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Full text of "Memorias para la historia del antiguo reyno de Guatemala"

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BEBACIABAS POR 



EL MO. SEM DR. D. FRMGISGO DE PAOU lUiHGIA FEIiEZ. 



ARZOBISPO DE ESTA SARTA IGLESU METROPOUTAXA^- 



TOMO PRIIERO 





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fMg-x'ABLECIMIENTO TIPOGRAHCO DE 1. LUNA» 

CMle de lanta Aom^ H. 4. 



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Esta obra é5 ff opiedad del Editor. £1 que la contra- 
ha^ será persegttfalo con arralo á las leyes. 





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imiímiminím 



Pág. 

Il9TBOI>UCCIOI« 1 

DlTISIOIV BB ÍFOCAS • • 2 

§ t .o^^Poblacion 3 

§ 2 .^^--^Antigüedades 10 

^ Z.^^^^Monarquias 13 

^ A.^^^^Ciudades 15 

§ S.^^-^Edifieios . • 17 

S B.^"^ Agricultura 19 

g r.^^^Artes 24 

§ B.^^-^^iencias 27 

S 9 .^^-^^omercio. 28 

S 1 .— '.R^íTeadofWí . 3o 

Spilogo 31 



Capítulo 1.» — Descubrimiento de Guatemala .... 33 

Capítulo 2.° — Salteamiento de guatemalanos .... 39 

Capítulo 3.o — Conquista del reyno 44 

Capítulo 4.^ — División de provincias . * 61 

Capítulo S.^-^Colonizacion española 59 

Capítulo 6.° — Yejaciqn de los indígenas^ ..... 64 

Capítulo 7.° — Jornadas de Cortés y Alvarado .... 71 

Capítulo 8.° — Otras vejaciones de los conquistadores . . 79 

Capítulo 9.o — Despoblación de aquella época .... 86 

Capítulo 10. — Certidumbre de esta despoblación ... 93 

Capítulo 11. — Vicariato de Casasen Guatemala ... 96 

Capítulo 12. — Nuevas leyes 103 

Capítulo 13. — Audiencia de los Confines 109 

Capítulo 14. — Memoriales de los conquistadores . . . 117 
Capítulo 15. — Concurrencia de Casas y Marroquin á Mé- 
xico. 123 

Capítulo 16. — Expedición de Quiñones al Ferii . . . 129 

Capítulo 17. — Alteraciones en las provincias del reyno . 135 

Capítulo 18. — Presidente Cerrato 139 

Capítulo 19. — Establecimiento de corregidores .... 144 
Capítulo 20. — Jornada del gobernador de la Verapas al 

Lacandon : .... 152 

Capítulo 21. — Jornada del oidor Quiñones al propio La- 

candon • 159 

Capítulo 22. — Supresión y reposición de la Audiencia . 164 

Capítulo 2d. -^Reducción de las poblaciones indígenas. . 171 

Capítulo 24. — Propiedad territorial del pais ...» 179 

Capítulo 25. — Frutos de la tierra. . : . 'v . . . 186 

Capítulo 26. — Mandamientos de indígenas ; • • • • 191 

Capítulo 27. — Libertades primitivas del comercio. • : 197 

Capítulo 28. — Libertades del comercio en la mar del norte. 203 

Capítulo 29.— Coreanos i ¿ • • 209 



Capítulo 30* — Puerto de Atique . 216 

Capítulo 31. — Aleábalas ! ... 223 

Capítulo 32. — Derecho de barlovento 231 

Capítulo 33. — Presidentes de la audiencia. .... 237 

Capítulo 34, — Cabildos 245 

Capítulo ZS.'^Comunidades y tributo 253 

Capítulo 36. — Nuevos repartimientos 256 

Capítulo Zl .'^Industria de los indígenas bajo los es* 

pañoles 260 

Capítulo ZS.^^Alcaldes de la hermandad y visitadores . 267 

Capítulo 39. — Nueva consunción de indígenas. . . . 273 
Capítulo 40.'^Entrada de los padres dominicos en el 

Chol 281 

Capítulo 41. — Entrada de franciscanos en Teguzgalpa y 

Tologalpa 290 

Capítulo 42. — Entrada del presidente Barrios al La- 

candon 296 

Capítulo áZ.^^^onquista del Peten por Ursúa .... 302 




INTIODlICCldlI. 



El estado de Gmalettiala toma «te iionliite del aatígno i*eyno 
Indígena de estse títxúm^ llamado así de hb expiesiOft regionaf 
OnAate-z^nud-ká,. ^le 8igiiifiea<rerro 911^ arreja agwa; y auaque 
-éste 5ea un volcan alagado,, «ntre otros ipe lian eonelisddo svs e- 
ropeíiMMSy él se denomina áe agua, é difieren^ de oteo coiUlgiio 
suyo que las continúa y se titula defnego. Es, pues, cmno si se 
llamase estacb y ireyno dd volcan de agna, ttaycnrmente habiénr- 
dose situado laci^tal por los españdes ea primera vez á su £sd- 
da y tomado «1 násmo nmnbre^ desusado ^ de SaaliagD de loa €a« 
baltoos. En realidades el volean un cono que sobceuAe ra elrvialle 
y en todo el territorio, aparedeido hermosa á la vista «1 todas di<- 
recciones por su inegularidad y una «mineneia á que Bumboldt en 
su viage IiJ[>. ^ cap. ^6, calcula 1 750 toesas> que haoen 41180 vi&as 
s<d>re eL nivel del mar, y desde k cual: se divisa d gran océano^ 
«íeado al j^opfa) tiempo un oljeto dé pasieo y punto-de <ri»servai»oiii 




DmSION DE tPOUS. 



A la parte descríptiva del país, dispuesta para la publicación 
del Atlas del estado, debe preceder la narrativa de sus anales; y 
cc»no recorriendo las edades, se notan tres épocas, una en los tiem- 
pos remotos de su antigüedad, otra en los siglos de la dominación 
española y otra en el espacio que ha corrido de su independencia á 
esta parte, y de ellas las dos primeras han sido encomendadas al 
Redactor de estas Memorias, el orden exije comenzar p<»> la pri- 
mara, diciendo lo conducente i un mero resumen, y entrar en la 
segunda, hadendo de necesidad varias investigaciones, que facili- 
ten en lo sucesivo su ejecución, quedando la tercera igualmente 
dispuesta, para darse con la debida separación y amplitud. 

Nota: el contexto del periodo que antecede, y otras alusio- 
ne$, que ocurren en estas Memorias, se tejieren al tiempo en que 
fueron formadas, que fué del año de 1833 al de 1841, y al lu- 
gar en que fueron escritas, que fué la Antigua, donde el Autor 
servia en propiedad la parroquia de Señor San José de aquella 
ciudad; y las compuso, circunscrito á la distribución de comi- 
siones hecha entonces: la obra permaneció asi, inédita el espacio 
de diez años, hasta el presente, en que, puesta á disposición del 
Editor, sale á luz. 





3PRlliliRi^ ¿PUCiJ^. 



S 1/— PoMaeloiu 

La población primitiva del continente no debe su origen á un 
solo pueblo, ni sus pobladores han transmigrado á él por un solo 
punta. Eobertson, en la historia de América lib. 4 § 21 no du- 
da que la Groélandia ha sido descubierta y poblada por noruegos 
desde el siglo nono. Las Gasas, en el Atlas histórico, entiende lo 
mismo de la Islanda, expresando que ésta les sirvió de tránsito. 
No dejan duda de este hecho los anales y memorias publicadas 
en 1837 por la sociedad real dé anticuarios del Norte en Copen- 
hague. Cancelada, autor que fué de la gaceta de Nueva España 
y de la historia de las asambleas de los judíos convocadas por Na- 
poleón, publicada en México en 1807, está por la transmigración 
de los israelitas tártaros al territorio que hoy comprende la Amé- 
rica rusa, la inglesa y los Estados-Unidos: transcribe las opinio- 
nes de escritores antiguos y modernos, y cita pasajes ocurridos 
con pobladores ingleses, que conocieron su idioma, usos y mone- 
das. 

Clavígero, en la historia antigua de México lib. 2, deriva la 
población de éste y aquel territorio de naciones septentrionales e- 
migradas y establecidas en ellos, desde fines del siglo sexto hasta 
mediados del duodécimo; pero el c«nde Las Casas, hablando del 
primero, dice: bajo cualquier aspecto que consideremos este pais, 
atestigua mayor antigüedad que la que nos ofrecen sus anales. 




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^\[(,r' '^■•-«■A. 



4 % PRIMERO. 

Los del antiguo reyno de Gmatemala refieren una y otra poUj 
cioD á antigüedad incomparablemente mas remota; y no derivan deE 
septentrión ni de la tierra firme sus primeroa pobladores^ sino de 
transmigradonea ultramarina»^ lo misma que otras partes del glo* 
bo. y multitud de islas situadas á distancia de ceatenares de leguas 
de todo otro continente, las cuales se ban encontrado así mismo 
pobladas. Ordoñez, natural de Ghiapa, que ba escrito en 1 796 la pri- 
mera parte de la mitologí» americana» y expresa tener en apuntes 
la segunda y laa otras doa de la bistoria profana^ anuncia por in- 
cidencia y eoa referencia ét capituloa del lib*. l, que loa poblado- 
res de laa AntiUaa fueroa cananeosv procedentea de Cbáldea, los 
cuales en Cuba formaron su asiento» y que de esta isla pasaron 
veinte tribus al continente», aeavéüladas por Yalumbotan» el nove- 
no de loa Yotanes, y se situaron en Cbiapa bácia el año tres mil 
del mundo» y cerca de mil antes de Jesucristo: expresa que 
allí fundaron la antigua Culbuacan». conocida, boy con eLnombre 
de Palenque», de que babla Juarros ea su bistoria lib.. l cap. 10: 
que mult^lteándose y estendiébdose» establecieroa cuatra. reinos» 
de Yucatán» €ulbuaaar, Tuibá y Chiquimnlbá; y que sucesivamenw 
te arribaron siete tribus cartagbiesas» cerca de cuatrocientos adoa 
antes de J« C. las cuales eidazándose con los cananeos» y propa^ 
gándose en la región» se bideron dueños de ella» y la sujetaron á 
au imperio» situando su corte y mansión en Tulhá» hoy conodda 
por Ocoeingo.. 

Otro? manuscrito titulado Isagoge btetórica de Cbiapa y Guate- 
mala» á: que faltan las últimas fojas y d nombre del autor» hablan-^ 
do de esta antigua dudad» dice: al ^len^de Ocoeingo». á dnco 5 
ads leguas», se descubren muchos y grandes edificioa antiquísimos» 
fstí que sobresaleii^o^gjorres labrada^, coa arte singular:: en sus 
paredes se vea esculpidas imágenes de hombres» en trage militar: 
las cabezas coa morríonea y penadlos:: d cuerpo vestido de arma- 
duras basta loa muslos y ceñidos con sua bandas t los pies calzados 
con botillas basta media pierna.. / 

En una plaza grande se ven otras estatuas de piedra;^ mas en 
diverso trage: porque tienen en las cabezas unas como copas de 
sombreros que rematan en punta;^ pera sin álaa algunas: d vestida 
es á modo de un sayo que hace saescotecuadrado en la garganta» 
la manga 11^ basta medio brazo» y ajustado al cuerpo baja bas- 
ta cubrir la mitad del mudo» y en la datura unos dndioa éon sus 



FOBUGIOIf. 8 

2i€itfll«; todo e s c ol p Mto enitesaaente en la mima pkdra: k» pies 
cal2ado$ Iu»ta media pierna oon sus botillas: unas estataas tienen 
«rasados los bratos 6 los peehos» otras los tienen Juntos á los pe- 
chos, aimque no enizados, sin alguna insignia. . ^ 
UéU»xae también en estos edificios muchos escudos de piedm ^ h<^ '<' ^ 
,4ju^PD^ como peétemal» que tendrán cosa de dnco cuartas dediá- 
'noetro^ toda te 8i^»erfitíe muy %ual y muy tersa y por la dreunfe- 

reneía toda hace una orla de casi una sesma y por toda ella mudioB ^ 7 

caracteres de ^^riaa figuras ó e^cas, que Garrido dice, son letras ¿?a^>^ ^ y i * 
cháldieas. Michas de estas estatuas y escudos se han llevado al i/ 

pifóbto de OcodngOy donde los he visto; y advirtíendo en los ca^ 
racfeéres que tienen pcnr orla los escudos, mas que letras me pare- 
cen eifiraséhierogHfieoSy que^s^att^m acdones ó sucesos; porque 
cada una de i^ellas figuras está en su caMta, y cada casita tiene 
mndia labor para sor solo una letra, y si fuera asf , en cada escu- 
do de agueilos <^ando mas se escribiera una palabra.. 

En uno de estos escudos se vé esculpido de medio relieve un 
h(»nbre de perfecta estatura, juntos los, pies con las manos y ata- 
dos con un mfómacordet^ tan artificiosamente encajado en el cír^ 
culo de aquel escudo, que en una vara de diámetro se ven todos 
los miembros del tamaño natural de un hombre bien alto. En este 
escudo parece quisieron significar que habían sujetado algún gran 
príndpe ó alguna nación de indios, porque está el hombre que allí 
fie representa con el cabello al modo de los indios*. 

£1 primor y artificio de estas obras manifiesta que no las hi- 
cieron gentes bárbaras. Los vestidos de las estatuas. dicen> que los 
representantes no son fndios„ pues nunca usaron tales trages; y de 
sus vestuarios se saca la utilidad úntca que se puede seguir de la 
diversidad de los trages, que es conocer por ellos las naciones y 
los ttiempos en que los usaron.. Aquel uso de mitras ó copas largas 
de sombrero sin alas, es. antiquísimo trago de los fenicios, car^ 
tagüDieses y españoles, según siente el P. Mariana,, con autoridad de 
Estrabon,.lib. 3 cap. 25. de la: historia de España,^ y aun se di- 
ce que hasta el día de hoy conservan éste los mauregatos. 

Los fastos del antigua mundo no están en contradicción con 
los rastros que ofrece esta parte del globo. Plinio historia nat. lib. 
6 cap. 37 refiere que los cartagineses descubrieron las Cañarías: 
que Hannon, de orden y á esp^osas de su gobierno, emprendió la 
navegación dd sur al contorno del África lib. 5 cap. i, ffimil- 



% PRIMERO. 

con la del norte^ siguiendo las coicas occidentales de Europa, y 
que luego penetraron en la Inglaterra lib. 11 cap. 67. Bochardo 
lib. 1 cap. 60 dice que los cartagineses, traginando los mares 
de España, fuese por buscar nuevas tierras, ó fuese arrojados de 
alguna tormenta, vinieron á dar á este continente, reputado ya 
entonces por continuación de la India. Aristóteles, en su tratada 
de cielo lib. 2 cap. 14, discurre que era fácil el tránsito á la In- 
dia en derechura; y este filósofo, 6 su discípulo Teofrasto, en d 
libro de oyenda de maravillas, cuenta que este viaje habla sido 
hecho por ios cartagineses, ccmtinuado algún tiempo y prohibido 
después con pena de la vida, recojiéndosey consumiéndose sus der- 
roteros y cartas de navegación. El autor del Isagoge Ub. 1 cap. 9 
observa, que en tiempo de Cesar Germánico, año 17 del nacimi^to 
del Salvador, España era provincia romana; y Gornelio Tácito en sus 
aut. lib. 2 cap. 23 y 24 refiere haber acaecido la terrible tormenta 
que padeció en los mares de Flandes la flota de este emperador, la 
cual constando de mas de mil bajeles, solo el suyo que era demás 
seguridad, pudo resguardarse en uno de aquellos puertos: los demás 
se esparcieron, sin que se supiese de ellos hasta después de mu« 
cho tiempo, en que volvieron unos pocos de Inglaterra, c^os de 
Irlanda y de otras partes remotas y no conocidas; pero el cuer- 
po de la armada quedó perdido, sin que jamas se supiese de su 
paradero; y congetura el autor del Isagoge, que pudieron aportar 
muchas de estas naos á estas tierras. Añade que cien años después 
r/C pudo suceder cosa semejante; pues de una anciana de San Juan Sa- 
catepeques se obtuvo como una presea, una moneda deXrajano. 

En África, con la destrucción de Cartago, pereció el rumor 
de estas regiones, de modo que San Agustín, en su tiempo, en el 
lib. 16 de Ciud. deD. cap. 3 ya lo desprecia y rebate, como cosa 
frivola; y aun en Boma, Séneca el orador, en la suasoria l« ce- 
lebra con donaire el que fuese naciendo otro mundo. Pero en Es- 
paña obtuvo el rumor mas duración; pues Séneca el filósofo, na- 
tural de Górdova, en el prólogo á sus cuestiones naturales; afirma 
que el viage en derechura á esta parte de la India era de pocos 
días; y en la tragedia de Medea, dice: que en tiempos futuros cor- 
rerían los velos del océano, y no sería la última tierra Cádiz ó Ir- 
landa. San Isidoro de Sevilla en sus etim. lib. 4 cap. 5 todavía 
insinúa, que á mas de las tres partes del mundo, habia otra cuar- 
ta en lo interior del océano, donde la fábula colocaba los antípodas» 



B0BLAC1ON. 7 

K(^rtson lib. 1 § 9 encuentra la cansa de esta obscuridad 
en las antiguas relaciones en que los fenicios y cartagineses, ani- 
mados de un celo mercantil^ ocultaban con cuidado á los otros 
pueblos el conocimiento de paises lejanos con que hablan contraído 
eomuni^ciones: todas las circunstancias de su navegación, dice, 
eran no solamente misterios de comercio, mas también secretos de 
estado: cita pasages de Estrabon en la geog. lib. 8 y 18, en que 
eonstan rasgos extraordinarios de precaución para impedir á otras 
naciones que penetrasen lo que tenían interés en ocultar; y obser- 
va que mucha parte de sus conocimientos pereció con ellos, y que 
éste, de que quedó la voz, fué mirado por los escritores griegos y 
romanos como una ilusión. De aqui es que la idea de un nuevo 
mundo en tiempo de Colon, chocó de todo punto, y según parece 
de su vida cap. 8, solo él, apoyado en sus teorías, daba cierta 
importancia á las relaciones antiguas. 

Un resultado de ellas viene á ser la antigua existencia de los 
cartagineses en la ciudad y corte de Tuihá en el continente ameri- 
cano, de la cual dice Ordoñez, siguiendo su narración núm. 45, to- 
maron ellos el nombre de tultecos, y la nación toda el de tulteca; 
y pretende que sucesivamente siendo llamados por su república, 
reusaron volver, y temiendo el arribo de una armada suya, aban- 
donaron esta región y sus hogares, y tomando el camino del sep- 
tentri<m á toda ventura por tierras incógnitas, hada su costa oc- 
cidental, no pararon hasta penetrar en la California, acaudillados , . \ 
dd famoso Huitsito n, celebrado por ellos en sus anales como pa- ^'^ ^ 
dre de la patria y libertador del yugo cartaginés. /^' ^^ ' *^' ^^ 

Expresa asi mismo nota 59 n. 4, que quedaron en Zacatlan, 
hoy Ciudad Eeal, y por la provinda de Soconusco algunos pue- 
blos de su nadon que, menos tímidos, no siguieron esta derrota. 
También indica nota 57 n. 60, que Couhatl-tepetl, hoy pueblo del 
Salvador, fué población suya. De que se deduce, que el territorio 
no quedó absolutamente despoblado, y por aquí es de inferirse 
la mansión en el tránsito de algunas otras tribus, que no sopor- 
tasen las jomadas de la peregrinación. Nada dice el autor sobre 
romanos, si no es la cruz que describe entre las ruinas del Palen- 
que, en lá forma que se usa en la Iglesia cristiana; y si es cierto 
que los hubo y figuraron en esta comarca en el tiempo en que 
se refiere, no es mucho que el nombre romano y la ruina de Car- 
tago, que Uegaria 6 3U3 oído3^ infundieisen el temor que se les atri- 



ta 



t» 



8 g truieko. 

buye de una ¿miada nltramaríDa. 

LoB toHecos llegados á la California^ proslgae el mismo Oído» 
nez nol. 57 n. 58 y 59, hicieron poco asiento en ^a, {Knrque los 
hijos y descendientes de los prófugos, acaso menos ^ihizados con 
cturtagineses, perdido el miedo de la armada en^niga, «nprendie- 
ron los primeros su regreso, tomando d candiio mtemo por donde 
hablan pasado, y se desparramaron por las tierras de Nueva Espa- 
ña, permaneciendo en los logares donde hallaron aptítod de esta- 
blececse. 

Aqui es donde Ckivígero comienza sa hi^oría, y Qa el prind- 
pto de esta peregrinadon para el mediodía, en el año 596, y el de 
la monarquía tulteca en el territorio mexicano en el de 667 de la 
era cristíana. Zx»e^ expresa que una falta dilatsdade Hávias es- 
caseó los fimtofrde la tierra, introdujo el hamlnre y la peste, y oca- 
sionó la ruina y dispersión déla monarquía p<Nr los años de 1052, 
quedando unos pocos moradores em la cómale», y dtriji^dose otros 
á Chiapa, Onohualco ó Yucatán, Xoconochco ó Soconusco, Guate- 
mala y Nicaragua, según eserü)en Herrera dec, 3 Ub. 4 cap. 7, Ckh- 
vígero lib. 2 g 3, y Bumboldt viag. liK 3 cap. 16. 

Parecerá estraña la rettracfo de los toltecos hasta la Cai^mia, 
y su regreso de la Galifbmia á México y 4 está comarca; pero ad^- 
vertimosmas chocantes p^aregrinadones m los hunos y visigodoB 
del antiguo mundo, que describe Las Gases, atra¥esando el Asia y 
andando y revolviendo la Eurc^, y no se pone duda ^ ellas por 
estar regidas. Pues las de los tultecos no- pueden estimarse me- 
nos positivas, desde que se admiran en el pais unos monumento» 
qué hacen Incontestable el acriba y mansión d« unas gentes como 
los cartagineses y otros pueblos que les precedieron* 

En la historia universal de los sabios ingleses tom. 30 pétg. 
146 se opitia que algunos mnericanos desdendeai dts los egipcios 
y fenicios. Herrera dec. 4lib* :ro comienza el cap. 2 así: pues^ 
que con haber estado cüatto ano» los eastdluios^ en la pro^da 
de Yucatán, quedaron bastantém^ítttf entendidos los» secretos de 
ella, se dirá lo mas notable. Mudios indios de discreción deekm 
haber oído á sus mitepasados, q«ie aquella tíenra habían poblad 
ciertas gentes, váidas p^ la partea de oliente, á las cualts tuh 
bia librado IMos de otras, abriéndde» camino por la mar; y> mna 
adelante, hablsmdo de Cueulcan, añade: y otros conforman e» 
qué éste ^i^ por la pMte dd poniente. El propio Ctavig^ro^ 



I^OBUCIOIff. ^ 

iq[ttf td pilndj^a de tía historia considera el septeíitrkm como tímif 
<dgb^l géaéro hmiiaBO en estapurte' dd ^ho, ya en lasegun- 
yto, diserlaéiDfi setnre las épocas de eHa, no duda dedr: estoy con- 
-venddo de que los dlapaiieses fueron de los mas antiguos y qui- 
-afá^ la primer» de las naeioiies que poUaron la tierra de Analiuac. 
^mUboldty énd ykje á las regk>nes eqi^oeiales Hb. 9 cap. 25 
7 én la vista de las eordiUefas y mcmum^tos^ admite en una y 
otra AmAiéft^personages lieHSieos de uim remota antigüedad, traní^ 
portaéf» por un naufimgio de uno 6 otro hemisferio. 
^ Ordoñez' cap. iO n<A. 6 n. 41, y 9 not. 57 n. 53, reputa 
por tnlteees á los dilchimeeos y demás tribus, hasta. la mecdea^ 
na ultima que descendió de las inmediaciones septentrionales, 
y los cahflca de mestizos, esto es, cartagineses por línea paterna 
y cananeos po^ la iBRtana.. Úay^r» ffi>« 2 cap. l no deja 
de convenir en lo expuesto, cuando da á los tulteques por des- 
finados y preeedeAies de la líntigna Tulhá, aunque los supone 
ta las reglones áá ncNrte, y no dd mediodia, y contemj^ con 
K0rpresa su dviHzadon. 

Los esei^res franceses no se muestran satisfechos wñ las 
Tciadones hasta aqoi obteiddas, para fijar el origen de esta cul- 
tara« Ya se ha visto lo que nota Casas. Humboldt en el ensayo 
Hb. 2 cap. 6, pregimta: ¿cuál es el pais de donde si^eron los 
Mteoas y los mexicanost ¿de dónde les v^nia esta cmlturaT La 
ttmm áe goMemo^ prosigue, indicaba que desei^ldian de un pue- 
blo que haMa esperimentado vicisitudes en su estado social. Y 
m» addante eonduye diciendo: se inclina el ánima É creer qu< 
esie» progresos no sim^fectos del desarrollo de facultades intdec- 
tuales de los mismos americanos, sino que los debían á su <^mu- 
fileaeiMí (^n al^m pudrió muy adelantado^ del Asia centi«il. La 
aeadenoia de geografia de Paris, según anuncia el Repertorio atde- 
Meano^tom. i $ 19, apercibe algún vado en el punto de histo-* 
lia que se veiuila, cuando muestra interés gh d reconocimktítfií 
dk «atignoi dudades y f^rsonages de Chicha y Guatemaki^ qucf 
tanonendonados* 

H m¡M del Isa^ge lib. 2 cap. 7, 8 y ll, ha noMo qué 
AtvaiadQ^eneonti'ó dudadesy ejérdtod que v^ocer y subyugar en Ic^ 
IMMor y^'eoslaS' oeddi^laies de Cbiapa y 6ufi^mala, y quéCortés^ 
ii^a#d«lÍéxieo por tietta para TrujiUo, y atravesando con podero- 
m ijéitfto'la GhaiitUpa, Laeandon,.et€!hol y demás costaddnourttf 

TOM. 1. (2) 



AO ¿. SEGUNDO. 

hasta GoUó-duIee é Hiboeras, no halló uno desiertos y Wbm €f^ 
rantesy indigencias y calamidades que sufirir^ sin si^etar w sdo 
pueblo. Se. d^a ver la causa de esta despoblación en el teniot qiiá 
los naturales conservaron al arribo de extrangerospor la GO^sta orieiH 
tal. Las antiguas Gulhuacan y Tulhi, próximas á ella, pj^mijuierT 
cieron inhabitadas y desiertas, al paso que Ciopan, sitof^da tierRt 
adentro, se caicuentra poblada y defendida. Si un magistrado flaf>- 
caites y el emperador mexicano, dicen á Ck>rtés que según sus or ^ 
culos esperaban la venida de un gran señor del (diente, fiíé porr 
que siempre temieron la aproximaci<m de invasores ultramai^oa 
por aquel puntOi S9gun la experiencia que veiau co^[^4rmada^ 



En el Atlas geográfico admite el mismo Humboldt una civiliza* 
cion mucho anterior á los aztecas y á los incas, y un centro p^r^r 
ticular de cultura intelectual en Guatemala^ en donde hay, dicie» 
edificios ricamente adornados de escultura^, á las c^ales ha sido 
imposible hasta aqui asignar una data ó un origen. 

M. Galludo, reconociendo las ruinas de Palenque, en ^rtd 
al secretario de la sociedad geográfica de. Paris, en 27 de febre- 
ro de 1832, escribe: En medio de esta^ ruinas admirables, que 
anuncian firmemente al mundo la alta civilización de estos paises 
en los tiempos pasados, y salvan la América antigua de la re* 
prensión de barbarie, ¿á quién podré dirijirme mas Justamente 
para hacer conocer á la Europa nuestros derechos á su consíde* 
ración, que á vuestra sociedad honorable y renombrada? 

Mas adelante dice: el lugar en que yo me hallo, era sin duda 
la capital de la antigua nación: las obras de este pueblo forman 9\ 
presente su única historia: el geógrafo menos instruido verá d^ 
un golpe de vista las grandes ventajas que poseía este lugar pa-; 
ra ser el sitio del gobierno de una nación civilizada, comercial y 
estensa: la temperatura mas agradable por la elevación del lugar; 
rodeado de un pais templado capaz de producir todo lo que no se 
halla en los paises cálidos, y ante las inmensas llanuras de Xa- 
basco y Yucatán. Sin hablar de su posición sobre el globo, ^Ire 
los dos continentes de América y los dos grandes océanos, ¿ una 
pequeña distancia de cada uno, se nota que este lugar está en ^l 



Ali^IGÜEDÁDES. 44 

ibüñú del golfo de Héxico^ la mas cercada de mares americanos, 
^ bastante retirada de la costa para no esperimentar su calor in« 
¿émodo ni sus enfermedades, y poseyendo en los llanos que se 
hMuk i tas pies un enrejado de aguas navegables que atraviesan 
tí estado dé Tabasco en todos sus senos, el rió de Chacamás, que 
para decirlo así, baña los pies de estas murallas, es navegable y. 
eae en él de Usumacinta; los rios de^atasaj¿, que comunica tam< ^ 
bien el de Usumadnta, están á pocas leguas de distancia: en fin, los 
canales y los rios ofrecen todas las facilidades para el comercio. 

Yo no puedo, dice todavía, sino proclamar con entusiasmo el 
héroe americano, fundador de esta metrópoli, que deberia ver su 
nombre colocado á la par de los de Alejandro, Ck>nstantino y Pe- 
dro él grande. Bolet. de la soc. oct. de 1832. 

Una comisión de la sociedad geo^flca de Paris, discurríen- 
cío el ano de 1880 sobre las antigüedades centro-americanas, ba* 
Ma de la etva que contiene uno de los monumentos de Palenque, 
y estima que no podrá ser estudiada con fruto^ sino cuando baya 
datos sobre los símbolos y caracteres con qué está adornado su 
eontomo, si es permitido, dice, llamar caracteres los grupos com- 
plicados y bizarros que contiene dispuestos en columnas, así este 
kajo relieve como los otros; y aunque un escritor portugués no du- 
de interpretarlos como un tema astronómico muy sabio, ella sus- 
pende Ém juicio, pensando no ser llegado el tiempo de semejantes 
explicaciones; por lo demás conviene con M. Dupaix, en que todos 
¿stos signos son peculiares á los monumentos del pais, y no tíe- 
íien semejanza alguna con los otros gerogliflcos conocidos, ni aun 
con los signos mexicanos. 

Medallones circulares, dice, en estuco ó en granito, desnudos 
6 adcNmados y ajustados en las murallas, son una particularidad 
en estos monumentos digna de notarse* se puede afirmar en todos 
conceptos, que los edificios de Palenque llevan un carácter espe- 
cial: se encuentran en el resto del pais de Guatemala y en Yucatán: 
^os anuncian un pueblo idéntico, aparte de México y de la Amé- 
Tica dd sur; lo mismo que toda lá comarca entre el istmo de Pa- 
namá y el de Tehuantepec forma una región bien distinta, igual- 
mente separada por límites naturales de la América septentrional 
y de la meridional. Dupaix, añade, da también su opinión sobre 
el origen de la antigua población del país; y admite mucbas fuen« 
tes, y mtKshas épocas, pero sin explicarse. 



Haéíendo tdgiiiai^ rdexiones generales, dice la eonááon'fxM 
4avia. La descripción de Vtotiany asi como tote lo que se saber 
de Palenqne, de Udbmal, de Copan, de Petan y de Yucatán, es 
in los discos qué se poseen de ras ftútígaedaies, nmestran un 
arte todi» diferente del de Méxioo: esta distinción es iiapértante^ 
y es por lo que nosotros hemos tomado ínteres. El pais tiene smv 
límites naturales, que la política española ha c^adTundido: las len-^ 
guas no son menos distintas; las razas diferentes; la situación geOn 
gráfica ea Ismibien toda especial, sea que se divise del lado áA 
mar de las Antillas, sea^ que se considere el lado del mar pacífico 
y del océano. Para quien ha estudiado los fragmentos de lasfigu-i 
ras viniendo de Palenque ndsmo, es f&cU reconocer un tipo flsio- 
nómico propio, en armonía con las esculturas de lo» monumen* 
tos. Los hombres del suelo han dc|{ado su retrato en los bajos re- 
lieves, los han esculpido sobre piedra dura: ellos lo han modelado^ 
en tierra codda, y este retrato no parece ni á mesdcanosni á peru^ 
víanos, aun mas á los americanos del sur que álos dd norte. Pe* 
ro todas estas consideraciones no pueden ser sino indicadas. £1 
pueblo que ha fabricado los antiguos monumentos de Guatemala 
es completamente ignorado; aun su nombre mismo es deseoiM)ei* 
do. Cieitamente no se podrían comparar las institucionea ni la» 
artes de este pueblo todavía obscuro á las del antiguo continente:, 
no ha d^ado literatura: sus monumentos escritos» e& decir aque- 
llos que le suponen tener caracteres de escritura^ no son sin du* 
da sino pinturaa simbólicas, mal á propósito comparados con loa 
gero^íflcos egípdos. Na dejamos de csceer que los monumentos do 
la América central no han sido hasta aquí copiados con exae». 
titud» y que es maa Uen por defiecto de aptitud del diseño que 
por falta de labilidad, de los autores de estos monumentos. Loa^ 
mismos viajeros as^uran^ que dios son superiores á los de Mé- 
xico, por d estilo de la escultura y la grandeza de los edificios., 
El Redactmr de estas Memorias» h^dbiendo visto con sorpresa co-» 
mo trece diseños tomados por M. Gatiierwood, que ha reconocido» 
mudia parte de los de C(^an á fines del año de 1839, no dudar 
verifiquen esta importante aserción. 

El mismo Sr. datherwood acaba de visitar las ruinas de Qui^ 
riguá, terreno de los Sres. Payeses no muy distante de Copan; y 
áé eSas se da noticia ea el núm. 94 del Tienqto, publicado ea 
7 de mayo de 1840, especificándose las piezas signientes: ^ 



lo. Otdt dfl igad dimfiíiriMroni la ewi ^eodo «1 olek>. Otra de 
•oho .'wm <y jacdia» todlimda. 19» fae la torra de fisat Otro 
manamenta de tíete vaias doa teroios, perfondlimlar y como co 
^flnoM® -^iMitfOi Uqqp de goroglífiqpfi^ y «on-wa oitataa hu* 
maMeimIvHft eiid«Bñr«r8o» ipwiltaie algiuMa atrümtoa tni la 
HMQfta Otea «0tátQa da trea varas» qaf i^resanta imamiiger^Otni 
de fletoiyidoa tere|08»de un lado pmgor y dd otro Agora de hooh 
kre, ni^ etmsenrada. Una eabe»t de gigante, de dos Varaa á» 
diámetro. Dos altarea bien labradoa» Un obelisoo de cuatio \araa 
de alto. 

Colero Qlroa mmumentoa, m dtotintoa lugares, siendo uno 
de eUoa en forma cbeolar, sobre um feque&a eminencia, forma-i 
da de piedras de cío. En el caatradddrco, al cual ae b^japot 
gradas nmy angostas, hay una grai»de j^edra redonda, eoyo eon^ 
tamo presarte muehos gerogUficos é inscdpdones: des cabesas de 
Iiottbre de im tamaño mayor que d natural, parecen sostener a7 
cpiella mesa, enUerta de yegetadon en su mayor porte. 

Jj» exparesados monumentos» añade d predico, se haHm 
sobre la iU)era izcpdeida dd Hotagua, rio que desanboca en d 
golfo de Bondiuras, entre los puertos de Omoay Santo Tomas, y 
e3Llirten á distanda de mü varas dd mismo rio; de suerte que den-f 
do áste navegable, y plano el tenraio desde aqud lugar, no seri 
ertwo que un dia salga alguno de dles á atestiguar en d mun- 
do vicrfo, qned llamado nuevo enderra soberbias esculturas de loa 
ei^es mas remotos. 



Entre los tuHeques que se diseminaron en estas regiones, loe 
Gttu^Ullos que, en concepto de Ordeñes cap. 4 not 1 n. 3, y 
Juanros tr. 4 cap. l, ociq^aron las tierras altas que hallaron 
nae pobladM, ftmdaron la numarquia qufehé, llamada así segun^ 
la derivadon que en la traducdon de la mitdogia, de este pud>lo» 
da Ximenez de la vo2 quitóte, que significa mudios árbdes d 
Iludías gentes. El mismo Juarros ofrece la cronología de sus reyee 
en númoo de veintiuno, tomada de Fuentes, en d lib. 7; peroi 
el autor dd Isagoge lib« 2 cap. 4 indkia que faltan dnco 6 seis 



■J ■, ■ / - , 



14 I im(aaa----M(Rfiieü£ks* 

nombres que traen los mairascrilos de indfgtíiaSy y dudA úiéküi^ 
^^ ' ^' tiPOs roasy é los nisiiios con disttnla denomiiiaelon: IsAmIos enr- 

íes llenaron el eq^eio de_gaa!it.jyk»j; aotto deide su esliMe^ 
dmiaito hasta laT«Ma deloi eq^añoles. 
.^ - Este rqpno se estendla» según esle títimo esertliHr' e&f* t^ 
por muchas proTlndas que alunra están divididas oi vaitos oomM 
•^ ^ gknientOB de Gasalteaango, Totoalcapa, AtMan, Tepaiuitlflany t^ 
ésL la pro^^da 4e San Antonio» parte de la Verapat, todo lo dé 
Croatiiemala» Saealepecpies» Pocrasan: Uegátonse á este reyao los 
señoríos de los mames y ondramatanes» y gran psorte de las <3iia« 
pas y Soconusco. Uniémise tunbien á esta potada los reyes d 
cadques de Gq^ fue eran muy poderosos^ en fin, domliúibaft 
los reyes de Quiehé^ en la mayor y mejor parte de este reteo de 
Ooatiiemfüay en ma&^ doscientas leguas por las costas del mar 
del sur y en todas las tierra» Mtas, que les corresponden; pero m» 
hablan estendido sus dominios por las costas del mar del norte, 
ni á las montañas vednas como Zoques, Chiapas, Tesulutlan, que 
ahora se dice Yerapaa: ni se >esten^ ¿ las provincias de Comaya* 
gua, Nicaragua y Costa Bica^ que tenían sus régulos ó caciques 
indep^idientes ád los ti^es del Quidié, y de todo otro monarca. 

En d reynado dd emperador AhuitsoÜ d año de 14^8» HSto^ 
totl, general «uyo, diee Clav^eroMbé 4 §flñal, que eondnida una 
de las «npresas de sus conquistas, llevó sus armas victoriosas hs»-*^ 
ta Qualúiemalan, á mas de 900 millas al sudeste de México, en^ 
euya expedición, según los historiadores, hi2o pvodQlos <de valora' 
pero ninguno, continúa, da pormenores de sus hazañas^ ni sabe-*' 
mos tampoco que aqud territorio quedase sujeto al imperio de 
México. Fuentes lib. 3 cap. 3 no hace mendon, sino de reía* 
ciones y mensaje^ entre el mismo emperador y los príndpes de 
este territorio, sin que p<Nr eso aparezca en ellas tampoco comuni-» 
cadon importante» 

BemalBias, dtado por Gavígero,vdis^. 7, hablando de las 
guamidones y. gente de guertaique halHa - colocado Montezuma 
en las fronteras dd imperio hada esto parte, refiere que tenia una 
en Soconusco, para drfendeise de Guatemala y de Ghiapa. £1 au^ 
tor del Isagoge cap. 2 hace méndon de lar que los reyes det 
Quiche tenían en la p«rte que posdan de Soconusco, y refiere la 
derrota que comenziffon á sufrir sus huestes en la de Tonalá, en 
la apnoimadon de Ajvarado^ donde Remesal.U). 1 cap; 3 to^ 



;§ GlUtroi— -CIUDADES, 45 

i&via M fO: fionpa balfó Jot raeros. 

. Iji^rtüMh» 4> «ta I— naiiriniw debe cntcBdatgc, unleiidó law» 

'ttempoü Kon otros» puesto qne Juanros Ir^ 4 cap. s, vtfjriéiido* 

jse á Fuentes» escribe que doqjffoidido id (señorío de los mames» 

Vtods^ A^exoj^t 4 «slo de sos. monarcas, ladividióen tses, se- 

pminiQ los senoriesde GwtMiaia y Aütian» que coitfiló* á dos 

^^ sayos; y qne^segpm el.nisno autor ddisagoge cap. 4, no 

fué sino basta Bidam Qidebé, d novcDo de eüds,^pie se agregó el 

jprtinípado de Payaqui ó (Mpiimtthi, cuya ciqpital era Copan, 

y. coD^^r^dta parla del dMrtto de Coraayagua. Has parece no 

baber. couscarrado largo tiempo sus sucesores este señorío, con las 

gHerras que les susettafon los príncipes comarcanos de Oualemala 

y AtL^oft. M. GaUndo da mas importancia y> eslendén al señorío 

de Cop«ittt:^^3Q?^<^<^D que aconq^aña á los diseños dd reecmo* 

4$iiliiento de su cenital d año de laso. 



No se cawueirtran vestijios de cortes de prfndpes, sino solo en 
UtaÜan, que lo era del rey del Quidié, y en isincbé, que lo era 
dd de:G;natanala;^ pues las que se ban admirado en Copan» lo mis* 
mo que en Ococingo y el Palenque» portenecoi á mas remota an« 
tíguedad y bien antigua dvilizadon, como la llama Humbddt» 
^is. lib.^cap. a. De Utatian bace Juarros tr. l cap. 4 una 
descripción sudnia» tomada de Fuentes que la reccmoció á fines 
dd siglo 17; añadiendo que la opulenda de este monarca» en 
concepto de Tmpaemada, competía con la dé Montezuma en Mé* 
2ieo y délos incas en el Cusco. Igudmente la baee de Isinché tr. 
6 cap. 1, llamada también Patínamit y Tepan Guatemala» que 
por su i^nta y edificios ba debido estimarse la segunda dudad 
después de UtaÚan. 

£1 gdbierno sui^rono dd estado ha becbo: reconocer última* 
mente las ruinas dé una y otra dudad. Los planos y vistas to* 
madas por d comisionado y d infcnrme con que las acompaña, 
muestran vestijios de adoratorios, fortffieadoñeB y trazas de edifi- 
cios^ calles y (dazas ajustadas á dimensiones y con eleodon dema^ 
terias en su estructura. Humboldt Hb. 2 cap. s ha notado ^ qué 
eA el Perú¿ en fiuatamala y en México algunas ndnas de edifidos^ 






4 S I cráBi^— ^auM»£i. 

Jetaras, historias y monnniBiitoi daescottiáii, nmMmr la áoll- 
flM cilpflUiekHi de las lidígáuB* E» Mcnteyo 4a la MUava Es- 
paña Ifl>. a cap. a medeioiía^ c(ae wt 6iieiieiitraii-«iJ'al>fer6, ^ 
loa coHtanioa de Gnaoo 7 GiuMuushxigo, oi Padiatamae^ «arca de 
lima, y«i IfasÜKslié eamide T^Ho: en iaPnrHMlatltf QirfCtf; 
«nel GaiAr y en «1 €ayd; y evMéklea^'c^reade Oaxaca yPw- 
bia. Bisa orna no llegó á reeoMcnr loa de CKiateosala, por loque 
diee de temoa, pueda' fanaarae JuieiO'delaa otrosv 

Lo 900 dtoUagnelaa niiiias deJittla'detDdoa loa reatoa de ar* 
tpdtoetiaa mexicana^ dke mas atetante aonaeis oohniMas de 
péiMo» eetoadia es neüo denna IniíiaBsa sala, y que coi^l»- 
nea-el t6AiOÍiHalaa>eQiaauna^ q«e caM mm las teleasqae le faaa 
hallado en eluMio eonüiieiitey maniflestan la infd/neick del ixrtc: 
BD tieaaibases ni capiteles; solo se (dw^ra que son ua poeo mas 
estrechas en la parte superior. Descubriólas d señor Martin^ y ha*- 
lió que su altura es igual á seis diámetros: de lo cual resultaría un 
orden aun mas lijero que el toscano» La distribución de las habi- 
taciones en lo interior de esle edifleia prtseata notables analogías 
con la de los monumentos del alto Egipto. 

Sgukudo al pro]^ oq^tlulo dioe. Elteoeri^ aionetorlb de 
piedna» eaya regúkrkbid adiairaroa Cortés y BcnialDias> faaUasi^ 
do construido per d ea^ptaador i^altsotlel aiío de 1466: era un 
monumento pirattidai: tenia 07 metros de base y 87 dealturai 
9e contaban en él dneo failadaS'de piedra ó pieos: estaba perfec- 
tamente orienta*)» como todas. las pirámides áe Egipto y A^: 
sobre su dasa se lefnmtiiban peqileibs altares ccMoiTtasdecÉptiáaa 
fonstruidaa de Aiadara« Bar esftas/indieaciones, sO'Tc que tenia eñ 
au' fiHrma una grande aaálogia^an el antiguo manuméatode Ba^ 
bikmiay que IstrabónllaÉMi el mausoleo dcBdo^yquenaerasi-' 
BO una pirámide dedfifoda á Júpiter Belo. 
: Mias adefamte añaden I^^tetíealM estaba ya armiñado: me in- 
dino á creer que d exterior de la pirámide tr^noadaf era de ar« 
«yia revestida de aniigdeloide* poroia; y condaya ékkxkáoi la 
toma piramidal de esté eAMeJo^^meaicano y su grande aaadogia 
<^ loa menameailas drt Asia iea.Iéiqae mas ^MtL'interwímos. 
Bi la dtaerlpaioB ddadmeioitíi de^Utattam» aifiartad eoiídsioiiih 
de» qne d atañido amen totkdldai preaentau&a igon piramidal; y 
Isego expresa» qaeesamiiiándeÉe. esta cieaolapaseee estar ccmi^ 
{«esta de lardUaUanea y pQtm:de: piedra pÉoaea; Se, vé puea^ 



fer cma initete ictoMM cte lo» teaealUf de Goatemala eon los 
4o Méidiso, y por olm la iaalogía de m arquitect^a eon la del 
iüsia oedd^rtal eei^bDuuale eo» el Egipto* 

E?dsten tambiea m Utatlaa lo» reates de aaa fortaleza ccms- 
tr^lda ccm todo el órde» ^ ieigiaard(> y atalaya, gue eala clase de 
amas te 9ie ufaban k» indígeiw» equirale á imeastUlo. Según 
iA iixtome dd e^Biaicnaado» le notan en él, un muro con d espe- 
sor de ocbo Taw» einurtd para goanMoa, y terrecm para las ba«- 
liedas. Aigo semejante aparece en laincité, aunque ñas arrasado. 
Oxtígimi lib. 7 art« ts habla de loa vestigioa de fortalezas, enoon*- 
tadee ^ diftlntas tíudades de M^co, y después de eapecificarios, 
cM^iaina did^^ Quisiera que nUs cony^iotaa preservasen aque- 
Ibmpoeoa testos é» la arquileetara militar de los mexicanos, ya 
queban dejado perecer tantos yestígios preciosos de su antigüedad* 



Bamal Dias, testigo ocular, al cap. 193, hablando de Isinché, 
á que llama cuando escribía, Gtíatitnala la vieja^ dice que esta* 
baatoa aposenlosy las casas con bnenos educios y ricos, como de 
caciques que mandaban las provincias comarcanas* Vázquez lib. l 
cap. 14, hablando de los primeros misioneros, comenzado el año de 
Ié41, reflisre que hallaron esta ciudad montuosa y sin g^te; aña* 
éíendo que pMoaron mucho rato por ella, viendo los edificios, de 
DKsehacmisecuenda, templo de gran sumptuosidad, calles y case* 
rfos á nivel: todo vestigios de lo qne habia sido, y motivo de las- 
^hoaa, p<Hr lo solitario que estaba aquel grande lugar. Acaso, no tan 
destnddo como después, que ha sido reconocido. Por aquí puede 
hacerse juicio del antiguo Aüxco, de que tambi^ foenm desaloja^ 
dos mm habitates; y así mismo formarse idea de (^as poblaciones 
asas 6 menos numerosas y célebres: pues del tiangoesillo ¿ que no 
no da inqportancia, arriba de Chimaltenango^ donde int^taron 
por primeva, vez situar su capital los españoles, d^ el teniente de 
gobernador en su razonamiento, que transoribe Remesallib. í ciqp. 
^9, alM hay muchos edificios buenos antiguos de los indios. Asalta- 
dfli Escttintia, hubo casas competentes, en que fortificados sus ha^ 
hitantes, opusieron vigorosa resistencia, mffm relación de Herrera 
dec a Ub. 5. cap» lo, y Juarros tr. 4 cap. 17« 

TOH. 1. (3] 



48 I QüiHTO.— ra>mcio0. 

Tratando Herrera de Yueataa dec. 4 lib. 10 cap* 2, refiere qid^ 
se liallaren en sos proidnclas muchos y grandes edifidos de can^i 
tería: los cuales parece haber sido templos; porque sus casas sim^ 
pre las usaron deniaderay cid>f«rtas de p^ja. Y al hablar dé lajor* 
nada de Cortés por Guatemala para Honduras, cuoitadee. 3 lib. 7 
cap. 9, que entrando con gran contento en Isancanac, dudad pofUr 
losa del Peten, ocuparon una casa en que cupieron los cástranos 
<on sus caballos, y repartieron en otras á los mexicanos, queera» 
mas de tres mil. Llegando á Mazatlan, continúa este escritor, ba- 
ilaron que el lugar era fuerte, porque no tenia mas de una puerta, 
y estaba rodeado por uni^ parte de una laguna, y por otra de un 
arroyo muy hondo, que eatm en la laguna: tenia un foso muy hon- 
do y pretU de madera hasta los pechos; y después una muiaUa de 
taUones y vigas, de dos estados de alto, con muchas troneras pa- 
ra flechas, y á trechos garitas con muchas piedras y saetas, y aun 
las casas tenian sus traveses á las calles; todo fuerte y bien orde- 
nado para sus arma^. Seis leguas adelante, añade, Uegaron áXiac: 
este lugar era mayor, mas no tan fuerte como el otro, y estaba en 
llano: tenia tres barrios cercados, cada uno de por sí, y otra mu« 
ralla, que los cercaba á todos. Con respecto á Onacan, rio arriba 
del golfo, dice el mismo autiur: tenia este pueblo los tem]^ á la 
manera de los de México. 

En una entrada que se hizo mucho después al Lacanjton por 
Güeguetenango, hace mendon Villa Gutierre lib. a cap. & de dos 
lugares en que se encontraron rastros de edifidos antiguos de cal 
y canto. Ximenez, en la descripdon que da de estas entradas \íb^ 
h cap. 25, explica ser cal de caracoles, la que usaban estos nalu^ 
rales. Con esta mezcla debe haberse formado laargamasa de ciJ^ 
que Juarros tr. 6 cap. 12 refiere estar empleada en las fortificado* 
nes de Vspatan, en que añade haber también mucha piedra can- 
teada, y piezas de tres varas de largo y una de ancho. Bemal Días, 
al cap. 2 en que trata de Yucatán, atestigua de adoratorios y casas 
de cal y canto; y en el cap. 178, hablando de Tayasal, pasado el 
Peten, escribe que sus vecinos blanqueaban sus casas y adorato- 
rios y paredan á mas de dos leguas. 

En el boletín de la sociedad gec^fica de Parist(»(i. 18 n. 114> 
corre una reladon scdnred Palenque y su comarca, dada por d mis-^ 
mo observador que después ha reconocido las ruinas de Copan, y: 
dice. Mucho mas lejos al otro lado de la dudad de Floces en dP^. 



g SEXTO.-*-iGftlCULTimÁJ 49 

ikm, 86 htíSá A lago de Yachá, dedos leguas de largo, qoe oontie- 
^ne ciialxo peqiKñas Mas, lina de las CQides, qiie es pedregosaye- 
íevada^ teitoido mas de miUa de diánMroi está cubierta de esconi- 
l>ros de piedras; la mas notable es nna torre de cinco altos; cada 
ima denoeTe pies de altura: la base tiene veinte y dos pasos en 
eada costado, y de los altos, cada uno entra dos pies en lo interior 
de todos los bordes: no tiene entrada ni ventana alguna en los pri- 
meros cuatro altos; pero del lado del oeste, una escalera de siete 
pies de bago, «mduce basta su altura. Las gradas de la escalera 
no tienen sino cuatro pulgadas cada una; dos puertas muy bajas 
en d quinto alto, permiten entrar á gatas, y esto altoconsisteen 
tres domarais aln tecbo, ^unidas por s^oaejantes pequeñas puertas; 
aunque aparece pcNrd sonido que bay por debajo un vado, no obs- 
tanto, no parece alguna enti'ada á los primeros altos. Las piedras 
deque ia torre está construida, son un poco mas grandes que las 
empleadas en el Palenque; pero de una misma forma, que es la 
sda sem^anza, que yo encuentro entre la arquitectura de allí y la 
de Yadiá. Sea que tos edifidos de Yaébá sean mas modernos, ó 
su atmósfera máios corroy^ote, d por otras causas: allá parte de 
loñ postes de las puertas quedan todavía, de una madera llamada 
Jabin; pero aquí toda especie de madóra ba ya desapareddo, y no 
testan sino piedras y yeso: platre; acaso la argamasa de la cal de 
earaecdes. 

En la revisto enddopédica de Páris, de setiembre de 1S26, en 
mi artículo sobre las antigüedades palencanas pág. 850, se lee lo 
siguiente. Los cot^os que se pueden bacer entre mucbos de estos 
monumentos, y los del E^pto y la India, podrán servir algún día, 
para descubrir qué reladones ban podido existir entre estas diver- 
MS partes del mundo. 



% 6/— Asrlciiltnra» 

Humbddt en su ens. lib. 2 cap. o y en su viaje lib. 9 cap. 20 
ha notado, que en la nueva Vizcaya, la Sonora, nuevo México, y 
mí las regiones caldas en suerte á los colonos ingleses, eran los 
naturales, pueblos errantes y cazadores, y lejos de formar allí una 
fofóm de la población agrícola y laboriosa, como en las llanuras 
dd Anahuac y Guatemabi; se han alejado generalmente de la proxi-» 



20 gsB»o» 

i^dad de. lot MaheOs^ cediendo á los con^dstadb^ la ^ánaf 
incultas qve servian de pá^ á k» báMoe: hi^ serettium mal 
allá dd Zila, y á lai montaias de las gnülas^ y mas ad^tnte jm^ 
flrieron r^igiarse ^tras de ios montes Altegfaaiüs^deq^iies detrae 
del (M09 j pOT áMteo id otro lado del Misourly mas bien qm versa 
precisados á vivir entre los enropeos* Sc^o la agrienltm^ proslgaa 
dÍdendo> es la que apega al hombre al suelo, y oigendraelamoria 
la patria: asi es qmí veoMM en la parte meri^nal de Amhnac y en 
la región cultivada de Omatemala, cómo los indígenas agnaütarda 
con res^nadon las vijadones qne eayerosi sobre eHos» antes xpm 
idtond^iar el suelo qué sus padres hablan cultivado. 

Entre los vegetales que obtuvieron el eultivo de los antiguos 
guatemalanoSy hay muchos peculiares del continente. Bemal Dhis^ 
describiendo ráptítetmente el tránsito de Cortés por los dei^rtos y 
costa de Tesulutlan ó Yermpaz, para Nito ó Cldfo dulce^ en los ca^» 
pítulos 177 hasta 180, menciona d maiz, cacao, chile, zapote, pa^ 
cayas y nueces, usando de la adición y ottas legumifns, án dedi^ 
cuales: tambioi hace mendim del algodón; y en el cap. 1 te, de la 
pita de maguey. Herrara dee. 4 1&. 8 cwp. 7 la hace del plátano. 
Humboldt ^ elens. libb 4 cap. 9 expresa, que la yuca, el eamot)é 
y la papa, eran propias de las regiones equloociales: refieren taon» 
bien que esta última ñié llevada por los tiritecas y guatemaiaftios 
addante de Panamá, y que la tuna y granadilla se hallarm desde 
Guatonala hasta la GaVfmiia. Del tabaco tomaba d n<»nlN*e de 
SicaUá, un puebh) de la costa de Escuinlepeque, en la ñtlda meri^ 
di^Mud dd Viscan de niego. Ximenez, que cscrü^ en esta dtidaid 
el año de 17^7 su historia natural de los tres reynos, obra inédita 
en fóHo, con l«l fojas útiles, describe cmno de antigua cultura en 
el pais, la pina, pepino, tomate, coco, corozo, tamarli^o y oafia«« 
fistola. 

Humboldt, en el mismo lugar, es de dictamen que el maiz era 
ya cultivado en el «uelo mexicano antes dd asiento, esto es, del 
retomo de los tultecas á aquel territorio. Bespecto del guatemala- 
no, es sabido, que en la vudta de los tultecas á esta i^on, su psás 
priBaitivo, encontraron m él estal^ecida su cultura. En d cap. 11 
lib. 1 de la mftdogia quiche, se refiere la creadon de los segundos 
Adanes, repobládores dd mundo, formados del maiz, á diteeneia 
de los primaros formados de corcho, que no sirviaron, suponiendo^ 
' se por consiguióte este grano tan antiguo en su sudo.como ú hoaih 



\ 



iffé« MlMuAflü ta éacÉéry ü ufttí Malgodmi, dWe Canter del 
Isagoge Ub. 7 cap» 4, ítieron demñibierlM por HoMahpQ, octavo 
imf^MQMbíé £1 vlafcro Jorge Foiter ha pensado, que el pláta^ 
lyo^ao C3dstla en AȎriea tetesdela llegada de loe evaik>le8; pe^^ 
ntfltrtttaiatr. 1 pág«ldlloatlniaaiit(ftiorá loaíttcasdd Perá^ 
y HxoidMldt MstteefpMy en tiempoe remolos» en las reglones ca-» 
lleiiM y tMBpiadas, oran ya d máe, el pláCano y tes papas, la 
lM«e del «líAeatD de los indígenas. Aeosta, que en ellib. 4 dd ca« 
fk. í$$iH trato de las pluitas priyttivas de la Amértea, mira 
d cacao y d iJUl de GnaiMnala, como Aritos antlgoos desn snelo. 

Poseyeron también los gnatemalanos, vegetales allmeatidos co- 
ttOBieB ál antipio hemisferio. B^nal Dias, en los proptos ligares^ 
hacemendon de MJdes y ayotes en la misma costa de Tesolu- 
tlan; y HomboMt, hablando de Anahuac y Guatemala, en d lu* 
gar dtado, dice que sos naturales, ¿ntes de la Negada de los espa^ 
¿oles, ya omodan las cdwHas, calabazas y garbansos: también 
expresa Beniai Bias, que proveyenon á Cortés de gaffinas y gallos, 
iñ ftisuies, perdices y palomas. Hmnboldt niega que los mexica- 
nos, y per eensiguiente ks guatemitoios, conociesen «itónces las 
galMnas, y añade que d gallo fué desconocido en América, lo cual 
ifendrla á obscurecer este lugar de Bemal IMas á la pág. a05, d d 
mismo Bnmbd^ no admftiese á continaacion, que los pndMos mas 
elvitfzados áA nuevo continaite criaban en los corrales varias es- 
pecies galHnaceas, distintas de la precedente, como hooos, pavos, 
fiásaaes, patos, gdlinetas y eras: lo cual basta para la recomen- 
dación del pais en este ramo de crianza. Herrera, hablando dd 
propio Cortés y su gente dec. 3 lib. 8 cap. S, ^ce que en Gina- 
can, pndik) añiba dd Golfo, hiAsuron gallipavos, faisanes y per- 
¿Bees^ en jaidas, y porros en caponeras; y traturdo de o13k>s de 
Honduras dec. 4 Ift. 8 cap. 8, expresa que su grangería em citar 
aves. 

Bemal Días cap. 164, cuenta de unos perros ^e ctíaban los 
indígenas de Qnezdtenango, buenos pwra oemer, quenoladrsJ>an. 
HnmboMt ens. Ub. 4 cap. lo llama á esta espede jierro mtiáú, que 
estima haberse extinguido, y dice que los tiüteoas los capaban pa- 
ñi cdwr y i^ender su cune en d mercado: advierte que usaban 
tamUen esta comida los peruanos de Janja y Huanca. El mismo 
Bias testifica, cpie prsfveyerim á Cortés de miel de abe}as en Tesu- 
Mlin. JQimeinez ^ sn Ustoria naturaltít. 4 describe prdijam^te 



N 



/- 



I- 






22 I sEXfou 

esta espede de criatiza: m A tft. lo habla de la de la eabUnilla; 
de que 3e servían los soques para dar d nácar, « 

Déla caza y de la pesca no hay que hablar, en pndrfoa qpe 
antes fueron cazad(»es que i^pricultores, sdnre que Henrem enia 
de caimanes dec, 4 Ub, 8 cap. 3 y 8, y Xünoiez tlJU i en la de 
leones, notan prodigios; pero sí couTiene recordar, laque ^{«raíait 
de aves en Tesulutlan, desojándolas de las plumas sin matu^» 
pe que hace mendon Herrera en su prólogo cap. la, y en Chiqui- 
mula, de que la hace Juarros tr. 7 099* 6, entre los presentes.de 
su nMman» al capitán Ghavez; como también que, siguiendo en ca> 
noas la costa de Sonsonate basto la de Panamá, aprendían contra 
las peñas ú caracolillo p«ra el purpúreo, según reflete Ximmez 
tít. 8. 

En la labranza de sus estancias hicieron uso los guatemdanoa 
del hacha y el azadón: de la primera para talar los bosques, y dd 
segundo para voltear la tierra. EL obispo Gasas, esi la destr. § 8, 
hablando de Cuscatlan, hoy San Salvador, refiere que sus natura- 
les presentaron á^l^acado muy gran cantidad de hachas de cobre 
de que se servían. %9@iaLJ|b^JiJSUM^dice, que los indígenas 
de Yerapaz las usaban dc^obre. Herrera dec. 4 Ifi). 8 cap. 8, qu» 
tenian uaa3 azuelas de ped^Al, con las oíales, añade, derroea* 
ban grandes montañas. J^imiftPf^f ^" los aíKoulos cobre y peder"* 
nal, explica quehis tenian^deug^j^otro^^ero Bemal IMas cap. 
183 admira la rapidez con qi|e en cinco días desmontaron una, que 
impedía la vista dd mar en la villa de Trujillo, en la U^ada d& 
Cortés. 

No les ñié desco;ioddo d ¡vnAo. £1 mismo Herrera, hablando 
todavía 4e los p\id>lo8 de Honduras, en el propio lugar, dice: vol- 
Yian la tierra c<»i unos palos largos, con dos ganchos, imo arriba 
y otro abajo, para hacer fki^rza con el pié y con d brazo; y tmt- 
bien con unas palas agudas, á modo de las bangas que usan en Na* 
yarra, y á fuerza de brazos y pies. He aquí un cotejo con la la- 
branza española, que hace honor á la antigua guatemalana. 

La diligencia de los indígenas se estendia entonces al aprove- 
chamiento de los metales, descubriendo y labrando los grskMS de 
(HTO, que espontáneamente arrastraban las aguas en. las vertltotes 
de que hi^l^on labaderos Ips españoles; de ello ofirecen testimo- 
nio los presentes hechos á Alvarado por loe reyes de Guatenuda y 
Atitlan, de que habU^ Bernid Di^ cap, i«4^ lee hechos á Cortés en. 



IGRICtJLTUBA. 25 

m tráitfito p<Mr Tesalütlain en los cap. 174 haáta'ns, los hechos á 
Chavez por el rey de Copan, referidos por Juarros tr. 5 cap. 6, co^ 
mo tandUen los canuÜUos tributados diariamente p<Nr 200 niños á 
Jorge AiYaradOy hermano y tiente del adelantado, de que hace re- 
iacton el mismo escritor tr. 6 cap. 9, y asi mismo las estancias de 
minas que se mencionan en el testamento' del propio adelantado, 
transcrito por Rémesal lib. 4 cap. 1, y otras de que Ximenez tit. 
13, y el propio Juarros tr. O cap. 15, hacen mención enÑebaJ, en 
Santiago Zamora, en San Juan y San Pedro Sacatepequez, poste- 
riormente cegados. Fuentes lih. 3 cap. 3 deplora lábaderos que, 
por d visitador Orduña, hasta hoy quedaron ocultos. 

El cobre, dice Ximenez, es el metal que únicamente sacaban 
los indios en su gentilidad, que los otros totalmente ignoraban el 
beneficio. Los indígenas de Nicaragua, cuenta Herrera dec. 4 lib. 
1 cap. 6, renuentes á sacar ó manifestar el oro, si algo daban era 
cobre. Por falta de hierro, creyó Mr. Paw bárbaros á todos los 
americanos; pero el conde Gaylus reconoció una segur de cobre pe- 
ruano, y declaró que casi era igual en dureza á las armas anti- 
guas de cobre de que se servian los griegos y los romanos. Es pues 
-4^ de alabar, dice Qavígero disert. 6, que si los americanos ignoraron 
el f»rte comunisimo de elaborar el hierro, poseyeron el singularísi- 
mo de templar el cobre. 

Muchos sabios distinguidos, dice Humboldt ens. lib 4 cap. 11, --f 
pero faltos de conocimientos químicos, han pretendido que los me- 
xicanos y peruanos tenían un secreto particular para dar cierto 
temple al cobre y para convertirle en acero. No hay duda en que 
las hachas y otros utensilios mexicanos eran casi tan cortantes co- 
mo los del acero; pero su estrema dureza era debida á la liga con 
el estaño, y no á su temple. Lo que los primeros historiadores lla- 
man cobre duro ó cortante, se parecía al jayros de los griegos y 
fld de los romanos. Un&hacha de las Gallas, encontrada en Fran- 
cia por Mr. í)up^t, y que corta la leña como una de acero, según 
el análisis de Mr. Vanquilin, contiene 87 de cobre, 3 de hierro y 
9 deestaño. 

En todas partes, dice todavia el mismo autor, parece que ha 
precedido el uso del cobre al del hierro. Por consiguiente, no debe- 
mos admiramos de que en el principio de su civilización, los ame- 
ricanos, como la mayor parte de los demás pueblos, hayan puesto 
0VL atención antes sobre aquel metal que sobre este último. Sabe- 



24 IséPTOfo- 

mo» que m I^fimpcBtl0 qneb^la Sím^c^j em lambto m^yot 
el uso dd colare, qpe ol éA bierrPf auaquf» érte ^9 ya eeteeicbi 
H^y de aulei8iau9. 

■ < n i O < n ii ■ 

liOs mauu&ctoras ihau topando iucremeuto ei^ el pueblo guof» 
temalano, Ximeoez da un lugar distinguido á la }oza que fabrica* 
ban loa iAdígc^oa^ de Totonicapam., Jufljros babla de la, de Mixco y 
dhinauta; y Herrera dec4 4 lib. a cap« 9 de la de Abuadiapaa> he* 
^8 sin instrumentp ajiguiio» áque daban el rosado con laeonge- 
laoion del agua de un pozo> y el negro oon el sedimento de otro^ 
Humboldt en el yiaj. Ulu 7 cap. 21; diee, que I0& colores s(m óxi- 
dos de hierro y de niA^i^sia^ sobre todo, de los ocres amarillos y 
encamados que se ei^cuentran en los huecos d^ asperón. Bemal 
pias expresa que los pi^entes de miel hechos á C!ortéa en Tesulu- 
tlan» fueron en jaoros» £n el subterráneo de Coparse despubrieron, 
y se ^ élncoubre de tiestos, á utensilios de todas figuras. En el 
de labuaes^ de Sensunt^p^que, pueblo del Salvador^ fqiéjeeono^ 
do el año de t^aíSt por el subdelegado, que después ha sido gefi^ 
supremo de aquel estado, un vaso de loz^,^|^^ sin barniz, d^ 
figura eóniía boca de clarín» ^" 

Herrera deot 3 lib. 4 cap. 7 refiere, que en Nicaragua habia pía? 
teros que labraban oro y saciaban maravillosamente. Eemesal, ha? 
blanda de los ind^enas de Chiapa Ub. 6 cap. 5, hace mención 4eiat 
yas y coUares, de oro; un^as hechos á modo decidetor^, y otros co-* 
mo animales enlataos, y otroíf de otras hechuras; como también 
cap. 17 da cadenasi» cinfeos, patenas, y mi^ diferencias de joyas d^ 
oro, esmaltada» con piedras imiy finas, y de varias hechuras. Cia« 
vígero lib. 7 art 46 admira la perfecdon á que habia Uegado ea 
]tf éxico el arte de fundición, mirándola como inimitable en aquella, 
época en Europa, y posteiáonnente peidido por el envilecimientoi 
de los indios y descuido de los españoles. Humboldt en el en&f Ub» 
4 cap« 11 celebra iguabnente las piezaS' preciosas de la aatigua j^a* 
tona am/ericana de nuevii G^ada y Quito, y deplora se hayaor 
fundido estas obr$^ por las cuales se ai^redita quemucbos pueblo^ 
4el nuevo continente habían llegado á un grado de ctvilúsacion har^ 
tq supe4ior al que, se lea atribuye generalpiente. 



AKTES. 25 

SuD demás nkeñ conspiraban á satisfacer las necesidades y pro- 
perdonarse la- comodidad de la vida. Ximenes, en los artículos 
xfcaro^ maguey 9 tule y caña, distingue sus espedes» y describe lai 
xícaras y toles que coloreaban los indígenas al estUo mosaico» de 
que se servían con gala los españoles y señoras: explica los diver- 
sos usos que hadan de la pita para lazos» redes» hamacas y alfor- 
jas» de que varidíMm los tamaños y finura» y á que daban diferentes 
colores: distingue ios petates pequeños y grandes» gruesos y del- 
gados que sacaban con tejidos y labores; y últimamente las jaulas, 
canastos» petacas y petaquillas que armaban con diferentes formas 
y matices de colores» capaces de servir á la ostentadon y á la de- / // / y^ 
cenda. Herrera dec. 4 Vb. 5 cap^ , describiendo unos ídolos de ¿w^«*í^*-<ki^ 
Honduras» expresa que eran de piedra verde marmoleña; y hablan* 
do de los indígenas de Tesulutlan» dice: labran bien la plumería 
y hacen hermosas figuras. 

Humbddt ens. lfl>. 4 cap. 10 quiere que el uso de la pita y el 
algodón entre los tultecas fuese tan antiguo como el dd maiz; pe- 
llo el autor del Isagoge lib. 2 cap. 4 refiere d tejido de este últi- 
mo á invención del octavo de los monarcas de este pueblo en Uta- 
Üan. Mas sea de esto lo que fuere» las mantas eran comunes á la 
llegada de los españoles. Bemal Dias» en la reladon del tránsito 
cte Cortés por Tesulutlan» hace mendon de presentes hedios de 
días; y Juarros» en la délos mensajes de los reyes de Atitlan y de 
Copan» de los hechos á estos últimos. Herrera dec. 3 Ub. 6 cap. 
11» dogiando las dunas de Guatemala» dice que eran grandes hi- 
hmderas; y hablando de los natundes de Honduras» expresa que 
tijian mantasde cuatro hilos. £1 mismo Juarros tr. 6 cap. 12» con 
respecto á Guilco» hace memoria de sayos coldiados» y en otra 
parte tr. 4 cap. 5 de tejidos trankados con labores y figuras de 
color» como también de dntas y fiecos iguahnente entretcsfidos con 
dios. 

• Aplicaron también su industria estos indígenas á la construc- 
dondd papel. Bemal Dias» hablando de los mexicanos cap. 207» [ 
dice que tenían librillos de un papel de cortezas de árbol que lla- 
maban amatíf y ^ dios hechas sus señales dd tlanpo y de co- 
ias pasadas; y Sahaun» en el diedonario de Moreri» tratando de los 
guatemalanos» en la palabra Amafitlany dice que es compuesta de 
^os voces» que denotan cartas y eiudady como si se dijera la ct«-> 
éad de las cartas, porque tei^aa sus habitantes por ofldo oont- 

TOM. 1. (4] 



I 



(-' 




Si6 § sármio«^*-^ABTES. 

S^^ Jmaf eos tr. 4 cap. 5^ sq sarvlpí lo» gnat^malaaQi de bm 
' ' Biontas. y d papdpara li^ pintura, y de la {intura para traBsii^* 
tir los hechos de su antigüedad. Hecrera deq. a VSk^.A cap. 16 di;^ 
ce qae eu Utatiaa tefiian los naturales pintuvaa de antig^y^edades^dc^ 
Qiaa de ochocientos años .. Fnent^ citado por el propio J^anE^ ^ 
el preámbulo del tr. 4, jtestifica que vi6 muchas en su tien^ enr 
el partido de Güogüetenango. £a Zanmyao, antigua ciudad y h^ 
pu€i)lo diminuto^ e}(istia afine» del siglo pasado la estremidad: d^ 
un lienzo^d^ aptitud de-campamentQyOpnla tradición de h$á>arsid^ 
pintura de una batalla con los españoles^ habida esk las inm^dj^^ 
dones de Mazat^aangO;, ¿ que por la j^r^ de un C8l>aU0| Uamflr 
xosi eaeolquiej\ 

. También pintaban tsa las mantaa los pueblos, mont^, ríos, ca^ 
minos y distancias de ellos, de modo que las sirviesen de map9s^ 
I Bernd DiaSy ai cap.' 17^ habla de uno que enviaron de^ Xabasco 
á Cortés, cuando haUa entradas Ctuapa, y en d cap. 177 ^ <'^ 
tro que le pres^tar(m en términos 4el Pden, en que dice, todo i^ 
lo mostraron figurado, y aun los rios y dénegas^y atolladeros. ,]E[|^i>r 
]:era dec 3 Ub. 6 cap. 12, refiriéndose auno y otro, expresa cpiee»^ 
tiaba^ pintado d camino psura Nilo ó Golfo-dul^e y Naco'enBondu^ 
las, y hasta Nicaragua y Panamá. Hablando de ?(icaragua4e;c.'^ 
Ub. 4 cap« 7, dice este escritora teiüan por letras las figuras, y Un 
bros de papel y^ pergamino^ un palmo de aucho y doce de lar^o^ 
doblados como fudles, en donde señalaban por ambos lados Ips cfir 
sosm^orables: tenian pintadas sus leyes y ptos o^^ ^n septe^ 
janza^le los mexicanos* 

. Elnalnpirante Ckilon, en carta al rqr^e 7 4e juUo dei4»Qaf íí^\ 
En Cariay(oo$t^dd Mosquito) y en esas tierras de sfu coparea,«^ 
grandes fedüceros y muy medroso6»r,AtU vide una sepultura en^d 
monte, grande como una casa y labrada, y el cuerpo descubiertxh 
y mirando en día» Be otras artes me -dijeron, y mas eaiedei^;eSa..« 
AlU dicen que hay grandes mineros de «obre: hadias deeUOj/^raíl 
cosas labradas, fonctidas, soidadasrhube y fr^^s»- con toda su ajf^ 
rejo de plateo y los crisdes. Allí van vestidos^ y en aqudla prOf 
vinda vide sábanas grandes de algodón, labradas de muy sotUes 
labores; otras pintadas muy sutilmente á cdores con pinceles» 
El pro]^ Humboidt, en la descripdon de los monumentos de la$ 
.u !^os indignas de América, de la edíd<m en oct^ivo, ntuestn^ 



g OCTAVO*^ — ciEsrcus* ir 

él la estaoqpar i8i 1a.de dos vasos laibMidos en granito i)on mMu-*' 
1ÍSÍS f dMBo'él^fiíiteSy desenierrados por les finieses ea esta eos^ 
ta, y désMles ^r la steiedad de anticuarios de LÓBdresi tomo T 
pág«-SlSt • 

IBavigerOy fuiUattda éeíl» piatunas mexieaBas Kb. 7 art. 47^ 
diée: siorv^ttse delassbnples iniégimes^elosobjeles» y tamHen 
de fero^deos y de caracteres. Repres^triMm las cosas materiales 
eon sus pt&pk» ^oras^ aunque púa diorraih tien^, ^rd^Jo^ co- 
kMS y pape], se eontentdton con Biia parte del . obJefea> qtí^ has* 
tafea para darlo á'coaolier á lostotéttgeBles: pvesasl eomo noso^ 
tros AO^ podemos entender lo'cscrito, sin aprender antes á leer, así 
aqittilos americanos deMan instruirse antes en el modo de figtirar 
los ol^e^os para oon^rrader d «entido de las pinturas con que su** 
pliasi el lenguage escrito. Es por lo^ne Ordoñez, á la pág. 265 y 
Í70/ arguye de equivocación á Boturini, que careció, dice, de la 
nütdiogia dd pais> paia descifrar los analc!^ americanos. Para lo!^ 
elijetos que carecon de forma material, prosigue CSavígero, se va-» 
Han ¿e ciertos caracMres, no ya verbite, sino reales, y pone por 
templólas imágenes cúñ que indicaban d tiempo, el cielo, la tier- 
Ta, el agua y él dre. Sus pinturas^ dice i^Itímamente^ no debéü 
considerarse como una historia ordena<ki, sino como apoyéis de la 
tvadidOD: tas cuales, añade, transmi^ y hadan aprento á sus 
Ulfos y disc^ulos ^ arenas y Acmrsos. 




■ nn iB Hn 



% S/i— Ciencias* 

lios guatemalanos tampoco estuvieron ajenos de penetrar algún 
lauto en- las dencias naturales y astronomía. Se há visto y se lee 
en BemalBias cap. 175 y 177, que á Cortes fueron mostrados en 
7abasco un mapa de esta provincia bastad Peten, y en este lugar 
etro de esta provindaliasta la de Panamá, con sus rios montes y 
lagos, ordenados sin duda por los. rumbos de la esfera, de modo 
- ^Cy huidas las guias de un bosque, conduddos de un piloto con 
el aguja^ se encaminaron en derechura al pueblo señalado en el 
dibujo. Remesal Ub. 5 cap. lo dice, que los indios eran los herbo- 
lariosde las legumbres de ^^tíenrar enJos Bl)ros 7 cap. 21 y lo 
cap. 17, hablando de unas curaciones practicadas en castellanos 
fardea iiidfgenas^ expresa del uno que era gran herbolario, y á 



88 i Noao. 

la perieia dd otro U«nia di^ioia dd. médica; y ^^ elUb. A e9f.% 
cita al obispo Gasas, que fia la historia apologética cap. 1^4» trate 
éfil gobierno, buenas y justas leyes délos reynos de Utaflan y Gua* 
témala. De lo propio hace mendonSolérzano lib. 2 cap. 26| ^nms- 
cribieBdo uaa cedida de FeUpe 11, de 6 de «gosto de i^&, en^que 
dice ^ unos caciques de la Yerapaz: por ende aprobamos y teñe* 
inos por buenas vuestras buenas leyes y buenas costumbres que 
antiguamente entre vosotros habéis tenido y tenéis por vuestro 
buen regindisnto y polida: y las que habeis^ hecho y ordenado d€ 
nuevo todos vosotros juntos: con. tanto que nos podamos aña- 
dir lo que fuéremos servido. Herrera/deo/ 4 Vb. 8 cap. 10 refi^ 
; _ . te algunsffi de Cuscatlan. Acosta lib. 6 cap* 7 cuenta, que en la 
7 provincia de Yucatán habia unos libros de ojas, á su modo m- 
cuademados 6 plegados, en que tenian los indios sáMos la distri- 
bución de sus tiempos y conocimiento de planetas y animales^ ,y 
otras cpsas naturales y sus antiguallas. £1 propio Herrera cap. 6j 
hablando de Honduras, expone que contaban su año repartido en 
diez y ocho meses y ponian veinte dias al mes. En lo cual epu:^ 
yenian con el cómputo mexicano, que explica Gavigeroal fin^dél 
lib. 7, y muestra que semejante uso en uno y ottro pud>lo, dima^^ 
naba seguramente de un principio común de civilización, » 

Los editores de la revista enciclopédica de París, en el artículo 
de las antigüedades palencanas, hablando de la cruz que se halla ca- 
tre sus minas, dicen. En el número de los (ornamentos gen^ificos 
que rodean esta cruz, se encuentra una T muy bien formada, y es- 
ta circunstancia llega é ser tanto mas notable, cuanto los mexica- 
nos han dado el nombre de teocali! que quiere decir casa de Dios, á 
los edificios consagrados á sus divinidades; pues si se piensa en la 
palabra ^Aeos, que quiere decir Dios, sin querer establecer aproxir 
roadones, que nada impedia poder justificar cuanto al presento, 
parecerá muy estraño hallar la palabra ^^ en la lengua mexicana 
con la significación de Dios. Por lo demás parece evidente que 1^ 
T es inicial de la palabra teo, y que asi la cruz era igualmente euf 
tre dios unjímbolo sagrado. > 



» «n 



Eljerdan los guatemalanos el comercio permutando sus firuto% 



jy dcviÍBdMe^tfBbleii dd taeao como moneda. Herrcara» hablando 
4e josiaaleo^dee. 4 Ub. 8 eap. 9, dice que cumiaban d cacao por 
o(Hitle»xi^pdpUy cwrga» oontenioido el contle 400 almendras. Oa- 
vigoeolib. 7art. d4» pifare las dnooelaae^ de moneda mexicana ca» 
locar cierta mediida de mantas^ de oroenrgianos, y j^eaas de cobre; 
y poseyéndolas los gnalemalano», es natord se sirviesen igualmen- 
te do días. El mismo fleiveray ooa reqwcto i Nicaragna, describe sos 
plaois como nnlngar disUngoido y denso comnn para d mercado: 
las dudadesde Utaüan élsindv^seha visto c[uetenian plazas traza» 
4as con regularidad» La ploma de edor para las jetaras» dice tam« 
Um Herrén^ &k wi i^» cap. 12^ era una grangeria en Tesolntiaü, 
y Jos reyes de Méiúco la llevaban de ella. 

Bemesallib. z cap. 11, hacemeadon deenatro indios mercade* 
xss delft pK>vindade Guatemala, que muchas veces al año iban con 
hadenda á tierra de Zacapula y al Quidié. Herrera ctec. 8 lib. 6 cap. 
ts, advierte que eo los mapas presentados á Cortés se designaban 
Jas ventas á donde los mercader» hadan jornada, cuando iban á 
las ferias. Bemal Dias ciq^. 178 refiere qoe en bus inmediadcmes dd 
jGrolío4ulee durmieron en unos gran^ ranchos que eran de indios 
mercaderes. £L propio Herrera lib. 7 cap. 9 e:icpre8ay que antes de 
Mazattan topar<m dos indios mercaderes del Peten, cargados con ro* 
pa para vender; y hablando de Isancanac, cabeeera de esta provine 
<da llamada entonces Acalan, dice: ^ esta tierra usaban hacer señor 
al mas caudaloso mercader, y asi lo era Apoxpalon, que teida gran 
trato de algodón, cacao, sal, onn avmqne poco y mezclado con cobre; 
y de caracoles colorados, para atavio de las personas, resina y sa- 
humerios para los templos, tea para alumbrarse, colores y tintas 
para pintarse en las guerras y fiestas, y para teñirse, para defensa 
del calor y del frío, y de otras mercaderías que habian menester: y 
tasítepia factores en muchos pueblos, adonde se hadan ferias; De i 
Nito, pobladon litcnral al sudeste dd gdfo, dice al cap. 3, que fué 
ciudAd, y todos sus vecinos tratantes, en que con la llegada de Gil 
González y su gente, se acabaron las ferias. 

Enlosrios y en los mares, siguiendo las costas, se servían de 
4!anoas para el tri\)in y transporte de sus frutos. Bemal Dias hace 
repetida mendon de días en d tránsito de los rios y lagos: en d 
dd Golfo-dulce cap. 178> habla de una cpn remo y vda de unos 3^ 
mercaderes que embocaban d rio grande conduciendo sal y maiz. 
TratM&do de Yucc^ al cap. 1 , expresa que las hay grandes y mu- 



ÚB átiemí^ almtoiile GqIoa «n uBa de las guaiiaxaBy ciiáBief^e»^ 
eubriélas idas de este nombre, y la fiena iofee cíoBíligM é "¿fiai^ 
eseribe Borrem dee. I Ifih 5 cap. s, llegó vna oañoa dé indiés» tan 
grande 'eotto «na galera, y és ocho ptesée -«icli^ iba éar^edade 
mereád^to^de hada elponieble: tmía en Bñedio^m^oModeestenÉ 
de palma, que ^la Nue^a España flalliañ petates: iban éeeítt&éib 
ellas mngeres, tí¡c»f hadada y mmmdariías, sfai fue agua de llá 
mar, ni ddeielo los pudiese mojar» 

Eran las mercaderías, prosi^ este eaoitor, iñndias mantas de 
algodón -muy púrtadas^y de diN;>ersos colores y Idm^S) y camisetas 
sin mangas y sin cuellos oortasliasta las rodillas, y^mi niéiMtafmr 
V bien ptetadas y labiufias, y almaizares, tque'eü Nuimí Espttftá 11a- 
/ \ man miástil, tand^^ pintados y laftirados: muchas espadas de mñr 
^ den, con un canal en los Slosy alM pegadaseen fblrtístedo betuné 
hilo, dertás nabajas de pedemiJ^ hachuelas de ci^i>e para cortar 
leña, cascaveles y patenas, lariéoles para ftukbr el cobre, fdmeudras 
que Httñan cacao, y ea Nueva España H^oen por moneda: su bas^ 
timento era pan de maíz y raices, que en Nueva España Haman ca- 
motes, y en las islas «xi¿ y batatas; yel vino em de mak que pare» 
eia cerveza: iban addnas en la canoa vehite y dneohombfes. Ha- 
blando de Honduras, escribe todavía este autcnr dec. 4 hb. 8 te^ 
9, contratan otras nadones con esta provinda, m especial los de 
I .^ Yuci^an, queiban por la^mar en camas, y llevan mantas, plumas 
y ótzas cosas, y volvían «eón.oacao^ 



j 



/^ 



$ 'lO.— fliecreaclones. 



' I 



\ 



La música no les era desconodda así eñ los festejos, eomB en 
la guerra. Berma Dias cap. ISO refiere, que llegado Ckirtés á Ntto, 
y penetrando en lointi^or mas de diez leguas, oyeron en TednfHe 
- tañer en una fiesta atabaleros y tarompetülás. £1 autor del Isagoge 
\ lib. 2 cap. 5 hace notar, que dos mil homlnres que ftíáé Alvarado 
al rey Sinacam, para lAtbiar d candn^y sati^tácersede su buen 
ánimoy fotÉdfiüdos en escuadrones, le Idcferon éílG«iett&o, y siguie- 
ron su mardiai, tocando instrumentos de guerra que'le hrfbndieron 
idgutt cuidado, basta que se avktóc^ el monarca. Hetáim tmnUen 
^sju^^dereereadon, Beméud lib, i oap% ii tertiflea^cuno ád 



ka hon^rai pi^no^iAleft de SoaUag^i fie los GabiltaKS le edvié á 
E^^fKfia Ift^eindad letratada <w sus ifo» y voleaBes; y ademtti el 
^lad«Hr y bolles queneolHUí los i^atarakl» de la edmaita. 
. T«?<penft^ J^* H eap, l? pioreee jiscer meaeion del baile del' 
jdo eiiiCrualeBiala; de qve^a' tí dis^ y eetplíeaeioa Gla^geroi' 
y Fuentes lib. 16 cap. 5 dice: aleanoé á ver uno de estos en estar 
ciudad de Guatemala, siendo yo de muy poca edad, y me acuer- 
do que habiendo venido á mi casa á bailar el palo, y hacer otras 
suertes en el suelo, dijo este indio á mi padre ser natural dd pue- 
blo de Tecpaflan en la provincia de CSiiapa. Igual indicación ocur- 
re, con respecto al pais, en Torquemada, del Juego dd volador en 
el lib. 1 cap. 38; y d proj^ Fuentes testifica haberse practicado 
en Escuintla, en tiempo suyo, describiéndolo muy menudamente, 
como se lee en Glavígero. 

Parece que ejercitaron también el de la pdota, pues d sitio des- 
tinado para este Juego se da por lindero de unos solares, que se 
concedi^xm en calado de 21 de mayo de 1529. Deponen testigos 
oculares, que en la Ghontalpa subsiste el eferddo de apuntar los 
indígenas con la flecha por elevación á una fruta, ó ave al vuelo 
oblicuamente: en Cacaopera y Perulapan, el de aventar á lo alto 
una lanza á recibirla con la mano por la espiga entre dos dedos; y 
en Matagalpa, departamento de Nicaragua, el déla mazorca, que 
Glavígero lib. 7 art; 23, con respecto á pudHos de México, explica 
por estas palabras. Reunidos muchos flecheros en círculo, echan al 
Bíre una mazorca de maiz, y disparan con tanta prontitud y tino, 
que no la dejan c&er al suelo, hasta que no le queda un solo grano. 



X Epílogo* 

He aquí lo que sabemos del pueblo guatemalano. Él parece 
traer su origen del Asia occidental contigua al medit^ráneo, haber 
tocado el primero en la parte septentrional de la América, y dado 
habitadores al Anahuac. Él, después de sufridas grandes vicisitu- 
des y retroceso en su estado social, y distríbuídose en las r^ones 
del trópico y la línea, se ha encontrado hacia esta última á la faz 
dd volcan, de que tomó su nombre. No pert^edendo á las tribus 
errantes dd norte, él presenta, según d idioma de sus observadores, 
estancias cultivadas, maizales, cacaotales, algodonales, edificios y 



cP 



32 BPÍLOCO. 

dadades, ó lo qne es lo mismo, patria y tupiares, qné amar y de- 
fender. Él calUva las artes, las ciendas, el eomerdo, y consultan- 
do & las (KXDodldfides de la vida, emprraide las recreaciones pú- 
blicas. Eb una palabra, dueño de sí mismo, y en dato grado opn* 
lento y próspero, se muestra en el hemisferio americano entre las 
■adones dvUixadas del continente. 



SEGimA ÉFOGÜ. 



capítulo i 



DesenlNrlmleBto ée CiiiateHialii* 

El desciiirfaiáaito partícnlar de Gvatei^ toma sa origen ne- 
cesaffiamente dd general de kt AnSriea* £1 célebre Colon descubre 
en su piiner viaje las Antillas mayores Haytí y Cuba, el año de 
1492: en el s^undo^-por d de 1494^ descubre las Antillas menores 
Jamayea y otras: en d tercero, por el de 1496, descubre la costa 
de Paria en la América del sur; y «i el cuarto, enlS02, la Guana- 
xa, toda la costa de HÜraeras, Nicaragua, Costa Rica, la bahía de 
su nombre y Boái-Toro; sigue á Chiriquí y Veragua hasta Porto- 
belo, con que tenada sus expediciones, y regresa por Jamayca. 

La relaei(m del escrftano Diego de Porras, oficial de la arma- 
da, entre las actas del viaje, en la colección de Navarrete, dice. Sá- 
bado sigutoile, so de Julio, vieron tierra. Fué una isla (i) la prime* 
ra tienra que deseubrié: es pequeña, bojará veinte leguas, no tiene 
oosa de piore^0: mostráronles á los indios oro en graso é perias; 
maravilláronse de vello, é demandábanlo: es gente de guerra, fie* 
cheros^ hombres de buena estatura. 

Desla isla paresdó otra tierra mui alta é cercana (2), fué á e- 
Ha por el sor; estará desta isla diez leguas: de aquí se tomó un in- 
dio para levar por lenguaá esta tienra grande, é este dijo a^nos 

Nota8delaealecelon,~(0 l9i^GuaMxa.-^2)Laco9ta4eTrvjaio. 

TOM. 1. (5) 



54 CAPÍTULO I* 

hombres de provincias desta tierra: tomó puerto al cual niomlnró el 
Almirante la Punta de Gaxinas (1): de esta punta comenzó á ir áel^ 
cubriendo por esta costa, y por ser los vientos contrarios anduvo 
mui poco: nunca de la costa desta tierra se apartó día, é todas las 
nocbes venia á surjir junto con tieira: la costa es bien temerosa, ó 
lo fizo parescer ser aquel año mui tempestuoso, de mucbas aguas 
é tormenta del cielo: iba contíno viendo la tierra, como quien par* 
te de cabo de San Yicaite hasta el cabo de Finisterre, viendo con^ 
tino la costa: quince leguas adelante desta punta hizo tomar la po- 
sesión en un río que salía grande de la tierra alta, é dícese el Rio 
de la Posesión (2). 

Pasando de aquí adelante, fué toda la tierra mui baja, de g^b* 
te mui salvage, y de mui poco provecho: hizo la tierra ya casi al 
fin de la tierra un cabo que fasta aquí fué lo peor de navegar, é pú* 
solé nombre de Cabo de Gracias á Dios (3). 

Pasó adelante; llegó á una provincia que se nombra Cariaff, 
tierra de mui gran altura (4): hállase gente de muí buenas disposi- 
ciones, mui agudos, deseosos de ver: extrañaban mucho cualquier 
cosa que les mostraban: aquí páreselo entre algunos de los princi- 
pales algún guaní (5): tenían algodón texido; todos andan^deimur* 
dos por toda la costa, salvo que traen mugeres é hcHnbres (Ciertas 
sus partes secretas con unas telas que sacan debajo de las cortezas 
de los árboles: traen los cuerpos é las caras todos pintados ocraao los 
•berberíscos. Aquí (6) viemod puercos y gatos grandes monteses, é 
los trajeron á los navios: aquí se tomaron indios para lengua é que- 
daron algo escandalizados. 

De aquí pasó adelante, é como iba requiríendo puntos é bahías, 
peiusando hallar el estrecho, llegó á una mui gran hahia (i): el 
nombre de esta tierra se dice Cerebaro: aquí se falló la primém 
muestra de oro fino que traía un indio una como patena en los 
pechos, é se resgató: aquí se tomaix)n indios para informarse don- 
de habia aquel oro é donde se traia, de aquí comenzó á ir resga^ 
tando por toda la costa. 

(1) Punta de Castilla y puerto de Trujillo. (2) Bio T^to. 
(9) Llegó á este cabo el dia 14 de setiembre. (4) Costa de Most 
quitos, donde surgió el 25 de setiembre. (5) Guani ó guanin ll€^ 
maban el oro bajo. (6) En los puertos de Blewfield y S, Juan de 
Nicaragua, (7) Bahia del Almirante y Boca del Toro, 



^«»^ 



r 



BESCUBRIBIfEfm) IIE 6UÁTEMÁU. S5 

; Por faiformádoa délo» indios ftié áofara gran bahia que se diee 
Mm&m0^ (1): «ra por allí la tierra muy alta é fragosa^ las pobla- 
^ones puestas en las mcmtadas. 

y Signe el deseobrimiento del rio de Yeragna basta Portobelo; y 
luego otra relación de la derrota de la costa, que dice. De la punta 
Jde CooTínas^ fasta el aOoo de Gracias á Dios, ocbenta leguas L. O. 
Bel cabo fasta el río del Desastre, setenta leguas N N E. SS E« 
Desté río á cabo de Boas, doce l^uas N* S. Deste cabo fasta Ca* 
riay, dncuenta é dnco leguas N E. S E. (3) De Cariay fasta Alnh 
fema, cuarenta é dos leguas N E. S E. (3) 

Luego sigue la relación del oro de rescate, la gente por sus nom- 
bres y apellidos, y euatro navios de la armada; y por último una 
carta de D. GrkÁóval Colon, virey y almirante de las Indias, á 
los cristianísimos y muy poderosos rey y reyna de España, á quie- 
nes entre otras cosas dice. De allí, cuando pude, navegué á la 
tiorra firme; á donde me salió et viento y corriente terrible al o- 
pósátor combatí con ellos sesenta dias, y en fin no le pude ganar 
mas de setenta leguas. En todo este tiempo no entré en puerto, ni 
pude ni me dejó tormenta del cielo, agua y trombones y relámpagos 
de oontino, que paresda el fin del mundo. 

Llegué, prosigue, al cabo de Gracias á Dios, y de allí me dio 
ttuestro S^or próspero el viento y corriente. Esto ñié á doce de 
setiembre. Ocbenta y ocbo dias babia que no me babia dejado es- 
pantable tormenta, á tanto que no vide el sol ni las estrellas por 
mar; que á los navios tenia yo abiertos, á las velas rotas y perdidas 
anclas y jarcia, cables con las barcas y mucbos bastimentos, la 
gente mui enferma, y todos contritos. Otras tormentas se ban vis- 
to, mas no durar tanto ni con tal espanto. Mucbos esmorecieron, 
barto y hartas veces, que teníamos por esforzados. £1 dolor del 
fijo que yo tenia, alli me arrancaba el ánima, y mas por verle de 
tan nueva edad de trece- años en tanta fatiga. Yo babia adolecido y 
llegado fartas veces á la muerte. Mi hermano estaba en el peor na- 
lio y mas peligroso: gran dolor era el mió y mayor porque lo tru- 
je contra su grado. 

ÍJegaé á tierra de Cariay á donde me detuve á remedior los 
navios y bastimentos y dar aliento á la gente, que venia mui en- 
ftrma. Alli supe de las minas del oro de la provincia de Ciamba, 

[i) Laguna de^Chiriqni. {^)NNO.SS.E. {9)NN0.S^E. 






/ 



8S CAtmttOf. 

ipie yo buscaba. Dos indios me HetMon á CanadNurú, táoaáe la 
gente anda desnuda y al cuello un espejo de oro, mas no le qué^ 
rían vender ni dar á trueque. Nombráronme mudios li^jares ée la 
eosta de la mar» á donde dedan que había oro y minas; el postrero 
era Veragua, y lejos de|üli obra de veinte y dnoo legaas« Hasta 
aquí lo conducente. La carta es fecha en Jamayca, á sietede jnüo 
de mil quinioitos j tres. 

Herrera dec. 1 lib. 5 cap. 6, describiendo el cuarto vii^jedeCo* 

Ion, apresa que saltó á tierra en laGuanaxa y la llamé isla de Pi^ 

nos; y asigna otro lugar y tiempo á la posesicm de la tierra firmCji 

pues expone, que allegado á punta de Casinas, sallé domingo á 1 4 

de agosto el adelantado, con mucha gente de los navios, á oír misaf 

y el miércoles siguiente volvió á salir, para tomar la posesión poi? 

los reyes de Castilla. Por lo que tomándola en Rio Tinto, dd)e 

suponerse que repitié un acto que debía serle satisfactorio. En el 

capítulo 7 habla del paso de Garíay á la bahía que tomé el boío* 

bre del Almirante, y á la tierra firme, que denomina Car^diaro, 

frontera á una isla, y eonfln de otra tierra nombrada Aburena. 

Un año después del tercer vifi\ie de Colon, aporté por la costado 

^. ^ <? ' / PArta Améríco Yespucio, piloto in^ruido; y cuatro a^os después 

u»//^ <">. ¿^^ '^^'h^ ^ último, ya muerto Col<m, había ddineado los países des(»ibier- 

tos, y (atenido consid^racioaen la corte, en que fué constituido pi*- 

loto mayor: se suscitaron emprendedores de nuevos despubrtoieur 

tos, y dir^ié á Sdís y Pinzón para que tomasen el hüo en los su- 

1 yos desde la Guanaxa: llegaron á dUa en 160^^, descubr^ron Utila, 

^ Guayama, Guaydúa y Hden; y siguiendo la co^, llegaron ÍlISoI^ 

fo-dulce, aunque no lo vieron por estar esomdido, dice Herrera d» 

1 lib. 6 cap. 17: luego reeonríeron la de IjB^od^tteux^é.Y^sipss^ Ue^ 

:, ^ / , ganm á la ens^mda que hace esta costa con la de Yucatán, á que 

"1 ' \ .' Uamaron Babia de J^^dad; y volviendo al norte, descubríec<m las 

'* 7 ^* sierras de ^^ y demás tierra de Yucatán. ^ 

/ ¿ A^ ^ Para ac^íntar en el reconocimiento de Yeragua, fué provisto 
Kicuesa por gobernador del territorio comprendido desde la - Hdtad 
del golfo hasta el cabo de Gracias, á que el rey dié el nombre do 
Castüla de oro, que luego se estendié á la ob» mitad UamadaDa-' 
lien y tiunbien Andalucía; pero este gobernador solo llegó á Yera*^ 
gua, volvió á poblar PcNrtob^ y Nombre de Dios, y por d aao de 
1510, dice Herrera en la descripción de las Indias cap. 13, vinien- 
do á esta eosta anduvo perdido entre la Boca ddTio Yai^e y ek.cft^ 

1 



> 



]io de feadtf y ea el g^o.^e tWM^M lumike» y M 0e Biipo mas 

^ él. » /? 

Poco dflgpnes» tragtoanéo part^g^>gei <gta eorta cmi otjetode ^fiu.^u i 
grfti^edafly por 1m catoboaag qiie~^^ en: lámar, i ^«le «a Saa^» 



toOomingo Uamab^ hibueras, dieron ^la tíenia este. tMMnbareí; y j 

mas addaiite» acensándose á la poUacItm dfi C^ajc^^ /^ 

DSticlio trecho no hidlaban fondo» eaandosaBeraD de estas hondui» 
ms Uamaroü tamlHen ki tionA coa este tMIfí^Aá esqttesnsyuer*' 
los ya aran eoño&áes, áates quefties^ aombcados eiq^Hanes para 
#euparte> segna nota Herrera dee. 4 lib. 8 cap. 8. 

Ea 1513 descubrió la mar del sur Vasco Núaez de BaB)oa» por 
d istmo de Veragua; y estando Pedrarias cea el geUérao de este 
distrito» dos capitules suyos» Poaee y Hartado, vkáeroa desco^ 
brieado» en 15i6» al norte de esta eosta» y entraron» dice este es* 
eritordeCiS lib^ a cap. lO» en tierra de gentes llamadas Ctdodrfres» 
hoy CostaBica» y reooaoeieronel golfo de Chira» que Uaaiaroa San 
Iiuear. . 

. Gil GcmzaleK Dávila» aonArado capitán para deseabriodentoi 
del sur» pasado Costa Bka y libido al goifo de Saa Lucor» eavié 
á BU piloto por agua» d cual aavegó Ügmendo la costa» dice Herra- 
ra dec. 3 lib. 4 cap. 6» 8S0 leguas» y él propio por la tierra aden^ 
tro 334: reoorrió las tierras de Nicoya» Masaya» imabfte» Nicaragua 
y Biriaagen: ea Ccmchagua dio ala bafafei d aombredeFoaseea» ^ 

y ea la vudta recoaodó la laguaa que los indios Uamalma mardul^ y /a 
ce» y los pilotos advirtieroa desagiraba en el mar dd norte. 

£1 tonortal Coloa» ea medio de sus servidos» se tío desfiíTcwe^ 
ddo de la corte» y aua despojado dd gd)iemo de los países descu- 
biertos; y sia embiupgo que reclamó su restítñdoa y ser sublimado 
al vir^raato hereditario» estipulado ea la capituiadoa de su ^ri^ 
mer yis^e y ratificado ea los posteriores» nada consiguió dd rey» 
siao el ser teatado de concierto» para que T^uneiMe Sus* derechas 
por otras recompensas, segua testifica Herrera dec. t Vb.<B cap. 14: 
Bo querieado mas que d cumpUmieato de lo tratado» se a^á 
dio» y aed)ó sus días ea 150^; añadiendo d mérito cte sus haza*^ 
ias» eldelaiategridMlydboaor. 

Ea 1508 reprodujo la misma preteasicmsabi|o.D. Diego» here<^ 
dero de sus derechos» y replicándole el monarca que ao se detenia 
dao por sus hijos y suces(Nres» pidió licencia para solidtarlo ea 
justida ai^ el coasejo: se le otorgó» restableciéaddo aate todas 



r '; 



/ ^ 



/ 



SS CkV. I. — ^DESCCBftnnCNTO. 

co^as en las ñmdones del almirantazgo. Américo Vespudo habla 
puesto su nombre en la carta geográfica, y se atribuía el hallazgo 
del nuevo contin^te: con que abierto el juido, hubo contradicdon 
en que (joUm. hidáese si^ sudescidMidor; pero era cosa muy noto- 
ria, dice d mismo escritor lib. 4 cap. 3, haberle descubierto prime-' 
lo d almirante D. Cristoyal. El fiscal admitía haber descubierto 
la otra parte del continente, mas no ésta del septentrión; pero D^ 
Kego Ck>lon, dice Herrera Ub. 7 cap. S, puso de manifiesto haber 
Mo su padre d de80ubri¿k>r de la una y la otra, por haber tocado 
el primero en las costas de Guat^odala, y llegó el caso de follar ent 
mx áexeébo. 

Refiere Flinio el menor, en d panegírico de Trajano, que ester 
emperador previno al senado, que en las contiendas en ^ela jwh 
^ia de las partes fuese dudosa, pronunciase contra el fisco; pero 
^ ésta parece que se previno al consejo^ que resultando po^vo' 
el derecho de la parte, deddiese en favor de aqud^ pues ea la ins« 
trucdon dada á los primeros gobernadores de tierra firme, Ojeda y 
Nieuesa, se encarga averigüe no haber sido Colon »i descubridor. 
Sin embargo, d c(msejo, bastante embarazado, hizo, según el mis-' 
mo escritor, algunas declaradones pardales: una en que declara á 
D. Diego Colon el derecho iil vireynato de las istes, y (^a en que 
dedde pertenecerle en todo lo deseulnerto la octava parte de kt 
plata, oro y perlas correspondientes á la cámara; las cuales no; 
tuvienm efecto. > 

Si el descubrimiento, pues, por Cdon, es un punto definido y 
sancionado por la oj^nion, p«i»nece sin duda al pais la ^oria de 
haber sido descubierto por este insigne almirante; y muy bien podia 
tomar su primer nombre suavizado, Cistovia, asi como Paria tomó 
d segundo de Colombia: ó pudiera por lo menos adoptíür d de Ves^ 
pneia, dd cosmógrafo que^ddineó lo descubierto, ya que el uso a- 
plicó el de América, á lo descrito por d. Humboldt en su viaje á 
las r^. lib. 8 cap* 26 se expresa así: es difícil hablar de pueblos 
qi^ hacen un papel tan grande en la escena del mundo, y que ca- 
recen de nombres colectivos; y sería de desear, añade, que Ifi no- 
menclatura de las nadones indep^dientes,; purera fijarse de una. 
manera cómoda, armoniosa y precisa. 







59 



CAPÍTULOS. 

Salteamiento de snatemalaiMMS. 

7 Lá desv^íitiira de Gokm comenzó desde que empezaron sus in- 
(justicias. Él abre ean la Española la primera campaña omtra los ín« 
digenas: su lÉjeto fué r^rimlrlos, porque ofei^dos in^unemen*' 
te de los españoles» toman las armas para defenderse. Los castella* 
ios alojados en la Vega» dice Herrera dec. 1 lib. 2 cap. 16» Yivian 
sin regla ni disdplima» destruyendo á los indios. £1 rmce, y á 
Tuelta del triunfo, introduce la esdavitud, d tributo y las eico- 
miendas* 

£1 derecho público de Europa, según Solórzano, no daba Iu« 
gar á la esdavitud délos presos en la guerra, ni las leyes eastdla- 
ñas, entonces vigentes, exigían otra cosa que la sumisión de los ven* 
cídos. Pero €k>l<m obra muy de otra manera. Los muertos en la ac- 
don fueron infinitos, dice aquel escritor, y los presos, que no fueron 
pocos, se condenaron por esclavos; y de ellos, dice todavía lib. 3 
cap. 5, fueron enviados 300 á España. Andando el tiempo, hubo mas 
guerras, y se hideron mas esclavos, de modo que en 1498 salierour 
tres navios cargados de dios, que llegaron á Cádiz en 29 de oetu-» 
bre, según d mismo escritor cap. 9. En Yaquimo, añade, al sur de 
la isla, habia una grangeria de corte de brasil, y de 4000 esclavos 
empleados en día, se hacia cuenta que sallan 4000 quintales. 

Tampoco regía tributo alguno en los venddos, mas solamente 
las gavelas ordinarias y las indemnizadones estipuladas para la paz. 
Pero Ck>lon desde luego lo impuso en nombre del rey de España á 
los pud>los subyugados, dice Herrera lib. 2 cap. 17, tasando á los 
cexianos á minas lo que hace un cascabel de oro por individuo, y 
á los otros una arroba de algodón. Guarionex, príndpe de un dis« 
trito, ofreda, dice el mismo escritor, una labranza de pan desde la 
Isabda á Santo Domingo, que comprendía 1 50 leguas; pero el almi* 
rimte no admitié el partido; y no pudiendo los indios cumplir, al* 
ganos se huían á los montes, y otros se iban vagamundos de unas 
provincias ea otras. El obispo Gasas, ea su lib. de la destruidon de 
las indias, expresa que comprendía la labranza ofrecida, grandes 50 
leguas: sé yo, añade, que la. podía hacer y que valiera al rey mas 
de tres cuentos cada $mo^ y por ella haber en la isla mas de 50 



M CAFÍTULO n. 

ciudades. 

£1 mismoCasaSyenelremed.s raz.99definelaaiooiiiienda9 nnicar* 
te civil y natural á que era condenado el indígena sin causa ni ser 
oído. Pero d tínbuáe, úkt Herrera I&>. 3 cap. la, eü lugar de los 
tributos» impuso á algunos pueblos, que tuviesen cuidado de bacer 
las JflhraiwOT de las poblaciones de k» castellanos, á inátackiE de 
lo que usaban om sus caciques. Elcñigioque paredó oportoao 4 
ks indios, dice este esorttor cap. 18, fué no sembrar para los espa^ 
BolM al parasi, para que no se cojlese ñruto, y recocerse ellos á 
los nontas, en donde kay bmnas raices, y amia caza de CMiejoB^ 
que IteMabaa uttats, pasar eono quiera.. 

Semejaite resistencia paiecid á Colon y á «is sucesores *un de^ 
lito digno de la esclavitud y la hoguera. Los indios que no (diede^ 
dan en estas labores, áloe Hctrera cap. 13, eran castigados, y los 
qae sa buian, teiúdoapor esclavos. En la forináeza de Sasto Domina 
go estaba repartido m cacique, que cesando de acudir al servicio, 
señiéá kisiBO«lM:^ivtaronsoldaidtosquebkieeDnunalHiena]^ne* 
sa de goite, la cual se llevó endnco navios que estafean en d pner^ 
to, porque bada juido el almirante, dice este escritor, que les re* 
yei calmucos se aprowohaseA de estos indios» como los ifiyeadePor« 
tugal de los negros de Granea. 

Ovando, sidiiogadoá Ck>lett en el mando, para casttgnr la rebeMan 
de unos cadques de Xiaragtta,en la misma Ma, dio traza por enga* 
io de haberlos á las mmMs, y atados y reunidos en m» casa, man^ 
dó pono^ Alego, y %a e^ féeron atnrasados, según el testimonio 
del ntísmo Herrera ^. 6 cap. 4. £1 horror délos castigos promovió 
mas la jftiga^ los indígenos, y á su fuga y desamparo taié coosi^ 
guíente la calamidad, porque como andaban, dice este escritor ffl). 
scap. 1 8, con sasmugeresé hijos á cuestas, bambri^itos y sin te^ 
ner hsigar de cazar y pescar porandar escondidos, vbM sobre dios 
grandísima cnKmnedad, de Id manera que, á los cuatro anos, fal- 
ló la t^K^era p«rtede la gmté de la ida. Para evitar d hambre y 
la enfermedad, dice todavía 18). 6 cap. 4, mudios indios en e«ioas 
huyeron á una isla distuite odto leguas; con que se agotaron mas 
ios uSaHiaciflves. 

Por el tOMW'de las leyes pemles, puede hacerse juidode las que 
se dictaron ^i materia de pobladon, todas )bb cuales, andmido el 
tiempo, ateamnron á €uitema1a. Pues%ablendoya lasoD españoles 
en la isla, dice Herrera ffib. 7 eap.3,ayi6aronalreyquehabiápoooi 



SALTEAMIENrO DE GQÁTEBIÁUNOS. 

indios, y las de loslucayos estaban llenas de gente, y diósn alteea 
Meeada pan pasarlos á ella*^ 

Semejante transporte, no preeediendo el consentimi^to de los 
pnq^ satonües y reolnosde días, inniia á sor ademas una deporta* 
don y especie deexpatriaelonycraflscacion de bienes, oasas y huer- 
tos, im^iesta, noá personas ó familias, steo ápnelikwynacÉDBes di- 
teras, dequenotoy i^plo. Sin «idMogo, ea enatro ó cinco aáos, 
^ce ^ mism» eserltor, se llevaron 40000 personas; y deseooos 4e 
volver á su tierra, añade, muchos intentaron estrañesas: entre otros 
Imbo uno, que lomó ckrto árbol grueso muy liviano y todo hueco, y 
sobre él aimd o(m otros palos una balsa, metió en lo hueco maizy 
idgunas calabazas de agua, tapó con hojas los cabos, y aeompaña*» 
éo de otro inüo y una india, sus parientes, con unos palos como r&> 
mos, se eefaarsB ákumur; y teafenéo n aveg a das 50 leguas» tspami 
con ua navio' de castellanos, que los volvió á la Española. 

Arrancar alindígBna de sos hi^ures, era poco interesante, sino 
seUgabaá k aprehen8ioiiaueseiavttBd;y deestagrangerí&dió tam* 
blenColoaefcijemplo, para que sirviesede ley: pues en su cuarto via* 
je, entrado á Veragua, según r^teion de Herrera Mb. e cap. 2, asal*» 
16 laeasa de Quibia, un cacique, y hecho botín de aoo ducados de 
oro en águilas y espejos, lúzú presa de él, y de unas üO personas 
que estaban en la casa, y remitió aun navio, para lleraré Gató^ 
Ua. Ameál&leguadelatierra,yeiila€tocuridaddelaaoche,sesol« 
tóel cadqitt, y «aHó á la mar: tosotros, bajo lacubierta amonto^ 
naron piedn» del lastre, y enearmnados abrieron la escotilla y sai* 
taren al i^ianrodios^lo» otros, acudiendo Ion marineros, queda-^ 
ron debajo; y viéndose sin remedio á la mañana, con lascuerto 
loa hallaran á^todes ahorcados, teniéndolos má&de cttss los pies y 
las rodillas por ^ plan. 

Por el año de 1504 prohibieron los reyes hacer á los.indígei»s 
esdavos, y nnidiamas UevmioB á España. Esto úitímo podía escu-^ 
aarse, mas noioprimero, erando la costumbre formada^ y arraiga-^ 
da la esdavkud. Fué predso, pses, eludir las órdenes, y para esto 
hrfiormanMi á la reina cat<ttiea, dice Herrera lib. 6 cap. IH, que losf 
nwradores de lagunas islas, llamados caribes, reusaban sugetarsc^ 
¿so ^M ímátt , y hacina guerra, mataban y comían á los de otras 
islas quesohabían sometido á eila: con lo que, horrorizada, dio per» 
miso fttfaqui, si porfiaban on su rebddía, pudiesen cautivarlos yt 
vtnMosr^rin liicurrir ep pena alguna, pagando ú descebo real^ 

TOM. 1. (6) 



42 ciríTüLO n. 

que era el quinto de su valor. 

£1 dtíspo Gasas, en el remed. 8 raz. 6» oontradiee estaimputar 
don hecha á los indígenas de las islas, y la atribuye al desafecto 
que les profesaban los españoles, para servirse de dios: lo misino 
decimos, son sus palabras, y de la misma manera dd comer de la 
carne humana, que no lo ovo en las dichas partes. No (d)stante, d 
delito se imputó y la ymñ se impuso; y no fué menester mas, para 
que en todas las islas se buscase como antes esta especie de rebeldes^ 
y se hiciesen esclavos. 

Herrera lib. 7 cap. 14, pone á la letra la manera de requerinüen- 
to, que el capitán de los castellanos hada á tos indígenas que descu^ 
bria, para caUfícar su rebddía, poniendo ^ su noticta que d rey de 
España era d dueño de estos paises, y que de su parte les reque- 
ría para que le reccmodesen y prestasen obediencia; y si no, ksdar 
rían guerra y los harían esclavos. Casas, en su tratado de la nulidad 
de la esclavitud de los indígenas, advierte, que este requmimiento 
se hada sin dar tiempo para responder, exigiendo en el acto la su- 
misión á un rey que no conocían, y que les pareda tan duro como 
/ ^ dios: que otras veces no se hada á los indígenas &k su persona, si- 

no clandestinamente en el ejérdto, y otras no se hada alguno, .ma- 
yormente cuando eran cuadrillas lasque asaltaban k» indígenas; 
sin embargo, todos eran reputados rebeldes, y se hadan esdavos. 
Por este tiempo se habia ganado la isla de Cuba, y como id paso 
- que se pobló de gente castdlana, se despoblaba de indígenas, se au- 
mentó la solicitud por esclavos; de modo que se hacia presa de ellos 
no soto en lasi^as, mas también en la tierra firme hasta entóooes 
descubierta. 

Aquí coml^üza la desventura de.Guat^mala, y la correrte de sus 
islas y costas. Herrera dec. 2 lib. 2 cap. 7 cuenta de uji navio y un 
bergantín, salidos del puerto de Santiago en Cuba con 80 castella- 
nos en láio, que llegados á la isto de Guanaxos, estando los natu** 
rales descuidados, prendieron toda lagraiteque pudieron, primero 
// .V /: V 4' en la una.y luego en la otra llaraacb Guajfajgfia, hoy Roalan, yicafr 

gado d navio de día, se vdvieroná Cuba, donde saltaron para hol- 
gar en tierra, dejando 9 de guardia en el navio: los indios, qtie esf« 
"^ ^ /, /* #>/ taban bajo la cubierta, no sintiendo pisadas ni estruendo, y juzgan*? 

do salida la gente, forcejaron y rompi^on el escotillón, sin ser seUr 
tidos, mataron á los marineros, y como si fuesen experímentadoa^- 
alzaron las velas, subiendo por la járcia,.y sin agiqa ni carta navef 



■■■/ /í 



// 




SALTEAMIENTO DE GCATEMALANOS. 4S 

garon á sos idas, :€(áe están á mas de 250 leguas: lóscastelfainoSy 
desde la ribera, iÜ|ido tender Telas, dioron voees y capeaban á 
los compaieros, si lorian perdido el seso; pero alejándose y des- 
apareciendo el navio, caywon en la cuenta del desastre. Los isle- 
ños hallaron hiendescoidados 25 castellanos que hatean quedado 
eon el bergantín para hacer mas carga, y la di^on sobre ellos en 
tierra con lanzas y palos, y descalabrados muchos de ambas partes, 
al cabo prevalecieron contra los castellanos, que no pudiendo resis- 
tir mas, se recojieron en el bergantín, y partieron para el Daríen. 

Con la noticia que dieron los dueños al gob^^ador de Cuba, de / ^^/-^ 
haberse alzado los indios con el navio, proveyó de armar dos con 
gente suficiente, para que' fuesen tras los indios al socorro de los 
25 castellanos, y llegados á la isla, hallaron quemada la caraveta, 
saltaron en ti^ra, pelearon con los vecinos y cautivaron los que pu- 
dieron: pasaron á JÜJig, é hicieron lo mismo, y teniendo hasta 500 ¿CUi/éZ^ 
personas, metiéronlas bajo culrierta en los dos navios, cerrar<m los 
escotillones, y salieron á holgar á la isla. Luego se repitió otra es- 
cena semejante. Porque los indios de la una caravela, sintiendo que 
habia quedado poca gente, tuvieron manera para urgando y force- 
jando quebrar el escotillón, y con ímpetu y prisa comenzaron á sa- 
lir: los marineros que habia á la mano, acudieron á impedirles la sa- 
lida; pero no pudirado sufrir la resistencia y carga que redbian con 
palos y piedras del mismo lastre, se echaron unos á la mar, y otros 
perecieron en manos de los indios. 

Entretanto, el triunfo de éstos no fué completo, debiendo entrar 
en segunda acdonpara saltar en tierra, donde los castellanos rega- 
dos «i la isla acudieron, y viendo lo que pasaba, se recojieron en el 
otro navio, y fueron sobre ellos al primero, en que éstos se defendie- 
ron por mas de deshoras, hasta que huyeron echándose á la mar 
honores y mugeres: unos salieron en tierra; otros, recojidos en 
barcas, quedaron en poder de castellanos, quienes con ambos na- 
vios y obra de 400 personas y 20000 pesos en oro, que cojieron 
en la tierra, se fueron á la Habana. 

El pn^io Herrera, en ú mismo lugar, testifica que por este tiem- 
po continuaron los castellanos en hacer compañías, y ccmuno, dos 
é tres navios andaban de unas tierras en otras, á correr, descubrir 
y cautivar indios á donde podian, para lo cual el gobemad(»r de Cu- 
ba ks daba licencia. Casas, en su lib. de nul. de la esd. dice así: 
Iban de las islas, cj^edalmente la Española y San Juan y Cuba, 



^ 



44 eápimio m* 

dmte de dio tutOEMad y Meenela la avdleiieia y te josticiius, loni 
áot é tares aairiosá la ttorra firme y á otras islas; y los que tonuSMA 
á vida, demadiossfltos que hadan, faendüaQlosnaiFlosytraíf»- 
losa Yeoder por esclavos. Bemali>ias cap. l,reficieniék>qQeeiiOiir 
bad y sus eompaáeros tenían dos iuiyíos y neceaitdmnde «Hro pa- 
ra sdir á descubrimientos, d mismo gobernador Ydazfiiez, diee, 
nos daba uno fiado, con eondicion que primero que nos k diese, ms 
baldamos de d>Ugar todos los soldados áque con aqudlos tres ha- 
bíamos de ir á unas isletas* que están entre la isla de Cuba y Bon- 
daras, que ahora se llaman las islas délos Guanajes» yque. había- 
mos de ir de guerra y eargar los nairios de indios de aquellas islas, 
para pagar con ellos el bareo, para servirse de ettos por escla- 
vos. Entonces se daba denominaeion de Honduras á toda la eosta 
desde d cabo de Gradas hasta ddeCatodie, indusaladeVtínqpaz, 
y d nombre de Guanaxas á las islas de ella y á las isletas dd gdfo, 
de que habla dautor en número de mas de 20^ según Juarros tía);. 
h cap. 9, todas, igualmente que la tierra firme, sugetas á la másoia 
I^aga dd salteamiento de esclavos de parte de Cuba. En d eap. 
183, habla tand)ien este escritor de un navio procedente de Cuba, 
que andaba con 25 soldados á saltar indios en la de Go^imd, que 
•es de las últimas. Asi es que Guatemala no habia mnpezado á ser 
conquistada ni á poblarse de españoles, y ya habia comensado á 
despoblarse de indígenas. 



capítulo 3. 

franquista del re/no* 



prud)a 



euentra en su amor á la libertad, resistiendo la agresión de los es- 
pañoles. No la buscan en la fiíga, ni al abrigo de los montes. &b- 
prendBi la guerra, mardian á las fronteras y disputan el paso á 
sus invasores. Soldados aguerridos en siglos de c(mtienda eon los 
moros en la pei^nsula,á cuyas armas se tenia álasason ^£«ro- 
pa un terror general, airaron con venteja ^ Amóriea á luduur eon 
guatemalattos ctestituidos de armas y disdpUna. 

Casas^ enla destnuc«de las índ. cap* 9, comenzando á hablar dd 



/ 



gran cagndiBo» fue vino á los rejrnoi» de0««faBaIa» Mte dieede 
alarqaa deloftiuituNdes de atierra; y aaii«Qfter8,^e jio obfftto** 
le la mu^ matflmsa 4e gente qos^ eotré l^eiido, iialiiMe á ra« 
redUr oi usas aiidas y 609 tronpetas y atatole« y mii^ 
MM»or prine^ oqi^ otooaiDttchos señqre^ de la dudadcbB Utatlao» 
4aabeasadetododi«g^aj donde le sinieroD de todoloque testa» ai 
i»lpe(áBl, dtedalesde eoBwe^iuplidftmeirt»; yqoeeftteewidad^g 
Coa^al^ . cabeza de aquella proviada, le hideron gnoMUidmo ie¿ 
fStívásañt», esparándole sd»e veíiite o^ indios eargBidí^s de gsr 
Hiñas y comida. Mas ealo feé peeijriiar á Cbuáenala y Gusoaüa», 
y no eoinnn á los oíros fim>rios y htgares, «11 qae dftsd^ 
madon de los espaiolesy se dispusieron á impedirles la entanida$ 
y asi yernos á sos haUtantes y señores generalmente armarse para 
la guerra y entrar en aeeion. 

Sig^endo la rdaeioA del Isagoge lib. d^eiq^ 4, la prioKra ímh // 
talla se dié en Tonalá, primera plasa dd ttym en Soeonum»: la 
jBegunda, en el rio que dinde esta provineia de la deSuebátegpequeK; 
latopeera, en Sapotttlan» eabeoera del partido: cuarta» en la eued- 
la que sube á Queultenango: quinta» ^las inmediadones de esta 
ciudad, en que d r^ Teeum-Umam, hirió el cabcdlo de Alvarado» 
pereciendo luego enlaaeei<Hi; y sexta, en las de Utsrtlan, ai que fué 
incendiada esta corte» y Cbigni^eeluet» sueeser s«yi», eoiidmido á 
muerte. 

BemalDias c^p. 164 concuerda en el número de batallas» dn 
contar con reencuentres infañinres» p<mderandodeuna parte el grao- 
de ánimo con que peleaban los soldados de Alviurado» y de otra la 
valentía de los gurreros iqd^nas. Bablando de la cuarta acción» 
escribe: ereyaidodediaratar al Pedro de Alvarado y á su gaite» le 
Aguardaron de a«te» que se :yenia& ya pié é pié con los de Pedro 
Alvarado; y muchos indios hubo de ellos» que i^;uardaron dos d tres 
juntos á un cabalto» y se pooian á Cierzas para decrocalle» é otros 
Jos tomaban de las^c<4as. Aq^ se viód Pedro de Alvarado en gran 
aprieto» porque como eran muchos los contrarios» no podian sus- 
tentar á tantas partes de los escuadrottes que les daban gueira. Ob- 
<0erva asi mismo este e8^tcNr»^e en la ^ptínta denota foé cuando 
(los pueUos eomenzffiren á temer mueho á ALvarado. Hovera 3» 5» 
7» iiahlando de iandsmarcuarta batalla» diee: murieron algunos cas- 
tdlttkos» y muchos quedar(Hi heridos, y tiaid>i^ wud^ caballos. 

En el f^pttei^iOoariKit^ Alé tomada Atíitoi y rei^üdosu monmr- 



,/7f#ff ^ 



46 GÁPÍTCLOin. 

ott, pa^afido AbmtíAo á alojarse en Gimtemaki, corte de Skacan» 

^ qaek recibió de An^stad^ como va referido: en el octavo^ñié asal* 

tado Mixeo, destraido, y desalojados sus habitantes, con pérdida 

de onee cabaHos y alguna gente: en el noYcno, prolongado por seis 

dias» lo foéd pueblo cabecera de Sacat^eques, donde quedó una 

/:; . ^ . ^ guarnición y por capitán Diego de Alvarado, hermano dd adcton- 

/ /í^. ' - ^ ' lnj[Q^ Otro hermano suyo, -Gonzalo de Alvarado, que marché contra 

^<?J — f los jjaam^ t tuvo que dar el décimo en Mazatenango: undédmo, en 

J^acatan: duodécimo contra los serranos de Guüco, en que salió 

/ S berrido y perdió algunos caballos y gente; y el dédmotérdo, en el Sa- 

eoleOy en que puso cerco á la fortaleza, fué reducida á capituladcm, 

y rendido su cadque CanildMC, según reladon de Juarros trat. 6 

cap. 6, 8 y 12. 

Por los monumentos que produce este escritor cap« 3, Alva- 
radOy saliendo de Guatemala y pasando mitre Itzapa y Parramos, 
bajó á tomar asiento en el valle de Dueñas, para hacer su ñinda- 
don famosa, dice Vázquez, situando la capital de su gobimno en* 
tre dos volcanes. De aquí siguió por la co^, de parte de la noche, 
mi marcha en persona, y sin requerimiento sorprendió de madru- 
^da á EscuinUa, en que se dio otra acción, que llamaremos décima 
cuarta, y en ella puso fuego al lugar, hizo mucho daño y presa á sus 
vecinos, salieron heridos i^gunos castdlanos, y muertos muchos 
indígenas amigos: por loque BemalDias cap. 164 dice,- valiera 
mas no se hidera, süio coidorme á justida, que fué mal hecho. 
£n el décimo quinto combate, según testtoonio de Herrera dec. 3 
lib. 5 cap. 10, quitaron los naturales de Tatixco al ejército espa- 
ñol pordon del bagage, declinioido éste trabar refilegaenGuazaca- 
pan: el dédmo sexto, después de transitar sobre pÉais, con mucho \'''Á - 
trabajo, fué dado en Pazuco: ea el dédmo séptimo, dado en Caya- 
calt, acaso Sonsonate, á donde bate la mar del sur, eludiendo Alva- 
rado la acdon, y provocán^a los indígenas, fueron heridos mu- 
chos castellanos, y entre dios el addantado, que quedó cojo de una 
pierna. 

Remesallib. i ciq^. 4 n^ere, que el addantado, en una refrie- 
ga que tuvo con los indios de Soconusco^ de la herida de una flecha 
^edó cojo, y que para no parecerio tanto, tuvo siempre necesidad 
de traer bajo del pié izquierdo, cuatro dedos de coreho. Bemal IMasV 
^e comienza la narradon de estos encuentros por el del rio que 
divide aqudla provincia de la de SapcMOan, aonque.eitpresa que 



/i/ 






GONOVfBTA BÉI. BEYIfO. 47 

\» (naios de Soconosda matavon toi ot4)«ilo á Mft.espaMtti, nada 
diee déla harida qaerecüiiesi» ^^teees Alvucado. Tampoeo miñí&ím 
d uno ni el otro escritor» las aeoioBes'oenirndas enfinaiampan y C^ 
yaoatt; y roas bien e^ éUtoo se reBriteiAtvopdoriftiaiay ^implUa» 
escrita s^re^eDaspor Gooerio de álranidio» qne^Au^ tcttec á Ix 
vista Berrera. . . » 

En fin, siguiendo el adelantado ior largo de imtMm^fasó el rio 
de Lempa: dlóse d déeknoodavoieonbatB/ con f^éreüo eonside-i 
fable y peligroso: llegado á Ma»tlan, sin duda Gbaparras^iqne, to^ 
mó la vuelta por Lediuan^ y íiieron 4 9?iei4^1e'de,<^EdQ&«b^y 
acaso Gopantl, con zigano; porfue desaipfi^midOf'la yetadad, re^ 
sueltos á la guerra, le presentaion el décimo nono cenábate» en quo 
le mataron once cabaUos, y [no pudlendo reducirlos, después de 
veinte dias; siguió el canoino para 6ttateinala> ídn duda pasando 
por Esquipulas, ... 

No especifican los historiadores estas úHbnas refríeos, s^te- 
nidas^ lokuFgode Gusestian, y vuelta dedbaparrastlque, boy^S^U 
Miguel, yChiquijQ^; en que la^disconvenienoia de los nombres 
de lugares, íü^ mas difieil íbrmar juicio. ]E1 autor del Isagoge 
cap. 6, solo expresa que Alviurado halló en yacflia los pud)los que 
van mencionados» y hubo de pelear con eUos, con gran mortandad 
delosind%^as« No escarin^itaban, dice, los pucMosen la nior^ 
tandad de los otros, sino que cada naetoió provincia pareda la 
]^inera que vda é los españoles, porque ei^ una de estas gentes 
se team por h mas valiente de todas. • , ( , ^ 

Vuelto Alvarado^ y partiendo é Honduras en pos de Cortés, que 
estaba en Tn\¡illo, dejó á Gonzalo su hermano por. teniente suyoi 
Mas éste, ea m ausencia, según retaqi(N|.de Juarros cap* 9, expe* 
rimeutó. us^ sublevación casi general de los pueblos y príncipes 
que se habían sometido, ó prestado su amistad.. £1 autor del U^ 
g^ge eap< 6, es de sentir que no fué sino-un descontento general, 
P9^usado.p(Nr veiadones» que hubo interés de convertir en guenra 
abierta; y liaee e^ juicio, fundado, dioe> en actas, y acuerdos de 
calttldo, y dictáUM^i^de hombres circunspectos, que deü^robaban 
Bem^Ímt&&míl^;H^iQmQ4pfí^m:f^^ todo entró asídescon? 
^1^9. y ^i^ l$i m^^ y pn^los que nor habían peleado por la 
Ubertad, se hallarQó..ei!)^Jif^ n^c^id^ de e)inc la oamp^m^i, para dei 
feidpne.y.reM?rafl^t:r .; 

£1 IkJMantiidn J^» Podro,, qne no llegó |i ; Trujillp por saber que 






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48^ .^ msktw m. 

CorMsM WM^ mbamitfvaíMéacieo» vrt?ieidtopara Gtwtmate, 
iHáté de ntnf o I» araM los piidbtos ée M oiM^ttenda; y 8 
caBerfi«masal cap.its^qoe^onolroft Mlejuatóendcamliía^ 
les iMtuMhft e» umi giMffrflIa ea la pMi^tecia ^ San B 
iado UaiMdalffcQesay y le»liM€^n otiwtareft: enladeGvscalto 
dice Juanros cap. 10^ sostuvo rédos combates: salido» de esta pco« 
vtecfo» ymú!í9áomlíi daCkiateaialay en lalpatagua tavo tres- ae^ 
cfonen ptímgBmñT'^ iPeiol, y desal^fm* á sos hid>itaiites, pevecie»* 
éb ea te iHteft tin BsiMsdo de Ahraradoy otros «antro sddadetf 
«fettegdldes^ €pie wmifi^ ebteesetítor: en los llanos de Canales Iüh 
bo todavía olMi doe^ 9il> preseMarob los puebla de Petapa, Pi- 
fiula^ GnayMAngo y Inmay^ y vati mas de seis nuevos enenen*' 
tros: después de lo cuál Ileg^ ALvaradt) HA campame&toidel vaUe^ 
én que ser baMá situado te pobládMi eMettana y du&d deSw^lÉ^ 
go, en la falda de los volcanes. 

-' 6b ^ta saaoíi bsJbte sfldiy tesando M^de Ahaiado^de Saeate- 
pecp]^) o(m dgunos ettAéHanos^ y tlaseiMeeas que com^caiiaai la 
guamielon, quedimdo priilion^o uno de los primeros y dos de los 
segundos, que ftieron saérlftcados^ á los ídolos. Sálfi6eontra los re^ 
hétedos el efiíffijto^Poiftoeatrevoy nombiudoteiiieBte general» oon o-' 
tros eapitfiíiés, encábanos, 8d arcabueeifos» 150 tlasealteeos, doo 
sacatepequesK amigos y-sllflelenle i^rtiUería. En d primer encuentre, 
^sbarattoxm un ejérdto de 9000 Ind^enas y se ^idM>scaren: en 
dsegunio, pusieron ^n Alga oM ée aooo fle«i«]%s> redMendo baf4> 
to daño con dardos envenenados^ Pero avanzando^ Ace Juarros, y 
détfcenA^ddo á teUtaniray aeometidos por los unooy los ott^> tu- 
vicg^on preoisfoilt dé ifíilmríi» po^ lo mas lékarto dd ca^ yenk» 
^V6 del oéMti^áto die^Nm'ell^ unoBTastsrcjbSi ^toiMle^nredados^cmi la 
tía^ y llBjtioos, se desconcertaron y toyerm^ coa muelle de algu*^ 
no» íncBos amigos. 

B^QíntÉíM dd^iuevb) y dirigiéndose álapd^donpidiie^, fne^ 
poftaiXMí^tidés do 1nay0^néiaet« de tropa cM toda dase de aiitta> 
dónete teutendo aptitud dS(d>m* la artillaría» Um> distrotos^onay 
otva veÉ e)i lés^lndigenas üasta baeerlo» i«tlyar> •con lo que di^>er<> 
somobMeron mas opotMon, eutnééb •MterpcÉlaeldli^ csim&» d 
i^MHo YUMMaor» con pé^cgda €» te <atítt»^li«éfofit éí^ m^ un^caí^ 
Iteao» 9 tteMtfieea» y^ 9r saeal»pequM lÉn^^ 

Según rdadonde Vázquez» propuesta por JiaiTOS'^Aip. 11» ecm 
la entf #i tieüfiNnoa te 4#J9emtíI imámp* 199, st^odetestM^par- 



conomsTÁ WL ieino. 40 

M ftra UboAé é flwtoMla la vk^, donde le haMuí eombiiu^ 
^ SinaMH j SaqMehttl» reyes de fiuatemala y Utaflan» eon loa 
^acUpiei y pnebloa de SMolá, Comalapa, Xilotepaqae, Sompasgo 
y CUaiaHB&ango, todos los cuales poslenm sóbrelas amas aoooo 
«ombatfentea» cuyos escuadrones» dice este escrilor, salkron con 
mala vaAora, entrando victorioso el fjérdto eq^añd en aqudlacik 
'pltaitconqaesonoCvasdnooaeQiones reñidas; y mientras era d^ 
monda, y desaloj^idos sus habitantes» Ahrarado permaneció dtea 
^yas en ranchos» que hizo en los llanos: descansó otros dias tt OUa- 
tepeque» y riguió su visje para México, y luego á Espaia. 

Los reyes lUnacan y Saqnechnl, algunos caciques y restos de 
trepa dispersa» se retiraron á Nimanché» diea leguas adelante» en 
4onde caminó en aeguimisnto suyo Gonsalo de AlvaradP» quien los 
dedMHraftóeitíBBSQienle ennuevo combate» y redujoá prisi<m uno y 
4ytro monarca» y abonos otros cadqnes principales» que llevó con^ 
sigo» sdemnisuido luego con ellos elijérdto su entrada triuafimte 
en la ciudad unsvislenal^ Santíaso. andando todavía d año de 

•1S38. 

El año i^^ente de l637»diceBemesallib.l cap. 10yli»8e de- 
liberó sobre cifiltío en que se habia de fundar formalmente la eiu- 
4ad» y esoojido en lo mas enjuto del valle» se tomó posesión de él 
idiHa9Sden0viemÍMre»yenAsebiEoentradasiria»ne» celebrando 
^entónoeslaaiqnisieiondd domiaia délas provincias conquisiiidas* 
Ssle dia <v>n8ideré sfempipu la dudad como el aidversario déla ^i^ 
erada triunikarte de 6onzalo de Alvarado con los r^es y eadques 
prisioneros» según se advMió en acuerdo de ao de julio de 1(67. 
n primer drispoIL Francisco liárroquindedara patrona á Santa 
CeeOia» en su segundo sínodo Aocesano» oeld)rado en 1666» eonrt» 
96; y en d tercero» habido en d año de 1660» const. 41»inchiye su 
dia entre los lastHros. En autos de encmntenda de 37 de febrero de 
4e47y la ífeabrBde 1640, se lee que Juan de Garmnsa levfotó d 
tendón realeon ummIuo gasto de subadenda en la juia de FeUpelV» 
parles añasde l6ai»ydel mismo modo lo sacó en los años sue&- 
«Hros en lasvíqperasydias de Santa Cecilia» p«r costumbre y me^ 
« a ria que seimee» dice la letra» de hiAerse ganado astas pipvin^ 
wkm en senuianbe dia. Bazon por cpié d n^dor Fuentes jGwmmi 
icncsUldodeíadejulio de cea» Hamadpenden, estandarte red de 
la conquista* 
. Infln, A asta saaonnoaehshia locado aiMilapnyfinda de Sa- 

Ton. 1. (6) 









^ CAP. in.--HX>NOI3I8Ti WL RETNO. 

9apalas;iyse míprendió su redaodon en 1599^ segim Jiúffñ» c^ 
1 S. Dkijló ima^pedidon el capitán Olmos, qne ñié deriiediOy pri- 
mero en Uspantaá^saliendo herido, y luego en QikUcaslenttligo, 
en qae perdió ha8ta^4>agi^. Remesa! lib. a cap. 15 mendiAiae»- 
ta provincia como una pcurte de XjlHllltíiP ó Yerapaz; y al cap. 9 
expresa que los españoles sigui«x>n acometiendo hasta tres Teces, y 
otaras tantas hablan vuelto c(m las manos en la cabeza, por lo que 
dilató muchos años sin sugetarse, hasta el año de 15S7, en que la 
conquistaron los religiosos dominicos, no con armas y soldados, si- 
no con razones y ofiredmientos, comenzando por el propio distrito 
de Sacapulas, cuyo cacique D. Juan, dice el ]^]^ escritor cap. 18, 
vino á la dudad con el P. Gasas, y fué muy lK>mrado dd obispo y 
del adelantado Alvarado. Juarros varía en esto último, siguiendo á 
Fuentes que escribió fundado en un manuscrito, que dd»ló no tener 
á la vista Bemesal, y da por concluida la conquista de Sacapulas 
desde el año de 30, m, una segunda campaña dirijida por Orduñá. 
Pero la carta dd rey de 23 de fd)rero de 1544, dirijida al caek|ue 
de Zidcastenango honrando su persona y privilegiando sus pue- 
blos, transcrita por el propio Remesal lib. 7 cap. 4, ño deja duda de 
su narración; y la misma resulta de ^iii^nez lib. 2 cap. 13*. 

Siguen aun otras reniegas y bátanlas. La provincia de Chi- 
quimula, redudda en los principios, se sublevó en 1530, según 
Juarros trat. 5 cap. 6; y para recobrarla se dio un combate en Mi-^ 
^Uan, dos en las cercanías de Esquipulas, y otro dilatado y reñido 
^ en Gopanti^ue^ era plaza fortificada y fué defendida con tesón. 
^\ También fué recobrada en este año la de Infla, que Herrera dee. 
4 lib. 7 cap. 5 supone junto á la de Tmi^ton ñ Oj^uurho, con da- 
ño de sus naturales y gran número de prisioneros; y lo fueron las 
provincias del otro lado de Lempa, después de algunas reniegas: 
pues defendiéndose sus habitantes en la ribera, salieron heridos 
muchos castellanos, cuyo número no expresa este escritor; y :por- 
íiando todavía mas el capitán Rojas, hasta tomar paso ^ canoas^ 
entró en nueva acción en tierra, en que los desbarató, siendo heri- 
dos entonces veinte castellanos. Recojidos los indígenas énimpé* 
ñol, fueron sitiados durante un mes, y habrian perecido los sitiado- 
res castellanos, nota el autor, si no hubiese advertido Rojas, '^e ^ 
combinaba un grueso cjérdto en auxilio de k>s sitiados; perd impe- 
dida su reunión, se rindieron éstos últimos. 

A este tiempo llegó notidft de que había castellanos en la tierra 



-^ 



CAP. IT. — MHSION DE nOTINCUS. 54 

á dos^ jomallas. Se adelantó el capitán Rojas á reconocerlos» y fué 
preso. Era el capitán Estete, teniente de Pedrarias, que vino con 
genteé posesionarse de Cuscatlan, alegando pertenecer á su distrito. 
Esta dudad reosé obedecerle, pero teniendo poca gente, no pudie- 
ron impedirle que se situase en Pemlapan. Dado aviso ¿ Ouatemala, 
se annó. gente, que uniéndose á la de San Salvador, fué sobre 
Estete; él cual huyó desamparado de la que traía; y con esto ya fué 
ficil acabar de pacificar esta provincia y la de Sim Miguel, que 
quedaron por la gobemadim de Guatemala. . 

Se ve pues, portodo, quelanadon.guatemalana luchó una y 
otra vez por su libertad: que venddos ó ganados los s^ieranos, era 
preciso ,aun ^inar ó vencer los subditos: que conquistados uno por 
uno los pueblos, provincias y reynos, filé necesario todavía reco- 
l>rar dterrenocadá palmos; y en resumen, que si se frustraron los 
esfuerzos de susnatorales, provino precisamente de encontrarse en 
todas partes inferiores ea. armas, pero no en virtudes; y que parte 
hubo en que no bastaron las armas castellanas, y fueron necesarios 
privilegios. Con razón Bemal Diascap. 164, dice de los indígenas 
del pais, que eran corajudos y. guerreros; y hablando de los con- 
quistadores cap. 209, no acaba de ponderar sus hazañas, y de afir- 
mar, que no habla sido remunerado su mérito. 



GAPlTUlO 4. 

JM-vIsloii de propínelas* 

La conquista de Costa-Rica no fué menos r^Jda. Comenzada 
Antes que otra alguna, fué la mas prolongada. S^un Juarros trat» 
& cap. 15, aparece esta provincia conquistada en mucha parte, y 
poblada Cartogo en 1522, y por su gobernador Diego de Al^tieda. 
Mas l^rrera, 3, 4, 9, muestra á Pedrarias en posesión de esta par^^ 
te de CastUla de oro con los nombres de Buríca y Veragua, hostia 
Mzando en la primera al indomablerey Urraca hasta d año de 1 526, 
en que expone fué adjudicada, como descubierta antes de Pin- 
aon y Sdis, al distrito del gobernador Pedro de los Rios, su suce-* 
aor: en 1529, según su testinumio 4, 4, 9, aparece Bruselas pog: 
IMoo, que 4|vidia Nicaragua de la gobernación dd licenciado Aur 



i^ 



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»2 . cmmoiT. 

Müa Gama, fueeaor dd segundo; y «n 1SI5» <W|rHnliriS 1#- 
goas éA ducado de OAún, en que están lac^^ilal» viHa de Sonttah 
go» Natáy puerto de Ghereqoí, resalta d resto perteneciente al r^> 
almandodeFdipeGntlenreEy quehaUÓ, dice esto escritor 4», 9» 11» 
dura resistencia en los indios^ pcnrloquealfludesanipartlatiemí^ 
no siendo ftmdada Cartago» á su Juicio 7, 4, 17, sinoa iM^por 
Diego OutierreK* 

En auto de encomienda de se de marzo de 1651, apattce 
por el año de 1568 ocupado en la conquista de esta provi&da el 
Hoenciado Juan Cabdlon, gobernador de Nicaragua, siendo ade^ 
tentado y capitan general de día Juui Yatques de Gmronado, á 
qui^ socorría Gonzalo Mcjia con g^te y bastimentos, que llevé 
de Nicaragua, á tiempo que el ejército estaba en el mas grandea*' 
puro, y con este auxilio pudo concluir lasubyugadon de las pro* 
vindas de Garavito, Serradque, Turriidba, Pacaeua y otras. En 
0^ de is de junio de 1647, se ve que los indígenas dd Talle de 
Duy se rebdaron, mataron muchos españdes é incadiaron la do* 
dad de Talamanca en agosto de 1610; y que ganada, fortificada y 
sublcTados de nuevo, ocurriendo Juan de Ocon y Trillo con gente 
de Granada á sugetarlos, recibió un flechazo* en la gargante. Toda'» 
vía habiéndolos reprimido, repobló y gobernó la dudad d ^pado 
de nueve años, y por último la entregó de orden de la Audienda 
al adelantado D. Gonzalo Vázquez de Coronado, en cuya sumisión 
permanedó durante muchos años, hasta que se sublevaron de nue* 
vo, mataron é hirieron algunos españoles. Esta alternativa se pro- 
longó en lo sucesivo, y aun duraba el año de 1660, en que Juarros 
cap. 1 9, todavia nos muestra á D. Rodr^ Arias Maldonado de nue- 
vo ocupado en la conquista de la misma provincia, y titulado mar- 
ques de Talamanca. Así es que se v^ suceder los gobernadores, 
addantados y títulos de Castilla, sin lograrse el fin de la pacifica- 
don. 

Las provindas de Nicaragua y Honduras, mas bien fueron ocu- 
padas que sojuzgadas. La resistencia que debieron oponer sus ha-* 
hitantes, la hideron unos á otros los ocupadores, formándose una 
competenda, cuyo derecho fué librado á ia espada, fiechoei úcb* 
cubrimiento de la tierra de mar á mar por Gil González Dávüa, que 
obtuvo del rey la gobemadon de ella, escribe Herrera dee. 8 Iün 
5 cap. 13, Pe^bro Arias Dávila, entonces gobernadorintRkio de Pa^ 
üamá, envia á Córdova, teniente suyo, que la ocupa, y tmda luego 



U TiBa 4i BniMlaft mUnitbia; la dudad de Granada ^ Ñeque* 
4!Íim,ladeIieoneaIoiabite;yIadeS$ggYiac^ ' — ' 

ga Gil González Dávila, desaDaJ)arcaen el Golfo dulce, ñiiid^ en ól 
la vffladeSaa GB, y caminando eu derechura al mar dd sur, sa- /^ 

lie enlllanfiha, quehay gente deKedrarias adelante, y dapor dof ' ^ 
yece$ fld>re ella, dmotándola con muerte de algunos 8<ddadoa^ 
desarmándolos y quitándoles 180.000 pesos en oroi pero sabiendf 
á la sazón que ha llegado armada por el norte, pierde el triunfo, 
yoi^que vuelve á saber d« día, desampara el puesto, y queda Ul 
iMmda del sur ocupada por QMova, m nooibrede Pedrarias. 

Gristóval de Olid, prosigue Herrera cap* 18, aviado por Her^ 
nan GcNrtés, desembarca en Puerto Caballos¿ á 14 leguas ñmda l|i 
viUa del Triunfo déla Cruz, y otra yiüa m Naco. Aproximándose 
CA González hace aüanza eon Olid, y luego se separa de ella: pue^ 
blaen Nito, á 80 l^puas de Naco: llega á San Gil, donde se hahian 
tizado, ahorca á un teniente suyo y un clérigo; y se dirije por últi- 
mo á Oíoloma. Entretanto, la gentedeNaep vasobre Nito, aj^re* ^ 
san y luego sugelan al alcalde mayor y justicias de esta ultima; y ' . 
un capitán deOlid llega á Gboloma, y atacando á Gil Gonzale», 
le lleva preso, 

A esta sazón, alzado Olid contra Ccnrtés, viene Francisco de las 
Casas contra él. Je vence en batalla naval, y pierde d triunfo, sien- 
do rotode una traipestad, con que cae en podado Olid, el cual lo 
redhijo á pridon. Pero las Casas atenta contra Olid y le asesina; 
toma la autoridad en nombre de Gnrtés» puebla la dudady puer- -1 // 
to de Trujillo en la punta de Casinas y queda dueño de la banda 
dd norte y gobernador de la provinda, Ck)]i esto, concluida su 
ecmision, ccmtinúa Herrera lib. 6 cap. U, dispuso volver á Méxi- 
co por Gitttemala, siguiéndole Gil González, y ambos dando al pa-r 
ao con d capitán IMones, por infiel á Cortés y Olid, le ahorcaron 
y sigui^on su camino. 

Destituido CHl González dé la eonqui^ y goMemo de la tierra, 
y apoderados otros de día, aun no es concluida la competenda. La 
«mdienda de Santo Domingo, oyendo las ocurridas entre los go* 
bemadores, envió para p<mer remedio al fiscal Moreno, quien lle- 
gando á Trujillo puso por gobernador á Juan Ruano, y mandó in-* 
timar á GArdova en Nicaragua obédedese á los oidores de la audien- 
^f y no á Pedrarias, que no era provisto por d rey. Dando la 
inadte d fiscal. Pedradas vino á Lecm, procesó, y pm: sentenci»^ 



84 capítulo IV. 

mandó degollar á Córdova; y los vednos de Tn^illo apresan á Boa^ 
no, y le ahorcaran, dice Herrera, sino tuviese á bien retirarse del 
lugar. 

Cortés en México, refiere este escritor lib. 7 cap. 3, 4 y 6y no 
sabiendo de Olid, ni de Casas, se puso á camino por tierra, toman- 
do la costa de Guasahualco y Xesylutian ó Yerajpiaz, y llegó á San 
Gil, donde sus vecinos acababan de ahorcar ¿ Armenta, teniente que 
dejó González, porque no les permitía abandonar la villa y vdver-* 
se á Cuba. Cortés trasladó la población á Puerto. Caballos, donde 
I puso ajruntámiento y pasó á Trujillo: hizo edificar mas casas, y ta* 
' ' larselos bosques: envió á reconocer las provincias dej^aj^axina y 

Papayeca, de que reclinó mensages de obediencia: mas adelaíite se 
. / reconocieron otras provincias, llegaron veinte señores á ofrecerse 

' ^por amigos, y cada dia entraban en la ciudad mantenimientos da* 

dos y trocados; mas porque los señores de Chapaxiua y Papayec$i 
no acudieron en persona, seles hizo guerra, dándose la muerte á 
Mazatl, y tomando á Pizacura cien presos: con que quedó la tierra 
pacifica, y puso por gobernador de ella á Hernando de Saavedra, 
el cual dice BemalDias cap. 183, pobló en Olancho una villa, y 
siendo invadida poco después por Kojas, de orden de Pedrarias, 
acudió á lanzarle de su distrito, según el mismo Dias cap. 189. 
• Cuesta la conquista de estas provincias á sus competidores seis 
//' / ' batallas mas ó menos sangrientas dadas en Toreba de Nicaragua, 

f^f-j/;^ en Nito, San Gil, Choloma y en la mar ante Puerto Caballos, y seis 
asesinatos perpetrados en sus tientes y capitanes, al paso que la 
ocupación de la tierra no costó á Gil González y Córdova en Nica* 
ragua sino dos combates y muchos reencuentros, que no especifica 
Herrera, y en Honduras ninguno; porque advierte este escritor, que 
en la villa de San Gil, los indios, por ver fuera de la tierra á Gil 
GoDzalez, le mostraron la de Nicaragua como rica y espaciosa: de 
Olid cuenta que recorrió la tierra con tanta templanza, que nuneai 
dio ocasión para que los indios se quejasen, y que la sometió sin 
alteración de los naturales; y de Cortés refiere, que se condujo sin 
reñir con nadie, porque todo lo puede el buen término y la modes* 
tia, y que no empleó otro apercibimiento sino el de Mazatl y Pi- 
zacura. 

Sin embargo, pacificada la tierra, se suscitó la rebelión en los 
indígenas, y nuevas disendones todavía en los castellanos. Hur-* 
tado, capitan.de Pedrarias, no obstante lo ajustadc» con Saavedra, 



DIYISlOIf DE PioVlNCIAS. S5 

f > 

ib sobre sa geüte ^ Ulancho, pasa á ocupar el puerto de Natív}*^ «^ / ^' . / 
dad» y voMendo á resguardar Ulaneho, es desbaratado por lagen- / ; ^ i 
te de Saavedra, Estas discordias de los castellanos, dice Herrera 
Zy 9 y íO, dieron ánimo á los indios que estaban pacíficos para re- 
belarse: fueron pues sobre los situados en el j^erto de Nattividad, 
fos desbarataron y mataron algunos castellanos de la guamicion: 
luego fueron 150 caciques sobre Ulancbo, y mataron al capitán 
Hurtado, al capitán Grijalva, 15 castellanos y 20 caballos. Saave- 
dra, bien quisto en Trujillo» no recibe á Salcedo por gobernador, 
«no viendo los despachos reales, y es reducido á prisión, secues- 
trados sus bienes y desterrado á la Española. 

A esta sazón llegaron comisionados de Pedrarias á Trujillo, en- 
cargados de requerir á Saavedra y al ayuntamiento, dice Herrera 
4, 1, 7, para que se pusiesen en su obediencia como pertenecientes 
á su, gobernación. Salcedo, que los recibió, entendió por el contra- 
río que Nicaragña le pertenecía ló mismo que á Gil González, y se 
puso en camino para León, donde el ayuntamiento le recibió en 
ausencia de Pedrarias, que daba residencia , en Panamá, y entre- 
tanto fué subrogado por Rios. Éste también vino á Nicaragua, juz- 
gándolo de su gobernación, y Salcedo le hizo salir dentro de terce- 
ro dia, mandando despoblar á Bruselas, porque le dio alojamien- 
to en su salida. Mientras esto pasaba, Pedrarias obtuvo en Espa- 
ña el gobierno de Nicaragua, por fallecimiento de Gil González, y 
sabiéndolo el ayuntamiento de I^eon, puso preso á Salcedo, y á dis- 
posición de Pedrarias, quien llegado no le dio libertad hasta los o- 
eho meses. Estas desavenencias entre los castellanos dieron tam- 
bién aliento en Nicaragua á los indígenas para que se sublevasen, y 
presentaron primero dos acciones, en que fueron rotos por Compa- 
ñón, con muerte de solo un caballo; luego otras tres, en que acer- 
taron amatar algunos castellanos, dice el mismo Herrera lib. 3 c. 2, 
y mas adelante otra, en que huyeron dejando su armamento, lib. 
7 cap. 4. 

Salcedo, cuaqdo salió de Trujillo, habia dejado por teniente suyo 
á Qsneros, que fué depuesto por el ayuntamiento: en su lugar en- 
vió desde Nicaragua á Méndez, que también fué reducido á prisión, 
y substituido el licenciado Vasco de Herrera por el miismo ayunta- 
miento. En su vuelta á Trujillo sacó Salcedo de la prisión á Mén- 
dez, mas no osó quitar á este último, dice el historiador Herrera 
Vb. 6 cap. 3. Murió luego Salcedo, con sospecha de veneno, nom- 



B6 ckfitVM iT. 

hnjkio eñ sü lugar á Cereceda» i^ cesar d licenciado Harréra de 
darse pw teniente de gobernador: con lo qaé se formaron dd» 
bandos» nno por Cereceda y otro for Herrera; poro se concer- 
taron en gobernar juntos» y no obstante» todavía resaltó otro ter- 
cero» H^dez» refiere este autor dec. 5 lib. l cap. 9» alegó entonces 
no-estar firmado d pod^ de Cereceda» sino d suyo» y armando 
cuarenta hombres dio la muorte al licendado Herrera. Gereceda, 
«rmando vdnte» la dio al propio Méndez» y á otros dos de su par- 
te» y quedó sdo en d gobierno. A este tiempo llegó Alvitez pro* 
Tisto gobmador por el rey» que murió álos nueve dias» nmiibran^ 
do de nuevo á Cereceda. 

Entretanto que corriúi estas alteraciones» se alzaron» dice Her- 
rera d. 5 1. 1 e. o» aun los indígenas que hablan quedadoen obe»* 
dienda» invadieron las minas» y mataron tres Castellanos. Tasco 
4e.HcTrera salió inútilmente contra ellos» y volvió con la gente des- 
contenta. Diego de Herrera» su hermano» que salió de nuevo» tan^ 
/ y^ poco adetontó cosa alguna. A Cereceda» que reunió las fuerzas caff- 

/ / . ^ ^ teüanas para trasladarse áj^acojjntentaron impedir d paso» le- 
^ ^ "-^'^ " cantando una trinchera en d camino; pero á su aproximación la 

desampararon y buscaron los montes. No acudiendo en parte a^ 
fiuna los indígenas con servidos ni mantenimientos» los castdlanoB 
quedaron sin socorro y en suma pobreza: por lo cual llegaron lais 
cosas á punto que dispusieron desamparar la tierra» y poniéndolo 
por obra» dejaron atado á un árbol ¿ su gobernador Cereceda. EL 
factor Celis» previnieido estos desastres» habfa venido á Guatema- 
la á pedk socorro á Alvarádo» quien acudió con geite castellana» 
indígenas guatemalanos» gaoiado y provisión á^ todo género. Con 
la noticia de su llegada» retrocedieron y soltaron á Cereceda, que 
kiego aMHcó d goUemo en mimos de Alvarádo. Éste lo aceptó» di- 
.ce el mismo es<»ritor d. 6 Bb. l cap. 8» puso Justidas de su mano» 
comenzó á pacificar la tierim con maña y autoridad» ^^^,3m 
' f !, Pedro Zula» y partió á España por Trujülo» dejando p(»^ tentente 
. á Juan C^avez» que dgidó bi piadficadón de lá tierra» y fundó la 
' ' dudad de Gradas. 

Montejo» que haUa obtcaiido esta gobernación en Eq^aña» y 
ipeusaba v^iir por las miOas ñotídas de dlá» colando iaÜBAia dd 
bum datado que le dio Alvarádo» mvió délantede sí á Cáceresper 
teniente suyoá posesionarse de la provincia. Aunque no querían 
regirle» tuvo fonna de entrar en Graote» á^leoq^ qq» ChAY» 






f 



/ 






Míisioa pe FiíyvmGus. 57 

b«Ma pAlffA^ é GütepiBla» pn^idió los acaldes y reidores, y los 
privó de inift lirios, Uegado Mootejo, dice Herrera 6, 3, 19, quitó 
iQg rej^irlioiieatos á qoieoes los tenian» con qi^ ofendió á los cas- 
tdtonos» y disgustó fl^n tanto á los naturales de la tierra* En 
^sásk sa«0B» Oi que se Juzgaba toda pacifica, se levantó en la pro- Q 
vindadeGergginel f»ieique Lempira, que reimi^do los caciques de ,^ ' / ¿A¿^^< 
bt tierra, se piis<^ á la fróito de treinta mil hombres, mató algunos 
ettrtelkiios diq^ersos dd contomo, sostuvo en un peñol un sitio de 
1^ meses, y no feneció, sino por la astucia; porque aviando el ca- 
pitán Cáceres un soldado á caballo^ que le hablase de paz, á tiro 
de arcabuz, y otro soldado al anca, que le apuntase al hablarte d 
primero, llegada ocasión le dio en la frente, y cayendo en tierra, 
huyó la gento que le seguia, y se terminó la guerra. Luego, en el 
yatte inmediato, llamado Comayagua, fundó la ciudad de Vallado- ¿> I ' / 
lid, que hizo cabecera de la gobernación. 

Alvarado volvió de España por Puerto Caballos, y desde San 
Pedro aivió ¿ notificar á Montejo, que se habla entrado en tierra 
que él habia eooquistado con gasto de su hacienda, que habla des- 
pojado á él,^ y á los que se ocupar(m en la conquista de la tierra 
de sus repartimientos, y traia provisiones, para que todo le fuese 
restituido. Monteo oe^a la gobernación á Alvarado, como le die- 
se la de Cüiiapa; y así se verificó con almohadón real. Este itdtimo 
dejó por teniente suyo al mismo Cáeeres, pasando á Guatemala; y 
desde entánees, dice Herrera 6, 7, 4, hubo paz en H(mduras, ha- 
blado costado á los castellanos la rebelión y reconquista de esta 
provincia, las rotasjaeNatividadj^Jg[anA^^ y muchas diferentes 
campañas, sin darunirsola Batalla, y subrogando á ellas la violar- 
cion del derecho parlamentario, á usanza indígena, para deshacerse 
dd foonoso Lempira. 

Mas si la t^nplanza y la modestia primero, y después la astu- 
ta, filaron bacantes para la reducción de Honduras, y un poco de 
paciencia para la de Nicaragua; no así la de la provincia de Guate- 
mala, donde los únicos señores y naturales que recibieron de paz 
á los españoles, irritados, al fin hicieron la guerra. Bien puede 
jd obispo Casas notar d carácter pacifico de estos pueblos; pero 
id advertir que, hostilizados, se armaban para la guerra, .bien de- 
liota que no dejaban por ello de ser belicosos. 

Cuando faftasen los escritores, argüirían los propios escombros 
y ruinas, que eaLñteu en unas provincias, y no se hap advertido en 

TOM. 1. (8) 



58 aP. IT. — ^DIVISIÓN DE PaOTBICIlA« 

otras. Guatemala fué el territorio en que se haMaron y ántm vesi 
tigios de ciudades fortificadas: monumentos que, como se lee en nie-< 
moría publicada por la sociedad geográfica de Paris> dios solos o- 
frecen la historia de sí mismos. Guatemala es la proYinda en don- 
de se encuentran monarquías y señoríos dilatados, que en concep- 
to de Gasas, indican pericia de gobierno, y por consiguiente apti- 
tud para una dilatada defensa. Guatemala, en fin, fué la que tenia 
milicia, que presentó macanas, castillejos movedizos y máquinas ar- 
rojadizas: la que excavó fosos, y enclavó estacas en los caminos; y 
por último, la que empleó coldiados como defensivos de guerra, 
de que se sirvieron los mismos españoles: recursos todos que prue- 
ban, á su vez, espíritu y disciplina militar. 

Sin salir de la conquista de Honduras, resta algo que decir de 
la de Guatemala. Describiendo Bernal Dias cap. 178 el tránsito de 
Cortés por la costa de Tesulutlan ó Yerapaz para Honduras, refie- 
re que adelantándose Sandoval, halló en las márg^Ms dd rio gran- /V^/-*^ 



/ 



.// 



' /' ■' t' // ^^> cuatro vecinos de la villa de Sg^LGU,. que hablan pasado de la 

^' / otra banda en iina canoa, y dos de ellos estaban encima de un ár- 

^ bol, derrocando una fruta que llamaban zapote, para comer asada, 

y no osaban entrar á buscar bastimentos á los pueblos, porque les 

habían dado guerra los indios cercanos, y muerto diez soldados, 

después que los dejó allí Gil González. 

Herrera cap. 3 cuenta que Cortés envió á buscar comida para 
proveer á tanta gente á muchas partes, pero de todas volvían con 
las cabezas quebradas; y que habiéndose embarcado d mismo en 
solidtud de bastimentos en un bergantín, dos barcos y cuatro ca- 
noas, y subido los dos lagos del golfo, siguieron éstas últimas el ca- 
mino por agua, y saltó en tierra con 30 castellanos y 30 mexicanos, 
y dejando un pueblo que halló vacío, dos aldeas con poco bastimento, 
otro sin ninguno, y á las veinte leguas otro con abundanda de él, en- 
traron peleando, y hubo una alarma tan recia, que se fortificaron en 
la plaza, hasta que huyeron los vecinos, y cargando con el gran9 
y vitualla que pudieron y llevaron á las barcas. Cortés, dice d mis* 
mo escritor, se metió en las balsas, llevando harto trabajo, peligro, 
grita y flechazos, que los indios de la ribera tiraban, y le hirieron, 
y á otros muchos, aunque ninguno murió. Bernal Dias cap. 180 
llama este pueblo Cinacan, y refiere que se apellidaron los indios, 
^ y sobre las barrancas del rio dan una buena mano de vara, flecha 

y piedra á Cortés y á sus soldados, de manera que hirieron á Cortéy 



.«-•x-» 



CiP.T. — COLONIZiÉICm ESPIAOU. Sd . 

€li lactint/; á otros doce soldados; en esto se les desbaraté una bar- 
ca, y se pcfdié lamitad de la carga, y se ahogó nn mexicano; y en 
aquel rio hay tantos moxicotes, que no se podían valer, y Cortés 
todo losuMa, y dio yndtasu camino. Sin duda cadnj^jga]¿4^aebla- 
y solo qneda memoria de su nombre. "ZZZ^^ 

Embarcado Cortés, r^ere tamMen este escritor, y siguiendo 
Sandoval el camino por tierra con el cuerpo del ejército, no crda 
segura la gente que quedaba atrás, hasta que no pasasen todos un 
rio muy hondo, sin duda Motagua, porque de unos pueblos cercanos 
de las estancias que confinaban con el río y Golfo-dulce venian de 
guana basta allí cadadia muchos indios; y todavía asegurado el 
paso con ocho castellanos y cuatro mexicanos, una noche vinieron 
mudios indios guerreros, y dieron de repente sobre la guarnición, 
ysiMennopudfervm tomarles la canoa en que serecojieron caste- 
llanos y mexkanos, les quemaron los ranchos ^ que estaban aloja- 
dos y lastimaron dos de los primeros y uno de los segundos, aunque 
tto Alerón mucho las heridas, dice el autor; y bien prueban la intre- 
pidez de los indígenas en emprender un alcance ofensivo y desigual. 



CAPímo 5. 

CoIonlBsieloii española* 

Después que los españoles sometieron estos países á su obedien- 
eia, trataron de guamecerios y establecerse en ellos. Con Alvarado 
vinieron de México sobre 300 castellanos y 300 mexicanos: de los 
cuales, concluida la primera campa&a, dejó alguna guarnición en 
Safaeajá y' Quezaltenango, y d resto acampó entre los dos volcanes, 
en el vidle de la laguna de Dueñas, entonces llamada Panchoy, ar- 
mando una ranchería, dice Remesal cap. 8, á que dio primero el 
títido de vüla, y luego el de ciudad de Santiago de los Caballeros. 
Después le ^vió Cortes 200 castellanos, con que se aumentó esta 
eiudad, ftmdó la de San Salvador, y puso otra guarnición en la ca- 
becera de Sacatepeques. Posteriormente, en ausencia de Alvarado, 
fle pasaron al mando de un teniente 90 castellanos, que abandona- 
ron á Pedrarias en Nicaragua. Sublevado Chiapas, el teniente de 
Cortés envió de México á Mazariegos, que lo pacificó, y ocurriendo 



l^ne ée su gtfite, qt» odn la de Mazariegos pdiló YfllvHreaL Tal» 
vieiiáo Alvaarado de Eqpiaña porM^üco, trajaotraa 90 caildlaina 
ífoe le sigttíerotí hasta esta capital, cmi que oreeiéaa inedodirio» y 
fundó también la \lllá de San Miguel. 

Por todos' resultan 670 casteHános, de que dedvcldos aigtmoi 
muertos de enf^tuedad, y eñ la gueira, puede hacerse |uido da 
«dO pobladores. Pero estos hombres, dominados dd genio empr^i^ 
dedor de aquella época, todavía no tomaron reposo. Alvatado, que 
Tino de España agraciado con el golidemo de sus coiiqvlslas, dios 
Hetrera, dec. 4 lib. lo cap. li5, habia ofrecido en la oArffe descn-^ 
brir por el sur las islas de la especería, y lienando ét espeíaiHms 
á los castellsmosque le siguiesen, juntó hasta 509 que se. pusieron 
á sus órdenes, construyó en Istapa ocho velas entre grandes y pe- 
queñas: llevó consigo 2000 indignas; y sabiendo las rique^» del 
Perú, dirigió á ü la espedidon: tomó todavía otros (kw navios en 
Nicaragua y mas castdtanós que le sigideron, con que se biso ala 
vela, penetró en la provincia de Quito y llegó á Rleiiomba, tierra 
ya descubierta por Pizarro, y ocupada por Almagro, que le dispu- 
' tó el paso. Alvarado, que debía retroceder ó mudar de giro en su 
camino, habiendo perdido todos los indígenas y 85 castellanos que 
perecieron en las sierras nevadas, conservaba todavía fuerzas su- 
ficientes para entrar en lid; pero Almagro supo halagar con pro- 
mesas á los soldados de Alvarado, y conocieudo éste que abando- 
narían sus filas muchos y tendrían fortuna d^rta, mas bien que 
retroceder, ó irla á buscar mas l^os, dio lugar á una medmcton y 
entrevista, en que se ajustó, que la gente toda quedase áias órdeni» 
de aquella gobernación, y se le pagasen cien mil pesos por su Ato 
y transporte. Hzarro, quetatiAien venia al ^cuentro de Alvarado, 
llegó á tiempo que se haUa hecho el ajuste y lo ratificó, haciendo 
d pago estipulado y otros presentes cuantiosos al mismo Ahraracbi^ 
y á algunos que quisieron seguirle en su vuelta á Guatemala. Coa 
el resto y parte de su gente pobló Pizarro la capital de lima, y Al- 
magro la de Quito, á que se trasladó el vecindarío de fiii^mmba, 
quedando á Guatems^a, dice Júa)ms, la gloria de h^ybi^iíoiitrfimi^ 
do con sus vednos al estaUednH^to de aqudlas dos ilustres po- 
Wacicmes. 

j^estituidó Alvarado á estas provindas llraó da oargos^ hteo 
nuevo visje á España, y supo salir de eUos, obteniendo nueva^tfói- 



GQLOiiitiaiiff ésulSou. 64 

m pava^ dfafinlwiitihnt» áe ka idas, qo» aparaoe en cabildo de 5 

ley 300 avcabnooFeii dioe B^mfml Hb« ^ 4:i$w 30, ftbrioé en Isr 
lapa y Saisom^ doce nardos de atta boido, y otros dos menores, 
ea qoe, s^im rdadoa de Bemal Días eap. 309, eondi^ 660 cas* 
Míanos y snidios indios desorviolo,dioeHenReradec»7L 3 cío, 
«onfro'driondetodofáievo, ylaflotase^iizoá lávela, tocando 
priaim>«tt Acot^uko y después en Nneva GaUda, donde Alvarado 
Aiéllaffiadodellaítoi|e4e(gobeviu|dor, que bai)iasido derrotado 
por los zacatecas, y en pel^ de perecer, se Ibrtiflcaba en Ja- 
^M». Aendió en sn socorro Alvarado, y no teniendo á bien espe- 
rar á ka indígenas, tmé sobare dios basta sus peñoles, dando drden 
alcap^anFalconqne no aftac^ise hasta ver enea de sí á los caballos; 
pero asaltando éste, sin esperarlos, creyendo llevar el trionfi^ fiíé 
innerlo, y su in£uileiia arroUada y obHg^ á retroceder bas^ 
mira en anos ftngos, dmde no pudo obrar la caballería, y tomando 
«mnSno por nn eerro,en el tramito de ima subida áspera, fué neccr 
•sarioir los caballos de diestro. Quedaba éí adelfmtado en la re- 
tagttudia, y sueedid que un caballo de los que iba|i adelante, cst* 
yó, y rodan^ topó cen^l, y oomo iba armado y era hombre pe- 
sado, no pudo huir el encuentro, y redUú tan gran golpe, que 
dentro do pocos dias murió. Con la desgraciada muerte de Al varar 
do, refiere el mismo escritor, su armada se deshizo, parte volvien- 
do á fiiia*anala,yqaedándose mucha déla gente en aqudk tierra* 
' No puede CMMebirse cómo saliendo en la primera expedición 500 
castíganos de 660 que hiftia &i la provincia, y quedando solos 1 50, 
pudo Ahrarado llevar basta aoo, según Herrera; pues aunque este 
escritor expone, que tnyo de España en esta v«z mudho recado de 
gente, no expresa cuánta, para ^pie sacase aquella cantidad: ni 
puede comprenderse como esta ciudad, contando en 1529, antes 
i^lai^rimera 150 vednos,s^unBemesalcap. ll,de^uesen 1541, 
antes de la segunda, contase 2S0, según este último escritor cap. 
te; sino fes que se supoi^, que ademas de los soldados que trajo 
y vMeron á Athramdo, enU^raron á esta provincia de tiempo en 
tiempo olms poftieniares. No obstimte, ella simnpre padedó enor* 
■le daño con ^ desfideo de vecinos que le ocasionaron una y ofra 
eiq^edídon, y debe presumirse lo lisonjero de la tierra, cuando sin 
c aib argo úe cBm pudicton snbsitíir, y prosperar sus poblaciones 
^onkttanoa. 



? 



9Sl cjüpítulo r. 

Una prueba de esto se advierte en la poMadon de^imev^Set^ 
Ba, que Kemesal Uama las Indias de Guat^ala. Por el tíío de 
1542, cQce este escritor lib. 8 cap. 15, unos españoles que salieron 
de la provincia de Yucatán, entrándose por d rio que denominan 
///j/í f U^/ ft GoM'o-dulce, en un llano dldio de ^fongOQ^a, hideron una pobla- 
i^r ^- '" don que llamaron con aqud nombre. Fué esta villa de gran trá- 
fico, dice Juarros tr. 6 cap. 8, y sevié prontocon 60 vednos, ylue- 
go con alcaldes ordinarios, regidores y un teniente del capitán ge- 
neral para lo político y militar: puesto de importancia, queel pre- 
sidente Maldonado confirió á un deudo suyo. 

Humboldt advierte, ens. lib. 2 cap. 6, que las mugeres indíge*^ 
ñas que hablan conservado algunos bienes, prefirieron enlazarse 
con el pueblo conquistador, mas bien que partidpar del despredo 
en que cayeron los naturales: los soldados españoles, añade, de- 
seaban estos enlaces tanto mas, cuanto eran muy pocas las muge- 
res europeas que hablan seguido el ejérdto. Bemal Dias cap 172, 
anuncia, en tiempo de Cortés, la solicitud de soldados españoles y 
hombres honrados en México por hijas de señores, y la dd contador 
Albornos por una hija de una cacica muy prindpal. En muchas 
partes de las Indias, dice Kemesal lib. 7 cap. ll, los encomende- 
ros, porque no les quitasen los pueblos, se casaban con las mu- 
geres que tenían mas á mano, nobles ó plebeyas. Advierte tisí 
mismo, que los vecinos de la dudad de Santiago en esta provincia 
no siguieron semejante ejemplo; y la razón de ello se nota en me- 
morial escrito al rey á 20 de febrero de 1538, por estas palabras: 
que aunque haya mugeres en la tierra no las querrán, por enfer- 
medades contagiosas que de la tierra se han pegado, y sobre todo 
seguírseles detrimento en las honras, porque algunos se casaran 
no como deben. El propio escritor aplaude la resolución de estos 
vecinos, añadiendo que muchos hideron gastos en enviar por mu- 
geres nobles á España con quien casarse, y de uno supe, dice, que 
le avia costedo traer á su muger seis mil pesos de oro. 

En una carta que el adelantado Alvarado escribe de Puerto Ca- 
ballos al ayuntamiento de esta dudad en 4 de abril de 1530, dice: 
nos veremos presto: solamente me queda dedr como vengo casado, 
y doña Beatriz está muy buena. Trae veinte doncellas muy gentiles 
mugeres hiyas de cabsdleros, y de muy buenos linages. Iñtn creo 
que es mercadea que no me quedará en la tienda nada, pagándo- 
melo bien, que de otra manera escusado es hablar de ello. Cuan*» 






■J'^ 



G0L0NI2ÍGI0N ESPASoU. 68 

dd reventó el volcan, refiere todavía Iflemesaly murieron con doña 
Beatriz déla Cueva doce señoras principales, sin duda que las mas 
de ellas eran mugeres de los capitanes que el addantado llevó conr 
sigo. En el lib. 8 cap. 2 expone el propio escritor, que por el año 
de 1546, en la ciudad de Santiago de los Caballeros avia muehas 
mugeres honradas y doncellas nobles, que por su mudia pobreza, 
estaban imposibilitadas de remedio. 

Herrera dec. 6 lib. 9 cap. 9, cuenta por el s£o de 1535, que, /^^ / 

Odmba, cadgue de Gomajagua, habia, dice, años que tenia por ¿/ O / • r 
^muger una castellana natural de Sevilla, que fué tomada con los 
que mataron en Puerto Caballos. En cédula de 16 de junio de 1548 
responde el rey al aviso que leda el obispo de Guatemala, de que 
en esta provincia haUan muchos mestizos y mestizas, y que conve- 
nia fuesen doctrinados, y las doncellas se casasen. £1 propio Her« 
rera dec. 5 lib. 1 cap. lü, escribe: los mestizos tienen buen talle, 
aunque en algo se diferencian de los castellanos: son comunmente 
noveleros, chismeros, mentirosos y glotones, aunque hay muchos 
virtuosos. 

£n bando del ayuntamiento de esta ciudad de 1533, y en cédula 
del año de 1 540, como también en el testamento de Alvarado, que 
transcribe Kemesal lib. 1 cap. 1 5, se mencionan ya esclavos africa- 
nos entre las gentes de servicio, sq^licados al trabajo, vedándoles de* 
tenerse en los ríos y fuentes, en que habia mugeres y doncellas, pre* 
viniéndose el quefuesen catequizados, é incluyéndolos en la hacien* 
da de sus dueños. £1 gobernador Maldonado, en carta de 4 de enero 
de 1543, comunica al ayuntamiento la llegada de un navio con 150 
^negros, algunos pasajeros y mugeres de castilla; y en cabildo de 7 de 
enero de 1547 se mandan recojer los n^os huidos, ofreciendo des- 
de 3 hasta 6 pesos á quien los cojiere. En acuerdo de justicia de 3 de 
setiembre de 1 550, sefidló en el pleito de cuentas, seguido entre Mel- 
chor de Vdasco y Cota, negra, muger de Alonso Guerra. De lo cual 
aparece pusieron los españoles entonces menos estropiezo en casar 
con esta clase de habitantes, ya que en las naturales de la tierra, an- 
tes de Paw, recelaron contagio y deshonra. 




«4 

CAPífüiee. 

Tcjaeloit de les Indigenaif* 

Los usos rigentes en la Espa&da sirvieron de gnia álos caste** 
llanos establecidos en Gnatemala. La esdayitad, el tribato, las en-* 
comiendas y la hoguera, observadas en aquella i^, se trai^adaron á 
este pBis; y porque en día, dice Herrera dee.l 1. 9 cap. s, se huían 
tos indígenas hechos esdavos, y se ordenó que los mareasen en una 
pierna, para que so color que eran esclavos, otros no recftiesen ve- 
laciones: también en Guatemala junto con la esdavitud se introdujo 
la práctica de marear con hierro encendido álos que cupo padecerla, 
disthiguiéndose los castellanos de su diMarito en hac^ estensiva la 
esclavitud á las mugeres. Bemal Bfas e. 164, hablando de los prl^ 
sioneros, conduida la guerra de Ütatlan, dice, y herraron mudioé» 
esdavos é indias, y pagaron el real quinto. 

Al rey ChignaviGelut, que siguió la guerra, muerto en día su an- 
tecesor, mandó Alvarado quemar por justicia; y aunque añade esté 
escritor que no se ejecutó esta pena, sino la de horca, d autor del 
Isagoge Hb. 2 cap. 4 advierte, que asi en este capítulo, como en o^ 
tros muchos de su historia, se hallan en lalmpresion de Madrid mur 
días cosas añadidas, que no se leen en d original manuscri^ y aca- 
so tuvo á la vista el que d supremo gobierno ctel estado conserva 
firmado del autor, que fué vedno y reidor de esta dudad. Herrera 
3, 5, 7, hace mendon no de uno sino de muchos, cuando expone, 
que los señores que tomó presos Alvarado, ftiéron quemados por 
acuerdo suyo, pareciéndote que con esto acortaba la guerra. 

£1 dbltspo Casas en la destruidon de las indias, hablando de Gua- 
temala § 8, diee de sus habitantes: inventaron unosh<^os, en medio 
délos caminos, donde cayesen los caballos, y se hincase por las tri*- 
pas unas estacas agudas y tostadas de que estaban los hoyos Henos; 
cubiertos por endroa de céspedes y yervas, que no pareda ovie^ 
se nada. Una ó dos veces cayeron caballos en eUos no mas, porque 
los españoles se supieron de eHos guardar; pero para vengarse hide^ 
ron ley, que todos cuantos indios tomasen á vida, echasen dentro 
en los hoyos: y así las mugeres, niños y viejos que podían tomar, 
echaban en los hoyos hasta que los henchían traspasados por las 
estacas^ que era una lástima de ver, especialmente las mugeres 
con sus niños. Todos los demás mataban á lanzadas y eudüUadas: 



TEJAGION BE LOS INDÍGENAS. 



69 



eokánMoi é peiil» kn^os, qte los deq^eflazaban y comían; y 
coando á^im «emr tt^^aban, por honra qo^nábaido en vivas lla- 
mas. EsknviéroiiBe «a fstas canilceriaft tan hilinmanas, cerca de 
^MemoBf desde daño de 24 hasta el de ao^éde ai. Rosiesal lib. 
4 esp; 6t eaeillK: Im perros braiM» q^e évnimk en la guerra, y 
htíáasksUio aepidtara de modios reyes y caei^et» faltándoles este 
atimeMiy «(»Dian las ovefas y pnereos. 

liegado á Gaseallan este infellce malavvntwado tfa^ 
gneel obispo^ bMmáú deüvarado, mandó que cada español to* 
mase de aqod gran nombro de geste, todos los indios qae quisiese, 
pamiosdiaB que allí eStüTíesen, servirse desBos, y que tuYíeaen 
cargo de traerlo que orviesea m^iestttr. Cada uno tomó ciento ó 
dneuenta, los que paretíaqi» bastaban para Mr muy bien servido^ 
y los inocenÉBB ooaderos sufiriercm la divitktt y aerviail con todas 
sos ftKms^quenofidtttiasínoadoralios» Ente tanto este capitán, 
pidió á los señares cpie le tr^esen mucho oro, porque á aquello 
priturfpaftnente vonian. Los indios respcmdfio, que les pla^ daries 
todo el ofo que tleáea y ayuntan muy gran cantidad de hachas de 
eabre, que tienen eon que se sirven dorado, que parece oca, por 
que tiene d^ono* Mándales poner el toque, y desque vido que 
^^an cobre, dixo á ios cizañóles, dad al diablo tai tierra: bámonos^ 
pues quenobftlr otxK y cada uho los indios qw tiene, queleirirven;, 
^dttlos en «iadaii,7 mandaré heirárBdbs poc esclavos á todos los 
qne pndiennidar; y yo videal fijo del señor principal de aqudla 
dudad herrado» 

Juarros t»L « eap. 13, ¿bmdb por élerta la derrota de los seiv 
ranos deNdHÉi, dieé; al dia siguknte sé fa^nrraron todos loa veeir 
jaos; y hidoAando en el ihismo supuesto de U toma de Ui^aiMms 
•eapuias, esedhe asü y se herraron y di^om por esetoms» todas loa 
pfMonersB, En la rmmquista de Sinaeantan, Jumay y Cruaymai^^ 
^, segiun la á^Klon de este escritor,>traL S cap. 17, fueron h^ra^ 
^dosloo pHsionerofeí, y entre ellos lesiiaciques de este áUimo pue»- 
Uó, él oinl)^^ lajnarea desús señores, teñó, y fué reoonécido con 
-^aómbn délos Esdavos. En la toma aiamiwno de lo&peñotes de Ni- 
•manebe, ^li quer ae terminó la reooQquista del pais, no ^ledtaron, 
•dieé YaaqlieK 13^. t cap. 1 4, castigos ejemplares de horca y fuego, ^ 
dedt^ solaceados y ¡luenmdos. 

-. Mc^no, flaeilde laEspáñda, qué viene á Honduras en 1524 
'é sosegar las tioi^iidas de loseonquistadQres, hace e^tracl^ msí- 

TOM. 1. (9) 



* /y ^ V 



66 GAriTCLoyi. 

Has, dice Herrera 9, 6, 10yyiK>saiesiiiopi«igtodee8ckt«6¿Coi«» 

tés llegando á TnijiUo el año siguiente. Hunda reoonoeerl» tierra^ 

7 llamar los cadqnes: algunos envían^ mensageros escnsándosede 

, . . ^ , ir en perscma» dice el mismo Herrera lib. s cap. 4, de miedo qtte 

/ / ^^ to Uevas^i en los navios, oomohabien hecho á otros poco ánte^ 

.,^ /; sinembargo, él también hace esclayos, y ahorca al cadqoeMa^tt. 

Al propio tiempo, según el mismo escMtor cap. T, llega qiu^ de 

i-^f v^l.8Gtum««s,dequeranavioarmadodeCuhaarrib«é«dtear«H 
clavos en ellas. Bemal Dias cap. 183, testifica, que era dueño su-* 
yo el mismo fiscal Moreno, y que Cortés quiso aprdienderio. To* 
davfa á los dos años, d propio H^rrem lib. 9 cap. 10, Imblando 
de los habttantes'de estas islas, dice: siendo pácteos y obedien- 
tes al rey, los navios de Cuba los hurtaban y llevaban por escla«> 
vos, so color que v^iian á las Hibueras á comprarlos. 

£n 1527, Salcedo, gobernador de Honduras, esoribe este autor 
dec. 4 lib. 1 cap. 7, partiendo para Nicara§^, llamaba á los ca^ 
dques, para que le diesen gente de carga, y castigaba á los indios 
que le paredan culpados en la rota de la pobl^^eíaitiL^Jj[||{^§j||i á 
unos con la horca, y á otros con hacerlos esdavos: detúvose un 
mes prradiendo y ahcnrcando indios, y enviándoios á vei^der fuera 
déla tierra. End tránsito de su viaje por Ulfim^muiteronmudios 
indios, que llevaba cargados, usando con ellos de increiUe crud« 
dad; y porque algunos dejaron las cargas, y se huyeron, inhumar 
nammte los hizo matar. El teniente Vasco de Herrera, conturáa 
este escritor, hizo entrada en tierra por Puerto Caballos, tomó i<50 
indios, y los herraron con hierro hecho por su autoridad. H^ guer^ 
ra á muchos cadques, dice mas adelante, sin preceder examen, sí 
era justa, y herraron muchos indios: para ello ocupé d hierra resJ> 
y porque no alcanzaba, todavía hizo otros dos, para que se ocupa- 
sen tres en dio. Hizo una mitrada end valle de NacOj y vohrten- 
do con tres navios cargados de gente, el maestre se huyó con ellos. 
Corriendo el año de 1535, Cereceda, otro teniente, cu^ita d xsks^ 
mo escritor 5, 8, 9, que dio mucha licencia para destruirla tier- 
ra, que fueron sin número los indios que sacó y dejó sacar de Hoñ* 
duras; y mas adelante 6, l, 8, expresa, que á unos indios práfu^ 
gos, que hablan formado una trinchera, para impedirle el paso juii^ 
to al ríoJS^ahama, hizo cortar las manos y echárselas al cudlow^ ) 
1^ Nicaragua, Martin Estete, teniente de Pedrarías, dice Her- 
rera 4, 3, 2, sdió á reconocer d desaguadero de la laguna y ccHrrer 



TEJAaOWDE LOS INDÍGENAS. *&( 

la tierra^ Ueyanda oom^o el hierro de los eschivofi, q«e estaba en 
arca de tres Uayes, para hacer muehos á sa Toluntad; y* féé ha« 
«feí^ desoldeos y cru^dades, llevando los indios cargados y en- 
cadenados eon almila, porqae no se ^sf^Tiesen^ y porque uno se 
nanaá, por no quitarle la argolla, le quitaron la cabeza. BemallMas 
Cttj^ 134 refiere, qne Garro, teniei^ de Pedrarias, pasó poD unos 
¿pvuMos qidtando á los vecinos sus. haciendas, hijos y mugeres, y 
qneloseelMban en cadaMsde hierfo;y cpie áunós indios é indias 
traían en eoUaves. 

Cioas, enktdestruic. delasínd. § 6, hablando dePedtarías, 
Ace: enviaba 50 de caballo y hacia alancear toda ulia provincia, 
mayor que el omdado' de Eusellon, que no dejaba hombre ni mu*- 
ger, ni viejola niño á vida por una muy liviasa cosa: así emno por ' 
que no venían tan^presto á su Uaniado, óno; le trahiaa tantas car- 
gas de maíz, ó tantos indios, para que siivlesen á él, ó á otro de 
su compañía: porque ccmio era bt tierra Iktna^ no podia huir d^ios 
caballos ninguno, ni de su ira inférhal. EkViabaesp^nc^s á hacer 
cntractas, que es ir á saltear indios áDtiais;^itfoViluáas, y d^aba lle- 
var á los salteadores cuantos indios querían de lospueblos paeífi*- 
eos y que les servían: los cuales echaban en cadetta3, porque no les 
dejasen kft cargas de tres arrobas que les echaban á cuescas; y aca^ 
dé vez dé mmiías que esto hizo, que de 4000 indios naTQhleaa^ 
üeis vivos á sus casas, que todos los dejaban muertos^ por los car 
minos. .{ 

Los ind^euis^que escapaban en lagu^rrade la esdavttud, eran 
sometidos en la paz al tributo, y los tributarios dados en enccmúenr 
da á los conquistadores, bajo cuyo poder ^davitud, tributo, enco- 
mienda, confiscación, destierro y muerte era todo uno, y lo mismo 
la paz que la guerra. Ximenez lib. 3 cap« 62, to^mdo ef^ materia,. 
«seribe: itomas delito que s^ índica de sus ^oomiendas, los.h^« 
rában por esclavos, y no avia término, ni modo en sacar indios de 
m» pudrios, que^ademas del tributo que les daban tsoí ^c»>bitan* 
ie ]oB casados y yiudos, porque no quedasen sin parte aun los mu- 
quidlos, sacaban 'de los pueblos cuadrilla» de ellos de á doscijBntos 
j eoaCrod^itos, no reservando ni mif chadns tiernas, Uis echaban 
forlas barramsas^dd rio grande á recoger granos de oro,: en .qui$ 
CMithHiflnwmterajbaffeados, haáibrientos y sin abrigo miserablanenste 
pereeian. Juarros trat. 6t;ap. 9, hablando de Gonzalo .Alvarado, 
tniaitey.henDaaM.dei «debutado, dice: & 900 mños iiDposo la ^<^^/ 



6t GiPÍTIJLO VI. 

obUgadon de qve «dtanáo por los lavadorot de oro, letricufreadA 
uno un castellano de oh> todosloadias. Tandrten cxíjian eaclaYOi 
de tributo. Gasa», hablando de los conquistadores de Gnattínala, én 
la ^tatroie. $ ^^ diee: pideide» esclavos de fríbnto» y dáalfs los 
li^os é hijas, porque otros esekvos no ti^en; y dteseBOviandona»- 
^rios eargados de ellos á vender al Perú, fiemesal üb. teap. 9 re- 
fiere, que leyéndose en los estrados de la aucytfncia real 4e ficátias 
ri pa¿<Hidel tributo del pwUo de Sinaeantan deOüa^^ dijemí 
presidente y oM<Nres, que era tan excesivo y tan exoorfaitante, que 
lx)da Sevffla tondrtá liarto quehacer en pagarle^ fflriikmíio Casas, &i 
d fxoipío trat. y en el de la esebiy. bsAlando de Kiearagwi, ditíec 
pedían eadacuatro ó dncaape^esyó cada ves qne cada ynoalcanr 
zaba la gracia é licencia dd gobernador al cacique 60 esclavo^ 
con amenazas, que si no los daban, lo habia de quemar, vivo, 6 e- 
cbar á los perros bravos. Iban los señores p<Mr sus pmdtes y toi»ar 
ban lo primero todos los bnérñoios, y después pedia á quif3nt«nia 
dos hijos uno, y á quien tres hijas las dos, y no deksjnas indis- 
puíestos, sino escoji^s y de tal estatura» como le d^á» el cepa&al 
una vara; y de esta manera cumpha el cacique el námero que el 
Ürmo le pedia, con grandes alaridos y Umatos del pud^.. Com» 
estose baela tantas veces, asolaron desde daño de 23 hadJid^ao 
de 8S, todo aqud reyno, llevando todas aquellas BmcheduBdMies 
de indios, siendo tan libres como yo, á vender fot eselaaroeá Fa^ 
namá, y al Perú donde todos son muertos. 

Hablando de las encomiendas este escritor, en d remedio 8 
Taz. 3, hace esta expUcadon: d repartir los pudrios de los indios, 
acaeee dar entre dos y tres y cuatro un pudilo, dando tantos auno 
y tantosá otro;y ha acaecido llevar la mug<nr repartida un espa»- 
ñol, y el marido otro, y loshijos otro, como si fuesen cochinos: y 
cada uno ocupa los íttdtos que lecabaienunahadenda, y d otro 
por el contrario en otra: otros los ^vian cargados á las minat oof 
mo bestias, y otros los llevan ó los dquilan por recuas &Qf t^O y 
200 leguas, y esto cada dia lo vemos. Con color y pretestwuddtii- 
buto, escribe Solórzano Ub. 8 cap. 8, eran y s<m vcj^dosy trc^hir 
jados los indios, y tratados peor que dñiesen esclavos. En dcttp. 
1 n. 8, dice tambi^: los encomenderos atentos á sn .proreeba y ga^ 
Banda, no habia trabt^ en que no los pusiesen, y l<«if«t^han 
mas que á las bestias. 

Ea oMapOy en este tratado, boUando^Nleaaigua^ dg^ees^ 



let eifeoúiefl» oída iu|Qn#pMUo4iieJfi i^q^^^ 
cHoi^ fe eofiCHMDdQtem^r lMusbtffifcél>afl»:lfibrftnii«».mdlit0iá^ 
«rdt lio eomidtti 4Ék*>iadloft; y wá 1m tmmuMi ras fwtíenbtím 
Morras y hevfitedei, €b ^pi^io laanlmiaiih fior.lMAeniivie ii/eián 

irfeíos, sn^ereí gr mnon^ y á todD^'liaoal^ ipie l^s $imtt M^fs y 
ÜBñ sis ludgaitfa» basta loaniiius^ caaii iin^toposden tfiBfime ^ 
kispks: tos ocapan «D lo que üada imo paide bs0er> y alasd^ 1^ 
qnepoede^y asi los han CQiisiiiiádo y connimcii hey'lw 
hui restado, no teniendo ni iékjándoies casa ni cosa propia^ #n lo 
eusü ann exoedená las^iQjmstieias de esta^géMSTa qsl» €& la Espa* 
iola se hadan. 

fiemetidlib. 4cap.7»habladennaertiinciad6esiae8peei0per<> 
tcnecienfte á Alvarado, en el valle de la dndad, «nqae hidbáa mn^ 
dios esolaTOB casados, con sus mugércs é Uyot: porqne en los años 
p9ünm>s de la poUaeion de dicha ieJnransa^ dioe,.lbanéd diebo at 
detacntado á los seflmss i^rindpales deloa demaspntfdos qtmMM-^ 
eho adetofntado ti^Eda «n encomienda, éles fizo cierta plática, y ]& 
pidió ácada señor deeada pueblo, que le diesen tantas easascon 
sns princ^iales, para las poner é juntar en la dicha labransa; los 
euaks como letutieaen por señor, é hidbietias él eimqoistado, se 
las diercm, asi como las j^dló; é se henraron pcHr esclavos los mas 
de c^os, sin preceder otro examen* JFr. Miguel Agia, en parecer 
dado sobreel servicio personal, impreso en lima en 1004, (^ cor* 
re en colección de papdes vados en la bibliot^sa de la Academia, 
dice al .§ 7, que lo habla en mnchas provincias de indias, especiair 
mente enComayagna, Nicaraguay Costa-^IUca en distrito de la reíd 
andieaeia de Guatemala, notoriamente ii^osto, cruel y tiránico, ba* 
}od cuál dencmnenderoooipalos indios en las minas con oUiga* 
cion da sacar tantos pesos de oro cada día, y si no sacaban la di* 
cha (»ntidaá por tntero, el maycHrdomo de las minas asenta la 
Cftlla delos^piebaUan laltai^, y oompUdo el tiempo^ queersn seis 
meses y aun- siete y ocho,. .entraba el mayoniomo pidiendo á los 
kidkMS enterasen las IsHas que hafaianfaecho: las cuales mm tantas, 
tnanini éí quería asentar^ y por esta cansa mandaba trabajar á los 
ínAee^ hasta que anqpüesen por entero la cantidad de pesos en 
4aeiei;bAC¡aiiteaaef!,sin tenor atenckm á sidos indios babím de- 



70 CAP. n.-^ruijcw» im los nrrifiENAs. 

jado de cumplir su tarea por ^^aftnvéiodiM, ó por haber Cáltftto d 
^oro de lasoánas, ó por haber «úidado oeupadoi en desi^awlát^ 
«a los démosles y repasos neeesariQfi^ parapederias labcar con se- 
f;úridad. En lo cnd venían á consuno otros dos meses, y muchas 
veces tres y cuatro, y «cm esto conclaian:d añO'Sin Yoher^ sus ca- 
sas, sin tener hecha sementera, tá cosa con que poderte sustm* 
tar. £1 propio Remésala cap. 8, hacemendonde muchos eschiwig 
^ue Alvarado dejó sacando <xro, tomados de los indios gue tenia en 
Mconáenda. Conddérese, añade Agía, d gran trabi^o de un mis^ 
ráMefaidlo con una barreta de 20 libras de hierro todo d día bar* 
iretean^ en las entrañas y sooabones profundos de l&tlerra. 
' En él remed. 8 raz. 8, dice d obispo Casas: pénenles á los ínr 
dios allende de lo que padecen por servir y cont^tar al español que 
los tiene encomendados, en cada pueblo un carnicero ó verdi^ 
truel, que llaman estándéro ó calpisque, para que los tenga ddmjo 
la manoy haga trabajary hac^ todo lo que quiere d amo ó comen- 
dero, ó ladrón prindpd: éste los azota y apalea y empringa con 
tozino: éste los aSige y atormenta con loscontinos tcabf\{os que les 
da: éste les viola y fuerza las hijas y mugeres y las deshonra, usan- 
Üo mal de ellas: éste les come las gallinas que es tesoro mayw que 
ellos pose^; y éste les hace crtnus increíbles vejadoaes» £1 ddor 
Herrrra, salvando su voto en acuei*do de la audiencia elá£0 de 1 544 
en que se fundó, dice: la víspera de pascua en visitad<M^ide cárcd 
se soltaron por esta audiencia Trejo.y Alonso Gartia, que estaban 
presos porque ahorcaron siete indios; yo no fui de parecer que se 
soltasen, sino que estuviesen presos, y á buen recabdo. 

En cédula de 11 de marzode 1550, diceel rey al presidente 
Cerrato: Martin de Villalobos nos ha scripto dende la provinda de 
Nicaragua, como él fué á ella por mandado desa abdieneiaá visitar 
los naturales de aquella provincia por la gran desorden que c<m 
dios se tenia, dteque son tantas las maneras de servidos y traba-, 
jos qué les dan los españoles, y tantos los géneros de martirios, 
que es cosa da espanto é que acostpmbran á azotar )ais mugeres é 
hombres por pocas cosas é quemarloscon paja pringándolos, y ios 
atan de pies y nanos y los ponen en ormigueros ^ demás dadlo 
corrompa y ñKrzan muchasyndlas, é queitanMén sobre d servi- 
do que an de dar, losdetienen fuera de . sua icasas seis y ocho m^ 
ses y algunos tres y cuatralbos sin susnragscts é lájos oortaadov 
aserrando andera. para navios, y que atacte^goejcomo la tiirra^tf^/ 



CAP. vil. — JOENiDAS K CO&T¿S T ALYiRiBO. 71 

tan cálida, y donde alcarrán está tres y cutAta legiúis^l agua que 
an de beber la llevan las mugeres éqae lleva una moger nn eán-* 
taro de mas de arroba, y su bíjo encima y nna íoMmesl de agua 
que héi&k undia é que se les haeoa otras v^aciones. ^ ^ 

Ranesaim>. 6 cap. 17, enomeraBdo los suplkits que los en^ 
comenderos empleaban en Qiiapa, para estunnlar al trsdNtjO' y cas- 
tigar á sus acomendados, mendcma el azote, el palo> el cucbüio^ 
losperros.... y ai cap» H, r^Qriendo la visita qae.lüBÓ nn,|ueK 
pesqukador, de un encomendero, dice: vio aquí por sus ojos el to^ 
jon donde degollaba los indios para dar á los ^perros, si les que* 
lia baeer merced de no echárselos vivos: acullá^ la estaca llena da 
sangre^ donde los mataban á azotes..,. - 



CAPITULO 7. 

jreniadaisi de Cortés y AlTarad#« 

El servicio mil^^&r, el bastimento y bs^age del ejército, entraron 
tfü los elementos de vcjadon y exterminio de los indígenas. En la 
jomada que emprendió Cortés para las Hibneras, cuarta Herrera di 
6, 10, que ademas de la goite castellana, llevó consigo tres mil ín» 
dios de guerra y mucbas mugeres de servicio, y entre dios á los 
príneipes Quaútimoc, prisionero sucesor de Montezuma, á Govana> 
Ghodizin, señor de Tescuco, Tetepanquezati, señor de Tlacopan, 
Oquizi, señor de Acapuzaldo, Xivacoa y Tacatlec, hombres poderos 
sos. 

Addantada la ^mada y pasando el ejército por Tustia, y el Pe^ 
Isn hasta el rio Yalis, y luego por Mopan, Manche y Naco hasta 
Trujlüo, se surte de bastimentos en las poblaciones dd tránsito, no 
á predo de meícado, sino á filo de ecq^ada, asaltando los lugares y 
ofreciéndola paz á cambio de este servicio. Así cuenta Herrera decw 
8Ub. 7 cap» 8y sig.se surtíóen Iztapan de comidapara ocho días: 
mk seis pueblos de Cübatlan, de muchas canoas de maiz, cacao, miel 
y un poco de oro: mas adrante, de ochenta indios calcados de á- 
ves, frutay pan: enXlzátpetla y Titacat, de mucha comida para la 
gente» y para los caballos wucho grano, yerva y rosas, descansan-* 
do sdsdias: ^ IsancanaCy de mucho de comer,y cierto oro: en Tiac, 



, y 



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Í% aríTSLo TU. 

de fñímSítk jr Jdgua ro^; en Tayca, 4e aves» peees, tort^S) 9)iel> 
frute y or^; cae JlecaB, de doce gaUipavo^ y bestimento para s^ 
üas de deeea&ai^ yeetede eamiBo: en Ximc^an y Anchea^ de mu* 
cha fruta y mA^ y desem^sarout tres dlja«: aiTavican, de mucbos 
bastimenlofi: m» adelante, escribe Beirntd Días cap* l^, ^ una 
ladea cm la ribera del río del Golfo-dulce, de gallinas, palemaa^ peiv» 
dieesy lleásaiies: en Tednfle y (Snacan, rio arriba, demiuíitasi.yolto 
iopá,muQfadinaiEyniudia>^ de cantidad de oaeao^ aju, frisdes^ 
fruta y otrif cosas .^ eéteer, de gallipavas, faisanes y perdices; y 
CB Cuyéagmu <i^!;j!itfff*»*^ y T^fffgx ^ inaiz, frísoles y axL JDerrera 
advierte cpie los indios eraa sorprendidos en el día.y ^i.la noebe, 
armados y desarmados, en.los^^udblos y ^ sus estancáis, eAílos 
templos y en sus bailes, y adémasele los muertos en diferentes ac- 
ciones, nota que los vedaos de Iztapau, deterror délos castellanos, 
pusieron fuego á muchas de sus casas, retiraron sus mugeres y su 
ropa de la otra parte de i\n río que corre por el pueblo, y muchos 
por pasar apriesa se ahogaron. 

Segtttí rdaekmdelpr^ii» e^c^fik»^ tao^i^ l^^ieHNMitrps pue- 
blos, y los españoles también haUaron sin gente los de Guatlan, Chi- 
lapan y TeúM^teiíee, pero ct>n fruta y matasen mañerea y e«t ^foio. 
HaUaron los de Tavitatiaft y Hueteepan láa^le, stao es los saf^err 
dotes en d teni|do,.de enettodm de ios {dolos, pero con rtefreseo de 
fruta y comida, y i»ra los cabaUos mais y yerva:.él de ]ilfi2;«tlap^ 
áespoUádo, pero con ttradiaS aves, nd^ y otaros bastimenlos en 
cantidad; et de Ajuncaufl, desamparado ide. gente, pero con atwcha 
vitudk, de que se prí:nreyé el c^rtñto para dm^ ^ias; el de JUtti- 
■nndl, desierto y sin algÁilia comida: el de la riberddel i^rimer la> 
go del Golfo, sin gente, pero con maíz y axi; y otro de la ribera4e( 
d6, sin gente Üi bastíttieñto. jBeimal Días tü^^ 193 HdYi^^rle, «Me so- 
lo en unas estsoáias desanq^uitíBidas, contiguas á Tayea t»ii&rQti üOf 
bre nül mexicanos dd^Sércit^bom todo el mcóí que pudieron Ilevati 
y id otro dia, Jiattaiido en otros estancias nwle, gdHtte» y legum^ 
Jwes, ocnnieron sobre treinta sob^oi y ití^BS d^^quúfdentdavúldiOfli^ 
y ttNlos Bevaron rteaudou Herrera líb. ^ i^« B.sOtar que en. Gittat 
(^m bkn tuvieron que cargar, y no:pudier<m ll^ar a«deii jíno euar 
4íro balsBós en que feabiaa cincuciita tai^ de granos 

Ademas del j^^ottsílo de canoas pam^jjbsilslla de los Oitárqa .y 
4Jos» iiioron teUDMea gravados los jndígeiulü^de la tXfse^ oo(tfl de 
Bttd^ras parala oon^medodi de puentes y.eafasadafljm los tíos jr 



JORNADAS DE CfíSlti T iLVARADO. 75 

; détiegad de tuto modo intransitables, annque m este cargo tu- 
vieron mas parte los mexicanos del ejército. Repartíanse en ena- 
drillaSy diee Herrera lib. 7 cap. 8, unos para coger raices, yerras 
y frutas de monte que comer, otros para cortar árboles, otros 
para labrarlos, otros para traerlos, otros para hincarlos en d a- 
gna. Eñ Gopileo, proyinda al parecer de Tabasco, refiere, que 
en solas treinta y cinco leguas atravesaron dncuenta rios y cié- 
negas, en^e se hideron casi otras tantas puentes. En una ciéne-* 
ga cerca de Chilapán, pueblo de Qdapa, se armó ima puenle, di- 
qe, de 800 pasos, en que entraron vigas de fo y 40 pies. Cerca 
de Acalá, en un estero de 500 pasos, no habiendo barcas, se cons- 
truyó otra, en que entranm, escribe d miaño autor, mu vigas dé 
ocbo brazadas de largo, y dnco y sds palmos de grueso, otras mu-^ 
chas maderas menores para cubierta, y bgucos para atadura; 
Viendo esta puente, prosigue, los indios de Acalá, quedaron admi- 
rados, paredéndoles que para los castellanos no babia cosa im- 
posible. 

Berna] Dias cap. 170, halda de una puente cm las cercanías de 
Acalá, hedia don maderos gruesos y grandes, que eau$ó admira- 
ción á estos naturides; pero expone que foé construida en rio. Xi- 
menez, on su historia natural art. 7, tratando del lio deSacapulas^ 
^cpreDa que en la Yerapaz le llaman Xoy, y que es del que habla 
Bemal Dias; pero este escritor cap. 177 haMa tambkn dedos ríos 
itíte$ de üecan, pud)to dd distrito de Acalá, que se pasaron uno 
en puente, y otro en canoas: de otro antes de Tavitatlan, que se 
pasóla barcas: de otro, ci^. isa, addantede Tayasal, que sépa- 
se tandáen en barcas: de otro antes de Tayca, que se pasó por 
fuente, tm que entraron, dice Herrera lib. a cap. i, 200 vigas y 
muchos btjttoot: taego, cap. 179, del lago dd Gdfo-dulce, que 
de paaó en barcas; y por último, cap. I8I, dd río adelante de Cu- 
yoacan, que se pasó en canoas. 

BaUandodelos castdlanos ádejfxcit», exifama Herrera 1. 7 e. 
It (Tanbtt veces hambre, tantos pantanos y ríos que pasar, tan- 
tas flsontsñaa y d^uHades que vencer, no pudiera sufririo, sino 
la robnstaa de tales cuerpos y d ánimo de tal gentet Pues ¿qué 
serfa de los indígenas mexicanos destituidos de tal ánimo, y ta 
nimsftez? En Taíbasco, hablando en general, afirma, que Cortéú 
ftdlda faand)re: anta de Temastepec, que Aié excesivo d traba- 
jo^ los honlMm: eevea de Huttopan, que algunos pensaron pé- 

TOM. 1. (10) 



74 CAPÍTULO VII. 

recer: mas adelante, que la gente estaba cansada y hambrteitat 
pasado Acalá, que muchos hombres murieron de hambre, y des- 
peñados en una sierra áspera: acabando la provincia de Tunihá, 
que pensaron perecer de hambre; y libados á Trujillo, que Cor- 
tes envió en un navio á Nueva España los dolientes castdlanos é 
indios^ los cuales naufragaron, salvándose solo quince de los pri- 
meros y ninguno délos segundos. Bemal Dias anda mas expreso 
en este punto: al cap. 175, hablando de Ghiapa, escribe: en el ca- 
mino habia muerto d bolteador y otros españoles; pues indios de 
Medioaoan y mexicanos morían nrachos é otros muchos caian ma- 
los, y se quedaban en el camino como desesperados. Al cap. 177, 
hablando de Acalá, dice: avia cada dia hambre de que adolecían 
españoles, é morían muchos mexicanos. En el paso del río para Cu- 
yoacan, expone: que quedó recaudo de una canoa en que pasasen 
los españoles que quedaban rezagados y muchos indios mexicanos 
que iban dolientes. 

Treinta castellanos de Nicuesa en Veragua, dice el mismo Her- 
rera d. 1 1. 8 c. 2, padeciendo rabiosa hambre, y birlando un in- 
dio que ellos habrían muerto, se lo comieron todo. Be los castdla- 
nos de Gutiérrez en Gosta-Bica, expone tambkn 5, 9, 11, cuando 
no se hallaba un indio que comer, hubo algunos que mataron un 
crístiano enfermo, y se lo comieron, sin que fuesen apercibidos por 
ello de su capitán. Pero en Ghiapa, escribe este autor 3, 7, 8, un 
mexicano que comió una pierna de otro indio muerto á cuchilla- 
das en el asalto de Iztapan, en sabiéndolo Ck>rtés, le mandó que- 
mar. Mas adelante, cuenta el mismo esqritor lib. 8 cap. 1, Medra- 
no, español, pasado Acalá, comió de los sesos de otro español, y de 
la asadura y sesos de un sobrino suyo, muertos de hambre ^i la 
sierra, sin que fuese pcnr ello apercibido; y luego advierte, sin con- 
traerse á los mexkanos, que la necesidad tan urgente no permitió 
llevar adelante el castigarlos por comer carne humana. 

Gomo Quautimoc, dice Herrera cap. 9, tenia humos de rey, y 
via á los castellanos en Acalá, apartados ^de socorro, trabajados, 
afligidos y descontentos con tan largo camino en tierra que no sa- 
bían, pensó en matarlos, y en especial á don Hernando Cortés, pa- 
reciéndole que de esta manera podrían salir de sujeci<m, y voU 
viendo á México, cobrar la libertad y el reyno: dio parte de su pen- 
samiento á otros señores, avisó á México para que en un misnuí 
dia matasen á los castellanos, y tuvo tomados los freaos y lanzas 



JORNADAS DE CORTÉS T ALVARADO. 75 

ie la g^&te de á caballo, esperando coyuntura. Expone el autor^ 
qne Cortés noticioso de ello, hizo proceso, y dada sentenda, faeron 
ahorcados Quantímoc y Otros dos príncipes prisioneros, con terror 
y espanto de los otros, 

• BemalBias cap. 177 refiere, que puestos en plática los señores 
mexicanos, no faltó entre ellos quien propusiese dar sobre los es-- 
pañoles en el paso de un rio, siendo éstos pocos y muchos ellos, á 
que el príncipe de Tacuba contestó, que vaha mas morir una vez, 
que ir muriendo cada dia, oyéndole Guatemuz, sin que pasase de 
una plática, y que hecha información de ello, sin haber mas pro¿ 
bauzas. Cortés mandó ahorcar á Guatemuz y al señor de Tacuba, 
que era su primo, y cuando le ahorcaron, dijo d Guatemuz al pié 
de la horca: ¡O capitán Maliuche, dias ha que yo tenia entendido 
é avia conocido tus falsas apalabras, que esta muerte me avias de 
dar, pues yo no me la dí> cuando te entregaste en mi ciudad de Mé- 
xico: (querría decir, pues no me la diste, cuando me entregué á tí 
en mi ciudad de Méxicol) ¿Por qué me matas sin justicia? Dios te 
lo demande. El señor de Tacuba dijo, añade este escritor, que da- 
ba por bien empleada su muerte, por morír junto con su señor Gua- 
temuz; é yo tuve gran lástima por avelles conocido tan grandes se^ 
ñores, y aun ellos roe hacian honra en el camino en cosas que se 
me ofreeian. Y fué esta muerte que les dieron, prosigue, muy in- 
justamente dada, y pareció mal á todos los que íbamos aquella jor- 
nada. Todavía al fin del capitulo añade, avia mandado ahorcar á 
Guatemuz é á su primo el señm* de Tacuba, sin tener justida pa- 
ra dio. 

El autor del Isagoge cap. 9 expresa, que Cortés dejó pendiente 
de aquellos árboles á Guatemuz, es decir, sin sepultura, y que pu- 
do componer la seguridad del ejército y suya á menos costa de su 
fama, y menos ignominia de tan real persona. El señor Vidaurre, 
en proclama publicada en Lima, año de 1816, lamentaba, que Cor- 
tés hubiese echado á Montezuma giillos en los pies, que no merecía 
besar. ¿Qué habría dicho de la soga, que echó al cuello de su digno 
sucesor Guatemuz? 

£1 obispo Casas, en la destr. de las índ. § 8, hablando de Al- 
varado, dice: tenia éste la costumbre que cuando iba á hacer guer- 
ra á algunos pueblos ó provincias, llevaba de los ya sojuzgados 
indios, cuantos podia^ que hidesen guerra á los otros; y como no 
Jes daba de comer á diez y á veinte mil hombres que llevaba, cpn- 



76 tmfüLO VET. 

sentídes que ooiiniesmá lotiadioa qüetmnabwlryaathaUfteBfitt 
ted, sotenmisinia carnkerte. de carne liiimaiia, y eúttestÉi íhuba-» 
iiiáades, oyéndoias las otras gentes de las tkonmy no sabéan don-' 
de se meter de espanto^ 

iforrerá 4, 10^ 16, tratando de la expedidon de AllraradaidPe^ 
rúy refiere, que Deyó dos rail indios, aforra de lasmngere» de ser- 
-vicio, y entre dios nmehoa señores prisídpaleS. liegada á la pto^ 
vinda de Xipixapa, dice este escritor 6, 6, 1, se tomare* al^uoM 
indios de CSilonatia, y no pudieron los castellalios in^pcdir que ka 
condesen los de Gm^mala. Pasado el rioDaUe^ ^e al eupéi^ 
la dificultad de los caminos cansaba los eabidlos, y aíligia ¿ losíft- 
dios de Guatemala, de manera que se iban muriendo: en mi rio 
hicieron puente de tresdentos pasos de largo y veinte de afidio; y 
mas adelante todo eran asperezas, sierral^y malesas, hambre y sed, 
y cada dia morían indios. Al cap* 7, dice: entrados en las sierras 
de nieye, los indios y los quefl)an á pié, no podian m^Mar las pies^ 
y como los índiios de Guatemak que nevaban, son d» flaea eom^ 
ptexion, con aqudios grandes yelos pandan qMooÉndoles lanie* 
ve los ojos, perdiendo dedos y pies, y algunos c nte raai en teseqne- 
daban dados. 

Mas addante escribe: los eastdlanos, oomo geile mas robusta, 
pasaba aunque con terrible trabijo; pero llegada la noche, filé do- 
blado el tormento: no se oían sito gemidqs y suspiros, sin ningún 
consuelo: dáronse algunos indios é indias. Siguiendo d cantíno 
de las sierras,, dice al cap. 8, los infelices indios é indias lamen- 
taban su desventura, y viéndose morir desastradamente llaflHiban 
á gritos á sus amos. Murieron en días, dke por ultimo, dos mil 
indios; y en fin, muchos de los Indios que escaparon, afia^, que- 
daron shi dedos, sin pies, y algunos degos. 

Vuelto Alvarado á Guatemala el ano de 36, y Hamado de ér- 
den real por los oficiales y españoles de la provincia de linduras, 
alzada y revudta, acudió á su socorro, dice un mtícnoric^ dd ayun»- 
tamiento» llevando mil indios de Guatemala con sus mugares é hi- 
jos, que ocupó en la guerra, así sometiendo unospueMos^ como so- 
juzgando otros; y partiendo por Trujüto á Espa&a, quedaron en 
aquella tierra abandonados, y pereció la mayor parte, no m)htowlo 
dno muy pocos, consumidos y viudos ó huárfeno». 

En ki segunda armada parad sur^ dice dttisme Herrera 7,3^ 
10, que Hevó Alvarado muchos indios de servida, sfal. expDesaf 



MmiUBid UB GOKnb V iiiViRáBa 77 

BÉSMio; pttD kafaieiidoiMtf los MYlosy launnada majror, y elnú* 
maoétUBtíüttatBtuaíbknwa^ piiaievft, de* 

l^co^^^qne^ dekidigeiíasloserí&igualiiiiiite; y oonolaar-i 
nada se cUsparsó en N«C¥a Galicia, y loa pOotoa y naarinerDa ti^ 
i^aupagaft aádantadas, y cadaí u&o oc^ su (fanátuk, ¡MímáifgtfDem 
de Guatemala^ á buen Iflnrar, qnedariandispenon c& km costas de 
ftqfQéfia ptfavkiGli^ y dasmparadoa á maa át cuatradantaa l^uas 
distanlea de stt pato» 

Bernia Bias^poae taftSiiídb^eslaanAada de loapnertoa^ de Oua- 
tenuda en cierto» dfns dii «io de ]^»a;mas eabalm^itedeBetrer» 
y Renoesát apareee que Alraradaea este tiempo aa» nolMMa ToeUw 
de España. Encabildade í9 demayode 1546, áquecooeiiraítroii 
el muy ihistare señor el adelantado don Psdro Átvwmáo gplieroador 
de estas proYíiidas por su mageatad^y loa iHigníficoa señores Ber-' 
nukMemáti de sotooMiyor é ioiacio bobadüfai alcaldes é anlonio de 
solazar y el Gotít¡4pv francisco zarrilla y jnioi de chavez y el yeedor 
goozaloroiiq«Eiiloy ortega gomez, regidfNrea. Estedia dichos seño*- 
res dtxeron; qm sa señoría tiene presos á sinaea y sndiilv señores 
de Gnatímata, éque so sráu>ría se va agora en«i armada, é por- 
que estos indios fiiemprean sido reb^des, é de su estada en la tier- 
ra se teme que se levantarán é harán algún alzamiento conque la 
tkrra se ^rda, é por ende que piden á sü señcnría que ó h» tte^ 
ve en su armada dsi an hedió por que, haga justicia de ellos, porque 
de quedar eUos enla tiñería espedalm«»te si se huyesen de la Cor- 
cel que lo pueden Inen hacer, i^recreeerfa gran fatigaá Iqs españo- 
les é muirle de ^os. é su señoría dis^o: que lo verá é hará lo que 
'mas convenga. El antear del bagoge, al eaf. 6, hablando de Saque^ 
chul y l^acan, prínc^^ sotogU y kachiquei, escribe: sobrevivie- 
ron estos dos régulos é oadques en la prisión pcnr espacio de ca* 
torce anos, hasta el año de 1541. Este año los llevó consi^, don 
Fedro da .^varado y los embarcó en la armada que hizo para des- 
cubrir las Idias de la especería: en esta armada perecieron Sinacan 
y Sequednd, que no se supo mas de ellos. Por poco que se atien- 
da á la calidad de los sucesos, se advierte aquí im cambio en la 
mearte de tesseñiwes de la tierra: Guatemaz y los otros príncipes se- 
ñorea de Héxieo» vienen á acabar sus días ^ distrito de Guatema- 
la: Sinacan, Sequedad y otros señores de Guatenmla, unos van á 
perestt 4tatt sierras neniadas de Quito>.y otros enl^ costa de Ja^ 
HsosyAiuq^uloo. 



o 



78 CAP. yn.—rSomJd>Á& jmcoxih y alvárado. 

Pero no es esto todo» pues son ademas fatigados los mdígqii8<eoQ> 
^ corte y la c<mducioii de maderas para la constrod^» de navios*. 
Hablando de nicaragua, exclama el obispo Gasas § 6: \&m fati- 
gado y opreso y sido causa de su acelerada muerte de mucbas gen- 
tes en esta proyincia, haciéndoles llevar la tablazón y madera de 
treinta leguas al puerto para hacer navios! 

£1 mismo escritor, refiriéndose á la primera y segonda armada de 
AlvaradOy dice: Mató infinitas gentes con hacer navios: llevaba de la 
mar del norte á la del sur 1 30 leguas los indios cargados con anclas, 
de tresLy cuatro, quintales, que jse les metían las unasde ellas por 
las espaldas y lomos: y llevó de esta manera mucha artillería en 
los hombros de los tristes de^udos, y yo vide muchos cargados de 
artillería por los caminos angustíahos. Descasaba y orbaba los ca- 
sados, tomándoles las mugeres y las hijas, y dábalas á los marine- 
ros y soldados, por tenellos contentos, para llevallos en sus arma- 
das: henchía los navios de indios donde todos perecían de sed y 
hambre; y es verdad, que si oviese de decir en particular sus cruel- 
dades, hiciese un gran libro que al mundo espantase. Dos arma^ 
das hizo de muchos navios cada una, con las cuales abrasó como^ 
lá fuera fuego del cielo todas aqudlas tierras. \0 cuantos huérfa- 
nos hizo: cuantos orbó de sus hijos: cuantos privó de su libertad: 
cuantas angustias y calamidades padecieron muchas gentes pcnr él: 
cuantas lágrimas hizo derramar: cuantos sospiros: cuantos gemi- 
dos: cuantas soledades; y plegué á Dios que de él haya habido mi- 
sericordia, y se contente con tan mala fin como al cabo le dio! 

Remesal lib 3 cap. 20, tocando esta materia, dice: con la venida 
del Alvárado se inquietó y alteró toda la tierra, y los miserables na- 
turales pedian á los montes que cayesen sobre ellos y los cubriesen; 
y á la tierra, que los recojiese en sus entrañas, para escaparse de la 
furia que los amenazaba. Y no fué esta la primera vez que les dio 
este pavor y miedo, como poUudos, que ven al milano. Porque 
cuando el Alvárado volvió la primera vez de España^ los indios de 
estas provincias s^ salieron de sus pueblos, y desamparando sus ca- 
sas, y haciendas, se iban á vivir á.los montes, y agora tenían mas 
ocasión para hacer lo mismo, porque estaban escarmentados de la 
armada de 1534. Y entendiendo que el adelantado traya agora el 
mismo propósito, y gente para armar otra flota, se inquietaron y al- 
teraron todos, huyendo á los montes, que pareda haber despobla- 
do la tierra. Con todo eso, no le faltó gente que maltratar, ni les 



CAP. vin.-^— onus vejaciones, cet. !r9 

aprovechaba para escaparse de sa perdición, que no solo alcanzó 
á los de Guatomala, sino también á los de Chiapa, de ^nde sacó 
gran número para pasar la jarcia y anclas desde Pnerto Caballo^ 
y Trujillo á Istapa y Sonsonate. 



CAPlmO 8. 

i 

otras mejaetones de los eonqiitstadores» 

Kemesal lib. 2 cap. ^, hablando del P. Betanzos y otros piredica- 
dores en Gnatemala, cUce: este era el t^na repetido y la materia 
mas frecuentada en los sermones, y ninguno se oya que no ñiese 
con alguna reprensión de quitarla libertad é los naturales, del mo- 
do de locarlos esdavos, del servirse de ellos sin paga de su traba- 
jo, del cargarlos como irracionales, echarios á las minas, y qui- 
tarles el dominio de sus cosas. Tratando del mercado lib. l cap. 1 5, 
que en lengua mexicana se Uama tiánguez, y cada dki se hacia al 
caer del sol, á dobde acudían los indios, á vender y comprar lo 
que han menester, había, dice, mucho desorden, que los soldados 
y gente licenciosa tmnaba á los indios lo que se les antojaba, y 
no les daban mas paga que muchos bofetones ó palos ó quitarles la 
vida con alguna puñalada. Mencionando un acuerdo del caUldo 
de Ciudad-real, escribe. A los 27 de abril de 1529, mandaron: que 
la gente de esta villa se divida ea dos escuadras: la una quede en 
ella, la otra vaya por la tierra á buscar bastimaitos y su capitán sea 
Diego Holgirin, que pida los bastimentos bueno á bueno, y si no se 
los quisieren dar, dé guerra á los indios, y los que cautivare se den 
por esclavos. 

Gasas, en laratado particular sobre la esclavitud de los indígé^ 
ñas, refiere cosas que pertenecen muy especiabnente á Guatemala, 
San Salvador, Hcmduras, y Nicaragua. La menos mala, dice, y 
méíkos íéa eausa que los españoles tuvieron para hacer los indios 
esclavos, faé moviendo contra eHos injustas guerras, según fueron 
las otras llenas al menos de mayor nequicia y deformidad; porque 
todas las otras han sido espantables, y nunca vistas ni oidas tales 
novedades de maldad, para poner en admiración á todos los hom- 
bres. Aqui referiré de muy muchas^ algunas y pocas. 



/ 



M xAPrraDoiim. 

Itets p«rMgiíi98 4itefa«áa&á los fiidia», que estotiten «oü 
tfofyéfuriafedbsó por lidag^ los atesiui á su poder, y AispiM 
Iss hicUii cottftsir ddfflute délas jnttieías, que er«ü esclavos, ^ 
/^ saber ó entender los inocentes, que üfiMiia decirser esclavos; y ooit 

esla confesión ka inicuas justicias y gobernadores pasaban y man- 
dábs^es imprimir elliierro del rey en la cara, siendo sabidores e^ 
Uos mismos de la middad. Otros provocaban algunos indios malos 
oim media arroba de vino, ó por una camisa ó otra cosa que ks 
dadan, á que hurtasen algunos mudiachos huérfanos, ó los traje- 
i«i poi «Dfiáf», «orno para convtdallos, y oon una mnoadá é$ 
ellos veníanse á los españoles y hacíaides M <y{o que los tomasen: 
les <mlw los atahm y laeliaii «i los navios, é Uevábaidos por 
ttipra, ^itm btoro n^eodíanlos por esclavos^ y oqiidios plagimeé 
yómer^i» <^ los laegi^idos cpte los eomprabcln, iban delante del g04 
bsmudvr ^ íwüda, y ieciaai que tos faal^a» comprado por esclavos, 
y t«eg9 ate i»aA averiguar los hertaban^ Alguna» veces los han 
Ii^nsado «oa Uenro dd t«y en las caras, y 4)tcas«ní los i»ados« 
- Otras veeieaA inwihQs de los :ÍDdios puitíánoideB naedbres nabo^ 
lias de p<»r foersa, avimdo vergüenza de Uamarios esdÉvos, aun-* 
qaeeom» eosa lawy «tgura y bien ganada,; de loias manos á otras 
\m ve¿deny teaspasaa, y de esta manera y ccm esta Justieiay ^^ 
dep y foui^na condecía han traide á las isto Española y Cuba y 
San jFuan de la costa é9 las Perlas y de Bondwas y de Yuie8toi,y 
m gmi manera y mi inmensa cantidad, y con detestid)ks tiránicas 
d(i»vergimaas¿ del inidicíe re^o de Venezuela y de Guatímala, y 
Wearagua, pura Urvar á vender á Panamá y al Perú. Ninguna 
-H^ ijfalitt f» un navio fa^seieatas 6 cuatrodenlas ^^ersonas, que 
so «diaseii en la mar Las ciñuto ó las ciento j etaicufiírta muertas, 
1^ no daHes de eomer y de beber: porque jbuitos oargahah, qué 
las vacijas que metian para agua, ni los bastimentos que nevaban^ 
ba^ltotoi, sino i^a muy pocoúns que imra siístfinterse losplágia- 
rm, q^e loa aaUnsban, (i de loa otros salleadoret los comi^hBmi 
Kemesid Hb^ o eap^e baee mención de uMi indUznetaqueá es^ 
l^mttias de«iame'eni9iQ>áeflsaderobic^en€bi^^yli^adfien 
Mgrteaa, asiéndose deaa» pto, le dy#$ padte mió, graai señor, ya 
mtj Jülnre, mlmme, n^ teugo Umro «a la ita«a: mi a^o me tiene vtn^ 
dMlSi per esdtoa. En ellib. n eap. 6 refiere de unOviMt^ quele^ 
niesido unti india en sn pctiev, le habla pnesi^ett el bmaa uHasle* 
tras qiie dedan: i^bref y lupgo que el iMq^ iiiié ^ 



cyrRAS yEJÁCioraes de los conquistadores. SI 

lünie&de qiie te la qultise, le anaáié otras que dedaa: <i(Mi que sir-* 
va á su amo. Herrera 4> 1, 7, hablando de Nicaragua, escribe: se 
áió licencia para sacar á vender esclavos á Panamá, de manera 
gnepor ambos mares hid^ia saca de ellos. 

Otros, prosigue Casas, estando los indios seguros y pacíficos en 
sus pueblos y casas y repartidos ó encomendado» sirvimido á los 
españoles con cnanto tienen, envitimnlos á llamar: si eran doscien* 
tos hombres en el pueblo, mandaban al cacique y señor de él, que 
les enviase luego y para tal dia y tal hora, trescientos hombres car- 
gados de malí, ó para que les hiciesen alguna labranza; y eomoel 
eadque se entristeciese, como no tuviese tantos, y se detuviese 
pausando que baria, ó de qué cumpliría lo que el españd ledeman* 
daba y mandaba^ por un dia ódos que se tardase, levantábanle que 
ya no obedecía, y que estaba alzado, y que ya nóvenla á su man-» 
dado; pedia luego lic^M:ia al tirano gcd>emador, ó capitán para ir 
contra ü con gente. Ido ^lá hallábanlos en sus casas ó en sus la* 
branzas trabajando, y mataba los que quería, y los demás atábalos 
trayéndolos.eomo habidos en buena guerra, y luego se los herraban 
por esclavos; 

Otros enviaban á dedr á los caciques que luego viniesen cin- 
cuenta indios á tnd)ajar en tal labrimza, ó que les traxesen tantas 
eargas demais, ó de madera, ó otras cosas; y al tiempo quelos que- 
rían despedir, decíanles que se quedasen de dios dkz ó quince hom* 
bres para tra^yerva á los caballos aquel dia, é dos; y idos 1(» o^ 
tros, los entregaban á quien ya los tenían vendidos por esdavo», 
y los metian en^ barco y así los llevaban. Cuando las mugeres y 
los hijos de aquellos, que los estaban esperando, para que les diesen 
y truxesen de comer, é fuesen á hacer sus labranzas, ó para gozar 
de la presencia las mugeres de sus maridos, y los hijos de sus pa^ 
dres, vdan volverlos otros sifs vecinos, preguntándoles por ellos, 
decíanles que quedaban para traer yerva para los caballos, qm 
luego vemian; pero nunca los vejan mas de sus ojos« 

Otros decian que no los vendían por esdavos, sino por nabo* 
riaa: naborfa qiáere decir, que les sirve continuamente en casa de 
la misma manera que esdavo», sino que púbttca ni secretamente los 
pued^ vender sin pena: de manera que seriamente difieren en d 
Hambre, porque en efecto lo mismo es. Llevábalos el que los con»- 
ptaba en ras coBeras, y cad^as de hierro, y trasportábanlos den- 
tó, y dosdentas leguas, y sin tener hierro dd rey, los herraba en la 
ToM. 1. (nj 



83 GiPixcLO ym. 

cara coa letras de su nombce, y algunas veces los henában con mt 
hierro caliente, el primaro que hallaban^ como somos ciertos de.es^ 
tQ. Después que se hablan servido de ellos, ó cuando querían, ven* 
díanlos todos por esclavos, siendo todos de los indios libres, que 
tenia encomendados. Be esta manen^ han de^blado toda la ma- 
yor parte de la provincia de Sant Miguel, que está entre. Guatimala 
y Nicaragua. É yo por mis mismos ojos he visto llevallos desta 
manera en cád^as. 

Otros algunas veces eran enviados por sus capitanes ó goberna- 
dores á tos puebtos de los indios á llamarlos, ó áter de qué ma- 
nera estaban; y ha acaecido venir los indios cargados de gallinas^ 
y comida y otras cosas de presente para los españoles, y toparlos 
en los caminos como ovejas mansas, y comenzar ádar cuchilladas 
en ellos, para dar á entender que estaban alzados, y después iban 
al pueblo, donde hallaban los demás seguros y descuidados, yma- 
taban los que querían, para mostrar que los hallaban de guerra y 
alzados, y los otros traían presos, para que se los diesen por esd^ 
vos, didendo qpie los hallaban en el camino armados^y les tiraron 
alertes flechas. 

Bemal Dias cap. 164, refiere que Alvarado, tomado Quezalte- 
nango, se detuvo haciendo entradas y correrías, é siempre traían 
presa de indios é indias; y después, tomado también Uteüan, y 
quemados los caciques, expone, que Alvarado estuvo &í la pro- 
vincia de este nondjre siete ú ocho dias haciendo entradas, y se tor 
marón igualmente muchos indios é indias. Be Godoy, teniente de 
^ / _-- ^uejrtoXaballos en la ^lUajie N^OTí^^tfiscribe cap. 1 8 1 , que den- 
' (Y de allí hizo dos entradas en la tierraüdentro de unos pueblos cer- 
/ ' ^ canos; y todavía pidió diez soldados de los de Guazahualco, por- 

que sin ellos no se hallaba en hacer entradas. 

Otros, con licencia de los gobernadores, que la hablan á cada 
paso, y comunmente se dabaá todos por los grandes servicios que 
á los reyes de Caíala les habían hecho en roballes y destruilles, y 
despoblalles aquellas tierras, comenzaron y acabaron de tomar o^ 
camino que parecía mas honesto para consumir aquellas gentes; y 
este fué rescatar, como ellos decían, ó compriur de los mismos cai- 
ques con temor que les ponían de quemallos vivos, que por una ca- 
misa ó un sayo, le diesen tantos indios para hacer esclavos. £^ 
manera de tiranía y destruidon de aquellos infinitos pueblos tan 
horrible, sehi2o tan desvergonzadamente y tan á ojos vistas, quf 



OTRAS VEJACIONES DE LOS CONQUISTADORES. 8S 

fteBdo él golyemador que se despoblaba tan rotamente la tierra; 
mandó que tas mercedes que él hacía, de dar licencia para rescatai* 
6 robar del pueblo que tenia encomendado el español, nadie lo pu-^ 
diese hacer de su pueblo; sino del pueblo que á otro estuviese en^ 
oofflendado, y así inventaron otra estraña cautela. 

Decía cada español^ á su cacique: mirad Mano cacique, vos me i^ 
habéis de dar cincuenta ó den esclavos, y no han de ser de vues- 
tro pu^k)^ sino de otros indios. El cacique, como sabia que no le 
oonv^Niia otra cosa hacer, y que le iba la vida ó la mala ^da en ello, 
ibase al cacique de otro pueblo su vecino, y decíale: el diablo que 
me tiene á cargo (porque así .llamMi á los españoles en la provin- 
cia de Nicaragua, donde esta maldad los tiranos hadmi) me pide 
tantos indios para hacer esclavos, y dice, que no sean de mi pue- 
blo: dámdos tú del tuyo, y^arte he yo otros tantos dd mío. Res- 
pondía el otro cadque: 'pláceme, porque lo mismo me pide y me 
mimda el diablo á quien me han acomendado, y tengo por señor 
nao. En cédula de l de junio de 1549, escriben Maximiliano y la 
neyna al preddente Cerrato, que gobernó posteriormente. Deds que 
os han informado que de esa costa del sur se an llevado al perú 
mas de seismilíndios libres á vender por esclavos, de manera que 
han despoblado la costa. Abréis mformadon é castigarlos heis. 

B^nesal Hb. S cap. 4, dice: la mayor riqueza de aquellos tiem- 
pos era d trato de los esdavos; y en el lib. 7 cap. 17, coloca entre 
las dases puentes por su giro, la gente que trataba en esdavos. 
En cabildo de 26 de abril de 1536, sus individuos dt)«r<m: no em* 
bargante todas cuantas ordenanzas esta ciudad tiene hechas sobre * 
ia saca de los esdavos, los sacan á la contina é no se puede estor- 
bar y esta tierra de ello recibe mucho daño é diminudon de los na- 
turales. Herr^a 5, 7, 2, escribe que quk^e ó veinte caravelas no 
badán otra cosa que cargar esdayos, y llevarlos á vender á otras 
partes, por el grande interese, añade, que de dio resultaba á los go- 
bernadores, á los ministros, y á todos. Según este escritor, d no lle- 
gar marca los Indígenas venÑcUdos por esclatos en las islas, no era 
un obstáculo para su venta, ni una omiston que les escuinise se^ 
mefante suplido; pues dice 4, 4, lo, cuanto á el herrar á los indios, 
se tenia informadon,. que á los que traían de otras partes, diden^^ 
do que erui esdavos, los ponían con hierro una señal en d rostro. 

Para prud)a de esto, continúa Gasas, entre otras millares de 
«i0aa quédelos tiranos gobernadores referir podía, digo esta, que 



r 



84 capítulo TOi. 

en laprcíYineia de Nicaragua, negada una cédula de su mageatad, 
^or la cual mandaba que esielavo ninguno se heirase, i^ hidese. "Enh 
tando un navio cargándose de ellos, á medio cai^r, el infeMce go^ 
bernador tuvo la cédula escondida hasta que lo acabasen de henchir 
de indios libres, para que Tos llevasen á vender por esdavos, y avi^ 
só á los ladrones plagiarios y destruidores de aquellas gente» que 
cargaban el navio de indios, que los allegasen y cm'gaaen presta, 
porque la didia cédula real era venida. Herrera 8, S, 4, hace men^ 
don de muchos indios etoclavos que habia m d F^ llevados de 
Guatemala y Nicaragua. Remesal lib. 8 cap. 26 lafaaícedelosqae 
existían dispersos en Guateábala traido» de laFlonda» y sobre dki 
transcribe una cédula de 38 dé didembre del547¿ 

Eñ la provincia y gobernación de Honduras imtotó olta mür 
dad y cautela otro gobernador, no mudio menor que esta, ti debía 
muchos dineros de ropas y vino, y otros gastos qt^e habia hedió 
comprando fiado délos mercaderes que andaban ea esta grangeda^ 
y estaban en el puerto dertos navios, que esperaban la paga <pe 
les débia eh esclavos; y porque habia llegado la dicha cédula de su 
magestad, también á aquella provinda que no hubiese ' mas eacljth 
' vos, no podia ya abiertamente hacer esdavos, para pagar sus tram^ 
pas como solia. Enviados dos capitanes, uno por la ribera dd mar» 
y otro por la tierra adentro, mandóles que de los mas s^uros y par 
cíficos indios que hallasen como ovejas en corral en sus casas y 
pueblos prendiesen y atasen. Pren^eron y ataron gran número y 
cantidad de indios, y traídos al puerto, híteles pon^ en la» ca« 
ras unas letras que decian: desterrado; queriendo dar á atender, 
para escusarse de las penas de la cédula, que aquel y aqudloa así 
señalados, por ser malos los destcarraban pmr justída, porque ao 
convenia que quedasen en la tierra. Y por esta manera, y con este 
título los vén^ por esclavos y pagó sus deudas, y ^vi6 ItoMa y 
contentos los navios. 

Este mismo gobernador, una vez ^tre otrai^, hizd parad fstofh 
tantos eslavos de lostndios libres que estaban seguros en sna puaB^ 
hlos, que de solo d quinto*pagó al rey qumientos y tantos easteH»* 
nos. Y es de saber, escribe Herrera 2, 1, 14, que peso y castettano 
e& todo una misma cosa. Lo cual, prosigue Casstís, no pirid tíst^ sin 
que fuese grande el número de ellos, según los daban tan barato» 
porque acontecía dar un indio por un queso, y acaedó por mH ye- 
gua dar ochenta ánimas radonalés^ y ciento por un harto' atlm» 



OTRAS VEJÁGIOli]^ DE LQ6 CONQUISTADORES. 8S 

jalMflo* iJmtíi» la especie humana ba sido púe^ á mas b«yo pre- 
^1 e^dmiia a^í el Jk, Mier en carta 4 Mr. firegoire. Una nina 
Átstí^etmtre ci«[^» m costaba tino un tiajo de tocjnp, siguiendo 
é Gasas enlftdescrtpdea de Yucatim^ y lo mismo un jÓTcn Hen íoi^ 
loado bijo, de un piíúieipe. Refiere el pxopio Herrera U to^ 12, que 
el qmnto real, impuesto m el comercio y marea^ura de los escla* 
^NM, pcHT la leyna^ dona latbA, formó pajrte de lo» ganábales del 
rey catcWco su marido; y según este eM^tor 2^ 2> 1, la mitad de 
dios por testmnento fué destinada para su alma. 

Tratando de NmevarGranada, el pmpio Casas en el lib, de la 
destruic § id» y bablando.de uno de los capitanes de Guatemala^ 
dice: este mesmo tirano ñié á derto pueblo que se llama Cota, y 
lomó muchos índk», y htao despedazar á los perros quince ó vein- 
te señores y prineipates. Las hazañas y crueldades de este hombre 
w> las podría alguno expüear, porque son innumerables, que ha 
b^ho en aqudla tierra, y ea la provincia de Guatimala^ y donde 
quiera que ha estado. 

Herrera faaUa de^i^^uchire ó Costa-Ricajieomo de una parte de 
CastiUa de(M!o, y Casas, comodeunai«fcSon déla tierra firme; y 
describiendo este último id § 5, las vejaciones de Pedrarias, suce- 
sor de Tíicuesa, dice en ella. El año de mil y quinientos y catorce 
pasó ala tiarra firme uninMce gobernador, crudelísimo tirano, 
sin alguna piedad ni aun prudencia, muy de propósito á poblar en 
aquella tierra con mucha, gente de españoles; y aunque algunos ti- 
ranos hablan ido á la tierra firme, y hablan robado y matado y es- 
candalizado mucha gente, babia sido á la costa de la mar, saltean- 
do y r(d>ando lo que podían. Mas éste excedió á todos los otros, y 
aus hedios nefarios á todas las abominadones pasadas, no solo á la 
fiosta de la mar> pero grandes tierraa y reynos despobló, y mató 
Éunen^ gentes. 

Éste despobló desde muchas leguas arriba del Daríen bai^ el 
4reynoy provincias deJNicaragua indusíye, que son mas de quinien- 
tas leguas, y la mejor y mas felice y poblada tiejrra^ que se cree ha- 
ll^ ad el mando: donde babia muy muchos grandes señores, infl- 
jdtas y grandes poUaciones, grandistanas riquezas de pro: porque 
}iasta aqud tiempo en ninguna parte babia parecido sobre la tierra 
tanlo: p^que aunque de la isla española se babia casi henchido 
Esfeñfi 4e m^ y de ma^ fino oro; pero habla sido sacado con los 
40e^os 4^ las ^trapan^ de la tierra. 



86 capítulo íté 

' Entre infliátas maldades qne ésle hioo/ y consintió hacer^ d- 
tíen^ que gsketm foé, que dándole nn eaciqueó señor de su vo-* 
luntad ó por miedo, como mas es verdad, mieve nril castellanos, no 
contentos con esto, prendieron al dicho señor, y átanlo é un palo 
sentado en el suelo, y estendidos los pies, póneirie fuego á ellos, 
pmrque diese masoro; y él envió á su casa y trajeron otros tres mil 
castellanos: tómuile á dar torm^tos, y él no dando mas oro, per 
que no lo teida, ó porque no lo quería dar, tuviéronle de aque-* 
Ua manera, hasta que los tuétanos le salieron por las plantas, y 
«sí murió; y de estos ftieron infinitas veces, lasque á señoresma- 
taron, y atormentaron por sacalles oro. Herrera 3, 4, 9, hablando 
de un teniente de Pedrarias en Buriea, parte de Gosta-Bica, dice: 
á los indios que prendían atormadtaban para que descubriesen la 
mucha suma de oro, que se entendía que Urraca poseía. Habido és- 
te á las manos, añade; y pues no le quemó, no ñié poco bien el 
que le hizo. £1 mismo Gasas en el remed. 8 raz. 1 1 , hace igual men« 
don de Costa-Bica, y sus estragos; y explica como el uso de las en« 
eomiendas, que llama arte del diablo de matar y destruir los indios, 
pasó de la Española á Venezuela, Nicaragua y el Perú, y de Cuba 
á Nueva España, Honduras y Guatemala. 



CAPÍTULO». 

IBespoMaetoit de aquella époea» 

He aquí los desastres que desvastaron el pais en la edad de los 
Cimquistadores, y fueron causa de la despoblación de asidla época; 
Salteamiento y cautiverio de los habitantes antes de la oon|uista ea 
las costas del norte desde Veragua, en que díó el ejemplo Colon, 
hasta las Guuaaxas, Tesulutían y Gozumel: extaiñinio en la guer- 
ra de la conquista, cuyos estragos soportaron Gfalapa, lo interior 
de Guatemala y la costa del sur desde Soconusco hasta Ghapar- 
rastique: extíncilm, después de la conquista, en las entradas para 
hacer esclavos, que sufrieron Guatemala, Honduras yNiciMgua. 
Consunción todavía de hambre y angustia en los cain^os, trabajos 
recios, y tributos exorbitantes: de fatiga y dolencias, asaltos y ro- 
bos en la costa de Tesulutlan al tránsito de Cortés: ád hielo y des^ 



BESPOBLAaON DE AQUELLA ¿POCA. 8? 

Mipara en d transporte de indígenas al Perú y Nueva Galicia: de 
terror y pesadumbre &k los queeran privados de sus padres é hi- 
jos^ de sus maridos y mngeres^ de sus trojes y corrales, de sus ca- 
sas y huertas; consunción^ en fin, de desconsuelo y desesperación 
cu los entregados álatristeza, el desali^ito y la muerte. 

Sucedió ea las provincias de Guatemala lo que en la isla £sp»* 
¿ola, que los medios empleados por los indígenas para su remedio, 
cualsis fueron no sembrar, íá cultivar la tierra, y huir á los monten 
para, no tener que dar á los españoles, redundó en su daño, por 
que en pos del hambre vino la peste á exterminarlos. Herrera, ha- 
blando de Honduras 3, 9, 10, dice: los indios no daban manteni- 
miento, porque no trabajaban, pensando que por &tta de eUo se 
irian los castellanos. En ladee. 4 1. 1 c 6, ^ee: mostraban pobre* 
za, y noacudian oon el tributo, ni sembraban la tierra, porque los 
castellanos se fuesen; y al cap. 7, escribe: se rebeláronlos mejores 
pueblos de la comarca de Trujillo, y amanecieron quemados los ran^ 
chos, y los indios idos á los montes. En el lib. 7 cap. 4, escribe. Los 
indios de Xutiealpa, en viendo castellanos levantaban la comida y 
se iban al monte, porque se fuesen de la tierra. 

Gon respecto á Nicaragua, dice: disgustados los indios cesaban 
de cojer oro, y de sembar y cultivar, y estaban tan hambrientos, que 
se salteaban unos á otros para comerse. En la dec. 5 lib. l cap. lo, 
dice: hubo tanta hambre en esta provincia, de la cual sucedió tan 
gran mortandad, que muchos pueblos quedaron asolados, y parte 
había en que no se podía andar por los canoiuos del mal olor délos 
muertos. Luego, tratando de ambas provincias, r^ere, que andando 
el tiempo, sucedió tan gran pestilencia de sarampión en la de Hon- 
duras, pegándose de casa en casa, y de pueblo en pueblo, que mu- 
rió mucha gente; y mas adelante.escribe: esta misma enfermedad 
de sarampión y cámaras de sangre pasó á Nicaragua, y murier<Mi 
muchos indios. Hablando todavía de esta provincia, dice: desde há 
dos años sucedió otra enfermedad muy general, deddc» de costado 
y de estómago, que también se llevó muchos. Sn^t en la ríq. de 
las nac. l, 8, admite por causa de la mortandad numerosa en un 
pueblo decadente, el hambre y la miseria, c<»no sucede en Bengala, 
y se ha visto en la Española. 

Gasas, hablando de las indias en general, remed. 8 raz. 9, dice: 
una suerte tan amarga en que no había esp^anza de remedio, hizo 
i infinitos ín^os bcmibresy miageres descifrarse y darse la muer* 






9& capítulo IX. 

te^ muehos ahensados, mucbos tomando ciertas yerbas y bcbidaft 
Yeneaosas, con que morían luego, otro6 luiyendo á los mimtes, don«- 
de los comen tigres yleones, otros de pura tristeza. Tienda que ja-, 
naaau Tlda tan calamitosa, no tiene cmisueio, sesecany enflaque- 
cen, hasta-que se caen muertos, como nosotros lo hanos visto por 
nuestros cjos. Muchas veces, dice en la raz. ii, topamos mu- 
dios muertos, y otros boqueando, y otros con el dolor de la 
muerte dando gemidos. Remesal lib. i, cap. 14, habla de unos na- 
bovias muertos en su casa sin sepultura, conddos de perros y aves. 

El pPOj^o Gasas, hablando de las islas, dice: no se juntaba el 
marido con la mug^, ni se veí»i en ocho ó die2 meses y en un año, 
y cuando á cabo de este tianpo se venian á juntar, venian de las 
hambres y tndmjos tan cansados y nucidos, y tan ón fuerzas, que 
muy poco cuidado teni^^i de comunicarse; y de esta manera cesó 
imtre ellos la generación. Las criaturas que hablan nacido perecían» 
pcnrque las madres con el trabajo y hambre no tenian leche, para 
á&ñeñ á mamar: otrasahogaban y mataban las criaturas de deses* 
peradas: otras sintiéndose preñadas, tomaban yerbas con que echa«^ 
ban muertas las criaturas. Herrera, hablando de Nicaragua 4, 3, 3, 
dice: estaban losíndiosmuy descontólos, y habia dos años que no 
dormían c^i sus mugeres, porque no pariesen esclavos para los ca&- 
49ellano8. 

Después de esto, no es de estrañar la despobladcm rápida del 
territorio, que los escritores notan en la edad de los conquistadores» 
Casas, en la destnidc hablando de Guatemala § 8, dice: han des^ 
truido y asolado un reyno de eient leguas en cuadra, y mas, de los 
mas felices en futilidad y p(Alaci(m que puede ser en el mundo; 
y este tirano mesmo (Alvarado) escribió, que «^ mas poblado que 
^ reyno de Mé^dco^ y dijo verdad: mas ha muerto él y sus her* 
manos y eompsmeros mas de cuatro y de dnco cuentos de alemas 
en quince ódiez y seis años, desde el s&o de 24 hasta el de 40, y 
hoy matan y destruyen los que quedan, y así matarán los demás. 

Tratando de Honduras % 7, dice: desde el idk> de 1524 has^ 
'/ f él año de 15S5 asolaron aqueUas provincias y reynodejle^^ 

duras ó Guaymura, que verdadenmcaite parecían unpandso de den- 
otes, y estaban mas pobladas que la mas frecuentada y poblada 
tierra, que puede ser en el mundo; y ahora pasamos y v^moa 
p(^ ellas, y las vimos tan despobladas y desthiddas» que cm^quiem 
persona, fw dura que iu^ra, «ele abiWaai las eutrañas^ de d^ripy*. 



BESPOBLAaOIf DE ÍQI3CLLA ifOCÁ. 89 

Miui, loBá. wniíU3 en ealMClBice tdbs, de dos ctieirtos dtf ánkiiafl, j*' 
no bftB iefikéo en mas de deiit leguas en cuadra dos mfl pers^mas/ 
y ^tas eaáa día las matan. 

IbMando de esta provliieia y ladeNtearagna en el tratado de la 
fl B cktvfCu d, despnesde referir, que de todo lo {fue avian menester de 
las cosas de €a8tHla se proveían y desta mimeda, á isaber, con esela-*' 
TOS, lo pagaban, añade: y bien parece la priesa que les dieron, por* 
qbeagom o^o aios viniendo para acá, vi aquellas provincias, y no 
baUa cosa más destmida ni despoblada después de la isla española. 
Herrera, igualmente describiendo la provincia de Honduras 4, 8, 8^ 
dicie: era tierra rka» t;on lindos vaUes, muy fiructiléros, y poblados, 
en que han faedio gran daño las guerras civiles y la saca de la gen* 
te; y mas a&lante,«on respecto al vaMe deUlancbo, dice: es calu-r 
roso, muy grande, y aray poblado, <unq«e con lasdíteoidias de kw 
oastettanos penUd mudm genio. Luego, hadando de la otra povin* 
cte $9 4, 7, eacrflie: ios pueUos de Nicaragua no eran grandes, co>-^ 
iHo liabfanniudios; y á los trocé años, «i la dee. 5 iib; 7 cap. 2, ya 
ike: estaban ñray disminuidos porlamucha priesa que se habiu» 
dado enhaeer esclavos. 

Ia pobladon abundaba igualmente en las costas, que en la tier- 
ra adentro, y Inenm las que mas sintieron la devai^aeion y queda'^ 
ron desiertas. Estedifálor S, 8, 4, hablando déla libada deCk^r* 
tés éijT^^^ úmo de 25, expone que k siete leguas estaban idoa 
pefeMe8,q«é srdeelan CSiapAxIna y igaipayeca^ cabezas de provln'^ 
da. Al cap. 8 expoüe, que Saavedra «itré á reconoce la tierra, y 
midando $¡6 leguas, liaHó pueblos abundantes de comida, y faet&et 
vdnle señorea á darse por amigos, conque cada día entaiaimn man- 
talnrientos an jtfpKHaieíudad. Pero á ios «iete años, es decir, el año 
de ai; yaftñda «sta multitud de pudrios era acabada, y ios espa- 
ibles, escribe ^proido autor 5, 1, 10, quedaron tan pobresconlá 
íiidta de Im íñdioÉ, que no les pamcien^ ^ue se podrían conservar 
6B TrtjAo^ détenníBaron de oomun acuerdo y parecer, dfe ir á po^ 
en Ü valle jieflaco: cuyo asiento, según rdadondd {Hropio 
B, 1, 89 por lo mismo fué también abandonado á kis cua- 
tfojetea, «6 ^dedr, "d ano de ISM. 

S^n su descripdcm 4, &, a,^jE4 Mo delMa é IMabam» Jtay 
enlate Mgua&dé hermosa ribera, lat»ial estaba poblada de ambas 
partea haitaqne eMñ en elmar cerca del Puerto Gabs^los; perd 
daspsflflada ilBiooaiCBroay lo flié d puerta», que despnes repellé Alvo» 

TOM. 1. (12) 



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dd CiPÍlüLOlX. 

rado para situar en él la Qegáda y registro de los navios. HaUandd^ 
^ de Tagusgalpa, está, dice, el rio Haguaro ó Aguan á la parte.de 

&i " i Trujillo, grande y hermoso, en cuyaTriberas haÑa grandes poWa- 
ciónes, y se i*egaban grandes heredanúenlos; pero en ei discurso de 
, pocos años desaparecieron igualmente, lo mismo que la provinda 
de Huyetlato, á 65 leguas contigua á la de UianchOjí hecha según 
relación suya 8, 8, 6, teatro de contiendas y devastación. Lo pro- 
pio observa 6, 1, 8, en los pueblos de la ribera del desaguadero de 
la laguna de Nicaragua, donde la gente de Contreras juzgaba eüri^ 
qüecer, dice, porque eran muchos. 

El propio Herrera 5, 9, 8, por el año de 35, hablando de los 
españoles emigrados de Trujillo, menciona entre otros, algunos pue- 
blos, de que no quedó memoria, cuando dice que reunidos en Te- 
- ¿capa en ocho dias llegaron á Naco, muriendo, adoleciendo, y hu- 
yendo la mayor parte de los indios que llevaban; y que llegados, se 
envió á rogar á los del mismo Naco, á los de Quinistan; Zoluca, 
Zelimongay Zulaqué fuesen á habitar á sus casas: respondieron 
que sefvirian^ro desde la sierra, porque tenían miedo; y al cab6 
de muchas persuasiones volvieron, excepto los de Naco. 

Sin embargo, á los que volvieron á sus casas no debe haber sido 
muy lisongera su restitución, cuando muchos de sus pueblos apa- 
recen posteriormente acabados. Bernal Bias, hablando de Gristóval 
de Olid cap. 173, dice: se fué á un pueblo que se dice^Naco, que 
en aquel tiempo estaba muy poblado, y habla otros muchos pueblos 
en aquella comarca, el cual pueblo está destruido él, y todos los dé- 
mas: y esto digo, porque yo los vi, y me hallé en ellos. Transitó 
este escritor por esta comarca el año de 25, y escribía su historia 
por el de 58. Parece igualmente poblado el camino de ellos i>ara 
Puerto CabaUos, cuando llegado Sandoval con el ejército á Naco, 
dice al cap. 182, acordó Sandoval de demandar á^ los caciques de 
Naco, cinco principales indios, que fuesen con ellos hasta el Puer- 
to de Caballos, y les puso temores que si algún enojo redbia algu- 
no de los soldados, que les quemaria el pueblo, y que les iria á bus- 
car y dar guerra, y mandó que en todos los pueblos por donde pa- 
sasen, les diesen muy bien de comer: y fueron su viaje Aaáta el 
Puerto de Caballos, donde hallaron á Cortés. 

En el capítulo siguiente habla el propio Bemal Dias dé las Is- 
las Guanaxas, y escribe, que estaban pobladas: lufego hace men- 
ción de Papayecá, y dice: en aquella sazón era grande pueblo.ea* 




BCSPOBUGION DE iQUELLÁ ¿POCA. Q| 

]Mcera de ateos pm^loa, que agora está con muy poca gente dca^ 
si ninguna. En el cap. 184,, aparece un pueblo llamado guenfmr^ 
4 días de camino en la travesía de Puerto Caballos á Trujillo: sa« 
liendo de Naco para d propio Trujillo dice: atravesamos muchos 
pueblos: á un dia de camino del propio Naco para Olancho expone 
gue estaba Quecuspan, y luego Tanehinalchapa,. dos pueblos de 
que vino qui^a de que gente de Pedrad^ias llegó con armas y ta- 
balloSy. y les tomaban sus haciendas y gente. Expresa que los pue- 
blas de Olancho guardaban acatamiento á Cortés» y que en to- 
das aquellas provincias le llamaban Huz, esto es, el capitán vie- 
jo. En el cap. 187, refiere, que partiendo él propio de Naco para 
Guatemala^ llegaran & unos pueblos que se dicen Marayani, y luego 
á otro que sedéela Acolteca. En lo que se ve que en todas partes, y 
en todas direcciones habia pueblos; y que no podia invoicarse plura- 
lidad de provincias, sin existir multitud de colecciones de pueblos. 
En fin, al cap. 188 lamenta que no podían acabar con Cortés que 
se embarcase, estando llamado de México, sino que todavía quería 
conquistar y poblar aquella tierra, que en aquella sazón, dice, era 
bien poblada. Lo, que denota que al tiempo que escribía no era lo 
que habia sido, y es puntualmente la expresión que emplea Herre- 
ra 3, la, 1, cuando con respecto á esta, provincia, dice, estaba á la 
sazón aquella tierra bien poblada. 

La población y despoblación del Golfo-dulce es fácil de averi- 
guar. Porque Nito, primero fué ciudad de indígenas situada en la 
ribera del mar, después villa de castellanos, y luego un desierto des- 
de el tránsito de Cortés. En sus cercanías, según Bernal Días cap. 
179, poco tiempo antes solían estar dos pueblo^, y ya entonces se 
habían despoblado. Según el mismo, cap. 180 y siguiente, todavía 
estaban á siete leguas para Naco los pueblezuelos de Cuyoacan; y 
siguiendo la ribera del Golfo existían unos pueblos de unas estan- 
das á ocho leguas con bastante de comer. De esta otra banda en la 
desembocadura del rio aparecen en la ribera otros pueblezuelos con 
makales; luego unos pueblos chicos, donde tenían, dice, mucho 
Biaiz.y gallinas, y aun faisanes y perdices de la tierra, y palomas, 
f mas adelante. otr<^ pueblesuelos llamados Tensíntle y Gna(!ap, 
tan distantes de s^ inféUces é insignificantes, que en el, primero, ^ 
todavía entrando Cortés de sorpresa en la madrugada con un cuer- 
pa de españoles y mexicanos, hallaron resistencia, y mataron ocho 
indios principales^ dice Bernal Días, y Herrera quince entre uno^ 









/' 



9B CAP. IX— BESPOBLAaON DE AQUELLA ÉPOCA. 

y Otros. En d segando se suscUó tal alarma, que tuvieron Vm 
tállanos, dice este último, de haeerse fuertes en la plaza, hasta que 
huyeron los vecinos; y dando sobre el pueblezuelo, no puctonon 
cargar €0B todo dbotinde ropa y víveres. Y esto.de perdices, repite 
Bemal Dias, yo lo he visto en pueblos de comarca del (rdfo-dalce. 
Herrera S, 8, $, habla de un pueblo á que lianut Lequeda, á 
la banda meridional del lago del Golfo, 18 leguas distante de Ni- 
to, á que no llegó Cortés, lugar grande, dice, y basted^o, que 
tampoco sobrevivió á la conquista, lo mismo que Munguya, pue* 
blo dado en repartimiento por Alvarado, en aiyas ruinas se puoéó 
la Naeva*Sevilla, tres leguas mas arriba, cUce, Kemesal 11b. 8 cap. 
15, del puesto donde entonces se daba y redMa la hacienda que 
venia é iba á España, y después se llamó Bodegas bajas. 

No solamente en la costa y tierra firme de Tesulutlan, ó Yerar 
paz, se extenuó la población por los conquistadores, mas también 
en las islas éisletas del mismo Golfo. Juarrosb'at. 5 cap. 9, dice: 
son muchas las islas que se ^icuentran en el seno de Honduras; 
mas éstas en el dia se hallan casi todas desiertas. La primera que 
se descubrió por el almirante D. Gristóval Colon el año de 1502, 
fué la isla de Guanaxa, que llamó la isla de Pinos. Los indios de 
^ ella eran mansos y pacíficos, y así se dejaron apresar de los capi- 
"'^ tañes de Pedrarias, que los llevaban á vender á la Española, de&* 
^¡Á podándonos este reino. Onco leguas al ortéi^ de la Guanaxa está 
^ , ./ k isla Guamoreta, y á una legua de ésta la de Eoatan. Fuera de 
éstas se hallan en el mismo Golfo las islas Mata, Guayama, Utila 
< , ^/ >¿ y45aona; y mas arrimadas al puerto de Guanajos están la Guaydua, 

'^- // . t la Helen, la de San Francisco; y caminando hacia el cabo de Cato- 
/ - //, ehe se ven las islas Ibob, Lamanay, Zaratán y Pantoja. Todas es- 

tas islas, prosigue, son muy amenas, y producen ñrutos y maderas 
apetecibles, y al tiempo de la conquista se hallaban bien pobladas; 
pero las hostilidades que suftieron de los conquistadores de Casti-* 
lia de oro, consumieron estas poblaciones; no quedando habitadis 
mas que las de Reatan, la Guanaxa y la de Utila. Pasando á la-eos* 
ta de Soconusco, baste indicar de esta provincia que no era á me- 
diados del siglo en que escribió Bemal Dias lo que que habia sido 
treinta años antes, cuando transitó por ella; pues dice, eap^ 1 64, ha- 
Mando de Alvarado: dende Teguantepequez fué ala provincia de 
Soconusco, que era en aquel tiempo muy pobladfi de nasdequhi^ 
cemilvednos. . 









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-• - ; 



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9S 



CAPÍTCIO 10. 



Certtdiinilire de esta despoMaeton» 

N 

I 

Discurriendo CaMS en el trat. de la ^elavitnd sóbrela dévas^ 
taek>n indígena, dice: han sido tantas las gentes que aquellos houH 
bres desalmados y perdidos han destruido, y tanta la desvergüo^aai 
que en esto ejercitaron, que será muy d^eultoso crello á quien no 
lo vio; poro todos los mismos que lo hicieron, sin temor ni Ter*^ 
ffímzsL lo confiesan; y todo el mundo lo sabe, y lo dlee, y harto 
elaro lo testifican todas las provindas de Nicaragua, toda la de€rua« 
témala, gran parte de la de México, toda la deChnsaeualco y Ta« 
basco, que hervia de gente, toda casi totalmente la de Panuco. Pa^ 
ra prueba de esto, dice en el mismo tratado, véanse las rosicteneiag 
de todos los gobernadores pasados, y las probanzas que unos con* 
tra otros han hecho. Y. A. dice mas adelante, tiene llenos los ar^ 
diivos de «dgunas residencias y de procesos, y de avisos y quejas 
y cartas, que todas claman esta verdad. En el roned. 8 raz. 5 es» 
eribet esto es asi como lo decimos, y mucho mas que dijamos de 
dedr, enteridma y potentísima verdad, y todo el mundo lo sabe; 
y cualquiera que el contrario dixese á Y . M. ó alivianare estos tan 
grandes delitos, en presencia de Y. M. le haremos cmi las fuerzas 
deki mesma verdad conocer, que es reo del crimen de lesa magestad. 

Remesa! üb. 4 cap. 1 0, re^re, que hubo muchas juntas de hom- 
bres letrados que mandaron juntar los reyes ai Burgos en 1512, en 
Aranda de Duero en 1516, en Zaragoza en 1518, en Barcelona en 
1519, en Granada en 1526, otra vez en Barcelona en 1529, y en 
todas estas juntas se via claramente la per¿tíck>n de las indias, la 
destruycion de sus naturales y el daño que á la corona se seguía de 
lo uno y de lo otro. En el cap. 12, tratando del libro de la destruy* 
don de las indias, escribe: fué tratado odiosísimo en aquellos tiem- 
pos, y poeoamado en éstos, principalmente de los que se jactan y 
precian de descendientes de conquistadores, peto fué mtihices ne- 
cesarísimo para proponer con aquel discurso y con aquellos ejem- 
1^ la gran necedad de justicia que en estas partes habia, piu*a 
q^e las proveyesen de ella^ antes que este nuevo mundo se acabase 
con it modo de pMiceder, que los españoles en él tenian. 

Y que fuese éste» prosigue, el intento del P. Fr. Bartolomé de 



94 CAPÍTULO X. 

las Gasas, y no de infamar, ni de deshonrar á nadie esk piffticular^ 
échase de ver claramente, porque de los sucesos de cada provinda^ 
sabiéndolos todos, no dixo, sino muy pocos, y los menos odiosos, 
dejándeálos «msi^jeros, que por la uña sacasen el león. De suerte 
que siéndole necesario escribir estas cosas, lo es también el darle 
gracias por su buena intencicm, y porque no dijo mas, pudiendo. 
• Eki el lib. 7 cap. 6 después de referir que los tres obispo^ de 
Chiapa, Nicaragua y Guatemala dieron traza de juntarse en la tm- 
dad de Gradas donde estaba la audiencia délos ccmfínes, dice: ca-^ 
da uno de los que estaban dio en el acuerdo sus memoriales, pi- 
diendo jueces, para deshacer agravios, y estos papeles están en el 
archivo de la audiencki, y los he visto, y por no hacer un largo ca-^ 
tálogo de inhumanidades é injusticias no se trasladan aquí. Solo 
basta decir, que respecto de las peticiones, que echaron los señores 
eUspos de Guatemala y Nicaragua, la de menos delitos personales 
es la que presenté nuestro D. Fr. Bartolomé de las Casas» 

Gampomanes, en la educadon popular, ó bien w. anotador, ha- 
bla dd obispo Gasas como de un impostor inquieto y bullicioso; 
pero Solórzano, escritor mas cercano á los hedios de que se trata, 
dei^ues de referir lib. S cap. 1, que los enc(Hnenderos ^tigaban t 
sus encomendados mas que á las bestias, escribe: lo cual los fué me- 
noscabando, como lo refiere y encarece, en particular tratado, que 
de esto hizo el obispo de Oiiapa. 

La pd)lacion de México y del Perú, escribe Mr. Paw, ha sido 
indudablemente exagerada por los escritores españoles: tres años 
después de la conquista de México, fué preciso que los españoles 
llevasen gente de las islas Lucayas. Gonfleso ingenuamente, replica 
el abate Glavígero disert. 7, que no puedo leer esta observación de 
Mr. Paw sin indignarme al verlo afirmar con tanto arrojo lo que 
es absolutamente falso; y después de rebatirlo, expone: desde en 
ténces fué disminuyendo la población de Santo Domingo, en ta- 
les términos, que en 1540 apenas quedaron 300 indios, porque 
desde fines del siglo XY empezaron los españoles á sacar miUa'^ 
res de indios de las Lucayas, para aumentar la pobladon de la Es- 
pañola; pero habiendo pereddo éstos tandiien, llevaron á ella po- 
bladores de Tierra firme, y de otros paises del continente de Amé- 
rica, según lo» iban descubriendo. Aquí vienen las costas y terri- 
torio de Gosta-Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala hasta Pa-* 
nuco; y asi conduyte: lejos de sacar los españoles habitante)» de las* 



CERTIDUMBRE BE ESTA DESPOBUCION . 9S 

jgiaSy paara poblar á México^ enviaban indios de M^co (y €hiate4 
mala) á las islas. 

Smtth, en la ríq. délas nao. lib. 1 cap. 11, expcme qoe ^ c|^*f 
d¡to español, que solia no exeéer de quinientos hombres, hallaba en 
todas partes di&niltad para subsbtir; y que las hambres que se dic» 
haber ocasionido, manifiestan que las historias que pintan los ter<* 
jritorios del contin^te como populosos, cultívadosy abundantes,' s(m 
enteramente ñibulosas. Pero examinando esta observación, coa 
respecto á Guatemala, aparece del todo infundada. £1 ejérdlo de Gil 
González Dávila, que entra en 1 522 á Nicaragua con la mitad de 
aquel número, no halló dificultades, sino abundancia de alimeiito, y 
eonv^enoias, y estuvo distante de ocasionar escasez alguna. Al^ 
varado, que penetra en Guatemala en 1524, no se queja de falta de 
alimtoto, que le sobré^ sino de que la herrami^ta del campo. era 
de cobre, y no de oro ni de plata, pues surtido y asistido en todos 
conceptos, no faltaba sifio adorarlo. Cortés transita por la costa de 
Yerapaz, no con quinientos, sino con tres mil .h(»nbres y mas de 
milmugeres, caballos y puercos, y no guardando la disciplina de 
Europa, sino hostilizando y poniendo en fuga los vecinos, y tampo*» 
eo por vías conocidas, sino, huyendo del gobernador de Cuba, su 
rival, por los bosques y esteros de la mar, y si alguna vez pasa esea^ 
sez, también encuentra abundancia de víveres, y aun de ropa, no bas- 
tando en Tayca y Cinacan 1500 mexicanos, ni cuatro i>alsas para 
eargají con ellos. Y no se diga que estos despojos indujesien el ham- 
bre en los naturales, sino que ellos la procuraron para que se fue^ 
sen los castdlanos, ó morir, mas bien que vivir bajo su yugo. Con 
que sítales son los fundamentos para la falsedad de las historias, su 
verdad no deja de subsistir con respecto á Guatemala, 

. En fuerza de día, Mr. Robertson lib. 8 § 2, escribe: La prl^ 
mera ecmsecuenda que ha tenido para la América el establecimien-^ 
to délos españoles, es la diminución tan espantosa, como deplorar^ 
ble del número de antiguos habitantes del nuevo mundo, Hadai- 
do c4)servar en diferentes ocasiones las calamidades que la Europa 
ha llevado, sea á las islas, sea á las otilas partes déla América, yo 
he indicado diferentes catisas de la clestrucdon rápida de los des^' 
gradados indios. Por todas partes dosde los hal»tantes de la Ámé^ 
Tica tomaban las armas para la defensa de su libertad, pereoia un 
granee número eñ combates tan desiguales; pero la desolación era 
todavia^mas grande (mando la espada cara retida ala baina, y que 



9S CAP. X*— «CRTIBUMBRIB DE ESTÁ DBSYOBUCION* 

hm vencedcow eran pacíficos poseedcires ád sos conquistas; La é^ 
población se ha hecho sentir roas fuertemente en las islas y en la9 
proTittdas ád continente que se estienden desde el golíb de laTri- 
iMad hasta ta extremidades de México. Es decir, en Guatemala.' 

BaffcBy «& el iQyno airimaly tratando del hombre, del leonydd 
tigre, y en el mineral del oro y la plata, r^ore que los espa&c^s 
0k América, estimando ea mas estos metales que los brazos de sut^ 
liiMtaBlei> extinguieron su dase en mucha parte bajo la esclavir^ 
tal, 7 Éánenta la despoblación de su suelo, suponiendo su pobla-f 
don antigua aaperknr á la presente, aunque relativamente iníMoí 
t It de kási y nuchaB partes de Enreda; y lo infiere de la exis-^ 
tenda ét aqi^las fieras que desi^arecen, dice, en propordon que 
ae desmonta y pud>la la tierra: Men que las armas át fuego de que 
Mreoen los in^genas, contribuyen no menos á su exterminio; y 
eon Mípecto á Guatemala y Chiapa, hace mendon de una pobla^ 
don flnts tramen»», anterior á la conquista, ñmda^ en las inves*» 
Hgadones de Gmge. 

Se lia visto que Alvarado y Casas testifican de una poMadon' 
en Guatemala superior á la de México; y Humboldt, en el ensayos 
félitioo deest» país lib. ^ cap. 4, después de discernir lo que pue^ 
de lo que no p«ede admitirse en esta materia, escribe: prd)ablemen-' 
te las inmediadones de la capital de México, y acaso tgdos los pai^ 
Aes sugetos á ta dofninadon de Molezuma, eiátuvI^Dn en lo an^ 
tiguo infinitamente mas poblados; y asi podemos inifierir, que el rey* 
no de GuateuM^ estuvo taombien infinitamente mas poblado. 



I r 

YlraHaté ú¡t eñnm» ett «iifit«Miitilii« 

Fray l^nolomé de las GiÉas fiHíe par primera vee sus pi«i «a 
Cruatemalá á pttndfíiiM del año da t^l. Venia de lAéxIco, dice 
Bemesal lib. 3 cap. 4, de tNinsIto para d P^, á embaieartfé m 
ü^idaragtia, t^^ayeodto en sa eompUiJa á los ^p. Mtnáy» y An^o« 
y se apoMntaron ea el céiiv>eiiio deSto. Domingo 4e esta «dudad; 
que estaba sin movndores. A la vok de ^«é iMbla finfies en d eon*- 
^&ab, dice e0te eiicritor^ ^K^ttcUé «oAa la dudad á i«rlQ$$ pc»i eaidí^ 



TlGiJttiTO W CASAS BN «UATEMAU. 97 

do 8efamrteai9ne0n el p. Casas, oontínuo fiscal de eon^ntetodo* 
sea, se les agüé el co&t^to que Uevabaiiy porque entendierim que 
traía algmal cédulas y provisioiies reales oonlra ellos, parque el 
•ervidk) de los esdatos no les tenía muy seguras las concieneias 
ydeimalqutoaireaetemian. Con todo eso, dltimularon y mostra- 
ron gusto. En la eonyarsacion se supo que su yíi^ era para el Pe« 
m, y eonteoitárcmse de d^enerloa quince días. Casas apresuraba», 
porque habla obfeeMdo cédula ca España para que Pizarro y Alma^ 
gro no hiciesen mas esclavos, y en prevenirlos, antes que tomasen 
poseston de haeeries, tenii^ librado d buen su<%so de su jomada. 

Llegaron al puerto dd Realejo, prosigue Remesal, en ocasión 
que se aperdbía un navio para el Perú con gc»te y bastímentos, y 
se embarcaron én él. Herrera 4, O, l^ haoe mención de dos navios 
que Batieron esle aflo de Nicaragua, y hallaron á Pizarro en la 
isla de Puna, á tiempo que pasaba á Tumbez, y volvieron tocan-* 
do en Panamá, donde se hallaba Almagro: también hace mérito, 
Ub. 10 cap. 7, dé una ley que llegó, prohibiendo hacer esclavos á 
los rebeldes, y que pareció bastante dura. Remesal expresa, que no« 
tincada la cédvda real á los capitanes prometieron guardarla y obe- 
decerla como fieles vasayos, aunque iba contra su gusto é interés 
ses, y hacian la guerra á su costa; y que hecha esta diligenda> 
no pasaron á tu segunda de predicar en la tierra y. doctrinar á los 
naturales, viendo empezada la guerra y los indios alterados. Pare« 
eiópues roU&tteá otra provincia hasta que ésta se pacificase^ y 
mas bien al p. Casas se agregaron algunos otros^ religiosos domíni- 
eos de los que s^ían el ejérdto, y con ellos y los que fueron en 
su compañía, se volvieron á Nicaragua, comenzando el año de 
1632. 

Llórente, en la vida de Casas, pasa tan rápidamente por d pe- 
nodo de ella concerniente á las provindas de Guatemala, que po- 
ne equivecadaniente su llegada á Nicaragua, la erección de su ofai^ 
j^do y nombramiento de obispo eü íB25^ siendo así que Herrera 
4y íOyt&y Bávila en su teatro, y Alcedo en su diccionario, refieren 
lo primero ai año de 1531; y Remesal, continuando la narración 
de la* vuelta de Casas ád. Perú á Nicaragua, á principios del año 
de 1532. Expresa asimismo, qu& Diego Alvarez Osorio, chantre que 
eia y defensor de indios en el Dairien, había úáo antes nombrado 
para esta I^sia, y aieargado por el emperador de la fundación de 
im, convento de dominicos en su diócesi; y que teniendo por buena 

TOM. 1. (13) 



•8 •' ^riTütoíi* ' 

^rentora la venkla y vuelta de efttos re^gio8o«, después de lidiq^eda^ 
dos, trató con ellos, c[ue se cfuedasen allí á doetrinfflr aqudios hi^ 
dios, como hablan de estar en Nueva España, ó en la Isla de Santo 
Domingo, donde no habia fatta ée ministros; y pareciendo justa 
la petieion á fr. Bartolomé de las Casas, y á los demás religiosos, 
fundaron casa y convento de su orden en la dudad de León. 

Comenzaron á deprender la lengua de la tiarra, y en breve Üem^ 
po salieron con ello; y como el p. Ángulo sabia bien la mexicana, 
que era la regionai, luego comainaron á cate^iizar y enseñar los 
endiosen dia,y así no perdieron tiempo. Asentadas estas cosas, 
y corrkla una mitad del aáode 83, el p. Minaya siguió la jomada 
para México, y fr. Bartolomé y el p* Ángulo la tomaron para la 
isla de Santo Domingo, de donde habian salido, y á cuya provincia 
se sugetó por entonces el convento que se habia fundado en Nica- 
ragua. 

Hallándose Casas ea aquella isla, cuenta Herrara 5, 5, 5, que 
visitó al Cacique don Enrique, que rebelado por la injusticia, ha* 
bíase por la cordura sosegado, y le alentó á la sumisión, honrado 
ya con la palabra y carta del emperador; sobre cuya oomunicacion 
apercibido Casasdelaaudíenda, contestó, que pregonada la paz> 
k era lídta, sin que ellos se la pudiesen estorvar, ni obligar á pe^ 
dir su licencia. Habiendo juntado á sí cuatro religiosos, trató de 
volverse á Nicaragua, para seguir la jomada del Perú, á ver que 
la cédula tuviese en efecto, cumplimiento; y tomando, según pare* 
ee, el camino que trajo por Honduras, no tardó en llegar, pues me 
consta, dice Remesal, que mediado el año de 34 ; estaba en esta 
provinda: y es por lo que expone Herrera, que d p. Casas, ha* 
liándose en la Española, fué de los primeros que, á ruego del o- 
bispo Osorio, pasaron á ella á entender en esto. 

Allí dispuso dejar los religiosos de la Española, con los que ha- 
bian venido del Perú, y llevando por compañeros á los pp. Ángu- 
lo y Cáncer, se embarcaron en el Realejo, para ir á Panamá, á don- 
de iba fletado el navio, que no era de alto borde; y por este mo- 
tivo, no pudiendo resistu* á un recio temporal, después de mil pe- 
ligros de la vida, les fué forzoso arribar al mismo puerto de d<mde 
habian salido, y se volvieron al convento de León* 

En «ste año, cuenta Herrera 6, 1, 8, habia sido provisto gober- 
nador de la provincia Rodrigo Contreras, el cual á instancias de 
los castdlanos trató luego de descubrir el desaguadero de la lagu- 



TIGARUTO DE GASAS Eff GUATEMAU* 09 

m, para eniiqueoer en la eonquista de los pueblos de la ribera^ 
que «ran muAos; y hallándose' aUi el p. Gasas^ se opuso al descu^ 
teinüento, y protestaba á los soldados en los sermones, en las emir 
ftstones y en todas partes que no iban con sana oonciemHa á enr 
tender en. dio. La manera viva y toeante, cUceLloro^te, con que 
I^as-Casas baldaba de los indios, bizo una impresión profunda so- 
bre un gran número de los soldados de Gontreras, y sobreotroses- 
panoles^ de suerte que este general se yió bien pronto easi solo;, 
Ckmtreras dié cuenta al rey, prosigue Herrera, de que el p« Casas le 
amotinsd)a la gente, porque los de mas temerosa conciaicia seguiui 
te opinión del padre, y no quedan obedecer en-esto al gobernador; 
y al ftn nada se bazo, sino descubrir d desaguadero soto respes 
al rio. • 

Por este tiempo habia sido nombrado (ttispo de Guatemala el 
licenciado Marroquin, cura de la ciudad, no baUendo mas sacer- 
dotes en la previnda, sino él yíel p* Godinee, y considerando el car- 
fjo, escribió^al p..Gasas á Niearagua, entrado el ano de 3&, signi* 
Aeándole la necesidad, y pidiéndole el remedio nada menos que 
oon su persona, para que con los dos compañeros que llevaba al 
Perú, viniese á Guatemala, donde estaba el convento de la orden 
•en soledad, por ausencia de sus fundadores; que frustrada aquella 
jomada, se le presentaba ésta en que los naturales estaban igual- 
mesúQ necesitados, y no tenian menos derecho á su socorro, con 
otra» razcHies tan fuertes, que determinaron á ir. Bartolomé y los 
otros dos padres á la venida. £1 deoto Marroquin, escribe Reme- 
flal, bizo la costa de ella á los rd^iosos desde Nicari^a á esta 
ciudad; y asi consta, añade, por memcnrias antiguas escritas de su 
letra en el archivo de la audi^ida, y he mostrado en el convento. 
En alcance del p. Casas vino del Perú el p. Ladrada, con que sé 
Idntaron cuatro religiosos; y dado aviso á México, á cuya pro- 
vincia estaba sugeto este convento, vino nombrado el p. Casas vi« 
cario suyo. 

Desde luego comenzaron á entender todos en la instrucción 
de los naturales por diferentes provincias, y también recorrieron las 
ciudades y villas de San Cristóval de los Llanos, Sónsonate, S. Sal- 
vador, y San Migud hasta Gracias. Acababa Casas de escribir d 
Mbro de único modo de vocación de las gentes al cristianismo, por 
^ que muestra, que era la predicación y no la guerra la que alla- 
laba y abría los caminos á la fé; y en consecuenda, cuando pre- 



40% CitÍTOLOXI, 

¿ReriM á los españole9 y trataba de la Injiitticlay tieaaiade la goen- 
rky q«e kabiati>d«do á los náfrales déla tierra, les iattmedn la o^ 
Migadon en que estaban de restituir los despojos, oro, plata, per- 
las, Joyas, baetenda, eselavos y otras alhajas 4e sus casas y perso<- 
nas, con que se servían y botumban. P^ro se reían los c^k^uiatail»- 
tes Tednos de Santiago y distas villas de estas plátfeas y sermo- 
nes, y del libro, plistícando entre sí, que si el predicador hada lo 
que deda, que con píds^ras solas y persuasiones convirtiese indios 
y los redujese al gremio de la Iglesia, haciéndolos perseverar en la 
rdfgion ciistíana, dios dejarían las armas y se darían peor soldados 
y eapttanes injustos, envi»rian M>res los esdavos, veátítoirían lo 
ganado en la guerra, y harían todo aqudlo á que eran cond^a- 
dos por su Wlfto y sus sermones; y todavía por <mrlos¡dad leroga^ 
ban que procurase acabar una empresa de tanto servido á Dios, y 
tanta gloría para su persona. 

Por este tiempo, escribe d propio Gasas en la disputa con Se* 
púlveda, no habia otra tierra per eonquislar en toda» las provin?- 
das de Guatemala, siaio la de Tesulutlan y su comarca, : y e^aba su 
población Irritada contra los espandes, y siempre apuesta A com^ 
batirlos, porque «e acordaba de si» injustas guerras. Sin embargo, 
Gasas se ofi^edó de su vduntad para poner porobcaloqueaiseña^ 
ba, disponiéndose á ir á e^ provincia para redudr sus habitan* 
tes al vasallage del rey de Espwa, á que le tributasen, y recibiesen 
la fé cristiana sin ruido de armas ni soldados, sin vituallas ni eqiú* 
page; mas pusieron él y sus compañeros por condldcm lo que pare- 
ce en escritura, que Remesal lib. 8 cap. 10 afirma vio original, fe* 
eha á a de mayo de 1587, otorgada por el gobernador Maldonado, 
en que á virtud de los poderes que tenia, se obligaba de parte de 
su magostad, lo primero, que durante el tiempo de dneo años no 
entraría español alguno en la tierra; y lo segundo, que en ningún 
tiempo serían sus naturales encomendados á los españoles. 

Poniendo por obra su designio, industrió unos indios mercada* 
res, que traginaban Tesulutian, á que cantasen unas coplas en len- 
gua de la tierra, en que se referían la creación del mundo, la del 
hombre, su caida, la necesidad de la redendon, la encamadon y 
vida de Jesucristo; con que llamada la atención del cadquey gen- 
te de Sacapulas, y llamados comedidamente é consecuenda los re- 
ligiosos para su ex^cacion, entró d p. Gancer á Zidcastenango á 
pié y descalzo como andaban, siendo him redbido y escuchacto 



i 



TICARUTO BE CASAS W GCATEHALA. 4 Oi 

ittista obtener la connrersion y l)atitísmo de macjm gi^te y su cacir 
fue, que tomó d sombre de Juan, y edificar iglesia: \om que Uh» 
mando valímento paaó á otros pueblos, y en. todos, mostrada la 
«seritura de sua privilegios, adelantó mucho, y voliíió con esta ra»* 
soná kw^mas rtíígiosos en la dudadde Santiago» 

Caminó entonces fr* Bartolomé o&a el P. ÍJigido,)y.siendo bien 
recibidos en Sacapulás, determinaros pasar addjante, y entraron en 
Eabinal, pre^eándoles en la lengua de la tierra, y enseñándoles 
basto cosas manuales, como laTiu*se y vestirse, y otras cosas que 
les parecían bien: con que se ^llamaban y convidaban unos á otros> 
f disimuladam^ite bajaban los de Cobas, á ver como era aquella 
forma de vivir, que tomaban sus vecinos. Aumentada la ocupaciim 
llamaron al p* Cáncer^ que fuese á ayudaiies^ y presentada o^^irien 
de entrar en la tierrai üeganm á C(k)an, y luc^ á otros pueble*^ 
zuelos, siéndoles de mucha ayuda d<m Pedro y dcm Gaspar, eaci'^ 
ques de Zacatepeques de los ífameyes y de Tequititlan: y viendo 
que en todo sucedía iAeh^ y no podía acabarse lo comenzado, si 
1É0 se guardaba elconeierto con los Indios, quedando el p. Cáncer^ 
Éé vinimos Casas y Ángulo á la ciudad: en la cual, tratado lo pre- 
ciso con el obispo y el adelantado, andando el año de 38, se vol*^ 
viófr. Bartolomé oon elP. Ladrada á Tesulutlan. Entonces se echó 
de ver, nota R^nesal, que tenia la gente agrado, y que llevados 
por bien, y enseñados, y doctrinados despacio, tomarían de corazón 
la fé que redbian. 

En esta sazón fueron llamados á la ciudad del obispo Marro^ 
quin, qui^ ponderándoles la gravedad de su cargo, la necesidad 
de sacerdotes y expensas que habla juntado en Sevilla para mas 
religiosos, dio lugar que se conviniese á la jomada el p. Casas. 
Partió para México, pasando por Rabinal y Cd)an, doi^edló ouesh 
ta á los indios de su jomada, ofreciéndoles la vuelta. En México 
comunicó al virey Mendoza; y éste, escribe Herrera 6, 7, 7, siguieil- 
úo el parecer de su gran amigo fr. Bartdomé de las Gasas, de no 
liacer los descubrimientos con mano armíada, envió á diversas pac- 
tos religiosos que Id hkiesen y predicasen. En fin. Casas se embar^ 
có en Vcracmz, y llegó á España á fines del año de 39. En el coil- 
si^ comenzó á negociar la ratificación de la tratado, prohibiendo» 
«e desde lu^o á los españoles la entrada en tierra de Tesulutlan, 
poreij^K^ de cinco años, en cédula de 17 de octubre de 1540, 
que transcribe Remesal cap. 21. Habia llevado consigo á-los pfi. 



i 02 CAP. XI.— VIGAEILTO DE GASAS* 

Ladrada y Gaacer; y Asgulo en su lugar fué nombrado ykmio 
del ccHUvento de esta ciudad, que con otros religiosos venidos de 
Bféxico, adelantó en la reducción de otros pud)loSy y llegaron á 
Gahabon: entretanto, . la inhibición de entrada de los españoles se 
fKGCOgá á otros diez anos en provisión que m^dona el mismo es«* 
critor iib. s cap. 16. 

Mas lo que inspira ternura en el comedimiento de Gasas, es que 
obligó á los caciques. á que escdlóesen al rey, y dándose por servi- 
do en ello el monarca, contesta en carta de l» de mayo de 1648, 
que tanscribe Remesal Iib. 7 cap. 4« D(m Carlos por la divina cle- 
mencia emperador siempre augusto, etc. Por cuanto por parte de 
vos don Enrique, cacique.de los pueblos de Zicicastenango, nos ha 
sido hecha relación.... É nos suplicasteis, que en remuneración de 
dichos vuestros servicios vos hiciésemos merced que agora ni en 
ningún tiempo vos m los dichos pueblos no fuesen enagenados, ni 
apartados de nuestra corona real, ni puestos en sujeción de otra 
ninguna persona de cualquiera estado ni condición que fuese por 
ninguna, causa ni razón. Y nos, por hacer merced, tuvímoslo por 
bien. Por ende etc. Igual privilegio, añade el piroplo escritor, se 
dio á don Pedro, cacique de los ZacatepequeSy de. los Mameyes, y 
otros caciques de. aquellas provincias. 

La fuerza de los mismos instrumentos hace notar á Remesal 
Iib. 3 cap. 21, que á pesar de semejantes garantías, Alvaradous(jr 
de libertad para encomendar indios y enviar españoles con merca** 
durias; y refieren así este escritor, como Henrera 8, 5, 6, que po^ 
blada Nueva Sevilla por mercaderes de Montejo, siéndoles forzoso 
el servido de los indios de la comarca, comenzaron á mdei^arlos 
por esta causa, hasta robar un pueblo, dice Iib, 9 cap. 1, y tomar 
á un cadque la rouger, y como estaban acostumbrados no solo á 
no servir españoles, pero ni á verlos ni oirlos, sintiéronlo mucho, 
culpando á los padres de poco verdaderos en sfls palabras, y cédu- 
las y privilegios reales, sobre que intimada provisión del virey Men- 
doza y de la audienda en 11 de noviembre de 1547, para que no 
se sirviesen, ni llamasen ni entrasen á llamar ín^tíos de ningún 
pueblo, se exasperan mas contra los naturales, haciéndolo peor y 
doblando los servicios y molestias. En este tiempo había el empe- 
rador escrito nuevas cartas á los caciques, congratulándoles y ofre- 
ciéndoles merced en lo que hubiese lugar, las cuales transcribe el 
propio Remesal cap» ll: halna así mismo dado á la provincia el 



CAP. XII.— NUEVAS LETES. í 05 

noHibre de Vorapaz, y mandado generalmente en otra de 30 de oc-i 
txibre de 1547, transeiita al cap. 16, se despoblase cualquiera po- 
bladondeespafk^ estsl>lecida en contravención de«os privile^os: 
eon lo que en 48 envié la aadiofteia al oidor Qniáonez á despo- 
bter y se despobló !^\[ieva Sevilla, dando cuenta y aprobándolo el 
rey en carta de4 de agosto de 1550. Alvarado, según nota estees-^ 
critor, CQD respecto á la inhibidoñ de la audiencia de México so- 
bre las encomiendas en 1539, opuso, que no convenia poner eu' 
^fecudon ese orden. Juarros tr. 5 cap. 8 ha lamentado la falta de 
esta villa> desde luego deplorando la causa que la motivó. 



CAPÍTULO 12. 

IlTiteTas leyes. 

La edad de ios conquistadores tuvo sus leyes particulares pro^ 
pfos de aquella época. Derecho de guerra; la invasión del pais, asal- 
to de sus- habitantes, cautiverio y esclavitud: derecho civil; lamar^ 
catura de los esclavos, la confiscación de sus bienes, el tributo, la 
servidumbre y rd^adon: leyes penales; la esclavitud, el asesinato, 
la hoguera. L^es que tuvieron su cuna en la Española, que se es- 
tendienm á las partes descubiertas de las indias, que temprano se 
aplicaron á Guatemala, rijiendo en su descubrimiento, conquista, 
cdonizadon y despobladon, y á las cuales añadieron algo propio su- 
yo sus particulares conquistadores. Alvarado hizo estensiva la es- 
davitud de los prisioneros de guerra, á las mugeres y á los niños. 
£n la Yerapaz, después de salteadas sus costas, impuso Cortés vi- 
tualla y bagage á filo de espada; y solo se eximió algún tiempo es- 
ta provincia de las demás plagas, por privilegios harto violados. 

Prohibida la esclavitud en los prindpios desde el año de 1504, 
y arraigada, como va expuesto, ella se sostuvo á la sombra de un 
supuesto permiso, y prevaledó convertida en uso y costumbre de 
los c(mquistadoTes, mas nunca por un acuerdo del soberano; lo mis- 
mo qi:^ las otras servidumbres. No obstante, süi estar nada otorga- 
do, todo caiutaba bastante embarazo á la administración supre- 
ma, y día fluctuaba al ímpetu de pretensiones opuestas. Mil qui- 
nientos bmibies vienen atumultuados^ en el segundo viige deCo^ 



404 CiPircLe in. 

km á la E^iañola, y porque se les oUiga á tralMEJar^ y scf^nlaex* 
presioii de Hcnm^, no bdlan el oro colgado en los árboles, \ita* 
peran laUnrra, ofenden sus moradores, y en ves cb ser acpidlos cas- 
tigados, Megan aserio éstos, que tomando las armas &í su defensa, 
íton hostilizados, hechos esdaTOs, confiscados, sugetos á tributo y 
eneomendados: se suMeyan de nuevo, sucumben; y 300 señora son 
quemados, según va expuesto. Gomo «ra debido. Herrera 1,6, 4, 
nota, que la reyna catótiea dona Isabd lo shitíó mucho. No obs- 
tante, esta ciase de l^islacion, duró largo tiempo; y el propia 
escritor a, 4, 9, hablando de un teniente de Pedrarias en Burica, 
parte de Costa-Rica, dice: á los indios que prendían atormentaban 
para que descubriesen la mucha suma de oro, que se ent^idia, 
poseia Urraca: habido éste á las manos, imade, y pues no le que- 
mó, no fué poco favor el que le hizo. 

La usanza colonial no reconoce en los naturales derechos algu- 
nos; y para violarlos n»s á su salvo desconoce y calumnia en la 
persona del indígena la dignidad del hombre. Los conquistadores, 
dice Robertion Mb. 8 § 5, representaban á ko indios cmnouna es- 
pecie imperfecta de hombres que la naturaleza habla saldado con 
el sello de la servIdunibTe, hicapaces de formarse para la vida sih 
fial, y de comprender los prind^os de la religión. Fr. Tomas Ortíz, 
consultado por el consejo, en dictamen que laranscribe Berrera 8, 8^ 
10, á estUo de los fetalistas y maniqueos, catíflca los índto de na^^ 
t«iralmenle malos sin mezcla de Uen. £1 obispo Quevedo, ^gun d 
testtmmio dcRemesal lib. 2 cap. 19, los reputa ante el rey de sler^ 
vos por naturaleza. Los castdlanos en la Española, refiere este 
escritor 8b. 3 cap. 1 e, relictos y reprendidos de tantas crueldades 
é inhumanidades eoano usaban coa los indios, para que no hubiese 
que les argÉb, vinieron é ftegar que los indios eran hombres, y con 
esto respon<ifon á quien kfe^afeaba el robidies sus pi^sonas, h^os y 
haciendas, como quien no^ t^ia mas áúfaútáa s^ive k> uno y lo otro 
9ie las fierasdd camfKK Estaoj^on, añade 2, 16, se estendió mas 
de^ lo que f^i^ra justo llevándola mudios á México, y niKstra pro^ 
vinda cte Guatemala estuvo blien ioiteiosiada de eüa. 

La cortede EspM*, que p«idi«m disipar estas im^eetiiw contra 
hfcspecie humana, y restablecer éssát luego al toctígena ^ sos do* 
rechos, no muestra oposkion y aAe^ m dios. UmOsaluo, nevoso 
dominico, levanta la voz en la Española en 1 ^1 1 eoMu d mal trata* 
miento que los faidios redben be^ los repoi^tMcntosc fA momento 



Memtgp^s ^pocteroeis lehaoeQ cavgoi qoe pridiea eotttoii el servido 
Adl ^f 7 CQUidoesgeniEí quese Tebracte, p«r» qotlar el eacáocUdo 
^BlpMMo, rapilB ta dfidasnackni, «Bacteido» qneen ello servia^ 
nos 7 9kT9f. ISá ÉBBiiBQiado^ reforendido die la eorte, camiaa á£s- 
^j^áte^iela niega aadieneia, y aehaMotr. Se^conToewjratas de 
jBriitoyteéi^goa l iar a djgcotirtelicltod 
linea dft^ae a^ de alMeaeioiH niaadé el rey, eeeifte Herrera l^ 
a> 14, se ffiga & ks padres ¿tombdeos: que caando se mandaron ra- 
jMflÜr los Éidioa Isa JiiDtairon eon lea del eras(|to madias letesdos 
tedlogoay JwMaa» y qaerTistos loa findaBiesioay babian acordado 
se debían dar los indios en repartímientOy y que era conforma éd^ 
ledioditiao y banano; yqi^siosrgodecQitlnieialisbia^^^feUo, 
era dd lay» y da qnim selo bablaaeonseisdo^ yno de qul^t^nia 
los indios; y 9«a así para adj^anle podrto ios padres doaiíniooB 
asodenase aias/y paoesder con mas suavidad* ' 

Sin anAargOi nota el ntsmo escHtori m despadiaro^ eiartss 
«iidenaaaasiqae'-eei^inlsn trdiitta y ^ei^laIi9Bameer^ 
eaattdai ymHiad detoáhijo, idtaemp, castigos y demás da 4se 
baca rda¿on»7 ftftttta ^ i^imems4fyes qiM se dictaron ea idiyio 
da las indignas*, for este tenorcontinaari>n las providendas kgia- 
littvas^ as(ten ár^ á eadavos, eomd w iM^á «spartimiaiíaoa; 
Con reqieetoé loa esclavos se OUMm érdaaes ya prdbibienda^ ya 
permttawla bttBiriosi ó Uen liasitsado este pmanilso en loa añoade 
Jí4t%8, 9Si a«^ J6^ M^íta» Bdr»a> a3> aay 4i^qtternieneioMattH 
rera en sus épocas respectivas. Cuento alas enoomiendas, dla&son 
«boUdas á soncüadde Gasas en isie, y dados jueces qfecuterea que 
kíB as t i ngm » pera tmyendo de secreto^ según Remesal a, 16, ót^ 
ém para que aaasfofiemí como aeestabaní cHas siíd)6i»ten>,ysei»- 
meslarsadaA Mease ordeBAnsaa ek aliivio y beneficio do. las í»U^ 
• fflnss , laa'tttaleSfSe renuevan en los «naa de S2, y SO. Vm éí de 
Mse IMdtoIraYes desu aboMon» en vkrta éd dee^o xpialas aa^ 
tumles «autt á salftertad, y nadare i^esuelve porlaoresístaMiaique 
op a a e n bis conqulatadores^ representando el mérito «enlTaida en aas 
empresas, basamsi tra^^ y pdlgros en ganar á su costa al rey 
el iaqiaria'dfuaiiufeíra mundo, y reclamando elí derecho que fmiaa 
^«S0 ittdMmlttido& y stmnaerados: eoivqae solo se dieron nuevas 
pnyvtdoMlas par4L)el Oim de lesindtgpeaas. ^ 

IQaa da ellaa»i(taédMsda pttn Guatemala, el ano de a«« Xas 
friBMNSS oanqitfstadocas, eaorihe Hmsra 6, lO, 9, por no «fttesb 

TOM. 1. (14) 



*j. 



^;. 



^06 CAPÍTULO Xll. 

dersé bien las eoisád, Miteroii eselavos nltiéhos itíítiirákft ^Se las b^ 
las dé BarióVento y pn>viiM!ias de Guatemala ^Ificaragna, «(mtra 
lo que ett viday^tesj^eá de ella dejó Ddandado la rejma Doña Isa^ 
bel. El rey D. Oftrlos au nieto, aaidié al remedio cmi . síos oredeg 
ph)?i6ione*' y ordenaosas, ei^ed^niente en Ni(atfagáa y Oaatema- 
la, á donde eM'^ttayor desoíd^/ por la omlglon de^lótrigoberiiaf 
dores; y de^es dehaberse iMiesto' tenvédk) en lo que tóeidia ^i: la 
esdavitiid;ftiéiii£Dniia^qae, aunque no confnaáibfe de eae^tms^ 
se iMdto' dei servicio personal, y se imponía á loafedloo por tia 
de trnmto; porloí^éuil «Éodé qué se quitaaen los aervtcips perso^ 

nales. ' '■'■>'', ' //- y. . :/; - í *" '■ - ' ' ; o-i 

El pibpio fierreraí hablanitei dé las o!rdenan£as del añade ít; 
advierte que no tuvienm cuiaplf miento: mendónando (asedadas ba»- 
ta el de 99, apresa que ninguna se babia guardado^ y abara, t»a^ 
tando de la del año de $0, añade; que se SQq[iendfó.8a «umpllmi^ti- 
to poi^ lá gran reMsteáda de los conquistadorai, y per «i común bien 
y paz de la tierra, basta dei^es de algun^tienqpo» queaeeaipvencKó 
cmi mucho trabijo, y gran reslsl^cia delosenoiMaáénderos. Cas^; 
ahidieÉdo áissto enlarat. ló,dlce:losqueaná.8on.niásrteoí[p,^és> 
t^édabnente los que sajaetan ^ 'ConquistidoM,'t«|bi pires^ei^ 
y temeridad tienen, que apteffii las Justicias «e pueden vaferdon 
«Nos; y los dias pasados es<^rfl^^ i^rey á losdeOüalifilala-es* 
tas palabras. Pensids, creo, señoves>:queeslos indlbs'^ baü de 
i*oe<»oeer otro Dios, ni otro rey sino voSittréB. Fo)rái|uí^ delnfe- 
firse la sii^rte de otras ord^iuinzas^quese Carenen el añade 9S¡ 

Fray Bartolomé de las Gasas en Espn^, escribe Üemésal 4, i o^ 
á vuelta de los negocios que llevaba encargados ^1 ^bii^de 6ua- 
fOBÉla D. Francisco Marroqi^n, á cuya oosta bat^ becAio aquélla 
jomada, comenzó á tratar cm el eon«^ de indias dd remedio 4l 
los grffl^es daños, que todas en general padedan, i^IndpalfiMite 
ias provindas de Guatemala y Honduras, y las wexas áeBas^f^éo^ 
mareanas, corriendo abajo las que están eatté losdos'BsáM^ q^é 
se llaman Horra firme, y d Ferá,y que se enviasen á^^estás partís 
Jueces reales, que residiesen de ai^ntoen ellas, para obligar A los 
españoles á que guiurdasirai lo que d r^mandabnc Halló estrár^ 
bStiio buena acc^aen d cardenal de Sevilta l^.ft; €Hucia:di frnLf' 
sa, presidente de indias, yeu todos los del icoñscjo que desoiban id 
l>ien de estas partes, y que él cristianiíiatio emperador bumfliese 
con la oUigadon que tenia, y paradetacminar l»que aekaUadiafai^ 



NDETÍ8 LEVES. 407 

jcet éon matáofierdd y maduree, toda el.afip de U4l» y ^1 de 4S 
lofigBstMMmíttijimlasyeoAraltas detetradoBy penMmaa.qyeha- 
.Uoiwestado oi (ndias^ informándose de tcdofl^ y tomando de ellos 
elfÉredor qneoonrenia* 

) ;.' Aüoieklt, eorta Tii^ei; O Ck K, lamentando la ^ondictoi d^ in- 
dfgilna» fTfh«t& meeomplazeo «i deaiv que/en medio jdenqnellas 
crtidMLeai^iNlcIfla pocios oonqniatadorefl» no ftillwm algunos 
-liombns lídmimÉ^;:qQe hatíaa entender idg^^ 
.iddad.yjQttieiacci&iin si^aiiqiienoerade espenr sel^£^^ 
^bertad póMlca sdice institnckmes civiles^ fe trataba al ménoa de 
defender la l&artii4i]>^l^^^^' Casas, qne en esta ocasión se ly^ca- 
swra é dar su pamcerv no pndo íondac la ttberfad) páMea de los 
Indlgenaí» enitisUtedoMS civiles, parque las eblonialés hasta^ene 
tikices dadur nd Éteaedan éste nombre: deUtnOoipiies, reefeunar la 
Mbertád iÉd^gena, «eodeá los prinqfpiosde tomcnral, td derechonii- 
tamlxée'fente8^il4te]MhO'ean<kiicoy alclvilide ios ñámanos.. > 
FimdAdo en dios compone y presenta dltoentea .tratados. In 
nno, soiicfta*lflilibartad délos «idavds, poniendo de manifiesto kB 
medios Tldosos eofi qne han ddo hedios, la inJiKtída y vobmtarid- 
dad de las gtvttras ea qne ban sida ttmiados, y la obtt^ion M 
j^ndpe y loS'tpartlealaipis^de restitairte en otto^ insta por. ka-aba- 
HdMdelaviMicoBáendas, que otra^ez habiá pedido, pn^oniéndo 
TBrias raiones eónr'^qne prueba ser eHas ona servidumbre equivalen^ 
laéjá cRMtorftttd^ la enál ni potestad real podía indadr, ni:tos''üi(- 
dios sqMurtar, ni semejante señorío ser fiado á españoles susmop- 
tries^enemigMé Bn otro, por últfano, confiesa los sJamés yan^nktias 
'de los oonqidMdores, pero no sa mérito, mostrando qne ménoa fa|ih 
btkm a^^mttnlradóitrltbajando en d paisen'cbsas útiles, quesaltisan)- 
do/'niÍMidoy;«ii^taÉdo y quemando sns babitaitesr qne l^oside sen- 
tir ásttidtmá real adqcdriéndole d imperio de estas krnnmeraUés 
gOBtea-isn iaütai. se lo babian quitado étestmy^idolas y tomando de 
-cUatíasáspensast qiie eníTcz de faaberié griaoieeado las licpicsUis de 
'!« jsnero lÉundoy se babtiia apoderfido de muchos tesones,, y ipri^ 
-^idole de eHdí, y de oíros que le hid>rían tributado sns príncipe^ 
y^milbiy ^«tódBÉ)8ns4nmen8as pol)la<eíones en.espadodo 4fl.años, 
see h^úMan miiffnündo' en podd^déJos españoles, como sal en agH& 
-]teu9iletefeHei:efcantorél»aJngundcreeho qué tenían loa conquistan 
•4toreí^ ami paráleBtaap d» Im indias, y la necesids^ de quitarles lu& 
gs" los «édaNrwJ^iaseBBomicQdas. 



\ 



•ICte CTP. ifti.—i-NÜBrf ABIETES. 

No era eósá ijtíe Tpeáük á lacorte í^ qps ñéfdlsíxáimy9m< 4 «flos 
<ij¿8 el mérito deldis eónquistadora, 8^im:piflñwe» del eeitfeonfíie 
fueron vistos Gdtotí: j Górtésy y ¡m que Alvaraite saeó vásj&tJputíáá. 
El oro y la plata, nota Robertson, y las prádoooionMfdSíbu'itiecca 
atrajet^ ifl fin fttas mliiadas^'pai^ 

To mondo, y adv^rttr^ que sino seotmtenla te^dugfgUKkimte Éa 
stttlo, nadaleihter^saria rej^ar 9(^re«n'vastodnii^rte;yikÉUair 
flé k>B lreyes4ébfliiieiite eonáibotclo á su dewnfaiiíaleBio,^ imiy :pd^ 
¿o á la éónqpiteta» desde hiego ^t^ébemá la íÉBeton(de;legisiaidflM. 
tMim Yl dmgtafie 7a$lic»bdoái6rnegod0s^ cistotai^si áWjtftt- 
tas, y en cHas sé deponen. ciertas oniiÉiansáií^.naBiÉdifS'efitikftete 
nuevas léytes, délas eusdés haeelrdMon fienesav y tsana^ribei ttt- 
■lesal en uúinéro de 99, dadas en Báriedona & 'Mite BOvIenlM^e 
1542. En el original, que existe en la bibHoteoa4s lft<Afifld00áft>iln- 
preso con privilegio: en Alcalá pof luaü áeBrom^mú^iSití 14i44|,:ae 
encuentran con nuévó encabezamiento dd clv^perwiiHr otei|&/6''fidi- 
idbnadaa^á las anteriores fechas en ValladoUd á ^dejuiüo delonis- 
moáño^ cimqne llegan á 4S; y aunque i^oeasien númeto eUa? don 
-hís punix>8 cardinales, qtte masáddante^se desacroltenm en lale^ 
Iddion de ieirte vasto. infpevio, tUque ]^ «alo tomaron d; l^jt;sQr de 

«ttss Instttutíones dvites cob resp6eta4>los:iaáífpema^^ / 

En orden á la esdavil^ no se águe en todo^ sino^parte d?»- 
viso de Casas de libertar á los esdavos; porque isol» se¡mjnpdiii po- 
•ner «n libertad pbr'laordeiumia^l los bedios contra nason y/de- 
trecho, esto es, coi^a la^ provisiones é instruedonea dadfuai» fiíta 
mddida suavizaba d mal, porque en Ntóxipo, Smi l^lHgild» ]3m^ 
4tká, Nicaragua, Tierra-fimtfB y d Perú se hablan bechomucboa^ 
contravendon dé pt)liibici(»ies ¿nterkrt^, y' Umitadones pueStaíB 
á los permisos dados. Ferb subdstian bajo date yugo lottftelavfiB 
hechos en la guerra confom» á próvlsi^és y permisos imlsr!OBli> 
y éstos se estimaban hedios o(mforme á tñioiA 7 justida^ y peatíim 
legítbnamente: lo cual ii^éria un agravio á laf^asony & üdtuMril^ 
<tígena: á ésta porque era hacerla rasa déésdavos; y á la razona por 
que la injusticia de las guen*as era demostrada; y en loU antieift Ad»* 
mos de Guatemala aparece, que la oantahrevdnoidli s«cedlda>en 
lodo d pais en ausenda del addántacto, y sufiBéaf|a>porrfd>fy'si»i 
catpitanes, ñié instigada y provocada pOr dios, y d jUttieiil^ io^iMft- 
mano. La codida de algunos capitanes, obswvafieni^raf a^ 1^^ M^ 
hizo su parte de daño, haciendo inforiníadaMS^^totra lo^teoeefilis» 



CAP. xm.*— iimBNCU de los confines. i 09 

jiéDdo MligDi l«s süsmoft soldados» ^^ parte de los mis- 

•iKMi jesdttvos:. id algraosflo volvían á levantar» no ora suya toda la 
oidpat sino de la gentada gnona» qne aborre^ Ja i«z, 

Bn óiden á las tiiodaiieiidas» tampoco se signió entododdio- 
iámcttjde datas; peto se signió ettomcho» porque se mandan ctoi- 
tar las emomiBn^fli á los gobernadores» <Hdores» oficiales reales^ 
il^tsiM y monasleries: se qoitcoi á los ausentes», i, los qne hayan 
•dado SMdos tralaKdentos» á los que carezcan de títnlo.de ellas: dis- 
«ünyan las que sean exesivas: prdüben darse en. adelante; y únt- 
camonte dejan en lo ]^resente las provistas basta su vaeaolon» con 
ídereóbo»s(Á> alo tasado» en la tasadonque se bagado tributos» j 
OQQ prdiibicion de todo servido personal y el de minas y tamenesy 
previniéndose por último» que las personas beneméritas». acreed<»ras 
á femuDsvaeion^d soeorro de &Bta dase» solo tengan derecho á una 
cantidad peeuDforia de lo rapandado de tribntosen la cij^ de real 

[enda* 



' 1 . 



CAPlTCLO 13. 

Audieneta de lo» Confines* 

La intilladon 4e una audiencia en Guatemala se anundaba ya 
4esde<l año de 16S4. Y porque ^ iba echando de y^» esc^füje 
flcrrera 4, 7, 3»:ktt estordones que hadan Jas Justicias, en Gua- 
lemala» Himdnraa» ^oaragua» y otras de aquellas partes» y que 
porestur muy apaiiadala real audiencia de México» no las podia 
remediar con la brevedad conveniente» se iba pensando en poner u- 
SB andigada para d go))iemo de. estas provindas. £n 1 638 era aun 
naa urger^ la necesidad en d Perú» por lasdis^ssipnes de los coi^ 
quistadores» «n que prevaleciendo Pizarro» guardaba poco mira- 
joaianto; 7 todavía en contempladon suya» no paroeió poner, au- 
-dimda» ahio m Panamá» con autoridad sobre las provindas de Ni- 
oangM ji CaitUla ^ oro» Cartagi^ia» d ]perú» Bio de la Plata» y 
«sírm^ de Magallanes», encai^éindose á loa oidores» dice el mismo 
leserito^ 6> J» 4» en instradon particular entre otras cosas» averi- 
gnaan» ai ^senvoiáiiajanta]! la* provindas de Nicaragua y Guate- 
mabipara qMtodo fuese una gobemacion» j.se eseusasen algunas 
difesendas^ que hablan aucedido y sucedían. 



440 ckmnwmt. 

- :^el ola de 41, ettcaita el prápio Hflmtiá 7, 3, li, fué isMia, 
pw^ rey la muerte deiaddantadodeGtiafeeinakiD.. Pedi»4e^álr 
varado, ñió dando drdeade que estas provindas se gobemasiBapor 
ima audteucia; y eád aBod949, refiere atíoitHBO Ub. 6 cap* 4, que 
Iwbida notidadela muerte de Pisarro, se eeméazó á platicar Igoal- 
cmeate el poner virey y audiaida en el Perúj* y coma. al propio 
tlQinpo los padfies dominicos, entre ellos fir. Barbóme de las Casas» 
-ponían al roy en conciencia el queai^caí^ brevemente remedio á 
exesQS: 4ue prevalecien en estas partes, flnalmaite se OTáeoó dea» 
tableeUniento de ambas andigadas, suprimiéndose la dePuiamá, y 
$et piso por. ley entre ku^. ordenanzas 4adas, d propio año de *42 
y el de 43, de las cuales la concernirte á Guatemala viese .áaer 
undécima, y dice: (Mrosl mandamos, que.se ponga una atídieacja 
real en los con&ies de Guatemala y Nicaragua^ en que baya cuatro 
oidores:l0trados, y el uno da ellos sea presidente, como por nos fila- 
re ordenado, y al presente mandamos, qu^ presida el Ikaneiado 
Maldonado, que es oidor de la audiencia que reside ea México* 

Se hizo nombramiento de los otros tres individuos en los licMi- 
ciados Herrera, Quiñone?; y Rog^l, por carta de 3 de setiembre de 
43, que cita Remesal lib. 4 cap. 14, con orden de que viniesen lue- 
go á ejercer w oficio; y en real provii^o]Ajdfl#|i.^lliaS'despues, que 
igualmente menciona, se le dan por distrito de esta banda laspro^ 
vinciasde Yuoataa, Tabasco, Goznmel, Ghiapa, Soooimsco y Gua- 
temala, ydeoilra la de^CastOladeoro, que comprendían, dice, Ni- 
caragua, >GÓ8Íta*RiGi^ Veragua y el Darien/ quedando en ^1 oei^ro la 
de Honduraaiy sü c^tal, que ya ^stápces em ia Nueva-Xallado*- 
lidy para su residencia* Tan dilatada como. esto, añade,;era su jur 
i^sdioélon.' • ' . - ,, . ' ..-!'.., 

> Este no ^s- «d- punto títm en Herrera; pieesjeiimqueila comisión 
-deArmendaris, de^hklilaílib. e^cap. i, yseeBteiklla desde Po^ 
Ipjáyali basta l^nta^Marta^tii» compm lib. 7 

cap. 14, se ve á la aucH^iida de liid ooiiflnes «Jeceer JusIs^peiaiLai 
este diitrito^eta^o de'44, ai pro|^o^tiempo nota, que ^tandft nifc- 
nos de'MéxIéo <¥ucataii^ Sabaseo y Goímmel,' icie desm^yENranaH 
baste qae trasladada la áudleikeiftpvim^o^é'iOtaete y^Amgm^á 
<3«latemala d año de 40ysa. :iestU«yeroiiÉ>ÉQ»jyatritd el^el^de ¿o^y 
Mblaadp en. ladee 4>1^; stloap.ig, de^^jiírísdíeelDnyeiqf^resa^qQe 
se e^iendia desde los vpaB^roDos iánuMos acteJIeetentei^y fteábor 
ba en los de Costa-IUea.^ Atendimdo á Mndérós natmrt^^ esciibi^ 



ADDIENGU BE LOS GOIfHlHES. 444 

Hümboléft en SQ viaj. lib. 9 cap. 2e, pureeeria bastante Mttiural que 
Gnatemala pudiese nnir algún día los tí^mn de Veragua y Pana-r 
má al^ CMt^Bíca, 

Prosigue la ley ordenando, ({ueestaaMieiieia tanga ásu tar^ 
la g«ril^emaoion de la& dichas provincias y sus adberentest en las 
cuales no hade haber gobernadores: si por nos otra cosa no. ftiese 
erdcaiado. A hi \sa20n muchsfs de eflas earedan de gobeinadon la de 
Guatemala no lo tenia por muerte de Alvarado: igualmente la de 
Honduras, que estaba á su cargo: de modo que cuando Maldonado 
vino nmnbrado interinamente por la audiencia de Nueva-España 
para este gobierno, s^un parece acabildo de 7de mayo de 42, los 
lumdures^es, dice Herrara, 7, 4, 17, no quisiénm recibirle, opo- 
láendo ser aquella pvovinda separada, y non^raron al veedor ^ar^ 
cteGeMs. Este escritor, anuncia que Diego Gutiérrez hizodcjadon 
áú gobierno de-Gosta^Eiai; y asimismo lfl>. 6 cap. 6, queBodr^ 
Cmitr^pas estiüki acusado y ñié separado de el de Nicaragua. A 
Moirt€^, adelantado de Yucatan,'que acudió al recibimiento y aper» 
tn» de^la audiencia el 16 de mayo de 44, advierte Reniesal, que 
se notificó una provisión real, paraquecesase en sus funciones; pe- 
ro produciendo éL asiento que tenia desde la conquista de aquellas 
pmvindas, en cuya posesión, ájuldo de Herrera 5,9, 8, le había 
mantenido' ei rey, se le otoi^ continuase en su gobieriH). Según es* 
te escritor, 8, S; '6, y 6, l, en Panamá em gobernador por el re^ 
el I>r/Btvera,'d año de 40, y en d dé 50 16 era Glavijo. 

Las nuevas leyes que se divulgaron por todas partes, antes de 
serpubUd^as, llegaron también á Guatemala, y causaron mucha 
iuibadon en sus vednos, cuenta Rmiesal lü). 7 cap. li, mayor-^ 
mente cuando entendieron que se fundaba una audiencia en el ter- 
ritorio, y juntarlo cabildo en 12 de octubre dé 43, acordaron de sur 
pMcar al rey ele las relativas á esclavos, y otras que había provd- 
do m peijuido dé estas partes y en deservicio suyo, que de cjecu-* 
tarse mi para despobláis la tierra, é perder sus casas é hadendas. 
Iiasüeassol»re k) juste é injuste, ea el concepto de los oonquista- 
dofusy echónos, esteban fbrmadas partiendo del principio y funda- 
mento de sor justas las guerras hechas á los indígenas: áomsecuen- 
da de esto, estimaban justas la esclavitud de unos y la servidum- 
bfedeolros;y dendo justo en su juido lo uno y lo otro, no duda^ 
ban dflL agracviiQi'qBe redbian en que se disminuyesen los esclavos 
ytorenMiite&das. Beiqui es que* las nuevas lefes eran injustas 



442 ckfnttoiuL 

pam los i0o&qiil8ta4aitt, y justas á k» cjos del l^triadoir ^pi&áB- 
aiiiala el mal, ^ que lio lo abolla «i^eraBMttte. 

Entre tanto» la aacUenda se estableció y lo» c^^italaresde Gte^ 
Mmda, eontfnáa Biemisal, no ecmvaiian en la porsona qne llevase 
in eafthajMla á laeoite. PrlHWio Totaron e& d gidiemador MaMo- 
nado» qne na pndo aceptar d cargo: luego se oompromelleron en 
et voto del cMspo l iar ro qni n y do otros dmo sujetos, por ser oa* 
bailaros ¿conqnlstadores de la tierra é principales de ^a» Comen* 
nd* el año ds 44 miraron en nueras pcrpi^Mades, basta qm se 
aoHvlBieron «nMeBdesy Chaves; y todavía ooHrrlmm oirás 4Ub^ 
rendas, en 4«a pasó todo daáode4a, pmpie uno de los prind- 
pides n^odoa era Hevar una grande rq^resentwslolicoBtfatr. Bar* 
Saioniá de las Gasas, á quien badán sugestor de laS leyes. liégado 
etián de 46, mudaron de tiilcnto^ ddnaniBandodl^iuredá-^ 
«Édon por sí á la audiencia; y al fin nadaseUzo. 

.Poco antes babia sida nendirado Casas obiq^>de Guapa, y ve* 
nido ásatrirsul^ia, problbióá los sacerdotes de su ctetrUo lail>- 
aofaidott de los que tuviesen kidáos esdavos, leserrándda parasf y 
sus comlsionadss para d evento que les diesen Ubertad, y caudcMoa- 
aen la restitudaii de ffiís daños y peijuleios^ y aaei^adas algún tan^ 
las cosas de su. dióMd, dispuio viaje» toasanda eamlai» por la Yenf 
pn, en queieconodó el estadodeaqudlospueUioSyydgnlósnjor- 
nadapara la dudad de Gradas, á verse eoffid presidente-y ddores 
de la audiencia, cHsponiéndda de modoiuota d mtemo esoltor cap. 
4, que conenreleroneon él d año de 40 d drfspo deGuatemdaUar- 
sacpidn y Yddivieso de Nicaragua^ sucesor, según Barrera e, s» a, 
de Mddlvia,. omitido en laoonologia da M^edp. lodoa tres Juntos^ 
diee, íavQiedéndose unoS' á otros, i^dleioii la ijeeadon de^ ka lo» 
yes, y la libertad de ios ínAoa; y todor 1»:9ff Aieron.nmy:mal oidos; 
yettperticidarddeaiiapa,o(Hnes|laaudtettda^ praiidcMta^oi* 
doNft no ftieran hechura suya. Cm tsdo es^, paodgue BeBaesd 
cap. 10, c<m gran acuerda y prudettda se deluvieiNmestesrentrs^ 
sdver sofarelacjecudon dHas leyes, miíand» lo qnepasabaen^d 
Perú, y k> que por dndsmoieasabaUad^ preñeces en toda la N«c^ 
w^-España; y así eapeijaronífaratairer enia^qM paraba te 40>una y 
deotra parte, y seble;dkroii: ai señor B* ir.fidKloiomé-dolasGa* 
aas im^ ddor, para qne tásase los tribulsa^ y truilaseaigorde io»BMa- 
ebo ^e exedian la pbsibffidad de quieoí los habia}dé ps^ar.. 

En otnuí partes de bis indias causaaqirigital ti&iMHSian;lasAUe* 



yji^Uadfr Tirito, qinvitt»tor^mtf9ir de <^ pura i» 

j|^émfUrAiM9w«iw)piffprai4i^ momemüykejUmr 
40m 7«w«S0 raiiMd^iw i:?«i^» «p^i# «l4q*ft40 «a 1« posadt, 

iW, y WiS^faN^t }iiegp }ft if>etoQi9a f«e ba$|aa de las teyíss, h»- 
Ik» áa apien^t^U^fi )aMte^<miiMliiiiii(iila'QMQ^ pr«- 

JTjMted^ M) jlHrtMi^ OH enMld^ y eonBxImio tedo^Io qpeles p»- 

4iioaihM^ flfrVP Jo ejoeíitsirom e^prneotMOa id iiília»my Mitisza 
de los que perdían sa sustento: que aquellas leyes «e fl)^m i^eho 
i9<^ los 419 od INA^ 'vi^ lopr tp«))4fifi^ liap^res, p^U^p^ y san- 
9^,mm jp9 l9»fPiif#M«^)^ {^a^ ooil^«e49 a«Ml i«íf«rto 
«ara la «acoxia^ CaiMtWq^i€QD tíií» se les ponía ea pm desr- 
«speiMtaor y baUan d^dii^h^ebas A iomsi^MmmfCHm ^gio- 
«Ds^ipteeoo esertipidasQ Mlay/Of^dlaaviMdaodes^avarrf^a»- 

Al dia aignieáte biza ptegonar las leyets^estaAda pumente d 
-^rirey, amfiend^yjiin pumí^rDSoeon^iinK), y en ecNudaycaido d pi»* 
f(0n» «1 ptpanaadairia teiciutod quiso mmiNsr por toda la geidxv 
-hactaidoridgott Albooq%> para V^fv al votador, da^o joüarasinuea- 
Arasde bi<píetiid) y para sssí^aiijos biisoun ra^oaemiento» pfre^ 
^ate^^aoijefli^ laa que fueaen en peijuicio, y esciitür á S. M. en 
«1 £|yor^ álp qne pi^poodieixm el virey y el an»bispo# ¥> mifsé 
ipa tntlada eotí A la. forma 4ela supliQ&^ton, caminaron loa eomi- 
4ÉQnado& pottünlaai)!»^ qi^QX^ontenia 3d capítulos de refiDnoha^ y 
flegNido )M«la A knM tola^ dopde se^haUaba d ^saprn-adlpr, (^^rtsyíeh 
^nn JiMsIa füna fi i^^tadorii efi q^ le prevenía apbíresie$ieae enlfi 
j ^fifl uafai n Asías teyes^ basta que fvt^ cosa se ordimase» Harriera L 
M ft* H, fwda íSWPiMI c^e llegsiíOft A C^Bft, qpeel co^D^s^c^paalr 
#itfqr4pia sa Mbte ffli ^'Ma»^» y qiHie las ^yie^ fr^etoAads^^Piíii 
émlmá cftMa:á ^ab^Ti }a que in^^oeporaba é la eximia las «partir 
mientas por muerte desus.p^sae^aves eoa exetasi^fn 4e?la ntugor ^ 

4KsiflaiWttasiei^lPto i«i^iq(^a(iares« #cl^res, f)A(^l^s^ iglesias, 
if S fa i tPifa a y jtosp^^tes» laq»^ nadaba «cargar ta^í^^ois». y^i#^a- 

^ ?SsBím:paraasn0r aantí^ i^d^z «A pesos 4&.^0. 
r aí^i*«jejr<»ftwirtfí*aiP«»¿ y ei» la «ae givitafra te» ejar 

TOM. 1. (15) 



441 - • í t»i«tioli<i. 

(emiendas á las {^ersoflas piiiícipales, notabl^iMnite ail^aflái iá%gs 
retohidoiies de Rzaito y Mitíeilgtoi losomles m inüeron eo laminí* 
tar la privación que snítíaii, y «umefitándose el número cte log s^- 
viadott, todos se mostraron irritados, recordando cada oHi! loS%e^ 
T!dosbe(^os á la eonma> con tanto derramamiento de su sangre y 
peligros de sus vidas: c^mslderando «[nemnertos ellos, snstiiugeres 
5 sus hijos hablan de quedar privados de lo que tan caro ks háMa 
costado: descubriendo las heridas- de sn cuerpo, los bracos mancos^ 
y piernas despezadas. 'En sisna, todo era angustias, qnq}as, lamen^ 
tadones, y aun amenazas, diciendo aUertamente que la eototík 
ninguh derecho tenia á los reynos, sino d que dios le haUan 4ado 
con "SU sangre. ' 

El atrevimiento pasara adelante, ñola Herrem IQk 6 cap. 11, si 
d gobernador Yaca de Castro no hubiera sido freno para dio, tm^ 
poniendo respeto poruña parte* y por otra dandoesperanzas de re- 
medio, é Inspkando á los cai^ldús la sttj^ióadon de las Icyes$ mas 
d virey Vela, venido pm* «jecntor de las leyes, embargando en fkm^ 
bre de Dios dinero de ventas de esclavos, dat^ libertad á los que 
habla en Panamá, y reusando en la enterada dd P«f6 d servido de 
indios que no fuese voluntario, moderado y pagada, ya en lima ür- 
derto en el partido que haMa de tomar, toda/vía Uboí publicadan 
de las leyes, y avisado de queGonzalo Pizarro, confinado ai lasCSiar» 
cas, es interpelado de la multitud para que lome la vo2 por todos, 
y se determina á hacerlo con las armas en la mano, no lo eree^ hsoh 
ta que ocupa el Cuzco, ni toma prevenciones, hasta que se apode* 
radela artilleria, que habia aleado de él d gobernador Castro. Des» 
eonfla de éste el virey, y le reduce á prísion,'á tiaupo que le visi^ 
ia, aunque hiego le dio libertad. La audienda de su parte toma él 
partido de los inquietos contra el virey, para apoderarse del gobier^ 
no, y remitiéndolo preso á España, uno de los oidores su ecmductor 
con Ínteres del perdón, le da libertad lejos de la capital, pelé cerca 
^e ottos puntos en que tiene recursos para recobrar la 'Sfutoridai^ 
eonloque llegaron á tres las partes beligerantes. He aqirf la siette 
que corrian las nuevas leyes en el Perú. 

"En España, llegada la notida de estás aU^raddnes, vhio delteii- 
deila respuesta dd rey, en que deda al consejo, que oMos Ibs j^r^ 
curadores de Nueva-España, se ordenase lo que pareciese mas leofip 
veniente. Como Tdlo, hatóa ido también por vidtador dd yiaíy y 
la audiencia; lo primero que se acordó ñié enviarte Orden, para^que 



iCDIENCIi DE LOS CONFINES. ñi$ 

jeeneluidas tama y otra visita se volviese, y todavía por contentar á 
los proeuradoreSy se temaron en c(»isideraeion las leyes sapUcadas» 
y de dteisse revocó la que quitaba en las encomiendas la sucesicm 
4elamager é. hijos de los poseedores, y se modificaron las qae in* 
bibian los Jnieios sobre ^eomi^idas, y las suplicaciones al conse^ 
jo, itmDitfendo los primeros ante las audiencias» y las segundas en 
cantidad de mas de s^ mil pesos, quedando vigentes las otras. Los 
proeuradores tuvieron á bioi déiüto de la Jomada, Uevmido estas 
piroyisiones, que tamUea se dirigienm al virey del Perú, paraale^ 
jtttde en la defensa de la autoridad, y desannar en esta parte á los 
rebeldes, y asi mismo se remHieron, expone Berrera Ub. lo eap# 
13, á Fopayan, Nuevo reyno de Granada y otras partes, de que en- 
viaron procua4<Nres. A Guatemala, aunque no los envió, advierte 
fiemesal, ftieron remitidas en cédulas de 20 de noviembre de 4$, 
90 de manso de 46, y 30 de junio de 47. La v^ti\ja que Guatema: 
}a llevé en estaparte, fdé debida á dos circunstancias que concur* 
rieron en ella: la primera, de que á estereynono vinieron visitado* 
ves, ^(ecuUwes específicos de las leyes, como vinier(m á Nueva-Es* 
paña, Nuevo reyno de Granada y Popayan: segunda, que no vino 
de improviso con eUas un gobernador nuevo, destituido de la expe-* 
rienda y previí^cm deun antecesor, como fué al Perú el virey Ve- 
la; sino que fiíenm rmnitidas^ y fiíé nombrado presidente MaldonoK 
do, que era gobernador interino por fallectaniento de Alvarado, y 
lo baUa sido antes, en ausencia suya. 

Entre tanto, presidente y oidores no comprometidos esi su au- 
toridad, ni coa suplicadon alguna, se hallan en aptitud para procer 
der á la ejecudon de las leyes no suplicadas en parte alguna, ó que 
siéndolo, nocieron revocadas. Y M Quiñonez residencia los oidores 
ea Panamá, y hace dar la libertad á los indios esdavos del Perú^ 
que habla en aqudla ciudad: Herrera, residencia en Nicaragua al \ 
gobernador Contreras, y desaprueba el traspaso que hace de sus 
cnoondendas en su muger é hijos, quitándoles los indios é incpr- 
poftodolos en la corona; y por último, Bogel, seg\in d testimonio 
de R^Qoesal, pasa á Chiapa á la tasación de tributos de aquella pro- 
veída, en cumplimiento de las adicionales de 43. Y para que se 
haga otro tanto en las demás provincias, e) príndpe escribe al obis- 
po Marroquin en 16 de marzo d^ 46, que solidte la dicha tasadon 
y diminución de los tributos, y al presidente de la audiencia de los 
$!NifiQes, ^pie ^ fidta ninguna la haga con toda brevedad* l^osofi. 



/ 



"flU^ CAP. Xm.— átíDlÉlfcli- Dfi tos CONFINES. 

Jtfi^oti de lá tara. SétoHofitejé^ gebemadoi^ deYü^áfa^i^flIé^bábUi 
casaM imaliffft 9oya^iéo«i éí pi^ÉAdénte MaldmiáflOi 8egtlB#^#^ 
Réñoesaf , lié háee tioteflád eú fas» sti^^aá. 

Gasas, ruelto á su olvíspado^ no tta mny hpXmOSÍ^^ m ^^ 
ftien. La grey y todo él noé^o WuñlüRí; didé lUanes^a ekpw ié^ íMtt^ 
ba escandáÜEado de la teservaden hedba efl la absolucida de toi 
poseedores de esdayos y ^dl^léi^ai. Sé culpaba al (Miíf^ y los 
qm seguian su doetrina de InéDsm^toSi y qiiealbc»otabaaíl« tiem^ 
«Iribif^éiidoí esté á sobei^i^ con ^loe ie ti^^lii pot tu^ aMi'tedoÉ 
que cuantos acá habla. A los pp* domfnicos de Ghiapa «loHbterdt 
dtros edesfástlcos y litigiosos, y al mfitnto «bftfpffi^ ««KW CfbÜQM y 
personas letradas, y aun el tirey de Nüeva-fit^paña, pataHllifl^ 
de ella. £l visitador Tello^ en carta suya, le lítíbá ^ dimk y lár<M> 
porfiado é imprudente, dééiücoy solo en n^ar M iaeAttiítSiioSi 
«bndenandd^ en ^te hecho lo qfue otros obispos y haaísm^ dMMS 
hadáü. Y uno de los pritídpeteS de Méieieo k ^Bee ^ «Q«^ ipie lá 
aodfenttia de les confines no acertaba en pvoeed^ de heebs^con^) 
y «nitt á 10S vecinos «seriblatt, que grandies d^laft sei^ simi ffetfidcÉ^ 
qlié isástígidia Dios ccm «in a^ote e<ttno enviarles afi«A«i&tS(»Ma 
j^ obispo^ haciéndole causante de las turbulenéto de los f ndtoAf 

El precio escritor advierte^ qoe mal se achaca al Obl!$fo-ié 
Ghiapa el ser singular en su doctrina: quocomo nilos nnos^ ni IdS 
tylrbsi cBce lib. 6 cap. 5» hsMan bajado á la ciudad ée^íMiitlago, ni 
ala pto^ffeadade^ateniala» no sabian lo q«e paiÉlKa iMá en esis 
caso, que ^a lo mismo, y muchos años ántesque en Gin^d^Beíri^ 
fM*que elsanto obispo, digno de eterna nu^idriá B. Frs^isao Maf^ 
foquin, aun siendocura d^la ciudad de Santiago^ abotíUné stetfiA 
fte el hacer los indios esclavos, y siguiendo al p. ft. Ikim^^ 
Befonzos, que fué el primero que trajo la dodi^a á lá tldM> pre- 
dicó siempre contra aquel modo de eautSV^ilo, y sobré él esa^Md 
teces al consejo de las indias, de donde el mismo: consejo VIM^é 
ténér noticia de su persona, para darle el ol^spado éotiso Ws^ÉM 
dé quien se tenia esperanzas, que procuraría la srivadon^a léÍMÉIM 
pandes, y el bien de los naturales. Siendoobit^, Mto ttti itféfndHtí 
4ec(mfesore8 muy docto, y dióle ¿todos losdesu^dM^M», ffideÉ^ 
do los casos en que hablan de negar la abso]uci<m ^ pCittlttÉfé> y 
loa que reservaba para sí; yisotere ello tuvo^ mudiosy muy gMMéi 



ih, BuftolMiié'de las Qnia» ea Ctodiid<>Real^ y pof el nüiiM caso 
^iMáirlas al cútÉcJd, ^áürá toftttii^ 



GAPltüLOli 



■i, 



En BM dii1gi4o al My eü 19 de novlainbm de iaa9, daté el 
i^^tM9tíiiito« Fr4 BavtotjMoé de M Casas> déla érdeftáeSlo. Do^ 
iiyigér tkia ie^ tierra i^iedehabei'ti^aftoay y^ila^e <Ma?aieo8aa 
^eMa^á {N^edieada y cUoko^ dld, 41M pcnr la órd^ que ¥4 M. 
á ü&éaiáado cetiquifttar estas partes^ no áúáa <Sj(»iforme á la qtte 
éñ A« ifiafidd y que aiksi ni V. M. á podidd licuar sus qüistoa reales» 
tíí nóselroA lo detíma quedólos avenios avid^^ y que todos somos 
elaíttgados áMStitBiir lo^ que ansi avenios ávido y tenemos, y ansí 
mesiAO los «eBdavos qne se an heeho^ que no evo ra^on para hae^^ 
los, y^neíos debemos ahoiirar.».¿ Suplieamos á V4 M. en lo que 
dteé este ^el^;loso> lomando yet y e]Uatiinar^ y consultar oon los 
di M é&m^^ y Él es ansl> sea servido mandárnoslo hacer aaber, 
lorqué no será T« M. servido» ni posilHe que vivamos en esta tier^ 
li> miaa deÉias-se oonq^ásten^ sino aviendo venido mozos» nos vol- 
vioaojl Viejos y pobréSc 

En otro de 20 de alnril de 1 540> dice al rey^ Abráckico dias que 
VÉAOS dos eételas que y« M. fué servido mandar escrfi)ir al obispo 
y gobernador desta provincia, de que no m^ios se escandalizó es^ 
1^ pileblo^ V. II« se maravillarf a si partioularmente se oviese de dar 
cMntsa de las cosas defr. Bartolomé délas Casas» l^tresafíos que 
eüUVO en esta tienra no reaidió en ella el uno en todas las veces» por 
qéé eon^si^ novedades no Mzo» sino^ irse y -^^li^ á la provinda de 
Bitinragna por n^ y por tierra» y á méxicoi y con todos los buenos 
trilfai^eDftos^que se le hici^tm» no fuimos parle para que rq>osase» 
y afintnistrese los naturcJeSt En i6 de seá^a^re de 49» informan- 
do JAre la* piMivii^on venida para que no lüese g^te de guerra é 
"MMlaltan) deidmosi sm sus palaims» que lo que los frailes pidió* 



f 4$ GAmTCJIi) tUíé 

mifoé nraylojusto; y ea órdan á reducir éitos de paz á losfiatorch 
les, añaden» qae yerpia, mucho daño, porque scaría una manara de 
burla, y deapues cuando Iesic[ui3ie8e mandar alguna.eoaa eumpU* 
dera al real servicio de su mag. no Jo harían y se revflarian. 

En memorial de lo de setiembre de 4Z, se lee lo siguiente. 
S« G. R. M. Los mas fieles vasallos vecinos de Guatinuda» q«e Y« 
M. tiene, besamos los pies y manos de V. M. en respuesta de cier- 
tas relaciones que á esta provincia y gobernación an llegado, y se- 
gún se publica ansí las 4 mandado V.M. apregonar y guardar. De- 
dmos que no obstante que por no aver visto su real firma, no las 
podepMMf creer, estamos tan escandalisados, como si nos enviara á 
mandar cortar las cabezas. Porque si es ansí como se dice, es decir 
á la ciara, que todos los que acá estamos^ simios malos cristíanos, 
y traidores & nuestro Dios y á nuestro rey, á quien con tanta fide- 
lidad avemos servido con vidas y haciendas, y muchos de treinta 
^osi, otros de veinte é dnco años, y ninguno bs^a, de yeinte.^ Al 
fin d^ la jomada y de tanto tiempo, obligado estaba V. m.immo 
cristianísimo príncipe amará sus. vasallos, y al fin é x&amtfi de 
sus vidas mostrarles mayores señales de amor, y esto en cum-^ 
plirles las mercedes e<nnenzadas y enmatarlas» y no que áyamoa 
vmüdo á sw condenados OÍ costas, y privados de las meccodes quft 
y. M. está obligado azas á nosotrps y á nuestros sucesores. 

Cathólioo Cesar, afírmase por las dichas relaciones, que perda^ 
i^ftos la esperanza que nuestros hijos ayan d^ gozar d^ mercedes que 
nosotros que somos sus padres al presente gopunos é poseemos en 
nombre de V. M. Atónitos quedamos y faltos de juic^, porque no 
hallamos como ayan sido ian graves nuestras maldades» que merez? 
can un jitício tan rigoroso, sin mezcla de ninguna cksnenda» y de 
una imperial persona monarcha del mundo, que está tan obligado 
á estender la mano, para hacer mercedes. 

Quieren nos certificar que a sido parte para esta s^t^ncia tan 
cruel un fr. Bartolomé de las Gasas. Mucho nos admira esto, in- 
victo príncipe, que vuestra cosa tan «otígpa, comenzada de vues- 
tros cathólicos agüelos, pasada por tantasmanos, entendida por tan» 
buenos juicios, tan sanos, tan abasta^ntes en letras, ^ venga to- 
do á trastornar por un frayle, no letrado; no santo, invidioso, va- 
i^iglorioso, 9pasi(mado, inquieto, y np falto de codicia. De todo se 
puede hacer dará probanzi^ y sobre todo esQandalf)so,'y tanto que 
e^ parte de estas indias no a estado q^e no Jo ayfoi echado,nien. 



MEM0RULE9 BE LOS COf^QtlISTABORES. 4 i é 

tnonafiíterk) lo i^tieden sufrir, ni él es para obedecer á nayde^ é poSr 
eso Aiiíísíi párá. Eü sola'esta ciudad y gobernación cupo por cori- 
leitfj^afeíóii der nuestro perlado, y le sofrímos. Ciertamente el padre 
fhty B^trbiómé es el soló bueno, y todos debemos ser malos. ' 
^ ' Blim estamos certíflcados, que como cathólico príncip^^ y señor» 
sert scrvidcí de nos ofr; y si ftieré bueno, nuestro parecer y ppue^ 
ba, creemos y tenemos por ci«rto que como buen Juez y cristia- 
l^mo, mtfdará sentencia. m . . v 

"-' ^Dós éoslis tenemos por cierto que V. M. quiere y déséái: la pri- 
Éimtú bien de'Ios ín^s: lo otro es que se aumenten sus rentas 
ireáles. ^Estas dos cosas son todo lo esencial que sedebe qfderery jiro- 
curar. Esté V.M. cierto que si es ansí, como se pregona por estaÉ 
«állé*,^ que lo uno ni ló otto puede aver efécto, porque seria jíer- 
éterlo' todo. Engáñase- el padre religioso, BÍos se lo perdone: qué 
otros ay acá, que saben tanto y algo mas qu^ él, y cdn iieló muy 
smt&y sin pasión lo an miifado y estudiado, que nadie les hace ven- 
taja, y sabraní dar orden, como se cumpla el descargo de vuestra 
real cdhciiencia;y auiñentó de las rentas reales, y que los pueblos de 
tos éspa&)les no se dei^gan, y los conquistadores y pobladores no 
se quejen ni anden dando voces por las calles pidiendo Justicia á 
Mos y á T. M. Y esto puede ser ansí, porque V. M. no ha sid6 
servido^ dé insíndar hacer llamamiento de las dbdádes, vfllas éhi<^ 
gares Qe todas estas partes, para feneciáiiento de cuenta détanu>s 
y tan létífer servicios como á V. M. hemos hecho con nuestras i í- 
das^ Üt^endas, sin interesar Y. M. un peso de oro. No se ccmsiéii- 
ta, príncipe cristianísimo, tal paga a tanto buen servicio. ■•"''"■> 

¿Para qué nos fué mandado de parte de T. M. que nos casáse- 
mos? Casados y cargados de hijos, ¿qué resta i^ se cumple lo qué 
vieiié'provétdo, sino que muchos mueran desesperados, pues^iio sd^ 
bra la paciencia y caridad, y que los hijos que defamos pidan pw 
IMos, 7 las hijas en condición de se perder? ¿Taúto Imú en tierra 
qtie sW padi^ gan&on? > 

]&i Ád, qué Ib que suplicamos á V. M; es ^ue nos oyga, pues 
ne nos ^^ id audiencia de derecho divino, y inuy mas áeUát á 
los qué%n estas partes vivimos, por estar XAá lejos de esa présete 
da im^eHftl, y suplicamos á T. M. teéiga hiemoria del aéélerado; 
fSnaáe y érnel castigo que envió Dios por nuestros pecados, euan^ 
asotó^ k mayor parlé dé esta cibdad, do pei^dtín^ casi todo lo que 
imkmúéj y los graMes gastos que se bah techo en edificaria de 



««^p^Pv^ ^4^)íilji^<;esac ¡^ puede j^Wr^wtOrítf ílW pMWRr 
Ai Y« ilL no aUtfm w Dumo UnperiAl» 'V JuMae nttiy creddAS. jDeíaie- 
^ A wti( ^¡jMadJ Sp te debe4n^4[ue á «na^ff^ )^ly (^i^^Jta^ toiiiyy 
porlomoiibo qiie4«ervido, l/^rqrimf^r^li,^^9Ím4e^ 
4 3^V^ 7 Wlti<»(^ d9 y« M* d|a t&i^ tesoro fi^^^ji^y sar- 

V. M. k) que nos debe, y háganos grande mf^f^íii^f}ffff^új(fiAk 
n\Q$ foii W9fld# fivljyoa^iira: ^ rofUUaa wft^ ¥«. M, y qp^ ms ^m- 
Midftzca de nosotiOB. deslsrcados nava sieiUDüre- de nutalni tmtur^ 

Uw^W» por /9Qh> iití^ff imni 4^'4»«4^ vw^ |if,>i4n,|[f)9^ 

_. )pf^n9ie4^}«^uiUmfia4e^) de agoi»t(^ df^.44i ISiJ^hq^iYf 
M« .mandil por #i iseid bprdenanz^ qi^pí \^ toiüm ienefavof^ je.pmr 
1^1^^ ^e^TlMf 8i lop j[)o»e^QFesno JWO§trf/i^n títwJl4) OPWO lot ppr 

(^ fl« (4l|r}|i )|^Ub9ft9d^ todos los #fti4a^»Ei|ir '^V^^ niogupo por 

^lAOfKtr^t^M^ {a«Pfi«uirta4orqv^V^09Hi^i»opQed(ft^^^ 
f^füTQ^tivMib «^w a^yede ávido f^ 1^ ^^w^ri^ ^ ^y^npe hevfVBda por 
HifMiidado de nuestros Ql^}itl^i^por lai» piosKifilqn^ é Vívs^n^^i^on^ 
(Pie día V» M. an 1»nido, y i^^ pueden prp^iMT^pejieUtenoi {(o^fomiB 
^fDa#i, é d^^to ni^PW* V)dos lop. esí?íw^oíi |je .dad^^ poi: Utoeiv 
d/9 f^e 1^ jr«^iop^9Qr<m gwN^ ipoK^p^^^ifií^t^» po^mo 4a« ^í^isooap 

ip^ l<^ tífjiQ^ p^idiMTÍa^ sus baciendeii, q^^j wocbo&vQMe na U^ 

en pobr^a»,ií^ fffii) 4 tfni^i^ ij^ 

--ife»»5iWl|B.f d*ill^ode4fir««?#* al 

|WrtÍlPiíil?.1wy ylfc w6or* lios IvIJm iei^tlinos y «pi?ild«p^«le V^ S. 
9H(MPí^4íll|^pW^i4iAf»9Ae9^iW admíild«s.y ^ ewA^/^^f^apr 

pago nos dá, y de lo que mas estamos min^i^fflMP^ í^ #t|i^ iq^ 
l^^a ffimmp^M »aff ie;^ v^^ii^H^ y oiMI^ qun Iley fljifi>|^cipc 

m^«^ tapido y quft w) ay^iMe J)a#$#fl^ pw% d^c |i w^^rA Sfr M^ 
qw^^gl99%«p 1^ 9l4p>, y fpw^ pgi)^ W^D^^Hií »^e|t%íiewíp»í 



MEMORIALES DE LOS dONQUISTÁDORES. 124 

IftT. M. para i|ae si ay^mos sido dériedes, dos maDdára cortar las 
cebosas y si leales, como á tales nos mandara premiar. Udo va 
por todos, y humildemente suplicamos dos oyga, y porque lo Itera 
Io4o p(Nr instrucción y capítulos, no ay para que nos alargar, y an- 
sí confiados, quedamos con mucha esperanza que las hordenanzas y 
pranátlcas ásperas se quitarán de en medio. 

En carta dd d>ispo Marroquin de México á 20 de julio de 46^ 
diluida á esleayuntanriento, dice: Acá llegó la grita y escándalo que 
ese señor Mor oiusó con su llegada, perdónese Dios.... Quisie- 
ra yo se&Hres, que cuando se herraban los esclavos, y se tasaban 
los pueUosá voluntad dé cada imo, huUera una grita de estas pa* 
ra la pobre alma del que lo hada y consentía.... Después que lie-' 
gué, cada dia nos avemos Juntado y se an tratado cosas mas espi- 
filuales que:eoi^^ale6. En lo de los esclavos y servido persoiml 
de los índijDé, aoordiamos que no se hablase, y que los confesores se 
lo oviüen entre sí ^ ]^ no alborotar el pud)lo. £1 obispo de Ghiapa 
llegó algo tede, y está mui manso, y lo estará mas cada dia, aun- 
que ayer quiso coilienzará respingar, y noseleomsintíó. Maiün 
de Gtñman, veeino de .Gradas, en 23 de agosto de47, escribe al a- 
yuatamietitó de esta caj^tal lo siguiente: El cabildo de esta ciudad 
a estado preso en la dired púMica de »ete ó ocho dias, y está con 
prlliODes y Men á recabdo, porque escriMeron á los cabildos lo que 
S. M . prov^ y que embiasen sus procuradores, y aquí todos jun- 
tos sapiicasen. Ayer les quitaron los grillos, y no sé en lo que los 
eondenmm* £1 ayuntamiento de la propia caj^tal, al presidente en 
26 de settembre de 48, escribe así: ill. señor. Esta cibdadha sabi- 
do d mando que Yra. Señoría á sido servido de hacer cerca de los 
eselavos, creyendo que en dio se sirve á Dios y S. M.... HaUará' 
ViAé Sedwia quetodoelbien y ser de estas partes está rael con<K 
tnlD y asiento perpetuo de los españoles y en d poco de oroy pía* 
taque se saca, y no en d contento y parecer de losreligioBOs,aun«> 
que su sdo parezca bueno y santo. 

Otro memorial presentado á la audlenda dice así: muy pso. 
señor* Juande Castro, en nombre déla dudad de Santiago de la pro- 
tkidade Guatemala, dice, que por otra su petídon suplicó que por 
cnanto d Ucendado Gerrato presidente avia dado por libres general- 
BMDle todos los eslavos indios sin los oyr ni dar lugar á que red- 
biesen los títulos y recabdos que tenían para se proveer dellos, sino 
Bolamentecon mandar que todos los vednos trujierMí los tales es- 

TOM. 1. (16] 



422 cípítuloxit. 

davon antely é traydos Icm potiia.é puso Uinref , é a^ tes iwiiliééh^ 
muy notorio agravio, por arer exedidó déla horden q«e V^^aU. mdn>« 
da que se tenga por el capítulo de la ley nuev^ que sobre ello dia^ 
pone. A loque se proveyó que siguiese su jmticfá^ Oto, IwiilaíiÉdo 
con el acatamiento debido, qm lo proveydo se ha y ddie enmen-t 
dar y mandar, que les sean vueltos y reiMal^iidoft los dichol indios 
esdavos que asi poseyan, para que los teiig»i en sei^vido modera- 
do con la obligación é fianza que están preferidos ádur hasta que 
8. M. provea lo que sea sm*vido sobre ello» Luego se hablará de es^ 
te presidente que sucedió á MaMonado. * 

En memorial dMJido al emperador, dice el ayuntamieiiti>.Pi«^ 
metemos de hablar como cristianos y denoosdecirpálabra'oen)pa' 
sion y que no sea verdadera, y así decimos^uefué Y% Mv Btíáamcn^ 
te infoimado, y por mejor decir engañado en enviar ai licenisiado 
Cerrato para un cargo tan premínente cmno este que reqdtoe pem 
sona generosa y dignidad, y que tenga selo de ki hoera de Dios. ¥eN 
daderamente, invictísimo principe, todo le falta á su p«*s(ma^ y ccu 
mo se vio tan alto, entró satanás, y procunáqne hldesé todi» lo que 
se a hecho, para qué llegase su sonido á Y. M. por subir y vák» 
más. Pretendió su ínteres, y ciego de su malicia y cobdldat hizlb Id 
que hizo y hace lo que hace. Afirmamos por la'fideüdad <)cn tpiB 
somos obligados, que ni es para ser juez, ni para ello tiene partea 
porque le falta ciencia, paciencia y conciaicia. La jtffitlefa delHoi^ 
y de y. M. Jamas a estado en estas partes tiranizada,- sino en podei^ 
deste hombre. Todo está caldo, y no se puede levantar r'piNf ástip 
perdido y distruido. No parece sino que fué énviade este' limhbfe 
para poner niego á esta tierra^ Tan mal intensio^ado, que lei^ara»^ 
ee, que en destruimos vos hace servido. £1 obispo €asaB en lanN 
lam dédmacuarta, escribe: aun agora les que aUá scm mas ríeos; 
espedabnente los que se jactan de conquistadores, tanta presumttod 
y temeridad tienen; que apenas las justícias se^pued^ iraler ten^dkosi 



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CAPITULO 15. 

^ CiMiciupreiiéla 4e Casas j HEarriMiiilii 

lilIéiLlco* ' 

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B' iMtador TeUo, escribe Bemesal, mientras venían los despar 
«hoB dd vnpenáKj y ki saiqpfDsioii 4ela8 nuevas \e¡^ togpió nn 
aevMjdo de nuciía prodencia, y. íué^ faaeer en México una junta de 
todos los prelados de Nueva-España y de todos los luHnbres'de cien- 
ola 'que en cüa iiabia, para tratwr y resolver las cuestiones y difl- 
eultades, qpt&en tan grave mat^^ como la conquista.de las ínf 
dias» tk baoer sus naturales esctlavosy y tuertos por subditos y va-. 
eaUot-ensus r^^aitimientesyeBcomiendaS) que los gobemañdores 
faid>ian beebo^.seofredanpaFa queñeranó no lícitos lo» tales es- 
clavos, y las tales encomiendas, se resolviese de una vez> y su- 
j^eseU' tpdos lo que babian d9 tener, sin andar con la oonfui^oa 
que hasta allí. Porque la mayor parte de los doctoresy obii^os te^ 
nianla afiímaliva de esta opinión, como mas favoreció á los seglar 
res y la m^u>r que era la orden de santo Domingo, y en ella no to- 
do» t^iiai^ ia negativa, como mas Uegadiar á la verdad y al bi^ de 
los indios, condenando el modo de hacme los esclavos, y el reparr 
tir de la tierra, y á los encomenderos y conquistadores de ella, o-. 
bMgisdoIos á restituir todo loque hablan llevado á los indios, has- 
ta el úhhno grano de maiz.. 

' Sin duda ^ distrito de los-confines quedaba aun sugeto al virey-. 
Mfilo de Nneira^^aüa, cuando el visitador Tello convocó á los o- 
Mq^ de su eemprension, y de estos concurrieron, cuenta R^nesal 
lib. 7 eap. IjS, los de Ghiapa y Guat€»nala« Herrera 8, lo, 20, ex-« 
pone, que el visitador Tello convocó esta junta por mandado d^ rey^ 
y se tuve 'el 'año de 46. No es mucho fuese así, euando de orden 
real se hablan cdebrado otras dos en los años de 87 y S9, de que 
da noticia una memoria impresa en 57 páginas de fol. sin lugar ni 
año de su «dMon, tomsMla de los ardüvos de la curia arzobispal de 
México, ydela^ cuales en la primera á que concurrieron solamen- 
te los dMspos de aquella ciudad, d de Antequera ó Oaxstca y dé 
Guatemala^ se tocan puntos tan graves sobre Icl disciplina eclesíáa* 
tica de estes parte», que á consecuencia de lo representado en el 
art. 10^ nota el editor, se impetraron las facúltales, llamadas sóli- 



424 CAP. XV.-— GONGQEaENGU DE GASAS 

tas; y for estas es de inferirse la importaBda de lo estaUecido &i 
la segunda, que contiene 25 capítolos* . 

De los obispos Gasas y Marroquin, d primero salió antes de 
Chiapa, porque hátósL llegado á esta provincia el oidor Jlogel,' y 
después de Yisitas y eunpliiniaitos» dice Remesal cap. IS, repre- 
sentando^ el obispo repetidas veces la equidad de las leyes, y la ne- 
cesidad de sacar los naturales de la o^^resion y cautiveM^ d :}uez 
fiiempie le oíacon respeto, y para que no sfe cansase mas m infotrr 
marl^ le dijo undia* Bien sabe Y. S.que.aunqve estas leyesse 
^ideronen Valladolkl «en acuerdo de graves personas, como T. S. 
y yo vimos, una de las razone» que las han hecho aboiareeidas en 
las índiasy ha sido haber Y. S« puesto mano en días: pues hto con- 
quistadores entienden, que lo que procwra por los^ n^orales^ i»> es 
tanto por amor de ellos, cuanto por aborrecimiento de los t^^año- 
les; y con esta sospecha sentirían mas teñera Y. S. présenle^ cuán- 
do yo los despcije, que el perder los esclavos y haciendas: y no 
quiero que me ^gan que por su respeto hago loque estoy obliga- 
do á hacer, y por d mismo caso se eche á perder todo. Gmestarar 
aon, para no ser de estorvo al bien déla tierra, apresuró sa par- 
tida. 

Salido de la diócesi, el oid<Hr oomenzóia visita de la ]^rovinda, 
y hechas sus averígiradones, dio sentada, expone Remesidcap. 
18, quitando áChiapa mas de ISOO castdlanos, que cvs lo mismo 
^ue pesos de tributo, á Qnaeantlan mas de mil, y otros tantos á 
Gopanabastia, y de esta manera alivió á los pueblos, porque de nin- 
giona tasa dejó de quitar por lo menos soo castdlanos deoro. Qui- 
tó mucha parte del servicio personal que los indios dsd>mi para 
minas, ingenios, y para los ganados, y para el servido de las oa- 
sas de sus amos, y para lodo lo que ellos querían, y queriim siem- 
pre mudio, y asi fué mucho lo que alivió los natunáes en esta 
parte. Mandó so graves penas que ningún indio sirviera dentro de 
ingenio de azúcar, ni en prensa, ni en otra cosa, dno que sobuñen- 
fe drviesen p<»r fuera en acarrear l^a y caña. Quitó la mayor par- 
to de los tiamenes, ó indios de carga, que d8d)an los pu^Uis^ de 
tributo, para acarrear las mercadurías, que sallan y entrabando la 
tierra, y ord^ió, que no fuese» cargados fuera de su tíerramasde 
quince ó vdnto leguas, é hizo otras cosas de muy buen gobierno» 
conque ya no dd todo, porque no pudo, según subuena prudcBda, 
^ lo menos enoMicha parte alivió los naturales» , 



.£ El flUspo rigoió su eamiiiOy oontiBúa R^nesal cap.lf , y pcf^ 
eo antes de llegar á Méxice> súpose tn la dudada ^e desfero de 
odio diast entraría en eUa, y asi se aUNwotáLtoéftJageete, como si 
hnltevn de yer un cjér«ilo de enemigos^ estando desaunado y é 
jéé, y cnoendiésdes tmiú la sangren «nsntádio y aiwrrsciiritoíilov 
que teñdendo d yííéf y ifis^tador algañaalteraoloiió daitgittdafyile 
esqrlbkaron que se deta^ziese, hasta q«e diosle avbasenv; craeiseria 
euondo la gente ^eAavkse algo desc^slonadaé Llegó esta ocadmi, 
y entréd señor obispo en México nna mañana á lasí&ea del dki» 
y no solo no fanbo qni«i se alimiirtase cMitraél; pero ann le mütl- 
Jban era reiq^ete^ yihiriKi quien dijo: esto es el obispo santo> verda-* 
dero padre de losindMS. Enlare tanto llegaron los obispas de Gma- 
t^makt y Oaxaca poruña parte, y de otra d de Midioaean, y pa- 
rece que d doTlascaia, que reunidos con d de^Méxioo^ los prekidos 
de las rd^nes, y muchos edesiástieoft y seglares de buenas: le- 
tras, que no ñdtaban «laqudla ciudad y su comaroa, di«K>n prin- 
cipio á sus juntasv 

- Entrando en discusic»! de la materia, sentaron dnco prindpios, 
á saber, lai^giaidad,..señorio, y jiffisdlocion de los príncipes indí- 
genas en sus estados y reynos: su aptitud, siendo infieles para vi- 
Nkc m cuerpo de reynos y naciones: que el j^neqiado ccmferido 
«obre elloffpor d papa, fué dn abolición de los suyos particulares; 
y concedido con cargo de la predicadon del evangelio, y la obliga- 
ción* de no^ impedir su conversión á la fé y religión cristiana. Se 
fijanm otros tres, cuenta Bemesal; pero no expone cuales: dice que 
sobre dios, se ftmdaron nmdias eoncludones y noda idea de días; 
&y solo expone, que cada disputa era como un dia dd juido: por 
que en cMa se sacaban en público conquistadores y pobladcnres, 
encomenderos de indios y mercaderes; prindpalmente los que tro- 
ceaban armas y caballos por esdavos; y todos salían condenados, ó 
ya en la sostanckt, ó ya ^ d modo de sus obras, y oUigidos á 
restituir, y los confesores á noabs^verlos, sinoes con tales y ta- 
les oondickm^, so pena que sobre dios iria la culpa dd descargo de 
vestttodones, que no se hiciesen. 

Deq^ies de largas disputas y tratados que los se&Nres obispos, 

-y prdados de las rdigiones y demás letrados tuviercm entre sí, 

placieron cono un formulario del modo que se hablan de haber los 

^CQDfosores en absolver los oenquistadiNres, pobladores, mereaderes, 

mineros, gente que trataba en esclavos, y de todo lo demás d^ las 



i2ft CAP. XT. — <»NCmi|HJGai BE'GASiS 

MUa», ifoe m migad tíemfo tfnácse.«8C»i]^lo de las faatíéndaftqoe: 
posdaii, que poeos ó Bittgmuw se eaoapabati de él: pos^^isíenH 
pre la fé y d goaano de la eoadenda, y la ley nalanü lea remor*^ 
41a^ que algo de lo q«e teoian ii0;^n oeo legítímo título, atla po- 
seaioá ludada» que no ae pulieae aiejor llamar hnrto.!|rirapiBa« 
que scÉodoydaflatelo. Hieíareii:tami»eB un largo nemorial» qa» 
iBviaioii ¿ 9a Magostad y á su real consto de indias, fam xp» 
por aquel, lisden superior se ptntoien en ejecución las cosas graví*) 
simas quaeniél ibam y oon estoiaaudteada, virey y yisitadert 
ehtopos, prdados; y letñdos estidNin muy contentos y satisftdMSi 
. SoAq««1 s^er oUspo de Chispa y el p< fr.^ LuisCánoer tenían 
gran pena, porque uno de los principales pmriws^l modo de han 
eer Ids esclavos no se había tratado y disputadoyid^nuinado co^ 
SEO ettoi qüisi^an, ni tomádose la resolución que era justo en u^ 
na cosa de tanta importancia para el foi«» de los naturales. Propú-^ 
sola^el a^er i^ispo muchas veees, y nunoa se acababa de tratar 
de veras. En cierta ocasión le dijo di virey: que. era ra»>nde esta^ 
do nó delenniíiarse ai^uello» y que así noae caúsase en.proponca** 
lo en «la junta, que élhabia mandado qoeno se resolviese, .firuar- 
d¿ aquello el señor oMspo, y predicando dentro de pocos dkts en 
8» presencia acrimina aquel mandato, tfs^endo aquella»palatiras 
da Esayas, en que los hebreos decían á los profetas: no querali 
n^rar para nosotros las cosas que smi rectas> habladnos oosaapla^ 
eentexas. Y súpolodedr con tal ei^ritu, que el vir^ sacompu»» 
gió, y le pesó harto del mandato, y revocándde,. pemMó que en 
diMMiveiitodeíSanto Domingo se hiciesen todas las jui^» que el 
oUppo quisiese, y que aUi se tratase no solo el punto de los esela* 
vos, stiio tedas las materias que á él le pareciesen, y se determina* 
se k) qiie fuese razón y justicia, queél Ip escribida á su mages-^ 
tad, para que se pusiese en ^eeudon. . . _ 

Con 6sta ttc^üsia juntó d seaMnrchisj^ todas los que eran déla 
junta prkioipal eseepto los seáiures obispos^ y por muéhos «días tm 
disputas públicas trató la inateria de los indios esclavos. £1 P« ir. 
Luis Cáncer, que era hombre docto y haMa estudiado muy bien la 
injustieia de este caso, i^sténDó U&íIbí verdad déh: Y como la prín- 
dpal raioaquelos contrarios daban era haber requerido los eoni> 
quistadores á los natundes eónla ££> ségüadá^euiipied rey les 
habla dado, d jreligioso, que iba^^peroebido^ saeódtequerimiiBn-* 
to en laibraa y modo queJáoy.Be hsdla en. loa libras jdd ^rphiva ida 



h dnAd dvStiiltago'de fií^ que 0€ÉMr:kaMii %$M0>eá 

a<pletta4iterft, yttt cflarlialiia tM(t»s«H$lawis, tavo cuUodo d« faa^ 
]»rl^ y %(íid«Ui públieameiiley sifm 6^: ha tiB^^ 
' BsttámiM AlgVDOB defectos m el requerimiaito^ y aHí sedi^ 
y iMibia muchoB testigos ite IMa, cpM januis sb habla loého, nir 
gaardado el écdaiy que d^ emperador habla cMaltf oanqnetmlfiiii 
perfeeto y tns poco obHgatoríó oamo éste. Sola dQo im^ padre dJ9 
los que íM estst)») qoe sleado se^ar habla aadada ék fa^eooqulf^ 
tti de ana provhieia) que íorms qae viÁ hacer, soln.tona ireK, al 
prindplo át la ^erra faé: A la aocheow un tambar en el veii 
cndeios sddados, decía ano de elle»: áf yosolros los ¿uSioá^ésto 
pudftOf os hacemos aadier, que bay^on DIosvy un papa y wl tKf 
de Gastüla, á quien este papa os ba dado por ésotavot, y por tan* 
ta( 06 Feqaarimos, qoeJe vengáis á dar la obedieni^a; y á nosotroi 
en su nombre, so pena queos hacemos goenraá sangre y áMegOw 
Y al euart0j ád alba daban en ellos, cautivando los que podianf 
contítidé de rebeldes, y ios demasíes quemaban é pasabais á^cu^' 
diiUo, n^éfbanles la hacienda y ponían niego al lugar. 

Todo esto es ^Remesal cap. 17, quien despuesde reüerir o-^ 
tas cosas, Hega á la resolución de la junta y dice. Ck)ndenáron9e 
los Wes ipor tyrÉnDS, y los esclavos se dkron pat mal hechos^ ó^ 
iMgmtm á todos cuantos los tenían ék ponerlos en Ubertsd, so pé^ 
na de mal estado. Sólo en los de la segunda guerra de.Xaliseó {e^f 
qne ftié derrotado Alvarado] hv¡bo alguna duda, y se t>iiso mode» 
laeienen esto.Clondenároñse también los servicios pers(toales; y 
amque aqpMfiostan doctos varones veyan, que no por de^lo^i!los>' 
ie luJilaa de pei^ tos indios en Mirlad, contentábanse con dar 
á* entsttdér á los españoles la verdad, y dedrlés lo qae lel^ era ne^- 
oonofist p«ra su imlvadon, que no estaban obligados á mas. ' 

De todo lo que en esta junta se determinó se hicieron muchéi^ 
traslados y se enviaron por todas las indias/ {^riníélj^cdmente por 
d destín y gobermcion de la Audiencia de Aféjticé{y de coni^-» 
giA&aUto por la de los confines) para que as^ eclésiftsÜCes üotáo ie-^ 
#ai«» im supiesen y se gobernaren por elhis. No se puede <$reer él 
grttn-contiBto que los padres de la drden que estaban «n la pro-^ 
vtodade GUaq^ y Guatemala recibieron, cuando vieron 4os pape^ 
lee^^ la juiato, y dieron mÜ gradas á üuestro seSor por ver su opi*^ 
nloap^éo^rtrlfta ap!«baida y ^oMfimada por tantoSi[>ertadosy hóní> 
biSi^oiiM» £a foé saHan de^ la«iala>pinioii, qite entesa tenfll 



4^8 cáP. xr. — GOKcmuNcii de casas 

de dlofy que emn sl&gataffts en k qoedcCendiaD, éü^fasloseáiuiL 
^[oerar aiMNlírer les espsDolis. lioftate, ea la¥iiadiBl obiq^Cir 
sasy dice: est» reonioiide 0U90B Biexieanos (7 GuatemalaBo^m» 
está contada eBlve los eoncUios e^^imoles, porq«e la eonTocacion 
Bo Alé kfidia según las reglas canénicas, y que sm actas naíüe* 
nm rasBÜidas á la aprobación de la corte de Boma; no obstantat 
dia no fuéménos un verdadero concilio por el carácter de sus námh 
bros, y por la naturaleza misma de las materias disentidas. 

Pero «nnque sus decisiones nofoeron remitidas á Boma, ellaa 
Ameoq dadas en compündento del breve expendo por PaaloUI á 10 
de junio de 16S7, mt que dice: determinamos y dedaramos, que 
los didics indios...» en ningima manera ban de ser privados^e su 
Ubcvtady dd dominio de sus bienes*... y en ningún modo sedeben 
hacer esclavos^ y si lo contrario sucediere^ sea de ningún valor ni 
{nerat. |Monum^il», exclama el propio Llórente» que siempre hon-' 
rara la memoria de este pcmtíficel Él fué obtenido á ruego de Mi-» 
naya religioso dominico, que estwro con Gasas en Guat^nala, y 
que siendo provindsá de Santo Domingo en México, bizo viaje & 
Boma con una apología de los indígenas, dispuesta por Garcés, o* 
Uspo de Tlascala, para desvanecer en d ánimo dd papa las funes- 
tas impresioiaes que la malevolencia de los conquistadores y enco- 
menderos babian llevado á aquella corte, persuadiendo á su Smti<^ 
dad la incapacidAd de los indios para d .«ri^anismo, únicamente 
apropósito para l$i servidumbre con el nombre de esdawos. 

Parece queal pri^dpio de la c(mquista« escribe Hwnboldt ea 
su cais. yb. s lí^4 7, se contaba en México im gran número dees-^ 
tos prisi(nieros de guenti, á quienes se tratabacomo esclavos áék 
vencedor. E» d testamento de Hernán Cortes, mounmento histérir* 
co dig^o de ser sacado dd dvido, becbo ^ Sevilla á 11 deoetubre 
de 1647, be hallado sobreesté asunto una cláusula muy notable* £s> 
te gran capitán, que en deurso de sus vjctoriasy en supáAdn 
condij^cta, no babia mostrado una cpncienda demasiado ddieada^ 
cayó en eacrúpidos al fin desusdias sobre ^JcjitiQddad, de los tír 
tulos con que poseya ^usinm^asosbiaiesenMéxico.EnlftidáAaii!^ 
la 39, baldando de los esdavos, i^nttde lestas pabdbras msmoraUes: 
«Como es muy dudoso» si ha podido ^ conreada un crisUsnoseN 
virse como esdavos de los inc^gená^ pri9i#««yos de ipi^nia, y OQm0 
basta ahora no se ha podido pon^er en clarj^ ^te punto impiarlanlew 
mandoá mi hyo4oiir.lllarUn> yásus4w»wdiíin)N>».qtte.te sneee 



dUd en itti mayorasgó y e0tadoá> qne tomen todos los ittfermes so^ 
bre los ddreehos que puedan legíltmameite ejercerse sdsre los pri- 
gioneroB. Los^ naturales, á quienes después de haberme pagado los 
tHbtttos, se les ha forzado á prestar «árvidos personales, áében ser 
tndémvdzades, si se deeidiere, que no se pueden ^gir tides servi* 
cios.D Pero ¿de quién, pregunta este escritor, se habían de aguar- 
dar estas decMones sobre puntos tan problemáticos, sbio del pa- 
pa, ó de M eoncffio? 

Antes ^e Cortés hiciese su testamento en Sevilla, dispuso Al- 
varado el suyo en Tequeeistton en la Nueva GaHeia, á 1 1 de ene-> 
rodé 1542, eitpone Remesal lib. 4 cap. 7, dando su poder para e:»* 
to al obispo Marroquin, quien en las cláusulas piimera y tercera 
declara por Ubres á los indios esclavos que tenia en sus labranzas 
y nihias, eondotoándoles tierras por via de indemnización; lo cual 
da d triunfo á las decisiones dadas> y forma el elogio del otorgante^ 



CAPiTClO 16. 

Eicpeiineloit de 4^1ñoiie«^ al Peni* 

Gonzalo Pizarro, habiendo de contender con la audiencia y vi-» 
rey, 6trté de hacer armada en la mar del sur, cuenta Herrera 7, 9, 
1 , para ecwrer la costa hasta Nicaragua y Guatemala. Yaca de Cas- 
ti%, que h«Ma sido gobernador, considerándose inseguro, determi^ 
aé^«I¥erse á Casulla, y pasando p6r Panamá^ dio aviso que ven- 
drtail léS rebeldes contra esta ciudad, para que se pusiesen en de- 
ñámi más empleando sus vecinos poca diligencia, entibó en ella 
piünero Machicao y después Hinojosa. Verdugo, que estoba por el 
i^réy, diceeste escritor 8, 1,9, estando esta ciudad ocupada, pasé 
á Nicaragua: luego vino en pos de él Palomino, y no alcanzándolo, 
quemó mét puerto una nao; con qae ll^ó el m^mK^to á estas 

- 'Salié'éeLeaáel i^aUte Bfédma, á impedir á este último que 
tnmasa tiortí»; niasya lo babia becho, y tomado otras naos y caba- 
IMmt que le vundian los de la tierra sin mlraintento. Verdugo llegó 
#6rMa0&ft' tffás&t áA todo á la aucfienda, y á pedir gettte para el 
iPtoy^ B psesidente ttaldonado le dié comfóiotí para que la levan-^ 

TOM. t. (17) 



ta«e^ Nicarigoa> á ámi» fué tanditan el oidor (^ifóoiii^^ hooJh 
bre de valor» é inclinado á cosas de guerra, paca proveer lo que 
conviniese; y conseguidos mochos basUnientos, armas y mas de 20^ 
hombres, expresa Eemesal lib. 7 cap. \$, lo envió con ellos en coa'* 
tro barcoa por el desaguadero á Nombre de Dios; para que obrase 
por el virey. 

HaUó también ocupada estaplasca por los rebeldes, exp(meHer^ 
rera cap. 4, y batiendo la guamidon que tenía, la tomó por el rey •- 
Mas pronto fué desalojado de día por Hinojosa, que irritado, por- 
que obraba no con despachos reales, sino de la audiencia de losoon? 
fines, vino de Panamá con refuerzo, y puso en fuga su tropa, eomr 
puesta casi toda de mercaderes, y como mejor pudo, viáidose ée%* 
amparado, se recojió en ibs barcos, y se fué para Cartagena á ha-^ 
cer gente, llevándose un navio del puerto: lo que denota que no 
le desamparó toda la que tenia^ 

Entretanto, Pizarro había deshecho la audiencia en el Perú, y 
caminando en seguimiento del virey, le presentó batalla en Añaqui- 
to y le desbarató siéndole cortada la cabeza, y arrastrada ignomi- 
niosamente, con que que^ó dueño déla tierra. Algunos le aconse- 
jaban que se alzase con eUa, guardando solamente el paso de Pana- 
má; p^ro limitando sus pretensiones á conseguir su gobernación por 
d rey, dir^iósu solicitud á España, á tiempo que venía el licenda- 
dp Gasea, nombrado presidente de la audiencia que se restablede- 
se en d Perú, y autorizado plenamente para sosegar aquellas alt&r 
raciones, por el camino que mejor conviniese: con cuyo carácter lle- 
gado á Nombre de Dios en julio de 46, ocurrió Verdugo, dice Bj&Pr 
sera cap. 6, con dos navios, y con la gente que tenia d^ Nicaragua,- 
y la que habia hecho en Cartagena. El presidente le ordenó la de- 
jase allí, restituyese un navio que habia llevado, y se volviese a Car^ 
tagena ó Nicaragua; y aunque le pesó, no fuese admitido su sorví* 
cío, obededó y volviéndose á Cartagena, tomó d camino par^Cas^ 
tilla. 

. La manera padfiea y privada con que se presentó el presídate 
Gasea, sin otro equipage que su vestido, y la determinaciimcoa que 
desvió á Verdugo de todo ademan de guerra, unido todo á la re^ 
presentación de la autoridad real, quitó á mudios la andada.de la. 
rebelión, y resolvió al capitán de la plaza, Mejia, para que se le 
mostrase en secreto leal vasallo dd rey, y se pusiese á suaórdenes. 
£1 presideute, ai^jegurándole en su empleo, pasó 6 Panraaá^ y por 



E1PEDICI019 DE «OlftONES ÁL PERÚ. 4 Sí 

rftfitemo ltíM>r quiso negddar la sümigion del capitán Hinojosa* 
]^ro éste la difirió hasta obtener el permiso de Ffzarro, y ambos le 
esoibieron: el primaro pidMndoselo' para entrar en el Perú, y ha- 
blttrie per8<malmenle, y el segundo pato disponer de m persona y 
ie Jft armada. Esto dio motivo á mndia diecnston y pareceres en 
el consejo de Pizarro, y al fin se resolvió enviar mensaj^os á Hiño* 
Josa» pvobibiáidole la entracbi del presidente Gasea, y órdenes se* 
eretad para asesinarte ó embercarto: las cuales ítienmmuy mal re- 
eüMas en Panamá, desaprobándose la conducta dePizarro, y ere- 
ymáo Hbiojosa hi^b^ cumplido con lo que debia á la amistad, se 
scanetió al presid^fte, también de secreto, y puso á sus órdenes la 
armada. Viendo el presidente, escribe Herrera cajp. 8, que cuantos 
llegaban del Perú certificaban, que no dejaría Gonzalo Pizarro la 
gebemadon é inq^rfo que tenia en el Perú, sino con la vida, avi- 
só al virey de Nueva-España, y á los presidentes de las audiencias 
de la EspaffOla y los confines, que apercibiesen gente, caballos y ar- 
mftil,p«rai cuando se lo pidiese: en lo cual terminó d año de 46. 

La audienda de los confines, escribe Remesal, dio el cargo de 
reunir este socorro al licenciado Pedro Ramírez de Quiñones? lo cual 
Ubo con et^r^osada diligencia. Vino á la ciudad de Santiago á ha-* 
eer la provisIon^ á los 18 de febrero de 1 547. Los alcaldes Lorenzo 
déGodoy y Antonio Ortíz (en los cuales concuerda la cronología de 
Juarros], con mucho cuidado apercibieron lo que el oidor pedia, 
así en la cantidad como en la calidad de las cosas: y para que la 
tierra no se encareciese, mandaron so graves penas, que no se su- 
bieren los predos mas de como estaban antes que el socorro se eo^ 
nenzase á hacer. A esto debe haber precedido solicitud de dineros 
y Hbramientos de hadenda, deque se habla en autos de encomien^ 
da en que se recuerdan servicios de conquistadores y primeros' po- 
bladores, pero de una manera que no ojfrece exactitud. En uno de 
4 ^e mayo de 1647, de encomienda de doña Maria Montúfar, vis- 
niela de Diego de Vivar, se lee, que estando en la ciudad de Goma- 
yagua el didio Diego de Vivar, sirviendo la dicha plaza de conta- 
dor, MMendo llegado á ella d de La Gasea con orden de su ma- 
jestad, pava que de su real hacienda le socorriese con la cantidad 
que hubiese inenester para las munidones, pertrechos de guerra y 
Jpage» de infAnteria para la pacificación de los reynos del Perú, de su 
pro]^ hneiénda los suplió en cantidad de mas de cieiit mfl pesos, 
pdvqiffi le 4ió nlivtc^ armas, municiones y g^te pagada así de ma» 



^mo 4e ti^nra á su* propia oe^ta^ bagüm^tQH y ^s4afi9irai|ie*0i^ 
pílese lat demás pagas. 

Ai tí^mpa qse se tTomaban «sitas prevención» m te provitteias 
^e Guatemaía y> H^idems, H^& lasaudad «te Grwslas el Gom»- 
4ar 4e PapaiBá Juan de üQzman, enviado, «tfome Hmra» Ub. a 
cap. 2^ por el presidente Gasea á pedtr á esta audieneia y. ^[uresi-* 
de^te de los eoofines nffvios, gente, armas y caballoSt Que ya se 
kabian menestier. El lieeneiack) QnlAoiiefl, dice Bemeial, ludada p«- 
veindo bastimentos, y cargó en la mar dd sur un navio de toduos, 
maiz, mantas de algodón, v^tidos, dpargatea, y otras provisioofs 
necesarias para el ejército, como pélvora y armas; y ya c^ fAiK 
viso y veiüda de) contador Gnanan, se puso ejecaeion en<)^^^ 
iqas para embarcar descientos hombres. Diego de Vivar» eo&tb^a 
diciendo el auto de encomienda, le dio para que fuese en m oempa- 
ñia al capitán don Francisco de Merlo, su sobrino, como persona 
plática de aqud reyno, y muy esforzado soldado/ ^ aq^to de nom- 
bramiento de- corregidor para Aeasabastlan, hecho á 17 de judio 
de 1647 en don Antonio Godoy, nieto del cataten Ii>raiso de 
Oodoy, y visnieto del captan Juan Pérez de Ardon, se lea jg^ud- 
mente, que teni^do noticia este ^itiino de que ^ lo3 rejom de) 
Perú se hablan alzado los tiranos, á cuyo cast^ y pa^caeion 
vino el licenciado La Gasea, el susodicho com^pró un navio, y ar^ 
mó y pagó cient soldados, todo á su propia costa»^ con que pasó 
al dicho reyno, Remesal añade, que salieron doscientos^ hombres 
y por capitán de ellos el lic^^iado Qtti|M)ne8¿ Defotm haber, sido 
dos los navios en que se embarcaron^ por^pie eairauto de situadaxie 
encomiendas para los castUlos, de 22 de julio de 16A9, s^ exprasa» 
que yendo el licenciado Pedro Ramírez de Quiñón®, oidor de e$ta 
real audiencia^ por capitán g^eral con muc^o número desoldados 
al socorro del licenciado La Gasea, nombró á Juan Pérez de Af * 
don por capitán de 120, que iban en un galeón. 

El presidente Gasea habla ya salido dp Panamá coa tma arma-* 
da desde últimos de abril, y como esta navegación no era entávee^ 
biej| conocida, fueron á dar entre el rio d^ San Juan y pueirto-dc^ 
San buenaventura, ^endo predso revolver ba3ta tíencaftrme;pAra^ 
topiar la nave^MáonddPerú; pero instando inseguir la jomada, 
tomando tterra en el puerto, les sobrevino un mal tiempo^ con^que 
fué á dar á 4a isla del Gallo, y de allí á la bcdi^ d^San Mateo^ 
dejando atrás los navios: los cualess^tían ya gran fatta ^ vitqar 



EXPEDICIÓN V£ QO^&Sm áh PEñÜ. 4 35 

Ua¿ (epi tirita e(t79»o, oaQiiu^ tkan 

4 la veoJwa, pmraque se fiieee sa$teat2mdo4e mi<M. Ea estftoca* 
fááffkf m^lm Berrera eap« 10* U^4c«^ltan Oemes Arias con un 
piyjp 4e Nieiragiia, que la audieiMia dei0s<mofiiiea enviaba eaiv 
gado 4evil«NGdla»^eo que §e«o(»rri<^ aquella graa necedad. < 
, ^iguiend» la caita» llegó al puecto. de Mantas y, de allí á Puer* 
t^Yic^Oi donde dejó loa ^ermo»» Gouftwme «e aprtthaabtL se ibaa 
declafaodp las ciudades por el rey, y reiitf tíend() á Gaae%.baitím^-i 
tai y g^te» de modo que llegado á iTueriies eoDUifca líOQ hombrea: 
eon lo cual envió aviso á Nueva-España y la, Española que no har 
hia necesidad de socorro. Pizario conirásó sos preparativos de 
guerra, y salió de la ciudad de los Reyes para el Cuzco, donde 
luego $e vio con 500 hombres. Cenleno y Mendoza, declarados por 
el rey, aeertaroná juntar algunos leales para oortarie el paso, y con 
487 soldados le presentaron batalla en d campo de iGnarina, en 
fueíiieron derrotados» y con esta victoria se siento el^irgntto de 
loarebddest El presideÉte. Gasea necesibó de toda su entereza, pa* 
raicontmnar suxmmino en seguimiento de Pizasno. En Janxa pro- 
veyó los afijos del q'érdto, colocando entre sus capitanes, cuen- 
ta Mercera lib. 4ccqp. 4, á Gómez Arias de Nicaragua. En princi- 
pios de enero d« 48» se^hallaba en Guamanga,. y pasó i Andaguái- 
las» donde le. alcanzaron, dice este eserit(»r cap. 14, el adelantado 
de 1» Plata y el gobernador de Chile,, con mas gente y cabaüosí y 
mas aldanted licenciado Pedro.Hamtrez de Quiñones, oidói* del 
andienda de los cm^es, coa 140 soldados, ^ modo que en el 
teéMito del rio Apurima oontaha dcohcmbies. .. 

Gionzato Pizarco, .ya inmedlÉto, contaba ígnai námero, y ana- 
qne vista la determinación del ejóccifeo real, le aconsejaban, no a« 
va»taiap el negodo en una bataiki, ano dilatar la.guenra lo posible, 
otros Hevados de la valentía y de ladidia que les acompañaba, dict 
taminabim lo contrario, para quedar de una vez dueños del reyno, 
j fué el paiecffl* que siguió Pizarro, adelantándose é tomar un si- 
tío fuerbeíen el valle de Xaquixagna, por d(mde kafaioi de pasar el 
i^órdJ» real^ á cuatro Leguas dd Cuzco. Se acercaron los unos y 
loa otrosy* en ambas partes bid>ia dos gefes astutos, .^Lperimentados 
^.las guerras de Italia, Canís^al en la de Pizario, que á veces no 
seguia su dictamen, y Valdivia enla de Giascai^^ffi contaba en to- 
do oon su consejo; y tomada por este orden la disposición para la 
batalla, sucedió que venida una banda de arcabuceros de Pizarro, 



\ 54 CAP. XVI. — EXPEDICIÓN DE QUIÑONES. 

fué repelida por otra de Gasca^ y que la artilleria re^l de una lo* 
ma dañase á los rebddes^ y la ^ éstos no hiciese daño á los leales 
en todo un dia. Al siguiente, que fué 9 deabrU, se pasó del cam- 
po da Plzarro al real 6«:dlasao(m un primo suyo^ y idgunos otros; 
tras ellos el licenciado Cepeda^ y luego el capitán Guillen, con do- 
ee arcabuceros^ aconsejando á Gasea no pelease aquel dia, porque 
en la noche se le pasarla toda la grate, y pareció buena la adverten- 
cia, porque acometiendo Pizarro, y no empeñando la acdon, el 
ejército real solamente mantuvo una escarmnuza, en que se descnr- 
denaron los rebeldes, y dio ratónoes sobre ellos, poniéndolos rat 
huida, y quedando desamparados y presos sus caudillos, que lue- 
go fiíeron ajusticiados. 

Dichosamente, exclama aquí Eoberston, para reposo del géne- 
ro humano pocos hombres están dotados de aquellaftierza de espíri- 
tu necesaria para ejecutar grandes proyectos: la medipcridad de 
los talentos de Pizarro detuvo su aml^idon en limites estrechos, en 
vez de aspirar á la independenda. £1 presidente Gasea i^cóá los 
que le sirvieron en la campaña las encomiendas que gozaban los 
que se empeñaban en la rebelión; y restablecido algún tanta d 
gobierno, ocupó con nueva energía todo el año de 40 en d cum" 
plimiento de las leyes de 42 y 43, que no fuesen drogadas. Se 
exterminó él nombre de esclavitud en los indígenas, expone Her- 
rera lib. 5 cap. 7, salieron visitadores por todas parbes, y tasmt>n 
los tributos, quedando los indios contentos: seaboliercm los tlame- 
nes en muchas partes donde la propagación de ganados prc^rdo- 
naba acémilas, tolerándose todavía donde faltaban; y se dismkKi-' 
yeron lo que fué posible los servidos personales. QuiñcmeSy cuenta 
Bcmesal, no volvió á la tierra hasta este año de 49, en que pasó, 
dice también lib. 9 cap. l, á remediar otros desastres á la Yerapaz; 
y Juan Pérez de Ardon, dice Juarros, fué nombrado en el minno 
año, primer alcalde de esta dudad. Lanií^una mención que en lo« 
do esto ocurre de Costa-Rica, pnid)a los estragos sobrevenidos á 
las pobladones castdlanas, por los cuales haUa abandonado Die- 
go Gutiérrez esta provincia, al paso que Herrera lib. U.cap. 6^ mas 
bien la hace 4e Soconusco, habiendo aportado aquí, y luego caai^ 
nado para México unos dei^terrados á Chile, que se alzaron con ^ 
navio, y tomaron asta direcdon. 



^53 



CAPÍTULO 17. 



iLlteraeiones en las prairinelas del 

reyna* 

El distrito de los confines no estuvo Ubre de sediciones nacidas 
en su seno. Por el año de 48, escribe Herrera lib. 5 cap. 5, ha- 
bíanse alzado en la villa de San Pedro, que es de la gobernación 
de Honduras, los negros: el audiencia se dio tan buena maña, que 
nombrando un capitán contra ellos, fué con gente^ y los rompió, y 
ahorcó al capitán, y fué de mucho provecho la diligencia, con que 
se proveyó y ejecutó: porque cuando se detuvieran mucho, acudi- 
rían tantos negros de otras provincias, que fuera negocio dificulto- 
so de sosegar. 

Siguióse á ésta la sedición de los Contreras, efecto todavía de 
la anímosMad contra las nuevas leyes. Había confirmado la audien- 
cia de los confines la residencia de Rodrigo Contreras, 'gobernador 
de Nicaragua, en que fué separado del gobierno de la provincia, y 
privados su mxtger é hijos de los indios que les había traspasado, 
incorporándose en la corona. £1 residenciado hizo viaje á Castilla, 
y por mucha diligencia que hizo en el consejo de indias para que 
se revocasen estas providencias, ambas fueron confirmadas: de que 
resentidos en extremo sus dos hijos, que estaban en Granada, Her- 
nando, nno de ellos, prometió vengarse en teniendo ocasión. Cor- 
ría entikices el año de 50, en que habían llegado á Nicaragua mu- 
dios desterrados del Perú y Panmná, otros descontentos en la expe- 
dición de Gasea, que no les había premiado su trabajo, y unidos á 
los perdidos de la tierra que había en la ciudad, ofrecieron seguir- 
le^ mayormente sí emprendía correr el Perú, donde estaba la gen- 
te agraviada y todos acudirían á él, que como descendiente de P^ 
drarias, tanto derecho t^a á señorear el país. 

Aliado pues con Bermejo, uno de los desterrados del Perú, díó 
principio al intento, y partió para León, donde hizo una junta de 
vediios, y un pagamento en que mostraba lá opresión, y pobreza 
en que trahla la audiencia á los que habian ganado la tierra con 
su sangre, y cómo era bien salir de ella. De allí entró de improvi* 
80 en la casa del obispo, con quien llevaba enojo: Remesal lib. 8 
cap. 19 dice que por competencias de jurisdicción habidas con su 



\ 56 CAPÍTULO XVII. 

padre: Herrera lib. 6 cap. 5 expone/ que por interés que éste mos- 
tró en la defensa de los indios; y dando con él, sin trecho para huir^ 
lo mató á puñaladas, y descerrajando su cofre, salieron con los con- 
jurados, gritando: Tiva la libertad^ viva el príncipe Contreras. Rom- 
pieron también la c{\ja real, y tomado el tesoro, buscaron armas, y 
juntaron gente. En^aron alguna al Bealejo, á tomar el puerto y los 
navios, y dieron aviso á Granada, donde acudiendo los conjurados 
á la voz de defender la ciudad, mataron al capitán Carrillo y otros; 
y puesto á su frente el otíro Contreras, á- pesar de las lágrimas de 
la madre, no se olvidaron de enviar á Nicoya, para ganar d puer* 
to, y quedar dueños de la provincia. 

En éste tiempo habla ya dejado el Perú el lieendado Gascai 
Antes hizo recojer los quintos reales, y juntó un mfllon y docién- 
tos mil pesos, de que pagó noyecientos mil, que prestó para gastos 
de la guerra, y dispuso su vuelta á España con el resto, para lle- 
varlos al rey. El alcalde de Granada, al propio tiempo que envió 
aviso por tierra á la audiencia de los confines, envió también tina 
fragata por el desaguadero á Nombre de Dios, á donde Gasea de^ 
bia llegar. Entretanto los Contreras, no dando lugar á qué vinfe-» 
sen fuerzas mayores contra ellos de Guatemala y Honduras, y pa- 
ra sorprender Panamá y Nombre de Dios, embarcaron la gente 
que pudieron en el Bealejo en dos navios que habían tomado, que- 
mando otros para que no los siguiesen, y se encaminaron á Nieofya, 
donde había ya mas soldados con cuatro navios: siguiendo d éaaá¿ 
no, tomaron otro navio en la isla de las Perlas: llegaron al Ancmi, 
y en la noche del 20 de aWi, ganaron otros cuátmó din» ntMoi 
que había en d puerto, entre ellos uno bien armado, y hi^ dés^ 
embarcaron con i^ú hombres, entraron y tomaiM la cítidad, ñú 
pudiendo sus vecinos hacer mas que esconder las armas, y ^iscut^ 
riendo por día, saquearon las casas, comenzando por ^ ^tgobet* 
nador, prendieron al tesorero, al alguacil mayor y otros, í^ecejfór(^ 
armas, caballos y muías, apellidando libertad, y viva él pHád]^ 
Contreras. 

Sabido por Hernando Contreras que eriíCettéliido GáSes MbM 
pasado dos dias antes por la dlidad; y lá pMá qu^ MéVdfba, ek>ñé 
al punto en pos de ét al caj^taii Salguen eím 25 áreaboétró^ pata 
tomarle la plata que pudiese: tíl otro ditt saltó élli08tnú eltv W «¡^ 
eabuceros; y luego 6erm^d> Stl m&tíse dé cmnpo, "eñ segeáifileftA 
to suyo, con ía demás gente. Gaseé, í^ im0 WiSSfí ámñ't(^ 



«m JÍ0:Faium4j apre^xinS ^ camino á Nonibre de Qíqs para volver 
m tu Aoeon)^; pero solo pu4o llegar en la noche al puerto de las Híi-^ 
wm, y .al amanecer 4 Jla isla de ^tímentoi^» cercana á Nombre de 
Stoe» .á.donde f^ noc^ue llegó Ja fragate de Qjra?i^, y junto con 
día orden de Gasea de apercibir lo necesario para volver al socoft 
ig> de JPMiMlá. triguero alcanzó á toipa^ en la venta de Cruces del 
nio d^ Cb^pcf^dtt» pailidas de plata del rey, muchas barras de veci-^ 
iu)6 y menffiiieresy fpmm estaban embarcando, y todavía ^ desperr 
dMaron ÑÍteiñ jqne cayeion en el agua y Qiale^as de la ribera. 
. HMta aOQÍ t^Q ibft al eontep^to de los alzados; pero habién-r 
dose descitf^do en dc^ar guami^pn suya en Panamá, sus vecinos 
se amiaron m jí^úmero de 300, y revolviep^Q Bermejo sobre ellos, 
piim^ep £|i^ jreebazado, luego aeometido, y por último derrotado y 
nm^rto: niiüíerf^ tambiea 90 rebeldes; los demás quedaron presos, 
y f^t^rpQ ahpi^%dos. El UoenciadiQ Gasea venia ya con 2$Q hombres 
^ ipj^i^o 4^ la ciudad; r^ojíó la plata dd rey, la de particulares, 
^ IPIí^jb^, de l^^ barras perdidas en el agua y e^ )a waljBza, sino es 
las que los buscadores enterraron y escondieron, y con l.os realey 
liabefes volvtó y ll^ó á España, dejando m Panamá disposición y 
árdenes pava la persecucioi^ de los Cpntreras, que huyeron, Her- 
na,»^ por ti^tjty Pedro por i^ar al medio dia, sin qye se supiese 
pas de ellos; siepdo de notar aquí también, que en todas las ocurr 
rf^(^ ,que pausaban al contorno de Costa-Rica, en todas direcciones, 
90 «e tutjoe mención de p<^}acion ni puerto alguno de su compren-r 

S#^ 1^ íaoc^Km de luán Gaitan, sucedida el año de $4, de que 
tri^ ]Í3rre]{a}ib.|() cap. :^o. Pareciendo, dice, ó algunos hombres 
^itíjmÑ^h q^ftc estiban en las provincias de Honduras y Guate*- 
üala» qneltallándose d» nuevo revudtas las cosas del Perú, tam- 
Medios podrisox poner en confusión las de esta tierra, para vivir 
m IBmtad, y ej^inurse de pagar muchas deudas que teniap, acor- 
daron de toixiar por cabeza á Juan Gaitan, y siendo ya 40 castella- 
os e^ jBignnos negros, todos bien armados, se fueron al asiento 
4e!ntonide laCabulujteca, y hallando buena resistencia, se encami- 
mxwi la provincia de Nícara^j^, adonde era gobernador el Mcm- 
fiado Jwuxá/^ Caballón, que residía m la ciudad de León, y sien- 
do avisado dos dias antes que llegasen los reb^des, puso en iprden 
If Saite fue tenia; y envió por socorro á la ciudad de Granada, y 
4 p)¥^ del Bi^alejo, y avisí6 al contador Juan de Aguirre^ que M* 

TOM. .1, (18) 



ISi^' ap.xvíi.¿--Ai'r&*Á(iióNBsimtiAdnovi!7¿us. 

dése alargar los navkys que alli estabafn, porque enteliAlft ^ kxr 
Ühxíos llevaban Intención de ocitparÍos> para emprender lo tumaó 
qae Contreras, ó irse la vuelta del Perú, para Juntarse con Fran^ 
dsco Hernández, ique llevaba revuelto aquel reyno, y tenerla mar 
en su nombre. 

Avisando la guardia al Ifcéidado Caballón, que los tfaraÉos es^ 
taban dos leguas de alft, armó la gente, y en la plaza hizo su escua- 
drón, aguardando ¿ los enemigos, los cuales aidmosamente enabis^ 
tieron á los de León, que no mostrándose inferiores en ánimo y va- 
lor, pelearon con gran constancia basta vencer á los tiranos, que 
por habérseles mojado la pólvora, no pudieron resistir, y siendo des- 
baratados, Juan Gaitan se ñié al nionasterio de la Marced, á dottdó 
tenia un hermano fraile, y en el monasterio á la sazón se hallaba 
el licenciado Sotcmiayor, que habla venido desterrado de Nueva-Es- 
paña, el cual prendió á Juan Gaitan, y le entregó á los que ítieron 
en su ^seguimiento, y otro día le cortaron la cabeía, y ahorcaron á 
Ta]rragona, sumaese de campo y algunos otros, y álos demás deS^ 
terraroto. ^ 

Eñ auto de encomienda de 29 de mayo de 1652, eóhférida á 
Jacinto Estrada de MediúUla, consta, qUe su visabuélo materno, AI-^ 
varo de Paz, teniente de gobernador que entonces eradeHondu-^ 
ras, reprimió y castigó algunos de Puerto Caballos, concertados ás 
el motín de Juan Gaitan. En otro de 29 de marzo de iest,át lAk-* 
comienda concedida á Sebastian Ramírez, vecino de Santiago de- 
Guatemala, aparece que Gonzalo Méxia, revisabuelo de su muger 
doña Violante Mexia, contador que fué de la real hacienda de las 
provindas de Nicaragua y Costa-Rica, hizo grandes servidos en el 
alzamiento de Juan Gaitan y d bachiller Tarragona^ su maese dé 
eunpo, y acudió á los leales en la memorable batalla que se dfd 
Junto á la ciudad de León, dia de pascua de Espíritu santo, el año de 
1554, y antes de todo al cuidado de los navios en el puerto del 
Realejo. 

Francisco Hernández, que entonces revolvía d Perú, expone 
Herrera cap. 16, habia estado primero con Felipe Gutiérrez en Cos* 
ta-Rica, hasta que pasó á aquel reyno en que obtuvo de Gasea el 
gobieAo déla provinda deChunchos, y en 1553, tomando el par^ 
tido de los descontentos por la nueva prohibición dd servicio per- 
sonal de los indios, comenzó por quitar al corregidor dd Cuzco, f 
se hizo gobernador: luego, hadeñdo gente, fué ccmtra la que le opiH 



caí. XVm.rTrFEfiSIQlWmSjGEaEiTO. Í9ft 

l[fi to.nMidiw^ y gm^ labAM}^ d^Cbuqpüigfi en atoada M: Im^ 
go^ ae idé,cm.sao JhDmibreait is^g»<do por el ején^to r^t 4/ae cmr 
ttto floál y deotob y pei0i<i la dePacim ,ea noviembre c^ uúfism 
mm BHiqMipiflp|e.ftié rcndidOf cegata d pr<^ escritor, por el c^n 
pitón 0oiñes Arias de Miearagna, ^e se quedo en el Pm« Mí 
ftiájefl^AO tal. iidM de los alzadoa^cabó de a^^nlxff el imperio, d 
mwviil^^flu Bierr^ra s, lo, 9, nota, gue ^ostd ali!ey..en el Pp-, 
r4 y ^ImleqMiainas de un millcMid^ sn real hacienda* 



CAPlTülOlS. 

V^resldieiite Cerrato» 

. JfiéUtras ^OiCB d Perú, y una parte de las provincias de Qua- 
twuda^je 4|spntaba /si imperio deJa^ n^ev^is lq[es. eqp las annas» 
en otra parte de ellas y en Nueva-España se altercaba con razones; 
y Uk contienda, flosteipóda en la Junta de prdados, que pereda ter- 
9llKaM.W.VéJÍQ(>, se suscita en el consejo de.índias bajo otro, asr 
pedo, por la provlnda de Cbiapa contra su obispo, que es dequn^ 
ciada deaiegar en sus reglas p^tendales el títi^lo de señorío que 
los.rq^es de Castilla tenian en e^ orbe. Se le mandó explicarse so- 
bre eslp.: Para entender en ello, renunda el obispado, y emprende 
U9t.dilto(> tratado; pero obUgado á escribir en sumario, lo da al 
eensciio entrdntapfopoddonesr en que dijo lo basta^ite para indem* 
níjearse: sin embaresarse en negar la Jegitimidad del título de con- 
quista, ¿isiste en la injusticia de la^ guerras de los españoles, sos- 
tiene lanididad de la esclavitud de los indígenas, la iniquidad de 
lee Kepartimi^tos y encomiadas, y deiende de nuevo sus reglas 
penttencjales, que Cuenm aprobadas por los mayores teólogos de 
España. £1 emperador mandó que en adelante no se hiciese uso mas 
d#. la vo« ccmquista, y en su lugar se sustituyese la palabra padíi- 
c»c(on; 

. Beiae«^ lib. 8 cap. 4 advierte, que habiendo partido Marrpquin 
M Méj:|C!Qppra Guatemala, Gasas, viendo lo poco que aprovechaba 
enfi 9U diócesi, y con la audiencia, y qij^ en la corte al lado del oey 
y 4^ eonsc^ aprovecharía mas á estas provincias, y á todas las ín- 
i^> tomó el caipfno par^ Veracruz, donde se embar^, y llegó ,f 



bMa-ifir deinsii^ mt se otvUbiba de Gtfattnnái^ segw pómi dtt 
éád«dÉ6 ttíj^^dcuí^ ré|fr^8«ttta«i0fi «üyn^^esde jMo4e éüii&tf 
eli »Addit€írd6l»^dÉ(riréit«6]riftta^la8V ¿ttr& días laitdiiqidás ate 
éá^qué» ¿6 dilát>a y Vctrtfpdt?. IBA ff oeta-filpei A^ immImé tojrMí 
antlgüm^ ^lipeAdas m favor de kMMUge&a^ haUoil Ma:^fK¿l$H 
áA^piréaa SébastituV RamiNe, p^feMente cpie fué de^a4pMI»attK 
diencia^ y léhcd^ Mo áésj^ea otrAs'ile la^traetiui per elvürijí 
Mendoza^ al paso que en el distrito de los confines todo estaba por 
hacerse, y Maldonado caminaba en ello coa lentidnd, eq^erandb to- 
davía el éxito d^ Perú, pendiente entonces de la jornada deCrasca. 
Gasas, en su tránsito por la Española, babia visto, ñola taadiien 
Remesal cap. 15, en el licenciado Alonso López de Cerrato, presi- 
dente de la audiencia de etta isla, su mucho valora, letras y pruden- 
cia, amor de los indios, y zelo dd remedio de sus miserias, y ob- 
tuvo que fuese promovido á lá pifesidencia ^ li4&Ioi cdafltlés, á 
donde llegó á principios del' año de 1 548^ y d« quien ya letei iie^ 
ébo mendon. 

' Luego le paredó la ciudad de Gtaclas, ementad pM|il^ iMü^ 
t^cáp< da, un dtio tras manó paiíft'lo» negoielos de Yucatany^fie 
debia écmiprdider su distrito, y deáeando deereéMeles^in», tntt({ 
COA su magestad de pasar la audi^dia á la dudad de Santiago de 
los Caballeros, cabeza de la prevlnda de Guatemala. BscriMéttAi^ 
bien en orden á esto el otíspo de Guatemala don Fran^iéa Marve^ 
quin, y ofreció las casas que babiá edificado para sí y eui^ Éücefife-» 
res, para que viviesen en ella el presldeiftte y oidores^ que pOf i^ 
muy capaces, había bastante aposento pfli^ todés^ y siSaf muy gfiti^ 
des para tener los acuerdoii y audfenda. Habida i^spuértade iH 
magestad, y concertado entre el préndente y ddores lámtidahiá^dé 
la audienda, se vinieron cada tino por su parte visitando lá tMrM) 
para remediar lo qtíe ea día habia necesidad. J^fenffido M^ ek 
laprovinda de Yucatán, ordenaron á suprocura^l' (Ka-EsfMia 
sdidtase de su magestad les diese esta audienda per superior ^Étá 
sus apeladones, y lo obtuvieron en cédula del año de 60. ^ 

Se conodan en las provincias de Guatemala dos g^Mhda de es- 
davos. Los hombres bien ó mal hedios tales en la guerMf^ y fbétá 
de ella, de los cuales habia en todas las partes de Indids$ y hÁ Éúi^ 
geres y niños, reduddos á esclavitud en tiempo ó á oeuaécudllda dé 
la guerra: lo euai sdame^e se vio en Guatonala^ y weA lo dettM 



PREflMQnS OBIKITO. ÍÁ4 

•ÉÉi fl|gpii% ds Bflopra qu» ki'pMaiuHi M^eswgtter^AfftEfiedoi^^iKO 

M» doms,: lÉi «aperar VM fvotaODEd'Jii títolo^iy stiPMfibá^ é€ 

^Bfftsé porMlam toda» las ocigerfiSáectal^id^^'éáádr^ y tododlos 
Tanate» cpM em* «ttos de eatoi<ee aüios abajo> ü ticdupo que k^ 
tonxroa en^ cQdqaier< gaerm, «ntffidsuó fandierlii «en tfemí di» íih* 
áÉnnr* acusos é enmlgd^piHf^e éiüs no s6 pitearon hatíer^^sclá^ 
vos, avnqoe itíieamem motlTO^ de ni)elk»i; 
• Lutgb tnttó el Iteendado Gerrato^ cneotaleiMial esp^ lé, de 
poMV «OE^lMietftiid los esclavos ée la protbida de Guatemala^ que 
enuÉmiKifaosv y o»ii>graa btirre^d M20 MbiM» k^iMyor parte de e^ 
UoBy. siendo et solicitador de esta caíosa d p« ^* Fédro de Anguloy 
^pMPeon gnm coiMitaiidii^ padeció mudios ü?«iba|Oí» y p^seeuciones, 
poeák^^ Aeh^roa tffloibieft los padres de la provincia de Chiapa 
eoníStt»fel¡d(»és sobre la ursina materia* M preoldeiíte, con^náa 
Hk'^msOkrt mpé 38, eni^ié á amella pi^rvinela; á Gonzalo BIdalgo 
de Wamiesttáyotf que lle^ a Ciudad Real por la pascua de Espfrilhi 
HMf de Me aSbde 49, como otro espírtlo coosolador, para sacar 
los^aAi^os indios del dia*o cautiverio enq^ estaban. Noserámtiy 
dtteUtdso oreer d de^coneodo tan grande, y lá añiolon que «^te 
Üátn^aáloB^españoteSi porq«e dborrarieí» kisesdatos, era qnt- 
taEries iiuiliiidenda», la auloridady la honra, la comida y el ser. IP 
aarém^dendl ardías con el Juez> como con los r^giosoí», para que 
e»t» HA s« d^timse, ó que sdo fnese ki liNrtad de Ids indios de 
nonotee^ ó qoe si no era posible se dilatase d negoeio« L^ rdiglo* 
0M,i4tíidod diatan deseado para ellos, y el ^ol que ^Effianeda á 
lá flü«a^ c^írraban los oidos á los m^os^ y anlmabim ^ jaez, annr 
^ne no tím mcoiester oon^l esta dillg^da^ Ahorránronse pnés^ todos 
lOi efidffVos, y pna^ronse en libertada 4|ue viéndose libias daban 
lodói salMi de placer, y b^deeian 4 Dios,^ y al 1^, y á los padres 
-qoe tal dia les hablan trahido. 

.'^ñááím laifdiien las m«get«» sometidas á ki servidtHniM-e de 
MMMendaeoóo tos homtoes»^ de modo que euáixdo meiba^ el 



serviciQ personal de t^sast^nabodas y lapi^a^á qoe (¡ttíbm 
tidos éstos, se reprendió también ^ goe padedan^a^piellasr y^iftientf 
muchas sacadas de él como los hombres. SdorzíUQO, «a la poUtist 
ind. lib. 2 cap. 7, dice: el jnesmo año de 1549^ se de^adid .fte» 
cédala á la real audiencia de Guatemaki, en quesenoluiy.pRQblp^ 
ben las durezas, y e^esos de otros encomenderos, qpsiáJaaiiag»^ 
res é hjjas de sus indios ciicomendados, detodan en sus. leaii^ 
como en cárcel privada, para que les hilasen y tq'iMen, ó.hi<^ 
s^ otra^ obras, laborea y servicios, como si iueran esdayas s^y«8«. 
Remesat adviorte que en Chiapa, cuiando fueron ahorcados ios es-^ 
clavos,. se pusieron tambim en libertad los naborías y las amas, y 
todos los indios que estaban en las casas de los. españoles, y ea 
las estancias é ingenios de azúcar y grangerías; y añade, ^pn^ vlái^ 
dose desembarazados, daban saltos de placer como los otrosi» 

A tieiQpo que se abdia el servicio personal de los^ indios enco - 
menc^a^, se trató de tasar el tributo que debían dar á sus éneo? 
menderos. Remesal añade que el lic^ciado Cerrato dio pnnisio** 
nespara que se tasase de nuevo la tierra, y que hecha por «1 comi- 
sionado en Chiapa la tasación, parecióle, que para la pu|)licacío|i 
de ella, se juntasen los indios de toda la provüicia en Qndad fieal« 
los 24 de agosto, porque todos la oyesen, y fué tanta la muche- 
dumbre de indios que acudió á la ciudad, que no cahianpor Jas 
calles, ni en la plaza, y los campos se. cubrían de ellos, como de 
yerva. Estando ya para publicarse la tasa, sábado á los %4 de fl^o»n 
to, y los ín<JiQS con la ansia de oirse relevar de tantos y tan pesa<- 
dos tributos, acataron los españoles, que ora dia de San BartcAo** 
m^ apóstol, acordáronse del señor jot^po don fr. Baitolomé de las 
Casas, á quien atribulan todo aquel estrago, y acudieron á snidi? 
car ^\ juez, que siquiera los consolase en que no se publícasela tasa 
aquel dia, para que no hubiese algún historiador misterioso que 
sacase de .allí algunas moralidades. Al otro dia, d(»ningQ, se pu- 
blicaron las tasas; y al siguiente, lunes, comenzaron á darlas, ya? 
pé^ai^ las hablan recibido los indios, saltaban, Qsiai^ delaspa* 
nos, alegrábanse unos con otros, reíanse entre sí mismos, llenos 
de placer, por verse desembarazados de tan intolerables cargas eo- 
mo habían ^irfüdo, y ya desde .entonces se pwantótian prosperidad 
y riquezas. .» 

Por la ord^amsa 38 de las nuevas leyes estaba mandado . que 
los encomenderos que hubiesen da4o mAlos tratamienjtos A^mt fXh^ 



«MléiüáftdiMí, héd&a f^riVaflos de las encomiendas; y tratándose dét 
c<an|fijniento déélla, comenzaron los españoles á concertarse con 
Ite inflfosy j éf agaHésloS agravios que les habían hecbo; otros 
Itt'kalifen hédio tantos, que sabían iser imposible todo concierto. 
€mí qÉe al "An )üeron privados de las suyas está vez en Chiapa diez 
y seis ^pañoles, que menciona el propio Remésal, á saber; Fran* 
dscb Ortez, Cosme Zarans, Antonio de la Toíre, f^iandséoDomin- 
gueZy Pedro Moreno» Antdtí Sancliez, Luis Medinilla, Liiis Masa- 
riegos, doña Catalina de Masariegos, Andrés Bénavente, Jüaú de 
Arandá, Gonzalo Dóvalle, Diego García, Diego de la Zarra, Alon- 
so Martin y Pedro Sólórzaho. Hablando todavía de los encomende- 
ro$, prosigue él mismo escritor, muchos salieron condienados á res« 
titudon de gran suma de dineros, y para otorgar el Juez algunas 
apelaciones, conrideró prudentemente, que aquéllos eran delitos 
antiguos, y de gente que en los tiempos pasados no había tenido 
ñtero httey ccmiunes en toidas las Indias, y quizá mayores en Guá- 
téiüala. 

Herrera expone, que porque el adelantado de Yuóatan, don 
Francisco Montejo, se retenia los indios, que conforme á las nuevas 
leyes no podía tener como ministro real, se ordenó, se le quitasen, pa- 
ra qué lá ley fuese cumplida. Así mismo se previene al presidente 
Cerrafó, refiere este escritor, no consintiese echar los fndiosen las mi- 
nas en )^rovincias de Honduras, Guatemala, Nicaragua y Cbiapa; y 
i^etampoco se cargasen. Remesal expresa, que se puso en ejecu- 
ción ésto último en Chiapa; y desde estedia, añade, cesaron del todo 
IdÉ'fnffios de carga. £1 español que tenía en su casa 40 y 50 in- 
dios de servicio, y otros tantos en sus haciendas, dentro dedos días 
comenzó á rogar jr pagar un indio que le trajese agua y leña, y u- 
sar el mismo modo con la india que le avia de mazar el pan. Para 
el indio ya no avia llamarle bestia, perro, mastín, pinge, ni azote 
ó palo: ya era mano blanda por el rostro, destramalle el cabello, y 
llamarle hermano, hijo, tata: pedirle perdón de lo hecho, y pro- 
meter enmienda para adelante. Esto pasaba en las provincias de 
Guatemala en i 549, á tiempo que en las del Perú obtenían él pro- 
prio año su cumplimiento las nuevas leyes. 

No se sabe d tributo que fué tasado en esta época á los natu- 
rales de estas provindas. Solórzano lib. 2 cap. 20 refiere general- 
mente, que en una provisión del emperador Carlos Y, despachada 
^ea Zaragoza á 9 de dideínbre de 1518, se mandan pagar tres pe- 



yoces^ U, basta qaeU^fü^en i& 20 f 3(toeA?z Ub. a cap, |7, 4^^ 
lando i Fuentes, «aq^me: ique por el m^ 4e 3$e)i sfoj^efiipdpr MAf 
áfímáo 3 él oUspo Bfam^quio^ por disposic^oii parti^ar 4e ter^ 
na gobemad^a, hiderour^ja eQ lo$jbrib«tQS 4e estoiAe Cr|#«efl9a^ 
la enma^d^ 90 o^ castróos d^ oro; «m9 ik> axpiseaa la jfca^ii^^a 
becba ^olónces. En ft i!ap, 19 cefl^ie el v^mo ^évmno,.qj\9 m 
una cédula ¿te 3 de febrero dp U49, y en otr^i de 29 de set^e^^rü 
de I ^^9 ^e ordena tasar los tributos, Usa míifmQMm mff^V^p 
de la tierra, ó ^Mos áfi h labor de ^s «(^os, ó p9^ e;ii u)»o y 
pfiffte m Ñ^, según la proppi«ío» dp la tierri y de sus hftbita^r 
tes* Nota jasí mismo -este es^itw e» ^ cap, 20, gue ^f\ IferúnmT 
^ Tió jii entendió; que á las mugeres se cargase jributo algu»oi 
lenb^olas p^ libres y exentas de éh como lo son d^ los dornas 
eargos y oficios; pero en casi todas l«s proyiucias deNueya-TEspaña» 
dioe^ ftstéjas^tftdo y ^probado por .cédulas reales, que las muger^^ 
los paguen; salvo, añade, que algunas pagan solo la mitad de lo 
qiw feítk tasado, y mandado que pagu^ los boml^e^. Ea estas 
provincias estuvo el se^o débil sometido á semejante gravamen, 
«le^im parece de c^iito del año de 1549, despachada á la audiai* 
da de Guatemala, la cual apretadamente prohibe, que m.aun lop 
^acomenderospiaecto i^cerrar las indias en corrales, para que hir 
ten y tejan la ropa de .algodón que baP de dar de tributo, si^ que 
«D sus casas io bagai^> y eJlí enti^dan en e}lo, de manera que no rer 
dfeao, Jim}m b«g* agravio alguno. Aun dejfi méw>9duda otr^ 
<:édoIa de 5§ deinayo de 1573, qjue dta ^ c5ap..?o, ies(a#a ta^ií^fli^ 
dice, á esta aui^ncia, en que se de(dai;a^ que loi^ y^^xues ^QQayni^ 
de ^ mo»y las mu^ces de $0 dejen dei tpributar. 



CAPÍTULO 19. . 

Ha^ /entonces los jndígeuais encomendados que se reputaban 
10>res en di^recho, sus mugeres é Ujos, ^us faiBtflias,^ lios pud}los 
mismos encomendados que componia^i la im^ genial, do tenían 
otro juez, ottp superior inpodiato, que los iCn^omendc»^ eapato- 






♦46 CAFÍTÜtO XIX. 

Avilez y Serrano de San Miguel, otra contra Cristóval Ceiam dé 
San Ssdvador, otras contra Lope Molina y doña Francisca Molina 
de Guatemala» otra contra Juan de Orduña de Chíapa, y asi otras: 
unos son privados de encomienda, otros multados, y & otros refór^ 
madas las tasaciones. A instancia del oidor Herrera se creó. fiscal 
defensor de los indios para el auxilio y seguimiento de estas causas, 
y fué nombrado el licenciado Orti;^, ab^ado de esta audiencia, que 
aprobó el rey. 

Herrera trata este punto 5, 5, 9, andando el año de 33, y eott 
respecto á Nueva-España, dice: los bonibres descontentos con la 
tasación de tributos que se habia becbo por este tiempo, y sentidos 
de que ya los indios sabían pedir su justicia, enviaron eü nombrte 
de las poblaciones de castellanos un procurador á Bspaña, paraqUe 
pidiese remedio de muchas cosas en que pretendían ser agravia^ 
dos; y entre ellas era una, que el presidente Ramírez y los ntievós 
oidores suspendían las encomiendas y las ponían en corregimientos; 
y como los que tenian los indios criaban ganados en sus téntiinos» 
y los corregidores se los echaban dealli, eran forzados á vebderlos, 
y perder en ellos. En España se consideró necesaria la mstítucion 
de corregidores, asi por esto, como para que reprimiesen Ids exce- 
sos de los mismos indios entre si, y se pidió informe de' cuantos 
corregidores habían sido proveídos, qué 'salarios llevaban, y qué 
Aitilidad se seguía de ellos: con lo que á los dos años, es dedir, el 
año de 35 ya se ven puestos muchos y prescritas las instituciones 
que habían de observar. 

Juarros trat. 4 cap. 19 advierte, que recobrada la ciudad de 
San Salvador de la invasión de Pedradas el año de 30, puso en 
ella Alvarado teniente de capitán general, y justicia mayor; mas 
ésta filé providencia militar y transitoria. Solórzano lib. 5 cap. 3 
refiere, que en cédula del año de 36 remitida al Perú, se manda ir 
estableciendo corregidores; pero no aparecen, sino al cabo del tiem- 
po, primero el del Cuzco, y después el de Charcas. Es el motivo 
por qué el p. Casas, en el memorial de la destruicion de las indias, 
escrito por el año de 42, decía: México y su comarca está un poco 
menos malo, porque alli, y no en otra parte, hay alguna justicia. 

En el propio libro de votaciones de esta audiencia, se advierte 
que por el año de 45 se dieron en corregimiento unos indios de Trvh 
jillo á Cristóval Guevara, y poco tiempo después á un don Cristó- 
val los de Copelet, al liccendado Villalobos los de Tencóa y á LuÍb 



y 



f' 



ESTABLECIMIENTO BE CORREGIDORES. k 47 

Pérez, los que teñía el tesorero de Gtuitemala; y aunque solo deno- 
ta un encargo de recoger los tributos, sí parece que incluía ofick) 
de jurisdicción, porque en cédula de 8 de-novlembre de 50, redao^ 
tada en la ley 3 tít. 2 lib. 5, que ordena el ei^aUeeimiento de cor- 
redores, así lo supone, cuando dice: nuestra voluntad es que lo^ 
pueblos de indios acomendados sean puestos debajo de la juris- 
dicción de los corregimientos y alcaldías mayores, a^udicando á 
cada uno los pueblos mas cercanos, y damos poder á los corre>gido- 
res y alcaldes mayores para conocer civil y criminalmente de todo 
lo que se ofreciere en sus distritos, así entre españoles, como en- 
tre españoles é indios, é indios con indios, y de los agravios que 
redbieren desús encomenderos; y que se les dé instrucción dejo 
que deban hac^, según lo mas conveniente á cada provincia» En^- 
tre tanto aparece mandada establecer por el rey, alcaldía mayor en 
Nicaragua por real orden de 9 de setiembre de 51, que dice así: 
nos somos informados, que en la provincia de Nicaragua ay falta J^ 
de justicia, y acá ha parecido bien, poner allí un alcalde mayor, / 
que tenga en justicia aquella tierra. Otra se dio en 9 de diciembre 
siguióte, ]^ura igual provisión én Yucatán. 

Eemesal lib. 4 cap. 13, encareciendo las trazas que por este 
tiempo se daba d emperador Garlos Y para el buen gobierno de 
las Indias, dice: se criaban audiencias, presidentes y oidores,. no/e* 
vas. gd)emaeiones, nuevas alcaldías y corregimientos. Juarros^ M- 
blando del presidente Cerrato, que lo fué des^ mayo de 47 hasta \ 
enero de 55, dice: también estableció y formó los corregimientos, ' 
f eñalando los límites dé cada uno, y nombrando corregidores. Lo '\ 
<;ual, aunque no pueda entenderse de una operación concluida, si de- 
be conceptuarse de una plantación comenzada. Por el año, de 59, 
«e conoce que habia ya otros corregimientos, puesto que en cédu- 
la de 16 de abril se veda a la audiencia proveer alguaciles en ellos 
porcorresponder, dice, su provisión á los propios corregidcores; . y 
en otra de setiembre siguiente se le inhibe asimismo enviar á 
tomar residencia á los alcaldes mayores, proveídos por S. M. á cau- 
sa de suspenderse con ella una autoridad de concesión suya. En 
votaciones del año de 58 suena alcalde mayor de la Trinidad A- 
Jonso de Paz, y en cédula de 18 de julio de 60, ál art. 3«, se da* 
por Informado el rey de que al alcalde mayor de Acajutla se habia 
dado jurisdicción sobre San Salvador, y al de Ucelutlan sobre San 
Migud, por no haberlo en estas villas, y que convenía poner otro 




'C<, 



ea TiúMuseo y Chiapa: e& él art 4<» STiía qne^stá provisto d dr« 
Quijada alcalde mayor de Yncataii; y en el^^SjreAere la misma eé» 
dula que habla corr^;ídor «i Nieoya, y en Nicaragua estaba á la 
sazón de alcalde mayor d lioeiieiado Ortiz. En real orden ds 17 de 
setiembre inmediato, se califica de surda la administración del ca- 
cique don Juan de Chamelco, gobernador de la Y erapaz^ nombra- 
do por S, H. y ordena se le ponga asesor; y ya en otra de 2S de 
noviembre de 01 se refiere, que el prq^ Chamelco vino á la eapi* 
tal, y pidió alcalde mayor á la andienda, la cual estaba en ponerlo^ 
y d rey se k>apnieba: en d art. 6» de la misma orden desapmeba 
se haya extendick) la autoridad de k» dcaldes mayinres comarca- 
nos sobre San Salvador y San Miguel, ordenando se dgan gober< 
nando estas villas por alcaldes ordinarios, como hasta entonces, y 
en el 7» tiene á bien estén provddos idcaldes mayores en Soocmus^ 
co y Honduras* 

La provincia de Gosta^Bica no existia entonces ;porque cono^ 
dda primero por una pordon de la provincia de Castilla de oroy 
y conquistada por Pedrarias, no pudo después ser conservada por 
Barrionuevo, su último sucesor ¿n día, ni reconqukstada pcNr Fe» 
Upe y Diego Gutiérrez sus nuevos conquistadores, oUieniendo úni« 
/> camente el pequeño distrito de Cartago, en que foó fundada la 
--^ dudad de este nombre, hasta pasado^ 16 a^os, en que iq[iareceel 

' ^ resto como una parte de la provincia de Veragua en d art. 12 

^:'.} , de cédula dd año do 60^ que va. citada, y dice asi: la provincia 
;^ -i de Veragua, que por otro nombre $e llama nueva Cartago, es ea 
ese distrito, ydé dos años á esta parte se han venido de pazimos 
indios comarcanos llamados Chomes, los cuales han s^o bien re* 
galados, y se les ha proveído de iglesia, sacerdotes y ornamentos 
y de alcddes y de otras cosas importcmtes á su cristiandad y po- 
lida; y ademas de esto» por españoles que han estado y han andar* 
do casi toda la provincia de Veragua se tiene noticia de haber en 
ella mas riqueza de oro que en otra parte alguna, y que hay pocos 
indios y éstos muy derramados, y que fácilmente y sin guerra se 
podrían traher de paz, y por la parte de Nata, la ha poblado de 
érden nuestra d capitán Francisco Vasquez. Este addantado, ob- 
teniendo primero sucesos fóvorables, y sufriendo después reveces, 
tuvo necesidad de socorros de Nicaragua, con que se adelantó sa 
reconquista, la de varios distritos entre dios un puerto llamado hoy 
de la Caldera^ á que en auto de encomienda de 29 de marzo de 



\ 






ESTÁBLECmÍEinrO W 4XAEEGID0BES. 4 49 

1(^51, se refiere haber tomado en su prindpk) el mnaobre deLttnd^ 
éhOy en honor dd presidente que entdnces gobernaba. Bcjaráiio, 
gdNmador de Veragua, en infome dado en materia demisiones al 
ayuntamiento de Guatemala» en 15 de setiembre de 1775» eseribe: 
f odo ñqad terreno» montimas» ríos y quebradas es abundantísima 
áe oro^ sin necesidad de trabajarlo en las minas» sino lavar las üeiv 
ras y arenas de dichos ríos y ^ebrada^; por lo que íÉé numeroso 
y grande el comercio de gentes ultramiffinas qtte coiKsunrieron y 
de quese derivó el nombre de Costa-Bica. La importaiidade e^ .. 
provincia se vé ya en cédula de H dejidiade lieo^en qué declara / ) v 
el rey al presidente González la facultad de eonferfar los eorfeglttie&- 
tos y alcaldias mayores» eeeptoando las goberüaeiones déHondu*- 
ras» Gosta-Bica y Soconusco* 

Expresa tand>ien Bejarano en d informe» que conquistados ett 
este territorio los cavecarasy vezdtas» se fundó míos Iknosdelrio 
de la Estrella» la dudad de 3antiago de Talamanca» distante de 
Cartago 2^ dias de un camino real que hadanmüchos y grandtíi 
pueblos; y luego dice: en ésta habla un castiUo, UamadoSan Ilde^ 
fonso» con la correspondiente guamidim de tropa» que custodiaba 
dicho rio de la Estrella» por d cual subian las en^rcadones que ve^ 
nlande España» conn<mibre de registrosy se «narraban en el da- 
tado castillo. Otro informe anónimo» de la misma dase» refiere que 
en esta dudad y fortaleza haMa gobernador sugeto al gobeímador 
ganara! de la provincia: es dedr» lud>ia otro alcidde mayor proviso 
to por d del reyno» y subordinado al del territoVIo; y añade: los 
primeros españoles trasegaren aquellas eminaitra c<N:dílleras» a- 
bdendo caminos» que aun hoy existen» para penetrar con muías 
aquellas fl«igosidmas tierras: causa adnriradon ver como por unas 
cuchfllas, cuasi impenetraMes» profundizaron sanjones para el trán- 
sito de muías» que scdmnente el creddo interés que tendrían» pudo 
empeñados en abrir canünos tan difíciles y dffatados. En otro dd 
obispo Tristan» de 18 de marzo de 1783» se expresa que en lamis^ 
ma época fué fundada» ademas de otras villas de españoles» la fa^ 
mosa ciudad de Esparza» cabeza entonces» dice de todala provin- 
cia; y por consiguiente» residencia de su gobernador. 

E^ cédula dd año de 1560» que va dtada» deda el propio mo^ 
Barca» art. Z^t porque quiero saber como se gobiernan al presente 
los pueblos despañoles» d es por alcaldes mayores» ó por alcaldes 
oedinarios de dios mismos, enviamos ds reladon partlcidar de to- 






*I80 GAPÍ'rüi.oxix^ 

do elloy y de como haceá ms oficios las didias justicias, paca que 
visto se provea lo CMiyeniente/ Sin duda, pasado algún tiempo, 
cuando pareció ya asentada la autoridad de los cabildos de indíge^ 
ñas y de sus gobernadores, ñié ya conveniente, según la cédula de 
f \9f permitir el establecimiento general de corregidores en los pue- 
blos grandes áe ii^genas, y el de alcaldes mayores en las vilte 
^1 de españoles. Entonces tamMen, las alcaldías mayores que toiiaa 
''^~^ bajo de sí corregimientos, ó puertos, pasaron á titularse gobema*- 
V^ dones: de lo cual adsten indicios. Lareal orden dé 23 ^marzode 
.61 , diríjida al alcalde mayor de Honduras, comienza así: nuestro 
gobernador de la provincia de Honduras; y le encarga el apercibi- 
miento de los puertos, y resguardo de los corsarios franceses: dtcn 
' de 2 de enero de 69, previene al presidente gobernador del reyno, 
cuide de que el corregidor puei^. por él en Nicoya, guarde sul)or- 
'dinacion al alcalde mayor de Nicaragua, que tenia á su cargo ór- 
denes para aquellos puertos, relativas á la via del Perú. Entretan- 
to, la creaci<m de corregimientos tuvo sus linMtadones. Andando el 
fmo de 75, se pusieron corregidores en el pueblo deTecoluca, y en 
la villa de San Miguel, que fueron re^tidos y reclamactos, según 
aparece en cartas de la ciudad de San Salvador, de 17 de marzo, 
y déla misma villa de San Miguel énl9 del mismo, escritas al a- 
yuntamiento de la capital, para que coadyuvase en su defensa. La 
exención del propio San Salvador si terminó en esta parte. De au- 
to acordado de justicia de de diciembre de 85, resulta que á la sa- 
zón no solamente babia alcalde mayor en esta villa, mas tamMen 
que lo babia sido Alonso de Navas. Y así en este tiasipo d^e dar- 
se por concluido el establedmiento g^eral y distribución de los cor* 
regimientos, alcaldías mayores y gd)erDadones del reyno. 

Juarros tr. 4 cap. 8 asigna la división del territcnlo en 32 par- 
tidos y provincias, aunque pudo llegar á 33: á saber, catorce tí^ 
Guatemala, siete en Nicaragua, seis en Gosta-BiCa, cuatro en Coma- 
yagua, uno de Chiapa y otro de Soconusco, en esta forma. En Guar 
témala, San Salvador, Sousonate, Verapaz, Sucbitepequez, Amati- 
tique, To|onicapan, Quezaltenango, Atitan, Solóla, Escuintla, Gua- 
V zacapan, Ghiquimula, Acasaguastlan, y el Valle. En Nicaragua, 
J el del propio Nicaragua, según parece hasta Granada, Nicoya, Rea- 
lejo, Matagalpa, Monimbo, Cbontales, y Quezaltepeques. En Costa- 
^ Rica, Cartago, Talamanca, Quepo, Ghirripo, Pacaca, y Ujarraz. En 
Honduras, Comayagua, basta Trujillo y Puerto Caballos, Tegud- 



ESTABLECIMIENTO DE CORREGIDORES* k^ 

galpa, Minas de Zaragoza, y Tencóa.'£n Chiapa, el propio Chiapa, 

y lo mismo en Soconusco. Venían i^endo cinco gobemadones, á 

saber, Guatemala, Nicaragua, GostarBica, Honduras, y Soconusco: 

hueve alcaldías mayores, á saber, San Salvador, Ghis^pa, Tegucigal- 

pa, Sonsonate, Yerapaz, Sudiitepeques:, Nicoya, Amatique,y las 

Minas de Zaragoza; y los demás eran corregimientos. De todas 
proveía el rey ia&jíeiiloo gdE>emadc9ies y las seis primera^, alcaldías 

mayores, según advierte Herrera descr. . <mp* p^núlt. L^ dfSmas y 
los corregimientos, añade Juarros» eran de provisión de Jos precÁr 
dentes, á ecepciondd Valle. j : * 

Fué esta umi eeepdon entonces barto^ni^labte. Méxieo, euenl^ 
Herrera 5, -5^ la, i^iénas habiaobtenido elano<de33» quesus.jfmh- 
tkias'Oi^dinacias tuviesen jurisdicción en la ciudad, y dnco l^uas 
al^edor, y según parece del epígrafe de la ley 3 tít. 8 lib. 4, ésta 
«e exteoíidió en el año die asi á quiíice leguas* No i obstante, así esta 
capital como la de lima, tenicoi corregidor, que era, expone el muh 
moHerrem, de provisión del consejo, y lo tuvieron, dunmjted si- 
^o 16, hastst prindpioft del 17, en que se quitó en eUas. este oficio^ 
•refiere Solórzano lib. 5 cap. 1 , primero en JLima< y después en Méxi- 
co. Entretanto, la capital* de Guatemala, ni lo habla admitido, y 
-extendía su jurísdicdim á muchas mas legaaa« Sdórzanolifo. 2cap. 
*2l, hablando en general explica la necesidad. que hubo desde d 
<prindpio ide poner el aobro de los tributos á cargo de los corregido^ 
res, inhibiéndolo á los propios eneomen46it)s; y añade, que cuando 
algunos de eUos obt^úan merced de cobisrlds por sí, todavía que«- 
^aba inspección á los. corregidores; pero en Guatemala no se ad- 
-vierte^qoe necesitasen privilegio: los propios encomenderos por sí ó 
.por sus encomendados y administradores cobraron siempre sus tri- 
butos; y según expone Juarros,los. corregidores solot^ian á su car* 
go d cobro d^ los que pertenecían é la corona; menos en el Valle de 
la capital, d<mde incumbía á los oficiales reales. í 



v^ 



r 



^52 

CAPltülO 20, 

Jomada del soliemador de la Terapaas 

al IiaeaitdGii* 

^tretanto que Casas en Espada se habla indemnizado y vela- 
ba sobre el cimipllniiento de las leyes en Guatemala, y lo demás de 
las IndiaSy sus contiendas no calmaban acerca desu Bbro peniten* 
dal; pues aunque el consejo quedó satisfeclM) con las treinta pnn 
posidones que presentó, no así sus poderosos enem^os, que em- 
pen^idos en dar mala idea de su doctrina, encontraron en el doctor 
Juan Gines de Sepúlveda, un sabio de reputadon, que emprendk^ 
se probar haber sido justas las guerras hechas á les indios, y que 
el rey tenia derecho, para mandarlas hacer, si resistían á sus intimat 
ckmes. Como el consejo de Indias negó licencia para la impresión 
de su tsratado, acudió al rey para que la diese d de Castilla, quien 
oyendo á las universidades dt Alcalá y Salamanca, tampoco acce- 
dió á ella; y aunque se imprimió en Roma bajo otro título, por me»- 
dio dé un amigo suyo, Antonio Agustín, auditm de la Rota, Cádos 
V prohibió su introducción en España. No obstante, el autor com«- 
puso un sumario, y esparciéndolo manuscrito, ftié acojido con an- 
sia, por todos los partidarios interesados en poseor dn remordi- 
miento las riquezas de las Indias* 

Casas, que conoeidel peligro de su propagadon, le opuso un 
nuevo tratado, rdmtitíido sudoctrina. Las memorias de anAos an^ 
tagonistas exittfon una espede de fenñaatadon, lleguido ellas^ á 
ser d objeloáe conv^rsadon en todas las ocurrendasy sodedaden. 
En la corte se dividió la opinión, apn^ndo unos el sistema deSo- 
púlveda, y otros d de Casas. Sfendo el punto de los mas impor- 
tantes en la moral, d emperador convocó en Yalladotid el año dé 
50 una asamblea de prelados, teólogos y jurisconsultos, que dis- 
cutieron en presencia del consejo de Indias la licitud de aquellas 
guerras. Hizo su exposición Sepúlveda, y la hizo Casas. Sepúlve- 
da presenta objeciones, y Casas contrapone réplicas. El triunfo que- 
dó por el segundo: acabó de desimpresionarse de él el consejo; y la 
opinión se deddió contra las guerras, los esclavos y los repartimien- 
tos, y las riquezas adquiridas por estos medios, que era su intento, 
y el asunto de sus reglas penitenciales: las cuales, dice Herrera en 



aP. XX. — ^JOENADAS Áfi LAaNDON. 4 55 

A cap. final de sos décadas^ mandó el rey fuesen guardadas, como 
hablan sido establecidas en la Jcmta de prelados convocada en Mé- 
xico pcnr Tdlo. 

Exponiendo Gasas la industria de coaquistar sin guerra, querisi 
que religiosos entraran en el pais, para predicar el evangelio, y ser 
recibidos voluntariamente, para que se Ocupase en hacer la reli* 
gfon amable, y disponerios á reconocer la soberanía de los reyes de 
Castilla, sin perjuicio de la libertad, y de las propiedades de los indios» 
conformemente á la bula de Paulo III, que habla explicado el solo 
y verdadero sentido de la de Alejandro VI; y si los indios ño que- 
rían recibir voluntariamente los religiosos, la sola cosa que le pa- 
recía permitida, era levantar fortalezas en los países que se hubie-^ 
sen ya sometido y pacificado, y que fuesen vecinos de otras provin- 
cias, todavía independientes, á fin de poderse, por aquí en relacio- 
nes de comercio y amistad con ins habitantes. Mas adelante dücé: 
que comiencen ésta santa empresa enviando á los idólatras otros 
üidios convertido^, de quienes ellos conozcan la fidelidad. Esto es 
lo que hidmos los padres dominicos y yo en el pais dé Guatemala, 
en donde convertimos un grande número de habitantes, sin qué la 
paz ñiese turbada; ventaja que le valió el honor de ser nombrado 
por su magestad ía provincia de la Yerapaz. 

No tuvo igual éxito la entrada del p. Vico en el resto de Tesu- 
luUan, contiguo á esta provincia por el norte. Este religioso y el 
p. La Torre, ambos dominicos, hablan determinado ir á conquistar 
estos labios po)r el mismo tenor que se habla ganado la Verapáz, 
y poniénddlo por obra, llegaron á las primeras raneberf as eñ él año 
dé 50. H pí. Vieo' especialmente era muy capa¿ para hacerse enten- 
der de aijúéllós naturales; porque habla hecho estudió páilieülar 
del Idioma. Hacia tiempo, cuenta Remesal 7, 14, qué hábia escri- 
to para que otros le aprendiesen una arte deí modo de lá latina, 
tan coiicertadá y ordenada, que no le faltaba decliidacion, conjuga- 
ción, tiénq^, clases de verbos, formación de tiempos, nombres, 
verbos y adverbios; como taiiibien un vocabulario muy copioso, 
aun dé tas dicciones obscuras y poco usadas: escribió asimismo 
muchos tífatados en las lenguas de la tienda, así para enséñstnza dé 
les nátürsSés, <k)mó para los otros sacerdotes, entre ellos úha teolo- 
gÜGk de indios: designó hasta los idiotismos, para preservar el uso de 
^ó^ dé bA^piédaá. í)emas de esto, trbbó para cada pueblo mü- 
<9ias coplas y" verSós en que escribió todo la vida dé Cristo S. N. 

TOM. 1. (20) 



dft toB apóírtK^ y nvQcbcs. ^dutai^ e9pe(áalmente pAtranes de la» 
igI^ia9,.|D«ra qui^ lois totU^s loa caBtfusoí en 3¥is fictas y b^tó^^,. 

Los habitantes de esta primera ranchería y de qtr^^iie le, sen 
gutoespocddas eQ.la cqmarca, sepn^taron á dcí^ar la idolatría, 
y abrazar el erlstianiismoy hasta hacer «Ati^ga A^ sus ídolos, :I4e-, 
v^ndQ, pues» los padres muy adelaj^te su ocupación, refiere el pro-, 
pió escritor Itt^ 9 cap. 3, dos indios délos que se . est^ban»Jins^« 
yendo lea avisaron una npche, que trataban upps infieles de quita; 
lies la vida, y. la aseguraban en términos, que sextavo j[>or ^erto*, 
Con todo esQy no se inquietaron ni cesaron en sus eje/cicios, y so- 
lo enviaron ainiso d^ lo que pasaba al gobernador, de la Yerapaz, 
que lo era don Juan, cacique.de Cl^^nelcQ., £1 gobernador ^n mu- 
cha brevedad se vino á ver con lo^ padres, muy acompanado.de 
gente de guerra; comenzó ¿ haoer pesquisa de la cp]\¡ui:acion, ; los 
sindicados negaron fuertemente. Los padres le r<^arQn no pasasen 
adelante: cesó el gobernador, y poniéndojles gran t^mor con amer 
nazas que les hizo, se volvió. Los padres se quedarme y^f^ntinuar? 
han su trabajo con fruto, porque los indios acudia^ 4 1& instruc- 
ción, y se bautizaban muchos; pero volviendo á saber lo poco que 
í|0 ^segaban los inQQles,.y cierna junta que so))re ms^^os halHan 
hecho, no dándose por entendidos se salieron de eii^^^^llo^. 

Pasados algunos dias, continúa Hemesal 10, 6, los padres del 
modo que se fueron, volvieron á la prinfiera ranchería, ptimpliendo 
sus ejercicios, sin hacer mansión en ella,, y de tiempo en tiempo r^^ 
petian esta visita, llegando á las rancherías comarcana)^ epqui^ al- 
gunos de sus habitantes hablan recibido razonableqiente la fé. 
Siendo prior de Qoban d p. Yieo, vino á la tierra y trabajó en ella 
mas de lo que se puede deoir, reduciendo las rancherías á pueblo^ 
ord^ados, y poniéndolos en alguna policía* Corría ya el año de 55„ 
en que volviendo al conventp e| p. Vico á objetos de su oficio, los 
indios que no estaban bien con la fé ni con la policía que les ense- 
ñaba, y los señores y principales de las rancherías roas remotas, 
que la recelaban, trataron de destruir aquel prímer pueblo, por dour 
de los padres tenían entrada á los demás y espfddas para todp, y 
matar también al p. Yieo, si lo podían haber á las manos. 

Llegó el rumor á los moradores de aquel pueblo, que entraron 
en gran consternación, y no hallándose suficientes á defenderse, ei^- 
viarcm aviso á los padres que les hablan dado la fé. Éstos se pusie- 
ron en gran confusión, especialmepte el p. Yicp, que luego dispuisq^ 



JORNADAS AL IACÁUDON. 4W 

Mds á ftivifteeer, y escojió por campanero al p. López, hombre 
robusto y YdJáetíte, bastante para tomar parte eá' üqBel apisiro. Fue* 
ron tami)iái en su compañía teíiíte indios de Cófoán, ^ára que le 
diesen algim resguardo. Sabi<^óla el gobernador, aeudió á desva-^ 
necerle el ilage, intiAéndole el peligro en que se iba á meter; pe-* 
ro mostrándole el p. Vtco el que ccnrrian los nuevos efístianos de 
aqu^ ^ud)ld, no se lo pudo estorbar; y tomó d camino en s^uf- 
miento suyo, Ueraittdo consigo trescientos soMi^os de los suyos/ 
armados á su modo. Llegados al pueblo y nO tiendo el p. Vico a-^ 
paktito de gueh*a, hizo instancia al gobernador/ que se volviese/ 
porque el bastimento debía faltar á su gente, y ser gravosa su man-^ 
sion á la comarca: algunos habitantes de ella tamMeü le pusieron' 
por achaque, q^e los vecinos ñó acudían á la iglesia pof temor de 
aquella gente: c¡on que se retiró; y todavía á tmos trduta* indios de' 
los de Goban y del gobernador ^ue quedaron, les quitó las* armas, 
para alejar tddó nM^tivo de temor, ocupándose muy eficazmente en 
sosegtar los ánimos. 

Luego que se Juzgó distante al gobernador, se alzaron los in- 
dios, y no hubo mas obedienda ni respeto; y muy apriesa enviaron' 
á llamar á los demás concertados, que se juntaron todos jueves en 
la ñodie 28 dé noviembre. Entonces creyó el p. \lco la conjura-^ 
don. Durknte la noche nada Sucedió; pero al rdr del alba, un in- 
dio de Coban llegó á avisar al p. Vico: la casa se quema, aun d 
fuego vidiédespado: dame mi espada, y vente con migo, que yo 
te doy palabra dé sacar libre á tí, y al p. López, de mas de mi) al- 
tados, que te éstaÉn espehindo. El indio instó seguida y tercera 
vez, y d padre le dijo; Hbmte á ti propio: tom» tu espada y Yá ró- 
dda*, y vete á tu tierra, fil cobanense deSémbstóó la espada, y em- 
Wazé la rodda, y como un león dando estocádlÉts y Reveces á todas 
parteé, rompió el cerco, lloviendo sobre él saetas, y ron solas al- 
gunas heridas, sé puso en salvo. 

* Adaraba ya el dia, y el p. Vico se bajó pior una puerta con 
gradas que salfá á la plaza donde estaban los alzados, y andando 
eñtire ellos le abtlan campó, porque como gentiles tenían la apren- 
sión, qtíe sisé acercaban á un sacerdote morfaiiluegd: óon que tu- 
vo lugar de etitirar á la Iglesia; pero advlr^ndo á poco qUé la 
i8Ma sé ardía, salió á fuera y preguntó á los indios ¿qué les ha- 
bla hedió' porqué lé querían mafor? La respuesta fué flecharle 
nwyi aprlestf eon 7aria: acertaron á clavarle una saeta en la gar- 



nQ^4i3ef^XQ9i;(ifltoido,ba^ qo^f^i^ Yah^i^Mflhflvato^^ 
sa^ M Pn I^fifls^ eu^.]^ ]^b«> qi^ lp9go ae qnHPt y ^vitrml^t m 

comino bácia Coba^ito resmi)d(>yeeál4eQydo fta9tasbi<^ fié%r 
4ple yapsizQje dñfvro» l^vp^c^ topfipdo w«r tiy^ 

c^ó €»jdstteta»y4ípflco5wrií^ Mw«fíWi twaWep los 4Qd|(^ j|i9r 
la YeriH^aK cpi^, qvadarm i^ooíIqis isudces, y m jmlifmí e^mm 
m ^1 calor á^ la oonjuracioiu 

]|^ sobire. los alzados^ Ilevacoo, á la ^eiapaz la oo^ia M a)z«49lp]AT. 
tp y muerte de Jos padres, como también de sus ^oooipaSeros. Lpfi 
alzadas, añade Remesal cap* to, w se ñieoon al^aodP deljwp., 
Porque luego que cometieron el ddito, don Jpap, oa^ifi^e^ 4^i\Sk 
Verapaz, ñié áeUoseon caM ioo ipdie^ de lof^jiíiyoa^ Aleáoslos 
míos montes,.y,por alguqiQsd£ispoUad$»s,< y^c^pleSv boMüa-A ^ 
modo^ y n«il^ casi a^ de.eUoa» y «ik^a^ íífi^^if»^ i^uiii^^t^ 
ió¡ deJbicer entradas y oorrfvias ^ tas pF€íl^<|i^%.Al^ár3l^$^:^ 
cb^tla, baciéndoles todo ^ fñpl qu^ le «ra posible; y dfl^ll^uy dft 
9i;dinaKip ^ los padres de Coban.qu^ no de^oansaría i^u ooi^^i 
basta qu^ ^9^ apabase ¿.todos qu venganza d^ ladfe pvjpf ^ , 
. Mi obispa Casas, en la disputa con Sepálveda, dícieal^pi^, % 
1^ indios de la Florida^ que dier(H)i la puepte al bi^aYí9iitifff)4P^ 
fr, Lhís Ótaioer, k ta'^trada del paprika en qm d$seiKii})ar(9i', é pcs^ 
dicarie^i 1^ eyangabo. Con m mue^, d^a, qniíear^ a]pdar»aej[fdf ^, 
^epnlveda; pero aproyéchale^ poco: porque aunqieie pnal^iirai^ 4\tí»r. 
ñQ^ loa frailes d^ Santo Dcqoíi^q y á S^^ Pablo con ieDp»i »OhC|f( 
adquiriera un punto de derecho mas, delqu^^ntes babia» QP^ ^P^ 
nb^guno, contra los indios. La cazón ^s, pprqpe m ^ piwfii^ ftpn^ 
dQ lo llevaron los pecadores maríneos, que d^ei^and^vialtaidí^ 
allí, comQjban a\1sadps, hm ^trado y desemba7a%daQi^2^,w*. 
madas de crueles^ tiranos, que ban perpetrado cra^dMtes^^rtr^mA 
m los indios de aquellas tierras, y as<wabrado, escancHcado^ áiin- 
fi^nado mil leguas de tierra» Por lo cual tic9oienJiM#rima>gUffiCl¡a¿ 
basta d. dia del juido contra los deEspa^pi, y^ao^ecMito liia^lari 
tianos, y no conociendo los religiosos, ni bairiéndoloa jaotts YÍ9U^: 



tflbtMh 9* ttitetoMf «dlQlkm d tn^Bugelig^ aada i&téntaiton xxm^ 
imdlof; ^?a»>i«anA^ 4sio$ ompiwilfrmí wmm poHci&í^ii attsptuN 
Vkm ps^ iaiCOnidBza; ; ista dudtelosgtriHit que^ so- stíerte habría! 
d0titoílifle5|8ftHmii la dd Vcrafazy dnide habiaI)^^tistO' qúeAl^m*^ 
B%to»eMmfad<^ íimUq» ito «itoainiecitoté lo tratadd: ^rMim^ya, 
ffgplfltíim ^iodígeoñA, teeiíj&eii vilterd» esj^oles; y qse sometr'' 
4ftla{<otiaica& e»peielet d» Chiatevmla, todttsi^ 
pof) «italbles dQ Yioatoi» duado & sns moradores malos tratamien*^ 
toS| y lonmido la nuiger de un oaciqoet no olnkbiíali gud^eHós/los 
mopans^ y paachetos soportaron todas, las YsJiacieiMs del trániBílo 
daCortéspylos eaciqncs> ae< h P OS» ^ae Tí^foa eon asombro ahórU 
satrá atMa eaeiquea mas> poderosos, y a{ gran Giatsmoz, no ore-> 
yeron que bajo los espaik>les fuesen dios mas venturosos, qué el 
flitipfiladxflrmegücano; y 9éL nd jsería remoto obtnvi&sen tánd)¡en'dis- 
oa^.los taeandones» ei^ concepto de 6asa9. 

No olMftanto: «pee lo pasmo, deblem aquí desde luego litober 
lelüdo Ittgasr el avi^ que da el propio obispo, dequelacbsá^e 
le'paseda j^omltida erii levantar ftivtiQeaa) e» li^paia ya sometí^ 
iú y pajeado: eon ^im hahiénd<dO sido diforentes ]^ud[>los, 'n^ 
pedf|lmente él primero formad por di p. ¥ioo^ nada impedía 
se buUeie diqpiMsto taadxien una población; eÉpafiohi & cobaúai-* 
se en d esnfln dedlos, que sirviese eemo de fertdtoi para su 
Mgnardo. Y sin duda, es á lo qlie láude una eéduia dé 2¿ dQ 
cMio de lSi6, transcrita por Eeraesalüb. 10 eap. 11^, que bddan^ 
de de cstoa nuevos ciistianesi de l^esuKitlan, primero reduddos y 
amenazados, y luego sediuiMos y alzados, diee: los naturales so 
Minen aj^uda de los emanóles, ni geidie de los naturales m jEh)n- 
Ma, ni adérelos de armas; y mas adelante, ellos no son ayudados 
deles cristianos espadóles, ni de Nos« ¿Qué deberá, pues, decirse 
de la vevuelta del gobernador sobre los acátenos^ con exterminio de 
aoot ;¥ qué de sas entradas subsiguientesíf Lo que se sabe es, que 
m gobernación desagradó en la corte. 

Per eslaliempo no se hablan establecido corregidores en el Pe- 
lA, y los indios y puditos encomendados pérmaneeian bajo el se- 
ñ<Nrío de los encoinendeoos: y éstos no conteniéndose con disputar 
las encomiendas por unay por dos vidas, esto es, durante la pro- 



49^ CAP. n.*--JOBÍ!IADAS AL UCANÜON. 

pia vida y la de un herédcírOi soUettaban que días fiíeseii per^ 
péAuas en suaherederos, y la i^on con que estonámñ su solici- 
tud, eran los méritos contraídos en la conquista y población de la 
tierra. El obispo Casas, que no llevaba las encoiiiiendfl® pokr un' 
instante, y mucho menos tí YcÜtfrio de* los encomenderos y vasa- 
Uage de los encomendados, esóriMó e\ año de 55 á Gaitanza^ con- 
fesor del rey, después arswbispo de Toledo, lá carta que corre en 
la colección de Llórente, en ct^e Hace la rei^stencia mas Ttvt ése* 
majante concesión, oponiendo, que los que alegaban servidbs, no 
híMan hecho sfaio deservicios á Dios, al ky y á la tierra, que no 
deUan recibir premio por lo que mereéian castigo; y diré, añade, 
qué el rey será rigurosamente ret^onsed^le, por nó haber castiga- 
do estos asesinos. Sbtérzano lib. 3 cap. 32, advibrle que ésta' 9h 
licitud de perpetuidad en las encomiendas comenzó poi'GuatemalayJ 
dcmde la hicieron los oficiales reales de este reynó, desde el año 
de 80. 

En el siguiente de 5B ya fué otrala contienda en materia de^ 
^comiendas; porque se pretendía su venta, según expone RémesaA* 
lib; 10 cap.!24. En d año de 1556, dice, ^eneitó -grandemente el 
Sr. d. ñr. Bartolomérde k» Casas, su ofido de padre y protector de» 
los íuBáoB. A causa de que dando mucha priesa d principe don Fe-^ 
Upe U desde Inglaterra, donde estaba con }areyna Marta, que le* 
enviaseh dineros para irse á üandes, querian vender &k Bspate 
los hig^trer de abadengo, y en indias las encomiendas y lugares de- 
repartimiento. Opúsose á este arbitrio con todo valor nuestro dii»-^ 
po de Chilla, como defoisor de los indios, impidiendo la tal venta, 
como medio eficaz de acabarse las indias y destmürse de todo pus^ 
te los naturcies de días. A este tiempo refiere Llórente un tra- 
tado dé Casas, que indnye en su colección, sobre lá inenagibüidad 
de los subditos, y de las dudades, villas y togares, en que dentii 
los príndpios mas luminosos dd deredio público; y hablando de 
la potestad real, en d § 5, dice: hi voluntad libre de hiüadones 
la única causa efidente, el sdo prindpio inmediato, y la verda- 
dera fuente de la potestad de los reyes y príncipes; y ied § 9, aña- 
de: el temor del pueblo y el aparató amenazante dd príndp^, im-^ 
primen d carácter de múldad en todo lo que parece consentido. El 
redactor admira quese produjesen tales espedes en aquella époc^»- 
y en el reynado de prindpes los maá absolutos y poderosos. 



1 A -tw 

CAPITULO íi, 



.! J 



..1 



Jíoriiada del oidor Quiñones al proploi 

láaeaiidoii. 



; 'I 



I^ cédula transcrita por Remésala lib. lOcap. ll^se refiere^ 
que por el año de. ^2^ destruy^on los indios de Puchntla y. Aealá 
uH' pueblo quince leguas distemte de Ciudad-Eeal: que .no chaina 
año que no hiciesen iguales d^ños en pueblos comarcanos.ya sug&r 
tos á la ccmna, y que de dios llevaban ya destruidos ubq& catolice; 
de que dada queja á la audiepeia, no. puso remedio, , contestando 
que le estaba vedado hacer guenra á los naturales: con que otros 
pueblos amedrentados y amenazados, viéndose i$m.defei)sa ni proh 
teodon se hablan alzado también y unídose á los infieles^ Por lo 
que el año de 56, en capítulo celebrado por los pp. domíniQos en 
C^ban á 8de mayí), se propuso, cuenta este esedtor cap. 9, entre 
otrajsdudaala siguiente: ¿Si ahora es lícito, á nuestro, rey hacer 
guenra i los indios de Puchutla y Lacaudon? Kespondieron, dice, 
tos 4niseriQ(Nrdiosisimos y piísimos padres y que. en gran manera 
amaban á los indios: que no solo le era lídto al rey hacerles guerr 
ra,.8ino que en conciencia estaba á dio obligado, y.para defender, 
á sui$ subditos totalmente destruir á los de^ Lacandon yj^uchutla. 
Sepudola qu^a al rey por Casillas, segundo obispo deChiapa; y 
el rey en cédula de 16 de marzo de 1558, mandó hacer la guerra 
á los indios de la provincia de Lacandon, ordenando, qi^e sacadois» 
de este distrito, fuesen trasladados á la otra parte de Chiapa, .en 
Tabasco, que había quedado despoblada, y que loa españoles de 
Guatemala y Chiapa que hiciesen la guerra, se los repartieren y 
pudiesen aprovediarse de^us tributos, derogando por i^sta vez la 
ley dd emperi^dor que vedaba hacer guerra á los natur^es, y perr 
mitiendo que los indios que fuesen cautivados en ella, ^esen ha* 
bidos por esclavos, y. como tales pudiesen tomarlos y servirse de 
dios. Muy pronto hablan olvidado los mismos.padres, moradores 
del.pais dásico de la paz, el aviso que su esAal)lecedor dejó con- 
signado en sus escritos y de palabra, y muy bien fué compreur 
dido en México, de que se situase población, armada en la fronte- 
ra de lo conquistado para su resguardo; pero de este cai^o y facul- 
tad se dieron por ágenos loa individuos de la audiencia^ estando 



400 CAPÍTULO XXI. 

I 

caeomepdada dd gobierno y su defensa. 

E^ finóla cédula se paUicóe&Gaatemálá á 3 deenerode 59. La 
audiencia tenia entonces todos los ramos de gobierno: policía. Jus- 
ticia, hadtinda y guara, y dio todas las ordenes. Fué noúáméú 
capitán general el llcendado Peéro JRaBdfez de Quiñones, oidor de 
la násma audiencia, qae el año de 47 habia ido con la gente de 
este re^^ en assüio de Gatea al Perú. Bi^ su baid^tafe áben- 
faroa muchos españ^bes,. y entos dios algunos cabidleros l^jo^ 
dalgos y g^te t¡á¡ltí&^ de los i^aks lea principales fueron los ai- 
gniímlBS. Nioobui López de Irarraga, alguaoB mayúr dote «udk^ 
da, Knadaeo Giroa^ alferes mayor, Garios Bonifas, don Garlos 
de Aiedlano, doA FeUpe dtt ^eáimáf. Juan Vascpiea Cr^Mdo^ 
no ae expresa si el adelantado de Costa-Bka, Gaspar Arias JHpi 
Yila, Gaspar Arias Hurtado, Alvaro Dorr^o, Gaspar Percas dé laa 
Varillas, Alonso Gutiérrez de Monzdiíi, Juan de Morales^ JiMín Mem 
dez deSotomayor, Gregorio de Potoco, Mdckor Ortiz déla Pu^a* 
te, Alottso Hidalgo, Siú^dio de Barahosm, Pedro de Barísima su 
bensaQo, y Francisco de Baáuekw. Cada.uno de estos petsonageSy 
san palal»as da Kemend, no dcjdáe Ileymr conogo tres ó cuatro 
españoles qai^ laservian y eran de gt^a* Iban por capellanes de 
esta bandera tresdérigos. 

. Se acopia todo género de manteniBoiento: trigo, carne, eeáaui 
maix y otras legiinibreB,.y todo se pagé de la hadenda real, foé 
mano daloa teB<Hreros^y contadores dd rey. La gente española dd 
Guatemala se puso tan galana y Ivdda, eomo se ha visto otra ja-i 
niaiKr P09411& f tté mas de lo <}se síb puede ^f«er lo ^uej^ará esta 
|orMl4 gastaron m viBStlios^ pliteageii, pebeHones, y cosos dBs 
cat^BMtttSteri^ Algunos^, quedaron ricos y desembarazados de niei^ 
Cadedáfrde que^^ázás noí salieran en su vida, sino fuera en está 
ocadon. De otsos baste solo dedr, ^e^nl^os ni siubijos no hf 
pQdi^ott pagw, qoe hc^en di», euanéo escribia el autQr, hay nre^ 
ohas^ casas acensuadas poi^ d en^áo de está Jomada. 

Fué non4)radia por cajetas de la> gente española de Qudad4 
Beal de Ghiapa Gonzalo IDoíVlille, caba^Hero nobte de fiquélla d^ 
dad, y uríode los pñíáieto^y ^Incipales fundadore» de ésta de 
SlEHitáago^ de^ Guatsifiiáláii: tos^spaftdeüqHe^ sé att$t«ron, era gente 
noble y'lbddáy cotm a^uelládidttd ló^eostupbta támkfí^ áteneri 

Se áMatíon mttindtoi -dela^pw^lidi^de Guatdnph^^gdltél»^ 
busia^y válltti^y ochodeaixM'deJaF^db CUápa^^^ 



«as pttd)kis; y por<áerto que -algunos noquedanmlaii h\m libra* 
dos, si DO es que se diga que quedaron ubres y desembara^sados 
^ su kactendiu que se les tomó inudtei parte para «^ J^^ada. Hi- 
dáronse armas para todos los soldados, Isuizas, ascosi, fiedlas^ ro- 
delas y eseai^iles ó cotas y^caporuzas, é imponíanse tan Uai, que 
piffeeten «a las reseñas soldados \ie^ de UaUa. Los de Gfaiapa y 
Quacaottan nombraron ms capUanes, y aperdbi^on su gente; y 
bk^on sus bandíeras muy galioms, y ataioyiKHfeei; y sus trompe- 
1as> muy bien vestidos y con sus libreas coloradas y penachos, 
que pflffeeia bien. Tres indios mancebos hijos de señcnres, tomaron 
afeaboees. Lteranm en el ejéreito d aderezo de dos v^^antines, 
que en cada uno de ellos ciB^rian den hombres. El mi^otage de 
los españoles era abundantíaimoy y los indios que trayan de carga 
infinitos, «caí que recibieron algún daño los li^^aies por d^ade pa- 
saban. El gobernador de la Verapaz alistó gente de su distrito, y 
aponiéndola cte €uatemala y^Clnapa juntarse ea Gomitlan para 
acometa por esta parte, poco mas ó menos por dmide ^tró Gor^ 
tés, aquella tomó el rundió opuesto, casi por donde salió estegener 
ral, para atacar de aquella parte las poldadones de Lacandon. > 

El ^neval Quiñones se dirigió á la principal, que era la del Per 
tmy en que teman los moradores un peñol grande, á que se jun«- 
tan obos pequeños, todos cercados de agua, sitio nmy Saale; y eu 
dios habia buenas casas y grandes. Confiados en su fortalesa, aun- < 
que la gente les paredó mucha, hicieron poco caso de ella. Con 
todo eso, yiiderim algunos indios en canoas pequ^as, con ánimo 
en d babl^^ preguntando á lagmte, qué quería, ó qué buscaban 
m. suü^rra. Después viuteron did^:ido que querían pas; pero pi** 
^éndosdes icmióas para pasar la gente, no trs^jercm, sino sdas om^ 
«e. El no tndierlas, era por llevar los españotes ó su gente poco á 
poco, y ccmio Uegasen irlos matando. 

En estas diladones, idas y venidas se^acabó de armar y embrear 
xmo de los ber^mtkíes, y se echó al agua con gran ruido y voe^íía 
iie la gente. Los dd Peten, que vieron un monstruo tim grande en 
m mar, adjuÉráronse grandemente, y viendo &Bt él g^te armada, y 
^ie á toda priesa «annnaba hjáda el peñd donde dios estaban, die^ 
ron á hmr; y este fué todo el aparato de la primeara batalla, y d 
piM^vedio de día, eautívarse 160 indios^ y 4errívar sus casas des- 
pueil de despegadas. Muchos de los indios furtivos se metieron en 
WB rk) -grande^ y «a canoas caminaban hacia Yucsáan, dice Beme- 

TOM. 1. (21) 



^s 






4ft5Í CAíÍTüLO xxr. 

sal; pero no puede ser sino un brazo del de Sacapulas, que sale á 
Tabaseo. 

Los espattoles, como si hubiesen sido los que huian, dejaron 
en el monte el otro bergantín, y echando á pique el que sirvió, sa- 
lieron de Peten, y pasando al pueblo de Totíltepec, iban tan des- 
cuidados y desconcertados, que ochenta indios de los que espera- 
ron en un estrecho, desde un cerríllo les dieron con tanta furia 
una rociada de flechas, que los pusieron en gran trabajo, y algu- 
nos salieron muy mal heridos, especialmente Juan de Guzman, 
maese de campo de los de Guatemala, y faérale peor, si Sancho de 
Barahona no le socorriera, hasta que acabadas las flechas, desapa- 
recieron los indios, y aunque fueron en pos de ellos, no los pudie- 
ron alcanzar, y así ganaron el combate y ocuparon el pueblo, que 
hallaron vacio, pero con bastante comida, que fué buen socorro 
para el ejército. 

De aquí pasaron á Puchutla, que también está en agua, y los 
indios los esperaron en sus casas, hasta tanto que los españoles hi- 
cieron balsas, y se encaminaron á sus peñoles. Los indios, espe- 
cialmente de Gbiapa, nadando sobre carrizos, formaron suis escua- 
dras, conduciendo las balsas y manejando sus arrñas el espacio de 
una legua. Entonces salieron los de Puchutla al encuentro con gran 
muchedumbre de canoas, y acabóse esta batalla naval con harta 
brevedad, porque los indios, espantados de los arcabuces, huyeron 
luego, dejando algunos de los suyos muertos en el agua. Entraron 
los españoles al pueblo, y halláronle sin gente, porque apercibidos 
los indios, escondieron en el monte sus hijos y mugeres, y la mise- 
ria de hacienda que podían tener. El licenciado Ramírez no permi- 
tíó que los buscasen, ni que la gente se detuviese, y muchos con* 
tra su voluntad dieron la vuelta, porque no sacaron ínteres alguno 
para reparar los gastos de la jomada. Tampoco se ocupó en apo^ 
derarse de los lugares ganados, ni en situar población española en 
alguno de ellos, que sirviese de resguardo á los subditos, y de en- 
trada al interior de la tierra, para relacionarse con sus habitantes. 

No expresa Bemesal que los españoles derrivasen las casas, 
como en el Peten. Mr. Galludo, en relación transcrita en el bole- 
tín de la sociedad geográfica de Paris, n. 114, de octubre de 1832, 
describe los ñ'agmentos de una torre de cinco cuerpos, y otros edi- 
ficios en que aun subsisten escombros de una madera que llama 
jabín. Tampoco hace mención de los pueblezuelos que asi este lag« 



lOBNÁIhkS ÁIi LACAN|K)N. W9 

t^poio d del Peb^refiere Bemal Días tenicunai sueontonio, en nú- 
mero de mas de veinte, y existían en tiempo dd tránsito de Cortés» 

La otra batalla se dio por el cadfue don Juan, gobeniador de 
la Yei^apaZy en Acalá^ de la otra parte del Peten, áoaád estrechó á 
sm habitantes, los vendó, y luego ahorcó de ellos 80 prindpales; 
y con esto, nota Kemesal, fuedó Acalá casi destruida. Semejante 
desvio de los avisos del obispo Gasas viei» de atrás, y seguramen- 
te no fué autor de él este cacique, capaz de m^r direcdon. 

Délos españoles fueron algunos bien premiados por el traba|Q 
de la Jornada. Otros, con las informaciones que hicieron de sus 
gpstos, y deseo de servir á su magestad, cobraron grandes esperan^ 
zas de repartimientos. Con respecto á los indios de Guatemala, da 
distinguir si de carga ó soldados, ó dueños de los frutos acopiados 
pora d matalotage de los espandes, advierte Remesf^, que queda- 
ron libres, y desembarazados de la paga, porque librándosela los 
Q^eiales reales de hoy para manante, y de agora para la vuelta, 
Qunca la vierop. Su magestad libró de su real hacienda 4500 pesos 
de oro d^ minas, de valor cada peso de 450 maravedís. 

A los indios de Ghiapa» en premio de su trabajo, se les per- 
donó algo dd tributo que pagaban, y á algunos principales dio d 
oidor espadas y alabardius, con que entraron en su.pueblo muy conr 
t^tos y hcmrados. Otros trajeron del Peten algunas pre^s^ que 
les duraron años para su honra y &ma. Indio hubo que por no 
e^tr^r en d pud>lo vado» que era afrenta, viniendo de la guerra, 
hinchó un cestondllo, que llaman chicubite, de piedras, y el peso 
ter Uto sudar mucho, y con esta Qpari^nda entró tan ufano, como 
si triunfara en Boma. Duróle poco el gozo. Porque codiciosa su mu- 
g|Br de las riquezas, que entendía, que el marido trahia de la guer- 
ra,, abrió el chicubite, y como le iba aligerando, iba también ape* 
dreando a) que Je habia trahido aquellas attuyas á casa. Los de 
Ginacantlan quedaron algo quejosos, porque no se les hizo, favor 
ninguno; y hidéronles compañía los de Ghiapa: porque dentro de 
poeoa años un oidor les quitó las alabardas, didendo que no era ar- 
ma para indios, y que perteneda al rey, y envidas á Guatemala. 
£[j9 se vé en Quiñones un concierto y un designio para sacar ven- 
taja desusoperaciones; pero tampoco se encuentra en d un espí- 
ritu dañino para los indígenas: pues aun los . 150 que se tomaron 
cautivos, fué como sise dejaran en su casa» que todos se huyeron 
y ^0 quedó uno. La csonpaña {ué emprendida sin d fin de redu- 



y^' 



4^ cá^iriL^afi. 

cif á lo» nát;ifrdtetf 4éi la tierra; y modi^ida per d 1^ de la qoe^ 
sedis|^s& centrfr fiofr«e^paÉele»€tel Pa*á, ea* que s^ Kaild eslift eacK 
cBUoe etti Ikltibft «É sí misma un: prioeipie dte ab^raeiev, qae 
tcn^aé por liaeerla kifinietuosa, y privó á la posieiMaé dei^ pai^' 
de cjeiBpkw lítfléi^ 



CMTÜLO 22. 

(SiqiHrefitlMi y repiMleton de la Audlenein* 

Quimil^ hi^ia sido de los^ pntoeros oleares nombrddoa peo^ 
esta audiencia^ y enceste tirapo era ya el mas antigHo: porloettal 
habiendo fálteddo en noviembre de a9 el doetorQuescadá^ que era* 
presidmite de día, ^Má seBlo el lieenclÉdo Q^i&ones> basia sep^ 
tiembre de. 59, en que entró el HcenoMo Landeeho, pfOTi&to*para 
este destino. Quiñones f^é promovido paira la aiadfeneia^ de IMa, 
ée d<mde partió pmr Aeajutla, acompañado del mismo pre^^tote 
landecho y de mueho vedndas»^ en agradediiiiento< 4e la mtHilia^ 
justicia con que gobernó: lo que ñié faltando notabteihentedesp^ftes. 
Por el año de 60, cuenta Remesal 10, 6, ataban lo» oidores unoS' 
pnívados y otros susp^osos, y todo d ^iemo remüldo ^ pindén- 
te, asociado dd doctor Gota; y al^cap. 18 dice de Lande^o, ser 
hombre amigo de su parecer, nada añeionado á los naturalcss, po- 
O) limpio en d manejo de la hacienda real, y méi^sT esemp^AMo 
^recibir de entrambas partes litigantes: queáooi^^níÉpleceioii su- 
ya hacían lo mismo los d^nas oidores, y fueron íiotabk» los males 
que recibieron religiosos,^ clérigo» y muchos particulare», y espe- 
cialmente lo fueron las et^tordone» que hicie»m á los> ifiiseraMe» 
indios, afligiéndolos con nuevas imposiciotfes^y tributos» 

Llegaron á la corte las quejas y clamores de tale» exíei^», y d^ 
rey, informado de ellos, por provisión de 30 de mayo de 63y ti^tt- 
bró visitador general al licenciado Bric^o, pmra que viniese é vM^- 
tar esta audiencia^ es decir, su pres^tente, ministros^ fa/téX^ «seriá- 
banos y abogados, dice Francisco del Valle üforroquis, procüi^a- 
dor de esta dudad en España, en carta de 20 ^ fel»resro de ^ 
añadiendo, que hacia siete meses, que está el viiritador demorad«^ 
«n Sevilla por falta de embffiroaci(m% Hay tradieion> di^ JumrcoS'ta**. 



SUPRESIÓN T VBSBOSmm tmhk AUDIENCU. W& 

i^oaf. hOv qoeasitklnidO'ViM eoB^nn eairtel» j!' ditfraa^ ate ser 
cttioeftdbH y liaUenáor llegado* á: la o^tal se i^ossaté en 4 oo»- 
'VQjfiutofkavettraseñom ds la Mewed».dediu;aiido(8(dameiKle al pr^ 
kMkrrsa eottiaíon; yi eoatímmDáh ecadtor pam loa^inaa^ se llegan 
kft á ]ás convecsatíanes' y coBTQs: daeste moC^otm^ wm^ét in- 
fernarse poE wts oídos de ntfüehas cosas;, y habiéndose heehto ea* 
pax del estttda de esta repáblieaí^ así por lo que oyóy cerno por lo 
€^ Yió>.se saHé para el púdolo de P^pa, distante sei» legua» de 
la capttal, y desde allí: dio aTiao de su llegada á la propia ausen- 
cia y á la ciudad: de las curies aquélla reuaó liaoeifle recttündbnto, 
y é¿a^ iMknAo maft de ki que debía, saMó^ en enerpcdecabOdo^ 
y con este aocmipañainif nto biso su ^trada púbKea en 1-2 de fe- 
brero de 66. Bero la narradla de. Bemesid dá peco lugar á^ esta 
tradición; pueK faablattdQ del año de 64, expotsa, qnealtfin dfe ju- 
lio de este año Ymeion de España los padres fiárdenaey Lopes coa 
los saeeddoles c|ue fuenm á traher para esta proirineia; y nasade- 
lante,.dÍo^ veniaa e^s padres eutCcmipaDia del Heeaekde Brice- 
ño, á quien sa magestad emriaba. por visita^r de la attdieneía: la 
cual, siendo iiüeresados» y aeaso querdlanAes, na se les podia ocul- 
tar desde su salida en EafKma misnio;.y luego añade: llegó este jinrez 
ala eiudadpcr. finde jiük) te: eslcfaño. 

Pdr ^niesíde. i^osta siguiente, prosigue este escritor, dlbúé el 
-violador la \iaífa contra el presideate y oidores y demás (^dries f 
de laaiidíencia« €onvino amsOur 9l licensiade Landedm en suea- 
sa. (^esri)i«ido por su condeneía, y otsosqne ae lo dijeron, cuan i 
nialn» andaban ssols negocios, y coma se entendía q^e le condenaria | 
d^vi8itadQrárestit»cion, aM al Bey comea paitlenlárer, de cantidad i 
deSO nrilrpesos, se finjid enfi^nne,. y dté ordena sus criados, que - 
nadejaaen eidxar á nadie. Con estase escoi^idnnos djias,núéntras 
iq^Mrdbió pastas para el Gdfo-duiee dek Yecapaa.Llegóí allá con 
Inrevedad y secceto, metióse eauna basca, y al salir, á la mar le 
sobreviiK) tcsipwal, y nunca mae pareció. Llevaba consigo cantil 
daddeoro^ MlieenciadoBidceSoperpesquiflsarbizapareeer la ha- 
cienda que dq'ót» Gufltemalft^ para pagar eoiú: elte los agravios que 
el. rea habia liedio. Los oidores libraieft BSc^er/.porque no eran 
sus delitoa^ tan graves; pero solo uno quedó con la plaza,, aunque 
i^sguno d^ de ser condenado> d que mas en noevemil pesos, X 
el que nénos ea tres mil; 
:• El conde lüSiGasa^ en el resúmeadela bistaia deduatenuda 



/ 



} f 



que dá en sa Adas, expone que Brioeño, oonmasreclitad qiieoor« 
diura^ disolvió la audiencia de Guatemala y la trabado á Panamá^ 
Brieeño no procedió á esto de movimie&to precio, sino por órdoa 
red, según parece de la cartadeMarroquin, que Tá citada, cuan- 
do dice: su magostad manda mudar esa audiencia á Puiamá; y ^ 
otra postrer, de 18 de marzo, tandiiooi de64, exp<Hie: que por d 
descontento con que se retiraron los procuradores del Perú, juz- 
gó oportuno el consejo trasladar la audiencia: que sobre ello hubo 
dictámaies en contra de personas graves, y aun d visitador de Mé- 
xico lo contradijo; pero la orden real se repitió, dice Remesal, est 
17 de mayo del mismo año de 64, y cumpliendo con ella obró d 
visitador.de Guatemala. [Mas cmno éste pudo representar contra 
día, del modo que representó d visitador de Nueva-España desde 
México, queda vigente el motivo de la censura de Gasas. Todavía 
en carta de 10 de febrero de 65, ya hecha la supresión de la au- 
dienda, dice el propio Marroquin que el negocio aun se habla de 
consultar con su magestad: que se le avise si estarán aquí mejor 
sin audlenda, y cual sea lo que conviene al bien púUioo. 

De los oidores, cuenta Remesal, uno solo conservó su plaza, 
mas no expresa quien; y solo añade que puldicada en la dudad de 
> Guatemala en 19^ de noviembre la real proyision de la supresión 
de la audiencia de ella, y su trasladon á Panamá en Tierra finne, 
^ d doctor Bayp^ sacó el sello real para aquella dudad. De que pue- 
'^¡ de congeturarse, que éste fué el oidor que conservaría su plaza; 
/ pues aunque Juarros afirma haber sido d Ujg^ado Jo|te de Xpay-^ 
aa, no produce autoridad alguna, para desviarse de dicho escrir 
tor, el cual m el contesto de su narradon, agrega: los escritos de 
de esta visita, que no son pocos ni para olvidar, están en el oficio 
dd secretario Garda de Escobar. Remesal añade, que Juan Bus- 
I tos de ]OUfigfts, que á la sazón era gobernador de Tien^rme, fué 
¡ provisto por d rey para que lo viniese á ser de Guatemala. Mar- 
f roquin en su primera carta, dando por sentada la audiencia exi Pa- 
I namá, dice: quedan en aquella audienda las provindas de Nica«- 
I ragua y Honduras; y las provincias de Guatemaki y Chiapa, Soeo<* 
ñusco y Yerapaz quedamos á México subditos. En la segunda, di- 
ce: y así emos de ser gobernados como provincia de nueva-españa. 
Entonces no habia gobernador en Soconusco, y menos alcalde ma- 
yor en Chiapa, sino á lo mas gobernador indígena en Yerapaz; y. 
afiá el nuevo gobmiador Brieeño solo substituyó end gobierno á 1» 



SUPRESIÓN Y REPOSICIÓN DE U AÜDIENQA. 4 6? 

andiéntcia, la caal do estaba menos subdita á México en ésta par^ 
te. En el propio concepto hablan de este tiempo Remesal y Juarv 
ros. Un auto acordado de justicia de 12 de octubre de 1588^ tra*^ 
tando de la audiencia suprimida, numera entre las personas gra- 
Tísimas de sus individuos al licenciado Gerrato, presidente de ella, 
al licenciado Ramírez de Qfli&]^y presidente que fué de las Chai^ 
eas, y murió pr^S^eute M'Fanámá, y al licenciado Tomas Lopez^ 
que de esta audiencia fué promovido al nuevo reyno, y de alli c(m 
licencia del rey nuestro señor se faé á España á atealá de henares; 
y alH estudió y se graduó en artes y theologia, y luego su mages- 
tad le presentó por obispo de esta iglesia de huatemala^ y no lo a- 
celó, y fué administradcnr de un hospital de Gmllcia. En los itítot" 
mes de méritos 7 y 17, del año de 601, atesta la audiencia los del 
capitán Alonso dé Gontreras, gobernador de Honduras, nieto del 
presidente Gerrato> y los de doñaMariadeRivas, bisnieta suya, ca- 
sada con Tbmas López de Mesa. 

Puntualmente por este tiempo hallan urgido por tributo los 
oficiales reales á los indígenas de Almolonga, y éstos lo resistían 
con privilegio de conquistadores; pero alegando los primeros que 
los actuales moradores del pueblo ya no eran conquistadores, y 
que la gracia habla espirado: éstos últimos produdendo ser des^ 
cendientes suyos, contradijeron hubiese espirado. El negocio se lle- 
vó á Méidco, cuyo origen era el blasón de los interesados, y al pro- 
pio tiempo una relación de paisanage con los jueces, hartó lisonge- 
ra para captar su favor; y visto, faeron amparados en, posesión de 
su libertad, y se libró en Tenuctitlan á 6 de noviembre de 1564 
real provisión, que conservan los naturales de Almolonga en folios 
de pergamino encuadernados en forma de libro, empastado con 
tablas finas, y forrado en terciopelo carmesí, con sus guardas de 
plata al contomo, en las esquinas sus escudos al medio, y mani- 
llas correspondientes. La letra toda es redonda y grande, como las 
primeras ojas de un catón de escuela, y las iniciales mayúsculas 
doradas sobre bermellón^ con sus entrepaños sueltos de tafetán ná- 
car doble, que aun se conservan para librarlas de la colisión. {Mo^ 
num^to digno de su antigüedad! 

La provincia de Guatanala, dice Remesal cap. 24, desde que 
por órd^ de su magestad se pasó la audiencia á Panamá, y que- 
dó en poder de gobernadores, padeció muchos y muy grandes tra- 
bajos^ porque una p^rscma sola no podia acudir al gobierno de tan 



168 arírvw imii, 

-hurgas tierras, y era ineiBiycni^iite :9raiiAísiaio hñb&t de ir iMm laf 
Ilaciones áflKxico, qoe ea parte dlsla 400 y ^00 legras; jLa 
i^imlad ypFaviiioia0áe<inaleQiabt9 esq^one Juenoii^ taiíeado por 
•sa precmfidor «n la coste ni fogidor de la n^sma dBdadf^raiieis* 
jcú del Valle Marroqnkiy le dU ótica para goe bieieae presenáe á 
snmageslídlagrandistfltaeiaqQebaydiBeflftas provin/^asá lacift- 
4ad deHésdeOy y lodUtetl que se badán los recursos, y le«i^licao 
J9e mande Tol¥er fai reri andtenda á «sta 'nietrópc^. Los padres de 
Samto I>oiáiBgo,^ioiigiieBefiiesal,esci#>kr6mtals^^ oUspodon 
-fray Saitoloioé de las Guasas, los dañüs qf» padecía la tienda sin 
ouáleacia, y trftto pandan 'los nfttiiiales p<Mrlrita dejustida, á 
cmsé. de qne nó podían Irá Moldeo <;6tt tes c^adoAes 4e lo que 
proveía d gobernador. 

£1 infatigable obispo, «iténces ya eB tina edad avanzada^ co^ 
j¡ía el fimto de siis tareas. No le siteecHó, neta Lloróte, lo que álos 
otros héroes de la América. £1 irauMrtal Colon muaré temprana- 
mente de pesadumbre, dóítés titlgaiido k» estados de su mayoraz- 
go, Alrarádo estropeado de un <9abttil09 Bi#iea qjustiji^ 
rivd, 'Almagro en la guerra dvil^on su competidor, Pizarro ascr 
Binado por sus 'vei^dKttes, y así los olios. Gasas, dotado de 
una constítndon robusta, y de una atam supertor á lasinjuriasy so- 
brevive átodas sus contiendas, y goza las ventilas dd triimfo. Ve 
cambiada» en aplauso las prevendaoes centra sus legtos penitcn^ 
dales, y que son observadas no sob en las índice, mas lambien en 
Sspaña mismo, donde muchos confesores niegan la absokidon Á 
los que en^nrendian esta vienida, y no ser nbftiiéltos les que volvian 
sino con 4su}edoná ellas; y después de esewJbado y comftaddopor 
d got^mo, <en «todo lo pertaneei^ite á indígenas, llega á ser el o- 
ráeulo de particulares dntaresa&KS en eHos que le consultan del Pe^ 
rú el año de 64 sobre doce puntos á que^satiirfaee en tratado que 
corre en la cdeedon de este escritor, esdareciendo las materias xLe 
liecho y^e deriedu), de ílas doce dudi», «eslabledeaido prindpios y 
deduciendo de dios diferente» eoroterios,. para resdludon de cada 
una. Aqm' amplíalo que ha sentado en sus treinta proposidones, 
á saber: que la restitución debida á ilos indígenas comprendía no 
solamente Ja libertad y sus bienes, mas Cambian sus senoi^, es- 
-tabledeñdo aqueMo á que estaba obligado dreymisi^<6ti érd^ 
á esto ütimo, hasta dMber ser reconoddos eiq^imtnaeaBiente eslos 
pdncipados para ser d suyo legítbñot, Henar m deber y tiamr ^ 



sor ü^sicm y eep66icíon u, xa audu^íqí. 



499 



Guando debia ya desca^Asar ^ obispo Gasas» llagan losclamoi^ 
de CruflCtemala para la restU^oeion de 1» ^diencíai el ano de «6* 
Tenia en la eorte el oWspo todo el valimento que era de desearse, y 
amigos á jguknes recomendar d asunto» para que el j^rocurador 
Marroquin tuiriese buena acojida en su soUcitud; pero no era Ca^ 
sas quien dejaba m manos agenas negocio que miraba eomo su- 
yo. Para totar una materia tan grave como esta» dice Bemesal, 
salió el señor don fray Bartolomé de las Casas del colegio de San 
Qregorio» y vino á Madrid. Propuso sus razones oon tanta eficacia 
al rey imestro señe» y á su real consejo de las Indias» y ellas eran 
tan justificadas y puestas en razón» que por su medio alcanzó la 
vuelta de la audiencia á la ciudad de Santiago de Guatemala. Cau-r 
sa tonmra dertamente considerar á un anciano nonagenario deter^ 
mkuido A esta jomada» sin miramiento á los achaques de la edad. 

El rey don Felipe II» es<sribe Juarros, en cédula de 28 de ju^ 
nio de 1568» mandó volviese la real audiencia á residir en la ciu^r 
dad de Guatemala: nombrando para presidente al doctor Antonio 
González» y para oidores á los licenciados Jofre de Loayza, Yaldez 
de Cárcamo y Gristóval Asqueta; y para fiscal» que antes no bar 
1^» al licendado Arteaga. £1 dia 6 de enero de 1570 entraron en 
esta capital con el real sello los nuevos presidente y oidores, y íue^ 
ron recibidos con notables muestras de alegría y contento de todo 
d reyno. Abrióse la audiencia el dia 3 de marzo siguiente. Y su 
magestad» en cédula de 6 de agosto de 1571» manifiesta el gusto 
y satis&ocion que ba tenido con la noticia de haberse restableci- 
do ffcm la scdemnidad debida la real chanciiiería de Guatemala: y 
aprueba los oficios que libraron á las audiencias de México y Pa* 
ñamé» para que se abstuvieran del conocimiento de los negocios 
que le pertenedan» y les remitieran los pendientes de este distrito: 
con que entró no ya al gobierno, que entonces quedó solo aLpre* 
Bidente» pero sí á la administración de justida» no mas subdita á 
la audiencia de México, según el despacho librado en 31 de mayo 
de 1568. 

Bn Eq^aña» imperada que fué la gracia de la restitución de la 
«ndiencia» el procurador Marroquin seguiría los demás trámites para 
su realizadQn»porque al oMspo Casas asaltó la muerte en Madrid, y 
ya no vidvió á su colegio de San Gregorio en Toledo: de modo que 
se puede decir que murió enservicio.de Guatemala. Y estando muy 

TOM. 1. (22) 



{ 






f 






*/ 



47^ itíkf 4 uir.-^-stHiesirá YiusposicioN 

oontentOi dlee Bemesal^ omi este despadio, fué nuestro stáorsefv 
liéto de ilevifflepara 9iy hi^i^do i-ecibldoidevfytfsiiiiameBte los sa- 
eramenlos al fin de Julio de is^6, y con gran concurso de todo 
Madridseentaírdenla cajilla maycnr antigua del OMíivenlo de nues- 
tra señora de Atedia» eon pont^eal pd^re y el báeúlo ^e pakr, 
como lo ordenó; y h(zole unas solemnisimas exequias el padre fr. 
Domingo de la Parra, que era superior^ y después fué pro^bacial 
del Perú. Murió de edad de noventa y dos años, habitado llegado 
a Guatemala por primera vez en la de cincuenta y siete, y fungido 
de vicario del convento de santo Domingo de esta ciudad en la de 
sesenta, y venido por obispó de Chiapa en la de setenta. Muy po- 
cos hombres han tenido la ventaja de llenar una vida tan larga co- 
mo la suya por servicios tan lucidos hada sus semejantes. Los a- 
migos de la religión, de las costumbres, de la libertad y de las le- 
tras deben xm tr&uto 4» «espeto á su memoria. Eguiara, en la tí^ 
blioteca mexicana, art. 6, le llama ornamento de la América. Mr. 
Gregoire, antiguo obispo de Bleis, en discurso pronunciado en la 
sociedad dd instituto de París año de is<M, por deber su nacimien-' 
to á España y su origen á la Francia, le nombra omamantode am- 
bos mundos. Por pertenecer su mcuerte, y una grai^ parte de su 
vida á este pais afortunado, los Eedaetores de estas Memorias lé 
proclaman ornamento de Guatemala. 

Juarros anuncia: que de las audiencias comarcanas, la de Mé* 
xico no devolvió los asuntos pertenecirates á Yucatán, de lo que 
entendido el rey, pidió informe, aunque no en el año que cita al 
virey de Nueva-España y gobernador de esta provincia, el cual in- 
dica Ximenez lib. 4 cap. 08, fué dado en contra, oponiendo este úl- 
timo por causa, la falta de camino de Yucatán á Guatnnala; pe^ 
ro esta causa no parece fuese entonces positiva; pues mucho án* 
tes, desde el añade 48, que solicitaron los de aquella provincia 
tener esta au^ienda por superior, suponen en la instiruecion que 
dan á su procurad(»r, que habia camino y tráfico de una á otra 
provinda. Porque somos informados^ dicen, que en la dudad de 
Santiago de Guatemala S. M. ha mandado ó quiere provea au* 
diencia real, sea servido, que porque es de aquí muy cerca y co- 
marcana, y la contratadcm de ella por tierra firme, y grandes gas- 
tos que se hacen en el camino para México, nos haga merced de 
nos la dar por superior, é que nosotros podamos libr^nesite ante 
día pedir Justicia, é int^oner nuestras apelaciones. El rey orde^^ 



BE u AimBNeH. — GáFÍTCLo xun« 1 74 

pó^ñ&tiid XlmeneZ) que €«Q£Eirme hidiiesee&miBOi eonUnuase Yu* 
(HüUoi enaeodk á^Gnatemala; parola realidad es» nota esteeserüor, 
4pie ék gobernador iq^eteda qae la superiorWad estayiesemag re* 
aoota, paca que faesen monos las quejas y apeladones; y así noes 
BMelio se fUficultase mudio tíempo el tráfico^ YerMcándosede este 
nodo/ que la administración gobernativa i^nrase en eontradieoimí 
de los'intereses^ y deseos de los moradores del distrito. Salal der 
moítfratiya^ 'de qne haUan fdtado los respetos, qa^ (ditaYienm la 
proiMenda principal. . . # 




"1 * 



CAPITULO 23. 

■ledneelcM ^ liwpoliliielaiies fndisenas* 

, ' ' ' , ' ' 

Say, defendiendo ^ interés individual del agrioottor, enseña 
que es Unto pum vivir en el campo. Jovdilanos» decidido por la 
eidtura de la tierra en pequeñas porciones^ exige la presencia del 
due4o en su propiedad rural. Ambos han deUdo convenir en que so* 
lo vn teMes superior ha podido trasladarlo alguna yez del cam- 
po á la dudad. Esta ocadon debe haber sido el concurso de otros 
intereses que se aeumidan en el poblado, ó el de la defensa del 
individuo en una invairioB «lemiga. De aquí los caoeriosf las al- 
deas, las viHas, ciudades y fortalezas. Este órdtfi hablan guar- 
dido los indígenas en la formación de sus poblaciones. Tei^an 
eiudades fiNrtífioadas, como Utafian, Guatemala la vieja, Uspan^ 
tan, Gopantl: ciudades abiertas, como Cuscatlan, Teeoluca, Es- 
euintla, Guasaeapan, Esquipulas, Quezaltenango, Isimcanac y o- 
laras; y por este ten<nr sus villas y aldeas que Bemesal, Dias y Her* 
wem llaman pueblos y pueMezuelos, y por último sus ranc^eriae^ 
y corrsdesde crias y sementeras, que denominaron estancias. 

Bemesal haUa de los pueUos y pueblesracdos de una manera, 
que no los distingue de las estancias, por la disposición en que 
estaban d^n^amadas las casas y ranchos de su mansión. Vivian, 
Ace Hb. 8 cap. 24, los indios en su gentilidad en pueblos diferenr 
tss unos de oibros, con diferentes nombres, difer^tes señores, dife- 
rente gobiomo, diferentes lenguas, y todo tan distinto como una 
Mioría <S reyno de otro; y 6 «causa 4e no se ordenar los pueblos pov 



47% GáráruLa xim. 

calles 7 Imrffa» o«i6» ^ Ewo]^, esttd>a «^ 
á otro tredM) ofra^ ito coirespendeseift algoM^ y por esta, ibjmb 
QB lugar de quinle&les ; de niéiios vecitíCN»^ que en aquellos tlMi»« 
pos eranvy peqpieiOy. oeupaba una legua de ttotra, de doodepio^ 
eédia ser ellos eütre si mismos poco sociables^ Caiaa^ «aiadbBtc* 
tft. 6, hace meñdon en Nican^oa depueftlos qtte;dárabaQti^ jr 
enatro legaas^^ en laengo. Sedan estos los {m^Ios grante^ qpMCft- 
terian lgualiaeútQdispersos« Ámn de la antigua Cnliacaii, UasM^ 
Palenque, se ha notado en la memoria de Mr. Galiado estar mMí 
ruinas situadas por este tenor. Ademas de estar las habitaciones 
diseminadas, así en los pueblos grandes, como en los pequeños, es 
de advenir, que Remesal habla de un tiempo posterior á la edad 
de los conquistadores, en que ya unas poblaciones estaban dismi- 
nuidas y otras enteramente acabadas, y esto del^ó aumentar su 
dtop^sion. 

La Yerapaz era un pais que por tres veces habla soportado los 
estragost d& la guerra, aunque no hldatia svcmnbido, y teÉki.siur po- 
blaeionés extenuadas y di^ersas^ Casase em la ooofuisl» cte^ estp 
pravkida, halló en la renglón un mgtivodfe tet^e^.pamiíc^aMáeiv 
y fué el presero queló emprendió por d año de 38^ I^Uugnuniei- 
dio, cuenta el propio Remesal lib. sea^. 17, se le i^^*edó laásacc^ 
modado para predicarles y ensetorios que Junliar loé ímHos á iitkr 
en pueblos y en comunidad, sacánde4os de los montes: como iMha^ 
1^ ya prevenido en las instruec^oes para la Espaioia/ que menr* 
ckma Herrera 2, 2, 4. Pareció bien á don Juan, cacique de Ziei»- 
eastenango, que entonces prestó todo lator á los pp. doasáuiooBy 
continua Remesal, y dudándose por cnaks^ pud>l08 hsáxnki deo^ 
; / " j menzarse, convino dar prhiéipio por los deRíabinal. ELcaerque draí 
? c/ :'/? ^í / Juan lo comenzó á tratar muy eficazmente con los índlosv y lo» 

indios con mas veras á contradedrlo, y por poco se pusi«tan?iit ar- 
mas, según abominaba dejar cada uno su rancho y d numley va^ 
lie, ó barranca en que había nacido. Volvieron k ellos el p* €»as 
y el p. Ángulo, y tratándoles de la mudaam, y ^tsuflos^ en un 
pueblo, como percibían poco las razones» casi perdieran la vdon^ 
tad que antes hablan cobrado á loa padres, y salieron con lasnta-' 
nos en la cabeza. Mucho padecieron los padres, y mucho suWeron 
en esta ocasión. P^o favoreciéndolos el Señor, poeo á poco Junti»^ 
_ ron hasta cíen casas con su mismo nombre de Rabinal,^ y bsegoflo 
agregaron mai&, convidándose unos á otrojs. Lo^mistio se pcaeltol 



/ / 



m CdüM y ñfaeúiimmi^ eñ Catebon, y deiM9 p«é[Uos deldl^ 

tfit». ' ■ /r<- '•' ^ í 

En i;éMa dtetoét janjo to'4ir, í^mltíÉi' al peinador y$A 
€M^ dfr GQalMKlild, «e ks^^iicftrgapvoottEM eirta reoiii0]i deea^ 

8»ki$! e& paAto vel^váiidoM^ á los hiduM^ imai» 

é 8021$» Ikmpo; fCio liHeiiltedosd pener por oluAy easúatsavaa^ 

dM&t» esle esoritop Kb. s cap^ 94, gnmdís^a oonlnidieítoá en 

l#g españole» señoFesde los pueblos poi^la^saeíonile ks-trMniftO^ 

y porque eatendkak que selesfaobiR&áealzsaFalDriotte, éi»seá fútá-^ 

dar á^ otras partes, y pw e<ritar este ineon^enieiit^ no coi^^tian 

qn^se Jtratase de cosa q^e tanto impoflalMt al budn^ gobierno e^i^i- 

tnal y temporal de los naturales; y así nada se hto ánfees ni des* 

pues de estableada )a aHdieneia, basta la prei^eiKila de Cerrato, 

Fué: esta una de las kisl3rucc!o&es enviadas áesli^^presídentedadó 

de 48 de que bace maicion Herrera ^, 5, 5, á Saber, que en estas 

provineks se Juntasen los indios en pueblos grandies, para ser me^ 

jor doetrinados, porque de estar derramado» y apartados- «aos^de 

obres, no lo^ pedkoi s^. E&tánc^ fué Mont^mayor de comi^ons^ 

do á Cbiapa, y el oiék>r Qg]g&«ies, recorrió las pro^ncijEis de Gua* 

témala, y alzado álgun tanto" el señorío de los eiicomendevos, los 

religiosos tuñríeron o&aaplítud para poner e» obra las reduodones. 

To^^ía €to éédufetáesi «de novien^e de SS, quotransor&e Re- 

mesal, ^^e el rey al presídate y oidores de Guatemala, que Juih 

ten los prelados y religiosos principales p^ora tratar oon dilos cier^ 

tft mudanza de unos pueblos. 

€<»Behzar(m los paáred ¿ tratar de juntar los puebkMB, y dispo^ 
nerlos en forma de repébBea social^le. Para esto liieieron pdmeni 
una planta, porque todos fuesen uniforines ^ edificar* Lo prlme^ 
ro dieron lugar á la igksia mayor ó menor conforme el número de 
vecinos: junta á ella pusieron lacasa del padree d^ante déla igle^ 
sia una plaza muy grande, diferente del cementerio: en frente la 
casa de regimiento ó eoi^o: junto á eila la cárcel^ y allí carca d 
mesón ó (»ea de c(Hnunidad, donde posase los ^ora^eros. Todo lo 
demás del puebln se ^vidiap^ cordel^ las callea derechas y an^ 
días norte á sur, leste oest^, en forma dü cuadras» 

Plrosigue Bemesal cap. 25, enumerando mncbosde los pueblos 
que se formaron. El pueblo de Oilapa fundóte el cantan Diego 
de Mazariegos, sacando los ínffioa d^ pe&ol anque antes vivían. 
Los padres le ord^taron del modo y forma que abqra tiene. En 



Í..I 



^74 ' cafítolo XKffl* 

OstasUa se joBteron dot pueblos. En ÜEt^pt cineo á üiera áe om» 

I muchos indios fae moraban en milpas y salbias, estancias y b«r<^ 

/ naneas, queasí HdnK) se agregaion. fiíChanndá sejontaron tres. 
:' j jPi >:- '* J&i Teq^tla«t pueblo, k que Herrera en la entrada de Cortés, ]bh 

ma Tepestjdaa» y Bemal Dias Temastepec, se congregwon otac(^ 
irin ícontar conJtaA que mocaban en milpas y salinas y estancias* 
Al ver aqoí qne ya no se traté solamente de rennir familias dis« 
persas en wi puebloi^ como hizo Gasas en la Yerapaz, mas tam^ 
lim de cevnir pneblos mejoor^ ^ otro mayor, se viene en cono^ 
cimiento» que acaso este es elaentido delainstmceiondadaáCer* 
cato» enandoae. le previene, qne se Jnnten los indios, en pueblos 
gínindes^ Adan^Snútbba Choque el hombre es la tdhaja mas di- 
fícil, de trasportar que toda mercaduría. Si esto se ha juzgado de 
personasy familias, tanto mas ardua debió ser la traslación de pue- 
blos peqneñospara twmx unp grande. Con razón Remesid ponde< 
ra el trabajo qiie esto leostó á los religiosos: porque propuesta |a 
mudanza a los indios, dice, unos llevados de la razpu envernan 
m eUo, otros mostraban ayoi^ncia de un modo ^rt^ano, dispues^ 
tos 6 todo y á cmi^lir nada, y otros lo x^i]$nar<m abiertamente; y 
^mo era obra, qu^ no se hubiade . jejecutar 4 pcdo^ para llevarla 
al <»dl>o, Aieron menestw industria tiempo y paciencia. 
.' / Pasando á la provincia de Zaoapvda, cputinúa este escritor, se 
juntaron en la sierra delChaulá petici(m de los padres f«ndad((Nr¥vi 
del conventOi por orden y dil^enda del licenciado Pedro Ramir 
rez de Quiñones, los pueblos de Huyl, Bo((A, mon, Honcab, Cha^ 
xá, Aguazae, Huiz, y otros cuatro, y cada uno de estos t^a o-^ 
' A tros puddezuelos con^mtos ccono sufraglineos. Aquí deiiuevd s^ 

. debe reflexionar, queja son pueblos metropolitanos^ y cabeceras 

^^ de otros sufragáneos los quo se logró transportar para formarse q- 
; / ^ tro todavía mayor, que ha debido sier efectivamente grande» 
^' ; i ' /y^ Sigue la mumeradon* Al pueblo de A^iacatlan en la 8i€irra de 
^ , Nebah se jungaron los de Yaca, Qiel, Zalchil, Cuebi} y otros mas 
'' ■ i^ de doce. Al pueblo de Cozal se juntaron los de Nun^i, Gbieui, Te- 
mal, Caquilax, y otros muchos. £n el Quiche, pueblo que hoy se 
llama Santa-Cruz, se juntaron Zaguaquib^ Niab, Achavil, Quiché-r 
Tamub, y otros muchos. En el pueblo de Santo Tomas, se reu- 
ideron Carrabairacan, Chulimal, Huyla, Zidcastenango, y otrotí^ 
muchos, con los que les estaban sugetos. En Zacualpa se congre- 
garon Ahanqutehe, ]^layb^ Cagnequib, Rokeh^, y pjürps. fl^ifcbi^» 









REDÜGCIOK ra POBUCIONES. 47S 

eo& los de sajurisdiceion. En Ghyehoy^ jonto la laguna, se j«nta^ 
«m dneo pueblos^ entre dios d de AmatitiaB, en el llano en qne 
ftgora^»táy qae era parte de la estanda de mi espaiol^ y Imbc^de 
comerse. Lo fnismo fué en los demás pneMos de San Antón, San 
A»rtdlonié, San Miguel, Ghalxena, San Pedro Xoco^^la, y €tinen, 
que todos se formaron de muchos pueblos pequeños y adonde se 
Juntaron mas, fué en San Andrés. Por este ecftUo selFotmaron, 
ementa Yazque^ eap. 16 y 21, los pueUos de Gemalapa, Solóla; 
Alotenango, Quezalt^ango, Totonicapan, y otrosí y que m nm¿ 
Uho de dio intervino el oidor Rogel. ' ^ 

El <kden que tenían en mudar los pueblos era este. Lo primea 
ro: ellos y los eadqüés y principales miraban y tanteaban d Oñé 
nuevo, y si alguno de los antiguos le teida acomodado para Juntar 
á él los otros, ordenaban éste. Hadan antes sembrar las milpas 
junto al sitio: mientras credan y se sazonaba el maiz, edificaban 
las casas, y se enjugaban, y en estando las milpas para cogerse, 
algún dia señalado se pasaban todos al nu^o sitio, con muchcfs 
bayles y fiestas, que duraban algunos dias, para hacerles oMdar 
ims moradas antiguas. Y quedaron los religiosos tan grandes raaes-" 
tros en edificio pueblos, y poblarlos de moradores, que si én la 
Nueva -España se guardara este éráen, nO se huMerá errado tanto 
en la reunión de pueblos que se pretendié hacer, y el r^ ahorra- 
ra mas de 300 inil ducados tle los salarios que dio á sus mintetr<M9, 
y la tterratuvie»! nm de un millón de moradores, que faltaron, 
por quererlos' mudar de sus asientos, sin orden ni conderto, y 
fiíiera de tiempo y sazón. Luego siguió en el Perú la misma provi^ 
dencia, s^un parece de cédula de 22 de julio de 1595, dándose por 
^ausa, que estando los indios como solían divididos por los cam'^ 
pos, no se podía tener con ellos la cuenta y cuidado que convenía; 

Juarros trat; 6 cap. 15, hace juicio que los pueblezuelós de 
milpas altas y milpas bajas del contomo de la dudad de Santiago, 
desde Santa Lucia y Santo Tomas hasta Pastores y fiiueñas, todos 
^^to Almolonga y Jocotenango, fueron formados por los conquisa 
tadores vednós dé la ciudad, que saliendo en la noche por los mon^ 
tes á asaltar indígenas de guorra, juntaron varías porciones que si- 
tuaron en sUs peonías y caball^ías, que les eran repartidas para 
sus sementeras; y aunque se puede asentir á lo primero, que fueron 
pobladones formadas por los conquistadores, no á lo segundo, que 
ftiesen indios de guerra ascdtados en los montes, y situados en ücéN' 



47# cumetamn. 

n»éB ^NXfkáBA j^tttíeidar. Porque lo prifliero» los espeideiB^ «le** 
fm «¿vteta BeoMscd 19). 1 cap^ 9» buscaron sitio que tavieee mas 
cornácea de lugeffes de los naturales para d servicio y omnpañiadi 
la ciudad» Xo seguido, dd)eii haber sido indios ya seagados, ctt- 
finwitfíKlm ttid pro^ reeinfo é Uamados de los pui^los eiiecmiíQi^ 
dados 9ie paaeían en el contomo y á toda distancia basto QaeKal* 
tnmgo» Suehitepequea y Sonsimate, y situados á fuora.deias peo^ 
nías y eabatteiáas que Ineren repartidas» dice d propio Remesal 
Uk. S'eap. ly alolro lado del rio, quedando lauchos de los pi^Uos 
en la banda opuesta. Por este tmof, testffica este escritor lib. 4 
^ap. 1, jtaé poUado Jocoteiuingo de utatLenses y ^lAteinalanos. 
Este auAtnr parece suponerlo asi lib. 8 cap. 36, «uando haoe lai^ 
mcBdon de estos pueblos con el título de «ñipas satas y ba^, y 
aeio oe&re .la construcción de sus iglesias, didendo que ea años 
pasados, esto es, en d ^glo XVl, acudían todas las milpas á mir 
sa á la caj^a de Candelaria, y después que se cayó, se dividieron^ 
reedificando esta capilla el p. G«!nrantes> y haciáÚGU) la (^unptuosa, 
que ifflída J^ocotenango los pp. Miníales y Lnsan. Lo mismo jtanUk 
ca Xim^ezüb. 4 cap. 67, y nadadiee de suspoblactoi^s. Lasaof* 
tas'^ cabildo propenden i este iUtbno ccmcc^to: pues ademas de 
que el k^parttmiaito de tierras que corre &i ellsffi, mueslara nradias 
pecmíffi» y caballerías dadas en la bajada de GUmidtenai^^ Junto 
id rio de Amatíüan y laguna de Petapa; el acta de 24 de s^ian* 
bre de 87 sopone que sereaservaron baldíos para pncMos de losn»^ 
borías y esdávos de servicio, y baldíos para pasto de ganados^ 
y ae mandan que se desbagan aquellas casas que banbeebo en 
étíios, y se lesJbaga recoger á sus pueblos: y todavía en dMUos de 
jupio y jaUo 4e 88 se mandan «^alar sitios en los ejidos parapo^ 
blaciones de esta espede. Fijantes advierte, ^ue de libertos resca^ 
tados pcnr el obispo Marroquin, se formó el pueUo de San Juan^ 
denmnlnado con este título. 

Las casas de los indios, escriba Remesal, son de poca coirta 
y embarazo. Quatro borcc^es hincados en ti^ra» el t^ado de p^ja, 
las paredes de caña cubiertas con lodo: puertas ni ventanas no las 
ocupan, ni m^os escaleras para k>s altos, que todas están en tte- 
ra. Con esto en cuatro bcMras^ ae bada una casa^ y en dos dias 
todo iust|meUo. El p. ir. Benito ViUacañas m, una noche hizo ti 
de Santo Bomingo Xinacabot en los Saoatepeques, por impediard 
dtio á unos españoles^ que d dia signúaute bahian de flindor en 



REDuceiM DE pcmucicmES* i 77 

él vm. estenoisi, de que se temia mudio daño á la tiemu XimeiKezr 
eap. 12» (xxoflroia esta relación, exponiendo que el pud>lo de ^p& 
se tm^ la gente para esta eolonia, fué San Pedro, por d año der 
1580; y añade, que algún tiempo después d p« fr. Víctor de Ca- 
mbóla), por este estilo, con gente de San Joan pobló San Rayanin- 
4o. Vi» estos impulsos en sentido ecmtrario á las antericHres agre^ 
gadones, puede baeerse juicio de la oonfoniiidad de estas últimas* 
oo9ft^ cursa natural délas cosas. En fin agora, continúa Eemesal, 
ja bay maa ludida en las casas: hécenlas de tapias y ad<d)es£ ea-* 
Jalvéganb% y ]^tcuilas por d^tro y fuera. Hay puertas y Tenia-* 
oas, corredores y soportales: y muy al uso de España edificaa ya 
los naturatea de estas tierras. En cabildo de 1& de julio de sa se 
í^ñal6^t¡!0 ú los mexicanos, mandánddes desocupara que posi^a 
sobre la ñifiKte; y enotrade í¡d)rero de4l, porque tenían muchas^ 
cassA de adobes, y parecía caigo de conciancia quitidios, acorda- 
ion de dexaüos. 

Vufifiíto» los pueblos al uso mampéo en lo material, se siguió 
hacer to mismo en lo moral, dándoles alcaldes, regidores y atguan 
Oites para el regin^^to de loa pueblos y administración de jun- 
cia. Herrera 5„ 2,.a expone, fueá solicitud de don Sebastian Bah 
mirez, presidente de la audiencia, de Nueya-España^ se ventiló en 
^ cowM^, entraotxoa medios de inducir losnatwale&á costumbres 
l^ti(^^ 4 que el gobierno y ejecución de la justicia se bídese poe 
^os^ y £P WtndQ daño de 3a que se nombrasen alguaciles de sa 
iwtoa' uaetai, y queen sus lugares ñiesen regidores de dios, mis- 
n^i por^p9 aunque no. tujdesen babili^bid, la tomadan de losi 
<mtsBt»Qft. Biofteire también este escritor Ifl).. s cap.. t2 que fué 
^ UIMfc dobw motivos de ponerles corregidores, paeacpie bcgo» 
Wk oorreodon se fiíeseu babílüando á que las justidas. fuesen, áe 
los pippioa naturales. Por d año de 36, baUando de la j^ovindaj 
de Quito y pud>]os. comarcanos á las dudades de eqpañota^ Defiere 
lib.. 10 ccq^. í^, que ya tenían alcaldes.ordfauídos y alguadlesiín^ 
diosr ^poe mi las causas crinOnales piendiaay remitian á ]ajustiei& 
ovi$ÍnfMria.de; la dudad, ponpie no tienen jurisdicción, i^acte, para^ 
nw de cosas do expediente ov^narto. Solórzano lib. % cap. 27, 
hace meneioDt de una cédula dd año de 49, en que se manda que 
d^ loS}mesmosse esc^'anunos como jueces pedáneesi y regidores, 
alguaciles y escribano» y otros ministros de justicia» que ásu^mo^ 
dOi y Sf^iubsua costumbres, la adminíi^xen entre dios, y deter* 

TOH. 1. (23) 



4 7S CAP. XXni. — HEDÜCGIO!^ DE POBLAfilONCS. 

minen y compongan las cansas de menor cuantía que se obM^ 
rcn, y tengan á su cargo los demás ministerios de stis pueblok. Ya 
se ha \isto por la relación de Juarros que d presidente Gerrato or- 
éeoó en el pais estos estabtedmientos. ' 

En las instrucciones dadas para la Española á los pp. Geróni- 
mos el Bj^o de 16 que menciona Herra*a 2, 2, 4, se previ^ie que 
los caciques gobernasen sus indios. Gasas, en sus escritos, especial* 
mente en las 30 proposiciones, no cesa de lamentar el despojo he^ 
cho á los caciques y r^es indígenas de sus principados y señoríos, 
y la privación inferida á los mismos pueblos y naciones indígenas 
de su gobierno y manera de ser regidos. Les mostraremos, decía 
de sus antagonistas al consejo, tener los indios pueblos y ayunta- 
mientos, lugares y ciudades, reyes y señores y ordenada policía, 
y en muchos reynos muy buena policía, y en algunos mucho me- 
jor que la nuestra, cuanto se puede tener entre infieles. En la car- 
ta al arzobispo Miranda, expone: las expensas que los reyes de 
España hacen ó pueden hacer en lo sucesivo para el establecimien- 
to de audiencias, vireinatos, gobemad(n«s y otros fondonarios ad- 
ministradores, no tienen por objeto el interés y felicidad de los 
indios, que son naturalmente buenos y pacíficos, porque un gobér-^ 
nador les basta para 500 leguas de pais. ' 

Remesal supone en posesión de su título á diferentes caciquesr 
al de Chiapa, Atitan, Zacapulas; á varios de la Yerapaz; á don 
Antonio que llama lib. 1 cap. 2, nieto del rey del Quiche, y o^s. 
Solórzano, tratando de ellos, escribe: los podemos comparar á los 
duques, condes, marqueses, y otros señores de vasallos de nUés* 
tra España; y hablando de su autoridad, en comparación de la de los' 
corregidores, dice: se pusieron corregidores españoles eñ los princi- 
pales pueblos de ios indios, para que los gobernasen y recogiesen 
sus tributos: éstos conocen de todas sus causas civiles y criminales 
que puedan ser de alguna consideraci(m,y á los caciques solóles to- 
ca cobrar las tasas de sus subditos, y llevarlas al corregidor, y bus- 
carlos para los s^^dos personales, y entender en otras ocupa-' 
dones menores. En recompensa de este trabajo les pagan los de- 
mas indios cierto salario que les está cargado en sus mesmas ta- 
sas, y están obligados á servirles en algunos ministerios dcmiésti- 
oos, y traherles yerba para sus bestias y leña y agua para sus casas. 
La instrucdon dada á los pp. Gerónimos para la Española, con-»' 
fíere autoridad á los caciques para lo correccional de los Mit^; y 



CAP. XXIY.-rHmOPIEDAD TERRITORIAL. 479 

iM cédulas de 51 y 58, redactadas enlaley 13 tít. 7 lib. 6, se la 
giiitaa ea loa atroces*. Gomo la iustátudon de los caciques era jm^ 
terior á la de los alcaldes y cabildos indígenas» parece que la tos 
de estos últimos callaba á presencia de ladeólos primeros» á los oua* 
les presidia y miraba como subalternos en lo político y Judicial. 
Presidia también á los calpules compuestos de ancianos principar 
les» autorizados antes que los cabildos para la represenitadoneomim 
del puetdo. 



CAPITULO 24. 

Propiedad territorial del país» 

En auto de encomiada de 27 de felnrero de 647» y en nom- 
hramiento de corregidor de Totonicapan de 16 de abrU de 649, he- 
cho end alférez mayor Juande Carranza y Medinilla^ h^o dedo* 
na Juana de üfesa» nieto de doña Maria de RiYas y Tiznieto dedo- 
ña Beafziz de Yera» hija legítima del licenciado Alonso López de 
Cerrato» se lee» que siendo este último presidente de esta audien- 
cia declaró: que todos los señoríos y posesiones de tierras y e^Aos 
eran y pertenecían la propiedad á sniatgestad» como rey y señor 
suyo. Grodo juzga positiva en el vencedor la pi^edad del territo- 
rio ganado por la guerra; pero habla de una guerra Justa, y Casas 
sien^re sostuvo la injusticia de la guerra délos españoles hecha á 
los indígenas» hasta obtener una tácita declaratoria de dio en la 
célebre Junta de prelados habida en México el año de 546» y ^ la 
sdenne disputa con Sepúlveda en el consejo el año de 550. Aun 
Solórzano lib. 3 cap. 19» pone distkidon en las provincias que se 
debelan y sugetím con guerras» que ellas ocasionaron por sus ma- 
los procedimientos» de aquellas» que se dan y rinden de suvidun- 
tad» ó no nos dieron bastante ocasión para que las pudiésemos de* 
bdar; y en esta segunda especie» dice» entran los indios y sus pro- 
vincias» respecto de que por. la mayor parte se han entregado las 
mas de ellas voluntariamente» y &i ningunas ó muy pocas han perr 
mitido nuestroareyes se les hidese guerra sangrienta. 

No obstante» la declaración de.Cerrato se ve confirmada en oé^ 
dula de primero de noviembre de 91 transcrita por este escritor 
lib, 6 ccqp, 12, en que dice Felipe U: por haber yo sucedido ente*: 



f 8(^ ckrmm mr. 

nsamtetá^ seáorio, qvK tatleroii ea lu indias klB MoM de «^ 
Has, eft de ini patitinonio y coraoa fed el aenorío de los biMkMi^ 
sadaé tíorra dedlat^ qoe no estuvieie coneedlda por loS ídtótH 
lejes mis predecesores. En consecneBria de etíú, eeséen Mtidi* 
genas tendidos todo dominio asi en los terrenos baldíos é ineultai^ 
eenioen losposddos y ooltiTados; y en addaiiteno]^iidiMm lenét 
profriedAd sfaM en los que les feesen eoBcedidos. JoveiianHi tfifter^ 
que cusoido los wi^odos ocuparon la España, se a<yudicÍGffssft les 
ooDquistad(»res los dos tercios de la tierra: es dedr, d^^uron un 
tercio en beni^cio de los conquistados. En las Indias, aunque se 
obligó á los conquistados dispersos en los campos á reducirse á po- 
blaciones, la cédula de 19 de febrero de 60 redac^da en la ley 9 
tít. 3 lib. ft previene, que no se quüad las tierras f gra^^eilas que 
tuviesen en los sitios que dejasen; y ademas, otra de primero de 
dieiembfe de 7S, resumida en la 1^ S,. ordena qveloíil sitio» etí que 
se lomen los pueblo» y lednedoiKS ten^sn eomodédad^ de agnasy 
tierras y ttioids», entradas y salída»y UÁran2aa y mi egUor par^ 
ganado» deuna legim de ía]igo«Asie»qiie Solér^ano lik» 3*eap«. JíSF 
atendendb á ertas ordene», ht teñidla razson para afirmar ^aerálei 
ia^genas. no^ selles quitaren* las tierra» y poiEieslenes que tenüo eá^ 
IÍQoqg« de su infidetidaóL 

Perooeurre em primer logar, q«reaando sétcsló dekipiopl»* 
dad. de los terrenos, según la exf reMon de Gasas, daod» resotudoi^ 
ék lasdudas del Perú, ya Mts^an en todas kts Indias des á trestaiih 
tes de ku pK^^teeion indigeaa,. espedalmeate propietarios^ enrpeüía^ 
dns. ene lá defensa de su. pa»; y asi resulto poiitílva l&mvraeleil de^ 
Sdérzano^de que ¿ este» indígenas ner se les qcdlaimi sos tierMsr 
y posesiones, que temae «k Üempvde sorinAéfelidodvdnotqitt wa» 
bien.á las tierras y posesiones ftiesan quitados los du^osrqeor i»* 
nian, antes de suceder en so domijiíiií lorespañoteS; EiFs^lpMÉd' 
lugar, pcHT eédni» de 27 dé octubre de &^, eitada poír So^taoino' 
lib. o cap. 12, se permite (jue los eonquistadose» y beoniiérílbs^ 
semi. acomodados en lastiiarras y estaaíeias^ de eHasi-Ya se hrvl»«' 
te^ que estancias* eran laslabransos de. los indígena» en que teideiv 
sus sementera» de granx», susbuertasdefhítas, crilus^akiiofeatoB^ 
y sus ranchos, y oasa» que componían sus- pobladones'^ Pim<éUler 
de qne esta; cédula lo permitíera,^ buen cuidado baJiftai tenido^ los 
conquistadores de acomodarse eníeltets. Los valles de'Fetap%<3iil*>* 
malt^iangOr £aiaii(^, Tzaonaipa y Bancan^ en que Sd sttoé suw 



FROPIEDSD TEfiRITORIÁL. 489 

Miivam^le la tiHa y dnAaá ár BanthigD iéiot criMilfawB^ oto 
enatesialáJCfíitÉtisc^do^ no fnenni déshroatadi» fHigwmieiite {lo^ 
Áts-xélíiios T pd)l8d«res,¡ íáob apüoreHiadDS pw dlos^ eofiflttanSd 
é ite: IsttefflM á los iHoraaoraiy que Sibrévlvlér0i£ é h ám&gm 

;^ Bu eabilt^ tc^oMék^ cu 9 de^ ^i^nbre d« tsds¡sé lee «I «d^ 
tftmgüMfU^. Este dl6'tí!'diiai0 É^&t g66^tfidddr y |Q8iií^^é r%B 
l^áote» é^reti ^6 10$ tieffijí^ |iHi»8édéÉ «sta l^dá eí&m pt»lt 
iiÉ balAíc^ m qué ^dtoix lift} gatfsd(»r m llanc» dd tíáii|^fófffó; 
é qué m eifiíbdi^^ ésto al^uáad |i»rioHái^ «oittij^stft ]ói hámd 
SMméOf ftá&fúewú cte \m hiídidd áñtei^ ^ lá ¿o^m/ é c^«^ 
feítíte |íl6tíá péüecM» é j^Gípkidad lo etM fiGr pn^Mtí Ymét^ por^tf # 

ló^iMtíria^ p#iRa«Rf id§ li^d» dé i«if m($ií6á mñm por m 

gÉél9i qfiésé ]é§ m6, é^ I& r«^élfón qftiéiéAiíD^éi^/ Í^r éú^ 
dixeron que mandafiárá é méMí^tíñ, <fiíé léffifl^iGtí é áéñdláréó á^ 
§M Mmmráé ^t Wl&m de émrdSáañ fbdas ísts tfe¥fe8 que 

ftptt# deiftci&^d é ^sñmpmék,* émiam^G^ ^e tiíi%trcío§ íiíj 

mié tío'm of#petr, nf idiig^Bé^ ésp^hW né f6§ dóttip^eñ déüo^y 
S# |>^lh4 péf Myáfif i^ep^di^ 1^ 4#e dié^elí ]^ éAas; é Éaands^oiílb: 
j^egbáái^ fejí ^e^ véigá á wAiáá éé toñbé.' Gá§é¿É, hiMmá(f m 
fmfmm^ VtcHÍtS^í^j^ dérabán^ ffSá^y eü'átrb lég^fíls éh' fiíétf-^ 
^, e^^éHbé; s^éMánMsé éi^ éHés fó» é!ñ^l^toos^ uno én ét 

pénr <|^fe réj^^Mi^/ y faílíáiée^ él jud' tiab^H^afs, íiúfaáteniétido^ 
aé^éém ÍÑffmñé X^Mád^i y ési íé^tovÉ^iM á^ j^rÜcúTe^résf 

IMüeiéR^ dé 1^ f tí«Ét)lOd iádfgeftKl/ tíi» i^é indu^ «tm cd^ 
q«é^# dé!5á^|KEírd' y oeupáXsloiS ^9a9 h^f^dadeé. Poirque redudén^ 
ékmá'iSt i^uéM», fio fó^^i^ffdd db lus eistatit^»if , diño ^úeblós^en- 
M^^^ á^fíiúláñdo^ í^cá fóriha)" uno solo, y bebiéndose de dañr 
nw Mi$ €jid()^ á esíte líát^Ho, todosr los áémiA babiañ dé perda* su 
tmifdi^ }'^pelté»e(iéfós dornune^ y pattitetriares. ^í és que cinco 
T^^ñm^imikéáf^d^tsám^ i^^qmñtí^ qué fbnnuton Zicleaste^ 
iifiip,*ytftiilÉí^6*yí 10 ejidos} eittrian á teaeruno^solo; once pue- 
btoff^'fifiít^pliléí^l^^jlí^ tantos accesorios que formak*on el de Za- 
eá^^f^íM», f éSmmLYfm n ejidos^, mi tuvieron en adetai^ m^s 
q«€íuifi^ "í^mí^ ^ 9tí éotííp^m ét^ m puíéblo^ majaes y otros 
tüÉm iñempé»y y bables de teiiel* á2 poMones de egidos^ noobtie^ 



482 CAPÍTULO xxnr. 

Be sino uno. Lo mismo Amatttan, cuyos 6 pueblos ddUenm po^ 
seer 6 epdos, quedó reduddo á uno, dentro los ejidos de la caj^ 
tal; y por este tenor es de discurrir de los otros pueblos. Por lo 
cual no es de extrañar desapareciese entonces elpueUo de UcuMl, 
en que» según relación de Juarros se acamparon las huestes caste- 
llanas y sacatepeques: como tampoco parecieron mas los pueblos 
de Samastq^eque 6 Inestiquixa en el mismo valle, y enlas inm»* 
diaciones de Escuinta los de Guacacapa, Ghialchitany Malacatepe^ 
que y Marma, que se mencionan en actas de los años de 41 y 43* 
Humboldt, en el ens. lib. 2 cap, 6, lamentando lo deplorable que 
la conquista hizo el estado de los indígenas, escribe: toda propie- 
dad india fuese mueble ó raiz, era mirada como perteneciente al 
vencedor; y *esta máxima atroz llegó á ser sancionada por una ley, 
la cual concede álos indígenas una pequeña porción de terreno al 
rededor de las iglesias nuevamente construidas. 

Bemesal lib, 8 cap, 26 expone» que asentados los pueblos en 
la forma referida» dcmde daban la vudta los padres» eran desampa^^ 
rados de sus nuevos moradores» y era menester volveiios á Juntiur 
de nuevo» acariciarlos» ponerlos en sus casas nuevas» derrU)arles 
las antiguas» deshacer los sitios de su antigua superstición» y pa- 
ra todo esto estudiar el modo de hablarles» para que entendies^i 
que todo aquello era por su bi^. Lo mucho que los padres traban 
Jaron» continúa este escritcur» se echa de ver claramente por una 
cédula del rey don Felipe n» de 5 de marzo de 577» en que hace 
memoria de cierta relación» que le hizo el p, fr, Domingo de Alva» 
procurador de esta provincia: que los indios se comenzaban á salir 
de los pueblos en que vivian» y se volvían á los antiguos asiaitos 
que solian tener» y si se les consentía hacer esto sería causa para 
que se perdiesen» y los pueUos quedarían deshechos» de que tam- 
bién resultarla desminuirse la hacienda real» y para quitar estos 
inconvenientes» manda su magestad á la audiencia de Guatemala» 
que no consienta» que los indios se vuelvan á los sitios antiguos. 
Por este estilo debió suceder» que mudios indígenas propietarios 
abandonasen uno y otro sitio juntamente: el nuevo» porque no les^ 
'^acomodaba» y el antiguo» porque no se les permitia y así verse 
en la necesidad de emigrar» y destituidos de propiedad. Otros adop- 
tarían el nuevo domicilio llanamente» mas por mucho que se acó- . 
modasen en él» no podían recibir mucho contento sus antiguos mo- 
radores» llegándoles nuevos dueños y vedaos» con quienes hébím 



i. 



PROPIEDAD TERRITORIAL. A 8t5 

^ partir sus teitenos y fonnar comunidad: con lo que los iñdí-i 
genas eran mortificados en todos conceptos. 
' Fray Juan Zapata, obispo que fué de esta diócesis en el siglo 
siguiente, citado por Solórzano lib. 2 cap. 24, fué de opinión con-' 
traria á estas agregaciones de pueblos; y en su tratado de just. 
áistrib, p. 2 cap. 21 refiere por menor, y llora los graves daños y 
pérdidas de hacienda, que por causa dé ellai§, reciMero¿ los indios; 
Elto es, que confinados los indígenas á sus pueUos y reducción- 
s<BS, quedaron tññi tierras vacas para el repartimiento, que en los 
principios, dice Solórzano lib. 6 cap. 12, se permitió pud^senha^ 
cer los gobernadores y los cabildos entre los vecinos y pobladores 
como por bien tuviesen; y así se ve en los de 2 y 23 de mayo de 
42 hacer men^ el de esta ciudad de las intermedias entre Xibte- 
peque y Santiago y entre Jalapa é Isguatlan, y sucesivamente de" 
otras. Después que inhibió á los cabildos el repartimiento de tier- 
ras y solares, y se reservó á los gobernadores, quisieron á lo me- 
nos ser oídos. El de esta ciudad, en instrucción que dá á su procu- 
rador en 9 de agosto de 1565, lé dice. Iten: pedir que el que go- 
bernare estas provincias cuando oviere de repartir tierras y solares, 
se informe primero del cabildo de esta ciudad, si es sin perjuicio,^ 
é no que á causa de no se aver guardado, se han dado tierras y sola- 
res en perjuicio délos naturales. El uso desemejante regalía du-^ 
rante este siglo, llegó á términos que en la cédula ya citada de pri-' 
mero de noviembre de 1591, que aparece mutilada en la ley 14 tít.^ 
12 lib. 4, y existe original en muchos títulos antiguos de tierras' 
y en el archivo parroquial del pueblo de íinula, se nota, que los' 
pobladores españoles habían ocupado la mayor y mejor parte dé 
toda la tierra, sin que los consejos é indios tengan lo que necesa- 
riamente han menester. 

Casas, discutiendo y resolviendo la novena duda acerca de hk 
cosas del Perú, relativa á las estancias de los indígenas, llamadas 
allí chétearas, decía: los españoles, á título de conquista, se han a- 
poderado de estos fundos de tierras qué son los mas fértiles del 
pais, y las han convertido en viñas y en Jardines que hacen culti- 
var como pi'opiedades suyas: pues según lo expuesto en el prime- 
ro y segundo principio, y lo resuelto sobre la sexta, séptima y oc- 
tava duda, ellos deben restituir á los indios todas las tierras que 
les han quitado. En la tercera conclusión sobre la sexta duda, dice 
aaí. tos colonos españoles, que están en el diade hoy en el Perú, 



\ 



r-s 



tM cmtmjo xxnr. 

BQ (^¡radieii gOBUttt de «Igoim mi^ VX desd^^e^ 

tro ¿bitío sin d permiso de los señores del país; y todo lo qaeello^ ^ 
poseeiij, bi ley de Dios lie» hace ua deber derestit^^» sin retiaer 
1a *"<>»^»' nasle* 

Ha finatymito Ips in^goias t^odan mfaias de ovo^ Se ha v^sta 
mea €qrt^ hicieron j^resontes detesta clamen el Petenyen \^ 
y^r?ff?%.^ütatian,4l^^_Q^pá^ y ^o podia ser sino de siift 
itíinp^ J^bo^ia^mm hist ^AX. Üt. 19, hace meacion de las qfm 
ti&Dás/¡^^(^tBi& pr^vfneiasy y en los distritos de Mehi^ Joyahah^ 
S^ 'ÍWfi S ^ Pedro Saeatepeques. Los conqij^sta^res se apon 
deifflinHf ^ eUi^ y <te li indostria^ de. sus dueños^ par^ su bene^ 
^elo, y ^prov^ctuunie^tQ, sulHi^i^tcándoles m^or herramierta. 
QeneÉa i^ 7, 7 expjone que de la isla de Santo D<;»oifi^ se Ueva-w 
j^n á Xienra firme cuarenta inc^genas, maestros de sebear oro, ^pie 
^useñasen 4 otros; y á los que tenian este oficio esa Nj^ara^a Uft*^ 
^ ei^ es<ri;itior cuadrillas de sacar oro. Los naturales que le teaiíBa^ 
ej^ las min^ d^ Alvaradi^ son llagados en ^ testtun^to esdayoa 
de S9í^ oro. £n quqa q^e da este ayuntamiento á Montejo» go-i 
b^madpr.de Honduras, en ausencia de A|varado, firmada por tret 
regidores y los dos alcaldes Dovalle y Dardon» qjie k) fueron d anO) 
de 37, sobre que los vednos de San Pedro j^idalpaped)^ á los,mi> 
neroa y cuadrillas de esta dudad el sai^ oro e^ miiias amuMcear* 
rm á, aquella ciudad, hacen cuenta y cargo de peijuidps, r^rieon J 
á(y, qpp era^ veinte cuadrillas de cada, cim esclavos ^ mas, cadat 
U^a d$ las cual^, dice, es notorio é 'se Ijene por devto cogerá ^ 
(¿da^añp dnco.é seis mUlj^sosdi^.qEo, de qj^pe^i^eceiJi^r^K 
tpiE^ c|^ ^u^magestad miU pesos é mas, qi:^ siupi^m c^ 
te mil) pesos, Vdnte ijoil peso^ yeni^ui siendo quinto de cien. Qdl>; 
Agia, en su tratado del senddo personal, hablando de v^iii^ j^^o**. 
yindas de Quito y el Perú y de esta^ d€| Guatemala, Hq^dlñs y 
Nicaragua, eutre otras cos^, dice al § 8: y de esta manc^p p^^^» 
p^etúan los indios en las minaS; por hacerles de m$d.á IjpiepiQOn 
menderos sacar de las minas á los que son diestros en s^c^ar oro dr 
plata, y meter indios visónos, y, qpp np saben de aqud ii^e^ter* 
Én cabildo de 27 de febrero de as se concedió á Alonso 2^(»ar 
un sitio cerca de la laguna para poner á sus esclavoip, d<»ide tciiia» . 
dice Juarros tr. 6 cap« 15, su labrero de oro. 

Los españoles también descubrieron otras. 1^. ai^ de 24, de* 
julio de 1829, se refiere que Diego Sánchez filé el prb^^/qia^ 



PROPIEDAD TERftITORUL. 4 8^ 

descubrió una» y se le permite ir á sacar el oro en polvo con sus- 
(íuadrillas, sin embargo de la prchlUdoñ puesta en el caMldo an- 
terior de acudir á las minas^ pena de la vida, por estar la tierra de 
guerra en algunas partes. Bemal Dias^ cap. 181^ cuaita que por 
este tiempo se descubrieron unas minas junto al pud)lo de Quinis- 
ttm. Herrara 6, 1, 8 expone que á cuatro y cinco legtias de la 
dudad de Graeia$ se aaccnutranm muchas y buenas. Ltorente, en 
el «upiemento á la s^unda memoria de Casas» refiere que este 
prelado, entre otras niedida3 útiles^ obtuvo la de que se permitiese 
á los indios explotar de iSa propia cuenta, como los españoles, las 
minas de s9 pais. Pero si en la costa de Miohiatoya, según reía* 
don de Henrera 4, 8, 8, se dejó á lo^ naturales el beneficio de la 
sal, quasae^n, dice, codeiulo la tierra en ollas con fuego; las 
salinas que se descubrieron en Nicsuragua, según el mismo escritor 
lib. 5 cap. 4, fueron concedidas al comendador Frandsco de los 
Ck>bos. 

En fin, las tierras todas, aguas, montes, pastos, todo, dice So- 
lóraano Ub. 6 cap. í 2, fué considerado pertenedente á la regalía» 
Remesal lib. 11 cap. 4 expone que el presidente Gerrato hizo do- 
nadon de la laguna de Amatitan á los padres dominicos, y asimis- 
mo que el padre fray Diego Martínez la pobló de mojarras, trayén- 
dotas en botijas del mar dd sur, porque antes no se criaban allí 
smo unos pescadillos muy pequeños. El cabildo la quitó y aplicó 
á los propios de la dudad, redundándose á los indios algunas pe^ 
sadumbres, que toleraban por el hiteres que tenian en la pesca. 
Ims actas de 9 de agosto en addante, denotan que sobrevino pld-' 
to, hasta proponer el cabildo transadon; pero el rey, en cédula de 
18 de enero de 1675, la mandó restituir y dar d dominio al pue- 
blo de Amatítaií, y por consiguióte también al de Pétapa y d^nai? 
dé su comarca. En acta de 10 de octubre de 86 se hace mendon de 
albarrada, echada según parece á la laguna de Dueñas )[»ara cría 
de pescado, como perteneciente á ejidos. 



TOM. 1. (24) 



48« 



CAPlTÜlO 2S. 



': 



Frutes de la tierra* 

lOJaláy exclama Hümboldl ens. lib. 4 cap. 9^ que en todas par- 
tes se hubiese conservado el nombre de los que en vez de asolar la 
tierra, la han enriquecido con plantas útiles al hombrel Gardlazo 
de la Vega, prosigue, se queja de la ingratitud de sus compatrio- 
tas, que apenas conocían d nombre de Maria de Escobar, la pri- 
mera que llevó algunos granos de trigo á la ciudad de lima, con 
que se propagó su sementera. En Quito el padre José Kixi, natu-* 
ral de Gante, sembró el primer trigo europeo cerca del convento de 
San Francisco. Todavía los frailes enseñan como una curiosidad 
el tiesto en que fué de Europa el primer trigo, y lo conservan co- 
mo una reliquia preciosa. En Guatemala, Vázquez lib. l cap. 32 
confiere esta primacía á Antonio Paredes, ascendiente suyo, á quien 
se dio vecindad en esta ciudad el año de 36. Juarros tr. 3 cap. 5 
la dá á Francisco de Castellanos, tesorero, que vino con Alvarado, 
según Remesal, el año de 29; y parece lo cieito. 

El propio Juarros tr. 6 cap. 16 anuncia, que la propagación del 
ganado vacuno se debe á Héctor de Barreda, que trajo á su costa 
de la isla de Cuba cantidad de vacas, con que formó un hato en el 
sitio que le cupo en repartimiento, en los ejidos de la ciudad, y por 
esta razón fué conocido con el nombre de valle délas vacas. El pro- 
pio Vázquez refiere la venida de ganado ovejuno al contador Fran- 
cisco de Zorrilla, y que lo aposentó en sitio que le filé señalado á 
la boca y principio dd valle en 3 de junio de 30, Del caballar^ a- 
ñade este escritor, solo se sabe que, multiplicadas las yeguas y po^ 
tros eñ el valle, fué necesario señalarles sitio mas distante el año 
de 31, en las tierras intermedias entre Escuintepeque y Masagua, 
que la dudad miraba también como término de sus ejidos. El ga- 
nado de cerda estaba ya propagado. En acta de 6 de mayo de 25 
se prohibe vender un puerco en mas de veinte pesos. 

Con respecto á Honduras, Bemal Dias cap. 183 refiere que Cor^ 
tés, llegado á Trujillo por el año de 25, dio á los guanajos puer- 
cos y barraco», que trajo de México, con que se hizo casta en a- 
quella isla. Herrera 3, 8, 4 expone, que el propio Cortés, á quien 
Humboldt llama grande hombre en esta parte, envió un navio con 






/ 



t 



FRUTOS DE LA TIERRA. '1 87 

la plata de su servicio y joyas que tenia, á Cuba y Jamayca por bas- 
timentos y ganados de todas suertes, y diversas plantas por aco- 
modar y ennoblecer á Trujillo. Refiere así mismo este escritor, que 
por el año de 29 llegaron, á Trujillo cuatro navíosi cargados de ye- 
guas, becerras, puercos, y otros animales y cosáis de provecho; en- 
tre ellas seguramente simientes de plantas de GastUla y cañas de 
azúcar; y como ya era conocido el camino para fiuatemala, mu* 
cbo de esto debe haber pasado á esta ciudad. 

En cabildo de 14 de julio de 36, ya pide Antonio Diosdado cier- 
tas tierras para cañaverates de azúcar que son media legua, al pa* 
recer en los sitios llamados Talcomunta y-Macuil, junto á Amati- 
lan, con dos ríos que por ella pasan, y le son otorgados con calidad 
que las pueble y edifique é labre dentro de seis meses. Puede ha- 
berse construido ing^io, como lo habla ya el año de 45 en Chia- 
pa, según testifica Remesal,lib. 6 cap. 5. En 4 de junio de 29 se 
liabia concedido un salto de agua del rio de la ciudad al adelan- 
tado Alvarado para un molino; en igual mes de 32 se repite la con- 
cesión c(m indios de Tasulteque: en enero de 38 ya se pone pre- 
cio á sus tareas; y en abril no se permite vender la harina si no 
^d casas de cabildo. En febrero de 39 aparecen á real el arrelde, 
estp es cuatro libras, de puerco y el de vaca, y á real y medio el 
de camero; y en agosto de 41, escaseado él trigo con el perjuicio, 
de los ganados, se paga á peso y medio una fanega. En enero de 32 
se tasa ^ peso la arroba de pescado, y á peso la fanega de sal. 

R^nesal lib. \ cap. 4 expresa que el ganado multiplicó á la ma- 4 ^ S 
mvilla; y lamenta, que el ganado mayor de bueyes y vacas, caba- 
llos é yeguas, y el menor de lana y cerda, escaseando la yerba del 
campo, entró en los trigos y maizales, y en los ári)oles de España, 
que babia costado mucho trabajo traer, plantar, y conservar. Pri- 
«lero se mandó alejar media legua de la ciudad, y después sacar 
del valle á los estremos de los ejidos. En la falda del volcan le hicie- 
ron mucho daño los leones, y en particular uno de que se hace men- 
ción en acta de en^o de 32, y la hace también este escritor, aña- 
diendo, que el propio adelantado salió en montería á cogerlo, y no 
dando con él, se ofrecieron á quien lo matase 25 pesos de oro ó 
cien fané^s de maiz: lo que denota que la fanega de este grano, 
valia entonces dos ó tres reales. No obstante, Abuso García que 
le mató, escogió y se le mandaron pagar los 25 pesos, según se re- 
fiere en la acta de julio que menciona. Herrera 4, B, 8 expone. 



7- 



-r 



Í8S CiPÍTÜLOXXV, 

^«e el ganado vacuno multípüeó en la costa de Mkbato^a» déiff* 
goadero del rio de Amatítan desde el sallo hasta la playa dd taxti 
que el cabalburmas desmorecido engordaba en. irnos pastos que rie- 
gan unos lagos procedentes de minei^s de azufre; y que habla po<- 
bladones de castellanos é fndkte con mucha fruta da la tierra y de 
Gastllla, principalmente naranjas, higos y melones. En las pro-^ 
pias actas suenan veinte y ocho libras de carne de vasa por el real 
el año de 76, y veinte y seis ^a el dé 77. 

De K)nduras^ diee este es(Titof s, s, 7, hkn mnltípUcado bien 
todo género de ganados, y él va»«no«s mayor que el de Castifiary 
las parras dan dos veces al año, y lo mismo el ^go, aimque la se* 
gunda vez no tan bien como la primera^ y dende á odio diaií que se 
vendimia la uba, ^ podan las viñas, y vuelven á echar^ de ma- 
nera que á Nasddad se comen ubas maduras: tos limones, naran- 
jas y otras ¿utas han producido tanto, que los calíllanos no e- 
chan menos ningún regalo de Gastülaf pi]»s haiM d azúcar y otifas 
cosas semejantes han dado muy \A&Sk. Badslat^o de Tru^llo dec. 
h Ub. 9 cap. 9, transcribe un memoria en que seexpresa, que no 
habia vecino que no tuviese en su casa un huerto con todas las Inci- 
tas de Castilla, que se hafoisui podido haber, las cuales se dAban 
muy bien, c(»no naranjas, cidras, limones agrios y dulces> gra- 
nados y higueras de las cuales á siete meses que se plantan, se co- 
gia fruta: de melones y ubas y otras tenían abundancia. 

Avivado d labelo de las minas, id)undaron taná[)feaí el oro y la 
plata, que entonces se guardaba en barras, ó apHcaba al ajuar y mo- 
neda. En la mortual de Francisco Fernandez de Medina el año de 
í 538, aparecen recaudados de Domingo de Salazar \ 94 pesos, que 
importaban una media barra, umt planchuela y un vai^Uo de oro 
todo de 12 quilates: una basinete ccm su asa y cuatro platos de 
plata; y en dinero, de Juan Godinez vdnte pesos, y de la almoneda 
sacados gastos diez pesos. Por d año de 1 540, cuenta Bemesal Ub. 
4 cap. 5, entraron en la ciudad grandes ofldales de oro y plata, y 
con la abundancia de estos metales que entonces hal^a, cada ved- 
no á porfia quería hacer vagólas para servirse, joyas para engi4a- 
narse* á sí, á su muger, y sus hijos: y sin escasez entregaba la pla- 
ta por arrobas, el oro por libras, á puños las esmeraldas, que se 
hablan de repartü* por cadenas, cintos, joydes y api^tadm^s. En 
apunte tomado del primer Ifoo de actas del cabñdo edes^ástko á 
f, 44^ aparece razón de 200t marcos de pk^ entregados en 1° de 



étébmbm de 4S^ áFedi^ tefÉ^átíH pmk cattód^ y 0ltá$ piezai 

al fmdafie coát^to d^OattW^» cb^ Sati S6hriiáor lA áñd de iíí» 
oteadle la ^¡fiteeo&Uil Ubei^ft&diá' á^ todo lo i^^íteañño&H de alba*- 
jfts^omufie^ 00010 áe.f(ipét&^A f^&títtí^ymúiUtih, qnáésú^oáe 
im año la casa tenia tidas pli^ paeadl «ervkíó del all^y y me» ói^^ 
namentos para el culto divin^^ qM ^ateaiéla y Qüdud^B^ jibi-' 
tod. Gagé p. s c. 1^, daMo idea de^la láíirii>am pdácipa]> de UMér 
gm de la Sma^VírgeA del Rosebrióy lámparas inferí^^y déoÉad^^éóñ- 
duye en resúmeti> dlci^do^ esle^BfveDilo éd taúñcó^ ({üe sépo* 
átiúxk saear den nyil ducados de los tesoi^dn queéÉcíe^. fell propio 
Reifií^al, hablando llb« 9 eap^ d5de las iglesia^ de los pueblos dé 
los indígenas, escribe: unos í&dioiíáimitaiiión de otaros, yimoí^pu^ 
blo^ á emulación de sus veelfios sé aventajan éñ éStaá obras: pai'ft 
dar eutoa relad<m de lo mueho que eÁ é^to, cti(md)ó salí para Ñue^ 
va-£ápaña> isameñeé á hacer memoria de la plata y éi^aiñ^to^ que 
había en los pueblos por donde pasaba, y llegaba á tanto él nútiáe^ 
1^ y la cantidad, que era menester ún libPo muy grande p^ura asen- 
fórlo: porque solo en Sumpeuogo, un indio haMá dado en plata éin-" 
€0 mil y quinientos y ochenta tostones: osaría afirinar, que en so- 
la la simsí de Zaeapula han sido mas liberales los indios en esta 
parte, que todos los demás de esta provincia de 0uateniaia, Chíar* 
pa y los Zoques^ y así uo hay comparación iii tada. 

Im indígaias según se ve, asegurados algún tanto tíí sus dere- 
chos descubrían los tesoros, que habían oéidtadá ál tiempo de la 
devastación. El propio Remessd lib. 6 eap¿ 5, hablando del redbl- 
miento que los indígenas hácíer(m e& Chiapa el ^o de 45 al obis- 
po Casas, dice. Los hijos de los principal^, que erion mas de cien-' 
ta, venían vestidos al uso de España, de una viiÉtosa IíIh^, ade- 
irezadas con muchas joyas de oro, con una míudanza de aréos, y 
una canción en romancé á decorar. Salieron los prindpales mas 
vestidos que otras veces con joyas y collares de oró: unos hechos 
á modos de culebras: otros como animales enlazados, y otros de o* 
tras hechuras: y d cacique d<m Pedro Nóti llevaba tres anchos, que 
le ocupaban de la garganta á la cintura: y loa padres se espanta- 
ban, como los habían ocultado y defeudido de los españoles. El 
mismo escritof cap. 17, refiriendo las fiestas que hicieron en la 
pubUoaeicm de las nuevas leyes el año de 46 los propios indios, 
dice. Esta ál^a de su corazon> manifestada en el rostro» salió á 



4 90 CAP. xw.-^patTOs de u TiEaRi. 

los pies y las mimos/y d primer dia de fiesta, instigados desí orfs-** 
mosy hicieron un baile el mas soleone, en que como gallinas, que 
seguras del milano sacan sus polluelos á la era, y al grano, y ctdoc. 
del sol, sacaron todos sus ricos vestidos, plumages, cadenas, dn- 
tos, patenas, y mil diferencias de joyas de oro, esmaltadas con pie- 
dras muy finas, y de varias hechuras, que habia anos no sallan á-^ 
ver la claridad y hermosura de la li|z. 

Los concpiistadores y nuevos pobladores cultivaron también con 
buen. éxito algunas plantas indígenas. Herrera 4, 8, 9, hablanck) 
del consumo y abundancia del cacao, escribe: gástase tanto, que- 
loijue sale, de Nueva-España y dan y gastan en sus casas y labo- 
res, OÍ solo cuatro lugares de los Izalcos serán mas de cincuenta 
mil cargas, que á su precio común valen quinientos mil pesos de 
oro de minas: ocúpanse todos ellos con sus huertas, dos leguas en 
cuadro, que tales huertas y tal fruto de árboles, en tan poco espa* 
cío, no se sabe en el mundo. No expresa cual es el precio común, 
pero resulta á diez pesos de oro la carga, quehacian entonces quin- 
ce de, plata compuesta de tres xiquipiles, el xiquipU de 20 contles 
y el contle de 400 almendras. Expone también, que 200 ahnendras 
t^an valor de un real entre los indios, y eran la moneda corrien- 
te entre ellos y los castellanos paralas cosas menudas. Torquema- 
da hb. 19 cap. 32, refiere que los curatos de esta costa son de clé- 
rigos, y son los mas ricos de la Nueva-España por causa del mu- 
cho cacao que allí se hace, y es la mejor mercadería de toda esta 
tierra después de la grana. 

Acosta, haciendo mención de la tuna lib. 4 cap. 23, dice, es 
otro árbol célebre de la Nueva-España, porque en sus hojas nacen 
unos gusanillos: déjanlos secar, y así secos los traen á España, 
que es una rica y gruesa mercadería: vale la arroba de esta cochi- 
nilla ó grana muchos ducados. En nota del año de ochenta y siete 
vinieron chico mil sdscíentos setenta y siete arrobas de grana, 
que montaron doscientos ochenta y tres mil setecientos cincuenta 
pesos, y de ordinario viene cada año semejante riqueza. Resulta 
aquí la arroba á cincuenta pesos menos dnco maravedís. 

Tratando del jiquilite el propio escritor, dice: aunque no es ár* 
bol sino yerba de la que se saca el añir, que es para tinte de paños, 
por ser mercadería que viene con la gr^n^, dice, que también se 
da en quantidad en la Nueva España, y vino en la flota que he di- 
cho, obra de veinte y cinco mil y doscientas y sesenta y tres ,ar- 



CAP. XXVI. — MANDAMIENTOS DE INDÍGENAS. 4 91 

nbáSy que montaron otros tantos pesos. El autor habla aquí éh 
general de la Nueva-España, pero Solórzano que reproduce la mis- 
ma níafracióñ 11b. 2 cap. 9, se contrae á Guatemala, y no pone re- 
paro alguno sobre tan bajo precio, como el de un peso por arroba; 

Que Acosta tratando de la grana, comprenda á Guatemala en 
la denominación general de Nueva-España, es cosa muy obvia, 
pues por lo menos era producción de Gbiapa en la provincia de los 
Zoques en tiempo de Ximenez, de que ya se ha hecho mérito, y 
ademas, aparece recíactada en la ley 21 tít. 18 lib. 4, una cédula 
de 23 de enero de 60l , que apoya este concepto, cuando dice: En- 
tre otras grangerías que tienen los indios de las provincias de Nue- 
va^España y Guatemala es el beneficio y fruto de la grana ó cochi- 
nilla; y porque algunos que en esto tratan, se la toman á bajos pre- 
cios, y venden después á muy subidos, de que reciben mucho a- 
gravio: mandamos, que si los indios quisieren enviarla por su 
cuenta á estos reynos, no se les prohiba, ni ponga impedimento. 

Gage, p. 3 cap. 2, hablando dé ttiulas en el valle Mxco, com- 
puta á sus vecinos veinte atajos, expresando que solo Palomeque 
contaba trescientas, y 600 mil pesos de caudal; y añade: algunos 
indios ricos han aprendido de los españoles á sembrar el grano, y 
á trancar en el camino del Golfo con sus muías. Así ^a como 
los indígenas propietarios y los españoles acomodados, formaban 
entonces la riqueza del país. 



CAPITULO %, 

maiidaiiiientos de Indígenas* 

Adam.Smith deriva el alto ó bajo precio de los frutos agrícolas 
de la altura ó bajeza de la renta de la tierra, de las ganancias del 
íbüdo, y del valor de los jornales; y observa, que en las nuevas co- 
lonias, en que sobran tierras que romper, poco va á decir el pre- 
cio de su renta; y que siendo por esto los alimentos abundantes; 
los jornales deben ser baratos. Por consiguiente, hallándose en Gua- 
temala muchas tierras desmontadas, y acaso cultivadas, y siendo 
sus alimentos abundantes, como lo era el maiz y otros granos, los 
jornales han debido ser baratos. Sin embargo, hay motivos para 



49$1 CiFÍfÜLO VSÍ. 

feíiBtf que eUof ea mucha parte Aiesen ahon^do» ^toraüeoiei <é 
Uevadoe i la pa^trer bafelara. 

SoiémoiQ lib.yeap. 3#Dta,queporelañodQ iseaenla^pror 
^vIMas 46 Qualemala y en otras de C3iUe, QaitOi y Nueva^fiípa&a 
ao aeebalia 4e deswraigarge el servida personal que muciios en- 
oomeuderp^ exigiaii por via de tributo^ reuiaiido de todo pwto «u 
tai»ifi<m4 Hmera ^, io> 9, haUando de mediado el siglo 16, exr 
pone, que al fia de mn^ tíen^po se «Secutaron las nuevas leyes 
en el Pfirú| N)0|ffagaa y Guatemsdlay á costa de mucho caudal 
4e If r49l birisoda, mudias muwtes y destruksioiies; y reftriéu* 
dope 4 4ttW del «dsmo siglo te» auade: después acá por remi^ 
siaiir d^ lAgunes ¥ii»sreyes y k^ mismo presideules y g(d)ema<^ 
doiies, y por otras razones, ls# ireales provisl<mes hechas coa 
muy buou J\iwperdo dQ su consejo para la ccms^rvadou de los íut 
dios, se relajaron eon gran daño de ellos. Agía, que escribió el 
año do leos, supone vigente en su tiempo en las nüsmas provin-« 
ci«iesta espeeie de ewriayltud^ y po parece haherseei^tiaguido has- 
ta birt^er sfdo «nbottkidda p^ otya miuy dlfer^te en sus tránütes, 
pefoldéi^tM on la subfilaneia, y aeaspmas funesta ^sus estragos. 

Sofairza^o ^p. 8 ^soribe. Otra, especie de servicio personal^ 
q^e tamhi^ ^ endereza á partioulares comodidades y aprovechi^ 
miento^ se in^füd^jo autiguom^il^ en todas las provincias de las 
Indias; y aun hoy se conserva en muQbaSi con aver tantas leyes 5 
ordenanzas que lo prohiben. Pidiendo los españoles, pobladores y 
habitantes de ellas, á las Justicias, que para el servicio de sus per* 
sonas y casas, y traerles agua y leña, ó cuidar de sus codnas y 
caballerizas, les reparta^ algunos fndiqs por sem^mas, ó meses; 
que les drvan, aunque no quieran, pagándoles un corto jornal, á 
los cuales en el Pera llaman mitiQfas de #9rvieio, y violentándoles y 
oprimiéndoles con este color, á servicios graves y laboriosos. Estos 

repartlmisntQs se Hamaron en el pais mandamientos, y ptrevalecie- 
ron despv(^ de la edad dd ^bie Qiso^* 

Apenas por el a^o de t^^2 se dewAjd^ 6arta á la audiem^ 
de Guatpmh^ mm^ ^1 vmi^ MéwmQ fs#« 6, eneaiügi^o á los 
oidores de «lia qne saliesen á la vlsiita d^ la tierra, tuviesen euea^ 
ta de toflw «U6 l6s indios tnAejasenim aia haciandss y heceda* 
(|l% y eu Mi llenas, y no se les pemitiefle la oécwidad, dando 
pr mm(% qm ae díee, san |k>>os y bolgSi»nes, y si no se provee^ 
tue t)[taN(9» para 3u praif^Ao» uip Uméxé^ ningnn génerodc» po<^ 



MANDAlHERrOS DE ITOÍGENAS. ^196 

licfa, ni aproireehanieiito, lo cual seria ai^daík» 88]«w Todavía tíi 
el propio año de 52, refiere d mismo escritor cap. 8^ se |^»hibió 
pCNT oédnla de 20 de marzo, d dar los indios paralabrar lad casas 
de españoles, y se manda que no se les den, süBto los q\» qiiisii»- 
ven tmbajar de su v<^Htad, y pagándoles muy bien sus jornales» 

Pero ya en cabido de 12 de noviembre de 72 se recibe mal> 
que el señor presidente reserve del servicio horJtouio4e la dudad 
t los indios, y se acuerda pecBr, no los reserve, y no remediándo- 
lo, se apele de su proveymiento para la real ausencia, y se siga 
^f todas instancias. En oédula de 74, dice Solórzano, ya se per^ 
4»hiten estos servicios expresamente, y se ordena que lie den re<- 
partimientos para edi&!ar y reparar las casas de los españoles, y 
0tras obras páblfe£ds, como sea oon moderación, y buena paga m. 
Mano propia. En^e las d)ras páblio«»xuentaeste«80iitor las fu^a^ 
ies, pumtes, puertos, aberturas y reparos de caminos, ^tretanto, 
^m, cédula r^nitída á México se nota, que los pud)k)s de indios ha- 
een las obras públicas, que son mudios y son oompelidoS'á poner 
les materiales y el trabajo de sus personas, sin que por razón de 
eUo se les descuente en sus tributos: que sobre ello son muy mo«- 
lestados, y por otra parte pagan los tributos entecamente, y reciben 
Aotable daño. ' 

No (ostente, m carta de 7^, escribe el mismo autor, se dice 
~al vbrey de México, que siendo necesario se apremien los indios á 
tírabajar en las minas, sacándolos por repartimiento de sus pue- 
-blos, como se hace pefra las obras públicas é sementeras. En ca^ 
-bildo de 18 de felnrero de 78 se ftrata sobre una cédula que tie- 
nen los indioB del burrio de la Canddaria y los de las milpas pa- 
ira noaervir; y se acuerda Imcer inloitnacion secreta con parecer de 
la audiencia, sobre ser ganada con siniestra información, y ante un 
alcalde indio sin autoridad. 

Los ^pañoles y pobladores no se detenían en solicitar y obte^ 
ner repartimientos de indígenas para todo género de trabajos, ée 
diodo que para propender á su alivio, se f^é haciendo distinciim de 
*MAaj^'necesttPios en la agricultura, como la sementera degranos 
y euMado de los ganados, y otros menos necesarios,^ eomo.los de 
-viñas y olivaMs, y en esta última dase se consideró el i)enefieio del 
^aülte, en« oédula del año de 79^ dei^fuichadaá la audiencia de Mé- 
lüto, y carta del año de 81 dirijída á ésta de Guatemala, que trans- 
^rit)e Solónuma capt 9, y -dice as(* Deois, que de pocos^anos á e»- 

TOM. 1. (25) 



^94 /CAWT0LO xxn, 

,ta parte los españoles, que baUtan esas proviaciais han descuUeír 
to yusado.lagrang^ía de las. hojas del añir, que la tierra caliente 
produce en abundancia» y que. han metido indios para benefleiail^ 
y cogerla^ y .que por entender que es trabigo dañosísimo para ellos, 
jproveísteis que no trabajasen en esa labor. Os mandamos que pror 
Sigáis el estorbarles el dicho beneficio; y lo mesmo enviamos á m&u*' 
dar á la provincia de Yucatán. ) 

No obstante semejantes prohibiciones, fué en los años conse^ 
cutivoSi según relación de Acosta, repetida por Solórzano, puando 
m vio la arroba de este género á peso: infimidad de precio harto 
notable, que no puede atribuirse sino á lo gratuito del jornal, mas 
bien que á la escasez de dinero^ en una época en que según se ha 
observado, se daba la plata en arrobas y el oro en libras. Kemesal 
lib. 8 cap. 17 advierte, que el alquiler de veinte y cinco indios en 
Ghiapa, por el año de 1545, era un peso; y Solór^^ano cap« 12, ha- 
blando de Quito en el de 1601 , refiere que la. paga de uno cada a^ 
ño era á razón de treinta y cinco pesoiS. 

Ademas, llaman aquí la atención tres cosas: la entereza de la 
audiencia en alivio de estos naturales, el descubrimiento del añU 
por los españoles,, y la prohibición de mandamientos para vinos y 
olivares. La entereza de la audiencia en defensa de los indígenas, 
^s cosa que ha notado Humboldt en el ensayo lib. 2 cap. 6, cuando 
expone que la corte envió letrados á las Indias, á gobernarlas pror 
vincias, y para servir de contrapeso al poder usurpador de los con- 
quistadores; y así en cabildo de 14 de enero de 88 se vé á estos úl- 
timos determinar que se defienda la jurisdicción de esta ciudad, so- 
bre que á pedimento de los indios de Acatenango mandó la real 
audiencia que los alcaldes ordinarios no den mandamientos para 
indios. 

El descubrimiento del añil, no es mucho que se diga hecho por 
españoles de estas provincias de pocos años ¿ esta parte. Baynal 
pretende que los europeos introdujeron el cultivo de esta planta 
en América, á causa de que las investigaciones de Beckman mues- 
tran haber sido conocida de los griegos y (os romanos con tí. nom- 
bre de indicum: que Marco Paulo describió como se preparaba en 
el Indostan; y que Hernández la llama anir, palabra castellana to- 
mada de la árabe nir ó m7, que terminó en la de añil. Pero Qa*- 
vígearo lib. 7 art. 45, dice: de todos los escritores de América que 
he haMdo á las manos, no he hallado uno solo, que pueda^ serv^ 



MANDAMIENTOS BE INDÍGENAS. Í9t 

dé apoyo á la opinféní de KaiyDal. Sabemos tamUeá por los histo- 
fiadores de t/íéxicay y particulannente por el doctor Hernández, 
que los antígtlos mexicanos safoian baber uso de aqnel pireciosó ve^ 
getal; y'coifóta ptvr el testimonio de don Femando Gólony que nna 
de las plantas propias de la isla Española era ei añil, aunque éL 
modo de prepararlo enrtónces se diferendaba muebodel moderno. 
Humboldt en el ens. lib. 4 cap. 10 sigue ení este^nnto áCiavíge- 
TO, añadiendo qué lo atestiguan las pinturas, gero^íficas mas antir 
guas de los mexicanos, y que treinta años después de lá conquisa 
ta, no babiendo los españoles bailado aun ingredientes para bacer 
unta, escribí^ éon añil;^ y conviene en que la pr^aracion era dis- 
tinta. Pueden pues ios españoles de estas prdvincks baber descu- 
bierto un Qiejor modo de proceder en su beneftoioy y así ser positi- 
tíTO lo que se auunciia en la cédula. ^ ' 

La probibidon de itpartím^ntoS de dndigeiía^ para yíñeiñ y oli- 
vares tenia dos objetos: el primero, el alivio de los indígenas; y el 
segundo y prindpal, el que se expresa en la instnaodlon dada pa- 
ra el Perú el año de 96 al virey Velasco, sucesor de Toledo, que 
transcribe Sdórzano cap. 9, por estas palabras. En instrucciones y 
despachos secretos, que se dieron ádon Francisco de Toledo, cuan- 
do fué á gobernar aquellos reynos', se le ordenó quciuviesé mu- 
cbo cuidado de no consentir que enellos se labrasenij^años, ni pti- 
siesen viñas, por muchas causas degrancónsideradon, y principal- 
mókte, porque babiendo allá provisión bastante de estas cosas, no 
se énflaquedese d trato y comerdo con estos reynos. Igual instruc- 
don supone el propio escritor dada al virey de México d año de 96, 
€8tendiéndola á impedir d plantío de morales y linares. Esta instruc- 
ción se bi£o general á todos los gobernadores en 1601, comprendien- 
do los olivares; y se repitió en los años de 1609 y 1610, encare- 
dendo en esta últhna, cuanto importaba su: cumplimiento para la 
^ependienda que convenia tuviesen estos reybos de aquellos, y pa- 
ra la contratadon y comercio. 

- De los dos objetos que se propuso el gobierno español en estas 
frovidendas, tuvo efecto el uno, y no d otro: es dedr, se extermi- 
naron los plantíos de todos estos vegetales y sus Mitos; y no por 
€So se esimsaron los mandamientos de indígenas. Los españoles de 
Guatemala, que al pealar la dudad de este nombre, según la. ex- 
posidon de R^nesal bb. i cap. 9, no tenían otras oonversadones 
ipe las de.eleedon y aprovecbamientd de lastíerras que fuesen mer 



I9# CAP. xsvL — MAtfD^RirroaDE^ini^ENÁs. 

J<ffe& partí sembrar/ y en las cuales poiMai^ Wber Yiüay éHvar«^ 
j otros áAoled dé£gp«&a/y que ya íuudada^y eslabledáot» les 
eoetó tinrto caBserrár y mxMpácVf abora debf» «haodfDar^filiMH 
car y pegar faego á la qué ks lldvó expetxsas traerde laaifli^ ; h| 
peBímula; Lá» paUaáores de HoB^ras» que s» f oscdnlr en sos 
viñas con dos cosechas anuales^ sagua vik veferido^ so pitdteoa 
renunciar solo una, sino ambas. Nicaragua^.'que. s^nn el teslir 
monio de Herrera dee. 4 lib. 7 cap. 4, tenia vino bastante hasta pa* 
ra d surtimiento de sus «nbarcadones^ en addanle cMreee de él 
y necesita del de España. . 

A Nueva^España parece que cupo igual suerte» y lo misma á 
Panamá; méncM al l^á^ ^nde los gefaemadtrea, eonttaítL Saiór* 
sano, toleraban y disimulaban por ser muchas las viñas y» planta* 
das y depender de ellas tantas hadendasí de eclesiásticos y seglares. 

Entr^anlo, el ayuntamiento de Cruatettiala reclamaba ante el 
)rey la Jurisdiedon de dar mandamientos de indios» que la audienefa 
le inbibia, á tiempo que est la corte habia cundido un gran relroceso 
de ideas en orden á la suerte de los indígenas, y c^ llegado el tiempo 
en qué al invocárselas leyes favon^les á su libertad, comenzaron i 
mirarse como añtiquadas, refiriéndolas, según la exprei^n deSolórr 
zano Hb. 3 é. 1, al tiempo en qne andaban tan vivas las contracUcr 
dones del obispo de Ghii^, y se escribía contra él, mxAiíj/áaídfík» 
eon cuan poca razón y fundamento llenó el mundo de quejas da 
los agravios y vejaciones, queén todas partes sé hadan á los índiM, 
no habiendo él estado sino en las menos importantes de las Indiai^ 
y así no es nnichó que la audiencia de este reyno perdiese la inbibit 
don que ponia al ayuntamiento, y éste ganase la cédula que se 
menciona en caMldo de 19 de enero de iai6, para que ras itoMes 
ordinarios, cómo corregid(Mres dd vaUe, usasen de la jurfalioeion, 
de dar mandamientos: por lo que ius individiH)S, en cumpltetot 
to de ella, acuerdan hacer nombrami^to de repartidores qim dis^ 
tribuyan los indígenas del distrito. . 

Sin embargo, en Nueva-España aparece la condidon del indi- 
gna mas favoredda; pues &i cédulas de los años de 1612 y ifitflt 
redactadas en la ley 4 tít. 26 lib. 4, se nota el mal tratamiento y ar 
gravios que reciben los indios en los obrages de paños, y se ové&r 
na á l(Ki vireyes que en todo lo posible procuren relevar á los ía*^ 
dios de este trabajo, aunque acudan voluntarios y bien pa^dos^ y 
se da por razón los inconvenientes que resultalmn de que dcon ti^ 



miébtísmM ^%i9mí^fi^tí^yc^me^^ coa aoo^H^^r^^i^iij^ 

España de.to^S»9É». teí)Ari^aQÍQQ^#:b)^paQpii^,c[«í^d n^mWA*! 

. . - ¡ . . ■ . ; 



CAPlTliaiZ. 

lilbertedes lurlttiiili^fM del cmueriKla* 

La navegación fué libre en los principios, lo Ví^mo cpiQ l^AWS^ 
tes«. Fodia MYegars^ en la^ Indias de U9^ provincias á otrasf de 
todas las de tierra firme 4 la^ islas, y dc^ las;i$las h España. £1 tra-» 
to de: esclavos estuvo franco mucho tiempo de la Florida pc^T^uer 
va-<£spana y Guat^^ala^ y de Guatemala con el Perú y las isla^f 
La& islaa> flurtWaa primero de ganados, amas y caballos y lu^ 4^ 
gjéneros y frutos de Castilla, surtían todas |a^ provincias de estos 
artículos, llevando en retorno primero esc^vps oro y plata, y d^s-» 
pues oro, plata, y frutos 4» la tierra: lo mismP m^ provincia^ 
con otras, según su aptitud y urgeQeias. En to4o3 lo^ puertos sq 
fabricaban navios, así en la costa del norte, como en , la del si^r« 
Bemal Diaseap. 173 habla de un navio qjijie calafateaban los vecir 
nos de San GU de buiBna vista en d Qol{o-dulce, para volver á Cu-r 
ba. Herrera 5, i , 9 da noticia de otro qqe estaban fabricando en Tm- 
jfila piyra enviar á las islas; y en estas Memorias, tratándose de las 
attectiácmes de Nicaragua, se ha hecho mencion.de una fragata> 
que salió del lago de Granada por el desy^guadero para Nombre de 
©ios. 

En óvám á la mar del sur, Alvarado, cuando emprendió su 
primera J00iada, cuenta Herrera 4, 7» ^, ^vió por el año de 30 á 
Lttia Hoscoso ¿ buaear puertos, y á quince leguAS de la ciudad ha* 
Uó uno muy bueno, á donde dio orden que ^ jC<nrtaae ms\dera pai- 
m füMear navios, porque se halló mucho aparejo deUa, y muy 
cerca de la mar* Labró pues, escribe Remesa lib. 3 cap. 5, un g^ 
kon de 860 toiidadas, otro de 170,. otro de 1^0; y en el golfo de 
£kira^ pfirtenfi^ienteA Costa-Bica^:labró un navio de otras 1^0 to^ 



498^ €if ÍTULO xxvii. 

nctedaSy una carabela de 60, y un patadie 4e 52 CttttbéhuB me^ 
dianas* Añade Herrera &, 3, 5, que pasando el addbmlado por eir 
Res^JOy tomó otros dos navios, que allí se adereeaban. 
> Bemal Días emplea todo el cap. 202 entrstardennamifygraii*' 
de armada, qne el prc^o adelantado hizo en GuatemiJa ^ año de 
37, y ñié la segunda, en la cual, escrílie, puso en el mtor del sur 
que se dice Acajutia, trece navios de buen porte, y entre ellos una 
galera y un patache, y todos muy bien bastecidos, bien artillados^ 
y Cim buenos pilotos y marineros, y todo género de armas, artille^ 
ría, pólvora y ballestas. Eemesal, tratando de esta armada, dice 
fiíertm diez ó doce navios grandes y una galera, y otras fustas de 
rmio. Y Herrera, hablando también de esta segunda armada, ex- 
presa que fueron doce navios de alto borde, uno de remo de vein- 
te babeos, y uno de trece. 

Muchos particulsures tenían también navios propios. En el tes- 
tinento de Alvarado, transito por Remesal cap. 9, se hace men- 
ción de algunos á quienes el adelantado compró los suyos: uno 
fi]^ Jmm Rodríguez, vecino 4e esta ciudad, que tenia un navio en 
la costa del sur; otro Antonio Diosdado, vecino tambioi de esta 
ciudad, que poseía un galeón; y asimismo Santos cteFigueroa,€iS" 
ñeros y Alvaro de Paz, que tenían otro en compañía. En auto de 
encomienda de don Jacinto de Estrada, de 29 de mayo de 1652, se 
hace memoria del mismo- Alvaro de Paz, visabuelo suyo, armador 
de navios en el puerto de Iztapa; y en el propio testamento del 
adelantado se reconoce una deuda contrahida, dice, tsa el servido 
que le hizo el mismo Paz. En la expedición del oidor Quiñones al 
Perú el año de 47, se ha visto que envió primero un navio con 
bastimentos, y después salió con gente en dos galeones, de los cua- 
les uno era de Juan Pérez de Ardon, vecino de esta ciudad, nom-' 
brado capitán de la que iba en el suyo. 

Todavía se notan otros vestigios de la existencia de navios de 
propiedad particular en aquella época. En cabildo de 9 de junia 
de 36 dicen sus individuos: visto que contra la ordenanza que este 
cabildo hecha tiene sobre el cacm), lo sacan por ihuchas forma» é 
maneras, é la tierra redbe mucha necesidad é carestía: por «nde 
mandaban é mandaron que ningún señor de navio ni de bergantín 
consienta sacar ni saquen en sus navios y bergantines nlagun cacao^ 
que no sea de la mesma cosecha del tal señor de dicho navio ó bei^ 
gantin, so pena de la pena questá puesta é demasío pena d^la pen» 



LIBERTADES DEL GCMiERCIO. 499 

ÚR perdimi^to de tal navio ó bergantín, aplicado-segon se pone pon 
la ordenanza sobre ello becha. ^21 de julio de 42 bace petición Anr 
tonio de Salamanca> diciendo que aunque bubiese otros navios en 
la mar del 3ur, los dos suyos fuesen preferidos en d viage de los 
puertos» mediante sus servicios; y se le respondió que no babia 
lugar, y que en razón de sus servicios sería gratificado en^os. 

Habiendo semejante tráfico en Iztapa, la suerte de este puerto 
no dd)ió ser indiferente. En cabildo de último de julio de 88 se 
dispone abrir camino de carreta para él desde Guatemala de mo-> 
do que pueda ir una é venir otra, salvo en los estrecbos, ofired^-* 
do á quien lo abriese el que en dos anos no pueda andar por él 
carreta, ni recua, sino del que lo biciere. £n 22 de agosto propon 
ne tomarlo Antonio de Salazar, pidiendo se doblase á cuatro años 
la propiedad, porque la carretada basta la mar no salía mas que á 
veinte y siete pesos: se le concedió por tres,, que corriesen desde qué 
lo acabase, y aceptó. En último de benero de 39, es decir á los cin^ 
eo meses, avisa Salazar que él ba acabado el dicbo camino de aquí 
á Iztapa, é que desde agora quiere gozar de él. Este camino pare^ 
ce baber durado tanto como la barra, acerca de la cual, en acuer** 
do de la audiencia de 10 de febrero de 1564, se comete al presi- 
dente Landecbo, ver si ay dispusicion y comodidad para que en-% 
tren navíos> cebando en ella los ríos comarcanos; y luego en ins-^ 
trucion de 22 de enero de 565 solicita el ayuntamiento ayuda de 
costa, para que los ríos que van al dicbo puerto se ecbasen todo» 
juntos, porque con esto abríríase, dice, la barra, y podrían entrar, 
navios á cargar de cacao, y traer de panamá y méxico bastimentos» 
que podrían venir en carretas á esta cibdad, como se solía bacer; 
y en otra de 24 de marzo de 580 avisa el mismo ayuntamiento 4 
su apoderado, que vá un informe pedido á la audiencia de la dis«* 
posición que avia para poder abrir el puerto de Iztapa, juntan- 
do un río que le cae cerca, para que se pueda navegar como an- 
tes que se cerrase. 

El informe de la audiencia dice así. La ciudad de Santiago de 
Guatemala presentó en esta i'eal audiencia una cédula de v.m. ecba 
en madríd á 25 de julio del año pasado de 1576, en que v.m. man- 
da á esta audiencia envíe relación particular de que provecbo se se- 
guiría que en el puerto de iztapa desta provincia entrasen juntos 
dos ríos; el uno que agora sale por la barra del dicbo puerto, y o<^ 
tro que pasa y entra en la mar cerca del, y del beneficio y utilidad 



jídO CáPÍTOLO XX?II. 

^ ^ S^gtiifa de jtmt&irse» y cmi cuantx) se podria haé^. 

En eomplteic^to ¿esto, se maBdó haeer la informaeláiía qm se 
cbvia á V. m. y parece a§( de lo que en ella consta, como p<nr lo 
haber visto por vista de ojos el lic^ciado Yalverde, vuestro pre* 
iridente destaaudiadcia y el licenciado Christoval de Oxaéta, oyd^ 
delhi, qudrio que pasa por esta ciudad se puede éeliar qtie salga 
por la barra del dicbo puerto, porque este rio vá á dar en la mar 
poco mas de mfl pasos de la punta de un estero quel dl^io puerto 
hace: el tmsá esitero es el mismo puerto de lEtapa, y echado el dicho 
rfoen él est^M) la fuerza del agua ahondaría la entrada de la bar- 
hi, fie man^a que tuviese mucha mas hondtira, y se poderan ha^ 
ter^Di el dicho estero, que es h<mdable, navios gruesos y de mu-^ 
dbo porto, que siendo la barra honda podrían salir Men por ella^ 
y las comodidades que en ello puede haber son las mi»nas que por 
la relación de la cédula de v. m« se dicen. 

Y se ennoblecería mudho esta tierra con esto, y también ha«» 
biéndose de hacer navios por mandado de v. m. se harían mejor 
allí que en otro cabo ninguno de toda la costa de la mar del sur^ 
porque allí Junto ay infiidtos montes y mucha madera .para los 
navios, que se pueden hacer muchos y á menos costa que en otro 
t^bo, y ay en la comarca mucha pez, y para las jarcias mucho ma* 
guey y pita. Parece que echar este rio en «1 estero se podrá hacer 
con mili ducados de castilla. En 5 de abril de 89 se i^eprodujoe»- 
te informe, solicitando la unión de los dos ríos, y limpia dd estero. 

£ft memorial hecho al rey en 20 de abril de 1 591 , escribe. La 
merced que Y. M. hizo á esta ciudad de mandar dar el valor de 
los dos regimientos para ayuda á abrir el puerto de iztapa de la 
mar del sur, a sido muy grande. Este cabildo por si, y en nortibre 
^ toda la república, besa los reales pies de Y. M. por la m^no- 
ria que de hacemos merced tan necesaria Y. M. a tenido. Lob 
i^gimientos se vendieron, y el procedido de eHos, por órd^ d€l 
presidente de esta audiencia, se a comenzado á gastar en los pun- 
tos de iztapa, y otro puerto que siete leguas mas arr^a se a des- 
cubierto, que llaman el «stero del salto, en que se an heého ml^ 
chas diligencias para satisfacerse de su capacidad, y a j^s^ecido bas- 
tante para recibir navios de cient toneladas, y «i«sta hteír éeí Stór 
se tiene por muy bueno. Elpreiádente díB la audiencia enVla dl?- 
bujado el puerto Con todo ^ territorio de inas de K^üíáce leguas: 
tenentos .por derto non d favor de Dios "se «briri el «x^unlnoi 



par» que eB egiGbtierm baya coiitraitadon con el pirú y miera espaif 
ña» y^ l^ Otilia* Aquí np aparece que d puerto de htapa faesq 
abai^dicmdo por el ^ Estero del Salto« En acuerdo de junta de 
^^$il(to.de soda ^oem.di^ 644 ae a^vuebacB lo»ga$tos hechos eá 
ím gente que llevó el capitán Pedro del Bosal ptira la. defensa! áA 
f u^9i;tOíd(^ iBtaipa, l^mmi^i que en su hislcHria natural tit^ 7 des- 
csfti^ qI odg^ y cwrao de los ttos de Michi^yai y Gftamlale, lla*f 
nn lépala bamid^ eisle. úMmot, y ^00 quees puerta ádonie 
pQ^^UegPi; na?foa»; inaano exprea^^ sí estaba enuso.m su tiempos 

XJné: pruel^s^de^e €i cacao de Guatemala influiaien d mercado 
de Nueva-EspAña se. eucueaitta en que d virey. Yeiaseo pusa pre-^ 
ek) en aqueVr^op. al que se UeYttse de estas pirntoctea^ fijando ^ 
ni^eip dc: 1/60: aVmendras por e^reab yétem leAor la earga> qm 
^a & ^e^yseís pei^ qUiec^ y c^iartíHo reales^ Bita ciudad» encan 
]^i}do de 3)de novici^ceü de &^4 sa^ pc^r agraciada de esto tasa-^ 
Qfa)]| depredo, y iion^ri^ en la propia fecha apodtíra^ m Méxica 
qu^ la reclamare y jadíese su revocación: loque dectota que áme^ 
diados del dglo eKed^a.de aquel precio elvalor del cacao, y quesia 
^da disminuyó después ahuildaiHlo y aumentíindos^ su culüvo é| 
fines del siglo en que .esfrit4<> Qerr!^ra:^cl cuaJ en la dec. 4.1ib^ a 
cap. 9 expresa^ que ee términos^ y costa deloals^al^s.está elpueiH 
to de Acazutla, á dond&i^rgen los na^víos qpe andanea el trato del 
cfipai> y mma^íf^ del Perú y Nueva-Espaua* Acosta, qucescri* 
faf^ p^^l añp de s^f trajtapdia.de las frutas déla tierm» y Uepn^ 
do á la del cacao, lib. 4 cap» 2)2^ dice: es tan preciada entre losJñ? 
dios y ^un entre los espam^e^^ que es uno de los ritos y gruesos 
tratos de 1$^ Nueva-Espfma, 'porfue como es fruta seeia> gnórdase 
sti^ daic^e largo ti^gopo^, y traen naviosr car^idoa delta de la pro^^ 
vs^jtde Guatimal», y este año pasado un cos^sarioiligles quema 
^4 P!^!rtp de Guatulco de NuevA-^Españamas decionnülcsorgaa^ 
^ c^icao. A rai^n de* quinoe pesos, cien mil cargas, hacen iúñsí 
de millón y medio de p^SíOts, 

$ervé p^es al peis ^ dtranscurao^del siglo 009 navios propios 
y* ^: up CQ9i§vf|i9 ajcHva y recíproco coa los reynps vedaos- en. laj 
q|a^ det ^9. Sefi^eja^te hbertad estaba r$^ ^ cédulas de. 

l^fañ/Qís^^B 3f^ ^, 60, y«8l; rcjsiin)jdase)la8}eyes.l:y 3 tít. 44:lib« 
9^ 4€^lfSHCuf^ la pr^eira d)^> GsncedemíOs J^fociay fa^ltad á: 
lofbve^^. (Ífyk^p^rto^d§l inar dií.surpíwuqjje gu$dan,fehri-i 
c|r y t^fícr^yí.hg®i| eik elloflk cuftlís$J!Uieii «svíos que quisi^ceii y 

TOM. 1. (27) 



20É CAPÍTULO íxvn. 

por bien tuviera. La segunda ¿Qce. Todos los na\1os grftñdés f 
peqnenos que en la mar del sor hubiere y anduvieren al tratOy sé 
puedan cargar y carguen libremente. Fuentes lib. 7 cap. ^citácé^ 
dula dé 6 de febrero de 535, remitida á Guatemala para echar y 
fabricar navios en el sur. '^ 

La empresa que dejó comenzada Alvarado, de encontrar paso 
para las islas de la Especería, habia sido continuada por él virey 
Mendoza, quiod enviando primero tres navios que subieron á la al- 
tura de 44 grados, y después dos, que quedando á la de 18, toma- 
ron el camino al poniente, dióalñn el año de 43 con Mindanao, Ti- 
dore y demás islas llamadas después Filipinas. Aquí es menester de- 
cir en elogio de Alvarado, lo que Bernal Dias cap. 202, hablando de 
su segunda jomada, refiere de este adelantado, á saber: que fue- 
ron tan altos los pensamietítos que tuvo en descubrir el paso para 
estas islas, que ademas del servicio de su magestad, quería dar 
traza, que por la parte de su gobernación se hiciese el trato de la 
especería. Este comercio desde luego fué practicado por la Nueva- 
España desde Acapulco; y habiéndose hecho importante con las ro- 
pas de China, solicité también practicarlo Guatemala. Fuentes Ubi 
3 cap. 6 nota que el descubrimiento se hizo con los tres mejores 
navios dé Guatemala que quedaron en la flota de Alvarado. 

En instrucción de 14 de marzo de 1575, dice el ayuntamiento 
á su procurador: en nueva españa se continúa la navegación desdé 
aquel reyno para la China é islas del poniente, y en esta provini- 
cia ay aparejo y dispusicion para que de isus puertos salgan na- 
vios á hacer la dicha navegación. Ase de pedir y suplicar á S.M. 
mande dar licencia para que de los puertos de esta gobernación 
puedan salir navios con mercaderías y navegar para las dichas is- 
las y reyno de la China, y contratar en ellas y volver á descargar 
á los puertos de esta provincia y gobernación, de que S. M . Será 
servido y sus rentas aumentadas. La solfbitud fué hecha, en el 
consejo, y denegada á 30 de abril de 576. 

Del aparejo y dispusicion que se expresa hábia para la navega- 
ción de la China, da testimonio un informe de la audiencia del año 
de 81, que dice así. En lo que toca á los negros, que se infontió á 
V. ih. que serían necesarios en el realejo, para la fábrica de los 
galeones, v. m. no tiene necesidad allí de astillero, porque los dos 
navios, que para la Chinase han hecho, el uno navega ya, y eS^ 
tá para yt en esta flota á la China, y el otro se acabará presto. 1t- 



/ 



LIBEETADES DEL COMERCIO. ^95 

ie la Qiiiia ay dos nuevos de tan gran porte como los que acá s^ 
bm hecho, y han costado los dos qne de la China vinieron n^uy 
poco preck>9 que con lo que cuesta uno de los que acá se han he^* 
cho, se harán cinco en la G^na, y para aquella carrera son muí- 
chos los que agora ay... y asi parece que los negros no son allí »&• 
cesarioSj ni convienen, porque con eUos saldría á v. ro. cada na- 
v^o de quinientas toneladas en cuarenta mil ducados y mas. . - . 



\ 



CAPITULO 28. 



lilbertades del coinerelo en la mar 

del norte. 

Ck)n respecto á .la mar del norte, Carlos Y habia mandado, dir 
ce Herrén^ 4, l, 8, que se reconociesen Jos puertos de esta costa, y 
se poblasen para la contratación con los reynos de Castilla. Fuenr 
tes lib. 3 cap. 4, hace relación de esta misma providencia, refirién- 
dose á cédula de 20 de febrero de 534; y según el propio Herrera, 
por el año de 528, los qi^e deseaban dar coptento al emperador, 
porque le veian en cuidado de buscar camino para las islas de la es- 
pecería, afirmaban, dice asimismo este escritor 4. 3. 2, que se po- 
día hacer paso de una mar á otra, por una de cuatro partes: Ja pri- 
miera por el desaguad^o de la laguna de Nijcaragua, abriéndose 
oanal de ella á la mar del sur: la s^unda, por el rio Chagre, que 
nace á cinco leguas de Panamá, en que se podía cortar, para que 
la marea subiese por canal h^ta el rio: la tercera, por el rio de 
Yeracruz á Tecoantepec; y la cuarta, abriendo camino en Nombre de 
Dios á Panamá, ó en el golfo de Uruba á San Miguel; y que aun- 
•que habría dificultad era mayor la potencia de los reyes de Castilla^ 

Entonces estaba en su fuerza el tráfico de estas costas, y aun- 
que en ellas no tenían todavía navios los vecinos de Guatemala, no 
por eso dejs^^a de ser recíproco d comercio con las Antillas y era 
Ae donde se surtía de bastimentos y géneros de Castilla. Según la 
narradcmde Herrera 3, 5, lo, por el año de 24 valia en Guatemala 
^una docena de herraduras 150 pesos. Según su propia relación 4, 
7, 5, en el año de 30 valía 15 pesos: una silla gineta 50, un sayo 
4e pañp 60, una mano de papel 5 pesos. Remesal lib. 3 cap. 18^ 



7*4eap. 6^inB)ÍBmd'Hño4el56l de tteodas «n 4ae^%%«iMÉi 
topas'de GailUlB. Cm partída^de lébrica de la Gatiedirady'per éi^lik 
•Ho de lí&eOy 'dátala arvd>a'de'eera de la penfasida ett ao {MMM» 
; ' 'La ifrocMMlB de u^rloi de kte iélaa ^ düftattddy %igldi ^fté 
•ereeieBdo el félügfo'^t Ibs ^i^tas fhito<$eXe8>> ^e ^ktiti/feláa^^^ 
-fHBdeftanetecoIieeiiOáiAosV^ díeroá ifti t^ersegutr mit a t^ ^ fti ^ft 
la carrera de IndfaB, prMero'en taB'^^difiae de Eipcfia> dAj^BS^ 
Ja alta mar, tomados que fueron los derroteros de esta nav^adcm, 
y por útthno en las ÁniSílas, y en todas las costas de la tierra fir^ 
me. Ellos eran á veces escarmentados; pero las riquezas que sallan 
para España enardecían *su -teson^ y aumentando las fuerzas y osa- 
dia, hacen presas, queman la Habana ySantaMartay^aqueaiíGar- 
tageÉa, y saqueada otra vez Santa Marta, no deja de^erineeBdia- 
da, sino por mil ducados, que dieron sus vecinos. Se admiraron 
entonces prodijlos de valor en los navios mercantes españoles, y en 
406 puertos indel^ensos de las Indias, y siendo 'Uf^ésario #fi áiRsorro, 
ve 'Crearon en España de las plirta»^e Indias, cHfereiités ai^diadisQ^ 
-fpse viniesen á recon^ los ^é/tes, 'y é resgmnrdar los j^e^los-IMd 
'perseguidos é importMites; y se 'ftieroh forttOeandoliaiitíbieii plbíM 
teteresanles, entre día» N(Miibre de Dios, Yeráeri» y laBabiÉia^ 
por los anos de 41 y 44, según reladon de Herrera, Aleedo^y m. 
ttanuscrito de Cuba. 

En auto de encomienda de 20 de mayo de l€S3, que se baeta- 
do, se refiere, que siendo teniente de gobernador en Houdcoub Al^ 
-varo de Paz, por el año de 1 545, fué muy diligente en eldespsAo 
de los navios en Puerto Cábaülos, 'pinr lo que le frecuentalnñi y qié 
por iSa puntualidad en la ^soj'a de aquella provincia, despaii^d á Es* 
paña miis de idO mil pei^. No obstante, en cabildo de ]^oállref6 
de julid de 1598, ya se mruesftra el coínercio de Guatemala divfdl- 
"do entré Puerto Caballos y Veracrtkz. Dice así el áeta: e^ diá lob 
dicbos señores dieron, que poique e^ cibdadnose puede iOiftétíilr 
de tas cosas de Castilla por la Via de la Veracroz, espeéialínénte, 
^e por se proveer por alH, los indios naturales de la tieita iMS^ 
1)en muebo trabajo é muertes de las cargas, é que todo se t6íMKBi^ 
Iría, si el camino que ay de aquí al puerto de Caballos sé aíffieéé, é 
los vecinos de esta tierra é otras gentes della serían Biuya)^bvé^ 
ebados, é los naturales ddla muy relevados é descafgados^ por 
que en recuas se podría proveer esta dbdad de todas las coiiás^que 
tuviese necesidad, é que para lo vbtlt ay neeesidadile mwAos 8f>* 



tfék^imk WmMó '^úAl ieBé ^ ^p6di>te "iibÉ^ é s^eáiHáe "stea que 

llff6fo^4él^¿eé5^Uléér/tetüefo'a^ ^it[tíe'eon %\ei páMeeir é 
«lf»%o%*lia^>N^%d'^ A^ ^n^o^ aKbió>séSór gob^fi^adr áí^ 

miga. TA iMskú te i^ofe^ta^Bda eiA^ Ids eMiAih de ÍEztafpá y 
Plíá^e^álKyi^ ^((úe en aquel lá prdj^a utilidad y teptoviét^ 
Mésñb 'ietíaití^ dñ^áron^a costa, y^b én ^srti^ y él 'ptíanáto ^ 
nMMétftó-ek'^eslo én ^eeadon, yftá^^itdo noapiú'éee'eiilte'- 
lies^iíá&sMáiQoífa; pues^eb i^3 de febrero'de^ao se^te1^^*ifeftiatbde 
carnéelas, y no se hace novedad ni meneion tíl^ha -áe sISá. 
' HtíoféÉéi lfi>* 4^. 10 óbs^rya, que teuaffo Alvimdó d^aSo de 
41^ ftíuDM ú tey no ^fuesen provistds^os pueblos tfue tenía ^n'en- 
eomlenda^ sino qüe-incorpcn^dosá }acorOna,;fuésen empieadois stis 
tñbúMs éá d)ras pttrfieas de ^ue?a la^asa ^ i^indad^ y éi Mek 
^Mniiios y liaeer puente»}. A^cdnsecu^Bda, ^n'cabfldo de 27 deñía* 
^o de 49 'és^nonbirado Andrés de Viloa con salnrío de 150 pesos 
deoro, situados en propios^ y tributos vacos, para que taiga cargo 
áe aderezar los tmminos é pasos malos é bai^raÉcas que vienm >á 
esta ducfod, a^í desde Sacbtepeques cc^no de Pefeapa é otrcte^ca^- 
bflfis én los términos i3e esta dudad, acudii^do á ello los indios eo- 
lÉñrca^GSi 

£1 pfopio Remesal lib. 8 cap. ^Sfiota, qUe en cédula de l de 
ftttáfyá^49 ordenan fttedmiliano y la reyna, que en ninguna mane- 
ra se carguen los indios, sino que á esta gobernación de Guatema- 
la Ite^raigan bestias de éar^a, y seáb^nlos caminos. Advierte asi 
flÉklília, ^e en particular escribió su magestad al lic^idada Ger- 
tlito ^n 1 de mayo del mismo am): que^n tíotír los caminos gas- 
te^de su real hacienda mil pesos de oro, demás de lo que está man- 
dado que se aplique para oblras públicas. Sin duda se {ws&mueho 
tm ejhSudon; pues hiego añade este escritor. A 4os 16 de setíem- 
bre^dti^ tey %is gi^atlás-sd presidente p<nr el mu^io cuidado y di- 
Ugen^ que en esto puso, y para el misi&o efecto, segunda vez se- 
ñaló 'mudmcaiitidad de dineros, que estaban leeójidos de tributos 
Vacos, como 'paarece por sü real carta escrfta á la audienda de Gua- 
temala^ 7 de Jldio'de léíso. Con estos medios y entereza ún du- 
fo távo MBÜJkitd ^o-B^amenle^l iiaittiAo 4e Puerto Gcd>aUoS; mas 



'x 



296 CAFÍTULp XXTIUi 

también el del Golfo-dulce: pues en cuentas de fábrica de la Cate-? 
dral de 1560 se 4ata el gasto hecho en las cargas vepidaseí) car- 
retas de este último surgidero. No obstante, debian scir pocos los 
navios que llegaban á estos puertos, cuando Hernán Méndez de 80^ 
tomayor, nombrado procurador de esta dudad, para ir á Esy^aia, 
dice en cabildo de 7 de marzo de 48,^ que no puede ir por Puerlo 
Caballos,, porque no hay navios» y da noticia que vá porVeracroz 
por haber alli buenos navios. En 20 de mayo de 55 se afirma quiQ 
por Puerto Caballos vá á embarcarse Alonso de Oliveros, ncunbra- 
do tamUen procurador á España; y en 11 de abril de 12, en que 
hablan sido nombrados otros procuradores, se apresura la conclu- 
sión de unos recaudos, porque los navios están para hacerse á la 
vela en Puerto Caballos. 

Esta escasez de navios para España fué en algún modo socor- 
rida, porque en cédulas de 1 6 de julio de 6 1 , que se citan en el epí- 
grafe de las leyes 1 y 55 tít. 30 lib. 9, se previene que ningún navio 
pudiese ir de las Indias ni venir de ellas, sino en unión ó en con- 
serva de las flotas de la armada re^l, que se dirijian anualmente 
una á la Nueva-España y otra á Tierra firme. Y por lo que hace á 
Guatemala, en cédula del año de 64, resumida en la ley 13 tít. 38, 
se ordena, que las naos destinadas para Honduras vengan con la 
flota de Nueva-España: en una de 96, resumida en la 14 siguien- 
te, que estas naos tomen licencia de separarse en la isla de Pinos 
d csAh) de San Antón; y en otra de 608, que es la ley 34 tít. 30, 
que cada una traiga ocho piezas de artillería. Estas naos son á las 
que Juarros tr. 5 cap* 8 llama flotilla de Honduras; é isla de Pinos 
íaGuanaxa. 

Las provincias de.Guatemalano se mostraron satisfechas con 
el socorro de esta flotilla, y se discurrió acerca del medio de mejo- 
rarlo. Truj^Uo habla s^o el puerto de la entrada de Colon al conti- 
nente, y su importancia hizo que Francisco de las Casas fundase en 
él una ciudad; que Cortés mejorase sus edifleios, y que Alvarado la 
repoblase. PeroMontejo, cuenta Herrera 6. 7. 4» dio toda su con- 
sideradim á la capital dd distrito que fundó por el año de 36 á 26 
leguas de la mar dd sur, y otras tantas de la dd norte, dpnde hay 
un rio, que vá espacio de doce leguas desde Puerto Caballos, que 
es navegable para canoas hasta un pueblo de indios, desde el cual 
hasta el asiento de la villa de Comayagua^ hay otras doce leguas de 
camino cómodo para cai^eteria. {ista comodidad le sugii^ó. ofrecec^ 



LIBERTADES DEL COMERCIO. 2Í07 

fi rey, qn'c setia muy buena para la contratación de los dos mares^ 
y decia qué se escnsarían las muchas enfermedades y muertes y 
^i^añdes trabajos que se pasaban de Nombre de Bios'á Panamá, a- 
firmando que la navegación del puerto que se había ¿e tomar en 
lar mcfir del sur, eía mas breve y mejor para la ciúdaíde losReyes^ 
4^e desde Panamá. Quedó en esto, y andando el tiempo el ayunta- 
miento de Guatemala adój^tóel pensamiento, ac^aáb extendiéndoW 
alfótmoque forma el Golfo-dulce con la mar del sur, según pare- 
ce de ciártSL de León de 26 de setiembre de ¿59, en que muestra 
habei^ demorado contestar hasta recibir la respuesta de otras ciu- 
dades y villas, y con ella avisa que la provincia vela en la trasla- 
ción del comercio su destruicion y ruina, y que solo se' avendría á 
ella, haciéndose al puerto de San Juan. 

Mas ádáante, una idea semejante parecía olvidada, cuando vi- 
no á Guatemala Juan García de Hermosilla y en cabildo de 3 de e- 
néí*o de 72 trató con los señores justicia' é regidores sobre la mu- 
dada de contratación de Nombre de Dios á lois puertos de Hondu- 
ras, y se vieron unos autoS y ciertos papeles que trajo. Luego, en 
22 del propio mes, habiéndose visto y tratado el negocio á que ha 
Tcnidb Juan Garcia de Hermosilla, y qiie solo pide poder de esta 
ciudad, para seguir dichos autos, y que esta ciudad informe de ello 
á su n^agestad y á su real consejo de las Indias, acordaron que se 
le dé él dicho poder, y que para informar, muestre el interrogatorio 
que tiene fecho, para que se vea en este cabildo. Extendióse el 
poder,* y no ocurre otra mención que la de proporcionarle expen- 
sas en SO de mayo, para seguir este negoció. Herrera en su descrip. 
cap. 13, hablando deValladolidde Comayagua, dice: está esta tier- 
rti en medió de los dos mares, y hay del uno al otro 53 leguas, 
desde Puerto de Caballos éh el norte hasta lá bahía de Fónseca 
en él del sur, y este camino visitó el ingeniero Juan Bautista An- 
tondi, por orden del rey; porque muchos porfiaban que por él era' 
raa^ tícil la contratadon del mar del norte ál del sur, y hállÓ que 
traía muchos inconvenientes. ' ^ 

Todavía revivió esta idea el año de 1607, en instrucción que 
dá el ayuntamiento al procurador de la ciudad en Esj^aña. Pero 
entonces se propuso la entrada por el puerto de Santo Tomas, y la 
travesía por la misma Cónéhagua, cuya bondad, dice la instrucción, 
consta por autos y vista de ojos de ingeniero, mucho tiempo á en 
á real consejó^ para tráglüar y navegar las mei^durías al piru. 



j||¡^ CAP. XXTni^-TTX4](ERi;iDEglNBL €M£RGIO. 

Pqpip<W)e.ignftlinftnte te fivdlid^d 4e apmvechfurse lo^i^irdl^W»^ 

Ú^m^, para \¿, qoe aje gran comodidad y mucl^^ fíi»m y^ WA 

Habiéndose leduddo ei cometdQ d/e las pro^df^^ d^ (J^lff^t 
óiala coo,l&9papa¡ á^ Is^ flotiUa^ de HimdiunMí». habif^ cLued^dpsUJlf^^l 
qpetenia^ eoif ,laa,otcaa iiroYlnda& y.jreyBos delaa^ l^D#^9.yr«M 
las . islas AntilUui d de Barlov^to. £a orden & ma^tto^ripi^iNi^ 
qi^a ex||rf;|^,lac^nU^d0 emigrador ^ l84edie^BÁ^;d^í»a!¿ 
KíjJ^ctad^ q^ Ip» 1^ a tít., laHb* 4, por lacnals^pi^sii^Goppeim 

O^n.resp^tpi á^otcaj} meccad^i^ la esta igQidi|iei^l^p|i^$i|faH 
za de Felipe U de 28 de di^mbre de 62 en los cap* %y 7> quA 
foni^.la;^leyesr9,y 13 ttt. l¿ lib. 8. Beeongpistad% If^ pfifle de 
Ñíi^uc&gntk <{^^ tapuit 4 nambce de Gosta-Bica, s^ ha/v4^ c^mt 
lÍ$^^lm>QaQÍ» de. registvp.de lacaifera de Cwrtagigmi a| rio; igor 
¿9 situwrp^ l«^,ciudad de^^Tatapp^ca y castUfo á^ Spt. Meí^im; y> 
comq^ np^ini^resy 8eabri^9r<m can^oae^c^r^ lljwiaac 
y. E^ísm.^ 

\ I^ó obstante» en cai4idp.de 20 de npvi3ad)]9e de 79^1 dtPWSfe^ 
ipdJlviduos; ^ es públicQ y nptoriaque snji m^igestad ba ipandiSLs 
4o^ qne qingnn navio pyfdasaUr de lai^ iatc^^rg^p para^ eplps; 
j^uertos sii)i la Apta que viene d^ Castilla, ^ Ip cu^ tedas ei^ piorr 
^(jjyp^ redben notabledañpy, perjuicio; pprq^ como á es^po^. 
to^ deiT^Uioy deCabaUpii de donde estas provincias se prp'^nr 
d^ vino- y,d^la^d^nas confia de Castilla vie^e;(k do^navios^íapr.^ih' 
láj^c^pt^ > és|»f d? dos á^, apps, y si los n§]RÍ^,de1W: i^. m^ 
vSi\em^Á^y^T4j;^\^ viiu?»>c(ne i^rtenj-tr^ ^ 

^tos.í^^iertpsy ji i^^en^de aguardar ^á lív^ f^ota; esfaría.^ ^m^ 
y tpfdaa, esta» ppvJnqiaS' d^ dJs1;rito ^ c^ta. red s^dieií^isi V% ^; 
ipéi^Qs nn.añostnprovisipn.4^vi]^Oy qGfmbi^^seinfoiwef^^^qi;^ 
^ta^ del grande da^ y pe^pi^ipi ^% ^ ésta se i^gui^p^ ^ q^ 
los dicbos navios no pudiesen venir lib^mf^i cpmpc^ ha^ ai^pir* 
t)in^rado basta:agpr{^ 

íuesie ó no funiíWa e^fj^ j^afiii^ íd^.pfJ#lp|,i^ífi»r^€^ 
v^tigip.dela pn^briU)^ippj q^efla ni^ ^^% pcfr^-popíi^p rer. 
p^da^ memoria de^la^abp^da^a de vbip4^Caí^tH)aiy4a lafil§lA9i 
1^ 16 de a](«i\>c^:„W s^ejgrañ^.hja|4e9ft.eft,laiíi'»d«áiai^^ 
cp tabwijfSj-^i^B/Pj^iiáf lyO^ vtíl«A%^ft«í.* 3^,4fe JWte^ 



CAP. xxix;-*-cdRSARios. Í09 

fd se ordena, que la taberúa que yenda de un vino, no venda def 
otro; y en auto acordado de la audiencia de 11 de octubre de 83» 
se refiere que este año hablan llegado á Puerto Caballos tres navios 
con treinta mil botijuelas de vino y otras mercaderías: aunque se 
advierte que en años añtmores habla venido menos dé la mitad 
de eifte número. Sin embargo se tasa el precio de la botijuela en 
JdntD á catorce reales, y en menudo á dos reales d cuartillo en ei»- 
ta ciudad y la de San Salvador. 

- En 21 de agosto de 73 se trató de echar puentes en los ríos 
de Im Bselavos y Aguachapa; y para la costa se arbitró imponer 
Mía al vino á razón de dos reales botija y para £a cual dio permi- 
so 01 presidente Villalobos en 18 de noviembre siguióte, hasta m 
cantidad de 1400 tostones; pero e& octubre d¡e74sdose ordena 
aderezfff el caiáino para la villa de la Trinidad. El: año de 85 se 
asordó s<^citar de nuevo, la sisa en mayor cantidad por doce años. 
El síndico Francisco Blas del Cai^llo, hijo del conquistador Ber^ 
nal Blas dd Castillo, no convino en ella: llevó su contradicción á 
I» audiencia; y por eflo el cabildo le revocó los podres de sindico. 
Castillo apeló del despojo, y fué restituido á sus funciones, antes 
de espbrar el año; pero la sisa se concedió, y fué puesta en esta ciu» 
dad y las de San Salvador y San Miguel. Con respecto al puente 
de bs Esdavos, Juarros trat. 4 cap. 1 8, toma sn principio del año 
de 79, por usa peticlim del sínico Baltazar de Orena, y de«;ribé 
anBL condón en tos: años de 92 y 93 por los arquitectos Francisco 
Ttado y Bi^o Felipe. La i^i^a misma pues, y la abundancia de 
vinos, prueban la libertad del comercio de las islas con es^s pro- 
lindas,. y se ve todavía comprobada en cédülk de 1607, redactada 
tt la ley IT tít. 33 lib. 9, la cual ordena que las cosas de comer 
y beber que se trageren ó hayan sido traídas en navios de permi- 
ten á las islas de Barlovento, y no fuesen menester en ellas, se 
piedtm traginar y lievur á otras partes de las indias. 



cAHmo % 

Candarlos» 



Ei enqperftdor, en él nombránüento dé gobernador que dio aü 
idBiftntMtejAtowadP> y ooarre en cabildo de 20 deabrlL de 529^ le 

TOM. 1. (29) 



2i0 CAPÍTULO XXIX. 

onfiere poder para hacer ordenanzas. En üso de él refiere Vázquez 
üb. 1 cap. 31 y que formó unas para lo militar, que en su tiempo 
se hallaban en el archivo de la ciudad en seis fojas; y por ellas ea 
los casos de alarma, expone al capí 32, que ordenaba lo siguiente. 
£1 que tuviese dos mil indios de repartímiodto tenga siempre pre- 
venidas sus armas duplicadas, ballestas, escopetas, saetas y dos 
caballos sustentados, y pueda todo dentro de una hora servir. 12 
que tuviese mil, la mitad, esto es, no dupUcadas las armas y ca- 
ballos. El que tuviese quinientos, una ballesta y saetas, ó escope- 
ta y su espada y daga; y que todos limpien cada tres meses sus 
armas. Con este buen gobierno, añade este escritor, no hubo re^ 
pentino rebelión, que no quedase sojuzgado, ni necesidad á que. 
no acudiese con tiempo socorro. 

En acta de cabildo de 14 de enero de 1572 se lee: é luego loa 
dichos señores justicia y regidores dlgeron, que esta noche pasada 
el muy ilustre señor doctor Antonio González presidente é gober- 
nador á algunos de sus mercedes avia inviado á llamar, y avia he- 
cho saber como avian venido á puerto de caballos tres navios de 
franceses y una chalupa, y que eran corsarios luteranos, y que ve-* 
nian á robar y hacer el inal y daño que pudiesen, y que se cUe^ 
se orden como se resistiesen los dichos corsarios, é sobre ello les 
dixo otras palabras; y que agora era justo que en este cabildo se tra- 
tase sobre lo susodicho por los dichos señores justicia y regidores* 

En consecuencia, prosigue el acta diciendo: se acordó que es- 
ta ciudad fuese á se ofrecer al Sr. presidente á ir todos con sus 
armas y caballos en servicio de su magestad á resistir á los di- 
chos franceses, y darle las gracias del buen proveymiento que avia 
hecho, y así mismo con la suplicación de que fuese para uña jor- 
nada como esta por general un oidor de esta real audiencia, como 
solía hacerse en semejantes negocios, y que la bandera dealferez,^ 
que avía de ser en la dicha jornada, fuese persona de este cabildoi 
el que la llevase. 

En la tarde volvió á hacerse cabildo, y como la jomada es bre- 
ve, y hasta agora su señoría no avia proveydo, dice el acta, sa- 
lieron á tratar con su señoría cerca de ello, y qué persona de es- 
te cabildo fuese por alférez general, y luego vinieron y digeron, 
que tratado con el Sr. presidente les avia respondido, que no avia 
lugar. El conde de las Casas, hablando de los corsarios franceses, 
con respecto á la Habana en el año de 44, diccy que el comandan» 



le ftwces Roberto Boas^ que mandaba dneo embarcaciones de 
goecra^ intentó apoderarse de aquella ciudad, y fué rechazado por 
^1 valor de los naturales conducidos por su gobernador Juan de A- 
vila. Los vecinos de Guatemala» observantes de las ordenanzas 
que reglan, en la materia, desde luego se prestaban é instaron para 
Una semejante defensa, no siendo de olvidar que entre sus regido» 
res existia y firma el conquistador Bemal Dias del Castillo; mas 
no hallaron en su gobernador igual actitud: era letrado que solo 
prov4>có ala deliberación, sin resolver cosa alguna, sino dar üná 
repulsa forense, y quedó en eso. 

P(»r este tiempo comenzó á decaer la marina española, y á le- 
vantarse la inglesa, asi por haberse perdido la escuadra llamada 
tnvancible, enviada contra la Gran Bretaña, como por haber flore- 
ddo Francisco Dracke, califíca4o de Ducreux d primer marino 
de esta nación, quien apresando los restos de. la escuadra perdi- 
da» se encaminó á oísanchar el corso en los mares de Indias' pasó 
el estrecho de Magallanes, según relación de Alcedo el año dé 78, 
;. entrando en la mar del sur, recorrió lo lai^o de la costa hasta 
Guatemala* £1 cabildo, en memorial de 24 de marzo de 1580, es- 
cribe al rey: que por el mes de abril pasado se tuvo aviso de ello, 
y. como pon un navio avia entrado y corrido toda la costa hasta 
«stas provincias^ y robado los puertos del chile arica callao de li- 
ma, y el navio que traia á panamá el dinero de v. m. y de par- 
ticulares para lo enviar á esos reynos, y otros robos en gran can- 
4idad, que le fué todo fácil, aunque trujera menos fuerza por estar 
en toda esta mar y puertos del sur tan descuidados de semejante su- 
<seso como si fuera imposible. Pero entonces se hizo algo mas. 

Porque, luego que se tuvo el aviso, dice el memorial, el Jicen- 
dada garcia de balverde, presidente de esta real audiencia y gober- 
nador gfsneral en su distrito, con parecer de la audiencia y dé toda 
Ja gente principal de esta ciudad, acordó de hacer harmada contra 
el cosario, lo cual se puso en ejecución, y el presidente con su va • 
|or y suficiencia tomó este negocio tan de veras y con tanto cuidado 
y diligencia, que con estar estas provincias desapercibidas de lo 
necesario para este efecto, en breve tiempo apercibió tres navios y 
Utta lancha que pudieron ser ávidos y hizo hacer cinco piezas grue- 
sas de artillería de bronce muy buenas, cosa dificultosísima. En^1ó 
á méxico y otras partes por pólvora y otros cañones pequeños, esr 
míenles y mosquetes y juntó docientos onbres de guerra que fuesen 



%{% cAríTüLO un. 

m los navíafl, BUf liciiclo s« prudencia todas las diScfldtades ipie m 
el discurso ^te aparato se ofirederon, que no fueron pocas. A to*- 
do lo cual aendieroii los vecinos encoiBendat>s con la Yolnatadj 
cuidado que siempre han tenido y tienen para el servicia í v^tíií 
con gasto de sus haciendas y trabí^ de sus personas^ y íderoB en 
busca del enonigo mas de trecientas leguas por la coslá hasta «I 
puerto de Acapulco de la Nueva España» donde taparon Un navio 
que venia de la China par la misma corta que se entendía» avia 
de ir óestar el corsario, del cual fueron avisados ccmio no le avian 
topado ni tenido nueva del. 

Y así por esto» como porque la gente de el harmada avia en- 
fermado en d puerto de aciypttkoy por otras causas» al general n^ 
pareció porfiar mas en buscar el cosario y se volvió» de que d 
presidente recibió gran pena, diciendo ser contra d lukden que ^ 
avia dado, porque por muchas evidendas se ereya le aviaa de hs^ 
Uar en la ensenada de la CRlifomia reparándose él^ su gente y na^ 
vio de muchas necesidades que forzosamente avia de Ira^ de tan 
largo viaje» y estarle así hordenado al dicho general por la insinué 
don que se le dio, por lo cual fué luego preso en esta ciudad y M 
está» de lo cual el audienda real dará á v. m. cuenta á la cud nos 
ranitimos. En informe de 2 de mayo de 89 se testifica» que en la 
expedición para buscar á Frandisco Draque en el mar del sur, toé 
por capitán general.de la armada don Diego de Herrera»' que 14 
aiyos antes habia venido por gobernador de Honduras^ 

En memorial de 8 de marzo de 586 escribe al rey diUislÉf^á^ 
yuntamiento. Podrán servir á V. M. de esta dudad 400 areáb«^ 
ceros sin la gente de á caballo que es mucha y bien ejerdt^da.^ !Lite^ 
go suplica les envíe armas porque las que hay mas son psara de- 
fender la tierra de los naturales, y no para estos otros eneniigoBi 
En el propio año de 586 cuenta el conde de las Gasas, hizoBrake 
segunda jomada» y comenzando por la isla de Santo Domingo» 8á«- 
queó la capital, y destruyó la mayor parte de ella. Pasó á Guba^ 
dice también, sitió la Habana con mas de quinientos ho&brtíis^ 
pero en esta ciudad, añade, todos sus esfuerzos se estrellaronen 
el patriotismo de sus habitantes, guiado por Gabriel Lujan su ffh- 
bernador en aquella época. Drake siguió su viaje por el estrecho 
d año de 87, y corrió otra vez la costa del sur. Toda la provi&>^ 
da se puso en movimi^to con la nueva del cosario. Luego salió 
xm capitán con 60 hombres á guarnecer A(;ajutla, y ri^queridcíl 



Ift tpftflftieariteiw ygrétprol^ Tidrerde para qneacni^ 

cUieim ai IniÉno piiéHd por éíú peaÉendo dtrdcsí sti Iiigár> Hii^ 
foü eü^ecinir pctmÉalmeete al fieirilFO'jP lagar á Sonde qiüéra (fáé 
aeadiáM ^wfStík pr^sMeMe peréonahneitie paral eltmií éiieesd dd 
kr «ap^cttcititor &Mr« dio se ofífeéteron las 'éordmt&tñbnésftaemk^ 
get c|Ée se fefierett én cabiktos de 11; n y 15 dé jüiiloi el préü^ 
«tente nMnÜaÉté que qÉeria lAs cdsas én ateneneia dé téids, y lá 
andieBriftd0(da#: que InJiieMo roarcto^ 5t) Ikombrefi á gtláñikiéí 
él plwrto» la Gíiidad habla ctiniplicky. 

En Eoto de ttombrakiüento de Joei de liílT]|]íad, de 2d de JtiHó de 
1648, dado en ftivor db d<ni FranéliM^ór de^ Santiago^ 6e lee que fué 
ntólo de Fraitoiseo de Santiago, capital y maese de mñfo géiíeral 
de esta ciudad y su distrito, para la defl^nsá déflos püéírl^á, y le^ 
>(^told 59a heiid)fe^, y fué al socorrer de la vina déla TriÉldad;^ 
pnarto dé Aeajutia el «ño de 587, y en el cmnpid' general petuVd 
eil el dldm puerto b&bla 600 espalkule» y mas de sao indios y Aiu- 
Mos á ira (Men, yenaqtíeltíeibpa'io«üñíd áünaarflickEá que vi* 
nndél PlPit á dieb»paerto, y pro<e^ró despachar dicha arcada có@ 
brevedad. Debe haber pasado ast muébío de esto, porque el cabil- 
do de esta eiüdád, en earta escrita al iSeMíáb de México á l dé j tn 
lio dd pro^o 1^ de 1587, se qu^a de qne el presidente de ésta 
ándimida avía sacado dé la caja de mimagéstad 12 mil tostones y 
repartido su répo^lMí edire kfs encéítttenderos, y aun quería ha- 
cer o^es g^^Btoi^ ^ iba á repartir etstre todos los vecinos, sobre 
que dada petición por el procurador de ki dudad en nónibré del 
eonran con^üeiétidolo, tsá préso y también el doctor Eliz que la 
Otdenó y Antonia Maldonado que Sé halló presente; y pregunta 
ente eabáldo al de México, <^al es d e^lo de aquella ciudad y 
enales las ob^gaclones de los encomenderos admitidas en ella pa- 
ra que quede aéabádo y todos sepan lo qué son obligados, sin qué 
eada dia por cualquier nuéva nos envíen á guardar puerto!^, y á 
nuestra costa gente qué los guardé. 

Sotor^ana ltí>. 3 cap. 26, todo lo que dice en la alabanza de 
ladlr^eeien deeslas expediciones, es qtte en Nneta-Espafia, cUan^ 
á^ U de Draque, aun á los encomenderos ée Guatemala obligalron 
á ettl)arearse y seguirle á su eosta hasta el puerto de Acapulco, y 
eüa á ñ*. Antoitía Remésal; mas como na señala el lugar en que 
eüe esmitor te^je narra^ílon semejante para dar con su contesto, la 
^6M0^ quejse infiere áe ella e» q;ue to$ encomenderos de esta pro- 



ai CÁSToaa mL 

irtoeia ofrederoá un «jemplo de sumisión y entereza ^éadeteasiiAei 
m pais* No puede decirse méaes délos subaltemoe de las.pro^« 
das del reyno. En auto de sitaado ai oicoariaidaf para este fin, 
dado en 33 de jtdio de 699, se vé que el cq^itan SilYesIrede Es^ 
pina, sioida teniente de gobernador y capitán general en NÍcara-% 
gaa por el año de 583, teniendo aviso de habeise visto en te eos** 
ta del mar del sor diez navios de alto bordo de cosarios, Uzo mnr 
cbas prevendones de guerra, reoogiaíidó gente así españoles y ar^ 
mas, como indios flecheros, con los cuales fué personalmente al 
Bealejo, así para defender el puerto si entraba el enemigo, coma 
tamUen un galeón que estaba fabricando de sn magostad. 

Con respecto á Hmduras» un informe dado por te audiencia^ 
siendo «i presidente el doctor González, muestra que Diego López 
sirvió en cosas de guerra y defensa de la ciudad y puerto de Truji^ 
lio, donde él vtvte y alcanzó algunas buenas suertes contra eossa- 
rios. Otro informe de la audiencia dado en i»75, tratando de la mi»* 
ma ciudad y puerto de Trujillo, dice. Parece será menester para 
su fortificaeion hacer un baluarte, ^ que se podrán, gaatar hasta 
800 ducados, y demás serán menester cuatro piezas de artillería 
de buen temaño que alcancen á todo el puerto» y 3(M) ducados caí* 
da año para municiones y para reparos, porque la gente es toda 
necesiteda. En otro informe dd año de 81 dice la audieneia del 
propio Lopee: después de lo cual tuvo otra victoria contra el capi-r 
tan Vasca, ingles cossario que en te ida de Guanaxa le cortó te 
cabeza y mató otros sus compañeros. 

El comendador Carranza, comisionado del presidente Sandé 
para la renovación del camino de Puerto Caballos, y residente en 
San Pedro Zula, en carte de 29 de agosto 4e 595 da noticia al a-7 
yuntamlento de este ciudad, que acometido aquel punto de france- 
ses que negaron en cuatro naos, desembarcaron, robaron é incen- 
diaron la población poniendo en fuga su vecindario, y entendido 
de que pasaban sobre San Pedro, juntó unos pocos españoles, uno9 
cuantos vaqueros, algunos arrieros é indios flecberos de Ulúa^ y 
les puso espías que les quitaron cosa de cuarento muías y caballos 
que hablan recogido: luego fué sobre dlos^ armándoles antes em- 
boscadas en el pueblo quemado, tuvo aviso que desembarcó gente 
de una lancha con mosquina, y ord^ió la suya de á pié y de á 
caballo en buen puesto: roto el fuego :en que le hirieron tres henh 
bres, bjderon una especie de retirada para reforzarse, pero no de? 



fSñikles tiempo y dando otra tbz santiago con ellos^ íbé peleando 
desde el lavadero hasta la camecería con tanto ímpeta» qa^ lotf 
Aesbarató: al parecer eran treinta: murieron unos, huyeron otros y 
fueron prendidos siete; y se retiraron porque desembarcaban mas: 
en cambio de los presos soltó el enemigo los que tenían en su po« 
der, y á los tres días alzaron velas. 

Por lo que se vé, el reyno no tenia defensa militar, pues aun^ 
que los encomenderos por las in^enaozas de Alvarado, á estilo de 
señores feudales, acudieron á la voz del presidente González prech 
tándose al servicio, ya en tiempo de su sucesor Yalver^ lo redi- 
mieron con eaq[>eii8as para una armada, y mas adelante resistieron 
las 4ue les fueron repartidas para la guarda de Acajutla. Si se 
dispúsola armada en el mar del sur contra Dratéké,' ñié porque to9 
mercaderes tenían barcos y gente de mar. Asi fué que, no quedan-^ 
do en la capital ni en los puertos gente armada para su resguar-^ 
do, ni cuerpo de milicias en parte alguna de las provincias, sina 
á lo mas unas cuantas armas para arrieros, vaqueros y vednos 
que pudiese ser habidos en casos de alarma, el territorio perma* 
necio en aquel estado natural, en que todos los habitantes son soK 
dados. Por este tenor el presidente dé la audiencia era gobema* 
iory capitán general, y los gobernadores subalternos y corregido- 
res, tenientes de capitán general, y la disciplina, tal cual aparece 
en cabildo de 15 de febrero de 1603. Propone el síndico que su se« 
noria del señor presidente ha mandado que se haga reseña y alarde 
de la gente de á caballo é infantería de la ciudad; y porque no re^ 
dundase en perjuicio de la nobleza, y vednos della, se acordó ha- 
cer sobre ello contradidón, y se presentasen los autos que avia en 
razón de ello, é hs^a el síndico lo que fuere necesario de nuevo. 

En las provlndas de Nicaragua y Costa-Rica las cosas pasa- 
ban de otro modo. Favorecidas con el comerdo que se hada por 
Panamá y con Pertobelo, que por el año de S9 se disputaron á 
Honduras y Guatemala y solo les concedían, llevándose al pu^to 
de San Juan, ellas se ocupaban seriamente en la defensa de sus 
eoBtas. La dudad y puerto áe Talamanca es fortalecido en 1601 
con el eastOto de San Ildefonso, y con sus minas y frutos da al co- 
merdo de la provinda aquella importancia que le acreditó el nom- 
bre de Ck)sta-Bica. Nicaragua por su parte, construyaido el fiíerte 
de Santa Cruz en el desaguadero, y poniéndole presidio en 1602 / 
mantiene pcur él un convNrdo que hace d^ Granada^ en cimeepo d& 



nnuMoT, una de Iisciacbile9 mas rfeai de la Amáriea m eilr 
tiamiit^ P0r Ifi paite del Norte* 



CAPlTCLO 30. 

Puerto de Atl^iie» 

El ffí9ÍA.\m Quaa» nArioado las ei^pediciMMa mayftiinaa 4» 
«MWlgQAdelaearoM oeojpadaa ea boiliUwr «rtaseoetat ylasAiif^ 
IUlas»hacemmciMdei}iyid9nifl boml^reii con qoe (MferdlMBá 
PvKBctfVrBieo en.l^^ia. Cuenta tei»b^^ quefiifon» ea#ttan francés^ 
ccHiDM eaeuadiiUa eOQipveí^ de diferentes buques ; doo bondwea 
en M4 desembaro^ en G«ha «i el puerto del IVfanr^ilHíi, reoorrió^ 
iMaaoptposi 99ss^ laa ba«feodas y tcmró prisionero al oU^^ que 
^MlMia If dióeesi* Remesa} Uh. ii eap* %% cpnre^^eolo al puer-r, 
W. de GdNiBiM» eseribe ^e d^ ordinario aendian á él lea enndgoa» 
y por te poea defensa que di sitio daba, lolMiban la baolenda y que<* 
sMten y rababaa las naosiiAík ce^tatoeia alguna. Añade que por 
esto Itoñpo dio noticia de otro puerto de mas comodidad Frandaco* 
Navajero, pBolo t^ y mny cursado, en estes costes de Honduras y* 
Yucaten. 

don esto motivo, HaMendo llegado á Puerto Caballos el oapiten. 
Juan de lUlonasfi^cUx á fines de fe^i^aro de aoi con mereaderias de 
registeo.en un navio y un bajeU entraron en cuidado en Cuaterna-, 
la pord Biesgafue oanian las unas y loi^otros; y d día i&demaiH 
zo. dispuso, ir todo eli on^qpade cabildo á represente!; á laaudlo^ 
ciit y presidente los graves disúos que hadan loa cosaarios. en los 
puertos, de Gahallo&y Colfe-dutee, suplicando se tratase de poner 
guarda en ellos, y pidiendo ademas nombrase persona de autori-& 
dad y c<mflanza, que vea el puerto que dicen hay en la punta da 
; j^ / manabique. Quedanm de ver en ello. Enlare tanto, el capitan JufflDi 
dp Monasterio descargó y condujo sus merecerías; pero, el atrasa^ 
que no padeció en el puerto tuvo en la capitak px»a por s^tenda 
de reviste dada por la audiencia en 31 de julio dd propio ano da 
eos, que corre á fejaa 41 dd vniúmea V^ de acuevdos.de Justicia, 
le fueron, deoomi^da&mudia^ d^ días que Venían fueía de rcgis^ 
tro, y entre oteai; 1&^ lM>t^ de vin^ de laa.cual8& laa ú^^ 



PüEHrra wb áitqüe. 24T 

WbiaA quedado y se hallaron en el navio* 

Bl cabildo, extrañando que no se tomaba proridenda pera el 
veoonodmiento del puerto, pidió en 6 de mayo se nombrase nn(^ 
dor que lo ñiese á practicar; y como nada se acordaba, el dia 2S 
pidió se nombrase al ddor AÍmunza. £1 presidente respondió que 
el ^bildo nombrase acompañados, y propordonafte ayuda de eos-' 
ta» ai k> cual siguió entendiendo. Con el atraso ypéididaquetiv^ 
yo Monasterio en d pleitose deoMió en tañar earga, y mientras 
dnrdl)an en peligro sus naos en d puerto* Ya en 4 de junio había 
eomisionado el cabildo k un alcalde y tres regidores para que ha-' 
Uasen sobre ello con su señaría dd señor presidente, que opuso 
la dificultad del cesto. Gonfliiéndose e^eaoabildo de 29 de oe-> 
tabre y anunciándose que los interesados m las meroaderlas ayu-* 
óBoe^ á la cesta, quedó la resdudstt para d día dguieute. Al otro 
dia, que fué 30 de octubre, antraron al cabildo varios vednos mer-^ 
eaderes, quienes por sí y por los ausentes alegaron, que dios pa- 
gaban dineros en los puntos de caballos y golfo-dulce de todas las 
mercaderías que alH «^rm y salen, é que S. M. siendo servido 
á de tener fortificados estos puntos, and como tiene los demás 
]^i«rtos destas indias, dn que los mercaderes paguen ninguna 'co^ 
sa mas deki que por su real mandado se cobra ansí en españa oo^ 
moen lasindias:y esta porovincia y los puertos della nodebensap 
de peor condición que los demás puertos que no pagan mas dé lo 
que aqui se paga como son la* vera-cruz, puerto bdo, Cartagena, 
la hiúMma, sant domingo, y puerto rico y otros que están forta^ 
leddos y presi^ados á costa de S. M« y ansí piden se suplique á 
su señoiia del dicho señor presUknte mande á costa de S. M. y 
de sus reales dineros fortificar é presidiar los dichos puertos de 
caballos y golfo-dulce* En Junta de hadenda de 6 de febrero de 
604, Juan de Yergara, cabo de las naos de armadas surtas en Puer^ 
to Caballos, pide que de los dineros que hay en la caja de aqud 
puerto se le den vdnte ó veinte y cuatro mil tostones para susten-^- 
tar la gente de guerra de su cargo, ó se registren los dineros en sus 
DAOS por cuenta de su magestad; á qué no se accedió, disponiendo^ 
se la vellida de dios á la capUal para su remisión conlademfis plan- 
ta por Veracruz. 

Entrado este año, el nuevo caMldo trató dd reconocimiento del 
nuevo^puerlx), y en 1 2 de enero nombrócomlsionados á don Estévan 
de AJvarado por unaniínidad y don Carlos Yazquez de Coronado 

TOM. 1. (28) 



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ÍH 8 CAPÍTULO XH. 

por pluraBdady dando etíso el dia 16, que estaban á disposidoif 

1250 tostones de á cuatro reales. Jnarros trat. 5 cap. 8 refiere, 

que el presente nombró al j^loto Francisco Navarro para la ex-» 

pedición; pero en actas de cabildo aparece, que los comisionados 

pidieron instrucción para día al presidente, quien los remitió at 

cabildo, y este la encomendó en 10 de febrero á Juan Ruis de Avi-* 

lez y á Joan Bautista Bartolomé, que la dieron en cabildo del dki 

12, y por ella fué ordenada la comisión. A los cuatro meses en ca^ 

bildo de 25 de junio dan cuenta que en cumplimiento de lo man- 

^ Vv dado por su señoría del señor presidente y del cabildo ellos han 

/ , ido á descubrir el puerto de Atique (así en la acta y al margen) el 

'"^y^ cual se descubrió y camino pcnr tierra. La denominación de Atique 

' / debe tener en el idioma indígena su» analogías con ManaMqoe, 

Amatique, pueblo tres leguas arriba en que estuvo Remesal, y Mo- 

brique ensenada mas distante. 

£1 cabildo, en carta de 18 de marzo de 606, escrita ál secreta^ 
rio conde de L^nos, dice: ase conocido el fruto é seguro reeogi- 
mienlo del puerto, pues abiendo llegado á él un cosario, con dos 
naos y un patache de los nuestros de poco porte y menos defen*- 
sa se retiraron abiendo i*ecibido mucho daño; y venida á esta du* 
dad la nueva con todo cuidado y diligencia el presidente envió al- 
guna infantería y otros pertrechos, y aunque llegó un dia después 
que estaba dado el segundo asalto de los enemigos él fué de mU'* 
cha importancia. En instrucción remitida al procurador de la du-* 
dad el año siguiente de 607, mencionándolas ventajas del nuevo 
puerto, dice: cada dia se va mas manifestando su bondad; pues 
de mas de que el año pasado dos naos pequeñas y un patache se 
defendieron de siete ú ocho velas de naos y lanchas de cossa- 
rios, con tan gran fuerza que se retu*aron y fueron con mucho 
daño, este año otros dos ó tres que había muy pequeñas y ca- 
si sin gente que no abla sino asta 26 hombres y n^uy poca artillería, 
se defendieron de ocho naos denemigos olandeses del conde mau- 
ricio, las mas de cuatrocientas toneladas y con mucha artillería y 
mas de mili hombres, haciéndoles mucho daño las nuestras y su 
gente y echándoles una nao á pique que dejaron quemada y se fue- 
ron# 

Llama la atendon verdaderamente que ima escuadrilla de 200 
hombres del capitán francés fuese bastante para saquear la isla 
de Cuba y tomar prisionero á su obispo, y la del conde Maiurido 



PUERTO DE iTÍQtJE. 249 

M faese competente, sino para irse una de sus naos á j^qne, batida 
por 36 hombres; y que mil hombres de la de Clifford fuesen sufí-» 
cientes para tomar Puerto Rico, y mas de mil de la del mismo conde 
Bo lo fueron para coger el puerto de Atique. Sin reeebirse, prosi** 
Rediciendo la instrucción^ de nuestra parte casi ninguno, es de^ 
dr daño, por estar en el abrigo de un morro grande como cerro de 
piedra y aislado que ay con tres brazas de fondo, cerca de tierEa^ 
donde s^aron parte de la artillería. Luego, hablando de la nece^ 
sidad de fortalecer d puerto, avisa que puede hacerse con seis ú o- 
cho piezas de ella, y que para esto ay cuatro que S. M. envió al 
doctor Francisco de Sandé para el puerto de Caballojs. Juarros, si- 
guiendo á Remesal, discrepa en la narración de lo que vá referido, 
atribuyendo á Monasterio los triunfos mencionados, y el armamen- 
to de Atique á artillería propia suya, á tiempo que se lo impedían 
otras atenciones, y que se habla oficialmente de cuatro piezas de e- 
lia de Puerto Caballos. . 

Herrera en la dec. 6 lib. 3 cap. 19 escribe. El doctor Alonso 
Criado de Castilla, presidente del audiencia d&Guatemala, con gran 
i«solucion y prud^cia mudó del Puerto de Caballos el comercio y 
contratación al que decían de Amatique y le llamó de Santo Tomas 
de Castilla, porque tal dia se entró en él, y pobló la villa á donde 
^ tienen todas las comodidades y seguridad necesaria de los ene- 
migos; y este servicio tuvo el rey en mucha estimación por lasde- 
inostraciones que hizo con el presidente, especialmente llamándo- 
le á su consejo supremo de las Indias; y porque murió luego, hizo 
omerced á su hijo don Andrés Criado de Castilla. El pueblo de Ama- 
tique donde se fundó la villa, cuando estuvo en él el padre Reme- 
jsal el año de 613, ya contaba muy pocos de sus vecinos primitivos 
-y comenzaban á caducar doscientos y tantos indígenas tequeguas 
que le fueron agregados el año de 604. Esta villa' se avecindó de 
españoles, según Remesal, y se vé que tenia ayuntamiento, pues 
en acuerdo de justicia de 14 de abril de 622 se vota en apelación 
una sentencia dada por la justicia ordinaria de ella, en pleito entre 
Núfio de Gudiel, maestre de la almiranta, y Cristóval de Siliesa. 

Por falta de mantenimientos para las cabalgaduras, dice Reme- 
sal, no se siguió frecuentando el camino por tierra del nuevo puer- 
to á Guatemala, tomando á suMr las mercaderías por el Golfo. 
Así es que por este tiempo se construyó un reducto que tomó el 
iKMnbie de castillo de fiustamante, acaso dirijido por el capitán Pe- 



/ 



£20 . cimojo x%x. - 

éeo de BoMMiaiiley qtie en el eneabczamieiito de tíeAtím-ét Ul 
eapital delaMde634y aparece por -veeúia de ella entre les duepsi^ 
de d»neQi, tog^os y molmof, 

los eemries de diferentes nacmes^ qoe en d sigto unteriíwr 
«do taquealwn ku poblaciones españolas, en d preserteya pasa* 
ton aposesionarse de mttoiías Idas meno res délas AntBIas* Abedio 
en sn diccionario, en el vocablo r^itifo i cada nna de días, nfin^ 
i« qne en 62S ocuparon ypd)IaroB ios ingleses la AnUgna: en 0SS 
^a Barimda, San Cristóbal y Santa Cruz? en Q60 la Angttüa, y íb«í 
oteas. Los franceses ocopanm en &i& ia Martíaíea y Ornadalnpeí 
«n 688 Granada: en 648 San Bartotoroé y Marigalartfg los^holande>- 
jes en 686 las de S» Eustaquio y OuiBEao. Hasta los dñíamaRpieses 
^leupanmporestetíenpo ladeSanfDTfaomé; trayendo todos e&is 
leolonospnra piolarlas y n^rospara trabajarlas, con qued gcande 
«rehípfélago de las Antílias se pobló de europeos ingleses, franee* 
ses y holandeses, que poseyendo cada uno de dios una marina sn- 
/porior, quedaron en aptítod de continuar el -corso ea las eniürca- 
cionesy estaUedmientos españoles, todos yeees que haUa ^gatítítn 
cq^ alguna de estas nadones; y aunque los daneses semastenian 
nentraks, dempre les sirrieron de escala, y las costas é isian ite 
Guatemala, Honduras y Nicara^a, eomo mas comarcanas, esta*- 
•^rinron mas que ningunas otras, áú todo expuestas á la invasím y 
al pfflage. Ya antes, ¿tesde 1585, según Alcedo, lHd)ian*oomeQZa- 
•do ios franceses á apoderarse del Gauadáend nortea mas laddBBle, 
por los anos de 1606 y 1614, los ingleses habían ocupado *tim«- 
bi^ los territorios de la Virginia, la Carolina y otras piovindas, 
•donde les fué fádl hacer escala y venir á situarse en las Antaias. 

El conde Las €asas, haUando del capitán fraiusés que íuvadié y 
saqueó el año de 604 la isla y dudadde Cuba, añade que pooodes- 
pues proyectó el mismo capitán otra tentativa, en la que Msxttmteó 
mas prevenidos á los cubanos qvse los batieron y condiijerQiLcaii 
26 prisioneros, ios cuales con su gefe fueron ahorcados: era w go- 
bernador ^tónces Francisco de Guzman» Igual resultado advierte 
también, que tuvieron los holandeses en sus tentativas reitCEadas 
•para apoderarse dehí Habana en ios años de 622, 628 y 6as,';pues 
no pusferon el pié en sus cofias, sino para sufrir un deacalabn>, ea 
jfue brilló siempre el denuedo de sus vecinos: lo que mantuvo en 
dios un orgullo que supieron aprovechar sus gdiemadorcs. 

Mo faltó igimi ahinco á los moradores del'Jcejnoi& GuaMttta^ 



za; mas donde no existía^iemijaiite cmi^r^ipi^aí» €o«mi «» l^jülo, 0e 
iBó á «ÉBacer-AUídtas YMes tolnMpidtrjdeMSJiftbttaiite^ £)a in- 
fimirdadofQr k«iidieiwiaA>8(de |««iade'j^i;3^a«0mi &^ losserti^ 

duA, if eiuodo^ltegóitrttniai yeoflarte, Ui» jQ^HdiAjiiiidAi dft Xm>- 
jffleniM aiBiad«r«Mitra^ét« i^ra ir mm^ fawwa^ 7 l«é eioD ia gente 
t^sdd•dolly pdeé contara A coiario^ basta f«e le bOiImkhouí 

A^wa ver Alé adversa la i«erteíie:TriijtUct. ¥aaQME lib* 4» tr* 
d eiq^> 1^^ haUandade^esta cradad, veAsie que el lAo 4e «80 fn- 
4^idl6 el pnerto «bo «oeuadim enemiga eondueidá por un cai^ten 
otondcs: t(Mttaron la eindai» qve oonstaJuí: de léd vednw, k>s mas 
«Rabees jr ^iaoainQs, gente muy iiamsdoda, ftrtifieMb eon tm 
morro de 17 páezasde artUkrfai, y idgwos pedi?6ros y buena «asa 
de armas: talaron,. fitenuon, de^njieroay Jt>baron euanto no pu* 
do eaeaparde«u oülída y crueldad. Gíage'.p^ :»caf . 2, dice: ouan- 
do yo estaba en este país» los helandeaes atMaron á TrojlUo*.* lé* 
los'de fortificar esta pbuoa é internarse en el piás, donde no heíbia 
qaím pudiese reslsüries» la abandon»*»!, eojstentándose con un 
imriltetto botín; Invadido el fiai^dero dd Golfo el año de 640> ei 
freftiáenite OsorlOi manfues de Lorencana, saUé de alto cafttal» 
pretendiendo votor en su socorro, y reyoWié de Mixco» eoiMiderm* 
éo ser pasada ia ocasión, según se eefiereeu junta de baeiendade 
-30 de enero de 641, en que«e ntendona el<g«^ deesta ei^pedl* 
«ion» 

Venido el presidente Avendaño aplicó lasftMen su atención á los 
puertos. En Junta i¿te baeienda de 2S de marzo de 642 se mandan 
entregar á Jnsn de Yeraza> ricaide mayor de Santo Tomas, doce 
mascpietes con sus bandolas; pero mas pronto íüé asaltado eJ puer- 
to, y lel comandante Yeraza tmnado prisionero, según se r^ere en 
Junta de 22 de febrero de 44, en que se anuncia nueva invasión de 
«orsaríos. Pasa ella aoudió d presente al apresto de jirmas, acor- 
áándose en una Jnnta el gasto de qunioe mil pesos para comprar 
en Yemcmz mil bocas de niego; pero no se ecmsiguieron sino mu- 
días menos, unos arcabuces en precio de veinte y cinco pesos, que 
ae inviaron á TrujHlo, otros en el de 33. Qento vdmte y tres que 
•se obbnrkren mas addante, costaron 413)6 pesos; y ademas de ba- 
aUstar otros 9» babia ámítíles, se dispusotambl^ la 



222 GiP. nK.~-FU£llTO DE AtlQUE. 

adqoisictoB de 1 200 Imuas, diuzos y desjarretaderas, y se dbposo 
Mía de annas á cargo del capitán Fuentes^ 

Gomo los corsarios p^iseguian las mercaderil^ aun en la Üarra 
adentro, fué forzoso una vez apostar cincuenta hombres enunpon^ 
to para suresguaido; y para lo sucesivo que desde Santo Tomas has- 
ta tos bod^as viniesen custodiadas las recuas c<m sddados á ra-* 
tsm de real y medio el dia á costa dd comercio. Se agrega á esto 
lo que advierte Juarres después de Roaaesal, que este camino esta- 
ba destituido de pastos, y con frecuaieia morían las muías en d 
tránMto: por lo que mudias naos pr^erian venir á descar^r al sur-* 
gidero del Golfo-dulce. Los corsarios tampoco se olvidaron de ve«- 
nirlas á buscar á este punto, y en la misma junta de 2Sf de fore- 
ro de 44 se vé, que una nao barada en la entrada del Golfo, no pu- 
diendo hacer fuego, echó sus piezas al agua, y se ratarraron de mo- 
do que, buscándolas después el gobernador de Honduras y el co- 
mandante de Santo Temías, no dieron con ellas. 

Avivándose el anuncio de invasión de enemigos, que pretendían 
apoderarse de estas provincias, se hicieron prevenciones para su 
defensa por Trujillo, Santo Tomas y el Golfo. £n Junta de 22 de 
fdNrero de 44, deque se ha hecho mendon, se refiere que no habien- 
do artillería en el fuerte de Bustamante en el Golfo, y quedando fue- 
ra de tiro de mosquete el tránsito del enanigo en lanchas, se hizo 
preciso guardar el paso del piñal de la banda opuesta, formando trin- 
chera y abriendo un foso de 170 pasos, y para cubrirlo, que d(m 
Martin Alfonso de la Tubilla alistase en la Yerapaz 2000 indios fle- 
cheros y demás gente de que se dio orden al alcalde mayor Estopi- 
ñan, los cuales estuviesen prevenidos en aquel punto para ponerse 
á las órdenes del oidor decano don Antonio de Lara Mogrovejo. A 
Santo Tomas caminaron den hombres pagados; y para Trujillo a- 
cudieron 600 hombres de San Salvador y San Miguel; y 150 de Te- 
gucigalpa á las órd^es del gobernador capitán general de Honduras 
don Melchor Alonso Tamayo, quien, según se expresa en junta de 7 
de abril de 645, les mandó no pasasen adelante por las causas que sig- 
nificó, que á no avérseles ordenado, pudiera ser llegasen á tiempo que 
volvió el enemigo: el acta añade unas palabras que llaman la aten- 
don, cuando dice: no trata su señoría de culpar á dicho gc^ma- 
dor, quizá por ser de letras, y no de profesión militar; pero así es- 
tas como las que siguen denotan , que el presidente no aprobó su con- 
ducta« Se deja entender que el enemigo no llegó con mucha fuerza 



CAP. XXXI. — ^ALGABAliS. 225^ 

jíné rechazadocon pérdida por el vedndario éA paerto: pues eif jim» 
ta de 20 de julio siguiente resulta que en su fuga le fueron tomado» 
mosquetes y areabuces y pistolas^ y se mandan adjudicar á la ha- 
cienda de su magestad. 

£i conde Las Casas» hablando de la isla de Santo Bomingo con 
«espeto á la guerra, observa» que á esta época el espíritu de susco^ 
lonos habia degenerado enteramente de sus antepasados. En órdea 
al reyno de Guatemala no dejaría de aventurarse el juieio, afirmando 
del espíritu de sus colonos una cosa smnejante, habiendo motivo pfti 
ra no reusarlesel de sus antepasados: pues se ha visto á los vecinos 
de la capital ponerse á las órdenes de los presidentes González y Yal^ 
verde» y negarles éstos su acaudillamiento: se vé ahora á los moran 
dores délas provincias puestos á las del gobernador Tamayo» y prl-» 
vados de igual dirección; y se vé en fin á los habitantes deXrujillo a* 
bandonados á si mismos y vencedores. Aparecen en la primera mitad 
del siglo 17 entre los gobernadores de la Española un general de ga- 
leas y un Maestro de campo» y en igual época no suenan* ^tre los 
del reyno de Guatemala» sino doctores» títulos de Castilla y abogados; 
y si aparece un gobernador militar en Honduras» no es para ponerse 
al lado de los Lujanes y Guzmanes de la Habana y Cuba; y no obs- 
tante lostrujillanos se muestran dignos de este lugar. Mas bien pue^ 
de decirse de los colonos del reyno de Guatemala que ellos á esta épo« 
ca demandaban en sus gefes el espíritu de sus antepasados. 



CAPÍTULO 31. 

Alcabalas» 

Los conquistadores y primeros pobladores por capitulaciones he*- 
chas en su establecimiento» estuvieron exentos de pagar alcabala y 
toda imposición en lo que comprasen y vendiesen entre sí» dice Heiv 
rera dec. 3 lib. 5 cap. 3. Igualmente lo estuvieron» según relación 
del propio escritor» de todo almpjartfazgo &x la salida de sus frutos 
4e unos puertos á otros» y aun en el transporte de las Indias para 
España. Lo mismo testifica Solórzano lik 6 cap. 9; y según parece 
déla ley 1 tít. 15 lib. S, solocorna el almojarifazgo en la venida de 
las mercaderías de España á las Indias^ pagándose allá dos y media 



ettlti^Mlldt,ya4«( elttoopordeutoenla entnidA fe Mw» ám iir 
^piefUMea arm», ó imuMe&kBkBto»; y asi twtrtó en toi prbic^c» 
haatft etAfiofeMSyOiqíie ae ddM ette derecko, y aMütenliipcH 
ner en loa vinos* 

Al i^vofl» tianpa q[iiekooionaliba[tabadeaema{anMlflqpiiea* 
toi i loacoiiqiiiitadoMa y prtaaroa pobkidom, se ai^elBPair.éfltoaí 
ál quhila^ora^ plata y perlas que se Iralrtesen en los reseates, fH^ 
Msáe gmntty elaboradoii deminasc ooreo también el qi^toto de kü 
eetfaYoSy eleMlseeoaMiaóáperclliIrdesde el caaqpK) de Dtatlan, 
y eoBtfnlié^vaMc&do amelio^si las i^OTineiasde GosoallaD, Bond»^ 
rasy Nioafagttft. A Alvarade^ eac»ta Remesal tt. scap* 8> sehi^ 
cieroB grandes earges 6ft la eoiis por los devengadoa en OtiatenUH 
la, y se le oeasi(»id per eBo ranoiio atraso en Méxioo* Pafala recaa-^^ 
dadon de éstos dereehos vliíépen oficiales reito á cada proyiacia» 
que Aieron contador, tesorero-, y veedor 6 ñudioff y en eadanna se 
estnMeeid easa de ftindidon> donde se fondkn y marcaban estoa 
toetales> üt pagaba el reíd qninto, y no se podia baoer uso die eUos 
teeslerec^]lsito«En cabttdode ade enerode i^aa se baoe mérito» 
de costiinri!>re que habla en 6natemala de pagar solo d diexmodel 
ore, y semanda obedecer la cédula de sn magostad que <»denaba el 
quinto; En el de 8 defebrerode4a se acuerda hacenr casa deíündi* 
don ét costa de propios y tributos, la cual se concertó ecm Antonio 
Ortiz en 600 pesos de oro; y ^ el de a de ]unk> de 44 se trata de 
imponerlas penas deley á los que tuviesen piezas de plata sin marca* 

En cédula de 16 de abril de 38 se concedió á los ofidales reales 
asiento y voto en los cabildos; y asi desde el año de 39 se les vé to- 
mando ¡a voz y firmando entre alcaldes y regidores. Solórzano lib* 6 
cap. 15, refiere que al príndpio no se les dio Jurisdicción para las 
cobranzas y pleitos que se ofireeiesen; y era obligado el factor á ocur- 
rir ante la Justicia á pedir contra los deudores, y seguir las causas en 
toda instancia. Mas adelante, añade, por cédula de 34 de agosto de 
63 se les dio plena mano j Jurisdicción para todo lo tocante I^Jasti^ 
daen la primera instanda» y que las apdaetones 46 sus autos fue* 
sen á la audienda» ^ 

Todavía t(Hnafon mas consideradon los ofidales mdeaoon la 
creacionde la Junta de hacienda, instituida el propio^^o^e 68, eoM^ 
puesta dd presidente, oidor mas antiguo, fiscal y los ofidales reales» 
y bajo estepié serdlere en acuerdo de la de noviembre de 81 <eran 
cdebradas^estas juntas encasa ddoidc^ fisasjantíguo. Así faéoottO' 



áLCAlALÍS. ) 225 

lés cAdalesrealts reoiiieron entónecs traurq^reseÉIacioneSy teaiai* 
da por una pártela cobranza y Judkatwra en las rentas^ siendo por 
oba individuos delaJuntadehad^ndayyporotraiadividuosdeleabUf^ 
do en ccmeepto de regidores, de que igualmente se les despachaba 
por éi rey título enfonna» De aquí dimané que presoatándose Juan 
de Rojas, tesorero con solo el título del oficio, y na con el de regidor^ 
á tomar asisto en el cabildo á 12 de octubre de ^73, y habiendo 
dificultad en dárselo por este defecto^ resolvió la audiencia que se le 
diel^; £1 cabildo sujetó la resolución del punto á votación, y se di- 
vMió en tres ccmtra dos; y acordado por la mayoría cumplir lo man- 
dado por la au^enda, AloniaGutterrez de Montón^ y d<m Diego 
de la Cerda apelaren para ante su magestad. En lo de diciembre 
de S7 se vé at tesorero dando audiencia de justída^ y escusándose 
por día de ocurrir al oal^ldo de aqud dia. 

La exención de alcabalas, cuenta Sc^nsano cap^ S, se ñié pro* 
rogando ai esta y otras provincias, hasta que por parecer entabla^ 
das las cosas, y que era justo que los vasallos ayudase á las urgeti^ 
tés nec^idades de los reynos de España, se despachó cédula al vi^ 
rey deMéxicoel año de 74, para que fuese introdudendo la cobran- 
za de este derecho, moderándole a^dós por ciento, y exceptuando 
idempre á los indígenas. Íx> mismo se ordenó, dice ei^te escritor, 
por otra cédula dd año de 76 á la audiencia de Guatemala, ai cuya 
infroducd<m se dá á entender que ya estaba recibido y asentado 
tñ la Nueva-España. En cabildo de 22 de enero de 77 se comen- 
zó á tratar sobre su establecimiento, y en 18 de febrero de 78 se 
acordó suplicar á su magestad la abolición de ellas por la pobreza 
de la tíerra; y aunque esto no se consiguió^ fué otorgada la proro- 
gadcm del di^mo del oro y de la plata durante diez años, según se 
vé en actas de 7 de setiembre de 81 , y 27 de junio de 86. No obs^ 
tante, fen 4 de didanbre d^ 87 aun no estaba hecho d encabeza- 
miento para las alcabalas, y solo se ordena suplicai*, que días seah 
tanporales. 

Eñ las provincias del Perú, refiere todavía Solórzano, se trató 
aMfetüsitH) de introdudr este derecho, y para ello se hizo una Junta 
en Madrid el año de 68, en la cual intervino don Frandsco de To- 
ledo, ya proveydo por virey de aqud reyno, y se le encargó mucho, 
^tte negado é él lo estableciese; pero teniendo las cosas presente, 
üd lo Mté^Q^, y las dejó correr en esto como antes. Lo mismo hi* 
to^l Vlrcy (s&aát dd Villar, y otl*os quele sucedieron hasta el año 

TOM. 1. (29) 



N 



226 cAfkfito xixi. 

cte 91, ^^qne pcnr im\xt mxKho las necesidades del reyno, ^ no ptf* 
reeer justo, que pagándose este derecho en la Nueva^España y oirás 
proYíncias de iaslndias, se hallasen exentas las dd Perú, pues sería 
de mal ejemplo. Comenzó pues entonces á ponerse en práctica la 
cobranza de estos dos por ciento á título de alcabala, y quedó asen- 
tado, aunque en la provincia de Quito mostraron algunos sedicio- 
sos sentimiento, y comenzaron á formar motín, de que avisado el 
virey envió con presteza gente militar, con que se atajó. 

Entonces, prosigue Solórzano, se formó el arancel que corre en 
las leyes de Indias tít. 13 lib. 9, tomado de las de Castilla, en que 
ne sujetan á ideábala todos los objetos de labor y de crianza, los 
tratos y oficios: plateros, botícaríosi silleros, herreros, zapateros y 
demás oficiales: el maiz, granos y semillas, el vino de Castilla y de 
la tierra, sedas, brocados, lienzos y demás mercaderías de Castilla: 
el trigo, cebada, carne, pieles crudas y curtidas, sebo, lana, azú- 
car, miel, jabón, mantas, algodón, azogue, plomo, cobre, Merro, 
acero, alambre, pescado, frasadas, sayales, cáñamo, lino, eaña- 
fístola, gengibre y otras drogas: añir, zarzaparrilla, palo, c^ra, 
plumas, piedras, parlas, vidrio, loza, jarros, tinajas, madera, ta- 
blas y cosas hechas de ella: sal, piedra, y arena: casa, heredades, 
estancias, chozas, esclavos y censos: ajuar de casa, vestidos y de- 
mas cosas de venta y trueque. Ahora para la averiguación de los 
cosecheros, manufactures, y traficantes de estos frutos y efectos, pa- 
ra la avaluación de sus tratos y contratos, y liquidación y cobran- 
za de la alcabala, se manda en la misma instruocion hacer nómina 
de todos los vecinos estantes y habitantes en pueblos, estancias y 
ventas, españoles, mestizos, mulatos y negros, nombrándose por 
los oficiales reales, bajo las órdenes de los presidentes y vireyes, y 
creándose libros y cuentas de todo. 

En Guatemala aparece que nada se habia hecho hasta el dia 
17 de setiembre de 1602, en que se halla cédula que ordena al pre- 
sidente se haga encabezamiento por alcaldías mayores, ó como me- 
jor le parezca que conviene á la administración y cobranza de esta 
renta. A consecuencia se vé al cabildo de la capital tomar de su 
cuenta el encabezamiento de sus vecinos, encargado á un alcalde 
y dos regidores el repartimiento de la alcabala, y hecha su co- 
branza por ellos. El primer encabezamiento de la ciudad que apa- 
rece, es del año de 4, formado por cuadras y barrios, en que re- 
sultan ^90 cabezas de familia, que multiplicados por cincO; dan 



4450 habitantBS> de qoe sacados los vecinos y familias pobres^ se 
íiizo d repartinii^to en la forma siguiente^ 



Vecinos. Tostones, 

. .76 Epeomenderos • • • • 599 

108 Mercaderes 2346 

13 Tratantes 25 

13 Pulperos 62 

22 Doeños deobrages. , 254 

10 Dueños de trapiches.. 132 

11 Cereros y confiteros . 74 



. f 



Suma y pasa . • 3492 



Yiene* . . 

7 Herreros . . . 

10 Viudas de trato 

7 Molineros . . . 

8 Calerosy tejeros 
82 Labradores. . . 
33. Criadores de gafado 
76 Oficiales de todos ofi.« 

Suma. . . . • . 



3492 

15 

43 

39 

31 

509 

226 

145 



4500 



En cédula de lo de felN^ro de 610, dice Solérzano, se aprue- 
ba y agradece al virey Ydasco haber dado la alcabala por encabe- 
zamiento á las ciudades del Cuzco, La plata, Potosí, y otras de aquel 
reyno; y por un capítulo de€artadel6deabríldel6l8se lea{A*ue- 
ba.al virey príncipe de Esquilache haber hecho este mismo aaca- 
bezamiento con el pdor y cónsules de la ciudad de Lima, en orden 
á las alcabalas de aquel partido, por juzgarse que corriendo por su 
mano, se cobrarían sin las eslorciones, daños y ¡fraudes, que suele 
haber cuando coiren.porotras* En Guatemala, por lo que toca á 
la ciudad y su.corregimiento, ó distrito del valle,, se nota en diez 
años consecutivos el producto siguiente. ... 



604.. : , 


. • 4500 Al 


10 de 1609 .. • 


. . 1935 


605 • ,. , 


. . 4422 


610 .. . 


. . 1548 


eo6 ,. * , 


. . 2463 


611 .. . 


. . 1394 


607 .. , 


. . 1975 


612 . . 


. . 1262 


608 .. . 


. . 1914 


613 . . 


. . 5195 



Las alcabalas de los otros partidos, á saber,. la gobernación de 
Soconusco, alcaldía mayor de Suchitepeques, y demás corregimien- 
tos subastadas y dadas en arrendamiento en los años de que hay 
noticia, produjeron las cantidades siguientes. . 

En 1621 ...... 2000 

622 no hubo pos- 
tura y solo se cobraron 1000 

1623 1000 

1624 arrendadas 1330 

1625 1200 

Consentida la a]cabala,.d)serva Solórzano cap. 9, se trató de es- 
tablecer el almojarifazgo de salida, y vino cédula el año de 1 591 , oi 
que se mandó, que de las mercaderías de las cosas propias de la 



En 1615... 


. . 2560 


616 . . 


. . 2665 


617 . . 


• . 2665 


618 . . 


. . 2666 


619 . . 


. . 2666 


620 . . 


. . 2500 



22S apÍTCLO XXII. 

tltrra, que sdboi de qbos puertos á otros, se cdnraieft dos y mfidio 
de salida, y dnco de entrada; y aunque en esto pusienm alguna di- 
ficultad el virey y la audiencia de Lima, por decir, que se acababa 
de introducir el derecho de la alcabala, y que con esto otro del nue- 
vo almojarifazgo se estrechaba y encojía én derta manera el comer- 
eio de aquella tierra, y que así convendría moderarle, se les res- 
pondió por cédula de 14 de noviembre de 95, que eso se quedaba 
mirando, y que entretanto cumpliesen lo ordenado. Y por otra de 
10 de hd>rero de 1603 se le dice al virey Yelasco, se habla enten- 
dido que en la cobranza de los almojari&zgos del Callao, habia po- 
co cuidado, y que este derecho iba en din^ucion. Lo mesmo se or- 
denó, añade este escritor, para la Nueva-España y demás de las 
Indias. 

En Guatemala á principios del siglo aparece en corriente la al^ 
cabala nombrada del viento, adeudada según el diccionario de la 
lengua castellana, en las mercaderías forasteras, que vi^ie á ser el 
almojarifazgo de entrada, y su producto en ios años de que hay 
BOtida, es como sigue. 



En 1614 
615 
616 

617 
618 
619 



162(1 • 


• 


• 6000 


621 . 


. 


. 6000 


622 • 


• 


. 4400 


623 . 


• 


. 3500 



. 7000toston.« 

. TOOO 
. 7000 
. 6500 

• 6000 624 . . . 8880 

• 7800 625 .. . 3500 

Ahora se sigue ver los repartimientos de la alcabala interior de 
la ciudad, hechos en los mismos años de que se vá tratando. 



En 1614 
615 
616 
617 
618 
619 
620 



7180 tOSt.s 

9588 
11655 

9012 
10311 
10452 
12471 



1621 • . • . 13072 

622 ... . 17089 

623 ... • 11541 

624 ... . 16043 

625 ... . 11223 

626 primero 17223 
y después 15980 



El aumento notable que se advierte en las alcabalas de la ciu- 
dad, no dimanó precisamente de un progreso rápido de riqueza en 
ella, shio de la diligencia que se puso en el cobro y aumento de las 
alcabalas mismas: porque en el año de 1 4 apareció la necesidad de 
enterar en c^jas, libre de todo costo, la cantidad de 16mil tostones, 
compuesta de la alcabala del vimtb; de la de los oonr^imieiitos, y 



AtOBAUS. : 229 

to que tril^tae fliase repartído y tomadode las de la dudad; dfijuí^ 
Bei»^ que si el Tiento daba 7 mil tostones^ j¡ los corregifiQientos 2600, 
qm Imeen 9600, la ciudad solo debia enterar 6500, para aj«star 
16 mü; pero si no daba el visito mas que aáooy los eorrégüBi^ir 
tos 1000, como sucedió el año de 23, el resto de ti&m debía sa*" 
MTse y repartirse em la ciudad, y ademas los rezagos y espensas 
de la eobrauza: por lo cual el repartis^nto de esta ütíámu era exe* 
slvo, y el del año de 25 termmé en vejaciones de todo género: pues 
lea personas sobre quienes recayó d repartimiento se quejarcm de 
los repartidores, y el alcalde ordinariomas antiguo, donMárcos Es* 
topinan, fué preso por eUo en la cárcel pública, y aunque se refor- 
mó por oitónces y se redijo á menos en este año, no se esicuentra 
vestigio de otro repartimiento en los sucesivos; antes lAen pavece 
haberse adoptado otro partido; pues en cédula de a de $^to de 29 
se aprueba el que las alcabalas se hubiesen dado en arrendamiento 
al cabildo y regimiento de la ciudad por odbo años, á razón de lO 
mil tostones en cada uno. 

Para notarse progreso de riqueza, no deMa resultar, como se ad- 
vigile, alguna rebaja en el vecindario pudiente é industrioso. Porque 
si en el año de 4 se contaban 76 encomenderos, en el de 26 solo se 
hallan 4$: en el de 4 habia 144 mercaderes y tratantes, en el de 26 
aparecen 100: en el de 4 se numeran 125 dueños de estancia, obra- 
ges, ingenios y molinos, en el de 26 solo resultan 96: en el de 4 
se presantan 102 vecinos artesanos, á saber, cereros, confiteros, ca- 
leros, tejaros, sastres, zapateros, herreros, espaderos, barberos, 
bordadores, dos boticarios, dos escultores, tres pintores, im can- 
tero, dos guanteros^ un abogado y un escribano, en el de 26 apenas 
asoman 80; y lo que es mas, en el de 4 reluce entre los contribu- 
yentes el nombre de Pantaleon Herrera, que estaba haciendo un na- 
vio en la mar del sur; y en el de 26 se hecha menos un nombre 
semejante» 

Para que no deslumbre el aumento que aparece en la alcabala 
de la dudad, basta considerar, que aunque ella resulte doblada en 
el estado espontáneo de arrendamiento, las otras alcabalas al con- 
trario se ven rebajadas en d transcursode algunos años: la del vien- 
to en unamitad,y la de los corregimientos en mas de la mitad; de 
modo, que si el año de 4 todas tres produdan 14 mil tostólas, y el de 
29 producen 14500, una vigésima nona parte de demasía en 25 
años^ constando la exactitud de la cobranza^ m> arguye rapidez si- 



250 CAP. XXXI, — ALCABALAS, 

no harta lenütud en la prosperidad del país. No es de olvidar qne 
la alcabala del viento se vé también á cargo del cabildo repara 
anualmente por encabezamiento^ según parece en acta de 6 de oc- 
tubre de 637, esí gue hecha modon para q[oe se pidiese en arrenda- 
miento, se resolvió no hacer novedad. 

No seró mal confrontar la idea que vá dada acerca del vecina 
dario de la capital, con la qne presenta después Tomas Gage, via- 
gero que salió de Guatemala andando d año de 1637, y en la bis* 
toria de^ftii viage al cap. 18 dice. Esta ciudad puede consistir en 
cinco mil familias, ademas del contomo de (ndio9, llamado barrio 
deSanijO Domingo (que tomó después el nombre de Candelaria) ea 
que habrá doscientas familias. La mejor parte de la ciudad es la 
contigua á él. Aquí se encuentran las tiendas mejores y mas ricas 
de la ciudad, como también los mejores edificios, siendo casas nue- 
vas y hermosas. Aquí hay también un tiangues, en que los indios 
venden diariaqiente frutas, yervas y cacao; pero á las cuatro de la 
tarde este mercado se llena de mugeres de los índk>s que vienen á 
vender atol, pinol, plátanos asados, manteca de cacao, bollos he- 
chos de maiz con un pedazo de gallina medio sazonado con chile 
colorado, á que llaman anacatamales. 

£1 comercio de esta dudad, añade, es grande, aunque ella no 
es tan rica como otras dudades. En mi tiempo habia cinco comer- 
ciantes, que se consideraban iguales en la riqueza, y reputados de 
tener cada uno quinientos mil ducados, á mas de muchos otros co- 
merciantes de 20 mil, 30 mil, 50 mil, y hasta 100 mil ducados. £1 
primero de los cinco fué don Tomas de Siliézar, vizcayno, alcalde 
de la corte, el primer ofidal de justicia: el segundo, Antonio Justi- 
niano, nacido en Genova, y uno que muchas veces ocupaba puestos 
grandes en las oficinas de la ciudad, que poseía muchas casas, y 
especialmente unahadenda grande de granos en el llano de Mixco: 
el tercero fué Pedro de Lira, nacido en Castilla: el cuarto y quinto, 
Antonio Fernandez, y Bartolomé Nuñez, los dos portugueses: de 
los cuales, el primero salió en mi tiempo, por razones que deboca- 
llar: los otros cuatro yo dejé en el lugar: de los cuales tres vivían 
en el barrio de Santo Domingo, y cuyas casas exedian en magnifi- 
cencia al resto de la dudad, y cuya riqueza y comercio eran bas:- 
tante para dar á Guatemala el nombre de una dudad rica. 






254 



CAPÍTULO 32. 



liereelio de barlovento* 

i En cabildo de 25 de enero de 629, á qne asistieron el presidente 
y oidor decano, se redliió cédula en que el rey para necesidades de 
la corona pedia al vireynato de Nneva-España y reyno de Guate- 
mala 2¿0 mil ducados anuales durante quince años, situándose en 
cosas fijas y seguras: leyóse también una carta del virey para el 
presidentesobre lo mismo; y tomando el cabildo tiempo p{»ra con- 
testar, respondió en 15^e febrero que esta ciudad sin las provin- 
cias daría 4 mil ducados anuales durante los quince años, asegu- 
rándolos en un impuesto sd>re el vino que entrase á la tierra, y so- 
bre la tinta y cacao que saliese de ella, á razón de dos reales botija 
en el primero, de cuatro reales el cajón de tinta, y dos la carga de ca- 
cao: lo cual comenzó á tener efecto el año de 32. 

De aquí resultaron tres cosas inesperadas. Porque en primer 
lugar, el rey viendo que la tierra podia sufirir el nuevo almojarifaz- 
go que estaba por entablar, sin descargarla de la obligación de los 
4 mil ducados, mandó llevar addante aquel impuesto; pues el año 
de 36, á virtud de cédula de su magostad, dice una carta de 14 de 
mayo de 38, el señor presidente gobernador y capitán general impu- 
-80, para dotar la armada de barlovento, sobre cada cajón de tinta 
que saliese de estas provincias 4 reales, sobre la carga de cacao 2, 
sobre cada arroba de grana silvestre 2, en cada cuero vacuno 1 real, 
en la petaca de brea 1 real, en la de tabaco l real, y en la arroba 
de zarza un real. Es lo que refiere Solórzano cap. 9, hablando dái 
almojarifazgo de salida, cuando dice, que después acá se ha ido a- 
crecentando mas por pedirlo así las urgentes necesidades del rey y 
dd reyno, y los muchos enemigos y piratas que infestan y acome- 
ten las flotas y armadas que van y vienen á las Indias. 

Por otra parte, la ciudad quedando en la obligación de los cua- 
tro mü duca^, pidió y obtuvo rebaja de dos mil tostones de los diez 
mil en que tenia las alcabalas; y no teniendo otro arbitrio para dar 
cumplimiento á ellas durante los quince años, dispuso en 29 de a- 
gosto de 31 se duplicasen las mismas alcabalas por dicho tiempo, 
de modo que si hablan quedado en 8 mil tostones, subían ahora 
á 16 mil. Hace mención de ello también Solórzano cap. 8, expo- 



258 eAPÍTULO xxxn. 

niendoy que como cada dia iban en aumento los gastos y aprietos 
de la hadada real, creció á cuatro el derecho de esta mesma al^ 
cabala. 

Últimamente como los 4 mO ducados anuales en los 15 años 
hadan 60000 ducados por todo, prescindiendo de la obUgacion 
que habia tomado la dudada y quedando duplicadas laS alcabakis, 
mandó d rey en cédula de 17 de setiembre de 89 sevendies^so^ 
bre las cijas reales 60 mil ducados de renta de juros; y luego en 
otraeédula, de que se hace mendon en junta de hadenda de 2# 
de marzo de 5d^ ordenó la Tenta de otros loo mil. En esta Junta 
se Ueo presente, que los distintos comisionados haUan redbido 
ya por todo, ademas de los 160 mil ducados 17930 tostones 8 rea- 
les mas, y se acordó en ella devolverios. También se expresa que 
se hablan Conseguido con mucho trabajo, tq^artiéndolos en todas 
las provincias. Estando la dudad con tantos gravámenes, no es 
mudio, qne.por lanüsma Junta de hadenda en 33 de novienünre 
de 47 se autorizase á losoAdales reales, para que por 380^0 tos^ 
tones de deuda de alcabalas prendiesen al alcalde y regidores di-^ 
putados, y les pusiesen guardias en las casas de cabildo. 

De los oOotos públioQS se habia hecho entonces un r«no de 
hacienda. H cabildo nombraba en los principios su escríbanoi, y 
estaba bien servido; mas presentándose en 29^ de agosto de 56S 
Juan de Guevara con nombramiento real, parece adqiMóel dere- 
cho de sentar sus acuodos descuidadamente. Juan Orosco de Aya«- 
la alguadl mayor de cabildo es hecho regidor con nombramiento 
real en 80 de enero de 71. Hxl cédula de 17 de octubre de 84 se 
mandan vmder por Una vida dos regiiíiientos de la dudada y por 
otra de 1 de noviembre de 601, que corre ea las Msmas actas, ya 
son vendibles todos los oAeios públicos de previsimí real y conse*- 
jil, que ttotuvfesen administradon de justida. Así es que dde at- 
ferez mayor de lá dudad, á que hizo postara don €át1os Yasqtiéi: 
de Coronado por 4 mil ducados, ñié rematado por sooD en Fran^ 
dsoo López dé Meta» 

SdórzaiM Cap. 18 refiere, que por esto li^npo estaba manda- 
do, que en las indias se Aifsen vendlmdo los oAdos de eseilbiMB 
púMieos ydd número y ayuntamientos de las dudades, y los de 
céfluu^a de las audiencias y de t)ti^ ministerios y trtbtnales, y küs 
de regidores, fldes c^dcétores, recetores de penas de oteara, pre^ 
curadores,, alguacfies a^aysres» álftrez reales, d^ositarios^ tlK^i«« 



DEREGHO DE BARLOfÉNTO« ^3 

fosy otro^ ofidaks de ias casas de moheda, eomeos mayores» y 
otras vsürifts ocupaciones, que «eiia cosa larga referir; y abora úl^ 
tinDameñte, prosigue, los de alcaldes ó provinciales de la herman^ 
4Bá,f de otros juzgados, sobre k) cued hablan los autores que d- 
"ta, éspüeando como se hsblh de ir á pedir confirmacioii en el cour 
tejo de las^venlas, que de ellos se bicdesen, y conviniendo todos 
cu ael grfflide interés y tesoro que el rey sacaba dé las indias por 
«irte jeamkio. EnGmiieimdadoficio deescrtt>aiK>|rÉd)lieodee£^^ 
4dsiízeniata>eiaio deis en luán Palomino ^i 18 mil tostones: 
il de Teoept<»'4e peneade cámara valía el aSo de 30 ia cantidad de 
t^ nü lesiona de á cuatro reales, según déspadio dé 30 de did^a- 
l>re de este año; y d de pnoenradcNr 37G0, segim cédula de 13 dé 

Andando d año de 39 tuvo noticia esta ciudad, de que d vi^ey 
éeP^vft-España, o&mo geierad en Üén^a de la aapínada de imrloven" 
•%0f encaba á «ste reyno un ccofnisionado que recaúdase los Impuesto^ 
(ddstínados para día; pero ^redamando d cabildo primero en la au- 
dienda y luego en Méxko y en £spaña por medio de procuradores^ 
^no cédula al virey para que citase en adento con ^sta ciudad soh 
inre su tecaudadon, j quedó en 4 mil pesos anuales por quince años; 
I:.u6go Itegd de E^^ami otro comisionado ^c tiabia comprado d <^ 
do en 3 mü pesos. ^ cabildo tiii» nueva opoddon, alegando, que 
<éile ^nd)taria a(pií otros treinta comisionados con deüimento de 
4ii 'tierra, y en menoscabo dd fondo, y oMigándoeeá resapck* los 
^«M Obesos áñ\ ondú. El eomidonado replicó de su parte que h»í^ 
Ua lesión enoNite en el asiento, que debia produdr otro tamto mas 
áe la mitad. Adelantado d negocio, la audiencia se abstuvo de rcr 
fldvür, ddbiéndolo al virey, quien lo determinó en favor 4e la du- 
^d, amparándola en d asiento cdehrado, según parece en despa^- 
<dio de ^ de setíeBñ)rc de 47. 

Ett cdiildode^7 de julio de 40, por noMcia que kubode hahet 
.im^do d papd scüado, y que su magestad mandaba actuar y ooni- 
áiatarpor escoto en d, cometiendo su cg'ecución al oidor Morataila;, 
«ej»ardóqué«n nomi)re de la dudad se le suplique lasuíspenda, 
laiértR» su Jinagestad es ^InfiHrmado de la suma pobreza y miseria 
ét ia Islerra y sus pro^indaS: pues hi real p^'sona, ^mO tan piado* 
flssrey, se ha dé compadeeer detan ledos yrfauftdldes Vasallos, y no 
permitirá qoe eistas provindas se acaben de anáqutíar y peré^, me- 
dtenteicsta msge^ despQes46 tantas pla^ ecnño en dkis iia babi- 

TOM. 1. (30) 



254 ciriruLo xxxn. 

do« Era este en efecto un idioma nitiy propio para j^r, mas né 
para alcanzar. A la fbja siguiente corre la razón del eserfbano de 
cabildo, de qne no prosigue aquel libro por haber entrado ú wsé 
del papel sellado desde primero de agosto de aquel año. i^ 4dedí*- 
dembre dd de 44 hizo grada Felipe lY á Juan López de Arburisdé 
la tesorería y administradon general del papd sdlado por 17^0 
pesos. El papel que solía sellarse, según razón de Juiíta de mayo dt 
56, para el biennio eran 6 manos dd sdlo primero, 18 resmatdd 
segundo, do del tercero, y 44 dd cuarto. £1 resello está conla ftr-^ 
ma del tesorero administrador, con estampilla de la tíenra, que dice: 
dd sello tal, sirva para los años de tal, y tal; y también: Guatema- 
la, para los años de tal y tal, y en figura ya de un paralelógramo, ó 
de un rhombo demasiado obtuso. Hay también habilitaciones de om 
soló año, como la dd de 46. 

£h juntas de hacienda de las años de 45 á 55 se habla conien* 
temente de despacho de plata, que sé hada anualmente de esta (^ 
ja á Yeracruz para su remMon en la flota; pero no se expresan las 
partidas, sino solo uno ú otro inddente, como en la de í 9 de no* 
viembre de 44, en que se manda recaudar y despachar todo para d 
prín^ro de enero siguiaite: en la de 13 de marzo de 4? se Hbraron 
25 mil pesos para enterarse en la caja de Yeracruz, y no se r^niteñ 
20 mil por ser poca carga: en 24 de enero de 50 se mencionan igua- 
les libramientos, imode 20 mil, otro dé 4 mil, otro de 2 mil, y oti% 
de lOnül: en'29 de marzo de 51, almonedada la lleva de la plih 
ta á Yeracruz, se remató por 70 pesos cada carga de 4 mil pesos> 
sin expresarse cuantas: en 30 de octubre de 51 y 31 de en^po de Bt 
ise permite entregar en Yeracruz el producto de almonedas de cacad 
^<é tributo de Soconusco: en 18 de abril de 53 aparece la remisión de 
93865 pesos: en 4 de fd>rero de 54 libramiento de 7500: en 26 de 
febrero remisión de 84510 pesos 4 reales: en 5 de mayo de 55 otro 
libramiento de 9893. Lo que da indicios de que entonces camina^ 
bañ de Guatemala á España anualmente arriba de 50 mil peso». 
Bien es que en esta época se hideron exacciones exorbitantes; noM 
esto solo prueba que antes se hadan remisiones inferiores. De Al- 
raro de Paz refiere un auto de encomienda de don Jadnto Estrada y 
Medlnilla de 29 de mayo de 652, que siendo tesorero y teniente de 
gobernador de Honduras el siglo anterior, por d año de 550, en d 
espadó de seis años envió á España mas de 1 80 mü pesos. 

En cédulas de los años de 631, 32, 35^ y 53^ que conesk y m 



DERECHO DE BiBLOVEISTO. 239 

fitaa en autos acordados de la audiencia, se dispuso la eaxccion de 
la media annata, ó mitad del sueldo y de todo aprovechamiento 
procedentes de un año de los oficicMS, mercedes y honores obtenidos 
por provisión real ó concegil: se encarga su cobro á los oficiales 
leales, ordenándose no se dé posesión de ellos sin haberse asegu- 
rado su cobro, y para él se permite puedan ser nombrados comisa- 
rios. £ii conseouenda, el oficio de alférez mayor de cabildo es con- 
ferido á Juan Bautista de Carranza y Medinilla el ano de 31 con 
cargo d£ esta exhibición; y en lo sucesivo no se vé librado despacho 
alguno de encomienda^ sino con dáusula de esta obligación. {In 
cabildo de 15 de mayo de 71 , se mandan librar dos títulos de A^r- 
rador á Crístóval Manuel y Juan Ck)rso, aprobados para ejercer esr 
le oficio, dice ú acta, pagando la media nata. 

Los oficiales reales continuaban con la investidura de regido- 
res. £1 presidente Sandé, que de orden real arregló el ceremonial y 
precedencias, por auto general de 1 de noviembre de 595 daba asien- 
to en el cabildo á los oficiales reales después del de alférez, que lo 
tenia inmediato á los alcaldes ordinarios, y así se guardó hasta el 
ano de 62 1 , en que cesaron de s^ regidores, pero no dejaron en las 
«oncurrendas generales el asiento de tales: antes alegando, que en 
las juntas de hacienda lo tenian después de los oidores, y en sillas, 
jtopetraron en 19 de mayo de 31 cédula, que se lo daba en el cabil- 
dOt preferente al alférez, sobre que seguidos autos dilatados, fué 
amparado en la posesión este último en real provisión de 18 demar- 
co de 1663. Así fué que siguieron t^áidolo después del alférez, y 
mas adelante después del alguacil mayor, prefiriendo siempre á los 
demás regidores ordinarios y de privilegio, á saber, el depositario 
general, el receptor de panas de cámara, y el correo mayor, que 
con voz y v<^ en el cabildo seguían su antigüedad respectiva. 
' Los novenos decimales, y las vacantes mayores y menores for* 
■fiaban de antiguo una parte de las rentas reales; como taml^ien las 
a aesadas en todos los beneficios eclesiásticos desde el año de 29, á 
^e se agregaron los tercios de las vacantes de encomiendas, el es- 
tanco de ná^s y á la vez donativos. Entre tanto, el cabildo en 12 
de enero de 44, no pudiendo dar cumplimiento á los 4 mil pesos 
de barlovento con los impuestos hechos á los frutos de, exportación, 
aumentó la cantidad, uniformándola á razón de cuatro reales en 
todos los cajones, fardos, cargas, petacas y marquetas queáutes te- 
nían uno ó dos reales, y colocó entre los frutos gravados el achiote. 



2S$ CAP. XXMI. — DERECHO DE BABLOVENTO. 

SesoMó asCmisaoM), qae no alcanzando su producto, lo que taüajíe 
para kw cuatro mil pesos se cargue en d reparti«iento ^ la akabar 
la interloTr £1 propio cabildo, en los artículos 27 y 28 de la instnw 
ck» que da étmtptécxmítor eÉ Ea^paña, def^omd detrteento que 
la tierra sufre con la administración de la cruzada por los muchos 
iitíi^tn)8 que ha creado, y perjuicio q«e de dios vecihen k» alean 
hilas, «stteanla por mejor se hiciese asisto deestartat&,^coBQa 
en México. Asimismo solicita se consuma d j^pdseliado, ysiesH 
tD iwe» asequ&le,' se 8«q[irtianBí d tesoi^io y ydnte miai^vos que 
hai creado, y corra esta admiolstraclom á cargo delosf^daks tealea^ 
- Sift embargo que la alcabala se habisa doblado, y su producto de- 
bía llegar á 16 mil tostones, eomo esto solohi^)ia sido p<Nr quiíioe 
años, en junta de had^ida de 8 de enero de 47 se proroga su asie]ir« 
to en el cabildo por otros cuatro años en esmtHlsd de 8 mil tosto- 
nes. Mas adelante se encuentra celebrado el asiento en cantidad de 
5 mil pesos, bastadle en cédula de isde^iertyde OTseordenaad' 
ministrar »te ramo por los oficies reales, poniéndose una aduana. 
Iki 1 de didembre de 47 se pide infórme á la audiencia de su pn>- 
ducto, y ésta en 6 de abril de 75avisa que ha pasado de lo mil p^es 
al año, y que ha habido alguno, en q»e ha pasado de 2& mil, in- 
clusos gastos de su administración y cobranza; anadiado que á 
este respecto pudiera haberse aumentado el derecho impuesto para 
la formación y sustento de la armada de barlov^to, si se hubiese 
administrado junto con las alcabalas, sin acrecentarse por eso. 

De aquí dimanó, que en cédula de 23 de abril de 76 se ordené 
continuase la administración de alcabalas en la propia forms bajo 
la inspección de un oidor, nombrado comisario, y se juntase 00^ 
día la del derecho de la armada de barlovento, sq^«ando desde 
luego á este cabildo de su cobranza y administración. En todo lo 
cual es denotar, por una parte la avenencia y propensión de ki du- 
dad y sus vednos á una exhibición directa por capitadon^ pues 
siempre y en todos los ramos la procuraron en mucha piarte, expo^ 
niéndose el cuerpo capitular y sus diputados á apuros y vcjadones 
de todo género en alivio y defensa de la tia*ra; y por otra es de ala* 
barseen los sugetos que sucesivamente lo compusienm un amor y 
Eclo del bien público superior á su siglo. 



537- 

eAPÍTBLd ^ 

> £k ipñBmt pnsidMÉtv licaiefiftd» Alona» dt Miádmado^ i oki^ 
]iieiEUihé€dR0Eadekiiiiidfeiif!kK^](Ki9ri)c^^ éúTWjxmforst 
aok^ p«t% MgMiítas erdcBODSe éí^iSÁe^a%(Ma»á&íS4^Qomqm 
íáé anidada di año siguinite, á ella lolacorpespenlia la gobcnuH 
éatt da las |M!omineii9^ y ea ellaa ■• dahífl. kaber gobemadMes 
hasta que otra cosa se dispusiese. En su principio tuvo la denomi- 
naeioii de hnf Gottfincs^ por haberse ribudo e$k di centrd de las dos 
grandes pordonet del eontinente» y equlrale al nombrede Centro* 
América que hoy se te da al pais; e«ya dirtrito^ por oédid& de 
13 de setí0iid)re de tfi43, comprendía efe una paite la proviadadr 
Tierra-firme» Haniada Gairtilla del oro, y de otra, las de Tahasco, 
CoEumely Yucatán. Soconusco, átt6ssug^aá;Nueyaf^Espana,fiié 
agregado á Jos Contoes en cédula ^ 6 de agosto de á6. Por las or- 
denanzas podia la audiencia crear fiscal en las «ansas que lo pidie* 
sen; y sienda necesario para la defensa de los indígenas, fué nom- 
brado d aaode 4Sy aprobándolo después el irey, el licenciado Or- 
tíz^ abogado de ella, que no era el únieo letrado icsIdeiMie eai el lu» 
gar, donde apurecen también los licenciados Bracamonte y Pineda 
en los acuerdos de justída, ya acompañando ó bien en discordia. 
En k» mismos acuerdos se advierte el uso del tormento para la 
averigimclon de los delitos, y una vez dictaminado para un cacique 
de Pinulay sin embargo del privilegia de hidalguía. Remesal cuen- 
ta, que ostigada la audiencia con las reclamaciones del obispo Car 
sas, d presidente, para sorprenderle, insinuó á loa oidores, serle 
ya impórtanoslos codnerillos« El obispo, que lo percibió, y reco- 
noda en él una hechiura suya, respondió: sí, jseñor don Alonso 
MaMonado; y en la siguiente jomada á España hizo diligencia por 
otro presidente. 

2o licendado Alonso López de Cerrato en 1548. Becibió re- 
petidas comisiones dd rey: de ordhiario venían las cédulas rotula- 
das á él, y rara vez al presidente y i^doves. En una de 52 apare- 
ce que en las cuentas de hadenda real que tomó en las cajas de 
tres provindas, sacó libres al rey 60 mil pesos de oro. En el trata- 
do sdure nulidad de la esclavitud de los indios, decía Casas al 



2S8 cimuLO xaai. 

eons^o: hallará Y. A. que uno ni ningon gobernador ha habida 
ni hoy lo hay, sacado d virey don Antinüo, y el licenciado Cerra* 
to de los pr^identesy y el obispo de Cuenca don Sd)a8tian Eami-* 
rez en los .pasados» que haya sido cdstíano, ni temido é Dios, ni 
guardado su ley, ni la de sus reyes, y que no haya sido destruí-* 
doCf robador, y matador ii^ust» de todo aquel linage humano. Be- 
Hiesal le omsideracomo un amigo de los indios y freno de los c<n^. 
quistadores. Ximenes lib. 2 cscp. 72 escribe: abrió canúnos paca 
oaballos en todas estas provincias; y quitó los tam^Ms y servido 
personal. Juarros lo mira como d ñmdador de los eabfldos de los 
indios. 

99 Doctor Antonio Rodríguez de Quezada. N<Hnbrado juez de 
residoicia de su antecescnr, que habla pedido üeencia para volver- 
se á España el año de 58, se le ordenó presidir la audienda como 
oidor mas antiguo; y así lo verificó hasta mas adelante, que faé 
provisto tal presidente con título librado en 3 de agosto de 66. 
Habiendo fallecido en 58, entré á la presidencia en virtud de las 
ordenanzas, no con antigüedad de privilegio, sino de tiempo el li« 
cendado Quiñones. 
/^rf^ CJjfí" 40 Licenciado Juan Nuñez de Landecho en 1550. Siendo pre- 

V* ¿. u 7^u^*^ sidente fué nombrado gobernador en cédula de 16 de setiembre de 
ji,^. /^Ji^ ^^QQ^ q^g ¿igg. avernos acordado que vos solo tengáis la gobernar 

don y proveáis los repartimientos que se ovioren de encomendar y 
los otros ofldos que se ovieren de proveer ansi como lo ha hecho 
basta aquí toda esa audienda: por ende por la presente vos da- 
mos poder y facultad para que vos solo tengáis la gobernación an- 
sí y como la tiene el nuestro visorrey de la nueva españa. Fué re^ 
petida esta cédula el 22 dd mismo mes. £1 fiscal comaizó á ser 
provisto por el rey, y quejoso en materia de preeminencias, red* 
bió el ceremonal de días, en que se le da facultad de cubrirse con 
bonete y tomar, asiento en la audiencia en el banco derecho, antes 
de los demás abogados, y en la iglesia y capilla, inmediato á los 01- 
dores, sin cogin: en la iglesia solo tenia silla el presidente, y dos 
bancos con respaldo los oidores. íc^^o^r; Ij f^ut^ /^i^ ^^^^ ^ ^' 

50 Licendado Francisco Bricdao, que habiendo cerrado la au- 
diencia el 10 de agosto de 64, quedó con el gobierno de las provin- 
cias de Chiapa, Soconusco, Vera-paz y Guatemala hasta la línea 
que sale del rio de Ulúa, pasa por Gradas y termina en la bahía 
de Fonseca y con autoridad en los repartíimientos de indios, (^n 



MIESIIXENTES. 239 

éios y aprovechamientos que antes tuvo laaiídienda con sugecion 
á México, de lo cual da aviso desde España el procurador en car^ 
ta de 20 de febrero de 64; > 

6<* Docbu* Antonio González. Mandada restablecer la audien- 
cia én 1567 , se restableció en 1570 con Jurisdicción en estas áM^ 
mas provincias» y lo demás de Honduras y Nkaragua hasta Garta*- 
go. La eédula de 31 de mayo de 1668 dice asi al presidente: ol^ 
damos podar yfhcultad para que vos solo tengáis la gobemadoft 
de todo el distrito de la dicha audiencia ansi y como la tiene él 
nuestro visorrey de la Nueva-España y {nroveais y encomendéis los 
repartimientos de indios é otros oñcios que se oiíeren de proveer, 
que p<Nr esta mi cédula mando á los maestros oidores» que lfl)re- 
mente os d^en entender exí las dichas cosas de gobemadon, sin 
^[uese entremetan en ello, y solamoate entiendan en las cosas de 
justicia juntemente con vos, y la i^bñinistren de la manera que 16 
hacen los nuestros oidores de la nuestra audiencia real» que resi- 
de en la ciudad de México en la Nueva-España. 

7*^ Doctor Pedro de Villalobos en 1573. En este tiempo aparea 
ce ya el oficio de relator» que servia el licenciado Pedro Navarro. 

$0 licendado Garda Balverde en 1578. En sentencia de 6 de 
lebrero de 81 » un reo» al parecer español por la duplicación dé ape*^ 
Uido» culpado de homicidio perpetrado en un indígena» es condena* 
do á UHicarte» saliendo caballero por las eaHes acostumbradas» y 
€XMidttddo á la plaza» donde al pié dd rollo le sea ccniada la cabe^ 
za sobre un tapete. £n lo de didembre de 83» el tumulto de un 
menorista» tres sacerdotes y siete seglares» que quitaron á^ supH* 
do y ^eron fuga á Juan Mmtin» indígena» reo de pecado ne&ndo» 
condenado á muerte de fuego» y quitaron también al alcalde or* 
^inturio la espada» es castigMo con destierro de los primaros» y 
500 ducados de multa en los últimos. La instrucción que da d 
presidente á los <^dores para la visita de cárceles en 18 de mayo de 
86» previne en un artículo se informen coffio^ y de qué manera 
son tratados los pobres y presos» y si tienen camas en que duerman. 
En 9 de didembre dd mismo año» la amputación de dos dedos de 
te mano» hedía en un encuentro á Alonso de Nava» alcaide mayor 
que habia sido de San Salvador» es castigada con servido de gale^ 
las del hechor y cinco cómplices» y multa de mil ducados en cada 
mío de cuatro de ellos. £1 presidente t^a voto en materias de jus^ 
Hda y usaba de él también en ku» de gobierno apeladas en la ait^ 



210 GArÍToiio xanu 

die&dft; yaamumáú idispotára^ este áUimo en 6 de aofian-^ 
IsfB de M, ie.WQtdé uegándo eni3.de jMlde^S?, habida qttefoé 
por el fiscal nolida del estilo de México* 

IM» fáiearfaflo gedro VUám de Bneda en 16sa, En jcate Menw 
f^rntunom loa üidares oi los acuecdos de jnstSda y de goUenw 
401 d InÉanieBÉe de^enory señores, vaa no ddedon» et'ooto 
Aente fÉrUdUlguia. igual estilo se advierte respecto délos aleab* 
das Mdinarios en el Mhro de eondenaelones de penas ite cámam 
HeiÍM0 por «ÉtosvitlaMMyfor los años de setenta yvasidk», qae 
m ki MddMiMñer y seiores» y no den^ si no les eorrespoBÜa. 
yan^WE Ibu a cap. aa ptala jJ presidente de esta époea ocupado 
«AACuüroQn soldados ai €OiHrenta de San Fnuioiaeo» peInMro eR 
fos Je on iciiado de su antecesor, y deanes de na ÍMBaillar«aya> 
iiaala penar mano en elsapeeiar déla casa, i^cumndaaqne, eo^ 
oswnfcTfMJnn á la corte, ontic^Huron sa re^dencia* üorrienda d año 
de)94i, habida noticia de fie el 3de Jiink> habla des^nbaveado en 
Trajillo visitador suyo^ se encerraba nrachos ratos, negando an 
andisnela y iconeairaKÜa é ios acuerdos, uno, reniddo por aviso 
fuedió eltesorwode Hondaras de los da&os que hadan los i»^ 
Ineses en Poerto Caballos, se disolvió con su ausencia, declarando 
losioidoiKs, j^e no oani9L desgo dejarlo para otro dia. Entretanto, 
tevo icfecto su residenda y «esadon. 

10<» Boctor Francisco de Sondé «n 1594. Dando audtenda oen 
d oidor AbatHi2a,^n 6 de noviembre de Oé, en que se ventíkdNila 
■nerte que un casado de San Miguel infirió á su nmiger, reSeren, 
<iOífaaber>atra prueba que dedaradones de esclavos suyos, que s^ 
lamentsiofteclaii Iñudos y presimdones, y dicen: condderanAo d 
afincado dep«»onas é instrumentos para podercentoMiefltos 
facarda verdad á lut , y que d mas eflcae tormento y remedio po^ 
im sabeda, será •ponerleend artículo de la muerte, para^pn-i4én- 
dose en d, declare y condese la verdad, oomo por esperiencia a^ 
iui'viato^ resoMeron y detarminarcm en revista condenade á«ane0- 
Jte de horoi, y .que an^jeoudon de la sent^nda, sea llevado hasta 
ja faaioa, y si/ooníésaie d ddito, se ejecute la sentenefai, y si^o lo 
•oonfasare, sea jKnmdto á la eárcd. ¥o solamente se d^ á los 
hombres ditarmcnto, man» tamUen á las mngeres; y ^laacmándoie 
0DL tetmisma ivotacion .1a>ine&wia 4e ed« medio, así on personaa 
^eobuatas (Comoen)flaoas, «e r^ere haber sido íálUda'Sii apüeaelon 
w las iiltlmas, por^Ms {aldabías: ^como^ae eapetimenü^n Ipsloiy 



mmU>sqm se áioimi-á Catidkia Ruiz y ála^aita^a eompiaienu 
Seudé Alé promoTido^ y por su ausefida reeayeren^lfobiemo ai 
la aucli^peia» y la presidracia en Abamiza, como mas antiguo: 
9¡Am ^(^isultando al uso de sus prerogalivas, llegó el caso de ocu- 
jMir Ifi silla misma dd presente ^ 24 de marzo de 99» y todavia 
Uasonato de revmc ^ jaratafliyento de te&oda» oob^edioe era 
«i^fHoettdo* 

ito Doeto' Alonso CHado dé Gastilla m um. Por aeuerdoi 
ée 5 y 19 de iM^einri)re de 601, ea causa de pecado nefando, don 
Pedro de Carranza y inm Uedo, indios de ChiqíjÉfemla, son con¿ 
iterados á c^uw^ur, y confiscaron de todos sus btoes para la peal 
^ipaara, y Andrés P»*ez á tor m^to de corddes» agua y toca^ rev 
»er^9á% bi ca&tídsd ata^or^idorque asisliese é verle dar. Se aug- 
menté ^ este li^npo obra plaza de otder, de qne liaee mendoti 
H&^erdL en la descripción de las Inflas; y en nola éd Mbro tereé^ 
xo deaeuerdos que comlensa en aos, se expresa, que fué nombra- 
do paracUad doctor Caldiemade Mariaca, que no vino á seryiiv 
]a> hasta qwpto'irtsta m otro, aparecfen ya enstra oidores en 60B^ 
«eontinuando el presld^dte con i^oto en laa materias de justicia. 

La cedida de su nombramiento dice. El Rey. Doctor Alonso 
Griego de Castilla, oidor que al presente sois de mi audiencia real 
de la ciudad de los Beyes. Por la satisfaedon que tei^o de vuestra 
parsom, y porque entiendo que así conviene á úú serricio y buena 
gobemadcm de la provincia de Gnat^nala» á cuya audiendaoshe 
j^povddo por mi presidente, é acordado que juntamente con d div 
dH> eai^o vos solo tennis la gobemadon de la dicha provincia y 
de todo d distrito de la didia «adiencia, asi como lo' tiene d mi 
YíiTey da la ttoeva espada en su dÉstríto y provesBS y encomendéis 
JiQ$ refiartimientos de ifeidios y deofidos qm se ovieren de proveer^ 
y and por la presente os nmabro y dijo por mi gobci^ador de la 
dicha provinda y distrito de la dicha audiencia, y os doy li»cnltad 
para eacomendar^... y mando á mis dd^res de la dicha audie&eie[> 
que libremente os dejen entender en las dichas cosas de gobernad 
eb)|ii y proveer los dichos repartimientos y oñdos, sin que se en- 
^fmtmm dio, ni en cosa alguna tocairté al gobtemo, y que só- 
lo ei^Qdan levitas cosas de justicia juntamente con vos, y lai ad^^ 
mi^istr^n en aqudlas cosas, y de la manera que h) hacen ios mis 
oidoreil de la rea^ audiencia que reside en la dudad de Mé?deo da 
1%- nueva esppiñay en l«s dudadas «te Yalladolid y Granada.... y 

TOM. 1, (31) 



>^ 



242 capítulo mttn. 

en lascosa» cfüevos y ellos proveyéredes, sentenciáredes, y tksp^r* 
eháredes, firmards vos eon dios.... Fedm en Toledo é 7 de agdste 
de ld96. Gorre en acta de éabfldo de 1 de eifero de 1611. 

íV^ Don Antonio de Peraza y Ayala, conde de la Gomera, en 
1611: provisto, no siendo letrado, sin conocimiento ni voto en ma- 
terias de jastidai Se congelara, que é consecaaida de cédiüas qne 
prohibían el vedndario de españoles y mulatos en pueMos de itt- 
dígenas, aperdbió á los agregados en los de ZapoUtlan; á virtud 
de lo cnal se reonferon muchos de aqudlos con que fundó el pue-^ 
h!o llamado villa, á que desde luego dié la denonúnacion áe la 
Gomera y se convirtió en el título de Castilla, con que faé conde- 
corado. Las desazones ocurridas sobre alcabalas al fin hicieron 
necesaria la venida de un visitador, y vino de México el licenciado 
Ibarra, oidor de aquella audienda, el 1 o de julio de 21 . A los tres diaft 
fueron confinados d presidente y oidores á Jocotenango, donde per- 
manederondurante la visita: concluida ésta á los tres meses, y vuelr 
tos todos ásus oficios, no rebajó la eficacia en la exacción de las al- 
cabalas. Ademas de presos el alcalde i^topiñan y los dos regidores^ 
comisionados, fueron los vecinos ejecutados por rezagos, y preso 
también por alcances d contador Pedro del Castillo Becerra. S^esi- 
vamente d visitador dio en sacar y sacó 3 mil ducados de la caja: 
el fiscal pidió contra él en la audiencia: el votador multó al fiscal 
en 2 mil, aunque sin efecto, remitiéndose todo el negocio al consejo^ 
Francisco Manuel, mercader envuelto en estas diferendás, resulta 
asesinado el 6 de felnrero de 23, y luego un clérigo diácono proce- 
sado por palabras contra el oidor Balcárcel. En semejantes turba- 
dones, observa Juarros que la visita dividió la república en bandos; 
y la dejó con las armas en la mano, hasta que alejándose el visi- 
tador volvió la tranquilidad, gobernando el mismo conde, á quien 
se vé todavía en los acuerdos de 18 de enero y 29 de marzo de 27. 

130 Doctor don Diego de Acuña, comendador de Hornos en la 
orden de Alcántara, á mediados de 1627. Juarros expresa que go-^ 
bemó el reyno en gran paz y tranquilad» 

14° Don Alvaro de Quiñones Osorlo, caballero de la orden de 
Santiago, marques de Lorenzana, en 1634. Se le vé en acuerdo de 
12 de febrero de 37 negarse á dar voto, por no tenerle, en materia 
de justicia. Se vé también á los oidores en este tiempo condecora- 
dos con el tratamiento de don, ademas del de señor. En 7 de abril 
de 39 es condenado un reo de homicidio á muerte de horca> tra» 



PRESI^HTES. 245 

yéndole arrastrando por las calles públicas^ y que deapoes de ahor« 
cado le kagan eaartos; y en 30 de aiayo de otros dos reos, ambos 
de hurto y falsedad, uno es condenado á muerte, y (Aso á 200 a^ 
aotes, y quintarle los dientes, y diez años de galeras. Juarros ex- 
presa, que por haber fundack) d pueblo, después villa de San Vi- 
omte de Lprenzana, obtuvo este presidente el títufo de Castilla de 
está denominación, 

15<> Licendado don Diego de Avendano en 1642. Uamados 
odio sugetoa visib^ de la ciudad en 8 de octubre de 48 entre ellos 
don ^uan Sarmiento, que hizo esperar á los otros demasiado, red- 
bió del presidente la siguiente reprensión. Esta audiencia, y real a- 
cuerdo está representando la persona de S. l^L inmediatamente; y 
pudiérades aver obedecido luego el llamamiento, como persona de 
tantas, diligaciones, y la grosería de aver hecho aguardar tanto tiem- 
po á estos señores,. se os huviera castigado, sacándoos 500 pesos 
si no estttviérades alcanzado. Ximenez lib.. 4 cap. 82, recomendan- 
do su desinterés, cuenta que no tuvo contento en ser galanteado 
de un corregidor en e) costo de dos escritorios con sus mesas man- 
dados hacer en Quezaltenango, hasta que pagó sus hechuras; y que 
tampoeo admitió el presente de vino, pasas y aceytunas que le ha- 
cia un mercader en la llegada de un barco del Perú: por lo que 
luaiaros mta, su limi^za^de manos. 

. Por falledmiento suyo en principios de agosto de 50 empuñó 
indebidamente, el bastón el oidor decano licenciado don Antonio de 
Laca Mogrov^o, á virtud de cédula de 640 despachada para Pa- 
namá, enique. por muerte del capitan general se aplica el mando 
de la guerra al oidor mas antiguo como en Chile y Filipinas; y en 
eonaecuenda proveyó en el espadode tres meses ios ofidos militares. 
Afa) cual los otros oidores opusieron, que. esta orden hablaba de 
lugares señalados en que había milida viva, y no podia aplicarse 
á los que carecen de ella .como Guatem^üa, la cual se gobernaba 
por ordenanza propia, que era la 35, leida y transcrita literalmen- 
te en el acuerdo; y ademas, mandada observar en cédula de 19 de 
marzo de 1550. El oidor Mogrovejo no tuvo que replicar, y se con- 
vinieron a que esto quedase secreto, ratificándose los nombramien- 
tos, y continuando ef decano con la presidencia, y la audiencia to- 
da con el gobierno el espacio de cuatro años. En acuerdo de 5 de 
setiembre de 50 se refiere, que habida comisión del rey, para ratí« 
fioar las amistades fechas ^tredon Antonio de Estrada y don Fer*^ 



244 GAP. XXxñl.— PRESIDENTES. 

Bando de Gatvez, presláadose Brátúmente pleil6 hommngey Éea- 
8Ó este últina obedecer i k méksaáBi, j fué ttcordada sa pririoit 
eon goandlae. 

16<» Bou Femaado de illipámao* y.Yelaseo» oonde de Saatí&r 
go Galteaya» eo 1664. Felipe IV le titula parteóte suyo ca/cédala; 
4é^ 2fi.de dicknybve da SI7. DüEante inhoi ^añoa ee ¥6f iofaingada> 
la falta depaz éntrelas fomilias de esta* ciudad. BoáBiqofd^Bte^' 
dliir^rproeMadD pornn oidoc rteuSaÉte: es reioMoá pi^sion, 
op^miéndasey profteebindo d;<ridMrSDUBe«¿ drjmáa'éB 5t;y aiAoD 
destecni^ á & Feüpedd jgpMo: s^a^Fuentes,, mwñitsatiqaú p«nr 
to^Gii 6r5e; y Jnama lo sopone em la panilaMdaá máio» TaltftaidBll 
yeeiadavio. En.lldejalto^ drseeoMiKttéeaiasottuHlé^cBpif^ 
tan don Mtonio Errada y otaros^ En 20 dejúli» de^SS iMienflb^ 
nan también desacatos délos o&siales- redes á la «idiencia^ y en' 
24 de enero de se resulta el contador preso tti la cáreeK'< 

Por ú año de i671,/re8tablecida la maákmtítL^ se inlentét dar 
principio al juzgado deprovineia. Bl aytmtamtSBto^ «i bütiJuneioo' 
que da á su procurador en 18 de idiril de^M72^ se ^uja^tie qtte 
hacia un año ó dos que un oidinr salla-dos veces á la semMa á ha^ 
cec audienci&en la plaza^ de lo que habla poca neeesiéád) hriáen* 
do dos alcaldes^ y siendo el vecindario oorto^ y parece ftaé sUpii-^ 
mido tal juzgado: porque en cédula de 1 de julio dei608 pidt^ ley 
informe de las causas que hubo para su abolidon, y ti 'conven- 
dría stt eitablecimient»; y en: otra instruodoa de la^eim^^de 
60IÍ avisa el mimno ayoi^bamiento á su procurador^ quesrpMen-^ 
dia: restablecer d juzgado de pretisda por limitar la juiisdieekmr 
de los akaldeSy y que lo^contradijese con mudia instmida; Fem^ 
pasadoniedio ^o, en cabildo de6 deoctubre de 665 semenekn^ 
na ya la introducción dd mismo juzgado como nuevamente esta^ 
bleddOy y se ve formalmente autorizado coa jurisdicción canmiatí^' 
va &nL cédula de 24 de novi^Qdhre de 671. Así fué que dilalá im si-*- 
^0 su estaUeoirntoito. / *v . ¥ i¿> $'<^ ¿ 






2Jñ 



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i.r»' < 



mí&mw 



ritt»ti«M«i 



K(v M)lá' ildáer' ^"mss Aeietfttdé^ d^íFpéMo, y qué tbdb^ f« áutbri^ 

{fi^ePt^ dM^táttibl^iy^qüéel püdflé^ ñé'tMfl ñiera aaguiéio, que 
8fMé^' 4¿ Mtt'éH&' d) étoÉ]^otismo> y^ qaé atitnqü^ eti^ las dtidades 
ftMMlatl^y ^^^aíts^cüi ^<^ordi^tii loiV'duilaaanas'téiltiln* el déró- 
éhó dé^elfeglif mur iilJtfgil^frBdds', y i^ ^béhmdóspór' süs-cMénaii- 
2^ eÉftái •eroYi ptUMunenlé iliünÍGÍpe3es^ que ntíráHisai á' \^ polieta 
liit^rfók'i qtMmudo la aditiiiltstraciofi géáéiM y €í interéá^púbttco 
á llf volütítad- dd sóBertmo. • ^ 

£1 déredio "de ^éedon v que este eiMiftóii atribuye á los vecinos ' 
déHtedodftdes de lás Uidiaá; turo sieiíÉpre sus* Hdtitaciones: eíi 
l^s^ prftídpii» sus prliftérosatealdés-y regiddiiejs fueron ndmbrs^Üs- 
poi^' ios gofoen!iadoiies¿ Remesal Ub¿' 1' c^p. ^ refiete que^ fundada 
láeiüdad«dfc Guatemala el día 2iErdé julio de 1524; Alvarádo, como 
t6iiitoté^e€oités, á virtud de ios poderes qtié tenia del emperador, 
noftibM dos alealdeSy cuatro regidbrieírjlfünalguadlnidydr, y que 
e^ autoridad dé nombrar alcaldes- y re^dbres eonserró siem^lre 
^e ei^itm) presenté, como ccmistá dé los^ primeros- cabildos eá los 
flfM^del52$ y 1520. E^añodé iS2^,que vülo Jorge de Alvaradb' 
por téní^Mite de gobernador, nbinbrá támbictt alcaldes y i^egidórés. 
OMiíua^ que yino^d año de 29 por viiilládor suyo, nombró así mis^ 
mo dos alcaldes y seis regidoreiá. Foresté tiempo ñié provisto en 
España dÍ6n Fedrode Alvarado por addantado y gobernador dees- 
t&ii'pr<yvindas, y It^do et aSo^ de 30 á^irntémalat, nombró nne^^ 
Vií^aieaMes' y regidores; y no fué sino al fin del año que pata ei^ 
líuevcyde 31 yilos sucesivos, se despr^odió del nombranl^iento de 
alcaldes^ y lo defirió, nó á loS ciudadanos ó vecinos de la ciudad^ 
en gc^ral, siito limttádakÉ^te á les regidores, y sobre- eiste pié 
subsistió siempre la eleociondealcal^t En laprünéto eleedon vo- 
taron cinco reidores, cada uno por cuatro peilBonas, de las^ cuales 
ima sacó dnco votes, y otros dos sacaron cuatro, y por empaté 
dló^l addaütadb su voto á una deelláSi lé cud se practicó tam- 
bten^^i^asos i^léioAicoB^ocuiridóstnlos años de 30 y 41; mas ^ 



246 CAPÍTULO xxxnr. 

ellos ya corria la votadon por solo dos individuos. 

£1 nombramiento de regidores^ lejos de ser deferido á ios veci« 
nos de la ciudad, se fué reservando al rey, y muy rara vez por es^ 
casez de individuos se ve hediopor ios regidores mismos. La au- 
diencia en 3 de julio de 46, estando en la ciudad de Gracias, Ubró 
real provisión nombrando dos regidores, j^ lugar de dos ausentes. 
Bartolomé Becerra, regidor, tomó la voz y dijo: que la obedece como 
carta de su rey y señor natural, y eneuiM^toá sueuiQpUiQientona 
ha lugar, por razón de que después que faltaron los ausentes, se han 
proveído por su magestad mas regidores perpetuos que bastan par 
ra entrar en cabildo; y que en esta ciudad .no ha habido tantos 
regidores como ahora, por lo cual po hubq necesidad de nombc^ur 
regidores en lugar de los ausentes; y ya. que la huUera, en tal caso 
el cabildo tiene facultad para elegir, y que en esta costumbre está y 
los elegirá cuando fuese necesario, y cumplir la dldia provisión era 
quitar al cabildo dicha preeminencia, y su voto es, que basta que 
su magestad sea informado, no se cumpla la dicha xeal provisión, 
porque los regimientos no siendo electos por los cabildos» solo á su 
magestad compete; y porque á ningún parirte ni allegado del pre- 
sidente y oidores se puede proveer en cargo ninguno, y por ello no 
pudieron proveer á los susodichos, por ser el ivlq hermano del pre- 
sidente, y el otro allegado y amigo suyo. Y por todo ello dijo^ que^ 
con todo el acatamiento debido, suplicaba de dicha provisión para , 
ante su magestad y su real consejo de Indias. £1 cabildo todo siguió 
su voto, y andando el tiempo se ve que hizo nombramientos de es- 
ta clase; y así se notan varios, uno en fines de diciembre de 49, 
dos en Marzo de 51 , y otros dos en abril de 52; ma^ cesó, en ello, , 
cuando estos oficios entranm á ser vendibles. 

* » 

La potestad de darse ordenapzas municipales nunca fué priva- 
tiva del cabildo, sino dimanada primero del adelantado, que la re- . 
cibió en el título de su i|OfnlH*amiento; y después ellas mismas es- 
tuvieron sugetas á lá aprobación de la ardienda, que tan pron- 
to oomp se trasladó á esta ciudad usó de semejante a^utóridad, y 
conlirmó s\ks estatutos el aQ9 de 51 . Bpmesal hace el^ elogio, dd ca- . 
bildox^u policía lib. 1 cap. 15, cuando» dice. Era forzospi hiuper^ 
i^n lí)MíOiWuy,gra»4e, si hubiese de c^pitajc todo el bu^ijL gobierno j 
déla 9¡^^dad d^ Saftti§gp ^ los caballeros,,4íciendQ,en particulares,, 
cada ^osa que le pend^, ponpo era 1^ rectíl^a^^p el p^so ¡y n^e4^, 
precU)^ ^de los mantemaúepitos^y mercade^ia^,.^eiez^ 4^ la p|}]ui^, ^ 






CABILDOS. ' 247 

curiosidad la que les era posible en los edificios, rectitud y Justicia 
en repartir las tierras y solares, y prudencia gi'andísima en procu- 
rar todo el bien común. Léanse los libros de cabildos de solos los 
primeros die¿ y seis años de esta república, en que parece que la 
puericia de la ciudad, y la descomodidad de sus vecinos pedia al- 
guna relajación en el rigor del gobierno político, y mírenlos los es- 
tadistas de nuestros tiempos, y los que mas se esmeran en dar tra- 
zas de buen gobierno; y estoy cierto que no hallarán cabildo ó jun- 
ta, escrito, decreto ó ley, que aquellos primeros gobernadores hi- 
ciesen que no tenga alguna cosa digna de notar en esta materia, y 
que no pueda con mucha gloria suya, y alabanza de su prudencia^ 
salir á los ojos del mundo. 

El cabildo en su principio fué un cuerpo de mucha autoridad, 
así porque concurrían á él el adelantado Alvarado como gobernador 
y los oficíales reales en concepto de regidores, como también por 
que este cuerpo tuvo entonces que hacer un pleno uso de sus fa- 
cultades p&ra la fundación de la ciudad, y el establecimiento de 
sus pobladores. Ademas, en él se ventilaron los puntos de paz y de 
guerra, no solo con respecto á indígenas, mas también en orden á 
españoles de la gobernación de Pedrarias, que invadieron la pro- 
vincia: en él se emprendieron por primera vez los caminos y los 
puentes, y por él se construyó la primera casa de fundición para 
los quintos reales. Los alcaldes entendían en demandas de hacien- 
da, y los regidores en apelaciones de 44 mil maravedís abajo. 
Así es que reunía muchos ramos de autoridad que sucesivamente 
se dividieron. Después del adelantado Alvarado, el gobernador 
Maldonado no cesó de acudir al cabildo, hasta que pasó á ser pre- 
sidente de la audiencia, y los oficiales reales tampoco dejaron de 
ser regidores, si no después que entraron á ser individuos de la jun- 
ta de hacienda. 

Pero así como la presencia del adelantado y otros gobernadores 
ó tenientes suyos daban autoridad al cabildo, también se la qui- 
taban algunos de ellos, impidiendo su libertad. Gaspar Arias la- 
menta en 19 de enero de 30, que reclamando en cabildo la vara de 
alcalde de que era despojado por el visitador Orduña, recibió de 
éste una bofetada en el propio cabildo; y así Remesal lib. 4 cap. 4 
cuenta de él, que viniendo á remediar daños, y deshacer agravios, 
los hizo mayores. En cabildo de 8 de mayo de 36, á que asistía el 
licenciado Sandoval, teniente de Alvarado, se levantó Luis Vivar, 



Pi9 cipimí/) xuiv. 

^ dyo, que f^ jpxperieoc^ ae 1^ visto, qpfi «Atrai^^^ i^f^gofit^'*' 
nadores en este cabildo siempre se hace su vohiBtad, por 4oo4f w^ 
sebace» é ^ juDapide el Um público^ é ioformar á ^ miig^stad laf 
cosas cqpyiAJiei^tesi á la Uerra, é luego los dichos seporef todos juiír 
tos Je pidieron que d^e este cabildo U)ate, é no vengaá ^ deiid^ 
á adelante: el cual respondió que lo .oy«| é que & ye3p(W)Égy& 4 ^ 
lio lo que convenga á su oficio» Eemesal observa aUi voimo, qfm 
uno ^e los desórdenes quehubo antiguamente en las Indias faé opri- 
mir los gobenoiadores á los cabildos, para que en ellos ao se pp^ 
diese tratar na^da cpn libert;ady sino to^o á su gustoi. Aun )as aur 
diencias que fueron instituidas para contrapesar el po4ier de iai 
gobernadores, á la vez alternaron tambi^ con eUps m. esta ^aite; 
y así se ye ^ 1^ de Guatemala en 20 de enero de 63 ordenar, que 
el escribano de c^Udo vaya cada mes á los primeros acuerdos á 
hacerle relación délos acuerdos del cabildo: á lo cual biso oposi? 
don est^ cuerpo como cos;^ contraria á sus libertades. 

Trasladada la audiencia á esta ciudad, los presidentes contí* 
nu{^n aiásjtvendo anuishnente á los cabildos, en que se hada elec- 
dou de nuevx>s alcaldes, y en defecto suyo por enfermedad ú otro 
impedimento, alguno de los chores; y sin duda sa influeiM94 
no dejó alguna vez de disminuir la libertad de la votación, pne$i 
una cédula de 8 de abril de 65 les ordena dejen a^l cabijdo elegir 
y nombrar libremente: no obstante otras veces aparece justificad;^ 
su intervención. £u el año de 82 obtuvo elecdon áon Diego d^ 
GuzmaQ, almirante del sur, estando acusado y procesado en la au- 
diencia por malos tratamientos hechos á indígenas de su ^co- 
roiénd^, y el pjresidente Balverde reusó entregarle 1^ v^ra: coa\9 
que coptínvvp el cabildo en la tarde; se anuló la elecciop, y se pror 
cedió á otra n^ev^ el dia siguiente. En adeliinte, la calificación de 
la elección llevó los nombres de aprobación y confirmación; y los 
alcaldes así posesiop^dos se titulaban alcaldes por su magostad. 
Alvar(:\do en los principios exigió á los nuevos alcaldes juramentQi 
haciendo la cruz sobre la^araf primeramente, « degu^ar ej. serr 
vicio de Dios é d^ su njagestadí 2^° cumplir la^ ordepín^as 4fil 
gobierno de la cibdad: 3** pobrar la hacienda de su magestftd, y 
apartar de ^Ugi todo dapo; i^ librar lealmente los platos sin pa-r 
sien ó mala yolunt^id; 5» castigíir.é inquirir los jeca^s públicos; 
(>'» guardar las provigio^i^s d?su magostad; y 7« guardar losara 
celes, y no llevar, ni cop^entir derechos 4wa$iados en 1^ <)fldof 



CABILDOS. ¿49 

de jQstida. E3 Juramento de estos artículos se encuentra ccmsigna* 
do en actaSy durante muchos anos. 

Mencionándose las personas que concurrían á estos y otros ca- 
bildos se advierte: que á Cortés, de quien fué teniente Alvarado, se 
cb tratamiento de muy magnifico señor: igualmente al propio AI- 
varado, cuando fué provisto adelantado de estas provincias la pri^^ 
mera vez; pero en la segunda, cuando lo fué con particulares prí* 
vilegios en el mar del sur, ya se le dio el de ilustre señor, Al go« 
bemador Maldonado antes de ser presidente, se tributó el de muy 
magnifico; mas venida la audiencia de Gracias á esta ciudad, á su 
sucesor Cerrato se confirió el de ilustre, quedando á los demás oi- 
dores que entraban á cabildo en su lu^, el de muy magníficos. 
A los presidentes sucesivos, Quezada y Quiñones, se siguió dando el 
de ilustre señor hasta Landecho, á quien desde el tercer año de pre- 
sidenda, en que sin duda obtuvo solo el gobierno, se comenzó á dar 
el de muy ilustre, sin embargo que lo fué menos que todos los de 
este empleo, y al que en particular se debe mucha indulgencia, por 
haber ocasionado la disolución del gobierno del reyno y la integridad 
de su territorio: restablecida la audiencia se siguió dando este último 
tratamiento é los presidentes inmediatos. A los otros individuos 
del cabildo no se reservó el ínfimo: los alcaldes tenian el de muy no- 
bles, y los regidores el de nobles señores; y cuando los presidentes 
admitieron^ el de muy ilustres, los alcaldes y regidores se dispensa- 
ron el de ilustres. Pero todos estos tratamientos desaparecen á fines 
del siglo: del año de 87 en adelante, el presidente y oidores no lle- 
van mas que el de licenciados ó doctores con el de su oficio; y la 
justicia y regimiento, el de alcaldes y regidores. 

Por este tiempo cesó la jurisdicción que los alcaldes de Guate- 
mala, como corregidores del valle, ejerdan en los pueblos de enco- 
mienda situados en el distrito dd corregimiento de Sousonate. En 
febrero de 72 habia suplicado al gobierno superior la villa de este 
nombre, que sus alcaldes pudiesen ejercer jurisdicción en todo el 
distrito en que la ejercía el corregidor de aqijiel partido: notificada 
la petición al cabildo de esta ciudad, la contradijo de todo punto: 
no obstante, la jurisdicción fué conferida á los alcaldes de la villa. 
Mas adelante, siendo alcalde don Diego de Guzman, encomendero de 
los Izalcos, por d mes de setiembre de 77 pasóá los pueblos de su 
encomienda, y el alcalde mayor de Sonsonate no le permitió traer 
vara en ellos: el cabildo de Guatemala alegaba el derecho y la po- 
TOM. 1. (32) 



250 capítulo xixiT. 

sesión por realprovisioD ganada poco ánies; pero en JiíUodé ¿2 
resulta que don Rodrigo de Fuentes, alcalde mayor de lá vlHa de la 
Trinidad, qud>ró la vara y puso preso ádon Rodrigo de Galvez, 
alcalde ordinario de esta dudad. 

En la crónica de alcaldes que presenta Juarros aparecen dos 
vacíos, uno en fines del siglo que se ha recorrido, y otro en princi- 
pios del que le sigue, y mencionándose los que ñieron en el Hbro dé 
condenaciones de penas de cámara, y en el corri^ite de cabildos» 
iresultan en 1564 Alvaro de Paz y Diego López de YiHanueva: en 
65 Lope Rodríguez de las Varillas: en 66 Santos deFigoéroa y Car- 
los Boniíbz: en 68 Diego López de ViUanueva; y en 69 Alvaro dé 
Paz y Juan de G^zmán. En 61 7 Francisco del Valle Conral f Alon- 
so Alvarez de Vega: en 18 Antonio de Villela y el doctor Juan 
Ruiz dePerdra Dovides: en 19 don Marcos Estopiñan y don Fráh- 
eisco de Obando: en 20 Alonso Alvarez de Vega y Pedro de Lara 
Quiñones: en 21 el doctor Juán.Ruiz Perdra Dovides y don Márcoü» 
Ramírez; y en 22 Pedro de Estrada Medinilla y don Carlos Boñifaz. 

Al corregimiento del valle se habla quitado de un cabo Such^ 
tepequez y de otro Sonsohate: después se pensó desmembrarle los 
partidos de Sacatepeques y Chimaltenango; y poniéndolo en efecto, 
dice Juarros tr. 6 cap. 14, el presidente Alonso Criado de Castilla 
nombró corregidor del valle al capitán Frandsco Criada de Casu- 
lla, su sobrino, contra los derechos del cabildo, que los redamó en 
España; y el rey en cédula de 4 de noviembre de 604 dice así af pre- 
sidente y oidores: por parte de esa dudad se me ha hecho reládon 
de que sin embaído que por cédula de 30 de abrM de 572 está man- 
dado no se nombre ni provea el oficio de corregidor del valle de- 
jando en la Jurisdicdon del á los alcaldes ordinarios, de algunos a- 
ños á esta parte los presidentes que han sido de esa audiencia pa- 
ra aprovechar y acomodar sus parientes y criados y allegados, han 
querido y quieren Introducir y nombrar en esa Jurisdicdon corre- 
gidor y que traiga vara alta de Justida; y en particular vos el mi 
presidente habéis praveido en el dicho oficio al capitán Frandsco 
Criado de Castilla, vuestro sobrino, lo que es en mucho daño y per- 
juido déla república y de la Jurisdicción délos alcaldes ordinarídB 
de esa dudad: y habiéndose platicado de ello en d didio mi con- 
sejo, he tenido por bien que veáis d dicho capítulo y le guardéis y 
cumpláis, y no consintáis ir contra lo en él contenido en manera al^ 
guna. En virtud de lo cual^ añade el mismo escritor, fué restituí- 



CiBIItDOS. 251 

4a la posesión á esta ciudad y alcaldes ordinarios de ella. 

Este snoeso poco, lisongero para el presidente, fué seguido de 
otro, poco placentero para el cabildo en la eleccion.de alcaldes del 
año de 1611. £i mismo presidente Castilla cometió por epfermedad 
la asistencia de ella á un oidor, y luego proveyó un auto, que se 
bizo ssd)er al cid)ildo antes d^la votación, en que deciat que habien- 
do venido á su noticia .qu^ se. prppopian p^ra alcaldes personas me- 
nos idóneas y suficientes para el cargo; y de su elección se recre- 
cían inconvenientes que era fprzQsoescusar, cumpliendo con lo que 
su magestad le ordjenaba en cédula que transcribe, de que tuviese 
el gobierno de. estas provincias coma lo teniau los virisyes de la Nue- 
va-España, en cuya capital habia la ordenación de que el cabildo 
eligiese para alcaldes dos persona^ entre, doce que le proponía el 
virey, conformándose con ella, nombraba die? personas de e$ta ciu- 
dad, para que entrQ ellas eligiesen dos sus capitulares, só pena ca- 
da uno de privación de oficio y 2 mil ducados de multa. £1 cabildo 
obedeció con pi:otesta;.y becba «lecpion en don García de Castella- 
nos y Sancbo de Baraona, este último se excusó de aceptar el cargo 
alegando ostar desterrado de la ciudad por la audiencia, que no le 
compelía á sajir por, cédula qge t^níade su magestad, y que apela- 
ba de ia elección^ £1 oldoi: que presidía el acto, le mandó ir á su 
casa, y la guardara por. cárcel pena de l o mil ducados, y siguiese 

su apelación 

La existencia de. los cabildos .era entonces interesante á la real 
hacienda por lo que producía la venta de sus <^cios. S^un la rela- 
iiou de Juarros tr. 4. cap. 9, tomada de las memorias de La Calle, el 
de alférez niayor.de Santiago de Guatemala fué rematado el año de 
36 en 4 mil ducados^ se supone que de plata, jos. cuales reducidos 

á reales hacen pesos. . 5,514 

. El de alguacil mayor, lo. fué el.año de 44 en . 14,000 
. Elde depositario general el año de .16 en . • 14,250 
El de doce regidores cada uno á razón de 2 mil 

pesos 24,000 } 76,764. 

£1 de provincial de la hermandad rematado el 
año de 44 en 8,000 

£1 de escribano de cabildo en los años de 36 
y 39 en «•........ . ii,ooo 

A la vuelta pasa 76,764. 



^^2 



CAP. XraV. — CABiLDOS. 



22,875. 



12,376. 



^ De la vuelta viene .... 76,764, 

El de alférez de la cíadad de San Salvador fué 
rematado en los años de 20 y 36 en . . • 1,000 

El de alguacil mayor el año de 45 en . • • • ' 7,000 

El de ocho i^igidolres, por el año de 45, á raion 
de 1250, que hacen • 10,000 

£1 de depositario en » • • 2,875 

Los de provinéial de heritiandad y escribano de 
cabildo por d año de 41 en 2,000 

El oficio de alférez de San Miguel se remató el ^ 

año de 45 en 500 

El de alguacil mayor en mil ducados que hacen 1,378 

El de depositario 750 

£1 de seis regidores, rematado cada uno á razón 
de 475 pesos en los años de 27 y 42, hacen • 2,850 

£1 de provincial de hermandad rematado el año 
de 45 en • . • 2,500 

El de alcaldes de ella y escribano el año de 40 en 4,398 

Por este estilo, el cabildo de Sonsonate producía . • . 9,300. 

£1 de Qudad Real de CUapa 10,614. 

El de Yalladolid de Comayagua ........ 5,325. 

El de la ciudad y puerto de Trujillo 2,635. 

£1 de la ciudad de Gracias 6,050. 

El de San Pedro Zula 465. 

El de Xeres, afuera de regidores y escribano .... 716. 

£lde*01ancho 175. 

El de León de Nicaragua 9,825. 

EldeSegovia 3,395. 

£1 de Granada 10,122. 

£1 del Realejo 4,350. 

£1 de Cartago en Costa-Rica 2,820» 

San Vicente, en su principio, dice Juarros cap. 21, fué 
una reunión de cincuenta familias de españoles déla co- 
marca, que bajo la autoridad del presidente Osorio for- 
maron el pueblo de este nombre elaño de 35. Por aper- 
cibimiento de autos acordados de 34 y 36 para desalo- 
jar los pueblos de indígenas, parecen compelidos á-ello; 



Al frente pasa. .«.«•• 177,207» 



CAP. XXXV. — COMUNIDADES I TRIBUTO, 235 

Del frente viene. . . . . . 177,207, 

y despnes en el de 58, ofreciendo 1600 pesos de do- 
nativo, y 2400 por cuatro regimientos dobles, SOO p<w 
dos sehdllos, y 400 por la escribanía, obtuvieron de la 
audiencia gobernadora cabildo y título de villa. Se di« 
ce que en una elección de alcaldes nombró primero mas 
antiguo al príncipe don Juan de Austria, con que al- 
canzó por gracia esta denominación. Donativo y oficios 
hacen ••««••• 5,200. 

Diez y siete cabildos • • • • • 1S2,407. 



CAPÍTULO as. 

Comunidades y tributo. 

V 

Cuenta Kemesal lib. 8 cap. 25, que asentadas lascosas en Chia- 
pa por el año de 1550, esto es, reunidos los pueblos menores en 
grandes poblaciones, y puestos cabildos en ellas á estilo de los 
españoles, fueron empadronados los indios, y tasado el tributo que 
eada uno había de dar, añadiendo algo mas para los gastos comu- 
nes, y se pusieron arcas de depósito con sus libros de cuenta, y el 
orden que en escribirlos se habia de tener. He aquí la creación de 
los fondos de comunidad. En cédula del añ^de 82, que forma la 
ley 31 tít. 4 lib. 6, se refiere, que este fondo se componían en ca- 
da pueblo, de real y medio, que cada individuo daba para su co- 
munidad; y en esta ley ya se ordena, que en vez de esta cuota la- 
brase cada indio diez brazas de tierra al año para maíz, es decir, 
media fanega de este grano, que valia entonces dos reales. En au- 
to acordado de 25 de octubre de 83, ya aparece la caja de estos 
fondos en poder del corregidor del distrito; y mas adelante en or- 
denanza del año de 1639, deque se tomaron las leyes 11 y 12 del 
mismo título, ya resulta la cobranza y administración de las ca- 
jas de comunidad á cargo de los oficiales reales, quedando á los 
cabildos propietarios el derecho de petición. Según la ley 14 toma- 
da de una cédula del año de 1565 y otra de 98, el objeto de estos 
leaudales era el de3canso y alivio délos indios, su provecho y uti- 



254 cáFÍTUtQ xnv. . 

lidad; pera sucediendo qaese rezagaban eitos Uenes sin gastarse» 
^^arecen cédalas dd año de 1619 y siguientes, en que se ordoia 
noesté ociosa esta plata, y seimponga acenso, para que sus rédi- 
tos engrosen los fondos, quedando solamente alg^ona cantidad.pa* 
ra las necesidades; y asi se advierte este ramo de riquesa en los 
propios de los pueblos de indígenas, que no se oMuentraenlosde 
las ciudades de españoles* 

En lo que toca á cabildos de indígenas, dios no tenían ofidos 
vendibles: jus elecciones eran anuales, y sus alcaldes. hablan de 
ser aprobados, y cometidas las varas por una autoridad superior. 
En auto aoordado de 26 de febrero de 1585 se ordena, que la con* 
firmadon de alcaldes délos pueblos que estuviesen dentro de' dn- 
co leguas de la capital debía hacerse por el ilustrísimo presídate, 
y la de los pueblos situados á las dnco leguas de la cabecera délos 
corregimientos por los corregidores; y que los nuevos alcaldes de 
los pueblos de mas distancia no fuesen obligados á ocurrir á la ca- 
pital del gobierno superior ni á la cabecera de los corregimientos, 

dando comisión al tatoque y cabildo de los mismos pueblos, pa- 
ra que hecha la elección, pudiesen dar y diesen las varas ¿ los que 

saliesen elegidos, y usar éstos de sus oficios. Indicio seguro de que 
no había en estos cabildos autoridad alguna popular, á no ser que 
se dé este nombre á la de los calpules ó tatoques, que se incorpo- 
raban con ellos presididos de su gobernador. Según el mismo auto 
acordado, los corregidores y escríbanos de cámara devengaban dos 
tostones de honorario en esta confirmación de varas, que se paga- 
ban del fondo de propíos de la comunidad respectiva. 

Con respecto al tributo, él aparece á mediados .del siglo 16 re- 
duddo á tres tostones, y dos en las mugeres; pero á fines de d, ya 
resulta aumentado algún tanto con diferente título en auto acor- 
dado de 16 de mayo de 1585. Fray Juan Zapata, obispo que fué de 
Ghíapa y después de Guatemala por los años de 1613 á 1630, en 
el lugar de sus obras que cita Solórzano líb. 9 cap. 19 refiere, que 
ademas del tributo, por sugestión y porfia de algunos mal inten- 
cionados ó peor entendidos, se añadió otro tostón mas, los tres rea- 
les para el rey, una gallina para que abundasen, y medio para los 
jueces: lo cual debe igualmente haber sucedido después de la edad 
del Obispo Gasas: pues en el auto acordado del año de 85, que va 
mencionando, ya se habla dd tostón de servido, como de una co« 
sa establecida. En cédula de iptímfsro de julio de 608 se mandan, 



COMÜNIDABES T TRIBtTO. 255 

tbbrar tos (cuatro reales del nuevo servicio; y en otra de 29 de an- 
gosto de 609 se pide informe á esta audiencia del origen que tuvo el 
tostón de servicio: señal poco equívoca deque ^fué invención par* 
ticular de Guatenmla, extendida á laNueva-Es][mña: pues aunque 
por necesidades públicas que ocurrieron, impuso el rey para todas 
íás Indias en cédula de 1 de noviembre de 1691, redactada en la 
ley 16 tít. 5 lib. 6, por el tiempo de la voluntad uii servicio de la 
quinta parte mas del tributo, esta quinta parte eñ doce reales, so- 
lo hacia dos reales y trece maravedicés, y en este reyno se hablad 
puesto tres reales para el rey, y otro real para otros fines; con que 
liabi^ quedado impuesto y ya era establecido el' tostón de servicio: 
por loque la misma ley ya ordena que en las provincias de Nué^ 
va-Espima y Guatemala sirvan los tributarios con los cuatro rea- 
les en lugar de la quinta parte. En auto acordado de 8 de febrero 
de 611 se dispone no sean reservados de este servicio los goberna- 
dores tempentacas ni otros por otra parte exentos del tributo. Úni- 
camente los indígenas de Costa-Bica, que por este tiempo aun lio 
estaban acabados de sojuzgar, quedaron reservados de ¡él; y así to^ 
davía después de un sigto, en cédula de 15 de n^arzo de 770, se les 
manda amparar en la posesión en que estaban de exención, y al 
propio tiempo se ordena que con suavidad y lentitud se les acos- 
tumbre á pagar alguna cosa de dicho iservicío. 

En el propio auto acordado del año de 11, yá se tasa á las 
mugeres solo un tostón de tributo; y sin embargo que en cédula 
general, despachada para toda la Nueva-España en 10 de octubre 
de 618, que forma la ley 19 tít. 5lib. 6, son relevadas dé pagar 
tasa alguna, en las provincias de Guatemala continuó la exacción de 
su tributo todavía por espacio de mas de un siglo: pues en provi- 
sión especial dirijida á esta audiencia en 21 de marzo de 702, se 
manda guardar la costumbre de que las indias paguen tributo; y 
no se ejecutó su abolición hasta que se ordenó y apercibió sobre 
ello en real orden de 13 de setiembre de 754, advirtiéndose en o- 
tra de 11 de diciembre de 756, que la cédula de 702 no fué con- 
sultada, y no pudo derogar la exención que estaba declarada á las 
mugeres. Así fué como al sexo débil entre los indígenas cupo en 
Guatemala ser primero víctima del rigor de los conquistadores, y 
después, de la autoridad ministerial. 



256 



capítulo u. 



IVneTMi repartlmientas. 

El rq^arÜBrieBto de indígenas para trabajar en las minas rigoié 
vedado» pero de nna manera que siempre era inútil la prriiiblcion. 
En eédnla de 37 de noviembre de 603 solo se permite concederio 
á tos mineros por térmbio de un año» mientras se proveen de ne^ 
gros, ú otro géoeio de servido; mas al propio tiempo se acompa- 
ña árd^ para que con disimulo se haga una junta de personas 
graves, en que se confiera, si convendría prorogar A tíempro de 
la concesión, y que loresudto se haga, y de todo se informe. Por 
este tenor se renovó en cédula de 26 de octubre de 67 la prohibi*^ 
don de repartimientos para ingenios y trapiches; y lo cierto es, 
que ellos se extendían hasta el sexo débil: pues en auto acordado 
de 1 2 de agosto de 36 se renuevan también las órdenes del gol>iemo 
general y del os visitadores, dadas en cumplimiento de órdenes de 
su magestad, para que no se consienta el repartimiento de indias 
con titulo de molenderas, previniéndose fuesen restituidas á sus 
casas» 

Como para las lab<H*es de campo era permitido el r^artímien'^ 
to, y en él se irrogaba todo género de v^aciones á los indígenas, 
para evitarlas, se formaron ordenanzas, que reglaban el modo de 
practicarlos. Al fin de un libro de testimonios de escrituras y tí- 
tulos de tierras del convento de Santo Domingo de esta ciudad se 
encuentran unas en número de 34, dispuestas por el oidor Chacón 
de Abarca en 31 de marzo de 680. En ellas se dispone que los ha- 
bitantes de cada pueblo se turnen por cuartas partes para el re- 
partimiento: que estén presentes cada domingo por padrón para 
saber su tumo: que pregcmado el turno, no puedan ausentarse 
los repartidos hasta ser entregados el dia siguiente: se señala un 
real por dia de jomal, y seis reales en la semana: se prohibe al re- 
partido desertar á media s^laana, y al agraciado en el repartimien- 
to se permite despedirlos antes de conduida: se ordena darles herra- 
mienta para el trabajo, desobligándolos de llevarla propia: solo se 
exeptuan del repartimiento los gobernadores y alcaldes actuales, y 
el que no lo era, carecía de ecepcion, aunque fuese propietario: e- 
ran exeptuados también los enfermos, y prohibido redimirse del 



NUEVOS REPiRTIMIEfrrOS. 257 

tfe^arttoDÉtBtos fágañdo seis reales: igualmente lo era para los sa- 
nos redimirse, hadendo presentes de dineros, gallinas ú otros fru- 
tos; y a» mismo obligar á las mugeres de los ausentes á la reden- 
ción de sus maridos, como tamUen el tomaries pveoias de sus ca- 
sas: se prohibe en la misma forma sacar de los seis reales medio 
parapiqpd del escribano dd padrón; y á este tenor se hacen otaras 
prohibidones^ que denotan lo que sucedía. 

En cédula de 8 de octubre de 631 se pone el cddado de los re-' 
partiitiáaitos á cargo de las justicias ^diñarías, las cuales nom« 
braban comisionados, llamados ^tónces jueces repartidores, como 
le ara el del corregimiento dd vaUe, que ya se ha obser\'ack>, fué 
eonstituido mniy á principios del siglo, como en triunfo, contra in- 
hibición déla audienda, según fué Tolviendo á caducar la condi^ 
d«i dd indígena. Estos jueces repartidores, como los escribano» 
dd padnm, eran pa^^os del fondo formado con un medio real de 
gratificadon que los dueños de labor daban semanariamente por 
cada repartido. Este fondo d)tuvo tal importancia, que en cédula 
de so de noviembre de 12 se dispuso poner bajo la administración 
de los oficiales reales, y ya en cédulas de 75 y 78 se computa so- 
lo en el distrito del /valle de esta dudad su sobrante am^ial encan- 
ijad de dnco y de sds mil pesos. Gomo este medio real, s^gun la* 
expresión de Sdórzano lib. 3 cap. 7, se ideaba dd trabajo de los 
indios, es visto que con él tei^an que acudir á cuatro pendones, ¿^ 
saber; tres tostones de tributo, uno de servicio,: dos reales de co- 
munidad, y ocho reales de t6 semanasde repartimiento que calriaa 
é cada uno por su tumo en el año, que hacen por todo O tostones 
y medio, ó lo que es lo mismo, 3 pesos 2 reales. 

Bjobo todavía otra pendón igudmente privativa de Guatemala, 
eual ora una contribudon derramada en todo el distrito de esta au- 
dtoieia para gastos de estrados y fondo de penas de cáriaara en 
cantidad de 1096 tostones, que aparece reprobada en res^ orden 
de 80 de mayo de 87. Con todo lo cual era restablecida la canti- 
dad de tributo de la edad de la conquista, que según se ha visto, 
toé objeto de las declamadones de Casas. En Nueva-España guar- 
daban los iikMgems la tradidan de que debían su libertad á este 
ilustre defensor de sus derechos; y cuenta Remesal lib. 4 cap. 13 
q«e hallándose eot la Misteca en la fiesta principal del pueblo de 
Ámtikk el ano de 1618, cantaban los indios en un baile sem^an- 
tií historia, . didende: d cMspo tn^ las leyes, démode gradas 
TOM. 1. (33) 



258 cAmoLo nxn» 

poc ello» Con estos y otros hfiehoB 8e irá conoeieiido el earáder del 
siglo 17, que sin las hazañas, AesibiUdad y vaitajas del sig^ le^ 
solo da á conocer en su obscuridad una natural tendencia á f rasn 
toar las gbrias pasadas» 

Ademas de la especie referida de repartimientos, fdé oonodda 
otra» qne ignaUnente tnvo principio en el siglo 16, y tomó mas 
ampUtod en el siguiente. Remesal lib. 9 cap. 4, hablando de loa 
clérigos que administraban la provincia de San Salvador, transcri- 
be una cédula de l. de agosto de 659 remitida á esta audiencia, en 
que se xeílere que llevaban á los pueblos de su residencia potros y 
qaballos, para que se los mantuviesen los indios, y que les vendían 
mercaderias en exesivos precios. En auto acordado de 12 de ar 
gosto de 636 se refiere que and pudilo de San Antonio Sudiiteper 
quies los alcaldes mayores con la mano poderosa de sus ofidosoon- 
tra la voluntad de los indios les repartían y vendían mercaderías á 
exesivos predos, para que al tiempo de las cosechas de cacao se 
las pagasen en él. En otro de 4 de setiembre de 37 se apercibe ooií< 
penas á las Justicias que por muao de los alcaldes de los indios re» 
partiesen hilados ó mercaderias, ó dieren adelantado por sus fru- 
tos; y en cédula de 21 de mayo de7S se previene á esta misma au*^ 
dienda, no consienta que los doctrineros, gobernadores, corregido^ 
res y alcaldes mayores puedan echar á los indios repartimientos 
de hilados, tejidos, ni otra cualesquiera suerte de trabajos. 

Por otra cédula de 21 de Julio dd mismo año fué revocado un 
auto de suspensión de ofido y multa que impuso la audioida á- 
un escribano real por haber daido al obispo de esta diócesis ciertos 
testimonios que le mandó sacar ccnnojuez comisionado por suma^ 
gestad para conocer de los exesos, que hadan á los indios los gober- 
nadores y corregidores; y la multa de 500 pesos, que impuso d /O-^ 
hispo al escribano de cimara por no haber dado el testimonio que 
le pidió, fué moderada áJa cantidad de i 00 pesos. En otra de 16 
de setiembre de 80, se multa en 300 pesos á cada uno de los minis* 
tros de la audiencia por haber tolerado interinamente por un auto 
la práctica observada en. el corregimiento de Zapotítian de^e 
los corregidores repartiesen algodón á los indios, para que se lo 
hilasen. 

En una rej^resentádon que d chispo Navas hizo al goberna- 
dor gen^ralde estas provincias, y corre impresa, su fecha en Saur 
talnes á9 de agosto de ^7^ escribe: aviendo retidas eédnlAsd^ 



NUEVOS FEPAftTIttIENTOS. ^í^ 

im nmgMlady para qne los corregidores no carguen de algodones 
para hacer hilados á todas las indias desús partidos^ pagándolas 
tan cortamente como ellas dirán, y yo^ por instrumentos que tm- 
gO| no se observan, ni se pide ejecución de €^as; y habiendo tan- 
tas cédulas que prohiben el trato y contrato de los oorregidores, y 
las muchas molestias que á los indios hacen, está ton tíranamente 
«BtiMeddo y corriente con tantos repartimientos, daños, cargos de 
condenda y destrucción de los indios, como constará por los iDé- 
tramratos que pondré á su magestad muy bien autorizados en su 
mano, con todos los demás de las muchas cédulas deque está Ueiía 
la nueva recopilación, arcMvos y registros, que no se d)servan si- 
no lo contrario que se ve, y tiene por bueno y santo. En cédula de 
17 de setiembre de 88, se hace mención deun alcalde mayor de Da 
V^rapaz, que ñié capitulado porque repartía hilados y comerciaba. 

Eftltan aun otras maneras de vejación. En auto acordado 
díe 3 de Junio de 1584 se refiere, que los indios asentaban asolada 
con loaespañoles, recibiendo dineros adelantados, é antes que cum- 
pliesen eltém^o porque se habi»i concertado, los dichos españo- 
les los iban prendando con mas dineros adelantados, é otras co* 
sas que les dan en predo, con que k)s hadan servir como perpe- 
tuos esdavos, é se les«eguii^ otros inconvenientes. En otro ^16 
de £d»rero de 590 se expresa, que los españoles que vivian en es- 
ta ciudad, y en los pueblos de los Xuchitepeques y otras partes de 
este dfetrito, para cautivar los indios é indias, é servirse de ellos 
muchos años y perpetuamente, les daban mucha cantidad de diñe- 
ros, é ropas, é otras cosas que lo vallan, y les hacían hacer escritu- 
ra del recibo y de servirles d tiempo que montaba la dicha canti- 
dad> y les hadan con esto otras e&torciones, daños, é malos trata* 
mientes. 

La narración que motiva otro auto acordado de 19 de julio de 
16S4 rdattvo á las mismas antieipadones^ dice así. Es la eadtela 
de que se valen k)s españoles, que cuando los alquilan con pretes>- 
to de socorrer su presente necesidad, les dan dinero^ addantados, y 
después en el discurso del tiempo, les hacen recibir tosas de que 
no necesitan, computándoselos en nías de lo que valen ácuenta de 
su sicario, con que acabado el plazo dd servicio concertado tiúé" 
dañlosfndios^deitdores délo que recibieron adelantado, y les obli- 
gan. ¿ que eontra su voluntad empiecen á ser^r para desquitarlo; 
aveoUéodolwkí que á las Imeims boyas, qué por la mesma razoil 



960 GAntüi^nsm. 

'ton antieipada mücití en^Agma # préstamo^ á ventn alfi^» or 
frecen y dan á loft la^os ¿loerot^ m«reaáuríM f otras qomí qi^^ 

recibido fiíUándoleg otro gteero «te caudal para pagariea^ lea<iW^ 
ga» á que sirvan por f)l tkropo y raaoftckl etmeierto^qiiadtoaiiis^ 
moñ impoH^» v^diéftdeae en «ata nndlralo da la ittduali4a i^^mél 
ya pfopiieBtp> para oU^arlaa 4 pevpétaa aervlctonhra. 

Eiieaiifiniiocí(mdelofiieyarrsiMdo se ve qo^ep oMuía de 
96 de mayo de 668 se ord^Eía pe^er remedia ealos peijvdisQa y 
Ycijadeoea que reeiben los iodioa lauto de loa eorregMoraa y alcalá 
dw mB^cfe§9 como de loa espi^otos qae viven e&^swa paiMoat así 
en el servicio personal y contrítmclones cpie lea to^n^, (íomo csl 
impedirles la tíemlm desús frutos y la venta de sus na^ad^; yen 
otra de s de jui^o de lO art. 10^ seriare haberse -ent^dtdo». que 
w ios peijuicios y males de loa indios tienen gran parle klsf vúsh 
jBAoa gobernadores y corregidareapor llevar las mira&en «ate ba-p 
eeese ríeos y juntar hiHienda, causándolea vaiacioBes y sQokatlM 
en sus bienes y personas, poidend^^tMicoen losBiaiit}9Bá«QmtQS> 
sin permitir que eni^us difi^ríl0s entren ni se vendan otros, 8ÍiM>li9S 
6^yo69 y hadadles toda espeoie de tirama. 



CAPÍTULO aZ, 

Al paso que los oon^isladeres y prímevoa pobMot^ ieiiplea- 
ban sus rigores en los ni^turales del pais> los misioneroe seguft if 
expresión de un esorí^r mod^no, fueron su& defensores y \m pi^ 
meros que se oeupaion en su eivUizadoui Desde luegase laí|, ve 
aj^cados con tenaddad á poseerlos icHomas, pura^tendaí^^ 
insinuárseos. Remesal lib. a caj^ 7 eseribe> que desproidí^rQn 
los padres la Iragua de la tierra» y eragostQ ver tomspBO' dede^ 
dinaciones, conjugaciones y prindpioa de gra«átí<».de la lengua 
de loa naturales al nuevo obispo de Gua^imale^ ycttieñariosimii]^ 
de propósito, Y eato mas aedd)e 4 «qurtUustpa vtti«ü> tpítmsmr. 



INDÜSnU N IOS miHCENAS. 201 

^pie otBOt ban aiUDentado ; perfcyecioiíado a^iid arte,, # te 
zóy y soya es la industria coft que le dio prindi^ Es tamUoi d 
ip rim er m qn^ «serihiá j «unpnso dftotríoa en lengua ntiateca, que 
«ulgaflaDenle llaman Quiche, que para liíea eoouin aein^trímid ea 
MéMkm aio de í&kñ. Es lo que este éseritQr lib. 7 cap^l eeha 
méoea; c» loa clérigeo»» que los e«eonieidefar poniao é sus enoo- 
mcmladoe, á quieneaiio entenáíaa wá 4abw doctrina, y solo lea de» 
<áMM Mísajmte urna pintura áe Santiago ¿caballp^tnatandc) moro». 
- £l.nusDio ReoMsa), expikando, Mk^6 cap, 10, elesmevo y sh 
nwv entraiaUe, con que los ceügiosoS'aearieiabaMloa índios^dioe: 
fcíBábairiea ^ eabeUé,. quitíibanseb, cortábanles las uñas» kíMtih 
iwaies la caray el cuorpo^ Testíank» camisas, poníaito gvegdes- 
eos é fahsMrn» juntábanles la r^a, ceñiansela,. -enseñákansel» é 
cortar y coser: y aun no se desdeñaban de decirles el modo 4e cum- 
plir ooiL«a ncMsiéades carparales dceentementür hadiGUídesila» ca- 
sasi, tnaáboBselast disponfonselas« Y en el capitulo que se eetebró 
fm Gobauy añodeíaoo, bay acta quejo manda, y dices amonestar 
mos^á todos á quienes toca, procuren diligentísimamente tengan 
los iDdios «asas bi0n h^has, levantadas de la tierra, y oon pieza? 
distintas. Ydaño de 78 sigílente en el capitulo que S0 celebré en 
el mismo convenio de Ck»bao se manda, que cmando ios padres va- 
yan á coufestt' lofr indios, les enseñen á tener limpias y aderezadas' 
su» casas. 

jíuank)» en la introducción al trat. 4, reiese de Fuentes, que 
€8011510 la lústoria de Guatemala, teniendo á la vista Im memoria» 
que escribieron los indios pipiles, quiebéés, kaehiqueles, pocoma- 
nes y otras, qoe babi^o aptaididO' á e^bk^ con los españoles, 
comunicaron muchas oftkias, que kalnan adquirido de sus mayo- 
res^ Es decir en concepto del autor, que éstos aprendieroo ¿ escrí- 
imvysupienmredaictar lasvelacicmeB^dDsus mpyorea acerca de su» 
anti¿naSianales>En^cafi> i menciona por suanombresá don Juaa> 
líaoBes, don luán Macario y don Francisco Iromez, caciques descen- 
dteiítes de les xeya&'de ütatlap, antores de otros tantos* manuscritos. 
StuefiBftevtdsabir escribii: no parece cosaamtt en .kidiigenas distin- 
guido» de afuella épottft. Una posesión ctedo& caballerías de tierra 
dada al «rann de Sai^ CatarinaiEinulaen tS96 aparece-auteri- 
zada con la firma del cacique don Pedro Pcmz de Espinal despue» 
da la^ dd oidoiROOnaisienado para elbu.El manerial die&n Antonio 
S«cbite|ua(ites^ que q^aüvá él auto acordado de l^4eagQSto de 



^ 



20S capítulo uasm. 

1636, deque le ha hecho mérito^ ignalmeiiteertáflnnaadi^dM 
Antxmio Yelazquez principal dd poeUo. 

BemalDias, haMando ea el cap« 308 en general delaMaew 
España» y bajo esta denmninacion de Guatemala, diee: los mas 
indios, naturales de ^tas tierras han deprendido muy Uen todos 
los ofldos que hay en Castilla entre nosot»)s, y tienen sus tiendas 
de los oficios, y obreros, y ganan de comer á eUo, y los plateros 
de oro yde plata, así de martillo coino de vaciadizo, son muy es- 
tremados oficiales, y así mismo lapidarios y pilares: y los enta- 
lladores hacen tan primas obras con sus subtUes alegras de hier« 
ro; espeeiahnente entallan esmeriles, y dentro de ellos figiurados 
todos los pasos de la santa pasión de nuestro Eedentor y Salvador 
lesucristo, que si no los hubiera visto, no pudiera creer que in- 
dios lo hacian. 

Demás de esto, prosigue, todos los hijos de principales sdiau 
ser gramáticos, y lo deprendían muy bien, sino se lo mandaran 
quitar en el santo sínodo, que mandó hacer el: reverendísimo ar-r 
zobiapo de México; y mudioa hijos de principales saben leer y esr 
cribir, y componer libros de canto ll^o; y hay oficiales de tcger 
seda, raso y tafetán, y hacer paños de lana, aunque sea^ vdnt^ 
icuatrenos, hasta frisas, y sayal, y mantas, y frazadas: y sout car- 
dadores, y perayles, y tejedores, según y de la manera que se h«r 
ce en Segóvia y en Cuenca; y otros sombrereros, y jaboneros: so- 
los dos oficios no han podido entrar en ellos, aunque lo han jj^ro- 
eurado, que es hacer el vidrio, ni ser boticarios; mas yo los tengo 
por de tan buenos ingenios, que lo deprenderán muy bien, porque 
a^nos de ellos son drujanos, y herbolarios, y saben ju^ de man 
nos, y hacer títereS| y hac^ vihuelas muy buenas. 
. Pues labradores, de su naturaleza lo son antes que viniésemos 
á la Nueva-España,.y aeraerian ganado de todas suertes, y dofuan 
bueyes, y lo venden, y hacen pan, y bizcocho, y han plantada sus 
tierras, y heredades de todos los árboles y frutas que hemos tnjr 
do de España, y venden d.£ruto queproc^e de ello:<y.han pues- 
to tantos árboles, que poique losdqraznós no «onbuóios parala 
salud, y los platanales les hae^ niucha sombra, hapt oortado x 
cortan mudios, y lo ponen de membriUares, y manzanas, y pe-» 
rates, que los tienen en mas estima. 

DoQdas deito, todos ios caciques tienen caballos, y son rióos, 
laraen jaeces con buena&tíllas, y se pasean por lip c|i¿k|^ y vi- 



INBUSVftU DE LOS INDÍGENAS. !26S 

MES» y lugares ddnde se van á holgar^ ó son naturales, y llevan sus 
kidios por pages que les acompafian: y atin en algunos pueblos 
juegan cañas, y corren toros, y corren softifds, especial si es día de 
OorpusCristii, ó de señor san Jaan, ó señor Santiago, ú de nuestra 
Éeñomde agosto, ota advocación de la iglesia del santo de su pué¿ 
Mot y aymuehos que aguardan los toros, y auiK(ue sean bravos, 
y muchos de ellos son ginetes, ^especial en un pueblo, que sé di- 
ce Ghiapa de los indios, y los que son caciques, todos los mas tie- 
nen caballos, y algunos hatos de yeguas, y muías, y se ayudan con 
dio á traer leña y maiz y cal, y otras cosas deste arte, y lo ven- 
den por las plazas, y son muchos dellos harrieros, y de la mane- 
ra que en nuestra Castilla se usa. 

Remesal lib. 6 cap. 5, explicando un recibimiento hecho al 
obispo Gasas, escribe: largo seria de contar el aparato de arcos, 
fiestas, regocijos, cantares, bayles, flores, vestidos, plumages, in- 
vendénes, dádivas y presentes, con que el señor obispo ñié recibi- 
do de los^ de Ghiapa. Los hijos de los principales, que eran mas de 
ciento, venían vestidos al uso de España. Hablando del mismo 
pueblo lib. 11 cap. 12, siendo ministro suyo un padre Barrientos, 
dice: el orden de cantar los niños y niñas la doctrina con los to- 
nos de los salmos y hiunos de la iglesia, él le dio, que estando yo 
allí dia dé San Ambrosio de 1616, me causó notable devoción. Fué 
también parte el p. fr. Pedro, para que los indios del lugar se die- 
sen al servido de criar caballos, y subir en ellos, correrlos, picarlos 
y hacei-les mal, de donde ha procedido correr tan bien como en Xe- 
rés; y hacer un juego dé cañas con tanta destreza, y gallardía, co- 
mo en la ciudad mas lindado España. Hácense también aquí muy 
luddos jaeces, y aderezos de caballos, que se llevan á muchas 



Hadendo memoria en el cap. 23 del p. Yillacáñas, dice: en 
Zacapula edificó la puente tan necesaria al Men común de toda la 
tierra, por ser d rio tan peligroso en tiempo de invierno. Juntó to- 
dos los lugares, que administraba el convento, y á cada uno en- 
cargó un areo, ó á muchos pueblos uno; ccmforme eran; y él asis- 
tía contínuamente á la obra. Gon una gran avenida se rompieron 
unos arcos, y siendo prior segunda vez el p.Oleza, los reedificó el 
año de 1616. Enseñó á los del pueblo de Cunen, á sembrar trigo, 
y dase muy bueno en aquella tierra. 

Juarros Irat. i cap. 15, hadendo la descripdon de los treinta 



264 téfimjo jsxm. 

y 4os pvtbiesQdoa tttfmdos al eontomo de la ntígn dnflad «to 
Guatemala; expMca como foenm fondados por lo» eaiufjMMúMí 
y primero! pcMadores éete eapUal, é impaeslos cada mu» á dii»^ 
icaloe oftcioi para la asistimela deeu yecindarto. En efotío, éko^ 
el faeneee^tábaalbañiles los ^iicontraba en los pudilos de Joeo» 
tnangd, Santa Aim, San Gaspar; cantaros en San Gristávalel ba- 
jo: hortelanos en San Pedro de las Buerins: panaderos ea Sant» 
Ana: los de Simta Isabel eran cortadores de las carnicerías: los de 
Abnrtonga proreian la plaia de Gnatenmla de ranltitud de frates, 
ya qpiese daban en sus casas, ya que iban á comprar á los pueblo» 
de la costa, y de los altos: estos mismos y ks de S. Cristóbal d aka 
traían todo género de flores: los misnos de Almolonga y los otros 
deSte Gaspar proveían la dudad de pulque, ó vino de maguey: 
los de San Pedro de las Huertas abastecen la dudad de repollos^ 
cottflores, cebollas, remoladlas, y todo género de hortalizas; y los 
pidUos traen lefta, carbón y coms semejantes. £1 barrio de l^nta 
Domingo, Uamado después de Canddaria se ye, que era de ear- 
piQteres, ponf^e en 16 de marzo de lesdse que^ el alcalde pri- 
QM»o don Ignacio ChizmMi como corregidor del valle, de que d 
doctor don I^tis de lasMiuitas, fiscal de la audienda habialle^^ 
do ilos corredores de cabildo á deshacer d repartimiento que te- 
nia hedM) de ettos, y desde luego había dado siete á Luis de Pa- 
lomares, lo que motivó d auto aecHrdado de aqudla fedia, hacien- 
do se guardase la ordenanza, que nodaba intervendon al fiscal en 
les repartimientos. Gage p. 8 cap. 13, escribe. Yo emprendí una 
obva bastante difleH en una Iglesia de Mixco donde quería hacer 
edificar una grandfatea bóveda sobre k capilla, cosa tanto mas 
dift^ cuando eia necesario levantar una: drennferenda re^ktnda 
sobre un triángulo; no me serví mas que de indios del mism» In** 
gar y de los pudaio» vednos, los cuales condujcaron esta ol»ra como 
pedia haberio hecho el m^ar <d>rero de les españoles. 

lia mayor parte de sus Iglesias son hedus de bóveda y edttc»' 
das^ por los indios» 

En mi tíempoUdePsnrun nuevo mwaafteciotea>elpiieUodeArt 
matitlaA, c^ mndios aseos de piedla, tanto en h» eorredíema ba-^- 
jQis.eeino en. las gialerias títmi y tan pei^to y U^«cid)odfr eo^ 
mo caaliq^^ierft etco ediflraAv e* otro^ tiempo por los teprnotosí 0k 
la ciudad de Guatemala. . - 

ilnatoeiite» er eon8Cuite(qpe^al^fiieism.a8ist*lo&9De leftc^^ 



IN0USTBU m h08 INDÍaENiS. 263 

éoks, y mas iastnüdos de lo que están, podrían fomiar aüredk» 
«n estado híen arre^ado. 

Son muy inclinados á lapintura, siendo ellos los que kan piEh 
ti^o la mayor parte de sus altares, y cumlros que esfási en las 
Iglesias del campo. 

Vázquez lib. 4 c. 65, hablando del p. Gubillas, franciscano, por 
los anos de 1630, escribe: á los de Almolonga hizo hacer hu^las^ 
y que sembrasen frutas de Castilla, para que las pocas que habia se 
multiplicasen: y así se propagaron membrillos muy selectos, que se 
dan todo d año de henero á henero, granadas dulces y ¿grias, 
duraznos priscos, limones, limas dulces y agrias , naranjas, cidras^ 
y otras que para antojos y medicinas van á buscar á Almolonga, 
cuan^ en parte ninguna se haHan. Del claustro hizo un paraíso 
y jardín ameno, sembrando rosas, claveles, azucenas, jazmines, li- 
rios, y cuanto juzgó á propósito para lustre, k^mo^ra y servido 
dd culto divino; Trayendo algunas espedes que no habia, y cui- 
dando de las que habia, no se perdiese, porque con esto conse^ 
guia la utilidad y aprovechamiento de los indios, afecto y cariño 
al pueblo. Al p. fr. Diego Gubillas se debed haber hecho sembrar 
hortsüiza, que se dio muy buena en d sitio del convento antiguo, 
que hasta «ste tiempo se llama huerta de los frsdles. 

Humboldt en el ens. lib. 4 cap. 9 dice. Si se estudia la histo*- 
ria de la conquista, se admira la actividad extraordinaria con que 
tos españoles del siglo 16 han est^dido d cultivo de los vegetales 
europeos en la loma de las cordilleras de uno á otro extremo del 
continente. Los eclesiásticos, y en particular los bailes midoneros, 
han contribuido á estos rápidos progresos de la industria. Las huer- 
tas de los conventos y de los Guras han sido otros tantos criade- 
*ro8 de donde han salido los vejetales útiles modernamente conna- 
turalizados. Los mismos conquistadores, que no débanos conside- 
rarlos á todos como guerreros bárbaros, en su vejez se dedicaban 
á la vida campestre. Estos hombres sencülos, rodeados de indios 
cuya lengua ignoraban, cultivaban con preferencia, como para 
consolarse de su soledad, las plantas que les recordaban el suelo 
de Estremadura, y de las dos Gastillas. La época en que por la 
primara vez maduraba una fruta de Europa, se señalaba con una 
fiesta de familia. No se puede leer sin emoción lo que dice el inca 
Gardlazo sobre la manera de vivir de aquellos primeros cdonos. 
Ciienta^ con una simplicidad que conmueve, como su padre el va- 

TÓH. 1. (34} 



266 ciP, xxllrii.— iKDOfitftii de lo» hídígenás. 

tiente Andrés de la Vega, rennió todos sms antiguos ^uñaradas pik 
ra partir con ellos tres espárragos, los primeros que se criaronea 
la mesa de Cuzco. 

El mismo Vázquez lib. 1 cap. 22, tratando por el año de 1550 
del sayal de que hablan de vestir los religiosos de San Francisco, 
advierte la falta que habla de esta tela, y qu6 aunque d ganado 
ovejuno habla multiplicado, faltaba quien beneficiase las lanas; pe^ 
ro que aplicándose alguno, que supo, á hacer una mediana jerga, se 
surtieron con ella. Después en la constitudon 18 dd capítulo ce« 
lebradoel año de 67 inmediato, según el mismo escritor lib. 2 cap« 
"9, ya se observa) que mejorado el tejido, se trató de suprimir d 
uso de la jergueta, y se prescril)eel del sayal. Gomo la multiplica- 
don de las lanas ha ocurrido en Quezalt^ango, hay motivo para 
buscar en esta guardianía el origen de los tejidos de esta especie, y 
su propagación entre los indígenas. Ximenez, que escribió poco desr 
pues que este autor, tratando en su historia natural del nogal, ob- 
serva, que los indios de la Verapaz con la madera de aqueste ár- 
bol hadan embutidos en escritorios, cajas y baúles; como también 
con una madera amarilla de otros árboles que no son grandes y 
tienen muy buen hilo y salía la obra muy lucida. Aun se vea en el 
dia baúles de esta provinda cubiertos de embutido de ébano y n^ 
gal, con labores del orden mosaico. 

La ordenanza del gremio de zapateros, dictada por sus indivi- 
duos en cabildo de 21 denoviembre.de 1560, en el art. 21 dice. 
£ por nos visto que ay muchos indios que tienen tienda del dicho 
ofido, es menester que sean visitadas. En acta de cabildo de 8 
-de junio de 679, art. 10, se ordena: que los indios no hagan tablas 
de hacha, sino de sierra, por que se destruyen los montes; y co- 
mo en el siglo en que esto se dispuso se llevaban á efecto esta cla- 
se de reglamentos, y se vé aun en principios del siglo siguiente que 
los españoles ocupaban carpinteros indígenas en sus obras, y con- 
tendían por ellos, es de concebirse tuviesen éstas entonces la perfec- 
ción del arte, que ha recom^dado Bernal Dias. No se advierte que 
en el siglo 17 se renovase aquella ordenanza importante, porque ya 
se ha dicho, este siglo se mostró menos atento á objetos de esa dase. 
Sin embargo, Juarros trat. 1 cap. 3, menciona las maderas y ta- 
blazones que los indígenas de Tepan-Guatemala traen á la capital, 
los taburetes, bancos y otras piezas semejantes que fabrican los 
de Atitlan, y las guitarras, cajetas, y otras piezas que construyen 



GAP. XXXVni-r-ALGitDES DE LA HERMANDAD. 267 

]08 de Totonieapan, tales cuales ellas en la actualidad salen es^ 
pdUtráeamente de sus manos. De igual orígea pueden Uasonar las 
mediaSy guantes^ y gorros deSumpango. 

Herrera dec. 4 lib. 8 cap. 1, hablando de tos indígenas de Ni- 
caiagua, dice: la gente es muy ladina en la lengua castellana, y 
ha tomado bien sus costumbres, y va ya toda vestida; salvo loa 
diontales, que como serranos todavía mantienen mas su antigüe- 
dad y rustiqueza. Son tos otros indios grandes plateros, y músi- 
cos y saben cualquiera (^cio de Castilla, como de labrar cera, sas- 
tres, zapateros, herreros, alpargateros, jaquimeros, y que hacen 
todo cordage de pita, y tienen otros oficios, que han aprendido con 
la buena inclinación que siempre tuvieron á los castellanos. £1 
propio Juarros con referencia álos deSutíaba dice, que tejen col- 
chas de 'algodón muy hermosas y durables, generalmente estima- 
das en estos países. 



CAPITULO 38. 

Alcaldes de la liermandad y vteltadores* 

Solórzano lib. & cap, 1 escribe: conforme á cédulas antiguas, 
y principalmente una dd año de 1559, conocían tos alcaldes ordi- 
imrtos de las causas y casos que llaman de hermandad; aunque 
después se hizo de ellas y para ellas ofldo y tribunal de por sí con 
distintos ministros, que llaman alcaldes déla hermandadv Sin em- 
bargo, antes de esta época aparece en los libros de cabildo un au- 
to acordado de 18 de abril de 1555, en que el presidente y oido- 
res, dijeron: que entendiendo la mucha necesidad que ay en esta 
ciudad y en las demás ciudades, villas y lugares de ei^ goberna- 
ción é atrito de perseguir é castigar los malhechores, robadores, 
y f<»?zadores, y salteadores de caminos, por aver mucha gente 
perdida, que anda vagando por esta tierra de los del Perú y de la 
nueva-Espana, por ser el paso por esta tierra, y aviendo visto por 
experiencia las alteraciones, é robos, é instrupos, que a ávido, a- 
cordaron, que en esta dicha dudad, y en las demás ciudades é vi- 
llas de españoles desta gobemadon hasta en tanto su magestad so- 
bre ello mande y provea lo que mas fiíero servido, aya alcaldes y 



1XZ capítulo nmi. , * 

átgQiicites yi^daleidelaherniaiiiad, como I09 ay en la dm^bd de 
México y en las deoias provteeiás de ki noeva-Esf ama, para qoe 
los delincnentes puedan ser perseguidos y presos y cargados oon- 
tenue á las l^es* de la hermandad^ y para que lo suso^efad aya 
tfectOy dedararoQ y mandaron, que usen los dichos ofíefes.los qim 
hubieren dejado de ser alcaldes ordinarios del año prójimo pas»^ 
do, con que no se ^itienda causa de faomandad ddito alguno de 
indios naturales de este dte^rito, y con que esta real audiencia, pne* 
da conocer de los tc^s casos y adtocarios asi en primera y se^ 
gunda Instancia. 

El cabildo, en cumplimi^to de ello, y usando de un derecho 
propio que le daban las leyes de Castilla, nombró por alcaldes 
de la hermandad en esta ciudad á Juan Yasquez de Coronado,^ y 
á Juan de Ix^ez qoe no lo hablan sido ordinarios, y que ñieron 
los primeros: y continuaron eligiéndose anualmente durante niaa 
de un siglo hs^ta el año de 1683, en que salieron nombrados don 
José Lobo Jirón y don Pedro Baraona, que fueron los últimos, y 
no aparece mas nombramiento de dios. 

El propio Solórzano advierte, que ya en su tiempo, por Otras 
cédulas nuevas, en las mas provincias de Indias se habían comen- 
zado á vender y perpetuar estos ofidos con títulos y honores de 
provinciales de la hermandad; pero en la de Guatemala, si bien 
aparecen ya en setiembre de 1042, en que lo era Juan de Astorga, 
y en didembre de 79 se remató este ofido en cantidad desds mñ 
pesos en el capitán don Sebastian de Aguiiar, caballero áéi árdea 
de Galatrava, dios no hid^on cesar los alcaldes de laha*mandad, 
y se nota que el títuto de éste últinio fué dado para los contomos 
de este valle, y para los corregimientos de Escuintepeque, Goaza- 
capan, Chiquimula de la Sierra y Acasaguastian hasta d Oolfo^ 
dulce, dcmde no hubieren cabildo id ayuntamiento. Debe haber si- 
do el postrero de este ofido, porque no se hace mención eñ ade*- 
kmte de otro provindal de la hermandad, y si de sus alcaldes. 

En orden á esta clase de oficios no ocurre mas que un auto a- 
cordado de 23 de abril de 1628, en que se refiere: que algunos al- 
caldes de la hermandad, que han sido en esta dudad como en o^ 
tras del distrito de ésta real audiencia, van á los pud>los délos in- 
dios y á las estancias de dios y de españoles, y so color de vidta 
hacen Juntar y recoger las bestias y ganados que tienen, pidiéndo- 
les los títulos de dios ó Uerros, y que no mostrándolos, se los He* 



lian y dq^osÜaB en qniaiHles j^areeen y les Uefvaii diaeros por bi 
nisüa y numifBStacioiies^ cauflétndoles mudias molestias y agrarios 
y qde I0 mismo haeea eoaloa doe&os de récuas^y otros ganados; 
y qvífimá mismo ktt. diciios alcaldes de la hermmided, nombran 
ooadcüeióSyqvenoaoAde las partes y deidades necesarias, de que 
i^esidtan nradbos ineonrtiHentes. 

. Gage p. S cap. a escribe. Losqi» sxm mas considerados y ri^ 
cos..»« viven en su&|Hropias haciendas, y trafican en c^ campa eon 
sus molai^ ó tienen tienda en las ciudades y en los pud[>los;... el 
gobemadmr mas considerado de los indios, ó el mas rico 4e dios, 
podrá tener cosa de cuatro á cinco mil ducados. 

Fnenles Mík 16 cap. 5 hace mendon en el pueblo de Ifixco de 
Sdrastian I^, y entre sus hered^w de Matías Fey con opulenta 
fortuna y ricas a&ajas, y otros vednos indígenas de su clase con 
labores de trigo, recuas y hornos de cal. 

Lo que va reílNMo es un monumaito convincente de que los 
indígenas se apliearMí tamlúen á la fianza y pasto de ganados 
de Castilla y que poseían estancias de esta especk á prindpios del 
siglo 17. £n las actas de cabildo d9l652 á 1698 aparecen mues- 
tras y registros de fierros y licencias del gobierno general conce- 
didas á indígenas de los pue];4os del corregimiento dd vaHe para 
Ja marca de sus gana^is, muías y bestias. No será fuera de pro- 
posito dar sus nombres, por si existen rastros de sus familias y 
comodidad, mayormente ocurriendo entre ellos algunos caciques 
gobentódores y prindpales nombrados con distindon. De San Juan 
Sacatepeques son 15, á saber: Juan Pérez Cattí, Jacinto Güiste, 
Diego Hernández Sequer, Juan Tonoa, Juan Bernabé, Pedro Yoc, 
Baltazar Pérez Puy, Pedro Pérez Puy, Juan Hernández, Diego Pé- 
rez Puy, otro Pedro Yoc, Domingo Rubíquis, Miguel López, Di^o 
Sarac, Bemardino Quijal. DePason 13, á saber: Domingo Ghi- 
güen, Juan Pérez Yaqui, Baltazar Xiquítah, Estévan Tige, Lucas 
Xineo, Diego Mahuon, Nicolás Canix, Tomas Cipilap, Bartolomé 
Jaquin, Baymundo Jaquin, Marcos López, Gaspar Pez, don Fran- 
dsoo Qpac, gobernador. De San Pedro Sacatepeques 12, á saber: 
Bsdro Mártfar Mingedtla, Melchor Exea, Tomas López, Pedro Pé- 
rez Tocay, Felipe Tocay, Baltazar Tocay, Vicente López, Juan Ló- 
pez, Juan Hernández, Gaspar Beyes, Gehkiimo de la Cruz. De 
Xenaoó los 5 siguientes: Diego Bashot, Juan Chopen, Pedro Ochon, 
Pedro Chu2iB^ imsk Tuy. De Petapa los 6 sigisi^tes: IMego Ven- 



Í70 CáFÍTÜLO XHTttl. 

tiHra. Nlc(das yentiira> don €trónimo Yasqnez de Quiñones go- 
bomador, Juan Ix^^ alcalde, Juan Bautista Heraaudez, Juaa 
Suarez. De Almolonga los 5 luientes: Gaspar Reyes, Domingo 
Felipe, Marcos Pérez, Francisco Mejía, Sd>astian de Jesus« De 
San Martin Xilotepeque los siguientes: Gaspar Lucas, Martin So- 
ton, Martin López. De Amatitan, Juan Pérez, don Diego Yasquez, 
Juan Boque. De Pinula, Pascual Rodríguez, Miguel Sebastian^ 
Bernardo García. De Gomalapa, Mateo Pérez, Gaspar Ordoñez. 
De Santa Apolonia, Mateo López. De Santiago Sacatepeques, Lu- 
cas Pirir, Ambrosio Pirir y Gregorio Pirir. De San Pedro Pinula, 
Hddior Gómez. De SanRaymundo, Pablo Bario. De lifoco, don 
Diego Soliz. De Patzicía, Juan López. Por solo los propietarios, 
de que seba becho mención, no se puede sacar aquí comparativa- 
mente la población respectiva de aquella época; pero ni aun la ri- 
queza: pues Gage solo babla de los gobernadores, y los pajuyúes 
de vecinos de unos pueblos se contrapesaban con las sementeras 
é industria de otros. Mas siempre resulta una masa de propiedad 
y de riqueza en la tribu indígena. 

Llegamos á esta institución privativa de Guatemala conocida 
solo en este reyno, y no imitada en otro alguno de las Indias, á sa- 
ber, los Jueces de milpas, de los cuales se da idea por primea vez 
en real orden de 8 de Junio de 1681 redactada en la ley 18 tít. 17 
Kb. 4, que dice así. En la gobernación y distrito de Guatemala des- 
pacban los presidentes algunos jueces de milpas, que bagan á los 
indios sembrar y cultivar la tierra con grave daño de los naturales; 
y porque este cuidado ba de ser á cargo de las Justicias ordinarias, 
mandamos, que no se despacben tales comisiones. Por milpas se 
entiende aqui toda sementera de granos, maiz, cacao, trígo y de- 
mas. La misma probiUcion de tales jueces de milpas fué renova- 
da en cédula de 12 de diciembre de 1619 por las extorciones, dice, 
y perjuicios que causan á los indios. 

No obstante el cabildo, firme en sosten^ el interés de los con- 
quistadores y pobladores contra la libertad de los indígenas, acordó 
en 14 de julio de 1620 representar contra ella, informando, que 
p<H* experiencia se veía, que cuando se proveían jueces de milpas, 
la fanega de maiz estaba á 4 y á 6 reales, mas sifaltabsm, se po- 
nía á dos é tres y cuatro tostones. De aquí resultó, que en cédu- 
la de 8 de junio de 26, que forma la ley 45 tit. 2 lib. 8, se dispu- 
so lo siguiente. Sin embargo de baberse ordenado, que en la pro- 



ALCALDES D£ LA BBRMANDAD. 271 

-rincia de Gaateúiala no haya Jueces de milpas> paredó necesario 
que los hubiese; y es nuestra voluntad, que por ahora y mientras 
i^aracosa no mandásemos, los pueda haber* Así sucedió con efecto 
en cédulas de 21 de mayo de 30, de 4 dé setiembre de 33, y 15 de 
abril de 40, por las cuales se dispone, que no sean molestados los 
indios, y se escuse nombrar Jueces de milpas; y que con respec- 
to á los agravios, extorciones y perjuicios, que suñ'en los indios 
de. las provincias de Nicaragua, Costa-Rica y Nicoya por los cor- 
regidores y Jueces, se previene por separado al fiscal de la audien- 
cia haga ejecutar inviolablemente lo dispuesto en días; 

Sin embargo, el cabildo de Guataaiala, constante en su propósi- 
to, en instrucción que dá á su procurador en España á 31 de mi^o 
de 47, pide en el art. 10, que su magestad se sirva mandar se pro- 
vean los Jueces de milpas, para que los indios las siembren, por la 
flojedad que en hacerlo tienen, y se ha experimentado, cuando han 
faltado. Smith observó en los Jornaleros ingleses, que huian del 
trabajo, cuando no les tenia cuehta, y decían: para no ganar, mas 
vale ociar que trabajar; pero en los indígenas, aunque no ganasen 
ó fuesen privados de sus ganancias con los manejos de la admi- 
nistración y vejaciones de que se ha hecho mérito, no cabla esta 
consideración: antes bien el cabildo, repitiendo su solicitud, en ins- 
trucción de 27 de mayo del año de 50, para justificar la necesidad 
de apremiarlos á cultivar sus tierras, y que en ello no se les hada 
agravio, antes beneficio, les vitupera, que se sustentaban con muy 
poco, y muchas veces con raices,^ y otras cosas de esta calidad: lo 
cual, bien visto, no parece absolutamente cierto. 

Se encuentra un dato de lo contrario en el abastecimiento y con- 
sumo de las carnes hecho en los pueblos de indígenas en el tiempo 
mismo, de que se va hablando, en que estaban suprimidos y se so- 
licitaban los Jueces de milpas: pues sin salir de los pueblos del 
valle, no falta como averiguar, si era de alguna importancia el 
de carne de vaca que habia en ellos. Su surtimiento debia ser 
libre de todo impuesto, y si no lo estaba, su producto debia en- 
trar en los fondos de las respectivas comunidades; mas por que 
la dudad cabecera del corregimiento tenia derecho para co- 
brarlo en el surtimiento y consumo de su vecindario para sus pro- 
pios, dio también en cobrarlo en el de los pueblos de indígenas dd 
distrito del corregimiento, y porque ya era costumbre antigua, cuan- 
do, estos sintieron y reclamaron el gravamen^ ñié el. cabildo ao^ 



272 CAP. xxrmí — ^algalies de u heimai^díd. 

parado ea cHa an oódida de 30 de octubre de 4^ qot taínstMOB 
actas. Gomo la conoeak» era coBdidmial» esto es, ibi peijmcio de 
tercero» yaadando d tlonpo sigidé el descontento» los pnddos de 
Sanlaan del iMspo y Santa Maria de Jesns pudieron instancia en 
inidrfe&sa, y ganada por ellosenlaandknGia,el eabUdo apeló, y 
•en acta de 15 de enero de 69, acordó nombrar diputados, ademas 
del síndico y dx>gado dd cuerpo para que diesen calor á su cansa. 

No se sabe d éxito que tuvo este negocio gi particular: soto 
-Cfiostaqueen eédula de 14 de noyiembre dd propio año de 69, se 
renovó la proUbidon délos Jueces de milpas, y queápesar de no 
baberlos, d consumo de carnes y producto de su sisa era de tal 
inqportanda en los pueblos dd valle, que junto con d de la du- 
-édá ae mandó aplicar al diñado de las fortalezas de Granada y el 
ijdfo. Ea d libro de la eaja del año de 70 aparecen en cargo de 
esta cuenta en 16 de enero 6 mil tostones en que se remató al 
comisario general de la caballería, Pedro de Crastañaza, en los años 
4e 75, 76 y 77 d abasto de carne de esta ciudad y de los pueblos 
de Santa Maria de Jesús, y San Juan dd obispo. En 6 de Junio 
•pagó don Juaa de Galv ez SO tostones por d abasto de un año de los 
pueblos de Mixco, Santiago y San Lucas: en la misma fecba pagó 
Luis de la Rosa 40 tostones por el de San Martín: en 7 pagó Juan 
Garda de Salas 10 por el de San Raymundo; y en 27 de setiem- 
bre el capitán dcm Femando de la ToviUa y Galvez 60 por el de 
varios pueblos de la costa de Escuinta. 

Por este tiempo se babia concluido la recopilación de las leyes 
dadas para estos reynos, comenzada bacia mas de medio siglo, y 
redactada por letrados consumados en la magistratura de las au- 
diencias y consejo de indias, y n^ publicó el año de 80. No faltan 
en ella incongruencias, contradicciones, y disposidones antiguas 
derogadas por otras nuevas ó secretas, todas igualmente vigentes. 
Por lo que respeta á Guatanala, en la ley l tít. 2 lib. 5, se consi- 
dera la provincia de Comayagua distinta de la de Honduras, asig- 
nándose al gobernador de aquella d suddo de dos mil pesos de 
oro, y al de esta, el de un mil: la leyS tít. 12 lib. 6 probibe dre- 
partimiento de indios en obrages; y la 13 tít. 15 lib. 5 declara sn- 
getos á residencia á los Jueces repartidores de obrages; y en árdea 
á jueces de milpas, como se lia visto la ley 42 tít. 2 lib. 8 prohi- 
be su nombramiento, y la 18 tít. 17 lib. 4 lo p^mite. De aquí fué, 
^pte siendo ambas pbUgatorias, y ofreciendo e| aonibramiento de 




cifÍTCLo jxsaXi 275Í 

lifós suddos tomados de fondos de comunidades^ y los sueldos 
medias annatas, queprodadan tres n^ tostones á la haeienda real,, 
d prefédente Berrospe se haUé en aptitud de nondnrarlos según o- 
flctp que pasó al cabildo en 6 de julio de 1696. Una cédala del 
año de 545 ordena la sementera y beneficio del tíno, y es reoopi*' 
teda &i la 1^ 20 tít. 18 lU). 4; nms la instrucckm secreta» de que 
se ha hecho m^idony despichada á la Nueva-España, que ordena 
no consentirlo, queda resenrada. Las leyes de aqud gáiero s^rviaa 
de regla al subdito, y las de éste á los goba*nadores: por lo que 
s«ne|ante código, en mano de los últimos, era d gorrión del adivinó 
de Atenas. 

Acerca de los ddores visitadores, solo ocurre observar, que el 
cabildo de esta ciudad, en acia de 29 de marzo de 1588, estimaba 
la Tirita del diiMto del valle ^ debimenito de la jurisdiccicm de sus 
corregidores, compadeciéndose entonces, y alegando los muchos a- 
gravios que en día redbian tos indios; y que en real orden de 25 
de agosto de 1620 se impone silencio al oidor que debía practicar^ 
la sobre la familia que habia de llevar, convenciendo en su pre-^ 
tensión, que no se trataba del servicio, sino de los particulares a^ 
provechamientos. Su autoridad llegaba hasta la facultad de dictar 
(NTdenánzas en el distrito de la visita, de las cuales unas dadas pa- 
ra Ghlapa, fueron mandadas recoger por la inquisición de México, 
movida competenda por la audiencia, y desaprobada su ^publica*^ 
clon por el rey en cédula de 25 de abril de 698. 



CAPÍTULO 39. 

BTueTa eeiiMiiicleii de Indígenas. 

Establecido el gobierno de las audiendas de mediado el siglo 
16 en adelante, mudada la naturaleza de las encomiendas en solo 
un derecho á los tributos, formados nuevos padrones según queda 
referido, y hechas nuevas tasaciones, habia mejorado la condidon 
dd indígena; no obstante, en fin del siglo, ellos continúan en des- 
aparecer notablemente. En real provisión librada por esta audiencia 
á 1 5 de didembre de 1 572, se expresa con referencia á la provincia 
de la Verapaz, que en los pueMos de San Miguel Tucura y San Es- 

TOM. 1. (35) 



2T6 capítclo xxxix. 

pañoles, mestizos, negros y mulatos dentro de tercero dia. Y por 
queja de la provincia de San Salvadcar de haber iiei^o casas y bu- 
híos mulatos en un pueblo» se ordena en otro auto de 1 4 de jui^ de 
56 ai alcaide mñyoe, y por ocupadon ai alcalde ordinario, que se 
informen y constando de ello, derrilien dichos buhíos; y porque ios 
españoles que tienen obrages, acabada su temporada, acostumbran 
ir á vivir lo restante del año á ios lugares délos indios oon.sus U* 
Jos y negros esdavos, que a sido y es una de las causas maycH^es de 
la destruidon y asolamiento délos lugares da los indios, les com- 
pelan que salgan así á ellos como á »is n^ros, y que por ningún 
caso vuelvan con pretexto de breve tiempo, y seavednden en las 
poblaciones de españoles donde tengan domidiio* 

Otro auto acordado de 6 del mismo Junio de 36, hadando de 
las costas de estas y otras provincias del reyno, y luego de la de Sem 
Salvador, expresa lo siguiente* La experíencia a mostrado los gran- 
des daños que los indios naturales de estas provindas an recebido 
y reciben en averíos metido en los obrages de tinta añir, pues a- 
viéndose comenzado en tierras valdías de la costa y otras;partes 
donde simplemente se produce la yerva de que se hace la didxa tin- 
ta, la codicia de los ¡españoles extendió tanto este género, ocupsmdo 
no solo las tierras de los indios sino sus personas, de manera que 
lo que hoy generalmente hablando son dbrages, fueron pueblos «le 
indios ya extinctos y acabados, de que no se ye, sino solo el sitio 
que tuvieron los dichos pueblos; y otros muy numerosos de gente 
en la provincia de San Salvador hoy tienen solos los nombres de 
lugares vados de gente consumida y acabada no solo por d exesi- 
vo trabajo que les dan los obrageros, mayor que toleran las. fuer- 
zas humanas, y en tierra caliente y la mala calidad de la tinta, si 
no ejecutando con rigor y opresión por mano de sus esclavos y ne- 
gros que cargándoles á los indios el servicio que ellos deben, como 
esclavos, tratan á estos miserables como si lo fueran suyos, cuya 
crueldad es notoria. 

No es de olvidar, que en el repartimiento de alcabalas hedió el 
año de 604, aparecen entre los obrageros del valle diez y ocho ve- 
cinos de esta ciudad, que hacian tinta añil en la costa de Ctuazaca- 
pan y Jalpatagua; como también que en acuerdo de justicia de 22 
de diciembre de 626 se expone: los obrages de los vecinos de esta 
ciudad son en las jurisdicciones de los corregimientos de Escuinte- 
peque y Guazacapan y alcaldía mayor de Suchitepequez; y así muy 



NUEVA COPfSt NCIW DB KSDIGENAS . 277 

Uen puede habfaurde Míos tanto el auto tüMNrdsídcí de goUemo» que 
¥a referido» como otro de 12 de fd[>rei(0 de $8» que tratando tam- 
bién de los pueblos de Indígenas^ eonvertldos en tierras baldías, di- 
ee: en las provine^- de San Salvador, San 'Miguel, vUlá deSonso- 
nate, partido de Ouazaeapan j Escuintepeque, y otras partes de este 
distrito y Jurísdiecietü, donde a ávido pcMlacÁmes de indios, y se 
an consumido y acabado,- quedabdo desiertos los sitios de dios, 
y las tierras que les pertenecían, los dueños de haciendas de campo 
eircunvednas á ellas las tienen ocupadas Jnntaite^ite con las suyas, 
y se an aprovechado y aprovechan ddfilito y esquilmo de Iíhé di- 
chas tierras, sin averías medido, ni compuesto con su ihagestad. 
En cédula de 1 de diciembre de 40 despachada á Guatemala, se la- 
menta haberse minorado los situados en enconüendas por faltar 
los indios. 

La^ islas guanajasno quedaron libres de su últíma devasta- 
ción. No habiendo fuerzas, como debieifa haber para resguardarlas 
y alojándose en ellas los corsarios que las invadían y tomaban sus 
bastimentos, se acriminó á sus moradores, imputándoles que no 
hablan dado aviso de su alojamiento, y que abrigaban y trataban 
con el enemigo; sobre que seguidos autos, el gobernador del dis- 
trito faé de parecer que ios indios isleños de las iálas fuesen muda- 
dos á tierra firme, y vistos en acuerdos de justida de 22 de octu- 
bre de 640, se determinó de conformidad: en consecuencia, el pre- 
sidente Avendaño dispuso su cumplimiento, ordenando sacar de 
las islas la población indígena, que habla sobrevido á su prime- 
ra destrucción. Sus vecinos tenían sus ranchos, crías, sementeras 
y demás comodidades para la vida, que constituían el hogar domés- 
tico y su patria, doikle los piratas precisamente encontraban provi- 
sión de bastimentos y hadan mansión para acechar los puertos, y 
asimismo los navios que salían y entraban en ellos. Para quitarles 
pues esta mansión y los bastimentos, pareció oportuno quitarlos á 
sus naturales y quitarios á ellos, talándoles sus casas y sementeras, 
y pasándolos á la tierra firme sin costa ni auxilio para proveciese 
délo uno y de lo otro. Es el acontedmiento que se lee en acuerdo 
de la junta de hacienda de 32 de fd)rero de 1644, cuya relación 
es» que los designios del ei^migo parece fueron de volver este 
año á invadir estas provindas, y hubieran quedádose á invernar 
en \dLi islas de Guanaja, á no haber hecho sacar su señoría todos 
los indi<^ de dla^ y talado casas y sementeras. 



278 CirívüLO ints. 

Habiendo quedado tsdaí^ algnnoe en Reatan, antes Gnaya^ 
ma, y en UtUa, otro aca«rdo déla miema Junta de ii de abril de 
47 y dice. Se ha resuelto Tayan de esta ctndad sesenta homUres/y 
que el gd)«mador de la dkha proTincia baje al puerto 'de eaba^ 
Uos con otros veinte, para que en las naos que de próximo están 
surtas end puerto de Santo Tomas de Castilla, y de partida para 
los reynosde España, vayan é desidojar al dicho enemigo de las 
blas de Roatan y Vtila, donde se avisa está, y á sacar los poco»ín«* 
dios que han quedado, y á sacarlos á tierra firme. Seguidamente se 
habla de arbitrios para d costo de la Jomada, mas no para el so^ 
corro de los sacados. En auto de noddl^ramiento de comandante 
para la segunda faceion á las islas de Roatan, Maza y UtHa, hedió 
en don Juan hordoñez de Romana en 10 de marzo dd núsmo año, 
se expresa que en la primera se sacaron al pie de sietedentas ahnas: 
k) que denota que después de ella quedalnm ludiitantes en las tres 
islas, los cuales en vez de «deiensa experimentaron la confiscación y 
el destierro, y p<Nr c(»miguiente la muerte. Juarros trat. 5 cap. 9, 
tratando de las islas que se encuataran en el Golfi> de Honduras 
dice, que al tiempo de la conqídsta se hallaban hkiñ pobladas; pero 
que las hostilidades que suíHeron primero dé los conquistado* 
res, y después de los ]^tas, que infestaron estos mares, con« 
sumieron y agotaron sus pobladcmes, no quedando habitadas sino 
algunas de las Guanajas, hasta d año de 650, añade al fin del ca- 
pítulo, en que sus últimos habitadores fueron trasladados al puerto 
de Santo Tomas. 

Solórzano, autor, que escriUó á mediados dd dglo, tratando 
lib. 2 cap. 5 de los daños ocasionados por los servidos personales 
que se hablan tolerado, dice: son causa de que los indios se vayan 
consumiendo y acabando con las opresiones y malos tratan^ntos 
que reciben, y las ausendas que de sus casas y hadendas hacen, 
sin quedarles tiempo desocupado, para atender á sus grangerfas, 
ni al sustento de sus mugeres ni hijos, de que depende su conser* 
vadon y aumento. Tratando de los mismos servidos en el quinto 
lugar, dicc! atenta la rendida y humilde condid^ de los indios y 
la grande codida de los que los piden, no hay males por grandes 
que sean, que no se puedan temer, y la ordinaria experiencia no 
haya manifestado en vejación, opresión y menoscabo délos Indios, 
sin que las muchas leyes bast^ á remediarlos. Mas adelante, es- 
cribe: se van multiplicando los españoles, y menoscabando loe fn- 



NUEVA CONStNCION Dfi INDÍGENAS. 279 

dios. Al cap. 9 linaiscribe las ügaáerOes palabras de una cé(kila: 
los trabajos que los indios han padecido y padeeen en estos ingé^ 
nios de azúcar es muy grande, y causa de que se hayan consumid 
doy acabado en él muchos. Al cap. 14 hablando de la dureza de 
1m servicios, y del poco tiempo que dcjsd^an á los indios hacer vi» 
da con sus mugeres, dice; siempre he oido decir á varones, euerdos 
la gran diminución en que han venido. En el cap. 19, refiriéndose, 
al testimonio del obispo Zapata, que lo fué de Oiiapa y Guatemik 
la á princifUos del mismo siglo, nota unas palabras suyas, en que 
afirma, que los indios eran menos en número, y mas pc^s que 
nunca. En el lib. 3 cap. 33 se pue^e y debe considerar, diee, el 
presente estado en que hoy tenemos ios indios, que en todas partea 
se hallan muchos menos de los. que solía, aver; y mas adelanjte, en 
el propio, capítulo, atribuye á esta caúsala gran diminución áque 
han llegado Jas encomiendas. 

Ximen^z, stutor que escribió Cí<»n^?ado el siglo 18, al referir, 
lib. 4 cap. 3, que el cuerpo principal de ia^cimí chol compren- 
dió antiguamente lo que después han sido curatos de Chiquimula, 
Esquipulas y C^aguastlan, expi*esa: que estos pueblos estaban á 
la sazón imiy deterioradosy ademas de los muchos que consumió la 
guerra de la conquista. En el cap. 66, hablando del resto de cho- 
tes regados en lac^dia^ela Verapa^de^de las montanas ddíM*^^ 
fo, y refiriéndose al rio, que desagua en él, expone: que el brazo 
que baja de Cahidx)n, y es el mas caudaloso, estaba mas poblado: 
luego, haciendo mención de los pueblos de San Andi*es Polochic, 
decanta Catarina Jocok>^ Amatique, pueblo distinto del comarca- 
no á Santo Tomas, Tucurú, T^jQj^cim y otros situados á la inme^ 
diacion de aquel lago, todos,, dice, se han acabado, ya de invasio^ 
nes de enemigos, ya de enfermedades. Remesal lib. 11 cap. 21, 
describiendo el sitio de Cabal junto á este rio, expresa, avia sido 
población de indios. El mismo Ximenezlib. 5 cap. 32, hablando 
del rio Yaxal, brazo que por esta parte da nacimiento al de Zaca- 
pulas, diee, que también se llamó Pusitiá por un pueblo que hu- 
bo alii de «se nombre. 

El propio escritor lib. 4 cap. 3, hadeüdo mención de los Acá- 
tanos, nación situada antes entre la Verapaz y el Lacandon, en 
que según queda expuesto el gobernador de aquella provincia ahoi^ 
có 80 caciques á m^a^os del siglo 16, literahnente dice: ya de los 
Acalcies no hay memoria. lluego, con respeto á los laeandones, re- 



/ 



y 



278 Gi^irtLoixia. 

Habiendo quedado tedaí^ algnnoe en Rottan, antes Gnaya-' 
ma, y en UtUai otro acaordo déla miflmajnnta de ii de abril de 
47 y dice. Se ha resuelto Tayan de esta dudad sesenta hombres, y 
que el gobernador de la dkha proThieia baje al puerto de caba^ 
líos con otros veinte^ para que en las naos que de próximo ertán 
surtas end puerto de Santo Tomas de Castilla, y de partida para 
los reynosde España, vayan á desalojar al dicho enemigo de las 
islas de Iloatan y Vtila, donde se avisa está, y á sacar los pocos in- 
dios que han quedado, y i sacarlos á tierra firme. S^iuidamente se 
haUa de arbitrios para d costo de la Jornada, mas no para el so^ 
corro de los sacados. En auto de noddl^ramiento de comandante 
para la segunda faodon á las islas de Roatan, Maza y UtHa, hedió 
en don Juan hordoñez de Romana en 10 de marzo dd núsmo año, 
se expresa que en la primera se sacaron al pie de sietedentas ahnas: 
lo que denota que después de ella quedabaon hiMtantes en las tres 
islas, los cuales en vez de deiensa experimentaron la confiscación y 
el destierro, y p<Nr consiguiente la muerte. Juarros trat. 5 cap. 9, 
tratando de las islas que se encuataran en el Golfo de Honduras 
dice, que al tiempo de la conqídsta se hallaban hksñ pobladas; pero 
que las hostilidades que suíHeron primero de los conquistado- 
res, y después de los piratas, que Infestaron estos mares, con« 
sumieron y agotaron sus pobladcmes, no quedando habitadas sino 
algunas de las Guanajas, hasta d año de 650, añade al fin del ca* 
pítulo, en que sus últimos habitadores fueron trasladados al puerto 
de Santo Tomas. 

Solórzano, autor, que escriMó á mediados dd dglo, tratando 
lib. 2 cap. 5 de los daños ocasionados por los servidos personales 
que se hablan tolerado, dice: son causa de que los indios se vayan 
consumiendo y acabando con las opresiones y malos tratan^ntos 
que reciben, y las ausendas que de sus casas y hadendas hacen, 
sin quedarles tiempo desocupado, para atender ¿ sus grangerfas, 
ni al sustento de sus mugeres ni hijos, de que depende su conser* 
vadon y aumento. Tratando de los mismos servicios en d quinto 
lugar, dice: atenta la rendida y humilde condidon de los indios y 
la grande codida de los que los piden, no hay males por grandes 
que sesín, que no se puedan temer, y la ordinaria experiencia no 
haya manifestado en vejación, opresión y menoscabo délos Indios, 
sin que las muchas leyes basten á remediarlos. Mas addañte, es- 
cribe: se van multiplicando los españoles, y menoscaban^ loe ín- 



NUEVA CQNStNCIOK Dfi INDÍGENAS. 279 

dios. Al cap» 9 tramcrifoe las siguieiites palabcs» de una cédula: 
los trabajos que ios indios han padecido y padecen en estos ingé^ 
nios de azúcar es muy grande, y causa de que se hayan^ consumid 
doy acabado en él muchos. Al ee^. 14 hablando de la dureza. de 
los servicios, y del poco tiempo que d€ji^)an á los indios hacer vi- 
da coQsusmugeres, dice; siempre he oído dedrávaroi^s. cuerdos 
la gran diminución en que han venido. En el cap. 19, refiriéndoseí 
al tefttimcmio del obispo Zapata, que lo fué de Oiiapa y Guatema- 
la á princifUos del mismo siglo, nota unas palabras suyas, en que 
afíi*ma, que los indios eran menos en número, y mas pcdn'es que 
nunca. En el lib. 3 cap. 33 se pue^e y debe considerar, dice, el 
presente estado en que hoy tenemos los indios, que en todas partea 
se hallan muchos menos de los que solía, aver; y mas adelanjte, en 
el propio, capítulo, atribuye á esta causa la gran diminución á que 
han llegado las encomiendas. 

Ximenez, stutor que. escribió omien^ado el siglo 18, al referir, 
lib. 4 cap. 3, que el cuerpo principal de lardón chql compren- 
dió antiguamente lo que después han sido curatos de Chiquimula, 
Esquipulas y Ci^aguastlan, expi*esa: que estos pueblos estaban á 
la sazón imiy deteriorados^ ademas de los muchos que consumió la 
guerra de la conquista. En el cap. 66, hablando del resto de cho^ 
les regados en la c^tílSLie la Verapag_dfigde ks mont^iñas delí^^ 
fo, y refiriéndose al rio, que desagua en él, expone: que el brazo 
que baja deCah^x)n, y es el mas caudaloso, estaba mas poblado: 
luego, haciendo mención de los pueblos de San Andi^es Polochic^ 
de Santa Catarina Jocok>; Amatique, pueblo distinto del comarca- 
no á Santo Tomas, Tucurú, T§i)^^um y otros situados á la inme* 
dicción de aquel lago, todos,, dice, se han acabado, ya de invasio^ 
nes de enemigos, ya de enfermedades. Remesal lib. 11 cap. 21, 
describiendo el sitio de Cabal junto á este río, expresa, avi^ sido 
población de indios. El mismo Ximenezlib. 5 cap. 32, hablando 
del rio Yaxal, brazo que por esta parte da nacimiento al de Zaca- 
pulas, dice, que también se llamó Pusitlá por un pueblo que hu- 
bo alii dehese nombre. 

El propio escritor lib. 4 cap. 3, hadendo mención de los Aca- 
lanos, nadon situada antes entre la Yerapaz y el Lacandon, en 
que según queda expuesto el gobernador de aquella provincia ahor- 
có 80 cs^ciques á m^a^os del siglo 16, literahnente dice: ya délos 
Acalcies no hay memoria. lluego, con respeto á los lacandonesi re- 



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J 



280 aFmjM XXXIX. 

flriéndose Igaálfiieiite i fines dd li^ 17^ eserfte: cu^o d^ los la-r 
candones avia alguna gente. £n <irden á los pueUos déla piovin»' 
€ia de los IJanoi en Qüapa» eq^eciflca en el cap. 65 machos wa* 
sumidos del todo» y otros solamente disminuidos. Entre los prime* 
ros coloca á Tecnluta anexo que era á Copanaguastia acabado d 
año de 1640: d mismo Copanaguastia acabado en 1645» trasl»* 
dándose una imagen de la virgen dd Rosario muy venerada á Zo* 
socaltenango, pueblo antes gvande, y entonces pequeño. Desapa»^ 
redó también d año de 665 d de Tríale, que le era anexo: igual- 
mente pereció el de Guapa en 660» de tanto gentío intesy dice, que 
era denominado Tepanguapa, camino real para Esculntenango, 
que en la misma forma quedó dederto. Lo pro]^ afirma de Qtu- 
ta, pueblo del curato de Acalá: como también dd de Aquespala, 
el primero enía entrada de los Llanos; y dd de Zacualpa, Santa 
Luda y Chalchitauy acabados en 1698. Entre los disminuidos nu- 
mera á Istapüla, Fiaula, Conefca, Bitatan y otro Aquespala anexo 
á Escuintenango. 

Otro motivo de desaparidon de los indígenas puede bailarse 
en la deserdon de sus pueblos» y en la emigracicm á los desiertos. 
Se ha visto cuanto lamenta Remesal, que naturales acomodados 
en pequeñas reducdoneSy trasladados y avecindados en pueblos ma- 
yores, los abandonaron, no volviendo á reconocer los unos ni los 
otros; y siendo éstos muchos y no resultando en otros lugares, ¿qué 
puede pensarse sino su retiro á los montes y retorno á la gentir 
lidad? 

La distribución dd reyno en treinta y dos provincias, hecha 
mediado el siglo 16, de que resultaban otras tantas gobernado- 
nes, alcaldías mayores y corregimientos, era ya embarazosa me- 
diado el 17, á consecuencia de la diminución de la poUadon indí- 
gena, que no podía ya sustentar otros tantos gobernadores, alcal- 
des mayores y corredores, y hada necesaria una reforma, que se 
practicó, uniendo las provincias menores á las mayores, y suprimien- 
do muchos corregimientos: por lo cual de veinte y dos que había 
de provisión de la audiencia, quedaron solamente trece. Sd)re e- 
Uo hizo mudm contradiodon Francisca Homero Bako^mo, vecino 
particular de la capital, representando al rey vivamente contra la au- 
diencia y extendiéndose á otros puntos, en un memiNial concebido sin 
duda con mas zelo que acierto, de que se hendió la audiencia, y que 
se imprimió en España. lEU ayuntamiento 4e esta capital emprendió 



CAP. XL.-^BMnUBA áL CHOL. 281 

h defeitta dé esta Última, y drey en eédsdade 9^ deiArfláel643 
prevtoie qoe en la refonna de ios trece cor^^imientos no se haga 
noTedad; y m real orden de 8 de setiembre sigoientey expresa qué 
su magestad queda con mny particular cuidado de n^rar por el cré^ 
étto^ y autoridad de este tribunal. Era de desear que semejante de¿ 
damacicm hubiese tenido efectos mas importantes. Todavía en 99 
de diciembre de 49, y 30 de ei^ro de 52, gobernando la audlen* 
dSi, se Ten librados dos nombramientos de alcalde mayor, uno pa^ 
ra el partido de Turrkiba y puerto de Suerre en Gosta-Btea, y o^ 
tto para el de Pacacúa de la misma provincia. 

Juarros trat. 4 cap. 8, habla de esta supresión decoiregfmien- 
tos, y dice: habiendo decaído la pobladon de la provincia de Cos^ 
ta-Riea se extinguieron los corregimientos de Quepo, Chirripo, U- 
jarraz, y Pacaca, uniéndose al gobfemo de C¡osta-Rica de ótá&x de 
S. M. por los años de 1660, ó poco después. También se unieron 
por este tiempo bí gobierno de Comayaguael corregimiento de Ten^. 
coa, y al de Nicaragua los de M(mlmbo, Chontales, y Quezalgua-* 
que. A prii^pios dd siglo 18, prosigue, se extinguieron las al- 
caldías mayores de Amatique y San Andires déla Nueva-Zaragoza, 
y algunos años después, de los corregimientos de Escuintia y 6ua- 
zacapan se formó la alcaldía mayor de Escuintia , y de los ^ Atitan 
y Tecpanatitan la de Solóla. Pero en el año de 694, en que fueron 
requeridas todas las alcaldías y corregimientos por auxilios de di- 
nero, bastimentos y caballos para la expedición al Lacaudon, ya 
se echa menos la alcaldía mayor de Amatique, subsistiendo separa^ 
dos el de Acasaguastlan y Chiquimula solamente: por lo que es 
visto, que la supresión de corregimientos tuvo efecto casi en todas 
las provincias en el transcurso del siglo 17, como un efecto de la 
despoblación indígena. 



CAPITULO 40. 

Entrada de les padres dmnínlees 

en el Cltel. 

La costa de Tesulutlan, no es en 1602 lo que fué en 1502. 
Bobeada entonces la tierra firme y sus islas de gente marítima y 

TOM. 1.' (36) 






7 



282 CAPÍTCLO XL. 

mercantil que Colon encontró cruzando el océano, ella, según se 
^á Visto, es empobrecida y asolada antes de la conquista d^de Gu** 
ba por Diego Yelazquez con el sdteamiento de esclavos: aterrori- 
zada y dispersa al tiempo de la conquista por (^rtés con el tránsi- 
to y vejaciones de su ejército; y despues^de la conquista, asolada 
^ hasta el extremo por soldados de Pedrarías, y así mismo por los 
Montejos,padre é hijo, con nueva presa de esclavos y otras vejado- 
nes. La población fugitiva que escapa y sobrevive al exterminio, re- 
ducida á tribus errantes sin sociedad, sin edificios, sin sementeras^ 
sin troges, sin corrales de cuadrúpedos, »n jaulas de aves, sin 
utensilios de labor y de industria, se haUa en la inclemencia, en 
la indig^cia, en el sobresalto, sin asiento, sin seguridad, sin re- 
poso, incapaz de domicilio y de propagación. Desaparecen los tem- 
plos, las ciudades, las provincias, y aun los huertos y caminos; y 
la tierra antes habitada y culta, se cambia en dilatados desiertos: 
y bosques apenas interrumpidos por rancherías volantes, sin otros 
nombres que los de familia, ni otro título de nación que el de 
Choles: no ya valientes é industriosos sino tímidos y sal vages. iH€k 
aquí un nuevo indigenatol 

El problema déla degeneración délos indígenas se ve en ello» 
decidido á cabo de un siglo. Ya habia sido resuelto en general p<»r 
el obispo Casas en la raz. 2 del 8 remed. cuando dice: son los ín* 
dios tímidos y pusilánimes, ó por mejor decir, las crueldades que 
han en ellos cometido los españoles les han entrañado el miedo en 
los corazones, que los han convertido casi en natura de liebres, 
y hecho degenerar de ser hombres. Condillac, hablando de lascon- 
geturas en materia de historia, admite su uso, cuando las causas 
son por su naturaleza eficientes de los sucesos: por ejemplo, cuaa- 
do ellas inducen en los hombres cierta necesidad, y la necesidad 
un carácter particular: con que siendo inducida en los indígenas 
por la persecución de los españoles, la necesidad de huir y ocul- 
tarse, ¿qué duda cabe, en que la fugacidad y privaciones prolon- 
gadas por ellos hasta la habituación, que constituye el estado sal- 
vage, sea una degeneración y un carácter nuevo, que adquirieron 
con la hostilidad de sus opresores? 

Como aquí se describe la suerte de los indígenas en tiempo de los 

españoles, naturalmente somos llevados á hacer distinción éntrelos 

que se sugetaron á ellos, y entraron en sociedad y vasallage suyo, 

de quienes se ha dicho ya lo bastante; y aqudlos que huyendo de 



ENTEADA AL CHOL. 283 

BU sodedad y vasallage» por su misma fugacidad carecian de li- 
bertad y sociedad, y suMendo toda privación, caminaron ala bar- 
barie, de los cuales se sigue dar alguna idea. De este género es la 
nadon que ahora se presenta: por io que al comenzar su historia, 
es bi^i advertir, que no debe Juzgarse de los aptiguos cheles por 
los actuales, indistintamente denominados (lacandones^ y que se 
habla de unas tribus errantes, mas y mas selváticas, tales como 
dd)ian resuHar de un estado tan violento. 

El fué obgeto de la compasión de los españoles, y del zelo de 
los padres dominicos, que tenian la administración religiosa de la 
Verapaz. De tiempo en tiempo, dice Remesal lib. li cap. 18, acu- 
dían á Ccjiabon algunos de estos indios, y los religiosos los acari- JJ > /^ 
ciaban, dándoles agujas, cuchillos, tigeras y otras cosas, y tratan- '^^/V ^ ,0 
doles materias de religión. El año de 1 594 ocurrió entre otros Ahuz- ^ Cll^^t ¿ 
Mgp cadque de Q£l<^> que se detuvo en recibir la fé cristiana por , k^'* ■- *' 
d temor de otros caciques de las tribus, ó pueblos comarcanos. El 
obispo de la Verapaz don Juan Fernandez Rosillo dispuso un men- 
sage á ellos^, enviando á un indígena de Gahabon, que sabia leer 
y escribir con una carta, en que les mostraba amor y voluntad, y 
exortaba álafé, remitiéndoles ademas, machetes, cuchillos y co- 
sas semejantes; á que los choles correspondieron con presentes de 
\ cacao, y achiote, agradeciendo su buena voluntad, y reservándose 
el ddiberar en materia de religión. 

El p. Esquerra, pasado tiempo, tuvo la resolución de enviar /" ■■ 
á rc^ar á los caciques, que se viniesen á ver con él en Gahabon, y '\; 
en efecto vinieron 40 de seis pueblos, quienes escuchadas algunas ^ 

razones en su idioma, se volvieron indinados á abrazar la fé. Estos fu r^ ^ f 

pueblos eran el de [Ciiculi que va mencionado al norte á 23 leguas ♦ ^r ^"^ ' 
de Gahabon, el deiManch^ mas adelante á 15 leguas con den ca- -^ 
sas, el de HixiL al mediodía con 17, el de ÍVfatzin al poniente con ^ 

30, el de Ixbox entre poniente y mediodía con 25, y el de Tahxa 
con 22: cada casa, advierte Remesal, es una familia con hijos y 
nueras, nietos, cuñados y parientes. 

£1 presidente, doctor Alonso Griado de Gastilla, habida noticia 
de ello, envió para que se les diesen 40 hachas, 40 machetes y 40 
sombreros, con que se aflciimaron mucho los caciques. Sin em- 
bargo, no se determinaban á abrazar lafé, porque entendier<m, di- 
ce este escritor, que luego en redbiéndola, avian de entrar espa- 
fioles en su tierra, que era gente muy cruel, y los avian de tratar 



yf , 



/ 



cumuLo u* 

HMl á ellos y á 111S hl|os y nmgares, y que los a^ian de iai^ 
botoB intxilenblct y aervirse cUflos, saoéndoloft da ana tierral» y 
Uevándalas cargadas aray Vjo». 

En 1602, eontínúa ReoM^al, dispiiso el padre Esquerra eoiid 
p. Cipriano, igiafanente perHa en los idiomas, bacer jomada d di^ 
oboa poeUo6« En Goeol fueron U» recibidos da su cadqua Zelut 
A y /"fr Atoo, y á él acudieron ka caciques deles atros pueUoa, con ipikr 
nes habidas largas plátiom y aHanadas difiouitadea, lados Yb^ 
ron en ser criattanoa, y pUieron aoaestios que los ens^asen^ Los 
padres reparttecon doce indios Uen instruidos de Gahab<m en l09 
seb pueblos. £1 cadque de Guoul, Zdut Ahao, que tsa el bautísma 
se faaUa de llamar Diego Ahao, luego eomoiióé uaur deestenomr 
bre, y fué denominado don Diego. Entre tanto, quedando en la 
^ misión el p. Cipriano, bizo viage el p. Esquerra á estacapltal. El 

presidente recibió muebo omtento de lo que se babia addantado en 
día; y oonw loa pp. entre otros gastos badán d de ropa para en^ 
brir hombres y mugares, les dló 400 tostones de tributos vaco» 
para ayuda de costa, y pidió que le trajesen algunos délos todlo» 
infieles, para verlos y regalarlos, y que con esto los que estaban 
en los montes perdiesend miedo que teman álos españoles, y asé 
echasen de y& que no se pretendía sino su bien. 

Puso en aprieto al p. Esquerra esta petidon; pero, cuai^ 
menos lo pensaba, lo persuadió tanto á los cboles d p« Cipriano^ 
í que consiguió venir á la dudad con Chi(^dmul, cadque de.Mateiu, 
Uamado después don Juan, y otros dos indios; y fué mueho d oon*t 
tentó que causó su venida: los pp. los llevaban por las callea, y 
no se podían valer con dios: en todas las casas que entraban lais 
regalaban y daban bug^as de Castilla: en particular d p^resídente 
se bdgó de verlos, los regaló mudK>, y los vistió de seda, y laa 
dio vestidos y gatas para sus mx^eres. El buen tratamiento y regat 
lo que á estos indios se hizo, fué cauaade que dundo dloakivudb 
ta, vinieran otros: uno fué donDiego Ahao, cacique de Cucul, y d 
^ otro don Juan Aychichen, cacique de Manché, con otros cuatro^ que 
viniercm en su oompañia: hubo tan¿)ien en la ciudad mudux con- 
tato con dios, y el presidente los regdóy vistió comoó loaatroi^ 
con que vdvieron gozosos á su tierra. 

Los pp. Esquerra y Cipriano volvienm tandñen al Cbd» y bar 
dendo mansión en los púdoos, descubrieron en eada uno» diae 
fiemesal^ otras mudáis casas, ademas de las queipa' dichas^ con 



r ' 



ENTBADA AL tMil. 289 

cantidad de gfinte; y con el tiempo exteodiéron íbii midon á otares 

fmta» pmUm{ el de Seourift al poiúeídsde HaneU^ioafl addaib* 

t« el d^ Cbgsi^tefi^ ^^ cien casad, j ¿ la InaiediBdf»! ddnM y el ^ '^ ^^^ 

olMloa de XsidL£J[Maio: los cnaks^jegnii lelacioB deXimeBcz lib* ^ '^'^ 

4 .eap« 68» ap«recem yiTrediieidoe á k fié d ano de 1622; y no deja 

de Uamar taateiickm» eomo despees de despullada la tierra^ ana 

ae ebCMüran en tan eorladistrlto dks poieUos mas ó menos men 

mensos* Así es, que agiendo stt asásic&cía número de sao»do*í 

te» se hizo vicaria de to^ ellos, federe este escritor lib. S^ eds^é 

16, y se estaUeciá convento en el de Manché en eapttnlo piovin-t 

eíiil 'de 15 de enero de 26, con voto ^ kw capítulos. 

Halláncbwe les pneUos de la vicaria, eseí^ el propio Xinie* 
nez, quietos y sosegados, y pareciendo al p. ir. Francisco Moran, 
que ya era tiempo de que su Mag* se aposesiottase de ellos, pam 
quien los avian Juntado á eosta de. tantos^ gastos y tridnjos do 
los re1%iosos, llamé A alcalde mayor dte la Varapaz, que á la sa« 
zonera Juan Santiago deVelaseo, para que en nombre de sa Mag. 
tomase la posesira de aqueUos pueUos, eomo lo hizo, tcMnándcda 
del primero, que fué San Francisco Joemo, en 3 de dkáeml»re dd 
mismo dAo de 38, y de los d^sras los dkis siguientes. 

No fué menester mas, para que se perdiese la confianza. Loa 
/mitanes, rama de los itzapetenes, y los n^mos itipnot, fronteros 
suyos al snde^, recelando que las entradas de los padres libasen 
á sus pueblos, tenían á mal, y vituperaban á los pueblos redueidoi 
el que se hubiesen sngetado á los españoles: con lo qué muchos 
mancheses de diferentes pueblos seducidos dejaban su casa, y su 
pueblo, y huyeron á los montes. 

£1 p« Moran, con deseo de recobrarlos, salió á las montañas, re^ 
disjo á mn^os, y ganó otros. Los mopanes é itzanos de la seducción 
pasaron á las amenazas: lo que infundió reeelo á los padres; y d 
presidente que entonces era el doctor Acuña, para prestar resguardo 
á aquellas reducciones envié veinte hmidures, y por cabo de ellos 
á don Martin Alfonso de la Tovüla, dcalde mayor que habia si¿ 
do de la Verapaz. Coffria el año de 1631, y afines dd, enunano- 
die aooraetiaron mas de mil enemigos, ¿toe Ximenez, los cuales 
mataron dos españoles de la escolta, y otros in^os que les hide* 
ron resistencia: con lo cual ahuyentaron á unos, y llevaron otros. 
tOJalá se hubiese extendido este presidente á levanter una fortale* 
^ m k» Umitea del pato sometido y pacttcado, según el dieta- 



/ ' . / 



280 oipítclo xl. 

men del obispo GaiMuil 

En fin, ujhnos con este trinnfoy Tolvieron é princí]^os del año 
siguiente: dieron sóbrela goamicion en una madrugada: puderon 
en fuga á los españoles, que sorprendidos huyeron sin armas, dice 
el propio autor, porque todos las dejaron. £1 padre Moran, que 
guardó mas deteindon, apenas escapó ^(«uramado en un árbol, y 
tomó el camino para Cahabon. Los vecinos de Manché, unidos á k» 
invasores, se apoderaron de todo, quemaron el pueblo, la iglesia y 
casa de los padres: lo mismo hicieron los otros pueblos, y dejaron 
los lugares desiertos. 

Gage, que en Guat^nala estuvo de dominico, en la p. 3 cap. 18 
y 19, dice, que acompañó á Moran en jomada semejante, y no con- 
vide en la derrota de los españoles, sino solo en su retirada. Mas 
sea como ñiere, he aquí el éxito de la conquii^ de Mau^H en el 
€hol: diez pueblos antiguos dispersos, asolados y desiertos: sus 
vecinos fugitivos ^ los montes, inhabilitados para asociarse, inca- 
paces de domldlio; y por aquí es de inferirse la suerte de otras ex- 
pediciones subsiguientes de los mismos religiosos en el propio país, 
una el año de 40, otra en el de 72, y otra en el de 85. En la pri- 
mera el profáop. Moran, cuenta Ximenez lifo. 5 cap. 7, recojiendo 
muchos de los dispersos, restableció tres pueblos, á que viniendo 
otra escolta española para guarnecerlos, á pesar que puso en fu<^ 
ga otros invasores, quedando dueña del campo, le diñaron el suyo, 
quedando solos los sacerdotes, que se volvieron á la Yerapaz con 
los soldados victoriosos. 

En la segunda que, según el propio escritor cap. 28 á 39, enn 
prendieron los padres Torres, Delgado y Gallegos, todos sugetos 
distingíddos por su grado, virtud, letras, idioma y padecimientos, 
penetrando mas en las montañas, lograron juntar pueblos; pero es- 
tableciendo en ellos el alcalde mayor Sebastian de Si^vera y Án- 
gulo los repartimientos hasta el extremo de exigir por un machete 
tin xiquipil de cacao, que eran ocho mil granos, ó porción equi- 
valente de achiote, con otras extorciones, los manase»» ayudan 
dos de un pueblo vecino los Yaxanos/ se alzaron, y caminando so- 
bre los otros cuatro pueblos cercanos á ellos, los dispersanm; y los 
otros tres de la entrada en que se hallaban los padies, sobreviniei^ 
do una peste, en que murienm corto cuatroicientos líiños, se dis- 
persaron igualmente sin que valiera arbitrio para det^érlos, vol- 
viéndose solos los padres para la Yerapaz con sus ornamentos y 



ENTBáBi AL efiOL. 287 

recados de dedr misa: lo dual sucedió andando daño cte &2. 

En latercera, que hicieron el año de 85 los padres Gano, el 

mismo Delgado y otros, sugetos también distinguidos. y peritos pof 

prínc^ios en el idioma chol, hallaron estos naturales mas remont 

tados que nunca. Andando en esta solicitud, dieron om la ranchet 

ría de Agustín Cucul, descendiente de xm caeique de este nombre^ 

que al verlos se enfurecié en tal manara, que tomó el arco y la fle- 
cha para dispararies; pero acudieron á impediatlo los indígenas de 

jCahabon, que iban á su resguardo en número de veinte, y daba tai^ 

descompasadas voces de indignación, y hacia tates. extremos, que 

no pudiendo contener su fária, sino atándolo, todavía atado, sin 

dejar su altivez, hacia esfuerzos y daba vqc^s, diciendo unas veces 

qué viniesen á matar aquellos padres^ y otras, que huyesen porque 

los padres no los cojiesen. Huyeron muchos, y solo pudieron redu< 

cir á treinta personas, que llevaron conaígOy y al cacique enviaron 

á Cahabon, porque no les estorbase. / / 

Por este estilo juntaron hasta trescientas personas, para formar / ' ' * *^ i 
un pueblo que llamaron San Lucas, que se aumentó todavía mas V , /;, y- 
con otras familias: entre ellas contaban los jjectanes, uchines, ií- y v/ , /, / 
chalnées, canteen, canat^ipes, placea» chiyíjiypanáes, chunquices^ ^' \, ' 
matcines, y otras varías: de las cuales era una la del. cacique don 
Martín Matcin, que tenia una hija de doce años llamada María, de / 

tan feliz memoria, escribe Ximenez cap. 46, que á la segunda vez, ^ / ^ 
que oyó la doctrina crístíana, la decía toda con admirable expe- 
dición, sin tropezar en ningún término, y después se conoció mu- 
cho mas esta habilidad, porque predicándoles unos sermones muy 
largos en que se les daba razón de la creación del mundo, del pe» 
cado de Adán, las penas en que hablan incurrido los hombres por 
su culpa, las promesas que hizo Dios á Abrahan, á Daniel y á los 
profetas de la venida del Redentor al mundo, su venida, su muer- 
te, resurrección, etc. la muchacha estaba oyendo con mucha aten- 
ción lossernumes, y luego los repetía todos, y Jos nombres propios 
de los Santos, que se habían nombrado con admiración de los que 
vimos aquella maravilla. >/i ¿^ j 

En fin, el pueblo./ácabó Incendiado una noche, acertando los pa- 
dres á huir desnudos,, para escapar la vida el año de 89. Los caha- 
bones, por no ser requerídos, para acompañar á los padres en nue- 
vas entradas, pidieron lieencía para entrar á sacar á los desertores 
del pueblo incendiado, y poblarlos adentro de la Yerapaz; y seguido^ 



y ^ 



/' 






A. 



/* 



28S CAP. XIi.-«*EI!ITB<ADÁ AL CHOL. 

expedienteOM audiencia dd fiscal^ y voto dci icncrito» etoeriBé d 
j^reaMeolte Barrios la tteenda, costeando y ordenando en partidas el 
ideaMe mayiNrdQtt José Cabro de Lara 160 indígenas, que en tres 
entradas saeares cosa de 800 dK^ los cuales faer^m sttoados el 
año de 90 en el Talte de Vjgn^ entre Ba^naJ j.Jíi|í J||¡BUnida, 
donde hoy existe d páeblo de S arta Qp jMdCCbaL^ 

Los feligiosss conodefon en tieaq^ la inntlUdaá de sm i^emes 
y la neceddad áe otros elementos para d intento de la conquista 

y dvilizadon de a^pidlos naturales. PrqpoBia», diceXimenez cap. 
/ 4S, d estableciniiento de una pobladon española en lasJtoOfflin^d^ 

{r :[' V ; ^Mandié, que skviese.de escala para la^^i q pe rt a r a. ñf un camino A 

Vucatan, saHendo por un rio fauned^i^ á c^jtca^ jfNCjBaí^alPir} y ^ 
susdiar un oomerdo redprooo. loq^renéOé la primera irez su des^ 
cdnrindento, escrOie este autorlibb 4 cap. 68, d pr fir.GaMdSa* 
lazar, aTiáadose á su co^ y U^an^ hasta el rio, ya prevenidas 
las canoas, no pudo embarcarse, porque d bastimento que dejó m 
Gahabon no quisieron llevarlo los indios, por que no se les oblígase 
á abrk d camino^ 

La segunda vez se empreníttó de orden dd presMente, y ftiaron 
tantos los servidores, que á tnfota hondMres se nombraron tenten* 
te general, maese de campo, capUanes, sargentos y cabos que hi- 
cieron alto diez leguas antes dd lugar á donde había llegado el p. 
Salazar, y pidienda éste cuatro soldados que siguiesen en su eompa* 
ñia, pusod general pena de la vida por traidor al rey al quek) in- 
tentase: con quiB hubi^^n de volverse todos, y gastarse en vanó d 
aver real. 

Ocupado Salazar en su propósito, dirigió á. la audiencia tm me* 
morial, suíéeha 20 de diciembre de se, ea que representa: que laVCi^ 
rapi^ y Zaeapulas esti^Mm akladas, cada una en la i^eesidad de s»< 
lir por d camino que se entn^: que las tierras intennedias entre 
Yerapaz y Yucatán sobre Campeche, eran todas de cacao y adiiote: 
que eran tan buenas y mejores, son sus palabras, huertas de cacao 
y achiote, que minas de oro y plata, porque éstas consumían h» 
indios y las otras los sustentaban; y en fin, que á solicitud dd ca«" 
büdo secular, nobles y plebeyos de Mérida, avia enviado S. AL cé- 
dulas al gobernador deYucátan para que abriese camino á esta pro* 
vincia de Guatemala, y que ningún gobernador ponía en ello dili- 
gencia porque en sabiendo S. M. que estd>a abterto, sugdaría aqud 
gobernador á esta audiencia y chandllería, lo que iban ^liCisumdOi 



r- 



ENTRADA AL CHOL. VO 

porqiieeoii la iiiay(Nr distaqda que s?ia á HéKieO| no podían acó* 
dir los pobres con sus quejas y apelaciones^ Acerca del trato del 
acbiote, escribe Villagutierre lib. 3 cap. 2, que no teniendo ningu- 
nos pies de esta planta los indios de la Y erapaz, lolo del qne rea« 
oataban del Chol, saliap todos los años por la Yeracruz y castillo 
del Golfo sobre 36 mil libras; y Ximenez lib. 6 cap. 37, hablando 
éA comoRio de este género que hada A alcalde mayor Sottvpra, 
ÜDtf que solo una remisión le vallé en la Yeraeras M mil pewaj / 

El designio dd camiBO proyectado obligó también al p. Meta» 

á'hacer jiNrnadapor tierra á Yucatán, y dio su derrotgrp^Mta^Si:*^ 

ealar. Después la emprendió d p. Delgado por tie¿ra y por agua^ 
sacando letras del presidente Esixibeio para d¿)beniad(nr de aque^ 
lia provincia; Exjptení en la rdadon de su viage, transcriba por 
Ximenez cap. 3a, su lecha en Bacalar á d6 de^ setiembre de 677, / / 

que á cuatro dias ds camino de ManiM llegó á la rancharía del ca- 
dque liarte Pe^ toatigoa al rio X/aui» verosímilmente el mismo 
que Juarros llama Chaxal y el mapa del estado Jabón, donde se 
embarcó en una piragua. Nombrando los rios que bañan la costa 
per aqudla paite hasta Bacalar, mendona entre dios uno que lia-' / / 
ma $aHx, y Ydenzuela que escribió d año de 06 cap. 4, copió Ya,^ i ! \ 
^: señd de que es voa originaria. 

La pd)lacion de españoles y camino que loi religiosos anhela^ j 
han y ]^ocucaron por tanto tiempo y con tanto añm, no solamente 
hd>ria& aprovechado para su comunicación y comevcio con Yucatán, 
mas tao^len habrían servido de resguardo y defensa á los dieá 
pueblos hasta entonces f(Hrmados^ que componían la vicaría de Man^ 
dié; y así resguardados contra las irrupciones de iufides, la mis- 
ma fortaleza y presidio de la pd>laeion habrían servido de escala 
para nuevas entrfidas y reducdcmei^ pero no reattzados los cami* 
nos, ni verificada ia población^ imposible era pasar addante, ni 
eonsorvar lo adquirido. 



/v 



/ 



.>■ 



\A^ 



TOM. 1. (37) 



I 



29a 

C.\PÍTÜ10 41. 

« 

* 

Slntrada de firaaieiscaiios en TegiusAlpa. 

y Telegalpa* 

Con el aoBibre de Tegnzgalpa es conocida por Vázquez la ex- 
tRBildad oriental di la costa de HoBduras, yconddeXologalpala 
costa oriental de Nicaragua, Undantes eatre s{ 7 divididas por el rio 
Yare, llamado de Segovia. ünacédnla que cita este esoitor 1. 5 tr. 
1 c. 1, dirigida al presidente Gerrato en 3 de octubre de 547, no per- 
mite aun capitán la'salida de la ciudad de Segovia á poblar ni cour 
qotetar esta provinda, según lo ordenado en las nuevas leyes. En otra 
de 81 de agosto de 560 se refiere, que al tiempo que la provincia de 
Honduras se descubrió y conquisté, los indios naturales de ellas se 
fueron huyendo á estas montañas; y en otra de 2 de junio de 594 
se avisa, que algunas personas se ofeédaa ábacer el descobrímien* 
to, pacificación y población de esta provinda, por ser tierra rica y 
poblada de naturales, y se pide á esta audiencia informe de lascoib- 
didones con que esto pudiera concederse. Pero esto, dice Vázquez,. 
se dificultó emprender, porque los indios -se fueron haciendo mon» 
taraces, errando de lugar en lugar, sin tenerlo l^o, para ser menos 
apercibidos, y tener en todo caso fádl la huida á los montes. 

Se vé pues suceder en esta provinda en elsiglo 16 lo que en 
la dd Chol. Es á saber: haber sido la tierra rica y poblada de na** 
tárales: entrañarse cuellos d miedo así de los españoles que asal- 
taban esclavos &í la costa, como de los que conquiídaban la tienm 
adentro: dejar de vivir en pueblos y dudades, y volverse monta-* 
races fugitivos en su n^mo patria. Es decir: que no aran ya al 
comenzar ¿ü siglo 17; lo que fueron, al empezar d antecedente; en 
fin, que hablan degenerado de ser hombres, y c<mvertídose en na^n 
tura de liebres. 

En cartas dirigidas al presidente doctor Alonso Criado de Cas-" 
tilla, de 7 de Junio de 607 y 22 de octubre de 609, le recomienda el 
rey, se procure la conquista de esta provinda sin armas, y con so- 
lo la predicadon de los religiosos. Los franciscanos la emprendie- 
ron entonces. Verddete y Mouteagudo entran el año de 610 por 
/ . */' • * ^ " el rio de Segovia, y llegan á los lencas, los cuales en número de 
/ / * V dentó los recibieron con muestras de regocijo: no dejaron luego 



/ 



¿^' 



ENTRADA EN TEGCZ6ALPA T TOLOGALPA. 294 

de ofrecer motivos de recelo. Un secular Daza, que fué en compa- 
ñía de los religiosos, como P9r diversión disparó algunos tiros de 
arcabuz, con que acobardados los indígenas, no por eso dejaron 
de inspirar confianza. Comenzó la pr8dicaoi0n y luegoae formaron 
dos reducciones; mas á poco comenzaron también á ausentarse los 
reducidos. Para contener la deserción se tomaron algunos niños 
por prenda, y mas pronto fueron incendiadas ambas poblaciones. 
Huidos sus vecinos, y no pareciendo tampoco en los montes inme- 
diatos, los religiosos trataron de volverse á esta capital, é informar 
de lo que babia pasado, y que para entrar de nuevo era forzoso al- 
gún resguardo de soldados. 

Así lo practicaron volviendo el imo siguiente con 25 bombres, 
y Daza por cabo de ellos: tomaron en la entrada él mismo rumbo 
ecí busca de los lencas y luego de los taguacas, y reduciendo mu^ ^J'^- 
chos de los unos y los otros, los reunieron en forma de pueblos; 
Determinando seguir su camino en solicitud de mas infieles, ma-> 
yormente siendo llamados de otros taguacas en lo interior de la 
tierra, ocurrió á Daza detener á los padres, y pasar él delante, pa- 
ra reconocer la disposición de los naturales, y darles aviso. Lo bizo 
así, y en efecto, los halló alborotados y atrevidos; y tratando de so- 
segarlos, dice Vázquez cap. 8, con el rumor de tiros al aire, los fué 
retirando, no i^ muerte de algunos españoles. Al dar la vuelta pa- 
ra verse con los padres, uno de los soldados traia con sigo prisio- 
nero un indio tan valeroso, que él solo babia muerto dos españoles 
y venia respirando corage. Siendo por ello reprendido del soldado, 
todavía mas airado, le dio un bofetón. £1 español, que se vio beri- 
do tan afrentosamente, prosigue este escritor, ayudado de otro, for- 
cejó con el indio, y después de algunas coces y bofetadas, que le dio, 
atándole la mano izquierda fuertemente con una liga á la cintura, 
le clavó la derecba contra un árbol con una herradura de caballo y 
ocho clavos, con mucha crueldad, dejándolo así preso desesperada- 
mente, sin que lo supiese otro que los dos soldados. 

Los taguacas, recorriendo las selvas, hallaron al prisionero cla- 
vado al árbol, muerto, y concibieron gran odio contra los españo- 
les, y para buscar la venganza hicieron viage á los puebledllos for- 
mados, en que á la sazón hadan mansión los padres, y el capitán 

Daza con su gente. Se humillaron y pidieron perdón de la refriega 
pasada, solicitando entrasen sin soldados, ó si éstos iban, fuesen sin 
armas, pues no querían guerra, sino paz. Los padr^ y el capitán, 



■USf.^f 












292 oríTULO xu. 

q«e ignoraban lo del soldado, aunque no hallaban sineeiidad en 
ellos, condesceodieroD, adelantándose otm vez Daza, para dar no- 
ttofta de si era positiva lasumiaicHi que ofrecían; y juzgando los pa- 
dres, que era ecrt>ardia dei^ar al capitán y los soldados sdos en el 
riesgo, tomaron también d camino^ Primero tutieron aviso de Da- 
za, por carta su jea, de que los taguacas estaban disgustados, sin sá- 
lleme la caasade ello: mas aManta les salieron al encuentro oobo 
canoas ctm. dos iiidígenas cada una, y mensage de que d capitán 
los llamaba; y aunque pedían carta suya, respondieron, que no la 
babia dado por estar componiendo diferencias susdtadas entre dios; 
y como esto hacia alusión á Ja carta, que hablan recibido, lo cre- 
yeron. 

Can^naron rio atM\Jo buen tredio, hasta dar vudta á un ribazo/ / / 
de tierra, en cuya calda Yi«x>n innumerables indios tiznados y em- ' 
bijados con sus penachos, plumas, y lanzas, y en una muy alta, 
puesta una cabeza, que pareda, como era en efecto, la del capitán 
Daza, y en otras, algunas manos de españoles, una de ellas con her^ 
radura, y clavos. Ya puestos en sus manos, sin esperar á que sa- 
lieran á tierra, saltaron sobro ellos, y les dieron cruel muerte. De 
los soldados solo escaparon algunos ayudados de las bocas de fue- 
go, pero heridos y maltratados. Pasó esto entrando el año de 1612. 

La tercera entrada, al paso que presenta mas regularidad, no 
por eso dejó de tener igual éxito. La dispuso d padre Martínez el 
año de 622, por la costa, saliendo de Trujillo en una fragata del go- 
bernador Juan de Miranda, que viajaba áJamayca, y fué á desem- 
barcar al cabo de Gracias en Tologalpa, territorio dilatado, el mas 
septentrional de Nicaragua, donde quedó con d lego Ya^oa, y cua- 
tro indignas de la Guanaja, que Yazquez cap. 16 llama Ruatan. 
Con ellos al cabo de dos días penetró entre los payas: le salió al 
encuentro un anciano blanco de color, con mucha comitiva de homr 
<^ \ bres y mugeres cortesmente, dándole acojida en términos, que ha- 
llando lugar para la predicadon, se formó el pueblo de Xarúa. Mas 
addante, reduciendo nuevas tribus, dispuso otros sds pueblos; pe- 
ro, ausentándose de uno en uno sus vecinos, comenzado el año de 

28, quedaron los lugares desiertos. Llegó á ese tiempo una i^- 
gata de Trujillo con bastimento y con otro padro que faé en su 

auxilio; y llevándolo en su compañía el p. Martínez, sin desviarse 

de la costa pasó treinta leguas adelante al pars\je de los guabas, que 

^1 propio Yazquez juzga mestizos de indígenas y españoles» arriba- 



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ENTBÁDA EN TEGUeaUíU Y TOLOGALPA. 295 

dos años antes á aquella playa» que conresponde al antigiiD Caria;» 
vUitado por Gakm« Éstos, oontiaáa» redbiendo la predieackm, y 
remáéttdose en pnebto» sirvieron de ^etnplo» para que las tribus 
de jicaques á donde se dir^ieron los padres en la tierra adentro» la /9 "-^f'^'^-^J 
necibiesen tamUen y formasen otroa pueblos. AndaBdo mas» Ikgi^ 
ron á lo&aUmtuinas» quienes» simulando recibidos» £eron sobre o- [(1/^ 
Hós» y cmidojoron al supUeio» estacando á uno enalto» partiendo 
á cercen la (»d)eza á los otros. £1 gobernador Miranda» que lo en- 
tendió» entró á castigar el hecho» y dando con sus cenizas» fueron 
éstas conducidas á TrojiUo» y luego traídas á la capital el año ú*^ 
guíente de 24. 

La cuarta entrada» comenzada con nuevas circunstancias» ter- 
minó del modo quelbs anberiore^. Por el año de 61» cuenta el pro- />/. ^ ^/ 
pío escritor cap. 2S» experimentando don Bartolomé Escoto» hacen- 
dado de Olandio» los daños que le haeian unas tribus de payas co- 
nocidas por jicaques» juntando gente hizo entradas en ellos» apri- 
sionó algunos» y los pobló en parage oonveniente» d año de 64. En 
el de 67 vinieron tres de estos infieles á la capital» á pedir ministro 
que repitiese su misión en aquellas montañas. Hizo viage el padre 
Espino, y Uegó á los indios ¿arakas, de naci^^ ^ . //* 

Ibrmar con ellos siete reducciones:' áemodo que daño de 79 con- ^ ' 
taban en ellas pordon de vedndario. El hacendado Escoto, queda- 
ba favor á estos trabajos» en el de 85 redujo los siete pueblos á tres 
que situó mas cerca de su antigua mansión, pero comarcanos á o- 
tras tribus que les eran ^emigas; y viniendo éstas sobre ellos» los 
dispersaron. * 

He aquí frustrado lamentablemente d éxito de las entradas de 
los misioneros en Teguzgalpa y Tologalpa» por mas que en ellas 
se emplearon hombres de letras, de idiomas, de robustez y virtud» 
sacerdotes que habían sido maestros y prelados» ministros de toda 
aptitud. Sus esfuerzos» en mucha parte lisonjeros y ñruetuosos» al 
fin caducan y son malogrados. En unas misiones faltan á la com- 
pañía y resguardo la discredon y el aderto; y las otras, después de 
mucho adquirido, son destituidas de toda defensa.. Pues sí bien se , y 
forman en Tdogalpa las reducdones de Xarúay los huabas» y en / í\ .'■ * 
Teguzgalpa las de los payas y lencas» nunca se destina para ellas 
una población española» que se sitúe en la frontera y laá resguarde: 
lejos de eso» éstas últimas son desalojadas de su sitio, y aproxima- 
das á tribus enemigas; y de consiguiente expuestas al riesgo de su 






/•- 



*í /// 



294 cífítolo xu« 

agresión y nüna, como sucedió. 

Ea Nueva-España se «mpraidJenm tamUen misiones por este 
tiempo, pero con método diferente, esto es, seguid^is de resguardo 
mfiitar, y de colonias españolas, conforme áordenauEas posterio- 
res de Fdipe ü, recopiladas en el título y Ulnro 8, á que da lugar 
el sistema de Casas, que permite á distancia en las comarcas redu-^ 
ddas, y fronteras que las siguen, poblaciones de esta dase. £1 vi- 
rey Mendoza, que trató á este benemérito prelado, lo adoptó y trans* 
mitftó á sus sucesores, de que bace monoria Torquemada Mb. 18 c. 
21, me&donando las emprendidas desde los años de 540, 581 y 

506.. 

Murillo, en su geografía lib. O cap. 5, describiendo la Nueva- 
Vizcaya, cuenta que entró á poUffiia por d año de 608 el capitán 
Francisco de Ibarra, de orden dd virey marques de Salinas, y que 
la reducdon de sus habitantes se encornudó á los padres jesuítas. 
Alcedo, hablando de esta provincia, refiere que se fundaron cinco 
presidios para contener las incursiones de los ddchimecas: luego, 
reeorrioido los diferentes partidos y nadones que la componen, 
muestra el progreso de las misiones y (número de pueMos forma- 
dos, las haciendas y reales de minas establecidos en ellas. liegan* 
do al partido de Tepeguana, dice. Los españoles se estid)]ederon 
pacíficamente entre ellos, llevados de las riquezas de las minas de 
plata, y entró a predicarles y reducirlos á la fé d p. Gerónimo Ra- 
mírez de la extinguida compañía, naturd de Sevilla, que fandó 
los pueblos de Santiago y Santa Catarina, cuyas reducdones au- 
mentaron otros rdigiosos, hasta que d año 'de 1616 se sublevaron 
apostatando de la religión, y empeñando en la rebdi(m á kis o- 
tras nadones, con que dteron muerte al p. Hernando de Tóvar éé 
la referida compañía, al p. fr. Juan Gutiérrez dd orden de S.Fran- 
dsoo, y á dosdentos españdes con las crueldades mas atroces; pero 
con el castigo que hizo en varias entradas el gobernador de la Nue- 
va Vizcaya, don Gaspar de Alvear, del orden ád Santiago, volvie- 
ron á reducirse, y admitir los rdigiosos de la compañía. 

Alcedo añade, que se fundaron todavía otros déte preddios, á 
ctíferentes distandas, y numera vdntey dos alcaldías nmyores en 
el distrito. En fin, la provinda se erigió en obispado el año de 
620, de que la capital fué Durango. 

Por este tenor habla de las provincias de Sinaloa y Sonora: tra- 
tando de esta última, cuenta que comenzaron sus misiones el año 



ENRRADA EN TEGUZGALPÁ T TOLOGÁLPA. 293 

de 638, de que mas adelante se formaron veinte y cuatro pueblos, 
y añade: para seguridad de los pueblos de esta provinda, contra 
las invasiones de los indios apalacbes, se ban ido estableciendo 
presidios, y da el nombre de cinco, de que el último ñié el de Hor- 
casitas. Murillo cap. 8, tratando de Nuevo-México, refiere, que en 

1608 estaban bautizadas ocho mil almas; pero Alcedo, baMando 
de esta provincia» dice: volvieron á rdieküne, dando muerte al go- 
bernador: también expresa, que en 1644 babia ya nuchos r^gio* 
sos misioneros. Sin duda fueron reprimidos» porque el propio Mu-^ 
rlllo asegura» queen 645 estaban reducidos 80 rail, exponioido que 
bubo otro alzamiento general en 1660, en cuyas guerras se acaba- 
ron los^tonpirQS. Deben haber sucumbido, porque Alcedo haee re- //^ .^ ' 
ladon de que en este año eetaUedenm dilatadas misiones los reli- 
giosos de San Francisco. Humboldt lib. 3 cap. 8 pone á esta pro-^ 
vincia tres villas y 26 pueblos oon 18.500 habitantes. 

Se ha visto que Reraesal lib. 8 C9íp* 25, tratando de la reduc*^ 
clon de k» indígenas á poblado, se-üioBgea del adarto que bubo 
en la de los pueblos fue refiere, y añade: que si en la Nueva-Espa- 
ña:se guardara este orden en 1592, w se hubiera errado tanto en 
la junta de los pud)los, que ise pretendió hacer, y d Rey ahorrara 
mas de 300 mil ducados dolos salarios, que dio á sus midstros^ 
y la tierra tuviera mas de un millón de moradores que faltaron» por^ 
quererlos mudar de sus asientot. 

Ahora, es de decir en retomo, que si en Cruatemala se guarda^ 
ra en (as entradas á^ misiones en las codtas de Tezulutlan, y en 
las de Teguzgalpa y Tologalpa d órdca que se guardé en Nueva- 
España» en laade Nueva- Vizcaya» y ai las de Sinaloa y Sonora» 
basta el Nuevo-México, no se hubiera errado tanto en la reducdcm 
que se intentó de sus diversas tribus y nadones: se habrían también 
ahorrado vidas y gastos, ó por lo m^os no se habrían malogrado, y 
se habrían agregado nuevas pobladones de indígenas y españoles» 
y hi^tfían creddo. las j^vindas de Yerapaz, de Honduras y Nicara- 
gua, y no se hcd>ría redundado, que por falta de este aumaito queda- 
sen ^ncas» diminutas y desiertas todas estas tres provincias: de que 
dimanó que á tiempo que en Nueva^^España se erigió el obispado de 
Durangoen 1620, en Guatemala s^ suprimió el de Yerapaz, y se 
unió al déla capital de su nombre en 1607. 



296 

CAPlm0 42. 

Stetrada €el Presidente BarrlMi 

al Iiaeaiidmi* 

Bl flMü ésütú qoetvvkron ett Gmteniida las «otradM d6 rell^ 
giosM en países de infieles, emprendidas durante el siglo 17, ha« 
Ua puesta en áeserédito la antigua docMna de CSasasde la conquis* 
tasín armas, y ocntíonó enórden á las leyes foToraMes álos infle-» 
les un retroceso de ideas, ^le después de la edad áe aqud obispo, 
se expeifmentó tandeen respedo de k» fieles, voMendo éstos, 
ba}o las nuevas kyes de liliertad y alivio suyo» al antiguo tributo 
y v^aelones qué antes habitti suMdo. El mismo Vázquez cap. 1» 
lamentando las leyes prohibifiviA de conquista t&ñ anuas, Titu-* 
pmi al que> iaüuyó en «Uás, didendo: Dios baya perdonado á 
quieía tas motivóy si con buen zek), oon tema, y poca experiencia; 
(jpGie ban sklo joausa de averse retardado la ar^itiandad de tantoa 
Infieles. Y como el rey en ctdijdas del año de 680 y sigui^ates» ur^ 
gfa con la conquista de las naciones infieles esparddas en ks oos^ 
tas del norte de tos cuatro (Mq»ados de Cbiapa, Guatemala, Hcm« 
dmas y Nlcamgua, y se experimentaba lo infiructuoso de las en-, 
tradas de religiosos, se esforzó la opinión de que no podía praetlr" 
earse, sino oon armas. 

9el retPDoeao de las Meas se pasó al de lasTirtuctes, pormas que 
algmMs se c»ey4»on traspoftadss á la edad heroica de los Goiteses, 
Plzairosy Alvandos, para no sei^ démenos, y pr^ieader d£«»btí* 
müntiss y ebnifateta».. I^. DiegoOrdodez de yfttaqu^án, confector 
deCldapa,4»bí«iroladeltae«ndoiieontft«do déaddautado, yentn» 
por Ocoefíigo á este psás éon mucbos espaddes, y ooo indlgotias 
etíap^ises, refiere Yaienzuéla autor de un manuscrito ^eon 40o f¿ 
deta hlstotíade esta conqufeta, cap. 4, y é áia y medio déeamtno; 
dlee,formóél^érctto> y alt»<p]ed&t&fi^orpubllcó unba«i¿b, en 
qua otorgaba per^m generri á los indios de la mmitaña, ordente^ 
dolei, que dentro un bt^B término le ?iiif¿sen á dar obedieúefa 
ea aoml^tede Sk M. y que id» no balerío, les puM^aba lafaerra 
á sangre y fuego, y en se§al de^dlo, mando ^ar ouatrO latt^as hó¿ 
cía las cuatro partes del mundo. Como los indios de la montaña 
no parecieron, sefuédesvarataudo el ejército, y se tuvo por dueño 



ENTRABA AL LACANPON. 3ffT 

del campó el adelaütado, al cual» nota esteeseiitory qmela grave*" 
dad de la materia no k permitió llamar caballero andante; pero 
Ximenez lib. 4 cap. 70 advierte, qne le itnportó una rica encomien^ 
da de indio» en el partido de Mitaé 

Igual gracia solicitó dá rey elpiaeiridinlede esta audieneiiii dcm 
Sebastian Alvarez Alfonso Rosica de Caldas, en carta que transeil* 
be elmIsBio Ximenez lib. s cap. 20, o£red^Qidobft^r la conmista 
á su costa, depositando antes 30 mü peso» pora gastos ée dla^ y 
asignando entre las condid<»ieii de su scdteitud jof i2^ la de qm 
pacificada la provincia, se llamase en lo sucesivo, la provincia de 
Caldas, en memoria de quien la ccmquistó. Por el año de S7 el ok^ 
dor Zaraza, escribe Yalenzuela cap. 5, acudiendo á la Yeraps» pa*- 
ra las averiguación^ del alcalde mayor Amikta, que fué depuesto^ 
dio mas importancia á su visita» ii^omisü^o desde Cahabon ai a- 
cuerdo ser muy coDvnáente, que por las akaldtas mayores de la 
misma Yerapaz, de Guegüetenaango y Chiapa se atacase á untiem^ 
po á los infieles éñ Lacandon y el Chol, y se situase en ei centro 
una población española para resguardo áe las reducciones, ofrer 
deudo ademas sus servicios para el efecto: pasó al fiscal que i^dió 
otros informes. 

Don Juan de Mendoza, que á petíeion del hacendada Escota 
habia sido enviado por el gobierno genend á Hondura» por c^ 
á& la gente que hizo la entrada en Teguzgalpa, ocurrió al rey, ma- 
nifestando sus servicios practicados en ella, y ofreeiénddos para 
entrar en el Lacandon con titulo de sargento y gobernador de la 
entrada: acompañó su solicitud con reca«uk>s de la auciencia, qu^ 
informó cusa favor, añadiendo,, que convenia hacei? la enti*adapof 
los tres puntos que van referidos. El rey, en cédula de 24 de. nor 
vicmbre de 93, que transcribe Yalenzudac* Sí, ordena qaeste péiv 
dida de tiempo se ponga diligencia en didia entrada pos h>srüaií- 
boft kidieados, Bcmibrándose al decto al isásmo Meidoia, si es 
idónea para d efecto, en inteUgencia, que la gente armada no sea 
pora haeeir gnevra á los indios, sino para retardo de kxs rehgtot 
ses, que les prediquen la paisd)ra evangélica. 

No iSBdtó kc^o^esSmhmfxr el presklenle Barrios Leal, perocfe»- 
lÜKnoide, cual de los tres pulto» escogeda;, emnetió á otros la em- 
tiada por la Yerapaa y G^K^üetenoago, y tomó de su cuento la 
del mas diái&e «pie ^ E de Chjagípi & eiotrar por Ocodngo. Cor»- 
Jte enlóneest elmes'de agosto de 9^4 y hbvados gastos sdOEift tr8)u^ 

TOM. 1. (38) 



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298 ' Capítulo stn. 

tos, como tamMeb háUAos dcmativos de San Salvador, Guataaaala 
y Chiapa en cantkbd de 3.880 pesos, á fa«*a de granos, gallinas, 
reses y cabaHos con sns albardlllas, estribos y fr^os, y por úM*^. 
mo ofiredéndose gente voluntaria, armó 200 ei^añoles y mestízoa 
con otros tantos arcabuces y dos mosquetes, 200 ii^'genas con 
flecha ylam^, y 160 gastadores, para abrir camino en la monta- 
fia. Sattó de esta caj^tal el 1 7 de diciembre, y en xiltinio de fd)ie- 
ro siguiente á los dos meses trece dias llegó á Ocodngo, donde ya 
el ejército ascendía á mas de 600 hombres. Desde allí se t(mió d 
1 de marzo el camino para la montaña que ya comenzada á aso- 
larse desde la Jomada de Quiñones, se halla ahora desierta en to- 
do el tránsito, hasta el it de abril, que se descuMeron dos espías, 
y á lo lejos la laguna y unos indígenas en su Cbntomo. 

Por la Yerapaz, refiere Ximenez lib. 5 cap; 65, Aió destinado 
á salir el 28 de febrero Juan Dias de Yelaseo con TOsddados, 100 
flecheros, 70 gastadores y 50 cargadores, qi» caminaron el 5 de 
marzo; pero no encontraron las pobtadones, <que Ciortés dos siglos 
entes, con abundantes bastimentos, sino soki rancherías de 4, de 
5 hasta 100 casas, y caciques á quienes á lo menos oMigaron á 
< abrir caminos y hacer ranchos para el ejército. En GamparniKs sa- 
ludaron al capitán y su gente con este raeonamiento: seáis bien 
venidos, y decidnos cuando os va^? Demkigo Canté cacique de 
Bictehum, Agustín Xiquin de Noxoy, Matías que lo era de Muy, 
y Simón de Chocaban, desertores de los pueblos de Manché, prestar 
ron servicio. La primera ranchería de^itopai^^eontaba 500 indios, 
había en ella im ídolo con ojos de nácar, y su cacique Taxin Chan, 
reusando recibir á los españoles contestó, que no sabia abrir cami- 
nos: así estos como los otros se ocuparon en hacer oposición: 'de 
dos espías uno que fué tomado, sufrió tormento, para que deéiara- 
se los términos y disposici<m de aquella provincia, y la de Itza, 
que le seguía: á un cacique que cayó pri^onero no podían suge- 
tar diez ni doce hombres: mas adelante, las rancherías quedaban 
solas, y las milpas fueron taladas para que no sirviesen á los es- 
pañoles; pero al fin del distrito fnenm recibidos de paz, y un ca- 
•dque se presentó con casaca de manta negra, de que hadan uso, 
así como de mantas de otros coloreí. Pasado Mopan, J<»Jtzancw^ 
^ irritados ccm la noticia de que Iban padres, acometieron en peque- 
ñas partidas, que fueron hostilizadas, y de ellos murieron seis, o- 
tros quedaron heridos: entre estaos un cacique por &ond)re Qnixan^ 



^.. .: .,- ^ '■' ', 



1^ 






ENTEáDi ÁL UCANDON. 29^ 

que £aé vemitldoi la eapital: otro, todavía atravesado con lanza» 
dio un machetazo á un español: ota^o, con una puñalada, boto á 
brazos al soldado que se la dio. En otra reMega un cadque llama- 
do Chan, tomado prisimiero cortó dcordd con los dientes, y ásal* 
tos huyó: otro loluétamlHen, que peleaba herido con lanza y cua- y , . ¿ 
tro balazos. Dos de estos puebkMs se llamaban, uno Tibayal y oíaro ,^ 
Bataiima. No se consideró el capitán cáa fuerzas para aproximar- lÁ^ 
se á la laguna, y mucho menos para arriban á la isla de P^n, ca- -^ e^t^ 
becera del territorio, y por otra parte entradas allí las lluvias, que .^ , j , ;. 
embarazaban los caminos y la retirada, no teniendo npticia del. ^ 
presidente Barrios, determinó el 24 de abrU volverse á la Verapaz* 

El ci^itan Melchor Rodríguez fué destinado para entrar por 
Güegüetenango el mismo dia, 28 de febrero, y p^etrando en latier* 
ra, no hallando sino desiertos, ann en los lugares, en que siglo y 
fiíedio ánteS' f lié disputado el paso al oidor Quiñonez, ll^ó á en-^ , 

ebntrar pasado un m€S, .¿ucálas de hombres: siguiendo el rastro, /^^^ >, ¿v^ 
^<^ el 9 de abril con la laguna y población de Lacandon, antes ''' _^<¿^t< 
llamada Pochutla, que halló desierta, y saliendo por diferentes 
rumbos en solicitud de los fugitivos, divisó la gente del general 
presidente, quien con el aviso, luego se dirigió á la población á que 
llegó el dia 19, haciendo presa de algunos fugitivos, que se descu- 
brieron, y por eUos á mudias ifámilias y caciques que pudieron ser 
habidos en número de trescientas personas. Entonces por cartas que 
el presídate lecibia de Guatemala tuvo noticia del capitán Velas- j y 
eo, que por este tiempo llegaba al territorio de Itza, denominado 
antes hsséMy cuya laguna era distinta de esta última, y distinta, di- 
ce Ximenez lib. 5 cap. 57, de. la de Pochutla. El presidente no ha- 
bla seguido en la jomada el dictamen de los dominicos, que la per- 
suadían por la Yerapaz, y tomada en el pueblo de Lacandon noti- 
cia de que la laguna de Itza distaba de allí 30 leguas, dispuso pri- 
mero construir una fortificación para mantener aquel punto en su- 
jficion, y luego c(mtinuar la jomada á la otra provincia. 

En Lacandon, que llamaron pueblo de Dolores, refiere Vateu- 
znelacap. 2d, se encontraron 103 casas de habitación de los veci- 
nos, mas bien construidas y de mejor parecer que las de los pueblos 
de indígenas sometidos al gol^rno español! tres de ellas en el cen- 
tro, de extraña.capacidad, destinadas al uso común: una que ser- 
via de templo, otra para juntas de hombres, y otra para mugeres: 
4Ddas emparedadas de estacada de madera muy bien ajustada, em? 



/^ ;' X í -- 



z' 



500 CAPÍTULO XUL 

h«*ni2aéá y Itefi^ieeMá, tíxk dittíngiiirse de tat mainposteria, sino 

por el tacto aeercdndofle. En medio del templo baUa uñ lugar cer- 

^ f- rado con pverta á donde sotooitflaba el saoodote» y en d mía pear 

¿^/' / • '' nade barro^tobre qoe estaban dos jQi^e|^tBmto&! de bario de 

nna vtura de alte, pintadas oon ñmdo blanco, y labordediíerenteír 
eolores, con vestigios de sangre de ayes, qae sacrificaban en ellas. 
Habla tanri)ien trages de paño tejido de algodón de diversos oolo^ 
res, con cordones y bertas pendientes en las esquinas: Jubones pa- 
ra bailes, sin mangas y etm faldillas; y manípulos también con cor- 
dones y borias, qi» se ponían las indias en las muñecas; y así 
Htísmo tepanaguastes, flautas y otros instrumentos de música. £n 
la sala de juntas habla mas de doscientas taUas colgadas para asien- 
tos. Tenían en las otras casmi sus huertc» co n pinas , patatas, ]^láH 
Ijbanos, jicamas, zapotes, jocotes y otras frutas: asimismo corrales 
con gallinas de la tierra y de Castilla: como tamláen pejiro^y gua^ 
eanu^las mansas^ y en el campo dilatadas sem^teras de maíz, chi- 
le y ftíjol que se recojió de orden del.pMSidente para que no sir- 
viese á los fugitivos. 

Entre sus utensilios de labor se hallaron hachuelas de {áedray 
escoplos, instrumentos de tejer y ajuar de ollas, y oonudes. T<Mrclan 
sus cigarros, que llamaban j^uquiet^.enj^^i.dfia]ü3infiQ^ y sacábaí 
I ftiego por la frotadop del jporcha ^justada A W m)]Ml& <I^ les 
servia de eslabón. Mecían los niños en cunillas de carrizo; y por lo 
g^ieral, nota el mismo escritor cap. 83, con ser la tierra muy ealien^ 
te, eran sus naturales mas trabajadores que nuestros indios pacifi-^ 
cados. La educación de sus niños y niñas consistía en hacerios tra^ 
bajar en labores de su sexo para su mant^ciom Fuerim reconoci- 
dos algunos caciques: á saber, Gabnal, Tuxnol, Tmiecat>Bubaa, 
Sulabnachichel, Tzatzi, Quin, Ghancut, y ^fi^. El primero, que 
mostraba méuos paciencia, pidió licencia para irse á su müpa, y 
achacaba á los españoles que era gente muy desaseada, porque á 
la gotera de las casas hablan hecho sus necesidades, como si no hu- 
biera montes y sabanas á la inmediación: con esto el presidente 
mandó limpiarlo todo. Un indígena tomado por guia para désete 
Mr fugitivos, porque no entendía los Intérpretes, ni era ^iteidido 
de ellos, dio motivo á un español, para que agarrándole un vigots, 
y reti^rciéndos^o, le diese tan fuerte tirón, que se lo airancó: d 
paciente solo miró al hechor con severidad, asomándole la lágrima 
á los ojos: el presídate, ignorando lo sucedido, lo amó á los su- 






\ 



ENTBADA 12. liiCiLlfBON. SO^f 

yUf pitra que toibrauaido, qút do habfai rodbidt) mrtestia ni figrd- 
vid^ los induje» á yenir al paebk>4 

- EottelaiitOySefoniiéUíovMcadon^ iiK^eBdoetiellal^ J 

casas del emnim, c» qoeestaba alocado ele)éfcitot ^ sti eoistnie- ' 

don se siguidd asa déla estaeadapara las paredes ó BKiraUas<»m 
que se formó un cuadro^ prolongándose un lienzo en cada esquina. 
Cuando d presidente disponía seguir la jomada para Itza, la gen- 
te del ejérdto comenzó á representar achaques^ y solidtar Ucencias 
para volverse, con que no pudo verificarse la jomada, y aun el pre- 
sidente emprendió también su regreso á la capital, dejando guar- 
nición, y para los indígenas nmnbrando gobernador en nombre del ^ 
rey al cacique Izquitzin, que tomó el apelativo de don Pedro de Bar- ¿ ' ^ / 
rios, en bonra dd preddente, y por este tenor alcaldes y demás ofir 
dales de justida.y regimiento del pueMo. 

M pvesideiite, qud>rantado con la jomada, murió luego, escri- 
be Ximenez lib. 5 cap» 7S, y la audiei^a que tomó el gobierno, dis- 
puso otra para principios del año de d6 écmietida al oidor Ames- 
queta» que caminó con 150 hombres á cargo del capitán Juan Sias 
de Yelaseo, para la Verapaz de una parte, y de otra el capitán don 
Jaoobo de Alcayaga por Güegüetenang<^. É^e llegó á Lacandon á 
ñnes de febrero, y se embarcó en canoas con la gente en demanda 
de la laguna de Itzaen un rio que desagua en dlago de Bacalar, por 
k) que al cabo de setenta y cinco días de navegación se volvió sin 
bailar notida» Amesqueta entró en la Yerapaz á príndpios de febre- 
ro, pasó el Chol, y llegó á Mopan en principios de marzo, y ya en 
distrito de Itza, se adelantó el capitán Yelaseo á la inmediadon de 
la laguna con sesenta hombres, y el cadque Quixan prisionero, pa- 
ra ciU2d>lar por su medio mensages de paz con el rey Ganek, ó ca- 
dque cte Peten, entretanto llegaba d mismo general con el resto del 
ejérdto. El cacique Canek no dio contestadon al mensage, pero si 
remitió socorro de víveres, refiere d mismo Ximenez cap. 76, y mu- 
chos regalos, con que infundió confianza, é introdujo gente en el 
campo de los españoles, y á la seña dada ocurrieron nubes de in- 
dígenas fflcmados, en cuyo encuentro perederon ochenta de ellos; 
pero llegando á las manos, no quedó uno vivo de los españoles, y co- 
mo treinta flecheros de Salamá. 

El ddor Amesqueta, no teniendo notkia alguna del capitán 
Yelaseo ni de su gente, infirió su derrota y exterminio, y recelando 
una irmpdcm de los itzanos, construyó una fortificadon á (MriUas del 






/ 502 ciFÍTüLo xim. 

^ / rio Chacal^ que rinriese de resgQurdo 7 escala para las ^tínias. 
\ Los domínieoi habian clamado siempre por mutpdUacioii y esta- 
bledmiemto de cata dase en aquel pvnto; pero flegando á la cap- 
tal d presideale Borrospe, agoio de estas empresas» leenvió óidaí 
para que se reUraae y abandonase aqadla fortlflcaelon. 



CAPITULO 43. 

€^nq¡wdñim fiel Peten pmr Ilrsúa* 

Don Martin Ursúa, menos ocupado eim lafiíntasía de los con- 
quistadores del paiSy limitó sus designios á lo útil. Tenia el grado 
de sarg^to mayor en Marida de Yucatán, y siendo un vecino parti- 
cular gané cédula de sucesión en el gobíernode la proTinda, que 
ocupaba don Roque Soberana; perottamado éste de Ja audienda 
de México, por desazones con d obispo, entre tanto se detenia, fun- 
gió sus veces Ursúa: el cual babia propuesto al rey y obtenido tam^ 
bien cédula, que lo autorizaba para abrir á su co^ camino de Yu- 
catán á la laguna de Itza, y al pro]^ tiempo sugetsur sus habitado- 
res: como también encontrando d paso de ella para la Yerapaz, 
dejar abierta la ruta de comunicación de Yucatán á Guatemala, que 
tanto se babia deseado, y encargado el rey, y tanto convenia al 
trato y comerdode una con otra provincia. 

Ursúa pues, según la narración de Yillagutierre lib. 6 cap. 1, 
por el mes de julio de 95 armó dncuenta hombres con todo gáaero 
de arma, y tres compañías de flecheros y gastadores, á cargo de 
un teniente suyo y un ingeniero, pagando á los primeros á ocho pe- 
sos el mes, cuatro á los segundos, y tres diarios ¿ los últimos: los 
cuales saliendo de Chabih, último pueblo de Yucatán, fueron reco- 
nociendo y desmontando un camino ant^o, que á pocas leguas 
desapareció, y tomando el, abejón siguieron rcMnpiendo al sudeste, 
por donde á diez leguas llegaron primero álSiiJticiewrii^^ 
blado en que hallaron vestigios de edifidos antiguos, entre eHos u- 
ua pila de piedra en que cabrían trdnta botijas de agua: Iuct 
go á Thub, lugar grande, también despoblado, m que se descu- 
brió otra, en que cabrían den, dice el mismo escritor oap^ 3. Ma3 
addante llegaron á la ranchería de Zutok, en que babia 48 Indios: 



y 



CONOUISTÁ DlXi PETEN. 303 

luego á las ^ Cbnmpíc, y Bateab; y por ultimó á las de Qiütun- 
qoiy en que llevaban abiertas ya ochenta leguas de camino. Aquí* 
peleara seis indios hasta morir, y muertos, se entregaron las mu* 
g^es ynifios en número de quince personas. De las cuatro ran- 
chería3 y otras ocho que les eran contiguas, formaron dos pueblos, 
d de Zutok y Bateab. 

En México, Soberanls, mandado restituir á su gobierno, co- 
menzó á litigar con el fiscal, que á él correspondía la apertura del 
camino, y reducción de Itza, como encargado á los gobernadores 
comarcanos en cédulas anteriores, oponiendo, que la merced hecha 
á Ursúa, era para cuando fuese gobomador. I^tretanto, éste últi- 
mo envió otros cincuenta hombres, y artillería á la montaña para 
dar cuerpo á la tropa, que habia en ella, al propio tiempo que su 
aproximación llegaba á noticia de los itzanos, alarmados ya hada 
la banda de Mopan, por donde habia penetrado pocos meses án- 
, tes de parte de Guatemala el caj^n IMas de Yelasco, hasta el rio 
ChaxaU distrito de la i§I§. Con estas ocurrencias entraron en de* 
bate los itzanos sobre el partido que les convenia tomar para su 
defensa. El gran Canek, señor de la isla prindpal, tenia bajo de sí 
otros cuatro caciques dueños de las otras islas y poblaciones de la 
ribera, y disentían en someterse á los españoles ó rechazarlos; pe- 
ro todos convinieron según su política en mostrarse de paz, y en- 
viar una embajada de obediencia al gobernador Ursúa. 

En efecto, fué enviado Can, sobrino del rey Canek, con otros 
dos hermanos suyos, por Typú, una de las diez provincias de It- 
za, situada en la costa, y pasando por la villa de Salamanca, lle- 
garon á Mérida. De lo que avisado el gobernador Ursúa dispuso 
salirlos á encontrar con toda pompa, y recibirios en la sala princi- 
pal dd palacio. M embajador Can tomó en las manos una corona 
de plumas de varios colores, que trahia, y la puso en las dd gober^ 
nador, hadéndole un razonamiento de parte de su tio d gran Ca- 
nek, que oonduyó didendo: para que en nombre de tu gran rey, 
cuya persona representas, nos admitas y recibas en su servido. 
Hospedado Can, que luego tomó el nombre de don Martin, y obse- 
quiado como correspondía, sin admirarse de cuanto podia causarle 
novedad, dio la vuelta por el propio camino, con presente para d 
rey Canek, su tio. Ursúa por el suyo envió orden á su teniente ge- 
neral Paredes, para que, en nombre del rey don Carlos II, y suyo^ 
fbese á tomar posesión de los señoríos de la isla. 



504 CAriiQuo iLin. 

£1 teniente Paredes^ hallánclose achacosOí envió ca su higar á 
Zabiaur^ segundo cabo de la expedición, con sesenta hombres y al« 
gnnos indios de guerra y de servicio, que se pusieron &k camino y 
llegar(m á la orilla de la laguna, mediando ya el año de 96. Los ea*? 
ciques ttzanos, que no estaban en manera alguna conformes ^«^ 
tregarse á los españoles, y acababan de agasajar y destruir ál ca-t 
pitan Dias de Ydasco con toda su gante, engreídos con este triun- 
fo, se prometían todavía otro, y se alegranm de haber á las manos 
por la banda opuesta á la gente de Ursúa para concluir con ella; 
Se juntaron, diee Yillagutierre üb. 7 cap. 4, basta díea mil indios 
en Inmensidad decanoia; pero siendo menos en númcto los qu« 
salieron a tierra, en ademan dfi paz y ami^d aeercáaadose á los 
españoles, solamente lograron nsír á tres de ellos, que llevaron á las 
canoas, á olaro despedazaron i su presada en el campo, como 
tamben dos indios de Yiieatan, y en seguida dieron á flecharlos. 
Gomensaite así la batalla,. Zahiaur se vio en la neces^ad de hacera 
les una descarga, en qne nrarieron euarentaitzaaos: que amedren-* 
tados,;tuvieroQ alten retirarse algún tanto. Zabiaur, en la precisión 
de aprovecharlos momentos, considerándose con poca gente, dis-^ 
puso hacer lo mismo, tomando su camino hasta d real de la num* 
taña, de donde luego dio aviso de todo al general Ursúa. 

El real de la montaña puntualmente se hallaba á poca ¿Bstan* 
cía, pues el camino se venia abriendo, y estaban ya desmontadas 
lio leg$i$u3. Ursúa, c(m noticia de lo uno y lo otro, trató de for- 
malizaír la expedidon. Armó otros loo hombres, y los ^vió ccm 
artillecia gruesa y munidon, todo á su costa: envió también carpki- 
(eros de ribera para la construcción de piraguas y b^gimtines, que 
sirviesen en la laguna. El mismo i»itor escribe e£^. 5, que mú cur* 
so del camiiio se encontraron tres rancherías, y que agregiándose 
otros muehos indios queaches y chdenes que satiandela montar 
ña se redujeron á pueblos que se situaron en el.U'ánsito, con quier 
nes se surtían de bastimentos; pero aproximado el real frlalaguna^ 
y no asomándose sino itzanos, se <Meultó elsurtimieito en la inr 
mediación. Una partida del ejército bi^ armada llegó bacfta larih 
beraen solitud de cambio y rescate de eiloa: hiego se presentaron 
innumerables canoas en aptitud hostü, que no abandanaban «ites 
apuraban disparando flechas, por mas que se lea refueri&de ptoc; 
hasta que, haeiínctaseles unadeseangaalaire,. la^yerrái las mas^ 
quedando solo cuaitro de tfiasw Les soldados se asarf armt^y al con- 



COííQtlSTA DEL TETEN. 505 

(edto los mUnios itzaños, pero como denegaban los bastimentos, se 
roiMÁ la partida al real, que distaba ya 16 leguas. £1 teniente ge- 
tieral Paredes dispuáo construir allí un reducto para mayor res- 
guardo, y esperar en 'aquel punto á Ursiku 

En México el virrey conde de Galve embarazaba á Soberanis la 
Tenida á Yucatán con el cargo dd caminó, y reducción de Itza» 
que estatan ya en mucho adelantamiento; pero ise le concedió, per* 
mitiéndole solamente el gobierno de la provincia, é inhiMendo á 
ürsúa, como futurario en el gobierno, residir en ella, con preven* 
don á este último de que afum^ de su distrito acudiese al seguimien- 
to de lo comenzado, y orden al primero para que auxiliase en lo 
que pudiese á su costa. Así fué, que llegado Soberanis á Yucatán, 
Ursúa tomó el camino para su expedición. 

Puesto al frraite de su ejército, fué siguiendo la apertura dd cami- 
no basta dos leguas déla laguna, en donde los itzanos, saliendo á Üer^ 
ra en partídas, le disputaron tenazmente el paso; pero allanado al 
fin sin estrago, el ejército y d ástülero se situaron en la propia ri- 
bera: se cortaron maderas, y se construyeron una galeota de 30 
codos de quilla, y otra piragua menor. Era entonces entrado el a- 
ño de 97 ! todo el tiempo que duró hacerse las embarcaciones, se 
ocuparon las canoas itzanas en presentarse á los españoles en el a- 
gua, amenazando con la guerra; luego en saltar gente á tierra, pro- 
vocando para la batalla; y por último en parlamentos de sumisión 
conducidos por Chamazülú uno de los señores, y Quincanek sumo 
sacerdote del país, á quien siempre despidió el general con presen- 
tes de Castilla. En medio de estas ocurrencias pasó don Martin Can, 
sobrino del gran Canek embajador suyo, que habia ido á Mérida 
el año anterior, quien manifestó las angustias que sufrió en la 
vuelta de su embajada, las contradicciones que sufrió su tio por 
conciliarios en la sumisión á España, y la osadía con que los in- 
dios de ios pueblos de Chata y Puc se hablan apresurado en asal- 
tar y consumir al capitán Velasco y gente de Guatemala. Ursúa 
tomóla resolución de llamar y emplazar ante sí al gran Canek pa- 
ra el dia siguiente, en que eran ya concluidas las embarcaciones. 
En vez de Canek solo acudieron en las canoas grupos de mugeres 
entre ellas muchas lucidas, que saltai-on á tierra á presentarse á 
los españoles, sin designar su óbgeto. El general Ursúa ocurrió á 
su recato y contemplación para su regreso, y celebro consejo de 
guerra, en que se resolvió la ocupación de la isla principal. 
TOM, 1. (39) 



9 

506 CAPÍTULO XLIIL 

El dia siguiente se echaron las embarcaciones al agoa. Entró 
en la galeota el general con 106 hombres, 6 criados, dos sacerdo- 
tes y don Martin Can, dejando el campamento y la piragua con el 
resto de gente, tomó dirección para la isla: á la mitad de la lagu- 
na comenzaron á presentarse por todas partes canoas armadas: la 
galeota seguía su camino: divisó la isla: sus altos adoratorios pa^ 
rederon coronados de baterías, y las orillas con trincheras de p^ 
dra y lodo. Las canoas formaron media luna á espaldas de la g»* 
leota, la cual acercándose á tierra requirió de nuevo con la paz* 
La resulta fué llover flechas de las canoas y la isla sobre la galeo- 
ta en todas direcciones, hasta que heridos el sai^ento mayor Gon- 
zález y un soldado Duran, dispararon, y en pos de ellos todos los de- 
mas. «Continuó la descarga reciamente la fusilería: saltó en tierra 
el general con número de tropa, sin cesar de hacer fuego, hasta que 
desapareció el enemigo. De una parte, los flecheros se ediaban al 
agua huyendo, y dejando en presa muchas canoas, y de otra, la 
isla regada de muertos, se despobló, haciend»foga sus habitadores 
por la banda opuesta. Abandonado así el campo, el general subió 
á la población, colocóla bandera en la altura del adoratorio prin- 
cipal, y quedó ocupada la plaza el 1 5 de marzo del propio año de 97^ 

Ninguno de los españoles pereció: itzanos murieron innumera- 
bles. Pasado el estrépito, en pos de uno ú otro menos desafectos 
que llegaron á la isla, fueron volviendo muchos á sus hogares, que 
siendo acariciados, llamaban á los otros, y algunos dueños de las 
canoas, las cuales les fueron restituidas. De las otras islas y pue- 
blos acudieron muchos á rendir obediencia: entre aquellas, las de 
Capul y Aquejil, y entre éstos, losdeAhin,decuyo cacique Chainazu- 
lú se valió el general para haber al gran Canek, que acudió á darla, 
advirtiendo, que desde el principio envió al efecto su corona. Lla- 
mado por una orden Cobox, cacique de doce pueblos de la ribera, 
respondió, que fuese su señoría, y sería bien recibido. Fué en efec-* 
to el general en la galeota) y siendo bien recibido, llevó consigo al 
cacique á recorrer los doce pueblos de su mando, que le obsequia- 
ron con presentes. Se imputó al propio cacique, que habla impe- 
dido á otros señores de lugares someterse á los españoles, y e- 
chándosele grillos por ello, dijo con serenidad: que se sabría la ver- 
dad; y sabido, que solo resistió por sí, unido á los que espontánea- 
mente se opusieron, se le quitaron, y volvió á sus pueblos: única- 
mente quedaron presos Canek, señor principal, Quincanek,pontífl- 



CONQUISTA DEL PETEíC» SWT 

c«, y otro Canek sobrino suyo. 

En la población de la isla principal habla veinte adoratoríos ' 

grandes con multitud de ídolos? muchos de los primeros, formados / 

con piedra de alabastro, de que escribe el mismo Villagutierre 11b. 
8 cap. 12, hay una sierra á diez leguas, donde se despeó el caba- -V 
lio de Cortés. Los ídolos se hallaron de diversas materias y figuras: 
algunos de piedra de jaspe: uno se reconoció de esmeralda, con ta- \ 

maño de un jeme, que tomó para sí Ursúa: uno habia con rostro 
de sol, y rayos de nácar. Advierte el mismo escritor cap. sig. que 
muchas estatuas de piedra, madera y yeso, estaban muy bien es- 
culpidas, aunque algunas horrorosas. Entre los frutos del territorio 
se nota exelente género de añil; y ademas grana, baynilla, cacao,' 
achiote, algodón, cera, miel, y todas legumbres, y aves de <lasti- 
Ha y de la tierra. Los hombres estaban vestidos de ayate, y las mu- 
geres con unas fajas de cuatro varas de largo, y una tercia de 
ancho. 

Terminada la reducción del territorio, continuó Ursúa la aper- 
tura del camino, descabezando la laguna, para unirlo por tierra 
con el de Guatemala, é hizo descubrir otro mas breve para San 
Agustín Lanquin de la Verapaz. 

Construyó en lo eminente de la plaza un reducto en forma cua- 
drada con cuatro baluartes, en que colocó tres piezas de artillería, 
seis pedreros y seis esmeriles: puso una guardia de 50 hombres con 
sus armas y pertrechos, nombrando á Estenoz por su capitán, á 
quien hizo entrega de la galeota y piragua, con su armamento, y de 
los tres personages presos. Como esta reducción estaba tan reco- 
mendada al presidente y audiencia de Guatemala, Ursúa les dio avi- 
so del estado que tenia, pidiéndoles dinero para la manutención del 
presidio, y poniéndolo á su disposición, para que en adelante cuida- 
sen de él. Pareciendo concluido su objeto, trató de volverse á Yu- 
catán, y se puso en camino con la demás gente, la cual en su lle- 
gada pagó y despidió. 

Vuelto á Yucatán Ursúa, que no podia olvidarse de Itza, pa- 
só á Campeche á negociar algunos menesteres para su surtimien- 
to, conservación y adelantamiento. El gobernador Soberanis, que 
no juzgaba de provecho alguno aquella conquista, ni la residencia 
de un futurario en la provincia, dio orden para que Ursúa no se 
moviese del lugar: lo que le perjudicó. y mortificó bastante; pues 
luego comenzó á tener avisos de la falta de bastimentos que pade- 



808 CAf limo iiji« 

da el presidio, la deserción qne sos habitadores hadan de hi Isb^ 
y tas afnenazas deuti alzanÉenla contra in goankkm. Toilohacria 
qne Uegase á netida del freaidente y andienda de finateaafai^ 
quienes al prindpio ^vianm algnnoa dineros, pero no contínoare» 
los necesarios; y de nuevo escribió, no seto hadé&doles cargo de 
la guamieion y todo lo adquirido^ mas tambieB exj^eándoles la ne^ 
cesidad de hombres que repusiesen sus faltas, la de feamUas que 
se establedesen en la población, y" de varios géneros de bastimen* 
to, que allí no podttan lograrse, cottduyendo, con que aqudio es- 
taba para perderse en todos conceptos, que él ccm haber gastado 
cuanto tenia, y estar preso, no podia prestar asfetendani socorro 
alguno, y k) mucho que coaveiriasacMrseeretamaíite los tres presos 
de la isla para Guat^ínala. 

Ursna, según ñié dando cuenta al rey, siempre obtuvo eédulas 
en su favor, primero inh&iendo á Soberanis el camino y la reduc- 
ción, amparando en día áUrsáa: después eximiéndolo de él pa* 
ra sus auxilios y surtimiento; y por úHteo, en ft4.de enero de 97, 
otra, nombrándolecapitan general déla reduedon independiente det 
virrey de México^ dd presidente de Guatemala, y del gobernador de 
Yucatán: con cuya prerogatíva quedó libre de la prisión, y ^ ap- 
titud de eplender en todo lo pertaMci^te á la isla; pero si^npre 
insistió en que'el presidente de Guatemala cuidase de ella. Este 
último, atendiendo á su instanda masaUá délo c(mducente, apres-* 
tó 26 familias para establecer en la población, tSOO cabezas, de 
ganado para consumo y propa^cion, armó 200 hombres y 3 mü 
indios de guerra con capitanes, oñciales, y por teniente de capitán 
general y cabo superior de todos, en real provisión de 20 de diei^Hi-» 
bre de 9S, al comisario de la caballería don Mdd»or de Meneos, 
que se pusiere» en camino para Itza. 

A Ursúa, luego que llegó la noticia, desagradó d ¿q^arato mi- 
litar, de necesidad chocspate en una reducción rédente, pacifica, 
descontenta, y escasa de bastimentos, y haciendo nuevx)s esluerzos 
p{»*a surtirse de modios, portíó con ellos á la isla, adonde llegó 
poco antes que la gente de Guatemala. Con la llegada ét Ursáa 
A olvieron los habitadores que habían desamparado el vecxndaria, y 
los pueblos recobraron la subordinación, que hi^ian perdido, cem 
que se restableció el orden en mucha parte, y ya fué fácil pr«?en¡r 
alojamientos, y recibir al general y ejército que esperad». Satíé»- 
dolé al encuenti*o, se suscitó por precisión una contienda rara en 



GOMQÜIISTA DKi < PETEN. 50$ 

sn géneíOi ^«otre uiM^yotitagetteralt |íorqHe Ursúa sesometíd c^ 
ma soldado al Bvevo ^eocral^ pem queél mandara j ¿Hspusiese de 
-todo, puesto quelarediio€iMi<]peltpreskBae6ta£ía& áeargo^Mpre- 
sidente y audiencia de Guatemala^ y el general Meneos se sometía 
como soldado al general en razón de que lo era nombrado por el 
rey, y era quien lo había trabajado. Ursúa, que desaprobó .la mul- 
titud de tropa, que debia disg;ustarse, falta de bastimentos y el 
aparato de guerra capaz de alarmar á los reducidos, insistía en no 
mandar, para que el general Meneos gobernase á su modo, y vie- 
se como ecmclliaba la paz y contento de ellos. Este último alcanzó 
la razón é inconvenientes de todo, é instando de nuevo, sacó el par- 
tido de que ambos gobernasen como concabos y superiores de la 
expedición. Ursúa vino en ello, y dadaslas providencias para el so- 
corro del m(Mnento, para el establedmiei^to de las familias, .el bien 
estar de los reducidos, y fomento de la guarnición, tratarcm de vol- 
verse. Ursúa paca Yuqaton,. á tiempo que> muerto Soberanls, le 
tocó substituirle plenamente ^td gobiemct; y Meneos á Guatema- 
la coQ el resto de gpnte, y ios tres pr^sos^ c(ue trajo á su casa con 
estimación. 

Por este tiempo los ingleses del norte, segun^el compendio ci- 
tado, al interés de dilatar sus posesiones, hablan hallado motivo 
de hacer la guerra á los naturales del pais; pero^las batallas que 
éstos daban entonces, surtidos de aripas de fuego, y ya disciplina- 
dos por los franceses del Canadá, no eran como las refriegas en 
que se ocupaban los itzanos, lacandones y acalanos, y ellos .mismost 
un siglo antes. Los ingleses se armaban seriamente, y aunque la 
superioridad que es de suponer en los europeos, les daba la venta- 
ja, ellos soportaron aveces enormes estragos. Antes de 1650, Op- 
chankanon en la Virginia, cansado de ver á unos extrangeros, que 
poco á poco iban invadiendo su territorio, resdvid^xpulsarlos: cua- 
tro años empleó en preparar su proyecto: la constancia de los salva- 
ges en guardar secreto, exedió á cuanto puede imaginarse: el dia 
señalado se arrojaron de golpe en las habitaciones de los colonos, y 
asesinaron cuanto encontraron sin distinción de edad ni de sexo. 
La Carolina, por los años de 1712, fué el teatro de una espantosa 
carnicería ejecutada por los indios, y desde mucho tiempo prepa- 
rada en las tinieblas. Mas adelante, el joven Felipe, príncipe de la 
bahía de Massachusetts, ligado con otras naciones, después de in- 
cendiar muchos lugares, hizo perecer mas de seiscientos ingleses. 



54 O capítulo xun. 

La misma Carolina y la Georgia repetidas ocadones vieron sus fron- 
teras asoladas por las tribus Cherokis. Así es c[ue se les vé hacer 
tratados^ alianzas y amistad con los indios. 



FIN DEL TOMO PRIMERO. 




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