]:  ms.  φοβηθείς. 

Cf.  Mt.  28,8;  Me.  16,8;  Le.  24,8-11;  Io.20.18. 

58.  τταυσαμένης]:  ms.  πανσαμινηξ. 
59-    Cf.  Mt.  28,16. 

60.    (ó)]:  añadido  por  Robinson. 
Cf.  lo.  21,1-3. 


t"r.  apócrifos 


2.    CICLO  DE  PILATO 


Bajo  este  título  pretendemos  incluir  la  literatura  apócrifa 
relativa  a  la  pasión,  resurrección  y  bajada  a  los  infiernos,  en  que 
el  nombre  del  procurador  romano  Poncio  Pilato  ocupa  un  lu- 
gar destacado. 

Ya  se  acusaba  en  el  Evangelio  de  Pedro  la  tendencia  a  amino- 
rar la  responsabilidad  de  este  personaje  en  lo  tocante  a  la  con- 
denación de  Cristo,  haciendo  gravitar  la  culpa  sobre  Herodes 
y  los  judíos.  Esta  actitud  favorable  a  Pilato,  genuinamentc  orien- 
tal, sube  aquí  de  punto,  llegándose  a  encontrar  documentos  en 
que  se  le  presenta  como  un  verdadero  mártir.  Son  raras  las  pie- 
zas de  origen  oriental  en  que  no  aparece  claramente  marcado 
este  carácter  tendencioso,  de  la  misma  manera  que  son  tam- 
bién raras  las  narraciones  occidentales  en  que  no  se  presenta  a 
Pilato  como  una  figura  despreciable,  haciendo  cargar  las  tintas 
sobre  su  condición  caprichosa  y  pusilánime. 

Pero  el  papel  de  Pilato  suele  tener  en  estas  narraciones  un 
cometido  altamente  apologético.  Se  le  considera,  según  la  apre- 
ciación de  Bardenhewer  l,  no  como  un  mero  representante  de 
la  justicia  romana  o  como  un  punto  de  referencia  puramente 
temporal  en  orden  al  encuadramiento  histórico  del  drama  de 
la  pasión,  sino  más  bien  como  testigo  autorizado  de  los  hechos 
portentosos  que  prueban  los  orígenes  divinos  del  cristianismo. 

El  alumbramiento  de  esta  literatura  tuvo  lugar  en  época 
muy  remota,  probablemente  a  finales  del  siglo  I  y  principios 
del  II,  si  bien  las  piezas  que  han  llegado  hasta  nosotros  no  son 
más  que  refundiciones  posteriores  2.  Hay  que  suponer  también 
que  al  núcleo  primigenio  se  le  han  ido  añadiendo  en  el  de- 
curso de  los  tiempos  otras  narraciones  apendiculares,  con  la 
pretensión  de  desarrollar  algunos  puntos  meramente  esbo- 
zados en  él. 


1  BardenhewerGAL  (2i9i3)  p.543. 

2  Este  núcleo  primitivo  debió  conocerse  indistintamente  por  el  nombre 
de  Acta  Sahiatoris  o  por  el  que  se  nos  ha  conservado  en  la  recensión  griega 
de  los  actuales  Acta  Pilati:  "Υπομνήματα  τοΰ  Κυρίου  ήμών  Ιησού  Χρίστου 
πραχθέντα  éirl  Ποντίου  Πιλάτου. 


CICLO  DE  PILATO 


419 


San  Justino,  que  escribió  sus  apologías  alrededor  del  año  150, 
demuestra  haber  conocido  por  entonces  ciertas  Actas  de  Pondo 
Pilato,  ya  que  a  ellas  se  refiere  para  confirmar  el  hecho  histórico 
de  la  división  de  las  vestiduras  que  tuvo  lugar  después  de  la  cru- 
cifixión de  Cristo  3  y  el  cumplimiento  de  la  profecía  de  Is.  35,6  4. 
Al  citar  San  Justino  estas  actas,  podría  referirse  a  una  obra  en 
concreto  escrita  por  algún  cristiano  sobre  este  particular,  o,  si 
se  quiere,  esta  cita  sería  una  simple  alusión  a  los  archivos  impe- 
riales de  Roma,  donde  se  encontrarían  las  actas  de  Pilato  rela- 
tivas al  proceso  Llevado  a  cabo  contra  Jesús.  Algunos  piensan 
que  este  testimonio  de  San  Justino  se  reduce  a  una  simple  con- 
jetura sobre  la  existencia  de  tales  actas.  Sin  embargo,  el  tenor 
de  las  frases  parece  acreditar  explícitamente  su  existencia.  Ya 
en  su  apología  primera  (c.34)  se  había  referido  en  términos  pa- 
recidos a  las  tablas  del  censo  de  Quirino  para  confirmar  el  ori- 
gen betlemítico  de  Cristo. 

Tertuliano,  por  su  parte,  menciona  en  su  Apologeticum  (es- 
crito hacia  el  a. 200)  una  relación  que  hizo  Pilato  acerca  de  la 
pasión  de  Cristo,  dirigida  al  césar  Tiberio  -\  Algunos  pretenden 
restar  valor  a  este  testimonio,  arguyendo  su  dependencia  con 
relación  a  San  Justino.  Parece  indudable,  sin  embargo,  que  Ter- 
tuliano tuvo  entre  manos,  o  por  lo  menos  conoció,  algún  escrito 
de  Pilato  dedicado  al  emperador,  escrito  que  muy  bien  puede 
supervivir  bajo  alguna  de  las  diversas  formas  en  que  hoy  po- 
seemos tal  relación.  De  hecho,  la  contextura  de  los  datos  con- 
signados por  Tertuliano  en  este  lugar  es  muy  parecida  a  la  de 
aquellos  que  refieren  los  Acta,  hasta  el  punto  de  que  muchos 
han  lanzado  la  hipótesis,  un  tanto  caprichosa,  de  que  el  autor 
de  éstos  se  ha  inspirado  en  el  Apologeticum. 

Finalmente,  es  incontestable  el  hecho  de  que  hacia  el 
año  311  ó  312,  en  plena  persecución  anticristiana,  bajo  el  empe- 
rador Maximino  Daza,  circularon  unas  Actas  de  Pilato  calum- 
niosas en  extremo  para  Jesús.  Así  nos  lo  confirma  el  testi- 


3  Kcci  μετά  το  σταυρώσαι  αύτόν,  εβαλον  κλήρου  έττί  τόν  ιματισμού  αύτοϋ,  καΐ 
έμερίσαντο  έαυτοϊ;  οϊ  σταυρώσαντεξ  αυτόν.  Κα!  ταϋτα  πάντα  ότι  γέγονε,  δύνασθε 
μαθεϊν  έκ  «των  έττ;  Ποντίου  Πιλάτου  γενομένων  άκτων»  (Apol.  I  35  :  PG  6,384  C). 

4  Ότι  δέ  ταϋτα  έποίησεν,  έκ  «τών  έπΐ  Ποντίου  Πιλάτου  γενομένων  άκτων»  μαθεϊν 
δύνασθε  (Apol.  I  48:  PG  400  C). 

5  «Ea  omnia  super  Christo  Pilatus,  et  ipse  iam  pro  sua  conscientia 
christianus,  Caesari  tum  Tiberio  nuntiavit»  (Apologet.  21:  PL  1,461  A). 
Cf.,  además,  Apologet.  5,  donde  afirma  que  Tiberio,  conmovido  por  la  re- 
lación de  Pilato,  quiso  incluir  a  Jesús  entre  los  dioses  romanos,  pero  que 
el  Senado  no  se  lo  consintió.  La  carta  de  Tiberio  a  Abgaro  de  Edesa,  citada 
por  Moisés  de  Chorene  (Hist.  de  Armenia  II  c.33),  da  cuenta  de  este  mismo 
episodio  y  cita  la  relación  de  Pilato. 


420 


AI'ÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


monio  de  Eusebio  de  Cesárea  6.  Esto  dió  motivo  para  que 
surgieran  unas  nuevas  Actas,  o  Memorias  del  Salvador,  de  cuño 
cristiano,  recordadas  por  San  Epifanio  al  escribir  su  Panarion 
en  el  año  376  7. 

Los  testimonios  posteriores  de  Orosio,  en  el  siglo  V  8,  y  de 
Gregorio  de  Tours,  en  el  siglo  VI  9,  parecen  confirmar  la  hipó- 
tesis de  una  ulterior  refundición  de  las  primitivas  Actas  de  Pilato. 
Esta  refundición  posterior  es  la  que  ha  llegado  a  nuestras  ma- 
nos bajo  el  título  recentísimo  de  Evangelio  de  Nicodcmo. 

A)    ACTAS  DE  PILATO  (O  EVANGELIO 
DE  NICODEMO) 

El  llamado  Evangelio  de  Nicodemo  comprende  dos  piezas  lite- 
rarias perfectamente  independientes  entre  sí:  una,  a  la  que  pro- 
piamente corresponde  el  nombre  de  Acta  Pilati  según  el  título 
griego,  y  otra  segunda,  a  la  que  se  ha  venido  en  denominar 
Descensus  Christi  ad  Inferos,  a  falta  de  título  original. 

El  nombre  de  Evangelio  de  Nicodemo  se  refiere  a  las  dos  pie- 
zas simultáneamente  y  es  muy  tardío.  Sólo  aparece  en  algunos 
manuscritos  latinos  posteriores  al  siglo  X,  que  incluyen  las  dos 
piezas  como  partes  de  un  todo.  Ni  en  los  códices  griegos  ni  en 
el  antiquísimo  intérprete  copto  se  encuentra  una  alusión  a  tal 
título.  Mas,  a  partir  de  Vicente  de  Beauvais  10  y  de  Jacobo  de 
Vorágine  n,  esta  denominación  se  hace  corriente. 

Todo  esto  hace  creer,  según  la  opinión  general,  que  tanto  el 
título  de  Evangelium  Nicodemi  como  la  unión  de  las  dos  partes 
antedichas  se  deben  a  un  autor  de  la  época  carolingia,  que  se 
fió  demasiado  de  cierta  alusión  adicional  a  Nicodemo  que  se 
encuentra  en  el  prólogo  de  Acta  Pilati. 


·>  Οΰκοΰν  σαφώς  άπελήλεγκται  τό  πλάσμα  των  κατά  του  Σωτήρος  ημών  υπομνή- 
ματα χθές  καΙ  πρώην  διαδεδωκότων  έν  oís  πρώτος  αυτός  ό  της  παρασημειώσεως  χρόνος 
τών  πεπλακότων  άπελέγχει  τό  ψεΰδος  (Hist.  Eccl.  I  9.3  :  PCt  20,Ιθ8).  Cf.,  ade- 
más, I  9.51;  IX  7·1·  IX  Ι!>9·  Eusebio  se  refiere  también  (Hist.  Eccl.  II  2,i) 
a  cierta  relación  de  los  milagros  de  Jesús  enviada  por  Pilato  a  Tiberio,  pero 
en  esto  depende  probablemente  de  Tertuliano. 

I  "Ετεροι  δέ  έξ  αϋτών,  τήν  αύτήν  μίαν  ήμέραν  άγοντες,  καΐ  τήν  αύτήν  μίαν  ήμέραν 
νηστεύοντες,  καΐ  τά  μυστήρια  έπιτελοΰντες,  άπό  τών  "Ακτών  δήθεν  Πιλάτου  αϋχοϋσι 
τήν  άκρίβειαν  εϋρηκέναι,  έν  οίς  έμφέρεται,  τή  πρό  οκτώ  Καλανδών  Άπριλλίων  τόν 
Σωτήρα  πεπονθέναι  (Haeres.  ζΟ,ΐ:  PG  4 1 .885  Β). 

8  Hist.  VII  4. 

9  Hist.  Francorum  I  21.24. 

\  Ρ  Speculwn  Hist.  1.8  0.57-63· 

I I  Hist.  Lombardica  0.54. 


ACTAS  DE  ΡΠΑΤΟ 


421 


La  independencia  de  las  dos  piezas  entre  sí  no  ofrece  duda  al- 
guna después  del  concienzudo  estudio  de  Tischendorf  12. 

De  los  doce  códices  que  este  eminente  critico  empleó  para 
su  edición,  sólo  dos  o  tres  contienen  la  segunda  parte,  que  viene 
asimismo  omitida  por  el  intérprete  copto.  Gregorio  de  Tours, 
a  su  vez,  manifiesta  no  conocer  más  que  la  primera  parte,  re- 
firiéndose a  ella  con  el  título  de  Gesta  Pilati  13. 

Además,  la  mayor  parte  de  los  manuscritos  griegos  y  el  in- 
térprete copto  cierran  la  narración  de  la  primera  parte  con  vina 
conclusión  propia,  como  si  se  tratara  del  final  de  la  obra.  A  esto 
se  añade  el  que  el  argumento  de  la  segunda  parte  ofrece  uni- 
dad y  consistencia  por  sí  mismo,  aun  cuando  se  le  considere 
desglosado  de  la  anterior. 

El  primer  códice  en  que  aparecen  ambas  piezas  juntas  es  el 
Einsidlensis,  probablemente  de  data  anterior  al  siglo  X. 

El  influjo  que  han  ejercido  estas  dos  narraciones  en  la  icono- 
grafía cristiana  ha  sido  enorme.  Se  hace  sentir  ya  a  partir  del 
siglo  V,  cuando  a  los  artistas  se  les  ofrece  ocasión  de  inspirarse 
en  ciertas  tradiciones  apócrifas  sin  menoscabo  de  la  autoridad 
debida  a  las  narraciones  evangélicas. 

Los  motivos  que  más  frecuentemente  han  quedado  plasma- 
dos en  el  arte  figurativo  son  los  contenidos  en  el  episodio  de 
Longinos  (Acia  Pilati  ció)  y  en  el  de  la  entrada  de  Jesús  en  los 
infiernos  (Descensiis  c.5  [21]  sobre  todo). 

El  cuadro  que  nos  presentan  los  artistas  antiguos  en  relación 
con  este  último  episodio  es  de  lo  más  animado  y  sugestivo.  El 
infierno  viene  figurado  como  una  caverna  tenebrosa  sepultada 
bajo  las  montañas.  En  ella  aparecen  en  primer  lugar  los  ánge- 
les, que  encadenan  a  Beelzebú,  príncipe  de  los  demonios,  y  per- 
siguen con  lanzas  a  sus  satélites.  Luego  se  deja  ver  una  multitud 
de  hombres  desnudos  y  aherrojados  que  elevan  hacia  el  cielo  su 
mirada  suplicante.  En  el  centro  aparece  Cristo  circundado  de 
una  luz  deslumbrante,  teniendo  a  sus  pies  las  puertas  del  infier- 
no y  sus  cerrojos  hechos  añicos,  y  alargando  su  mano  derecha 
a  Adán  y  su  izquierda  a  Eva.  El  Precursor  señala  con  su  dedo 
a  Cristo,  y  a  su  lado  se  encuentran  los  profetas  David,  Jonás, 
Isaías  y  Jeremías,  que  ostentan  en  sus  sienes  sendas  aureolas  y 
coronas  14. 


12  Evangelia  Apocrypha  (Lipsiae  21876)  p.LIVss. 

13  Hist.  Francorum  Le 

14  En  los  comentarios  procuraremos  dar  noticia  pormenorizada  de  los 
monumentos  más  interesantes.  Cf.  H.  Leclercq:  DACHEL  I  (1924) 
C0I.2575SS. 


122 


APÓCRIFOS  DE  LA   PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


Parte  I  («Acta  Pilati») 

Se  compone  de  dieciséis  capítulos  de  carácter  predominan- 
temente apologético.  Se  hace  valer  el  testimonio  de  Pilato  e  in- 
cluso de  los  mismos  judíos  en  favor  de  la  inocencia  y  divinidad 
de  Jesús.  Los  capítulos  i-ii  describen  el  prendimiento  y  cruci- 
fixión. Los  restantes  hasta  el  capítulo  16  exponen  los  debates  ha- 
bidos en  el  sanedrín  acerca  de  la  resurrección  de  Jesús. 

A  pesar  de  que  para  algunos  críticos,  como  Mommsen,  es 
un  enigma  la  fecha  de  composición  de  Acta  Pilati  15,  Tischen- 
dorf  no  duda  en  afirmar  la  identidad  substancial  entre  estas  ac- 
tas y  las  citadas  por  San  Justino  lf>,  sin  negar  por  esto  una  inter- 
polación posterior,  que  debió  tener  lugar  en  alguna  de  las  fechas 
señaladas  en  el  prólogo  de  la  actual  redacción,  probablemente 
la  que  fija  su  composición  en  el  año  17  de  Teodosio  II,  en  que 
Valentiniano  III  fué  admitido  para  gobernar  en  su  compañía; 
esto  es,  sobre  el  año  424  después  de  Cristo.  Esta  es  la  opinión 
más  probable,  que  se  ve  corroborada  por  la  existencia  de  algún 
códice  griego  y  ciertos  papiros  coptos  pertenecientes  al  siglo  V 
o  VI,  en  que  están  contenidas  nuestras  Acta  Pilati. 

El  autor  de  esta  interpolación,  llamado  Ananías  según  el  pró- 
logo, debió  de  ser  un  judío-cristiano  que  se  proponía  reivindicar 
el  nombre  de  Jesús,  sirviéndose  para  ello  del  supuesto  testimo- 
nio de  sus  propios  enemigos.  Los  evangelios  canónicos  debieron 
de  servir  de  fundamento  remoto  para  su  narración,  en  la  que 
se  mezclan,  sobre  todo,  algunos  elementos  legendarios  y  otros 
derivados  de  una  tradición  oral.  Atinadamente  observa  E.  von 
Dobschütz  que  la  praxis  iudicialis  del  propio  refundidor  ha  ins- 
pirado muchos  detalles  del  relato  17 '. 

La  lengua  original  fué,  a  no  dudarlo,  la  griega,  a  pesar  de 
que  en  el  prólogo  se  haga  mención  de  la  hebrea.  El  presentar 
los  escritos  como  traducciones  de  originales  hebraicos  es  un 
resorte  muy  común  entre  los  apócrifos;  de  esta  manera  preten- 


1  5  Dice  textualmente :  «Jede  Untersuchung  über  die  sogenannten  Püa- 
lusacten  wird  erschwert  durch  die  vóllige  Unsicherheit  ihrer  Abfassungs- 
zeit»  (ZtNW  3  [1902]  198). 

16  «Concludo  acta  Pilati  quae  ad  nos  pervenerunt  in  rei  summa  ab  iis 
quae  iam  secundo  saeculo  exstitisse  Iustinus  docet,  non  diversa  esse,  nisi 
quod  sensim  multifariam  inmutata  atque  interpolata  censenda  sunt»  (o.c, 
p.LXV). 

17  «Die  juristische  Praxis  ist  die  Hauptquelle  für  die  meisten  Ausfüh- 
rungen  des  Verfassers,  auch  für  solche  Einzelheiten  wie  die  Umgürtung 
des  Delinquenten  am  Kreuze  mit  einem  Schurz»  (ZtNW  3  [1902]  113). 


ACTAS  DE  PILATO 


123 


den  acreditar  más  su  antigüedad.  Recuérdese  un  fenómeno 
semejante  en  relación  con  el  Ps.  Mateo  y  la  Historia  de  José  el 
Carpintero. 

La  obra  se  nos  ha  conservado  en  dos  recensiones,  bastante 
distintas  entre  sí,  que  Tischendorf  publica  por  separado,  deno- 
minándolas Λ  y  B.  Reproducimos  el  texto  de  Λ  tal  como  se 
contiene  en  la  mencionada  edición,  pues  ésta  es  la  recensión 
que  debe  considerarse  como  forma  original  de  Acta  Pilati.  A  la 
vez  notamos  las  variantes  más  notables  de  la  recensión  B,  que 
no  es  sino  una  tardía  y  difusa  refundición  de  la  misma  materia. 

Los  manuscritos  que  utilizó  Tischendorf  para  la  edición 
crítica  de  la  recensión  A  son  los  siguientes: 

A:  Monac.  CXCII,  s.XIII  aprox. 

Β  :  Monac.  CCLXXVI,  s.XII  aprox. 

C:  París  Nac.  770,  cop.  en  1315. 

D:  París  Nac.  1012,  s.XV. 

Ε  :  París  Nac.  929,  s.XV. 

F  :  Ambros.  C  92,  s.XI-XII. 

G:  Ambros.  A  56,  s.XV. 

Para  la  edición  de  la  rec.B  se  sirvió  de  estos  tres: 

A:  Véneto  Marc.  cías. II,  cód.CLI,  bastante  reciente. 
Β  :  París  Nac.  808,  s.XV. 

C :  Véneto  Marc.  clas.II,  cód.LXXXVII,  s.XV. 

Existe  de  esta  obra  una  versión  latina,  publicada  igualmente 
por  Tischendorf,  que  sigue  muy  de  cerca  la  recensión  griega  A; 
y  contamos,  además,  con  una  versión  siríaca  18,  otra  copta  19 
y  otra  armenia  20. 

Parte  II  («Descensus  Christi  ad  inferos») 

Consta  de  once  capítulos,  en  los  que  se  viene  a  corroborar 
la  verdad  de  la  resurrección,  aduciendo  el  testimonio  de  dos 
hijos  de  Simeón,  que  afirman  haber  resucitado  juntamente  con 
Jesús  y  describen  la  entrada  gloriosa  de  éste  en  los  infiernos. 

Este  tema  del  descendimiento  de  Cristo  a  los  infiernos  está 
esbozado  ya  en  la  primera  epístola  de  San  Pedro  (3,i8ss.)  y  en 
otros  lugares  del  Nuevo  Testamento21.  Su  carácter  misterioso 
encontró  no  pequeña  acogida  en  las  aficiones  escatológicas  de 


1 8  Ed.  por  I.  E.  Rahmani  :  Studia  Syriaca  fase. II  (Scharfe,  Líbano,  1908). 

19  Ed.  por  E.  Revillout:  PaOr  9  (París  1913)  6iss. 

20  Ed.  por  F.  C.  Conybeare:  «Studia  Bíblica»  IV  (Oxford  1896). 

21  Cf.  Mt.  27,52ss.;  Eph.  4,8;  Le.  23,43. 


424 


APÓCRIFOS  DE  LA   PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


las  primitivas  cristiandades.  Recuérdese  a  este  respecto  la  des- 
cripción que  hace  el  Evangelio  de  Bartolomé  (c.iss.)  de  este  epi- 
sodio. 

Puede  ser  muy  bien  que  la  composición  de  esta  obra  sea 
contemporánea  de  la  de  Acta  Pilati.  Una  atenta  observación 
del  estilo  y  características  de  ella  hizo  que  Thilo  la  comparara 
en  antigüedad  con  los  viejos  apócrifos  judíos  y  con  las  prime- 
ras producciones  literarias  cristianas  postevangélicas,  tales  como 
los  escritos  marcionitas  o  valentinianos,  o  bien  el  Pastor  de 
Hermas  y  las  Homilías  de  San  Clemente.  Tischendorf,  con- 
cretando más,  viene  a  situar  la  fuente  original  de  nuestro 
apócrifo  en  el  siglo  II,  si  bien,  según  él,  la  redacción  actual 
debe  relegarse  como  Acta  Pilati  a  principios  del  siglo  V22. 

A  pesar  de  que  el  argumento  que  en  ella  se  trata  era  muy 
del  gusto  de  los  gnósticos  (sobre  todo  lo  que  se  refiere  a  la 
necesidad  absoluta  del  bautismo),  no  se  encuentran  detalles 
que  puedan  tacharse  de  menos  ortodoxos,  prescindiendo  úni- 
camente de  los  nombres  que  se  dan  a  los  protagonistas,  Leucio 
y  Carino.  Recuérdese  que  Leucio  Carino  era  aquel  a  quien  se 
atribuían  los  Hechos  apócrifos  de  Juan,  Pablo,  Pedro,  Andrés  y 
Tomás,  y  a  quien  incluso  se  ha  llegado  a  atribuir  los  Evangelios 
apócrifos  de  la  Infancia  y  las  narraciones  de  la  Asunción. 

De  esta  obra  no  se  conserva  más  que  una  recensión  griega. 
Pero  existen  dos  versiones  latinas:  la  A  sigue  de  cerca  el  relato 
griego,  mientras  que  la  β  se  aparta  bastante  de  él  y  ofrece, 
además,  el  interés  de  haber  sido  en  Occidente  la  difusora  de 
las  ideas  del  Descensus. 

Ofrecemos  el  texto  crítico  que  Tischendorf  publicó  de  la 
recensión  griega  y  de  la  versión  latina  Β  23. 

He  aquí  la  relación  de  los  manuscritos  que  él  utilizó  para 
la  recensión  griega: 

A:  Véneto  Mará,  cías. II,  cód.CLI,  de  época  reciente. 
Β  :  París  Nac.  808,  s.XV. 
C:  Palac.  Vat.  n.269,  s.XIV. 
Para  la  versión  latina  Β  se  sirvió  de  los  siguientes: 

A:  Vat.  (ignora  el  número),  s.XIII. 
Β  :  Vat.  4363. 

C :  Véneto  Marc,  clas.XIV,  cód.  XLIII,  s.XV. 

Ediciones  y  versiones. — J.  A.  Fabricius,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I 
(Hamburg  2i7io)  P.23SS. ;  A.  Birch,  Auctarium  codicis  apocryphi  Novi  Tes- 

22  Quae  omnia  coniuncta  eiusmodi  sunt  ut  libeüum  nostrum  ex  anti- 
quissimo  scripto  apocrypho  secundi  saeculi  haustum  vel  transcriptum  exis- 
timem»  (o.c,  p.LXVIII). 

23  O.c,  p.323-332.417-432. 


ACTAS  DE  PILATO 


425 


tamenti  Fabriciani  I  (Copenhague  1804)  p.2ss. ;  J.  C.  Thilo,  Codex  Apo- 
cryphus  Ν.  Τ.  I  (Leipzig  1832)  P.490SS.;  MigneAp  I  (1856)  p.uoi-1138 
[v.  franc.];  V.  Ganka,  Chtenie  Nikodeniovo  (Praga  1861);  A.  Pypin,  Loznyja 
i  otrechennyja  knigi  drevneij  Rossii  (S.  Pecersburgo  1862)  P.91-1C3  [v.  rusa 
según  ms.  del  s.XVII];  G.  Danicic,  Dva  jevanglejja  apokrifna:  <'Starine>>  4 
(Zagreb  1872)  130-14Q  fv.  sudeslava  según  ms.  del  s.XVI];  C.  Tischen- 
dorf,  Evangelio.  Apocrypha  (Lipsiae  21876)  p.2ioss. ;  Stojanovic:  «Glas- 
nik»  63  (1885)  89-120  [v.  serbia  según  ms.  del  s.XVII];  I.  la.  Porfirjev, 
Apokrificheskija  skazanija  o  novozavetnych  litsach  i  sobytijach  po  rukopisjam 
Solovetskoij  Biblioteki:  «Sbornik  otdelenija  russkavo  iazyka  i  slovesnosti  Im- 
peratorskoij  Akademii  Nauk»  t.LII  4  (S.  Petersburgo  1890)  p.2iss.  [v.  eslava 
según  ms.  del  s.XVI-XVII  n.854  de  la  cit.  biblioteca  de  Solovets];  G.  Po- 
livka:  «Starine»  24  (1892)  ii2ss.  [v.  búlgara];  F.  C.  Conybeare:  «Studia 
Bíblica  et  Ecclesiastica»  4  (Oxford  1896)  73SS.154SS.  [v.  armenia  del  s.VI 
y  dos  versiones  griegas];  Mequitaristas,  Ankanon  girkh  Ñor  Ketakar  anatz  I 
(Venezia  1898)  [v.  armenia];  J.  Kraskovskij:  «Vizanlijskij  Vremennik»  14 
(1907)  246-275  [v.  árabe  del  Descensus;  único  ms.  que  da  el  texto  árabe; 
data  del  a. 272  (Hégira)  =  885-6  de  nuestra  era];  J.  Sedlacek,  Neue  Pila- 
tusakten,  besprochen  und  übersetzt:  «Sitzsungscberichte  der  bóh.  Gesellschaft 
der  Wissenschaften»  (Praga  1908)  [v.  alemana  de  Acta  Pilati];  I.  E.  Rah- 
mani,  Studia  Syriaca  fase. II  (Scharfe,  Líbano,  1908)  [v.  siríaca  descubierta 
por  él  y  trad.  lat.];  E.  Revillout,  Apocryphes  coptes:  PaOr  9  (París  1913) 
6iss.  [v.  copta  y  trad.  franc.];  A.  Westcott,  The  Gospels  of  Nicodemus  and 
kindred  Documents  (19 14);  S.  J.  Crawford,  The  Gospel  of  Nicodemus  (Edin- 
burgh  1927);  J.  Jacobs,  Een  nieuw  mnl.  handschrift  van  het  Evangelie  van 
Nicodemus:  «Verslagen  en  Medeelingen  der  koninkl.  vlaamsche  Akad.» 
(1926)  p. 546-51  [se  trata  de  una  versión  flamenca  encontrada  por  C.  Rust 
en  1917  en  un  ms.  del  s.XV;  una  de  las  rarísimas  versiones  apócrifas  que 
se  encuentran  en  esta  lengua];  E.  González-Blanco,  Los  Evangelios  Apó- 
crifos II  (Madrid  1935)  P.236SS.;  P.  Vannutelli,  Actorum  Pilati  textus 
synoptici  (Roma  1938)  [texto  gr.  de  las  recensiones  A  y  Β  de  Tischendorf]; 
JamesNT  (repr.  1953)  P.94SS.  [v.  ingl.];  F.  Amiot,  Evangiles  Apocryphes 
(París  1952)  [v.  franc.  de  fragm.  selectos  P.145SS.]. 

Estudios. — G.  L.  Brun,  Disquisitio  historico-critica  de  Índole,  aetate  et 
usu  libri  apocryphi  vulgo  inscripti  «Evangelium  Nicodemi»  (Berlín  1794); 
F.  Münster,  Wahrscheinliche  Zusdtze  zu  Christi  Leidensgeschichte  nach  Ni- 
codemi  Evangelium:  «Wissenschaftl.  Verhandlungen  des  Seelándischen  Con- 
ventes»  (Dinamarca  181 6);  A.  Maury,  Nouvelles  recherches  sur  l'époque  a 
la  quelle  a  été  composé  l'ouvrage  connu  sous  le  titre  d'évangile  de  Nicodéme 
(París  1850);  C.  Tischendorf,  Pilati  circa  Christum  iudicio  quid  lucis  affe- 
ratur  ex  Actis  Pilati  (Lipsiae  1855);  C.  Guasti,  II  Passio  o  Vangelo  di  Nico- 
demo  volgarizzato  nel  buon  secólo  della  lingua  (Bologna  1862);  R.  A.  Lip- 
sius,  Die  Pilatus-acten  kritisch  untersucht  (Kiel  1871);  Wülcker,  Das  Evan- 
gelium Nicodemi  in  der  abendldndischen  Litteratur  (Paderborn  1872); 
K.  Amersbach,  Ueber  die  Identitdt  des  Verfassers  des  Evangelium  Nicodemi 
mit  Heinrich  Hesler  (Konstanz  1883)  [se  trata  de  una  v.  medieval  germánica 
en  verso,  cuyo  autor  se  quiso  identificar  con  Heinrich  Hesler,  autor  del 
Apocalipsis  de  San  Juan  en  lengua  germánica] ;  Ε.  V.  Barsov,  O  vozdejstvii 
Apokrifov  na  Obrijad  i  Ikonopis:  «Zurnal  Ministerstva  Narodnavo  Prosve- 
schenija»  (1885)  p.iuss.;  I.  Polivka,  Evangelium  Nicodemovo  ν  literaturách 
slovanskijch  (Casopis  1890-91);  H.  von  Schubert,  Die  Komposition  despseu- 
dopetrin.  Evangelienfragments  (Erlangen  u.  Leipzg  1893)  P.175SS.; 
Μ.  N.  Speranskij,  Slavjanskija  Apokrificheskija  Evangelija:  «Trudy  vosmavo 
archeologicheskavo  s'eszda  w  Moskwe»  II  (1895)  P.92SS. ;  Th.  Mommsen, 


426 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


Die  PUatusakten:  ZtNW  3  (1902)  198-205;  J.  Rendel-Harris,  The  Homeric 
Centones  and  the  Acts  of  Pílate  (London  1898);  E.  von  Dobschütz,  Der 
Process  Jesu  nach  den  Acta  Pilati:  ZtNW  3  (1902)  89.SS.;  K.  Lake,  Texts 
from  Mounl  Athos:  «Studia  Bíblica  et  Ecclesiastica»  V  2  (Oxford  1902) 
152SS. ;  A.  Stülcken  en  HenneckeNA  (1904)  P.74SS. ;  A.  Harnack,  Gesch. 
der  altchr.  Litt.  II  1  (1904)  603SS.;  BardenhewerGAL  I  (21913)  P.543SS.; 
E.  Darley,  Les  Acta  Salvatoris,  un  Evangile  dé  la  Passion  et  de  la  Résurrec- 
tion  et  une  mission  apostolique  en  Aquitaine  (París  1913);  Id.,  Les  Actes  du 
Sauveur,  la  Lettre  de  Pílate,  la  Mission  de  Volusien,  de  Nathan;  la  Vindicte. 
Leurs  origines  et  leurs  transformations  (París  19 19);  J.  Kroll,  Beitráge  zum 
Descensus  ad  Inferos  (Kónigsberg  1922);  H.  Leclercq:  DACHEL  I  (1924) 
C0I.2575SS.;  V  col. 2038;  A.  Mingana:  BulRy  12  (1926)  411SS.;  A.  M.  Vitti, 
Descensus  Christi  ad  inferos  iuxta  apocrypha:  VD  7  (1927)  138-44. 171-81 ; 
E.  Grace  Clark,  The  York  Plays  and  the  Cospel  of  Nicodemus:  «Public. 
Mod.  Lang.  Assoc.  America»  43  (1928)  153SS. ;  E.  Amann:  SupDBi  I 
(1928)  C0I.486SS. ;  J.  Kroll,  Gott  und  Hollé.  Der  Mythos  vom  Descensus- 
kampfe  (Leipzig  u.  Berlín  1932)  P.83SS. ;  Werner  Bieder,  Die  Vorstellung 
von  der  Hollenfahrt  fesu  Christi  (Zürich  1949)  [cf.  RBi  58  (1951)  99S.]; 
J.  Quasten,  Patrology  I  (Utrecht-Brussels  1950)  p.usss.;  F.  Pasquero, 
Apocrifi  di  Pilato:  EnCat  IX  (1952)  C0I.1473SS. 


A)    ACTAS  DE  PILATO 
PARTE  I 

Memorias  de  Nuestro  Señor  Jesucristo  compuestas 

EN  TIEMPO  DE  PoNCIO  PlLATO 

Prólogo 

Yo  Ananías,  protector,  de  rango  pretoriano,  legisperito, 
vine  por  medio  de  las  divinas  Escrituras  en  conocimiento  de 
Nuestro  Señor  Jesucristo  y  me  acerqué  a  El  por  la  fe,  y  se 


ΥΠΟΜΝΗΜΑΤΑ  ΤΟΥ  ΚΥΡΙΟΥ  ΗΜΩΝ  ΙΗΣΟΥ  ΧΡΙΣΤΟΥ 
ΠΡΑΧΘΕΝΤΑ  ΕΠΙ  ΠΟΝΤΙΟΥ  ΠΙΛΑΤΟΥ  « 

Πρόλογος  2 

Έγώ  Άνανίας  3,  ττροτίκτωρ  4  άττό  έττάρχων  τυγχάνων,  νομομαθής, 
έκ  των  θείων  γραφών  εττέγνων  τόν  κύριον  ημών  Ίησοΰν  Χριστόν  ττίστει 
ττροσελθών,  καταξιωθείς  δε  και  τοΟ  αγίου  βαπτίσματος-  Ιρευνήσας  δέ 

1  Este  título  está  tomado  de  los  códices  CG.  Los  manuscritos  ADEI 
ofrecen  algunas  variantes:  p.e.,  D  atribuye  la  obra  a  San  Juan  «el  Teólogo», 
apelativo  con  el  que  los  orientales  denominan  a  San  Juan  Evangelista;  Ε  la 
atribuye  a  Nicodemo  en  estos  términos :  "Υπομνήματα  των  ττραχθέντων  el;  τόν 


ACTAS  DE  PILATO 


427 


me  permitió  recibir  el  santo  bautismo;  ahora  bien,  después  de 
seguir  la  pista  a  las  memorias  relativas  a  Nuestro  Señor  Jesu- 
cristo que  se  hicieron  en  aquella  época,  y  que  los  judíos  deja- 
ron en  depósito  a  Poncio  Pilato,  las  encontré  escritas  como 
estaban  en  hebreo,  y  con  el  beneplácito  divino  las  traduje  al 
griego,  para  conocimiento  de  todos  los  que  invocan  el  nombre 


και  τά  υπομνήματα  τά  κατά  τόν  καιρόν  εκείνον  ττραχθέντα  επί  τοΰ 
δεσπότου  ημών  Ίησοΰ  Χριστοΰ,  ά  κατέθεντο  οΐ  Ιουδαίοι  επί  Ποντίου 
Πιλάτου,  ταΰτα  εΰρον  τά  ϋττομνήματα  έν  έβραϊκοΐς  γράμμσσιν,  και  Θεοΰ 
ευδοκία  μεθερμήνευσα  γράμμσσιν  έλληνικοΐς  εις  έττίγνωσιν  πάντων  των 


Κύριον  ημών  Ίησοΰν  Χριστόν  έπί  Ποντίου  Πιλάτου  ήγεμόνος,  συγγραφέντα  Οπό 
Νικόδημου  άρχοντος  συναγωγή;  τών  Ιουδαίων  γράμμασιν  έβραϊκοϊς. 

La  rec.  Β  lo  titula  por  su  parte:  Διήγησίξ  περί  του  πάθου$  του  Κυρίου  ημών 
Ίησοΰ  Χριστοΰ  και  της  άγίαξ  αύτοΰ  αναστάσεως,  συγγραφεΐσα  παρά  Ιουδαίου 
Αΐνέα  ονόματι. 

2  Esta  introducción  ofrece  diversos  problemas  críticos  en  relación  con 
el  nombre  del  supuesto  autor  y  con  la  fecha  en  que  se  supone  haber  sido 
compuesta  la  obra. 

Ante  todo,  fácilmente  se  aprecia  un. doble  prólogo:  el  primero  comienza 
en  las  palabras  Έγώ  Άνανίαξ,  y  el  segundo  empieza  a  partir  de  la  expresión 
Έν  ετει... 

En  relación  con  estos  prólogos,  los  manuscritos  adoptan  diversas  postu- 
ras: el  códice  C,  el  intérprete  copto  y  algún  manuscrito  latino  incluyen 
ambos;  los  códices  FH  los  omiten;  los  códices  ADEG  omiten  sólo  el  pri- 
mero, mientras  que  algunos  manuscritos  latinos  dejan  el  segundo. 

El  que  ambos  prólogos  sean  de  cuño  muy  antiguo  no  ofrece  duda  alguna, 
si  se  tiene  encuenta  el  testimonio  del  antiquísimo  intérprete  copto  que  los 
presenta.  El  primero  de  ellos  está,  además,  contenido,  sin  lugar  a  duda,  en 
el  palimpsesto  Vindobonense,  que  pertenece  al  siglo  V  o  VI.  De  lo  cual  se 
deduce  que  no  son  ninguno  de  ellos  una  añadidura  moderna. 

Pero  surge  el  problema  de  delimitar  lo  que  se  debe  al  autor  del  libro  y  lo 
que  se  debe  a  la  pluma  del  interpolador,  cuyas  huellas  están  bien  patentes. 
Tischendorf  (Ev.  Apocrypha  [2i8/6]  p.LVII-LVIII)  da  esta  atinada  solu- 
ción :  El  personaje  que  encontró  el  libro  (no  el  que  lo  compuso),  y,  después 
de  interpolarlo,  lo  publicó,  dándose  el  nombre  de  Ananías  y  diciendo  que  la 
obra  en  cuestión  había  sido  hallada  en  tiempo  de  Teodosio  y  Valentino, 
debió  añadir  al  principio  las  palabras  Έγώ  Άνανία;  y  anotar  a  continuación 
la  fecha  señalada  originariamente  en  el  libro:  "Εν  ετει...  hasta  τών  Ιουδαίων... 
τοΰ  Καϊάφα. 

Posteriormente  algunos  sintieron  preferencia  por  Nicodemo  frente  a 
Ananías,  como  intérprete  o  autor  del  libro,  y  añadieron  las  palabras  finales: 
όσα  μετά  τόν  σταυρόν,  en  que  se  da  este  papel  a  Nicodemo,  no  sin  antes 
haber  borrado,  cambiado  o  torpemente  repetido  las  palabras  Έγώ  Άνανία;, 
que  están  en  flagrante  contradicción  con  esta  cláusula  final. 

3  El  intérprete  copto  le  llama  Aeneas;  la  versión  latina,  Emaus. 

4  Este  latinismo  (v.  latina  protector),  así  como  los  muchos  barbarismos 
de  este  género  que  se  repiten  en  el  relato,  lejos  de  argüir  la  existencia  de  un 
supuesto  original  latino,  se  explica  perfectamente  por  la  erudición  jurídica 
d  e  nuestro  autor,  a  la  que  ya  hicimos  alusión  en  la  introducción.  Es  conocido, 


42S 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  durante  el  reinado  de  Flavio 
Teodosio,  nuestro  señor,  en  el  año  17,  y  sexto  de  Flavio 
Valentino,  en  la  indicción  novena. 

Todos,  pues,  cuantos  leáis  y  trasladéis  esto  a  otros  libros, 
acordaos  y  pedid  por  mí  para  que  el  Señor  sea  piadoso  con- 
migo y  me  perdone  los  pecados  que  he  cometido  contra  él. 

Paz  a  los  lectores  y  a  los  oyentes  y  a  sus  servidores.  Amén. 

En  el  año  décimoquinto  del  gobierno  de  Tiberio  César, 
emperador  de  los  romanos;  en  el  año  décimonono  del  gobier- 
no de  Herodes,  rey  de  Galilea;  en  el  día  octavo  de  las  calendas 
de  abril,  correspondiente  al  día  25  de  marzo;  durante  el  con- 
sulado de  Rufo  y  Rubelión;  en  el  año  cuarto  de  la  olimpíada  202; 
siendo  a  la  sazón  sumo  sacerdote  de  los  judíos  José  Caifás. 
Todo  lo  que  narró  Nicodemo  a  raíz  del  tormento  de  cruz  y  de 
la  pasión  del  Señor,  lo  transmitió  a  los  príncipes  de  los  sacer- 
dotes y  a  los  demás  judíos,  después  de  haberlo  redactado  él 
mismo  en  hebreo. 


Επικαλουμένων  τό  όνομα  του  κυρίου  ημών  Ίησοΰ  Χρίστου  εττϊ  της  βα- 
σιλείας τοΰ  δεσπότου  ήμών  Φλαβίου  Θεοδοσίου,  έτους  ετττακαιδεκά- 
του,  και  Φλαβίου  Ούαλεν-nvtavoO  τό  έκτον,  έν  Ίνδικτιώνι  θ'  5. 

Πάντες  οΰν  όσοι  άναγινώσκετε  και  μεταβάλλετε  εις  έτερα  βιβλία, 
μνημονεύετε  μου  και  ευχεσθε  υπέρ  έμοΰ,  ίνα  'ίλεός  μοι  γένηται  ό  Θεός 
και  ίλάσηται  ταΐς  άμαρτίαις  μου  άς  ήμαρτον  εις  αυτόν. 

Ειρήνη  τοις  άναγινώσκουσι  και  τοις  άκούουσι  κα'ι  τοϊς  οίκέταις  αυ- 
τών. Αμήν. 

Έν  έ'τει  πεντεκαιδεκάτω  6  της  ηγεμονίας  Τιβερίου  Καίσαρος,  βασι- 
λέως "Ρωμαίων,  και  Ήρώδου  βασιλέως  της  Γαλιλαίας,  έν  ετει  έννεακαι- 
δεκάτω  έπ'ι  της  άρχής  αΰτοΰ,  τη  πρό  οκτώ  κσλανδών  Άπριλλίων,  ήτις 
εστίν  είκάς  πέμπτη  Μαρτίου,  έν  ΰπατεία  'Ρούφου  κα'ι  'Ρουβελλίωνος,  έν 
τώ  τετάρτω  έτει  της  διακοσιοστής  δευτέρας  Ολυμπιάδος,  επί  άρχιερέως 
τών  Ιουδαίων  Ίωσήπου,  τοΰ  Καϊάφα.  "Οσα  μετά  τόν  σταυρόν  και  τό 
πάθος  του  Κυρίου  ίστορήσας  Νικόδημος,  παρέδωκεν  τοις  άρχιερεΰσιν  και 
τοις  άλλοις  Ίουδαίοις,  συνέταξεν  δε  ό  αΰτός  Νικόδημος  γράμμασιν 
έβραϊκοΐς  ~¡. 


por  otra  parte,  e!  influjo  que  en  este  sector'  ejerció  la  lengua  latina,  influjo 
que  se  acentuó  durante  la  época  en  que  los  escritores  de  la  koiné  estaban 
sometidos  al  yugo  romano. 

5  Esto  es,  en  el  año  424-25  p.C.  La  versión  latina  señala  el  año  dieciocho 
del  reinado  de  Teodosio.  En  realidad  es  ésta  la  fecha  en  que  fué  interpolado 
el  escrito. 

6  DE:  όκτωκαιδεκάτω. 

7  La  rec.  griega  B,  después  de  enunciar  el  título  y  señalar  la  fecha, 
presenta  el  escrito  diciendo  simplemente  que  Nicodemo  llamó  a  cierto  judío 
por  nombre  Eneas  y  le  ordenó  que  consignara  por  escrito  todo  lo  que  se 


ACTAS  DE  PILATO 


429 


I 

i.  Después  de  haberse  reunido  en  consejo  los  príncipes 
de  los  sacerdotes  y  los  escribas,  Anás  y  Caifás  y  Semes  y 
Dothaim  y  Gamaliel,  Judas,  Leví  y  Neftalí,  Alejandro  y  Jairo 
y  los  restantes  de  entre  los  judíos,  se  presentaron  ante  Pilato 
acusando  a  Jesús  de  muchas  fechorías,  diciendo:  «Sabemos  que 
éste  es  hijo  de  José  el  carpintero  y  que  nació  de  María,  y  se 
llama  a  sí  mismo  hijo  de  Dios  y  rey;  además  profana  el  sábado 
y  aun  pretende  abolir  la  ley  de  nuestros  padres».  Díjoles  Pi- 
lato: «¿Y  qué  es  lo  que  hace  y  lo  que  pretende  abolir?»  Dijeron 
los  judíos:  «Tenemos  una  ley  que  prohibe  curar  a  alguien  en 
sábado;  pues  bien,  éste,  sirviéndose  de  malas  artes,  ha  curado 
en  sábado  a  cojos,  jorobados,  impedidos,  ciegos,  paralíticos, 
sordos  y  endemoniados».  Díjoles  Pilato:  «¿Por  qué  clase  de 


I 

ι.  Συμβούλιον  yáp  ποιήσαντες  S  oí  αρχιερείς  και  oi  γραμματείς, 
"Αννας  και  Καϊάφας  και  Σήμης  καί  Δαθαής  και  Γαμαλιήλ,  Ιούδας,  Λευίς 
και  Νεφθαλείμ.  Αλέξανδρος  και  Ίάειρος  και  oi  λοιποί  των  Ιουδαίων, 
ήλθον  πρός  Πιλάτον  κατηγοροϋντες  του  Ίησοΰ  περί  πολλών  πράξεων 
λέγοντες·  «Τοΰτον  οίδαμεν  όντα  υίόν  Ιωσήφ  του  τέκτονος  άπό  Μαρίας 
γεννηθέντα,  και  λέγει  εαυτόν  εΐνα'  υίόν  Θεοΰ  καϊ  βασιλέα,  άλλα  κα'ι  τά 
σάββατα  βέβηλοι  και  τόν  πάτριον  νόμον  ημών  βούλεται  καταλΰσαι»  9. 
Λέγει  αΰτοΐς  ό  Πιλάτος·  «Και  τίνα  εστίν  ά  πράττει  καί  βούλεται  κατα- 
λΰσαι;» Λέγουσιν  οι  Ιουδαίοι·  «Νόμον  εχομεν  έν  σαββάτω  μη  θεραπεΰ- 
σαί  τινα·  ούτος  δέ  χωλούς  καί  κυρτούς  ξηρούς  τε  καί  τυφλούς  καί  παρα- 
λυτικούς κωφούς  καί  δαιμονιζομένους  έθεράπευσεν  έν  σαββάτω  άπό  κα- 
κών πράξεων»  10.  Λέγει  αύτοΐς  ó  Πιλάτος·  «Ποίων  κακών  πράξεων;» 

hizo  contra  Jesús  en  tiempo  de  Anás  y  Caifás.  Cuando  le  fué  entregado  el 
trabajo,  el  mismo  Nicodemo  lo  tradujo  del  hebreo  al  griego. 

8  Estas  palabras  iniciales  fueron  añadidas,  en  opinión  de  Tischendorf, 
por  el  mismo  interpolador  que  publicó  este  escrito  a  nombre  de  Ananías. 
El  códice  D  hace  preceder,  además,  una  introducción,  en  que  describe 
pormenorizadamente  la  vida  y  hechos  de  los  dos  ladrones,  Gestas  y  Dimas, 
en  términos  muy  parecidos  a  los  de  la  Declaración  de  José  c.i  (cf.  más  abajo), 
y  se  inserta  un  relato  resumido  del  prendimiento  de  Jesús. 

9  La  rec.  Β  da  únicamente  los  nombres  de  Judas,  Leví,  Neftalí,  Alejan- 
dro y  Siró,  los  cuales,  según  ella,  fueron  enviados  por  los  pontífices  para 
testificar  contra  Jesús. 

1 0  En  este  lugar,  la  rec.  Β  parece  haber  pretendido  aclarar  las  expresio- 
nes de  nuestro  texto.  Según  ella,  los  judíos  acusan  a  Jesús  en  general  de 
hacer  curaciones  en  sábado.  Pilato  entonces  les  dice:  «Si  devuelve  la  salud 
a  los  enfermos,  no  hace  ningún  mal».  Los  judíos  replican:  «Si  realizara  ho- 


430 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


malas  artes?»  Ellos  dijeron:  «Es  un  mago;  por  virtud  de  Beel- 
zebú,  príncipe  de  los  demonios,  expulsa  a  éstos  y  todos  se  le 
someten».  Díjoles  Pilato:  «Esto  no  es  echar  los  demonios  por 
virtud  de  un  espíritu  inmundo,  sino  por  virtud  del  dios  Es- 
culapio». 

2.  Dijeron  los  judíos  a  Pilato:  «Rogamos  a  tu  majestad  que 
sea  presentado  ante  tu  tribunal  para  que  pueda  ser  oído».  Lla- 
móles entonces  Pilato  y  les  dijo:  «Decidme  vosotros  a  mí  cómo 
yo,  que  soy  un  mero  gobernador,  voy  a  someter  a  interroga- 
torio a  todo  un  rey».  Ellos  respondieron:  «Nosotros  no  decimos 
que  sea  rey,  sino  que  se  da  a  sí  mismo  ese  título».  Pilato  llamó 
entonces  al  mensajero  para  decirle:  «Séame  presentado  aquí 
Jesús  con  toda  deferencia».  Salió,  pues,  el  mensajero  y,  nada 
más  identificarle,  le  adoró;  cogió  después  el  manto  que  llevaba 
en  su  mano  y  lo  extendió  en  el  suelo,  diciendo:  «Señor,  pasa 
por  encima  y  entra,  que  te  llama  el  gobernador».  Viendo  los 
judíos  lo  que  había  hecho  el  mensajero,  levantaron  el  grito 
contra  Pilato,  diciendo:  «¿Por  qué  te  has  servido  de  un  mensa- 
jero para  hacerle  entrar,  y  no  de  un  simple  pregonero?  Sábete 


Λέγουσιν  αύτω·  «Γόης  έστίν,  και  έν  Βεελζεβούλ,  άρχοντι  των  δαιμο- 
νίων, έκβάλλει  τά  δαιμόνια,  και  ττάντα  αύτω  υποτάσσεται».  Λέγει  αΰ- 
τοϊς  ό  Πιλάτος-  «Τούτο  ούκ  εστίν  έν  ττνεύματι  άκαθάρτω  έκβάλλειν  τά 
δαιμόνια,  άλλ'  έν  θεώ  τω  'Ασκλητπω». 

2.  Λέγουσιν  οί  Ιουδαίοι  τω  Πιλάτω·  «Άξιοΰμεν  το  σον  μέγεθος 
ώστε  αυτόν  τταραστήναι  τω  βήματί  σου  και  άκουσθήναι».  Καί  ττροσκα- 
λεσάμενος  αυτούς  ό  Πιλάτος,  λέγει·  «Εΐττατέ  μοι  ÓTt  ττώς  δύναμαι  έγώ 
ήγεμών  ων  βασιλέα  έξετάσαι;»  Λέγουσιν  αύτω-  «Ήμεϊς  ού  λέγομεν  βα- 
σιλέα αύτόν  είναι,  άλλ'  αύτός  εαυτόν  λέγει».  Προσκαλεσάμενος  δε  ό  Πι- 
λάτος τον  κούρσωρα,  λέγει  αύτω·  «Μετά  έτπεικείας  άχθήτω  ό  Ίησοϋς»  Π. 
Έκβάς  δέ  ό  κούρσωρ  κα'ι  γνωρίσας  αύτόν,  ττροσεκύνησεν,  καΊ  λαβών 
τό  καθάττλωμα  της  χειρός  αϋτοΰ  ήττλωσεν  χαμαί  καί  λέγει  αύτω·  «Κύριε, 
ώδε  ττεριττάτησον  καί  εϊσελθε,  ότι  καλεί  σε  ό  ήγεμών».  Ίδόντες  δέ  ol 
Ιουδαίοι  δ  έττοίησεν  ό  κούρσωρ  κατέκραξαν  του  Πιλάτου  λέγοντες- 
«Διατί  ύττό  ττραίκωνος  αύτόν  ούκ  εκέλευσας  είσελθεΐν,  άλλ'  ύττό  κούρ- 

nestamente  sus  curaciones,  no  sería  un  mal  mayor;  pero  es  que  para  efec- 
tuarlas se  sirve  de  la  magia  y  tiene  los  demonios  de  su  parte».  A  lo  que 
responde  Pilato:  «El  curar  a  un  enfermo  no  es  obra  diabólica,  sino  carisma 
otorgado  por  Dios». 

1 1  La  rec.  Β  dice  que  Pilato  se  despojó  de  su  propio  manto  y  se  lo  en- 
tregó a  un  ordenanza,  que  el  códice  Β  llama  Rachaab  (este  nombre  reapa- 
rece en  la  Carta  de  Tiberio  a  Pilato),  con  el  fin  de  que  se  lo  mostrara  a  Jesús 
y  le  invitara  a  ir  a  su  presencia.  Marchó  el  ordenanza  y,  según  el  citado 
códice  B,  encontró  a  Jesús  montado  en  un  asno.  Y,  al  ver  que  los  judíos 
tendían  sus  ropas  en  tierra  a  su  paso,  quiso  hacer  él  lo  propio  y  extendió 
en  el  suelo  el  manto  de  Pilato,  haciendo  pasar  por  encima  a  Jesús. 


ACTAS  DE  PILATO 


431 


que  el  mensajero,  nada  más  verle,  le  ha  adorado  y  ha  extendido 
su  manto  sobre  el  suelo,  haciéndole  caminar  por  encima  como 
si  fuera  un  rey». 

3.  Mas  Pilato  llamó  al  mensajero  y  le  dijo:  «¿Por  qué  has 
hecho  esto  y  has  extendido  tu  manto  sobre  el  suelo,  haciendo 
pasar  por  encima  a  Jesús?»  Respondió  el  mensajero:  «Señor 
gobernador,  cuando  me  enviaste  a  Jerusalén  al  lado  de  Ale- 
jandro, le  vi  sentado  sobre  un  asno  y  los  niños  de  los  hebreos 
iban  clamando  con  ramos  en  sus  manos,  mientras  otros  ex- 
tendían sus  vestiduras  en  el  suelo  diciendo:  Sálva[nos],  tú  que 
estás  en  las  alturas;  bendito  el  que  viene  en  el  nombre  del  Señor». 

4.  Los  judíos  entonces  comenzaron  a  gritar  y  dijeron  al 
mensajero:  «Los  muchachos  hebreos  clamaban  en  su  lengua, 
¿cómo,  pues,  te  has  enterado  de  su  equivalencia  en  griego?» 
Díjoles  Pilato:  «¿Cómo  süena  en  hebreo  lo  que  ellos  decían  a 
grandes  voces?»  Respondieron  los  judíos:  «Hosanna  membro- 
me;  baruchamma;  adonai».  Díjoles  entonces  Pilato: «  ¿Y  qué  sig- 
nifica hosanna  y  lo  demás?»  Respondieron  los  judíos:  «Sil- 
va [nos],  tú  que  estás  en  las  alturas;  bendito  el  que  viene  en  el 


σωρός;  Kod  γάρ  ό  κούρσωρ  θεασάμενος  αύτόν  προσεκύνησε,  και  τό  φα- 
κεώλιον  αύτοΰ  ήπλωσε  χαμαί  και  ως  βασιλέα  αύτόν  περιπάτησα!  πε- 
ποίηκεν»  1  Ia. 

3·  Ό  δέ  Πιλάτος  μετακαλεσάμενος  τον  κούρσωρα,  λέγει  αύτω-  «Τί 
τοΰτο  έποίησας,  και  ήπλωσας  τό  φακεώλιόν  σου  επί  της  γης  και  έπ' 
αύτω  περιπατήσαι  πεποίηκας  τόν  Ίησοΰν;»  Λέγει  αύτω  ó  κούρσωρ- 
«Κύριε  ήγεμών,  δτε  με  άπέστειλας  εις  Ιεροσόλυμα  πρός  τόν  Άλέξανδρον, 
είδον  αύτόν  καθήμενον  έπί  όνου,  και  οί  παίδες  των  Εβραίων  κλάδους 
κατεΐχον  έν  ταϊς  χερσίν  αυτών  και  εκραζον,  άλλοι  δέ  ύπεστρώννυον  τά 
ιμάτια  αύτών  λέγοντες-  Σώσον  δή,  ό  έν  τοις  ύψίστοις-  εύλογημένος  ó 
ερχόμενος  έν  ονόματι  Κυρίου»  12. 

4·  Κράζουσιν  οί  Ιουδαίοι  λέγοντες  προς  τόν  κούρσωρα·  «Οί  μέν 
παίδες  τών  Εβραίων  έβραϊστί  εκραζον,  πόθεν  δέ  σοι  τό  ελληνιστί;» 
Λέγει  αύτοϊς  ό  κούρσωρ·  «Ήρώτησά  τίνα  τών  Ιουδαίων  και  είπα·  Τί 
έστιν  δ  κράζουσιν  έβραϊστί;  Κόκεΐνός  μοι  έρμήνευσεν».  Λέγει  αύτοϊς  ό 
Πιλάτος·  «Πώς  δέ  έκραζον  έβραϊστί;»  Λέ/ουσιν  αύτω  οί  Ιουδαίοι-  «Ωσαν- 
νά μεμβρομή·  βαρουχαμμά-  άδοναί».  Λέγει  αύτοίς  ό  Πιλάτος·  «ΚαΊ  τό 
ώσαννά  και  τά  λοιπά  τί  έρμηνεύεται;»  Λέγουσιν  αύτω  οί  Ιουδαίοι- 
«Σώσον  δή,  ό  έν  τοις  ϋψίστοις-  εύλογημένος  ό  έρχόμενος  έν  ονόματι  Κυ- 


1  la  Una  de  las  columnas  del  ciborium  de  San  Marcos  (Venecia),  escul- 
pida en  el  siglo  VI,  hace  alusión  a  este  episodio:  Cristo  comparece  ante  el 
tribunal  de  Pilato  y  una  figura  arroja  ante  él  un  paño  que  asemeja  una  capa. 
Arriba  se  lee  la  inscripción:  traditvr  iesvs  militib'flagellatvs. 

12  Cf.  Mt.  2i,8s. 


432 


APOCRIFOS  DE  LA  PASION  V  RESURRECCIÓN 


nombre  del  Señor».  Díjoles  Pilato:  «Si  vosotros  mismos  dais 
testimonio  de  las  voces  que  salieron  de  la  boca  de  los  mucha- 
chos, ¿en  qué  ha  faltado  el  mensajero?»  Ellos  callaron.  Dijo 
entonces  el  gobernador  al  mensajero:  «Sal  e  introdúcele  de  la 
manera  que  te  plazca».  Salió,  pues,  el  mensajero  e  hizo  lo  mis- 
mo que  la  vez  anterior,  diciendo  a  Jesús:  «Señor,  entra;  el 
gobernador  te  llama». 

5.  Pero  en  el  momento  en  que  entraba  Jesús,  mientras 
los  abanderados  sostenían  los  estandartes,  los  bustos  de  éstos 
se  inclinaron  y  adoraron  a  Jesús.  Los  judíos  que  vieron  la  ac- 
titud de  los  estandartes,  cómo  se  habían  inclinado  y  adorado 
a  Jesús,  comenzaron  a  gritar  desaforadamente  contra  los  aban- 
derados. Mas  Pilato  les  dijo:  «¿No  os  causa  admiración  el  ver 
cómo  se  han  inclinado  los  bustos  y  han  adorado  a  Jesús?» 
Respondieron  los  judíos  a  Pilato:  «Nosotros  mismos  hemos 
visto  cómo  los  abanderados  los  han  inclinado  y  le  han  adorado». 
El  gobernador  llamó  entonces  a  los  abanderados  y  les  dijo: 
«¿Por  qué  habéis  obrado  así?»  Ellos  respondieron  a  Pilato:  «Nos- 
otros somos  griegos  y  servidores  de  las  divinidades,  ¿cómo, 
pues,  íbamos  a  adorarle?  Sábete  que,  mientras  estábamos  sos- 
teniendo los  bustos,  éstos  por  sí  mismos  se  inclinaron  y  le 
adoraron». 


píou»  13.  Λέγει  αύτοΐς  ό  Πιλάτος-  «Et  ύμεϊς  μαρτυρείτε  τάς  φωνάς  τάς 
παρά  των  παίδων  λεχθείσας,  τί  ήμαρτεν  ό  κούρσωρ;»  Οί  δέ  έσιώπη- 
σαν.  Λέγει  ό  ήγεμών  τω  κούρσωρι·  «"Εξελθε  και  ο'ίω  βούλει  τρόπω 
εΐσάγαγε  αυτόν».  Έκβάς  δέ  ό  κούρσωρ  έποίησεν  το  σχήμα  τό  πρώτον 
και  λέγει  τω  Ίησοΰ·  «Κύριε,  εΐσελθε·  ό  ήγεμών  σε  καλεί». 

5.  Είσελθόντος  δέ  του  Ίησοΰ  κα'ι  τών  σιγνοφόρων  κατεχόντων  τά 
σίγνσ,  έκάμφθησαν  αί  προτομαϊ  τών  σιγνων  κα'ι  προσεκύνησαν  τω 
Ιησού.  Ίδόντες  δέ  οί  Ιουδαίοι  τό  σχήμα  τών  σιγνων,  τό  πώς  έκάμφθη- 
σαν κα'ι  προσεκύνησαν  τω  Ίησοΰ,  περισσώς  έκραζον  κατά  τών  σιγνο- 
φόρων. Ό  δέ  Πιλάτος  λέγει  προς  τούς  Ιουδαίους·  «Ού  θαυμάζετε  πώς 
έκάμφθησαν  αί  προτομαϊ  κα'ι  προσεκύνησαν  τω  Ίησοΰ;»  Λέγουσιν  οί 
Ιουδαίοι  πρός  Πιλάτον  «Ήμεΐς  εϊδομεν  πώς  έκαμψαν  οί  σιγνοφόροι  καί 
προσεκύνησαν  ούτω».  Προσκαλεσάμενος  δέ  ό  ήγεμών  τούς  σιγνοφόρους 
λέγει  αύτοϊς·  «Τί  ούτως  έποιήσατε;»  Λέγουσιν  τω  Πιλάτω·  «Ημείς 
άνδρες  έλληνές  έσμεν  καί  ίερόδουλοι,  κα'ι  πώς  εΐχαμεν  προσκυνήσαι  αύ- 
τώ; Καί  γάρ  κατεχόντων  ήμών  τάς  προτομάς  έαυταίς  έκάμφθησαν  καί 
προσεκύνησαν  αύτώ»  14. 


1 3  La  rec.  Β  dice  «sálvanos»,  σώσον  ήμδ?. 

14  Todo  este  diálogo  entre  Pilato  y  los  portaestandartes  falta  en  el 
códice  D. 


ACTAS  DE  PILATO 


433 


6.  Dijo  entonces  Pilato  a  los  archisinagogos  y  ancianos  del 
pueblo:  «Escoged  vosotros  mismos  unos  cuantos  varones  for- 
zudos y  robustos;  que  ellos  sostengan  los  estandartes  y  veamos 
si  éstos  se  inclinan  por  sí  mismos».  Tomaron,  pues,  los  ancia- 
nos de  los  judíos  doce  hombres  forzudos  y  robustos,  a  quienes 
obligaron  a  sostener  los  estandartes  en  grupos  de  seis,  y  que- 
daron en  pie  ante  el  tribunal  del  gobernador.  Dijo  entonces 
Pilato  al  mensajero:  «Sácale  fuera  del  pretorio  e  introdúcele  de 
nuevo  de  la  manera  que  te  plazca».  Y  salió  Jesús  del  pretorio 
acompañado  del  mensajero.  Llamó  entonces  Pilato  a  los  que 
anteriormente  sostenían  los  bustos  y  les  dijo:  «He  jurado  por 
la  salud  del  César  que,  si  no  se  doblegan  los  estandartes  a  la 
entrada  de  Jesús,  os  cortaré  las  cabezas».  Y  ordenó  de  nuevo 
el  gobernador  que  entrara  Jesús.  El  mensajero  observó  la  misma 
conducta  que  al  principio  y  rogó  encarecidamente  a  Jesús  que 
pasara  por  encima  de  su  manto.  Y  caminó  sobre  él  y  penetró 
dentro.  Mas,  en  el  momento  de  entrar,  se  doblegaron  de  nuevo 
los  estandartes  y  adoraron  a  Jesús. 

II 

r.  Cuando  vió  esto  Pilato,  se  llenó  de  miedo  y  se  dispuso 
a  dejar  el  tribunal.  Pero,  mientras  estaba  aún  pensando  en 


6.  Λέγει  ό  Πιλάτος  τοις  άρχισυναγώγοις  και  τοις  πρεσβυτέροις  τοΰ 
λαοΰ·  «Έξελέξασθε  ύμεΐς  άνδρας  δυνατούς  κα'ι  κραταιούς,  και  αύτοϊ  κα- 
τάσχωσιν  τά  σίγνα  και  εΐδωμεν  εί  έαυτοΐς  κάμπτονται».  Έπιλαβόμενοι 
δέ  οϊ  πρεσβύτεροι  των  Ιουδαίων  άνδρας  δώδεκα  κραταιούς  και  δυνα- 
τούς, άμα  εξ  εποίησαν  κατασχεϊν  τά  σίγνα,  και  εστάλησαν  έμπροσθεν 
τοΰ  βήματος  τοΰ  ήγεμόνος.  Και  λέγει  ό  Πιλάτος  τω  κούρσωρι·  «"Εκβαλε 
αύτόν  εξω  τοΰ  πραιτωρίου,  και  είσάγαγε  αύτόν  πάλιν  οΐω  βούλει  τρό- 
πω». Και  έξήλθεν  εξω  τοΰ  πραιτωρίου  ό  Ίησοΰς  και  ό  κούρσωρ.  Και 
προσκαλεσάμενος  ό  Πιλάτος  τούς  πρώην  κατέχοντας  τάς  προτομάς  λέγει 
αύτοΐς-  «"Ωμοσα  κατά  της  σωτηρίας  Καίσαρος  ότι  εάν  μή  καμφθώσιν 
τά  σίγνα  είσιόντος  τοΰ  Ίησοΰ,  άποτεμώ  τάς  κεφαλάς  ύμών».  Κα'ι  έκέ- 
λευσεν  ό  ήγεμών  έκ  δευτέρου  εΐσελθεϊν  τόν  Ίησοΰν.  Και  έποίησεν  ό  κούρ- 
σωρ τό  σχήμα  το  πρώτον,  και  πολλά  παρεκάλεσε  τόν  Ίησοΰν  ίνα  έπι- 
βή  Ιπϊ  τοΰ  φακεωλίου  αύτοΰ.  Και  έπέβη  καΐ  είσήλθεν.  Είσελθόντος  δέ 
αύτοΰ  έκάμφθησαν  πάλιν  τά  σίγνα  κα'ι  προσεκύνησαν  τω  Ίησοΰ  15. 

II 

I.  Ό  δέ  Πιλάτος  ίδών  εμφοβος  γενόμενος  έζήτησεν  άναστήναι  άπό 
τοΰ  βήματος.  "Ετι  δέ  αύτοΰ  ένθυμουμένου  άναστήναι,  ή  γυνή  αύτοΰ 


1 5  La  rec.  Β  no  da  sino  un  pequeño  resumen  de  este  segundo  episodio. 


434 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


levantarse,  su  mujer  le  envió  esta  misiva:  «No  te  metas  para 
nada  con  este  justo,  pues  durante  la  noche  he  sufrido  mucho 
por  su  causa».  Pilato  entonces  llamó  a  todos  los  judíos  y  les 
dijo:  «¿Sabéis  que  mi  mujer  es  piadosa  y  que  propende  más 
bien  a  secundaros  en  vuestras  costumbres  judías?»  Ellos  dije- 
ron: «Sí;  lo  sabemos».  Díjoles  Pilato:  «Pues  bien,  mi  mujer  acaba 
de  enviarme  este  recado:  No  te  metas  para  nada  con  ese  justo, 
pues  durante  la  noche  he  sufrido  mucho  por  su  causa».  Pero 
los  judíos  respondieron  a  Pilato  diciendo:  «¿No  te  hemos  dicho 
que  es  un  mago?  Sin  duda  ha  enviado  un  sueño  quimérico  a 
tu  mujer». 

2.  Pilato  llamó  entonces  a  Jesús  y  le  dijo:  «¿Cómo  es  que 
éstos  dan  testimonio  contra  ti?  ¿No  dices  nada?»  Jesús  respon- 
dió: «Si  no  tuvieran  poder  para  ello,  nada  dirían,  pues  cada 
uno  es  dueño  de  su  boca  para  hablar  cosas  buenas  y  malas; 
ellos  verán». 

3.  Mas  los  ancianos  de  los  judíos  respondieron  diciendo 
a  Jesús:  «¿Qué  es  lo  que  nosotros  vamos  a  ver?  Primero,  que 
tú  has  venido  al  mundo  por  fornicación;  segundo,  que  tu  naci- 
miento en  Belén  trajo  como  consecuencia  una  matanza  de 


επεμψεν  πρός  αύτόν  λέγουσα-  «Μηδέν  σοι  και  τώ  άνθρώπω  τώ  δικαίω 
τούτω-  πολλά  γαρ  έπαθον  δι'  αύτόν  νυκτός»  16 .  Ό  δέ  Πιλάτος  προσκα- 
λεσάμενος  τους  Ιουδαίους  απαντάς  λέγει  αϋτοΐς·  «Οϊδατε  δτι  ή  γυνή 
μου  Θεοσεβής  εστίν  και  μάλλον  ίουδαΐζει  συν  ΰμΐν».  Λέγουσιν  αύτω· 
«Ναί,  οϊδαμεν».  Λέγει  αΰτοϊς  ό  Πιλάτος-  «Ιδού  επεμψεν  ή  γυνή  μου  λέ- 
γουσα· μηδέν  σο'ι  και  τω  άνθρώπω  τω  δικαίω  τούτω·  πολλά  γάρ  έπα- 
θον δι'  αύτόν  νυκτός».  ΆποκριΘέντες  δέ  οί  Ιουδαίοι  λέγουσιν  τω  Πιλά- 
τω·  «Μη  ουκ  εϊπαμέν  σοι  ότι  γόης  έστίν;  Ιδού  όνειροπόλημα  έπεμψε 
πρός  την  γυναικά  σου»  17. 

2.  Ό  δέ  Πιλάτος  προσκαλεσάμενος  τόν  Ίησοΰν  λέγει  αύτω-  «Τ: 
ούτοί  σου  καταμαρτυροϋσιν;  Ούδέν  λαλείς;»  Ό  δέ  Ιησούς  έφη·  «Εί  μη 
είχον  έξουσίαν,  ούδέν  έλαλούσαν-  εις  γάρ  έκαστος  έξουσίαν  έχει  τοΰ  στό- 
ματος αύτοΰ  λαλεΐν  άγαθά  τε  κα'ι  πονηρά·  αύτοι  δψονται». 

3·  Άποκριθέντες  δέ  οί  πρεσβύτεροι  τών  Ιουδαίων  λέγουσιν  τω  Ιη- 
σού· «Τί  ήμεΐς  οψόμεθα;  Πρώτον  ότι  έκ  πορνείας  γεγέννησαι·  δεύτερον 
δτι  ή  ση  γέννησις  έν  Βηθλεέμ  νηπίων  άναίρεσις  γέγονεν  τρίτον  δτι  ό 


1  6  En  muchos  lugares  de  este  ciclo  se  da  a  la  mujer  de  Pilato  el  nombre 
de  Procla  (Procula  en  latín)  o  Claudia  Procla.  El  pasaje  de  Mt.  27,19,  en  que 
se  describe  este  episodio  y  otras  tradiciones  populares  de  que  se  hacen  eco 
los  apócrifos,  han  sido  la  causa  de  que  en  varios  lugares  del.  Oriente  se 
considere  como  santa  a  esta  mujer,  rindiéndosele  culto  como  a  tal. 

1  7  La  palabra  όυειροπόλημα  se  encuentra  reemplazada  por  όνείρατα  en  el 
códice  Λ  y  por  όνειρον  πεταπόν  (?)  en  el  códice  E. 


ACTAS  DE  PILATO 


435 


niños;  tercero,  que  tu  padre  José  y  tu  madre  María  huyeron 
a  Egipto  por  encontrarse  cohibidos  entre  el  pueblo». 

4.  Dijeron  entonces  algunos  de  los  allí  presentes,  que  eran 
judíos  piadosos:  «Nosotros  no  estamos  conformes  con  que  ha 
nacido  de  fornicación,  sino  que  sabemos  que  José  se  desposó 
con  María  y  que  no  ha  sido  engendrado  fornicariamente». 
Dijo  Pilato  a  los  judíos  que  afirmaban  su  origen  fornicario: 
«No  es  verdad  esto  que  decís,  puesto  que  se  celebraron  los 
esponsales,  según  vuestros  mismos  compatriotas  afirman».  Di- 
jeron entonces  Anás  y  Caifás  a  Pilato:  «Todos  en  masa  estamos 
dando  voces  y  no  se  nos  cree  el  que  haya  nacido  de  fornica- 
ción; éstos  son  prosélitos  y  discípulos  suyos».  Llamó  Pilato  a 
Anás  y  a  Caifás  y  les  dijo:  «¿Qué  significa  la  palabra  proséli- 
tos?» Ellos  respondieron:  «Que  nacieron  de  padres  griegos  y 
ahora  se  han  hecho  judíos».  A  lo  que  repusieron  los  que  afir- 
maban que  [Jesús]  no  había  nacido  de  fornicación  (esto  es: 
Lázaro,  Asterio,  Antonio,  Santiago,  Amnes,  Zeras,  Samuel, 
Isaac,  Finees,  Crispo,  Agripa  y  Judas):  «Nosotros  no  hemos 
nacido  prosélitos,  sino  que  somos  hijos  de  judíos,  y  decimos 
la  verdad,  pues  nos  encontramos  presentes  en  los  esponsales  de 
José  y  de  María». 


ττατήρ  σου  Ιωσήφ  και  ή  μήτηρ  σου  Μαριάμ  εφυγον  εις  Αιγύπτου,  δια 
το  μή  Ιχειν  αυτούς  τταρρησίαν  εν  τω  λαώ»  1*\ 

4·  Λέγουσίν  τίνες  των  έστηκότων  εύλαβεϊς  έκ  τών  Ιουδαίων 
«Ήμεΐς  ού  λέγομεν  αύτόν  είναι  εκ  πορνείας,  άλλα  οΐδαμεν  δτι  έμνηστεύ- 
σατο  ό  Ιωσήφ  τήν  Μαριάμ,  και  ού  γεγέννηται  έκ  πορνείας».  Λέγει  ό  Πι- 
λάτος πρός  τούς  Ιουδαίους  τους  λέγοντας  είναι  αϋτόν  έκ  πορνείας·  «Ούτος 
ό  λόγος  ΰμών  οϋκ  εστίν  άληθής,  ότι  δρμαστρα  γέγοναν,  καΟά  αύτοΐ 
λέγουσίν  οΐ  σύνεθνοι  ΰμών».  Λέγουσίν  τω  Πιλάτω  "Αννας  και  Καϊάφας· 
«"Απαν  τό  πλήθος  κράζομεν  και  ού  πιστευόμεθα  ότι  έκ  πορνείας  γεγέν- 
νηται- ούτοι  προσήλυτοί  είσιν  και  μαθηταί  αύτοΰ».  Και  προσκαλεσάμε- 
νος  ό  Πιλάτος  "Ανναν  και  Καϊάφαν  λέγει  αύτοΐς-  «Τί  έστιν  προσήλυτοί;» 
Λέγουσίν  αύτω·  «Ελλήνων  τέκνα  έγεννήθησαν,  και  νΰν  γεγόνασιν  Ιου- 
δαίοι». Λέγουσίν  οΐ  είπόντες  δτι  ού  γεγέννηται  έκ  πορνείας  Λάζαρος, 
Άστέριος,  Αντώνιος,  Ιάκωβος,  Άμνής,  Ζηράς,  Σαμουήλ,  Ισαάκ,  Φινεές, 
Κρίσπος,  Άγρίππας  και  Ιούδας·  «Ήμεΐς  προσήλυτοί  ού  γεγεννήμεθα, 
άλλά  τέκνα  Ιουδαίων  έσμέν  κα'ι  άλήθειαν  λαλοϋμεν  κα'ι  γάρ  εις  τά  δρ- 
μαστρα Ιωσήφ  και  Μαρίας  παραγεγόναμεν»  I9. 

18  Esta  acusación  contra  Jesús,  que  se  cebaba  a  la  vez  en  el  honor  de 
su  madre,  debió  tener  sus  orígenes  en  una  remota  antigüedad.  Probable- 
mente la  causa  que  incitó  a  un  cristiano  del  siglo  II  a  escribir  el  Protoevan- 
gelio  de  Santiago  no  fué  otra  sino  reivindicar  a  Jesús  de  esta  calumnia. 

19  La  rec.  Β  y  algunos  manuscritos  de  la  A  dan  a  estos  buenos  judíos 
el  título  de  piadosos  (θεοσεβεΐ;).  El  códice  C  emplea  una  fórmula  muy 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


5.  Llamó  Pilato  a  estos  doce  que  afirmaban  no  haber 
nacido  [Jesús]  de  fornicación,  y  les  dijo:  «Os  conjuro  por  la 
salud  del  César,  decidme,  ¿es  verdad  lo  que  habéis  afirmado, 
que  no  ha  nacido  de  fornicación?»  Ellos  respondieron:  «Nos- 
otros tenemos  una  ley  que  prohibe  jurar,  porque  es  pecado; 
deja  que  éstos  juren  por  la  salud  del  César  que  no  es  verdad  lo 
que  acabamos  de  decir,  y  somos  reos  de  muerte».  Dijo  enton- 
ces Pilato  a  Anás  y  Caifás:  «¿Nada  respondéis  a  esto?»  Ellos 
replicaron:  «Tú  das  crédito  a  estos  doce  que  afirman  el  naci- 
miento legítimo  [de  Jesús];  mientras  tanto,  todos  en  masa  es- 
tamos diciendo  a  voces  que  es  hijo  de  fornicación,  que  es  mago 
y  que  se  llama  a  sí  mismo  Hijo  de  Dios». 

6.  Mandó  entonces  Pilato  que  saliera  toda  la  multitud, 
exceptuados  los  doce  que  negaban  el  origen  fornicario,  y  or- 
denó que  Jesús  fuera  separado.  Después  les  dijo:  «¿Por  qué 
razón  quieren  darle  muerte?»  Ellos  respondieron:  «Le  tienen 
envidia  porque  cura  en  sábado».  A  lo  que  replicó  Pilato:  «¿Y  por 
una  obra  buena  quieren  matarle?» 


5.  Προσκαλεσάμενος  δέ  ό  Πιλάτος  τούς  δώδεκα  άνδρας  τούτους  τους 
είπόντας  ότι  οϋ  γεγέννηται  έκ  πορνείας,  λέγει  αϋτοϊς·  «Όρκίζω  υμάς 
κατά  της  σωτηρίας  Καίσαρος  εΐ  άληθή  εϊσιν  ά  είπατε,  ότι  ού  γεγέννηται 
έκ  πορνείας;»  Λέγουσιν  τω  Πιλάτω·  «Ήμεΐς  νόμον  έχομεν  μή  όμνύειν 
ότι  άμαρτία  εστίν  αυτοί  δέ  όμόσουσιν  κατά  της  σωτηρίας  Καίσαρος  ότι 
ούκ  εστίν  καθώς  εϊπαμεν,  καί  ένοχοι  έσμεν  θανάτου»  Λέγει  ό  Πιλάτος 
προς  "Ανναν  και  Καϊάφαν·  «Ουδέν  άποκρίνεσθε  προς  ταύτα;»  Λέγουσιν 
"Αννας  και  Καϊάφας  πρός  Πιλάτον  «Οί  δώδεκα  ούτοι  πιστεύονται  ότι 
ού  γεγέννηται  έκ  πορνείας·  άπαν  τό  πλήθος  κράζομεν  ότι  έκ  πορνείας 
γεγέννηται  και  γόης  εστίν,  καί  λέγει  έαυτόν  υίόν  Θεοΰ». 

6.  Και  κελεύει  ό  Πιλάτος  άπαν  τό  πλήθος  έξελθεΐν  έκτός  των  δώδεκα 
ανδρών  τών  είπόντων  ότι  ού  γεγέννηται  έκ  πορνείας,  και  τόν  Ίησοΰν 
έκέλευσε  χωρισθήναι·  και  λέγει  αύτοίς  ό  Πιλάτος·  «Ποίω  λόγω  θέλουσιν 
αύτόν  άποκτεϊναι;»  Λέγουσιν  τω  Πιλάτω·  «Ζήλον  εχουσιν  ότι  έν  σαβ- 
βάτω  θεραπεύει».  Λέγει  ό  Πιλάτος·  «Περί  καλού  έργου  θέλουσιν  αύτόν 
άποκτεϊναι ; » 

expresiva,  refiriéndose  a  este  pasaje  de  los  desposorios.  Dice  que  María  se 
desposó  con  José  no  maritalmente,  sino  para  vivir  bajo  su  custodia:  καί  ή 
μήτηρ  αύτοΰ  Μαρία  εδόθη  τω  "Ιωσήφ  εις  μυηστείαν,  ού  γαμικήν  άλλ'  εΙ;  τήρησιν. 

De  hecho,  sin  embargo,  ambos  contrajeron  verdadero  matrimonio,  que- 
dando siempre  a  salvo  la  virginidad  de  María. 


ACTAS  DE  PILATO 


437 


III 

1.  Y,  lleno  de  ira,  salió  fuera  del  pretorio  y  les  dijo:  «Pongo 
por  testigo  al  sol  de  que  no  encuentro  culpa  alguna  en  este 
hombre».  Respondieron  los  judíos  y  dijeron  al  gobernador: 
«Si  no  fuera  malhechor,  no  te  lo  hubiéramos  entregado».  Y  dijo 
Pilato:  «Tomadle  vosotros  y  juzgadle  según  vuestras  leyes».  Di- 
jeron entonces  los  judíos  a  Pilato:  «A  nosotros  no  nos  está 
permitido  matar  a  nadie.»  A  lo  que  repuso  Pilato:  «A  vosotros 
sí  que  os  prohibió  Dios  matar,  pero  ¿y  a  mí?» 

2.  Y,  entrando  de  nuevo  Pilato  en  el  pretorio,  llamó  a 
Jesús  por  separado  y  le  dijo:  «¿Tú  eres  el  rey  de  los  judíos?» 
Respondió  Jesús:  «¿Dices  esto  por  cuenta  propia  o  te  lo  han 
dicho  otros  acerca  de  mí?»  Pilato  replicó:  «¿Pero  es  que  soy  yo 
acaso  también  judío?  Tu  pueblo  y  los  pontífices  te  han  puesto 
en  mis  manos,  ¿qué  es  lo  que  has  hecho?»  Respondió  Jesús: 
«Mi  reino  no  es  de  este  mundo,  pues,  de  lo  contrario,  mis 
servidores  hubieran  luchado  para  que  no  fuera  entregado  a  los 
judíos;  pero  mi  reino  no  es  de  aquí».  Dijo  entonces  Pilato: 
«¿Luego  tú  eres  rey?»  Respondió  Jesús:  «Tú  dices  que  yo  soy 
rey;  pues  para  esto  he  nacido  y  he  venido  al  mundo,  para  que 


III 

ι.  Και  θυμοΰ  πλησθείς  ό  Πιλάτος  έξήλθεν  έξω  τοΰ  ττραιτωρίου  και 
λέγει  αύτοΐς·  «Μάρτυρα  έχω  τόν  ήλιου  δτι  ούδεμίαν  ευρίσκω  αίτίαν  έν 
τω  άνθρώπω  τούτω».  Άττεκρίθησαν  οί  Ιουδαίοι  και  είπαν  τω  ήγεμόνι· 
«Εί  μή  ήν  ούτος  κακοποιός,  ουκ  άν  σοι  παρεδώκαμεν  αύτόυ».  Είπεν  δέ  ό 
Πιλάτος-  «Λάβετε  αύτόν  ύμεΐς  και  κατά  τόν  νόμον  υμών  κρίνατε  αϋτόν». 
Είπαν  oi  Ιουδαίοι  τω  Πιλάτω·  «Ήμΐν  οΰκ  εξεστιν  άττοκτεΐναι  ούδένα»  20. 
Είττεν  ό  Πιλάτος·  «Ύμΐν  είττεν  ό  Θεός  μή  άττοκτεΐναι,  άλλ'  έμοί;» 

2.  Και  είσήλθεν  πάλιν  εις  τό  πραιτώριον  ό  Πιλάτος  κα'ι  έφώνησεν 
τόν  Ίησοΰν  κατ'  ιδίαν  και  είπεν  αύτω·  «Συ  εΐ  ό  βασιλεύς  τών  Ιου- 
δαίων;» Άπεκρίθη  ό  Ίησοϋς  τω  Πιλάτω·  «Άφ'  έαυτοΰ  συ  τοΰτο  λέγεις 
ή  άλλοι  σοι  είπον  περί  έμοϋ;»  Άπεκρίθη  ό  Πιλάτος  πρός  τόν  Ίησοΰν 
«Μήτι  κάγώ  Ιουδαίος  είμι;  Τό  έθνος  τό  σόν  και  oi  άρχιερεΐς  παρέδωκάν 
σε  έμοί·  τί  έποίησας;»  Άπεκρίθη  Ίησοΰς-  «Ή  βασιλεία  ή  έμή  ούκ  εστίν 
έκ  τοΰ  κόσμου  τούτου·  εί  γάρ  εκ  του  κόσμου  τούτου  ήν  ή  βασιλεία  ή 
έμή,  oi  ύπηρέται  άν  oi  έμοί  ήγωνίζοντο  ϊνα  μή  παραδοθώ  τοις  Ίουδαίοις· 
νυνί  ή  βασιλεία  ή  έμή  ουκ  εστίν  έντεΰθεν».  Είπεν  ό  Πιλάτος·  «Ούκοΰν 
βασιλεύς  εί  σύ;»  Άπεκρίθη  αΰτώ  ό  Ίησοΰς·  «Σύ  λέγεις  ότι  βασιλεύς 
εΐμι  έγώ·  εις  τοΰτο  γάρ  γεγέννημαι  κα'ι  έλήλυθα,  ίνα  πάς  ό  ών  εκ  της 


20  Cf.  Ιο.  ι8,30-3ΐ. 


43S 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


todo  el  que  es  de  la  verdad,  oiga  mi  voz».  Díjole  Pilato:  «¿Qué 
es  la  verdad?»  Respondió  Jesús:  «La  verdad  proviene  del  cielo». 
Dijo  Pilato:  «¿No  hay  verdad  sobre  la  tierra?»  Y  respondió 
Jesús  a  Pilato:  «Estás  viendo  cómo  son  juzgados  los  que  dicen 
la  verdad  por  los  que  ejercen  el  poder  sobre  la  tierra». 

IV 

1.  Y,  dejando  a  Jesús  en  el  interior  del  pretorio,  salió  Pi- 
lato hacia  los  judíos  y  les  dijo:  «Yo  no  encuentro  culpa  alguna 
en  él».  Replicaron  los  judíos:  «Este  ha  dicho:  Yo  soy  capaz  de 
destruir  este  templo  y  reedificarlo  en  tres  días».  Dijo  Pilato: 
«¿Qué  templo?»  Respondieron  los  judíos:  «Aquel  que  edificó 
Salomón  en  cuarenta  y  seis  años,  éste  dice  que  lo  va  a  destruir 
y  reedificar  en  el  término  de  tres  días».  Dijo  Pilato:  «Soy  ino- 
cente de  la  sangre  de  este  justo;  vosotros  veréis».  Y  dijeron  los 
judíos:  «Su  sangre  sobre  nosotros  y  sobre  nuestros  hijos». 

2.  Pilato  entonces  llamó  a  los  ancianos,  a  los  sacerdotes  y 
a  los  levitas  y  les  dijo  en  secreto:  «No  obréis  así,  pues  ninguna 


αληθείας  άκούση  μου  της  φωνής».  Λέγει  αύτώ  ό  Πιλάτος-  «Τί  εστίν  αλή- 
θεια;» 21  Λέγει  αύτώ  ό  Ίησοΰς·  «Αλήθεια  έξ  ούρανοΰ».  Λέγει  ό  Πιλά- 
τος- «Έπί  γης  αλήθεια  ουκ  εστίν;»  Λέγει  ό  Ίησοΰς  τω  Πιλάτω-  «Όράς 
οί  τήν  άλήθειαν  λέγοντες  πώς  κρίνονται  άπό  των  εχόντων  τήν  έξουσίαν 
έπί  γης». 

IV 

ι.  Και  καταλείπων  τόν  Ίησοΰν  έσω  του  πραιτωρίου  έξήλθεν  ό  Πι- 
λάτος προς  τους  Ιουδαίους  και  λέγει  αύτοΐς-  «Έγώ  ούδεμίαν  αΐτίαν  ευ- 
ρίσκω εν  ούτω».  Λέγουσιν  αύτώ  οϊ  Ιουδαίοι·  «Ούτος  είπεν-  Δύναμαι  τόν 
ναόν  τοΰτον  καταλΰσαι  κα'ι  διά  τριών  ήμερών  οίκοδομήσαι  αυτόν»  22. 
Λέγει  ό  Πιλάτος-  «Ποίον  ναόν;»  Λέγουσιν  οϊ  Ιουδαίοι-  «Όν  οϊκοδόμησεν 
Σολομών  έν  τεσσαράκοντα  κα'ι  εξ  έτεσιν,  ούτος  λέγει  λύειν  κα'ι  οίκοδομεϊν 
αυτόν  διά  τριών  ήμερών».  Λέγει  αϋτοίς  ό  Πιλάτος-  «Άθώός  ειμί  άπό  του 
αίματος  του  άνθρωπου  του  δικαίου  τούτου·  υμείς  δψεσθε».  Λέγουσιν  οί 
Ιουδαίοι-  «Τό  αίμα  αύτοΰ  έφ'ήμάς  και  έπί  τά  τέκνα  ήμών». 

2.  Προσκαλεσάμενος  δέ  ό  Πιλάτος  τούς  πρεσβυτέρους  κα'ι  Ιερείς  κα'ι 
λευίτας,  είπεν  αύτοΐς  λαθραίως·  «Μή  ούτως  ποιήσατε-  ούδέν  γάρ  έστιν 


21  Cf.  Ιο.  18,33-38-  Es  curiosa  la  respuesta  que  da  Jesús  a  esta  pregun- 
ta; no  figura  en  el  citado  pasaje  de  San  Juan. 

22  Cf.  Mt.  26,60  y  Me.  12,57,  en  Que  esta  acusación  es  presentada,  no 
ante  el  tribunal  de  Pilato,  sino  ante  el  de  Caifás.  El  códice  C  de  la  rec.  Β 
hace  intervenir  al  pontífice  en  esta  ocasión,  conjurando  a  Jesús  para  que 
diga  si  es  el  Cristo,  el  Hijo  de  Dios  vivo  (cf.  Mt.  26,63). 


ACTAS  DE  PILATO 


las 


de  vuestras  acusaciones  merece  la  muerte,  ya  que  éstas  se  re- 
fieren a  las  curaciones  y  a  la  profanación  del  sábado».  Respon- 
dieron los  ancianos  sacerdotes  y  levitas:  «Si  uno  blasfema  contra 
el  César,  ¿es  digno  de  la  muerte  o  no?»  Díjoles  Pilato:  «Digno 
es  de  la  muerte».  Dijeron  los  judíos:  «Pues  si  uno  por  blasfemar 
contra  el  César  es  digno  de  la  muerte,  sábete  que  éste  ha  blas- 
femado contra  Dios». 

3.  Mandó  después  el  gobernador  que  salieran  los  judíos 
del  pretorio,  y,  llamando  a  Jesús,  le  dijo:  «¿Qué  voy  a  hacer 
contigo?»  Respondió  Jesús:  «Obra  como  te  ha  sido  dado».  Dijo 
Pilato:  «¿Y  cómo  me  ha  sido  dado?»  Respondió  Jesús:  «Moisés 
y  los  profetas  hablaron  acerca  de  mi  muerte  y  de  mi  resurrec- 
ción». Los  judíos  y  los  oyentes  preguntaron  entonces  a  Pilato, 
diciendo:  «¿Para  qué  has  de  seguir  oyendo  esta  blasfemia?»  Res- 
pondió Pilato:  «Si  estas  palabras  son  blasfemas,  prendedle  vos- 
otros por  blasfemia,  llevadle  a  vuestra  sinagoga  y  juzgadle  se- 
gún vuestra  ley».  Replicaron  los  judíos:  «Está  escrito  en  nuestra 
ley  que,  si  un  hombre  peca  contra  otro  hombre,  merece  recibir 
cuarenta  azotes  menos  uno;  pero  que,  si  uno  blasfema  contra 
Dios,  debe  ser  lapidado». 


δ  κατηγορήσατε  αύτοΰ  άξιον  θανάτου-  ή  γάρ  κατηγορία  υμών  περί 
Θεραπείας  εστίν  και  βεβηλώσεων  σαββάτου».  Λέγουσιν  οί  πρεσβύτεροι 
και  οί  ιερείς  και  οί  λευΐται  τω  Πιλάτω·  «Κατά  Καίσαρος  έάν  τις  βλασφη- 
μήση  άξιος  θανάτου  εστίν  ή  ού;»  Λέγει  ό  Πιλάτος·  «"Αξιός  εστίν  θανά- 
του». Λέγουσιν  οί  Ιουδαίοι  τώ  Πιλάτω·  «Εί  εις  Καίσαρα  έάν  τις  βλασ- 
φημήση  άξιός  έστιν  θανάτου,  ούτος  δέ  κατά  του  Θεού  έβλασφήμησεν»  23. 

3·  Έκέλευσε  δέ  ό  ήγεμών  έξελθείν  τους  Ιουδαίους  εξω  του  πραιτω- 
ρίου,  και  προσκαλεσάμενος  τον  Ίησοϋν  λέγει  αϋτώ·  «Τί  ποιήσω  σοι;» 
Λέγει  Ιησούς  τω  Πιλάτω-  «Ώς  εδόθη  σοι».  Λέγει  ό  Πιλάτος-  «Πώς  έδόθη;» 
Λέγει  ό  Ίησοϋς-  «Μωϋσής  και  οί  προφήται  προεκήρυξαν  περί  του  θανά- 
του μου  και  της  αναστάσεως».  Παριστορήσαντες  δέ  οί  Ιουδαίοι  και  [οί] 
άκοϋσαντες  λέγουσιν  τω  Πιλάτω-  «Τί  πλεΐον  έχεις  άκούσαι  της  βλασφη- 
μίας ταύτης;»  Λέγει  ό  Πιλάτος  τοις  Ίουδαίοις-  «Εί  ούτος  ό  λόγος  βλάσφη- 
μος έστιν,  περί  της  βλασφημίας  λάβετε  αύτόν  ύμεΐς  και  άπαγάγετε  εις 
την  συναγωγήν  ύμών,  και  κατά  τόν  νόμον  υμών  κρίνατε  αύτόν».  Λέ- 
γουσιν οί  Ιουδαίοι  τω  Πιλάτω-  «Ό  νόμος  ημών  περιέχει-  "Ανθρωπος 
εις  άνθρωπον  έάν  άμαρτήση,  άξιός  έστιν  λαμβάνειν  τεσσαράκοντα  παρά 
μίαν-  ό  δέ  εις  Θεόν  βλασφημών,  λιθοβολία  λιθοβολεΐσθαι  αύτόν»  24. 


23  En  el  códice  A  la  antítesis  aparece  más  clara:  καΐ  εί  θανάτου  άξιός  έστιν 
ό  κατά  Καίσαρος  βλασφήμησα;,  πώ$  oCrros  οΰκ  άττοκτανθήσεται  κατά  ΘεοΟ  βλασ- 
φήμησα;; 

24  Aquí  la  rec.  Β  hace  intervenir  de  nuevo  a  Procla,  la  cual  envía  un 
mensajero  a  Pilato  para  recomendarle  que  no  haga  nada  malo  contra  Jesús. 


440 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


4.  Díjoles  Pilato:  «Tomadle  por  vuestra  cuenta  y  casti- 
gadle  como  queráis».  Replicaron  los  judíos:  «Nosotros  quere- 
mos que  sea  crucificado».  Repuso  Pilato:  «No  merece  la  cru- 
cifixión». 

5.  Echó  entonces  el  gobernador  una  mirada  en  derredor 
suyo  sobre  las  turbas  de  judíos  que  estaban  presentes,  y,  al  ver 
que  muchos  lloraban,  exclamó:  «No  toda  la  multitud  quiere  que 
muera».  Dijeron  los  ancianos  de  los  judíos:  «Para  esto  hemos  ve- 
nido todos  en  masa,  para  que  muera».  Preguntóles  Pilato:  «¿Y  por 
qué  va  a  morir?»  Respondieron  los  judíos:  «Porque  se  llamó  a  sí 
mismo  Hijo  de  Dios  y  rey». 

V 

1.  Mas  cierto  judío  por  nombre  Nicodemo  se  puso  ante 
el  gobernador  y  le  dijo:  «Te  ruego,  bondadoso  como  eres,  me 
permitas  decir  unas  palabras».  Respondió  Pilato:  «Habla».  Y  dijo 
Nicodemo:  «Yo  he  hablado  en  estos  términos  a  los  ancianos,  a 
los  levitas  y  a  la  multitud  entera  de  Israel  reunida  en  la  sinago- 
ga: ¿Qué  pretendéis  hacer  con  este  hombre?  El  obra  muchos 
milagros  y  portentos  que  ningún  otro  fué  ni  será  capaz  de  hacer. 


4.  Λέγει  αϋτοΐς  ó  Πιλάτος-  «Λάβετε  αυτόν  ύμεΐς  και  οϊω  βούλεσθε 
τρόπω  άμύνασθε  αυτόν».  Λέγουσιν  oi  Ιουδαίοι  τω  Πιλάτω-  «Ήμεΐς 
βουλόμεθα  'ίνα  σταυρωθή».  Λέγει  ό  Πιλάτος-  «Ουκ  εστίν  άξιος  σταυ- 
ρωθήναι». 

5.  Περιβλεψάμενος  δέ  ό  ήγεμών  τους  περιεστώτας  όχλους  των  Ιου- 
δαίων θεωρεί  πολλούς  δακρύοντας  τών  Ιουδαίων,  και  λέγει-  «Οΰ  παν 
τό  πλήθος  βούλεται  αυτόν  άποθανεΐν»  25.  Λέγουσιν  οί  πρεσβύτεροι  τών 
Ιουδαίων  «Δια  τούτο  ήλθαμεν  άπαν  τό  πλήθος  'ίνα  άποθάνη».  Λέγει  ό 
Πιλάτος  τοις  Ίουδαίοις-  «Ίνατί  άποθάνη;»  Λέγουσιν  οί  Ιουδαίοι-  «"Οτι 
εΐπεν  αυτόν  υίόν  ΟεοΟ  καϊ  βασιλέα». 

V 

ι.  Νικόδημος  δέ  τις  άνήρ  Ιουδαίος  εστη  έμπροσθεν  τοΰ  ήγεμόνος 
καϊ  λέγει-  «Άξιώ,  ευσεβή,  κέλευσόν  μοι  ειπείν  ολίγους  λόγους».  Λέγει 
ό  Πιλάτος-  «Είπέ».  Λέγει  ό  Νικόδημος-  «Έγώ  εϊπον  τοις  πρεσβυτέροις 
και  τοις  Ιερεΰσι  και  λευίταις  καϊ  παντί  τω  πλήθει  τών  Ιουδαίων  έν  τή 
συναγωγή-  Τί  ζητείτε  μετά  τοΰ  άν3ρώπου  τούτου;  Ό  άνθρωπος  ούτος 
πολλά  σημεία  ποιεί  καϊ  παράδοξα,  ά  ούδείς  άλλος  έποίησεν  ούδέ  ποιή- 
σει. "Αφετε  αυτόν  καϊ  μή  βούλεσθέ  τι  πονηρόν  κατ'  αύτοΰ-  εΐ  έκ  ΘεοΟ 

25  El  códice  A  intercala  aquí  una  pregunta  que  Pilato  dirige  a  la  turba, 
y  la  respuesta  de  ésta:  βούλεσθέ  καϊ  ϋμεϊ;  άττοκτανθηναι  αϋτόν;  01  δέ  εϊπον-  Ού 
βουλόμεθα,  ότι  αΐτίαν  ούχ  εϋρίσκομεν. 


ACTAS  DE  ΡΠ.ΑΤΟ 


441 


Dejadle  en  paz  y  no  maquinéis  nada  contra  él:  si  sus  prodigios 
tienen  origen  divino,  permanecerán  firmes;  pero,  si  tienen  ori- 
gen humano,  se  disiparán.  Pues  también  Moisés,  cuando  fué 
enviado  de  parte  de  Dios  a  Egipto,  hizo  muchos  prodigios,  se- 
ñalados previamente  por  Dios,  en  presencia  del  Faraón,  rey  de 
Egipto.  Y  estaban  allí  unos  hombres  al  servicio  del  Faraón,  Jam- 
nes  y  Jambres,  quienes  obraron  a  su  vez  no  pocos  prodigios 
como  los  de  Moisés,  y  los  habitantes  de  Egipto  tenían  por  dio- 
ses a  Jamnes  y  a  Jambres.  Mas,  como  sus  prodigios  no  prove- 
nían de  Dios,  perecieron  ellos  y  los  que  les  daban  crédito.  Y  aho- 
ra dejad  libre  a  este  hombre,  pues  no  es  digno  de  muerte». 

2.  Dijeron  entonces  los  judíos  a  Nicodemo:  «Tú  te  has 
hecho  discípulo  suyo  y  así  hablas  en  su  favor».  Díjoles  Nicode- 
mo: «¿Pero  es  que  también  el  gobernador  se  ha  hecho  discípulo 
suyo  y  habla  en  su  defensa?  ¿No  le  ha  puesto  el  César  en  esta 
dignidad?»  Estaban  los  judíos  rabiosos  y  hacían  rechinar  sus 
dientes  contra  Nicodemo.  Díjoles  Pilato:  «¿Por  qué  hacéis  cru- 
jir vuestros  dientes  contra  él  al  oír  la  verdad?»  Dijeron  los  judíos 
a  Nicodemo:  «Para  ti  su  verdad  y  su  parte».  Dijo  Nicodemo: 
«Amén,  amén;  sea  para  mí  como  habéis  dicho». 


εστίν  τά  σημεία  ά  ποιεί,  σταθήσονται·  εί  δέ  έξ  ανθρώπων,  καταλυθή- 
σονται  26.  Και  γαρ  Μωϋσής  άποσταλείς  παρά  θεού  εις  Αΐγυπτον  έποίη- 
σεν  σημεία  πολλά  ά  εΐπεν  ούτω  ό  θεός  έμπροσθεν  Φαραώ  βασιλέως 
Αιγύπτου.  Και  ήσαν  εκεί  άνδρες  θεράποντες  Φαραώ  Ίαμνής  και  Ίαμ- 
βρής,  και  εποίησαν  και  αύτο'ι  σημεία  ουκ  ολίγα,  ά  έποίει  Μοϋσής,  και 
είχον  αυτούς  oi  Αιγύπτιοι  ώς  θεούς,  τόν  Ίαμνήν  και  τόν  Ίαμβρήν.  Κα'ι 
επειδή  τά  σημεία  ά  εποίησαν  ούκ  ήσαν  έκ  θεού,  άπώλοντο  και  αύτοί 
και  οί  πιστεύοντες  αύτοΐς  27.  «αϊ  νυν  άφετε  τόν  άν3ρωπον  τούτον·  ού 
γάρ  άξιός  εστίν  θανάτου». 

2.  Λέγουσιν  τω  Νικοδήμω  οϊ  Ιουδαίοι-  «Σύ  μαθητής  αύτοΰ  έγέ- 
νου,  κα'ι  τόν  λόγον  ύπέρ  αύτοΰ  ποιείς».  Λέγει  πρός  αύτούς  ó  Νικόδη- 
μος- «Μή  και  ó  ήγεμών  μαθητής  αύτοΰ  έγένετο  και  τόν  λόγον  ύπέρ 
αύτοΰ  ποιεί;  Ού  κατέστησεν  αυτόν  ό  Καίσαρ  επί  τοΰ  άξιώματος  τού- 
του;» τΗσαν  δέ  οί  Ιουδαίοι  έμβριμούμενοι  και  τρίζοντες  τούς  οδόντας 
αύτών  κατά  τοΰ  Νικόδημου.  Λέγει  πρός  αύτούς  ό  Πιλάτος-  «Τί  τούς 
οδόντας  τρίζετε  κατ'αύτοΰ  άλήθειαν  άκούσαντες;»  Λέγουσιν  οί  Ιου- 
δαίοι τω  Νικοδήμω-  «Την  άλήθειαν  αύτοΰ  λάβης  και  τό  μέρος  αύτοΰ». 
Λέγει  ό  Νικόδημος-  «Αμήν  αμήν  λάβω  καθώς  είπατε». 


26  Estas  palabras  son  las  que  ponen  los  Hechos  de  los  Apóstoles  (5,38-40) 
en  boca  de  Gamaliel  en  idénticas  circunstancias. 

27  La  rec.  Β  alude  en  este  punto  a  la  resurrección  de  Lázaro,  de  quien 
se  dice  que  vive  aúr.  para  confirmar  la  consistencia  de  las  palabras  y  hechos 
de  Jesús. 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


VI 

1.  Mas  uno  de  los  judíos  se  adelantó  y  pidió  la  palabra  al 
gobernador.  Este  le  dijo:  «Si  algo  quieres  decir,  dilo».  Y  el  judío 
habló  así:  «Yo  estuve  treinta  y  ocho  años  echado  en  una  litera, 
lleno  de  dolores.  Cuando  vino  Jesús,  muchos  que  estaban  en- 
demoniados y  sujetos  a  diversas  enfermedades  fueron  curados 
por  El.  Entonces  se  compadecieron  de  mí  unos  jóvenes  y,  co- 
giéndome con  litera  y  todo,  me  llevaron  hasta  El.  Jesús,  al  ver- 
me, se  compadeció  de  mí  y  me  dijo:  Toma  tu  camilla  y  anda. 

Y  tomé  mi  camilla  y  me  puse  a  andar».  Dijeron  entonces  los 
judíos  a  Pilato:  «Pregúntale  qué  día  era  cuando  fué  curado». 

Y  dijo  el  interesado:  «Era  en  sábado».  Dijeron  los  judíos:  «¿No 
te  habíamos  informado  ya  de  que  curaba  en  sábado  y  echaba 
demonios?» 

2.  Otro  judío  se  adelantó  y  dijo:  «Yo  era  ciego  de  naci- 
miento, oía  voces,  pero  no  veía  a  nadie;  y,  al  pasar  Jesús,  grité 
a  grandes  voces:  Hijo  de  David,  apiádate  de  mí.  Y  se  compade- 
ció de  mí,  impuso  sus  manos  sobre  mis  ojos  y  recobré  en  seguida 
la  vista».  Y  otro  judío  se  adelantó  y  dijo:  «Estaba  encorvado  y 


VI 

1.  Eis  δέ  των  Ιουδαίων  παραπηδήσας  ήξίου  τόν  ηγεμόνα  λόγον 
είττεΐν.  Λέγει  ό  ήγεμών  «Εϊ  τι  θέλεις  ειπείν,  εΐττέ».  Ό  δέ  Ιουδαίος  έφη- 
«Εγώ  τριάκοντα  οκτώ  ετη  έν  κλίνη  κατεκείμην  έν  οδύνη  πόνων.  Και 
έλθόντος  τού  Ίησοΰ  ττολλοί  δαιμονιζόμενοι  και  ποικίλαις  νόσοις  κατα- 
κείμενοι  έθεραττεύθησαν  ύπ'αύτοΰ.  Καί  τίνες  νεανίσκοι  κατελεήσαντές 
με  έβάστασάν  με  μετά  της  κλίνης  και  άπήγαγόν  με  ττρός  αύτόν.  Καί 
ίδών  με  ό  Ίησοΰς  έσπλαγχνίσθη  καί  εΐττέν  μοι-  τΑρόν  σου  τόν  κράββατον 
καί  περιπατεί.  Καί  ήρα  τόν  κράββατόν  μου  καί  περιεπάτησα»  28.  Λέ- 
γουσιν  οί  Ιουδαίοι  τω  Πιλάτω-  «Έρώτησον  αυτόν  ποία  ημέρα  ήν  δτε 
έθεραπεύθη».  Λέγει  ό  θεραπευθείς-  «Έν  σαββάτω».  Λέγουσιν  οί  Ιουδαίοι- 
«Μη  οΰχ  ούτως  έδιδάξαμεν  ότι  έν  σαββάτω  θεραπεύει  καί  δαίμονας 
έκβάλλει ; » 

2.  Καί  άλλος  Ιουδαίος  παραπηδήσας  λέγει-  «Έγώ  τυφλός  έγεννή- 
θην,  φωνήν  ήκουον  καί  πρόσωπον  ούκ  εβλεπον  καί  παράγοντος  τού 
Ιησού  έκραξα  φωνή  μεγάλη-  έλέησόν  με,  υιέ  Δαυίδ.  Καί  έλέησέν  με  καί 
έπέθηκεν  τάς  χείρας  αύτοΰ  έπί  τούς  οφθαλμούς  μου,  καί  άνέβλεψα  πα- 
ραχρήμα» 2  9.  Καί  άλλος  Ιουδαίος  παραπηδήσας  είπεν  «Κυρτός  ήμην, 


28  Cf.  Ιο.  5.5-ΙΟ. 

29  Cf.  Me.  10,47. 


ACTAS  DE  PILATO 


443 


me  enderezó  con  una  palabra».  Y  otro  dijo:  «Había  contraído  la 
lepra  y  me  curó  con  una  palabra». 

VII 

Y  cierta  mujer  llamada  Bernice  (Verónica)  empezó  a  gritar 
desde  lejos,  diciendo:  «Encontrándome  enferma  con  flujo  de 
sangre,  toqué  la  fimbria  de  su  manto  y  cesó  la  hemorragia,  que 
había  tenido  doce  años  consecutivos».  Dijeron  los  judíos:  «Hay 
un  precepto  que  prohibe  presentar  como  testigo  a  una  mujer». 

VIII 

Y  algunos  otros,  multitud  de  varones  y  de  mujeres,  gritaban 
diciendo:  «Este  hombre  es  profeta  y  los  demonios  se  le  some- 
ten». Dijo  Pilato  a  los  que  esto  afirmaban:  «¿Por  qué  no  se  le 
han  sometido  también  vuestros  maestros?»  Ellos  respondieron: 
«No  sabemos».  Otros  afirmaron  que  había  resucitado  del  se- 
pulcro a  Lázaro,  difunto  de  cuatro  días.  Lleno  entonces  de 
miedo  el  gobernador,  dijo  a  toda  la  multitud  de  judíos:  «¿Por 
qué  os  empeñáis  en  derramar  sangre  inocente?» 

και  ώρθωσέ  με  λόγω».  Kod  άλλος  εΐπεν  «Λεπρός  έγενόμην,  και  έθερά- 
πευσέν  με  λόγω». 

VII 

Και  γυνή  τις  όνομα  Βερνίκη,  άπό  μακρόθεν  κράζουσα  εΐπεν  «Αίμορ- 
ροοϋσα  ήμην,  και  ήψάμην  τοΰ  κρασπέδου  τοΰ  ιματίου  αϋτοΰ  και  εστάλη 
ή  ρύσις  τοΰ  αίματος  ή  δι'  έτών  δώδεκα»  30.  Λέγουσιν  οί  Ιουδαίοι·  «Νό- 
μον  εχομεν  γυναίκα  εις  μαρτυρίαν  μή  ύπάγειν». 

VIII 

Και  άλλοι  δέ  τίνες  πλήθος  άνδρών  τε  και  γυναικών  εκραζον  λέγον- 
τες· «Ούτος  ό  άνθρωπος  προφήτης  εστίν,  και  τά  δαιμόνια  αύτώ  υποτάσ- 
σονται». Λέγει  ό  Πιλάτος  προς  τους  είπόντας  αύτώ  ότι  τά  δαιμόνια 
αύτώ  ύποτάσσονται·  «Διατί  και  οί  διδάσκαλοι  υμών  ούχ  ύπετάγησαν 
οώτώ;»  Λέγουτιν  τώ  Πιλάτω-  «Ούκ  οϊδαμεν».  "Αλλοι  δέ  εΐπον  ότι  τόν 
Λάζαρον  τεθνηκότα  ήγειρεν  έκ  του  μνημείου  τετραήμερον.  "Εντρομος  δέ 
γενόμενος  ό  ήγεμών  λέγει  προς  άπαν  τό  πλήθος  τών  Ιουδαίων  «Τί 
θέλετε  έκχέειν  αίμα  άθώον;» 


30  Cf.  Mt.  0,20.  Puede  verse  Ιο  que  decimos  acerca  de  esta  mujer  en  la 
nota  i  de  la  Muerte  de  Pilato. 


444 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


IX 

1.  Y,  después  de  llamar  a  Nicodemo  y  a  aquellos  doce  va- 
rones que  afirmaban  el  origen  limpio  [de  Jesús],  les  dijo:  «¿Qué 
debo  hacer,  pues  se  está  fraguando  un  alboroto  entre  el  pue- 
blo?» Dijéronle:  «Nosotros  no  sabemos;  ellos  verán».  Convocó 
de  nuevo  Pilato  a  toda  la  multitud  de  judíos  y  les  dijo:  «Sabéis 
que  tengo  la  costumbre  de  soltar  un  encarcelado  en  la  fiesta  de 
los  Azimos.  Pues  bien,  está  preso  en  la  cárcel  y  condenado  un 
asesino  llamado  Barrabás,  y  tengo  además  a  este  Jesús  que  está 
en  vuestra  presencia,  contra  el  cual  no  encuentro  culpa  alguna. 
¿A  quién  queréis  que  os  suelte?»  Ellos  gritaron:  «A  Barrabás». 
Díjoles  Pilato:  «¿Qué  haré,  pues,  de  Jesús,  el  llamado  Cristo?» 
Respondieron  los  judíos:  « ¡Sea  crucificado!»  Y  algunos  de  entre 
ellos  dijeron:  «No  eres  amigo  del  César  si  sueltas  a  éste,  porque 
se  ha  llamado  a  sí  mismo  Hijo  de  Dios  y  rey;  según  esto,  quieres 
a  éste  por  rey  y  no  al  César». 

2.  Pilato  entonces,  encolerizado,  dijo  a  los  judíos:  «Vues- 
tra raza  es  revoltosa  por  naturaleza  y  hacéis  frente  a  vuestros 
bienhechores».  Dijeron  los  judíos:  «¿A  qué  bienhechores?»  Res- 
pondió Pilato:  «Vuestro  Dios  os  sacó  de  Egipto,  librándoos  de 


IX 

ι.  Και  προσκαλεσάμενος  τον  Νικόδημου  και  τούς  δώδεκα  άνδρας 
τούς  είπόντας  ότι  ού  γεγέννηται  έκ  πορνείας,  λέγει  αύτοΐς-  «Τί  ποιήσω 
ότι  στάσις  γίνεται  έν  τω  λαώ;»  Λέγουσιν  αύτω·  «Ήμεϊς  ούκ  οϊδαμεν. 
Αύτοι  όψονται».  Πάλιν  ό  Πιλάτος  προσκαλεσάμενος  άπαν  τό  πλήθος 
των  Ιουδαίων  λέγει·  «Ο'ίδατε  ότι  συνήθεια  ήμΐν  εστίν  κατά  έορτήν  των 
άζύμων  ένα  άπολύειν  ύμΐν  δέσμιον.  "Εχω  ένα  κατάδικον  δέσμιον  έν  τω 
δεσμωτηρίω  φονέαν  λεγόμενον  Βαραββάν  και  τούτον  τον  στήκοντα  κα- 
τενώπιον  υμών  τον  Ίησοΰν,  εις  όν  οϋδεμίαν  αίτίαν  ευρίσκω  έν  αύτώ. 
Τίνα  θέλετε  άπολύσω  ύμΐν;»  Οί  δέ  κράζουσιν  «Βαραββάν».  Λέγει  αύ- 
τοϊς  ό  Πιλάτος·  «Τί  οΰν  ποιήσω  Ίησοΰν,  τον  λεγόμενον  Χριστόν;» 
Λέγουοιν  οί  Ιουδαίοι·  «ΣταυρωΘήτω».  Τινές  δέ  τών  Ιουδαίων  άπεκρί- 
θησαν  «Ούκ  εΐ  φίλος  τοϋ  Καίσαρος,  εάν  τούτον  άπολύσεις,  ότι  εΐπεν 
εαυτόν  υίόν  Θεού  και  βασιλέα·  θέλεις  ουν  τοΰτον  βασιλέα  και  ού  Καί- 
σαρα» 31. 

2.  ΘυμωθεΊς  δέ  ό  Πιλάτος  λέγει  προς  τους  Ιουδαίους·  «Άεΐ  στα- 
σιαστόν  τό  έθνος  ύμών  και  τοις  εύεργέταις  υμών  αντιλέγετε».  Λέγουσιν 
οί  Ιουδαίοι·  «Ποίοις  εύεργέταις;»  Λέγει  ό  Πιλάτος·  «Ό  Θεός  ύμών  άπό 
δουλείας  σκληράς  έξήγαγεν  υμάς  έκ  της  Αιγύπτου  και  δια  θαλάσσης 


31  Cf.  Mt.  27,i5ss.;  Mc.15.6ss.;  Le.  23,i8ss. 


ACTAS  DE  PILATO 


445 


una  cruel  esclavitud;  os  mantuvo  incólumes  a  través  del  mar 
como  a  través  de  la  tierra;  os  alimentó  con  maná  en  el  desierto 
y  os  dió  codornices;  os  abrevó  con  agua  sacada  de  una  roca  y  os 
dió  una  ley,  y,  después  de  todo  esto,  vosotros  encolerizasteis  a 
vuestro  Dios,  fuisteis  tras  un  becerro  fundido,  exasperasteis  a 
vuestro  Dios  y  El  se  disponía  a  exterminaros;  pero  intercedió 
Moisés  por  vosotros  y  no  fuisteis  entregados  a  la  muerte.  Y  aho- 
ra me  denunciáis  a  mí  por  odiar  al  emperador». 

3.  Y,  levantándose  del  tribunal,  se  disponía  a  salir.  Pero 
empezaron  a  gritar  los  judíos,  diciendo:  «Nosotros  reconocemos 
por  rey  al  César  y  no  a  Jesús.  Pues,  además,  los  Magos  vinieron 
a  ofrecerle  dones  traídos  del  Oriente  como  a  [su]  rey;  y,  cuando 
Herodes  se  enteró  por  estos  personajes  de  que  había  nacido  un 
rey,  intentó  acabar  con  él.  Pero  vino  en  conocimiento  de  ello 
su  padre  José  y  le  tomó  juntamente  con  su  madre  y  huyeron 
todos  a  Egipto.  Y,  cuando  se  enteró  de  esto  Herodes,  exterminó 
a  los  niños  de  los  hebreos  que  habían  nacido  en  Belén». 

4.  Cuando  Pilato  oyó  estas  palabras,  temió,  y  después  de 
imponer  silencio  a  las  turbas,  pues  estaban  gritando,  les  dijo: 
«¿De  manera  que  es  éste  aquel  a  quien  Herodes  buscaba?»  Res- 
pondieron los  judíos:  «Sí,  éste  es».  Entonces  tomó  agua  Pilato 
y  lavó  sus  manos  cara  al  sol,  diciendo:  «Soy  inocente  de  la  san- 


εσωσεν  ύμάς  ώς  δια  ξηράς  και  εν  τή  έρήμω  διέθρεψεν  ύμάς,  μάννα  και 
όρτυγομήτραν  εδωκεν  ύμϊν,  και  εκ  πέτρας  ύδωρ  έττότισεν  ύμάς,  και  νό- 
μον  εδωκεν  ύμϊν  και  έτη  τούτοις  όλοις  τταρωργίσατε  τον  Θεόν  ύμών 
και  έζητήσατε  μόσχον  χωνευτόν,  και  τταρωξύνατε  τον  Θεόν  ϋμών,  και 
έζήτησεν  άττοκτεΐναι  Ομάς-  και  έλιτάνευσεν  Μωυσής  ύττέρ  ύμών  και  ούκ 
έθανατώθητε.  Και  νΰν  καταγγέλλετε  μου  δτι  βασιλέα  μισώ». 

3·  Άναστάς  δέ  άττό  τοΟ  βήματος  έζήτει  εξελθείν.  Και  κράζουσιν  οί 
Ιουδαίοι  λέγοντες-  «Ήμεϊς  βασιλέα  οϊδαμεν  Καίσαρα,  και  ού  τόν  Ίησοΰν. 
Και  γάρ  οί  Μάγοι  ττροσήνεγκαν  αύτώ  άττό  άνατολών  δώρα  ώς  βασιλεΐ. 
Και  άκουσας  ó  Ηρώδης  τταρά  τών  Μάγων  ότι  βασιλεύς  έγεννήθη,  έζή- 
τησεν άττοκτεΐναι  αύτόν.  Γνούς  δέ  αύτού  ό  ττατήρ  Ιωσήφ  παρέλαβεν 
αύτόν  και  τήν  μητέρα  αύτοΰ,  και  εφυγον  εις  Αϊγυτττον  και  άκουσας 
"Ηρώδης  άττώλεσεν  τούς  τταΐδας  τών  Εβραίων  τους  γεννηθέντος  έν  Βη- 
θλεέμ». 

4·  Άκουσας  δέ  ό  Πιλάτος  τους  λόγους  τούτους  έφοβήθη·  και  κατα- 
σιγήσας  ό  Πιλάτος  τους  όχλους,  ότι  έκραζον,  λέγει  αύτοΐς·  «"Ωστε  ούτός 
εστίν  όν  έζήτει  Ηρώδης;»  Λέγουσιν  οί  Ιουδαίοι-  «Ναί,  ούτος  έστιν»  32. 
Και  τότε  λαβών  ύδωρ  ό  Πιλάτος  άττενίψατο  τάς  χείρας  αύτού  άττέναντι 


32  Aquí  la  rec.  Β  intercala  el  episodio  del  proceso  ante  Herodes,  a  quien 
es  remitido  Jesús  por  Pilato.  Cf.  Le.  23,6-12. 


446 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


gre  de  este  justo;  vosotros  veréis».  Y  de  nuevo  comenzaron  a 
gritar  los  judíos:  «Su  sangre  sobre  nosotros  y  sobre  nues- 
tros hijos». 

5.  Entonces  mandó  Pilato  que  fuera  corrido  el  velo  del 
tribunal  donde  estaba  sentado  y  dijo  a  Jesús:  «Tu  pueblo  te  ha 
desmentido  como  rey.  Por  eso  he  decretado  que  en  primer  lu- 
gar seas  flagelado,  de  acuerdo  con  la  antigua  costumbre  de  los 
reyes  piadosos,  y  que  después  seas  colgado  de  la  cruz  en  el 
huerto  donde  fuiste  apresado.  Y  Dimas  y  Gzstas,  ambos  mal- 
hechores, serán  crucificados  juntamente  contigo». 

X 

i.  Salió,  pues,  Jesús  del  pretorio,  acompañado  de  los  dos 
malhechores.  Y,  en  llegando  al  lugar  convenido,  le  despojaron 
de  sus  vestiduras,  le  ciñeron  un  lienzo  y  le  pusieron  alrededor 
de  las  sienes  una  corona  de  espinas.  A  los  dos  malhechores  les 


τοΰ  ηλίου  λέγων  «Άθώός  ειμί  άπό  τοΰ  αίματος  του  δικαίου  τούτου- 
ϋμεΐς  οψεσθε».  Πάλιν  κράζουσιν  οί  Ιουδαίοι  ότι  «τό  αίμα  αύτοΰ  έφ'  ήμδς 
και  επί  τά  τέκνα  ημών». 

5·  Τότε  έκέλευσεν  ό  Πιλάτος  τόν  βήλον  έλκυσθήναι  τοΰ  βήματος 
ού  έκάζετο,  και  λέγει  τω  Ίησοΰ·  «Τό  έθνος  τό  σον  κατήλεγξέ  σε  ώς  βα- 
σιλέα· δια  τούτο  άττεφηνάμην  ττρώτον  φραγελλοΰσθαί  σε  δια  τόν  θεσμόν 
των  ευσεβών  βασιλέων,  και  τότε  άναρτασθαι  επί  του  σταυρού  Ιν  τω 
κήττω  όπου  έττιάσθης-  καΐ  Δυσμάς  και  Γέστας  οί  δύο  κακούργοι  συσταυ- 
ρωθήτωσάν  σοι»  33. 

Χ 

ι.  Κα!  έξηλθεν  ό  Ίησοΰς  εκ  τοΰ  ττραιτωρίου,  και  οί  δύο  κακούργοι 
σύν  αύτώ.  Και  ότε  απήλθαν  επί  τόν  τόπον  έξέδυσαν  αύτόν  τά  ιμάτια 
αύτοΰ  και  περιέζωσαν  αύτόν  λέντιον  34  καί  στέφανον  έξ  ακανθών  πε- 
ριέθηκαν  αύτώ  περί  τήν  κεφαλήν  ομοίως  κα'ι  τούς  δύο  κακούργους  έκρέ- 

33  Nótese  el  error  topográfico;  Jesús  fué  prendido  en  el  monte  de  los 
Olivos  y  crucificado  en  el  Gólgota. 

Al  final  de  este  ciclo  ofrecemos  un  curioso  texto  apócrifo  de  la  sentencia 
que  pronunció  Pilato  contra  Jesús. 

En  este  pasaje  se  da  por  primera  vez  a  los  ladrones  los  nombres  de 
Dimas  (Dismas)  y  Gestas.  En  el  Ev.  árabe' de  la  Infancia  (c.23;  cf.  ibid., 
nota  25)  se  les  llama  Tito  y  Dúmaco.  Pueden  verse  más  detalles  acerca  de 
estos  dos  personajes  en  la  Declaración  de  José,  que  insertamos  después. 

34  Quizá  tenga  aquí  su  origen  la  costumbre,  corriente  en  nuestra  ico- 
nografía, de  representar  a  Jesús  crucificado  con  un  lienzo  ceñido  a  la  cintura. 


ACTAS  DE  PILATO 


447 


colgaron  de  manera  semejante.  Mientras  tanto,  Jesús  decía: 
«Padre,  perdónalos,  pues  no  saben  lo  que  hacen».  Y  se  repar- 
tieron los  soldados  sus  vestiduras,  y  todo  el  pueblo  estaba  de 
pie  contemplándolo.  Y  se  burlaban  de  El  los  pontífices,  lo  mis- 
mo que  los  jefes,  diciendo:  «A  otros  salvó;  sálvese,  pues,  a  sí 
mismo;  si  éste  es  Hijo  de  Dios,  que  baje  de  la  cruz».  Los  solda- 
dos, a  su  vez,  se  acercaban  haciéndole  burla  y  ofreciéndole  vi- 
nagre mezclada  con  hiél,  mientras  decían:  «Tú  eres  el  rey  de 
los  judíos;  sálvate  a  ti  mismo».  Y,  después  de  proferir  la  sen- 
tencia, mandó  [el  gobernador]  que  a  manera  de  título  se  es- 
cribiera encima  [de  la  cruz]  su  acusación  en  griego,  latín  y  he- 
breo, de  acuerdo  con  lo  que  habían  dicho  los  judíos:  «Es  rey  de 
los  judíos». 


μασαν  3  5.  Ό  δέ  Ιησούς  έλεγεν  «Πάτερ,  άφες  αύτοΐς·  ού  γαρ  οϊδασιν  τί 
ττοιοΰσιν».  Και  διεμερίσαντο  τά  ιμάτια  αύτοΰ  ο!  στρατιώται  και  'ίστατο 
ό  λαός  θεωρών  αύτόν.  Καϊ  έξεμυκτήριζον  αύτόν  οΐ  αρχιερείς  και  οί  άρχον- 
τες σύν  αύτοΐς  λέγοντες·  «"Αλλους  εσωσεν,  σωσάτω  εαυτόν  εΐ  υίός  έστιν 
τοΰ  Θεοΰ  ούτος  καταβάτω  άπό  του  σταυρού».  Ένέπαιζον  δέ  αύτώ  οί 
στρατιώται  προσερχόμενοι  κα'ι  όξος  μετά  χολής  ττροσφέροντες  αύτώ, 
και  έλεγον  «Σύ  εΐ  ό  βασιλεύς  τών  Ιουδαίων,  σώσον  σεαυτόν».  Έκέλευ- 
σεν  δέ  μετά  τήν  άττόφασιν  εις  τίτλον  έτπγραφήναι  τήν  αίτίαν  αύτοΰ  γράμ- 
μασιν  έλληνικοϊς,  ρωμαϊκοΐς  και  έβραϊκοΐς,  καθώς  είπαν  οι  Ιουδαίοι  ότι 
«βασιλεύς  έστιν  τών  Ιουδαίων»  36. 

35  La  rec.  Β  ofrece  más  pormenores  de  la  subida  al  Calvario.  Dice  que, 
nada  más  pronunciarse  la  sentencia  contra  Jesús,  los  judíos  empezaron  a 
maltratarle:  unos  le  herían  con  varas  (nervios  de  toro);  otros  le  golpeaban 
con  los  puños  o  con  los  pies,  mientras  que  algunos  le  escupían  en  el  rostro. 
A  continuación  prepararon  la  cruz  y,  echándosela  sobre  los  hombros,  le 
impelieron  a  caminar.  Así  llegó  Jesús  a  la  puerta  de  la  ciudad  con  la  cruz  a 
cuestas.  Pero,  encontrándose  desfallecido  por  sus  llagas  y  por  lo  pesado 
del  madero  y  teniendo  los  judíos,  por  otra  parte,  gran  interés  en  que  fuera 
crucificado  cuanto  antes,  mandaron  que  se  hiciera  cargo  del  madero  Simón 
de  Cirene,  padre  de  Alejandro  y  Rufo,  que  pasaba  a  la  sazón  por  allí. 

Juan  al  principio  iba  siguiendo  el  triste  cortejo,  pero  luego  se  fué  co- 
rriendo a  toda  prisa  a  dar  cuenta  a  la  Virgen  de  lo  que  pasaba,  pues  se 
encontraba  ignorante  de  ello.  Al  oír  la  Virgen  el  relato,  quedó  transida 
de  dolor  y  se  fué  en  seguida,  acompañada  por  Juan  y  por  Marta,  María 
Magdalena  y  Salomé,  a  la  calle  de  la  amargura.  Al  ver  la  comitiva,  preguntó 
a  Juan  cuál  era  su  hijo.  El  se  lo  señaló,  diciéndole  que  era  el  que  llevaba  la 
corona  de  espinas  y  las  manos  atadas.  La  Virgen,  que  divisó  a  Jesús,  cayó 
desmayada  hacia  atrás  y  estuvo  bastante  tiempo  en  el  suelo.  Cuando  se 
reanimó,  comenzó  a  prorrumpir  una  serie  de  estremecedoras  exclamaciones 
y  a  golpear  su  pecho.  Los  judíos,  al  ver  este  espectáculo,  quisieron  alejarla; 
pero  María  permaneció  firme  junto  a  su  hijo. 

36  Cf.  Le.  23,35-39.  La  rec.  Β  trae  aquí  el  episodio  de  lo.  19,26,  en  que 
Jesús  confía  su  madre  a  los  cuidados  del  discípulo  amado.  Después  vienen 
los  judíos  y  echan  lejos  al  grupo  de  amigos  de  Jesús, 


448 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


2.  Y  uno  de  aquellos  ladrones  que  habían  sido  colgados, 
le  dijo  así:  «Si  tú  eres  el  Cristo,  sálvate  a  ti  mismo  y  a  nosotros». 
Mas  Dimas  por  respuesta  le  increpaba  diciendo:  «¿Tú  no  temes 
para  nada  a  Dios,  aun  estando  en  la  misma  condenación?  Y  a 
nosotros  ciertamente  bien  nos  está,  pues  recibimos  la  justa  re- 
compensa de  nuestras  obras;  pero  éste  nada  de  malo  ha  hecho». 
Y  decía:  «Acuérdate  de  mí,  Señor,  en  tu  reino».  Y  le  dijo  Jesús: 
«En  verdad,  en  verdad  te  digo  que  hoy  vas  a  estar  conmigo  en 
el  paraíso». 

XI 

i.  Era  como  la  hora  de  sexta,  cuando  se  cernieron  las  ti- 
nieblas sobre  la  tierra  hasta  la  hora  de  nona  por  haberse  oscu- 
recido el  sol;  y  el  velo  del  templo  se  rasgó  por  la  mitad.  Jesús 
entonces  dio  una  gran  voz  y  dijo:  «Padre,  baddach  efkid  ruel», 
que  significa:  «En  tus  manos  encomiendo  mi  espíritu».  Y,  en 
diciendo  esto,  entregó  su  alma.  Al  ver  el  centurión  lo  ocurrido, 
alabó  a  Dios,  diciendo:  «Este  hombre  era  justo».  Y  todas  las  tur- 
bas que  asistían  al  espectáculo,  al  contemplar  lo  ocurrido,  se 
volvían  golpeándose  el  pecho. 


2.  Είς  δέ  των  κρεμασθέντων  κακούργων  έφη  αύτω  λέγων  «Ei  σύ  εί 
ό  Χριστός,  σώσον  σεαυτόν  και  ή  μας».  Αποκριθείς  δέ  Δυσμάς  έττετίμα 
αύτω  λέγων  «Ούδέν  φοβή  σύ  τον  Θεόν,  ότι  έν  τω  αύτω  κρίματι  εί;  Και 
ημείς  μέν  δικαίως·  άξια  γάρ  ώυ  έττράξαμεν  άπολαμβάνομεν  ούτος  δέ  ούδέν 
κακόν  έττοίησεν».  Και  έλεγεν  «Μνήσθητί  μου,  Κύριε,  έν  τη  βασιλεία  σου». 
ΕΙπεν  δέ  αύτω  ó  Ιησούς·  «Αμήν  αμήν  λέγω  σοι  ότι  σήμερον  μετ'  έμοΰ 
έν  τω  πσραδείσω  εί»  37. 

XI 

I.  τΗν  δέ  ώσεί  ώρα  έκτη  και  σκότος  έγένετο  έπί  τήν  γήν  έως  ώρας 
ένατης  του  ήλιου  σκοτισθέντος,  και  έσχίσθη  τό  καταπέτασμα  τοΰ  ναού 
μέσον.  Φωνήσας  φωνή  μεγάλη  ό  Ιησούς  είπεν  «Πάτερ,  βαδδάχ  έφκίδ 
ρουέλ»,  ό  ερμηνεύεται·  «Εις  χεΐράς  σου  παρατίθημι  τό  ττνεΰμά  μου».  Και 
τούτο  είττών  παρέδωκε  τό  πνεύμα.  Ίδών  δέ  ό  έκατόνταρχος  τό  γενόμε- 
νον  έδόξασεν  τόν  Θεόν  λέγων  ότι  «ό  άνθρωπος  ούτος  δίκαιος  ην»,  και 
πάντες  οί  παραγενόμενοι  όχλοι  έπί  τήν  θεωρίαν  ταύτην  θεωρούντες  τά 
γενόμενα,  τύπτοντες  εαυτών  τά  στήθη  ύπέστρεφον  3  8. 

37  Cf.  Le.  23,39-44-  El  códice  D  (en  el  c.9,5)  incluye  este  episodio  de 
los  ladrones  en  términos  muy  parecidos  a  los  de  la  Declaración  de  José.  Los 
códices  CB  de  la  rec.  Β  intercalan  aquí  el  relato  del  encuentro  entre  Dimas, 
el  buen  ladrón,  y  la  Sagrada  Familia  durante  la  huida  a  Egipto.  Cf.  Ev.  árabe 
de  la  Infancia  c.23. 

3  8  Cf.  Le.  23,44-49. 


ACTAS  DE  PILATO 


449 


2.  El  centurión,  por  su  parte,  refirió  al  gobernador  lo  acae- 
cido. Este,  al  oírlo,  se  contristó,  lo  mismo  que  su  mujer,  y  am- 
bos pasaron  todo  aquel  día  sin  comer  ni  beber.  Después  Pilato 
hizo  llamar  a  los  judíos  y  les  dijo:  «¿Habéis  visto  lo  que  ha  ocu- 
rrido?» Mas  ellos  respondieron:  «Ha  sido  un  simple  eclipse  de 
sol,  como  de  ordinario». 

3.  Mientras  tanto,  sus  conocidos  estaban  a  lo  lejos;  y  las 
mujeres  que  le  habían  acompañado  desde  Galilea  estaban  con- 
templando todo  esto.  Mas  había  un  hombre  llamado  José,  se- 
nador, oriundo  de  Arimatea,  el  cual  esperaba  el  reino  de  Dios. 
Este,  pues,  se  acercó  a  Pilato  y  le  pidió  el  cuerpo  de  Jesús.  Des- 
pués fué  a  descolgar  el  cadáver,  lo  envolvió  en  una  sábana  lim- 
pia y  lo  depositó  en  un  sepulcro  tallado  en  piedra  que  estaba 
aún  sin  estrenar. 


2.  Ό  δέ  έκατόνταρχος  άνήνεγκεν  τώ  ήγεμόνι  τά  γενόμενα.  Άκουσας 
δέ  ό  ήγεμών  και  ή  γυνή  αύτοϋ  έλυπήθησαν  σφόδρα  και  ούκ  εφαγον  ούδέ 
ετπον  έν  τη  ημέρα  εκείνη.  Μεταπεμψάμενος  δέ  ό  Πιλάτος  τους  Ιουδαίους 
επτεν  αΰτοΐς·  «Έθεωρήσατε  τά  γενόμενα;»  Οί  δέ  λέγουσιν  «Έκλειψις 
ήλίου  γέγονεν,  κατά  τό  είωθός»  39. 

3·  Είστήκεισαν  δέ  οί  γνωστοί  αύτοϋ  από  μακρόθεν  και  γυναίκες  αί 
συνελθοΰσαι  αϋτω  άττό  της  Γαλιλαίος  όρώσαι  ταΰτα.  Άνήρ  δέ  τις  όνομα 
Ιωσήφ,  βουλευτής  άπά  Άριμαθαίας  πόλεως  υπάρχων,  προσδεχόμενος 
τήν  βασιλείαν  τοΰ  Θεοΰ,  ούτος  προσελθών  τω  Πιλάτω  ήτήσατο  τό  σώμα 
του  Ίησοΰ.  Και  καθελών  αύτό  ένετύλιξεν  έν  σινδόνι  καθαρά,  και  εθηκεν 
αυτό  έν  μνημείω  λαξευτώ  έν  φ  ουδείς  ούδέπω  ην  κείμενος  4(λ 

39  El  códice  A  añade :  εφη  αντοΐ;  ό  Πιλάτος·  «Μιαρώτατοι,  ούτως  ε!ς  πάντα 
αληθεύετε;  Έγώ  οίδα  ούκ  άλλοτε  ποτέ  τούτο  γενόμενον  εί  μή  έν  σελήνης  γέννα.  Τό 
yáp  Πάσχα  ύμών  τη  χθές  ημέρα  έφάγετε  τη  τεσσαρεσκαι δεκάτη  τοΰ  μηνός,  καΐ 
λέγετε  ότι  έκλειψις  ήλίου  έγένετο». 

El  códice  A  de  la  rec.  Β  inserta  aquí  el  episodio  de  la  desesperación  de 
Judas  (Mt.  27,3ss.),  provocada,  según  él,  por  los  insultos  y  denuestos  de 
que  le  hacía  objeto  el  pueblo,  al  ser  sabedor  de  la  traición  que  había  per- 
petrado. 

40  Cf.  Le.  23,49ss.  La  rec.  Β  describe  minuciosamente  esta  petición  dé 
José  a  Pilato,  dando  una  vez  más  testimonio  de  la  inocencia  de  éste  en 
relación  con  la  muerte  de  Jesús.  A  continuación  inserta  las  lamentaciones 
en  que  prorrumpieron  la  Virgen  María,  la  Magdalena  y  José  de  Arimatea. 


Ev.  apócrifos 


15 


450 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


XII 

i.  Cuando  los  judíos  oyeron  decir  que  José  había  pedido 
el  cuerpo  de  Jesús,  comenzaron  a  buscarle  a  él,  así  como  tam- 
bién a  aquellos  que  habían  declarado  que  Jesús  no  había  nacido 
de  fornicación,  a  Nicodemo  y  a  muchos  otros  que  se  habían  pre- 
sentado ante  Pilato  para  dar  a  conocer  sus  buenas  obras.  Y,  ha- 
biéndose escondido  todos,  sólo  apareció  Nicodemo,  porque  era 
varón  principal  entre  los  judíos.  Díjoles,  pues,  Nicodemo: 
«¿Cómo  habéis  entrado  en  la  sinagoga?»  Respondieron  los  ju- 
díos: «¿Y  tú?  ¿Cómo  has  entrado  en  la  sinagoga?  Puesto  que 
eres  su  cómplice,  sea  también  su  parte  contigo  en  el  siglo  ve- 
nidero». Y  dijo  Nicodemo:  «Sea  así,  sea  así».  José,  a  su  vez,  se 
presentó  de  manera  parecida  y  les  dijo:  «¿Por  qué  os  habéis 
apesadumbrado  contra  mí  por  haber  reclamado  el  cuerpo  de 
Jesús?  Pues  sabed  que  lo  he  depositado  en  mi  sepulcro  nuevo, 
después  de  haberlo  envuelto  en  una  sábana  blanca,  y  que  he 
hecho  correr  la  piedra  sobre  la  entrada  de  la  gruta.  Mas  vos- 
otros no  os  portasteis  bien  con  el  justo  aquel,  puesto  que,  no 
contentos  con  crucificarle,  le  traspasasteis  también  con  una 
lanza».  Los  judíos  entonces  detuvieron  a  José  y  mandaron  que 
fuera  puesto  a  buen  recaudo  hasta  el  primer  día  de  la  semana. 
Después  le  dijeron:  «Bien  sabes  que  lo  avanzado  de  la  hora  no 


XII 

I,  Άκούσαντες  δέ  oí  Ιουδαίοι  ότι  το  σώμα  τοΰ  Ίησοΰ  ήτήσατο  ó 
Ιωσήφ,  έζήτουν  αυτόν  και  τούς  δώδεκα  τούς  είπόντσς  ότι  ού  γεγέννηται 
έκ  πορνείας  ó  Ίησοΰς  καί  τόν  Νικόδημον  καί  άλλους  έτερους  πολλούς, 
ο'ίτινες  παραπηδήσαντες  έμπροσθεν  τοΰ  Πιλάτου  τά  έργα  αύτοΰ  έφανέ- 
ρωσαν  τά  αγαθά.  Πάντων  δέ  άποκρυβέντων  μόνος  ό  Νικόδημος  ώφθη 
αύτοις  ότι  άνήρ  άρχων  ήν  τών  Ιουδαίων.  Καί  λέγει  αύτοΐς  ό  Νικόδημος- 
«Πώς  εισήλθατε  είς  τήν  συναγωγήν;»  Λέγουσιν  ούτω  οί  Ιουδαίοι·  «Σύ 
πώς  εισήλθες  είς  τήν  συναγωγήν;  "Οτι  συνίστωρ  αύτοΰ  εί  καί  τό  μέρος 
αύτοΰ  μετά  σοΰ  έν  τω  μέλλοντι  αΐώνι»  Λέγει  ό  Νικόδημος-  «Αμήν  άμήν». 
Όμοίως  δέ  καί  ό  Ιωσήφ  παρεκβάς  είπεν  αύτοΐς·  «Τί  ότι  έλυπήθητε  κατ' 
έμοΰ,  διότι  ήτησάμην  τό  σώμα  τοΰ  Ίησοΰ;  Ιδού  έν  τω  καινώ  μου  μνημείω 
έθηκα  αύτόν,  έντυλίξας  αύτόν  σινδόνι  καθαρά,  καί  έπεκύλισα  λίθον  έπί 
τήν  θύραν  τοΰ  σπηλαίου.  Καί  ού  καλώς  έπράξατε  κατά  τοΰ  δικαίου  ότι 
ού  μετεμελήθητε  σταυρώσαντες  αύτόν,  άλλά  καί  λόγχη  αύτόν  έκεντήσα- 
τε».  Κρατήσαντες  δέ  οί  Ιουδαίοι  τόν  Ιωσήφ  έκέλευσαν  αύτόν  άσφαλισ- 
θήναι  μέχρι  της  μιας  τοΰ  σαββάτου,  καί  λέγουσιν  ούτω-  «Γίνωσκε  ότι  ή 
ώρα  ούκ  απαιτεί  πραξαί  τι  κατά  σοΰ,  ότι  σάββατον  διαφαύει·  γίνωσκε 


ACTAS  DE  PILATO 


451 


nos  permite  hacer  nada  contra  ti,  pues  el  sábado  está  ya  ama- 
neciendo; pero  sábete  que  ni  siquiera  se  te  hará  la  gracia  de 
darte  sepultura,  sino  que  expondremos  tu  cuerpo  a  las  aves  del 
cielo».  Repuso  José:  «Esta  manera  de  hablar  es  la  del  soberbio 
Goliat,  que  injurió  al  Dios  vivo  y  al  santo  David.  Pues  dijo  el 
Señor  por  medio  del  profeta:  Λ  mí  me  corresponde  la  venganza 
y  yo  retribuiré,  dice  el  Señor.  Y  poco  ha,  uno  que  es  incircun- 
ciso según  la  carne,  pero  circunciso  de  corazón,  tomó  agua,  se 
lavó  las  manos  cara  al  sol  y  dijo:  Soy  inocente  de  la  sangre  de 
este  justo;  vosotros  veréis.  Mas  vosotros  respondisteis  a  Pilato: 
Su  sangre  sobre  nosotros  y  sobre  nuestros  hijos.  Ahora,  pues, 
temo  no  vaya  a  venir  la  ira  del  Señor  sobre  vosotros  y  sobre 
vuestros  hijos,  como  dijisteis».  Al  oír  los  judíos  estas  palabras, 
se  llenaron  de  rabia  en  su  corazón,  y,  después  de  echar  mano 
a  José,  lo  detuvieron  y  encerraron  en  una  casa  donde  no  había 
ventana  alguna;  después  sellaron  la  puerta  tras  la  que  estaba  en- 
cerrado José  y  quedaron  junto  a  ella  unos  guardianes. 

2.  Y  el  sábado  dieron  una  disposición  los  archisinagogos, 
los  sacerdotes  y  los  levitas  para  que  al  día  siguiente  se  encon- 
traran todos  en  la  sinagoga.  Y  muy  de  madrugada  la  multitud 
entera  se  puso  a  deliberar  qué  clase  de  muerte  habían  de  darle. 


δέ  ότι  ούδέ  ταφής  καταξιωθήση,  άλλά  δώσομεν  τάς  σάρκας  σου  τοις 
πετεινοΐς  τοΰ  ουρανού».  Λέγει  αύτοΐς  ó  Ιωσήφ·  «Ούτος  ό  λόγος  του 
ϋττερηφάνου  εστίν  Γολιάθ,  δς  ώνείδισεν  Θεόν  ζώντα  και  τόν  άγιον  Δαυίδ. 
Εΐπεν  γαρ  ό  Θεός  διά  τοΰ  προφήτου·  Έμοί  έκδίκησις,  κάγώ  άνταττο- 
δώσω,  λέγει  Κύριος.  Και  νΰν  ό  άκρόβυστος  τή  σαρκί  και  ιτεριτεμνόμενος 
τή  καρδία  λαβών  ύδωρ  άπενίψατο  τάς  χείρας  αύτοϋ  κατέναντι  τοΰ  ήλίου 
λέγων  Άθώός  είμι  εγώ  άττό  τοΰ  αίματος  τοΰ  δικαίου  τούτου,  ύμεΐς  όψεσθε. 
ΚαΊ  άττοκριθέντες  τω  Γίιλάτω  είπατε·  Τό  αίμα  αΰτοΰ  έφ'ήμας  και  επί  τά 
τέκνα  ημών.  Και  νΰν  φοβούμαι  μήποτε  φθάσει  ή  όργή  Κυρίου  έφ'ύμάς 
και  έπί  τά  τέκνα  ύμών,  καθώς  είπατε».  Άκούσαντες  δέ  οί  Ιουδαίοι  τούς 
λόγους  τούτους  έπικράνθησαν  τή  ψυχή,  και  έπιλαβόμενοι  τόν  Ιωσήφ 
έκράτησαν  αύτόν  και  ένέκλεισαν  εις  οίκον  όπου  ούκ  ήν  θυρίς,  και  παρα- 
φύλακες  παρέμειναν  τή  θύρα  και  έσφράγισαν  τήν  θύραν  όπου  ήν  έγκε- 
κλεισμένος  ό  Ιωσήφ  41. 

2.  Τω  δέ  σαββάτω  δρον  ώρισαν  οί  άρχισυνάγωγοι  και  οί  ιερείς  και 
οΐ  λευΐται  ώστε  πάντας  εύρεθήναι  έν  τή  συναγωγή  τή  μια  τοΰ  σαββάτου. 
Και  όρθρίσαντες  άπαν  τό  πλήθος  έν  τή  συναγωγή  έβουλεύσαντο  ποίω 
θανάτω  άποκτείνωσιν  αύτόν.  Καθεσθέντος  τοΰ  συνεδρίου  έκέλευσαν  αΰ- 


41  La  rec.  Β  añade  a  continuación  una  querella  promovida  por  los  ju- 
díos contra  Pilato  porque  éste  había  entregado  a  José  el  cuerpo  de  Jesús. 
Los  judíos,  según  el  códice  C  de  dicha  recensión,  hubieran  deseado  que  el 
cadáver  permaneciera  en  la  cruz  para  ser  pasto  de  las  aves. 


452 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


Y,  estando  sentado  el  consejo,  ordenaron  que  se  le  hiciera  com- 
parecer con  gran  deshonor.  Y  abrieron  la  puerta,  mas  no  lo 
encontraron.  Quedó,  pues,  el  pueblo  fuera  de  sí  y  se  llenaron 
de  admiración  al  encontrar  los  sellos  intactos  [y  ver]  que  la 
llave  estaba  en  poder  de  Caifás.  Con  lo  cual  no  se  atrevieron 
a  poner  sus  manos  sobre  los  que  habían  hablado  ante  Pilato 
en  defensa  de  Jesús. 

XIII 

i.  Y  mientras  estaban  aún  sentados  en  la  sinagoga,  llenos 
de  admiración  por  lo  de  José,  vinieron  algunos  de  los  guar- 
dianes, aquellos  a  quienes  habían  encomendado  los  judíos  de 
parte  de  Pilato  la  custodia  del  sepulcro  de  Jesús,  no  fuera  que 
vinieran  sus  discípulos  y  le  substrajeran.  Y  fueron  a  dar  cuenta 
a  los  archisinagogos,  a  los  sacerdotes  y  a  los  levitas  diciéndo- 
les  lo  sucedido;  esto  es,  cómo  «sobrevino  un  terremoto  y  vimos 
un  ángel  que  bajaba  del  cielo,  el  cual  retiró  la  piedra  de  la 
boca  de  la  gruta,  sentándose  después  sobre  ella.  Y  brilló  como 
nieve  y  como  relámpago.  Con  lo  que  nosotros,  llenos  de  miedo, 
quedamos  como  muertos.  Entonces  oímos  la  voz  del  ángel 
que  hablaba  a  las  mujeres  que  se  encontraban  junto  al  sepul- 
cro: No  tengáis  miedo,  pues  sé  que  buscáis  a  Jesús,  el  que 
fué  crucificado.  No  está  aquí;  resucitó  como  había  dicho;  ve- 


τόν  άχθήναι  μετά  ατιμίας  πολλής.  Και  άνοίξαντες  τήν  θύραν  ούχ  εϋρον 
αυτόν.  Και  έξέστη  πας  ό  λαός  κα'ι  έκθαμβοι  έγένοντο  δτι  τάς  σφραγίδας 
εύρον  έσφραγισμένας  και  ότι  τήν  κλεΐδαν  είχεν  ό  Καϊάφας.  Και  ούκέτι 
έτόλμησαν  έπιβαλεΐν  τάς  χείρας  αύτών  εις  τους  λαλήσαντας  έμπροσθεν 
τοΰ  Πιλάτου  Οπέρ  του  ΊησοΟ. 

XIII 

ι.  "Ετι  δέ  αύτών  καθεζομένων  έν  τη  συναγωγή  και  Οαυμαζόντων 
δια  τόν  Ιωσήφ  έρχονται  τίνες  τής  κουστωδίας  ους  ήτήσαντο  οί  Ιουδαίοι 
παρά  τοΰ  Πιλάτου  τηρεΐν  τόν  τάφον  τοΰ  Ίησοΰ  ϊνα  μήποτε  έλδόντες  οί 
μαθηταί  αϋτοΰ  κλέψωσιν  αυτόν.  Και  ανήγγειλαν  λέγοντες  τοις  άρχισυ- 
ναγώγοις  και  τοις  ίερεϋσι  και  τοις  λευίταις  τά  γεγονότα-  τό  πώς  «έγέ- 
νετο  σεισμός  μέγας  κα'ι  εϊδομεν  άγγελον  καταβάντα  έξ  οΰρανοΰ,  και  άπε- 
κύλισεν  τόν  λίθον  άπό  τοΰ  στόματος  τοΰ  σπηλαίου  και  έκάθισεν  επάνω 
αϋτοΰ·  και  ελαμψεν  ώσεί  χιών  καΐ  ώς  αστραπή.  Κα'ι  ημείς  πολλά  φοβη- 
θέντες  έκείμεθα  ώσεί  νεκροί.  Καϊ  ήκουσάμην  τής  φωνής  τοΰ  αγγέλου  λα- 
λοΰντος  ταϊς  γυναιξίν,  α'ίτινες  παρέμενον  τω  τάφω,  ότι  μή  φοβεΐσθε  ϋμεϊς- 
οΐδα  γάρ  ότι  Ίησοΰν  ζητείτε  τόν  έσταυρωμένον.  Οΰκ  εστίν  ώδε-  ήγέρθη 


ACTAS  DE  PILATO 


453 


nid,  ved  el  lugar  donde  yacía  el  Señor.  Y  ahora  id  rápidamente 
y  decid  a  sus  discípulos  que  resucitó  de  entre  los  muertos  y 
que  está  en  Galilea». 

2.  Dijeron  entonces  los  judíos:  «¿A  qué  mujeres  hablaba?» 
Respondieron  los  de  la  guardia:  «No  sabemos  quiénes  eran». 
Dijeron  los  judíos:  «¿A  qué  hora  tenía  esto  lugar?»  Respon- 
dieron los  de  la  guardia:  «A  media  noche».  Dijeron  los  judíos: 
«¿Y  por  qué  no  las  detuvisteis?»  Respondieron  los  de  la  guardia: 
«Quedamos  como  muertos  por  el  miedo,  no  esperando  poder 
ver  la  luz  del  día,  ¿cómo  íbamos  a  echarles  mano?»  Dijeron  los 
judíos:«  Vive  Dios  que  no  os  damos  fe».  Replicaron  entonces  los 
de  la  guardia:  «Tantas  señales  visteis  en  aquel  hombre  y  no  le 
creísteis,  ¿cómo  vais  a  darnos  crédito  a  nosotros?  Y  con  razón 
habéis  jurado  por  la  vida  del  Señor,  pues  El  vive  también». 
Y  añadieron  los  de  la  guardia:  «Hemos  oído  decir  que  ence- 
rrasteis a  aquel  que  reclamó  el  cuerpo  de  Jesús,  sellando  la 
puerta,  y  que  al  abrir  no  le  habéis  encontrado.  Entregad,  pues, 
vosotros  a  José,  y  nosotros  entregaremos  a  Jesús».  Dijeron  los 
judíos:  «José  marchó  a  su  ciudad».  Y  replicaron  los  de  la  guar- 
dia: «También  Jesús  resucitó,  como  hemos  oído  al  ángel,  y 
está  en  Galilea». 


καθώς  εΐπεν  δεΟτε,  ΐδετε  τόν  τόπον  όπου  εκείτο  ó  Κύριος.  Και  ταχύ 
πορευθεΐσαι  είπατε  τοις  μαθηταΐς  αυτού  ότι  ήγέρθη  από  των  νεκρών, 
και  εστίν  έν  τη  Γαλιλαία»  42. 

2.  Λέγουσιν  οί  Ιουδαίοι·  «Ποίαις  γυναιξίν  έλάλει;»  Λέγουσιν  οί  της 
κουστωδίας-  «Οΰκ  οΐδαμεν  ποΐαι  ήσαν».  Λέγουσιν  ο'ι  Ιουδαίοι·  «Ποία 
ώρα  ήν;»  Λέγουσιν  οί  της  κουστωδίας·  «Μέσης  νυκτός».  Λέγουσιν  οί 
Ιουδαίοι·  «Και  διατί  οΰκ  έκρατήσατε  αΰτάς;»  Λέγουσιν  οί  της  κουστω- 
δίας· «Ώς  νεκροί  έγενόμεθα  από  του  φόβου,  μή  έλπίζοντες  ίδεΐν  τό  φώς 
της  ημέρας,  και  πώς  εϊχομεν  κρατήσαι  αύτάς;»  Λέγουσιν  οί  Ιουδαίοι· 
«Ζή  Κύριος,  ού  πιστεύομεν  ύμϊν».  Λέγουσιν  οί  της  κουστωδίας  πρός 
τους  Ιουδαίους-  «Τοσαΰτα  σημεία  είδετε  εις  τόν  ό^θρωπον  εκείνον  και 
οΰκ  έπιστεύσατε,  και  ήμΐν  πώς  έχετε  πιστεΰσαι;  Και  γάρ  καλώς  ώμό- 
σατε  ότι  ζή  Κύριος,  και  γάρ  εκείνος  ζη».  Πάλιν  λέγουσιν  οί  της  κουστω- 
δίας- «Ήμεΐς  ήκούσαμεν  ότι  τόν  αίτησάμενον  τό  σώμα  του  Μησοΰ  ένε- 
κλείσατε  αύτόν  σφραγίσαντες  την  Θύραν,  καΐ  άνοίξαντες  οϋχ  εΰρατε  αυ- 
τόν. Δότε  ουν  ΰμεΐς  τόν  Μωσήφ  και  ήμεΐς  δώσομεν  τόν  Ίησοϋν».  Λέ- 
γουσιν οϊ  Ιουδαίοι-  «Ό  Ιωσήφ  εις  τήν  πόλιν  αύτοΰ  άπήλθεν».  Λέγου- 
σιν οί  της  κουστωδίας  πρός  τούς  Ιουδαίους-  «Κα'ι  ό  Ίησοΰς  ανέστη, 
καθώς  ήκούσαμεν  τοΰ  αγγέλου,  και  εστίν  έν  τη  Γαλιλαία». 


42  Cf.  Mt.  28.3SS. 


454 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


3.  Y,  al  oír  los  judíos  estas  palabras,  cobraron  miedo  y 
dijeron:  «No  vaya  a  ser  que  esto  se  propague  y  todos  se  incli- 
nen ante  Jesús».  Y,  convocado  el  consejo,  hicieron  un  depó- 
sito de  mucho  dinero,  y  se  lo  dieron  a  los  soldados,  diciendo: 
«Decid:  Mientras  nosotros  dormíamos,  vinieron  sus  discípulos 
de  noche  y  se  lo  llevaron.  Y  si  esto  llega  a  oídos  del  gobernador, 
nosotros  le  persuadiremos  y  os  libraremos  de  toda  responsa- 
bilidad». Ellos  lo  cogieron  y  hablaron  de  la  manera  que  se  les 
había  indicado. 

XIV 

1.  Mas  un  sacerdote  llamado  Finees,  Adas,  doctor,  y  Ageo, 
levita,  bajaron  de  Galilea  a  Jerusalén  y  contaron  a  los  archisi- 
nagogos,  a  los  sacerdotes  y  a  los  levitas:  «Hemos  visto  a  Jesús 
en  compañía  de  sus  discípulos  sentado  en  el  monte  llamado 
Mamilch,  y  decía  a  éstos:  Id  por  todo  el  mundo  y  predicad  a 
toda  criatura;  el  que  crea  y  sea  bautizado,  se  salvará;  pero  el 
que  no  crea,  será  condenado.  Y  a  los  que  hubieren  creído  les 


3.  Άκούσαντες  δέ  oí  Ιουδαίοι  τούς  λόγους  τούτους  έφοβήθησαν  λέ- 
γοντες· «Μήποτε  άκουσθη  ό  λόγος  κα'ι  πάντες  κλιθώσιν  εις  τόν  Ίησοΰν». 
Και  συμβούλιον  ποιήσαντες  οι  Ιουδαίοι  κατεβάλλοντο  αργύρια  ικανά 
και  έδωκαν  τοις  στρατιώταις  λέγοντες·  «Είπατε  ότι,  ήμών  κοιμωμένων 
ήλθον  οί  μαθητα'ι  αύτοΰ  νυκτός  κα'ι  έκλεψαν  αυτόν.  Και  έάν  άκουσθη 
τοΰτο  υπό  τοΰ  ήγεμόνος,  ήμεϊς  πείσομεν  αύτόν  και  ϋμας  αμέριμνους 
ποιήσομεν».  Οί  δέ  λαβόντες  είπον  ώς  έδιδάχθησαν  43. 

XIV 

ι.  Φινεές  δέ  τις  ιερεύς  καί  Άδας  διδάσκαλος  καί  Άγγαΐος  λευί- 
της  κατελθόντες  από  της  Γαλιλαίας  έν  Ίεροσολύμοις  έξηγήσαντο  τοίς 
άρχισυναγώγοις  κα'ι  τοις  ίερεΰσιν  κα'ι  τοις  λευίταις  ότι  «εϊδομεν  τόν  Ίη- 
σοΰν καί  τους  μαθητάς  αύτοΰ  καθεζόμενον  εις  τό  όρος  τό  καλούμενον 
Μαμίλχ  44,  καί  έ'λεγεν  τοις  μαθηταΐς  αύτοΰ·  ΠορευΘέντες  εις  τόν  κόσμον 
άπαντα  κηρύξατε  πάση  τη  κτίσει·  ό  πιστεύσας  καί  βαπτισθείς  σωΟή- 
σεται,  ό  δέ  άπιστήσας  κατακριθήσεται.  Σημεία  δέ  τοις  πιστεύσασιν  ταΰ- 

43  Cf.  Mt.  28,13. 

44  Este  monte  viene  designado  en  las  versiones  latinas  con  los  siguien- 
tes nombres:  Manbre  sive  Malech,  Manbre  sive  Amalech,  Manbre;  el  in- 
térprete copto  le  denomina  Mabrech.  Desde  luego,  no  puede  identificarse 
con  el  monte  de  los  Olivos,  cercano  a  Jerusalén.  Tischendorf  lo  relaciona, 
parece  que  no  con  mucho  fundamento,  con  el  culto  del  ídolo  Malkom, 
que  en  otro  tiempo  había  tenido  lugar  en  el  monte  de  los  Olivos  (cf.  2 
Reg.  23,13;  1  Reg.  11,7;  Ier.  49,1-3)· 


ACTAS  DE  PILATO 


455 


acompañarán  estas  señales:  arrojarán  demonios  en  mi  nombre; 
hablarán  en  lenguas  nuevas;  cogerán  serpientes;  y,  aunque  be- 
bieren alguna  cosa  capaz  de  producir  la  muerte,  no  les  dañará; 
impondrán  sus  manos  sobre  los  enfermos  y  éstos  se  sentirán 
bien.  Y,  cuando  aún  les  estaba  hablando,  vimos  que  se  iba 
elevando  al  cielo». 

2.  Dijeron  los  ancianos,  los  sacerdotes  y  los  levitas:  «Glo- 
rificad y  confesad  al  Dios  de  Israel,  si  es  que  habéis  oído  y 
visto  lo  que  acabáis  de  decir».  Dijeron  los  que  habían  hablado: 
«Vive  el  Señor  Dios  de  nuestros  padres  Abrahán,  Isaac  y  Jacob, 
que  oímos  esto  y  que  le  vimos  al  ser  asumido  al  cielo».  Dijeron 
los  ancianos,  los  sacerdotes  y  los  levitas:  «¿Habéis  venido  a 
darnos  cuenta  de  todo  esto  o  a  cumplir  algún  voto  hecho  a 
Dios?»  Ellos  respondieron:  «A  cumplir  un  voto  hecho  a  Dios». 
Replicaron  entonces  los  ancianos,  los  pontífices  y  los  levitas: 
«Si  habéis  venido  a  cumplir  un  voto  a  Dios,  ¿a  qué  vienen 
estas  patrañas  que  habéis  contado  ante  todo  el  pueblo?»  Dijeron 
Finees,  sacerdote,  Adas,  doctor,  y  Ageo,  levita,  a  los  archisina- 
gogos  y  levitas:  «Si  estas  palabras  que  hemos  dicho,  y  de  las 
que  hemos  sido  testigos  oculares,  constituyen  un  pecado,  aquí 
nos  tenéis  en  presencia  vuestra;  haced  con  nosotros  lo  que  pa- 
rezca bueno  ante  vuestros  ojos».  Entonces  ellos  tomaron  el 


τα  καρακολουθήσουσιν·  έν  τώ  όνόματί  μου  δαιμόνια  έκβαλοΰσιν,  γλώσ- 
σαις  λαλήσουσιν  καιναΐς,  όφεΐζ  άροΰσιν,  κάν  θανάσιμόν  τι  πίωσιν  οϋ 
μή  αύτούς  βλάψει,  έπ'ι  αρρώστους  χείρας  έπιθήσουσιν  και  καλώς  έ'ξου- 
σιν.  "Ετι  τοΰ  Μησοΰ  λαλοΰντος  ττρός  τούς  μαθητάς  αΰτοΰ  εϊδομεν  αυτόν 
αναληφθέντα  εις  τον  οΰρανόν»  45. 

2.  Λέγουσιν  οί  -πρεσβύτεροι  και  οι  ιερείς  κα'ι  οΐ  λευΐται·  «Δότε 
δόξαν  τώ  Θεώ  Ισραήλ  κα'ι  δότε  αύτώ  έξομολόγησιν  εί  ταΰτα  ήκούσατε 
κα'ι  ϊδετε  άιτερ  έξηγήσασθε>>.  Λέγουσιν  οί  έξηγησάμενοι·  «Ζή  Κύριος  ό 
Θεός  τών  πατέρων  ημών,  Αβραάμ  Ισαάκ  και  Ιακώβ,  ότι  ταΰτα  ήκού- 
σαμεν  και  ϊδομεν  αύτόν  αναληφθέντα  εις  τόν  ούρανόν».  Λέγουσιν  οί 
■πρεσβύτεροι  κα'ι  οί  ιερείς  κα'ι  οί  λευΐται·  «Εις  τούτο  ήλθατε  εύαγγελί- 
σασθαι  ήμΐν  ή  ήλθατε  εύχήν  δούναι  τώ  Θεώ; »  Οί  δε  λέγουσιν  «Εύχήν  δού- 
ναι τώ  Θεώ».  Λέγουσιν  οί  πρεσβύτεροι  και  οί  αρχιερείς  και  οί  λευΐται 
ττρός  αυτούς·  «Εί  εύχήν  ήλθατε  δούναι  τώ  Θεώ,  εις  τί  οΰν  ή  φλυαρία 
αϋτη  ην  έφλυαρήσατε  απέναντι  παντός  τοΰ  λαού;»  Λέγει  Φινεές  ιερεύς 
και  Άδας  διδάσκαλος  και  Άγγαΐος  λευίτης  πρός  τούς  άρχισυναγώγους 
ιερείς  και  λευίτας·  «Εί  οί  λόγοι  ούτοι  ους  έλαλήσαμεν  κα'ι  ϊδομεν  άμαρ- 
τία  εστίν,  ιδού  έσμεν  ενώπιον  ύμών  κατά  τό  άγαθόν  έν  όφθαλμοΐς  ύμών 
ποιήσατε  ήμΐν».  Οί  δέ  λαβόντες  τόν  νόμον  ώρκισαν  αυτούς  μηδενί  έξη- 


45  Cf.  Mt.  28,i6ss.;  Me.  16,15. 


456 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


libro  de  la  ley  y  les  hicieron  jurar  que  no  referirían  a  nadie 
estas  cosas.  Después  les  dieron  de  comer  y  de  beber  y  les 
sacaron  de  la  ciudad,  no  sin  antes  haberles  provisto  de  dinero 
y  haberles  dado  tres  hombres  que  les  acompañaran,  quienes 
les  reintegraron  hasta  los  confines  de  Galilea.  Y  se  marcharon 
en  paz. 

3.  Y,  después  de  que  se  marcharon  aquellos  hombres  a 
Galilea,  se  reunieron  los  pontífices,  los  archisinagogos  y  los 
ancianos  en  la  sinagoga,  cerrando  tras  de  sí  la  puerta;  y  daban 
grandes  muestras  de  dolor,  diciendo:  «¿Es  posible  que  haya 
tenido  lugar  este  portento  en  Israel?»  Entonces  Anás  y  Caifás 
dijeron:  «¿Por  qué  estáis  alborotados?  ¿Por  qué  lloráis?  ¿O  es 
que  no  sabéis  que  sus  discípulos  les  han  comprado  con  una 
buena  cantidad  de  oro  y  les  han  dado  instrucciones  para  que 
digan  que  un  ángel  del  Señor  ha  bajado  y  ha  removido  la  piedra 
de  la  entrada  del  sepulcro?»  Mas  los  sacerdotes  y  ancianos  di- 
jeron: «Pase  que  los  discípulos  robaran  su  cuerpo;  pero  ¿cómo 
entró  su  alma  en  el  cuerpo  y  está  viviendo  en  Galilea?»  Y  ellos, 
en  la  imposibilidad  de  dar  respuesta  a  estas  cosas,  dijeron  por 
fin  a  duras  penas:  «No  nos  está  permitido  a  nosotros  dar  cré- 
dito a  unos  incircuncisos». 


γήσασθαι  τούς  λόγους  τούτους.  Και  έδωκαν  αύτοΐς  φαγεΐν  καϊ  τπεϊν, 
και  έξέβαλον  οχ/τους  έξω  της  πόλεως  δεδωκότες  αΰτοΐς  και  αργύρια  και 
άνδρας  τρεϊς  μετ'αύτών,  και  άπεκατέστησαν  αυτούς  έως  της  Γαλιλαίος. 
Και  έπορεύθησαν  έν  ειρήνη  46. 

3·  ΠορευΟέντων  δέ  τών  ανδρών  εκείνων  έν  τη  Γαλιλαία  συνήχθη- 
σαν  οί  αρχιερείς  και  άρχισυνάγωγοι  και  οί  πρεσβύτεροι  εν  τη  συναγω- 
γή, άποκλείσαντες  την  πύλην,  και  έκόπτοντο  κοπετόν  μέγαν  λέγοντες 
δτι  «τούτο  γέγονεν  τό  σημεΐον  έν  τω  Ισραήλ;»  Ό  δέ  "Αννας  καϊ  Καϊά- 
φας εΐπον  «Τί  θορυβεΐσΟε;  Τί  κλαίετε;  Ή  ουκ  οίδατε  ότι  οί  μαθητα'ι 
αυτού  έδωκαν  χρυσίον  Ικανόν  αύτοΐς  και  έδίδαξαν  αύτούς  ειπείν  ότι 
άγγελος  Κυρίου  καταβάς  άπεκύλισε  τον  λίθον  άπό  της  Θύρας  μνημείου;» 
Οί  δέ  ιερείς  και  οί  πρεσβύτεροι  είπον  «"Εστω  ότι  έκλεψαν  οί  μαθηταϊ 
αύτοΰ  τό  σώμα·  ή  ψυχή  δέ  πώς  είσήλθεν  είς  τό  σώμα,  καϊ  διστρίβει 
εν  τή  Γαλιλαία;»  Οί  δέ  μή  δυνάμενοι  προς  ταύτα  άποκριθήναι  μόλις 
ποτέ  εΐπον  «Ούκ  έξεστιν  ήμΐν  άκροβύστοις  πιστεΰσαι». 

46  A  partir  de  este  episodio,  la  rec.  Β  es  mucho  más  sobria  que  la  A 
y  omite  muchos  detalles  incidentales  de  ésta. 


ACTAS  DE  PILATO 


457 


XV 

l.  Mas  se  levantó  Nicodemo  y  se  puso  de  pie  ante  el  con- 
sejo, diciendo:  «Rectamente  habláis.  No  desconocéis,  ¡oh  pue- 
blo del  Señor!,  a  los  varones  que  han  bajado  de  Galilea,  hombres 
de  recursos,  temerosos  de  Dios,  enemigos  de  la  avaricia,  amigos 
de  la  paz.  Pues  bien,  ellos  han  dicho  bajo  juramento  que  han 
visto  a  Jesús  en  el  monte  Mamilch  en  compañía  de  sus  discí- 
pulos, que  estaba  enseñando  cuantas  cosas  habéis  podido  oír 
de  su  boca  y  que  le  han  visto  en  el  momento  de  ser  asumido 
al  cielo.  Y  nadie  les  preguntó  en  qué  forma  fué  asumido.  Pues, 
como  nos  enseñaba  a  nosotros,  estaba  contenido  en  el  libro  de 
las  Sagradas  Escrituras  que  Elias  fué  asumido  al  cielo  y  que 
Elíseo  gritó  fuertemente,  con  lo  que  Elias  arrojó  su  capa  sobre 
el  Jordán,  y  así  [Elíseo]  pudo  atravesar  el  río  y  llegar  hasta 
Jericó.  Salieron  entonces  a  su  encuentro  los  hijos  de  los  pro- 
fetas y  le  dijeron:  Elíseo,  ¿dónde  está  Elias,  tu  señor?  El  res- 
pondió que  había  sido  asumido  al  cielo.  Y  ellos  dijeron  a  Elí- 
seo: ¿No  le  habrá  arrebatado  el  espíritu  y  lo  habrá  arrojado 
sobre  alguno  de  los  montes?  Tomemos  nuestros  criados  con 
nosotros  y  vayamos  en  su  busca.  Y  convencieron  a  Elíseo, 


XV 

I.  Ανέστη  δέ  ό  Νικόδημος  και  έστη  έμπροσθεν  τοΰ  συνεδρίου  λέ- 
γων «Όρθώς  λαλείτε.  Ούκ  αγνοείτε,  λαός  Κυρίου,  τους  άνδρας  τους 
κατελθόντας  άττό  της  Γαλιλαίας  δτι  αΰτοί  φοβούμενοι  τον  Θεόν  είσιν  κα'ι 
άνδρες  εύπορίας,  μισοΰντες  πλεονεξίαν,  άνδρες  ειρήνης·  και  αύτοί  έξη- 
γήσαντο  μετά  όρκου  ότι  εΐδαμεν  τόν  Ίησοΰν  εις  τό  όρος  τό  Μαμίλχ 
μετά  τών  μαθητών  αύτοϋ,  και  ότι  έδίδασκεν  όσα  ήκούσατε  παρ'αύτών, 
και  ότι  εΐδαμεν  αΰτόν  αναληφθέντα  εις  τόν  οϋρανόν.  Και  ουδείς  ήρώ- 
τησεν  αϋτούς  ποίω  σχήματι  άνελήφθη.  Καϊ  γάρ  καθώς  έδίδασκεν  ημάς 
τό  τών  άγίων  γραφών  βιβλίον  έκράτει  ότι  και  Ηλίας  άνελήφθη  εις  τόν 
ούρανόν,  και  Έλισσαΐος  έφώνησεν  φωνή  μεγάλη,  καϊ  έρριψεν  Ηλίας  τήν 
μηλωτήν  αύτοϋ  επάνω  τοΰ  Έλισσαίου,  καϊ  έρριψεν  Έλισσαΐος  τήν  μη- 
λωτήν  αύτοϋ  έπάνω  τοΰ  Ίορδάνου,  και  έπέρασεν  καϊ  ήλθεν  εις  Ιεριχώ. 
Κα!  ύπήντησαν  αύτώ  τά  τέκνα  τών  προφητών  και  είπαν  Έλισσαΐε, 
.πού  ó  κύριος  σου  Ηλίας;  Καϊ  εϊπεν  ότι  άνελήφθη  είς  τόν  ούρανόν.  Και 
είπαν  πρός  Έλισσαΐον  Μή  πνεύμα  ήρπασεν  αύτόν  καϊ  έρριψεν  έφ'  εν 
τών  ορέων;  Άλλά  λάβωμεν  τούς  παΐδας  ήμών  μεθ'  εαυτών  καϊ  ζητή- 
σωμεν  αύτόν.  Καϊ  έπεισαν  τόν  Έλισσαΐον,  καϊ  άπήλθεν  μετ'  αύτών  47. 


47  Cf.  4  Reg.  2,14. 


45S 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


quien  se  marchó  con  ellos.  Y  anduvieron  buscándole  tres  días 
enteros,  sin  encontrarle,  por  lo  que  conocieron  que  había  sido 
asumido.  Y  ahora  hacedme  caso:  enviemos  una  expedición  por 
todos  los  confines  de  Israel  y  veamos  si  por  ventura  Cristo  ha 
sido  asumido  por  un  espíritu  y  ha  sido  arrojado  después  en 
uno  de  estos  montes».  Agradó  a  todos  esta  proposición  y  en- 
viaron una  expedición  por  todos  los  confines  de  Israel  en  busca 
de  Jesús  y  no  dieron  con  El.  A  quien  encontraron  fué  a  José 
de  Arimatea,  pero  nadie  se  atrevió  a  detenerle. 

2.  Y  fueron  a  dar  cuenta  a  los  ancianos  y  a  los  sacerdotes 
y  a  los  levitas,  diciendo:  «Hemos  dado  la  vuelta  por  todos  los 
confines  de  Israel  y  no  hemos  hallado  a  Jesús,  pero  sí  que 
hemos  encontrado  a  José  en  Arimatea».  En  oyendo  hablar  de 
José,  los  archisinagogos,  los  sacerdotes  y  los  levitas  se  llenaron 
de  alegría,  dieron  gloria  a  Dios  y  se  pusieron  a  deliberar  de 
qué  manera  podrían  entrevistarse  con  José.  Y  tomaron  un  rollo 
de  papel,  en  el  que  escribieron  así  a  José:  «La  paz  sea  contigo; 
sabemos  que  hemos  pecado  contra  Dios  y  contra  ti.  Y  hemos 
rogado  al  Dios  de  Israel  que  te  permita  venir  al  encuentro  de 
tus  padres  y  de  tus  hijos.  Pues  sábete  que  todos  nos  hemos 
llenado  de  aflicción  por  no  encontrarte  al  abrir  la  puerta.  Y  aho- 
ra nos  damos  cuenta  de  que  habíamos  tomado  una  perversa 
determinación  contra  ti;  pero  el  Señor  ha  venido  en  tu  ayuda 
y  El  mismo  se  ha  encargado  de  disipar  nuestro  mal  propósito, 
honorable  padre  José». 


Και  έζήτησαν  αύτόν  τρεις  ημέρας  κα'ι  ούχ  εύρον  αύτόν,  και  έγνωσαν 
ότι  άνελήφθη.  Και  νΟν  ακούσατε  μου,  και  άποστείλωμεν  έν  παντί  όρίω 
Ισραήλ  και  ϊδωμεν  μή  πως  άττό  πνεύματος  άνελήφθη  ó  Χριστός  και 
ρέριπται  έν  ένί  των  ορέων».  Και  ήρεσεν  πάσιν  ό  λόγος  ούτος  και  απέσ- 
τειλαν έν  παντί  όρίω  Ισραήλ  κα'ι  έζήτησαν  τόν  Ίησοΰν  και  ούχ  εύρον. 
Εύρον  δέ  τόν  Ιωσήφ  εις  Άριμαθαίν  και  ούδεϊς  έτόλμησεν  κρατήσαι 
αύτόν. 

2.  Και  ανήγγειλαν  τοις  πρεσβυτέροις  και  τοις  ίερεύσιν  καΐ  τοις 
λευίταις  ότι  «περιήλθομεν  έν  παντί  όρίω  Ισραήλ  καΐ  ούχ  εύρομεν  τόν 
Ίησοΰν  τόν  δέ  Ιωσήφ  εύρομεν  εις  Άριμαθαίαν».  Άκούσαντες  δέ  περί 
του  Ιωσήφ  έχάρησαν  και  έδωκαν  δόξαν  τω  Θεω  Ισραήλ  και  συμβού- 
λιον  ποιήσαντες  οί  άρχισυνάγωγοι  και  οί  ιερείς  καΐ  οί  λευϊται  ττοίω 
τρόπω  συντύχωσιν  τω  Ιωσήφ,  ελαβον  τόμον  χάρτου  και  έγραψαν  τω 
Μωσήφ  τάδε·  «Ειρήνη  σοι·  οϊδαμεν  ότι  ήμάρτομεν  εις  τόν  Θεόν  και  εις 
σέ.  Κα'ι  ηύξάμεθα  τω  Θεω  Ισραήλ  καταξιώσαί  σε  έλθεϊν  προς  τούς  πα- 
τέρας σου  κα'ι  προς  τέκνα  σου,  ότι  έλυπήθημεν  άπαντες·  άνοίξαντες  γάρ 
τήν  θύραν  ούχ  εΰρομέν  σε.  Και  οϊδαμεν  ότι  κακήν  βουλήν  έβουλευσάμεθα 
κατά  σου-  άλλ'  ό  Κύριος  άντελάβετό  σου,  και  αύτός  ό  Κύριος  διεσκέδα- 
σεν  τήν  βουλήν  ήμών  τήν  κατά  σοΰ,  τίμιε  πάτερ  Ιωσήφ». 


ACTAS  DE  PILATO 


459 


3.  Y  escogieron  de  entre  todo  Israel  siete  varones  amigos 
de  José,  a  quienes  éste  mismo  conocía,  y  les  dijeron  los  archi- 
sinagogos,  sacerdotes  y  levitas:  «Mirad,  si  al  recibir  nuestra 
carta,  la  leyere,  sabed  que  vendrá  en  vuestra  compañía  hacia 
nosotros;  pero,  si  no  la  leyere,  entended  que  está  molestado 
con  nosotros,  y,  después  de  darle  un  ósculo  de  paz,  volveos 
acá».  Luego  bendijeron  a  los  emisarios  y  les  despidieron.  Lle- 
garon, pues,  éstos  al  lugar  donde  estaba  José,  y,  haciéndole 
una  reverencia,  le  dijeron:  «La  paz  sea  contigo».  Y  él  dijo  a  su 
vez:  «Paz  a  vosotros  y  a  todo  el  pueblo  de  Israel».  Ellos  entonces 
le  entregaron  el  volumen  de  la  carta.  José  lo  aceptó,  lo  leyó, 
besó  la  carta  y  bendijo  a  Dios,  diciendo:  «Bendito  el  Señor 
Dios,  que  ha  librado  a  Israel  de  derramar  sangre  inocente,  y 
bendito  el  Señor,  que  envió  a  su  ángel  y  me  cubrió  bajo  sus 
alas».  Después  preparó  la  mesa  y  ellos  comieron,  bebieron  y 
durmieron  allí. 

4.  Λ1  día  siguiente  se  levantaron  muy  temprano  e  hicieron 
oración.  Después  aparejó  su  asna  José  y  se  puso  en  camino 
acompañado  de  aquellos  hombres,  y  vinieron  a  la  ciudad  santa 
de  Jerusalén.  Y  el  pueblo  en  masa  salió  al  encuentro  de  José, 
gritando:  «Entra  en  paz».  El  dijo,  dirigiéndose  a  todo  el  pueblo: 
«Paz  a  vosotros».  Y  ellos  le  dieron  un  ósculo,  poniéndose  des- 
pués en  oración  juntamente  con  José.  Y  quedaron  todos  fuera 


3.  Koci  έξελέξαντο  από  TravTÓs  Ισραήλ  επτά  άνδρας  φίλους  τοΰ 
Ιωσήφ,  οϋς  και  αύτός  ó  Ιωσήφ  έγνώριζεν,  και  λέγουσιν  αύτοΐς  οί  άρχι- 
συνάγωγοι  και  οί  ιερείς  και  οί  λευΐται·  «Βλέπετε·  ει  δεξάμενος  τήν  επισ- 
τολήν  ήμών  άναγνω,  οΐδατε  ότι  μεΟ'  υμών  έλεύσεται  πρός  ήμάς·  εί  δέ 
μή  άναγνω,  οΐδατε  ότι  κεκάκωται  πρός  ή  μας,  και  άσπασάμενοι  αύτόν 
έν  ειρήνη  έπιστράφητε  προς  ήμάς».  Και  εύλογήσαντες  τούς  άνδρας  άπέ- 
λυσαν  αυτούς.  Και  ήλθον  οί  άνδρες  προς  Ιωσήφ,  κα'ι  προσεκύνησαν  αύ- 
τόν και  είπαν  προς  αύτόν  «Ειρήνη  σοι».  Καί  εϊπεν  «Ειρήνη  ύμΐν  κα'ι 
παντΐ  τω  λαω  Ισραήλ».  Οί  δέ  άπέδωκαν  αύτω  τό  βιβλίον  της  επιστο- 
λής, και  δεξάμενος  ό  Ιωσήφ  άνέγνω  καϊ  περιεπτύξατο  τήν  έπιστολήν, 
κα'ι  εύλόγησεν  τόν  Θεόν  και  εΐπεν  «Εύλογητός  Κύριος  ó  Θεός,  ός  έλυ- 
τρώσατο  τόν  Ισραήλ  άπό  τοΰ  μή  έκχέειν  αύτούς  αίμα  άθωον  καί  εύλο- 
γητός ό  Κύριος  ος  έξαπέστειλεν  τόν  άγγελον  αύτού  κα'ι  έσκέπασέν  με 
ύπό  τάς  πτέρυγας  αύτοΰ».  Κα'ι  παρέθηκεν  αύτοΐς  τράπεζαν,  καί  εφαγον 
καί  επιον  καί  έκοιμήθησαν  εκεί. 

4·  Καί  όρθρίσαντες  ηύξαντο·  καί  έπέσαξεν  Ιωσήφ  τήν  δνον  αύτοΰ 
καί  έπορεύθη  μετά  τών  άνδρών,  καί  ήλθον  εις  τήν  άγίαν  πόλιν  Ιερου- 
σαλήμ. Καί  υπήντησαν  πάς  ό  λαός  τω  Ιωσήφ  καί  έκραζον  «Ειρήνη 
είσόδω  σου».  Καί  εΐπεν  προς  πάντα  τόν  λαόν  «Ειρήνη  ύμΐν»,  καί  κατε- 
φίλησεν  αύτόν  πάς  ό  λαός.  Κα'ι  ηύξαντο  ό  λαός  σύν  τω  Μωσήφ,  καί 
έξίσταντο  επί  τη  θεωρία  αύτοΰ.  Καί  ύπεδέξατο  αύτόν  Νικόδημος  εις  τόν 


460 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


de  sí  al  poder  contemplar  a  éste.  Nicodemo  le  hospedó  en  su 
casa  e  hizo  en  su  honor  una  gran  recepción,  invitando  a  Anás, 
a  Caifás,  a  los  ancianos,  a  los  sacerdotes  y  a  los  levitas.  Y  se 
alegraron  comiendo  y  bebiendo  en  compañía  de  José;  y,  des- 
pués de  entonar  himnos,  cada  cual  se  fué  a  su  casa.  Mas  José 
permaneció  con  Nicodemo. 

5.  Pero  al  día  siguiente,  que  era  viernes,  madrugaron  los 
archisinagogos,  sacerdotes  y  levitas  para  ir  a  casa  de  Nicodemo. 
Este  les  salió  al  encuentro  y  les  dijo:  «Paz  a  vosotros».  Y  ellos 
dijeron  a  su  vez:  «Paz  a  ti  y  a  José,  a  toda  tu  casa  y  a  toda  la 
casa  de  José».  Entonces  él  les  introdujo  en  su  domicilio.  Estaba 
reunido  el  consejo  en  pleno,  y  José  vino  a  sentarse  en  medio 
de  Anás  y  de  Caifás.  Y  nadie  se  atrevió  a  decirle  una  palabra. 
Entonces  José  dijo:  «¿A  qué  obedece  el  que  me  hayáis  con- 
vocado?» Ellos  hicieron  señas  a  Nicodemo  para  que  hablara  a 
José.  El  entonces  abrió  su  boca  y  le  habló  así:  «Sabes  que  los 
venerables  doctores,  así  como  los  sacerdotes  y  levitas,  desean 
saber  de  ti  una  cosa».  Y  José  dijo:  «Preguntad».  Entonces  Anás 
y  Caifás  tomaron  el  libro  de  la  ley  y  conjuraron  a  José,  dicién- 
dole:  «Glorifica  y  confiesa  al  Dios  de  Israel.  Sábete  que  Achar, 
al  ser  conjurado  por  el  profeta  Jesús,  no  perjuró,  sino  que  le 
anunció  todo  y  no  le  ocultó  una  sola  palabra.  Tú,  pues,  tam- 
poco nos  ocultes  a  nosotros  ni  una  palabra».  Y  dijo  José:  «No 


οίκον  σύτοΰ,  και  έποίησε  δοχήν  μεγάλην,  καί  έκάλεσεν  "Ανναν  και  Καϊά- 
φαν  και  τούς  πρεσβυτέρους  και  τούς  Ιερείς  καΐ  τους  λευίτας  είς  τον  οίκον 
αυτού.  Και  εϋφράνθησαν  τρώγοντες  και  πίνοντες  συν  τω  Ιωσήφ,  κα'ι 
ύμνήσαντες  έκαστος  έττορεύθη  εις  τον  οίκον  αύτοϋ.  Ό  δέ  Ιωσήφ  εμει- 
νεν  είς  τόν  οίκον  Νικοδήμου. 

5·  Τή  δέ  επαύριον,  ήτις  ήν  παρασκευή,  όρθρίσαντες  οί  άρχισυνά- 
γωγοι  καΐ  οί  ιερείς  καΐ  οί  λευΐται  είς  τόν  οίκον  Νικοδήμου,  ύπήντησεν 
αΰτοΐς  Νικόδημος  και  είπεν  «Ειρήνη  ΰμίν».  Και  είπαν·  «Ειρήνη  σο!  και 
τώ  Ιωσήφ,  και  παντί  τω  ο'ίκω  σου  και  παντί  τω  οίκω  Ιωσήφ».  Καί 
είσήνεγκεν  αυτούς  είς  τόν  οίκον  σύτοΰ.  Καί  έκαθέσθη  άπαν  τό  συνέδριον, 
καί  Ιωσήφ  έκάθισε  μέσον  "Αννα  καί  Καϊάφα·  καί  ουδείς  έτόλμησεν  καλή- 
σαι  αύτω  ρήμα.  Καί  είπεν  Ιωσήφ·  «Τί  ότι  έκεκλήκατέ  με;»  Διανεύουσιν 
δέ  τω  Νικοδήμω  λαλήσαι  προς  τόν  Ιωσήφ.  Άνοίξας  δέ  Νικόδημος  τό 
στόμα  αΰτοΰ  είπεν  τω  Ιωσήφ·  «Οίδας  δτι  οί  τίμιοι  διδάσκαλοι  καί  οί 
ιερείς  καί  οί  λευΐται  ζητοΰσ'.ν  παρά  σου  μαΟεϊν  ρήμα».  Καί  είπεν  Ιωσήφ· 
«Ερωτήσατε».  Καί  λαβόντες  τόν  νόμον  "Αννας  καί  Καϊάφας  ώρκισαν  τόν 
Ιωσήφ  λέγοντες-  «Δός  δόξαν  τω  Θεώ  Ισραήλ  καί  δός  αύτω  έξομολό- 
γησιν  ότι  ό  "Αχαρ  ορκισθείς  παρά  του  προφήτου  Ίησοΰ  οΰκ  έπιώρκι- 
σεν,  άλλ'  άνήγγειλεν  αύτω  πάντα  καί  οΰκ  έκρυψεν  αΰτω  ρήμα.  Καί  σύ 
ούν  μή  κρύψης  άφ'  ημών  εως  ρήματος».  Καί  είπεν  Ιωσήφ·  «Ού  κρύψω 


ACTAS  DE  PILATO 


461 


os  ocultaré  una  sola  palabra».  Entonces  ellos  le  dijeron:  «Expe- 
rimentamos una  gran  contrariedad  cuando  pediste  el  cuerpo 
de  Jesús  y  lo  envolviste  en  una  sábana  limpia  y  lo  pusiste  en  el 
sepulcro.  Por  esto  te  pusimos  a  buen  recaudo  en  un  recinto 
donde  no  había  ventana  alguna.  Dejamos,  además,  selladas  las 
puertas  y  cerradas  con  llave  y  quedaron  unos  guardianes  cus- 
todiando [la  prisión]  donde  estabas  encerrado.  Pero,  cuando 
fuimos  a  abrir,  el  primer  día  de  la  semana,  no  te  encontramos 
y  nos  afligimos  en  extremo  y  ha  ido  cundiendo  el  espanto  sobre 
todo  el  pueblo  de  Dios  hasta  ayer.  Ahora,  pues,  cuéntanos  qué 
ha  sido  de  ti». 

6.  Y  dijo  José:  «El  viernes,  sobre  la  hora  décima,  me  en- 
cerrasteis, y  permanecí  allí  el  sábado  entero.  Pero  a  media- 
noche, mientras  estaba  yo  de  pie  en  oración,  la  casa  donde  me 
dejasteis  encerrado  quedó  suspendida  de  los  cuatro  ángulos  y 
vi  como  un  relámpago  de  luz  ante  mis  ojos.  Atemorizado  en- 
tonces, caí  en  tierra.  Pero  alguien  me  tomó  de  la  mano  y  me 
levantó  del  sitio  donde  había  caído.  Después  sentí  que  se  de- 
rramaba agua  sobre  mí  desde  la  cabeza  hasta  los  pies  y  vino 
a  mis  narices  una  fragancia  de  ungüento.  Y  aquel  personaje 
desconocido  me  enjugó  la  cara,  me  dió  un  ósculo  y  me  dijo: 
No  temas,  José;  abre  tus  ojos  y  mira  quién  es  el  que  te  está 
hablando.  Levantando  entonces  mis  ojos,  vi  a  Jesús;  pero,  en 
mi  estremecimiento,  supuse  que  era  un  fantasma  y  me  puse  a 


άφ'  ϋμών  ρήμα  εν».  Kcci  είπαν  πρός  αύτόν·  «Λύπη  έλυττήθημεν  ότι  ήτήσω 
τό  σώμα  τοΰ  Ίησοΰ  και  ένετύλιξας  αϋτό  σινδόνι  καθαρά  και  εθηκας  αύτό 
εν  μνήματι.  Και  δια  τούτο  ήσφαλισάμεθά  σε  έν  οϊκω  όπου  θυρίς  ούκ  ήν 
εν  αύτώ,  και  κλείδας  και  σφραγίδας  έπεθήκαμεν  εις  τάς  θύρας,  και  παρα- 
φύλακες  έτήρουν  όπου  ής  κεκλεισμένος.  Και  τή  μια  τοΰ  σαββάτου  άνοίξαν- 
τες  ούχ  εΰραμέν  σε  και  έλυττήθημεν  σφόδρα·  και  έκστασις  έττέττεσεν  επί 
πάντα  τόν  λαόν  Κυρίου  μέχρι  τής  εχθές.  Και  νΰν  άνάγγειλον  ήμΐν  τί  γέ- 
γονας». 

6.  ΚαΙ  εΐπεν  Μωσήφ·  «Τή  παρασκευή  περί  ώραν  δεκάτην  άπεκλεί- 
σατέ  με,  και  έμεινα  τό  σάββατον  πλήρες.  Και  μεσούσης  νυκτός  στήκοντός 
μου  καΐ  εϋχομένου,  ό  οίκος  όπου  ένεκλείσατέ  με  έκρεμάσθη  έκ  των  τεσσά- 
ρων γονιών  και  είδον  ώς  άστραπήν  φωτός  εις  τους  οφθαλμούς  μου.  Και 
εμφοβος  γενόμενος  έπεσα  χαμαί,  και  έπελάβετό  μου  τής  χειρός  τις  και 
έξέβαλέν  με  από  τοΰ  τόπου  όπου  ήμην  πεπτωκώς,  και  ίκμάς  ύδατος 
έξεχύθη  άπό  τής  κεφαλής  μου  μέχρι  τών  ποδών  μου,  κα'ι  όσμή  μύρου 
ήλθεν  περί  τούς  μυκτήράς  μου.  Και  έκμάξας  μου  τό  πρόσωπον  κατεφί- 
λησέν  με  και  εϊπέν  μοι·  Μή  φοβοΰ,  Ιωσήφ·  άνοιξον  τούς  οφθαλμούς  σου 
καΐ  ίδε  τίς  έστιν  ό  λάλων  σοι.  Και  άναβλέψας  είδον  τόν  Ίησοΰν  και 
έντρομος  γενόμενος  έδόκουν  φάντασμα  είναι,  και  τά  προστάγματα  ελε- 


462 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


recitar  los  mandamientos.  Y  él  se  puso  a  recitarlos  juntamente 
conmigo.  Como  sabéis  muy  bien,  si  un  fantasma  os  sale  al 
encuentro  y  oye  los  mandamientos,  huye  rápidamente.  Viendo, 
pues,  que  los  recitaba  juntamente  conmigo,  le  dije:  Maestro 
Elias.  Mas  él  me  dijo:  No  soy  Elias.  Dije  yo  entonces:  ¿Quién 
eres,  pues,  Señor?  El  me  dijo:  Yo  soy  Jesús,  aquel  cuyo  cuerpo 
tú  oediste  a  Pilato;  y  me  envolviste  en  una  sábana  limpia,  y 
pusiste  un  sudario  sobre  mi  cabeza,  y  me  colocaste  en  tu  gruta 
nueva,  y  corriste  una  gran  piedra  a  la  boca  de  ésta.  Y  dije  al 
que  me  hablaba:  Muéstrame  el  lugar  donde  te  coloqué.  Y  él 
me  llevó  y  me  enseñó  el  lugar  donde  yo  le  había  colocado,  en 
el  que  estaba  tendida  la  sábana  y  el  sudario  que  había  servido 
para  su  rostro.  Entonces  reconocí  que  era  Jesús.  El  después 
tomó  mi  mano  y  me  . dejó  a  puertas  cerradas  en  medio  de  mi 
casa;  luego  me  llevó  a  mi  lecho  y  me  dijo:  La  paz  sea  contigo. 
A  continuación  me  dió  un  ósculo,  diciéndome:  Hasta  dentro 
de  cuarenta  días  no  salgas  de  tu  casa;  pues  he  aquí  que  me  voy 
a  Galilea  al  encuentro  de  mis  hermanos». 

XVI 

i.  Cuando  oyeron  los  archisinagogos,  sacerdotes  y  levitas 
estas  palabras  de  labios  de  José,  quedaron  como  muertos  y  ca- 
yeron en  tierra.  Y  ayunaron  hasta  la  hora  de  nona.  Entonces  Ni- 


γον.  Kai  αυτός  συνέλεγέν  μοι.  Kai,  ώς  ούκ  αγνοείτε,  φάντ&σμα,  έάν  συναν- 
τήσει τινί  και  άκούση  των  προσταγμάτων,  φυγή  φεύγει,  κα'ι  ίδών  ότι 
συνέλεγέν  μοι,  εΐπον  αύτω·  'Ραββί  Ηλία.  Kai  εΐπέν  μοι·  Ούκ  ειμί  Ηλίας. 
ΚαΙ  εΐπον  αύτω·  Τίς  εΐ,  Κύριε;  Kai  εΐπέν  μοι  ότι  εγώ  ειμί  Μησοΰς,  ού  κα'ι 
τό  σώμα  ήτήσω  παρά  Πιλάτου  και  ένέδυσάς  με  σινδόνι  καθαρά  και  σου- 
δάριον  έπέθηκας  έπϊ  τό  πρόσωπον  μου,  και  εθηκάς  με  έν  τω  σπηλαίω 
σου  τω  καινώ,  κα'ι  έκύλισας  λίθον  μέγαν  πρός  τήν  θύραν  του  σπηλαίου. 
Kai  εΐπον  τω  λαλοΰντί  μοι·  Δεϊξόν  μοι  τον  τόπον  δπου  έθηκά  σε.  Και 
άπήνεγκέν  με  και  έδειξέν  μοι  τόν  τόπον  δπου  ε'Θηκα  αύτόν,  και  τό  σινδό- 
νιον  εκείτο  έν  αύτω  και  τό  σουδάριον  τό  είς  τό  πρόσωπον  αΰτοΰ.  Kai 
έπέγνων  δτι  Ίησοΰς  έστιν.  Kai  έπελάβετό  μου  της  χειρός  καΐ  έστησέν  με 
τών  θυρών  κεκλεισμένων  μέσον  του  οίκου  μου,  κα'ι  άπήγαγέν  με  είς  τήν 
κλίνην  μου  και  εΐπέν  μοι·  Ειρήνη  σοι.  Κα'ι  κατεφίλησέν  με  και  εΐπέν  μοι· 
"Εως  τεσσαράκοντα  ημερών  μή  έξέλθης  έκ  τοΰ  οίκου  σου·  ϊδοϋ  γαρ  πο- 
ρεύομαι πρός  τούς  αδελφούς  μου  είς  τήν  Γαλιλαίαν». 

XVI 

ι.  Και  όκούσαντες  οΐ  άρχισυνάγωγοι  κα'ι  οΐ  ιερείς  κα'ι  οί  λευϊται  τά 
ρήματα  ταΰτα  παρά  του  Ιωσήφ  έγένοντο  ώσεί  νεκροί  κα'ι  έπεσαν  χαμαί, 
και  ένήστευσαν  έως  ώρας  ένάτης.  Kai  παρεκάλεσεν  Νικόδημος  συν  τώ 


ACTAS  DE  PILATO 


463 


codemo,  en  compañía  de  José,  se  puso  a  animar  a  Anás,  a  Caifás, 
a  los  sacerdotes  y  a  los  levitas,  diciendo:  «Levantaos,  poneos 
sobre  vuestros  pies  y  robusteced  vuestras  almas,  pues  mañana 
es  el  sábado  del  Señor».  Y  con  esto  se  levantaron,  hicieron 
oración  a  Dios,  comieron,  bebieron  y  cada  cual  se  marchó  a  su 
casa. 

2.  El  sábado  siguiente  se  reunieron  en  consejo  nuestros 
doctores,  así  como  los  sacerdotes  y  levitas,  discutiendo  entre 
sí  y  diciendo:  «¿Qué  es  esta  cólera  que  se  ha  cernido  sobre 
nosotros?  Porque  por  nuestra  parte  conocemos  bien  a  su  padre 
y  a  su  madre».  Dijo  entonces  Leví,  doctor:  «Conozco  a  sus 
padres  y  sé  que  son  temerosos  de  Dios,  que  no  descuidan  sus 
votos  y  que  dan  tres  veces  al  año  sus  diezmos.  Cuando  nació 
Jesús,  le  trajeron  a  este  lugar  y  ofrecieron  a  Dios  sacrificios  y 
holocaustos.  Y  el  gran  doctor  Simeón,  al  tomarle  en  sus  brazos, 
dijo:  Ahora  despides  en  paz  a  tu  siervo,  Señor,  según  tu  pala- 
bra; pues  mis  ojos  han  visto  tu  salvación,  que  has  preparado  a 
la  faz  de  todos  los  pueblos;  luz  para  la  revelación  de  los  gentiles 
y  gloria  de  tu  pueblo  de  Israel.  Y  les  bendijo  Simeón  y  dijo  a 
María,  su  madre:  Te  doy  buenas  nuevas  con  relación  a  este 
niño.  Dijo  María:  ¿Buenas,  señor?  Y  respondió  Simeón:  Buenas; 
mira,  éste  está  puesto  para  caída  y  resurrección  de  muchos  en 


Ιωσήφ  τόν  "Ανναν  και  τόν  Καϊάφαν,  τούς  ιερείς  και  τούς  λευίτας  λέγοντες· 
«Άνάστητε  καΊ  στήτε  επί  τούς  πόδας  υμών,  και  ενισχύσατε  τάς  ψυχάς 
ύμών  ότι  αυριον  σάββατον  Κυρίου  εστίν».  Και  άνέστησαν  και  ηϋξαντο 
τω  Θεώ,  και  εφαγον  και  ετπον,  και  έπορεύθησαν  έκαστος  άνήρ  εις  τόν 
οίκον  αύτοΰ. 

2.  Τω  δε  σαββάτω  έκάθισαν  οί  διδάσκαλοι  ήμών  και  οί  Ιερείς  και 
οί  λευΐται  συνζητοΰντες  ττρός  αλλήλους  κα'ι  λέγοντες·  «Τίς  αύτη  ή  όργή 
ή  φθάσασα  εις  ήμάς;  Ότι  οίδαμεν  τόν  ττατέρα  αύτοΰ  και  τήν  μητέρα». 
Λέγει  Λευ'ις  διδάσκαλος·  «Τους  γονείς  αύτοΰ  οίδα  φοβουμένους  τόν  Θεόν 
και  τάς  ευχάς  μή  άττοστεροΰντας  και  τάς  δεκάτας  άττοδιδόντας  τρις  τοΰ 
ένιαυτοΰ.  Και  ότε  έγεννήθη  ό  Ίησοΰς,  άνήνεγκαν  αύτόν  οί  γονείς  αύτοΰ 
τω  τόττω  τούτω  και  θυσίας  και  ολοκαυτώματα  έδωκαν  τω  Θεώ.  ΚαΙ 
ότε  ελαβεν  αύτόν  ό  μέγας  διδάσκαλος  Συμεών  εις  τάς  άγκάλας  αύτοΰ, 
και  είττεν  Νΰν  άπολύεις  τόν  δοΰλόν  σου,  Δέσττοτα,  κατά  τό  ρήμά  σου 
iv  ειρήνη-  ότι  εΐδον  οί  οφθαλμοί  μου  τό  σωτήριόν  σου,  ό  ήτοίμασας  κατά 
πρόσωπον  πάντων  τών  λαών,  φώς  εις  άποκάλυψιν  εθνών  κα'ι  δόξαν 
λαοΰ  σου  Ισραήλ.  Και  ηύλόγησεν  αύτούς  Συμεών  κα'ι  εΐπεν  προς  Μα- 
ριάμ τήν  μητέρα  αύτοΰ·  Εύαγγελίζομαί  σοι  περί  τοΰ  παιδίου  τούτου. 
Και  είπεν  Μαρία·  Αγαθόν,  Κύριε  μου;  Και  εϊπεν  Συμεών  πρός  αυτήν 
Αγαθόν  ιδού  ούτος  κείται  εις  πτώσιν  κα'ι  άνάστασιν  πολλών  έν  τω 
Ισραήλ,  κα'ι  είς  σημεΐον  άντιλεγόμενον  και  σοΰ  δέ  αύτής  τήν  ψυχήν 


464 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


Israel  y  para  ser  signo  de  contradicción.  Tu  misma  alma  será 
traspasada  por  una  espada,  de  manera  que  queden  al  descubier- 
to los  pensamientos  de  muchos». 

3.  Dijeron  entonces  a  Leví,  doctor:  «¿Cómo  sabes  tú  esto?» 
El  respondió:  «¿No  sabéis  que  aprendí  de  sus  labios  la  ley?» 
Dijeron  los  del  consejo:  «Queremos  ver  a  tu  padre».  Ε  hicieron 
llamar  a  su  padre.  Y,  cuando  le  hubieron  interrogado,  él  res- 
pondió: «¿Por  qué  no  habéis  dado  crédito  a  mi  hijo?  El  bien- 
aventurado y  justo  Simeón  en  persona  le  enseñó  la  ley».  Y  dijo 
el  consejo:  «Maestro  Leví,  ¿es  verdad  lo  que  has  dicho?»  El 
respondió:  «Verdad  es».  Y  dijeron  entre  sí  los  archisinagogos, 
sacerdotes  y  levitas:  «¡Ea!,  enviemos  a  Galilea  por  los  tres  va- 
rones que  vinieron  a  darnos  cuenta  de  su  doctrina  y  de  su  as- 
censión, y  que  nos  digan  de  qué  manera  le  vieron  ser  asumido». 
Y  fué  del  agrado  de  todos  esta  proposición.  Enviaron,  pues,  a 
los  tres  varones  que  les  habían  acompañado  anteriormente  a 
Galilea,  con  este  encargo:  «Decid  al  maestro  Adas,  al  maestro 
Finees  y  al  maestro  Ageo:  Paz  a  vosotros  y  a  los  que  están  en 
vuestra  compañía.  Habiéndose  tenido  una  gran  discusión  en 
el  consejo,  hemos  sido  enviados  a  vosotros  para  citaros  a  este 
lugar  santo  de  Jerusalén». 


διελεύσεται  ρομφαία,  δπως  άν  άποκαλυφθώσιν  έκ  πολλών  καρδιών  δια- 
λογισμοί» 48. 

3·  Λέγουσιν  τώ  διδασκάλω  Λευίς·  «Ταΰτα  σύ  πώς  οϊδας;»  Λέγει 
αύτοΐς  Λευίς·  «Ουκ  οϊδατε  ότι  παρ1  αΰτοΰ  εμαθον  τον  νόμον;»  Λέγουσιν 
αΰτώ  τό  συνέδριον  «Τόν  πατέρα  σου  θέλομεν  ΐδεΐν».  Και  μετεστείλαντο 
τόν  πατέρα  αΰτου.  Και  έρωτήσαντες  αύτόν,  εΐπεν  αύτοϊς·  «Τί  ότι  οϋκ 
έπιστεύσατε  τώ  υϊώ  μου;  Ό  μακάριος  και  δίκαιος  Συμεών  αύτός  έδίδα- 
ξεν  αύτώ  τόν  νόμον».  Λέγει  τό  συνέδριον  «'Ραββϊ  Λευ'ι,  αληθές  έστιν  τό 
ρήμα  δ  έλάλησας;»  Και  είπεν  «Αληθές  έστιν».  Και  είπαν  προς  εαυτούς 
οι  άρχισυνάγωγοι  και  οί  Ιερείς  και  oi  λευΐται·  «Δεΰτε,  άποστείλωμεν  εις 
τήν  Γαλιλαίαν  πρός  τους  τρεις  άνδρας  τους  έλθόντας  και  έξηγησαμένους 
περί  της  διδαχής  και  τής  αναλήψεως  αύτοΰ,  και  εϊπωσιν  ήμΐν  πώς  είδον 
αϋτόν  άναληφθέντα».  Και  συνήρεσεν  ό  λόγος  ούτος  πάσιν.  Και  απέστει- 
λαν τους  τρεις  άνδρας  τους  ήδη  άπελθόντας  εις  τήν  Γαλιλαίαν  μετ'  αύτών, 
και  είπαν  πρός  αυτούς·  «Είπατε  ραββϊ  Άδα  κα'ι  ραββϊ  Φινεές  καΐ  ραββϊ 
Άγγαίω·  Ειρήνη  υμΐν  και  πάσι  τοις  οΰσι  συν  ύμΐν.  Έπιζητήσεως  πολ- 
λής γενομένης  έν  τώ  συνεδρίω  άπεστάλημεν  πρός  ύμάς  τοΰ  καλέσαι 
υμάς  εις  τόν  άγιον  τόπον  τούτον  Ιερουσαλήμ»  49. 


4  8  Cf.  Le.  2.27SS. 

49  La  rec.  A,  como  indicábamos  antes,  sitúa  el  monte  de  la  Ascensión 
en  Galilea,  siguiendo  a  San  Mateo;  la  rec.  B,  sin  embargo,  siguiendo  a  San 
Lucas,  lo  sitúa  en  las  cercanías  de  Jerusalén. 


ACTAS  DE  PILATO 


465 


4.  Pusiéronse,  pues,  los  hombres  camino  de  Galilea  y  los 
encontraron  sentados  y  sumidos  en  el  estudio  de  la  ley.  Y  les 
dieron  un  abrazo  de  paz.  Dijeron  entonces  los  varones  gali- 
leos  a  los  que  habían  ido  en  su  busca:  «Paz  sobre  todo  Israel». 
Y  dijeron  [los  enviados]:  «Paz  a  vosotros».  Y  dijeron  aquéllos 
de  nuevo:  «¿Cómo  es  que  habéis  venido?»  Respondieron  los 
enviados:  «Os  llama  el  consejo  a  la  santa  ciudad  de  Jerusalén». 
Cuando  oyeron  aquellos  hombres  que  eran  buscados  por  el 
consejo,  hicieron  oración  a  Dios,  se  sentaron  a  la  mesa  con  los 
enviados,  comieron,  bebieron,  se  levantaron  y  se  pusieron  tran- 
quilamente en  marcha  hacia  Jerusalén. 

5.  Al  día  siguiente  se  reunió  el  consejo  en  la  sinagoga,  y  les 
interrogaron  diciendo:  «¿Es  verdad  que  visteis  a  Jesús  sentado 
en  el  monte  Mamilch  dando  instrucciones  a  sus  once  discípu- 
los, y  que  presenciasteis  su  ascensión?»  Y  los  hombres  respon- 
dieron de  esta  guisa:  «De  la  misma  manera  que  le  vimos  al 
ser  asumido,  así  hemos  hablado». 

6.  Dijo  entonces  Anás:  «Ponedlos  aparte  uno  de  otro  y 
veamos  si  coinciden  sus  declaraciones».  Y  los  separaron.  Des- 
pués llamaron  a  Adas  en  primer  lugar  y  le  dijeron:  «Maestro, 
¿cómo  contemplaste  la  ascensión  de  Jesús?»  Respondió  Adas: 
«Mientras  estaba  todavía  sentado  en  el  monte  Mamilch  y  daba 
instrucciones  a  sus  discípulos,  vimos  una  nube  que  cubrió  a 


4.  Και  έπορεύθησαν  oi  άνδρες  είς  την  Γαλιλαίαν,  και  εΟρον  αυτούς 
καθεζομένους  και  μελετούντας  τον  νόμον  και  ήσπάσαντο  αυτούς  έν  ειρή- 
νη, κα'ι  είπαν  oi  άνδρες  ol  εις  τήν  Γαλιλαίαν  πρός  τούς  άπελθόντας  ττρός 
αύτούς·  «Ειρήνη  έπί  παντί  τω  Ισραήλ».  Και  είπαν-  «Ειρήνη  ύμϊν».  Οί 
δε  πάλιν  είπαν  πρός  αύτούς·  «Τί  ότι  ήλθατε;»  Και  είπαν  οί  άποστα- 
λέντες-  «Καλούσιν  ύμάς  τό  συνέδριον  έν  τή  άγίςχ  πόλει  Ιερουσαλήμ». 
Άκούσαντες  δέ  οί  άνδρες  ότι  ζητούνται  έκ  τού  συνεδρίου,  ηύξαντο  τω 
Θεώ  καί  άνεκλίθησαν  μετά  τών  άνδρών  καί  έφαγον  και  επιον,  καί  άνέσ- 
τησαν  καί  έπορεύθησαν  έν  ειρήνη  είς  Ιερουσαλήμ. 

5·  Καί  τή  έπαύριον  έκαθέσθη  τό  συνέδριον  έν  τή  συναγωγή,  καί 
έπηρώτησαν  αυτούς  λέγοντες·  «Όντως  είδατε  τον  Ίησούν  καθεζόμενον 
είς  τό  όρος  Μαμίλχ,  διδάσκοντος  αυτού  τούς  ένδεκα  μαθητάς  αύτού,  καί 
είδατε  αύτόν  αναληφθέντα;»  Καί  άπεκρίθησαν  αύτοΐς  καί  είπαν  οί  άν- 
δρες· «Ώς  εΐδομεν  αύτόν  αναληφθέντα,  ούτως  καί  εΐπαμεν». 

6.  Λέγει  "Αννας-  «"Αρατε  αυτούς  άπ'  άλλήλων,  καί  ϊδωμεν  ει  συμ- 
φονεϊ  ó  λόγος  αύτών».  Καί  ήραν  αύτούς  άπ'  άλλήλων.  Καί  καλούσιν 
πρώτον  τον  Άδά  καί  λέγουσιν  αύτω-  «'Ραββί,  πώς  Ιδες  τον  Ίησούν 
άναληφθέντα;»  Λέγει  Άδάς-  «"Ετι  καθεζομένου  αύτοΰ  είς  τό  όρος  Μα- 
μίλχ καί  διδάσκοντος  τούς  μαθητάς  αύτού,  εϊδαμεν  νεφέλην  έπισκιάσασαν 
αύτόν  τε  καί  τούς  μαθητάς  αύτού,  καί  άνήγαγεν  αύτόν  ή  νεφέλη  είς 


466 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


todos  con  su  sombra;  después  la  misma  nube  elevó  a  Jesús  al 
cielo,  mientras  los  discípulos  yacían  con  su  faz  en  tierra».  Luego 
llamaron  a  Finees,  sacerdote,  y  le  preguntaron  asimismo: 
«¿Cómo  contemplaste  la  ascensión  de  Jesús?»  Y  él  habló  de 
manera  semejante.  Entonces  dijo  el  consejo:  «Está  contenido 
en  la  ley  de  Moisés:  Sobre  la  boca  de  dos  o  tres  estará  firme 
toda  palabra».  Y  añadió  el  maestro  Buthem:  «Está  escrito  en 
la  ley:  Y  paseaba  Henoc  con  Dios,  y  ya  no  existe,  porque  Dios 
lo  tomó  consigo».  Dijo  asimismo  el  maestro  Jairo:  «También 
oímos  hablar  de  la  muerte  de  Moisés,  mas  a  él  no  le  vimos, 
pues  está  escrito  en  la  ley  del  Señor:  Y  murió  Moisés  por  la 
palabra  del  Señor  y  nadie  ha  conocido  jamás,  hasta  el  día  de 
hoy,  su  sepulcro».  Y  el  maestro  Leví  dijo:  «¿Y  qué  significa 
el  testimonio  que  dió  el  maestro  Simeón  cuando  vió  a  Jesús: 
He  aquí  que  éste  está  puesto  para  caída  y  resurrección  de 
muchos  en  Israel  y  como  signo  de  contradicción?»  Y  el  maestro 
Isaac  dijo:  «Está  escrito  en  la  ley:  He  aquí  que  yo  envío  mi 
mensajero  ante  ti,  el  cual  te  irá  precediendo  para  guardarte 
en  todo  camino  bueno,  pues  mi  nombre  es  invocado  en  él». 
7.    Entonces  dijeron  Anás  y  Caifás:  «Justamente  habéis  ci- 


τόν  ούρανόν,  και  oí  μαθηταΐ  αύτοΰ  εκειντο  έπί  πρόσωπον  έπί  την  γήν». 
Και  καλουσιν  Φινεές  τον  ιερέα  και  ήρώτησαν  και  αύτόν  λέγοντες-  «Πώς 
ϊδες  τον  Ίησοΰν  αναληφθέντα;»  Καί  αυτός  εΐπεν  ωσαύτως.  Ήρώτησαν 
δέ  πάλιν  τον  Άγγαΐον  και  αύτός  εΐπεν  ωσαύτως.  Και  είπαν  τό  συν- 
έδριον  «Ό  νόμος  Μωϋσέως  περιέχει·  Έπί  στόματος  δύο  ή  τριών  στα- 
Θήσεται  πάν  ρήμα»  5  0.  Λέγει  ό  Βουθέμ  διδάσκαλος·  «Γέγραπται  έν  τω 
νόμω·  Και  περιεπάτει  Ένώχ  σύν  τω  Θεώ,  καϊ  ούχ  ύπάρχει;  ότι  έλαβεν 
αύτόν  ό  Θεός»  51.  Ίάειρος  διδάσκαλος  εΐπεν  «Και  του  άγίου  Μωϋσέως 
θάνατος  ήκούσαμεν,  και  αύτόν  ούκ  εϊδαμεν  γέγραπται  γάρ  έν  τω  νόμω 
Κυρίου·  Και  άπέθανεν  Μωϋσής  έκ  στόματος  Κυρίου,  και  ούκ  έγνω  άνήρ 
τήν  ταφήν  αύτοΰ  εως  της  ημέρας  ταύτης»  5  2.  Καϊ  όαββί  Λευϊς  εΐπεν 
«Τί  ότι  ραββί  Συμεών  εΐπεν  ώς  εΐδεν  τον  Ίησοΰν  Ιδού  ούτος  κείται  εις 
πτώσιν  και  άνάστασιν  πολλών  έν  τω  Ισραήλ,  και  είς  σημεΐον  άντιλε- 
γόμενον;»  5  3  Καϊ  ραββί  Ισαάκ  εΐπεν  «Γέγραπται  έν  τω  νόμω·  Ιδού 
έγώ  έξαποστέλλω  τόν  άγγελόν  μου  προ  προσώπου  σου  ός  προπορεύ- 
σεται  έμπροσθεν  σου  του  διαφυλάξαι  σε  έν  πάση  όδώ  άγαθή,  ότι  τό 
όνομά  μου  κέκληται  έν  αύτη»  5  4. 

η.    Τότε  "Αννας  και  Καϊάφας  είπαν  «ΌρΘώς  είπατε  τά  γεγραμμένα 


50  Cf.  Deut.  19.15· 

si  Cf.  Gen.  5,22. 

5  2  Cf.  Deut.  34,5. 

5  3  Cf.  Le.  2,34· 

54  Cf.  Malac.  3,1;  Ex.  23,20. 


ACTAS  DE  ΡΠ.ΑΤΟ 


467 


tado  lo  escrito  en  la  ley  de  Moisés,  que  nadie  vió  la  muerte  de 
Henoc  y  que  nadie  mencionó  la  muerte  de  Moisés.  Mas  Jesús 
habló  a  Pilato,  y  [nosotros  sabemos]  que  le  hemos  visto  recibir 
bofetadas  y  esputos  en  su  cara;  que  los  soldados  le  ciñeron 
una  corona  de  espinas;  que  fué  flagelado;  que  recibió  sentencia 
de  parte  de  Pilato;  que  fué  crucificado  en  el  Calvario  en  com- 
pañía de  dos  ladrones;  que  se  le  dió  a  beber  hiél  y  vinagre; 
que  el  soldado  Longinos  abrió  su  costado  con  una  lanza;  que 
José,  nuestro  honorable  padre,  pidió  su  cuerpo  y  que,  como 
dice,  resucitó;  que,  como  dicen  los  tres  maestros,  le  vimos  as- 
cender al  cielo;  y,  finalmente,  que  el  maestro  Leví  ha  dado 
testimonio  de  lo  que  dijo  el  maestro  Simeón,  y  que  dijo:  He 
aquí  que  éste  está  puesto  para  caída  y  resurrección  de  muchos 
en  Israel  y  como  signo  de  contradicción».  Y  dijeron  todos  los 
doctores  en  bloque  al  pueblo  entero  de  Israel:  «Si  ésta  [ira?] 
proviene  del  Señor  y  es  admirable  a  nuestros  ojos,  conoced  sin 


év  τω  νόμω  Μωύσέως,  ότι  τοΰ  Ένώχ  θάνατον  ουδείς  είδεν  και  Μωύσή 
θάνατον  οΰδείς  ώνόμασεν.  Ό  δέ  Ίησοΰς  λόγον  έδωκεν  τω  Πιλάτω·  Και 
ότι  εϊδαμεν  αυτόν  ραπίσματα  λαβόντα  και  έμπτύσματα  βίς  το  πρόσω- 
ττον  αύτοϋ,  και  ότι  οί  στρατιώται  στέφανον  έξ  ακανθών  περιέθηκαν  ού- 
τω, καΐ  ότι  έφραγελλώθη  και  άττόφασιν  ελαβεν  άττό  Πιλάτου  και  ότι  επί 
του  Κρανίου  έσταυρώθη  και  δύο  λησταί  μετ'  αύτοϋ,  και  ότι  όξος  έπο- 
τίσθη  ττετά  χολής,  και  ότι  λόγχη  την  πλευράν  αύτοΰ  έξεκέντησεν  Λογ- 
γΐνος  6  στρατιώτης  5  5,  και  ότι  το  σώμα  αϋτοΰ  ήτήσατο  Ιωσήφ  ó  τί- 
μιος πατήρ  ήμών,  και  ότι,  καθώς  λέγει  ανέστη  και  καθώς  λέγουσιν  ol 
τρεις  διδάσκαλοι·  Εϊδομεν  αύτόν  αναληφθέντα  εις  τον  οΰρανόν,  κα'ι  ότι 
ό  ραββί  Λευίς  εΐττεν  μαρτυρήσας  τα  λεχθέντα  παρά  τοΰ  ραββί  Συμεών, 
και  ότι  εΐττεν  Ίδοϋ  οϋτος  κείται  εις  τττώσιν  και  άνάστασιν  πολλών  εν 
τω  Ισραήλ,  και  εις  σημεΐον  άντιλεγόμενον».  Και  είπαν  πάντες  οί  διδάσ- 
καλοι πρός  πάντα  τον  λαόν  Κυρίου·  «Εΐ  παρά  Κυρίου  εχένετο  αύτη  κα'ι 


5  5  El  nombre  de  Longinos  ha  quedado  consagrado  en  la  tradición  cris- 
tiana para  designar  al  soldado  que,  según  lo.  19,33,  atravesó  con  una  lanza 
el  costado  de  Jesús.  El  evangeliario  siríaco  de  la  biblioteca  Laurenziana  de 
Florencia,  copiado  antes  del  año  586,  muestra  una  escena  de  la  crucifixión 
en  la  que  aparece  un  soldado  atravesando  con  una  lanza  el  costado  de  Cristo. 
Junto  a  él  se  lee  este  nombre:  ΛΟΓ[Γ]ΙΝΟΣ.  Cf.  A.  de  Waal,  Die  apokryphen 
Evangelien  in  der  altchristl.  Kunst:  RómQ  1  (1887)  p.191. 

Una  escena  parecida  se  ve  en  la  iglesia  de  Santa  María  Antica  (Roma). 
Un  personaje,  a  cuyo  lado  se  lee  Longinvs,  está  figurado  al  pie  de  la  cruz, 
delante  de  la  Virgen,  atravesando  con  una  lanza  el  costado  de  Cristo.  Se 
disputa  si  la  adaptación  de  este  templo  al  culto  cristiano  data  del  siglo  IV 
(restauración  constantiniana)  o  bien  del  VI  (época  bizantina).  Cf.  H.  Le- 
clercq:  DACHEL  t.5  col. 2038. 

De  este  personaje  vuelve  a  hablarse  después  en  la  Carta  de  Pilato  a  He- 
rodes;  cf.  más  abajo. 


468 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


lugar  a  eludas,  ¡oh  casa  de  Israel,  que  está  escrito:  Maldito 
todo  el  que  pende  de  un  madero.  Y  otro  lugar  de  la  Escritura 
dice:  Dioses  que  no  hicieron  el  cielo  y  la  tierra  perecerán».  Y  di- 
jeron los  sacerdotes  y  levitas  entre  sí:  «Si  dura  su  memoria 
hasta  Sommos  (por  otro  nombre  Jobel),  sabed  que  su  dominio 
será  eterno  y  que  suscitará  para  sí  un  pueblo  nuevo».  Entonces 
los  archisinagogos,  sacerdotes  y  levitas  exhortaron  a  todo  el 
pueblo  de  Israel,  diciendo:  «Maldito  aquel  que  adore  obra  al- 
guna salida  de  manos  humanas  y  maldito  aquel  que  adore  las 
criaturas  al  lado  del  Creador».  Y  el  pueblo  en  masa  contestó: 
«Amén,  amén». 

8.  Después  la  multitud  entonó  un  himno  al  Señor  en  esta 
forma:  «Bendito  el  Señor,  que  proporcionó  descanso  al  pueblo 
de  Israel  en  conformidad  con  lo  que  tenía  prometido;  no  cayó 
en  el  vacío  ni  una  sola  de  todas  las  cosas  buenas  que  dijo  a  su 
siervo  Moisés.  Siga  a  nuestro  lado  el  Señor,  nuestro  Dios,  de  la 
misma  manera  que  estaba  al  lado  de  nuestros  padres.  No  nos 
entregue  a  la  perdición  para  que  podamos  inclinar  nuestro  co- 
razón hacia  El,  para  que  podamos  seguir  todos  sus  caminos  y 
para  que  podamos  practicar  los  preceptos  y  criterios  que  in- 
culcó a  nuestros  padres.  En  aquel  día  el  Señor  será  rey  sobre 
toda  la  tierra;  no  habrá  otro  a  su  lado;  su  nombre  será  única- 


έστι  θαυμαστή  έν  όφθαλμοΐς  ήμών,  γινώσκοντες  γνώσεσθε,  οίκος  Ιακώβ, 
δτι  γέγραπται·  Έπικατάρατος  Tras  ο  ετπ  ξύλου  κρεμάμενος  56.  Καΐ  ετέρα 
γραφή  διδάσκει·  Θεοί  οΐτινες  τόν  ούρανόν  και  τήν  γήν  ούκ  έποιήσαντο 
άπολοΰνται».  Kai  είπαν  οί  ίερεΐς  καΐ  οί  λευΐται  προς  άλλήλους-  «Ei  έως 
τοΰ  Σώμμου  του  λεγομένου  Ίωβήλ  τό  μνημόσυνον  αύτοϋ,  γινώσκετε  δτι 
επικρατεί  έως  τοΰ  αιώνος,  καΐ  εγείρει  έαυτώ  λαόν  καινόν».  Τότε  παρήγ- 
γειλαν οί  άρχισυνάγωγοι  και  οί  ιερείς  καί  οί  λευΐται  παντί  τώ  Ισραήλ 
λέγοντες·  «Έπικατάρατος  ό  άνήρ  εκείνος  δς  ποίημα  χειρός  ανθρώπου 
προσκυνήσει,  καί  έπικατάρατος  ó  άνήρ  δς  κτίσματα  παρά  τόν  κτίσαντα 
προσκυνήσει».  Καί  είπεν  πάς  ό  λαός·  «Αμήν  άμήν». 

8.  Καί  ΰμνησεν  πάς  ό  λαός  τόν  Κύριον  και  είπεν  «Εΰλογητός  Κύ- 
ριος δς  έδωκεν  κατάπαυσιν  τώ  λαώ  Ισραήλ  κατά  πάντα  όσα  έλάλησεν 
ούκ  έπεσεν  ρήμα  εν  άπό  παντός  ρήματος  αύτοϋ  τοΰ  άγαθοΰ,  όσα  έλά- 
λησεν Μωϋσή  τώ  δούλω  αύτοΰ.  Εϊη  Κύριος  ό  Θεός  ήμών  μεθ'ήμών 
καθώς  ήν  μετά  τών  πατέρων  ήμών  μή  άπολέση  ήμάς  τοΰ  κλΐναι  καρ- 
δίαν  ήμών  προς  αύτόν,  τοΰ  πορευθήναι  ήμάς  έν  πάσαις  ταΐς  όδοΐς  αύτοΰ, 
τοΰ  φυλάσσειν  τάς  έντολάς  αύτοΰ  καί  τά  κρίματα  αύτοΰ  ά  ένετείλατο 
τοις  πατράσιν  ήμών.  Καί  έσται  Κύριος  εις  βασιλέα  έπ'ι  πάσαν  τήν  γη  ν 
έν  τή  ήμέρα  εκείνη·  καί  έσται  Κύριος  είς,  καί  τό  όνομα  αύτοΰ  έν,  Κύριος 
βασιλεύς  ήμών  αύτός  σώσει  ήμάς.  Ούκ  έστιν  όμοιος  σοι,  Κύριε·  μέγας 


56  Cf.  Deut.  21,23. 


ACTAS  DE  PILATO 


469 


mente  Señor,  rey  nuestro.  El  nos  salvará.  No  hay  semejante  a 
ti,  Señor;  grande  eres,  Señor,  y  grande  tu  nombre.  Cúranos  por 
tu  virtud  y  seremos  curados;  sálvanos,  Señor,  y  seremos  salvos, 
pues  somos  tu  partecita  y  tu  heredad.  No  abandonará  jamás 
el  Señor  a  su  pueblo  por  la  magnitud  de  su  nombre,  pues  ha  co- 
menzado a  hacer  de  nosotros  su  pueblo». 

Y,  después  de  cantar  el  himno  todos  a  coro,  se  marchó  cada 
cual  a  su  casa  alabando  a  Dios,  porque  su  gloria  permanece  por 
los  siglos  de  los  siglos.  Amén. 

PARTE  II 

Descendimiento  de  Cristo  a  los  infiernos 
(red.  griega) 

I  (XVII) 

X.  Dijo  entonces  José:  «¿Y  por  qué  os  admiráis  de  que  Je- 
sús haya  resucitado?  Lo  admirable  no  es  esto;  lo  admirable  es 
que  no  ha  resucitado  él  solo,  sino  que  ha  devuelto  a  la  vida  a 
gran  número  de  muertos,  los  cuales  se  han  dejado  ver  de  mu- 
chos en  Jerusalén.  Y  si  no  conocéis  a  los  otros,  sí  que  conocéis 
por  lo  menos  a  Simeón,  aquel  que  tomó  a  Jesús  en  sus  brazos, 


εί  σύ,  Κύριε,  και  μέγα  τό  δνομά  σου.  Έν  τή  δυνάμει  σου  ϊασαι  ή  μας, 
Κύριε,  και  ΐαθησόμεθα·  σώσον  ημάς,  Κύριε,  και  σωθησόμεθα·  δτι  μερίς 
και  κληρονομιά  σου  έσμέν.  Και  ουκ  έάσει  Κύριος  τόν  λαόν  αύτοΰ  ένεκεν 
τοΰ  ονόματος  αϋτοΟ  του  μεγάλου,  δτι  ήρξατο  Κύριος  του  ττοιεΐν  ήμάς 
εις  λαόν  αύτοΰ». 

Και  ύμνήσαντες  άπαντες  άπήλθεν  έκαστος  άνήρ  εις  τόν  οίκον  αύτοΟ, 
δοξάζοντες  τόν  Θεόν,  ότι  αύτοΰ  ή  δόξα  εις  τούς  αιώνας  των  αιώνων. 
Αμήν. 

Descensus  Christi  ad  inferos 
I  (XVII) 

I.  Λέγει  Ιωσήφ·  «Καϊ  τί  θαυμάζετε  ότι  Ίησοΰς  ήγέρθη;  Ουκ  εστίν 
τοΰτο  ©αυμαστόν  άλλά  τοΰτο  θαυμαστόν  έστιν  ότι  ουκ  ήγέρθη  μόνος. 
Άλλ'  ότι  καϊ  άλλους  ττολλούς  νεκρούς  ήγειρεν,  οΐτινες  ενεφανίσθησαν  έν 
Ίεροσολύμοις  προς  πολλούς.  Και  εί  τούς  άλλους  ού  γινώσκετε,  τέως  τόν 
Συμεών,  όστις  έδέξατο  τόν  "Ιησοΰν,  και  τούς  δύο  αύτοΰ  υιούς,  ούς  άνέσ- 
τησεν,  τέως  αύτούς  γινώσκετε.  ' Ημείς  γάρ  έθάψαμεν  αυτούς  πρό  όλί- 


470 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


así  como  también  a  sus  dos  hijos,  que  han  sido  igualmente  resu- 
citados. Pues  a  éstos  les  dimos  nosotros  sepultura  hace  poco,  y 
ahora  se  pueden  contemplar  sus  sepulcros  abiertos  y  vacíos, 
mientras  ellos  están  vivos  y  habitan  en  Arimatea».  Enviaron, 
pues,  a  unos  cuantos  y  comprobaron  que  los  sepulcros  estaban 
abiertos  y  vacíos.  Dijo  entonces  José:  «Vayamos  a  Arimatea  a 
ver  si  les  encontramos». 

2.  Y  levantándose  los  pontífices,  Anás,  Caifás,  José,  Nico- 
demo,  Gamaliel  y  otros  en  su  compañía,  marcharon  a  Arima- 
tea, donde  encontraron  a  aquellos  a  quienes  se  refería  José.  Hi- 
cieron, pues,  oración  y  se  abrazaron  mutuamente.  Después  re- 
gresaron a  Jerusalén  en  compañía  de  ellos  y  los  llevaron  a  la 
sinagoga.  Y,  puestos  allí,  se  aseguraron  las  puertas,  se  colocó 
el  Antiguo  Testamento  de  los  judíos  en  el  centro  y  les  dijeron 
los  pontífices:  «Queremos  que  juréis  por  el  Dios  de  Israel  y  por 
Adonai,  para  que  así  digáis  la  verdad,  de  cómo  habéis  resuci- 
tado y  quién  es  el  que  os  ha  sacado  de  entre  los  muertos». 

3.  Cuando  esto  oyeron  los  resucitados,  hicieron  sobre  sus 
rostros  la  señal  de  la  cruz  y  dijeron  a  los  pontífices:  «Dadnos 
papel,  tinta  y  pluma».  Trajéronselo,  pues,  y,  sentándose,  es- 
cribieron de  esta  manera. 


γου·  νΰν  δέ  ο!  μέν  τάφοι  αυτών  όρώνται  ήνεωγμένοι  κενοί,  αύτοί  δέ 
εϊσι  ζώντες  και  διατρίβοντες  έν  τη  Άριμαθία».  Απέστειλαν  ουν  ανθρώ- 
πους, και  εΟρον  τά  μνημεία  αυτών  ήνεωγμένα  κενά.  Λέγει  ό  Ιωσήφ· 
«'Απέλθωμεν  εις  την  'Αριμαθίαν  και  εύρήσωμεν  αυτούς». 

2.  Τότε  ήγέρθησαν  οί  άρχιερεΐς  ό  "Αννας  και  Καϊάφας  και  Ιωσήφ 
κα'ι  Νικόδημος  και  Γαμαλιήλ  και  έτεροι  μετ'  αυτών  και  άπήλθον  εις  Άρι- 
μαθίαν, και  εΟρον  ους  ό  Ιωσήφ  έ'λεγεν.  Έττοίησαν  ουν  προσευχήν  και 
ήσττάσαντο  αλλήλους·  είτα  ήλθον  μετ'  αυτών  εις  Ιεροσόλυμα,  και  έφερον 
αυτούς  έν  τή  συναγωγή.  Και  ήσφαλίσαντο  τάς  θύρας.  Και  εθηκαν  εις 
μέσον  τήν  παλαιάν  τών  Ιουδαίων,  και  είπον  ττρός  αΰτούς  οί  αρχιερείς· 
«θέλομεν  ϊνα  όμόσητε  εϊς  τόν  Θεόν  τοΰ  Ισραήλ  κα'ι  τον  Άδοναί,  καϊ 
ούτως  ϊνα  εΐπητε  τήν  άλήθειαν,  πώς  άνέστητε  και  τίς  ύμας  άνέστησεν 
έκ  νεκρών». 

3.  Τούτο  άκούσαντες  οί  άναστάντες  άνθρωποι  εποίησαν  εις  τά 
πρόσωπα  αύτών  τόν  τύπον  τοΰ  σταυρού  καϊ  είπον  προς  τούς  άρχιε- 
ρεΐς·  «Δότε  ήμΐν  χάρτην  και  μέλαν  καϊ  κάλαμον».  "Εφερον  ούν  ταύτα. 
Και  καθίσαντες  έγραψαν  ούτως· 


ACTAS  DE  PILATO 


471 


II  (XVIII) 

Ϊ.  «¡Oh  Señor  Jesucristo,  resurrección  y  vida  del  mundo!, 
danos  gracia  para  hacer  el  relato  de  tu  resurrección  y  de  las 
maravillas  que  obraste  en  el  infierno.  Estábamos,  pues,  nos- 
otros en  el  infierno  en  compañía  de  todos  los  que  habían  muer- 
to desde  el  principio.  Y  a  la  hora  de  medianoche  amaneció  en 
aquellas  oscuridades  algo  así  como  la  luz  del  sol,  y  con  su 
brillo  fuimos  todos  iluminados  y  pudimos  vernos  unos  a  otros. 
Y  al  instante  nuestro  padre  Abrahán,  los  patriarcas  y  profetas 
y  todos  a  una  se  llenaron  de  regocijo  y  dijeron  entre  sí:  Esta 
luz  proviene  de  un  gran  resplandor.  Entonces  el  profeta  Isaías, 
presente  allí,  dijo:  Esta  luz  procede  del  Padre,  del  Hijo  y  del 
Espíritu  Santo;  sobre  ella  profeticé  yo,  cuando  aún  estaba  en 
la  tierra,  de  esta  manera:  Tierra  de  Zabulón  y  tierra  de  Neftalí, 
el  pueblo  que  estaba  sumido  en  las  tinieblas  vió  una  gran  luz. 

2.  Después  salió  al  medio  un  asceta  del  desierto,  y  le  pre- 
guntaron los  patriarcas:  ¿Quién  eres?  El  respondió:  Yo  soy 
Juan,  el  último  de  los  profetas,  el  que  enderecé  los  caminos 
del  Hijo  de  Dios  y  prediqué  penitencia  al  pueblo  para  remi- 
sión de  los  pecados.  El  Hijo  de  Dios  vino  a  mi  encuentro  y, 


II  (XVIII) 

1.  «Κύριε  Ίησοΰ  Χριστέ,  ή  άνάστασις  καί  ή  ζωή  τοΰ  κόσμου,  δός 
ήμΐν  χάριν  ίνα  διηγησώμεθα  την  άνάστασίν  σου  καί  τά  θαυμάσια,  σου, 
ά  έν  τω  άδη  έποίησας.  '  Ημείς  ούν  ή  μεν  έν  τω  άδη  μετά  πάντων  των 
άττ'  αιώνος  κεκοιμημένων.  Έν  ώρα  δέ  μεσονυκτίου  εις  τά  σκοτεινά  έκεΐνα 
άνέτειλεν  ώσπερ  φώς  ηλίου  καί  ελαμψεν,  κα'ι  έφωτίσθημεν  πάντες  καί 
εΐδομεν  άλλήλους.  Καί  εύθύς  ό  πατήρ  ήμών  Αβραάμ  μετά  τών  πατριαρ- 
χών καί  τών  προφητών  ενωθείς,  καί  χαράς  όμοΰ  πλησθέντες  εΐπον  προς 
αλλήλους·  Τοΰτο  τό  φώς  άπό  μεγάλου  φωτισμού  έστίν.  Ό  προφήτης 
Ησαΐας  εκεί  είπεν  Τοΰτο  τό  φώς  εκ  τοΰ  Πατρός  έστι  καί  έκ  τοΰ  Υιού  καί 
έκ  τοΰ  Αγίου  Πνεύματος·  περί  ού  προεφήτευσα  ετι  ζών  λέγων  Γη  Ζα- 
βουλών  καί  γη  Νεφθαλείμ,  ó  λαός  ό  καθήμενος  έν  σκότει  ϊδε  φώς  μέγα  1. 

2.  Είτα  ήλθεν  εις  τό  μέσον  έτερος  άπό  της  ερήμου  άσκητής,  καί 
εΐπον  προς  αυτόν  οΐ  πατριάρχαι·  Τίς  εϊ;  Ό  δέ  εΐπεν  Έγώ  ειμί  Ιωάννης, 
τό  τέλος  τών  προφητών,  δς  έποίησα  τάς  οδούς  τοΰ  Υίοΰ  τοΰ  Θεοΰ  ευ- 
θείας, καί  έκήρυξα  τω  λαώ  μετάνοιαν  εις  άφεσιν  άμαρτιών.  Καί  ό  Υιός 
τοΰ  Θεοΰ  εις  έμέ  ήλθε,  καί  άπό  μακρόθεν  ίδών  αϋτόν  εΐπον  πρός  τόν  λαόν 


1  Cf.  Is.  9-iss. 


472 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


al  verle  desde  lejos,  dije  al  pueblo:  He  aquí  el  cordero  de  Dios, 
el  que  borra  el  pecado  del  mundo.  Y  con  mi  propia  mano  le 
bauticé  en  el  río  Jordán  y  vi  al  Espíritu  Santo  en  forma  de 
paloma  que  descendía  sobre  El.  Y  oí  asimismo  la  voz  de  Dios 
Padre,  que  decía  así:  Este  es  mi  Hijo,  el  amado,  en  quien  me 
he  complacido.  Y  por  esto  mismo  me  envió  también  a  vosotros, 
para  anunciaros  la  llegada  del  Hijo  de  Dios  unigénito  a  este 
lugar,  a  fin  de  que  quien  crea  en  El,  sea  salvo;  y  quien  no 
crea,  sea  condenado.  Por  esto  os  recomiendo  a  todos  vosotros 
que,  en  cuanto  le  veáis,  le  adoréis  a  una,  porque  ésta  es  la 
única  oportunidad  de  que  disponéis  para  hacer  penitencia  por 
el  culto  que  rendísteis  a  los  ídolos  mientras  vivíais  en  el  mundo 
vano  de  antes  y  por  los  pecados  que  cometisteis;  esto  no  podrá 
hacerse  ya  en  otra  ocasión. 

III  (XIX) 

Al  oír  el  primero  de  los  creados  y  padre  de  todos,  Adán,  la 
instrucción  que  estaba  dando  Juan  a  los  que  se  encontraban 
en  el  infierno,  dijo  a  su  hijo  Set:  Hijo  mío,  quiero  que  digas 
a  los  progenitores  del  género  humano  y  a  los  profetas  a  dónde 
te  envié  yo  cuando  caí  en  trance  de  muerte.  Set  dijo:  Profetas 


Ίδε  ό  άμνός  τοΰ  Θεοΰ  ό  αΐρων  την  άμαρτίαν  τοΰ  κόσμου.  Και  μετά  της 
χειρός  μου  έβάπτισα  αύτόν  έν  τω  Ίωρδάνη  ποταμώ,  και  ειδον  ώσεί 
περιστεράν  καΐ  τό  ΠνεΟμα  τό  "Αγιον  έττ'  αύτόν  έρχόμενον.  Και  ήκουσα 
και  της  φωνής  τοΰ  Θεοΰ  και  Πατρός  ούτω  λέγοντος·  Ούτός  εστίν  ό  Υίός 
μου  ό  αγαπητός,  έν  ώ  ηύδόκησα  2.  Και  δια  τοΰτο  άττέστειλέ  με  και  πρός 
υμάς,  ίνα  κηρύξω  πώς  έρχεται  ό  μονογενής  Υιός  τοΰ  Θεοΰ  ώδε,  ίνα  όστις 
πιστεύση  πρός  αύτόν  σωθήσεται,  όστις  δέ  οϋ  πιστεύσει  εις  αϋτόν  κατα- 
κριθήσεται.  Δια  τοΰτο  λέγω  πρός  απαντάς  υμάς,  καθώς  ϊδητε  αυτόν,  ίνα 
προσκυνήσητε  πάντες,  ότι  νΰν  μόνον  έστί  πρός  υμάς  ό  τής  μετανοίας 
καιρός  υπέρ  οϋ  προσεκυνήσατε  εις  τον  άνω  μάταιον  κόσμον  τοις  είδώ- 
λοις,  κα'ι  υπέρ  ών  ήμαρτήκατε·  έν  άλλω  δέ  καιρώ  τοΰτο  γενέσθαι  άδύ- 
νατον.  t 

III  (XIX) 

Τοΰ  Ιωάννου  τοίνυν  διδάσκοντος  οϋτως  τοΰς  έν  τώ  άδη,  άκουσας  και 
ό  πρωτόπλαστος  καΐ  προπάτωρ  Αδάμ  λέγει  πρός  τόν  υΐόν  αϋτοΰ  τον 
Σήθ·  Υιέ  μου,  θέλω  ίνα  εϊπης  τοις  προπάτορσι  τοΰ  γένους  τών  άνθρώπων 
και  τοις  προφήταις,  ότε  έπεσον  ίνα  αποθνήσκω,  ποΰ  σε  άπέστειλα.  Ό  δέ 
Σήθ  εφη·  ΓΤροφήται  και  πατριάρχαι,  ακούσατε·  Ό  έμός  πατήρ  Αδάμ  ό 


2  Cf.  Le.  3  I3ss. 


ACTAS  DE  PILATO 


473 


y  patriarcas,  escuchad:  Mi  padre  Adán,  el  primero  de  los  crea- 
dos, cayó  una  vez  en  peligro  de  muerte  y  me  envió  a  hacer 
oración  a  Dios  muy  cerca  de  la  puerta  del  paraíso,  para  que 
se  dignara  hacerme  llegar  por  medio  de  un  ángel  hasta  el 
árbol  de  la  misericordia,  de  donde  había  de  tomar  óleo  para 
ungir  con  él  a  mi  padre  y  así  pudiera  éste  reponerse  de  su  en- 
fermedad. Así  lo  hice.  Y,  después  de  hacer  mi  oración,  vino 
un  ángel  del  Señor  y  me  dijo:  ¿Qué  es  lo  que  pides,  Set?  ¿Bus- 
cas el  óleo  que  cura  a  los  enfermos  o  bien  el  árbol  que  lo  des- 
tila, para  la  enfermedad  de  tu  padre?  Esto  no  se  puede  encon- 
trar ahora.  Vete,  pues,  y  di  a  tu  padre  que  después  de  cinco 
mil  quinientos  años,  a  partir  de  la  creación  del  mundo,  ha  de 
bajar  el  Hijo  de  Dios  humanado;  El  se  encargará  de  ungirle 
con  este  óleo,  y  tu  padre  se  levantará;  y  además  le  purificará, 
tanto  a  él  como  a  sus  descendientes,  con  agua  y  con  el  Espíritu 
Santo;  entonces  sí  que  se  verá  curado  de  toda  enfermedad,  pero 
por  ahora  esto  es  imposible. 

Los  patriarcas  y  profetas  que  oyeron  esto,  se  alegraron  gran- 
demente. 

IV  (XX) 

i.  Y,  mientras  estaban  todos  regocijándose  de  esta  manera, 
vino  Satán,  el  heredero  de  las  tinieblas,  y  dijo  al  Infierno:  ¡Oh 
tú,  devorador  insaciable  de  todos!,  oye  mis  palabras:  Anda  por 


πρωτόπλαστος  πεσών  ποτε  εις  τό  τελευτάν  απέστειλε  με  ποιήσασθα1 
δέησιν  πρός  τον  Θεόν  εγγιστα  της  πύλης  τοΰ  παραδείσου  ώς  άν  οδή- 
γηση με  δι'  αγγέλου  πρός  τό  δένδρον  της  ελεημοσύνης  και  έπάρω  ελαιον 
και  αλείψω  τον  έμόν  πατέρα,  και  άναστή  άπό  της  ασθενείας,  δπερ  δέ  και 
έποίησα.  Και  μετά  την  εύχήν  έλΟών  άγγελος  Κυρίου  λέγει  μοι·  Τί  Σήθ 
αΐτεϊς;  "Ελαιον  αιτείς  τό  τους  ασθενείς  άνιστών,  ή  τό  δένδρον  τό  ρέον  τό 
τοιούτον  ελαιον  δια  την  του  σοΰ  πατρός  άσθένειαν;  Τοϋτο  ούκ  έστιν 
εύρεθήναι  νυνί.  "Απιθι  οΟν  και  είπε  τω  πατρί  σου  δτι  μετά  τό  συντελεσ- 
θήναι  από  κτίσεως  κόσμου  ετη  πεντακισχίλια  πεντακόσια,  τότε  κατέλ- 
θη  έν  τη  γη  ό  μονογενής  Υιός  τοϋ  θεοΰ  ένανθρωπήσας,  κάκεΐνος  αλείψει 
αύτόν  τω  τοιούτω  έλαίω,  και  άναστήσεται,  και  έν  ΰδατι  και  Πνεύματι 
Άγίω  πλύνει  και  αύτόν  και  τους  έξ  αύτοΰ,  και  τότε  άπό  πάσης  νόσου 
ϊαθήσεται·  νυν  δέ  τοϋτο  γενέσθαι  άδύνατον. 

Ταΰτα  άκούσαντες  οί  πατριάρχαι  καϊ  οί  προφήται  έχαίροντο  με- 
γάλως. 

IV  (XX) 

I.  Έν  τοιαύτη  δέ  των  άπάντων  όντων  χαρά  ήλθεν  ό  Σατάν  ó  κλη- 
ρονόμος τοΰ  σκότους  καϊ  λέγει  τω  "Αδη·  Παμφάγε  καϊ  ακόρεστε,  άκουσον 
μου  τούς  λόγους.  Έκ  τοΰ  γένους  τών  Ιουδαίων  τις  Ίησοΰς  λεγόμενος, 


474 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


ahí  cierto  judío,  por  nombre  Jesús,  que  se  llama  a  sí  mismo 
Hijo  de  Dios;  mas,  como  es  un  puro  hombre,  los  judíos  le 
dieron  muerte  de  cruz,  gracias  a  nuestra  cooperación.  Ahora, 
pues,  que  acaba  de  morir,  estáte  preparado  para  que  podamos 
ponerle  aquí  a  buen  recaudo;  pues  yo  sé  que  no  es  más  que 
un  hombre,  y  hasta  le  oí  decir:  Mi  alma  está  muy  triste  hasta 
la  muerte.  Sábete,  además,  que  a  mí  me  causó  muchos  daños 
en  el  mundo  mientras  vivía  con  los  mortales;  pues  dondequiera 
que  encontrase  a  mis  siervos,  los  perseguía;  y  a  todos  los  hom- 
bres que  yo  dejaba  mutilados,  ciegos,  cojos,  leprosos  o  cosa 
parecida,  él  les  curaba  con  sola  su  palabra;  e  incluso  a  mu- 
chos, a  los  que  yo  tenía  ya  dispuestos  para  la  sepultura,  les 
hacía  revivir  con  sola  su  palabra. 

2.  Dijo  entonces  el  Infierno:  ¿Y  tan  poderoso  es  éste  como 
para  hacer  tales  cosas  con  sola  su  palabra?  ¿Y,  siendo  él  así, 
tú  te  atreves  por  ventura  a  hacerle  frente?  Yo  creo  que  a  uno 
como  éste  nadie  podrá  oponérsele.  Y  eso  que  dices  haberle 
oído  exclamar  expresando  su  temor  ante  la  muerte,  lo  dijo, 
sin  duda,  para  reírse  y  burlarse  de  ti,  con  el  fin  de  poderte 
echar  el  guante  con  mano  poderosa.  Y  entonces,  ¡ay!,  ¡ay  de 
ti  por  toda  la  eternidad!  A  lo  que  replicó  Satán:  ¡Oh  Infierno, 
devorador  insaciable  de  todos!,  ¿tanto  miedo  has  cobrado  al 
oír  hablar  de  nuestro  común  enemigo?  Yo  no  le  tuve  nunca 
miedo,  sino  que  azucé  a  los  judíos,  y  éstos  le  crucificaron  y  le 


όνομάζων  εαυτόν  Υίόν  Θεοΰ·  ούτος  δέ  ών  άνθρωπος,  από  συνεργείας 
ημετέρας  έσταύρωσαν  αυτόν  οί  Ιουδαίοι.  Και  νΰν  αΰτοΰ  τελευτήσαντος 
εσω  ήτοιμασμένος  όπως  ώδε  κατασφαλίσωμεν  αυτόν.  Έγώ  γαρ  οίδα 
ότι  άνθρωπος  έστι,  και  ήκουσα  και  αύτου  λέγοντος  ότι  περίλυπος  εστίν 
ή  ψυχή  μου  εως  θανάτου  3.  Έποίησέ  μοι  και  πολλά  κακά  έν  τω  άνωθεν 
κόσμω  τοις  βροτοΐς  συναναστρεφόμενος.  "Οπου  γάρ  ηϋρισκε  τους  έμούς 
δούλους,  έδίωκεν  αύτούς,  και  όσους  ανθρώπους  έποίουν  έγώ  κυλλούς 
τυφλούς  χωλούς  λεπρούς,  κα'ι  εϊ  τι  τοιούτον,  διά  λόγου  μόνου  ίάτο  αύ- 
τούς·  και  πολλούς  έτοιμάσας  εις  τό  ταφήναι,  και  τούτους  διά  λόγου 
μόνου  πάλιν  άνεζώωσε. 

2.  Λέγει  ό  "Αδης·  Και  τοσούτον  έστι  ν  ούτος  δυνατός  ώστε  διά  λόγου 
μόνου  ποιεΐν  τοιαύτα;  "Η  τοιούτω  όντι  δύνασαι  σύ  άντιστήναι  αύτω; 
Έμοί  δοκεΐ,  τοιούτω  όντι  ούδείς  αύτω  άντιστήναι  δυνήσεται.  Εί  δέ  λέ- 
γεις ότι  ήκουσας  αύτοΰ  φοβούμενου  τόν  θάνατον,  παίζων  σε  και  γελών 
έφη  τούτο,  θέλων  ίνα  σε  άρπάση  έν  χειρί  δυνατή.  Και  ούαϊ  ούαί  σοι  εις 
τόν  αιώνα  τόν  άπαντα.  Λέγει  ό  Σατάν  Παμφάγε  και  ακόρεστε  "Αδη, 
τοσούτον  έφοβήθης  άκούσας  περί  τού  κοινού  ήμών  έχθρού;  Έγώ  αύτόν 
ούκ  έφοβήθην,  άλλ'  ένήργησα  τούς  Ιουδαίους  και  έστάυρωσαν  αύτόν, 


3  Cf.  Mt.  26,38;  Me.  14,34· 


ACTAS  DE  PILATO 


475 


dieron  a  beber  hiél  con  vinagre.  Prepárate,  pues,  para  que, 
cuando  venga,  le  sujetes  fuertemente. 

3.  Respondió  el  Infierno:  Heredero  de  las  tinieblas,  hijo 
de  la  perdición,  calumniador,  acabas  de  decirme  que  él  hacía 
revivir  con  una  sola  palabra  a  muchos  de  los  que  tú  tenías 
preparados  para  la  sepultura;  si,  pues,  él  ha  librado  a  otros 
del  sepulcro,  ¿cómo  y  con  qué  fuerzas  seremos  capaces  de 
sujetarle  nosotros?  Hace  poco  devoré  yo  a  un  difunto  llamado 
Lázaro;  pero,  poco  después,  uno  de  los  vivos  con  sola  su  pa- 
labra lo  arrancó  a  viva  fuerza  de  mis  entrañas.  Y  pienso  que 
éste  es  ese  a  quien  tú  te  refieres.  Si,  pues,  lo  recibimos  aquí, 
tengo  miedo  de  que  peligremos  también  con  relación  a  los 
demás,  porque  has  de  saber  que  veo  agitados  a  todos  los  que 
tengo  devorados  desde  el  principio  y  siento  dolores  en  mi 
vientre.  Y  Lázaro,  el  que  me  ha  sido  anteriormente  arreba- 
tado, no  es  un  buen  presagio,  pues  voló  lejos  de  mí,  no  como 
un  muerto,  sino  como  un  águila:  tan  rápidamente  le  arrojó 
fuera  la  tierra.  Así,  pues,  te  conjuro,  por  tus  artes  y  por  las 
mías,  no  le  traigas  aquí.  Para  mí  que  el  haberse  presentado 
en  nuestra  mansión  obedece  a  que  todos  los  muertos  pecaron. 
Y  ten  esto  en  cuenta,  por  las  tinieblas  que  poseemos,  que,  si 
le  traes  aquí,  no  me  quedará  ni  uno  solo  de  los  muertos. 


και  έπότισαν  αύτόν  και  χολή  ν  μετά  όξους.  Έτοιμάσθητι  ούν  όπως  έλ- 
θόντα  κρατήσης  αυτόν  ισχυρά. 

3·  Άπεκρίθη  ό  "Αδης-  Κληρονόμε  του  σκότους,  υίέ  της  άττωλείας, 
διάβολε,  νυν  μοι  εΐπας  ότι  πολλούς  ους  συ  ήτοίμασας  εις  τό  ταφήναι, 
λόγω  μόνω  τούτους  αΰτός  άνεζώωσε·  και  εί  έτερους  της  ταφής  ήλευθέ- 
ρωσε,  πώς  αύτός  κα'ι  έν  ποία  δυνάμει  παρ'  υμών  κρατηθήσεται;  Έγώ 
δέ  προ  ολίγου  κατέπιόν  τινα  νεκρόν  ονόματι  Λάζαρον,  και  μετ'  όλίγόν 
τις  έκ  τών  ζώντων  διά  λόγου  μόνου  βία  εκ  τών  εγκάτων  μου  τούτον 
άνέσπασεν.  Οΐμαι  δέ  είναι  αύτόν  όν  σύ  φής.  Εί  ούν  εκείνον  ένθάδε  δεξόμεθα 
δέδοικα  μή  πως  και  περί  τών  λοιπών  κινδυνεύσω  μεν  πάντας  γάρ  ούς 
άπ'  αιώνος  κατέπιόν,  ιδού  ταρασσομένους  κατανοώ  και  άλγώ  τήν  κοι- 
λίαν  μου.  Και  σημεΐον  ουκ  άγαθόν  μοι  δοκεί  ó  προαναρπασθεϊς  Λάζαρος 
άπ'έμοΰ·  ού  γάρ  ώς  νεκρός,  άλλ'ώς  αετός  άπ'έμοΰ  έξεπέτασεν  οΰτω 
γάρ  συντόμως  ή  γή  αύτόν  έξω  ερριψε.  Διό  κα'ι  ορκίζω  καί  σέ  εις  τάς  σάς 
χάριτας  κα'ι  είς  τάς  έμάς,  μή  άγάγης  αύτόν  ένταύθα.  Οΐμαι  γάρ  ότι  διά  τό 
πάντας  άμαρτήσαι  νεκρούς  ώδε  παραγίνεται.  Κα'ι  τούτο  σοι  λέγω,  μά 
τό  σκότος  6  έχομεν,  εί  ώδε  άγάγης  αύτόν,  ούδείς  μοι  τών  νεκρών  έναπο- 
λειφθήσεται. 


476 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


V  (XXI) 

1.  Mientras  se  decían  entre  sí  tales  cosas  Satanás  y  el 
Infierno,  se  produjo  una  voz  grande  como  un  trueno,  que  decía: 
«Elevad,  ¡oh  príncipe!,  vuestras  puertas;  elevaos,  ¡oh  puertas 
eternales!,  y  entrará  el  Rey  de  la  gloria».  Cuando  esto  oyó  el 
Infierno,  dijo  a  Satanás:  Sal,  si  eres  capaz,  y  hazle  frente.  Y  salió 
fuera  Satanás.  Después  dijo  el  Infierno  a  sus  demonios:  Ase- 
gurad bien  y  fuertemente  las  puertas  de  bronce,  y  los  cerrojos 
de  hierro;  guardad  mis  cerraduras  y  examinad  todo  de  pie; 
pues,  si  entra  él  aquí,   ¡ay!,  se  apoderará  de  nosotros. 

2.  Los  progenitores,  que  oyeron  esto,  empezaron  a  ha- 
cerle burla,  diciendo:  Tragón  insaciable,  abre  para  que  entre 
el  Rey  de  la  gloria.  Y  dijo  el  profeta  David:  ¿No  sabes,  ciego, 
que,  estando  yo  aún  en  el  mundo,  hice  esta  profecía:  «Elevad, 
¡oh  príncipes!,  vuestras  puertas?»  Isaías  dijo  a  su  vez:  «Yo, 
previendo  esto  por  virtud  del  Espíritu  Santo,  escribí:  Resuci- 
tarán los  muertos  y  se  levantarán  los  que  están  en  los  sepulcros 
y  se  alegrarán  los  que  viven  en  la  tierra;  y,  ¿dónde  está,  ¡oh 
muerte!,  tu  aguijón?  ¿Dónde,  Infierno,  tu  victoria?» 


V  (XXI) 

1.  Τοιαύτα  τοΰ  Σατανά  και  τοΰ  Άδου  λεγόντων  προς  αλλήλους, 
έγένετο  φωνή  μεγάλη  ώσπερ  βροντή  λέγουσα·  "Αρατε  ττύλας  οΐ  άρχον- 
τες υμών,  και  έττάρθητε  πύλαι  αιώνιοι,  και  εϊσελεύσεται  ό  βασιλεύς  της 
δόξης.  Άκουσας  ό  Άδης  λέγει  τω  Σατανά·  "Εξελθε,  εί  δυνατός  εΐ,  και 
άντίστηθι  αυτώ.  Εξήλθεν  οΰν  εξω  ό  Σατάν.  Είτα  λέγει  ό  "Αδης  τοις  δέ- 
μοσιν  αϋτοΰ·  Άσφαλίσασθε  καλώς  και  ισχυρώς  τάς  πύλας  τάς  χαλκάς 
και  τους  μοχλούς  τους  σίδηρους,  και  τά  κλεϊθρά  μου  κατέχετε,  και  σκο- 
ιτεΐτε  πάντα  ιστάμενοι  όρθιοι·  εάν  γάρ  εϊσέλθη  αυτός  ώδε,  ούαί  ήμάς 
λήψεται. 

2.  Ταΰτα  άκούσαντες  οί  προπάτορες  ήρξαντο  πάντες  ύβρίζειν  αυ- 
τόν λέγοντες·  Παμφάγε  κα'ι  ακόρεστε,  άνοιξον  όπως  εϊσέλθη  ό  βασιλεύς 
της  δόξης.  Λέγει  Δαυίδ  ό  προφήτης·  Ούκ  οϊδας,  τυφλέ,  ότι  έν  τω  κόσμω 
εγώ  ζών  τήν  τοιαύτην  φωνήν,  τό  άρατε  πύλας  οί  άρχοντες  υμών  4, 
προεφήτευσα;  Ησαΐας  ειπεν  Έγώ  τοΰτο  προϊδών  ϋφ'  Άγιου  Πνεύμα- 
τος έγραψα·  Άναστήσονται  οί  νεκροί,  και  έγερθήσονται  οί  έν  τοις  μνη- 
μείοις,  και  εύφρανθήσονται  οί  έν  τή  γή.  Καί·  Που  σου,  θάνατε,  τό  κέν- 
τρον;  Ποΰ  σου,  Άδη,  τό  νΐκος;  5. 


4  Cf.  Ps.  23,7-9- 

5  Cf.  Os.  13,14. 


ACTAS  DE  PILATO 


477 


3.  Vino,  pues,  de  nuevo  una  voz  que  decía:  Levantad  las 
puertas.  El  Infierno,  que  oyó  repetir  esta  voz,  dijo  como  si  no 
cayera  en  la  cuenta:  ¿Quién  es  este  Rey  de  la  gloria?  Y  res- 
pondieron los  ángeles  del  Señor:  El  Señor  fuerte  y  poderoso, 
el  Señor  poderoso  en  la  batalla.  Y  al  instante,  al  conjuro  de 
esta  voz,  las  puertas  de  bronce  se  hicieron  añicos,  y  los  cerro- 
jos de  hierro  quedaron  reducidos  a  pedazos,  y  todos  los  difun- 
tos encadenados  se  vieron  libres  de  sus  ligaduras,  y  nosotros 
entre  ellos.  Y  penetró  dentro  el  Rey  de  la  gloria  en  figura  hu- 
mana, y  todos  los  antros  oscuros  del  Infierno  fueron  iluminados. 

VI  (XXII) 

1.  En  seguida  se  puso  a  gritar  el  Infierno:  Hemos  sido 
vencidos,  ¡ay  de  nosotros!  Pero  ¿quién  eres  tú,  que  tienes  tal 


3.  τΗλθεν  ούν  πάλιν  φωνή·  "Αρατε  πύλας,  λέγουσα.  Άκουσας  ό  Άδης 
έκ  δευτέρου  την  φωνήν  άττεκρίθη  ώς  δήθεν  μή  γινώσκων  και  λέγει·  Τις 
έστιν  ούτος  ό  βασιλεύς  τής  δόξης;  Λέγουσιν  οΐ  άγγελοι  τοΰ  Δεσπότου· 
Κύριος  κραταιός  και  δυνατός,  Κύριος  δυνατός  έν  πολέμω  6.  Και  εύθέως 
άμα  τω  λόγω  τούτω  αί  χαλκαΐ  ττύλαι  συνετρίβησαν  και  οί  σίδηροι 
μοχλοί  συνεθλάθησαν  7,  και  οί  δεδεμένοι  πάντες  νεκροί  έλύθησαν  των 
δεσμών,  και  ημείς  μετ'αύτών.  Και  είσήλθεν  ό  βασιλεύς  τής  δόξης  ώσπερ 
άνθρωπος,  και  πάντα  τά  σκοτεινά  τοΰ  Άδου  έφωτίσθησαν. 

VI  (XXII) 

ι.  Εύθύς  έβόησεν  ό  Άδης·  Ένικήθημεν,  ούαί  ήμΐν.  Άλλά  τίς  εί  ό 
Ιχων  τοσαύτην  έξουσίαν  και  δύναμιν;  Και  ποίος  ει  ό  χωρίς  άμαρτίας 

6  Cf.  Ps.  23,7-8·  Un  diálogo  semejante  pone  el  Evangelio  de  Bartolomé 
(I  16,19)  entre  el  Tártaro  y  el  Diablo. 

7  Cf.  Is.  45,1-2;  Ps.  106  (107),  16.  Esta  victoria  de  Cristo  sobre  el  in- 
fierno viene  recordada  probablemente  también  por  las  Odas  de  Salomón 
(od.  17,9).  donde  se  dice  textualmente:  «He  deshecho  los  cerrojos  de  hierro». 
Cf.  asimismo  Ev.  de  Bartolomé  I  12  [n]. 

Estas  expresiones  han  encontrado  favorable  acogida  en  las  diversas  litur- 
gias. La  bizantina,  por  ejemplo,  se  refiere  con  mucha  frecuencia  en  los  oficios 
del  Sábado  Santo  (particularmente  en  los  Stichirá)  al  momento  en  que  Jesús 
rompió  las  puercas  y  cerrojos  del  infierno,  saqueó  a  és.e  y  liberó  las  almas  de 
los  Santos  Padres.  Cf.  Ε.  V.  Barsov,  O  vozdeijstvii  Apokrifov  na  Obrijad  i 
Ikonopis:  «Zurnal  Ministerstva  Narodnavo  Prosveschenija»  (1885)  p.m. 

Asimismo,  la  mozárabe  dice  en  los  laudes  del  Sábado  Santo:  «Christus 
omnia  crucis  stigmata  portans,  vectes  ferreos  comminuit  portarumque  aerea- 
rum  claustra  perfregit,  Tartarí  profunda  descendit»  (Missale  mixtum:  PL 
85.477). 

Finalmente,  la  ¡atina  (romana)  dice:  «qui  portas  aereas  confregisti  et 
visitasti  infernum»  (Respons.  IX  de  maitines  en  el  Oficio  de  Difuntos). 


478 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


poder  y  tal  fuerza?  ¿Quién  eres  tú,  que  vienes  aquí  sin  pecado? 
¿El  que  es  pequeño  en  apariencia  y  puede  cosas  grandes,  el 
humilde  y  el  excelso,  el  siervo  y  el  señor,  el  soldado  y  el  rey, 
el  que  tiene  poder  sobre  vivos  y  muertos?  Fuiste  pegado  a  la 
cruz  y  depositado  en  el  sepulcro,  y  ahora  has  quedado  libre 
y  has  deshecho  nuestra  fuerza.  ¿Luego  entonces  eres  tú  Jesús, 
de  quien  nos  decía  el  gran  sátrapa  Satanás  que  por  la  cruz  y 
la  muerte  ibas  a  hacerte  dueño  de  todo  el  mundo? 

2.  Luego  el  Rey  de  la  gloria  agarró  por  la  coronilla  al 
gran  sátrapa  Satanás  y  se  lo  entregó  a  los  ángeles,  diciendo: 
Atadle  con  cadenas  de  hierro  sus  manos  y  sus  pies,  su  cuello 
y  su  boca.  Después  lo  puso  en  manos  del  Infierno  con  este 
encargo:  Tómalo  y  tenlo  a  buen  recaudo  hasta  mi  segunda 
venida. 

VII  (XXIII) 

I.  Entonces  el  Infierno  se  hizo  cargo  de  Satanás  y  le  dijo: 
Beelzebub,  heredero  del  fuego  y  del  tormento,  enemigo  de  los 
santos,  ¿qué  necesidad  tenías  tú  de  proveer  que  el  Rey  de  la 
gloria  fuera  crucificado  para  que  viniera  luego  aquí  y  nos  des- 


ώδε  έλθών;  Ό  μικρός  δρώμενος  και  μεγάλα  δυνάμενος,  ό  ταπεινός  και 
υψηλός,  ό  δοΰλος  κα'ι  ό  Δεσπότης,  ό  στρατιώτης  και  βασιλεύς,  ό  των 
νεκρών  και  τών  ζώντων  έξουσιάζων;  Έν  τω  σταυρώ  προσηλώθης  και 
έν  τω  τάφω  ετέθης,  κα'ι  άρτι  έγένου  ελεύθερος  κα'ι  κατέλυσας  πασαν  τήν 
δύναμιν  ημών.  ΤΑρα  συ  εϊ  ό  Ίησοΰς,  περί  ού  ελεγεν  ήμΐν  ό  άρχισατράπης 
Σατάν  ότι  δια  σταυροΰ  κα'ι  θανάτου  μέλλεις  κληρονομήσαι  όλον  τόν 
κόσμον; 

2.  Τότε  ό  βασιλεύς  της  δόξης  κρατήσας  εκ  της  κορυφής  τόν  άρχι- 
σατράπην  Σατάν  και  παραδους  αυτόν  τοις  άγγέλοις  είπε·  Σιδηροΐς  κα- 
ταδεσμήσατε  τάς  χείρας  και  τούς  πόδας  και  τόν  τράχηλον  κα'ι  τό  στόμα 
αύτοΰ.  Είτα  παραδούς  τοΰτον  τω  "Αδη  εφη·  Λαβών  αύτόν  κάτεχε  άσφα- 
λώς  άχρι  της  δευτέρας  μου  παρουσίας  8. 

VII  (XXIII) 

I.  Και  ό  "Αδης  παραλαβών  τόν  Σατανάν  ελεγεν  αΰτώ·  Βεελζεβούλ, 
κληρονόμε  του  πυρός  και  της  κολάσεως,  έχθρέ  τών  άγιων,  διά  ποίαν 
άνάγκην  ώκονόμησας  σταυρωθήναι  τόν  βασιλέα  της  δόξης  εις  τό  έλθεΐν 
ώδε  και  εκδΰσαι  ήμας;  Έπιστράφου  κα'ι  ϊδε  ότι  ουδείς  νεκρός  έν  έμοί 

8  El  Testamento  de  los  XII  Patriarcas  (s.II-III  ρ.  C.)  alude  a  esta  victoria 
de  Cristo  sobre  el  demonio  en  estos  términos:  «De  la  tribu  de  Judá  y  de  Leví 
saldrá  para  vosotros  la  salvación  del  Señor,  y  él  hará  la  guerra  a  Belial...  y 
librará  de  las  manos  de  Belial  a  las  almas  cautivas»  (PG  2,1102-03). 


ACTAS  DE  PILATO 


479 


pojara?  Date  la  vuelta  y  mira  que  no  ha  quedado  en  mí  muerto 
alguno,  sino  que  todo  lo  que  ganaste  por  el  árbol  de  la  ciencia, 
lo  has  echado  a  perder  por  la  cruz.  Todo  tu  gozo  se  ha  conver- 
tido en  tristeza,  y  la  pretensión  de  matar  al  Rey  de  la  gloria 
te  ha  acarreado  a  ti  mismo  la  muerte.  Y,  puesto  que  te  he 
recibido  con  el  encargo  de  sujetarte  fuertemente,  vas  a  apren- 
der por  propia  experiencia  cuántos  males  soy  capaz  de  infli- 
girte. ¡Oh  jefe  de  los  diablos,  principio  de  la  muerte,  raíz  del 
pecado,  fin  de  toda  maldad!,  ¿qué  habías  encontrado  de  malo 
en  Jesús  para  buscar  su  perdición?  ¿Cómo  tuviste  valor  para 
perpetrar  un  crimen  tan  grande?  ¿Por  qué  se  te  ocurrió  hacer 
bajar  a  estas  tinieblas  a  un  varón  como  éste,  por  quien  te  has 
visto  despojado  de  todos  los  que  habían  muerto  desde  el  prin- 
cipio? 

VIII  (XXIV) 

i.  Mientras  así  apostrofaba  el  Infierno  a  Satanás,  exten- 
dió su  diestra  el  Rey  de  la  gloria  y  con  ella  tomó  y  levantó  al 
primer  padre  Adán.  Después  se  volvió  hacia  los  demás  y  les 


κατελείφθη,  άλλά  πάντα  όσα  έκέρδησας  δια  του  ξύλου  της  γνώσεως, 
δια  του  σταυροΰ  πάντα  άπώλεσας·  και  πασά  σου  ή  χαρά  μετηνέχθη 
εις  λύπην  και  τόν  βασιλέα  της  δόξης  θέλων  θανατώσαι,  σεαυτόν  έθα- 
νάτωσας.  ΈπεΊ  χάρ  παρέλαβόν  σε  ώστε  κατέχειν  άσφαλώς,  εν  πείρα 
μαθήση  όσα  κακά  πρός  σέ  διαπράξομαι.  ΤΩ  άρχιδιάβολε,  ή  του  θανάτου 
άρχή,  ή  ρίζα  της  άμαρτίας,  τό  τέλος  κακοΰ.  Τί  κακόν  εύρων  εις  τόν 
Ίησοΰν  έγύρευσας  την  άπώλειαν  αύτοϋ;  Πώς  έτόλμησας  τοσούτον  κα- 
κόν ποιήσαι;  Πώς  τοιούτον  άνθρωπον  έν  τω  σκότει  τούτω  καταχαγεΐν 
έμελέτησας,  δι'ού  πάντας  τους  άπ'αϊώνος  θανόντας  έστερήθης; 

VIII  (XXIV) 

ι.  Οϋτω  τοΰ  "Αδου  διαλεχομένου  τω  Σατανά  ήπλωσεν  ό  βασι- 
λεύς της  δόξης  την  δεξιάν  αύτοΰ  χείρα  και  έκράτησε  και  ήγειρε  τόν  προ- 
πάτορα  Αδάμ  9.  Είτα  στραφείς  και  προς  τους  λοιπούς  εφη·  Δεύρο  μετ' 

9  Esta  escena  ha  dejado  profundas  huellas  en  la  iconografía.  Ya  una  co- 
lumna del  ciborwm  de  San  Marcos  de  Venecia,  perteneciente  al  siglo  VI,  pre- 
senta a  Cristo  tomando  de  la  mano  a  Adán  y  pisoteando  a  Satanás.  Al  lado  se 
puede  leer  esta  inscripción:  Expoliatio  i[n]feri. 

Semejantes  representaciones  pueden  encontrarse  posteriormente  en  los 
mosaicos  del  papa  Juan  VI  (s.VIII)  en  San  Pedro  de  Roma;  en  los  de  la  ca- 
pilla de  San  Zenón  (s.IX),  de  la  iglesia  de  Santa  Práxedes,  y  en  los  de  la  iglesia 
de  San  Clemente  (algo  posteriores"),  también  en  la  Ciudad  Eterna.  Cf.  H.  Le- 
clercq:  DACHEL  t.i  col.2576. 


480 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


dijo:  Venid  aquí  conmigo  todos  los  que  fuisteis  heridos  de 
muerte  por  el  madero  que  éste  tocó,  pues  he  aquí  que  yo  os 
resucito  a  todos  por  el  madero  de  la  cruz.  Y  con  esto  sacó  a 
todos  fuera.  Y  el  primer  padre-  Adán  apareció  rebosante  de 
gozo  y  decía:  Agradezco,  Señor,  a  tu  magnanimidad  el  que  me 
hayas  sacado  de  lo  más  profundo  del  Infierno.  Y  asimismo 
todos  los  profetas  y  santos  dijeron:  Te  damos  gracias,  ¡oh 
Cristo  Salvador  del  mundo!,  porque  has  sacado  nuestra  vida 
de  la  corrupción. 

2.  Después  que  ellos  hubieron  hablado  así,  bendijo  el 
Salvador  a  Adán  en  la  frente  con  la  señal  de  la  cruz.  Luego 
hizo  lo  mismo  con  los  patriarcas,  profetas,  mártires  y  proge- 
nitores. Y  a  continuación  les  tomó  a  todos  y  dió  un  salto  desde 
el  Infierno.  Y  mientras  El  caminaba,  le  seguían  los  santos  pa- 
dres cantando  y  diciendo:  Bendito  el  que  viene  en  el  nombre 
del  Señor.  Aleluya.  Para  El  sea  la  alabanza  de  todos  los  santos. 

IX  (XXV) 

Iba,  pues,  camino  del  paraíso  teniendo  asido  de  la  mano  al 
primer  padre,  a  Adán.  [Y  al  llegar]  hizo  entrega  de  él,  así 
como  también  de  los  demás  justos,  al  arcángel  Miguel.  Y,  cuan- 
do entraron  por  la  puerta  del  paraíso,  les  salieron  al  paso  dos 


έμοΰ  πάντες  όσοι  διά  τοΰ  ξύλου  οΟ  ήψατο  ούτος  έθανατώθητε·  πάλιν 
γάρ  ύμας  διά  ξύλου  τοΰ  σταυρού  πάντας  έγώ  ιδού  άνιστών.  Προς  ταύτα 
έξέβαλεν  απαντάς  έξω,  και  ό  προπάτωρ  Αδάμ  Θυμηδίας  εμπλεως  όφ- 
θείς-  Εύχαριστώ  τη  μεγαλοσύνη  σου,  Κύριε,  έλεγεν,  ότι  άνήγαγές  με  έξ 
"Αδου  κατωτάτου.  Ούτω  δέ  και  πάντες  οί  προφήται  και  oi  άγιοι  είπον 
Εύχαριστοΰμέν  σοι,  Χριστέ,  σωτήρ  τοΰ  κόσμου,  ότι  άνήγαγες  έκ  της 
φθοράς  την  ζωήν  ημών. 

2.  Και  ταΰτα  είπόντων  εύλογήσας  ό  Σωτήρ  τον  Αδάμ  κατά  τό 
μέτωπον  έν  τω  σημείω  τοΰ  σταυροΰ·  τοΰτο  δέ  ποιήσας  και  πρός  τούς 
πατριάρχας  και  προφήτας  και  μάρτυρας  και  προπάτορας,  και  τούτους 
λαβών  έκ  τοΰ  άδου  άνέθορε.  Πορευομένου  δέ  αύτοΰ  έψαλλον  οί  άγιοι 
πατέρες  άκολουθοΰντες  αύτώ  λέγοντες·  Εύλογη  μένος  ό  έρχόμενος  έν  ονό- 
ματι Κυρίου·  άλληλούϊα·  αύτώ  ή  δόξα  τών  άγίων  πάντων. 

IX  (XXV) 

Πορευόμενος  οΰν  εις  τον  παράδεισον  κρατών  καΐ  τον  προπάτορα 
Αδάμ  άπό  της  χειρός  παραδέδωκε  τούτον  τω  άρχαγγέλω  Μιχαήλ  καΊ 
πάντας  τούς  δικαίους.  Εισερχομένων  ουν  αύτών  τήν  θύραν  τοΰ  παρα- 
δείσου, συνήντησαν  αύτοΐς  δύο  πρεσβύται  άνθρωποι,  πρός  ούς  οϊ  άγιοι 


ACTAS  DE  PILATO 


«81 


ancianos,  a  los  que  los  santos  padres  preguntaron:  ¿Quiénes 
sois  vosotros,  que  no  habéis  visto  la  muerte  ni  habéis  bajado 
al  infierno,  sino  que  vivís  en  cuerpo  y  alma  en  el  paraíso?  Uno 
de  ellos  respondió  y  dijo:  Yo  soy  Henoc,  el  que  agradó  al 
Señor  y  a  quien  El  trasladó  aquí;  éste  es  Elias  el  Tesbita; 
ambos  vamos  a  seguir  viviendo  hasta  la  consumación  de  los 
siglos;  entonces  seremos  enviados  por  Dios  para  hacer  frente 
al  Anticristo,  y  ser  muertos  por  él,  y  resucitar  a  los  tres  días, 
y  ser  arrebatados  en  las  nubes  al  encuentro  del  Señor. 

Χ  (XXVI) 

Mientras  éstos  se  expresaban  así,  vino  otro  hombre  de  apa- 
riencia humilde,  que  llevaba  además  sobre  sus  hombros  una 
cruz.  Dijéronle  los  santos  padres:  ¿Quién  eres  tú,  que  tienes 
aspecto  de  ladrón,  y  qué  es  esa  cruz  que  llevas  sobre  tus  hom- 
bros? El  respondió:  Yo,  según  decís,  era  ladrón  y  salteador 
en  el  mundo,  y  por  eso  me  detuvieron  los  judíos  y  me  entre- 
garon a  la  muerte  de  cruz  juntamente  con  Nuestro  Señor  Je- 
sucristo. Y  mientras  estaba  El  pendiente  de  la  cruz,  al  ver  los 
prodigios  que  se  realizaban,  creí  en  El  y  le  rogué,  diciendo: 
Señor,  cuando  reinares,  no  te  olvides  de  mí.  Y  El  me  dijo  en 


-πατέρες  είπον  Τίνες  έστέ  ύμεΐς,  ο'ίτινες  θάνατον  ούκ  εϊδετε  και  έν  τώ 
a5rj  ού  κατήλθετε,  άλλ'  έν  τοις  σώμασι  και  ταΐς  ψυχαΐς  οικείτε  εις  τον 
τταράδεισον;  Εις  έξ  αυτών  αποκριθείς  είπεν  Έγώ  ειμί  Ένώχ  ό  εύαρεσ- 
τήσας  Θεώ  και  ώδε  μετατεθείς  παρ'αύτοΰ,  και  οΟτός  εστίν  Ηλίας  ό 
Θεσβίτης,  οΐ  και  μέλλομεν  ζήσαι  μέχρι  της  συντέλειας  του  αιώνος-  τότε 
δέ  μέλλομεν  άποσταλήναι  τταρά  Θεοΰ  έττί  τώ  άντιστήναι  τώ  Αντίχρισ- 
τα; και  άποκτανθήναι  τταρ'  αύτοΰ,  και  μετά  τρεις  ημέρας  άναστήναι  και 
έν  νεφέλαις  άρπαγηναι  προς  την  του  Κυρίου  ύττάντησιν. 

.    .  Χ  (XXVI) 

Ταΰτα  τούτων  λεγόντων  ήλθεν  έτερος  ταπεινός  άνθρωπος  βαστάζων 
επί  τών  ώμων  αύτοΰ  και  σταυρόν  προς  όν  εφησαν  οί  άγιοι  πατέρες·  Τίς 
εϊ  σύ  ό  θεωρίαν  έχων  ληστού,  και  τίς  όν  επιφέρεις  επί  τών  ώμων  σταυ- 
ρόν; Άπεκρίθη  ούτος-  Έγώ  καθώς  ύμεΐς  φατέ  ληστής  ήν  και  κλέπτης 
έν  τώ  κόσμω,  και  διά  ταύτα  κρατήσαντές  με  οί  Ιουδαίοι  σταυρού  θα- 
νάτω  παραδεδώκασιν  άμα  τώ  Κυρίω  ημών  Ιησού  Χριστώ.  Έπί  σταυ- 
ρού τοίνυν  κρεμαμένου  αύτοΰ,  ίδών  τά  γενόμενα  σημεία  έπίστευσα  εις 
αύτόν.  Και  παρεκάλεσα  αύτόν  και  είπον  Κύριε,  ότε  βασιλεύσεις,  μή  μου 
έπιλάθη.  Και  εύθύς  είπέν  μοι  ότι-  Αμήν  άμήν  σήμερον,  λέγω  σοι,  μετ' 
εμού  εση  έν  τώ  παραδείσω.  Βαστάζων  ούν  τόν  σταυρόν  μου  ήλθον  εις 


Εϊ:  apócrifos 


16 


482 


U'ÓCRIIOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


seguida:  De  verdad,  de  verdad  te  digo,  hoy  estarás  conmigo 
en  el  paraíso.  He  venido,  pues,  con  mi  cruz  a  cuestas  hasta  el 
paraíso,  y,  encontrando  al  arcángel  Miguel,  le  he  dicho:  Nues- 
tro Señor  Jesús,  el  que  fué  crucificado,  me  ha  enviado  aquí; 
llévame,  pues,  a  la  puerta  del  Edén.  Y,  cuando  la  espada  de 
fuego  vió  la  señal  de  la  cruz,  me  abrió  y  entré.  Después  me 
dijo  el  arcángel:  Espera  un  momento,  pues  viene  también  el 
primer  padre  de  la  raza  humana,  Adán,  en  compañía  de  los 
justos,  para  que  entren  también  ellos  dentro.  Y  ahora,  al 
veros  a  vosotros,  he  salido  a  vuestro  encuentro. 

Cuando  esto  oyeron  los  santos,  clamaron  con  gran  voz  de 
esta  manera:  Grande  es  el  Señor  nuestro  y  grande  es  su  poder. 

XI  (XXVII) 

Todo  esto  vimos  y  oímos  nosotros,  los  dos  hermanos  geme- 
los, quienes  fuimos  asimismo  enviados  por  el  arcángel  Miguel 
y  designados  para  predicar  la  resurrección  del  Señor  antes  de 
marchar  al  Jordán  y  ser  bautizados.  Allí  nos  fuimos  y  hemos 
sido  bautizados  juntamente  con  otros  difuntos  también  resu- 


τόν  παράδεισον,  και  εύρων  τόν  άρχάγγελον  Μιχαήλ  είττον  αύτώ·  Ό 
Κύριος  ήμών  Ιησούς  ό  εσταυρωμένος  ώδέ  με  άπέστειλεν  άγαγόν  με  τοί- 
νυν  έν  τη  πύλη  της  Εδέμ.  ΚαΊ  ΐδοΰσα  ή  φλογίνη  ρομφαία  τό  σημεϊον 
τοΰ  σταυρού  ήνοιξέ  μοι  και  εϊσήλΟον.  Είτά  φησι  πρός  έμέ  ó  αρχάγγε- 
λος· Περίμεινον  μικρόν,  ότι  έρχεται  και  ό  προπάτωρ  τοΰ  γένους  τών 
ανθρώπων  Αδάμ  μετά  δικαίων,  ίνα  εϊσέλθωσι  και  αυτοί  εντός.  Και  νΰν 
ίδών  ΰμάς  ήλθον  εις  όπάντησιν  ΰμών  1  0. 

Ταΰτα  άκούσαντες  οί  άγιοι  έβόησαν  μεγάλη  φωντ)  ττάντες·  Μέγας  ό 
Κύριος  ήμών,  και  μεγάλη  ή  ισχύς  αύτοΰ. 

XI  (XXVII) 

Ταΰτα  πάντα  εϊδομεν  και  ήκούσαμεν  ήμεΐς  οί  δύο  αύτάδελφοι,  ο'ί  και 
απεστάλη  μεν  παρά  Μιχαήλ  τοΰ  αρχαγγέλου  και  έτάχθημεν  κηρΰξαι 
τήν  του  Κυρίου  άνάστασιν,  πρότερον  δέ  άπελθεΐν  έν  τω  Ιορδάνη  και 
βαπτισθήναι.  "Οπου  και  άπελθόντες  έβαπτίσθημεν  μετά  και  άλλων  άνασ- 
τάντων  νεκρών  είτα  και  είς  Ιεροσόλυμα  ήλθομεν  και  έτελέσαμεν  τό  πάσχα 

1 0  Es  interesante  al  ñnal  recoger  el  sentir  de  San  Agustín  acerca  de  este 
episodio  de  la  liberación  de  Adán:  «Et  de  illo  quidem  primo  nomine,  patre 
gencris  humani,  quod  eum  ibidem  solverit,  ecclesia  fere  tota  consensit;  quod 
eam  non  inaniter  credidisse  credendum  est,  undecumque  hoc  traditum  sit, 
ctiamsi  canonicarum  scripturarum  non  proferatur  auctoritas»  (Ep.  ad  Evo- 
dium:  PL  33,711).  Realmente  este  criterio  es  aplicable  a  muchos  otros  epi- 
sodios que  la  tradición  cristiana  vertió  en  los  escritos  apócrifos. 


ACTAS  DE  PILATO 


4S3 


citados;  después  vinimos  a  Jerusalén  y  celebramos  la  Pascua 
de  la  resurrección.  Mas  ahora,  en  la  imposibilidad  de  permane- 
cer aquí,  nos  vamos.  Que  la  caridad,  pues,  de  Dios  Padre  y  la 
gracia  de  Nuestro  Señor  Jesucristo  y  la  comunicación  del  Espí- 
ritu Santo  sea  con  todos  vosotros». 

Y,  una  vez  escrito  esto  y  cerrados  los  libros,  dieron  la  mi- 
tad a  los  pontífices  y  la  otra  mitad  a  José  y  a  Nicodemo.  Ellos, 
por  su  parte,  desaparecieron  al  momento  para  gloria  de  Nues- 
tro Señor  Jesucristo.  Amén. 

Descendimiento  de  Cristo  a  los  infiernos 
(red.  latina  B) 

I  (XVII) 

i.  Entonces  los  maestros  Addas,  Finees  y  Egias,  tres  va- 
rones que  habían  venido  de  Galilea  para  testificar  que  habían 
visto  a  Jesús  ser  arrebatado  al  cielo,  se  levantaron  en  medio  de 
la  multitud  de  jefes  de  los  judíos  y  dijeron  en  presencia  de  los 
sacerdotes  y  levitas  reunidos  en  consejo:  «Señores,  cuando  íba- 
mos nosotros  desde  Galilea  al  Jordán,  nos  salió  al  encuentro 
una  gran  muchedumbre  de  hombres  vestidos  de  blanco  que 
habían  muerto  hacía  algún  tiempo.  Entre  ellos  reconocimos  a 
Karino  y  a  Leucio;  y  cuando  ellos  se  hubieron  acercado  a  nos- 


τής  αναστάσεως.  Νΰν  δέ  μή  δυνάμενοι  ενταύθα  διάγειν  άττερχόμεθα.  Και 
ή  άγάττη  τού  θεού  και  Πατρός  και  ή  χάρις  τού  Κυρίου  ημών  ΊησοΟ 
Χρίστου  και  ή  κοινωνία  τοΰ  Αγίου  Πνεύματος  εϊη  μετά  ττάντων  υμών». 

Ταύτα  γράψαντες  και  άσφαλισάμενοι  τά  βιβλία,  έδωκαν  τά  ήμίση 
τοις  άρχιερεύσιν  καί  τά  ήμίση  τώ  Ιωσήφ  και  τω  Νικοδήμω·  καϊ  αύτοΐ 
τταραυτίκα  έγένοντο  άφαντοι,  εις  δόξαν  τού  Κυρίου  ημών  Ιησού  Χρισ- 
τού. Αμήν. 

I  (XVII) 

ι.  Tune  rabbi  Addas  et  rabbi  Finees  et  rabbi  Egias,  viri  tres 
qui  venerant  de  Galilaea  testificantes  vidisse  se  Iesum  assumptum 
in  caelum,  surrexerunt  in  medio  multitudinis  principum  Iudaeorum 
et  dixerunt  coram  sacerdotibus  et  levitis  convocatis  ad  concilium: 
"Domini,  venientibus  nobis  de  Galilaea  in  Iordanem  obviam  facti 
sunt  magna  multitudo  hominum  abbatorum  qui  olim  fuerant  defunc- 
ti.  Inter  quos  Karinum  et  Leucium  vidimus  simul  cuín  eis  adesse: 
et  appropinquantes  ad  nos  osculantesque  ad  invicem,  quia  cari  nostri 


4S4 


APÓCRIFOS  Γ>Γ.  LA  PASIÓN"  Y  RESURRECCIÓN 


otros  y  nos  dimos  un  ósculo  mutuo,  pues  habían  sido  amigos 
nuestros,  les  preguntamos:  Decidnos,  hermanos  y  amigos,  ¿qué 
son  esta  alma  y  este  cuerpo,  y  quiénes  son  esos  con  quienes 
vais  de  camino,  y  cómo  vivís  en  el  cuerpo,  siendo  así  que  mo- 
risteis hace  tiempo?» 

2.  Ellos  respondieron  de  esta  manera:  «Hemos  resucitado 
con  Cristo  desde  los  infiernos  y  El  nos  ha  sacado  de  entre  los 
muertos.  Y  sabed  que  han  quedado  desde  ahora  destruidas  las 
puertas  de  la  muerte  y  de  las  tinieblas,  y  las  almas  de  los  santos 
han  sido  sacadas  de  allí  y  han  subido  al  cielo  con  Cristo  Nues- 
tro Señor.  Ε  incluso  a  nosotros  nos  ha  mandado  el  Señor  en 
persona  que  durante  cierto  tiempo  merodeemos  por  las  riberas 
del  Jordán  y  por  los  montes,  sin  que,  no  obstante,  nos  dejemos 
ver  de  todos  ni  hablemos  con  todos,  sino  sólo  con  aquellos  a 
quienes  a  El  pluguiere.  Ahora  mismo  no  nos  hubiera  sido  po- 
sible ni  hablar  ni  dejarnos  ver  de  vosotros  si  no  nos  hubiera 
sido  permitido  por  el  Espíritu  Santo». 

3.  Ante  estas  palabras,  la  multitud  entera  que  asistía  al 
consejo  quedó  sobrecogida,  presa  de  temor  y  de  temblor,  y 
decían:  «¿Será  verdad  por  ventura  lo  que  estos  galileos  testi- 
fican?» Entonces  Anás  y  Caifás  se  dirigieron  al  consejo  en  estos 
términos:  «En  seguida  se  descubrirá  lo  relacionado  con  todas 
estas  cosas  de  que  ésos  han  dado  testimonio  antes  y  después: 
si  se  comprueba  ser  cierto  que  Karino  y  Leucio  permanecen 


fuerunt  amici,  interrogavimus  eos:  Dicite  nobis,  amici  et  fratres, 
quae  est  haec  anima  et  caro  ?  et  qui  sunt  isti  cum  quibus  pergitis  ? 
et  quomodo  corporaliter  manetis  qui  olim  defuncti  fuist'.s?» 

2.  Qui  respondentes  dixerunt:  «Resurreximus  cum  Christo  ab 
inferís,  et  ipse  resuscitavit  nos  a  mortuis.  Et  ex  hoc  sciatis  quod 
destructae  sunt  portae  mortis  et  tenebrarum,  et  animae  sanctorum 
inde  sunt  exemptae  et  in  caelum  conscenderunt  cum  Christo  Do- 
mino 1.  Nam  et  nobis  ab  ipso  Domino  praeceptum  est  ut  tempore 
praefinito  deambulemus  ripas  Iordanis  et  montes;  tamen  non  óm- 
nibus apparentes  ñeque  cum  ómnibus  loquentes  nisi  quibus  ei  pla- 
cuerit.  Et  modo  ñeque  loqui  ñeque  apparere  vobis  potuissemus 
nisi  a  Spiritu  Sancto  nobis  permissum  fuisset». 

3.  Audientes  autem  haec  omnis  multitudo  quae  aderat  in  con- 
cilio, timore  perterriti  ac  tremore  mirabantur  si  haec  veraciter  facta 
fuissent  quae  isti  Galilaei  testificantur.  Tune  Caiphas  et  Annas 
dixerunt  concilio:  «Modo  apparere  habet  per  omnia  quae  isti  testi- 


1  C  añade:  «per  Iesum  Christum  Dominum,  qui  expoliavit  infernum  et 
eius  principem  religavit». 


ACTAS  DE  PILATO 


485 


vivos  unidos  a  sus  cuerpos,  y  si  nos  es  dado  contemplarlos 
con  nuestros  propios  ojos,  entonces  es  que  es  verdad  lo  que 
estos  testifican  en  todos  sus  detalles,  y,  cuando  los  encontremos, 
ellos  nos  informarán  con  certeza  de  todo.  Pero,  si  no,  sabed 
que  todo  es  pura  farsa». 

4.  Entonces  se  pusieron  en  seguida  a  deliberar,  y  convi- 
nieron en  elegir  unos  cuantos  varones  idóneos  y  temerosos  de 
Dios,  que  conocían  además  cuándo  habían  muerto  y  la  se- 
pultura en  que  habían  sido  puestos,  para  que  hicieran  dili- 
gentes pesquisas  y  comprobaran  si  era  en  verdad  tal  como 
habían  oído.  Así,  pues,  fueron  allí  quince  varones  que  habían 
presenciado  su  muerte,  y  habían  estado  con  su  propio  pie  en 
el  lugar  de  su  sepultura,  y  habían  visto  sus  sepulcros.  Llegaron, 
pues,  y  encontraron  éstos  abiertos,  así  como  también  otros 
muchos,  sin  que  pudieran  ver  señales  de  sus  huesos  o  de  sus 
cenizas.  Y,  tornando  con  gran  prisa,  refirieron  lo  que  habían 
visto. 

5.  Entonces  la  sinagoga  entera  se  turbó,  presa  de  terrible 
angustia,  y  se  dijeron  entre  sí:  «¿Qué  vamos  a  hacer?»  Anás  y 
Caitas  dijeron:  «Enviemos  al  lugar  donde  hemos  oído  que  están 
una  comisión  formada  por  los  personajes  más  nobles  en  plan 
de  súplica  y  de  ruego;  quizá  se  dignen  venir  hacia  nosotros». 
Les  enviaron,  pues,  a  Nicodemo,  a  José  y  a  los  tres  maestros 
galileos  que  los  habían  visto,  con  la  petición  de  que  tuvieran 


ficati  sunt,  prius  et  posterius:  si  hoc  verum  fuerit  compertum, 
quod  Karinus  ct  Leucius  vivi  permaneant  in  corpore,  et  si  nos  eos 
oculis  nostris  contemplar!  poterimus,  tune  per  omnia  verum  est 
quod  isti  testificantur:  invenientes  vero,  illi  nos  certos  de  ómnibus 
facient.  Sin  autem  minime,  sciatis  quia  omnia  mentita  sunt». 

4.  Tune  súbito  orto  consilio  placuit  eis  eligere  viros  idóneos 
Deum  timentes,  et  qui  noverant  quando  illi  defuncti  sunt  et  sepul- 
turam  ubi  sepulti  sunt,  ut  diligenter  inquirerent  et  viderent  si  ita 
est  sicut  audicrant.  Perrexerunt  itaque  ibidem  viri  numero  quinde- 
cim,  qui  per  omnia  in  dormitione  eorum  aderant  et  pedibus  suis 
steterant  ubi  sepulti  sunt  et  monumenta  eorum  perspicuerant.  Qui 
venientes  invenerunt  monumenta  eorum  aperta  et  alia  quam  pluri- 
ma,  et  nec  signum  ex  ossibus  aut  ex  pulvere  eorum  invenerunt. 
Et  sub  omni  festinatione  revertentes  retulerunt  quae  viderant. 

5.  Tune  mocrore  nimio  conturbata  est  omnis  synagoga  eorum, 
ct  dixerunt  ad  invicem:  «Quid  faciemus?»  Armas  et  Caiphas  dixe- 
runt :  «Dingamus  ubi  audivimus  eos  esse,  mittamusque  ad  eos  viros 
de  nobilionbus,  rogantes  eos  et  deprecantes:  forsitan  dignabuntur 
ven  iré  ad  nos».  Tune  direxerunt  ad  eos  Nicodemum  et  Ioseph  et 


486 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN"  Y  RESURRECCIÓN 


a  bien  venir  hacia  ellos.  Se  pusieron,  pues,  en  marcha  y  andu- 
vieron por  todos  los  alrededores  del  Jordán  y  de  los  montes. 
Pero,  no  habiéndolos  encontrado,  se  volvían  ya  de  camino. 

6.  Cuando,  de  pronto,  se  divisó  una  gran  muchedumbre, 
como  de  unos  doce  mil  hombres,  que  habían  resucitado  con  el 
Señor  y  bajaban  del  monte  Amalech.  Ellos  reconocieron  allí 
a  muchísimos,  pero  no  fueron  capaces  de  dirigirles  una  sola 
palabra,  cohibidos  como  estaban  por  el  miedo  y  la  visión  del 
ángel,  contentándose  con  verles  a  lo  lejos  y  oírles  cómo  mar- 
chaban cantando  himnos  y  diciendo:  «Ha  resucitado  el  Señor 
de  entre  los  muertos,  como  había  dicho;  alegrémonos  y  rego- 
cijémonos todos,  porque  El  reina  eternamente».  Entonces  los 
comisionados  quedaron  mudos  de  admiración  y  recibieron  de 
ellos  el  consejo  de  buscar  a  Karino  y  a  Leucio  en  sus  propias 
casas. 

7.  Se  levantaron,  pues,  y  se  fueron  a  sus  casas,  donde  los 
encontraron  entregados  a  la  oración.  Y,  entrando  hasta  el  sitio 
donde  estaban,  cayeron  con  sus  rostros  en  tierra;  y,  luego  que 
les  saludaron,  se  levantaron  y  dijeron:  «Amigos  de  Dios,  al  oír 
que  habíais  resucitado  de  entre  los  muertos,  la  asamblea  entera 
de  los  judíos  nos  ha  enviado  a  vosotros  para  rogaros  encareci- 
damente que  vayáis  hasta  ellos,  de  manera  que  podamos  todos 


tres  viros  rabbites  galilaeos  qui  eos  viderant,  rogantes  ut  dignaren- 
tur  venire  ad  eos.  Qui  pergenies  ambulaverunt  circa  omnem  regio- 
nem  Iordanis  et  montium,  et  non  invenientes  eos  revertebantur. 

6.  Et  ecce  súbito  ex  monte  Amalech  2  apparuit  descendentium 
plurima  multitudo,  quasi  duodecim  millia  virorum,  qui  cum  Do- 
mino surrexerunt.  Qui  recognoscentes  ibidem  plurimos  non  potue- 
runt  eis  quicquam  loqui  prae  pavore  et  visione  angélica,  steterunt- 
que  procul  intuentes  et  audientes  eos,  quomodo  gradiebantur  psal- 
lentes  atque  dicentes:  «Resurrexit  Dominus  a  mortuis  sicut  dixerat, 
exsultemus  et  laetemur  omnes  quoniam  ipse  regnat  in  aeternum». 
Tune  admirantes  qui  missi  fuerant  prae  pavore  ceciderunt  in  terram, 
et  receperunt  respensum  ab  ipsis  ut  Karinum  ct  Leucium  i  η  domos 
suas  perquirerent. 

7.  Qui  exsurgentes  perrexerunt  ad  domos  eorum,  et  invenerunt 
eos  orationi  vacare.  Et  inti  antes  ad  eos  proni  corruerunt  in  terram 
saturantes  eos,  et  erecti  dixerunt:  «Amio  Dei,  omnis  multitudo 
Iudaeorum  nos  direxerunt  ad  vos,  audientes  quod  surrexistis  a  mor- 
tuis, rogantes  et  obsecrantes  vos  ut  veniatis  ad  eos,  ut  sciamus  omnes 
magnalia  Dei  quae  facta  sunt  circa  nos  temporibus  nostris».  Qui 

-  Es  el  monte  Máthitch  del  texto  griego;  el  códice  Β  lo  denomina  Males 
y  Maleth. 


ACTAS  DE  P1LATO 


487 


conocer  las  maravillas  divinas  que  han  tenido  lugar  a  nuestro 
alrededor  en  nuestros  tiempos».  Ellos  entonces  se  levantaron 
al  momento,  movidos  por  inspiración  divina,  y  vinieron  en  su 
compañía  y  entraron  en  la  sinagoga.  Y  la  asamblea  de  los  judíos, 
juntamente  con  los  sacerdotes,  pusieron  en  sus  manos  los  libros 
de  la  ley  y  les  conjuraron  por  Dios  Heloi  y  Dios  Adonai  y 
por  la  ley  y  los  profetas  de  esta  manera:«  Decidnos  cómo  habéis 
resucitado  de  entre  los  muertos  y  qué  son  estas  maravillas  que 
han  tenido  lugar  en  nuestros  tiempos,  tales  como  nunca  he- 
mos oído  decir  que  hayan  sucedido  en  ningún  otro  tiempo. 
Pues  habéis  de  saber  que  nuestros  huesos  se  han  quedado  se- 
cos y  entumecidos  por  el  miedo  y  que  la  tierra  se  mueve  a 
nuestros  pies,  por  haber  puesto  de  acuerdo  todos  nuestros  pe- 
chos para  derramar  sangre  justa  y  santa». 

8.  Entonces  Karino  y  Leucio  les  hicieron  señas  con  las 
manos  para  que  les  dieran  un  rollo  de  papel  y  tinta.  Y  lo  hicie- 
ron así  porque  el  Espíritu  Santo  no  les  permitió  hablar  con 
ellos.  Estos  les  dieron  el  papel  a  cada  uno  y  les  separaron  entre 
sí  en  distintos  compartimientos.  Y  ellos  entonces,  después  de 
hacer  con  sus  dedos  la  señal  de  la  cruz,  empezaron  a  escribir 
cada  uno  su  propio  rollo.  Y,  cuando  hubieron  terminado,  ex- 


statim  nutu  Dei  consurgentes  venerunt  cum  ipsis,  et  intraverunt 
synagogam  eorum.  Tune  multitudo  Iudaeorum  cum  sacerdotibus 
libros  legis  posuerunt  in  manibus  eorum,  adiuraveruntque  eos  per 
Dcum  Heloi  ?  et  Deum  Adonai  et  per  legem  et  prophetas  dicentes: 
«Dicite  nobis  quomodo  surrexistis  a  mortuis,  et  quae  sunt  haec  mira- 
bilia  quae  facta  sunt  temporibus  nostris,  qualia  nunquam  audivimus 
aliquando  facta4:  quia  iam  prac  pavore  obstupuerunt  omnia  ossa 
nostra  ct  aruerunt  et  térra  commovet  se  sub  pedibus  nostris;  adiun- 
ximus  enim  omnia  pectora  nostra  ut  effunderemus  sanguinem  ius- 
tum  et  sancíum». 

8.  Tune  Karinus  et  Lcucius  annuerunt  eis  manibus  ut  darent 
eis  tomum  chartae  et  atramentum.  Hoc  autem  fecerunt  quia  non 
permisit  eos  Spiritus  Sanctus  loqui  cum  illis.  Qui  dantes  eis  singulas 
chartas  sequestraverunt  seorsum  unum  ab  alio  singulis  celluüs.  At 
illi  digitis  suis  signaculum  crucis  Christi  facientes,  in  singulis  coepe- 


3  El  códice  A:  Eloy;  B:  O/o.v. 

4  Según  C:  «...  venerunt  in  synagogam  cum  ipsis.  Cum  ergo  vidissent 
eos  principes  sacerdotum,  nimium  conturbad  [sunt],  et  tremor  apprehendit 
eos.  Demum  Anna  et  Caiphas  aeceperunt  libros  legis  Dei  et  posuerunt  in 
manibus  eorum  et  adiuraverunt  eos  dicentes:  Per  Deum  Heloi  et  Deum 
Adonai,  per  legem  et  prophetas  coniuramus  [vos]  ut  dicatis  nobis  quomodo 
surrexistis  a  mortuis». 


488 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


clamaron  a  una  voz  desde  sus  propios  compartimientos:  «Amén>>. 
Luego  se  levantó  Karino  y  dio  su  papel  a  Anás,  mientras  que 
Leucio  hizo  lo  mismo  con  Caifás.  Y,  después  de  despedirse 
mutuamente,  salieron  y  se  volvieron  a  sus  sepulcros. 

9.  Entonces  Anás  y  Caifás  abrieron  un  volumen  y  empe- 
zó cada  uno  a  leer  en  secreto.  Pero,  llevándolo  a  mal  todo  el 
pueblo,  exclamaron  todos  a  una:  «Leednos  estos  escritos  en 
alta  voz,  y,  después  de  que  hayan  sido  leídos,  nosotros  los 
conservaremos,  no  sea  quizá  que  la  verdad  divina  sea  adulte- 
rada por  individuos  inmundos  y  falaces,  llevados  de  su  obce- 
cación». Entonces  Anás  y  Caifás,  llenos  de  temblor,  entregaron 
el  volumen  de  papel  al  maestro  Adas,  al  maestro  Finees  y  al 
maestro  Egias,  que  habían  venido  de  Galilea  con  la  noticia  de 
que  Jesús  había  sido  asumido  al  cielo;  y  todo  el  pueblo  se  fió  de 
ellos  para  que  leyeran  este  escrito.  Y  leyeron  el  papel,  que 
contenía  lo  siguiente: 


runt  scribere  tomis  5 :  et  postquam  compleverunt,  quasi  ex  uno  ore 
a  singulis  cellulis  exclamaverunt:  Amen.  Exsurgentes  vero,  Karinus 
dedit  chartam  suam  Annae  et  Leucius  Caiphae,  et  salutantes  invi- 
cem  exierunt  et  reversi  sunt  ad  sepulcra  sua. 

9.  Tune  Annas  et  Caiphas  aperientes  tomum  chartae  coepe- 
runt  singuli  secreto  legere.  Sed  omnis  populus  graviter  accipiens, 
ita  ab  ómnibus  proclamatum  est :  «Palam  haec  scripta  nobis  perlegite; 
et  postquam  perlecta  fuerint,  nos  ea  conservabimus,  ne  forte  veritas 
Dei  haec  ab  immundis  et  fallacibus  vertatur  obeaecatione  in  fal- 
sitatem».  Dehinc  tremore  confecti  Annas  et  Caiphas  tradiderunt 
tomum  chartae  rabbi  Addae  et  rabbi  Finees  et  rabbi  Egiae,  qui 
venerant  a  Galilaea  et  annuntiaverant  Iesum  assumprum  in  caelum : 
illis  credidit  omnis  multitudo  Iudaeorum  ut  hanc  scripturam  lege- 
rent.  Et  legerunt  chartam  continentem  haec : 

5  Según  C:  «Qui  antequam  incepissent  scribere,  levaverunt  ambo  ma- 
nus  dextras  et  fecerunt  signaculum  crucis,  et  tune  coeperunt  scribere  in  sin- 
gulis tomis.  Finitis  vero  scripturis  clamaverunl  a  singulis  cellulis:  Amen». 
Es  interesante  el  detalle  de  que  hicieron  la  señal  de  la  cruz;  este  testimonio 
constituye  un  buen  argumento  en  favor  de  la  antigüedad  de  esta  práctica  de 
devoción  tan  común  entre  los  cristianos. 


ACTAS  DE  PILATO 


489 


II  (XVIII) 

1.  «¡Oh  Señor  Jesucristo!,  permíteme  a  mí,  Karino,  que 
exponga  las  maravillas  que  obraste  en  los  infiernos.  Mientras 
nos  encontrábamos  nosotros  detenidos  en  los  infiernos,  su- 
midos en  las  tinieblas  y  en  las  sombras  de  la  muerte,  nos 
sentimos  iluminados  de  repente  por  una  gran  luz  y  se  estre- 
meció el  infierno  y  las  puertas  de  la  muerte.  Entonces  se  dejó 
oír  la  voz  del  Hijo  del  Padre  Altísimo,  como  si  fuera  la  voz  de 
un  gran  trueno,  el  cual,  dando  un  fuerte  grito,  dijo:  Dejad 
correr,  ¡oh  príncipes!,  vuestras  puertas;  elevad  las  puertas  de 
la  eternidad,  pues  sabed  que  Cristo  Señor,  Rey  de  la  gloria, 
va  a  venir  para  entrar. 

2.  Entonces  acudió  Satanás,  el  príncipe  de  la  muerte,  hu- 
yendo aterrorizado,  para  decir  a  sus  satélites  y  a  los  infiernos: 
Ministros  míos  e  infiernos  todos,  venid  todos  aquí,  cerrad 
vuestras  puertas,  echad  los  cerrojos  de  hierro,  luchad  con  de- 
nuedo y  resistid,  no  sea  que,  siendo  dueños  de  las  cadenas, 
vayamos  a  quedar  presos  de  ellas.  Entonces  se  pusieron  en 
conmoción  todos  sus  impíos  satélites  y  se  dieron  prisa  a  cerrar 
las  puertas  de  la  muerte,  y  a  ir  asegurando  las  cerraduras  y  los 
cerrojos  de  hierro,  y  a  empuñar  con  entereza  sus  armas  todas,  y 
a  lanzar  alaridos  con  voz  dura  y  terrible  en  extremo. 


II  (XVIII) 

1.  <Ego  Karinus,  Domine  Iesu  Christe,  fili  Dei  viví,  permitte 
me  loqui  mirabilia  tua  quae  apud  inferos  gessisti.  Cum  igitur  es- 
semus  in  tenebris  et  umbra  mortis  detenti  apud  inferos,  súbito 
illuxit  nobis  lux  magna,  et  contremuit  infernus  et  portae  mortis. 
Et  audita  est  vox  Fili:  Patris  Altissimi  tanquam  vox  tonitrui  magni, 
fortiterque  proclamans  sic  intulit :  Portas,  principes,  vestras  retol- 
lite;  portas  aeternales  sustollite:  rex  gloriae  Christus  Dominus  in- 
traturus  adveniet  6. 

2.  Tune  Satanás  dux  mortis  advenit,  fugiens  territus,  dicens 
ministris  suis  et  inferís:  Ministri  mei  et  omnes  inferí,  concurriré, 
portas  vestras  claudite,  vectes  ferreos  supponite,  et  pugnate  fortiter 
et  resistite,  ne  tenentes  captivemur  a  vinculis.  Tune  impía  officia 
eius  omnia  conturbata  sunt  et  coeperunt  portas  mortis  cum  omni 
diligentia  claudere,  serasque  et  vectes  ferreos  paulatim  iungere,  om- 
niaque  ornamenta  sua  strictis  manibus  tcnere  et  proclamare  ulula- 
tus  dirae  vocis  ac  teterrimae. 

6  Las  expresiones  del  salmo  23  se  ponen  aquí  en  bora  de  Cristo.  El  texto 
griego  establece  con  ellas  un  diálogo  entre  el  infierno  y  los  ángeles. 


490 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓX  Y  RESURRECCIÓN 


III  (XIX) 

1.  Entonces  Satanás  dijo  al  Infierno:  Prepárate  para  reci- 
bir a  uno  que  voy  a  traerte.  Mas  el  Infierno  respondió  así  a  Sa- 
tanás: Esta  voz  no  ha  sido  otra  cosa  sino  el  grito  del  Hijo  del 
Padre  Altísimo,  pues  a  su  conjuro  la  tierra  y  los  lugares  del  in- 
fierno se  han  puesto  en  conmoción;  por  lo  cual  pienso  que  tanto 
yo  como  mis  ligaduras  han  quedado  ahora  patentes  y  al  descu- 
bierto. Mas  te  conjuro,  ¡oh  Satanás!,  cabeza  de  todos  los  males, 
por  tu  fuerza  y  por  la  mía,  que  no  le  traigas  a  mí,  no  sea  que, 
queriendo  atraparle,  seamos  nosotros  atrapados  por  él.  Pues  si 
con  sola  su  voz  mi  fortaleza  ha  quedado  de  tal  manera  deshecha, 
¿qué  piensas  ha  de  hacer  cuando  venga  su  presencia? 

2.  Satanás,  por  su  parte,  el  príncipe  de  la  muerte,  le  res- 
pondió así:  ¿Por  qué  gritas?  No  tengas  miedo,  perversísimo  ami- 
go de  antaño,  porque  yo  he  sido  quien  ha  concitado  contra  él 
al  pueblo  de  los  judíos  y  gracias  a  mí  ha  sido  herido  con  bofe- 
tadas, y  yo  he  perpetrado  su  traición  por  medio  de  un  discípulo 
suyo.  Además,  es  un  hombre  muy  temeroso  ante  la  muerte, 
puesto  que,  dejándose  oprimir  por  la  fuerza  del  temor,  ha  di- 
cho: Triste  está  mi  alma  hasta  la  muerte.  Y  yo  mismo  le  he 
traído  hasta  ella,  pues  ahora  está  colgado,  pendiente  de  la  cruz. 

3.  Entonces  le  dijo  el  Infierno:  Si  es  El  quien  con  sola 
la  voz  de  su  imperio  ha  hecho  volar  de  mis  entrañas  como  un 


III  (XIX) 

1.  Tune  Satán  dixit  ad  Infernum:  Praepara  te  ad  recipiendum 
quem  tibí  deduxero.  Dehinc  Tnfernus  Satanae  ita  perintulit:  Vox 
ista  non  fuit  nisi  a  clamore  Filii  Patris  Altissimi,  quia  ita  térra  et 
omnia  inferí  loca  sub  ipsa  contremuit :  unde  puto  me  et  omnia  vincu- 
la mea  iam  aperta  patescere.  Sed  adiuro  te,  Satana,  caput  malorum 
omnium,  per  tuas  measque  virtutes,  ne  perducas  eum  ad  me,  ne  dum 
velimus  eum  capere  captivemur  ab  eo.  Nam  si  ad  vocem  eius  tan- 
tum  omnis  virtus  mea  ita  destructa  est,  quid  putas  eum  facturum 
dum  praesentia  eius  advenerit  ? 

2.  Cui  Satán  dux  mortis  ita  respondit:  Quid  clamitas?  Noli  ti- 
mere,  antique  amice  nequissime,  quia  ego  populum  Iudaeorum  con- 
citavi  adversus  eum,  alapis  eum  feriri  praecepi  et  traditionem  per 
eius  discipulum  in  eum  peregi ;  et  est  homo  multum  timens  mortem, 
qui  ex  timore  dixit:  Tristis  est  anima  mea  usque  ad  mortem;  et  ad 
hanc  illum  perduxi,  quia  modo  levatus  in  cruce  pendet. 

3.  Tune  lnfernus  ait  ad  eum:  Si  ipse  est  qui  Lazarum  de  sinu 
meo  iam  quatnduanum  solo  verbo  ímperii  sui  velut  aquilam  avo- 


ACIAS  DE  P1LATO 


491 


águila  a  Lázaro,  muerto  ya  de  cuatro  días,  ése  no  es  un  hombre 
en  su  humanidad,  sino  Dios  en  su  majestad.  Te  suplico,  pues, 
que  no  me  lo  traigas  aquí.  Repuso  Satanás:  Prepárate,  no  obs- 
tante; no  tengas  miedo.  Ahora  que  ya  está  pendiente  de  la  cruz, 
no  puedo  hacer  otra  cosa.  Entonces  el  Infierno  respondió  de 
esta  manera  a  Satanás:  Si,  pues,  no  eres  capaz  de  hacer  otra  cosa, 
está  ya  cercana  tu  perdición.  En  último  término,  yo  quedaré,  sí, 
derribado  y  sin  honor,  pero  tú  estarás  entre  tormentos  sujeto 
a  mi  dominio. 

IV  (XX) 

1.  Mientras  tanto,  los  santos  de  Dios  estaban  escuchando 
la  disputa  entre  Satanás  y  el  Infierno.  Ellos  no  se  reconocían 
aún  entre  sí,  pero  estaban,  sin  embargo,  a  punto  de  empezar  a 
conocerse.  Y  nuestro  padre  Adán  respondió  así,  por  su  parte, 
a  Satanás:  ¡Oh  príncipe  de  la  muerte!,  ¿por  qué  estás  lleno  de 
miedo  y  de  temblor?  Mira,  va  a  venir  el  Señor  y  va  a  destruir 
ahora  mismo  todas  tus  criaturas,  y  tú  vas  a  ser  atado  por  El  y 
quedarás  cautivado  por  toda  la  eternidad. 

2.  Entonces  todos  los  santos,  a)  oír  la  voz  de  nuestro  pa- 
dre Adán  y  ver  con  qué  entereza  respondía  a  Satanás,  se  alegra- 
ron y  se  sintieron  confortados;  luego  echaron  a  correr  en  masa 
al  lado  de  Adán  y  se  reunieron  junto  a  él.  Y  nuestro  padre  Adán, 


lare  fecit,  iste  non  homo  est  in  humanitate  sed  Deus  est  in  maie^tate. 
Rogo  te  ne  perducas  eum  ad  me.  Cui  Satán  ait:  Praepara  te  tamen, 
ne  timeas;  quia  iam  in  cruce  pep.det,  non  possum  aliud  agere.  Tune 
Infernus  Satanae  'ta  perintuüt:  5!  ergo  aliud  agere  non  potes,  ecce 
appropinquac  tua  peiditio.  Ego  denique  deiectus  et  sine  honore  ma- 
nebo:  tu  tamen  cruciatus  sub  meo  eris  dominio. 

IV  (XX) 

1.  Audiebant  autem  ?anct¡  Dei  contentioncm  Satanae  et  In- 
fern; ;  ipsi  tamen  adhuc  intra  se  minime  se  recognoscentes  nihilo- 
minus  erant  in  cognitione.  Sed  sanctus  pater  noster  Adam  ita  Sata- 
nae respondit  per  omnia:  Dux  mcríis,  onid  formida?  et  trepidas? 
Dominus  ecce  veniet  qui  omnia  rigmenta  tua  nunc  destruct  et  tu 
captus  ab  eo  religatusque  eris  per  saeru'a. 

2.  Tune  omnes  sancti  audientes  vocem  patris  nostri  Adac.  quam 
constanter  Satanae  respondit  per  omnia,  in  gandió  confortati  sunt: 
concurrentesque  omnes  ad  patrem  Adam  ibidem  sunt  eongiobati. 
Tune  pater  noster  Adam  intuens  omnem  íP.am  multitudinem  di'i- 


492 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  V  RESURRECCIÓN 


al  mirar  con  más  atención  toda  aquella  multitud,  se  admiraba 
de  que  todos  hubieran  sido  engendrados  por  él  en  este  mundo. 
Y  luego,  después  de  abrazar  a  todos  los  que  estaban  a  su  alre- 
dedor, dijo,  derramando  lágrimas  amarguísimas,  a  su  hijo  Set: 
Cuenta,  hijo  mío  Set,  a  los  santos  patriarcas  y  profetas  lo  que 
te  dijo  el  guardián  del  paraíso  cuando  caí  enfermo  y  te  envié 
para  que  me  trajeras  un  poco  del  óleo  mismo  de  la  misericor- 
dia y  me  ungieras  con  él. 

3.  Y  Set  dijo:  Cuando  me  enviaste  a  la  puerta  del  paraíso, 
oré  y  rogué  al  Señor  con  lágrimas  y  llamé  al  guardián  del  pa- 
raíso para  que  me  diera  algo  de  este  óleo.  Entonces  salió  el  ar- 
cángel Miguel  y  me  dijo:  Set,  ¿por  qué  lloras?  Sábete  de  ante- 
mano que  tu  padre  Adán  no  recibirá  de  este  óleo  de  misericor- 
dia sino  después  de  muchas  generaciones  del  mundo.  Pues  des- 
cenderá a  éste  desde  el  cielo  el  Hijo  de  Dios  y  será  bautizado 
por  Juan  en  el  río  Jordán;  entonces  participará  de  este  óleo  de 
misericordia  tu  padre  Adán,  al  igual  que  todos  los  que  crean 
en  él;  y  el  reino  de  estos  últimos  permanecerá  por  los  siglos. 

V  (XXI) 

1.  Cuando  esto  oyeron  todos  los  santos,  se  llenaron  nue- 
vamente de  gozo.  Y  uno  de  ellos  allí  presente,  llamado  Isaías, 


ge,  i  as  mirabatur  si  omnes  ex  eo  procread  essent  in  saeculum.  Et 
circump':*;ctens  circumquaque  secum  adstantes,  amarissimas  pro- 
fundens  lacrimas,  filio  suo  Seth  intulit  dicens:  Enarra,  fili  Seth, 
sanctis  patriarchis  et  prophetis  quod  dixit  tibí  custos  paradisi,  quan- 
do  direxi  te  adducere  rruhi  de  ipso  oleo  misericord'ae,  üt  perungeres 
corpus  meum  cum  essem  ¡nhrmus. 

3.  Tune  ille  respondit:  Ego,  cum  me  dirigeres  ante  portam 
paradisi,  oravi  et  deprecatus  sum  Dominum  cum  lacrimis,  et  vo- 
cavi  custodem  paradisi  ui  mihi  exinde  daret.  Tune  egressus  Michaél 
archangelus  dixit  mihi:  Seth,  ut  quid  tamen  deploras?  Scito  prae- 
noscens  quia  pater  tuus  Adam  de  hoc  oleo  misericordiae  non  ac- 
cipiet  modo  sed  post  multas  generationes  saeculi.  Veniet  enim  aman- 
tissimus  Dei  Filius  de  caelis  in  mundum,  et  baptizabitur  a  Ioanne 
in  Iordane  ilumine;  et  tune  recipiet  pater  tuus  Adam  de  hoc  oleo 
misericordiae  et  omnes  credentes  in  eum;  et  corum  qui  crediderunt 
in  eum,  regnum  illorum  permanebit  in  saecula. 

V  (XXI) 

1.  Tune  audientes  haec  omnes  sancti  iterum  exsultaverunt  in 
gaudio.  Ex  quibus  unus  de  circumstantibus,  Isaías  nomine,  torttter 


ACTAS  DE  PILATO 


493 


exclamó  a  grandes  voces:  Padre  Adán  y  todos  los  que  estáis  pre- 
sentes, escuchad  mis  palabras:  Mientras  vivía  en  la  tierra,  ins- 
pirado por  el  Espíritu  Santo,  compuse  un  cántico  profético  acer- 
ca de  esta  luz,  diciendo:  El  pueblo  que  estaba  sentado  en  las 
tinieblas  vió  una  gran  luz;  a  los  que  habitaban  en  la  región  de 
las  sombras  de  la  muerte  les  amaneció  un  resplandor.  Al  oír 
esto,  se  volvió  Adán,  así  como  todos  los  circunstantes,  y  le 
preguntó:  ¿Tú  quién  eres?  Porque  es  verdad  lo  que  estás  di- 
ciendo. Y  él  respondió:  Yo  me  llamo  Isaías. 

2.  Entonces  apareció  a  su  lado  otro  personaje  con  aspec- 
to de  anacoreta.  Y  le  preguntaron  diciendo:  ¿Quién  eres  tú,  que 
llevas  tales  señales  en  tu  cuerpo?  Y  él  respondió  con  entereza: 
Yo  soy  Juan  el  Bautista,  la  voz  y  el  profeta  del  Altísimo.  Yo 
caminé  ante  la  faz  del  mismo  Señor  para  convertir  los  desiertos 
y  los  caminos  ásperos  en  sendas  llanas.  Yo  señalé  con  mi  dedo 
a  los  jerosolimitanos  y  glorifiqué  al  cordero  del  Señor  y  al  Hijo 
de  Dios.  Yo  le  bauticé  en  el  río  Jordán  y  pude  oír  la  voz  del 
Padre  que  tronaba  desde  el  cielo  sobre  él  y  proclamaba:  Este 
es  mi  Hijo  amado,  en  el  que  me  he  complacido.  Yo  mismo  re- 
cibí también  promesa  suya  de  que  ha  de  bajar  a  los  infiernos. 

El  padre  Adán,  que  oyó  esto,  exclamó  con  gran  voz  (repi- 
tiéndolo una  y  otra  vez):  Aleluya,  que  significa:  El  Señor  está 
llegando. 


proclamans  intonuit:  Pater  Adam  et  omnes  circumstantes,  audite 
meas  sententias.  In  terris  cum  essem,  et  docente  me  Spiritu  Sancto, 
in  prophetia  de  hoc  cecini  lumine  quia  populus  qui  sedebat  in  tene- 
bris  vidit  lumen  magnum,  habitantibus  in  regione  umbrae  mortis 
lux  orta  est  eis.  Ad  cuius  vocem  pater  Adam  et  omnes  conversi  in- 
terrogabant  eum:  Tu  quis  es?  Quia  vera  sunt  quae  loqueris.  At  ille 
subiungens  ait:  Isaías  ego  sum  nomine. 

2.  Tune  apparuit  alius  iuxta  eum  quasi  eremicola.  Quem  in- 
terrogantes dixerunt:  Tu  quis  es,  qui  talia  gestas  in  corpore?  At 
ille  constanter  respondit:  Ego  sum  Ioannes  baptista,  vox  et  prophe- 
ta  Altissimi.  Ego  praeivi  ante  faciem  Domini  eiusdem  ut  deserta  et 
áspera  in  vias  planas  peragerem.  Ego  agnum  Domini  et  Dei  Filium 
Ierosolymitis  dígito  meo  ostendi  et  clarificavi.  Ego  baptizavi  eum  in 
Iordane  ilumine.  Ego  vocem  Patris  de  cáelo  super  eum  intonantem 
audivi  et  proclamantem :  Hic  est  filius  meus  dilectus,  in  quo  mihi 
bene  complacui.  Ego  ab  eo  responsum  accepi  quia  ipse  descensu- 
rus  esset  ad  inferos. 

Tune  pater  Adam  audiens  ista  clamavit  voce  magna  Alleluia 
conclamitans,  quod  interpretatur:  Dominus  venit  per  omnia. 


494 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


VI  (XXII) 

1.  Después,  otro  de  los  presentes,  que  se  distinguía  por 
una  especie  de  insignia  imperial,  llamado  David,  se  puso  a  dar 
voces,  diciendo:  Yo,  viviendo  aún  en  la  tierra,  revelé  al  pueblo 
los  arcanos  de  la  misericordia  de  Dios  y  su  visitación  por  parte 
de  éste,  profetizando  los  gozos  futuros  que  habían  de  venir  pa- 
sando los  siglos,  de  esta  manera:  Den  gloria  a  Dios  sus  miseri- 
cordias y  sus  maravillas  a  los  hijos  de  los  hombres,  porque  ha 
despedazado  las  puertas  de  bronce  y  ha  roto  los  cerrojos  de 
hierro.  Entonces  los  santos  patriarcas  y  profetas  empezaron  a 
reconocerse  entre  sí  y  a  hablar  cada  uno  de  sus  profecías.  El 
santo  profeta  Jeremías,  examinando  las  suyas,  decía  a  los  pa- 
triarcas y  profetas:  Viviendo  en  la  tierra,  profeticé  acerca  del 
Hijo  de  Dios,  que  apareció  en  la  tierra  y  conversó  con  los 
hombres. 

2.  Entonces  los  santos  todos,  llenos  de  alegría  por  la  luz 
del  Señor,  por  la  vista  del  padre  Adán  y  por  la  respuesta  de 
todos  los  patriarcas  y  profetas,  exclamaron  diciendo:  Aleluya, 
bendito  el  que  viene  en  el  nombre  del  Señor;  de  manera  que, 
ante  su  exclamación,  se  llenó  de  pavor  Satanás  y  buscó  camino 
para  huir.  Mas  no  le  era  esto  posible,  porque  el  Infierno  y  sus 
satélites  le  tenían  sujeto  en  el  infierno  y  sitiado  por  todos  lados; 
y  le  decían:  ¿Por  qué  tiemblas?  Nosotros  en  manera  alguna  te 


VI  (XXII) 

1.  Deinde  alius  ibi  adstans  quasi  quodam  imperatoris  signáculo 
praeeminens,  David  nomine,  ita  proclamans  aiebat:  Ego  in  tenis 
cum  essem,  de  Dei  misericordia  et  eius  visitatione  populo  revelabam, 
prophetizans  futura  gaudia,  dicens  per  omnia  saecula:  Confiteantur 
Domino  misericordiae  eius,  et  mirabilia  eius  filiis  hominum,  quia 
contrivit  portas  aereas  et  vectes  ferreos  confregit.  Tune  sancti  pa- 
triarchae  et  prophetae  coeperunt  ínter  se  invicem  recognoscere  et 
de  prophetiis  suis  singuli  singula  dicere.  Tune  sanctus  Ieremias  suas 
prophetias  examinans  aiebat  patriarchis  et  prophetis  quia,  cum  es- 
sem in  terris  prophetavi  de  Dei  Filio,  quod  in  terris  visus  est  et  cum 
hominibus  conversatus  est. 

2.  Tune  omnes  sancti  exsultantes  in  lumine  Domini  et  in  con- 
spectu  patris  Adae  et  in  responsione  omnium  patriarcharum  et  pro- 
phetarum  proclamaverunt  dicentes:  Alleluia,  benedictus  qui  veni- 
in  nomine  Domini :  ita  ut  exclamatione  eorum  expavesceret  Satanás 
et  quaereret  aditum  fugiendi.  Et  non  poterat,  quia  Infernus  et  sa- 


ACTAS  DE  PILATO 


495 


permitimos  salir  de  aquí,  sino  que  has  de  recibir  esto,  como 
bien  merecido  lo  tienes,  de  manos  de  Aquel  a  quien  ataca- 
bas sin  cesar;  y  si  no,  sábete  que  vas  a  ser  encadenado  por  El 
y  sometido  a  mi  vigilancia. 

VII  (XXIII) 

1.  Y  de  nuevo  resonó  la  voz  del  Hijo  del  Padre  Altísimo, 
como  el  fragor  de  un  gran  trueno,  que  decía:  Levantad,  ¡oh 
príncipes!,  vuestras  puertas,  y  elevaos,  ¡oh  puertas  eternales!, 
que  va  a  entrar  el  Rey  de  la  gloria.  Entonces  Satanás  y  el  In- 
fierno se  pusieron  a  gritar  de  esta  manera:  ¿Quién  es  ese  Rey 
de  la  gloria?  Y  les  respondió  la  voz  del  Señor:  El  Señor  fuerte 
ν  poderoso,  el  Señor  fuerte  en  la  batalla. 

2.  Después  de  oírse  esta  voz,  vino  un  hombre,  cuyo  as- 
pecto era  como  de  ladrón,  con  una  cruz  a  cuestas,  y  gritaba 
desde  fuera  diciendo:  Abridme  para  que  entre.  Satanás  enton- 
ces entreabrió  y  le  introdujo  en  el  interior  del  recinto,  cerrando 
de  nuevo  tras  él  la  puerta.  Y  le  vieron  todos  los  santos  deslum- 
brante y  le  dijeron  al  momento:  Tu  aspecto  exterior  es  de  la- 
drón; dinos  qué  es  eso  que  llevas  en  tus  espaldas.  El  respondió 
humildemente  y  dijo:  En  verdad  que  he  sido  todo  un  ladrón, 


tellites  eius  tenebant  eum  in  infernum  constrictum  et  munitum  per 
omnia;  dicebantque  ad  eum:  Quid  trepidas?  Nos  nullatenus  te  hinc 
exire  permittimus.  Sed  ista  suscipe,  sicut  dignus  es,  ab  illo  quem 
expugnabas  quotidie;  sin  autem  minimc,  scias  quia  religatus  ab  eo 
meae  suberis  custodiae. 

VII  (XXIII) 

1.  Et  iterum  facta  est  vox  Füii  Patris  Altissimi  quasi  vox  toni- 
trui  magni  dicens:  Tollite  portas,  principes,  vestras,  et  elevamini 
portae  aeternales,  et  introibit  rex  gloriae.  Tune  Satanás  et  Infernus 
clamaverunt  dicentes :  Quis  est  iste  rex  gloriae  ?  Responsumque  est 
illis  voce  dominica:  Dominus  fortis  et  potens,  Dominus  potens  in 
proelio. 

2.  Post  hanc  vocem  advenit  homo  cuius  visio  erat  quasi  latro- 
nis,  portans  crucem  in  humero,  clamans  a  foris  et  dicens:  Aperite 
mihi  ut  intrem.  Cui  aperiens  Satán  per  modicum  introduxit  eum 
interius  in  hospitio,  iterumque  clausit  post  eum  ostium.  Viderunt- 
que  eum  omnes  sancti  perlucidum.  dixeruntque  ei  continuo:  Visio 
tua  latronis  est.  Indica  nobis,  quid  est  quod  in  dorso  tuo  baiulas  ? 
Qui  respondens  humiliter  dixit:  Veré  latro  fui  per  omnia,  et  suspen- 


496 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN'   Y  RESURRECCIÓN 


y  los  judíos  me  han  colgado  en  la  cruz  juntamente  con  mi  Se- 
ñor Jesucristo,  Hijo  del  Padre  Altísimo.  Ultimamente  yo  me 
he  adelantado,  pero  El  viene  inmediatamente  tras  de  mí. 

3.  Entonces  el  santo  David  montó  en  cólera  contra  Sata- 
nás y  clamó  fuertemente:  Abre,  asqueroso,  tus  puertas  para  que 
entre  el  Rey  de  la  gloria.  Y  asimismo  todos  los  santos  de  Dios 
se  levantaban  de  igual  manera  contra  Satanás  y  querían  echarle 
mano  y  dividírselo  entre  sí.  Y  de  nuevo  se  oyó  gritar  desde  den- 
tro: Alzad,  ¡oh  príncipes!,  vuestras  puertas,  y  elevaos,  ¡oh  puer- 
tas eternales!,  que  va  a  entrar  el  Rey  de  la  gloria.  Y  preguntaron 
de  nuevo  el  Infierno  y  Satanás  a  aquella  voz  clara,  diciendo: 
¿Quién  es  este  Rey  de  la  gloria?  Y  respondió  aquella  voz  admi- 
rable: El  Señor  de  las  virtudes,  El  es  el  Rey  de  la  gloria. 

VIII  (XXIV) 

Y  al  momento  el  Infierno  se  puso  a  temblar,  y  las  puertas 
de  la  muerte,  así  como  las  cerraduras,  quedaron  desmenuza- 
das, y  los  cerrojos  del  Infierno  se  rompieron  y  cayeron  al  suelo, 
quedando  todas  las  cosas  al  descubierto.  Satanás  quedó  en  me- 
dio y  estaba  de  pie  confuso  y  descaecido,  amarrados  sus  pies 
con  grillos.  Y  he  aquí  que  el  Señor  Jesucristo  vino  rodeado  de 
claridad  excelsa,  manso,  grande  y  humilde,  llevando  en  sus  ma- 


derunt  me  Iudaei  in  cruce  cum  domino  meo  Iesu  Christo,  Filio  Pa- 
tris  Altissimi.  Fgo  denique  vertí  praeconcitus:  ipse  vero  post  me 
venit  continuo. 

3.  Tune  sanctus  David  adversus  Satán  ira  succensus  procla- 
mavit  fortiter:  Aperi,  spurcissime,  portas  tuas,  ut  intret  rex  gloriae. 
Similitcr  et  omnes  sancti  Dei  consurgebant  adversus  Satán  et  vole- 
bant  eum  comprehendere  et  Ínter  se  dividere.  Et  iterum  clamatum 
est  intus:  Tollite  portas,  principes,  vestras,  et  elevamini  portae  aeter- 
nales,  et  introibit  rex  gloriae.  Interrogaverunt  iterum  Infernus  et 
Satán  ad  vocem  illam  perspicuam  dicentes:  Quis  est  iste  rex  gloriae  ? 
Dictumque  est  il lis  a  voce  illa  mirabili:  Dominus  virtutum,  ipse  est 
rex  gloriae. 

VIII  (XXIV) 

Et  ecce  súbito  Infernus  contremuit,  et  portae  mortis  et  serae  com- 
minutae  et  vectes  ferrei  confracti  sunt  et  ceciderunt  in  terram,  et  pa- 
tefacta  sunt  omnia.  Et  Satanás  remansit  in  médium,  stabatque  con- 
fusus  et  deiectus,  conligatus  compede  in  pedibus.  Et  ecce  Dominus 
Iesus  Christus  veniens  in  claritate  excelsi  luminis  mansuetus,  magnus 
et  humilis,  catenam  suis  deportans  manibus  Satán  cum  eolio  ligavit, 


ACTAS  DE  TILATO 


497 


nos  una  cadena;  con  ella  ató  el  cuello  de  Satanás  y,  después  de 
ligar  de  nuevo  sus  manos  por  detrás,  le  arrojó  de  espaldas  al 
tártaro  y  le  puso  su  santo  pie  en  la  garganta,  diciendo:  Muchas 
cosas  malas  hiciste  en  el  decurso  de  muchos  siglos;  no  te  diste 
reposo  alguno;  hoy  te  entrego  al  fuego  eterno.  Y,  llamando  de 
nuevo  al  Infierno,  le  dijo  con  voz  de  mando:  Toma  a  este  pési- 
mo y  perverso  en  grado  extremo  y  tenle  bajo  tu  vigilancia  hasta 
el  día  en  que  yo  te  mande.  Y,  haciéndose  cargo  de  él,  se  hun- 
dió bajo  los  pies  del  Señor  en  lo  profundo  del  abismo. 

IX  (XXV) 

i.  Entonces  Nuestro  Señor  Jesucristo,  Salvador  de  todos, 
piadosísimo  y  suavísimo,  saludando  de  nuevo  a  Adán,  le  decía 
benignamente:  La  paz  sea  contigo,  Adán,  en  compañía  de  tus 
hijos  por  los  siglos  sempiternos.  Amén.  Y  el  padre  Adán  se 
echó  entonces  a  los  pies  del  Señor  y,  levantándose  de  nuevo, 
besó  sus  manos  y  derramó  abundantes  lágrimas,  diciendo:  Ved 
las  manos  que  me  hicieron,  dando  testimonio  a  todos.  Luego 
se  dirigió  al  Señor,  diciendo:  Viniste,  ¡oh  Rey  de  la  gloria!,  para 
librar  a  los  hombres  y  agregarlos  a  tu  reino  eterno.  Y  nuestra 


et  iterum  a  tergo  ei  religans  manus  resupinum  eum  elisit  in  tartarum, 
pedcmque  suum  sanctum  ei  posuit  in  gutture,  dicens:  Per  omnia 
saecula  multa  mala  fecisti,  ullo  modo  non  quievisti;  hodie  te  trado 
igni  perpetuo.  Vocatoque  cito  Inferno  7  ait  illi  praecipiens:  Tolle 
hunc  pessimum  ac  nequissimum,  et  sub  tua  habeto  custodia  usque 
in  diem  illum  quo  tibi  praecepero.  Qui  accepto  eodem  sub  pedibus 
Domini  demersus  est  cum  eo  in  profundum  abyssi. 

IX  (XXV) 

i.  Tune  Dominus  Iesus  Christus  salvator  omnium,  pius  et 
mitissimus,  resalutans  Adam  benigniter  aiebat  illi:  Pax  tibi,  Adam, 
cum  filiis  tuis  per  inmensa  saeculorum  saecula,  amen.  Tune  pater 
Adam  provolutus  pedibus  Domini,  sursumque  erectus  manus  eius 
deosculatus,  fortiter  lacrimas  profudit  dicens:  Ecce  manus  quae  plas- 
maverunt  me,  testificans  ómnibus;  et  dicebat  ad  Dominum:  Ad- 
venisti.  rex  gloriae,  liberans  homines  tuoque  perpetuo  aggrcgans 
regno.  Tune  et  mater  nostra  Eva  similiter  Domini  pedibus  provo- 


7  Según  C:  «Tune  [Iesus]  vocari  fecit  Inferum.  At  ille  tremebundus  ap- 
paruit  demissa  facie,  quia  Christum  non  audebat  respicere.  Tune  dixit  illi: 
Maledicte,  damnate,  tolle  in  profunda  Tártara...». 


498 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓX  Y  RESURRECCIÓN 


madre  Eva  cayó  de  manera  semejante  a  los  pies  del  Señor,  v, 
levantándose  de  nuevo,  besó  sus  manos  y  derramó  abundantes 
lágrimas,  mientras  decía:  Ved  las  manos  que  me  formaron,  dan- 
do testimonio  a  todos. 

2.  Entonces  todos  los  santos  le  adoraron  y  clamaron  di- 
ciendo: Bendito  el  que  viene  en  el  nombre  del  Señor;  el  Señor 
Dios  nos  ha  iluminado.  Así  sea  por  todos  los  siglos.  Aleluya 
por  todos  los  siglos;  alabanza,  honor,  virtud,  gloria,  porque  vi- 
niste de  lo  alto  para  visitarnos.  Y,  cantando  aleluya  y  regoci- 
jándose mutuamente  de  su  gloria,  acudían  bajo  las  manos  del 
Señor.  Entonces  el  Salvador  examinó  todo  detenidamente  y  dió 
un  mordisco  al  infierno;  pues,  con  la  misma  rapidez  con  que 
había  arrojado  una  parte  al  tártaro,  subió  consigo  la  otra  a 
los  cielos. 

Χ  (XXVI) 

Entonces  todos  los  santos  de  Dios  rogaron  al  Señor  que 
dejase  en  los  infiernos  el  signo  de  la  santa  cruz,  señal  de  vic- 
toria, para  que  sus  perversos  ministros  no  consiguieran  rete- 
ner a  ningún  inculpado  a  quien  hubiere  absuelto  el  Señor.  Y  así 
se  hizo;  y  puso  el  Señor  su  cruz  en  medio  del  infierno,  qué  es 
señal  de  victoria,  y  permanecerá  por  toda  la  eternidad. 

Después  salimos  todos  de  allí  en  compañía  del  Señor,  de- 


luta  ac  sursum  erecta  manus  eius  deosculans  et  profundens  fortiter 
lacrimas  dixit:  Ecce  manus  quae  me  fabricaverunt,  testificans  óm- 
nibus. 

2.  Tune  omnes  sancti  adorantes  eum  clamsverunt  dicentes: 
Benedictus  qui  venit  in  nomine  Domini,  Deus  Dominus  üluxit  no- 
bis.  Amen  per  omnia  saecula.  Alleluia  in  saeculum  saeculi:  laus 
honor  virtus  gloria,  quia  advenisti  ex  alto  nos  visitans.  Alleluia  can- 
tantes per  omnia  et  congaudentes  de  gloria  concurrebant  sub  ma- 
nibus  Domini.  Tune  Salvator  perscrutans  de  ómnibus  momordit 
Infernum,  quantocius  partem  deiecit  in  tartarum,  partem  secum  re- 
duxit  ad  superos. 

Χ  (XXVI) 

Tune  omnes  sancti  Dei  rogaverunt  Dominum  ut  victoriae  signum 
sanctae  crucis  relinqueret  apud  inferos,  ne  praevalerent  ministri  eius 
nequissimi  aliquem  retiñere  culpatum  quem  absolverit  Dominus. 
Et  factum  est  ita,  posuitque  Dominus  crucem  suam  in  medio  infer- 
ni,  quae  est  signum  victoriae  et  usque  in  acternum  permanebit. 

Deinde  exivimus  exinde  omnes  cum  Domino,  re'inquentes  Sa- 


ACTAS  Γ)Ε  ΡΠ.ΑΤΟ 


«es 


jando  a  Satanás  y  al  Infierno  en  el  tártaro.  Y  se  nos  mandó  a 
nosotros  y  a  otros  muchos  que  resucitáramos  con  nuestro  cuer- 
po para  dar  testimonio  en  el  mundo  de  la  resurrección  de  Nues- 
tro Señor  Jesucristo  y  de  lo  que  tuvo  lugar  en  los  infiernos. 

Esto  es,  hermanos  carísimos,  lo  que  hemos  visto  y  de  lo  que 
damos  testimonio,  después  de  ser  conjurados  por  vosotros,  y 
lo  que  atestigua  Aquel  que  murió  y  resucitó  por  nosotros;  por- 
que las  cosas  tuvieron  lugar  en  todos  sus  detalles  según  que- 
da descrito». 

XI  (XXVII) 

Y  en  cuanto  terminó  de  leerse  el  escrito,  todos  los  que  es- 
cuchaban dieron  con  su  faz  en  tierra  y  se  pusieron  a  llorar 
amargamente,  mientras  golpeaban  duramente  sus  pechos  y  de- 
cían a  voz  en  grito:  « ¡Ay  de  nosotros!  ¿Con  qué  fin,  miserables, 
nos  ha  ocurrido  esto?  Huye  Pilato,  huyen  Anás  y  Caifás,  huyen 
los  sacerdotes  y  levitas,  huye  también  el  pueblo  de  los  judíos 
diciendo  entre  sollozos:  ¡Ay  de  nosotros!  Hemos  derramado  en 
tierra  sangre  inocente». 

Así,  pues,  durante  tres  días  y  tres  noches  no  probaron  pizca 
de  pan  ni  de  agua  y  ninguno  de  ellos  volvió  a  la  sinagoga.  Mas 
al  tercer  día,  reunido  de  nuevo  el  consejo,  se  leyó  íntegramente 


tan  et  Infernum  in  tartarum.  Nobisque  et  aliis  mu'.tis  praeceptum 
est  ut  cum  corpore  resurgeremus,  in  saeculo  dantes  testimonium  re- 
surrectionis  Domini  Xostri  Iesu  Christi  et  de  iis  quae  gesta  sunt 
apud  inferos. 

Haec  sunt,  fratres  carissimi,  quae  vidimus  et  testificamur  adiu- 
rati  a  vobis,  illo  attestante  qui  pro  nobis  mortuus  est  et  resurrexit; 
quia,  sicut  scriptum  est,  ita  gestum  est  per  omnia». 

XI  (XXVII) 

At  ubi  completa  et  perlecta  est,  audientes  omnes  ceciderunt  in 
facies  suas,  lacrimantes  amare  et  crudeliter  percutientes  pectora  sua, 
clamantes  ct  dicentes  per  omnia:  Vae  nobis;  ut  quid  nobis  miseris 
contingit  hoc  ?  Fugit  Pilatus,  fugit  Annas  et  Caiphas,  fugiunt  sacer- 
dotes et  levitae,  insuper  et  populus  Iudaeorum.  plorantes  ac  dicen- 
tes:  Vae  nobis  miseris,  sanguinem  sanctum  in  térra  effundimus. 

Tribus  itaque  diebus  et  tribus  noctibus  panem  et  aquam  non 
gustaverunt  ullo  modo,  ñeque  in  synagoga  aliquis  eorum  est  rever- 
sus.  Tertia  vero  dic  iterum  congregato  concilio  8  perlecta  est  alia 

8  Según  C:  «flllil  resumpto  spiritu  congtegaverunt  concilium  et  legerunt 
Leucii  chartam:  in  qua  continebatur  totum  illud  quod  scripserat  Carinus, 
rec  plus  nec  mintis  una  littera  sive  unum  iota». 


500 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


el  otro  escrito  (el  volumen  de  Leucio)  y  no  se  encontró  en  él  ni 
más  ni  menos,  ni  siquiera  con  relación  a  una  sola  letra,  que  lo 
que  contenía  el  escrito  de  Karino.  Entonces  se  conmovió  la  si- 
nagoga y  lloraron  todos  durante  cuarenta  días  y  cuarenta  no- 
ches, esperando  de  la  mano  de  Dios  la  muerte  y  la  divina  ven- 
ganza. Pero  el  Altísimo,  que  es  todo  piedad  y  misericordia, 
no  los  aniquiló  inmediatamente  para  ofrecerles  generosamente 
ocasión  de  arrepentirse.  Pero  no  fueron  dignos  de  convertir- 
se al  Señor. 

Estos  son,  hermanos  carísimos,  los  testimonios  de  Karino 
y  de  Leucio  acerca  de  Cristo,  Hijo  de  Dios,  y  de  sus  santas 
gestas  en  los  infiernos.  Al  cual  demos  todos  alabanza  y  gloria 
por  los  siglos  infinitos.  Amén. 


charta  Leucii :  et  nec  plus  nec  minus  inventum  est,  quantum  ad  lit- 
teram  unam,  in  quantum  scriptum  Karini  continebat.  Tune  con- 
turbata  est  synagoga,  et  luxerunt  omnes  XL,  diebus  et  XL  noctibus, 
exspectantes  a  Deo  interitum  et  Dei  vindictam.  Sed  ille  miserator 
pius  et  altissimus  non  eos  perdidit  continuo,  dans  eis  locum  poeni- 
tendi  largiter.  Sed  digni  non  sunt  inventi  convertí  ad  Dominum. 

Haec  sunt  testimonia  Karini  et  Leucii,  fratres  carissimi,  de  Chris- 
to  Dei  Filio  sanctisque  suis  gestis  apud  inferos:  cui  agamus  omnes 
laudem  et  gloriam  per  inmensa  saecula  saeculorum.  Amen. 


Β)    ESCRITOS  COMPLEMENTARIOS 


1.    Carta  de  Pondo  Pilato  a  Tiberio 

Se  conserva  únicamente  en  algunos  manuscritos  latinos,  de 
cuyo  cotejo  salió  el  texto  tischendorfiano,  que  es  el  que  aquí 
reproducimos. 

Es  conocida  también  con  el  nombre  de  Segunda  Carta  de 
Pilato.  A  ella  parece  referirse  Tiberio,  su  destinatario,  en  la 
Carta  de  Tiberio  a  Pilato,  que  insertamos  a  continuación. 

Aunque  el  fondo  puede  ser  muy  antiguo,  el  estilo  elegante 
y  amanerado  de  su  forma  actual  acusa  un  refundidor  de  época 
tardía,  quizá  del  Renacimiento. 

Cf.  H.  Xavier,  Historia  Christi  persice  conscripta  cum  translatione  Ludo- 
vici  de  Dieu  (1639)  [v.  persa];  J.  Λ.  Fabricius  I  (21719)  p. 300-01 ;  III  P.479SS.; 
I.  C.  Thilo,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I  (1832)  p. 801-02;  MigneAP  II 
1  1858)  p. 751-52  [v.  franc] ;  C.  Tischendorf,  Ev.  Apocr.  (21876)  p.LXXVIIss. 
433-34· 


Carta  de  Poxcio  Pilato  dirigida  al  emperador  romano 
acerca  de  nuestro  señor  jesucristo 

Poncio  Pilato  saluda  al  emperador  Tiberio  César. 

Jesucristo,  a  quien  te  presenté  claramente  en  mis  últimas 
relaciones,  ha  sido,  por  fin,  entregado  a  un  duro  suplicio  a  ins- 
tancias del  pueblo,  cuyas  instigaciones  seguí  de  mal  grado  y  por 


Epístola  Pontii  Pilati  quam  scribit  ad  romanum 

IMPER ATOREN!  DE  DOMINO  NoSTRO  IESU  ChRISTO 

Pontius  Pilatus  Tiberio  Caesari  imperatori  salutem  d. 

De  Iesu  Christo,  quem  tibi  plañe  postremis  meis  declaraveram, 
nutu  tándem  populi  acerbum  me  quasi  invito  et  subtimente  sup- 
plicium  sumptum  est.  Virum  hercle  ita  pium  et  severum  nulla  us- 


502 


APÓCRIFOS  DE  LA   PASIÓN'   Y  RESURRECCIÓN 


temor.  Un  hombre,  por  vida  de  Hércules,  piadoso  y  austero 
como  éste,  ni  existió  ni  existirá  jamás  en  época  alguna.  Pero  se 
dieron  cita  para  conseguir  la  crucifixión  de  este  legado  de  la 
verdad,  por  una  parte,  un  extraño  empeño  del  mismo  pueblo, 
y  por  otra,  la  confabulación  de  todos  los  escribas,  jefes  y  ancia- 
nos, contra  los  avisos  que  les  daban  sus  profetas  y,  a  nuestro 
modo  de  hablar,  las  sibilas.  Y  mientras  estaba  pendiente  de  la 
cruz,  aparecieron  señales  que  sobrepujaban  las  fuerzas  natu- 
rales y  que  presagiaban,  según  el  juicio  de  los  físicos,  la  des- 
trucción a  todo  el  orbe.  Viven  aún  sus  discípulos,  que  no  des- 
dicen del  Maestro  ni  en  sus  obras  ni  en  la  morigeración  de  su 
vida;  más  aún,  siguen  haciendo  mucho  bien  en  su  nombre.  Si 
no  hubiera  sido,  pues,  por  el  temor  de  que  surgiera  una  sedi- 
ción en  el  pueblo  (que  estaba  ya  como  en  estado  de  efervescen- 
cia), quizá  nos  viviera  todavía  aquel  insigne  varón.  Atribuye, 
pues,  más  a  mis  deseos  de  fidelidad  para  contigo  que  a  mi  pro- 
pio capricho  el  que  no  me  haya  resistido  con  todas  mis  fuerzas 
a  que  la  sangre  de  un  justo  inmune  de  toda  culpa,  pero  víctima 
de  la  malicia  humana,  fuera  inicuamente  vendida  y  sufriera  la 
pasión;  siendo  así,  además,  que,  como  dicen  sus  escrituras,  esto 
había  de  ceder  en  su  propia  ruina.  Adiós.  Día  28  de  marzo. 


2.    Carta  de  Tiberio  a  Pilato 

Además  de  la  carta-contestación  a  Pilato,  incluye  este  docu- 
mento una  peregrina  historia  acerca  de  la  muerte  de  éste  y  de- 
más jerifaltes  judíos. 

Es  quizá  el  único  escrito  de  origen  oriental  que  se  muestra 


quam  aetas  habuit  nec  habitura  est.  Sed  mirus  exstitit  ipsius  populi 
conatus  omniumque  scribarum  principum  et  seniorum  consensus, 
suis  prophetis  et  more  nostro  Sibylüs  contra  monentibus,  hunc  ve- 
ritatis  legatum  crucifigere;  signis  et  supra  naturam  apparentibus, 
dum  penderet,  et  orbi  universo  philosophorum  iudicio  lapsum  mi- 
nantibus.  Vigent  illius  discipuli,  opere  et  vitae  continentia  Magis- 
trum  non  mentientes,  imo  in  eius  nomine  beneficentissimi.  Nisi  ergo 
seditionem  populi  prope  aestuantis  exoriri  pertimuissem,  fortasse 
adhuc  nobis  vir  ille  viveret:  etsi  tuae  magis  dignitatis  fide  compulsus 
quam  volúntate  mea  adductus  pro  viribus  non  restiterim,  sanguinem 
iustum  totius  aecusationis  immunem,  verum  hominum  malignitate 
inique,  in  eorum  tamen  ut  scripturae  interpretantur  exitium,  venum- 
dari  et  pati.  Vale.  V.  Kal.  Aprilis. 


CARTA   DE   TIBERIO   A  PILATO 


503 


desfavorable  para  el  procurador  romano.  Tiene  bastantes  pun- 
tos de  referencia  con  la  recensión  β  de  Acta  Pilati. 

El  primero  en  editarlo  fué  A.  Birch  (Auctarium  codicis  apo- 
cryphi  N.T.  Fabriciani  I  [Copenhague  1804]  P.172SS.).  Tischen- 
dorf  lo  vió  en  el  códice  Vindobon.  Nessel.  934  y  París  1771, 
pero  no  quiso  incluirlo  en  su  edición,  considerándolo  indigno 
de  ser  reproducido  «quum  pro  fabulae  ineptiis,  tum  propter 
sermonis  vitiositatem»  (Ev.  Apocr.  p.LXXX). 

Nosotros  tomamos  el  texto  de  J.  Armitage  Robinson,  Apo- 
crypha  Anécdota  (II):  TS  5  (1899)  p. 78-81. 


Carta  de  Tiberio  a  Pilato 

Esto  es  lo  que  contestó  César  Augusto  a  Poncio  Pilato,  go- 
bernador de  la  provincia  oriental.  El  mismo  César  añadió  la 
sentencia  de  su  puño  y  letra  y  se  la  envió  con  el  mensajero 
Raab,  a  quien  entregó,  además,  soldados  en  número  de  dos  mil: 

«Por  cuanto  tuviste  la  osadía  de  condenar  a  muerte  a  Jesús 
Nazareno  de  una  manera  violenta  y  totalmente  inicua  y,  aun 
antes  de  dictar  sentencia  condenatoria,  le  pusiste  en  manos  de 
los  insaciables  y  furiosos  judíos;  por  cuanto,  además,  no  tuvis- 
te compasión  de  este  justo,  sino  que,  después  de  teñir  la  caña 
y  de  someterle  a  una  horrible  sentencia  y  al  tormento  de  la  flage- 
lación, le  entregaste,  sin  culpa  alguna  por  su  parte,  al  suplicio 
de  la  crucifixión,  no  sin  antes  haber  aceptado  presentes  por  su 
muerte;  por  cuanto,  en  fin,  manifestaste,  sí,  compasión  con  los 
labios,  pero  le  entregaste  con  el  corazón  a  unos  judíos  sin  ley; 


Epístola  Tiberii  ad  Pilatum 

Τά  άντιγραφέντα  ττσρά  Καίσαρος  Αύγουστου  κα'ι  ττεμφθέντα  προς 
Πιλάτου  Πόυτιον  την  άνατολικήν  έττίχοντα  αρχήν  γράψας  δέ  και  τήν 
άπόφασιν  και  στείλας  αΰτήν  μετά  κουρσώρος  'Ραάβ,  δους  αϋτω  και 
στρατιώτας  τόν  αριθμόν  δισχιλίους. 

«Έπείδηττερ  βιαΐον  και  αδικίας  μεστόν  γέμοντα  κατεψηφίσω  Θάνα- 
τον Ίησοΰ  τοΟ  Ναζωραίου  και  ττρό  καταδίκης  εις  θάνατον  τοΰτον  ττα- 
ρέδωκας  τοις  άττλήστοις  και  μεμηνόσιν  Ίουδαίοις,  καί  οϋ  συνεττάθησας 
τούτω  δικαίω,  αλλά  κάλαμον  βάψας,  καί  άττόφασιν  δυστήνην  έκδούς, 
και  <ρραγελλώσας  αύτόν  τταρέδωκας  επί  τό  σταυρωθήναι  άναιτίως,  καί 
δώρα  Οπερ  τοΟ  θανάτου  αϋτοΰ  έλαβες,  καί  τή  μέν  γλώττη  τούτω  συνε- 
τταθησας,  τή  δέ  καρδία  τούτον  τταρέδωκας  τοις  τταρανόμοις  Ίουδαίοις, 
δέσμιος  άχθήση  μοι,  ίνα  Οττεραττολογήση  καί  λόγον  άνταττοδώσης  μοι 


504 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


por  todo  esto,  vas  tú  mismo  a  ser  conducido  a  mi  presencia, 
cargado  de  cadenas,  para  que  presentes  tus  excusas  y  rindas 
cuentas  de  la  vida  que  has  entregado  a  la  muerte  sin  motivo  al- 
guno. Pero  ¡ay  de  tu  dureza  y  desvergüenza!  Desde  que  esto 
ha  llegado  a  mis  oídos,  estoy  sufriendo  en  el  alma  y  siento  que 
se  desmenuzan  mis  entrañas.  Pues  ha  venido  a  mi  presencia 
una  mujer,  la  cual  se  dice  discípula  de  El  (es  María  Magdalena, 
de  quien,  según  afirman,  expulsó  siete  demonios),  y  atestigua  que 
Jesús  obraba  portentosas  curaciones,  haciendo  ver  a  los  ciegos, 
andar  a  los  cojos,  oír  a  los  sordos,  limpiando  a  los  leprosos,  y 
que  todas  estas  curaciones  las  verificaba  con  sola  su  palabra. 
¿Cómo  has  consentido  que  fuera  crucificado  sin  motivo  algu- 
no? Porque,  si  no  queríais  aceptarlo  como  Dios,  deberíais  al 
menos  haberos  compadecido  de  El  como  médico  que  es.  Hasta 
la  misma  relación  astuta  que  me  ha  llegado  de  tu  parte,  está  re- 
clamando tu  castigo,  ya  que  en  ella  se  afirma  que  éste  era  su- 
perior a  todos  los  dioses  que  nosotros  veneramos.  ;Cómo  ha 
sido  para  entregarle  a  la  muerte?  Pues  sábete  que,  así  como  tú 
le  condenaste  injustamente  y  le  mandaste  matar,  de  la  misma 
manera  yo  te  voy  a  ajusticiar  a  ti  con  todo  derecho;  y  no  sólo 
a  ti,  sino  también  a  todos  tus  consejeros  y  cómplices,  de  quie- 
nes recibiste  el  soborno  de  la  muerte». 

Entregóseles,  pues,  la  carta  a  los  emisarios  y,  juntamente 
con  ella,  la  sentencia  en  que  Augusto  mandaba  por  escrito  que 
pasaran  por  el  filo  de  la  espada  a  todo  el  pueblo  de  los  judíos 


ΰττέρ  τής  ψυχής  ής  άναιτίως  είς  θάνατον  παρέδωκας.  Άλλ'  ώ  τής  σης 
αναίδειας  και  πωρώσεως.  Έγώ  ό  έξ  άκοής  τοΰτον  άκούων  παθαίνομαι 
τή  ψυχή  και  τά  σιτλάχνα  συγκότττομαρ  γυνή  γαρ  τις  ττρός  με  έλήλυθε, 
μαθήτρια  τούτου  λέγουσα  είναι,  ήτις  έστιν  Μαρία  ή  Μαγδαληνή,  άφ'  ής 
μαρτυροΰσιν  ότι  επτά  δαιμόνια  έκβεβλήκει,  μαρτυρούσα  τοΰτον  ΐάματα 
μέγιστα  έτπτελεΐν  τυφλούς  έττοίησε  βλέττειν,  χωλούς  περιπατεΐν,  και 
κωφούς  άκούειν,  λεπρούς  έκαθάρισεν,  και  άττλώς  ειπείν,  ώς  έμαρτύρει  αύτη, 
ότι  λόγω  μόνω  τάς  ιάσεις  έπετέλει.  Πώς  παρεχώρησας  άναιτίως  τούτον 
σταυρωθήναι;  Και  εϊ  ώς  Θεόν  ούκ  έδέξασθε,  καν  ώς  ίατρώ  τούτω  συνε- 
παθήσατ£ .  Άλλά  κα'ι  άπό  τής  δολεράς  γραφής  σου  της  πρός  με  έλθούσης 
καταψηφίσω  σου  τήν  τιμωρίαν,  ώς  γραφούσης  ότι  και  παρά  τούς  θεούς 
ους  σεβόμεθα  μείζων  ύπήρχεν.  Πώς  παρέδωκας  αύτόν  εις  θάνατον;  Άλλ' 
ώσπερ  σύ  άδίκως  τοΰτον  κατέκρινας  και  είς  θάνατον  παρέδωκας,  κάγώ 
σε  δικαίως  είς  θάνατον  παραδώσω·  ού  μόνον  δέ  σε,  άλλά  και  πάντας 
τούς  συμβούλους  σου  και  συμμύστας,  άφ'  ών  και  τά  δώρα  του  Θανάτου 
εϊληφας». 

Δούς  δέ  και  τοϊς  γραμματοδιακομισταΐς  τά  γράμματα  κα'ι  δι'  έγγρά- 
φου  κελεύσεως  άπόφασις  Αυγούστου  τούτοις  εδόθη,  ϊνα  άπαν  τό  γένος 
τών  Ιουδαίων  ξίφει  άναιρήσωσι  και  δέσμιον  τον  Πιλάτον  και  κατακεκρι- 


CARTA  DE  TIBERIO  A  PILATO 


505 


y  trajeran  a  Pilato,  preso  como  reo,  a  Roma,  y  juntamente  con 
él  a  los  principales  de  entre  los  judíos  (los  que  eran  a  la  sazón 
gobernadores):  a  Arquelao,  hijo  del  odiosísimo  Herodes,  y  a 
su  cómplice  Filipo;  al  pontífice  Caifás  y  a  Anás,  su  suegro, 
y  a  todos  los  principales  de  entre  los  judíos. 

Así,  pues,  marchó  Rachaab  con  los  soldados  e  hizo  como  le 
había  sido  ordenado,  pasando  por  la  espada  a  todos  los  varones 
de  entre  los  judíos,  mientras  que  las  impuras  mujeres  de  éstos 
quedaban  expuestas  a  la  violación  de  los  paganos,  con  lo  que 
brotó  una  ralea  abominable,  como  engendro  que  era  de  Sata- 
nás. Después  el  emisario  se  hizo  cargo  de  Pilato,  de  Arquelao 
y  Filipo,  de  Anás  y  Caifás  y  de  todos  los  principales  de  entre 
los  judíos,  y,  cargándolos  de  cadenas,  se  puso  con  ellos  camino 
de  Roma.  Y  sucedió  que,  al  pasar  por  cierta  isla  llamada  Creta, 
Caifás  perdió  la  vida  de  una  manera  violenta  y  miserable.  To- 
máronle, pues,  para  sepultarle,  pero  ni  siquiera  la  tierra  se  dignó 
admitirle  en  su  seno,  sino  que  le  arrojaba  fuera.  Cuando  esto 
vieron  los  muchos  que  allí  estaban,  tomaron  piedras  con  sus 
manos  y  las  arrojaron  sobre  el  cadáver,  dejándole  de  esta  ma- 
nera sepultado.  Los  demás  arribaron  a  Roma. 

Existía  entre  los  reyes  de  la  antigüedad  la  costumbre  de  que, 
si  un  reo  de  muerte  contemplaba  el  rostro  real,  se  veía  libre  de 
su  condenación.  César,  pues,  dió  las  órdenes  oportunas  para 
no  dejarse  ver  por  Pilato,  de  manera  que  no  pudiera  escapar  de 


μένον  άχθήναι  έν  'Ρώμη,  και  τούς  των  Ιουδαίων  πρώτους,  τότε  τοπάρ- 
χας,  Άρχέλαον  τόν  του  έχθίστου  Ήρώδου  υίόν,  και  τόν  συμμύστην 
αύτοϋ  ΦίλιτττΓον,  και  τούς  τούτων  αρχιερείς,  τόν  τε  Καϊάφαν  και  τόν 
τούτου  ιτενθερόν  "Ανναν,  και  πάντας  τούς  πρώτους  τών  Ιουδαίων. 

Απελθόντος  δε  του  'Ραχαάβ  μετά  και  τών  στρατιωτών,  κατά  τό 
κελευθέν  έποίησε,  και  άπαν  τό  άρρεν  γένος  τών  Ιουδαίων  ξίφει  ϋπερη- 
κόντισε,  τάς  δε  βεβήλους  αύτών  γυναίκας  τά  έθνη  εξεπορνεύσαντο,  [κα'ι] 
ανεφύη  και  έξανέστη  σπέρμα  μυσαρόν  τοΰ  πατρός  αύτών  τού  Σατανά. 
Λαβών  δέ  ό  κούρσωρ  τόν  τε  ΤΤιλάτον,  Άρχέλαόν  τε  και  Φίλιππον, 
"Ανναν  και  Καϊάφαν  και  πάντας  τούς  πρώτους  τών  Ιουδαίων,  δέσμιους 
ήγεν  έν  'Ρώμη.  Έτυχεν  δέ  τούτους  διερχομένους  έν  νήσω  τινί  Κρήτη 
έπονομαζομένη  τόν  Καϊάφαν  δυστήνως  και  βιαίως  τόν  βίον  άπορρήξαι- 
και  λαβόντων  δέ  τούτον  ϊνα  καταχώσωσιν,  ούδέ  τό  σύνολον  τούτον  ή 
γή  κατεδέξατο,  άλλ'  έξω  τούτον  άπέρριπτεν.  Ίδών  δέ  άπαν  τό  πλήθος, 
άραντες  λίθους  οίκείαις  χερσίν,  έπ'  αυτόν  έβαλον  και  ούτως  κατέχωσαν 
οί  δέ  λοιποί  τη  'Ρώμη  προσώρμισαν. 

"Εθος  δέ  ήν  τοις  άρχαίοις  άναξίν,  ώς  ότι  έάν  κατάδικος  τις  ήν  θανάτω, 
και  έθεάσατο  τήν  όψιν  αύτών,  έρρύετο  τής  καταδίκης.  Έκέλευσεν  ούν  ó 
Καίσαρ  τού  μή  θεάσασθαι  τόν  Πιλάτον,  ϊνα  μή  ρυσθή  έκ  του  θανάτου- 


506 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


la  muerte.  Así,  pues,  lo  metieron  en  una  caverna  y  allí  lo  deja- 
ron, conforme  a  las  órdenes  del  emperador. 

Mandó  asimismo  que  Anás  fuera  envuelto  en  una  piel  de 
buey;  y,  al  secarse  el  cuero  por  el  sol,  quedó  oprimido  por  él, 
saliéndosele  las  entrañas  por  la  boca  y  perdiendo  violentamente 
su  vida  miserable.  A  los  demás  presos  judíos  los  ejecutó  pasán- 
dolos a  filo  de  espada.  Mas  a  Arquelao,  el  hijo  del  odiosísimo 
Herodes,  y  a  su  cómplice  Filipo  los  condenó  a  ser  empalados. 

Cierto  día  salió  de  caza  el  emperador  e  iba  en  persecución 
de  una  gacela.  Esta,  al  pasar  por  la  boca  de  la  caverna  [donde 
estaba  Pilato],  se  paró.  Pilato  estaba  a  punto  de  perecer  a  ma- 
nos del  César,  e  intentó  fijar  en  él  su  mirada;  pero,  para  que  se 
realizara  lo  que  estaba  a  punto  de  suceder,  la  gacela  vino  a  po- 
nerse frente  a  él;  César  entonces  disparó  una  flecha  con  el  fin 
de  derribar  al  animal,  pero  el  proyectil  atravesó  la  entrada  de 
la  caverna  y  mató  a  Pilato.  [Todos  los  que  creéis  que  Cristo  es 
el  Dios  verdadero  y  Salvador  nuestro,  glorificadle  a  El  y  en- 
grandecedle,  pues  le  pertenece  la  alabanza,  el  honor  y  la  adora- 
ción con  su  Padre  sin  principio  y  su  Espíritu  consubstancial, 
ahora  y  siempre  y  por  los  siglos  de  los  siglos.  Amén.] 


άλλά  κελεύσει  τούτου  έν  άντρω  τινί  τούτον  άνέκτισαν,  κα'ι  έκεΤ  αυτόν 
εασαν. 

Τον  δέ  "Ανναν  έν  δέρματι  βοός  ένετύλιξεν  και  ϋττό  του  ήλιου  της 
βύρσης  ξηρανθείσης,  και  έν  ταύτη  έκτπασθείς,  τα  έγκατα  αϋτοϋ  έκ  του 
στόματος  αύτοΰ  έξήλθον,  και  βιαίως  τήν  άθλίαν  ψυχην  αύτοΰ  άττέρρη- 
ξεν.  Τους  δέ  έτερους  απαντάς  τών  Ιουδαίων  έκδοτους  παρέδωκεν  εις 
Θάνατον-  και  τούτους  άττέκτειναν  τω  ξίφει·  Άρχέλαον  δέ  τόν  τοΰ  έχθίσ- 
του  Ήρώδου  υίόν,  και  τόν  τούτου  συμμύστην  Φίλιππον  προσέταξεν 
άνασκολοτπσθήναι. 

Μια  δέ  τών  ημερών  έξελθών  ό  βασιλεύς  έτπ  την  Θήραν  δορκάδα  τίνα 
έδίωκεν  ή  δέ  δορκάς  έλθούσα  έν  τη  όττή  τού  άντρου  'ίστατο.  "Εμελλεν 
δέ  τόν  Πιλάτον  ύττό  τών  χειρών  του  Καίσαρος  σναλωθήναι-  και  ϊνα  ττλη- 
ρωθη  τό  μέλλον,  προέκοψεν  ό  Πιλάτος  θεάσασθαι  τόν  άνακτα,  και  ή 
δορκάς  κατέναντι  τούτου  στάσα,  και  ό  Καίσαρ  βέλος  βαλών  έν  τώ  τόξω 
τοΰ  τήν  δορκάδα  καταβαλεΐν,  και  διά  της  όττής  τό  βέλος  εΐσελθόν  τόν 
Πιλάτον  άνήρησεν.  [Πάντες  δέ  τπστεύοντες  Χριστόν  τόν  Θεόν  τόν  άλη- 
θινόν  ήμών  Σωτήρα  δότε  δόξαν  και  μεγαλωσύνην  αύτώ·  ότι  αύτώ  ττρέ- 
ττει  ή  δόξα  κα'ι  ή  τιμή  και  ή  ττροσκύνησις  σύν  τω  άνάρχω  αύτοΰ  Πατρί 
και  τώ  όμοουσίω  αύτοΰ  Πνεύματι  νΰν  και  άεί  και  εις  τούς  αιώνας  τών 
αιώνων  άμήν]. 


RELACIÓN   DE  MEATO 


307 


3.    Relación  de  Pilato   (  ti  Anaphora»  ) 

Tiene  también  el  título  de  Garfa  de  Pilato  a  César.  Se  conser- 
van de  ella  dos  recensiones  griegas:  A  y  B,  que  presentan  algu- 
nas diferencias  entre  sí,  no  del  todo  substanciales.  Ambas  fue- 
ron publicadas  por  Tischendorf.  Nosotros  reproducimos  el  tex- 
to de  .4,  notando  las  principales  diferencias  de  β. 

Su  forma  actual  acusa  una  fecha  tardía  (h.  s.VII).  Pero  pro- 
bablemente lo  que  nosotros  poseemos,  no  es  sino  una  reelabo- 
ración posterior  de  un  documento  bastante  antiguo. 

Cf.  J.  A.  Fabricius,  Cod.  apocr.  Ν.  Τ.  III  (2i?43)  P.456SS. ;  Λ.  Birch, 
Auctanum  cod.  apocr.  Ν.  T.  F.  I  (1804)  p.ióiss.;  MigneAp  II  (1858)  p.753- 
58  [v.  franc.];  C.  Tischendorf,  Ev.  Apocr.  (21876)  p.LXXVUI  435-442 ; 
M.  Di/nlop  Gibson,  Apocrypha  Sinaitica:  StS  5  (1896)  [vv.  siríaca  y  árabe]; 
[.  la.  Porfirjev,  Apokrificheskija  skazanija  o  novozavetnych  littach  i  sobytijach 
po  rukopisjam  Solovetskoij  Biblioteki:  «Sbornik  otdelenija  russkavo  iazyka  i 
slovesnosti  Imperatorskoij  Akademii  Nauk»  (S.  Petersburgo  1890)  t.52  n.4 
p.igiss. ;  G.  F.  Abbot,  The  Reporl  and  Death  of  Pílate:  JThSt  4  ( 1903)  83-86 
I  rec.  griega  distinta  de  las  de  Tischendorf]. 


Relación  del  gobernador  Pilato  acerca  de 
Nuestro  Señor  Jesucristo,  enviada  a 
César  Augusto  a  Roma 

En  aquellos  días  que  siguieron  a  la  crucifixión  de  Nuestro 
Señor  Jesucristo,  en  tiempo  de  Poncio  Pilato,  gobernador  de 
Palestina  y  de  Fenicia,  se  compusieron  en  Jerusalén  estas  me- 
morias que  refieren  lo  que  hicieron  los  judíos  contra  el  Señor. 
Pilato,  pues,  juntamente  con  su  correspondencia  particular,  en- 


A  Ν  ΑΦΟΡΑ  ΠΙΛΑΤΟΥ  ΗΓΕΜΟΝΟΣ  ΠΕΡΙ  ΤΟΥ  ΔΕΣΠΟΤΟΥ  ΗΜΩΝ  ΙΗΣΟΥ 
ΧΡΙΣΤΟΥ  ΠΕΜΦΘΕΙΣΑ  ΑΥΓΟΥΣΤΩ  ΚΑΙΣΑΡΙ   ΕΝ  ΤΗ  ΡΩΜΗ 

Έν  έκείναις  ταΐς  ήμέραις  σταυρωθέντος  τοΰ  Κυρίου  ημών  Ίησοΰ 
Χρίστου  έττϊ  Ποντίου  Πιλάτου  ήγεμόνος  της  Παλαιστίνης  και  τήξ  Φοι- 
νίκης ταΰτα  έν  Ίεροσολύμοις  γέγονεν  τά  υπομνήματα  τα  κατά  Κυρίου 


5  OS 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


vio  estas  memorias  al  César,  residente  en  Roma,  después  de 
escribir  así: 

«Al  excelentísimo,  piadosísimo,  divinísimo  y  terribilísimo 
César  Augusto,  el  gobernador  de  la  provincia  oriental,  Pilato. 

I 

Excelencia:  La  relación  que  voy  a  haceros  es  causa  de  que 
me  sienta  cohibido  por  el  temor  y  por  el  temblor.  Pues  habéis 
de  saber  que  en  esta  provincia  que  gobierno,  única  entre  las 
ciudades  en  cuanto  al  nombre  de  Jerusalén,  el  pueblo  en  masa 
de  los  judíos  me  entregó  un  hombre  llamado  Jesús,  acusándole 
de  muchos  crímenes  que  no  pudieron  demostrar  con  la  afluen- 
cia de  las  razones.  Había  entre  ellos  una  facción  enemiga  suya 
porque  Jesús  les  decía  que  el  sábado  no  era  día  de  descanso  ni 
fiesta  de  guardar.  El,  en  efecto,  obró  muchas  curaciones  en  tal 
día:  devolvió  la  vista  a  los  ciegos  y  la  facultad  de  andar  a  los 
cojos;  resucitó  a  los  muertos;  limpió  a  los  leprosos;  curó  a  los 
paralíticos,  incapaces  en  absoluto  de  tener  impulso  corporal  ni 
erección  de  nervios,  sino  sólo  voz  y  articulaciones,  dándoles 
fuerzas  para  andar  y  correr.  Y  extirpaba  la  enfermedad  con  sola 


πραχθέντα  υπό  των  Ιουδαίων.  Ό  ουν  Πιλάτος  μετ'  οικείας  αύτοΰ  ανα- 
φοράς εξέπεμψεν  αύτά  τω  Καίσαρι  εν  τή  "Ρώμη  γράψας  ούτως- 1 

«Κρατίστω  σεβαστώ  θειοτάτω  και  φοβερωτάτω  Αύγούστω  Καίσαρι, 
Πιλάτος  ό  την  άνατολικήν  διέπων  άρχήν. 

I 

Μηνύσει  κέχρημαι  δι'  ής  φόβω  καΊ  τρόμω  συνέχομαι,  Κράτιστε.  Έν 
ταύτη  γαρ  ήνττερ  διέττω  έπαρχίαν,  ήτις  μία  τών  ττόλεων  καλείται  Ιερου- 
σαλήμ ~,  άπαν  τό  πλήθος  τών  Ιουδαίων  παρέδωκάν  μοι  άνθρωπόν  τίνα 
λεγόμενον  Ίησοΰν,  ττολλά  εγκλήματα  έτπφερόμενοι  κατ'  αύτοΰ,  άττερ  οΰκ 
ήδυνήθησαν  τών  λόγων  τή  συστάσει  διελέγξαι  3.  Μία  δέ  τις  αύτοϊς 
αϊρεσις  ή  ν  κατ'  αύτοΰ,  ότι  τό  σάββατον  αύτοΐς  ελεγεν  ό  Ίησοϋς  μή 
είναι  σχολήν  ή  παρατηρεΐσθαι.  Πολλάς  γάρ  ιάσεις  έττετέλεσεν  εν  σύτή  τή 
ήμερα,  τυφλούς  έποίησεν  άναβλέττειν,  χωλούς  περιπατεΐν,  νεκρούς  άνέσ- 
τησεν,  λεπρούς  έκαθάρισεν,  παραλυτικούς  ίάσατο,  μή  δυναμένους  τό  σύ- 
νολον μήτε  όρμήν  τού  σώματος  μήτε  νεύρων  στάσιν  εχειν  εί  μή  μόνον 
φωνήν  και  άρμονίαν,  και  παρέσχεν  αύτοΐς  δύναμιν  τοΰ  περιπατείν  και 


1  La  rec.  Β  no  contiene  este  prólogo. 

-  La  rec.  Β  añade:  έν  ή  τό  ιερόν  τοΰ  τών  Ιουδαίων  έθνους  καθίδρυται. 
3  La  rec.  Β :  ούκ  ήδυνήθησαν  δί  εν  τινι  λόγω  έλέ/ςαι  αάτόν. 


KF.LACIÓX   DE  ΜΙΛΤΟ 


509 


su  palabra.  Otra  nueva  acción  más  portentosa,  desconocida  en- 
tre nuestros  dioses:  resucitó  a  un  muerto  de  cuatro  días  con 
sólo  dirigirle  su  palabra;  y  es  de  notar  que  el  muerto  tenía  ya 
la  sangre  corrompida  y  estaba  putrefacto  a  causa  de  los  gusa- 
nos salidos  de  su  cuerpo,  y  despedía  un  hedor  de  perro.  Vién- 
dole, pues,  yacente  como  estaba  en  el  sepulcro,  le  mandó  que 
echara  a  correr;  y  él,  como  si  no  tuviera  lo  más  mínimo  de  ca- 
dáver, sino  más  bien  como  un  esposo  que  sale  de  la  cámara 
nupcial,  así  salió  del  sepulcro,  rebosante  de  perfume. 

II 

Y  a  unos  extranjeros,  endemoniados  a  todas  luces,  que  te- 
nían su  domicilio  en  los  desiertos  y  comían  sus  propias  carnes, 
portándose  como  bestias  y  reptiles,  incluso  a  ellos  les  hizo  hon- 
rados ciudadanos,  les  volvió  cuerdos  con  su  palabra  y  les  pre- 
paró para  ser  sabios,  poderosos  y  gloriosos,  comensales  de  todos 
los  que  odiaban  los  espíritus  inmundos  y  perniciosos  que  habi- 
taban anteriormente  en  ellos,  a  quienes  arrojó  a  lo  profundo 
del  mar. 


τρέχειν,  ρήματι  μόνω  το  ασθενές  άποστρέψας.  "Αλλο  πάλιν  τι  δυνα- 
τώτερον  πράγμα,  όπερ  εστίν  τταρά  τοις  τταρ'  ήμΐν  θεοϊς  ξένον  τετραή- 
μερον  νεκρόν  άνέστησεν,  λόγω  μόνω  καλέσας  αύτόν,  τού  τεθνεώτος  τόν 
ϊχώρα  έχοντος,  και  διαφθαρέντος  έκ  των  γενομένων  σκωλήκων  τοΟ  σώ- 
ματος αύτοϋ  καί  τό  δυσώδες  τοΰ  κυνός  έχοντος-  δν  ίδών  έν  τω  τάφω 
κείμενον  έκέλευσεν  τρέχειν..  μήτε  όλως  νεκροΰ  τι  έχοντος,  άλλ'  ώς  έκ  ττασ- 
τοΰ  νυμφίος  ούτως  έξήλθεν  έκ  τοΰ  τάφου  εύωδίας  πλείστης  πεπλησ- 
μένος. 

II 

Και  ξένους  σαφώς  δαιμονιζομένους  και  τήν  οίκησιν  έν  έρημίαις  έχον- 
τας και  σάρκας  τρώγοντας  τάς  ιδίας,  ομοίως  τοις  κτήνεσιν  και  έρπετοΐς 
συναναστρεφομένους,  καί  τούτους  κατέστησεν  οϊκήτορας  πόλεων  καϊ  διά 
λόγου  σώφρονας  άπέδειξεν,  σοφούς  τε  καί  δυνατούς  καϊ  ένδοξους  πα- 
ρεσκεύασεν  γενέσθαι,  συνεσθίοντας  πάσιν  τοις  πολεμίοις  τών  πνευμάτων 
των  ακαθάρτων  τών  έν  αύτοΐς  όντων  όλεθρίων,  δ  βυθώ  θαλάσσης  κατ- 
ερριψεν. 


510 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN' 


III 

Había,  además,  otro  que  tenía  la  mano  seca.  Mejor  dicho, 
no  sólo  su  mano,  sino  la  mitad  entera  de  su  cuerpo  estaba  pe- 
trificada, de  manera  que  no  tenía  figura  de  varón  ni  dilatación 
de  músculos.  Ε  incluso  a  éste  le  curó  con  una  palabra  y  le 
dejó  sano. 

IV 

Y  había  otra  mujer  hemorroísa,  cuyas  articulaciones  y  ve- 
nas estaban  agotadas  por  el  flujo  de  sangre,  que  no  llevaba  ya 
consigo  ni  cuerpo  humano  siquiera,  que  se  asemejaba  a  un  ca- 
dáver y  que,  finalmente,  se  había  quedado  sin  voz.  Tal  era  su 
gravedad,  que  ningún  médico  del  territorio  encontró  manera 
de  curarla  y  ni  esperanza  siquiera  de  vida  le  quedaba.  Mas,  una 
vez  que  Jesús  pasaba  en  secreto  por  allí,  tomó  fuerzas  de  la  som- 
bra de  éste  y  tocó  por  detrás  la  orla  de  su  vestido;  inmediata- 
mente sintió  que  una  fuerza  henchía  sus  oquedades  y,  como 
si  jamás  hubiera  estado  enferma,  empezó  a  correr  ágilmente 
camino  de  su  ciudad,  Cafarnaúm,  estando  a  punto  de  igualar  la 
marcha  de  seis  jornadas. 


III 

Πάλιν  δέ  άλλος  ύπήρχεν  ξηράν  έχων  τήν  χείρον,  ού  μόνον  δέ  τήν 
χείραν,  άλλά  μάλλον  τό  ήμισυ  μέρος  τοΰ  σώματος  άπολιθωθέν  ύττήρ- 
χεν του  ανθρώπου,  μήτε  ττλάσιν  ανδρός  ή  σώματος  έχων  διαστολήν 
κάκεϊνον  λόγω  ίάσατο  και  ύγιή  άπέδειξεν. 

IV 

Και  γυναίκα  δέ  αΐμορροοϋσαν  επί  ττολλούς  χρόνους,  άπό  τής  ρύσεως 
του  αίματος  τάς  αρμονίας  κα'ι  τάς  φλέβας  έξαντληθεΐσαν  και  μήτε  τό 
άνθρώτπνον  σώμα  έτπφερομένην,  νεκρή  άπεικασμένην,  άφωνον  καθ'  έκάσ- 
την  οΰσαν,  ώς  οί  έκ  της  ενορίας  πάντες  ιατροί  οϋχ  εΟρον  θεραπεΰσαι· 
ούτε  yáp  τής  ζωής  έλπίς  αύτή  ύπήρχεν  καϊ  μυστικώς  διερχομένου  τοΰ 
Ίησοΰ  ϊσχϋν  λαβοΰσα  διά  τής  έπισκιάσεως  αϋτοΰ  όπισθεν  ήψατο  τοΰ 
κρασπέδου  αϋτοΰ,  και  ευθέως  αύτή  τή  ώρα  άνέπλησεν  δύναμις  τά  κε- 
νώματα  αυτής,  ώς  μηδέποτε  πάθος  πεπονθυΐα  ήρξατο  δρομαία  τρέχειν 
εις  τήν  εαυτής  πόλιν  Κεφαρναούμ  4,  ώς  πλησιάζειν  τήν  πορείαν  ήμε- 
ρων έξ. 

4  La  rec.  Β  da  a  la  ciudad  de  la  hemorroísa  el  nombre  de  Paneas  de 
acuerdo  con  una  antigua  tradición.  Cf.  más  abajo  Muerte  de  PUato  nota  t. 


RELACIÓN   DE  P11ATO 


513 


V 

Y  esto  que  acabo  de  relatar  con  toda  circunspección,  lo  hizo 
Jesús  en  día  de  sábado.  Obró,  además,  otros  milagros  mayores 
que  éstos,  de  manera  que  he  llegado  a  pensar  que  los  portentos 
suyos  son  mayores  que  los  que  hacen  los  dioses  venerados  por 
nosotros. 

VI 

Este  es,  pues,  aquel  a  quien  Hcrodes,  y  Arquelao,  y  Filipo, 
Anás  y  Caifás,  me  entregaron  en  connivencia  con  todo  el  pue- 
blo, haciéndome  mucha  fuerza  para  que  lo  juzgara.  Y  así,  aun 
sin  haber  encontrado  a  su  cargo  causa  alguna  de  delitos  o  ma- 
las acciones,  mandé  que  le  crucificaran,  después  de  someterle 
a  la  flagelación. 

VII 

Y,  mientras  le  crucificaban,  sobrevinieron  unas  tinieblas  que 
cubrieron  toda  la  tierra,  quedando  obscurecido  el  sol  a  medio- 
día y  apareciendo  las  estrellas,  en  las  que  no  había  resplandor; 


V 

Και  ταύτα  μέν,  ά  προσφάτως  κατά  νούν  έχων  εμήνυσα,  άττερ  έν  σαβ- 
βάτω  έτέλεσεν  ό  Ιησούς-  και  έτερα  μείζονα  τούτων  έποίησεν  σημεία,  ώς 
οτι  και  παρά  τούς  θεούς  ούς  σεβόμεθα  μείζονα  κατενόησα  θαυματουρ- 
γήματα  παρ'αύτού  γεγονότα. 

VI 

Τούτον  δέ  Ηρώδης  και  Αρχέλαος  και  Φίλιππος,  "Άννας  και  Καϊάφας 
παρεδωκάν  μοι  σύν  παντί  τω  λαώ,  έπ'ι  τό  τούτον  άνετάσαι  πολλήν 
ποιησαντες  κατ*  εμού  στάσιν.  Έκέλευσα  ουν  τούτον  σταυρωθήυαι,  πρώ- 
τον φραγελλώσας  αυτόν,  και  μηδεμίαν  αίτίαν  εύρών  κατ'  αύτοΰ  κακών 
εγκλημάτων  ή  πράξεων. 

VII 

"Αμα  δέ  έσταυρώθη,  σκότος  έγένετο  έφ'  όλην  την  οϊκουμένην,  τοΰ 
ηλίου  μέσης  ημέρας  σκοτισθέντος  και  τών  άστέρων  φανέντων,  έν  οίς 
λαμπηδών  οΰκ  έφαίνετο·  σελήνη  δέ  τό  φέγγος  ώς  αϊματίζουσα  διέλιπεν· 


512 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


la  luna  cesó  de  brillar,  como  si  estuviera  teñida  en  sangre,  y  el 
mundo  de  los  infiernos  quedó  absorbido;  incluso  lo  que  era  lla- 
mado santuario  desapareció,  a  la  caída  de  éstos,  de  la  vista  de 
los  mismos  judíos;  finalmente,  por  el  eco  de  los  truenos  repeti- 
dos, se  produjo  una  hendidura  en  la  tierra. 

VIII 

Y,  cuando  todavía  cundía  este  pánico,  aparecieron  algunos 
muertos  que  habían  resucitado,  como  atestiguaron  los  mismos 
judíos,  y  dijeron  ser  Abrahán,  Isaac,  Jacob,  los  doce  patriarcas, 
Moisés  y  Job  (las  primicias  de  los  muertos,  como  ellos  dicen), 
que  fallecieron  hace  tres  mil  quinientos  años.  Y  muchísimos  de 
ellos,  a  los  que  yo  pude  ver  también  aparecidos  corporalmente, 
se  lamentaban  a  su  vez  a  causa  de  los  judíos:  por  la  prevarica- 
ción que  estaban  cometiendo,  por  su  perdición  y  por  la  de  su  ley. 


κόσμος  δέ  των  καταχθόνιων  κατεπόθη·  ώς  αύτό  όπερ  είχον  άγιασμα 
ναοΰ  λεγόμενον  αύτοΐς  τοις  Ίουδαίοις  μή  όφθήναι  τή  τούτων  τττώσει· 
χάσμα  της  γης  έπειλημμένων  βροντών  ήχω  κατεττίδοσαν  5, 

VIII 

"Ωφθησαν  6  δέ  εν  αϋτω  τω  φόβω  νεκροί  άναστάντες,  ώς  αύτοί  οί 
Ιουδαίοι  έμαρτύρησαν,  και  είπον  είναι  Αβραάμ  και  Ισαάκ  και  Ιακώβ 
και  τούς  δώδεκα  ττατριάρχας  και  Μωσήν  και  Ίώβ,  τούς  πρωτοτελευ- 
τηκότας  7  ώς  φασιν  εκείνοι  προ  τρισχιλίων  πεντακοσίων  ετών-  καί  πλείσ- 
τοι πολλοί  ους  κάγώ  είδον  έν  σώματι  φανέντας,  και  θρήνον  δέ  έποίουν 
περί  των  Ιουδαίων  διά  την  γενομένην  δι'αΰτών  παρανομίαν  καί  άπώ- 
λειαν  των  Ιουδαίων  καί  του  νόμου  αυτών. 

5  La  rec.  Β  da  este  curioso  dato:  τά  άστρα  δέ  καί  ό  Ώριων  Θρήνον 
έποίουν  περί  των  Ιουδαίων  διά  τήν  παρ'αύτών  γΕνομένην  παρανομίαν. 

6  La  rec.  Β  añade  que,  sobre  las  tres  de  la  mañana  del  domingo,  el  sol 
empezó  a  brillar  y  que  aparecieron  con  la  rapidez  del  relámpago  unos  per- 
sonajes; cf.  más  abajo,  c.9. 

7  La  rec.  Β  añade:  προ  δισχιλίων  πεντακοσίων  έτών  (hacía  2500  años); 
entre  ellos  incluye  a  Noé. 


RELACIÓN   DE  PILATO 


51 3 


IX 

Duró  el  miedo  del  terremoto  a  partir  de  la  hora  sexta  del 
viernes  hasta  la  hora  nona.  Y,  al  llegar  la  tarde  del  primer  día 
de  la  semana,  se  oyó  un  eco  procedente  del  cielo,  mientras  éste 
adquiría  un  resplandor  siete  veces  más  vivo  que  todos  los  días. 
Y  a  la  hora  tercia  de  la  noche  apareció  incluso  el  sol  brillando 
más  que  nunca  y  embelleciendo  todo  el  firmamento.  Y  de  la 
misma  manera  que  los  relámpagos  sobrevienen  de  repente  en 
el  invierno,  así  aparecieron  súbitamente  unos  varones,  excelsos 
por  su  vestidura  y  por  su  gloria,  que  daban  voces  semejantes 
al  fragor  de  un  enorme  trueno,  diciendo:  Jesús,  el  que  fué  cru- 
cificado, acaba  de  resucitar.  Levantaos  del  abismo  los  que  estáis 
presos  en  los  subterráneos  del  infierno».  Y  la  hendidura  de  la 
tierra  era  tal,  que  parecía  no  había  fondo,  sino  que  dejaba  ver 
los  mismos  fundamentos  de  la  tierra,  entre  los  gritos  de  los 
que  estaban  en  el  cielo  y  paseaban  corporalmente  en  medio  de 
los  muertos  que  acababan  de  resucitar.  Y  aquel  que  dió  vida 
a  los  muertos  y  encadenó  al  infierno  decía:  Dad  este  encargo 
a  mis  discípulos:  El  va  delante  de  vosotros  a  Galilea;  allí  po- 
dréis verle. 


IX 

"Εστη  δέ  ó  φόβος  τοΰ  σεισμού  άπό  ώρας  έκτης  τής  παρασκευής  έ'ως 
ώρας  ενάτης.  Και  όψίας  γενομένης  της  μιας  των  σαββάτων  ήχος  έγένετο 
έκ  τοΰ  ούρανοΰ  ώστε  τον  οϋρανόν  γενέσθαι  φωταγωγόν  έττταττλασίως 
υπέρ  πάσας  τάς  ήμέρας.  "Ωφθη  δέ  τρίτης  ώρας  τής  νυκτός  και  ó  ήλιος 
οίος  ουδέποτε  έλαμψεν  φωταγωγός,  τόν  πάντα  πόλον  φαιδρύνας.  Και 
ώσπερ  δέ  άστραπαί  άφνω  χειμώνος  επέρχονται,  ούτως  άνδρες  έφαίνοντο 
υψηλοί  έν  στολή  καΊ  δόξη  υπάρχοντες,  πλήθος  άναρίθμητον,  κράζοντες. 
ΤΩν  ή  φωνή  ήκούετο  ώσπερ  βροντής  παμμεγέθους·  «Ό  σταυρωθείς  άνέστη 
Ίησοΰς·  άνέλθατε  έξ  άδου  οί  δεδουλωμένοι  έν  τοις  καταχθονίοις  του 
αδου».  Και  ην  τό  χάσμα  τής  γής  ώς  μή  όντων  έδρασμάτων  άλλ'  ούτως 
ήν  ώς  αύτά  τά  θεμέλια  τής  γής  φανήναι  μετά  των  βοώντων  έν  τοις 
ούρανοϊς  και  περιπατούντων  έν  σώματι  έν  μέσω  των  άναστάντων  νε- 
κρών. Ό  δέ  άναστήσας  πάντας  τους  νεκρούς  και  συνδήσας  τόν  αδην 
ελεγεν  «Είπατε  τοίς  μαθηταΐς  μου  ότι  προάγει  ύμάς  εις  τήν  Γαλιλαίαν, 
έκεΐ  αυτόν  όψεσθε». 


Ευ.  apócrifos 


17 


514 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


X 

Por  toda  aquella  noche  no  cesó  la  luz  de  brillar.  Y  muchos 
de  los  judíos  perecieron  absorbidos  por  la  hendidura  de  la  tierra, 
de  manera  que  al  día  siguiente  no  compareció  gran  parte  de  los 
que  habían  estado  en  contra  de  Jesús.  Otros  veían  apariciones 
de  resucitados,  a  quienes  ninguno  de  nosotros  había  visto.  Y  en 
Jerusalén  mismo  no  quedó  ni  una  sola  sinagoga  de  los  judíos, 
pues  todas  desaparecieron  en  aquel  derrumbamiento. 

XI 

Así,  pues,  fuera  de  mí  por  aquel  pánico  y  cohibido  por  un 
temblor  horrible  en  extremo,  he  hecho  a  Vuestra  Excelencia  la 
relación  escrita  de  lo  que  mis  ojos  vieron  en  aquellos  momentos. 
Y,  poniendo  además  en  orden  lo  que  hicieron  los  judíos  con- 
tra Jesús,  lo  he  remitido  a  vuestra  divinidad,  ¡oh  Señor!» 


4.    Correspondencia  entre  Pilato  y  Herodes 

Nos  referimos  a  dos  cartas  que  se  presentan  como  cambia- 
das entre  ambos  personajes,  en  las  que  salta  a  la  vista  la  sim- 
patía que  sentía  el  autor  por  el  procurador  romano.  A  la  vez 
se  mezclan  extrañas  leyendas  de  cuño  medieval  sobre  la  muer- 
te de  Herodes  y  de  sus  allegados. 


X 

Πασαν  δέ  τήν  νύκταν  έκείνην  ούκ  έπαύσατο  τό  φώς  φαΐνον.  Τών  δέ 
Ιουδαίων  πολλοί  έθανον  έν  τω  χάσματι  της  γής  καταποθέντες,  ώς  μή 
εύρεθήναι  επί  τήν  αύριον  πλείστους  τών  κατά  τοΰ  Ίησοΰ  γενομένων. 
"Αλλοι  φαντασίαν  έώρων  άναστάντων,  ους  ούδέποτε  ήμών  τις  ήν  θεα- 
σάμενοι.  Εϊ  μή  μία  τις  συναγωγή  τών  Ιουδαίων  ύττελείφθη  έν  αυτή  τή 
Ιερουσαλήμ,  έττει  πασαι  αφανείς  τή  τττώσει  εκείνη  άττήλθον. 

XI 

Τω  ουν  φόβω  έκείνω  έν  έκστάσει  γενόμενος  και  τρόμω  δεινοτάτω  συ- 
νεχόμενος, άττερ  είδον  κατ'  αϋτήν  τήν  ώραν  γράψας  άνήγαγον  τω  σω 
κράτει-  έντάξας  και  τά  κατά  τοΰ  Ίησοΰ  πραχθέντα  ύττό  τών  Ιουδαίων 
εξέπεμψα  τή  σή  βειότητι,  Δέσποτα». 


CORRESP.   ENTRE  PILATO  Y  HERODES 


515 


Tischendorf  las  encontró  juntamente  con  la  citada  Carta  de 
Tiberio  a  Pilato,  pero  se  resistió  a  publicarlas  por  las  mismas 
razones  que  le  movieron  a  omitir  esta  última.  Efectivamente, 
la  redacción  es  tan  torturada  a  veces  y  la  sintaxis  tan  deficiente, 
que  en  algunos  casos  no  cabe  dar  sino  una  traducción  apro- 
ximada. 

Se  han  publicado  dos  versiones  siríacas  de  estas  cartas:  una 
por  W.  Wright  en  sus  Contributions  to  the  Apocryphal  Literature 
of  the  Ν.  T.  (London  1865),  y  otra  por  I.  E.  Rahmani  en  sus 
Hypomnemata  Domini  Nostri  seu  acta  Pilati:  «Studia  Syriaca»  II 
(Scharfe  1908)  p-32ss.  [con  trad.  lat.]. 

Tomamos  el  texto  griego  editado  por  J.  Armitage  Robin- 
son,  Apocrypha  Anécdota  (II):  TS  5  (1899)  p.66ss. 


a)    CARTA  DE  PILATO  A  HERODES 

Pilato,  gobernador  de  Jerusalén,  saluda  al  tetrarca  Herodes. 

Nada  bueno  hice  bajo  tu  instigación  el  día  aquel  en  que  los 
judíos  presentaron  a  Jesús,  el  llamado  Cristo.  Pues  de  la  misma 
manera  que  fué  crucificado,  así  también  ha  resucitado  al  tercer 
día  de  entre  los  muertos,  como  acaban  de  anunciarme  algunos, 
y  entre  ellos  el  centurión.  Yo  mismo  he  decidido  enviar  una 
expedición  a  Galilea  y  atestiguan  haberle  visto  en  su  propio 
cuerpo  y  conservando  el  mismo  semblante.  Y  ha  llegado  a  de- 
jarse ver  de  más  de  quinientas  personas,  con  la  misma  voz  e 
idénticas  enseñanzas.  Estos  individuos  han  ido  por  ahí  dando 
testimonio  de  ello;  y,  lejos  de  vacilar,  han  predicado  su  resurrec- 
ción como  fenómeno  extraordinario  y  han  anunciado  un  reino 


ΕΠΙΣΤΟΛΗ  ΠΙΛΑΤΟΥ  ΠΡΟΣ  ΗΡΩΔΗΝ 

Πιλάτος  ήγεμών  Ιεροσολύμων  Ηρώδη  τετράρχη  χαίρειν 
Ούδέν  αγαθόν  ϋττό  σου  πεισθείς  έτέλεσα  έν  εκείνη  τη  ήμερα  έν  η"  προ- 
σήγαγον  Ιουδαίοι  τόν  Ίησοΰν  τόν  λεγόμενον  Χριστόν  ώς  έσταυρώθη, 
και  τη  τρίτη  ημέρα  ανέστη  έκ  τών  νεκρών  άττήγγειλάν  μοι,  και  ό  έκα- 
τόνταρχος-  άλλα  καϊ  εγώ  αύτός  ττέττεισμαι  εις  τήν  Γαλιλαίαν  άττοστέλ- 
λειν  και  έωράκασιν  αύτόν  έν  τή  αύτη  σαρκι  και  τώ  αύτώ  εΐδει·  καϊ  τη 
αύτη  φωνή  και  τοις  αύτοΐς  διδάγμασιν  ένεφάνισεν  εαυτόν,  πλείοσιν  πεν- 
τακοσίοις  άνθρώττοις  Θεοσεβέσιν,  οΐ  καϊ  μαρτυροΰντες  περί  τούτου  παρή- 
yocyov,  μηδέν  ένδοιάζοντες,  άλλά  περισσάν  κηρύσσοντες  τήν  άνάστασιν, 


516 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


eterno,  hasta  el  punto  de  que  los  cielos  y  la  tierra  parecían 
alegrarse  de  sus  santas  enseñanzas  [de  Jesús]. 

Y  has  de  saber  que  Procla,  mi  mujer,  dando  crédito  a  las 
apariciones  que  tuvo  de  él  cuando  yo  estaba  a  punto  de  man- 
darle crucificar  por  tu  instigación,  me  dejó  solo  y  se  fué  con 
diez  soldados  y  Longinos,  el  fiel  centurión,  para  contemplar 
su  semblante,  como  si  se  tratara  de  un  gran  espectáculo.  Y  le 
han  visto  sentado  en  un  campo  de  cultivo,  rodeado  de  una 
gran  turba  y  enseñando  las  magnificencias  del  Padre;  de  ma- 
nera que  todos  estaban  fuera  de  sí  y  llenos  de  admiración, 
[pensando]  si  había  resucitado  de  entre  los  muertos  aquel  que 
había  padecido  el  tormento  de  la  crucifixión. 

Y,  mientras  todos  estaban  observándole  con  gran  atención, 
divisó  a  éstos  y  se  dirigió  a  ellos  en  estos  términos:  «¿Todavía 
no  me  creéis,  Procla  y  Longinos?  ¿No  eres  tú  por  ventura  el 
que  hiciste  guardia  durante  mi  pasión  y  vigilaste  mi  sepulcro? 
Y.  tú,  mujer,  ¿no  eres  la  que  enviaste  a  tu  esposo  una  misiva 
acerca  de  mí?  [...]  el  testamento  de  Dios  que  dispuso  el  Padre. 
Yo,  pues,  el  que  fui  levantado  y  sufrí  muchas  cosas,  vivificaré 
por  medio  de  mi  muerte,  tan  conocida  para  vosotros,  toda  la 
carne  que  ha  perecido.  Ahora,  pues,  sabed  que  no  perecerá 
todo  aquel  que  haya  creído  en  Dios  Padre  y  en  mí,  pues  yo 
hice  desaparecer  los  dolores  de  la  muerte  y  traspasé  al  dragón 
de  muchas  cabezas.  Y,  en  ocasión  de  mi  futura  venida,  cada 


και  αίώνιον  βασιλείαν  καταγγέλλοντες·  ώστε  επί  τοις  άγίοις  διδάγμασιν 
αύτοΰ  τούς  ουρανούς  φαίνεσθαι  xcci  τήν  γήν  άγαλλιάν. 

Πρόκλα  γαρ  ή  έμή  γαμέτη,  τπστεύσασα  έτπ  τοις  όράμασιν  oís  αύτη 
έφανερώθη,  εμού  μέλλοντος  αύτόν  παραδοΰναι  δια  τήν  σήν  συμβουλίαν 
εις  τό  σταυρώσαι,  καταλιττοΰσά  με  μετά  δέκα  στρατιωτών  και  Λογγίνου 
τοΰ  πιστού  έκατοντάρχου  ώς  έν  μεγάλω  θεάματι  έπορεύθη  θεάσασθαι 
τήν  όψιν  αύτοΰ·  και  ίδόντες  αυτόν  καθεζόμενον  εν  χώρα  έργασίμη,  πολ- 
λού όχλου  ττεριεστώτος,  και  διδάσκοντα  τά  μεγαλεία  του  Πατρός,  ώστε 
θαυμάζειν  ττάντας  και  έξίστασθαι,  ει  ό  παθών  και  σταυρο^θείς  οΰτος 
ήγέρθη  άπό  τών  νεκρών. 

Διατηρούντων  δέ  πάντων  και  κατανοούντων  αύτόν,  συνιδών  έλά- 
λησεν  σύτοΐς  [και]  είπεν-  «"Ετι  άπιστεΐτε  μοι,  Πρόκλα  και  Λογγίνε;  Ούχί 
σύ  ό  τηρών  μου  τό  πάθος  και  τό  μνημεΐον;  Και  σύ  δέ,  γυνή,  μετεπέμψω 
τω  άνδρί  σου  περί  έμοϋ;  [...]  τήν  τοΰ  Θεοΰ  διαθήκην  ήν  διέθετο  ό  Πα- 
τήρ· πάσαν  ούν  σάρκα  άπολωλυΐαν  διά  τοΰ  έμοΰ  θανάτου  όν  οϊδατε 
ζωοποιήσω  εγώ  ό  υψωθείς  και  πολλά  παθών  και  νΰν  ούν  άκούετε  ότι 
ούκ  άπολεΐται  πασα  σάρξ  πιστεύουσα  εις  τόν  Πατέρα  Θεάν  και  εις  έμέ· 
έγώ  γάρ  έλυσα  τάς  όδύνας  τοΰ  θανάτου,  και  τόν  πολυκέφαλον  δράκοντα 
έξεκέντησα·  και  έν  τή  μελλούση  παρουσία  μου  ώς  έχει  έκαστος  σώματι 


CORRF.SP.   ENTRE  PILATO  Y  HERODES 


517 


uno  resucitará  con  el  mismo  cuerpo  y  alma  que  ahora  tiene 
y  bendecirá  a  mi  Padre,  al  Padre  de  aquel  que  fué  crucificado 
en  la  época  de  Poncio  Pilato». 

Al  oírle  decir  tales  cosas,  tanto  mi  mujer,  Procla,  como  el 
centurión  que  tuvo  a  su  cargo  la  ejecución  de  Jesús,  como  los 
soldados  que  habían  ido  en  su  compañía,  se  pusieron  a  llorar 
llenos  de  aflicción,  y  vinieron  a  mí  para  referirme  estas  cosas. 
Yo,  a  mi  vez,  después  de  oírlas,  se  las  referí  a  mis  grandes  co- 
misarios y  compañeros  de  milicia;  éstos,  llenos  de  aflicción  y 
ponderando  el  mal  que  habían  hecho  contra  Jesús,  se  pusieron 
a  llorar  durante  el  día;  y  asimismo  yo,  compartiendo  el  dolor 
de  mi  mujer,  estoy  entregado  al  ayuno  y  duermo  sobre  la  tierra. 
[...]  y  en  esto  vino  el  Señor  y  nos  levantó  del  suelo  a  mí  y  a 
mi  mujer;  yo  entonces  fijé  mi  vista  en  él  y  vi  que  su  cuerpo 
conservaba  aún  los  cardenales.  Y  él  puso  sus  manos  sobre  mis 
hombros,  diciendo:  «Bienaventurado  te  llamarán  todas  las  gene- 
raciones y  los  pueblos,  porque  en  época  tuya  murió  el  Hijo 
del  hombre  y  resucitó  y  ahora  va  a  subir  a  los  cielos  y  se  sen- 
tará en  lo  más  alto.  Y  caerán  en  la  cuenta  todas  las  tribus  de  la 
tierra  de  que  yo  soy  el  que  va  a  juzgar  a  los  vivos  y  a  los  muer- 
tos en  el  último  día. 


και  νώ  εγερθείς  εύλογεΐ  τόν  Πατέρα  μου  του  έπί  Ποντίου  Πιλάτου  στ  αυ 
ρωθέντος». 

Ταΰτα  λέγοντος  αύτοϋ  άκούσασα  ή  γυνή  μου  Πρόκλα  και  ό  έκατόν- 
ταρχος  Λογγΐνος  ό  πιστευθείς  τηρήσαι  τό  πάθος  του  Ιησού,  και  οΐ 
στρατιώται  οΐ  συνιτορευθέντες  μετ'αύτής,  κλαίοντες  και  λυπούμενοι, 
έλθόντες  άττήγγειλάν  μοι  ταΰτα·  εγώ  δέ  άκουσας  άπήγγειλα  τοις  μεγά- 
λοις  μου  ταξεώταις  κα'ι  συνστρατιώταις·  οΐ  δέ  λυττούμενοι  και  κλαίοντες 
καθ*  ήμέραν  άναλογιζόμενοι  τό  κακόν  δ  έπραξαν  εις  αυτόν,  ώς  και  αύτός 
έγώ  έν  τη  οδύνη  της  γυναικός  μου  έγκεϊμαι  επί  νηστεία  και  χαμευνία· 
[....]  και  έλθών  ό  Κύριος  ήγειρέν  με  κα'ι  την  γυναικά  μου  άπό  τής  γης· 
και  άτενίσας  εις  αύτόν  είδον  τό  σώμα  αυτού  έτι  έχον  τούς  μώλωπας· 
και  έπέθηκεν  έπί  τούς  ώμους  μου  τάς  χείρας  αυτού  λέγων  «Μακαριοΰσί 
σε  πασαι  αί  γενεαί  και  αΐ  πατριαί,  ότι  έπί  τοΰ  καιρού  σου  ό  Υιός  τού 
άνθρώπου  άπέθανεν  κα'ι  ανέστη  και  εις  τούς  ούρανούς  άναβήσεται  κα'ι 
καθεσθήσεται  έν  ύψίστοις·  κα'ι  γνώσονται  πάντες  φυλαί  της  γης  ότι  έγώ 
ειμί  ό  μέλλων  κρΐναι  ζώντας  και  νεκρούς  έν  τη  έσχατη  ήμέρα». 


518 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓX  Y  RESURRECCIÓN 


b)    CARTA  DE  HERODES  A  PILATO 

Herodes,  tetrarca  de  los  galileos,  saluda  al  gobernador  de 
los  judíos,  Poncio  Pilato. 

Estoy  sumido  en  no  pequeña  aflicción,  conforme  al  dicho 
de  las  Sagradas  Escrituras,  por  las  cosas  que  paso  a  relatarte, 
así  como  pienso  que  tú  a  tu  vez  te  afligirás  al  leerlas.  Pues  has 
de  saber  que  mi  hija  Herodíades,  a  quien  yo  amaba  ardiente- 
mente, ha  perecido  por  estar  jugando  junto  al  agua  cuando 
ésta  desbordaba  sobre  las  márgenes  del  río.  Efectivamente,  el 
agua  la  cubrió  de  repente  hasta  el  cuello;  su  madre  entonces 
la  agarró  de  la  cabeza  para  que  no  se  la  llevara  la  corriente, 
pero  se  desprendió  ésta  del  tronco  y  fué  lo  único  que  mi  esposa 
pudo  recoger,  pues  lo  restante  del  cuerpo  fué  arrastrado  por 
la  corriente.  Mi  mujer  ahora  aprieta,  llorando,  la  cabeza  sobre 
sus  rodillas,  y  toda  mi  casa  está  sumida  en  una  pena  incesante. 

Yo,  por  mi  parte,  me  encuentro  rodeado  de  muchos  males 
a  partir  del  momento  en  que  supe  que  tú  le  habías  despreciado 
[a  Jesús];  y  quiero  ponerme  en  camino  tan  sólo  para  verle, 
adorarle  y  escuchar  alguna  palabra  de  sus  labios,  pues  he  per- 


ΕΠΙΣΤΟΛΗ  ΗΡΩΔΟΥ  ΠΡΟΣ  ΠΙΛΑΤΟΝ 

Ηρώδης  τετράρχης  Γαλιλαίων  Ποντίω  Πιλάτω  τω  ήγεμόνι  τών 
Ιουδαίων  χαίρειν 

Ουκ  έν  μικρώ  πενθεί  κατά  τάς  θείας  γραφάς  ών  έγώ  σοι  γράφω,  ώς 
και  σύ  άκουσας  πάντως  έν  λύπη  γενήση·  ην  γάρ  έπόθουν  Ήρωδιάδα 
τήν  Θυγατέρα  μου  παίζουσα  άπώλετο  έπί  του  ύδατος,  πεπληρωμένου 
έπί  τη  όχθη  τοΰ  ποταμού-  άφνω  γάρ  έπληθύνθη  τό  ύδωρ  έως  τοΰ  τρα- 
χήλου αυτής,  και  έδράξατο  ή  μήτηρ  αυτής  τής  κεφαλής  αυτής,  ίνα  μη 
ληφθή  Οπό  τοΰ  ύδατος·  καΐ  άπετμήθη  ή  κεφαλή  τής  παιδός,  ώστε  μόνην 
τήν  κεφαλήν  κρατεΐν  τήν  γυναικά  μου·  και  όλον  τά  σώμα  αυτής  έλαβεν 
τό  ύδωρ·  και  τής  γυναικός  μου  κρατών  έπί  τά  γόνατα  τήν  κεφαλήν 
αυτής  και  κλαίουσα  και  είναι  όλον  τόν  οίκόν  μου  έν  πενθεί  άκαταπαύστω. 

Κάγώ  δέ  έν  πολλή  περιστάσει  κακών  έγκεϊμοπ,  άκουσας  περί  τοΰ 
Ίησοΰ  ότι  έξουδένωσας  αϋτόν  κα'ι  θέλω  έλθεΐν  και  ίδεϊν  αυτόν  μόνον  και 
προσπεσεΐν  αύτόν,  και  άκοΰσαί  τι  παρ'αύτοΰ,  έπειδή  πολλά  κακά 
έπραξα  εις  αύτόν  καϊ  είς  Ιωάννη  ν  τόν  βαπτιστήν  κα'ι  ιδού  άπολαμβάνω 
τά  άξια  δικαίως·  πολλήν  γάρ  ρύσιν  αίματος  έπ'ι  τής  γής  τέκνων  άλλο- 
τρίων  ό  πατήρ  μου  έποίησεν  διά  τόν  Ίησοΰν  κάγώ  δέ  πάλιν  τόν  τούτου 
βαπτιστήν  Ίωάννην  άπεκεφάλισα. 

Δίκαια  τά  κρίματα  τοΰ  Οεοΰ-  ότι  έκαστος  ώς  ένθυμεΐται  κα'ι  άπολή- 
ψεται.  Έπει  οΰν  πάλιν  δύνασαι  τόν  άνδρα  θεάσασθαι  Ίησοΰν,  νΰν  άγω- 


CORRESP.   ENTRE  PILATO  Y  HERODES 


519 


petrado  muchas  maldades  contra  El  y  contra  Juan  el  Bautista; 
ciertamente  estoy  recibiendo  con  toda  justicia  mi  merecido, 
pues  mi  padre  derramó  sobre  la  tierra  mucha  sangre  de  hijos 
ajenos  a  causa  de  Jesús,  y  yo,  a  mi  vez,  he  degollado  a  Juan,  el 
que  le  bautizó. 

Justos  son  los  juicios  de  Dios,  porque  cada  cual  recibe  su 
recompensa  en  consonancia  con  sus  deseos.  Así,  pues,  ya  que 
te  es  dado  ver  de  nuevo  a  Jesús,  lucha  ahora  por  mí  y  dile  en 
mi  favor  una  palabra;  porque  a  vosotros,  los  gentiles,  os  ha 
sido  entregado  el  reino,  conforme  a  lo  que  dijeron  Cristo  y  los 
profetas. 

Lesbónax,  mi  hijo,  se  encuentra  en  una  necesidad  extrema, 
presa  de  una  enfermedad  agotadora  desde  hace  muchos  días. 
Yo,  a  mi  vez,  me  encuentro  enfermo  de  gravedad,  sometido  al 
tormento  de  la  hidropesía,  hasta  el  punto  de  que  salen  gusanos 
de  mi  boca.  Mi  mujer  ha  llegado  incluso  a  perder  el  ojo  iz- 
quierdo por  la  desgracia  que  se  ha  cernido  sobre  mi  casa.  Justos 
son  los  juicios  de  Dios,  por  cuanto  hemos  ultrajado  al  ojo  ino- 
cente. No  hay  paz  para  los  sacerdotes,  dice  el  Señor.  La  muerte 
hará  presa  en  ellos  y  en  el  senado  de  los  hijos  de  Israel,  pues 
pusieron  inicuamente  sus  manos  sobre  el  justo  Jesús.  Todo  esto 
ha  venido  a  cumplirse  en  la  consumación  de  los  siglos;  y  así, 
las  naciones  van  a  recibir  en  herencia  el  reino  de  Dios,  mientras 
que  los  hijos  de  la  luz  serán  arrojados  fuera  por  no  haber  obser- 
vado lo  que  convenía  en  relación  con  el  Señor  y  con  su  Hijo. 

Por  todo  lo  cual  ciñe  ahora  tus  lomos,  asume  tu  autoridad 
judicial  de  noche  y  de  día,  unido  a  tu  mujer  en  el  recuerdo  de 


νίσαι  περί  έμοΰ  κα'ι  πρεσβεΰσαι  περί  εμού  λόγον  ύμΐν  γάρ  εδόθη  ή  βα- 
σιλεία τοις  έθνεσιν  κατά  τους  προφήτας  και  τόν  Χριστόν. 

Και  Λεσβώναξ  δέ  ó  υιός  μου  έπί  εσχάτη  του  βίου  εστίν  ανάγκη, 
νόσω  μαραντική  συνεχόμενος  ημέρας  πολλάς·  κάγώ  γάρ  αυτός  πειρασ- 
μώ  ύδρωπικώ  κείμενος  αρρωστώ  μεγόλως,  ώστε  διά  του  στόματος  μου 
σκώληκες  εξέρχονται.  Άλλά  κα'ι  ή  γυνή  μου  τόν  εϋώνυμον  όφθαλμόν  διά 
τό  έττί  του  οίκου  μου  πένθος  άττώλετο. 

Δίκαια  τά  κρίματα  τοΰ  Θεοΰ,  άνθ'ών  τόν  δίκαιον  όφθαλμόν  έξεμυκ- 
τηρίσαμεν.  Οϋκ  εστίν  τοις  ίερεΰσιν  ειρήνη,  λέγει  Κύριος.  Θάνατος  ήδη 
λήψεται  τους  ιερείς  και  τήν  γερουσίαν  των  υιών  Ισραήλ,  ότι  χείρας 
αδίκως  έπέβαλον  επί  τόν  δίκαιον  Ίησοΰν.  Ταϋτα  τη  τών  αιώνων  συντέ- 
λεια πεπλήρωται,  ώστε  είναι  τά  έθνη  κληρονόμα  της  τοΰ  Θεού  βασι- 
λείας, τούς  δέ  υιούς  τού  φωτός  έκβληθήναι  έξω,  διότι  ουκ  έτηρήσαμεν 
τά  πρός  Κύριον,  ούτε  τά  προς  τόν  Υίόν  αυτού. 

Διό  νύν  άναζώσαι  τήν  όσφύν  σου·  ανάλαβε  τήν  δικαιοσύνην  σου 
νυκτός  και  ήμέρας  μεμνημένος  τοΰ  Ίησοΰ  μετά  της  γυναικός  σου·  και 


520 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


Jesús,  y  será  vuestro  el  reino,  pues  nosotros  hemos  hecho  pa- 
decer al  Justo.  Y,  si  es  que  hay  lugar  para  mis  ruegos,  ¡oh 
Pilato!,  puesto  que  nacimos  simultáneamente,  da  sepultura  di- 
ligentemente a  mi  casa,  pues  preferimos  ser  sepultados  por  ti 
que  no  por  los  sacerdotes,  a  quienes  en  breve,  según  las  escri- 
turas de  Jesús,  les  espera  el  juicio.  Adiós. 

Te  he  enviado  los  pendientes  de  mi  mujer  y  mi  propio 
anillo.  Si  es  que  te  acuerdas,  me  lo  devolverás  en  el  último 
día.  Ya  van  aflorando  los  gusanos  a  mi  boca  y  con  ello  recibo 
el  castigo  de  este  mundo;  pero  temo  más  la  sentencia  de  allá, 
pues  los  módulos  de  justicia  que  me  aplicará  el  Dios  vivo  serán 
por  duplicado.  Vamos  desapareciendo  fugazmente  de  esta  vida 
a  los  pocos  años  de  nacer,  y  de  allí  proviene  el  juicio  eterno  y 
la  retribución  de  las  acciones. 

5.    Tradición  de  Pilato  (  «Paradosis»  ) 

Es  una  continuación  o  consecuencia  de  la  Anaphora,  y  puede 
ser  que  saliera  de  la  pluma  del  mismo  autor  que  ésta.  Sigue 
la  trayectoria  de  la  literatura  oriental,  mostrándose  extrema- 
damente favorable  a  Pilato.  Tischendorf  se  sirvió  de  cinco  ma- 
nuscritos griegos  para  su  edición. 

Cf.  A.  Birch,  Auctarium  cod.  apocr.  Ν.  T.  F.  I  (1804)  p.iyóss. ;  I.  C.  Thi- 
lo,  Cod.  Apocr.  Ν.  Τ.  I  (1832)  P.813SS.;  MigneAp  II  (1858)  P.751S8. 
[v.  franc.];  C.  Tischendorf,  Ev.  Apocr.  (21876)  P.LXXIX449-55 ;  M.  Dun- 
lop  Gibson,  Apocrypha  Sinaitica:  StS  5  (1986)  [w.  siríaca  y  árabe  con 
trad.  ingl.]. 


ύμών  έ'σται  ή  βασιλεία-  ημείς  γάρ  κατωχρησάμεθα  τοΰ  Δικαίου.  Εί  δέ 
τις  εστίν  εντευξις,  ώ  Πιλάτος,  έπεί  όμοχρόνιοι  έγενάμεθα,  θάψον  μου  τον 
οίκον  έπιμελώς·  δικαιότερον  γάρ  εστίν  ΰπό  σου  ένταφιασθήναι  ημάς  ή 
υπό  των  ιερέων,  οΐς  μετ'  ολίγον  κατά  τα;  γραφάς  Ίησοΰ  ή  κρίσις  άπό- 
κειται.  "Ερρωσο. 

Έπεμψά  σοι  τά  ένώτια  της  γυναικός  μου  καί  τό  δακτύλιον  τό  έμόν. 
Διαμνημονευθείς  ττοτε  αποδώσεις  μοι  εις  τήν  έσχάτην  ήμέραν.  "Ηδη  γάρ 
έκ  του  στόματος  μου  σκώληκες  άναβαίνουσιν  καί  τό  κοσμικόν  κρίμα 
άττολαμβάνω·  αλλά  καί  τό  έκεΐ  κρίμα  φοβούμαι  ττλέον  έν  διπλώ  γάρ 
μέλλει  μοι  έφίστασθαι  τά  κριτήρια  Θεοΰ  ζώντος.  Δραττετεύομεν  γάρ  έν 
τώδε  τω  βίω,  όλιγοχρόνιοι  όντες  ένταΰθα·  εκείθεν  γάρ  εστίν  ή  αιώνιος 
κρίσις  καί  άνταπόδοσις  τών  πεπραγμένων  (*). 

(*)  El  manuscrito  añade  a  continuación  unas  líneas,  ajenas  a  todas 
luces  a  esta  pieza,  en  que  da  cuenta  brevemente  de  la  muerte  de  Longinos, 
el  soldado  que  atravesó  con  una  lanza  el  costado  de  Jesús.  Dice  que  un  ángel 
del  Señor  lo  tomó  por  la  cabeza  y  lo  llevó  al  desierto,  donde  fué  devorado 
por  un  león. 

Al  final  se  añade  una  cláusula  atribuyendo  esta  noticia  a  José  de  Arimatea. 


TRADICIÓN  DE  PILATO 


521 


TRADICION  DE  PILATO 
I 

Llegó  a  Roma  la  carta  y  fué  leída  al  César  en  presencia  de 
no  pocas  personas.  Y  todas  quedaron  atónitas  al  oír  que,  a 
causa  del  delito  de  Pilato,  las  tinieblas  y  el  terremoto  habían 
afectado  a  toda  la  tierra.  Y,  montando  el  César  en  cólera,  envió 
soldados  y  ordenó  que  llevaran  preso  a  Pilato. 

II 

Conducido  que  fué  a  Roma  y  enterado  el  César  de  que  había 
llegado,  se  sentó  éste  en  el  templo  de  los  dioses  a  la  cabeza  del 
senado,  acompañado  de  todo  el  elemento  militar  y  de  la  multitud 
que  integraba  sus  fuerzas.  Entonces  dió  órdenes  de  que  avan- 
zara delante  Pilato  y  quedara  de  pie.  Y  a  continuación  le  dijo: 
«¿Por  qué  has  tenido  la  osadía  de  hacer  tales  cosas,  monstruo 
de  impiedad,  después  de  haber  visto  prodigios  como  los  que 
hacía  aquel  hombre?  Por  atreverte  a  cometer  tal  villanía,  has 
acarreado  la  ruina  a  todo  el  universo». 


ΠΑΡΑΔΟΣΙΣ  ΠΙΛΑΤΟΥ 
I 

Φθασάντων  δέ  των  γραμμάτων  έν  τη  'Ρωμαίων  πόλει  και  άναγνωσ- 
θέντων  τω  Καίσαρι,  ουκ  ολίγων  έστώτων  έκεΐ,  άπαντες  έκθαμβοι  έγέ- 
νοντο  ότι  διά  τήν  τοΰ  Πιλάτου  τταρανομίαν  τό  σκότος  και  ό  σεισμός 
έγένετο  έφ'  όλην  τήν  οίκουμένην.  Και  θυμοΰ  πλησθε'ις  ό  Καίσαρ  έκπέμ- 
ψας  στρατιώτας  έκέλευσεν  δέσμιον  άγαγεΐν  τόν  Πιλάτον. 

II 

Και  άχθέντος  αύτοΰ  έν  τη"  'Ρωμαίων  πόλει,  άκουσας  ό  Καίσαρ  ότι 
παρέστι  ό  Πιλάτος,  έκαθέσθη  έν  τω  ναω  τών  θεών  έπΐ  πάσης  της  συγ- 
κλήτου και  συν  παντϊ  τω  στρατεύματι  και  παντί  τω  πλήθει  της  δυνά- 
μεως αύτοΰ,  κα'ι  έκέλευσεν  έν  προόδω  στήναι.  Καί  φησιν  ό  Καίσαρ  προς 
αΰτόν  «Τί  τοιαύτα  έτόλμησας,  δυσσεβέστατε,  έωρακώς  τηλικαΰτα  ση- 
μεία εις  τόν  άνδρα  έκεΐνον;  Κακήν  πράξιν  τολμήσας  όλον  τόν  κόσμον 
ώλεσας»  1. 

1  El  códice  Véneto  Marc.  cías. II  n.XLII  (s.XII  aprox.)  añade:  Λέγε, 
κατάρατε  καί  δυσσεβέστατε,  συ  εί  Πιλάτος  ό  καί  ήγεμών,  άνατολικήν  έπέχων  άρ- 
χήν;  Ό  δέ  Πιλάτος  εφη·  Να(,  δέσποτα  αύτοκράτορ,  éycó  είμι  ό  δοΰλος  της  υμετέρας 
γαληνότητος,  έγώ  είμι  Πιλάτος  ό  Πόντιος,  ό  από  Άμασίας  πόλεως  της  Πόντου  διοι- 
κήσεως. 


522 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


III 

Mas  Pilato  replicó:  «¡Oh  emperador!,  yo  no  soy  culpable 
de  esto;  los  incitadores  y  responsables  son  la  turba  de  los  judíos». 
César  dijo:  «¿Y  quiénes  son  éstos?»  Respondió  Pilato:  «Herodes, 
Arquelao,  Filipo,  Anás,  Caifás  y  toda  la  turba  de  los  judíos». 
Repuso  César:  «¿Y  por  qué  secundaste  tú  el  propósito  de  aqué- 
llos?» Dijo  Pilato:  «Su  nación  es  levantisca  e  insumisa;  no  se 
somete  a  tu  imperio».  A  lo  que  replicó  César:  «Nada  más  en- 
tregártelo debiste  ponerlo  a  buen  seguro  y  enviármelo  a  mí 
y  no  dejarte  persuadir  por  ellos  a  crucificar  a  un  personaje 
como  éste,  que  era  justo  y  que  hacía  prodigios  tan  buenos,  como 
hacías  constar  en  tu  relación.  Pues  señales  como  éstas  bien 
daban  a  conocer  que  Jesús  era  el  Cristo,  el  rey  de  los  judíos». 

IV 

Y,  nada  más  decir  esto  César,  cuando  mencionó  el  nombre 
de  Cristo,  toda  la  caterva  de  dioses  se  desplomó  y  quedó  re- 
ducida a  una  especie  de  polvareda  que  ocupó  el  recinto  en  que 
estaba  sentado  el  César,  acompañado  del  senado.  Y  el  pueblo 


III 

Ό  δέ  Πιλάτος  έ'φη·  «Αΰτοκράτορ  βασιλεΰ,  έγώ  αναίτιος  τούτων  τυγ- 
χάνω, οί  δέ  προπετεΐς  καϊ  αίτιοι  τό  πλήθος  τών  Ιουδαίων  εστίν».  Και 
ό  Καίσαρ  έφη·  «Και  τίνες  οΰτοι;»  Λέγει  ό  Πιλάτος-  «Ηρώδης,  Αρχέ- 
λαος, ΦίλιτΓττος,  "Αννας  και  Καϊάφας,  κα'ι  άτταν  τό  πλίνθος  τών  Ιουδαίων». 
Λέγει  ό  Καίσαρ·  «Τίνος  ένεκεν  τη  βουλή  εκείνων  σύ  έξηκολούθησας;» 
Και  ό  Πιλάτος  λέγει-  «Στασιαστόν  και  άνυττότακτόν  έστιν  τό  έθνος  αυ- 
τών, μή  ΰποτασσόμενον  τω  σώ  κρατεί».  Κα'ι  ό  Καίσαρ  είττεν  «°Αμα 
τταρέδωκάν  σοι  αυτόν,  όφειλες  έν  ασφάλεια  ττοιήσαι  αυτόν  καϊ  έκττέμ- 
ψαι  ττρός  μέ,  καϊ  μή  πεισθήναι  αϋτοϊς  σταυρώσαι  τόν  τοιούτον  άνδρα 
δίκαιον  όντα  κα'ι  τοιαύτα  σημεία  άγαθά  ττοιήσαντα,  ώς  σύ  ειπας  διά 
τής  σής  άναφοράς-  έκ  γάρ  τών  τοιούτων  σημείων  φανερός  ήν  ό  Ίησοΰς 
ό  Χριστός  ό  βασιλεύς  τών  Ιουδαίων». 

IV 

Κα'ι  ταύτα  είπόντος  του  Καίσαρος  καϊ  όνομάσαντος  αύτοΰ  τό  όνομα 
του  Χριστού,  άπαν  τό  πλήθος  τών  θεών  συνέπεσαν  κα'ι  έγένοντο  ώσεϊ 
κονιορτός,  ένθα  έκάζετο  ό  Καίσαρ  μετά  τής  συγκλήτου.  Ό  δέ  δήμος  ό 
παρεστηκώς  τω  Καίσαρι  πάντες  έντρομοι  γεχόνασιν  διά  την  τοΰ  ρήμα- 


TRADICIÓN*  DE  PILATO 


523 


que  estaba  en  presencia  del  César,  quedó  todo  amedranta- 
do al  oír  pronunciar  el  nombre  y  ante  la  caída  de  aquellos 
dioses;  y,  sobrecogidos  de  temor,  se  fué  cada  cual  a  su  casa, 
llenos  de  admiración  por  lo  ocurrido.  Entonces  mandó  el  César 
que  Pilato  fuera  sometido  a  una  segura  vigilancia,  de  manera 
que  él  pudiera  conocer  la  verdad  de  lo  que  concernía  a  Jesús. 

V 

Al  día  siguiente  se  sentó  César  en  el  Capitolio  juntamente 
con  el  senado  en  pleno  y  se  propuso  de  nuevo  interrogar  a 
Pilato.  Dijo,  pues,  el  César:  «Di  la  verdad,  monstruo  de  impie- 
dad, pues,  por  la  acción  impía  que  llevaste  a  cabo  contra  Jesús, 
tu  mala  conducta  ha  venido  a  ponerse  aquí  de  manifiesto  por 
el  hecho  de  que  los  dioses  se  hayan  desplomado.  Dime,  pues, 
¿quién  es  aquel  crucificado,  ya  que  su  nombre  ha  traído  la 
perdición  incluso  de  todos  los  dioses?»  Pilato  respondió:  «Efec- 
tivamente, lo  que  de  El  se  menciona  es  verdadero;  yo  mismo, 
al  ver  sus  obras,  llegué  a  persuadirme  de  que  aquel  personaje 
era  de  mayor  categoría  que  todos  los  dioses  que  nosotros  vene- 
ramos». Preguntó  entonces  el  César:  «¿Cómo,  pues,  tuviste  la 
osadía  de  hacer  aquello  contra  él,  conociéndole  como  le  cono- 
cías? ¿O  es  que  maquinabas  algún  mal  contra  mi  imperio?» 
Mas  Pilato  respondió:  «Hice  esto  por  la  iniquidad  y  la  suble- 
vación de  estos  judíos  sin  ley  y  sin  Dios». 


tos  ρήσιν  και  πτώσιν  των  θεών  αυτών,  και  πάντες  φόβω  συσχεθέντες 
άττήλθεν  έκαστο;;  εις  τον  οΐκον  αύτοΰ,  Θαυμάζοντες  τό  γεγονός.  Έκέλευ- 
σεν  δέ  ó  Καίσαρ  μετά  ασφαλείας  φυλάττεσθαι  τον  Πιλάτον,  όπως  γνω 
τό  αληθές  περί  τοΰ  Ίησοΰ. 

V 

Τή  δέ  επαύριον  καθίσας  ό  Καίσαρ  έν  τω  καπετωλίω  μετά  πάσης  της 
συγκλήτου  έπειράτο  -πάλιν  έρωτάν  τον  Πιλατον.  Καί  φησιν  ό  Καίσαρ- 
«Λέγε  τό  αληθές,  δυσσεβέστατε,  δτι  δια  της  σης  άσεβους  πράξεως  ής 
έπεχείρησας  κατά  τοΰ  Ίησοΰ  και  ένταΰθα  έδείχθη  τών  κακών  σου  έργων 
ή  πράξις,  τό  τους  θεούς  πτώσει  ύποβληθήναι.  Λέγε  ούν  Τις  εστίν  εκεί- 
νος ό  σταυρωθείς,  δτι  τό  όνομα  αύτοΰ  καί  τούς  θεούς  πάντας  άπώλε- 
σεν;»  Πιλάτος  Ιφη·  «Και  μήν  τά  ύπομνήματα  αύτοΰ  αληθή  είσίν  καί 
γάρ  έγώ  αύτός  έπείσθην  έκ  τών  έργων  αύτοΰ  ότι  μείζων  ύπήρχεν  πάν- 
των ων  σεβόμεθα  θεών».  Καί  ό  Καίσαρ  εοη·  «Τίνος  ούν  ένεκεν  τοιαυτην 
τόλμην  καί  πράξιν  έπήνεγκας  κατ'  αύτοΰ,  μή  άγνοών  τούτον,  ή  πάν- 
τως κακόν  τι  βουλόμενος  περί  τής  έμής  βασιλείας;»  Ό  δέ  Πιλάτος  έφη· 
«Διά  τήν  παρανομίαν  καί  στάσιν  τών  άνομων  καί  άθέων  Ιουδαίων  τού- 
το έποίησα». 


524 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


VI 

Encolerizado  entonces  el  César,  se  puso  a  deliberar  con  todo 
el  senado  y  su  ejército.  Y  mandó  escribir  un  edicto  contra  los 
judíos  concebido  en  estos  términos:  «A  Liciano,  gobernador  de 
la  provincia  oriental,  salud.  He  venido  en  conocimiento  del 
hecho  atrevido  e  ilegal  que  ha  tenido  lugar  en  nuestros  tiempos 
por  parte  de  los  judíos  que  habitan  Jerusalén  y  las  ciudades 
circunvecinas,  hasta  el  punto  de  que  han  obligado  a  Pilato  a 
crucificar  a  cierto  dios  llamado  Jesús,  crimen  tan  horrendo, 
que  por  él  el  universo,  entenebrecido,  iba  a  ser  arrastrado  a 
la  ruina.  Haz,  pues,  ánimo  de  presentarte  a  ellos  con  toda 
premura,  bien  pertrechado  de  fuerzas,  y  declara  la  esclavitud 
por  el  presente  edicto.  Sé  obediente  a  la  consigna  de  atacarles 
y  desparramarles  por  el  mundo;  redúcelos  a  servidumbre  en 
todas  las  naciones;  y,  después  de  expulsar  de  toda  la  Judea 
hasta  la  reliquia  más  insignificante  de  su  raza,  haz  que  no  apa- 
rezca ni  esto  siquiera,  llenos  como  están  de  maldad». 

VII 

Llegado  este  edicto  a  Oriente,  Liciano  obedeció  al  tenor 
terrible  de  la  orden  y  dio  al  exterminio  a  la  nación  entera  de 


VI 

Θυμοΰ  δέ  πλησθείς  ό  Καίσαρ  συμβούλιον  έποίησεν  μετά  πάσης  της 
συγκλήτου  και  τής  δυνάμεως  αΰτοΰ,  καί  κελεύει  δόγμα  γραφήναι  κατά 
τών  Ιουδαίων  ούτως·  «Λικιανώ  τω  τά  πρώτα  της  ανατολικής  έπέχοντι 
χώρας  χαίρειν.  Τήν  έν  τοις  παροΰσι  καιροΐς  γενομένην  τόλμαν  παρά  τών 
την  Ιερουσαλήμ  οΐκούντων  και  τάς  πέριξ  πόλεις  Ιουδαίων  παράνομόν 
τε  πραξιν  εγνων,  ώς  θεόν  τίνα  λεγόμενον  Ίησοΰν  Πιλατον  κατηνάγκα- 
σαν  σταυρώσαι,  διά  τοΰ  τοιούτου  αυτών  πλημμελήματος  δι'οΰ  ό  κόσ- 
μος σκοτισθείς  εις  άπώλειαν  ε'ίλκετο.  Θέλησον  ουν  σπουδαίως  άμα  πλή- 
θους στρατιωτών  παραγενέσθαι  τοις  έκεΐσε  και  αΐχμαλωσίαν  έκθέσθαι  διά 
τούτου  τοΰ  δόγματος.  Πειθαρχών  κινήσαι  κατ'αύτών  και  έν  διασπο- 
ραΐς  αύτούς  Θέμενος  έν  πάσιν  τοις  έθνεσιν  καταδούλωσον  αύτούς,  κα'ι 
τής  Ιουδαίας  άπάσης  έκδιώξας  όλιγοστόν  τό  έθνος  αύτών  δεΐξον  έφ'  άπα- 
σιν  μή  όφθήναι  ετι  τούτο,  πονηρίας  μεστοί  τυγχάνοντες». 

VII 

Και  τοΰ  δόγματος  τούτου  φθάσαντος  έν  τή  ανατολική  χώρα,  Λικια- 
νός  πειθαρχήσας  τω  φόβω  τοΰ  δόγματος  έν  αναλώσει  παν  τό  έθνος  τών 


TRADICIÓN  DE  PILATO 


525 


los  judíos;  y  a  los  que  quedaron  en  Judea  les  echó  a  la  diáspora 
de  las  naciones  para  ser  esclavos;  de  manera  que  llegó  a  cono- 
cimiento del  César  lo  que  había  hecho  Liciano  contra  los  judíos 
en  Oriente,  y  le  agradó. 

VIII 

Y  el  César  se  dispuso  de  nuevo  a  juzgar  a  Pilato.  Luego 
mandó  a  un  jefe  llamado  Albio  que  le  cortara  la  cabeza,  di- 
ciendo: «De  la  misma  manera  que  éste  levantó  su  mano  contra 
aquel  hombre  justo  llamado  Cristo,  de  manera  semejante  caerá 
éste  también  sin  remisión». 

IX 

Mas  Pilato,  cuando  hubo  llegado  al  lugar  señalado,  se  puso 
a  orar  en  silencio  de  esta  manera:  «Señor,  no  me  pierdas  en 
compañía  de  los  perversos  hebreos,  pues  yo  no  hubiera  levan- 
tado mi  mano  contra  ti  si  no  hubiera  sido  por  el  pueblo  de  los 
inicuos  judíos,  pues  se  rebelaron  contra  mí;  pero  tú  sabes  que 
obré  sin  saber.  Así,  pues,  no  me  pierdas  por  este  pecado,  sino 
sé  benigno  conmigo,  ¡oh  Señor!,  y  con  tu  sierva  Procla,  que 
está  a  mi  lado  en  esta  hora  de  mi  muerte,  a  quien  te  dignaste 


Ιουδαίων  έποίησεν,  τούς  δέ  καταλειφθέντας  έν  τή  Ιουδαία  εις  τήν  διασ- 
ττοράν  των  έθνών  δουλεύειν  τταρέσχεν,  ώστε  γνωσθήναι  τω  Καίσαρι  ταύ- 
τα τά  γεχενημένα  παρά  ΛικιανοΟ  κατά  τών  Ιουδαίων  έν  τή  ανατολι- 
κή χώρα  και  άρέσαι  ούτω. 

VIII 

Και  πάλιν  εθετο  ó  Καίσαρ  έρώτησιν  ποιήσαι  του  Πιλάτου,  και  κε- 
λεύει εν!  άρχοντι  ονόματι  Άλβίω  τήν  κεφαλήν  Πιλάτου  άποτεμεΐν,  φή- 
σας·  «Καθώς  ούτος  χείρας  έπήχαγεν  επί  τόν  άνδρα  τόν  δίκαιον  τον  λε- 
γόμενον  Χριστόν,  και  αύτός  ομοίως  πεσεΐται  της  σωτηρίας  άποτευξό- 
μενος». 

IX 

Ό  δέ  Πιλάτος  άπελθών  έπί  τόν  τόπον  ηύξατο  σιωπή  λέγων  «Κύ- 
ριε, μη  συναπολέσης  με  μετά  τών  πονηρών  Εβραίων,  ότι  έχώ  χείρας 
κατά  σου  ούκ  εΐχον  έπενεγκεϊν  εί  μή  δια  τό  έθνος  τών  παρανόμων  Ιου- 
δαίων, ότι  στάσιν  κατ'  έμού  έπήγαγον  άλλά  σύ  γινώσκεις  ότι  άγνοών 
έπραξα.  Μή  ούν  άπολέσης  με  τη  άμαρτία  μου  ταύτη,  άλλά  άμνησικά- 
κησον  έπ'  έμοί,  Κύριε,  καΐ  τη  δούλη  σου  Πρόκλα  τή  ίσταμένη  μετ'  έμοϋ 
έν  τή  ώρα  ταύτη  του  Θανάτου  μου,  ην  άνέδειξας  προφητεύειν  ότι  είχες 


526 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


designar  como  profetisa  de  tu  futura  crucifixión.  No  condenes 
también  a  ésta  por  mi  pecado,  sino  perdónanos  y  cuéntanos 
entre  la  porción  de  tus  escogidos». 

X 

Y  he  aquí  que,  después  de  terminar  Pilato  su  oración,  vino 
una  voz  del  cielo  que  decía:  «Bienaventurado  te  llamarán  las 
generaciones  y  patrias  de  las  gentes,  porque  en  tu  tiempo  se 
cumplieron  todas  estas  cosas  que  habían  sido  dichas  por  los 
profetas  acerca  de  mí;  y  tú  has  de  aparecer  como  testigo  en 
mi  segunda  venida,  cuando  vaya  a  juzgar  a  las  doce  tribus  de 
Israel  y  a  los  que  no  han  confesado  mi  nombre».  Y  sacudió  el 
prefecto  la  cabeza  de  Pilato,  y  he  aquí  que  un  ángel  del  Señor 
la  recibió.  Y  al  ver  Procla,  su  mujer,  al  ángel  que  venía  para 
recibir  la  cabeza  de  él,  rebosante  de  alegría,  entregó  también 
su  espíritu  al  instante  y  fué  sepultada  juntamente  con  su  marido. 


6.    Muerte  de  Pilato 

A  este  relato  apenas  puede  dársele  la  categoría  de  apócrifo. 
Tischendorf  lo  copió  del  manuscrito  de  Milán  Ambros.  L  58 
(s.XIV)  y  se  decidió  a  publicarlo  por  el  interés  que  esta  leyenda, 
genuinamente  occidental,  había  suscitado  en  la  Edad  Media 
y  por  creer  que  procedía  de  una  fuente  más  antigua. 

De  hecho,  la  Legenda  áurea,  al  incluirla,  hace  relación  a 


σταυρώ  προσηλωθήναι.  Μή  έν  τή  έμή  αμαρτία  και  ταύτην  καταδικάσης 
άλλα  συγχώρησον  ήμΐν  και  έν  μερίδι  των  δικαίων  σου  συγκαταρίθμη- 
σον  ημάς». 

Χ 

Και  Ιδού  τελέσαντος  την  εΰχήν  του  Πιλάτου  ήλθεν  φωνή  εκ  του  ουρα- 
νού λέγουσα·  «Μακαριοΰσίν  σε  πάσαι  αϊ  γενεά!  αί  πατριαΐ  των  εθνών, 
ότι  επί  σοΰ  έπληρώθησαν  ταΰτα  πάντα  τά  ύπό  των  προφητών  εΐρη- 
μένα  περί  έμοΰ·  και  σϋ  δέ  αυτός  μάρτυς  μου  εν  τή  δευτέρα  μου  παρου- 
σία όφθήναι  έχεις,  όταν  μέλλω  κρΐναι  τάς  δώδεκα  φύλας  τοΰ  Ισραήλ 
και  τους  μή  όμολογήσαντας  τω  όνόματί  μου».  Και  έξετίναξεν  τήν  κε- 
φαλήν Πιλάτου  ό  πρέφεκτος,  καϊ  ιδού  άγγελος  Κυρίου  έδέξατο  αϋτήν. 
Μδοΰσα  δέ  ή  γυνή  αϋτοΰ  Πρόκλα  τον  άγγελον  έρχόμενον  και  δεχόμενον 
τήν  κεφαλήν  αύτοΰ,  χαράς  πλησθεΐσα  καϊ  αυτή  παραυτά  άπέδωκεν  τό 
πνεύμα,  καϊ  ετάφη  μετά  τοΰ  άνδρός  αυτής. 


MUERTE  DE  PILATO 


527 


cierta  historia  «apocrypha»,  de  la  que  habría  sido  tomada  (c.53). 

En  su  conjunto  esta  composición  puede  considerarse  ple- 
namente medieval. 

Cf.  C.  Tischendorf,  Ev.  ApocT.  (21876)  P.LXXX456-58 ;  I.  la.  Porfirjev 
Apokrificheskija  skazanija  o  novozavetnych  litsach  i  sobytijach  po  rukopisjam 
Solovetskoij  Biblioteki:  «Sbornik  otdelenija  russkavo  iazyka...»  (S.  Petersbur- 
go  1890)  t.52  Γ..4  p.20is.  [v.  rusa];  G.  Polivka:  «Starine»  24  (1892)  82SS. 
[v.  búlgara];  G.  F.  Abbot,  The  Report  and  Death  of  Pílate:  JThSt  4  (1903) 
83SS.  [rec.  griega];  E.  González-Blanco,  Los  Evangelios  Apócrifos  II  (Ma- 
drid 1934)  p.361-369  [trad.  castell.]. 


MUERTE  DE  PILATO,  EL  QUE  CONDENO 
A  JESUS 

Encontrándose  Tiberio  César,  emperador  de  los  romanos, 
aquejado  de  una  grave  enfermedad  y  habiéndose  enterado  de 
que  en  Jerusalén  había  un  médico  llamado  Jesús,  el  cual  curaba 
las  enfermedades  con  sola  su  palabra,  ignorando  que  los  judíos 
y  Pilato  le  hubieran  dado  muerte,  dió  esta  orden  a  cierto  alle- 
gado suyo  llamado  Volusiano:  «Vete  lo  antes  posible  al  otro 
lado  del  mar  y  di  a  Pilato,  mi  servidor  y  amigo,  que  me  envíe 
este  médico  para  que  me  restituya  al  estado  de  salud  en  que 
antes  me  encontraba».  El  referido  Volusiano,  oída  la  orden  del 
emperador,  partió  al  instante  y  llegó  hasta  Pilato,  de  acuerdo 
con  la  orden  que  había  recibido.  Y  contó  al  mencionado  Pilato 
lo  que  le  había  encargado  Tiberio  César,  diciendo:  «Tiberio 
César,  emperador  de  los  romanos,  señor  tuyo,  al  enterarse  de 
que  en  esta  ciudad  se  encuentra  un  médico  capaz  de  curar  las 


MORS  PILATI  QUI  IESUM  CONDEMNAVIT  . 

Cum  autem  Tiberius  Caesar  Romanorum  imperator  gravi  morbo 
teneretur,  et  intelligens  quia  Ierosolymis  esset  quídam  medicus, 
nomine  Iesus,  qui  omnes  infirmitates  solo  verbo  curat,  nesciens 
quod  Iudaei  et  Pilatus  eum  occidissent,  praecepit  cuidam  suo  fa- 
miliari  nomine  Volusianus:  «Vade  citius  quam  potes  trans  partes 
marinas,  dicesque  Pilato  meo  servitori  et  amico  ut  hunc  medicum 
mihi  mittat  qui  me  pristinae  sanitati  restituat».  Qui  Volusianus, 
audito  praecepto  imperatoris,  statim  discessit,  et  ventus  est  ad  Pila- 
tum  sicut  praeceptum  est  ei.  Et  narrans  eidem  Pilato  ea  quae  sibi 
a  Tiberio  Caesare  commissa  fuerant,  dicens:  «Tiberius  Caesar,  im- 
perator Romanorum,  tui  dominus,  audito  quod  in  civitate  ista  est 


528 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


enfermedades  con  sola  su  palabra,  te  ruega  encarecidamente 
se  lo  envíes  para  que  le  cure  su  propia  enfermedad».  Cuando 
oyó  esto  Pilato,  se  atemorizó  en  gran  manera,  sabiendo  que  le 
había  hecho  matar  por  envidia.  Respondió,  pues,  Pilato  al  citado 
mensajero  de  esta  manera:  «Aquel  hombre  era  malhechor  y 
llevaba  en  pos  de  sí  todo  el  pueblo.  Por  lo  cual,  después  de 
celebrarse  un  consejo  entre  los  sabios  de  la  ciudad,  mandé  que 
fuera  crucificado».  Cuando  el  mensajero  en  cuestión  volvía  a 
su  casa,  se  encontró  con  cierta  mujer  llamada  Verónica,  que 
había  tratado  a  Jesús,  y  le  dijo:  «¡Oh  mujer!,  ¿por  qué  dieron 
muerte  los  judíos  a  cierto  médico  residente  en  esta  ciudad,  que 
con  sola  su  palabra  curaba  a  los  enfermos?»  Mas  ella  empezó 
a  llorar,  diciendo:  «¡Ay  de  mí!  Señor,  Dios  y  Señor  mío,  a 


medicus  qui  solo  verbo  sanat  infirmitates,  rogat  te  vehementer  ut 
eum  sibi  mittere  debeas  pro  sua  infirmitate  curanda».  Audiens  haec 
Pilatus  territus  est  valde,  sciens  quod  per  invidiam  eum  occidi  fece- 
rat.  Respondit  Pilatus  eidem  nuntio  sic  dicens:  «Hic  homo  erat 
malefactor  et  homo  qui  trahebat  ad  se  totum  populum:  sic  habito 
consilio  sapientum  civitatis  eum  crucifican  feci».  Qui  nuntius  rediens 
ad  eius  hospitium  obviatus  est  cuidam  mulieri  nomine  Verónica 
quae  fuerat  familiaris  Iesu,  dicens:  «Oh  mulier,  medicus  quídam 
qui  in  hac  civitate  erat,  qui  solo  verbo  aegros  sanabat,  cur  occiderunt 
eum  Iudaei?»  At  illa  coepit  flere  dicens:  «Heu  me,  domine,  Deus 
meus  et  Dominus  meus,  quem  Pilatus  pro  invidia  tradidit,  condem- 

1  Con  este  nombre  (Berenike  o  Beronike  en  griego)  se  refieren  diversas 
narraciones  apócrifas  (cf.  Acta  Pilati  07;  Vindicta  c.6;  Anaphora  PUati  c.4) 
a  aquella  mujer  hemorroísa  que,  según  Mt.  9,20,  fué  curada  por  Jesús  de 
su  flujo  de  sangre.  Hicimos  notar  en  la  nota  4  a  la  Anaphora  que  la  rec.  Β 
de  dicha  narración  señalaba  la  ciudad  de  Paneas  como  patria  de  esta  mujer. 
De  hecho,  según  atestigua  Eusebio  (Hist.  Eccl.  VII  18),  los  cristianos  del 
siglo  IV  pudieron  contemplar  en  dicha  ciudad  un  grupo  escultórico  en 
bronce  en  el  que  aparece  un  hombre  a  cuyos  pies  se  encuentra  una  mujer 
arrodillada.  Según  la  tradición,  este  monumento  lo  habría  levantado  Veró- 
nica en  recuerdo  y  agradecimiento  a  Jesús  por  su  curación.  Una  escena 
semejante,  quizá  representativa  de  este  hecho,  puede  verse  hoy  en  el  sar- 
cófago número  174  de  Letrán. 

Estas  mismas  narraciones  apócrifas  relacionan  a  dicha  mujer  con  una 
imagen  que  ella  obtuvo  del  Señor  durante  su  vida  y  que  sirvió  para  conseguir 
de  Dios  muchas  curaciones. 

La  Edad  Media  recogió  ávidamente  esta  leyenda  y  la  modificó  a  su  gusto. 
Quiso  que  esta  Verónica  saliera  al  encuentro  de  Jesús  en  la  calle  de  la  amar- 
gura y  que,  al  aplicar  un  lienzo  al  rostro  ensangrentado  de  Jesús,  obtuviera 
la  imagen  de  su  santa  faz  repetida  en  los  pliegues  de  la  tela. 

Cf.  E.  von  Dobschütz,  Christusbilder:  TU  18  (1899)  197-262;  L.  de 
Feis,  Del  monumento  di  Paneas  e  delle  imagini  della  Verónica:  «Bessarione»  4 
(1898-99)  177-92;  E.  Darley,  Ste.  Véronique  (La  Rochelle  1907);  J.  Sauer: 
LexThKi  10  (1938)  col. 574-75. 


MUERTE  DE  PILATO 


529 


quien  Pilato  por  envidia  entregó,  condenó  y  mandó  crucificar». 
Entonces  él,  embargado  de  un  profundo  dolor,  dijo:  «Lo  siento 
enormemente,  porque  no  voy  a  poder  cumplir  el  cometido  que 
me  había  dado  mi  señor».  Díjole  la  Verónica:  «Cuando  mi  Señor 
se  iba  a  predicar,  yo  llevaba  muy  a  mal  el  verme  privada  de 
su  presencia;  entonces  quise  que  me  hicieran  un  retrato  para 
que,  mientras  no  pudiera  gozar  de  su  compañía,  me  consolara 
al  menos  la  figura  de  su  imagen.  Y,  yendo  yo  a  llevar  el 
lienzo  al  pintor  para  que  me  lo  diseñase,  mi  Señor  salió  a  mi 
encuentro  y  me  preguntó  adonde  iba.  Cuando  le  manifesté  mi 
propósito,  me  pidió  el  lienzo  y  me  lo  devolvió  señalado  con  la 
imagen  de  su  rostro  venerable.  Si,  pues,  tu  señor  mira  devota- 
mente su  aspecto,  se  verá  inmediatamente  agraciado  con  el 
beneficio  de  la  curación».  El  entonces  le  dijo:  «¿Un  tal  retrato 
puede  adquirirse  con  oro  o  con  plata?»  Ella  respondió:  «No, 
sino  con  un  piadoso  afecto  de  devoción.  Marcharé,  pues,  con- 
tigo y  llevaré  la  imagen  para  que  la  vea  el  César;  después  me 
volveré». 

Vino,  pues,  Volusiano  a  Roma  en  compañía  de  Verónica 
y  dijo  al  emperador  Tiberio:  «Aquel  Jesús,  a  quien  tú  desde 
largo  tiempo  vienes  deseando,  fué  entregado  por  Pilato  y  los 
judíos  a  una  muerte  injusta  y  por  envidia  fué  clavado  en  el 
patíbulo  de  la  cruz.  Ha  venido,  pues,  en  mi  compañía  cierta 
matrona  que  trae  consigo  un  retrato  del  mismo  Jesús;  si  tú  le 
miras  con  devoción,  obtendrás  al  momento  el  beneficio  de  tu 


navit  et  crucifigi  praecepit».  Tune  ille  nimis  dolens  ait :  «Vehementer 
doleo  quia  id  pro  quo  dominus  meus  me  miserat  explere  non  valeo». 
Cui  Verónica:  «Dominus  meus  cum  praedicando  circuiret,  et  ego 
eius  praesentia  nimis  invita  carerem,  volui  mihi  depingi  imaginem, 
ut  dum  eius  privarer  praesentia,  saltem  mihi  praestaret  solatium 
imaginis  suae  figura.  Cumque  linteum  pictori  deferrem  pingendum, 
Dominus  meus  mihi  obviavit  et  quo  tenderem  requisivit.  Cui  cum 
viae  causam  aperuissem,  a  me  petiit  pannum,  et  ipsum  mihi  vene- 
rabilis  suae  faciei  reddidit  insignitum  imagine.  Ergo  huius  aspectum 
si  dominus  tuus  devote  intuebitur,  continuo  sanitatis  beneficio  po- 
tietur».  Cui  ille:  «Est  huiusmodi  imago  auro  vel  argento  compara- 
bilis?»  Cui  illa:  «Non,  sed  pió  affectu  devotionis.  Tecum  igitur 
proficiscar  et  videndum  Caesari  imaginem  deferam,  et  revertar». 

Venit  igitur  Volusianus  cum  Verónica  Romam  dixitque  Tiberio 
imperatori:  «Iesum  diu  a  te  desiderátum  Pilatus  et  Iudaei  iniustae 
morti  tradiderunt  et  per  invidiam  crucis  patíbulo  affixerunt.  Venit 
igitur  mecum  matrona  quaedam  ipsius  Iesu  imaginem  deferens, 
quam  si  devote  perspexeris,  mox  sanitatis  tuae  beneficium  obtine- 


530 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


curación».  Hizo,  pues,  el  César  que  el  camino  fuera  alfom- 
brado con  paños  de  seda  y  mandó  que  le  presentaran  la  imagen. 
Y,  nada  más  mirarla,  recobró  su  antigua  salud. 

En  consecuencia,  Poncio  Pilato  fué  detenido  por  orden  del 
César  y  traído  a  Roma.  Al  enterarse  el  emperador  de  su  llegada 
a  Roma,  se  sintió  dominado  por  un  gran  furor  contra  él  y 
mandó  que  se  lo  presentaran.  Es  de  saber  que  Pilato  había 
traído  consigo  la  túnica  inconsútil  de  Jesús,  prenda  que  llevó 
puesta  a  la  presencia  de  Pilato.  Y,  nada  más  verle,  el  emperador 
depuso  toda  su  ira,  se  levantó  inmediatamente  ante  él  y  no  osó 
decir  una  palabra  dura.  Y  así,  el  que  en  ausencia  suya  parecía 
tan  fiero  y  terrible,  ahora  en  su  presencia  estaba  manso  hasta 
cierto  punto.  Pero,  nada  más  despedirle,  empezó  a  encenderse 
terriblemente  contra  él,  llamándose  a  si  mismo  miserable  a  voz 
en  grito  por  no  haberle  mostrado  la  indignación  de  su  pecho. 
Y  al  momento  le  hizo  llamar  nuevamente,  jurando  y  declarando 
que  era  hijo  de  muerte  y  que  no  era  lícito  el  que  viviera  sobre 
la  tierra.  Mas,  en  cuanto  le  vió  de  nuevo,  le  saludó  inmedia- 
tamente y  depuso  toda  la  ferocidad  de  su  alma.  Todos,  e  in- 
cluso él  mismo,  estaban  admirados  de  que  así  se  encolerizara 
en  ausencia  de  Pilato,  mientras  que  en  su  presencia  no  era  capaz 
de  decir  ninguna  palabra  áspera.  Finalmente,  por  inspiración 
divina,  o  quizá  por  consejo  de  algún  cristiano,  mandó  que  le 
despojaran  de  aquella  túnica.  Y  al  instante  recobró  contra  él 


bis».  Caesar  igitur  pannis  seriéis  viam  sterni  fecit  et  imaginem  sibi 
praecepit  praesentari:  qui  mox  ut  eam  fuit  intuitus,  salutem  est 
pristinam  assecutus. 

Pontius  igitur  Pilatus  imperio  Caesaris  capitur  et  Romam  perdu- 
citur.  Audiens  Caesar  Pilatum  Romam  advenisse,  nimio  contra  eum 
furore  repletus  est  et  eum  ad  se  adduci  fecit.  Pilatus  autem  tunicam 
Iesu  inconsutilem  secum  detulit:  quam  indutam  coram  Imperatore 
portavit.  Mox  ut  Imperator  eum  vidit,  omnem  iram  deposuit  et  ei 
protinus  assurrexit,  nec  dure  sibi  in  aliquo  loqui  praevaluit:  et  in 
eius  absentia  qui  videbatur  tam  terribilis  et  ferus,  nunc  in  eius 
praesentia  invenitur  quodammodo  mansuetus.  Cumque  eum  licen- 
ciasset,  mox  contra  eum  terribiliter  exardescit,  se  miserum  clamitans 
quia  ei  furorem  sui  pectoris  minime  ostendisset.  Statimque  eum 
revocari  fecit  iurans  et  contestans  quia  filius  mortis  est  et  nefas 
est  eum  vivere  super  terram.  Qui  cum  eum  vidit,  continuo  eum 
salutavit  et  omnem  animi  ferocitatem  abiecit.  Mirabantur  omnes, 
mirabatur  et  ipse,  quia  sic  contra  Pilatum  dum  abesset  exardesceret, 
et  dum  praesens  esset  nil  ei  loqui  posset  aspere.  Tándem  divino 
nutu  vel  forte  alicuius  Christiani  suasu  ipsum  illa  túnica  expoliari 


MUERTE  DE  PILATO 


531 


su  antigua  ferocidad  de  alma.  Grandemente  admirado  de  esto 
el  emperador,  le  fué  dicho  que  aquella  túnica  había  pertenecido 
a  Jesús.  Entonces  mandó  que  fuera  metido  en  la  cárcel,  mien- 
tras deliberaba  el  consejo  de  los  sabios  qué  debería  hacerse 
con  él.  Pocos  días  después  se  dictó  sentencia  contra  Pilato  para 
que  fuera  condenado  a  una  muerte  ignominiosa  en  extremo. 
Cuando  esto  llegó  a  oídos  de  Pilato,  él  mismo  se  suicidó  con 
un  cuchillo,  y  con  esta  muerte  dió  fin  a  su  vida. 

Al  enterarse  de  ello  César,  dijo:  «En  verdad  que  ha  muerto 
muy  ignominiosamente,  pues  su  propia  mano  no  le  ha  perdo- 
nado». Atáronle,  pues,  a  una  ingente  mole  y  le  arrojaron  a  lo 
profundo  del  Tíber.  Mas  sucedió  que  ciertos  espíritus  inmun- 
dos y  malignos,  gozándose  con  un  cuerpo  de  su  misma  con- 
dición, se  movían  en  las  aguas  y  traían  en  los  aires  rayos  y 
tempestades,  truenos  y  granizo,  hasca  el  punto  de  que  todos 
estaban  sobrecogidos  de  un  terrible  temor.  Por  lo  cual  los  ro- 
manos lo  sacaron  del  río  Tíber  y  lo  llevaron  en  son  de  burla 
a  Viena  y  lo  arrojaron  a  lo  profundo  del  Ródano,  pues  Viena 
suena  algo  así  como  camino  de  la  gehenna  (infierno),  por  ser 
en  aquel  tiempo  un  lugar  maldito.  Pero  también  allí  se  pre- 
sentaron los  malos  espíritus,  haciendo  las  mismas  cosas.  No 
aguantando,  pues,  aquellos  habitantes  tan  gran  invasión  de 
demonios,  echaron  lejos  de  sí  aquel  vaso  maldito  y  encargaron 
que  recibiera  sepultura  en  el  territorio  de  Lausana.  Los  ha- 


fecit,  et  contra  eum  pristinam  ferocitatem  animi  mox  resumpsit. 
Cumque  de  hoc  Imperator  plurimum  admiraretur,  dictum  est  sibi 
quod  illa  túnica  fuisset  Domini  Iesu.  Tune  Imperator  eum  in  car- 
cerem  recipi  iussit,  doñee  sapientum  consilio  deliberaret  quid  de 
eo  fieri  oporteret.  Post  autem  paucos  dies  data  est  igitur  in  Pilatum 
sententia  ut  morte  turpissima  damnaretur.  Audiens  hoc  Pilatus  cul- 
tello  proprio  se  necavit,  et  tali  morte  vitam  finivit. 

Cognita  Caesar  morte  Pilati  dixit:  «Veré  mortuus  est  morte  tur- 
pissima, cui  manus  propria  non  pepercit.  Moli  igitur  ingenti  alligatur 
et  in  Tiberim  fluvium  immergitur.  Spiritus  vero  maligni  et  sordidi 
corpori  maligno  et  sórdido  congaudentes  omnes  in  aquis  moveban- 
tur,  et  fulgura  et  tempestates,  tonitrua  et  grandines  in  aere  terribiliter 
gerebant,  ita  ut  cuncti  timore  horribili  tenerentur.  Quapropter  Ro- 
mani  ipsum  a  Tiberis  fluvio  extrahentes,  derisionis  causa  ipsum  in 
Viennam  deportaverunt  et  Rhodani  fluvio  immerserunt:  Vienna 
enim  dicitur  quasi  via  gehennae,  quia  erat  tune  locus  maledictionis. 
Sed  ibi  nequam  spiritus  affuerunt,  ibidem  eadem  operantes.  Homines 
ergo  i  1 1  i  tantam  infestationem  daemonum  non  sustinentes  vas  illud 
maledictionis  a  se  removerunt  et  illud  sepeliendum  Losaniae  terri- 


532 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


hitantes  de  esta  región,  sintiéndose  excesivamente  oprimidos 
por  las  susodichas  invasiones,  lo  echaron  lejos  de  sí  y  lo  arro- 
jaron a  un  pozo  rodeado  de  montañas,  donde,  de  dar  crédito 
a  la  relación  de  algunos,  se  dice  que  andan  bullendo  todavía 
algunas  maquinaciones  diabólicas. 


torio  commiserunt.  Qui  cum  nimis  praefatis  infestationibus  grava- 
rentur,  ipsum  a  se  removerunt  et  in  quodam  puteo  montibus  cir- 
cumscripto  immerserunt,  ubi  adhuc  relatione  quorumdam  quaedam 
diabolicae  machinationes  ebullire  dicuntur. 


DECLARACIÓN   DE   JOSÉ    DE  ARIMATEA 


533 


7.    Declaración  de  José  de  Ar imatea 

Viene  a  ser  un  apéndice,  o,  si  se  quiere,  una  compilación 
de  Acta  Pilati,  a  semejanza  de  la  Anaphora  y  Paradosis.  Estuvo 
muy  en  boga  durante  la  Edad  Media,  como  lo  atestiguan  los 
muchos  códices  en  que  está  contenida. 

El  manuscrito  más  antiguo  que  utilizó  Tischendorf  para  su 
edición  (Ambros.  Ε  ioo)  data  del  siglo  XII. 

Cf.  A.  Birch,  Auctarium  cod.  apocr.  Ν.  T.  F.  I  (1804)  p.i8.3ss. ;  G.  Da- 
nicic:  «Starine»  4  (1872)  140-54  [v.  serbia];  MigneAp  II  (1858)  433SS.  [trad. 
franc.];  C.  Tischendorf,  Ev.  Apocr.  (2i8y6)  P.LXXXI459-70. 

DECLARACION  DE  JOSE 

DECLARACION  DE  JOSE  DE  ARIMATEA,  EL  QUE  DEMANDO  EL  CUERPO 
DEL  SEÑOR,  QUE  CONTIENE  LAS  CAUSAS  DE  LOS  DOS  LADRONES 

I 

1.  Yo  soy  José  el  de  Arimatea,  el  que  pidió  a  Pilato  el  cuer- 
po del  Señor  Jesús  para  sepultarlo  y  que  por  este  motivo  se  en- 
cuentra ahora  encadenado  y  oprimido  por  los  judíos,  asesinos 
y  refractarios  de  Dios,  quienes,  además,  teniendo  en  su  poder 
la  ley,  fueron  causa  de  tribulación  para  el  mismo  Moisés  y,  des- 
pués de  encolerizar  al  legislador  y  de  no  haber  reconocido  a 
Dios,  crucificaron  al  Hijo  de  Dios,  cosa  que  quedó  bien  de  ma- 
nifiesto a  los  que  conocían  la  condición  del  Crucificado.  Siete 
días  antes  de  la  pasión  de  Cristo  fueron  remitidos  al  gobernador 
Pilato  desde  Jericó  dos  ladrones,  cuyos  cargos  eran  éstos: 

2.  El  primero,  llamado  Gestas,  solía  dar  muerte  de  espa- 


Y  Φ  Η  Γ  Η  Σ  I  Σ  ΙΩΣΗΦ 

ΥΦΗΓΗΣΙΣ  ΙΩΣΗΦ  ΤΟΥ  ΑΠΟ  ΑΡΙΜΑΘΑΙΑΣ  ΤΟΥ  ΑΙΤΗΣΑΜΕΝΟΥ  ΤΟ  ΣΩΜΑ  ΚΥΡΙΟΥ 
ΕΝ  Ω  ΚΑΙ  ΤΑΣ  ΤΩΝ  ΔΥΟ  ΛΗΣΤΩΝ  ΑΙΤΙΑΣ  ΕΜΦΕΡΕΙ 

I 

ι.  Έγώ  Ιωσήφ  ó  άπό  Άριμαθαίας  ó  αΐτησάμενος  παρά  Πιλάτου 
τό  σώμα  τοΰ  Κυρίου  Ίησοΰ  πρός  ταφήν  και  έν  δεσμώ  πιεζόμενος  παρά 
τών  φονέων  και  Θεομάχων  Ιουδαίων  διά  την  τοιαύτην  αίτίαν,  οϊτινες 
και  τόν  νόμον  κατέχοντες  αύτώ  τω  Μωυσή  πρόξενοι  γεγόνασιν  θλίψεως, 
τον  δέ  νομοθέτην  παροργίσαντες  και  μή  έπεννωκότες  τόν  Θεόν  έσταύ- 
ρωσαν  και  εϋδηλον  εθεντο  τοις  έγνωκόσι  τόν  Υίόν  τοΰ  Θεοΰ  σταυρω- 
θήναι.  Πρό  επτά  ήμερων  τοΰ  παθεΐν  τόν  Χριστόν,  τω  ήνεμόνι  Πιλάτω  πα- 
ρεπέμφθησαν  δύο  λησταί  άπό  Ιεριχώ  κατακριθέντες,  ών  ή  αιτία  ήν  αύτη· 

2.    Ό  πρώτος,  όνομα  αϋτώ  Γέστας,  όδοιποροΰντας  έν  φόνω  μαχαί- 


534 


APÓCRIFOS  DE  .  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


da  a  algunos  viandantes,  mientras  que  a  otros  les  dejaba  desnu- 
dos y  colgaba  a  las  mujeres  de  los  tobillos  cabeza  abajo  para, 
cortarles  después  los  pechos;  tenía  predilección  por  beber  la 
sangre  de  miembros  infantiles;  nunca  conoció  a  Dios;  no  obe- 
decía a  las  leyes  y  venía  ejecutando  tales  acciones,  violento  como 
era,  desde  el  principio  de  su  vida. 

El  segundo,  por  su  parte,  estaba  encartado  de  la  siguiente 
forma.  Se  llamaba  Dimas;  era  de  origen  galileo  y  poseía  una 
posada.  Atracaba  a  los  ricos,  pero  a  los  pobres  les  favorecía. 
Aun  siendo  ladrón,  se  parecía  a  Tobit  [Tobías],  pues  solía  dar 
sepultura  a  los  muertos.  Se  dedicaba  a  saquear  a  la  turba  de 
los  judíos;  robó  los  libros  de  la  ley  en  Jerusalén,  dejó  desnuda 
a  la  hija  de  Caifás,  que  era  a  la  sazón  sacerdotisa  del  santuario, 
y  substrajo  incluso  el  depósito  secreto  colocado  por  Salomón. 
Tales  eran  sus  fechorías. 

3·  Fué  detenido  asimismo  Jesús  la  tarde  del  día  4  antes  de 
la  Pascua.  Y  no  había  fiesta  para  Caifás  ni  para  la  turba  de  los 
judíos,  sino  enorme  aflicción,  a  causa  del  robo  que  había  efec- 
tuado el  ladrón  en  el  santuario.  Y,  llamando  a  Judas  Iscariote, 
se  pusieron  al  habla  con  él.  Es  de  saber  que  éste  era  sobrino  de 
Caifás.  No  era  discípulo  sincero  de  Jesús,  sino  que  había  sido 
dolosamente  instigado  por  toda  la  turba  de  los  judíos  para  que 
le  siguiera;  y  esto,  no  con  el  fin  de  que  se  dejara  convencer  por 
los  portentos  que  El  obraba,  ni  para  que  le  reconociese,  sino 


ρας  άπέκτεινεν,  άλλους  δέ  γυμνώσει  ύττέβαλεν,  γυναίκας  δέ  έκ  των  σφυ- 
ρών κατά  κεφαλής  κρεμνών  τους  μασθούς  έξέκοπτεν,  νηπίων  μελών  αϊμο- 
πότης  ΰττήρχεν,  Θεόν  μή  έγνωκώς  ττώττοτε,  νόμοις  μή  ακολουθών,  βίαιος 
τυγχάνων  έξ  άρχής  εις  τάς  τοιαύτας  πράξεις. 

Ή  δέ  τοΰ  έτερου  αιτία  τοιαύτη  ην  Δη  μας  έκαλεϊτο,  Γαλιλαίος  μέν 
ην  τώ  γένει,  πανδοχεΐον  δέ  ειχεν  πλουσίων  πειρατηρίοις  έκέχρητο,  πτω- 
χοΐς  δέ  ευ  έποίει·  κλέπτης  μέν  ώς  Τωβίτ,  νεκρούς  γαρ  πτωχούς  έθαπτεν. 
Ληστεύειν  έπεχείρει  τό  τών  Ιουδαίων  πλήθος,  αύτόν  τον  νόμον  έν  Ιερου- 
σαλήμ συλήσας  και  τήν  τοΰ  Καϊάφα  θυγατέρα  γυμνώσας,  Ιεράτιδα 
ύπάρχουσαν  τοΰ  άγιάσματος,  αυτήν  τήν  τοΰ  Σολομώντος  παρατεθεϊ- 
σαν  μυστικήν  παρακαταθήκην  τω  τόπω  άφελόμενος.  Τοιαΰται  ύπήρχον 
αύτοΰ  αί  πράξεις. 

3·  Συνελήφθη  δέ  και  ό  Ίησοΰς  προ  της  ήμέρας  τοΰ  πάσχα  τρίτης, 
όψίας  ούσης.  Ούκ  ήν  δέ  τώ  Καϊάφα  και  τω  πλήθει  τών  Ιουδαίων  πάσχα, 
άλλά  πένθος  ήν  αύτοις  μέγα,  ώς  δια  τήν  τοΰ  ληστοΰ  σύλησιν  γεναμένην 
έν  τώ  άγιάσματι·  καϊ  καλέσαντες  Ίούδαν  τον  Ίσκαριώτην  λέγουσιν 
αύτώ·  άπό  άδελφοΰ  γάρ  Καϊάφα  τοΰ  ιερέως  ήν.  Ούκ  ήν  δέ  μαθητής  κατά 
πρόσωπον  τοΰ  Ίησοΰ,  άλλά  δόλω  προετρέψαντο  αύτόν  πάν  τό  πλήθος 
τών  Ιουδαίων  ίνα  ακολουθήσει  τώ  Ίησοΰ·  ούχ  ίνα  πειθαρχήσει  τοϊς 
παρ"  αύτοΰ  γενομένοις  σημείοις  ούδέ  ίνα  ομολογήσει  αύτόν,  άλλ'  ίνα 


DECLARACIÓN   DE  JOSÉ   DE  ARIMATEA 


535 


para  que  se  lo  entregase,  con  la  idea  de  cogerle  alguna  mentira. 
Y  por  esta  gloriosa  empresa  le  daban  regalos  y  un  didracma  de 
oro  cada  día.  Y  a  la  sazón  hacía  ya  dos  años  que  se  encontraba 
en  compañía  de  Jesús,  como  dice  uno  de  los  discípulos  lla- 
mado Juan. 

4.  Y,  tres  días  antes  de  que  fuera  detenido  Jesús,  dijo  Judas 
a  los  judíos:  « ¡Ea!,  pongamos  el  pretexto  de  que  no  fué  el  ladrón 
quien  substrajo  los  libros  de  la  ley,  sino  Jesús  en  persona;  yo 
mismo  me  comprometo  a  hacer  de  acusador».  Mientras  esto  se 
decía,  entró  en  nuestra  compañía  Nicodemo,  el  que  tenía  a  su 
cargo  las  llaves  del  santuario,  y  se  dirigió  a  todos,  diciendo: 
«No  llevéis  a  efecto  tal  cosa».  Es  de  saber  que  Nicodemo  era 
más  sincero  que  todos  los  judíos  juntos.  Mas  la  hija  de  Caifás, 
llamada  Sara,  dijo  a  voz  en  grito:  «Pues  El  ha  dicho  delante  de 
todos  contra  este  lugar  santo:  Soy  capaz  de  destruir  este  tem- 
plo y  de  levantarlo  en  tres  días».  A  lo  que  respondieron  los  ju- 
díos: «Te  damos  todos  nuestro  voto  de  confianza»,  pues  la  te- 
nían como  profetisa.  Y,  una  vez  celebrado  el  consejo,  fué  de- 
tenido Jesús. 

II 

1.  Y  al  día  siguiente,  que  era  miércoles,  le  llevaron  a  la 
hora  de  nona  al  palacio  de  Caifás.  Anás  y  Caifás  le  dijeron: 


παραδώσει  αυτόν  αύτοϊς,  ψευδές  ρήμα  αΰτοΰ  θέλων  καταλαβέσθαι,  δό- 
ματα  δεδωκότες  ούτω  υπέρ  τοΰ  τοιούτου  ανδραγαθήματος  άμα  δίδραγ- 
μον  χρυσίου  καθ'  έκάστην  ήμέραν.  Ήν  δέ  και  δύο  έτη  ποιήσας  μετά  τοΰ 
Ίησοΰ,  ώς  φησιν  εϊς  των  μαθητών  καλούμενος  Ιωάννης. 

4·  Και  τη  τρίτη  ήμερα  προ  τοΰ  κρατηθήναι  τόν  Ίησοΰν  λέγει  τοις 
Ίουδαίοις  ό  Ιούδας·  «Δεύτε,  συμβούλιον  θώμεθα,  ότι  περ  ούκ  έσύλησεν 
ό  ληστής  τόν  νόμον  άλλ'  αυτός  ό  Ιησούς,  κάγώ  έλέγχω  αύτόν».  Τών 
δέ  τοιούτων  ρημάτων  ρηθέντων  εΐσίει  μεθ'  ήμών  Νικόδημος  ό  κατέχων 
τάς  κλεϊς  του  άγιάσματος,  και  εφη  πάσιν  «Μή  τοιούτον  πράγμα  δια- 
πράξασθε».  τΗν  yáp  αληθής  ό  Νικόδημος  ύτέρ  πάν  τό  πλήθος  τών  Ιου- 
δαίων. Ή  δέ  τοΰ  Καϊάφα  θυγάτηρ  ονόματι  Σάρρα  κραυγάσασα  εφη- 
«Αύτός  yáp  έφη  επί  πάντων  κατά  τοΰ  άγίου  τόπου  τούτου·  Δυναμαι 
καταλύσαι  τόν  ναόν  τούτον  και  έν  τρισίν  ήμέραις  έγεΐραι  αύτόν»  I.  Λέ- 
γουσιν  ol  Ιουδαίοι  αύτη·  «Πίστιν  έχεις  παρά  πάντας  ήμάς»·  εΐχον  yáp 
αύτήν  ώς  προφήτην.  Καΐ  δή  τοΰ  συμβουλίου  γενομένου  έκρατήθη  ό 
Ιησούς. 

II 

I.  Τή  δέ  έπαύριον,  ημέρα  της  τετράδος,  είσήνεγκαν  αύτόν  ώρα 
ένατη  είς  τήν  αύλήν  τού  Καϊάφα.  Και  λέγουσιν  αύτώ  "Αννας  και  Καϊάφας- 


ι  Cf.  Mt.  26,61;  Ιο.  2,ΐ9· 


536 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


«Oye,  ¿por  qué  has  robado  nuestra  Ley  y  has  puesto  a  pública 
subasta  las  promesas  de  Moisés  y  de  los  profetas?»  Mas  Jesús 
nada  respondió.  Y,  ante  toda  la  asamblea  reunida,  le  dijeron: 
«¿Por  qué  pretendes  deshacer  en  un  solo  momento  el  santuario 
que  Salomón  levantó  en  cuarenta  y  seis  años?»  Jesús 'no  res- 
pondió nada  a  esto.  Es  de  saber  que  el  santuario  de  la  sinagoga 
había  sido  saqueado  por  el  ladrón. 

2.  Mas  el  miércoles,  a  la  caída  de  la  tarde,  la  turba  se  dis- 
ponía a  quemar  a  la  hija  de  Caifás  por  haberse  perdido  los  li- 
bros de  la  Ley,  pues  no  sabían  cómo  celebrar  la  Pascua.  Pero 
ella  les  dijo:  «Esperad,  hijos,  que  daremos  muerte  a  este  Jesús 
y  encontraremos  la  Ley  y  la  santa  fiesta  se  celebrará  con  toda 
solemnidad».  Entonces  Anás  y  Caifás  dieron  ocultamente  a  Ju- 
das Iscariote  una  buena  cantidad  de  oro  con  este  encargo:  «Di, 
según  nos  anunciaste:  Yo  sé  que  la  Ley  ha  sido  substraída  por 
Jesús,  para  que  el  delito  recaiga  sobre  él  y  no  sobre  esta  irre- 
prochable doncella».  Y  cuando  se  hubieron  puesto  de  acuerdo 
sobre  el  particular,  Judas  les  dijo:  «Que  no  sepa  el  pueblo  que 
vosotros  me  habéis  dado  instrucciones  para  hacer  esto  contra 
Jesús;  soltadle  más  bien  a  éste,  y  yo  me  encargo  de  convencer 
al  pueblo  de  que  la  cosa  es  así».  Y  astutamente  pusieron  en  li- 
bertad a  Jesús. 

3.  Así,  pues,  el  jueves  al  amanecer  entró  Judas  en  el  san- 
tuario y  dijo  a  todo  el  pueblo:  «¿Qué  queréis  darme  y  yo  os  en- 


«Εΐπέ  ήμϊν..  τίνος  ένεκεν  τον  νόμον  ημών  έσύλησας,  καΐ  Μωσέως  και  των 
■προφητών  τάς  επαγγελίας  άπεκήρυξας;»  Ό  δέ  Ίησοΰς  ουδέν  άπεκρί- 
νατο.  Πάλιν  δέ  έκ  δευτέρου  παρόντος  και  του  πλήθους  λέγουσιν  αϋτώ· 
«Τό  άγιασμα  δ  έκτισε  Σολομών  έν  τεσσαράκοντα  κα'ι  εξ  έτεσιν,  δια  τί 
συ  βούλη  έν  μια  ροπή  καταλΰσαι;»  Και  ουδέν  άπεκρίνατο  πρός  ταΰτα 
ό  Ίησοΰς.  ΤΗν  γάρ  της  συναγωγής  τό  άγιασμα  σεσυλημένον  διά  του 
ληστοΰ. 

2.  Όψίας  δέ  τελεσθείσης  τής  τετράδος  άπαν  τό  πλήθος  έζήτει  τήν 
Θυγατέρα  του  Καϊάφα  πυρϊ  άναλώσαι  διά  τήν  του  νόμου  άπώλειαν,  δτι 
ουκ  είχον  τό  πώς  τό  πάσχα  ποιήσαι.  Και  εϊπεν  αΰτοΐς  εκείνη-  «Επιμείνα- 
τε τέκνα  και  τόν  Ίησοΰν  τούτον  άπολέσωμεν,  και  ό  νόμος  ευρίσκεται  και 
ή  εορτή  ή  άγία  έπιτελουμένη  επιτελείται».  ΛαΘραίως  δέ  έδωκαν  "Αννας 
καϊ  Καϊάφας  χρυσίον  ίκανόν  Ιούδα  τω  Ισκαριώτη,  λέγοντες·  «Είπέ, 
καθώς  προεϊπες  ήμϊν,  ότι  εγώ  οίδα  τόν  νόμον  κλαπέντα  παρά  τοΰ  Ίησοΰ, 
όπως  εις  αυτόν  τό  έγκλημα  τραπή  καϊ  μή  εις  τήν  κόρην  ταύτην  τήν 
άμεμπτον».  Καϊ  ταΰτα  συνταξάμενος  ό  Ιούδας  εϊπεν  αυτοΐς·  «Μή  πάν 
τό  πλήθος  γνώ  ότι  έγώ  ύφ'  ϋμών  έπεδιδάχθην  τοΰτο  κατά  του  Ίησοΰ 
πράξαι·  άλλά  άπολύσατε  τόν  Ίησοΰν,  κάγώ  πείθω  τό  πλήθος  ότι  ταΰτα 
ούτως  έχει».  Και  δόλω  άπέλυσαν  τόν  Ίησοΰν. 

3.  Ό  δέ  Ιούδας  είσελθών  είς  τό  άγιασμα  διαφαυούσης  ήμέρας  πέμπ- 


DECLARACIÓN'   DE   JOSÉ    DE  ARIMATEA 


537 


tregaré  al  que  hizo  desaparecer  la  Ley  y  robó  los  Profetas?» 
Respondieron  los  judíos:  «Si  nos  lo  entregas,  te  daremos  treinta 
monedas  de  oro».  Mas  el  pueblo  no  sabía  que  Judas  se  refería 
a  Jesús,  pues  bastantes  confesaban  que  era  Hijo  de  Dios.  Judas, 
pues,  se  quedó  con  las  treinta  monedas  de  oro. 

4.  Y,  habiendo  salido  a  la  hora  cuarta  y  a  la  hora  quinta, 
encontró  a  Jesús  paseando  en  el  atrio.  Y,  echándose  ya  encima 
la  tarde,  dijo  a  los  judíos:  «Dadme  una  escolta  de  soldados  ar- 
mados de  espadas  y  palos,  y  yo  lo  pondré  en  vuestras  manos». 
Y  le  dieron  fuerza  para  prenderle.  Y,  mientras  iban  caminando, 
díjoles  Judas:  «Echad  mano  a  aquel  a  quien  yo  besare,  pues  él 
es  quien  ha  robado  la  Ley  y  los  Profetas».  Después  se  acercó 
a  Jesús  y  le  besó,  diciendo:  «Salve,  Maestro».  Era  a  la  sazón  la 
tarde  del  jueves.  Y,  una  vez  preso,  lo  pusieron  en  manos  de 
Caifás  y  de  los  pontífices,  diciéndoles  Judas:  «Este  es  el  que  ha 
hurtado  la  Ley  y  los  Profetas».  Y  los  judíos  sometieron  a  Jesús 
a  un  injusto  interrogatorio,  diciendo:  «¿Por  qué  has  hecho  esto?» 
Mas  El  nada  respondió. 

Entonces  Nicodemo  y  yo,  José,  viendo  la  cátedra  de  la  pes- 
tilencia, nos  separamos  de  ellos,  no  estando  dispuestos  a  pere- 
cer juntamente  con  el  consejo  de  los  impíos. 


της  λέγει  προς  πάντα  τον  λαόν  «Τί  θέλετε  μοι  δοΰναι,  κάγώ  ϋμΐν  παρα- 
δώσω τον  καθαιρέτην  τοΰ  νόμου  και  τών  προφητών  συλήτην;»  Λέ- 
γουσιν  αΰτώ  oi  Ιουδαίοι·  «Έάν  παραδώσης  ήμΐν  αύτόν,  δώσωμέν  σοι 
τριάκοντα  αργύρια  χρυσίου».  Οΰκ  ήδει  δέ  ό  λαός  ότι  περί  τοΟ  Ίησοΰ 
λέγει  ό  Ιούδας-  ομολογούν  γάρ  αύτόν  ικανοί  είναι  ν/ιόν  Θεοΰ.  Και  ελαβεν 
ό  Ιούδας  τά  τριάκοντα  αργύρια  χρυσίου  2. 

4·  Κα!  έξελθών  τη  ώρα  τη  τετάρτη  και  τη  πέμπτη  ευρίσκει  τον 
Ίησοΰν  περιπατούντα  έν  τή  πλατεία.  Μελλούσης  δέ  όψίας  γενέσθαι  λέγει 
τοις  Ίουδαίοις  ό  Ιούδας·  «Βοήθειαν  στρατιωτών  δότε  μοι  μετά  μαχαιρών 
και  ξύλων,  κάγώ  παραδώσω  ΰμϊν  αύτόν».  "Εδωκαν  ουν  ούτω  ύπηρέτας 
έπί  τό  πιάσαι  αύτόν.  Πορευομένων  δέ  ούτών  λέγει  αύτοΐς  ό  Ιούδας· 
«Όν  άν  εγώ  φιλήσω  κρατήσατε  αύτόν  αύτός  γάρ  τόν  νόμον  και  τούς 
προφήτας  έσύλησεν».  Προσελθών  ούν  τω  Ίησοΰ  κατεφίλησεν  αύτόν  λέ- 
γων «Χαίρε,  ραββί»,  όψίας  ούσης  της  πέμπτης.  Κα'ι  κρατήσαντες  παρέ- 
δωκαν  αύτόν  προς  Καϊάφαν  και  τούς  άρχιερείς,  λέγοντος  τοΰ  Ιούδα  ότι 
«οΟτός  έστιν  ό  τόν  νόμον  συλήσας  και  τούς  προφήτας».  "Αδικον  δέ  έξέ- 
τασιν  έδίδουν  οί  Ιουδαίοι  τω  Ίησοΰ  λέγοντες·  «Διά  τί  ταύτα  έποίησας;» 
Κα'ι  ούδέν  άπεκρίνατο  3. 

Ό  δέ  Νικόδημος  κάγώ  Ιωσήφ  ίδόντες  τήν  καθέδραν  τών  λοιμών, 
άπέστημεν  άπ'  αύτών,  μή  Θελήσαντες  τή  βουλή  άσεβών  συναπολέσθαι. 


2  Cf.  Mt.  26,i4ss. 

3  Cf.  Mt.26.47ss. 


533 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


III 

1.  Y,  después  que  aquella  noche  hicieron  otras  cosas  terri- 
bles contra  Jesús,  la  madrugada  del  viernes  fueron  a  entregár- 
selo al  gobernador  Pilato  para  crucificarle;  y  con  este  fin  acu- 
dieron todos.  Y  el  gobernador  Pilato,  después  de  interrogarle, 
mandó  que  fuera  crucificado  en  compañía  de  dos  ladrones. 
Y  fueron  crucificados  juntamente  con  Jesús,  a  la  izquierda 
Gestas  y  a  la  derecha  Dimas. 

2.  Y  empezó  a  gritar  el  de  la  izquierda,  diciendo  a  Jesús: 
«Mira  cuántas  cosas  malas  he  hecho  sobre  la  tierra,  hasta  el 
punto  incluso  de  que,  si  yo  hubiera  sabido  que  tú  eras  rey, 
aun  contigo  hubiera  acabado.  ¿Por  qué  te  llamas  a  ti  mismo 
Hijo  de  Dios,  si  no  puedes  socorrerte  en  caso  de  necesidad? 
¿Cómo,  pues,  vas  a  prestar  auxilio  a  otro  que  te  lo  pida?  Si  tú 
eres  el  Cristo,  baja  de  la  cruz  para  que  pueda  creer  en  ti.  Pero, 
por  de  pronto,  no  te  considero  como  hombre,  sino  como  bes- 
tia salvaje  que  está  pereciendo  juntamente  conmigo».  Y  comen- 
zó a  decir  muchas  otras  cosas  contra  Jesús,  mientras  blasfemaba 
y  hacía  rechinar  sus  dientes  contra  El,  pues  había  caído  preso 
el  ladrón  en  el  lazo  del  diablo. 

3.  Mas  el  de  la  derecha,  cuyo  nombre  era  Dimas,  viendo 
la  gracia  divina  de  Jesús,  gritaba  de  este  modo:  «Te  conozco, 


III 

1.  Πολλά  μεν  ουν  και  άλλα  δεινά  διατιραξάμενοι  κατά  του  ΊησοΟ 
τη  νυκτ'ι  εκείνη,  τταρέδωκαν  αύτόν  Πιλάτω  τω  ήγεμόνι  διαφαυούσης  της 
παρασκευής  έτπ  τό  σταυρώσαι  αυτόν,  και  έτπ  τοΰτο  συνήλθον  πάντες. 
Εξετάσεως  οΟν  γενομένης  έκέλευσεν  αύτόν  Πιλάτος  ó  ήγεμών  μετά  δύο 
ληστών  τω  σταυρώ  ττροσηλωθήναι.  Προσηλώθησαν  δέ  αύτώ  άμα  τω 
Ίησοΰ  έξ  αριστερών  μέν  ό  Γέστας,  εκ  δεξιών  δέ  ó  Δημάς. 

2.  Και  ήρξατο  βοάν  ό  έξ  ευωνύμων  λέγων  τώ  Ίησοΰ·  «Ίδε  πόσα 
κακά  έδρασα  έν  τή  γή·  και  ε'ι  εγνων  ότι  σύ  ει  ό  βασιλεύς,  και  σέ  είχον 
άναλώσαι.  Τί  δέ  λέγεις  εαυτόν  υϊόν  Θεοΰ,  καί  βοήθησα!  έαυτώ  έν  ανάγκη 
οϋ  δύνασαι;  "Η  ιτώς  άλλω  εύχομένω  σύ  δύνασαι  βοήθειαν  παρασχεΐν; 
Εί  σύ  ει  ό  Χριστός,  κάτελθε  άπό  του  σταυρού,  'ίνα  σοι  τπστεύσω·  νΰν 
δέ  ούχ  ώς  άνθρωττόν  σε  όρώ  άλλ'  ώς  θήρα  άγριον  συναπολλύμενόν  μοι». 
Και  ττολλά  έτερα  ήρξατο  λέγειν  κατά  τοΰ  Ίησοΰ,  βλασφημών  κα'ι  τρί- 
ζων  τούς  οδόντας  αύτοΰ  έπ'  αύτόν  έν  γάρ  τή  παγίδι  τοΰ  διαβόλου 
έζωγρημένος  ήν  ό  ληστής  4. 

3·  Ό  δέ  έκ  δεξιών  ληστής,  φ  όνομα  Δημάς,  ίδών  τήν  θεϊκήν  χάριν 
τοΰ  Ίησοΰ  ούτως  έβόα·  «Οίδά  σε,  Ιησοΰ  Χριστέ,  δτι  υιός  τοΰ  Θεοΰ  εί· 


Cf.  Le.  23,39· 


DECLARACIÓN   DE   JOSÉ   DE  ARIMATEA 


539 


¡oh  Jesucristo!,  y  sé  que  eres  Hijo  de  Dios;  te  estoy  viendo 
como  Cristo  adorado  por  miríadas  de  ángeles.  Perdóname  los 
pecados  que  he  cometido;  no  hagas  venir  contra  mí  los  astros 
en  el  momento  de  mi  juicio,  o  la  luna  cuando  vayas  a  juzgar 
toda  la  tierra,  puesto  que  de  noche  realicé  mis  malos  propósi- 
tos; no  muevas  el  sol,  que  ahora  se  está  obscureciendo  por  ti, 
para  que  pueda  manifestar  las  maldades  de  mi  corazón;  ya  sa- 
bes que  no  puedo  ofrecerte  presente  alguno  por  la  remisión 
de  mis  pecados.  Ya  se  me  echa  encima  la  muerte  a  causa  de 
mis  maldades,  pero  tú  tienes  poder  para  expiarlas;  líbrame,  Se- 
ñor universal,  de  tu  terrible  juicio;  no  concedas  al  enemigo  po- 
der para  engullirme  y  hacerse  heredero  de  mi  alma,  como  lo  es 
de  la  de  ese  que  está  colgado  a  la  izquierda;  pues  estoy  viendo 
cómo  el  diablo  recoge  su  alma,  mientras  sus  carnes  desapare- 
cen. No  me  ordenes  tampoco  pasar  a  la  porción  de  los  judíos, 
pues  estoy  viendo  sumidos  en  un  gran  llanto  a  Moisés  y  a  los 
profetas,  mientras  el  diablo  se  ríe  a  costa  suya.  Antes,  pues, 

¡oh  Señor!,  de  que  mi  alma  salga,  manda  que  sean  borrados 
mis  pecados,  y  acuérdate  de  mí,  pecador,  en  tu  reino,  cuando 
vayas  a  juzgar  a  las  doce  tribus  sobre  el  trono  grande  y  alto, 
pues  gran  tormento  has  preparado  a  tu  mundo  por  tu  pro- 
pia causa». 

4.  Y,  cuando  el  ladrón  terminó  de  decir  esto,  respondióle 
Jesús:  «En  verdad,  en  verdad  te  digo,  Dimas,  que  hoy  mismo 


Χριστόν  σε  όρώ  Οπό  μυρίων  μυριάδων  αγγέλων  ττροσκυνούμενον.  Συγ- 
χώρησόν  μοι  τάς  αμαρτίας  μου  ας  έπραξα·  μή  εν  εξετάσει  μου  ποιήσεις 
τά  άστρα  έλθεΐν  κατ'  έμοΟ  ή  την  σελήνην,  όταν  μέλλης  κρΐναι  πα- 
σαν  την  οΐκουμένην,  ότι  έν  νυκτί  επραττον  τάς  κακάς  μου  βουλάς-  μή 
κινήσεις  τον  ήλιον  τόν  νυν  σκοτιζόμενον  διά  σέ  ειπείν  τά  κακά  της  καρ- 
δίας μου·  ουδέν  γάρ  άφέσεως  άμαρτιών  δώρον  δύναμαί  σοι  παρασχεϊν. 
"Ηδη  ό  θάνατος  φθάνει  με  τών  άμαρτιών  μου·  σοΰ  δέ  εστίν  ό  εξιλασ- 
μός· ρΰσαί  με,  Δέσποτα  τών  άπάντων,  της  φοβέρας  σου  κρίσεως·  μή 
δώς  έξουσίαν  τω  έχθρώ  καταπιεΐν  με  και  κληρονόμον  γενέσθαι  της  ψυχής 
μου  ώς  του  έξ  ευωνύμων  κρεμαμένου·  θεωρώ  γάρ  πώς  ό  διάβολος  χαίρων 
τήν  ψυχήν  αϋτοΰ  λαμβάνει,  αΐ  δέ  σάρκες  αύτοΰ  άφανεΐς  γίνονται.  Μή 
και  εις  τήν  μερίδα  τών  Ιουδαίων  προστάξεις  με  άπελθεΐν  βλέπω  γάρ 
Μωϋσήν  και  τούς  πατριάρχας  έν  κλαυθμώ  μεγάλω  υπάρχοντας  καϊ  τόν 
διάβολον  έπιχαιρόμενον  έπ'  αυτών.  Προ  του  οΟν,  Δέσποτα,  τό  πνεΰμά 
μου  έξελθεΐν  κέλευσον  έξαλειφθήναί  μου  τάς  άμαρτίας,  και  μνήσθητί  μου 
τοΰ  άμαρτωλοΰ  έν  τη  βασιλεία  σου,  ότε  έπί  τοΰ  θρόνου  του  μεγάλου 
του  υψίστου  μέλλεις  κρΐναι  τάς  δώδεκα  φυλάς  τοΰ  Ισραήλ·  πολλήν  γάρ 
κόλασιν  ήτοίμασας  τώ  κόσμω  σου  δι'  εαυτόν». 

4·  Και  ταύτα  εϊπόντος  τοΰ  ληστοΰ  λέγει  αύτώ  ό  Ίησοΰς·  «Αμήν 
άμήν  λέγω  σοι,  Δημά,  ότι  σήμερον  μετ'  έμοΟ  εση  έν  τω  παραδείσω.  Οί 


540 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


vas  a  estar  conmigo  en  el  paraíso.  Mas  los  hijos  del  reino,  los 
descendientes  de  Abrahán,  de  Isaac,  de  Jacob  y  de  Moisés,  se- 
rán arrojados  fuera  a  las  tinieblas  exteriores;  allí  habrá  llanto 
y  crujir  de  dientes.  Mas  tú  serás  el  único  que  habites  en  el  pa- 
raíso hasta  mi  segunda  venida,  cuando  vaya  a  juzgar  a  los  que 
no  han  confesado  mi  nombre».  Y  añadió:  «Márchate  ahora  y  di 
a  los  querubines  y  a  las  potestades,  que  están  blandiendo  la 
espada  de  fuego  y  guardan  el  paraíso  del  que  Adán,  el  primero 
de  los  creados,  fué  arrojado,  después  de  haber  vivido  allí,  por 
haber  prevaricado  y  no  haber  guardado  mis  mandamientos:  Nin- 
guno de  los  primeros  verá  el  paraíso  hasta  que  venga  de  nuevo 
a  juzgar  a  vivos  y  muertos.  Habiéndolo  escrito  así  Jesucristo, 
el  Hijo  de  Dios,  el  que  descendió  de  las  alturas  de  los  cielos,  el 
que  salió  inseparablemente  del  seno  del  Padre  invisible  y  bajó 
al  mundo  para  encarnarse  y  ser  crucificado  para  salvar  a  Adán, 
a  quien  formó,  para  conocimiento  de  los  escuadrones  de  arcán- 
geles, guardianes  del  paraíso  y  ministros  de  mi  Padre.  Quiero 
y  mando  que  penetre  dentro  el  que  está  siendo  crucificado  con- 
migo, y  que  reciba  por  mí  la  remisión  de  sus  pecados,  y  que 
entre  en  el  paraíso  con  cuerpo  incorruptible  y  engalanado, 
y  que  habite  allí  donde  nadie  jamás  puede  habitar». 

Y  he  aquí  que,  cuando  hubo  dicho  esto,  Jesús  entregó  su 


δέ  uíoi  tíís  βασιλείας,  oi  παίδες  Αβραάμ  και  Ισαάκ  και  Ιακώβ  και  Μω- 
σέως,  έκβληθήσονται  εις  τό  σκότος  τό  εξώτερον  εκεί  écrrat  ó  κλαυθμός 
και  ό  βρυγμός  τών  οδόντων.  Σύ  δέ  μόνος  οικήσεις  έν  τω  παραδείσω 
έως  της  δευτέρας  μου  παρουσίας,  δτε  μέλλω  κρίνειν  τους  μή  όμολογή- 
σαντας  τω  ονόματι  μου».  Είπεν  δέ  τω  ληστή·  «Άπελθών  εϊττέ  τοις  Χε- 
ρουβιμ  καϊ  ταΐς  δυνάμεσιν,  τοις  την  φλογίνην  ρομφαίαν  στρέφουσιν,  τοις 
φυλάττουσιν  τον  παράδεισον  έξ  οϋ  ό /Αδάμ  ό  ττρωτόττλαστος  έν  ττα- 
ραδείσω έγένετο  καϊ  παρέβη  καϊ  τάς  έντολάς  μου  οϋκ  έφύλαξεν  και  έξέ- 
βαλον  αυτόν  έκεΐθεν  ουδείς  δέ  τών  πρώτων  όψεται  τον  παράδεισον  έως 
μέλλω  έκ  δευτέρου  έρχεσθα;  κρΐναι  ζώντας  καϊ  νεκρούς  —  γράψας  ούτως 
Ίησοΰς  Χριστός  ό  υιός  του  ΘεοΟ  ό  κατελθών  έκ  τών  υψωμάτων  τών 
ουρανών,  ό  έξελθών  έκ  του  κόλπου  του  αοράτου  Πατρός  άχωρίστως  και 
κατελθών  εις  τόν  κόσμον  διά  τό  σαρκωθήναι  καϊ  σταυρώ  προσηλωθήναι, 
ϊνα  σώσω  τόν  Αδάμ  δνπερ  έπλασα,  ταΐς  άρχαγγελικαΐς  μου  δυνάμεσιν, 
τοϊς  τοΰ  παραδείσου  πυλωροϊς,  τοις  τοΰ  Πατρός  μου  ύπηρέταις.  Θέλω 
και  κελεύω  είσελθεΐν  τόν  συνσταυρούμενόν  μοι,  άφεσιν  άμαρτιών  λαβείν 
δΓ  έμέ,  και  άφθαρτον  σώμα  ήμφιεσμένον  είσελθεΐν  έν  τω  παραδείσω  και 
οΐκήσαι  αύτόν  ένθα  ούδείς  πώποτε  δύναται  οΐκήσαι»  5. 

Καί  ιδού  τούτων  ρηθέντων  παρέδωκεν  τό  πνεύμα  ό  Ίησοΰς  τη  ημέρα 


5  Cf.  Le.  23,40-43· 


DECLARACIÓN    DE   JOSÉ    DE  ARIMATEA 


541 


espíritu.  Tenía  esto  lugar  el  viernes  a  la  hora  de  nona.  Mien- 
tras tanto,  las  tinieblas  cubrían  la  tierra  entera  y,  habiendo  so- 
brevenido un  gran  terremoto,  se  derrumbó  el  santuario  y  el 
pináculo  del  templo. 

IV 

1.  Entonces  yo,  José,  demandé  el  cuerpo  de  Jesús  y  lo  puse 
en  un  sepulcro  nuevo,  sin  estrenar.  Mas  el  cadáver  del  que  es- 
taba a  la  derecha  no  pudo  ser  hallado,  mientras  que  el  de  la 
izquierda  tenía  un  aspecto  parecido  al  de  un  dragón. 

Y,  por  el  hecho  de  haber  pedido  el  cuerpo  de  Jesús  para 
darle  sepultura,  los  judíos,  dejándose  llevar  de  un  arranque  de 
cólera,  me  metieron  en  la  cárcel  donde  solía  retenerse  a  los  mal- 
hechores. Me  ocurría  esto  a  mí  la  tarde  del  sábado  en  que  nues- 
tra nación  estaba  prevaricando.  Y  mira  por  cuánto  esta  nuestra 
misma  nación  sufrió  el  sábado  tribulaciones  terribles. 

2.  Y  precisamente  la  tarde  del  primer  día  de  la  semana,  a 
la  hora  quinta,  cuando  yo  me  encontraba  en  la  cárcel,  vino  ha- 
cia mí  Jesús  acompañado  del  que  había  sido  crucificado  a  su 
derecha,  a  quien  había  enviado  al  paraíso.  Y  había  una  gran  luz 
en  el  recinto.  De  pronto  la  casa  quedó  suspensa  de  sus  cuatro 
ángulos;  el  espacio  interior  quedó  libre  y  yo  pude  salir.  Enton- 
ces reconocí  a  Jesús  en  primer  lugar  y  luego  al  ladrón,  que  traía 


τής  παρασκευής  ώρα  ένάτη.  Και  σκότος  δέ  ή  ν  έπΐ  πάσαν  την  γήν,  και 
σεισμού  μεγάλου  γενηθέντος  τό  άγιασμα  συνέπεσεν  και  τό  τττερύγιον 
του  ίεροΰ. 

IV 

1.  Ήτησάμην  δέ  εγώ  Ιωσήφ  τό  σώμα  τοΰ  Ίησοΰ  και  έθηκα  αύτό 
έν  μνήματι  καινώ  όπου  ούδεις  ήν  τεθειμένος.  Τοΰ  δέ  ληστοΰ  τοΰ  έκ  δε- 
ξιών οΰχ  ευρέθη  τό  σώμα·  τοΰ  δέ  εξ  ευωνύμων  ώσπερ  δράκοντος  ιδέα, 
ούτως  ήν  τό  σώμα  οώτοΰ. 

Επειδή  δέ  ήτησάμην  τό  σώμα  τοΰ  Ίησοΰ  προς  τό  ένταφιάσαι,  ζήλω 
θυμού  φερόμενοι  οΐ  Ιουδαίοι  ένέκλεισάν  με  εις  φυλακήν,  όπου  βία  ή  ν  τοις 
κακώς  διαπράττουσιν.  Ήν  δέ  τοΰτό  μοι  γενόμενον  όψίας  ούσης  σαββά- 
τω,  ώ  παρανομούν  ήν  τό  έθνος  ήμών.  Και  ιδού  αύτό  τό  έθνος  ήμών  τώ 
σαββάτω  δεινός  θλίψεις  ύπέμεινεν. 

2.  Και  δή  όψίας  γενομένης  της  μιας  τών  σαββάτων,  ώρα  ε'  της 
νυκτός,  έρχεται  πρός  με  ό  Ιησούς  έν  τή  φυλακή  μετά  τοΰ  ληστοΰ  τοΰ 
συνσταυρωθέντος  αύτώ  έκ  δεξιών,  όν  άπέστειλεν  αύτός  έν  τω  παραδείσω. 
Κα!  φώς  ΐκανόν  ήν  έν  τώ  οίκήματι-  και  έκρεμάσθη  ό  οίκος  έκ  τεσσάρων 
γονιών,  και  έλύθη  ό  τόπος,  κάγώ  έξήλθον.  Έγνώρισα  ούν  τόν  Ίησοΰν 
πρώτον,  και  πάλιν  τόν  ληστήν  γράμματα  κομίζοντα  πρός  τόν  Ίησοΰν. 


542 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


una  carta  para  Jesús.  Y,  mientras  íbamos  camino  de  Galilea, 
brilló  una  luz  tal,  que  no  podía  soportarla  la  creación;  el  ladrón, 
a  su  vez,  exhalaba  un  gran  perfume  procedente  del  paraíso. 

3.  Luego  sentóse  Jesús  en  un  lugar  y  leyó  así:  «Los  queru- 
bines y  los  exaptérigos,  que  recibimos  de  tu  divinidad  la  orden 
de  guardar  el  jardín  del  paraíso,  hacemos  saber  esto  por  medio 
del  ladrón  que  fué  crucificado  juntamente  contigo  por  disposi- 
ción tuya:  Al  ver  en  éste  la  señal  de  los  clavos  y  el  resplandor  de 
las  letras  de  tu  divinidad,  el  fuego  se  extinguió,  no  pudiendo 
aguantar  la  flamígera  señal;  y  nosotros,  sobrecogidos  por  un 
gran  temor,  quedamos  amedrentados;  pues  oímos  al  autor  del 
cielo  y  de  la  tierra  y  de  la  creación  entera  que  bajaba  desde  la 
altura  hasta  las  partes  más  bajas  de  la  tierra  a  causa  del  primero 
de  los  creados,  Adán.  Pues,  al  ver  la  cruz  inmaculada  que  ful- 
guraba por  medio  del  ladrón  y  que  hacía  reverberar  un  resplan- 
dor siete  veces  mayor  que  el  del  sol,  se  apoderó  de  nosotros, 
presa  de  la  agitación  de  los  infiernos,  un  gran  temblor.  Y,  ha- 
ciendo coro  con  nosotros  los  ministros  del  infierno,  dijimos  a 
grandes  voces:  Santo,  Santo,  Santo  es  el  que  impera  en  las  altu- 
ras. Y  las  potestades  dejaban  escapar  este  grito:  Señor,  te  has 
manifestado  en  el  cielo  y  sobre  la  tierra,  dando  la  alegría  de 
los  siglos,  después  de  haber  salvado  de  la  muerte  a  la  misma 
criatura». 


Kod  όδευόντων  ημών  έν  τη  Γαλιλαία  φώς  μέγα  έ'λαμψεν  ώσπερ  ούκ  εφε- 
ρεν  ή  κτίσις·  ην  δέ  και  εύωδία  μεγάλη  τοΰ  ληστοΰ  ή  έκ  τοΰ  παραδείσου. 

3·  Καθεσθέντος  δέ  τοΰ  Ίησοΰ  έν  τόπω  τιν'ι  άνέγνω  ούτως-  «Τά  Χε- 
ρουβίμ  και  τά  έξαπτέρυγα  κελευθέντα  άπό  της  σης  Θεότητος  φυλάττειν 
τον  τοΰ  παραδείσου  κήπον  δια  τοΰ  συνσταυρωθέντος  τη  ση  οικονομία 
ληστοΰ  τοΰτο  δηλοΰμεν.  Τόν  τύπον  ίδόντες  τών  ήλων  τοΰ  συνσταυρω- 
θέντος σοι  ληστοΰ  και  τών  γραμμάτων  τό  φέγγος  της  σης  θεότητος, 
τό  πΰρ  έσβέσθη  μέν,  μη  δυνάμενον  φέρειν  τήν  φαΰσιν  τοΰ  τύπου,  καϊ 
ημείς  έν  φόβω  μεγάλω  γενόμενοι  έπτήξαμεν  ήκούσαμεν  γάρ  τόν  ποιη- 
τήν  τοΰ  ούρανοΰ  κα'ι  γης  καϊ  πάσης  κτίσεως  άπό  ύψους  ένδημήσαντα 
εις  τά  κατώτερα  μέρη  της  γης  διά  τόν  πρωτόπλαστο  ν  Αδάμ.  Τόν  σταυ- 
ρόν γάρ  θεασάμενοι  τόν  άχραντον  διά  τοΰ  ληστοΰ  άστράπτοντα,  έπτα- 
πλάσιον  τό  φέγγος  τοΰ  ηλίου  άποστίλβοντος,  τρόμος  έγένετο  έφ'  ήμας, 
καταχθόνιων  βρασμόν  έσχηκότας,  κα'ι  φωνη  μεγάλη  οί  λειτουργοί  τοΰ 
αδου  άμα  ήμΐν  λέγοντες·  "Αγιος  άγιος  άγιος  ó  έν  άρχή  ών  έν  ύψίστοις. 
Καϊ  αί  δυνάμεις  βοήν  άνέπεμπον  Κύριε,  έφανερώθης  έν  ούρανώ  και  έπί 
γης  χαράν  παρέχων  τών  αιώνων  τό  'ίδιον  πλάσμα  θανάτου  ρυσάμενος». 


DECLARACIÓN    DE   JOSÉ    DE  ARIMATEA 


543 


·;..;·■>    «  '  ... .  ...^  V  '-·  .. 

1.  Mientras  iba  yo  contemplando  esto,  camino  de  Galilea, 
en  compañía  de  Jesús  y  del  ladrón,  Aquél  se  transfiguró,  y  no 
era  lo  mismo  que  al  principio,  antes  de  ser  crucificado,  sino  que 
era  luz  por  completo.  Y  los  ángeles  le  servían  continuamente, 
y  Jesús  mantenía  conversación  con  ellos.  Y  pasé  tres  días  a  su 
lado,  sin  que  ninguno  de  sus  discípulos  le  acompañara,  sino 
sólo  el  ladrón. 

2.  Mediada  la  fiesta  de  los  Azimos,  vino  su  discípulo  Juan, 
y  todavía  no  habíamos  visto  al  ladrón  ni  sabíamos  qué  había 
sido  de  él.  Juan  entonces  preguntó  a  Jesús:  «¿Quién  es  éste, 
pues  no  me  has  permitido  ser  visto  por  él?»  Mas  Jesús  no  le  res- 
pondió nada.  Entonces  él  se  echó  a  sus  pies  y  le  dijo:  «Señor, 
sé  que  desde  el  principio  me  amaste;  ¿por  qué  no  me  haces  ver 
a  aquel  hombre?»  Díjole  Jesús:  «¿Por  qué  vas  en  busca  de  lo  ar- 
cano? ¿Eres  obtuso  de  inteligencia?  ¿No  percibes  el  perfume  del 
paraíso  que  ha  inundado  el  lugar?  ¿No  te  das  cuenta  de  quién 
era?  El  ladrón  colgado  de  la  cruz  ha  venido  a  ser  heredero  del 
paraíso;  en  verdad,  en  verdad  te  digo  que  de  él  sólo  es  hasta  que 
llegue  el  gran  día».  Y  Juan  dijo:  «Hazme  digno  de  verle». 

3.  Y,  mientras  Juan  estaba  aún  hablando,  apareció  de  re- 
pente el  ladrón.  Aquél  entonces,  atónito,  cayó  al  suelo.  El  la- 


V 

1.  Ταΰτα  εγώ  θεασάμενος  πορευόμενος  εις  την  Γαλιλαίαν  μετά  του 
ΊησοΟ  και  τοΰ  ληστοΰ,  μετεμορφώθη  ό  Ίησοΰς,  και  ουκ  ήν  ώς  τό  πρό- 
τερον  πριν  σταυρωθήνοα  αύτόν,  άλλ'  ή  ν  δια  παντός  φως-  άεί  δέ  άγγελοι 
διηκόνουν  αύτω,  και  συνελάλει  μετ'  αύτών  ό  Ίησοΰς.  Έττοίησα  δέ  μετ'  αύ- 
τοΰ  ή  μέρας  τρεις-  ούκ  ήν  δέ  ούδε'ις  των  μαθητών  αύτοΰ  μετ'  αύτοΰ  εί 
μη  μόνος  ό  ληστής. 

2.  Κα!  των  άζύμων  μεσαζόντων  έρχεται  ό  μαθητής  αύτοΰ  Ιωάννης, 
και  ούκέτι  τόν  ληστήν  έθεασάμεθα  τό  τι  έγένετο.  Ήρώτησεν  δέ  ό  Ιωάν- 
νης τον  ΊησοΟν  «Τίς  έστιν  ούτος,  ότι  οΰκ  έττοίησάς  με  όφθήναι  αύτω;» 
Ό  δέ  Ίησοΰς  οΰδέν'αΰτω  άττεκρίθη.  Προσπεσών  δέ  αύτω  είττεν  «Κύριε, 
οίδα  ότι  έξ  άρχής  έφίλησάς  με,  και  δια  τί  ούκ  άττοκαλύτττεις  μοι  τόν 
άνθρωπον  εκείνον;»  Λέγει  αύτω  ό  Ίησοΰς·  «Απόκρυφα  τί  έττιζητεΐς; 
Άκμήν  άσΰνετος  ε!;  Ούχ  όρας  τήν  εύωδίαν  τοΰ  παραδείσου  ττλήσασαν 
τόν  τόπον;  Οΰ  γινώσκεις  τίς  ήν;  Ό  έπϊ  σταυροΰ  ληστής  κληρονόμος 
ετυχεν  τοΰ  παραδείσου-  άμήν  άμήν  λέγω  σοι  δτι  αύτοΰ  εστίν  μόνου 
εως  ού  φθάσει  ή  μεγάλη  ή  μέρα».  Ό  δέ  Ιωάννης  είπεν  «"Αξιόν  με  ποίη- 
σον  όπως  θεάσομαι  αυτόν». 

3·  Και  έτι  λαλοΰντος  τοΰ  Ιωάννου  ώφθη  ό  ληστής  άφνω·  και  έκ- 
θαμβος γενόμενος  ό  Ιωάννης  έπεσεν  έπϊ  τήν  γήν.  Ούκ  ή  ν  δέ  τη  πρώτη 


544 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


drón  no  conservaba  la  misma  figura  que  tenía  antes  de  venir 
Juan,  sino  que  era  como  un  rey  majestuoso  en  extremo,  enga- 
lanado como  estaba  con  la  cruz.  Y  se  dejó  oír  una  voz,  emitida 
por  una  gran  muchedumbre,  que  decía  así:  «Has  llegado  al  lugar 
del  paraíso  que  te  estaba  preparado;  nosotros  hemos  sido  de- 
signados por  el  que  te  envió  para  servirte  hasta  que  venga  el 
gran  día».  Y,  al  producirse  esta  voz,  quedamos  invisibles  el 
ladrón  y  yo.  Yo  entonces  me  encontré  en  mi  propia  casa  y  ya 
no  vi  a  Jesús. 

4.  Y  habiendo  sido  testigo  ocular  de  estas  cosas,  las  he 
dejado  escritas  para  que  todos  crean  en  Jesucristo  crucificado, 
nuestro  Señor,  y  no  sirvan  ya  a  la  ley  de  Moisés,  sino  que  den 
crédito  a  los  prodigios  y  portentos  obrados  por  El,  de  manera 
que,  creyendo,  sean  herederos  de  la  vida  eterna  y  podamos  en- 
contrarnos todos  en  el  reino  de  los  cielos;  porque  a  El  le  con- 
viene gloria,  fuerza,  alabanza  y  majestad  por  los  siglos  de  los 
siglos.  Amén. 


8.    Venganza  del  Salvador  (  «vindicta»  ) 

Se  refiere  en  ella  la  destrucción  de  Jerusalén,  llevada  a  cabo 
por  Tito  y  Vespasiano,  y  la  historia  de  Natán  y  de  Verónica. 
Esta  leyenda,  a  pesar  de  sus  incongruencias  históricas,  suscitó 
un  enorme  interés  ya  en  los  albores  de  la  Edad  Media,  sobre 
todo  por  relacionar  estos  hechos  con  la  evangelización  de  Aqui- 
tania,  que  tuvo  lugar  mediante  una  misión  apostólica. 

Tischendorf  se  sirvió  para  su  edición  del  códice  Véneto 


ιδέα  ό  ληστής  τη  πριν  έλθεΐν  τον  Ίωάννην,  άλλ'  ήν  ώσπερ  βασιλεύς 
έν  πολλή  δυνάμει,  τόν  σταυρόν  ήμφιεσμένος.  Και  φωνή  πλήθους  πολλών 
έπέμπετο·  «Ήλθες  εις  τόν  ήτοιμασμένον  σοι  τόπον  του  παραδείσου·  έτά- 
γημεν  ύπηρετεΐν  σοι  παρά  τοΰ  άποστείλαντός  σε  έως  της  μεγάλης  ημέ- 
ρας». Και  της  φωνής  ταύτης  γενομένης  καϊ  ό  ληστής  κάγώ  Ιωσήφ  αφα- 
νείς έγενόμεθα,  καϊ  εϋρέθην  εγώ  εις  τόν  οΐκόν  μου·  ούκέτι  δέ  ϊδον  τόν 
Ίησοΰν. 

4·  Ταΰτα  δέ  εγώ  έωρακώς  συνεγραψάμην  ϊνα  πάντες  πιστεύσωσιν 
εις  τόν  σταυρωθέντα  Ίησοΰν  Χριστόν  τόν  κύριον  ήμών  καϊ  μηκέτι  λει- 
τουργοΰσιν  τω  νόμω  Μωσέως,  άλλά  πιστεύσωσιν  τοις  δι'  αύτοΰ  γενο- 
μένοις  σημείοις  τε  και  τέρασιν,  και  ίνα  πιστεύσαντες  ζωήν  αΐώνιον  κλη- 
ρονομήσωμεν  καϊ  εις  τήν  βασιλείαν  τών  ούρανών  εύρεθώμεν  ότι  αύτώ 
πρέπει  δόξα  κράτος  αίνος  και  μεγαλοσύνη  εις  τούς  αιώνας  τών  αιώ- 
νων. Αμήν. 


VENGANZA   DEL  SALVADOR 


545 


Marc,  cl.II  n.XLV  y  del  Ambros.  O  35,  ambos  del  siglo  XIV. 

La  redacción  primitiva,  más  breve  que  la  actual,  debió  re- 
montarse a  los  tiempos  del  emperador  Claudio.  Posteriormen- 
te surgieron  varias  leyendas  derivadas  de  ella.  Una,  sobre  todo, 
gozó  de  gran  difusión  en  los  países  anglosajones:  es  la  titulada 
Cura  sanitatis  Tiberü,  algunos  de  cuyos  manuscritos  se  remon- 
tan al  siglo  VIII  o  IX  (cf.  Ch.  Goodvvin,  The  Anglo-saxon  Le- 
gends  of  St.  Andrew  and  St.  Verónica,  Cambridge  185 1). 

Sobre  las  relaciones  de  esta  leyenda  con  la  evangelización 
de  Aquitania,  cf.  E.  Darley,  Les  Acta  Salvatoris,  un  Evangile  de 
la  Passion  et  de  la  Résurrection  et  une  mission  apostolique  en  Aquitaine 
(París  1913);  Id.,  Les  artes  du  Sauveur,  la  lettre  de  Pilote,  la  mission 
de  Volussien,  de  Nathan;  la  Vindicte.  Leurs  origines  et  leurs  trans- 
formations  (París  1919). 

Tomamos  el  texto  de  Tischendorf,  Ev.  Apocr.  (21876) 
p.LXXXII.471-86. 

E.  González-Blanco  ofrece  una  traducción  castellana  en  sus 
Evangelios  Apocr.  II  (Madrid  1934)  P-343-3ÓO. 


LA  VENGANZA  DEL  SALVADOR 
I 

En  los  días  del  emperador  Tiberio  César,  siendo  Herodes 
tetrarca,  bajo  el  dominio  de  Poncio  Pilato,  Cristo  fué  entregado 
por  los  judíos  y  declarado  inocente  por  Tiberio. 

Por  aquellos  días  estaba  Tito  de  régulo  a  las  órdenes  de  Ti- 
berio en  la  región  de  Equitania  [Aquitania],  en  una  ciudad  de 
la  Libia  llamada  Burgidalla  [Burdeos].  Es  de  saber  que  Tito 


VINDICTA  SALVATORIS  * 
I 

In  diebus  Tiberü  Caesaris  imperatoris,  Herode  tetrarcha,  sub 
Pontio  Pilato  traditus  fuit  Christus  a  Iudaeis  et  relevatus  a  Tiberio. 

In  diebus  illis  erat  Titus  regulus  sub  Tiberio  in  regione  Equita- 
niae  in  civitate  Libiae  quae  dicitur  Burgidalla.  Titus  namque  vulnus 


*  Añadimos  en  las  notas  las  variantes  más  interesantes  del  texto  an- 
glosajón (ASax)  publicado  por  Ch.  W.  Goodwin,  o.  c. 


546 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


tenía  una  llaga  en  la  parte  derecha  de  la  nariz,  originada  por  un 
cáncer,  estando  su  rostro  deshecho  hasta  el  ojo. 

II 

Salió  por  entonces  de  Judea  un  hombre  llamado  Natán,  hijo 
de  Naúm.  Este  era  un  ismaelita  que  iba  de  región  en  región  y  de 
mar  en  mar,  por  todos  los  confines  de  la  tierra.  Natán  venía  en- 
viado desde  Judea  al  emperador  Tiberio,  siendo  portador  de  un 
tratado  que  habían  hecho  con  la  ciudad  de  Roma.  Es  de  notar 
que  Tiberio  estaba  enfermo,  lleno  de  úlceras  y  fiebres  malignas, 
y  tenía  nueve  clases  de  lepra. 

III 

Natán  llevaba  la  intención  de  dirigirse  a  Roma.  Pero  sopló 
el  viento  del  norte  e  impidió  su  navegación,  haciéndole  arribar 
a  un  puerto  de  Libia.  Tito,  que  vió  venir  la  nave,  conoció  que 
procedía  de  Judea.  Y  todos  se  llenaron  de  admiración  y  con- 


habebat  in  nare  dextra  proptcr  cancrum,  et  habcbat  faciem  dilace- 
ratam  usque  ad  oculum  l. 

II 

Exivit  quídam  homo  de  Iudaea  nomine  Nathan  filius  Naum:  erat 
enim  Ismaelita,  qui  pergebat  de  térra  in  terram  et  de  mari  in  mare 
et  in  ómnibus  finibus  terrae.  Nathan  vero  missus  a  Iudaea  ad  Tibe- 
rium  imperatorem  ad  portandum  pactum  eorum  ad  urbem  Roma- 
nam.  Erat  autem  Tiberius  insanus  et  ulceribus  et  febribus  plenus, 
novemque  genera  leprae  habebat. 

III 

Voluitque  Nathan  ad  urbem  Romanam  pergere.  Insufflavit  vero 
ventus  septentrionalis  et  impedivit  navigium  illius,  et  deduxit  eum 
ad  portum  Libiae  civitatis.  Videns  autem  Titus  navem  venientem 


1  En  esta  narración  abundan  los  errores  cronológicos  e  históricos.  Uno 
de  éstos,  y  no  pequeño,  es  hacer  del  emperador  Tito  un  reyezuelo  de  Libia. 

ASax  dice  más  atinadamente:  «Factum  est  diebus  Tibeni  magni  impe- 
ratoris,  brevi  postquam  divinus  Dominus  noster  esset  crucifixus,  ut  esset 
quídam  vir  nobilis  cuius  nomen  erat  Tyrus.  Et  is  eral  rex  in  Equitania  sub 
Tiberio  imperatore,  et  plerumque  habitabat  in  civitate  quae  dicitur  Lybia. 
Atque  idem  Tyrus  ut  libri  dicunt,  erat  laborans  in  facie  sua,  habens  morbum 
quem  dicimus  cancerem  in  naso  suo,  a  dextra  nare  pertinentem  usque  ad 
oculum». 


VENGANZA   DEL  SALVADOR 


547 


vinieron  en  que  nunca  habían  visto  balsa  alguna  venir  de  allí 
en  semejantes  condiciones. 

IV 

Tito  entonces  hizo  llamar  al  patrón  de  la  nave  y  le  pre- 
guntó quién  era.  El  respondió:  «Yo  soy  Natán,  hijo  de  Naúm, 
de  origen  ismaelita,  y  vivo  en  Judea  bajo  el  dominio  de  Poncio 
Pilato.  Ahora  vengo  enviado  a  Tiberio,  emperador  romano, 
con  objeto  de  poner  en  sus  manos  un  tratado  de  parte  de 
Judea.  Pero  un  fuerte  viento  se  echó  sobre  el  mar,  y  heme 
aquí  en  una  región  para  mí  desconocida». 

V 

Y  Tito  dijo:  «Si  alguna  vez  fueras  capaz  de  encontrar  algún 
medicamento,  ya  sea  de  mejunjes  o  de  hierbas,  apto  para  cu- 
rarme la  herida  que,  como  ves,  tengo  en  la  cara,  de  manera 
que  sanara  y  recuperara  mi  antigua  salud,  te  colmaría  de  fa- 
vores». 


cognovit  quod  de  Iudaea  esset:  et  admirati  sunt  omnes  et  dixerunt 
quod  nunquam  viderant  aliquod  lignum  sic  inde  vehisse. 

IV     .A,  aurÍJ 

Iussit  autem  Titus  nauclerum  venire  ad  se,  et  interrogavit  quis- 
nam  esset.  Et  dixit :  «Ego  sum  Nathan  filius  Naum  de  genere  Ismaé- 
litarum  2,  et  subditus  sum  in  Iudaea  Pontio  Pilato.  Et  missus  sum 
ut  irem  ad  Tiberium  imperatorem  romanum  ad  portandum  pactum 
de  Iudaea.  Et  irruit  validus  ventus  in  mari  et  adduxit  me  in  terram 
quam  nescio». 

V 

Et  ait  Titus :  «Si  aliquando  posses  invenire  aliquam  rem  aut  pig- 
mentorum  aut  herbarum  quae  valeret  curare  vulnus  quod  in  facie 
habeo,  ut  vides,  ut  sanus  fierem  et  reciperem  sanitatem  pristinam. 
multis  bonis  erogarem  te». 

2  ASax  añade:  «et  veni  huc  a  Graecia...» 


54  S 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


VI 

Respondió  Natán:  «Yo,  por  mi  parte,  no  sé  ni  conozco  cosas 
parecidas,  señor,  a  las  que  tú  me  indicas.  No  obstante,  si  hu- 
bieras estado  hace  algún  tiempo  en  Jerusalén,  allí  hubieras 
encontrado  un  profeta  elegido,  cuyo  nombre  era  Emmanuel 
(pues  El  ha  de  salvar  al  pueblo  de  sus  pecados).  Este  obró 
su  primer  milagro  en  Caná  de  Galilea,  convirtiendo  el  agua  en 
vino;  y  con  su  palabra  limpió  a  los  leprosos,  hizo  huir  a  los 
demonios,  resucitó  a  tres  muertos,  libertó  a  una  mujer  cogida 
en  adulterio,  condenada  por  los  judíos  a  ser  apedreada;  y  a 
otra  mujer  llamada  Verónica,  que  padecía  flujo  de  sangre  desde 
hacía  doce  años  y  que  se  acercó  a  El  por  detrás,  tocando  la 
orla  de  su  vestido,  la  sanó  también;  y  con  cinco  panes  y  dos 
peces  sació  a  cinco  mil  hombres,  sin  contar  mujeres  y  niños, 
quedando  doce  espuertas  de  fragmentos;  todas  estas  y  muchas 
otras  cosas  tuvieron  lugar  antes  de  su  pasión.  Después  de  su 
resurrección  le  vimos  con  el  mismo  cuerpo  que  antes  había 
tenido». 


VI 

Dixitque  ei  Nathan:  «Nescio,  ñeque  talia  novi,  domine,  qualia 
tu  mihi  dicis.  Sed  tamen  si  fuisses  praeterito  tempore  in  Ierusalem, 
ibi  invenisses  electum  prophetam,  cui  nomen  erat  Emmanuel:  ipse 
enim  salvum  faciet  populum  a  peccatis  eorum  -\  Qui  primum  sig- 
num  in  Cana  Galileae  4  de  aqua  vinum  fecit,  et  verbo  suo  leprosos 
mundavit,  daemones  effugavit,  tres  mortuos  suscitavit:  mulierem  in 
adulterio  deprehensam,  iudicatam  a  Iudaeis  ut  lapidaretur,  libera- 
vit5:  et  aliam  mulierem  nomine  Veronicam  quae  sanguinis  fiuxum 
patiebatur  duodecim  annis  et  accessit  ad  eum  retro  et  tetigit  fim- 
briam  vestimenti  eius,  et  sanavit  eamb:  et  de  quinqué  panibus  et 
duobus  piscibus  quinqué  millia  hominum  satiavit,  exceptis  parvu- 
lis  et  mulieribus,  et  remanserunt  de  fragmentis  duodecim  scophi- 
rii  7 :  ista  omnia  et  alia  multa  ante  suam  passionem  completa  sunt. 
Post  resurrectionem  suam  vidimus  eum  in  carne  sicut  ante  fuerat». 


3  Cf.  Mt.  1,21.23. 

4  Cf.  lo.  2,11. 

5  Cf.  lo.  8,3. 

6  Cf.  9,20.  Recuérdese  lo  dicho  acerca  de  la  Verónica  en  la  nota  1  a  la 
Muerte  de  Pilato. 

7  Cf.  Mt.  14,19. 


VENGANZA   DEL  SALVADOR 


549 


VII 

Díjole  entonces  Tito:  «¿Cómo  es  que  resucitó  de  entre  los 
muertos,  siendo  así  que  estuvo  muerto?»  Natán  respondió:  «Mu- 
rió sin  duda  alguna;  fué  suspendido  en  una  cruz  y  nuevamente 
descolgado  de  ella;  estuvo  tres  días  en  el  sepulcro;  después 
resucitó  de  entre  los  muertos  y  bajó  a  los  infiernos,  donde 
liberó  a  los  patriarcas,  profetas  y  a  todo  el  humano  linaje;  luego 
s;  apareció  a  sus  discípulos  y  comió  con  ellos,  y,  finalmente, 
le  vieron  subir  al  cielo.  De  manera  que  es  verdad  cuanto  os 
vengo  diciendo.  Yo  mismo  le  vi  con  mis  propios  ojos,  así  como 
la  casa  entera  de  Israel».  Entonces  Tito  exclamó:  « ¡Ay  de  ti, 
emperador  Tiberio!,  lleno  de  úlceras  y  cercado  por  la  lepra, 
por  haberse  cometido  tal  escándalo  durante  tu  reinado;  por 
haber  promulgado  unas  leyes  en  Judea,  tierra  natal  de  Nuestro 
Señor  Jesucristo,  que  sirvieron  para  prender  al  rey  y  dar  muerte 
al  gobernador  de  los  pueblos,  sin  que  le  hicieran  venir  hasta 
nosotros  para  que  te  limpiara  a  ti  de  la  lepra  y  a  mí  me  curara 
de  mi  enfermedad.  Por  lo  cual,  si  esto  hubiera  ocurrido  a  mis 
ojos,  con  mis  propias  manos  daría  muerte  a  los  cuerpos  de 
aquellos  judíos  y  los  colgaría  de  un  tosco  madero  por  haber 
acabado  con  mi  Señor,  sin  que  mis  ojos  fueran  dignos  de  ver 
su  rostro». 


VII 

Dixit  autem  Titus  ad  cum:  «Quomodo  resurrexit  a  mortuis,  quia 
mortuus  fuit?»  Respondens  autem  Nathan  dixit:  «Manifesté  mor- 
tuus  fuit  et  in  cruce  suspensus  et  iterum  de  cruce  depositus,  et  per 
tres  dies  iacuit  in  sepulcro:  deinde  resurrexit  a  mortuis,  et  descen- 
dit  ad  infernum,  et  patriarchas  et  prophetas  ct  omne  genus  huma- 
num  liberavit:  deinde  apparuit  discipulis  suis  et  manducavit  cum 
illis:  deinde  viderunt  eum  ascendentem  in  caelum.  Et  sic  veritas  est, 
hoc  omne  quod  dico  vobis.  Vidi  ego  oculis  meis  et  tota  domus  Is- 
rael». Et  dixit  Titus  in  verbis  suis:  «Vae  tibi,  Tiberi  imperator,  ple- 
nus  ulceribus  et  a  lepra  circumdatus,  quia  tale  scandalum  commis- 
sum  est  in  regno  tuo;  quod  tales  leges  in  Iudaea  fecisti,  in  térra  nati- 
vitatis  Domini  Nostri  Iesu  Christi,  qui  apprehenderunt  regem  et 
gubernatorem  populorum  occiderunt,  et  non  fecerunt  eum  venire 
ad  ncs  ut  te  curaret  a  lepra  et  me  mundaret  ab  infirmitate  mea: 
propter  quod  si  fuissent  ante  faciem  meam,  cum  meis  manibus  occi- 
derem  eorum  Iudacorum  corpora  et  in  lignum  crudum  suspende- 
ren!, quia  perdidcrunt  Dominum  meum,  et  non  fuerunt  digni  oculi 
mei  videre  faciem  suam». 


550 


APÓCRIFOS  DE  LA   PASIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


IX 

Y,  nada  más  decir  esto,  desapareció  la  herida  del  rostro  de 
Tito,  quedando  su  carne  y  su  cara  nuevamente  sanas.  Y  todos 
los  enfermos  que  allí  estaban  recuperaron  la  salud  en  aquel 
momento.  Y  exclamó  Tito  en  unión  de  todos  ellos,  diciendo 
a  grandes  voces:  «Rey  mío  y  Dios  mío,  ya  que  tú  me  has  curado 
sin  que  nunca  pudiera  verte,  mándame  ir  navegando  sobre  las 
aguas  hasta  la  tierra  donde  naciste  para  que  tome  venganza  de 
tus  enemigos;  ayúdame,  Señor,  para  que  pueda  borrarlos  y 
vengar  tu  muerte;  tú,  Señor,  los  entregarás  en  mi  mano». 

X 

Y,  en  diciendo  esto,  mandó  que  se  le  bautizara.  Para  lo 
cual  llamó  a  Natán  y  le  dijo:  «¿Cómo  viste  que  eran  bautizados 
los  que  creían  en  Cristo?  Ven  a  mí  y  bautízame  en  el  nombre 
del  Padre,  y  del  Hijo,  y  del  Espíritu  Santo,  amén.  Pues  yo 
creo  firmemente  en  Nuestro  Señor  Jesucristo  con  todo  mi  co- 
razón y  con  toda  mi  alma,  porque  ninguno  otro  hay  en  parte 
alguna  del  globo  que  me  haya  creado  y  me  haya  curado». 


IX 

Et  cum  hoc  dixisset,  statim  cecidit  vulnus  de  facie  eius  Titi,  et 
restituía  est  sanitati  caro  et  facies  eius.  Et  omnes  infirmi  qui  ibidem 
erant  salvi  facti  sunt  in  illa  hora.  Exclamavit  autem  Titus  cum  ómni- 
bus voce  magna  dicens :  «Rex  meus  et  Deus  meus,  quia  nunquam  te 
vidi  et  sanum  me  fecisti,  iube  me  ambulare  cum  navigio  super  aquas 
in  terram  nativitatis  tuae,  ut  faciam  vindictam  de  inimicis  tuis;  et 
adiuva  me,  Domine,  ut  possim  eos  delere  et  mortem  tuam  vindi- 
care: tu,  Domine,  trade  eos  in  manu  mea». 

X 

Et  cum  hoc  dixisset,  praecepit  se  baptizan.  Vocavit  autem  ad  se 
Nathan  et  dixit  ei:  «Quomodo  vidisti  baptizan  eos  qui  in  Christo 
credunt?  Venias  ad  me  et  baptiza  me  in  nomine  Patris  et  Filii  et 
Spiritus  Sancti,  amen.  Nam  et  ego  firmiter  credo  in  Dominum  Iesum 
Christum  ex  toto  corde  meo  et  ex  tota  anima  mea:  quia  nusquam 
est  alius  in  universo  mundo  qui  me  creavit  et  a  vulneribus  me  sal- 
vum  fecit»  8. 

8  ASax:  «Tum  Nathan  accessit  ad  eum  et  baptizavit  eum  in  nomine 
Patris  et  Filii  et  Spiritus  Sancti,  et  abstulit  ab  eo  nomen  Tyri,  et  vocavit 
eum  in  baptismo  eius  Titum,  quod  est  in  nostra  lingua  Pius...  Et  Titus 
misit  nuntios  ad  socium  imperii,  nomine  Vespasianum,  qui  etiam  gentilis 
erat;  et  simul  iré  volebant  suscepturi  expeditionem  militarem». 


VENGANZA  DEL  SALVADOR 


551 


Y,  dicho  esto,  envió  legados  a  Vespasiano  para  avisarle  que 
viniera  lo  más  rápidamente  posible  con  los  individuos  más 
esforzados,  dispuestos  para  la  guerra. 

XI 

Entonces  Vespasiano  tomó  consigo  cinco  mil  hombres  ar- 
mados y  acudió  a  donde  estaba  Tito.  Y,  en  llegando  a  la  ciudad 
de  la  Libia,  dijo  a  éste:  «¿A  qué  se  debe  el  que  me  hayas  hecho 
venir  hasta  aquí?»  El  respondió:  «Has  de  saber  que  Jesús  vino 
a  este  mundo  y  nació  en  Judea,  en  un  lugar  llamado  Belén; 
que  los  judíos  le  entregaron  y  fué  flagelado  y  crucificado  en 
el  monte  Calvario,  y  que,  finalmente,  se  manifestó  a  sus  dis- 
cípulos y  éstos  creyeron  en  El.  Nosotros,  por  nuestra  parte, 
queremos  hacernos  discípulos  suyos.  Ahora,  pues,  vayamos  y 
borremos  a  sus  enemigos  de  la  superficie  del  globo  para  que 
caigan  en  la  cuenta  de  que  no  hay  semejante  a  Nuestro  Señor 
en  toda  la  faz  de  la  tierra». 

XII 

Así,  pues,  tomada  la  resolución,  salieron  de  la  ciudad  de 
la  Libia  llamada  Burgidalla  y  embarcaron  rumbo  a  Jerusalén. 


Et  cum  hoc  dixisset,  nuntios  misit  ad  Vespasianum  cum  omni 
festinatione  venire  cum  viris  fortissimis,  sic  paratis  quasi  ad  bellum. 

XI 

Tune  Vespasianus  tulit  secum  quinqué  millia  viros  armatos,  et 
concurrerunt  ad  Titum.  Et  cum  venissent  acl  civitatem  Libiae,  dixit 
ad  Titum:  «Quidnam  est  quod  huc  me  venire  fecisti?»  Ule  autem 
dixit:  «Scias  quod  Iesus  venit  in  hunc  mundum,  et  in  Iudaea  in 
loco  quod  dicitur  Bethleem  natus  est,  et  traditus  fuit  a  Iudaeis  et 
flagellatus  et  crucifixus  in  calvario  monte,  et  tertia  die  resurrexit  a 
mortuis:  et  viderunt  eum  discipuli  eius  in  eadem  carne  qua  natus 
est:  et  manifestavit  se  discipulis  eius,  et  crediderunt  in  eum.  Et  nos 
quidem  volumus  discipuli  eius  fieri.  Nunc  eamus  et  deleamus  ini- 
micos  eius  de  térra,  ut  nunc  cognoscant  quia  non  est  similis  Domino 
Deo  nostro  super  faciem  terrae». 

XII 

Consilio  autem  inito  exierunt  de  civitate  Libiae  quae  dicitur 
Burgidalla,  et  ascenderunt  in  navigio  et  perrexerunt  Ierosolimam, 


552 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASION  Y  RESURRECCIÓN 


Llegados  allí,  sitiaron  al  reino  de  los  judíos  y  empezaron  a 
provocar  su  ruina.  Cuando  los  reyes  de  los  judíos  se  enteraron 
de  lo  que  hacían  y  de  la  devastación  de  la  tierra,  se  apoderó 
de  ellos  el  miedo  y  quedaron  consternados.  Y  Arquelao  se  dejó 
llevar  de  la  turbación  en  sus  palabras  y  habló  así  a  su  hijo: 
«Mira,  hijo,  hazte  cargo  de  mi  reino  y  de  su  administración; 
toma  además  consejo  con  los  demás  reyes  que  están  en  tierra 
de  Judá,  de  manera  que  podáis  escapar  de  nuestros  enemigos». 
Y,  dicho  esto,  desenvainó  su  espada  y  se  echó  sobre  ella;  luego 
inclinó  la  espada  más  penetrante  que  tenía,  la  hundió  en  su 
cuerpo  y  murió. 

XIII 

Su  hijo  entonces  hizo  causa  común  con  los  otros  reyes  que 
estaban  a  sus  órdenes.  Y,  después  de  deliberar  entre  sí,  se  re- 
tiraron todos  dentro  de  Jerusalén  en  compañía  de  los  nobles 
que  habían  asistido  a  su  consejo,  y  permanecieron  allí  durante 
siete  años. 

XIV 

Tito  y  Vespasiano,  por  su  parte,  tomaron  la  determinación 
de  sitiar  la  ciudad.  Y  así  lo  hicieron.  Cumplidos  los  siete  años, 
se  agravó  mucho  el  problema  del  hambre,  y,  obligados  por  la 
carestía  de  pan,  empezaron  a  comer  tierra. 


et  circumdederunt  regnum  Iudaeorum  et  coeperunt  mittere  illos  in 
perditionem.  Cum  audisscnt  reges  Iudaeorum  eorum  opera  et  dis- 
sipationem  terrae,  irruit  timor  super  eos  et  turbati  sunt  valde.  Tune 
Archclaus  est  turbatus  in  sermonibus  suis  et  dixit  filio  suo:  «Fili, 
accipe  regnum  meum  et  iudica  iilud,  et  apprehende  consilium  cum 
aliis  regibus  qui  sunt  in  térra  luda,  ut  possitis  evadere  de  inimicis 
nostris».  Et  cum  hoc  dixisset,  evaginavit  gladium  suum  ct  incubuit 
super  eum,  et  flexit  gladium  suum  acutissimum  et  inseruit  in  pec- 
tore  suo,  et  fuit  mortuus. 

XIII 

Filius  autem  coniungit  se  cum  aliis  regibus  qui  sub  ipso  erant, 
et  acceperunt  consilium  intra  se  et  conduxerunt  intra  Ierusalem  cum 
optimatibus  eorum  qui  fuerunt  in  consilio  suo,  et  steterunt  ibidem 
annis  septem. 

XIV 

Ceperunt  autem  consilium  Titus  et  Vespasianus  ut  civitatem 
illorum  circumdarent.  Et  ita  fecerunt.  Impletis  autem  septem  annis 
aggravata  est  valde  fames,  et  pro  necessitate  pañis  coeperunt  terram 
comedere. 


VENGANZA  DEL  SALVADOR 


553 


XV 

Entonces  todos  los  soldados  pertenecientes  a  los  cuatro  re- 
yes tomaron  consejo  entre  sí  y  dijeron:  «Nosotros  de  todas 
maneras  hemos  de  morir.  ¿Qué  nos  va  a  hacer  Dios?  ¿Y  de 
qué  nos  sirve  el  seguir  viviendo,  si  los  romanos  han  venido  a 
apoderarse  de  nuestra  tierra  y  nación?  Mejor  será  que  nos  qui- 
temos la  vida  a  nosotros  mismos,  y  no  que  vayan  a  decir  luego 
los  romanos  que  han  sido  ellos  los  que  nos  han  dado  muerte 
y  los  que  nos  han  derrotado».  Y,  en  esto,  sacaron  sus  espadas 
y  se  hirieron,  pereciendo  doce  mil  hombres  entre  ellos. 

XVI 

Y  así,  a  causa  de  los  cadáveres  de  aquellos  muertos,  se  pro- 
dujo un  gran  hedor  en  la  ciudad.  Los  reyes  fueron  presa  de  un 
pánico  mortal  y  no  pudieron  aguantar  el  hedor  de  aquéllos,  ni 
darles  sepultura,  ni  arrojarlos  fuera  de  la  ciudad.  Y  se  dijeron 
entre  sí:  «¿Qué  vamos  a  hacer?  Nosotros  en  verdad  dimos 
muerte  a  Cristo,  pero  ya  hemos  sido,  a  nuestra  vez,  entrega- 
dos a  la  muerte.  Apartemos  nuestras  cabezas  y  entreguemos 


XV 

Tune  omnes  milites  qui  fuerunt  de  quatuor  regibus  apprehende- 
runt  consilium  intra  se  et  dixerunt  9 :  «Nos  autem  morituri  sumus : 
quid  faciet  nobis  Deus?  Aut  quid  prodest  nobis  vita  nostra,  quia 
venerunt  Romani  nostrum  locum  et  gentem  accipere?  Meüus  est 
nobis  ut  nosmetipsos  interficiamus,  quam  dicant  Romani  quod  illi 
occidissent  nos  et  fecissent  super  nos  victoriam».  Et  extraxerunt 
gladios  suos  et  percusserunt  se,  et  mortui  sunt  numero  duodecim 
millia  hominum  ex  ipsis. 

XVI 

Tune  factus  est  foetor  magnus  in  civitate  illa  ex  cadaveribus 
illorum  mortuorum.  Et  timuerunt  timore  magno  valde  reges  eorum 
usque  ad  mortem,  et  non  potuerunt  sustinere  foetorem  illorum 
nec  sepeliré  eos  nec  foris  civitatem  illos  proiieere.  Et  dixerunt  intra 
se:  «Quid  faciemus?  Nos  quidem  tradidimus  in  mortem  Christum, 
et  iam  nos  ad  mortem  traditi  sumus.  Declinemus  capita  nostra  et 


9  ASax:  «Sed  principes  militum  qui  erant  in  Ierusalem  et  qui  erant 
octo  regnorum,  ceperunt  malum  consilium  inter  se...» 


554 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


a  los  romanos  las  llaves  de  la  ciudad,  pues  Dios  nos  ha  arroja- 
do ya  en  manos  de  la  muerte».  Y  acto  seguido  subieron  a  las 
murallas  de  la  ciudad  y  se  pusieron  todos  a  gritar,  diciendo  a 
grandes  voces:  «Tito  y  Vespasiano,  tomad  las  llaves  de  la  ciu- 
dad que  os  acaba  de  entregar  el  Mesías,  llamado  Cristo». 

XVII 

Y,  dicho  esto,  se  entregaron  en  manos  de  Tito  y  Vespasia- 
no, diciendo:  «Juzgadnos,  pues  hemos  de  morir,  ya  que  nos- 
otros juzgamos  a  Cristo  y  le  entregamos  sin  causa  alguna». 
Entonces  Tito  y  Vespasiano  les  apresaron.  Luego  apedrearon 
a  unos  y  colgaron  a  otros  de  la  cruz,  pies  arriba  y  cabeza  abajo, 
y  les  hirieron  a  golpes  de  lanza;  mas  a  otros  les  pusieron  en 
venta  y  a  otros  se  los  repartieron  entre  sí,  haciendo  cuatro 
partes,  como  ellos  habían  hecho  con  las  vestiduras  del  Señor. 
Y  dijeron:  «Ellos  vendieron  a  Cristo  por  treinta  monedas  de 
plata;  vendamos  asimismo  nosotros  a  treinta  de  ellos  por  un 
solo  denario».  Y  lo  hicieron  así.  Después  se  apoderaron  de  to- 
das las  tierras  de  Judea  y  de  Jerusalén. 


tradamus  claves  civitatis  ad  Romanos,  quia  iam  ad  mortem  tradidit 
nos  Deus»,  Statimque  ascenderunt  muros  civitatis  et  clamaverunt 
omnes  voce  magna  dicentes:  «Tite  et  Vespasiane,  accipite  claves 
civitatis,  quae  vobis  datae  sunt  per  Messiam  qui  dicitur  Christus». 

XVII 

Tune  tradiderunt  se  in  manibus  Titi  et  Vespasiani,  et  dixerunt: 
«Diiudicate  nos,  cum  debeamus  mori,  quia  Christum  nos  iudicavi- 
mus  et  sine  causa  traditus  fuit».  Titus  et  Vespasianus  apprehende- 
runt  eos,  et  ex  parte  lapidaverunt,  et  ex  parte  suspenderunt  in 
lignum,  pedes  sursum  et  caput  deorsum,  et  lancéis  percusserunt 
eos;  alios  autem  tradiderunt  in  venditionem,  et  alios  diviserunt  Ínter 
se,  et  fecerunt  quatuor  partes  sicut  et  illi  fecerunt  de  vestimentis 
Domini.  Et  dixerunt:  «Vendiderunt  Christum  triginta  argentéis,  et 
nos  vendamus  triginta  ex  ipsis  pro  uno  denario».  Et  sic  fecerunt. 
Et  cum  hoc  fecissent,  apprehenderunt  omnes  térras  Iudaeae  et 
Ierusalem. 


VENGANZA  DEL  SALVADOR 


355 


XVIII 

Entonces  hicieron  una  investigación  acerca  de  la  faz  del 
Señor,  sobre  cómo  podrían  encontrarla.  Y  hallaron  que  esta- 
ba en  poder  de  una  mujer  llamada  Verónica.  Después  detu- 
vieron a  Pilato  y  lo  metieron  en  la  cárcel,  donde  había  de  ser 
custodiado  por  cuatro  pelotones  de  soldados  de  a  cuatro,  apos- 
tados a  la  puerta  de  la  prisión. 

XIX 

Acto  seguido  enviaron  sus  legados  a  Tiberio,  emperador 
de  Roma,  para  que  les  remitiera  a  Velosiano.  Y  el  emperador 
dijo  a  éste:  «Toma  contigo  todo  lo  que  sea  necesario  para  que 
te  hagas  a  la  mar  y  bajes  a  Judea  en  busca  de  algún  discípulo 
de  aquel  que  se  llamaba  Cristo  y  Señor,  de  manera  que  venga 
hasta  mí  y  en  nombre  de  Dios  me  cure  de  la  lepra  y  de  las 
enfermedades  que  duramente  me  aquejan  y  de  mis  llagas,  pues 
estoy  postrado  de  mala  manera.  Manda,  además,  contra  los 
reyes  de  Judá,  sometidos  a  mi  imperio,  tus  garfios  y  terribles 
instrumentos  de  tortura,  pues  dieron  muerte  a  Jesucristo  nues- 


XVIII 

Tune  inquisitionem  miserunt  de  facie  sive  vultu  Christi,  quomo- 
do  possent  invenire  eum.  Et  invenerunt  mulierem  nomine  Veroni- 
cam  habentem  eum  10.  Tune  apprehenderunt  Piíatum  et  miserunt 
eum  in  carcerem  custodiendum  a  quatuor  quaternionibus  militum 
ad  ostium  carceris. 

XIX 

Tune  statim  miserunt  nuntios  suos  ad  Tiberium  imperatorem 
urbis  Romanae  ut  mitteret  Velosianum  ad  se  n.  Et  dixit  ei:  «Accipe 
omne  quod  necesse  est  tibi  in  mari  et  descende  in  Iudaeam  et 
inquire  unum  de  discipulis  eius  qui  dicebatur  Christus  et  Dominus, 
ut  veniat  ad  me  et  in  nomine  Dei  sui  curet  me  a  lepra  et  infirmita- 
tibus  quibus  quotidie  nimis  gravor  et  a  vulneribus  meis,  quia  ego 
male  iaceo.  Et  mitte  super  reges  Iudaeorum  qui  sunt  imperio  meo 
subditi  fortias  tuas  et  terribilia  tormenta,  quia  occiderunt  Iesum 


10  ASax:  «...  et  haec  crat  ridelis  christiana,  dilecta  et  honorata  ab  omni 
populo.  Erat  autem  Verónica  quae  tetigit  Salvatoris.  vestem,  coque  sanata 
est  a  fluxu  sanguinis.  Ea  habebat  particulam  de  veste  Salvatoris  et  summo 
loco  ponebat,  et  aestimabat  quasi  esset  ipsa  Christi  facies». 

11  Este  es  el  personaje  a  quien  la  Muerte  de  Pilato  llama  Volusiano. 


556 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


tro  Señor,  y  condénalos  a  muerte.  Y,  si  encuentras  un  hombre 
capaz  de  librarme  de  esta  enfermedad,  yo  creeré  en  Cristo,  Hijo 
de  Dios,  y  me  haré  bautizar  también  en  su  nombre».  Velosia- 
no  dijo:  «Señor  emperador:  si  encuentro  un  hombre  capaz  de 
ayudarnos  y  librarnos,  ¿qué  recompensa  debo  prometerle?» 
Dijo  Tiberio:  «Que  tendrá  en  su  mano  la  mitad  del  imperio 
sin  duda  alguna». 

XX 

Entonces  Velosiano  partió  al  momento,  subió  a  la  nave,  le- 
vantó anclas  y  se  dió  a  la  mar.  Duró  la  navegación  un  año  y 
siete  días,  en  cuyo  plazo  llegó  a  Jerusalén.  Citó  inmediatamente 
a  algunos  de  los  judíos  para  que  se  presentaran  ante  su  acata- 
miento e  instruyó  una  diligente  investigación  acerca  de  lo  que 
se  había  hecho  con  Jesucristo. 

XXI 

Entonces  José  de  Arimatea  y  Nicodemo  acudieron  simul- 
táneamente. Este  último  dijo:  «Yo  tuve  ocasión  de  verle  y  estoy 
seguro  de  que  El  es  el  Salvador  del  mundo».  José,  por  su  parte, 
le  dijo:  «Yo  a  mi  vez  le  bajé  de  la  cruz  y  le  coloqué  en  un 


Christum  Dominum  Nostrum,  ct  condemna  eos  ad  mortem.  Et  si 
inveneris  talem  hominem  qui  me  possit  liberare  ab  ista  mea  infir- 
mitate,  ego  credam  in  Christum  filium  Dei  et  baptizando  me  in 
nomine  ipsius».  Et  Velosianus  dixit:  «Domine  imperator,  si  invenero 
talem  hominem  qui  nos  iuvare  et  liberare  possit,  qualem  ei  promit- 
tam  mercedem?»  Dixit  autem  ei  Tiberius:  «Dimidium  regni  sine 
fallo,  ut  sit  in  manu  eius». 

XX 

Tune  Velosianus  statim  perrexit  et  ascendit  in  navem  et  levavit 
velum  in  navigio,  et  perrexit  per  mare  navigando.  Navigavit  autem 
uno  anno  et  diebus  septem,  quibus  pervenit  Ierosolimam  12.  Et 
statim  iussit  aliquos  ex  ludaeis  venirc  ad  eius  potentiam,  et  dili- 
genter  coepit  inquirere  quae  fuerant  gesta  de  Christo. 

XXI 

Tune  Ioseph  ab  Arimathia  civitate  et  Nicodemus  insimul  con- 
venerunt.  Nicodemus  autem  dixit:  «Ego  vidi  eum,  et  scio  veré  quia 
ipse  est  Salvator  mundi».  Ioseph  autem  dixit  ei:  «Et  ego  deposui 
eum  de  cruce  et  posui  eum  in  monumento  novo,  quod  erat  excisum 


12  ASax  le  hace  realizar  el  viaje  en  ocho  días,  lo  cual  es  más  probable. 


VENGVNZA   DEL  SALVADOR 


557 


sepulcro  nuevo,  excavado  en  la  roca.  Razón  por  la  cual  los 
judíos  me  cogieron  preso  el  viernes  por  la  tarde.  Y,  mientras 
estaba  haciendo  oración  el  sábado  siguiente,  la  casa  quedó  sus- 
pendida de  sus  cuatro  ángulos  y  vi  a  Nuestro  Señor  Jesucristo 
como  un  relámpago  de  luz,  y,  consternado,  caí  en  tierra.  Y  oí 
una  voz  que  me  decía:  Mírame,  pues  yo  soy  Jesús,  aquel  cuyo 
cuerpo  sepultaste  tú  en  tu  propio  sepulcro.  Yo  le  dije:  Mués- 
trame el  sepulcro  donde  te  coloqué.  Entonces  Jesús  me  tomó 
de  la  mano  con  su  diestra  y  me  llevó  al  lugar  donde  yo  le  había 
dado  sepultura». 

XXII 

Vino  también  una  mujer  llamada  Verónica  y  le  dijo:  «Yo, 
por  mi  parte,  toqué  la  orla  de  su  vestido  en  medio  de  la  turba, 
pues  hacía  doce  años  que  estaba  padeciendo  flujo  de  sangre, 
y  al  momento  me  curó». 

XXIII 

Entonces  Velosiano  dijo  a  Pilato:  «Y  tú,  impío  y  cruel,  ¿por 
qué  diste  muerte  al  Hijo  de  Dios?»  Mas  él  respondió:  «Es  que 
su  pueblo  y  los  pontífices  Anás  y  Caifás  me  lo  entregaron». 


de  petra.  Et  Iudaei  lenuerunt  me  clausum  in  die  parasceve  ad  ves- 
peram:  et  dum  starem  in  oratione  die  sabbati,  suspensa  est  domus 
a  quatuor  angulis,  et  vidi  Dominum  Iesum  Christum  sicut  fulgur 
lucís,  et  prae  timore  cecidi  in  terram.  Et  dixit  ad  me:  Réspice  in 
me,  quia  ego  sum  Iesus,  cuius  corpus  sepelisti  in  monumento  tuo. 
Et  ego  dixi  ei:  Ostende  mihi  sepulcrum  ubi  posui  te.  Et  Iesus 
tenens  manum  meam  dextera  sua  adduxit  me  in  locum  ubi  sepelivi 
eum»  13. 

XXII 

Venit  autem  et  mulier  nomine  Verónica  et  dixit  ei :  «Ego  autem 
tetigi  in  turba  fimbriam  vestimenti  eius,  quia  annis  duodecim  san- 
guinis  fluxum  passa  sum,  et  statim  sanavit  me». 

XXIII 

Tune  dixit  Velosianus  ad  Pilatum:  «Tu  Pílate  impie  et  crudelis, 
quare  interfecisti  Filium  Dei?»  Pilatus  autem  respondit:  «Gens  sua 
et  pontífices  Annas  et  Cayphas  illum  tradiderunt  mihi».  Velosianus 


13  Cf.  Declaración  de  José  c.4. 


558  APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


Y  replicó  Velosiano:  «Impío  y  desalmado,  eres  digno  de  una 
pena  cruel».  Y  con  esto  le  envió  de  nuevo  a  la  cárcel. 

XXIV 

Finalmente,  Velosiano  se  puso  a  buscar  la  faz  o  efigie  del 
Señor.  Dijéronle  todos  los  circunstantes:  «Cierta  mujer  llama- 
da Verónica  es  la  que  tiene  la  faz  del  Señor  en  su  casa».  Mandó 
en  seguida  que  fuera  llevada  ante  su  acatamiento,  y  le  dijo: 
«¿Tú  tienes  en  casa  la  faz  del  Señor?»  Mas  ella  dijo  que  no.  En- 
tonces Velosiano  ordenó  que  le  diesen  tormento  hasta  tanto 
que  mostrase  la  faz  del  Señor.  Ella,  por  fin,  sin  otro  remedio, 
dijo:  «Yo  la  tengo,  señor  mío,  envuelta  en  un  lienzo  limpio  y  to- 
dos los  días  le  rindo  adoración».  Velosiano  dijo:  «Enséñamela». 
Ella  entonces  mostró  la  faz  del  Señor.  Velosiano,  en  cuanto  la 
vió,  se  postró  en  tierra;  luego  la  tomó  con  corazón  pronto  y  fe 
recta  y  la  envolvió  en  un  lienzo  de  oro  y  asimismo  la  colocó  en 
un  estuche,  que  selló  con  su  dedo.  Después  formuló  un  jura- 
mento en  estos  términos:  «Vive  el  Señor  Dios  y  por  la  salud  del 
César;  no  la  verá  más  hombre  alguno  sobre  la  superficie  del 
globo  hasta  que  yo  vea  el  rostro  de  mi  señor  Tiberio». 


dixit:  «Impie  et  crudelis,  morte  dignus  es  et  poena  crudeli».  Et 
remisit  eum  in  carcerem. 

XXIV 

Et  Velosianus  demum  inquisivit  faciem  sive  vultum  Domini. 
Dixcrunt  ei  omnes  qui  ibidem  erant:  «Mulier  nomine  Verónica  est 
quae  habct  vultum  Domini  in  domo  sua».  Et  statim  iussit  eam  ante 
potentiam  suam  adduci.  Et  dixit  ad  eam:  «Tu  habes  vultum  Domini 
in  domo  tua  ?»  At  illa  negavit.  Tune  Velosianus  iussit  eam  mitti  in 
tormentis,  doñee  vultum  Domini  insinuaret.  Illa  autem  coacta  dixit: 
«Ego  habeo  illum  in  sindone  munda,  Domine  mi,  et  quotidie  adoro 
illum».  Velosianus  dixit:  «Monstra  mihi  illum».  Tune  illa  ostendit 
vultum  Domini.  Velosianus  ut  vidit  illum  14,  prostravit  se  in  terram; 
et  prompto  corde  et  recta  fide  apprehendit  eum  et  involvit  in  sin- 
done áurea  et  collocavit  eum  in  scrinio,  et  sigillavit  annulo  suo.  Et 
iuravit  cum  sacramento  et  dixit:  «Vivit  Dominus  Deus  et  pro  salute 
Caesaris,  non  videbit  eum  amplius  homo  super  faciem  terrae  usque- 
quo  videam  faciem  Domini  mei  Tiberii». 


14  ASax:  «Volusianus,  reliquia  ei  allata,  prostravit  se  in  térra  et  cum 
vera  fide  adoravit  eam,  et  existimavit  esse  vultum  Domini  ipsius,  etsi  minime 
erat,  sed  erat  vestís  quam  Salvator  ipse  portaverat». 


VENGANZA   DEL  SALVADOR 


559 


XXV 

Después  que  hubo  dicho  esto,  los  nobles  más  destacados 
de  Jerusalén  cogieron  a  Pilato  para  llevarle  al  puerto.  Velosia- 
no,  por  su  parte,  tomó  la  faz  del  Señor  con  todos  sus  discípulos 
y  todos  sus  tributos  y  el  mismo  día  se  hicieron  todos  a  la  mar. 

XXVI 

Entonces  Verónica  dejó  todas  sus  posesiones  por  amor  de 
Cristo  y  siguió  a  Velosiano.  Este  le  dijo:  «Mujer,  ¿qué  quieres 
o  qué  buscas?»  Mas  ella  respondió:  «Yo  busco  la  faz  de  Nuestro 
Señor  Jesucristo,  que  me  iluminó,  no  por  mis  méritos,  sino  por 
su  santa  piedad.  Devuélveme  la  faz  de  mi  Señor  Jesucristo, 
pues  me  estoy  muriendo  con  este  piadoso  anhelo.  Y,  si  no  me 
la  devuelves,  no  la  perderé  de  vista  hasta  ver  dónde  la  ponéis; 
y  sábete  que  yo,  miserable  cual  ninguna,  la  serviré  todos  los 
días  de  mi  vida,  pues  estoy  persuadida  de  que  mi  Redentor  en 
persona  vive  por  siempre». 


XXV 

Et  cum  hoc  dixisset,  optimates  qui  erant  Iudaeae  optimi  appre- 
henderunt  Pilatum  ut  ducerent  ad  portum  maris.  Ule  autem  appre- 
hendit  vultum  Domini  cum  ómnibus  discipulis  suis  et  ómnibus 
stipendiis  suis,  et  eadem  die  ascenderunt  navem. 

XXVI 

Tune  Verónica  femina  dereliquit  omnia  quae  possidebat  pro 
amore  Christi  et  secuta  est  Velosianum.  Et  dixit  ad  eam  Velosianus: 
«Quid  vis  aut  quid  quaeris,  mulier?»  At  illa  respondit:  «Ego  quaero 
vultum  Domini  Nostri  Iesu  Christi,  qui  me  illuminavit  non  meis 
meritis  sed  per  suam  sanctam  pietatem...  Redde  mihi  vultum  Do- 
mini mei  Iesu  Christi:  nam  hoc  morior  desiderio  bono.  Si  autem 
non  reddideris  mihi,  non  dimittam  eum,  usque  dum  videam  ubi 
ponetis  eum:  quia  ego  misérrima  serviam  ei  ómnibus  diebus  vitae 
meae.  Credo  enim  quod  ipse  Redemptor  meus  vivit  in  aeternum». 


560 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


XXVII 

Velosiano  mandó  entonces  que  Verónica  fuera  trasladada 
consigo  a  la  nave.  Y,  levando  anclas,  emprendieron  la  navega- 
ción en  el  nombre  del  Señor  y  se  hicieron  a  la  mar.  Mas  Tito 
y  Vespasiano  subieron  a  Judea  para  tomar  venganza  de  todas 
las  naciones  de  aquella  tierra.  Y,  concluido  el  año,  llegó  Velo- 
siano a  Roma  y  dejó  su  embarcación  en  el  río  llamado  Tíberis 
o  Tíber,  entrando  a  continuación  en  la  ciudad.  Luego  envió  su 
mensajero  a  Tiberio,  emperador  de  Letrán,  para  darle  cuenta 
de  su  feliz  arribo. 

XXVIII 

Cuando  el  emperador  oyó  al  mensajero  de  Velosiano,  se  ale- 
gró en  gran  manera  y  mandó  que  fuera  ante  su  presencia.  Lle- 
gado éste,  le  habló  así:  «Velosiano,  ¿cómo  ha  resultado  el  viaje 
y  qué  has  encontrado  en  tierra  de  Judea  acerca  de  Cristo  y  de 
sus  discípulos?  Señálame,  te  ruego,  a  aquel  que  va  a  curarme 
de  mi  enfermedad,  de  manera  que  quede  limpio  al  momento  de 
esta  lepra  que  tengo  encima  de  mi  cuerpo,  y  os  entregaré  a  ti 
y  a  él  todo  mi  imperio». 


XXVII 

Tune  Velosianus  iussit  mulierem  Veronicam  deportari  secum  in 
navem.  Et  elevatis  velis  navigio  pergere  coeperunt  in  nomine  Do- 
mini,  ét  navigaverunt  per  mare.  Titus  vero  cum  Vespasiano  con- 
scenderunt  in  Iudaearn,  vindicantes  omnes  nationes  terrae  illorum. 
Anno  completo  pervenit  Velosianus  ad  urbem  Romanam,  dimisit 
navigium  suum  in  ilumine  quod  dicitur  Tiberis  sive  Tiber,  et  in- 
travit  civitatem  quae  vocatur  Roma.  Et  misit  nuntium  suum  ad 
dominum  suum  Lateranensem  Tiberium  imperatorem  de  adventu 
suo  felici. 

XXVIII 

Tune  Tiberius  imperator  audito  nuntio  Velosiani  summe  gavisus 
est,  et  iussit  ut  veniret  ad  faciem.  Qui  cum  venisset,  vocavit  eum 
dicens:  «Velosiane,  quomodo  venisti,  et  quid  vidisti  in  regione 
Iudaeae  de  Christo  Domino  et  discipulis  eius  ?  Indica  mihi  quaeso 
sanaturum  me  de  infirmitate  mea  ut  possim  súbito  mundari  a  lepra 
ista  quam  habeo  super  corpus  meum,  et  totum  regnum  meum  in 
potestate  tibí  et  sibi  trado». 


VENGANZA   DEL  SALVADOR 


561 


XXIX 

Y  dijo  Velosiano:  «Señor  mío  emperador,  he  encontrado  en 
Judea  a  tus  siervos  Tito  y  Vespasiano,  temerosos  de  Dios,  los 
cuales  se  han  visto  limpios  de  todas  sus  llagas  y  dolencias.  He 
averiguado  además  que  Tito  ha  hecho  colgar  a  todos  los  reyes 
y  caciques  de  Judea:  Anás  y  Caifás  han  sido  lapidados,  Arque - 
lao  se  alanceó  a  sí  mismo,  y  a  Pilato  le  he  dejado  preso  en  Da- 
masco, encerrado  en  la  cárcel  bajo  segura  vigilancia.  He  hecho 
asimismo  investigaciones  acerca  de  Jesús,  a  quien  los  judíos 
bárbaramente  atacaron  armados  de  espadas  y  palos  y  luego  cru- 
cificaron; éste  era  el  que  hubiera  debido  venir  para  librarnos  e 
iluminarnos,  y  ellos  le  colgaron  en  una  cruz.  Y  vinieron  José 
de  Arimatea  y  Nicodemo,  trayendo  una  mezcla  de  mirra  y  áloe, 
en  cantidad  como  de  unas  cien  libras,  para  ungir  el  cuerpo  de 
Cristo;  ellos  le  bajaron  de  la  cruz  y  le  colocaron  en  un  sepulcro 
nuevo.  Pero  al  tercer  día  resucitó  certísimamente  de  entre  los 
muertos  y  se  dejó  ver  de  sus  discípulos  en  el  mismo  cuerpo 
con  que  había  nacido.  Finalmente,  al  cabo  de  cuarenta  días, 
le  vieron  subir  al  cielo.  Muchos  otros  milagros  hizo  además  Je- 
sús antes  y  después  de  su  pasión.  El  primero  fué  cambiar  el 
agua  en  vino;  luego  resucitó  a  los  muertos,  limpió  a  los  lepro- 
sos, dió  vista  a  los  ciegos,  curó  a  los  tullidos,  hizo  huir  a  los 


XXIX 

Dixit  autem  Velosianus:  «Domine  mi  imperator,  ego  servos 
inveni  Titum  et  Vespasianum  in  Iudaea  timentes  Dominum,  et 
mundati  sunt  ab  ómnibus  ulceribus  et  passionibus  suis.  Et  inveni 
per  Titum  omnes  reges  et  dominatores  Iudaeae  suspensos;  Annas 
et  Cayphas  lapidati  sunt,  Archclaus  in  semetipso  lanceatus;  Pilatum 
autem  in  Damasco  dimissi  ligatum  et  in  carcere  positum  sub  fida 
custodia  Sed  etiam  de  Iesu  comperi,  in  quem  pessime  Iudaei 
irruerunt  cum  gladiis  et  fustibus  et  armis  et  crucifixerunt  eum,  qui 
nos  debuit  liberare  et  ¡Iluminare  et  venire  ad  nos,  et  suspenderunt 
eum  in  ligno.  Et  venit  Ioseph  ab  Arimathia  et  Nicodemus  cum  eo, 
ferens  mixturam  myrrae  et  aloes  quasi  libras  centum  propter  corpus 
Christi  ungendum:  et  deposuerunt  eum  de  cruce  et  posuerunt  in 
monumento  novo.  Tertia  autem  die  certissime  resurrexit  a  mortuis, 
et  manifestavit  se  discipulis  suis  in  eadem  carne  in  qua  natus  fuerat. 
Demum  post  quadraginta  dies  viderunt  ascendentem  in  caelum. 
Multa  quidem  et  alia  signa  fecit  Iesus  ante  passionem  suam  et  post. 
Primum  de  aqua  vinum  fecit,  mortuos  suscitavit,  leprosos  munda- 


562 


APÓCRIFOS  ΠΙ-    LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


demonios,  dió  oído  a  los  sordos  y  habla  a  los  mudos;  a  Lázaro, 
muerto  ya  de  cuatro  días,  le  resucitó  del  sepulcro;  a  Verónica, 
que  venía  padeciendo  flujo  de  sangre  durante  doce  años,  le  dió 
salud  al  tocar  ella  la  orla  de  su  vestido». 

XXX 

«Entonces  plugo  al  Señor  en  los  cielos  que  aquel  Hijo  de 
Dios  que,  enviado  a  este  mundo,  vino  a  ser  el  primogénito  de 
los  muertos,  enviara  a  su  vez  un  ángel.  Y  mandó  a  Tito  y  a  Ves- 
pasiano,  a  quienes  conocí  en  este  mismo  lugar  en  que  se  asien- 
ta tu  trono.  Plugo  además  al  Señor  omnipotente  que  partieran 
a  Judea  y  Jerusalén  y  que  prendieran  a  tus  subditos  y  les  some- 
tieran a  un  juicio  parecido  a  aquel  a  que  ellos  sometieron  a  Je- 
sús cuando  le  prendieron  y  le  ataron». 

XXXI 

«Y  Vespasiano  dijo  después:  ¿Qué  vamos  a  hacer  de  los  que 
quedan?  Tito  respondió:  Ellos  colgaron  a  Nuestro  Señor  de  un 
madero  verde  y  le  hirieron  con  una  lanza;  colguémosles  asi- 
mismo nosotros  a  ellos  de  un  leño  seco  y  perforemos  sus  cuer- 
pos con  una  lanza.  Y  así  lo  hicieron.  Vespasiano  entonces  dijo: 


vit,  caecos  illuminavit,  paralyticos  curavit,  daemones  fugavit,  surdos 
audire  fecit,  mutos  loqui;  Lazarum  quatriduanum  de  monumento 
suscitavit;  mulierem  Veronicam  quae  fluxum  sanguinis  patiebatur 
duodecim  annis  et  tetigit  firnbriam  vestimenti  eius,  sanam  fecit». 

XXX 

«Tune  placuit  Domino  in  caelis  quod  Filius  Dei,  qui  in  hunc 
mundum  missus  protoplastus  mortuus  est  in  terris,  mitteret  ange- 
lum  suum,  et  imperavit  Tito  et  Vespasiano,  quos  novi  in  loco  isto 
ubi  est  solium  tuum.  Et  placuit  Deo  omnipotenti  quod  perrexerunt 
in  Iudaeam  et  Ierusalem,  et  apprehenderunt  subditos  tuos  et  mise- 
runt  in  eo  iudicio  quasi  quomodo  fecerunt  quando  apprehenderunt 
subditi  tui  Iesum  et  ligaverunt  eum». 

XXXI 

«Et  Vespasianus  postea  dixit :  Quid  faciemus  de  his  qui  remane- 
bunt?  Titas  respondit:  Suspenderunt  illi  Dominum  nostrum  in 
ligno  viridi  et  lancea  percusserunt  eum:  nos  autem  suspendamus 
eos  in  ligno  árido  et  lancea  perforemus  corpora  eorum.  Et  ita  fece- 
runt. Vespasianus  autem  dixit:  Quid  de  istis  qui  remanserunt? 


VENGANZA   DFL  SALVADOR 


563 


¿Y  qué  haremos  de  estos  que  aún  han  quedado?  Tito  respon- 
dió: Ellos  cogieron  la  túnica  de  Nuestro  Señor  Jesucristo  e  hi- 
cieron de  ella  cuatro  partes;  tomémosles  también  nosotros  a 
ellos  y  dividámosles  en  cuatro  partes:  una  para  ti,  otra  para  mí, 
otra  para  tus  hombres  y  una  última  para  mis  siervos.  Y  así  lo 
hicieron.  Después  prendieron  a  Pilato  y  me  lo  entregaron  a 
mí;  yo  le  metí  en  una  cárcel  de  Damasco  para  que  fuera  cus- 
todiado por  cuatro  pelotones  de  soldados  de  a  cuatro». 

XXXII 

«Después  hicieron  diligentes  pesquisas  para  dar  con  la  faz 
del  Señor,  y  encontraron  a  una  mujer,  llamada  Verónica,  que 
tenía  la  citada  efigie». 

XXXIII 

Entonces  el  emperador  Tiberio  dijo  a  Velosiano:  «¿Cómo 
la  conservas?»  Este  respondió:  «La  tengo  envuelta  en  la  capa  y 
metida  en  un  lienzo  de  oro».  Dijo  Tiberio:  «Tráemela  y  descú- 
brela ante  mis  ojos  para  que  yo  la  adore  sobre  el  suelo,  cayendo 
en  tierra  y  doblando  la  rodilla».  Entonces  Velosiano  extendió  su 


Titus  respondit:  Apprehcnderunt  tunicam  Domini  Nostri  Iesu 
Christi  et  de  illa  quatuor  partes  fecerunt:  nunc  apprehendamus 
illos  et  dividamus  in  quatuor  partes,  tibí  unam,  mihi  unam,  ad 
viros  tuos  aliam,  et  pueris  meis  quartam  partem.  Et  ita  fecerunt. 
Et  dixit  Vespasianus:  De  iis  qui  remanserunt  quid  autem  faciemus? 
Titus  respondit:  lili  Iudaei  vendiderunt  Dominum  Nostrum  triginta 
argentéis:  nos  autem  vendamus  ex  eis  triginta  pro  uno  argénteo. 
Et  ita  fecerunt.  Et  apprehenderunt  Pilatum  et  tradiderunt  illum 
mihi,  et  ego  illum  posui  in  carcere  ad  custodiendum  quatuor  qua- 
ternionibus  militum  in  Damasco». 

XXXII 

«Inde  miserunt  inquisitionem  cum  magna  diligentia  ad  inqui- 
rendum  vultum  Domini:  et  invenerunt  mulierem  nomine  Veroni- 
cam  habentem  vultum  Domini». 

XXXIII 

Tune  Tiberius  imperator  dixit  Velosiano:  «Quomodo  illum  ha- 
bes?»  Qui  respondit:  «Habeo  illum  in  sindone  munda  áurea  invo- 
lutum  pallio».  Dixit  autem  Tiberius  imperator:  «Duc  eum  ad  me 
et  pande  ante  faciem  meam,  ut  ego  procidens  in  terram  et  genua 


564 


APÓCRIFOS  DF.  LA  IWSIÓN   Y  RESURRECCIÓN 


manto  y  el  lienzo  de  oro  donde  estaba  grabada  la  faz  del  Señor, 
y  el  emperador  Tiberio  pudo  verla.  Este  adoró  en  seguida  con 
un  corazón  puro  la  efigie  del  Señor,  y  su  carne  quedó  limpia 
como  la  de  un  niño  pequeño.  Y  todos  los  ciegos,  leprosos,  co- 
jos, mudos,  sordos  y  aquejados  de  diversas  enfermedades  que 
estaban  allí  presentes,  fueron  recuperando  la  salud  y  quedaron 
sanos  y  limpios. 

XXXIV 

Mas  el  emperador  Tiberio,  considerando  de  rodillas  y  con 
la  cabeza  inclinada  aquella  frase:  «Bienaventurado  el  vientre  que 
te  llevó  y  los  pechos  que  mamaste»,  exhaló  un  gemido  al  Señor 
y  dijo  entre  lágrimas:  «Dios  del  cielo  y  de  la  tierra,  no  permitas 
que  yo  peque,  sino  confirma  mi  alma  y  mi  cuerpo  y  colócalos 
en  tu  reino,  pues  confío  siempre  en  tu  nombre;  líbrame  de  to- 
dos los  males  así  como  libraste  a  los  tres  niños  del  horno  de 
fuego  ardiente». 

XXXV 

Después  dijo  el  emperador  Tiberio  a  Velosiano:  «Velosiano, 
¿has  visto  alguno  de  aquellos  hombres  que  podrían  haber  con- 


flectens  adorem  eum  super  tcrram».  Tune  Velosianus  expandit  pal- 
lium  suum  cum  sindone  áurea,  ubi  erat  vultus  Domini  consignatus : 
et  vidit  eum  Tiberius  imperator  15.  Qui  statim  adoravit  imaginem 
Domini  puro  corde,  et  mundata  est  eius  caro  sicut  caro  pueri  parvuli. 
Et  omnes  caeci,  leprosi,  claudi,  muti,  surdi,  et  variis  detenti  lan- 
guoribus,  qui  ibi  aderant,  sanabantur,  et  curati  ac  emundati  sunt. 

XXXIV 

Tiberius  autem  imperator  inclinato  capite  ac  flectens  genua, 
considerans  illum  sermonem:  «Beatus  venter  qui  te  portavit  et  ubera 
quac  suxisti»  16,  ingemuit  ad  Dominum  cum  lacrimis  dicens:  «Deus 
caeli  et  terrae,  non  me  permittas  peccare,  sed  confirma  animam 
meam  et  corpus  meum  et  colloca  in  regno  tuo,  quia  in  nomine  tuo 
confido  semper;  libera  me  ab  ómnibus  malis  sicut  liberasti  tres 
pueros  de  camino  ignis  ardentis». 

XXXV 

Deinde  dixit  Tiberius  imperator  Velosiano:  «Velosiane,  vidisti 
aliquem  hominem  de  his  qui  vidissent  Christum?».  Velosianus  re- 

15  ASax:  «Et  Tiberius  vidit  faciem  et  existimavit  veré  Domini  faciem. 
Tamen  minime  erat,  sed  vestís  erat  quam  Dominus  ipse  portaverat». 

16  Cf.  Le.  11,27. 


VENGANZA   DEL  SALVADOR 


565 


templado  a  Cristo?»  Velosiano  respondió:  «Sí  lo  he  visto».  Aña- 
dió el  emperador:  «¿Y  preguntaste  cómo  bautizaban  a  los  que 
creían  en  Cristo?»  Velosiano  entonces  dijo:  «Aquí,  señor  mío, 
tenemos  uno  de  los  discípulos  del  mismo  Cristo».  Así,  pues, 
mandó  que  llamaran  a  Natán  para  que  viniera  a  su  presencia. 
Y  vino  Natán  y  le  bautizó  en  el  nombre  del  Padre,  y  del  Hijo, 
y  del  Espíritu  Santo,  amén.  Luego  el  emperador  Tiberio,  res- 
tablecido ya  de  todas  sus  dolencias,  subió  a  su  trono  y  dijo: 
«Bendito  eres,  Señor  omnipotente  y  laudable,  que  me  libraste 
del  lazo  de  la  muerte  y  me  limpiaste  de  todas  mis  iniquidades, 
pues  cometí,  ¡oh  Señor!,  muchos  pecados  en  tu  presencia  y  no 
soy  digno  de  contemplar  tu  rostro».  Entonces  el  emperador  Ti- 
berio fué  instruido  por  completo  en  todos  los  artículos  de  la  fe. 

XXXVI 

El  mismo  Dios  omnipotente,  que  es  rey  de  reyes  y  señor  de 
los  que  dominan,  nos  proteja  en  su  fe,  nos  defienda,  nos  libre 
de  todo  mal  y  peligro  y,  finalmente,  se  digne  llevarnos  a  la  vida 
eterna  una  vez  acabada  la  vida  temporal.  El  cual  es  bendito  por 
los  siglos  de  los  siglos.  Amén. 


spondit:  «Vidi».  Dixit:  «Interrogasti  quomodo  baptizant  eos  qui  cre- 
debant  in  Christum?»  Velosianus  dixit:  «Hic,  domine  mi,  habemus 
unum  ex  discipulis  ipsius  Christi».  Tune  praecepit  vocari  Nathan 
venire  ad  se.  Venit  ergo  Nathan  et  baptizavit  eum  in  nomine  Patris 
et  Filii  et  Spiritus  Sancti,  amen.  Statim  Tiberius  imperator  factus 
sanus  ab  ómnibus  languoribus  suis  ascendit  super  solium  suum  et 
dixit:  «Benedictus  es,  Domine  Deus  omnipotens  et  laudabilis,  qui 
liberasti  me  de  laqueo  mortis  et  mundasti  me  ab  ómnibus  iniquita- 
tibus  meis,  quia  multum  peccavi  coram  te,  Domine  Deus  meus,  et 
non  sum  dignus  videre  faciem  tuam».  Et  tune  Tiberius  imperator 
fuit  instructus  in  ómnibus  articulis  fidei  plenarie  et  firma  fide. 

XXXVI 

Ipse  Deus  omnipotens  qui  est  rex  regum  et  dominantium  do- 
minus,  ipse  nos  in  fide  sua  protegat  et  defendat  et  liberet  ab  omni 
periculo  et  malo,  et  dignetur  nos  perducere  ad  viiam  aeternam,  vita 
temporali  deficienti.  Qui  est  benedictus  in  saecula  saeculorum. 
Amen. 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


9.    Sentencia  de  Piloto 

Como  apéndice  al  presente  ciclo  añadimos  un  curioso  texto 
apócrifo  de  la  sentencia  que  pronunció  Pilato  contra  Jesús. 

Está  contenido  en  un  manuscrito  italiano  perteneciente  al 
Archivo  General  de  Simancas  (Sección  «Secretaría  de  Esta- 
do», legajo  847  [antiguo],  fol.  i.°).  Una  nota  preliminar  dice 
que  el  texto  fué  encontrado  el  año  1580  en  la  ciudad  de  Aquila 
(en  los  Abruzzos).  Lo  que  nosotros  poseemos  probablemente 
no  es  sino  una  copia  del  original  italiano,  hecha  por  algún  sol- 
dado del  siglo  XVII  durante  alguna  de  sus  campañas  en  el 
reino  de  Nápoles.  Nuestro  copista  debía  tener  un  menguado  co- 
nocimiento de  la  lengua  de  Dante,  a  juzgar  por  el  texto  que 
nos  legó  en  el  archivo  de  Simancas. 

En  él  se  contienen  curiosos  datos  cronológicos  e  históricos 
acerca  de  la  pasión.  Puede  verse  un  estudio  de  ellos  en  el 
artículo  An  Apocryphal  Form  of  Pilate's  Verdict,  publicado  por 
E.  F.  Sutcliffe  en  CathBiQ  9  (1947)  436-41. 

Añadimos  una  antigua  versión  castellana  del  siglo  XVIII 
original  de  D.  N.  Guerra,  obispo  de  Segovia. 

SENTENCIA 

DADA  DE  PONCIO  PILATO  CONTRA  NUESTRO  SEÑOR  JESU-CHRISTO  1 

«Copia  hallada  en  la  Ciudad  de  Aqüila,  del  Reyno  de  Ná- 
poles, de  la  sentencia  dada  por  Poncio  Pilatos,  Presidente  de 


SENTENZIA 

CHE  DIEDE  PILATO  CONTRA  CRISTO  NOSTRO  SIGNORE  2 

«Copia  de  la  sentenzia  che  diede  Pilato  contra  cristo  nostro  sig- 
nore  ritrovata  nela  cita  de  Laquila  inoabruzo,  de  lanno  1 580  in  Certte 

1  Trad.  castellana  de  D.  N.  Guerra,  obispo  de  Segovia,  contenida  en  su 
obra  tit.  Libro  de  varias  noticias  y  apuntaciones  (ms.  de  la  Biblioteca  Nacional 
de  Madrid,  sign.  Kk-91,  p.28 1-288).  Esta  versión  fué  publicada  como  sepa- 
rata de  la  mencionada  obra  el  año  1786,  como  consta  por  la  copia  impresa 
conservada  en  Muñoveros  (Segovia),  de  donde  la  transcribimos. 

2  Transcripción  del  manuscrito  original  conservado  en  el  Archivo  Gene- 
ral de  Simancas,  Sección  «Secretaría  de  Estado»,  legajo  847  (antiguo,  fol.i.0). 


SENTENCIA   DE  ΡΠ.ΛΤΟ 


567 


la  Judea  en  el  año  18  [sic]  de  Tiberio  César,  Emperador  de 
Roma,  contra  Jesu-Cristo,  Hijo  de  Dios,  y  de  María  Virgen, 
sentenciándolo  á  muerte  de  Cruz  en  medio  de  dos  Ladrones 
el  día  25  de  Marzo;  hallada  milagrosamente  dentro  de  una 
hermosísima  piedra,  en  la  qual  estaban  dos  cajitas,  una  de 
hierro,  y  dentro  de  ella  otra  de  finísimo  marfil,  donde  estaba 
inclusa  la  infrascripta  sentencia  en  letra  Hebrayca  en  carta 
pécora  del  modo  siguiente: 

El  año  XVIIIo.  [sic]  de  Tiberio  César,  emperador  Romano, 
y  de  todo  el  Mundo,  Monarca  invencible,  en  la  Olyrnpia- 
da  c.xxi.,  en  la  Cliade  xxiv.,  y  en  la  Creación  del  Mundo, 
según  el  num°.  y  computo  de  los  Hebreos  quatro  ve- 
zes  m.  c.  Lxxxvii.,  y  de  la  propagine  del  Romano  Im- 
perio l.  xxiii.,  de  la  liveración  de  la  servidumbre  de 
Babilonia  m.  cc.  xi.,:  siendo  Cónsules  del  Pueblo  Romano 
Lucio  Pisano  y  Mauricio  Pisarico;  Procónsules  Lucio  Balesna, 
publico  Govern.  de  la  Judea,  y  Quinto  Flavio,  so  el  regimiento 
y  Govierno  de  Jerusalen,  Presidente  gratísimo  Poncio  Pilatos, 
regente  de  la  baxa  Galilea,  y  Herodes  Antipa,  Pontífices  del 
Sumo  Sacerdocio  Annas,  Cayfas,  Alit  Almael  el  Magr.  del 
Templo,  Roboan  Ancabel,  Franchino  Centurión,  y  Cónsu- 
les Rom.os  y  de  la  Ciudad  de  Jerusalen  Quinto  Cornelio 
Sublima,  y  Sexto  Ponfilio  Rufo;  en  el  mes  de  Marzo  y  en  el 
día  xxv.  de  él. 

YO  Poncio  Pilatos,  aquí  Presidente  Romano  dentro  del 


antiquita  di  marmori  dove  si  trovorno  doi  Cassete,  una  di  ferro, 
nela  quale  vi  era  una  carta  bregamina  et  selcrito  in  littrc  ebreia  Che 
se  in  terpetato  deliu  fraschritto  tenore: 

Lanno  17o  de  tiberio  Cesare  Enperador  romano  et  di  tutto  il 
mondo  monarcha  in  vittisimo  et  nelle  olimpiade  121  et  nelle  Chia- 
de  24  et  nella  Creiacione  del  Mondo  secondo  il  numero  e  compart- 
timento  deli  ebrei  quatro  volte  1147  déla  propaggine  del  romano 
Inperio  lanno  73  et  de  la  liberacione  déla  servitu  de  la  Babilonia 
lanno  430  et  déla  restitutucione  del  saqro  inperio  lanno  497  sotto 
li  conzoli  del  pontechie  Romano  lucio  pisano  et  marzio  s  [  ?  jaurico 
pro  cunzoli  délo  in  vocio  valerio  palestino  plubico  governadore  de 
giudeia  quinto  flavio  sotto  il  riggimento  et  governo  déla  Cita  Jero- 
salem  presidente  gratissimo  pocio  pilato  reggente  déla  bassa  galilea 
herodiade  anti  patriarcha  et  pontífice  del  sommo  sacerdocio  anna: 
et  caifas :  alesmael  mastro  del  tenpio  Rabaham  ambel :  irachino  Ccn- 
turione  de  conzoli  Romani  et  de  la  Cita  di  Jerosale  quinto  Cornelio 
Sublemio  et  sesto  ponpilio  Ruffo  nel  mese  de  Marzo  sotto  il  di  25 

YO  Ponzio  pilato  qui  presidente  de  linperio  romano  dentro  al 


APÓCRIFOS  PE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


Palacio  de  la  Archiresidencia  Juzgo,  condeno  y  sentencio  á 
muerte  a  Jesús  llamado  de  la  Pleve  Christo  Nazareno,  y  de 
Patria  Galileo,  hombre  sedicioso  de  la  Ley  Moysena,  contra- 
rio al  grande  Emp.01'  Tiberio  Cesar;  y  determino,  y  pronuncio 
por  esta,  que  su  muerte  sea  en  Cruz,  y  fixado  con  clavos  á 
usanza  de  reos,  porque  aqui  congregando,  y  juntando  muchos 
hombres  ricos,  y  pobres;  no  ha  cesado  de  mover  tumultos  por 
toda  la  Judea,  haciéndose  hijo  de  Dios,  y  Rey  de  Jerusalen, 
con  amenazarles  la  ruina  de  esta  Ciudad,  y  de  su  Sacro  Templo, 
negando  el  Tributo  al  Cesar,  y  haviendo  aun  tenido  el  atrevi- 
miento de  entrar  con  ramos,  y  triumpho,  y  con  parte  de  la  Ple- 
ve dentro  de  la  Ciudad  de  Jerusalen,  y  en  el  Sacro  Templo. 
Y  mando  á  mi  primer  Centurión  Quinto  Cornelio  lleve  pu- 
blicamente por  la  Ciudad  á  Jesús  Christo  ligado,  y  azotado, 
y  que  sea  vestido  de  purpura,  y  coronado  de  algunas  espinas, 
con  la  propia  Cruz  en  los  hombros  para  que  sea  exemplo  á 
todos  los  malhechores:  y  con  él  quiero  sean  llevados  dos  La- 
drones homicidas,  y  saldrán  por  la  P.ta  sagrada,  ahora  Anto- 
niana,  y  que  lleve  á  Jesús  al  publico  monte  de  Justicia  llamado 
Calvario,  donde  crucificado,  y  muerto,  quede  el  cuerpo  en  la 
Cruz,  como  espectáculo  de  todos  los  malvados;  y  que  sobre 
la  Cruz  sea  puesto  el  titulo  en  tres  lenguas,  y  en  todas  tres 
(Hebrea,  Griega,  y  Latina)  diga  jesús  nazar.  rex  judaeorum. 


palazode  larchiresidenza  giudico  connanno  sentenzio  a  la  mortte 
Jesu  Chiamato  Christo  Nazareno  de  la  turba  de  patria  galilea  homo 
sedicioso  déla  legge  Mosaica  Contra  lo  magnio  inperador  tiberio 
Cesare  ditermeno  et  pronunzio  per  questo  che  la  morte  sua  sia  nella 
Coroce  Con  chiodi  a  hosanza  di  rei  per  che  qui  Congregatosi  molti 
homini  richi  et  poveri  non  ha  cessato  di  Conmoveré  tumulto  per 
tutta  la  galilea  facendosi  figliolo  de  iddio  Rre  de  israel  Con  minac- 
ciar  la  roina  di  Jerolasem  e  del  saqro  inperio  Con  dinegare  lo  tributo 
a  Cesare  doversi  et  averio  [?]  ancora  auto  ardire  de  intrare  con 
palme  e  triunfo  e  conpaquiato  da  la  turba  como  Rre  dentro  de  la 
Cita  di  ierosalem  nel  sacro  tempio  onde  Comando  al  mió  Ccntruione 
quinto  Cornelio  Conduca  publicamente  por  la  Cita  di  ierosalem  esso 
iesu,  Christo  ligato  e  flaggelato  di  porpora  vestito  e  Coronato  di 
pondente  spine,  con  la  propia  Croce  ne  li  omeri  accio  sia  esenpio 
a  tutti  li  mali  fattori  e  con  lui  voglio  siano  condotti  doi  ladroni 
homicidi  et  uscirano  per  la  portta  giancarola  ora  detta  antoniana 
Conduca  seco  giesu  al  plubico  monte  di  scelirati  Chiamato  Calvario 
dove  Crucifisso  e  morto  il  Corpo  resti  su  la  Croce  Come  spettacolo 
di  tutti  i  malvaggi  et  su  la  Croce  sia  posto  il  titolo  in  tre  linguaggi 
ebreo  greco  et  latino  Ebreo  iesu  aloi  chisidin  =  Creco  iesus  naza- 
reno -  Latino  iesus  nazarenus  Rex  iudeoro: 


SENTENCIA   ΏΕ  PILATO 


569 


Mandamos  asi  mismo,  que  ninguno  de  cualquier  estado,  ó 
calidad  se  atreva  temerariamente  á  impedir  la  tal  Justicia  por 
mi  mandada,  administrada,  y  executada  con  todo  rigor  según 
los  decretos,  y  Leyes  Romanas,  y  Hebreas  so  pena  de  rebelión 
al  Imperio  Romano  =  Testigos  de  la  nra.  Sentencia:  por  los 
12.  Tribus  de  Israel  Rabain  Daniel,  Rabain  seg.d0,  Joannin 
Bonicar,  Barbasu.  Sabi  Potuculam.  Por  los  Fariseos  Bulio,  Si- 
meón, Ronol,  Rabani,  Mondagul,  Boncurfosu.  Por  el  Sumo 
Sacerdocio  Rabban,  Nidos,  Boncasado.  Notarios  de  esta  pu- 
blicación: por  los  Hebreos  Nitanbarta;  Por  el  Juzgado,  y  Pre- 
sidente de  Roma  Lucio  Sextilio,  Amasio  Chlio. 

(Copias  sacadas  del  ms.  titulado  Libro  de  varias  noticias  y 
apuntaciones,  que  dejó  escritas  en  Latín,  Español,  Francés  e 
Italiano  D.  N.  Guerra,  Obispo  de  Segovia.  Copiadas  de  su 
original  en  M.  dcc.  lxxxvi)». 


Comandamo  ancora  che  nesciuno  de  qual  si  voglia  stato  sosia 
ardischa  temerariamente  inpedire  tal  giusticia  per  noi  Comandata 
administrata  et  esiguita  Con,  ogni  rigore  secondo  li  decreti  e  legge 
del  Romani  come  ebrei  sotto  pena  de  Rebelione  olinperio  Romano : 
Testimoni  di  questa  nostra  sentenzia  li,  dodeci  tribuí  de  Israel. 

(En  la  primera  columna:)  Ravan-Daniel-Rabani:  2'-Joan-Barbo- 
sisabet-Preticlani. 

( En  la  segunda  columna:)  Per  il  sommo  sacerdocio  Raban-Judas- 
Boncasato. 

(En  la  tercera  columna:)  Per  li  farisei  Rolian-Simon-Daniel. 

(En  la  cuarta  columna:)  Raban-Mordagin-Boncortassitis. 

Per  linperio  et  presidente  di  roma:  lucio  sextilio  amostro  Silio 
Notari  di  questa  publica  Criminali  per  li  libri:  Nastan  Restena. 

(En  la  parte  externa  del  documento:)  Copia  déla  sentenzia  di  Jesu 
Christo  data  de  pilato  lanno  17o. 

(Es  copia  literal  en  todas  sus  partes  y  ortografía)». 


3.    EVANGELIO  DE  BARTOLOME 


1-3.  identificación  de  este  apócrifo,  que  nos  ha  llegado  en 
fragmentos  dispersos,  ha  podido  verificarse,  finalmente,  des- 
pués de  numerosos  trabajos.  Para  hacerse  una  idea  aproximada 
de  su  contenido  y  características,  será  necesario  recorrer,  si- 
quiera sumariamente,  las  diversas  etapas  por  las  que  ha  tenido 
que  atravesar  esta  labor  de  identificación.  Entre  las  muchas  apor- 
taciones de  los  críticos  en  este  terreno,  es  preciso  destacar  la 
del  cardenal  E.  Tisserant  en  colaboración  con  el  P.  A.  Wil- 
mart  1,  que  nos  sirve  de  base  para  nuestro  trabajo. 

Pocos  son  los  rastros  que  ha  dejado  en  la  antigua  literatura 
cristiana  el  Evangelio  de  Bartolomé.  San  Jerónimo,  al  enumerar 
las  diversas  narraciones  apócrifas  que  circulaban  en  su  tiempo, 
recuerda  un  evangelio  «según  Bartolomé»  -.  Asimismo,  el 
Decr.  Gelasianum  señala  en  el  n.n  Evangelio.  [Evangelium]  no- 
mine Barlholomaei  3. 

La  tradición  griega  ofrece  dos  testimonios.  El  Ps.  Areopa- 
gita  pone  en  boca  de  Bartolomé  unas  palabras  relativas  a  la  elas- 
ticidad de  la  teología  4.  El  monje  Epifanio  dice  que  la  Madre 
de  Dios  hizo  testamento,  «como  afirma  el  santo  apóstol  Bar- 
tolomé» 5. 

De  no  existir  algún  otro  documento,  bien  poco  era  lo  que 
estas  citas  podían  consignar  acerca  del  «Evangelio  de  Barto- 
lomé». Además,  no  sería  descabellado  pensar  que  todos  estos 
testimonios  procedan  de  una  fuente  común,  relacionada  pro- 
bablemente con  la  tradición  que,  ya  de  antiguo,  hacía  predicar 


1  Fragments  grecs  et  latins  de  l'Evangile  de  Barthélemy:  RBi  io  (19 13) 
160-90.321-68. 

2  «Ut  est  illud  iuxta  Aegyptios  et  Thomam  et  Matthiam  et  Bartholo- 
maeum,  duodecim  quoque  Apostolorum  et  Basilidis  atque  Apellis...»  (Comm. 
in  Mt.  prologus:  PL  26,i7A). 

3  Posteriormente  le  recuerda  también  San  Beda  el  Venerable  en  su  Comm. 
in  Le.  I  1. 

4  Ούτω  γοΰυ  ό  θείος  Βαρθολομαίος  φησ'ι  και  πολλήν  την  θεολογίαν  είναι  και 
έλαχίστην,  καΐ  τό  εύαγγέλιον  πλατύ  καΐ  μέγα  καΐ  αύθις  συυτετμένον  (De  mystica 
Theol.  1,3:  PG  3,ιοοοΒ). 

5  [Μαρία]  ...  διαθήκην  έπο:ήσατο,  ώς  λέγε.  ό  άγιος  Βαρθολομαίος  ό  απόστολος 
(De  vita  b.  Virg.  5,25:  PG  I20,2I3B-D). 


EVANGELIO  DF.  BARTOLOMÉ 


571 


a  San  Bartolomé  el  evangelio  en  la  India  ('.  De  esta  tradición 
se  hace  eco  el  propio  San  Jerónimo  7. 

Hoy,  gracias  a  los  descubrimientos  que  se  han  ido  haciendo 
y  a  las  consecuencias  a  que  ha  llevado  su  estudio,  podemos 
constatar  no  solamente  la  gran  difusión  que  tuvieron  en  am- 
bientes helénicos,  coptos,  latinos  y  eslavos  diversos  escritos  re- 
lacionados con  San  Bartolomé,  sino  reducir  éstos  a  la  unidad  y 
reivindicar  para  todos  ellos  el  título  de  Evangelio  de  Bartolomé. 

El  año  1835  publicaba  E.  Dulauricr  un  fragmento  sahidico 
que  acababa  de  encontrar  en  la  Biblioteca  Real  de  París x. 
Entre  otras  cosas,  se  describe  en  él  la  entrada  de  Adán  y  Eva 
en  el  paraíso.  Esta  fué  la  razón  de  que  su  editor  diera  a  su  ha- 
llazgo el  título  de  Apocalipsis  de  Bartolomé,  sin  parar  mientes  en 
otros  pasajes  del  citado  fragmento,  que  dan  más  bien  la  im- 
presión de  pertenecer  a  un  evangelio  de  la  resurrección  y  de  la 
ascensión  del  Señor. 

En  1891,  los  críticos  alemanes  A.  Harnack  y  C.  Schmidt 
publicaron  otro  fragmento  copto,  análogo  al  de  Dulaurier,  y 
creyeron  se  trataba  de  un  apocalipsis  de  Adán  o  de  Moisés 

Anteriormente,  en  1863,  había  encontrado  N.  Tichonravov 
un  manuscrito  eslavo  perteneciente  a  la  laura  de  Alejandro 
Nevskij  (cerca  de  S.  Petersburgo),  en  que  se  contenían  las 
Preguntas  del  santo  apóstol  Bartolomé  10. 

Por  su  parte,  A.  Vassiliev  descubrió  en  1893  un  texto  griego 
paralelo  al  eslavo  de  Tichonravov,  que  se  conservaba  en  la 
Biblioteca  Real  e  Imperial  de  Viena 

N.  Bonwetsch  sometió  a  un  estudio  comparativo  estos  dos 
últimos  textos  y  sacó  la  conclusión  importante  de  que  se  trataba 
de  un  antiguo  apócrifo  griego,  cuyo  protagonista  era  el  apóstol 
San  Bartolomé,  y  del  que  se  poseía  una  recensión  equivalente, 
parte  en  griego  y  parte  en  eslavo  12.  Sin  embargo,  no  se  le 
ocurrió  pensar  en  una  posible  identidad  con  los  fragmentos 
coptos  de  Dulauricr  y  de  Harnack-Schmidt. 

6  Cf.  Euseb.,  Hist.  Eccl.  V  10,3. 

7  De  viris  illustribus  36. 

8  Fragments  des  révélatíons  apocryphes  de  Barthélemy  (París  1853). 

9  Ein  koptisches  Fragment  einer  Moses-Adam-Apokahvse:  SitzAkPr  (Ber- 
lín 1891). 

10  Varpholomeevy  voprosy  Bogoroditse:  «Pamijatniki  otrechennoij  rus- 
skoij  Literatury»  2  (Moskwa  1863)  18-23.  Un  año  antes  había  publicado 
N.  A.  Pypin  otra  versión  eslava  de  dichas  Preguntas  (Loznyja  i  otrechennyja 
Itnigi  drevneij  Rossii  t.3  [Petrogrado  1862]  P.107SS.). 

11  Quaestiones  S.  Bartholomaei  Aposloli:  "Anécdota  Graeco-Byzantina» 
pars  I  (Mosquae  1803)  p.  10-23. 

12  Die  apokryphen  Fragen  des  Bartholomaus:  GóttNachrt  (Góttin- 
gen  1897)  p.1-42. 


572 


apócrifos  ηε  la  pasión  y  resurrección 


Al  esclarecimiento  de  la  cuestión  ayudó  no  poco  el  descu- 
brimiento de  nuevos  textos  coptos. 

El  año  1904,  E.  Revillout  dió,  al  parecer,  con  los  manuscri- 
tos de  donde  procedían  los  fragmentos  coptos  anteriores  13«  Se 
trataba  de  doce  folios,  en  que  pudo  ver  los  trazos  de  una  narra- 
ción antigua  existente  en  una  doble  redacción  y  a  los  que  con- 
sideró como  restos  de  un  antiguo  Evangelio  de  Bartolomé.  Sola- 
mente cometió  el  error  de  separar  de  este  conjunto  varios  frag- 
mentos, para  él  incoherentes,  en  que  quiso  ver  un  Evangelio  de 
los  Doce  Apóstoles.  Esta  última  hipótesis  fué  rápidamente  descar- 
tada por  Baumstark  14.  El  mismo  año,  Μ.  P.  Lacau  publicó  un 
estudio  acerca  de  los  manuscritos  de  Revillout,  y  llegó  a  la  con- 
clusión de  que  tenían  un  origen  común  con  los  fragmentos  cop- 
tos de  Dulaurier  y  de  Harnack-Schmidt  15.  Lástima  que  no  lle- 
gara a  descartar  definitivamente  la  antigua  hipótesis  del  supues- 
to Apocalipsis  de  Bartolomé. 

El  año  1909  vino  a  sumarse  a  los  ya  descubiertos  un  nuevo 
manuscrito  copto  que  editó  M.  R.  de  Rustafjaell  16  con  la  tra- 
ducción de  M.  Crum.  Actualmente  se  encuentra  en  el  British 
Museum  con  la  signatura  Or.  6804. 

M.  R.  James  tuvo  la  genialidad  de  relacionar  estos  fragmen- 
tos coptos  con  los  griegos  y  eslavos,  y  llegó  a  la  conclusión  de 
que  el  llamado  Apocalipsis  copto  de  Bartolomé  debía  conside- 
rarse substancialmente  idéntico  a  las  Preguntas  de  los  textos  es- 
lavos ,7. 

Esta  conclusión  quedó  definitivamente  sentada  gracias  a  dos 
valiosísimas  aportaciones.  El  año  1913  publicaban  el  cardenal 
E.  Tisserant  y  el  P.  A.  Wilmart  una  compilación  latina  del 
Evangelio  de  Bartolomé,  contenida  en  el  códice  Vaticanus  Reginen- 
sis  10 ¿o,  amén  del  texto  griego  de  dicho  evangelio,  contenido 
en  el  manuscrito  Sabbaitico  del  patriarcado  ortodoxo  de  Jerusa- 
lén  I8;  posteriormente,  en  1921,  publicaba  U.  Moricca  una  re- 


13  Les  apocryphes  copies:  PaOr  II  2  (París  1904)  p.185-198;  cf.  Id.: 
RBi  13  (1904)  167-87. 

14  RBi  3  (1906)  245SS. 

15  Fragmenis  d' apocryphes  copies:  MéMissCa  (1904). 

15  The  lighl  of  Egyptfrom  recenlly  discovered  predynastic  and  early  chris- 
tian  records  (London,  Kegan  Pau!,  1909).  Rustafjaell  dió  a  su  apócrifo  el 
título  de  The  apocryphal  narrative  of  Christ  by  the  apostle  Bartholomew. 

17  «The  Coptic  Apocalypse  of  Bartholomew  will  be  found  to  be  ultima- 
tely  identical  with  the  Questions»  (JThSt  6  [1905-06]  584). 

1  8  Se  trata  de  un  manuscrito  del  siglo  X  u  XI  procedente  de  la  laura  de 
San  Sabbas  ad  Mare  Mortuum;  lleva  la  signatura  número  13.  El  copista  apro- 
vechó los  márgenes  del  códice,  que  contiene  homilías  y  panegíricos,  para 
transcribir  el  Evangelio  de  Bartolomé.  Escribe  el  griego  tal  como  lo  pronun- 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


573 


dacción  latina  completa  y  enormemente  amplificada,  que  ha- 
bía encontrado  en  un  manuscrito  del  siglo  XI,  perteneciente 

a  la  Biblioteca  Casanatense,  de  Roma  1Q. 

VALORACION  DE  LOS  TEXTOS.— A  las  redacciones  cap- 
tas se  las  puede  tachar  de  esa  incoherencia,  mezcla  de  fantasía 
y  de  errores  de  interpretación,  que  es  característica  general  de 
la  literatura  copta.  Proceden  todas  de  un  texto  común,  que 
pudo  existir  en  el  siglo  V  o  VI.  Este  texto  debió  derivarse  de 
fuentes  griegas,  sin  que  necesariamente  hayamos  de  decir  que 
fué  una  traducción.  Dichas  fuentes  fueron  libremente  altera- 
das y  mezcladas  con  oíros  elementos  fantásticos.  El  resultado 
fué  un  conglomerado  artificial  e  incoherente  que,  siguiendo  en 
líneas  generales  el  Evangelio  de  San  Juan,  lo  ha  desfigurado, 
abusando  del  elemento  milagroso  20. 

Las  redacciones  eslavas  están  representadas  por  el  texto  de 
Tichonravov  (al  que  hay  que  añadir  un  manuscrito  eslavo-ser- 
bio encontrado  en  la  Biblioteca  Imperial  de  Viena  con  la  signa- 
tura 125,  perteneciente  al  siglo  XVII)  21 .  Aunque  a  ambos  tex- 
tos les  falta  el  comienzo  de  la  narración,  su  valor  es  apreciable 
en  orden  a  la  fijación  del  texto  griego.  Su  estilo  es  sobrio  y  se 
ajustan  a  un  buen  sentido  histórico. 

Las  redacciones  griegas  están  representadas  por  los  textos  de 
Vassiliev  y  de  Tisserant-VVilmart.  Los  manuscritos  que  contie- 
nen a  ambos  son  muy  deficientes  en  punto  a  ortografía.  El 
primero  parece  glosar  simplemente  al  segundo,  añadiendo  cali- 
ficativos redundantes,  fáciles  de  suponer.  El  segundo  es  un  tes- 
timonio mediocre  de  un  buen  texto.  Viene  a  ser  un  término 


cía,  contra  todas  las  reglas  cié  ortografía;  esto,  unido  al  gran  número  de 
abreviaturas  y  a  las  frecuentes  tachaduras,  hace  que  se  lea  con  suma  di- 
ficultad. 

Ambos  textos  fueron  publicados,  como  se  ha  indicado  anteriomente,  en 
RBi  10  (1913)  160-90.321-68. 

19  Un  nuovo  testo  delV «Evangelo  di  Bartolomeo»:  RBi  30  (19 13)  160-90. 
321-68. 

20  Tisserant-Wilmart  dicen  textualmente,  hablando  de  los  fragmentos 
coptos:  *On  les  a  souvent  regardés  comme  les  debris  d'une  ancienne  apo- 
calypse  de  Barthélemy;  ils  nous  ont  semblé  n'etre  au  contraire  qu'une  pále 
survivance,  un  développement  factice  et  incohérent,  direct  néanmois  et  in- 
déniable,  de  la  méme  tradition  littéraire  qui  a  donné  naissance  á  l'évangile 
grec  de  Barthclemy)  (a.c,  p.352). 

21  Ha  sido  descrito  minuciosamente  por  Μ.  I.  Sokolov  en  su  obra  Sla- 
vijanskaia  kniga  Enocha  vrovednavo:  «Chtenija  ψ  imp.  Obschestvie  istorii 
i  drevnosteij  rossiiskich  pri  Moskowskom  Universitete»,  fasc.4  (Mos- 
kwa  1899);  fase. 5  (1910). 


574 


APÓCRIFOS  Dfe  Ι.Λ   PASION   Y  RESURRECCIÓN 


medio  entre  el  anterior,  que  glosa,  y  las  versiones  eslavas,  que 
propenden  a  abreviar.  El  que  tanto  éstas  como  la  versión  latina 
Casanatense  le  sigan  muy  de  cerca,  es  una  buena  garantía  de 
su  valor. 

Los  textos  de  las  redacciones  latinas  son  muy  desiguales.  El 
publicado  por  Tisserant-Wilmart  ocupa  un  solo  folio  (66  n,  en 
total)  del  códice  Vaticanus  Re^incnsis  1050,  que  es  una  colección 
jurídica  del  siglo  IX  o  X.  Consta  de  tres  fragmentos.  No  se  pue- 
de decir  que  sea  una  traducción  latina  del  Evangelio  de  Bartolomé; 
se  trata  más  bien  de  una  compilación,  en  que  han  encontrado 
lugar  casi  exclusivamente  los  pasajes  alusivos  al  demonio,  mo- 
dificados previamente.  Por  lo  cual,  su  valor  es  muy  exiguo  en 
orden  a  la  fijación  del  texto.  La  versión  latina  Casanatense  con- 
tiene el  texto  completo  de  las  llamadas  Preguntas.  Es,  pues,  el 
único  documento  que  nos  conserva  íntegro  el  Evangelio  de  Bar- 
tolomé. Sin  embargo,  su  redacción  acusa  notable  alejamiento  del 
texto  primitivo,  ya  que  aparece  exageradamente  amplia  en  re- 
lación con  los  fragmentos  conocidos.  El  códice  en  que  está  con- 
tenida pertenece  a  la  citada  Biblioteca  Casanatense  de  Roma; 
lleva  por  signatura  el  número  1880  y  está  escrito  en  bella  mi- 
núscula farfense  del  siglo  XI 22.  En  sus  frecuentes  digresiones 
hace  alarde  de  erudición  escriturística  y  da  amplio  lugar  a  apos- 
trofes oratorios.  El  latín  es  vulgarísimo;  abundan  solecismos  de 
todo  género,  propios  de  la  lengua  del  pueblo. 

CONTENIDO. — El  Evangelio  de  Bartolomé  desarrolla  los  te- 
mas que  más  excitaban  la  curiosidad  de  los  antiguos:  encarna- 
ción, bajada  de  Cristo  a  los  infiernos,  creación  de  los  ángeles, 
caída  de  Lucifer,  etc.  Temas  análogos  desarrollan  las  Acta  Pilad 
en  su  segunda  parte.  La  literatura  apocalíptica,  abundante  en 
extremo,  sentía  predilección  por  todos  estos  puntos.  Hemos 
hecho  notar  ya  repetidas  veces  que  la  secta  de  los  Gnósticos  se 
preocupaba  de  ellos  también  con  cierta  frecuencia.  No  obstan- 
te, nuestro  apócrifo  no  contiene  en  general  errores  dogmáticos. 
Su  carácter  fantástico  y  misterioso  le  hace  provenir  de  Egipto, 
donde  alguna  secta  cristiana  de  los  alrededores  de  Alejandría 
debió  sacarle  a  luz  hacia  el  siglo  IV.  Su  lengua  original  debió 
de  ser  el  griego. 


22  En  una  de  sus  páginas  se  lee  esta  nota  aclaratoria:  «Pertinuit  hic 
codex  ad  Bibliothecam  monasterii  Montis  Amiatac  in  Tuscia  Ordinis  Cis- 
terciensis,  unaque  cum  pluribus  aliis,  maximam  partem  membranaceis, 
emptus  fuit  Viterbii  (ibi  certe  de  eius  acquisitione  primum  tractari  coeptum 
est)  anno  1784  dum  ibi  per  autumnales  ferias  versaremur». 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


575 


En  la  presente  edición  ofrecemos  el  texto  griego  del  códice 
Sabbaitico,  llenando  sus  lagunas  con  el  manuscrito  de  Vassiliev 
y  las  versiones  eslavas  y  latinas. 

Ediciones  y  versiones. — E.  Dulaurier,  Fragments  des  révélations  apo- 
cryphes  de  Barthélemy  (París  1835);  N.  A.  Pypin,  Loznyja  i  otrechennyja 
knigi  drevneij  Rossii  t.3  (Petrogrado  1862)  P.107SS.;  N.  Tichonravov,  Var- 
pholomeevy  voprosy  Bogoroditse  [según  ms.  de  la  colección  de  Paisiev  (s.XIV) 
n.4,  perteneciente  a  la  «Duchovnaia  Akademija»  de  San  Petersburgo] :  «Pa- 
mijatniki  otrechennoij  russkoij  Literatury»  2  (Moskwa  1863)  18-23;  A.  Har- 
nack  y  C.  Schmidt,  Ein  koptisches  Fragment  einer  Moses-Adam-Apokalypse: 
SitzAkPr  (Berlín  1891);  A.  Vassiliev,  Quaestiones  S.  Bartholomaei  Ápos- 
toli:  «Anécdota  Graeco-Byzantina»  pars  I  (Mosquae  1893)  p. 10-23  [según 
cod.  Vindobon.  hist.67  (Lambecii  XXXIII)  fol.9-15,2-4;  s.XIII];  N.  Bon- 
wetsch,  Die  apokryphen  Fragen  des  Bartholomaus:  GóttNachrt  (Góttin- 
gen  1897)  p.1-42;  E.  Revillout,  Les  apocryphes  coptes:  PaOrlI  2  (París  1904) 
p. 185-198;  M.  R.  Rustafjaell,  The  Ughí  of  Egypt  from  recently  discovered 
predynastic  and  carly  christian  records  (London,  Kegan  Paul,  1909);  E.  Tis- 
serant  y  A.  Wilmart,  Fragments  grecs  et  latins  de  l'Evangüe  de  Barthélemy: 
RBi  10  (1913)  160-90.321-68;  E.  A.  Budge,  Coptic  Apocrypha:  «British 
Museum»  (London  1913)  iss.,i7gss.2i6ss. ;  U.  Moricca,  Un  nuovo  testo 
dell' «Evangelo  di  Bartolomeó» :  RBi  30  (1921)  489SS.;  31  (1922)  20ss.;F.  S. 
Marsh, A  new  fragment  of  the  gospel  (?)  of  Bartholomew:  JThSt  23  (1921-22) 
400SS.  [v.  siríaca];  A.  M.  Kropp,  Ausgewdhlte  koptische  Zaubertexte  I 
(Bruxelles  1931)  p.79-81;  II  p.249-51  [tres  rec.  coptas  del  ms.  Or.  fol.1608 
III  de  Berlín];  JamesNT  (repr.  1953)  p.166-181  [v.  inglesa]. 

Estudios. — Μ.  P.  Lacau,  Fragments  d'apocryphes  coptes:  MéMissCa 
1904;  M.  A.  Baumstark:  3  (1906)  245SS. ;  M.  R.  James:  JThSt  6  (1905-06) 
577-86;  7  (1906-07)  633-34;  F-  Haase,  Zur  Rekcnstruktion  des  Bartholo- 
mausevangeliums:  ZtMW  16  (1915)  93SS.;  J.  Kroll,  Goít  und  Hollé.  Der 
Mythos  vom  Descensuskampfe  (Leipzig-Berlín  1932)  p. 71-82;  L.  Pirot,  Bar- 
thélemy (Evangile):  SupDBi  1  (1928)  924-27;  A.  Romeo,  Evangelium  et 
Passio  Bartholomaei:  EnCat  II  (1949)  916-20. 


576 


APÓCRIFOS  DE  LA  FASIÓN  V  RESURRECCIÓN 


EVANGELIO  DE  BARTOLOME  * 

Códice  sabbaítico  de  Jerusalén 
I 

1.  Después  de  que  Nuestro  Señor  Jesucristo  resucitó  de 
entre  los  muertos,  se  acercó  a  él  Bartolomé  y  le  abordó  de 
esta  manera:  «Descúbrenos,  Señor,  los  misterios  de  los  cielos». 

2.  Jesús  le  respondió  diciendo:  «Si  [antes  no]  me  despojo 
de  este  cuerpo  carnal,  no  podré  revelártelos». 


»\m  I 

ι.  Μετά  τήν  έκ  νεκρών  άνάστασιν  τοΰ  κυρίου  ημών  Ίησοϋ  Χρίστου 
ιτροσελ[θών  ό]  Βαρθολομαίος  τον  κύριον  επερωτά  λέγων  «Άποκάλυ 
ψόν  μοι,  [κύριε],  τά  μυστήρια  τών  ουρανών»  1. 

2.  Αποκριθείς  δέ  ό  Ίησοΰς  εΐπεν  αϋτώ·  «Έάν  άπώσομαι  2  τό  σώμα 
της  σαρκός,  οϋ  δυνήσομαι  ειπείν  σοι». 

*  Los  incisos  encerrados  entre  corchetes  vienen  a  llenar  las  lagunas 
del  códice  de  Jerusalén.  Aquellos  a  los  que  no  precede  sigla  alguna  son 
debidos  a  la  interpretación  de  los  críticos,  sobre  todo  cuando  se  trata  de 
palabras  truncadas.  Las  siglas,  que  por  comodidad  tipográfica  son  distintas 
en  el  texto  griego  y  en  la  versión,  son  las  siguientes: 

Δ  =  Ν  =  Cód.  Alejandrino  de  Nevskij  edit.  por  Tichonravov. 

Φ  =-  Vs  ==  Vindobonense  eslavo  125. 

Β  =  Vr  =  Vaticanus  Reginensis  (latino)  1050. 

Θ  =  G  =  Vindobonense  gr.  histórico  67. 

Κ  =  C  ==  Versión  latina  Casanatense. 

Η  =  Cód.  Sabbaítico  de  Jerusalén  13. 

Los  textos  eslavos  están  presentados  en  la  versión  latina  adoptada  por 
Tisserant-Wilmart  en  el  trabajo  citado. 

1  Las  recensiones  coptas  abren  la  narración  con- la  descripción  de  la  últi- 
ma cena  y  la  cierran  con  la  ascensión  del  Señor.  En  el  c.i  describen  la 
pasión  con  datos  extraños  e  incoherentes.  Jesús  durante  la  cena  resucita  un 
gallo  en  señal  de  su  propia  resurrección.  Después  es  traicionado  por  Judas 
y  crucificado.  Al  verle  Ananías  en  el  patíbulo,  pide  a  los  judíos  que  le 
crucifiquen  también  a  él  mismo.  Finalmente,  el  Señor  se  lleva  consigo  el 
alma  de  Ananías,  tal  como  lo  había  predicho. 

Las  versiones  eslavas  y  la  lat.  casanatense  coinciden  en  situar  el  comienzo 
del  presente  diálogo  antes  de  la  resurrección.  Nuestro  códice,  al  situarla 
después,  se  contradice  a  sí  mismo.  Cf.  el  versículo  siguiente. 

2  Hemos  traducido  «si  antes  no  me  despojo»  siguiendo  la  interpretación 
de  Bonwetsch,  quien,  apoyado  en  las  versiones  eslavas,  traduce:  «nisi  de- 
posuero».  Asimismo,  M.  R.  James  traduce:  «If  I  put  [not]  off  the  body  of 
the  flesh.  I  shall  not  be...»  (The  Apocr.  Ν.  T.  p.167).  La  incoherencia  de 
nuestro  texto  nos  lleva  a  aceptar  esta  interpretación  aun  a  costa  de  tener 
que  modificar  el  versículo  1  :  μετά  τήν  άνάστασιν. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


577 


3.  N  [Pero  cuando  resucitó,  después  de  estar  sepultado, 
ninguno  se  atrevió  a  preguntarle,  porque,  aunque  no  se  le  podía 
ver,  su  divinidad  estaba  realmente  presente.] 

4.  Bartolomé,  pues,  acercándose  al  Señor,  le  dijo:  «Tengo 
algo  que  decirte,  Señor». 

5.  Jesús  a  su  vez  respondió:  «Ya  sé  lo  que  vas  a  decirme. 
Dime,  pues,  lo  que  quieras.  Pregunta  y  yo  te  daré  razón». 

6.  Bartolomé  habló  entonces:  «Cuando  marchabas  camino 
de  la  cruz,  yo  iba  siguiendo  de  lejos.  Y  te  vi  a  ti  pendiente  del 
madero  y  a  los  ángeles  que,  bajando  de  los  cielos,  te  adoraban. 
Al  sobrevenir  las  tinieblas, 

7.  yo  estaba  contemplándolo  todo.  Y  vi  cómo  desapare- 
ciste de  la  cruz  y  sólo  pude  oír  los  lamentos  y  el  crujir  de  dien- 
tes que  se  produjeron  súbitamente  en  las  entrañas  de  la  tierra». 

8.  Jesús  entonces  respondió  de  esta  manera:  «Dichoso  de 
ti,  Bartolomé,  amado  mío,  porque  te  fué  dado  contemplar  este 
misterio.  Ahora  puedes  preguntarme  cualquier  cosa  que  se  te 
ocurra,  que  todo  te  lo  daré  a  conocer». 

9.  «Cuando  desaparecí  de  la  cruz,  es  que  bajé  al  infierno 
para  sacar  de  allí  a  Adán  y  a  todos  los  que  con  él  se  encon- 
traban, accediendo  a  la  súplica  del  arcángel  Miguel». 


3.  AfQuando  autem  sepultus  fuit  et  resurrexit,  et  omnes  non 
ausi  sunt  eum  interrogare,  quia  non  fuit  eum  videre,  sed  plenitudo 
divinitatis  suae  re  ipsa  erat.] 

4.  Ό  ούν  Βαρθολομαίος  έγγίσας  προς  τον  κύριον  εΐπεν  «Λόγος  μοί 
εστίν  πρός  σε,  κύριε». 

5·  Ό  δέ  Ιησούς  λέγει  ούτω·  «Γινώσκω  δ  μέλ[λ]εις  λέγειν  λέγε  ουν 
ά  βούλει,  έρώτησον  κάγώ  άττοκριθήσομαί  σοι». 

6.  Ό  δέ  Βαρθολομαίος  εΐττεν  «Κύριε,  δτε  άττήρχου  έν  τω  σταυρω 
κρεμασθήναι,  εγώ  άττό  μακρόθεν  ήκολούθουν  και  εϊδόν  σε  έν  σταυρω 
κρεμασθήναι,  και  τούς  αγγέλους  κατερχομένους  έκ  των  ουρανών  και 
ττροσκυνοΰντάς  σε.  Και  ότε  τό  σκότος  έγένετο, 

η.  εγώ  έθεώρουν,  και  εΐδόν  σε  άφανή  γεγονότα  άττό  του  σταυρού, 
φωνής  δέ  μόνον  ήκουον  έν  τοις  καταχθονίοις  και  όδυρμόν  και  βρυγμόν 
άφνω  γενόμενον  μέγαν.  Άπάγγειλόν  μοι,  κύριε,  ττοΰ  άν  άττήλθες  άττό 
του  σταυρού». 

8.  Αποκριθείς  δέ  ό  Ιησούς  είπεν  «Μακάριος  εϊ,  Βαρθολομαίε  αγα- 
πητέ μου,  ότι  έθεάσω  τό  μυστήριον  τούτο,  και  νύν  πάντα  δσ'  άν  επερώ- 
τησης μοι  άπαγγελώ  σοι». 

9·  «Ότε  γάρ  άφανής  έγενόμην  άπό  τοΰ  σταυρού,  τότε  κατήλθον 
εις  τον  άδην  3  ίνα  άγάγω  τον  Αδάμ  και  πάντας  τους  μετ'  αύτού  κατ[ά] 
την  παράκλησιν  τού  άρχαγγέλου  Μιχαήλ». 

3  El  descendimiento  del  Señor  al  seno  de  Abrahán  está  comprendido 
entre  este  versículo  y  el  20.  Un  pasaje  par?lelo  es  el  descrito  en  el  Descensus 


Ev.  apócrifos 


19 


5TB 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


10.  Dice  entonces  Bartolomé:  «¿Y  qué  significaba  aque- 
lla voz  que  se  oyó  ?» 

11.  Respóndele  Jesús:  «Era  la  voz  del  Infierno,  que  decía 
a  Belial:  A  mi  modo  de  ver,  Dios  se  ha  hecho  presente  aquí». 

12.  Vs[(u.  Cuando  descendí,  pues,  con  mis  ángeles  al 
Infierno  para  romper  los  cerrojos  y  las  puertas  de  bronce,  decía 
éste  al  Diablo:  «Me  parece  como  si  viniera  Dios  a  la  tierra». 

Y  los  ángeles  dirigían  sus  clamores  a  las  potestades  diciendo: 
«Alzad,  ¡oh  príncipes!,  las  puertas  y  haced  correr  los  canceles 
eternales,  porque  el  Rey  de  la  gloria  va  a  bajar  a  la  tierra».) 

Y  el  Infierno  dijo:  « ¿Quién  es  este  Rey  de  la  gloria  que  viene 
del  cielo  hacia  nosotros?» 


ΙΟ.  Τότε  λέγει  ó  Βαρθολομαίος-  «Κύριε,  τίς  έστιν  ή  φωνή  ή  γενο- 
μένη»; 

11.  Λέγει  αϋτω  ό  ΊησοΟς·  «Ό  άδης  είπε  προς  τον  Βελειάρ·  ώς  βλέ- 
πω θεός  ένταΰθα  ήκει». 

12.  Φ  [ιι.  Quando  igitur  descendí  cum  angelis  meis  in  tarta- 
rum  ut  proteram  firmos  pessulos  et  aereas  fores  evertam,  dicens 
Tartarus  Diabolo:  «Quasi  veniat  Deus  in  terram  video  ego».  Et  cla- 
mabant  angelí  potestatibus  dicentes:  «Tollite  portas,  principes,  ves- 
tras  et  auferte  portas  aeternales,  quia  rex  gloriae  venit  in  terram». 

12.    Et  dixit  Tartarus:  «Quis  est  rex  gloriae  [qui]  transit  ad  nos  ?» 


Christi  ad  inferos,  donde  se  citan  las  palabras  de  Isaías  (9,2):  El  pueblo  que 
estaba  en  tinieblas  ha  visto  una  gran  luz,  y  los  versículos  7-10  del  salmo  23: 
Attollite  portas  principes  vestras...  Λ1  encontrar  estas  mismas  citas  Vassiliev 
y  Bonwetsch  en  las  versiones  eslavas  del  Ev.  de  Bart.,  pensaron  en  una 
posible  dependencia  de  éste  con  relación  al  Descensus.  Sin  embargo,  el  ar- 
gumento parece  carecer  de  fundamento,  toda  vez  que  el  códice  de  Jerusalén, 
que  es  el  más  primitivo,  no  aduce  tales  citas.  La  imitación,  por  consiguiente, 
puede  estar  solamente  por  parte  de  las  versiones  eslavas.  Tisserant- Wilmart 
opinan  que  ambas  descripciones,  a  pesar  de  las  semejanzas  entre  ellas  exis- 
tentes (sobre  todo  el  diálogo  entre  Belial  y  el  Hades),  son  independientes 
entre  sí. 

Las  recensiones  coptas  en  el  02  dejan  entrever  ciertos  rasgos  de  esta 
descripción.  Después  de  que  José  de  Arimatea  dió  sepultura  al  cuerpo  del 
Señor,  se  presenta  ante  el  sepulcro  la  Muerte  llena  de  espanto  y  acompa- 
ñada de  sus  seis  hijos.  Interroga  al  cadáver  envuelto  en  el  sudario.  Jesús  se 
quita  el  lienzo  que  le  cubría  el  rostro,  mira  fijamente  a  la  Muerte  y  se  mofa 
de  ella,  sin  que  ésta  por  su  parte  le  reconozca.  La  semejanza  mayor  entre  la 
descripción  copta  y  nuestro  primer  capítulo  está  en  el  terror  de  la  Muerte, 
comparable  al  del  Hades. 

El  descendimiento  del  Señor  a  los  infiernos  ha  sido  repetidamente  repre- 
sentado en  los  monumentos  de  la  antigüedad  ostentando  evidentes  huellas 
de  la  literatura  apócrifa.  Remitimos  al  lector  al  Descensus,  donde  hemos  tra- 
tado este  punto  con  mayor  amplitud. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


579 


13.  Mas,  cuando  hube  descendido  quinientos  pasos,  el 
Infierno  se  llenó  de  turbación  y  dijo:  «Me  parece  que  es  Dios 
el  que  baja  a  la  tierra,  pues  oigo  la  voz  del  Altísimo  y  no 
puedo  aguantarla». 

14.  El  Diablo  respondió  diciendo:  «No  decaigas  de  ánimo, 
Infierno;  recobra  tu  vigor,  que  Dios  no  desciende  hasta  la 
tierra». 

15.  Y  cuando  volví  a  bajar  otros  quinientos  pasos  y  los 
ángeles  y  potestades  exclamaban:  «Alzad  las  puertas  a  vuestro 
Rey  y  elevad  los  canceles  eternos,  pues  he  aquí  que  está  para 
entrar  el  Rey  de  la  gloria»,  dice  de  nuevo  el  Infierno:  «¡Ay  de 
mí!  Ya  siento  el  hálito  de  Dios». 

16.  Y  dijo  el  Diablo  al  Infierno:  «¿Para  qué  me  asustas, 
Infierno?  Si  es  sólo  un  profeta  semejante  en  algo  a  Dios... 
Atrapémosle  y  llevémosle  a  presencia  de  esos  que  creen  que 
está  subiendo  al  cielo». 

17.  \4as  el  Infierno  replicó:  «¿Y  quién  es  de  entre  los 
profetas?  Infórmame.  ¿Es  acaso  Henoc,  el  escritor  veracísi- 
mo ?  Pero  Dios  no  le  permite  bajar  a  la  tierra  hasta  después  de 
seis  mil  años.  ¿Acaso  te  refieres  a  Elias,  el  vengador?  Pero 
éste  no  podrá  bajar  hasta  el  fin  del  mundo.  ¿Qué  haré?  Para 
nuestra  perdición  ha  llegado  el  fin  de  todo,  pues  aquí  tengo 
escrito  en  mi  mano  el  número  de  los  años».] 

16-17.    Belial,  a  su  vez,  replicó  al  Infierno:  «Observa  aten- 


13.  Quando  autem  descendí  D  gradus,  valde  conturbatus  est 
Tartarus  dicens :  «Puto  quod  Deus  descendit  in  terram,  audio  enim 
vocem  Altissimi,  et  nequeo  tolerare». 

14.  Diabolus  autem  dixit:  «Noli  te  subicere,  Tartare,  et  te  cor- 
robora, Deus  enim  in  terram  non  descendit». 

15.  Et  quando  descendí  alios  D  gradus  et  clamabant  angelí  et 
potestates:  «Tollite  portas  regís  vestri,  et  attollite  portas  aeternales, 
ecce  enim  introit  rex  gloriae»,  iterum  dicit  Tartarus:  «Oh  vae  mihi! 
qui  halitum  Dei  audio». 

16.  Et  dixit  Diabolus  Tártaro:  «Quid  me  conturbas,  Tartare, 
propheta  est  et  assimilat  se  Deo;  eum  habeamus,  et  adducamus 
ad  arbitrantes  ascenderé  eum  in  caelum». 

17.  Tartarus  autem  dixit  ei:  «Quis  est  ex  prophetis?  certiorem 
me  fac!  Henochne  veracissimus  scriptor?  sed  non  permisit  Deus 
descenderé  eum  in  terram  ante  finem  VI  millium  annorum;  an 
Heliam  dicis  vindicem?  sed  ante  finem  non  descendet.  Quid  fa- 
ciam?  ad  perditionem  nostram  finís  est.  Habemus  numerum  anno- 
rum in  manu  mea».] 

16-17.    «Ό  δέ  Βελειάρ  εΐπεν  τω  άδη·  Ίδέ  άκριβώ;  τίς  άρα  εστίν, 


5S0 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


tamente  quién  es  el  que  ha  llegado,  porque,  o  es  Elias,  o  Henoc, 
o  uno  de  los  profetas,  a  mi  modo  de  ver». 

Mas  el  Infierno  respondió  de  esta  manera  a  la  Muerte: 
«Aún  no  se  han  cumplido  los  seis  mil  años.  ¿De  dónde,  pues, 
son  éstos,  Belial  ?  La  cantidad  está  escrita  en  mis  manos». 

18.  Belial  dijo  al  Infierno:  «No  te  turbes.  Asegura  bien 
tus  poderes  y  refuerza  los  cerrojos.  Hazme  caso:  Dios  no  baja 
hasta  la  tierra». 

19.  Responde  el  Infierno:  «No  puedo  oír  tus  bellas  pala- 
bras. Siento  que  revienta  mi  seno  y  mis  entrañas  se  llenan  de 
aflicción.  No  puede  ser  otra  cosa  sino  que  Dios  se  ha  presen- 
tado aquí.  ¡Ay  de  mí!  ¿Adonde  iré  huyendo  de  su  rostro,  de 
la  fuerza  del  gran  Rey?  Déjame  esconderme  en  tus  entrañas, 
pues  fui  hecho  antes  que  tú». 

20.  En  aquel  preciso  momento  penetré  yo  y  le  flagelé  y  le 
até  con  cadenas  irrompibles.  Después  hice  salir  a  todos  los 
patriarcas  y  vine  de  nuevo  a  la  cruz». 

21.  Bartolomé  le  dijo:  «Dime,  Señor,   ¿quién  era  aquel 


ός  ε         ότι  Ηλείας  εστίν  ή  Ένώχ  ή  εκ  των  προφητών  εΤς  έμοί  ούτος 

φαίνεται». 

«Ό  δέ  άδης  αποκριθείς  τω  θανάτω  είττεν  Οΰποτε  έξακισχίλια  έτη 
πεπλήρωνται.  Και  πόθεν  ούτοί  εϊσιν,  Βελειάρ;  τό  τίτλον  τοΰ  άριθμοΟ  έν 
ταΐς  χερσί  μου». 

ι8.  «[Ό  δέ  Βελειάρ  είπεν  τω  αδη]·  Μή  Θροηθής,  άσφάλισαι  τ[άς] 
θύρας  σου  και  τους  μοχλούς  σου  ένίσχισον  νόει  μοι,  Θεός  έπί  γης  ού 
κατέρχεται». 

ig.  «Λέγει  αΰτω  ό  αδης  Όϋκ  ακούω  καλά  σου  τά  ρήματα,  ή  γαστήρ 
μου  διαρρήγνυται,  τά  ένδο[ν]  μου  διάγω·  ούκ  εστίν  άλλ'  ό  Θεός  ενταύθα 
ήκει.  Οϊμοι,  πού  φύγω  από  προσώπου  αυτού  της  δυνάμεως  τοΰ  μεγά- 
λου βασιλέως;  "Εασόν  με  εϊσελθεΐν  εις  σεαυτόν,' προ  γάρ  σού  έγώ  πλασ- 
τός ειμί». 

2θ.  «Τότε  εΐσήλθον  και  έμάστιξα  αύτόν  καί  έδέσμησα  αυτόν  δεσμοΐς 
άλύτοις  4  [καί  έ]ξέβαλον  πάντας  τούς  πατριάρχας  καί  ήλθον  πάλιν  έν 
τω  σταυρώ». 

21.    Λέγει  αύτώ  ό  Βαρ[θο]λομαΐος·  «Άπάγγειλόν  μοι,  κύριε  τίς  ην 

4  Nuestro  texto  describe  la  entrada  de  Cristo  en  los  infiernos  con  mucha 
sobriedad.  No  así  el  copto.  Según  éste  (IX  21-25),  Jesús  resucita  entre  una 
turba  de  ángeles,  penetra  en  el  infierno  rompiendo  sus  puertas,  ata  a  los  de- 
monios Belial  y  Melkir  y  libra  a  Adán  y  a  las  almas  justas.  Después,  volvién- 
dose hacia  Judas,  le  maldice.  La  Muerte  corre  a  defender  al  Infierno,  pero 
en  él  solamente  encuentra  tres  almas  encarceladas:  Herodes,  Caín  y  Judas. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


581 


hombre  de  talla  gigante  a  quien  portaban  los  ángeles  en  sus 
manos?» 

22.  Jesús  respondió:  «Aquél  era  Adán,  el  primer  hombre 
que  fué  creado,  por  quien  yo  bajé  del  cielo  a  la  tierra.  Yo  le 
dije:  Por  ti  y  por  tus  descendientes  he  sido  colgado  de  la  cruz.  El, 
al  oírlo,  dió  un  suspiro  y  dijo:  Así  te  plugo  a  ti,  Señor». 

23.  De  nuevo  dijo  Bartolomé:  «También  vi  a  los  ángeles 
que  subían  delante  de  Adán  y  que  cantaban  himnos». 

24.  «Mas  uno  de  éstos,  el  más  esbelto  de  todos,  no  quería 
subir.  Tenía  en  sus  manos  una  espada  de  fuego  y  te  hacía  se- 
ñales a  ti  únicamente». 

25.  «Vr[Y  los  demás  le  rogaban  que  subiera  al  cielo,  mas 
él  no  quería.  Pero,  cuando  tú  le  mandaste  subir,  vi  una  llama 
que  salía  de  sus  manos  y  que  llegaba  a  la  ciudad  de  Jerusalén». 

26.  Y  dijo  Jesús:  «Era  uno  de  los  ángeles  encargados  de 
vengar  el  trono  de  Dios». 


óv  άνέφερον  oí  άγγελοι  έν  ταΐς  χερσίν  αύτών,  [ά]νθρωπος  ó  πανμεχέθης 
εκείνος»  5. 

22.  Αποκριθείς  δέ  ό  Ίησοΰς  εΐπεν  αύτω·  «Ούτος  ή  ν  ό  -πρωτόπλασ- 
τος Αδάμ  δι'  δν  εγώ  έκ  των  ουρανών  έπϊ  γης  κατήλθον.  Kai  είπον  αύτω· 
έγώ  διά  σε  και  τά  τέκνα  σου  έν  τω  σταυρω  έκρεμάσθην.  Αυτός  δέ  άκουσας 
άναστέναξεν  και  εΐπεν  ούτως  ήύδόκησας,  κύριε». 

23-  Πάλιν  είπεν  ό  Βαρθολομαίος·  «Εϊδον,  κύριε,  και  τούς  άγγέλους 
άνερχομένους  έμπροσθεν  του  Αδάμ  κα'ι  ύμνούντας». 

24.  « Εις  δέ  τών  αγγέλων  διαμεγέθης  ύπέρ  τούς  άλλους  και  ούκ 
έβούλετο  άνελθεΐν,  [ετυ]χεν  δέ  έν  τη  χειρί  αύτού  ρομφαία  πυρίνη  και 
διενεύετό  σοι  μόνω»  6. 

25·  B[Omnes  vero  angelí  deprecabant  ei  ut  ascenderet  cum 
eis,  et  nolebat.  Quando  praeceperas  ei  ascenderé,  vidi  flammam 
exeuntem  de  manibus  eius  usque  ad  civitatem  Ierusalem. 

26.  Et  dixit  Iesus:  Unus  ex  ángel is  erat  qui  stant  ad  vindican- 
dum  thronum  Dei. 


5  Este  versículo  sirve  de  punto  de  arranque  a  la  versión  lat.  Casanatense 
para  hilvanar  su  narración.  Comienza  describiendo  la  liberación  de  Adán. 

El  traslado  de  Adán  al  paraíso  está  contenido  también  en  el  Descensus, 
pero  se  observan  notables  diferencias  entre  ambas  descripciones.  En  nuestro 
evangelio,  el  arcángel  Miguel  no  desempeña  el  oficio  de  llevar  personal- 
mente las  almas  al  cielo.  Es  más  bien  el  estratega  al  frente  de  los  ejércitos 
angélicos  vengadores  de  Satán.  En  el  Descensus,  en  cambio,  es  el  encargado 
de  llevar  directamente  el  alma  de  Adán  al  paraíso.  En  este  relato,  además, 
Jesús  sube  inmediatamente  al  cielo  con  las  almas  libertadas,  mientras  que 
en  nuestro  evangelio  vuelve  de  nuevo  a  la  cruz  y  sólo  después  de  la  resurrec- 
ción  tiene  lugar  su  entrada  en  el  empíreo. 

6  La  supresión  de  los  versículos  25-28  en  el  códice  de  Jerusalén  debe 
atribuirse,  más  que  a  deterioramiento  del  manuscrito,  a  una  omisión  fortuita 
o  intencionada  del  copista,  según  Tisserant-Wilmart. 


5S2 


APÓCRIFOS  DE  LA   PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


27.  «Y  estaba  suplicándome.  La  llama  que  viste  salir  de 
sus  manos,  hirió  el  edificio  de  la  Sinagoga  de  los  judíos  para 
dar  testimonio  de  mí,  por  cuanto  ellos  me  habían  crucificado».] 

28.  G[Y  cuando  hubo  hablado  esto,  dijo  a  los  apóstoles: 
«Esperadme  en  este  lugar,  porque  hoy  se  ofrece  un  sacrificio  en 
el  paraíso  y  he  de  estar  allí  presente  para  recibirlo».] 

29.  Y  dijo  [Bartolomé]:  «¿Cuál  es  el  sacrificio  que  se  ofre- 
ce hoy  en  el  paraíso?»  Jesús  respondió:  «Las  almas  de  los  jus- 
tos que  han  salido  G  [del  cuerpo],  van  a  entrar  hoy  en  el  Edén, 
y,  si  no  estoy  yo  allí  presente,  no  podrán  hacerlo». 

30.  Bartolomé  respondió  diciendo:  «¿Cuántas  almas  salen 
diariamente  de  este  mundo?»  Dícele  Jesús:  «Treinta  mil». 

31.  Dícele  de  nuevo  Bartolomé:  «Señor,  cuando  te  en- 
contrabas entre  nosotros  enseñándonos  tu  palabra,  ¿recibías 
sacrificios  en  el  paraíso  ?»  Respóndele  Jesús  diciendo:  «En  ver- 
dad te  digo,  amado  mío,  que,  cuando  me  hallaba  entre  vosotros 
enseñándoos  la  palabra,  estaba  simultáneamente  sentado  junto 
a  mi  Padre». 


27.  Et  rogabat  me.  Flamma  vero  quam  vidisti  de  manibus  eius 
egredientem  percussit  aedificium  synagogae  Iudaeorum,  propter  tes- 
timonium  meum,  in  quo  crucifixerunt  me.] 

28.  ®[Kod  ταΰτα  λέγοντος  αύτοΰ,  εΐπεν  τοις  άποστόλοις·  [«Περι]- 
μείνατέ  με  έν  τω  τόπω  τούτω,  ότι  σήμερον  έν  τω  παραδείσω  θυσία 
αναφέρεται,  ϊνα  παραγενόμενος  δέξωμαι  αύτήν».] 

29.  Και  είττεν  7·  «Κύριε,  τίς  εστίν  έν  τω  παραδείσω  θυσία;» 

Ό  δέ  Ιησούς  λέγει-  «Υυχαί  δικαίων  έξελθοΰσαι  εισέρχονται  έν  τω 
τταραδείσω  και  έάν  μή  τταραγένωμαι,  ούκ  εισέρχονται  έν  τω  τταραδείσω». 

3θ.  Αποκριθείς  δέ  ό  Βαρθολομαίος  λέγει·  «Κύριε,  πόσαι  [ψυ]χαί 
ήμέριον  εξέρχονται  έκ  τοΰ  κόσμου;» 

Λέγει  αύτω  ό  Ιησούς-  «Τρεις  μύριαι»  8. 

31.  Πάλιν  ό  Βαρθολ[ομαΐος]·  «Κύριε,  δτε  μεθ'  ημών  τόν  λόγον  έδί- 
δασκες,  έδέχου  τάς  θυσίας  έν  τω  τταραδείσω;»  ■ 

[Ά]ποκριθε'ις  δέ  ό  Ιησούς  λέγει  αύτω-  «Αμήν  λέγω  σοι,  αγαπητέ 
μου,  δτε  κα'ι  μεθ'  ύμών  τόν  λόγον  έδίδασκον  και  μετά  τού  πατρός  μου 
έκαθεζόμην». 

7  Nuestro  códice  continúa  dando  la  palabra  a  Bartolomé:  καί  εΐπεν. 
La  expresión  έν  τω  τταραδείσω,  repetida  aquí  tres  veces,  a  pesar  de  su  inco- 
rrección gramatical  (dativo  con  verbo  de  movimiento),  ha  sido  omitida  en 
el  texto  eslavo  de  Tichonravov;  mas  no  así  en  el  Vindob.  eslavo  y  en  la 
v.  lat.  Casanatense. 

8  Esta  cifra,  según  Tisserant-Wilmart,  no  ha  de  ser  30.000,  sino  3.000. 
Se  ha  de  suponer  que  en  algún  momento  de  la  transcripción  la  escritura  nu- 
mérica ha  traído  la  confusión  sobre  el  grupo  GH.  El  códice  Vindobonense 
eslavo  aduce  la  de  3.000.  La  v.  lat.  Casanatense  12.873,  cifra  a  la  que  habrá 
que  atribuir  una  significación  misteriosa. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


5S3 


32.  G[Y  Bartolomé  respondió  y  dijo:  «¿Son  sólo  tres  las 
almas  que  salen  cada  día?»  Respóndele  Jesús:  «Apenas  cincuen- 
ta y  tres,  amado  mío».] 

33.  [Y  entre  las  almas  que]  salen  del  mundo,  ¿cuántas 
almas  justas  se  encuentran?  Dícele  Jesús:  «Cincuenta».  G[De 
nuevo  dice  Bartolomé:  « ¿Y  cómo  es  que  sólo  entran  tres  en  el 
paraíso?»  Respóndele  Jesús:  «Las  cincuenta  y  tres  entran  en 
el  paraíso  o  son  depositadas  en  el  seno  de  Abrahán.  Las  de- 
más se  quedan  en  el  lugar  de  la  resurrección,  porque  aquellas 
tres  no  son  como  estas  cincuenta».] 

34.  Dícele  Bartolomé:  «Señor,  ¿cuántas  almas  nacen  dia- 
riamente en  el  mundo?»  Respóndele  Jesús:  «Una  sola  más  de 
las  que  salen  del  mundo». 

35.  Y  en  diciendo  esto,  les  dió  la  paz  y  desapareció  de 
entre  ellos. 


32.  Θ  [Αποκριθείς  δέ  ό  Βαρθολομαίος  λέγει  αύτω·  «Κύριε,  τρεις 
μόνον  ψυχαί  9  εξέρχονται  καθ'  έκάστην»;  Λέγει  αύτώ  ό  Ιησούς-  «Μόλις 
αί  πεντήκοντα  τρεις,  αγαπητέ  μου».] 

33·  ···  ξομοτ.,ι  εξέρχονται  έκ  τοΰ  κόσμου,  πόσαι  ουν  ψυχαι  δίκαιαι 
ευρίσκονται;  Λέγει  αύτω  ό  Ιησούς-  «Πεντήκοντα».  Θ[33·  Πάλιν  Βαρθο- 
λομαίος λέγει·  «Και  πώς  τρεις  μόνον  εισέρχονται  εις  τόν  παράδεισον;» 
Λέγει  αύτω  ό  Ιησούς·  «Αί  μέντοι  πεντήκοντα  τρεις  εισέρχονται  εις  τον 
παράδεισον  ήτοι  άποτίθενται  εις  τόν  κόλπον  Αβραάμ·  αϊ  δέ  λοιπαί  είσιν 
είς  τόν  τόπον  της  αναστάσεως,  ότι  ούκ  εϊσίν  αί  τρεις  ώς  αύται  αί  πεν- 
τήκοντα».] 

34·  Λέγει  αύτω  Βαρθολομαίος·  «Κύριε,  πόσαι  ψυχαι  ήμέριον  γεν- 
νώνται έν  τω  κόσμω;»  Λέγει  [αύτω]  ό  Ιησούς-  «Μία  μόνη  περιττή  τών 
έξερχομένων  έκ  τοΰ  κόσμου»  10. 

35·  Και  ταύτα  λέγοντος  αύτοΰ,  έδωκεν  αύτοΐς  εΐρ[ήνην]  και  αφα- 
νής έγένετο  άπ'  αύτών. 

9  Estas  disquisiciones  acerca  del  número  de  los  que  mueren  y  de  los  que 
se  salvan  se  encuentran  también  en  el  texto  árabe  del  Testamento  de  Abrahán 
(recensión  A,  cu.  Cf.  M.  R.  James,  The  Testament  of  Abraham:  Texts  and 
Studies,  II  2),  donde  el  arcángel  Miguel  explica  a  Abrahán  por  qué  la  cara 
de  Adán  unas  veces  refleja  alegría  y  otras  tristeza:  se  alegra  cuando  ve  entrar 
por  las  puertas  de  la  morada  eterna  a  las  almas  que  llevan  camino  de  salva- 
ción, y  se  entristece  al  ver  las  que  se  pierden.  Por  cada  siete  mil  almas  de 
estas  últimas,  hay  tan  sólo  una  de  las  primeras. 

1 0  También  en  el  citado  Testamento  de  Abrahán  se  hace  esta  pregunta, 
sin  que  se  dé  respuesta.  Se  dice,  sin  embargo,  que  son  99.999  las  almas  que 
salen  diariamente  del  cuerpo. 


584 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


II 

1.  Estaban  los  apóstoles  en  el  lugar  llamado  Chilturá  (Chi- 
ruvim,  Chritir)  v"[con  María  madre  de  Dios]. 

2.  Y  Bartolomé,  acercándose  a  Pedro,  Andrés  y  Juan,  les 
dice:  « ¿Por  qué  no  pedimos  a  la  Llena  de  gracia  que  nos  diga 
cómo  concibió  al  Señor  y  cómo  pudo  llevar  en  su  seno  y  dar  a 
luz  al  que  no  puede  ser  gestado?»  Mas  ellos  vacilaban  en  pre- 
guntarla. 

3.  Y  dice  Bartolomé  a  Pedro:  «Tú,  como  corifeo  y  maestro 
nuestro  que  eres,  acércate  e  interrógala». 


II 

1.  "Ήσαν  δέ  oi  άττόστολοι  έν  τόπω  Χηλτονρά,  [cum  María  Dei- 
para]  n. 

2.  Έγγίσας  δέ  ό  Βαρθολομαίος,  λέγει  τω  Πέτρω  και  Ανδρέα  καΐ 
Ιωάννη·  «Έρωτήσωμεν  τη  κεχαριτωμένη  ττώς  συνέλαβεν  τον  κύριον  ή 
πώς  ετεκεν  αυτό  [ν  και]  έβάστασεν  τον  άβάστακτον».  01  δέ  έδίσταζον 
έρωτήσαι  αύτη. 

3·  Και  λέγει  ό  Βαρθολομαίος  τω  Πέτρω·  «Σύ  ώς  κορυφαϊ[ος]  και 
έμός  διδάσκαλο  [ξ  έγγί]σας  έρώτησον  αύτ[ήν]»  12. 

Ό  δέ  Πέτρος  είττεν  τω  Ιωάννη·  «Σύ  ώς  παρθένος  και  άμεμττ[τος]  και 
ήγαπημένος  [έγγί]σας  έρώτησον  α[ύτήν»]. 


1 1  Las  recensiones  coptas,  después  de  haber  narrado  la  aparición  del 
Señor  a  María,  su  madre,  aduciendo  los  datos  que  los  evangelios  canónicos 
dan  de  la  aparición  a  María  Magdalena,  presentan  en  el  08  a  la  Madre  de 
Dios  llevando  a  los  apóstoles,  reunidos  en  el  monte  de  los  Olivos,  la  buena 
nueva  de  la  resurrección.  San  Pedro  la  felicita  por  su  fidelidad,  y  todos  se 
regocijan. 

12  En  la  recensión  Β  (cío)  del  Transitus  Mariae  se  narra  una  escena  pa- 
recida a  la  descrita  en  estos  primeros  versículos.  Disputan  los  apóstoles  sobre 
quién  es  el  indicado  para  llevar  a  la  tumba  el  cuerpo  exánime  de  la  Virgen. 
Unos  piensan  en  Juan,  el  discípulo  virgen;  otros  en  Pedro,  el  corifeo  de  los 
apóstoles.  En  la  abadía  de  Silos  hay  un  manuscrito  mozárabe  publicado  por 
Dom  M.  Férotin  (Le  Líber  Mozarabicus  Sacramentorum  et  les  mss.  mo- 
zárabes [París  19 12]  p.792;  Ms.  2:  Officium  de  Adsuntio  Sánete  Marie)  donde, 
al  mismo  tiempo  que  se  comprueba  la  influencia  que  en  la  liturgia  visigótica 
ejerció  la  literatura  apócrifa,  se  puede  ver  una  escena  paralela  a  la  del  evan- 
gelio de  Bartolomé,  influenciada  evidentemente  por  el  Transitus  Mariae.  Oí- 
cese  allí:  «Pedro  trajo  la  palma  que  el  ángel  había  dado  a  María  y  dijo  al 
apóstol  San  Juan :  Tú  eres  virgen,  tú  debes  preceder  al  féretro  y  cantar  las 
alabanzas.  Juan  responde  de  esta  manera:  Tú  eres  Pedro,  nuestro  jefe  en  el 
apostolado;  tú  debes  marchar  primero  y  llevar  la  palma  hasta  la  sepultura». 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


5S5 


4.  Mas,  al  ver  a  todos  vacilantes  y  en  desacuerdo,  Bar- 
tolomé se  acercó  a  ella  y  le  dijo:  «Dios  te  salve,  tabernáculo  del 
Altísimo;  aquí  venimos  todos  los  apóstoles  a  preguntarte  cómo 
concebiste  G[al  que  es  incomprensible,  y  cómo  llevaste  en  tu 
seno  a  Aquel  que  no  puede  ser  gestado,  o  cómo,  en  fin,  diste 
a  luz  a  tanta  grandeza».] 

5.  Pero  María  responde:  «No  me  interroguéis  acerca  de 
este  misterio.  Si  empiezo  a  hablaros  de  él,  saldrá  fuego  de  mi 
boca  y  consumirá  toda  la  tierra». 

6.  Mas  ellos  insistían,  y  María,  no  queriendo  darles  oídos, 
dijo:  «Pongámonos  en  oración». 

7.  Los  apóstoles  se  pusieron  de  pie  detrás  de  María.  Esta 
dijo  a  Pedro:  « ¿Y  tú,  Pedro,  que  eres  jefe  y  gran  pilar,  estás 
de  pie  detrás  de  nosotros?  ¿Pues  no  dijo  el  Señor  que  la  cabeza 
del  varón  es  Cristo,  N[y  la  de  la  mujer  el  varón?»] 

8.  Pero  ellos  replicaron:  «En  ti  plantó  su  tienda  el  Señor 
y  en  ti  tuvo  a  bien  ser  contenido.  Tú  debes  ser  nuestro  guía 
en  la  oración». 


4.  Πάντων  δέ  δισταζόν[των]  και  άντιλεγόν  [των  ήγγι]σεν  ó  Βαρ- 
θολομαίος χα]ρίεις  τό  πρόσωπον  και  εΐ[πεν  αύ]τή·  «Χαίροις  σύ,  σκηνή 
ύ[ψίσ]του,  έρωτήσομέν  σε  πάντες  ο!  απόστολοι  πώς  συνέλαβες  ©[τον 
άχώρητον  ή  πώς  έβάσταξας  τόν  άβάστακτον  ή  πώς  έτεκες  τό  τηλικοΰ- 
τον  μέγεθος».] 

5·  Ή  δέ  Μαρία  λέγει  αύτοΐς·  [«Μή]  έρωτάτέ  με  περί  του  μυστη- 
ρίου τούτου.  Έάν  [γαρ]  άρξωμαι  λέγειν  Ομΐν,  πύρ  εκ  του  στόματος 
μου  έξελεύσεται  και  καταφλέγει  ιτάσαν  την  οίκουμένην». 

6.  Οΐ  δέ  μάλλον  προσετίθουν  του  έρωτάν  αύτήν.  Αϋτή  δέ  μή  θε- 
λουσα  παρακοΰσαι  τών  αποστόλων,  είπεν  «Στώμεν  έν  προσευχή». 

η.  Και  έστησαν  ο!  απόστολοι  όπισθεν  Μαρίας.  Αύτή  δέ  λέγει  τω 
ΤΤέτρω·  «Πέτρε,  κορυφαίε  και  στύλε  μέγιστε  13,  όπισθεν  ήμών  έστήκεις; 
Ουκ  είπεν  ό  κύριος  ότι  κεφαλή  ανδρός  ό  Χριστός  N[sed  mulieris  vir?]»; 

«Núv  ούν  εμπροσθέν  μου  σταθέντες  εΰξασθε». 

8.  Οϊ  δέ  λέγουσιν  αύτη·  «Έν  σοι  τήν  σκηνήν  αύτού  επηξεν  ό  κύριος, 
και  ηύδόκησέν  σε  χωρεΐν  αυτόν,  και  σύ  μάλλον  οφείλεις  συνιέναι  έπϊ  τήν 
προσευχήν». 


13  Στύλε  μέγιστε.  Tisserant-Wilmart  ven  una  expresión  análoga  en  el 
citado  manuscrito  mozárabe  (cf.  Férotin,  o.c,  p.788)  cuando,  al  narrar  el 
encuentro  milagroso  de  Pedro  y  Pablo  ante  la  casa  donde  María  está  para 
expirar,  pone  en  boca  de  aquél  estas  palabras :  «Pablo,  hermano  mío,  leván- 
tate tú  y  haz  oración  el  primero,  porque  mi  alma  se  ha  regocijado  grande- 
mente al  poderte  ver  en  el  día  de  hoy».  A  lo  que  Pablo  responde:  «¿Cómo 
podría  yo  ponerme  a  orar  el  primero,  siendo  así  que  tú  eres  la  columna  lumi- 
nosa—columna  luminis — y  que  todos  los  apóstoles  son  mejores  que  yo,  puesto 
que  yo  he  sido  perseguidor  de  la  iglesia  de  Dios?» 


586 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


9.  María  entonces  les  dice:  «Vosotros  sois  [estrellas]  bri- 
llantes del  cielo.  Vosotros  sois  los  que  debéis  orar  N  [antes 
de  mí]». 

10.  Dícenle:  «Tú  debes  orar,  G[que  eres  la  madre]  del 
Rey  celestial». 

11.  Díceles  María:  G[«A  semejanza  vuestra  formó  el  Se- 
ñor los  pajarillos  y  los  envió  a  los  cuatro  ángulos  de  la  tierra».] 

12.  Entonces  ellos  responden:  G  [«Aquel,  a  quien  apenas 
pueden  contener  siete  cielos,  ha  tenido  a  bien  encerrarse  dentro 
de  ti».] 

13.  Con  lo  que  María  se  puso  delante  de  ellos,  y  elevando 
sus  manos  al  cielo,  empezó  a  decir:  «Elfuza  ...  Oloth.  Ke  Mia 
Thesse.  Liso.  Adonai.  Rerumvavvelth.  Varvur.  Tharasü.  Erura. 

Edeth.  Erróse  Theothea.  Arnenioth.  Anev...as.  Evargth. 

Marmarige.  Eophros.  Thyriamuch.  Evsvar  ...p  ...en  la  tie- 
rra...» G[que  en  griego  significa:]  «¡Oh  Dios!  Tú  que  eres  el 
grande,  el  sapientísimo,  el  Rey  de  los  siglos  inexplicable  e 
inefable,  el  que  con  una  palabra  has  dado  consistencia  a  las 


(5.  ρ  ...  πυρ  ετα  ...  6.  ...  μάλλον  προσέ[...]  ...  ερ  ...  δέ  μή  θέλο  [...] 

η.  Λέγει  Πέτρω·  Πέτρε,  κορυφαίε  και  στΰλε  μέγ  πισθεν  ανδρός  [...] 

[  ]  8.  έν  σο!  ηύδόκησεν  χωρηθήναι  ...  οφείλεις  έν  τη  προσε[υχή] 

στήναι.) 

9·  Λέγει  αύτοΐς  Μ[αρία]·  «Ύμεΐς  λάμπ©[ποντες  άστέ ρε;]  του  ουρα- 
νού, και  ύμας  δει  ευξασθαι  A[ante  me]». 

10.  Λέγουσιν  [αύτη]·  «Σέ  δει  ευξασθαι  ©[την  μητέραν]  του  επου- 
ρανίου [βασι]λέως». 

11.  Λέγει  αύτ[οΐς  Μαρία]·  «Κατά  τήν  ©[έκτύπωσιν  ϋμών  επλασεν 
ό  Θεός  τα  στρουθία  I4  κα!  άπέστειλεν  αυτά  εις  τάς  τεσσάρεις  γωνίας 

του  κόσμου],  (  [έ]ττλασεν  αύτός  ...  [άπέ]στειλες  εις  τον  κ[όσμον] 

τά  στουθία».) 

12.  Λέ[γου]σιν  αύτη·  «Ό  έν  [τοις]  ούρανοΐς  ©[μόλις  χωρηθείς  εις  σέ 
ηύδόκησεν»]. 

13.  Ή  δέ  Μαρία  έστη  έμπροσθεν  ©[αυτών]  και  διέτεινεν  τάς  χείρας 
εις  τον  οϋρανόν  και  ήρξατο  λέγειν  ©[ούτως]·  «Ελφουζα  15...  ολωθ.  και 
μια  θεσσαι·  λισο  αδοναι  ρερουνβαυβελθ.  βαρβουρ.  θαρασου.  ερουρα.  εδεθ. 

ερροσε   θεοθεα.  αρνενιοθ.  ανεβ,.ας.  ευαργθ.  μαρμαριγε.  εοφφος.  Θυ- 

ριαμουχ.  ευσβαρ...  π  ..  έν  τη...  ©[δ  έστιν  έν  τη  έλληνίδι  γλώσση]·  ό 
Θεός,  ό  μέγας  καϊ  πάνσοφος,  ό  βασιλεύς  τών  αιώνων  ανεκδιήγητος, 


14  Cf.  Evangelio  de  Tomás,  c.z.  El  paralelismo  de  ambas  escenas  es  evi- 
dente. Los  doce  pajarillos  son  los  doce  apóstoles.  Su  vuelo  es  una  hermosa 
figura  de  la  dispersión  de  los  apóstoles  para  predicar  el  Evangelio  por  todo 
el  mundo. 

1 5  Estas  expresiones  indescifrables,  que  constituyen  la  oración  de  Ma- 
ría ,  difieren  en  casi  todos  los  textos. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


5S7 


magnitudes  siderales,  el  que  has  fundamentado  en  acorde  har- 
monía la  excelsitud  del  firmamento,  el  que  has  separado  la 
oscuridad  tenebrosa  de  la  luz,  el  que  has  cimentado  en  un 
mismo  sitio  los  hontanares  de  las  aguas;  G[tú  que  eres  el  te- 
rror de  los  que  cruzan  el  aire  y  el  espanto  de  los  habitantes  de 
la  tierra];  tú  que  has  dado  base  a  ésta  G[y  no  has  tenido  a 
bien  dejarla  perecer,  ya  que  proporciona  a  todos  el  sustento, 
empapándola  con  las  lluvias  [y  otorgándole  las  bendiciones 
del  Padre];  tú,  quien,  no  pudiendo  apenas  ser  contenido  en 
los  siete  cielos,  te  dignaste  G[ser  contenido  por  mí  sin  dolor 
alguno],  siendo  Verbo  G [perfecto  del  Padre,  por  quien  todas 
las  cosas  fueron  hechas];  da  gloria,  Señor,  a  tu  magno  nombre 
y  G [mándame  hablar  en  presencia  de  tus  santos  apóstoles»]. 

14.  Y,  terminada  que  hubo  la  oración,  dijo:  «Sentémonos 
en  el  suelo  y  ven  tú,  Pedro,  que  eres  el  jefe.  Siéntate  a  mi  de- 
recha y  apoya  con  tu  izquierda  mi  brazo.  Tú,  Andrés,  haz  lo 
mismo  desde  el  lado  izquierdo.  Tú,  Juan,  que  eres  virgen,  su- 
jétame el  pecho.  Y  tú,  Bartolomé,  ponte  de  rodillas  detrás  de 
mí  y  apoya  mis  espaldas,  no  sea  que,  al  empezar  a  hablar,  mis 
huesos  se  desarticulen». 

15.  Y,  cuando  hubieron  hecho  esto,  empezó  a  hablar  de 
esta  manera:  «Estando  yo  en  el  templo  de  Dios,  donde  recibía 


άνεκλάλητος,  ό  τά  μεγέθη  ουράνια  συστησάμενος  λόγω,  ό  συμφώνω  αρ- 
μονία τό  έξαρμα  πόλου  έδράσας,  ό  το  ζοφερόν  τοΰ  σκότους  [από  του] 
φωτός  διαχωρίσας,  ό  θεμέλιους  ύδατος  συστησάμενος  έττί  τω  αύτώ,  Θ[καϊ 
μή  εύδοκήσας  αυτήν  άττολέσθαι]  ...άπολών,  Ο  [ότι  πάντων  την  τροφήν, 
γη  ν  ύετών  ττληρώσας,  τών  ευλόγως  τοΰ  πατρός],  ό  οΐ  επτά  ουρανοί 
μόλις  χωροΰσιν,  έν  εμοι  ηύδόκησας  ©[άνοδύνως  χωρηθήναι],  πλήρης  αυ- 
τός λόγος  υπάρχων  ©[τοΰ  Πατρός,  και  εν  σοι  πάντα  γέγονεν],  δός  δόξαν 
τω  παμμεγέθει  όνόματί  σου,  κύριε,  και  κέλευσον  ©[φθέγξασθαί  με  ενώ- 
πιον τών  άγιων  σου  άποστόλων»]. 

14.  Και  πληρώσας  τήν  εύχήν  είπεν  «Καθίσωμεν  έπ'ι  τοΰ  εδάφους 
και  έλθέ  σύ,  κορυφ[αϊε  Πέτρε],  και  κάθισον  έκ  δεξιών  μου  και  υπόβαλε 
τήν  εΰώνυμόν  σου  χεΐραν  ύπό  τήν  [μασχάλην]  μου,  και  σύ,  Ανδρέα, 
εξ  εύωνύμων  ποίησον  ούτως-  σύ  δέ,  Ιωάννη  παρθένε,  σύσχε  μου  [τό 
στήθος]·  σύ  δέ,  Βαρθολομαίε,  πήξόν  σου  τά  γόνατα  εις  τόν  νώτόν  μου 
και  σφίξον  τούς  [ώμους  μου]  μή  ποτ'  άρξαμένης  μου  λέγειν  μή  λυθώσι 
τά  όστά  μου». 

Ι5·  Και  ώς  εποίησαν  ούτως,  ήρξατο  [λέγειν]·  «"Ωστε  ήμην  έν  τω 
ναώ  τοΰ  Θεοΰ  λαμβάνου[σα]  τήν  τροφήν  έκ  χειρός  [άγγέ]λου  16  μια 


16  Cf.  Protoevangelio  (VIII  1;  XIII  ζ),  donde  se  narra  análogamente  el 
episodio  de  la  nutrición  de  María  por  manos  de  un  ángel.  Sin  embargo,  en 
lo  referente  a  la  Anunciación  se  notan  acentuadas  discrepancias.  Nuestro 


588  APÓCRIFOS  DE  LA  PASION  Y  RESURRECCIÓN 


el  alimento  de  manos  de  un  ángel,  se  me  apareció  cierto  día 
una  figura  que  parecía  ser  angélica.  Mas  su  faz  era  indescripti- 
ble y  en  su  mano  no  tenía  pan  ni  cáliz,  como  el  ángel  que  ha- 
bía venido  anteriormente  a  mí». 

16.  «Y  he  aquí  que  súbitamente  se  rasgó  el  velo  del  tem- 
plo y  sobrevino  un  gran  terremoto.  Yo  me  eché  por  tierra,  no 
pudiendo  soportar  el  aspecto  del  ángel». 

17.  «Mas  él  me  tendió  su  mano  y  me  levantó.  Yo  miré  ha- 
cia el  cielo  y  vi  una  nube  de  rocío  G  [sobre  mi  faz]  que  me  as- 
perjó desde  la  cabeza  hasta  los  pies.  Pero  él  me  enjugó  después 
con  su  manto». 

18.  «Y  me  dijo:  Salve,  llena  de  gracia,  vaso  de  elección.  En- 
tonces dió  un  golpe  con  su  mano  derecha  y  apareció  un  pan 
muy  grande,  que  colocó  sobre  el  ara  del  templo.  Comió  él  pri- 
mero y  luego  me  dió  también  a  mí». 

19.  «Dió  otro  golpe  con  la  orla  izquierda  de  su  vestido  y 
apareció  un  cáliz  muy  grande  lleno  de  vino.  Bebió  él  primero, 
y  luego  me  dió  también  a  mí.  Y  mis  ojos  vieron  un  cáliz  rebo- 
sante y  un  pan». 


των  ήμερων  [έφανερώ]θη  μοι  θέσις  μεν  ώς  ά[γγ]έλου,  τό  δέ  πρόσωπον 
[αύτοΰ]  ήν  άχώρητον,  ούκ  έχων  έν  [τη]  χειρϊ]  αύτοΰ  άρτον  ή  ποτή- 
ριον  [κα]Θώς  ό  πριν  πρός  με  έρχό  [μένος  άχ]χελος». 

ΐ6.  «Και  εξαίφνης  είσερράγη  [τό  πέπ]λον  τοΰ  ναοΰ  καΐ  σεισμός  μέ- 
γας έγένετο  και  έπεσα  [επί  τό  π]ρόσωπον  εγώ  μή  φέρου[σα]  την  ΐδέαν 
αύτοΰ». 

Ι7·  «"Ο  δέ  υπέβαλε  τήν  χεΐραν  [αύ]τοΰ  και  ήγειρέν  με  και  άνέβλεψα 
εις  τον  ούρανόν,  [και  ήλ]θεν  νεφέλη  δρόσου  ®[εΐς  τό  πρόσωπον  μου] 
και  έράντησέν  με  από  κεφαλής  εως  πο[δών],  δ  δέ  άπέμαξέν  [με  τή] 
στολή  αύτοΰ», 

ΐ8.  «και  εΐπέν  [μοι·  χ]αϊρε,  κεχαριτωμένη,  [σκεύος]  έκλογής.  Και 
έπάτα[ξεν  τήν  δεξιάν,  και  έγ]ένετο  άρτος  παν[μεγέθ]ης  και  έπέθετο  αυ- 
τόν επί  τό  Θυσιαστήριον  τοΰ  ναοΰ,  [και  εφα]γεν  αυτός  πρώτον,  έδω[κεν] 
και  εμοί». 

ig.  «Και  πάλιν  έπά[ταξεν  τ]ήν  εΰώνυμον  τοΰ  έ[νδύμα]τος  αύτοΰ 
και  έχέν[ετο  ποτήρι]ον  υπερμεγέθη  [ς  πλήρ]ης  οίνου  καΐ  έπιεν  [πρώτον 
κ]α!  έδωκεν  και  έμοί,  [κα'ι  έθεώ]ρησα  και  εΐδον  [ποτήρι]ον  πλήρης  και 
τόν  άρτον». 


evangelio  recoge  datos  de  los  escritos  canónicos,  y,  tergiversándolos,  los  mez- 
cla con  otros  que  le  proporciona  la  literatura  apócrifa.  Aquí  no  se  habla  de 
José  ni  de  Nazaret.  La  escena  tiene  lugar  en  el  templo.  Pero  lo  más  sorpren- 
dente es  que  el  portador  de  la  celeste  embajada  no  es  el  arcángel  Gabriel, 
sino  Dios  directamente.  Una  descripción  parecida  se  encuentra  en  el  apó- 
crifo descubierto  por  L.  Guerrier,  titulado  Testamento  de  N.  S.  Jesucristo: 
PaOr  IX  3. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


589 


20.  Entonces  me  dijo:  «Al  cabo  de  tres  años,  yo  te  dirigiré 
de  nuevo  mi  palabra  y  concebirás  un  hijo  por  el  que  será  salva 
toda  la  creación.  Tú  eres  el  cáliz  del  mundo.  La  paz  sea  con- 
tigo, amada  mía,  y  mi  paz  te  acompañará  siempre». 

21.  «Y  en  esto  desapareció  de  mi  presencia,  quedando  el 
templo  tal  como  estaba  anteriormente». 

22.  Mas,  al  terminar  ella  de  hablar,  empezó  a  salir  fuego 
de  su  boca.  Y,  cuando  el  mundo  estaba  ya  para  ser  destruido, 
se  apareció  el  Señor  y  dijo  a  María:  «No  reveles  este  misterio, 
porque,  [si  lo  haces],  va  a  sufrir  en  el  día  de  hoy  un  cataclismo 
la  creación  entera».  Los  apóstoles,  consternados,  temieron  no 
fuera  a  airarse  contra  ellos  el  Señor. 

III 

1.  Entonces  [el  Señor]  se  marchó  con  ellos  al  monte  Mo- 
ría y  se  sentó  en  medio  de  ellos. 

2.  G[Mas  a  causa  del  miedo  vacilaban  en  preguntarle]. 

3.  G[Y  Jesús  respondió  y  dijo:]  «Preguntadme  lo  que  os 


20.  «Κα'ι  εΐπέν  [μοι·  ετι  τρεις  ένιαυτοί]  και  αποστείλω  σοι  τον  λό- 
γου μου  [και  σύλληψη]  υίόν,  και  δι*  αύτοΰ  σω[θήσεται]  πασα  ή  κτίσις, 
[σύ  δέ]  τό  ποτήριον  τοΰ  κόσμου.  [Ειρήνη  σ]οί,  αγαπητή  μου,  και  συν 
σοι  εσται  ειρήνη  μου  δια  παντός». 

21.  «Και  αφανής  έγένετο  άπ'έμοΰ,  και  έγένετο  ό  ναός  καθώ[ς  ην  τ]ό 
πρότερον». 

22.  Ταΰτα  λεγούσης  αϋτής,  πυρ  εκ  τοΰ  στόματος  αΰτής  έξήλθεν 
καΐ  μέλλοντος  συντελεΐσθαι  τοΰ  κόσμ[ου,  έπι]φανισθείς  ό  κύριος  λέγει  τή 
Μαριάμ·  μή  φθέγγου  τό  μυστήριον  τοΰτο,  επειδή  συντελείται  πάσα  ή 
κτίσι[ς  σή]μερον. 

Kai  φόβω  συσχεθέντες  οί  απόστολοι  έφοβήθησαν  μή[ποτε]  όργισθή 
αύτοϊς  ό  κύριος. 

III  π 

1.  Και  άπήλθεν  μετ'  αύτών  εις  τό  όρος  μαυρεϊ  και  έκαθίσθη  έν  μέσω 
αύτών. 

2.  Φοβουμεν[...]  ®[Οΐ  δέ  έδίσταζον  έρωταν  αΰτόν  φοβούμενοι]. 

3·    Θ[Καί  αποκριθείς]  αύτοΐς  ό  Ίησοΰς  Φ [λέγει]·  «Ερωτήσατε  μοι 

*7  Las  relaciones  existentes  entre  este  capítulo  y  el  siguiente  con  los 
Apocalipsis  apócrifos  han  sido  minuciosamente  estudiadas  por  Bonwetsch. 
Son  curiosos  los  datos  que  en  estos  últimos  se  encuentran  sobre  cosmogonía, 
angelología  y  demoniología. 


590 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


plazca,  pues  dentro  de  siete  días  G[me  marcharé  a  mi  Padre, 
y  ya  no  me  dejaré  ver  de  vosotros  de  esta  manera»]. 

4.  Y  ellos,  G  [vacilantes,  le  dicen:  «Permítenos  ver  el  abis- 
mo según  lo  que  nos  prometiste»]. 

5.  N[Y  les  dijo]  Jesús:  «Mejor  os  vendría  no  ver  el  abismo; 
pero,  si  queréis,  seguidme  y  lo  veréis». 

6.  Y  les  condujo  al  lugar  llamado  Cherudik,  que  significa 
lugar  de  verdad, 

7.  e  hizo  una  señal  a  los  ángeles  del  Occidente  y  la  tierra 
se  abrió  como  un  libro  y  apareció  el  abismo; 

8.  y,  al  verlo,  los  apóstoles  cayeron  en  tierra. 

9.  Mas  el  Señor  les  levantó  diciendo:  «¿No  os  decía  hace 
un  momento  que  no  os  vendría  bien  ver  el  abismo?» 

IV 

1.  Y,  tomándolos  de  nuevo,  se  puso  en  camino  del  monte 
de  los  Olivos. 

2.  Y  Pedro  decía  a  María:  « ¡Oh  tú!,  llena  de  gracia,  ruega 
al  Señor  para  que  nos  revele  los  arcanos  celestiales». 

3.  María  repuso  a  Pedro:  «¡Oh  tú!,  piedra  escogida,  ¿aca- 
so no  prometió  El  fundar  su  Iglesia  sobre  ti?» 

4..  G  [Pedro  insiste:  «A  ti,  que  eres  amplio  tabernáculo, 
[te  corresponde  preguntar»]. 


εϊ  τι  βούλεσθε.  "Ετι  γάρ  έτττά  ήμέροα  Θ[καί  ανέρχομαι  πρός  τον  πατέρα 
μου  και  ούκέτι  όφθήσομαι]  τη  ιδέα  ταύτη». 

4·  Οί  δέ  Θ  [διστάζοντες  λέγουσιν  αύτω-  «Κύριε,  δεΐξον  ήμϊν  την 
άβυσσον,  κατά  την  έπαγγελίαν  σου»]. 

5·  [Λέγει  ό]  Ίησοΰς·  «Καλόν  μέν  [έσ]τιν  ύμϊν  μή  ίδεϊν  την  άβυσσον. 
Ei  δέ  θέλετε,  ακολουθήσατε  και  ϊδατε». 

6.  Και  άπήγαγεν  αυτούς  έν  τόττω  καλουμένω  Χαιρουδήκ,  [όσ]τις 
εστίν  τόπος  αληθείας,  η.  και  ένευσεν  τοις  δυτικοϊς  άγγέλοις  και  ένετυ- 
λίχθη  ώς  βιβλίον  ή  γη  και  απεκαλύφθη  ή  άβυσσος,  8.  και  ϊδοσαν  οί 
απόστολοι  και  έπεσαν  έπΐ  προσώπου. 

9·  Ό  δέ  κύριος  ήγειρεν  αύτούς  λέγων  «Ούκ  εΐπον  ύμΐν  ότι  ού  καλόν 
έστιν  ύμΐν  ίδεΐν  την  άβυσσον;» 

IV 

ι.    Και  παραλαβών  αύτούς  πάλιν  ανήρχετο  εις  τό  όρος  των  Ελαίων. 

2.  "Ελεγεν  δέ  ό  Πέτρος  τή  Μαρία·  «Κεχαριτωμένη,  δεήθητι  του  κυ- 
ρίου ίνα  άποκαλύψη  ήμϊν  τά  έν  τοις  ούρανίοις». 

3·  Και  ή  Μαρία  προς  τόν  Πέτρον  έφη·  «Άπόλ[εκ]τε  πέτρα,  αύκ  επί 
σέ  έπηγγείλατο  την  έκκλησίαν  αύτοΰ  συνοικοδομήσαι;» 

4·    ©Πάλιν  ό  Πέτρος  λέγει·  «Σκηνή  πεπλατυμένη»]. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


591 


5.  G  [María  dice:  «Tú  eres  la  imagen  de  Adán;  éste  no  fué 
formado  de  la  misma  manera  que  Eva].  Fíjate  en  el  sol  y  mira 
cómo,  a  imagen  de  Adán,  aventaja  en  brillo  a  los  demás  astros. 
Fíjate  también  en  la  luna  y  mira  cómo  está  enfangada  por  la 
transgresión  de  Eva.  Porque  el  Señor  puso  a  Adán  al  oriente 
y  a  Eva  al  occidente,  ordenando  a  ambos  que  se  den  la  cara  mu- 
tuamente». 

6.  Y,  cuando  hubieron  llegado  a  la  cumbre  del  monte,  el 
Señor  se  retiró  un  poco  de  ellos,  y  Pedro  dijo  a  María:  «Tú  eres 
la  que  has  deshecho  la  transgresión  de  Eva,  cambiándola  de 
vergüenza  en  regocijo». 

7.  Y,  habiendo  aparecido  de  nuevo  el  Señor,  le  dice  Bar- 
tolomé: «Señor,  muéstranos  al  adversario  de  los  hombres  para 
que  veamos  quién  es  y  cuáles  son  sus  obras,  ya  que  ni  de  ti  si- 
quiera se  apiadó,  sino  que  te  hizo  pender  del  patíbulo». 

8.  Y  Jesús,  habiendo  fijado  en  él  su  mirada,  le  dice:  «Tu 
corazón  es  duro.  No  te  es  dado  ver  eso  que  pides». 

9.  Entonces  Bartolomé,  todo  agitado,  cayó  a  los  pies  de 
Jesús,  diciendo:  «Jesucristo,  lucero  inextinguible,  creador  de  la 
luz  eterna,  tú  que  has  dado  la  gracia  universal  a  todos  los  que 


5.  ©[Μαρία  λέγει-  «Σύ  τό  έκτύπωμα  τού  Αδάμ,  ούκ  αύτός  ούτως 
έπλάσθη  και  ούτως  Εύα].  Βλέπε  τον  ήλιον  ότι  κατά  τον  τύπον  τοϋ  Αδάμ 
προλάμπ[ει]  τών  αστέρων.  Βλέπε  τήν  [σε]λήνην,  ότι  πηλοΰ  πεπλή- 
[ρωται]  διά  τήν  παράβασιν  της  Ε[ύας].  Έθετο  γάρ  ό  κύριος  τόν  Αδάμ 
εί[ς]  ανατολάς  18f  τήν  δε  Εύαν  πρός  δ[υσμάς]  και  προέταξεν  κύριος  τούς 
[άμ]φοτέρους  φαίνειν  τοις  άμφ[ο]τέροις». 

6.  "Οτε  δέ  ήλθον  εις  τήν  κορ[υφήν]  τού  όρους,  μικρόν  άπεχ[ώ]ρη- 
σεν  από  αύτών  ό  δεσπό[της,  και]  λέγει  ό  Πέτρος  τή  Μαρία·  «Σύ  εί  καταρ- 
γήσασα  τήν  π[α]ράβασιν  της  Εύας  άπό  αισχύνης  χαράν  μεταβαλούσα». 

η.  Πάλιν  φανέντος  τού  κυρίου,  λέγει  αϋτω  ό  Βαρθολομαίος·  «Κύριε, 
δεΐξον  ήμΐν  τόν  άντίδικον  τών  ανθρώπων,  ίνα  ϊδωμεν  αύτ[όν]  όποιος 
εστίν  ή  τί  τό  έργον  αύτού,  ότι  ούδέ  σου  αυτού  έφείσατο,  αλλά  πεποίηκέν 
σε  έν  τω  σταυρ[ω]  κρεμασθήναι». 

8.  Άτενισά [μένος]  δέ  είς  αΰτόν  ό  Ιησούς,  λέγει  αύ[τώ]·  «Σού  ή 
καρδία  σκληρά,  και  ού  δύνη  θεωρεΐν  έκεΐνα  ά  επερωτάς». 

g.  Ό  δέ  Βαρθολομαίος  πτοηθείς  έπεσεν  είς  τούς  πόδας  τού  Ιησού 
και  ήρξατο  λέγειν  «Λαμπτήρ  άσβεστε,  Ιησού  Χριστέ,  αιωνίου  φωτός 
δημιουργέ,  ό  τήν  παγκόσμιον  χάριν  δ[ω]ρησάμενος  τοις  σέ  άγαπώσιν, 

!8  En  la  Διήγησι;,  publicada  por  Tischendorf  bajo  el  título  de  Apoca- 
lypsis  Mosis  (cf.  Apocalypses  Apocryphae  1866).  se  contiene  un  pasaje  que  está 
de  acuerdo  con  los  datos  consignados  en  este  versículo.  Según  este  apócrifo, 
Adán  obtuvo  la  mitad  oriental  del  paraíso;  Eva,  la  occidental.  Al  cometerse 
el  pecado,  la  maldición  cayó  sobre  el  lote  de  ésta,  quedando  desprovistos  de 
ramaje  todos  los  árboles  que  allí  se  encontraban,  a  excepción  de  la  higuera. 


592 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


te  aman  y  que  nos  has  otorgado  por  medio  de  la  Virgen  María 
el  fulgor  perenne  de  tu  presencia  en  este  mundo,  concédenos 
la  razón  de  nuestra  demanda». 

10.  Al  terminar  de  decir  esto  Bartolomé,  el  Señor  le  levan- 
tó, diciendo:  «Ya  veo  que  es  tu  deseo  ver  al  adversario  de  los 
hombres.  Pero  ten  en  cuenta  que,  al  mirarle,  no  solamente  tú, 
sino  los  demás  apóstoles  e  incluso  María,  G  [caeréis  a  tierra  y 
quedaréis  como  muertos». 

11.  Mas  todos  le  dijeron:  «Señor,  veámosle»]. 

12.  Entonces  les  hizo  bajar  del  monte  de  los  Olivos.  Y,  ha- 
biendo lanzado  una  mirada  de  furor  a  los  ángeles  que  custodia- 
ban el  Tártaro,  indicó  a  Miguel  que  hiciera  sonar  la  trompeta 
fuertemente.  Cuando  éste  la  hubo  sonado,  subió  Belial  aprisio- 
nado por  560  ángeles  y  atado  con  cadenas  de  fuego. 

13.  El  dragón  tenía  de  largo  mil  seiscientos  codos  y  de  an- 
cho cuarenta.  Su  rostro  era  como  una  centella,  y  sus  ojos,  te- 


ό  τό  αίώνιον  φώς  ήμΐν  δωρησάμενος  δια  της  παρθένου  Μαρ[ίας]  Tris  έν 
κόσμω  σου  παρουσίας,  έπιχορήγησον  ήμΐν  τον  λόχον  της  έπερωτήσεως». 

ΙΟ.  Και  ταΰτα  είπόντος  τοΰ  Βαρθολομαίου,  ήγειρεν  αΰτόν  ό  Ίησοΰς 
και  λέγει  αΰτώ-  «Βούλη  ουν  ίδεϊν  τόν  άντίπ[αλον]  των  ανθρώπων,  ίδε 
δέ  ότι  βλέπων  αΰτόν  ού  μόνον  συ  αλλά  και  οί  λοιποί  απόστολοι  και 
Μαριάμ  Θ[πεσεΐσθε  επί  πρόσωπον  και  γίνεσθε  ώς  νεκροί.»] 

11.  ©[Πάντες  δέ  εΐπον  αΰτώ·  «Κύριε,  θεασώμεθα  αΰτόν».] 

12.  Και  κατηγάγετο  αυτούς  άπό  τοΰ  όρους  τών  Έλαιών,  και  έμ- 
βριμησάμενος  τοις  ταρταροΰχοις  άγγέλοις  ένευσεν  τόν  Μιχαήλ  σαλπί- 
σαι  έν  σάλπιγγι  της  δυνάμεως  και  εΰθέως  ó  Μιχαήλ  έσάλπισεν,  και  άνήλ- 
θεν  ó  Βελιάρ  κατεχόμενος  ύπό  φξ'  αγγέλων  19  δεδεμένος  πυρίνοις  άλύ- 
σεσιν. 

13.  "Ην  δέ  τό  μήκος  τοΰ  δράκοντος  20  πηχών  ,αχ'  και  τό  [πλάτος] 
πηχών  μ',  τό  δε  πρόσωπον  αΰτοΰ  ώς  άστραπή  πυρός  και  οί  ό[φθαλμοί] 

19  Tisserant-Wilmart  piensan  que  el  número  de  ángeles  aquí  consignado 
está  alterado.  La  cifra  original  debiera  ser,  según  ellos,  la  de  663,  como  figura 
en  el  G.  La  alteración  debe  provenir  del  cambio  de  la  letra  numérica  X  en  Φ. 
El  códice  Vr  aporta  la  cifra  de  6.064. 

20  El  códice  Vr  da  de  longitud  al  dragón  600  codos,  en  lugar  de  los  1.600 
de  GH.  Tisserant-Wilmart  prefieren  la  primera  cifra  a  la  segunda.  Esta  la 
explican  por  una  doble  interpretación  de  la  letra  numérica  X  :  una  vez 
como  abreviatura  de  la  palabra  chilion  (mil)  y  otra  con  su  valor  numérico 
de  600.  La  v.  lat.  Casanatense  da  de  longitud  al  dragón  1.900  codos,  de  an- 
chura 700;  un  ala  mide  de  larga  80  codos. 

Bonwetsch  ha  intentado  relacionar  esta  descripción  con  la  contenida  en 
la  Passio  Bartholomaei,  apoyándose  en  la  común  expresión  de  m/pívois 
σλύσεσιν.  Tisserant-Wilmart  no  ven  bastante  fundamento  para  ello,  ya  que 
el  calificativo  m/pivos  es  de  uso  muy  corriente  tratándose  del  demonio. 

Con  esta  pormenorizada  descripción  del  dragón  ponen  fin  a  la  narración 
los  manuscritos  eslavos. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


593 


nebrosos.  De  su  nariz  salía  humo  maloliente,  y  su  boca  era 
como  la  hendidura  G[de  un  precipicio]. 

14.  Al  verle  los  apóstoles,  cayeron  en  tierra  sobre  sus  ros- 
tros y  quedaron  como  muertos. 

15.  Mas  Jesús  G[se  acercó  a  ellos,  los  levantó  y  les  infun- 
dió ánimo.  Y  dice  a  Bartolomé:]  «Písale  con  tu  propio  pie  en 
su  cerviz  y  pregúntale  cuáles  eran  sus  obras  [hasta  ahora] 
G[y  cómo  engaña  a  los  hombres]». 

16.  Jesús  estaba  de  pie  con  los  demás  apóstoles. 

17.  Y  Bartolomé,  temeroso,  elevó  su  voz  y  dijo:  «Sea  ben- 
decido desde  ahora  y  para  siempre  el  nombre  de  tu  reino  in- 
mortal». Cuando  esto  hubo  dicho,  Jesús  le  exhortó  de  nuevo: 
«Anda,  conculca  a  Belial  en  su  cerviz».  Entonces  Bartolomé 
vino  apresuradamente  sobre  Belial  y  le  pisó  en  la  cerviz,  de- 
jándole temblando. 

18.  Y  Bartolomé  huyó  asustado,  diciendo:  «Déjame  la  orla 
de  tus  vestidos  para  que  me  atreva  a  acercarme  a  él». 

19.  Jesús  le  contesta:  «Tú  no  puedes  tomar  la  fimbria  de 
mis  vestidos,  pues  estos  que  llevo  ahora  no  son  los  mismos  que 
llevaba  antes  de  ser  crucificado». 


αύτοΰ  ζοφώδεις  και  έκ  των  μυκτήρων  αύτοΰ  έξήρχετο  καπνός  δυσωδίας, 
τό  δέ  στόμα  [αύτοΰ  ήν]  ώς  χάσμα  Θ [κρημνού]. 

14.  θ[Καί  εύθέ]ως  ίδόντες  αύτόν  οί  απόστολοι,  έπεσαν  επί  πρόσω- 
πον έπί  την  γήν]  και  έγένοντο  ώς  οί  νεκροί. 

Ι5·  Ό  δέ  Ίησοΰς  Θ[έγγίσας  ήγειρεν  τους  αποστόλους  καί  έδωκεν 
αύτοΐς  πνεΰμα  δυνάμεως  καί  λέγει  τω  Βαρθολομαίω·  «"Εγγισον,  Βαρθο- 
λομαίε,] καί  πάτησον  τω  ποδί  σου  έπί  τον  τράχηλον  αύτοΰ  καί  έρώτη- 
σον  αύτω  τί  έργον  αύτοΰ  ή  ν,  Θ[ή  πώς  άπατα  τούς  ανθρώπους»]. 

ΐ6.  [Ό  δέ]  Ίησοΰς  έστη  μετά  τών  λοιπών  άποστόλων,  17.  καί 
φο[βηθείς,  ΰψωσεν  την]  φωνήν  αύτοΰ  ό  Βαρθολομαίος  καί  είπεν  «Εϊη  τό 
όνομα  της  αθανάτου  σου  βασιλείας  εύλογημένον  άπό  τοΰ  νΰν  καί  εως 
τοΰ  αιώνος».  Εϊπόντος  τοΰ  Βαρθολομαίου,  έπέτρεψεν  αύτω  ó  Ίησοΰς· 
«"Απελθε  καί  πατήσαι  τόν  Βελειάρ  εις  τον  τράχηλον».  Καί  δρομαίως 
έπελθών  ό  Βαρθολομαίος,  έπά[τη]σεν  [είς]  τόν  τράχηλον  αύτοΰ  καί 
έτρόμαξεν  ό  Βελειάρ. 

ι8.  Καί  φοβηθείς  ό  Βαρθολομαίος  έφυγε  καί  λέγει·  «Ίησοΰ  κύριε, 
δός  μοι  κράσπεδον  έκ  τών  Ιματίων  σου  ίνα  τολμήσω  έγγίσαι  αυτόν». 

ig.  Ό  δέ  Ίησοΰς  λέγει  αύτω·  «Ού  δύνη  σύ  λαβείν  κράσπεδον  έκ 
τών  ιματίων  μου,  ού  γάρ  είσιν  τά  1μάτι[ά]  μου  ταύτα  ά  έφόρουν  προ 
τοΰ  σταυρωθήναι». 


594 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


20.  Dícele  Bartolomé:  «Tengo  miedo,  Señor,  de  que,  así 
como  no  se  compadeció  de  los  ángeles,  de  la  misma  manera 
me  aplaste  también  a  mí». 

21.  Responde  Jesús:  «¿Pero  es  que  acaso  no  han  venido 
todas  las  cosas  al  ser,  gracias  a  mi  palabra  y  a  la  inteligencia  de 
mi  Padre?  Λ  Salomón  se  le  sometieron  los  espíritus.  Vete  tú, 
pues,  en  mi  nombre  y  pregúntale  lo  que  quieras». 

22.  Y  al  hacer  Bartolomé  la  señal  de  la  cruz  y  orar  a  Jesús, 
sobrevino  un  incendio  y  los  vestidos  del  apóstol  se  inflamaron. 

Dícele  entonces  Jesús  de  nuevo:  «Písale,  como  te  dije,  en 
la  cerviz,  de  manera  que  puedas  preguntarle  cómo  es  su  po- 
der». Bartolomé,  pues,  se  fué  y  le  pisó  en  la  cerviz  que  tenía 
oculta  hasta  las  orejas, 

23.  diciéndole:  «Dime  quién  eres  tú  y  cuál  es  tu  nombre». 

24.  Vs  [Y  él  (Bartolomé),  le  aflojó  un  poco  las  ligaduras 
y  le  dijo:  «Da  cuenta  de  cuanto  has  hecho»]. 

25.  Respondió  Belial:  «Al  principio  me  llamaba  Satanaíl, 
que  quiere  decir  mensajero  de  Dios.  Mas,  cuando  no  reconocí 
la  imagen  de  Dios,  mi  nombre  fué  llamado  Satanás,  que  quiere 
decir  ángel  guardián  del  Tártaro. 

26.  Bartolomé  le  dice  de  nuevo:  «Manifiéstame  todo  sin 
ocultarme  nada». 


20.  Λέγει  ó  Βαρθολομαίος-  «Δέδοικα,  κύριε,  μή  ώς  ούκ  έφείσατο  των 
αγγέλων  σου  κάμε  άν  καταπίεται». 

2ΐ.  Λέγει  αύτω  ό  Ίησοΰς-  «Ούχί  λόγω  τω  έμω  πάν  γέγονεν  και 
τη  διανοία  τοΰ  πατρός  [μ]ου;  τά  πνεύματα  τω  Σολομώνι  ύπετά[γη]- 
σαν,  σύ  ούν  λόγω  τω  έμω  κελευόμενος,  [ά]πελθε  και  έρώτησον  αύτόν 
ά  βούλη». 

22.  Ό  δέ  Βαρθολομαίος  ποιήσας  τον  τύπον  [τ]ού  σταυρού  και 
εύχήσας  τω  Ιησού  πανταχόθεν,  [π]ύρ  άνήφθη  ώστε  τά  ιμάτια  αύτού 
[ταφήναι. 

Λέγει  ό  Ιησούς  τω  ΒαρΘολομαίω-  «Καθώς  [είπ]όν  σοι,  πάτησον  τόν 
τράχηλον  [αύτο]ύ  ώσπερ  έρωτάν  αύτόν  τίς  έστιν  ή  δύνα[μ]ις  αύτού». 

ΚαΙ  άπελθών  ό  Βαρθολομαίος  [έπ]άτησεν  έπί  τόν  τράχηλον  αύτού, 
[ήν]  γάρ  κρυπτόμενος  εως  των  άκοών, 

23·    [καΐ  λέγ]ει  ούτω-  «Εΐπέ  μοι  τ(ς  εί  σύ  καΐ  τί  [τ]ό  δνομά  σου». 

24-  Θ[Ό  δέ  έλαφρύνας  αύτόν  λέγει  αύτω·  «Λέγε  πάντα  ά  σύ  πέ- 
πραχας  καΐ  όσα  πράττεις]. 

25-  «Πρώτον  έλεγόμην  [Σα]ταναήλ,  ό  έρμηνεύεται  άγγελος  [Θεού]· 
ότε  δέ  άγνοών  άντίτυπον  τοΰ  Θεού,  [έ]κλήθη  τό  δνομά  μου  Σατανάς 
ό  έστιν  [άγ]γελος  ταρταροΰχος». 

26.  Πάλιν  [λέ]γει  αύτω  ό  Βαρθολομαίος-  «Πάντα  μοι  άποκάλυψον 
καΐ  μηδέν  με  άποκρύψης». 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


5Θ5 


27.  Y  él  responde:  «Te  juro  por  la  gloria  de  Dios  que,  aun- 
que quisiera  ocultarlo,  me  sería  imposible.  Está  aquí  presente 
el  que  me  arguye.  Y,  si  me  fuera  posible,  os  haría  desaparecer 
a  todos  de  la  misma  manera  que  lo  hice  con  aquel  de  entre  vos- 
otros G[que  os  precedió]». 

28.  «Yo  también  fui  llamado  primer  ángel,  porque,  G  [cuan- 
do] Dios  hizo  el  cielo  y  la  tierra,  tomó  un  puñado  de  fuego  y  me 
formó  a  mí  el  primero», 

29.  «el  segundo  a  Miguel,  el  tercero  a  Gabriel,  el  cuarto 
a  Rafael,  el  quinto  a  Uriel,  el  sexto  a  Xathanael  y  otros  seis  mil 
ángeles,  cuyos  nombres  me  es  imposible  pronunciar,  pues  son 
los  lictores  de  Dios  y  me  flagelan  G  [siete  veces]  cada  día  y  siete 
veces  cada  noche.  No  me  dejan  un  [momento  y  son  los  encar- 
gados de]  cercenar  mis  fuerzas.  Los  dos  ángeles  vengadores  son 
estos  que  están  ante  la  faz  del  trono  de  Dios.  Ellos  fueron  crea- 
dos los  primeros». 

30.  «Después  de  éstos  fué  creada  la  multitud  de  los  ánge- 
les: en  el  primer  cielo  hay  cien  miríadas;  en  el  segundo,  cien 
miríadas;  en  el  tercero,  cien  miríadas;  en  el  cuarto,  cien  miría- 
das; en  el  quinto,  cien  miríadas;  en  el  sexto,  cien  miríadas;  en 
el  séptimo,  cien  miríadas.  Fuera  del  ámbito  de  los  siete  cielos 
está  el  primer  firmamento,  donde  residen  las  potestades  que 
ejercen  su  actividad  sobre  los  hombres». 


27.  "O  δέ  είπεν  carreo-  «Όμνυμί  σοι  κατά  της  δόξης  τοΰ  Θεοΰ,  ότι 
εάν  θέλω  άποκρύψαι  ού  δύν[α]μαι·  παρίσταται  ό  έλέ[γ]χων  μοι,  [εί] 
γάρ  έδυνάμην  και  έγώ  άττολέσαι  άν  είχον  ώς  τον  έ'να  έξ  ύμών», 

28.  [«κα]Ί  γάρ  εγώ  πρώτος  άγγελος  έκλήθην,  [κ]αΐ  γάρ  ό  Θεός 
έττοίησεν  τον  ούρανόν  [και]  την  γήν,  έλαβε  ν  δράκαν  πυρός,  [και]  εττλα- 
σέν  με  πρώτον», 

29.  «δεύτερον  τόν  Μιχαήλ,  τρίτον  Γαβριήλ,  [τ]έταρτον  'Ραφαήλ, 
πέμπτον  Οϋριήλ,  έκτον  Ξαθαναήλ  [και]  έτερους  έξακισχιλίους  αγγέλους 
[ών]  τά  ονόματα  λαλήσαι  οϋ  δύ[να]μαι,  ραβδούχοι  γάρ  εϊσι  [τοΰ]  Θεοΰ 
και  ραβδίζουσίν  με  [έ]κάστης  ημέρας  και  έπτά[κις]  εκάστης  νυκτός  και 
οΰκ  [έώ]σίν  με  εν  [μ]ηδενϊ  καϊ  τήν  δύναμίν  μου  ρακοΰσιν  οί  δέ  δύο 
άγγελοι  της  έκδικήσεως  ούτοί  εΐσιν  [ο]ί  παριστάμενοι  έν  προσώπω  τοΰ 
θρόνου  τοΰ  Θεοΰ,  ούτοί  εΐσιν  οί  πρώτοι  πλασθέντες». 

3θ.  «Kai  μετά  τούτους  έπλάστετο  [τό  πλή]θος  τών  αγγέλων.  Τω 
πρώτω  ούρανώ  εΐσιν  μυριάδες  ρ',  τώ  δευτέρω  ούρανώ  εΐσιν  μυριάδες  ρ', 
τώ  τρίτω  οΰραν[ώ  εΐ]σιν  μυριάδες  ρ',  τώ  τετάρτω  ούρανώ  εΐσιν  μυ- 
ριάδες ρ',  τώ  πέμπτω  ούρανώ  εΐσιν  μυριάδες  ρ',  τώ  εκτω  [ούρανώ]  εΐσιν 
μυριάδες  ρ',  τώ  έβδόμω  ούρανώ  εΐσιν  μυριάδες  ρ',  "Εξωθεν  δέ  τών  επτά 
ούρανών  τό  πέταλόν  έστιν  τό  πρ[ώτον  όπ]ου  εΐσιν  ai  έξουσίαι  ένερ- 
γοΰσαι  τοις  άνθρώποις». 


596 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


31.  «Hay  también  otros  cuatro  ángeles:  Uno  es  del  Bóreas, 
cuyo  nombre  es  ...  vroíl  G[Cherum];  tiene  en  su  mano  una 
vara  de  fuego  y  hace  cesar  la  fuerza  G[que  la  humedad  ejerce] 
sobre  la  tierra,  para  que  ésta  no  llegue  a  secarse». 

32.  «Otro  ángel  está  en  el  Aquilón,  cuyo  nombre  es 
...  elvisthá». 

Versión  latina  casanatense  (*) 

32.  «Etalfatha  tiene  a  su  cargo  el  Aquilón.  Y  ambos,  [con- 
tando a  Mauch,  que  está  en  el  Bóreas],  sostienen  en  sus  manos 
antorchas  encendidas  y  varas  de  fuego  para  contrarrestar  su 
frío,  [el  de  los  vientos],  de  manera  que  no  se  seque  la  tierra 
y  perezca  el  mundo». 

33-34.  «Cedor  se  cuida  del  Austro,  para  que  el  sol  no  per- 
turbe a  la  tierra,  pues  Lenevior  apaga  la  llama  que  sale  de  la 
boca  de  aquél  para  que  ésta  no  sea  abrasada». 


31.  «Είσίν  δέ  και  τεσσάρεις  άγγελο'-  είς  ετπ  τοΰ  βορα,  όνομα  [αυ- 
τοί; ...]  βροΐλ,  και  εχει  έν  τή  χειρί  αύτοΰ  ράβδον  ττύρινον  και  κατα- 
παύει την  ττολλήν  δύναμιν  [  ]διά  τό  μή  ξηρήναι  την  γην»  21. 

32.  «Και  έτερος  άγγελος  έττί  τον  άρκτον,  όνομα  [αύτοΰ] 
..ελβισθά»22. 

32.  «Etalfatha  super  Aquilonem  tenentes  virgas  ígneas  et  fácu- 
las ardentes  ut  calefaciant  a  frigoris  eorum  ut  non  siccetur  térra  et 
pereat  mundus». 

33-34·  «Cedor  vero  super  Austrum  ut  non  commoveat  térra 
sol  in  actus  super  sol  ab  orientem  solis.  Quia  Lenevior  temperat 
calorem  eius  ne  exurat  terram.  Ipse  extinguit  flamma  egredientem 
ex  ore  eius». 


21  Cf.  el  libro  de  Henoc  (LX  16-23)  y  el  de  los  Jubileos  (II  2). 

22  Aquí  el  copista  del  H,  aburrido,  sin  duda,  de  tanto  escribir,  interrum- 
pió su  trabajo,  dejando  sin  terminar  la  revelación  de  Belial  sobre  los  ángeles 
que  presiden  los  fenómenos  atmosféricos. 

El  G  continúa  hasta  el  versículo  69,  en  que  parece  dar  por  terminada  su 
narración  con  la  fórmula  que  garantiza  la  autenticidad:  Τότε  ίγώ  ό  Βαρθολο- 
μαΐοξ  ό  συγγραψάμενοξ  ταΰτα  έν  τη  καρδία  μου.  A  pesar  de  lo  cual  se  añade 
aún  un  nuevo  capítulo  (V)  de  diez  versículos,  que  Tisserant-Wilmart  creen 
espúreo. 

(*)  Presentamos  algunos  fragmentos  de  esta  recensión,  que  nos  permi- 
tirán seguir  el  hilo  del  discurso  hasta  el  fin.  Omitimos  enojosas  digresiones 
y  ampliaciones  de  todo  género.  Reproducimos  el  texto  latino  tal  como  se  en- 
cuentra en  la  citada  edición  de  Moricca.  No  hemos  corregido  ninguna  de 
sus  continuas  anomalías  lingüísticas.  Unicamente,  para  mayor  claridad,  he- 
mos alterado  algo  los  signos  de  puntuación. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


597 


35.  «Hay  otro  ángel  que  ejerce  dominio  sobre  el  mar  y  aba- 
te el  empuje  de  sus  olas». 

36.  «Lo  demás  no  estoy  dispuesto  a  manifestártelo». 

37.  Entonces  le  dice  el  apóstol  Bartolomé:  «Anda,  dime, 
malhechor  y  mentiroso,  ladrón  desde  el  principio,  lleno  de 
amargura,  engaño,  envidia  y  astucia,  viejo  reptil  marrullero, 
lobo  rapaz,  ¿cómo  te  las  arreglas  para  embaucar  a  los  hombres, 
de  modo  que  dejen  al  Dios  vivo,  creador  de  todas  las  cosas,  que 
hizo  el  cielo  y  la  tierra  y  todo  lo  que  en  ellos  está  contenido  ? 
Pues  tú  siempre  eres  enemigo  del  género  humano».  [...] 

40.  Y  le  dijo  el  Anticristo:  «Te  lo  diré.  He  aquí  que  sube 
una  rueda  del  abismo  y  tiene  siete  cuchillos  de  fuego.  El  pri- 
mero de  éstos  tiene  doce  canales». 

41.  Y  le  preguntó  Bartolomé:  «¿Quiénes  están  en  los  cu- 
chillos?» 

42.  Respondió  el  Anticristo:  «Al  canal  ígneo,  situado  en  el 
primer  cuchillo,  van  a  parar  los  dados  al  sortilegio,  a  la  adivina- 
ción y  al  arte  de  encantamiento,  y  también  los  que  les  dan  oídos 
o  les  buscan,  ya  que  por  la  malicia  de  su  corazón  encontraron 
adivinaciones  falsas.  Al  segundo  canal  de  fuego  van  los  blasfe- 
mos, que  maldicen  de  Dios,  de  sus  prójimos  y  de  las  Escritu- 
ras. Aquí  vienen  también  los  hechiceros  y  los  que  los  buscan  o 
les  dan  crédito.  Entre  los  míos  se  encuentran  asimismo  los  sui- 


35.  «Et  alius  ángelus  est  super  mare  qui  confregit  virtutem  un- 
darum». 

36.  «Reliqua  vero  non  tibi  manifestó». 

37.  Dicit  ei  apostolus  Bartholomeus :  «Dic  mihi,  malefactor  et 
non  verax,  fur  ab  initio  et  plenus  amaritudine  et  dolo  invidia  et 
fallada,  serpens  subtilissime  antiquus,  lupis  rapax,  qui  persuades 
animas  hominum  ut  discedant  a  Deo  vivo  creatore  omnium  qui 
fecit  caelum  et  terram,  mare  et  omnia  quae  in  eis  sunt?  Quia  tu 
semper  inimicus  es  generi  humano».  [...] 

40.  Et  dixit  Antechristus :  «Dicam  tibi.  Ascendens  rota  de  abis- 
sum  et  habens  cultros  septem  ígneos.  Primus  cultrus  habet  cana- 
les XII». 

41.  Interrogavit  eum  Bartholomeus:  «Qui  sunt  cultris?» 

42.  Respondit  Antechristus:  «Qui  est  in  primo  cultro  canalis 
igneus,  mittuntur  <s)ibi  sorticulosi  et  arioli  et  incantatores  et  qui 
in  eis  credunt  vel  qui  quesierunt  eos,  quia  per  iniquitatem  cordis 
sui  invenerunt  quasi  divinationes  falsas.  In  secundo  canale  igneo 
mittuntur  blasphemi  qui  blasphemant  Deum  et  próximos  suos  et 
qui  blasphemant  scripturas.  Et  precantatores  ibi  mittuntur  et  qui 
eos  quesierunt  vel  crediderunt  in  illis.  In  meo  numero  deputati  sunt 
et  qui  se  ipsos  perimunt  vel  qui  morte  sibi  dant,  qui  se  in  aquam 


598 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


cidas,  que  se  echan  al  agua,  o  se  ahorcan,  o  se  hieren  con  la  es- 
pada. Todos  éstos  estarán  conmigo.  Λ1  tercer  canal  van  los  ho- 
micidas, los  que  se  dan  a  la  idolatría  y  los  que  se  dejan  llevar 
por  la  avaricia  o  por  la  envidia,  que  fué  la  que  me  arrojó  a  mí 
del  cielo  a  la  tierra.  A  los  demás  canales  van  los  perjuros,  los 
ladrones,  los  soberbios,  los  ansiosos  de  usura,  los  que  blasfe- 
man de  los  espíritus,  los  que  desechan  a  los  peregrinos,  los  que 
no  hacen  limosna,  los  que  no  ayudan  a  los  encarcelados,  los 
que  sirven  con  tibieza  en  la  Iglesia,  los  calumniadores,  los  que 
no  aman  a  sus  prójimos  y  los  demás  pecadores  que  no  buscan 
a  Dios  o  le  sirven  con  tibieza.  Λ  todos  éstos  les  escandalizo  yo 
a  mi  capricho». 

43.  Dícele  entonces  Bartolomé:  «Dime,  diablo  mentiroso 
e  insincero:  ¿Haces  estas  cosas  tú  personalmente  o  por  medio 
de  tus  semejantes?» 

44.  Respóndele  el  Anticristo:  « ¡Oh  si  yo  hubiera  podido 
salir  y  hacer  estas  cosas  por  mí  mismo!  En  tres  días  destruiría 
el  mundo  entero.  Pero,  desgraciadamente,  ni  yo  ni  ninguno  de 
los  que  fueron  arrojados  juntamente  conmigo  podemos  salir. 
Tenemos,  sin  embargo,  otros  ministros  más  débiles,  que,  a  su 
vez,  se  atraen  otros  colegas,  a  los  que  endosamos  nuestra  ves- 
timenta y  les  mandamos  a  poner  insidias  para  que  enreden  a  las 
almas  de  los  hombres  con  mucha  suavidad,  halagándolas,  para 


mergunt  vel  in  puteum  vel  in  laqueo  se  suspendunt  et  qui  se  ferro 
percutiunt  mecum  erunt.  In  tertio  canale  mittuntur  homicide  et  ido- 
latría colentes  et  avaritiam  sequentes  sive  invidia  pro  qua  ego  sum 
iactatus  de  caelis  in  terram.  [falta  una  línea].  Et  in  reliqui  canales 
ignei  mittuntur  periuratores,  fures,  superbi  vel  qui  sunt  cupidi  usuras 
accipientes  et  spiritus  conblasphemantes  sed  et  peregrinos  non  sus- 
cipientes  et  helemosinam  non  facientes  et  in  carcere  non  ministran- 
tes vel  tepide  in  aecclesia  serviunt  et  detractores  et  próximos  suos 
non  amantes  et  ceteri  peccatores  qui  non  requirunt  Dominum  vel 
tepide  eum  colunt.  Hos  omnes  ego  scandalizo  iuxta  meam  volun- 
tatem». 

43.  Dicit  ei  Bartholomeus :  «Dic  mihi,  diabole  fallax  et  non 
verax,  per  te  haec  facis  aut  per  ministros  tuos  vel  etiam  per  consi- 
miles  tuos  ?» 

44.  Respondit  Antichristus  et  dixit  ei:  «Oo  si  ego  potuissem 
egredi  et  per  me  haec  faceré!  Omne  mundum  in  tribus  diebus 
perderem!  Sed  nec  ego  egredior  nec  aliquis  ex  his  qui  mecum  sunt 
proiecti.  Habemus  autem  alios  extinctos  ministros  leviores  qui  et 
ipsi  faciunt  sibi  collegas  ministros  quibus  iussimus  et  induemos  eos 
stolas  riostras  et  mittimus  eos  in  venationem  ut  veneantur  nobis 
animas  hominum  multa  dulcedine,  adolantes  ut  sequantur  ebrieta- 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


599 


que  sigan  la  embriaguez,  la  avaricia,  la  blasfemia,  el  homicidio> 
el  hurto,  la  fornicación,  la  apostasía,  la  idolatría,  la  desviación 
de  la  Iglesia,  el  desprecio  de  la  Cruz,  el  falso  testimonio  o,  en 
fin,  todo  lo  que  Dios  abomina.  [Esto  es  lo  que]  nosotros  hace- 
mos. A  unos  les  echamos  al  fuego,  a  otros  les  lanzamos  desde 
los  árboles  para  que  se  ahoguen;  a  unos  les  rompemos  los  pies 
o  las  manos,  a  otros  les  arrancamos  los  ojos.  Estas  y  otras  cosas 
más  son  las  que  hacemos.  Les  ofrecemos  oro  y  plata  y  todo  cuan- 
to es  codiciable  en  el  mundo,  y  a  aquellos  que  no  conseguimos 
pequen  despiertos,  les  hacemos  pecar  dormidos».  [...] 

45.  «También  te  diré  los  nombres  de  los  ángeles  de  Dios 
que  nos  son  contrarios.  Uno  de  ellos  se  llama  Mermeoth,  que 
es  el  que  domina  las  tempestades.  Mis  satélites  le  conjuran  y 
él  les  da  permiso  para  que  habiten  donde  quieran;  mas,  al 
volverse,  se  incendian.  Hay  otros  cincuenta  ángeles  que  tienen 
bajo  su  poder  el  rayo.  Cuando  algún  espíritu  de  entre  nosotros 
quisiere  salir  por  el  mar  o  por  la  tierra,  estos  ángeles  envían 
contra  él  una  descarga  de  piedra.  Con  lo  cual  prende  el  fuego 
y  se  abren  las  rocas  y  los  árboles.  Y,  cuando  han  podido  dar 
con  nosotros,  nos  persiguen,  siguiendo  el  mandato  de  Aquel 


tem  et  avaritiam  et  blasphemiam,  homicidium,  furto,  fornicationem, 
convertí  in  heresem,  idola  colere,  deviare  ab  ecclesia,  crucem  Cruci- 
fixi  minime  faceré,  testimonium  falsum  dicere  vel  quicquid  Deus 
hodio  habet  nos  facimus.  Et  aliquantos  mittimus  in  igne  et  alios  de 
arbore  mergimus  et  aliorum  pedes  vel  etiam  manus  rumpimus  et 
aliorum  oculos  evellimus.  Haec  et  alia  multa  operamur.  Offerimus 
eis  aurum  vel  argentum  et  omnem  desiderium  mundi  et  quos  non 
possumus  faceré  peccare  vigilantes,  facimus  eos  in  somniis  pec- 
care»  [...]  23 . 

45.  «Dicam  tibí  et  nomina  angelorum  Dei  qui  contrarii  sunt 
nobis.  Unus  ex  his  dicitur  Mermeoth  qui  continet  tempestates. 
Adiurant  eum  ministri  mei  et  ille  dimittit  eos  ubi  voluerunt  habitare, 
sed  revertendum  incenduntur.  Et  alii  sunt  angelí  quinquaginta  super 
corruscationes.  Et  quando  spiritus  ex  nobis  voluerit  egredi  per  mare 
aut  super  terram,  isti  angelí  mittunt  contra  eos  de  nubis  ímpetus 
lapideus  et  igneus  accendit  nos  et  finditur  saxe  vel  arbores.  Et  ubi  nos 
invenire  potuerint,  persecuntur  nos  iussionem  eius  cui  adsistunt,  qui 
me  religavit,  quia  ipsius  iussionem  tu  mihi  dominaris  et  quae  non 
cogitavi  dicere,  invitus  secretum  meum  confíteor».  Et  iterum  dicit  ei 
apostolus  Bartholomeus :  «Quae  egisti  vel  quae  agís  ?  Indica  mihi». 
Dixitque  ei  Sathanas :  «Ego  cogitavera  ut  totum  secretum  meum  tibí 


23  Termina  este  versículo  con  una  glosa  del  pasaje  evangélico  contenido 
en  Le.  11,24-26  y  Mt.  12,43-45. 


600 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


a  quien  sirven.  Gracias  a  este  mandato,  tú  puedes  ejercer  po- 
derío sobre  mí,  por  lo  que  me  veo  obligado,  bien  a  pesar  mío, 
a  manifestarte  el  secreto  y  las  cosas  que  no  pensé  decirte». 

Pregúntale  de  nuevo  Bartolomé:  «¿Qué  es  lo  que  has  hecho 
y  qué  es  lo  que  sigues  haciendo  todavía  ?  Manifiéstamelo». 

Satanás  responde:  «Tenía  pensado  no  manifestarte  todo  el 
secreto,  pero,  por  Aquel  que  preside  el  Universo,  cuya  cruz 
me  cautivó,  no  puedo  ocultarte  nada».  [...] 

50.  Y  dijo  el  Señor  Jesús  al  apóstol  Bartolomé:  «Aflójale 
las  ligaduras  y  mándale  que  vuelva  a  su  sitio  hasta  la  venida 
del  Señor.  Lo  demás,  ya  me  encargaré  yo  de  revelároslo  a  vos- 
otros. Porque  es  necesario  nacer  de  nuevo  para  que  aquellos 
que  vencieron  en  la  prueba  puedan  entrar  en  el  reino  de  los 
cielos,  de  donde  fué  derrocado  este  enemigo  por  su  soberbia, 
juntamente  con  aquellos  de  cuyo  consejo  se  servía». 

51.  Después  de  esto,  dijo  el  apóstol  Bartolomé  al  Anti- 
cristo: «Vuélvete,  condenado  y  enemigo  de  los  hombres,  al  abis- 
mo hasta  la  venida  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  el  cual  ha  de 
venir  a  juzgar  a  vivos  y  muertos  y  al  mundo  entero  por  medio 
del  fuego  y  a  condenarte  a  ti  con  todos  tus  semejantes.  No 
pretendas  de  aquí  en  adelante  seguir  practicando  eso  que  te  has 
visto  obligado  a  manifestar». 

Entonces  Satanás,  lanzando  como  un  león  voces  mezcla  - 


non  indicarem,  sed  propter  eum  qui  preest,  cuius  crux  me  obligavit, 
non  possum  tibí  celare  quicquam»  [...]  24 . 

50.  Et  dixit  Dominus  Ihesus  ad  apostolus  Bartholomeus :  «Re- 
laxa eum  et  impera  illi  ut  revertatur  in  locum  suum  usque  ad  adven- 
tum  Domini.  Ego  residua  manifesta  vobis  quia  oportet  renasci 
contraria  ut  qui  probati  et  vicerint  inveniantur  in  regno  caelorum, 
unde  iste  inimicus  per  superbiam  cecidit  cum  quibus  consilium 
utebatur». 

51.  Post  haec  autem  Bartholomeus  apostolus  dixit  Antichristo: 
«Reverteré  dampnate  et  inimicus  hominum  in  locum  abissi  usque 
ad  adventum  Domini  Nostri  Ihesu  Christi  qui  venturus  est  iudicare 
vivos  et  mortuos  et  saeculum  per  ignem  et  dampnare  te  cum  consi- 
milibus  tuis.  Et  ne  presumas  ultra  exercere  quicumque  confessus 
est».  Tune  Sathanas,  emittens  voce  cum  gemitu  et  rugitus  sicut  leo 

24  A  continuación  el  Demonio  se  confiesa  causante  de  todas  las  calami- 
dades y  pecados  de  la  humanidad,  consignados  en  la  Sagrada  Escritura:  ido- 
latría de  Jeroboán  y  del  pueblo  de  Israel;  tentaciones  de  Job;  pecados  de  los 
hijos  de  Helí;  murmuración  del  pueblo  judío  contra  Moisés  y  Aarón  en  el 
desierto;  martirio  de  los  tres  jóvenes  en  el  horno  de  Babilonia;  degollación 
de  San  Juan  Bautista.  Después  explica  el  origen  de  los  siete  pecados  capita- 
les, en  que  está  anegada  la  humanidad  (v.45-49). 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


601 


das  con  rugidos  y  gemidos,  dijo:  « ¡Ay  de  mí,  que  me  he  servido 
de  mujeres  para  engañar  a  muchos  y  yo  mismo  he  venido  a 
ser  burlado  por  una  virgen!  Ahora  me  veo  aherrojado  y  atado 
con  cadenas  de  fuego  por  el  Hijo  de  ésta  y  estoy  ardiendo  de 
mala  manera.  ¡Oh  virginidad,  que  me  eres  siempre  contraria! 
Todavía  no  han  pasado  los  siete  mil  años.  ¿Cómo  es,  pues, 
que  me  he  visto  condenado  a  confesar  las  cosas  que  acabo  de 
decir?»  [...] 

52.  Entonces  el  apóstol  Bartolomé,  admirando  la  audacia 
del  enemigo  y  confiando  en  el  poder  del  Salvador,  dice  a  Satán: 
«Manifiéstame,  inmundísimo  demonio,  la  causa  por  la  que  fuis- 
te derrocado  de  lo  más  alto  del  cielo;  pues  me  diste  palabra  de 
decirme  todo». 

53.  El  diablo  respondió  y  dijo:  «Cuando  Dios  se  propuso 
formar  a  su  imagen  a  Adán,  padre  de  los  hombres,  mandó  a 
cuatro  ángeles  que  trajeran  tierra  de  las  cuatro  partes  del  globo 
y  agua  de  los  cuatro  ríos  del  paraíso.  Yo  me  encontraba  a  la 
sazón  en  el  mundo,  y  el  hombre  llegó  a  ser  un  animal  viviente 
en  los  cuatro  rincones  de  la  tierra  donde  yo  no  estaba.  Entonces 
[Dios]  le  bendijo  porque  era  su  imagen.  Después  vinieron  a 
rendirle  sus  homenajes  Miguel,  Gabriel  y  Uriel». 


dixit:  «Vae  mihi,  quia  per  mulierem  multos  decepi  et  ego  ipse  a 
virgine  deceptus  sum  et  catenis  igneis  vinctus  et  religatus  sum  per 
rilium  virginis  et  male  ardeo!  o  virginitas  quae  semper  contraria! 
Adhuc  septem  millia  annis  non  venerunt  et  quomodo  gannatus  sum 
ut  ea  confiterer  quae  dixi?»  [...]  25. 

52.  Respondens  Bartholomeus  apostolus,  admirans  audacem 
inimicum  et  confidens  in  potentiam  Salvatoris,  ait  ad  Sathan:  «Con- 
fitere,  inmundissime  daemon,  pro  qua  re  proiectus  es  de  superna 
caelorum,  quia  iurasti  mihi  ut  omnia  indicares». 

53.  Respondit  diabolus  et  dixit:  «Quando  fecit  Deus  patrem 
hominum  Adam  ad  imaginem  suam,  dixit  ad  quattuor  angelis  ut 
adducerent  terram  de  quattuor  ángulos  terrae  et  aqua  de  quattuor 
ilumina  paradisi.  Ego  in  seculo  eram  in  quattuor  ángulos  terrae  ubi 
non  fui  et  factus  est  homo  in  animam  viventem  et  benedixit  eum 
quia  ipsius  erat  inmago.  Et  postea  adoravit  Michael  et  Gabrihel 
et  Urihel». 


25  En  el  resto  de  este  versículo  sigue  el  Anticristo  profiriendo  parecidas 
lamentaciones  y  enumera  otros  pecados  que  hizo  cometer  a  los  hombres: 
fratricidio  de  Caín,  venta  de  José,  envidia  de  Esaú,  deicidio  de  los  judíos,  etc. 
Al  final  se  lamenta  de  la  derrota  que  Jesús  le  ha  infligido.  Bartolomé  entona 
una  acción  de  gracias  a  éste.  Belial  ruega  al  apóstol  no  manifieste  a  nadie 
estos  secretos. 


602 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


54.  «Cuando  yo  retorné  del  mundo,  me  dijo  el  arcángel 
Miguel:  Adora  esa  figura  que  ha  hecho  Dios  según  su  beneplácito. 
Yo  me  di  cuenta  de  que  había  sido  hecho  de  barro  [y  dije]: 

Yo  fui  hecho  de  fuego  y  agua  y  con  anterioridad  a  éste;  yo  no 
adoro  al  barro  de  la  tierra». 

55.  «De  nuevo  me  dijo  Miguel:  Adórale,  no  sea  que  el  Se- 
ñor se  vaya  a  enfadar  contra  ti.  Yo  repliqué:  El  Señor  no  se  aira 
contra  mi.  Yo  voy  a  poner  mi  trono  contra  el  suyo.  Entonces 
Dios  se  enfureció  contra  mí,  mandó  abrir  las  compuertas  del 
cielo  y  me  arrojó  a  la  tierra. 

56.  Después  que  yo  fui  arrojado,  preguntó  el  Señor  a  los 
demás  ángeles  que  estaban  a  mis  órdenes  si  estaban  dispuestos 
a  rendirse  ante  la  obra  que  El  había  hecho  con  sus  manos.  Mas 
ellos  dijeron:  Asi  como  hemos  visto  que  nuestro  jefe  no  doblaba 
su  cerviz,  de  la  misma  manera  nosotros  no  adoraremos  a  un  ser 
inferior  a  nosotros.  En  aquel  momento  fueron  también  ellos  de- 
rrocados conmigo». 

57.  «Y  nos  quedamos  dormidos  durante  un  período  de 
cuarenta  años.  Yo,  al  despertarme,  me  di  cuenta  de  los  que 
estaban  debajo  de  mí  durmiendo  58.  y  les  desperté,  siguiendo 
mi  capricho.  Después  tomé  acuerdo  con  ellos  para  ver  cómo 
embaucar  al  hombre  por  cuya  causa  fui  yo  arrojado  del  cielo». 

59.    «Y,  tomada  la  resolución,  entendí  cómo  podía  sedu- 


54.  «Et  iterum  veniente  me  de  seculo,  dixit  mihi  Michael  ar- 
changelus:  Adora  figuram  quem  fecit  Deus  secundum  voluntatem 
suam.  Et  ego  vidi  quod  factus  esset  de  limo  terrae.  De  igne  et  aqua 
sum  et  prius  formatus  sum.  Ego  non  adoro  lutum  terrae». 

55.  «Et  iterum  dixit  mihi  Michael:  Adora,  ne  quando  irasca- 
tur  tibi  Dominus.  Et  ego  dixi:  Non  irascitur  mihi  Dominus,  sed 
ponam  meum  thronum  adversum  thronum  eius.  Tune  iratus  est 
Dominus  super  me  et  iussit  aperire  cataractas  caeli  et  iactavit  me 
in  terram». 

56.  «Postea  vero  quam  ego  proiectus  sum,  interrogavit  Domi- 
nus reliquos  angelos  qui  erant  sub  me  si  voluerint  adorare  opera 
manuum  eius.  Ipsi  vero  dixerunt  ei:  Sicut  vidimus  priorem  nostrum 
non  adorare  ñeque  nos  non  adorabimus  deteriorem  nobis.  Tune 
proiecti  sunt  et  ipsi  mecum  in  térra. 

57.  «Et  obdormivimus  annis  XL.  Evigilans  autem  vidi  qui  es- 
sent  sub  me  dormientes», 

58.  «et  suscitavit  eos  secundum  meam  voluntatem  et  accepit 
consilium  cum  eis  quomodo  hominem  suaderem  propter  quem  ego 
de  caelis  proiectus  sum». 

59.  «Et  accepto  consilio,  intellegi  quomodo  seducere  eum  pos- 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


603 


cirle:  Tomé  unas  hojas  de  higuera  en  mis  manos,  sequé  [con 
ellas]  el  sudor  de  mi  pecho  y  de  mis  sobacos  y  [las]  arrojé  a  la 
corriente.  Eva  entonces,  al  beber,  encontró  el  deseo  carnal  y 
se  lo  ofreció  a  su  marido.  A  ambos  les  pareció  dulce  su  sabor 
y  no  cayeron  en  la  cuenta  de  lo  amargo  que  era  por  haber 
prevaricado.  De  no  haber  bebido  ellos  de  este  agua,  jamás  pu- 
diera yo  haberles  embaucado ;  y  no  tenía  yo  a  mano  otro  medio 
para  poder  prevalecer  sobre  ellos  sino  éste».  [...] 

60.  Entonces  el  apóstol  Bartolomé  se  puso  a  orar  diciendo: 
«¡Oh  Señor  Jesucristo!  Mándale  que  entre  en  el  infierno,  por- 
que se  pone  insolente  contra  mí».  Y  dice  el  Señor  Jesucristo  a 
Satán:  «Vete,  desciende  al  abismo  y  estáte  allí  hasta  mi  llegada». 
Y  al  instante  desapareció  el  diablo. 

61.  Bartolomé  entonces,  cayendo  a  los  pies  de  Nuestro 
Señor  Jesucristo,  empezó  a  decir  bañado  en  lágrimas:  «Abba! 
¡Padre!  Tú  que  sigues  siendo  el  único  y  glorioso  Verbo  del 
Padre,  por  quien  fueron  hechas  todas  las  cosas;  tú,  a  quien 
apenas  pudieron  contener  los  siete  cielos  y  que  tuviste  a  bien 
habitar  en  el  seno  de  una  Virgen;  a  quien  la  Virgen  gestó  y 
dió  a  luz  sin  sentir  dolor.  Tú,  Señor,  elegiste  a  la  que  verdade- 


sem.  Accipiensque  folia  ficus  in  manibus  meis  et  extersi  sudorem 
pectoris  mei  et  sub  alatrum  mearum  et  proieci  secus  decursus  aqua- 
rum  et  bibens  Eva  ex  hoc  invenit  desiderium  carnis  et  illa  obtulit 
viro  suo  et  quasi  dulcem  visum  est  eis.  Eo  quod  esset  amarum  ne- 
scierunt  propter  prevaricationem  quia  prevaricati  sunt.  Ipsi  autem, 
nisi  bibissent  de  aqua  ipsa,  nunquam  suadere  eis  potuissem,  nec 
potueram  aliter  prevalere  ei  nisi  propter  hoc»  [...]  2í>. 

60.  Et  orans  apostolus  Bartholomeus  dixit:  «Domine  Ihesu 
Christe,  iube  eum  ingredi  in  infernum,  quia  iste  diabolus  audax  est 
contra  me».  Et  dicit  Dominus  Ihesus  Christus  ad  Sathan:  «Vade 
et  descende  in  abissum  et  ibi  [s]ta  usque  ad  adventum  meum».  Et 
statim  non  apparuit  diabolus. 

61.  Tune  Bartholomeus,  cadens  ad  pedes  Domini  Nostri  Ihesu 
Christi,  cepit  cum  lacrimis  ita  dicere:  «Abba  Pater,  qui  gloriosus 
permanes  solus  verbum  Patris,  per  quem  omnia  facta  sunt,  quem 
septem  caeli  vix  tándem  capere  potuerunt,  in  útero  virginis  tibi  pla- 
cuit  inhabitare,  quem  virgo  portavit  et  genuit  et  non  sensit  dolorem. 
Tu,  Domine,  elegisti  eam  quem  veram  matrem  et  reginam  apellasti 


26  A  continuación  el  Demonio  se  lamenta  de  ver  destruida  su  obra  por 
otra  mujer,  María,  y  pide  al  apóstol  le  dé  a  conocer  el  secreto  de  su  derrota 
y  de  su  encadenamiento.  Bartolomé  responde  que  no  ocultará  nada  para  sal- 
vación de  todos  los  que  crean  en  Jesucristo. 


604 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


ramente  pudiste  llamar  madre  y  esclava.  Madre,  porque  por 
ella  te  dignaste  descender  y  de  ella  tomaste  carne  mortal.  Y  Rei- 
na, porque  la  has  constituido  reina  de  las  vírgenes».  [...] 

63.  «Tú  que  llamaste  a  los  cuatro  ríos  y  éstos  obedecen  a 
tu  mandato  y  se  apresuran  a  servirte.  El  primero,  el  río  de  los 
Filósofos,  para  la  unidad  de  la  Iglesia  y  de  la  fe,  que  ha  sido 
manifestada  en  el  mundo.  El  segundo,  el  Geón,  porque  [el 
hombre]  fué  hecho  de  tierra,  o  [también]  por  los  dos  testa- 
mentos. El  tercero,  el  Tigris,  porque  a  los  que  creemos  en  el 
Padre,  en  el  Hijo  y  en  el  Espíritu  Santo,  Dios  único  por  quien 
fueron  hechas  todas  las  cosas  en  el  cielo  y  en  la  tierra,  nos  ha 
sido  revelada  la  Trinidad  sempiterna,  que  está  en  los  cielos. 
El  cuarto,  el  Eufrates,  porque  tú  te  has  dignado  saciar  a  toda 
alma  viviente  por  medio  del  baño  de  la  regeneración,  que  re- 
presentaba la  imagen  de  los  Evangelios  que  corren  por  todo  el 
orbe  de  la  tierra,  y  que  te  dignaste  anunciar  por  tus  siervos, 
para  que,  por  medio  de  la  confesión  y  la  fe,  sean  salvos  todos 
los  que  creen  en  tu  nombre  grande  y  terrible  y  en  tus  santos 
Evangelios,  de  manera  que  puedan  llegar  a  la  vida  que  [toda- 
vía] no  poseen».  [...] 


et  ancillam.  Mater  vero,  quia  per  eam  dignatus  es  descenderé  unde 
carnem  assumpsisti.  Regina  autem,  quia  regina  virgínum  eam  po- 
suisti»  [...]  27. 

63.  «Qui  quattuor  ilumina  <sti>  clamasti  et  iussio  tua  obaediunt 
et  currunt  in  ministerio  tuo.  Primus  quidem  flumen  Philosophon 
propter  unitatem  aecclesiae  et  credulitatem  quae  ostensa  est  in  seculo. 
Secundus  autem  flumen  Geon,  propter  quod  de  térra  factus  est  vel 
etiam  dúo  testamenta.  Tertius  autem  flumen  Tigris,  propter  quod 
ostensa  est  nobis  Trinitas  sempiterna  in  caelis  credentes  in  Patrem 
et  Filium  et  Spiritum  Sanctum  qui  est  unus  Deus  per  quem  facta 
sunt  omnia  in  cáelo  et  in  térra.  Quartus  autem  flumen  Eufraten, 
qui  omnem  animam  viventem  in  saeculum  satiasti  per  lavacrum  re- 
generationis  quae  figura  adostendebat  evangeliorum  qui  currunt  in 
toto  orbe  terrarum,  qui  dignatus  es  per  servos  tuos  adnuntiare  ut 
credentes  et  confitentes  salvi  efficiantur  qui  credunt  in  nomine  tuo 
magno  et  terribili,  et  sancta  euvangelia  tua  qualiter  pervenire  pos- 
sint  ad  vitam  quae  non  habet»  [...]  28 . 

27  Continúa  la  plegaria  recordándole  su  pasión  y  rogándole  que  por  su 
santa  cruz  sean  siempre  vencidas  las  tempestades  atmosféricas.  Después  los 
apóstoles  entonan  a  coro  una  doxología  análoga  a  nuestro  Te  Deum,  que  ter- 
mina describiendo  los  ríos  del  paraíso  según  reza  el  siguiente  versículo. 

28  Sigue  otra  doxología,  a  la  que  responde  el  Señor  en  el  versículo  65, 
repitiéndoles  los  consejos  contenidos  en  el  capítulo  16  del  Evangelio  de 
San  Juan. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


605 


66.  Dice  entonces  Bartolomé:  « ¿Es  lícito  manifestar  estas 
cosas  a  todos  los  hombres?» 

67.  Dícele  Jesús:  «Podéis  descubrirlas  a  todos  los  que 
sean  creyentes  y  observen  este  misterio  que  acabo  de  manifes- 
taros. Pues  entre  los  gentiles  hay  algunos  que  son  idólatras, 
borrachos,  fornicarios,  perjuros,  blasfemos,  detractores  de  la 
Iglesia  católica,  envidiosos,  maléficos,  hechiceros,  malvados, 
que  siguen  las  malas  artes  del  enemigo  y  que  odian  a  sus  pró- 
jimos. Todos  éstos  no  son  dignos  de  oír  este  misterio». 

68.  «Mas  son  dignos  de  oírlo  todos  los  que  guardan  mis 
mandamientos,  los  que  reciben  en  sí  las  palabras  de  vida  eterna 
que  no  tienen  fin,  y  todos  los  que  tienen  parte  en  los  cielos  con 
los  santos,  justos  y  fieles  en  el  reino  de  mi  Padre.  Todos  aquellos 
que  se  hayan  conservado  exentos  del  error  de  la  iniquidad  y 
hayan  seguido  el  camino  de  la  salvación  y  de  la  justicia,  deben 
oír  este  misterio.  Y  tú,  Bartolomé,  eres  dichoso  juntamente 
con  tu  generación». 

69.  Entonces  Bartolomé,  al  escribir  todas  estas  cosas  que 
oyó  de  labios  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  con  rostro  alegre 
bendijo  al  Padre,  y  al  Hijo,  y  al  Espíritu  Santo,  diciendo: 
«Gloria  a  ti,  Señor,  redentor  de  los  pecadores,  vida  de  los  justos, 
fe  de  los  creyentes,  resurrección  de  los  muertos,  luz  del  mundo, 
amante  de  la  castidad». 


66.  Dicit  ei  Bartholomeus:  «Domine,  ómnibus  hominibus  licet 
ista  manifestare  ?» 

67.  Dicit  ei  Ihesus:  «Quanti  sunt  credentes  et  observaverint 
misterium  istud  quem  ostendi  vobis,  licet  manifestari.  Nam  sunt 
ínter  gentes  quídam  servientes  ydolis,  ebriosis,  fornicatotes,  periuri, 
blasphemi,  detractores  aecclesiae  catholicae,  invidiosi,  malefici,  in- 
cantatores,  maligni,  sequentes  artem  inimici  et  qui  odio  habent 
próximos  suos.  Hi  non  sunt  digni  audire  misterium  hoc». 

68.  «Sed  illi  sunt  digni  hoc  audire  qui  servant  praecepta  mea  et 
qui  capiunt  verba  salutis  aeternae  vitae  quae  finem  non  habent  et 
habent  partem  in  caelis  cum  sanctis  iustis  et  fidelibus  in  regnum 
Patris  mei.  Qui  vero  separatus  fuerit  ab  errore  iniquitatis  et  secutus 
fuerit  viam  salutis  et  iustitiae,  oportet  eum  audire  misterium  hoc. 
Tu  enim,  Bartholomee,  beatus  es;  beata  generatio  tua». 

69.  Tune  Bartholomeus  scribens  haec  omnia  in  corde  suo  quae 
audivit  de  ore  Domini  Nostri  Ihesu  Christi,  hilari  vultu  benedicens 
Patrem  et  Filium  et  Spiritum  Sanctum  dicens:  «Gloria  tibi,  Domine, 
redemptor  peccatorum,  vita  iustorum,  fides  credentium,  resurrectio 
mortuorum,  lux  mundi,  amator  castitatis». 


606 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


70.  Entonces,  ciñéndose  la  coraza,  dijo:  «Yo  soy  bueno, 
manso  y  benigno,  misericordioso  y  clemente,  fuerte  y  justo, 
admirable  y  santo,  médico  y  defensor  de  huérfanos  y  viudas, 
remunerador  de  los  justos  y  fieles,  juez  de  vivos  y  muertos, 
luz  de  luz  y  destello  de  la  claridad,  consolador  de  los  atribula- 
dos y  ayudador  de  los  pupilos.  Alegraos  conmigo,  amigos  míos, 
y  recibid  mi  regalo.  Os  voy  a  dar  un  don  celeste.  A  todos  los 
que  en  mí  tienen  puesto  su  deseo  y  su  fe  y  a  vosotros  os  galar- 
donaré con  la  vida  eterna». 

V 

7.  Dícele  de  nuevo  Bartolomé:  «Señor,  y  si  uno  comete  un 
pecado  carnal,  ¿cómo  se  las  va  a  haber  en  el  juicio?» 

8.  Respóndele  Jesús:  «Está  bien  que  el  bautizado  observe 
todo  aquello  a  que  le  obliga  su  bautismo,  que  guarde  castidad 
y  que  permanezca  en  ella.  Mas,  si  le  sobreviene  la  concupis- 
cencia carnal,  debe  casarse  con  una  sola  mujer;  de  manera  que 
la  mujer  no  conozca  otro  marido  y  éste  aborrezca  a  cualquiera 
otra  esposa.  Y  si  observan  la  castidad  [según  su  estado]  y 


70.  Tune  Ihesus  accipiens  toracem  et  dixit:  «Bonus  ego  sum, 
mansuetus  et  benignus,  misericors  et  clemens,  fortis  et  iustus,  ad- 
mirabilis  et  sanctus  et  sanator,  defensor  orphanarum  et  viduarum, 
coronator  iustorum  et  fidelium,  iudex  vivorum  et  mortuorum,  lux 
lucís  et  splendor  luminis,  consolator  tribulantium  et  adiutor  pupil- 
lorum.  Gaudete  mecum,  amici  mei,  et  accipite  a  me  donum.  Ego 
dabo  vobis  donum  caelestem.  Et  donabo  vobis  ego  et  ómnibus  qui 
desiderant  me  et  credent  in  me  vitam  aeternam». 

V  29 

7.  Dicit  ei  iterum  Bartholomeus :  «Domine,  si  quis  carnalem 
peccatum  peccaverit,  qualis  est  opera  eius  in  iudicio?» 

8.  Dicit  ei  Ihesus:  «Bonum  est  ut  baptizatus  observet  baptis- 
mum  suum,  custodiat  castitatem  et  in  ipsa  permaneat.  Si  autem 
desiderium  carnis  supervenerit,  unius  mulieris  vir  esse  debet.  Ita  ut 
mulier  nesciat  alterum  virum,  similiter  et  vir  aliam  feminam  peror- 


29  Los  versículos  1-6  contienen  una  nueva  pregunta  de  los  apóstoles 
sobre  cuál  es  el  pecado  más  grave.  El  Señor  les  da  por  repuesta  un  detallado 
elenco  de  pecados  perdonables,  supuesta  la  penitencia,  y  añade  que  hay  otro 
— el  pecado  contra  el  Espíritu  Santo — que  no  será  perdonado  nunca.  Barto- 
lomé pregunta  de  nuevo  en  qué  consiste  este  pecado,  y  Jesús  responde  que 
se  comete  principalmente  abandonando  la  Iglesia  católica  y  adhiriéndose  a 
alguna  herejía.  En  general,  enumera  todos  los  pecados  contra  la  fe. 


EVANGELIO  DE  BARTOLOMÉ 


607 


ofrecen  sus  diezmos  a  la  Iglesia,  de  la  misma  manera  que  lo 
hizo  mi  siervo  Abrahán,  que  siempre  guardó  mis  mandatos, 
yo  les  daré  el  céntuplo,  y  su  matrimonio  estará  libre  de  pecado. 
Y  si  la  necesidad  obligara  a  tomar  una  segunda  mujer  o  un 
segundo  marido,  puede  hacerse  esto  con  tal  de  que  comparez- 
can en  la  Iglesia,  hagan  limosna,  vistan  al  desnudo,  den  comida 
y  bebida  al  hambriento  y  al  sediento,  den  hospedaje  a  los  pere- 
grinos, lejos  de  despreciarlos;  visiten  a  los  enfermos,  sirvan  a 
los  encarcelados,  digan  siempre  la  verdad,  reciban  con  toda 
veneración  al  sacerdote  y  a  todo  aquel  que  teme  a  Dios,  y, 
como  dije  antes,  den  sus  diezmos  a  la  Iglesia  y  hagan  las  res- 
tantes obras  buenas  de  modo  que  puedan  agradar  a  Dios. 

Mas,  si  alguno  hubiera  contraído  matrimonio  ya  por  ter- 
cera vez,  será  tenido  por  indigno  y  pecador  en  el  reino  de  los 
cielos  juntamente  con  la  consorte.  Pero  quien  guardare  su  vir- 
ginidad y  castidad  y  fuere  perfecto  en  la  Iglesia  católica,  éste, 
sea  hombre  o  mujer,  será  llamado  perfecto  en  el  reino  de  los 
cielos»  [...]. 

ii.  [...]  Entonces  Bartolomé,  juntamente  con  los  demás 
apóstoles,  empezó  a  glorificar  al  Señor  Jesús,  diciendo:  «Gloria 


rescat.  Si  vero  observaverint  castitatem  et  mandata  mea  custodierint 
et  si  decimas  suas  ad  aecclesiam  dederint,  sicut  Abraham  puer  meus 
qui  custodivit  precepta  mea,  centuplum  eis  reddam  et  coniugium 
eorum  sine  peccato  erit.  Et  si  neccessitas  supervenerit  ut  secundam 
mulierem  accipiatur  aut  mulier  accipiat  secundum  virum,  habent 
licentiam  ita  ut  ad  aecclesiam  currant,  helemosinam  faciant,  nudum 
vestiant  et  esurienti  et  sitienti  dent  cibum  et  potum,  peregrinos  in 
hospitium  recipiant  et  non  despiciant  eos,  infirmos  visitent,  incarce- 
ratis  ministrent,  testimonium  verum  dicant,  sacerdotem  et  timentem 
Deum  cum  omni  veneratione  suscipiant  e't,  sicut  predixi,  decimas 
aecclesiae  offerant  et  cetera  quae  iusta  sunt  faciant  ut  Deo  placeré 
possint». 

«Si  quis  vero  iam  tertiam  uxorem  duxerit,  iam  indignus  et  pec- 
cator  vocabitur  in  regno  caelorum  simul  cum  illa.  Sed  qui  suam 
castitatem  et  virginitatem  custodicrit  et  perfectus  fuerit  in  aecclesia 
catholica,  sive  vir  sive  femina,  hic  perfectus  vocabitur  in  regno  cae- 
lorum» [...]  30. 

ii.  [...]  Tune  Bartholomeus  simul  cum  omnes  apostoli  g'.ori- 
ficabant  Dominum  Ihesum  Christum  dicentes:  «Gloria  tibi,  pater 

30  Los  últimos  versículos  contienen  algunos  avisos  a  los  apóstoles 
(v.gr.,  que  prediquen  el  presente  evangelio  a  todo  el  mundo  (cf.  Me.  16,15]). 
Sigue  una  doxología  de  los  apóstoles.  Jesús  les  promete  el  Espíritu  Santo  y 
sube  a  los  cielos.  Finalmente,  los  apóstoles  entonan  una  nueva  doxología 
(v.n),  con  la  que  se  cierra  la  narración. 


60S 


APÓCRIFOS  DE  LA  PASIÓN  Y  RESURRECCIÓN 


a  ti,  padre  de  los  cielos,  rey  de  la  vida  eterna,  foco  de  luz 
inextinguible,  sol  radiante  y  resplandor  de  la  claridad  perpetua, 
rey  de  los  reyes  y  señor  de  los  señores.  A  ti  sea  dada  la  mag- 
nificencia, la  gloria,  el  imperio,  el  reino,  el  honor  y  la  potestad 
juntamente  con  el  Padre  y  el  Espíritu  Santo.  Bendito  sea  el 
Señor  Dios  de  Israel,  porque  nos  ha  visitado  y  ha  redimido  a 
su  pueblo  de  la  mano  de  sus  enemigos  y  con  nosotros  ha  usado 
de  misericordia  y  de  justicia.  Alabad  a  Nuestro  Señor  Jesucristo 
todas  las  naciones  y  creed  que  El  es  el  juez  de  vivos  y  muertos 
y  el  salvador  de  los  fieles.  El  cual  vive  y  reina,  juntamente  con  el 
Padre  y  con  el  Espíritu  Santo,  por  todos  los  siglos  de  los  siglos. 
Amén». 

AQUI  TERMINAN  LAS  PREGUNTAS  QUE   EL   BEATISIMO  APOSTOL 
BARTOLOME   Y   LOS   DEMAS   APOSTOLES  HICIERON 
A  NUESTRO  SEÑOR  JESUCRISTO 


caelorum,  rex  aeternae  vitae,  lucerna  lucís  inextinguibilis,  sol  lucens 
et  splendor  luminis  claritatis  aeternae.  Rex  regum  et  Dominus  do- 
minorum.  Tibí  gloria  et  magnificentia  et  imperium  et  regnum  et 
honor  et  potestas  cum  Patre  et  Spiritu  Sancto.  Benedictus  Dominus 
Deus  Israel,  quia  visitavit  nos  et  redemit  plebem  suam  de  manu 
inimicorum  eius.  Et  nobiscum  fecit  misericordiam  et  iudicium.  Om- 
nes  gentes  laúdate  Dominum  Nostrum  Ihesum  Christum  et  credite 
ei  quoniam  ipse  est  iudex  vivorum  et  mortuorum  et  salvator  fidelium. 
Qui  cum  Patre  atque  Spiritu  Sancto  vivit  et  regnat  per  omnia  sécula 
seculorum.  Amen». 

EXPLICIT  INTERROGATIO  BEATISSIMI  BARTHOLOMEI  APOSTOLI 
VEL  ALIORUM  APOSTOLORUM  CUM  DOMINO   IHESU  CHRISTO 


APOCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


Εν.  apócrifos 


APOCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


Los  apócrifos  relativos  a  la  Asunción  de  María  son  extre- 
madamente numerosos,  si  bien  pueden  considerarse,  en  ge- 
neral, tributarios  de  un  patrón  original.  Esta  exuberante  lite- 
ratura apócrifo-asuncionista  ha  servido  para  algunos  de  piedra 
de  escándalo  con  relación  al  hecho  histórico  de  la  Asunción 
de  María,  por  creer  que  daban  a  éste  un  carácter  puramente 
legendario.  Hoy  se  considera  a  estos  apócrifos  generalmente 
como  reflejos  genuinos,  en  sus  rasgos  fundamentales,  de  la 
tradición  oral  asuncionista,  que  arranca  del  mismo  hecho  his- 
tórico de  la  Asunción. 

Ante  todo,  vamos  a  dar  un  elenco,  lo  más  completo  posible, 
de  dichos  apócrifos,  sirviéndonos  preferentemente  de  los  inven- 
tarios publicados  por  los  Bolandistas  en  su  Bibliotheca  hagiogra- 
phica  graeca,  Bibliotheca  hagiographica  latina  y  Bibliotheca  hagiogra- 
phica  orientalis  y  por  F.  Stegmüller  en  su  Repertorium  Biblicum 
Medii  Aevi  t.i  (Madrid  1940)  p.  135-139.  Siguiendo  el  ejemplo  del 
P.  J.  M.  Bover  (La  Asunción  de  María  [BAC.  Madrid  1947] 
p.  156-157),  los  distribuímos  en  grupos  lingüísticos. 

Grupo  griego 

1.  lohannis  líber  de  dormitione  Mariae.  Ed.  C.  Tischendorf,  Apoca- 
lypses  Apocryphae  (Lipsiae  1866)  p. 95-1 12. 

2.  lohannis  Archiep.  Thessalonicensis  sermo  de  dormitione  b.  Mariae  Vir- 
ginis.  Ed.  M.  Jugie:  PaOr  XIX  3  (1926)  375-431,  con  v.  latina. 

3.  Historia  Euúmiana.  S.  lohannis  D.rmasceni,  In  dormítionem  b.  V.  Ma- 
riae hom.2  n.18:  PG  96,747-752.  Cf.  M.  Jugie,  Le  récit  de  l'Histoire  euthy- 
miaque  sur  la  mort  et  l'assomption  de  la  S.  Vierge:  EchOr  25  (1926)  385-92. 

Grupo  latino 

1.  Transitus  b.  Mariae  Virginis.  Narratio  Iosephi  de  Arimathaea. 
Ed.  C.  Tischendorf,  Apocalypses  Apocryphae  ρ.  1 13-123. 

2.  Ps.  Melito  Sardensis,  De  transitu  Virginis  Mariae:  PG  5,1231- 
1240,  y  C.  Tischendorf,  Apocalypses  Apocryphae  p.  124- 136. 

Asswnptio  Sanctae  Mariae  (  Transitus  W).  Éd.  A.  Wilmart:  StT  59  (1933) 
p. 358-62.  Cf.  A.  Wilmart,  L'Ancien  récit  de  l'Assomption:  ibid.,  p.343-57. 


612 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


3.  Acta  Dormitionis  et  Assumptionis  b.  Virginis  Mariae  Dei-Genitricb, 
Dominae  Nostrae,  ex  Legendario  Segobiensi  Ms.  et  aliis  Breviariis.  Ed.  I.  Ta- 
mayo  Salazar,  Martyrologium  Hispanum  t.4  (Lugduni  1656)  p. 480-482. 

4.  Officium  de  Adsuntio  Sánete  Marie,  cod.  Silensis  secundus. 
Ed.  M.  Férotin,  Le  ¡iber  Mozarabicus  Sacramentorum  et  les  mss.  mozárabes 
(París  1912)  p.788  y  792. 

5.  Apocryphum  de  Assumptione  Virginis,  conservado  únicamente  en  el 
ms.  de  Santa  Croce  Pl.  XV  d.12,  en  la  Laurenziana  (fol.ig-2ov  s.XIV); 
es  la  versión  latina  del  Ps.  Juan.  Ha  sido  editado  por  A.  Wilmart:  StT  59 
(193.3)  357-62. 

Grupo  etiópico 

Líber  ¡ohannis  Apostoli  de  Transitu  b.  Mariae  Virginis.  Ed.  M.  Chaine: 
CoScrOr  ser.I  t.6  (París  1909).  V.  ingl.  ed.  por  E.  A.  Wallis  Budge,  Le- 
gends  of  our  Lady  Mary  p. 152-67  (London  1922). 

Grupo  árabe 

Ps.  íohannes  Apostolus,  Líber  de  Transitu  b.  Mariae  Virginis  (Bonn, 
Univ.  Bibl.,  legat.  A.  Scholz,  £.65-94).  Ed.  M.  Enger  (Elberfeld  1854) 
[con  v.  liát.T;  MigneAp  II  525-532  [v.  franc.];  L.  Leroy,  La  dormition  de 
la  Vierge  (Traduction  du  manuscrit  árabe  de  Paris  n.150):  ROrCh  ser  11 
5  (1910);  A.  S.  Lewis,  Apocrypha  Arábica:  StS  XI  (Cambridge  1902). 

Grupo  armenio 

1.  Libéltus  de  dorrñítioné  b.  Virginis  Mariae  auct.  Pseudo-Nicodemo. 
Ed.  Ρ.  I.  Daietsi,  Ankanon  girkh  Ñor  Ketakar  anatz  t.i  (Venezia  ¡898) 
p.452-78. 

2.  Epistula  Pseudo-Dionysii  ad  Titum  ep.  Crelensem  de  dormitione  b.  Vir- 
ginis Mariae.  Cf.  P.  Vetter,  Die  armenische  Dormitio  Mariae:  ThQ  84 
(1902)  421-49.  Y  asimismo  otros  apócrifos  asuncionistas  contenidos  en  la 
citada  colección  de  los  Mequitaristas  de  Venecia. 

Grupo  copto-bohaírico 

1.  Transitus  b.  Mariae  Virginis.  Ed.  P.  de  Lagarde,  Aegyptiaca  (Góttin- 
gen  1883)  p. 38-63.  Se  trata  de  una  homilía  atribuida  a  Evodio,  obispo  de  An- 
tioquía  o  arzobispo  de  Roma.  Ha  sido  traducida  al  inglés  por  Forbes  Ro- 
binson,  Coptic  Apocryphal  Gospels:  TS  IV  2  (Cambridge  1896)  p. 44-46 
y  por  JamesNT  p.  194-197. 

2.  Transitus  Mariae  Virginis.  (Discursus  Theodosü  archiepiscopi  Alexan- 
driae).  Ed.  Forbes  Robinson,  Coptic  Apocryphal  Gospels:  TS  IV  2  p. 90-127, 
con  v.  ingl.,  que  se  encuentra  también  en  JamesNT  p. 198-200. 

Grupo  copto-sahídico 

t.  Transitus  Mariae.  Fragm.  sahídico  déla  homilía  de  Evodio. 
Cf.  G.  Zoega,  Catalogus  codicum  copticorum  rnanu  scriptorum  qui  in  Museo 
Borgiano  Velitris  adservantur  (Romae  1810)  p. 223-24.  V.  ingl.  en  F.  Ro- 
binson, Coptic  apocryphal  Gospels:  TS  IV  2  p. 67-89. 

2.    Transitus  Mariae  (Discursus  Cyrilli  Hierosolymitani  n.20). 


APÓCRIFOS  ASrXCIOXISTAS 


613 


Ed.  E.  A.  W.  Budge,  Miscellaneous  Coptic  Texts  (London  1915).  V.  ingl. 
en  F.  Robinsom,  Le,  p. 25-41. 

3.  Evangelium  [sic  dictum]  XII  Apostolorum.  Otro  fragm.  sahídico 
ed.  por  E.  Revillout:  PaOr  II  (Paris  1907)  p.177-183  y  atribuido  al  mencio- 
nado evangelio,  pero  no  es  fácilmente  identificable. 

Grupo  siríaco 

1.  Historia  el  transitus  b.  Mariae  Virginis.  V.  ingl.  por  W.  Wright, 
Contributions  to  the  Apocryphal  Literature  of  the  Neiv  Testament  (London 
1865)  p.  18-24. 

2.  Transitus  b.  Mariae  (v.  svnaca  Β).  V.  ingl.  por  W.  Wright,  o.c, 
p.24-41. 

3.  Transitus  Mariae  (v.  syriaca  C)  [Libri  VI].  A.  Smith  Lewis,  Apo- 
crypha  Syriaca:  «Studia  Sinaitica»  XI  (London  1902).  Cf.  W.  Wright,  The 
departure  of  my  Lady  Mary  from  this  world:  «The  Journal  of  Sacred  Litera- 
ture  and  Biblical  Record»  (1865). 

4.  Transitus  b.  Mariae  Virginis  (v.  syriaca  D).  Ed.  E.  A.  W.  Budge, 
History  of  the  B.  Virgin  Mary,  en  Luzac,  Semitic  Text  and  Translation 
Series  V  (1899)  97-153. 

5.  Obsequiae  (Transitus)  b.  Mariae  Virginis  (v.  syriaca  E) . 
Ed.  W.  Wright,  Contributions  to  the  Apocryphal  Literature  of  the  New 
Testament  (1865).  V.  ingl.  'bid.,  p.42-51. 

Grupo  irlandés 

Timna  Muiré  (El  Testamento  de  María)  [Dublin,  Royal  Irish  Academy, 
Líber  Flavus  Fergusiorum  II  f.48  (99)  s.XIV].  Publicado. por  C.  Dokahue, 
The  Testament  of  Mary.  The  Gaelic  versión  of  the  Dormitio  Mariae,  together 
with  an  Irish  Latin  versión  (New  York  1942).  Fordham  University  Pr.  VIII 
70  p.  Cf.  St.  J.  D.  Seymour,  Irish  versions  of  the  Transitus  Mariae:  JThSt  23 
(1921-22)  36-43;  R.  Willard,  The  Testament  of  Mary.  The  Irish  Account 
of  the  Death  of  the  Virgin:  RechThAncMéd  9  (1937)  341-364. 

Grupo  eslavo 

1.  Dormitio  Deiparae  (y.  búlgara).  Ed.  A.  Popov,  Bibliografich. 
Materialy:  «Chtenija»  III  (1880)  p.9-29. 

2.  Dormitio  Deiparae  (v.  rusa).  Ed.  J.  Sreznjevkij:  «Svedenija...»  38 
(1866)  62-70.  A.  Popov,  Bibliografich.  Materialy:  «Chtenija»  III  (1880)  24-39. 

3.  Dormitio  Deiparae  (Sermo  Iohannis  Thessalonicensis,  v.  rusa). 
Ed.  A.  Popov,  Bibliografich.  Materialy:  «Chtenija»  III  (1880)  46-65.  I.  Por- 
firjev,  Apokrificheskija  skazanija  o  novozavetnych  ...  (1877)  281-295. 

4.  Dormitio  Deiparae  (v.  serbia).  Ed.  St.  Novakovic:  «Starine»  18 
(1886)  193-200. 

Este  material  apócrifo  ha  despertado  un  enorme  interés  du- 
rante los  últimos  años,  en  que  nuevos  hallazgos  han  venido  a 
suscitar  a  su  vez  nuevos  problemas.  Merecen  destacarse  sobre 
todo,  en  este  terreno,  los  nombres  de  Jugie,  Wilmart,  Bover 
y  Capelle,  cuyos  trabajos  han  contribuido  a  aclarar  muchos 


614 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


puntos  oscuros  en  lo  relativo  a  la  filiación  de  los  documentos  y 
a  su  valor  histórico. 

Los  más  antiguos  entre  éstos  no  se  remontan  más  allá  del 
siglo  IV;  surge,  pues,  el  problema  de  explicar  su  conexión  con 
el  hecho  histórico  de  la  Asunción.  No  sería  descabellado  a  este 
respecto  suponer  la  existencia  de  un  arquetipo  primitivo  del 
que  derivaran  los  mencionados  textos  apócrifos.  Tal  existencia 
está  avalada  por  el  testimonio  del  Ps.  Melitón,  quien  alude  ex- 
presamente a  un  Transitus  Sanctae  Mariae  original  de  Leucio, 
a  quien  se  presenta  como  discípulo  de  los  apóstoles  y  que,  por 
tanto,  debió  escribir  a  principios  del  siglo  II.  Dice  textualmente 
el  Ps.  Melitón:  «Saepe  scripsisse  me  memini  de  quodam  Leucio, 
qui  ...  cum  apostolis  conversatus,  alieno  sensu  et  animo  teme- 
rario discedens  a  via  iustitiae,  plurima  de  apostolorum  actibus 
in  libris  suis  inseruit  ...  Etiam  Transitum  beatae  semper  Virginis 
Mariae  Genitricis  Dei  ...  impio  depravavit  stilo»  (PG  5,1231- 
1232).  El  Decretum  Gelasianum  menciona  asimismo  un  Líber 
qui  appellatur  Transitus  sanctae  Mariae,  sin  aludir  a  Leucio  como 
su  presunto  autor. 

Pero,  aun  prescindiendo  de  esta  hipótesis,  que,  como  se 
ve,  no  deja  de  tener  su  fundamento,  puede  salvarse  el  vacío 
entre  los  apócrifos  y  el  hecho  de  la  Asunción  recurriendo  a  una 
tradición  oral  que,  arrancando  de  Egipto  probablemente,  se 
fué  propagando  en  el  tiempo  y  en  el  espacio,  dando  con  ello 
lugar  a  las  diversas  narraciones  que  hoy  poseemos  sobre  el 
particular.  No  deja  de  ser  significativo  a  este  respecto  el  que  en 
la  representación  más  antigua  de  la  Asunción,  contenida  en  el 
sarcófago  de  Santa  Engracia  (Zaragoza),  aparezca  una  mano 
en  actitud  de  asumir  a  la  Virgen.  Este  detalle,  que  no  depende 
de  los  apócrifos,  no  es  sino  la  elucubración  de  un  tema  más 
antiguo  que  refleja  la  mencionada  tradición.  Cf.  A.  Fernández 
Guerra  y  Orbe,  Monumento  zaragozano  del  año  312  que  representa 
la  Asunción  de  la  Virgen  (Madrid  1870). 

Un  examen  comparativo  de  todas  estas  narraciones  apó- 
crifas deja  ver  a  las  claras  tres  elementos  fundamentales  en  que 
todas  vienen  a  coincidir:  el  hecho  de  la  Asunción,  la  reunión 
de  todos  los  apóstoles  y  la  vela  que  hacen  a  la  Virgen,  precisa- 
mente en  el  valle  de  Josafat.  A  estos  tres  hechos  puede  exten- 
derse el  valor  histórico  de  los  apócrifos  asuncionistas.  En  cuanto 
a  su  valor  teológico,  cf.  J.  M.  Bover,  La  Asunción  de  Maria  (BAC, 
Madrid  1947)  p.171-178. 

El  influjo  de  esta  literatura  a  través  de  los  siglos  ha  sido  muy 
grande,  llegando  a  invadir  los  mismos  textos  litúrgicos.  Re- 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


615 


cuérdese  a  este  respecto  el  oficio  mozárabe  de  la  Asunción 
según  el  ms.  de  Silos  publicado  por  M.  Férotin  (Le  liber  Mo- 
zarabicus  Sacramentorum  et  les  mss.  mozárabes  [París  1912]  p.788 
y  792)  y»  asimismo,  la  narración  apócrifa  de  la  Asunción  pu- 
blicada por  Tamayo  Salazar  a  base  del  Legendarium  Segobiense 
y  de  diversos  Breviarios. 

Su  influencia  en  la  inspiración  artística  es  aún  mucho  ma- 
yor, particularmente  en  Oriente.  A  partir  del  siglo  XI  aparecen 
ya  perfectamente  fijados  los  rasgos  fundamentales  de  la  repre- 
sentación asuncionista  según  los  datos  apócrifos,  lo  cual  supone 
un  proceso  de  formación  bastante  largo.  De  hecho  se  señalan 
algunos  monumentos  de  inspiración  apócrifa  anteriores  a  este 
siglo;  v.gr.  un  fresco  del  monasterio  siríaco  de  Deires-Sourjani 
en  El-Hadra  (Egipto),  cuya  fecha  exacta  es  difícil  precisar,  y 
otro  perteneciente  a  una  iglesia  rupestre  de  Capadocia,  llamada 
Iglesia  nueva  de  Toqali-Kilissé  (s.IX).  En  el  siglo  XI  dicho  influjo 
se  acentúa,  pudiéndose  encontrar  sus  huellas  en  el  Monte  Atos 
(miniatura  del  Evangeliario  n.i  de  la  biblioteca  del  monasterio 
de  Iviron) ,  en  Atenas  (mosaico  de  Dafnis)  y  en  Montecassino 
(diseño  del  monje  León  [h.  el  a. 1080]  en  el  ms.  η.  H.H.98  de 
dicho  monasterio).  Posteriormente,  el  influjo  es  desbordante; 
citemos,  entre  otros  ejemplares,  la  representación  de  la  Cap- 
pella  degli  Scrovegni  (Padua),  debida  al  pincel  de  Gioíto;  el  tím- 
pano de  la  Portada  Preciosa  de  la  Catedral  de  Pamplona  (s.XIV), 
y  la  tabla  de  la  colegiata  de  Bañólas  (Gerona,  s.XIV). 

Ante  la  imposibilidad  de  incluir  en  la  presente  edición  toda 
la  producción  apócrifo-asuncionista,  lo  cual  se  prestaría  además 
a  numerosas  y  enojosas  repeticiones,  nos  limitamos  a  repro- 
ducir los  tipos  más  representativos  y  de  mayor  influencia.  Un 
resumen  de  las  narraciones  coptas  y  siríacas  puede  encontrarse 
en  JamesNT  p. 194-200.219-227. 

Sobre  los  diversos  problemas  que  suscita  esta  literatura 
pueden  consultarse  los  siguientes  estudios: 

A.  le  Hir,  De  l'Assomptinn  de  la  Sainte  Vierge  et  des  livres  apocryphes 
qui  s'y  rapportent:  «Etudes  religieuses  historiques  et  littéraires»  (1866)  514- 
555 ;  M.  Bonnet,  Bemerkungen  über  die  altesten  Himmelfahrt  María:  ZtW'Th 
(1880)  222-47  [contiene  concepciones  dogmáticas  en  abierta  oposición  con 
la  fe  católica];  Gabrielovich,  Ephése  ou  Jérusalem:  Tombeau  de  la  Sainte 
Vierge  (París  1897);  Bernabé  D'Alsace,  Le  Tombeau  de  la  Sainte  Vierge  ά 
Jérusalem  (Jérusalem  1903);  M.  Gordillo,  La  Asunción  en  los  monumentos 
anteriores  al  concilio  de  Efeso:  RaF  (19 19);  Id.,  £/  Misterio  de  Elche:  «La 
Estrella  del  Mar»  (agosto  1923);  P.  Giquello,  Récits  apocryphes  relatifs  ά 
la  mort  et  c  la  assomplion  de  la  Sainte  Vierge:  «Mémoire  du  Congrés  Marial 
de  Nantes»  p.51-58  (París  1925);  J.  Plessis,  Valeur  historique  des  Apocryphes 
de  Transitu  Mariae  (Vannes  1925);  M.  Jugie,  La  mort  et  l'Assomption  de  la 


616 


APÓCRIFOS  ASUXCION1STAS 


Sainte  Vierge  dans  la  tradition  des  cinq  premiers  siécles:  EchOr  25  (1926) 
5-20.129-43. 281-307;  26  (1927)  18-23;  A.  M.  Vitti,  Libri  Apocryphi  de 
Assumptione  B.  Mariae  Virginis:  VD  6  (1926)  225-34;  F-  Cabrol,  Transitus 
Mariae:  DACHEL  I  2993;  L.  Heidet  et  L.  Pirot,  Assomption.  Tradition 
de  Jérusalem:  SupDBi  I  654;  M.  Jugie,  La  Littérature  apocryphe  sur  la  mort 
et  l'assomption  de  Marie  a  partir  de  la  seconde  moitié  du  VI  siécle:  EchOr  29 
(1930)  265-95;  Id.,  Prólogo  a  Dormiiio  Dominae  Nostrae  Deiparae  ac  semper 
Virginis  Mariae:  PaOr  XIX  376-78.362;  L.  Wratislaw  -  Mitrowic  et 
N.  Okunev,  La  dormilion  de  la  Sainte  Vierge  dans  la  peinture  médiévale  ortho- 
doxe:  ByzSl  3  (1931)  134-73;  J-  Riviere,  Le  plus  vieux  Transitus  latin  et  son 
dérivé  grec:  RechThAncMéd  8  (1936)  5-23 ;  L.  Carli,  La  morte  e  l'assunzione 
di  Maria  Sma.  nelle  omelie  greche  dei  secoli  VII-VIII  (Roma  1941);  M.  Jugie, 
La  littérature  apocryphe  sur  la  mort  et  l'assomption  de  la  Sainte  Vierge:  StT  114 
(1944)  102-171;  J.  M.  Bover,  La  Asunción  de  María  (BAC,  Madrid  1947) 
Ρ·Ι55-97·3°4-22;  In.,  La  Asunción  de  María  en  el  «Transitus  W»  y  en  Juan  de 
Tesalónica:  EstEc  20  (1946)  415-33  [este  artículo  constituye  uno  de  los  capí- 
tulos del  volumen  anterior];  J.  E)uhr,  L'évolution  iconographique  de  V As- 
somption: NouRTh  68  (1946)  671-683;  C.  Felicolo,  II  transito  della  Ver- 
gine  secondo  l'apocrifo  latino:  TerSan  22  (1947)  137-44;  J.  Riviere,  Róle  du 
démon  au  jugement  particulier.  Contribution  a  l'histoire  des  «Transitus  Ma- 
riae»: BullLitEc  48  (1947)  49-56.98-126;  G.  Stano,  L'Assunzione  negli  Apo- 
crifi:  CVit  3  (1948)  408-17;  A.  C.  Rush,  The  Assumption  in  the  Apocrypha: 
AmEccR  116  (1947)  3-31;  G.  Odoardi,  Elementi  leggendari  nell' Iconografía 
italiana  dell'Assunta:  CVit  3  (1948)  423-433;  C.  Balic,  Testimonia  de  As- 
sumptione B.  Mariae  Virginis  in  ómnibus  saeculis  (Romae  1948)  t.i  p.  15-66. 
137-54;  B.  Capelle,  Vcstiges  grecs  et  latins  d'un  antique  «Transitus»  de  la 
Vierge:  ABoll  67  (1929)  21-48;  A.  C.  Rush,  Assumption  Theology  in  the 
«Transitus  Mariae»:  AmEccR  123  (August  1950);  M.  Gordillo,  La  muerte 
de  María,  Madre  de  Dios,  en  la  tradición  de  la  Iglesia  de  ferusalén:  EstMar  9 
(1950)  43-62:  A.  Rivera,  La  muerte  de  María  en  la  tradición  hasta  la  Edad 
Media  (s.I-VIII):  EstMar  9  (1950)  71-100;  M.  García  Castro,  Los  Apó- 
crifos Marianos:  CiTom  77  (i95°)  Ϊ45-75;  A.  C.  Rush,  Scriptural  Texts 
and  the  Assumption  in  the  «Transitus  Mariae»:  CathBiQ  12  (¡950)  367-78; 
A.  Penna,  Transito  (Dormizione)  di  Maria:  EnCat  XII  c.432;  C.  Cecchelli, 
Mater  Christi  III  (Roma  1954)  p. 393-416. 


/.    LIBRO  DE  SAN  JUAN  EVANGELISTA 
(EL  TEOLOGO) 


Se  trata  de  uno  de  los  apócrifos  asuncionistas  que  han  gozado 
de  mayor  difusión,  particularmente  en  el  Oriente  bizantino. 
En  Occidente  se  conserva  de  él  una  traducción  latina  publicada 
en  1933  por  Dom  A.  Wilmart  Se  conservan  asimismo  otras 
narraciones  occidentales  dependientes  de  él,  v.gr.,  el  cód.  Am- 
brosiano  L  58,  que  dice  textualmente:  «Assumptio  beatae  Virgi- 
nis  Mariae  qualiter  facta  sit,  ex  quodam  libello  apocrypho,  qui 
Iohanni  evangelistae  adscribitur,  edocemur»  -. 

El  primer  crítico  moderno  que  lo  editó  fué  Tischendorf, 
utilizando  para  ello  cinco  códices  diversos  3. 

Este  benemérito  investigador  estaba  en  lo  cierto  al  hacer 
hincapié  sobre  la  antigüedad  del  apócrifo,  refiriéndola  al  si- 
glo IV  o  antes  4.  Esta  es  hoy  la  opinión  más  común,  si  bien  Jugie 
optaría  por  retrasar  la  fecha  de  composición  a  los  años  550-80. 
Este  período  puede  ser,  desde  luego,  el  tope  que  marca  el  tér- 
mino ante  quem  debió  escribirse  el  apócrifo,  pues  en  él  no  se 
hace  mención  alguna  de  la  fiesta  de  la  Asunción,  cuya  celebra- 
ción quedó  fijada  para  el  15  de  agosto  por  un  decreto  emanado 
del  emperador  Mauricio  por  estas  fechas;  pero  no  hay  razones 
convincentes  para  hacer  coincidir  con  esta  época  la  composi- 
ción del  Ps.  Juan.  Es  de  notar  a  este  respecto  que,  según  nuestro 
apócrifo,  la  Asunción  tiene  lugar  en  domingo,  y  que  la  Virgen 
en  su  subida  al  cielo  no  experimenta  impedimento  alguno  por 


1  Según  el  único  manuscrito  de  Santa  Croce  Pl.XV  d.12,  en  la  Lauren- 
ziana  (fol.  19-20   s.XIV):  StT  59  (1933)  357-62. 

2  Cit.  por  Tischendorf,  Apocal.  Apocr.  p.XLIII. 

3  Son  los  siguientes : 

A  =  París  1173,  s.XIII. 

Β  =  Ven.  Marc.  cl.II,  cod.XLII. 

C  =  Monac.  276,  s.XII. 

D  =  Ambros.  A  60,  s.XI  aprox. 

Ε  =  Ambros.  C  92,  s.XIV  aprox. 

4  «Pertinere  autem  librum  de  dormitione  vel  Transitu  Mariae  non  ad 
medii  aevi  sed  antiquitatis  christianae  monumenta  certum  est,  quamquam 
ambigi  potest  utrum  saeculo  demum  quarto  an  prius  prodierit»  (ibid., 
p.XXXIV). 


Θ18 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


parte  de  los  espíritus  infernales,  rasgo  común  en  otros  apócrifos 
posteriores. 

Sin  embargo,  no  es  el  apócrifo  asuncionista  más  antiguo, 
ya  que  el  contenido  en  el  fragmento  publicado  por  Wright  -\ 
que  Cecchelli  6  considera  como  una  posible  primera  parte  de 
los  Acta  Iohannis  atribuidos  a  Leucio,  puede  muy  bien  remon- 
tarse al  siglo  III  o  II. 

No  puede  considerársele  tampoco  como  arquetipo  primi- 
genio del  que  deriven  todos  los  demás  apócrifos  como  simples 
versiones  o  refundiciones  (así  parece  dar  a  entender  Tischen- 
dorf),  sino  como  el  representante  más  caracterizado  y  antiguo 
de  un  tronco  apócrifo  que  ha  tenido  diversas  ramificaciones  en 
la  literatura  asuncionista  7.  De  esta  familia  debemos  descartar 
el  Transitus  B,  atribuido  a  Melitón,  obispo  de  Sardes. 

Es  curioso  notar  que  en  este  apócrifo  no  aparece  visible- 
mente el  fenómeno  de  la  Asunción,  haciéndose  saber  única- 
mente en  la  visión  final  que  el  cuerpo  ha  sido  trasladado  al 
paraíso. 

Tomamos  el  texto  de  la  edición  crítica  de  Tischendorf 8. 

Ediciones  y  versiones. — C.  Tischendorf,  Apocalypses  Apocryphae  (Lip- 
siae  1866)  p. 95-112;  BonaccorsiVA  I  (1948)  p. 260-289  [texto  gr.  y  v.  it.]; 
JamesNT  (repr.  1953)  p. 201-209  [v.  ingl.]. 

5  Contributions  to  the  apocryphal  Literature  of  the  Ν.  T.  (London  1865) 
p.11-16.42-51. 55-65. 

6  Mater  Christi  III  (Roma  1954)  P-397- 

7  No  obstante,  hemos  de  notar  que  algunas  narraciones  orientales  pare- 
cen estar  inspiradas  directamente  en  él;  tal  sucede  con  las  etiópicas  y  las 
árabes. 

8  Apocalypses  Apocryphae  (Lipsiae  1866)  p.95-112. 


LIBRO   DE   S.   JUAN  EVANGELISTA 


LIBRO  DE  SAN  JUAN  EVANGELISTA 
(EL  TEOLOGO) 

Tratado  de  San  Juan  el  Teólogo  sobre  la  dormición  de  la 
Santa  Madre  de  Dios 

I 

Cuando  la  santísima  y  gloriosa  Madre  de  Dios  y  siempre 
virgen  María  iba,  según  su  costumbre,  cabe  el  sepulcro  del  Se- 
ñor para  quemar  aromas  y  doblaba  sus  santas  rodillas,  solía 
suplicar  a  Cristo,  hijo  suyo  y  Dios  nuestro,  que  se  dignara 
venir  hacia  sí. 

II 

Mas,  al  notar  los  judíos  la  asiduidad  con  que  se  acercaba  a 
la  sagrada  tumba,  se  fueron  a  los  príncipes  de  los  sacerdotes 
para  decirles:  «María  viene  todos  los  días  al  sepulcro».  Estos 
llamaron  a  los  guardias  que  habían  puesto  allí  con  objeto  de 
impedir  que  alguien  se  acercara  a  orar  junto  al  sagrado  monu- 


ΤΟΥ  ΑΓΙΟΥ  ΙΩΑΝΝΟΥ  ΤΟΥ  ΘΕΟΛΟΓΟΥ  ΛΟΓΟΣ  ΕΙΣ  ΤΗΝ  ΚΟΙΜΗΣ1Ν 
ΤΗΣ  ΑΓΙΑΣ  ΘΕΟΤΟΚΟΥ  1 


Tfjs  παναγίας  ενδόξου  Θεοτόκου  και  άειπαρθένου  Μαρίας  κατά  το 
είωθός  εν  τω  άγίω  μνήματι  τοΰ  Κυρίου  ημών  ερχόμενης  θυμιδσαι  και 
κλινούσης  τά  άγια  γόνατα  αυτής,  έδυσώπει  τόν  έξ  αυτής  τεχθέντα  Χρισ- 
τόν  τόν  Θεόν  ήμών  προς  αύτήν  άναλΰσαι  -. 

II 

Βλέποντες  δέ  αύτήν  οι  Ιουδαίοι  σχολάζουσαν  τω  θείω  τάφω,  προ- 
σήλθον  τοΤς  άρχιερεϋσιν  λέγοντες  ότι  «Μαρία  καθ"  έκάστην  ήμέραν  ερχε- 


1  Este  título  cambia  según  los  diferentes  mss. ;  asi,  CD  encabeza  e!  re- 
lato de  esta  manera:  Διήγηση  τοΰ  άγίου  Ιωάννου  του  Θεολόγου  περί  της 
τελειώσεως  της  αγίας  Θεοτόκου  και  άειπαρθένου  Μαρίας,  mientras  que  París  1215 
comienza :  Του  άγιου  Ιωάννου  Θεολόγου  και  εΰαγγελιστοϋ  διήγησις  περί  της  ενδόξου 
κοιμήσεως  της  ύπεραγίας  ήμών  Θεοτόκου  και  άειπαρθένου  Μαρίας. 

2  Aunque,  según  Bonaccorsi,  sería  preferible  que  dijera  πρός  αύτόυ  άνα- 
λΰσαι, en  el  sentido  de  que  la  Virgen  deseaba  abandonar  este  mundo  para  ir 
al  lado  de  su  Hijo,  no  hay  ms.  alguno  que  avale  tal  lectura. 


620 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


mentó  y  empezaron  a  hacer  averiguaciones  sobre  si  era  verdad 
lo  que  con  relación  a  ella  se  decía.  Los  guardias  respondieron 
que  nada  semejante  habían  notado,  pues,  de  hecho,  Dios  no  les 
permitía  percatarse  de  su  presencia. 

III 

Cierto  día — que  era  viernes — fué,  como  de  costumbre,  la 
santa  (virgen)  María  al  sepulcro.  Y,  mientras  estaba  en  oración, 
acaeció  que  se  abrieron  los  cielos  y  descendió  hasta  ella  el  arcán- 
gel Gabriel,  el  cual  le  dijo:  «Dios  te  salve,  ¡oh  madre  de  Cristo 
nuestro  Dios!,  tu  oración,  después  de  atravesar  los  cielos,  ha 
llegado  hasta  la  presencia  de  tu  Hijo  y  ha  sido  escuchada.  Por 
lo  cual  abandonarás  el  mundo  de  aquí  a  poco  y  partirás,  según 
tu  petición,  hacia  las  mansiones  celestiales,  al  lado  de  tu  Hijo, 
para  vivir  la  vida  auténtica  y  perenne». 


ται  πρός  τό  μνήμα»  3.  Καλέσαντες  δέ  oi  αρχιερείς  τούς  ταχθέντας  παρ" 
αυτών  φύλακας  πρός  τό  μή  συχχωρεΐσθαί  τίνα  εύχεσθαι  έν  τω  άγίω 
μνήματι,  έπυνθάνοντο  περί  αυτής,  εί  αληθώς  ούτως  έχει.  Οί  δέ  φύλακες 
άποκριθέντες  είττον  μηδέν  τοιούτον  θεωρήσαι,  τού  Θεού  μή  συγχωρούν- 
τος  αύτοΐς  τήν  τταρούσαν  όρδν. 

III 

Μια  δέ  τών  ημερών,  παρασκευής  ούσης,  ήλθεν  κατά  τό  είωθός  ή  αγία 
Μαρία  παρά  τό  μνήμα,  και  εν  τω  εύχεσθαι  αυτήν  έγένετο  άνεωχθήναι 
τούς  ούρανούς  και  τόν  άρχάγγελον  Γαβριήλ  κατελθεΐν  προς  αυτήν,  και 
ειπεν  «Χαίρε,  ή  γεννήσασα  Χριστόν  τόν  Θεόν  ήμών  ή  εύχή  σου  έν  τοϊς 
ούρανοΐς  διελθούσα  πρός  τόν  έκ  σού  τεχθέντα  εδέχθη,  και  άπό  τού  λοι- 
πού κατά  τήν  αϊτησίν  σου  καταλιπούσα  τόν  κόσμον  επί  τά  ούράνια 
πρός  τόν  σον  υίόν  εις  τήν  ζωήν  τήν  άληθινήν  και  άδιάδοχον  άπέρχη»  4. 

3  El  códice  Ambros.  L  58  se  refiere  a  este  mismo  período  de  la  vida  de  la 
Virgen  en  estos  términos:  «Apostolis  namque  ob  praedicationis  gratiam  di- 
versas mundi  subeuntibus  plagas,  Virgo  beata  et  mater  nostra  in  domo  iuxta 
montem  Sion  posita  dicitur  remansisse,  quae  omnia  loca  Filii  sui  sancta, 
locum  baptismi,  ieiunii,  passionis,  resurrectionis  et  ascensionis,  quoad  vixit, 
devotione  sedula  visitabat». 

El  Ps.  Melitón  (02)  afirma  que  la  Virgen  vivía  con  los  parientes  de  San 
Juan. 

4  En  lugar  de  άπέρχη,  Β  trae  έπέρχη,  y  A  παρέρχη.  El  Ps.  Melitón  (c.2) 
y  el  Ps.  José  de  Arimatea  (c.4)  indican  que  tal  salutación  tuvo  lugar  el  segundo 
año  después  de  la  ascensión  de  Cristo.  El  Tesalonicense  no  precisa  fecha. 


LIBRO   DE   S.   JUAN  EVANGELISTA 


621 


IV 

Y,  oído  esto  de  labios  del  santo  arcángel,  se  volvió  a  la 
ciudad  santa  de  Belén,  teniendo  junto  a  sí  las  tres  doncellas 
que  la  atendían.  Cuando  hubo,  pues,  reposado  un  poco,  se 
incorporó  y  dijo  a  éstas:  «Traedme  un  incensario,  que  voy  a 
ponerme  en  oración».  Y  ellas  lo  trajeron,  según  se  les  había 
mandado. 

V 

Después  se  puso  a  orar  de  esta  manera:  «Señor  mío  Jesu- 
cristo, que  por  tu  extrema  bondad  tuviste  a  bien  ser  engen- 
drado por  mí,  oye  mi  voz  y  envíame  a  tu  apóstol  Juan  para  que 
su  vista  me  proporcione  las  primicias  de  la  dicha.  Mándame 
también  a  tus  restantes  apóstoles,  a  los  que  han  volado  ya  hacia 
ti  y  a  aquellos  que  todavía  se  encuentran  en  esta  vida,  de  cual- 
quier sitio  donde  estén,  a  fin  de  que,  al  verlos  de  nuevo,  pueda 
bendecir  tu  nombre,  siempre  loable.  Me  siento  animada  porque 
tú  atiendes  a  tu  sierva  en  todas  las  cosas». 


IV 

Άκούσασα  δέ  ταϋτα  έκ  τοΰ  άγίου  αρχαγγέλου  ύπέστρεψεν  εις  την 
άγίαν  Βηθλεέμ,  έχουσα  άμα  αύτη  τρεις  παρθένους  τάς  εξυπηρετούσας 
αύτη  5.  Μετά  δέ  τό  άναπαήναι  βραχύ,  άνακαθίσασα,  είττεν  πρός  τάς 
παρθένους-  «Άγάγετέ  μοι  θυμιατήριον  'ίνα  προσεύξωμαι».  Και  ήγαγον 
κατά  τό  διατεταγμένον  αύταϊς. 

V 

Και  προσηύξατο  ειπούσα-  «Κύριέ  μου  Ιησού  Χριστέ,  ó  καταξιώσας 
διά  την  άκραν  άγαθότητά  σου  έξ  εμού  τεχθήναι,  άκουσον  της  φωνής 
μου  και  πέμψον  μοι  τον  άπόστολόν  σου  Ίωάννην,  ϊνα  ίδοΰσα  αύτόν 
άπάρξωμαι  της  εύφροσύνης-  και  πέμψον  μοι  κα'ι  τούς  λοιπούς  σου  αποσ- 
τόλους, και  τούς  ήδη  πρός  σέ  έπιδημήσαντας  και  τούς  έν  τω  νΰν  αΐώνι, 
όπου  δ'  άν  εϊσιν  κατά  χώραν,  διά  τοΰ  άγίου  σου  προστάγματος,  ίνα 
τούτους  θεωρήσασα  εύλογήσω  τό  πολυύμνητόν  σου  όνομα.  Θαρρώ  γάρ 
ότι  ύπακούεις  τής  δούλης  σου  έν  έκάστω». 


5  Cf.  Ps.  José  de  Arimatea  (c.5). 


622 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


VI 

Y,  mientras  ella  estaba  en  oración,  me  presenté  yo,  Juan, 
a  quien  el  Espíritu  Santo  arrebató  y  trajo  en  una  nube  desde 
Efeso,  dejándome  después  en  el  lugar  donde  yacía  la  madre 
de  mi  Señor.  Entré,  pues,  hasta  donde  ella  se  encontraba  y 
alabé  a  su  Hijo;  después  dije:  «Salve,  ¡oh  madre  de  mi  Señor, 
la  que  engendraste  a  Cristo  nuestro  Dios!;  alégrate,  porque 
vas  a  salir  de  este  mundo  muy  gloriosamente». 

VII 

Y  la  santa  madre  de  Dios  loó  a  Dios  porque  yo,  Juan,  había 
llegado  junto  a  sí,  acordándose  de  aquella  voz  del  Señor  que 
dijo:  «He  aquí  a  tu  madre»  y  «he  aquí  a  tu  hijo»  [lo.  iq,26ss.]. 
En  esto  vinieron  las  tres  jóvenes  y  se  postraron  ante  ella. 

VIII 

Entonces  se  dirigió  a  mí  la  santa  madre  de  Dios,  diciéndo- 
me:  «Ponte  en  oración  y  echa  incienso».  Yo  oré  de  esta  manera: 
« ¡Oh  Señor  Jesucristo,  que  has  obrado  [tantas]  maravillas!,  obra 


VI 

Ευχόμενης  δέ  αύτής  παρεγενόμην  εγώ  Ιωάννης,  του  Πνεύματος  τοΰ 
Αγίου  άρπάσαντός  με  δια  νεφέλης  άπό  Εφέσου  και  στήσαντός  με  έν 
τω  τόπω  ενθα  άνέκειτο  ή  μήτηρ  του  Κυρίου  μου.  Είσελθών  δέ  ττρός 
αύτη  ν  και  δοξάσας  τον  έ§  αυτής  τεχθέντα,  είττον  «Χαίρε,  ή  μήτηρ  τοΰ 
Κυρίου  μου,  ή  γεννήσασα  Χριστόν  τόν  Θεόν  ημών,  εύφραίνου  ότι  εν 
δόξη  μεγάλη  έξέρχη  τοΰ  βίου  τούτου». 

VII 

Και  έδόξασεν  τόν  Θεόν  ή  άγία  Θεοτόκος  δτι  ήλθον  εγώ  Ιωάννης 
ττρός  αυτήν  <$,  μνησθεΐσα  τής  φωνής  Κυρίου  τής  ειπούσης·  «Ιδού  ή  μή- 
τηρ σου,  και  ιδού  ό  υιός  σου».  Και  ήλθον  αί  τρεις  παρθένοι  καί  προσε- 
κύνησαν. 

VIII    "  " 

Καί  λέγει  μοι  ή  άγία  Θεοτόκος·  «Εύξαι  και  βάλε  θυμίαμα».  Και  ηύξά- 
μην  ούτως-  «Κύριε  ΊησοΟ  Χριστέ,  ό  ποιήσας  θαυμάσια,  καϊ  νΰν  ποίησον 


6  Cf.  ibid.  (c.6). 


LIBRO   DE   S.   JUAN  EVANGELISTA 


623 


alguna  también  es  este  momento,  a  vista  de  aquella  que  te 
engendró;  salga  tu  madre  de  esta  vida  y  sean  abatidos  los  que 
te  crucificaron  y  los  que  no  creyeron  en  ti». 

IX 

Después  que  hube  dado  por  terminada  mi  oración,  me 
dijo  la  santa  [virgen]  María:  «Tráeme  el  incensario».  Y,  to- 
mándolo ella,  exclamó:  «Gloria  a  ti,  Dios  y  Señor  mío,  porque 
ha  tenido  cumplimiento  en  mí  todo  aquello  que  prometiste 
antes  de  subir  a  los  cielos,  que,  cuando  fuera  yo  a  salir  de 
este  mundo,  vendrías  tú  a  mi  encuentro,  lleno  de  gloria  y  ro- 
deado de  multitud  de  ángeles». 

X 

Entonces  yo,  Juan,  le  dije  a  mi  vez:  «Ya  está  para  venir 
Jesucristo,  Señor  y  Dios  nuestro;  y  tú  vas  a  verle,  según  te  lo 
prometió».  A  lo  que  repuso  la  santa  madre  de  Dios:  «Los  ju- 
díos han  hecho  juramento  de  quemar  mi  cuerpo  cuando  yo 


θαυμάσια  ενώπιον  της  γεννησάσης  σε,  και  έξέλθη  ή  μήτηρ  σου  έκ  του 
βίου  τούτου,  και  πτοηθώσιν  oi  σταυρώσαντές  σε  και  μή  πιστεύσαντες 
eis  σέ». 

IX 

Και  μετά  τό  τελέσαι  με  τήν  εϋχήν,  εΐττέν  μοι  ή  άγία  Μαρία·  «νΑγαγέ 
μοι  τό  θυμιατήριον».  Και  βαλοΰσα  θυμίαμα  είττεν  «Δόξα  σοι  ό  Θεός 
μου  και  ό  Κύριος  μου,  ότι  έπληρώθη  είς  έμέ  όσα  ύπέσχου  μοι  πρό  του 
άνελθεϊν  σε  εις  τούς  ουρανούς,  ότι  όταν  έξέρχωμαι  άττό  κόσμου  τούτου, 
έλεύση  σύ  και  τό  πλήθος  των  αγγέλων  σου  μετά  δόξης  πρός  με»  1 . 

Χ 

Και  λέγω  8  προς  αύτήν  εγώ  Ιωάννης-  «"Ερχεται  ό  Κύριος  ημών  Ίησοΰς 
Χριστός  και  θεός  ημών,  και  όρας  αύτόν,  καθώς  ύττέσχετό  σοι».  Άποκρι- 
Θεΐσα  δέ  ή  άγία  Θεοτόκος  είττέν  μοι·  «Oi  Ιουδαίοι  έξωμόσαντο  ίνα  έν 
τώ  τελειωθήναί  με  τό  σώμά  μου  κατακαύσωσιν».  Και  αποκριθείς  είπον 

7  Cf.  ibid.  (cío). 

8  Β  dice:  ΚαΙ  λέγει  αύτη  ό  Ιωάννη;,  y  sigue  introduciendo  las  palabras 
de  éste  en  tercera  persona. 


624 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


muera».  Yo  respondí:  «Tu  santo  y  precioso  cuerpo  no  ha  de 
ver  la  corrupción».  Ella  entonces  replicó:  «Anda,  toma  el  in- 
censario, echa  incienso  y  ponte  en  oración».  Y  vino  una  voz 
desde  el  cielo  diciendo  el  Amén. 

XI 

Yo,  por  mi  parte,  oí  esta  voz,  y  el  Espíritu  Santo  me  dijo: 
«Juan,  ¿has  oído  esa  voz  que  ha  sido  emitida  en  el  cielo  des- 
pués de  terminada  la  oración?»  Yo  le  respondí:  «Efectivamente; 
sí  que  la  he  oído».  Entonces  añadió  el  Espíritu  Santo:  «Esta 
voz  que  has  escuchado  es  señal  de  la  llegada  inminente  de  tus 
hermanos  los  apóstoles  y  de  las  santas  jerarquías,  pues  hoy  se 
van  a  dar  cita  aquí». 

XII 

Yo,  Juan,  me  puse  entonces  a  orar.  Y  el  Espíritu  Santo  dijo 
a  los  apóstoles:  «Venid  todos  en  alas  de  las  nubes  desde  los 
[últimos]  confines  de  la  tierra  y  reunios  en  la  santa  ciudad  de 
I3elén  para  asistir  a  la  madre  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  que 


αύτη·  «Ού  μή  ϊδη  διαφθοράν  τό  δσιον  και  τίμιόν  σου  σώμα»  9.  Άπο- 
κριθεΐσα  δέ  εϊπέν  μοι·  «Φέρε  θυμιατήριον  και  βάλε  Θυμίαμα  και  ευξαι». 
Και  έγένετο  φωνή  έκ  των  ουρανών  λέγουσα  τό  Αμήν. 

XI 

Και  ήκροασάμην  εγώ  Ιωάννης  της  φωνής  ταύτης,  και  εϊπέν  μοι  τό 
Πνεύμα  τό  "Αγιον  «Ιωάννη,  ήκουσας  τής  φωνής  ταύτης  της  ρηθείσης 
έν  τω  ούρανώ  μετά  τό  τελέσαι  τήν  εύχήν;»  Αποκριθείς  δέ  εΐττον  «Ναί, 
ήκουσα».  Και  είπέν  μοι  τό  Πνεύμα  τό  "Αγιον  «Αύτη  ή  φωνή  ην  ήκουσας 
σημαίνει  τήν  παρουσίαν  τών  αδελφών  σου  τών  αποστόλων  τήν  μέλ- 
λουσαν  κα'ι  τών  άγιων  δυνάμεων,  ότι  σήμερον  έρχονται  ώδε». 

XII 

Έγώ  δέ  Ιωάννης  έπϊ  τούτοις  προσηυχόμην.  Κα'ι  τό  Πνεύμα  τό  "Αγιον 
είπεν  πρός  τούς  άποστόλους-  «Πάντες  άμα  διά  νεφελών  έπιβεβηκότες  έκ 
τών  περάτων  τής  οικουμένης  συναθροίσθητε  εις  τήν  άγίαν  Βηθλεέμ  διά 
τήν  μητέρα  τοΰ  Κυρίου  ήμών  Ιησού  Χριστού  έν  συσσεισμώ  10·  Πέτρος 


9  Cf.  Ps.  I5,IO;  Act.  2.27SS. 

10  Έν  συσσεισμώ.  No  se  ve  claro  el  sentido  de  esta  expresión;  podría  re- 
ferirse a  συναθροίσθητι,  en  cuyo  caso  cabría  traducir:  inmediatamente,  en 
un  abrir  y  cerrar  de  ojos.  Los  códices  AC  continúan:  ΣΟ  μέν  ΣΙμων... 


LIBRO   DE   S.   JUAN  EVANGELISTA 


»325 


está  en  conmoción:  Pedro  desde  Roma,  Pablo  desde  Tiberia, 
Tomás  desde  el  centro  de  las  Indias,  Santiago  desde  Jerusalén». 

XIII 

Andrés,  el  hermano  de  Pedro,  y  Felipe,  Lucas  y  Simón 
Cananeo,  juntamente  con  Tadeo,  los  cuales  habían  muerto  ya, 
fueron  despertados  de  sus  sepulcros  por  el  Espíritu  Santo.  Este 
se  dirigió  a  ellos  y  les  dijo:  «No  creáis  que  ha  llegado  ya  la 
hora  de  la  resurrección.  La  causa  por  la  que  surgís  en  este 
momento  de  vuestras  tumbas  es  que  habéis  de  ir  a  rendir  plei- 
tesía a  la  madre  de  vuestro  Salvador  y  Señor  Jesucristo,  tribu- 
tándole un  homenaje  maravilloso;  pues  ha  llegado  la  hora  de 
su  salida  [de  este  mundo]  y  de  su  partida  para  los  cielos». 

XIV 

También  Marcos,  vivo  aún,  llegó  de  Alejandría  juntamente 
con  los  otros,  [llegados],  como  se  ha  dicho,  de  todos  los  países. 
Pedro,  arrebatado  por  una  nube,  estuvo  en  medio  del  cielo  y  de 
la  tierra  sostenido  por  el  Espíritu  Santo,  mientras  los  demás 
apóstoles  eran  a  su  vez  arrebatados  también  sobre  las  nubes 


από  "Ρώμης,  Παύλος  έκ  Τιβερίων  11,  Θωμάς  έκ  των  Ινδών  τών  εσωτέ- 
ρων 12,  Ιάκωβος  άττό  Ιεροσολύμων». 

XIII 

Ανδρέας  ó  αδελφός  Πέτρου  κα!  Φίλιππος,  Λουκάς  και  Σίμων  ό  Κα- 
ναναΐος  και  Θαδδαΐος  οί  κοιμηθέντες  τω  Πνεύματι  τω  Άγίω  έξηγέρθη- 
σαν  εκ  τών  μνημείων.  Πρός  ους  τό  ΤΤνεΰμα  τό  "Ayiov  ελεγεν  «Μή  νο- 
μίσητε  ότι  άνάστασις  νΰν  εστίν  άλλά  χάριν  τούτου  άνέστητε  έκ  τών 
μνημείων  ύμών,  ίνα  άπέλθητε  εις  άσπασμόν  πρός  τιμήν  και  Οαυματουρ- 
γίαν  της  μητρός  του  Κυρίου  καϊ  Σωτήρος  ύμών  Ίησοΰ  Χρίστου,  δτι 
ήγγικεν  ή  ημέρα  της  έξόδου,  της  αναλύσεως  αύτής  εις  ούρανούς». 

XIV 

Μάρκος  δέ  περιών  ομοίως  και  αΰτός  άπό  Αλεξανδρείας  παρεγένετο 
μετά  και  τών  λοιπών,  καθό  προείρηται  έξ  εκάστης  χώρας.  Ό  δέ  Πέτρος 
άρθείς  ύπό  νεφέλης  έστη  μέσον  ούρανοΰ  και  γης,  του  Πνεύματος  τοΰ 

1 1  Según  BC,  έκ  Τιβερίων.  Se  trata  de  una  ciudad  cercana  a  Roma ; 
cf.  infra,  c.19. 

12  Según  Β,  ενδοτέρων.  Este  pasaje  y  el  del  c.20  vienen  a  confirmar  la 
tradición  relativa  a  la  predicación  de  Santo  Tomás  en  la  India. 


626 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


para  encontrarse  juntamente  con  Pedro.  Y  así,  de  esta  manera, 
como  queda  dicho,  fueron  llegando  todos  a  la  vez  por  obra  del 
Espíritu  Santo. 

XV 

Después  entramos  en  el  lugar  donde  estaba  la  madre  de 
nuestro  Dios,  y,  postrados  en  actitud  de  adoración,  le  dijimos: 
«No  tengas  miedo  ni  aflicción.  El  Señor  Dios,  a  quien  tú  alum- 
braste, te  sacará  de  este  mundo  gloriosamente».  Y  ella,  rego- 
cijándose en  Dios  su  salvador,  se  incorporó  en  el  lecho  y  dijo  a 
los  apóstoles:  «Ahora  sí  que  creo  que  viene  ya  desde  el  cielo 
nuestro  Dios  y  maestro,  a  quien  voy  a  contemplar,  y  que  he 
de  salir  de  esta  vida  de  la  misma  manera  con  que  os  he  visto 
presentaros  a  vosotros  aquí.  Quiero  [ahora]  que  me  digáis 
cómo  ha  sido  para  venir  en  conocimiento  de  mi  partida  y 
presentaros  a  mí  y  de  qué  países  y  latitudes  habéis  venido,  ya 
que  tanta  prisa  os  habéis  dado  en  visitarme.  Aunque  habéis  de 
saber  que  no  ha  querido  ocultármelo  mi  Hijo,  nuestro  Señor 
Jesucristo  y  Dios  universal,  pues  estoy  firmemente  persuadida, 
incluso  en  el  momento  presente,  de  que  El  es  el  Hijo  del  Al- 
tísimo». 


Άγιου  στηρίξαντος  αύτόν,  και  σύνοδο:  13  των  λοιπών  αποστόλων  και 
αύτών  άρπαγέντων  έν  νεφέλαις  εύρεθήναι  μετά  τοϋ  Πέτρου.  Και  ούτως 
Οπό  του  Πνεύματος  τοϋ  Αγίου,  ώς  εϊρηται,  πάντες  άμα  ήλθον  I4. 

XV 

Κα!  εΐσελβόντες  προς  την  μητέρα  τοϋ  Κυρίου  κα'ι  Θεοΰ  ημών,  προσ- 
κυνήσαντες  εΐπσμεν  «Μη  φοβοΰ  μηδέ  λυποΰ-  Κύριος  ó  Θεός  ó  τεχθείς 
έκ  σου  έκβαλεΐ  σε  έκ  τοΰ  κόσμου  τούτου  μετά  δόξης».  Και  άγαλλιασα- 
μένη  έπϊ  τώ  Θεώ  τώ  Σωτήρι  αυτής  άνεκάθισεν  έν  τη  κλίνη  και  λέγει  τοις 
άποστόλοις  1 5·  «"Αρτι  έπίστευσα  ότι  έρχεται  ό  διδάσκαλος  και  Θεός  ημών 
έξ  ουρανού,  κα'ι  Θεωρώ  αύτόν,  και  ούτως  αναλύω  έκ  τοϋ  βίου  τούτου, 
ώσπερ  έθεασάμην  υμάς  παραγενομένους.  Και  θέλω  ίνα  εϊπητέ  μοι,  πό- 
θεν γνόντες  ότι  αναλύω  παρεγένεσ6ε  πρός  με,  και  άπό  ποίων  χωρών 
και  πόσου  παρεγένεσ9ε  ένταύθα,  ότι  ούτως  έταχύνατε  εις  τήν  έμήν  έπίσ- 
κεψιν.  Ούτε  γαρ  άπέκρυψέν  μοι  ό  έξ  έμού  τεχθεϊς  ό  Κύριος  ημών  Ιησούς 
Χριστός,  ό  τών  όλων  Θεός·  πεπίστευκα  γαρ  και  νυν  ότι  ούτός  έστιν  ό 
υιός  του  Υψίστου». 

1 3  Σύνοδο.  Los  códices  parecen  estar  contextes  en  esta  lectura,  que,  a  no 
dudarlo,  es  un  error  del  copista,  difícil  de  subsanar. 

14  ¿f.  Ps.  José  de  Arimatea  (07). 

15  Parece  más  coherente  con  el  relato  la  lectura  de  D  (ττρός  ήμδ;)  en 
lugar  de  tois  σποστόλοις,  siguiendo  el  tenor  de  la  narración,  que  hace  con- 
tar a  Juan  los  sucesos  en  primera  persona. 


LIBRO   DE   S.   JUAN'  EVANGELISTA 


627 


XVI 

Pedro  entonces  se  dirigió  a  los  apóstoles  en  estos  términos: 
«Cada  uno  de  nosotros,  de  acuerdo  con  lo  que  nos  ha  anuncia- 
do y  ordenado  el  Espíritu  Santo,  dé  información  a  la  madre  de 
Nuestro  Señor». 

XVII 

Yo,  Juan,  por  mi  parte,  respondí  y  dije:  «Me  encontraba 
en  Efeso;  y,  mientras  me  acercaba  al  santo  altar  para  celebrar 
los  oficios,  el  Espíritu  Santo  me  dijo:  Ha  llegado  a  la  madre  de 
tu  Señor  la  hora  de  partir;  ponte  [pues]  en  camino  de  Belén 
para  ir  a  despedirla.  Y  en  esto  una  nube  luminosa  me  arrebató 
y  me  puso  en  la  puerta  de  la  casa  donde  tú  yaces». 

XVIII 

Pedro  respondió:  «También  yo,  cuando  me  encontraba  en 
Roma,  oí  una  voz  de  parte  del  Espíritu  Santo,  la  cual  me  dijo: 
La  madre  de  tu  Señor,  habiendo  ya  llegado  su  hora,  está  para 


XVI 

Και  αποκριθείς  ó  Πέτρος  16  εΐπεν  τοις  άποστόλοις·  «"Εκαστος,  προς 
δ  τό  Πνεύμα  τό  "Αγιον  εΰηγγελίσατο  και  διετάξατο  ήμΐν,  πληροφορή- 
σωμεν  τήν  μητέρα  τοΰ  Κυρίου  υμών». 

XVII 

Kai  αποκριθείς  έγώ  Ιωάννης  εΐπον  «Έγώ  εν  όσω  είσερχόμην  έν  τω 
άγίω  θυσιαστηρίω  έν  Έφέσω  λειτουργήσαι,  τό  Πνεΰμα  τό  "Αγιον  λέγει 
μοι  δτι  ήγγικεν  ό  καιρός  της  αναλύσεως  της  μητρός  τοΰ  Κυρίου  σου· 
πορεύθητι  έν  Βηθλεέμ  εις  άσπασμόν  αυτής.  Και  νεφέλη  φωτός  ήρπασέν 
με  και  εις  τήν  θύραν  έ'νθα  κατάκεισαι  εστησέν  με». 

XVIII 

Άπεκρίθη  και  ó  Πέτρος·  «Κάγώ  έν  'Ρώμη  διάγων  περί  τον  δρθρον 
ήκουσα  φωνής  δια  τοΰ  Πνεύματος  τοΰ  Αγίου  λεγούσης  μοι  δτι  ή  μήτηρ 
τοΰ  Κυρίου  σου,  τοΰ  καιροΰ  έγγίσαντος,  άναλΰσαι  εχει·  πορεύθητι  έν 


16  El  que  falten  estos  episodios  en  el  Ps.  José  de  Arimatea  y  en  el  Ps.  Me- 
litón  no  tiene  nada  de  particular,  si  se  considera  que  pertenecen  a  un  tronco 
apócrifo  distinto,  como  hicimos  notar  en  la  introducción  al  Tesalonicense. 


62S 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


partir;  ponte  [pues]  en  camino  de  Belén  para  despedirla.  Y  he 
aquí  que  una  nube  luminosa  me  arrebató,  y  pude  ver  también 
a  los  demás  apóstoles  que  venían  hacia  mí  sobre  las  nubes  y 
percibí  una  voz  que  decía:  Marchaos  todos  a  Belén». 

XIX 

Pablo,  a  su  vez,  respondió  y  dijo:  «También  yo,  mientras 
me  encontraba  en  una  ciudad  a  poca  distancia  de  Roma,  lla- 
mada tierra  de  los  Tiberios,  oí  al  Espíritu  Santo  que  me  decía: 
«La  madre  de  tu  Señor  está  para  abandonar  este  mundo  y  em- 
prender por  medio  de  la  muerte  su  marcha  a  los  cielos;  ponte 
[pues]  tú  también  en  camino  de  Belén  para  despedirla.  Y  en 
esto  una  nube  luminosa  me  arrebató  y  me  puso  en  el  mismo 
sitio  en  que  a  vosotros». 

XX 

Tomás,  por  su  parte,  respondió  y  dijo:  «También  yo  me  en- 
contraba recorriendo  el  país  de  los  indios,  y  la  predicación  iba 
afianzándose  con  la  gracia  de  Cristo  [hasta  el  punto  de  que]  el 
hijo  de  la  hermana  del  rey,  por  nombre  Lavdán,  estaba  para  ser 
sellado  (con  el  bautismo)  por  mí  en  el  palacio,  cuando  de  repen- 
te el  Espíritu  Santo  me  dijo:  Tú,  Tomás,  preséntate  también  en 


Βηθλεέμ  εϊζ  άσπασμόν  αυτής.  Kan  ιδού  νεφέλη  φωτός  ήρπασέν  με,  και 
έθεώρησα  και  τούς  λοιπούς  αποστόλους  δια  νεφελών  έρχομένους  πρός 
με,  και  φωνήν  λέγουσάν  μοι·  Πάντες  άπέλθατε  εις  Βηθλεέμ». 

XIX 

Αποκριθείς  δέ  κα'ι  ΓΤαΰλος  είπεν  «Κάγώ  εις  πόλιν  άπέχουσαν  από 
"Ρώμης  όλίγα  διαστήματα  διάγων,  Τιβερίων  την  χώραν  λεγομένην,  ήκου- 
σα  του  Πνεύματος  τοϋ  Αγίου  λέγοντος  μοι·  Ή  μήτηρ  τοΰ  Κυρίου  σου 
καταλιμπάνουσα  τον  κόσμον  τοΰτον  έπϊ  τά  ουράνια  δια  της  άναλύσεως 
τόν  δρόμον  ποιείται·  άλλά  άπελθε  και  αυτός  έν  Βηθλεέμ  εις  άσπασμόν 
αυτής.  Και  ιδού  νεφέλη  φωτός  άρπάσασά  πε  παρέστησέν  με  ένθα  καϊ 
υμάς». 

XX 

Αποκριθείς  δέ  καϊ  Θωμάς  είπεν  «Κάγώ  τήν  Ινδών  χώραν  διελθών, 
του  κηρύγματος  τή  τοΰ  Χρίστου  χάριτι  κρατυνομένου  καϊ  τοΰ  υίοΰ  τής 
άδελφής  τοΰ  βασιλέως  ονόματι  Λαβδανοΰς  ύπ'  εμοΰ  μέλλοντος  σφραγί- 
ζεσθαι  έν  τω  παλατίω,  άφνω  τό  Πνεΰμα  τό  "Αγιον  λέγει  πρός  με·  Καϊ  συ 
Θωμά  παραγενοΰ  εις  Βηθλεέμ  εις  άσπασμόν  τής  μητρός  τοΰ  Κυρίου  σου, 


I.TBRO   DE   S.   JUAN"  EVANGELISTA 


629 


Belén  para  despedir  a  la  madre  de  tu  Señor,  pues  está  para  efec- 
tuar su  tránsito  a  los  cielos.  Y  en  esto  una  nube  luminosa  me 
arrebató  y  me  trajo  a  vuestra  presencia». 

XXI 

Marcos,  a  su  vez,  respondió  y  dijo:  «Yo  me  encontraba  en 
la  ciudad  de  Alejandría  celebrando  el  oficio  de  tercia;  y,  mien- 
tras oraba,  el  Espíritu  Santo  me  arrebató  y  me  trajo  a  vuestra 
presencia». 

XXII 

Santiago  respondió  y  dijo:  «Mientras  me  encontraba  yo  en 
Jerusalén,  el  Espíritu  Santo  me  intimó  esta  orden:  Márchate 
a  Belén,  pues  la  madre  de  tu  Señor  está  para  partir.  Y  una  nube 
luminosa  me  arrebató  y  me  puso  en  vuestra  presencia». 

XXIII 

Mateo,  por  su  parte,  respondió  y  dijo:  «Yo  alabé  y  continúo 
alabando  a  Dios  porque,  estando  lleno  de  turbación  al  encon- 
trarme dentro  de  una  nave  y  ver  la  mar  alborotada  por  las  olas, 
de  repente  vino  una  nube  luminosa  e  hizo  sombra  sobre  la  furia 


δτι  τήν  μετάστασιν  εϊς  ουρανούς  ποιείται.  Και  νεφέλη  φωτός  άρπάσασά 
με  τταρέστησέν  με  πρός  ύμας». 

XXI 

Αποκριθείς  δέ  και  Μάρκος  εΐπεν  «ΚάμοΟ  τον  κανόνα  της  τρίτης  έκτε- 
λοΰντος  έν  Αλεξάνδρεια  τη  πόλει,  έν  δσω  προσηνχόμην,  τό  Πνεΰμα  τό 
"Αγιον  ήρπασέν  με  καΐ  ήγαγέν  με  προς  ύμας». 

XXII 

Αποκριθείς  δέ  καΐ  Ιάκωβος  εΐπεν  «ΈμοΟ  έν  Ιερουσαλήμ  δντος  τό 
Πνεΰμα  τό  "Αγιον  έπέτρεψέν  μοι  λέγων  Παραγενοΰ  εις  Βηθλεέμ,  δτι  ή 
μήτηρ  του  Κυρίου  σου  τήν  άνάλυσιν  ποιείται.  Και  ιδού  νεφέλη  φωτός 
άρπάσασά  με  παρέστησέν  με  προς  ύμας». 

XXIII 

Αποκριθείς  δέ  καΐ  Ματθαίος  είπεν  «Έγώ  έδόξασα  και  δοξάζω  τόν 
Θεόν,  δτι  δντος  μου  έν  πλοίω  καϊ  χειμαζομένου  της  θαλάσσης  άγριωμένης 
διά  των  κυμάτων,  άφνω  νεφέλη  φωτός  έπισκιάσασα  τόν  κλύδωνα  του  χει- 


030 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


del  temporal,  poniéndolo  en  calma;  después  me  tomó  a  mí  y  me 
puso  junto  a  vosotros». 

XXIV 

Respondieion  a  su  vez  los  que  habían  marchado  anterior- 
mente y  narraron  de  qué  manera  se  habían  presentado.  Barto- 
lomé dijo:  «Yo  me  encontraba  en  la  Tebaida  predicando  la  pa- 
labra, y  he  aquí  que  el  Espíritu  Santo  se  dirigió  a  mí  en  estos 
términos:  La  madre  de  tu  Señor  está  para  partir;  ponte,  pues, 
en  camino  de  Belén  para  despedirla.  Y  he  aquí  que  una  nube 
luminosa  me  arrebató  y  me  trajo  hasta  vosotros». 

XXV 

Todo  esto  dijeron  los  apóstoles  a  la  santa  madre  de  Dios: 
cómo  y  de  qué  manera  habían  efectuado  el  viaje.  Y  luego 
ella  extendió  sus  manos  hacia  el  cielo  y  oró  diciendo:  «Adoro, 
ensalzo  y  glorifico  tu  celebradísimo  nombre,  pues  pusiste  tus 
ojos  en  la  humildad  de  tu  esclava  e  hiciste  en  mí  cosas  grandes, 
tú  que  eres  poderoso.  Y  he  aquí  que  todas  las  generaciones  me 
llamarán  bienaventurada  [Le.  1,48]». 


μώνος  άπεσείσατο  τη  γαλήνη,  έμέ  δέ  άρπάσασα  ττσρέστησέν  με  πρός 
ύμδς». 

XXIV 

Άποκριθέντες  δέ  οί  προαπελθόντες  ομοίως  διηγήσαντο  τό  πώς  πα- 
ρεγένοντο.  Κα!  ό  Βαρθολομαίος  είπεν  «Έγώ  έν  τη  Θηβαΐδι  ήμην  κηρύτ- 
των  τόν  λόγον,  κα'ι  ιδού  τό  Πνεύμα  τό  "Αγιον  λέγει  μοι-  Ή  μήτηρ  του 
Κυρίου  σου  την  άνάλυσιν  ποιείται·  άπελθε  ούν  εις  άσπασμόν  αύτής  έν 
τη  Βηθλεέμ.  Και  ιδού  νεφέλη  φωτός  άρπάσασά  με  ήγαγέν  με  πρός  ύμας». 

XXV 

Ταϋτα  πάντα  είπον  οί  απόστολοι  πρός  την  άγίαν  Θεοτόκον,  τό  πώς 
ήλθον  και  ποίω  τρόπω.  Και  έκτείνασα  τάς  χείρας  εις  τόν  ούρανόν  ηύξατο 
ειπούσα·  «Προσκυνώ  κα'ι  ύμνώ  και  δοξάζω  τό  πολυύμνητον  όνομά  σου, 
Κύριε,  ότι  έπέβλεψας  έπϊ  τήν  ταπείνωσιν  της  δούλης  σου  κα'ι  έποίησάς 
μοι  μεγαλεία  ό  δυνατός·  κα'ι  ιδού  μακαριοΰσίν  με  πάσαι  αΐ  γενεαί>\ 


LIBRO   DE   S.   JUAN  EVANGELISTA 


•531 


XXVI 

Y,  cuando  hubo  acabado  su  oración,  dijo  a  los  apóstoles: 
«Echad  incienso  y  poneos  en  oración».  Y,  mientras  ellos  ora- 
ban, se  produjo  un  trueno  en  el  cielo  y  se  dejó  oír  una  voz  te- 
rrible, como  [el  fragor  de]  los  carros.  Y  en  esto  [apareció]  un 
nutrido  ejército  de  ángeles  y  de  potestades  y  se  oyó  una  voz 
como  [la]  del  Hijo  del  hombre.  Al  mismo  tiempo,  los  sera- 
fines circundaron  en  derredor  la  casa  donde  yacía  la  santa  e 
inmaculada  virgen  y  madre  de  Dios.  De  manera  que  cuantos 
estaban  en  Belén  vieron  todas  estas  maravillas  y  fueron  a  Je- 
rusalén  anunciando  todos  los  portentos  que  habían  tenido  lugar. 

XXVII 

Y  sucedió  que,  después  que  se  produjo  aquella  voz,  apare- 
ció de  repente  el  sol  y,  asimismo,  la  luna  alrededor  de  la  casa. 
Y  un  grupo  de  primogénitos  de  los  santos  se  presentó  en  la  casa 
donde  yacía  la  madre  del  Señor  para  honra  y  gloria  de  ella.  Y  vi 
también  que  tuvieron  lugar  muchos  milagros:  ciegos  que  vol- 
vían a  ver,  sordos  que  oían,  cojos  que  andaban,  leprosos  que 
quedaban  limpios  y  posesos  de  espíritus  inmundos  que  eran 
curados.  Y  todo  el  que  se  sentía  aquejado  de  alguna  enferme- 
dad o  dolencia,  tocaba  por  fuera  el  muro  [de  la  casa]  donde 


XXVI 

Και  μετά  την  εύχήν  είπεν  τοις  άποστόλοις·  «Βάλετε  θυμίαμα  καϊ 
εύξασθε».  Και  εΰξαμένων  αυτών  βροντή  γέγονεν  έξ  ούρανοΰ  και  ήλθεν 
φωνή  φοβερά  ώς  άρμάτων,  καϊ  ιδού  πλήθος  στρατιάς  αγγέλων  και  δυ- 
νάμεων, καϊ  φωνή  ώς  Υΐοΰ  άνθρωπου  ήκούσθη,  και  τά  Σεραφίμ  κύκλω 
περί  τον  οίκον  ένθα  άνέκειτο  ή  άγια  άμωμος  τοΰ  Θεοΰ  μήτηρ  και  παρ- 
θένος, ώστε  πάντας  τους  έν  Βηθλεέμ  θεωρήσαι  πάντα  τά  θαυμάσια,  και 
έλθεΐν  έν  Ίεροσολύμοις  καϊ  άπαγγεΐλαι  πάντα  τά  θαυμάσια  τά  γενόμενα. 

XXVII 

Έγένετο  δέ  της  φωνής  γενομένης  αίφνίδιον  φανήναι  τον  ήλιον  και 
τήν  σελήνην  περί  τόν  οίκον,  και  έκκλησίαν  πρωτοτόκων  άγιων  παρασ- 
τήναι  τώ  οίκω  ενθα  άνέκειτο  ή  μήτηρ  τοΰ  Κυρίου  πρός  τιμήν  καϊ  δόξαν 
αϋτής.  Έθεώρησα  δέ  και  σημεία  πολλά  γενόμενα,  τυφλούς  άναβλέπον- 
τας,  κωφούς  άκούοντας,  χωλούς  περιπατοΰντας,  λεπρούς  καθοριζόμενους 
κα'ι  τούς  ένεργουμένους  ύπό  πνευμάτων  άκαθάρτων  ίωμένους.  Και  πας 
ύπό  νόσον  και  μαλακίαν  υπάρχων  προσψσύων  έξωθεν  τοΰ  τοίχου,  ενθα 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


yacía  y  gritaba:  «Santa  María,  madre  de  Cristo,  nuestro  Dios, 
ten  compasión  de  nosotros».  Ε  inmediatamente  se  sentían 
curados. 

XXVIII 

Y  grandes  multitudes  procedentes  de  diversos  países,  que 
se  encontraban  en  Jerusalén  por  motivo  de  oración,  oyeron  [ha- 
blar de]  los  portentos  que  se  obraban  en  Belén  por  mediación 
de  la  madre  del  Señor  y  se  presentaron  en  aquel  lugar,  suplican- 
do la  curación  de  diversas  enfermedades:  cosa  que  obtuvieron. 
Y  aquel  día  se  produjo  una  alegría  inenarrable,  mientras  la  mul- 
titud de  los  curados  y  de  los  espectadores  alababan  a  Cristo 
nuestro  Dios  y  a  su  madre.  Y  Jerusalén  entera,  de  vuelta  de 
Belén,  festejaba  cantando  salmos  e  himnos  espirituales. 

XXIX 

Los  sacerdotes  de  los  judíos,  por  su  parte,  y  todo  su  pueblo, 
estaban  extáticos  de  admiración  por  lo  ocurrido.  Pero,  domi- 
nados por  una  violentísima  pasión  y  después  de  haberse  reuni- 
do en  consejo,  llevados  por  su  necio  raciocinio,  decidieron  en- 
viar contra  la  santa  madre  de  Dios  y  contra  los  santos  apóstoles 


όνεκειτο,  έ'κραζεν  «Αγία  Μαρία,  ή  γεννήσασα  Χριστόν  τόν  Θεόν  ημών, 
έλέησον  ήμάς».  Και  ευθέως  έθεραπεύοντο. 

XXVIII 

Πολλά  δέ  πλήθη  έν  Ίεροσολύμοις  εξ  εκάστης  -πατρίδος  χάριν  ευχής 
διάγοντα,  άκούσαντες  τά  γενόμενα  σημεία  έν  Βηθλεέμ  δια  της  μητρός 
του  Κυρίου,  παρεγένοντο  έττι  τόν  τόιτον  διαφόρων  νόσων  έξαιτούμενοι 
τήν  ϊασιν  ης  και  έ'τυχον.  Έγένετο  δέ  χαρά  άνεκλάλητος  έν  τή  ημέρα 
εκείνη  του  ττλήθους  τών  ϊαθέντων  μετά  και  των  θεωρησάντων  δοξαζόν- 
των  Χριστόν  τόν  Θεόν  ημών  και  τήν  αϋτοΰ  μητέρα.  Πάσα  δέ  Ιεροσόλυμα 
άττό  Βηθλεέμ  ψαλμωδίαις  και  ΰμνοις  ττνευματικοΐς  έόρταζον  17. 

XXIX 

Οί  δέ  ιερείς  τών  Ιουδαίων  άμα  τω  λαώ  αύτών  έξέστησαν  έτη  τοις 
γενομένοις,  και  ζήλω  βαρυτάτω  κατασχεθέντες  καΐ  ττάλιν  ματαιόφρονι 
λογισμώ  συμβούλιον  ττοιησάμενοι  βουλεύονται  ττέμψαι  κατά  της  άγίας 
Θεοτόκου  και  τών  έκεΐσε  όντων  άγίων  άττοστόλων  έν  Βηθλεέμ.  Και  δή 
του  πλήθους  τών  Ιουδαίων  τήν  όρμήν  έττί  τήν  Βηθλεέμ  ττοιησαμένων, 


1  7  Según  el  códice  D:  Ψαλμωδίας  καί  ΰμνοις  και  ώδαΐζ  ττνευματικαΐς  οί  έλθόντε; 
έόρταζον  υποστρέφοντες. 


LIBRO   DE   S.   JUAN  EVANGELISTA 


633 


que  se  encontraban  en  Belén.  Mas,  habiéndose  puesto  en  ca- 
mino de  Belén  la  turba  de  los  judíos  y  a  distancia  como  de  una 
milla,  acaeció  que  se  les  presentó  a  éstos  una  visión  terrible  y 
quedaron  con  los  pies  [como]  atados  y  marcharon  hacia  sus 
connacionales  y  narraron  a  los  príncipes  de  los  sacerdotes  por 
entero  la  terrible  visión. 

XXX 

Mas  aquéllos,  requemados  más  aún  por  la  ira,  se  fueron  a 
presencia  del  gobernador,  gritando  y  diciendo:  «La  nación  judía 
se  ha  venido  abajo  por  causa  de  esta  mujer;  échala  fuera  de  Be- 
lén y  de  la  comarca  de  Jerusalén».  Mas  el  gobernador,  sorpren- 
dido por  los  milagros,  replicó:  «Yo,  por  mi  parte,  no  la  expulsa- 
ré ni  de  Jerusalén  ni  de  ningún  otro  lugar».  Pero  los  judíos  in- 
sistían dando  voces  y  conjurándole  por  la  incolumidad  del  césar 
Tiberio  a  que  arrojase  a  los  apóstoles  fuera  de  Belén,  [dicien- 
do:] «Y,  si  no  haces  esto,  daremos  cuenta  de  ello  al  emperador». 
Entonces  él  se  vió  constreñido  a  enviar  un  quiliarco  [jefe  de 
mil]  a  Belén  contra  los  apóstoles. 

XXXI 

Mas  el  Espíritu  Santo  dijo  entonces  a  los  apóstoles  y  a  la 
madre  del  Señor:  «He  aquí  que  el  gobernador  ha  enviado  un 
quiliarco  contra  vosotros  a  causa  de  los  judíos  que  se  han  amo- 


ώς  από  μιλίου  ενός,  έγένετο  θεωρήσαι  τούτους  όρασιν  φοβεράν  κα'ι  συν- 
δεθήναι  τους  πόδας,  και  έκ  τούτου  άναλύσαι  πρός  τούς  ομοεθνούς  καΐ 
πασαν  την  έμφοβον  όρασιν  τοις  άρχιερεϋσιν  έξηγήσασθαι. 

XXX 

Εκείνοι  δέ  έττί  πλεΐον  ζέσαντες  τω  Θυμω  απέρχονται  πρός  τον  ηγε- 
μόνα, κράζοντες  και  λέγοντες-  «'Απώλετο  τό  έθνος  των  Ιουδαίων  άπό 
της  γυναικός  ταύτης-  δίωξον  αύτήν  άπό  της  Βηθλεέμ  και  της  επαρχίας 
Ιεροσολύμων».  Ό  δέ  ήγεμών  εκπλαγείς  εις  τά  θαύματα  ειπεν  πρός  αύ- 
τούς-  «Έγώ  ούτε  άπό  Βηθλεέμ  διώκω  αύτήν  ούτε  άπό  άλλου  τόπου». 
01  δέ  Ιουδαίοι  έπέμενον  κράζοντες  και  κατά  της  σωτηρίας  Τιβερίου  Καί- 
σαρος ένορκοΰντες  αύτόν,  ώστε  και  άγαγεΐν  τούς  άποστόλους  έκ  της 
Βηθλεέμ-  εϊ  δέ  μή  τούτο  ποίησης,  άναφέρωμεν  έπί  τόν  καίσαρα.  Και  δή 
αναγκασθείς  άποστέλλει  χιλίαρχον  κατά  των  άποστόλων  έπί  την  Βηθ- 
λεέμ. 

XXXI 

Τό  δέ  "Αγιον  Πνεύμα  λέγει  πρός  τούς  άποστόλους  και  τήν  μητέρα 
τού  Κυρίου-  «Ιδού  ό  ήγεμών  έπεμψεν  χιλίαρχον  καθ'  ύμών,  των  Ιου- 
δαίων στασιασάντων.  Εξελθόντες  ούν  άπό  Βηθλεέμ  μή  φοβεϊσθε-  ιδού 


■134 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


tinado.  Salid,  pues,  de  Belén  y  no  temáis,  porque  yo  os  voy  a 
trasladar  en  una  nube  a  Jerusalén,  y  la  fuerza  del  Padre,  del 
Hijo  y  del  Espíritu  Santo  está  con  vosotros». 

XXXII 

Levantáronse,  pues,  en  seguida  los  apóstoles  y  salieron  de 
la  casa,  llevando  la  litera  de  [su]  Señora,  la  madre  de  Dios,  y  di- 
rigiendo sus  pasos  camino  de  Jerusalén.  Mas  al  momento,  de 
acuerdo  con  lo  que  había  dicho  el  Espíritu  Santo,  fueron  arre- 
batados por  una  nube  y  se  encontraron  en  Jerusalén  en  casa  de 
la  Señora.  Una  vez  allí,  nos  levantamos  y  estuvimos  cantando 
himnos  durante  cinco  días  ininterrumpidamente. 

XXXIII 

Y  cuando  llegó  el  quiliarco  a  Belén,  al  no  encontrar  allí  ni 
a  la  madre  del  Señor  ni  a  los  apóstoles,  detuvo  a  los  betlemitas, 
diciéndoles:  « ¿No  sois  vosotros  los  que  habéis  venido  contando 
al  gobernador  y  a  los  sacerdotes  todos  los  milagros  y  portentos 
que  se  acaban  de  obrar  y  [le  habéis  dicho]  que  los  apóstoles 
han  venido  de  todos  los  países?  ¿Dónde  están,  pues?  Ahora  po- 
neos todos  en  seguida  camino  de  Jerusalén  para  presentaros  ante 
el  gobernador».  Es  de  notar  que  el  quiliarco  no  estaba  enterado 
de  la  retirada  de  los  apóstoles  y  de  la  madre  del  Señor  a  Jerusa- 


γάρ  διά  νεφέλης  παράγω  ύμας  είς  Ιεροσόλυμα·  ή  γαρ  δύναμις  του  Πα- 
τρός και  τοΰ  Υίοΰ  και  τοΰ  Αγίου  Πνεύματος  μεθ'  υμών  έστιν». 

XXXII 

Άναστάντες  ούν  ευθέως  οί  άττόστολοι  έξήλθον  έκ  τοΰ  οϊκου,  βαστά- 
ζοντες την  κλίνην  της  δεσττοίνης  Θεοτόκου,  καί  τήν  όρμήν  έποιοΰντο 
επί  τά  Ιεροσόλυμα·  ευθέως  δέ,  καθώς  είπεν  τό  Πνεύμα  τό  "Αγιον,  διά 
νεφέλης  άρθέντες  ευρέθησαν  εις  Ιεροσόλυμα  εις  τον  οίκον  της  δεσποίνης. 
Καί  άναστάντες  επί  πέντε  ημέρας  έποιούμεν  άπαυστον  ϋμνωδίαν. 

XXXIII 

"Οτε  δέ  έφθασεν  ό  χιλίαρχος  έττί  τήν  Βηθλεέμ  καί  οΰχ  εΰρεν  εκεί  τήν 
μητέρα  του  Κυρίου  οϋτε  τούς  άττοστόλους,  έκράτησεν  τούς  Βηθλεεμίτας, 
λέγων  ττρός  αυτούς·  «Οΰχ  ύμεΐς  ήλθατε  λέγοντες  τω  ήγεμόνι  καί  τοις 
ΊερεΟσιν  άπαντα  τά  γενόμενα  σημεία  καί  θαύματα,  καί  ώς  παρεγένοντο 
οί  άπόστολοι  άττό  ττάσης  χώρας;  Ποΰ  ούν  εϊσίν;  Δεΰτε,  είσέλθατε  εις  τόν 
ήγεμόνα  είς  Ιερουσαλήμ».  Ήγνόει  γάρ  ό  χιλίαρχος  τήν  τών  άττοστόλων 
καί  της  μητρός  τού  Κυρίου  άττοστασίαν  τήν  είς  Ιερουσαλήμ.  Λαβών  ούν 


LIBRO   DE   S.   JUAN  EVANGELISTA 


G35 


lén.  Prendió,  pues,  el  quiliarco  a  los  betlemitas  y  se  presentó  al 
gobernador  para  decirle  que  no  había  encontrado  a  nadie. 

XXXIV 

Cinco  días  después  llegó  a  conocimiento  del  gobernador,  de 
los  sacerdotes  y  de  toda  la  ciudad  que  la  madre  del  Señor,  en 
compañía  de  los  apóstoles,  se  encontraba  en  su  propia  casa  de 
Jerusalén,  a  causa  de  los  portentos  y  maravillas  que  allí  se  obra- 
ban. Y  una  multitud  de  hombres,  mujeres  y  vírgenes  se  reunie- 
ron gritando:  «Santa  virgen,  madre  de  Cristo  nuestro  Dios,  no 
te  olvides  del  género  humano». 

XXXV 

Ante  estos  acontecimientos,  tanto  el  pueblo  judío  como  los 
sacerdotes  fueron  aún  más  juguete  de  la  pasión;  y,  tomando 
leña  y  fuego,  la  emprendieron  contra  la  casa  donde  estaba  la 
madre  del  Señor  en  compañía  de  los  apóstoles,  con  intención  de 
hacerla  pasto  de  las  llamas.  El  gobernador  contemplaba  desde 
lejos  el  espectáculo.  Mas,  en  el  momento  mismo  en  que  llegaba 
el  pueblo  judío  a  la  puerta  de  la  casa,  he  aquí  que  salió  súbita- 
mente del  interior  una  llamarada  por  obra  de  un  ángel  y  abrasó 
a  gran  número  de  judíos.  Con  esto  la  ciudad  entera  quedó  so- 
brecogida de  temor  y  alababan  al  Dios  que  fué  engendrado 
por  Ella. 


ό  χιλίαρχος  τούς  Βηθλεεμίτας  είσήλθεν  πρός  τόν  ηγεμόνα  φάσκων  μηδένα 
εύρηκέναι. 

XXXIV 

Μετά  δέ  ττέντε  ημέρας  έγνώσθη  τω  ήγεμόνι  και  τοις  ΐερεΰσιν  και  ττάση 
τη  ττόλει  ότι  έν  τω  ίδίω  οϊκω  έν  Ιερουσαλήμ  εστίν  ή  μήτηρ  του  Κυρίου 
μΞτά  τών  άττοστόλων,  έκ  των  γενομένων  εκεί  σημείων  και  θαυμάσιων. 
Πλήθος  δέ  άνδρών  και  γυναικών  και  τταρθένων  συναχθέντες  εκραζον 
«Αγία  παρθένε,  ή  γεννήσασα  Χριστόν  τόν  Θεόν  ημών,  μη  έτπλάθη  τοΰ 
γένους  τών  άνθρώττων». 

XXXV 

Τούτων  δέ  γενομένων  επί  ττλεΐον  τώ  ζήλω  κινούμενοι  ό  λαός  τών 
Ιουδαίων  μετά  και  τών  ιερέων  λαβόντες  ξύλα  και  ττϋρ  έττέβησαν  καΰσαι 
βουλόμενοι  τόν  οίκον,  ένθα  άνέκειτο  ή  μήτηρ  τοΰ  Κυρίου  μετά  τών  άττοσ- 
τόλων. Ό  δέ  ήγεμών  ϊστατο  θεωρών  άττό  μακρόθεν  την  θέαν.  Έν  δέ  τώ 
φθάσαι  τόν  λαόν  τών  Ιουδαίων  τήν  θύραν  τοΰ  οίκου,  ιδού  αιφνίδιος 
δύναμις  ττυρός  έξελ3οΰσα  έκ  τών  εσωθεν  δι'  αγγέλου  κατέκαυσε  πλήθος 
πολύ  τών  Ιουδαίων.  Και  έγένετο  κατά  πάσαν  τήν  πόλιν  φόβος  μέγας, 
και  έδόξαζον  τόν  Θεόν  τόν  τεχθέντα  έξ  αύτής. 


636 


APÓCRIFOS  ASUXCIONISTAS 


XXXVI 

Y,  cuando  el  gobernador  vió  lo  ocurrido,  se  dirigió  a  todo  el 
pueblo,  diciendo  a  grandes  voces:  «En  verdad  aquel  que  nació 
de  la  Virgen,  a  la  que  vosotros  maquinabais  perseguir,  es  hijo 
de  Dios,  pues  estas  señales  son  propias  del  verdadero  Dios». 
Así,  pues,  se  produjo  escisión  entre  los  judíos,  y  muchos  cre- 
yeron en  el  nombre  de  Nuestro  Señor  Jesucristo  a  causa  de  los 
portentos  realizados. 

XXXVII 

Y  después  de  que  se  obraron  estas  maravillas  por  mediación 
de  la  madre  de  Dios  y  siempre  virgen  María,  madre  del  Señor, 
mientras  nosotros  los  apóstoles  nos  encontrábamos  con  ella  en 
Jerusalén,  nos  dijo  el  Espíritu  Santo:  <Ya  sabéis  que  en  domingo 
tuvo  lugar  la  anunciación  del  arcángel  Gabriel  a  la  virgen  Ma- 
ría, y  que  en  domingo  nació  el  Salvador  en  Belén,  y  que  en  do- 
mingo salieron  los  hijos  de  jerusalén  con  palmas  a  su  encuentro 
diciendo:  ¡Hosanna  en  las  alturas!  Bendito  el  que  viene  en  nom- 
bre del  Señor  [Mt.  21,9;  Me.  11,10],  y  que  en  domingo  resucitó 
de  entre  los  muertos,  y  que  en  domingo  ha  de  venir  a  juzgar  a 
vivos  y  muertos,  y  que  en  domingo  [finalmente]  ha  de  bajar  de 
los  cielos  para  honrar  y  glorificar  [con  su  presencia]  la  partida 
de  la  santa  y  gloriosa  virgen  que  le  dió  a  luz». 


XXXVI 

"Οτε  δέ  ϊδεν  ό  ήγεμών  τα  γενόμενα,  άνέκραξεν  έπί  παντός  τοΰ  λαοΰ 
λέγων  «Έττ'  αληθείας  Θεοΰ  υιός  εστίν  ό  τεχθείς  έκ  τής  παρθένου,  ή  ν 
ΰμεϊς  διώξαι  ένομίσατε·  τά  γάρ  σημεία  ταΟτα  Θεοΰ  άληθινοΰ  εϊσιν».  Έγέ- 
νετο  δέ  σχίσμα  άνά  μέσον  των  Ιουδαίων,  και  πολλοί  έπίστευσαν  εις  τό 
όνομα  τοΰ  Κυρίου  ημών  Ίησοΰ  Χρίστου  επί  τοις  γενομένοις  σημείοις. 

XXXVII 

Μετά  δέ  τό  γενέσθαι  πάντα  τά  θαυμάσια  ταΰτα  δια  της  Θεοτόκου 
και  άειπαρθένου  Μαρίας  της  μητρός  τοΰ  Κυρίου,  όντων  ημών  τών  άποσ- 
τόλων  μετ'  αυτής  έν  Ίεροσολύμοις,  εϊπεν  ήμΐν  τό  Πνεΰμα  τό  "Αγιον 
«Οίδατε  ότι  Κυριακής  εύηγγελίσθη  ή  παρθένος  Μαρία  ύπό  τοΰ  Αρχαγ- 
γέλου Γαβριήλ,  και  Κυριακής  έτέχθη  έν  Βηθλεέμ  ό  Σωτήρ,  και  Κυριακής 
τά  τέκνα  Ιεροσολύμων  έξήλθον  μετά  βαΐων  εις  άπάντησιν  αυτοΰ  λέγον- 
τες· "Ωσαννά  έν  τοις  ΰψίστοις,  ευλογημένος  ό  έρχόμενος  έν  ονόματι  Κυρίου, 
και  Κυριακής  ανέστη  έκ  νεκρών,  και  Κυριακής  έχει  έλθεΐν  κρΐναι  ζώντας 
και  νεκρούς,  καί  κυριακής  έχει  έλθεΐν  έκ  τών  ουρανών  προς  δόξαν  και 
τιμήν  της  αναλύσεως  τής  άγίας  ενδόξου  παρθένου  τής  τεκούσης  αύτόν». 


LIBRO   Γ)Γ.   S.   JUAN  EVANGELISTA 


637 


XXXVIII 

En  este  mismo  domingo  dijo  la  madre  del  Señor  a  los  após- 
toles: «Echad  incienso,  pues  Cristo  está  ya  viniendo  con  un  ejér- 
cito de  ángeles».  Y  en  el  mismo  momento  se  presentó  Cristo 
sentado  sobre  un  trono  de  querubines.  Y,  mientras  todos  nos- 
otros estábamos  en  oración,  aparecieron  multitudes  incontables 
de  ángeles,  y  el  Señor  [estaba]  lleno  de  majestad  sobre  los  que- 
rubines. Y  he  aquí  que  se  irradió  un  efluvio  resplandeciente  so- 
bre la  santa  Virgen  por  virtud  de  la  presencia  de  su  Hijo  unigé- 
nito, y  todas  las  potestades  celestiales  cayeron  en  tierra  y  le 
adoraron. 

XXXIX 

El  Señor  se  dirigió  entonces  a  su  madre  y  le  dijo:  «María». 
Ella  respondió:  «Aquí  me  tienes,  Señor».  El  le  dijo:  «No  te  afli- 
jas; alégrese  más  bien  y  gócese  tu  corazón,  pues  has  encontrado 
gracia  para  poder  contemplar  la  gloria  que  me  ha  sido  dada  por 
mi  Padre».  La  santa  madre  de  Dios  elevó  entonces  sus  ojos  y  vió 
en  El  una  gloria  tal,  que  es  inefable  a  la  boca  del  hombre  e  in- 
comprensible. 

El  Señor  permaneció  a  su  lado  y  continuó  diciendo:  «He 
aquí  que  desde  este  momento  tu  cuerpo  va  a  ser  trasladado  al 


XXXVIII 

Kai  εις  την  αυτήν  κυριακήν  λέγει  ή  μήτηρ  τοΰ  Κυρίου  τοις  άποστό- 
λοις·  «Βάλετε  θυμίαμα,  ότι  Χριστός  έρχεται  μετά  στρατιάς  άγγέλων». 
Και  ιδού  παραγίνεται  Χριστός  καθήμενος  έτπ  θρόνου  Χερουβίμ.  Kai  πάν- 
των ημών  ευχόμενων  έφάνησαν  αναρίθμητα  πλήθη  άγγέλων  καΐ  ό  Κύ- 
ριος έτπ  Χερουβίμ  έπιβεβηκώς  έν  δυνάμει  ττολλή.  Kai  ιδού  φωτοφανίας 
πρόοδος  φοιτώσα  έπί  την  άγίαν  παρθένον  διά  της  παρουσίας  του  μο- 
νογενούς αυτής  Υίοΰ,  και  προσπεσοΰσαι  προσεκύνησαν  αύτω  πάσαι  αί 
δυνάμεις  τών  ουρανών. 

XXXIX 

Και  φωνήσας  πρός  τήν  μητέρα  αύτοϋ  ό  Κύριος  είπεν  «Μαριάμ».  Και 
άποκριθεΐσα  είπεν  «Ιδού  εγώ,  Κύριε».  Και  εΐπεν  αύτη  ό  Κύριος·  «Μή 
λυποΰ,  άλλ'  εύφραινέσθω  ή  καρδία  σου  και  άγαλλιάσθω-  εϋρες  γάρ  χάριν 
Θεωρήσαι  τήν  δόξαν  τήν  δοθεΐσάν  μοι  παρά  τοΰ  Πατρός  μου».  Και  άνα- 
βλέψασα  ή  άγία  του  Θεοΰ  μήτηρ  ϊδεν  δόξαν  έν  αύτω  ήν  στόμα  άνθρώ- 
που  ουκ  εξόν  λαλήσαι  ή  καταλαβεΐν. 

Ό  δέ  Κύριος  πρός  αύτήν  εμεινεν  λέγων  «Ιδού  άπό  τοΰ  νΰν  έσται 
τό  τίμιόν  σου  σώμα  μετατιθέμενον  έν  τω  παραδείσω,  ή  δέ  άγία  σου 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


paraíso,  mientras  que  tu  santa  alma  va  a  estar  en  los  cielos,  en- 
tre los  tesoros  de  mi  Padre,  [coronada]  de  un  extraordinario 
resplandor,  donde  [hay]  paz  y  alegría  [propia]  de  santos  án- 
geles y  más  aún». 

XL 

La  madre  del  Señor  respondió  y  le  dijo:  «Impónme,  Señor, 
tu  diestra  y  bendíceme».  El  Señor  extendió  su  santa  diestra  y  la 
bendijo.  Ella  la  estrechó  y  la  colmó  de  besos  mientras  decía: 
«Adoro  esta  diestra  que  ha  creado  el  cielo  y  la  tierra.  Y  ruego  a 
tu  nombre  siempre  bendecido,  ¡oh  Cristo  Dios,  Rey  de  los  si- 
glos, Unigénito  del  Padre!:  recibe  a  tu  sierva,  tú  que  te  has  dig- 
nado encarnarte  por  medio  de  mí,  la  pobrecita,  para  salvar  al 
género  humano  según  tus  inefables  designios.  Otorga  tu  ayuda 
a  todo  el  que  invoque  o  que  ruegue  o  que  [simplemente]  haga 
mención  del  nombre  de  tu  sierva». 

XLI 

Mientras  ella  decía  esto,  se  acercaron  los  apóstoles  a  sus 
pies  y,  adorándola,  le  dijeron:  «Deja,  ¡oh  madre  del  Señor!,  una 
bendición  al  mundo,  puesto  que  lo  vas  a  abandonar.  Pues  ya  lo 
bendijiste  y  lo  resucitaste,  perdido  como  estaba,  al  engendrar 


ψυχή  έν  τοις  ούρανοΐς  έν  τοις  θησαυροΐς  του  Πατρός  μου  έν  ύπερεχούση 
φανότητι,  ένθα  ειρήνη  και  ευφροσύνη  αγίων  αγγέλων  και  έπέκεινα». 

XL 

ΆποκριΘεΐσα  δέ  ή  μήτηρ  του  Κυρίου  ειπεν  προς  αυτόν  «Έπίθες  τήν 
δεξιάν  σου,  Κύριε,  και  εύλόγησόν  με.  Και  άπλώσας  ό  Κύριος  τήν  άχραν- 
τον  αύτού  δεξιάν  ηύλόγησεν  αυτήν.  Αυτή  δέ  κρατούσα  τήν  άχραντον 
αυτού  δεξιάν  κατεφίλει  λέγουσα·  «Προσκυνώ  τήν  δεξιάν  ταύτην  τήν  δη- 
μϊουργήσασαν  τόν  ούρανόν  και  τήν  γήν.  Και  παρακαλώ  τό  πολυύμνη- 
τόν  σου  όνομα,  Χριστέ  ό  Θεός,  ό  βασιλεύς  τών  αιώνων,  ό  μονογενής 
τού  Πατρός,  πρόσδεξαι  τήν  δούλην  σου,  ό  καταξιώσας  δι'  έμοΰ  της  τα- 
πεινής τεχθήναι  εις  τό  σώσαι  τό  γένος  τών  ανθρώπων  διά  τήν  άφρασ- 
τόν  σου  οίκονομίαν  πάντα  άνθρωπον  έπικαλούμενον  ή  δεόμενον  ή  όνο- 
μάζοντα  τό  όνομα  της  δούλης  σου,  χωρήγησον  αύτώ  τήν  βοήθειάν  σου». 

XLI 

Ταύτα  δέ  αύτής  λεγούσης,  προσελθόντες  οί  απόστολοι  πρός  τούς 
πόδας  αύτής  και  προσκυνήσαντες  λέγουσιν  «Μήτερ  τοΰ  Κυρίου,  εασον 
τω  κόσμω  εύλογίαν,  ότι  άπέρχη  άπ'  αύτού.  Ηύλόγησας  γάρ  οώτόν  καί 
άνέστησας  άπολωλότα,  γεννήσασα  τό  φώς  τού  κόσμου».  Εύξαμένη  δέ 


LIBRO   DE   S.   JUAN  EVANGELISTA 


639 


tú  la  luz  del  mundo».  Y  la  madre  del  Señor,  habiéndose  puesto 
en  oración,  hizo  esta  súplica:  « ¡Oh  Dios  que  por  tu  mucha  bon- 
dad enviaste  a  tu  unigénito  Hijo  para  que  habitara  en  mi  hu- 
milde cuerpo  y  te  dignaste  ser  engendrado  de  mí,  la  pobrecita!, 
ten  compasión  del  mundo  y  de  toda  alma  que  invoca  tu  nombre». 

XLII 

Y  oró  de  nuevo  de  esta  manera:  «¡Oh  Señor,  Rey  de  los 
cielos,  Hijo  del  Dios  vivo!,  recibe  a  todo  hombre  que  invoque 
tu  nombre  para  que  tu  nacimiento  sea  glorificado».  Después 
se  puso  a  orar  nuevamente,  diciendo:  « ¡Oh  Señor  Jesucristo, 
que  todo  lo  puedes  en  el  cielo  y  en  la  tierra!,  ésta  es  la  súplica 
que  dirijo  a  tu  santo  nombre:  santifica  en  todo  tiempo  el  lugar 
en  que  se  celebre  la  memoria  de  mi  nombre  y  da  gloria  a  los 
que  te  alaban  por  mí,  recibiendo  de  estos  tales  toda  ofrenda, 
toda  súplica  y  toda  oración». 


ή  μήτηρ  τοΰ  Κυρίου  είπεν  έν  τη  εύχή  αύτής  ούτως-  «Ό  Θεός  ό  δια  την 
ττολλήν  σου  αγαθότητα  έκ  τών  ουρανών  άποστείλας  τόν  μονογενή  σου 
Υίόν  οίκήσαι  έν  τω  ταπεινώ  μου  σώματι,  ό  καταξιώσας  τεχθήναι  έξ 
έμοϋ  της  ταπεινής,  έλέησον  τόν  κόσμον  και  πασαν  ψυχήν  έτπκαλουμέ- 
νην  τό  δνομά  σου». 

XLII 

Και  ττάλιν  εϋξαμένη  είπεν  «Κύριε  βασιλεΰ  τών  ουρανών,  Υιέ  τοΰ 
ΘεοΟ  του  ζώντος,  ττρόσδεξαι  πάντα  άνθρωπον  έπικαλούμενον  τό  δνομά 
σου  ϊνα  δοξασθή  ή  γέννησίς  σου».  ΚαΊ  πάλιν  εϋξαμένη  εΐπεν  «Κύριε 
Ίησοΰ  Χριστέ,  ό  πάντα  δυνάμενος  έν  τω  ούρανώ  και  έπί  γης,  ταύτην 
τήν  παράκλησιν  δυσωπώ  τό  δνομά  σου  τό  άγιον  έν  εκάστω  καιρώ 
και  τόπω  δπου  γίνεται  ή  μνήμη  τοΰ  ονόματος  μου,  άγίασον  τόν  τόπον 
έκεϊνον,  και  δόξασον  τους  δοξάζοντάς  σε  διά  τοΰ  έμοΰ  ονόματος,  προσ- 
δεχόμενος  τών  τοιούτων  πάσαν  προσφοράν  και  πασαν  ΐκεσίαν  και  πά- 
σαν  εϋχήν»  1  8. 

18  El  Transitus  árabe  (c.4)  aduce  aquí  una  larga  y  bella  oración  en  que 
aparece  la  Virgen  realmente  como  Mediadora  universal.  A  esta  plegaria  res- 
ponde el  Señor  en  términos  parecidos  a  los  del  capítulo  siguiente  de  nues- 
tra narración. 


640 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


XLIII 

Después  que  hubo  orado  de  esta  manera,  el  Señor  dijo  a 
su  propia  madre:  «Alégrese  y  regocíjese  tu  corazón,  pues  toda 
clase  de  gracias  y  de  dones  te  han  sido  dados  por  mi  Padre  ce- 
lestial, por  mí  y  por  el  Espíritu  Santo.  Toda  alma  que  invoque 
tu  nombre  se  verá  libre  de  la  confusión  y  encontrará  miseri- 
cordia, consuelo,  ayuda  y  sostén  en  este  siglo  y  en  el  futuro 
ante  mi  Padre  celestial». 

XLIV 

Volvióse  entonces  el  Señor  y  dijo  a  Pedro:  «Ha  llegado  la 
hora  de  dar  comienzo  a  la  salmodia».  Y,  en  entonando  Pedro, 
todas  las  potencias  celestiales  respondieron  el  Aleluya.  Enton- 
ces un  resplandor  más  potente  que  la  luz  nimbó  la  faz  de  la 
madre  del  Señor,  y  ella  se  levantó  y  fué  bendiciendo  con  su 
propia  mano  a  cada  uno  de  los  apóstoles.  Y  todos  dieron  gloria 
a  Dios.  Y  el  Señor,  después  de  extender  sus  puras  manos,  re- 
cibió su  alma  santa  e  inmaculada. 


XLIII 

Ταϋτα  δέ  αύτής  εύξαμένης,  ό  Κύριος  πρός  την  ιδίαν  μητέρα  είπεν 
«Εϋφραίνου  και  άγαλλιάσθω  ή  καρδία  σου·  πασα  γαρ  χάρις  καΐ  πάσα 
δωρεά  εδόθη  σοι  έκ  του  Πατρός  μου  του  έν  ούρανοΐς  κάμοΰ  κα'ι  του 
"Αγίου  Πνεύματος-  πάσα  ψυχή  επικαλούμενη  τό  όνομά  σου  οϋ  μή  κα- 
ταισχυνθή,  άλλ'  εΰρη  έλεος  και  παράκλησιν  κα'ι  άντίληψιν  και  τταρρη- 
σίαν  και  έν  τω  νυν  αΐώνι  και  έν  τω  μέλλοντι  ένώτπον  του  Πατρός  μου 
του  έν  τοις  ούρανοΐς». 

XLIV 

Στραφείς  δ  έ  ó  Κύριος  είπεν  προς  τόν  Πέτρον  «Έφθασεν  ó  καιρός 
άρξαι  της  ύμνωδίας».  Τοΰ  δέ  Πέτρου  σρξαμένου  της  ύμνωδίας,  πάσαι 
αί  δυνάμεις  τών  ουρανών  ύπήκουσαν  τό  αλληλούια.  Και  τότε  τό  πρό- 
σωπον της  μητρός  τοΰ  Κυρίου  υπέρ  τό  φώς  έλαμψεν,  και  άναστάσα  τή 
οικεία  χειρί  ηύλόγησεν  έκαστον  τών  αποστόλων,  κα'ι  έδωκαν  πάντες  δό- 
ξαν  τω  Θεώ,  κα'ι  τοΰ  Κυρίου  άπλώσαντος  τάς  άχράντους  αύτοΰ  χείρας, 
έδέξατο  την  άγίαν  και  άμωμον  αύτής  ψυχήν  I9. 

19  El  Ps.  Juan  no  hace  mención  de  la  edad  que  tenía  la  Virgen  al  so- 
brevenir su  dormición.  El  códice  Ambros.  L  58  da  estos  curiosos  datos:  «Et 
secundum  quod  ait  Epiphanius  [monachus],  XXIV  annis  post  asccnsionem 
Filii  sui  supervixit.  Refert  autem  quod  beata  Virgo  quando  Christum  conce- 
pit  erat  annorum  XIV,  et  in  quinto  décimo  anno  ipsum  peperit,  et  mansit 


LIBRO   DE   S.   JUAN  EVANGELISTA 


64Í 


XLV 

Y  en  el  momento  de  salir  su  alma  inmaculada,  el  lugar  se 
vió  inundado  de  perfume  y  de  una  luz  inefable.  Y  he  aquí  que 
se  oyó  una  voz  del  cielo  que  decía:  «Dichosa  tú  entre  las  mu- 
jeres». Pedro  entonces,  lo  mismo  que  yo,  Juan,  y  Pablo,  y 
Tomás,  abrazamos  a  toda  prisa  sus  santos  pies  para  ser  santi- 
ficados. Y  los  doce  apóstoles,  después  de  depositar  su  santo 
cuerpo  en  el  ataúd,  se  lo  llevaron. 

XLVI 

En  esto,  he  aquí  que,  durante  la  marcha,  cierto  judío  llama- 
do Jefonías,  robusto  de  cuerpo,  la  emprendió  impetuosamente 
contra  el  féretro  que  llevaban  los  apóstoles.  Mas  de  pronto  un 
ángel  del  Señor,  con  fuerza  invisible,  separó,  sirviéndose  de  una 


XLV 

Και  σύν  τη  έξόδω  τής  άμώμου  αύτής  ψυχής  έττληρώθη  εϋωδίας  και 
άφατου  φωτός  ό  τόττος,  και  ίδου  φωνή  έκ  του  ουρανού  ήκούετο  λέγουσα· 
«Μακαρία  συ  έν  γυναιξίν».  ΚαΊ  δραμών  ó  Πέτρος  κάγώ  Ιωάννης  και 
Παύλος  και  Θωμάς  ττεριεπτυξάμεΘα  τους  τίμιους  αυτής  ττόδας  ττρός  τό 
άγιασθήναι.  Οϊ  δέ  δώδεκα  άττόστολοι  τό  τίμιον  και  áyiov  αυτής  σώμα 
έττί  κλίνης  θέντες  έβάστασαν. 

XLVI 

Και  ίδου  έν  τω  βαστάζειν  αΰτήν  έβραΐός  τις  ονόματι  Ίεφωνίας  γεν- 
ναίος τω  σώματι  όρμήσας  έττεχείρησεν  κατά  τής  κλίνης,  τών  αποστόλων 
βασταζόντων,  καί  ίδου  άγγελος  Κυρίου  άοράτω  δυνάμει  μετά  ξίφους 

cum  eo  annis  XXXIII,  et  post  mortem  Christi  supervixit  annis  XXIV,  et 
secundum  hoc,  quando  obiit  erat  annorum  LXXII.  Probabilius  tamen  vi- 
detur,  quod  alibi  Iegitur,  ut  duodecim  annis  Filio  suo  supervixerit,  et  sic 
sexagenaria  sit  assumpta,  sicut  ecclesiastica  tradit  historia».  Con  este  tes- 
timonio concuerda  el  Legendarium  Segobiense,  que  dice  textualmente:  «Ad 
hanc  igitur  vocem  beatissima  Virgo  mox  consurrexit,  et  extemplo  divino 
iussu  super  choros  Angelorum  cum  ingenti  pompa  atque  triumpho,  die 
XV  Augusti,  aetatis  vero  suae  LXXII  anno,  et  a  Christi  Navitate  LVII,  in 
corpore  et  anima  mirabiliter  est  assumpta». 

Según  el  fragmento  sahídico  extractado  por  Zoega,  el  hecho  tiene  lugar 
quince  años  después  de  la  pasión.  La  instrucción  de  Evodio  distingue  entre 
la  dormición,  que  acaece  el  día  21  del  mes  de  Tobi,  y  la  asunción,  que  sobre- 
viene doscientos  seis  días  después,  esto  es,  el  1 6  del  mes  de  Mesoré.  Estos 
mismos  datos  consigna  el  discurso  del  patriaraca  Teodosio. 


Bv.  apócrifos 


21 


642 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


espada  de  fuego,  las  dos  manos  de  sus  respectivos  hombros  y 
las  dejó  colgadas  en  el  aire  a  los  lados  del  féretro. 

XLVII 

Al  obrarse  este  milagro,  exclamó  a  grandes  voces  todo  el 
pueblo  de  los  judíos,  que  lo  había  visto:  «Realmente  es  Dios 
el  hijo  que  diste  a  luz,  ¡oh  madre  de  Dios  y  siempre  virgen 
María!»  Y  Jefonías  mismo,  intimado  por  Pedro  para  que  de- 
clarara las  maravillas  del  Señor,  se  levantó  detrás  del  féretro 
y  se  puso  a  gritar:  «Santa  Alaría,  tú  que  engendraste  a  Cristo 
Dios,  ten  compasión  de  mí».  Pedro  entonces  se  dirigió  a  él  y 
le  dijo:  «En  nombre  de  su  Hijo,  júntense  las  manos  que  han 
sido  separadas  de  ti».  Y,  nada  más  decir  esto,  las  manos  que 
estaban  colgadas  del  féretro  donde  yacía  la  Señora,  se  separaron 
y  se  unieron  de  nuevo  a  Jefonías.  Y  con  esto  creyó  él  mismo 
y  alabó  a  Cristo  Dios,  que  fué  engendrado  por  ella. 

XLVIII 

Obrado  este  milagro,  llevaron  los  apóstoles  el  féretro  y  de- 
positaron su  santo  y  venerado  cuerpo  en  Getsemaní,  en  un 


πυρός  έκ  των  ώμων  αύτοΰ  τάς  δύο  "εκοψεν  χείρας  και  μετεώρους  ύπό 
τόν  αέρα  περί  τήν  κλίνη  ν  άπετέλεσεν  κρεμασθήναι  20. 

XLVII 

Τούτου  δέ  του  θαύματος  γενομένου,  άνέκραξεν  πάς  ó  λαός  των  Ιου- 
δαίων των  θεωρησάντων  ότι  όντως  αληθινός  Θεός  εστίν  ό  τεχθείς  τταρά 
σου,  Θεοτόκε  άειπαρθένε  Μαρία.  Και  αυτός  δέ  ó  Ίεφωνίας,  τοΰ  Πέτρου 
κελεύσαντος  αϋτω  ττρός  τό  δειχθήναι  τά  θαυμάσια  τοΰ  Θεοΰ,  άναστάς 
όττίσω  της  κλίνης  έκραζεν  «Αγία  Μαρία,  ή  γεννήσασα  Χριστόν  τόν 
Θεόν,  έλέησόν  με».  Και  στραφείς  ό  Πέτρος  είττεν  προς  αυτόν  «Έν  τω 
ονόματι  τοΰ  τεχθέντος  παρ'  αυτής  κολληθήσονται  αί  χείρες  αί  άφαιρεθεΐ- 
σαι  άπό  σου».  Και  παραχρήμα  τω  λόγω  τοΰ  Πέτρου  αί  χείρες  παρά 
τήν  κλίνην  τής  δεσποίνης  κρεμάμεναι  άναχωρήσασαι  έκολλήθησαν  τω 
Ίεφωνία·  και  έπίστευσεν  και  αύτός  και  έδόξασεν  Χριστόν  τόν  Θεόν  τόν 
τεχθέντα  έξ  αυτής. 

XLVIII 

Τούτου  δέ  γενομένου  τοΰ  θαύματος,  έβάστασαν  ο!  απόστολοι  τήν 
κλίνην  και  κατέθεντο  τό  τίμιον  και  άγιον  αυτής  σώμα  έν  Γεθσημανή  έν 


20  El  mismo  episodio,  con  variantes,  puede  encontrarse  en  el  Tesalani- 
cense  Ce. 13).  Cf.  además  Ps.  José  de  Arimatea  (c.14)  y  Ps.  Melitón  (11,3). 


LIBRO   DF.   S.   JUAN  EVANGELISTA 


643 


sepulcro  sin  estrenar.  Y  he  aquí  que  se  desprendía  de  aquel 
santo  sepulcro  de  nuestra  Señora,  la  madre  de  Dios,  un  exqui- 
sito perfume.  Y  por  tres  días  consecutivos  se  oyeron  voces  de 
ángeles  invisibles  que  alababan  a  su  hijo  Cristo,  nuestro  Dios. 
Mas,  cuando  concluyó  el  tercer  día,  dejaron  de  oírse  las  voces; 
por  lo  que  todos  cayeron  en  la  cuenta  de  que  su  venerable  e 
inmaculado  cuerpo  había  sido  trasladado  al  paraíso. 

XLIX 

Verificado  el  traslado  de  éste,  vimos  de  pronto  a  Isabel,  la 
madre  de  San  Juan  Bautista,  y  a  Ana,  la  madre  de  nuestra 
Señora,  y  a  Abrahán,  a  Isaac,  a  Jacob  y  a  David  que  cantaban 
el  Aleluya.  Y  vimos  también  a  todos  los  coros  de  los  santos 
que  adoraban  la  venerable  reliquia  de  la  madre  del  Señor.  Se 
nos  presentó  también  un  lugar  radiante  de  luz,  con  cuyo  res- 
plandor no  hay  nada  comparable.  Y  el  sitio  donde  tuvo  lugar 


μνημείω  καινώ.  Κσί  ιδού  μύρον  εύωδίας  έξήρχετο  έκ  τοϋ  άγίου  μνήμα- 
τος τής  δεσττοίνης  ημών  Θεοτόκου.  Κα!  εως  τριών  ημερών  αοράτων  αγγέ- 
λων φωνα'ι  ήκούοντο  δοξαζόντων  τόν  έξ  αυτής  τεχθέντα  Χριστόν  τον 
Θεό  ν  ήμών.  Κα'ι  ττληρουμένης  τής  τρίτης  ή  μέρας  οϋκέτι  ήκούοντο  αϊ  φω- 
ναί,  κα'ι  λοιττόν  εκείθεν  ττάντες  έγνωσαν  ότι  μετετέθη  τό  άμωμον  κα'ι  τί- 
μιον  αϋτής  σώμα  έν  τταραδείσω  21. 

XLIX 

Τούτου  δέ  μετατεδέντος  Ιδού  θεωροΰμεν  τήν  Ελισάβετ  την  μητέρα 
τοϋ  άγιου  Ιωάννου  του  βατττιστοϋ  και  "Ανναν  τήν  μητέρα  τής  δεσποί- 
νης  ήμών  καί  Αβραάμ  και  Ισαάκ  κα'ι  Ιακώβ  κα'ι  τόν  Δαυίδ  ψάλλοντα 
τό  άλληλούϊα  και  ττάντας  τούς  χορούς  τών  άγίων  ιτροσκυνουντας  τό 
τίμιον  λείψανον  τής  μητρός  του  Κυρίου,  καί  τόττον  φωτειδή,  οΟ  του 


21  Este  capítulo  difiere  según  los  códices.  Tischendorf  sigue  el  texto 
de  C,  pero  advierte  que  ABD  y  Ε  coinciden  en  presentar  otra  versión  en 
que  aparecen  los  doce  apóstoles  arrebatados  por  sendas  nubes  al  salir  de 
Jerusalén  con  la  preciosa  carga  del  cuerpo  de  María;  y  de  esta  manera  lo 
trasladan  al  paraíso:  Τούτου  δέ  γενομ.  τ.  θ.]  έν  τω  έξέρχεσθαι  τούς  αποστόλους  έκ 
τη;  πόλεως  "Ιεροσολύμων  βαστάζοντες  τήν  κλίνην,  άφνω  δώδεκα  νεφέλαι  φωτός  άφήρ- 
ττασαν  τούς  αποστόλους  σύν  τω  σώματι  τής  Δεσποίνης  ήμών,  κα'ι  έν  τω  παραδ=ίσω 
μετατέθηκαν. 

La  versión  latina  publicada  por  Wilmart  dice  asimismo:  <Post  haec  sú- 
bito duodecim  nubes  luminis  levaverunt  apostólos  cum  corpore  Virginis, 
transportantes  in  paradiso». 

En  este  punto  pone  fin  a  su  narración  el  códice  B,  concluyendo  así: 
Καί  έδοςάσαμεν  πάντες  τόν  θεόν,  ώ  ή  δόξα  καί  τό  κράτος  είς  τούς  αιώνας  τών 
αιώνων,  άμήν. 


644 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


la  traslación  de  su  santo  y  venerable  cuerpo  al  paraíso  estaba 
saturado  de  perfume.  Se  dejó  oír  la  melodía  de  los  que  can- 
taban himnos  a  su  Hijo,  y  era  tan  dulce  cual  solamente  les  es 
dado  escuchar  a  las  vírgenes;  y  era  tal,  que  nunca  llega  a  pro- 
ducir hartura. 

L 

Nosotros,  pues,  los  apóstoles,  después  de  contemplar  súbi- 
tamente la  augusta  traslación  de  su  santo  cuerpo,  nos  pusimos 
a  alabar  a  Dios  por  habernos  dado  a  conocer  sus  maravillas  en 
el  tránsito  de  la  madre  de  Nuestro  Señor  Jesucristo. 

Por  cuyas  oraciones  e  intercesión  seamos  dignos  de  alcan- 
zar el  poder  vivir  bajo  su  cobijo,  amparo  y  protección  en  este 
siglo  y  en  el  futuro,  alabando  en  todo  lugar  y  tiempo  a  su 
Hijo  unigénito,  juntamente  con  el  Padre  y  el  Espíritu  Santo, 
por  los  siglos  de  los  siglos.  Amén. 


φωτός  εκείνου  ουδέν  λαμπρότερον  και  πλήθος  εύωδίας  τοΰ  τόττου  εκεί- 
νου ένθα  μετετέθη  τό  τίμιον  και  άγιον  αυτής  σώμα  έν  τω  παραδείσω· 
και  μέλος  δέ  υμνούντων  τόν  έξ  αυτής  τεχθέντα,  δ  παρθένοις  και  μόνοις 
δίδοται  τό  τοιούτον  γλυκύ  μέλος  άκούειν,  ου  κόρος  ουκ  εστίν. 

L 

Ήμεϊς  οΟν  οί  απόστολοι  θεωρήσαντες  την  άφνω  τοΰ  άγιου  αύτής 
σώματος  τιμίαν  μετάθεσιν,  έδοξάσαμεν  τόν  Θεόν  τον  δείξαντα  ήμΐν  τά 
θαυμάσια  αϋτοΰ  έτη  τή  αναλύσει  της  μητρός  τοΰ  Κυρίου  ημών  Ίησοΰ 
Χρίστου. 

τΗς  εύχαΐς  και  πρεσβείαις  άξιωθώμεν  ττάντες  υπό  την  αυτής  σκέπη  ν 
και  άντίληψιν  και  προστασίαν  τυχεΐν  και  έν  τω  νΰν  αΐώνι  καί  έν  τω 
μέλλοντι,  δοξάζοντες  έν  παντί  καιρώ  και  τόπω  τόν  μονογενήν  αυτής 
Υίόν  άμα  τώ  Πατρί  καί  τώ  Άγίω  Πνεύματι  εις  τούς  αιώνας  τών  αιώνων. 
Αμήν. 


2.    LIBRO  DE  JUAN,  ARZOBISPO  DE 
TESALONICA 


Tischendorf  opinaba  que  el  llamado  Transitus  B,  venerable 
apócrifo  latino  que  se  remonta  al  siglo  IV  y  es  atribuido  a  Meli- 
tón,  obispo  de  Sardes  l,  era  tributario  del  mencionado  libro  de 
Juan  el  Teólogo.  Sin  embargo,  tanto  el  estilo  como  el  contenido 
estaba  reclamando  una  fuente  distinta  para  ambos,  si  no  es  que 
había  que  considerar  ya  al  Ps.  Melitón  como  fuente  de  inspira- 
ción para  muchas  otras  narraciones  apócrifas. 

Esto  último  pensó  Jugie  al  ofrecernos  en  1926  2  el  texto  crí- 
tico de  la  Homilía  de  Juan  de  Tesalónica,  en  la  que  no  vió  sino 
una  simple  redacción  corregida  y  amplificada  del  Ps.  Melitón. 

Por  su  parte,  A.  Wilmart  publicó  en  1933  su  Transitus  W  3, 
a  base  de  diez  mss.  del  siglo  VIII-XIII,  cuyo  fondo  está  ínti- 
mamente relacionado  con  las  narraciones  asuncionistas  de  Juan 
de  Tesalónica  y  del  Ps.  Melitón. 

Nos  encontramos,  pues,  por  lo  menos  con  tres  narraciones 
análogas,  procedentes  del  mismo  tronco  apócrifo,  cada  una  de 
las  cuales  reclama  para  sí  la  primacía  sobre  las  otras. 

Wilmart  piensa  que  su  Transitus  W  es  la  fuente  del  Ps.  Me- 
litón. 

Riviére  4  abunda  en  el  mismo  sentido,  haciendo  al  Transi- 
tus W  fuente  del  Tesalonicense  y  del  Ps.  Melitón. 

Faller  5  quiere  reivindicar  la  primacía  del  Ps.  Melitón, 
a  quien  considera  predecesor  del  Transitus  \V  y  del  Tesaloni- 
cense. 

Jugie  asimismo  sale  por  los  fueros  del  Ps.  Melitón,  de  quien 
hace  depender  al  Tesalonicense,  considerando  al  Transitus  W 
como  un  mero  resumen  de  este  último  6. 

1  PG  5,1231-1240  y  Tischendorf,  Apocal.  Apocr.  p.  124- 136. 

2  PaOr  XIX  344-438. 

3  L'ancien  récit  de  l'Assomplion:  StT  59  (1933)  343-357. 

4  Le  plus  vieux  Transitus  latín  et  son  derivé  grec:  RechThancMéd  8 
(i936)  5-23· 

5  De  priorum  saeculorum  silentio  circa  Assumptionem  B.  Mariae  Virgi- 
nis:  «Analecta  Gregoriana-)  36  (1946)  44-59. 

6  La  littérature  apocryphe  sur  la  mort  et  l'assomptíon  de  la  Sainte  Vierge: 
StT  114  (1944)  150SS. 


046 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


Quizá  todos  estos  investigadores  tengan  alguna  razón  en 
su  punto  de  vista;  pero  urge  delimitar  la  cuestión,  considerando 
dos  problemas  distintos  en  ella  latentes:  primero,  la  data  de 
los  documentos  que  poseemos;  segundo,  el  origen  y  prioridad 
de  la  narración  apócrifa  contenida  en  dichos  documentos. 

Con  relación  al  primer  problema,  es  evidente  que  el  docu- 
mento más  antiguo  de  los  tres  que  consideramos  es  el  Ps.  Me- 
litón,  que  se  remonta  a  finales  del  siglo  IV  o  principios  del  V, 
mientras  que  el  Tesalonicense  data  de  principios  del  siglo  VIL 

Con  relación  al  segundo  problema,  nos  atenemos  a  las  con- 
clusiones de  Dom  B.  Capelle,  que  parecen  ser  decisivas. 

Este  benemérito  investigador  de  la  literatura  apócrifo-asun- 
cionista,  después  de  someter  a  un  estudio  comparativo  el  Trans- 
itus W  y  el  Tesalonicense,  deduce  que  aquél,  «simple  épitomé  en 
vue  de  l'usage  liturgique»,  no  puede  ser  en  manera  alguna  el 
modelo  del  Tesalonicense,  y  que,  si  no  deriva  de  éste,  está  inspi- 
rado por  lo  menos  en  el  apócrifo  por  él  representado  7. 

Sometiendo  después  a  un  examen  comparativo  los  tres  apó- 
crifos mencionados  y  notando  que  las  glosas  marginales  del 
Transitus  W  coinciden  casi  exactamente  con  el  Tesalonicense,  adu- 
ciendo además  otro  testimonio  sacado  del  manuscrito  latino  2672 
de  la  Biblioteca  Nacional  de  París,  análogo  en  todo  al  Transi- 
tus W,  llega,  por  fin,  a  la  conclusión  de  que  tanto  el  Ps.  Melitón 
como  el  Transitus  W  y  el  manuscrito  latino  2672  de  París  no  refle- 
jan sino  parcialmente  el  texto  del  documento  que  sirvió  a  Juan 
de  Tesalónica  para  componer  su  homilía,  y  que  sólo  ésta  nos  ha 
conservado  el  texto  completo  del  apócrifo  en  cuestión  en  su  len- 
gua original,  prescindiendo  únicamente  de  algún  detalle  y  de 
la  omisión  del  milagro  final  de  la  Asunción  8. 

Ateniéndonos,  pues,  a  estas  conclusiones,  reproducimos  la 
redacción  original  del  Libro  de  Juan  de  Tesalónica,  según  la  edi- 
ción crítica  de  M.  Jugie  9. 

AUTOR. — La  presente  narración  asuncionista  en  forma  de 
homilía  tiene  por  autor  a  San  Juan,  arzobispo  de  Tesalónica, 
que  compuso  asimismo  la  primera  parte  de  las  Actas  de  San 
Demetrio  10.  Es  el  primero  en  la  serie  de  los  numerosos  prela- 
dos de  esta  metrópoli  que  llevaron  el  nombre  de  Juan.  No  debe 


7  Les  anciens  récits  de  l'Assomption  el  Jean  de  Thessalonique :  RechTlianc- 
Méd  12  (1940)  209-235. 

8  Vesúges  grecs  et  latins  d'un  antique  «Transitus»  de  la  Vierge:  ABoll  67 
(1949)  21-48. 

9  PaOr  XIX  (1926)  344-438· 

10  PG  116. 


LIBRO  DE  JUAN   ARZ.   DE  TESALÓNICA 


647 


confundírsele,  como  se  ha  hecho  frecuentemente,  con  el  arzo- 
bispo del  mismo  nombre  que  asistió  al  VI  concilio  ecuménico 
(680-681),  contemporáneo  de  San  Andrés  Cretense,  de  San  Ger- 
mán de  Constantinopla  y  de  San  Juan  Damasceno.  Las  razo- 
nes de  la  autenticidad  de  esta  obra,  fundadas  sobre  todo  en  ar- 
gumentos de  crítica  interna,  pueden  verse  en  Jugie  H. 

TEXTO. — La  edición  crítica  de  Jugie  ha  sido  elaborada  a 
base  de  16  manuscritos.  Este  ilustre  investigador  presenta  dos 
redacciones:  una  abreviada,  que  él  tiene  por  la  original,  repre- 
sentada por  los  manuscritos  más  antiguos;  otra  más  extensa, 
la  interpolada,  representada  por  los  manuscritos  posteriores  al 
siglo  XII.  Los  manuscritos  de  la  redacción  original  son  muy  de- 
fectuosos, hasta  el  punto  de  que  Jugie  no  ha  podido  utilizar  nin- 
guno de  ellos  como  base  de  un  texto  aceptable,  sino  que  ha  de- 
bido someterlos  todos  a  un  examen  comparativo  con  vistas,  a 
obtener  un  relato  fluido  y  libre  de  contradicciones.  En  cambio, 
la  redacción  interpolada  está  muy  bien  representada  por  el  ma- 
nuscrito del  Escorial  II.  Y.  11  (s.XIII),  que  le  ha  servido  de  base 
para  su  edición. 

Capelle  piensa  que  el  texto  original  de  la  presente  narración 
no  ha  de  buscarse  exclusivamente  en  la  redacción  abreviada, 
siendo  así  que  la  interpolada  contiene  elementos  muy  apreciables. 

EXAMEN  INTERNO— Se  nota  en  la  homilía  una  marcadí- 
sima diferencia  entre  el  prólogo  y  el  relato  que  le  sigue.  Aquél, 
cuyo  estilo  oratorio  y  grandilocuente  delata  al  autor  de  la  pri- 
mera parte  de  las  Actas  de  San  Demetrio,  sirve  de  presentación 
al  trabajo.  En  él  Juan  da  testimonio  de  una  tradición  asuncio- 
nista  escrita  que  arrancaba  de  los  tiempos  apostólicos  y  que, 
desgraciadamente,  fué  corrompiéndose  por  los  errores  que 
inocularon  muchos  apócrifos.  Esto  último  es  la  causa,  según 
él,  de  que  una  fiesta  tan  generalizada  ya  en  la  Iglesia  como  la 
de  la  Dormición  de  María,  no  se  celebre  aún  en  Tesalónica. 
Por  eso  se  ha  propuesto  expurgar  los  errores  de  las  narraciones 
apócrifas  y  ofrecer  un  relato  verídico  de  lo  que  acaeció  en  la 
muerte  de  María.  Así  podrá  la  metrópoli  tesalonicense  celebrar 
dicha  fiesta  con  todo  el  esplendor  que  cumple.  Los  manuscri- 
tos de  la  redacción  interpolada  omiten  en  su  generalidad  este 
prólogo. 

Después  cambia  súbitamente  de  tono  y  ofrece  un  relato 
sencillo  y  pormenorizado  de  los  referidos  acontecimientos.  De 
hecho  no  hace,  según  la  opinión  más  corriente,  sino  tomar  un 


11  O.c,  P-357SS. 


648 


APÓCRIFOS  ASUXCIONISTAS 


antiguo  texto  apócrifo,  aquel  precisamente  en  que  se  inspiraron 
el  Ps.  Melitón  y  el  Transitus  W,  y  reproducirlo  casi  íntegramente, 
salvo  algunas  correcciones. 

El  epílogo  final  es  desconcertante.  Casi  todos  los  manuscri- 
tos ofrecen  una  versión  distinta.  Jugie,  desesperando  poder  re- 
ducirlos a  la  unidad,  opta  por  presentar  el  texto  de  los  diversos 
manuscritos,  si  bien  cree  que  el  final  de  Vat.  2072  es  el  que  más 
garantías  ofrece  de  autenticidad.  Bover  tiene  con  relación  a 
este  punto  su  sentencia  propia,  que  se  expondrá  en  los  comen- 
tarios al  mencionado  epílogo. 

REPERCUSION  HISTORICA.— El  antiguo  apócrifo  tan  bri- 
llantemente representado  por  el  Tesalonicense  es  de  una  antigüe- 
dad muy  considerable;  puede  muy  bien  remontarse  a  princi- 
pios del  siglo  IV.  Su  influjo  debió  ser  enorme,  si  consideramos 
con  Bover  12  que,  además  del  Ps.  Melitón  y  del  Transitus  W,  fue- 
ron derivándose  posteriormente  de  este  modelo  fundamental 
el  apócrifo  copto  publicado  por  Revillout  13,  el  Sinaxario  de  Cons- 
tantinopla  14  y  el  Testamentum  Mariae  irlandés  15,  amén  de  las 
redacciones  coptas  del  Ps.  Evodio  y  patriarca  Teodosio  y  el  Li- 
bellus  de  dormitione  del  Ps.  Nicodemo. 

Pero  también  nuestra  narración  ha  ejercido  grande  influjo 
por  su  parte.  Razón  tenía  Epifanio,  monje  de  finales  del  si- 
glo VIII,  para  decir  que  Juan  de  Tesalónica  había  compues- 
to un  discurso  muy  célebre  sobre  la  Dormición  16,  si  bien  el  tes- 
timonio no  es  para  él  muy  elogioso  en  su  conjunto.  Durante  la 
Edad  Media  sirvió  de  lectura  edificante  en  los  monasterios  y  en 
las  iglesias.  Así  se  explican  las  grandes  divergencias  entre  los 
manuscritos  más  antiguos  y  las  numerosas  interpolaciones  en 
los  manuscritos  posteriores  11 . 

12  La  Asunción  de  María  (BAC,  Madrid  1947)  p.192. 

13  PaOr  2  (1907)  177-83· 

14  Publicado  por  Ρ.  H.  Delehaye,  Acta  Sanctorum  (Bruxelles  1902). 

1 5  Cf.  R.  Willard,  The  Testament  of  Mary.  The  Irish  Account  of  the 
Death  of  the  Virgin:  RechThancMéd  9  (1937)  341-364. 

16  Son  sus  palabras  textuales:  «Περί  δέ  τη?  κοιμήσεως  αύτης,  "Ιωάννη;  ό 
Θεσσαλονικεύς  πολυθρύλλητον  ποιησάμενοζ  λόγον,  αύτόζ  εαυτόν  έπεσκίασεν»  (De 
Vita  Beatae  Mariae  Virginis:  PG  120,188). 

1  7  El  Legendarium  Segobiense  hace  alusión  a  un  discurso  de  San  Pedro, 
diciendo  textualmente:  «Tune  Simón  Petrus,  qui  inter  Apostólos,  et  aucto- 
ritate,  et  vocis  magnitudine  omnes  animabat,  celebre  praeconium  de  ipsius 
gloriosissimae  Dei  Genitricis,  omniumque  Christi  discipulorum  Parentis, 
Mariae  laudibus,  in  orationis  modum  divulgavit»  (I.  Tamayo  Salazar,  Acta 

Dormitionis  et  assumptionis  Β.  V.  Μ         en  Martyrologium  Hispanum  t.4 

p.481).  Tal  sermón  de  San  Pedro  no  figura  como  tal  más  que  en  nuestro 
Tesalonicense ;  no  sería,  pues,  descabellado  pensar  que  el  Segobiense  ha  ve- 
nido a  inspirarse  últimamente  en  él. 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALONICA 


649 


Es  un  documento  muy  valioso  para  constatar  la  antigüedad 
y  universalidad  de  la  fiesta  de  la  Asunción.  Asimismo  viene  a 
corroborar  la  tradición  jerosolimitana  de  la  Dormición  de  la 
Virgen,  contra  la  opinión  de  aquellos  que  consideran  a  Efeso 
como  lugar  de  su  muerte  lx. 

Su  influjo  en  la  inspiración  artística  ha  sido  extraordinario. 
Diríase  que  la  descripción  que  el  Tesalonicense  hace  de  la  Dor- 
mición ha  servido  de  modelo  para  gran  parte  de  las  represen- 
taciones orientales  y  no  pocas  occidentales.  Son  rasgos  caracte- 
rísticos: la  palma,  San  Pedro  a  la  cabecera  de  la  Virgen,  San 
Juan  a  los  pies,  el  alma  de  la  Virgen  figurada  en  un  niño  en  man- 
tillas que  el  Señor  recibe  y  entrega  al  arcángel  San  Miguel,  etc. 

En  la  época  moderna  ha  sido  bastante  preterido  por  consi- 
derársele tardío  y  a  causa  de  las  muchas  interpolaciones  de  los 
manuscritos  posteriores. 

La  edición  crítica  de  Jugie  y  su  amplio  estudio  introducto- 
rio, así  como  los  trabajos  de  Capelle,  han  venido  a  rehabilitarle 
en  los  últimos  años. 

LIBRO  DE  JUAN,  ARZOBISPO  DE  TESALONICA 

Dormición  de  nuestra  señora,  madre  de  Dios  y  siempre 
virgen  María,  escrita  por  Juan,  arzobispo  de  Tesalónica 

I 

A  la  admirable,  gloriosísima  y  verdaderamente  gran  señora 
del  mundo;  a  la  madre  siempre  virgen  de  Jesucristo,  Dios  y 
salvador  nuestro;  a  la  que  es  realmente  madre  de  Dios,  le  son 


ΚΟΙΜΗΣΙΣ  ΤΗΣ  ΔΕΣΠΟΙΝΗΣ  ΗΜΩΝ  ΘΕΟΤΟΚΟΥ  ΚΑΙ  ΑΕΙΠΑΡΘΕΝΟΥ  ΜΑΡΙΑΣ 
ΣΥΓΓΡΑΦΕΙΣΑ  ΥΠΟ  ΙΩΑΝΝΟΥ  ΑΡΧΙΕΠΙΣΚΟΠΟΥ  ΘΕΣΣΑΛΟΝΙΚΗΣ  1 

I 

Τη  θαυμαστή  και  ύπερενδόξω  κα'ι  όντως  μεγάλη  τοΰ  παντός  κόσμου 
δεσποίνη,  τη  άειπαρθένω  μητρί  τοΰ  σωτήρος  ημών  και  Θεοΰ  Μησοΰ 
Χρίστου  και  αληθώς  θεοτόκω  Οπό  πάσης  της  ύπ'  οϋρανόν  άξιόχρεως 

18  Cf.  Panaghia  Kapulu:  SupDBi  I  645-660. 

1  La  red.  interpolada  presenta  el  siguiente  título:  «Τοΰ  έν  άγίοις  πατρός 
ήμών  Ιωάννου  Επισκόπου  Θεσσαλονίκης  είς  την  κοίμησιν  ήτοι  άνάπαυσιν  καΐ  πρόξ 
Θεάν  μετάστασιν  τή$  δεσποίνης  ήμών  Θεοτόκου». 


650 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


debidos  perpetuamente  justos  homenajes  de  alabanza,  honra  y 
gloria  de  toda  criatura  que  vive  bajo  el  cielo,  por  el  beneficio 
que  recibió  por  su  medio  la  creación  entera  en  la  economía  del 
advenimiento  carnal  del  unigénito  Hijo  y  Verbo  de  Dios  Padre. 

Esta,  después  de  que  el  Verbo  divino,  que  de  ella  tomó 
realmente  carne  y  se  humanó  por  nosotros,  consumó  volun- 
tariamente su  pasión  corporal,  resucitó  de  entre  los  muertos 
y  subió  a  los  cielos,  permaneció  en  compañía  de  los  santos 
apóstoles,  pasando  un  lapso  de  tiempo  no  pequeño  en  los  al- 
rededores de  Judea  y  de  Jerusalén  y  habitando,  según  dice  la 
Sagrada  Escritura  [lo.  19,27],  casi  siempre  en  casa  del  apóstol 
virgen  y  amado  del  Señor. 

Esta  misma  virgen  gloriosísima  y  madre  de  Dios,  pasado 
algún  tiempo  desde  que  los  apóstoles  se  lanzaron  a  la  predica- 
ción del  evangelio  por  todo  el  mundo  bajo  el  impulso  del  Es- 
píritu Santo,  abandonó  la  tierra  de  muerte  natural. 

Ahora  bien,  ha  habido  quienes  han  consignado  por  escrito 
las  maravillas  que  tuvieron  lugar  por  aquel  tiempo  en  relación 
con  ella,  y  casi  la  tierra  entera  celebra  con  toda  solemnidad  la 


ύμνος  και  τιμή  και  δόξα  διαπαντός  έποφείλεται  δια  τήν  γενομένην  δι' 
αύτής  εύεργεσίαν  όλης  της  κτίσεως  έν  τη  οικονομία  της  ένσάρκου  παρου- 
σίας τοΰ  μονογενούς  Υίοΰ  και  Λόγου  τοΰ  Θεοΰ  και  Πατρός  2. 

Έπε!  ουν  αΰτη,  μετά  τό  έκούσιον  κατά  σάρκα  ττάθος  και  τήν  έκ  νε- 
κρών άνάστασιν  και  τήν  εις  ουρανούς  άνοδον  του  εξ  αυτής  δι'  ήμάς 
σαρκωθέντος  αληθώς  Θεοΰ  Λόγου  και  ένανθρωπήσαντος,  εμεινεν  μετά 
τών  άγιων  άττοστόλων  διάγουσα  χρόνον  οϋ  βραχύν  ττερϊ  τήν  της  Ίου- 
ϋμνος  και  τιμή  και  δόξα  διαπαντός  έποφείλεται  διά  τήν  γενομένην  δι' 
δαίας  χώραν  και  Ιεροσολύμων  3,  έν  τοις  τοΰ  παρθένου  και  άποστόλου 
και  υπό  τοΰ  Κυρίου  ήγαπημένου  τά  πολλά  διαιτωμένη,  ως  τό  θείον 
γράμμα  δηλοΐ,  έκείνων  εκάστου,  κελεύσει  τοΰ  άγίου  Πνεύματος,  έξορμή- 
σαντος  έπί  τό  κηρύττειν  τό  εύαγγέλιον  έν  δλω  τω  κόσμω,  μετά  τινα 
χρόνον,  ή  πανένδοξος  αύτη  και  Θεοτόκος  παρθένος  τήν  γήν  φυσικώ  τέ- 
λει κατέλιπεν. 

Τοιγαροΰν  και  γραφή  παραδεδώκασί  τίνες  τά  γεγενημένα  θαύματα 
κατά  χρόνον  εκείνον  περί  αύτήν,  και  πάσα  σχεδόν  ή  ύπ'  ούρανόν  τήν 
της  άναπαύσεως  αύτής  έτήσιον  μνήμην  έορταστικώς  άγουσιν,  πλήν  ολί- 
γων τόπων,  έξ  ών  είς  έστιν,  ό  περί  τήν  θεοφύλακτον  ταύτην  τών  Θεσ- 

2  En  estilo  ampuloso,  el  orador  va  haciendo  la  presentación  del  relato, 
que  comienza  a  partir  del  capítulo  3.  La  red.  interpolada  hace  figurar,  en 
lugar  de  este  prólogo,  una  brevísima  introducción. 

3  El  Tesalonicense  coincide  con  el  Ps.  Juan  al  afirmar  que  la  Virgen, 
durante  el  tiempo  que  siguió  a  la  Ascensión,  vivió  en  Judea.  La  consigna- 
ción imprecisa  del  tiempo  que  aquí  se  da,  viene  precisada  en  el  Ps.  Meli- 
tón  (II  1),  donde  se  dice  expresamente:  «Secundo  itaque  anno  postquam 
Christus  devicta  morte  caelum  conscenderat...» 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALÓNICA 


651 


memoria  anual  de  su  reposo,  exceptuados  unos  pocos  lugares, 
entre  los  cuales  se  encuentra  el  que  circunda  a  esta  metrópoli 
de  los  tesalonicenses,  protegida  por  Dios.  ¿Qué  (haremos) 
pues?  ¿Condenaremos  la  desidia  o  la  indolencia  de  los  que 
nos  precedieron?  Lejos  de  nosotros  el  decir  esto,  o  ni  aun 
siquiera  pensarlo,  ya  que  fueron  ellos  los  únicos  en  legar  a  su 
patria,  sancionado  con  leyes,  este  (privilegio)  excepcional;  me 
refiero  a  la  costumbre  de  celebrar  la  memoria,  no  sólo  de  los 
santos  locales,  sino  también  la  de  aquellos  en  su  mayor  parte 
que  lucharon  por  Cristo  sobre  la  tierra,  haciéndonos  así  fami- 
liares a  Dios  espiritualmente  a  base  de  sagradas  reuniones  y 
oraciones. 

No  fueron,  pues,  desidiosos  o  indolentes.  Sucedió  más  bien 
que,  si  bien  es  verdad  que  los  testigos  de  su  muerte,  [de  María], 
describieron  fielmente  cuanto  a  ella  se  refiere,  vinieron,  sin 
embargo,  después  unos  nocivos  herejes  que  diseminaron  su 
cizaña  y  depravaron  los  escritos.  Esta  es  la  razón  por  la  que 
nuestros  padres  se  mantuvieron  alejados  de  ellos,  por  consi- 
derarlos en  desacuerdo  con  la  Iglesia  católica.  De  aquí  el  que 
la  fiesta  cayera  en  olvido  entre  ellos. 


σαλονικέων  μητρόπολιν.  Tí  ούν;  Αμελείας  ή  ραθυμίας  των  πρό  ήμών 
καταψηφισόμεθα;  Μή  γένοιτο  ήμάς  τοΰτο  φάναι  ή  και  μόνον  λογίσασ- 
6αι,  όπου  γε  μόνοι  των  πάντων  τοΰτο  δή  τό  έξαίρετον  τη  εαυτών  ττα- 
τρίδι  νομοθετικώς  καταλελοίττασι,  λέγω  δή  τό  μή  μόνον  τών  εγχωρίων 
άγιων,  άλλά  και  τών  έττ'ι  γης  πάντων  σχεδόν  ϋπέρ  Χρίστου  διηθλικότων 
τάς  μνήμας  ττανηγυρίζειν  πνευματικώς  συνάξεσί  τε  και  προσευχαΐς  οί- 
κειοϋντες  εαυτούς  τω  Θεώ. 

Οϋκ  ήμέλησαν  ούν  ή  έραθύμησαν,  άλλ'  επειδή  φιλαλήθως  μέν  οί  τη- 
νικαΰτα  παρόντες,  ώς  εϊρηται,  τά  περί  της  τελειώσεως  αυτής  άπεγρά- 
ψαντο,  τινές  δέ  τών  εις  ύστερον  κακούργων  αιρετικών  τά  εαυτών  έμβα- 
λόντες  ζιζάνια,  έστρέβλωσαν  τά  συγγραφέντα,  τούτου  χάριν  οί  πατέρες 
ήμών,  ώς  αναρμόδιων  τή  καθολική  Εκκλησία,  τούτων  άπέσχοντο,  κάν- 
τεύθεν  λήθη  παρ'  αύτοΐς  και  τήν  εορτήν  ύπεδέξατο  4. 


4  La  causa  de  no  celebrarse  en  Tesalónica  esta  fiesta,  que  a  finales  del 
siglo  VI  estaba  ya  generalizada  en  toda  la  Iglesia  (recuérdese  que  hacia  el 
año  580  salió  un  decreto  del  emperador  Mauricio  fijando  su  celebración 
en  el  día  15  de  agosto),  es  atribuida  a  los  errores  que  ciertos  herejes  habían 
mezclado  en  las  narraciones  asuncionistas.  Aunque  el  Tesalonicense  no  cita 
en  concreto  ninguna  de  estas  adulteraciones,  el  Ps.  Melitón  (c.i)  se  refiere 
a  los  libros  de  Leucio:  «Saepe  scripsisse  me  memini  de  quodam  Leucio, 
qui  ...  etiam  Transitum  beatae  semper  Virginis  Mariae  Genitricis  Dei  ... 
impío  depravavit  stilo».  El  testimonio  de  ambos  viene  a  confirmar  la  exis- 
tencia de  una  tradición  asuncionista,  escrita,  que  arrancaba  de  los  tiempos 
apostólicos. 


652 


APÓCRIFOS  ASUXCIONISTAS 


Y  no  os  extrañéis  al  oír  que  los  herejes  corrompieron  tales 
escritos,  ya  que  se  les  ha  sorprendido  haciendo  cosas  semejan- 
tes en  distintas  ocasiones  con  las  cartas  del  divino  Apóstol  y 
aun  con  los  santos  evangelios.  Pero  no  vayamos  a  despreciar 
los  escritos  verdaderos  por  la  astucia  de  aquéllos,  abominable 
para  Dios;  sino  que,  después  de  extirpar  la  mezcla  dañina  de 
la  simiente,  recogeremos  y  conmemoraremos  con  provecho  de 
las  almas  y  agrado  de  Dios  lo  que  tuvo  efectivamente  lugar 
para  gloria  de  Dios  en  relación  con  sus  santos. 

Pues  así  hicieron,  según  hemos  averiguado,  tanto  los  que 
últimamente  nos  han  precedido  a  nosotros  como  los  santos 
padres  que  vivieron  antes  que  ellos:  éstos,  en  lo  que  toca  a 
los  llamados  viajes  de  los  santos  apóstoles  Pedro,  Pablo,  Andrés 
y  Juan;  aquéllos,  en  lo  concerniente  a  la  mayor  parte  de  los 
escritos  sobre  los  mártires,  portadores  de  Cristo.  Pues  es  ne- 
cesario algo  así  como  limpiar,  según  lo  que  está  escrito  [Ier.  50, 
26],  las  piedras  del  camino,  para  que  no  encuentre  tropiezo  el 
rebaño  que  Dios  ha  juntado. 

II 

Nosotros,  pues,  ya  que,  en  provecho  de  esta  metrópoli  ama- 
da de  Cristo  y  para  que  no  se  vea  privada  de  ningún  bien,  es 
del  todo  necesario  honrar  sinceramente  a  María,  siempre  vir- 


Kcci  μή  θαυμάσητε  περί  τοΰ  διαφθεΐραι  τάς  γραψάς  άκούοντες  τούς 
αιρετικούς  όπου  γε  και  εις  τάς  του  Οεοφόρου  αποστόλου  έπιστολάς  και 
περί  αύτά  τά  άγια  ευαγγέλια  τά  παραπλήσια  κατά  καιρούς  δράσαντες 
έφωράθησαν.  Άλλ'ού  δια  την  εκείνων  Θεομίσητον  δολιότητα  τά  της 
αληθείας  γράμματα  διαπτυσόμεθα,  άλλά  τήν  φαύλην  παρασποράν  έκκα- 
θάραντες,  τά  ως  αληθώς  εις  δόξαν  Θεοΰ  περί  τούς  άγιους  αϋτοΰ  γεγενη- 
μένα  και  περιπτυξόμεθα,  και  διά  μνήμης  άξομεν  ψυχωφελώς  τε  και  θεα- 
ρέστως. 

Οϋτω  γάρ  εύρήκαμεν  χρησαμένους  και  τούς  εναγχος  ήμάς  προηγη- 
σαμένους  και  τούς  πολλώ  ττρό  αύτών  άγιους  πατέρας,  τού;  μεν  περί  τάς 
καλουμένας  ϊδικάς  περιόδους  τών  άγιων  άποστόλων  Πέτρου  και  Παύλου 
και  Ανδρέου  καϊ  Ιωάννου,  τούς  δέ  περί  τά  πλείστα  τών  χριστοφόρων 
μαρτύρων  συγγράμματα.  Δει  γάρ  ώς  άληθώς  «έκκαθαίρειν»,  κατά  τό 
γεγραμμένον,  «τούς  λίθους  έκ  της  όδοΰ»,  ίνα  μή  τό  θεόλεκτον  ποίμνιον 
προσκόπτη. 

II 

Ήμεΐς  ουν,  επειδή  και  ε'ις  τήν  φιλόχριστον  ταύτην  μητρόπολιν,  ϊνα 
μηδέν  αύτη  λείπη  τών  καλών,  άνάγκη  πασα  δοξάζεσθαι  είλικρινώς  τήν 
εύεργέτιν  τοΰ  κόσμου  κα'ι  δέσποιναν,  τήν  άειπαρθένον  και  θεοτόκον  Μα- 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALÓXICA 


653 


gen  y  madre  de  Dios,  (particularmente)  con  la  celebración  re- 
gocijada de  su  venerado  reposo;  nosotros,  digo,  hemos  puesto 
a  contribución  justamente  no  pequeña  diligencia,  en  orden  a 
la  excitación  y  edificación  de  las  almas,  para  exponer  a  vuestros 
oídos,  amigos  de  Dios,  no  todo  lo  que  indiscriminadamente 
hemos  encontrado  escrito  en  diversos  libros  acerca  de  ella,  sino 
sólo  aquellas  cosas  que  realmente  tuvieron  lugar,  que  como 
tales  se  recuerdan  y  que  vienen  siendo  refrendadas  hasta  ahora 
por  el  testimonio  de  los  lugares.  Hemos,  pues,  recogido  todo 
esto  con  temor  de  Dios  y  amor  a  la  verdad,  no  haciendo  caso 
de  apreciaciones  personales,  cuya  inserción  se  debe  a  la  per- 
fidia de  quienes  han  falsificado  estas  cosas. 

Oyendo,  pues,  con  una  compunción  provechosa  para  el 
alma,  las  maravillas  tremendas,  magníficas  y  en  verdad  dignas 
de  la  madre  de  Dios,  que  tuvieron  efectivamente  lugar  con 
motivo  de  su  admirable  dormición,  ofreceremos,  después  de 
Dios,  a  María,  la  inmaculada  señora  y  madre  de  Dios,  el  agra- 
decimiento y  el  honor  que  le  es  debido,  mostrándonos  a  nos- 
otros mismos  dignos  de  sus  dádivas  por  nuestras  buenas  obras. 
Y  vosotros,  después  de  recibir  este  pequeño  (testimonio)  de 
nuestro  amor  y  de  dar  vuestro  beneplácito  a  la  diligencia  con 
que  os  exhortamos  por  el  presente  escrito  a  cosas  mejores,  co- 
rresponded con  vuestro  amor,  como  hermanos  e  hijos  queridos 


ρίαν,  τελούντων  ημών  μετ'εύφροσύνης  πνευματικής  την  μνήμην  της  θεο 
πρεποΰς  αυτής  αναπαύσεως,  είκότως  σπουδήν  ου  μετρίαν  έποιησάμεθα 
πρός  διέγερσιν  ψυχών  κα'ι  οίκοδομήν  παραθεΐναι  ταΐς  φιλοθέοις  ύμών 
άκοαΐς  οϋχ  άπερ  ηύραμεν  άπαντα  έν  διαφόροις  βιβλίοις  περί  αυτής 
διαφόρως  εγγεγραμμένα,  άλλα  μόνα  τα  ώς  αληθώς  πραχθέντα  και  γε- 
γενήσθαι  μνημονευόμενα  και  τοις  τόποις  μέχρι  νΰν  μαρτυρούμενα  5,  μετά 
φόβου  θεοΰ  φιλαλήθως  συλλέξαντες,  τής  αύτολογίας  ούδένα  θέμενοι  λό- 
γον,  ώς  έκ  κακοφροσύνης  τών  ταΰτα  νοθευσάντων  παρεμβεβλημένης.  Τά 
γοΰν  ώς  άληθώς  φρικτά  και  μεγάλα  και  όντως  άξια  τής  τοΰ  Θεοΰ  μητρός 
περί  την  θεοπρεπή  ταύτης  άνάπαυσιν  γεγενημένα  θαύματα  μετά  ψυχω- 
φελούς κατανύξεως  άκροώμενοι,  τη  μέν  άχράντω  δεσποίνη  και  θεοτόκω 
Μαρία  τήν  εύχαριστίαν  μετά  Θεόν  και  την  όφειλομένην  δόξαν  προσοίσο- 
μεν,  άξιους  τών  αυτής  δωρεών  δι'εργων  άγαθών  εαυτούς  έμφανίζοντεςι 
ημών  δε  τό  βραχύ  τής  αγάπης  άποδεξάμενοι,  και  τό  άοκνον  τής  περ, 
τά  κρείττονα  προτροπής  δια  τοΰ  παρόντος  συγγράμματος  έπαινέσαν- 
τες,  άντίδοτε  τήν  στοργήν  ώς  αδελφοί  καί  τέκνα  έν  Κυρίω  αγαπητά, 


5  Su  propósito  es  hacer  un  relato  verídico  de  la  Koimesis,  sirviéndose 
para  ello  de  la  tradición  escrita  (expurgada  de  errores)  y  de  la  tradición  oral, 
tal  como  se  conservaba  en  los  diversos  lugares. 


654 


APÓC R I I  OS  ASU X C ION I ST AS 


en  el  Señor,  recabándonos  la  ayuda  de  Dios  por  medio  de  una 
oración  continua;  pues  suya  es  la  gloria,  la  honra  y  el  poder 
por  los  siglos  de  los  siglos.  Amén. 

III 

Cuando  María,  la  santa  madre  de  Dios,  iba  ya  a  desprender- 
se del  cuerpo,  vino  hacia  ella  el  gran  ángel  y  le  dijo:  «María, 
levántate  y  toma  esta  palma  que  me  ha  dado  el  que  plantó  el 
paraíso;  entrégasela  a  los  apóstoles  para  que  la  lleven  entre  him- 
nos ante  ti,  pues  dentro  de  tres  días  vas  a  abandonar  el  cuerpo. 
Sábete  que  voy  a  enviar  a  todos  los  apóstoles  a  tu  lado;  ellos 
se  preocuparán  de  tus  funerales  y  contemplarán  tu  gloria  hasta 
que  (por  fin)  te  lleven  al  lugar  que  te  está  reservado».  Y  María 
respondió  al  ángel,  diciéndole:  « ¿Por  qué  has  traído  esta  palma 
solamente  y  no  una  para  cada  cual,  no  sea  que,  al  dársela  a 
uno,  murmuren  los  demás?  ¿Y  qué  es  lo  que  quieres  que 
haga  o  cuál  es  tu  nombre  para  que  se  lo  diga,  si  me  lo  pre- 
guntan?» Respondióle  el  ángel:  «¿Por  qué  inquieres  mi  nom- 


δι'  ευχής  έκτενοΰς  τήν  έκ  Θεοΰ  μοι  διάττοντος  άντίληψιν  ποριζόμενοι· 
αύτοΰ  γάρ  ή  δόξα  και  ή  τιμή  και  τό  κράτος  εις  τους  αιώνας  τών  αιώ- 
νων. Αμήν. 

III 

"Οτε  άττετίθετο  τό  σώμα  ή  αγία  Θεοτόκος  Μαρία  6,  ήλθε  πρός  αυτήν 
ό  μέγας  άγγελος,  και  είπε·  «Μαρία,  έγερθεΐσα,  λάβε  τοΰτο  τό  βραβεϊον, 
δ  εδωκέ  μοι  ό  φυτεύσας  τόν  ττσράδεισον,  κα'ι  τταράδος  αΰτό  τοϊς  άποσ- 
τόλοις,  ί'να  κρατήσαντες  αύτό  ύμνήσωσιν  έμπροσθέν  σου,  διότι  μετά 
τρεις  ήμέρας  7  άποτίθη  τό  σώμα.  Ιδού  γάρ  ττάντας  τους  αποστόλους 
αποστέλλω  πρός  σε,  και  αυτοί  σε  κηδεύσουσιν,  και  τήν  δόξαν  σου  θεω- 
ρήσουσιν,  εως  άπενέγκωσί  σε  εις  τόν  τόπον  σου».  Και  άπεκρίθη  Μαρία 
πρός  τόν  άγγελον,  λέγουσα-  «Διατί  τοΰτο  μόνον  ήνεγκας,  και  ούκ  ήνεγ- 
κας  έκάστω  βραβεϊον,  μήπως  δοθή  ένί  και  οΐ  άλλοι  γογγύσωσιν;  Και 

6  Como  decíamos  anteriormente,  el  Tesalonicense  no  precisa  fecha.  El 
Ps.  Melitón  (II  i)  dice  textualmente:  «Secundo  itaque  anno  postquam 
Christus  devicta  morte  caelum  conscenderat,  die  quadam  desiderio  Christi 
Maria  aestuans,  lacrimari  sola  intra  hospitii  sui  receptaculum  coepit.  Et 
ecce  ángelus  magni  luminis  habitu  resplendens  ante  eam  adstitit  et  in  salu- 
tationis  verba  prosiluit  dicens:  Ave  benedicta  a  Domino,  suscipe  illius 
salutem  qui  mandavit  salutem  Iacobo  per  prophetas  suos.  Ecce,  inquit, 
ramum  palmae;  de  paradiso  Domini  tibí  attuli;  quem  portare  facies  ante 
feretrum  tuum  cum  in  die  tertia  assumpta  fueris  de  corpore...  Palma  autem 
illa  fulgebat  nimia  luce». 

7  Este  plazo  de  tres  días  fué  pedido  por  la  Virgen  ya  antes  de  la  pa- 
sión, según  afirma  el  Ps.  José  de  Arimatea  (c.i). 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALÓNICA 


665 


bre  ? ;  pues  causa  admiración  (sólo)  el  oírlo.  No  titubees  en  lo 
concerniente  a  la  palma,  porque  muchos  serán  curados  por  su 
medio  y  servirá  de  prueba  para  todos  los  habitantes  de  Jeru- 
salén.  Al  que,  por  consiguiente,  da  crédito,  se  le  manifiesta; 
y  al  que  no  cree,  se  le  oculta.  Ponte,  pues,  en  camino  de  la 
montaña». 

Entonces  María  echó  a  andar  y  subió  al  monte  de  los  Oli- 
vos, mientras  iba  brillando  ante  ella  la  luz  del  ángel  y  tenía 
en  sus  manos  la  palma.  Y,  cuando  llegó  al  monte,  éste  se  alegró 
juntamente  con  todas  las  plantas  que  allí  había,  hasta  el  punto 
de  que  éstas  inclinaban  sus  cabezas  y  (la)  adoraban.  María  se 
turbó  al  ver  esto,  pensando  que  estaba  Jesús,  y  dijo:  « ¿Eres 
tú,  por  ventura,  el  Señor,  pues  por  ti  se  ha  obrado  tal  mara- 
villa, ya  que  estas  plantas  te  han  adorado  ?  Porque  digo  yo  que 
nadie  puede  hacer  un  portento  semejante,  sino  el  Señor  de  la 
gloria,  el  que  se  dió  a  sí  mismo  a  mí>>. 

Entonces  le  dijo  el  ángel:  «Nadie  puede  hacer  prodigios  si 
no  es  por  su  mano,  pues  El  comunica  virtud  a  cada  uno  de  los 
seres.  Yo  soy  el  que  tomo  las  almas  de  los  que  se  humillan  a 
sí  mismos  ante  Dios  y  el  que  las  traslado  al  lugar  de  los  justos 


τί  εστίν  δ  βούλη  με  πράξαι  ή  τί  σοί  εστίν  όνομα,  ίνα  εάν  έρωτήσωσιν 
εΐπω  αϋτοΐς;»  Και  εΐττεν  αυτή  ό  άγγελος·  «Τί  συ  το  όνομά  μου  έτπ- 
ζητεΐς;  Θαυμαστόν  γαρ  έστιν  άκοΰσαι.  Μή  ουν  ττερί  του  βραβείου  δισ- 
τάσης,  διότι  δι'  αύτοΰ  πολλοί  ίαθήσονται,  και  έσται  εις  δοκιμασίαν  πάσιν 
τοις  εν  Ιερουσαλήμ.  Τω  ουν  τπστεύοντι  άττοκαλύτττεται,  και  τω  μή  τπσ- 
τεύοντι  κρύπτεται.  Πορεύθητι  ουν  επί  τό  όρος»  8. 

Τότε  έπορεύθη  Μαρία  κα'ι  άνήλθεν  έπί  τό  όρος  των  ελαίων,  προλάμ- 
ποντος  αΰτή  τοΰ  φωτός  τοΰ  αγγέλου,  έχουσα  έν  τή  χειρί  τό  βραβεΐον. 
Και  ότε  ήλθεν  εις  τό  όρος,  ήγαλλιάσατο  όλον  μετά  των  έν  αύτώ  φυτών, 
ώστε  τά  φυτά  κλίναι  τάς  κεφαλάς  και  προσκυνήσαι.  Και  ότε  είδε  τοΰτο 
εταράχθη  Μαρία  νομίζουσα  ότι  Ίησοΰς  έστι,  και  είπε·  «Μήτι  σύ  εΐ  ό 
Κύριος,  διότι  τηλικαύτη  δύναμις  έγένετο  διά  σε,  ότι  τηλικαΰτα  φυτά 
προσεκύνησάν  σοι;  Λέγω  γάρ,  ότι  ουδείς  τοσαύτην  δύναμιν  ποιεί  εί 
μή  ό  Κύριος  της  δόξης,  ό  παραθέμενός  μοι  εαυτόν». 

Τότε  είπεν  αυτή  ό  άγγελος·  «Ούδείς  δύναται  ποιήσαι  σημεία,  εί  μή 
έκ  τών  χειρών  αϋτοΰ.  Αϋτός  γάρ  παρέχει  δύναμιν  έκάστω  τών  όντων. 
Έγώ  δέ  ειμί  ό  τάς  ψυχάς  τών  ταπεινούντων  εαυτούς  τω  Θεώ  παραλαμ- 


8  La  red.  interpolada  se  refiere  a  un  monte  que  estaba  situado  frente 
a  Jerusalén :  ΣΟ  ούν  δεύρο  λοιπόν  sis  τό  ópos  τό  κατένσντι  Ιερουσαλήμ,  όπω$  και 
τήν  δύναμιν  τον  βραβείου  γνώ$.  Se  trata  del  monte  Olívete.  Dice  a  este  res- 
pecto el  Ps.  Melitón:  «Et  accipiens  palmam,  quam  susceperat  de  manu  an- 
gelí, egressa  in  montem  Oliveti  coepit  orare  et  dicere:  Non  ego  fueram 
digna,  Domine,  suscipere  te,  nisi  tu  misertus  fuisses  mei...» 


656 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


el  mismo  día  en  que  salen  del  cuerpo.  Y  por  lo  que  a  ti  se 
refiere,  si  llegas  a  abandonar  el  cuerpo,  yo  mismo  en  persona 
vendré  por  ti». 

Dícele  entonces  María:  «Señor  mío,  ¿en  qué  figura  vienes 
a  los  elegidos  ?  Dime,  pues,  lo  que  es;  dímelo  para  que  yo  obre 
(como  conviene)  cuando  vengas  a  asumirme».  El  le  responde: 
«¿Qué  es  lo  que  tienes,  Señora?  Has  de  saber  que,  cuando 
envíe  por  ti  el  Señor,  no  vendré  yo  sólo,  sino  que  acudirán 
también  todos  los  ejércitos  angélicos  e  irán  cantando  ante  ti». 
Y  el  ángel,  en  diciendo  esto,  se  hizo  como  luz  y  subió  al  cielo. 

IV 

María,  por  su  parte,  volvió  a  su  casa.  Y  al  instante  se  con- 
movió el  edificio  por  la  gloria  de  la  palma  que  estaba  en  su 
mano.  Y,  después  que  hubo  cesado  la  conmoción,  entró  en 
su  cámara  secreta  y  dejó  la  palma  sobre  un  lienzo  finísimo. 
Entonces  se  puso  a  orar  al  Señor,  diciendo:  «Escucha,  Señor, 
la  oración  de  tu  madre,  María,  que  clama  a  ti,  y  envía  sobre 
mí  tu  benevolencia;  y  que  ningún  genio  maligno  venga  a  mi 
presencia  en  el  momento  aquel  en  que  vaya  a  salir  del  cuerpo, 


βάνων  και  μεταφέρων  είς  τόν  τόπον  των  δικαίων  εν  εκείνη  τη  ημέρα 
έν  ή  εξέρχονται  άπό  τοΰ  σώματος.  Και  σύ  ούν,  εάν  άποτιθή  τό  σώμα, 
έγώ  αυτός  έρχομαι  επί  σέ»  9. 

Τότε  λέγει  αύτώ  Μαρία·  «Κύριε  μου,  ποίω  τύπω  ερχη  προς  τους 
εκλεκτούς;  Είπε  ούν  δ  εστίν,  είττέ  μοι,  ϊνα  κάγώ  ποιήσω,  και  έλθης,  και 
άναλάβης  με».  Και  λέγει  αυτή·  «Τί  γαρ  έχεις,  Κυρία;  δτε  γαρ  αποστα- 
λεί επί  σέ  ό  Θεός,  ούκ  έγώ  μόνος  έλεύσομαι,  άλλά  και  πάσαι  αϊ  στρα- 
τιά! των  αγγέλων  έρχονται  και  ΰμνήσουσιν  έμπροσθεν  σου.  "Εχε  ούν 
τό  βραβεΐον».  Και  ταϋτα  ειπών  αύτή  ό  άγγελος,  γενόμενος  ώς  φώς, 
άνήλθεν  είς  τον  οϋραν'όν. 

IV 

Μαρία  δέ  ύπέστρεψεν  είς  τόν  οίκον  αυτής.  Καϊ  ευθέως  έσείσθη  τό 
οίκημα  διά  την  δόξαν  τοΰ  βραβείου  τοΰ  έν  τή  χειρί  αΰτής.  Μετά  δέ 
τήν  κίνησιν,  είσήλθεν  είς  τό  ταμεϊον  αΰτής  τό  κρυπτόν,  και  άπέθετο  τό 
βραβεΐον  έν  σινδόνι.  Τότε  προσηύξατο  προς  τόν  Κύριον  λέγουσα·  «Έπά- 
κουσον,  Δέσποτα,  τής  προσευχής  τής  μητρός  σου  Μαρίας,  τής  βοώσης 
πρός  σέ,  και  άπόστειλον  έπ'  έμέ  τήν  εϋδοκίαν  σου·  και  μηδεμία  έξουσία 
ελθη  ένώπιών  μου  έν  τή  ώρα  εκείνη,  έν  ή  έξέρχομαι  άπό  τοΰ  σώματος, 


9  Este  «gran  ángel»,  a  quien  se  va  refiriendo  en  todo  el  relato,  es  el 
arcángel  San  Miguel,  que,  según  una  antiquísima  tradición,  es  el  encargado 
de  llevar  las  almas  a  la  presencia  de  Dios.  Cf.  el  Offertorium  de  la  misa 
latina  de  difuntos. 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALÓNICA 


657 


sino  cumple  más  bien  lo  que  dijiste  cuando  lloré  en  tu  pre- 
sencia diciendo:  ¿Qué  haré  para  evadirme  de  las  potestades 
que  vengan  sobre  mi  alma?  Y  me  hiciste  la  siguiente  promesa: 
No  llores;  no  son  ángeles,  ni  arcángeles,  ni  querubines,  ni  se- 
rafines, ni  ninguna  otra  potestad,  los  que  han  de  venir  por  ti; 
sino  que  yo  mismo  en  persona  vendré  a  recoger  tu  alma. 
Ahora,  pues,  se  ha  acercado  el  dolor  a  la  parturiente».  Y  se 
puso  a  orar  diciendo:  «Bendigo  la  luz  eterna  en  que  habitas; 
bendigo  toda  plantación  de  tus  manos,  que  permanece  por  los 
siglos.  Santo,  que  habitas  entre  los  santos,  escucha  la  voz  de 
mi  oración». 

V 

Y,  en  diciendo  esto,  salió  y  dijo  a  la  doncella  de  su  casa: 
«Oye,  vete  a  llamar  a  mis  parientes  y  a  los  que  me  conocen, 
diciéndo(les):  María  os  llama»).  La  doncella  marchó  y  avisó  a 
todos  en  conformidad  con  lo  que  se  le  había  mandado.  Y,  des- 
pués que  aquéllos  hubieron  entrado,  les  dijo  María:  «Padres 
y  hermanos  míos,  venid  en  mi  socorro,  pues  voy  a  salir  del 
cuerpo  para  mi  eterno  descanso.  Levantaos,  pues,  y  hacedme 


άλλα  ττλήρωσον  τό  είρημένον  ύττό  σου  ήνίκα  έκλαυσα  ένώτπών  σου  λέ- 
γουσα· Τί  ττοιήσω  ίνα  παρέλθω  τάς  εξουσίας  τάς  έρχομένας  έπϊ  την 
ψυχήν  μου;  Και  ύττέσχου  μοι,  λέγων  Μή  κλαίε-  οϋκ  άγγελοι  έρχονται 
επί  σέ,  οΰδέ  άρχάγγελοι,  οϋδέ  χερουβίμ,  ουδέ  Σεραφίμ,  οϋδέ  άλλη  εξου- 
σία, άλλ'  αυτός  εγώ  έρχομαι  έπϊ  τήν  ψυχήν  σου.  Νΰν  ουν  ήγγισεν  ή 
ώδϊς  τη  τεκούση».  Και  ττροσηύξατο,  λέγουσα·  «Ευλογώ  τό  φώς  τό 
αϊώνιον,  έν  φ  κατοικείς-  ευλογώ  ττάσαν  φυτείαν  τών  χειρών  σου,  ήτις 
μένει  εις  τόν  αιώνα.  "Αγιε  ό  έν  άγίοις  κατοικών,  εϊσάκουσον  της  φωνής 
τής  δεήσεώς  μου»  10. 

V 

Και  ταΰτα  εϊποΰσα,  εξήλθε  και  είπε  τή  παιδίσκη  τής  οικίας  αυτής- 
«"Ακουσον  και  άπελθε  και  κάλεσον  τους  συγγενείς  μου  και  τους  γινώσ- 
κοντάς  με,  λέγουσα  ότι  Μαρία  καλεί  υμάς».  Απελθούσα  δέ  ή  παιδίσκη 
αυτής,  έκάλεσε  πάντας  καθώς  ένετείλατο  αϋτή.  Και  εΐσέλθόντων  αυτών, 
είπεν  αϋτοΐς  Μαρία-  «Πατέρες  και  άδελφοί,  βοηθήσατέ  μοι,  μέλλω  γάρ 
έξέρχεσθαι  άπό  του  σώματος  εις  τήν  άνάπαυσίν  μου  τήν  αίώνιον.  Άνασ- 

ι°  La  red.  interpolada  presenta  aquí  a  María  engalanada  con  sus  me- 
jores vestidos  y  pone  en  sus  labios  una  oración  más  amplia  que  la  conte- 
nida en  este  relato.  En  ella  suplica  a  su  Hijo  se  digne  hacerla  participante 
de  la  Sagrada  Eucaristía:  Εύλογώ  σε,  ίνα  καταξιωθώ  κάγώ  τη;  ήγιασμένης  σου 
Ευχαριστίας  και  προσφοράς  μεταλαβεΐυ,  ή  εστίν  αιώνιος  εύωδία  κα'ι  χαρά. 

Un  lienzo  de  Alonso  Cano  conservado  en  el  Palazzo  Bianco  de  Genova 
representa  a  María  recibiendo  la  comunión  de  manos  de  San  Pedro. 


658 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


un  gran  favor.  No  os  pido  oro  ni  plata,  ya  que  todas  estas 
cosas  son  vanas  y  corruptibles;  sólo  os  pido  la  caridad  de  que 
permanezcáis  conmigo  estas  dos  noches  y  de  que  cada  uno  de 
vosotros  tome  una  lámpara,  sin  que  la  deje  apagarse  durante 
tres  días  consecutivos.  Yo,  por  mi  parte,  os  bendeciré  antes 
de  morir». 

Ε  hicieron  tal  como  les  había  indicado.  Y  la  noticia  fué 
transmitida  a  todos  los  conocidos  de  María  y  a  sus  parientes, 
por  lo  que  todos  ellos  se  reunieron  a  su  lado.  Volvióse  María 
y,  viendo  a  todos  presentes,  elevó  su  voz  diciendo:  «Padres  y 
hermanos  míos,  ayudémonos  mutuamente  y  vigilemos  después 
de  encender  las  lámparas,  pues  no  sabemos  a  qué  hora  ha  de 
venir  el  ladrón  [Mt.  24,43].  Me  ha  sido  dado  a  conocer,  her- 
manos míos,  el  momento  en  que  voy  a  partir;  lo  he  sabido  y 
he  sido  informada  sin  que  el  miedo  me  invada,  pues  es  (un 
fenómeno)  universal.  Al  que  únicamente  temo  es  al  insidiador, 
a  aquel  que  hace  la  guerra  a  todos;  sólo  que  no  puede  preva- 
lecer contra  los  justos  y  contra  los  fieles;  mas  se  apodera  de 
los  infieles,  de  los  pecadores  y  de  los  que  hacen  su  voluntad, 
obrando  en  ellos  lo  que  le  place.  Pero  de  los  justos  no  se  apo- 
dera, porque  (este)  ángel  malo  no  tiene  nada  en  ellos,  sino  que, 
avergonzado,  huye  de  su  lado.  Es  de  saber  que  son  dos  los 


τάντες  οΰν  ττοιήσατε  μετ'  έμοΰ  μεγάλην  φιλανθρωπίαν.  Οΰ  yáp  χρυσίον 
υμάς  αιτώ,  ούδέ  άργύριον,  διότι  ταύτα  πάντα  μάταια  εΐσιν  και  φθαρτά- 
άλλ'αίτώ  ύμάς  φιλανθρωττίαν,  'ίνα  μετ'  έμού  μείνητε  έν  ταύταις  Tais 
δυσϊ  νυξί,  και  έκαστος  υμών  άναλάβη  λύχνον,  και  μή  έάσητε  αύτόν 
σβεσθήναι  επί  τρεις  ημέρας,  και  ευλογήσω  υμάς  -rrpiv  αναλύσω». 

Και  εποίησαν  καθώς  είπεν  αΰτοΐς.  Διεδόθη  δέ  ή  φήμη  πασι  τοις  γνωσ- 
τοϊς  Μαρίας  και  τοις  συγγενέσιν  αυτής,  καϊ  συνήχθησαν  προς  αυτήν 
πάντες.  Στραφεΐσα  δέ  ή  Μαρία  είδε  πάντας  περιεστώτας,  καϊ  επήρε  τήν 
φωνήν  αυτής,  λέγουσα-  «Πατέρες  και  αδελφοί,  βοηθήσωμεν  έαυτοίς,  και 
άψαντες  τους  λύχνους  γρηγορήσωμεν,  διότι  ουκ  ο'ίδαμεν  ποία  ώρα  ό 
κλέπτης  έρχεται.  Έγνώσθη  μοι,  άδελφοί  μου,  πότε  εξέρχομαι-  εγνων  και 
έδιδάχθην  και  ούκ  εύλαβοΰμαι,  καθολικόν  γάρ  εστίν  άλλά  μόνον  ευλα- 
βοΰμαι  τον  πολεμιστήν,  τον  προς  πάντας  πολεμοΰντα-  πλήν  ού  δύνα- 
ται πρός  τούς  δικαίους  και  τους  πιστούς-  περιγίνεται  δέ  τών  άπιστων 
και  άμαρτολών  και  τό  θέλημα  αύτοΰ  ποιούντων,  και  ποιεί  έν  αΰτοΐς 
όπερ  θέλει-  τών  δέ  δικαίων  cu  περιγίνεται,  διότι  ούδέν  εχει  τής  πονη- 
ρίας ό  άγγελος  έν  αυτοΐς,  άλλ'  αΐσχυνόμενος  αναχωρεί  άπ'  αϋτών  H. 


1 1  El  temor  que  manifiesta  aquí  la  Virgen,  previendo  el  encuentro  con 
los  genios  malignos  en  su  tránsito,  es  más  razonable  que  el  expresado  en 
el  Ps.  Melitón,  donde  María  se  dirige  al  Señor  en  estos  términos:  «Suscipe 
me  itaque  famulam  tuam,  et  libera  me  a  potestate  tenebrarum,  ut  nullus 


LIBRO  I>K  JOAN  Ata.   Ι>Γ.  TF.SAT.ÓNICA 


ángeles  que  vienen  por  el  hombre:  uno  el  de  la  justicia  y  otro 
el  de  la  maldad.  Ambos  entran  en  compañía  de  la  muerte. 
Esta  (al  principio)  molesta  al  alma,  (después)  vienen  estos  dos 
ángeles  y  palpan  su  cuerpo.  Y,  si  ha  hecho  obras  de  justicia, 
el  ángel  bueno  se  alegra  por  esto,  pues  el  ángel  malo  no  tiene 
nada  en  él.  Entonces  vienen  más  ángeles  sobre  el  alma,  can- 
tando himnos  ante  ella  hasta  el  lagar  donde  están  todos  los 
justos.  Mientras  tanto,  el  ángel  malo  se  aflige,  pues  no  tiene 
parte  en  él.  Pero,  si  se  da  el  caso  de  uno  que  haya  obrado  la 
iniquidad,  se  alegra  también  aquel  (ángel  malo)  y  toma  con- 
sigo otros  espíritus  malignos  y  se  apoderan  (todos)  del  alma, 
arrancándola.  Mientras  tanto,  el  ángel  bueno  se  aflige  en  ex- 
tremo. Ahora,  pues,  padres  y  hermanos  míos,  ayudémonos 
mutuamente  para  que  nada  malo  se  encuentre  dentro  de  nos- 
otros». 

Después  que  habló  así  María,  dijéronle  las  mujeres:  «¡Oh 
hermana  nuestra,  que  has  llegado  a  ser  madre  de  Dios  y  señora 
de  todo  el  mundo!,  por  más  que  todos  tengamos  miedo,  ¿qué 
tienes  tú  que  temer,  siendo  la  madre  del  Señor?  Porque,  jay 
de  nosotros!,  ¿adonde  habremos  de  huir,  si  tú  dices  estas  co- 
sas? Tú  eres  nuestra  esperanza.  ¿Qué  vamos,  pues,  a  hacer  o 


Δύο  γάρ  άγγελοι  έρχονται  έπ'ι  τόν  άνθρωπον  εις  της  δικαιονύνης  και 
εις  της  πονηρίας,  και  εισέρχονται  μετά  τοΰ  θανάτου·  και  ενοχλεί  ό  θά- 
νατος τή  ψυχή,  έρχονται  οί  δύο  άγγελοι,  και  ψηλαφώσι  τό  σώμα  αύτου. 
Και  έάν  ή  έργα  ποιήσας  δικαιοσύνης,  χαίρει  έπϊ  τούτω  ό  άγγελος  της 
δικαιοσύνης  διότι  ούδέν  έχει  ό  πονηρός  έν  αύτω.  Τότε  έρχονται  πλείο- 
νες άγγελοι  έπϊ  τήν  ψυχήν,  ύμνοΰντες  έμπροσθεν  αύτής,  έως  τοΰ  τόπου 
των  δικαίων  πάντων.  Τότε  πενθεί  ό  άγγελος  της  πονηρίας,  διότι  ούκ 
έχει  μέρος  έν  αύτω.  Έάν  δέ  εύρεθη  τις  έργα  ποιησάμενος  πονηρά,  χαίρει 
κάκεϊνος  κα'ι  παραλαμβάνει  έτερα  πονηρά  πνεύματα  και  αϊρουσιν  τήν 
ψυχήν  έκτίλλοντες  αύτήν  και  ό  άγγελος  της  δικαιοσύνης  όδυνάται  σφό- 
δρα. Νΰν  ούν,  πατέρες  και  άδελφοί,  βοηθήσωμεν  έαυτοΐς  ϊνα  μηδέν  φαύ- 
λον  εύρεθη  έν  ήμΐν». 

Ταϋτα  λεγούσης  Μαρίας,  εΐπον  αύτη  αί  γυναίκες·  «Αδελφή  ήμών, 
ή  γενομένη  μήτηρ  τοΰ  Θεοΰ  και  δέσποινα  δλου  τοΰ  κόσμου,  έάν  πάντες 
φοβηθώμεν,  σύ  τί  έχεις  φοβηθήναι,  μήτηρ  ούσα  τοΰ  Κυρίου;  Ούαί  γάρ 
ήμϊν,  ποΰ  έχομεν  φυγείν,  έάν  σύ  ταύτα  λέγεις;  Ή  γάρ  προσδοκία  πάν- 


Satanae  ímpetus  occurrat  mihi  nec  videam  tetros  spiritus  obviantes  mihi» 
(VII  i). 

Un  estudio  sobre  este  encuentro  con  el  «princeps  tenebrarunv»  puede 
verse  en  el  artículo  de  J.  Riviere  Róle  du  démon  au  jugement  particulier : 
Cor.tribution  ά  l'histoire  des  «Transitus  Mariae»;  BullLitEc  48  (1947)  49-56. 
98-126. 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


adonde  vamos  a  huir  nosotros,  los  más  insignificantes?  Si  el 
pastor  tiene  miedo  del  lobo,  ¿adonde  huirán  las  ovejas?» 

Lloraban,  pues,  todos  los  circunstantes,  y  María  les  dijo: 
«Callad,  hermanos  míos,  y  no  lloréis;  alabad  más  bien  a  la  que 
en  el  momento  presente  se  encuentra  en  medio  de  vosotros. 
Os  ruego  que  no  lloréis  en  este  lugar  a  la  virgen  del  Señor, 
sino  que,  en  lugar  de  lamentaros,  entonéis  salmos  para  que  la 
alabanza  se  propague  a  todas  las  generaciones  de  la  tierra  y  a 
todo  hombre  de  Dios.  Entonad  salmos  en  lugar  de  lamentos, 
para  que,  en  lugar  de  llanto,  se  convierta  en  bendición  para 
vosotros». 

VI 

En  diciendo  esto,  María  llamó  a  todos  cuantos  se  encontra- 
ban junto  a  ella  y  les  dijo:  «Levantaos  y  orad».  Y,  después  de 
hacer  oración,  se  sentaron  dialogando  entre  sí  sobre  las  mara- 
villas de  Dios  y  los  portentos  que  había  obrado.  Y,  mientras 
se  encontraban  así  charlando,  he  aquí  que  se  presenta  Juan,  el 
apóstol,  llamando  a  la  puerta  de  María.  Después  abrió  y  pe- 
netró dentro.  Pero  María,  al  verlo,  sintió  turbación  en  su  es- 
píritu y  sollozó  y  lloró,  hasta  que  luego  se  puso  a  gritar  diciendo 
a  grandes  voces:  «Juan,  hijo  mío,  no  olvides  la  recomendación 
que  te  hizo  tu  Maestro  en  relación  conmigo  cuando  yo  estuve 
llorándole  junto  a  la  cruz  y  le  dije:  Tú  te  vas,  Hijo  mío,  y 
¿a  quién  me  dejas  confiada?  ¿Con  quién  habitaré?  Y  me  dijo 


των  ημών  σύ  ει.  Ήμεΐς  ούν  οΐ  ελάχιστοι,  τί  ποιήσωμεν  ή  που  φύγω- 
μεν;  Έάν  ό  ποιμήν  φοβηθή  τόν  λύκον,  ποΰ  φύγη  τά  πρόβατα;» 

Έκλαιον  οΰν  πάντες  οί  παρεστώτες-  και  εϊπεν  αύτοΐς  Μαρία·  «Σιω- 
πήσατε, αδελφοί  μου,  και  μή  κλαίετε,  άλλα  δοξάσατε  την  έν  μέσω  Ομών 
έν  τη  ώρα  ταύτη.  Ερωτώ  ύμας,  μή  κλαύσητε  έν  τω  τόπω  τούτω  τήν 
παρθένον  τοΰ  Θεοΰ,  άλλά  ψάλατε  άντί  κλαυθμοΰ,  ϊνα  διάβη  εις  πάσας 
τάς  γενεάς  της  γης  και  εις  πάντα  άνθρωπον  τοΟ  Θεοΰ.  Ψάλατε  ούν  άντί 
κλαυθμοΰ,  ϊνα,  άντί  κλαυθμοΰ,  γένηται  ύμΐν  εϊς  εύλογίαν». 

VI 

Ταΰτα  λέγουσα  ή  Μαρία,  έκάλεσε  πάντας  τους  εγγιστα  αυτής,  και 
εΐπεν  αύτοΐς·  «"Αναστάντες,  προσεύξασθε».  Και  προσευξάμενοι  έκάθισαν 
διαλεγόμενοι  πρός  εαυτούς  τά  μεγαλεία  τοΰ  Θεοΰ  καϊ  τά  σημεία  ά  έποίη- 
σεν.  Και  διαλεγομένων  αύτών,  παραγίνεται  Ιωάννης,  ό  άπόστολος,  καϊ 
κρούει  τήν  θύραν  Μαρίας.,  και  άνοίξας  είσήλθεν.  Ώς  δέ  είδεν  αύτόν  Μαρία, 
έταράχθη  τω  πνεύματι  καϊ  στενάξασα  έδάκρυσεν,  και  έβόησεν  φωνή  με- 
γάλη λέγουσα·  «Τέκνον  Ιωάννη,  μή  έπιλάθη  τοΰ  λόγου  ού  ένετείλατό 
σοι  ό  διδάσκαλος  σου  περί  έμοΰ,  ήνίκα  έκλαυσα  αύτόν  έν  τω  σταυρώ, 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALÓNICA 


661 


mientras  tú  estabas  presente  y  lo  oías:  Juan  es  el  que  te  ha  de 
guardar.  Ahora,  pues,  hijo,  no  eches  en  olvido  las  recomenda- 
ciones que  te  fueron  hechas  por  causa  mía  y  acuérdate  de  que 
El  te  hizo  a  ti  objeto  de  un  amor  especial  entre  todos  los  após- 
toles. Recuerda  que  fuiste  el  único  que  pudiste  reclinarte  sobre 
su  pecho.  Recuerda  que  sólo  a  ti  confió  su  secreto  cuando  esta- 
bas reclinado  sobre  su  pecho,  secreto  que  nadie  ha  conocido 
fuera  de  ti  y  de  mí,  ya  que  tú  eres  el  virgen  y  (el)  elegido. 
En  cuanto  a  mí,  no  quiso  contristarme,  pues  vine  a  ser  su  ha- 
bitación. Y  así  le  dije:  Dame  a  conocer  qué  es  lo  que  has  dicho 
a  Juan.  Y  El  te  dió  órdenes  y  tú  me  lo  participaste.  Ahora, 
pues,  Juan,  hijo  mío,  no  me  abandones». 

María,  mientras  decía  esto,  lloraba  suavemente.  Pero  Juan 
no  pudo  resistir  sin  que  se  turbara  su  espíritu.  Y  no  entendió 
qué  era  lo  que  le  estaba  diciendo,  pues  no  cayó  en  la  cuenta 
de  que  iba  a  salir  del  cuerpo.  Entonces  le  dice:  «María,  madre  del 
Señor,  ¿qué  quieres  que  te  haga?  Ya  he  dejado  mi  diácono  a 
tu  servicio  para  que  te  presente  los  alimentos.  No  quieras  que 
vaya  a  quebrantar  el  mandato  que  me  dió  el  Señor  al  decirme: 
Recorre  todo  el  mundo  hasta  tanto  que  sea  destruido  el  pecado. 
Descúbreme,  pues,  ahora  el  dolor  de  tu  alma.  ¿Es  que  te  falta 


λέγουσα·  Άπέρχη,  Υιέ  μου,  και  τίνι  με  καταλείπεις,  και  προς  τίνα  πα- 
ροικήσω; Και  είπέ  μοι,  σου  έστώτος  και  άκούοντος,  ότι  Ιωάννης  εστίν 
ό  επισκεπτόμενος  σε  12.  Νυν  οΰν,  τέκνον,  μή  έπιλάθη  των  εντεταλμένων 
σοι  δι'  έμέ,  και  μνήσθητι  ότι  σέ  μάλλον  ήγάπησε  παρά  πάντας  τους 
αποστόλους.  Μνήσθητι  ότι  άνακείμενος  ής  έπί  τό  στήθος  αύτοΰ  παρά 
τούς  άλλους.  Μνήσθητι  ότι  σοι  μόνω  είπε  τό  μυστήριον  άνακειμένω  έπί 
τό  στήθος  αϋτοΰ,  ó  ουδείς  είδεν  εΐ  μή  εγώ  και  σύ,  ότι  συ  εί  ό  παρθένος 
και  εκλεκτός·  κάμε  ουκ  ήθέλησε  λυπήσαι  διότι  παροικία  αϋτοΰ  γέγονα. 
Είπον  γάρ  αύτω  ότι·  Είπέ  μοι  τί  εϊρηκας  Ιωάννη.  Και  προσέταξέν  σοι, 
και  μετέδωκάς  μοι.  Νυν  οΰν,  τέκνον  Ιωάννη,  μή  έγκαταλείπης  με». 

ΤαΟτα  λέγουσα  Μαρία  εκλαιεν  φωνή  ήσύχω.  Ιωάννης  δέ  ούχ  ύττέ- 
μεινεν,  άλλ'  έταράχθη  αύτοΰ  τό  πνεύμα  και  οϋκ  εγνω  τί  ελεγεν  αϋτω- 
οϋκ  έγνώρισε  γάρ  ότι  έκβαίνει  άπό  τοΰ  σώματος.  Τότε  λέγει  αυτή·  «Μα- 
ρία, μήτερ  τοΰ  Κυρίου,  τί  βούλει  ϊνα  ποιήσω  σοι;  Και  γάρ  άφήκά  σοι 
τόν  διάκονόν  μου  ίνα  τάς  τροφάς  σοι  προσφέρη.  Μή  θέλης  υπερβήναί 
με  τήν  έντολήν  τοΰ  Κυρίου  μου  ην  ένετείλατό  μοι  λέγων  Περίελθε  όλον 
τόν  κόσμον  έως  άν  ή  άμαρτία  άναιρεθή.  Νυν  ούν  είπέ  μοι  τόν  πόνον 


12  Cf.  Ιο.  19,26.  A  esta  visita  de  San  Juan  se  refiere  el  Ps.  Melitón 
en  estos  términos:  «Et  ecce  súbito,  dum  praedicaret  sanctus  Iohannes  in 
Epheso,  die  dominica,  hora  diei  tertia,  terrae  motus  factus  est  magnus,  et 
nubes  elevavit  eum  et  suscepit  eum  ab  oculis  omnium,  et  adduxit  eum  ante 
ostium  domus  ubi  erat  María.  Et  pulsans  ostium,  statim  ingressus  est'>. 


662 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


alguna  cosa?»  Y  María  le  dice:  «Juan,  hijo  mío,  no  necesito 
cosa  alguna  de  este  mundo;  pero,  puesto  que  pasado  mañana 
salgo  de  este  cuerpo,  te  ruego  uses  conmigo  de  caridad  y  pon- 
gas a  buen  recaudo  mi  cuerpo,  depositándolo  a  él  solo  en  un 
sepulcro.  Y  monta  guardia  en  compañía  de  tus  hermanos  los 
apóstoles,  a  causa  de  los  pontífices.  Pues  les  he  oído  decir  con 
mis  propios  oídos:  Si  encontramos  su  cuerpo,  lo  haremos  pasto 
de  las  llamas,  pues  de  ella  nació  aquel  seductor». 

Cuando  oyó  decir  Juan  que  iba  a  salir  del  cuerpo,  cayó  de 
rodillas  y  dijo  entre  sollozos:  « ¡Oh  Señor!,  ¿quiénes  somos  nos- 
otros para  que  nos  hayas  hecho  ver  estas  tribulaciones  ?  Toda- 
vía, en  efecto,  no  habíamos  olvidado  las  primeras,  y  he  aquí 
que  hemos  de  sufrir  otra.  ¿Por  qué  no  salgo  yo  también  del 
cuerpo,  para  que  tú  me  protejas,  oh  María?» 

Cuando  María  oyó  a  Juan  llorar  y  decir  estas  cosas,  rogó 
a  los  presentes  que  callaran  (pues  estaban  también  ellos  lloran- 
do), y  asió  a  Juan  diciéndole:  «Hijo  mío,  sé  magnánimo  junta- 
mente conmigo,  dejando  de  llorar».  Entonces  Juan  se  levantó 
y  enjugó  sus  lágrimas.  Después  le  dijo  María:  «Salte  conmigo 
y  ruega  a  la  gente  que  cante  himnos  mientras  yo  te  esté  hablan- 
do a  ti».  Y,  mientras  ellos  salmodiaban,  introdujo  a  Juan  en  su 
propia  cámara  y  le  mostró  su  mortaja  y  todo  el  equipo  de  su 


τής  ψυχής  σου.  Λείπει  σοί  τι;»  Και  λέγει  αυτώ  Μαρία·  «Τέκνον  Ιωάννη, 
οϋδενός  χρήζω  τών  τοΰ  κόσμου  τούτου,  άλλ'  έπειδή  μετά  τήν  αύριον 
εξέρχομαι  άπό  τοΰ  σώματος,  δέομαι  σου,  ττοίησον  μετ'  έμοΰ  φιλανθρω- 
ττίαν,  και  ασφάλισα!  τό  σώμά  μου,  και  μόνον  άπόθου  έν  μνημείω·  και 
φύλαξον  μετά  τών  άδελφών  σου  τών  αποστόλων  δια  τούς  αρχιερείς. 
"Ηκουσα  γάρ  αυτών  τοις  ώσίν  μου  λεγόντων,  ότι·  Έάν  ευρωμεν  αυτής 
τό  σώμα,  πυρΐ  αύτό  παραδώσομεν,  διότι  έξ  αυτής  προήλθεν  ό  πλάνος 
εκείνος». 

Ταΰτα  άκουσας  Ιωάννης  λεγούσης  αϋτής,  ότι  άναβαίνω  άπό  τοΰ 
σώματος,  επεσεν  έπϊ  τά  γόνατα  και  έκλαυσε  λέγων  «ΤΩ  Κύριε,  τίνες 
έσμέν  ημείς,  ότι  έδειξας  ήμϊν  τάς  θλίψεις  ταύτας;  Οΰπω  γάρ  άπελαθόμε- 
θα  τών  πρώτων  και  ιδού  ύπομένομεν  άλλην  θλίψιν.  Διατί  έγώ  ουκ  εξέρ- 
χομαι άπό  τοΰ  σώματος  ίνα  έπισκέψη  με,  ώ  Μαρία;» 

Άκούσασα  δέ  Μαρία  Ιωάννου  λέγοντος  ταΰτα  και  κλαίοντος,  έδεήθη 
τών  παρεστώτων  ί'να  σιωπήσωσιν  ήσαν  γάρ  κα'ι  αΰτοί  κλαίοντες,  κα'ι 
κατέσχεν  Ίωάννην  λέγουσα·  «Τέκνον,  μακροθύμησον  μετ'  έμοΰ  παυσά- 
μενος  τοΰ  κλαυθμοΰ  σου».  Τότε  άναστάς  ό  Ιωάννης  άπεσμήξατο  αύτοΰ  τά 
δάκρυα.  Κα'ι  λέγει  αύτφ  Μαρία·  «"Εξελθε  μετ'  έμοΰ  καΐ  έρώτησον  τόν 
δχλον  ϊνα  ψάλωσιν  έ'ως  άν  λαλήσω  σοι».  Και  αυτών  ψαλλόντων,  είσή- 
νεγκεν  Ίωάννην  εις  τό  ταμεΐον  αυτής  και  έδειξεν  αυτώ  τήν  κηδείαν  αυτής 
και  πάσαν  τήν  έτοιμασίαν  τοΰ  σκήνους  αύτής,  λέγουσα·  «Τέκνον  Ιωάννη, 


LIBRO  DE  JUAN   ARZ.   DE  TESALÓNICA 


663 


(futuro)  cadáver,  diciendo:  «Juan,  hijo  mío,  ves  que  nada  poseo 
sobre  la  tierra,  fuera  de  mi  mortaja  y  de  dos  túnicas.  Sábete  que 
hay  aquí  dos  viudas;  cuando  muera,  pues,  dales  una  de  éstas 
a  cada  una».  Después  le  llevó  al  lugar  donde  estaba  la  palma 
que  le  había  sido  dada  por  el  ángel,  y  le  dijo:  «Juan,  hijo  mío, 
toma  esta  palma  para  que  la  lleves  delante  de  mi  féretro;  pues 
esto  me  ha  sido  ordenado».  El  replicó:  «No  puedo  tomarla  sin 
(el  consentimiento  de)  mis  hermanos  en  el  apostolado,  estando 
ellos  ausentes,  no  sea  que,  cuando  vengan,  haya  murmuracio- 
nes y  quejas  entre  nosotros,  ya  que  hay  uno  que  está  constituí- 
do  como  el  mayor  sobre  todos.  Pero,  si  nos  reunimos,  habrá 
concordia». 

VII 

Y  en  el  momento  mismo  en  que  ellos  salieron  de  la  cámara, 
sobrevino  un  gran  trueno,  de  manera  que  todos  los  presentes 
fueron  presa  de  la  turbación.  Y,  cuando  cesó  el  ruido  del  true- 
no, los  apóstoles  fueron  aterrizando  a  la  puerta  de  María  en 
alas  de  las  nubes.  Venían  en  número  de  once,  cada  uno  volan- 
do sobre  una  nube:  Pedro  el  primero  y  Pablo  el  segundo;  éste 
viajaba  también  sobre  una  nube  y  había  sido  añadido  al  núme- 
ro de  los  apóstoles,  pues  el  principio  de  la  fe  se  lo  debía  a  Cristo. 


γινώσκεις  ότι  ούδέν  εχω  έπι  της  γής  εί  μή  μόνον  την  κηδείσν  μου  και 
δύο  χειτώνας.  Εΐσίν  ούν  ενταύθα  δύο  χήραι·  δταν  εξέλθω  άπό  τού  σώμα- 
τος, δός  εκάστη  προσένα».  Και  μετά  ταύτα  άπήγαγεν  αύτόν  όπου  ην  τό 
βραβεΐον  τό  δοθέν  αυτή  ύττό  τοΰ  αγγέλου,  και  λέγει  αϋτω·  «Τέκνον 
Ιωάννη,  λάβε  τούτο  τό  βραβεΐον  'ίνα  βαστάξης  αύτό  έμπροσθεν  της 
κλίνης  μου-  ούτω  γάρ  μοί  ελέχθη».  Τότε  λέγει  αύτη·  «Ού  δύναμαι  λαβείν 
αύτό  χωρίς  των  συναττοστόλων  μου,  μή  όντων  ενταύθα,  μήττοτε  έλθόν- 
των  αύτών  γογγυσμός  κα'ι  μέμψις  έσται  έν  ήμίν  έ'στι  γάρ  μείζων  μου  έν 
αύτοΐς  κατασταθείς  έφ'ήμάς·  άλλ'έάν  συνέλθωμεν  γίνεται  εύδοκία»  1  3. 

VII 

Καί  άμα  τό  έξελθεΐν  αύτούς  έκ  τοΰ  ταμείου,  βροντή  μεγάλη  έγένετο 
ώστε  ταραχθήναι  τούς  έν  τω  τόπω.  Και  μετά  τήν  φωνήν  τής  βροντής, 
έχαλάσθησαν  έν  νεφέλαις  οί  άπόστολοι  ττρός  τήν  θύραν  Μαρίας,  ένδεκα 
όντες,  έκαστος  καθήμενος  έτη  νεφέλης,  ττρώτος  Πέτρος,  δεύτερος  Παύλος, 
ένεχθείς  κα'ι  αύτός  ύττό  νεφέλης  κα'ι  συναριθμηθε'ις  τοις  άττοστόλοις·  άρχήν 
γάρ  είχε  πίστεως  έν  Χριστώ.  Μετά  τούτους  καί  οί  άλλοι  απόστολοι  έν 


13  La  red.  interpolada  alude  aquí  a  la  primacía  de  San  Pedro,  razón 
por  la  cual  no  se  atreve  Juan  a  tomar  la  palma;  dice  textualmente:  "Εστί  γάρ 
μείζων  μου  έν  αύτοϊς,  Πέτρος,  κατασταθεί;  έν  ήμϊν  πρώτος  τταρ'  αΟτοΰ  τοΰ  Κυρίου. 


664 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


Después  de  éstos  se  reunieron  también  los  otros  apóstoles  a  las 
puertas  de  María  cabalgando  sobre  nubes.  Se  saludaron  mutua- 
mente y  se  miraron  unos  a  otros,  pasmados  al  ver  cómo  habían 
venido  a  encontrarse  en  el  mismo  sitio.  Y  dijo  Pedro:  «Herma- 
nos, hagamos  oración  a  Dios,  que  nos  ha  reunido,  sobre  todo 
por  encontrarse  entre  nosotros  el  hermano  Pablo».  Cuando  Pe- 
dro hubo  dicho  estas  palabras,  se  levantaron  (todos)  en  actitud 
de  orar  y  elevaron  su  voz  diciendo:  «Roguemos  para  que  nos 
sea  dado  a  conocer  por  qué  Dios  nos  ha  congregado».  Enton- 
ces cada  uno  hizo  reverencia  al  otro  para  que  orase. 

Dícele,  pues,  Pedro  a  Pablo:  «Pablo,  hermano  mío,  leván- 
tate y  ora  antes  de  mí,  pues  me  embarga  una  alegría  inenarra- 
ble por  haber  llegado  tú  a  la  fe  de  Cristo».  Pablo  le  dijo:  «Dis- 
pénsame, Pedro,  padre  (mío),  pues  no  soy  más  que  un  neófito 
y  no  soy  digno  de  seguir  las  huellas  de  vuestros  pies;  ¿cómo, 
pues,  voy  a  ponerme  a  orar  antes  que  tú  ?  Tú  eres,  en  efecto, 
la  columna  luminosa,  y  todos  los  hermanos  presentes  son  me- 
jores que  yo.  Tú,  pues,  ¡oh  padre!,  ruega  por  mí  y  por  todos 
para  que  la  gracia  del  Señor  permanezca  en  nosotros». 


νεφέλαις  συνήχθησαν  πρός  την  θύραν  Μαρίας-  καί  ήσπάσαντο  αλλήλους, 
ατενίζοντες  εις  εαυτούς  και  Θαυμάζοντες  ττώς  συνήντησαν  έτη  τό  αύτό. 
Και  εΐττεν  Πέτρος·  «Αδελφοί,  εύξώμεθα  εις  τόν  Θεόν,  τόν  συναθροίσαντα 
ήμας,  καί  μάλιστα  τοΰ  άδελφοΰ  Παύλου  όντος  μεθ'ήμών».  Του  δε  Πέτρου 
εϊπόντος  τόν  λόγον,  έστησαν  έν  τη  προσευχή  καί  επήραν  μίαν  φωνήν 
λέγοντες-  «Προσευξώμεθα  ίνα  γνωσθή  ήμΐν  διατί  ό  Θεός  συνήγαγεν 
ήμας».  Τότε  έκαστος  τω  άλλω  τιμήν  άπένειμεν  ϊνα  προσεύξηται. 

Λέχει  ούν  Πέτρος  τω  Παύλω·  «Αδελφέ  μου,  Παύλε,  άναστάς,  εύχου 
προ  έμοΰ,  διότι  χαρα  άνεκδιηγήτω  ήγαλλιάσθην  ότι  γέγονας  έν  τή 
πίστει  τοΰ  Χριστού».  Καί  είπεν  αύτώ  Παύλος-  «Συγχώρησόν  μοι,  πάτερ 
Πέτρε,  ότι  νεόφυτος  είμι  καί  ούκ  ειμί  ικανός  ϊνα  εις  τά  ίχνη  τών  ποδών 
ύμών  ακολουθήσω-  καί  πώς  εΰξομαι  προ  σοΰ;  Σύ  yáp  εΐ  ó  στύλος  τού 
φωτός·  καί  πάντες  οί  παρεστώτες  αδελφοί  κρείττονές  μου  είσί.  Σύ  ούν, 
πάτερ,  δεήθητι  ύπέρ  έμού  καί  πάντων  ϊνα  ή  χάρις  τού  Κυρίου  μείνη  μεθ' 
ημών»  14. 

14  Esta  caritativa  contienda,  inspirada  por  la  modestia,  entre  Pedro  y 
Pablo,  no  figura  en  el  Ps.  Melitón,  pero  sí  en  el  Codex  Silensis  Secundus 
(«Officivm  de  Adsvntio  Sánete  Marie»),  donde  está  contenida  en  estos 
términos:  «Et  dixit  apostolus  Petrus:  Frater  Paule,  surge  et  ora  prior,  quia 
ualde  letata  est  anima  mea  uidendo  te  hodie.  Et  dixit  apostolus  Paulus: 
Quomodo  potero  ego  prior  orare,  cum  sis  columna  luminis  et  omnes  apos- 
toli  meliores  sint  mei,  quia  ego  persecutor  fui  eglesiarum  Dei?»  (M.  FÉ- 
rotin,  Le  liber  Mozarabicus  Sacramentorum  et  les  mss.  mozárabes,  París  1912 
p.788).  Algo  similar  se  encuentra  en  el  Evangelio  de  Bartolomé  (II  3).  Estos 
documentos  son  un  buen  indicio  del  influjo  ejercido  por  el  Tesalonicense 
o  por  el  apócrifo  en  que  él  se  inspiró. 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALÓNICA 


665 


Entonces  se  alegraron  los  apóstoles  por  la  humildad  de  Pa- 
blo y  dijeron:  «Padre  Pedro,  tú  has  sido  constituido  jefe  de  nos- 
otros; ora  tú  el  primero».  Pedro,  pues,  se  puso  en  oración,  di- 
ciendo: «Dios  nuestro  padre  y  el  Señor  Jesucristo  os  glorifica- 
rán de  la  misma  manera  que  es  glorificado  mi  ministerio,  porque 
yo  soy  siervo  y  mínimo  entre  los  hermanos.  De  la  misma  ma- 
nera que  fui  elegido  yo,  así  lo  fuisteis  vosotros,  y  es  idéntico 
el  llamamiento  que  se  hizo  a  todos  nosotros.  Por  consiguiente, 
todo  el  que  glorifica  al  prójimo,  es  a  Jesús  a  quien  glorifica,  no 
a  un  hombre.  Pues  éste  es  el  mandato  del  Maestro:  que  nos  ame- 
mos mutuamente». 

Después  Pedro  extendió  las  manos  y  dió  gracias  de  esta  ma- 
nera: «Señor  omnipotente,  que  estás  sentado  sobre  ¡os  querubines 
[4  Reg.  19,15  ]  en  las  alturas  ν  miras  las  cosas  humildes  (Ps.  112,6) 
que  habitas  una  luz  inaccesible  [2  Tim.  6,16];  tú  resuelves  las 
cosas  difíciles  [Dan.  5,12],  tú  descubres  tesoros  escondidos  [Is.  45, 
3],  tú  has  sembrado  en  nosotros  tu  bondad.  Pues  ¿quién  hay 
misericordioso  entre  los  dioses  como  tú  ?  Y  no  has  retirado  tu 
misericordia  de  nosotros  [2  Mach.  6,16],  pues  libras  de  los  ma- 
les a  todos  los  que  esperan  en  ti;  tú  que  vives  y  que  has  vencido 
a  la  muerte,  desde  ahora  y  por  los  siglos  de  los  siglos.  Amén». 
Y  saludó  a  todos  de  nuevo. 


Τότε  Ιχάρησαν  oí  απόστολοι  επί  τη  ταπεινώσει  Παύλου,  και  εΐπον 
«Πάτερ  Πέτρε,  σύ  κατεστάθης  έφ'ήμας-  σύ  εύχου  προ  ημών».  Τότε  ηΰξατο 
Πέτρος  λέγων  «Ό  Θεός  και  πατήρ  ημών  και  ó  Κύριος  Ιησούς  Χριστός 
δοξάσει  υμάς  καθώς  δοξάζεται  τό  έν  έμοί  λειτούργημα-  έγώ  γάρ  άδελφ05 
ελάχιστος  είμι  και  δούλος.  Καθώς  γάρ  έξελέχθην.  ούτω  και  ύμεΐς,  και  μία 
εστίν  ή  κλήσις  ή  γενομένη  πάντων  ημών.  Έκαστος  ούν  δς  τον  έτερον 
δοξάζει,  Ίησοΰν  δοξάζει,  καί  ούκ  άνθρωπον.  Αύτη  γάρ  έστιν  ή  εντολή 
τοΰ  διδασκάλου,  ίνα  άγαπώμεν  αλλήλους»  15. 

Τότε  ό  Πέτρος  πετάσας  αύτοϋ  τάς  χείρας,  ηύχαρίστησε  λέγων  «Δέσ- 
ποτα παντόκράτορ,  ό  καθήμενος  επί  τών  Χερουβίμ  έν  ΰψηλοϊς,  καί  τά 
ταπεινά  έφορών,  φώς  οίκών  άπρόσιτον,  σύ  λύεις  τά  σκληρά-  σύ  άποκα- 
λύπτεις  θησαυρούς  κρυπτούς-  σύ  έφύτευσας  έν  ήμίν  τήν  χρηστότητά 
σου.  Τίς  γάρ  τών  θεών  ό  εύϊλατεύων,  καθώς  σύ;  Καί  τήν  φιλανθρωπίαν 
σου  ούκ  άφεΐλες  άφ'ήμών,  ότι  σώζεις  άπό  κακών  πάντας  τούς  έλπίζοντας 
επί  σέ,  ό  ζών,  καί  νικήσας  τόν  θάνατον,  άπό  τοΰ  νΰν  καί  εις  τούς  αιώνας 
τών  αιώνων.  Αμήν»  16.  Καί  ήσπάσατο  άλλήλους  αύθις. 

15  Cf.  Ιο.  13,34- 

16  No  se  ve  claramente  en  nuestro  texto  la  ilación  entre  ésta  oración 
y  la  causa  que  la  motivó.  La  red.  interpolada  aclara  este  punto  intercalando 
una  oración  en  qae  San  Pedro  pide  al  Señor  dé  a  conocer  a  los  apóstoles 
el  motivo  por  que  han  venido  a  juntarse:  Καί  τά  νυν  δεόμεθά  σου,  Κύριε  βασιλεύ, 
φανέρωσον  toIs  δούλος  σον  δΐ'ήν  αίτίαν  ενταύθα  ήμαξ  συνήθροισαζ. 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


VIII 

Y  al  momento  apareció  Juan  en  medio  de  ellos,  diciendo: 
«Bendecidme  también  a  mí  todos».  Y  le  fué  saludando  cada  uno 
según  su  orden.  Y,  después  del  saludo,  Pedro  le  dijo:  «Juan, 
amado  del  Señor,  ¿cómo  has  venido  aquí  y  de  cuántos  días  dis- 
pones?» Juan  respondió:  «Sucedió,  encontrándome  yo  en  la  ciu- 
dad de  Sardes  explicando  la  doctrina  hasta  la  hora  nona,  que 
descendió  una  nube  sobre  el  lugar  donde  estábamos  reunidos 
y  me  arrebató  en  presencia  de  todos  los  que  conmigo  estaban, 
trayéndome  hasta  aquí.  Golpeé  la  puerta  y,  cuando  me  abrie- 
ron, encontré  toda  una  multitud  rodeando  a  nuestra  madre  Ma- 
ría, quien  me  dijo:  Voy  a  salir  del  cuerpo.  Yo  no  pude  aguantar 
en  medio  de  los  que  estaban  a  su  alrededor,  y  el  llanto  me  ven- 
ció. Ahora,  pues,  hermanos,  si  entráis  de  madrugada  hasta  ella, 
no  lloréis  ni  os  turbéis,  no  sea  que,  viéndoos  llorar  los  que  es- 
tán a  su  alrededor,  duden  acerca  de  la  resurrección  y  digan: 
También  ellos  tuvieron  miedo  a  la  muerte.  Animémonos  más  bien 
a  nosotros  mismos  con  las  palabras  del  buen  Maestro». 

Entraron,  pues,  los  apóstoles  de  mañana  en  casa  de  María 
y  dijeron  a  una  voz:  «Bienaventurada  María,  la  madre  de  todos 


VIII 

Kai  εύθέως  ήλθεν  άναμέσον  αυτών  ό  Ιωάννης  λέγων  «Ευλογήσατε 
κάμέ  πάντες».  Τότε  ήσττάσαντο  καί  αυτόν  έκαστος  κατά  τήν  ιδίαν  τάξιν. 
Μετά  δέ  τόν  άσπασμόν,  είπε  Πέτρος  πρός  αυτόν  «Ιωάννη,  ήγαπημένε 
ύπό  του  Κυρίου,  πώς  ήλθες  ένταΰθα,  και  πόσας  ημέρας  έχεις;»  Κα'ι  είπεν 
Ιωάννης·  «Έγένετο  ήνίκα  ήμην  έν  Σάρδει  17  τή  πόλει  μαθητεύων  εως 
ώρας  ενάτης,  κατήλθε  νεφέλη  έν  τω  τόπω  ου  ήμεν  συνηθροισμένοι·  καί 
ήρπασέ  με  ένώπιον  πάντων  των  μετ'έμοΰ,  καί  ήνεγκέ  με  εως  ώδε.  "Εκρου- 
σα δέ  τήν  θύραν  καί  ήνοιξάν  μοι  καί  εΰρον  όχλον  περί  τήν  μητέρα  ήμών 
Μαρίαν,  καί  αυτή  είπέν  μοι  δτι  έκβαίνω  άπό  τοΰ  σώματος.  Έγώ  δέ  ούχ 
ϋπέμεινα  άναμέσον  τών  περί  αυτήν  έστώτων,  άλλ'  έβαρύνθη  έπ'έμέ  ό 
κλαυθμός.  Νΰν  ουν,  άδελφοί,  έάν  είσέλθητε  εωθεν  πρός  αυτήν,  μή  κλαύση- 
τε,  μηδέ  ταραχθήτε,  μήπως  ϊδόντες  οϊ  περί  αυτήν  ημάς  κλαίοντας,  διχο· 
νοήσωσιν  περί  τήν  άνάστασιν,  καί  ε'ίπωσιν  ότι  καί  αυτοί  έφοβήθησαν 
τόν  θάνατον.  Άλλά  παραθαρσύνωμεν  εαυτούς  τοις  ρήμασιν  τού  άγαθοΰ 
διδασκάλου». 

Τότε  οί  απόστολοι,  εωθεν  είσελθόντες  εις  τήν  οϊκίαν  Μαρίας,  είπον 
μια  φωνή·  «Μακαρία  Μαρία,  ή  μήτηρ  πάντων  τών  σωζομένων.  ή  χάρις 

ι  7  ΕΙ  Ρ*.  Melitón,  en  cambio  (c.3),  dice  que  Juan  se  encontraba  en  Efeso. 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALOXICA 


667 


los  que  se  salvan,  la  gracia  está  contigo».  María,  por  su  parte, 
les  dice:  « ¿De  qué  manera  habéis  entrado  hasta  aquí  o  quién 
es  el  que  os  ha  anunciado  que  estoy  para  salir  del  cuerpo? 
;Y  cómo  habéis  venido  a  reuniros  en  este  lugar?  Pues  os  veo 
juntos  y  me  alegro».  Y  le  fué  diciendo  cada  cual  el  país  desde 
donde  había  sido  trasladado  y  cómo,  arrebatados  por  las  nu- 
bes, habían  venido  a  reunirse  allí.  Entonces  la  glorificaron  to- 
dos, diciendo:  «Bendígate  el  Señor,  que  salva  a  todos».  Se  rego- 
cijó María  en  espíritu  y  dijo:  «Te  bendigo  a  ti,  de  quien  todos 
han  recibido  las  bendiciones;  bendigo  la  habitación  de  tu  glo- 
ria; te  bendigo  a  ti,  dador  de  la  luz,  que  quisiste  ser  huésped 
en  mi  seno;  bendigo  todas  las  obras  de  tus  manos,  las  cuales  te 
obedecen  con  todo  rendimiento;  te  bendigo  a  ti,  que  nos  has 
bendecido  a  nosotros;  bendigo  las  palabras  de  vida  que  salen 
de  tu  boca,  y  que  nos  han  sido  dadas  en  verdad.  Creo  que  todo 
cuanto  has  dicho,  se  realiza  en  mí;  pues  dijiste:  Te  enviaré  todos 
los  apóstoles  cuando  vayas  a  salir  del  cuerpo,  y  helos  aquí  reuni- 
dos, estando  yo  en  medio  de  ellos  como  una  vid  fructífera,  como 
cuando  estaba  en  tu  compañía.  Te  bendigo  con  toda  bendición; 
cúmplanse  en  mí  también  las  demás  cosas  que  dijiste,  pues  me 
hiciste  esta  promesa:  Has  de  verme  cuando  salgas  del  cuerpo». 

En  diciendo  esto,  llamó  a  Pedro  y  a  todos  los  apóstoles  y  les 
introdujo  en  su  cámara,  donde  les  mostró  su  mortaja.  Después 


μετά  σου».  Και  λέγει  αύτοΐς  Μαρία·  «Πώς  είσήλθετε  ενταύθα,  ή  τίς  άνήγ- 
γειλεν  ϋμϊν  ότι  εξέρχομαι  οστό  τού  σώματος;  Και  πώς  ενταύθα  συνήχθη- 
τε;  Όρώ  γαρ  ϋμάς  συνηθροισμένους  κα'ι  άγαλλιώμαι».  Και  εΐπεν  έκαστος 
τήν  χώραν,  άφ'ής  ήνέχθη,  κα'ι  ότι  Οπό  νεφελών  άρττασθέντες  συνήχθη- 
μεν  ενταύθα».  Τότε  έδόξασαν  αυτήν  ττάντες  λέγοντες·  «Εΰλογήσαι  σε 
Κύριος,  ό  σώζων  πάντας».  Ήγαλλιάσατο  δέ  Μαρία  τώ  πνεύματι  και 
ειττεν  «Ευλογώ  σε,  τόν  -παρέχοντα  πάσιν  τάς  ευλογίας·  ευλογώ  τό  κατ- 
οικητήριον  της  δόξης  σου·  ευλογώ  σε,  τόν  δοτήρα  τοΰ  φωτός,  τόν 
γενόμενον  πάροικον  έν  τή  κοιλία  μου·  ευλογώ  πάντα  τά  έργα  τών  χειρών 
σου,  τά  ύπακούοντά  σοι  έν  πάση  υποταγή·  ευλογώ  σε,  τόν  εϋλογήσαντα 
ημάς·  ευλογώ  τούς  λόγους  της  ζωής,  τούς  έξελθόντας  εκ  τοΰ  στόματος 
σου  και  δοθέντας  ήμΐν  έν  άληθεία.  Πιστεύω  γάρ  ότι  ά  εϊρηκας  γίνονται 
μοι·  είπας  γάρ  ότι  άποστελώ  πάντας  τους  άποστόλους  πρός  σέ,  όταν 
εξέρχη  άπό  τοΰ  σώματος.  Και  ιδού  συνήχθησαν  και  άναμέσον  αύτών 
ειμί,  ώσπερ  άμπελος  καρποφοροΰσα,  ώς  έν  τω  καιρώ  ότε  ήμην  μετά  σοΰ. 
Εύλογώ  σε  έν  πάση  ευλογία·  γενέσθω  οΰν  κα'ι  τά  λοιπά  τών  είρημένων 
μοι  ύπό  σοΰ·  είπας  γάρ  ότι  έχεις  ίδεΐν  με  όταν  έξέρχη  άπό  τοΰ  σώματος». 

Ταΰτα  ειπούσα  έκάλεσε  Πέτρον  και  πάντας  τούς  άποστόλους  και  εΐσ- 
ήγαγεν  αυτούς  εις  τό  ταμεΐον  αυτής  και  έδειξεν  αϋτοΐς  τήν  κηδείαν 


638 


APÓCRIFOS  ASUNCIOXISTAS 


salió  y  se  sentó  en  medio  de  ellos,  mientras  iban  ardiendo  las 
lámparas.  Pues  no  las  habían  dejado  apagar,  como  les  había  or- 
denado María. 

IX 

Cuando  se  puso,  pues,  el  sol  (era  a  la  sazón  el  día  segundo), 
yendo  ya  a  salir  ella  del  cuerpo,  dijo  Pedro  a  todos  los  apóstoles: 
«Hermanos,  el  que  tenga  palabra  de  edificación,  que  la  diga  y 
adoctrine  al  pueblo  durante  toda  la  noche».  Dijéronle  los  após- 
toles: « ¿Y  quién  (de  nosotros)  es  antes  que  tú  ?  Nos  alegraremos 
extraordinariamente  si  nos  es  dado  oír  tus  instrucciones». 

Entonces  Pedro  empezó  a  decir:  «Hermanos  míos  y  todos 
cuantos  habéis  venido  a  este  lugar  en  esta  hora  en  que  va  a  par- 
tir nuestra  madre  María:  los  que  habéis  encendido  estas  lám- 
paras visibles  con  el  fuego  terreno,  habéis  hecho  bien;  pero 
quisiera  yo  también  que  cada  uno  tuviera  su  lámpara  inmate- 
rial en  el  siglo  que  no  tiene  fin.  Me  refiero  a  la  lámpara  del  hom- 
bre interior,  que  consta  de  tres  pábilos,  esto  es:  nuestro  cuerpo, 
nuestra  alma  y  nuestro  espíritu.  Pues  si  brillan  estas  tres  cosas 
con  el  verdadero  fuego  por  el  que  lucháis,  no  os  avergonzaréis 
cuando  entréis  en  la  boda  a  descansar  con  el  Esposo.  Esto  es  lo 


αυτής.  Μετά  δε  ταΰτα,  έξελθοΰσα  έκάθισεν  άναμέσον  πάντων  καιομένων 
τών  λύχνων.  Ού  γάρ  έ'ασαν  αύτούς  σβεσθήναι,  καθώς  ένετείλατο  αύτοΐς 
Μαρία. 

IX 

"Οτε  ούν  εδυ  ó  ήλιος,"  τή  δευτέρα  ημέρα,  έξερχομένης  αυτής  από  του 
σώματος,  είπε  Πέτρος  πασι  τοις  άποστόλοις·  «Αδελφοί.,  ó  έχων  λόγον 
παιδείας,  είπάτω,  δι'  δλης  τής  νυκτός  παραινών  τω  όχλω».  Και  εΐπον 
οί  απόστολοι  προς  αυτόν  «Και  τίς  πρώτερός  σου;  Χαίρομεν  δέ  μάλιστα 
εάν  άκούσωμεν  τής  παιδείας  σου»  1  8. 

Τότε  Πέτρος  ήρξατο  λέγειν  «Αδελφοί,  και  όσοι  ήλθατε  εν  τω  τόπω 
τούτω  και  τή  ώρα  ταύτη  τής  αποδημίας  τής  μητρός  ήμών  Μαρίας,  οί 
άφαντες  τους  λύχνους  τούς  φαίνοντας  έκ  τοΰ  πυρός  τής  γής  ταύτης  τής 
όρωμένης,  καλώς  έποιήσατε·  θέλω  δέ  κάγώ  ί'να  έκαστος  λάβη  την  λαμ- 
πάδα έαυτοΰ  έν  τω  άπεράντω  αίώνι  μη  εχουσαν  ΰλην  τινά.  Αύτη  δέ 
έστιν  ή  λαμπάς  τοΰ  ενδοτέρου  άνθρώπου  ή  τρίμυξος,  δ  έστιν  ήμών  σώμα 
κα'ι  ψυχή  και  πνεύμα.  Έάν  γάρ  λάμψη  τά  τρία  ταΰτα  έν  τω  άληθινώ 
πυρί,  είς  όπερ  άγωνίζεσθε,  ου  καταισχυνθήσεσθε,  όταν  είσέλθητε  εις  τον 
γάμον  άναπαύεσθαι  μετά  τοΰ  νυμφίου.  Ούτως  έστ'ιν  έπ'ι  τής  μητρός 


1  8  El  carácter  parenético  y  edificante  de  los  discursos  que  siguen,  pues- 
tos en  boca  de  Pedro,  hace  pensar  a  Jugie  que  se  trata  de  piezas  forjadas 
por  la  inventiva  del  arzobispo  de  Tesalónica.  En  el  Ps.  Melitón  no  figuran 


LIBRO  I>E  JUAN  ARZ.   DE  TESALONICA 


669 


que  (ahora)  sucede  con  nuestra  madre  María;  pues  la  luz  de  su 
lámpara  ha  llenado  la  tierra  y  no  se  apagará  hasta  la  consuma- 
ción de  los  siglos,  para  que  todos  los  que  quieran  salvarse  to- 
men ánimo  por  ella.  Porque  no  habéis  de  pensar  que  es  muerte 
(auténtica)  la  de  María.  No  es  muerte,  sino  vida  eterna,  porque 
¡a  muerte  de  los  justos  es  alabada  por  Dios  [Ps.  115,151].  Pues 
ésta  es  la  (verdadera)  gloria,  y  la  segunda  muerte  no  podrá  cau- 
sarles molestia  alguna». 

Y,  mientras  Pedro  estaba  aún  hablando,  brilló  una  gran  luz 
dentro  de  la  casa  en  medio  de  todos,  de  manera  que  palidecie- 
ron sus  lámparas.  Y  se  dejó  sentir  una  voz  que  decía:  «Pedro, 
háblales  sabiamente  las  cosas  que  puedan  aguantar.  Pues  el  mé- 
dico más  competente  aplica  el  remedio  según  las  dolencias  de 
los  pacientes  y  la  nodriza  da  abrigo  proporcionado  a  la  edad  del 
niño».  Pedro  levantó  entonces  su  voz  y  dijo:  «Te  bendecimos  a 
ti,  ¡oh  Cristo!,  que  eres  el  timón  de  nuestras  almas». 

X 

Y  luego,  dirigiéndose  a  las  vírgenes  que  allí  se  encontraban, 
dijo:  «Oíd  (cuál  es)  vuestro  privilegio,  vuestra  gloria  y  vuestra 


Μαρίας.  Kai  yáp  τό  φώς  τής  λαμπάδος  αυτής  έπλήρωσεν  τήν  οϊκουμέ- 
νην  και  ού  σβεσθήσεται  icos  τής  συντέλειας  τοΰ  αιώνος  'iva  πάντες  ol 
βουλόμενοι  σωΟήναι  λάβωσι  θάρσος  εξ  αυτής.  Μή  νομίσητε  οΟν  θάνατον 
εϊναι  τον  Θάνατον  Μαρίας.  Οϋκ  εστί  θάνατος  άλλά  ζωή  αιώνιος,  ότι 
ό  Θάνατος  των  δικαίων  δοξάζεται  παρά  τω  Θεώ.  Αϋτη  γάρ  εστίν  ή 
δόξα,  και  ό  δεύτερος  θάνατος  ούκ  ισχύσει  όχλήσαι  αυτοΐς». 

Kai  έτι  τοΰ  Πέτρου  λα?νοΰντος,  φώς  μέγα  έλαμψεν  έν  τή  οικία  άνά- 
μεσον  πάντων  ώστε  άμαυρώσαι  τό  φώς  τών  λύχνων  αύτών.  Kai  φωνή 
έγένετο  λέγουσα·  «Πέτρε,  λάλησον  αύτοϊς  έν  γνώσει  ά  δύνανται  βασ- 
τάσαι.  Ό  γάρ  άριστος  ιατρός  θεραπεύει  προς  τά  πάθη  τών  πασχόν- 
των και  ή  τροφός  θάλπει  πρός  τήν  ήλικίαν  τοΰ  παιδίου».  Πέτρος  δέ 
έπήρε  τήν  φωνήν  αύτοΰ  καϊ  εϊπεν  «Εύλογοΰμέν  σε,  Χριστέ,  τό  πηδά- 
λιο ν  τών  ψυχών  ήμών». 

Χ 

Τότε  ό  Πέτρος  πρός  τάς  ούσας  έκεΐσε  παρθένους  1 9  ^ΐττεν  «Ακούσατε 
της  χάριτος  υμών  καϊ  τής  δόξης  καϊ  της  τιμής-  μακάριοι  γάρ  πάντες 


19  Este  discurso  de  San  Pedro,  dirigido  a  las  vírgenes,  viene  precedido 
en  la  red.  interpolada  por  una  súplica  en  que  éstas  ruegan  al  apóstol  les  dé 
a  conocer  las  maravillas  de  Dios:  Δεόμεθά  σου,  μαθητά  τοΰ  Κυρίου,  Πέτρε,  δεΐξον  και 
ήμϊν  τά  μεγαλεία  τοΰ  θεού,  καϊ  μή  απόκρυψης  άφ'ήμών  τά  θαυμάσια  αντοΰ. 


670 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


honra.  Porque  dichosos  todos  aquellos  que  guardan  el  hábito 
de  su  pureza.  Escuchad  y  aprended  lo  que  dijo  nuestro  Maes- 
tro (a  este  respecto):  Semejante  es,  dice,  el  reino  de  los  cielos  a 
unas  vírgenes  [Mt.  25,1].  No  dijo:  es  semejante  a  mucho  tiempo, 
pues  el  tiempo  pasa,  mas  el  nombre  de  la  virginidad  no  pasará. 
No  lo  asemejó  a  un  rico,  porque  las  riquezas  van  disminuyendo, 
mientras  que  la  virginidad  permanece  (inalterable).  Así,  pues, 
creo  que  habréis  de  ser  gloriosas.  Poique  vosotras  no  tenéis 
preocupación  alguna,  por  eso  asemejó  a  vosotras  el  reino  de  los 
cielos.  Pues,  cuando  os  llegue  la  hora  de  morir,  no  diréis:  «¡Ay 
de  nosotras!  ¿Adonde  partimos,  dejando  nuestros  pobres  hijos, 
o  nuestras  grandes  riquezas,  o  nuestros  campos  sembrados,  o 
nuestras  grandes  haciendas  ?  Porque  nada  de  esto  os  tiene  solí- 
citas. No  tenéis  preocupación  alguna  sino  la  de  vuestra  virgi- 
nidad. Y,  cuando  os  sea  enviada  la  muerte,  estaréis  preparadas, 
sin  falta  de  cosa  alguna.  Y  para  que  os  deis  cuenta  de  que  no 
hay  cosa  mejor  que  la  virtud  y  de  que  nada  es  más  gravoso  que 
las  cosas  mundanas,  escuchad  esto  también: 

Había  en  una  ciudad  un  hombre  rico  en  toda  clase  de  bie- 
nes. Tenía  también  unos  criados.  Y  sucedió  que  dos  de  éstos 
faltaron  contra  él,  no  obedeciendo  a  sus  palabras.  Se  airó  en- 
tonces el  señor  y  les  confinó  por  algún  tiempo  en  un  lugar  leja- 
no con  intención  de  llamarles  de  nuevo.  Uno  de  estos  siervos 
desterrados  se  construyó  una  casa,  plantó  una  viña,  hizo  un  hor- 


ot  φυλάσσοντες  τό  σχήμα  τής  σεμνότητας  αυτών.  Ακούσατε  και  μάθετε 
τί  ήμΐν  είττεν  ό  διδάσκαλος  ημών  Όμοία,  φησίν,  εστίν  ή  βασιλεία  τών 
ουρανών  παρθένοις.  Ούκ  είττΕν  Όμοία  εστί  χρόνοις  πολλοίς,  διότι  οι 
μεν  χρόνοι  παρέρχονται,  τό  δέ  όνομα  της  παρθενίας  ού  παρελεύσεται- 
Ούχ  ώμοίωσεν  αύτήν  πλουσίω,  διότι  τά  μέν  χρήματα  μειοΰνται,  τό  δέ 
όνομα  τής  παρθενίας  μένει.  "Οθεν  πιστεύω  ότι  έν  δόξη  έσεσ3ε.  Διά  τούτο 
και  ώμοίωσεν  ύμΐν  τήν  βασιλείαν  τών  ουρανών,  ότι  αμέριμνοι  έστε.  "Οτε 
γάρ  αποστέλλεται  έφ'  ύμάς  ό  θάνατος,  ού  λέγετε·  Ούαί  ήμΐν,  πού  άπερ- 
χόμεθα,  και  άφίεμεν  τά  άθλια  ήμών  παιδία,  ή  τά  πλούτη  τά  μαγάλα, 
ή  τά  φυτευθέντα  χωρία,  ή  τάς  μεγάλας  περιουσίας;  Ούδέν  γάρ  τούτων 
μεριμνάτε.  "Α?Λην  δέ  μέριμναν  ούκ  έχετε,  εί  μή  περί  τής  ύμών  παρθενίας. 
Και  ότε  άποστέλλεται  έφ'  ύμάς  ό  θάνατος,  έτοιμοι  εύρίσκεσθε  έν  μηδεν'ι 
λειπόμεναι.  "Ινα  δέ  μάθητε  ότι  ούδέν  έστι  μείζον  τοΰ  ονόματος  τής  άρετής 
και  ούδέν  βαρύτερον  τών  κοσμικών,  δέξασθε  και  τούτο. 

'Ην  τις  πλούσιος  έν  τινι  πόλει  έν  πάση  περιουσία.  Ετύγχανε  δέ 
έχοον  οίκέτας.  Και  έγένετο  άμαρτήσαι  εις  αύτόν  δύο  οΐκέτας  μή  ύπακού- 
σαντας  τών  ρημάτων  αύτοΰ.  Και  όργισθε'ις  ό  κύριος  αύτών,  άφώρισεν 
αύτούς  εις  χώραν  μακράν  επί  τίνα  χρόνον  πρός  τό  μετά  ταύτα  άνακα- 
λέσασθαι  αύτούς.  Είς  δέ  τών  οίκετών  τών  άφορισθέντων,  ωκοδόμησεν 


LIBRO  DE  JUAN   ARZ.   DE  TESALÓNICA 


en. 


no  y  adquirió  otras  muchas  posesiones.  Mas  el  otro,  todo  lo  que 
sacaba  de  su  trabajo,  lo  iba  depositando  en  oro.  Después  llamó 
al  orfebre  y  le  dió  el  diseño  de  una  corona,  diciéndole:  Yo  soy 
un  siervo  perteneciente  a  un  señor  y  al  hijo  de  éste;  cincela 
(pues)  la  imagen  de  éstos  en  la  corona  de  oro.  El  orfebre  ejecutó 
su  obra  de  arte  y  dijo  al  siervo:  Levántate  y  pon  la  corona  sobre 
tu  cabeza.  Mas  el  siervo  replicó:  Toma  tu  salario,  pues  yo  (ya) 
dispongo  de  ocasión  especial  para  llevar  la  corona.  Entendió  el 
orfebre  el  sentido  de  estas  palabras  del  siervo  y  se  marchó  a 
su  casa. 

Y  con  esto  se  echó  encima  el  límite  prefijado  del  destierro. 
Envió  entonces  el  señor  a  cierto  áspero  (emisario),  diciéndole: 
Si  en  el  plazo  de  siete  días  no  me  los  presentas,  peligrará  tu 
vida.  Partió  el  emisario  con  gran  diligencia.  Y,  al  llegar  a  aquel 
país,  encontró  a  los  siervos  (que  estaban)  de  noche  como  de 
día.  Y  deteniendo  al  que  había  adquirido  la  casa,  la  viña  y 
demás  hacienda,  le  dijo:  Vámonos,  porque-tu  señor  me  ha  en- 
viado por  ti.  Este  aparentemente  respondió:  (Sí),  vámonos;  pero 
luego  añadió:  Ten  paciencia  conmigo  hasta  que  venda  todos 
los  bienes  que  he  adquirido  aquí.  El  emisario  replicó:  No  puedo 
tener  paciencia,  pues  dispongo  de  siete  días  a  plazo  fijo  y  por 
miedo  a  su  amenaza  no  puedo  demorar.  Entonces  el  siervo  se 
puso  a  llorar,  diciendo:  ¡Ay  de  mí!,  que  me  han  cogido  des- 


έαυτώ  οίκον  κα'ι  έφύτευσεν  αμπελώνα  και  έποίησεν  άρτοκοπεΐον  κα- 
άλλας  μεγάλας  κτήσεις  περιποιήσατο.  Ό  δέ  έτερος  δούλος,  έργασάμεί 
vos  εΐ  τι  έπορίζετο,  έν  χρύσω  άπετίθετο,  και  προσκαλεσάμενος  χρυσο- 
χοόν,  έποίησε  στέφανον  λέγων  τω  χρυσοχοώ·  Εγώ  δοΰλός  ειμί,  έχων 
δεσττότην  και  τόν  υ'ιόν  αύτοΟ·  τούτους  έκτύπωσον  έν  τω  χρυσώ  στε- 
φάνω.  Ό  δέ  χρυσοχόος  έποίησεν  τήν  τέχνην  αύτοϋ  και  είπε  τω  δούλω· 
Ανάστα  και  λάβε  τόν  στέφανον  έπϊ  τήν  κεφαλήν  σου.  Ό  δέ  δούλος 
είπε·  Λάβε  σου  τόν  μισθόν  εγώ  γάρ  ίδιον  καιρόν  έχω  του  φορέσαι  τόν 
στέφανον.  Τότε  ό  χρυσοχοοός  συνήκε  τοις  είρημένοις  ΰπό  του  δούλου 
και  άπήλθεν  εις  τόν  οίκον  αύτοϋ. 

Μετά  δέ  ταϋτα  ήγγισεν  ή  προθεσμία  του  άφορισμου.  Κα'ι  άπέστει- 
λεν  ó  δεσπότης  άπότομόν  τίνα  πρός  αύτούς,  λέγων  αύτώ·  Ει  μή  εϊσω 
έπτά  ήμερων  παραστήσεις  μοι  αυτούς,  κινδυνεύσεις.  Τότε  έξήλΟεν  ό  άποσ- 
ταλε'ις  μετά  μεγάλης  σπουδής.  Και  άπελθών  εις  έκείνην  τήν  χώραν,  εύρε 
τούς  οϊκέτας  έν  νυκτί  ώς  έν  ήμέρα.  Και  κρατήσας  τόν  κτησάμενον  τήν 
οίκίαν  και  τόν  άμπελώνα  κα'ι  τάς  άλλας  περιουσίας,  είπεν  αύτώ·  Άπέλ- 
Θωμεν  διότι  ό  δεσπότης  σου  άπέστειλέν  με  έπί  σέ.  Κα'ι  τό  μέν  δοκεΐν. 
εΐπεν  αύτώ·  Άπέλθωμεν.  Ύστερον  δέ  λέγει  αύτώ·  Μακροθύμησον 
έπ'  έμοί  έως  άν  πωλήσω  πάντα  τά  όντα  μοι,  άπερ  έκτησάμην  ενταύθα· 
Τότε  λέγει  αύτώ  ό  ύπηρέτης·  Ού  δύναμαι  μακροθυμήσαι,  έπτά  γάρ 
ή  μέρας  έχω  προθεσμίαν,  κα'ι  εύλαβούμενος  αύτοϋ  τήν  άπειλήν,  ού  δύ- 


672 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


prevenido.  Y  el  emisario  le  dijo:  ¡Oh  siervo  pésimo!,  ¿igno- 
rabas tu  condición  de  esclavo  y  desterrado  y  (no  te  dabas  cuen- 
ta) de  que  el  señor  podía  reclamarte  en  el  momento  en  que  le 
pluguiese?  ¿Por  qué  te  has  entretenido  en  plantar  viñas  de 
las  que  nada  puedes  llevarte  y  te  has  dejado  coger  despreve- 
nido? Deberías  haberte  aprestado  antes  de  mi  llegada.  Enton- 
ces dijo  el  siervo  entre  lágrimas:  ¡Ay  de  mí!,  pues  pensaba 
estar  confinado  para  siempre,  creyendo  que  no  iba  a  reclamar- 
me el  señor,  y  por  eso  he  adquirido  toda  esta  hacienda  en  este 
país.  El  empleado  le  obligó  a  marchar  sin  que  pudiera  llevar 
nada  consigo. 

Mas,  cuando  el  otro  siervo  oyó  que  habían  enviado  por 
ellos,  se  levantó,  tomó  su  corona  y,  dirigiéndose  al  camino  por 
donde  había  de  pasar  el  emisario,  se  puso  a  esperarle.  Y,  en 
cuanto  llegó,  le  dirigió  estas  palabras:  Mi  señor  te  ha  enviado, 
sin  duda,  por  mí;  vémonos,  pues,  alegres  los  dos  juntos,  pues 
no  tengo  ningún  estorbo  que  me  detenga,  ya  que  mi  bagaje 
es  ligero.  No  dispongo  efectivamente  de  otra  cosa  más  que  de 
esta  corona  de  oro.  La  he  construido  estando  diariamente  en 
espera  y  deseando  me  fuera  propicio  el  señor  y  enviara  por 
mí  para  levantarme  el  destierro,  no  fuera  que  algunos  me  co- 
braran envidia  y  me  arrebataran  la  corona.  Por  consiguiente, 
ahora  he  visto  cumplido  mi  deseo;  vámonos,  pues,  y  pongámo- 
nos en  camino. 


νσμαι  παραμεϊναι.  Τότε  ό  δούλος  έκλαυσε  λέγων  Οϋαί  μοι,  ότι  ανέτοι- 
μος ηύρέθην.  Και  εΐπεν  αύτω  ό  ύπηρέτης·  ΤΩ  δούλε  κάκιστε,  ήγνόεις  την 
δουλείαν  σου  και  ότι  άφωρίσθης  κα'ι  ότι,  ότε  θέλει  ό  δεσπότης,  αποσ- 
τέλλει επί  σέ;  Και  διατί  έφύτευσας  αμπελώνας  έξ  ών  μεταφέρειν  τίποτε 
ού  δύνασαι,  και  ηύρέθης  ανέτοιμος;  Πρό  τοΰ  έλθω  προς  σέ,  ώφειλες  έτοι- 
μασθήναι.  Τότε  κλαΰσας  ό  δοΰλος  εΐπεν  Οϋαί  μοι,  ένόμιζον  γάρ  είναι 
διαπαντός  έν  τω  άφορισμώ  και  ούκ  έπίστευον  ότι  επιζητήσει  με  ό  δεσ- 
πότης μου  κα'ι  δια  τοΰτο  ταύτην  την  περιουσίαν  πάσαν  περιεποιησά- 
μην  έν  τή  χώρα  ταύτη.  Τότε  ό  υπηρέτης  έκβάλλει  αυτόν  μηδέν  μεθ'  εαυ- 
τού άπενεγκάμενον. 

Άκουσας  δέ  ό  άλλος  δοΰλος  ότι  απεστάλη  προς  αυτούς,  εγερθείς, 
έβάστασεν  τόν  στέφανον  και  πορευθείς  εις  τήν  όδόν  5Γ  ής  εμελλεν  ό  υπη- 
ρέτης διελθεΐν,  προσεκαρτέρει·  και  ώς  ήλθεν,  εΐπεν  αύτω-  Ό  δεσπότης 
μου  άπέστειλέ  σε  έπ'  εμέ·  άπέλθωμεν  όμοϋ  μετά  χαράς,  ούδέν  γάρ  με 
έπίσχει,  άλλά  και  ό  εχω  έλαφρόν  εστίν  ούδέν  γάρ  μοι  άλλο  υπάρχει 
εί  μή  ό  στέφανος  ούτος  ό  χρυσούς.  Τούτον  γάρ  κατεσκεύασα  προσδο- 
κών  καθ'  εκάστης  και  εύχόμενος  'ίνα  γένηταί  μοι  ίλεως  ό  κύριος  μου  και 
πέμψη  ό  δεσπότης  μου  έπ'  έμέ  και  άρη  με  άπό  τοΰ  άφορισμοΰ  τούτου, 
μήπως  φθονήσωσί  μοι  τινές,  και  άρωσιν  άπ'  έμοΰ  τόν  στέφανον.  Νΰν 
ούν  έπέτυχον  της  εύχής  μου.  Άναστάντες  τοιγαροΰν,  άπέλθωμεν. 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALONICA 


67?, 


Entonces  los  siervos  se  pusieron  en  marcha  con  el  empleado. 
Y,  en  cuanto  fueron  vistos  por  el  señor,  dijo  éste  al  que  nada 
tenía:  ¿Dónde  está  el  fruto  de  tu  trabajo  durante  tanto  tiempo 
como  ha  durado  tu  confinamiento  ?  Y  el  siervo  respondió:  Señor, 
has  enviado  por  mí  a  un  soldado  cruel,  a  quien  rogué  me  per- 
mitiera vender  mis  bienes  y  tomar  en  mis  manos  (su  producto), 
pero  él  me  respondió  que  no  le  era  lícito.  Dícele  entonces  su 
señor:  ¡Oh  siervo  inicuo!,  ¿te  acordaste  de  hacer  la  venta  pre- 
cisamente en  el  momento  en  que  te  reclamé?  ¿Por  qué  no 
paraste  mientes  en  tu  confinamiento  ni  caíste  en  la  cuenta  de 
que  aquella  hacienda  no  representaba  nada  para  ti?  Y,  mon- 
tando en  cólera,  manda  que  le  aten  de  pies  y  manos  y  sea 
enviado  a  otros  parajes  más  inhóspitos.  Después  llama  al  que 
había  traído  la  corona  y  le  dice:  Bien,  siervo  bueno  y  fiel;  la 
corona  que  hiciste  fué  un  testimonio  del  deseo  de  tu  libertad, 
pues  la  corona  es  propia  de  los  hombres  libres.  Por  otra  parte, 
no  te  has  atrevido  a  llevarla  sin  permiso  de  tu  señor.  Así,  pues, 
como  has  deseado  la  libertad,  (así)  recíbela  de  mis  manos.  Con 
esto  el  siervo  queda  libertado  y  es  puesto  al  frente  de  muchas 
cosas». 


Τότε  ούν  oi  δύο  δοϋλοι  απέρχονται  μετά  τοΰ  ϋπηρέτου.  Και  ώς 
έθεάσατο  αυτούς  ό  δεσπότης  αύτών,  είπε  τω  μηδέν  έχοντι·  Ποΰ  ή  ερ- 
γασία τοΰ  τοσούτου  χρόνου  τοΰ  άφορισμοΰ  σου;  Ό  δέ  δούλος  άττεκρί- 
νατο·  Δέσττοτα,  άπέστειλας  πρός  με  στρατιώτην  άπότομον  και  παρεκά- 
λεσα  αϋτόν  'ίνα  μοι  συγχώρηση  ττωλήσαι  τά  δντα  μοι  και  άραι  εις  τάς 
χείρας  μου.  Και  εϊπέ  μοι  ότι  ουκ  έπετράπην.  Τότε  λέγει  αΰτω  ό  δεσπό- 
της αύτοΰ·  ΤΩ  δοΰλε  πονηρέ,  νΰν  έμνήσθης  πωλήσαι,  ότε  απέστειλα  επί 
σέ;  Διατί  ουκ  έπέβλεψας  εις  τον  άφορισμόν,  οΰδέ  έλογίσω  μηδέν  εΐναί 
σοι  την  περιουσίαν  έκείνην;  Κα'ι  όργισθείς  κελεύει  αύτόν  χερσίν  και  ποσίν 
δεθέντα  άποσταλήναι  εις  ετέρους  τόπους  αΰχμηροτέρους.  Προσκαλεσά- 
μενος  δέ  τόν  φοροΰντα  τόν  στέφανον,  λέγει  αΰτω·  Εύ,  δοΰλε  άγαθέ  και 
πιστέ,  έπεθύμησας  της  ελευθερίας  έκ  τοΰ  γενομένου  υπό  σοΰ  στεφάνου· 
ό  γαρ  στέφανος  ελευθέρων  εστίν.  Ουκ  έτόλμησας  δέ  τοΰτον  φορέσαι 
χωρίς  της  επιτροπής  τοΰ  δεσπότου  σου.  Ού  δύναται  γαρ  δούλος  έλευ- 
θερωθήναι  ει  μή  ύπό  τοΰ  ιδίου  δεσπότου.  "Ωσπερ  ούν  έπεθύμησας  την 
έλευθερίαν,  ταύτην  έχε  παρ'  έμοΰ.  Τότε  έλευθερούται  και  καθίσταται  επί 
πολλών»  20- 

20  Esta  parábola,  a  pesar  de  sus  rasgos  originales,  puede  estar  de  algún 
modo  inspirada  en  los  evangelios  canónicos.  Cf.  Mt.  25,15;  Le.  19,13. 


Bu.  apócrifos 


22 


674 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


XI 

Después  de  decir  estas  palabras  a  las  vírgenes  que  rodeaban 
a  María,  Pedro  se  volvió  hacia  la  multitud  y  dijo:  «Oigamos 
también,  hermanos,  qué  es  lo  que  ha  de  sobrevenirnos  a  nos- 
otros. Pues  en  verdad  nosotros  somos  las  vírgenes  del  verda- 
dero Esposo,  del  Hijo  de  Dios  y  Padre  de  toda  la  creación; 
(esto  es),  somos  la  humanidad  contra  la  que  se  airó  Dios  desde 
el  principio,  arrojando  a  Adán  a  este  mundo.  Por  consiguiente, 
vivimos  aquí  como  desterrados,  sometidos  a  su  indignación; 
pero  no  nos  es  lícito  permanecer  (para  siempre),  pues  a  cada 
uno  le  llegará  su  día  y  será  trasladado  al  lugar  donde  están 
nuestros  padres  y  progenitores,  donde  están  Abrahán,  Isaac 
y  Jacob.  Pues  al  sobrevenir  el  fin  de  cada  cual,  le  es  enviado 
el  fuerte  emisario,  esto  es,  la  muerte.  Y  cuando  ésta  viene  por 
el  alma  del  pecador  enfermo,  que  ha  acumulado  sobre  sí  mu- 
chos pecados  e  iniquidades,  y  le  causa  muchas  molestias,  en- 
tonces la  suplica  diciendo:  Ten  paciencia  conmigo  tan  sólo  por 
esta  vez  hasta  que  acabe  de  redimir  los  pecados  que  he  sem- 
brado en  mi  cuerpo.  Mas  la  muerte  no  hace  caso;  porque,  ¿cómo 
va  a  dar  treguas,  habiéndose  cumplido  ya  su  plazo  ?  No  tenien- 
do, pues,  en  su  haber  nada  bueno,  es  deportada  al  lugar  del 
tormento.  Pero  el  que  hace  obras  buenas,  se  alegra,  diciendo: 


XI 

Ταϋτα  ειπών  ό  Πέτρος  τοϊς  περί  τήν  Μαρίαν  παρθένοις,  στραφείς 
ττρός  τον  όχλου,  είπεν  «Άκούσωμεν  και  ημείς,  αδελφοί,  τα  έπερχόμενα 
ήμΐν.  "Οντως  γαρ  αί  τταρθένοι  τοΰ  άληθινοΰ  νυμφίου,  τοΰ  Υΐοΰ  του  Θεοΰ 
και  ττατρός  ττάσης  κτίσεως,  ημείς  έσμεν  τό  γένος  [δηλαδή]  των  ανθρώ- 
πων, ώ  εξ  αρχής  όργισθείς  ό  Θεός,  έξέβαλεν  εις  τοΰτον  τόν  κόσμον  τόν 
Αδάμ.  Ώς  Οπό  άγανάκτησιν  ούν  και  ώς  εν  άφορισμω  οίκοΰμεν  εν  αύτω, 
άλλ'  ού  συγχωρούμεθα  έν  αύτω  μεΐναι·  έρχεται  γαρ  εκάστου  ήμέρα  και 
μετοικισθήσεται  όπου  είσίν  οί  ττατέρες  ήμών  και  οί  πρόγονοι,  δπου 
Αβραάμ  και  Ισαάκ  και  Ιακώβ.  Γενομένης  γάρ  εκάστου  συντέλειας,  αποσ- 
τέλλεται έπ'  αυτόν  ό  ισχυρός  υπηρέτης,  τουτέστιν  ό  θάνατος.  Και  όταν 
έλθη  έπί  ψυχήν  άμαρτωλοΰ  νοσοΰντος,  σωρεύσαντος  έαυτω  πολλάς 
άμαρτίας  και  ανομίας,  και  ενόχληση  αύτω  σφόδρα,  τότε  παρακαλεί  λέγων 
Μακροθύμησον  έπ'έμοί  τούτο  τό  άπαξ  εως  άν  λυτρώσω  τάς  άμαρτίας 
άς  έφύτευσα  έν  τω  σώματι  μου.  Ό  δέ  Θάνατος  ού  καταδέχεται.  Πώς  γάρ 
συγχωρήσει,  πληρωθείσης  αύτοΰ  τής  προθεσμίας;  Μηδέν  ουν  έχων  τής 
δικαιοσύνης,  άποφέρεται  είς  τόν  τόπον  της  βασάνου.  Έάν  δέ  τις  ποιήση 
έργα  δικαιοσύνης,  χαίρεται  λέγων  Ούδέν  με  επέχει-  ούδέν  γάρ  έχω  ε!  μή 


LIBRO  Γ)Ε  JUAN  ARZ.  DE  TESALO  NICA 


675 


Nada  me  detiene,  pues  en  este  momento  no  tengo  cosa  alguna 
que  llevar,  fuera  del  nombre  de  la  virginidad.  Así,  pues,  le 
hace  esta  súplica:  No  me  dejes  en  la  tierra,  no  sea  que  algunos 
me  cobren  envidia  y  arrebaten  el  nombre  de  mi  virginidad. 
Entonces  sale  el  alma  del  cuerpo  y  es  trasladada  entre  himnos 
hasta  la  presencia  del  Esposo  inmortal,  quien  la  deposita  en 
un  lugar  de  descanso.  Luchad,  pues,  ahora,  hermanos,  sabiendo 
que  no  vamos  a  permanecer  aquí  eternamente». 

XII 

Mientras  Pedro  estaba  entretenido  en  decir  estas  cosas  para 
confortar  a  las  turbas,  se  echó  encima  el  alba  y  salió  el  sol. 
María  entonces  se  levantó,  salió  fuera,  elevó  sus  manos  e  hizo 
oración  al  Señor.  Terminada  ésta,  entró  de  nuevo  y  se  tendió 
sobre  el  lecho.  Pedro  se  sentó  a  su  cabecera  y  Juan  a  sus  pies, 
mientras  los  demás  apóstoles  rodeaban  la  cama.  Y  sobre  la  hora 
de  tercia  sonó  un  gran  trueno  desde  el  cielo  y  se  exhaló  un 
perfume  de  fragancia  (tan  suave),  que  todos  los  circunstantes 
fueron  dominados  por  el  sueño,  exceptuados  solamente  los 
apóstoles  y  tres  vírgenes,  a  quienes  el  Señor  hizo  velar  para 
que  dieran  testimonio  de  los  funerales  de  María  y  de  su  gloria. 
Y  he  aquí  que  (de  repente)  se  presenta  el  Señor  sobre  las  nubes 


το  όνομα  τής  παρθενίας  φορέσαι  άρτι.  Παρακαλεί  ούν  αύτόν  λέγων  Μή 
άφήσης  με  έν  τη  γη  ταύτη  ϊνα  μή  φθονήσωσίν  τίνες  και  άρωσι  τό  όνομα 
της  παρθενίας  μου.  Τότε  εξέρχεται  ή  ψυχή  άπό  τοΰ  σώματος  και  άποφέ- 
ρεται  ττρός  τόν  άθάνατον  νυμφίον  μετά  Ομνων  και  καθίστησιν  αυτήν  έν 
αναπαύσεως  τόπω.  Νΰν  ούν,  αδελφοί,  άγωνίσασθε,  είδότες  ότι  οΰ  παρα- 
μένομεν  ένταΰθα  ε!ς  τόν  αιώνα». 

XII 

Ταύτα  λέγοντος  τοΰ  Πέτρου  κα'ι  έως  όρθρου  ένισχύοντος  τούς  όχλους, 
άνέτειλεν  ό  ήλιος.  Και  άναστάσα  Μαρία,  έξήλθεν  έξω,  καί  ύψώσασα  τάς 
χείρας  αύτής,  ηΰξατο  πρός  τόν  Κύριον  21.  Καϊ  μετά  τήν  προσευχήν 
εισήλθε  και  άνέκειτο  έπί  τής  κλίνης.  Έκαθέζετο  δέ  πρός  κεφαλής  αύτής 
Πέτρος  και  παρά  τούς  πόδας  Ιωάννης-  οί  δέ  λοιποί  άπόστολοι  κύκλω 
τοΰ  κραββάτου  αυτής.  Κα'ι  περί  τρίτην  ώραν  τής  ήμέρας  βροντή  έγένετο 
μεγάλη  άπ'ούρανοΰ  καί  όσμή  εύωδίας,  ώστε  ΰπνω  κατασχεθήναι  πάν- 
τας  τούς  περιεστώτας  χωρίς  μόνων  τών  άποστόλων  καί  τριών  παρθένων, 
άς  έποίησεν  ό  Κύριος  άγρυπνήσαι,  ίνα  μαρτυρήσωσι  περί  τής  κηδείας 
Μαρίας  καί  περί  τής  δόξης  αύτής.  Καί  ιδού  ό  Κύριος  παραγίνεται  έπί 


2  J  La  red.  interpolada  añade  aquí  que  rogó  por  el  mundo  y  por  todo 
el  pueblo :  Προσηύξατο  πρός  Κύριον  υπέρ  τε  τοΰ  κόσμου  καί  παντός  τον  λαοΰ. 


6Τ6 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


con  una  multitud  sin  número  de  ángeles.  Y  Jesús  en  persona, 
acompañado  de  Miguel,  entró  en  la  cámara  donde  estaba  Ma- 
ría, mientras  que  los  ángeles  y  los  que  por  fuera  rodeaban  la 
estancia  cantaban  himnos.  Y,  al  entrar,  encontró  el  Salvador 
a  los  apóstoles  en  torno  a  María  y  saludó  a  todos.  Después 
saludó  a  su  madre.  María  entonces  abrió  su  boca  y  dió  gracias 
con  estas  palabras:  «Te  bendigo  porque  no  me  has  desairado  en 
lo  que  se  refiere  a  tu  promesa.  Pues  me  diste  palabra  reitera- 
damente de  no  encargar  a  los  ángeles  que  vinieran  por  mi  alma, 
sino  venir  tú  (en  persona)  por  ella.  Y  todo  se  ha  cumplido  en 
mí,  Señor,  conforme  a  tu  ofrecimiento.  ¿Quién  soy  yo,  pobre- 
cita  de  mí,  para  haberme  hecho  digna  de  tan  gran  gloria?» 
Y,  al  decir  estas  palabras,  llenó  su  cometido,  mientras  su  cuerpo 
sonreía  al  Señor.  Mas  El  tomó  su  alma  y  la  puso  en  manos  de 
Miguel,  no  sin  antes  haberla  envuelto  en  unos  como  veles, 
cuyo  resplandor  es  imposible  describir. 

Mas  nosotros  los  apóstoles  vimos  que  el  alma  de  María,  al 
ser  entregada  en  manos  de  Miguel,  estaba  integrada  por  todos 
los  miembros  del  hombre,  fuera  de  la  diferencia  sexual,  no 
habiendo  en  ella  sino  la  semejanza  de  todo  cuerpo  (humano) 
y  una  blancura  que  sobrepasaba  siete  veces  a  la  del  sol.  Pedro, 


των  νεφελών  μετά  πλήθους  αγγέλων  ών  οΰκ  εστίν  αριθμός.  Και  είσήλθεν 
εις  τό  ταμεΐον  όπου  ήν  Μαρία  αυτός  ό  Ίησοΰς  κα'ι  Μιχαήλ,  ϋμνούντων 
τών  αγγέλων  και  έξω  ττεριεστώτων  τοΰ  ταμείου.  Και  άμα  τω  είσελθεΐν 
τόν  Σωτήρα,  εύρεν  τους  άποστόλους  περί  την  άγίαν  Μαρίαν  κα'ι  ήσπά- 
σατο  πάντας.  Μετά  δέ  ταΰτα  ήσπάσατο  τήν  έαυτοΰ  μητέρα.  Και  άνοί- 
ξασα  Μαρία  τό  στόμα  αύτής,  ηύλόγησε  λέγουσα-  «Ευλογώ  σε.,  ότι  εις 
ά  έπηγγείλω  ουκ  έλύπησάς  με·  έπηγγείλω  γάρ  πάλιν  μή  συγχωρήσαι 
άγγέλους  έλθεΐν  έπ'ι  τήν  ψυχήν  μου,  άλλά  σέ  έλθείν  έπ'  αυτήν.  Και  έγέ- 
νετό  μοι,  Κύριε,  κατά  τό  ρήμά  σου.  Τίς  ειμί  έγώ,  ή  ταπεινή,  ότι  κατηξιώ- 
θην  τηλικαύτης  δόξης;»  Και  ταΰτα  λέγουσα,  έπλήρωσεν  αυτής  τήν  οϊκο- 
νομίαν,  μειδιώντος  τοΰ  προσώπου  αυτής  πρός  τόν  Κύριον.  Ό  δέ  Κύριος 
λαβών  τήν  ψυχήν  αυτής,  έθετο  εις  χείρας  Μιχαήλ,  περιειλίξας  αυτήν  ώς 
έν  δέρρεσιν,  ών  ουκ  εστίν  έξηγήσασθαι  τήν  δόξαν  22. 

' Ημείς  δέ  οί  άπόστολοι  έθεασάμεθα  τήν  ψυχήν  Μαρίας  παραδιδομέ- 
νην  εις  χείρας  Μιχαήλ,  πεπληρωμένην  πάσι  μέλεσι  τοΰ  άνθρώπου,  χωρίς 
μόνου  τοΰ  σχήματος  της  Θηλείας  και  τοΰ  άρρενος,  μηδενός  άλλου  έν  αύτη 
δντος  εί  μή  όμοιότητος  παντός  τοΰ  σώματος  και  λευκότητος  τοΰ  ήλιου 
έπταπλασίως.  Πέτρος  δέ  περιχαρής  γενόμενος  έπυνθάνετο  τοΰ  Κυρίου 


22  Casi  con  las  mismas  palabras,  sin  variante  alguna  de  importancia, 
se  describe  esta  escena  de  la  dormición  en  el  Transitus  W  y  en  el  Ps.  Me- 
litón  (VI-VIII).  Es  la  clásica  fuente  de  inspiración  para  los  artistas  orientales 
y  occidentales. 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALÓNICA 


677 


por  su  parte,  rebosante  de  alegría,  preguntó  al  Señor,  diciendo: 
« ¿Quién  de  nosotros  tiene  un  alma  tan  blanca  como  la  de  Ma- 
ría?» El  Señor  respondió:  «¡Oh  Pedro!,  las  almas  de  todos  los 
que  nacen  en  este  mundo  son  semejantes;  pero  al  salir  del  cuer- 
po no  se  encuentran  tan  radiantes,  porque  en  unas  condiciones 
se  las  envió  y  en  otras  (muy  distintas)  se  las  encontró,  por 
haber  amado  la  obscuridad  de  muchos  pecados.  Mas,  si  alguno 
se  guardare  a  sí  mismo  de  las  iniquidades  tenebrosas  de  este 
mundo,  su  alma  goza  al  salir  del  cuerpo  de  una  blancura  seme- 
jante». Después  dijo  de  nuevo  el  Salvador  a  Pedro:  «Pon  a  buen 
recaudo  con  mucha  diligencia  el  cuerpo  de  María,  mi  habita- 
ción. Sal  por  el  lado  derecho  de  la  ciudad  y  encontrarás  un 
sepulcro  nuevo;  deposita  en  él  el  cuerpo  y  esperad  allí,  como 
se  os  ha  mandado». 

Λ1  decir  esto  el  Salvador,  empezó  a  gritar  el  cuerpo  de  la 
santa  madre  de  Dios,  diciendo  en  presencia  de  todos:  «Acuér- 
date de  mí,  Rey  de  la  gloria;  acuérdate  de  mí,  pues  soy  obra 
de  tus  manos;  acuérdate  de  mí,  pues  he  guardado  el  tesoro  que 
me  fué  dado  en  depósito».  Respondió  entonces  Jesús  al  cuerpo: 
«No  te  dejaré,  tesoro  de  mi  margarita;  no  te  dejaré  a  ti,  que 
fuiste  hallado  fiel  (guardián)  del  depósito  que  te  había  sido 
encomendado;  lejos  de  mí  el  abandonarte  a  ti,  que  fuiste  el 
arca  que  gobernaste  a  tu  gobernador;  lejos  de  mí  el  abando- 


λέγων  «Τίνος  ημών  άρα  ή  ψυχή  λευκή  εστίν,  ως  Μαρίας;»  Λέγει  αύτώ 
ό  Κύριος·  «ΤΩ  Πέτρε,  πάντων  τών  έν  τω  κόσμω  τούτω  γεννωμένων  αί 
ψυχαί  τοιαϋταί  είσιν  άλλ'ότε  εξέρχονται  οστό  τοΰ  σώματος,  ούχ  ευρίσ- 
κονται τοιαΰται  λευκαί,  διότι  άλλως  άπεστάλησαν  και  άλλως  ευρέθη- 
σαν· ήγάττησαν  γάρ  τό  σκότος  τών  ττολλών  άμαρτιών.  Έάν  δέ  τις  φυ- 
λάξη  εαυτόν  άττό  τών  ανομιών  τοΰ  σκότους  τοΰ  αιώνος  τούτου,  καί 
έξέλθη  άπό  τοΰ  σώματος,  εύρίσκεται  αύτοΰ  ή  ψυχή  τοιαύτη  λευκή». 
Είτα  ττάλιν  λέγει  ό  Σωτήρ  τώ  Πέτρω·  «Άσφάλισαι  τό  σώμα  Μαρίας,  της 
παροικίας  μου,  εν  σπουδή,  και  έξελθε  έξ  αριστερών  της  πόλεως,  και  εύρή- 
σεις  μνημεΐον  καινόν,  καί  έν  αύτώ  άπόθου  τό  σώμα,  καϊ  παραμείνατε 
αύτοΰ,  καθώς  ένετείλατο  ύμΐν». 

Ταύτα  λέγοντος  τοΰ  Σωτήρος,  έβόησε  καί  τό  σώμα  τής  αγίας  Θεο- 
τόκου έμπροσθεν  πάντων,  λέγον  «Μνήσθητί  μου,  βασιλεΰ  τής  δόξης, 
μνήσθητί  μου,  ότι  σον  πλάσμα  ειμί-  μνήσθητί  μου,  ότι  έφύλαξα  τόν  πα- 
ρατεθέντα  μοι  θησαυρόν».  Τότε  ό  Ιησούς  είπεν  τώ  σώματι·  «Ού  μή  σε 
εγκαταλείψω,  τόν  τοΰ  μαργαρίτου  μου  θησαυρόν  ού  μή  σε  εγκαταλείψω, 
τήν  εύρεθεΐσαν  πιστήν  [φύλακα]  τής  παρατεθείσης  σοι  παραθήκης·  μή 
γένοιτο,  ίνα  σε  εγκαταλείψω,  τήν  κυβερνήσασαν  κιβωτόν  τόν  εαυτής 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


narte  a  ti,  tesoro  sellado,  hasta  que  seas  buscado».  Y,  al  decir 
esto,  desapareció  el  Salvador. 

XIII 

Pedro,  en  compañía  de  los  demás  apóstoles  y  las  tres  vír- 
genes, amortajaron  el  cadáver  de  María  y  lo  pusieron  sobre 
el  féretro.  Después  de  esto  se  levantaron  los  que  habían  sido 
vencidos  por  el  sueño.  Pedro  entonces  tomó  la  palabra  y  dijo 
a  Juan:  «Tú  eres  el  virgen;  tú  eres,  por  tanto,  el  que  debes 
ir  cantando  himnos  delante  del  féretro  con  la  palma  en  las 
manos».  Pero  Juan  replicó:  «Tú  eres  nuestro  padre  y  obispo; 
así,  pues,  tú  debes  presidir  el  cortejo  hasta  tanto  que  llevemos 
el  féretro  al  lugar  (fijado)».  Entonces  dijo  Pedro:  «Para  que 
nadie  de  nosotros  se  apene,  coronemos  el  féretro  con  la  palma». 

Se  levantaron,  pues,  los  apóstoles  y  cargaron  con  el  féretro 
de  María.  Pedro,  mientras  tanto,  entonó:  «Salió  Israel  de  Egipto 
[Ps.  113,1].  Aleluya».  El  Señor  y  los  ángeles,  por  su  parte,  se 
paseaban  sobre  las  nubes  y  cantaban  himnos  y  alabanzas  sin 


κυβερνήτην  μή  γένοιτο,  'ίνα  σε  εγκαταλείψω,  τον  θησαυρόν  τόν  έσφρα- 
γισμένον  έ'ως  άν  ζητηθής».  Και  ταΰτα  λέγων  ό  Σωτήρ,  αφανής  έγένετο. 

XIII 

Πέτρος  δέ  και  οΐ  άλλοι  απόστολοι  και  αϊ  τρεις  παρθένοι  έκήδευσαν 
τό  σώμα  Μαρίας,  και  έ'θηκαν  επί  τόν  κράββατον.  Και  μετά  ταΰτα  οί 
κοιμηθέντες  άνέστησαν.  Πέτρος  δέ  ήνεγκε  τό  βραβεΐον  και  είπε  τω  Ιωάν- 
νη· «Σύ  εί  ó  παρθένος,  και  σύ  οφείλεις  ύμνήσαι  έμπροσθεν  τοΰ  κραββάτου, 
έχων  αύτό».  Και  εΐπεν  αύτω  ό  Ιωάννης·  «Σύ  εί  πατήρ  ήμών  και  επίσκο- 
πος καϊ  οφείλεις  έμπροσθεν  είναι  της  κλίνης  έως  άν  άπενέγκωμεν  εις  τόν 
τόπον».  Και  λέγει  αύτω  Πέτρος·  «"Ινα  μή  τις  ήμών  λυπηθή,  στέψωμεν 
τόν  κράββατον  Ιν  αύτω»  23. 

Άναστάντες  δέ  οί  απόστολοι  έβάστασαν  τήν  κλίνην  της  Μαρίας. 
Καί  Πέτρος  ύμνησε  λέγων  «Έξήλθεν  Ισραήλ  έκ  γής«  Αιγύπτου,  άλλη- 
λούϊα»  24 .  Ό  δέ  Κύριος  καϊ  οΐ  άγγελοι  ήσαν  επί  τών  νεφελών  περιπα- 
τούντες,  ύμνούντες  καί  εύλογούντες,  μή  3εωρούμενοι·  μόνη  δέ  φωνή  τών 


2i-  Cf.  Ps.  Melitón  (cío),  donde  no  aparece,  sin  embargo,  la  solución 
que  aquí  propone  el  Tesalonicense.  Algo  semejante  se  encuentra  en  el  citado 
Codex  Silensis  Secundus  (cf.  M.  Férotin,  o.c,  p.792). 

24  Según  la  red.  interpolada,  el  canto  de  Pedro  fué  como  sigue:  ΈξήλΘεν 
Ισραήλ  έκ  γης  Αίγύπτου  έν  στύλω  πυρός  καί  νεφέλης,  αλληλούια.  Ό  δέ  Κύρ'ος  της 
δόξης  προήγεν  αύτών,  αλληλούια,  καί  είσήγαγεν  αύτούς  ε!ς  τήν  γήν  της  επαγγελίας, 
καί  ή  κιβωτός  Κυρίου  ήν  έν  μέσω  αύτών,  αλληλούια.  Καί  ταύτην  κατέπαυσεν  έν  Βηθλεέμ 
Ίησοΰς  ό  μέγας  Σωτήρ,  αλληλούια.  Χαίρετε  και  άγαλλιάσθε,  οί  πιστοί,  ότι  Μαρία,  ή 
κιβωτός  Κυρίου,  άγει  ΰμας  έν  τω  παραδείσω  της  τρυφής,  αλληλούια. 


LIBRO  DE  JUAX  ARZ.   DE  TESALÓNICA 


679 


ser  vistos.  Solamente  se  percibía  la  voz  de  los  ángeles.  Se  ex- 
tendió el  rumor  de  (aquella)  numerosa  multitud  por  Jerusalén 
entera.  Cuando  oyeron,  pues,  los  sacerdotes  el  tumulto  y  la 
voz  de  los  que  cantaban,  se  estremecieron  y  exclamaron: 
« ¿A  qué  viene  este  tumulto  ?»  Uno  les  dijo  que  María  acababa 
de  salir  del  cuerpo  y  que  los  apóstoles  estaban  en  derredor  suyo 
cantando  himnos.  Al  momento  penetró  Satanás  en  su  interior, 
y,  montando  en  cólera,  dijeron:  «Venid,  vámonos  fuera,  demos 
muerte  a  los  apóstoles  y  hagamos  pasto  de  las  llamas  al  cuerpo 
que  llevó  (en  su  seno)  a  aquel  embaucador».  Se  levantaron, 
pues,  y  salieron  armados  de  espadas  y  (otros)  medios  de  de- 
fensa con  el  propósito  de  matarlos.  Pero  inmediatamente  los 
ángeles  que  iban  sobre  las  nubes  les  hirieron  de  ceguera.  Estos, 
al  no  saber  adonde  se  dirigían,  daban  con  sus  cabezas  contra 
los  muros,  exceptuado  únicamente  un  pontífice  de  entre  ellos, 
el  cual  había  salido  para  ver  lo  que  ocurría.  Cuando  se  acercó, 
pues,  éste  al  cortejo  y  vió  el  féretro  coronado  y  a  los  apóstoles 
que  cantaban  himnos,  dijo  lleno  de  ira:  «He  aquí  la  habitación 
de  aquél  que  despojó  nuestra  nación.  Mira  de  qué  gloria  tan 
terrible  goza».  Y,  dicho  esto,  se  abalanzó  furiosamente  sobre  el 
féretro.  Lo  agarró  por  donde  estaba  la  palma  con  ánimo  de 
destruirlo;  después  lo  arrastró  y  quiso  echarlo  por  los  suelos. 
Pero  repentinamente  sus  manos  quedaron  pegadas  al  féretro 


αγγέλων  ήκούετο.  Φωνή  δέ  όχλου  πολλού  έξήλθεν  έν  όλη  τή  "Ιερουσα- 
λήμ, και  άκούσαντες  oí  αρχιερείς  τόν  Θόρυβον  και  τήν  φωνήν  των  ϋμ- 
νούντων,  έταράχθησαν  λέγοντες-  «Τίς  ούτος  ό  θόρυβος;»  Και  εΐττέ  τις 
αϋτοΐς  ότι  Μαρία  έξήλθεν  άττό  του  σώματος  και  οϊ  άττόστολοι  κύκλω 
αύτής  ύμνούσι.  Και  εύθέως  ό  Σατανάς  είσήλθεν  εις  αυτούς,  και  πλησθέν- 
τες  θυμού  είττον  «Δεύτε  και  έξέλθωμεν  και  άττοκτείνωμεν  τούς  αποστό- 
λους και  καύσωμεν  τό  σώμα  τό  βαστάσαν  τόν  μάγον  εκείνον».  Και  άνασ- 
τάντες  έξήλθον  μετά  ξιφών  και  άμυντηρίων  άττοκτεΐναι  αύτούς.  ΚαΊ  εύθέως 
οΐ  άγγελοι  οί  έττϊ  τών  νεφελών  έττάταξαν  αύτούς  άορασία  και  τάς  κε- 
φάλας αύτών  εις  τούς  τοίχους  συνέτριβον,  μή  βλεττόντων  πού  απέρ- 
χονται, χωρίς  μόνου  ένός  άρχιερέως  25  τού  έν  αύτοϊς  λαβόντος  τήν  όδόν 
τού  έξελθεΐν  ίνα  ϊδη  τά  γενόμενα.  "Οτε  ούν  ήγγισε  τοις  άποστόλοις  και 
εΐδε  τόν  κράββατον  έστεφανωμένον  και  τούς  αποστόλους  ύμνούντας,  είπε 
πλησθείς  μεγάλου  θυμού-  «Ιδού  ή  παροικία  του  σκυλεύσαντος  ήμών  τό 
γένος,  οποίαν  δόξαν  φοβεράν  εχει».  Και  επήλθε  μετά  μεγάλου  θυμού  τω 
κραββάτω,  και  θέλων  αύτόν  καταβαλεΐν,  κατέσχεν  όπου  ήν  βραβεϊον, 
και  έλκύσας  ήθέλησεν  εις  τό  έδαφος  καταγαγεΐν.  ΚαΊ  εύθέως  α'ι  χείρες 


25  La  red.  interpolada  añade:  Ίεφωνίου  ττροσατγορευομένον.  El  Ps.  Me- 
litón,  al  igual  que  la  red.  abreviada,  ignora  su  nombre. 


680 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


y  pendientes  de  él,  al  ser  desprendidas  violentamente  del  tronco 
por  los  codos. 

Entonces  el  hombre  aquel  se  puso  a  llorar  a  vista  de  todos 
los  apóstoles,  dirigiéndoles  esta  súplica:  «No  me  dejéis  aban- 
donado, sumido  como  estoy  en  una  necesidad  tan  grande». 
Pedro  entonces  le  dijo:  «La  virtud  que  se  precisa  para  ayudarte 
no  es  mía  ni  de  ninguno  de  éstos.  Pero,  si  crees  que  Jesús, 
contra  el  que  os  concitasteis  y  a  quien  prendisteis  y  matasteis, 
es  el  Hijo  de  Dios,  te  verás  libre  efectivamente  de  este  ejem- 
plar castigo».  A  lo  que  repuso  el  hombre:  «¿Es  que  acaso  no 
sabíamos  que  era  Hijo  de  Dios  ?  Pero  ¿qué  íbamos  a  hacer, 
teniendo  nuestros  ojos  obscurecidos  por  la  avaricia?  Porque 
nuestros  padres,  en  trance  ya  de  morir,  nos  llamaron  para  de- 
cirnos: Hijos,  he  aquí  que  Dios  os  ha  escogido  de  entre  todas 
las  tribus  para  que  estéis  enérgicamente  al  frente  de  este  pueblo 
y  no  trabajéis  con  materia  de  esta  tierra.  He  aquí  vuestro  come- 
tido: edificar  al  pueblo  y  percibir  de  todos  (en  recompensa) 
diezmos  y  primicias  juntamente  con  todo  primogénito  que 
rompe  la  matriz.  Pero  cuidado,  hijos,  con  que  por  vosotros 
nade  el  pueblo  en  la  abundancia  y  luego,  rebelándoos,  comer- 
ciéis en  provecho  vuestro  y  provoquéis  la  ira  de  Dios.  Dad 
más  bien  lo  superfluo  a  los  pobres,  huérfanos  y  viudas  de  vues- 
tro pueblo,  y  no  despreciéis  un  alma  acongojada.  Mas  nosotros 
no  dimos  oído  a  las  tradiciones  de  nuestros  padres,  sino  que, 
viendo  que  la  tierra  sobreabundaba  extraordinariamente,  hici- 


αύτοΰ  έκολλήθησαν  τώ  κραββάτω  και  έκόπησαν  από  των  αγκώνων  και 
έμειναν  κρεμάμεναι  εις  τόν  κράββατον. 

Τότε  έ'κλαυσεν  ό  άνθρωπος  κατά  πρόσωπον  πάντων  τών  αποστόλων 
δεόμενος  αυτών  και  λέγων  «Μή  παρίδητέ  με  έν  τηλικαύτη  ανάγκη  όντα». 
Τότε  λέγει  αύτώ  Πέτρος·  «Ή  ενέργεια  ούκ  έ'στιν  έμή  'ίνα  σοι  βοηθήσω, 
άλλ'ούδενός  τούτων.  Εί  οΟν  πιστεύεις  ότι  Ίησοΰς  εστίν  ό  Υιός  τοΰ  Θεού, 
έφ'δν  άναστάντες  κατεσχήκατε  και  άπεκτείνατε,  και  δή  παύη  του  πα- 
ραδείγματος τούτου».  Και  εϊπεν  ό  άνθρωπος·  «Μή  γάρ  ούκ  ήδειμεν  ότι 
Υιός  Θεού  έστιν;  Αλλά  τί  ποιήσωμεν  της  φιλαργυρίας  σκοτιζούσης  τούς 
οφθαλμούς  ήμών;  ΟΊ  γάρ  πατέρες  ημών,  μέλλοντες  τελευτάν,  μετεκαλέ- 
σαντο  ήμάς  λέγοντες-  Τέκνα,  ιδού  ό  Θεός  έξελέξατο  υμάς  έκ  πασών  τών 
φυλών  'ίνα  γένησθε  έμπροσθεν  τοΰ  λαοΰ  τούτου  έν  δυνάμει,  και  μή  έργάσ- 
σησθε  έν  τη  ϋλη  της  γης  ταύτης.  Τούτο  δέ  έστιν  τό  έργον  ύμών,  ίνα 
οϊκοδομήσητε  τον  λαόν  τούτον  και  λάβητε  άπό  πάντων  δεκάτας  κα'ι 
άπαρχάς  και  πάν  πρωτότοκον  έξανοΐγον  μήτραν.  Άλλά  τηρήσατε, 
τέκνα,  μήπως  πληθυνθή  άφ'ύμών  ό  τόπος  καϊ  καταναστάντες  έμπορεύ- 
σησθε  έαυτοΐς  και  παροργίσητε  τόν  Θεόν.  Άλλά  τήν  περισσείαν  ύμών 
δότε  πτωχοϊς  καϊ  όρφανοϊς  και  χήραις  τοΰ  λαοΰ  ύμών,  καϊ  ψυχήν  θλι- 
βομένην  μή  παρίδητε.'Ημεΐς  δέ  ούκ  ήκούσαμεν  τάς  παραδόσεις  τών  πα- 


LIBRO  DE  JUAN  KSZ.   DE  TESALÓNICA 


681 


mos  de  los  primogénitos  de  las  ovejas,  bueyes  y  de  todos  los 
animales,  negocio  de  vendedores  y  compradores.  Entonces  vino 
el  Hijo  de  Dios  y  expulsó  a  todos  fuera,  lo  mismo  que  a  los 
cambistas,  diciendo:  Quitad  estas  cosas  de  aquí  y  no  hagáis  de 
la  casa  de  mi  Padre  una  casa  de  comercio  [lo.  2,16].  Mas  nos- 
otros, poniendo  nuestros  ojos  en  las  (depravadas)  costumbres 
suprimidas  por  El,  maquinamos  maldades  dentro  de  nosotros 
mismos,  nos  concitamos  contra  El  y  le  dimos  muerte,  (aun) 
reconociendo  realmente  que  era  Hijo  de  Dios.  Pero  no  vayáis 
ahora  a  tener  en  cuenta  nuestra  maldad,  sino  perdonadme  más 
bien.  Pues  esto  me  ha  ocurrido  a  mí  por  ser  amado  de  Dios  y 
para  que  viva». 

Entonces  Pedro  hizo  depositar  el  féretro  y  dijo  al  pontífice: 
«Si  crees  ahora  de  todo  corazón,  ve  y  deposita  un  ósculo  en  el 
cuerpo  de  María,  diciendo:  Creo  en  ti  y  en  el  Dios  que  engen- 
draste». Entonces  el  pontífice  se  puso  a  bendecir  a  María  en 
hebreo  por  espacio  de  tres  horas  y  no  permitió  que  nadie  la 
tocara,  trayendo  testimonios  de  los  santos  libros  de  Moisés  y 
de  los  demás  profetas,  ya  que  está  escrito  de  ella:  Vendrá  a  ser 
templo  del  Dios  glorioso,  hasta  el  punto  de  que  los  oyentes  se 
quedaron  admirados  al  oír  tales  tradiciones,  que  nunca  habían 
escuchado. 

Pedro  entonces  le  dijo:  «Vete  y  junta  tus  manos  una  con 


τέρων  ημών,  άλλ'ίδόντες  ότι  έπερίσσευσεν  ó  τόπο;  σφόδρα,  τά  πρω- 
τότοκα τών  προβάτων  και  τών  βοών  και  πάντων  τών  κτήνων  έθέμεθα 
τράπεζαν  τών  πωλούντων  και  αγοραζόντων.  Και  έλθών  ó  Υιός  του  Θεού, 
έξέβαλε  πάντας  εκ  τοΰ  τόπου  κα'ι  τους  κολλυβιστάς,  λέγων  "Αρατε  ταΰτα 
έκ  τοΰ  τόπου  και  μή  ποιείτε  τον  οίκον  τοΰ  Πατρός  μου  οίκον  εμπορίου. 
"Ημείς  δέ  άποβλέψαντες  εις  τάς  καταργηθείσας  ημών  συνήθειας  ύπ'αΰ- 
τοΰ,  έσκεψάμεθα  έν  εαυτοΐς  κακά,  καϊ  ανέστη  μεν  έπ'αύτόν  και  άπεκτεί- 
ναμεν  αύτόν,  γινώσκοντες  όντως  ότι  Υίός  θεοΰ  έστιν.  Άλλα  μή  μνησι- 
κακήσητε  τη  κακία  ήμών,  άλλά  συγχωρήσατέ  μοι·  τοΰτο  γόρ  μοι  συ- 
νέβη όγαπωμένω  υπό  τοΰ  Θεοΰ,  ίνα  ζήσω». 

Τότε  ó  Πέτρος  έποίησεν  άποτεθήναι  τον  κράββατον  καϊ  εΐπεν  τω 
άρχιερεΐ·  «Εί  πιστεύεις  νΰν  έξ  όλης  καρδίας,  άπελθε  και  καταφίλησον  το 
σώμα  Μαρίας  λέγων  ότι  πιστεύω  εις  σέ  και  εις  τον  έκ  σοΰ  τεχΟέντα 
Θεόν».  Τότε  ό  άρχιερεύς  τή  τών  Εβραίων  διαλέκτω  ηύλόγησε  τήν  άγίαν 
Μαρίαν  επί  τρισϊν  ώραις  καϊ  ού  συνεχώρησέ  τινι  άψασθαι  αυτής,  φέρων 
μαρτυρίας  άπό  τών  άγίων  βιβλίων  Μωϋσέως  τε  και  τών  λοιπών  προ- 
φητών, ότι  γέγραπται  περί  αυτής  ότι  ναός  Θεοΰ  γενήσεται  της  δόξης 
ώστε  τούς  άκούοντας  Οαυμάσαι  τάς  τοιαύτας  παραδόσεις,  άς  ουδέποτε 
ήκουσαν. 

Καϊ  λέγει  αύτώ  Πέτρος·  «"Απελθε  καϊ  κόλλησον  τάς  χεϊράς  σου  εις 


682 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


otra».  El  hizo  ademán  de  juntarlas,  diciendo:  «En  el  nombre  de 
nuestro  Señor  Jesucristo,  el  hijo  de  María,  madre  de  Dios, 
júntense  mis  manos  entre  sí».  Y  al  instante  quedaron  como 
estaban  al  principio,  sin  defecto  alguno.  Y  Pedro  insistió:  «Le- 
vántate (ahora)  y  toma  un  ramito  de  la  palma  y  entra  en  la 
ciudad.  Allí  encontrarás  una  multitud  que  carece  de  vista  y 
no  encuentra  camino  por  dónde  salir;  diles  lo  que  te  ha  ocu- 
rrido, y  a  aquel  que  creyere  impónle  el  ramito  sobre  sus  ojos, 
que  al  instante  recobrará  la  vista». 

Marchó  el  pontífice,  conforme  al  mandato  de  Pedro,  y  en- 
contró muchos  ciegos — aquellos  a  quienes  el  ángel  había  herido 
de  ceguera — ,  los  cuales  decían  entre  lamentos:  «¡Ay  de  nos- 
otros!, porque  nos  ha  sobrevenido  lo  mismo  que  ocurrió  en  So- 
doma» — pues  en  primer  lugar  Dios  los  había  herido  de  ceguera 
y  después  trajo  fuego  del  cielo  y  los  abrasó — ;  « ¡ Ay  de  nos- 
otros!, pues,  encima  de  quedar  mutilados,  viene  también  el 
fuego».  Entonces  el  hombre  aquel  que  había  tomado  el  ramito 
les  habló  acerca  de  la  fe.  Y  el  que  creyó,  volvió  a  ver;  mas  el 
que  no  dió  oídos,  no  recuperó  la  vista,  sino  que  continuó 
ciego. 


άλλήλας».  Kcd  έκόλλησε  λέγων  «Έν  ονόματι  τοΰ  Κυρίου  ημών  Ίησοΰ 
Χρίστου,  τοΰ  Υίοΰ  Μαρίας  της  Θεοτόκου  26(  κολληθήτωσαν  αί  χείρες 
μου  εις  άλλήλας».  Κα!  ευθέως  έγένοντο  ώσπερ  ήσαν  εξ  αρχής  έν  μηδενί 
λειπόμεναι.  Κα!  λέγει  αΰτω  ó  Πέτρος·  «Ανάστα  και  λάβε  θαλλεΐον  έκ 
τοΰ  βραβείου  27  ΚαΊ  εϊσελθε  εις  τήν  ττόλιν  και  εϋρήσεις  όχλον  τυφλόν 
μή  εύρίσκοντα  τήν  όδόν  έξελθεΐν,  και  λάλησον  αύτοΐς  τά  συμβεβηκότα 
σοι.  ΚαΊ  τω  τπστεύοντι  έπίθες  τό  Θαλλεΐον  τοΰτο  έτπ  τους  οφθαλμούς 
αύτοΰ,  καΐ  ευθέως  άναβλέψει». 

Και  άττελθών  ό  άρχιερευς  καθώς  ένετείλατο  αΰτω  Πέτρος,  εύρε  πολ- 
λούς τυφλούς,  (εκείνοι  δέ  ήσαν,  οΰς  οί  άγγελοι  άορασία  έττάταξαν), 
κλαίοντας  και  λέγοντας·  «Οΰαϊ  ήμΐν,  ότι  τό  γενόμενον  έν  Σωδόμοις,  και 
ήμΐν  συνέβη».  (Έν  πρώτοις  γάρ  έπάταξεν  αΰτούς  ό  Θεός  έν  άορασία, 
καί  μετά  ταΰτα  πΰρ  ήγαγεν  άπ'οϋρανοΰ  κα'ι  κατέκαυσεν  αυτούς).  «Οΰαϊ 
ήμΐν  ιδού  γαρ  έπηρώθημεν  λοιπόν  και  τό  πΰρ  έρχεται».  Τότε  ό  άν- 
θρωπος ό  λαβών  τό  θαλλεΐον,  έλάλησεν  αύτοΐς  περί  της  πίστεως.  Καί 
ό  μεν  πιστεύσας  άνέβλεψεν  ό  δέ  μή  πιστευσας  ούκ  άνέβλεψεν,  άλλ'έμει- 
νε  τυφλός. 

26  La  red.  interpolada  añade:  της  αμιάντου  περιστέρας  τοΰ  ύττεραγάθου  κα'ι 
ελεήμονος  ΘεοΟ. 

27  Cf.  Ps.  Melitón  (XIV  ι):  «Petrus  dixit  ad  eum:  Accipe  palmam  hanc 
de  manu  fratris  nostri  Iohannis».  Cf.  nota  23. 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALOXICA 


6S3 


XIV 

Y,  llevándose  los  apóstoles  el  precioso  cuerpo  de  la  glorio- 
sísima madre  de  Dios,  señora  nuestra  y  siempre  virgen  María, 
lo  depositaron  en  un  sepulcro  nuevo  [allí]  donde  les  había 
indicado  el  Salvador.  Y  permanecieron  unánimemente  junto  a 
él  tres  días  para  guardarle.  Mas,  cuando  fuimos  a  abrir  la 
sepultura  con  intención  de  venerar  el  precioso  tabernáculo  de 
la  que  es  digna  de  toda  alabanza,  encontramos  solamente  los 


XIV  28 

Άττενέγκαντες  δέ  oí  άττόστολοι  τό  τίμιον  σώμα  της  ύττερενδόξου  δζσ- 
ττοίνης  ημών  Θεοτόκου  και  άειπαρθένου  Μαρίας,  άπέθεντο  έν  μνημείω 
καινώ,  ενθα  ό  Σωτήρ  ϋπέδειξεν  αϋτοϊς.  "Εμειναν  δέ  έν  αύτώ  ομοθυμαδόν 
φυλάσσοντες  έττί  τρεις  ημέρας-  μετά  δέ  την  τρίτην  ήμέραν  άνοίξαντες 
την  σορόν  τοΰ  ττροσκυνήσαι  τό  τίμιον  σκήνος  της  πανυμνήτου,  ηΰρα- 

28  Hicimos  notar  en  la  introducción  que  los  manuscritos,  al  llegar  a 
este  epílogo,  ofrecen  versiones  distintas  entre  sí,  hasta  el  punto  de  que 
Jugie  optó  por  publicarlas  separadamente,  desesperando  poder  harmoni- 
zarlas. En  la  presente  edición  reproducimos  el  texto  del  códice  Vatic.  2072 
(s.X),  de  la  red.  abreviada,  que,  según  el  ilustre  crítico  mencionado,  es  el 
que  más  garantías  ofrece  de  autenticidad.  En  él  se  hace  alusión  solamente 
al  sepulcro  vacío,  dejando  sobrentender  la  traslación  del  cuerpo  de  Marfa  al 
paraíso.  Sigue  la  versión  de  este  manuscrito  el  códice  Aíarc.  V7//  38  (s.  XVI), 
perteneciente  a  la  misma  redacción. 

Capelle  (Les  anciens  récits  de  l'Assomption  et  Jean  de  Thessalonique: 
RechThAncMéd  12  [1940]  209-235)  piensa  que  el  epílogo  auténtico  es  el 
de  los  códices  Vat.  2013  (s.X-XI),  Bodl.  Cromw.  1  (s.XIII)  y  Vat.  1608 
(s.XII-XIII)  de  la  red.  abreviada;  y  Escor.  II  Y.  11  (s.XII)  y  Paris  Coisl.  307 
(copiado  en  1552)  de  la  red.  interpolada.  En  todos  ellos  se  omite  lo  relativo 
a  la  traslación  del  cuerpo  de  María. 

Bover  pone  en  tela  de  juicio  los  argumentos  y  la  conclusión  del  ilustre 
benedictino  y  propone  como  auténticas  las  versiones  de  los  códices  Pa- 
ris 1504  (s.XII),  Vat.  Ottob.  415  (s.XIV),  París  897  (s.XV)  y  Paris  987 
(s.XVI),  todos  pertenecientes  a  la  red.  interpolada.  En  ellos  se  habla  expre- 
samente de  la  traslación  del  cuerpo  de  María  al  paraíso,  aludiendo  clara- 
mente a  la  Asunción.  Sus  argumentos,  no  exentos  de  valor,  se  fundan  sobre 
todo  en  la  analogía  del  Tesalonicense  con  los  Transitiis  latinos  y  en  el  su- 
puesto de  que  la  red.  interpolada  de  aquél  tiene  no  pocas  garantías  de  re- 
flejar el  texto  del  apócrifo  primitivo.  Cf.  La  Asunción  de  María  (Madrid, 
BAC,  1947)  p.  189- 191. 

Por  vía  de  ejemplo  aducimos  el  texto  de  los  códices  Paris  1504  y  Vat. 
Ottob.  415: 

XIV.  Mapíav  δέ  απεκόμισαν  οϊ  απόστολοι  εις  τό  μνημείου  και  έν  ούτω  κατέθεντο 
αυτήν  και  έκάθισαν  κύκλω  τον  μνημείου  προσδοκώντες  τόν  Κύριον  εως  άν  ελθη  και 
άναλήψεται  τό  σώμα  Μαρίας.  Kai  ιδού,  αυτών  λαλούντων  περί  της  βασιλείας  των 


684 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


lienzos,  (pues)  había  sido  trasladado  a  la  eterna  heredad  por 
Cristo  Dios,  que  tomó  carne  de  ella.  Este  mismo  Jesucristo, 
Señor  nuestro,  que  glorificó  a  María,  madre  suya  inmaculada 
y  madre  de  Dios,  dará  gloria  a  los  que  la  glorifiquen,  librará  de 
todo  peligro  a  los  que  celebran  con  súplicas  anualmente  su 
memoria  y  llenará  de  bienes  sus  casas,  como  lo  hizo  con  la  de 
Onesíforo.  Estos  recibirán,  además,  la  remisión  de  sus  pecados 


μεν  μόνας  τάς  σίνδονας,  διότι  μετετέθη  (yáp)  ύπό  τοΰ  έξ  αυτής  σαρ- 
κωθέντος  Χρίστου  τοΟ  Θεοΰ  sis  άέννανον  λήξιν.  Autos  ό  Κύριος  ήμών 
Ίησοΰς  Χριστός,  ό  δοξάσας  την  άχραντον  αύτοΰ  μητέρα  και  Θεοτόκου 
Μαρίαν,  τούς  δοξάζοντας  αύτήν  δοξάσει,  τούς  έτπκαλουντας  αυτήν  (έτή- 
σιον  μνήμην  αυτής)  έκ  παντός  κινδύνου  περισώσει,  και  τούς  οίκους  αύ- 
τών  άγαθά  έμπλήσει,  καθάπερ  τόν  Όνησιφόρου  οίκον  και  άφεσιν  άμαρ- 


ούρανών  τώ  παρεστώτι  λαώ,  και  ό  Kúpios  παρεγένετο  μετά  πλήθους  στρατιάς  ουρα- 
νίου. Και  λέγει  τοις  απόστολοι;·  «Ειρήνη  ύμϊν».  01  δέ  πεσόντες  προσεκύνησαν  αυτόν. 
Καΐ  άναλαβών  τό  σώμα  Μαρίας  έν  χερσ'ιν  αγγέλων,  άπέθετο  έν  παραδείσω  της  τρυφής 
πρός  τό  ξύλον  της  ζωής.  Καΐ  νΰν  έστιν  ζώσα  εις  τούς  αιώνας.  Αμήν. 

ΤαΟτα  ούν  πάντα  Θεασάμενοι  οΐ  απόστολοι,  άνεβόων  πρός  τήν  Μαρίαν  λέγοντες· 
«ΤΩ  Μαρία,  ή  τό  φώς  κυήσασα  και  πρός  τό  φώς  αναληφθείσα-  ώ  Μαρία,  ή  μήτηρ  τοΰ 
φωτός  τοΰ  φωτίσαντος  τόν  κόσμον  ώ  Μαρία,  ή  ζωήν  τεκοΰσα,  δι'ής  έζωοποιήθημεν 
πάντες·  ώ  Μαρία,  ή  λυχνία  ή  χρυσή,  ή  τό  άληθινόν  φώς  βαστάσασα  και  φωτίσασα  τοις 
áv  σκότει  καΐ  σκιά  θανάτου  καθημένοις·  ώ  Μαρία,  ή  τοΰ  έπουρανίου  βασιλέως  μήτηρ, 
δι'ής  είρηνεύονται  τά  επίγεια  τοις  ούρανοϊς  καΐ  άνθρωποι  άγγέλοις  συνλειτουργοΰσιν 
καΐ  μία  Εκκλησία  γέγονεν  οϋρανοΰ  καΐ  γης.  Σέ  δικαίως  αϊ  γενεα'ι  μακαρίζουσιν  ότι 
μόνη  ύπέρ  πάντας  ανθρώπους  άγιωτέρα  και  μακαριωτέρα  ανεδείχθης,  καΐ  από  τοΰ  νΰν 
μή  παύση  πρεσβεύουσα  τώ  ΥΙώ  σου  καΐ  Θεώ,  Κυρίω  ήμών,  άξιωθήναι  ήμάς  της  αίωνίου 
ζωής  καΐ  αναπαύσεως  της  έν  Χριστώ  Ίησοϋ,  τώ  Κυρίω  ήμών,  ώ  ή  δόξα  κα'ι  τό  κράτος 
είς  τούς  αίώνας  τών  αιώνων.  Αμήν. 

Con  esta  versión  concuerda  el  texto  del  Tramitus  W: 

«Et  sedentibus  illis,  súbito  advenit  Dominus  cum  multitudine  angelo- 
rum,  et  ait  ad  eos:  Pax  vobis,  fratres.  Et  [sic]  iussit  Michaheli  archangelo 
ut  susciperet  corpus  [beatae]  Mariae  in  nubibus.  Et  cum  suscepisset,  dixit 
Dominus  ad  apostólos  ut  accederent  prope  se.  Et  cum  adpropinquassent 
apostoli  ad  Dominum  Iesum,  et  ipsi  suscepti  sunt  in  nubibus.  Et  praece- 
pit  Dominus  nubibus  ut  irent  in  paradisum  [sub  arbore  vitaej.  [Et  sic  de- 
posuerunt  nubes  corpus  beatae  Mariae  in  paradiso,  et  est  ibi  glorificans 
Deum  cum  ómnibus  electis  eius].  [Et  adtulerunt  angelí  animam  sanctae 
Mariae  et  posuerunt  eam  in  corpore  ipsius,  iubente  Domino  Nostro  Iesu 
Christo,  et  habebit  gloriam  ibi  in  sempiterna  saecula  saeculorum.  Amen]. 
[Tune  praecepit  Dominus  restituere  apostólos  unumquemque  unde  asumpti 
fuerant]».  (Según  la  reconstrucción  de  Bover,  o.c,  p.306.) 

Y  asimismo  el  Ps.  Melitón  (c.  15-17): 

«Et  ecce  súbito  advenit  Dominus  Iesus  cum  innumerabili  exercitu  an- 
gelorum  magnae  claritatis  radio  coruscante,  et  dixit  apostolis:  Pax  vobis- 
cum...  Tune  Petrus  et  alii  apostoli  dixerunt:  Domine,  praeelegisti  hanc 
ancillam  tuam  fieri  inmaculatum  tibí  thalamum...  Sic  ergo  visum  nobis 
fuerat  famulis  tuis  etiam  rectum  esse:  ut  sicut  tu,  devicta  morte,  regnas 
in  gloria,  ita  resuscitans  Matris  corpusculum, '  tu  tecum  duceres  eam  lae- 


LIBRO  DE  JUAN  ARZ.   DE  TESALÓNICA 


685 


aquí  y  en  el  siglo  futuro.  Pues  El  la  escogió  para  ser  su  trono 
querúbico  en  la  tierra  y  su  cielo  terrenal  y,  a  la  vez,  para  ser 
esperanza,  refugio  y  sostén  de  nuestra  raza;  de  manera  que, 
celebrando  místicamente  la  fiesta  de  su  gloriosa  dormición,  en- 
contremos misericordia  y  favor  en  el  siglo  presente  y  en  el 
futuro,  por  la  gracia  y  benignidad  de  nuestro  Señor  Jesucristo, 
al  cual  sea  dada  la  gloria  y  la  alabanza  juntamente  con  su  Padre, 
que  no  tiene  principio,  y  el  santísimo  y  vivificador  Espíritu, 
ahora  y  siempre  y  por  los  siglos  de  los  siglos.  Amén. 


τιών  λήψονται  και  ένταΰθα  και  έν  τώ  μέλλοντι  αΐώνι·  δτι  αυτήν  έδει- 
ξεν  Θρόνον  αϋτοΰ  έτπ  της  γης  χερουβικόν  και  ούρανόν  έπίγειον,  ελπίδα 
τε  και  καταφυνήν  και  τταρρησίαν  τον  γένους  ήμών,  ϊνα  τελούντες  μυσ- 
τικώς  της  θείας  αυτής  κοιμήσεως  τήν  έορτήν,  εύρωμεν  έλεος  καΐ  χάριν 
έν  τω  νυν  αΐώνι  και  έν  τω  μέλλοντι,  χάριτι  κα'ι  φιλανθρωπία  τοΟ  Κυρίου 
ήμών  Ίησοΰ  Χρίστου,  ώ  ή  δόξα  και  τό  κράτος  συν  τώ  άνάρχω  αύτοΰ 
ΓΓατρι  καϊ  τώ  τταναγίω  και  ζωοποιώ  Πνεύματι  νΰν  και  άε'ι  καϊ  εις  τους 
αιώνας  τών  αιώνων.  Αμήν. 

tam  in  caelum.  Tune  Salvator  ait:  Fiat  secundum  verbum  vestrum.  Et 
praecepit  Michaeli  archangelo  ut  animam  sanctae  Mariae  deferret.  Et  ecce 
repente  Gabriel  archangelus  revolvit  lapidem  ab  ostio  monumenti,  et  ait 
Dominus:  Surge,  amica  mea  et  próxima  mea;  quae  non  sensisti  corruptio- 
nem  per  viri  contactum,  non  patieris  resolutionem  corporis  in  sepulcro. 
Et  statim  surrexit  María  de  túmulo,  et  benedicebat  Dominum,  et  provoluta 
ad  pedes  Domini,  adorabat  eum  dicens:  Non  ego  condignas  gratias  possum 
rependere,  Domine,  pro  impensis  beneficiis  tuis,  quae  mihi  ancillae  tuae 
conferre  dignatus  es.  Sit  nomen  tuum,  Redemptor  mundi,  Deus  Iseaél, 
benedictum  in  saecula.  Et  osculatus  eam  Dominus  recessit,  et  tradidit  eam 
angelis,  ut  deferrent  eam  in  paradisum.  Et  ait  apostolis:  Accedite  ad  me. 
Et  cum  accessissent,  osculatus  est  eos  et  ait:  Pax  vobis;  quoniam  ego  sem- 
per  vobiscum  sum  usque  ad  consummationem  saeculi.  Et  statim  cum  haec 
dixisset  Dominus,  elevatus  in  nube,  receptus  est  in  caelum,  et  angelí  cum 
eo,  deferentes  beatissimam  Dei  Genitricem  Mariam  in  paradisum  Dei. 
Apostoli  autem  suscepti  sunt  in  nubibus,  et  reversi  sunt  unusquisque  in 
sortem  praedicationis  suae». 


3.    NARRACION  DEL  PS.  JOSE  DE 
ARIMATEA 


Es  el  llamado  por  Tischendorf  Transitas  A.  Este  utilizó  para 
su  edición  tres  códices: 

A  =  Vat.  4363,  s.XIII  aprox. 

Β  =  Ambros.  O  35,  s.XIV  aprox. 

C  =  Laurenziano;  el  mismo  que  contiene  el  evangelio  del 
Ps.  Mateo.  Este  último  ofrece  grandes  divergencias  con  relación 
a  los  otros  dos. 

Aunque  tardía,  la  presente  narración  suscita  interés  por  ha- 
ber sido  la  difusora  en  el  Occidente  medioeval  de  muchas  le- 
yendas contenidas  en  el  Ps.  Juan  y  en  el  Tesalonicense.  Añade, 
además  de  esto,  el  curioso  episodio  de  Tomás,  esbozado  ya  en 
algunos  manuscritos  interpolados  del  Tesalonicense,  que  ha  te- 
nido su  réplica  en  la  leyenda  y  en  la  iconografía  asuncionista. 
Recordemos  a  este  respecto,  por  vía  de  ejemplo,  la  tabla  de 
N.  Florentino  (s.XV),  conservada  en  la  catedral  vieja  de  Sala- 
manca, donde  aparece  la  Virgen  arrojando  desde  las  nubes  el 
famoso  ceñidor  a  Tomás,  que  se  encuentra  arrodillado  cabe  el 
sepulcro  vacío  ]. 

Tomamos  el  texto  de  la  edición  de  C.  Tischendorf,  Apoca- 
lypses  Apocryphae  (Lipsiae  1866)  p.i  13-123. 

1  Este  episodio,  así  como  otros  muchos  detalles  apócrifos,  figuran  en  el 
famoso  Misterio  de  Elche.  Cf.  M.  Gordillo,  El  Misterio  de  Elche:  «La  Es- 
trella del  Mar»  (agosto  1923). 


NARRACIÓN  DEL  PS.  JOSÉ  DF.  ARIMATEA 


687 


Tránsito  de  la  bienaventurada  virgen  María 
[Narración  falsamente  atribuida  a  José  de  Arimatea] 
I 

Entre  las  muchas  cosas  que  la  madre  inquirió  de  su  hijo 
durante  el  tiempo  aquel  que  precedió  a  la  pasión  del  Señor, 
figuran  las  referentes  a  su  tránsito,  sobre  el  cual  empezó  a 
preguntarle  en  estos  términos:  «¡Oh  carísimo  hijo!,  ruego  a  tu 
Santidad  que,  cuando  llegue  el  momento  en  que  mi  alma  haya 
de  salir  del  cuerpo,  me  lo  hagas  saber  con  tres  días  de  antelación; 
y  entonces  tú,  querido  hijo,  hazte  cargo  de  ella  en  compañía  de 
tus  ángeles». 

II 

El,  por  su  parte,  acogió  la  súplica  de  su  madre  querida  y  le 
dijo:  «¡Oh  habitación  y  templo  del  Dios  vivo,  oh  madre  ben- 


De  transitu  beatae  Mariae  virginis  i 
[auctore  Pseudo-Iosepho  ab  Arimathea] 
I 

In  tempore  illo  antequam  Dominus  ad  passionem  veniret,  et 
Ínter  multa  verba  quae  mater  filio  inquisivit,  de  suo  transitu  inter- 
rogare coepit  cum  tali  affamine:  «O  carissime  fili,  precor  sanctita- 
tem  tuam  ut,  quando  anima  mea  de  corpore  exierit,  tertio  die  ante 
facías  me  scire,  et  tu,  dilecte  fili,  cum  tuis  angelis  eam  suscipe>>  2. 

II 

Tum  suscepit  deprecationem  dilectae  matris  dixitque  ei:  «O  aula 
et  templum  Dei  viví,  o  puérpera  benedicta,  o  regina  omnium  sanc- 

1  El  códice  A  presenta  este  título,  mientras  que  el  C  y  el  Β  ofrecen 
estos  respectivamente:  Transitus  beatae  Mariae  Virginis  y  De  Assumptione 
beatae  Mariae  Virginis. 

2  C:  «...  ínter  multa  verba  de  quibus  eius  gloriosa  Mater  ipsum  [Do- 
minum]  quotidie  deprecabatur...  coepit  eum  rogare  tune  tali  modo...  de 
hoc  saeculo  migrare  debuent,  eam  cum  tuis  angelis  suscipere  debeas  et 
omnes  apostólos  transitu  meo  facías  interesse». 


6S8 


APÓCRIFOS  ASÜNCIONISTAS 


dita,  oh  reina  de  todos  los  santos  y  bendita  entre  todas  las 
mujeres!,  antes  de  que  me  llevaras  en  tu  seno,  te  guardé  conti- 
nuamente y  te  hice  alimentar  con  mi  manjar  angélico,  como  sa- 
bes. ¿Cómo  voy  a  abandonarte,  después  de  haberme  gestado  y 
alimentado,  después  de  haberme  llevado  en  la  huida  a  Egipto 
y  haber  sufrido  por  mí  muchas  angustias?  Sábete,  pues,  que 
mis  ángeles  siempre  te  guardaron  y  te  seguirán  guardando  hasta 
el  momento  de  tu  tránsito.  Mas,  después  que  hubiere  sufrido 
por  los  hombres  conforme  a  lo  que  está  escrito  y  después  que 
hubiere  resucitado  al  tercer  día  y  subido  al  cielo  al  cabo  de 
los  cuarenta  días,  cuando  me  vieres  venir  a  tu  encuentro  en 
compañía  de  los  ángeles  y  de  los  arcángeles,  de  los  santos,  de 
las  vírgenes  y  de  mis  discípulos,  ten  por  cierto  entonces  que 
ha  llegado  el  momento  en  que  tu  alma  va  a  ser  separada  del 
cuerpo  y  trasladada  por  mí  al  cielo,  donde  nunca  ha  de  experi- 
mentar la  más  mínima  tribulación  o  angustia». 

III 

Entonces  ella  se  vió  inundada  de  gozo  y  de  gloria,  besó  las 
rodillas  de  su  hijo  y  bendijo  al  Creador  del  cielo  y  de  la  tierra, 
que  tal  don  le  había  deparado  por  medio  de  Jesucristo,  su  hijo. 


torum  et  benedicta  super  omnes  feminas:  antequam  me  portares  in 
tuo  útero,  semper  custodivi  te  et  cibare  feci  te  quotidie  meo  angélico 
cibo,  ut  nosti.  Quomodo  te  deseram  postquam  tu  me  portasti  et 
nutristi,  fugiendo  in  Aegyptum  detulisti  et  multas  angustias  pro 
me  sustinuisti?  Ecce  scias  quia  angelí  mei  semper  custodierunt  te 
et  custodient  usque  ad  transitum  tuum.  Sed  postquam  sustinuero 
passionem  propter  homines,  sicut  scriptum  est,  et  in  die  tertio 
resurrexero  et  post  XL  dies  in  caelum  ascendero,  cum  videris  3  me 
cum  angelis  et  archangelis,  cum  sanctis  et  cum  virginibus  et  cum 
meis  discipulis  ad  te  venientem,  scito  pro  certo  quod  anima  tua  se- 
parabitur  a  corpore  et  in  caelum  eam  deferam,  ubi  nunquam  pe- 
nitus  tribulationem  vel  angustiam  habebit». 

III 

Tune  illa  laetificata  et  glorificata  est  et  osculata  genua  filii  sui, 
et  benedixit  Creatorem  caeli  et  terrae,  qui  tale  donum  dedit  ei  per 
Ihesum  Christum  filium  eius. 


3  C:  «Cum  autem  videris  angelum  meum  Gabrielem  ad  te  venire  cum 
palma  quam  tibí  de  cáelo  mittam,  scias  me  próximo  ad  te  esse  venturum 
cum  meis  discipulis  alque  angelis  et  archangelis  atque  virginibus,  et  ipse- 
met  ángelus  Gabriel  bene  docebit  te  quoniam  anima  tua  separabitur  a  cor- 
pore; et  tune  animam  tuam  et  corpus  tuum  cum  omni  choro  angelorum, 


NARRACIÓN  DEL  l'S.  JOSÉ  DF.  ARIMATEA 


6S9 


IV 

Durante  el  segundo  año  a  partir  de  la  ascensión  de  nuestro 
Señor  Jesucristo,  la  beatísima  virgen  María  solía  entregarse  asi- 
dua y  constantemente  a  la  oración  de  noche  y  de  día.  Pero  en 
la  antevíspera  de  su  muerte  recibió  la  visita  de  un  ángel  del 
Señor,  el  cual  la  saludó  diciendo:  «Dios  te  salve,  María;  llena 
eres  de  gracia;  el  Señor  es  contigo».  Ella,  por  su  parte,  respon- 
dió: «Gracias  sean  dadas  a  Dios».  El  tomó  de  nuevo  la  palabra 
para  decirle:  «Recibe  esta  palma  que  te  fué  prometida  por  el 
Señor».  Ella  entonces,  rebosante  de  gozo  y  de  gratitud  para 
con  Dios,  tomó  de  manos  del  ángel  la  palma  que  le  había  sido 
enviada.  Y  le  dijo  el  ángel  del  Señor:  «De  aquí  a  tres  días  ten- 
drá lugar  tu  asunción».  A  lo  que  ella  repuso:  «Gracias  sean 
dadas  a  Dios». 

V 

Entonces  llamó  a  José  el  de  Arimatea  y  a  otros  discípulos 
del  Señor.  Y  cuando  éstos  se  hubieron  reunido,  así  como  sus 


IV 

Secundo  igitur  anno  post  ascensionem  domini  nostri  Ihesu  Chris- 
ti  beatissima  virgo  Xlaria  diebus  ac  noctibus  semper  in  oratione 
assistebat.  Tertia  vero  die  antequam  obiret,  venit  ad  eam  ángelus 
Domini  salutavitque  eam  dicens :  «Ave  Maria,  gratia  plena,  Dominus 
tecum»  4.  Illa  autem  respondit  dicens :  «Deo  gratias».  Iterum  dixit 
ei:  «Accipe  hanc  palmam  quam  tibi  promisit  Dominus».  Illa  vero 
cum  magno  gaudio  gratias  Deo  referens  accepit  palmam  sibi  mis- 
sam  de  manu  angelí.  Dixit  ei  ángelus  Domini:  «Post  triduum  erit 
assumptio  tua».  Illa  autem:  «Deo  gratias»,  respondit5. 

V 

Tune  vocavit  Ioseph  de  Arimathia  civitate  et  alios  discípulos 
Domini,  quibus  congregatis  et  propinquis  et  notis,  nuntiavit  trans- 


archangelorum,  patriarcharum  atque  virginum  in  caelis  deferam,  in  quibus 
ñeque  tribulatio  ñeque  angustia  aliqua  habetur». 

4  C:  «Tertia  vero  [die]  antequam  gloriosa  virgo  Maria  de  hoc  saeculo 
migrare  deberet,  ecce  ángelus  Gabriel  venit  ad  eam  deferens  in  dextera 
manu  palmam'). 

5  C:  «Illa  autem  gratias  magnas  coepit  referre  Deo  talibus  dictis:  Mag- 
níficat anima  mea  Dominum,  et  exsultavit  spiritus  meus  in  Deo  salutari 
meo»  (Le.  1,46). 


690 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


propios  conocidos  y  allegados,  anunció  a  todos  los  presentes 
su  tránsito  inminente.  Luego  la  bienaventurada  (virgen)  María 
se  aseó  y  engalanó  como  una  reina  y  quedó  en  espera  de  la 
llegada  de  su  hijo,  en  conformidad  con  la  promesa  de  éste. 
Y  rogó  a  todos  sus  parientes  que  la  guardaran  y  le  proporcio- 
naran (algún)  solaz.  Tenía  a  su  lado  tres  vírgenes:  Séfora,  Abi- 
gea  y  Zael.  Mas  los  discípulos  de  nuestro  Señor  Jesucristo 
estaban  ya  a  la  sazón  dispersos  por  el  mundo  entero  para  evan- 
gelizar al  pueblo  de  Dios. 

VI 

En  aquel  momento  (era  entonces  hora  de  tercia),  mientras 
estaba  la  reina  [santa]  María  en  su  cámara,  se  produjeron  gran- 
des truenos,  lluvias,  relámpagos,  tribulación  y  terremotos.  El 
apóstol  y  evangelista  Juan  fué  trasladado  desde  Efeso;  penetró 
en  la  pieza  donde  se  encontraba  la  bienaventurada  [virgen] 
María  y  la  saludó  con  estas  palabras:  «Dios  te  salve,  María; 
llena  eres  de  gracia;  el  Señor  es  contigo».  Ella  a  su  vez  res- 
pondió: «Gracias  sean  dadas  a  Dios»;  y,  levantándose,  dió  un 
ósculo  a  Juan.  Después  le  dijo:  «¡Oh  hijo  queridísimo!,  ¿por 
qué  me  has  abandonado  durante  tanto  tiempo  y  no  has  hecho 
caso  del  encargo  que  te  hizo  tu  Maestro  referente  a  mi  custodia, 


itum  suum  ómnibus  iliic  adstantibus  6.  Tune  beata  Maria  lavit  se 
et  induit  se  sicut  regina  et  exspectabat  adventum  ñlü  sui,  sicut  pro- 
miserat  ei.  Et  rogavit  omnes  propinquos  ut  eam  custodirent  et  sola- 
tium  ei  facerent.  Habebat  autem  secum  tres  virgines:  Sepphoram, 
Abigeam  et  Zaél.  Discipuli  vero  domini  nostri  Ihesu  Christi  iam 
dispersi  erant  per  universum  mundum  ad  populum  Dei  praedi- 
candum. 

VI 

Tune,  hora  tertia,  facta  sunt  tonitrua  magna  et  pluvia  et  corus- 
cationes  et  tribulatio  et  terrae  motus  dum  staret  regina  Maria  in 
thalamo  suo.  Iohannes  evangelista  et  apostolus  de  Epheso  súbito 
ductus  est  et  intravit  thalamum  beatae  Mariae,  salutavitque  eam 
dixitque  ei:  «Ave  Maria,  gratia  plena,  Dominus  tecum».  Illa  vero: 
«Deo  gratias»,  respondit,  et  elevans  se  osculata  est  sanctum  Iohan- 
nem.  Dixitque  ei  beata  Maria:  «O  carissime  fili,  cur  tanto  tempore 
me  dimisisti  et  praecepta  tui  magistri  non  attendisti,  ut  me  custo- 


6  C:  «Tune  Ioseph  ab  Arimathia  civitate,  qui  ipsam  gLHosam  virgi- 
nem  Mariam  die  ac  nocte  semper  in  domo  serviebat  et  custodiebat,  ómnibus 
suis  notis  ac  propinquis  et  parentibus  et  ómnibus  adstantibus  transitum 
beatae  virginis  Mariae  denuntiavit». 


NARRACIÓN   DEL  PS.  JOSÉ  DE  ARIMATEA 


691 


como  te  mandó  mientras  estaba  pendiente  de  la  cruz?»  El  en- 
tonces, cayendo  de  rodillas,  se  puso  a  pedirle  perdón.  Y  la 
bienaventurada  [virgen]  María  le  bendijo  y  le  besó  de  nuevo. 

VII 

Y,  cuando  se  disponía  a  preguntarle  de  dónde  venía  o  por 
qué  causa  se  había  presentado  en  Jerusalén,  he  aquí  que  (de 
repente)  fueron  llevados  en  una  nube  hasta  la  puerta  de  la 
cámara  donde  estaba  la  bienaventurada  [virgen]  María  todos 
los  discípulos  del  Señor,  exceptuado  Tomás  el  llamado  Dídimo. 
Se  pararon,  pues,  y  luego  entraron  y  adoraron  a  la  reina,  salu- 
dándola con  estas  palabras:  «Dios  te  salve,  María;  llena  eres 
de  gracia;  el  Señor  es  contigo».  Ella  entonces  se  levantó  solí- 
cita; e,  inclinándose,  les  fué  besando  y  dió  gracias  a  Dios. 

VIII 

He  aquí  los  nombres  de  los  discípulos  del  Señor  que  fueron 
llevados  hasta  allí  en  una  nube:  Juan  el  evangelista  y  su  her- 
mano Santiago;  Pedro  y  Pablo;  Andrés,  Felipe,  Lucas,  Ber- 
nabé; Bartolomé  y  Mateo;  Matías,  por  sobrenombre  el  Justo; 
Simón  Cananeo;  Judas  y  su  hermano;  Nicodemo  y  Maximiano, 
y  otros  muchos,  finalmente,  que  no  es  posible  contar. 


dires,  sicut  praecepit  tibi  dum  in  cruce  penderet?»  Ule  autem,  genu 
flexo,  veniam  rogabat.  Tune  beata  Maria  benedixit  eum  et  iterum 
osculata  est  eum. 

VII 

Et  dum  voluisset  interrogare  unde  veniret  vel  pro  qua  causa 
Hierosolymam  venisset,  ecce  omnes  discipuli  Domini  ad  ostia  tha- 
lami  beatae  Mariae,  excepto  Thoma  7,  qui  dicitur  Didymus,  nube 
ducti  sunt.  Stantes  intraverunt  salutaveruntque  Reginam  talibus  dic- 
tis  et  adoraverunt  eam :  «Ave  Maria,  gratia  plena,  Dominus  tecum». 
Illa  vero  sollicita  cito  surgens  et  inclinans  se,  osculans  eos  gratias 
Deo  retulit. 

VIII 

Haec  sunt  nomina  discipulorum  Domini  qui  in  nube  illue  ad- 
vecti  sunt:  Iohannes  evangelista  et  Iacobus  frater  eius,  Petrus  et 
Paulus,  Andreas,  Philippus,  Lucas,  Barnabas,  Bartholomaeus  et 
Matthaeus,  Matthias  qui  dicitur  Iustus,  Simón  Chananaeus,  ludas 
et  frater  eius,  Nicodemus  et  Maximianus,  [et]  alii  multi  qui  nu- 
merar! non  possunt. 

7  La  ausencia  de  Tomás  es  indicada  también  por  algunos  manuscritos 
del  Tesalonicense,  que,  sin  embargo,  omiten  el  episodio  final  (cf.  C.17SS.). 


692 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


IX 

Entonces  la  bienaventurada  [virgen]  María  dijo  a  sus  her- 
manos: «¿A  qué  se  debe  el  que  hayáis  venido  todos  a  Jerusa- 
lén?»  Pedro  respondió  de  esta  manera:  «¿Tú  nos  preguntas  a 
nosotros,  siendo  así  que  a  ti  era  a  quien  nosotros  debíamos  ha- 
cerlo ?  Para  mí  es  seguro  que  nadie  de  entre  nosotros  conoce  la 
causa  por  la  que  nos  hemos  presentado  aquí  tan  velozmente. 
He  estado  en  Antioquía  y  ahora  me  encuentro  aquí».  Y  todos 
fueron  indicando  el  lugar  donde  habían  estado  aquel  día,  que- 
dando sobrecogidos  de  admiración  por  verse  allí  presentes  al 
escuchar  tales  relaciones. 

X 

Díjoles  la  bienaventurada  [virgen]  María:  «Antes  de  que 
mi  hijo  sufriera  la  pasión,  yo  le  rogué  que  tanto  él  como  vos- 
otros asistierais  a  mi  muerte,  gracia  que  me  fué  otorgada.  Por 
lo  cual  habéis  de  saber  que  mañana  tendrá  lugar  mi  tránsito. 
Vigilad  y  orad  conmigo  para  que,  cuando  venga  el  Señor  a  ha- 


IX 

Tune  beata  María  dixit  fratribus  suis:  «Quid  est  hoc  quod  om- 
nes  Hierosolymam  venistis?  Respondens  Petras  dixit  ei:  «Nobis  ne- 
cessarium  fuit  hoc  a  te  quaerere,  tu  autem  interrogas  nos?  Certe, 
ut  puto,  nullus  de  nobis  scit  cur  huc  tanta  velocitate  venimus  hodie. 
Fui  Antiochiae,  modo  vero  sum  hic»  8.  Dixerunt  omnes  manifesté 
locum  ubi  fuerant  illo  die.  Qui  admirati  sunt  universi  quod  ibi  ade- 
rant,  haec  audientes. 

X 

Dixit  eis  beata  Maria :  «Ego  filium  meum  rogavi,  antequam  susti- 
neret  passionem,  ut  ipse  et  vos  essetis  ad  obitum  meum;  et  annuit 
mihi  hoc  donum.  Unde  sciatis  quod  die  crastina  erit  transitus  meus  9. 


8  C:  «O  regina,  certe  nobis  est  necesse  inquirere  a  te  hoc  quod  a  nobis 
inquirís,  quia,  ut  firmiter  credo,  non  est  aliquis  ex  nobis  qui  sciat  qua  de 
causa  Hierusalem  venimus;  quia  hodie  fui  Antiochiae  et  cum  tanta  veloci- 
tate huc  veni  et  ductus  sum,  quia  etiam  interim  aüquid  nec  dicere  nec 
cogitare  potui.  Similiter  et  omnes  manifesté  dixerunt  de  quo  loco  sive  de 
qua  regione  adducti  fuerant.  Tune  unusquisque  eorum  haec  audiens  valde 
coepit  mirari». 

9  C:  «...  quia  hodie  anima  mea  separabitur  a  corpore.  Et  ostendit  eis 
palmam  quam  Dominus  per  angelum  suum  sibi  miserat  de  cáelo». 


NARRACIÓN  DEL  PS.  JOSÉ  DE  ARIMATEA 


693 


cerse  cargo  de  mi  alma,  os  encuentre  en  vela».  Entonces  dieron 
todos  palabra  de  permanecer  vigilantes.  Y  pasaron  toda  la  no- 
che en  vigilia  y  en  adoración,  entonando  salmos  y  cantando 
himnos,  acompañados  de  grandes  luminarias. 

XI 

Llegado  el  domingo,  y  a  la  hora  de  tercia,  bajó  Cristo  acom- 
pañado de  multitud  de  ángeles,  de  la  misma  manera  que  había 
descendido  el  Espíritu  Santo  sobre  los  apóstoles  en  una  nube, 
y  recibió  el  alma  de  su  madre  querida.  Y  mientras  los  ángeles 
entonaban  el  pasaje  aquel  del  Cantar  de  los  Cantares  en  que 
dice  el  Señor:  «Como  el  lirio  entre  espinas,  así  mi  amiga  entre 
las  hijas»,  sobrevino  tal  resplandor  y  un  perfume  tan  suave,  que 
todos  los  circunstantes  cayeron  sobre  sus  rostros  (de  la  misma 
manera  que  cayeron  los  apóstoles  cuando  Cristo  se  transfiguró 
en  su  presencia  en  el  Tabor),  y  durante  hora  y  media  ninguno 
fué  capaz  de  incorporarse. 

XII 

Pero,  a  la  vez  que  el  resplandor  empezó  a  retirarse,  dió  co- 
mienzo la  asunción  al  cielo  del  alma  de  la  bienaventurada  vir- 


Vigilate  et  orate  mecum,  ut,  quando  venerit  Dominus  ad  animam 
meam  suscipiendam,  vigilantes  vos  inveniat».  Tune  omnes  promise- 
runt  se  vigilare.  Et  vigilaverunt  et  adoraverunt  per  totam  noctem 
cum  psalmodiis  et  canticis  cum  magnis  luminariis. 

XI 

Adveniente  die  dominica,  hora  tertia,  sicut  Spiritus  Sanctus  de- 
scendit  super  apostólos  in  nube,  ita  descendit  Christus  cum  multitu- 
dine  angelorum  et  accepit  animam  suae  matris  dilectae.  Nam  talis 
illustratio  fuit  et  odor  suavitatis  et  angelí  cantantes  cántica  cantico- 
rum  ubi  dicit  Dominus:  «Sicut  lüium  inter  spinas,  sic  árnica  mea 
inter  filias»  10,  quod  omnes  qui  aderant  ibi,  ceciderunt  in  facies  suas 
sicut  ceciderunt  apostoli  quando  Christus  transfiguravit  se  coram 
eis  in  monte  Thabor,  et  per  integram  horam  et  dimidiam  nullus 
exsurgere  potuit. 

XII 

Sed  recedente  lumine  simulque  cum  ipso  lumine  assumpta  est 
in  caelum  anima  beatae  Mariae  virginis  cum  psalmodiis,  hymnis  et 


10  Cant.  2,2. 


694 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


gen  María  entre  salmodias,  himnos  y  los  ecos  del  Cantar  de  los 
Cantares.  Y,  cuando  la  nube  comenzó  a  elevarse,  la  tierra  en- 
tera sufrió  un  estremecimiento,  y  en  un  instante  todos  los  ha- 
bitantes de  Jerusalén  pudieron  apercibirse  claramente  de  la 
muerte  de  Santa  María. 

XIII 

Mas  en  aquel  mismo  momento  penetró  Satanás  en  su  inte- 
rior, y  dieron  en  pensar  qué  harían  con  el  cuerpo  [de  María]. 
Y  así  se  proveyeron  de  armas  para  prender  fuego  al  cadáver 
y  matar  a  los  apóstoles,  pues  [pensaban]  que  ella  [María]  ha- 
bía sido  la  causa  de  la  dispersión  de  Israel,  [que  había  sobre- 
venido] por  sus  propios  pecados  y  por  la  confabulación  de  los 
gentiles.  Pero  fueron  atacados  de  ceguera  y  vinieron  a  dar  con 
sus  cabezas  contra  los  muros  y  entre  sí. 

XIV 

Entonces  los  apóstoles,  consternados  por  claridad  tan  gran- 
de, se,  levantaron  al  compás  de  la  salmodia  y  dió  comienzo  el 


canticis  canticorum.  Et  ascendente  nube  omnis  térra  contremuit  et 
i  η  uno  momento  obitum  sanctae  Mariae  omnes  Hierosolymitani 
aperte  viderunt. 

XIII 

Et  illa  eadem  hora  introivit  Satanás  in  illos  et  coeperunt  cogita- 
re quid  de  corpore  eius  facerent.  Et  acceperunt  arma  ut  corpus  eius 
arderent  et  apostólos  interficerent,  quia  de  ea  exierant  dispersiones 
Israel  propter  peccata  eorum  et  congregationem  gentium  U.  Sed  cae- 
citate  percussi  sunt,  percutientes  capita  sua  per  parietes  et  percu- 
tientes se  invicem. 

XIV 

Tune  apostoli  tanta  claritate  perterriti,  levantes  se  cum  psalmo- 
dia,  corpus  sanctum  de  monte  Sion  ferebant  in  valle  Iosaphat.  Sed 


1 1  C:  «Tune  coeperunt  faceré  incantationes  quam  plurimas,  et  insimul 
se  convenire  et  taliter  faceré  volebant  ut  memoria  beatae  Mariae  virginis 
non  haberetur  in  térra.  Et  acceptis  armis  credebant  se  faceré  insultum  in 
discípulos  Domini  et  per  vim  capere  corpus  gloriosae  virginis  Mariae,  quia 
ipsum  penitus  volebant  delere  atque  comburere.  Et  divino  iudicio  ac  divina 
vindicta,  statim  ut  ceperunt  iter  ad  faciendum  hoc  quod  cogitaverant,  in 
ipso  momento  coeperunt  se  invicem  cum  ipsis  armis  percutere  atque  occi- 
dere;  et  tanquam  furiosi  et  malitiosi  percutiebant  capita  per  muros  et  pa- 
rietes, et  super  ipsos  versare  eorum  rabies...» 


NARRACIÓN  DEL  PS.  JOSÉ  DE  AKIM  \TEA 


695 


traslado  del  santo  cadáver  desde  el  monte  de  Sión  hasta  el  valle 
de  Josafat.  Pero,  al  llegar  a  la  mitad  del  camino,  he  aquí  que 
cierto  judío  por  nombre  Rubén  les  salió  al  paso,  pretendiendo 
echar  al  suelo  el  féretro  juntamente  con  el  cadáver  de  la  bien- 
aventurada [virgen]  María.  Mas,  de  pronto,  sus  manos  vinie- 
ron a  quedar  secas  hasta  el  codo;  y,  de  grado  o  por  fuerza,  hubo 
de  bajar  hasta  el  valle  de  Josafat,  llorando  y  sollozando  al  ver 
que  sus  manos  habían  quedado  rígidas  y  adheridas  al  féretro 
y  que  no  era  capaz  de  atraerlas  de  nuevo  hacia  sí. 

XV 

Después  rogó  a  los  apóstoles  que  le  obtuvieran  por  sus  ora- 
ciones la  salud  y  el  hacerse  cristiano.  Ellos  entonces  doblaron 
sus  rodillas  y  rogaron  al  Señor  que  le  librase.  En  aquel  mismo 
momento  consiguió,  en  efecto,  la  curación  y  se  puso  a  dar  gra- 
cias a  Dios  y  a  besar  las  plantas  de  la  Reina  y  de  todos  los  san- 
tos y  apóstoles.  Inmediatamente  fué  bautizado  en  aquel  lugar 
y  comenzó  a  predicar  el  nombre  de  Nuestro  Señor  Jesucristo. 

XVI 

Después  los  apóstoles  depositaron  el  cadáver  en  el  sepulcro 
con  toda  clase  de  honores  y  rompieron  a  llorar  y  a  cantar,  por 


venientes  media  via,  ecce  quídam  Iudaeus,  Rubén  nomine  12,  sanc- 
tum  volens  feretrum  in  térra  iactare  cum  corpore  beatae  Mariae.  Sed 
manus  eius  aruerunt  usque  ad  cubitum  nolendo  volendo  usque  in 
valle  Iosaphat  descendit  plorans  et  lugens,  quia  manus  eius  erant 
erectae  ad  feretrum  et  non  valebat  manus  suas  ad  se  retrahere. 

XV 

Et  coepit  rogare  apostólos  ut  per  orationem  eorum  salvaretur  et 
christianus  efficeretur.  Tune  apostoli  flectentes  genua  rogaverunt 
Dominum  ut  eum  solveret  Quo  sanato  eadem  hora,  gratias  referens 
Deo  et  osculans  pedes  Reginae  et  omnium  sanctorum  et  apostolo- 
rum,  in  ipso  loco  baptizatus  est,  et  coepit  praedicare  nomen  Dei 
nostri  Ihesu  Christi. 

XVI 

Tune  apostoli  cum  magno  honore  posuerunt  corpus  in  monu- 
mento, flendo  et  canendo  prae  nimio  amore  et  dulcedine.  Et  súbito 


12  C:  «...  ecce  quídam  Iudaeus  scriba  venit  de  tribu  Dan,  nomine 
Rubén...» 


6Θ6 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


lo  excesivo  del  amor  y  de  la  dulzura.  De  pronto  se  vieron  cir- 
cundados por  una  luz  celestial  y  cayeron  postrados  en  tierra, 
mientras  el  santo  cadáver  era  llevado  al  cielo  en  manos  de 
ángeles. 

XVII 

Entonces  el  dichosísimo  Tomás  se  sintió  repentinamente 
transportado  al  monte  Olívete;  y,  al  ver  cómo  el  bienaventu- 
rado cuerpo  se  dirigía  hacia  el  cielo,  empezó  a  gritar  diciendo: 
«¡Oh  madre  santa,  madre  bendita,  madre  inmaculada!,  si  he 
hallado  gracia  a  tus  ojos,  ya  que  me  es  dado  contemplarte,  ten 
a  bien  por  tu  bondad  alegrar  a  tu  siervo,  puesto  que  te  vas  ca- 
mino del  cielo».  Y  en  el  mismo  momento  le  fué  arrojado  desde 
lo  alto  al  bienaventurado  Tomás  el  cinturón  con  que  los  após- 
toles habían  ceñido  el  cuerpo  santísimo  [de  María].  Al  reci- 
birlo entre  sus  manos,  lo  besó,  y,  dando  gracias  a  Dios,  retor- 
nó al  valle  de  Josafat. 

XVIII 

Y  encontró  a  todos  los  apóstoles  y  a  una  gran  muchedum- 
bre en  actitud  de  golpearse  los  pechos,  sobrecogidos  como 
estaban  por  el  resplandor  que  habían  visto.  Y,  después  de  que 


circumfulsit  eos  lux  de  cáelo  et,  cadentes  in  terram,  corpus  sanctum 
ab  angelis  in  caelum  est  assumptum. 

XVII 

Tune  beatissimus  Thomas  súbito  ductus  est  ad  montem  Oliveti 
et  vidit  beatissimum  corpus  petere  caelum.  coepitque  clamare  et  di- 
cere :  «O  mater  sancta,  mater  benedicta,  mater  immaculata ;  si  inveni 
gratiam  modo,  quia  video  te  13,  laetifica  servum  tuum  per  tuam  mi- 
sericordiam,  quia  ad  caelum  pergis».  Tune  zona  qua  apostoli  corpus 
sanctissimum  praecinxerant,  beato  Thomae  de  cáelo  iactata  est. 
Quam  accipiens  et  osculans  eam  ac  Deo  gratias  referens  venit  iterum 
in  valle  Iosaphat. 

XVIII 

Invenit  omnes  apostólos  et  aliam  turbam  magnam  ibi  pectora  sua 
percutientes  prae  claritate  quam  viderant.  Qui  videntes  se  invicem 
et  osculati,  beatus  Petrus  dixit  ad  eum:  «Veré  semper  durus  et  incre- 

13  C:  «...  venio  te  videre;  quomodo  me  dimittis,  quia  video  te  in  cae- 
lum ascenderé?  Per  tuam  sanctam  misericordiam,  sanctiíka  filium  tuum. 
Tune  illa  gloriosa  virgo  María  exaudivit  eum  et  misit  sibi  de  cáelo  zonam 
de  qua  sancti  apostoli  praecinxerant  eam». 


NARRACIÓN  DEL  PS.  JOSÉ  DE  ARIMATEA 


607 


se  entrevistaron  y  se  dieron  el  ósculo  [de  paz]  entre  sí,  el  bien- 
aventurado Pedro  se  dirigió  a  él  en  estos  términos:  «En  verdad 
que  tú  siempre  has  sido  terco  e  incrédulo  y  [quizá]  por  tu  in- 
credulidad el  Señor  no  ha  tenido  a  bien  concederte  la  gracia  de 
que  asistieras  con  nosotros  al  entierro  de  la  madre  del  Salva- 
dor». El  respondió  golpeándose  el  pecho:  «Lo  sé  y  estoy  firme- 
mente convencido  de  ello;  siempre  he  sido  un  hombre  perver- 
so e  incrédulo;  os  pido,  pues,  perdón  a  todos  por  mi  contuma- 
cia y  mi  incredulidad».  Y  todos  se  pusieron  a  orar  por  él. 

XIX 

Entonces  dijo  el  bienaventurado  Tomás:  « ¿Dónde  pusis- 
teis su  cuerpo?»  Ellos  señalaron  el  sepulcro  con  el  dedo.  Mas 
él  replicó:  «No,  no  está  allí  este  cuerpo  que  es  llamado  san- 
tísimo». A  lo  cual  repuso  el  bienaventurado  Pedro:  «Ya  otra 
vez  te  negaste  a  darnos  crédito  acerca  de  la  resurrección  de 
nuestro  Maestro  y  Señor,  si  no  te  era  dado  ver  y  palpar  con 
tus  dedos.  ¿Cómo  vas  a  creer  ahora  que  el  santo  cadáver  se 
encontraba  ahí?»  El,  por  su  parte,  insistía  diciendo:  «No  está 
aquí».  Entonces,  como  encolerizados,  se  acercaron  al  sepulcro, 
que  estaba  recién  excavado  en  la  roca,  y  apartaron  la  piedra; 
pero  no  encontraron  el  cadáver,  con  lo  que  se  quedaron  sin 
saber  qué  decir,  al  verse  vencidos  por  las  palabras  de  Tomás. 


dulus  fuisti,  quia  pro  incredulitate  tua  non  placuit  Deo  ut  esses  no- 
biscum  ad  sepeliendam  matrem  Salvatoris».  Ule  vero  percutiens  pec- 
tus  suum  dixit:  «Scio  autem  et  firmiter  credo  quia  malus  homo  et 
incredulus  semper  fui:  veniam  igitur  peto  14  ab  ómnibus  vobis  de 
duritia  et  incredulitate  mea».  Et  omnes  oraverunt  pro  eo. 

XIX 

Tune  dixit  beatus  Thomas:  «Ubi  posuistis  corpus  eius?»  Qui 
dígito  sepulcrum  monstraverunt.  Ule  vero  dixit:  «Non  est  ibi  cor- 
pus  quod  dicitur  sanctissimum».  Tune  ait  beatus  Petrus  ad  eum: 
«Iam  alia  vice  resurrectionem  nostri  Magistri  et  Domini  credere  no- 
luisti  nobis,  nisi  digitis  tuis  palpares  et  videres:  quomodo  credes  no- 
bis  ut  corpus  sanctum  hic  esset  ?->  Adhuc  ille  affirmabat  dicens:  «Non 
est  hic».  Tune  quasi  irati  ad  sepulcrum  accesserunt,  quod  in  petra 
erat  cavatum  novum,  tuleruntque  lapidem,  corpus  vero  non  inve- 
neVunt,  nescientes  quid  dicerent  quia  victi  erant  sermonibus  Thomae. 


14  C:  «Veniam  peto  Deo  et  suae  sanctae  Matri  et  ómnibus  vobis  prop- 
ter  incredulitatem  meam». 


60S 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


XX 

Después  el  bienaventurado  Tomás  se  puso  a  contarles  cómo 
se  encontraba  celebrando  misa  en  la  India.  Estaba  aún  reves- 
tido de  los  ornamentos  sacerdotales,  [cuando],  ignorando  la 
palabra  de  Dios,  se  vió  transportado  al  monte  Olívete  y  tuvo 
ocasión  de  ver  el  cuerpo  santísimo  de  la  bienaventurada  [vir- 
gen] María  que  subía  al  cielo;  y  rogó  a  ésta  que  le  otorgara 
una  bendición.  Ella  escuchó  su  plegaria  y  le  arrojó  el  cinturón 
con  que  estaba  ceñida.  Entonces  él  mostró  a  todos  el  cinturón. 

XXI 

Al  ver  los  apóstoles  el  ceñidor  que  ellos  mismos  había  co- 
locado, glorificaron  a  Dios  y  pidieron  perdón  al  bienaventura- 
do Tomás,  [movidos]  por  la  bendición  de  que  había  sido  hecho 
objeto  por  parte  de  la  bienaventurada  [virgen]  María  y  haberle 
caído  en  suerte  contemplar  su  cuerpo  santísimo  al  subir  a  los 
cielos.  Entonces  el  bienaventurado  Tomás  les  bendijo,  dicien- 
do: «Mirad  qué  bueno  y  qué  agradable  es  el  que  los  hermanos 
vivan  unidos  entre  sí». 


XX 

Deinde  beatus  Thomas  referebat  eis  quomodo  missam  cantabat 
in  India:  indutus  adhuc  erat  vestimenta  sacerdotalia.  Verbum  Dei 
ille  nesciens  in  monte  Oliveti  ductus  erat  et  vidit  sanctissimum  cor- 
pus  beatae  Mariae  in  caelum  ascenderé,  et  oravit  eam  ut  benedictio- 
nem  ei  daret.  Exaudivit  deprecationem  illius  et  iactavit  illi  zonam 
suam,  qua  praecincta  erat.  Et  ostendit  illam  zonam  cunctis. 

XXI 

Videntes  autem  apostoli  cingulum  quod  illi  praecinxerant,  glo- 
rificantes Deum  veniam  petierunt  omnes  beato  Thomae  propter 
benedictionem,  quam  dedit  illi  beata  María  et  propterea  quod  vidit 
corpus  sanctissimum  cáelos  ascenderé.  Et  benedixit  eos  beatus  Tho- 
mas et  dixit:  «Ecce  quam  bonum  et  quam  iucundum  habitare  fra- 
tres  in  unum»  15. 


15  Ps.  132,1. 


NARRACIÓN  DEL  PS.  JOSÉ  DE  ARIMATEA 


699 


XXII 

Y  la  misma  nube  que  les  había  traído,  llevó  a  cada  uno  a 
su  lugar  respectivo,  de  una  manera  análoga  a  lo  ocurrido  con 
Felipe  cuando  bautizó  al  eunuco,  como  se  lee  en  los  Hechos  de 
los  Apóstoles;  y  con  el  profeta  Habacuc,  cuando  llevó  la  comida 
a  Daniel,  que  se  encontraba  en  el  lago  de  los  leones,  y  al  mo- 
mento retornó  a  Judea.  De  idéntica  manera  fueron  devueltos 
también  los  apóstoles  rápidamente  al  lugar  donde  antes  se  en- 
contraban para  evangelizar  al  pueblo  de  Dios. 

XXIII 

Y  no  tiene  nada  de  extraño  el  que  opere  tales  maravillas 
quien  entró  y  salió  de  una  virgen  dejando  sellado  su  seno,  quien 
penetró  a  puertas  cerradas  en  el  lugar  donde  estaban  los  após- 
toles, quien  hizo  oír  a  los  sordos,  quien  resucitó  a  los  muertos, 
quien  limpió  a  los  leprosos,  quien  dió  vista  a  los  ciegos  e  hizo, 
en  fin,  otros  muchos  milagros.  No  hay  razón  ninguna  para  du- 
dar de  esta  creencia. 


XXII 

Et  nube  qua  ibi  advecti  sunt,  eadem  nubes  revexit  unumquem- 
que  in  locum  suum,  sicut  Philippus  quando  baptizavit  eunuchum, 
sicut  legitur  in  actibus  apostolorum  16,  et  sicut  Abacuc  17  propheta 
portavit  victum  Danieli  qui  erat  in  lacu  leonum  et  cito  reversus  fuit 
in  Iudaeam.  Et  ita  et  apostoli  cito  reversi  sunt  ubi  erant  prius  ad  po- 
pulum  Dei  praedicandum. 

XXIII 

Nec  mirum  talia  eum  faceré,  qui  clauso  útero  intravit  et  exivit 
de  virgine,  qui  ianuis  clausis  ad  discípulos  intravit,  qui  surdos  audire 
fecit,  mortuos  suscitavit,  leprosos  mundavit,  qui  caecos  illuminavit 
et  alia  multa  mirabilia  fecit.  Hoc  credere  non  est  dubium. 


16  Cf.  Act.  8,27. 

17  Cf.  Dan.  14,36. 


700 


APÓCRIFOS  ASUNCIONISTAS 


XXIV 

Yo  soy  José,  el  que  deposité  el  cuerpo  del  Señor  en  mi  se- 
pulcro y  le  vi  resucitado;  el  que  guardé  de  continuo  su  templo 
sacratísimo,  la  bienaventurada  siempre  virgen  María,  antes  y 
después  de  la  ascensión  del  Señor;  el  que  escribí,  finalmente, 
en  el  papel  y  en  mi  corazón  las  palabras  que  salieron  de  la  boca 
de  Dios  y  el  modo  como  llegaron  a  realizarse  los  acontecimien- 
tos arriba  consignados.  Y  di  a  conocer  a  todos,  judíos  y  genti- 
les, lo  que  mis  ojos  vieron  y  mis  oídos  oyeron,  y  no  dejaré  de 
predicar  [lo]  mientras  viva. 

Roguemos  instantemente  a  aquélla,  cuya  asunción  es  hoy 
venerada  y  honrada  por  todo  el  mundo,  que  se  acuerde  de  nos- 
otros ante  su  piadosísimo  Hijo  en  el  cielo.  Al  cual  le  es  debida 
alabanza  y  gloria  por  los  siglos  de  los  siglos  sin  fin.  Amén. 


XXIV 

Ego  sum  Ioseph  qui  corpus  Domini  in  meo  sepulcro  posui  et 
ipsum  resurgentem  vidi  et  templum  eius  sacratissimum  beatam  Ma- 
riam  semper  virginem  ante  ascensionem  et  post  ascensionem  Do- 
mini semper  custodivi,  et  in  pagina  et  in  pectore  meo  quae  praeces- 
serunt  [proces-]  de  ore  Dei,  et  quomodo  supradicta  gesta  sunt  Dei 
[s]cri[p]si.  Et  notum  feci  ómnibus  Iudaeis  et  gentibus  ea  quae  ocu- 
lis  vidi  et  auribus  audivi,  et  usque  dum  vixero  praedicare  non  de- 
sistam  18. 

Cuius.assumptio  hodie  per  universum  mundum  veneratur  et  co- 
litur,  ipsam  precemur  assidue  ut  sit  memor  nostri  ante  piissimum 
suum  filium  in  cáelo.  Cui  laus  est  et  gloria  per  infinita  saecula  saecu- 
lorum.  Amen. 

1 8  C:  «Et  sciat  unusquisque  christianus,  quod  ille  qui  hoc  scriptum 
secum  habuerit  vel  in  domo  sua,  sive  sit  clericus  vel  laicus  vel  femina, 
diabolus  non  nocebit  ei,  eius  filius  non  erit  lunaticus  vel  daemoniacus  nec 
surdus  nec  caecus;  in  domo  eius  [...],  morte  subitánea  non  peribit;  de 
quacumque  tribulatione  clamaverit  ad  eam,  exaudietur,  atque  in  die  obitus 
sui  cum  suis  sanctis  virginibus  in  suo  adiutorio  eam  habebit.  Deprecor 
ego  assidue  ut  ipsa  piissima  ac  misericordiosissima  regina  semper  sit  [me- 
mor] mei  et  omnium  in  se  credentium  ac  sperantium  ante  piissimum  Fi- 
lium suum,  Dominum  nostrum  Ihesum  Christum,  qui  cum  Patre  et  Spiri- 
ritu  Sancto  vivit  et  regnat  Deus  per  infinita  saecula  saeculorum,  amen». 

Al  final  se  ha  añadido:  «Explicit  transitus  beatae  Mariae  virginis.  Sit 
pax  legenti;  sit  gratia  digna  petenti.  Qui  legérit  hunc  sermonem,  salvetur». 


APENDICE 
Cartas  del  Señor 


/.    CORRESPONDENCIA  ENTRE  JESUS 
Y  ABGARO 


Se  trata  del  rey  Abgaro  V  Ukhámá  (según  Tácito,  Acba- 
rus  Magnus),  cuyo  reinado  se  extendió  primeramente  desde 
el  año  4  a.C.  hasta  el  7  p.C,  en  que  fué  destronado  por  su 
hermano  Ma'hanu  IV,  y  luego  desde  el  año  13  hasta  el  50  p.C. 
Fué  soberano  de  la  ciudad  de  Edesa  (Siria),  capital  de  la  Os- 
rhoena,  situada  al  otro  lado  del  río  Eufrates. 

La  leyenda  que  en  época  remotísima  se  forjó  acerca  de  su 
persona  y  las  relaciones  con  Cristo  puede  resumirse  así: 

Encontrándose  este  monarca  aquejado  de  una  enfermedad 
incurable  (algunos  documentos  afirman  que  era  la  lepra  negra), 
escribió  una  carta  a  Jesús  hacia  el  año  30-32  de  la  vida  de  éste 
y  se  la  envió  por  medio  de  su  correo  Ananías  (==  Hannan 
del  texto  siríaco).  En  ella  le  rogaba  viniera  a  curarle  de  su  en- 
fermedad y,  al  propio  tiempo,  le  ofrecía  acogida  en  su  terri- 
torio, conociendo  la  animosidad  que  tenían  contra  él  los  ju- 
díos. Jesús  le  envió  su  contestación  por  medio  del  mencionado 
emisario;  en  ella  le  hacía  saber  la  imposibilidad  de  trasladarse 
a  Edesa,  por  tener  que  dar  cumplimiento  a  su  misión  divina, 
y  a  la  vez  le  prometía  que,  una  vez  que  subiera  a  los  cielos, 
le  enviaría  un  discípulo  suyo  para  que  le  curase  a  él  y  predi- 
cara el  evangelio  en  su  ciudad.  Ananías  entonces,  que  era  pin- 
tor, aprovechó  la  ocasión  para  hacer  un  retrato  de  Jesús  y  se 
volvió  con  él  a  su  tierra. 

Y,  efectivamente,  después  de  la  ascensión  de  Cristo  y  por 
inspiración  de  Tomás,  fué  enviado  Tadeo  (=  Addai),  uno  de 
los  70  discípulos  de  Cristo,  a  Edesa.  Y,  llegado  allí,  cumplió  la 
promesa  que  había  hecho  Jesús  a  Abgaro  por  carta. 

Probablemente  el  cometido  de  esta  antiquísima  leyenda, 
cuyo  núcleo  fundamental  se  remonta  a  la  mitad  del  siglo  III, 
no  es  otro  que  el  de  conectar  les  orígenes  del  cristianismo  en 
Edesa  (que  datan  de  la  segunda  mitad  del  siglo  II)  con  los  tiem- 
pos apostólicos.  En  concreto,  puede  teda  ella  girar  alrededor  de 
la  conversión  del  rey  Abgaro  IX  (a. 179-216).  que  con  toda  pro- 
babilidad fué  el  primer  rey  cristiano  de  Edesa. 

FUENTES  DE  ESTA  LEYENDA.— Son  dos  principalmente: 
a)  la  referencia  que  hace  a  ella  Eusebio  en  su  Historia  Eclesiás- 


704 


APÉNDICE  :  CARTAS  DEL  SEÑOR 


tica  (I  13,15;  cf.  II  í,6)  1,  donde  inserta,  además,  el  texto  de  las, 
cartas;  b)  la  llamada  Doctrina  de  Addai  2,  que  contiene  asimismo 
el  texto  de  las  cartas  en  su  lengua  original  siríaca,  siguiendo  una 
versión  más  amplia  que  la  de  Eusebio. 

El  autor  de  la  Hist.  Ecl.  (f  339)  afirma  que  encontró  estas  car- 
tas, redactadas  en  siríaco,  en  los  archivos  públicos  de  Edesa  y 
que  ofrece  una  traducción  griega  de  ellas.  Confirma,  además, 
el  hecho  de  la  venida  de  Tadeo  para  evangelizar  a  Edesa,  y 
añade  que  la  emisión  de  las  cartas  en  cuestión  tuvo  lugar  el 
año  340  de  la  era  de  los  Seléucidas  (=  29-30  p.C). 

La  Doctrina  de  Addai  ofrece  más  detalles  que  el  relato  de 
Eusebio  y  algunas  divergencias  con  relación  a  él.  La  carta  de 
Abgaro  a  Cristo  está  concebida  en  términos  muy  semejantes 
a  los  de  la  Hist.  Ecl.;  pero  la  respuesta  de  Cristo  ofrece  pocos 
puntos  de  contacto  en  ambas  versiones.  Eusebio  sugiere  que 
Cristo  la  escribió  de  su  puño  y  letra;  en  cambio,  la  Doctrina 
de  Addai  deja  entrever  claramente  que  Jesús  no  escribió  nada, 
sino  que  fué  el  correo  Hannan  (=  Ananías)  quien  se  encargó 
de  transmitir  (por  escrito?)  la  contestación  oral  de  Jesús.  Este 
documento  incluye,  además,  lo  referente  al  retrato  que  Han- 
nan hizo  de  Jesús,  a  quien  encontró,  según  dice,  en  la  casa  de 
Gamaliel.  Señala,  finalmente,  como  fecha  de  emisión  de  estas 
cartas  el  año  32  p.C. 

Estas  divergencias  nos  dan  pie  para  pensar  en  la  existencia 
de  dos  versiones  muy  antiguas,  paralelas  entre  sí,  representadas, 
respectivamente,  por  la  relación  sucinta  de  Eusebio  y  el  textus 
plenior  de  la  Doctrina.  La  contaminación  sucesiva  de  ambas  ver- 
siones fué  produciendo  redacciones  cada  vez  más  amplias  y 
adulteradas,  que  desembocaron,  finalmente,  en  la  ampulosa 
Epistula  Abgari. 

Esta  hipótesis,  emitida  primeramente  por  E.  von  Dob- 
schütz  -\  ha  venido  confirmándose  después  por  las  diversas  ins- 
cripciones que  han  ido  encontrándose  últimamente.  Una  de 
ellas  es  la  publicada  en  1914  por  M.  Oppenheim  y  H.  von 
Gaertringen  4.  Fué  encontrada  al  OE.  de  la  villa  de  Edesa  y 
data  con  toda  probabilidad  de  principios  del  siglo  VI,  pues 
identifica  a  Tadeo  con  Tomás  (Eusebio,  en  cambio,  había  di- 


1  PG  20,121-124;  Grafin,  Eusébe,  Histoire  Ecclésiastique  I  (París  1905) 
p.98-103. 

2  Ed.  G.  Phillips,  The  Doctrine  of  Addai  the  Apostle  (London  1876). 

3  Der  Briefwechsel  zwischen  Abgar  und  Jesiis:  ZtWTh  8  (1900)  422-86. 
En  la  p.425  ofrece  el  texto  de  una  inscripción  encontrada  en  una  casa  de 
Edesa. 

4  SitzAkPr  (1914)  p.825. 


CORRESPONDENCIA    ENTRE  JESÚS   Y  ABGARO 


705 


cho:  «Judas,  que  es  Tomás,  envió  al  apóstol  Tadeo»),  y  tal 
identificación  cesó  a  partir  del  año  550,  en  que  se  escribieron 
las  Actas  de  Tadeo.  Esta  inscripción  ofrece  únicamente  la  res- 
puesta de  Cristo  y  en  términos  análogos  a  la  transmitida  por 
Eusebio,  pero  más  próximos  a  la  citada  Epistula  Abgari.  Proba- 
blemente, sin  embargo,  no  refleja  un  antiguo  original  siríaco, 
sino  que  es  sencillamente  una  reelaboración  del  texto  eusebiano. 

Más  interés  que  las  inscripciones  publicadas  por  J.  G.  C.  An- 
derson  5  y  por  Ch.  Picard  6  ofrece  la  que  L.  Casson  y  E.  L.  Het- 
tich  han  sacado  recientemente  a  la  luz  pública  7,  encontrada  el 
año  1937  en  Nessana  (hoy  Auja  Hafir),  en  el  Negeb,  por  la 
expedición  arqueológica  de  Colt.  Se  nos  presenta  en  ella  el 
texto  de  la  carta  de  Abgaro  a  Cristo  en  términos  muy  parecidos 
a  los  de  Eusebio,  mientras  que  la  carta  responsoria  de  Jesús 
está  claramente  relacionada  con  la  contenida  en  la  inscripción 
de  Edesa  y  con  la  Epistula  Abgari.  Constituyen,  pues,  un  docu- 
mento de  primer  orden  para  avalar  la  existencia  de  una  anti- 
quísima «reelaboración»  existente  paralelamente  al  texto  euse- 
biano, que  culminó,  por  último,  en  la  extensa  redacción  griega 
de  la  Epistula  Abgari. 

REPERCUSION  HISTORICA. — Las  diversas  inscripciones 
mencionadas,  así  como  las  numerosas  versiones  en  que  se  en- 
cuentra hoy  esta  correspondencia  (siríacas,  armenias,  griegas, 
latinas,  árabes,  coptas,  eslavas)  7bis  son  un  buen  índice  de  la 
difusión  que  ha  tenido  en  los  diversos  tiempos  la  leyenda  de 
Abgaro.  Ello  se  debe,  sobre  todo,  a  que  el  texto  de  estas  cartas, 
particularmente  el  de  la  de  Cristo,  llegó  a  usarse  como  talismán 
contra  las  guerras  y  enfermedades. 

Ya  una  antigua  redacción  añade  al  final  de  la  carta  de  Cristo 
esta  apostilla:  «Tu  ciudad  será  bendita,  y  ningún  enemigo  se 
apoderará  de  ella  eternamente».  Así,  pues,  los  edesanos,  según 
el  testimonio  de  Procopio  8,  acostumbraban  a  poner  esta  carta 
sobre  las  puertas  de  su  ciudad  para  conjurar  el  peligro  de  in- 
cursiones enemigas. 


5  «Journal  of  Hellenic  Studies»  20  (1900)  157-58.  Inscripción  de  Gurdja. 

6  «Bulletin  de  Correspondance  hellénique»  44  (1920)  45-48.  Inscripción 
de  Filipos  (Macedonia). 

7  Excavations  at  Nessana  vol.2:  Literary  Papyri  [pap.  Nessan  I  7]  (Prin- 
ceton  1950). 

7  bis  puecje  verse  un  elenco  muy  completo  de  ellas  en  DACHEL: 
Abgar  (La  Légende)  I  (1924)  col. 87-97  (H.  Leclercq).  Nosotros  remitimos 
una  reseña  pormenorizada  a  la  nota  bibliográfica,  cf.  más  abajo. 

•  Bellum  persicum  II  12, 


Etr.  apicrifi>s 


23 


706 


APÉNDICE  :  CARTAS  DEL  SEÑOR 


Asimismo,  en  diversos  ostraka  y  pergaminos  de  los  si- 
glos V-VII  hallados  en  Egipto  se  puede  ver  el  texto  de  dicha 
carta  acomodado  para  servir  de  amuleto  contra  las  enferme- 
dades. Suele  terminar  de  esta  manera:  «Tus  enfermedades  se- 
rán curadas,  tus  pecados  serán  perdonados  y  Edesa  será  ben- 
dita eternamente  y  crecerá  en  ella  el  conocimiento  de  Dios. 
Yo,  Jesucristo,  he  escrito  esta  carta  con  mi  propia  mano». 
Según  el  testimonio  de  Cureton  9,  en  Inglaterra  perduró  hasta 
el  siglo  XVII  la  costumbre  de  colocar  en  las  casas  particulares, 
a  modo  de  placarte,  dicho  texto. 

Se  llegó  incluso  a  dar  carácter  litúrgico  a  estas  cartas  y  solían 
leerse  en  las  asambleas  religiosas,  sobre  todo  en  Siria.  Quizá 
fuera  ésta  la  razón  de  que  el  Decretum  Gelasianum  las  proscribiera 
como  apócrifas  en  sus  números  56  y  57  10. 

El  detalle  contenido  en  la  Doctrina  de  Addai  acerca  de  la 
imagen  de  Jesús  que  Hannan  llevó  a  Edesa,  tuvo  una  calurosa 
acogida  en  el  imperio  de  Bizancio.  Aun  hoy  la  liturgia  bizan- 
tina celebra  el  16  de  agosto  la  fiesta  de  la  «Traslación  desde 
Edesa  de  la  imagen  de  nuestro  Señor  Jesucristo,  no  hecha  a 
mano»  o  del  «Santo  Sudario»  ".El  título  de  άχειροττοίητος  (no 
hecha  a  mano)  responde  a  la  piadosa  creencia,  originada  en 
época  posterior,  de  que,  siendo  refractario  el  lienzo  a  los  colo- 
res que  quería  imprimir  en  él  Hannan,  el  Señor  enjugó  con 
la  tela  su  rostro,  dejando  en  ella  grabada  su  imagen.  Posterior- 
mente llegó  a  confundirse  aún  esta  leyenda  con  la  de  la  Veró- 
nica y  se  hizo  de  esta  mujer,  la  hemorroísa,  una  princesa  de 
Edesa.  Sobre  este  punto  puede  verse  el  estudio  acabado  de 
E.  von  Dobschütz  12. 

El  eco  que  ha  tenido  en  la  literatura  cristiana  todo  lo  refe- 
rente a  Abgaro  y  su  correspondencia  con  el  Señor  ha  sido 
inmenso.  Citaremos  algunos  ejemplos: 

San  Efrén  el  Sirio  (f  378)  se  refiere  frecuentemente  en  sus 
obras  a  esta  leyenda.  Entre  otras  cosas,  dice:  «Benedicta  civitas 
quam  incolitis,  Edessa,  sapientium  mater:  quae  ex  vivo  Filii 

9  En  J.  Jones.  New  and  full  method  of  settling  ihe  canonical  authoritv 
of  the  Ν.  T.  t.2  (Oxford  21798)  p.6  (cit.  por  H.  Leclercq:  DACHEL  I 
col.  07). 

10  «Epistula  Iesu  ad  Abgarum,  apocrypha;  epistula  Abgari  ad  Iesum, 
apocrypha». 

1 1  Tengo  ante  mis  ojos  el  calendario  o  epacta  litúrgica  del  año  1953  pu- 
blicado en  Atenas  por  el  protonotario  Μ.  I,  Farleka.  En  la  festividad  corres- 
pondiente al  mencionado  16  de  agosto  se  lee:  Ή  εξ  Έδέσσηξ  άνακομιδή  τη; 
Άχειροττοιήτου  Ε\κόνο%  του  Κυρίου  ήμών  Ίησοΰ  Χρίστου,  ήτοι  τοΰ  Άγιου  Μανδυλίου. 

1  2  Christusbilder,  Untersuchungen  zur  christlichen  Legende:  TU  18  (Leip- 
zig 1899)  c.5:  Das  Christusbild  von  Edessa  ρ.  103SS. 


CORRESPONDENCIA    ENTRE  JESÚS   Y  ABGARO 


707 


ore  per  discipulum  suum  benedicta  est.  Illa  igitur  benedictio 
in  ipsa  inhabitet,  doñee  Sanctus  apparebit»  (Testamento:  Asse- 
mani,  Biblioteca  Orientalis  I  141). 

La  peregrina  galaica  Silvia  Eteria  visita  hacia  el  año  388  la 
tumba  del  rey  Abgaro  en  Edesa.  El  obispo  de  la  ciudad  le 
muestra  una  estatua  de  éste  y  le  dice:  «Ecce  rex  Aggarus,  qui 
antequam  videret  Dominum,  credidit  ei  quia  esset  veré  Filius 
Dei».  Después  se  va  a  la  puerta  de  la  ciudad  por  donde  entró 
Ananías,  el  portador  de  la  carta.  Entonces  el  obispo  hace  de 
pie  una  oración,  lee  la  carta  y  su  respuesta  y  regala  a  la  pere- 
grina una  copia  de  la  correspondencia  habida  entre  Abgaro 
y  Jesús.  La  peregrina  acepta  esta  copia  como  preciosa  reliquia, 
a  pesar  de  que  ya  posee  en  su  patria,  según  confiesa,  otros 
ejemplares  de  dicha  correspondencia  13. 

Podríamos  citar  un  sinnúmero  de  testimonios,  entre  ellos 
los  de  San  Jerónimo  14  y  Darío  en  carta  a  San  Agustín  15;  pero 
preferimos  remitir  al  lector  a  la  citada  obra  de  Dobschütz 
(p.iÓ3*ss.),  donde  podrá  encontrar  un  completísimo  elenco 
de  ellos. 

AUTENTICIDAD  DE  ESTA  CORRESPONDENCIA. — De- 
jando a  salvo  su  antigüedad,  que,  como  indicábamos,  se  re- 
monta a  la  mitad  del  siglo  III,  hemos  de  decir  que  no  existe 
argumento  positivo  alguno  que  acredite  su  autenticidad. 

Baste  observar  que  las  frases  de  Abgaro  relativas  a  los  mi- 
lagros de  Jesús  no  son  más  que  un  arreglo  de  Mt.  11,5,  Le.  7,21 
y  Mt.  11,5,  citadas  seguramente  según  la  harmonía  evangélica 
o  Diatessaron  de  Taciano,  que  era  el  texto  corriente  por  aquel 
entonces  en  Siria. 

Por  otra  parte,  los  Santos  Padres  afirman  categóricamsnte 
que  Jesús  no  nos  dejó  escrito  nada  de  su  mano  16. 

No  obstante,  hay  autores  que  defienden  la  autenticidad, 
v.gr.,  J.  Nirschl  11 . 

Cf.  J.  A.  Fabricius,  Codex  Apocryphus  Ν.  Τ.  I  (2i7i9)  p.279-319  [tex- 
to gr.  y  v.  lat.];  W.  Cureton,  Ancient  Syriac  Documents  relative  to  the 
earliest  establishement  of  Christianity  in  Edessa...  (London  1863)  p.5-23 


13  Ed.  J.  F.  Gamurrini,  S.  Silviae  Aquilanae  peregrinatio  ad  loca  sancta 
(Romae  1887)  p.62  y  64. 

14  ¡n  Mt.  comm.  I  1 :  PL  26,61. 

15  August.  epist.:  PL  33,1022. 

16  San  Agustín,  Contra  Faust.  Manich.  28,4:  PL  42,436-87;  San  Je- 
rónimo, In  Ezech.  44,29:  PL  25,443. 

17  En  su  obra  Der  Briefwechsel  des  Künigs  Abgar  von  Edessa  mit  Jesús  in 
Jerusalem,  oder  die  Abgarfrage  (Mainz  1896)  p.336  dice  textualmente:  «Der 


708 


APÉNDICE  :  CARTAS  DEL  SEÑOR 


[texto  sir.  incompleto  según  ms.  s.V  y  trad.  ingl.];  N.  Tichonravov,  Pos- 
lanije  Avgarija  k  Iisusu  Christu:  «Pamijatniki  Otrechennoij  Russkoilj  Lite- 
ratury»  2  (Moskwa  1863)  11-18  (v.  eslava  según  ms.  sinodal  n.558  s.XVI]; 
Alishan,  Laboubnia,  Lettre  á'Abgar  ou  histoire  de  la  conversión  des  Edesséens 
par  Laboubnia,  écrivain  contemporaine  des  Apotres  (Venezia  1868)  [trad.  franc. 
según  la  v.  armenia  del  ms.  88  del  antiguo  fondo  armenio  de  la  Bib.  Nac.  de 
París];  G.  Phillips,  The  Doctrine  of  Addai,  the  Apostóle  (London  1876) 
[texto  sir.  completo  según  ms.  s.VI  de  la  Bib.  Imp.  de  S.Petersburgo] ; 
S.  Novakovic,  Apokrifi  iz  stampanih  zbornika  Bozidara  Vukovica:  «Stari- 
ne»  16  (Zagreb  1884)  60-63  [ν·  sudeslava];  J.  Tixeront,  Les  origines  de 
l'Eglise  d'Edesse  et  la  légende  d'Abgar.  Etude  critique  suivie  de  deux  textes 
onentaux  inédits  (París  1888)  [sobre  la  v.  árabe];  R.  J.  H.  Gottheil,  An 
Arabic  Versión  of  the  Abgar  Legend:  «Hebraica»  7  (1890-91)  268-77  [v.  árabe 
y  trad.  ingl.];  R.  A.  Lipsius  y  Max.  Bonnet,  Acta  Apostolorum  Apocry- 
pha  I  (1891)  p. 279-83  [texto  gr.  entre  las  Act.  de  Tadeo];  J.  Krall,  Mittei- 
lungen  aus  der  Sammlung  der  Papyrus  Erzherzog  Rainer  5  (1892)  115-119 
[texto  de  la  v.  copta  A  (breve)];  W.  Pleyte  y  A.  A.  Boeser,  Manuscrits 
coptes  du  Musée  d'Antiquités  des  Pays-Bas  ά  Leide  (Leide  1897)  p. 441-79 
[texto  de  la  v.  copta  Β  (larga)];  E.  von  Dobschutz,  Christusbilder.  Unter- 
suchungen  zur  christlichen  Legende:  TU  18  (Leipzig  1899);  J.  Porfirtev, 
Apokrificheshija  skazanija  o  novozavetnych  Htsach  i  sobytijach  po  rukopisijam 
Solovetskoij  Biblioteki:  «Sbornik  otdelenija  russkavo  iazyka  i  slovesnosti  Im- 
peratorskoij  Akademii  Nauk»  t.52  n.4  (San  Petersburgo  1890)  p. 230-44. 
¿5°-S3  [dos  w.  rusas  según  mss.  s.XVI-XVII];  J.  G.  C.  Anderson:  «Jour- 
nal oí  Hellenic  Studies»  20  (1900)  157-58  [inscripc.  encontrada  en  Gurdja]; 
E.  von  Dobschütz,  Der  Briefwechsel  zwischen  Abgar  und  Jesu:  ZtWTh  43 
(1900)  422-86  (en  la  p.425  contiene  inscripc.  encontrada  en  una  casa  de 
Efeso];  J.  Daschian,  Kurze  bihlwgraphische  Studien  Teil  2  (Wien  1901) 
Itexto  de  la  v.  arm.];  Parisüt:  DThCath  I  (París  1903)  coll. 67-73  [Abgar]; 
E.  Sohwartz,  Zur  Abgarlegende:  ZtNW  4  (1903)  61-66;  Fr.  Tournebize, 
Abgar  V  Oukhámá,  Le  Noir:  «Dict.  d'Hist.  et  de  Géogr.  ecclésiast.»  I  (Pa- 
rís 1912)  coll. 1 13-14;  Id.:  ROrCh  1  (1907)  24-36;  BardenhewcrGAL  I 
(2igi3)  p. 590-96;  M.  Oppenheim  y  H.  von  Gaertringen:  SitzAkPr  (1914) 
p.8 17-28  [inscripc.  del  s.VI  encontrada  en  Edesa];  E.  Drioton,  Un  apo- 
cryphe  Anti-arien:  La  versión  copie  de  la  Corresponda nce  d'Abgar,  Roi  d'Edes- 
se, avec  Notre-Seigneur:  ROrCh  20  (19 15- 17)  306-26.337-373  [textos  de  las 
versiones  coptas  A  y  Β  con  trad.  franc.];  F.  Ñau,  Une  ioscription  grecque 
d'Edesse:  La  lettre  de  N.  S.  J.  C.  ά  Abgar:  ROrCh  ser. 3,1  (21)  [1918-19] 
217SS.  [estudio  sobre  la  cit.  inscripc.];  S.  Grébaut,  Las  relations  entre  Abgar 
et  Jésus:  ROrCh  ser.3,1  (21)  [1918-19]  73-91.190-203;  Id.,  Trois  appendices 
aux  relations  entre  Abgar  et  Jésus:  ROrCh  ser.3,'1  (21)  [1918-19]  352-60; 
Ch.  Picard:  «Bulletin  de  Correspondance  Hellénique»  44  (1920)  45-48  [ins- 
cripc. referente  a  la  carta  de  Abg.  encontrada  en  Filipos  (Maccdonia)]; 
H.  Leclercq,  Abgar  (La  Légende):  DACHEL  I  (1924)  col.87-97;  N.  Car- 
tojan,  Legenda  lui  Abgar  ín  literatura  veche  romdneascá  (Bucarest  1925); 
H.  C.  Youtie,  A  Gothenburg  Papvrus  and  the  Letter  to  Abgar:  HarThR  23 
(1930)  299-302;  Id.,  Gothenburg  Papyrus  21  and  the  Coptic  Versión  of  the 

Biiefwechsel  des  Kónigs  Abgar  mit  dem  góttlichen  Heilande  kann  ais  ein 
historisches  Factum  angesehen  werden,  und  ebenso  die  Bekehrung  dieses 
Kónigs  und  Edessa's  durch  den  Apostelschúler  Addaus,  in  dem  die  Einwen- 
dun-en,  die  man  dagegen  gemacht  hat,  sich  ais  haltlos  erwiesen  haben».  Para 
él,  los  testimonios  de  Eusebio  y  de  Moisés  de  Chorene  tienen  un  valor  in- 
contestable. 


CORRESPONDENCIA    ENTRE  JESÚS   Y  ABGARO 


700 


Letter  to  Abgar:  HarThR  24  (1931)  61-65;  K.  Wessely,  Abgar  V  Ukkdmá: 
LexThKi  I  (1930)  col. 30;  J.  Myslivec,  Die  Abgaroslegende  auf  einer  Ikone 
des  17.  Jahrh.:  «Seminarium  Kcndakovianum»  5  (1932)  185-90;  G.  Graf, 
Geschichte  der  christl.  arabisch.  Literatur  I:  StT  118  (Cittá  del  Vaticano  1944Ϊ 
p. 237-38  [estudio  sobre  las  w.  árabes];  Y.  A.  Al-Masih,  Απ  Unedited 
Bohairic  Letter  of  Abgar:  BullInsFra  45  (1947)  65-80;  L.  Casson  and 
E.  L.  Hettich,  Excavations  at  Nessana  vol.2:  Literary  Papyri  (Princc- 
ton  1950)  [papiros  encontrados  en  Nessana  (hoy  Auja  Hafir),  en  el  Negeb, 
por  la  expedición  arqueológica  de  Colt.  Cf.  recens.  por  E.  Des  Places 
en  VD  33  (1953)  53].  E.  Láscaris  Comneno,  Apócrifa  carta  de  Jesucristo: 
«Oriente»  2  (Madrid  1950)  33-36. 


APÉNDICE  :    CARTAS   DEL  SEÑOR 


Copia  de  la  carta  que  el  rey  Abgaro  escribió  a  Jesús,  y  que 
le  envió  a  jerusalén  por  medio  del  correo  ananías 

Abgaro,  rey  de  Edesa,  saluda  a  Jesús,  el  buen  Salvador  que 
ha  aparecido  en  Jerusalén: 

Han  llegado  a  mis  oídos  noticias  referentes  a  ti  y  a  las  cu- 
raciones que,  por  lo  visto,  realizas  sin  necesidad  de  medicinas 
ni  de  hierbas.  Pues,  según  dicen,  devuelves  la  vista  a  los  cie- 
gos y  la  facultad  de  andar  a  los  cojos;  limpias  a  los  leprosos 
y  expulsas  espíritus  inmundos  y  demonios;  devuelves  la  salud 
a  los  que  se  encuentran  aquejados  de  largas  enfermedades  y  re- 
sucitas a  los  muertos. 

Al  oír,  pues,  todo  esto  acerca  de  ti,  he  dado  en  pensar  una 


ΑΝΤΙΓΡΑΦΟΝ  ΕΠΙΣΤΟΛΗΣ  ΓΡΑΦΕΙΣΗΣ  ΥΠΟ  ΑΒΓΑΡΟΥ  ΤΟΠΑΡΧΟΥ  ΤΩ  ΙΗΣΟΥ 
ΚΑΙ  ΠΕΜΦΘΕΙΣΗΣ  ΑΥΤΩ  ΔΓΑΝΑΝΙΑ  ΤΑΧΥΔΡΟΜΟΥ  ΕΙΣ  ΙΕΡΟΣΟΛΥΜΑ 

"Αβγαρος  19  τοπάρχης  20  Εδέσσης  Ίησοΰ  Σωτήρι  άγαθω  άναφα- 
νέντι  έν  τόττω  Ιεροσολύμων  χαίρειν 

"Ηκουσταί  μοι  τά  περί  σοΰ  και  τών  σών  ΐαμάτων,  ώς  άνευ  φαρμά- 
κων και  βοτανών  Οπό  σοΰ  γινομένων.  Ώς  yáp  λόγος,  τυφλούς  άναβλέ- 
ττειν  ποιείς,  χωλούς  περιπατεΐν,  και  λεπρούς  καθαρίζεις  21,  και  ακάθαρτα 
πνεύματα  και  δαίμονας  έκβάλλεις  22,  κα'ι  τους  έν  μακρονοσία  βασανιζο- 
μένους  θεραπεύεις,  κα'ι  νεκρούς  εγείρεις  23. 

Και  ταύτα  πάντα  άκούσας  περί  σού,  κατά  νούν  έθέμην  τό  έτερον 


1 8  Reproducimos  el  texto  griego  de  Eusebio,  Hist.  Eccl.  I  13,15:  PG  20, 
121-124. 

19  La  Doctrina  de  Addai  le  da  el  apelativo  de  Ukhdmá.  Como  indicába- 
mos en  la  introducción,  se  trata  de  Abgaro  V,  que  reinó  en  Edesa  desde  el 
año  4  a.  C.  hasta  el  7  p.  C.  y  desde  el  año  13  hasta  el  50  p.  C. 

2  9  El  término  τοπάρχης,  que  hemos  traducido  en  su  sentido  general  de 
rey,  se  emplea  con  frecuencia  en  la  significación  de  gobernador  o  prefecto 
de  provincia 

21  Cf.  Mt.  11,5;  Le.  7,22. 

22  Cf.  Le.  7,21. 

23  Cf.  Mt.  11,5. 


CORRESPONDENCIA    ENTRE  JESÚS   Y  ABGARO 


711 


de  estas  dos  cosas:  o  que  tú  eres  Dios  en  persona,  que  has  ba- 
jado del  cielo  y  obras  estas  cosas,  o  bien  que  eres  el  Hijo  de 
Dios  y  [por  eso]  realizas  estos  portentos.  Esta  es  la  causa  que 
me  ha  impulsado  a  escribirte,  rogándote  al  propio  tiempo  te 
tomes  la  molestia  de  venir  hasta  mí  y  curar  la  dolencia  que  me 
aqueja. 

He  oído  decir,  además,  que  los  judíos  murmuran  contra  ti 
y  que  pretenden  hacerte  mal.  Sábete,  pues,  que  mi  ciudad  es 
muy  pequeña,  pero  noble,  y  nos  basta  para  los  dos. 

Contestación  que  envió  Jesús  al  rey  Abgaro 

POR  EL  CORREO  AnANÍAS 

Abgaro:  Dichoso  de  ti  por  creer  en  mí  sin  haberme  visto. 
Pues  escrito  está  acerca  de  mí  que  los  que  me  hubieren  visto, 
no  creerán  en  mí,  para  que  los  que  no  me  hayan  visto  crean 
y  tengan  vida. 

Por  lo  que  se  refiere  al  objeto  de  tu  carta,  en  la  que  me  ro- 
gabas viniera  hasta  ti,  [he  de  decirte  que]  es  de  todo  punto  ne- 
cesario que  yo  cumpla  íntegramente  mi  misión;  y  que,  cuando 
la  hubiere  cumplido,  suba  de  nuevo  al  lado  de  Aquel  que  me 
envió. 

Mas,  cuando  estuviere  allí,  te  enviaré  uno  de  mis  discípu- 
los para  que  cure  tu  dolencia  y  te  dé  vida  a  ti  y  a  los  tuyos. 


των  δύο,  ή  ότι  συ  εί  ό  Θεός,  και  καταβάς  σττό  τοΰ  ουρανού  ποιείς  ταύτα, 
ή  Υίός  εΐ  του  Θεοΰ  ποιών  ταύτα.  Διά  τούτο  τοίνυν  γράψας  έδεήθην 
σου  σκυλήναι  πρός  με,  και  τό  πάθος  ó  έχω,  θεραπεΰσαι. 

Κα'ι  yáp  ήκουσα  ότι  οί  Ιουδαίοι  καταγογγύζουσί  σου  και  βούλον- 
ται  κακώσαί  σε.  Πόλις  δέ  μικρότατη  μοί  έστι  κα'ι  σεμνή,  ήτις  έξαρκεΐ 
άμφοτέροις. 

ΤΑ  ΑΝΤΙΓΡΑΦΕΝΤΑ  ΥΠΟ  ΙΗΣΟΥ  ΔΙΆΝΑΝΙΑ  ΤΑΧΥΔΡΟΜΟΥ  ΤΟΠΑΡΧΗ  ΑΒΓΑΡΩ 

"Αβγαρε,  μακάριος  εϊ  πιστεύσας  έν  έμοί,  μή  έωρακώς  με.  Γέγραπται 
γάρ  περί  έμοϋ,  τους  έωρακότας  με  μή  πιστεύσειν  μοι,  ϊνα  οί  μή  έωρακό- 
τες,  αϋτοϊ  πιστεύσωσι  και  ζήσωνται  24. 

Περί  δέ  οϋ  έγραψάς  μοι  έλθεΐν  πρός  σε,  δέον  εστί  πάντα  δι'ά  άπεσ- 
τάλην,  ένταΰθα  πληρώσαί  με,  και  μετά  τό  πληρώσαι,  ούτως  άναληφθή- 
ναι  προς  τον  άποστείλαντά  με. 

Και  έπειδάν  αναληφθώ,  άποστελώ  σοι  τινά  τών  μαθητών  μου  25, 
ίνα  ΐάσηταί  σου  τό  πάθος,  και  ζωή  ν  σοι  και  τοις  σύν  σοϊ  παράσχηται. 


24  Cf.  ΙΟ.  20,29- 


712 


APÉNDICE  :  CARTAS  DEL  SEÑOR 


2.    LA  CARTA  DEL  DOMINGO 

El  año  1944  publicaba  el  Dr.  D.  Teófilo  AyusoMarazuela 
un  sugestivo  artículo  titulado  Un  apócrifo  español  del  siglo  VI  de 
probable  origen  judeo -cristiano  l.  En  él  se  trata  de  recomponer 
cierto  documento  apócrifo  del  siglo  VI,  tomando  como  base 
las  citas  que  de  él  hace  Liciniano,  obispo  de  Cartagena,  en 
una  carta  dirigida  a  Vicente,  obispo  de  Ibiza,  «contra  los  que 
creían  que  había  epístolas  enviadas  desde  el  cielo»2. 

A  juzgar  por  el  contenido  de  la  carta  de  Liciniano,  Vicente 
había  enviado  a  éste  un  ejemplar  del  mencionado  documento 
que  se  presentaba  a  sí  mismo  como  una  «carta  bajada  del  cielo 
sobre  el  altar  de  Cristo,  en  memoria  de  San  Pedro  apóstol». 
Quería,  por  lo  visto,  saber  qué  juicio  le  merecía  al  obispo  de 
Cartagena  dicho  escrito.  Este  le  contesta  en  términos  categó- 
ricos, recriminando  su  conducta  por  haberlo  leído  en  público 
y  por  haber  dado  oídos  a  las  habladurías  del  vulgo,  que  le 
atribuían  origen  divino.  De  sí  mismo  dice  que,  nada  más  abrir- 
lo y  leer  el  encabezamiento  en  que  se  presentaba  como  una 
«carta  de  Cristo  bajada  del  cielo  para  recomendar  la  obser- 
vancia del  domingo»,  la  rompió  y  la  arrojó  al  suelo.  Esto  último 
le  dió  pie  para  pensar  que  el  susodicho  apócrifo  pretendía  mo- 
ver al  pueblo  cristiano  a  «judaizar,  a  fin  de  que  nadie  en  ese 
día  [domingo]  prepare  lo  necesario  para  el  sustento  o  se  ponga 
en  camino».  Pero  sus  invectivas  las  dirige  principalmente  con- 
tra el  hecho  de  que  se  presente  a  sí  mismo  como  escritura 
inspirada. 

Aun  reconociendo  y  lamentando  la  imprecisión  de  estos 
datos  que  atropelladamente  consigna  Liciniano,  el  Dr.  Ayuso 
hace  un  alarde  de  ingenio  y  de  erudición  para  reconstruir  a 
base  de  ellos  el  escrito  que  nos  ocupa.  Como  colofón  a  su  tra- 
bajo, el  Dr.  Ayuso  señala  una  serie  de  conclusiones  que  él  cree 
han  de  tenerse  como  seguras  mientras  no  se  demuestre  lo  con- 
trario. La  principal  de  ellas  es  la  que  se  refiere  a  la  procedencia 
del  apócrifo.  Dice  que  éste  «debía  ser  de  origen  español,  por 


25  Este  discípulo,  según  Eusebio,  fué  Tadeo  (Addai  en  sir.),  a  quien 
algunos  identifican  con  Taciano,  el  autor  del  Diatessaron. 

1  Cf.  «Sefarad»  4  (1944)  3-29. 

2  El  texto  latino  de  la  carta  puede  verse  en  el  fase. III  de  Scriptores 
Ecclesiastici  Hispano- Latini  publicado  por  A.  C.  Vega  (Escorial  1944). 


CARTA   DEL  DOMINGO 


713 


lo  mismo  que  no  existe  memoria  de  él  fuera  de  España»  3. 
Esta  afirmación  viene  repetida  con  frecuencia  en  el  decurso  de 
su  artículo. 

Con  todo  el  respeto  que  nos  merece  la  personalidad  cien- 
tífica del  Dr.  Ayuso  y  reconociendo  que  su  estudio  sobre  la 
carta  de  Liciniano  viene  a  confirmarnos  en  lo  que  se  refiere  a 
la  antigüedad  de  la  llamada  Carta  del  domingo,  no  podemos  me- 
nos de  admirarnos  de  que  el  ilustre  investigador  ignore  el  texto 
de  ésta,  que  ha  llegado  hasta  nosotros  en  múltiples  versiones. 

Efectivamente,  existe  una  carta  apócrifa  llamada  del  domingo 
cuyas  características  coinciden  asombrosamente  con  las  que 
atribuye  Liciniano  a  la  «carta  bajada  del  cielo»  en  su  epístola 
a  Vicente.  Se  presenta  a  sí  misma  como  escrita  por  Jesucristo 
en  persona  y  bajada  del  cielo  hasta  el  altar  de  San  Pedro  en 
Roma.  Hace  hincapié  casi  exclusivamente  en  la  observancia 
del  precepto  dominical  y  conmina  con  terribles  penas  a  sus 
infractores.  Estos  son  precisamente  los  datos  que  en  su  preci- 
pitación consigna  Liciniano  acerca  de  la  aludida  carta.  Todo, 
pues,  convida  a  pensar  en  la  identidad  de  ambos  documentos. 

La  Carta  del  domingo,  cuyo  texto  griego  ofrecemos  a  conti- 
nuación, gozó  a  partir  del  siglo  VI  de  una  difusión  extraordi- 
naria. Así  lo  prueban  las  recensiones  griegas,  siríacas,  armenias, 
etiópicas,  árabes,  karschuníes,  latinas,  rusas,  rumanas4,  flamen- 
cas, etc.,  en  que  ha  llegado  hasta  nosotros.  A  finales  del  siglo 
pasado  todavía  corrían  por  las  librerías  de  Atenas  y  de  Jeru- 
salén  ejemplares  de  un  folleto  que  contenía  su  texto  greco- 
moderno  para  uso  del  vulgo  5. 

Está  fuera  de  duda  que  la  lengua  original  en  que  se  escribió 
la  mencionada  carta  fué  el  griego.  La  crítica  textual  y  lingüís- 
tica de  los  textos  orientales  reclama  para  éstos  forzosamente 
fuentes  griegas,  aunque  no  sean  idénticamente  las  mismas  que 
han  llegado  hasta  nosotros  6. 


3  Art.  cit.,  p.28. 

4  Una  de  estas  versiones  está  contenida  en  el  Codex  Sturdzanus  (s.XVI), 
llamado  así  por  haber  pertenecido  primeramente  a  Dimitrie  Sturdza  Scheia- 
nu,  quien  lo  regaló  a  la  Academia  Rumana  de  Bucarest.  Lleva  el  título  de 
Epistolia  Domnului  nostru  hus  Hristos,  o  Legenda  Duminicei.  Procede  de 
fuentes  eslavas.  Acerca  de  las  restantes  versiones  de  esta  carta  se  dará  noti- 
cia en  la  nota  bibliográfica. 

5  «Επιστολή  τοΰ  κυρίου  ημών  Ίησοϋ  Χρίστου».  "Αθήναι  1894.  ΕΙ  texto  puede 
verse  en  Μ.  Bittner,  Der  vom  Himmel  gefallene  Brief  Christi  iri  seinen  mor- 
genlandischen  Versionen  und  Rezensionen  (Wien  1905)  p. 36-40. 

6  Cf.  Bittner,  o. o,  p.7. 


714 


APÉNDICE  :  CARTAS  DEL  SEÑOR 


Hoy  poseemos  siete  textos  griegos  diferentes,  que  se  pueden 
agrupar  en  tres  redacciones  principales: 

La  red.  A  está  representada,  sobre  todo,  por  el  códice  III  3 
fol. 55-65  (a. 1497)  de  la  Biblioteca  Barberini  y  por  el  códice  925 
p.548-561  (s.XV)  de  la  Bibl.  Nat.  de  París. 

La  red.  Β  viene  representada,  a  su  vez,  principalmente  por 
el  códice  G.  VI  7  fol.27-37  (s.XVI)  de  la  Bibl.  Casanatense,  de 
Roma,  y  por  el  códice  Huntington  583  de  la  Bibl.  Bodleiana, 
de  Oxford. 

La  red.  C  tiene  como  principal  representante  el  texto  con- 
tenido en  el  folleto  publicado  en  Atenas  el  año  1894  (cf.  nota  5). 

Vassiliev  publicó  primeramente  el  texto  del  códice  III  3  de 
la  Bibl.  Barberini,  perteneciente  a  la  red.  A  7  y  el  texto  del 
códice  G.  VI  7  de  la  Bibl.  Casanatense,  perteneciente  a  la 
red.  Β  Κ 

Posteriormente  Bittner  reprodujo  estos  mismos  y  añadió 
otros  varios  9. 

La  red.  A  sitúa  la  milagrosa  aparición  de  la  carta  en  Roma, 
mientras  que  la  Β  y  la  C  señalan  Jerusalén  como  lugar  del 
suceso  y  hacen  descender  del  cielo  la  carta,  encerrada  en  una 
piedra. 

Son  tantas  las  discrepancias  de  los  diversos  textos  griegos 
entre  sí,  que  resulta  imposible  reducirlos  a  la  unidad,  si  bien 
todos  coinciden  en  lo  sustancial  del  contenido.  Nosotros  repro- 
ducimos el  códice  925  p.548-561  (s.XV)  de  la  Bibl.  Nat.  de 
París,  que  es  un  buen  representante  de  la  red.  A,  según  la  men- 
cionada edición  de  Bittner. 

A  la  luz  del  texto  aparece  bien  claro  que  las  invectivas  de 
Liciniano  en  su  citada  epístola  a  Vicente  se  dirigían  particu- 
larmente al  supuesto  origen  divino  de  este  documento.  Sus 
apreciaciones  acerca  del  carácter  judaizante,  basadas  única- 
mente en  que  al  principio  se  recomienda  la  observancia  del 
domingo,  parecen  un  tanto  infundadas,  y  seguramente  las  ha- 
bría desmentido  si  hubiera  tenido  paciencia  para  leer  el  docu- 
mento hasta  el  final. 

Cf.  J.  C.  Amaducci,  Anécdota  litteraria  ex  mss.  codicibus  eruta  I  (Ro- 
ma 1773)  p. 69-74  [v.  lat.  según  ms.  s.XII  (Todi)];  MigneAp  II  (1858- 
367-369  [v.  lat.];  A.  N.  Pypin,  Loznya  i  otrechennya  knigi  drevneij  Rossij 
(Petrogrado  1862)  p. 150-153  [v.  rusa  según  ms.  del  conde  de  Tolstoi  n.415]; 
N.  Tichonravov:  «Pamijatniki  otrechennoij  russkoij  literatury»  II  (Mos- 


7  Anécdota  Graeco-byzanlina  I  (Mosquae  1893)  p.23-28. 

8  Ibid.  p.28ss. 

9  Cf.  o.c,  p.11-40. 


CARTA  DEL  DOMINGO 


715 


kwa  1863)  p. 314-322  [v.  rusa  según  ms.  s.XVI];  A.  Vassiliev,  Anécdota 
Graeco-byzantina  I  (Mosquae  1893)  p.XIV-XX,23-32 ;  J.  H.  Hall:  «Jour- 
nal of  the  American  Oriental  Society»  15  (1893)  122-135  [v.  siríaca  y  trad. 
ingl.];  E.  Sachau,  Verzeichnis  der  syrischen  Handschriften  der  Kgl.  Bibliothek 
zu  Berlín  (1899)  Ρ·278-28ι  [ν.  siríaca];  Μ.  Bittner,  Der  vom  Himmel  gefal- 
lene  Brief  Christi  in  seinen  morgenlandischen  Versionen  und  Rezensíonen. 
Denkschriften  der  Kaiserl.  Akad.  der  Wissenschaften.  -  Phil.  -  Hist.  Kl., 
Band  51  (Wien  1905)  [redacciones  griegas  y  trad.  alemana  de  las  versiones 
orientales];  G.  Graf,  Der  vom  Himmel  gefallene  Brief  Christi  (nach  Cod. 
Monach.  arab.  1067):  «Zeitschrift  für  Semitistik»  6  (1928)  10-23  [se  trata  da 
un  ms.  del  s.IX  o  X  perteneciente  a  la  «Bayerische  Staatsbibliothek»  de  Mu- 
nich; da  el  texto  árabe  y  la  trad.  alemana];  J.  Gessler,  Een  brief  uit  den 
hemel.  Niederlandsche  en  andere  versies  van  den  Christusbrief :  «Philologische 
Studien»  (Lówen)  7  [1936]  27SS.;  T.  Ayuso  Marazuela,  Un  apócrifo  espa- 
ñol del  siglo  VI  de  probable  origen  judeo-cristiano:  «Sefarad»  4  (1944)  3-29. 


En  el  nombre  del  Padre  y  del  Hijo  y  del  Espíritu  Santo. 
Así  sea. 

Discurso  acerca  del  domingo,  día  santo  del  Señor  entre  to- 
dos los  demás,  en  que  Jesucristo,  Dios  y  Señor  nuestro,  resu- 
citó de  entre  los  muertos.  Bendice,  Señor. 

Carta  de  Jesucristo,  Señor  Dios  y  Salvador  nuestro,  que  fué 
enviada  a  la  antigua  ciudad  de  Roma,  al  templo  del  santo  após- 
tol y  príncipe  de  los  apóstoles,  Pedro,  a  quien  dijo  Cristo:  «Tú 


Εις  τό  όνομα  τοΰ  Πατρός  και  τοΰ  Υϊοΰ  και  τοΰ  Άγιου  Πνεύματος 
άμήν. 

Λόγος  περί  της  άγίας  και  κυρίας  Κυριακής  των  ημερών,  εν  ή  Χρισ- 
τός ανέστη  έκ  νεκρών,  Κύριος  και  Θεός  ήμών  ' Ιησούς  Χριστός  1.  Εύλό- 
γησον,  δέσποτα  2. 

Επιστολή  τοΰ  Κυρίου  και  Θεοΰ  καϊ  Σωτήρος  ήμών  Ίησοΰ  Χρίστου 
πεμφθεΐσα  έν  τή  πάλαια  'Ρώμη  εν  τώ  ναώ  áyíou  αποστόλου  και  πρω- 


1  Liciniano  (en  su  aludida  carta  a  Vicente)  ve  en  esta  recomendación 
de  la  observancia  dominical  un  resabio  de  las  tendencias  judaizantes  del 
autor.  Nótese,  sin  embargo,  cómo  nuestro  texto  manifiesta  su  devoción  por 
el  domingo,  no  por  ser  tal  día  de  la  semana,  sino  por  ser  el  día  en  que  Cristo 
resucitó  de  entre  los  muertos,  motivo  netamente  cristiano. 

2  Esta  fórmula  de  carácter  litúrgico,  equivalente  al  iube  áomne  benedi- 
cere,  bien  puede  ser  una  añadidura  al  texto  primitivo  de  esta  carta.  Es,  sin 
embargo,  interesante,  porque  es  una  prueba  de  que  el  documento  que  nos 
ocupa  se  utilizaba  en  las  asambleas  de  los  fieles  como  lección  sagrada.  A  este 
respecto,  el  códice  III  3  de  la  Bibl.  Barberini  dice  que  la  carta  ha  de  ser 
leída  en  la  segunda  dominica  de  los  ayunos. 


Tin 


APÉNDICE  :  CARTAS  DEL  SEÑOR 


eres  Pedro  y  sobre  esta  piedra  edificaré  mi  Iglesia,  y  las  puer- 
tas del  infierno  no  la  abatirán;  y  te  daré  a  ti  las  llaves  del  reino 
de  los  cielos;  y  cuanto  atares  sobre  la  tierra,  estará  atado  en  el 
cielo;  y  cuanto  desatares  sobre  la  tierra,  estará  desatado  en 
el  cielo».  Esta  carta  quedó  suspendida  en  medio  del  templo,  en 
el  santuario.  Mas  Pedro,  el  gran  apóstol  del  Señor,  se  apareció 
al  obispo  de  Roma  en  sueños  y  le  dijo:  «Levántate,  obispo,  y 
mira  la  carta  inmaculada  de  Nuestro  Señor  Jesucristo».  El  pon- 
tífice se  levantó  temblando  y  penetró  en  el  santuario.  Y,  al  ver 
la  carta  inmaculada  en  medio  del  templo,  suspendida  en  el  aire, 
exclamó  entre  lágrimas:  «Grande  eres,  Señor,  y  admirables  son 


τοκορυφαίου  Πέτρου  3,  δν  4  και  εϊρηκεν  ó  Χριστός,  δτι  «συ  εί  Πέτρος 
και  έπί  ταύτην  την  πέτρα  [ν]  οϊκοδομίσω  [c.  —μισέ]  μου  την  έκκλη- 
σίαν  και  πύλαι  "Αδου  ού  κατισχύσουσιν  αυτήν,  κα'ι  δώσω  σοι  τάς  κλεϊς 
της  βασιλείας  τών  ουρανών,  και  όσα  άν  δέσης  έπϊ  της  γης,  εσται  δε- 
δεμένα  έν  τω  ούρανώ  κα'ι  δσα  άν  λύσης  επί  της  γης,  εσται  λελυμένα  έν 
τω  ούρανώ»  5.  Έγκρεμασθεϊσα  δέ  ή  επιστολή  αύτη  μέσον  του  ναού  έν 
τώ  ίερώ  6.  "ΩφΘη  δέ  τώ  επισκοπώ  'Ρώμης  κατ'δναρ  ό  μέγας  τοΰ  Κυρίου 
απόστολος  Πέτρος  λέγων  «Ανάστα,  ώ  επίσκοπε,  ΐδέ  τήν  άχραντον 
έπιστολήν  τοΰ  Κυρίου  ήμών  Ίησοΰ  Χρίστου».  Ό  δέ  άρχιερεύς  έντρο- 
μος άναστάς  και  είσήλθεν  έν  τώ  Θυσιαστηρίω-  και  όρών  τήν  άχραντον 
έπιστολήν  μέσον  του  ναοϋ  έν  τώ  άέρι  καϊ  έβόησε  μετά  δακρύων  «Μέ- 
γας εί,  Κύριε,  καί  θαυμαστά  τά  εργα  σου  δτι  έφανέρωσας   [ο  —σε] 


3  Las  versiones  orientales  siguen  en  este  punto  a  nuestro  texto,  seña- 
lando como  lugar  de  la  aparición  el  templo  de  San  Pedro  (Roma);  no  así 
las  redacciones  griegas  Β  y  C,  como  indicábamos  en  la  introducción.  El 
códice  de  Carpentras  de  la  red.  B,  después  de  indicar  que  el  fenómeno  tuvo 
lugar  el  4  de  septiembre,  dice  que  cayó  del  cielo  sobre  Belén  una  piedra 
pequeña  en  su  tamaño,  aunque  pesada  en  extremo.  Entonces  S.  B.,  el  pa- 
triarca Ioannikios,  convocó  una  sinaxis  litúrgica  de  tres  días,  al  cabo  de  los 
cuales  oyó  una  voz  que  le  intimaba  a  tomar  en  sus  manos  la  piedra.  Obe- 
diente el  patriarca,  fué  a  darle  la  vuelta,  y  en  esto  se  abrió  por  medio,  de- 
jando aparecer  la  carta.  El  códice  de  Chíos,  perteneciente  a  la  red.  C,  señala 
la  aparición  milagrosa  del  documento  el  12  de  septiembre,  miércoles,  y 
hace  figurar  asimismo  al  patriarca  Ioannikios.  El  folleto  publicado  en  Atenas 
el  año  1894  (al  que  hicimos  referencia  en  la  nota  5  de  la  introducción) 
hace  descender  el  documento  sobre  Getsemaní,  en  el  sepulcro  mismo  de 
la  Virgen. 

4  El  lenguaje  de  esta  carta  es  muy  popular,  lo  cual  demuestra  la  serie 
de  alteraciones  de  todo  género  que  sufrió  su  texto  hasta  llegar  a  nuestras 
manos.  Nótese  la  forma  óv  en  lugar  de  ώ. 

5  La  cita  está  tomada  de  Mt.  ió,i8ss.,  aunque  no  al  pie  de  la  letra. 

6  Aunque  el  códice  dice  claramente  Ιερω,  parece  más  lógico  interpre- 
tar άέρι,  en  el  sentido  de  que  la  carta  quedó  suspendida  en  el  aire,  como 
indica  poco  más  abajo. 


CARTA  DEL  DOMINGO 


717 


tus  obras,  pues  nos  has  dado  a  conocer  a  nosotros  esta  carta 
(que  diriges)  a  todo  el  mundo».  Y,  después  de  convocar  a  todos 
los  clérigos  de  la  gran  iglesia,  a  los  sacerdotes,  monjes,  jefes, 
hombres,  mujeres  y  niños,  y  de  recitar  entre  lágrimas  durante 
tres  días  y  tres  noches  esta  plegaria:  «Muéstranos,  Señor,  la  ri- 
queza de  tus  misericordias  (al  pueblo)  humilde  e  indigno  que 
ruega»,  sobre  la  hora  de  tercia,  descendió  la  carta  inmaculada  a 
las  manos  del  pontífice.  Este,  lleno  de  temor  y  de  temblor,  la  ve- 
neró y  la  besó;  después  la  abrió  y  encontró  escrito  lo  que  sigue: 
«Ved  y  considerad,  hijos  de  los  hombres,  que  os  entregué 
el  día  santo  del  domingo;  mas  vosotros  no  lo  habéis  apreciado 
ni  guardado.  Entonces  envié  naciones  bárbaras,  las  cuales  de- 
rramaron vuestra  sangre,  y  obré  cosas  terribles  en  gran  canti- 
dad. Mas  ni  aun  así  os  arrepentisteis.  ¿No  escuchasteis  aquello 
del  evangelio  que  dice:  El  cielo  y  la  tierra  pasarán,  pero  mis  pa- 
labras no  pasarán  eternamente?  Os  envié  tempestades,  heladas, 
pestes,  terremotos,  granizadas,  plagas  de  langostas,  orugas  y  sal- 
tamontes y  muchas  otras  calamidades  a  causa  del  día  santo  del 
domingo;  y  no  os  arrepentisteis  lo  más  mínimo.  Luego  os  di 
trigo,  vino,  aceite  y  toda  clase  de  bienes.  Mas,  en  cuanto  os  sa- 


ήμΐν  [c.  — ών]  αυτήν  την  έτπστολήν  εις  άπαντα  κόσμον».  Κα'ι  προσκα- 
λεσάμενος  άπαν  τό  πλήθος  των  κληρικών  της  μεγάλης  εκκλησίας,  ιερέων, 
μοναζόντων,  ανδρών  τε  και  γυναικών  και  παιδιών,  και  επί  τρεις  ημέρας 
και  τρεις  νύκτας  μετά  δακρύων  λέγοντες·  «Δεΐξον  ήμΐν,  Κύριε,  τά  ελέη 
σου  τά  πλούσια  τώ  ταπεινώ  σου  και  άναξίω  εύχέτη»  7,  περί  δε  ώρας 
τρίτης  της  ημέρας  κατελθούσα  ή  άχραντος  επιστολή  εις  τάς  χείρας  του 
άρχιερέως  και  προσκυνήσας  καΐ  άσπασάμενος  αυτήν  μετά  φόβου  καϊ  τρό- 
μου καϊ  άνοίξας  εύρε  γεγραμμένα  ταύτα.  Και  λέγει- 

«"Ιδετε,  ΐδετε,  υιοί  τών  ανθρώπων,  ότι  έδωκα  ύμΐν,  άλλ'ύμεΐς  ούκ 
έτιμήσατε  την  άγίαν  κυριακήν  ούδέ  εορτάσατε.  Κα'ι  άπέστειλα  βάρβαρα 
έθνη  καϊ  έξέχεαν  τό  αίμα  ϋμών.  Καϊ  έποίησα  πολλά  δεινά,  και  ουδέ  ούτω 
[έμετ]ενοήσατε  8.  Ούκ  ήκούσατε  τοΰ  εύαγγελίου  λέγοντος·  «Ό  ούρανός 
καϊ  ή  γη  παρελεύσονται,  οί  δε  λόγοι  μου  ού  μή  παρέλθωσιν  εις  τον 
αιώνα;»  9  Απέστειλα  ύμΐν  χειμώνας  και  παγετούς  καϊ  λοιμούς  και  σεισ- 
μούς έπ'ι  της  γης  και  χάλαζα  10  και  ά[κ]ρίδας  καϊ  κάμπας  καϊ  βροΰχον 
και  άλλα  πολλά  διά  τήν  άγίαν  κυριακήν,  καϊ  ούδέ  [ν]  εμετανοήσατε. 
Κα'ι  έδωκα  ύμΐν  σϊτον  και  οίνον  καϊ  ελαιον  κα'ι  άλλον  πάν  αγαθόν,  και 
όταν  έχορτάσθητε,  τότε  πάλιν  εις  τό  χείρον  έποιήσατε.  Και  ήβουλήθην 


7  Cf.  Ps.  84,8. 

8  Este  comienzo  parece  aludir  a  Ex.  34,10. 

9  Me.  13,31. 

1 0  χάλαζα  =  χάλαζαν.  El  suprimir  la  letra  ν  en  el  acusativo  es  común  en 
el  griego  modernizante. 


VIS 


APÉNDICE  :  CARTAS.  DEL  SEÑOR 


ciasteis,  volvisteis  a  portaros  peor.  Y  tomé  la  determinación  de 
aniquilar  a  todo  hombre  a  causa  del  día  santo  del  domingo;  pero 
me  moví  de  nuevo  a  misericordia  por  la  súplica  de  mi  Madre 
inmaculada  y  de  los  santos  ángeles,  apóstoles  y  mártires  y  tam- 
bién del  Precursor  y  Bautista.  Ellos  apartaron  mi  cólera  de  vos- 
otros. Viudas,  huérfanos  y  pobres  claman  ante  mí,  y  vosotros 
no  les  compadecéis.  Los  gentiles  se  mueven  a  compasión;  mas 
vosotros,  cristianos  como  sois,  no  tenéis  piedad.  Di  a  los  judíos 
una  ley  por  medio  de  Moisés,  y  no  la  quebrantan;  a  vosotros  os 
di  el  santo  evangelio,  mi  ley  y  mi  bautismo,  y  no  lo  habéis  ob- 
servado. 

¿No  sabéis,  hijos  de  los  hombres,  que  en  el  primer  día  hice 
el  cielo  y  la  tierra  y  el  principio  de  los  días  y  de  los  tiempos 
y  que  le  di  el  nombre  de  domingo  radiante,  gran  pascua  y  re- 
surrección? Por  eso,  todo  bautizado  debe  venerarlo  y  honrarlo, 
frecuentando  la  iglesia  santa  de  Dios.  ¿No  sabéis  asimismo  que 
la  formación  de  Adán  (el  primero  que  fué  creado)  y  de  Eva  tuvo 


άπολέσαι  πάντα  άνθρωττον  διά  τήν  άγίαν  κυριακήν,  και  πάλιν  εύσπλα- 
χνίσθην  διά  την  δέησιν  1 1  τής  παναχράντου  μου  μητρός  και  αγίων  αγγέ- 
λων κα'ι  αποστόλων  και  μαρτύρων,  έτι  δέ  και  του  Προδρόμου  και  βαπ- 
τιστοΰ-  άπέστρεψαν  τόν  θυμόν  μου  άφ'ύμών.  Χήρες  12  και  ορφανά  κα'ι 
πτωχοί  κράζουσιν  έμπροσθεν  μου  καϊ  οΰκ  ήλεήσατε  αυτούς.  Τά  έθνη 
έλεοΰσι,  ύμεΐς  δέ  οί  χριστιανοί,  έλεημοσύνην  ούκ  έχετε.  Τοις  Έβραίοις  13 
νόμον  έδωκα  διά  Μωϋσέως  και  ού  παραβαίνουσιν  ύμΐν  δέ  έδωκα  τό 
άγιον  εύαγγέλιον  και  τόν  νόμον  κα'ι  τό  βάπτισμά  μου  και  τοΰτο  ούκ 
έφυλάξατε. 

Ουκ  οϊδατε,  άνθρωποι,  ότι  τόν  ούρανόν  και  τήν  γήν  τήν  πρώτην 
ήμέραν  έποίησα  και  άρχήν  ήμερων  και  χρόνον  14  καϊ  λαμπράν  κυρια- 
κήν  καϊ  μέγα  πάσχα  και  άνάστασιν  έκάλεσα;  Καϊ  διά  τοΰτο  πας  άνθρω- 
πος βαπτιζόμενος  οφείλει  τιμά  καϊ  έορτάζη  καϊ  είς  τήν  άγίαν  τοΰ  θεοΰ 
έκκλησίαν  εισέρχεται  15.  Οΰκ  οϊδατε  ότι  τήν  παρασκευήν  έποίησα  τόν 
πρωτόπλαστον  Αδάμ  16  καί  τήν  Εύα-  και  πάλιν  τήν  παρασκευήν  I7 


11  Es  muy  frecuente  en  el  arte  bizantino  representar  la  escena  de  la 
súplica  o  δέησίξ,  a  que  alude  este  pasaje.  Domingo  Theotocópulos  (el  Greco) 
no  se  olvidó  de  ello  en  su  obra  maestra  Entierro  del  conde  de  Orgaz,  en 
cuya  parte  superior  se  ve  a  la  Virgen  rodeada  de  ángeles,  santos  y  de  San 
Juan  Bautista  en  actitud  de  orar  ante  Jesús  por  el  alma  del  finado.  Tal 
escena  es  muy  común  en  los  iconostasios  bizantinos. 

1 2  χήρεζ  =  χηρσι,  forma  modernizante. 

13  Esta  alusión  a  los  hebreos  no  parece  dar  fundamento  suficiente  para 
pensar  en  las  tendencias  judaizantes  del  autor. 

1 4  Parece  más  lógico  leer  χρόνων,  al  principio  de  los  tiempos. 

15  Nótense  las  formas  modernizantes  de  τίμα,  έορτάζη,  εΙσέρχεται  en 
lugar  de  τιμαν,  έορτάζειν,  είσέρχεσθαι 

16  Se  recomienda  que  sean  considerados  como  días  de  ayuno,  según 


CARTA   DEL  DOMINGO 


719 


lugar  en  viernes  y  que  en  este  mismo  día  fui  yo  crucificado  y 
recibí  sepultura  y  que  al  domingo  siguiente  resucité  por  la  sal- 
vación del  mundo  ?  Por  eso  os  mandé  que  todo  cristiano  se  abs- 
tuviera de  carne,  queso  y  aceite  los  miércoles  y  viernes.  ¿No  sa- 
béis que  fué  en  el  día  santo  del  domingo  cuando  la  hospitalidad 
de  Abrahán  me  retuvo  en  su  casa  y  cuando  éste  sacrificó  un  no- 
villo para  obsequiar  a  la  Santa  Trinidad?  En  domingo  me  apa- 
recí también  a  Xloisés  en  el  monte  Sinaí;  y,  después  de  que 
hubo  ayunado  durante  cuarenta  días,  le  entregué  las  tablas  es- 
critas con  mano  divina  [o  sea,  la  ley].  Y  el  día  santo  del  domin- 
go mi  arcángel  Gabriel  vino  a  traer  el  mensaje  del  «Dios  te  sal- 
ve» [o  sea,  la  Anunciación].  Y  en  domingo  recibí  el  bautismo 
de  manos  del  Precursor,  para  daros  ejemplo  y  para  que  no  os 
ensoberbezcáis  al  ser  bautizados  por  sacerdotes  pobres;  [no 
seáis  altaneros;  no  despreciéis  ni  a  un  pobre  siquiera],  pues 


έποίησα  τόν  σταυρόν  και  ύττέμεινα  ταφήν  και  τήν  κνριακήν  έποίησα 
άνάστασιν  18  διά  τήν  τοΰ  κόσμου  σωτηρίαν;  Διά  τοϋτο  τάς  έντολάς 
ϋμϊν  έδωκα.,  ίνα  τετράδη  I9  και  τταρασκευήν  πάς  χριστιανός  νηστεύη 
κρέατος,  τυροΰ  και  ελαίου.  Οϋκ  οϊδατε  ότι  τήν  άγίαν  κυριακήν  παρώ- 
κησα  εν  τω  οίκω  τοΰ  Αβραάμ  διά  τήν  φιλοξενίαν  αύτοΰ,  ότε  και  τόν 
μόσχον  Ισθισεν  20  εΐς  φιλοξενίαν  της  Αγίας  Τριάδος;  21  Κα'ι  κυρια- 
κήν έφάνην  τω  Μωϋσή  έν  τω  ορει  τω  Σινά,  και  νηστεύσας  ήμέρας  τεσ- 
σαράκοντα  δέδωκα  αϋτώ  τάς  θεοχάρακτας  πλάκας  22  [ήγουν  τόν  νό- 
μον.]  Καϊ  τήν  άγίαν  κυριακήν  έμήνευσεν  ό  αρχάγγελος  μου  Γαβριήλ  2  3 
τό  «Χαίρε»  [ήγουν  τόν  εύαγγελισμόν  24.]  Καϊ  τήν  κυριακήν  έδεξάμην 
τό  βάπτισμα  ϋπό  τοΰ  Προδρόμου,  ίνα  ύμιν  δώσω  τύπον  καϊ  μή  υψη- 
λόφρονες ήτε  βατΓτισΘήναι  ϋττό  ιερέων  πτωχών·  [μή  υψηλόφρονες  ήτε· 
μή  ύψηλοφρονεϊτε  ή  καί  τίνος  πένητος·]  ό  γάρ  Ιωάννης  ό  έμός  βαπ- 

costumbre  de  la  Iglesia  primitiva.  Loe  motivos  expresados  a  continuación 
indican  que  tal  recomendación  no  obedecía  a  prescripciones  judaicas. 

17  El  códice  III  3  de  la  Bibl.  Barberini  dice  que  la  creación  de  Adán 
prefiguraba  la  encarnación  y  resurrección  de  Cristo. 

18  Nótese  cómo  insiste  el  autor  en  que  el  motivo  de  la  observancia 
dominical  estriba  en  la  resurrección  de  Cristo.  Es  característica  de  la  litur- 
gia bizantina  el  dar  un  realce  extraordinario  en  los  oficios  del  domingo  al 
motivo  de  la  resurrección. 

1 9  ΤΕτράδη  —  τετράδην. 

20  Hemos  traducido  esta  palabra  por  sacrificar,  refiriéndola  al  banquete 
que  preparó  Abrahán  en  honor  de  sus  huéspedes  (cf.  Gen.  i8,iss). 

21  Es  muy  común  entre  los  bizantinos  ver  en  los  tres  huéspedes  de 
Abrahán  una  representación  de  la  Santísima  Trinidad.  Esto  ha  dejado  sus 
huellas  en  el  arte  iconográfico.  Baste  citar  a  este  respecto  el  famosísimo  icono 
de  Rubliov  (s.XV),  perteneciente  a  la  catedral  de  la  Trinidad  en  Moscú. 

22  Cf.  Ex.  31,18. 
2  3  Cf.  Le.  1,26. 

24  Este  es  el  nombre  con  que  los  griegos  denominan  la  anunciación. 


720 


APÉNDICE  :  CARTAS  DEL  SEÑOR 


Juan,  el  que  me  bautizó  a  mí,  no  vestía  sino  pelos  de  camello 
y  no  comía  pan  ni  bebía  vino.  ¡Ay  del  que  no  respeta  a  su  pa- 
drino y  a  sus  propios  hijos!  ¡Ay  de  los  que  conculcan  la  cruz! 
¿No  sabéis  que  en  el  día  santo  del  domingo  he  de  juzgar  a  toda 
la  tierra  y  que  han  de  ser  emplazados  ante  mi  presencia  reyes 
y  jefes,  ricos  y  pobres,  desnudos  y  desvergonzados  ?  Juro  por 
mi  excelso  trono  que,  si  no  guardáis  el  día  santo  del  domingo, 
los  miércoles  y  viernes  y  las  santas  fiestas  solemnes,  he  de  en- 
viar bestias  venenosas  para  que  devoren  los  pechos  de  las  mu- 
jeres que  no  amamantan  a  los  niños  (desprovistos  de  la  leche 
de  sus  madres),  y  lobos  salvajes  arrebatarán  a  vuestros  hijos. 
Maldito  el  hombre  que  no  respeta  el  día  santo  del  domingo 
desde  la  hora  nona  del  sábado  anterior  hasta  la  alborada  del 
lunes,  [y  que  no  observa]  la  prescripción  del  ayuno  y  de  la  abs- 
tinencia los  miércoles  y  viernes.  Glorificad  mi  excelso  nombre. 

Y  si  no  hacéis  esto,  no  creáis  que  os  voy  a  enviar  otra  carta, 
sino  que  abriré  los  cielos  y  haré  llover  fuego,  granizo,  agua 
hirviendo  (porque  el  hombre  continúa  en  su  inconsciencia); 


τυστής  ούκ  εΐχεν,  εί  μή  τρίχας  καμήλου  ένδεδυμένος,  και  ούτε  άρτον 
έσθιεν  ούτε  οίνον  ετπεν  25.  Ούαϊ  τον  μή  τιμώντα  τόν  έαυτοΟ  σύντεκνον  26 
και  τά  έαυτοΰ  τεκνοπαιδία.  Ούαϊ  τούξ  σταυροπάτες·  ούκ  οϊδατε  ότι  τήν 
άγίαν  κυριακήν  μέλλω  κρΐναι  τήν  ο'ικουμένην  όλην  και  σταθήναι  έμπροσ- 
θεν μου  βασιλείς  και  άρχοντες,  πλούσιοι  27  και  πένητες,  γυμνοί  και 
ξετραχηλισμένοι;  Όμνύω  κατά  του  θρόνου  μου  του  ύψηλου,  ότι,  έάν 
μή  φυλάξετε  τήν  άγίαν  κυριακήν  και  τετράδη[ν]  και  παρασκευήν  και 
τάς  άγίας  επισήμους  έορτάς,  πέμψειν  έχω  2  8  Θηρία  ϊοβόλα  ϊνα  καταφά- 
γωσι  τούς  μασθούς  τών  γυναικών,  α'ίτινες  ού  θηλάζουσι  βρέφη  μή  έχοντα 
μητέρων  γάλα,  κα'ι  άρπάζουσι  λύκοι  άγριοι  τά  τέκνα  ύμών.  Έπικατά- 
ρατός  έστιν  ό  άνθρωπος  ό  μή  τιμών  τήν  άγίαν  κυριακήν  άπό  ώρας 
έννάτης  τοΰ  σαββάτου  έως  δευτέρας  έπιφαυσκούσης,  τάς  δέ  τετράδας 
και  παρασκευάς  νηστείαν  και  ξηροφαγίαν,  και  δοξάζετέ  (μου)  τό  όνομά 
μου  τό  μεγάλον. 

Εί  δέ  και  ταΰτα  ού  μή  ποιήσετε,  ού  μή  πέμψω  άλλην  έπιστολήν, 
άλλά  ανοίξει  θέλω  29  τούς  ούρανούς  και  βρέξει  θέλω  πύρ,  χάλαζαν, 
ύδωρ  καχλάζον,  ότι  ού  γινώσκει  άνθρωπος,  και  ποιήσω  σεισμούς  φοβε- 


25  Cf.  Mt.  3,4ss. 

26  Con  esta  palabra  de  cuño  moderno  los  griegos  designan  el  padrino 
del  bautismo. 

27  Como  se  ve  en  este  caso  y  en  otros  análogos,  el  copista  no  ha  tenido 
gran  cuidado  de  las  normas  sintácticas  y  morfológicas. 

28  πέμψειν  εχω  ==  μέλλω  πέμψειν,  forma  perifrástica  propia  del  griego 
moderno. 

29  Forma  perifrástica  análoga  y  equivalente  a  la  anterior,  si  biei.  aquí, 
como  en  otras  expresiones  similares,  el  autor  omite  la  ν  del  infinitivo. 


CARTA  DEL  DOMINGO 


721 


provocaré  espantosos  terremotos;  haré  llover  sangre  y  estacte 
en  abril;  haré  desaparecer  toda  semilla,  viña  y  plantas;  final- 
mente, acabaré  con  vuestras  ovejas  y  animales.  Y  todo  esto,  a 
causa  del  día  santo  del  domingo.  He  de  enviar,  además,  bes- 
tias aladas  para  que  devoren  vuestras  carnes  y  digáis:  Abrid 
los  sepulcros,  los  que  reposáis  desde  la  eternidad,  y  ponednos  a 
cubierto  de  la  ira  del  Señor  Dios  todopoderoso.  Oscureceré  la 
luz  del  sol  y  haré  sobrevenir  las  tinieblas,  como  hice  una  vez 
con  los  egipcios,  valiéndome  de  mi  siervo  Moisés.  He  de  enviar 
al  pueblo  de  los  ismaelitas  para  que  los  esclavice,  y  acabarán 
con  ellos  a  espada,  dándoles  una  muerte  cruel.  Entonces  llo- 
raréis y  os  arrepentiréis.  Mas  yo  volveré  mi  rostro  para  no 
oíros,  a  causa  del  día  santo  del  domingo.  Hombres  malhechores, 
mentirosos,  adúlteros,  rebeldes,  impíos,  injustos,  odiosos,  trai- 
dores, insidiosos,  blasfemos,  hipócritas,  abominables,  falsos  pro- 
fetas, ateos,  [...],  esquivos,  [...],  enemigos  de  vuestros  propios 
hijos,  conculcadores  de  la  cruz,  codiciosos  del  mal,  desobedien- 
tes, charlatanes,  enemigos  de  la  luz  y  amantes  de  las  tinieblas; 
vosotros  que  decís:  Amamos  a  Cristo,  pero  deshonramos  al  pró- 
jimo y  [...]  devorando  a  los  pobres.  ¡De  cuántas  cosas  se  arre- 
pentirán en  el  día  del  juicio  los  que  obran  tales  maldades! 
¿Cómo  no  se  va  a  abrir  la  tierra  y  os  va  a  devorar  vivos? 
Porque  ejecutan  las  obras  del  diablo,  heredarán  la  condena- 


ρούς  και  βρέξω  θέλω  αίμα  και  στακτή[ν]  Άπριλλίω  και  άτταν  σπέρμα, 
αμπελώνα  καΐ  φυτά  εξαλείψω  και  πρόβατα  και  κτήνη  υμών  αφανίσω 
δια  τήν  άγίαν  κυριακήν.  Και  πέμψειν  έχω  θηρία  πτερωτά,  ίνα  φάγωσιν 
τάς  σάρκας  ύμών,  ίνα  εϊπητε·  Ανοίγετε  τά  μνημεία,  οί  άπ'αίώνος  κεκοι- 
μωμένοι  και  κρύψατε  ήμάς  άπό  την  όργήν  τοΰ  Παντοκράτορος  Κυρίου 
του  Θεοΰ·  και  σκοτίσω  τό  φώς  τοΰ  ηλίου  και  ποιήσω  σκότος,  καθώς  τό 
έποίησα  τοις  Αΐγυπτίοις  ποτέ  διά  Μωϋσή  δούλου  μου.  Και  πέμψει  3έλω 
τον  Ίσμαηλίτην  λαόν,  τοΰ  δουλεύειν  αύτών  καί  κακώ  θανάτω  και  μα- 
χαίρα απολέσει,  καί  κλαύσετε  καί  μετανοήσετε.  Καί  ούτω  αποστρέψω  τό 
πρόσωπον  μου  τοΰ  μή  άκούσειν  υμάς,  καϊ  διά  τήν  άγίαν  κυριακήν  κα- 
κοΰργοι  άνθρωποι,  ψεΰσται,  μοιχοί,  άντάρται,  άσεβεΐς,  άντίδικοι,  εχθροί, 
προδόται,  επίβουλοι,  βλάσφημοι,  ϋποκριταί,  βδελυκτοί,  ψευδοπροφήται, 
άθεοι,  f  ύδόν  νομιαταί,  παρακαμπανισταί,  f  φονοίσκοι,  μισότεκνοι, 
σταυροπάται,  πλεονέκται  τοΰ  κακού,  παρακροαταί,  κατάλαλοι,  οί  μι- 
σήσαντες  τό  φώς  καϊ  τό  σκότος  άγαπήσαντες,  οί  λέγοντες-  «Τον  Χριστόν 
άγαπώμεν,  τόν  δέ  πλησίον  άτιμάζομεν»  καϊ  μισούμενοι  κατεσθίοντες  τούς 
πτωχούς  f  πτωχούς  τάς  κόπας.  ΤΩ  πόσα  μετανοήσωσιν  οί  τά  τοιαύτα 
πράττοντες  έν  ήμέρα  κρίσεως·  πώς  ού  μή  σχισθη  ή  γη  καί  καταπίη  ύμάς 
ζώντας;  "Οτι  εργάζονται  τά  εργα  τοΰ  διαβόλου  καί  σύν  τω  Σατανά 
ανάθεμα  κληρονομήσουσιν,  καί  τά  τέκνα  αύτών  ώς  κονιορτός  άφανισ- 


722 


APÉNDICE  :  CARTAS  DEL  SEÑOR 


ción  juntamente  con  Satanás.  Y  sus  hijos  desaparecerán  de  la 
faz  de  la  tierra  como  el  polvo.  Por  mi  Madre  inmaculada  y 
por  los  querubines  de  muchos  ojos  y  por  Juan,  el  que  me 
bautizó,  sabed  que  no  ha  sido  mano  de  hombre  la  que  ha 
escrito  esta  carta,  sino  que  salió  enteramente  de  las  manos  de 
mi  Padre  invisible.  Si  hay  algún  malévolo  o  mal  pensado  que 
niegue  el  origen  divino  de  esta  carta,  tendrá  por  herencia,  lo 
mismo  él  que  su  casa,  la  condenación,  igual  que  Sodoma  y 
Gomorra;  y  su  alma  irá  al  fuego  eterno  por  no  haber  dado 
crédito.  Lo  que  es  imposible  a  los  hombres,  es  posible  ante 
Dios. 

¡Ay  del  sacerdote  aquel  que  no  dé  acogida  a  esta  carta 
[y  que  no  la  quiera]  leer  ante  el  pueblo!  ¡Ay,  además,  de 
aquella  ciudad  y  de  aquel  pueblo  que  no  la  escuchen  de  todo 
corazón!  ¡Ay  del  hombre  que  se  burla  y  desprecia  al  sacerdote!, 
pues  no  se  mofa  del  sacerdote,  sino  de  la  Iglesia  de  Dios,  así 
como  también  de  su  fe  y  de  su  bautismo.  El  sacerdote,  en 
efecto,  ruega  por  todo  el  pueblo:  por  los  que  le  odian  y  por 
los  que  le  aman.  ¡Ay  de  los  que  charlan  entre  sí  durante  la 
santa  misa  y  escandalizan  al  sacerdote  que  está  orando  por 
sus  pecados,  pues  el  sacerdote  y  el  diácono  ruegan  por  el  pon- 
tífice y  por  el  pueblo  cristiano!  ¡Ay  de  los  que  no  honran  a 
su  padrino!,  (pues  él)  llevó  la  cruz  a  tu  casa  y  fué  para  ti  un 


θώσιν  άπό  προσώπου  της  γης.  Μά  την  μητέρα  μου  την  άχραντον  και 
τά  πολυόμματα  Χερουβίμ  και  τον  Ίωάννην  τόν  βαπτιστήν  μου  οϋκ 
έγράφη  ή  επιστολή  αύτη  από  ανθρώπου,  άλλά  όλόγραφός  εστίν  ΰπό 
τοΰ  αοράτου  Πατρός.  ΕΊ'  τις  κακόφρονος  ή  τις  κακόδοξος  εΰρεθή  και  ε'ίπη 
ότι  ούκ  εστί  ή  επιστολή  αύτη  άπό  τοΰ  Θεοΰ,  κληρονομήσει  τό  ανάθεμα 
αυτός  και  ό  οικός  του  ώς  τά  Σόδομα  και  Γόμορα  και  εις  τό  πυρ  τό  εξώτε- 
ρον άπελεύσεται  ή  ψυχή  αύτοΰ,  ότι  οΰ  πιστεύει.  Τά  άδύνατα  τοις  άνθρώ- 
ποις  δυνατά  εϊσιν  παρά  τω  Θεώ  30. 

Ούαί  τόν  ίερέαν  εκείνον  τόν  μή  δεξάμενον  (και)  άναγινώσκειν  ταύτην 
έμπροσθεν  τοΰ  λαοΰ.  Ούαί  αΰ  τη  πόλει  έκείνη  και  τόν  λαόν  εκείνον  τόν 
μή  άκούοντα  ταύτην  έξ  όλης  καρδίας.  Oúai  τόν  άνθρπωον  τόν  υβρίζοντα 
κα'ι  άτιμάζοντα  τόν  ίερέαν  οΰ  yáp  υβρίζει  τόν  ίερέαν,  άλλά  τήν  έκκλη- 
σίαν  τοΰ  Θεοΰ  και  τήν  πίστιν  και  τό  βάπτισμα  αύτοΰ.  Ό  γάρ  ιερεύς 
εύχεται  υπέρ  παντός  [c.  -τας]  τοΰ  λαοΰ,  υπέρ  τους  μισοΰντας  και  αγα- 
πώντας αύτόν.  Oúai  τοις  όμιλοΰσιν  άλλήλοις  έν  τή  θεία  λειτουργία  και 
τόν  ιερέα  σκανδαλίζουσι  τόν  δεόμενον  ύπέρ  τάς  αύτών  άμαρτίας·  ό  γάρ 
Ιερεύς  και  διάκων  εύχεται  ύπέρ  τοΰ  άρχιερέως  κα'ι  ύπέρ  τοΰ  χριστωνύμου 
λαοΰ.  Oúai  τοις  μή  τιμώσιν  τόν  ϊδιον  σύντεκνον.  Σταυρόν  Χριστού  έφε- 


30  Le.  ι8,27· 


CARTA   DEL  DOMINGO 


723 


segundo  padre  por  el  bautismo.  ¡Ay  de  los  que  no  dan  cré- 
dito a  las  santas  escrituras!  ¡Ay  de  los  que  juntan  casa  con 
casa  y  finca  con  finca  para  no  dejar  extenderse  a  su  prójimo! 
¡Ay  de  los  que  privan  a  los  obreros  ...  de  su  salario!  ¡Ay  de 
los  que  prestan  su  dinero  con  usura!,  pues  serán  juzgados  jun- 
tamente con  Judas.  ¡Ay  del  monje  que  no  permanece  en  su 
monasterio  y  en  la  iglesia  santa  de  Dios!  ¡Ay  del  monje  que 
se  da  a  la  fornicación!  ¡Ay  de  aquel  que  deja  a  su  mujer  y 
se  adhiere  a  otra!  Maldito  el  sacerdote  que  no  lea  esta  (car- 
ta) en  público,  pues  cierra  a  los  hombres  el  reino  de  Dios  y 
ni  entra  él  ni  deja  entrar  a  los  que  quieren.  Dichoso  el  sacer- 
dote que  posea  y  lea  esta  (carta)  ante  el  pueblo  y  la  copie  para 
(que  llegue  a)  otras  ciudades  y  países;  en  verdad  os  digo  que 
encontrará  su  recompensa  en  el.  día  del  juicio  y  la  remisión 
de  sus  pecados.  ¡Ay  del  amo  de  casa  que  no  hace  producir 
su  hacienda!,  pues  será  quemado  en  el  fuego  como  madero 
estéril.  ¡Ay  del  que  ofrece  dones  en  el  templo  y  está  en  guerra 
con  sus  prójimos!  ¡Ay  del  sacerdote  que  celebra  la  misa  estando 
enemistado!,  pues  no  está  solo  celebrando  y  elevando  los  santos 
dones,  sino  que  los  ángeles  concelebran  con  él.  Yo,  Dios,  soy 
el  primero;  yo  estoy  también  después  de  todas  estas  cosas,  y 


ρεν  έν  τώ  οίκω  σου  και  δεύτερος  ττατήρ  έγένετό  σοι  [ο  -σε]  δια  τοΰ 
βαπτίσματος.  Ούαί  τοις  μή  τπστεύουσιν  τάς  θείας  γραφάς·  ούαί  τοις 
προσεγγίζουσιν  οίκίαν  πρός  οίκίαν  και  αγρόν  προς  άγρόν  ίνα  μή  τον 
πλησίον  τταραστρώσουσιν.  Ούαί  τοις  μισθόν  εργάτας  f  °ί  ποιμένες  άποσ- 
τεροΰσιν.  Ούαί  τούς  δίδοντας  τό  άργύριον  αύτών  έπί  τόκω  ότι  μετά 
τοΰ  Ιούδα  κριθήσονται.  Ούαί  τω  μοναχω  τω  μή  παραμένοντι  τω  μο- 
ναστηρίω  και  τήν  άγίαν  τοΰ  Θεού  έκκλησίαν.  Ούαί  τω  μοναχω  τω  πορ- 
νεύοντι.  Ούαί  καταλίποντι  τήν  εαυτού  γυναίκα  και  ετέρα  προσκολληθή- 
σεται.  Έτπκατάρατος  ό  ιερεύς  εκείνος  ό  μή  άναγινώσκων  ταύτην  έμπροσ- 
θεν τών  ανθρώπων,  δτι  κλεΐ  τήν  βασιλείαν  τού  Θεού  έμπροσθεν  αύτών 
και  ούτε  αύτός  έρχεται  ούτε  τούς  τούς  βουλεύοντας  έλθεΐν  αφήνει  31, 
Εύλογημένος  ό  ιερεύς  ό  έχων  και  άναγινώσκων  ταύτην  έμπροσθεν  τού 
λαού  και  άντιγράψη  αύτήν  εις  ετεραν  πόλιν  και  χώρας·  άμήν  λέγω  ύμϊν 
εύρεΐν  μισθόν  έν  τή  ήμέρα  της  κρίσεως  και  άφεσιν  αμαρτιών.  Ούαί  τόν 
οΐκοδεσπότην  τόν  μή  ποιούντα  καρποφορίαν  εις  τόν  οίκον  αύτού,  δτι 
ώς  ξύλον  άκαρπον  έν  πυρί  καυθήσεται.  Ούαί  τόν  προσφέροντα  δώρα  έν 
τή  εκκλησία  και  μάχην  έχοντα  μετά  τών  πλησίων  αύτού.  Ούαί  τόν  ίερέαν 
τόν  λειτουργούντα  μετά  μάχης  32·  ού  γάρ  μόνος  λειτουργεί  και  ύψοΐ  τά 


31  Cf.  Mt.  23,13· 

32  El  códice  de  Carpentras  de  la  red.  Β  añade:  <y  levanta  el  santo  pan 
diciendo:  Las  cosas  santas  para  los  santos»  (expresión  de  la  liturgia  bizan- 
tina). 


724 


APÉNDICE  :  CARTAS  DEL  SEÑOR 


fuera  de  mí  no  hay  otro.  ¿Adonde  huiréis  de  mi  faz?  ¿Dónde 
os  ocultaréis?  Yo  escudriño  los  corazones  y  los  ríñones  y  co- 
nozco bien  las  cavilaciones  de  los  hombres  y  descubriré  lo  que 
está  oculto.  Yo  mando  que  todo  hombre  confiese  fielmente  a 
su  padre  espiritual  cuanto  hizo  desde  su  juventud,  pues  éste 
ha  sido  dado  por  mí  y  por  mi  santa  Iglesia  para  desatar  y 
retener  los  pecados  de  los  hombres.  Bienaventurado  aquel  que 
ha  observado  el  día  santo  del  domingo;  yo,  Cristo,  soy  el  que 
le  ha  bendecido,  y  será  bendito». 

Entonces  el  arzobispo,  papa  de  Roma,  dijo  a  todos:  «Her- 
manos e  hijos  de  nuestra  humildad.  Oíd,  reyes  y  jefes.  Sed 
cuerdos  y  aprended  a  hacer  bien.  Juzgad  y  oíd  cosas  justas, 
patriarcas,  metropolitas,  obispos,  priores,  confesores,  sacer- 
dotes, monjes,  diáconos  y  todo  el  pueblo  cristiano  del  Señor: 
observad  cuanto  ha  determinado  Cristo,  Señor  (nuestro),  acerca 
del  día  santo  del  domingo  para  que  tengáis  paz  en  este  mundo. 
Sin  la  caridad  pura,  el  hombre  no  posee  bien  alguno.  Lo  mismo 


άγια,  άλλα  και  άγγελοι  συλλειτουργοϋσι  μετ'αύτοΰ  3  3.  Έγώ  Θεός 
πρώτος,  έγώ  και  μετά  ταύτα  καϊ  πλην  έμοΰ  άλλος  οϋκ  εστί.  Ποΰ  φύγητε 
άττό  προσώπου  μου;  "Η  ποΰ  κρυβήσετε;  Έγώ  εξετάζω  καρδίας  καϊ 
νεφρούς  καϊ  γινώσκω  τούς  διαλογισμούς  τών  άνθρώπων  και  τά  κρύφια 
φανερά  ποιήσω.  Έγώ  διακελεύω  ϊνα  πιστώς  έξομολογήσεται  πνευματικω 
πατρι  πάς  άνθρωπος  δ  έπραξε  εκ  νεότητος  αύτοΰ·  αυτός  γάρ  εδόθη 
δι'έμοΰ  καϊ  της  άγίας  μου  εκκλησίας  του  λύειν  και  δεσμεΐν  τά  τών  άνθρώ- 
πων άμαρτήματα.  Μακάριος  άνθρωπος  ό  τιμήσας  την  άγίαν  κυριακήν. 
Έγώ  Χριστός  εϋλογήσας  αυτόν  και  ευλογημένος  έσται». 

Ό  δέ  άρχιεπίσκοπος  πάπας  'Ρώμης  εΐπε  προς  απαντάς-  «Αδελφοί 
και  τέκνα  της  ημών  ταπεινώσεως.  Ακούσατε  βασιλείς  καϊ  άρχοντες,  καϊ 
σύνετε  καϊ  μάθετε  καλόν  ποιεΐν  καϊ  κρίνετε  κα'ι  δίκαια  ακούσατε,  πατριάρ- 
χαι,  μητροπολΐται,  επίσκοποι,  ηγούμενοι,  πνευματικοί,  Ιερείς,  Ιερομόνα- 
χοι, διάκονοι  και  άπας  ό  τοΰ  Κυρίου  χριστώνυμος  λαός,  και  φυλάξατε, 
δπερ  ώρισεν  ό  δεσπότης  Χριστός  διά  τήν  άγίαν  κυριακήν,  ϊνα  είς  τόν 
κόσμον  τον  παρόντα  εϊρήνην  έχετε.  Χωρίς  της  καθαρας  άγάπης  ουδέν 

33  El  códice  III  3  de  la  Bibl.  Barberini  añade  conminaciones  contra 
los  bogomiles  (secta  dualística  del  Oriente,  análoga  a  la  de  los  cátaros  de 
Occidente)  y  contra  los  patarinos  (llamados  también  cátaros  de  Lombar- 
día  y  fundados  por  el  diácono  Ariald  en  el  siglo  XI,  que  atentaban  contra 
los  ricos,  contra  el  clero  mundanizado  y  contra  la  dignidad  sacerdotal). 
Asimismo  lanza  terribles  anatemas  contra  los  que  no  creen  en  la  Santísima 
Trinidad  y  contra  los  que  no  veneran  las  santas  imágenes  (iconoclastas).  El 
códice  de  Carpentras  de  la  red.  Β  se  refiere  también  a  los  Pneumatómacos, 
herejes  del  siglo  IV  que  negaban  la  divinidad  del  Espíritu  Santo. 

Aparece  cbro  cómo  en  este  documento,  cuya  antigüedad  puede  fijarse  por 
lo  menos  en  el  siglo  VI,  han  ido  dejando  su  huella  lingüística  y  doctrinal 
todas  las  épocas  por  las  que  ha  tenido  que  atravesar  hasta  llegar  a  nosotros. 


CARTA  DEL  DOMINGO 


725 


que  los  manjares  sin  sal  son  inservibles  e  insípidos,  así  tam- 
bién los  hombres  sin  amor  son  inútiles.  Por  eso  (os)  hago  esta 
recomendación:  guardad  y  respetad  el  día  santo  del  domingo 
y  de  la  resurrección  (que  así  ha  venido  a  llamarse)  y  las  fiestas 
solemnes,  para  que  encontréis  misericordia  el  día  del  juicio  en 
Cristo  Jesús,  Señor  nuestro,  al  cual  sea  dada  gloria  y  poderío 
por  (todos)  los  siglos.  Así  sea. 


καλόν  εχει  ό  άνθρωπος.  Καθώς  τά  εδέσματα  χωρίς  άλας  άχρηστα  και 
άνοστά  είσιν,  ούτως  και  oi  άνθρωποι  χωρίς  της  αγάπης  άχρηστοι  είσιν. 
Διά  τοΟτο  παρακαλώ·  Φυλάξατε  και  τιμήσατε  τήν  áyíocv  κυριακήν  και 
άνάστασιν,  ώσπερ  εκλήθη,  και  τάς  επισήμους  έορτάς,  ίνα  ευρητε  έλεος 
έν  τη  ήμερα  της  κρίσεως  έν  Χριστώ  Ίησοΰ  τω  Κυρίω  ημών,  φ  ή  δόξα 
και  το  κράτος  εις  τους  αιώνας  άμήν». 


INDICES 


A)      INDICE  ONOMASTICO 


Aarón  55  161  196. 
Abbadón  373. 
Abbot  (G.  F.)  507  527. 
Abel  185  383. 

Abgaro  V  Ukhámá  419  703  706  710. 
Abgaro  IX  703. 
Abiacar  208. 

Abiatar  (sacerdote)  208  209  211  212 

217. 
Abichar  208. 
Abigea  213  690. 
Abirón  162  212. 

Abrahán  40  147  155  180  221  244 

383  471  512  643. 
Abrahán  Ecchellense  74. 
Abruzzos  576. 
Abu  Salih  341. 
Abyacar  288. 
Acbarus  Magnus  703. 
Achar  197. 

Adán  168  331  376  377  383  384  421 
472  482  491  493  497  571  577  580 
581  591· 

Adar  (mes  de)  350. 

Adas  (doctor)  454  455  464. 

Addai  703. 

Addas  483. 

Adeney  (W.  A.)  36. 

Adonai  219  470  487. 

Aeneas  427. 

Aescoly  (A.  Z.)  12. 

Afrodisio  236. 

Ageo  (levita)  454  455  464. 

Aggarus  707. 

Agreda  (sor  María  de)  1 1  134  190. 
Agripa  (defensor  de  Cto.)  435. 
Agustín  (San)  7  19  20  72  75  89  140 

195  207  262  482  705. 
Ain  Karim  184. 
Akhmim  398. 
Albio  525. 
Albov  (M.)  15. 
Alcuino  258. 

Alejandría  57  79  574  625  629. 


Alejandro  325  431. 

Alejandro  (era  de)  328. 

Alejandro  (hijo  del  Cireneo)  447. 

Alejandro  Nevskij  (laura  de)  571. 

Alejandro  (sacerdote)  429. 

Alepo  33  42. 

Algazel  127  128  129  130. 

Alishan  (L.)  708. 

Al-Masih  (Y.  A.)  709. 

Alien  83. 

Alonso  Cano  657. 

Altaner  (B.)  16  53  80. 

Altino  191. 

Amaducci  (J.  C.)  714. 

Amalech  454  486. 

Amann  (Ε.)  1  13  14  16  20  36  59  79 
135  139  143  144  150  156  157  158 
177  189  190  191  192  195  204  206 
213  230  258  259  301  327  402  426. 

Ambroggi  (P.  de)  37  59  144  402. 

Ambrosio  (San)  18  51  62  140  191. 

Amenti  371. 

Amersbach  (K.)  425. 

Amida  383. 

Amiot  (F.)  13  37  118  143  190  425. 
Ammonio  4. 

Amnes  (defensor  de  Cto.)  435. 
Ana  (Santa)  9  134  141  148  149  150 

151  152  197  198  199  203  204  205 

256  264  266  293  294  643. 
Ana,  hija  de  Fanuel  227. 
Ana,  madre  de  Samuel  158. 
Ana,  profetisa  148  331. 
Ananías  (cristiano)  422  576. 
Ananías  (fariseo)  m. 
Ananías  (legisperito)  426. 
Ananías  (mensajero)  703  704  705. 
Anás  171  429  435  436  456  466  470 

484  485  488  499  505  506  511  522 

535  557  561. 
Anás  (escriba)  170. 
Anás  (hijo  de)  304. 
Anás  (hijo  del  sacerdote)  240. 
Anderson  (J.  G.  C.)  705  708. 


730 


ÍNDICES 


Andrés  (apóstol)  54  107  584  625  691. 
Andrés  Cretense  (San)  7  647  141. 
Andriessen  (P.)  118  125. 
Angélico  (Fra)  11. 
Anticristo  192  378  481  597  600  601. 
Antioquía  49  69  191  400  401  612 
692. 

Antón  (San)  218. 

Antonio  (defensor  de  Cto.)  435. 

Apóstol  (El)  39. 

Aquila  566. 

Aquileya  191. 

Aquilón  596. 

Aquitania  544  545. 

Arabes  382. 

Arabia  218. 

Arconte  68. 

Arens  15. 

Areopagita  (Pseudo)  570. 
Ariald  (diácono)  724. 
Aries  73. 

Arimatea  449  458  470. 

Armenia  297. 

Armenios  182  218. 

Armitage  Robinson  (J.)  12  503  515. 

Arquelao  137  342  364  505  506  511 

522  552  561. 
Aser  (tribu  de)  227. 
Asia  Menor  140. 

Asín  y  Palacios  13  117  118  127  129 

130. 
Asirios  66. 
Assemani  707. 
Assia  (hija  de  José)  362. 
Asterio  (defensor  de  Cto.)  435. 
Atanasio  (Pseudo)  23  64. 
Atenas  159  615  706  714  716. 
Augusto  (emperador)  145  173  220 

328  364  444  521. 
Auja  Hafir  705. 
Aurea  (puerta  llamada)  265. 
Austro  596. 
Axon  (W.)  25. 

Ayuso  Marazuela  (T.)  712  713  715. 
Azimos  (fiesta  de  los)  404  417  543. 
Azramí  343. 

Babilonia  600. 

Bagatti  (B.)  17  184. 

Bakhuyzen  (W.  H.  van  de  Sande)  90 

402. 

Balaán  331. 
Baldoria  (N.)  16  134. 
Balic  (C.)  616, 


Baljon  (J.  M.  S.)  401. 
Baltasar  9  181  382. 
Bannister  (Η.  M.)  21. 
Bañólas  615. 

Baraquías  (hijo  de)  44  185. 

Bardenhewer  (O.)  4  14  17  36  37  51 
52  53  62  67  69  79  82  84  85  90  94 
98  136  144  215  398  418  426  708. 

Bardsley  (H.  J.)  16. 

Bardy  (G.  P.)  32  34  37· 

Baring-Could  117. 

Barkels  (H.)  13. 

Barnes  (A.  S.)  35  36. 

Barrabás  444. 

Barsov  (Ε.  V.)  16  134  199  203  215 

•425  477· 
Bartlet  Vernon  99. 
Bartolomé  (apóstol)  53  344  571  576 
577  581  582  584  585  591  593  597 
603  606  607  630  691. 
Basílides  18  64  79. 
Basset  (R.)  12. 

Batiffol  (P.)  15  81  82  94  95  96  98  99. 
Bauer  (W.)  15  80  177. 
Baumstark  (M.  A.)  36  52  58  572  575· 
Bautista  (Juan)  45  52  54  55  92  147 
154  160  166  263  471  493  519  722. 
Bea  (A.)  25. 
Beausobre  (I.)  14. 

Beauvais  (Vicente  de)  1 1  133  190387 
420  712. 

Beda  (el  Venerable)  18  51  258  570. 

Beelzebú  421  430  478. 

Behari  Dey  (L.)  350. 

Behnesa  80  87  93  97. 

Belén  43  138  173  174  175  177  181 
182  204  220  223  228  229  255  260 
270  274  277  288  328  331  342  345 
364  390  445  621  627-634  636. 

Belial  578  579  580  592  601. 

Bell  (Η.  I.)  12  101  103. 

Benito  (San)  189  206. 

Benjamín  73  364. 

Benoist  4. 

Benoit  (P.)  102  103. 

Berea  32  33  42. 

Berendts  (A.)  138  144. 

Berenike  528. 

Bergh  van  Eysinga  (G.  van  den)  15 

114  177  298  300  327. 
Berlín  106. 

Bernabé  (Pseudo)  400  413. 
Bernice  443. 
Beronike  528. 


A)  ONOMÁSTICO 


731 


Bersabée  42. 
Besson  (E.)  99  1 18. 
Bethleem  226. 
Béziers  236. 
Bezold  (C.)  331. 
Bibliander  (Buchmann)  135. 
Bickell  (G.)  90  91. 
Bülerbeck  118. 

Birch  (A.)  11  142  420  424  503  507 
532. 

Bittner  (M.)  713  714  715. 
Bizancio  10  706. 
Black  (M.)  16. 
Bobbio  184. 
Bock  (E.)  201. 
Boeser  (A.  A.)  708. 
Bogomil  26. 
Bogomiles  10  26  724. 
Bolandistas  17  376  611. 
Bolonia  299  301. 

Bonaccorsi  (G.)  12  14  20  37  59  62 
67  82  85  87  90  91  99  156  157  158 
160  164  166  172  174  176  190  276 
309  387  391  401  618  619. 

Bonnet  (M.)  12  615  708. 

Bonwetsch  (Μ.  N.)  13  144  301  575 
576  589  592. 

Borberg  (K.  F.)  13  142  301. 

Bóreas  596. 

Borgia  (cardenal)  358. 

Bouriant  (U.)  58  398  401  403. 

Bousquel  (J.)  13. 

Bousset  118. 

Bover  (J.  M.)  611  613  614  616  648 
683. 

Bover-Cantera  159. 

Brahmán  299. 

Braun  (F.  M.)  103. 

Brígida  (Santa)  190. 

British  Museum  4  101  275  294  300 

358  362. 
Brun  (G.  L.)  425. 
Brunet  (G.)  13  142. 
Bruston  (C.)  94  98  402. 
Bruyne  (D.)  402. 

Bucarest  (Acad.  Rumana  de)  713. 
Büchler  (A.)  84  85  86  87. 
Buda  1  77  300. 

Budge  (E.  A.  W.)  12  125  143  293 

298  325  327  397  575  612  613. 
Bulgaria  10. 
Buonaiutti  (E.)  99. 
Bunsen  (Ch.  K.  J.)  1 17. 
Burch  (V.)  36  48. 


Burdeos  545. 
Burgidalla  545  551. 
Bürgi  (E.)  17. 
Burmester  (O.  Η.  E.)  12. 
Burrows(E.)  85. 
Buthem  466. 
Byria  42. 

Cabrol  (F.)  118  615. 

Cabrol-Leclercq  17. 

Cafarnaúm  54  80  215  254  255  510. 

Caifás  54  328  428  429  435  436  452 
456  460  466  484  485  488  499  505 
Su  522  534  535  557  561. 

Caín  75  383  580  601. 

Cairo  (El)  341. 

Cairo  (El  Viejo)  341. 

Calcata  330. 

Calcedonia  (concilio  de)  19. 
Calderón  de  la  Barca  1 1 . 
Calvario  (monte)  447  551. 
Cambridge  50. 
Caná  de  Galilea  548. 
Cáncer  (signo)  73. 
Capadocia  615. 

Capelle  (B.)  99  276  613  616  646  649 

683. 
Carino  424. 
Carli  (L.)  616. 
Cario  Magno  258. 
Cartagena  71  2. 
Cartago  72. 
Cartojan  (N.)  16  708. 
Casiano  60. 
Casiodoro  19. 
Cassels  (W.  R.)  401. 
Cassianus  (Iulius)  58  81. 
Casson  (L.)  705  709. 
Cátaros  6  16. 

Cátaros  de  Lombardía  724. 
Catulle  Mendés  25. 
Caverna  de  los  Tesoros  331. 
Cecchelli  (C.)  65  144  195  218  276 
301  327  330  331  360  384  616  618. 
Cedor  596. 
Celso  140  362. 
Ceponio  7  18. 
Cerfaux  (L.)  102  103. 
Cerintianos  53. 
Cersoy  95. 
Cerutti(F.)  16. 

Cesárea  (biblioteca  de)  34  45  145. 
Cilicia  69. 

Cipriano  (Pseudo)  47  122. 


732 


ÍNDICES 


Cirilo  de  Alejandría  (San)  204  293. 
Cirilo  de  Jerusalén  (San)  64  66  122. 
Cirilo  de  Jerusalén  (Pseudo)  49. 
Ciro  383. 

Claudio  (emperador)  545. 

Clemente  Alejandrino  27  17  33  35 
37  57  58  59  62  81  95  98  99  122 
123  124  137  138  140  160. 

Clemente  Romano  (San)  13  52  142 
301  424. 

Cleofás  (nombre  de  Joaquín)  293. 
Colombo  (S.)  122  125  127. 
Colt  (expedición  arqueológica  de) 
705. 

Conrady  (L.)  15  139  144  164  301. 

Constantinopla  197  332. 

Conybeare  (F.)  143  423. 

Copenhague  4  293. 

Copley  Greene  (H.)  25. 

Coré  162  212. 

Cosquin  (E.)  327  351. 

Cotelier  (J.  B.)  117  300. 

Cotton  (biblioteca  de)  362. 

Couard  (L.)  15  98. 

Cowper  (Β.  H.)  13  142  301  325  327. 

Crawford  (colección)  358. 

Crawford  (S.  J.)  425. 

Credner  174. 

Creta  (isla  de)  505. 

Crisóstomo  (San  Juan)  122  204. 

Crispo  435. 

Cromacio  189  191  192  193  258  275. 

Crum  (W.  E.)  65  1 14  397. 

Crum  (M.)  572. 

Cruzados  (los)  260. 

Ctesiphon  22. 

Culloch  (Me.)  12. 

Cureton  (W.)  706  707. 

Chabot  (J.  B.)  13  383· 
Chaine  (M.)  293  612. 
Chapman  (D.  J.)  20. 
Chapuis  (P.)  402. 
Chartres  259. 
Cherudik  590. 
Cherum  596. 
Cheyne  14. 
Chiapelli  (A.)  90  94. 
Chilturá  584. 
Chiruvim  584. 
Chritir  584. 
Chrzaszcz  (I.)  36. 
Chuedonius  1 1 . 


Dafnis  (monasterio)  615. 

DAlsace  (B.)  615. 

Dahlmann  299. 

Da'ietsi  (I.)  379  612. 

Damant  (G.  H.)  351. 

Damasceno  (San  Juan)  7  141  204 

380  561  563  647. 
Dámaso  (papa)  19  191. 
Danicic  (G.)  425  532. 
Daniel  331  699. 
Daniel  (higúmeno)  184. 
Daniel-Rops  13. 
Dante  1 1 . 
Darío  707. 

Darley  (E.)  426  528  545. 
Daschian  (J.)  708. 
Datán  162. 

David  138  161  197  220  231  260  269 
270  277  350  355  363  421  451  476 
494  496  643. 

David  (tribu  de)  163. 

Decio  193. 

Dedicación  (fiesta  de  la)  146  261. 
Deires-Sourjani  (monasterio  d;)  615. 
Deissmann  (A.)  59  91  99. 
Delatte  (A.)  300  301  321  323  324. 
Delehaye  (Ρ.  H.)  648. 
Demetrio  de  Antioquía  293. 
Demiurgo  304. 
Destefani  (G.)  16. 
Devos  (P.)  360  361. 
Diablo  371  477  578  579. 
Diamper  (sínodo  de)  326  352. 
Dídimo  123. 

Dimas  9  429  446  534  538. 
Dionisio  de  Alejandría  22. 
Dionisio  el  Exiguo  19. 
Dionisio  de  Tell  Mahre  (Pseudo) 

383· 
Dismas  446. 

Dobschütz  (E.  von)  ig  20  22  422 

426  528  704  706  707  708. 
Docetas  70. 

Docetas  de  Rhossos  69. 
Dodd  (J.  D.)  37  41  117. 
Donahue  (C.)  613. 
Dorada  (puerta)  264. 
Doresse  (J.)  58  67  114. 
Dothaim  (sacerdote)  429. 
Dresde  299  302. 
Drioton  (E.)  708. 
Druthmar  (C.)  190. 
Duhr  (J.)  17  616. 
Dulaurier  12  358  367  571  575. 


Al  ONOMÁSTICO 


73?. 


Dúmaco  (ladrón)  340  341  446. 
Dunlop  Gibson  (M.)  507  520. 
Dunkerley  (R.)  36  85  99  1 18  1 19. 
Durand  (A.)  161. 
Duriez  (G.)  14. 
Duval  (R.)  12. 

Ebionitas  33  34  37  3S  43  51  139. 

'Ebjóním  52. 

Edesa  703  704  706  710. 

Edesa  (archivos)  704. 

Edesa  (princesa  de)  706. 

Efeso  622  627  649  690. 

Efrén  Phigana  326. 

Efrén  el  Sirio  (San)  706. 

Egias  483. 

Egipcios  57  333  334. 

Egipto  4  68  89  91  92  120  140  162 
183  222  230  235  236  237  263  287 
298  302  321  322  324  32S  333  334 
341  342  359  362  364  375  400  435 
441  445  448  574  615  706. 

Egipto  (Alto)  58  67  597· 

Egypt  Exploration  F.und  93. 

Ehrhard  (A.)  17  143. 

Eisentraut  (E.)  07. 

Eisler  (R.)  99  103. 

El-Hadra  615. 

Elcana  14S  158. 

Eüakim  146. 

Elias  147  208  377  378  412  481  579 

580. 
Elíseo  457. 
E!licott(C.  J.)  15. 
Eloy  487. 
Emaus  427. 
Emmanuel  54S. 

Emmerich  (sor  Catalina)  11  58  134. 

Encenia  (fiesta)  146. 

Encratitas  57  60  81. 

Enger  (M.)  612. 

Epep  (mes  de)  367  373  376. 

Epifanio  (San)  7  17  21  33  34  35  40 
51  52  53  54  57  61  67  68  75  79  80 
123  136  139  158  161  162  168  208 
420. 

Epifanio  (monje)  570  648. 
Equitania  645. 
Escenopegia  146. 
Escribas  411. 
Esmirna  42. 
Esopo  352. 
España  19  713. 


1  Espíritu  Santo  484  607  622  624  625 
626S  633  (cf.  Indice  de  materias). 
I  Esser(G.)94. 

Esteban  (San)  410. 
;  Etalphata  596. 
I  Etíopes  350. 

Eufrates  604  703. 

Eurípides  177. 

Eusebio  de  Cesárea  2  7  17  22  33  34 
38  52  62  64  69  71  400  420  528  703 
708  710  712. 

Eustathius  (Pseudo)  142. 

Eva  76  168  222  329  376  381  382  421 
571  603. 

Evans  (E.)  14. 

Evelyn  White  (H.  G.)  82. 

Evodio  de  Antioquía  293  612. 
I  Evodio  (Pseudo)  648. 

Exuperio  de  Tolosa  6  1 8  20. 

Ezequiel  159. 

'  Fabricius  (J.  A.)  1 1  58  62  65  67  69 
75  77  78  142  155  301  325  327  359 
424  507  707. 

Faller  (O.)  645. 

Faraón  237  334  441. 
;  Fariseos  54  84  209  319  41 1. 
.  Farleka  (Μ.  I.)  706. 

Fayum  89. 
,  Fedro  352. 

Feis  (L.  de)  528. 

Felicolo  (C.)  616. 

Felipe  6  53  67  68  1 1 1  625  691. 
j  Felipe  de  Sido  48. 

Feller  (J.)  293. 
j  Fenicia  507. 

1  Fernández  Guerra  y  Orbe  (A.)  614. 

I  Férotin  (M.)  584  585  612  664. 

j  Ferri  (S.)  276. 

¡  Fields  (VV.  C.)  16. 

!  Füastrio  79. 

ι  Filipo  505  506  511  522. 

Filipos  (Macedonia)  705. 
'.  Filón  172. 

Findlay  (A.  F.)  15. 
'  Finees  (defensor  de  Cto.)  435. 

Finees  (sacerdote)  454  455  464  483. 

Fitzwilliam  Museum  50. 
1  Fleischer  (H.)  325. 

Fleury  de  Rohault  16. 

Florencia  233  322. 
.  Florencia  (Biblioteca  Laurenziana 
de)  325  331  467· 

Florentino  (N.)  686. 


734 


ÍNDICES 


Focas  164. 
Focílides  171. 
Focio  21  194. 

Fonseca  (L.  G.  da)  103  118. 

Fontaine  (La)  352. 

Forget  (I.)  13. 

Fracassini  (U.)  94. 

Francia  332. 

Franck  36. 

Franco  (I.)  13. 

Franke  (H.)  103. 

Freer  120. 

Freppel  15. 

Fries  (S.  A.)  36. 

Frigios  66. 

Funk  (X.)  402. 

Gabriel  166  328  363  372  373  588 

595  600  601  636. 
Gabriclovich  615. 
Gaertringen  (H.  von)  704  708. 
Galbiati  (G.)  24. 
Gallia  236. 

Galilea  53  112  181  237  270  342  365 
374  453  454  456  462  464  5*5  542 
543·. 

Gamaliel  429  441  470  704. 
Gamurrini  (J.  F.)  707. 
Ganka  (V.)  425. 
García  Castro  (M.)  16  616. 
Gardner-Smith  402. 
Garrucci  (R.)  16  214  236. 
Gaspar  19  181  382. 
Gaza  49. 

Gebhardt  (O.  von)  401. 
Geffcken  (J.)  14. 
Gelasio  (papa)  19  20. 
Geminis  (signo)  73. 
Gennaro  (G.)  51  53. 
Geón  604. 

Germán  I  (patriarca)  141  647. 

Gerona  615. 

Gessler  (J.)  715. 

Gestas  9  429  446  533  538. 

Getsemaní  109  642  716. 

Ghedini  (G.)  16  102  103. 

Giessen  387. 

Giles  (J.  A.)  327. 

Giotto  11  615. 

Giquello  (P.)  615. 

Gizeh  341  398. 

Gla  (De)  36. 

Glaser  (N.)  11. 


Gnósticos  63  68  75  80  113  298  304 

305 .424  574· 
Gnósticos  cainitas  75. 
Gnósticos  de  Egipto  67. 
Gnósticos  oñtas  168. 
Gnósticos  simonistas  64. 
Goa  326. 

Godoy  Alcántara  (J.)  27. 
Goguel  (M.)  16  102  103. 
Gólgota  446. 
Goliath  451. 

Golius  (Biblioteca  de)  325. 
Gómez  (J.  J.)  99  117. 
Gomorra  722. 

González-Blanco  (Ε.)  χ  4  14  25  143 
159  i6o  164  167  174  176  190  258 
301  327  360  379  425  527  545· 

Goodwin  (Ch.)  545. 

Gordillo  (M.)  615  616  686. 

Gottheil  (R.  J.  H.)  708. 

Gousset  (R.)  16  226. 

Grabe  69  117. 

Grace  Clark  (E.)  426. 

Graecia  547. 

Graf  (G.)  13  25  144  327  360  709  71 5. 
Granada  27. 

Grébaut  (S.)  24  107  301  708. 
Gregorio  (papa)  20. 
Gregorio  Nazianzeno  380. 
Gregorio  de  Nisa  (San)  136  161. 
Gregorio  de  Tours  (San)  420  421. 
Grenfell  (Β.  P.)  81  83  85  87  93  94 

95  98  142  143. 
Grenfell-Hunt  12  84. 
Gressman  40. 
Gritfinhoofe  94. 
Grossouw  (W.)  12. 
Grynaeus  (I.  I.)  11  142. 
Guasti  (C.)  425. 
Guerra  (D.  N.)  576. 
Guerrier  (L.)  588. 
Guerrier-Grébaut  12. 
Guidi  (I.)  12  13  1 19. 
Gurdja  705. 

Haase  (F.)  15  144  575. 

Habacuc  225  331  699. 

Hades  578. 

Hall  (J.  H.)  715. 

Hallock  (F.  H.)  12. 

Hanán  (hijo  de)  354. 

Handmann  (R.)  34  36. 

Hannan  (mensajero)  103  704  706. 

Harnack  (A.)  12  13  14  36  51  53  58 


A)  onomástico 


735 


62  65  67  79  80  84  85  90  94  96  98 
99  144  175  301  399  401  403  426 
571  575· 

Harris  (J.  R.)  402. 

Harrison  (E.  F.)  103. 

Hayes  (W.)  301. 

Haymon  de  Auxerre  48  410. 

Hautsch  1 18. 

Hebreos  33. 

Hegesipo  33  39. 

Heidet  (L.)  616. 

Heinrici  (G.)  82  94  98  99. 

Helí  (hijos  de)  600. 

Heliodoro  189  191  193  258  275. 

Heliópolis  341 . 

Heloi  587. 

Hennecke  (E.)  13  14  59  62  65  67  72 
75  77  79  80  90  94  107  108  113  114 
143  177· 

Henoc  378  466  481  579  580. 

Hermas  (Pastor  de)  424. 

Hermópolis  234. 

Herodes  54  182  183  184  185  187  228 
229  230  289  290  293  321  324  331 
332  334  364  365  369  373  377  382 
383  399  403  404  418  428  445  511 
514  515  5i8  545  580. 

Herodíades  518. 

Heroldus  (J.)  11  142. 

Herz  95. 

Hesler  425. 

Hesychius  21. 

Hettich  (E.  L.)  705  709. 

Hilario  (San)  140  161. 

Hilgenfeld  (A.)  3  12  34  36  5 1  53  58 
62  69  79  82  90  91  98. 

Hipólito  de  Roma  57  61  62  64  65  81 
126  300. 

Hir  (A.  Le)  615. 

Hofmann  (R.  A.)  14  15  142  327. 

Holandesa  (Escuela  Radical)  113. 

Holtzmann  (H.  J.)  14  94. 

Holzmeister  (U.)  16  118  125  365. 

Hone  (W.)  13. 

Hópfl  (H.)-Gut  (B.)  14. 

Hormisdas  (papa)  19. 

Hortsmann  388. 

Hoyer  (J.)  15. 

Hroswitha  de  Gandersheim  190. 
Hubert  Phalesius  115. 
Hunt  (A.  S.)  81  83  85  87  93  94  97  98. 
Hyvernat  (H.)  13. 


Ibérica  (península)  72. 
Ibiza  712. 

Ibn  Abd  al-Barr  130. 
Iconoclastas  724. 
Idacio  7  18. 

Ignacio  de  Antioquía  42  172  400. 
India  218  352  571  625. 
Indios  181  382. 

Infierno  473  474  476  478  490  494 

496  497  499  578  579  580. 
Inglaterra  706. 

Inocencio  I  (papa)  6  18  20  141  189 
195· 

Inocentes  136  230  364. 
Instituto  Bíblico  de  Roma  24. 
Ioannikios  (patriarca)  716. 
Ireneo  (San)  2  17  37  38  64  65  66  113 

114  127  168  300  308  410. 
Isaac  147  150  155  180  221  263  512 

643· 

Isaac  (defensor  de  Cto.)  435. 

Isaac  (maestro)  466. 

Isabel  55  92  164  166  167  183  184 

643- 
Isacar  197. 

Isacar  (sumo  sacerdote)  261. 

Isaías  106  225  235  269  421  471  492. 

Isidoro  (hereje)  64. 

Isidoro  de  Isolano  358. 

Isidoro  de  Sevilla  (San)  20. 

Ismael  155. 

Israel  110  145  146  162  167  169  171 
172  173  177  180  185  197  198  203 
205  208  209  210  224  225  240  247 
248  329  334  342  350  355  365· 

Ivanov  (I.)  26  243. 

Iviron  (monasterio  de)  615. 

Jackson  (B.)  118. 
Jacob  512  643. 

Jacob  (hijo  de  José)  174  180  221  364 

368  376. 
Jacobs  (J.)  425. 
Jacquier  (E.)  82  95  98  118. 
Jacoby  (A.)  58  107  108  118. 
Jairo  (sacerdote)  429. 
Jambres  441 . 

James  (M.  R.)  4  12  13  14  25  36  37 
48  49  So  53  59  62  65  68  69  72  75 
77  82  83  84  90  94  98  99  110  143 
176  275  276  277  293  299  300  301 
319  341  388  401  425  441  572  575 
576  583  612  618. 

Jardín  de  José  409. 


736 


ÍNDICES 


Jefonías  641  642. 
Jehová  146. 
Jenkinson  118. 
Jeremías  151  421  494. 
Jeremías  (J.)  85  103  118. 
Jericó  248. 

Jerónimo  (San)  7  17  18  20  21  22  32 
33  34  35  36  38  40  46  Si  62  69  74 
120  140  161  189  191  192  193  208 
222  225  258  262  273  275  570  571 

707. 

Jerónimo  (Pseudo)  21  192. 

Jerusalén  23  33  49  78  119  151  170 
174  187  196  197  204  224  228  260 
261  265  266  268  288  289  314  320 
331  354  355  364  366  375  382  390 
431  454  464  470  507  527  544  551 
554  556  562  581  625  629  631  655 
691. 

Jerusalén  (Biblioteca  de)  359  360. 
Jerusalén  (rey  de)  349. 
Jessé  269. 

Jimeno  Peña  (R.)  27. 

Joaquín  9  134  140  141  145  148  152 
153  154  155  158  196  197  200  201 
202  203  260  261  262  264  293  294. 

Job  150  512. 

Jobel  468. 

Johannes  (sacerdote)  170. 
Johnson  (Sh.  E.)  14. 
Jonakir  146. 
Jonás  421. 
Jonathim  148. 

Jones  (J.)  11  142  301  325  327  706. 
Jordán  33  55  102  106  238  249  251 

357  472  482  484  486  493. 
Josafat  (valle  de)  614  695. 
José  (hijo  de  Jacob)  263. 
José  (hijo  de  José)  256. 
José  (pontífice)  470. 
José  (hombre  rico)  255. 
José  de  Arimatea  404  409  449  450 

458  469  485  537  556  561  689  700. 
José  el  Estilita  383. 
Josefo  (historiador)  203. 
Josefo  (pontífice)  326  328. 
Josetos  362  365. 
Joyada  (hijo  de)  44. 
Juan  (apóstol)  54  1 1 1  426  543  584 

621  622  623  627  641  666  690  691. 
Juan  (parientes  de  San)  620. 
Juan  VII  (papa)  197. 
Juan  de  Tesalónica  646  648. 
Judá  (patriarca)  43  73. 


Judá  (tribu  de)  161  196  212  220  237 

363  364· 
Judas  (hijo  de  José)  256. 
Judas  Iscariote  54  76  126  127  347 

348  534  535  536  580. 
Judas  (defensor  de  Cto.)  435. 
Judas  (sacerdote)  429. 
Judas  Tadco  691. 

Judea  43  119  161  181  182  232  273 
342  407  546  547  549  551  554  555 
560  562. 

Judíos  40  48  75  178  228  348  374  399 
401  403  409  418  422  430  434  437 
438  439  440  441  443  444  534  537 
545  552  619  623  633. 

Judit  (criada  de  Ana)  148  149. 

Jugie  (M.)  611  613  615  616  646  647 
648  649  668  683. 

Jung  (Instituto,  de  Zürich)  65  114. 

Justino  (San)  65  122  125  137  362  400 
405  419  422. 

Justo  (hijo  de  José)  362. 

Juthim  148. 

Ka'aba  de  la  Meca  218. 
Karino  483  484  486  487  500. 
Kaufhold  (W.)  17  215. 
Καψώμενος  (Στ.  Γ.)  107. 
Kiev  199  203  215. 
Kihn  (Η.)  402. 
Kirpichnikov  (A.)  16  134. 
Kispaugh  (M.  J.)  144. 
Klameth  (G.)  360. 
Klauek  (A.)  144  177. 
Kleinschmidt  (B.)  144. 
Kleuker  (J.  F.)  14. 
Klopstock  1 1 . 

Klostermann  (E.)  12  36  59  62  65  67 

77  82  87  90  91  99  103  118. 
Kóhler  (K.)  118. 
Kórner  (J.  G.)  115  117. 
Kraft  IT 8. 
Krall  (J.)  708. 
Kraskovskii  (J.)  425. 
Kreyenbühl  (J.)  113  114. 
Krishna  300 
Kroll  (J.)  426  575- 
Kropp  (A.  M.)  575. 
Kroymann  (E.)  113. 
Krueger  (G.)  14. 
Kunze  (J.)  401. 

Lacau  (P.)  397  572  575. 
Lagarde  (P.  de)  359  364  612. 


A)  ONOMÁSTICO 


737 


Lagrange  (M.  J.)  36  39  44  49  84  86 
87  98  99  100  101  102  103  276  277. 
Lardner  (N.)  117. 
Láscaris  Comneno  (E.)  709. 
Lausana  531. 
Lavdán  628. 

Lavrov  (P.  A.)  143  243  301. 
Lázaro  334  441  443  475  562. 
Lázaro  (defensor  de  Jesús)  435. 
Leclercq  (H.)  21  144  173  214  222 

226  228  308  360  362  422  426  467 

479  7°5  7°6  708. 
Lefort  (L.  Th.)  12  360  361. 
Lehner  (F.  A.  von)  17  134  143. 
Leipoldt  (J.  M.)  143. 
Leipzig  293. 
Lemme  (L.)  143. 
Lenevior  596. 
León  Magno  (San)  20  181. 
León  Monje  615. 
Leoncio  de  Bizancio  67. 
Leónidas  (filósofo)  18. 
Leroy  (L.)  612. 
Lesbónax  519. 
Letrán  184  560. 

Leucio  7  194  424  483  484  486  487 

500  614  618  651. 
Leucio  Carino  424. 
Leucius  18. 

Leucius  Charinus  21  194. 

Leucius  (discipulus  diabuli)  21. 

Leví  (patriarca)  73  84. 

Leví  (Mateo)  108. 

Leví  (rabino)  244  245  246  464. 

Leví  (sacerdote)  429. 

Levie  (J.)  103. 

Lewis  (S.  A.)  12  13  142  143  612  613. 
Libia  57  545  546  551. 
Liciano  524. 

Liciniano  712  713  714  715 
Lidia  (hija  de  José)  362. 
Liechtenhan  (R.)  111  113  114. 
Liell  (F.)  16  228. 

Lietzmann  (H.)  12  37  59  62  65  67  82 

87  89  90  91  98. 
Lipsius  (R.  A.)  15  425  708. 
Lisia  (hija  de  José)  362  371. 
Lods  (A.)  401. 
Lock  (W.)  94· 
Ldfgren  (O.)  24. 
Londres  214. 
Longinos  10  421  467  516. 
Lorber  (J.)  143. 
Lucas  (San)  625  691. 

Ev.  apócrifos 


Lucianus  21. 
Lucius  (E.)  15. 
Lucot  326. 

Lüdtke  (W.)  300  301. 
Lundborg  (M.)  401. 
Lützelberger  (E.  J.)  142. 
Luzac  12  143  613. 

Llamera  (B.)  359. 

Mabrech  454. 

Macario  el  Egipcio  (San)  124  327. 
Macpherson  (J.)  402. 
Madrid  (Biblioteca  Nacional)  566. 
Magdala  415. 

Magdalena  (María)  107  293  415  449 
504. 

Magos  181  182  229  230  286  287  289 

331  332  382  383  384  445. 
Ma'hanu  IV  (rey)  703. 
Mahoma  25. 
Maioma  49. 
Malabar  352. 
Malden  (R.  H.)  14. 
Malech  (monte)  454  586. 
Maleth  (monte)  486. 
Malik  181. 
Malkom  454. 

Mamilch  (monte)  454  457  464  486. 

Manbre  454. 

Manchester  358. 

Manchot  (K.)  402. 

Manen  (W.  C.  van)  401. 

Manes  18  21  66. 

Mangenot  (E.)  118. 

Maniqueos  4  18  20  64  66  76  189  194. 

Mansi  20. 

Marciano  (hereje)  70. 

Marción  63. 

Marcionitas  72. 

Marcos  (San)  625  629. 

Marcosianos  64  66. 

Mareggiani  (A.)  14  143. 

Margoliouth  118. 

María  de  Cleofás  256. 

María  (hermana  de  Marta)  124. 

Marmorstein  (A.)  84  85. 

Marsh  (F.  S.)  575. 

Marta  124. 

Martín  I  (papa)  281. 

Massigli  (R.)  20. 

Matarieh  341. 

Mateo  (San)  51  53  54  189  191  193 
629  691. 

24 


73S 


ÍNDICES 


Matías  62  63  64  691. 
Maurico  (emperador)  617  651. 
Mauch  596. 
Maury  (A.)  425. 
Maximiano  69 1 . 

Maximino  Daza  (emperador)  419. 
Maximino  Tauronense  181. 
Mayeda  (G.)  102  103. 
Melchor  9. 

Melikset-Bekov  (L.)  301. 
Melitón  de  Sardes  611  618  645. 
Melkir  580. 

Melkom  181  382  383  384. 

Melquisedec  383. 

Menfis  341. 

Menezes  (A.)  326. 

Menoud  (P.  J.)  103. 

Mequitaristas  (PP.)  12  379  425. 

Merintianos  53. 

Mermeoth  599. 

Mesopotamia  352. 

Mesoré  (mes  de)  641. 

Messina  (G.)  16  331. 

Meunier  (Ch.)  401. 

Meyer  (A.)  143  176  177  301. 

Michel  (Ch.)  12  13  143  148  158  174 

176  190  301  308. 
Michel-Peeters  299. 
Migne  (J.  P.)  13  78  258  325  501  507 

520. 

Miguel  (arcángel)  372  373  480  482 
492  577  581  592  595  601  602  649 
656. 

Milán  226  245. 

Milton  11. 

Millet  (G.)  17. 

Mingana  (A.)  12  312  426. 

Mingarelli  (G.  L.)  299  301  306  318. 

Minissi  (N.)  26. 

Miqueas  181. 

Miryam  154. 

Misr  341. 

Misr  al-Atiqa  341. 

Moab  276. 

Moisés  412  441  445  467  512. 
Moisés  de  Chorene  419  708. 
Mommsen  (Th.)  422  425. 
Monneret  de  Villard  (U.)  33 1  332. 
Monte  Atos  615. 
Montecassino  615. 
Monte  de  la  Revelación  331. 
Monte  de  las  Victorias  383. 
Morenz  (R.)  358  360. 
Moría  (monte)  589. 


Moricca  (U.)  572  575  596. 
Morin  (G.)  383. 
Morris  (R.)  127. 
Moscú  184  214  719. 
Mosela  362. 
Movers  (K.)  14. 
Muerte  371  578  580. 
Munich  191  203. 
Münster  (F.)  425. 
Muñoveros  566. 
Myslivec  (J.)  709. 

Naassenos  57  61  64  65  81. 
Nácar-Colunga  225. 
Nag-Hammadi  58  65  67  114  383. 
Nápoles  566. 

Natán  544  546  547  548  549  550  565. 
Natanael  (Bartolomé)  89. 
Ñau  (F.)  14. 
Naúm  546  547. 

Nazarenos  34  40  43  44  45  47  48  51 
69  71. 

Nazaret  1 70  1 74  1 8 1  204  247  260  302 
324  342  357  365  366  374  375  388 
391· 

Nazaretanos  164. 

Neander  (Neumann)  [M.]  11  135 
142. 

Neftalí  (sacerdote)  429. 
Negeb  705. 
Nessana  705. 

Nestle  (E.)  12  59  118  143  144. 
Nestorianos  379. 
Neubert  (E.)  15. 
Nicéforo  23. 

Nicodemo  420  426  427  428  440  441 
444  450  457  460  470  485  535  537 
556  561  691. 

Nicodemo  (Pseudo)  648. 

Nicolás  (M.)  15. 

Nicolás  I  (papa)  20. 

Nicoll  325. 

Nicholson  (Ε.  B.)  34  36. 
Nilo  (río)  360. 
Nirschl  (J.)  707. 
Nisán  (mes  de)  380  405. 
Nober  (P.)  17. 
Noé  282  355. 
Noesgen  (K.  F.)  36. 
Noguer  (N.)  98  118. 
Novakovic  (S.)  142  301  613  708. 

Odoardi  (G.)  616. 
Oesterley  (W.  O.  E.)  16. 


A)  ONOMÁSTICO 


739 


Okunev  (N.)  19  616. 

Olívete  109  655  696  698. 

Olivos  (monte  de  los)  360  361  446 

454  590  592· 
Oloy  487. 

Oppenheim  (M.)  704  708. 
Orígenes  4  9  19  20  32  33  35  36  38  42 

46  51  64  69  122  137  140  161  183 

362. 

Orígenes  (Pseudo)  35. 
Orosio  (Pablo)  72  420. 
Osborn  (G.)  82  83 
Osiris  359  360. 
Osrhoena  703. 
Ott  (J.)  13. 

Oxford  (Biblioteca  Bodleiana  de) 
325· 

Oxyrhynchus  81  93  101. 
Ρ·  A.  16  134. 

Pablo  (San)  37  47  78  625  628  641  663 
691. 

Paciano  de  Barcelona  195. 
Padua  615. 

Paisiev  (colección)  575. 

Paladio  326. 

Palatino  (monte)  75. 

Palestina  184  203  401  507. 

Pamplona  615. 

Panaghia  Kapulu  649. 

Pancracio  de  Taormina  (San)  402. 

Paneas  510  528. 

Pánfilo  (mártir)  42. 

Panópolis  398. 

Pantocrátor  55. 

Papías  37  39  126. 

París  (Biblioteca  Imperial)  458. 

París  (Biblioteca  Real)  571. 

Parisot  708. 

Parker  (P.)  35  37. 

Parmenio  193. 

Pascua  (fiesta)  320  410  536. 

Pascual  I  (papa)  330. 

Pasquero  (F.)  426. 

Pedro  (San)  6  42  47  52  54  69  90  107 
108  398  401  410  584  625-627  641 
642  668  678  689  691  692  716. 

Pedro  de  Alejandría  (San)  136  137. 

Pedro  (zar)  26. 

Peeters  (P.)  12  13  144  297  300  301 
325  326  327  328  329  360  363  379. 
Peinador  (M.)  16. 
Pella  (Decápolis)  33  117. 
Penna  (A.)  15  301  616. 


Peradze  Grzegorz  13  26. 
Peretto  (L.  M.)  144. 
Persas  181  289  382. 
Persia  331  383. 
Peterson  (E.)  68. 
Petronio  411. 
Petrus  de  Riga  50. 
Pfeiffer  (R.  H.)  15. 
Phillips  (G.)  704  708. 
Picard  (Ch.)  705. 
Piccolomini  (E.)  402. 
Pick  (B.)  13  15  98  117. 
Pieper  (K.)  103. 

Pilato  140  399  403  404  405  406  411 
414  415  422  427  429  430  341  432 
435  436  437  438  440  446  449  45° 
451  467  499  501  502  503  505  507 
515  5i8  533  545  547  561  566. 

Pirot  575  616. 

Pistelli  (E.)  137  143  176. 

Pius  550. 

Places  (E.  des)  709. 

Platón  62. 

Plessis  (J.)  615. 

Pleyte  (W.)  708. 

Plummer  (A.)  15. 

Pneumatómacos  724. 

Pokrovskij  (N.)  16  184  215  236. 

Polese  (F.  R.)  90. 

Policarpo  (San)  42  126  400. 

Polivka  (I.)  425  527. 

Pons  de  Négrepelisse  1 4. 

Popov  (A.)  13  301  613. 

Porfirjev(I.  la.)  143  144  184  425  507 

527  613  708. 
Postel  (G.)  141  145  155. 
Potter  (M.  A.)  15  134. 
Power  (E.)  17  119. 
Preuschen  (E.)  12  40  47  53  65  82  84 

85  90  91  94  95  98  118  124  421. 
Priscilianistas  18  72  189. 
Prisciliano  73. 

Procla  (Claudia)  434  439  516  525. 
Procopio  705. 
Proctor  (W.  C.)  14. 
Prudencio  179  189  224. 
Ptolemaeus  113. 
Puech  (A.)  14  36  53  65  114. 
Puech-Quispel  113. 
Pugliese  (C.)  107. 
Pusey  325. 
I  Pypin  (N.  A.)  13  142  425  575  714. 


740 


ÍNDICES 


Quasten  (J.)  138  144426. 
Quatremére  (E.)  358. 
Quincy  Donehoo  (J.  D.)  15. 
Quirino  41Q. 
Quispel  (G.)  1 14. 

Raab  (mensajero)  503, 
Rachaab  430  505. 
Rafael  595. 

Ragg  (Lo.  and  La.)  21  27. 
Ragüel  148. 

Rahmani  (I.  E.)  12  423  425  515. 
Rainer  (colección  de)  89. 
Raquel  (tumba  de)  364  390. 
Rauschen  (G.)  12  143  401. 
Ravena  173  221  367. 
Rebeca  213. 
Redin  (Ε.  K.)  16. 
Reinsch  (R.)  293  387. 
Reitzenstein  (R.)  74  94  98  99. 
Renacimiento  10  501. 
Rendel  Harris  (J.)  14  52  426. 
Resch  (A.)  58  115  117. 
Revillout  (E.)  12  36  52  358  359  397 

423  425  572  575. 
Rhossos  69  398  400. 
Ribadeneyra  (P.)  11. 
Richter  (I.  P.)  236. 
Riggenbach  (H.)  84  85. 
Rivera  (A.)  616. 
Riviére  (J.)  616  645  659. 
Roberts  (C.  H.)  106. 
Robertson  (A.  T.)  99. 
Robertson  (G.  A.)  98. 
Robinson  (F.)  12  36  143  293  358  397 

612. 

Robinson  (J.  A.)  14  276  283  399  401 
403· 

Robson  (J.)  16  294. 

Ródano  531. 

Ródiger  (E.)  325. 

Rohrbach  (P.)  84  85. 

Roma  10  20  47  165  179  214  230  330 
358  384  467  479  505  508  529  546 
560  612  625  627  628  714. 

Roma  (archivos  imperiales)  419. 

Roma  (Biblioteca  Casanatense  de) 
574· 

Roma  (obispo  de)  761. 
Roma  (papa  de)  724. 
Romanos  (himnógrafo)  204. 
Romeo  (A.)  575. 
Ropes  (J.  H.)  117  118. 
Rossi  (De)  16  226  367. 


Rost  (Ch.)  15  134. 

Rotunno  (C.)-Bartoletti  (E.)  143. 

Rouanet  (A.)  36. 

'Ρουβίμ  2ÓI- 

Rubelión  (cónsul)  428. 
Rubén  (escriba)  198  261. 
Rubén  (judío)  146  695. 
Rubén  (patriarca)  73. 
Rubén  (sacerdote)  134. 
Rubliov  719. 

Rufino  de  Aquileya  22  191. 
Rufo  (cónsul)  428. 
Rush  (A.  C.)  616. 
Rusia  10. 
Ruts  (C.)  13. 

Rustafjaell  (M.  R.)  397  572  575. 
Ruwet  (J.)  14  118. 
Rylaarsdam  (J.  C.)  15  17. 

Sabatier  (A.)  402. 
Sabelianos  57  61. 
Sachau  (E.)  143  715. 
Sadnik  (L.1  13. 
Saintyves  (P.)  16. 
Salamanca  686. 
Salem  (rey  de)  349  383. 
Salem  (tintorero)  348. 
Saller  (J.  S.)  17. 

Salomé  (criada  de  la  Sda.  Familia) 

364· 

Salomé  (mujer  del  Zebedeo)  57 
S9  81. 

Salomé  (partera)  179  222  223  258 
329  381  382. 

Salomón  210  261  350  594. 

Salto  del  Señor  389. 

Salvador  304  305. 

Salzkammergut  25. 

Samaniego  352. 

Samaría  1 19. 

Samaritanos  178. 

Samarqandi  129. 

Samuel  (defensor  de  Cto.)  435. 

Samuel  (hijo  de  José)  174. 

Samuel  (profeta)  140  148  151  158 
164  263. 

Samuel  (sacerdote)  187. 

San  Petersburgo  236  571;  Duchov- 
naia  (Akademija  de)  575. 

San  Sabbas  ad  Mare  Mortuum  (lau- 
ra de)  572. 

Sánchez  Cantón  (F.  J.)  xi  17. 

Sanday  (W.)  94. 

Sansón  151  263;  madre  de  200. 


A)  ONOMASTICO 


741 


Santiago  6  41  54  11 1  256275  410625 
629. 

Santiago  (autor  del  Protoevangelio) 
187. 

Santiago  (defensor  de  Cto.)  435. 
Santiago  (hijo  de  José)  255  318  353 
465· 

Santiago  (hijo  de  Alfeo)  53. 
Santiago  el  Mayor  691. 
Santiago  el  Menor  135  145  189. 
Sara  (hija  de  Caifás)  535. 
Sara  (mujer  de  Abrahán)  150  263. 
Sardes  645  666. 
Satán  473  474. 
Satanail  594. 

Satanás  120  238  240  333  335  336  346 
348  364  476  478  489  490  491  495 
496  499  594  600  694. 

Sauer  (J.)  528. 

Savi  (P.)  90. 

Scarabelli  (L.)  14  143. 

Schade  (L.)  36. 

Schade  (O.)  293  327  387. 

Schmid(M.)  16. 

Schmid  (R.)  226  325. 

Schmidius  (C.  C.  L.)  1 1  327. 

Schmidt  (C.)  4  12  16  108  ni  116 
5/1  575· 

Schmidt  (L.)  67  112. 

Schmidtke  (A.)  35  36  49. 

Schneckcnburger  58. 

Schneider  (T.)  i¡8. 

Scholz  (A.  von)  94. 

Schone  (H.)  143. 

Schonfield  (H.  J.)  16  37. 

Schubart  (W.)  99. 

Schubert  (H.  von)  399  401  402  425. 

Schwartz  (E.)  20  708. 

Secundus  113. 

Sedgwick  (S.  N.)  14. 

Sedlacek  (J.)  425. 

Sedulius  265. 

Séfora  213  690. 

Segovia  566. 

Seléucidas  (era  de  los)  704. 
Sem  383. 

Semeria  (G.)  94  402. 
Semes  (sacerdote)  429. 
Serapión  69  70  398  400  401. 
Serbia  10. 

Set33i  383  472  473. 
Sextus  22. 

Seymour  (St.  J.  D.)  613. 
Sibilas  502. 


Sicar  (campo  de)  389. 
Sidón  391. 

Siegmund  (A.)  16  134. 

Sike  (H.)  325  327  328  329  341. 

Sila  378. 

Siloé  (piscina)  86. 
Silos  (abadía)  584  615. 
Simancas  566. 

Simeón  (anciano)  175  187  227  330 
.  463- 

Simeón  (hijo  de  José)  256  278  279 

281  284  290. 
Simeón  (hijo  del  anciano)  423. 
Simón  (J.)  24. 

Simón  (apóstol)  54  110  m  351  352 

625  691. 
Simón  Cireneo  447. 
Simón  (hijo  de  José)  174  273  277  365. 
Simón  Mago  74. 
Sinaí  147. 
Sinoo  311. 
I  Sión  (monte)  695. 
Siria  42  379  400  703  706. 
Siró  (sacerdote)  429. 
Siro-malabares  (cristianos)  352. 
Sissebá  181. 

Sivia  Eteria  (peregrina)  707. 
Sixto  III  (papa)  10  22  367. 
Skeat  (T.  C.)  12  101  103. 
Skvortsov  (K.)  15. 
Smothers  (E.)  103. 
Snell  (B.  J.)  14. 
Soden  (H.  von)  49  402. 
Sodoma  722. 
Sofía  307. 
Sofronio  (San)  204. 
Sokolov  (Μ.  I.)  573. 
Sommos  468. 
Sotinen  235. 
Sozomenos  234. 
Speranskij  (Μ.  N.)  13  301  425. 
Spiegelberg  (  W.)  108. 
Sreznevskij  (J.)  613. 
Stáhlin  (O.)  16  144. 
.Stano  (G.)  616. 
Stanton  (V.  H.)  402. 
Steffen  (R.)  16. 
Stcgmüller  (F.)  17  611. 
Steidle  (B.)  14. 
Steinmüller  (J.  E.)  15. 
Stern  359. 
Stocks  (H.)  402. 
Stojanovic  425. 
Strack  118. 


742 


ÍNDICES 


Stülcken  (A.)  401  426. 

Sturdza  Scheianu  (Dimitrie)  713. 

Sutcliffe  (E.  F.)  566. 

Suckov  (C.  A.)  142. 

Susana  213. 

Symmachus  52. 

Svvete  (Η.  B.)  84  85  97  98  99  101  401. 
Székely  (St.)  14. 

Tabernáculos  (fiesta  de  los)  146. 
Tabita  378. 
Tabor  38. 

Taciano  4  55  399  707  712. 
Tácito  703. 

Tadeo  625  703  704  712. 

Tamayo  Salazar  (I.)  612  615  648. 

Tanguy  (J.)  16. 

Tanisuram  181. 

Tappehorn  (A.)  15. 

Tártaro  477  592. 

Tasker  (J.  C.)  15. 

Tauro  (signo)  73. 

Taylor  (Ch.)  94  98. 

Tebaida  57  630. 

Teodoreto  Cirense  47  69  122. 

Teodoro  de  Raithu  67. 

Teodosio  II  (emperador)  422  427. 

Teodosio  Flavio  428. 

Teodosio  (patriarca)  641  648. 

Teofilacto  51. 

Terror  (El)  353. 

Tertuliano  80  113  124  172  400  419. 

Tesalónica  646  647  65  1 . 

Theodore  of  Makdalá  (King)  294. 

Theodorus  Balsamo  124. 

Theotocópulos  (D.  El  Greco)  718. 

Thilo  (J.  C.)  4  11  142  187  189  190 
226  258  299  301  309  315  318  325 
327  329  359  367  424  425  Soi  520. 

Tholmai  63. 

Thomas  Ysmaelita  319. 

Thorá  355. 

Thoth  (mes  de)  92. 

Tíber  531  560. 

Tiberia  625. 

Tiberíades  53  54. 

Tiberio  (emperador)  419  428  501 
503  527  529  545  546  547  549  555 
556  558  560  563  564. 

Tiberis  560. 

Tichonravov  (N.)  571  575  582  708 
715· 


TTiflis  301. 
Tigris  604. 
Till  (W.)  107. 
Tillemont  359. 

Timoteo  (presbítero)  19  21  64  67  78 

113· 
Tiro  391. 

Tischendorf  (C.)  11  12  15  49  135 
141  142  156  189  190  191  228  255 
258  300  301  302  309  315  317  318 
322  325  327  329  341  359  421  422 
423  424  425  427  429  454  501  503 
507  515  520  526  527  532  545  591 
61 1  617  645  686. 

Tisserant  (card.  E.)  138  570  572  575. 

Tisserant-Wilmart  573  574  578  581 
585  592  596. 

Tito  (emperador)  33  544  545  546 
547  549  552  554  560  561  562. 

Tito  (ladrón)  340  341  446. 

Tixeront  (J.)  708. 

Tiziano  159. 

Tobi  (mes  de)  641. 

Tobías  140  196  200  534. 

Tobit  534. 

Togo  Mina  1 14. 

Tolstoi  715. 

Tomás  65  99  179  299  344  625  628 
641  686  691  696  698  703  704. 

Tomás  Israelita  302. 

Tommasi  197. 

Toqali-Kilissé  (iglesia)  615. 

Toribio  de  Astorga  (Santo)  7  18  20 
21  189  195. 

Torres  (M.)  15. 

Torrey  119. 

Tournebize  (F.)  708. 

Trens  (Μ.)  xi  17  134. 

Tübingen  (escuela  de)  8  68. 

Tucídides  303. 

Turdeanu  (E.)  15  26. 

Turner  (C.  H.)  20  402. 

Turrado  (L.)  16. 

Tyrus  546. 

Uckeley  (A.)  118. 
Unnik  (W.  C.  van)  103. 
Usener  (H.)  90  91  402. 
Uriel  595  601. 

Vaccari  (A.)  143. 


a)  onomástico 


743 


Vaganay  (L.)  69  117  118  399  401 

403  411  413. 
Valentín  63  113  114. 
Valentiniana  (escuela)  113  114. 
Valentiniano  III  (emperador)  422. 
Valentino  (emperador)  427  428. 
Valentinus  113. 
Vallarsius  192. 

Vannutelli  (P.)  12  141  143  158  175 

425· 
V'arazze  10. 
Variot  13  15. 

Vassiliev  (A.)  12  571  575  578  714 
7?5· 

Vaticano  (museo)  330. 
Vega  (A.  C.)  712. 

Velosiano  555  556  558  559  560  561 

563  564· 
Venecia  173  379  431. 
Venturi  (A.)  16. 

Verónica  10  443  528  529  544  557 

559  560  562  563  706. 
Vespasiano  544  551  554  560  561  562. 
Vetter  (P.)  612. 

Vicente  (obispo  de  Ibiza)  712  713 

714  715· 
Víctor  (papa)  410. 

Viena  89  300  302  531;  Biblioteca 

Real  e  Imperial  de  571. 
Vigouroux  15. 
Virino  193. 
Viterbo  330. 

Vitti  (A.  M.)  15  327  426  615. 
Vogels  103. 
Vogtlin  387. 
Vólter  (D.)  58  59  402. 
Volusiano  527  529  555. 
Vorágine  (Jacobo  de)  10  133  190  258 
387  420. 

Waal  (A.  de)  16  236  467. 

Wabnitz  (A.)  402. 

Waitz  (H.)  16  35  36  51  52  53  84  85 

97  98  99· 
Wajnberg  (I.)  118. 
Wake  (Arch.)  13. 
Walker  (A.)  13  143  301. 
Wallach  (L.)  57. 
Wallin  (G.)  358  359. 
Walterscheid  (J.)  15. 
Wardrop  (colección)  26. 
Weber  36. 


Weiss  94. 

Weiss-Liebesdorf  16  298. 
Wellhausen  (J.)  36. 
Welte  14. 

Wendland  (P.)  93  98. 
Werden  367. 
Werner  Bieder  426. 
Wernle  36. 

Westcott  (A.)  117  425. 

Wessely  (K.)  82  90  91  98  709. 

Wetzer  14. 

White  (Dr.)  25. 

White  93  94  98. 

White  (H.  G.  E.)  99. 

Wilamowitz-Moellendorf  402. 

Willard  (R.)  14  613  648. 

Wilmart  (A.)  570  572  575  611  612 

617  643  645. 
Windisch  (H.)  79  103. 
Wolfgang  (abadía  de  San)  25. 
Wratislaw-Mitrowic  (L.)  17  616. 
Wright  (W.)  12  94  142  300  301  302 

515  613  618. 
Wülcker  425. 

Würzburg  (Biblioteca  catedralicia) 
74· 

Xathanael  595. 
Xavier  (H.)  501. 
Xenocaris  (filósofo)  18. 

Yehoyada  (sacerdote)  185  186. 
Yehoyaquim  146. 
Yugoslavia  10. 
Youtie  (H.  C.)  708. 

Zacarías  (padre  de  San  J.  Bautista) 
55  75  135  136  137  145  160  161 
163  164  183  185  186  187  297. 

Zacchaeus  242. 

Zacheus  242. 

Zachameus  242. 

Zachyas  242. 

Zael  690. 

Zahel  213. 

Zahn  (Th.)  14  23  24  36  51  52  58  62 
65  67  85  93  94  97  98  113  144  299 
399  401. 

Zappalá  (M.)  59. 

Zaquel  (comadrona)  280. 

Zaqueo  (maestro)  307  308  309  310 
354· 


744 


ÍNDICl  S 


Zaqueo  (publicano)  63. 
Zaquías  (maestro)  242  244  245. 
Zaradust  33 1 . 
Zaragoza  614. 
Zebedeo  (hijos  del)  54  1 1 1 . 
Zebelev  (S.  A.)  15. 
Zelomi  (comadrona)  222  223 
381. 


Zenón  248  311  353. 
Zenón  de  Verona  (San)  179  189  224. 
Zeras  (defensor  de  Cto.)  435. 
Zigabeno  (Eutimio)  26. 
Zoega  (G.)  358  367  612  641. 
Zoroastro  325  331. 
Zuqnin  (monasterio)  383. 
Zürich  65  1 14. 


Β )      INDICE     DE  FUENTES 


Acta  Andreae  et  Matthiae  404. 

Acta  Iohannis  618  21. 

Acta  Pauli  22  1 10. 

Acta  Pilati  19  418  503  528  532. 

Acta  Salvatoris  418. 

Actas  de  San  Demetrio  646. 

Actas  de  San  Pancracio  de  Taormi- 

na  402. 
Actas  de  Pilato  420-500. 
Actas  de  Tadeo  705. 
Actus  sancti  Andreae  18  20  21. 
Actus  Iohannis  18. 
Actus  Petri  20. 
Actus  Petri  cum  Simone  404. 
Actus  Philippi  21. 
Actus  Theclae  et  Pauli  22. 
Actus  sancti  Thomae  18. 
Actus  Thomae  20. 
Africani  opuscula  22. 
Agrapha  4  55  92  n 5-130  361  401 

410  413. 

Agrapha  canónicos  extraevangélicos 
119-120. 

Agrapha  de  los  manuscritos  evangé- 
licos 120-122. 

Agrapha  litúrgicos  118  127. 

Agrapha  de  origen  judío  118. 

Agrapha  de  origen  musulmán  118 
127-130. 

Agrapha  citados  por  los  Padres  122- 

127. 
Agraphon  328. 

Anaphora  Pilati  507  528  532. 
Apocalipsis  de  Adán  571. 
Apocalipsis  de  Bartolomé  571  572. 
Apocalipsis  de  Moisés  571. 
Apocalipsis  de  Pablo  24. 
Apocalipsis  de  Juan  2  52  308. 
Apocalipsis  judío  de  Baruc  125. 
Apocalipsis  de  Pedro  24  52  71  398 
401. 

Apocalipsis  de  Santiago  52. 
Apocalypsis  Mosis  591. 
Άποκσλυψΐ5  Ιωάννου  23. 


¡  Άττοκάλυψις  Πέτρου  23. 
Apócrifo  IV  Esdras  125. 
Apócrifo  de  José  138. 
Apócrifo  de  Juan  1 1 1. 
Apocryphus  Iosephi  175. 
Apocryphum  de  Assumptione  Vir- 

ginis  612. 
Arnobii  opuscula  22. 
Ascensión  de  Isaías  4  138  431. 
Ascensión  de  Santiago  77-78. 
Autos  sacramentales  11. 

Benedictus  (cántico)  205. 
Biblia  Aurora. 
Βίβλος  Ιακώβου  135. 
Breviario  romano  127. 

!  Cañones  Apostolorum  22. 
j  Cantar  de  los  Cantares  41  693. 
I  Cántico  de  Ana  205. 
¡  Carta  de  Abgaro  5  703-709. 

Carta  de  Bernabé  2  3. 

Carta  del  domingo  5  712-725. 

Carta  de  Herodes  a  Pilato  518-520. 

Carta  de  Pilato  a  Herodes  467  515- 
517- 

Carta  de  Pilato  a  Tiberio  501-502. 
Carta  de  Pilato  a  César  507. 
Carta  de  Policarpo  24. 
Carta  de  Serapión  69. 
Carta  de  Tiberio  a  Abgaro  419. 
Carta  de  Tiberio  a  Pilato  430  502- 
503 

Cartas  de  San  Clemente  2  3. 
Cartas  de  San  Ignacio  2  24. 
Cassiani  presbyteri  Galliarum  opus- 
cula 22. 

Catálogo  de  los  sesenta  libros  3  21 

23-24  62. 
Catálogo  de  Timoteo  presbítero  21. 
Cento  de  Christo  22. 
Clementis  alexandrini  opuscula  22. 
Cura  sanitatis  Tiberii  545. 
Commodiani  opuscula  22. 


746 


ÍNDICES 


Constitutiones  apostolicae  17  24  119. 
Conversación  del  Señor  con  Salomé 

5781. 

Crónica  de  Zuqnin  383. 
Chronographia  de  Nicéforo  23. 

De  generatione  Mariae  75. 
Declaración  de  José  429  446  448 
532-544  557- 

Decretum  Gelasianum  367  19-23 
25  62  64  69  141  189  194  570  614 
706. 

Descensus  Christi  ad  inferas  410 

420  469-500  577  578. 
Deuteronomio  152. 
Diatessaron  de  Taciano  4  55  707 

712. 

Didaché  2  23  125. 
Didascalia  apostolorum  124. 
Didascalia  apostolorum  syriaca  124 
401  404. 

Didascalia  de  los  doce  apóstoles  58. 
Discursos  secretos  de  los  Basilidia- 
nos  62. 

Discursos  secretos  de  Matías  64. 
Doctrina  de  Addai  704  706  710. 
Doctrina  Petri  33  42. 
Dormitio  Deiparae  326. 

Encomion  a  San  Juan  Bautista  125. 

Έτπδημίαι  Πέτρου  20. 

ΈτπστολαΊ  Ιγνατίου  23- 

Έτπστολαί  Κλήμεντος  α'  'β'  23- 

Epístola  de  Bernabé  23  24  122. 

Έτπστολή  Πολυκάρπου  23· 

Epistolia  Domnului  nostru  Isus 

Hristos  713. 
Epistula  Abgari  704  705. 
Epistula  Abgari  ad  Iesum  23. 
Epistula  Iesu  ad  Abgarum  23. 
Epitome  Clementina  122. 
Έτπάλογος  Άλογίου  (ή)  19. 
Evangelia  quae  falsavit  Hesychius 

21. 

Evangelia  quae  falsavit  Lucianus  21. 
Evangelio  de  los  adversarios  de  la 

Ley  y  de  los  Profetas  72. 
Evangelio  de  Apeles  74-75· 
Evangelio  según  los  apóstoles  45. 
Evangelio  árabe  de  la  Infancia  4  25 

66  297  298  303  311  313  314  316 

325-357  379  446  448. 
Evangelio  árabe  del  Pseudo  Juan  24. 
Evangelio  armenio  de  la  Infancia  5 


181  222  287  297  313  334  348  379- 
386  392. 

Evangelio  de  Bartolomé  5  26  75  397 

424  447  570-608  664 
Evangelio  de  Basílides  75  79. 
Evangelio  de  Bernabé  (el  italiano)  21 

24  25· 

Evangelio  de  los  doce  apóstoles  33 

36  51-57  75  572. 
Evangelio  de  los  Ebionitas  20  35  36. 
Evangelio  de  los  Egipcios  33  35  57- 

61  75  81  84  94  102  108. 
Evangelio  de  Eva  76-77. 
Evangelio  de  Felipe  67-68. 
Evangelio  gnóstico  de  San  Juan  113. 
Evangelio  Hebreo  39  40  54. 
Evangelio  de  los  Hebreos  2  32-50  5 1 

57  69  84  94  95  96  98  99  10  0410. 
Evangelio  según  los  Hebreos  53  117. 
Evangelio  escrito  en  caracteres  he- 
breos 44. 
Evangelio  escrito  en  lengua  hebrea 

44·    .  ¿  *·<' 

Evangelio  de  la  Infancia  326  352  353. 
Evangelio  de  la  Infancia  según  San 

Pedro  25. 
Evangelio  de  la  Infancia  publicado 

por  M.  R.  James  401  275-294. 
Evangelio  de  San  Juan  84  400  573 

604. 

Evangelio  de  Judas  Iscariote  75-76. 
Evangelio  latino  de  la  Infancia  5. 
Evangelio  de  San  Lucas  30  167. 
Evangelio  de  Marción  30  54  74  79. 
Evangelio  de  San  Marcos  135  399 
400. 

Evangelio  de  María  Magdalena  1 1 1 

106-108. 
Evangelio  de  San  Mateo  34  52. 
Evangelio  según  San  Mateo  37  40 

43  45  48  53·. 
Evangelio  original  de  San  Mateo  33. 
Evangelio  de  Matías  2  21  24  62-64. 
Evangelio  monofisita  georgiano  26. 
Evangelio  de  los  Nazarenos  35  48 

51  84. 

Evangelio  que  usan  los  Nazarenos 
44· 

Evangelio  de  Nicodemo  420-500. 
Evangelio  de  Pedro  2  5  58  68-71  84 

103  137  276. 
Evangelio  de  Pedro  (fragmento  de 

Aghmim)  397  398-417· 
Evangelio  de  la  Perfección  79. 


Β)     DE  FUENTES 


747 


Evangelio  del  Pseudo  Mateo  4  10  21 
25  133  141  159  160  164  169  189- 

257  258  275  276  278  280  292  293 
300  305  309  311  313  316  360  381 
392. 

Evangelio  del  Pseudo  Tomás  4  64  65 
66  189  237  239  240  242  245  246 
248  249  251  253  255  297  299-324 
390  586. 

Evangelio  de  los  cuatro  rincones  y 

quicios  del  mundo  74. 
Evangelio  según  Santiago  (hijo  de 

Alfeo)  21. 
Evangelio  de  Santiago  el  Mayor  27. 
Evangelio  siríaco  39. 
Evangelio  siríaco  de  la  Infancia  352. 
Evangelio  sirc-árabe  de  la  Infancia 

325  359- 

Evangelio  (gnóstico)  de  Tomás  2  48 

25  64-67  75  299. 
Evangelio  de  Valentín  4. 
Evangelio  de  la  Verdad  113-114. 
Evangelio  vivo  78. 
Evangelios  apócrifos  bogomiles  26. 
Evangelium  secundum  Aegyptios 

18. 

Evangelium  Andreae  21. 
Evangelium  Bartholomaei  21. 
Evangelium  Basilidis  18. 
Evangelium  Duodecim  Apostolo- 
rum  613. 

Evangelium  iuxta  Duodecim  Apos- 
tólos 18. 
Evangelium  Iacobi  Minoris  21. 
Evangelium  iuxta  Matthiam  18  ¿i. 
Evangelium  Petri  21  161. 
Evangelium  Thomae  21. 
Evangelium  secundum  Thomam  18. 
Evangile  des  douze  apotres  36  52. 
Ευαγγελίου  κατά  Εβραίους  23. 
Εΰαγγέλιον  ζών  (τό)  19. 
Εΰαγγέλιον  κατά  Θωμαν  19  23· 
Εΰαγγέλιον  κατά  Ματθαίον  52. 
Εΰαγγέλιον  κατά  Φίλιππον  ig. 
Exegeses  de  Papías  93. 
Exodo  153  160  163  176. 

Fausti  Manichaei  opuscula  22. 

Fausti  Regiensis  Galliarum  opuscu- 
la 22. 

Firmiani  opuscula  22. 

Fragmentos  evangélicos  coptos  108- 
115· 

Frumenti  Caeci  opuscula  22. 


Γέννα  Μαρίας  136  137· 
Galli  opuscula  22. 
Gesta  Pilati  421. 

Gospel  of  the  twelve  Apostles  52. 

Hechos  de  los  apóstoles  24  175  441 
699. 

Hechos  de  Andrés  424. 
Hechos  apócrifos  de  los  apóstoles 
194. 

Hechos  de  Juan  2  20  109  424. 
Hechos  de  Pablo  2  20  24  424. 
Hechos  de  Pedro  71  424. 
Hechos  de  Tomás  424. 
Historia  Eusebii  Pamphili  22. 
Historia  Eutimiana  611. 
Historia  Ioachim  et  Annae  258. 
Historia  de  José  el  Carpintero  5  161 

162  167  171  217  222  297  358-378. 
Historia  Lausiaca  de  Paladio  326. 
Historia  de  la  Virgen  María  325. 
Homilías  de  San  Clemente  424. 
Ή  τών  ευχών  ig. 
Ή  τών  κεφαλαίων  ig. 
Ή  τών  μυστηρίων  ig. 
Θησαυρός  της  ζωής  ig. 
Θωμά  Ίσραηλίτου  Φιλοσόφου  ρητά  ε!ς  τά 

τταιδικά  του  Κυρίου  2gg. 

Instrucción  de  Evodio  641. 
Ίουδαϊκόν  32  34  35  4g. 
Itinerarium  Petri  20. 
Ius  Pontificum  1. 

Κλημέντια  23· 
Korán  328. 

Lactantii  opuscula  22. 

Lalita  Vistara  176. 

Legenda  áurea  10  133  222  258  387 

Legenda  Duminicei  713. 
Legendarium  Segobiense  615  641 

648. 
Λεπτή  Γένεσις  21  ■ 
Levítico  154  160. 
Libellus  de  Dormitione  648. 
Libellus  de  Nativitate  Mariae  259. 
Líber  de  filiabus  Adae  Leptogene- 

seos  21. 

Liber  Flavus  Fergusiorum  613. 
Liber  qui  appellatur  Fundamentum 
21. 


74S 


ÍNDICES 


Liber  de  Infantia  Salvatoris  21  275- 
292  387-393 

Liber  de  Infantia  Salvatoris  et  de 
María  vel  Obstetrice  189. 

Liber  vocatus  Infantia  Salvatoris 
326. 

Liber  de  Nativitate  Mariae  4  133  141 

146  154  159  160  161  162  167  170 

191  204  258-274. 
Liber  de  Nativitate  Salvatoris  et  de 

María  vel  Obstetrice  21. 
Liber  Nativitatis  Mariae  293. 
Líber  Nepotis  22. 
Liber  de  Ogia  gigante  22. 
Liber  de  Ortu  Beatae  Mariae  et  de 

Infantia  Salvatoris  21. 
Liber  qui  appellatur  Paenitentia 

Adae  22. 
Liber  Pastoris  21. 
Liber  Phisiologus  Sancti  Ambrosii 

nomine  praesignatus  22. 
Liber  Pontificalis  191. 
Liber  Proverbiorum...  Sancti  Sixti 

nomine  praesignatus  22. 
Liber  qui  appellatur  Thesaurus  21. 
Libri  Sancti  Clementis  20. 
Libri  quos  fecit  Leucius  21. 
Libro  de  la  Caverna  de  los  Tesoros 

.331.  383· 
Libro  de  Henoc  4  398  596. 
Libro  de  la  Infancia  379. 
Libro  de  Jeú  99. 
Libro  de  Juan  4. 

Libro  de  Juan  arzobispo  de  Tesaló- 
nica  620  627  642  645-685  686  691. 

Libro  de  San  Juan  Evangelista  5 
617-644  650  686. 

Libro  de  los  Jubileos  21  596. 

Libro  sobre  la  natividad  de  María 
258-274. 

Libro  de  Santiago  70  137  160  183. 
Libro  de  Set  287  383. 
Libros  Sibilinos  1. 
Libro  del  Testamento  383  384. 
Literatura  Mandea  58. 
Literatura  Pseudoclementina  35  52. 
Liturgia  Bizantina  119  159  477. 
Liturgia  de  San  Marcos  119. 
Liturgia  Mozárabe  10  197  477. 
Liturgia  Romana  227  477. 
Liturgia  de  Santiago  119. 
Logia  65  113. 

Logia  de  Oxyrhynchus  92-101. 
Logia  kyriaká  93. 


Logia  de  Papías  37  126. 
Lusa  Apostolorum  22. 
Lutheri  Catechesis  1 1 . 

Maximillae  opuscula  22. 
Memoria  apostolorum  18  72-73. 
Memoria  de  Pedro  400. 
Milagros  de  Jesús  (apócrifo)  24  107. 
Mishna  86  116. 
Mito  de  Satanael  26. 
Montani  opuscula  22. 
Memoria  del  Salvador  420. 
Misterio  de  Elche  686. 
Muerte  de  Pilato  443  510  526-532 
548  555· 

I  Nacimiento  de  María  75. 

Narración  de  José  de  Arimatea  5  620 
621  626  627  642  654  686-700. 

Narraciones  sobre  la  Infancia  del 
Señor  299. 

Norma  canónica  de  los  Santos  Após- 
toles 124. 

Obstetrix  (drama  litúrgico)  222. 
Odas  de  Salomón  4  477. 
Oíd  English  Homilies  127. 
Όμάς  τών  Αποστόλων  19. 
Orden  eclesiástico  de  los  Apósto- 
les 124. 

Paenitentia  Sancti  Cypriani  22. 
Paenitentia  Iamne  et  Manbre  22. 
Paenitentia  Origenis  22. 
Palimpsesto  de  Viena  300. 
Parádosis  de  Pilato  520-526  532. 
Passio  Bartholomaei  592. 
Passio  Cyrici  et  Iulittae  23. 
Passio  Georgii  23. 
Passio  Polichronii  193. 
Pastor  de  Hermas  2  3  21  414  424. 
Πεντεκαιδεκάτη  προς  Λαοδικεϊς  επιστο- 
λή ig. 

Περί  Εγκράτεια;  ή  περί  Εύνουχίας  58. 
Περίοδοι  Πέτρου  20  23· 
Περίοδος  Θωμα  23· 
Περίοδος  Ιωάννου  23· 
Peschito  120. 
Peuaggelion  ntmee  114· 
Philacteria  ...  apocrypha  23. 
Pistis  Sophia  4  67  110. 
Ποιμένος  Έρμα  23. 
Postumiani  opuscula. 


Β)  ΠΕ 


Πραγματεία  τών  Γιγάντων  ig. 

Πράξεις  Ανδρέου  τοΟ  Αποστόλου  ig. 

Predicación  de  Pablo  47. 

Predicación  de  Pedro  71. 

Preguntas  del  Santo  Apóstol  Barto- 
lomé 571. 

Preguntas  de  María  78. 

Priscillae  opuscula  22. 

Plomos  del  Sacro  Monte,  de  Grana- 
da 27. 

Protoevangelio  de  Santiago  4  6  9  10 
21  24  25  133  13S-138  139  189  196 
199  204  208  209  210  213  214  215 
220  222  223  224  230  261  275  276 
279  282  293  317  326  328  329  332 
353  367  379  401  435  583· 

Protolucas  35. 

Proverbio  arameo  57. 

Pseudoclementinas  56. 

Pseudo  Eustathius  149  150  187. 

Pseudo  Melitón  5  22  614  618  620 
627  642  645  646  648  650  651  654 
655  658  661  664  666  668  676  678 
679  682. 

Quinto  evangelio  49  102. 

Recensiones  coptas  del  Evangelio 

de  Bartolomé  578  584. 
Recognit iones  Pseudoclementinas 

20. 

Redacción  bohaírica  de  la  Historia 
de  José  el  Carpintero  358  371  373. 

Redacción  sahídica  de  la  Historia  de 
José  el  Carpintero  358. 

Redacción  siríaca  del  Evangelio  ára- 
be de  la  Infancia  327  328  330  331 
332  333  334  335  34°  343  344  345 
346  348  350  351  352  353  354  355· 

Regla  de  San  Benito  189  206  207. 

Relación  de  Pilato  («Anaphora»)  507- 
514· 

Revelaciones  de  Adán  a  su  hijo  Set 

383.  . 
Revelatio  Pauli  22. 
Revelatio  Stephani  22. 
Revelatio  Thomae  22. 

Sabid  uría  de  Jesucristo  1 1 1  112  113. 
Scripta  nomine  Andreae  18. 
Scripta  Iacobi  Minoris  18. 
Scripta  nomine  Iohannis  18. 
Scripta  Matthiae  18. 


fuentes  749 


Scripta  nomine  Petri  18. 
Scriptura  Salomonis  23. 
Sentencia  de  Pilato  566-569. 
Sinaxario  de  Constantinopla  648. 
Sinopsis  de  Ammonio  4. 
Synopsis  del  Pseudo  Atanasio  23  64. 
Sortes  Apostolorum  22. 
Speculum  historíale  10  133  387. 
Stichometria  de  Nicéforo  3  21  23  35 
65. 

Σύγγραμμα  τοΰ  άγιου  αποστόλου  Θωμα 
περί  της  παιδικής  αναστροφή;  τοΰ  Κυ- 
ρίου 299- 

Talmud  160  218. 
Talmud  de  Babilonia  116  168. 
Talmud  Palestinense  116. 
Tertulliani  opuscula  22. 
Testamento  de  Abrahán  583. 
Testamento  de  Adán  287. 
Testamento  de  los  Doce  Patriarcas 
4  478· 

Testamento  de  Nuestro  Señor  Jesu- 
cristo 588. 

Testamentum  Iob  22. 

Timna  Muiré  (Testamento  de  Ma- 
ría) 613  648. 

Texto  anglosajón  de  Cura  Sanitatis 
Tiberii  545  546  547  550  552  556 
558  564· 

Texto  siríaco  del  Pseudo  Tomás  326. 
Thascii  Cypriani  opuscula  22. 
Theeteto  62. 
Theophania  syriaca  40. 
Tradición  de  Pilato  («Paradosis») 
520-526. 

Tradiciones  de  Matías  (cf.  Evange- 
lio de  Matías)  19. 

Transitus  sanctae  Mariae  22  366  584 
614. 

Transitus  árabe  639. 
Transitus  W  645  646  648  676. 
Tres  clases  de  frutos  de  la  vida  cris- 
tiana 74. 

Urevangelium  116. 

Venganza  del  Salvador  («Vindicta») 
544-565· 

Versión  árabe  de!  Descensus  425. 
Versión  árabe  de  la  Historia  de  José 
el  Carpintero  362  363  364  365  378. 
Versión  armenia  de  Acta  Pilati  423. 


750 


ÍNDICES 


Versión  armenia  del  Protoevangelio 
147· 

Versión  copta  de  Acta  Pilati  423. 
Versión  copta  de  San  Cirilo  de  Je- 

rusalén  48. 
Versión  eslava  de  Acta  Pilati  425. 
Versión  etiópica  del  Protoevangelio 

145  146  147  149  152  160  168  170 

181  186  187  332. 
Versión  hebrea  del  Protoevangelio 

174· 

Versión  latina  de  Acta  Pilati  423. 

Versión  latina  casanatense  del  Evan- 
gelio de  Bartolomé  574  596-608. 

Versión  sahídica  de  la  Historia  de 
José  el  Carpintero  367  368  369 
370  371  372. 

Versión  de  los  Setenta  6  225. 


Versión  sinaítico-curetoniana  120. 
Versión  siríaca  de  Acta  Pilati  423. 
Versión  siríaca  del  Protoevangelio 

145  146  147  152  157  159  161  166 

168  173  179  180. 
Versiones  eslavas  del  Evangelio  de 

Bartolomé  576. 
Vetus  Latina  120  196. 
Viajes  de  Andrés  652. 
Viajes  de  Juan  652. 
Viajes  de  Pablo  652. 
Viajes  de  Pedro  652. 
Victorini  Petabionensis  opuscula  22. 
Vindicta  Salvatoris  528  544-565. 
Vita  sancti  Iosephi  de  Nazareth  358. 
Vita  rythmica  387  392. 
Vulgata  120  225. 
Vulgata  de  Amberes  115. 


C)    INDICE  DE  CODICES,  MANUSCRITOS 
Y  PAPIROS  CITADOS 


Abbadie  ms.180  y  226  p.107. 
Aschmunen,  papiro  de,  p.  137. 
Acta  Pauli  ms.  p.  no- 1 1 1 . 
Berlín  pap.  copt.  8502  p.m-113. 
Berlín  pap.  1 1 710  p.89. 
Bezae  codex  p.120  121. 
Bobbiensis,  codex,  p.121  413. 
British  Museum  Add.  ms.  14484 
p.142. 

British  Museum  Arundel  ms.404 

p.27S  276. 
British  Museum  Or.  ms.538iB 

P-3S8- 

British  Museum  Or.  ms.6804  p.397 
582. 

Bucarest,  Sturdzanus  codex,  p.713. 
Burch,  fragm.  copto  de,  p.35. 
Cairo  pap. 10735  p. 91-92. 
Carpentras,  códice  de,  p.716  723. 
Chartres,  Bibl.  ms.162  p.250. 
Chíos,  códice  de,  p.716. 
Dresde,  ms.A  187  p.142  149  150  159 

179  180  299  306  307  311  313  315 

317  318  320. 
Edesa,  inscripción  de,  p.708. 
Efeso,  inscripción  de,  p.708. 
Egerton  pap. 2  p.101-106. 
Einsidlensis,  codex,  p.421. 
Escorial  ms.  II. Y. n  p.647  683. 
Fayum,  fragmento  de,  p. 89-91  142. 
Filipos,  inscripción  de,  P.7P8. 
Fitzwilliam  Museum  (Cambridge), 

manuscrito  del,  p.50. 
Florencia,  Laurenz.  ms.  Santa  Croce 

pl.XV  d.12  p.612  617. 
Freer  ms.  ε  14,032  p.i20. 
Gothenburg  pap. 21  p.708. 
Gurdja,  inscripción  de,  p.708. 
Griegos,  códices  cursivos  de  San 

Mateo,  p.49. 
Hereford,  Chapter  cod.0.39  p.275 

277  283  285  287  292  289. 


Jerusalén,  Sabbaítico  ms.  13  p.572 
576. 

Jung,  codex,  ρ.  1 14. 
Kenobioskion  ms.(cf.  Nag-Hamma- 
di). 

Milán  Ambros.  cod.  A  56  p.423  426 
427. 

—  cod.  A  60  p.617  619  626  632  643. 

—  cod.  A  63  p.142. 

—  cod.  C  92  p.142  145  146  423  427 
617  643. 

—  cod.  L  58  p.617  620  640. 

—  cod.  O  35  p.545  686  687. 
Monacensis  cod.  192  p.423  426  427 

434  440  449· 

—  cod. 276  p.423  617  619  625  643. 
Monac.  arab.  cod.  1067  p.715. 
Montecassino  ms.H.H.98  p.615. 
Moscú  Grigor  cod. Β  510  ρ.  184. 
Moscú  Bibl.  sinod.  cod. 558  p.708. 
Nag-Hammadi,  manuscritos  coptos 

p.58  65  67  114.  (cf.  Jung  [codex]), 
Nessan  pap.I  7  p.705. 
Oxford  Bodl.  cod.  Or.  350  p.325. 

—  Cromw.  cod.  1  p.673. 

—  Huntington  583  p.714. 
Oxyrhynchus  pap.I  p. 92-97. 

—  pap.654  p.35  37  97-101. 

—  pap. 655  p.57  60  81-83. 

—  pap.1081  p. 87-89. 
Palatinus,  codex,  p.122  410. 
Parisinus  cod. 239  p.300  302  304  305 

306  307  308. 

—  cod. 897  p.683. 

—  cod. 987  p.683. 

—  cod.n73  p.617  643. 

—  cod.  1504  p.683. 

—  cod.  1652  p.191  200  208  209  228 
230. 

—  cod.1771  p.503. 

—  cod. 5557  p.189  200  228. 

—  cod.5559A  p.170  174  186  191. 


752 


ÍNDICES 


París  Coisl.  cod.152  p.142  159 

—  cod.307  p.683. 

París  Nat.  cod.770  p.423  426  427 
435- 

—  cod.808  p.423  424. 

—  cod.925  p.714. 

—  cod.929  p.423  426  427  434. 

—  cod.1012  p.423  426  427  432  448. 

—  cod.1174  p.142  145  146  149  150 

175· 

—  cod.i  176  p.142  145  150. 

—  cod.1190  p.142  1 45  149  150  155 
175  179  180. 

—  cod.1215  p.142  145  150  155  158 
159  180. 

—  cod. 1454  p. 141  142  145  166  167. 

—  cod.  1468  p.142  146  149  150  159. 

—  (fondo  St.  Germain)  ms.lat.11867 

Ρ.387· 

—  (Schenoudi  4)  ms.n.1305  p.143. 

—  Aethiop.  53  p.i43- 

—  Aethiop.  131  p.143- 

—  Arab.  147  p.142. 

—  Arab.  232  p.142. 

—  Armen,  (antiguo)  88  p.708. 

—  Lat.  2672  p.646. 

Pistis  Sophia,  ms.  de  la,  p.i  10. 
Roma  Barb.  cod. III  3  p.714,  715  719 
724· 

—  Casanat.  G.  VI  7  p.714. 

—  cod. 1880  p.574. 

Rylands  Libr.  (J.)  ms.440  p.358. 

—  Arab.  664  p.294. 
Sangermanensis,  codex,  p.55  121. 
Silos  ms.2  p.584  664  678. 
Simancas  Secret.  Est.,  legajo  847 

fol.i  p.566. 
Sinaiticus,  codex,  p.196. 
Soden  (Von)  ms.  δ  30  ρ. 49· 
Sofía  Bibl.  ms.69  p.301  307. 


Solovets  Bibl.  ms.804  p.  144. 
Strassburg  pap.  copt.  p.52  58"  108- 
109. 

Tiflis  ms.  A  X  p.301. 
Tischendorf,  códice  566  p.49. 
Tolstoi  ms.415  p.715. 
Vaticano  cod. 455  p.142  147  164  166 
167  170  173  183  276. 

—  cod. 654  p.142  166  180  181  183. 

—  cod. 2013  p.683. 

—  cod. 2072  p.648  683. 

—  cod. 4363  p.424  686  687. 

—  cod. 5257  p.191  208  215  225. 

—  cod.LXVIIP  p.358. 

—  ms.gr. 1162  p.215. 

—  Ottob.  cod. 415  p.683. 

—  Pal.  cod. 269  p.424. 

—  Regin.  cod. 1050  p.572  574. 
Véneto  Marc.  cod.  el.  II  42  p.141 

145  150  157  174  183  521. 

—  cod.  el.  II  43  p.617  623  625  643. 

—  cod.  el.  II  45  p.545. 

—  cod.  el.  II  87  p.423. 

—  cod.  el.  II  151  p.151  423  424. 

—  cod.  el.  VII  38  p.683. 

—  cod.  el.  VII  40  p.142. 

—  cod.  el.  XI  200  p.142  167  174  179 
181  183. 

—  cod.  el.  XIV  43  p.424. 

—  cod. 363  p.141   145  149  157  '74 
175  176  179  180. 

Vercellensis,  codex,  p.55  121  122 
410. 

Vindobon.  gr.  hist.  67  p.576. 

—  gr.  theol.  123  p.142  145  149  150 
1 55  167  179  180  276. 

—  (Bibl.  Imp.)lat.i25  p-573- 

—  Nessel.  246  p.503. 
Wirceburgensis  Theol.  p.74. 


D )      INDICE    DE  MATERIAS 


Abismo  590. 

Abstinencia  95 ;  —  miércoles  y  vier- 
nes 719. 
Acanonicidad  2. 
Acción  de  gracias  de  Ana  205. 
Acusaciones  contra  Jesús  429  536; 

—  contra  José  171  217;  — contra 
María  171  218. 

Adivinos  286. 
Admiración  62. 
Adolescencia  de  Jesús  298. 
Adoración  de  los  Magos  286  331; 

—  de  los  pastores  329. 
Adulterio  39. 

Aflicción  de  José  167  215  ;  —  de  Ma- 
ría 168  369. 

Agonía  de  José  370. 

Aguas  amargas,  prueba  de  las  — 
172  219;  aguas  de  mar  129;  —  vi- 
vas 87. 

Albañil  43. 

Alegría  40;  — de  Adán  583;  — de 

Ana  156. 
Aleph  354  355. 
Alfa  308  316. 

Alimento  del  Bautista  54;  —  de  Ma- 
ría 159  207  588. 

Alma,  blancura  677,  crecimiento  63, 
mutabilidad  61,  partes  73,  subida 
al  cielo  68,  suegra  del  E.  S.  41; 

—  de  María  641  649  676  677  693; 

—  cautiva  73,  contemplativa  134; 
cuántas  —  salen  diariamente  582 ; 
número  de  —  justas  583. 

Alocución  de  María  a  los  apósto- 
les 626,  a  sus  parientes  658 ;  —  de 
San  Pedro  648  674  668  669. 

Amargura,  calle  de,  447. 

Amianto  163. 

Ancianos  139. 

Anfitrión  120. 

Angel  92;  — consuela  a  José  216; 

—  de  la  guarda  366;  ángeles  55 
599  659;  creación  de  los  —  595; 


su  intervención  en  la  gestación  de 

María  216. 
Anillo  de  Herodes  520. 
αντιλεγόμενα  23. 

Anunciación  a  Ana  151   199  264; 

—  a  Joaquín  200  262 ;  —  a  Ma- 
ría 91  271  588;  tuvo  lugar  en  do- 
mingo 636  719;  en  la  fuente  164 
214;   mientras  hilaba   165  214; 

—  de  la  asunción  654. 
Aparición  de  Belial  392 ;  —  de  Cris- 
to a  José  de  Arimatea  461  541 
S57I  — de  Cristo  resucitado  a 
María  584;  en  la  asunción  637 
675 ;  —  de  Cristo  a  Pedro  42 ;  a 
Pilato  517;  a  Santiago  41. 

Apócrifo,  diversos  significados  1 ; 
apócrifos  asuncionistas  614;  evan- 
gelios apócrifos:  noción  3-4;  ori- 
gen 5  6;  actitud  de  la  Iglesia 
frente  a  ellos  6  7;  valoración  7  8; 
influjo  9  10;  estudios  de  con- 
junto sobre  —  15  16;  estudios 
arqueológicos  e  iconográficos  16; 
estudios  bibliográficos  17;  evan- 
gelios apócrifos  tardíos  24-27; 
apócrifo  neotestamentario:  noción 
1-2;  clasificación  3;  lenguas  en 
que  están  escritos  3 ;  ediciones  y 
versiones  11 -14;  catálogos  de  — 
17  al  24;  apócrifos  priscilianis- 
tas  7. 

Apologéticas,  tendencias  399  418. 
Apostolado  109. 

Apóstoles  69  109;  deferencia  de 
los  —  584  585  664  678;  disper- 
sión de  los —  110  586;  elección 
de  los —  54;  lista  de  los —  53; 

—  arrebatados  en  una  nube  634 
624  663  699  691;  — en  la  pa- 
sión 410;  preguntas  de  los  —  590; 
resurrección  de  los  —  625. 

Archivo  de  Israel  147. 
Arquitrabe  del  templo  44. 


754 


ÍNDICES 


Arroyo,  Jesús  en  el,  303. 
Ascensión  465. 

Asno  57;  cabeza  de —  75;  — en  la 

natividad  225. 
Astrónomo  356. 

Asunción  61 1  644;  684  693  696  700; 
fiesta  de  la  —  647  649  65 1 ;  hecho 
histórico  de  la —  614;  milagro 
final  de  la  —  646 ;  terremoto  en 
la  —  690. 

Atmosféricos,  fenómenos,  596. 

Ayuno  94  101 ;  —  de  los  apósto- 
les 410;  —  de  Joaquín  147;  —  de 
Pilato  449  517;  — del  sanedrín 
462;  — de  Santiago  41. 

Bálsamo  de  Matarieh  341. 
Bandidos  340;  milagro  de  los  — 

334;  cf.  ladrones. 
Banqueros  123. 

Banquete  en  honor  de  María  155; 
Jesús  en  los  banquetes  257. 

Barro,  figurillas  de,  348. 

Bautismo  45;  necesidad  del  —  424; 
padrinos  del  —  722 ;  —  de  los 
apóstoles  119;  — de  Jesús  44  47 
55  121  305  492;  — de  los  muer- 
tos 482 ;  —  de  la  pasión  84;  —  de 
Tiberio  565;  — Tito  550. 

Bendición  de  Cristo  a  María  638; 
—  de  los  sacerdotes  a  María  156 
158  166. 

Beta  308  316. 

Beth  354  355. 

Bigamos  607. 

Blasfemia  439  597. 

Boda  340. 

Buey  y  asno  en  la  natividad  6  9  225. 
Burlas  a  Jesús  405. 

Cabalísticas,  fórmulas,  58. 
Cabritos,  milagro  de  los,  350. 
Cancerbero  366. 
Cáncer  de  Tito  546. 
Canon  1  3  69  102. 
Canónicas,  horas,  206. 
Canonicidad  38. 

Canónicos,  libros,  71;  — evange- 
lios 102  113  114  115  422. 

Cántaro,  milagro  del,  248  313  353. 

Cárcel,  José  de  Arimatea  en  la,  450 
541 ;  Pilato  en  la  —  523  556  558. 

Carpintería,  Jesús  en  la,  349. 


Carpintero,  oficio  de  San  José,  362 
429. 

Casa  de  María  635  650;  milagro  de 

la  —  635. 
Castidad  59  202  605  606. 
Castigo  de  Herodes  519;  —  de  los 

judíos  524;  — de  Salomé  223. 
Centurión  448. 
Ceñidor  de  María  696  698. 
Ciego,  milagro  del,  442. 
Circuncisión  226  329;  reliquia  de 

la  —  330. 
Comadronas  138  178  222  279  281 

284  286  289  329. 
Comunión  124;  — de  María  657. 
Concepción  de  Juan  Bautista  92; 

—  de  María  133  139;  conceptio 
per  aurem  380. 

Concupiscencia  59  60  128  139. 
Contumacia  hebrea  103. 
Conversión  de  María  207 ;  —  de 
Satán  y  el  Infierno  473  490  578. 
Cosmogonía  58. 
Cosmos  ni. 

Criada  de  Ana  134  148  149  199. 

Crímenes  de  Dimas  534;  —  de  Ges- 
tas 533. 

Crucifixión,  clavos  de  la,  409. 

Crurifragium  407. 

Cruz  125;  — ambulante  413;  — del 
Buen  Ladrón  481  542;  — en  los 
infiernos  498 ;  señal  de  la  —  470 
480  488. 

Cuerpo  de  Dimas  541 ;  —  de  Ges- 
tas 541;  — de  Jesús  541;  — de 
María  638  677  687;  atentado  de 
los  judíos  contra  el  —  de  Ma- 
ría 662  694;  —de  Pilato  531; 

—  psíquico  305. 

Cueva  de  la  natividad  6  9  141  178 

280  283  381.' 
Cuna,  Jesús  habla  en  la,  328. 
Curación  de  Salomé  180  223;  — de 

Tiberio  564;  — de  Tito  550. 

Daleth  355. 

Danza  de  María  en  el  templo  1 59. 
Defensa  de  Jesús  por  Nicodemo  441 . 
Desesperación  de  Judas  449. 
Desposorios  de  María  y  José  212 

258  436. 
Desierto,  Joaquín  en  el,  147. 
Destrucción  de  Jerusalén  117  122 
I      553;  — de  las  sinagogas  514. 


Γ>)     DE  MATERIAS 


755 


Detención  de  Jesús  534  535. 
Deuterocanónicos,  libros,  2. 
Diablo,  pacto  con  el,  74. 
Diadema  148;  — de  Herodes  288. 
Docetismo  54  138  398  399  408. 
Dolores  de  José  370. 
Don  de  los  Magos  290;  — de  He- 
rodes 289. 
Doncellas  de  María  621  567. 
Dualismo  72  114. 
Duelo  por  la  muerte  de  San  José  374. 

Ebionitas,  tendencias,  139. 

Edad  de  Ana  profetisa  227;  — de 

José  162;  — de  María  640. 
Edicto  de  César  220. 
Educación  de  María  140  267. 
Efod  sacerdotal  153. 
Embarazo  de  María  169  170. 
Empadronamiento  173  364. 
Empanada  54. 

Encratísticas,  tendencias,  57. 

Encuentro  del  alma  con  los  genios 
malignos  658  659;  —  de  los  após- 
toles en  casa  de  María  625  ;  —  de 
Joaquín  y  Ana  en  la  Puerta  Do- 
rada 134  153  203  266;  — de  Pe- 
dro y  Pablo  en  casa  de  María  585 ; 

—  de  Pedro  y  Pablo  en  Roma  47. 
Endemoniada  335  336  346  347. 
Endemoniado  110  333. 
Enfermedad  de  Abgaro  703  711- 

—  de  Bartolomé  344;  — de  Ti- 
berio 528  546. 

Engaños  del  demonio  598. 
Entierro  de  María  642  678;  mila- 
gro en  el  —  641  679  682  695. 
Eón  ni;  —  décimocuarto  66. 
Escarlata,  María  hila  la,  163  164. 
Escatología  58. 

Escuela,  Jesús  en  la,  67  242  244  245 
252  253  307  315  316  354  355. 

Espinas,  corona  de,  405. 

Espíritu  Santo  280;  — en  el  bautis- 
mo de  Jesús  55;  — como  fuente 
44;  — como  madre  de  Jesús  38 
41 ;  venida  del  —  1 19. 

Establo  225  277. 

Estandartes,  milagro  de  los,  432 
433· 

Estanque  de  David  86. 
Estatura  62. 

Esterilidad  de  Ana  148  197;  — de 
Raquel  263;  —  de  Sara  263. 


Estrella  de  la  cueva  224;  — de  los 
Magos  182  287  289  291  292. 

Estudio  de  Jesús  357;  — de  María 
207. 

Eucaristía  1 19. 

Fantasma  42  45  264. 

Fatiga  de  María  279. 

Fe  88  110;  pecado  contra  la  —  606. 

Físico,  Jesús  y  el,  356. 

Flautistas  87. 

Fornicación  434  436. 

Fortaleza  127. 

Fuego  123;  príncipe  del —  73. 
Fuente  de  María  341. 

Gallo  91 ;  milagro  del  —  576. 

Garbanzos,  milagro  de  los,  390. 

Generación  59  61;  — eterna  de  Je- 
sús 55. 

Generosidad  119. 

Ghimel  355. 

Gigantes  413. 

Gloria  de  la  divinidad  109. 

Gnosis  58  75  76  77. 

Gnósticas,  doctrinas,  39  74  300; 
—  tendencias  64  66  79  110. 

Gnosticismo  62  67  298  309. 

Gorriones  323. 

Gradas  del  templo  267. 

Guardia  del  sepulcro  50  411  412 
452  619. 

Hechicerías  597. 
Hemorroísa  510  528. 
Herejes  71  651  652;  — tienen  mu- 
chos evangelios  51. 
Herejías  63  70. 
Herido,  milagro  del,  312. 
Hermanos  de  Jesús  71  137  140  161. 
Hiél  407. 

Hijo  (El)  109  122  272. 
Hijos  de  José  137  362. 
Hinduísmo  298  300. 
Hólam  95. 

Holocausto  de  Joaquín  201. 
Horno,  milagro  del,  347. 
Hospitalidad  109. 

Huida  a  Egipto  8  92  232  435  445 
448  688;  traslado  milagroso  en 
la  —  235  333- 

Húmedo,  príncipe  de  lo,  73. 

Humildad  120  129. 


756 


ÍNDICES 


Iconografía  133  301. 
Idolatría  445. 

Idolo,  milagro  del,  333;  ídolos  522; 

—  en  la  huida  a  Egipto  9 ;  milagro 
de  los  —  235  236. 

Imagen  de  Jesús,  leyenda  de  Ana- 
nías  703 ;  —  leyenda  de  la  Veró- 
nica 528  529  530  555  558  559  563. 

Incienso,  María  quema,  624  631  637. 

Incredulidad  de  Salomé  179  223. 

Infiernos  479  489;  descendimiento 
de  Cristo  a  los —  421  423  477 
496  542  577  580. 

Inmaculada  concepción,  dogma  de 
la,  27  139. 

Inocencia  de  Jesús  45;  — de  Ma- 
ría 220. 

Inocentes,  matanza  de  los,  183  184 
230. 

Jacinto  163. 

Jardín,  Ana  en  el,  198. 

Jesús  a  los  cinco  años  303 ;  a  los 
seis  313;  a  los  doce  320;  nombre 
de —  165  264;  — rey  350. 

Joaquín  despreciado  por  Isacar  261 ; 

—  distribuye  sus  dones  196;  jus- 
tificación de —  154;  ofrendas 
de —  134  141;  — rechazado  por 
Rubén  198;  — sacerdote  198. 

José  a  los  cuarenta  años  367;  — a 
los  ochenta  y  nueve  367;  edad 
avanzada  de  José  269 ;  muerte 
de —  372;  tumba  de —  375. 

Judaismo  93  715. 

Juegos  de  Jesús  203  237  240  304 
348  354· 

Juicio  final,  tendrá  lugar  en  domin- 
go, 636;  —  contra  Pilato  521  523. 
Jumento,  milagro  del,  327. 
Justicia  original  81. 

K-oiné  408  428. 
Korbán  50. 

Ladrones  406  448  481  533;  mila- 
gro de  los  —  231. 
Lamentos  de  José  368. 
Langostas  54. 

Lapidación  de  Anás  y  Caifás  561; 

—  de  Jesús  104. 
Laurel  149  198. 
Lavatorio  de  Pilato  403. 


Lecho,  milagro  del,  251  314. 

Legisperitos  104. 

Leones,  milagro  de  los,  232  249. 

Lepra  de  Tiberio  549. 

Leprosa,  milagro  de  la,  336  345; 

leproso,  curación  del,  102  105  337 

443  ;  leprosos,  curación  de  los,  1 10. 
Ley  56  78;  cumplimiento  de  la  — 

55;  — de  Moisés  544. 
Leyenda  de  Abgaro  703 ;  —  de  la 

Verónica  706. 
Liberación  de  Adán  581. 
Lienzo  de  Jesús  446. 
Limosna  63  110  125. 
Lino  163. 
Lirios  82. 

Literatura  apocalíptica  574;  — cop- 
ia 397  573- 
Lobos  125. 
Lujuria  56. 

Maestro  de  Jesús  confundido  309 ; 

—  expulsa  a  Jesús  323. 
Magia  74  298  300  430. 
Magnanimidad  122. 

Magos,  ofrenda  de  los,  229;  escri- 
turas de  los  —  291. 
Mahar  43. 
Maná  54. 

Maniqueísmo  1021  72  89. 
Mano  seca,  milagro  de  la,  510. 
Mar,  Jesús  anda  sobre  el,  no. 
Marcionitas,  tendencias,  72. 
María  betlemita  260 ;  —  cáliz  del 
mundo  589;  fervor  de —  205; 

—  como  fuerza  49 ;  —  llena  de 
gracia  584;  — madre  de  los  que 
se  salvan  666;  —  nazaretana  260; 
padres  de  —  260 ;  pretendientes 
de  —  208 ;  —  reina  de  las  vírge- 
nes 604;  saludos  de —  207;  siete 
primeros  pasos  de —  155;  — ta- 
bernáculo del  Altísimo  585  ;  —  en 
el  templo  362;  trato  de  —  con 
los  ángeles  207 ;  —  a  los  tres  años 
204;  —  a  los  doce  años  362;  —  a 
los  catorce  años  268 ;  —  vaso  de 
elección  588;  Mariam,  nombre  de 
la  Virgen  154. 

Martirio  de  Zacarías  137  185  186. 

Matrimonio  607 ;  primer  —  de  José 
137  258;  — de  José  y  María  273 
274;  — planta  amarga  60;  ter- 
cer —  607. 


Π)     DE  MATERIAS 


757 


Mazdeísmo  331. 

Mediación  universal  de  María  639. 
Mensajero  219;  deferencia  de  un  — 

para  con  Jesús  430;  mensajeros 

de  Ana  152. 
Mercaderes,  expulsión  de  los,  50. 
Meretrices  87. 

Milagros  de  la  asunción  631;  — de 
Jesús  548  561. 

Misericordia,  obras  de,  46. 

Mística  aritmológica  114. 

Modestia  100. 

Monaquismo  189. 

Mordisco  de  Judas  247. 

Mortaja  de  María. 662  667  678. 

Mortificación  128  130;  — de  la  car- 
ne 63. 

Muda  (joven),  milagro  de  la,  335. 

Mudez  de  Zacarías  75  163. 

Muerte,  aguijón  de  la,  109;  — de 
Anás  506 ;  —  de  Arquelao  506 
552;  — de  Caifás  505;  castigo  de 
la —  376;  duración  de  la —  59; 

—  de  Filipo  506;  — de  Herodes 
187  364  514;  — de  Herodíades 
518;  — de  Jesús  541;  — de  José 
271  360  365  ;  —  de  Longinos  520; 

—  de  María  694 ;  —  de  Pilato 
506  525  531;  — de  Procla  526; 

—  de  Zacarías  136. 

Muerto,  milagro  del,  238  241  255 
3f9- 

Mujer,  obras  de  la,  59;  — de  Pila- 
to 434;  mujeres  128;  — en  el 
sepulcro  de  Cristo  415. 

Mulo,  milagro  del,  338  339. 

Mundo  95  109  129;  apariencias 
del —  124;  fin  del —  59  120. 

Murmuración  445. 

Nacimiento  de  Jesús  221  283  ;  —  tu- 
vo lugar  en  domingo  636;  Eva  en 
el  —  381. 

Nahasch  168. 

Natividad  de  María  141  154  203. 
Naturaleza  88;  silencio  de  la  —  176 
282. 

Negaciones  de  Pedro  50  90  91  400. 

Nube,  Bartolomé  en  la,  630;  Juan 
en  la  —  622  627 ;  Mateo  en  la  — 
629;  Pablo  en  la —  628;  Pedro 
en  la —  625  628;  Santiago  en 
la  —  629 ;  Tomás  en  la  —  629. 


Obediencia  de  Jesús  321. 

Oficio  de  José  215. 

Ofita,  sistema,  76. 

Oleo  de  Set  473  492. 

Olvido  de  María  166. 

Oración  101;  — de  Bartolomé  591 
603 ;  —  del  Buen  Ladrón  539 ; 
constancia  de  la —  38;  — domi- 
nical 43;  — de  Jesús  372;  — de 
José  366;  — de  Juan  622;  — de 
María  282  587  621  630  639  656 
667  689  ;  —  de  Pedro  665 ;  —  de 
Pilato  525;  — del  sumo  sacer- 
dote 211  269;  — de  Tiberio  564; 

—  de  Tomás  696 ;  —  de  Zacarías 
.  160. 

Oratorio  de  María  140  155  156  157. 
Ovejas  91  125. 

Paciencia  122. 

Padre  (El)  88  95  100  109. 

Pájaros,  .milagro  de  los,  239  303 ;  * 

nido  de  los  —  150. 
Palma  de  la  asunción  584  649  654 

656  663. 
Palmera,  milagro  de  la,  232  234. 
Palo  seco,  milagro  del,  391. 
Paloma  211;  —  sobre  la  vara  de 

José  162;  María  como  —  en  el 

templo  160. 
Palominos  226. 
Pan  de  los  Magos  182. 
Pañal  de  Jesús,  milagro  del,  332  334. 
Parábola  de  los  criados  670;  — del 

sembrador  73. 
Paraíso  480  540  582  638;  — terre- 
nal 591;  el  Buen  Ladrón  en  el  — 

543·. 

Paralítico,  milagro  del,  442 ;  para- 
líticos, milagro,  110. 

Parteras  177  328  (cf.  comadronas). 

Paulinos,  escritos,  68. 

Pecado  45;  clases  de —  597;  — de 
los  ángeles  601;  — carnal  606; 

—  contra  el  Espíritu  Santo  606 ; 

—  de  Eva  603 ;  —  muerte  del  al- 
má  60 ;  —  de  los  profetas  46  49 ; 

—  del  vecino  63. 
Pérdida  de  Jesús  356. 
Perdón  de  las  injurias  46. 
Persecución  del  Bautista  183;  — de 

Jesús  322. 
Perseverancia  127. 
Petrinos,  escritos,  68. 


758 


ÍNDICES 


Pez,  milagro  del,  322. 

Pináculo  del  templo  541. 

Piscina  de  las  ovejas  203 ;  —  de 

Siloé  86. 
Pneumáticas,  semillas,  305. 
Pobreza  96  130;  — de  los  ebioni- 

tas  52. 

Poder  satánico,  duración  del,  121. 
Posada  105. 

Preguntas  de  Bartolomé  a  Jesucris- 
to 5771  — de  Bartolomé  a  Sata- 
nás 594;  —  de  María  a  Jesús  687. 

Preocupaciones  82. 

Presentación  de  María  en  el  templo 
141  158  204  330;  fiesta  de  la  —  9. 

Primado  de  San  Pedro  585  663  664 
665  678  716. 

Promesa  de  Cristo  a  María  640  657 
667  676  688. 

Prosélito,  Pablo,  78;  prosélitos  435. 

Protocanónicos  2. 

Prudencia  50  83. 

ψΕυδεττίγραφα  19. 

Puercos  127. 

Purificación  interior  84;  — de  Ma- 
ría 140;  en  la  encarnación  380; 
purificaciones  rituales  84  124;  lu- 
gar de  las  —  85  86. 

Púrpura,  María  hila  la,  163  165. 

Querella  contra  Pilato  451. 
Quiliástico,  influjo,  351  375. 

Rayo  de  sol,  milagro  del,  392. 
Rebaños  de  Joaquín  196. 
Refugio  de  Isabel  184. 
Reglamento  de  María  en  el  templo 
206. 

Reino  123  ;  —  de  los  cielos  66  95  100 
110  126;  llaves  del —  83;  — de 
los  santos  125. 

Resplandor  de  María  206  640. 

Resucitados  con  Cristo  469  484  512 
513· 

Resurrección  de  Cristo  42  121^413 
513  515  561 ;  —  de  Lázaro  441. 

Revelación  101 ;  revelaciones  del  Se- 
ñor a  Felipe  68. 

Reyes  de  Judea  552. 

Rigidez  farisaica  94. 

Riña  de  José  a  Jesús  306. 

Ríos  del  paraíso  604. 

Riqueza  47  56;  —  de  Joaquín  145. 


Risa  de  Jesús  310. 
Ruah  38. 
Rubor  81. 

Sábado  78  94  95  508;  Jesús  juega 

en  —  303. 
Sabiduría  127;  — de  Jesús  321. 
Sabios  127  129. 

Salmodia  640 ;  —  de  María  206. 
Salvación  123. 

Salvador  70  73  85  86  88  1 12  126. 

Sancta  sanctorum  160. 

Sanedrín  155;  — en  casa  de  Nico- 
demo  460. 

Secreto  122;  secretos  de  Cristo  re- 
sucitado 67;  — de  Jesús  confia- 
dos a  María  y  a  Juan  661. 

Seda  163. 

Sencillez  83. 

Seno  de  Abrahán  471  476  494  583. 

Sepulcro  de  Abgaro  707;  —  de  Cris- 
to 6 1 9 ;  —  de  María  643  683 ;  —  de 
Pilato  532. 

Sepultura  de  Cristo  404  409  449. 

Serpiente  que  habló  a  Eva  77;  —  en- 
gaña a  Eva  168;  milagro  de  la  — 

,  351- 

Sexual,  diferencia,  81;  indiferen- 
cia —  60. 

Sicómoro  de  Matarieh  341. 

Siembra  en  el  Jordán  102  106. 

Sinagoga  de  Cafarnaúm  80. 

Sinópticos,  evangelios,  79  84  85  93 
98  116. 

Soborno  de  la  guardia  454;  —  de  los 

discípulos  456. 
Sobriedad  129. 
Soldados  con  Jesús  385. 
Solteros  123  210. 
Sóm  95. 

Sonrisa  de  María  175  281 ;  —  de  Je- 
sús 284. 

Sortilegio  338  597. 

Sueño  de  Joaquín  202 ;  —  de  José 
169  274  332 ;  —  de  Satanás  602. 

Suicidio  598. 

Taburete  de  la  comadrona  279. 

Tarsense,  San  Pablo  78. 

Temor  de  María  167  385;  temores 

de  José  169. 
Tentaciones  124;  — de  Jesús  38. 
Teología,  elasticidad  de  la,  570. 
Terraza,  milagro  de  la,  274  311  353. 


d)    de  materias 


759 


Terremoto  513  321. 
Testamento  de  María  570. 
Tinieblas,  fuerza  de  las,  109. 
Tintorero,  milagro  del,  348. 
Torre,  milagro  de  la,  388. 
Tórtola  226. 

Tradición  64  70  71  92  102  141  422; 

—  judaica  39 ;  —  oral  133;  —  oral 
asuncionista  61 1  614  653. 

Traición  de  Judas  76  535  536. 

Travesuras  de  Jesús  384. 

Tributo  de  los  reyes  105. 

Trigo,  milagro  del,  249  313  389. 

Trinidad  (Santísima)  61  604. 

Tristeza  de  Adán  583;  — de  Joa- 
quín 147;  — de  María  "175;  pe- 
cado de  —  45. 

Trono,  milagro  del,  349. 

Túnica  de  Jesús,  milagro  de  la,  538; 

—  de  María  663. 

Ubicuidad  93  96. 

Vanidad  130. 

Vara  de  José  161  211  270. 

Vasos  sagrados  86  87. 

Vegetarianas,  tendencias,  54;  vegete - 

rianos,  ebionitas,  152. 
Velo  del  templo  44  163  408. 
Venganza  de  Tito  550;  —  de  Tito  y 

Vespasiano  560  562. 
Venida  de  Santiago  a  España  27. 
Verdad  438. 
Vergüenza  82. 


Vestido  82  406;  — de  los  Magos 
287.  . 

Viaje  a  Belén  1 74  278  328 ;  —  a  Egip- 
to 231;  — a  Galilea  365;  — a  Is- 
rael 342;  — de  los  Magos  228; 

—  a  Nazaret  324;  — de  Herodes 
a  Roma  230. 

Víbora,  milagro  de  la,  265  318  353. 
Vida  eterna  de  Jesús  246;  ■ —  futu- 
ra 128. 
Vigilancia  120  122. 
Vigilia  de  María  206. 
Vinagre  407. 

Vírgenes  139;  — compañeras  de 
María  140  155  270;  — -que  de- 
fienden a  María  215;  —  en  el  tem- 
plo 136  163  210  268. 

Virginidad  601  670; —  de  Abel  208; 

—  de  Elias  208;  — de  María  133 
139  170  272  276;  constatación  de 
la  —  de  María  180;  —  ante  par- 
tum  140;  —  in  partu  138  140  165 
285;  — post  partum  140. 

Visión  de  los  judíos  633;  —  de  Ma- 
ría 220;  — de  Zacarías  75  137. 

Visitación  a  Santa  Isabel  166. 

Viudez  de  Ana  148;  —  de  José  136. 

Viudos  de  Israel  161. 

Voluntad  del  Padre  50. 

Voto  de  Ana  151  199;  —  de  Joa- 
quín y  Ana  261;  —  de  María 
268;  —  de  Santiago  410. 

Zodíaco,  signos  del,  73. 


Ε )      INDICE  ARQUEOLOGICO 
Ε  ICONOGRAFICO 


Aix-la-Chapelle,  caja  de  las  grandes  reliquias  222. 
Alonso  Cano  657. 
Baño  de  Cristo  179  222. 
Bañólas,  colegiata  615. 
Belén  214. 

Comunión  de  María  657. 
Bobbio,  disco  de,  184. 

British  Museum,  miniatura  del  ms.  Ñero  CIV  de  la  Bibl.  Cotton  362. 
Cairo,  iglesia  copta  de  Abu  Sargah  342. 
Dafnis,  mosaicos  159  615. 

El-Hadra,  fresco  del  monasterio  siríaco  de  Deires-Sourjani  615. 
Florencia,  evangeliario  siríaco  de  la  Bibl.  Laurenziana  467. 

—  mármol  carolingio  del  museo  233. 
Florentino  (Nicolás)  686. 

Genova,  Palazzo  Bianco  657. 
Giotto  615. 

Iviron,  monasterio  del  Monte  Atos,  evangeliario  n.i  p.615. 
Londres,  marfil  del  Victoria  and  Albert  Museum  214. 
Jerusalén,  iglesia  Probática  197  203. 

—  puerta  Dorada  203  204. 

—  puerta  Judiciaria  203  264. 

Kiev,  fresco  de  Santa  Sofía  199  203  215. 

Lyversberg,  maestro  de  la  Pasión  de,  203. 

Magos,  vestimenta  287. 

Metz,  sacramentarlo  de,  222. 

Milán,  ambón  de  la  Basílica  Constantiniana  226. 

Minden,  píxide  de,  221. 

Montecassino,  miniatura  del  ms.  H.H.  98  p.615. 
Moscú,  catedral  de  la  Trinidad  de,  719. 

Moscú,  miniatura  del  ms.  Grigor  Β  510  de  la  Bibl.  Nacional  184. 

—  Theotokos  de  Vladimir  en  el  monasterio  de  Daniel  214. 
Munich,  pinacoteca  de,  203. 

Nazaret  204. 

Padua,  cappella  degli  Scrovegni  615. 
Pamplona,  Portada  Preciosa  de  la  catedral  615. 
Panaghia  Kapulu  649. 
Petrov,  Theotokos  de,  214. 
Prepucio  (santo),  reliquia  del,  330. 
Raquel,  tumba  de,  364. 

Ravena,  cátedra  de  Maximino  173  214  221  367. 

Roma,  Arco  Triunfal  de  Santa  María  la  Mayor  215  228  367  384. 


*  Bibliografía,  cf.  16-17. 


Τ)     ARQUEOLÓGICO  Ε  ICONOGRAFICO 


761 


-  cementerio  de  Domitila  228. 

—  cementerio  de  Pedro  y  Marcelino  228. 

-  cementerio  de  San  Sebastián  en  la  Via  Apia  226. 

—  cementerio  de  Saturnino  228. 

—  cementerio  de  Thrason  228. 

—  grafito  del  Palatino  75. 

—  iglesia  de  Santa  María  Antigua  197  467. 
— -marfil  del  campo  santo  Tedesco  214. 

—  medallón  de  las  catacumbas  de  Priscila  214. 

—  mosaicos  del  papa  Juan  VI  en  la  Basílica  de  San  Pedro  479. 

—  mosaico  de  la  capilla  de  San  Zenón  en  la  iglesia  de  Santa  Práxedes  479. 

—  mosaico  de  la  iglesia  de  San  Clemente  479. 

—  sarcófagos  de  Letrán  226  528. 

—  sarcófagos  de  Plácido  y  Romualdo  226. 
Rubliov  719. 

Sacramental  de  Drogon  222. 
Salamanca,  catedral  Vieja  686. 
Salomé  con  la  mano  quemada  179. 
Sepulcro  de  José  375. 
Theotocópulos  (El  Greco)  718. 
Tiziano  159. 

Toqali-Kilissé  (Capadocia),  fresco  asuncionista  615. 
Venecia,  catedral  de  San  Marcos  173. 

—  ciborium  de  San  Marcos  431  479. 
Viterbo  330. 

Werden,  píxide  de,  205  367. 

Zaragoza,  sarcófago  de  Santa  Engracia  614. 


LAMINAS 


LAMINA  1 


Fio.  2. — Prueba  de  las  aguas  amargas  (cf.  Protoevangelio 
ció  ;  Pseudo  Mateo  c.12).  Silla  de  marfil  en  San  Maximino 
de  Ra  vena  (s.  VI).  Diseño  de  L.  D.  Chaves  según  fotografía 


LA  Μ  ISA  lll 


LAMINA  IV 


Fio.  5. — .Martirio  de  Zacarías  y  persecución  de  Isabel  (cf.  Protoeyan- 
gelio  c.22  y  23).  Capilla  de  San  Eustacio,  en  Gueurémé  (s.  X),  igle- 
sia rupestre  de  Capadocia.  Diseño  de  L.  D.  Chaves  según  fotografía 


FiG.  6.— Adoración  de  los  Magos  y  ofrenda  del  Libro  de  los  miste- 
rios (cf.  Evangelio  armenio  de  la  Infancia  cío).  Arco  triunfal  de 
Santa  María  la  Mayor  de  Roma  (s.  V).  Diseño  de  L.  D.  Chaves 
según  fotografía 


Fio  7.-^Afrodisio  sale  al  encuentro  de  la  Sagrada  Familia  (cf.  Pseu- 
do  Mateo  c.24).  Arco  triunfal  de  Santa  María  la  Mayor  de  Roma 
(s.  V).  Diseño  de  L.  D.  Chaves  según  fotografía 


LA  Μ  ISA  V 


LAMINA  VI 


Fig.  ίο. — Joaquín  ν  Ana  son  echados  del  templo  por  no  tener  des- 
cendencia (cf.  Proloevangelio  1,2  ;  Picudo  Mateo  2,1  ;  De  nativitate 
Marine  2,1).  Retablo  mavor  de  la  iglesia  parroquial  de  Quintanilla 
de  Abajo  (Valladolid)  (s.  XVI) 


LAMINA  Vil 


FlG.  ii. — Un  ángel  anuncia  a  Joaquín  la  natividad  de  María  (cf.  Pio- 
toevangelio  c.4  ;  Pseudo  Mateo  c.3  ;  De  nativitate  Mariae  c.3).  Tabla 
de  la  escuela  valenciana  (s.  XV)    Museo  provincial  de  Valencia 


LAMINA  VIH 


FiG.  13. — Caricias  a  la  Virgen  niña  ;  banquete  en  su  honor  (cf.  Pro- 
toevangelio  6,2).  Pintura  bizantina  del  siglo  XIV  perteneciente  al 
monasterio  de  Vatopediu.  Monte  Atos,  Grecia   (MilletR  p.88  n.2) 


LAMINA  IX 


LAMINA  Χ 


LAMINA  Μ 


LAMINA  XII 


FlG.   17. — Labores  de  la  Virgen  en  el  templo   (cf.  Protoexmn-^eU^- 
c.io;  Pseudo  Mateo  c.6).  Retablo  de  L.  Borrassá  (fines  del  s.  XIV), 
perteneciente  a   la   iglesia  de  San  Francisco.   Villafranea   de!  Ta- 
nadés  (Barcelona) 


LAMINA  XIII 


FiG.  18. — María  proclamada  «Reina  de  las  Vírgenes»  (cf.  Pscudo 
Mateo  8,5).  Retablo  de  L.  Borrassá  (fines  del  s.  XTV),  perteneciente 
a  la  iglesia  de  San  Francisco.  Villafranca  del  Panadés  (Barcelona) 


LAMINA  XIV 


FiG.  19. — Labores  de  la  Virgen  en  el  templo  (cf.  Pseudo  Mateo  c.6). 
Tabla  castellana  de  principios  del  siglo  XVI.  Barcelona  (en  comercio) 


LAMINA  XV 


LAMINA  XVI 


l  ie.  ai. — La  Virgen  recibe  el  mensaje  de  la  Anunciación  mientras 
(está  hilando  (cf.  Pr oto  evangelio  9,1-2  ;  Pseudo  Mateo  9,2).  Pintura 
bizantina  del  año  1568,  perteneciente  al  monasterio  de  Dochiariu. 
Monte  Atos,  Grecia  (MilletR  p.238  11.3) 


LAMINA  XVII 


FiG.  22. — Anunciación  en  la  fuente  (cí.  Protoevangelio  11,1  ;  Pseudo 
Mateo  9,1).  Miniatura  del  manuscrito  griego  120^  perteneciente  a 
la  Biblioteca  Nacional  de  París  (s.  XII). 


LAMINA  XVIII 


Fig.  23. — Nacimiento  de  Cristo;  la  cueva  y  los  dos  animales  fcf.  Pro- 
toevcmgelio  18,1  ;  Pseudo  Mateo  c.14).  Retablo  de  P.  Serra  (a.  13Q3) 
dedicado  al  Espíri'.n  Santo.  Catedral  de  Manresa  (Barcelona) 


LAMINA  XIX 


Fir,.    24.  —  Episodio   de   las    comadronas    (cf.    Protoevangelio  c.19 
y  20;  Pscudo  Mateo  13,3-7^.  Obra  dei_  IMaestro  de  Mérode  (s.  XV). 
Museo  de  Dijon 


LAMINA  XX 


LAMINA  XXI 


LAMINA  XXII 


FlG.   27. — Muerte  de  San  José   (cf.   Historia  de  José  el  Carpinte- 
ro c.13  y  siguientes).  Lienzo  de  Goya  (a.   1787),  conservado  en  la 
iglesia  de  Santa  Aria.  Valladolid 


LAMINA  XXIII 


LAMINA  XXI.V 


Fig.  20. — Cristo  libera  a  Adán  (cf.  ibid.).  Pintura  bizantina  del  si- 
íjlo  XIV,  perteneciente  al  monasterio  de  Protaton.  Monte  Atos,  Grecia 
(MilletR  p.18  11.3) 


LAMINA  XXV 


Fig.  30. — María  recibe  la  comunión  de  manos  de  un  apóstol  (cf.  Li- 
bro de  ]uan,  arzobispo  de  Tesalónica  c.4,  nota  10).  Retablo  de  San 
Lucas  (s.  XV),  perteneciente  al  palacio  episcopal  de  Segorbe 


LAMINA  XXVI 


LAMINA  XX  Í  U 


Fio.  32. — Los  apóstoles  rodean  el  lecho  mortuorio  de  María  ;  Cristo 
recibe  el  alma  de  la  Virgen  (cf.  Libro  de  San  Juan  Evangelista  c.12 
y  siguientes  ;  Libro  de  Juan,  arzobispo  de  fesalóniea  c.8  ν  ss.  ; 
Pseudo  José  de  Arimatca  cu).  Tabla  de  J.  Ferrer  (s.  XV).  Colec- 
ción Muntadas,  Barcelona 


LAMINA   Χ  Χ  VI 11 


LAMINA  XXI. Κ 


LAMINA  XXX 


LAMINA  XXXI 


Fio.  36.    Entierro  de  María  ;  Jefonías  pretende  profa-mr  el  féretro 
(cf.  Libro  de  San  Juan  Evangelista  0.46-47  ¡  Libro  de  Juan,  arzobispo 
de  Tcsalónica  c.13  :  Ρ  sendo  José  de  Arimatea  c.14).  Tabla  aragonesa 
del  siglo  XV.  Iglesia  parroquial  de  ( hitiñena  (Huesca) 


LAMINA  Χ XX 11 


,'IG;  37·— María  asunta  envía  el  ceñidor  a  Santo  Tomás  (ef  Pseudo 
José  de  Arimatea  c.  17-21).  Tabla  de  Nicolás  Florentino   (s.  XV). 
Catedral  Vieja  de  Salamanca 


ACABÓSE    DE    IMPRIMIR    ESTE    VOLUMEN  DE 
LOS    EVANGELIOS    APÓCRIFOS,    DE    LA  BI- 
BLIOTECA DE  AUTORES  CRISTIANOS,  EL 
DIA    25    DE    ABRIL    DE    1956,  FESTI- 
VIDAD   DE    SAN    MARCOS  EVAN- 
GELISTA,   EN    LOS  TALLERES 
DE   LA  EDITORIAL  CATÓLI- 
CA,   S.    Α.,    ALFONSO  XI, 
NÚMERO    4,  MADRID 


LAUS  DEO  VIRG1N1QUE  MATRI 


Biblioteca  de  Autores  Cristianos 


VOLUMENES  PUBLICADOS 


I  SAGRADA  BIBLIA,  do  Nacar-Colunga,  6.*  ed.,  corregida  en  el  texto  y  co- 
*■  piosamente  aumentada  en  las  notas.  Prologo  de]  excelentísimo  y  reverendí- 
simo Sr.  D.  Gaeuno  Cicognani,  Nuncio  de  Su  Santidad  en  España.  1955. 
LXXV1  +  1583  págs   en  papel  biblia,  con  profusión  de  grabados  y  7  mapas.— 

90  pesetas  tela,  130  piel. 

o    sUMA  POETICA,  por  José  MarIa  PemAn  y  M.  Herrero  García.  3.·  ed.  1950. 

XVI  +800  págs — 50  pesetas  tela,  90  piel. 
O    OBRAS  COMPLETAS  CASTELLANAS  DE  FRAY  LUIS  DE  LEON.  EdiciÓP 

revisada  y  anotada  por  el  P.  Fr.  Félix  García,  O.  S.  A.  2.*  ed.  1951.  XII 
+  17ος  págs   en  papel  biblia.— 95  pesetas  tela,  135  piel. 

Λ  SAN  FRANCISCO  DE  ASIS  :  Escritos  completos,  las  Biografías  de  sus  con- 
^  temporáneos  y  las  Floreciltas.  Edición  preparada  por  los  PP.  Fr.  Juan  R.  Di 
Lxgísima  y  Fr    Lino  Gómez  Cañedo   O    F   M.  2.·  ed.  1949   XL  +  867  págs.,  con 

profusión  de  grabados.— (Agotada.  Se  prepara  la  3.·  ed.) 

I?    HISTORIAS  DE  LA  CONTRARREFORMA,  por  el  P.  Ribadexeyra,  S.  I. 

Vida  de  los  PP  Ignacio  de  Loyola,  Diego  Lainez,  Alfonso.  Salmerón  y  Fran- 
cisco de  Borja.  Historia  del  Cisma  de  Inglaterra  Exhortación  a  los  capitanes 
y  soldados  de  la  ^Invencible*.  Introducciones  y  notas  del  P.  Eusebio  Rey,  S.  I. 
1945  "XXVI  +  1355  págs.,  con  grabados— 50  pesetas  tela,  90  piel, 
g  OBRAS  DE  SAN  BUENAVENTURA.  Tomo  I  :  Introducción.  Breviloquio. 
0  Itinerario  de  la  mente  a  Dios.  Reducción  de  las  ciencias  a  la  Teología. 
Cristo,  maestro  único  de  todos.  Excelencia  del  magisterio  de  Cristo.  Edición  en 
latin  y  castellano,  dirigida,  anotada  y  con  introducciones  por  los  PP.  Fr.  León 
Amorós,  Fr.  Bernardo  Aperribay  y  Fr.  Miguel  Oromí,  O.  F.  M.  2.*  ed.  1955 
XLVIII  +  755  páginas.— 80  pesetas  tela,  120  piel.— Publicados  los  tomos  II  19), 
III   (19),  IV  (28),  V  (36)  y  VI  y  último  (49). 

7  CODIGO  DE  DERECHO  CANONICO  Y  LEGISLACION  COMPLEMEN- 
•  TARIA,  por  los  Dres.  D.  Lorenzo  Miguélez,  Fr.  Sabino  Alonso  Mo- 
ran, O.  P.,  y  P.  Marcelino  Cabreros  de  Anta,  C.  M.  F.,  profesores  de  la  Uni- 
versidad Pontificia  de  Salamanca.  Prólogo  del  Excmo.  y  Rvmo.  Sr.  Dr.  Fr  Jos* 
López  Ortiz,  Obispo  de  Túy.  5.·  ed.  1954.  XLVIII  +  1092  págs.— 85  pesetas  tela, 
125  piel. 

O  TRATADO  DE  LA  VIRGEN  SANTISIMA,  de  AlASTRVEY.  Prólogo  del 
°  Excmo.  y  Rvmo  sr  L)r  ü  Antonio  García  y  García,  Arzobispo  de  Valla- 
dolid  3."  ed   1952.  XXXVI  4-  978  págs..  con  erabados  de  la  Vida  de  la  Virgen. 

de  Durcro.— Agotada  en  tela,  110  pesetas  piel. 

Q  OBRAS  DE  SAN  BUENAVENTURA.  Tomo  II  :  Jesucristo  en  su  ciencia 
**  divina  y  humana.  Jesucristo,  árbol  de  la  vida  Jesucristo  en  sus  misterios: 
il  En  su  infancia.  2)  En  la  Eucaristía  3)  En  su  Pasión.  Edición  en  latín  y  cas- 
tellano, dirigida,  anotada  y  con  introducciones  por  'os  PP.  Fr.  León  Amorós, 
Fr.  Bernardo  Aperribay  y  Fr.  Miguel  Oromí,  O.  F.  M.  1946.  XVI  +847  págs.— 
40  pesetas  tela,  80  piel. —Publicados  los  tomos  III  (19),  IV  (28),  V  (36)  y  VI  (49!. 
1Λ  utíKAs  DE  SAN  AGUSTIN  Tomo  I:  Introducción  general  y  blbliogra- 
fia  Vida  de  San  Agustín,  por  Posidio.  Soliloquios.  Sobre  el  orden.  Sobrt 
la  vida  feliz  Edición  en  latín  y  castellano,  preparada  por  el  P.  Fr  Victorino 
Cap.ínaga,  O.  R.  S.  A.  2.*  ed.  1950.  XII  +  822  págs.,  con  grabados. — Agotada  en 
tela,  90  pesetas  piel. — Publicados  los  tomos  II  ln),  III  (21),  Ιλ'  '30),  V  (39), 
VI  (so),  Vil  (53),  VIII  (69),  IX  (79),  X  (95),  XI  (99),  XII  (121)  y  XIII  (139). 

II  OBRAS  L>E  SAN  AGUSTIN    lomo  11.  Contestones  ien  latín  y  castellano). 

**  Edición  critica  y  anotada  por  el  Ρ  Fr.  Angel  Custodio  Vega,  O.  S.  A. 
3.*  ed.  1955.  VIII  -)-  740  págs. — 75  pesetas  tela,  ns  piel. — Publicados  los  to- 
mos ni  (21),  iv  (30),  v  (39),  vi  (50),  vil  (53),  vni  (69*.  IX  (79),  X  (95). 
XI  (99),·  ΧΠ  ("i)  y  ΧΙΠ  (139). 

12-13    OBKAS  COMPLETAS  DE  DONOSO  CORTES  (dos  volúmenes).  Re- 
copiladas  y  anotadas  por  el  Dr.  D.  Juan  Juretschke,  profesor  de  la 
Facultad  de  Filosofía  de  Madrid.   1946.  Tomo  I  :    XVI  +  953  págs.  Tomo  II  : 
VIII  +  869  págs— (Agotada.  Se  prepara  la  2.'  ed.) 

14  BIBLIA  VULGATA  LATINA  Edición  preparada  por  el  Ρ  Fr.  Alberio 
*^  CoiüNGA,  O.  P  ,  y  D  Lorenzo  Turrado,  profesores  de  Sagrada  Escritura 
en  la  Universidad  Pontificia  de  Salamanca.  1953.  Reimpresión  XXIV  +  139a 
+  122·  págs  en  papel  biblia,  con  profusión  de  grabados  y  4  mapas.— En  tela, 

80  pesetas ;  en  piel,  130. 

1C  VIDA  Y  OBRAS  COMPLETAS  DE  SAN  JUAN  DE  LA  CRUZ.  Biografía, 
***    por  el  P.  Crisógono  de  Jesús,  O.  C.  D.  Subida  del  Monte  Carmelo.  Noche 


oscura.  Cántico  espiritual.  Llama  de  amor  viva.  Escritos  breves  y  poesías.  Pro- 
logo general.  Introducciones,  revisión  del  texto  y  notas  oor  el  Ρ   Lucinio  do. 

SS.  Sacramento,  O.  C.  D.  3.·  ed.  1955— XXXVI  +  Ί400  págs.,  con  grabados.— 
90  pesetas  tela,  130  piel. 

í  g    TEOLOGIA  DE  SAN  PABLO,  del  Ρ   José  María  Bover,  S.  I.  195».  Reim- 

^  presión  XVI  +  971  págs. — 6«  pesetas  tela,  io*  piel 
17_1Q  TEATRO  TEOLOGICO  ESPAÑOL  Selección,  introducoionee  y  cu> 
*«~aO  tas  de  Nicolás  González  Ruiz  Tomo  I:  Autos  sacramentales  2.·  ed. 
1953.  LXXII  +  924  págs.  Tomo  II:  Comedias  teológicas,  bíblicas  y  de  vidas  de 
santos  2.'  ed.  1953  XLVITI  +  024  oágs — Cada  tomo.  60  pesetas  tela,  roo  piel 
|Q  OBRAS  DE  SAN  BUENAVENTURA  Tomo  III  :  Colaciones  sobre  el  He- 
xaémeron  Del  reino  de  Dios  descrito  en  las  parábolas  del  Evangelio.  Tra- 
tado de  la  plantación  del  paraíso.  Edición  en  latín  y  castellano,  dirigida,  anota- 
da y  con  introducciones  por  los  PP  Fr  León  Amorós,  Fr  Bernardo  Aperribay 
y  Fr.  Miguel  Oromí,  O.  F.  M.  1947.  XIT  +  79*  págs.— 45  pesetas  tela,  85  pie!.— 
Publicados  los  tomos  IV   (281.  V   (36)   y  VI  uu> 

2Q  OBRA  SELECTA  DE  FRAY  LUIS  DE  GRANADA  :  Una  suma  de  la  vida 
cristiana.  Los  textos  capitales  del  Ρ  Granada  seleccionados  por  el  orden 
mismo  de  la  Suma  Teológica  de  Santo  Tomás  de  Aquino,  por  el  Ρ  Fr.  Antonio 
Trancho  O  P.,  con  una  extensa  introducción  del  Ρ  Fr  Desiderio  Díaz  di 
Trjana,  O.  Ρ  Prólogo  del  Excmo  ν  Rvmo  Sr  Dr  Fr  Francisco  Barbado  Vnj- 
jo.  Obispo  de  Salamanca.  19«  Reimpresión  LXXXVIII  +  1162  págs  —70  pe- 
setas tela.  110  piel 

OI  OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN  Tomo  III  :  Contra  los  académicos  Del  Ubre 
albedrío.  De  la  cuantidad  del  alma.  Del  maestro  Del  alma  y  su  origen 
De  la  naturaleza  del  bien-  contra  los  maniaueos.  Texto  en  latín  y  castellano 
Versión,  introducciones  y  notas  de  los  PP  Fr  Victorino  Capínaga,  O.  R  S  A  ; 
Fr.  Evaristo  Seijas,  Fr.  Eusebio  Cuevas,  Fr  Manuel  Martínez  y  Fr.  Mateo  Lan 
seros,  O  S.  A.  ix)<;i  Reimpresión  XVI  -I-  1047  págs.— 65  pesetas  tela,  105  piel 
Publicados  los  tomos  IV  (30).  V  ítol.  VI  (50),  VII  (53),  VIII  (69),  IX  (79), 
X  (95),  XI  (99),  XII  (121)  y  XIII  (139I. 

09  SANTO  DOMINGO  DE  GUZMAN  Orígenes  de  la  Orden  de  Predicadores 
Proceso  de  canonización.  Biografías  del  Santo.  Relación  de  la  Beata  Ce- 
cilia. Vidas  de  los  Frailes  Predicadores.  Obra  literaria  de  Santo  Domingo.  In- 
troducción general  por  el  Ρ  Fr  José  María  Garganta,  O  Ρ  Esquema  biográ- 
fico, introducciones,  versión  y  notas  de  los  PP  Fr  Miguel  Gelabert  y  Fr.  Jos* 
María  Milagro,  O.  P.  1947.  LVI  +  955  págs.,  con  profusión  de  grabados.— 
(Agotada.  Se  prepara  la  2.·  ed.) 

no    OBRAS  DE  SAN   BERNARDO   Selección,  versión,  introducciones  y  notas 
del  Ρ   Germán  Prado,  O    S    B.  1947.   XXIV  +  1515  págs.,  con  grabados, 
f Agotada.  Véase  núm    no  de  este  catálogo.) 

24    OBRAS  DE  SAN  IGNACIO  DE  LO  VOLA    Tomo  I  :  Autobiografía  y  Dio- 

rio  espiritual.  Introducciones  y  notas  del  Γ.  Victorino  LarraSaga,  S,  T. 
1947    XII  +  881   pázs  — \s  pesetas  tela,  7S  piel 

25-26   SAGRADA  BIBLIA,  de  Bover-Cantera   Versión  critica  sobre  los  tex- 

tos  hebreo  y  griego  3  edición,  en  un  solo  volumen.  1953  XVI  + 
2057  págs.  en  papel  biblia,  con  profusión  de  grabados  y  8  mapas. — 90  pesetas 
tela,  130  piel. 

27  LA  ASUNCION  DE  MARIA.  Tratado  teológico  y  antología  de  textos,  por 
*■*'  el  P.  José  María  Bover.  S  I  2.'  ed.,  con  los  principales  documentos  pon- 
tificios de  la  definición  del  dogma  19.S1  XVI  +  482  págs. — 40  pesetas  tela,  80  piel. 
2«i  OBRAS  DE  SAN  BUENAVENTURA.  Tomo  IV  :  Las  tres  vías  o  incendio 
ΛΟ  de  amor.  Sollloauio  Gobierno  del  alma  Discursos  ascético-místicos.  Vida 
perfecta  para  religiosas  Las  seis  alas  del  serafín.  Veinticinco  memoriales  de 
perfección.  Discursos  mariológicos.  Edición,  eo  latín  y  castellano,  preparada 
por  los  PP  Fr  Bernardo  Aperribay  Fr  Miguel  Oromí  y  Fr  Miguel  Ol- 
tra,  O.  F.  Μ.  1947  VIH  +  975  págs.— 45  pesetas  tela.  85  piel.— Publicados  loe 
tomos  V  (36»  y  VI  (49) 

2Q   SUMA  TEOLOGICA  de  Santo  Tomas  de  Aquino    Tomo  I  :  Introducción 
general  por  el  Ρ  Santiago  Ramírez,  O   P.,  y  Tratado  de  Dios  Uno.  Texto 
en  latín  y  castellano  Traducción  del  Ρ   Fr   Raimundo  Suarez,  O   P.,  con  in- 
troducciones, anotaciones  y  apéndices  del  Ρ  Fr   Francisco  Muñiz,  O.  Ρ  io47 

XVI  -f  238*  +  1055  págs.,  con  grabados.— Agotada  en  tela,  95  pesetas  piel.— Pu- 
blicados los  tomos  II  (41),  III  (56),  IV  (126),  V  (r;2),  IX  (142),  X  (134)  y 
XII  (131). 

9Λ  UBRAS  DE  SAN  AGUSTIN  Tomo  IV  :  De  la  verdadera  religión  De  las 
costumbres  de  la  iglesia  católica  Enauiridión.  De  la  unidad  de  la  Iglesia. 
De  la  fe  en  lo  Que  no  se  ve.' De  la  utilidad  de  creer.  Versión,  introducciones 
y  notas  de  los  PP  Fr  Victorino  Capínaga,  O.  R  S.  A.  ;  Fr.  Teófilo  Prieto. 
Fr.  Andrés  Centeno  Fr  Santos  Santamaría  y  Fr  Herminio  Rodríguez.  OSA 
1956.  Reimpresión.  XVI  +  "09  págs. — 70  pesetas  tela,  im  piel. — Publicados  los 
tomos  V  (39),  VI  (so),  VII  (53),  VIII  (69),  IX  (79),  X  (95),  XI  (99),  XII  (12Σ) 
y  XIII  (139). 

«31    OBRAS  LITERARIAS  DE  RAMON  LLULL  :    Litro  ae  Caballería.  Libro 
de  Evast  ν  Btanauerna   Félix  de  las  Maravillas   Poesías  (en  catalán  y  cas- 
tellano). EdicióD  preparada  y  anotada  por  los  PP    Miguel  Batilori,  S.  1.,  y 


Miguei  Caldentey,  Τ.  O.  R.,  con  una  introducción  biográfica  de  D.  Salvado» 
GtLIMa  y  otra  aJ  Blanauerna  del  Ρ  Καγαο.  Ginard  BaujA.  ϊ.  υ.  Κ.  i<m*  XX  + 
1147  págs..  con  grabados —55  pesetas  tela,  95  piel. 

00    ν  IDA   DE  NUESTRO  SEÑOR  JESUCRISTO,  por  tí   Ρ    Andrés  Fernaj»- 
uti,  S.   I.  1.'  ed    1954    XXXII  +65·  +760  págs.,  con  profusión  de  gra- 
tados ν  7  mapas— 75  pesetas  tela.  115  piel 

OO  OBRAS  COMPLETAS  DE  JAIME  BALMES.  Xomo  1  :  Biogralía  y  Ept»- 
",«*  tolario.  Prólogo  del  Excmo  y  Rvmo.  Sr.  Dr  D  Juan  Perelló,  Obispo  de 
Vich  1948.  XLIV  +  898  págs.  en  papel  biblia,  con  grabados.— 50  pesetas  tela, 
90  piel.— Publicados  los  tomos  II  |J7),  III  (43),  IV  (4«>,  V  (51),  VI  (52),  VII  (57) 
y  VIII  (66) 

OA  lOS  GRANDES  TEMAS  DEL  ARTE  CRISTIANO  EN  ESPAÑA.  Tomo  I: 
»"  Salimiento  e  infancia  de  Cristo,  por  el  Prof  Francisco  Javier  Sanche» 
Cantón  1948  VIII  +  192  págs.,  con  304  láminas —70  pesetas  tela,  no  piel.— 
"ublicados  los  tomos  II   (64I  y  III  (47) 

OC  -MISTERIOS  DE  LA  VIDA  DE  CRISTO,  del  Ρ  FRANCISCO  ScAREZ,  S.  L 
Volumen  i."  :  Misterios  de  ία  Virgen  Santísima  Misterios  de  la  infancia 
y  vida  pública  de  Jesucristo.  Versión  castellana  por  el  Ρ  Galdos.  S.  I.  1948. 
XXXVI  +915  págs.— 45  pesetas  tela.  85  piel.— Publicado  el  volumen  3  ■  (55). 
OC  OBRAS  DE  SAN  BUENAVENTURA.  Tomo  V  :  Cuestiones  disputadas  so- 
bre  el  misterio  de  la  Santísima  Trinidad.  Colaciones  sobre  los  siete  iones 
del  Espiritu  Santo  Colaciones  sobre  los  diez  mandamientos  Edición  en  latín 
y  castellano,  preparada  y  anotada  por  los  PP  Fr  Bernardo  Aperribay,  Fr.  Mi- 
guel Oromí  y  Fr.  Miguel  Oltra,  O.  F.  M.  1048.  VIII  +  754  págs— 40  pesetas 
tela.  Ό  oiel. — Publicado  el  tomo  VI  149). 

Oy  OBRAS  COMPLETAS  DE  JAIME  BALMES  lomo  II  :  Filosofía  funda- 
■  mental.  1948.  XXXII  +  9S4  págs.  en  papel  biblia. — 50  pesetas  tela,  90  piel. — 
Publicados  los  tomos  ΠΙ  (42).  IV  48).  V  (51),  VI  (521.  Vil  157)  ν  VIII  (66i. 
OQ  MISTICOS  FRANCISCANOS  ESPAÑOLES.  Tomo  I  :  Fray  Aloxso  db 
Madrid:  Arte  para  servir  a  Dios  y  Espejo  de  ilustres  personas,  Fray 
Francisco  de  Osuna  :  Ley  de  amor  santo  Introducciones  del  Ρ  Fr  Joan  Bau- 
tista Gomis.  O  F.  Μ  1948  XII  +  7oo  págs.  en  papel  biblia— 45  pesetas  tela, 
85  piel  —Publicados  los  tomos   II    (441   y    III  (46). 

OQ  OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN  Tomo  V  :  Tratado  de  la  Santísima  Trinidad. 
****  Edición  en  latfn  ν  castellano  Primera  versión  esrwfiola,  oon  introducción 
y  notas  del  P.  Fr.  Luis  Arias,  O.  S.  A.  2.*  ed.  1956.  XX  +  9«  págs.,  con  gra- 
bados.— So  pesetas  tela,  120  piel.— Publicados  los  tomos  VI  (50),  VII  (53),  λ'ΙΙΙ 
(69),  IX  (79),  X  (95),  XI  (99),  XII  (i2i)  y  XIII  (139). 

4Q    NUEVO  TES1  AMEN  ΙΌ,  de  NACar-Colünga   Versión  directa  del  texto  oru 
^w    ginal   griego    (Separata  de  la  Nácar-Colunga.)   1048    VIII  +  451  págs.  en 
papel  biblia,  con  profusión  de  grabados  y  8  mapas  —(Agotada.) 
,ΛΛ     SUMA   TEOLOGICA  de  Santo  Tomas  DE  AQUINO.  Tomo  II  :    Tratado  i* 
la  Santísima  Trinidad,  en  latín  y  castellano;  versión  del  P.  Fr  Raimundo 


SuArbz,  O.  P.,  e  introducciones  del  Ρ  Fr  Manuel  Cuervo,  O  P.  Tratado  de  la 
creación  en  general,  en  latín  y  castellano;  versión  e  introducciones  del  Pa- 
dre Fr  Jesús  Valbuena,  O  Ρ  2."  ed  1953  XX  +  594  págs— 65  pesetas  teda. 
105  piel.— Publicados  los  tomos  III  (56),  IV  (126),  V  (122),  X  (134)  y  XII  (131). 
¿O    OBRAS  COMPLETAS  DE  JAIME  BALMES.  Tomo  III  :  Filosofía  elemen- 

tal  y  Ei  Criterio.  1948  XX  +  755  págs.  en  papel  biblia.— 50  pesetas  tela, 
90  piel  — Publicados  los  tomos  IV  (48),  V  (51),  VI  (53),  VII  (57)  y  VIII  (66). 
43  NUEVO  TESTAMENTO  Versión  directa  del  griego  con  notas  exegética», 
**  por  el  P.  José  María  Bover.  S  I  (Separata  de  la  Bover-Cantera.)  1948. 
VIII  4-  622  págs.  en  papel  biblia,  con  6  mapas.— Agotada  en  tela,  70  pesetas  piel. 
ΛΛ    MISTICOS  FRANCISCANOS  ESPAÑOLES.  Tomo  II  :   Fray  Bernardino 

de  Laredo  :  Subida  del  monte  Sión;  Fray  Antonio  de  Guevara  :  Orato- 
rio de  religiosos  y  ejercicio  de  virtuosos;  Fray  Miguel  de  Medina  :  Infancia 
espiritual;  Beato  Nicolás  Factor:  Doctrina  de  las  tres  vías.  Introduccionea 
del  Ρ  Fr.  Juan  Bautista  Gomis,  O  F.  Μ  1948  XVI  +  837  págs.  en  papel 
biblia.— 50  pesetas  tela,  90  piel —Publicado  el  tomo  III  y  último  (46). 
AC    LAü   VIRGENES  CRISTIANAS   DE   LA    IGLESIA   PRIMITIVA,  por  el 

V.  Francisco  de  Β.  Vizmanos,  S.  I.  Estudio  histórico-ideológico  seguido  de 
una  antología  de  tratados  patrísticos  sobre  la  virginidad.  1949.  XXIV  +  1306  pá- 
ginas en  papel  biblia.— 65  pesetas  tela,  105  piel. 

4g  MISTICOS  FRANCISCANOS  ESPAÑOLES  Tomo  III  y  último :  Fray 
Diego  de  Estella  :  Meditaciones  del  amor  de  Dios;  Fray  Juan  de  Pineda: 
Declaración  del  tPater  nosten;  Fray  Juan  de  los  Angeles:  Manual  dt  vida  per- 
fecta y  Esclavitud  mariana:  Fray  Melchor  de  Cetina:  Exhortación  a  la  ver- 
dadera devcción  dt  la  Virgen;  Fray  Juan  Bautista  de  Madrigal  :  Homiliario 
evangélico  Introducciones  del  Ρ  Fr  Juan  Bautista  Gomis  O.  F.  M.  1949. 
XII  +  868  págs.  en  papel  biblia.— 50  pesetas  tela,  90  piel. 

LOS  GRANDES  TEMAS   DEL  ARTE   CRISTIANO   EN   ESPAÑA.  To- 
mo III  :  La  Pasión  de  Cristo,  por  José  Camón  Aznar.  1949.  VIII  +  106  pa- 
mas, con  303  láminas  — 60  pesetas  tela,  100  piel. 


47 


ΛΟ    OBRAS  COMPLETAS  DE  JAIME  BALMES    Tomo  IV    El  protestantismo 

comparado  con  el  catolicismo.  1949  XVI  +  76«  pégs  eo  papel  biblia  — 
50  pesetas  tela,  90  piel  — Publicados  los  tomos  V  151 1,  VI  (52),  VII  157)  y  VIII  1661.. 
AQ    OBRAS    DE    SAN    BUENAVENTURA     Tomo    VI    y   filtimo :  Cuestione! 

disputados  sobre  la  perfección  evangélica  Apología  de  los  pobres  Edición 
en  latín  y  castellano,  preparada  y  anotada  por  los  PP  Fr  Bernardo  Aperribay. 
Ft.  Miguel  OhomI  y  Fr  Miguel  Oltka.  O  F  Μ  1949  VIII  +4«·  +  779  pégs. 
50  pesetas  tela,  90  piel 

CQ   OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN    Tomo  VI  :  Del  espíritu  y  de  la  letra.  De  la 

naturaleza  y  de  la  gracia.  De  la  gracia  de  Jesucristo  y  del  pecado  original. 
De  la  gracia  y  del  libre  albedrío  De  la  corrección  y  de  la  gracia  De  la  pre- 
destinación de  los  santos  Del  don  de  perseverancia  Edición  en  latín  y  cas- 
tellano, preparada  y  anotada  por  los  PP.  Fr  Victorino  Capánaga,  O  R  S  Α.; 
Fr  Andrés  Centeno.  Fr.  Gerardo  Enrioue  de  Vega,  Fr.  Emiliano  López  y 
Fr.  Toribio  de  Castro,  O.  S.  A.  1949.  XIT  +  943  págs.— Agotada  en  tela,  90  pe- 
setas piel.— Publicados  los  tomos  VII  (53),  VIII  (69),  IX  (79),  X  (95),  XI  (99), 
XII  (121)   y  XIII  (139). 

C1    OBRAS  COMPLETAS  DE  JAIME  BALMES.  Tomo  V  :   Estudios  apologi- 
ticos.  Cartas  a  un  escéptico.  Estudios  sociales    Del  clero  católico.  De  Ca- 
taluña. 1949    XXVIII  +  1002  págs.  en  papel  biblia. — 50  pesetas  tela,  90  piel. — 
Publicados  los  tomos  VI   (52),  VII   (57)  y  VIII  1661. 

Μ  OBRAS  COMPLETAS  DE  JAIME  BALMES  Tomo  VI  :  Escrttos  políti- 
ΟΛ  eos:  Triunfo  de  Espartero  Caída  de  Espartero  Campaña  de  gobierno.  Mi- 
nisterio  Narváez  Campaña  parlamentaria  de  la  minoría  balmista.  rpso  XXXII 
+  1061  págs.  en  papel  biblia— so  pesetas  tela.  90  piel.— Publicados  los  tomos 
VII  (57)  y  VIII  (66). 

CO    OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN   Tomo  VII:  Sermones.  Edición  en  latín  y  cas- 
tellano.  preparada  por  el  P.  Amador  del  Fueyo,  OSA    19SO    XX  +  945 
páginas.— so  pesetas  tela,  90  niel  —Publicados  los  tomos  VIII    (69),   IX  (79), 

x  (95),  χι  (99),  xii  (121)  y  xiii  (139)· 

EJ4  HISTORIA  DE  LA  IGLESIA  CATOLICA.  Tomo  I  :  Edad  Antigua  (i-oSi): 
***    La  Iglesia  en  el  mundo  grecorromano,  por  el  Ρ   Bfrnardino  Llorca.  S  I. 

2.*  ed.  1955.  XXXII  +  961  págs.,  con  grabados. — 85  pesetas  tela,  125  piel.— 
Publicados  los  tomos  II   1104)  y  IV  (76) 

CE  MISTERIOS  DE  LA  VIDA  DE  CRISTO,  del  Ρ  Francisco  Suárez.  S.  I. 
****  Volumen  2  ·  ν  último  :  Pasión,  resurrección  y  segunda  venida  de  Jesucris- 
to. Versión  castellana  por  el  Ρ  Galdos.  S  I  rqso.  XXIV  4-  Γ226  págs  —60  pese- 
tes  tela,  roo  piel 

Cfi  SUMA  TEOLOGICA  de  Santo  Tomás  de  Aouino.  Tomo  III  :  Tratado  de 
los  Angeles  Texto  en  latí  ν  castellano  Versión  del  Ρ  Fr  Raimundo 
SuArez.  O  Ρ  ,  e  introducciones  del  Ρ  Fr  Aureliano  Martínez.  O  Ρ  Traíado 
de  la  creación  del  mundo  corpóreo  Versión  e  introducciones  del  Ρ  Fr  Alber- 
to Coiunga  O  Ρ  rqso  XVT  +  941  págs.,  con  grabados  —so  pesetas  tela.  90  piel; 
Publicados  los  tomos  IV  (126I,  V  (122),  Χ  (134I  y  XII  (131). 
C7  OBRAS  COMPLETAS  DE  JAIME  RALMES  Tomo  VII  ESCRITOS  Poi.f- 
*"  ticos-  El  matrimonio  real:  Campaña  doctrinal  Campaña  nacional  Cam- 
paña internacional  Desenlace  Ultimos  escritos  políticos  1950  XXXII  +  ro53 
páginas  en  papel  biblia  — so  pesetas  tela,  qo  piel  —Publicado  el  tomo  VIII  1661 
BQ  OBRAS  COMPLETAS  DE  AURELIO  PPUDENCIO  Edición  en  latín  y 
castellano,  dirigida,  anotada  y  con  introducciones  por  el  Ρ  Fr  Isidoro 
Rodríguez.  O  F  M.,  y  D  José  Guii.lén.  catedráticos  en  la  Pontificia  Universi- 
dad de  Salamanca  toso  VIII  -1-  84*  +  82*  págs —so  pesetas  tela,  oo  piel 
CQ  COMENTARIOS  A  LOS  CUATRO  EVANGELIOS,  por  el  Ρ  Juan  de  Mal- 
****  donado.  S.  I  Tomo  I  Evangelio  de  San  Mateo  Versión  castellana,  intro- 
ducción ν  notns  del  Ρ  Luis  María  Jiménez  Font  S  I.  Introducción  btobiblio- 
gráfica  del  P.  José  Caballero,  S.  I.  1950.  VIII  4-  T159  págs.  en  papel  biblia. — 
Agotada  en  tela,  95  pesetas  piel.— Publicados  los  tomos  II  (72)  y  III  (112). 
C(\  CURSUS  PHILOSOPHICUS,  por  una  comisión  de  profesores  de  las  Kacul- 
tades  de  Filosofía  en  España  de  la  Compañía  de  Jesús  Tomo  V  :  Theolo- 
gta  Naturalis.  por  el  P.  José  Heuín  S  I.  19S0  XXVIII  4- 928  págs —65  pesetas 
itjia.  ros  piel 

C|  SACRAE  THEOLOGIAE  SUMMA,  por  una  comisión  de  profesores  de  las 
°*  Facultades  de  Teología  en  España  de  la  Compañía  de  Jesús  Tomo  Γ  In- 
troductio  in  Theologiam.  De  re.velatione  rhristiana  De  Ecclesia  Christi  De  sacra 

Scriptura  por  los  PP.  Miguel  NicolAu  y  Joaquín  Sai.averri,  S.  I.  3.*  ed.  1955. 
XX  +  1191  págs.— 90  pesetas  tela,  130  piel.— Publicados  los  tomos  II  (90I,  III  (62) 
y  IV  (73) 

CO  SACRAE  THEOLOGIAE  SUMMA,  por  una  comisión  de  profesores  de  las 
σώ  Facultades  de  Teología  en  España  de  la  Compañía  de  Jesús  Tomo  III: 
De  Verbo  tncarnato  Mariologia  D»  unirla  Christi  De  virtutihus  infusls  por  los 
PP.  Jesús  Solano.  José  A    df   Αιγ.·«     v  Sf-trino  González    S    I    2  *  ed  1953 

XXIV  +  902  págs.— 90  pesetas  tela,  130  piel.— Publicado  el  tomo  IV  (73). 
CO    SAN  VICENTE  DE  PAUL:  BIOGRAFIA   V  ESCRITOS    Edición  prepara- 
da  por  los  PP    José  Herrera  y  Veremundo  Pardo,  C.  M.  2.'  ed.  1955. 


XVI  +  Q76  páginas  «η  papel  biblia,  con  profusión  de  grabados.— 85  pesetas  tela, 
125  piel 

CA    LOS  GRANDES  TEMAS  DEL  ARTE  CRISTIANO  EN  ESPAÑA.  Tomo  ΙΓ 
Cristo  en  el  Evangelio,  por  el  Prof    Francisco  J.  SAnchez  Cantón.  1950 
VIII  +  124  págs.,  con   255  láminas. —60  pesetas  tela,   100  piel.  —  Publicado  el 
tomo  III  (47). 

CP    PADRES  APOSTOLICOS  :   La  Dldaché  o  Doctrina  de  los  doce  apóstoles. 

Cartas  de  San  Clemente  Romano.  Cartas  de  San  Ignacio  Mártir.  Carta  y 
martirio  de  San  Policarpo.  Carta  de  Bernabé  Los  fragmentos  de  Papias.  El  Pas- 
tor de  Hermas.  Edición  bilingüe,  preparada  y  anotada  por  D.  Daniel  Ruiz  Bu»- 
no,  catedrático  de  lengua  griega  y  profesor  a.  de  la  Universidad  de  Salaman- 
ca. 1950.  VIII  +  itjo  pégs.  en  papel  biblia. — 65  pesetas  tela,  105  piel. 
Cfi  OBRAS  COMPLETAS  DE  JAIME  BALMES.  Tomo  VIII  y  último:  Biogra- 
οσ  tías.  Misceláneas.  Primeros  escritos.  Poesías.  Indices.  1950.  XVI  +  1014  pa- 
ginas en  papel  biblia —50  pesetas  tela,  90  piel. 

gy  ETIMOLOGIAS,  de  San  Isidoro  de  Sevilla.  Versión  castellana  total,  por 
*  vez  primera,  e  introducciones  parciales  de  D.  Luis  Cortés,  párroco  dt 
San  Isidoro  de  Sevilla.  Introducción  general  e  índices  científicos  del  Prof  San- 
tiago Montero  Díaz,  catedrático  de  la  Universidad  de  Madrid.  1951.  XX  4-  88· 
+  563  págs.— 55  pesetas  tela,  95  piel. 

CO  EL  SACRIFICIO  DE  LA  MISA.  Tratado  histórico-litúrgico.  Versión  e-pa- 
00  fióla  de  la  obra  alemana  en  dos  volúmenes  Missarum  sollemnia,  del 
P.  Jungmann,  S.  I.  2.·  ed.  1952.  XXVIII  +  1264  págs.— 80  pesetas  tela,  120  piel. 
CQ  OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN.  Tomo  VIII  :  Cartas.  Edición  en  latín  y  cas- 
οσ  tellano,  preparada  por  el  P.  Lope  Cilleruelo,  O.  S.  A.  1951.  VIH  +  931  ρΛ- 
ginas.— 55  pesetas  tela,  95  piel.— Publicados  los  tomos  IX  (79),  X  (95),  XI  (99), 
XII  (12Γ)  y  XIII  (139). 

"ΤΛ  COMENTARIO  AL  SERMON  DE  LA  CENA,  por  el  P.  José  M.  Bo- 
'  ver,  S.  I  2.·  ed.  1955.  VIII  +  334  págs  — 60  pesetas  tela,  100  piel. 
■TI  TRATADO  DE  LA  SANTISIMA  EUCARISTIA,  por  el  Dr.  D.  Gregorio 
'  x  Alastruey.  2.·  ed.  1952.  XL  +  426  págs.,  con  grabados.— 45  ptas.  tela,  85  piel. 
70  COMENTARIOS  A  LOS  CUATRO  EVANGELIOS,  por  el  P.  Juan  de  Mal- 
'  ^  donado,  S.  I.  Tomo  Π  :  Evangelios  de  San  Marcos  y  San  Lucas.  Versión 
castellana,  introducción  y  notas  del  P.  José  Caballero,  S.  I.  19S4  Reimp. 
ΧλτΙ  +  88i  páginas  en  papel  biblia.— 65  pesetas  tela,  105  piel— Publicado  el 
tomo  III  y  último  (112). 

SACRAE  THEOLOGIAE  SUMMA,  por  una  comisión  de  profesores  de  las 
Facultades  de  Teología  en  España  de  la  Compañía  de  Jesús.  Tomo  IV:  Dt 
Sacramentis.  De  novissimis,  por  los  PP.  José  A.  de  Aldama,  Francisco  de  P.  SolA, 
Severino  GonzAlez  y  José  F.  SagOés,  S  I.  2.·  ed.  1953.  XXIV  +  11 10  págs.— 
90  pesetas  tela,  130  piel. 

OBRAS  COMPLETAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESUS.  Nueva  revisión 
del  texto  original  con  notas  críticas.  Tomo  I  :  Bibliografía  teresiana.  por 
el  P.  Otilio  del  Niño  Jesús,  O.  C.  D.  Biografía  de  Santa  Teresa,  por  el  P.  Efrén 
de  la  Madre  de  Dios,  O.  C.  D  Libro  de  la  Vida,  escrito  por  la  Santa.  Edición 
revisada  y  preparada  por  los  PP.  Efrén  de  la  Madre  de  Dios  y  Otilio  del  Niño 
Jesús.  1951.  XLI  +  904  págs.  en  papel  biblia.— Agotada  en  tela,  100  pesetas 
piel.— Publicado  el  tomo  II  (120). 

ACTAS  DE  LOS  MARTIRES.  Edición  bilingüe,  preparada  y  anotada  por 
D.  Daniel  Ruiz  Bueno,  catedrático  de  lengua  griega  y  profesor  a.  de  la 
Universidad  de  Salamanca.  1951.  VIII  +  1185  págs.  en  papel  biblia.— Agotada 
en  tela,  120  pesetas  piel. 

HISTORIA  DE  LA  IGLESIA  CATOLICA.  Tomo  IV  y  último  :  Edad  Mo- 
•u  derna:  La  Iglesia  en  su  lucha  y  relación  con  el  laicismo,  por  el  P.  Fran- 
cisco Javier  MontalbAn,  S.  I.  Revisada  y  completada  por  los  PP.  Bernardino 
Llorca  y  Ricardo  García  Villoslada,  S.  I.  1953.  Reimpresión.  XII  4-  R51  págs.— 
70  pesetas  tela,  110  piel. 

SUMMA  THEO LOGICA  Sancti  Thomae  Aquinatis,  cura  fratrum  eiusdero 
Ordinis,  in  quinqué  volumina  divisa.  Vol.  I  :  Prima  pars.  1955.  Reimpre- 
sión. XXIV  +  851  págs.— 75  pesetas  tela,  115  piel.— Publicados  los  tomos  U  (80). 
III  (81),  IV  (83)  y  V  (87). 

OBRAS  ASCETICAS  DE  SAN  ALFONSO  MARIA  DE  LIGORIO.  Tuno  I: 
Obras  dedicadas  al  pueblo  en  general.  Edición  crítica.  Introducción,  ver- 
sión del  italiano,  notas  e  índices  del  P.  Andrés  Goy,  C.  SS.  R.  1952.  XVI  + 
1033  Págs.  en  papel  biblia.— 70  pesetas  tela,  110  piel.— Publicado  el  tomo  II  y 
último  (113). 

OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN.  Tomo  IX  :  Los  dos  libros  sobre  diversas  cues- 
tiones a  Simpliciano.  De  los  méritos  y  del  perdón  de  los  pecados.  Contra 
las  dos  epístolas  de  los  pelagianos.  Actas  del  proceso  contra  Pelagio.  Edición  en 
latín  y  castellano,  preparada  y  anotada  por  los  PP.  Fr.  Victorino  CapAnígi 
y  Fr.  Gregorio  Erce,  O.  R.  S.  A.  1952.  XII  +  799  págs  —60  pesetas  tela,  100  piel. 
Publicados  los  tomos  X  (95),  XI  (99),  XII  (121)  y  XIII  (139). 


73 


74 


75 


77 


78 


79 


ΟΛ   SUMMA  THEOLOGICA  S.  Thomae  Aquinaiis,  cura  fratrum  eiusdem  Or- 
dinis,  in  quinqué  volumina  divisa.  Vol.  II  :  Prima  secundae.  1955.  keimp. 
XX  +  848  págs.— 75  pesetas  tela,  115  piel.— Publicados  los  tomos  III  (81),  IV  (83) 
y  V  (87). 

OI  SUMMA  THEOLOGICA  S.  Thomae  Aquinatis,  cura  fratrum  eiusdem  Or- 
OA  dinis,  in  quinqué  volumina  divisa.  Vol.   III:    Secunda  secundae.  195». 

XXVIII  +  1230  págs.— 90  pesetas  tela,  130  piel —Publicados  los  tomos  IV  (83) 
y  V  (87). 

OO  OBRAS  COMPLETAS  DE  SAN  ANSELMO.  Tomo  I  :  ilonologio.  Pros- 
0£t  logio.  Acerca  del  gramático.  De  la  verdad.  Del  Ubre  albedrío.  De  la 
caída  del  demonio.  Carta  sobre  la  encarnación  del  Verbo.  Por  Qué  Dios  se  hizo 
hombre.  Edición  en  latín  y  castellano,  con  extensa  y  documentada  introducción 
general,  preparada  por  el  P.  Julián  Alameda,  O.  S.  B.  1952.  XVI  +  897  pági- 
nas.—70  pesetas  tela,  110  piel.— Publicado  el  tomo  II  y  último  (100). 
OO    SUMMA  THEOLOGICA  S.  Thomae  Aquinaiis,  cura  fratrum  eiusdem  Or- 

dinis,   in   quinqué  volumina  divisa.   Vol.   IV  :    Tertia  pars.   1952.   XX  + 
798  págs.— 80  pesetas  tela,  120  piel.— Publicado  el  tomo  V  (87). 
04    LA    EVOLUCION    HOMOGENEA    DEL    DOGMA    CATOLICO,    por  el 

P.  Francisco  Marín-Sola,  O.  Ρ  Introducción  general  del  P.  Emilio  Sao- 
ras,  O.  P.  1952.  VIII  +  831  págs.— 60  pesetas  tela,  100  piel. 

OC  EL  CUERPO  MISTICO  DE  CRISTO,  por  el  P.  Emilio  Sauras,  O.  P. 
°"  1952.  VIII  -f  921  págs.— Agotada  en  tela,  105  pesetas  piel. 
QC  OBRAS  COMPLETAS  DE  SAN  IGNACIO  DE  LO  YOLA.  Edición  crítica. 
00  Transcripción,  introducciones  y  notas  de  los  PP.  Cándido  de  Dalmases 
e  Ignacio  Iparraguirre,  S.  I.  1952.  XVI  +  80*  +  1075  págs. — 85  peseta»  tela, 
125  Piel 

Qf  SUMMA  THEOLOGICA  S.  Thomae  Aquinatis,  cura  fratrum  eiusdem  Or- 
°*  dinis,  in  quinqué  volumina  divisa.  Vol.  V:  Supplementum.  Indices.  1952. 
XX  +  652  +  389*  págs. — 90  pesetas  tela,  130  piel. 

OQ  TEXTOS  EUCARISTICOS  PRIMITIVOS.  Edición  bilingüe  de  los  conte- 
nidos  en  la  Sagrada  Escritura  y  los  Santos  Padres,  preparada  por  el 
P.  Jesús  Solano,  S.  I.  Tomo  I  :  Hasta  fines  del  siglo  IV.  1952.  XL  +  754  págs., 
con  grabados. — 75  pesetas  tela,  115  piel. — Publicado  el  tomo  II  y  último  (ri8). 
OQ  OBRAS  COMPLETAS  DEL  BEATO  MAESTRO  JUAN  DE  AVILA.  Edi- 
ción  crítica.  Tomo  I  :  Epistolario.  Escritos  menores.  Biografía,  introduc- 
ciones y  notas  del  Dr.  D.  Luis  Sala  Balust,  catedrático  de  la  Pontificia  Univer- 
eidad  de  Salamanca.  1952.  XL  +  1120  págs. — 75  pesetas  tela,  115  piel. — Publicado 
el  tomo  II  (103). 

QQ  SACRAE  THEOLOGIAE  SUMMA,  por  una  comisión  de  profesores  de  las 
Facultades  de  Teología  en  España  de  la  Compañía  de  Jesús.  Tomo  II  : 
De  Deo  uno  et  trino.  De  Deo  creante  et  elevante.  De  peccatis,  por  los  PP.  Josi 
M.  DalmAu  y  José  F.  Sagúes,  S.  I.  2.·  ed.  1955.  XXXII  +  1066  págs.— 90  pesetas 
tela,  130  piel.— Publicados  los  tomos  III  (62)  y  IV  (73). 

Q|  LA  EVOLUCION  MISTICA,  por  el  P.  Mtro.  Fr.  Juan  G.  Ariniero,  O.  P. 
σ      1952.  LXIV  +  804  págs.— 70  pesetas  tela,  no  piel. 

QO  PHILOSOPHIAE  SCHOLASTICAE  SUMMA,  por  una  comisión  de  profe- 
σώ  sores  de  las  Facultades  de  Filosofía  en  España  de  la  Compañía  de  Jesús. 
Tomo  III  :  Theodicea.  Ethica,  por  los  PP.  José  Hellín  e  Ireneo  González,  S.  I. 
1952.  XXIV  +  924  págs. — 90  pesetas  tela,  130  piel. 

QO  THEOLOGIAE  MORALIS  SUMMA,  por  los  PP.  F.  Regatillo  y  M.  Zal- 
βλ,  S.  I.  Tomo  I  :  Theologia  moralis  fundamentalis.  Tractatus  de  virtu- 
tibus  theologlcis,  por  el  P.  Marcelino  Zalba,  S.  I.  1952.  XXVIII  +  965  págs.— 
90  pesetas  iela,  130  piel.— Publicados  los  tomos  II  (106)  y  III  y  último  (117) 
QA  SUMA  CONTRA  LOS  GENTILES,  de  Santo  Tomas  DE  Aquino.  Edición 
bilingüe,  con  el  texto  crítico  de  la  leonina.  Tomo  I  :  Libros  I  y  II:  Dios: 
su  existencia  y  su  naturaleza.  La  creación  y  las  criaturas.  Traducción  dirigida 
y  revisada  por  el  P.  Fr.  Jesús  M.  Pla,  O.  P.  Introducciones  particulares  y  nota» 
de  los  PP.  Fr.  Jesús  Azagra  y  Fr.  Mateo  Febrer,  O.  P.  Introducción  general 
por  el  P.  Fr.  José  M.  de  Garganta,  O.  P.,  1952.  XVI  +  712  págs.— 70  pesetas  tela, 
110  piel.— Publicado  el  tomo  II  y  último  (102). 

QC  OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN.  Tomo  X  :  Homilías.  Edición  en  latín  y  cas- 
^*3  tellano,  preparada  por  el  P.  Fr.  Amador  del  Fueyo,  O.  S.  Α.  XII  +  94J 

páginas.— 70  pesetas  tela,  no  piel.— Publicados  los  tomos  XI  (99),  XII  (121) 
y  XIII  (139). 

Q£?  OBRAS  DE  SANTO  TOMAS  DE  VILLANUEVA.  Sermones  de  la  Virgen 
"°  María  (primera  versión  al  castellano)  y  Obras  castellanas.  Introducción 
biográfica,  versión  y  notas  del  P.  Fr.  Santos  Santamarta,  O.  S.  A.  1951- 
XII  4-  665  págs  — 65  pesetas  tela.  105  piel. 

Qy  LA  PALABRA  DE  CRISTO.  Repertorio  orgánico  de  textos  para  el  este- 
'  dio  de  las  homilías  dominicales  y  festivas,  elaborado  por  una  comisión  de 
autores  bajo  la  dirección  de  Mons.  Angel  Herrera  Oria,  obispo  de  Málaga. 
Tomo  I  :  Adviento  y  Navidad:  El  juicio  final.  La  misión  del  Precursor.  El  tes- 
timonio de  Juan  a  los  judies.  Predicación  del  Bautista.  Presentación  y  purifica- 


clón  tn  el  templo.  El  Dulce  Nombre  de  Jesús.  2.'  ed.  1955.  XXIV  +  948  págs.— 
80  pesetas  tela,  120  piel.— Publicados  los  tomos  II  (119),  III  (123),  IV  (129), 
V  (133),  VI   (138),  VII   (140)  y  VIII  (107). 

QO  PHILOSOPHIAE  SCHOLASTICAE  SUMMA,  por  una  comisión  de  profe- 
**®  sores  de  las  Facultades  de  Filosofía  en  España  de  la  Compañía  de  jesús. 
Tomo  I  :  ¡ntroductlo  in  Philosophiam.  Lógica.  Critica.  Metaphystca  generalis, 
por  los  PP.  LSOVIGILDO  Salcedo  y  Jesús  Iturrioz,  S.  I.  1953.  XXIV  +  893  págs.— 
80  pesetas  telo,  120  piel.— Publicados  los  tomos  II  (137)  y  III  y  último  (92). 
QQ  OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN.  Tomo  XI  :  Cartas  (2.°).  Edición  en  latín  y 
castellano,  preparada  por  el  P.  Fr.  Lope  Cilleruelo,  O.  S.  A.  1953. 
VIII  +  1100  págs.  —  70  pesetas  tela,  110  piel.  —  Publicados  los  tomos  XII  (121) 
y  XIII  (139)· 

1  r\r\  OBRA9  COMPLETAS  DE  SAN  ANSELMO.  Tomo  II  y  último  :  De  la 
concepción  virginal  y  del  pecado  original.  De  la  procesión  del  Espí- 
ritu Santo.  Cartas  dogmáticas.  Concordia  de  la  presciencia  divina,  predestina- 
ción y  gracia  divina  con  el  libre  albedrío.  Oraciones  y  meditaciones.  Cartas. 
Edición  en  latín  y  castellano,  preparada  por  el  P.  Fr.  Julián  Alameda,  O.  S.  B. 
1953.  XVI  +  804  págs.— 70  pesetas  tela,  no  piel. 

1Λ1  CARTAS  Y  ESCRITOS  DE  SAN  FRANCISCO  JAVIER.  Unica  pubil- 
*V  cación  castellana  completa  según  la  edición  critica  de  «Monumenta  His- 
tórica Soc.  Iesui  (1944-1945),  anotadas  por  el  P.  Félix  Zubillaga,  S.  I.,  redactor 
de  ·Μοη.  Hist.  Soc.  Iesu».  1953.  XVI  +  578  págs. — 60  pesetas  tela,  100  piel. 
102  SUMA  CONTRA  LOS  GENTILES,  de  Santo  Tomás  de  Aquino.  Edición 
w  bilingüe  con  el  texto  crítico  de  la  leonina.  Tomo  II  :  Libros  III 
y  IV:  Dios,  fin  último  y  gobernador  supremo.  Misterios  divinos  y  postrimerías. 
Traducción  dirigida  y  revisada  por  el  P.  Fr.  Jesús  M.  Pla,  O.  P.  Introducciones 
I>articulares  y  notas  de  los  PP.  Fr.  José  M.  Martínez  y  Fr.  Jesús  M.  Pla,  O.  P. 
1953.  XVI  +  960  págs.— 75  pesetas  tela,  115  piel. 

■ΙΛΟ  OBRAS  COMPLETAS  DEL  BEATO  JUAN  DE  AVILA.  Edición  crítica. 
IKJtJ  Tomo  U  :  Sermones.  Pláticas  espirituales.  Introducciones  y  notas  del 
Dr.  D.  Luis  Sala  Balust,  catedrático  de  la  Pontificia  Universidad  de  Salamanca. 
1953.  XX  +  1424  págs. — 85  pesetas  tela,  125  piel. 

1Q4   HISTORIA  DE  LA  IGLESIA  CATOLICA.  Tomo  II:  Edad  Media:  La 
cristiandad  en  el  mundo  europeo  y  feudal,  por  el  P.  Ricardo  GarcIa 
Villoslada,  S.  I.  1953.  XII  +  1006  págs.— 75  pesetas  tela,  115  piel.— Publicado  el 
tomo  IV  (76). 

1QC  CIENCIA  MODERNA  Y  FILOSOFIA.  Introducción  fisicoquímica  y  ma- 
temática,  por  el  P.  José  M.'  Riaza,  S.  I.  1953.  XXXII  +  756  págs.,  con 
profusión  de  grabados  y  16  láminas.— 75  pesetas  tela,  115  piel. 
106  THKOLOG1AE  MO RALIS  SUMMA,  por  los  PP.  Eduardo  F.  Regatillo 
y  Marcelino  Zalba,  S.  I.  Tomo  II  :  Theologia  moralis  specialis:  De 
mandatis  Dei  et  Ecclesiae,  por  el  P.  Marcelino  Zalba,  S.  I.  1953.  XX  +  1104 
páginas.— 9>  pesetas  tela,  130  piel.— Publicado  el  tomo  III  y  último  (117). 

LA  PALABRA  DE  CRISTO.  Repertorio  orgánico  de  textos  para  el  es- 
tudio de  las  homilías  dominicales  y  festivas,  elaborado  por  una  comi- 
sión de  autores  bajo  la  dirección  de  Mons.  Angel  Herrera  Oria,  obispo  de  Má- 
laga. Tomo  VIII  :  Pentecostés  (4.·)  :  La  parábola  de  los  invitados  a  la  boda.  La 
curación  del  hijo  del  régulo.  El  perdón  de  las  ofensas.  El  tributo  al  César.  Re- 
surrección de  la  hija  de  ¡airo.  Cristo  Rey.  La  última  venida  de  Cristo.  1953. 
LXXII  +  1368  págs.— 85  pesetas  tela,  125  piel. 

108  TEOLOGIA  DE  SAN  JOSE,  por  el  P.  Fr.  Bonifacio  Llamera,  Ο.  P., 
con  la  Suma  de  los  dones  de  San  José,  de  Fr.  Isidoro  Isolano,  O.  P.,  en 

edición  bilingüe.  1953.  XXVIII  +  663  págs.— 65  pesetas  tela,  105  piel. 

109  ODRAS  SELECTAS  DE  SAN  FRANCISCO  DE  SALES.  Tomo  I:  In- 
troducción -a  la  vida  devota.  Sermones  escogidos.  Conversaciones  espi- 
rituales. Alocución  al  Cabildo  catedral  de  Ginebra.  Edición  preparada  por  el 
P.  Francisco  de  la  Hoz,  S.  D.  Β.  1953.  XX  +  800  págs.— 65  pesetas  tela,  105  piel. 
Publicado  el  tomo  II  y  último  (127). 

110  OBRAS  COMPLETAS  DE  SAN  BERNARDO.  Tomo  I:  Vida  de  San  Ber- 
nardo, por  Pedro  Ribadeneira,  S.  I.  Introducción  general.  Sermones 

d$  tiempo,  de  santos  y  varios.  Sentencias.  Edición  preparada  por  el  P.  Grego- 
rio Díez,  O.  S.  B.  1953.  xxxvi  +  1188  págs.— 70  pesetas  tela,  110  piel.— Publi- 
cado el  tomo  II  y  último  (130). 

Ι*!    OBRAS  DE  SAN  LUIS  MARIA  GRIGNION  DE  MONTFORT.  Cartas. 

El  amor  de  la  Sabiduría  eterna.  Carta  a  los  Amigos  de  la  Cruz.  El 
secreto  de  María.  El  secreto  admirable  del  Santísimo  Rosario.  Tratado  de  la 
verdadera  devoción.  Escritos  destinados  a  los  misioneros  de  la  Compañía  de 
María  y  a  las  Hijas  de  la  Sabiduría.  Preparación  para  la  muerte.  Cánticos. 
Edición  preparada  por  los  PP.  Nazario  Pérez  (t)  y  Camilo  María  Abad,  S.  1 
I0S4    XXVIII  +084  págs.— 70  pesetas  tela,  ito  piel. 

112   COMEN™11105  A  LOS  CUATRO  EVANGELIOS,  por  el  P.  Juan  r» 

Maldonado,  S.  I.  Tomo  III  y  último  :  Evangelio  de  San  Juan.  Versión 


116 


castellana,  introducción  y  notas  del  P.  Luis  María  Jiménez  Foni,  S.  I  1954. 
VIII  +  1064  págs. — 70  pesetas  tela,  no  piel. 

113  OBRAS    ASCETICAS    DE    SAN    ALFONSO    MARIA    DE  LIGORIO. 

Tomo  II  y  úütirno :  Obras  dedicadas  al  clero  en  particular.  Edición 
critica.  Introducciones,  versión  del  itaiiano,  notas  e  Indices  del  Ρ  Andrés 
Coy,  C.  SS.  R.  1954.  XXIV +  941  págs.  en  papel  biblia— 75  ptas.  tela,  115  piel. 

11 4  TEOLOGIA   DE   LA   PERFECCION   CRISTIANA,   por  el    P.  Antonio 

*  *^  Royo  Marín,  O.  P.  Prólogo  del  Eicmo.  y  Rvdmo.  Dr.  Fr.  Auino  C 
Menéndez-Reigada,  obispo  de  Córdoba.  2.·  ed.  19*5.  XL  +  904  págs  — ?ς  pesetas 
tela,  115  P'd- 

115  SAN  BENITO-  Su  vida  y  su  Regla,  por  loa  PP.  García  M.  Colomba*, 

León  M.  Sansegundo  y  Odilón  M.  Cunill,  monjes  de  Montserrat.  1954. 
XX  +  760  págs.— 70  pesetas  tela,  110  piel. 

PADRES  APOLOGISTAS  GRIEGOS  (s.  II).  Edición  bilingüe,  preparada 
por  D.  Daniel  Ruiz  Bueno,  catedrático  de  lengua  griega  y  profesor  a. 
de  la  Universidad  de  Salamanca.  1954.  VIII  +  1006  págs.  en  papel  biblia  — 
80  pesetas  tela,  120  piel. 

117  THEOLOGIAE  MORALIS  SUMMA,  por  los  PP.  Eduardo  F.  Regahuo 
y  Marcelino  Zalba,  S.  I.  Tomo  III  y  último:   Theologia  moralls  spe- 

cialis.  De  sacramentis.  De  delictis  et  poenis,  por  el  P.  Eduardo  F  Regati- 
llo,  S.  I.  1954.  XVI  +  1000  págs.— 90  pesetas  tela,  130  piel. 

118  T.EXTOS  EUCARISTICOS  PRIMITIVOS.  Edición  bilingüe  de  los  conte- 
nidos en  la  Sagrada  Escritura  y  los  Santos  Padres,  preparada  por  el 

P.  Jesús  Solano,  S.  I.  Tomo  II  y  último  :  Hasta  el  fin  de  la  época  patrística. 
•954·  XX  +  1013  págs.,  con  grabados.— 85  pesetas  tela,  125  piel. 

119  LA  PALABRA  DE  CRISTO.  Repertorio  orgánico  de  textos  para  el  ee- 

*  i¿*  tudio  de  las  homilías  dominicales  y  festivas,  elaborado  por  una  comi- 
sión de  autores  bajo  la  dirección  de  Mons.  Angel  Herrera  Oria,  obispo  de 
Málaga.  Tomo  II  :  Epifanía  a  Cuaresma:  La  Sagrada  Familia.  El  milagro  de 
las  bodas  de  Caná.  La  curación  del  leproso  y  la  fe  del  centurión.  Jesús  calma 
la  tempestad.  La  cizaña  en  medio  del  trigo.  Parábola  del  grano  de  mostaza  y 
de  la  levadura.  Los  obreros  enviados  a  la  viña.  La  parábola  Jcl  sembrador.  El 
anuncio  de  la  pasión  y  el  ciego  de  Jericó.  1954.  XL  +  1275  págs. — 85  pesetas  tela, 

125  piel.— Publicados  los  tomos  III  (123),  IV  (129),  V  (133),  VI  (138),  VII  1140) 
y  VIII  (107). 

OBRAS  COMPLETAS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESUS.  Nueva  revisión 
del  texto  original  con  notas  críticas.  Tomo  II  :  Camino  de  perfección. 
Moradas  del  castillo  interior.  Cuentas  de  conciencia.  Apuntaciones.  Meditaciones 
sobre  los  Cantares.  Exclamaciones.  Libro  de  las  Fundaciones.  Constituciones. 
Visita  de  Descalzas.  Avisos.  Desafío  espiritual.  Vejamen.  Poesías.  Ordenanzas 
de  una  cofradía.  Edición  preparada  y  revisada  por  el  P.  Efrén  de  la  Madre  di 
Dios,  O.  C.  D.  1954.  XX  +  1046  págs.  en  papel  biblia.— 80  pesetas  tela,  120  piel. 

OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN.  Tomo  XII:  Del  bien  del  matrimonio. 
Sobre  la  santa  virginidad.  Del  bien  de  la  viudez.  De  la  continencia. 
Sobre  la  paciencia.  El  combate  cristiano.  Sobre  la  mentira.  Contra  la  menti- 
ra. Del  trabajo  de  los  monjes.  El  sermón  de  la  montaña.  Texto  en  latín  y 
castellano.  Versión,  introducciones  y  notas  de  los  PP.  Fr  Félix  García,  Fr.  Lo  η 
Cilleruelo  y  Fr.  Ramiro  Flórez,  O.  S.  A.  1954.  XVI  +  995  págs.— 75  pesetas 
tela,  115  piel. — Publicado  el  tomo  XIII  (139). 

SUMA  TEOLOGICA  de  Sajjto  Tomás  de  Aquino.  Tomo  V  :  Tratado  de 
los  hábitos  y  virtudes  en  general,  en  latín  y  castellano  ;  versión.  Intro- 
ducciones y  apéndices  del  P.  Fr.  Teófilo  Urdánoz,  O.  P.  Tratado  de  los  vicios 
y  pecados,  en  latín  y  castellano;  versión  del  P.  Fr.  Candido  Aniz,  o  p.,  e 
introducciones  y  apéndices  del  P.  Fr.  Pedro  Lumbreras,  O.  P.  1954.  XX  +■  975 
páginas  — 75  pesetas  tela,  115  piel.— Publicados  los  tomos  Χ  (134I  y  XII  (131). 

LA  PALABRA  DE  CRISTO.  Repertorio  orgánico  de  textos  para  el  es- 
tudio  de  las  homilías  dominicales  y  festivas,  elaborado  por  una  ami- 
sión de  autores  bajo  la  dirección  de  Mons.  Angel  Herrera  Oria,  obispo  de  Má- 
laga. Tomo  III  :  Cuaresma  y  tiempo  de  Pasión:  Las  tentaciones  de  Jesús  en  el 
desierto.  La  transfiguración.  Curación  del  endemoniado  ciego  y  mudo.  La  mul- 
tiplicación de  los  panes.  Los  fariseos  acusan  a  Cristo.  La  entraba  en  ¡erusa- 
lén.  1954.  XXXII  +  1210  págs.— 75  pesetas  tela,  115  piel— Publicados  loe  to- 
mos IV   (129),  V   (133!,  VI   (138),  VII   (140)  y  VIII  (107). 

SINOPSIS   CONCORDADA   DE   LOS   CUATRO    EVANGELIOS  Nueva 
versión  del  original  griego,  con  notas  críticas,  por  el  P.  Juan  Leal,  S.  1. 
I9S-».  XX  +  353  págs.— 55  pesetas  tela,  95  piel. 

LA  TUMBA  DE  SAN  PEDRO  Y  LAS  CATACUMBAS  ROMAN' AS,  por 
los  Dres.  Engelberto  Kirschraum,  Eduardo  Junyent  y  José  Vives.  1954. 
XVI  +  616  págs.,  con  127  láminas. — 90  pesetas  tela,  130.  piel. 

126  SUMA  TEOLOGICA  de  Sanio  Tomas  de  Aqüino.  Tomo  IV:  Tratado  dt 
la  bienaventuranza  y  de  los  actos  humanos,  en  latín  y  castellano;  ver- 
sión e  introducciones  del  P.  Fr.  Teófilo  Urdínoz,  O.  P.  Tratado  de  las  pasio- 
nes, en  latín  y  castellano;  versión  e  introducciones  de  los  PP.  Fr.  Manuel  Ubb- 


120 


121 


122 


123 


124 


125 


130 


da  y  Fr.  Fernando  Soria,  O.  P.  1954.  XX  +  1032  págs.— 80  pesetas  tela,  130  piel. 
Publicados  los  tomos  V  (122),  X  (134)  y  XII  (131). 

|p7  OBRAS  SELECTAS  DE  SAN  FRANCISCO  DE  SALES.  Tomo  II  y  úl- 
ί£·*  timo:  Tratado  del  amor  de  Dios.  Constituciones  y  Directorio  espiritual. 
Fragmentos  del  epistolario.  Ramillete  de  cartas  enteras.  Edición  preparada  por 
el  P.  Francisco  de  la  Hoz,  S.  D.  B.  1954.  XXIV  +  983  págs.— 75  pesetas  tela, 
Ή5  piel. 

1 00    DOCTRINA    PONTIFICIA,   lomo   IV:    Documentos   moríanos,   por  el 
P.    Hilario    Marín,    S.    I.    1954.    XXXII  +  893  págs.— 80   pesetas  tela, 

IZO  piel. 

i  oq  LA  PALABRA  DE  CRISTO.  Repertorio  orgánico  de  textos  para  el  estu- 
*^·'  dio  de  las  homilías  dominicales  y  festivas,  elaborado  por  una  comisión 
de  autores  bajo  la  dirección  de  Mons.  Angel  Herrera  Oria,  obispo  de  Málaga. 
Tomo  IV  :  Ciclo  pascual:  La  resurrección  del  Señor.  t/Señor  mió  y  Dios  míolt 
El  Buen  Pastor.  tVuestra  tristeza  se  volverá  en  gozo».  La  promesa  del  Parácli- 
to. «Pedid  y  recibiréis'.  Persecución  y  martirio.  1954.  XXIV  +  1375  págs.— 85  pe- 
setas tela,  125  piel.  —  Publicados  los  tomos  V  (133),  VI  (13«),  VII  (140)  y 
VIII  (107). 

OBRAS  COMPLETAS  DE  SAN  BERNARDO.  Tomo  II  y  último:  Ser- 
mones sobre  el  Cantar  de  los  Cantares.  Sobre  la  consideración.  De  las 
costumbres  y  olidos  de  los  obispos.  Sobre  la  conversión.  Del  amor  de  Dios. 
Del  precepto  y  de  la  dispensa.  Apología.  De  la  excelencia  de  la  Nueva  Milicia. 
De  los  grados  de  la  humildad  y  de  la  soberbia  De  la  gracia  y  del  Ubre  albe- 
drio.  Sobre  algunas  cuestiones  propuestas  por  >iugo  de  San  Víctor.  Contra  los 
errores  de  Pedro  Abelardo.  Vida  de  San  Malaauias.  Cartas.  Edición  preparada 
por  el  P.  Gregorio  Díez,  O.  S.  B.  1955.  XVI  +  1360  págs.— 85  pesetas  tela, 
125  P'el 

ΙΟΙ    SUMA  TEOLOGICA  de  Santo  TomAs  de  Aqtjino.  Tomo  XII:  Tratado  de 

■«**  |a  vida  de  Cristo,  en  latín  y  castellano.  Versión  e  introducciones  del 
1*.  Fr.  Alberto  Colu.nga,  O.  P.  1955.  XVI  +  684  págs. — 70  pesetas  tela,  110  piel. 
109  HISTORIA  DE  LA  LITURGIA,  por  Mons.  Mario  Righetti,  abad  mi- 
****  trado  de  la  Pontificia  Colegiata  de  Nuestra  Señora  del  Remedio  (Ge- 
nova). Tomo  I  :  Introducción  general.  El  año  litúrgico.  El  Breviario.  Edición 
preparada  por  D.  Cornelio  Urtasun,  prof.  de  Liturgia  en  el  Seminario  Metro- 
politano de  Valencia.  1955.  XX  +  1343  págs.  en  papel  biblia,  con  profusión  de 
grabados. — 95  pesetas  tela,  135  piel. 

I  OO  LA  PALABRA  DE  CRISTO.  Repertorio  orgánico  de  textos  para  el  es- 
tudio  de  las  homilías  dominicales  y  festivas,  elaborado  por  una  comi- 
sión de  autores  bajo  la  dirección  de  Mons.  Angel  Herrera  Oria,  obispo  de 
Málaga.  Tomo  V  :  Pentecostés  (ι.'):  La  venida  del  Espíritu  Santo.  La  Santísi- 
ma Trinidad  tSed  misericordiosos*.  La  gran  cena.  La  oveja  perdida.  La  pesca 
milagrosa.  1955  XXIV  +  1100  págs.— «o  pesetas  tela,  120  piel.— Publicados  los 
tomos  VI  (1381,  VII  (140)  y  VIII  (107). 

134   SUMA   TEOLOGICA   de  Santo   Tomas  de   Aquino.    Edición  bilingüe. 

Tomo  X  :  Tratado  sobre  la  templanza.  Versión  e  introducciones  del 
P.  Fr.  Cándido  Aniz,  O.  P.  Tratado  sobre  la  profecía.  Versión  e  introducciones 
del  P.  Fr.  Alberto  Colunga,  O.  P.  Tratado  de  los  distintos  géneros  de  vida  y 
estados  de  perfección.  Versión  del  P.  Fr.  Jesús  García  Alvarez,  O.  P.,  e  intro- 
ducciones del  P.  Fr.  Antonio  Royo  Marín,  O.  P.  1955.  XX  +  887  págs.— 75  pe- 
setas tela,  115  piel.— Publicado  el  tomo  XII  (131). 

|OC  BIOGRAFIA  Y  ESCRITOS  DE  SAN  JUAN  BOSCO.  Memorias  del  Ora- 
torio.  Ideario  pedagógico.  Ascética  al  alcance  de  todos.  Extractos  4« 
artículos  y  discursos.  Vidas  de  Domingo  Savío  y  Miguel  Magone.  Epistolario. 
Edición  preparada  por  el  P.  Rodolfo  Fierro,  S.  D.  B.  1955.  XXIV  +  990  págs.— 
75  pesetas  tela,  115  piel. 

1 36  DOCTRINA  PONTIFICIA.  Tomo  I  :  Documentos  bíblicos,  por  Salvado* 
Muñoz  Iglesias.  Prólogo  del  Excmo.  y  Rvdmo.  Dr.  D.  Leopoldo  Eijo 

Garay,  patriarca  de  las  Indias  Occidentales  y  obispo  de  Madrid-Alcalá.  1955. 
XXXII  +  705  págs.— 75  pesetas  tela,  115  piel. — Publicado  el  tomo  IV  (138). 

137  PHILOSOPHIAE  SCHOLASTICAE  SUMMA,  por  una  comisión  de  pro- 
fesores  de  las  Facultades  de  Filosofía  en  España  de  la  Compañía  de 

Jesús.  Tomo  II  :  Cosmología,  Psychologia,  por  los  PP.  José  Hellín  y  Fernán- 
do  M.  Palmes,  S.  I.  1955.  XX  +  845  págs. — 85  pesetas  tela,  135  piel.— Publicado 
el  tomo  III  y  último  (92). 

1  00  LA  PALABRA  DE  CRISTO.  Repertorio  orgánico  de  textos  para  el 
estudio  de  las  homiLías  dominicales  y  festivas,  elaborado  por  una  co- 
misión de  autores  bajo  la  dirección  de  Mons.  Angel  Herrera  Oria,  obispo 
de  Málaga.  Tomo  VI:  Pentecostés  (ι.'):  Reconciliación  fraterna.  Segunda  mul- 
tiplicación de  los  panes.  Lobos  con  piel  de  oveja.  El  mayordomo  infiel.  Llan- 
to sobre  Jerusalén.  El  fariseo  ν  el  publicano.  El  »oriOmudo  1951;  Wiv  4· 
1301  págs.— 85  pe-setas  tela,  125  piel.— Publicados  los  tomos  VII  (140)  y  VIII  (107). 
•i  oq  OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN.  Tomo  XIII  :  Tratados  sobre  el  Evangelio 
•1017  ¿e  San  Juan  (1-35).  Texto  en  latín  y  castellano.  Versión,  introducción  y 
notas  del  P.  Teófilo  Prieto,  O.  S.  A.  1955.  VIII  +  800  págs.— 75  pesetas  tela, 
115  piel. 


140  LA  PALABRA  DE  CRISTO.  Repertorio  orgánico  de  textos  para  el  es- 
tudio  de  las  homilías  dominicales  y  festivas,  elaborado  por  una  comi- 
sión de  autores  bajo  la  dirección  de  Mons.  Angel  Herrera  Oria,  obispo  de  Má- 
laga. Tomo  VII  :  Pentecostés  (3.°).  El  buen  samaritano.  Los  diez  leprosos. 
iBuscad  primero  el  reino  de  Dios  y  su  justicia....  Resurrección  del  hijo  de  la 
viuda.  La  curación  del  hidrópico.  El  más  grande  y  primer  mandamiento.  El 
paralítico  de  Cafarnaúm.  1955.  XXIV  +  1244  págs.— S5  pesetas  tela,  125  piel.— 
Publicado  el  torno  VIII  (107). 

141  OBRAS  DE  SAN  JUAN  CRISOSTOMO.  Tomo  I  :  Homilías  sobre  San 
Mateo  (1-45).  Edición  bilingüe,  preparada  por  D.  Daniel  Ruiz  Bueno, 

catedrático  de  lengua  griega  y  profesor  a.  de  la  Universidad  de  Salaman- 
ca. 1955.  XVI  +  894  págs.  en  papel  biblia.— So  pesetas  tela,  120  piel. 

142  SUMA  TEOLOGICA  de  Sanio  Tomás  de  Aquino.  Edición  bilingüe. 
Tomo  IX  :  Tratados  de  la  religión,  de  las  virtudes  sociales  y  de  la  for- 
taleza. Versión  bajo  la  dirección  del  P.  Fr.  Teófilo  Urdánoz,  O.  P.  Introduc- 
ciones y  apéndices  del  P.  Fr.  Pedro  Lumbreras,  O.  P.  1955.  XX  +  906  págs.— 
So  pesetas  tela,  120  piel. 

OBRAS  DE  SANTA  CATALINA  DE  SIENA.  El  Diálogo.  Edición  pre- 
parada por  D.  Angel  Moría  Prólogo  del  excelentísimo  y  reverendí- 
simo Sr.  Dr.  Fr.  Francisco  Barbado  Viejo,  obispo  de  Salamanca.  1955.  XXXII  + 
642  págs.— 70  pesetas  tela,  110  piel. 

144  HISTORIA  DE  LA  LITURGIA,  por  Mons.  Mario  Righetti,  abad  mi 
trado  de  la  Pontificia  Colegiata  de  Nuestra  Señora  del  Remedio  (Geno- 
va). Tomo  II  y  último:  La  Eucaristía.  Los  sacramentos.  Los  sacramentales. 
Edición  preparada  por  D.  Cornelio  Urtasun.  1956.  XX  +  1192  págs.  en  papel 
biblia,  con  grabados. — 95  pesetas  tela,  135  piel. 

"  SUMA  TEOLOGICA  de  Santo  Tomás  de  Aquino.  Edición  bilingüe. 
Tomo  XV  :  Tratado  del  orden.  Versión  e  introducciones  del  P.  Fr.  Ar- 
mando Bandera,  O.  P.  Tratado  del  matrimonio.  Versión  e  introducciones  del 
P.  Fr.  Sabino  Alonso  Moran,  O.  P.  1956.  XX  +  645  págs.— 70  pesetas  tela, 
no  piel. 

OBRAS  DE  SAN  JUAN  CRISOSTOMO.  Tomo  II:  Homüías  sobre  San 
Mateo  (46-00).  Edición  bilingüe,  preparada  por  D.  Daniel  Ruiz  Bueno, 
catedrático  de  lengua  griega  y  profesor  a.  de  la  Universidad  de  Salamanca. 
1956.  XII  +  800  págs.  en  papel  biblia. — 75  pesetas  tela,  115  piel. 

147  TEOLOGIA  DE  LA  SALVACION,  por  el  P.  Antonio  Royo  Marín,  O.  P. 
Tí**  Prólogo  del  Exemo.  y  Rvdmo.  Sr.  Dr.  Fr.  Francisco  Barbado  Vie- 
jo, O.  P.,  obispo  de  Salamanca.  1956.  XX  +  660  págs.— 70  pesetas  tela,  110  piel. 

148  LOS   EVANGELIOS    APOCRIFOS.    Colección    de   textos,    versión  crí- 
"   tica,   estudios   introductorios,   comentarios  e   ilustraciones,   por  Aure- 
lio de  Santos  Otero.   1956.   XVI  +  761  págs.,  con  32  lám.— 80  pesetas  tela, 
120  piel. 


143 


145 


146 


DE  PROXIMA  APARICION  Y  EN  PREPARACION 

SUMA  TEOLOGICA  DE  SANTO  TOMAS  DE  AQUINO.  Tomo  VT. 
OBRAS  COMPLETAS  DEL  BEATO  JUAN  DE  AVILA.  Tomo  III  y  último. 
OBRAS  COMPLETAS  DE  SANTA  TERESA.  Tomo  III  y  último. 

OBRAS  DE  SAN  AGUSTIN.  Tomo  XIV. 

HISTORIA  DE  LA  IGLESIA.  Tomo  III.  (Aparecidos  ya  el  I,  el  II  y  el  IV 
y  último.) 

Este  catálogo  comprende  la  relación  de  obras  publicadas  hasta  el  mes  dt 

abril  de  igjó. 

La  BAC  viene  publicando,  al  menos,  doce  volúmenes  nuevos  cada  año. 

Al  hacer  su  pedido  haga  siempre  referencia  al  número  que  la  obra 
solicitada  tiene,  según  este  catalogo,  en  la  serie  de  la  Biblioteca 
de  Autores  Cristianos 

Dirija  sus  pedidos  a  LA  EDITORIAL.  CATOLICA,  S.  A. 
Alfonso  XI,  4.  Madrid