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tlU Iflllíl M
1822-1846.
o PARA LA I» DE Él
MEMORIAS
PARA LA
M M IlIICfl INDEPENDÍENTE
1822—1846
Por José María Bocanegra
Edición oficial dirigida por J. M. v¡gii.
TOMO II.
MÉXICO. **
(Avenria Onente ,, nímcro 7,6.|
1892
CANJE DE LA
BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO
QUINTO PERÍODO ADMINISTRATIVO
TÍTULO QUINTO.
Segunda presidencia constitucional, general de división
D. Vicente Guerrero
esdc 1? de abril de 1829 hasta 17 de diciembre del mismo alo en que salió á
CAPÍTULO I.
Toma de posesión del segundo presidente constitucional,— Su ministe-
rio,—Situación de la república.— Opinión manifestada pidiéndose
la separación de los secretarios del despacho.
Auuque los acontecimientos públicos en el período de la
segunda presidencia constitucional de la república han sido,
sin duda, graves y notables; todavía ha sido mayor y más
urgente la fuerza moral y las consecuencias que de los mis-
mos emanaron. Ellos como que han afectado directa y pro-
fundamente los ánimos, causaron inquietudes, disgustos bajo
un aspecto, y sentimientos y efectos agradables por su na-
turaleza en virtud de algunas consideraciones y principios
nacionales. Los sucesos lamentables de 1828 y hechos que
los prepararon, influyeron de un modo seguro y eficaz para
que en el desarrollo de las pasiones y en el vértigo del error
se cometiesen injusticias y desaciertos.
Por esto fué que al excitarse la envidia, el odio y la ven-
ganza, se produjeron como efecto necesario en el año de 1829
los dos movimientos críticos que causaron un sacudimiento
peligroso en casi todo el edificio social. Ya se comprende que
hablo de la expedición española, y del plan, ó reacción de
Jalapa, por que fueron los acontecimientos generales ó im-
portantes ocurridos en la época del gobierno del general
Guerrero, pues aunque se presentaron otras ocurrencias, y
se verificaron muy interesantes actos administrativos, éstos
por ser tales no causaron, ni podían causar los males y tras-
tornos que pudieron producir los primeros enunciados basta
el grado de casi perder la independencia. Hablemos, pues,
de unos y otros en continuación y desempeño del plan pro-
puesto en estas Memorias.
El general D. Vicente Guerrero tomó posesión de la pre-
sidencia de la república para el segundo período constitu-
cional, el día 1? de abril de 1829. Su inauguración, sin em-
bargo de recordar sucesos recientes y desgraciados, ofrecía
un porvenir, si no enteramente feliz y venturoso, á lo menos
pacífico y de buenas esperanzas para la nación. Los partidos
políticos, aunque siempre firmes en sus ideas y principios, y
constantemente procurando los resultados que á sus intere-
ses respectivos convenían, así como calculando las épocas y
las oportunidades para sobreponerse cuando les fuese posi-
ble, callaron por entonces y quedaron como en espera y en
observación principalmente atendiendo á que la república
debería conmoverse basta en sus cimientos por el gran suce-
so de la invasión española, que no sólo se anunciaba, sino
que ya casi se veía, comenzándose á sentir sus efectos en
nuestros mares, en nuestras costas y basta en lo interior de
nuestro país.
Así era la situación de la república, en verdad muy com-
plicada, pues había sobrevenido la desorganización en todos
los ramos administrativos, como un efecto necesario de ante-
cedentes lamentables y de difíciles circunstancias que impi-
dieron el logro de los bienes que se procuró hacer después
de lo que padeció la nación en el año de 1828, como se lia
referido; no obstante que merced á las providencias dicta-
das durante los cuatro meses anteriores se hallaba la repú-
blica casi repuesta á su estado, cuanto fué posible en el ci-
tado corto período corrido desde diciembre hasta abril que
es el mes de que actualmente nos ocupamos.
La seguridad pública en lo general había sufrido mucho:
la ley no era acatada: las autoridades casi eran despreciadas,
y los individuos personalmente aspiraban á premios y recom-'
pensas los unos, á indemnizaciones y resarcimientos de da-
ños de toda especie los otros; y resultaba el conflicto nece-
sario para el gobierno de no poder obrar libre y eficazmente
por la complicación misma de fuertes y encontrados intere-
ses, hasta el grado de que cuando unos gritaban venganza
nacional, otros decían humanidad y cordura. Faltaba la ha-
cienda por otra parte, y el crédito público apenas existía;'y
por lo mismo faltaba, puede decirse, el ser y animación de
la sociedad entera.
Formó su ministerio el nuevo presidente de la república
y nombró para el departamento de relaciones interiores y
exteriores al que esto escribe, que ya tenía á su cargo la mis-
ma cartera, desde fines del mes de enero como en su lugar
queda dicho: para justicia y negocios eclesiásticos fué nom-
brado el Dr. D. José Manuel Herrera, que había sido primer
ministro en el gobierno del Sr. Iturbide: para hacienda fué
nombrado D. Lorenzo Zavala, que prestó juramento, el día
18 de abril, y se hizo cargo del despacho el mi'smo día; y en
guerra y marina continuó el general D. Francisco Moctezu-
ma que la servía. Yo me abstengo de calificaciones arbitra-
rias y de formar juicio crítico de las personas, por su mérito
y aptitud, remitiendo esta calificación á las obras que ha-
blan más alto y mejor que las palabras.
Admití, como queda dicho, la cartera de relaciones para
continuar en su despacho, pero advierto que fué sin perju-
dicar los derechos de mis comitentes, y juzgué de mi deber
por lo mismo renunciar el cargo de diputado por el Estado
de Zacatecas, y así lo hice dirigiendo á la cámara á que per-
tenecía la siguiente comunicación:
"Excelentísimos señores: Cuando el primer presidente
constitucional de la república se sirvió pedir ala cámara de
representantes á que tengo el honor de pertenecer, la corres-
pondiente licencia para encargarme una de las secretarías
del despacho, la cámara se dignó acceder á lo pedido y en
consecuencia se me nombró secretario de estado y del des-
pacho de relaciones interiores y exteriores.
."En aquellos momentos quise manifestar mis deseos de
que no se perjudicasen mis comitentes, disminuyéndose el
número de los representantes del Estado libre y soberano
de los zacatecanos; pero reflexioné que siendo muy corto el
período por que era llamado al desempeño de la referida co-
misión, volvería dentro de breve tiempo al lugar en que bon-
dadosamente me colocó por tercera vez el heroico pueblo
zacatecano.
"No ha sido así, habiéndose diferido mi vuelta á la cá-
mara. En tal supuesto es de mi deber manifestarle, como lo
verifico, por el respetable conducto de V. EE., que siendo
muy conveniente que no se disminuya de modo alguno la
representación de mi Estado, y atendiendo al bien de mis
comitentes, que tanto me han distinguido sin mérito, se sir-
va exonerarme del cargo de diputado, llamando en conse-
cuencia al suplente electo 0. Lie. José María Ruiz Esparza.
"Con este motivo, etc.
"Dios, etc. Abril 3 de 1829.—/. M. de Bocanegra. — Sres.
secretarios de la cámara de diputados."
No se admitió la renuncia.
Se verán, pues, en lo que sigue los hechos del gabinete
formado: se juzgarán los actos, y la opinión pública ejercien-
do su poder iinparcial y autoridad irrecusable, fallará acerca
de la capacidad, conducta política y desempeño de los mi-
nistros. Así se contestarán las invectivas y diatribas de D.
Lorenzo Zavala, quien deseando señaladamente deprimirme
bajo diversos conceptos, hizo eu realidad y sin quererlo la
mejor recomendación y el mayor elogio sobre los puntos y
principios, que como más esenciales, se exigeu á un ministro
público.
Yéase con relación y en confirmación de esta verdad las
páginas 152 y 153 del Ensayo histórico de las revoluciones de
México; advirtiendo, ya que así lo ha querido Zavala, que si
me tacha y califica de tímido é irresoluto, ha sido segura-
mente porque consultó á su carácter, inclinaciones y genio
que fueron siempre la volubilidad y la precipitación : acre-
ditándose entre otros datos todo esto con su violento cam-
bio de nacionalidad.
Ciertamente con sólo el recuerdo de este hecho, tan no-
able, se hallan bien caracterizadas y calificadas la conduc-
i y la carrera pública de Zavala en todas sus acciones y
ista en la tumba.
Con el mayor pulso y cuidado se trató de arreglar y se
arregló de facto el despacho de los negocios públicos guar-
dándose el orden y reglamentos establecidos, y conforme á
ellos expeditando los negocios que giraban segúu el respec-
tivo ramo, lográndose por tanto inspirar confianza pública;
estableciendo moralidad, bien público y justicia como bases
de toda resolución.
Se dirigieron al congreso exposiciones para el arreglo de
la hacienda y guerra. Se llamó la atención benigna del le-
gislador sobre las disposiciones con anterioridad dictadas
desde el año de 1827 sobre españoles; pero desgraciadamen-
te fué muy difícil obtener expresa derogación, y sólo se pudo
conseguir que las excepciones fuesen tales que como ya he-
Tomo II. —2
10
mos visto en otro lugar, al tratarse esta materia, suavizasen
y dulcificasen la severidad con que fueron dictadas aquellas,
Wrándose que los mismos legisladores fuesen los más pron-
tos á librar las excepciones, llegando basta el extremo de
que por listas se verificaban casi diadamente en las sesiones
de ambas cámaras. Pueden recordarse las citas y referen-
cias que sobre este punto hice hablando de la dación y eje-
cución de disposiciones semejantes.
Las felicitaciones que comenzaron como hemos visto, a
dirigirse al gobierno y hacerse con furor, llovían casi ago-
tando el diccionario de la lisonja, y muchas veces de la de-
gradación y hasta abatimiento arrastrándose aquellos hom-
bres que se jactaban más de dignidad y firmeza. ¡Tal es el
mundo! ¡Tales los hombres!
Ningún suceso notable, por público, llamaba la atención
en las c°ámaras, ni en el gobierno: lo que había de más tras-
cendencia era el dividir en dos Estados el que antes era com-
puesto y llamado de Sonora y Sinaloa, que en efecto por vo-
luntad de la nación fueron divididos, guardadas las formu-
loe
El gabinete que había adoptado y practicaba principios
de orden, y que cuidaba mucho sobre todo de conservar la
nacionalidad como esencial y primer bien del país, se veía en
grandes compromisos á causa del modo con que Zavala, como
uno de sus miembros, lo agitaba hasta el grado de introdu-
cir y establecer la división y la discordia, porque juzgándose
superior á todos, y teniendo muy en menos á sus compane-
ros despreciando aun la respetabilidad del presidente, que-
ría'domiuar en absoluto y erigirse en arbitro de los negocios
y de las personas. Y como por la opinión misma era preciso
contener y no sufrir esos avances, y evitar el desorden con-
siguiente,* resultó de necesidad lo que era natural, y fué el
disgusto interior y la desaprobación pública.
Esta llegó á explicarse del modo firme y solemne que
11
consta en las manifestaciones que comenzaron á dirigirse
por medio de formales iniciativas de las legislaturas de los
Estados de México, Puebla, Querétaro y Tainaulipas como
efecto de la opinión generalizada en la república. Se pidió
decididamente la separación de los ministros Zavala y Moc-
tezuma, y que se diese pasaporte al plenipotenciario de los
Estados Unidos del ISTorte de América Mr. J. E. Poinssett,
cuyo paso solemne y público, como queda dicho, fué dado
también después por otras legislaturas, por diversas corpo-
raciones y hasta por los particulares, tomando por supuesto
parte muy activa la prensa, en términos de que fué necesa-
rio considerarse seriamente un suceso tan grave en sí mis-
mo, y que afectaba inmediatamente á la tranquilidad públi-
ca por su trascendencia en momentos tan comprometidos y
críticos como eran los de aquellos días de Junio y Julio, en
que precisamente se trataba, se agitaba y se arreglaba todo
o concerniente y relativo á la defensa de nuestra nacionali-
ad que próximamente iba á ser atacada por la invasión es-
ñola, que no sólo ya estaba anunciada sino casi sobre las
las del océano para llegar á nuestras costas.
Fué indispensable atender á todo lo que demandaba la
existencia de la nación : consultar los comunes intereses: pro-
veer de remedio haciendo el bien posible, sin perdonar aún
el paso y resolución de que los mexicanos todos con el pre-
sidente de la república y los ministros cediesen parte de sus
haberes. En consecuencia, el que esto escribe dirigió la nota
siguiente al ministro de hacienda:
"Excelentísimo señor: Deseando aliviar, aunque en muy
pequeña parte, las escaseces del erario, tengo el honor de
manifestar á V. E. que desde el presente cedo para las aten-
ciones que demanda la guerra contra los invasores de la re-
pública, cien pesos mensuales del sueldo que disfruto actual-
mente.— Con este motivo sírvase V. E. recibir las protestas
de mi consideración. — Dios y libertad. México, agosto 3 de
12
1829 J. M. Bocanegra. — Exilio, señor secretario del despa-
cho de hacienda."
La contestación dada por dicho ministerio dice así:
"Excelentísimo señor: De orden del Exmo. Sr. presiden-
te á quien di cuenta con la nota de V. E. de 3 del corriente
en que hace cesión de cien pesos mensuales de su sueldo,
para auxilio de los gastos que demanda la guerra contra
nuestros invasores, libro hoy la conveniente á los señores
ministros de la tesorería general, para que tenga efecto di-
cha cesión; y al manifestarlo á V. E., así como el aprecio
con que S. E. ha visto este acto patriótico, tengo el honor
de ofrecerle mis consideraciones. — Dios y libertad. México,
5 de agosto de 1829. — Zavcüa. — E. S. secretario del despacho
de relaciones."
CAPÍTULO II.
Pasaporte al ¡ministro plenipotenciario de los Estados Unidos de Améri-
ca D. J. Sí. Poinssett. — Reseña relativa á este personaje y A las rela-
ciones exteriores.
Ya hemos asentado la iniciativa que tomaron los Estados
de nuestra federación y se hizo preciso y necesario conside-
rar primero y antes que todo la nación, el gobierno y la per-
sona de que so trataba al pedir el retiro de Mr. J. E. Poin-
ssett; sin olvidar que los Estados Unidos del Norte casi no
se dirigen en sus operaciones y conducta por las reglas y
principios generalmente observados, sino que puede decir-
se, que obran en sus actos todos con un orden y política pecu-
liares. La persona, que era la del citado Mr. Poinssett, tam-
bién demandaba cuidado y cautela para obrar directamente
y con relación á su carácter, representación y encargo.
Debió atenderse, por tanto, y se atendió de facto, á que
13
este individuo existió entre nosotros con anterioridad á su
misión diplomática y á su recepción oficial según en otro lu-
gar explicamos. El carácter é investidura privada que antes
tuvo fué de un verdadero espía de su nación cerca de la
nuestra, pues siendo como es positivo y cierto que residiendo
no una, sino varias veces en nuestro país, como agente se-
creto del suyo, informó á su gobierno con extensión no sólo
sobre nuestro estado político y sobre las ocurrencias públi-
cas, sino que por los conocimientos que adquirió y tenía, se
tendió con demasiado empeño á formar un verdadero jui-
cio crítico de México, de su gobierno, de las autoridades to-
das y basta de las personas: siendo de considerarse la muy
notable circunstancia que acabo de asentar, de que este mis-
mo Mr. Poiussett aún en el año de 1812 fué agente secreto de
su gobierno en los términos que explica el documento núme-
ro 3 del apéndice del tomo 3? de la historia del Sr. Alamán,
página 49, que dice:
Circular dirigida por el virrey de México á las autoridades, para que solicitasen en las
provincias de su mando, la persona del agente del gobierno de los Estados Unidos
Mr. Poinssett.
"Noticiándome el Sr. D. Luis de Onis en carta de 1? de
enero de este año, los movimientos hostiles que observa en
Filadelfia, como ministro plenipotenciario de S. M. O. cerca
de aquel gobierno, me expone que en su concepto se dirigen
á fomentar la revolución de este reino, con el objeto de unir-
lo á aquella confederación, y que sabe de positivo que reside
aquí un agente del referido gobierno llamado Poiussett se-
gún manifiesta la copia de lo conducente de dicha carta, que
acompaño á vd. para su inteligencia, y que disponga se so-
licite con la mayor eficacia la persona del citado agente
Poinssett, en ese Distrito. — Dios guarde á vd. muchos años.
Abril 3 de 1812. — Se comunicó á los señores de la junta de
seguridad y buen orden. — Señor superintendente de policía
14
-Señor intendente de esta capital-Señor gobernador de
Veracruz.-Intendentes de Oaxaca, Puebla, Guadañara;
interino de Guanajuato, de Zacatecas, de San Luis Potosí, de
Valladolid, interino de Yucatán y Sr. D. Nemesio Salcedo.'
Ya liemos visto que desembarcó ei día 3 de mayo de 182o,
llegó á Jalapa el día 10 del propio mayo, habiendo sido nom-
brado ministro plenipotenciario, enviado extraordinario cer-
ca de nuestra república, siendo senador en los Estados Uni-
dos de América. Le condujo la fragata de guerra americana
Constelación, trayendo también en su compañía á su secre to-
rio y á otros individuos que formaban su comitiva. E día
lo de iunio del propio año fué recibido con la misma solem-
nidad, formalidad y asistencia que lo fué el día anterior el
Sr Ward, encargado de negocios de S. M. B. Pronunció su
discurso de introducción y presentación de sus credenciales,
asegurando la mejor disposición de su gobierno y completa
benevolencia hacia México, considerando la identidad de
principios sobre la soberanía del pueblo y derechos inalienables
del hombre. Habló de la independencia, sosteniéndola, y con-
cluyó asegurando que los Estados Unidos del Norte guarda-
rían siempre hacia México no sólo armonía, sino las mejores
y más estrechas relaciones de amistad; y á este fin estaba
autorizado para entablar sus relaciones referida* y hasta
para celebrar tratados. Se contestó por el gobierno mexica-
no en iguales y comedidos términos.
Y como de este personaje se habla y se trata en muchos
lugares de estas Memorias y en general en la historia de
nuestro país, parece muy conducente darlo á conocer de al-
gún modo. A este fin y para ser más imparcial el que esto
escribe, se toma la indicada noticia del general Tornel en su
Reseña histórica en las páginas 38 y 39, que dice:
"A principio del año, y en hora malhadada para la repú-
blica, arribó á Veracruz con el carácter de enviado extraor-
dinario y ministro plenipotenciario de los Estados Unidos
15
cerca de nuestro gobierno el Sr. Joel R. Poinssett, natural de
la Carolina del Sur y descendiente de una de las familias
que emigraron de Francia á consecuencia de la revocación
del edicto de Nantes. Había viajado con provecho en el Me-
diodía y en el Norte de Europa, en el Asia menor y en la
América del Sur contrayendo relaciones que le ganaron im-
portancia en su propio país. En la república de Chile se mez-
cló en las disensiones civiles, adhiriéndose al partido de los
hermanos con aquel genio artero que desarrolló eu México
las mil maravillas. Como simple viajero ó explorador nos
.sitó desde el año de 1822 y de regreso á su patria dio á
luz una obra con el título de Notas sobre México. Ella con-
tiene las curiosas noticias estadísticas que pudo recoger, la
descripción de los lugares que vio de prisa, y el juicio que
formó de las cosas y de los hombres más notables de la épo-
ca. Aunque su mansión no fué muy larga, le bastó para pe-
netrar con su ojo certero y avisado, la marcha que llevarían
los acontecimientos, la incertidumbre de las instituciones
y los medios fructuosos que podrían emplear los Estados
Unidos para asentar su influencia y hacerla preponderar so-
bre la de todas las naciones comerciales de Europa. No se
descuidó de sembrar ideas republicanas y de presentarnos
como modelo las leyes de su patria, y como recompensa la
gigantesca. prosperidad de que disfruta. Preparado así el te-
rreno y contando con los amigos que se había adquirido, es-
tuvo seguro de una favorable recepción y de facto la logró,
contribuyendo en no poco sus corteses modales, su fino tra-
to y la gracia con que se explicaba en el idioma español.
Encontrando buenas disposiciones en la sociedad culta de la
ciudad de México, introdujo la costumbre de las tertulias, á
que invitaba por un lado, á las bellezas del país, y por otro,
á las persouas más distinguidas por su posición social, por
su riqueza ó por su talento. Así fué haciéndose cabida poco
á poco hasta lograr atraerse á algunos mexicanos que eran
16
depositarios de los secretos de Estado, y que poniendo en
juego sus malas pasiones, tanto le sirvieron cuando juzgó
que era llegado el momento de desarrollar sus planes ma-
quiavélicos. Con un gozo que no disimulaba, aplaudió que
México hubiera preferido la federación á todas la formas de
gobierno, porque á su viveza no se ocultaba que por este
medio debilitaba su fuerza de acción, y que siendo contra-
rios todos sus ^antecedentes á instituciones tan perfectas,
vendría por necesidad el choque de las leyes con antiguos
hábitos y costumbres, y por consecuencia una dilatada anar-
quía. Cuando ella estalló procuró que fuera duradera, dando
organización á un partido, excitando sus naturales animosi-
dades contra su rival, que parecía sospechoso por el número
crecido de españoles que encerraba en su seno, y porque es-
taba dirigido ostensiblemente por algunos de los mexicanos
apegados á las ideas políticas más en boga en los pueblos
europeos. Por este arbitrio, tan ajeno de la circunspección
de un diplomático, y secundado poderosamente por el Sr. D.
Lorenzo Zavala, consiguió tal prestigio en el partido popu-
lar, que se le consultaba como á oráculo, que desempeñó una
verdadera dictadura, ante la cual, para vergüenza nuestra,
se doblegaban muchas de las notabilidades del país, hom-
bres revestidos de carácter público y miles de ciudadanos
que no alcanzaron cuál era el blanco de sus arterías. Con su
aparente franqueza, pudo así abusar del candor de un pue-
blo inocente, y como su talento era persuasivo, vieja su ex-
periencia y emiuentemeDte americano su lenguaje, no es
extraño que de sorpresa en sorpresa, de engaño en engaño,
se sedujera á tantos mexicanos, que han lamentado después
su funesta ceguedad. El Sr. Poinssett no es un hombre vul-
gar, y en los mismos Estados Unidos pocos pueden compa-
rársele. En teatros muy superiores hubiera lucido su talento,
y sobre todo, su siugular penetración: ala rápida inteligen-
cia que heredó de su origen francés, reúne el aplomo de la
17
raza anglo-sajoua: sus estudios son clásicos, especialmente
los de observación: en los altos puestos con que su patria ha
realzado su mérito, ha protegido las ciencias y los establecí
mientes útiles, ha ennoblecido la carrera del soldado y ha
cooperado eficazmente á que se ostente ese orgullo nacional
tan digno de proponerse á nuestra imitación. ¿Por qué cruel
fatalidad son tan dolorosos los recuerdos de un ciudadano
eminente, que ha ambicionado el título ele filósofo y de
amigo de los hombres? Los hay, en verdad, incomprensi-
bles."
Debe ya decirse aquí, que grandes fueron las primeras
impresiones causadas por la llegada y recepción de Mr. Poin-
ssett. Los partidos especularon inmediatamente y pusieron
á la república y á su gobierno en la situación más compro-
metida y peligrosa, hasta el grado de que el partido yorkino
se creye.se apoyado y dirigido por el referido plenipotencia-
rio; y á la verdad, entre otros antecedentes, hubo el impor-
tante y cierto de que este personaje solicitara y diese la carta
masónica para organizar el rito de York, según es constante
en los archivos, y se halla consignado como un hecho histó-
rico. Los del partido escocés se condujeron siempre como ri-
vales y por consiguiente siguió la lucha; siguieron las recri-
minaciones; siguieron los trastornos; siguieron pronuncián-
dose las ambiciones, causando esta división y esta discordia
no sólo aquellos males que ella por ser tal produce hasta aca-
bar con las naciones más bien establecidas, sino que se hacía
germinar el sensible principio de que con tal de atacar y des-
truir á la administración existente, nada importaba se des-
atendiese el primero de los bienes de nuestra sociedad na-
ciente, que era su independencia. ¡A tanto llegó el ciego
espíritu de partido!
Así asentaron máximas tan disolventes algunos desnatu-
ralizados escritores, y con ellos consiguientemente se obraba
de tal modo, que hasta llegó á negarse la verdadera existen-
Tomo II.— 3
18
cia de la invasión española cuando ya habían pisado nues-
tras costas los invasores y se negaba todavía el hecho.
En circunstancias tales, tan difíciles y complicadas, se
dio el paso nacional y decisivo que el Sr. Peña y Peña en
su obra de práctica forense, en las páginas 128 á 130, tomo
3?, ha consignado haciendo honor al que esto escribe, quien
siendo secretario de Estado y del despacho de relaciones di-
rigió á D. José María Montoya encargado de negocios de
nuestra república, un despacho é instrucciones para que por
los medios usados y en amigable conferencia, solicitase y ob-
tuviese el retiro del señor plenipotenciario Poinssett, cuyos
antecedentes y conducta obligaban á llevar á cabo esta re-
solución, según se dice en el propio despacho y puede verse
á la letra en el citado lugar de la obra dicha, donde el repe-
tido autor así se explica:
" El siguiente documento nos lo ha franqueado el mismo
que lo extendió y suscribió como secretario de Estado en el
despacho de relaciones exteriores en 1829. Su contenido hará
eterno honor á la imparcialidad y patriotismo de un compa-
ñero y amigo de nuestra primera estimación.
"Estados Unidos Mexicanos. — Primera secretaría de Es-
tado.— Departamento del exterior. — Sección 1? — Núni. 1. —
Palacio nacional de México, á 1? de julio de 1829. — Aunque
desde la llegada del Exmo. Sr. J. E. Poinssett á esta repú-
blica han sido vistos sus procedimientos con poca confianza,
y aún con recelo positivo por algunos mexicanos, el gobier-
no general, sin desatender la expresión indicada, ha conside-
rado también que no ha faltado á favor de dicho señor mi-
nistro distinción y aprecio por parte de otros ciudadanos.
" Pero ha llegado el caso de que la opinión pública se ha
pronunciado contra S. E. el Sr. Poinssett de la manera más
terminante, general y decidida, como lo manifiesta, á no po-
derlo dudar, el sinnúmero de escritos que se publican dia-
riamente casi en todos los Estados de la federación.
19
" En tales circunstancias estrechísimas el gobierno me-
xicano había querido no dar paso que pudiera calificarse
ajeno de la consideración con que mira las disposiciones de
Washington, porque ha cuidado y cuida mny particularmen-
te de guardar la mejor armonía, siendo tan estrechos los
vínculos que los unen; mas en el tiempo presente es ya pre-
ciso explicarse en este asunto con decisión y verdad.
"El clamor público contra el Sr. Poinssettha llegado ya
hoy á generalizarse en México, no sólo entre las autoridades
públicas y hombres de política é instrucción, sino aún entre
la gente vulgar; no sólo entre los individuos que desde an-
tes le recelaban, sino aún entre muchos de los que se mani-
festaban á su favor.
"Al Sr. Poinssett se atribuyen los males que ha experi-
mentado la Eepública, y aun equivocadamente se le ha su-
puesto directa influencia y muy eficaz en las disposiciones
del supremo gobierno, y por esta circunstancia se reciben en
el público sin toda la deferencia, fuerza y respetabilidad que
corresponden.
"Por la indicada desconfianza general que se tiene del
referido señor plenipotenciario no se han hecho los progre-
sos que pudieran, y eran muy naturales, en nuestras relacio
nes con esos Estados, no habiéndose podido concluir todavía
nuestros tratados de amistad, navegación y comercio y el de
límites, á pesar de los extraordinarios esfuerzos del ejecuti-
vo al intento, pudiendo asegurarse prudencialmente, que
todo procede de hallarse poca ó ninguna disposición en todo
aquello en que interviene un agente que ya perdió la con-
fianza y opinión.
" En este estado de cosas entiende el gobierno mexicano,
que ya hoy no sería excusable su silencio en este particuiar,
y en consecuencia me manda S. E. el presidente prevenga
á V. S., como lo hago, pida desde luego al Exmo. Sr. secre-
tario de negocios extranjeros en esa república, una audiencia
20
privada para tratar asuutos de interés á ambas repúblicas,
y que eu ella, después de protestarle V. S. los sinceros deseos
que animan al gobierno de México de mantener con el de
esos Estados la armonía y aún fraternidad que demandan
las diversas simpatías y analogías que existen entre ambos
países, como son su situación dentro del mismo continente
americano, la vecindad inmediata, la cansa común de inde-
pendencia de las respectivas metrópolis, la identidad de ins-
tituciones, etc., y de indicarle que por estos principios fra-
ternales se ha guiado siempre en toda su conducta política
hacia aquel gobierno y señai adámente eu la condescenden-
cia que ha tenido hasta el grado que le ha sido posible con
respecto á la conservación del Sr. Poinssett dentro del terri-
torio de la república, manifieste V. 8. al mismo señor secre-
tario en los términos más propios y comedidos, lo que se ha
expuesto, para que se sirva hacerlo á su gobierno, encare-
ciéndole lo mucho que importa á los iutereses de aquella y
esta república y á la progresiva marcha de sus mutuas rela-
ciones, la separación de México del citado Sr. Poinssett para
lo que este gobierno expone desde luego el indisputable de-
recho que al efecto le dan las leyes universales de gentes, y
sobre todo, el estrecho deber en que está de obsequiar la opi-
nión general, según que así lo exige como primera base el
sistema representativo popular de ambas repúblicas, instru-
yendo Y. S. al mismo tiempo al expresado señor secretario
de negocios extranjeros de que si el curso de las ocurrencias
llega á exigir la separación del Sr. Poinssett con tal ejecu-
ción que no permita esperarse el recibo de la contestación
de aquel gobierno, el de esta república, en uso de su dere-
cho y en cumplimiento de sus deberes, se verá en el doloro-
so pero indispensable caso do expedir el correspondiente pasa^
porte al mencionado señor plenipotenciario, confiando desde
luego que un gobierno como el de los Estados Unidos del
Xorte, que se caracteriza por la razón, imparcialidad y libe-
21
ralidad de principios é instituciones, no podrá llevar á mal
un paso de esta naturaleza, y que debería dar, y sin duda
daría él mismo, cuando se bailara en la misma situación y
en iguales circunstancias. Dios y libertad (Firmado) Boca-
negra. — Sr. encargado de negocios de la república en los
Estados Unidos del Norte."
La fecha del despacho del ministerio de relaciones diri-
gido al representante de México en Washington es como se
ha visto del día 1? de Julio de 1829, es decir, tres días antes
del convite y magnífico banquete con que en el palacio ar-
zobispal de Tacubaya se celebró el aniversario cincuenta y
dos de la independencia de los Estados Unidos de América
por el referido señor plenipotenciario.1
Este incidente molestó después mucho al Sr. Poinssetty
quejándose con su íntimo amigo el Sr. Zavala le dijo: " En
" todo lo ocurrido sobre mi retiro de este país nada siento
" más, ni nada me hace más impresión, que el no haber po-
" dido penetrar el secreto del paso dado por Bocanegra en
" nombre de su gobierno: sintiéndolo tanto más cuanto que
" recuerdo que brindó conmigo en el banquete del aniversa-
u rio del día 4 del mismo julio sin traslucirse indicio alguno."
Efectivamente cuidé mucho de que no llegase á noticia
de los diestros Poinssett y Zavala la resolución del gobierno
mexicano, hasta con anterioridad empeñando la palabra, dig-
nidad y reserva del presidente do la república general Gue-
rrero, y manejando el negociado en la secretaría del despa-
cho con las más serias precauciones. Por esto se logró el fin
del secreto y el objeto del retiro. En cuanto al brindis que
dije, y que recordaba el señor plenipotenciario, entiendo
que en nada comprometía los intereses y respetos de las na-
ciones amigas de que se trataba, ni el que esto escribe se
ligaba con obligación ni vínculo alguno para hacer ó dejar
1 Documento núm. 1.
22
de hacer lo que conviniera. Los términos del indicado brin-
dis fueron los siguientes: "La unión de los jefes supremos
u de las repúblicas limítrofes y amigas Washington y México'
" La estabilidad del sistema federal. La felicidad de ambos
" países." ?
Creyó sin duda el Sr. Poinssett, que los mexicanos no te-
nemos patria; pero no creyó que sin embargo de no haber
cursado y practicado los manejos y artes diplomáticos con
la extensión y antigüedad de S. E., procuramos empero el
sostén y defeusa de nuestra nacionalidad y derechos.
El gobierno de los Estados Unidos de América, obse
quiando lo pedido por México otorgó el retiro de Mr. J. E.
Poinssett, y en consecuencia nombró en su lugar al Sr. D.
Antonio Butler con el carácter de encargado de negocios
que era el que tenía en aquella república nuestro represen-
tante D. José María Montoya. Posteriormente en fines del
año de 1829 se nombró al Sr. D. José María Tornel y Men-
dívil ministro plenipotenciario y enviado extraordinario cer-
ca del gobierno de aquellos Estados, cuya elección, aunque
desagradó á los que pensaban con Zavala, no fué reprobada
y ni aún expresamente reclamada. Desempeñó su misión con
la inteligencia y patriotismo que podían desearse; principal-
mente al tratarse de la independencia nacional é integridad
de nuestro territorio, según el que esto escribe lo tiene ya
asentado cuando se trató de la colonización de Zavala y so-
cios, y de las ventas de territorio proyectadas por el mismo
y por D. Antonio Mejía.
El gobierno de Washington se manifestó al hablar del
retiro de Poinssett no sólo deferente por obsequiar á los le-
gales principios, sino que se explicó en los términos más fran-
cos que aseguraban la buena y sólida amistad que corres-
pondía existiese entre dos naciones vecinas, que bajo todos
1 Está unido este brindis á otros referidos en un artículo impreso en aquel tiempo
en el periódico oficial. Véase el documento núm. 1.
23
aspectos han debido procurar y conservar sinceras relacio-
nes por su mutua prosperidad; y olvidando por consiguien-
te, la inclinación y tendencias de usurpación y dominación
reprobadas por los comunes principios del derecho conocido,
y por las expresas y señaladas máximas del ilustre fundador
de aquellos Estados.
Oigamos al presidente de aquella república que en su
mensaje del día 8 de diciembre de 1829 dirigido al congre-
so de aquellos Estados Unidos, se explicó hablando de este
suceso y diciendo:
" Es de mi deber informaros que las preocupaciones que
ha mantenido largo tiempo una parte de los habitantes de
México contra el enviado extraordinario y ministro plenipo-
tenciario de los Estados Unidos, han tenido una influencia
desagradable en los negocios de amias naciones, y han disminui-
do la utilidad que debíamos prometernos de los talentos y
el celo de este funcionario. A esta causa debe atribuirse en
mucha parte el malogro de varias medidas igualmente ven-
tajosas á los dos países, y particularmente la negativa del
gobierno mexicano á ratificar un tratado negociado y con-
cluido en su propia capital y á su vista. En estas circuns-
tancias pareció conveniente dejar á Mr. Poinssett en libertad de
volverse ó de permanecer, según juzgase y lo exigiesen los inte-
reses de su patria, y se previnieron las instrucciones á este
efecto; mas antes que pudiesen ser despachadas, se recibió
una comunicación del gobierno mexicano trasmitida por su en-
cargado de negocios aquí, en que pidió que se llamase á nuestro
ministro. Esta demanda tuvo pronto efecto, y se ha nombrado
un representante de un rango correspondiente al del agente di-
plomático de México cerca del gobierno. Nuestra conducta hacia
esta república jamás ha dejado de ser de las más amistosas, y
habiéndose alejado el último obstáculo que se alegaba contra la
buena armonía, tengo motivo para esperar que se hará un cam-
bio ventajoso en nuestras relaciones^
24
El 22 de enero (1830) verificó su embarque eu el puerto
de Tampico de Tamaulipas para su país el ex-ministro Poin-
ssett, y el día 29 su sucesor D. Antouio Butler, cou el carác-
ter de encargado de negocios de los Estados Unidos del
Nbrté< fué presentado en la forma d*e ley y de estilo, y ma-
nifestó los mejores deseos de su gobierno para cultivar con
México las relaciones más amistosas. Fué contestado con la
cortesía y recíprocas protestas que por parte de nuestra re-
pública y de su ejecutivo correspondían.
Este incidente, grave sin duda, en nada complicó las re-
laciones de nuestro país con anterioridad establecidas con
las naciones extranjeras, quedando como existía en la repú-
blica el cuerpo diplomático extranjero compuesto por Cen-
tro América D. José María del Barrio; por Inglaterra D
Eicardo Packenau; por la Holanda Mr. Grott; y Mr. Poin-
ssett basta no ser relevado por Mr. Butler, y sin ser todavía
sustituido por Colombia el Sr. Santa María.
Se siguieron dictando providencias muy eficaces paracon-
tiuuar los trabajos de la comisión de límites encargada al
general D. Manuel Mier y Terán, y se fomentó esta comi-
sión en su ejercicio, y se auxilió del modo más amplio y po-
sitivo.
Se ratificaron y publicaron diversos tratados que pusie-
ron á México en recíproca amistad con varias potencias del
continente europeo. Fueron recibidos los Señores Cocbe-
let y David como representantes consulares del gobierno de
Francia, esperándose al mismo tiempo de recibirse estos
agentes la llegada del cónsul general de Prusia y nombrán-
dose por nuestra parte iguales funcionarios para aquellos
países, siendo D. Manuel Eduardo Gorostiza encargado de
negocios acreditado cerca de S. M. B. ; D. Sebastián Mercado
con igual carácter cerca del rey de los Países Bajos; y per-
maneciendo en Eoma y los Estados Unidos los representan-
tes que en su respectivo lugar quedau ya referidos.
25
Hubo por estos días la ocurrencia notable de que habien
do nombrado la Francia á Mr. Bresson con el mismo carác-
ter con que vinieron los primeros representantes de Ingla-
terra, y estando en los Estados Unidos del Norte para di-
rigirse á nuestra república, cambió de dirección este comi-
sionado y en lugar de venir para México se dirigió á Colom-
bia, diciéndose entonces por unos que el cambio de dirección
había sido intencional y directamente resuelto, porque se tra-
taba de fomentar las ideas monárquicas que se inspiraban
á Bolívar, y se repelían en nuestro país principalmente en
aquella época que fué la del movimiento revolucionario de
1828. Decían otros, que precisamente este suceso había sido
la verdadera causa impulsiva del cambio de su dirección.
Lo cierto del caso es que Bresson no vino á México como se
intentó desde el principio acompañado del duque de Monte-
bello; y se dijo que obraba de acuerdo con García de Me-
dina que fué desterrado de Colombia. El pasaporte y lo ocu-
rrido en los Estados Unidos de América con otros anteceden-
tes de este asunto, obran en la secretaría de relaciones.
Marchaba la república procurándose consolidar y dar es-
tabilidad á la administración que la regía, dictándose, como
se dictaron, serias providencias para reponer lo perdido por
anteriores conocidas desgracias, haciéndose empeño eficaz
para restablecer el crédito nacional bajo todos conceptos y
en todos sus ramos. No fué posible coronar de buen éxito
estos deseos, ni pudieron realizarse; y por el contrario se
presentaron circunstancias que sólo anunciaban pérdidas y
desolación para México; teniendo en esto la principal parte
el espíritu de partido que se propagaba en vez de aniquilar-
se. La división era cada día más grande, y nada útil podía
hacerse.
Por esta mala situación, y sin embargo de haberse con-
ducido el general D. Vicente Guerrero en su gobierno, des-
arrollando los más sanos principios de orden, libertad y jus-
Tomo II.— 4
26
ticia; y sin embargo también de no haberse presentado en
el período trascurrido de abril á julio de 1829 ningún suceso
que seriamente le inquietase, se hizo inevitable y tuvo lugar
la invasión española, que es sin duda alguna el aconteci-
miento más grave y señalado en nuestra historia, porque
afecta y compromete en sí mismo y en sus. consecuencias,
nada menos que la nacionalidad y existencia política de
nuestro país.
CAPITULO III.
La iuvnsión española y sus consecueueias.
En 27 de julio do 1829 se verificó en Cabo Kojo, á doce
leguas de Tampico el Viejo, el desembarco de los españoles,
que mandados por el brigadier D. Isidro Barradas, invadie-
ron á la república mexicana, apoderándose del mencionado
punto, obligando á retirarse al corto número de mexicanos
que lo resguardaban; pues que siendo muy considerable la
fuerza de los españoles que arribaron á nuestras costas en
veinticinco lanchas, á más de doce buques que estuvieron á
la vista, no era posible ni prudente la resistencia que sólo
daría por resultado un sacrificio estéril de personas y segu-
ramente el deshonor de las armas nacionales.
El número total de los invasores, según unos, era el de
cuatro á cinco mil hombres, y según otros, menos. Lo cierto
lo explican los partes y detalles que con otros documentos
conducentes y oficiales, inclusa la capitulación, se circularon,
y conviene leer y meditar: 1 y tanto más conviene, y es ne-
cesario tener á la vista estos documentos, cuanto que ellos
dan fe y testimonio de brillantes acciones de patriotismo,
de valor, y sobre todo de inteligencia y bizarría en los gene-
1 Documento núni. 2.
27
rales Santa-Auna y Teráu, que en esta jornada llevaron las
armas de México hasta obtener una espléndida victoria que
honrará por siempre á la nación, así como á los generales y
ejército que supieron conducirse con el saber, valor, honor,
y patriotismo que tanto los recomienda. Esta jornada es una
página de oro en nuestra historia, como lo son y han sido
en todas las naciones acontecimientos semejantes.
Los Sres. Zavala y Suárez Navarro han explicado en sus
respectivas obras los acontecimientos particulares, movi-
mientos y acciones militares en esta expedición, deteniéndo-
se el primero en la narración de los hechos desde la foja 177
hasta la 193 del "Ensayo histórico de las revoluciones en
México;" y el segundo desde la foja 140 hasta la 160 del pri-
mer tomo de la "Historia de México y del general Santa-
Auna."
Por consiguiente, el quo escribe estas Memorias ha creí-
do mejor y más conducente, guardando su programa, el re-
mitirse á dichos autores en los lugares citados para la am-
plificación de los sucesos que tuvieron lugar en la repetida
gloriosa jornada de Tampico. Se transcriben, sin embargo,
según queda indicado, los partes y documentos que no han
sido asentados en las historias referidas, y tanto más, cuau-
to que ellos presentan la verdad de lo sucedido y nada menos
que en tan vital y esencial punto como es el de presentaT
ante la nación y ante el mundo tal cual fué la administra-
ción gubernativa de aquel tiempo, que ha sido sin meditación
y por espíritu de partido, acusada de indolencia, apatía y
aún abandono. ¡Qué injusticia y qué ingratitud!
Por esta circunstancia y en obsequio de la verdad de
los hechos que forma un dato histórico, se transcriben en un
extracto oficial de la secretaría de relaciones interiores y ex-
teriores de aquella época, las constancias y noticias referen-
tes á la invasión española, así como las providencias dicta-
das por el supremo gobierno para rechazarla. Datan las no-
28
ticias desde el día 22 de junio de 1829, basta principios del
mes de septiembre en que se obtuvo el triunfo. 1
Este extracto da y ofrece constancias, órdenes, providen-
cias y documentos oficiales que contienen y explican las dis-
posiciones del gobierno, que con previsión, celo y energía
movió la fuerza armada preparando eficazmente y escalo-
nando las tropas. El modo con que en el cortísimo período
de cuarenta y siete días que mediaron desde 27 de julio de
1829 hasta 11 de septiembre del mismo año, considerando
la invasión y la victoria, se movieron y marcharon las tro-
pas hasta fo ;mar un ejército que impuso al enemigo, hace
que no pueda negarse racionalmente que ya con las accio-
nes de guerra, y ya con las noticias ciertas que recibía de
su aproximación y número, vaciló el invasor sabiendo que
de Veracruz, de México, de San Luis Potosí, de Zacatecas
y de Jalisco, simultáneamente se dirigían muchos y bien for-
mados cuerpos militares, decididos á pelear por el sostén de
la independencia y libertades de la nación.
Dos mil hombres de Tamaulipas que existían allí y for-
maron dos divisiones: mil doscientos de Veracruz oportuna
y bizarramente conducidos por el general Santa- Auna: mil y
quinientos que del Estado y Distrito de México se conduje-
ron por el general Velázquez aumentaron las fuerzas; y en
fin, cerca de tres mil hombres del Estado de San Luis Poto-
sí ¡il mando del inspector D. José Márquez llegaron á batir-
se, quedando en marcha las divisiones de Zacatecas y Ja-
lisco eon el resto de algunas fuerzas del Estado de México:
siendo de notarse que aun las tropas de los Estados más re-
motos como Sonora, emprendieron la marcha con dirección
al enemigo cubriendo los lugares que desocupaban las fuer-
zas más próximas.
En este tiempo ocurrió un incidente muy notable, fué
1 Documento núui. 3.
29
haberse aprehendido y remitido por el cónsul mexicano en
la Habana D. Luis Valle, al general Santa-Auna, la lista de
los individuos á quienes vino dirigido bajo cubierta el "Al-
cance al Español de Nueva Orleaus de ltí de julio" del mismo
año, en que se insertó la proclama del capitán general de
Cuba, dada con motivo de la expedición que desembarcó en
Cabo Rojo. Lo más importante en su línea fué la correspon-
dencia que vino con oficio de 5 de agosto con expresión de lo
que contenían las cartas y de los que las dirigían y á quié-
nes: manifestando uno y otro documento importante, lo mu-
cho que se trabajaba en contra de la república. Pueden ver-
se con cuidado tanto la lista como el índice de la correspon-
dencia en el primer tomo de la "Historia de México y del
general Santa-Anua," desde la página 4L5 hasta la 424 en
el apéndice y correcciones de dicha obra. Yo tuve el gusto
de franquearlo todo á su autor.
Aquí se permitirá decir en honor del que suscribe estas
Memorias, que como manifiestan las notas que se transcri-
ben, no se quiso obrar arbitrariamente en la averiguación y
diligencias practicadas en este asunto, sino con sujeción á
las leyes, sin embargo de hallarse el gobierno investido de
facultades omnímodas. Esto quiere decir que el liberal ver-
dadero, para serlo, debe primero ser justo. Las comunicacio-
nes son las siguientes:
"Gobierno del distrito federal. — Sección primera. — Re-
servado.— Exmo. Sr. — Acompaño á V. E. original el dicta-
men del Sr. diputado Lie. D. Vicente Guido de Guido ex-
tendido á consecuencia de la suprema comunicación de 22
del actual que le pasé para que se me consultase lo que es-
timare conveniente. El Exmo. Sr. presidente en vista de la
opinión del Sr. Guido, con que me he conformado, resolverá
lo que tenga á bien. — Dios y libertad. México, Agosto 29 de
1829. — José María Tornel. — Exmo. Sr. secretario del despa-
cho de relaciones."
30
" Primera secretaría de Estado. — Departamento del inte-
rior.— Sección 1? — Reservado. — He dado cuenta al Exmo.
Sr. presidente con el oficio de V. E. de 29 de agosto último,
á que acompañó original el dictamen dado por el Sr. dipu-
tado D. Vicente Guido, y decreto de conformidad, á conse-
cuencia del extracto de las cartas de la Habana y Nueva
Orleans á la república, y que se remitió á V. S. con suprema
orden de 22 de agosto citado; é im puesto de todo, S. E. me
manda decirle que aunque aprecia como es debido el juicio-
so, patriótico y bien fundado dictamen del Sr. Guido, S. E.
queriendo economizar en lo posible el uso de las facultades
extraordinarias que se le ban concedido de que cree no haber
actualmente necesidad en el caso de que se trata, ha dispuesto
se obre por ahora lo que corresponda con respecto á la co-
rrespondencia aprehendida, con total arreglo á las leyes y dis-
posiciones vigentes; á reserva de que en caso necesario pueda
hacer el uso conveniente de dichas facultades. — Dios y li-
bertad. México, septiembre 11 de 1829. — Bocanegra.— Sr. go-
bernador del distrito federal."
Diversas circulares y manifiestos, continuadas excitati-
vas se expidieron con anterioridad1 á la invasión española
desde que fué anunciada. Se dieron todos los auxilios de ar-
mas, víveres, pertrechos y dinero que se necesitaban y que
en efecto fueron ministrados por el gobierno 2 y puestos en
camino con dirección al teatro de la guerra, violentándose
las marchas en distancias tan considerables y extensas qite
no era posible vencer ni practicar como obra del momento,
ni era dado al poder humano el variarlas naturalmente.
La administración, como ya antes he notado y vuelvo á
decir, en cuarenta y cinco días que mediaron del 27 de julio
al 11 de septiembre no pudo, á la verdad, ser más diligente,
1 Circulares de 22 de junio, 7, 15 y 18 de julio. — Véanse en el Apéndice bajo el
núm. 2 anteriormente citadas.
2 Véase el extracto citado de providencias en el Apéndice con el núra. 3.
31
empeñosa y activa que lo que fué, ni haber dado más auxi-
lios que los que dio según acreditan los partes ya citados y
la exposición del general D. José Velázquez sobre la mate-
ria, exposición * que debe considerarse mucho y leerse con
detención y examen, pues que para unos es prueba, es decir,
para los que uiegan ; y para otros es respuesta, esto es, para
los que impugnan. Al ministerio tocó necesariamente una
parte muy principal y laboriosa. No debo yo calificarla ni aún
decirla. Algún día se hará justicia; óá lómenos se consagrará
al ministerio un recuerdo siquiera por los mexicanos!
El congreso general que participaba y se había afectado
de la división política de partido, se mostró casi hostil al go-
bierno dificultando por lo mismo los recursos que podrían
haberse tenido con más amplitud y oportunidad; pero al fin
la realidad de los hechos quitó los pretextos aunque ya tarde.
En 25 de agosto del misino año 2 autorizó al ejecutivo
para adoptar todas las medidas necesíirias á la conservación
de la independencia, forma de gobierno y tranquilidad pú-
blica, sin que pudiese el gobierno disponer de la vida de los
mexicanos ni expelerlos del territorio de la república, cesan-
do la autorización luego que el congreso se reuniera en se-
siones ordinarias, cerrándose las extraordinarias luego que
se publicase la ley; y con obligación de manifestar en enero
próximo al congreso, el uso que luciese de las facultades con-
cedidas.
Aunque se quiso declarar festividad nacional el día 11 de
septiembre como aniversario del triunfo de Tampico, y se
inició en el cuerpo legislativo esta disposición, vino atener
efecto hasta el día G de septiembre de 1843. 3 Cuidó el go-
bierno con el mayyr esmero de la conservación del orden
1 Exposición dol general Velázquez del día 4 de noviembre de 829. Véase el Docu-
mento núm. 4.
2 Decreto de 25 de agosto de 1829. Véase el documento núm. 5.
3 Véase el decreto de 6 de septiembre de 43 en el Apéjidice núm. 6.
32
en lo interior de la república, y de su mejor concepto en el
exterior, dictándose y ejecutándose acuerdos muy saludables
y oportunos, sobre tranquilidad pública, guerra, hacienda y
relaciones, sin olvidar las medidas políticas y convenientes
de conciliación, y las que la naturaleza misma demarcaba
como la extinción de la esclavitud, amnistía y término de las
causas criminales.
CAPITULO IV.
Acto» ciduiiiiiatratM os y acontecimientos públicos de la ¿poca.
En otro lugar queda indicado que á más del principio de
justicia y obsequio debido á la naturaleza, á la política del
país y á sus circunstancias fué no sólo conveniente, sino acaso
bien indicada la disposición legislativa de declarar como se
declaró abolida la esclavitud; siendo por consiguiente libres
los que se habían considerado esclavos en la república me-
xicana y estableciendo indemnización á los propietarios para
evitar el perjuicio de tercero. 1
Aunque el Sr. Alamán y otros escritores han tenido por
innecesaria y aun extravagante esta disposición filantrópica
y otras que de igual naturaleza se dictaron también, ha ha-
bido por el contrario quienes aprecien y estimen en su valor
unos actos benéficos y políticos. Por lo que mira al decreto
de abolición de la esclavitud mencionado, y para el mejor
apoyo de esta disposición, de que he sido en verdad autor,
y legal conducto, parece conducente transcribir la parte del
decreto que fundó la resolución. Dice así:
"Deseando señalar en el año de 1829 el aniversario de la
independencia con un acto de justicia y de beneficencia na-
cional, que relluya en beneficio y sostén de bien tau apre-
1 Vcaso el Apéndice núm, 7.
33
ciable; que afiance más y más la tranquilidad pública; que
coopere al engrandecimiento de la república, y que reinte-
gre á una parte desgraciada de sus habitantes en los dere-
chos sagrados que les dio naturaleza y protege la nación por
leyes sabias y justas, conforme á lo dispuesto por el art. 30
de la acta constitutiva."
Las otras disposiciones de amnistía en general y en par-
ticular, concedidas á los mexicanos que por el decreto de 15
de abril de 1828, fueron expatriados por la revolución de
Montano, permitiéndoseles regresar á su patria con el goce
de sus empleos y derechos, se recomiendan por sí mismas,
por su materia y por su propio objeto. Lo mismo debe decir-
se del establecimiento de la casa nacional de inválidos y del
decreto de legaciones y consulados que se dictó en 31 de oc-
tubre, considerando ser el dicho arreglo uno de los medios
más eficaces para afianzar y conservar la independencia na-
cional, fijando de una manera sólida y por medio de tratados
en su caso, las relaciones diplomáticas y comerciales que
supuesta la existencia política de México, deben existir tam-
bién entre ella y las demás potencias del mundo. Igualmen-
te fueron dictadas órdenes y providencias, las más eficaces,
para el establecimiento de minería, conservación del museo
y para crear un periódico en ISTueva Orleans que sostuviese
á la administración en aquella parte del extranjero.
CAPÍTULO V.
£>eyea de imprenta y misión secreta para la república de Haití
La libertad de imprenta que tanto daña y sirve á las na-
ciones por el abuso ó buen uso que de ella se haga, llamó
justamente la atención del gobierno, por haber tocado hasta
Tomo II.— 5
34
el extremo los abusos que de tan precioso derecho y de bien
tan apreciable se cometían, hasta el grado de que, como en
otro lugar hemos visto, se asentase la proposición verdadera-
mente escandalosa y antipatriótica de que "primero debía
acabarse con el gobierno que con los invasores."
No se respetaba ni la moral, ni la autoridad, ni las per-
sonas, ni garantía alguna en realidad, ni derecho ninguno;
esto hizo necesaria una enérgica medida y se expidió por
lo mismo un decreto en 5 de septiembre (1829) previnien-
do que en los Estados, en el Distrito y Territorios, se pro-
cediese gubernativamente por la autoridad política contra
los autores, editores é impresores guardándose las preven-
ciones que contenía dicho decreto. Esto motivó muy com-
prometidas y serias contestaciones con algunas autoridades
de los Estados, que no solamente representaban, sino que
dejaban de publicar y cumplir la disposición expresada. Za-
catecas en particular la combatió fuertemente por medio
de su legislatura y ejecutivo, y llegó hasta el caso de des-
obedecer al gobierno general. Con tal motivo se dictó y se
dirigió la resolución y comunicación siguiente, que como ex-
plicatoria debe leerse, y en su vista se hará justicia al gobier-
no comprometido y combatido por todas partes. La resolu-
ción dice: "He dado cuenta al Exmo. Sr. presidente con la
" carta de V. SS. de 24 de septiembre último, en que se sirven
" manifestar la resolución de esa honorable legislatura sobre
" no dar cumplimiento á los decretos de 4 y 11 del referido
" mes, en que se dictaron por S. E. en virtud de las faculta-
" des con que se halla revestido, varias providencias para
" evitar los abusos de la libertad de imprenta. Y enterado
" de cuanto V. SS. exponen para fundar la inconstituciona-
" lidad que en el concepto de ese honorable congreso euvuel-
" ven dichas providencias, ha dispuesto diga á V. SS. para
" que se sirvan ponerlo en conocimiento de la misma hono-
rable legislatura, que al expedir los decretos citados tuvo
35
" cuidado el supremo gobierno de no comprender en ellos
" ninguna medida ó disposición de las que el derecho llama
" preventivas, á saber: las referentes á licencia, revisión ó
" aprobación anterior ala publicación del escrito, que son las
" únicas que conforme á las doctrinas comunes, atacan la
" libertad de imprenta, habiéndose limitado como se ve en
" dichos decretos, á medidas expresivas ó de restricción y de
" responsabilidad después do verificada la impresión del es-
" crito, las cuales, según todos convienen, de ningún modo
" la atacan, sino sólo la arreglan en términos más ó menos
"amplios ó estrechos; dándose así por supuesto aún en la
" misma acta constitutiva que se objeta, cuando en el art. 31
"dice en términos expresos: "bajo las restricciones y res-
" ponsabilidades de la ley,7' por lo que no puede decirse que
" por este aspecto se haya obrado inconstitucionalmente.
" Que tampoco puede asentarse haberse infringido la cons-
" titución federal en cuanto á la división de poderes por co-
" meterse dichos delitos á las autoridades políticas la apli-
" cación gubernativa de las penas; ya porque realmente son
" imcompatibles una y otra, aún en el curso ordinario del
"sistema, como se verifica en lo respectivo á jefes políticos
" que por las mismas leyes y con especialidad por la de 13
" de junio de 813, tienen autoridad en muchos casos y sobre
"varios delitos para aplicar penas gubernativamente; ya
" porque el mismo congreso que dio, y por consiguiente debe
" suponerse que entendió mejor que nadie la constitución,
" al explicar las facultades extraordinarias que había conce-
" dido al ejecutivo, dijo terminantemente "aún cuando sero-
" cen con las facultades de otros poderes" siendo de advertir
" que aunque entonces todavía no se había dado la cousti-
9 tución federal mexicana, se tenía ya adoptada la española
" y estaba establecido el sistema representativo que es el
" que exige la división de poderes.
" Por último, que no es cierto que los legisladores no pue-
36
" den disponer nada, fuera de los límites prescritos en la
" constitución, cuando á su juicio lo demande así la conser-
" vación de la independencia ó existencia política nacional,
" pues esta es la ley suprema natural de toda sociedad, y la
" base principal siempre que' se establece su constitución,
" cualquiera que sea: por la que en semejantes casos no se
" obra verdaderamente en contra, sino en favor de ésta, cuyo
" principio es más claro con respecto á la constitución fede-
" ral de la república, que en la parte 31 del art. 50 faculta
" absolutamente al poder legislativo, para dictar todas las
" leyes y decretos que sean conducentes á llenar los objetos
" de que habla el art. 49, siendo uno de estos la conserva-
" ción de la independencia; por lo que, y habiendo autori-
" zado el congreso al gobierno para que por sí mismo dictara
" dichas disposiciones, claro es que éste pudo dar las que se
" expresan en los mencionados decretos, supuesto que las ca-
" lificara, según lo hizo, como comprendidas en la citada
" parte 31 del art. 50; robusteciéndose aún todavía más lo
" expuesto con la observación ya hecha de que el mismo con-
" greso y los mismos representantes que habían dado y fir-
" mado la constitución de octubre de 824, y que por consi-
" guíente entendían su verdadero sentido, á los dos meses y
" días, sin destruirla, facultaron extraordinariamente al eje-
" cutivo para que, en el caso de conveniencia y sin exigirse
" el de necesidad, dispusiese hasta cierto punto de la liber-
<£ tad de los ciudadanos, sin embargo de ser ésta una de las
" garantías individuales que sirven de fundamento radical
" á toda asociación libre, y sobre las que la constitución me-
" xicana restringe, no por indicación, sino expresamente en
" el art. 112, parte segunda, las facultades del ejecutivo.
" En consecuencia, el gobierno creyó estar no sólo en sus
" facultades, sino en sus obligaciones las más estrechas y
" ejecutivas el dictar la disposición de que se habla, por ha-
" ber llegado el abuso de la libertad de imprenta á un gra-
37
" do el más escandaloso, y que amenazaba precisamente á
" la conservación de la paz, orden y unión interior, al tiem-
" po mismo que se atacaba la independencia dentro del te-
" rri torio de la república por los invasores, á quienes por otra
" parte se protegía indirecta, pero muy eficazmente, habién-
" dose avanzado algún periodista á estampar estas expre-
" siones en extremo subversivas, "que antes de destruir d los
" españoles era necesario destruir á nuestras autoridades?
" En tal virtud, y habiéndose visto apoyados los mencio-
" nados decretos por todos los Estados que hasta la fecha han
" contestado el recibo, á excepción del de Zacatecas, y son
" los de México, Puebla, Veracruz, Jalisco, Guanajuato, Mi-
" choacán, San Luís Potosí, Durango, Qnerétaro y Oaxaca,
" el Gobierno está en el caso de no prescindir de su ejecu-
" ción hasta que las circunstancias que estrecharon á dictar-
" los y han variado ya notablemente, acaben de mudar de
" aspecto, en términos que se haga innecesaria la expresada
" medida, lo cual afortunadamente parece será muy breve,
" y S. E. lo espera con el más vivo deseo para seguir la inar-
" cha natural y ordinaria; prometiéndose entretanto de la
" acreditada prudencia, patriotismo y amor al orden que
" caracteriza á las autoridades supremas de ese Estado, que
" penetradas de la necesidad de evitar principalmente en
" estos días cualquiera paso de división, ó desorden interior
" que nos privase del grande provecho y utilidad consiguien-
" te al glorioso triunfo adquirido sobre los invasores, harán
" desde luego se observe una resolución propia y exclusiva
" actualmente del gobierno general, que sólo se dictó, según
" queda sentado, por considerarse indispensable en la crisis
" presente de la república.
" Aprovecho la oportunidad para ofrecer á V. SS. las pro-
" testas de mi distinguida consideración y aprecio."
" Y tengo el honor de trasladarlo á V. E. como contes-
" tación á su nota de 17 de septiembre último sobre este
38
" asunto, según le ofrecí en 26 del mismo, reiterándole las
" protestas de mi consideración y aprecio. — Dios y libertad,
"México, Octubre 7 de 1829. — Bocanegra. — E. Sr. goberna-
" dor del Estado de Zacatecas."
Como se ve por la fecha, esto coincidía con el glorioso
triunfo deTampico, ocurrido precisamente en aquellos días,
lo cual cambió naturalmente el estado público de los nego-
cios y la crisis política tomó otra dirección y aspecto.
Se moderó con prudencia y previsión el cumplimiento
del decreto represivo, y se moderaron también los contra-
dictores de los Estados en 'su opinión: quedó sin embargo,
vigente el principio de que, si la libertad de imprenta es útil
y benéfica también es reprensible su abuso, y no debe con-
fundirse el bueno con el mal uso de la libertad.
Los mismos Estados hacían oposición á la ley de contri-
buciones, y señaladamente al decreto del día 15 de septiem-
bre (1829) que creó un fondo destinado exclusivamente, con
los arbitrios que señaló, para atender á los gastos de la gue-
rra contra los españoles, y demás que exigían las circunstan-
cias extraordinarias de la nación. Muy fuerte y general fué
la oposición que en aquella época se hizo á esta disposición
legislativa que fué derogada sustituyéndose con la asigna-
ción que se hizo como contingente: notándose ya desde en-
tonces que estos cuerpos morales traspasaban los límites y
el círculo de sus deberes, avanzándose aún á dictar providen-
cias no sólo fuertes y decisivas sino realmente contrarias al
sistema mismo que regía, pues que llegaron á desconocer la
autoridad suprema del ejecutivo general; causando con la
práctica de estos principios y de estas máximas, el verdadero
y lamentable mal de que girando casi en disolución los Es-
tados llegaron á abandonar al centro de la unión, negándole
auxilios y debilitando el poder y la fuerza que la ley le daba,
erigiéndose casi en absoluto cada uno de ellos.
39
Llegó por esto en aquellos días el caso comprometido y
peligrosísimo de haberse decretado una liga de Estados bajo
el pretexto de precaver con sus acuerdos y disposiciones la
pérdida de nuestra independencia.
Jalisco invitó á ella con motivo de la expedición española
y por comunicaciones del gobierno de San Luis Potosí, al
mismo Estado de San Luis y á los de Zacatecas, Guanajuato
y Michoacán; pero le hicieron cambiar y variar de acuerdo
las ocurrencias y circunstancias públicas del tiempo en que
esto pasaba, y las observaciones de D. José Ignacio Cañedo,
gobernador del mismo Estado, que convencido por el ejecu-
tivo general por medio de las notas que se cambiaron, délas
equivocaciones en que incurrían, y los graves males que se
causarían sin duda, con la coalición proyectada, se desistió
de ella y quedó sin efecto felizmente.
La situación comprometida y circunstancias aflictivas de
la república, al tiempo mismo de anunciarse y aún de verifi-
carse la invasión española, demandaron del ejecutivo provi-
dencias eficaces y salvadoras que pusiesen á cubierto nues-
tranacionalidad, nosólo amagada, sino atacada por el extran-
jero con sus miras y hostilidades pronunciadas, y por los
nacionales con el espíritu constante de partido tan exaltado
que no sólo debilitaba la fuerza pública, siuo que realmente
la destruía, fomentando la desunión y discordia cuyo mal
por sí solo basta para acabar con las más grandes naciones
de la tierra.
El gobierno después de muy detenidas y serias medita-
ciones, y después de haber consultado al consejo de minis-
tros y al de otras muchas personas ilustradas, prácticas y de
patriotismo acreditado, y procurando pouer en acción todos
los medios de defensa de nuestra nacionalidad que peligra-
ba, se resolvió á dirigir cerca del Gobierno de Haití una mi-
sión secreta, cuyo objeto fuese entablar las relaciones conve-
nientes con dicha república, considerando ser ella uno de los
40
puntos más inmediatos á la Habana, cuartel general de los
invasores.
El medio natural y propio, ya designado el lugar y co-
nocido el objeto, fué el de enviar de facto un comisionado con
las instrucciones y carácter consiguiente, y conforme á las
miras y circunstancias del gobierno mexicano. Así lo hizo
y nombró al coronel D. José Ignacio Basadre, agente secreto
cerca del gobierno de Haití, con facultades é instrucciones
ad hoc, y con calidad de desplegar su carácter como agente
público si fuese conveniente. Las instrucciones fueron ver-
bales y esta circunstancia produjo después del triunfo de
Jalapa la ocurrencia que veremos adelante como digna de
referirse.
Los vencedores y partidarios del movimiento de Jalapa,
que referiremos después, trataron de llevar á efecto sus ideas
y reacción contra un gobierno que habían destruido y des-
conocido, sobreponiéndose alas autoridades establecidas, por
medio de la sublevación y asonada conducida al término de
hacer uso de las armas y derramar la sangre en nombre
de la ley. Establecieron sobre esta base la desobediencia y
provocaron la revolución que produjo el desconocimiento
como ellos decían, del gobierno establecido; ó lo que es lo
mismo, llamaron ilegítimo al orden existente, para quitarlo y
crear ellos propios el suyo, que sí tuvieron y reconocieron por
legítimo, siendo sus propios autores y creadores.
Declararon formal persecución y presentaron en el senado
proposiciones, para que se exigiese la responsabilidad al que
esto escribe, pidiendo á la secretaría de Estado respectiva, el
expediente y antecedentes todos del negocio de Haití. Se
remitieron; y cuando creían los acusadores hallarse con apo-
yo, datos y fundamentos para sostener y fundar sólidamen-
te su acusación y hasta con amplificación, según entendieron
y querían, sólo hallaron la convicción triste de que previsto
el lance y conocido el negocio, supo el ministro obrar de ma-
41
ñera que no se le pudiese atacar y perseguir injustamente
valiéndose de sus propios actos y batiéndolo con sus propias
armas.
En efecto, leído y visto el expediente en pleno senado,
resultó que en la parte principal y que con tanto ahinco se
buscaba para fundar y apoyar la acusación, que eran precisa-
mente las instrucciones que se hubiesen dado al agente del
gobierno, hallaron por toda materia esta proposición "Las
instrucciones verbales." Desapareció por consiguiente la tor-
meuta como el humo; retiraron los acusadores sus proposicio-
nes; devolvieron al ministro los documentos con el expedien-
te; y el negocio quedó concluido con el desengaño triste para
ellos que les dio el suceso contrario á lo que esperaban.
Nuestro ministro en Londres D. Vicente Rocafuerte, cu-
yos talentos y experiencia son bien acreditados, hablando de
esta misión á Haití, dice en una nota lo siguiente:
uEl mejor modo de prepararnos á defender nuestro territo-
rio, en caso de invasión, es en efecto, combinar nuestras fuer-
zas con la cooperación de Colombia y Santo Domingo; la pru-
dencia nos aconseja poneruos de acuerdo con esos gobiernos,
y tenerlos gratos, para sacar de ellos las ventajas que pue-
dan exigir los futuros acontecimientos. Sauto Domingo es
el terror de la Isla de Cuba: aprovechemos, pues la alianza
que se puede formar con Boyer para tomar una actitud ame-
nazadora, y hacer entender á los españoles de la Habana, que
si nos invaden, también serán invadidos; que si vienen á
México á poner término á la anarquía, como dicen, nosotros
iremos á Cuba á poner término á la esclavitud de los negros;
que si nos molestan por algún tiempo en nuestro territorio,
nosotros arruinaremos el suyo para siempre, y sacaremos de
ellos la venganza que merece su orgullo, su obstinación y
falta de previsión.
"No son los españoles los que alarman mi patriotismo:
mis inquietudes por ia prosperidad de la república nacen del
Tomo II.— 6 A
42
estado de nuestros partidos, del carácter de nuestros agita-
dores, de la desconfianza general que se observa por todas
partes, y sobre todo, de la falta de crédito: es más difícil ha-
cerlo revivir que aniquilar á todos los españoles."
El editor del Amigo de Jas leyes, El Argos y La Abeja, pe-
riódicos de Nueva Orleans, Mr. Renato Perdranville que
acompañó al general Hedvuville en el desempeño de su mi-
sión en Santo Domingo en el año de 1799, en calidad de co-
misario general de la república francesa, se explica así al
intento: — "Las circunstancias críticas en que hoy (1829) se
halla la república mexicana exigen medidas que sin duda
tiene ya previstas el. gobierno. Una de ellas, y cuya impor-
tancia no se le había escapado y que requiero pronta ejecu-
ción, es mandar cerca de Haití un agente secreto y acredi-
tado. Patente es la utilidad que hay de establecer ó estrechar
relaciones amistosas con aquel gobierno, y empeñarse, si no á
favorecer ostensiblemente la causa de una independencia
común, al menos á hacer movimientos ó demostraciones que
inquietando al gobierno de Cuba, le pongan en la imposibili-
dad de disponer de todas las fuerzas de la Isla para dirigirlas
contra el continente."'
Basadre partió al desempeño de su comisión con los re-
cursos pecuniarios que las circunstancias permitían fran-
quearle; con las cifras necesarias para dirigirse en su corres-
pondencia con el gobierno, y también otras para comunicarse
en país extranjero con algunos individuos combinados, y con
las instrucciones, en fin, dadas verbalmente y propias de su
encargo. Dio sucesivamente cuenta de sus operaciones, si-
tuándose en los Estados Unidos, y estableciendo sus rela-
ciones con la Habana y otros puntos, obrando en el sentido
do su misión cuanto fué posible.
Ella á su tiempo produjo, con sola su enunciación, el efec-
to de que alarmado el capitau general Vives desde que supo,
seguramente por comunicaciones de México, la resolución
43
de dirigirse nuestra agencia á Haití, dispuso y estableció una
vigilancia cuidadosa y estrecha, y dictó providencias las más
eficaces para que ningún buque de la Isla de Santo Domingo
fuese á la Habana, sin ser antes escrupulosamente examina-
do y vigilado por los buques españoles.
La fragata "Casilda" fué separada déla escuadra, á pe-
sar de bailarse consignada á la conducción de las tropas de-
signadas para nuestras costas, y se mandó dirigir á Haití con
órdenes reservadas y ocultando en la Habana la causa y mo-
tivos que el comandante general tenía para disponer aquel
viaje inesperado.
Estos movimientos y las providencias que se siguieron
dictando por el gobierno de aquella Isla, así como las noti-
cias que llegaron sobre la misión y miras de México, que
cuidadosamente se hicieron saber por medio de personas
interesadas en la independencia de Cuba, despertaron ta-
les ideas, y causaron inquietudes al gobierno español, que
recibía en esto una justa represalia, pues que atacada nues-
tra nacionalidad é invadido nuestro territorio, la administra-
ción debió ocuparse, y se ocupó no solamente de preparar, de
arreglar y de unir sus medios materiales de defensa; sino que
obró igualmente con previsión y patriotismo, llevando sus
disposiciones y proyectos al grado é importancia de la exi-
gencia en que pusieron á México las medidas hostiles y peli-
gros efectivos que se realizaban en contra de la seguridad é
independencia de la nación.
Debe saberse que aunque por el ramo de guerra se habi-
litó á Basadre para que en caso necesario pudiese dar paten-
tes de corso, nada tuvo que ver este incidente con la misión
de Haití: y preciso es decir que el sólo anuncio de esta me-
dida inquietó bastante al enemigo. Los partidos, por el espí-
ritu parcial que los dirigía y animaba, exageraron extraor-
dinariamente esta ocurrencia, y se valieron de ella pintándola
de diversos modos y con falsas apriencias para hacer odiosa
44
más y más á la administración que hacía frente á sus enemi-
gos por su natural derecho, y porque procuraba fortificar á
un gobierno nacional que sus contrarios quisieron de todos
modos debilitar.
Zavala se queja en su "Ensayo Histórico" de que no se le
hubiese dado conocimiento, como ministro, de la misión de
Haití; pero es contestado satisfactoriamente por el autor de
la Historia de México y el general Santa Anna, diciendo:
"Como Zavala era íntimo amigo y confidente de Mr.
" Poiilssett, el Si'. Bocanegra lo ocultó cuidadosamente el ob-
u jeto de la misión secreta de Basadre, pues de otra manera,
" el gobierno de los Estados Unidos lo habría sabido, y el
" prestigio y misterios de la tal misión, hubiera perdido en
" fuerza; por esto Zavala habló con tanta inexactitud al cen-
" surar la misión de Basadre, y también por esta causa se
"expresa con tanta vehemencia contra el Sr. Bocanegra.
" El secreto y la clase del odio de Zavala á Bocanegra, estaba
" en la expulsión de Poinssett: los deslices del mismo histo-
" riador contra el general Santa Auna, también reconocían
'un origen innoble."
ÜSTo puede decirse más sobre este punto.
A poco tiempo del suceso importante de Tampico, la le-
gislatura del Estado de México, en formal decreto declaró
hallarse expedito el Sr. D. Lorenzo Zavala para reasumir el
mando de su gobierno, luego que, ajuicio del congreso cesa-
sen las circunstancias políticas que le impedían moralmente
que se le abonase el sueldo desdeel día en que le fué admitida
la renuncia de la secretaría de hacienda : que todo acto con
trario á esta disposición sería reputado como atentatorio á la
soberanía del Estado, y corno tal se castigaría: que el vice-
gobernador conservase el gobierno, y asegurase la tranquili-
dad pública dictando aun providencias extraordinarias, á
cuyo efecto se le facultaba ampliamente. Se dirigió el Sr.
Zavala al gobierno general con la iuserción del mencionado
45
decreto en su correspondiente nota quejándose da la reunión
do Poderes con que .ve obraba por los del Estado de México,
y asegurando se había cometido un atentado contra la cons-
titución y las leyes; y dice que había protestado contra dis-
posición semejante, teniendo dicha resolución como de mero
hecho, y pidiendo se obrase por el gobierno general en contra
de aquellas autoridades.
El que esto escribe, considerando la posición del gobier-
no, las circunstancias públicas, y cumpliendo con el acuerdo
del presidente de la república, dio la siguiente contestación:
"Excelentísimo Señor. — Recibí el oficio de V. E. de ayer
en que inserta el decreto de la honorable legislatura del Es-
tado de México; y habiendo dado cuenta al Exmo. Señor
presidente, me manda diga á V. E. en contestación, como
tengo el honor de ejecutarlo, que luego que se reciba el re-
ferido decreto, se le dará el giro correspondiente."
A esto contestó el Sr. Zavala en los siguientes términos:
"El oficio de V. E. de 16 del corriente, me da á entender
que el Exmo. Señor presidente no ha tenido por suficiente-
mente oñcial la comunicación que le hago, insertándole el
acuerdo de la legislatura de Tlalpam, sobre no darme pose-
sión del destino de gobernador; pues que en ella me dice que
se espera para resolver la comunicación de aquel Gobierno:
sólo quiero saber para aquietarme, si S. E. el presidente no
considera bastante mi comunicación oficial para poder resol-
ver, ó si sólo ha querido eludir la cuestión.— Tengo el honor,
etc."
En tal estado quedó este incidente, que teniendo conexión
como la tiene con la renuncia que Zavala hizo del ministe-
rio de Hacienda, parece oportuno transcribir dicha renun-
cia y su contestación. La primera dice:
"Habiendo la legislatura del Estado de México, del que
soy gobernador constitucional, revocado el acuerdo de 18 de
abril último, por el que me concedió permiso para pasar á
46
hacerme cargo del ministerio de hacienda que V. E. tuvo á
bien confiarme, espero que V. E. se sirva admitirme la dimi-
sión que hago de esta delicada comisión, para pasar á desem-
peñar aquel encargo. Al retirarme del lado de V. E. le pro-
testo que llevo las más profundas impresiones de gratitud
por la justicia que lia hecho á los sacrificios de un hombre,
que ha tenido la desgracia de haber sido difamado por per-
sonas, que por no conocer ni las reglas que deben servir para
juzgar á los hombres públicos, ni el valor de la reputación
de los buenos ciudadanos, han obrado con ligereza ó con ma-
lignidad.— Permita Y. E. este desahogo á un ciudadano me-
xicano, que ha consagrado su existencia al servicio de la pa-
tria constantemente desde su juventud, y (¡ue ha dejado
pruebas indestructibles de sus acciones que han excitado la
gratitud pública en donde quiera que ha servido. — Dios etc.
México, 9 de octubre de 1820. — Lorenzo Zavala.
En respuesta se le dijo lo siguiente: — "Exmo. señor: Se
ha enterado S. E. el presidente de la nota de V. E. fecha 9
del corriente, en que hace renuncia de la secretaría del des-
pacho de hacienda, por haber revocado la legislatura del
Estado de México el permiso que concedió á V. E. para que
desempeñase la mencionada comisión, y me manda decirle:
que si al hacer V. E. la referida dimisión explica los mejores
sentimientos, no son ciertamente menores los que animan á
S. E. al verse en el caso de no tener arbitrio para negarse
á la admisión de una renuncia apoyada en el sólido funda-
mento que la motiva; dando á V. E. las gracias por sus ser-
vicios á la patria, y lisonjeándose de que los continuará en
el alto destino que vuelve á desempeñar. — Así tengo el ho-
nor de manifestarlo á Y. E. reiterándole las protestas de mi
consideración y aprecio. — Dios etc. — México, 12 de octubre
de 1829. — Bocancgra. — Exmo. Sr. D. Lorenzo Zavala.
Por estas ocurrencias y por las circunstancias anterior-
mente referidas, quedó separado del despacho de la secreta-
47
ría de hacienda el Sr. Zavala. Por su separación y después
de haber' servido yo interinamente este encargo, se me con-
fió en propiedad la misma cartera de hacienda, que admití
verdaderamente por honor y delicadeza, conociendo el com-
promiso de tan grave ó importante comisión. Recibí, pues,
interinamente el día 15 de octubre (1829) y traté como era
natural y de mi obligación de saber el estado real y efectivo
en que recibía el ministerio, principalmente con respecto á
la existencia de caudales, y resultó por el estado de la teso-
rería general y por su corte de caja la demostración siguien-
te, que publicó la prensa oficial.
Importa el cargo $ 37.007. 4.02
ídem la data $ 37,007. 4.02
Igual $ 00.000. 0.00
México, octubre 12 de 1829. — Jiménes. — Anclonaegui.
Así recibida la hacienda pública de México, es decir, "sin
un peso" y sin más elementos qnemi resolución firme por el
buen servicio y la mejor intención para desempeñarlo en to-
das las funciones correspondientes y propias de tan intere-
sante ramo de la administración pública, me dediqué al ins-
tante con el mayor empeño á tan interesantes labores sin
perdonar fatiga ni desvelo: y con la circunstancia de que ni
la situación de la república, ni los particulares, favorecían
una marcha por senda tan espinosa, y complicada principal-
mente por la división de los ciudadanos, y por la exaltación
de los partidos que en todas direcciones ponían obstáculos
conforme lo exigían sus respectivos intereses de aspiran tis-
mo, reacciones y venganzas. Sin embargo, como ya dije, me
resolví hasta el sacrificio de reputación, y personal respon-
sabilidad, por exigirlo así las circunstancias y compromisos
en que me veía colocado.
48
Me abstengo de ser yo el relator de esta primera é ines-
perada época de hacienda en mi carrera política, y me pare-
ce mejor que hablen y sean oídas personas que ya no exis-
ten, que son imparciales, y sobre todo, que obrando en razón
de oficio se explican como funcionarios públicos, no por su
propia opinión, sino por los hechos, datos y constancias en
que descansa su dicho, explicándose realmente como órga-
nos legítimos y con la voz de ia ley.
Tal es la tesorería general de la nación, contestaudo mi
nota del día 3 de Agosto que dice: — "Mi honor y mi res-
ponsabilidad me obligan á poseer justificantes que acrediten
el modo con que me he conducido en los diversos cargos pú-
blicos con que se me ha honrado. — El ministerio de hacien-
da ha sido uno de ellos, y en el que ciertamente me he visto
más comprometido, .y por lo mismo suplico á Y. S. se sirva
extender un documento en que manifieste cuanto le consta
relativo á la situación en que recibí la hacienda pública á mi
ingreso en 15 de octubre del año próximo pasado, cuál ha
sido mi desempeño en el encargo, y cuál el estado en que la
entregué. — Todo lo comunico á V. S. al objeto indicado; pro-
testándole mi consideración y aprecio. — Dios etc. — México,
agosto 3 de 1830. — Bocanegra.
He aquí la contestación á la nota anterior:
"Tengo la satisfacción de acompañar á Y. E. la certifi-
cación que se sirvió pedirme por su oficio de 3 del corriente,
de las sensibles circunstancias en que se hallaba el erario
federal cuando se hizo Y. E. cargo de la secretaría del des-
pacho de hacienda en 15 de octubre del año próximo pasado;
de cuál fué su desempeño, y del estado en que entregó el
mismo erario á su salida del ministerio.
" He procurado indicar en ella los hechos de su adminis-
tración (pie me han parecido más remarcables entre losde que
hago memoria, y lo he verificado con la sinceridad y verdad
49
que reclaman la buena fé y mi conciencia. — No sé si habré
omitido algo sustancial. Si así fuere, ruego á V. E. tenga
á bien manifestármelo francamente, devolviéndome la cer-
tificación para reformarla, persuadido de que, testigo pre-
sencial por razón de mi empleo de las operaciones de V. E.
en el ministerio, creo que es de mi estrecho deber deponer
en todo tiempo y de la manera más solemne, sobre la impar-
cialidad, tino y sabiduría que eran el norte de todas ellas
no menos que de sus felices resultados. — Dios y libertad. —
México, agosto 6 de 1830. — Solo por fallecimiento de mi com-
pañero, Simón Andonaegui. — Exmo. Sr. D. José María de
Bocaiiegra."
"El ciudadano Simón Andonaegui, intendente honorario
y ministro tesorero general de la federación. — Certifico: que
cuando el Exmo. Sr. D. José María de Bocanegra se hizo
cargo de la secretaría del despacho de hacienda, que fué el
15 de octubre del año próximo pasado, se hallaba el erario
federal, por consecuencia de los continuos trastornos que
había sufrido la república, y extraordinarias erogaciones que
tuvo necesidad de impender para repeler la invasión espa-
ñola, en situación tan deplorable que, á más de no haber en
la tesorería general existencia de un solo peso, adeudaba á
la lista civil y militar sumas considerables y tenía desaten-
didos otros objetos de grande importancia, al paso que sobre
las aduanas marítimas y del Distrito, principal recurso del
gobierno de la Unión, pesaba un gravamen enorme; que la
renta del tabaco, tan pingüe en otro tiempo estaba extin-
guida, sin tener que producir más que cincuenta mil pesos
durante algunos meses, por resto del valor de las últimas
existencias vendidas, y que los demás ramos, siempre de es-
casos rendimientos, lo eran entonces más por el funesto in-
flujo de las causas que se han indicado: que el mismo día en
que se posesionó del ministerio, se sirvió llamarme con el
objeto de imponerse del estado de la tesorería y cantidad que
Tomo II. —7
50
podría ser suficiente para cubrir sus deudas más urgentes,
con cuya ocasión le manifesté las angustiadas circunstan-
cias en que se hallaba por su absoluta falla de recursos; pre-
ferencias de muchas de sus atenciones é inmoderación de
no pocos de los acreedores, que reducidos á extrema miseria
no podían resignarse á esperar por más tiempo, no bastando
para acallarlos en lo pronto la considerable suma de tres-
cientos mil pesos: que S. E. me ofreció proporcionármela
dentro de algunos días, previniéndome dijese á dichos acree-
dores que el nuevo ministro se ocupaba eficazmente en ali-
viar sus padecimientos, proporcionándoles prontos socorros:
que en efecto la energía, rectitud, sabiduría y prudencia de
sus medidas pudieron en breve restablecer la confianza pú-
blica hasta el termino de negociar un empréstito de dos
millones ciento ochenta mil pesos, bajo condiciones mucho
más favorables al erario que las que se habían estipulado en
cuantos contratos de la misma especie se celebraron en la
época anterior y que más se aproximaban á las bases esta-
blecidas por la ley que gobernaba en aquel negociado: que
á más de procurar á la tesorería este arbitrio, logró se rea-
lizara en el momento el entero de la cantidad de setenta y
cinco mil pesos, que á virtud de dos préstamos contratados
por el sefior secretario su antecesor, debía satisfacerse en
uno hasta los dos meses y en el caso de (pie al prestamista
conviniese llevar á cabo el negocio, y en otro hasta la amor-
tización de la mitad de las órdenes que se expidieron á vir-
tud de él : (pie sin hacer uso de la nutofulad, á lo que daban
lugar la urgencia de las circunstancias y los vicios de (pie ado-
lecían los contratos, respetando la buena fé de éstos y va-
liéndose únicamente del suave medio de la persuasión, obtu-
vo de los interesados su consentimiento mira disponer (pie
en lugar de admitirse en su totalidad las órdenes procedentes
de dichos negocios se amortizasen en las aduanas en sólo uu
68 por ciento de derechos, debiéndose entregar en numerario
51
el 32 restante, con cuya medida pudo ya la tesorería contar
para sus ordinarias y urgentes atenciones con un fondo per-
manente y seguro que vino á servir de grande auxilio á la
actual administración en los momentos de ma\oies apuros:
que con estos y otros arbitrios cuidó con celo y escrupulosa
economía de (pie fueran oportunamente atendidos los objetos
de mayor preferencia, sin olvidar al menesteroso pensionista
ni á la viuda infeliz (pie subsiste á expensas del erario; y fi-
nalmente que la moderación é imparcialidad, que eran el
carácter peculiar de sus actos, y la dulzura y deferencia con
que á todos recibía y escuchaba en las audiencias públicas
y privadas, le granjearon la benevolencia y respeto de todas
las clases y aún de todos los partidos. Y para los efectos á
que haya lugar, doy la presente á pedimento del mismo Se-
ñor Excelentísimo, en México á seis de agosto de mil ocho-
cientos treinta. — Solo por fallecimiento de mi compañero. —
Simón Andonaegui."
Oigamos también al intento el juicio de la prensa, que
puede muy bien llamarse en la época á (pie se refiere, de opo-
sición por ser el periódico titulado "Registro Oficial" del
año de 1831 número 73 del lunes 14 de marzo que confirman-
do lo expuesto por la tesorería general, honra al que esto es-
cribe diciendo: — "Entiéndase que en todo cuanto digamos
en este número, y en todos los de nuestro periódico acerca
de administración de hacienda, hacemos abstracción de las
pocas semanas en que estuvo á su cabeza el Sr. Bocanegra.
Este ministro recomendable no sólo se condujo con pureza,
sino que comenzó á poner orden en el increíble despilfarro
en que encontró este ramo. Sus esfuerzos, sin embargo, no
pudieron tener todo el efecto deseado, porque no podía obrar
con la libertad que era menester, á causa del desorden que
había eu las demás oficinas."
52
CAPITULO VI.
Pronunciamiento de Yacatfiu por centralismo.
Muy poco tiempo había pasado del triunfo nacional, cuan-
do el mes de noviembre (1829) por la predisposición en que
estaban los ánimos, por las combinaciones y cálculos de los
paludarios y por ejecutar verdaderamente una reacción, por
cuyo medio se verificase un cambio de cosas y personas, re-
sultó que la guarnición del Estado de Yucatán se alzase pro-
clamando el establecimiento del centralismo y la ruina del
sistema de federación que existía. Indicóse con este hecho
la existencia del principio adoptado por nuestros enemigos,
de que conviene tener en continuas revoluciones á la nación
mexicana, para ni dejarla constituirse, ni progresar, ni efec-
tuarse el desarrollo de los grandes elementos que por natu-
raleza tiene y que han servido para conservarla á despecho
de sus contrarios.
Se separó en efecto Yucatán del resto de la república,
dirigidos los alzados y acaudillados por D. José Segundo
Carvajal, bajo el pretexto de escaseces y de sostener la inde-
pendencia. El congreso general y el ejecutivo de la unión
sostuvieron los intereses públicos así como su dignidad ofen-
dida por una subversión injusta y temeraria, y se procuró
por cuantos medios fueron «adoptables, sostener la opinión
general y evitarla seducción y que cundiese el mal, dictando
providencias represivas por una parte y de conciliación por
otra.
En consecuencia se nombró al Sr. D. Lorenzo de Zavala
en comisión, para que dirigiéndose al expresado Estado de
Yucatán, su patria, y donde tenía parientes y amigos, pro-
53
curase el término pacífico y honroso que exigían las cir-
cunstancias de la república, convaleciente apenas de los pa-
decimientos causados por la invasión extranjera. ¡Prueba
terrible que había sufrido! El carácter que se dio á la comi-
sión de Zavala para hacerla efectiva y fructífera, fué el de un
comisionado, ó agente para el extranjero; pretendiendo que
como de tránsito pudiese obrar en Yucatán llevando á efecto
los fines propuestos de negociar el término pacífico de la re-
volución que sesosteuía bajo las bases y plan adoptados. x
Nada se consiguió con esta medida prudente de conci-
liación y de paz, porque el gobierno revolucionario de Yu-
catán impidió por medio de anteriores providencias las más
enérgicas, que Zavala entrase en el Estado, y previno la auto-
ridad oficialmente que sin embargo del pasaporte que había
manifestado y del deseo que indicaba de ver á su familia, se
le prevenía continuase su viaje á Europa en el propio buque
en que venía sin que tocase en tierra, y quedase en espera de
alguna embarcación extranjera que lo condujese á su desti-
no, y se le hicieron además prevenciones tan fuertes que has-
ta se le dijo sufriría la última pena si pisase las playas de
Yucatán. Tuvo por consiguiente la necesidad Zavala de re-
gresar á México, como lo hizo, dejando á los de Yucatán en
la misma carrera que habían emprendido, y que en efecto
siguieron practicando hasta tocar el desengaño que de nece-
sidad los obligó á la unión nacional de que se habían sepa-
rado por malignidad propia ó de seducción, como parece ha-
berlo sido por la conducta que guardaron en el curso de su
revolución.
Este cáncer mortal se presentó siempre contra el gobier-
no pero bajo otro aspecto en la villa de Jalapa los primeros
días del mes de diciembre de 1829. Existía en dicha villa el
ejército que se había creado con el nombre de Reserva al tiem-
1 Véaae el Apéndice núra, 8.
54
po de verificarse la invasión espafloln, y estaba puesto por el
gobierno del general Guerrero á las órdenes del general vice
presidente de la república D. Anastasio Bustamaute, y co-
mo segundo el coronel D. Antonio Fació.
Mucho se trabajó en impedir este arreglo por personas
que conocieron los elementos de la reacción que se prepara-
ba con sólo los dichos nombramientos, ¡mes que valiéndose
de la. respetable fuerza que se ponía á las órdenes de Bus-
tamaute y Fació, sería atacada y destruida la administra-
ción por el ejército mencionado.
Se hizo presente al presidente general Guerrero en los
términos más claros y convincentes, (pie ponía las armas de
la nación en manos de los enemigos de su gobierno y lo des-
truirían sin duda deponiéndolo y acaso sacrificándolo. ¡Dig-
na fué de un patriota tan acreditado la respuesta que dio á
esta fundada insinuación!
"Yo, dijo, nada deseo para mí ni para el sosten de mi
gobierno en lo personal; sea de esto lo (pie fuere, lo que im-
porta es que los dignos hijos de México y los militares acre-
ditados puestos al frente de las valientes tropas nacionales,
batan á nuestros enemigos y los arrojen de nuestro país."
CAPITULO VIL
Pronunciamiento y plan de Jnlnpn.
Siguió por tanto practicándose cuanto estaba anunciado
y dispuesto con respecto al ejército de reserva, y al fin se ve-
rificó el pronunciamiento publicándose el día 4 de diciem-
bre de 1829 un plan con los nueve artículos siguientes:
55
"1? El ejército fie reserva ratifica el juramento solemne
qne ha prestado «le sostener el pacto federal, representando
Ja soberanía de los Estados y conservando su unión indiso-
luble.
"2? El ejército protesta no dejar las armas de la mano
basta ver restablecido el orden constitucional cou la exacta
observancia de las leyes fundamentales.
"3? Para este fin, el primer voto que pronuncia en ejerci-
cio del derecho de petición, es que el supremo poder ejecu-
tivo dimita las facultades extraordinarias de que está inves-
tido, pidiendo inmediatamente la convocatoria para la más
pronta reunión de las augustas cámaras, á fin de que éstas
se ocupen de los grandes males de la nación y de su eficaz
remedio, como lo consultó el consejo de gobierno, oyendo á
la vez las peticiones que los mexicanos tengan á bien diri-
girle sobre las reformas que deban establecerse, para que la
república, libre de abusos en la administración de todos sus
ramos pueda marchar á su felicidad y engrandecimiento.
" 4? El segundo voto es que se renueven aquellos funcio-
narios contra quienes se lia explicado la opinión pública.
"5? El ejército, al manifestar sus fervientes votos para
el pronto remedio de los niales que afligen á la república,
lejos de pretender erigirse en legislador, protesta la más cie-
ga obediencia á los supremos poderes, y reconoce á todas las
autoridades legítimamente constituidas en orden civil, ecle-
siástico y militar, en lo que no se oponga á la constitución
federal.
"6? El ejército promete que procurará conservar á toda
costa la pública tranquilidad, protegiendo las garantías so-
ciales, y persiguiendo á todos los malhechores, para mayor
Seguridad de los caminantes y pueblos por donde transiten.
" 7? Para llevar á cabo este plan, hemos acordado que se
remitan ejemplares de él con atento oficio al supremo go-
bierno general, á las honorables legislaturas, á los Excelen-
56
tísimos señores gobernadores de los Estados, á los coman-
dantes generales y demás jefes políticos y á los prelados
eclesiásticos. Que se invite por medio de una comisión á los
ilustres vencedores de Jr.chi y Tampico ciudadanos genera-
les Bustamaute y Sauta-Anna, para que poniéndose á la
cabeza del ejército pronunciado, y de todos los mexicanos
que se adhieran á este plan, sin distinción de épocas y par-
tidos, los dirijan en las operaciones á la mayor y más pronta
consecución de los objetos indicados.
" 8? Bu el caso no esperado que los expresados genera-
les se negaren á un deseo tan laudable, tomará el mando el
más graduado de los jefes pronunciados.
" 9? Se invitará igualmente á la guarnición de Campeche,
para que abjurando su pronunciamiento, se una al presen-
te, y contribuya al establecimiento del imperio de las leyes
vigentes, de cuya infracción proceden los males generales
de la república, y las grandes miserias que aquejan al ejér-
cito mexicano. — Es copia. Jalapa, 4 de diciembre de 1829.
— Juan María AzcárateP
Este plan fué acompañado de proclamas y manifiestos
del general en jefe, del general Múzquiz, del general Inclán
y de otros del ejército de reserva que se tituló "protector de
la soberanía de los Estados," explicándose el primero en estos
términos:
" Compañeros, vuestro pronunciamiento es digno de ciu-
dadanos libres, pues que pedís la observancia de la consti-
tución, depósito sagrado de nuestra verdadera libertad.
" Fieles á vuestros juramentos, que hoy habéis ratificado,
queréis conservar ileso el pacto federal y ver restablecido el
imperio de las leyes: deseáis el remedio de los males que hoy
aquejan á la república y que se evite su total ruina ponién-
dose término á los abusos del poder, y estableciéndose aque-
llas reformas que parezcan más convenientes para que mar-
che á su prosperidad y engradecimiento.
57
"¡Conciudadanos! mis votos están en consonancia con
los vuestros, y el ilustre vencedor de Tampico, tampoco po-
drá ver con indiferencia los males de una patria por cuya
libertad acaba de prestar tan distinguidos servicios.
"Yo os ofrezco hacer cuanto esté de mi parte para el lo-
gro de tan laudables fines, y espero que los supremos pode-
res generales y los particulares de los Estados, se dedicaráu
al más pronto remedio de las calamidades públicas.
" ¡Soldados! vuestras miserias que han afectado tanto mi
corazón, me lisonjeo que terminarán pronto.
"Defensores de la ley: yo acepto vuestra invitación per-
suadido de la justicia de la empresa, y de que no os separareis
jamás de la senda del honor y de la disciplina.
" ¡Oamaradas! sed tan virtuosos como habéis sido hasta
aquí, haciéndoos dignos de la admiración y gratitud nacio-
nal: contad siempre con el bien merecido aprecio de vuestro
compañero y amigo. — Jalapa, diciembre 5 de 1829. — Anas-
tasio Bustamante."
Las demás proclamas citadas se redactaron poco más ó
menos en iguales términos pues que los jefes eran conducidos
por iguales principios y llevaban las propias miras. La verdad
era que al tomar las armas los pronunciados de Jalapa ve-
rificaban una reacción por el suceso desgraciado de Tulan-
cingo, y porque sin embargo de las repetidas protestas de
orden y desinterés, aspiraban á la dominación y á sobrepo-
nerse á todos, proclamando por supuesto amor a la patria y
no á los puestos y empleos que quitaban sin embargo á los
que no les eran favorables, sin detenerse en los hechos ni en
los medios; auuque sí por supuesto llamándolos legales á
estos últimos, porque sabido es que cuando un partido domi-
na al otro, todo lo del dominador es arreglado y legítimo, y
lo del dominado es desconocido y nulo. Por esto el plan de
Jalapa lo declararon nacional sus autores mismos, y por este
el que era vicepresidente, creado por la misma elección que
Tomo II.— 8
58
había hecho presídeme al supremo magistrado que se des-
conocía y se destituía, era considerado como de diverso ori-
gen legal, cuando tanto el presidente como el vicepresiden-
te renonocían un mismo principio electoral y unas mismas
circunstancias de ejercicio, reconocimiento y ratihabición
nacional. Por esto se tuvo que ocurrir, como veremos ade-
lante en el período respectivo, á declaraciones absurdas y
parciales.
Aquel mismo vicepresidente de la república, D. Anas-
tasio Bustaniante, al marchar á su destino y al desempeño
que la confianza ilimitada del primer jefe de la nación ha-
bía depositado en su persona, prefiriendo el ser de la nación
al propio, oyó al general Guerrero que le dijo: "Conoce vd.
¡o grande y noble de la empresa y con esto lo digo á vd. todo. —
Eespondióle Bustaniante: "La independencia nacional y el
supremo jefe de la república serán para mí el norte de mis
operaciones, y lo serán de mi conducta en el ejército de re-
serva. Jamás desenvainaré mi espada contra el general Gue-
rrero." ¡¡Este mismo vicepresidente fué el caudillo de la
sublevación de Jalapa!!
Verificada la proclamación del plan del ejército de reser-
va, la guarnición de Yeracruz levantó una acta contraída á
pedir la dimisión de las facultades extraordinarias y la re-
moción del ministerio. Comisionó al efecto Veracruz á dos
oficiales que condujesen á México dicha acta; pero esto no
tuvo efecto por inconvenientes que se les presentaron en el
camino con motivo.de los sucesos de Puebla, ocurridos des-
pués que unida al pronunciamiento hacía se obrase en el
sentido de él, y por lo mismo se conformaron los enviados
con remitir el acta al gobierno.
Este, creyendo cumplía con sus deberes evitando los ma-
les consiguientes á la discordia civil, pulsó hasta lo último
los medios de conciliación y do paz, y nombró una comisión
compuesta de los Señores diputados D. Francisco Landa,
59
general D. José Mendívil y Dr. D. José María Castañeda
para tratar con el general Bustainante y acordar los medios
que se considerasen más eticaces y de más importancia para
restablecer el orden público destruido al proclamarse "cons-
titución y leyes." No dio la comisión el resultado que se de-
seaba y volvió á México aún sin llegar á Puebla, porque las
fuerzas pronunciadas tenían ocupados los dos Estados de
Veracruz y Puebla, y se dirigían ya en marchas forzadas so-
bre la capital, obligando estos movimientos á que se obrara
por la administración del modo más enérgico y decisivo. Por
esto, y porque se creyó lo mejor y más conveniente que el
mismo jefe del Estado se pusiese al frente de las tropas que
le estaban subordinadas, así se resolvió á hacerlo; y en uso
de las facultades extraordinarias cou que estaba investido,
expidió el decreto de su marcha y dictó otras providencias
consiguientes, poniéndose al frente del ejército y dando co-
nocimiento de todo al congreso general reunido en sesiones
extraordinarias. El congreso, conforme á lo que se hallaba
dispuesto en el art. 97 de la constitución que regía, y proce-
diendo conforme al 95, verificó la elección de presidente in-
terino que recayó en el que esto escribe ' y cuyo período
quedará en su lugar redactado.
Concluyo haciendo uso de los propios conceptos y pala-
bras del Sr. Alamán, explicándose como escritor y como mi-
nistro, pues que bajo uno y otro aspecto ha definido con
exactitud cuál fué la revolución de Jalapa, y cuál el desem-
peño de la administración que sirvió de objeto y pretexto al
levantamiento ó insubordinación militar. Dice á la página
847 del tomo 5? de su Historia de México, en cuanto á lo
primero: "El general Bustamante aunque había sido noni-
"brado vicepresidente por los yorquinos no pertenecía al
" partido y se había separado de ellos; con cuyo motivo, y te-
1 Decreto de 16 de diciembre de 1829, Colección de Gfalván.
60
" niendo por secretario al coronel D. José Antonio Fació que
"era de los escoceses, se decidió á ponerse al frente de una
"reacción, proclamandoelrestablecimientodelaconstitucióa
"y de las leyes violadas con la concesión de las facultades
" extraordinarias; pero estas palabras significaban la destitu-
"ción de Guerrero y un cambio en el partido que prevalecía
" en el gobierno. Este fué el objeto del plan de Jalapa, y en-
cendiéndolo así Guerrero se propuso resistirlo para lo que
" convocó al congreso á sesiones extraordinarias 1 citándolas,
"señalando el 11 de diciembre para la reunión, y habiéndo-
"se dirigido Bustamante á Puebla, salió a su encuentro con
" toda la tropa que pudo sacar de México, dejando el gobier-
"no en manos del presidente interino D. José María Boca-
" negra nombrado á este fin por el congreso.''
En cuanto á lo segundo, esto es, como ministro, en su
Memoria del año de 1830, se explica no solo no haciendo car-
gos á la administración que le había precedido, sino que
"confiesa haber sido ella conducida por la voz pública en graves
asuntos y en lo general siempre guiada de la buena féy del deseo
del acierto.11
El que esto escribe no puede menos de llamar la atención
á dicho documento de Estado, porque ciertamente el mejor
y más imparcial testimonio que puede presentar un ex-mi-
nistro, es el juicio de su sucesor, principalmente cuando me-
dian movimientos políticos que colocan en posición desfavo-
rable al que no ejerce el poder. El Sr. Alamán, cuyas cuali-
dades y circunstancias son bien conocidas, presenta con la
rectitud que no han tenido otros, los sucesos de la época en
su repetida Memoria do 1830, y con la crítica imparcial que,
honrando á otros, le honra á él mismo; sirviéndonos de apoyo
y texto para terminar la narración de los hechos que tuvie-
ron lugar, durante el tiempo que desempeñó el poder eje-
1 Decreto do 10 de diciembre de 1829. Colección de Galrán.
61
cutivo el general D. Vicente Guerrero, segundo presidente
constitucional de la república mexicana. — Terminamos dan-
do la brevísima noticia, en lo general ofrecida.
El día 12 de Enero de 1820 fué declarado el general D.
Vicente Guerrero por el congreso de la unión, presidente de
la república mexicana. Tomó posesión solemne y formal-
mente el día 1? de abril del mismo año. En 11 del mes de
junio el general D. Anastasio Bustamante que fué electo en
la misma forma, vicepresidente, prestó el juramento esta-
blecido por ley y quedó también en posesión de su cargo di-
cho de vicepresidente. Se autorizó al presidente por decre-
to de 16 de diciembre para mandar en persona el ejército,
saliendo por consecuencia á campaña el día 18 del propio
mes. En este período tuvo lugar la expedición española que
por el puerto de Tampico invadió á la república mexicana á
las órdenes del Brigadier D. Isidro Barradas, que sucum-
biendo el día 11 de septiembre de 1829 en el citado puerto
de Tampico, consignó uno de los más brillantes aconteci-
mientos de nuestras armas, de nuestra patria y de nuestra
historia que ha grabado los nombres de Santa-Anna, Terán,
Mejía, Ortega, Esparza, Tamariz, Jáuregui, tennis, Iberri,
Mellado, Woll, Audonelli, Quijano, Landero, Stáboli, Be-
rea y Beneski.
11
RELACIONES INTERIORES Y EXTERIORES.
DESDE HASTA
1829 abril 1? D. José M? de Bocanegra. 2 novbre. 1829
„ Dovbre. 3 D. Agustín Viesca 8 dicbre. „
JUSTICIA,
abril 1? D. Joaquín de Iturbide O.
M. E 7 abril
abril 8 Dr. D. José Manuel He-
rrera 18 dicbre.
ii
ii
ii
GUERRA Y MARINA.
„ abril 1? D. Francisco Moctezuma. 18 dicbre.
HACIENDA.
„ abril 1? D. Bernardo González Án-
gulo 13 abril „
„ abril 14 D. Francisco Moctezuma. 17 abril „
„ abril 18 D. Lorenzo Zavala 2 novbre. „
„ novbre. 3 D. José M* de Bocanegra.. 17 dicbre. „
APÉNDICE AL TITULO V.
Documento Núm. 1.
Diario Oficial, México, 5 de Julio de 1829.
Ayer se ha celebrado en el palacio arzobispal de Tacubaya, el
aniversario cincuenta y dos de la independencia de los Estados Uni-
dos de América: el Exmo. Sr. D. J. R. Poinsett, dio en aquel local
un magnífico banquete á que asistieron infinitos de sus conciudada-
nos y un número considerable de mexicanos distinguidos por su ca-
rácter público y por su patriotismo. Los Exmos. Sres. vicepresiden-
te de los Estadas Unidos Mexicanos y secretarios de los despachos
de relaciones, hacienda y justicia, concurrieron á este acto con toda
la afabilidad de su carácter republicano, y de cuantas ideas los ador-
nan en bien del continente americauo. Los cónsules y vicecónsules
de Francia, Suiza, de las Ciudades Anseáticas, y-otros varios extran-
jeros de distinción amenizaron esta lucida concurrencia, identificán-
dose en principios con los deseos de todo americano. Una banda
militar vestida de gala, y tocando alternativamente las marchas pa-
trióticas del Norte América, México y Francia j la alegría y entusias-
mo de todos los concurrentes; el decoro y lo bien servido del banque-
te por su gusto fino y abundancia, hicieron este acto uno de aquellos
Tomo II.— 9
66
más agradables en los países libres, y que en toda ocasión parecida
deben repetirse en obsequio de la amistad y de las instituciones.
Copiamos á continuación los brindis más interesantes y que fueron
saludados con vivas aclamaciones, únicos que han llegado á nuestras
manos, por sernos imposible haber los infinitos, que muy bien espre-
sados en su sentido patriótico, se pronunciaron en el convite que
concluyó á las seis de la tarde en medio de mil vivas á Washington,
Jackson, Guerrero, Santa-Auna, Zavala, á las instituciones federa-
les, á la actual administración de nuestra república, y á su perpetua
amistad con la de nuestros hermanos del Norte América.
El Exmo. Sr. vicepresidente de los Estados Unidos Mexicanos. — A la
memoria del primer héroe de la América, el inmortal Washington:
su conducta sirva de modelo á cuantos dirigen los destinos de los
pueblos del Nuevo Mundo.
El Exmo. Sr. ministro de los Estados Unidos de América. — El día
que celebramos el acta magnánima de nuestros antecesores, firmada
el 4 de julio de 1776, ha sido el día más glorioso en sus resultados
de cuantos conoce la historia: dio independencia y libertad á este
hemisferio y ser á las grandes repúblicas del Norte y Sur de Amé-
rica. En todas partes donde se ama la libertad y en donde habitan
hombres libres, debe celebrarse este día con gratitud y entusiasmo.
El mismo señor. — El presidente de los Estados Unidos Mexicanos
y el de los Estados Unidos de América, ambos han sido campeones
de la independencia de su país; ambos han sostenido las libertades de
América, y ambos darán pruebas á sus conciudadanos, de que bajo
el gobierno libre é instituciones federales, se puede fiar con seguri-
dad la administración de las leyes á jefes militares.
El Exmo. Sr. ministro de relaciones. — La unión de los dos jefes de
las dos repúblicas limítrofes, amigas y hermanas, Washington y Mé-
xico: la estabilidad del sistema federal en ambas: la felicidad de
ambos países.
El señor ministro de los Estados Unidos de América. — El rey de
67
Francia y el grande y heroico pueblo que gobierna, fueron los pri-
meros amigos de la libertad en América, y cada americano se acuer-
da con profunda gratitud, del auxilio generoso que nos prestaron en
los momentos de nuestro peligro.
El Exmo. Sr. ministro de hacienda. — Señores: No brindo como
ministro, sino por simpatías como Lorenzo de Zavala: por los Esta^
dos Unidos de América y por la Francia que por principios y senti-
mientos deben unirse á nosotros.
El Sr. Masón, secretario de la legación de los Estados Unidos de Amé-
rica.— Por Guerrero, por Santa-Anna, por Zavala, constantes ami-
gos-de la libertad de los pueblos, implacables enemigos de la tiranía.
Una unión entre ellos, tan íntima en sentimientos y en acción, que
las calumnias ó intrigas de la facción, jamás puedan destruir ó ener-
var, será la garantía de la paz y felicidad de su patria.
El mismo señor, mirando á las banderas americana y mexicana, que
estaban adornadas con ramas de olivos. — A las banderas listadas de la
libertad. ¡Oh! que eternamente tremolen en la tierra de los libres y
en el hogar de los valientes.
El teniente coronel J. A. Mejía. — Por el ilustre general Santa-
Anna, amigo del general Guerrero y terror de los tiranos.
Monsieur de CocJielet, cónsul general de S. M. cristianísima. — A la
prosperidad siempre en aumento de los Estados Unidos del Norte
América, cuyas instituciones han probado que, un gobierno fundado
sobre la estricta ejecución de leyes sabias y sobre la moral pública»
ha sabido crear prodigios en la industria, el comercio y laagricultu_
ra. Al ilustre general Jackson presidente de la república, cuya sabi
duría defenderá las instituciones de su país, como su valor la defen-
dió con su espada.
Mr. Parrott. — Los gobiernos de los Estados Unidos del Norte y
México, unidos en principios é intereses: que su marcha franca
68
y amistad recíproca, sea tan duradera como el tiempo, por más que
inventen los enemigos del pacto federal.
£V. Bagley. — El día 2L de noviembre de 1828: el día en que la
España perdió el último pedazo de tierra en la república mexicana.
Dr. Boardman, cirujano de la escuadra. — Los héroes de la revolu-
ción que intrépidamente se batieron y copiosamente derramaron su
sangre, que sea su destino el cielo.
Mr. de David, vicecónsul de S. M. cristianísima. — A la gloria que
han adquirido el general Lafayette y sus compañeros de armas, com-
batiendo por la independencia de la Améiúca del Norte: que el re-
cuerdo de esta gloria adquirida mutuamente, pueda perpetuar la
amistad entre las dos naciones.
El teniente coronel Mariano Arista. — Porque acabe de llegar la ex-
pedición de los esclavos del tirano de Madrid, y se desengañen que
es imposible arrebatarnos nuestra independencia y libertad.
El Sr. Lie. D. Manuel Zozaya. — Porque si llegan á querer inva-
dirnos los enemigos naturales, apellidemos al general Guerrero el
Jackson mexicano que arrojó de su patria á los invasores de ella.
El Sr. comodoro D, David Borier. — Por la libertad civil y por los
derechos del hombre, bien entendidos y bien defendidos.
El señor comisario general de México brindó por la libertad y por
el señor general Guerrero; pero no recordamos las expresiones.
El Sr. D. José I. Esteva. — Que el congreso en sus sesiones ex-
traordinarias, que ya parecen indispensables, acabe de afianzar las
relaciones entre los Estados Unidos de América y los Mexicanos, y
que la alianza de estas dos naciones sea estrecha y perpetua.
El Sr. diputado Zcrecero. — Por el orden: que éste se conserve in-
alterable en la nación mexicaua á pesar de los esfuerzos de los mol-
G9
vados: que por él se consoliden y progresen nuestras instituciones
y que lleguemos á celebrar el año 52 de nuestra independencia y 48
de nuestra federación, con el mismo placer con que celebramos hoy
el aüo 52 de la de los Estados Unidos de América.
El mismo señor, — Por el general ciudadano José Lámar, valiente
defensor de la libertad de la república peruana contra sus opresores.
El señor cónsul de Suiza. — Porque la independencia y la libertad
mexicana duren tanto como la república Suiza.
El señor gobernador del distrito federal. — Por Hidalgo el 16 de sep-
tiembre de 1810: su heroico pronunciamiento llenó de espanto á los
tiranos y de gloria á los mexicanos.
El mismo señor. — Porque el comodoro Porter, cuando sea preci-
so, lleve eí pabellón mexicano á las costas enemigas, como el de
Norte América á Puerto Rico.
El Sr. diputado Gondra. — El 4 de julio en Washington: el 16 de
septiembre en México.
El ciudadano J El glorioso grito de San Salvador en Gua-
temala, que mantuvo las instituciones federales, y cuya victoria las
consolidó, fué precursor del grito de la Acordada en México que
arrancó al tirano de la nación mexicana, confundió y avergonzó á
los facciosos.
El mismo, — Los carbonarios de Italia, los templarios de Rusia,
los jacksonistas del Norte América, y los yorkinos de México, enemi-
gos de los tiranos.
El mismo. — Los últimos caudillos de la Europa oriental, Alejan-
dro y Demetrio Ipsilanti, sostenedores de los derechos del pueblo
contra la opresión.
El señor ministro de hacienda. — El espíritu de libertad que anima
70
al presidente Vicente Guerrero, y que influye tanto en cuantos le
rodean, se esparza por todo el ámbito de la república mexicana.
El mismo señor. — La virtud, el valor, la constancia; cualidades
que adornan al vicepresidente de la república, general Bustamante.
El señor gobernador del distrito. — Al gran capitán: al profundo po-
lítico: al sabio legislador Napoleón Bonaparte: sus cenizas están en-
terradas en un peñasco de la Isla de Santa Elena; pero su fama está
en la inmortalidad.
El señor ministro de los Estados Unidos de América. — Por el general
Lafayette: el primero de los valientes franceses que se reunió al re-
dedor del estandarte de la libertad en el Nuevo Mundo: sus esfuer-
zos á favor de los derechos de los pueblos, en ambos hemisferios, lo
hacen digno de ser un ciudadano americano y su nombre será siem-
pre asociado por sus compatriotas, con el de Washington.
El mismo señor. — Por el único que sobrevive de los que firmaron
el acta de la independencia el 4 de julio de 1776, Carlos Carroll de
Carrolton; y por los oficiales y soldados que sobreviven de los ejér-
citos de la revolución de los Estados Unidos de América. Que vi-
van muchos años, para ser testigos de la prosperidad y gloria de su
patria, á que tanto han contribuido por su heroico valor y sacrificios.
Mr. Keatings, ciudadano americano. — La constitución federal de
México, el paladión de la felicidad nacional.
El mismo señor. — La voz de los pueblos: único origen de los go-
biernos legítimos.
Mr. Scbring, ciudadano americano. — Los esfuerzos del género hu-
mano extendidos por el mundo entero, causa de la libertad, que sean
iguales á los de los héroes que celebramos en este día.
M. A. Comte, ciudadano americano. — Por el valiente ejército me-
xicano, cuyas espadas han sido el azote del ibero.
71
El mismo señor. — Al desembarco de los españoles: porque con él
y las fuerzas irresistibles de los mexicanos se consolidará para siem-
pre la independencia.
El capitán West, americano. — A los hijos de la libertad; que siem-
pre recuerden agradecidos el día feliz del nacimiento de ella.
Documento Núm. 2.
Circulares á los gobiernos de los Estados, Distrito y Territorios
sobre expedición espnüoln.
Primera secretaría de Estado. — Departamento del interior. —
Sección Ia — Exmo. !ár. — Por comunicaciones que se acaban de re-
cibir de Veracruz, referentes á la declaración tomada al capitán del
bergantín goleta americano "Bevan," procedente de Cayo-Hueso, y
por otras contestes que se habían recibido anteriormente por diver-
sos conductos, ha sabido el supremo gobierno que para el 25 del co-
rriente se prepara en la Habana la salida de una expedición españo-
la, según pai'ece á las costas de Yucatán, compuesta de dos navios,
cuatro fragatas, cuatro bergantines y cuarenta embarcaciones mer-
cantes, conduciondo considerable art illería, provisiones, y cuatro mil
hombres de tropa. — Aunque el Exmo. Sr. presidente está bien pe-
netrado de que todos los gobiernos y autoridades supremas de los
Estados emplearán sus recursos para conservar y defender la inde-
pendencia nacional y forma actual de gobierno, me ha prevenido
sin embargo, que por extraordinario se comunique á V. E. esta no-
ticia, así para su conocimiento, como para excitarlo con este motivo
á que desde luego se proceda por paite del Estado al pago de las
sumas que por contingente y tabacos adeuda al supremo gobierno
general, según consta de las adjuntas notas. — La suma escasez en
72
que se baila el erario, y la que muy particularmente padece la co-
misaría de Veracruz, de donde anteriormente venían cuantiosos ve-
cursos á la federación, hace absolutamente indispensable que los
Estados apuren sus arbitrios para el pago de las deudas indicadas;
en el concepto de que el supremo gobierno cuenta con esta suma
para sus gastos más ejecutivos, y los que tendrán que erogarse en
libertar á la república del riesgo que le amenaza. Se liaría agravio
al celo y patriotismo de V. E. con recomendarle más un negocio que
por su naturaleza es de tan grave importancia, y que por la relación
que tiene con la independencia nacional y forma actual de gobierno,
debe llamar tan preferentemente la atención de todos los mexicanos.
— El supremo gobierno no duda, en consecuencia, que V. E. excitará
á los habitantes de ese Estado, para que según lo exigieren las cir-
cunstancias presten todos los auxilios que les sean posibles para
impedir la invasión española, y que en armonía con ese gobierno y
aun con sacrificio de sus intereses y personas en caso necesario, se
preparen á defender la independencia nacional é instituciones actua-
les.— Al hacer á V. E. esta comunicación, tengo el honor de reite-
rarle las seguridades de mi particular aprecio. — Dios y libertad. Mé-
xico, 22 de junio de 1829. — Bocanegra. — Circular á los gobiernos de
los Estados.
Exmo. Sr. — Por informes contestes que ha recibido el supremo
gobierno del Estado de Veracruz con referencia al capitán de un bu-
que llegado de la Habana; por avisos de autoridades subalternas
instruidas por cartas particulares dirigidas á vecinos de esta capital;
por partes de comandantes militares de algunos puertos, y por co-
municaciones de nuestros agentes, recibido todo con posterioridad
á la circular de esta secretaría del mes próximo pasado, se ha con-
firmado la noticia comunicada en ella, diciéndose que en efecto en
aquella isla se hacían lo- aprestos necesarios para llevar al cabo el
proyecto de mandar una expedición á nuestras costas, y que debería
emprender su viaje á fines del último junio. — El Exmo. señor pre-
sidente en desempeño de sus deberes con la patria, y en prueba de
la franqueza y buenos deseos que lo animan en tan interesante asun-
73
to, me manda poner en conocimiento de V. E. esta noticia, ofrecién-
dole que lo mismo se hará con cuantas de la misma clase se reciban
en lo sucesivo, para que dándole'V. E. la publicidad conveniente,
sepan los mexicanos los conatos de los enemigos de la independen-
cia, y se presten gustosos á la defensa de tan inestimable bien. S. E.
no duda que ese gobierno hará efectiva la cooperación ofrecida tan-
tas veces, y que no perderá ni un instante en comunicar lo que su-
piere de importancia en este punto. — Dios y libertad. México julio
7 de 1829. — Bocanegra.
Gobierno del Distrito Federal. — Sección primera.
El Exmo. Sr. secretaiño del despacho de relaciones en circular de
18 del corriente me dice lo que copio.
"Circular. — El gobernador del Estado de Veracruz en comuni-
cación de fecha 16 del corriente, que se ha recibido á las diez de esta
noche, me dice lo que copio.
"Exmo. Sr. — En esta fecha digo á los señores secretarios de las
cámaras del honorable congreso lo siguiente. — Desde las nueve de
esta mañana fueron tocadas tres velas, que favorecidas por la brisa
reinante se dejaron observar á la vista natural antes de las diez, co-
nociéndoles el pabellón francés y descubriendo ser una fragata, una
corbeta y un bergantín de guerra, — Las dos primeras se mantuvie-
ron voltejeando en consonancia con el último, que acercándose á la
Canal del norte disparó dos cañonazos en señal de pedir práctico. —
Como ningún motivo había hecho consentir en la venida de esta es-
cuadrilla, la plaza y el castillo se mantuvieron en observación á re-
serva de que fuese un disfraz del enemigo, hasta que á las tres de
esta tarde, mirando desprenderse un bote del bergantín, salió otro
del puerto con las correspondientes precauciones y dos oficiales á
encontrarlo, y resultando venir en él también un oficial francés se lo
hizo venir á mi presencia. — Interrogado, expuso ser los buques ex-
presados la estación que se hallaba en la Habana, de donde salieron
hace seis días, y que también navegaba ya la expedición española
con dirección á nuestras costas. — Nada más pudo conseguirse que
declarase. Mas según una carta que con anterioridad llegó aquí de
Tomo II.— 10
74
la Habana, esta flotilla debía seguir las aguas de la expedición á pro-
teger los intereses de los subditos de su nación. — En virtud de esta
ocurrencia parece que no admite duda que el enemigo se halla en el
seno mexicano, y muy breve hará sus incursiones á los puntos que
venga destinado. Así lo manifiesto en esta fecha al supremo gobierno
general, haciendo lo mismo al honorable congreso por conducto de
V. S. para que si lo tuviese á bien esa respetable asamblea facilite
al gobierno los recursos de que carece en tan críticas circunstancias,
según le tengo manifestado con anterioridad, y dictar además cuan-
tas medidas crea necesaiñas. Queda entretanto mandada poner so-
bre las armas toda la milicia nacional de caballería de este cantón,
y situada en Santa Fe para operar sobre la costa á la primera or-
den, y la infantería de la misma demarcación en esta ciudad. — Ten-
go el honor de renovar á V. S. con este motivo mi alta considera-
ción y aprecio." — Tengo el honor de trasladarlo á V. E. para que se
sirva elevarlo al conocimiento del Exmo. Sr. presidente."
" Y lo trascribo á V. S. de orden del Exmo. Sr. presidente para su
conocimiento y en consecuencia de lo ofrecido en circulares anterio-
res; añadiéndole que también se acaban de recibir partes que mani-
fiestan haberse avistado desde la villa de Lerma en el Estado de
Yucatán trece velas, y una fragata desde Campeche, que manifies-
tan ser de guerra.
" Con este motivo espera S. E. que ese gobierno no perdonará
medio alguno para lograr que tanto los enemigos de la independen-
cia y glorias de la nación, como los que tal vez quisiesen intentar el
más ligero trastorno del sistema adoptado y jurado por todos los me-
xicanos, hallen en cada uno de los Estados una fuerza irresistible y
decidida á contener su ser político y la unión federal de todos. —
Dios y libertad. México, 18 de julio de 1829. — Bocanegra. — Sr. go-
bernador del Distrito Federal."
Exmo. Sr. — En circulares de 22 de junio último y de 7 del pre-
sente mes tuve el honor de comunicar á V. E. los informes que el
supremo gobierno había recibido hasta entouces, relativos á la ex-
pedición que se prepara para invadir el territorio de la república:
75
posteriormente han llegado noticias de Europa que confirman la de-
cisión del gabinete de Madrid sobre acelerar sus esfuerzos para el
logro del indicado fin.
Lo mismo han declarado dos buques que arribaron á Veracruz
en principios del corriente; y algunos comandantes de las costas de
sotavento y barlovento, han agregado haberse avistado velas, cuyas
maniobras y otras circunstancias les han hecho sospechar que per-
tenecen al enemigo.
Esta continuación de avisos sobre la expresada invasión, llama
desde luego la atención de todo mexicano, y con especialidad la de
las autoridades encargadas de sostener la independencia é integri-
dad del territorio nacional. En consecuencia, y cumpliendo con lo
que se ofreció á V. E. en la iiltima de las.comunicaciones, me man-
da S. E. el presidente, como lo ejecuto, poner en su conocimiento lo
que queda referido, esperando tome ese gobierno en la parte que le
toca, las medidas correspondientes á la conservación de la indepen-
dencia, del sistema que nos rige, y del orden público.
Siendo de toda importancia tener una noticia circunstanciada de
los términos en que se halla actualmente la milicia cívica de la re-
pública, dispone S. E. el presidente se sirva V. E, remitir la respec-
tiva á la de ese Estado, especificando el armamento, vestuario, fuer-
za, número de jefes, oficiales, soldados, etc., que tenga dicha milicia,
como lo ha hecho ya el de Yucatán, cuya milicia se halla en el res-
petable pie de 16 batallones de infantería con 18,468 hombres de
fuerza.
Dios y libertad. México, 15 de julio de 1829. — Bocanegra. — Cir-
cular á los gobiernos de los Estados, Distrito y Territorios.
Documento Nám. 3.
Secretaría fie reine-iones.
Copia del extracto formado por las constancias que existen en ella, referen-
tes á noticias sobre invasión española, ¡/providencias dictadas por él
supremo gobierno para rechazarla, desde 22 de junio hasta 2 de sep-
tiembre de 1S20.
Junio 22 de 1829. — Con esta fecha remite el ministerio de la gue-
rra copia de la declaración que produjo el capitán del bergantín ame-
ricano "Bevan," que arribó á Veracruz la noche del 18. En ella ex-
puso que el 25 del mismo debían salir de la Habana para las costas
do Yucatán, dos navios, cuatro fragatas y cuatro bergantines de
guerra españoles, y sobve cuarenta embarcaciones mercantes de va-
rias naciones, conduciendo porción de artillería, provisiones y cuatro
mil hombres de tropa; y que aunque no sabían el nombre del jefe que
mandaba la expedición, oyó que le llamaban el loco; y que todos es-
taban descontentos con él. En la misma fecha remitió el ministerio de
hacienda igual copia excitando muy eficazmente á este ministerio pa-
ra que exija de los gobiernos de los Estados lo que adeudan por con-
tingente y tabacos según la noticia que acompaño. En el propio día
se circularon por extraordinario á quince Estados y á los restantes
y territorios por el ordinario las noticias recibidas y la excitación in-
dicada; y se comunicó también á los demás ministerios para que por
su parte dictasen las providencias correspondientes á expeditar to-
dos los medios de defensa. Todas las contestaciones que se han re-
cibido de los Estados, se han trasladado respectivamente á los mi-
nisterios de hacienda y guerra por la parte que les ha tocado: En
77
consecuencia, pidió el gobierno verbalmente al consejo acordase la
reunión del congreso en sesiones extraordinai'ias.
Julio Io — Con esta fecha inserta el gobernador del Estado de Ve-
racruz un oficio del jefe del departamento del mismo nombre, en que
le participa que el 22 de junio se avistó un buque grande de cruz
en el puerto de Lechuguillas tan aterrado que hasta la gente se per-
cibía ; y el 24 se avistaron dos en el puerto del Morro y participa ha-
ber tomado las providencias convenientes. En 7 de julio se le con-
testó de enterado, y que se esperaba la continuación -de noticias en
la materia por ser de suma importancia y por las razones que se ex-
pendían en la circular de la fecha.
Julio 5. — Con esta fecha remitió el gobernador del Estado de Ve-
racruz copia de la declaración que produjo el comandante de la fraga-
ta americana "Hércules," el 4 del mismo, que arribó á aquel puerto
procedente de la Habana, y de una carta particular escrita en aque-
lla isla. En ésta se dice que el 28 de junio salía la expedición para
Campeche, compuesta de 3,400 hombres de infantería y caballería á
las órdenes de los generales Barradas Miranda y Arredondo, y que
las tropas estaban en buena salud decididas y listas para marchar.
El comandante de la "Hércules" declaró que del 26 al 28 de junio
debía salir la expedición, según se decía, con dirección á Campeche
con cosa de 5,000 hombres : que todos los buques estaban provistos
de víveres y aguada; y que en los mercantes que son cosa de treinta
ó cuarenta, no se habían puesto provisiones de guerra: que ignora el
nombre de los jefes que vienen y sólo sabe del comodoro Laborda,
el cual se decía tenía cartas de México asegurándole no encontraría
resistencia; y que en la Habana se aguardaban por momentos auxi-
lios de España con un príncipe de la sangre real que esperará allí el
éxito de la expedición. En 7 de junio se acordó acusar el recibo con
referencia al acuerdo puesto al oficio de 1? del actual.
Julio 4. — En carta particular de esta fecha escrita á los Sres. La-
querene y Bourdel se confirman las noticias dadas por el comandan-
te de la "Hércules," en la que se concluye presumiendo que la expe-
dición viene á Veracruz.
Julio 7. — Con esta fecha inserta el ministerio de la guerra el parte
que ha recibido del comandante militar de Tampico de Tamaulipas,
y copia do una carta de N. Orleans en que se confirma la noticia de
78
la venida de la expedición, diciendo que saldría para el 25 de junio
compuesta de 7,000 hombres con dirección á Campeche, á establecer
un cuartel general. En 7 de julio se acordó acusar el recibo-
Julio 7. — Con oficio de esta fecha remitió el ministerio de ha-
cienda la declaración que produjo el comandante de la fragata ame-
ricana "Hércules" y copia de una carta escrita de la Habana, cuyas
noticias quedan extractadas. En 7 de julio se acusó el recibo.
Junio 17. — Con esta fecha el agente secreto D. Feliciano Monte-
negro participa ser cierta la salida de la expedición compuesta de 8
á 9,000 hombres, añadiendo que se decía venía á Yucatán; y con
este motivo dice que es tiempo de atacar á Cuba y para ello pide au-
xilios.
Junio 18. — El agente secreto Montenegro, con esta fecha inserta
dos párrafos de cartas que ha recibido de la Habana: el uno sólo
dice que la expedición se realizará; y el otro que será de 5,000 hom-
bres: que se aguardan de España 3 ó 4,000 más para reunirlos: que
todos los oficiales llegados con Barradas son conocidos por los ma-
les que hicieron en Caracas, Barcelona y : que se
han contratado cuatro mil barriles de carne y otros tantos de harina:
que se dice desembarcará la expedición en Yucatán; y que trae
5,000 fusiles, 3,000 lanchas, 8 piezas de campaña y víveres para cua-
tro meses.
Julio 7. — En esta fecha se pasaron al consejo de gobierno en doce
copias todas las noticias recibidas y que justifican la probabilidad
que manifestó el gobierno de la venida de la expedición española,
cuando pidió la reunión del congreso á sesiones extraordinarias, las
que se hacen más urgentes por necesitar el gobierno de auxilios indis-
pensables, lo cual manifestaba en desempeño de sus deberes; espe-
rando la resolución.
En esta misma fecha se circuló á los gobiernos de los Estados,
Distritos y Territorios un extracto de las noticias recibidas sobre ex-
pedición; ofrece comunicarles cuantas se reciban en prueba de la
franqueza del gobierno, que espera la confirmación tantas veces ofre-
cida y de cuya realización no puede dudarse; añadiendo á los litora-
les que no pierdan un instante en comunicar cuantas noticias adquie-
ran sobre este punto.
Julio 9. — Con esta fecha inserta el ministerio de la guerra la co-
79
inunicación que dirige á los comandantes generales de los Estados,
excitándolos á rectificar el espíritu público en las tropas de su mando,
y que estén listas y en perfecta disciplina para la primera orden de
marcha. En 11 de julio se trasladó por-circular á los gobiernos de los
Estados, indicándoles que se procederá á disponer de la milicia cí-
vica con arreglo al decreto de 11 de mayo del año anterior.
Julio 15. — Con esta fecha remite el ministerio de la guerra copia
de una comunicación recibida del comandante general de Cartage-
na de Colombia (que es igual á la remitida por el Sr. Rocafuerte) y
dos partes: uno del comandante del punto de Aguadulce en Al va-
rado, fecha 3 de julio, en que avisa haberse avistado seis buques,
dos de los cuales parecen ser fragatas: y otro del comandante de
Papantla en que avisa que el 2 del mismo se han avistado en la ba-
rra de Tecolutla un bergantín y una goleta que parecen ser ene-
migos.
Mayo 20. — Con esta fecha anuncia el señor encargado de nego-
cios de la república en Inglaterra, en términos generales, la proximi-
dad de una expedición española según las noticias de Madrid.
Mayo 20. — El mismo señor encargado de negocios, refiriéndose á
las noticias recibidas de Madrid por el ministerio de Colombia, co-
munica ser ciertos los preparativos de una gruesa expedición bajo
el plan de presentarse como amigos proclamando la independencia
bajo el gobierno del infante D. Francisco de Paula,
Julio 12. — Con esta fecha remite el gobernador del Estado de
Veracruz, general Santa- Anna, copias de las últimas noticias que ha
recibido relativas á la expedición, que nada adelantan á lo extracta-
do. Con este motivo se lamenta de que á su llegada á aquella plaza
no se ha encontrado otra cosa que miserias y disgustos en la tropa
por las escaseces de la comisaría, hasta el extremo de haberse pro-
ducido unos soldados del 9o batallón en sentido de pasarse al ene-
migo. Con este motivo excita á que se tomen providencias eficaces
para remediar aquellos males. En 15 de julio se le contestó de en-
terado de las noticias que comunica, asegurándole que el gobierno
se ocupa con toda la actividad y celo que demanda la suma impor-
tancia de este negocio, en dictar las disposiciones convenientes á fin
de que no falte ninguna clase de auxilios para la defensa de nuestro
territorio, especialmente álos puntos más amenazados; pero circuns-
80
cribiéndose como es debido á la esfera de sus atribuciones constitu-
cionales, sin avanzar ni en un ápice á medidas extrañas de ellas, y
que se espera con la mayor seguridad de aquel gobierno, de quien
se tiene la particular confianza que justamente ha merecido, hará
cuanto esté de su parte, circunscribiéndose también á sus facultades
en el mismo interesante asunto, sin perder instautes en comunicar
cuanto vaya ocurriendo subsecuentemente.
Julio 15. — Con esta fecha se acordó comunicar á los gobiernos
de los Estados las noticias recibidas hasta la fecha sobre expedición
española, excitándolos á tomar las medidas correspondientes para
asegurar la independencia y forma de gobierno, y pidiéndoles una
noticia del estado en que se halla la milicia cívica, indicándoles el
pié en que está la de Yucatán : que se saquen copias de los partes
recibidos y se remitan á los periódicos, y que igualmente se remitan
al consejo de gobierno en prosecución del expediente sobre sesiones
extraordinarias, copias de todos los documentos recibidos inclusas ~
las notas del encargado de negocios en Londres.
Julio 17. — Con esta fecha se acordó que de todas las proclamas
que se hayan recibido y reciban en lo sucesivo sobre prepararse con-
tra la expedición española, se remitan copias al Espíritu público.
Julio 16. — Con esta fecha participa el gobernador del Estado de
Veracruz haber llegado á aquel puerto tres buques franceses que
según las noticias anteriores vienen con objeto de proteger el comer-
cio de su nación, y que un oficial que vino á tierra sólo quiso decla-
rar que la escuadra española había salido ya de la Habana. En 18
de julio se trasladó este oficio por circular á los gobiernos de los Es-
tados, Distritos y Territorios, en consecuencia de lo que seles tiene
ofrecido, añadiéndoles que se espera no perdonen medios para lograr
que tanto los enemigos de la independencia y glorias de la nación,
como los que tal vez quisiesen intentar el más ligero trastorno del
sistema federal adoptado y jurado, hallen en cada uno de los Esta-
dos una fuerza irresistible, y decidida á sostener su ser político y la
unión de todos. También se les avisó que se han recibido partes que
manifiestan haberse avistado desde la villa de Lerma en Yucatán
trece velas, y desde Campeche una fragata que parece ser de guerra.
En el mismo día se contestó al gobierno de Veracruz manifestándo-
le que se ha dispuesto la marcha á aquel Estado do los cuerpos del
81
ejército de que se ha podido disponer, y que su exposición se circuló
á los Estados. En el referido día se ofició al Exmo. Sr. presidente del
consejo de gobierno para que se sirviese mandarlo citar para el si-
guiente antes del medio día, á tomar en consideración el asunto de
que informaría el ministerio.
Julio 19. — Con esta fecha remitió el ministerio de guerra copias
de los partes recibidos de los comandantes generales de Veracruz y
Yucatán sobre expedición, y en el mismo día se acusó recibo y se
pasaron originales al consejo de gobierno.
Julio 16. — Con esta fecha dirige el congreso del Estado de Ve-
racruz una exposición muy enérgica pidiendo el remedio de las es-
caseces que sufre aquella comisaría para el socorro de las tropas y
sostén de la independencia. En 21 de julio se trasladó de toda pre-
ferencia á los ministerios de hacienda y guerra encargándoles que
la resolución sea á la mayor brevedad por la gravísima importancia
del asunto: el de guerra contestó en 22 haber tomado ya las provi-
dencias oportunas: el de hacienda en la misma fecha dijo que en el
propio día 22 de julio remitía $30,000, y continuaría esforzando sus
recursos, y en la referida fecha se comunicó á la legislatura de Vera-
cruz como resultado.
Julio 23. — Con esta misma fecha traslada el ministerio de hacien-
da un oficio del comisario general de Oaxaca relativo á haber corri-
do voces en Tehuantepec de haber desembarcado españoles en la
barra de Coatzacoalcos. En 25 del mismo se trascribió al gobierno
do Oaxaca para que tome las providencias que por su parte corres-
ponden, y avise á vuelta de correo lo que hubiere hasta el día, y en
lo sucesivo sin pérdida de momento lo que fuere ocurriendo.
Julio 28. Se puso nota por extraordinario al gobierno de Centro
América comunicándole las noticias recibidas sobre expedición es-
pañola, protestándole la buena disposición del gobierno de México
para auxiliarlo en cuanto esté á su alcance en caso de que ella se di-
rija á aquella república, y excitándole á obrar con relación con éste.
De esta comunicación se remitió duplicado por conducto del gobier-
no de Chiapas.
Julio 29. — Con fecha 16 del corriente, trasladó el ministeri de
hacienda oficio del comisario de San Luis Potosí, con que remite co-
pia de otro del subalterno de Béjar en que participa tener noticias
Tomo II.— 11
82
de que D. José Lara ha reclutado 400 hombres en Nueva Orleans
por comisión del gobierno de la Habana, y continúa haciéndolo; y
que en diferentes puntos de los Estados Unidos fronterizos á la re-
pública, se están almacenando víveres, apostando tropas, y discipli-
nando la milicia cívica aun en los días de fiesta. En 29 de julio se
trasladó al ministerio de guerra y gobierno de Coahuila y Texas para
los efectos correspondientes, añadiendo á este último que procure
adquirir cuantas noticias pueda y las comunique sin pérdida de tiem-
po: al cónsul en Orleans para que haga las averiguaciones corres-
pondientes, participando el resultado al encargado de negocios en
aquellos Estados y á este ministerio; y al encargado de negocios ci-
tado para que según lo que le comunique el cónsul y lo que resulte
de las averiguaciones que por sí practique, haga sus reclamaciones
á aquel gobierno y avise á este ministerio. Al señor ministro pleni-
potenciario de aquellos Estados se le pasó nota poniendo en su co-
nocimiento los hechos indicados, para que si son ciertos, su gobier-
no tome las providencias correspondientes á la neutralidad que le
pertenece observar, pues que deben reputarse como un auxilio á la
expedición española, y que en caso de ser falso, lo manifieste para
que el gobierno de México, descansando en su contestación, fije su
concepto para las providencias que le convenga dictar.
Julio 31 de 1829. — Con esta fecha traslada el E. S, ministro de
guerra un oficio del comandante principal de Pueblo Viejo de Tam-
pico, en que (á las diez y media del día 25) participa que en el ante-
rior y aquel día, se habían avistado al frente de la aguada doce bu-
ques: que no duda sean españoles: que cuenta para repeler á los
enemigos con la decisión de aquellos habitantes; y que sólo siente
no poder atender al sustento de todas las tropas que pueda reunir;
pero que confía en que la nación responderá de estos cargos.
1? de agosto de 1829. — Con esta fecha trascribe el mismo minis-
terio de guerra el parte que había recibido del comandante de la di-
visión de operaciones de ambos Tampicos, relativo á que el oficial de
cívicos que se hallaba en " Cabo Rojo" tuvo que abandonarlo á las
once del día 27 por haberse apoderado de él un número considerable de es-
pañoles que arribaron en 2ó lanchas, y que á más de los doce buques
que se hallaban á la vista, llegó otro que se incorporó con aquellos,
y luego volvió á hacerse á la vela, hasta perderse de vista. El co-
83
mandante de la 4a sección, al participar esto al de ambos Tampicos,
le avisa que en el momento va con toda su fuerza sobre los españo-
les, y éste al insertarlo remite tres ejemplares dé las proclamas que
tiró el enemigo, y protesta que aunque la fuerza con que cuenta es
pequeña, cumplirá con su deber hasta el último esfuerzo. Con el ofi-
cio extractado remitió el ministerio de guerra, aunque sin expresar-
lo, copia de un oficio fecha 25 de julio, del comandante militar de Tam-
pico dirigido al general de aquellos Estados, dándole parte de haberse
avistado los buques, y pidiéndole auxilios, y otra de oficio del comi-
sario subalterno de Tampico de Tamaulipas de la propia fecha, en
que dice ser 17 los buques avistados.
En el mismo día Io de agosto se recibió por extraordinario oficio
del ayuntamiento de Pueblo Viejo, fecha 27 de julio, á la una de la
noche, avisando el desembarco de los españoles en Cabo Rojo en 24 lan-
chas, acompañando dos proclamas de las que arrojaron los españo-
les á la playa, y asegurando que todo el cantón ha corrido á las ar-
mas. En el propio día y también por extraordinario se contestó al
ayuntamiento de enterado, apreciando el patriotismo y decisión, así
del ayuntamiento, como de las tropas que se preparaban á batir al
enemigo: que con tal motivo se han librado por el conducto corres-
pondiente las órdenes necesarias para facilitar toda clase de auxi-
lios; y que el gobierno queda en la confianza de que no la seducción,
ni el engaño, ni las promesas, ni aun aquello que pueda halagar más
el corazón del hombre, sea capaz de hacer que los mexicanos dejen
de ser independientes, libres y federalistas; pues han conocido ya
que la libertad individual y la de la patria, no pueden cambiarse por
la esclavitud y sujeción á los caprichos de un déspota, que si bien
se presenta con el carácter de la dulzura y del halago, es sólo porque
en algún delirio ha creído que puede sorprender por este medio para
asegurar su soñado triunfo.
En el referido día se puso tercera circular á los gobiernos de los
Estados, Distrito y Territorios, extractándoles las noticias recibidas
y concluyendo en los términos que concluye la anterior contestación
dada al ayuntamiento, añadiendo al gobierno de San Luis Potosí, que
ponga á disposición del comandante general del mismo los cuerpos de
milicia local que le pida : al de México que ponga á disposición del go-
bierno supremo un batallón de milicia cívica de los del rumbo del
84
norte, el que esté más orgauizado, y que avise quién es su jefe para
entenderse con él: á los de Guanajuato y Zacatecas que preparen
sus cuerpos respectivos de milicia cívica para que sirvan á primera
orden en los puntos convenientes, según que en oportunidad se les
comunicai'á: al de Sonora, que pudiendo el gobierno verse en nece-
sidad de destinar la tropa permanente que existe en aquel Estado
para la defensa de la patria, tenga en disposición la milicia cívica
del mismo para la conservación del orden público del Estado, y de-
más objetos que aquella ha tenido hasta hoy: al de Tamaulipas, que
tenga pronta su milicia cívica, y esté muy á la mira por estar ame-
nazadas próximamente sus costas, y que habiéndose recibido más
noticias por conducto distinto del suyo, se espera no deje de avisar
con oportunidad cuanto ocurra en tan interesante asunto, como está
prevenido en circulares anteriores.
También se acordó el mismo día remitir al consejo de gobierno
copias de todos los partes recibidos por guerra; pero habiendo este
cuerpo acordado el día de hoy la reunión del congreso general para
sesiones extraordinarias, se mandó suspender la remisión.
Agosto 5 de 1829. — Con esta fecha inserta el gobierno del Esta-
do de México cinco proposiciones aprobadas por aquel congreso, fa-
cultando al gobierno para gastar todo lo que sea necesario para el
pronto arreglo de la milicia cívica^ para auxiliar al gobierno gene-
ral: para obrar por sí en su caso para sostener la independencia; y
para gravar en caso necesario las rentas del Estado. Con este moti-
vo manifiesta que estos son los sentimientos de que se hallan ani-
mados todos los habitantes del mismo Estado, y pregunta si se le
podrán vender los fusiles que necesita para la milicia cívica. En C
de agosto se acordó contestar de enterado, y que el gobierno ha vis-
to con particular aprecio y satisfacción esta extraordinaria demos-
tración de generosidad y patriotismo, por la que desde luego se dan
á aquella legislatura las más expresivas gracias, esperando haga efec-
tivas sus promesas: que se trasladase á guerra; y se remitiese copia
al Espíritu Público.
Con fecha 4 del mismo comunicó la legislatura directamente su
acuerdo citado, y con este motivo manifestó su sentimiento, porque
ni á ella, ni al gobierno del Estado, se hubiesen comunicado noticias
sobre el desembarco de la expedición española. En 7 de agosto se
acordó contestar en los términos que se hizo al gobierno, añadiendo
en cuanto al reclamo que hace de comunicaciones, que se han hecho
al gobierno y no á la legislatura por no ser lo arreglado y conforme
á la práctica establecida.
En 10 de agosto contestó el ministerio de la guerra, que el go-
bierno del Estado de México, podrá disponer de .r)00 fusiles para la
milicia nacional; y en el mismo día se trasladó por extraordinario
al citado gobierno.
Agosto 5 de 1829. — Con esta fecha avisa el gobierno del Estado
de México, que conviniendo con las patrióticas ideas del prefecto de
Tulanciugo, ha mandado que cuanto antes se fortifique aquel lugar.
En 7 de agosto se trasladó al ministerio de la guerra para los efectos
correspondientes; y se dijo así en contestación.
7 de agosto de 1829. — A las dos de la mañana. Con esta fecha
inserta el gobierno del Estado de México una comunicación del pre-
fecto de Tula, y dos copias de cartas particulares en que se anuncia
que el 28 de julio anterior desembarcaron por Tampico de Tamau-
lipas un mil españoles, y que quedaban á la vista más de doce em-
barcaciones. Con este motivo el mismo gobierno indica que no ha
mandado poner á disposición del gobierno general las milicias de
Tula por no complicar el plan de defensa, que ya el gobierno debe
tener combinado. En el mismo día se trasladó al ministerio de la
guerra, y se le dijo así en contestación.
7 de agosto de 1829. — Con esta fecha inserta el gobierno del Es-
tado de México un oficio del prefecto de Huejutla en que participa
que á consecuencia de habérsele pedido auxilio de Tantoyuca, y no
teniendo facultades para hacer marchar la milicia cívica, excitó al
vecindario para que voluntariamente se alistasen á marchar los que
gustaran, de que resultó la formación de una partida de más de cien
hombres, que socorridos por medio dé una suscrición, marcharán in-
mediatamente. En 8 del mismo mes se trasladó al ministerio de la
guerra con nota de toda preferencia, para que acordase lo convenien-
te para comunicar la resolución por un extraordinario que espera.
7 de agosto del mismo año. — Con esta fecha inserta el mismo
gobierno otro oficio del propio prefecto, relativo á que según las no-
ticias que ha recibido, los enemigos progresan sobre las costas por
la poca fuerza con que se cuenta para desalojarlos ; y que aunque se
86
le piden auxilios, no está en posibilidad de prestarlos, pero que es-
tando reuniéndose en Tulancingo el batallón de Metztitlán, sería muy
del caso que á marchas dobles pasase á socorrer aquellos puntos.
En 8 del propio se trasladó al ministerio de guerra en los mismos
términos que el anterior.
7 de agosto de 1829. — En esta fecha inserta el propio gobierno
otro oficio del referido prefecto, participando haber recibido noticias
de que entre los puntos de Tamaulipas y Altamira desembarcaron
mil españoles entre el 27 y 28 del pasado; y añade que todos los pue-
blos están en la mejor disposición para batir al enemigo. Con tal ob-
jeto dice el gobierno de México que ha mandado á Huejutla400 fu-
siles. En 8 del propio se trasladó á guerra en los mismos términos
que el anterior.
7 de agosto del mismo año. A las once y media de la noche. — El
gobierno del Estado de México, con esta misma fecha, inserta oficio
del alcalde de Tantoyuca que dice habér-sele presentado el subtenien-
te retirado D. Juan Romero y el corneta Yabra dispersos, diciendo
que nuestra división se halla sitiada por el enemigo en la Barra, y que
éste ha tomado á Tampico el Alto. Al concluir añade haber tenido
noticia de que el enemigo se dirige á aquel punto. En 8 del propio
se trasladó á guerra en iguales términos que los anteriores.
A las cuatro comunicaciones anteriores contestó el ministerio de
guerra el mismo día 8 estar ya tomadas todas las providencias co-
rrespondientes, y en 9 se trasladó esta contestación al gobierno de
México como resultado de las suyas, añadiéndole que el gobierno
descansa en su acreditado celo y actividad, para que por su parte,
y en la órbita de sus facultades, proporcione todos los recursos ne-
cesarios para lograr que el servicio se verifique sin la menor demora,
y que las tropas de la nación hallen los auxilios que necesitan para
lograr la destrucción del enemigo. En el mismo día se pidió á gue-
rra la específica resolución de los puntos á que se contraen las notas
del gobierno del Estado de México, y señaladamente la que habla so-
bre el batallón de Metztitlán y jefe que deba mandar, para que aquel
gobierno pueda con conocimiento dirigir sus operaciones. También
se pidió la resolución de las armas que se solicitan. Al mismo tiem-
po se comunicó al propio gobierno esta providencia, ofreciéndole
participarle las resultas. En 10 de agosto contestó el ministerio de
87
guerra que ya ha dispuesto que el batallón de Metztitlán, marche á
ponerse á las órdenes del general D. José Velázquez, que es quien
manda en jefe la división mandada situar en Zacualtipán, y á quien
debeu reconocer todas las milicias que vayau á aquel rumbo, en con-
cepto que de municiones se proveerán en la división. En el mismo
día se trasladó al gobierno de México.
6 de Agosto de 1829. — Con esta misma fecha remite el gobierno
del Estado de San Luis Potosí, copia de un parte que le dirigió el
comandante D. Domingo And con fecha Io del actual, avisándole que
á las siete y media de aquella mañana, había roto el fuego el enemi-
go en número de más de dos mil hombres en el Paso de las Animas
sobre una guerrilla nuestra, y que aunque no puede dar parte cir-
cunstanciado, los dispersos anuncian que la partida del enemigo ha
sido considerable, y que nuestra tropa perdió un cañón. Añade que
si no llegan pronto los auxilios, teme verse muy comprometido; pero '
que está resuelto á sostenerse hasta que se lo permitan las circuns-
tancias. Con este motivo el gobierno de San Luis pronostica que los
enemigos atravesarán el Estado de Tamaulipas, por falta de fuerzas
que los resistan y de plan de defensa. Añade que mil caballos de la
milicia cívica del Estado y mil seiscientos infantes formarán la di-
visión con que marcha el señor general Valdivielso: que los recur-
sos del Estado costean por ahora los movimientos; pero que como
la guerra no acabará muy pronto y la hacienda federal está tan
exhausta, ha excitado á los gobiernos de Michoacán, Guanajuato,
Jalisco y Zacatecas para que con aquel formen una masa de rentas
y arbitrios y paguen el ejército de operaciones; y concluye enco-
miando el patriotismo que reside en aquel Estado y apuntando las
providencias que debeu tomarse.
En oficio separado de la misma fecha indica también la necesi-
dad de sistemar una división de operaciones contra el enemigo: in-
dica la posición del general Garza que nada puede obrar; y concluye
pidiendo que en la división del general Valdivielso marche como 2?
jefe el inspector de aquella milicia cívica D. José Márquez, y de
3? el coronel retirado D. Esteban Moctezuma. En 9 del mismo agos-
to se trasladaron á guerra dichas notas: en el propio día se contestó
excitando á que se den las más expresivas gracias á aquel gobierno
por su patriotismo, y que se le asegure que el de la Unión se empe-
fia fuertemente en arbitrar medios para remitir prontamente los au-
xilios necesarios al ejército de operaciones; y en el referido día se
trasladó al gobierno de San Luis Potosí la resulta de sus comuni-
caciones, aprobando todas sus providencias, y asegurándole estar
dadas las órdenes para que so llenen los deseos que lia manifestado
relativamente á los coroneles Márquez y Moctezuma.
10 de agosto de 1829. — Con esta fecha avisaron los señores se-
cretarios del senado haber acordado la cámara que en el mismo día
informe el gobierno sobre el estado de la guerra contra los españo-
les. En el propio día se contestó que habiendo dispuesto el gobierno
con anterioridad se diese cuenta á las cámaras, de las últimas ocu-
rrencias sobre invasión española, al recibirse este oficio se estaba ya
cumpliendo lo acordado por medio de los señores secretarios del
despacho de guerra y hacienda.
Agosto 9. — Con esta fecha participa el gobierno del Estado de
México que á consecuencia de oficios que inserta de autoridades su-
bulternas del Estado en que piden auxilios, ha mandado poner sobre
las armas las milicias cívicas de Huichapan y Jilotepec para que es-
tén prontas á marchar á Huejutla, ó al punto á que se destinen por
el supremo gobierno, al cual suplica se sirva nombrar el jefe que debe
mandarlas, en el concepto de que va á remitir 400 fusiles para Hue-
jutla y ha dispuesto todo lo necesario para que no falten los auxilios
correspondientes. En el mismo día se trasladó al ministerio de la
guerra para la resolución correspondiente: en el propio contestó de
enterado y se trasladó la contestación al gobierno de México, aña-
diéndole que el supremo se ocupaba de proporcionar toda clase de
auxilios, y dándole gracias por sus acertadas providencias; se le ex-
citó á continuar dictando las que correspondiesen.
Agosto 4. — El subprefecto de Chicontepec inserta oficio que re-
cibió del alcalde de Tantzina, manifestándole los auxilios de tropa
que necesita el comandante principal de Pueblo Viejo, ó indican-
do que en la mañana del 2 estaban oyéndose muchos cañonazos se-
gún dice el alcalde de Ozuluama; pero que nada más sabía. En 9 de
agosto se trasladó al ministerio de guerra para la resolución corres-
pondiente: en el mismo día contestó diciendo que*ya marchaban
tropas suficientes sobre Tampico para escarmentar al enemigo; y en
el propio se trasladó al gobierno del Estado de México en resulta
del oficio del subprefecto.
89
Agosto 9. — Con esta fecha dice el gobierno del Estado de México,
que sin embargo de la petición que ha hecho al gobierno general
de que nombre jefe que mande las milicias de Jilotepec y Huicha-
pan, estrechando las circunstancias ha puesto á la cabeza de ellas al
inspector del Estado, mandándole marchar al rumbo de Huejutla,
para que obre de acuerdo con los jefes que el gobierno tenga nom-
brados. En 9 de agosto se trasladó al ministerio de la guerra para
la resolución correspondiente: en el mismo día contestó diciendo:
que el inspector del'Estado de México con las milicias que manda,
se ponga á las órdenes del comandante D. José Velázquez que se
halla en Zacualtipán; y en el propio se trasladó en resulta al go-
bierno.
Agosto 11. — Con esta fecha comunica el gobierno del Estado de
México, refiriéndose al prefecto de Tula, y éste al de Huejutla, que
los enemigos se han apoderado de Tampico el Alto y Pueblo Viejo,
y se adelantan rápidamente para el interior de la Huasteca; y en
consecuencia de esto, y de los auxilios que le piden, ha mandado
poner sobre las armas las milicias delxmiquilpan y Zimapán, y que
incorporándose á las que manda el inspector del Estado, queden á
las órdenes del general Velázquez. En 12 se trasladó á guerra para
los fines que correspondan, y al gobierno del Estado se le dijo esta
providencia en contestación; añadiéndole que ya se le ha dicho que
por aquel ministerio se han dictado las providencias convenientes.
Agosto 11. — En esta fecha traslada el ministerio de hacienda un
oficio del vicegobernador del Estado de México, en que pide que los
quinientos fusiles que se le han destinado, se entreguen al inspector
del Estado D. Félix Ma Aburto. En 12 se trasladó á guerra para que
dispusiese la entrega de las armas.
Agosto 7. — El gobierno de Zacatecas con esta fecha avisa que ha
mandado situar en la hacienda de San Jacinto, entre aquella ciudad
y Aguascalientes, 450 hombres de infantería de la milicia cívica del
Estado, y muy en breve se les unirán 200 caballos de la misma cla-
se, todo á disposición del gobierno, entretanto se arregla y disciplina
el resto. ¡Se trasladó á guerra el 14 del mismo.
En igual fecha de 7 de agosto, el general Santa-Anna, avisa que
en esta misma fecha marcha á la costa de barlovento á la cabeza de
la división de operaciones que ha de batir á los españoles. Designa
Tomo II.— 12
90
los puntos por donde se le puede mandar la correspondencia. Se
contestó de enterado el 15.
Agosto 9. — El gobierno de San Luis reitera que de aqu^l Estado,
todos cívicos, marchan 1 ,600 infantes y 1,400 caballos, municiona-
dos, equipados y socorridos: que 1,000 hombres estaban ya á diez y
ocho leguas de Tula: que el día siguiente marchaba el activo de
Guanajuato con el general Valdivielso: que según las noticias con
que se hallaba, continuaba el fuego con actividad haciendo mucho
daño: que el enemigo había tomado á Tampico el Alto y Pueblo
Viejo; y que su escuadra se hallaba á dos leguas del puerto. Se con-
testó de enterado el 15.
Agosto 11. — El jefe político de Tlaxcala comunica que el coro-
nel Serrano ha echado mano de las compañías de milicia de Taxco
y Huamantla sin comunicarle las órdenes que tenga al efecto del
gobierno: pide se le comuniquen. Se trasladó á guerra el 15.
Agosto 13. — El ministerio de la guerra avisa haber mandado po-
ner sobre las armas las compañías de milicia activa de artillería, de
Acapulco, Tabasco, San Blas, Oaxaca, Puebla, Alvarado y Tampico.
Se avisó á los gobernadores de los respectivos Estados el 15 de
agosto.
En 14 del mismo, el ministerio de la guerra manda que se pongan
sobre las armas las compañías de milicia de caballería de Chilapa,
Iguala, Chilpancingo, Tiatlá y Tepecoacuilco, reuniéndose en este
último punto. Se comunicó al Estado de México el 15, quien en 16
contestó no tener noticia de que de dicha arma existan tales compa-
ñías. Se comunicó á guerra el 17. El mismo día contesta se reúna
de cualquier arma.
Agosto 15 Se ordeua al Distrito que el 2? batallón y la brigada
de artillería local, queden desde este día á disposición del gobierno
general para el servicio de campaña. En la misma fecha, el ministe-
rio de la guerra manda que se pongan estos cuerpos á las órdenes
del general Bustamante. Se comunicó al Distrito.
En igual fecha, el mismo: que debiendo formarse un ejército de
reserva á las órdenes del general Bustamante, y debiendo componer
parte de él toda la milicia de las tres armas de Puebla se den las ór-
denes al efecto. Se comunicó á Puebla en el mismo día.
En la propia. fecha, el mismo: que se ponga á las órdenes del
91
comandante general de Jalisco toda la milicia cívica del Estado para
que con ella marche á situarse á San Luis. Se comunicó al goberna-
dor del Estado en la misma fecha.
En igual fecha, la misma orden para toda la milicia de Micho a-
cán para marchar al mismo San Luis. Se comunicó al gobierno de
aquel Estado el mismo día.
Agosto 15. — El mismo ministerio de la guerra avisa que ordena al
comandante general de Sonora que con toda la tropa permanente y
un batallón de la cívica y otro de Duran go que pedirá al paso, se si-
tuará en Zacatecas. Se comunicó á los gobiernos respectivos. En la
misma fecha, y en oficio circular, se dio á reconocer como oficial el
boletín publicado últimamente.
En la propia fecha se comunicó á los agentes de la república en
el exterior y á los gobiernos de las naciones donde no hay agentes,
la invasión española y las medidas del gobierno para repelerla. Se
incluyeron boletines oficiales hasta la fecha, ofreciendo hacerlo de
los demás.
Agosto 16. — El gobierno del Estado de México incluye copias de
comunicación del prefecto de Huejutla y otras de Ozuluama, que
contienen los movimientos enemigos hasta el 7 en que ocuparon á
Tampico de Tamaulipas; la perfidia con que rompieron los fuegos
sobre la división del general Garza antes de la hora convenida: la
retiraJia de éste á Altamira; noticias recibidas de la aproximación
del general Santa-Anna, etc. En extracto se dio razón á guerra el
17 avisando el recibo.
Agosto 14. — El gobierno del Estado de México acompaña partes
en que se detallan las operaciones del enemigo hasta el 4 del mismo ■
alarma que algunos falsos avisos ocasionaron en Huejutla; providen-
cias tomadas por aquel prefecto; tranquilidad que se observó con las
noticias posteriores, etc. Con tal motivo avisa el gobierno del Esta-
do las disposiciones que ha dictado á fin de que de las haciendas y
ranchos del partido de Huejutla, se internen y oculten las bestias y se-
millas, hasta que el enemigo sea desalojado de los puntos que hoy
ocupa. No se contestó por estar ya hecho con anterioridad sobre el
asunto.
Agosto 17. — El gobierno del Estado de Zacatecas incluye par-
tes que han llegado á sus manos de la toma por los enemigos de Tam-
92
pico de Tamaulipas, retirada del general Garza, etc. Hace reflexio-
nes inculpando la conducta de éste en dicha operación, y sobre el
uso que debe hacerse de la milicia cívica. Se trasladó á guerra en
21 de agosto, quien en 22 contestó que el gobierno tomaría en con-
sideración tales reflexiones que había visto con agrado. Se trasladó
el mismo día al gobierno de Zacatecas.
Agosto 18. — El gobierno del Estado de México inserta parte del
prefecto de Huejutla eu que avisa la verdadera pérdida que tuvie-
ron nuestras tropas al evacuar Tampico de Tamaulipas. Se contes-
tó de enterado el 21.
Agosto 25. — El gobierno del Estado de México inserta comuni-
cación del prefecto de Huejutla con otras copias que detallan todas
las operaciones del enemigo desde su desembarco hasta la toma de
Tampico de Tamaulipas. Se le contestó en 26 que dé gracias expre-
sivas á dicho funcionario, por su celo en esta parte y por los auxi-
lios dados á una división de caballería que se halla al frente de Tam-
pico el Alto, fecha 26.
Agosto 19. — El gobierno del Estado de Zacatecas dice que la di-
visión de que habló en su comunicación de 7 de este mes, la había
hecho marchar á San Luis Potosí, cuyo movimiento se comunicó á
guerra.
Agosto 28. — Al jefe político de Colima se le recomienda esté á
la mira del puerto del Mauzanillo y avise de cuanto ocurra con mo-
tivo de que se sabe recorre el mar del sur una escuadrilla descono-
cida.
Agosto 30. — Circular á los Estados en que con motivo del triun-
fo primero del general en jefe del ejército, se excita á los Estados
para que digan con qué cantidades pueden auxiliar al gobierno ge-
neral de pronto y periódicamente con cargo á la federación ; pues el
presidente aspira á que se eleve el nombre de la república, no sólo
por sus proezas militares, sino al mismo tiempo por su religiosidad
en cubrir sus compromisos pecuniarios.
Agosto 30. — Excitativa á los gobiernos do México, Querétaro y
Distrito para que procuren un donativo de caballos para el ejército.
En la misma fecha. — Al gobierno del Estado de México orden
para que reúna cuantas semillas pueda y con la mayor prontitud las
haga marchar á disposición del general en jefe del ejército.
En la misma fecha. — Al de Puebla: que preste todos sus auxilios
93
al comisario del Estado que tiene orden de proveer de víveres las
fortalezas que se le han designado.
En la misma fecha al de San Luis, que ponga en uso todos sus
recursos para auxiliar las tropas que marchan sobre el enemigo á
Tampico de Tamaulipas: que sus subalternos procuren y den noti-
cias exactas.
Agosto 25. — En este día expidió un decreto el congreso general
facultando al ejecutivo para adoptar cuantas medidas sean necesa-
rias á la conservación de la independencia del sistema actual de go-
bierno y de la tranquildad pública, no entendiéndose por esto auto-
rizado para disponer de la vida de los mexicanos ni expelerlos del
territorio de la república. Estas facultades cesarán luego que el con-
greso se reúna en cesiones ordinarias, cerrándose las actuales ex-
traordinarias. Se cerrarán luego que se publique esta ley.
Setiembre 2. — Con esta fecha se hace extensiva á los demás Es-
tados de la federación la excitativa de donativo de caballos para
remonta del ejército, que se hizo á los de México, Querétaro y Dis-
trito en 30 del próximo pasado.
Documento Núm. 4.
Exposición del ciudadano general José Velázquez sobre su cunee luí ii
Tampico y regreso A esta capital,
Mexicanos : cuando un ciudadano es distinguido entre los demás
que ocupan la vasta república de los anahuacenses por comisión del
supremo gobierno, nada hace con manifestaros y daros cuenta de
sus operaciones en tan delicada empresa, que si bien se confió á mis
débiles hombros una parte de ella, y tiene tendencia con los demás
generales que cooperaron al triunfo más ó menos, según los colocó
la circunstancia, á mí confieso que no debí rehusarla con el pretexto
de mi insuficiencia, no prometiéndome por solas mis fuerzas el buen
94
éxito, sino á efecto de las sabias medidas del que dirigía empresa
tan ardua: ya sabemos que éste fué un supremo Guerrero, y ejecu-
tada por el joven experto Santa-Auna y esforzado Terán con todos
los maniobrantes, como bien lo saben; pero que á mí no me tocaba
más que obedecer y desempeñar con el tino que estuviese á mi al-
cance.
Por un favor especial del genio que protege Ta suerte de los libres
mexicanos, he vuelto con felicidad á ocupar el seno de la sociedad en
que me habéis admitido, teniendo la lisonjera satisfacción de repe-
tiros el abrazo de fraternidad, el que os ruego eucarecidamente no
desatéis jamás de mí, pues lo he procurado confirmar más y más con
aquellos por cuya inspiración vivo, y por quienes nunca he dudado
deber consagrar mis afanes, afectos y sacrificios.
Debo presentarme al mundo político con la sinceridad que me ca-
racteriza, purificando el honor y buen nombre que distinguen á todo
republicano, especialmente de mi clase, según la investidura militar
que acaso indignamente poseo: para esto os podré dar la prueba que
me parece más incontrastable, y es, que á mi ingrero"en esta fede-
ral dirigí el parte oficial que incluye todas mis funciones militares
en la expedición á Tampico, al Exmo. Sr. ministro de la guerra, cuyo
parte y su contestación no dejarán duda á vuesti'a curiosidad respe-
table, quo vela sobre las operaciones de los hombres; os llenará (si
os congratuláis conmigo) de la más elegante satisfacción, y será una
prueba inconcusa de cuanto os aseguro para satisfaceros, y confun-
dir á los enemigos del orden y de nuestro actual sistema, por lo que
os recomiendo su interesante lectura; sí, interesante, porque ésta
abre á los que se sacrifican por la causa común, puerta franca en el
pecho del magnánimo presidente para la entiada al santuario de su
gratitud, que desea con el más ardiente celo y conato premiar en
grado superabundante á aquellos que de algún modo cooperaron á
la aseguración de la patria en el memorabilísimo combate de Tam-
pico.
PARTE OFICIAL.
Exmo. Sr. — Dos objetos bastante delicados me hacen tomar la
pluma para describir las operaciones de mi comisión sobre la expe-
dición de Tampico: el primero es el deber sagrado que me impone
95
la profesión militar, y decoi'o que debemos á las leyes que nos go-
biernan: el segundo para satisfacer á la numerosa sociedad á que
tengo el honor de pertenecer, por los equivocados conceptos que he
sabido se han formado del comportamiento de la división que tuve
el distinguido honor de mandar durante mi marcha hasta llegar al
combate, y desde éste hasta el ingreso á esta capital.
Increíble me sería, señor excelentísimo, si no hubiera sido el con-
ductor y comandante de una tropa que no había probado los rigores
de la guerra en tanto grado (hablo principalmente de los cívicos de
esta federal, cuyo ejercicio, ocupaciones y género de trato es incom-
patible con el de un riguroso soldado). ¿Quién ignora que los cívi-
cos, separados del arte de la guerra por las distintas ocupaciones á
que los llaman las distintas clases del Estado, no poiían ni debían
haber llenado las funciones de los que para la campaña y sólo á la
campaña son destinados? Lo cierto del caso es, que los vieron los
pueblos por donde pasé con ellos hasta Pueblo Viejo, guardando la
mejor subordinación y orden, sin ofender las propiedades y garan-
tías de los ciudadanos, antes contrayéndose la amistad y benevolen-
cia de todos éstos, por cuya causa se disputaban las rancherías y
lugares el empeño en darnos todos los auxilios de que eran capaces,
sin omitir diligencia por interesante que fuese.
Yo creo, señor, que no habrá un solo individuo que tenga el valor
de levantar queja la más mínima contra mí y mi esforzada división;
que si hubiese uno solo (cosa difícil) saldrían á desmentirlo los bene-
méritos prefectos, subprefectos, ayuntamientos y pueblos, entre los
que se hicieron un lugar muy distinguido, y á quienes toda la ilustre
república mexicana deberá vivir reconocida, Pachuca, Zacualtipán,
Huejutla, Tantoyuca y Chuluama, cuyos capitalistas se condujeron
con el mayor patriotismo: y en conclusión, hasta los más infelices
se prestaban á porfía con sus brazos, personas é intereses, franquean-
do los que podían, cantidades de novillos, semillas, dineros, aloja-
mientos, y todos los recursos de que tanto necesitábamos, sin exigir
de mí lo más leve, ni aun recibo las más veces. ¡Oh, señor! protesto
á V. E. que si esta gente virtuosa no estuviera ya tan hallada en el
uso de sus derechos, cuya fruición les hace poner la más vigorosa
resistencia á los usurpadores de su libertad, sin perdonar por tama-
ño bien ni sus más caras existencias, no fuéramos sin duda, hoy li-
96
bres é independientes: estos solos, sin otros auxilios, nos lian ayu-
dado á salvar segunda vez á la patria. Ni se lastime V. E. de esta ver-
dad; porque por más que el supremo gobierno dictara enérgicas pro-
videncias, haciendo á un lado el mal genio de los que envidian nuestra
libertad, que tal vez se mezclaría con los que secundan las órdenes;
prescindiendo de éste, como digo; las lluvias, los caudalosos ríos, y
demás intemperies que trae la estación, hacían inaccesibles é inefi-
caces las providencias que al efecto ordenase á fin de que llegásemos
al deseado campo de la más justa de las luchas. Por otra parte, to-
dos saben, y los mexicanos principalmente, la violencia y precipita-
ción con que salimos de este Distrito porque así lo demandaba la
empresa, y que esto no dio lugar á más; pero que sin embargo vimos
logrados nuestros designios á fuer de mis esfuerzos y auxilio de los
pueblos respecto de la fuerza de mi mando.
En fin, llegamos, señor, en tiempo oporbuno para la campaña, ín-
tegra la fuerza que salió de esta capital; no como aseguran algunos
escritores famélicos, que sin zozobra ni temor charlan en los cafés;
y hoy particularmente he visto un folleto titulado: "Proyectos de
la gran logia, etc.," en que dice y estampa lo que ha oído decir de ce-
rebros desconcertados, que ni vieron la campaña, ni tienen un dato
fijo más que la libertad de infamar á su salvo-conducto á los que se
presentan en la palestra, y obran más bien que hablan. A este escri-
tor temerario yo lo escarmentaré por lo que dice que mis tropas se
evaporaron y no llegaron á la campaña como salieron de esta capi-
tal: que llenó de miseria á los pueblos, cuando ellos le dieron el ejem-
plo á este mordaz y á otros de su calaña; y de que estoy seguro; se-
ñor excelentísimo, que no habrá uno que levante queja contra mí, y
ni aun contra un solo soldado.
Para confusión del folletista V. E. sabe la fuerza que mandó, y
que conduje íntegra desde esta capital, siendo de más de 350 cívicos,
113 dragones del 3? permanente y 80 y tantos cívicos de Tulancin-
go; habiendo anticipado su marcha 300 y tantos del activo de Metz-
titlán. Este era el total de mi división, sin contar con 400 cívicos de
Huejutla á las órdenes del teniente coronel D. Juan Adán, y los del
7o batallón permanente, como también el resto del 3o de caballería,
y las tropas del Sr. Espinosa, que no se reunieron á mí por las cau-
sas bastante entendidas, que privaron á estos beneméritos de haber
97
partido con los míos la gloiia de ser vencedores del que nos quería
reuticir al yugo. Sólo que éstos sean los que se evaporaron, según
afirma el que jamás sabrá lo que es amor á la patria, pues no sabe los
efectos de la guerra en semejantes condiciones; ó lo dirá porque en
el parte del detall del >Sr. general Santa- Anua que da á V. E. expre-
sa haber llegado al combate no más GO de los cívicos, sin advertir la
equivocación que puede haber, ó de parte de los que lo hayan pues-
to por comisión de dicbo señor general, ó por error de imprenta,
pues yo podré probar con listas de revista y otros datos, que mi di-
visión se halló destinada en todos los puntos que la juzgó necesaria
el señor general en jefe, con lo que V. E. quedará satisfecho, y con-
fundida la audacia del ignorante que escribe sin formar un criterio
de verdad.
En este concepto, mi división, como que llegó en tiempo oportuno a
ponerse á las órdenes del ¡Sr. general Santa-Auna, tomó toda la par-
te que debía en el triunfo; así es que el de Metztitlán quedó cubrien-
do el punto de la Barra: el 3o permanente pasó destacado ala Mesa:
y habiéndose retirado después de la capitulación de los españoles,
el piquete de Tulancingo, se me previno restituir á esta capital el
batallón do los cívicos, dando á su coronel las instrucciones necesa-
rias, á más de su actividad y erudición, para que lo condujese con
el mayor cuidado por los enfermos y demás, que necesitaban de jor-
nadas cortas, buenos alojamientos y asistencias.
Para concluir, señor excelentísimo, debo decir, que la hipótesis
de que mi división no hubiera entrado en acción, como falsamente
han asegurado los genios díscolos, no por eso se despojaran del mé-
rito que contrajeron los que realmente llegaron á las manos de sus
enemigos. A la verdad, no habrá quien solivie los principios de que
el que presta servicios que están á su alcance; el que no omita dili-
gencia ni fatiga por ardua que sea; el que dirige todas sus acciones
al fin que se propone arrostrando poligros, no deba reputarse como
el primero en la campaña, cuando no pueda hacer otra cosa, ni sa-
lirse de la órbita que lo prescriben sus deberes. Luego ¿por qué se
ha de deprimir el mérito de los que en nada se rehusan, y sí obser-
varon con la más admirable puntualidad las órdenes de sus jefes?
Quisiera que V. E. hubiera presenciado mi entrada á Pueblo Vie-
jo, batiendo marcha al compás del eco armonioso de la música del
Toao II.— 13
98
batallón : creería, sin duda, que aquellos soldados y su oficialidad bien
ordenada, acababan de salir de esta capital: no hubo quien manifes-
tara cobardía: todos se disputaban con entusiasmo á competencia
la primacía en querer ser los primeros, y mandar á V. E. y á sus
conciudadanos el ramo de la oliva que les deparara el triunfo. Por
esta causa es de mi deber en un análisis, aunque informe, recomen-
darlos muy encarecidamente á V. E. De tal modo, señor, propinó
mi comisión las voluntades de los pueblos, que aun antes de mi lle-
gada á ellos, los prefectos, subprefectos y ayuntamientos se antici-
paban á recibirme con el mayor placer, apurando todos sus arbitrios
para auxiliarme. Pachuca, Zacualtipán, Huejutla, Tantoyucay Ozu-
luama, deben ser eternos en la gratitud de V. E. quo en la actuali-
dad responde por toda clase de servicios que se prestan á la patria,
pues no excederán en su tanto otras ciudades de más riqueza y abun-
dancia; igualmente á los capitalistas y hacendados que nos circun-
dan en aquellos puntos, porque muchos de ellos no esperaban á que
se les invitase, sino que por el contrario nos ofrecían sus auxilios
tanto pecuniarios como personales y demás de que sabían estábamos
necesitados. Es digno de la consideración y aprecio de V. E. por sus
esfuerzos y padecimientos, el Sr. coronel D. Pedro Mayor Valle, su
teniente coronel Orozco (ejemplo de hombre de edad provecta) co-
mo igualmente su mayor, y en general oficiales, sargentos, cabos y
soldados, especializándose con los músicos, que prescindiendo de su
contrata, se han portado como buenos mexicanos: el comandante de
Metztitlán D. Lino Acosta, oficiales y tropa: losde Tulancingo: co-
mandante del 3o permanente D. Francisco González Pavón, oficiales
y dragones, dignos todos del más alto elogio y aprecio, por haber
llagado al punto de Pueblo Viejo con toda la fuerza sin tener una sola
baja, y con la caballada en el mejor estado, dejando que admirar á
los que pelean por su libertad, el arrojo del ciudadano primer ayu-
dante N. Leal, y capitán N. Magaña, que se echaron río abajo en un
mediano chalupón, á todo despecho, por no poder pas»r los ríos tan
crecidos, ansiosos de llegar á mi división que se hallaba ya en Pue-
blo Viejo, cuya precipitación, que los pudo haber sepultado en el
mar la violenta corriente, los hizo navegar más de cincuenta leguas.
Estas son, señor, las obras que deben premiarse: estas son las
que tienen el mérito entre los sensatos; y aun creo, en mi concepto»
99
son más atendibles que las maniobras en campaña, porque éstas son
del momento, y dependen tal vez de la casualidad; pero aquellas son
de una premeditada, intención que el hombre puede despreciar si
quiere. De este género son los servicios á que decididamente se pres-
taron, no sólo los beneméritos que tuve el honor de mandar, sino
todos los que adornaron las demás falanges acaudilladas por los de-
nodados generales D. Manuel Mier y Teráu y D. Zenón Fernández.
En fin, á todos me tomo la libertad de recomendar á ese supremo
gobierno, porque fui un testigo ocular de todos y cada uno. Es cuan-
to puedo exponer á V. E. con la sinceridad que me caracteriza, sin
hacer uso de fiases que no conocen mis cortas luces, y repitiéndome
el más exacto obediente á sus superiores órdenes.
Dios y libertad. México, Noviembre 4 de 1829. — José Velázquez.
— Extno. señor ministro de guerra y marina, D. Francisco Mocte-
zuma.
CONTESTACIÓN.
Secretaría de guerra y marina. — Sección central. — Con mucho
agrado ha visto el Exmo. señor presidente los servicios que prestó
V. S. con la división de su mando en su marcha de esta capital á
Tampico, según la exposición que hace de ellos en su oficio de 4 de
este mes. Por ellos S. E. á nombre de la patria, da á V. S. las más
expresivas gracias: en el concepto de que el gobierno supremo que-
da completamente satisfecho del buen comportamiento que observó
V, S. en sus marchas desde e<ta capital hasta Tampico, acreditando
que ni las fatigas y padecimientos que tuvo en ellas le arredraron
para verificarlas con el entusiasmo propio de un general mexicano»
que desea sacrificarse por sostener nuestra independencia y libertad.
También da S. E. las gracias á los jefes, oficiales y demás individuos
que compusieron la división que V. S. tuvo á sus órdenes, á quienes
les manifestará el aprecio con que el supremo gobierno ha visto sus
servicios y padecimientos por salvar á la patina: asegurando V. S.
á los que ha recomendado, que el Exmo. Sr. presidente los tendrá
muy presentes para los premios y recompensas á que se han hecho
acreedores. — Tengo el honor de comunicarlo á V. S. de orden de
S. E. para su satisfacción. — Dios y libertad. México, 7 de Noviem-
bre de 1829. — Moctezuma. — Sr. general D. José Velázquez.
100
Documento Núm. 5*
Primera secretaría de Estado. — Departamento de! interior. — Sec-
ción Ia
El Excmo. Sr. presidente de los Estados Unidos Mexicanos se
ha servido dirigirme el decreto que sigue:
"El presidente de los Estados Unidos Mexicanos á los habitan-
tes de la república, sabed: Quo el congreso gener¿il ha decretado lo
siguiente:
" Art. Io Se autoriza al ejecutivo do la federación para adoptar
cuantas medidas sean necesarias á la conservación de la indepen-
dencia, del sistema actual de gobierno y de la tranquilidad pública.
"2o Por el artículo anterior no queda el gobierno autorizado para
disponer de la vida de los mexicanos, ni para expelerlos del territo-
rio de la república.
"3? Esta autorización cesará tan luego como el congreso general
se reúna en sesiones ordinarias.
"4" Las actuales sesiones extraordinarias se cerrarán luego que
se publique esta ley.
"5o El gobierno manifestará al congreso en su reunión ordinaria
del próximo enero, la necesidad que ha tenido en los casos en que
ha hecho uso de las facultades que le concede el artículo primero.—
Pedro Muría Anuya, presidente de la cámara de diputados — Valen-
Un Gómez Farías, presidente del senado. — Manuel Aguilera, diputa-
do secretario — Agustín Viesca, senador secretario."
"Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le dé el de-
bido cumplimiento. Palacio del gobierno federal en México á 25 de
agosto de 1820. — Vicente Guerrero, — A D. José María de Bocanegra."
Y lo traslado á V. para su inteligencia y efectos correspondientes.
Dios y libertad. México 25 de agosto de 1829. — Bocanegra.
101
Documento Núm. 6.
Primera secretaría de Estado. — Departamento del interior. — Sec-
ción.
El presidente de los Estados Unidos Mexicanos á los habitantes
de la república sabed: Que para trasmitir á la posteridad la más gra-
ta memoria del glorioso triunfo que el 11 de septiembre de 1829 lo-
graron las armas mexicanas sobre los españoles invasores, y por el
honor que resulta á la causa de la independencia de la patria, en uso
de las facultades extraordinarias, etc., etc.
Io Se declara el 11 de septiembre día de festividad nacional.
2" Se anunciará la solemnidad desde el dia 10 del mismo mes á
las diez de la mañana, hora en que se rompió el fuego contra los in-
vasores.
3? Siendo la casa nacional de inválidos, el lugar destinado para
la conservación de los trofeos de la victoria, y para asilo de los va-
lientes que fueron inutilizados en la guerra, lo será asimismo para
que en ella se dicten las disposiciones que preparen y arreglen la
festividad referida.
4" En el campo de batalla donde se obtuvo la victoria, se erigirá
un monumento con la correspondiente inscripción en que se expre-
se el día del triunfo así como los nombres de los generales y cuerpos
del ejército mexicano que concurrieron á la acción.
(Del 6 de septiembre de 1843.)
102
Documento Núm. 7.
Primera secretaría de Estado. — Departamento del interior. — Sec-
ción 11 — El Exmo. Sr. presidente de los Estados Unidos Mexicanos
se ha servido dirigirme el decreto que sigue:
''El presidente de los Estados Unidos Mexicanos á los habitan-
tes de la república, sabed:
" Que deseando señalar en el año de 1829 el aniversario de la in-
dependencia con un acto de justicia y de beneficencia nacional que
refluya en beneficio y sostén de bien tan apreciable: que afiance más
y más la tranquilidad pública: que coopere al engrandecimiento de
la república; y que reintegre á una parte desgraciada de sus habi-
tantes en los derechos sagrados que les dio naturaleza y protege la
nación por leyes sabias y justas, confoime á lo dispuesto por el ar-
tículo 30 de la acta constitutiva; usando de las facultades extraor-
dinarias que me están concedidas, he venido en decretar:
"1? Queda abolida la esclavitud en la república.
"2? ¡Son por consiguiente libres los que hasta hoy se habían con-
siderado como esclavos.
"3? Cuando las circunstancias del erario lo permitan se indem-
nizará á los propietarios de esclavos en los términos que dispusieren
las leyes.
"Y para que todo lo contenido en este decreto tenga su más cabal
cumplimiento, mando se imprima, publique y circule á quienes co-
rresponda.
"Dado en el palacio federal de México á 15 de septiembre de
1820. — Vicente Gurrero. — A D. José María de Bocanegra."
Y lo comunico á vd. para su inteligencia y efectos consiguientes-
Dios y libertad. México, 15 de septiembre de 182t>. — Bocanegra.
103
Documento Núm. 8.
Acta del pronunciamiento de la guarnición de Campeche por la forma
de gobierno de república central.
Reunidos en la habitación del señor comandante de las armas los
jefes de los cuerpos, oficiales de la guarnición, marina y empleados
de la federación, después de haberse declarado en junta, dijo el pri-
mero: Que habiéndole manifestado los comandantes de los batallo-
nes 6 y 13 permanentes, artillería y 2? activo de infantería, el pro-
nunciamiento unifoime que éstos habían hecho por la forma de go
bierno central, en bien de la independencia y seguridad de la nación,
constantemente amenazadas por las peligrosas oscilaciones de que
ha sido y es combatida bajo el sistema federal, por la desorganiza-
ción en que se hallan el ejército y la hacienda, por el inminente riesgo
en que se ha visto en la reciente invasión de las huestes españolas,
y por el descontento general con que en sus más caros hijos la mi-
ran marchar al término de la nulidad, notando enervados los gran-
diosos elementos que deberían conducirla á la cima de su engrande-
cimiento; deseaba que la junta, manifestando públicamente su sen-
tir, se ocupase de establecer las bases que debían de organizar y lle-
var á cabo el referido pronunciamiento: y en consecuencia de todo,
después de una detenida discusión, se acordaron por unanimidad de
votos los artículos siguientes:
1? Que pronunciados los cuerpos de esta guarnición, como lo han
hecho, por el gobierno central, la junta se decide por aquel propósi-
to, poniendo por base esencial mantener la independencia á toda
costa, como objeto de mayor interés para todo mexicano.
104
2? Se reconoce la autoridad del actual presidente de la repúbli-
ca, en todo lo que no se oponga á este pronunciamiento, y siempre
que lo adopte en favor del bien de la nación.
3? Se declara convocante el actual congreso general para el fin
de reunir otro que arregle la forma de gobierno de república central,
estableciendo por base de él, la reunión del mando político y militar,
en los que actualmente se denominan Estados.
4? Que en consecuencia del artículo anterior, desde luego reuni-
rá ambos mandos el comandante general como todo lo relativo á los
ramos de hacienda tanto de la federación como del Estado.
5? Se declara sin ejercicio en sus funciones al congreso, senado
y gobernador del Estado, porque se hallan en contradicción con el
sistema del pronunciamiento.
G° Se conservarán en el desempeño de sus atribuciones los tri-
bunales de todas clases; exigiéndoles el juramento de adoptar el sis-
tema nuevamente establecido.
7? Se concede al comandante general ó á quien le suceda, en caso
de no aceptar el primero, la facultad de arreglar provisionalmente el
gobierno interino de los pueblos, del modo más conforme al bien ge-
neral.
8? Los individuos comprendidos en este pronunciamiento, no po-
drán ser separados de esta plaza hasta tanto se arregla la forma de
gobierno que han proclamado.
9o A todos los empleados se les exigirá el juramento do soste-
nerla y conservarla á toda costa, y el que así no lo hiciere, cesará en
el ejercicio de sus funciones: protestando los cuerpos que lo han ve-
rificado, no dejar las armas de la mano, hasta haber conseguido el
objeto que so propusieron.
Con lo cual se concluyó esta acta que firmaron los componentes
de la junta, acordando se remita un ejemplar al señor comandante
general «le las armas de este Estado, para que se sirva contestar in-
mediatamente si la adopta, y se suscribe á este pronunciamiento,
elevándose otro ejemplar en la primera oportunidad, al Encino, Sr.
presidente de la república, para los fines consiguientes.
Plaza de Campeche, G de noviembre á las tres de la mañana, de
1829. — Comandante de las armas, Ignacio de la Boca. — Comandante
del 13 permanente, Francisco Toro. — Comandante principal de arti-
105
Hería, Francisco Javier Berna. — Comandante del 6 permanente, José
Ignacio de Castro. — Comandante del 2? activo, Sebastián López de Yer-
go. — Coronel, Ángel de Toro. — Comandante de marina, Manuel de Za-
ra.— Comandante de la tropa do artillería, Leandro de Poblaciones. —
Mayor de plaza, Félix López de Toledo. — Como mayor del 13 perma-
nente, Bartolomé Arzamendi. — Como mayor del 6° permanente, José
María Villalvázo. — Como mayor del 2? activo, Rafael de Traba. — Como
comandante de los fuertes de barlovento, Jesús María Frayre. — Ad-
ministrador principal de correos y comisario de esta plaza, Norberto
de Molina. — (Siguen 78 firmas).
+9*>
Tomo II. — 14
SEXTO PERÍODO ADMINISTRATIVO
TÍTULO SEXTO.
»
D. José María de Bocanegra. — Presidencia interina desde el 17 de
diciembre de 1829 á 23 del mismo mes,
CAPITULO I.
Elección y mi antecedentes.
Hemos visto ya que reunido el congreso de la Unión en
sus dos cámaras, eligió al segundo presidente constitucional
D. Vicente Guerrero. Y siguiendo el orden de los aconteci-
mientos debe saberse que éste bizo oportunamente dimisión
de las facultades extraordinarias, que le fueron concedidas
por decreto de 25 de agosto, con la sola reserva que expli-
caron las iniciativas que se dirigieron al congreso, contraidas
la uua á que mandase en persona el ejército saliendo á la
campaña, y la otra á nombrar en comisión un ministro de
la suprema corte de justicia para un negociado de mucha
108
importancia y gravedad. Ninguna de ellas se discutió ni se
resolvió, por la fuerte y abierta oposición que hizo la cámara
del senado. Nada tampoco se resolvió sobre los demás pun-
tos de la administración pública que mucho importaban, y
todo quedó paralizado en su marcha.
Tal conducta dio el necesario resultado que podía espe-
rarse, esto es, que el senado desde luego, de un modo abso-
luto y violento, acordase por sí la cesación de las facultades
extraordinarias.
Pero tanto por la constitución que regía cuanto por ex-
presa negativa de la cámara de diputados á dicho acuerdo,
quedó éste sin serlo del congreso general y sin ponerse en
práctica por lo mismo; resultando que no hallándose confor-
mes los dos cuerpos colegisladores, seguía vigente y sin de-
rogarse el decreto de 25 de agosto que concedió las faculta-
des extraordinarias. La cámara de diputados, en el paso de
su negativa, al darlo, consideró que no se podía ni se debía
obrar de otro modo en tales circunstancias, y que no se po-
día tampoco ver con indiferencia el muy interesante punto
de que con la discordia realmente se quitaban en vez de dar-
le recursos al gobierno, al tiempo preciso y solemue de tener
sobre sí la revolución de Jalapa con todos sus efectos de hos-
tilidades, amagos y desorden. Se creyó, por tanto, que la cá-
mara de senadores quería destruir la administración que re-
gía, y sostener el referido levantamiento armado.
Cuando el ejecutivo concurrió en la forma de costumbre
á las sesiones del cuerpo legislativo en su apertura, con toda
verdad y decente firmeza explicó el presidente Guerrero su
voluntad conforme y consecuente á lo que iniciase, apoyán-
dose en los fundamentos de las iniciativas mismas, termi-
nando con protestar del modo más expreso y claro, no usaría
del poder extraordinario sino como se tenía dicho, única-
mente para que el presidente constitucional, saliendo á cam-
paña, maudase en persona el ejército, por juzgar iudispeusa-
109
ble y de toda necesidad que estando á su cabeza procuraría
conservar toda la moralidad y fuerza del mismo ejército, su
disciplina, y también conservar la firmeza que necesariamen-
te se daba á la administración pública, y el apoyo que tanto
se necesitaba en circunstancias difíciles, bien comprometi-
das, públicas y delicadas.
Se expidió en consecuencia por el presidente constitucio-
nal, en 16 de diciembre, un decreto que decía hallarse pene-
trado de la urgente necesidad en que estaba de mandar por
sí mismo el ejército y ponerse á su cabeza como lo hacía,
comunicando por tanto esta resolución á la cámara de dipu-
tados para que procediese á hacer el nombramiento de la
persona que había de gobernar interinamente á la república
por el tiempo que fuese el de su ausencia.
Impuesta la cámara de diputados, contestó "de enterado."
Procedió desde luego á hacer el nombramiento de presiden-
te interino por el tiempo de la ausencia del propietario y
conforme á lo dispuesto en la constitución.
La elección se verificó, recayendo á favor del que esto
escribe. Así lo contiene y acredita la siguiente acta:
" Se procedió á la elección por Estados, de presidente
temporal, con sujeción al artículo 129 del reglamento, y re-
sultó electo el Sr. D. José María de Bocanegra, actual mi-
nistro de hacienda, por el voto de los diez y seis Estados si-
guientes, y con arreglo á lo que dispone el artículo 97 de la
constitución.
Estado de Ohiapas. — Sres. Aguilera.— A viles.
Chihuahua. — Sr. Oyarzu.
Coahuila y Texas. — Sr. Campos.
Durango. — Sr. García Tato.
Guanajuato. — Sres. Rodríguez, Anaya (D. J. M.)
México. — Sres. Guido, Herrera, Zerecero, Anaya (D. P«
110
M.), Primo Tapia, Díaz, Valle, Quintana Roo, Escudero,
Ortiz de León.
Michoacán. — Sres. Castañeda, Al monte.
Oaxaca. — Sres. Miranda, Schiafino, Moreno (Bustaman-
te al Sr. Rayón ).
Puebla. — Sres. Ordáz, Bazo, Guadalajara, Moral, Gar-
niendia, Moreno, Díaz.
Querétaro. — Sres. López de la Plata, Ugalde.
San Luis Potosí. — Sres. Bermúdez, Salvatierra.
Sonora. — Sr. Espinosa al Sr. Rayón.
Tabasco. — Sr. Alpuche.
Tamaulipas. — Sr. Arcos.
Jalisco. — Sres. Duque, Castillo Portugal.
Yucatán. — Sres. Requena, Ortiz y Díaz, Carbajal, Valie
(D. F.)
Zacatecas. — Sr. Ulloa."
Este resultado motivó el decreto siguiente:
" Secretaría de la cámara de representantes.— Exmo. Sr.
— Hallándose esta cámara en el caso que expresa el art. 97
de la constitución federal, procedió conforme al 96 á hacer
la elección de presidente interino de la república, por Esta-
dos; y de diez y siete que sufragaron, uno sólo lo hizo por
el Sr. general D. Ignacio Rayón y los demás en favor del
E. S. D. José" M? de Bocanegra. — Tenemos el honor de par-
ticiparlo á V. E. para que se sirva ponerlo en conocimiento
del actual E. S. presidente y del que en su ausencia ha de
desempeñar las funciones de la primera magistratura. — Dios
y libertad. México, 16 de diciembre de 1829. — Francisco del
Moral, diputado secretario. — Manuel López de la Plata, dipu-
tado secretario. — Exmo. Sr. secretario del despacho de re-
laciones."
El senado que se había declarado sin ningún disimulo ni
disfraz por el plan de Jalapa, hacía una terrible y decidida
111
oposición á la cámara de diputados y al gobierno, y entabló
por medio de sn vicepresidente D. Antonio Pacheco Leal '
las más comprometidas contestaciones, que se dirigían en úl-
timo resultado á la disolución, negándose á reunirse, bajo el
pretexto especioso de que se debían haber cerrado las sesio-
nes; sin advertir que este punto, con la negativa de la cá-
mara de diputados estaba declarado y resuelto coustitucio-
nalmente, sin que el senado fuese competente para resolver
por sí solo auu cuando hubiese verdadera duda. Pero como
su plan era inventar y acumular obstáculos para sostener el
de Jalapa, se resistió á todo acto que no fuese conforme á
sus ideas y principios, obligando y estrechando también con
esta conducta, en momentos muy comprometidos, á que el
ejecutivo diese el decreto siguiente:
"Siendo muy urgente la salida del E. S. presidente á
" mandar en persona el ejército que marcha contra los pro-
" nunciados, me manda lo manifieste á V. E. con el objeto
" de que se sirva citar á sesión de la cámara para las cinco
" de la tarde de hoy, á fin de que preste el juramento corres-
" pondiente el E. S. D. José María de Bocanegra, nombrado
" para encargarse interinamente del gobierno supremo. —
" Dios y libertad. México, 17 de diciembre de 1829. — A. Vies-
" ca. — E. S. presideute de la cámara del senado. n
En consecuencia y por igual oficio, el E. S. presidente de
la cámara de diputados verificó la cita para su respectiva
reunión; y resistiéndose el Sr. Pachecho Leal, en nombre
del senado como vicepresidente en ejercicio, á concurrir; obli-
gando y estrechando por otra parte las circunstancias y ocu-
rrencias públicas, como queda referido, se puso al presidente
de la república en el caso de dictar otro decreto que dice:
" Siendo urgente mi salida á mandar al ejército, mandó exci-
1 Lo era contra el art. 17 del reglamento de las cámaras que prohibía su reeleccid»
7 por consiguiente su representación era nula.
112
" tar á las cámaras del congreso general para que ante ellas
" prestase el juramento correspondiente el presidente que du-
" rante mi ausencia ba de ejercer el supremo poder ejecutivo,
"y no habiéndose reunido más que la eámaráde diputados,
" he tenido á bien decretar en uso de las facultades extraor-
dinarias:
"El presidente interino prestará el juramento que pre-
" viene la constitución, ante la cámara de representantes.
" Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le
"dé el debido cumplimiento.
"Palacio del gobierno federal en México, á 17 de Di-
ciembre de 1829. — Vicente Guerrero. — A D. Agustíu Viesca."
Obsequiando este decreto y abierta la sesión extraordi-
naria la noche del día 17 de diciembre, prestó con las solem-
nidades de ley el juramento prevenido en la constitución, 1
así comunicándolo al gobierno la secretaría déla cámara de
representantes por la nota que pasó á la del despacho de re-
laciones la de la cámara de diputados, refiriendo haber teni-
do efecto el juramento que se previno se prestase ante la
misma cámara por las razones que ya quedan expuestas y
por las ocurrencias que dieron lugar á que así lo dispusiese
el ejecutivo en uso del poder extraordinario que ejercía, y en
cuya virtud se dirigió, como queda dicho, la nota siguiente:
" En consecuencia del oficio de Y. E. fecha de ayer, en que
"se sirve acompañarme el decreto dado por el E. S. presi-
" dente de la república, en uso de las facultades extraordi-
" narias, relativo á que esta cámara sola pudiese recibir el
1 Se nombró la comisión para recibir al señor presidente interino, compuesta
de los Sres. Oyarzu, Guadalajara, Almonte, Bustamante, Quintana Roo, Alpucbe,
Valle (D. F.) Mañero, Schiafino, Carbajal, Moral y Plata.
A las nueve y cuarto se presentó el Exmo. Sr. D. José M? de Bocanegra y
prestó el juramento en los términos que previene el decreto de que ya se ba becbo
mención. Concluido este acto y retirado el E. S. presidente se levantó la sesión.
— Véase la acta del congreso del mismo día.
113
"juramento del presidente interino, se presentó el E. S. D.
"José María de Bocauegra y lo ha prestado en los términos
" que previene el artículo 101 de la constitución. Lo que te-
" nemos el honor de avisar á V. E. para la debida constan-
" cia. Dios y libertad. México, diciembre 18 de 1829. — Fran-
" cisco del Moral, diputado secretario. — Manuel López déla
"Plata, diputado secretario. — E. S. secretario del despacho
"de relaciones."
CAPITULO II.
Gobierno interino y sucesos públicos en su tiempo.
Quedó ya en posesión el presidente interino y consiguien-
temente organizó su ministerio dejando en el despacho de
relaciones á D. Agustín Viesca; en el de justicia y negocios
eclesiásticos, al Dr. D. José Manuel Herrera; en el de guerra
al general D. Francisco Moctezuma; y nombró de nuevo para
el de hacienda á D. Ildefonso Manían, jefe del departamen-
to de cuenta y razón, de antiguos conocimientos hacenda-
dos y de las circunstancias más recomendables. — Continuó
con la comandancia general el general D. Pedro María Ana-
ya, y en el gobierno del distrito D. José Ignacio Esteva.
Así constituido el gobierno se expidieron las comunica-
ciones y se dirigieron las circulares consiguientes y de estilo.
Eecibió las felicitaciones de costumbre y de ley hechas por
las corporaciones civiles y militares. El reconocimiento de
los Estados inmediatos fué también hecho por México, Pue-
bla, Querétaro y Michoacán, cuyas autoridades se dirigieron
en los términos acostumbrados y satisfactorios al gobierno.
Tomo II.— 15
114
Habló el presidente interino en los siguientes términos á la
nación.
" El ciudadauo José María de Bocanegra á sus compa-
triotas:
" Decidido á todo género de sacrificios por la salud de la
" patria, he aceptado por esta causa, sin vacilar, el encargo
u de presidente interino á que se me ha llamado en la crisis
" más peligrosa. El digno jefe á quien se encomendaran los
" altos destinos de la república, durante el período constitu-
" cional, ha creído de su deber tomar personalmente el man-
" do del ejército, y lo ha tomado en efecto, usando de la am-
" plia autorización con que fué investido por el decreto de
" 25 del último agosto. La cámara de representantes, en cum-
" plimiento de los artículos 9G y 97 de nuestro código funda-
" mental, me nombró en consecuencia paca desempeñar en-
" tretanto las funciones del supremo poder ejecutivo de la
" unión, y ante la misma cámara he jurado no apartarme un
" ápice de nuestra sagrada carta.
" ¡Mexicanos! Yo os debo decir que han desaparecido
" los motivos de nuestras disensiones. El congreso general
" está reunido; las facultades extraordinarias han cesado,
" porque el gobierno las ha dimitido sin esperar el término
" designado, y porque en el santuario de la representación
" nacional ha protestado reiteradamente que no las quiere
" ni las ha de ejercer en adelante. Si alguno ó algunos de los
" funcionarios públicos no han correspondido á vuestra con-
" fianza, los tribunales están abiertos y expeditos para ad-
" mitir vuestras acusaciones y q\ie la cuchilla de la justicia
" cargue sobre las cabezas de los delincuentes. La imprenta
" no puede ser más libre para que nuestros sabios expliquen
" francamente sus opiniones políticas, indicando las refor-
" mas útiles que debida y fundadamente convenga hacer.
" ¿Qué más se pide? ¿Qué otra cosa se exige? ¿Aspiramos
" de buena fe á vivir bajo el imperio de las leyes? Camine-
115
" mos, pues, ajuarándonos á las reglas que ellas líos prescri-
" ben. No desnaturalicemos el suave sistema que uos rige:
u terminemos francamente nuestras diferencias domésticas:
" escuchemos la voz de la razón ; y reservemos el movimiento
" estrepitoso de las armas para abatir y humillar el orgullo
" de nuestros verdaderos enemigos.
" El ciudadano Vicente Guerrero marcha al frente de las
" tropas, no para destruir y exterminar, sino para reconci-
'• liar los ánimos divididos, restablecer el orden y afianzar la
" pnz alterada con mengua del honor de los mexicanos, ó
" incalculables perjuicios de los intereses públicos y particu-
" lares. ¡Quiera el cielo derramar sus bendiciones sobre la
" empresa de este ilustre caudillo, que tantas veces nos ha
" salvado de los horrores de la anarquía!
" De mi parte, conciudadanos, os ofrezco los deseos más
" ardientes y más puros por vuestra sólida felicidad, y un
" trabajo incesante en promoverla por todos los medios que
" las leyes ponen á mi alcance. El peso de mis obligaciones
" es muy superior á lo que cabe en la esfera de mi posibili-
" dad; mas contando con vuestra cooperación nada temo.
" Busquemos de todas maneras el orden, la conciliación y
" la paz. Seamos fieles á nuestros juramentos. No demos
" más escándalo al mundo, y hagamos en fin, hasta el úlfci-
" mo sacrificio en las aras de la patria por conservar la fe-
" deración. Estos son los sentimientos que animan á vues-
" tro conciudadano y amigo. — José María de Hocanegra."
Este gobierno interino de la república continuó su mar-
cha por una senda comprometidísima, erizada de dificulta-
des y llena de obstáculos y peligros. No obstante, siguió
por medio de sus providencias el camino recto, llevando por
norte y guía el orden público, la seguridad del Estado y la
conservación de las garantías sociales. La situación cada
día y aun cada minuto que pasaba era más y más difícil. Los
recursos y la fuerza del poder se debilitaban necesariaiueu-
116
te á proporción que progresaba el plan de los pronuncia-
dos; pero no por esto se olvidó ni se desatendió la seguri-
dad pública, ni dejó de consultarse el honor nacional; y se
cuidó mucho y con buen éxito que no se reprodujesen los
desórdenes del motín de la Acordada, que había sido una
triste lección.
En tan crítico estado partió á la campaña el presidente
Guerrero, y marchó también al mando del general D. Igna-
cio Mora una fuerte división, quedando casi sin fuerza pú-
blica la ciudad. El presidente se dirigió al pueblo de Aya-
capiztla al sudeste de la ciudad de México; y aunque se
esperaba hubiese alguna función de armas con las fuerzas
pronunciadas al inando del vicepresidente Bustamante, no
fué así; y el general Guerrero se internó á los pueblos del
Sur.
Súpose en esos mismos días que en el Estado de Vera-
cruz fué llamado el general D. Antonio López de Santa-
Anna al mando político y militar del propio Estado, en ra-
zón de que no sólo por las ocurrencias de Jalapa así se creía
necesario, sino también porque el coronel D. Antonio Here-
dia, jefe del 5? batallón de línea, y el comandante interino de
las armas, coronel D. Antonio Juille y Moreno se habían
opuesto al plan referido de Jalapa y hacían resistencia á las
armas pronunciadas.
Púsose en efecto al frente del gobierno y Estado de Ve-
racruz el general Santa-Anua y proclamó nuevamente con
la dignidad y energía que le son propias, que: "El general
Guerrero era el presidente legítimo de la nación: porque al
tiempo de su nombramiento no protestó en contra ni un sólo
representante de los que componían las cámaras de la unión:
porque se efectuó en el término que previene la constitución ;
habiendo renunciado con anterioridad el que obtuvo la ma-
yoría de votos de los Estados, en vista de la repuguaucia
que advertía por parte de éstos, á que rigiese la república:
117
porque los Estados se conformaron con el expresado nom-
bramiento, y la patria celebró con entusiasmo el ascenso del
benemérito ciudadano Guerrero; y finalmente por otras cau-
sales de igual peso que obran en su ánimo.
" Anular esa elección equivale á separar de la presiden-
cia al general predilecto que ha estado ya cerca de un año
en posesión de su destino, sin que haya habido reclamación
alguna: este hecho servirá sólo para atraer sobre la repúbli-
ca un cúmulo de males mayores que los que desean aparen-
temente evitar los que están animados de aquellas intencio-
nes: quedará la nación acéfala, ó cuando menos será presa
de un poder militar que la oprimirá privándola de su amada
libertad.
Este suceso reanimó las esperanzas de los que eran com-
batidos por los pronunciados de Jalapa, pues que cuando
nadie se oponía á estos conjurados, vieron públicamente con-
trariada su revolución y conducta, por aquel mismo jefe que
se había sostenido contra la arbitrariedad de Pedraza, y
que contestando á los muy amplios y lisonjeros ofrecimien-
tos de Múzquiz, había dicho que: "si bien estaba por todo
acto de buen orden y conveniencia pública, no aprobaba el
modo ni las medidas estrepitosas, las vías de hecho que son
por lo general origen de funestos choques que encendiendo
los ánimos exaltados terminan en la guerra civil. Que puede
temerse un resultado semejante, es muy obvio: el supremo
gobierno luego que se i m [tonga de lo acontecido y del plan
de ese ejército pronunciado, se considerará atacado: presen-
tará quizá oposición, y he aquí encendida la primera chispa
de una conflagración que pueda fácilmente extenderse por
todo el territorio de la república.
"No nos desentendemos de lo que nos demuestra la ex-
periencia que nosotros mismos hemos adquirido en largos
años. Las revoluciones son verdaderos males de fatal tras-
cendencia, y ya venza este partido, ya el otro, la nación re-
118
siente graves perjuicios. Aquellas se forman con los más sa-
nos deseos, mas no hay quien pueda demostrar fijamente
cuál sea el curso que seguirán, ó su precisa conclusión. Ha-
blo de esto con datos, y por tanto, estoy resuelto, sí, muy
resuelto á no volver á acaudillar jamás otra revolución.
" No bien se han recibido noticias del pronunciamiento
de Campeche por el extraordinario, cuando se forma en este
Estado el de ese ejército de reserva sin conexión con el an-
terior. ¿Qué dirán de esto las naciones extranjeras! ¿Qué
nuestros naturales enemigos? Desmerecerá infinitamente
nuestra opinión, porque nos consideran en estado de perpe-
tua revolución. ¿Y será posible que en unos momentos en
que pudiéramos con muy poca cordura en nuestros pasos,
recuperar nuestro crédito, queramos sacrificarlo y mancillar
de ese modo nuestras glorias? En tal caso, nuestros bellos
triunfos en Tampico contra los invasores, habrían sido in-
fructuosos, y nulas las ventajas que ellos pudieran reportar-
nos. Estas consideraciones no merecen ser desechadas."
A pesar de tan halagüeños anuncios y de tan buenos ele-
mentos, marchaban los pronunciados de Jalapa con su ejér-
cito de reserva reunido en Veracruz y Puebla, y doblando
sus marchas se dirigían sobre la capital con tanta rapidez,
que aun impidieron con sus movimientos que tuviese efecto
la combinación militar que se formó para que uniéndose la
división del general Mora á otras fuerzas inmediatas á Pue-
bla, y algunas del mismo interior de la ciudad, hiciesen una
vigorosa oposición á los sublevados. Fué, pues, inútil esta
medida, porque la brevedad del tiempo que mediaba impidió
se realizasen las miras y órdenes del gobierno. La misma
estrechez de tiempo impidió igualmente se cumpliesen otras
disposiciones dadas para que, tropas del Estado de Michoa-
cán á las órdenes de D. Juau J. Codallos y el mixto de Queró-
taro forzando sus marchas, viniesen en auxilio de la capital,
que como se ha dicho, quedó casi indefensa con la formación
119
y salida de la división del general Mora, puesto todo bajo el
mando del presidente Guerrero.
Precipitados los sucesos y en aumento la revolución, ex-
tendiéndose casi por toda la república como efecto necesa-
rio de tramas, agencias y combinaciones con anterioridad
meditadas, se presentaron los naturales y propios aconteci-
mientos.
Fué uno de ellos y como principal, no sólo desconocer
sino destruir revolucionariamente al gobierno general exis-
tente, y cuya ruina estaba jurada desde el triunfo de Tulan-
cingo. Juntas, imprentas, acusaciones y basta imposturas
se pusieron en acción, manejándose por supuesto los medios
y armas de las asonadas, esto es, la seducción, el interés y
el aspirantismo. Existía todo, y todo lo conocía el gobierno
del presidente interino, de manera que si no logró sobrepo-
nerse á los conjurados, no fué ni por carecer de energía, ni
por absoluta falta de recursos, sino realmente por no baber
fidelidad y firmeza en personas, que guardando un carácter
doble, aseguraron con su conducta el triunfo de los pronun-
ciados.
El Sr. Zavala hace cargo al que esto escribe, diciendo que
tuvo él noticia y me la comunicó, de que el día 22 de di-
ciembre por la noche debería haber un movimiento en la
capital, cuyo objeto sería proclamar el plan de Jalapa; y ase-
gura con ironía que por mi parte y por toda providencia se
dictó únicamente la de que el gobernador D. Ignacio Esteva
dijese el estado que guardaba la tranquilidad pública. IS"o es
así la verdad y es tiempo de decirla; pero aun cuando hu-
biera sido, en aquellos precisos momentos, ya de crisis para
la revolución, no eran las simples noticias las que se hacían
necesarias, pues sobraban, y muy exactas, sino lo que era
preciso, y puntualmente lo que faltaba eran fidelidad, valor
y fuerza. Sin la pretensión de ser Casio ni Bruto el que esto
escribe, se le hallará siempre resuelto á todo género de sa-
120
orificios por la patria; ni volvió la espalda al peligro, ni dejó
de esperar y resistir los acontecimientos todos y el ataque
mismo con serenidad y honor. El resultado y los sucesos ex-
plican la verdad mejor que las palabras. Veamos las ocu-
rrencias del día 23 de diciembre.
CAPÍTULO III.
Proiitiucinmiciito y ocurrencias del día 23 cíe diciembre de 1829.
La llamada guarnición de México, para derribar al go-
bierno existente invocando la ley que atacaban, se pronun-
ció adoptando el plan de Jalapa y publicando el siguiente:
" En la capital de México, á 23 de diciembre de 1829,
reunidos los jefes y oficiales que suscriben y teniendo pre-
sente:
" Que sus juramentos como ciudadanos y como soldados
de la patria los llaman á salvarla;
" Qne el ejército de reserva ha protestado solemnemente
sostener el sistema representativo popular, federal, adopta-
do por la nación en sus leyes fundamentales, y restablecer
en consecuencia el orden constitucional alterado por la es-
candalosa transgresión de las mismas leyes;
" Que este mismo es el voto de los Estados y el del pueblo
de esta capital, y que si permaneciese en silencio la guerra
civil podría ser el resultado de una opinión no pronunciada;
" Que no existe reunido el congreso nacional, por haber
acordado cerrar sus sesiones extraordinarias el 10 del corrien-
te, cuyo decreto debió ser cumplido por el ejecutivo, y no
devuelto con observaciones por prohibirlo el artículo 73 de
la constitución federal, y en virtud del cual se puso de hecho
en receso la cámara de senadores:
121
" Qne tampoco existía el congreso cuando la de diputa-
dos nombró para ejercer el poder ejecutivo al Sr. D. José M*
de Bocanegra, cuyo nombramiento es por lo mismo nulo y
por haber recaído en un representante;
" Que aun cuando fuese legal, el Sr. Erocanegra no po-
día ejercer el ejecutivo por no baber prestado el juramento
ante las cámaras reunidas con arregio al artículo 101 de la
constitución;
" Que esta solemnidad de la ley fué dispensada por el
ejecutivo en virtud de las facultades extraordinarias que ba-
bía recibido de las mismas cámaras y de que babía protesta-
do no bacer uso, sobreponiéndose así al poder legislativo y
á la constitución misma;
" Que á pesar de aquella protesta becba sólo para des-
lumbrar á los pueblos, se continúan ejerciendo las faculta-
des omnímodas para bacer criaturas y prodigar empleos;
" Que el general que ejercía el poder ejecutivo salió de
esta ciudad para ponerse á la cabeza de una división contra
el ejército de reserva, provocando la guerra civil por un in-
terés personal; y que por la nulidad del nombramiento y
ejercicio del Sr. Bocanegra, la nación se baila sin el gobier-
no constitucional y legítimo que debe regirla. Que esta ace-
falía amenaza de un momento á otro con rompimientos es-
trepitosos y trastornos que comprometerían la seguridad y
el orden público.
" Todo bien meditado y animados de los más puros de-
seos del bien, acuerdan unánimemente:
" 1? Adoptar el plan que para el restablecimiento del
orden constitucional y del libre ejercicio de la soberanía de
los Estados, proclamó el ejército de reserva en la villa de Ja-
lapa el 4 del corriente, renovando en consecuencia el jura-
mento de sostener la constitución federal y leyes existentes.
" 2? Elevar sus votos al consejo de gobierno para que
escucbando la voz de los pueblos y en ejercicio de las f'uii-
Tomo II.— 13
122
ciones que le atribuye la constitución, llame á encargarse
del supremo poder ejecutivo al presidente de la corte supre-
ma de justicia, nombrando á los dos individuos que deben
asociársele conforme al artículo 97.
" 3? Eespetar y proteger á todas las autoridades legíti-
mamente constituidas, en el libre ejercicio de sus atribu-
ciones.
" 4? Que permanecerá reunida la guarnición de esta ca-
pital basta la llegada del ejército de reserva, sin mezclarse
en ningún acto administrativo; pero conservando á toda cos-
ta el orden y la pública tranquilidad, y oponiéndose á la en
trada de cualquiera otra fuerza que se dirija á impedir el
presente pronunciamiento.
" 5? Que esta acta se circule á las honorables legislaturas
y gobernadores de los Estados. — General, Luis Quintanar.
— General, Ignacio Rayón. — General, Ramón Rayón.— Gene-
ral, Pedro Terreros. — General, Miguel Cervantes. — General,
Pedro Sarzoza. — Por el cuerpo de artillería, José Manuel Diez.
— Por el tercer batallón, Aniceto Arteaga. — Por el 7?, J. Quin-
tana.— Por el batallón de ju válidos, Cristóbal Gil de Castro.
— Por el activo de Toluca, José María Castro. — Director de
ingenieros, Coronel Ignacio Mora. — Coronel, Cirilo Gómez
Anaya. — Coronel, Antonio Castro. — Coronel,, Juan Domín-
guez— Coronel, Joaquín Correa. — Coronel, Guadalupe Pala-
fox. — Coronel, Manuel Barrera. — Coronel, Carlos Bcnesqui. —
Coronel, Manuel Alfar o. — Coronel, Manuel María Tillada. —
Coronel, Ignacio Gutiérrez. — Teniente coronel, Mariano Ta-
gle. — Teniente coronel, Alvaro Muñoz. — Teniente coronel;
Felipe Palafox. — Teniente coronel, Nicolás Condell. — Tenien-
te coronel, Ignacio Leal. — Por la clase de capitanes, José
María García Conde, Litis Antepara. — Por la de Tenientes,
José María Pinezo, José Manuel Alfaro, Manuel Noriega. —
Por la de alféreces, José Nicolás Tellez. — Por la de cadetes,
Ignacio Madrid. "
123
Las bases y objeto de este plan, su combinación local, el
conocimiento de las personas, de sus reuniones y hasta de
sus deliberaciones estuvieron al alcance del gobierno inte-
rino; pero relajados los resortes de la obediencia, y sobrepo-
niéndose la desmoralización al orden, volvieron ineficaces
los recursos de la administración gubernativa, basta el grado
que casi diariamente y aun por instantes se recibían partes
de las defecciones; aunque no faltaron tampoco excepciones
recomendables.
Entre ellas dignas son de referirse y de consignarse en
este lugar las ofertas y la firmeza de algunos generales y
jefes, las de varias autoridades que no traicionaron sus de-
beres y cumplidamente los guardaron.
Debe saberse y no olvidarse que los señores generales de
división D. Miguel Barragán y D. Ignacio Rayón se presen-
taron solicitando voluntariamente una entrevista con el que
esto escribe, en el momento de encargarse del gobierno, pro-
testando el primero del modo más cortés, sincero y leal, que
jamás estaría en contra de una administración humanitaria
y justa, que le había dado patria restituyéndolo á ella alzán-
dole el destierro En efecto, permaneciósiempre este general
unido al gobierno y sin tomar parte con los sublevados. El
segundo aseguró con franqueza que si sus ideas y sus com-
promisos lo llevaban á obrar en contra del orden de cosas
establecido, sostendría por sí y por sus compañeros, sin em-
bargo, al que estaba al fíente del gobierno, porque así se lo
dictaba su deber y conciencia, convencido de qne individual-
mente se obraba bien. Dijo, que ya no era posible contener
los progresos de la revolución y aun hizo algunas indicacio-
nes más amplias, más exactas y anticipadas y de mejores
luces que las que el Sr. Zavala tanto preconiza en su obra;
pero al mismo tiempo aseguró con datos el Sr. Rayón, que
no era posible ya poner dique al torrente revolucionario.
Y en efecto, inutilizadas las providencias del gobierno
124
por las cansas referidas, á qne se agregaba el nspirantismo,
se procuró asegurar, según queda dicho, la tranquilidad pú-
blica, las propiedades, y la dignidad y honor del gobierno, á
cuyo fin las autoridades pusieron en acción su celo y vigi-
lancia por medio de guardias, retenes y patrullas, resguar-
dando también los caudales públicos1 que existían en la te-
sorería general, y de que se apoderaron á viva fuerza los que
invadieron el palacio nacional el rlía 23 de diciembre de 1829.
Este día á las tres de la mañana se rompió en la plaza
principal el fuego por una sección que el general D. Luis
Quin tañar, pronunciado á esa misma hora y puesto á la ca-
beza de la guarnición sublevada, destacó á las órdenes del
coronel Benesqui sobre el palacio nacional con el objeto de
sorprender á las tropas que lo guarnecían. El comandante
general D. Pedro M? A naya, y el teniente coronel D. Ma-
riano ToIsíi, que vigilantes y resueltos guardaban su puesto,
no sólo evitaron la sorpresa que se intentó hacer hasta en
las puertas del mismo edificio, sino que después de batirse
con denuedo y constancia, hicieron replegar á gran distan-
cia á los agresores. Pasó un corto espacio de tiempo, y sus-
pendidos los fuegos, se anunció la llegada de una comisión
que se recibió con las debidas precauciones. La comisión era
enviada por el referido general Quin tañar, caudillo de la
asonada, y cuya misión era la de intimar de palabra la ren-
dición del palacio en que se sostenía el gobierno. Se le con-
testó también de palabra con la negativa más expresa.
Eetirada la comisión, se dirigieron inmediatamente las
respectivas comunicaciones á las cámaras y á las autorida-
des todas, en los términos siguientes:
1 Quedaron existentes más de ciento veinte mil pesos con su distribución hecha para
pagos en aquellos días del pronunciamiento. Quedó también igual ó mayor cantidad dis-
ponible en las casas de los Síes. Agüero González, Fagoaga y Barrio: quedaron asimismo
órdenes y libranzas cobrables. Todo lo conservó y entregó el Sr. D. Ildefonso Mániau que
fué continuado en las funciones de ministro por los pronunciados.
125
" Primera secretaría de Estado. — Departamento del in-
terior.— Exmo. Sr. — El bien de la patria, la conservación del
sistema y del orden público demandan imperiosamente que
se reúna el congreso general para deliberar en sesión ex-
traordinaria de esta misma mañana, sobre objetos de la ma-
yor importancia y trascendencia. — Por tanto, el E. S. presi-
dente me ordena dirigirme á V. E. con el fin de que se sirva
citar á la cámara que preside, en los términos de urgencia que
van indicados. — Dios y libertad. Diciembre 23 de 1829, á las
cinco y inedia de la mañana. — E. S. presidente de la cámara
de dipotados. — Igual al presidente de la cámara de senado-
res."
El de la primera cámara contestó que mandaba citarla
inmediatamente; pero el 0. Pacheco Leal, vicepresidente de
la de senadores, de quien ya liemos hablado anteriormente,
dijo que no era presidente ni vicepresidente del senado; por
lo que devolvía cerrado el pliego, que segunda vez se volvió
á remitir; pero nada se supo ya del resultado, por no per-
mitirlo la urgencia y estrechez de las circunstancias.
En tal situación, se previno al gobierno del Distrito, por
conducto del ministerio respectivo, informase en el momento
del estado (pie guardaba la tranquilidad pública, diciéudole
el ministerio de relaciones lo siguiente:
" Primera secretaría de Estado. — Departamento del in-
terior.— El E. S. presidente manda que Y. S. informe del
estado de la tranquilidad pública, do los sucesos que han
ocurrido, según hubiesen llegado á su noticia, manifestando
su opinión, y en suma, que venga V. S. á este palacio á fin
de conferenciar y acordar lo necesario al restablecimiento
del orden y conservación del sistema. Dios y libertad. Mé-
xico, diciembre 23 de 1829. — Viesca."
Su contestación fué:
" Exmo. Sr. — Serían cerca de las dos de la mañana cuan-
do estando en esta casa administración general de correos
126
con el señor jefe de seguridad pública, llamó nuestra aten-
ción el tiroteo de palacio. En la incertidumbre del modo y
las fuerzas que se batieron, dedicamos nuestra vigilancia á
examinar álos que por las calles inmediatas transitaban: el
primero fué un soldado que con dos fusiles se dirigía á la calle
de San Francisco, y las armas y él quedaron detenidos. En
seguida se presentó un hombre á caballo, que reconocido,
fué el señor coronel Balderas, á quien tanto por el Sr. Tolsa
como por mí se le advirtió la precaución con que debía di-
rigirse á su cuartel (la Cindadela) por habérsenos informa-
do de que tal vez en aquella hora debería estar tomado, pues
tal nos habían dicho algunas partidas. — En seguida mandó
á la Diputación al teniente D. Antonio Gutiérrez, para que
con las precauciones que pedía el caso viese al comandante
de la fuerza que allí había y me trajese noticia de lo ocurri-
do. Tardaba Gutiérrez, y habiendo mandado en su busca á
un oficial que para servir de ayudante se me presentó esta
misma noche por el supremo gobierno, el expresado oficial,
ni me trajo respuesta ni ha vuelto á parecer. Eegresó Gu-
tiérrez y con él mandé al E. S. presidente el parte verbal de
todo lo ocurrido y de seguir cumpliendo la suprema dispo-
sición que me comunicó el ayudante de palabra. Pasé á la
Diputación en donde sólo encontré al jefe 2? de la seguridad
pública, quien dijo que se ocupaba,- sin hacer hostilidad al-
guna, en cuidar los intereses del comercio principal, alicien-
te de algún desorden. En efecto, hasta esta hora no tengo
noticia de que se haya cometido el más leve, y si se exceptúa
la alarma que produjeron los tiros, la tranquilidad pública
se conserva inalterable. No sé si ahora que está amanecien-
do podré contar con algunas patrullas que la aseguren más;
pero cumpliendo con lo que Y. E. me previene, en medio de
que mis enfermedades se han reagravado, pasaré á palacio
á recibir las órdenes de S. E.— Dios y libertad. Diciembre
23 de 1829.— Jostí Ignacio Esteva.— E. S. ministro de rela-
ciones."
127
Se hizo también al comandante general la siguiente pre-
vención :
"Secretaría del despacho universal. — El E. S. presidente
ordena que V. S. proceda inmediatamente á reunir á sus ofi-
ciales, procure uniformar su opinión y le informe del estado
en que se baila la fuerza con que cuenta el supremo gobier-
no; la defensa que puede hacer, y todo lo demás que sea
conducente para conocer la situación" en que se encuentra,
á fin de obrar con el acierto debido. — Dios y libertad. Di-
ciembre 23 de 1829, á las sois y media de la mañana. — Agus-
tín Viesca. — Señor comandante general."
En la misma hora, que serían las cinco de la mañana del
propio día 23, y después de las ocurrencias referidas, se ci-
taron á junta á los ministros del gobierno, al gobernador y
al comandante general; de ios primeros solo concurrió el de
relaciones D. Agustín Viesca; y por consiguiente quedó á
su cargo el despacho de las demás secretarías para expedi-
tar los negocios y acudir á cuanto del momento exigíau las,
circunstancias. Estas se estrechaban más y más por el pro-
nunciamiento que el general D. Luis Quintanar verificó en el
cuartel inmediato al palacio, ocupándolo con el número 3 de
infantería, el cuerpo de inválidos y varios piquetes de otros
cuerpos, posesionándose también de otros puntos dominan-
tes al palacio.
Se repitieron las citas á las cámaras, al gobernador y al
comandante general, y en consecuencia concurrieron unidos
á otras personas notables: se celebró una sesión de gabinete,
en la cual dijo D. José Ignacio Esteva como gobernador del
Distrito, escribiendo y dictando por sí mismo por habérsele
así prevenido, " que hasta el momento en que el supremo
gobierno le mandó venir qpu el Sr. Tolsa y su ayudante á
palacio, ningún accidente había padecido la tranquilidad en
punto á excesos de ninguna clase, y que la había recomen-
dado á la fuerza de seguridad que había en la Diputación,
128
á quien encargó que á toda costa no permitiese ningún des-
orden en las casas de comercio inmediatas, y que respecto
á las fuerzas con que debía contar el gobierno para resistir,
de ello hablaría el señor comandante general, teniendo pre-
sente que si la cindadela estaba pronunciada se contase con
que el mayor número y calibre de sus piezas inutilizarían
los fuegos de palacio."
El comandante general D. Pedro M^ Anaya, escribiendo
también por sí mismo, como el Sr. Esteva, manifestó: "Que
para la defensa de palacio sólo cuenta el supremo gobierno
con trescientos hombres escasos, mal vestidos, mal alimen-
tados y sin ninguna disciplina; de que resulta que no se
puede hacer uso ninguno de esta fuerza, porque además de la
mala calidad de esta tropa, que carece también de oficiales,
no hay en palacio ni una gota de agua ni una torta de pan;
pero ni tampoco los medios de satisfacer estas necesidades:
que aunquecuenta con algunas piezas de artillería no tiene
soldados de esta arma para servir más (pie una; pero aun
cuando tuviera toda la necesaria, minea se podría oponer
una gran resistencia, por estar la cindadela en poder de los
pronunciados, en donde había artillería más gruesa y mejor
servida; por lo que era claro que los esfuerzos que se hicie-
sen no durarían mucho tiempo, en el supuesto de (pie es infe-
rior todo lo de palacio. Por todas .estas consideraciones, el
comandante general opina que debe acordarse la suspensión
de armas que piden los pronunciados, y especialmente por
los enormes perjuicios (pie en hostilidades de esta naturale-
za resienten siempre las grandes poblaciones, y en obvio
también de la efusión de sangre que ya desgraciadamente
ha habido y que debe pesar mucho en la consideración de
todo mexicano. Agrega más: que el supremo gobierno con
la resistencia que ha opuesto hasta aquí, ha dejado bieu
puesto su honor y nunca se lo podrá inculpar, pomo haber
podido resistir á fuerzas muy superiores, mucho menos cuau-
129
do en estos momentos está experimentando grande deser-
ción de los que ha poco le acompañaban. Agregó de pala-
bra, que si fuera necesario se batiría, como se habia batido.
Estos informes existen origiuales y se han tenido á la vista
para transcribirlos á la letra como se ha hecho en estas Me-
morias.
El gobernador del D'strito, qne por poco tiempo se había
separado de la junta, para observar según dijo, el estado (pie
guardaba la tranquilidad pública, volvió é informó que el
cuerpo de gendarmes con que se contaba se había pronun-
ciado, y que por las noticias que tenía, juzgaba haber sucedi-
do lo mismo en todos los puntos qne estaban por el gobierno
y habían secundado ya el movimiento revolucionario que
en la madrugada había verificado la cindadela, arrestando
al comandante de artillería cívica y de aquel punto, coronel
D. Lucas Balderas; asegurando en fin, que las defecciones se
multiplicaban, dejando confiada la defensa a los piquetes de
tropa y guardia que guarnecían el palacio.
En estos momentos, eran las ocho de la mañana, los pro-
nunciados reunidos volvieron á romper sus fuegos y dirigie-
ron el ataque al palacio con el mayor ardor y decisión. Se
les contestó por las tropas que mandaba el general Anaya,
y empeñada una verdadera acción de guerra, en medio de
ella se anunció nuevamente otra comisión del general Quiu-
tanar; siendo de notarse que este aviso vino á darlo y lo
dio el ministro de la guerra Moctezuma, que no había con-
currido á las juntas de gobierno ni contestado A las citacio-
nes que se le hicieron. ¡Juzgue de esta Conducta e! lector
i m parcial!
Se suspendieron ios fuegos por una y otra parte y se
presentó al gobierno la comisión anunciada, compuesta de
los señores coronel D. Juan Domínguez, y los tenientes co-
roneles D. Guadalupe Palafox y D. Mariano Pérez Tagie.
Dijo de palabra su misión que se redujo á pedir se suspen
Tomo II,— 17
130
diesen las hostilidades hasta que se diese contestación al
pliego que dejaron en manos del presidente, quien lo recibió
ofreciendo se contestaría; luego se retiraron. El pliego en-
tregado por la comisión decfa lo siguiente:
" Exino. Sr. — De parte de ese palacio se ha roto el fuego,
en virtud del cual se derrama la sangre mexicana, de lo que
está 111113' distante la tropa reunida y á cuya cabeza estoy.
Su fuerza es superior á la que se halla á disposición de V. E.
y se ha de defender usando de su superioridad. La tranqui-
lidad pública puede peligrar con estos movimientos, lo que
se evitará con que V. E. disponga (pie por su parte se sus-
penda el fuego, como yo lo haré por la mía. Si así no se ve-
rificare, habré cumplido con manifestará V. E. mi disposi-
ción y la de la tropa que está á mis órdenes, pava evitar
la efusión de sangre, y conservar la tranquilidad pública; y
todo y cualquiera mal que se origine será de la responsabi-
lidad de V. E. — Dios y libertad. México, diciembre 23 de
1829. — Luis Quintanar. — E. S. presidente de la república
D. José M? de Bocauegra."
Se contestó, diciendo:
" E. S. — El gobierno supremo de los Estados Unidos Me-
xicanos ha mandado citar á las cámaras del congreso gene-
ral á sesión extraordinaria, para que deliberen en esta mis-
ma mañana sobre las ocurrencias de la noche anterior, y
obrar conforme á su resolución; mandando suspender los
fuegos por parte de las tropas que lo obedecen; esperando
que V. E. hará lo mismo por la de las que tiene á su dispo-
sición. Si la voz del gobierno se ha de escuchar, si se ha de
respetar la ley como se promete en el plan de Jalapa, 110 du-
da el E. S. presidente que accederá V. E. á lo indicado. —
Dios y libertad. Diciembre 23 de 1829. — A. las nueve y me-
dia de la mañana. — Agustín Viesca.'1''
Casi sin dar lugar á la contestación, y apenas retirada la
comisión de los pronunciados, rompieron ellos de nuevo sus
131
fuegos sobre el palacio, qne ya en aquellas Loras solo era de-
fendido por la guardia y por el valor y fidelidad del coman-
dante general I). Pedro María Anaya, acompañado del dis-
tinguido jefe D. Mariano Tolsa que constantemente con su
persona y tropa desempeñó cuantos encargos se le hicieron,
atendiendo cuantos puntos se le encargaron para la defensa.
La tropa, como el mismo comandante general dijo en su in-
forme, comenzó á desertar en gran número, á pesar de que
poco antes se sostenía y acompañaba á sus jetes, guardan-
do los puestos que Je estañan confiados, y por lo mismo su-
cedió lo que era natural sucediese, esto es, que las fuerzas
superiores se sobrepusiesen á las inferiores. Ocuparon los su-
blevados el palacio disparando sus tiros por todo el edificio,
penetrando basta el interior de las piezas de habitación. Yo
en estos momentos me retiré á un lugar privado del jardín
del misino palacio, donde permanecí hasta las seis de la tar-
de, procurando evitar los insultos personales que temía; pero
confieso en verdad que ni se intentaron ni se me hicieron.
Concluyó así en México el motín que proclamó constitución
y leyes.
Ketirado á mi casa tuve la satisfacción de recibir prue-
bas del mayor aprecio de mis amigos y de toda clase de per-
sonas como lo muestra la siguiente carta:
" Sr. D. José María de Bocanegra.— Muy señor mío y de
mi aprecio. Mi amistad se resiente de saber que teniendo vd.
conocimiento, de que por mi desgracia y contra mi voluntad
é inclinación he sido comprometido á tomar parte en el go-
bierno actual, creyese vd. necesario estar oculto: habiéndo-
nos dicho <pje estaba vd. en casa de la señora Guerrero, es-
tuvimos los Síes. Fagoaga, Barrio y yo á buscar á vd. dán-
dole las seguridades de (pie nada tenía que temer. Las repito
á vd. confiado en lo (pie he oído á los Sres. Vélez y Quinta-
nar y en general á todo el mundo; agregando que si no se
juzga vd. seguro en su casa (á pesar de lo que digo) tiene
132
vd. la mía á su disposición por si gusta disponer de ella, así
como de todo cuanto pueda su atento s. s. q. b, s. m. Lúea*
Alarman"
La contestación que di es la que copio:
" Sr. D. Lúeas Alamáii. — México, diciembre 25 de 1829.
—Muy señor mío y de mi aprecio. Hoy que he vuelto á esta
su casa, be recibido la grata de vd. en que se sirve manifes-
tarme los más finos sentimientos de amistad. Yo, reservando
el favor de vd. para el caso necesario, le agradezco sobrema-
nera las ofertas y expresiones con que me honra; y por todo
le protesto mi sincera gratitud, repitiéndome su atento s. s.
q. b. s. m. José María de Bocanegra."
En el "Ensayo histórico de las revoluciones de México,"
á la pág. 217 del 2? tomo, D. Lorenzo Zavala, hablando de
la elección de presidente interino de la república, á falta del
propietario que salía con tropas, y del vicepresidente que se
había rebelado contra el primer jefe de la nación, dice:
" La elección para este destino recayó en D. José M? de
Bocanegra. No se necesitaba de tantos errores para «acabar
de echar á pique al general Guerrero. Esta elección equiva-
lía á muchos. En aquellas circunstancias hubiera sido á pro-
pósito un Casio, un Bruto;1 se echó mano de un abogado sin
valor- ni prestigio. El espíritu de vértigo se había apodera-
do de aquel partido y era necesario ya que la nación lo aban-
donase."
ÍTo opinaron así otros individuos respetables de mejor
criterio ó imparcialidad y puede decirse ni aun la generali-
dad de los mexicanos. La prensa ofrece un testimonio irre-
1 Traición, conspiración y suicidio forman la gloria de estos dos célebres romanos,
enemigos de Octavio y de Antonio.
2 Cuando huían del palacio á la casa de moneda por una puerta excusada, el Sr.
Zavala en compañía de D. Manuel C. Rejón, de D. R. Valle y otros entusiastas ciudada-
nos, yo me conservé guardando hasta el último momento mi posición y mi deber, sujeto
al azar de la acción de armas y al furor de la venganza sin volver la espalda al peligro,
cerno queda referido.
138
tragable de esta verdad. Y como me he propuesto no ser
creído por mi propio dicho, me refiero entreoíros periódicos
y escritores de la época, á los dos principales que sostenien-
do su respectiva representación é intereses, defendían con
decisión su propia causa, propugnando y defendiendo cada
uno sus principios; y por lo mismo al que esto escribe más le
honran y favorecen sus dichos; pues que sin embargo de ser
y obrar como de opuestos bandos entre sí, hacen justicia y
vienen á coincidir y conformarse en lo esencial, en el punto
mismo que el autor del "Ensayo histórico," hasta con inju-
ria, ha negado Oigamos, pues, al Hórreo de la federación y
al Sol
Dice el primero entre otros muchos artículos que pueden
verse como respuesta á Zavala, y á otros que han impugnado
la elección, desde el número 602 hasta el 614, de los días 17
al 30 de diciembre lo siguiente:
" Está demostrado hasta el último punto de evidencia,
que es incongruente la cita del art. 73 de la constitución
para argüir concluyendo la legitimidad del receso en ambas
cámaras; por consiguiente, si la de senadores se consideró
en este caso, su separación fué solo de hecho, ó para decirlo
más claro, fué uua verdadera deserción, tanto más criminal,
cuanto más espinosas fueron las circunstancias de la patria.
Pero dejando aparte la calificación que se merezca la mayo-
ría del senado, parece incuestionable que la cámara de di-
putados estaba constitucionalmente en el ejercicio de sus
atribuciones, no sóa >or la inconducencia del repetido ar-
tículo 73, y válida subsistencia de los mencionados 103 y
106, sino también por haber faltado la solemnidad para la
clausura de sesiones, prevenida por ley y tantas veces prac-
ticada.
" De aquí es que el Sr. Bocanegra fué electo constitu-
cionalmente sustituto al poder ejecutivo, sin que valga de-
cir de nulidad en su elección porque recayó en un represen-
134
tante. La ley en esta parte despide un torrente de luz, que
es necesaria una ceguera voluntaria para no percibir toda
su claridad. " En caso que el presidente y vicepresidente (se
lee en el art. 97) estén impedidos temporalmente, sebarálo
prevenido en el artículo anterior; y si el impedimento de
ambos acaeciere no estando el congreso reunido, el supremo
poder ejecutivo se depositará en el presidente de la corte su-
prema de justicia, y en dos individuos que elegirá á plura-
lidad absoluta de votos el consejo de gobierno. Estos no po-
drán ser de los miembros del congreso general, y deberán
tener las cualidades que se requieren para ser presidente de
la federación."
il Ha sido necesaria la transcripción literal del artículo,
para que se conozca en todo su aspecto la infidelidad con
que procedió el abogado autor de la acta que suscribieron
los ciudadanos que aparecen, á la verdad no sabemos si por
exceso de ignorancia, ó por espíritu de facción. Dos partes
tiene el artículo; en la primera supone la ley (pie el impedi-
mento temporal del presidente y vice, recae, estando el
congreso en sesiones, y para este caso se contrae precisa-
mente á lo dispuesto en el artículo anterior, es decir, al 96,
donde deja en libertad á la cámara de diputados para elegir
presidente sin poner la limitación que se intenta en todo
evento: léase este último artículo. Mas en la segunda, es
decir, cuando el impedimento de ambos altos magistrados
acaeciere no estando el congreso en sesiones, entonces y sólo
entonces elegirá el consejo de gobierno dos asociados al pre-
sidente de la suprema corte de justicia, que no deberán per-
tenecer al congreso general. El último período acaba de
quitar toda duda, cuando usa de la palabra éstos, refirién-
dose á los individuos asociados.
" Se ha dado por sentado que el congreso general no
existía, cuando la cámara de diputados nombró á S. E. para
ejercer el poder ejecutivo, y que aun cuando fuese legal este
135
nombramiento, el Sr. Bocanegra no podía ejercer su encar-
go, por no haber prestado el juramento ante las cámaras; y
en fin, que esta elección es nula por haber recaído en un in-
dividuo del poder legislativo. He aquí todo el apoyo de la
junta de generales, jefes y oficiales de esta guarnición, y de
los procedimientos del consejo de gobierno el 23 del co-
rriente.
" En primer lugar nada es más falso que el que no exis-
tiese congreso general cuando se bizo la elección del Sr. Bo-
canegra para presidente interino, porque aun suponiendo
que las sesiones se debiesen cerrar el 16, como lo acorda-
ron ambas cámaras en ese mismo día, y antes de verificar-
se la clausura con las formalidades legales, se procedió á
hacer su nombramiento y se comunicó al poder ejecutivo.
¿Podrá decirse que el día en que se cierran las sesiones no
puede trabajar el poder legislativo? ¿En qué artículo de la
constitución ó en qué ley se prohibe tal cosa? ¡No hemos vis-
to repetidas veces al congreso general dar leyes y decretos el
mismo día de la clausura de las sesiones? Pues ¿porqué se
supone que las cámaras se hallaban en receso en la mañana
del 16, que fué cuando se hizo la elección del Sr. Bocanegra,
y por lo mismo se le niega á la de diputados la facultad de
hacer ese nombramiento? Desengañémonos, mientras no
hubiese pasado el día designado para la clausura de las se-
siones, ó ésta no se hubiese verificado con las formalidades
prescritas por el reglamento, el congreso general puede, cons-
titncioualmente, legislar, y las cámaras desempeñar atribu-
ciones que á cada una ha concedido el código fundamental.
¿Y había pasado por ventura el 16, ó se habían cerrado las
sesiones con las formalidades legales, cuando se hizo la elec-
ción de presidente interino? Nada de eso; luego se verificó
constitucionalmeute, y debe verse como un atentado del con-
sejo de gobierno el nombramiento de los dos asociados para
que con el presidente de la corte de justicia gobernasen in-
terinamente la república.
136
" En cnanto al segundo argumento, de no haber presta*
do el Sr. Bocanegra el juramento ante las cámaras reunidas,
podía contestarse diciendo: que el gobierno en uso de sus fa-
cultades extraordinarias, cuya dimisión no se le admitió, pu-
do haber decretado, como lo hizo, que lo prestase ante la de
diputados. Su amplio poder concedido por el decreto de 25
del último agosto, ¿no podía extenderse á tanto? Pero de-
jando á un lado esta respuesta, preguntamos: ¿la falta de
esta formalidad constitucional podía autorizar al consejo pa-
ra declarar insubsistente la legítima elección hecha por la
cámara de diputados? Si esta corporación conoció la lega-
lidad «le este paso, ¿por qué no llamó al Sr. Bocanegra á
prestar ese juramento, supuesto que consideraba al congreso
general en receso? Véase lo que para estos casos previene
la constitución federal: "Artículo 104. El presidente y vi-
cepresidente nombrados constitncionalmente, según el ar-
tículo 99, y los individuos nombrados para ejercer provisio-
nalmente el cargo de presidente, prestarán el juramento del
art. 101, ante las cámaras si estuvieren reunidas, y no están-
dolo, ante el consejo de gobierno." Luego si la elección del
Sr. Bocanegra es constitucional, como queda demostrado has-
ta la evidencia, debió el consejo llamarlo á prestar el jura-
mento, ya que era ilegal el que había prestado ante la cámara
de representantes. ¡ Esa corporación responderá á los pue-
blos de tamaños atentados!
" En fin, se objeta contra el nombramiento hecho por la
cámara de diputados, que siendo individuo del poder legis-
lativo el Sr. Bocanegra, no se le podía elegir para el gobier-
no interino de la república. ¿Y en qué artículo de la cons-
titución se ha establecido esta prohibición? Solo la exalta-
ción de las pasiones ó la mala fe, pudo haber extendido la
prohibición puesta al consejo para no nombrar por asocia-
dos á los miembros del poder legislativo, á la elección de
presidente interino que haga la cámara de diputados. Por
137
lo expuesto, dígase si es constitucional el poder ejecutivo
que nos ha dado la guarnición y el consejo de gobierno."
Volvemos á preguntar (dice El Mensajero de Jalapa):
" ¿Cuando se eligió al Sr. Bocanegra estaba reunido el con-
greso general? Sí lo estaba, responderá el pueblo, pues que
hemos visto las discusiones de ambas cámaras, y por la de
diputados quedó presidente, según la constitución, el men-
cionado Sr/ Bocanegra. Luego es arbitraria, criminal y re-
volucionaria la elección de los tres nombrados, despojando á
aquel, y por consiguiente, dando un paso atentatorio contra
el E. S. general ciudadano Vicente Guerrero: luego como un
poder creado al antojo de las pasiones, como un poder intru-
so, debe desobedecerse en todos casos."
Dice el Sol en su número 18, correspondiente al lunes 28
de diciembre de 1829, lo que sigue:
". En vano las buenas ideas, los mejores sentimien-
tos y la moderada conducta del Sr. Bocanegra, intentaron
paralizar la acción del descontento contra el Sr. Guerrero.
El Sr. Bocanegra sólo podía ofrecer unos días de moderación,
de justicia y de orden; pero este interés momentáneo sería
si se quiere un lenitivo, mas nunca un remedio radical; nun-
ca subsanaría la violación de los principios, ni garantiría los
derechos para lo venidero, ni restauraría la gloria de los me-
xicanos." *
¿Quiere más el Sr. Zavala? ¿Qué más podía dar un go-
bierno que orden, paz, garantías y justicia?
Así vemos consignados por la prensa los sucesos en el
tiempo referido; y así también los consigna el que esto es-
cribe, sin formar ni crítica ni comentario alguno sobre unos
acontecimientos que fueron llevados hasta el caso extremo
de arrebatarme con la fuerza las riendas de la administra-
ción pública, no ya solamente desconociendo, sino en reali-
dad derrocando al gobierno existente por iridio de la revo-
lución. Esta triunfó. Yo no debo decir más.
Tomo II.— 18
138
CAPITULO IV.
Gobierno provisorio que resulto del pronunciamiento.
Los vencedores ocuparon y formaron el gobierno, é in-
mediatamente dieron las circulares siguientes que á la letra
dicen :
" Habiendo reclamado la patria los servicios de sus hi-
jos en los males que sufría y cuyo colmo amaga la entera
disolución del pacto social, me puse á la cabeza de la guar-
nición de esta capital, quien pronunciada la noche de ayer
por el plan del E. S. vicepresidente de la república, hizo in-
útiles los esfuerzos del gobierno ilegal para defenderse desde
su Palacio. Así es que después de algunas horas de tiroteo,
se rindió á la fuerza de la ley y del orden, no habiéndose al-
terado la tranquilidad pública en ningún sentido. Tal suce-
so me anima á comunicarlo á vd. para su inteligencia, acom-
pañándole el manifiesto y acta que se ha formado al intento;
advirtiendo á vd. que queda establecido el gobierno que de-
signa la ley para el caso, presente. México, 23 de diciembre
de 1829. — Luis Quintanar."
" Primera secretaría de Estado. — Departamento del in-
terior.— Sección 1* — Con esta fecha dicen á esta secretaría
los señores secretarios del consejo de gobierno lo siguiente:
Exmo. Sr. — Habiendo procedido el consejo de gobierno á la
elección de los dos asociados, que con el Exmo. Sr. presiden-
te de la suprema corte de justicia, deben ejercer el supremo
poder ejecutivo de los Estados Unidos Mexicanos, según el
artículo 97 de la constitución, resultaron electos los Exmos.
Sres. ciudadanos Luis Quintanar y Lucas Alamán; y habien
139
do prestado el juramento prevenido por la ley, están expe-
ditos para cumplir con el encargo que la misma constitución
les ha confiado.— Participárnoslo á V. B. para los fines con-
siguientes.—Dios y libertad. México, diciembre 23 de 1829.
— Ignacio González, consejero secretario. — José Domingo M.
Zurita, consejero secretario. — Y habiéndose establecido con-
siguientemente el supremo poder ejecutivo en el ejercicio de
sus funciones, de su orden tengo el honor de comunicarlo á
vd. para su inteligencia y efectos correspondientes. — Dios y
libertad. México, 23 de diciembre de 1829.— Manuel Ortiz de
la Torre."
Por elección del consejo de gobierno, llevando adelante
el falso principio de no existir reunido el congreso general,
fué constituido el ejecutivo provisional con el personal de
los Sres. D. Pedro Vélez, D. Luis Quintanar y D. Lucas Ala-
mán, apareciendo estos dos últimos en la escena política des-
pués de haber permanecido mucho tiempo sin estar en el
servicio de la nación, sino de un modo verdaderamente pa-
sivo, y como en asecho de las circunstancias, que siéndoles
favorables se pusieron al frente de la reacción que triunfó.
Ella, por medio de combinaciones y trabajos anticipados, fué
secundada en los Estados, con excepción del de Veracruz.
Este, por medio de su legislatura, y dando un expreso de-
creto, desconoció al ejecutivo que acaba de mencionarse y fué
iustalado en México el 23 de diciembre, diciendo el expresa-
do decreto: "1? El Estado de Veracruz no reconoce al go-
bierno que contra la última parte del artículo 9G y primera
del 97 de la constitución federal, se erigió en la capital de la
república el día 23 del corriente. — 2? En consecuencia, se fa-
culta al gobernador por el término de treiuta días, para que
dicte las medidas que crea oportunas, á fin de sostener la
forma actual de gobierno, y conservar la tranquilidad del
Estado."
Se puso eu efecto al frente de las tropas el general D.
140
Antonio López de Santa-Anna, y en la villa de Jalapa, el
día 26 del repetido mes de diciembre, levantó una acta pú-
blica en unión de los jefes y oficiales1 que la suscribieron
y existían en aquel Estado, diciendo: "que el plan de la di-
visión de reserva, su data en dicha villa el día 4 del presente
diciembre, á pesar de sus protestas en favor de la constitu-
ción y las leyes, ha degenerado con infracción de éstas en
una persecución personal contra el E. S. presidente de los
Estados Unidos Mexicanos, D. Vicente Guerrero, que ejerce
legítimamente la presidencia con arreglo á los artículos 83
y 88 de la carta federal.
" Que así se comprueba con el procedimiento de la nom-
brada guarnición de México la noche del 23 último; pues
que usando de las armas cometió el paso atentatorio de arro-
jarse sobre el E. S. D. José María de Bocanegra, que des-
empeñaba interinamente la suprema magistratura, en virtud
de la elección hecha por la cámara de diputados.
" Que la referida elección de este funcionario, fué con
sujeción al primer miembro del artículo 97 de la constitución
general, refiriéndose al anterior 96; porque estando impedi-
do temporalmente el E. S. general D. Vicente Guerrero, con
su salida á la cabeza del ejército, que es el requisito que exige
el artículo 97 citado, se halló la cámara de diputados con la
atribución de verificar ese nombramiento por no estar en re-
ceso el soberano congreso como se quiere hacer creer, y sí
funcionando, sin embargo de haberse decretado en ambas
cámaras la clausura, que no pudo tener efecto sin la reunión
de una y otra y las demás formalidades legales.
" Que en tal virtud, el nombramiento de las tres perso-
nas que se erigieron en poder ejecutivo, y entre las cuales
aparece el Sr. general Quintanar, que fué el que conmovió
1 Véanse las firmas en el "Correo de la Federación" de 2 de enero de 1830, núm.
617, en que consta la acta á la letra.
141
á los pronunciados, es á tortas luces anticonstitucional, no
obstante apelarse al segundo extremo del repetido artícu-
lo 97 y atribuciones del consejo de gobierno en el artículo
116, período 7?, respecto á que el congreso soberano no se
hallaba en receso, como queda asentado.
" Que por lo mismo, y habiéudose significado bien clara
y terminantemente por los pronunciados en México, su des-
conocimiento del E. S. general presidente de la república D
Vicente Guerrero, como se conoce cou la protesta de que se
opondrían á la entrada de cualquier otro que se dirigiera á
impedir aquella asonada, y advirtiendo que en este paso no
obraron más que las armas que sostuvieron ocho horas de
fuego sobre el palacio federal; los jefes y oficiales de este
ejército de operaciones, constantes en el juramento que tie-
nen prestado respectivamente ante sus banderas por la cons-
titución federal, convienen unánimemente en desconocer al
que se dice poder ejecutivo de México; en ratificar su reco-
nocimiento y obediencia al E. S. Guerrero; en mantener el
territorio del Estado de Veracruz en defensa; en proteger
á los demás Estados de la federación, y por último, en sos-
tener el decreto de la legislatura dado eu 26 de diciembre de
1829."
Lo mismo hizo el Estado de Oaxaca por acta de la guar-
nición, celebrada el día 30 del propio mes de diciembre y por
su legislatura en formal decreto.
Pero como el general Santa-Anna creyó que los Estados,
y generalmente la nación, serían consecuentes y sostendrían
sus principios y juramentos, se decidió como hemos visto á
sostener el plan propuesto. Después, por los mismos hechos
se convenció de que no se insistiría en sostener el orden le-
gal, sino en llevar á cabo verdaderamente la reacción.
Además, obraron en su ánimo para el desistimiento á que
se resolvió al fin, no sólo la ocupación de México, sino el
pronunciamiento de la división del general Mora el día 27
142
del propio mes en Ayacapiztla, decidiéndose este general por
el plan de Jalapa: y principalmente llamó sn atención la
retirada del general Guerrero al interior del rumbo del Sur,
que parece daba el último golpe para el logro y consuma-
ción de las ideas y fines de los pronunciados, que aparecíau
ya sostenidos y secundados en los principales Estados de la
república. Manifestó el general Santa-Atina, que tanto el
Estado como él mismo, quedaban sujetos á las resoluciones
del congreso general; terminando este movimiento, cuyas
causas se explicaron por el mismo general en formal nota
del día 3 de enero de 1830, siendo la principal el obsequiar
la voluntad general explicada en favor del general Guerre-
ro, que juzgaba como su primera obligación, mientras no
hubiese cumplido el período que la ley señala para fuucio-
nar en el ejercicio de la presidencia.
Vino por fin á sellar la época de sucesos tan graves é im-
portantes, el también notable y grave de haberse recibido en
los momentos mismos de la crisis política explicada, la ex-
posición del general Guerrero dirigida á las cámaras en los
términos siguientes:
" Señor: situado en una de las poblacioues del Sur, ten-
go el honor de dirigir mis letras á esas respetables cámaras
para darles cuenta de mi conducta en los últimos aconteci-
mientos públicos.
" Cuando subí á la silla de la primera magistratura de la
república mexicana, no me condujo á ella otra idea que el
obedecimiento que siempre he tributado á la voluntad na-
cional, delegada por los Estados y Territorios en sus dignos
representantes colocados en ese santuario.
" Las circunstancias de aquella época me obligaban tam-
bién á empuñar el bastón, y quizá sin este sacrificio se hu-
biera fomentado la anarquía, que quedó sofocada por un año.
" Me encargué del ejecutivo sin hacienda pública, sin
ejército, sin vigor las leyes, y divididos en bandos los ciuda-
143
danos que tenían que obedecerlas. Se presentaron en este
tiempo los invasores en Tampico de Tainaulipas, y se me re-
vistió con facultades extraordinarias para conservar la inde-
pendencia de México y forma de gobierno: usé de ellas con
la moderación (pie es pública y fueron repelidos los enemi-
gos. Quedé, á pesar mío, con las facultades que el congreso
me transmitió para ver si podía contener varias revolucio-
nes que observaba el gobierno, aunque cubiertas; pero de
cuando en cuando despedían centellas. Al fiu brotó de los
escondrijos el pronunciamiento de Campeche, y siguió el de
diversa naturaleza en Jalapa. Yo vi entonces amagada mi
patria de una guerra horrorosa ó interminable y trató de
obstruir los pretextos: reuní el congreso, dimití las faculta-
des, se me volvieron á repetir y de nuevo volví á renunciar:
insisten los pronunciamientos y me pongo á la cabeza de
una respetable división: al salir de México, los pueblos de mi
tránsito se reunieron á mí con sus fuerzas y con auxilios
para hacer la guerra, y no hubiera sido difícil acercarme á
Puebla con seis ó siete mil hombres; pero atacan en la ca-
pital al gobierno en un estado indefenso, y creciendo la exal-
tación de las pasiones, era necesario obrar ya con la espada
desnuda y romper los diques de los lagos de sangre me-
xicana.
u En este caso, Señor, ¿sería cordura presentarse en el
campo de batalla con un ejército que se diría lo comprome-
tía á obrar por defender mi causa propia? Lejos y muy lejos
de mí tales ideas, y por consiguiente debía retirarme, como
me retiré, á aguardar que las augustas cámaras se reunieran
para que decidieran las razones y las leyes lo que no es dado
á las bayonetas. Por esto, separándome del ejército que se
me encomendó, dejándolo al cargo del Sr.D. Ignacio Mora, ine
retiré con una pequeña escolta hasta este punto, en donde
permaneceré hasta que la voluntad nacional no interrumpa
mi sosiego. Yo no conozco más causa que defender, que la
144
libertad de mi patria, que la soberanía de los Estados y que
el respeto á las instituciones juradas solemnemente; por sos-
tener estos principios desenvainaré mi espada, prescindiré
de lo más caro, y acabaré con gusto mi existencia. Del con-
greso general y de los particulares de los Estados soy sub-
dito. A ellos invoco y sólo de ellos espero preceptos, sean
cuales fueren.
" El bastón de presidente de la república lo deposito en
el poder nacional: sus representantes harán el uso que esti-
men por conveniente de él, en la inteligencia que la sobera-
na resolucióu de las augustas cámaras sobre este particular,
juro sostenerla como la verdadera voluntad de la nación,
hasta con la última gota de mi sangre, pues no soy otra cosa
que un soldado de la patria.
" Señor. — El último subdito de la nación.— Vicente Gue-
rrero."
Aunque es verdad que este paso acreditó de un modo in-
dudable lo recto de las intenciones del general Guerrero así
como su ardiente patriotismo, fué en realidad el que por en-
tonces, dejó en quietud al general D. Anastasio Bustamante,
facilitando que entrase á la posesión del puesto que quería,
pues lo ocupaba por los medios que hemos visto; y aunque
tenía, si se quiere, la misma mancha ó nulidad que se pro-
clamó en contra del presidente Guerrero, porque siendo Bus-
tamante el vicepresidente de la misma administración gu-
bernativa, elegido y reconocido en un propio tiempo, claro era
en buena lógica y en justicia, el decir de éste lo que se decía
de aquel. Empero los intereses y la pasión de partido se so-
brepusieron á la verdad y á lo justo.
La administración provisoria se ocupó de dictar provi-
dencias y ejecutarlas con bastante empeño para conservar
la tranquilidad pública, y conservarse el mismo gobierno en
el período que estaba al concluir á fines del año. Las cáma-
ras convocaron sus juntas preparatorias para instalarse el
145
día 1? de enero de 1830. Se reunieron en efecto con las so-
lemnidades de reglamento, aunque no sin obstáculos, porque
tuvieron que vencer algunos de consideración, que emanan-
do de un resuelto espíritu de partido, ofreció la resistencia
que algunas diputaciones opusieron, negándose á concurrir
por no reconocer como legítima á la autoridad convocante,
y sí tenerla por intrusa, y como un verdadero resultado del
hecho atentatorio que revolucionariamente destruyó con la
fuerza al gobierno reconocido y existente. Sin embargo, todo
quedó allanado, venciendo el deseo de no ofender el honor
nacional y de buscar la mejoría de la situación de la repúbli-
ca. Por todo esto se ve, que puesto á la cabeza del ejército
el presidente de la república general D. Vicente Guerrero,
conforme al decreto de 1(> de diciembre de 1829, fué en ese
mismo día elegido eirla forma constitucional por Estados en
la cámara de diputados, presidente interino, D. José María de
Bocanegra, quien prestó ante la misma cámara juramento y
entró al ejercicio del poder ejecutivo en 18 del mismo mes
de diciembre; terminando su administración por el pronun-
ciamiento de las tropas que lo habían reconocido, en la ciu-
dad de México, en la noche del 23 de diciembre del repetido
año, secuudando el plan de Jalapa. — Sus enemigos, ó ému-
los, le hacen justicia y forman su mayor elogio ellos mismos.
^•^
Tomo.— II 19
147
jri
RELACIONES INTERIORES Y EXTERIORES.
desdi: hasta
1829 diübre. 18 D. Agustín Viesca 23 (liebre. 1829
JUSTICIA.
,, (liebre. 18 Dr. D. José Manuel He-
rrera ' 23 diebre. „
GUERRA Y MARINA.
,, diebre. 18 D. Francisco Moctezuma. 23 diebre. „
HACIENDA.
,, diebre. 18 D. Ildefonso Maniau 23 diebre. „
SÉPTIMO PERÍODO ADMINISTRATIVO
TÍTULO SÉPTIMO.
Desde el 31 de diciembre de 1829 hasta 14 de agosto de 1832.
El general de división D. Anastasio Bustamante.
CAPÍTULO I.
Instalación del gobierno del vicepresidente.
El general D. Anastasio Bustamante; el vicepresidente
constitucional de la república, elegido para el segundo pe-
ríodo administrativo; en una palabra, el general en jefe del
ejército de reserva, puesto á sus órdenes y con él convertido
en caudillo de la revolución vencedora de Jalapa, ocupó la
silla del segundo presidente constitucional, que fué recono-
cido como tal, dentro y fuera de la república, después de su
elección, que también fué reconocida y acatada generalmen-
te. Tomó las riendas de la administración pública en 31 de
diciembre de 1829. Comenzó á gobernar, olvidáudose de la
150
máxima asentada por los sabios, de que violar una constitu-
ción, aunque sea imperfecta, es hacer un daño mucho mayor
en sus consecuencias futuras, que cualquier bien presente
que el infractor se figure alcanzar; porque si se contraría ó
se olvida la veneración que debe profesarse á las leyes, es
acostumbrar á la desobediencia á los pueblos, y se da lugar
¡i que se sospeche de doblez á los que mandan, haciendo que
para lo sucesivo se desconfíe de cuanto digan y prometan.
En 1? de enero de 1830, conforme al precepto constitucio-
nal, abrió el congreso sus sesiones, y el general Bustamante
siguió ejerciendo el poder ejecutivo. Organizó su ministerio
del modo siguiente: D. Lúeas Alamán en la secretaría de re-
laciones interiores y exteriores: D. José Ignacio Espinosa,
en la de justicia: D. Eafael Mangino, en la de hacienda; y
D. José Antonio Fació en la de guerra y marina. Quedó eu
el gobierno del Distrito D. José Ignacio Esteva, quien des-
pués de algunos días fué reemplazado por D. Francisco Mo-
linos del Campo, sustituido por D. Agustín Pérez de Lebrija.
La comandancia general quedó á cargo de D. Felipe Co-
dal los.
En los Estados de la federación permaneció por lo pron-
to el orden establecido y las autoridades constituidas; pero
después de poco tiempo fueron asomando y dándose á cono-
cer los efectos de la combinación del plan y engendro de
Jalapa, principalmente por el contenido del artículo 4? del
mismo, que quería y autorizaba la destitución de todas aque-
llas personas que no convenían ni á las miras ni á los inte-
reses de los vencedores: así es que, legislaturas, gobernado-
res, y en realidad toda clase de funcionarios públicos, fueron
objeto de variaciones y trastornos, que á la verdad no podían
ni pudieron existir sin conmover y agitar el orden social.
Estallaron casi eu todos los Estados, revoluciones par-
ciales, dirigidas á la variación de personas, valiéndose unas
veces del poder físico de la fuerza, y otras, siempre por me-
151
dios violentos, de las elecciones que promovían y practica-
ron con cálculo para verificar los cambios que les convenían.
Naturalmente resultó de esta conducta el choque y la
contradicción, que produjeron los más tristes efectos, y que
causaron gravísimos daños para el país, enervando su mar-
cha y su prosperidad.
Sirvió de ejemplo y principio á este modo de obrar, la
conducta que guardaron los legisladores en el congreso ge-
neral, y particularmente en el senado, que se mostró siem-
pre firme apoyo del plan revolucionario de Jalapa, hasta el
grado de que, estando en favor de él más de dos terceras
partes de votos, hizo que, á pesar de la oposición de la cá-
mara de representantes, se declarasejHsío, casi sin discusión,
el referido pronunciamiento del ejército de reserva, verifica-
do el día 4 de diciembre, secundado por la guarnición y pue-
blos de varios Estados, y en la capital de la república el 23
del referido diciembre, bajo el pretexto de pedir el restable-
cimiento de la constitución y leyes.1
Así, casi á la letra, lo dice el exravagante decreto, dado
el día 14 de enero de 1830, firmado por D. José Manuel Mo-
reno, presidente del senado; D. José María Al puche ó In-
fante, presidente de la cámara de diputados, y por los secre-
tarios D. Eafael Delgado, senador, y D. Manuel Carbajal,
diputado. Se sancionó, como era natural, el referido decreto
por el vicepresidente D. Anastasio Bustamante, dirigiéndolo
á D. Lúeas Alainán, secretario de relaciones, para su inte-
ligencia y efectos consiguientes.
Se dio otro paso notable y avalizado, también legislativo,
y en apoyo del triunfo de la revolución. Este paso fué otro
decreto que dice:
" Primera secretaría de Estado, etc. — El vicepresidente
" de los Estados Unidos mexicanos, á los habitantes d© la
1 Documento n&m. 1.
152
' república sabed: Que el congreso general ha decretado lo
' siguiente: — El ciudadano general Vicente Guerrero, tiene
{ imposibilidad para gobernar la república. — Pedro de, Ocam-
'2)0, presidente del senado. — Joaquín Cazares y Armas, pre-
1 sidente de la cámara de diputados. — Rafael Delgado, sena-
1 dor secretario. — Anastasio Zerecero, diputado secretario. —
4 Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le dé
' el debido cumplimiento. — Palacio del gobierno federal en
' México, á 4 de febrero de 1830. — Anastasio Bustamante. —
' A D. Lúeas Alamán. — Trascríbolo á vd. para su inteligen-
' cia y efectos correspondientes. — Dios y libertad. México,
' febrero 24 de 1830.— Alamán?1
Y como á disposición tan notable precedieron algunas
diligencias y trámites, parece útil y conducente recordar los
dictámenes respectivos de la comisión, y voto particular en
la cámara de diputados, que explican lo ocurrido sobreesté
importante punto en el congreso. Obran en el expediente
general.
Los decretos de enero y febrero citados y transcritos, ma-
nifiestan y convencen en sí mismos, y á su sola y simple lec-
tura, los principios y la marcha que seguía la administración
de la época, estableciendo claramente y del modo más ter-
minante, que su política era la de sojuzgar, bajo todos as-
pectos, á los vencidos. La consecuencia natural era, por tanto,
prepararse éstos, y aun promover las combinaciones y mo-
vimientos que los salvasen, pues que no sólo se tenían por
vencidos, sino que se creían aun destituidos de toda garantía.
Tal estado de necesidad produjo empresas, que sieudo
unas verdaderas reacciones aisladas en su principio, dieron
por resultado al fin, una agitación casi general en la repú-
blica, porque no hubo Estado, en aquel tiempo, que no se
explicase en contra de la política insinuada, y que llegó á
presentarse sin embozo, con todo el carácter de la injusticia.
Así fué que por unos, es decir, por los que gobernaban,
153
se anularon gobiernos, legislaturas, empleados civiles y mi-
litares, estableciéndose cuanto convenía á sus miras de se-
guridad en el poder; y por otros se preparaban fuerzas ca-
paces de defenderse, y hasta de triunfar, aprovechando las
circunstancias que creyeron se presentarían necesariamente
por el -disgusto, bajo un aspecto, y por otro, por mejorar de
situación; considerando aquella natural tendencia de los hom-
bres, á aspirar, no solo á variar, sino á mejorar su estado.
Muchas disputas se promovieron y muchas resistencias
se vencieron para conseguir que se verificase la reunión del
congreso general en sus dos cámaras. Estas, opuestas entre
sí, ofrecían el mayor de los obstáculos; y el espíritu pensa-
dor preveía las consecuencias fatales que produciría el cho-
que y desacuerdo de estos cuerpos colegisladores. Al fin ya
hemos visto que se reunió el congreso general, y entre otros
actos notables, dieron por resultado sus sesiones las dos dis-
posiciones que quedan asentadas; acreditándose con estas
medidas, (pie se buscaba, sin detenerse en los medios, el mo-
do de justificar y afianzar el levantamiento de Jalapa; aspi-
rando seguramente á una dominación que se figuraron per-
petuar, y que en realidad trabajaron para lograrlo.
Agitándose en el congreso las dos célebres cuestiones
referidas de los dos decretos, se hicieron valer máximas y
principios que respectivamente favorecían las ideas de los
dos bandos opuestos; pero venció sin duda la mayoría, y
los decretos se dieron en los términos asentados. Fué muy
bien recibida la opinión y discurso del Sr. Quintana Roo, con
relación á la imposibilidad del general Guerrero, y por ella
se reformó el acuerdo del senado, empleándose las solas pa-
labras de imposibilidad, según dice el decreto, y no como se
había propuesto por los senadores, la imposibilidad moral,
como se fijaba en los términos del acuerdo. Oigamos por
tanto al referido Sr. Quintana, que así se explica:
" ¿Qué quiere decir imposibilidad moral? ¿Hemos de ha-
Tono II.— 20
154
" cer juez al congreso de la capacidad mental de Guerrero,
" para complacer al que le ha reemplazado? Y ¿cuál sería en
" este caso la regla, el modelo que se propondría seguir esta
" asamblea en semejante calificación! ¿No es este el mismo
" Guerrero, á quien la nación La colmado de honores; á
" quien ha declarado benemérito de la patria; á quien, los
" mismos que hoy pretenden declararlo imbécil, lo exaltaron
" otras veces hasta compararlo con los más ilustres perso-
" najes históricos? ¿Desde cuándo ha perdido el uso de la
" razón? ¿Qué alteración se ha notado en sus facultades mo
"rales? ¿Qué muestras ha dado de fatuidad? Y ¿cómo se
" quiere, señores, que los representantes de los Estados Uni-
" dos Mexicanos pronuncien un fallo semejante, declarando
" demente al hombre que no lo está en realidad; añadiendo
" de esta manera á la injusticia, el insulto y la ignominia!
" Pero ésta recaerá sobre nosotros: sobre nosotros mismos,
" que hace un año lo nombramos presidente de la república:
" sobre nueve Estados que le dieron sus sufragios: sobre los
" otros que han obedecido tranquilamente por ocho meses:
" sobre el ejército que ha triunfado de los enemigos exte-
" riores bajo su dominación; y por último, sobre la nación
" entera, que ha admirado su patriotismo, y confesado sus
" servicios eminentes. Contentémonos y contentemos al po-
" der que domina, con decir que Guerrero está imposibilita*
" do para gobernar, sin meternos en el examen de las causas
" de semejante imposibilidad."
En la comisión de la camarade diputados, encargada de
dar dictamen, opinó este mismo señor diputado del modo
que queda dicho; y la comisión también opinó de igual mo-
do, diciendo: "Que se aprobase el acuerdo del senado con
la supresión de la palabra moral."1 Los Sres. Farrera, sena-
dor, y Zerecero, diputado, en sus respectivos discursos, fuu-
1 Documento núm. 2.
155
daron cuanto exigía la materia, para demostrar la injusticia
del acuerdo.
Publicadas y ejecutadas las disposiciones referidas, pro-
dujeron los efectos que debieron esperarse, y que en realidad
fueron previstos, pero provocados. El disgasto y la alarma
consiguientes pusieron de manifiesto ante la nación, que re-
soluciones semejantes eran, como realmente fueron, la ini-
ciativa y principio de días luctuosos, y de acontecimientos
y escenas de sangre; porque con semejantes actos se daba
ser, creces y aumento á la discordia civil. No se mitigaban
los odios, ni se consultaba á los mutuos intereses. Güelfos
y gibelinos, obraban siempre en la línea y terreno de parti-
do. Se abrió, puede decirse, una campaña, y se dio la voz
de ataque, estableciéndose al mismo tiempo la ofensa y la
defensa.
CAPITULO II.
Rerolucion del Sur de México.— Coalición do Estados.
El general Guerrero, situado en el rumbo del Sur, y po-
niendo en acción su influjo y prestigio en aquellos pueblos,
se colocó al frente de uua revolución que llevó el nombre
mismo de aquel rumbo. Las funciones de armas, y puede
decirse, la campaña toda hasta su término, se baila bien des-
crita por los escritores que me lian precedido, y que llenan-
do el objeto que se propusieron como historiadores, han en-
trado en materia, relatando hechos y circunstancias que cier-
tamente son ajenas de estas Memorias, que no se ocupan,
según su programa asentado, de otra cosa que de la consig-
156
nación de hechos y acontecimientos notables qne sirven para
la historia; agregando sí, lo qne directa y particularmente
pertenece á la conducta política del qne esto escribe.
En el mismo tiempo de la revolución del Sur, fué llamada
la atención del gobierno general, no solamente por ella, en
cnanto afectaba la quietud, orden y seguridad interior, sino
también por lo relativo al exterior. Circularon noticias pro-
cedentes de Europa y de la Habana, que anunciaban una
nueva expedición española; pero el tiempo y mejores datos
disiparon anuncios semejantes, que complicaron la situación
extraordinariamente.
No la complicaron menos, sin embargo, y sí á la verdad
con más fuerza, los proyectos de coalición que inició el Es-
tado de San Luis Potosí, dando en 13 de enero de 1830 un
decreto1 en que se anuncia la unión de dicho Estado y el de
Guannjuato, invitando á los otros á que se reuniesen para
sostener las instituciones que regían en la república. Con
efecto, seis Estados resolvieron formar esa que llamaron coa-
lición, y convinieron, ó mejor dicho, proyectaron formar en
la villa de León una junta general, con el fin ó bajo el pre-
texto de proveer lo conducente y necesario al sostén de las
instituciones.
Se comprometió sin duda el estado político de la repú-
blica con esta ocurrencia, que hacía más difícil el remedio
de los males públicos que se experimentaban; y en verdad
no pudo ser más peligrosa la ocurrencia de los Estados que
se coligaban, no sólo amenazando, sino preparando una for-
mal separación, cuando en Yucatán y en México se hacían
más difíciles las circunstancias y se atacaban de diversos mo-
dos los intereses públicos y los derechos más esenciales y
sagrados, fomentando la anarquía y la ruina de la nación.
Los Estados coligados entre sí, y las juntas de oficiales
1 Documento núm. o.
157
y tropa, erigiéndose en cuerpos deliberantes, usurpaban el
poder nacional, y casi establecían una completa disolución.
Por el buen sentido público, y por las providencias adop-
tadas, pudo lograrse que no siguiesen tantos desórdenes; y
se obtuvo al fin que continuase el orden establecido, se guar-
dase la unión y marchara el sistema adoptado, conforme en
todo á la ley fundamental que regía.
No por esto puede decirse que la república quedó en paz
y en la marcha ordenada que debía seguir, pues necesario
es confesar que sucedió lo contrario. Las agitaciones públi-
cas continuaron, los pronunciamientos á mano armada se
multiplicaron, y así es que se disolvían congresos, continuan-
do el plan y marcha de Jalapa, que realmente fué fortificán-
dose y confirmándose por el congreso de la Unión, dictan-
do leyes especiales, autorizando con ellas los tumultos y le-
vantamientos contra las autoridades constituidas. Se crea-
ron tropas y se pronunciaron también contra las ya creadas,
y en sus levantamientos pedían unos la destitución de con-
gresos y gobierno, y otros la remoción de los ministros del
gobierno general, llegando la confusión y complicación á tal
grado, que aun se hizo la petición por el Estado de San Luis
Potosfrpara que el congreso general trasladara su residencia
de México á otro punto en que se considerase libre para de-
liberar. No progresó esta idea, y aunque provocó algunas
discusiones en el congreso y por la prensa, al fin cayó en ol-
vido. Los acontecimientos de armas se multiplicaron y exal-
taron, poniendo en el mayor conflicto al gobierno, y causan-
do gravísimos males á la nación, principalmente cuando ésta
carecía en lo absoluto de recursos, por haber casi concluido
con su erario, y estableciéndose, con motivo de la introduc-
ción de los efectos de algodón, un sistema ruinoso de agio
y contrabando.
Entre los movimientos armados, fué notable el plan de D.
Juan José Oodallos, que así se llamó. Este jefe trató de dar
158
un programa y regularizar la revolución; y al efecto publicó
en once artículos un plan que, con el nombre de sostenedor
de la soberanía de los Estados, los invitaba también á que for-
masen una coalición y creaseu un gobierno provisorio, bajo
el sistema que regía entonces en la república.1
Como este nuevo caudillo de la revolución se mostrase
inteligente y resuelto, puso en cuidado al gobierno de Mé-
xico, á pesar de que triunfando él sobre los generales Gue-
rrero y Alvarez, aparecía firme y sostenido.
Eecorrió Codallos los Estados de Jalisco y Guanajuato,
disponiendo basta de sus capitales; pero sin embargo, el go-
bierno general se sobrepuso y se sostuvo contra esta última
agresión y movimiento armado, que por las cualidades del
jefe y por las circunstancias públicas, se presentó alarmante
y casi con toda la opinión en su favor y con auxilios consi-
derables.
Al mismo tiempo se hallaban combatidos y agitados otros
Estados, como el de Oaxaca y México, continuando los de-
sastres de la guerra civil, hostilizando los pronunciados al
gobierno, y éste «á ellos; produciendo, como era muy natu-
ral, víctimas y derramamiento de sangre. Perecieron en el
Sur, soldados, oficiales y generales, señalándose las acciones
de Venta-vieja, Texca2y Chilpancingo, y causando la muer-
te de los valientes Armijo y Maullad, (pie sucumbieron á pe-
sar de su valor, pericia y obstinada resistencia.
La imprenta, por una parte, y por otra las combinacio-
nes políticas de los interesados en sostener la oposición al
gobierno, agitaron fuertemente la opinión pública, y compli-
caron las circunstancias hasta el grado de hacer que la san-
gre no sólo corriese en los campos de batalla, sino también
en los cadalsos, por las ejecuciones de justicia.
Publicaciones sueltas de la prensa y periódicos estable-
1 Documento núra. 4.
2 Documento núm. 5.
159
cidos para sostener las respectivas opiniones de los partidos,
hicieron más y más difícil la posición del país, fomentando
en realidad una guerra civil armada y casi en campaña, y
otra en las poblaciones entre los escritores públicos; seña-
lándose por parte de la administración el periódico oficial
La Voz de la Patria, El Gladiador; y por la oposición, El
Correo de la Federación y El Atleta; produciendo necesaria-
mente esto violento estado, acciones represivas y aun ofen-
sivas y defensivas, motivando también conspiraciones, y en
consecuencia prisiones. Se hicieron en efecto éstas, no solo de
ciudadanos particulares, sino también de algunos represen-
tantes del pueblo, notándose que se fingían conspiraciones y
se aparentaban cómplices supuestos para hacer y admitir de-
nuncios falsos, ofendiéndose por supuesto en toda esta con-
ducta, la moral, la decencia y la justicia. Se llevó á tal punto
esta reprobada conducta, que los calabozos que antiguamen-
te sirvieron al Santo Oficio, los llenaba el gobierno con cons-
piradores verdaderos y supuestos. No se respetaban las dig-
nidades, ni los puestos, y eran perseguidos y presos, diputa-
dos, como ya hemos dicho, generales}' también gobernadores,
como el de Michoacán D. José Salgado. La guerra civil del
Sur, y existente ya en otros puntos y en otros Estados como
los de Oaxaca y Michoacán, progresaba y se hacía con el ma-
yor encarnizamiento, y en consecuencia, crecía el número de
víctimas, según hemos visto en TexcayChilpancingo: las ha-
bía por medio de fingidas conspiraciones, y propiamente va-
liéndose del vil medio de la traición, como se ve y se acredita
en el Registro Oficial del día 23 de junio de 1830, que ofrece
datos y consideraciones en uno y otro sentido: las había tam-
bién, además de las que producían los ataques y las acciones
de armas, por las personas que se sacrificaban arbitrariamen-
te, como el coronel Márquez y D. Joaquín Gárate, que murie-
ron heroicamente en San Luis Potosí, y el coronel D. Fran-
cisco Victoria en Puebla, cuya aprehensión y sentencia eje-
160
cutada, se calificaron de actos violentos é inhumanos: fueron
además, acompañados de circunstancias notables, como lo
es, entre otras, la de habérsele proporcionado la fuga, y des-
pués aprehenderlo por medio de denuncia y fusilarlo.
Para que no faltase, según costumbre, la parte de premio
á la fidelidad al gobierno existente, y para ensalzar á los que
le sostenían, el congreso de la Unión decretó se diese una
espada de honor al general D. Nicolás Bravo, y también se
expidió un decreto en el día 9 de febrero del mismo año, con-
cediendo escudos y pensiones á los combatientes en la gue-
rra del Sur.
CAPITULO III.
Itlenioria del ministro Fació, y sucesos importantes ele su época.
El general Fació era el ministro de la guerra. Quién fuese
este personaje, cuál su carrera y sus servicios, se halla consig-
nado ya en nuestra historia, y aparece en la Memoria publi-
cada por él mismo en l?de abril de 1835, referente á los suce-
sos ocurridos durante su ministerio en México. Se da á cono-
cer en ella, presentándose al público tal cual fué en sus actos
ministeriales; pues que mostrándose por una parte descara-
damente ofensivo al buen nombre de su patria y á sus com-
patriotas; descubriendo un fondode ingratitud y de falsedad;
hace, por otra, muy importantes revelaciones sobre personas,
negocios y sucesos que tuvieron lugar en el gobierno de que
fué ministro. La Memoria ha circulado con alguna profusión
en México: los escritores públicos se han hecho cargo de ella,
y remitiéndome yo á dicho escrito y á los autores que de él
se han ocupado, hago recuerdo y mención del referido im-
161
preso, porque á más de presentarnos bajo el punto de vista
más propio á este personaje, nos conduce á consignar dos he-
chos importantes.
Es el primero, la llegada del general D. Manuel Gómez
Pedraza al puerto de Veracruz; y el segundo, la acusación
que el Sr. Quintana Eoo formuló contra el ministro Fació,
por haber expedido la orden que previno fuese obligado á
reembarcarse el general Pedraza, por ser contrario su regre-
so á la tranquilidad de la república.
Pedraza verificó su vuelta en el mes de octubre del año
de 1830, bajo la confianza de que, con el plan triunfante de
constitución y leyes, obtendría la admisión en su patria, co-
mo consecuencia de las garantías proclamadas. Se equivocó,
como se equivocaron todos los que creyeron ciertas, de hecho,
las que solo eran palabras. Se reembarcó por orden expresa
del gobierno del general Bustamante, expedida por el mi-
nisterio de la guerra y refrendada por el general Fació. Pu-
blicó en los Estados Unidos un manifiesto contra el gobier-
no existente, y explicando la ocurrencia desgraciada, relati-
va á su persona, por habérsele negado el abrigo en su mismo
país, y al que había prestado, entre otros muchos y buenos
servicios, el de haber renunciado, como renunció, en obse-
quio de la tranquilidad pública, los once votos de las legis-
laturas que obtuvo para la segunda presidencia constitucio-
nal de la república.
Este acto administrativo fué reclamado, y por él mismo,
acusado el ministro responsable, en los términos enérgicos
y fundados que se contienen en la acusación presentada el
día 2 de diciembre de 1830, ante la cámara de representan-
tes, refiriendo el Sr. diputado Quintana los motivos y prue-
bas que apoyan y justifican el acto de acusar el hecho arbi-
trario y atentatorio del ministro Fació;1 debiendo advertir-
1 Documento núm. 6.
Tomo II.— 21
162
se que el resultado de la acusación fué, como debía espe-
rarse, contrario al diputado acusador y favorable al ministro
acusado. ¡Tal era el influjo del gobierno sobre las cámaras
y sus resoluciones! Preparó disgustos, persecuciones y ven-
ganzas contra Quintana Eoo; pero este digno representante
guardó una conducta verdaderamente catoniana. Lo persi-
guieron, sacándolo de sus jueces naturales, y negándole las
defensas; pero siempre firme, triunfó con la ley y la verdad.
CAPITULO IV.
Establecimiento del banco de avío, y plan de Ban-agau en Jalisco.
Antes de que pasemos ¿i hablar de la nueva marcha po-
lítica y administrativa, que instalado nuevamente el cuerpo
legislativo en enero de 1831, siguieron las cámaras, de com-
pleto acuerdo con el gobierno, como lo habían estado desde
el triunfo del plan de Jalapa, permítaseme refiera una me-
dida notable que se tomó en la administración de la época
de que hablamos. Esta medida fué la creación del que se
llamó banco de avío, indicando que su fin era proteger al-
gunos objetos de la industria nacional, según lo explica el
decreto de 16 de octubre de 1830, x Parece que más propia-
mente debe llamarse medida política que industrial, por-
que de todo el texto se infiere que se quiso alucinar á los
mexicanos y distraerlos, aunque con verdadero detrimento
de la hacienda pública, y en circunstancias muy compro-
metidas en esta materia importantísima, que pedía mejor
su arreglo y conservación, y no su complicación, desorden,
y tal vez dilapidación, como de facto sucedió, pues hablando
1 Véase Colección de Galván, tomo V, pag. 129.
163
en lo general, el tal banco de avío no produjo más que pér-
didas, cuentas, reclamaciones, litigios, responsabilidades y
papeles. Esta es la verdadera idea del establecimiento, que
á la verdad tiene el mérito de haber iniciado el fomento de
un ramo tan vital, como es la industria nacional, y haberse
abierto el camino que ojalá se practique y llegue á producir
los efectos y el término que se indicaba. Afortunadamente
en su lugar veremos que no se han desatendido en nuestra
república, los muy interesantesysaludables objetos que abra-
za el ramo de la industria del país.
Otro acontecimiento que debe conocerse antes de seguir
el año de 1831, es el plan del general Barragán en Jalisco, y
la exposición que dirigió al congreso general en 17 de noviem-
bre del año de 1830, promoviendo con la mejor intención y por
medios los más pacíficos, la conciliación y armonía entre los
mexicanos; procurando contrariar, si uo acabar, los odios y
el espíritu de partido, que causaban y habían causado los ma-
yores y lamentables desastres en la república. Decía, pues,
este general, que esperaba ser oído en momentos sumamente
críticos, y cuando los partidos opuestos haciéndose entre sí
la guerra, hostilizaban realmente con ella á la patria: que
no se debía dejar corriese la nación el peligro y la triste suer-
te que le preparaban la desunión y encarnizamiento con que
se conducían los mexicanos, derramando la sangre de sus
hermanos y consumiendo las fortunas y haberes públicos y
privados: que ningún interés le conduce al dar el paso que
ha dado, sino puramente el buscar el bien nacional, y la con-
solidación del gobierno y del orden común de los mexicanos:
que no debe atenderse á otro bien y objeto, que á la conser-
vación y aumento de la autoridad pública: que la situación
misma del país ponía á la república en el caso de que se di-
vidan entre perseguidos y perseguidores: que lo mejor y más
acertado es, aspirar á una concordia nacional, y por eso so
dirige al supremo jefe de la nación, procurando el logro de
164
bien tan inestimable: que con el desorden y la guerra pade-
cen las artes, la agricultura, el comercio, la hacienda públi-
ca, la libertad de la prensa, y principalmente la moral, en
todas sus relaciones: que al dirigir su exposición, lo que con-
sidera no es lo personal, sino las clases todas de la sociedad,
y consulta al resorte poderoso de la autoridad, y por lo mis-
mo propone: " que una junta compuesta de diez y ocho ciu-
" (ládanos, generalmente conocidos por su ilustración, servi-
" cios á la patria y confianza á que se han hecho acreedores,
" los que se nombrarán de entre los gobernadores de los Es-
" tados, gobernadores de las mitras, y de entre los generales
" del ejército, y además tres suplentes, á saber: los gober-
" n adores de Jalisco, Zacatecas, Guanajuato,Michoacán,Ve-
" racruz y San Luis Potosí; y por suplentes los de Querétaro,
" Tabasco y Sonora. — Los gobernadores mitrados de Méxi-
" co, Jalisco, Michoacáu, Puebla, Oaxaca y Yucatán: por
" suplentes los señores doctores D. Juan Cayetano Portugal,
<£ D. Luis Mendizábal y D. José María Santiago. — Los ge-
" nerales D. Anastasio Bustamante, D. Vicente Guerrero,
" D. Nicolás Bravo, D. Ignacio Kayón, D. Antonio López de
" Santa- Auna y D. José Segundo Garba jal: suplentes D.
" Manuel Mier y Terán, D. Luis Cortázar y D. José Fi-
" gueroa.
" La junta conciliadora se convocará por el soberano con-
" greso, y se reunirá en León, ó Lagos, ó Aguascalientes, y
" se disolverá luego que haya concluido los trabajos de la
" convocatoria, dirigida á que se dicten medidas conciliador
" ras que terminen la guerra, y remedien los grandes males
" que sufre la nación, y se indican en la exposición que está
" muy distante de ser un pronunciamiento, lo que tan sólo
" es una petición respetuosa al que representa la soberauía
" de la nación."1
1 Documento núiu. 7.
165
Esta es en extracto la exposición, que se verá á la letra
en la copia que obra en el apéndice de documentos.
Hubo también iniciativa de conciliación, proponiéndose
por el ministerio de la guerra una amnistía general en el
nombre; pero en realidad era una medida para hacer gracia
á algunas personas que convenía teuer gratas, y castigar á
otras que se temían y se odiaban; y por lo mismo se com-
prendían en las muchas excepciones de la propia iniciativa
dirigida al congreso.
CAPÍTULO V.
Aprehensión, juicio 7 muerte del general Guerrero.
En esos mismos días, llamado ó no el genovés Francisco
Picaluga, se presentó en México como dueño del bergantín
Colombo, y sabiendo el gobierno que los pronunciados del
Sur se servían del expresado bergantín, propiedad, corno he
dicho, del referido genovés, que siendo capitán usaba de la
bandera sarda, y bajo el conocimiento en que se hallaba
la administración, de las buenas relaciones de amistad, y aun
de un formal ascendiente ó influjo por sus servicios con los
pronunciados; trató de aprovecharse y valerse de este medio
para combinar y llevar á efecto las operaciones por la parte
de mar, con el fin de recobrar el importante punto de Aca-
pulco.
Esta combinación, dicen muchos, que fué la directa y ver-
dadera causa de abrir las negociaciones con Picaluga. Pero
otros, y no pocos, afirman que se trató y ajustó verdadera-
mente, la venta de la cabeza del general Guerrero, ofrecien-
do el precio por ella de cincuenta mil pesos, bajo el aspecto
166
de dejar el capitán genovés su buque á las órdenes de la re-
pública, y quitarlo del servicio de los jefes del Sur. El gene-
ral Fació, en la página 33 del manifiesto ya citado, 1 y que
se publicó en París en 1835, al afirmar que pareció exorbitan-
te tal suma, confiesa paladinamente que el gobierno mexi-
cano de la época, y de que él era miembro en el departamen-
to de la guerra, formó un plan sin duda á los fines indicados,
de comprar el buque á su servicio, para con esta compra ha-
cer la de la vida del general Guerrero, proporcionando su
aprehensión y entrega. Parece lógico este discurso.
La ejecución de toda la trama, que al principio y en su
origen fué un misterio^ se fué poco á poco presentando como
un efecto de combinación, y no el resultado de una casua-
lidad. Así se convence, ad virtiendo que Pical uga no obraba
por sí solo, sino en combinación y acuerdo con otras perso-
nas; y por. esto, luego que celebró su contrato con el minis-
tro Fació, se marchó para Acapulco, ó inmediatamente el
ministro también hizo marchar de México al puerto de Hua-
tulco una partida de caballería, á las órdenes del capitán D.
Miguel González, que era muy á propósito, según datos his-
tóricos, para lo que se fraguaba. Además, se dispuso que el
buque mencionado fuese recibido por una escolta de infan-
tería y dragones, con anterioridad mandada al efecto.
Esto confirma las vehementes sospechas de la combina-
ción entre Fació y Pical uga, porque si éste no había esti-
pulado la entrega del general Guerrero, inútil era cierta-
mente y del todo desusado el destinar tropas para custo-
diar un buque que había de anclar á gran distancia. El in-
tento era desde luego muy meditado y conocido, como se
advierte reflexionando que el capitán González fué acompa-
ñado de otro de su clase, D. José María Llaues, fiscal, y del
subteniente D. Margaiito Gómez, como secretario. ¿Y no
1 Véase el mismo manifiesto para este hecho y los demás citados. Corre impreso.
167
era todo esto para asegurar la presa? Ciertamente sí, y mu-
cho más se convence esta verdad, advirtiendo, según consta
del expediente que obra en el ministerio de la guerra, con
todo lo dicho; así como que no faltó en el bergantín Colom-
bo ni el papel sellado, que ya iba dispuesto para actuar en
una causa criminal.
Mucho se ha cuidado de desfigurar este acontecimiento,
bajo todos aspectos sensible; pero como él ha sido tan es-
candaloso y palpable, ha tenido que ceder la astucia y la fic-
ción á la evidencia de los hechos, y á la convicción que pro-
duce el raciocinio, fundado en ellos mismos.
En el mes de enero de 1831, reunidos ya en Acapnlco el
general Guerrero y Picaluga, que había regresado de Mé-
xico, dio uu verdadero ósculo de traición á Guerrero, hacién-
dole un amistoso convite este pérfido genovés, para que pa-
sase á bordo de su bergantín Oolombo, donde quería mani-
festarle su aprecio y gratitud por los favores que le había
dispeusado mientras residió en la bahía del puerto de Aca-
pulco. Guerrero aceptó una invitación que creyó ser de bue-
na fe y un acto de lealtad, estimulándole también el apro-
vechar la oportunidad para obsequiar á D. Manuel Zavala,
que era el jefe que había enviado el general Barragán, con
el fin de comunicarle el plan conciliador de 17 de noviembre
de 1830, que ya queda asentado. Con efecto, el día conveni-
do, que fué á mediados del referido mes de enero, y en com-
pañía del administrador de la aduana marítima D. Miguel
Cruz, de D. Manuel Primo Tapia, y del expresado primer ayu-
dante D. Manuel Zavala, concurrió Guerrero á la mesa y con-
vite á que era llamado. Comieron, en la apariencia, con la ma-
yor cordialidad, hasta el extremo de haberse brindado por la
amistad y manifestádose interés por aquel mismo que era ya
vendido, y se iba á entregar á los que lo esperaban en Hua-
tulco. Al concluir se levantó el ancla al bergantín, y se dio
á la vela con dirección á las costas de Oaxaca. En este mis-
168
mo momento la tripulación apareció armada, haciendo prisio-
neros á los convidados, sin decir ni explicar cosa ni palabra
alguna. Así llegaron conducidos basta el puerto de Huatul-
co, arribando en la mañana del 25 de enero de 1831.
¡Qué oportunidad! El capitán González se presenta en
el acto, y dispone que inmediatamente pasen á bordo del Co-
lombo el fiscal y el secretario que tenía preparados, para ful-
minar el proceso contra el general Guerrero. Se levantó efec-
tivamente una sumaria averiguación, titulándola así: "con-
tra el general D. Vicente Guerrero y socios, por el delito de
conspiración." Y semejantes actuaciones se publicaron im-
presas en Oaxaca, en 25 páginas, en la imprenta del gobier-
no del Estado.
Grande fué la alegría y extraordinario el entusiasmo de
los enemigos del general Guerrero, que había sido víctima
de su buena fe, y en realidad de una traición.
En proporción de los festejos y solemnidades, eran las
mentiras, siendo éstas tales, que en el mismo periódico oficial
llamado El Registro, se fingieron ocurrencias y circunstan-
cias verdaderamente inventadas, para confundir y ofuscar
lo cierto, que por más que se ha querido desfigurar, el tiem-
po y la verdad que siempre triunfan, han sancionado que la
muerte del general D. Vicente Guerrero, fué un efecto ne-
cesario de las combinaciones, ó mejor dicho, de la traición
fraguada en México y Acapulco, y consumada en el puerto
repetido de Santa Cruz Huatulco. ¿Qué quería decir la an-
ticipada habilitación de fiscal, secretario y hasta de papel?
¡Esto sí es escandaloso, denigrante á la nación, y bajo todos
aspectos contrario á la moralidad de los pueblos!
Conducidos á la ciudad de Oaxaca los presos, los recibió
el coronel D. Francisco García Conde, comandaute general
de aquel Estado: los consignó, como á su fiscal, al teniente
coronel D. Nicolás Ooudelle, que en público era reputado
por enemigo del general preso. Se le encerró cruelmente, y
169
se le trató con el mayor rigor en todo el tiempo de la prisión
á la muerte, que serían diez ó doce días.
La causa, como queda dicho, fué impresa y publicada gu-
bernativamente, y por lo mismo ella es el mejor documento
y la más irrefragable prueba de que no había delito, sino
venganza en unos y perfidia en otros: así lo testifican los
que fueron, examinados como testigos, y así también lo po-
nen de manifiesto las actuaciones mismas que en seguida se
copian como principales, sirviendo para que se juzgue por
los contemporáneos y por la posteridad, y para que recaiga
el severo ó imparcial juicio de la historia.
PEDIMENTO FISCAL.
Número 3.
u Nicolás Oondelle, teniente coronel de ejército y sargen-
" to mayor del 4? batallón permanente:
" Vistas las declaraciones, cargos y confrontaciones con-
" tra Vicente Guerrero, me es preciso, por las circunstancias
" que concurren en este individuo, explanar mi opinión con
" respecto á los crímenes de que se le han hecho cargos, y
" por los cuales debe aplicársele el castigo. Entro, pues, en
" materia.
" Este proceso está formado con los documentos que el
" reo tiene reconocidos y confesado ser suyos: bastaría esto
" para condenarlo; pero si se cree que no es suficiente, me
" remito á los hechos públicos que toda la nación ha visto.
" Vicente Guerrero fué aprehendido en el puerto de Hua-
" tulco, perteneciente á este Estado y procedente del de Aca-
" pulco; es decir, del cuartel general de los facciosos: en él se
Tomo II.— 22
170
" hallaba, y se hallaba haciendo por sostener la revolución,
" después de haber sido derrotado en la batalla de Chilpan-
" cingo. Dígalo si no la confesión del reo, que tiene dada á
" fojas 9 y 10, y la de fojas Gü hasta 70, en las cuales no niega
" y sí asegura terminantemente que comisionó al Sr. D. Ma-
" nuel Primo Tapia para que se embarcase en el bergantín
" sardo Oolombo, y ocurriese á Zacatilla por un surtido de
" maíz y otros víveres para los sublevados de Acapulco;
" de consiguiente, con solo este hecho está condenado por
" la ley 1?, tít. 7, libro 12 de la Novísima Kecopilación que
" habla sobre traidores. Vicente Guerrero ha dado impulso
" á la revolución, dando facultades para conceder empleos,
u y concediéndolos por sí: y aunque dice que tales órdenes
" las ha dado porque después de puestas se las han hecho
"¿ir mar, es necia á todas luces esta disculpa, pues hallán-
" dose en la sierra como él tiene dicho, y que allí le manda-
" ban á firmar los documentos que querían, ¿quién le habría
" impedido internarse en ella sin riesgo de ser atropellado
" por los jefes que forjaban las órdenes? Nadie, segura-
" mente. Vicente Guerrero ha dado órdenes para que los
" hombres que nombraba para el fin de levantar gente, dis-
" pusiesen de los productos de las rentas de la república, y
" de los sujetos que sostenían al supremo gobierno, según
" hicieron en Texca y Acapulco; y para colmo de maldades
" hay sospechas vehementes que ha pedido dinero para se-
" guir la guerra contra el supremo gobierno, como consta en
" esta causa á fojas 68, asegurando su pago con las proviu-
" cias ó territorios de Texas. Vicente Guerrero se ha sus-
" traído abiertamente de la obediencia que se le debe á un
" gobierno establecido. Vicente Guerrero, á fuerza de armas,
" ha faltado á la soberanía nacional, atacando abiertamente
" y con fuerza armada lo dispuesto por ella; es decir, el ha-
" berlo quitado legalmente de la presidencia de la repúbli-
" ca, y conseguir con la guerra reponerse en ella. Vicente
171
" Guerrero ha sublevado á los pueblos contra el soberano de
" la nación. Vicente Guerrero, en fin, ha sido la causado la
" sangre que ha corrido en el territorio mexicano.
" Y con los hechos públicos que acabo de indicar, ¿no
" será bastante á convencer el ánimo para ful lar con arreglo
" á la lev ? ¿Podrá creerse que invocando todos los facciosos
u el nombre de Guerrero, éste no supiese que el soberano de
" la nación lo había depuesto del mando supremo, cuando
t* confiesa que anduvo en todas direcciones por los princi-
" pales teatros de la revolución? ¿ Es creible que obrase por
" fuerza un hombre que, después de saber las intenciones
" benéficas del actual gobierno, manifestadas por un comi-
" sionado suyo, se presentase en la lid en la batalla de Chil-
" pancingo? ¿Podrá creerse que Vicente Guerrero obraba
" siquiera indiferentemente en la revolución promovida por
" su persona, cuando si así hubiera sido se habría podido
" estar oculto en la misma sierra, sin tener que andar con
" los que invocaban su nombre? Es, pues, constante que no,
" y es también constante que sus hechos criminales se hallan
" marcados públicamente en todos los ángulos de la repú-
" blicn. ¡Víctimas inmoladas en los patíbulos y campos de
" batalla! Hablad, desempeñad el cargo de fiscal que pesa
" sobre mí, y entonces el hombre sensato, el de bien que ha
" perdido su fortuna, la viuda, el huérfano, y en fin, la culta
" Europa me dispensarán el honor de creerme justo. Yo, por
" tanto, concluyo, por la nación, á que el criminal Vicente
" Guerrero sea pasado por las armas, con arreglo á la ley de
" 27 de septiembre de 1823, y el tratado 8?, título 10, ar-
" tículos 26 y 27 de las ordenanzas del ejército. — Oaxaca, 10
" de febrero de 1831. — Nicolás Condelle."
172
DECLARACIÓN PREPARATORIA
Número i.
" Inmediatamente en el puerto de Santa Cruz Huatulco,
á bordo del bergantín Ooloinbo, en el citado día, mes y año
(enero 25 de 1831), en la cámara de dicho bergantín, el ex-
presado señor fiscal, teniendo presente al Éxmo. Sr. general
D. Vicente Guerrero, le manifestó ó interrogó si ofrecía de-
cir verdad en lo que fuere preguntado, y dijo: sí ofrezco: y ha-
biéndolo sido por su nombre, edad, estado y empleo, dijo: lla-
marse como queda dicho; de edad de cuarenta y siete años;
casado; su empleo, general de división de la república mexi-
cana. Preguntado cómo ha venido á dar á este punto, dice:
que habiendo despachado á su comisionado por un poco de
maíz y otras semillas en este mismo buque, al rumbo de Za-
catilla, al darle las instrucciones al comisionado, respondió
el capitán de este buque, D. Francisco Pical uga, con una in-
vitativa al declarante para ir á tomar la sopa á bordo, á lo
que condescendió movido de la antigua amistad qne han
profesado; y que estando á bordo, después de haber almor-
zado, al despedirse de su amigo Picaluga, fué sorprendido
por varios sujetos, de quienes sólo conoció á D. José Meu-
goy, oficial de cívicos de Acapnlco, y á un tal Eico, guarda
del mismo puerto, ignorando quiénes fueran los demás. Que
inmediatamente fué recibido por éstos de orden del mismo
Picaluga, y puesto en la cámara de dicho buque, donde se
halla preso. Preguntado ¿qué fuerzas hay en el rumbo del
Sur y en Acapulco, y qué jefes las mandan? dice: que á su
salida dejó eu la fortaleza de Acapulco, sólo de la costa chi-
ca, 180 hombres que presentó el teuieute coronel Bruno, y
173
estos se hallaban al mando <le Fabián Morales, comandante
de la plaza: que la fuerza del rumbo del Sur, ignora su nú-
mero, á causa de que habiendo marchado sobre Chilpancin-
go 2,000 hombres, en la retirada que hicieron para sus pun-
tos, ya, no pudo saber qué número reuniría el Sr. Alvarez.
Preguntado: qué motivo ha tenido para que habiendo dejado
á la resolución de las cámaras su asunto, haya tomado las
armas para contrariar al gobierno, dice: que por la persecu-
ción horrorosa que observó, bien en los papeles públicos,
como en la aproximación de tropas, en persecución de su
persona, hacia, su finca en Tierra Colorada, en donde se ha-
llaba tranquilamente, tuvo que marcharse para la Tierra Ca-
liente, sólo á la defensa de su persona; y observando que
continuaba la persecución, tuvo que alarmarse, reuniéndose
á Codal los, que ya ocupaba la Tierra Caliente, y consecuti-
vamente fueron sucediendo las cosas que son públicas. Pre-
guntado: por qué ha tratado de sublevar á los indígenas
contra la gente de razón, según consta de documentos que
existen en el gobierno, exhortándolos á la desolación y la
sangre, dice: que enteramente desconoce esta pregunta cu-
yos fundamentos jamás han estado en su modo de pensar,
y lejos de eso, los ha inducido desde la época del año de 10
á hacerse independientes de la dominación española» Pre-
guntado qué comisión ó empleos tienen por él D. Manuel
Primo Tapia, D. Manuel Zavala, y paisanos D. Miguel de
la Cruz y Atie, de nación china, dijo: (pie empleo ninguno
tienen por él; que comisión no la tenía más que D. Manuel
Primo Tapia, con el fiu de ocurrirá Zacutula por un surtido
de maíz, en el mencionado buque, á cuya coaiisióu lo man-
daba como padre á un hijo, en virtud de que su crianza y edu-
cación le eran debidas al declarante, y que los demás sujetos
no se empleaban en comisión alguna, á no ser D. Miguel de
la Cruz, que en la toma de Acapulco le encargó de la admi-
nistración de rentas unidas de aquel punto, por ser el único
174
sujeto capaz que allí se halló. Preguntado: con qué fin le
dio en el barco á D. Manuel Tapia unas firmas en blanco
que se recogieron en el acto de su sorpresa, dice: que de es-
tas llevaba una con el fin de dar parte al Sr. Salgado de la
comisión que llevaba, y las otras para que si se le ofrecía
alguna recomendación á su nombre, para algunos de sus
amigos, lo pudiese hacer: que la cansa porque no se pusie-
ron antes, fué la escasez del tiempo, que solo le permitió esta
operación. Preguntado: si tiene algo que añadir ó quitar á
lo que lleva expuesto, dice que no, y que todo es la verdad,
en lo que se afirma y ratifica; y leída que le fué esta su de-
claración, la firmó con dicho señor fiscal y el presente secre-
tario.— José María Llanes. — Vicente Guerrero. — Ante mí,
Margarito Gómez.
CONFESIÓN CON CARGOS.
Número 2.
A los ocho días de dicho mes y año, con asistencia de mí
el secretario, pasó al convento de Santo Domingo el señor
juez fiscal, para poder seguir las actuaciones que en la no-
che anterior se paralizaron por indisposición del reo, á quien
teniéndolo presente le fué preguntado: con qué derecho se
puso á la cabeza de la revolución de la Acordada, para so-
bre las ruinas de la nación y de los intereses de los particu-
lares, erigirse él mismo presidente: dijo que esa revolución
fué promovida por el general Santa-Auna, y que en el mis-
mo día que iba á darse la voz en Jalapa ó Veracruz, tuvo
carta el declarante de un particular, que inmediatamente
pasó á mostrársela al Sr. Victoria, haciéndole ver que se iba
á tomar su nombre, y que esto pasó delante del Sr. Velasco,
175
quien no hizo aprecio de este aviso: que aunque le fueron á
invitar varios individuos armados para que se pusiese á la
cabeza de dicha revolución, á nombre del conde de la Cade-
na, con quien nunca ha tenido el más leve conocimiento, se
excusó de ello por hallarse enfermo de calentura, y no tener
conocimiento de nada de ello; y que si verificó su venida á
México, fue al llamado del supremo gobierno, quien le orde-
nó se encargase del ministerio de la guerra. Eecon venido,
cómo dice no se halló en los sucesos de la Acordada, cuando
es público á toda la nación que la mañana del 4 de diciem-
bre del año de 1828, se hallaba eu el punto de la cindadela,
y que tanto los sublevados de este punto, como de los de-
más que existían en la capital, voceaban su nombre para á
la sombra de él poder cometer todos los atentados que son
demasiado públicos; dijo que el día que se le cita s°i hallaba
en el pueblo de Sau Nicolás, eu compañía del general Ve-
lázquez, que un día antes había estado en el punto de la ciu-
dadela, de donde mandó un recado al Sr. general Pedraza,
con el objeto de que se suspendiese el fuego; pero habiendo
contestado el expresado Sr. Pedraza que ya era tarde, se se-
paró de dicho punto y se fué por Ixtapalapa á la hacienda
de la Compañía. Preguntado: cómo después de declarado
por las cámaras, separado de la presidencia, ha querido, con-
tra esta ley, reponerse á fuerza de armas, dijo: que muy lejos
ha estado de eso, porque al separarse de las tropas que sacó
de México, supo en las inmediaciones de Santa Clara que ya
se había pronunciado aquella capital por el plau de Jalapa:
que entonces resolvió retirarse á su casa, desde donde dio
parte á las cámaras, de su resolucióu, y que hasta al cabo
de muchos días solo recibió el recibo del Sr. Alamán y una
carta particular, en que le decía que le parecía bien su reso-
lución. Preguntado: cómo ha dado facultades para conceder,
y ha concedido empleos, abrogándose las facultades del eje-
cutivo que no ejercía, dijo: que de resulta de que se hallaba
176
al lado de unos jefes, que si no firmaba lo que ellos querían,
trataban de faltarle, y como no tenía más apoyo para exis-
tir, que era estar en las tierras de la costa, esa fué la causa
de proponer las comisiones de que se Lace mención; y como
hasta entonces el gobierno de la nación no lo había llamado
ni como jefe, ni como subalterno, ni como ciudadano, tenía
que sufrir y hacer cuanto aquellos señores querían. Pregun-
tado: cómo ha dado órdenes para tomar los intereses nacio-
nales, y no alcanzando éstos, los de todos los particulares
que obedecían al gobierno, graduándolos delincuentes, atro-
pellando la constitución federal, que prohibe para siempre
la confiscación de bienes, dijo: que cuando se ofrecía dar al-
guna orden, que dichos señores le exigían, lo primero que
le presentaban, si les convenía, eran las adiciones del plan
del Sr. Codallos, el cual, en uno de sus artículos decía: "que
se dispusiese de los bienes de los particulares" pero el que
declara tuvo gran cnidadoque en las inmediaciones en donde
se hallaba, no se verificara. Preguntado: cómo tenía armas
ocultas en su casa, si no es porque su ánimo fué siempre re-
volucionar para elevarse por sí propio, dijo: que eran unos
veinte fusiles viejos, que desde el año de la independencia
se le habían quedado al ayuntamiento, á quien se los dio
para sus milicias; que cuando ya no los necesitaban los guar-
daban en un cuarto de la casa de quien habla; que ni auu
sabía si existían dichas armas. Eecon venido: cómo dice que
no sabía que tales armas existían en su casa, cuando consta
en un párrafo de la carta escrita al alcalde de Sochipala, de
fecha 25 de marzo de 1830, en que le dice que si tiene algu-
nos hijos de confianza, que vayan á TixthLá ver á su fami-
lia, y saquen los fusiles que puedan, de los que hay en ella,
y se los traigan á Palacios, pero que sea con la mayor reser-
va, dijo: que la mañana que fué despachado de Sirándaro
por Codallos, al irse, le exigió tal carta Palacios, diciendo
que allí había visto las armas, como que vivió eu la misma
177
casa, cuando el que declara vivía en México. Preguntado:
cómo constando en su declaración que acaba de leérsele, que
hallándose Oodallos ocupando la Tierra Caliente se reunió á
él, cuando debió saber que los planes del mencionado Coda-
líos eran contrarios en todo, y opuestos á lo dispuesto y acor-
dado por el supremo gobierno, á quien debió obedecer, dijo:
que iba fugitivo y escaso absolutamente de todos recursos,
y que hasta aquella fecha no sabía si las cámaras y el congre-
so habían dado por bueno el plan de Jalapa, y particular-
mente cuando el gobierno no le daba ninguna orden, ni lo
llamaba como un subdito que era de él, en caso de que ya
hubiera estado establecido por las cámaras; que ese era el
motivo por que huía y buscaba auxilio el declarante. Pre-
guntado: cómo dice en su declaración haber tomado las ar-
mas sólo por la persecución horrorosa que dice había obser-
vado en los papeles, como la aproximación de las tropas
contra su persona, cuando marchó á la Tierra Caliente sólo
á la defensa de ella; cuando pudo haberse dirigido al supre-
mo gobierno para evitar esa persecución que supuso, y cuan-
do ni por la defensa de su persona le es permitido á nadie el
derecho de insurreccionar, dijo: que es verdad que cuando
un gobierno está ya establecido y aprobado por las cámaras,
y dado á reconocer, es delincuente el que se alarma contra
él; pero que iguorando, como lleva dicho, si ya estaba apro-
bado, tomó ese partido, para ver si de este modo escapaba,
ínterin tenía alguna resolución de las cámaras, á quienes ha-
bía ocurrido; y que no queda ni la más leve duda en su per-
secución, cuando le habían seguido hasta la mina de Eivera,
como lo tiene ya manifestado, y aun cuando observó los pro-
cederes del Sr. D. Juan Codallos, se fué para la costa, en
donde todavía no había revolución; pero que desgraciada-
mente á su llegada, ya supo en Teipa que el Sr. Alvarez
estaba reuniendo todas las tropas de la costa, y con esta no-
ticia se fué á la sierra de Piedra Pintada, en donde perma-
Tomo II.— 23
178
necio desde fines de inarzo hasta octubre, distaute más de
cuarenta leguas, de donde hacía sus correrías el Sr. D.Juan.
Preguntado: corno ó por qué teniendo el recelo insinuado en
la anterior pregunta, no se fugó, ó aseguró su persona en cual-
quiera otra parte ó lugar, en el que juzgase hallarse seguro,
y no que tomando correlaciones con aquellos corifeos que
ocupaban la Tierra Caliente, se reunió á ellos para más ase-
gurar sus conocimientos contra el supremo gobierno al que
debió en un todo sujetarse, dijo: que la hambre y la necesidad
le hicieron aproximarse ó indagar también si Codallos había
entrado en relaciones con el congreso ó alguna otra autori-
dad, y por haberse frustrado estas esperanzas, tomó la reso-
lución de irse á la costa, como dijo antes. Reconvenido: có-
mo en las anteriores preguntas niega el tener parte en la
revolución del Sur, cuando en las cartas y documentos que
se le han leído, se le encuentran noticias tanto en lo particu-
lar como oficiales, que da á Santa María, González y Bruno,
dijo: que eran las mismas que le daba el Sr. Alvarez, y que
no más le mandaba las cartas que él necesitaba para que las
firmara el declarante, y que solo con este objeto tenía pues-
to un oficial á su lado. Vuelto á reconvenir: cómo dice que
se estuvo separado de él, el mes de marzo hasta octubre,
cuando todos los documentos que aparecen firmados por él,
son con las fechas en que dice se hallaba en la sierra, dijo:
que á la sierra le mandó Alvarez los documentos que firmó,
y son de los que se le habla. Preguntado: cómo constando
en su declaración que las firmas que le dio en blanco á D.
Manuel Primo Tapia, solo fueron con el fin de dar parte al
faccioso Salgado, de la comisión que llevaba el expresado
Tapia, cuando de autos consta que el objeto con que lo hizo
fué el de asegurarse ó imponerse de la fuerza con que con-
taba, así dicho Salgado, como Codallos y Moutesdeoca, dijo:
que no fué otro el objeto de las firmas en blanco, más que el
de que tiene dicho autes, que uno para que supiera Salgado
179
que estaba allí el buque, por si mandara algunas semillas,
como antes tenía ofrecido al Sr. Alvarez; que no podía pre-
venirle antes nada, con respecto al Sr. Montesdeoca, cuando
sabía el declarante que un día antes había llegado á Teipan,
como igualmente el que se estaba carteando con el supremo
gobierno. Reconvenido: cómo dice en una de sus respuestas
anteriores que el supremo gobierno jamás lo invitó, ni lo lla-
mó por conducto ninguno, cuando el señor diputado Primo
Tapia se llegó á su persoua para proporcionarle, á nombre
del supremo gobierno, que dejando las armas, saliese de la
república, eligiendo el punto donde quisiera situar su resi-
dencia, pagándole en él sus sueldos y costeándole su tras-
porte, no adoptó tau benéfica propuesta, y sí se opuso á ella,
«ontinuando la guerra, dijo: que poco antes que marchara
Alvarez á ChilpauGingo, llegó el Sr. Tapia, y como el Sr. Al-
varez es quien manda las armas, tuvo que mandarle el do-
cumento que traía Tapia, á ver cuál era su resolución, hasta
al cabo de días, que no tiene presente, dijo: que fuera el de-
clarante con Tapia para que le contestara, y qne cuando el
declarante y Tapia llegaron á la hacienda de Buenavista,
que era donde los citaba Alvarez, ya había salido para Chil-
pancingo que está muy cerca, y que por el extravío que pa-
deció el Sr. Alvarez ya no se pudo contestar. Preguntado:
cómo no pudiendo negar hallarse declarado por imposibili-
tado de desempeñar las altas funciones del poder ejecutivo
de la república, trató y ha tratado de oponerse á esta reso-
lución, haciendo fuerzas contra dicha declaración, que fué
hecha por la soberanía nacional, dijo: que nunca se ha opues-
to, aun no sabiendo que había semejante declaración; que
nunca fué su ánimo, lo prueba que las tropas que sacó de
México las mandó de Sochapa, y que lo que temía y ha temi-
do ha sido la persecución de que ya ha hablado. Reconveni-
do: cómo niega en lo absoluto haber acaudillado la revolu-
ción, cuando en todas las acciones dadas en el Sur, aparece
180
como el principal de todas ellas, como igualmente su firma
en todas las proclamas y documentos que le tienen mani-
festados, dijo: que es verdad que los documentos los ba fir-
mado, segúu se lo ha exigido D. Juan; pero que no ha te-
nido conocimiento ninguno de las acciones, ni de parar tro-
pa, ni el más mínimo en ellas; que una de las proclamas
fué mandada de México al Sr. Alvarez para que la circulara,
como lo verificó, siendo una de ellas la que se le ha leído.
Vuelto á reconvenir: cómo ha dicho que por hallarse al lado
de uuos jefes que, si no firmaba lo que ellos querían, trata-
ban de faltarle, cuando también tiene declarado que á la
sierra le mandaba Alvarez los documentos que debía firmar,
en cuyo lugar no estaba al lado de ninguno de ellos, dijo: que
aunque estaba en la sierra, siempre se hallaba álavistadeuna
partida inmediata, que allí tenía D. Juan, al cargo de un tal
Navarrete, y que éste estaba á la mira de sus movimientos.
Preguntado: por qué después de dada la batalla de Texca,
mandó arrestar, para que fuesen fusilados, á los oficiales de
la división del señor general Armijo, que marchaban bajo
el seguro dado por Alvarez y capitulación hecha de que se
les salvaría la vida y conservarían sus equipajes, dijo: que
absolutamente se metió en nada de lo que se le pregunta,
porque ni mandaba, ni tenía partida que haber mandado,
como lo podrá acreditar el oficial Navarro, que dicen está
prisionero en Ohilpancingo. Preguntado: por qué habiendo
estipulado que la guarnición de Acapulco saldría con armas
y vestuario, siendo libres de quedarse con él los soldados que
quisiesen, viendo que ninguno se acomodaba á su partido, no
sólo los despojó de las armas y vestuario, sino que cometió
la inhumanidad de hacerlos marchar casi desnudos, sufriendo
la inclemencia del clima, vergüenza y desabrigo, hasta los
puntos donde encontraron tropas del supremo. gobierno, á
las que se reunieron, siendo esto causa de haber desarrolla-
do su furor dichos soldados en la acción de Teloloapan, dijo:
181
que viniendo de la sierra alcanzó á D.Juan Al varez en el pun-
to de las Cruces, y allí le manifestó que sus jefes, oficiales y
tropa estaban muy irritados contra los capitulados de Aca-
pulco, porque al pie de dicho punto habíau encontrado dos sol-
dados muertos del Sr. Alvarez; que de resultas de eso estaban
queriendo sus soldados, como en número de doscientos, que-
darse eu el mismo punto donde estaban los muertos, poner-
se de emboscada y destrozar allí á los que tenían que salir
de Acapulco, capitulados: que entonces le manifestó el de-
clarante al Sr. Alvarez, que de ningún modo consintiese se-
mejante cosa, que no le bacía ningún honor; y que entonces
le dijo el Sr. Alvarez que protestaba que las armas no se las
llevarían: que Alvarez siguió su marcha para Acapulco á la
cabeza de su división, y en la entrada hizo alto y mandó
llamar al que habla, y le dijo que lo hablase á la tropa que
tenía que salir del castillo: llegó Alvarez al frente del casti-
llo y á la cabeza de su división, y volvió íl llamar al expo-
nente, y le dijo que ya iba saliendo la tropa del castillo, que
la mandara llamar y que formase al frente de él: que así lo
verificó, y luego que la formó le habló á la tropa en voz alta,
para que lo oyeran aun las tropas de Alvarez, para que se
les quitara la incomodidad: allí usé de la voz soldados, ¿me
conocen? todos respondieron que sí, y les dijo el declarante:
á ustedes no les conviene llevar las armas: ¿quieren dejar-
las? Todos á una voz dijeron que sí, y solo un sargento le
dijo, que sí quería que los sargentos llevaran sus armas, y
los demás dijeron que no, que ninguno: que entonces se arri-
mó el Sr. Alvarez á donde estaban los oficiales y la tropa
tendida, y dijo que si dejaban las armas era porque en todas
sus partes había faltado Barbabosa á la capitulación: que
había sacado todos los víveres del castillo, que los había ven-
dido y regalado en la población, y que había dado cuarenta
fusiles á unos acapulqueños; y que no hubo tal de quitarle
á nadie ropa, ni salidos á alcanzar, pues aun les dio escolta
182
que mandaba el mismo Navarro, que deja dicho, quien fué
mandado por el Sr. Alvarez. Preguntado: por quó habiendo
venido á la cabeza de una división á las inmediaciones de
Chilpancingo, á batirse con la del ejército nacional, fué cau-
sa para que pereciesen centenares de hombres, de lo que ha
resultado la ruina de sus familias; y á la vez á los que le
seguían los estuvo alucinando con hacerles creer la legitimi-
dad de su presidencia, insinuándoles al efecto que México y
Puebla lo reconocían por tal, hasta el grado de manchar la
opinión del Exmo. Sr. D. Nicolás Bravo, con insinuarles que
se hallaba de acuerdo con él, y que sólo hacía una resisten-
cia aparente, hasta dejarlo entrar sin tropiezo alguno hasta
la capital de la federación, dijo: que no fué á la cabeza de la
división : que el que anda á la cabeza de la división es Alva-
rez: que el haber venido á alcanzar á dicho Alvarez, fué por-
que tenía que contestar al gobierno sobre la comisión que
para ellos había llevado Tapia, y que nunca ha usado de la
expresión de legitimidad de presidente, ni menos podría de-
cir que México y Puebla lo reconocían, y que en ninguna
parte le habló á la tropa, y mucho menos que estaba de
acuerdo con el Sr. Bravo. Becon venido: cómo niega estuvo
en la acción de Chilpancingo, cuando en los primeros partes
dados por el Exmo. Sr. general D. Nicolás Bravo al supremo
gobierno, aparece que él venía mandando toda la división,
pues los mismos prisioneros así lo declararon al expresado
Sr. general Bravo, dijo: que no es cierto que él hubiese ido
mandando la división; y que si no; sobre el archivo que le
tomaron á Alvarez, á ver si hay alguna orden del que de-
clara: que ese día de la acción se salió muy temprano, como
que no tenía que mandar allí, y fué á hablar con un paisano
suyo sobre el asunto de una deuda, en donde supo que Al-
varez había sido derrotado y disperso, y de ahí resultó que
se fué. Preguntado: cómo ha pensado enajenar parte del te-
rritorio de la república, ofreciéndolo á Zavala y Poiusset, en
183
pago de dinero para continuar la revolución, como consta
del documento que obra á fojas 140 y 141, dijo: que absolu-
tamente esta pregunta la desconoces: que con ninguno ha
tenido contestación acerca de semejante asunto. Pregunta-
do: si tiene alguna cosa que añadir ó quitar á cuanto tiene
expuesto, dijo que no, y que todo es la verdad, en que se
afirmó y ratificó, leída que le fué esta su declaración, la que
firmó con dicho señor fiscal y presente secretario. — Nicolás
Condelle. — Vicente Guerrero. — Juan Ricoy, secretario.
DICTAMEN DEL ASESOR.
Número 4.
Señor teniente coronel y comandante general de las ar-
mas de este Estado:
Aun cuando el jefe fiscal, en la conclusión de su pedi-
mento, no lo fundase en la razón que vierte, de que los tes-
tigos que han informado en este sumario, sus dichos ó depo-
siciones no se han dirigido más que á identificar la persona
del reo, pues de los documentos que obran en autos, apare-
ce suficientemente justificado y comprobado el grave, gra-
vísimo crimen del delito de lesa-nación que ha cometido;
bastaría, para conformarse con su pedimento, el decreto que
cita, y que siendo su conteuido tan notorio como constante,
mediante á que en virtud de lo que conoce de lo actuado,
que la práctica de ratificaciones y careos son inútiles é in-
necesarios, mediaute á que teniendo confesado ser de su puño
y letra los documentos que lo convencen de sus crímenes;
soy por lo tanto de concepto, el deber de V. S. declarar, ser
de omitirse la práctica de esta ritualidad, y en su consecuen-
184
cia disponer vuelva la causa al fiscal, á efecto de que proceda
á la entrega de ella al oficial defensor, para los fines que son
consiguientes, aunque sí bajo la indispensable y necesaria cir-
cunstancia, de deber formar su defensa en la misma coman-
dancia general, mediante a que pudiendo suceder un extra-
vío en el proceso ó alguno de los documentos que en él obran,
pueda con esto embarazarse ó entorpecerse la pronta y justa
determinación que por el consejo de guerra ordinario se es-
pera: este es mi juicio, y que sujeto, como siempre, al de V.
S., como el mejor. — Oaxaca, febrero 9 de 1831. — Lie. Joa-
quín de Villasante.
VOTOS.
Número 5 .
Hallándose convicto el reo Vicente Guerrero de los crí-
menes de que es acusado: convencido de que no goza de los
fueros y preeminencias de presidente de la república, y que
puede ser juzgado por la ley de 27 de septiembre de 1823,
como conspirador, según manifiestan los artículos 107 y 108
de la constitución, es mi voto sufra la pena de ser pasado
por las armas, con arreglo á los arts. 26 y 27 del tratado 8?,
tít. 10 de la ordenanza general del ejército, y á la ley 1?, tít.
7, lib. 12 de la Novísima Eecopilación. — Pedro Quintana.
Hallándose el reo Vicente Guerrero convencido de los
delitos de sedición é infidencia de que es acusado, lo conde-
no á la pena de ser pasado por las armas, con arreglo á los
arts. 26, 27, 42 y 45 del trat, 8?, tít. 10, tomo 2? de la orde-
nanza general del ejército. — Zeferino G. Conde.
Hallándose el acusado Vicente Guerrero convencido de
los delitos de conspiración, sedición ó infidencia, según se
185
manifiesta por el proceso que se acaba de relatar, es mi voto
sufra la pena de ser pasado por las armas, con arreglo á los
arts. 26, 27, 42 y 45 del tratado 8?, tít. 10, tomo 2? de la or-
denanza general del ejército. — Luis de la Barrera.
Hallándose el acusado Vicente Guerrero convencido del
crimen de conspiración, es mi voto sea pasado por las armas,
con arreglo á los arts. 26, 27, 42 y 45 del tratado 8?, tít. 10
de la ordenanza general del ejército. — Antonio Rebelo.
Estando probado el crimeu de conspiración de que es acu-
sado el reo Vicente Guerrero, es mi voto sea pasado por las
armas, con arreglo á los arts. 26, 27, 42 y 45 del tratado 8?,
tít. 10, tomo 2? de la ordenanza general del ejército. — José
Tato.
Hecho cargo de este proceso, contra el ex-general Vicen-
te Guerrero, acusado de conspirador, se deja ver la identifi-
cación de su persona, con lo que bastaría para aplicarle el
condigno castigo (por ser sus delitos comunes); más los do-
cumentos que se manifiestan firmados y reconocidos por el
reo, con testimonio de estar comprendido en tal delito: por
lo que es mi voto que sea pasado por las armas, Con arreglo
al tratado 8?, tít. 10 de la ordenanza general del ejército y á
la ley 1?, tít. 7?, lib. 12 déla Novísima Eecopilación. — Caye-
tano Mascareñas.
Hallando al acusado Vicente Guerrero convencido del
crimen de que es comprendido de conspiración, es mi voto
de que sea pasado por las armas, con arreglo á los arts. 26,
27, 42 y 45 del tratado 8?, tít. 10 de la ordenanza general
del ejército. — José M. Borja.
Hallándose en la causa comprobado el delito de sedición
y conspiración, cometido contra la nación por el general Gue-
rrero, es mi voto que sea pasado por las armas, según el tra-
tado 8?, tít. 10, arts. 26, 27, 42 y 45 de la ordenanza del
ejército, y según la ley 1? de la Novísima Recopilación, lib.
12, tít. 7?— Santiago Torres.
Tomo II.— 24
186
Hallándose convencido en este proceso, Vicente Guerre-
ro, del crimen de sedición, es mi voto sea pasado por las ar-
mas, conforme á los arts. 26, 42 y 45 del tratado 8?, tít. 10
de las ordenanzas del ejército que nos rigen. — José Miguel
Bringas.
Encontrando al acusado Vicente Guerrero confeso en el
delito de alta traición, según se manifiesta en el proceso que
con arreglo á la ley de 27 de septiembre de 1823 se le formó
y acaba de relatar, es mi voto sufra la pena de ser pasado
por las armas, conforme á los arts. 26, 27, 42, 45 y 66 del
tratado 8?, tít. 10 de la ordenanza geueral del ejército, y la
1?, tít. 79, libro 12 de la Novísima Recopilación. — Francisco
Guizarnótegui.
Visto con la reflexión debida lo actuado en el proceso for-
mado al ciudadano Vicente Guerrero, y apareciendo en él
probado, reo de alta traición, contra la nación, por sedicioso
y conspirador, es mi voto que el expresado ciudadauo Vi-
cente Guerrero sea pasado por las armas con arreglo al tra-
tado 8?, tít. 10, arts. 26, 27, 42 y 45 de las ordenanzas que
nos rigen, y á la ley 1?, tít. 7?, libro 12 de la Novísima Re-
copilación, que cita la ley de 27 de septiembre de 1823. —
Valentín Canalizo.
SENTENCIA.
Vistas las declaraciones que preceden con el oficio libra-
do por D. Miguel González, como comandante del puerto de
Huatulco, en ordeu á que el capitán D. José María Llaues
formase al faccioso Vicente Guerrero la correspondiente su-
maria, en averiguación de los diversos crímenes por éste co-
metidos, y en especial el grave, gravísimo de lesa-nacióu:
visto igualmente lo alegado por el reo, y expuesto por el jefe
187
fiscal, de lo que se hizo relación al consejo de guerra, aun-
que sin asistencia y presencia del reo, por haber renunciado
este beneficio, y pedido al consejo se le excusase de hacerlo,
por no tener que alegar cosa que fuese en su defensa: todo
bien examinado con la conclusión del expresado señor jefe
fiscal, y alegado por el defensor ; el consejo ha condenado y
condena al referido Vicente Guerrero, á la pena de ser pasa-
do por las armas, conforme á lo prevenido en la ley 27 de
septiembre de 1823, y los arts. 26, 27, 42, 45 y 66 del tratado
8?, tít. 10 de la ordenanza general del ejército, y á la ley 1^,
tít. 7?, libro 12 de la Novísima Eecopilación. — Oaxaca, febre-
ro 10 de 1831. — Valentín Canalizo.— Francisco Guizarnótegui-
—José Miguel Bringas. — Santiago Torres.— José María Borja.
— Cayetano Mascareñas. — José Talo. — Antonio Rebelo. — Luis
de la Barrera. — Zeferino García Conde. — Pedro Quintana."
Diligencia de baber entregado la causa al señor comandante
general.
Incontinenti: después de concluido el consejo, pasó el se-
ñor fiscal teniente coronel D. Nicolás Oondelle, acompañado
de mí el secretario, á la posada del señor comandante gene-
ral, á entregarle este proceso, y para que conste por diligen-
cia, lo firmó dicho señor y el presente secretario. — Condelle.
— Juan Ricoy.
Comandancia general de Oaxaca, febrero 10 de 1831. —
Pase al licenciado D. Joaquín Villasante, para que de pre-
ferencia, se sirva dictaminar. — Ramírez.
Señor comandante general de las armas de este Estado.
Siendo conforme con la ley lo determinado por el conse-
jo de guerra, no pulso embarazo para que V. S. conforme y
188
confirme lo por él sentenciado. —Oaxaca y febrero 10 de
1831. — Lie. Joaquín de Yillasante.
Comaudaucia general de Oaxaca, febrero 11 de 1831. —
Siendo el parecer del asesor, conforme con la sentencia del
consejo de guerra, ejecútese con arreglo á la ley, dando al
reo los auxilios espirituales. — Ramírez.
Diligencia de haber devuelto el señor comandante general la
causa al fiscal para que se ejecute la sentencia.
Yo, el infrascrito secretario, doy fe que hoy, 11 del refe-
rido febrero, ha vuelto del señor comandante general del
Estado, al señor juez fiscal, este proceso con la aprobación
de la sentencia, y para que conste por diligencia, lo firmó
dicho señor conmigo el secretario. — Condelle. — Juan Bicoy.
Diligencia de haber notificado al reo la sentencia,
En el citado día, el señor juez fiscal, en virtud de la sen-
tencia dada por el consejo de oficiales, y aprobada por el se-
ñor comandante general de este Estado, pasó con asistencia
de mí el secretario, al convento de Santo Domingo de esta
ciudad, donde se halla preso el reo Vicente Guerrero, á efec-
to de notificársela; y habiéndolo hecho poner de rodillas, le
leí la sentencia d© ser pasado por las armas, en virtud de la
cual se llamó á un confesor para que se preparara cristiana-
mente; y para que conste por diligencia, lo firmó dicho señor,
de que yo el secretario doy fe. — Condelle. — Juan Bicoy.
189
Ejecución de la sentencia.
En el pueblo de Cuilapa, á los 14 días del presente mes
de febrero de 1831, yo el infrascrito secretario doy fe, que en
virtud de la sentencia de ser pasado por las armas, dada por
el consejo de oficiales, á Vicente Guerrero, y aprobada por el
señor comandante general de este Estado de Oaxaca, se le
condujo en buena custodia, dicho día, al costado del curato
del expresado pueblo, y en donde se hallaba el comandante
de la sección que cuidaba de la seguridad del reo, capitán
D. José Miguel González, y juez fiscal que ha sido en esta
causa, y estaban formadas las tropas para la ejecución de la
sentencia; y habiéndose publicado el bando que previene
la ordenanza, y leída la sentencia por mí al reo, puesto de
rodillas, y en alta voz, se pasó por las armas á dicho Vicen-
te Guerrero, y luego se lo llevaron á enterrar á la iglesia del
curato del referido pueblo, precediendo antes de darle sepul-
tura, la misa que se le mandó decir á su alma; y para que
conste por diligencia, lo firmó dicho señor con el presente
secretario. — Condelle. — Juan Ricoy.
Diligencia de pasar esta causa al comandante general.
En dicho día, mes y año, el señor fiscal, acompañado de
mí el secretario, entregó en mano propia al señor comandan-
te general, esta causa compuesta de ciento una fojas; y para
que conste, lo firmó dicho señor y el presente secretario. —
Condelle. — Juan Ricoy.
190
Con razón ha dicho el general Fació "que él gobierno me-
xicano se acoderó del reo (según se explica á la página 28, pá-
rrafo 47 do la Memoria citada, que es su mejor acusador y
fiscal) y abandonó á la censura pública la circunstancia de su
aprehensión." Podía el ministro, y verdadero autor del plan
de Jalapa, haber dicho que la censura pública jamás aban-
donará ni olvidará las circunstancias de una aprehensión, en
que figuran y son actores los mismos reos del delito, hasta
el grado de no haberse ruborizado el infame genovés de apa-
recer como testigo, cuando había sido el instrumento y me-
dio de la traición.
Con una causa mal formada y bajo todos aspectos ilegal
y viciosa, llegó á Oaxaca el día 4 de febrero. La causa, entre
sus constancias, sólo contiene documentos que deben consi-
derarse y tenerse por inconducentes en su mayor y principal
parte, porque eran papeles impresos y publicados en México,
con proclamas sobre los sucesos públicos y de la revolución.
Lo que llama la atención, y es de considerarse ciertamente
y juzgarse en buena crítica, es la circunstancia agravantísi-
raa de verse la minuta del oficio que contiene los cargos,
escrita de puño y letra del ministro Fació, con la anteriori-
dad que es de suponerse; convenciendo este solo hecho in-
negable, que la misma mano que escribió los cargos, urdía
la trama y dirigía las operaciones y la máquina toda, que
produjo la catástrofe funesta que privó de la existencia al
héroe del Sur.
La sentencia del consejo ordinario que se formó, fué á
muerte y previo un dictamen insustancial y parcial del Lie.
D. Joaquín Villasante: expidió su decreto de conformidad
el comandante general D. Joaquín Ramírez y Sesma el día
11 del citado mes de febrero; y el día 14, en el pueblo de
Cuilapa, se consumó el que muy bien puede llamarse sacri-
ficio de una víctima inmolada por odio y por venganzas del
siempre funesto espíritu de partido. Se faltó en este lamen-
191
table suceso no sólo á las fórmulas de ley, á la fe pública y
al derecho y sentimientos de la naturaleza, sino que también
se ofendieron los deberes sagrados de la confianza y la amis-
tad, vulnerándose los respetos debidos á la moral pública, y
ultrajándose hasta lo más sagrado, como son los sentimien-
tos y deberes religiosos.
¡Qué oprobio y qué vergüenza para los mexicanos! ¡Ra-
mírez y Sesma, González y Ooudelle fueron premiados con
ascensos y grados militares! Ouilapa recordará siempre la
injusticia por todas sus fases y en todos sus extremos: la me-
moria del ilustre colaborador de Hidalgo, de Iturbide y de
Morelos, será imperecedera, porque ni la injuria de los tiem-
pos podrá destruir la firme estabilidad de la inocencia, ni
marchitar el inmarcesible laurel y gloria que cubren la tum-
ba del benemérito general D. Vicente Guerrero. La poste-
ridad la honrará y adornará, así como el cadalso que lo con-
dujo á ella. También para la gloria de México, han coronado
la freute del héroe de Cuilapa, su viuda la Sra. D* Guada-
lupe Hernández y su hija la Sra. D^ Dolores Guerrero, con
acciones tan distinguidas y heroicas, como sou: primera,
haberse negado á pedir, no ya venganza, pero ni aun justi-
cia ante la ley, contra el ministro de Jalapa en 1831, que les
había quitado lo más caro en el mundo, esposo y padre: fue-
ron invitadas por los tribunales á pedir, y lo que pidieron
fué favor para los reos. Segunda: haber sido sentenciado en
los tribunales de su país (Genova) el pérfido capitán Fran-
cisco Picaluga, y condenado, á más de la muerte, á la pérdi-
da de sus bieues y á que fuesen entregados á la familia del
general Guerrero. Esta formalmente notificada, contestó que
nada quería, nada pedía, ni nada recibiría; pues que nada en
la tierra indemnizaría la irreparable pérdida del jefe de su
familia, el general Guerrero. Que Picaluga estaba perdona-
do.— Lo quedó en efecto, por la cristiana y noble acción de
la familia del general Guerrero; pero la justicia, la moral y
192
la vindicta pública, exigían se les tributase el debido home-
naje. La república de Genova cumplió deberes tau sagrados,
condenando al capitán Francisco Pical uga ala pena de muer-
te, en los términos que explica la sentencia misma que á
continuación insertamos en los idiomas italiano y español,
para la satisfacción de Genova, de México y de la justicia
universal.
SENTENZA.
SENTENCIA.
II R. consiglio superiore di El real consejo superior de al-
Ammiragliato, sedente in Geno- mirantazgo, residente en Genova,
va, nella causa del regio fisco en la causa seguida por el real
contro: fisco contra:
Piccaluga Francesco del fu Gi-
rolarao d' anni 44, nato é domici-
líate á Boccadasse, comunne di S.
Francesco nel mandamento di
S. Martino d'Albaro (Genova),
capitano di 2a classe della mari-
na mercantile, contumace, inqui-
sito:
Di esservi verso la fine del 1830
nella cittá del Messico assuuto,
mediante una convenuta merce-
de,il mandato di consegnare nelle
maní degli agenti del partito cola
allora dominante, la persona del
giá presidente genérale Guerre-
ro, il quale si trovava alia testa de'
suoi in Acapulco nel mar Pacifi-
co; di essersi recato á si reo di-
Francisco Picaluga, hijo del fi-
nado Gerónimo, de edad de 44
años, nacido y domiciliado en Boc-
cadasse, municipalidad de San
Francisco, en la jurisdicción de S.
Martín de Albaro ( Genova) capi-
tán de 2* clase en la marina mer-
cante, procesado en contumacia.
Por haberse comprometido, ha-
cia fines de 1830, en la ciudad de
México, mediante un estipendio
convenido, á entregar en manos de
los agentes del partido, entonces
allá dominante, la persona del ex-
presidente general Guerrero, el
cual se hallaba en Acapulco puer-
to del Pacífico á la cabeza de los
suyos; por haberse dirigido con
193
segno in quella cittá, ed ivi simu-
lando obbedienza e particolare
amicizia verso il predetto gene-
rale Guerrero, e guada gnata in
tal modo la di lui confidenza, di
averio, il di 14 gennajo 1831, con
inganno, e sotto il pretesto di ban-
chettare assierne, attirato al bor-
do del brigantiuo il Colombo da
lui commandato, e quindi, dopo il
pranzo, fatto daré improvvisa-
mente alie vele, di essersi impa-
dronito della sua persona, é gi un-
to il di 20 del mese medesimo nel
porto di S. Croce (ó Huatulco) d'
averio rimesso prigioue nelle ma-
ni de' suoi nemici che cola lo as-
pettavano, e lo fecero iu breve
tempo passare per le armi.
Udita la relazione degli atti, é
le conclusione fiscali, lia pronuu-
ciato doversi condauuare in con-
tumacia, siccome condauna il sud-
detto Francesco Piccaluga alia
pena di morte, all' indennitá che
di diritto verso gli credi del gené-
rale Guerrero, ed alie spese del
procedimento, dichiarándolo es-
posto allá pubblica vendetta, come
nemico della patria, e dello Stato,
ed incorso in tutte le pene é pro-
giudizj imposti dalle Regie Leggi
contro i banditi di primo catalogo,
in cui manda lo stesso descri-
versi.
Manda la presente stamparsi,
publicarsi, ed affiggersi nei luo-
Tomo
tan criminal designio á aquellaciu
dad, en donde aparentando obe-
dienciay particular amistad hacia
el citado general Guerrero, y ga-
nada de tal modo su confianza,
hasta el grado de haberle, el día 14
de enero de 1831, bajo el pretesto
de un convite, atraido á bordo del
bergantín el Colón, maudado por
él, y en seguida, después de la co-
mida, mandar dar á la vela, apo-
derándose do su persona, y llega-
do al puerto de Santa Cruz (ó
Huatulco) el día 20 del mismo
mes, haberlo entregado prisione-
ro en manos de sus enemigos, que
allí lo esperaban, y lo hicieron en
bx'eve tiempo pasar por las ar-
mas.
Oida la relación de los hechos,
y las conclusiones fiscales, ha pro-
nunciado deberse condenar en
contumacia, así como condena al
susodicho Francisco Picaluga á
la pena de muerte, á la indemni-
zación de derecho hacia los here-
deros del general Guerrero, y en
las costas del proceso, declarán-
dolo expuesto á la vindicta públi-
ca, como enemigo de la patria y
del Estado, ó incurso en todas
las penas y perjuicios impuestos
por las reales leyes contra los ban-
didos de primer orden, en la cual
manda se inscriba al mismo.
Manda imprimir y publicar la
presente, y fijarse en los modos y
II.— 25
194
ghi, e modi soliti prescritti dalla parajes de costumbre, prescritos
legge. por la ley.
Genova il 28 luglio 1836. Genova, julio 28 de 1836.
Per detto Eccmo. Consiglio Su- Por dicho Exmo. consejo supe-
periore d' Ammiragliato rior de almirantazgo.
Brea, Segr. Brea, secretario.
Genova. — Dai fratelli Pagano, Genova. — Imprenta de Pagano
Stampatori del Gobernó Genera- hermanos, impresores del gobier-
le e della R. Marina, Canneto no general y de la R. marina, Can-
il lungo, palazzo Reggio n? 800. neto el largo, palacio real n° 800.
Se aseguró en aquel tiempo que el reo condenado se ha-
llaba en la Siria, y que se decía era reclamado por el gobier-
no genovés. Nada se confirmó, y nada hasta estos días he-
mos sabido.
Daremos fin á la materia de este suceso, haciendo la si-
guiente observación: Es notable que en los documentos ofi-
ciales y propiamente de Estado, como son las memorias con
que por la ley constitucional dan cuenta general de las ope-
raciones de la administración pública y de las providencias
dictadas, con el iuteresante fin de su conservación, nada se
ha dicho ni consignado relativamente al gravísimo suceso
de la aprehensión, juicio y muerte del general Guerrero. Un
profundo silencio y una omisión completa, se advierten en
la Memoria del ministro de relaciones, leída en 1832, que
debía explicar lo ocurrido en febrero de 1831. Y el ministro
de la guerra D. José Antonio Fació tampoco dijo ni una sola
palabra de negocio tan señalado, grave y que llamó tanto la
atención pública y afectó extraordinariamente el interés na-
cional y buen nombre de la república. Ni aun la Memoria
que debió formar, fué presentada al cuerpo legislativo, y sólo
dio cuenta con una exposición sobre las cuestiones de Jalis-
co; de manera que este silencio es, en buena crítica, una prue-^
195
ba de ser cierto el delito y la complicidad que se atribuye al
ministerio.
ÜSTo sólo se uota la falta indicada, sino también se advier-
te uua completa omisión en la causa, de puntos muy esen-
ciales, que debieron tenerse presentes. Y sobre todo, se pre-
senta propiamente como un cargo, y muy severo, la festina-
ción combinada con que procedían el fiscal, los jueces, el
asesor, los comandantes militares, los testigos y basta el de-
fensor mismo, que llevando este nombre, fué en realidad un
acusador. No hay remedio: en esta causa célebre y desgra-
ciada, no existe ni una letra en arreglo y verdad, y por lo
mismo nada contiene en justicia; y han sido tan desgracia-
dos sus autores, que omitiendo lo que debían haber dicho y
tenido presente, sólo se han hecho cargo de especies y ma-
terias que, siendo extrañas al proceso, convencen solamente
la predisposición que se tuvo para aglomerar cargos sin dis-
creción ni discernimiento.
Por esto es por lo que aparece la observación que quisie-
ron llamar cargo, y que en realidad no lo fué ni lo hicieron.
Tal es el de suponer que existía entre el general Guerrero y
D. Lorenzo Zavala, acuerdo y liga para gravar y aun enaje-
nar los bienes é intereses de la nación; pues que faltándoles
no sólo la prueba, que á la verdad no podía existir, siendo
falso el hecho, éste apareció tan ridiculamente presentado,
que se hizo consistir tan sólo en el simple relato del párrafo
de una carta, que se supuso haberse visto de un sujeto in-
cógnito é innominado.
Con razón se ha visto con poco aprecio este incidente»
que si se hubiera indagado y sujetádose á examen y análi-
sis, habrían tenido que avergonzarse, y deberían haber con-
fesado ser cierto lo contrario de lo que decían, como en efecto
lo es, y queda ya no sólo dicho, sino fundado en otro lugar
de estas Memorias, cuando se ha hablado de las ocurrencias
habidas con el que esto escribe, sobre los proyectos reproba-
196
dos con que intentaron Zavala y Poinsset sorprender la bue-
na fe del general Guerrero.
Fúudanse también la respuesta victoriosa y cierta, que
dan por sí mismas y por su propio contenido las cartas de
Tornel á Zavala1 escritas en Baltimore el día 5 de febrero
de 1831, y de Terán á Alamán, en Matamoros, el 7 de abril
del mismo año.
CAPITULO VI.
Muerte de í'oilal los, y cuál era tu 1832 el cuerpo legislativo y el estado del
país.— Colonización y cuestión de Texas.— Leyes relativas.
En el mes de julio, no apagándose la sed de sangre, fué
condenado D. Juan José Codallos y sus cómplices á la pena
de muerte, que sufrieron en la ciudad de Pátzcuaro el día
11 de dicho mes. Acabó también este otro caudillo valiente,
de inteligencia y patriotismo, sin que tantas víctimas satis-
ficiesen á la constitución y leyes proclamadas, y verdade-
ramente olvidadas.
Seguimos considerando y señalando los sucesos más im-
portantes de la época en que nos ocupamos, y por lo mismo
debe recordarse que el cuerpo legislativo, en sus cámaras,
desde 1829 hasta 1832, no fué otra cosa que, el origen ó el
apoyo de proscripciones para unos y de recompensas para
otros, y con el nombre de ley y derechos del pueblo, sacrifi-
caban uno y otro, y entronizaron una inmoralidad, que Dios
quiera no siga de generación en generación. ¡La injusticia
produce, al fin, la ruina de las naciones!
1 Véase la pág. 550, tomo I, de estas Memorias.
197
Tuvo principio en el gobierno del vicepresidente D. Anas-
tasio Bnstainante, la siempre atendible ó importante cues-
tión de Texas: se expidió una ley en 6 de abril de 1830, l com-
prendiéndose en ella varias disposiciones relativas á la colo-
nización en general y particular del referido Texas. Esta
disposición legislativa causó los efectos contrarios de lo que
se propusieron sus autores; y no obstante las limitaciones
que contiene el texto de la ley, se quisieron llevar á efecto
las empresas y contratos anteriores, celebrados desde el tiem-
po del gobierno español con Moisés Austin, y posteriormen-
te con su hijo Esteban Austin, que fué el sucesor del privi-
legio y del empresario por la muerte de éste, acaecida en 10
de junio de 1821. El hijo heredero ocurrió el año de 1822 al
gobierno imperial de lturbide, pretendiendo la confirmación
de sus concesiones. Obtuvo su solicitud en los términos que
lo deseaba, con muy pocas modificaciones. Siguieron en la
república varios acontecimientos políticos que suspendieron
y aun pudieron haber acabado con la concesión; pero tam-
bién en abril de 1823 se dio una disposición el día 14 por el
poder ejecutivo, y por la cual fué ratificada y sostenida la
concesión, aprobáudose para que siguiese como la había ob-
tenido y poseído el primer colono Moisés Austin, bajo cuyas
seguridades continuó el hijo E. Austin en la posesión y goce
de las tierras concedidas, y nuevamente aseguradas, como
hemos visto por las disposiciones referidas.
En el año de 1824 se estableció la primera población de
la colonia con el nombre de San Felipe de Austin, por cuya
circunstancia, y por la de haberse adoptado por la nación,
en ese mismo tiempo, el sistema federal, vino á formar Te-
xas una parte integrante del Estado de Ooahuila, llevando
el nombre de Coahuila y Texas. Y así, siguiendo el tiempo,
y siguiendo también el aumento de población, llegó á subir
1 Colección de Galván, tomo 5?, pág. 100. Documento núm. 8.
198
ésta al censo de más de 50,000 almas, de toda clase de hom-
bres ocupados, útiles y aun vagos; queriendo la desgracia
que en muy poco tiempo se volvió un país de contrabatido,
perjudicial, por lo mismo, á la hacienda pública de México.
Fué preciso, en situación semejante, dictar enérgicas pro-
videncias, y entre ellas la de comisionar al general D. Ma-
nuel Mier y Terán, para el reconocimiento y arreglo de los lí-
mites de esta república con los de los Estados Un idos del Nor-
te. Procediendo el general Terán á desempeñar su comisión,
y teniendo presentes las disposiciones que ya hemos recorda-
do sobre la materia; guiado por las instrucciones recibidas,
comenzó á nombrar empleados y á organizar la administra-
ción pública, fijando restricciones hasta proyectar el estable-
cimiento de una colonia mexicana, que fuese el apoyo de las
reformas y el origen de una buena y verdadera colonización;
advirtiendo que la existente que se llamaba tal, no era en rea-
lidad sino la continuación de reales y efectivas usurpaciones
que preparaban no sólo el aumento de hostilidades que ya
se indicaban contra México, sino una escisión é independen-
cia, que Terán conoció y quiso evitar, distinguiendo y de-
clarando los contratos y las posesiones legales, de las que
subsistían, contraviniendo á estos principios.
Siguió á esta conducta la natural consecuencia de que
alarmada nuestra vecina república con la prohibición abso-
luta de que la colonia se poblase con sus naturales, tomase
la resolución y el camino de hostilizar, valiéndose de diversos
medios. Uno de ellos fué el de sostener á D. Francisco Ma-
dero, que fundó un pueblo que tituló la Libertad. Siguieron
sublevaciones varias, desobediencia á las autoridades mexi-
cauas, y los colonos presentaban en octubre de 1831, una
sociedad desorganizada, y verdaderamente una reuuióu de
hombres dispuestos á hacer la guerra al país que los había
admitido en su seno, y les había dado no sólo asilo, sino pro-
piedad y hasta comodidad. Tenían agitadores y protectores :
199
se ministraban auxilios de toda especie, sin que faltasen ar-
mas y municiones, y toda clase de pertrechos.
Se armaron, en fin, los colonos, y se sublevaron en Bra-
soria, y teniendo á su cabeza á Mr. Juan Austin, crecieron
en su rebelión en términos que los que antes eran prepara-
tivos armados, se convirtieron ya en hostilidades formales
en un pronunciado alzamiento, atacando en Anáhuac al co-
mandante militar, después á otras fuerzas en Velasco, has-
ta llevar sus ataques ó irrupciones á tal extremo, que sin
ceder, y sí exagerando sus miras decididamente hostiles y
aun rebeldes, permanecieron en una verdadera rebelión, lle-
gando al extremo de dar por resultado, después de algún
tiempo, que se aclarasen los iutentos y se publicasen los pla-
nes de usurpación y alzamiento contra México, que los ha-
bía admitido de tan buena fe, á formar parte de nuestra so-
ciedad.
Ellos no la quisieron, ni eran esos sus planes: descubrie-
ron, en fin, los que tenían en realidad, y en el año de 1835,
como se verá al llegar á esa época, consumaron la separa-
ción que tenían tan indicada y prevenida. Con efecto, el
dicho año de 35 se rebelaron contra México, aparentando
adhesión y respeto por muy breve tiempo, olvidándoseles
después esta deuda de justicia.
Estaba escrita esta pérdida en el libro de nuestros erro-
res, y no hay que atribuir á otra causa la proclamación de
la independencia texana, sino á nosotros mismos, por nues-
tra bueua fe, y la ninguna precaución cou que procedimos,
en lo general, pues no faltaron algunos previsores que te-
mieron siempre, por la franqueza y liberalidad cou que abri-
mos las puertas del país, á gentes que saben aprovecharse
de los momentos.
Quedan ya separados de México los texanos por su pro-
clamación de independencia, ó mejor dicho, por su subleva-
ción. Este suceso, con los que lo prepararon, pertenecen al
200
período de que nos ocupamos, y por tanto, dejamos aquí, en
tal estado, este punto de la historia, reservando tratar cuan-
to más le pertenece y corresponde para su tiempo y lugar.
Así lo hacemos, y lo recordaremos al hablar parcialmente de
los acontecimientos de San Jacinto y demás sucesos impor-
tantes ocurridos en tiempo del gobierno provisional de 1841
á 1844, en la presidencia del general Santa- Anua, en que
bajo el aspecto político y diplomático se agitó, y tuvo esta
cuestión un lugar muy principal ó interesante.
El cuerpo legislativo, en la época en que nos ocupamos,
era el regulador, y propiamente el arbitro absoluto, puede
decirse, de los destinos del país. Las cámaras, y en especial
la de senadores, ya hemos visto que han sido el foco y apo-
yo de los vencedores de Jalapa; pero al fin, en su mismo
seno, se levantó la oposición, que dio á conocer quiénes eran,
y cuáles sus miras y tendencias. Entró, y se manifestó la
desconfianza, no sólo en las discusiones parlamentarias, sino
en lo público, y entre las personas más influentes, que se lle-
garon á convencer de la mala administración gubernativa
del general Bustamaute. Se fortificó la opinión y fuerza mo-
ral que ella produce, llegando hasta el grado de establecerse
la necesidad de refrenar y contener los excesos de los par-
tidos, y refrenar los avances de las facciones.
En efecto, aparecieron unas que llamaron modificacio-
nes, y consistían en organizarse de nuevo, como lo hicieron,
llamándose unos "Amantes del Orden" y otros "Progresistas:"
acreditando en esto que como no hay nada nuevo bajo el sol,
reproducíamos aquí lo mismo que ha existido y se ha obra-
do en Europa; pero de un modo más disimulado, aunque
siempre diciendo libertad uuos, legitimidad otros. La causa
de ésta llegó á tomar un aspecto tan serio, que fué procla-
mado el principio de que el gobierno existente lo era de he-
cho, y se combatía cuanto ól obraba, señalándose la oposi-
ción de un modo notable al tratarse de la espada concedida
201
al general Bravo, por los hechos de armas en el Sur; y el
diputado D. Juan de Dios Cañedo, recordando el asunto, se
explicó en estos términos : "La concesión de una espada al
11 general Bravo, debe reputarse como impolítica y peligrosa
" á las libertades publicas: cuando se trata de conseguir la
" paz, se deben evitar las memorias ominosas. Si en el Sur
" ha habido los estragos que á cada momento se uos incul-
" can, y á estos males ha puesto un término el general Bra-
" vo, ellos no sólo no legitiman la administración actual, sino
" que la hacen responsable por no haberlos evitado: esas ca-
" lamidades no habrían tenido lugar, si el gobierno de he-
" cho que tenemos hubiera sido un poco desprendido, dejan-
" do el puesto que no le pertenece."
Este diputado era oído con satisfacción y cuidado, por su
propio mérito y fuerza de sus discursos, y asimismo por la
circunstancia de presentarse con todo el carácter de impar-
cialidad y justificación, que le daba haber sido el primer se-
cretario de Estado, que sucumbió víctima de los aconteci-
mientos públicos que recordaba.
CAPITULO VIL
Separación de ITucatáu.
Yucatán seguía sustraído del común de los otros Estados
de la federación, y su separación, á la verdad, se fué familia-
rizando en términos de que no considerándose ni hablándose
ya en público de la separación referida de este Estado, y des-
echadas las comisiones negociadoras y pacíficas, parece que
había venido ya á establecerse una verdadera conformidad
ó aquiescencia sobre un acontecimiento que por su natura-
Tomo II.— 26
202
leza era grave. Hasta el gobierno misino, como han obser-
vado algunos escritores, contribuía á la sanción del indife-
rentismo con que se veía la separación de Yucatán: confor-
mándose el ministerio con decir oficialmente, al dar cuenta
en sus Memorias anuales, esta sencilla proposición: "El Es-
tado de Yucatán continúa separado del resto de la república."
Se creyó por éste y por otros hechos, que la administra-
ción del vicepresidente no era contraria á los pronunciados
de Yucatán. Se confirmó más esta idea y aun se hizo valer
en público por la prensa, por haberse desechado completa-
mente en las cámaras la proposición que hizo el senador D.
Crescendo Rejón, pidiendo informes sobre el estado que
guardaba la separación de Yucatán, y excitando á que se
dictasen las providencias más enérgicas y decisivas para qne
volviese á la unión de los demás Estados. Se llegó casi á
confirmar tal concepto, con la invitación que el gobierno ge-
neral, en sus graves conflictos, dirigió á Yucatán, pidiendo
auxilio, que en efecto le prestó este Estado, separado de la
unión desde el año de 1829, como ya hemos visto.
CAPÍTULO VIII.
Sucesos de Guatlalajara: general Inclan é impresor Brauíbila.
Casi extinguida la guerra del Sur, después de haber co-
rrido á torrentes la sangre, y en el cadalso la de Guerrero,
Codallos, Rosains, Victoria, Márquez, Gárate y otros mu-
chos, se hallaba la república no solo debilitada por los acon-
tecimientos de armas, sino también disgustada y dividida,
en términos de no poderse asegurar que existía una verda-
dera opinión nacional. En tan crítica situación, vino á sus-
203
citar nuevas dificultades y aun nuevos trastornos un aconte-
cimiento, común, si se quiere, en su origen, pero muy grave
por su trascendencia y por sus efectos.
En Guadalajara, el mes de noviembre de 1831, tuvo lu-
gar una ocurrencia que, siendo en su origen un hecho par-
ticular, vino á ser realmente principio y motivo de una ver-
dadera revolución, aunque parcial, pero de tal condición y
naturaleza, que motivó una verdadera y formal crisis en la
república; porque afectándose los intereses públicos y nacio-
nales, se enlazaron de mauera las cosas, que siendo al prin-
cipio como hemos dicho, lo que se versaba, un asunto par-
ticular y de venganza personal, conmovió á la nación ya tra-
bajada por anteriores y sangrientas desgracias.
El general D. Ignacio Inclán fué nombrado comandante
general de las armas de Jalisco, considerando el gobierno
que este individuo era el que convenía á aquellas poblacio-
nes en el estado en que estaban, de hallarse hostilizados sus
habitantes, así como los de los Estados limítrofes, por mu-
chos de los dispersos que al terminarse la guerra del Sur, se
dirigieron hacia aquella parte, donde contaban con el apoyo
y auxilio de Montenegro, que tenía grande influjo en aque-
llos pueblos. Fué tan feliz esta determinación, que sin ha-
cer nada el nuevo jefe, y al tiempo mismo de su llegada, se
encontró con la noticia de que los sublevados habían desis-
tido de sus intentos, é imploraban el perdón.
Esta posición, el tener instrucciones superiores para obrar
con energía, y ser naturalmente muy parecido Inclán á Fa-
ció, auxiliado de fuerza militar respetable, rodeado del pres-
tigio y cortejo que aparece y desaparece con el mando, con-
virtió á Guadalajara en un lugar que, más bien parecía una
importante plaza de armas, que no la capital de un Estado
de la federación mexicana. Con tal motivo se fué creando
poco á poco el disgusto que al fin produjo la ocurrencia que
indiqué al comenzar á hablar de este asunto.
204
De distintos modos, y por diversos caminos, después de
haber puesto en rigurosa observancia la ominosa ley de 27
de septiembre de 1823, se explicaban los habitantes de Ja-
lisco contra su comandante general, y como era muy natu-
ral, haciendo un primer papel la prensa del Estado, se publi-
có un impreso con este título: " Oiga el tirano sus proezas:
vea el inmoral sus hazañas. "
Por solo el título se viene en conocimiento de cuál sería
el contenido total del impreso, pues que recordaba la carre-
ra política de Inclán, presentándolo voluble y hasta infiel;
y en la segunda parte de la proposición asentada, extendía
sus ataques hasta invadir la vida privada y el hogar do-
méstico.
Apenas había sido publicado el impreso, verdaderamen-
te injurioso, cuando Inclán, acompañado de algunos oficia-
les, se presentó en la imprenta, llamando á la persona en-
cargada de ella, que era D. José M. Brambila, como admi-
nistrador del establecimiento.
Concurrió al llamamiento Brambila, y presentado ante
Inclán, fué por éste tratado con la mayor dureza, expresán-
dose muy ofendido y con tanto furor, que apenas podía pro-
nunciar estas palabras: "me ha de entregar vd. al responsa-
ble, autor del impreso en que tanto se me injuria." El impre-
sor se defendía y excusaba con la obligación en que estaba
de guardar el más riguroso sigilo, con arreglo á las leyes, y
sólo presentar la responsiva en el orden y términos que és-
tas lo disponen.
De ninguna manera conforme Inclán con esta respuesta,
condujo él mismo preso al administrador Brambila, dición-
dole estas palabras: "será el último papel que vd. imprima."
Se allanó la imprenta; se registraron los libros en busca del
autor responsable; se desbarataron las plantan, que aun es-
taban formadas, y se tiraron á la calle: regresando el co-
mandante general, se dirigió al palacio del gobierno, y pre-
205
senté D. José Ignacio Cañedo, gobernador del Estado, y
otras autoridades, fulminó Inclán verbalmente, la sentencia
de muerte á Brambila, previniendo que, previos los auxilios
espirituales, se ejecutase la sentencia en el término de tres
horas.
En seguida, y alarmado ol gobernador Cañedo, le dirigió
un oficio al comandante general, reclamándole enérgicamen-
te sus providencias y conducta; haciéndolo responsable de
todo ante el gobierno general y ante la nación, por las in-
fracciones notorias en que incurría, no sólo desobedeciendo,
sino hollando las leyes. No fué bastante para contener los
atentados, y el comandante general siguió su marcha arbi-
traria, agregando la circunstancia de que Inclán negó al go-
bernador la respuesta que debió darle á sn primera comu-
nicación.
Tan empeñado lance, y comprometida la tranquilidad pú-
blica de la ciudad, se extendió á todas las clases y aun per-
sonas, de manera que llegó el caso de tomar parte en las
ocurrencias individualmente. Pudo, por esta causa, conte-
nerse la consumación del atentado, y ya por intervención y
gestiones respetables de autoridad, comenzando por el go-
bierno del Estado, y también ya por empeños personales,
tomó el negocio el giro de someterse á la resolución supre-
ma, y dándose cuenta, se previno á Inclán obrase sin pre-
venciones ni exaltación, y con total arreglo á las leyes. Así
se aquietó en parte el disgusto general, mas no tanto que
concluyese la inquietud y la alarma. La junta legislativa de
Jalisco se trasladó á Lagos. Allí se dirigió por medio de un
manifiesto y providencias consiguientes, á los pueblos, hacién-
doles saber que vivían sin garantías, y que no había consti-
tución ni leyes, como se proclamaba, aunque no se practica-
ba. Siguieron las comunicaciones y contestaciones entre los
gobiernos particular y general; pero sin más éxito favorable,
eu verdad, que haber obtenido el relevo de Inclán por Gó-
206
inez Anaya en 28 de diciembre, es decir, después de un mes
y seis días de los acontecimientos.
Estos fueron ciertamente la inmediata y próxima causa,
aunque no la primera, que motivara los posteriores intere-
santes sucesos, no sólo en Jalisco, sino en toda la república.
Una formal reacción se obró realmente, si se advierte que
simpatizando ya los Estados entre sí, y principalmente Za-
catecas con Jalisco, sostenían y apoyaban la idea ó princi-
pio de contener los excesos de la administración gubernativa
de la época de Jalapa, promoviendo de nuevo la restitución
del orden legal y renovación de los poderes públicos.
Aunque el congreso general, en sus dos cámaras, tenía
las facultades necesarias para contener y castigar al debido
tiempo las aberraciones del ejecutivo, no era así, y propia-
mente este poder sojuzgaba al legislativo, hasta el extremo
de no obedecer sus disposiciones y acuerdos; llegando el ca-
so de negarse los ministros á concurrir cuando se les llamaba
á informar lo que conviniese sobre la cosa pública y sobre
las ocurrencias que conmovían la sociedad. Se hallaba ésta
combatida por todas partes y por fuerzas contrarias entre sí.
Había mucha presunción en el bando que se llamaba del
progreso, y mucha indiferencia ó egoísmo en el que se decía
del orden: uno y otro se equivocaban, porque seguían res-
pectivamente la senda de las exageraciones y de los extre-
mos, pues los primeros gritaban adelanto y reforma, sin obrar
en lo más ligero el bien real y efectivo, y mucho menos sin
causar males y desgracias; y los segundos mantenían un es-
tado de inercia que ni á ellos mismos les servía.
Resultó lo que era natural, esto es, que la nación, por sí
y valida de su propia fuerza, que es la opinión, irresistible
cuando es verdadera y justa, levantase su voz pidiendo, ó
mejor dicho, declaraudo que no era su voluntad siguiese el
orden gubernativo que existía.
207
CAPITULO IX.
Plnn de Verncriiz en enero de 1S32.
En Veracruz, el día 2 de enero de 1832, siendo coman-
dante general D. Ciríaco Vázquez, se reunieron, con su co-
nocimiento, en la casa del coronel D. Pedro Laudero, las dos
guarniciones de la plaza y del castillo: se tomó en conside-
ración el estado político, verdaderamente agitado, en que se
hallaba la república: se hizo presente que en realidad exis-
tía uua revolución ya pronunciada, y cuyo resultado sería la
anarquía, pues que los Estados de la federación preparaban
ya movimientos que vendrían á ser desastrosos: que la ad-
ministración del general Bustamante y sus ministros, se ha-
llaba generalmente sin prestigio, y la voluntad pronunciada
era la de que cesasen en el gobierno, porque se desconfiaba
en tal extremo de sus personas, que habían ocurrido ó invi-
tado al general Santa-Anua para que, poniéndose al frente
de la opinión y de la fuerza física que existía, se procurase
salvar de tan comprometida situación á la república, susti-
tuyendo á una administración ilegal, sin fuerza y sin presti-
gio, otra, que por el contrario, reuniese dichas cualidades.
Todo esto, no solamente se decía, sino que fué amplifi-
cado y fundado en la junta de generales, jefes y oficiales que,
hallándose todos en una misma opinión y en las propias con-
vicciones, se uniformaron y convinierou que trascribiéndose
lo ocurrido y acordado, se consignase todo en una acta y
plan, * como en efecto se verificó.
1 Documento mim. 9.
208
Los artículos que contuvo el plan, fueron cuatro: siendo
el primero el de protestar y ratificar la guarnición de Vera-
cruz su juramento á la constitución y leyes: el segundo, pi-
diendo la remoción del ministerio, por considerarlo enemigo
de la libertad civil y de los derechos del hombre, y adicto al
sistema central: el tercero, invitando al general Santa- Anua
á que conformándose con el plan, aceptase el mando del ejér-
cito; y el cuarto protestando sujeción y obediencia á las au-
toridades de la federación, de los Estados y del mismo gene-
ral Santa- Auna. Todos conformes cou lo que va expuesto y
expresado, firmaron la acta y artículos, como se ve en el cita-
do documento, que en realidad uniformaba la opinión de los
Estados, y abrió una campaña que ofrece notables funciones
de armas.
Las ocurrencias de Veracruz presentaban á México en
situación tan infeliz y desgraciada, que podía, como dijo muy
bien el sabio y respetable diputado D. Francisco Manuel
Sánchez de Tagle, en la sesión en que se dio cuenta al con-
greso de tales ocurrencias, aplicársele, por los frecuentes vai-
venes que se le hacían sufrir, el célebre epitafio de Auso-
nio á la ruina de Oartago: "Infeliz Dido nulli ~be)únupta
marito.
Y también es cierto, como se ve en la fingida renuncia
ministerial, que la república padecía por el decidido espíritu
de partido que, desquiciándolo todo, desfigura hasta la ver-
dad, según se advertía puntualmente en la propia sesión,
motivada por la renuncia que hizo el ministerio el día 11 de
enero, asegurando los ministros que la hacían verdadera-
mente por las circunstancias, y no por temor ni por dudar
de lo recto de sus actos públicos; acreditaudo con esto solo
ellos mismos, que no se apartaban de la senda emprendida
en su administración gubernativa, sino que cedían en reali-
dad á la fuerza: diciendo asimismo que si tuviesen apoyo,
no renunciarían ni verificarían su separación ; y daudo á eu-
209
tender, finalmente, al jefe del gobierno, qne no debía acce-
der á una dimisión á que eran verdaderamente violentados.
El congreso, que entendió bien la táctica que se mane-
jaba, se opuso, en sus dos cámaras, á la renuncia, diciendo
la de diputados, que era un acto de debilidad ó miedo, y la
del senado se explicó diciendo aun mucho más, estoes, que....
se había sorprendido por la renuncia intempestiva de los mi-
nistros, cuya aceptación sería un paso peligroso para la obser-
vancia «le la constitución y de las leyes. No se admitió por
el general Bustamante la dimisión de los secretarios del des-
pacho, y por el momento quedó todo lo mismo que estaba
antes de la estudiada renuncia, hacha más bien, svgún pa-
rece, para mejor asegurar la posición, y para hacer en cierto
modo ostentación de un triunfo, como el obtenido con laño
admisión de la renuncia, llevando esta idea á tal grado, que
lo presentaron apoyado en felicitaciones y representaciones
de corporaciones y de personas que, en semejantes sucesos,
salen al frente para darse importancia y lograr también cada
uno sus miras y pretensiones. Llegaron á negar la existen-
cia indudable de actos pasados y ciertos, como las muchas
ejecuciones sangrientas, verificadas sin las fórmulas prescri-
tas por ley y razón ; el destierro arbitrario y violento que se le
impuso á Pedraza al regresar á su patria, bajo la salvaguar-
dia proclamada de constitución y leyes; la muerte combina-
da, meditada y cruel que se impuso al presidente Guerrero,
poniendo á precio su cabeza; los atentados y arbitrarieda-
des de Incláu en Jalisco, y de otros comandautes militares;
pero no pudieron sofocar la voz de la verdad, y tuvierou que
ceder al fin, á la evidencia de los hechos, y practicaron lo
que ya hemos visto, al hacer su dimisión, aunque fingida.
Siguieron la marcha emprendida, y con más empeño des-
pués, comenzaron á reforzarse, acogiéndose al poder de las
armas, y animaron la guerra. Primero pulsaron la fuerza de
su enemigo, y le dirigieron, por medio de enviados, propo-
Touo II.— 27
210
siciones de desistimiento en sus planes y tendencias. Los
Sres. Couto D. Bernardo y D. Vicente Segura, se encarga-
ron de la misión de paz cerca del geueral Santa-Anna, cau-
dillo de la revolución de Veracruz. "Nada consiguieron de lo
que deseaban, y después de algún tiempo, obtuvieron por
toda respuesta y resultado, que el expresado general se po-
nía á la cabeza de las fuerzas pronunciadas para dirigir la
empresa, hasta remover á los ministros del general Busta-
mante, sin prescindir por motivo alguno de su idea, pues
había de verse completamente realizada la remoción.
Como queda indicado, los sucesos de los Estados del in-
terior, y después los de Veracruz, iniciaron una campaña,
realmente, con sus providencias y disposiciones. El gobier-
no general secundaba y seguía la misma marcha. En con-
secuencia, al terminar el mes de enero, estaban tomadas to-
das las disposiciones para abrir la campaña con toda clase de
aprestos de gente, armas, artillería, municiones, y nombra-
dos jefes, entre los cuales el general D. José Calderón había
sido designado para obrar sobre Veracruz.
El ministro Fació, que era uno de éstos, se situó en Ja-
lapa trabajando contra los pronunciados de cuantos modos
pudo. Uno de sus proyectos fué proponer la rendición y en-
trega del castillo de Ulúa, á los mismos que defendían la for-
taleza, y tuvo en efecto el atrevimiento de dirigirse directa-
mente al jefe D. José María Flores el día 25 de enero,1 no
solo haciendo una indicación, sino una expresa propuesta de
traición á su honor y palabra, con la muy degradante cir-
cunstancia de ofrecer empleos, consideraciones y dinero por
su cambio y entrega del fuerte que mandaba. Calderón se-
cundó la misma idea; escribió y trató de persuadir la defec-
ción; pero ambos quedaron burlados.
1 Consta el oficio á la letra, en el periódico " El Censor de Veracruz, " del 30 de ene-
ro de 1832, y lo mismo el que también escribió el general Calderón con igual intento.
211
No por esto se detenían las tropas en su marcha sobre la
plaza de Veracruz, aunque avanzando con tanta lentitud,
que casi necesitaron un mes para llegar de Jalapa á Santa
Fe. El 23 se reunió el ejercito de operaciones, á las inmedia-
tas órdenes de Calderón, como general en jefe, situándose
las trepasen el referido punto de Santa Fe, y quedando ya
en disposición de batirse los generales Calderón y Santa-
Anua. Por consiguiente, ya desde el 1? de marzo, habiendo
salido de Veracruz el general Santa-Anua, y avanzando á
distancia de cinco leguas de la [daza, se apoderó de! convoy
de dinero, víveres y municiones que de México se remitían
al general Calderón, y comenzaron realmente bis hostilida-
des, produciendo primeramente la acción de Tolmné, cuyo
éxito fué favorable á las armas del gobierno, quedando por
Calderón el campo de batalla.
Fuó muy celebrado este triunfo, hasta el grado de expli-
carse el gobierno en su periódico oficial "Registro," en estos
términos: "Toda la población ha visto este hecho de armas
" con veneración, y ha bendecido la mano de Dios, que iih-
" poniendo un justo castigo sobre los malvados, ha libertado
" á los buenos de una inmensa calamidad. Tendremos paz
" y orden por este suceso y por los del Sur." Hubo por su-
puesto premios,1 recompensas, grandes festejos, y toda la ex-
pansión que dan á sus triunfos los vencedores.
Volvieron á Veracruz los pronunciados y siguió la cam-
paña, mudando de posición, pues Santa- Aun a quedó for-
tificado dentro de la plaza, y Calderón batiéndolo como si-
tiador. Siguieron por tanto los sucesos propios de un sitio,
y fueron enlazándose los acontecimientos particulares y lo-
cales del Estado de Veracruz, con los de otros Estados, y
generalmente con los de toda la nación: mediando por su-
puesto funciones de armas y acciones de guerra, por hallar-
1 Documento núm. 10.
212
se conmovida la república y ocupada, no solo en combina-
ciones y planes políticos, sino en la creación, sostén y arre-
glo de divisiones armadas.
No es mi intento, en estas Memorias, detallar las accio-
nes y funciones de armas que mejores plumas han descrito,
y por lo mismo, después de la memorable acción de Tolomó
de 3 de marzo, recuerdo tan solo la decisión por el plan de
Veracruz, del general D. Esteban Moctezuma, y las opera-
ciones que tuvieron lugar en los Estados de Tamau lipas y
San Luis Potosí. Así se verá que simultáneamente se obra-
ba con la fuerza física y con la opinión. La primera preparó
el deseulace general de la ruina del gobierno de Jalapa, me-
diando acciones de guerra bien importantes en Veracruz,
San Luis Potosí, México y otros Estados.
El general Moctezuma, en Tanipico, el 20 de marzo, pu-
blicó su adhesión al pronunciamiento de Veracruz, levantan-
do formal acta, de conformidad con Tamaulipfts y varias au-
toridades, en que se declaraban contra el gobierno de Méxi-
co y se ponían á las órdenes del general Santa-Auna. Lo
mismo hicieron otras muchas poblaciones y auu Estados,
llegando al extremo de que Jalisco, Zacatecas y San Luis,
unidos con apoyo de las armas, declararon el completo cam-
bio del orden de cosas existente.
CAPÍTULO X.
General Terrin. Sn muerte.
El general Terán ciertamente, fué en sus operaciones y
combinaciones, muy desgraciado en esta época. Lo fué asi-
mismo en el modo con que el día 3 de julio de 1832, tn vieron
213
fin sus días en Padilla. Eeferiré su muerte, con algunas cir-
cunstancias que precedieron á ella, porque el suceso y la
persona pertenecen á la historia.
Siempre animado de patriotismo este mexicano distingui-
do, procuraba dar á la nación orden y respetabilidad. Sabía
muy bien que sin legalidad y justicia, era imposible alcanzar
tales bienes, y para esto trató de hacer volver la república á
la senda constitucional. Trabajó mucho por conseguirlo: se
dirigió á las personas más influentes para reducirlas y llamar-
las á sus ideas y principios; pero no era oído ni se escuchaba
tampoco su voz, en medio del grito de los partidos.1
Oigamos al periódico titulado Columna de la Constitución
en su número 17 del día 11 de julio de 1832: "El general de
división D. Manuel de Mier y Teráu, dice, ha muerto de una
manera verdaderamente trágica. Se suicidó con su misma
espada en la plaza de Padilla á poca distancia del lugar en
que fué fusilado el héroe de Iguala. Después de haberse
aseado y vestido, salió para el lugar eu que puso término á
su vida. Colocó la guarnición de su espada contra una pa-
red, y poniéndose la punta al pecho, se arrojó sobre ella,
atravesándose el corazón. ¡Su muerte será siempre sensi-
ble!"
El gobernador del Estado de Zacatecas, al dirigir al de
San Luis Potosí el decreto memorable de 10 de julio, sobre
la presidencia constitucional de D. Manuel Gómez Pedraza,
que después veremos, y contestando el oficio de dicho go-
bierno de San Luis, de fecha 7 del mismo mes, sobre auxi-
lios pedidos, se explica diciendo:
" La noticia funesta que eu el citado oficio se sirve V. E.
comunicarme, de la muerte violenta del E. S. general D. Ma-
nuel Mier y Teráu, acaecida el citado día 3 del presente, me
1 Documento núm. 11, en que se explican las combinaciones y pasos que dio dicho
general, en bien de la república, antes de su desgraciada muerte, cuyas circunstancias sa
refieren.
214
ha sido tanto más sensible, cnanto qne tenía datos positivos
para esperar que aquel digno general y benemérito patriota,
obraría muy pronto y eficazmente en favor de la causa de la
libertad, y para hacer cesar la actual revolución. "
La historia, dicen los editores del Cometa de Zacatecas, juz-
gará un día con severidad, á los grandes hombres, y coloca-
rá á cada uno, im parcialmente, en el lugar que le correspon-
da en justicia. Así lo dice también el que esto escribe; y
recordando no solamente los extravíos, sino también las glo-
rias del general Terán, desea que descauseen paz, señalando
el suelo de Padilla, con sus restos, como un lugar de memo-
ria imperecedera por su muerte, y por el sacrificio del liber-
tador de México D. Agustín Iturbide. Sigamos los aconte-
cimientos de San Luis.
CAPÍTULO XI.
Sucesos de San I^nis Potosí en 1832.
El general Moctezuma, sin acción ni resistencia, se diri-
gió violentamente á Sau Luis, y en la hacienda llamada Pozo
del Carmen, llegando en principios de agosto, se vio en la
necesidad de hacer alto, porque se dirigieron á atacarlo deci-
didamente el coronel D. Pedro Otero con Ramírez y Sesma,
Montoya y otros jefes. Se verificó el ataque, y se empeñó
una reñidísima acción de guerra con el uso y manejo de to-
das armas. Duró la acción más de tres horas: fué sangrien-
ta porque llegaron á atacarse mutuamente con la arma blan-
215
ca, y el éxito fué contra Otero, en lo general por la derrota
y dispersión que sufrió, y en lo particular por haber muerto
él mismo, acribillado de heridas, hasta quedar tendido en el
campo. La división resultó completamente desordenada co-
mo resulta siempre toda fuerza militar constituida en de-
rrota.
En consecuencia, el vencedor tomó la vanguardia, y di-
rigió sus órdenes á ocupar la capital del Estado. El coman-
dante general D. Zenón Fernández y las autoridades todas,
se retiraron. Moctezuma previno á las fuerzas de Zacatecas
que se habían puesto á sus órdenes, que marchasen, y en
efecto, el día 5 entraron en la ciudad, á las órdenes del ins-
pector de las milicias del Estado de Zacatecas, D. Mariano
del Castillo. Quedó San Luis Potosí por la revolución: se
levantó la acta correspondiente del ayuntamiento, manifes-
tando su adhesión á la causa proclamada, y propiamente á
los vencedores, pues bieu sabido es que se canta siempre la
victoria y se procura humillar al vencido, persiguiéndolo y
aniquilándolo si se puede.
Siguió el orden de los acontecimientos políticos, y el Es-
tado de San Luis se comenzó á ocupar en orgauizarse sobre
las bases de la revolución. Se declaró nula la elección de Bus-
tamante, y se reconoció á Pedraza como presidente legítimo
constitucional; y en fin, se llamó al ejercicio de sus funcio-
nes á la legislatura que fué disuelta por el motín de Jalapa.
Así quedó San Luis Potosí en el referido mes de agosto de
1832, y debemos, por lo mismo, suspender aquí los sucesos
posteriores, para continuar su narración cuando hayamos re-
ferido los que ocurrieron en esta misma época en el Estado
de Veracruz.
216
CAPÍTULO XII.
* Sucesos de Veracrnz eu 1833,
Permítasenos volver al armisticio de Corral Falso, y de-
más ocurrencias notables de la revolución en aquel Estado,
recordando antes, sin embargo, la ley de 25 de abril, que
concedía amnistía, aunque nominal, en favor de los pronun-
ciados.
Muí lio ruido se hizo con esta ley: se celebraba la clemen-
cia de la administración, y aunque era muy limitada, mez-
quina y aun tiránica la tal disposición 1 se la quiso elevar al
rango de las más celebradas en países clásicos y civilizados.
A pesar de todo el empeño que se tomó para hacer valer la
amnistía, produjo más bien males que bienes, ya por el mo-
do con que se condujeron los agentes del gobierno, y ya tam-
bién por el contenido de la ley misma, que estaba muy lejos
de desempeñar el título y recomendación que se le daba con
extraordinaria pompa y ruido de palabras, haciéndose muy
semejantes á los que para mejor oprimir, proclaman ¡li-
bertad !
Precedieron muchos incidentes y se practicaron combi-
naciones, dirigidas todas á terminar la guerra; pero como
esto se quería, salvando los intereses incombinables de los
bandos contrarios que disputaban encarnizadamente, se ha-
cía impracticable el resultado. Sin embargo, en 13 de junio
del citado año de 832, fué ratificado un plan 6 convenio en
1 Documento núm. 12.
217
los campos de Corral Falso.1 Tuvo por objeto ostensible la
suspensión de armas y de toda clase de hostilidades; pero
se volvió ineficaz lo practicado en el llamado armisticio de
Corral Falso, porque el general Santa-Auna, con la energía
que formaba su carácter, reclamó en 29 del propio mes de ju-
nio, los procedimientos como se referían, y los resultados co-
mo se asentaban, explicando que para no agraviar la jus-
ticia y verdad, debía decirse que cuanto se había practicado
era una formal equivocación, y por lo mismo declaraba sin
efecto el llamado armisticio de Corral Falso, que solo valdría
en el sentido explicado. Se vio ya con frialdad este paso, y
redujo á uua posicióu desfavorable al gobierno, llevándolo
al extremo de no saber qué hacer, pues advertía que la opi-
nión, con transacciones ó sin ellas, favorecía á los pronun-
ciados.
Sin duda alguna, los Estados, y principalmente los de
Zacatecas y Jalisco, se esforzaban de día en día para llevar
á término favorable, las ideas y principios de legitimidad,
envolviéndose sin duda en este concepto el llamar al gobier-
no de la república á la persona que, con arreglo á la cons-
titución, debía desempeñar el poder ejecutivo.
Y como la revolución existía ya con toda la fuerza mo-
ral que da la opinión uniformada, fácilmente se realizaron
las miras de los Estados y de las personas que trabajaban
por restablecer en la república el orden constitucional per-
dido.
En 5 de. Julio, en la ciudad de Veracruz, el general D#
Oiriaco Vázquez levantó una acta" y plan, que explican la
decisión y ratificación de las guarniciones de Yeracruz y de
Ulúa, declarando en consecuencia, separada del poder eje-
cutivo la persona que lo ejercía entonces, reemplazándosele
1 Documento núm. 13.
2 Documento núm. 14.
Tomo II.— 28
218
de conformidad con los artículos 97 y 98 de ia constitución,
mientras ocupaba el puesto el presidente elegido constitu-
ción alíñente.
Esta nueva ocurrencia excitó de una manera extraordi-
naria las ideas, y después de conferencias, armisticios y com-
binaciones entre comisionados elegidos por parte del gobier-
no existente, y de los pronunciados en su contra, vino á tener
el término que se apetecía, y se había proclamado en Vera-
cruz el día 2 de enero. Los ministros hicieron efectiva la
dimisión de sus respectivas carteras, y les fué admitida, que-
dando el despacho de los negocios á cargo de los oficiales
mayores.
Los Estados, y á La cabeza de ellos Zacatecas, seguían
animando y sosteniendo los principios proclamados y secun-
dados ya en Jalisco, San Luis Potosí, Tamaulipas, Nuevo
León y Durango, en lo esencial de la cuestión. Era real men-
tó el llamamiento de Pedraza lo que se quería, y esto con-
tenían los pronunciamientos pacíficos y armados, pues que
en todos los Estados se sostenía el principio de legitimar al
gobierno de la república.
CAPÍTULO XIII.
Uniforme opinión de ia república, por ¡n legitiiuidnd del gobioruo
que debia regir mis destino».
Se dio, eu fin, un paso que sirvió para uniformar la opi-
nión, hasta el punto de haberse logrado la unión de la fuerza
armada que obraba en Veracruz y otros puntos importantes.
Zacatecas, el día 10 de julio, sancionó y publicó un decreto
219
célebre1 y bien combinado, como efecto y resultado natural
de la revolución y sus principios. Keconocía el Estado de Za-
catecas por presidente de la república á D. Manuel Gómez
Pedraza. Subsistiría este reconocimiento aun cuando no se
verificase la calificación de votos, por ser incuestionable ha-
ber ven nido la mayoría. El Estado obraría conforme á esta
resolución, y la sostendría con todos sus recursos.
Quedaron ya uniformados los pronunciamientos, y con
los hechos se declaró ser verdadera voluntad de la nación,
que el poder público se ejerciese legal mente, aunque no fal-
taban contradicciones y observaciones propias de la situa-
ción de algunos Estados, que aspiraban á obtener arreglos y
ventajas para sus respectivas localidades.
Ocurrieron algunas diferencias entre varios jefes que
mandaban fuerzas militares; pero esta misma divergencia
produjo utilidad y ventajas para México, como sucedió prác-
ticamente con el acuerdo que tuvieron D. Mariano Guerra
Manzanares y D. José Antonio Mejía en el Estado de Ta-
maulipas.
El coronel D. José Antonio Mejía, después de varias ten-
tativas, se apoderó del puerto de Matamoros en Tamaulipas,
uió su ocupación hasta hacerse también del Brazo de
Santiango y de todos los ramos de la aduana marítima. El
día 25 de junio desembarcó en dicho punto de Santiago, y
siendo el jefe militar D. Mariano Guerra Manzanares, fué
invitado con la mayor previsión y viveza, á una entrevista,
en que expusiese Mejía y conferenciasen los dos cuál posi-
ción y actitud debían guardar en circunstancias de haber
interceptado comunicaciones que contenían las noticias más
importantes sobre Texas,2 cuyos habitantes se habíau decla-
rado contra México. No se verificó la reunión, y Guerra, te-
1 Documento núin. 15.
2 Documentó núm. 16.
220
raiendo la proximidad de Mejía, ni auu le contestó, y se re-
tiró desde luego hasta la villa de Presas, abandonando á
Matamoros, que era lo que pretendía Mejía. Xo obstante,
debe considerarse como un rasgo de patriotismo, el haber
prescindido de las propias aspiraciones é intereses, por con-
siderar preferentemente el bien público y de la nación, al
ver que se tramaban planes y conspiraciones para ocupar el
territorio mexicano. El tratado, pues, ó convenio que cele-
braron Mejía y Garza parece laudable, atendiendo á que
Guerra, por no apoyar pretensiones extranjeras, con hacer
pública su oposición, y aun declararse hostil á Mejía, pres-
cindió de sus operaciones de campaña; y Mejía queriendo au-
xiliar al general Moctezuma, que era el jefe de la revolución
de México, obró también bajo la inspiración del patriotismo
con que creyó dar aumento á las fuerzas de dicho general,
que no pudo recibir este refuerzo proyectado, por haberse
internado con su división, hasta ocupar la capital y Estado
de San Luis Potosí, en los términos referidos ya, y en pro-
vecho de la revolución.
CAPÍTULO XIV.
< onvocnloi ia para 5a reunión del congreso gciieral, el 3 de ngosto.
En principios del mes de agosto del mismo año de 1832,
se inició otro punto importante y de grave trascendencia en
política, consideradas las circunstancias en que la república
se hallaba. Quiso recurrirse al congreso general, en sesiones
extraordinarias. El gobierno del vicepresidente sostenía este
paso, y aun se cree que prestó todo auxilio para obtener el
221
resultado de la reunión de las cámaras, hasta llegar á inti-
midar á éstas por medio de la prensa. Se recuerda aún la
publicación que se hizo de un impreso, el día 19 de julio, en
que, asentándose principios disolventes, se incitaba á los mi-
litares á que se hiciese un escarmiento (así decía el escrito)
que sirviera de espanto alas generaciones futuras, y de lec-
ción saludable á las asambleas. Suscrito por varios milita-
res, se circuló por toda la república, y por supuesto en todas
las secretarías, oficinas y corporaciones.
Con estos antecedentes, y vencidas muchas dificultades
y contradicciones, se dio la convocatoria para el día 3 del
citado agosto, creyendo que por este medio, y con pretextos
honrosos, se podría separar del gobierno al general Busta-
mante; se lograría que la revolución de los Estados, y puede
decirse ya de los pueblos y de las personas, cesase, pues que
naturalmente las secretarías del despacho, que hasta esta
fecha permanecían todavía vacantes, se llenarían, y ocupán-
dolas nuevas personas, desaparecería la causa de la revolu-
ción; creían por último legalizar el gobierno con el nombra-
miento de un presidente sustituto. El cuerpo legislativo se
reunió en efecto, y no descouoció que su convocatoria y reu-
nión habían sido hechas bajo combinaciones y planes, dirigi-
dos á los objetos indicados. Quiso el congreso dominar la si-
tuación, y se figuró que restablecería la tranquilidad pública,
dando las dos disposiciones siguientes. Primera: que se fa-
cultaba al general Bustamante para mandar el ejército;1 y
segunda: que se facultaba al ejecutivo para que pudiese ne-
gociar un nuevo préstamo de dos millones de pesos, y sellar
quinientos mil en moneda de cobre, representando un valor
nominal. Una y otra medida habían sido con anterioridad
tomadas; pero sin llevarlas á efecto hasta que urgidos por la
situación, fué preciso volver á tocar los mismos resortes, priu-
1 Decreto de 7 de agosto de 1832.
222
cipal mente cuajado la administración había llegado al extre-
mo que el mismo vicepresidente explica en su discurso de
apertura de las sesiones extraordinarias diciendo así:
" La nave del Estado se halla á pique de fracasar: las
" oscilaciones irregulares de la máquina social, hacen temer
" la disolución: por unas partes descuella el egoísmo mássór-
" dido, ataviado con los nobles arreos del santo amor á la
" patria: por otras pululan los sediciosos, que consumen las
" horas del día y del sueño, en meditar ia ruina de las institu-
" ciones; por otras, en fin, algunas autoridades respetables,
" degradando su carácter y abusando de las leyes tutelares,
" promueveu la anarquía y preparan las cadenas ominosas
" de un despotismo feroz, exhibiendo pésimos ejemplos de
" insubordinación, y fomentando la llama devoradora de la
" guerra civil. Ocupados los principales puertos de larepú-
" blica por facciosos, las reutas generales se han disminuido
" notablemente, y el erario carece de medios suficientes para
" cubrir sus urgentes atenciones."
No obstante lo ocurrido, seguían desgraciadamente los
sucesos sangrientos de la guerra, batiéndose en el Estado de
Veracruz las fuerzas militares, dándose ataques hasta dentro
de las poblaciones, y ocupándose á la bayoneta los pueblos,
como sucedió en Teziutlán. Los jefes Rniz y Torres que acau-
dillaban la fuerza de dicho pueblo, se internaron en la sierra,
y el coronel Merino, que dirigió el movimiento citado, se re-
plegó á Pero te sin perseguirlos.
Permanecía el general Santa- Auna ocupándose de la
guarnición y defensa de la plaza de Veracruz y Puente Na-
cional, concentrando sus fuerzas en Orizaba, probablemente
para después dirigir sus operaciones sobre Puebla. El gene-
ral Fació marchó á San Andrés Chalchicomula, por la cañada
de Ixtapau, porque temió un movimiento estratégico en su
contra, principalmente cuando advertía que las tropas pro-
nunciadas crecíau en auxilios, en disciplina, y en gente, con
223
solo el transcurso mismo del tiempo, y la aceptación que do
día en día conquistaban los principios de la revolución. El
general Mejía, que como hemos visto, emprendió su marcha
al puerto de Tampico, llegó á Veracruz con sus fuerzas, y
se incorporó á las tropas acampadas en Orizaba, reforzando
por consiguiente la división del general Santa- Anua, quien,
con su actividad conocida y con el prestigio que siempre ha-
bía tenido en Veracruz, y poniendo en acción todos sus cono-
cimientos, logró regularizar sus tropas y disponerlas á obrar
sobre las del general Fació que se hallaba situado en San
Agustín del Palmar, la Trasquila, cerro de Ohaltepecy des-
filaderos de Ixtapan, doude lo dejaremos, para seguir el or-
den de los acontecimientos, referentes al respectivo período
administrativo.
Este, por lo que respecta al vicepresidente, general D.
Anastasio Bustamante, terminó realmente el día 14 de agos-
to de 1832, porque en virtud de las muy difíciles circunstan-
cias, de la situación en que dicho jefe se halló, le fué pre-
ciso ponerse á la cabeza del ejército, convencido ya de que
la causa pública exigía diverso giro en los negocios, y un
cambio necesario en la administración. Por esto, sin duda
alguna, le fué tan fácilmente concedida la licencia para el
referido mando, festinándose el despacho y acuerdo en tér-
minos de expedirse cou tanta prontitud y uniformidad, que
ni aun siquiera precedieron dictamen y discusión para ello.
Salió, pues, á campaña, cesando en la administración esta-
blecida por el plan de Jalapa, que tuvo principio en 23 de
Diciembre de 1829, en virtud del pronunciamiento verifica-
do por la guarnición de México que secundó dicho plan, y
creó, después de haber cesado en la presidencia interina D.
José M? de Bocanegra, la provisional compuesta del presi-
dente de la suprema corle de justicia D. Pedro Vélez, asocia-
do del general D. Luis Quin tañar y D. Lucas Alamán, nom-
brados al efecto el mismo día por el consejo de gobierno,
224
conforme á lo dispuesto en el artículo 97 de la constitución
federal, hasta el 31 del citado diciembre, en que como queda
ya referido entró al ejercicio del supremo poder ejecutivo el
general D. Anastasio Bustamante como vicepresidente de la
república, con arreglo al decreto de 12 de enero del mismo
año, habiendo en 11 de julio prestado el correspondiente ju-
ramento y comenzado su administración en 1? de enero de
1830.
En este tiempo, como hemos visto ya, tuvo efecto la cri-
minal combinación que dirigió el ministro de la guerra 1).
Antonio Fació, de acuerdo con el oficial marino genovéa
Francisco Pical uga, quien de un modo verdaderamente pro-
ditorio, condujo en el bergantín Colombo, al general Guerrero
hasta el puerto de Huatulco, donde ya por la misma com-
binación esperaba el tenient® coronel D. Miguel González
para llevar la víctima á Oaxaca y verificar el sacrificio del
confiado general, que según con extensión hemos referido
fué ejecutado en Cuilapa la mañana del 14 de febrero de
1831. El gobierno mexicano pagó en oro cincuenta mil pesos
á Picaluga, como precio de su traición.
El día 14 de agosto de 1832 dejó la presidencia de la re-
pública el general D. Anastasio Bustamante, habiéndose des-
pachado en su tiempo los ministerios del modo siguiente.
225
SEUIM DI ESTADO I DEL DESPACHO EN ESTE PEÍDO.
KELACIONES INTERIORES Y EXTERIORES.
DESDE HASTA
1830 enero 1? D.Manuel OrtizdelaTorre,
O. M. E 11 enero 1830
,, „ 12 D. Lucas Alamán 20 mayo 1832
1832 mayo 21 D. José Mf Ortiz Monaste-
rio, O. M. E 14 agosto „
«
JUSTICIA.
1830 enero 1 ? D. Joaquín de Iturbide, O.
M. E 7 enero 1830
„ „ 8 D. José Ignacio Espinosa. 17 mayo 1832
1832 mayo 18 D. Joaquín de Iturbide, O.
M. E 14 agosto „
GUERRA Y MARINA.
1830 enero 1? D. Francisco Moctezuma.. 13 enero 1830
„ „ 14 D. Antonio Fació .... 19 „ 1832
1832 enero 20 D. José Cacho, O. M. E... 14 agosto „
HACIENDA.
1830 enero 1? D. Ildefonso Maniau 7 enero 1830
„ „ 8 D. Rafael Mangi no 14 agosto 1832
Tomo II.— 2»
227
APÉNDICE AL TITULO VIL
Documento Niím. 1.
n<rlnnici*ii «obre el pronunciamiento del ejército n> re»erT«
en jHlnpiii
Se declara justo el pronunciamiento del ejército de reserva en
Jalapa, el 4 del último diciembre, secundado por la guarnición y pue-
blos de varios Estados, y en esta capital el 23 del referido diciembre,
pidiendo el restablecimiento de la constitución y leyes. — José Maniiel
Moreno, presidente del senado. — José María AJpuche é Infante, presi-
dente de la cámara de diputados. — Rafael Delgado, senador scretario.
— Manuel Carvajal, diputado secretario.
México, 14 de enero de 1830 — A D. Lucas Alamán.
228
Documento Núm. 2.
Dictamen de la* comisiones unidas de gobernnciiín r punte* conilitncie-
nalc», presentado en la sesión del din 14 de enero.
¿Tiene la nación mexicana un derecho incontestable para pro-
veer á su conservación y prosperidad? ¿Ha señalado ella misma el
modo con que quiere sean consultados estos dos interesantes obje-
tos? ¿Sus leyes fundamentales son bastantes á cumplirlos? De 6stas
tres cuestiones partirán las comisiones unidas para resolver la muy
importante que hoy ocupa la atención de la augusta cámara. Los de-
rechos que corresponden á siete millones de habitantes, son la suma
total de los que pertenecen á todos y cada uno considerado en par-
ticular. Las comisiones unidas, no solamente desconocen, pero aun
creen verdaderamente imposible haya en todas las vastas campiñas
del Anáhuac, uno solo, quien honrándose con el título de mexicano
no esté dispuesto á arrostrar los más dolorosos sacrificios por con-
servar las libertades de su país natal y cooperar al engrandecimiento
de él. Los mexicanos de 1830 no son diversos de aquellos que en
1821, en desigual y sangrienta ludia, consiguieron romper el ominoso
yugo de colonos para elevarse al rango sublime de nación libre é
independiente: el mismo fuego patrio que inflamó sus corazones en
aquella época gloriosa, inextinguible, arde hoy en su pecho, y nunca
el curso dilatado de los tiempos, será bastante para apagarlo. A la
faz del mundo se ha proclamado para siempre libre ó independiente
del gobierno español y de cualquiera otra potencia. Tan solemne y
glorioso juramento sería muy fácil fuese desmentido si los pueblos
no percibieran utilidades muy grandes y palmarias, rigiéndose por
sus propias leyes y creando sus funcionarios. ¡No les basta ser in-
dependientes, sino que á más quieren gozar porque lo son! Si la
prosperidad y bienestar nacional se ha de considerar como una con
secuencia, es tan estrechamente unida con aquel antecedeute, que
229
la misma, mano que derribase ésta, echará también, por tierra á la
primera: ¡al compás que crece el número de los que gozan, se au-
menta también el de los brazos que defienden! La independencia de
las naciones corre muy grave peligro, cuando los jefes supremos en-
cargados de dirigirlas, ó reconcentrados dentro de sí mismos, nunca
vuelven los ojos hacia los pueblos que les han dado el ser, ó desnu-
dos de aquellos conocimientos que tanto deben brillar en sus altas
dignidades, ignoran el arte de gobernar. ¿En qué se distingue un
gobernante perverso de un ignorante? El primero con estudio se
aparta del sendero que lo debe guiar, y el segundo no sabe ni aun
por dónde se ha de conducir. Yerra aquel por voluntad, y el según
do por una inevitable necesidad. ¡Triste condición de los pueblos,
si éstos no pudieran mejorar cuando hubierau tocado extremos tan
funestos! El derecho natural de conservación los llevará á buscar
en los extraños, auspicios que no hallarán en sí mismos. Los pue-
blos mexicanos temieron por su conservación, cuando vieron que se
formaba de cadáveres la escala por donde se ascendía á la dignidad
suprema, y llegaron á desesperar de su dignidad y bienestar, advir-
tiendo que los primeros pasos dejaban estampada una huella de crí-
menes y horrores. ¿Pudiera haberse conservado la nación sometida
á sufrir repetidas leyes de proscripción? ¿Habría prosperado extin-
guida la confianza pública, asaltada la propiedad y perseguida la se-
guridad individual? ¿Tendrá el pueblo mexicano derecho de reco-
brar estas garantías?
Que la nación ha establecido el modo con que quiere conservar-
se y prosperar, está probado eon el pacto sancionado en 1824. Este
es el fin de las constituciones y el grande objeto que los pueblos se
proponen, reuniéndose en sociedad y acordando las reglas con que
se quiere gobernar. El sistema de gobierno popular federal, consa-
grado en las páginas de nuestro código fundamental, fué el principio,
solemnemente establecido, en cuyo derredor quiso la nación girasen
todas sus autoridades, armándolas de todo el poder necesario para con-
servar este pacto, base en que debía descansar su conservación y feli-
cidad: ninguna de estas dos condiciones tan esenciales y que carac-
terizan á un buen gobierno, pudieron escaparse á la penetración del
congreso constituyente, cuando resolviendo el punto más interesante,
conocía bien iba á decidir sobre la suerte presente y futura de un
230
numeroso pueblo. Las comisiones unidas nunca tendrían la temeri-
dad de acusar de ligereza á la augusta asamblea constituyente, y
menos cuando advierten el general contento en que rebosa el nume-
roso pueblo, viendo restablecerse el orden constitucional que había
sido interrumpido muy á su pesar.
La nación, al sancionar su pacto federal, consignó las reglas á que
quiso estuvieran irrevocablemente sujetos sus mandatarios; reser-
vándose á sí misma pronunciar el fallo definitivo, tanto sobre las ope-
raciones de éstos, cuanta sobre la aptitud de aquellas para llenar los
grandes fines que se propuso. ¿Con qué autoridad decidió el poder
ejecutivo en puntos cuya resolución estaba reservada á todo el pue-
blo mexicano? ¿Ignoraba por ventura que no era dado á su autoridad
designar las condiciones con que debía mandar, sino que respetuoso,
debía esperarlas del pueblo que le cometía el poder? La nación, desde
aquel momento, reasumió en sí toda la autoridad que babía delegado,
negándose el poder á cumplir conformé á las reglas dadas, las altas
atribuciones que eran propias de su dignidad. La independencia no
se podía conservar sin suspender el orden constitucional. Este modo
de raciocinar, en concepto de las comisiones, no prueba otra cosa,
sino que las naciones para ser independientes, han de prescindir de
los derechos del hombre libre, ó más bien, que el presidente no po-
día conservar la independencia sino en un pueblo de esclavos. ¿Pu-
do inventarse modo de juzgar más absurdo? Si los juicios son el
resultado de las percepciones y modos de sentir ¿se podrá estimar
idóneo para í'egir á un pueblo libre, quien juzga incompatible la li-
bertad del ciudadano con su independencia? En cualquiera clase de
empleo, y aun en los oficios domésticos, por los hechos se juzga de la
capacidad de los hombres para desempeñarlos. ¿Qué juicio se for-
maría de aquel general que siempre fuera vencido? ¿ Cuál la de aquel
jurisconsulto á cuya dirección se perdieran todas las causas? ¿Qué
se diría de aquel juez en cuyo tribunal se vejara continuamente la
justicia? ¿Por qué no se admiten á deponer en juicio los beodos,
insensatos y negados? La loy sabiamente ha previsto, que auu cuan-
do se versen los intereses de un solo hombre, no se deba escuchar
el testimonio de aquel que está privado de la aptitud necesaria para
combinar la serie de los hechos, y considerarlos bajo su verdadero
punto de vista. Eu aquellos gobiernos, donde es hereditaria la suce-
231
sión al mando supremo, las leyes han determinado la edad, antes de
la que no puede el heredero encargarse de las riendas del gobierno:
¿en qué fundamentos podrán apoyarse estas resoluciones? Suponen
sin duda que hasta cierta época de la vida, no se verifica el desarrollo
total de las fuerzas indispensables para llevar aquella especie de car-
gas que son consiguientes en los que gobiernan las naciones. Esta
fuerza, sin duda, no es aquella que dimana de la robustez de la mus-
culatura, sino más bien una fuerza intelectual, y de aquí la distin-
ción de aptitud física y moral, siendo la primera destinada á los ejer-
cicios propios del cuerpo, y la segunda para llenar las funciones que
exclusivamente pertenecen al alma. Nuestra constitución misma, á
cuya norma primitiva se deben sujetar todas las resoluciones que fue-
ren secundarias, ministra razones en que fundar sólidamente, que en
la edad buscó el desarrollo necesario de la fuerza intelectual para
encargarse de la magistratura suprema, argumento que se corrobora
mucho más, haciendo notar, que á proporción que se haya de tener
mayor ingerencia en el desempeño de las obligaciones anexas al su-
premo funcionario, se requiere una edad más madura, y esta es siu
duda la razón que se tuvo presente para pedir en el senador la edad
de treinta años cumplidos al tiempo de su elección, y en el presidente
la de treinta y cinco, considerándolo como el foco ó el punto céntrico
de donde debieran partir las más arduas ó difíciles resoluciones.
La misma constitución, en su art. 75, habla de imposibilidad física
ó moral, ó lo que es lo mismo, de un impedimento que afectando in-
mediatamente al cuerpo, lo priva de las funciones que le son pro-
pias, y de otro, que residiendo exclusivamente en el alma, le quita
aquella aptitud necesaria para distinguir con exactitud y precisión
lus ejes, en derredor de los cuales rueda la complicada máquina de
bien y mal político. ¿Quióu ha dudado nunca ser la ignorancia una
enfermedad exclusiva del alma, que le impide verificar tales ó cua-
les actos de que nunca se ha formado idea? ¿Quién iguora que á la
falta de percepciones es consiguiente la de juicios, ó que éstos se vi
cian por el defecto de aquellas? Sería muy extravagante y absoluta-
mente ajeno del común sentir, si las comisiones supusieran que la
fuerza corporal ó aptitud física, suponían consigo buena disposición
moral. ¿Y cómo pudieran exigirse de un hombre actos que exceden
su capacidad? Al niño no se le encomiendan ejercicios propios de un
232
joven ; á éste no se le cometen empeños propios de la edad viril, y ésta
no se encarga délos oficios déla vejez: el débil no emprende las obras
propias del fuerte, ni se encarga el ignorante de los oficios reserva-
dos para el sabio. Aquel tiene posibilidad física, éste posee facultad
moral. ¿El C. Vicente Guerrero, tiene> esta segunda para llenar los
deberes del alto empleo que ocupaba? Esta es la cuestión, en cuya
resolución se deben aplicar los principios que antes han sentado las
comisiones.
Sin hacer mérito ni llamar á la memoria los primeros pasos de
su niñez; sin recordar la educación de su juventud, las comisiones
sólo llamarán la atención á los hechos con que ha marcado su admi-
nistración en el espacio de ocho meses y días que ha regido los des-
tinos nacionales. ¿Son ellos el argumento de una buena administra-
ción? ¿Son los que más se conforman con el carácter de nuestras
instituciones? Fué preciso no solamente desmentirlas, sino anona-
darlas desde los primeros días de su gobierno, y sepultarlas muy
poco después en el más completo olvido, no sabiendo conducirse sino
libre de las trabas que le imponía la ley: con este acto verificó que
no era para gobernar conforme á las reglas establecidas. ¿Qué es-
pecie de imposibilidad es ésta? ¿Reside en las leyes constituciona-
les, ó más bien en el poder que ha de v<-lar sobre su cumplimiento?
Si la imposibilidad es de aquellas, se deben derogar, y si afecta al
segundo, se debe remover. La nación ha dictado sus leyes conforme
á las que quiere sea consultada su conservación y prospei'idad : ella
las ha juzgado á propósito, y quiere que sus mandatarios las cumplan
y observen: la inobservancia arguye malicia en unos, falta de apti-
tud en otros. ¿En qué extremo se puede colocar al Sr. Guerrero á
vista de un ejército desorganizado, de un erario exhausto, de una
administración de justicia paralizada é interrumpida, y en fin, de un
vilipendio tan acabado en todo el orden constitucional? Las comi-
siones no quieren refutar á aquel general como á un obstinado de-
lincuente, sino más bien como á un hombre que echó sobre sí una
carga que superaba mucho á sus fuerzas naturales. Consiguientes
con estos principios proponen al juicio de la cámara el siguiente ar-
tículo:
"El ciudadano general Vicente Guerrero tiene imposibilidad mo-
ral para gobernar la república.
"México, enero 14 de 1830. — Francisco Coronel. — Tomás Vargas.
— Isidro Huarle. — Antonio Pacheco Leal.
23Í
Dictamen de In comisión de In cáuinrn de diputado! «obre el ncnerdo del
• finido, relntiro n declnrnr ni gnu-ml Guerrero imposibilitado " mo-
ralmeute" para " gobernar" la república.
Los trabajos de esta comisión especial han correspondido á la
delicadeza del negocio; y si bien pudiera ilustrarlo de una manera
difusa, no cree ni conveniente ni necesario, encargarse menudamen-
te de reflexiones, que ellas mismas pudieran confundir la cuestión,
como que el flujo y reflujo de los partidos, no permite se vea por to-
dos bajo su verdadero punto de vista. El senado se acoge á una im-
posibilidad moral por parte del Sr. general D. Vicente Guerrero, que
otros creen tan falsa como antipolítica é injuriosa á su persona. La
comisión no deja de sentir el enorme peso de esta cuestión, que si
á la vez sería delicada, podría ser para lo sucesivo un ejemplo funes-
to de que debemos huir. La ley, no hay duda, autoriza al congreso
general, y lo que es más remarcable, aun al consejo de gobierno para
esta clase de deliberaciones; pero no presentándose la imposibilidad
moral bajo un aspecto notorio, capaz de comprenderse por todos,
¿qué de dificultades no ofrecería la calificación del grado de incapa-
cidad, y qué lugar no se daría á la arbitrariedad en semejantes ca-
sos? Lejos, pues, de la comisión el ingerirse en un punto que en
efecto refluiría sobre la reputación del Sr. Guerrero, que no se trata
de atacar.
Ni hay necesidad, dicen otros, de ocurrir á este medio bochorno-
so, cuando se presentan otros caminos que conducen al mismo fin.
Claro es para ellos el que fué nula la elección de aquel jefe, como
obra exclusiva de la horrorosa escena de la Acordada; pero también
repara la comisión en los inconvenientes de esta medida justa para
muchos; pero peligrosa para los más. Eran consiguientes mil cues-
tiones subalternas, en que se iba á provocar la exaltación de los par-
tidos, pensando quizá en el escollo de nuevas elecciones, origen cier-
to en las circunstancias, de una anarquía y guerra civil desastrosa.
Otros recuerdan el que en todas épocas, en toda clase de papeles
públicos, por toda clase de gentes, se ha sacado el elogio del héroe
del Sur, del mismo carácter moral que acompaña á sus gloriosas
Tomo II. — 30
234
heridas; y en efecto, tal enfermedad habitual despoja á este hombre
de aquella fuerza indispensable para dedicarse con tesón á las ar-
duas y penosas tareas del supremo gobierno. El mismo ¡Sr. Guerre-
ro ha representado varias veces el estado decadente de su salud, y
no puede menos que serle incompatible con la agitación de tan alto
destino, y hacerlo como acreedor al goce de reposo á que lo llama
ya la constante fatiga, consiguiente á sus antiguos y patrióticos ser-
vicios.
Por otra parte, no faltan hombres pensadores, que dando cierta
clase de subdivisión á la imposibilidad moral, comprendan en ésta
el caso de no poderse verificar ó continuar un acto á que resiste de
un modo insuperable la conveniencia pública. Todas las naciones,
dicen, sean regidas bajo el sistema monárquico, federal ó cualquiera
otro, sea despótico ó libre, deben tener por necesidad su razón de
Estado, como que ésta viene á ser muchas veces un triste, pero ne-
cesario resultado, de acontecimientos, que no es dado evitar al más
sabio legislador. ¿Y quién duda que la vuelta del Sr. Guerrero á la
silla presidencial está á la vez en contradicción con el bien de la Re-
pública? La guerra civil sería inevitable, y de su resultado no podría
salir garante el hombre más previsor. La comisión no fijará cuál de
las anteriores razones sea la más atendible, más directa ó más legal,
para apoyar la imposibilidad que sin duda tiene aquel jefe para to-
mar las riendas del gobierno; pero no por esto deja de confesarla,
aunque no conviene en que la moral sea la que deba imputarse al
Sr. Guerrero, y por eso, modificando el acuerdo del senado en cuanto
á esta parte, cree: "que debe aprobarse con la supresión de la palabra
moral; ■' y es lo que la comisión somete al ilustrado juicio de la cá-
mara.— México, 2tí de enero 1830. — Domínguez. — Ortiz de León. —
Landa. — Quintana Roo. — Requena.
Voto particulnv tlrl Sr. Qiiintnnit.
He suscrito el dictamen de la comisión, no porque lo crea ente-
ramente á cubierto de los inconvenientes que necesariamente debe
producir cualquiera resolución que se adopte en materia tan espi-
235
nosa como la presente; sino porque á mi entender, en la difícil y en-
marañada situación de las cosas, es menos peligroso el partido que
en dicho dictamen se propone, que el que con notable imprevisión
y ligereza se tomó en el senado, con el solo objeto de salir material-
mente del paso, sin calcular la trascendencia de las resultas que se-
mejante medida debe producir para lo futuro. La puert a queda abier-
ta á los más funestos abusos, si á un hombre que notoriamente se
halla en el uso cabal de sus sentidos, se le declara incapaz de ejer-
cerlos, que es la idea natural que envuelve el acuerdo del senado,
sólo porque carece de aquel grado de ilustración que á juicio de los
calificadores es necesario para desempeñar el mando de la república.
Como no se fija ni sea posible dar la exacta medida de este grado de
ilustración, cada uno lo entenderá á su modo, y llegado el caso de que
no se presente otro camino para salir de algún atolladero, el texto
del senado da materia á copiosos comentarios, que pueden muy bien
alcanzar á los mismos fundadores de la doctrina. Por incapacidad
moral, en el sentido que se aplica esta calificación al general D. Vi-
cente Guerrero, no se ha entendido hasta ahora otra cosa en el mun-
do, sino aquel estado de enajenación total de la razón, que priva al
hombre aún de la facultad de manejar sus propios negocios; y en los
juicios civiles, en que sólo se trata de los privados intereses de los
ciudadanos, las leyes prescriben á los tribunales la circunspección
con que deben proceder en tales declaraciones, alejando cuanto sea
posible el influjo del interés que suele mezclarse en estos asuntos.
Aun cuando la notoriedad del hecho deja poco ó ningún lugar á la
duda, se hace preceder el reconocimiento de facultativos, y jamás se
da por loco, mentecato ó desmemoriado á un hombre, sólo porque no
tenga un gran talento para conducirse en la sociedad. La mayor ó
menor extensión de capacidad en los hombres, se ha dejado hasta
ahora al juicio y discreción de cada uno, y no se ha sujetado á reglas,
porque está fuera de la naturaleza de las cosas.
Pero no hay otro arbitrio, se dice, para consolidar el orden actual
de cosas y sacar al gobierno de la falsa posición en que se halla. Es-
te, en mi concepto, es un error, que dimana, como otros muchos de
nuestra inexperiencia en el manejo de los negocios públicos. El po-
lítico sagaz á toda prueba, va derecho á su objeto, procurando sofo-
car las pasiones que pudieran embarazai'lo en su marcha : si es ne-
236
eesario, transige con ellas, las contenta hasta cierto punto, cede en
todo lo que no le perjudica, y se guarda muy bien de suscitarse obs-
táculos voluntarios que pudieran retardar ó impedir la consecución
de sus fines. Nosotros, al contrario, en los asuntos que piden más
tino y discreción, empezamos siempre irritando las pasiones, alar-
mándolas contra las medidas más saludables, multiplicando las difi-
cultades y dando un aspecto tan odioso á las mejores providencias,
que más que producir el bien, parece que solo tratamos de satisfa-
cer sentimientos particulares ó saciar deseos de venganza.
¿De qué se trata en la presente cuestión? De adoptar una medi-
da que .sirva como de título á la legitimidad del actual gobierno, ce-
rraudo para siempre al general Guerrero la vuelta á la presidencia
de la república. Declarar la nulidad de su nombramiento, sería ex-
ponerse á la peligrosa consecuencia de igual defecto en el que se
hizo de su segundo: nuevas elecciones serían ahora muy aventura-
das, y tal vez contrarias á los fines délos interesados. Pues cerran-
do los ojos á todos los acontecimientos futuros, salgamos de la pre-
sente dificultad, declarando que Guerrero está loco: que aunque fué
buena su elección, en el tiempo de su mando le sobrevino incapaci-
dad-moral, y que con tal que no vuelva á pensar en la silla, lo dis-
pensamos de la residencia en San Hipólito. Esto, más que discurrir
en política, es mostrar toda la frivolidad del espíritu de partido, que
sacrifica al vano placer de inventar pueriles artificios, la esencia de
las cosas y la seguridad de los resultados.
La revolución que privó del mando al general Guerrero, se opo-
ne con toda su fuerza á que vuelva á él : la buena administración del
Estado pedía una mudanza, que se verificó con todos los síntomas de
estar apoyada en la opinión general. Aquí está el término del cual
no debe pasarse, si se quiere sacar todo el provecho posible de tan
favorable estado de cosas. Esas declaraciones que se hacen después
de las revoluciones, como dudando de su estabilidad y permanencia,
producen por lo general muy malos resultados, porque abren campo
á disputas interminables, que deben evitarse en las resoluciones de
una autoridad, de cuyos juicios no se admite apelación, y por esto
la razón ha sancionado la práctica de que los tribunales superiores
no funden sus sentencias.
Si la situación, pues, de la república pide, como yo lo creo, que
237
continúe el vicepresidente en el mando, hasta que llegue el período
de las nuevas elecciones, ó hasta que Dios fuere servido, la prudencia
dicta limitarse á declarar! > así, más bien que alarmar con un decre-
to que deja en falso la posición de todos los que entren á mandar en
lo sucesivo, y que ofendiendo en lo más vivo de su honor á un hom-
bre que puede hacer mucho daño, se le obliga en cierto modo á po-
nerse en actitud hostil contra el actual orden de cosas, cuando con
más prudencia y miramiento sería fácil convertirlo en uno de sus más
firmes apoyos, interesando su misma gloria en su separación del man -
do, á que no dudo se prestaría por un principio de patriotismo, de
que ha dado tan relevantes pruebas; y con esto está conseguido el
objeto sin estrépito, sin escándalo y sin ninguno de los inconvenien-
tes que precisa el acuerdo del senado.
Con estas explicaciones que he creído de mi deber exponer á la
consideración de la cámara, apruebo el dictamen de la comisión. Ene-
ro 25 de 1830. — Quintana Roo.
Dlacarso del senador I>. Joié Fariorn.
A dos puntos pienso reducir mis observaciones sobre la importan-
te cuestión de que hoy se ocupa la augusta cámara. — Primero. ¿Com-
pete á la cámara de senadores la calificación de aptitud ó insuficiencia
del general D. Vicente Guerrero para gobernar la república? — Se-
gundo. Aun suponiendo que le corresponda este derecho, ¿podrá pro-
nunciar dicho fallo por solo lo hasta aquí practicado? — He aquí, señor,
dos problemas que trato de analizar, para que aun cuando mis razones
no convenzan ó no merezcan apoyo, por lo menos servirán de funda-
mento al voto que he de emitir, y que siempre será negativo, á no
ser que se aleguen otros principios á más de los expuestos hasta aquí,
ó mejor diré, si no se retracta la inducción que se hace de ellos.
Entro en materia. Cuando en Io de septiembre del año de 1828,
se hacían las elecciones de los candidatos que habían de ocupar la
silla presidencial de la república, yo era uno de los miembros que
componían la legislatura de Chiapas : en dicho tiempo, por aquella vez,
y hallándome en aquel puesto, me creí con bastante poder, y asimis-
238
mo facultado por el artículo 79 de la constitución federal, para ca-
lificar á los eligendos y graduar la aptitud y demás circunstancias que
se requieren para el fungimiento en tan alta dignidad. A virtud de
ello fué que di mi voto por los generales D. Manuel Gómez Pedraza
y D. Melchor Múzquiz, y no quise hacerlo en la persona de I). Vi-
cente Guerrero; pero ahora, señor, que ya ha transcurrido más de un
año, y que no pertenezco á la legislatura de un Estado, sino que lo
represento en la cámara de senadores del congreso de la unión, mis
deberes son muy distintos, y no puedo ingerirme en una declaración,
que á mi entender sólo corresponde en su vez á los congresos de los
Estados y á la cámara nacional de diputados.
Dice el artículo 81 de la constitución: "El día 6 de enero próxi-
mo se abrirán y leerán en presencia de las cámaras reunidas los tes-
timonios de que habla el artículo anterior, si se hubieren recibido los
de las tres cuartas partes de las legislaturas de los Estados." El 82 :
"Concluida la lectura de los testimonios, se retirarán los senadores
(llamo aquí la atención) y una comisión nombrada por la cámara de
diputados, y compuesta de uno por cada Estado de los que tengan re-
presentantes presentes, los revisará y dará cuenta con su resultado.
Se retirarán los senadores, dice la ley constitucional, para que en
seguida por los diputados se proceda á calificar las elecciones, y á la
enumeración délos votos." Quiere decir, que aun en tiempo señalado
para dicho acto, no solo no permite, sino que prohibe nuestra inter-
vención, pues que nos manda separar, y no tomar conocimiento.
Pero leamos, señor, el artículo 84: "El que reuuiere la mayoría
absoluta de votos de las legislaturas, será el presidente." Su texto es
preventorio, y no nos deja arbitrio: por manera, que si el capitán San-
tamaría (ese fatuo que anda por las calles) hubiese reunido mayoría
absoluta de votos de las legislaturas, y la cámara de diputados uo lo
hubiera reputado inepto (mal que nos pesara) él debía ser nuestro
presidente. Mas ya oigo que se me vaá impugnar diciendo: ¿Y có'
mo los mexicanos habíamos de sufrir ser regidos por un enajenado
y ente nulo? Yo contestaré í-azonando en esta parte, de conformidad
con las comisiones que han dictaminado: si el defecto es de la ley, de-
rogarla. Así, pues, según la calificación de nueve legislaturas y de la
cámara actual de diputados, Guerrero es suficiente y tiene aptitud pa-
ra gobernar: en consecuencia, no podemos contrariar aquel concepto.
239
si no es barrenando la constitución. Ni se diga que nos hallamos en
el caso del artículo 99, porque el impedimento que se cuestiona, no
es un accidente que haya sobrevenido á Guerrero después de su elec-
ción: lejos de eso, algo ha de haber adelantado en la ciencia de go-
bierno, con ocho meses de administración; y según las comisiones
discurren, la ineptitud la deducen por los extravíos, y ya se sabe que
cualquier desvío de la ley, por parte de un gobernante, es un delito :
juzgúese, pues, por este aspecto.
Pasemos ahora al segundo punto. Supongo al senado en este mo-
mento con autorización para fallar la sentencia que despoje al general
Guerrero de la silla que ocupó ocho meses, y que además lo privará
del derecho de optar á ella. ¿ A. dónde está el expediente que se ha
formado, aunque no sea para más que justificar nuestro procedimien-
to"? Yo no veo otra cosa sobre la mesa, sino una larga exposición de
las comisiones unidas de puntos constitucionales y gobernación, cu-
yo discurso acicalado, si bien le decoran frases sublimes y otras no-
ciones de política, en la sustancia carece de pruebas y principios
alusivos. ¿ Pues qué, será bastante la pública voz y fama que procla-
ma los extravíos del gobierno de Guerrero, á quien unos reputan
simple y otros en extremo malicioso? ¿Podremos aplicar una pena
sin conocimiento legal de los hechos? ¿Y así se procede cuando se
decanta el restablecimiento de las leyes? ¡ Alto, señor! ¡ Circunspec-
ción ! No vaya á ser que este hecho precipitado ennegrezca la repu-
tación que justamente ha merecido el senado mexicano de 1830. Pro-
cédase á f orinar el proceso, aunque sea en papel de sobrescritos,
óigase al acusado, y de sus contestaciones resultará: ó bien un hom-
bre que echó sobre sí una carga que superaba mucho á sus fuerzas
naturales, y entonces lo perdonaremos; ó tal vez aparecerá ser un
obstinado delincuente; y en este caso, á pesar de la indulgencia de las
comisiones unidas, yo pediré su escarmiento, aunque no sea más que
para ejemplo de los que le sucedan. Mientras no se practique lo in-
dicado, suspendo mi juicio.
Vayan otras reflexiones. ¿Con qué carácter deberá considerarse
la declaratoria de que se trata? ¿Será con el de ley ó de sentencia?
¿Qué me responden á esto las comisiones unidas? Yo creo que la de
gobernación por lo menos, y si es consecuente con su opinión, recor-
dará lo que dictaminó con fecha 6 de marzo último sobre igual acae-
240
cimiento con el gobernador de occidente. Entonces nos consultó que
la resolucióu de aquel congreso impropiamente se llamaba decreto,
pues que de suyo y por la naturaleza del asunto, era una pena parti-
cular que sólo podría imponerla el poder judiciario. Así fué, que en
9 del mismo mes se sancionó lo siguiente: "El decreto número 97
de 20 de diciembre de 1828, expedido por la honorable legislatura
del Estado de Occidente, declarando á L>. Francisco Iriarte inhábil
para los empleos de gobernador y vicegobernador, es contrario al
artículo 157 de la constitución federal." El caso que hoy se versa es
idéntico, y las bases de división de poderes, debe regir no solo en los
Estados sino estrictamente en toda la federación.
Se ha dicho por un señor senador que no conviene esperar las
formalidades de un juicio, y que debo elegirse el camino más corto,
pues que las circunstancias así lo requieren. Ese ya es otro cantar-
y pues si las circunstancias lo requieren, transeat. La ley se dará, y
entonces protesto que la respetaré de buena voluntad, y haré que se
cumpla; y puedo asegurar que el mismo Guerrero, aunque sea mor-
diendo el ajo, como suele decirse, la obedecerá sumiso.
Discurso cundo por «1 diputndo D. * nnstnaio Zerecero,
Señor: — Una revolución se ha consumado, y el éxito legitima
todas bis revoluciones. El día 4 de diciembre de 1829, una parte del
ejército de la república, que formaba el de reserva destinado á repe-
ler á los españoles, se pronunció en Jalapa por un plan en que se
proclamaba la federación, y se pedían reformas de la constitución
federal vigente y de la administración, en la que se creía notar abu-
sos. El pronunciamiento fué luego secundado por algunas tropas per-
manentes y activas, y aun por la milicia nacional de algún Estado:
la legislatura de un Estado se pronunció también, y el fuego revo-
lucionario se propagó como la electricidad. En tan críticas circuns-
tancias se creyó que sólo el ilustre general Guerrero, presidente de
la república, podría, poniéndose ala cabeza de uua división, sofocarla
revolución con el prestigio de su nombre. Auimado de estas ideas el
general Guerrero, abandona sus comodidades en la capital, abando-
241
na sus comodidades en la capital, abandona su casa y familia, y des-
ciende de la silla presidencial para volver á ocupar un lugar en las fi-
las, Marcha con efecto al frente de una divisióu que se aumentaba
todos los días, y que él esperaba presentar bajo un pie muy respeta
ble al frente de los pronunciados, para ver si podía reducirlos al orden
por los medios de la persuasión y la prudencia, sin disparar si fueso
posible un solo tiro. Tales eran sus intenciones, y así lo manifestó
más de una vez en los pueblos por donde pasaba. Pero mientras él
marchaba con dirección al Estado de Puebla, se pronuncia la guarni-
ción de esta capital en la noche del día 23 de diciembre: el gobierno que
existía es atacado en el mismo palacio, y al fin se ve obligado á sucumbir.
La revolución tomó entonces un aspecto que antes no tenía. Los
pronunciados en Jalapa y los que los habían secundado, sólo habla-
ban de constitución y reformas: los pronunciados de México tocaron
la cuestión sobre ser ó no constitucional la elección del general Gue-
rrero para presidente de la república. Se le notician oficialmente los
acontecimientos de la capital, y él reúne entonces la oficialidad de
su divisióu, para mauif estar: que aunque contaba con aquella divi-
sión, y además con el auxilio de los pueblos, y recursos abundantí-
simos que le hacían esperar con mucha probabilidad un feliz resul-
tado si llegaba á ponerse al frente de las tropas del Sr. Bustamante,
que ya estaban muy inmediatas, no quería de ninguna manera sostener
ya con las armas una cuestión en que se le creía interesado personalmente,
ni que la posteridad pudiese decir que se había derramado una sola
gota de sangre mexicana por sostener las pretensiones personales
del C. Vicente Guerrero.
Tan generoso desprendimiento, si bien cubrirá de eterna gloria
al héroe del Sur, fué un motivo para que los sostenedores de su cau-
sa no se creyeran más obligados á defenderla que lo estaba él mis-
mo; y el general Santa- Auna, que al frente de una reunión de tro-
pas, era el apoyo de más esperanza de una contrarevolución, cedió
de su intento y disolvió las tropas que había reunido; y cediendo á
las circunstancias, reconoció el nuevo orden de cosas. Posteriormen-
te se han ido pronunciando aun los que estaban decididos á no ha-
cerlo, y la revolución se ha generalizado completamente.
¿Que podrá hacer el congreso de la unión en tales circunstancias?
¿Se pretenderá contrariar la revolución, sin elementos para ello y sin
Tomo 11—31.
242
esperanzas de éxito? Esto sólo serviría para que perdiera su fuerza
moral; y los congresos cuando una vez la han perdido, sólo son ya
una reunión numérica de hombres, fácil de atacarse por un número
un poco mayor. Si, pues, no podemos resistir ya al torrente de la re-
volución, póngase el congreso al frente de ella: tome la dirección, y
vea que hasta ahora no ha producido los males que se podían temer:
evitemos que los produzca en lo sucesivo. Los pronunciados defie-
ren en el congreso la decisión de sus pretensiones: el general Guerre-
ro apela á su fallo: la nación toda tiene fija su atención en el congre-
so. ¡Satisfaga el congreso á la expectación nacional. Las revolucio
nes degeneran de sus principios, y la revolución actual va degene-
rando como todas. En Jalapa sólo se hablaba de constitución y layes :
en México se avanzó á proclamar la inconstitucionalidad de la elec-
ción del Sr. Guerrero; la división que éste mandaba cuando se pro-
nunció en Ayacapixtla se adelantó á reconocer el poder ejecutivo es-
tablecido en México en 23 de diciembre. En Querétaro se avanzaron
los pronunciados á deponer las autoridades constitucionales de aquel
Estado. Todo manifiesta que arrebatándose unos á otros la dirección
de la revolución, van variando poco á poco su curso, y que al abrigo
del plan de Jalapa cada uuo ha pretendido lograr sus miras persona-
les y satisfacer sus particulares resentimientos, y como no es fácil
conciliar los intereses personales de todos, el choque de ellos debe
producir la más horrorosa anarquía, que sólo puede evitar el augusto
congreso de la unión, tomando la dirección de la revolución para re-
gularizarla.
Los pronunciados de Jalapa proclamaron constitución y reformas ;
se temió que ocultasen otras miras; y por acuerdo de esta cámara so
pidió que el gobierno informara sobre el verdadero objeto del plan:
el gobierno, á cuya cabeza se halla el Sr. Bustamante, ha repetido
que no se pretende más que sostener el sistema federal con las refor-
mas que se creen convenientes. Si se quiere engañar con esto á la
nación, la nación sabrá vengarse: el congreso debe creerlos de bue-
na fe; y pues que ellos proclaman federación, y estos son nuestros
principios, proclamemos todos federación; juremos de nuevo la ob-
servancia del pacto federal, y sea este juramento en señal de nuestra
reconciliación y nuestra alianza: olvidemos mutuamente nuestros
errores: démonos un abrazo de fraternidad, y unidos todos procure-
243
mos el bien y sólida felicidad de la nación. He aquí los objetos que
abrazan las proposiciones que tengo el honor de presentar á la cáma-
ra, y que someto á su deliberación.
1* Se aprueba el plan por el que se pronunció en Jalapa, el ejér-
cito de reserva, el día 4 de diciembre de 1§29, según el tenor literal de
sus artículos.
2* En consecuencia, conforme á los artículos Io, 2? y 3? del mis-
mo plan, se sostendrá y conservará á toda costa la forma de gobier-
no representativo popular federal, adoptada por la nación, guardán-
dose escrupulosamente la constitución sancionada en 4 de octubre
de 1824.
3* Las legislaturas de los Estados se ocuparán inmediatamente
de iniciar las reformas que estimen convenientes en la constitución
federal, reuniéndose al efecto las que no estuviesen reunidas. El eje-
cutivo hará también en la administración las reformas que estime
convenientes, iniciando las leyes ó decretos que al efecto necesitare,
y excitará á los sabios para que escriban sobre reformas constitucio-
nales.
4a En todos los Estados, distritos y territorios se volverá á jurar
solemnemente la observancia de la constitución federal del año de
1824.
5a El ejecutivo de la unión reglamentará la solemnidad del jura-
mento por lo respectivo al distrito y territorios. En los Estados la
reglamentarán los gobernadores. El ejército prestará también el mis-
mo solemne juramento haciéndolo cada cuerpo al frente de sus ban-
deras ó estandartes.
6a Ninguno será molestado ni perjudicado por las opiniones po-
líticas que hubiere manifestado de palabra, por escrito ó por hechos
hasta la publicación de esta ley.
244
Documento Núm. 3
Eíínrto de Sau JLtji» VotouS.
El gobernador del Estado á sus habitantes, sabed: que el hono-
rable congreso constitucional se ha servido decretar lo siguiente:
El congreso constitucional segundo del Estado, se ha servido de-
cretar lo siguiente:
Art. 1? En el caso que las instituciones federales sean atacadas,
los Estados de San Luis Potosí y Guanajuato procederán unidos á
su sostenimiento y conservación.
Art. 2? Ambos no reconocerán otras reformas en la constitución,
que las que se hagan en la forma y modo que ella previene.
Art. 3? Por las legislatm*as de San Luis y Guanajuato se excita-
rá á las de los otros Estados, remitiéndose copia de los antecedentes
artículos, suplicando se adhieran á ellos.
Lo tendrá entendido el poder ejecutivo del Estado, y lo hará pu-
blicar, circular, cumplir y obedecer. San Luis Potosí, enero 13 de
1830. — José Antonio Gutiérrez, presidente. — Mariano de Borja, dipu-
tado secretario. — Domingo Alday, diputado secretario.
Por tanto, ordeno se cumpla y ejecute el pi'esente decreto, y que
todas las autoridades lo hagan cumplir y guardar, y al efecto se im-
prima, publique y circule á quienes corresponda.
245
Documento Niim. 4.
I'lau de Codallos.
El jefe y oficiales que suscriben, vieudo que algunos militares, ba-
jo el pretexto de constitución, leyes y opinión pública, se han conver-
tido con impunidad en atentadores contra la soberanía de los Estados,
declarando ilegitimidad en sus honorables legislaturas y gobernado-
res, sin otra facultad que la ministrada por las bayonetas; palpando
la felonía con que se ha sorprendido la buena fe de los pueblos, que
celosos del pacto nacional celebrado en 824 fueron engañados con
el plau de Jalapa, que les parecía garantizaba dicho pacto; pero ha-
biendo sido desenvuelto, han conocido que cuando sus autores no
pueden llegar al fin que se propusieron, bajo los auspicios de la cons,
titución y leyes, al tiempo de proclamarlas se ultrajan estas mismas-
apelándose á la opinión pública y erigiéndose por sí en sus regula-
dores; siendo constante que cualquiera atrevido en logrando sedu-
cir algunas tropas aconstumbradas á la sublevación, ó á la parte del
pueblo incauto y afecto á las innovaciones que tal vez ni entiende, se
sobrepone á las autoridades despojándolas de sus destinos, obser-
vando igualmente que ninguna medida enérgica se toma para con-
servar la integridad de la federación, acometida en las interesantes
Californias, en los fértiles terrenos de la hermosa Texas, y en la pe-
nínsula de Yucatán, es demostrado que los actuales gobernantes tie-
nen parte en estos acontecimientos, ó por lo menos que pesa más
sobre sus intereses el temor de perder su presa, que la independen-
cia nacional, y la forma de gobierno adoptada y jurada libremente
por todos los pueblos: en fin, convencidos íntimamente que bajo este
orden de cosas la nación se encuentra en el momento crítico de per-
der su existencia política que tantos y tan grandes sacrificios ha cos-
tado á los mexicanos, nos hemos resuelto decididamente á sacrificar-
nos en las aras de la patria, sosteniendo á todo tranco el siguiente
plan.
246
Art. 1? Las honorables legislaturas de los Estados, sus gobernan-
tes y demás funcionarios públicos que hayan sido despojados en sus
destinos desde el 4 de diciembre último, serán inmediatamente res-
tituidos á sus puestos según existían en aquella fecha.
Art. 2? El augusto congreso general con arreglo á la constitución,
no conocerá de las cuestiones que se hayan suscitado ó puedan sus-
citarse acerca de la validez de los diputados y gobernadores de los
Estados, por pertenecer estos asuntos á su gobierno interior, y sólo
cuidará de que los actos de éstos no se opongan á las leyes generales.
Art. 3? El gobierno general prestará con energía todos los auxi-
lios de su resorte á los Estados, para que tengan su debido efecto
los artículos anteriores, y de no verificarlo se juzgará á los responsa-
bles como traidores al sistema de la federación.
Art. 4o Del mismo modo serán juzgados todos los empleados pú-
blicos que á la vista de este plan obren en sentido opuesto.
Art. 5? El augusto congreso de la unión, tan luego como se halle
nbre de la coacción con que ha dado leyes y decretos ajenos de sus
principios, y anticonstitucionales, resolverá sobre la persona que legí-
timamente debe subir á la silla presidencial; y si juzgare de absoluta
necesidad para la salud del pueblo, hacer nueva elección de presi-
dente, podrá verificarlo.
Art. 6? Luego que la soberanía nacional adopte el presente plan-
parte del ejército permanente será destinado á Yucatán, Tesas y de-
más fronteras de la república, para sostener su integridad, y la otra
parte será retirada de la capital á los puntos donde crea convenien
tes el soberano congreso, para que sus deliberaciones sean entera-
mente libres.
Art. 7? Hasta que los cuerpos del ejército se hallen á la distan-
cia necesaria á juicio del congreso general, deliberará su soberanía,
sobre la persona que deba ser el presidente legítimo, ó acerca de la
nueva elección.
Art. 8? Inmediatamente que se presente á sostener este plan un
jefe de mayor graduación ó más antiguo que el que suscribe, mere-
ciendo toda la confianza de la tropa pronunciada, le será entregado
el mando de las armas.
Art. 9o El ejército sostenedor de la soberanía de los Estados, se
denominará: "Federal mexicano," el que respetará las autoridades.
247
las personas y propiedades de los ciudadanos, castigando severamen-
te á los que atentaren contra ella.
Art. 10? ¡Si como no es de esperar, el gobierno de la unión no
adopta este plan, los Estados formarán una coalición para sostener
su soberanía, estableciendo un gobierno provisional hasta que sea
planteado el sistema de federación en toda su pureza.
Art. 11? Se remitirá un ejemplar de este plan á las augustas cá-
maras de la unión, al Exmo. 8r. vicepresidente, á las honorables
legislatui'as de los Estados, á sus dignos gobernadores, á los coman-
dantes generales y de división, para que mereciendo su aprobación
se adhieran á él.
Cuartel general en la fortaleza de Santiago (á) Barrabás, marzo
11 de 1830. — Tuan José Codallos. — (Siguen las firmas).
Documento Núm. 5.
Parte oflcinl.— ÍSobieruo general. — ftegiatro oficial número 4,
<!<•! «lia 4 de mayo de IS30.
División del Sur. — Exmo. Sr. — Laa armas imponentes del supre-
mo gobierno acaban de dar un día glorioso á la patria con la derrota
y dispersión del titulado ejército protector do la soberanía de los
Estados. Como anunció á V. E. en mi anterior oficio, sin haber por
mi parte roto el fuego, vino á atacarme á este punto el coronel Al-
varez con una fuerza, según los informes de los prisioneros, de mil
y doscientos hombres, compuesta de los batallones activo de Aca-
pulco, Zacatula, compañía veterana del mismo Acapulco y cívicos de
varios pueblos, por medio do una sorpresa efectuada á las cuatro
de la mañana del día de ayer. Yo había ocupado este punto la vís-
pera después de medio día, colocando en la altura que lo domina una
248
partida del batallón de Ometepec; eii otra más baja el de Chilpan-
cingo; á la derecha, en la pequeña llanura del campo, la división del
Sr. Berdejo; á la izquierda el piquete del 11 de caballería, el de Chil-
pancingo, y en el centro el batallón primero activo de esa capital y
piquete del segundo de la misma, quedando á retaguardia la caballe-
ría, que en terreno tan escarpado le era imposible maniobrar. El
enemigo atacó en la oscuridad con toda su fuerza la cumbre, que no
tuvimos tiempo de fortificar, y por lo mismo hizo replegar la com-
pañía de Ometepec que se unió á las de Chilpancingo y Chilapa que
se hallaban más próximas á la falda, y que resistieron todo su em-
puje. Entonces dirigió todos sus ataques sobre el centro ó izquierda;
y siendo ya dueño de las alturas empezó á batir desde ellas horro-
rosamente á nuestra división, que resistió sus fuegos sin perder la
línea que cubría. Las fuerzas de Chilpancingo, Chilapa, Ometepec y
Jamiltepec, tres veces emprendieron reñida y ardorosamente des-
alojar al enemigo de las alturas, y cada vez fué un obstinado y san-
griento ataque, en que peleando cuerpo á cuerpo con un valor no
comiín, disputaron cada paso con arroyos de sangre; mas desmayan-
do un poco esta fuerza por la posición del enemigo y mayor número
que le cargaba, ordenó que diese una carga á su frente el primer ba-
tallón activo, lo que ejecutó con el mayor orden y denuedo, trepando
por la escabrosidad de la montaña, y despreciando el fuego terrible
de los enemigos, y esto fué suficiente para tomarles á fuego y bayo-
neta la primera cumbre. Al resto de su fuerza, que aun se hallaba en
la llanura, mandó atacarlo con la caballería, y estos dos movimien-
tos tan oportunos decidieron completamente la victoria á nuestro
favor. El enemigo entonces lleno de pavor, huyó cobardemente so-
bre las lomas de las mismas alturas á los puntos del Veladero y Tex-
ca con los pequeños restos que pudo reunir, y el espectáculo las-
timoso de muertos y heridos de que se hallaba cubierto nuestro cam-
po, me comprimió el ánimo/ en términos de no mandar la caballería
en su persecución, que sin duda hubiera aumentado, ya sin objeto,
el número de víctimas sacrificadas al engaño y perfidia de los jefes
de la facción. Nuestra pérdida admirable en su cortedad, según nues-
tra posición desventajosa, y después de tres horas y media del más
vivo fuego, se redujo á veintiocho muertos y sobre ochenta y cinco
heridos. Entre los muertos se cuentan con dolor el teniente gradúa-
249
do de capitán D, Lucas Vélez, del batallón de Chilpanciugo; el te-
niente de el de Chilapa, D. Antonio Moctezuma; el teniente de la ve-
terana de Acapulco, ayudante del Sr. Berdeja, D. José Vázquez,
cuyas familias recomiendo al supremo gobierno.
Entre los heridos está el valiente general D. Nicolás Catalán,
atravesado un brazo de un balazo: del primero activo los bizarros
capitán D. Ignacio de la Peza y teniente D. José González: del se-
gundo activo, el teniente D. José Martínez: del batallón local de Chi-
lapa, los subtenientes D. José M* Herrera, D. José M* León y D.
Joaquín Vela: de los batallones de Jamiltepec y Ometepec, el te-
niente D. José Ma Casarrubias y los subtenientes D. Juan José Va-
lencia, D. Manuel Castilla y D. Saturnino Callejas, imponiendo á
vd. el pormenor de ello la relación nominal que de cada cuerpo tengo
el honor de acompañarle.
La pérdida de los enemigos no puede saberse con precisión, pues
habiéndose sepultado ya más de cien cadáveres suyos, aun se están
encontrando otros en las barrancas cercanas, y otros que morían en
el camino, quedaban ocultos en los breñales: en el mismo campo que-
daron muertos el teniente coronel D. Manuel Aybar y Galeana y el
capitán Ramírez, y heridos muchos oficiales, entre ellos el teniente
coronel Polanco y el nombrado D. José M* Gallardo.
Los revolucionarios, Exmo. Sr., no podrán en ningún tiempo acu-
sar ni quejarse de las medidas pacíficas y conciliadoras del supremo
gobierno: ellos hau sido invitados por mi conducto repetidas veces
para que deponiendo las armas se acojan á la geuerosidad de un go-
bierno justo; ellos han procurado con engaños aumentar su revolu-
ción, y aún tener la villanía de proponerme una composición ó sumi-
sión á la suprema autoridad para atacarme en el mismo día; y ellos,
por último, sin esperar las operaciones hostiles de esta división, han
venido á buscarme creyendo un triunfo seguro.
Haría un agravio á esta bizarra división, si recomendase en par-
ticular á algún cuerpo ú oficialidad para las recompensas que estime
justas el supremo gobierno: todos, todos, Exmo. Sr., se han portado
con tal valentía y entusiasmo, que á la verdad no pueden tener pre-
ferencia ni los cuerpos activos ni los cívicos, ni los de caballería,
pues ninguno dejó de cumplir honrosamente con su deber, ansiando
con porfía á la vista de la muerte, singularizarse en la acción; sin em-
Tomo II.— 32
250
bargo, la fuerza de la justicia me obliga á presentar los reelevantes
servicios de este día, hechos por los Sres. generales D. Nicolás Ca-
talán y D. Francisco Berdejo, el Sr. coronel D. Mariano Barbabosa,
el capitán del 2? regimiento D. Tomás Moreno, el comandante del
batallón de Chilpancingo D. José Viguri, y el teniente del mismo D.
Eduardo Guevara.
Sírvase vd. ponerlo todo en conocimiento del E. S. vicepresidente,
admitiendo al mismo tiempo las congratulaciones por este suceso
que tengo el honor de presentar á vd., reproduciéndole mis conside-
raciones.
Dios y libertad. Venta Vieja, á cuatro leguas de Acapulco, 25 de
abril de 1830. — Nicolás Bravo. — Exmo. Sr. secretario del despacho
de la guerra.
Es copia. México, mayo 3 de 1830. — Fació.
Documento Núm. 6.
Acusación del Br. Quintann.
Por el ministerio de la guerra se expidió una orden cuya copia
es adjunta, para que el general D. Manuel Gómez Pedraza, en caso
de presentarse en algún puerto de la república, fuese obligado á
reembarcarse por no couvenir á la tranquilidad de ella el regreso de
dicho general en las circunstancias actuales. Esta orden ha surtido
ya todo su efecto; pues en virtud de ella, habiendo arribado á Vera-
cruz el Sr. Pedraza en el paquete francés n? 5, procedente de Bur-
deos, ha sido forzado á salir inmediatamente para Nueva Orleans en
la goleta "Osear," que dio la vela de aquel puerto el 13 del corriente.
Si alguna infracción de nuestra ley fundamental, puede cometer-
251
se, sin el más leve pretexto de razón que pueda hacerla disimulable,
es ciertamente la que ha expelido del territorio de la república á un
ciudadano mexicano, en el pleno uso y ejercicio de sus derechos po-
líticos y civiles, de los cuales no debe ser despojado sino por senten-
cia judicial pronunciada con arreglo á las leyes, por tribunal compe-
tente. El artículo 112 de la constitución — restricción 2 — establece
terminantemente: "No podrá el presidente privar á ninguno de su
libertad, ni imponerle pena alguna." Lo es y de las más graves y acer-
bas, la de expatriación dada contra el general Pedraza: la autoridad
de que ha dimanado, es notoriamente y á todas luces incompetente:
el modo con que se ha pronunciado no puede ser más despótico y ar
bitrario. Sin juicio, sin previa justificación de los motivos que haya
podido dar el general Pedraza para tan dura providencia, el minis-
tro de la guerra en un tono sultánico, capaz de excitar una subleva-
ción en la misma Constantinopla, se contenta con decir: "Se le pre-
vendrá al general Pedraza, que se retire adonde más le convenga."
Si para legalizar tan escandalosos atentados, puede alegar el subter-
fugio de la tranquilidad pública, puede muy bien asegurarse, sin te-
mor de ser desmentidos, por los hechos, que no habría un sólo ciu-
dadano que debiese contar con un instante de tranquilidad en su casa.
En el momento que al gobierno se le ocurriese calificar, que uno ó mil
comprometían la tranquilidad pública, ya habría dei*echo para expe-
lerlos: y entonces, ¿á qué vendrían á reducirse las garantías constitu-
cionales, que no pueden subsistir sin las saludables restricciones
impuestas al poder ejecutivo? Se dirá tal vez que el ejemplo del
general Pedraza sólo debe alarmar á los que obtengan mayoría de
sufragios para la presidencia de la república; pero esto en vez de dis-
minuir, agrava la infracción, como que se comete contra un ciudada-
no á quien las leyes dan más medios de defensa, por lo mismo que
está más expuesto á los ataques de la arbitrariedad. Además, el ar-
tículo citado de la constitución, no pone ninguna excepción para el
cijso de que se trata. Dice absolutamente: "No podrá el presidente
privar á ninguno de su libertad, ni imponerle pena alguna." No mo-
difica esta disposición general, añadiendo, como era preciso: "pero
si el tal presidente llegare á serlo por medios desconocidos en la cons-
titución, entonces podrá echar al que pueda perturbarle en la pose-
sión del mando." No conteniendo ni pudiendo contener el artículo
252
semejante modificación, es preciso estar á la letra de su disposición
general, y convenir en que la negativa absoluta de ningún modo com-
prende al general Pedraza.
Pero hay todavía que reflexionar que el pretexto de tranquilidad
pública, en que quiere motivarse la orden, es extensivo áinnumerables
casos que puede inventar la arbitrariedad del gobierno, pues no sólo
puede perturbar la tranquilidad pública el que ha obtenido mayoría
de sufragios para la presidencia, sino otros muchos á quienes el go-
bierno no puede por esto desterrar, sino los tribunales que los juz-
guen. Y si no ¿quién contestaría á este argumento del poder ejecuti-
vo, cuando se le reconviniere de haber procedido del mismo modo con
otro ciudadano? ll Yo desterró á Gómez Pedraza, porque creí que con
su presencia comprometía la tranquilidad pública: nadie se metió á
preguntarme los motivos de mi creencia: las cámaras aprobaron tá-
citamente mi conducta, en el hecho de no exigirme la responsabili lad,
con que estoy autorizado para valerme de los mismos medios siem-
pre que á mi juicio lo pida así la tranquilidad pública. Pues la con-
servación de esta traquilidad es incompatible con la presencia del
ciudadano fulano. Afuera el ciudadano fulano, y tras él cuantos se-
gún mi leal saber y entender, puedan buscarnos una pelotera."
Tales serían las indefectibles consecuencias de la impunidad del
ministro que firmó la escandalosa orden de proscripción del general
Pedraza. A todos nos amenaza tan pernicioso ejemplo. Si antes de
alarmar con él á toda la nación, se hubiese dignado el gobierno con
sultar al cuerpo legislativo para saber lo que debía hacer en tan crí-
tica coyuutura, pudiéramos tranquilizarnos, porque á lo menos ten-
dríamos una prueba de que deseaba acertar, y se iba con tiento en
materias tan delicadas como lo son todas las que tienden á infringir
la constitución. Pero cuando estamos palpando que sin ningún mi-
ramiento á la diguidady supremacía del congreso, á quien únicamente
tocaba acordar en el caso una medida conveniente, se arroja el gobier-
no á echarse sobre sí la responsabilidad de actos de tanta trascenden-
cia, es preciso que, usaudo de las atribuciones que nos ha confiado
la nación, para que velemos sobre la conservación de sus libert ades,
opongamos un dique al torrente de arbitrariedades, que amaga su-
mergir á la república en un piélago insondable de calamidades y des-
gracias. La materia de proscripciones es ya la más esclarecida en
253
el día. Nadie duda que las constituciones no tienen otro objeto que
poner freno á los ataques del poder, que hacen precaria la suerte de
los pueblos bajo los gobiernos absolutos. Entre nosotros se ha visto
con tal escrupulosidad este punto, que á pesar de las poderosas ra-
zones que hay para considerar autorizado al gobierno á fin de poder
expeler á un extranjero no naturalizado, aun no ha recaído resolu-
ción sobro esta materia ¿Quién dudará, pues, que no reside gn el po-
der ejecutivo la facultad de desterrar á un ciudadano como lo es el
general Pedraza? Cuando se concedieron facultades extraordina-
rias á la administración anterior, se tuvo buen cuidado de expresar,
que no se lo autorizaba para expeler á un ciudadano del territorio
do la república. Este decreto que ha servido de texto á declamacio-
nes y censuras interminables, respetó más las garantías sociales, que
el actual gobierao, tan inclinado á atropellarlas, sin estar investido
de tales facultades, que nunca se otorgaron tan amplias, como las que
está ejerciendo, al mismo tiempo que presenta como el más grave
capítulo de acusación contra sus antecesores, el abuso de dichas fa-
cultades. Esto parece un enigma; pero ya Tácito lo descifró con su
aconstumbrada maestría: TIt imperium evertani libcrtatem prafentnt, si
imperaverint liberlatem ipsam aggrcdiuntur.
Acuso por tanto en debida forma al señou ministro de la guerra,
de quien aparece suscrita la orden mencionada, y pido se pase esta
exposición á la sección del jurado para la instrucción del expedien-
te.— México, octubre 20 de 1830. — Andrés Quintana Roo.
Adición A la parte expositiva.
No habiendo podido presentarse el día de su fecha la antecedente
acusación por haberse destinado la sesión secreta á un asunto par-
ticular, promovido por un señor diputado, fué fácil que se trascen-
diese la noticia de que estaba preparado este paso para el siguiente
día. El gobierno, ansioso de evitar sus resultados, tomó el mayor
empeño en frustrarla, y con este objeto se dirigió en persona el E.
S. vicepresidente al convento de San Fernando, donde está alojado
el señor diputado D. Juan Cayetano Portugal, para suplicarle que
inmediatamente pasase á mi casa con el fin de hacerme desistir del
254
intento, asegurando que dentro de breves días sería removido del mi-
nisterio de la guerra el coronel D. José Antonio Fació. El Sr. Portu-
gal, cuya sensatez y prudencia me son tan conocidas, como su ardien-
te amor á la patria y deseos de ver terminadas las desgracias que nos
aquejan, en las cuales lia tenido tanta parte la intervención que se ha
querido dar en nuestros negocios al hombre menos apto para dirigir-
los, me hizo presente que, consiguiéndose sin estrépito el fin de la
acusación, sería conveniente omitirla para no dar pretexto á nuevas
alteraciones, que podrían ser trascendentales ala cámara de diputa-
dos, contra la cual se había trabajado en excitar la animosidad de
una parte de la guarnición. Cedí sin la menor repugnancia á las jui-
ciosas reflexiones del Sr. Portugal, y contento con obtener por vías
pacíficas y conciliatorias el objeto de la acusación, no me consideré
obligado á formalizarla; pues si como hombre, como ciudadano, como
representante del pueblo, debía contribuir con todos mis esfuerzos
á impedir la efusión de sangre causada eu gran parte por las atroces
medidas del Sr. Fació, no me creí en la obligación de aspirar á este
bien precisamente por medios ruidosos y compulsivos, si las circuns-
tancias me los ofrecían suaves, benignos y decorosos al gobierno, y
tal vez de un efecto más pronto y seguro que los primeros.
Tranquilo con esta persuasión, aguardaba en silencio el cum-
plimiento de la promesa del Exmo. Sr. vicepresidente, cuando un
artículo publicado en el "Sol" del 3 del pasado, vino á inquietar la
confianza que hasta entonces había tenido de la buena fe del gobier-
no. Viendo pagada mi deferencia con provocaciones irritantes he-
chas en un periódico notoriamente ministerial, cuyos autores, en
contacto inmediato y continuo con los agentes del poder, no podían
ignorar lo que á éstos importaba callar en el caso, trató de vindicar-
me no por medio de la prensa, pues este conducto me estaba ente-
ramente cerrado, sino refiriendo la ocurrencia en papeles manuscri-
tos, que pensaba fijar en las esquinas y parajes más concurridos, para
instrucción y desengaño del público. Llegó inmediatamente esta no-
ticia á oídos del gobierno, y por segunda vez el E. S. vicepresidente,
valiéndose de la interposición del presbítero D. Pedro Fernández,
me hizo desistir del intento, añadiendo á la promesa de la remoción
del Sr. Fació, las seguridades más positivas de la disposición en que
t>e hallaba el gobierno do iniciar dentro de poco tiempo una ley de
255
amnistía, en cuyo favor se pidió mi voto, que ofrecí con la mayor
complacencia, siempre que aquella medida fuese propuesta á las cá-
maras con intenciones francas y sinceras de conciliar los ánimos des-
avenidos, y no ocultase miras siniestras y hostiles, como la que an-
teriormente se había dirigido por el ministerio de justicia, tan daña-
da en su espíritu y sentido, como absurda y desatinada en su letra,
lenguaje y estilo.
Debió el E. S. vicepresidente recibir esta contestación por el
■ mismo conducto que me había transmitido su recado: todos los me-
dios que puede exigir la más cauta prudencia para no ser sorprendi-
da con vanas y falaces promesas, me parecieron asegurar el cumpli-
miento de la palabra del señor vicepresidente. El primer magistrado
de la república, que por dos veces y por la mediación de dos distin-
tos sujetos, se compromete espontáneamente á un hecho reclamado
por la justicia y el clamor público, ofrece cuanta garantía puede ape-
tecer el ánimo más receloso para descansar en aquella buena fe, do
cuya seguridad no cabe en la suspicacia humana desconfiar. ¿Qué
motivos podrían inducir al señor vicepresidente á retroceder del paso
que había dado? ¿La dignidad de su empleo? Ya ésta se había com-
prometido en la indecorosa negociación á que se había humillado; y
el mejor medio de salvar siquiera las exterioridades, era cumplir lo
ofrecido y no hablar más del asunto. ¿Debiera yo temer que la re-
trajese el temor de cometer una injusticia separando del ministerio
al Sr. Fació? Ninguna ley le obligaha á sostenerlo en él, y el interés
de la nación, la primera ley impuesta á todo gobernante, exigía alejar
cuanto antes de todo influjo en los negocios, al funcionario más in-
capaz de dirigirlos con acierto. Por otra parte, consideraba yo que
persistiendo el gobierno en la obstinación de mantener en el puesto
al Sr. Fació, se exponía á que la actual, ó la siguiente legislatura, le
lanzase vergonzosamente de la silla, exigiéndole la responsabilidad
de sus escandalosos procedimientos. De todo concluía que el interés,
la dignidad, el honor del Sr. vicepresidente, debían asegurarme de la
realidad de sus promesas. Fiado en estas reflexiones, esperaba con
impaciencia el deseado momento de ver libre á la república de la ma-
yor de sus calamidades : cuando últimamente he recibido el más tris-
te desengaño sobre las disposiciones de que creía animado al gobier-
no; pues sin consideración á sus reiterados comprometimientos, y
256
añadiendo el escarnio á la violación de su palabra, me ha hecho sa-
ber por el mismo Sr. Portugal, que podía yo proceder á la acusación,
de la cual nada teme el >Sr. Fació, á quien el Sr. vicepresidente esta-
ba resuelto á conservar en el ministerio.
Otro más tímido, ó menos penetrado de la gravedad de sus obli-
gaciones, se habría llenado de espanto con este nuevo recado; y aco-
bardado con los innumerables ejemplares de pi'ocesos seguidos por
denuncias calumniosas, preparados en los conciliábulos del ministe-
rio, se retraería de los peligros de atraerse sus venganzas, atacando
la persona del primer instrumento del despotismo; del más duro é
ignominioso despotismo, que oprime y afrenta á la nación. Pero yo
que nada temo cuando defiendo la justicia; yo que por diez años em-
pleó los débiles recursos de mi voz en combatir la tiranía española,
afianzada en cimientos al parecer indestructibles; yo, que reducido á
la clase de último ciudadano, vi cara á cara al gigante, ¿huiré despa-
vorido al aspecto de un fantasma que ya no espanta ni á los niños? No
lo espere el ministerio; mi resolución está ya tomada; morir, si fuere
necesario, en defensa de la libertad y del honor de la patria.
Jamás ha sido más necesaria que en el día esta consagración de
los buenos mexicanos en obsequio de la república. La más descarada
tiranía usurpando el sacrosanto nombre de las leyes, ensangrienta dia-
riamente los patíbulos; el espionaje acecha hasta nuestros suspiros.
En San Luis, después de los horrorosos asesinatos cometidos en las
personas de los virtuosos Márquez y Gárate; después de la prisión de
más de cien ciudadanos distinguidos y beneméritos, se ha prohibido
bajo pena de la vida hablar á favor de ellos. En Puebla se dio orden
para que no se consultase con letrados en las causas del Lie. Rosains
y otros. Antonio Colín siendo conducido de Chalco para cumplir su
condena de seis años de presidio, fué fusilado en el llano de ¡San Marti,
nito. Escoltado por veinte dragones y atado de pies y manos en una
muía, es imposible que hubiese intentado fuga en un llano, como ha
querido persuadir el gobierno; y sobre todo hay testigos oculares que
deponen de la falsedad de tales conatos de fuga. La imprenta callada
en medio de tales horrores, grita con su mismo silencio que se ha
empleado la fuerza física para comprimir y sofocar su vo-3. Pero ¿á
qué alegar argumentos negativos? Yo mismo he recorrido las im-
prentas, y dando mi firma y mayores seguridades que las exigidas
257
por la ley, no he podido encontrar donde publicar mis escritos. ¿Y qué
es de la libertad cuando se ha echado por tierra su más firme y sa-
grado antemural? Así es que el gobierno camina sin contradicción
por la senda de la tiranía: el cuadro de su conducta no puede ahora
desenvolverse por entero, sólo he bosquejado los rasgos que condu-
cen á mi propósito, reducido á manifestar la necesidad en que nos
hallamos de salvar á la nación, oponiendo el dique de las leyes, al to-
rrente de las arbitrariedades que nos inundan.
"Con este objeto presento la acusación que me habían hecho sus-
pender las intrigas del gobierno; y refiriendo los motivos que nue-
vamente han ocurrido para llevar adelante este paso, añado esta razón
más á las que por si mismo ofrece el asunto, para que la cámara so
digne mirarle con la consideración é interés que merece su impor-
tancia.— Diciembre 2 de 1830. — Andrés Quintana Roo"
Documento Niim. 7
Signe la rxpotiriún de Bm-ragriii, de 17 »le noviembre de 1§30.
Señor: sin otro móvil que el amor de la patria, ni más apoyo que
el ascendiente de la razón, un simple ciudadano eleva su voz al seno
de la representación nacional con la confianza de ser oido en la cri-
sis amenazante que se prepara á la república. Cuando los males pú-
blicos han llegado al incremento que presentan en la actualidad, for-
mando en el seno de la nación dos partidos beligerantes que se
disputan el vencimiento á fuerza de sangre y devastación, todos los
ciudadanos que desean la libertad nacional, el imperio exclusivo de
las leyes y la prosperidad del común, se hallan en el deber de inmolar
su tranquilidad para conseguir por los medios pacíficos que señala
Tomo 11—33.
258
©1 derecho público, aquellos bienes sociales que el progreso de la gue-
rra civil y de la anarquía alejan de la sociedad, substituyendo en su
defecto todos los horrores del resentimiento encarnizado de los par-
tidos.
México parecía caminar á su natural engrandecimiento, no obs-
tante los tropiezos insuparables de un pueblo recién emancipado, que
se afana en consolidar y dar organización á sus nuevas instituciones,
y todos mirábamos como un favor especial de la naturaleza, la con-
servación de nuestra paz interna, entretanto que las demás repúbli-
cas nuestras hermanas consumían su sangre y sus recursos naciona-
les en el fuego de la guerra intestina. Mas esta plaga funesta del
cuerpo social ya gangrena las entrañas de nuestra república, pone los
símbolos de su mutua destrucción en manos de los conciudadanos, y
hace que la vida del mexicano se familiarice con la muerte de su pa-
tria. Tal es el carácter de ferocidad á que vemos precipitarse el pue
blo más humano y envidiable de la tierra.
Los genios avezados al negro resentimiento de partido y predis-
puestos á indiscretas recriminaciones, graduarán la conducta mía
como depresora de la autoridad del gobierno y ofensiva á la fuerza
pública: mas los que miran las cosas con los ojos de una razón lumi-
nosa y en el punto exacto de vista que sugiei'e el interés nacional,
deducirán por consecuencia necesaria que mis intenciones tienden
directamente á consolidar el gobierno y á los mexicanos en general
considerados en todas las clases del orden público.
Cuando la guerra civil va progresando de momento en momento
en la misma razón que los esfuerzos que se hacen para reprimirla, sin
que hayan bastado los terribles ejemplares de muchos ciudadanos que
por espacio de diez meses han perecido en virtud de la fuerza em-
pleada en su exterminio, debemos concluir racionalmente que los me-
dios comunes para contener el mal, sólo conspiran á ponerle de con-
dición más alarmante, porque es incuestionable que todo el aumento
que reciben los descontentos resulta en perjuicio de la pública auto-
ridad.
Es consiguiente, además, que el gobierno en el estado de irrita-
ción á que han llegado las cosas, y siguiendo el sistema que hasta aquí,
se halla en la dura necesidad de redoblar su energía á fin de ame-
drentar á los muchos descontentos que pueden producir la lucha en
259
que nos hallamos. Se deduce de esta conducta, que el gobierno, mal
de su grado y contra la inclinación natural de los que le formau, va
á adquirir el carácter de opresor: los perseguidos por su inobe-
diencia se reputarán como oprimidos, y lo que es más alarmante, como
mártires de la libertad. En esta emergencia de las cosas públicas, se
formará uua opinión contra el gobierno, atribuyéndole transgresiones
de los límites señalados al poder, y los del partido contrario, apare-
ciendo como defensores de una causa popular, se hallarán en estado
de proseguir uua guerra, cuyo desenlace llena de asombro á todo el
que desee de buena fe el restablecimiento del orden y el dominio es-
table de las leyes.
Iguales juicios á los ya indicados, pero afectando tomar los in-
tereses de la revolución, formarán los espíritus exaltados que buscan
su provecho en la demolición de la sociedad: miraráu con desdén
esta apertura conciliatoria, la calificarán de extemporánea, no dirán
que pretendo hacer la iniciativa á una restauración social que debe
sancionarse por la razón de todos los mexicanos, sino que trato de
paralizar los efectos de una revolución ya generalizada, cuyo triunfo
creen ellos indudable. Pero se engañan en sus juicios, y ofenden gra-
tuitamente la sinceridad de mis intenciones. El gobierno, contra
quien pugnan los del partido opuesto, cuenta con todos los recursos
del poder público, se halla apoyado por los demás gobiernos parti-
culares de la federación, y en la capacidad de llevar adelante una
guerra tenaz, imponente ó indefinida. La revolución, aunque triun-
fante, dejaría subsistentes todos los elementos de una reacción progre-
siva, que renovaría la efusión de sangre mexicana y la continuación
del desorden. Esto es precisamente lo que aspiro á evitar, oponiendo
la saludable resistencia de todos los amigos de la paz, que es la ma-
sa inmensa de toda la república. Por otro lado, ¿qué más gloria para
los mexicanos que la de haber sacrificado sus, resentimientos parti-
culares á una concordia nacional en que identifican, cuanto sea po-
sible todas las pretensiones discordantes?
En medio de esta litis armada que ensangrienta la nación ó im-
plica la inseguridad de todas las cosas públicas y privadas, el liberti-
naje se propaga y se desmoralizan las constumbres á px*etexto de
hostilizarse los partidos contendientes. De aquí es que la profana-
ción, el pillaje, la violación se llegan á mirar como una represalia
260
justa: el ciudadano pacífico prorrumpe en acentos de indignación
contra sus agresores, y lleno de amargura y de despecho por las in-
jurias que experimenta, no sabe á quién atribuir la causa de su des-
gracia, y sólo suspira en su tribulación por el renacimiento de la con-
cordia.
La agricultura padece y la educación de las familias; porque los
labradores y los ganados que debieran dedicarse al fomento de las
labores campestres, son distraídos de sus objetos, causando perjui-
cios trascendentales á todas las poblaciones.
El comercio se arruina, porque con el temor de nuevos saqueos
á que da lugar la relajación del orden judicial y el desarrollo de la
licencia, los comerciantes se circunscriben á los giros más necesarios,
y la riqueza pública padece.
La autoridad se envilece, y pierde aquel prestigio que le es tan
esencial y necesario, sea porque las pasiones prevalecen en los jui-
cios de los magistrados, ó sea porque las mismas pasiones caracte-
rizan de tiránicos los procedimientos que en circunstancias pacíficas
se graduarían en el orden de la justicia. Y esto sucede porque la
persecución política llevada al extremo, produce el efecto de fortifi-
car aquello mismo que pretende destruir, aunque no traspase los lí-
mites que prescribe el terror saludable de la ley.
La hacienda pública pierde su equilibrio con los gastos extraor-
dinarios de guerra y comunicaciones interiores, y se hace sumamente
dificultosa su administración en un pueblo en que como el nuestro,
es insuficiente aún en tiempo de paz, y en donde su organización es
tan viciosa y tan embarazosa que parece calculada para proteger las
dilapidaciones.
El ejército se desorganiza con la deserción ó indisciplina á in-
flujo de una especie de guerra en que el soldado llega á vacilar entre
el contraste inevitable del temor, la obediencia, y sus afecciones per-
sonales.
La libertad de imprenta se convierte en licencia, con que se ca-
lumnian las mejores intenciones, se apura la razón para desfigurar
la verdad, se sacan á la asta pública todas las debilidades humanas,
lo ofendo el pudor de la sociedad y termina en provocar la persecu-
sión de la autoridad con detrimento del baluarte más seguro de las
libertades públicas.
261
Consideraciones tan aflictivas son las que me dirigen á buscar el
remedio, en el seno de la única autoridad facultada para contener
nuestros males en su origen y progresos, sin verse en la desespera-
da necesidad de comprimirlos en sus efectos.
El augusto congreso nacional, el supremo gobierno, las honora-
bles legislaturas de los Estados, los respetables magistrados encar-
gados de la administración de justicia, el venerable clero, los gene-
rales del ejército, el hacendado, el comerciante, el simple ciudadano,
todos verán iniciados en este paso sus intereses recíprocos ó indivi-
duales, como que á la estabilidad de todos es radicalmente indispen-
sable la paz de la sociedad y la concordia de todos sus individuos, á
fiu de concurrir ansiosos á hacer respetable la gran México y á bur-
lar las miras insidiosas de los que se complacen en nuestra ruina.
Pero para la consecución de un objeto de tan alto interés, sea-
me permitido someter mis débiles ideas á la sabiduría del congreso
mexicano, suplicándolo las acoja como dimanadas de una recta in-
tencióu, y las fortifique coíi aquella abundancia de luces y de patrio-
tismo que tan notoriamente distinguen á tan augusta asamblea.
Como este negocio en sus principios está muy distante de tener
un carácter legislativo, sino solamente un deseo de conseguir la paz
por aquellos medios que son dables al ciudadano, he concebido que na-
da será más conducente para discutir estos mismos medios, que una
junta compuesta de diez y ocho ciudadanos generalmente conocidos
por su ilustración, servicios á la patria y confianza á que se han he-
cho acreedores, los que se nombrarán de entre los gobernadores
de los Estados, de entre los gobernadores de las mitras y de entre
los generales del ejército, y además tres suplentes, á saber: los go-
bernadores de Jalisco, Zacatecas, Guanajuato, "vlichoacán, Veracruz
y San Luis Potosí, y por suplentes los de Querótaro, Tabasco y So-
nora. Los gobernadores mitrados de México, Jalisco, Michoacán,
Puebla, Oaxaca y Yucatán, y por suplentes, los señores doctores D.
Juan Cayetano Portugal, D. Luis Mendizábal y D. José Ma Santia-
go. Los generales del ejército D. Anastasio Bustamante, D. Vicen-
te Guerrero, D. Nicolás Bi-avo, D. Ignacio Rayón, D. Antonio López
de Santa- Auna y D. José Segundo Carbajal, y por suplentes D. Ma-
nuel de Mier y Terán, D. Luis Cortázar y D. José Figueroa.
Esta junta conciliadora deberá ser couvocada por el soberano
262
congreso, y su reunión se podrá verificar cómodamente, y bajo las
garantías más terminantes, en las ciudades de Aguascalientes, La-
gos ó León, sin que haya asomo de sombra que inspire el menor te-
mor á la libertad de sus discusiones y de sus acuerdos. Y desde luego
que estos trabajos hayan sido terminados, la junta quedará disuelta,
y aquellos se someterán á la deliberación del congreso nacional.
Y para inspirar mayor confianza en este acto de tanta solem-
nidad, y allanar en cuauto se pueda sus felices resultados, sería de
incalculable conveniencia, que el sobei*ano congreso arbitrase los me-
dios más asequibles para conseguir una suspensión de armas, entre-
tanto el mismo augusto congreso deliberase definitivamente. Una
medida de esta naturaleza, que se puede mirar como eminentemente
benéfica, incliuará los ánimos al- mayor deseo de la uuión.
Esta augusta asamblea habrá concluido por mi exposición que
estoy distante de incidir en el sistema de pronunciamiento: que esta
respetuosa petición sólo tiene por principio y por objeto la paz de la
república y la fusión de todos los intereses nacionales y de partido :
que está muy lejos de tener por apoyo la fuerza armada: que sólo
habla al convencimiento público: que no tiene más carácter legisla-
tivo ni ejecutivo, que el que se diguen darle el congreso y el gobier-
no supremo; y últimamente, que este bosquejo de la cosa pública,
trazado rápidameute, indica la grandeza del mal, el exceso del des-
orden y la subvei*sión que amenaza á todos los principios, si el con,
greso nacional no aplica oportunamente su poderoso influjo en bien
de los pueblos que representa. Yo sé bien y me es muy constante-
que si cada uno de los mexicanos mete la mano en su pecho, sentirá
como yo, que los latidos de su corazón le anuncian la amargura que
inspira la guerra entre hermanos, y la necesidad imperiosa de sofo-
carla.
San Pedro, noviembre 17 de 1830. — Señor. — Miguel Barragán.
No se contentó el general Barragán con remitir esta exposición
al congreso general, sino que al mismo tiempo envió un comisionado
al general D. Vicente Guerrero, para que por su parte se allanasen
las dificultades y se abriese un camino á la conciliación. Esta medi-
da no tuvo ningún resultado.
263
Documento Niím. 8.
Permiso de introducir géneros prohibidos «le algodón por el término qnc
■rexprean. Destino de Ion derechos que produzcan. Tartas providen-
cia» relativas ú la colonización y conservacicn de Texas.
Art. 1? Se permite la entrada eu los puertos de la república, de
los géneros de algodón prohibidos en la ley de 22 de mayo del año
anterior hasta el día Io de enero de 1831, y por los puertos del mar
del Sur hasta fin de junio del mismo año.
2? Los derechos que adeuden dichos efectos se invertirán en sos-
tener la integridad del territorio mexicano, formar el fondo de reser-
va para el caso de una invasión española, y fomentar la industria
nacional eu el ramo de tejidos de algodón.
3? El gobierno podrá nombrar uno ó más comisionados que vi-
siten las colonias de los Estados fronterizos; que contraten con sus
legislaturas la compra á favor de la federación de los terrenos que
crean oportunos y suficientes para establecer colonias de mexicanos
y de otras naciones: que arreglen con las colonias establecidas ya, lo
que crean conveniente para la seguridad de la república; que vigi-
len á la entrada de nuevos colonos, el exacto cumplimiento de las
contratas, y que examinen hasta qué punto se han cumplido ya las
celebradas.
4? El ejecutivo podrá tomar los terrenos que considere á propó-
sito para fortificaciones ó arsenales, y para las nuevas colonias, in-
demnizando á los Estados su valor por cuenta de sus adeudos á la
federación.
5o De los presidiarios destinados á Veracruz y otros puntos, po-
drá el gobierno hacer conducir á las colonias que establezca, los que
creyere útiles, costeando el viaje de las familias que quisieren ir con
ellos.
6o Los presidiarios se ocuparán en las construcciones de las for-
264
tificaciones, poblaciones y caminos que creyere necesarios el comi-
sionado, y concluido el tiempo de su condena, si quisieren continuar
como colonos, se les darán tierras ó instrumentos de labranza, conti-
nuándoles sus alimentos el primer año.
7? Las familias mexicanas que voluntariamente quieran coloni-
zar, serán auxiliadas para el viaje, mantenidas por un año/ dándoles
tierras y demás útiles de labor.
8? Los individuos de que hablan los artículos anteriores, se sujeta-
rán á las leyes de colonización de la federación y Estados respec-
tivos.
9? Se prohibe en la frontera del Norte la entrada á los extranjeros
bajo cualquiera pretexto, sin estar provistos de un pasaporte expe-
dido por los agentes de la república, en el punto de su procedencia.
10° No se hai*á variación respecto de las colonias ya establecidas,
ni respecto de los esclavos que haya en ellas; pero el gobierno gene-
ral, ó el particular de cada Estado, cuidarán bajo su más estrecha
responsabilidad, del cumplimiento de las leyes de colonización, y de
que no se introduzcan de nuevo esclavos.
11? En uso de la facultad que se reservó el congreso general en
el artículo 7? de la ley de 18 de Agosto de 1824, se prohibe colonizar
á los extranjeros limítrofes en aquellos Estados y territorios de la
federación que colindan con sus naciones. En consecuencia, se sus-
penderán las contratas que no hayan tenido su cumplimiento y sean
opuestas á esta ley.
12° Será libre por el término de cuatro años para los extranjeros
el comercio de cabotaje, con el objeto de conducir los efectos de lals
colonias álos puertos de Matamoros, Tampico y Veracruz.
13° Separante la introducción, libre de todo derecho, délas casas
de madera, y toda clase de víveres extranjeros, en los puertos de
Galveston y Matagorda por el término de dos años.
14? Se autoriza al gobierno para que pueda gastar en la construc-
ción de fortificaciones y poblaciones en las fronteras, conducción á
ella de presidiarios y familias mexicanas, su mantención por un año,
útiles de labranza, gastos de comisión, conducción de tropas, y pre-
mios á los agricultores que se distingan entre los colonos, y todos los
demás ramos de fomento y seguridad que comprenden los artículos
anteriores, hasta la cantidad de quinientos mil pesos.
265
15? Para proporcionar de pronto la mitad de la suma anterior,
podrá el gobierno negociar sobre los derechos que causen los géne-
ros ordinarios de algodón, un préstamo con el premio de un tres por
ciento mensual, reintegrable al vencimiento de los plazos que fija el
arancel.
16° La vigésima parte de los mencionados derechos se empleará
en el fomento de los tejidos de algodón, comprando máquinas y tela-
res, asignando pequeños fondos de habilitación, y todo lo demás que
crea oportuno el gobierno, quien repartirá estos auxilios á los Esta-
dos que tengan esta clase de industria, quedando dicha cantidad á
disposición del ministerio de relaciones, para dar cumplimiento á tan
interesantes objetos.
17? Igualmente del producto de los referidos derechos se desti-
narán trescientos mil pesos para la formación de un fondo, que se
depositará en la casa de moneda, bajo la más estrecha responsabili-
dad del gobierno, quien sólo podrá usar de él en caso de una invasión
española.
18? El gobierno reglamentará el plan de las nuevas colonias, pre-
sentará á las cámaras dentro do un año la cuenta de los ingresos y
egresos que se establecen por esta ley, y le manifestará los aumentos
y estados de las nuevas poblaciones de las fronteras. — José Domín-
guez, presidente de la cámara de diputados. — Miguel Duque de Estra-
da, presidente del Senado. — Juan Vicente Campos, diputado secreta-
i*io. — Eafael Delgado, senador secretario.
México, 6 de Abril de 1830. — A. D. Lucas Alamán.
Documento Núm. 9.
Acta 7 plan de Verncrnz tic 2 de enere de 1833, «obre remoción
del ministerio,
En la heroica ciudad de Veracruz, á los dos días del mes de ene-
ro de mil ochocientos treinta y dos, reunidos los Sres. jefes y oficia-
les de esta guarnición y de la fortaleza de Ulúa, en la casa del Sr.
Tomo II.— 34
266
coronel D. Pedro Landero, previa citación del Sr. comandante gene-
ral D. Ciríaco Vázquez, tomando en consideración la situación polí-
tica de la república, amagada de la más sangrienta revolución por
los notorios y repetidos actos de los enemigos de nuestras institucio-
nes y garantías individuales, y la triste y peligrosa alternativa de ser
espuesta la federación á sufrir el yugo más ominoso ó resentir los
horrores de la anarquía, y particularmente esta plaza, alarmada jus-
tamente por las insidias de la ambición, convinieron: que es constan-
te la protección dispensada por el ministerio, ya en sus periódicos,
y ya de otros modos ostensibles, á los atentados cometidos contra la
constitución y garantías públicas ó individuales, y que muy pronto
consumarían la ruina del sistema los agentes de los ministros, tan
luego como sucumbiese esta plaza á sus intrigas, pues la llegada de
ellos estaba por desgracia próxima, y en ese caso serían tal vez en
vano los sacrificios de los mexicanos libres: que por otra parte la re-
volución espantosa que se preparaba en diversos Estados de la fede-
ración, para la cual se invitaba al E. S. general D. Antonio López de
Santa-Ana, y otros jefes de esta guarnición, sería tanto más terrible,
cuanto que se extendía á toda la administración actual, lo cual pro-
duciría ciertamente el aumento de los males en lugar de cortar ó mo-
dificar los que resentíamos: que era evidente que el ministerio estaba
odiado, y que la opinión pública se hacía oír por todas partes en con-
tra de sus manejos, sin que se lograse otra cosa que la persistencia
de estos funcionarios en sus errores é injusticias: pero que también
era sabido que S. E. el vicepresidente se había manifestado firme en
medio de estas vicisitudes á favor del sistema quo nos rige, y había
evitado muchas veces los avances de las pasiones del ministerio: que
si S. E. no había removido á sus secretarios, debía considerarse el
estado de aislamiento á que las maniobras ministeriales lo hubiesen
reducido, respecto á que se le hacía creer que el partido del minis-
terio era solamente con el que contaba la actual administración, y
que despojados de sus sillas los secretarios, no tendría apoyo el vioe
presidente, al paso que los anarquistas envolverían la patria en el más
desastroso desorden : que para acudir al remedio de tan enormes y ex-
traordinarios males, debía esta guarnición buscar un medio entre los
extremos, renovando sus protestas do sostener á toda costa la cons-
titución y las leyes proclamadas en el plan de Jalapa, y al actual vice-
267
presidente, á quien se pediría enérgicamente, conforme al artículo 4n
de dicho plan, la remoción de un ministerio, contra quien se ha pro-
nunciado la opinión pública, y que sólo inspira desconfianza á los ami-
gos del orden constitucional y de los derechos individuales : y que en
fin, era conveniente que S. E. el general Santa-Anna fuera invitado
á ponerse cá la cabeza de esta guarnición, si adoptaba estos principios,
con lo cual calmarían las zozobras de los Estados y de todos los me-
xicanos, exaltados justamente al ver próximo el día funesto en que
se les reduzca á la más afrentosa esclavitud, ó en que se les precipite
al abismo de la anarquía; pues repuesto el ministerio con hombres
de prestigio y probidad, se restablecerá la calma en los espíritus, la
confianza en los pueblos, la fuerza moral en el gobierno y el respeto
á la constitución y á las leyes, única áncora que podrá salvarnos de
las revoluciones y desgracias consiguientes á ellas en el año presente,
q\\e ha de renovarse el magistrado supremo de la república; época
siempre llena de agitaciones en todas las naciones en que el poder
público es electivo. Y estando conformes unánimemente en todo lo
manifestado los jefes y oficiales que suscriben, y después de expla-
nados muy por menor los fundamentos de estos principios, acorda-
ron :
Artículo Io La guarnición de Veracruz renueva las protestas
hechas por el plan de Jalapa, de sostener á todo trance, sus juramen-
tos por la observancia de la constitución federal y las leyes.
2n Pide al Exmo. Sr. vicepresidente la remoción del ministerio,
á quien la opinión pública acusa de protector del centralismo y tole-
rador de los atentados cometidos contra la libertad civil y los dere-
chos individuales.
3? Dos jefes de esta guarnición serán comisionados para presen-
tar esta resolución al E. S. general D. Antonio López de Santa-Anna,
y suplicar á S. E. que, conformándose con ella, se digne venir á esta
plaza y tomar el mando de las armas.
4? En tal caso, la guarnición se abstiene de dirigir ocurso alguno,
y de dar ulteriores pasos á esto respecto; pues S. E. el general Santa-
Anna deberá dirigir esta actaylas exposiciones que juzgue convenien-
tes, al E. Sr. vicepresidente y demás autoridades de la federación y
los Estados, dictando las demás providencias que sean oportunas
para que se verifiquen los laudables deseos de los que suscriben.
268
Y habiéndose todos conformado con los espresados artículos, se
nombraron para presentarlos al E. S, general Santa- Amia, al teniente
coronel del segundo batallón permanente D. Eamón Hernández, y
al Sr. coronel primer ayudante del noveno batallón permanente D.
Juan Andonaegui; y lo firmaron los referidos jefes, y de los oficiales
uno por clase, conmigo el secretario nombrado para el efecto. — El
comandante general de la plaza, Ciríaco Vázquez. — Segundo batallón
permanente : como teniente coronel, comaudante de este cuerpo, lla-
món Hernández. — Por la clase de capitanes, Ensebio Flores. — Por la
de tenientes, Mariano Veitia, — Por la de subtenientes, Mariano Mon-
tes de Oca. — Segunda brigada de artillería ; el comandante interino,
José Ma Mora. — El mayor interino, Felipe de Montero. — Por la clase
de capitanes, José Gregorio Munguía. — Por la clase de tenientes, Juan
Gama. — Por la de subtenientes, Laureano Fatiga. — Noveno batallón
permanente ; el coronel Pedro Landero. — Primer ayudante, Juan An-
donaegui.— Por la clase de capitanes, Faustino de Molina, — Por la de
tenientes, Juan Valero. — Por la de subtenientes, Luis Gutiérrez.^-
Capitán comandante accidental del primer escuadrón del duodécimo
regimiento permanente, Felipe Díaz. — Escuadrón activo de esta pla-
za, comandante, coronel, Mariano Cenobio. — Primer aj udante, Sebas-
tián Betancourt. — Por los capitanes, Mariano Jaimes. — Por los tenien-
tes, José Villasante. — Por los alféreces, Pedro Rodríguez. — El coman-
dante de la fortaleza de Ulúo, José María Flores. — El mayor de plaza,
Miguel de Castilla. — Secretario, Miguel Medina.
Es copia. Jalapa, enero 6 de 1832. — J. M. Guevara, secretario.
269
Documento Núm. 10.
Decreto del Congrego gcut-:-n9 de S5 de Marzo de 1M33
El vicepresidente de los Estados Unidos Mexicanos, en ejercicio
del supremo poder ejecutivo, á los habitautes de la república sabed :
Que el Congreso general ha determinado lo siguiente:
Art, 1? Se concede un escudo de honor tá todos los individuos que
se hallaron en la acción de Tolome, con el siguiente lema:
"Por la constitución en Tolome él 3 de Marzo de 1832."
2? A los jefes y oficiales que se hayan distinguido en dicha acción,
se les concede además el grado inmediato, y á los sargentos, cabos,
soldados y tambores que se hallen en igual caso, se concederá una
pensión proporcionada á su clase, y la de los servicios con que se hu-
biere distinguido.
3o A todos los individuos de dicha división, de sargento abajo, se
les dará prest doble por una semana.
4? Para conceder las gracias que acuerda el artículo 2? el gobier-
no se arreglará precisamente á la mayoría que resulto de los infor-
mes del general en jefe, mayor general, y comandantes de los cuer-
pos; y con respecto á éstos iuformará el jefe de la sección.
270
Documento Núm. 11.
Párrafos de cflrta del general Ternu ni Kxíko. Sí-, gobernador del Estado
de Zacatecas, fecha en A E tatuara :', 22 de nioyo de 1832.
"Yo voy á trabajar sobre un plan para estar en disposición de
sostener á las representaciones nacionales, las porticulares de los Es-
tados y la general in statu quo: porque no se borre la forma consti-
tucional, lo que si sucede somos perdidos, porque nadie la restauraría,
y ni es probable que haya quien pueda establecer cualquiera sistema
de orden público. No cuento con conexiones particulares: crea vd.
que es el único gobernador con quien me explico:- tengo el auxilio
de otros, pero se funda en el concepto que tienen de mí, y en lo ge-
neral y en lo más de oficio se mantienen en relación conmigo: en las
legislaturas no tengo ni aun conocidos, fuera de esta de Tamaulipa?,
" No me meto á juzgar si el gobierno pudo ó no evitar que se lle-
gase á este término horrible: lo que es cierto, es que en el día el eje-
cutivo no tieno ya ese recurso; este mal no-es un pronunciamiento
en la voz común; es una revolución que no admite aquel medio de
transacción.
"No creo que leerá vd. con fastidio esta larga carta, y auu me
atrevo á reclamarle que la agradezca, porque me ha costado mucho
trabajo tomar tiempo para ponerla. ¿Qué se quiere en Zacatecas? No
dudo que constitución y libertad; pues que no se equivoquen los me-
dios de defenderla: dígaseme cuáles son."
("El Fénix" núm. 70, del día 28 do julio de 1832.)
Párrafo* de olrn carta fechn en el Cojo, 28 de mayo.
"Compañero, amigo y señor de toda mi estimación: varias consi-
deraciones de que solamente á vd. puedo imponer, me han determi-
271
nado á hacer el movimiento do Altamira á este punto sin el menor
impedimento. Desde que comenzó la revolución, opiné por el cambio
del ministerio, y lo insinué en lo particular al ¡3r. vicepresidente, anun-
ciándole quo al fin se vería en la precisión de tomar esa medida.. . .
"Yo "he anunciado que no hago la guerra porque haya tales mi-
nistros, sino porque haya gobierno con la forma constitucional: no la
hago ni aun por notnbramiento.de las personas del gobierno; sino
porque me fue pi'eciso rechazar la revolución en el lugar mismo en
que yo estaba
"Ai llegar á esta hacienda vino en efecto un extraordinario con
el aviso de la renuncia admitida de los ministros: á los que tratan
de ello se agrega la carta particular1 que remito á vd
"Para merecer toda la confianza de vd. le comunicaré, que no he
obrado por alucinamieuto hacia el término de la revolución: comu-
niqué á tiempo que la causa del gobierno era impopular, aplicada so-
lamente al ministerio, á lo menos en el lugar en que me hallaba y en
sus inmediaciones. He obrado y obraré, porque en mis principios el
que es general se debe sacrificar por el gobierno á quien sirve pú-
blicamente. Las naciones están vendidas de otro modo; lo débil de
las instituciones se ha de defender, pues á la parte fuerte los aspi-
rantes que buscan fortuna, le hacen incontrastable. Muchos de los
quo contribuyeron al plan de Jalapa se hacen ahora el honor de ata-
1 Exnio. Si'. D. Manuel de Mier y Terán. — Villerías. — México, mayo 18 de
1832.— Compañero y amigo muy estimado. — Sin embargo de que no creía conve-
niente que los secretarios del despacho se separasen de sus respectivos encargos,
antes de que los pronunciados volviesen al orden, por las razones que manifieste á
vd. en una de mi3 anteriores, habiendo insistido de nuevo dichos secretarios en la
dimisión que tenían hecha, no pude menos que admitírselas según verá vd. en los
impresos que se le remiten.
Como vd. ha opinado que dado este paso se separarían de la revolución algu-
nos que han entrado en ella de buena fe, y los que desean salir del compromiso ó
apuros en que se hallan, estimó oportuno se comunicase á vd. este aviso por extraor-
dinario, para que del modo que á vd. mejor le parezca pueda hacerlo entender á los
de Tampico, á fin de que se sometan á la obediencia del gobierno, y no dudo que la
política y talento de vd. sacarán de dicho aviso grandes ventajas.
Por no detener el correo, y sin otra ocurrencia que comunicar á vd., concluyo
repitiéndome como siempre su compañero y muy adicto amigo que le desea la mejor
salud y triunfo más completo.— Anastasio Bustamante.
272
car la obra de sus manos: gritan que la constitución no sirve; por lo
que hace á mí, si no me da otra la nación, hasta que tenga fuerza me
bato por la última hoja. Busco á la parte sana de la nación para obrar
con ella, si la falta de gobieno me hace carecer de orden.
"Al enemigo que me toca hacer frente, lo tengo reprimido; si
fuera guerra yo la acabara en ocho días en Tampico; pero es revo-
lución de un pueblo libre, y siendo la parte que he abrazado por mi
destino la defensa de sus leyes, debo ser el que menos se desemba-
race de ellas.
"Acompaño á vd. un plano de Texas, formado sobre mis obser-
vaciones, y si muero en esta frasca téngalo vd. como mi testamento,
y la última memoria de un amigo.
"Hacienda del Cojo, junio 4 de 1832. — Mi juicio sobre el para-
dero de esto, es que todo se trastorna y quedan masas de hombres
armados batiéndose por su propia defensa, y que la revolución absor-
be la mayor parte. Mi situación so hace crítica por lo que pasa en
otras partos. Yo correré mi suerte: hasta que me sea posible me co-
municaré con vd. para que si es practicable restauren lo que se va
á perder.
"Hacienda del Cojo, junio 7 de 1832. — Compañero y amigo de
mi particular aprecio: acabo de recibir la grata de vd. de 30 del pa-
sado, y en vista de ella he propuesto como mío, parte de lo que vd.
me dice en ella, esto es, que se pida ó se declaro el impedimento del
presidente y vicepresidente, y se proceda á lo que prescribe el artí-
culo 96 de la constitución, haciendo que la elección recaiga en vd. ] en
otro sería inútil y arriesgado, ínterin vd. se presenta, que se haga lo
1 Se le contestó, que el gobernador del Estado no aceptaría jamás el nombra-
miento que se biciera de su persona para presidente provisional de larepiibliea, y
mucbo menos si llegaba á tomar parte en la revolución. Que á más do esto no era
constitucional dictar á la cámara la persona qu© había de elegir. Y que finalmente
quedarían subsistentes las mismas nulidades, y los mismos pretextos para conti-
nuar la revolución, gi de una vez no se resolvía llamar al legítimo pesidente de la
república, para lo cual sí debía contar con todos los recursos del Estado. No se re"
cibió contestación á esta carta. Las nuevas operaciones que tuvo que emprender
el general y su desgraciada muerte lo impidieron.
273
que dice el 97. Que al vicepresidente y á los ministros se les pida del
Estado de Zacatecas un auxilio para garantizarlos de procedimientos
ilegales.
"Ingenuamente se lo digo al Sr. Bastamante, porque me ha dado
ocasión para ello preguntando mi opinión, y en tales términos le con-
testo.
"No conviene, á lo menos por ahora, indicar siquiera lo del Sr. Pe-
draza, pues al fin está impedido por ausente
"En fin, este es otro paso que no es del momento, porque el indi-
viduo está ausente, y no sabemos si bueno ó malo, con ganas de vol-
ver ó sin ellas
"Verá vd. que no es perder tiempo contestar á la media hora la
apreciable de vd. y fijarle proposiciones; espero en contestación que
me diga vd. si serán sostenidas ó propuestas por ese Estado yaque lo
son por la opinión de vd.
"Hacienda del Cojo, junio 17 de 1832. — Se nos censura á vd. á
mi y á Múzquiz que no tengamos un partido á quien servir, ó más
bien, á quien invocar, cuando los dos que se hacen la guerra han me-
nester un tercero. He aquí probado que se han menester hombres
imparciales, y que la desgracia es que sean pocos, si fueran muchos
no habría guerras, las ilegitimidades se subsanarían, ó por la aquies-
cencia y legalidad posterior, ó porque no habría disputa sobre la le-
galidad de la autoridad existente.
"De la revolución presente no resultan seguramente los partidos
conocidos hasta aquí: habrá más ó menos según la conclusión: ppra
la política, la revolución va hasta donde la terminen los obstáculos:
comprende al ejecutivo general, al congreso, la dictadura y lo que
es más cierto, la anarquía y la disolución.
"Me han invitado para una coalición de Estados; aceptaría si es-
tuviera en contacto; pero necesito para ir allá separarme de este
país, y á consecuencia se perdería: las ventajas que yo pudiera ob-
tener para ella no compensarían estas pérdidas y quedaría con la ig-
nominia de haber huido de las terribles dificultades que me cercan.
"Conozco al Sr. G. F., no he tenido relaciones con él, porque gra-
tuitamente no se han ofrecido, ha sido hombre de influencia y me
causaba rubor solicitarlo, porque no se me censurara por él mismo,
pues tiene rigidez. A hombres tales pondría de ministros: el gobier-
Tomo II.— 35
274
no se perderá, dirán; pero se perderá gradualmente por operaciones
que pueden ser detenidas por transacciones, que penden de eventos
casuales, y sobre todo son más pacíficos que la guerra actual: se
pierde ya en la revolución el hilo de la legitimidad, y por eso dice C,
que es necesaria una convención, ¿quién la reúne?
"En prueba de la confianza que hago á vd. le envío en lo reserva-
do esas copias1 y sirva de prevención. Sirva también, y es el fin de
1 Reservadísimo. — Comandancia general é inspección de los Estados internos
de Oriente. — Núm. 172. — Por contestaciones que he dirigido al Sr. general D Juan
José Zenón Fernández, he dado á conocer el estado político y militar de esta de-
marcación, encargándole que le diera conocimiento al Exmo. Sr. vicepresidente de
la república; pero no teniendo contestaciones oportunas, tengo el honor de hacerlo
á vd. saber para que se sirva darle cuenta.
He comunicado los motivos militares que tuve para salir de Villerías, pero
también debo añadir, que el más poderoso, aunque subordinado á los primeros por
ser puramente políticos, fue el de la noticia anticipada que tuve de la admisión de
la renuncia de los Sre3. ministros, entendiendo que esta medula era una verdadera
transacción política con que se contendría la guerra civil, cuyo primer ol>jero supu-
se que sería la orden para suspender las acciones decisivas capaces de cambiar el
estado de la cuestión. Para apreciar este motivo se necesita tener presente, que
colocado Tampico entre México y esta división, los pronunciados de aquella ciudad
sabían primero que yo aquel cambio, y podían sacar de él ventajáis revolucionarias,
eu contra del gobierno y la nación, que no eran evitables á la inmediación de sus
puntos fortificados.
D sde el veinticuatro del próximo pasado tomó esta posición á propósito
para cubrirá los Estados de San Luis y Tamaulipas de las fuerzas militares de la
revolución, y hasta cierto punto de la influencia de ella por cerrar las comunica-
ciones principales; pero la revolución tiene por la Huasteca y por otras vías do Ta-
maulipas, imposibles de obstruir, por donde propagarse al rededor de mi posición,
particularmente en Victoria, cuyas autoridades y poderes están en la mas crítica
posición, pues penden en su existencia legal del éxito de la guerra, y contó indivi-
duos están relacionados de diversos modos, ya con el gobierno, yacon la revolución;
siendo este el obstáculo más insuperable que se ha ofrecido ág-neral alguno en todo
el mundo, pues por las insti tu -iones adoptadas, no espera órdenes de! gobierno que
lo relacionen sólidamente con ¡o* poderes del Estallo á seguir con decisión el plan
riguroso de la guerra, ni aún cuando vinieran otras órdenes tendrían efecto más
allá de lo que es constitucioi al : de manera que en el Estado de Tamaulipas aislado,
la ley marcial sería el remedio precario que exigiría la revoluci n, pero en nues-
tras leyes no existe tal ley y si se quiere darla hoy en el mismo T tmaulipas y en
todas partes de la federación produciría tan funestos resultados, que no es del caso
considerar, porque á primera vista es un imposible, y yo como general debo decir
que pido en el caso mi relevo.
275
dejar tales documentos, que defiendan mi memoria1 sí perezco en
esta contienda.
"Por conducto de D. Zenón Fernández envió á vd.una comuni-
cación2 de que espero respuesta.
"Queda de vd., etc."
Terfín.
Se nos ha mandado de fuera del Estado, un comunicado contra
este señor desfacedor de leyes, calumniador déla guarnición de Tam-
pico, dictador de los Estados internos de Oriente, y último sostene-
dor de la usurpación. Sentimos no poder insertar íntegro d'u-ho co-
municado, pero lo extractaremos.
Su motees: "El bien mayor que demandan nuestros paisanos es
hacerles sentir las revoluciones en todo su peso, para curarlos de esa
inquietud característica, por la que nunca serían felices
Un pueblo en continua revolución para residenciar á sus gobernan-
tes ¡qué felicidad para el género humano! " (párrafo de una carta del
Sr. Terán, inserto en el Registro de 30 de marzo último.)
Es bueno repetir con frecuencia, que el general Teián quiere cas-
tigar á la nación con hacerle sufrir el peso de las revoluciones; idea
que por lo sanguinario, es digna de Nerón, y que por lo servil, parece
salida del cerebro de algún déspota do derecho divino, que se mira
como amo absoluto de las naciones. El Sr. Terán no conoce la época
en que vive.
En tales circunstancias, y en la estrecha en que rae hallo de considerar la po-
lítica, así como la guerra por las relaciones con los poderes de este Estado, que no
están ni previstas ni demarcadas en ninguna ley, debe permitirme el supremo go-
bierno que le trate de ambas, y en este concepto diré, que la renuncia de los Sres.
secretarios no detiene el curso de la revolución, quizá porque no es un ciimbio
verdadero, cual yo lo he entendido, y conmigo lo entendieron otros muchos que pre-
vén y obran, á falta de conocimientos imposibles en la distancia ó incomunicación
en que me hallo, perlas sugestiones materiales y que aprueban la buena fe.
Dios y libertad.— Buenavista, junio 17 de 1832. — Manuel de Mier y Terán. - Sr.
oficial m%yor encargado de la secretaría de guerra y marina.
1 Para cumplir con este encargo se publica este artículo, y los documentos que
le acompañan.
2 La anterior á ésta.
276
Un pueblo en continua revolución para residenciar á sus gober-
nantes, sería un grandioso espectáculo, y un ejemplo provechosísimo
para la especie humana, por más que al dictador Terán le parezca
ridículo. Preguntamos al mismo ¡3r. Terán, si su casa estaría bien
servida, si él mismo no vigilara constantemente la conducta de sus
dependientes. La nación también tiene apoderados, dependientes y
criados, y uno de ellos es el mismo Terán, que no deja de costamos
muchos miles. Si la nación quiere ser bien servida, es preciso que
vigile sin cesar la conducta de sus dependientes; y para que éstos
hagan algún caso de su vigilancia, es preciso que la nación esté siem-
pre eu actitud de hacerles sentir todo el peso de su indignación. Esto
le pesa al Sr. Terán; porque él creía que con sólo hacer doblar la ro-
dilla á cuatro diputados amedrentados con el aspecto de las bayone-
tas, bastaba para que toda la nación lo reconociera como dictador
encargado de castigarla.
Sigue el comunicado, echando en cara al Sr. Terán, la disolución
del congreso de Chilpancingo, que verificó á mano armada, y la pri-
sión de su jefe Rosains. Sólo los déspotas se atreven á disculpar es
tos actos escandalosos de violencia; pero los pueblos libres, siempre
estampan la infamia en la frente de sus feroces perpetradores.
Se acusa á Terán de haber entonces querido prender á Morelos,
para evitar el castigo que temía le impusiera este héroe por su aten-
tado de Chilpancingo.
Se le acusa de haber entregado el fuerte de Cerro Colorado, y
haber hecho perecer en él multitud de independientes.
Se acusa al general Terán de haberse sometido servilmente al go-
bierno español; haberle ofrecido bajamente sus servicios, y de haber
aceptado un empleo en el tabaco, de los mismos que asesinaban á sus
compañeros de armas.
El general Terán, dice el autor del comunicado, entró en las filas
de los primeros independientes, únicamente por la sed brutal del man-
do que lo devoraba, y cometió mil desacatos y atentados para sobre-
ponerse á los jefes; y no habiendo podido conseguirlo, no pensó más
quo en servir á los españoles en aquello en que se dignaron ocuparlo.
Esta fué la conducta de Terán en la primera época de nuestra inde-
pendencia. La que ha tenido en la segunda es absolutamente crimi-
nal. Contribuyó á la caída de Iturbide para asegurarse del poder
277
para sí mismo. Se declaró enemigo acérrimo de la federación, como
consta de sus escritos y de sus hechos. Pero, lo que más claramente
muestra su ambición y la horrible ferocidad de su alma, es el oficio
que escribió á D. Felipe de la Garza, dándole las gracias por haber
fusilado al desgraciado Iturbide. Lo transcribimos.
"Aunque el supremo poder ejecutivo ha visto con mucha satisfac-
ción por los partes de V. S. de 17 y 19 del corriente, en que me avisa
el desembarco y muerte de D. Agustín Iturbide, el grande servicio
que V. ¡3. ha hecho á la nación, preservándola de una guerra civil por
un sólo acto decisivo, por lo cual ha merecido la gratitud de todos los
patriotas mexicanos; ha reparado sin embargo la irresolución en que
lo puso algunos momentos sobre el cumplimiento de la ley, la falsa
sumisióu con que el referido Iturbide se preseutó á cometer el de-
signio más desastroso para nuestra patria, reputando por dureza una
ley tan saludable y preservativa del soberano congreso, que manifies-
ta la sabiduría y previsión con que trató de evitar la ruina de la nación.
Asimismo me manda S. A. S. que á su nombre dé á V. S. las de-
bidas gracias y le manifieste que será ascendido á general de brigada
efectivo, en el momento que haya una vacante, que ahora falta, por
estar completo el número de esta clase que designa la ley; y en cum-
plimiento de dicha superior orden, lo comunico á V. S. para su in-
teligencia y satisfacción. Dios y Libertad. México, 28 de julio de
1824.— Terán."
¡Reprochar algunos momentos de irresolución cuando se trata de
fusilar, sin formación de causa, á una víctima como Iturbide! Sólo
Terán es capaz de tan refinada crueldad. Esto pronosticaba á la re-
pública, la larga serie de atentados que él mismo acaba de cometer
en Tamaulipas.
Se acusa á Terán de haber contribuido á fomentar las carnicerías
que la actual usurpación ha cometido contra los antiguos patriotas;
y de esto es una prueba bastante concluyente, la máxima proclamada
por este bárbaro dictador: liacer sentir al pueblo todo el peso de las re-
voluciones.
Asienta el autor del comunicado, que fueron necesarias las ins.
tancias y aún la autoridad de Santa-Auna para que Terán tomara
parte, en Tampico, en el ataque contra los españoles. Eludió en esta
ocasión las órdenes de su jefe inmediato, que era Santa-Auna, lo que
278
sucediendo al frente del enemigo, es%un crimen que se castiga con el
último suplicio.
Se acusa al general Terán de haber, como digno amigo de Fació
y Alamán, imitado su administración picalugana, comprando en una
canongía de Monterrey y doce mil pesos, al clérigo Grárcía, quien
había promovido el decreto de escisión y vendió á sus compañeros
por la canongía y los doce mil pesos.
Terán, al marchar contra Tampico, decía que iba á ahorcar y ex-
terminar átodoslos revolucionarios. Al efecto, trató de sorprenderlos;
pero no habiendo podido conseguirlo, se ha retirado á cuarenta leguas,
fuera de todo peligro, con el único objeto de conservar sus fuerzas
para capitular en caso de que caiga la usurpacióu, y evitar así el cas"
tigo de sus crímenes.
El comunicado termina recomendando á las legislaturas el que no
elijan á Terán. Esta recomendación nos parece inútil: si triunfa la
usurpación, seremos esclavos; pero si triunfa la libertad, podemos
asegurar que el general morirá políticamente, así como todos los de-
más Inclanes de la república.
(Periódico de Zacatecas titulado "El Cometa," número 51 del día 5 de julio de 1332).
Gobierno supremo del Estado libre de Zacatecas. — El Exmo. ¡Sr.
gobernador del Estado de San Luis con fecha 7 del corriente, me dice
por extraordinario llegado anoche lo que sigue.
"Hoy mismo he recibido del Sr. comandante general del Estado
el oficio que tengo el honor de acompañar á vd- en copia bajo n°, 1, y
asimismo los documentos adjuntos marcados con el 2 y 3 que instrui-
rán á vd. de la muerte violenta del Exmo. Sr. general D. Manuel de
Mier y Terán, ocurrida en Padilla el día 3 del corriente; y asimismo
de la situación crítica en que se halla el Estado de mi mando, á punto
de invadirse por los disidentes de Tampico, con notorio peligro de
que su tranquilidad se altere; y que siendo trascendental el movi-
miento hasta esta capital, venga por fin á envolverse todo el Estado
en la revolución, y la suerte de la república se comprometa en la más
desastrosa anarquía.
279
Necrología.
Tenemos el pesar de anunciar la muerte del general Terán. La
historia juzgará un día con severidad á los grandes hombres que han
figurado en la escena de nuestras revoluciones, y colocará á cada uno
imparcialmente en el lugar que le correspondiere de justicia
Nosotros, sus contemporáneos, cuando nos vemos obligados á exa-
minar los hechos de su vida, podemos resentir todavía la influencia
de pasiones que perturban el corazón y ciegan el espíritu
Al considerar que el general Terán ha exhalado el último aliento,
agobiado por la adversidad do su destino: que sus restos descansan
ya en aquella tierra que cubre las cenizas venerables de Iturbide,
olvidamos sus extravíos, y solo nos acordamos que peleó con gloria
y con denuedo por la independencia de su patria. — L. E.
(Periódico de Zacatecas titulado "El Cometa." número 52 del día 9 de julio de 1832.)
Gobierno supremo del Estado libre de Zacatecas. — Exmo. Sr. —
Por la adjunta copia del decreto que hoy mismo se ha servido expe-
dir la honorable legislatura de este Estado, se servirá V. E. imponer-
se de cuál os la parte que el Estado ha tomado en la presente revo-
lución, y por consiguiente se convencerá V. E. que no le es posible
al mismo Estado franquear á V. lí. los auxilios que se sirve pedirme
en su atento oñ<;io de 7 del corriente.
La noticia funesta que en el citado oficio se sirve V. E. comuni-
carme, de la. muerte violenta del Exmo. Sr. general D. Manuel de
Mier y Terán, acaecida en Padilla el día 3 del presente, me ha sido
tanto más sensible, cuanto que tenía datos positivos para esperar que
aquel digno gem ral y benemérito patriota, obraría muy pronta y efi-
cazmente en favor de la causa de la libertad, y para hacer cesar la
actual revolución.
280
Tengo el honor de reproducir á V. E. las seguridades de mi apre-
cio y atenta consideración.
Dios y Libertad. Zacatecas, julio 10 de 1832. — Francisco García.
— Manuel G. Cosió. — Exmo. Sr. gobernador del Estado de San Luis
Potosí. — Es copia. — Cosío.
(Periódico de Zacatecas titulado "El Cometa. " número 53 del día 12 de julio de 1832.)
Documento Núm. 12.
Ley de 25 de abril de 1S32.
El vicepresidente de los Estados Unidos mexicanos, en ejercicio
del supremo poder ejecutivo, á los habitantes de la república sabed:
Que el congreso general ha decretado lo siguiente.
Art. 1? Quedan libres de las penas á que estaban sujetos por las
leyes comunes, todos los mexicanos por nacimiento que hayan incu-
rrido en delitos políticos, en cualquiera parte de la república, bajo los
términos y con las excepciones siguientes.
2o Los que permanezcan sustraídos de la obediencia del gobierno
en el Estado de Veracruz, disfrutarán do esta gracia con tal que se
presenten al general en jefe de la división de operaciones, en el tér-
mino que señalare el gobierno.
3o Los jefes de superior graduación que tomaron parte en la aso-
nada del día 2 de enero de este año en la plaza de Veracruz, y los
que hallándose fuera de aquel Estado han marchado á engrosar las
filas de los sublevados, de cualquiera graduación que sean, gozarán
la gracia del artículo 1? sujetándose á residir fuera de la república
por el espacio de cuatro años, en punto que no exceptúe el gobierno.
281
4o No se comprenden en el artículo Io á los que, en virtud de sen-
tencia de tribunal competente estén cumpliendo sus condenas, ni
los que por disposición del gobierno se hallen fuera del lugar de su
residencia, por efecto de la ley de 11 de marzo del año de 1831.
5o Los que en cualquiera otro punto de la república han tomado
las armas, sea para adherirse al pronunciamiento de Veracruz, sea
con cualquiera otro objeto, serán comprendidos en la misma gracia,
presentándose á las autoridades militares de las respectivas demar-
caciones, en el término qne señalare el gobierno.
6o La gracia concedida en el artículo Io, se hace extensiva á los
prisioneros, de sargento abajo, pudiendo el gobierno destinarlos, an-
tes ó después de terminada la revolución, á juicio del mismo, para
que continúen prestando sus servicios á la república, en los cuerpos
y puntos á que más convenga para la seguridad exterior, y tranquili-
dad interior. Los paisanos que se hallen prisioneros, serán también
destinados al servicio militar donde convenga.
7o Los jefes y oficiales prisioneros quedan indultados de la pena
capital, sujetos á salir de la república, por el espacio de cuatro años
y residir en un punto que no exceptúe el gobierno. Durante este tér-
mino, disfrutarán, de capitán inclusive abajo, una pensión igual á la
mitad ; y de capitán arriba, la tercera parte del sueldo correspondien-
te á los empleos que obtenían, y que han perdido por la ley de 22 de
febrero último.
8o Los individuos actualmente presos por delitos de conspiración,
serán indultados de la pena capital, si conforme á las leyes hubieren
de sufrirla, y no podrá imponérseles otra mayor que la de destierro
por cuatro años conforme al mérito de las causas.
9o Las viudas é hijos de los sublevados que murieron en la ac-
ción de Tolome, y los de los demás que hayan perecido, durante el
tiempo que permanezcan sustraídos de la obediencia del gobierno
disfrutarán del montepío que según reglamento correspondía á los
empleos que sus esposos y padres obtenían, antes del día 2 de enero
de este año.
10? Se concede amnistía absoluta á los que á satisfacción del go-
bierno hayan prestado ó presten servicios importantes al restableci-
miento de la paz y del orden.
íflojio 11—36.
282
Documento Núm. 13.
El armisticio celebrado en Corral Falso, fué el siguiente:
"En los campos de Corral Falso, á los trece días del mes de junio
de mil ochocientos treinta y dos, reunidos los jefes comisionados por
parte de D. Antonio López de Santa-Anna y general 1). José María
Calderón, entre los dos campos que ambos ocupan uno al frente del
otro, siéndolo por parte del primero D. Juan Arago y D. José María
Vidal, y por la del segundo el teniente coronel I). Félix Merino y pri-
mer ayudante D. José García Conde, para acordar las medidas con-
venientes á fin de evitar la efusión de sangre, entretanto se verifica
la presentación de los Exmos. ¡Sres. general de división D. Guadalupe
Victoria, y gobernador de este Estado D. Sebastián Camacbo, comi-
sionados que deben intervenir como mediadores en la cuestión que
actualmente agita á la república, y sobre cuyo punto espera el E. S.
gobernador de este Estado contestaciones de S. E. el vicepresidente
D. Anastasio Bustamante, según la comunicación presentada al Sr.
general Calderón por D. Juan Carraza, vecino de Jalapa, quien pi-
dió una suspensión de armas á los señores comandantes en jefe de
ambas fuerzas; bailándose para ello como facultado por dicho Exmo.
Sr. gobernador del Estado, ínterin llegaba á Jalapa la enunciada con-
testación: los referidos comisionados, después de haber conferencia-
do según los poderes respectivos, convinieron en ella, sujetándose á
los siguientes artículos:
Io Que para hacer efectivas las disposiciones pacíficas en que se
encuentran ambas partes, y considerándose indispensable la evacua-
ción de los puntos que cada uno está ocupando, las fuerzas del Plan
se retirarán al Puente, las del Sr. general Calderón regresarán al En-
cero, y las del Sr. Santa-Anna á Paso de Ovejas.
2o Los movimientos del Plan, se efectuarán el día de mañana, los
del Sr. Calderón el día de hoy, y los de Santa-Anna luego que éste
sepa el movimiento de los del Plan.
283
3? El Puente Nacional quedará evacuado por las tropas que lo
ocupan y se considerará como neutral, siendo el punto designado pa-
ra la reunión de los comisionados que deben conciliar las medidas de
paz de que ya se ha hablado arriba.
4? Para facilitar el cumplimiento del artículo anterior, la división
del Sr. Calderón del punto del Encero ó de cualquiera otro de arriba
que le convenga, protegerá con los auxilios necesarios á la guarni-
ción del Puente para retirar los enfermos, artillería y pertrechos exis-
tentes en aquel punto.
5? Concluida la operación de que trata el artículo que precede, se
retirarán las tropas del mando del general Calderón á Jalapa, donde
permanecerán hasta la resolución definitiva del supremo poder eje-
cutivo.
6? La división de D. Antonio López de Santa -Anna, ejecutará
su marcha según queda indicado, debiendo hacer su primera jornada
al Plan, y la segunda al Paso de Ovejas, pasando por el Puente Nacio-
nal, para cuyo objeto se comunicarán al Sr. coronel comandante de
aquel punto, las órdenes respectivas, quedando obligado el Sr. Santa-
Auna á dar el salvo-conducto al portador de estas órdenes.
7o Las tropas procedentes de Orizaba, que de un día á otro espera
D. Antonio López de Santa-Anua, podrán incorporarse á la fuerza
que camina á Paso de Ovejas, dándoles aviso de este convenio en ca-
so de encontrarse con la división del general Calderón, iguorantes aún
de lo pactado.
8? Las fuerzas pronunciadas por la acta de Veracruz en el mismo
Estado, uo podrán ser molestadas en manera alguna por las del ge-
neral Calderón, ni éstas por aquellas ínterin dura este convenio.
9? El Sr. coronel Rincón, cumplirá por su parte el presente con-
venio, de modo que entre unas y otras tropas no haya al pasar por el
referido Puente, motivo para la más ligera diferencia.
Y estando convenidos en los artículos anteriores, cuyo cumpli-
miento descansa en el honor, buena fe y probidad de las partes con-
tratantes, sin exigirse los rehenes de costumbre, lo firmaron en di-
cho día. — Félix Merino. — JuanArago. — José García Conde. — José M*
Vidal. — Ratifico el presente convenio, fecha ut supra. — Antonio Ló-
pez de Santa-Anna. — Es copia. — José M* Bonilla, — Es copia. México,
19 de junio de 1832.— Cacito.
284
Documento Núm. 14.
En la heroica ciudad de Veracruz, á los cinco días del mes de ju-
lio de mil ochocientos treinta y dos, reunidos los señores jefes y ofi-
ciales de esta guarnición, y la de la fortaleza de Ulúa, en la casa del
señor comandante militar, coronel D. Ciriaco Vázquez, con el objeto
de fijar sus opiniones sobre los medios que sean más análogos para
que tenga verificativo el restablecimiento de la constitución y leyes,
pedido por las referidas guarniciones el memorable 2 de enero últi-
mo, y á fin de que pueda cimentarse la paz en la república sobre ba-
ses sólidas é indestructibles, entraron á tratar tan interesante asunto
con el detenimiento que requiere. Convinieron unánimemente, en
que para que se restablezca el imperio de la constitución y leyes, de
un modo positivo, opuesto por consiguiente al que siguieron los au-
tores dej plan de Jalapa, que con la más inaudita perfidia invocaron
tan sólo estos sagrados nombres para revestirse del poder, saciar sus
venganzas, haciendo correr á torrentes la sangre mexicana en los
campos y en los patíbulos, repartir los empleos públicos entre sus
favoritos, y sistemar la más dura y oprobiosa tiranía, es indispensa-
ble que se legalice el ejecutivo conforme á los sanos principios que
sostienen estas guarniciones y las demás tropas y pueblos que se han
adherido á su pronunciamiento. Convinieron asimismo, en que esta
medida es tanto más necesaria y urgente, cuanto que el poder tirá-
nico y usurpador que se llama gobierno, se precipita cada día á nue-
vos atentados contra las libertades públicas y gai'antías individuales.
Sobre este particular se tuvo presente el medio criminal que adoptó
el referido poder usurpador, para contestar á la justa petición del 2
de enero, empleando únicamente los recursos reservados á la tiranía,
que son el acero y el cañón, por cuyo medio ha renovado la guerra
civil, ocasionando nuevos menoscabos en las fortunas, nuevos derra-
mamientos de sangre, nuevos lutos y lágrimas en las familias, y nue-
vos malos de toda especie en la sociedad, de mayor y más funesta
285
trascendencia que los que se experimentaron por la guerra del Sur:
se tuvo también presente, que la mala fe ó inmoralidad del mismo
poder usurpador son cada día más ostensibles, de cuya verdad es
una prueba la aparente remoción del ministerio con que ha preten-
dido tan sólo tender un lazo á los imbéciles y á los incautos, porque
lejos de formarlo nuevamente con personas que merezcan la confian-
za pública por su aptitud y conocido amor á la independencia ó ins-
tituciones federales, ha dejado uno de los antiguos secretarios, y
están desempeñando las demás secretarías los oficiales mayores, para
que de este modo continúe sin alteración la política maquiavélica y
la marcha tortuosa, sistemada por aquellos: se hizo, finalmente, una
reseña de los nuevos ataques dados á la libertad de imprenta, de las
persecuciones, intrigas infames, y otros actos proditorios que son de
pública notoriedad, cometidos por el repetido poder usurpador del
2 de enero á la fecha; y convencidos íntimamente de la realidad de
todo lo expuesto, acordaron hacer nueva manifestación de sus sen-
timientos para que el E. S. general en jefe D. Antonio López de
Santa-Anna, se sirva tomarla en consideración para la próxima con-
ferencia que debe tener en el Puente Nacional con los Exmos. Sres.
D. Guadalupe Victoria y D. Sebastián Camacho, y cuyos sentimien-
tos se contienen en los artículos siguientes :
Io Las guarniciones de Veracruz y de Ulúa, reiterando la pro-
testa que hicieron en 2 de enero de este año, nuevamente por su fiel
observancia, y porque tengan el más pronto efecto sus artículos 84
y 85.
2? Que en consecuencia, quede inmediatamente separada del po-
der ejecutivo la persona que lo ejerce en el día, entrando á funcio-
nar las designadas por la misma constitución en los artículos 97 y
98, entretanto toma posesión de su destino el legítimo presidente.
Y habiéndose acordado en conclusión, que se nombrase en el acto
una comisión de cinco individuos de esta junta para poner en las su-
periores manos del Exmo. Sr. general en jefe un ejemplar del pre-
sente documento, y suplicarle á la vez que no condescienda á que se
altere en cosa alguna el sentido de los precedeutes artículos, porque
además de que en su exacto cumplimiento se interesa el bien procu-
munal, demuestran de un modo inequívoco la pureza de intenciones
que animan así á S. E. como á todos sus subordinados, recayó el in-
286
dicado nombramiento en el coronel D. Cristóbal Tamariz, tenientes
coroneles D. José María Flores, D. Ventura Mora y D. Juan Soto, y
capitán D. José Antonio Guzmán; y firmaron esta acta los señores
jefes do ambas guarniciones, y de los oficiales uno por clase, conmi-
go el secretario nombrado para el efecto. — (Siguen las firmas.)
Documento Núm. 15.
Francisco García gobernador del Estado libre de Zacatecas, á sus habitan-
tes, sabed:
Que los CC. diputados secretarios del honorable congreso del
mismo Estado, con esta fecha, me han comunicado el decreto si-
guiente:
Secretaría del cougreso del Estado libre de Zacatecas. — Exmo.
Sr. — El honorable congreso constitucional del Estado libre de Zaca-
tecas, considerando:
Primero. — Que cuando los Estados adoptaron el plan proclama-
do en Jalapa por el ejército de reserva, fué bajo el concepto de que
por él se restablecería el orden constitucional en la república:
Segundo. — Que el general Bustamante, lejos de restablecer el or-
den constitucional, como lo había prometido en su pronunciamiento,
ocupó inconstitucionalmente la silla presidencial, y que para soste-
nerse en ella se ha violado repetidas veces la carta fundamental :
Tercero. — Que para conseguir la remoción de su ministerio ha
sido necesaria una guerra civil que ha causado estragos lamentables :
Cuarto. — Que la guerra no puede cesar sino dando al gobierno un
carácter constitucional, y que no puede tenerlo sino reconociendo por
legítimo presidente al Exmo. Sr. D. Manuel Gómez Pedraza, que ob-
tuvo en septiembre do 1828 la mayoría absoluta de votos de los Es-
287
tados, y que ha sido llamado ya por el general Santa- Anua y muchos
jefes y oficiales á tomar posesión de su destino, para concluir el pe-
ríodo constitucional en que ha debido funcionar, decreta:
"1? El Estado de Zacatecas reconoce por legítimo presidente
constitucional de la república al E. S. D. Manuel Gómez Pedraza.
"2? Este reconocimiento subsistirá aún cuando la cámara de di-
putados del congreso general no haga la calificación de los votos emi-
tidos por las legislaturas de los Estados el año de 28, por ser incues-
tionable que el general Pedraza reunió la mayoría absoluta de dichos
votos, y tuvo ios requisitos constitucionales al tiempo de la elección ¡
y por considerar á los representantes actuales de la nación sin la liber-
tad necesaria para ocuparse de este asunto.
"o? El gobierno del Estado obrará en sus relaciones exteriores
de conformidad con este decreto, y para sostenerlo podrá disponer
hasta de seis mil hombres de la milicia cívica y hacer todos los gas-
tos que al efecto juzgare necesarios."
Lo tendrá entendido el gobierno y dispondrá se imprima, publi-
, que, circule y se le dó su debido cumplimiento.
Dado en el salón de sesiones del honorable congreso de Zacatecas
á los diez días del mes de julio de mil ochocientos treinta y dos. —
Antonio Eugenio de Gordoa, diputado presidente. — Pedro Sanromán, di-
putado secretario. — José Luis del Hoyo, diputado secretario. — Exmo.
Si*, gobernador de este Estado.
Y para que llegue, etc. — Francisco García. — Manuel G\ Cosío.
(Periódico de Zacatecas titulado "El Cometa." número 53 del día 12 de julio de 1832).
288
Documento Núm. 16.
Nueva York, diciembre 28 de 1830. — Reservado. — Al Sr, coro-
nel Mejía. — Muy Sr. nuestro. — Con éste le acompañamos á vd. un po-
der que dieron los Sres. Zavala. Vehlein et Burnet, al Lie. Anthony
Dey, William H. Sumner y George Curtis, y como dicho documento
contenga cláusula de sustitución, la que hemos hecho en vd. para que
en su vista tenga á bien obrar en la materia según las instrucciones
siguientes.
Ya está vd. enterado de las medidas que se han tomado tocante
á las diferentes contratas de tierras baldías que hizo el gobierno me-
xicano en favor de los ISres. Zavala, Vehlein y Burnet, y con estas
instrucciones recibirá vd. también copias certificadas del acta que
nombra á los fidei-comisarios de la compañía y del acta de asociación,
estando acompañada cada una de dichas de una traducción en cas-
tellano.
Desenvuelven los dichos documentos el plan de operación que de-
berán seguir los fidei-comisarios ó agentes de la compañía estable-
cida para la cultura de las tierras cercanas de la bahía de Galveston.
en la provincia de Texas, á fin de llevar á éxito la colonización de di-
chos terrenos; y como prueba incontestable de nuestras intenciones
de establecer las colonias cuanto antes, hemos despachado este mis-
mo día para dicha bahía la goleta "Angélica," la que va cargada de
víveres y de instrumentos agriculturales, á más de los agentes de la
compañía y de algunos emigrados suecos y alemanes, los que deberán
empezar un establecimiento en el dicho punto, construyendo casas y
otros abrigos prontos á recibir á otros emigrados que aguardamos de
Europa, ó á los que á su llegada á estos Estados estén dispuestos á em-
barcarse para establecerse sobre las tierras de la compañía en Texas,
El envío de esa goleta nos costó cerca de 4,000 pesos. Ya está
vd. impuesto de que el Sr. Zavala ha salido para Francia con el en-
289
cargo de proporcionar cuanto antes emigrados europeos que debe-
rán dirigirse de dicho reino á la bahía de Galveston.
Se han tomado también otras medidas á fin de proporcionar fami-
lias de Inglaterra, de Escocia y de Irlanda, y no dudamos de que si la
gran liberalidad y energía, las que hasta ahora han tan eminentemente
distinguido al gobierno mexicano, en lo que respecta á las tierras bal-
días de su territorio, se extendiesen en nuestro favor, según hemos
solicitado, que podrá nuestra compañía establecer en dichas tierras
una población muy numerosa, la que de aquí á muy pocos años no
dejará de aumentar á un mismo tiempo las fuerzas, los recursos, y
por consiguiente las riquezaas de la república.
Se conseguirá indudablemente este fin con sólo muy poco de es-
píritu de empresa, teniendo nuestra compañía, como no lo ignora vd.
(si se consiguieren los privilegios que tienen solicitados) amplios re-
cursos para que se haga Texas una porción muy interesante del te-
rritorio mejicano.
En este particular, pues, contamos con que vd. haga sus mayores
esmeros para que se coronen de suceso todos nuestros deseos.
Ya se ha pasado tiempo bastante desde que vd. vino á residir en
los Estados Unidos, para que vd. haya observado la gran diferencia
que existe entre un pequeño terreno bien cultivado, situado en estos
países, y un sitio de tierras en México bajo la dirección de un labra-
dor mexicano. Una haciendita en estos Estados del Norte, constando
de poco más de media medida, está siempre en tan buen estado de
cultura, que no solamente mantiene al propietario y á su familia, co-
munmente numerosa, sino que, á más de eso, saca de ella mucha uti-
lidad para la venta de una parte de sus productos. Según este prin-
cipio, pues, nuestra compañía se propone introducir á muchos emi-
grados, quienes de una medida de terreno situado en las fértilísimas
regiones de Texas, sacarán más utilidad (tanto para ellos mismos,
como para el Estado ) de la que saca el labrador mexicano de un te-
rreno considerable.
Convengo, sin embargo, en que sería bastante difícil el hacer en-
tender lo que acabo de decir, á un hacendado mexicano que no hu-
biese estado en estos Estados. Es, no obstante, mucha verdad, y no
dudo de que las observaciones propias de vd. le hayan proporciona-
do la facultad de juzgar de la exactitud de lo que digo.
Tomo II.— 37
290
Está en el poder de una compañía organizada como lo está la
nuestra (si nos diere el gobierno mexicano el grande y generoso apo-
yo que está á su alcance) el establecer nuestra colonia sobre el pie
más respetable, mientras tanto puede obrar el gobierno de modo á
inutilizar nuestros esfuerzos y aniquilar nuestras esperanzas. En
cuanto confesamos francamente que nuestro objeto es el ganar di-
nero, y que si hacemos todas las diligencias y los sacrificios de dine-
ros necesarios para mejorar y enriquecer un terreno, es muy justo
el que saquemos las utilidades correspondientes á nuestros riesgos
y desembolsos.
Cuide vd. que no se suponga por un solo instante el que un pu-
ñado de individuos, como los que forman nuestra compañía, tengan
proyectos de política que llevar á éxito, ó el que tengan el más mí-
nimo deseo de establecer ó de tener en Texas oíro gobierno que el
de México, pues conforme al manifiesto que hemos dado á luz, debe
vd. hacer creer no solamente ser nuestro interés que quede la colo-
nia sujeta á las leyes mexicanas, sino que todo emigrado que vaya
allá debe estar persuadido que disfrutará de ventajas mucho mayo-
res bajo aquellas leyes que bajo las de los Estados Unidos del Norte,
ó las de un gobierno separado é independiente.
El interés propio es la pasión más fuerte del hombre; basta, pues,
el hacer nacer en él ese sentimiento, para que se deje dominar por
ello, y que haga todos sus esfuerzos para procurar satisfacerlo : bajo
este principio debemos persuadir de que este gobierno no tiene nin-
guna intención hostil contra el de México, ni tampoco el menor de-
seo de desmembrar su territorio por medios ilegales ó injustos; su-
plicamos á vd. dirija sus mayores esfuerzos en conseguir, por todos
los medios posibles, la revocación de tal parte de la ley de coloniza-
ción del 6 de abril de 1830, que prohibe que se establezca en Texas
ningún natural de los Estados Unidos del Norte. Interesa sobera-
namente á todo país, y sobre todo á un Estado nuevo, el tener por
habitantes á hombres quienes al mismo tiempo que sean de buenas
costumbres, sean también muy adictos á la industria; en fin, á hom-
bres que estén acostumbrados á cultivar sus campos según los me-
jores principios de agricultura; tales son los que vd. habrá visto prac-
ticarse con tanto provecho en estos Estados.
Nos ocupamos en este momento, como vd. no lo ignora, en tomar
291
las medidas necesarias para establecer en nuestras contratas, colo-
nias de americanos y europeos. Sin desear, pues, sacar distinciones
envidiosas en favor de un pueblo con perjuicio de otro, creo que vd.
convendrá con toda franqueza, en que los labradores de los Estados
de la nueva Inglaterra, serían de todos los pueblos los más á propósi-
to para formar las colonias de que se trata. Es gente de costumbres
excelentes, de empresa y de una industria inacabable, y se puede
decir con justicia que ha esparcido la abundancia y la dicha en cual-
quier país en que haya ido á establecerse; en fiu, se ha visto hacer
florecer lugares que jamás antes había pisado el hombre.
Según las leyes actuales de México, no podemos introducir á esta
gente en las contratas, aunque sería fácil establecerla á mucho me-
nos costo que á cualquiera otra, y por estos medios poblar el terri-
torio en la mitad del tiempo de lo que lo podríamos hacer con euro-
peos.
Creemos habernos extendido sobre este particular para que haga
vd, lo posible á fin de conseguir la revocación de esta parte de la ley
de colonización.
NOTAS.
1* Siendo intención de la compañía el colonizar todo el terreno
señalado dentro de los límites de las contratas transferidas á los fi-
deicomisarios ó agentes de la sociedad, ante todo, lo creemos á pro-
pósito y aun de la mayor importancia el que vd. obtenga del E. S.
gobernador de Coahuila y Texas otra contrata para la colonización
de mil familias sobre las dichas tierras sobrantes.
Tenga vd. presente que para efectuar eso, basta con la sola au-
toridad del gobernador de dicha provincia: y así como este es el pri-
mer paso, así es que el efectuarlo es de la mayor consideración, por-
que de este modo tendremos derecho al término de seis años para
colonizar el todo, lo que esperamos llevar á efecto sin dificultad.
2* Se hizo, algunos años hace, á un tal Leftioich la concesión de
unas tierras que están cercanas á las nuestras: este sujeto, según
se dice, las vendió á unos individuos de Xashville, quienes estable-
cieron una compañía que fue reconocida por el gobierno de México.
Pensamos el que resultarían á nuestra sociedad ventajas muy
292
grandes, si el gobernador de Coahuila y Texas hace la contrata nue-
va para el establecimiento de las mil familias en favor de los fidei-
comisarios ó agentes de la compañía, siendo éstos el Lie. Anthony
Dey William, S. S. ÍSumner y George Curtís; y no siendo esto posi-
ble, que se haga esta contrata á favor de Zavala, "Wehleim y Burnet.
Después será menester que vd. procure conseguir del congreso
del Estado de Coahuila y Texas, el que reconozca nuestra compa-
ñía, bajo el mismo pie (ó si se puede con condiciones más ventajo-
sas) que el que se estipuló con la compañía de Nashville.
No prevemos ningún inconveniente á que se nos hagan directa-
mente (como á empresarios) las dichas contratas, habiéndonos ce-
dido los anteriores todos sus derechos y privilegios, como á fideico-
misarios ó agentes, tanto de ellos como de sus socios.
3* Interesaría mucho á la compañía el que se consiguiera del go-
bernador de Coahuila y Texas á favor de dichos fideicomisarios, sus
herederos ó sustitutos, una concesión de tierras, con feudo simple,
á condición de que estableciese sobre ella, á épocas señaladas, un
número estipulado de familias, teniendo vd. cuidado que se extien-
da lo más posible el término para la colonización, de dicha concesión,
siendo al mismo tiempo las familias que se deban proporcionar en
menor número posible.
Sírvale á vd. de gobierno el cálculo siguiente: Quinientos emi-
grados en dos años, otros quinientos en cuatro años, otros quinien-
tos en seis años, igual número en ocho años, y otros tantos en diez
años, siendo dichos números mayores de los que prescriben las leyes
de colonización, .por una extensión de terreno como la que se halla
dentro de los límites de nuestras contratas; y en caso que no se haya
introducido en las épocas señaladas el número de emigrados contra-
tado, que se pague al gobierno una cierta cantidad por cada emigra-
do que no se haya establecido por la compañía.
Convenimos en que se haga dicha contrata bajo todas las condi-
ciones y restricciones que acostumbi'a estipular el gobierno; y si no
se pudieren conseguir dichas condiciones sin fianza de nuestra par-
te, ó si se exige una, autorizamos á vd. á firmar por la sociedad los
documentos necesarios á ese efecto, los que serán ratificados por la
compañía lo más pronto posible.
Por lo que respecta al coronel Austin, creemos que se debenín
293
tomar las medidas para explicarle nuestras miras, á fiu de que tenga
presente :
1? Los esfuerzos que se van á hacer por vd. para introducir un
gran número de emigrados en nuestras contratas, lo que no podrá
menos que aumentar mucho el valor de su colonia.
2? El deseo que tenemos de cooperar con él en vender nuestras
tierras á un precio, el cual deberá convenirse por ambas partes á fin
de que sean nuestros precios uniformes.
En razón del buen concepto que hemos formado tanto del coro-
nel como del espíritu de empresa que le anima, no dudamos de que
se haya convencido de las ventajas que le resultarán de las opera-
ciones de nuestra compañía, llamando la atención del mundo entero
á un sitio tan favorecido de la Providencia como lo es Texas, siendo
cierto que si conviniere el coronel en señalar un precio fijo conforme
nuestra intención, no tardará en hacerse el hombre más rico de la
provincia. Entre las muchas é importantes consideraciones que vd.
debe tener presentes, es la del nombramiento de un comisionado pa-
ra posesionar á los colonos de sus tierras segúu la ley de coloniza-
ción.
►Si el coronel Mejía pidiese su retiro con intención de fijar su re-
sidencia en la provincia de Texas, sería de mucho interés á nuestra
compañía el que él quisiese aceptar dicho nombramiento. Le supli-
camos dar á la materia la consideración que merece, á.fin de que
procure efectuar un arreglo que tanto deseamos.
Nuestros agentes en la provincia y en México le proporcionarían
todos los medios posibles para el desempeño de los deberes de su
comisión.
Se espera que acompañará al coronel Mejía el Sr. Emvard Cur-
tís, quien le dará toda la asistencia que esté á su alcance. — ( Aquí
hay una firma de un individuo, que no se ha podido entender por la
pésima escritura.) — Geo. Curtís, secretario.
Por traducción conforme al original escrito en lengua inglesa. —
Nueva York, Febrero 2 de 1831. — Edén Alien, profesor y traductor
de lenguas, número 4. Broad Street.
OCTAVO PERÍODO ADMINISTRATIVO
TÍTULO OCTAVO.
El general D. Melchor Múzquiz presidente interino desde 14 de agosto
á 24 de diciembre de 1832,
CAPÍTULO I.
Situación en que se hallaba In república en fines de 1 §32. —Grandes nc«
ciones de guerra tiiuy notables, con otros sucesos de importancia,
Fatigada la república mexicana, puede decirse, desde que
se proclamó su independencia allá en el pueblo de Dolores,
lia ido marchando desgraciadamente por sendas muy difíci-
les. Ha tenido que sufrir transiciones no comunes, siempre
peligrosas, y propias para concluir con su ser político has-
ta poder ser borrado su nombre en el catálogo de las na-
ciones.
La Providencia divina ha querido conservar la naciona-
296
lidad de México; pero nos deja pasar al mismo tiempo de uro
modo peligroso por la prueba y por el camino por donde han
pasado casi todos los pueblos de la tierra. La discordia y la
guerra civil, la falta de hacienda y de recursos nos han afli-
gido antes del año de 1821, y también en poco más de dos
lustros, que comprenden las respectivas épocas de los perío-
dos administrativos, que sirveu de materia á estas Memo-
rias, hasta 1832.
En lo que dejamos escrito asentamos que, á mas de lo
desgraciado que ha sido nuestro país en lo político y hacen-
darlo, ha sido mucho mayor el mal causado por el encarni-
zamiento de la guerra fratricida, que ha acabado casi con la
tranquilidad pública, con los intereses y personas de mexi-
canos beneméritos y hasta con la población.
Puntualmente son éstos, en nuestro concepto, los auspi-
cios bajo que entra á gobernar el presidente interino, gene-
ral I). Melchor Múzquiz. La cruel y desastrosa guerra del
Sur de México; los cadalsos de Padilla, Ohilapa, San Luis
Potosí, Puebla y de otros puntos, así como las últimas ac-
ciones de guerra en Tampico, Pozos de San Luis, Tezuitlán
y Tolomé, presentan al nuevo presidente un país de males-
tar y un suelo empapado en sangre.
Mucho tiene que hacer el gobierno interino que sucede
al vicepresidente de la república, por hallarse obligado á po-
nerse á la cabeza del ejército, para procurar contrariar los
avances de la revolución que puede asegurarse fué la volun-
tad nacional. Tiene el ejecutivo que dirigir su administra-
ción con el gabinete y extender su influjo y resorte á toda
la república para beneficio de ella misma.
Al intento, el día 19 del propio mes de agosto, formó el
presidente interino su ministerio, nombrando para las secre-
tarías del despacho á las personas siguientes: para relacio-
nes á D. Francisco Fagoaga; para justicia y negocios ecle-
siásticos á D. Juan Ignacio Godoy; para hacienda á D. Ig-
297
nació Alas, y para la de guerra y marina á D. José Ignacio
Ibeni.
No será el que esto escribe quien califique la referida
elección de personas, recomendables ciertamente, y sólo sí
aseguramos que los hechos de los ministros en el desempeño
de las carteras, y no las palabras y elogios de impugnado-
res ó de adictos, deben acreditar y calificar de buenos ó ma-
los sus nombramientos.
Eecordamos que el último acto de la administración -de
Bus turnante, fué el crear y dar empleos militares desde la
más superior hasta la unís inferior clase; y justo es decir que
por primera providencia de Múzquiz, fué retirada del sena-
do la propuesta (pie se acababa de hacer en su favor para ge-
neral de división.
Siguieron los acontecimientos públicos explicándose y te-
niendo efecto conforme á los antecedentes, existentes y pre-
parados en la época.
La marcha y operaciones del general presidente sobre los
Estados del interior, y lo encendido y animado que se halla-
ba el fuego de la revolución en los Estados del Oriente, pro-
dujeron naturalmente el efecto que era de esperarse, esto es,
combates y sangre.
En septiembre tuvieron lugar en los Estados del Norte
y del Oriente algunas acciones parciales de guerra. Hubo
otras muy señaladas é importantes por sus circunstancias
particulares y principalmente por sus resultados, que afec-
taron no sólo intereses individuales muy señalados, sino los
generales de la nación: el Gallinero, el Palmar y el rancho
de Posadas se recordarán siempre y se llorarán por los me-
xicanos. La tranquilidad pública, los intereses de personas
y de la nación, el buen nombre de la república, su estabili-
dad y aun su existencia, fueron comprometidos y librados
al triste azar de la guerra y al rudo poder de las armas.
Después de graudes y costosos preparativos de campaña,
Tomo II. —38
298
tuvo efecto en el puerto del Gallinero el día 18 del referido
mes de septiembre, el choque de las fuerzas del gobierno ge-
neral con las de los Estados, particularmente de el de Zaca-
tecas.
Fueron derrotados los pronunciados contra el gobierno
por las tropas del mismo en dicho punto, adonde se dirigió
primeramente el general Moctezuma, pretendiendo ocuparlo
con la muy considerable fuerza que mandaba. Se propusie-
ron uno y otro general observar sus movimientos respecti-
vos, y tanto el vicepresidente como Moctezuma creían haber
penetrado las combinaciones é intenciones de su respectivo
enemigo. Nombraron sus secciones militares; eligieron sus
jefes y señalaron sus rumbos; resultando que el general Aris-
ta, en la mañana del 18 del referido septiembre ocupase el
citado puerto del Gallinero, presentándose Moctezuma po-
cas horas después con la misma pretensión, y en el momeuto
que llegó rompió el fuego sobre las fuerzas que mandaba el
coronel D. José Vicente Miñón, obligando con este paso de
hostilidatl decidida, al general Bustamante, á que combinase
y dirigiese sus operaciones, como lo hizo, generalizando el
combate, y de un modo que no estaba previsto.
Moctezuma dispuso sus fuerzas para atacar á su contra-
rio; batiendo la línea que ocupaba Bustamante pretendió
arrollar por el centro la división; pero en vez de conseguir
el triunfo resultó una verdadera y formal derrota, cargándo-
le las fuerzas de todas armas hasta replegarlo á su reserva,
después de sufrir muy grande y sensible pérdida, sin que
pudiese rehacerse, como lo intentó, para renovar el ataque,
pues las fuerzas de Bustamante flanquearon las de Mocte
zuma y consumaron su derrota.1
Esta fué tal, que puede decirse que como el humo des-
apareció la brillante división que mandaba Moctezuma, y que
1 Documento nata. 1.
299
preparada por el patriotismo, había costado, con especialidad
á Zacatecas, tiempo, empeño, afanes y dinero. Dispersión,
persecución y muerte fué el resultado de esta sangrienta jor-
nada, que si bien ofrece ejemplos y lecciones de valor, pre-
senta igualmente pérdidas y desgracias que pueden calcular-
se por el número de los que murieron. Novecientos sesenta
y nueve, dice el párroco de Dolores,1 fué el número de los
que recibieron sepultura en su parroquia, advirtiéndose que
los dispersos fueron perseguidos y acuchillados hasta laha-
cienda de Trancas.2 Quedaron, pues, batidas y dispersas las
fuerzas militares de los Estados del interior.
Pero en el Palmar, y en el propio mes de septiembre, tu-
vo lugar otro brillante hecho de armas, cuyo desenlace y
término fué de victoria para los pronunciados. Y como casi
á un tiempo pasaban estos dos grandes acontecimientos de
la revolución, el Gallinero y el Palmar, fueron entre sí mis-
mos de tal naturaleza contrarios, que al destruir el uno al
otro produjeron necesariamente resultados contrarios; sien-
do lo más notable que causaron estas dos acciones una ver-
dadera confusión y mezcla de ideas, y aun de principios, que
llegaron á confundir al gobierno, á las autoridades locales,
á los particulares y aun á los mismos pronunciados.
Viós?, en consecuencia, que los Estados interesados en
sostener el movimiento revolucionario, comenzaron á con-
fundirse y aun á variar, en términos de que allá por el mes
de octubre se notaron debilidades, retractaciones, proyectos
de pacificación y otras muchas providencias y actos de au-
toridades y de particulares, que indicaban y aun probaban
1 Documento núm. 2.
1 Pueden verse los números del periódico "El Sol" correspondiente í los días 28 de
ieptiembre á i de octubre de 1832, donde con extensión constan detalladas en los respec-
tivos partes militares las noticias y pormenores que acreditan lo empeñado de la acción
del Gallinero y lo glorioso de la jornada para loa beligerantes, por el valor, pericia y de"
•isión que respectivamente acreditaron.
300
la ninguna esperanza que se tenía del éxito final de la revo-
lución, sin que faltasen humillaciones y miedo, pues que de
todo hubo en San Luis, en Zacatecas y en otros Estados;
notándose una espectativa verdaderamente maquiavélica en
Jalisco, en Micboacán y en Gunnajuato, á pesar del ensanche
que hauía tenido la opinión y de que eran ya nueve listados
los comprometidos. Contribuía átodo esto y aun al desalien-
to público, la ocupación que efectuó el general Bustamante
de los Estados de Querétaro, San Luis y Zacatecas, regresan-
do después del triunfo del Gallinero á la capital de San Luis.
Situado allí Bustamante, por sus combinaciones y provi-
dencias se fueron explicando naturalmente y resintiéndose
los efectos de la pérdida del Gallinero. Se desorganizó el
gobierno del Estado de San Luis, que después de la acción
de los Pozos había creado la revolución. El gobernador D.
Vicente Romero, con las autoridades y «algunas tropas, se re-
fugió en Zacatecas, donde fué bien recibido al pronto; pero
pasados algunos días, y habiendo» 3 acercado Bustamante
á la capital de este Estado llegando hasta Salinas, logró con
sus manejos introducir desconfianzas entre autoridades ó in-
dividuos, y pudo desvirtuar, aunque muy poco, la fuerza de
la opinión. Se trató, por último, de promover la derogación
del decreto memorable de 10 de Julio; y aunque semejante
idea y tentativa se encontró con grandes resistencias, no de-
jó de germinar un poco, apareciendo en lo público y osten-
sible el gobernador García como seducido, intimidado ó dé-
bil. Causó una grande sensación esta inesperada ocurren-
cia, y por todos caminos llegaron al gobernador las mani-
festaciones más enérgicas y expresas del disgusto público y
general, al advertir que parecía un cambio de conducta y de
principios de política la que se quería establecer de nuevo,
después de la desgracia del Gallinero.
La presencia de las autoridades de San Luis, y la decidi-
da opinión en favor de las ideas y principios de la revolu-
301
ción, y hasta de los intereses creados por ella, agitaban de
un modo enérgico los procedimientos del gobierno; pero al
mismo tiempo tení:i éste qne considerar y pulsar inconve-
nientes no sólo en lo general de mi orden común, sino los
qne producía en el territorio la existencia, aproximación ó
internación del vicepresidente, que pisaba ya y amagaba las
poblaciones del Estado y aun de los limítrofes.
Tuvo, pues, García la necesidad no de cambiar efectiva-
mente sus planes y principios proclamados; pero sí se vio
obligado á obrar de una manera qne parecía contraria á la re-
volución, en términos de que como ya indicamos eu otro
lugar, llegó á creerse que vacilaba y acaso temía el prose-
guir sus operaciones y marchar por la senda que estaba tra-
zada, tanto por el Estado de Zacatecas como por los de Ja-
lisco, Durango, Tamau lipas, Veracruz y otros, fuera de mu-
chas poblaciones que estaban comprometidas por claras y
expresas manifestaciones de la opinión de sus habitantes.
La ocupación que verificaron las tropas del gobierno de
algunos lugares del Estado de Zacatecas y de algunos otros
Estados, y principalmente la necesidad eu que se hallaba
García no sólo de llenar las obligaciones que tenía respecto
del Estado, sino también respecto á los intereses generales
de la nación, lo presentaron dentro y fuera de su mismo te-
rritorio como vacilante, y auu acaso opuesto ya á las ideas
y plan proclamado,
En estas comprometidas circunstancias, viéndose comba-
tido aun por sus propios amigos, entre otras providencias
dispuso la reunión de una junta consultiva, que en lo parti-
cular, con presencia de antecedentes y con su informe, le
diese dictamen para obrar del modo más seguro y prudente,
sin contrariar la voluntad manifiesta del Estado, y ya nacio-
nal, eu aquellos días en que aparecía uniforme la opinión en
favor de reivindicar y sostener la estabilidad del gobierno
legítimo de la república.
302
Reunióse la junta compuesta del mismo gobernador Gar-
cía, del gobernador Romero, de San Luis, de un diputado
que lo fué D. Valentín Gómez Farías, y del que esto escribe,
como ministro del tribunal de justicia del Estado. Entramos
en conferencia amplia y reflexiva, discutiendo seriamente los
puntos más arduos, y con particularidad el de fijar la marcha
política que se debía seguir sin variación y con la mayor fir-
meza. Resultó unánimemente convenido que en nada se va-
riase cuanto antes se había acordado y dispuesto para hacer
efectivo el cumplimiento de las resoluciones dictadas en sos-
tén de la legitimidad del gobierno general, y en apoyo y
cumplimiento del decreto de 10 de Julio que debería hacer-
se efectivo por cuantos medios estuviesen al alcance, y en
poder de los Estados comprometidos: que marcharía el go-
bernador de San Luis bajo tales principios, y situándose,
como en efecto se situó, en punto propio para hacerse res-
petar y ser restituido al mando de su Estado, volviese á
restablecer el orden que había faltado por algunas defec-
ciones.
Así, y con auxilio del Estado de Zacatecas, se verificó
todo, y rehaciéndose las fuerzas perdidas continuó la revo-
lución su marcha. San Luis Potosí recobró su poder y se co-
locó en el punto que había perdido; Zacatecas también alzó
la frente; se hizo respetar, y sin embargo del revés azaroso
del Gallinero, siguió con firmeza y resolución la empresa he-
roicamente acometida.
Dos sucesos importantes vinieron con oportunidad á ser-
vir directamente de estímulo á los comprometidos en la re-
volución que ya parecía muy combatida y contrariada. El
primero fué la renuncia que el vicepresidente Bustamante
hizo al siguiente día de la acción del Gallinero,1 pues que
en este paso sin duda mostró aspiran tismo ó debilidad, y
1 Documento núm. 8.
303
fuese uno ó fuese otro, siempre le deshonraba y favorecía á
sus contrarios. El otro acontecimiento fué la victoria que pa-
samos á referir.
En San Agustín del raimar, después de operaciones di-
versas, estableció Fació sn cuartel general, sin que mejora-
se su situación, porque cuando los pronunciados aumenta-
ban bajo todos aspectos, él disminuía en número y discipli-
na de sus tropas. Y como el tiempo transcurría y el general
Santa— Anna no perdía oportunidad ni momento; y como por
su eficacia y empeño había logrado tener á su división en
el estado más brillante, aprovechándose por una parte del
modo ineficaz y lento con que obraba su contrario, y por
otra parte de los exactos y prácticos conocimientos que tenía
del terreno en que obraba y en que pasaban las funciones
de armas, tomó dicho general decididamente la ofensiva con-
tra Fació, y el día 29 de septiembre del repetido año de 1832,
cuando creía el general que mandaba las fuerzas del gobier-
no que estaba muy bien situado y defendido, no sólo por sus
muy estudiadas posiciones, sino porque la fragosidad de las
cuestas de Maltrata lo resguardaban, fué burlado en térmi-
nos de que sin haber sido obstáculo los desfiladeros y las
cuestas, apareció Santa-Anna frente al cerro de Chaltepec,
que está casi á la vista del Palmar y que se hallaba ocupa-
do militarmente. Fació, que había dividido sus fuerzas si-
tuando una de sus secciones en el Palmar, bajo las órdenes
del general Azeárate, y dejando la otra á las suyas inme-
diatas en el referido punto ocupado, se quedó en él, y la par-
te que había emboscado en la hacienda de la Trasquila, se
vio en cierto modo separada del cuerpo de la división.
Observadas estas operaciones por el general Santa-Anna,
y tomando en consideración los movimientos y planes de su
contrario, dispuso que presentándose su caballería en aptitud
de atacar á Chaltepec, cargase una fuerte sección ó colum-
na sobre los que defendían á San Agustín del Palmar. Se
30á
verificó el ataque; no bubo tal flanqueo en la Trasquila, y
aunque el general Azcárate con valentía y honor defendió
su puesto, fué vencido, y en tan poco tiempo, que no llegó
á una hora el ataque que coronó con la victoria á los corone-
les Mejía y Jarero, perdiendo Azcárate después de desaloja-
do y batido, su artillería, parque, trenes y cuanto tenía la
división, quedando en el campo muy cercade quinientos hom-
bres entre oficiales y tropa. Fació, sin batirse, huyó precipi-
tadamente para la sierra con la vergüenza de la derrota que
había sufrido, después de gastos crecidos, combinaciones y
tiempo; derrota «pie se hizo extensiva á sus auxiliares, pues
el general D. Juan José Andrade, gobernador y comandan-
te general de Puebla, que en combinación con Fació marcha-
ba por Tepeaca en su auxilio, al saber el infausto suceso re-
trocedió á Puebla, desertando é incorporándose al partido de
la revolución más de dos terceras partes de su fuerza.
Con este espléndido triunfo expedito el general Santa-
Auna sus operaciones y su marcha: la huida de Fació dejó
libre el camino para Puebla. Este fué injusto para con el bi-
zarro general Azcárate, porque como se ve en el parte de su
derrota1 !a atribuyó á desobediencia, que no existió; pues
dice que le es tanto más sensible este suceso, cuanto que sólo
la imprudencia del general Azcárate, le había privado de la
satisfacción de participar que Santa-A una había quedado re-
ducido á la nulidad. ¡Qué descaro y qué audacia del que ver-
daderamente había sido nulo en sus operaciones y en sus
resultados! Pudo llegar á México por rodeos y por medios
que debían avergonzarle. Por el contrario, el general ven-
cedor marchó rápidamente sobre Puebla sin encontrar resis-
tencia, con una respetable fuerza militar, morigerada y bien
instruida.
El día 3 de octubre en la mañana intimó la rendición á
Documento núm. 4,
305
la plaza; y aunque el general D. Juan Andrade que la man-
daba se decidí s á la defensa, le fué imposible lograrla, y des-
pués de establecer y ocupar puntos para batirse en la ciudad,
apenas pudo oponer alguna débil resistencia por tres horas
á lo más, pues todo lo perdía. Capituló, en fin, mediando el
general Calderón, que accidentalmente residía en Puebla en
esos «lías. Se convino en la capitulación: 1?, que las tropas
que formaban la guarnición de Puebla, se retirarían á la ciu-
dad federal con sus armas y con dos únicos cañones que con-
servaban. 2?, que el general Santa-Anua ocuparía los for-
tines luego que saliera de la ciudad Andrade, quien no se
uniría á ninguna fuerza en el camino hasta llegará México.
El convenio fué ratificado y cumplido. Andrade continuó,
pero en desgracia, pues que en su marcha de retirada sufrió
la humillación de que lo abandona.se su tropa, tomando par-
tido por la revolución, y tuvo que presentarse sólo y sin más
que una nota oficial en que, con fecha 25 de octubre del ci-
tado año de 1832, da cuenta de las ocurrencias tristísimas y
verdaderamente desastrosas de su gobierno y campaña.
Ocupada la ciudad de Puebla se presentó la revolución
no sólo imponente, sino ya casi victoriosa, pues que su triun-
fo era ya presagiado con el suceso importante de la ocupa-
ción de Puebla. Bu efecto, esta noticia voló por toda la repú-
blica por medio de las comunicaciones y noticias dadas por
personas parciales é imparciales como por medio de la prensa.
'Tomo 11—38.
3CG
CAPÍTULO II.
Aumento y progresos de I" revolución.— Conflictos del vicepresidente
general cu jefe.
Los Estados que, aunque no habían seguido la causa de
la revolución, que eran Puebla, México, Qiierótaro, Michoa-
cán y Guanajuato, vacilaron; pues conocieron que la posi-
ción política de la república era tan comprometida y tan pe-
ligrosa, (pie si no se procuraba uniformar el espíritu y la
opinión nacional dirigiéndolo todo á su fin, que era el de la
conservación, podía llegar el caso de disolverse la sociedad.
Los Estados pronunciados experimentaron una anima-
ción extraordinaria porque en los momentos en (pie se habían
llegado hasta cierto punto á debilitar sus ideas y resortes, les
vino á dar el acontecimiento de Puebla, consiguiente de lo
del Palmar, una que puede decirse nueva vida. Asi es que
Jalisco con sus divisiones militares, mandadas por los jefes
Cuesta y Duque, siguió la marcha de la revolución, uniendo
sus esfuerzos á los de otros Estados comprometidos. San Luis
Potosí, con el activo D. Vicente Romero á la cabeza, reorga-
nizó su administración pública y también siguió los pasos de
la revolución, y la reforzó de tal modo que, con Du rango, Ta-
maulipas y los demás Estados del interior, vino á formarse
un sor compacto, tan imponente, que el vicepresidente Bus-
tamante, que obraba en campaña, queriendo sofocar el espí-
ritu público y destruir las fuerzas, se vio obligado á tocar una
violenta retirada sobre la capital do México, dejando libre
el interior de la república y señaladamente el Estado de Za-
catecas, que era el principal objeto de sus tiros y de sus com-
307
lunaciones, como que también era el que de acuerdo con los
otros tantas veces referidos, había presen tádose de frente y
á la vanguardia, expidiendo, publicando y sosteniendo el cé-
lebre decreto de 10 de julio de 1832.
Bnstamante con su división, después de haber ejecutado
en San Luis cuanto convenía á sus intereses y miras, y á igua-
les objetos del gobierno de México, había, penetrado ya en
el Estado de Zacatecas, dividiendo sus tropas para la ocupa-
ción que practicaba hasta llegar á la muy corta distancia de
cinco leguas y aun menos de la capital del referido Estado,
avanzando una sección á las órdenes del general D Maria-
no Arista.
Zacatecas, por tanto, esperaba la declarada hostilidad de
las armas del vicepresidente. El Estado y su gobierno con
todas sus autoridades, tenían la resolución firnie y formada
de resistirle y de no variar sus resoluciones y decretos. Así
se había latineado por los poderes del mismo Estado, y así
se había convenido y resuelto en consecuencia de los princi-
pios proclamados, y de lo acordado resueltamente en la junta
consultiva, que ya hemos visto reunió el gobernador García,
para arreglar sus procedimientos y conducta administrativa;
componiéndose, como ya se ha dicho en otro lu^ar, del mis-
mo gobernador, del de San Luis, del diputado Gómez Earías,
y de Bocanegra, ministro de aquel supremo tribunal de jus-
ticia.
En este estado de cosas, la madrugada del referido día
que se esperaba fuese el aciago para Zacatecas y para la na-
ción, recibió el que esto escribe, en su casa, al coronel D. Jo-
sé López Acevedo, que del modo mas urgente conducía la
respectiva comunicación que le dirigían los señores D. Juan
Rodríguez Puebla, D. Mariano Kiva Palacio y D. Manuel
C. Et-jón, acompañándole los impresos en que constaba la
entrada del general Santa-Anua en Puebla.
Al momento mismo de recibir tan plausible noticia fué
303
puesta originalmente en conocimiento del gobernador Gar-
cía. Este, que con la ciudad vigilaba esperando la agresión,
usando de prudencia dictó sus órdenes de seguridad y otras
también de exploración para indagar el estado del enemigo.
Kesultó de todo, que las avanzadas de Bustamante y él mis-
mo habían desaparecido y contramarchaban dirigiéndose á
México, donde se bacía necesaria su presencia y de donde era
llamado. Todo se hizo público ya entonces. La prensa dio
á luz la noticia y los partes del general Santa-Auna victo-
rioso on Puebla y que dirigía su marcha sobre la capital de
la república. La ciudad antes agitada en confusión y en lu-
to, se ofreció á los ojos de todos en orden, en tranquilidad y
en alegría; recibiéndose, como era natural, en los siguientes
días y de los demás Estados comprometidos, los partes y no-
ticias (pie acreditaban hallarse todos reanimados, unidos y
en la misma situación en que se hallaba Zacatecas.
Doblando sus marchas siguió su camino el vicepresiden-
te, intentando dar auxilio á México, y por comunicaciones
con el gobierno supremo convinieron seguramente en ga-
nar tiempo, buscando el oportuno para que Bustamante pu-
diese con su división obrar contra el general Santa-Auna,
impidiéndole la rapidez y logro de sus triunfos. Quisieron
también evitar los efectos de la reorganización que habían
podido verificar los Estados pronunciados, y trataron de im-
pedir se aumentase la fuerza moral con los de Qu eré taro y
Guanajuato, que ya se preparaban en fuerza de los sucesos
mismos.
El congreso general, conociendo la situación, adoptó un
dictamen de la comisión de gobernación que consultó se fa-
cultase al ejecutivo extraordinariamente para que obrara en
lo gubernativo y militar según lo exigieran los peligros y
las circunstancias; declarándose las cámaras en receso. Esta
verdadera dictadura, que uo tenía ciertamente la circunstan-
cia de ser la primera, pues por desgracia de México siempre
309
se ha regido y gobernado por la férula de un poder omnímo-
do, baya ó no haya constitución, produjo la desconfianza y
el desaliento cayendo en debilidad la administración, y vio-
lentó ciertamente la caída del orden establecido, porque to-
davía entonces no se habían familiarizado los mexicanos con
el embrollo y las mentiras como ha sucedido después, y con-
servaba horror al despotismo aunque fuese paliado. Múzquiz
creyó conveniente dar un paso político haciendo proposicio-
nes de avenencia, para ó bien lograr un arreglo público y de
interés general, ó á lo menos diferir las operaciones y dar
lugar á que se arreglasen, se situasen utilmente y se convi-
niesen las operaciones contra los pronunciados, proporcio-
nando al general Bustamante el tiempo necesario para que
practicando sus marchas sobre Puebla, lograse no solamente
el poder atacar á Santa-Auna, sino principa! mente el au-
xiliar á la capital fuertemente amagada. Se pulsaron, aun-
que sin efecto, los comunes medios de comisiones y pláticas
de paz; todo fué inútil, y el general Santa-Anua, hábil y ex-
perimentado, deshizo todo ese aparato, descubriendo las ver-
, dadoras tendencias, que eran las de demorar para poder ven-
cer. Sin embargo, oyó las proposiciones (pie se le hicieron y
consultó á personas inteligentes y de experiencia, resultando
de todo que no podían suspenderse, ni se suspendieron, las
operaciones de guerra, y que no se admitía, dijeron, más prin-
cipio ni más avenencia que legitimar al gobierno según es-
taba proclamado y aun sancionado por voluntad expresa de
la nación. Las cámaras se negaron á toda conciliación, y
decidieron se llevase adelante la guerra.
310
CAPÍTULO III.
Inclliu, Bulderns y González.
Aunque sea en este lugar, debe consignarse el pronun-
ciamiento del general ínclán el mes de abril en Lerma, aso-
ciado de los jefes Balderas y González, proclamando loa mis-
mos principios de los Estados y por supuesto pidiendo la
sujeción y obediencia al gobierno de D. Manuel Gómez Pe-
draza como presidente legítimo de la república, desconocien-
do al que regía.
Una fuerza insignificante sostenía la tal empresa; y aun-
que no daba gran cuidado al gobierno, éste que conocía su po
sición, procuró quitarse estorbos y dificultades, y por medio
de ofertas y protestas lisonjeras logró que, depusiesen las
armas, sin siquiera atreverse á hacer frente á la muy corta
fuerza de doscientos hombres que á las órdenes de Arista se
destinaron para batirlos. Oficialmente al comunicarse este
acontecimiento y su resultado, se decía:
"El general ínclán, primer origen de la revolución por
"su conducta en Guadal ajara, se halla de parte de los ene-
amigos del gobierno y lo ha puesto en nuevos compromisos."
No pasó de aquí esta ocurrencia; pero ella servirá para
conocer nuestra historia bajo todos aspectos, y amenizar la
lectura de nuestras páginas.
311
CAPITULO IV.
( oiitinú ¡i ii los sncenos iisílitiii'CN de lu revolución.
Las tropas de Puebla comenzaron á moverse en 18 de oc-
tubre, aproximándose á México con tanta rapidez que antes
de tres días se bailaban en Venta de Uórdoba y Ayotla las
avanzadas que se componían de dos primeras bridadas de
la división del general Santa-Anua. En San Martín Tex-
melucan quedó la división del general Valencia. El gobierno
dp México, como era natural, viéndose amagado de fuerzas
militares que indicaban la proximidad de hostilidades y ase-
dio que preparaban el sitio, declaró á ésta en la forma y con
las solemnidades de costumbre en tal estado, librando la de-
fensa y dando el mando en jefe al general D. Luis Quintanar
para (pie lo desempeñase en los términos que la ordenanza
militar previene. En consecuencia, se suprimió la libertad
de imprenta; se vigilaban las personas en términos de prohi-
bir toda clase de reunión de ellas aun en el número más in-
significante; se dictaron, en fin, providencias tan rigorosas
y estrechas, que vino á establecerse una verdadera opresión,
mientras que las tropas del asedio ocupaban todos los puu-
tos que les convenían para llegar al caso de que el gene-
ral sitiador intimase la rendición de la ciudad en los térmi-
nos más enérgicos y expresivos. En efecto, el día primero
de noviembre el general Santa-Auna se di "igió al general
Quintanar, previniéndole que por el bien mismo de la po-
blación que defendía, rindiese la plaza, nombrando antes
personas que pudiesen ajustar á las leyes de la guerra una
312
honrosa capitulación. Se dirigió también1 á la municipali-
dad manifestándole los términos en que intimaba la rendi-
ción al jefe militar de la plaza, llamando la atención de la
propia municipalidad á lo muy útil y conveniente que era el
evitar en beneficio público los males y desgracias que debe-
rían seguirse siempre (pie el general en jefe no cediese á las
circunstancias (pie favorecían al sitiador, moral y físicamen-
te, por la opinión y por las armas. Se estableció el sitio; pero
á poco tiempo se advirtieron manejos y tendencias que se
dirigían á consolidar un plan entre los generales Bustainan-
te y Quin tañar, que diese por resultado el entretenimiento
de las fuerzas sitiadoras por una parte, y por otra que ei ge-
neral Bustamante forzando sus marchas hiciese un movi-
miento capaz de ocupar a Puebla por la superioridad de su
división.
Conocido este plan, reunió sus fuerzas militares el gene-
ral Santa-Anua, y levantó el sitio, sin dar lugar á que con
batallas parciales en el Valle de México se perjudicase el
plan que tenía combinado, cuya base descansaba en Pue-
bla, y de cuyo punto partían todas sus operaciones y com-
binaciones, dirigidas no á un punto sólo, sino á casi toda la
república, puede decirse, por hallarse todo el país conmovido,
resuelto y pendiente de los movimientos y resultados que
ofreciera el ejército llamado libertador, en todas sus acciones,
y en cuanto obrase para sacar avante y hacer triunfar el prin-
cipio de la legitimidad del gobierno de la república.
Con este fin había sido ya de diversos modos llamado D.
Manuel Gómez Pedraza desde los meses de julio y agosto,
invitándolo á que regresase, asegurándole por escrito exten-
samente y por medio de comisiones que la situacióu de Mé-
xico clamaba como único remedio por su regreso. El licen-
ciado D. Anastasio Zerecero en Pensilvauia y como coini-
1 i, El Sol, i, número 1,223 do 4 de noviembre do 1832.
313
sionado, dirigió á Pedraza una comunicación oficial muy
esforzada, en que le decía hallarse resuelta la nación me-
xicana, representada en todas sus autoridades y aun en
numerosas masas de ciudadanos, á insistir en el llamamien-
to que se le tenía hecho para ocupar la presidencia constitu-
cional en virtud de la elección verificada el año de 1828. Dijo
también que en virtud de autorización del general Santa-
Auna, caudillo del movimiento nacional, y por su encargo,
manifestaba sus credenciales como lo hacía, y le aseguraba
la existencia del voto público, uniforme y decidido de la
nación mexicana, según lo acreditaban los documentos ofi-
ciales de la legislatura y gobierno de Zacatecas; decretos
expedidos en Jalisco y otros Estados; actas de ayuntamien-
tos; impresos y otros datos que ponía en sus manos, para que
euterado y meditando el bien que producía su regreso, con-
siderara que haría cesar la guerra civil.
Fué contestada la comunicación por Pedraza en térmi-
nos muy satisfactorios y expresivos, resolviéndose á aceptar
el llamamiento.
"Piérdase todo, dijo, pero jamás se diga que un egoísmo
criminal me hizo anteponer mi amor propio al bien de la
patria. Partiremos sin la menor dilación para Nueva Orleans,
y puede informarse á S. E. el general Santa-Anua quedar
cumplidos sus deseos y satisfecho el objeto de la misión con
que quiso honrar á vdes., que en venir hasta aquí sufriendo
las molestias de un camino penoso, con los riesgos de atra-
vesar uua atmósfera contagiada de la epidemia reinante, han
dado uua prueba de honor y de civismo."1
Con esta resolución que se deseaba para terminar los de-
sastres de la encarnizada guerra civil, y obtenida la deferen-
cia de Pedraza que él mismo dijo: "le afligía demasiado el
pronunciar un sí irrevocable," se dirigió á su patria al llaina-
1 Documento núm. 5.
Tomo II.— 40
314
miento de ella misma, y al pisar el suelo nacional manifestó
del modo más ingenuo, que procuraría á costa de cualquier
sacrificio el bien general. Dio avisos públicos, dirigió comu-
nicaciones debidas, y en 19 de noviembre expidió una cir-
cular á los Estados en que protestando su decisión por la
paz fijó estos conceptos: "Dos partidos han luchado hace
"tiempo con obstinación, y cada uno ha sido alternativa-
"mente vencedor y vencido: el que ha logrado el tiiuufo
"se ha apropiado la dirección exclusiva de los negocios, se-
" parando de ellos á cuantos no han pertenecido á sus filas;
" el que ha sucumbido bajo los golpes de su adversario, se ha
"retirado á reclutar prosélitos y á organizarse para presen-
"tar nuevo combate: tal es la triste alternativa en que se
"ha visto la nación y que se producirá otra vez y otras cien-
" to, si no se adoptan remedios radicales, reformando las le-
¿'yes que dan lugar á los abusos, y empeñando solemne-
" mente á los hombres á jamás infringir sus compromisos
"con la patria.
"Yo no dudo un momento de las rectas intenciones de
"los que sostienen y dirigen la actual revolución, porque
" ella tiene un carácter de nacionalidad, de que han carecido
"las otras, y porque entre sus sostenedores se encuentran
"hombres ilustres de todas opiniones y ajenos de partidos;
" pero como las revoluciones son una serie de anomalías, no
"sería difícil que los vencedores, reclamando el botín de la
" victoria, pretendieran repetir la desgraciada escena de que
" tantas veces han sido víctimas y testigos, y que también
"intentaran convertirla en un instrumento de venganzas, eu
"azote perseguidor de los vencidos. Perseguido seis años y
"de ellos cuatro desterrado por esas mismas facciones que
" han afligido á la patria, parece que hay razón para creerme
"extranjero á sus maquinaciones, y esta observación puede
"considerarse como una garantía de la buena fe de los pro-
nunciados que han suscrito á mi llamamiento, ó mejor di-
315
"cho, debe inferirse de aquella, que los que hoy atacan la
"arbitrariedad del despotismo no son moralmente los pro-
" movedores de las desgracias de 1828."
Era natural y consiguiente á estos principios y s.nas
máximas, el procurar que tan saludables elementos no fue-
sen estériles, sino que se procurase su positivo y erica/ «Íes-
arrollo. Por esto, seguramente, se debieron reunir en Puebla
los caudillos de la revolución para tratar y acordar el mejor
y más prudente medio de concluir la revolución y sus males
por medio de acomodamientos y arreglos; contando con el
buen sentido y recomendables disposiciones de los Estados
que se apresuraban en el mismo sentido á terminar la gue-
rra; teniendo muy presente los males y desgracias sin nú-
mero que ella había causado y causaba. Oon este fin salu-
dable los Estados comprometidos y que habían abrazado el
partido de la revolución, buscando la unidad y la fuerza con-
siguiente á ella, dieron leyes y disposiciones en que procla-
mándose á D. Manuel Gómez Pedraza legítimo presidente
de la república, mandaban se le obedeciese en todo y se tu-
viesen por firmes sus órdenes y decretos, que desde luego se
dirigirían al logro de las ideas proclamadas, y á buscar el
término de la administración gubernativa que existía en la
república como consecuencia de los movimientos políticos
que habían precedido, y especialmente los que ocurrieron
en 1828.
316
CAPÍTULO V.
Acciones de guerra.
Ed este tiempo, es decir, en el mes de noviembre, el Va-
lle de México fué el teatro de la guerra. Santa-Anua ocu-
pándolo y Bustamante aproximándose á él con auxilios de
la ciudad federal, formaron en realidad con sus divisiones
una situación militar, que por combinaciones de sus respec-
tivas fuerzas y como unos verdaderos beligerantes, se hosti-
lizaron hasta producir acciones de guerra y combates cuya
descripción no es de mi intento. Fueron los de la hacienda
de Casa Blanca por Huehuetoca; hacienda de San Lorenzo
en los Llanos. y la muy sangrienta de Posadas, que fué pro-
vocada por Bnstamantey aceptada por Santa-Auna?, habien-
do por supuesto marchado del Valle las dos divisiones, for-
zando marchas hasta haberse situado en los suburbios de
Puebla y cerro de San Juan el general Bustamante, estando
ya con anterioridad colocado el general Santa-Anua en el
Puente llamado de México y casa del nombrado Sancho de
Posadas. El día 6 del citado noviembre, al amanecer, estaban
las divisiones colocadas en los referidos puntos, y como á las
ocho, según consta de los partes, se provocó por Bustamante
la acción de un modo decidido y vigoroso atacando al gene-
ral Santa-Anua, sosteniéndose éste hasta obligar al vicepre-
sidente, que en persona atacaba, á que se retirase con gran
pérdida; siendo en verdad esta batalla tan empeñada y san-
grienta como lo fué la del Gallinero; sufriendo mucho ambas
divisiones.
Pasado este terrible choque se replegaron las tropas de
317
Bustamante al cerro de San Juan y á otros puntos de Pue-
bla, cuya ciudad estaba encargada para su defensa al mis-
mo D. Manuel Gómez Pedraza, que en aquellos días había
llegado á ella. Dirigió en efecto este general las hostilidades
convenientes contra Bustamante, impidiendo tuviera efecto
la línea militar que trató de establecer en la población.
Esta jornada influyó eficazmente, como la acción del Pal-
mar, produciendo grande entusiasmo y las mayores esperan-
zas en los Estados, animando á las secciones militares que
obraban en sus respectivos territorios y bajo las órdenes de
jefes acreditados como Cuesta, Woll y Duque.
El general D. Luis Cortázar con una fuerte división se
había situado entre Lagos y Aguascalientes para imponer
y aun sojuzgar si pudiese á Zacatecas, halagándose con la
esperanza ó ilusión de aprovechar la división interior de opi-
niones que se había supuesto existía entre el gobernador
García y las autoridades y personas del Estado, creyendo que
podría derogarse el decreto de 10 de julio y aun reconocerse
al supremo gobierno de México. Todo resultó falso y des-
apareció el concepto halagüeño que animó las operaciones
de las tropas de México, recibiendo el desengaño á media-
dos del citado mes de noviembre, de que Zacatecas en nada
había variado ni derogaba sus decretos, y siempre proclama-
ba y sostenía el nombramiento de Pedraza como presidente
constitucional de la república.
Confirmóse este mismo concepto de subsistencia y firme-
za del Estado de Zacatecas y su gobierao, con el hecho so-
lemne, importante y decisivo de que siendo el mismo mes de
noviembre la época en que debía hacerse la elección de go-
bernador, se procedió quieta y pacíficamente y en la forma
constitucional establecida, á un acto que por su naturaleza
daba á conocer la opinión pública y la voluntad del Estado.
Con efecto, verificándose el día 20 de noviembre la elección
de gobernador y teniente gobernador del Estado, fueron re-
318
conocidas y examinadas las ternas propuestas por los ayun-
tamientos, dando el resultado que manifiesta el acta del
congreso del Estado, de la sesión del día 20 del referido:1 te-
niendo yo el honor de haber obtenido la postulaeióu de nue-
ve ayuntamientos, según expresa el acta referida que con-
tiene el resultado de la elección que produjo el decreto del
citado día. Desaparecieron con este acto algunos disgustos
y ligeras diferencias que nunca faltan aun en las familias
particulares; pero que no eran de la entidad y trascendencia
que se habían figurado los adictos á los principios del go-
bierno que regía en la ciudad de México.
CAPÍTULO VI.
Continua progresando la revolución y sus principios en los datados.
Los Estados de Tamaulipas, Durango y Chihuahua, aun-
que decididos por la revolución, tuvieron algunas diferencias
y cuestiones manifestadas en movimientos públicos y arma-
dos: se agitaron en su interior por las divisiones militares
que operaban en su respectivo territorio; pero al fin unifor-
mada la opinión, siguió ésta invariable y sostenida.
Jalisco y Zacatecas también continuaron su marcha em-
prendida sin variación, á pesar de pequeñas diferencias. San
Luis Potosí, rehecho en su administración pública, estable-
cidas sus autoridades y sostenidas por el general Moctezuma
con la respetable división de tropas que nuevamente logró
reunir después del suceso desgraciado del Gallinero, conti-
nuó también la marcha de la revolución como la había em-
1 Documento núni. 6.
319
prendido, lográndose que el expresado Moctezuma, después
de algunos días de sitio sobre la ciudad de San Luis, obliga-
ra á Condelle á rendírsele, pronunciándose por el plan pro-
clamado y poniéndose á sus órdenes. Querétaro, defendido
por el general García, no resistió á la división de Cuesta,
Mejía y Reyes Yeramendi unidos, y se rindió en 1? de Di-
ciembre (1832) por medio de una capitulación favorable en
todo al vencedor, entregando cuanto tenía la plaza, que cier-
tamente era de consideración, en artillería, armamento y mu-
niciones. Las autoridades que habían sido depuestas en 1830
volvieron á funcionar. La legislatura se reunió extraordina-
riamente y expidió un decreto en las primeras sesiones, re-
conociendo como legítimo presidente de la república á D.
Manuel Gómez Pedraza, adhiriéndose eu consecuencia á la
revolución, que ya formaba un verdadero voto nacional.
El Estado de México fué también restituido al goce de
sus derechos usurpados, y habiéndose dictado por el general
Santa-Anua, cuando se hallaba en el Valle de México, la
providencia más estrecha para que los poderes y autorida-
des depuestas en 1830 fuesen restauradas y restituidas al
ejercicio de sus legítimas funciones, fué cumplida y ejecuta-
da por el general Valencia, ocupando la capital del Estado
con los coroneles Arago y Mejía, y reasumiendo D. Lorenzo
Zavala el mando y gobierno del Estado de que había sido
destituido á consecuencia de la revolución de Jalapa. Mi-
choacáu, Oaxaca y los Estados internos de Oriente y Occi-
dente, conservaron su administración tal cual la tenían, re-
conociendo al gobierno general. Sólo Guauajuato fué el que
se distinguió por la singular y peregrina neutralidad en
que quiso constituirse y en que se mantuvo bajo el poder é
influencia del general D. Luis Cortázar, que habiendo hostili-
zado á Zacatecas y después de haberse retirado por el triunfo
del general Santa-Auna en Puebla, permaneció eu la actitud
política que había tomado, hasta que los acoutecimieutos pú-
320
blicos y los sucesos de armas presentaron de bulto el formi-
dable poder-de la revolución como irresistible.
El pronunciamiento á favor de Pedraza y de su restau-
ración también tuvo eco en el rumbo del Sur.
Se ofrecieron varias acciones de guerra aunque parciales
en Tecpac, Taxco y Za cual pan, batiéndose en contradicción
de opiniones y principios Alvarez y Bravo, y alternando las
pérdidas y los triunfos, aunque no de grande importancia,
vinieron estos dos jefes á reunirse en Tixtla el mes de Di-
ciembre, levantaudo una acta que dio á conocer las miras,
fin y objeto de esta repentina é inesperada reconciliación y
concordia.1
Dice el acta: que desisten de la guerra civil tan perjudi-
cial á los pueblos en obsequio de los mismos: que se sosten-
dría á todo trance los intereses nacionales estando por éstos
y por las personas: que se comprometen los jetes y sus fuer-
zas á una perpetua unión : que se olvida todo lo pasado: que
se pondrán en libertad los presos por opiniones políticas:
que se levantarán los campos militares, se retirarán las fuer-
zas, serán libres para vivir en sus pueblos: que se cuidará
del comercio libre y seguridad de los caminos: que se con-
servará el convenio con que se ligaban, sin que pueda al-
terarse, si no es por detenido y mutuo acuerdo: que en el
Sur no se reconocerá otro jefe que al general Bravo, y que
el convenio sería observado puntual y religiosamente. Claro
es que el Sur y sus caudillos, no pudiéndose oponer al voto
público, y no pudiendo tampoco apoyarlo con la fuerza, pues
que carecían de ella, se decidieron por esperar los resultados,
suspendiendo entretanto la acción y estrépito de las armas.
Quisieron ver quién vencía. Quisieron dar abrigo á una reac-
ción.
Pasaron algunos días después del último y más notable
1 Documento núrn. 7-
321
suceso sangriento de Posadas. El disgusto, el desaliento y
la desconfianza tomaban incremento por instantes. La re-
flexión y el temor del porvenir agitaban los espiritas, y mien-
tras más se meditaba por los pensadores el triste estado y la
posición difícil de la república, deseaban con mayor ahinco
poner término á la guerra, cuyos males, no sólo eran los con-
siguientes al choque de las armas, sino los que se seguían
por el carácter y naturaleza de la discordia, que siendo civil,
producía toda clase de desgracias, hasta conducir á la nación
á su total ruina. Afortunadamente el general Cortázar se
resolvió á dar un paso, que siendo para él de eterna Hombra-
día, fué para la sociedad un bien inestimable, como lo es
siempre la paz, principalmente cuando ésta hace cesarla gue-
rra, y todavía más apreciable cuando esta guerra por des-
gracia tiene lugar entre hermanos.
CAPITULO VIL
Arreglo flnnl de la revolución y plan de Znrnlelo.
Resuelto el referido general Cortázar á no perdonar me-
dio para lograr el término de las hostilidades, puso en prác-
tica el de pedir á los generales Santa- Auna y Pedraza una
audiencia para conferenciar sobre negocios que interesabau
al bien público: se la otorgaron, y eu ella expuso y fundó
con decisión, verdad y patriotismo, lo mucho que importaba
á México terminar cuanto antes una guerra fratricida tan
cruel y sangrienta como se veía en lo pasado y era de temer-
se eu lo futuro. Los generales, penetrados de lo importante
y grave del asunto, convencidos de lo horroroso y temible
de los males consiguientes á la guerra civil, y muy incliua-
Tuao 11—41.
322
dos á poner en práctica medios pacíficos para terminar ca-
lamidad tan grande, se prestaron á los deseos del general
Cortázar, según lo explica Pedrazaen el discurso que pro-
nunció1 el día 20 de diciembre en que tomó posesión de la
presidencia para que había sido llamado. Oigamos sus pa-
labras:
" La guarnición pidió se removiesen los ministros: ella
"para defender y asegurar el sistema constitucional repre-
" sentó con viveza las demasías del poder; ella interpuso la
"mediación respetable del soldado del pueblo, del ilustre
" Santa— Anna, y este genio singular, tomando á su cargo el
"arbitraje augusto de la humanidad, en su sacro nombre
"pide la variación de los ministros; pero este proceder pru-
" dente y justo se considera como crimen de Estado; las cá-
" niaras se oponen á que el general Bustamante siga los con-
" sejos de su razón; se desoyen los clamores de la naturaleza
"oprimida y se levanta contra ella el sangriento estandarte
"de la guerra; se dispara el cañón, y se lanzan contra los
"inocentes el exterminio y la muerte. Olvidaba sin duda el
"ministerio que la denegación de la justicia, y aun las afec-
tadas dilaciones para obsequiarla, disculpan la cólera de
"un pueblo; y que la opresión grave y mauitiesta, justifica
" su levantamiento.
" La guerra desde entonces se hizo justa por parte de los
"libres, empeñados solamente en salvar su independencia,
"sus garantías y sus leyes fundamentales: sin embargo, el
"ministerio los trató como á traidores y rebeldes; violó los
" principios reconocidos por todos los pueblos civilizados; lle-
" nó las cárceles de ciudadanos; sembró el terror en las po-
blaciones é inundó desangre los campos: pero los protiun-
" ciados redoblan su cólera y su energía; el sentimiento se
"generaliza; la revolución, justa y razonable en sus motivos,
1 Documento núm, 8.
323
"toma un nuevo carácter de nacionalidad y se hace por úl-
11 timo constitucional, proclamándome el ejército pronuncia-
dlo y los Estados soberanos del interior, presidente de la
" república, conforme á la voluntad nacional manifestada en
"la mayoría absoluta de once legislaturas, que espontanea
"y libremente sufragaron á mi favor. Mas como si en este
"paso se hubiera cometido un nuevo crimen, el ministerio
"y las cámaras atizan el voraz incendio; aumentan las fuer-
" zas militares; multiplican las expediciones; hacen la guerra
"á los Estados soberanos, y á la misma nación que ha ex-
plicado categórica y solemnemente su voluntad.
" El gobierno de México, acobardado después con las vic-
torias sucesivas que reportara el libertador en los campos
"del Palmar y en la toma de esta ciudad, propone negocia-
ciones de paz y envía en comisión á los ciudadanos Lemns
" y Castrillóu : el general Santa- Auna escucha, desea la paz,
"se decide y nombra en comisión á los ciudadanos Ramos
" Arizpe, González Ángulo y Vizcaíno: éstos tienen en Mó-
"xico largas discusiones con el gobierno, y nada adelantan
"siu embargo de haber apurado las cuestiones hasta el últi-
" mó término. El ejecutivo, siguiendo su plau de afectadas
" dilaciones mientras llegaba en su auxilio el general Busta-
" man te, dirige en última comisión á los señores Molinos del
"Campo, Quintero y Mora, autorizados plenamente para
"ajustar los tratados. El libertador los recibe en una junta
"de notables á que concurrieron también las autoridades de
"esta capital y sus anteriores enviados; se entra en sesión y
"detenida discusión, y por último, se conviene y determina
" con los comisionados del gobierno, lo que ellos misinos pro-
" pusieron, á saber: la no admisión de la renuncia á la pre-
sidencia que hice en diciembre de 1828 y mi consiguiente
"llamamiento: se da cuenta á las cámaras para su aproba-
"ción, y ellas, obrando como por un plan meditado, nada
"examinan, nada discuten, y en un solo día todo lo desechau,
324
" suspenden sus sesiones y se niegan á toda conciliación y aco-
" modamiento razonable, llevando adelante la guerra de una
" fracción de la sociedad contra el pueblo soberano de quien
"se han vuelto enemigos obstinados.
"Cenados así los caminos felices de la p;tz, la cosa pú
"blica debía decidirse por el filo de la espada; el numeroso
"ejército de los libres, deseando economizar la sangre, creía
" reportar el triunfo por la sola impresión moral; pero entre-
" tanto se aproximaban una á otra las fuerzas beligerantes,
"y la nación aguardaba el éxito que parecía cifrado en una
"sola batalla decisiva. En tal estado de cosas piso las pla-
"yas de Veracruz, y desde aquel momento me ocupo de la
" paz; manifiesto á mis paisanos y al Sr. Múzquiz las fuertes
" razones que reiteradamente se me expusieron para obligár-
onle á venir; mi decisión, mis miras, mis deseos: invito á
" los mexicanos pensadores á que me auxilien en la empresa;
"procuro inútilmente, por la interceptación de los caminos,
"relacionarme con las legislaturas y supremos magistrados
"del interior de la república; me dirijo á todos; pido conse-
" jo; hago de mi fe política la profesión más clásica; pulso la
"obstinación y capricho de algunos; pero esfuerzo la razón
"para convencerlos: nada me retrae, nada me arredra, niu-
"gún tiempo estimo por perdido en llamar a los hombres á
" los principios: el noble objeto de mi misión ha sido la paz,
" y ésta no es cara á ningún precio. Hombres cuyo elemento
"es la discordia y cuyos corazones arden en deseos de ven-
"ganza: impugnad mi conducta, puesto que sois libres para
"hacerlo; pero sabed que la filosofía me defiende de vues-
" tras invectivas, y que si logro completar la obra comenza-
"da, mi nombre pasará á la posteridad y pasará sin mau-
"cha.
" Anuncio al libertador desde Veracruz mi veuida á esta
" ciudad memorable; resuelve aproximarse á ella con su ejér-
"cito; el del enemigo le sigue en su marcha; sucede entre
325
'ellos un fuerte encuentro; la sangre corre á torrentes; la
' heroica Puebla resiste un ataque por tres «lías de continua-
dlo fuego; en el mismo teatro me toca ser testigo deesce-
' ñas sangrientas y horrorosas representadas por hijos <le una
' misma patria, idénticos en intereses, en costumbres, en idio-
1 nía, en religión: la humanidad gime bajo del azote de las
'pasiones; la civilización huye de nosotros asustada de los
' estragos que causa la discordia; la población se disminuye;
' la agricultura es abandonada; el comercio y la industria se
' paralizan, y sobre todo, la educación de la juventud se co-
' rrompe, pervirtiéndose la moral pública, sin la cual ningún
' pueblo puede ser dichoso.
" A vista de tan deplorable cuadro, la sensibilidad reco-
' bra sus derechos. Hagamos justicia á la naturaleza, hacién-
' dola igualmente á la verdad. El Bxmo. general Luis de
'Cortázar, ciudadano recomendable y poseido de las virtu-
' des que houran al género humano, solicitó una entrevista
'á que me presté gustoso; manifestó su decisión por la paz,
'y el general libertador, que ha «lado reiterados testimo-
' nios de desearla sinceramente, se adunó conmigo en senti-
'mientos: entramos, pues, en conversaciones con varios je-
' fes del ejército de S. E. el general Bustamante, y movidos
' todos por un espíritu patriótico; convencidos «le que el'mi-
'nisterio y la mayoría de las cámaras habían querido con-
' vertirlos en tiranos de su patria, sacrificándolos á miras
' personales, se deciden á fraternizar con sus compañeros de
'armas y á reconocerme como presidente constitucional,
'conviniendo por último en el armisticio firmado á nueve
' del presente mes en el cuartel general en el Puente de Mó-
' xico."
Oigamos también al vicepresidente que como general en
jefe «le las tropas «leí gobierno y de conformidad con las ideas
pacíficas asentadas, uice:
"Mi alma se inunda de placer al anunciaros el término
326
"ele vuestras fatigas y de los males que afligen á la patria
"á consecuencia de la guerra civil. Vosotros os habéis ilus-
"trado por vuestro coraje: por aquel noble ardimiento que
"es el signo de las almas generosas. Mas el aspecto de las
"cosas públicas ha variado esencialmente. La mayoría de
"los Estados quiere que sus votos desechados abiertamen-
" te en 829, sean satisfechos; y habiendo regresado á la re-
" pública, por el Llamamiento de varias legislaturas, el ciu-
" dadano que mereció la confianza de regir sus destinos en el
" poder ejecutivo, nada es más justo que el obsequiar esta
"soberana voluntad.
"En circunstancias tan imperiosas, y cuando la nación
" parecía precipitarse á su desorganización general, este ilns-
" tro ciudadano nos propone una ingenua conciliación entre
" ambas fuerzas beligerantes. Esta apertura es admitida; ce-
"sa el estruendo de las armas, y se da lugar á la calma, para
"ocuparnos en varias conferencias, que han tenido por re-
bultado un feliz avenimiento, que combinando el supremo
"interés de la sociedad con el particular de los individuos,
"realiza las esperanzas de todos los mexicanos.
" ¡ Compañeros de armas! Así como habéis cumplido con
" los deberes del honor militar, me prometo de vuestro acen-
" drado civismo, que deponiendo todo resentimiento innoble,
"respecto de nuestros hermanos, contra quienes lidiábamos
"hace poco, conspiremos de consuno á una paz sólida y per-
" manente, sin cuyo bien inapreciable jamás podremos ser
" felices. Los amigos de la república se han dado la palabra
" para la fijación de los principios ojie aseguran la unión y
" la pública libertad: y ¡vive Dios! que en sentimientos tan
" sublimes, nada hay que sea superior al ejército de mi mando.
"¡Ciudadanos militares! Para conseguir tan santos fines,
" para que nuestra concordia sea perdurable, marchemos in-
variablemente por la senda de las leyes y de las virtudes
" sociales, huyendo prudentemente del influjo funesto de los
327
" partidos. Mas si por desgracia el genio del mal contrariase
" nuestros esfuerzos; si nuestra independencia y libertad se
" aventurasen á nuevos peligros, allí nos verá la patria ate-
" rrar á sus enemigos.
" Cuartel general en Cholula. Diciembre 20 de 1832. —
" Anastasio BustamanteP
Estas manifestaciones patéticas, tan enérgicas como pa-
trióticas, por una y otra parte, revelan el odio profundamen-
te justo, que sin embargo de disputarse consideraciones, in-
tereses y mando, tenían los caudillos de los opuestos bandos.
Por esto lograron con sus resoluciones y medidas pacificar
al país, alejar la guerra por entonces y abrir el camino para
que la nación, alzando la frente, marchase libre de azares y
desgracias, y promoviese su felicidad, poniendo en acción
y movimiento los resortes que dan ser y fuerza á la ilustra-
ción, al comercio é industria en todos sus ramos; que forman
los elementos de la riqueza pública. Apareciendo tanto más
recomendable el modo de obrar de los contendientes, si se
advierte que su conducta y procedimientos eran contradi-
chos y aun reprobados del modo más resuelto por sus corre-
ligionarios, y principalmente por los representantes del pue-
blo en sus dos cámaras.
Recibieron éstas el armisticio y Jas lasos que debían ser-
vir para un convenio deíinitivo de paz1 y cuyos anteceden-
tes se pusieron en conocimiento del congreso, por haberlo así
convenido los beligerantes, consultando, entre otras cosas, á
la posición del general B lista man te, que debía considerar y
aun respetar al gobierno de que dependía y á quien tenía
que sujetarse.
En el mismo mes de diciembre (día 12) partieron de Pue-
bla los Sres. Cortázar y Gil Pérez, por parte del vicepresi-
dente, y los Sres. Auaya y Basadre por la de los generales
1 Documento núm. 9.
328
Santa-Auna y Gómez Pedraza, conduciendo los acuerdos y
convenios que contenían el armisticio y las bases del [dan
que debería concluir con la guerra y establecer la paz. El
presidente interino, dando cuenta al 'congreso y remitiéndole
todos los documentos conducidos y presentados por la comi-
sión, sujetó todo el negociado á su examen y resolución defi-
nitiva. ¡Grande fué el debate y fuerte la oposición!
La cámara de diputados y el senado reprobaron el prin-
cipal artículo, que era el sexto del armisticio, y también re-
probaron las bases que deberían servir al plan de pacifica-
ción. Por supuesto los que formaban la oposición decían: el
congreso por sí solo es nada y únicamente puede obrar por
la constitución, pues que por ella vive: nada puede bacer
sino aquello que la constitución le permite, y en el momento
mismo en que sancione cualquiera cosa que sea en contra de
ella, lo haría perjuro, usurpador y responsable, y no debería
ser obedecido.
Los que sostenían la necesidad y conveniencia de los pac-
tos y arreglos de los beligerantes para dar término á la gue-
rra civil y abrir una era de paz, decían: "el furor de los par-
tidos hizo que se introdujera en el poder ejecutivo un ser
heterogéneo y desconocido por nuestras leyes: este mal ver-
daderamente grave se repitió y se hizo extensivo al cuerpo
legislativo. La arbitrariedad se sustituyó á las leyes, y pro-
clamando orden se levantó el estandarte de la anarquía. El
poder ejecutivo se ostentaba absoluto y las cámaras contem-
plaban en silencio tantas aberraciones cuantas apenas se ha-
bían visto antes. ¿Es contra la constitución declarar presi-
dente al general D. Manuel Gómez Pedraza? ¿Es contra la
constitución la renovación de las legislaturas! ¿Cuántas han
sido renovadas por decreto del congreso? ¿Y estos actos
comparados cou la ley fundamental pueden llamarse cons-
titucionales?"
Triunfó la oposición y se reprobaron el armisticio y las
329
bases, haciéndose y publicándose por formal decreto esta re-
probaoión. Ella y las circunstancias públicas del país, im-
parcialmente meditadas y á la luz de la razón pesadas, obli-
garon al general Bnstamante á resolverse por el extremo
que favorecía realmente á la nación, y juzgándose autoriza-
do por la necesidad imperiosa de obrar el bien, lo hizo por
sí, y en consecuencia ambos ejércitos se convinieron y resul-
tó el plan1 consiguiente al armisticio y á las bases de pacifi-
cación referidas.
-La hacienda de Zavaleta se halla situada en los subur-
bios de la ciudad de Puebla, y el día 21 de diciembre (1832)
se reunieron en dicho lugar con el general D. Anastasio Bns-
tamante y principales jefes de la división de su mando, los
Síes. Pedraza, Santa-Anua, Eamos Arizpe y González Án-
gulo con el fiu de conferenciar, reduciendo á artículos una
comisión nombrada al efecto, las bases anteriormente acor-
dadas. El día 23 se ratificó la transacióu ó tratado que lleva
comunmente el nombre de plan de Zavaleta, como hemos
dicho.
Al tratarse en las cámaras del interesante punto de pa-
cificación de la república, se presentó el incidente saludable
de la derogación de la ley de 27 de septiembre de 1823 y sus
concordantes de 6 de abril, 4 de junio de 1824 y 3 de octubre
de 1825. Se verificó en efecto y se sancionó el término de
unas disposiciones legislativas que solamente sirvieron para
armar á los partidos y apoyar venganzas, ó á lo menos daban
lugar á ellas; y lo que sí ciertamente hicieron fué el obligar
y estrechar á los funcionarios públicos y jueces, á que tal vez
contra sus convicciones, inclinaciones y deseos particulares,
obrasen como ejecutores de la ley poniéndola en ejercicio y
acción sin tener arbitrio para lo contrario, pues que juzgan-
do, no se obra como legislador. ¡ Ocurrencia feliz tal dero-
gación !
1 Documento núm. 10.
Tomo II.— 42
330
También lo fué el que el presidente llamado por voto de
la nacióu, prestase el juramento como tal magistrado en la
ciudad de Puebla para que funcionara y evitase la acefalía
del gobierno ó que la república fuese gobernada por dos pre-
sidentes á la vez. El 20 de diciembre (1832) estando ya uni-
dos los dos ejércitos beligerantes, y en presencia del gober-
nador del Estado, que presidía un consejo de gobierno, ha-
ciendo las veces de representantes de la nación, tuvo efecto
el acto referido del juramento, pronunciando el general D.
Manuel Gómez Pedraza un discurso franco y patriótico, que
en iguales términos le fué contestado por el presidente de la
junta, y publicó por suplemento al número 27 de diciembre
el periódico de Puebla titulado la "Aurora." Siguieron las
felicitaciones y solemnidades qiie eran debidas, y en aquellos
días y momentos fueron, no una rutina, sino expresióu iuge-
nua y entusiasta que produjo el más decidido patriotismo.
A pesar de éste y de que aparecía sin duda alguna uni-
forme en toda la república, no faltó motivo para que se aci-
barasen aquellos momentos de crisis y de transición nacio-
nal. Los Estados de San Luis Potosí y Zacatecas indicaron
disgusto por el plan deZavaleta y rehusaban admitirlo. Sin
embargo, se unieron porque la cuestión fue resuelta por los
pueblos.
La guarnición de la capital de México turbaba empero
la satisfacción de la victoria obtenida por los principios de
legalidad y justicia: se quería obrar de un modo hostil con-
tra el gobierno interino de Múzquiz, reconociendo y procla-
mando la autoridad de Gómez Pedraza; pero el comandante
general D. José Joaquín Herrera, trató de uniformar la opi-
nión y unir la voluntad é intereses de los generales, jefes y
particulares. Lograda la uniformidad apetecida, tuvo efecto
el pronunciamiento que verificó la guarnición el día 27 del
citado diciembre, y se logró la adhesión de todos al plan pro-
clamado.
331
Fué consiguiente la reuuucia de Múzquiz, que por tres
veces había beclio de la presidencia y dirigido al congreso,
el cual ni la Labia tomado en consideración antes, ni mucho
menos pudo hacerlo en tan angustiados momentos, ni en las
circunstancias á que había llegado la cosa pública por los su-
cesos di timos de Puebla, y por la acta levantada por la guar-
nición de México, uniéndose al resto de la república.
El general Herrera, á la cabeza de la guarnición, comu-
nicó al general Múzquiz la ocurrencia, y el movimiento po-
lítico ejecutado. Se retiró dócilmente el presidente entregan-
do el puesto á D. Ignacio Martínez, gobernador del distrito,
para que lo conservase hasta la llegada de la autoridad crea-
da por la revolución y en Puebla, como queda referido. Vol-
vió á la vida privada lo mismo que los secretarios del des-
pacho; notándose que el Sr. Godoy, como tal ministro, se
había retirado antes por medio de su formal dimisión, y sólo
cesaron con el presidente interino los otros tres el repetido
día.
El general D. José Antonio Fació, también se retiró, muy
deseugañado, sin duda, de que sus servicios en la campaña,
así como en el gobierno, no eran de aquellos que necesitaba
la patria, y después de las derrotas que sufrió en el camino
de Puebla á Veracruz, desapareció no sólo de la escena po-
lítica y militar, sino hasta de la república misma. Se trasla-
dó al extranjero. Publicó en 1835 el manifiesto de que he-
mos hecho mención varias veces. Murió en París la noche
del día 5 de mayo de 1836, repentinamente, habiéndose acos-
tado á dormir sin novedad conocida, se le encontró muerto
el día siguiente 6 del citado mes de mayo. Fué muy varia
la impresión que causó este acontecimiento en nuestro país;
y auuque todos hablaron del suceso fuuesto, no todos lo la-
mentaron. La prensa se explicó en su contra ó guardando
un silencio profundo. Díjose: el mismo Fació tuvo un fin
pésimo: murió fuera de su patria sin tener á su lado ni un
332
paisano, ni un pariente, til un sacerdote, ni un amigo. Y nos-
otros decimos ahora: ¡Cuánto significa todo esto en nuestra
historia!!
Llegó en fin á la ciudad de México á principios del mes
de enero de 1833, el presidente constitucional, cuya adminis-
tración veremos en el título siguiente; concluyendo éste, re-
lativo al presidente interino nombrado en 7 de agosto de
1832, por haber obtenido licencia el mismo día el vicepresi-
dente de la república, general D. Anastasio Bustamaute. El
presidente interino juró y entró al gobierno el día 14 del re-
ferido mes de agosto, hasta el día 24 de diciembre del mis-
mo año de 1832, desempeñándose las secretarías del despa-
cho del modo siguiente-
333
I DEL DES
RELACIONES INTERIORES Y EXTERIORES.
DESDE HASTA
1832 agosto 14 D.José María Ortiz Monas-
terio, O. M. B 19 agosto 1832
,, „ 20 D. Francisco Fagoaga 24 (liebre. „
JUSTICIA.
1832 agosto 14 D. Joaquín de Iturbide, O.
M. E 19sepbre. 1832
,, sepbre. 20 D. Juan Ignacio Godoy. . . 3 diebre. ,,
,, diebre. 4 D. Joaquín de Iturbide, O.
M.B ". 24 „
GUERRA Y MARINA.
1832 agosto 14 D. José Cacho, O. M. E. . . 20 oebre. 1832
,, oebre. 21 D. Cirilo Gómez Auaya, O.
M. E 24dicbre. „
HACIENDA.
1832 agosto 14 D. Rafael Mangino 19 agosto 1832
,, „ 20 D. Tgnacio Alas 24 diebre. „
335
APÉNDICE AL TÍTULO VIII.
Documento Niím. 1.
Parte del inspector «le milicia nacional de Zacatecas, í>. Mariano
del ('astillo, referente ¡\ la acción del Gallinero.
Zacatecas, 27 de septiembre de 1832. — Cuerpo de operaciones
del Estado. — Exrno. Sr. — La segunda división del ejército liberta-
dor al mando del Sr. general de brigada D. Esteban Moctezuma, la
del Estado de Jalisco dirigida por el teniente coronel D. Francisco
Duque, y el cuerpo de mi mando, cuya fuerza total ascendía á cua-
tro mil doscientos hombres, ha sufrido uno de aquellos accidentes
funestos de la guerra, el 18 del presente, según tengo el sentimiento
de comunicar á V. E., lo que haré por menor para su superior cono-
cimiento.
De los movimientos del enemigo hasta Veuta Vieja, al cruzar
por la izquierda de nuestra posición en las alturas de San Miguel de
Allende, tengo dado parte á V. E., y ahora no me resta participarle
sino que se dirigió á la villa de Dolores de Hidalgo, para donde mar-
chamos el 16 en su alcance: el 17 nos avistamos porque estaban for-
madas las tropas del usurpador, entre Dolores y el punto de Galli-
nas; maniobramos por la izquierda de ellas, haciendo noche en la
hacienda del Rincón de Espejos, y el 18 á la madrugada emprendi-
mos la marcha hacia el llano de Trancas, habiéndose adelantado el
Sr. general Moctezuma con toda la caballería, y colocándose como
á las siete de la mañana á tiro de cañón del enemigo, que ya ocupa-
ba el mencionado puerto de Gallinas, y se nos presentó de frente
336
Al instante le dirigimos algunos cañonazos y granadas, en vista de
lo que con toda la infantería rae encaminé al mismo punto, en el cual
se formó la línea de batalla á vanguardia de la caballería, sostenien-
do desde luego el fuego del cañón por ambas partes y avanzando los
del Sr. Moctezuma que cubrían el centro, como 150 á 200 pasos de
la línea de batalla. Entonces dispuse que de mi cuerpo de operacio-
nes ocupase la derecha, para evitar que por ella se nos flanquease,
el 2? batallón, un cañón, las compañías de cazadores de los batallo-
nes Io y 2o, el piquete de zapadores, una mitad de granaderos del
primer batallón y del primer regimiento, á las órdenes todo del Sr.
coronel D. Luis Pinzón: en el centro quedó el primer batallón con
tres piezas, y el activo de Pueblo- Viejo, con cuatro. La izquierda
se cubrió con los segundos batallones de San Luis y Jalisco, dos ca-
ñones y el segundo regimiento de San Luis, á las órdenes del Sr.
coronel Estávoli. Para reserva se dejó mi batallón y escuadrón de
este nombre, y á más el resto de la caballería del Sr. Moctezuma;
habiendo escoltado los equipajes todos los asistentes y el piquete de
caballería de Jalisco, que tenía 38 dragones.
El enemigo, en número de 3,000 y pico de hombres, tres obuses y
seis cañones, se extendía desde el puerto de Gallinas donde apoyó su
izquierda con un reducto hacia la falda del cerro que establecía su de-
recha con otro. En este punto se empeñó la acción como á las once y
media de la mañana, hora en que el Sr. Moctezuma me pidió lo auxi-
liase con un batallón y tres piezas, y al efecto mandé el Io; pero pocos
momentos antes de que llegase á reunirse con las tropas de la izquier-
da, determinó el expresado señor general cargar sobre el reducto,
por cuyo motivo mi batallón y piezas, tuvieron que apresurar el paso
para alcanzar á la izquierda, que había avanzado sobre el enemigo;
resultando que al llegar á tiro de pistola de él, no pudo obrar la ar-
tillería porque la infantería se hallaba á su vanguardia. La carga se
verificó por dicha infantería con el mayor denuedo y entusiasmo;
pero no así desgraciadamente por la caballería de Estávoli, quien
por cobardía ó traición, contramarchó en buen orden á la cabeza de
ella, fugándose de 1h línea que dejó absolutamente descubierta en
el instante mismo de tomarse el reducto, introduciendo asi la confu-
sión y el desorden, que dio lugar á que cargase la infantería y caba-
llería enemiga sobre nuestra infantería, la que por haber disparado
337
simultáneamente, se quedó sin fuegos, excepto el 2o batallón de Ja-
lisco, que pudo sostenerlo graneado como ocho ó diez minutos.
Tan fatal ejemplo dado por Estávoli, cundió en el resto de aque-
lla caballería; y la del 3 enemiga, aunque con mucha pérdida, pene-
tró hasta el batallón de reserva, que lo rechazó completamente por
dos ocasiones; pero observando que se le dirigía el enemigo con fuer-
zas que no podía resistir, ordenó su retirada, que habría verificado
en buen orden á no ser por la poca tropa que tenía, en razón de ha-
ber auxiliado con tres compañías al maudo del teniente coronel Es-
calada, al Sr. Pinzón, para hacer más respetable el punto que ocu-
paba.
La derecha de nuestra línea se portó bizarramente : tres veces se
lanzó sobre las compañías de cazadores y el cañón que mandaba el
primer ayudante D. José Rafael Andrade, un grueso trozo de caba-
llería, que se dijo ser del 2 del enemigo, y no dejándoselos llegar,
los hizo retirarse precipitadamente el primer escuadrón del primer
regimiento, compuesto de las valientes compañías de San Pedro y
Tlaitenango, á las órdenes del Sr. coronel D. Rafael Vargas.
Esta línea de la derecha, que no tenía por objeto más que evitar
una carga de flanco por el enemigo, y entretenerlo con las compa-
ñías de cazadores, avanzó hasta ponerse bajo sus fuegos á menos de
tiro de fusil, luego que por el movimiento de la izquierda se hizo la
acción general: y habría tomado el puerto sin duda, si no se inutili-
za el cañón que lo apoyaba, y no hubiera tenido que atender á su
espalda para donde se inclinó el tiroteo del enemigo, quien penetró
hasta ese punto, donde los cazadores lo contuvieron un buen espa-
cio de tiempo, hasta que se dispersaron, después de que la caballe-
ría del primer regimiento hizo su retirada en el mejor orden.
Cuando estaba empeñado en combatir mi segundo batallón, se
presentó un oficial de los enemigos solicitando que se suspendiera
el fuego, lo que dispuso su comandante, y habiendo salido á hablarle,
le dijo, que decía el vicepresidente que formase pabellones; que to-
dos eran unos: que no se derramase más sangre mexicana, y que se
les garantizaba sus vidas y empleos, como cediesen: alo que el se-
ñor comandante, teniente coronel D. José María Esparza y Peredo,
se negó absolutamente, diciéndole no se hallaba facultado para ello,
y volvió á maudar romper el fuego.
Tomo 11—43.
338
El Sr. coronel Pinzón recibió un balazo en la chapa de su cintu-
rón que le libró de ser clareado, y también le hirieron su caballo.
El capitán de artillería D. Casimiro Cenoz, avanzó su cañón has-
ta que se le inutilizó, y después lo retiró con permiso del primer ayu-
dante Andrade, como á una legua del campo, donde ordenó que lo
dejase por ser imposible conducirlo adelante, y porque el enemigo
nos perseguía: en todo esto manifestó Cenoz la más sobresaliente
serenidad. Es digno de todo elogio el piquete de caballería de Jalis-
co, que estando en las cargas, lo hizo avanzar el teniente coronel D.
Claudio Vanegas, y chocó con el enemigo hasta sacrificarse; pues
de treinta y ocho, quedaron con gloria en el campo del honor veinte
y tantos dragones, vendiendo caras sus vidas, según me ha informa-
do su comandante.
En general, las tropas se batieron con bizarría; y la pérdida que
lamentamos es debida á la defección de un jefe que mereció las ma-
yores confianzas del Sr. Moctezuma, y mandaba la mayor parte de
su caballería.
Debería recomendar á V. E. acciones de valor hechas por jefes,
oficiales y tropa; pero no lo considero oportuno, porque de los que
están presentes se hallan dispuestos á repetirlas en el riesgo, y bla
sonarlas en el triunfo; y de otros, sólo sería acibarar el dolor que
causa sensiblemente el que no existan ó estén prisioneros.
El enemigo ha sufrido una pérdida considerable, calculándola en
el calor de la acción aun mayor que la nuestra: sus viles y prodito-
rias acciones le han lisonjeado momentáneamente. ¡ Felices nosotros
si enorgullecidos nos atacan, porque hoy la venganza nacional pesa
más que nunca sobre sus cabezas criminales, y es indudable que
como la espada de la justicia se vibrará tronantemente sobre ellos!
Si me es sensible hacer á V. E. este detall, no me es vergonzo-
so, porque uada tengo que temer de la censura pública. Yo respon-
dería gustoso en juicio á cuantas objeciones pudiera ella hacerme;
y en tal concepto tengo el honor de presentar á V. E. mis respetos y
consideración muy distinguida.
Dios y libertad. Zacatecas, 24 de septiembre de 1832. — Mariano
del Castillo. — Exmo. Sr. gobernador de este Estado.
339
Documento Núm. 2.
Oncio del cura de la villa de Dolores Hidalgo, en que da noticia del nú-
mero de muertos que ae sepultaron en su parroquia, después de la ac-
ción del Gallinero.
Hasta hoy he podido lograr las últimas razones de los muertos
que se han sepultado en distintos lugares de las haciendas y ranchos
próximos al paraje donde fué la batalla, y que por la distancia de
las diferentes direcciones que tomaron en su fuga y se les persiguió»
no había podido contestar á V. S. con la brevedad que deseaba, á su
oficio fecha 20 del mes presente, en que V. S. se sirve comunicarme
los deseos del Exmo. Sr. general en jefe, para tener un conocimien-
to cierto del número de los que murieron. Según las noticias adqui-
ridas del alcalde comisionado, del sacerdote que destiné para la ben"
dición del campo y de varios caudillos y mayordomos, y otras que
he podido adquirir, llegan los enterrados en el campo á novecientos
veinticuatro, y los sepultados en esta parroquia de mi cargo, muer-
tos de las resultas de las heridas, cuarenta y cinco: por todos, nove-
cientos sesenta y nueve, no siendo posible alcanzar el número fijo
por hallarse á largas distancias, según se dice, otros cadáveres que
no se han podido recoger. Es cuanto puedo decir á V. S., etc.
Dios y libertad. Curato de Dolores Hidalgo, 23 de septiembre de
1832. — Ignacio Moctezuma. — ¡Sr. mayor general D. Manuel Gil Pérez.
340
Documento Núm. 3.
Renuncia «leí general Biiatnuiaiite.
Ejército federal. — Señor. — Coronadas con el triunfo que he re-
portado ayer contra los enemigos de la constitución, las fatigas de
esta apreciable parte del ejército que se halla á mis inmediatas órde-
nes, en consecuencia del permiso que para ello obtuve de los dignos
representantes de la Nación, me he resuelto á dar un paso que había
omitido porque no se atribuyese á cobardía, y es el de la formal di-
misión que hago á vuestra soberanía de la suprema magistratura, ó
sea de los derechos que á ella me ha dado el libre -sufragio de los
pueblos y la ley fundamental.
Es de pública notoriedad que desde 1829 dirigí á la augusta cá-
mara de diputados de aquella legislatura, una representación que
corre impresa en los periódicos, renunciando ese derecho, y lo es
también que con repugnancia me separé do las filas del ejército para
desempeñar las funciones que como vicepresidente me competían;
y si accedí á dejar aquellas, prescindiendo de mi primer propósito y
de mi aversión al fausto y peligrosos atractivos del mando supremo,
fué porque creí hacer en esto un servicio á mi adorada patria, aun-
que fuese con sacrificio de mis inclinaciones naturales y aun de mi
propia vida: empero, veo con dolor que aun separado del ejercicio
del poder, los anarquistas, ó sean mis enemigos personales, llevan
adelante esta guerra desastrosa, y no quiero que mi nombre sirva
por más, tiempo de pretexto para la continuación de los males de la
república, á pesar de que está demostrado á todas luces la constitu-
cionalidad de mi elección, y de que mi conciencia se halla tranquila
en orden á las falsas imputaciones y calumnias con que la envidia y
maledicencia se han empeñado en detractarme.
En tal concepto y por los motivos expuestos, pido á vuestra so-
341
beranía con el más alto respeto, que por el bien procomunal de mis
conciudadanos, y en obsequio de mi reputación bastantemente vul-
nerada ya por los enemigos del reposo público, se digne admitir la
expresada renuncia que hago con toda la espontaneidad de que es
capaz un ciudadano libre, y un soldado que jamás sucumbió, ni ce-
derá á los amagos de la fuerza, y que sólo mira el bien de la patria,
objeto predilecto de sus servicios y desvelos.
Cuartel general en Dolores de Hidalgo, septiembre 19 de 1832.
— Señor. — Anastasio Bustamante. — Exmos. Señores secretarios de la
cámara de diputados.
Documento Núm. 4.
Parte oficial de la derrota que sufrieron las fuerzas ni mando
de D. Antonio Fació,
División de operaciones. — Exmo. Sr. — Anoche hice alto con to-
da la fuerza de mi mando en la hacienda de Buenavista, como á un
cuarto de legua de San Agustín del Palmar, donde se hallaba Sau-
ta-Anna con su gavilla, y como al amanecer, descubriese que éste
hacía movimiento por el camino que conduce á Puebla, determiné
interponérmele en su tránsito tomando el cerro de Chaltepec, y al
efecto' destiné la brigada de vanguardia y el batallón de Toluca al
mando del Sr. general D. José Rincón; mas á pesar de la notoria
actividad de este jefe infatigable, llegó á dicho cerro al propio tiem-
po que una fuerza enemiga, compuesta de mil hombres de caballería,
según han manifestado los prisioneros: con este motivo, la posesión
del punto se disputó por una y otra parte con el mayor tesón ; pero
al fin el Sr. Rincón cargó sobre los facciosos que defendían el terre-
no á palmos, y logró desalojarlos de las alturas que ya ocupaban.
342
Ya en la falda del propio cerro intentó el enemigo rehacerse, mas
habiéndole yo cargado con la brigada de caballería, logré ponerlo en
una dispersión absoluta, haciéndole algunos prisioneros, y de muer-
tos un número considerable, quedando en consecuencia el campo to-
do por las tropas del supremo gobierno, después de haber alcanzado
el más completo triunfo.
Antes de que el Sr. Rincón principiara el combate, el Sr. gene-
ral D. Juan María Azcárate, á quien había dejado con una parte de
la brigada de su mando, la de caballería y dos piezas de artillería
para que cubriese la retaguardia y cuidase nuestro cargamento, en
vez de llenar este encargo y cumplir con las instrucciones que ver-
balmente le había dado, empezó á tirar cañonazos sobre algunos gru-
pos de gente que se divisaban en las azoteas de las casas de San
Agustín, lo que advertido por mí le mandé diferentes órdenes para
que violentara su marcha siguiendo el movimiento de la vanguardia,
sin dejar cosa alguna por detrás; mas en lugar de obedecerme conti-
nuó haciendo fuego, sin moverse del lugar en que estaba: repetíle
otras ocasiones la misma orden, con el agregado en la última de que
la caballería se adelantase á todo por serme necesaria en Chaltepec,
y también me desobedeció, mandándome sólo la caballería.
No bien se había adquirido el triunfo que dejo detallado, cuando
oí un fuego muy vivo de cañón y fusil á retaguardia, y no dudando
que era el Sr. Azcárate, mandé en su auxilio la caballería y la pri-
mera brigada; pero aunque el movimiento se hizo con la mayor ce-
leridad, ya era tarde: el referido jefe, que con solo 200 y pico de
hombres de su batallón, 30 del de Gruanajuato y 10 artilleros con dos
piezas ligeras, tuvo la temeridad de atacar al pueblo de San Agus-
tín, donde sabía estaba fortificado el enemigo, había sido violenta y
completamente envuelto por más de 800 hombres de infautería.
Este suceso es tanto más sensible, cuanto que sólo la impruden-
cia del Sr. Azcárate, y sólo ella, me ha privado de la satisfacción de
participar hoy á V. S. que Santa- Auna con los suyos habían queda-
do reducidos á nulidad, cuando no del todo exterminados, pues la
victoria era segura, muy particularmente después de la alcanzada en
Chaltepec.
En ésta no tuvo la división otra pérdida, que dos soldados muer-
tos: y heridos, el subteniente del batallón de Toluca D. Gerónimo
343
Calatayud, cinco soldados del batallón tercero permanente, y activos
de Mextitlán y Toluca, habiendo sacado una contusión el capitán
del último, con grado de teniente coronel, D. José María Barreda;
la del enemigo excede de 100 muertos, 32 prisioneros, entre éstos el
francés Enrique Maillet y el cabecilla Juan Luna, que se titulan co-
roneles; más de 150 caballos, la mayor parte muertos, y número con-
siderable de armamento.
Tengo el sentimiento de no saber con seguridad, hasta las nueve
de esta noche, la suerte que le ha cabido al Sr. Azcárate : su conduc-
ta en el lamentable suceso mencionado, le arrastró á la que ha teni-
do con los bravos que le seguían, y expuso á toda la división á ser
batida en detall, lo que no aconteció por la cobardía é ineptitud de
Santa- Anna, unidas á las acertadas disposiciones y á la actividad de
los señores general D. Antonio Gaona y coronel D. Félix Merino,
que pusieron en marcha sin dilación todo lo que había abandonado
el Sr. Azcárate, para esta hacienda, donde nos hallamos cubriendo el
camino de Puebla en observación del enemigo, que aun permanece
en San Agustín, y sin riesgo alguno, pues si Santa -Anna cometiere
la indiscreción de atacarme, sería sin duda alguna batido entera-
mente.
Faltaría á la justicia, si como testigo presencial de su bizarra con
ducta, no recomendase al supremo gobierno á los señores general D.
José Rincón, coronel graduado D. Albino Pérez, y á los jefes, oficia-
les y tropa que componen la brigada de caballería de su mando, que
nombraré en lista separada con más despacio y cuando el Sr. Rin-
cón me dé el parte circunstanciado de los individuos que se distin-
guieron en la sección que mandó, lo haré de todos aquellos que lo
merecieren.
Con tal motivo felicito muy cordialmente al supremo gobierno,
por el triunfo que sus armas han adquirido, pues lo sucedido al Sr.
Azcárate, aunque es doloroso, no influye sobre la suerte de la divi-
sión de mi mando, que firme en sus principios, y animada por el va-
lor que distingue á los que la componen, siempre será el terror de
los perturbadores del orden.
Dígolo á V. S. para que se sirva manifestarlo al E. S. presiden-
te, á quien igualmente que á V. S. reproduzco las seguridades de mi
distinguida consideración.
344
Dios y libertad. Cuartel general en la hacienda de San Juan, á
1? de octubre de 1832. — José Antonio Fació. — íár. oficial mayor en
cargado de la secretaría de guerra.
Periódico titulado "El Sol." Número 1,152, del 5 de octubre de 1832.
Documento Núm. 5.
Comunicación del Lie. D, Anastasio Zcrrcrro, á D. IVIanuel Góiuez
Pedrazn, y contestación de éste sobre su regreso á la república.
"Exmo. Sr, — La nación mexicana, representada por las honora-
bles legislaturas de varios Estados, gobernadores, ayuntamientos y
otras autoridades, al mismo tiempo que por numerosas masas de ciu-
dadanos reunidos en diversos puntos, ha acordado llamar á V. E. á
ocupar la silla presidencial, para cuyo destino fué legítimamente elec-
to el año de 1828, y su señoría el general D. Antonio López de Sau-
ta-Anna, en virtud de la autorización que al efecto ha recibido, nos
ha comisionado cerca de la persona de V. E., según manifiestan las
credenciales adjuntas, para hacerle entender el voto nacional, mani-
festado en las notas oficiales de la legislatura y gobierno de Zacatecas,
decreto expedido por la de Jalisco, actas de los ayuntamientos, im-
presos y demás documentos que tenemos el honor de acompañarle.
La lectura de ellos impondrá á V. E. de que la nación toda cla-
ma por su vuelta, y de que su presencia en el país es el único medio
de hacer cesar los males de la guerra civil, estableciéndose en su
persona un gobierno á todas luces legitimo y constitucional, bajo cu
yos auspicios se legalizarán también las elecciones que deben hacer-
se de la persona que haya de ocupar la primera magistratura eu el
345
próximo período constitucional, así como de las que han de llenar los
asientos en el congreso de la unión y en los de los Estados á quienes
hoy toque su renovación.
Hace tiempo que la nación dividida por dos facciones é impelida
en direcciones opuestas, ha tenido que ceder al impulso de su torren-
te, siendo víctima de las pasiones, de los caprichos é injusticias de
cada una de ellas á su vez. Sacudiendo hoy el yugo de ambas, y se-
parándose de las torcidas sendas por donde cada una de ellas preten-
diera extraviarlas, ha entrado en el libre goce de sus derechos, vol-
viendo al camino marcado por la constitución y las leyes, como el
único que puede conducirla á su prosperidad y engrandecimiento, y
el primer paso que da en tan recta vía, es legitimar su gobierno lla-
mando al que la ley destina á ejercerlo, del injusto destierro que le
impusiera la tiranía de una facción, que sólo por la fuerza de las ba-
yonetas pudo adquirir y conservar el poder.
La república mexicana al dar este paso, manifiesta de un modo
evidente el buen juicio que hoy dirige sus resoluciones; rinde un ho
menaje debido á la virtud perseguida, y presenta un ejemplo de jus.
tificación que pocos originales tiene en la historia. V. E. no puede
ser insensible á una declaración tan solemne de la voluntad de la na-
ción que hoy ratifica los votos emitidos en su favor en 828; y cuan-
do es indudable que su tranquilidad depende de V. E., nos persua-
dimos de que no se negará á hacer este último ó importante servicio
á nuestra cara patria, pasando con nosotros al puerto de Nueva Or-
leaus, donde hemos dejado el bergantín de guerra nacional general
¡Santa-Anna (á) Bello-Judío, que está á disposición de V. E., con
el objeto de conducir con el decoro debido al primer magistrado de
la república.
Permítame V. E. en conclusión, darle los más sinceros parabie-
nes, porque cada día se hace más acreedor á la confianza nacional,
unir nuestros votos y humildes ruegos á los do la nación toda, por su
inmediato regreso, y protestarle nuestra más distinguida considera-
ción y respetuoso aprecio.
Dios y libertad. Belford-Springs. Pensilvania, 21 de.septiembre
de 1832. — Anastasio Zerecero. — Juan de Soto. — Exmo. Sr. presiden,
te de los Estados Unidos Mexicanos, general D. Manuel G-ómez Pe-
draza." i
Tomo II.— 44
346
CONTESTACIÓN.
"Ya S. E. el general Antonio López de Santa- Auna, por medio
del C. Joaquín María del Castillo, me había invitado en julio ante-
rior á trasladarme á la república y ocupar la primera magistratura
para la que obtuve la mayoría de votos en 828, y después de haber
meditado las circunstancias políticas de la nación y las mías parti-
culares, me resolví á no aceptar el llamamiento que se me hacía, y
en ese sentido fué concebida mi respuesta á las comunicaciones, en-
tonces. Hoy por conducto de ustedes, insta de nuevo el mencionado
general y apoya su instancia en el decreto de la honorable legislatu-
ra de Zacatecas, en los pronunciamientos unísonos de los Estados
de Jalisco, Sonora, Durango, Tabasco y Sinaloa; en la declaración de
varios ayuntamientos y muchos lugares de San Luis, Querétaro y
México; en la mayoría del ejército; y por último, en la probabilidad
de la declaración sucesiva de las legislaturas restantes y demás au-
toridades de la federación. Estos datos, el oficio de ustedes de hoy
á que contesto, y las conferencias verbales que hemos tenido, no me
dejan duda de que la voz pública me llama al seno de la patria, para
cumplir y hacer cumplir los decretos augustos de la nación.
Nada puede imaginarse más placentero para un ciudadano, que
merecer la aceptación del pueblo a que pertenece ; pero esa ventura
se vuelve inestimable cuando el que la logra ha sido víctima del in-
fortunio y de la injusticia. En medio de la persecución jamás vaciló
mi fe, porque la idea que tengo de la generosidad de mis compatrio-
tas es noble y grande; pero cualesquiera que fueran mis esperauzas,
nunca pude figurarme que la satisfacción fuera tan completa, tan
extremada: la nueva deuda que he contraído hacia los mexicanos es
inmensa, y como los sentimientos del corazón tienen tal límite que
no es dado traspasar, de ahí es que aunque mi gratitud sea inexpli-
cable, nunc,a será proporcionada al tamaño del honor que se me dis-
pensa.
Desgraciadamente al contraer nuevas obligaciones no adquiero
nuevos medios de corresponderías, y tiemblo al considerar el grave
347
compromiso eu que me pone el destino: mucho se espera de mí, y
como es imposible satisfacer las exageraciones de la imaginación, es
muy factible que al probarse mi insuficiencia resulte el disgusto con-
siguiente á la esperanza frustrada. Esta reflexión corrobora los mo-
tivos que me determinaron á no aceptar la primera propuesta del
general Santa-Anna, y me aflijo demasiado al pronunciar un sí irre-
vocable.
En todas las acciones de mi vida he proeurado seguir los dictá-
menes de mi razón, y ésta no me persuade que mi presencia en la
república baste á cortar la guerra civil y á restablecer el imperio de
la ley; pero autoridades respetables me aseguran lo contrario, y yo
debo someter mi juicio al voto ajeno; de otra manera mi conducta
aparecería ridiculamente presuntuosa. Quizá el hado siniestro va
á exponerme á perder la reputación que no me quitó el infortunio;
pero eso importa poco si obedezco á la nación de que soy subdito.
Piérdase todo; pero jamás se diga que un egoísmo criminal me hizo
anteponer mi amor propio al bien de la patria.
En tal virtud, partiremos sin la menor dilación para la Nueva
Orleans, y pueden si gustan informar á S. E. el general Santa-Auna,
de quedar cumplidos sus deseos, y satisfecho el objeto de la misión
con que quiso honrar á ustedes; que en venir hasta aquí sufriendo
las molestias de un camino penoso, con los riesgos de atravesar la
atmósfera contagiada de la epidemia reinante, han dado una prueba
de honor y de civismo.
Dios y libertad. Manantiales de Belford en la Pensilvania, sep-
tiembre 21 de 1832. — Manuel Gómez Pedraza. — Sres. Anastasio Ze-
recero y Juan de Soto, ciudadanos mexicanos comisionados por el
general Antonio López de Santa-Auna."
348
Documento Niim. 6.
K lección de gobernador y teniente gobernador del ¡Estado de Zacateca*.
Congreso del Estado. — Sesión del 20 de noviembre de 1832. —
Presidencia del Sr. Márquez. — Comenzó por secreta, y abierta la pú-
blica, el señor presidente dijo: que siendo hoy el día señalado por
la constitución para elegir el gobernador y teniente gobernador del
Estado, el honorable congreso había cumplido ya con lo prevenido
en el artículo 100, reconociendo las ternas propuestas por los ayun*
tamientos, y cuyo resultado era el siguiente:
El Extno. Sr. D. Francisco García reunió 24 votos de los ayun-
tamientos, 9 D. José María Bocanegra, l D. Manuel Garcés, 5 D.
Domingo Velázquez, 1 D. Ignacio Gutiérrez de Velasco, 1 D. Ma-
nuel González Cosío, 7 D. Pedro Ramírez, 3 D. Luis de la Rosa, 1
1). Justo Corro, 1 D. Santiago Ruiz de Villegas, 2 el Dr. D.José M*
Castillo, 2 D. Vicente Dozal, 1 D. Vicente Plores Alatorre, 4 D. Jo-
sé MB Rojas. 1 D. Guadalupe García Rojas, 2 D. Antonio Eugenio
de Gordoa, 2 D. Juan Vélez, 1 el Dr. D. Rafael Dionisio Riostra, 1
1). Luis Gordoa, 1 D. Mariano del Castillo, 1 D. Francisco García
Rojas, 2 D. Pedro López de Nava, 1 D. Tomás Pimentel, 1 D. José
María Braeho y 1 D. Francisco Arrieta.
En seguida manifestó el presidente que se iba á proceder al cum-
plimiento de los artículos 101 y 102 de la misma constitución, que-
dando excluidos para la votación, por no tener las calidades que la
ley requiere, los Sres. D. Luis de la Rosa, D. Luis Gordoa D. José
¡VIa Guzmán, D. Rafael Riestra, D. Francisco Flores Alatorre y D.
Justo Corro.
Se procedió a la elección de gobernador por escrutinio secreto y
resultaron nombrados el Sr. D. Valentín Gómez Farías con 4 votos,
349
el Exmo. ¡Sr. D. Francisco García con 5 y el Sr. D. Mariano del Cas-
tillo con 1.
No habiendo reunido ninguno de los señores expresados la plu-
ralidad absoluta de votos, se repitió la votación entre los señores
García y Farías, y quedó electo el primero con 5 votos por 4 que
reunió el Sr. Farías.
Se procedió á la elección de teniente gobernador, y en el primer
escrutinio obtuvo 5 votos el Sr. Farías, l el Sr. Castillo, 3 el Sr. Bo-
cauegra y 1 el Sr. Dr. Castillo.
No habiendo resultado elección, se repitió el escrutinio entre los
Sres. Farías y Boeanegra, y quedó electo el primero por 7 votos, por
2 que reunió el segundo.
Se anunció por el señor secretario más antiguo que quedaba elec-
to para gobernador dnl Estado por los dos años que permite la cons-
titución en su artículo 101, el Kxmo. Sr. ü. Francisco García, y para
teniente gobernador el Sr. diputado D. Valentín Gómez Farías.
En cumplimiento del artículo 103 se acordó que se pasara al go-
bierno el nombramiento que se acababa de hacer, y se levantó la se-
sión. No asistió el Sr. Rosa por hallarse en comisión del gobierno.
(Gaceta del gobierno supremo de Zacatecas del día 27 de noviembre de 1832.)
Ternas propuestas por los ayuntamientos.
1. — Zacatecas. 2. — Sombrerete.
Del frente 28
D. Francisco García. 24 D. Francisco García.
„ Vicente Dozal 2 „ José M* Boeanegra 9
„ José María Castillo 2 „ Manuel García * 1
Al frente.... 28 A la vuelta . . . . 38
350
9. — Juchipila.
Del frente.
D. Francisco García.
„ Valentín G. Farías.
„ Luis de la Rosa
10. — Ahualulco.
D. Francisco García.
11. — Jalpa.
D. Justo Corro
„ Santiago Villegas.
,', Pedro Ramírez.
3. — Aguascalientes.
Do la vuelta. . . 38
D. Francisco García.
„ José Ma Bocanegra.
„ Valentín Gómez Farías . . 7
4. — Chalchihuites.
D. Francisco García.
„ José M? Gozmán 4 „ José Ma Bocanegra
,, José M* Bocanegra. „ Valentín G. Farías.
5. — Nieves.
D. Francisco García.
„ Valentín G. Farías.
„ José Ma Bocanegra.
6. — Rincón de Romos.
D. Domingo Velázquez 5
„ Ignacio Gutiérrez Velasco. 1
„ José Ma Bocanegra.
7. — Angeles.
D. Francisco García.
„ José Ma Bocanegra.
„ Pedro Ramírez 7
8.— Pinos.
D. Francisco García.
„ Manuel G. Cosío 1
„ Valentín G. Farías.
Al frente 63
63
12.— Fi
illo.
D. Francisco García.
„ José Ma Guzmáu.
„ D. José Ma del Castillo.
13.— Saín Alto.
D. Francisco García.
., José Ma Boeauegra.
„ Valentín Gómez Farías.
14.— Calvillo.
D. Francisco García.
„ Francisco Flores Alatorre. 1
„ Pedro Ramírez
Al frente 68.
351
15. — Vetagrande. 21. — Tlaltenango.
Del frente 69 Del frente 79
D. Francisco García. D. José M? García Rojas.
„ Vicente Dozal. „ Rafael Riestra 1
„ Pedro Ramírez. „ Luis Gordoa 1
16.— Villanueva. 22.— Tepechitlán.
D. Francisco García. D. Francisco García,
„ José 31" Guzmán. „ Valentín G. Farías.
„ José Ma García Rojas. 5 ,, Mariano del Castillo 1
17. — Ríogrande. 23. — Nochistlán.
D. Francisco García. D. Domingo Velázquez.
„ José M* Bocanegra. ,, Francisco García Rojas.. 1
„ Luis de la Rosa. „ Antonio Eftgenio Gordoa.
18. — Guadalupe. 24. — Atolinga.
D. Francisco García. D. Francisco García.
„ Guadalupe G. Rojas 1 „ Pedro L. de Nava 2
„ Antonio Eugenio Gordoa. 2 „ José Ma García Rojas.
19. — Monte-Escobedo. 25. — Tabasco.
D- Francisco García. D. Tomás Pimentel 1
„ José M* Guzmán. „ Pedro José L. de Nava.
„ Juan Vélez 2 „ Domingo Velázquez.
20. — Asientos. 26. — Tepetongo.
D. Francisco García. D. Francisco García.
„ Domingo Velázquez. „ José M" Bracho 1
„ Pedro Ramírez. „ José Ma G. Rojas.
Al frente 79 A la vuelta .... 87
27. — Jerez.
De la vuelta.
D. Francisco García.
„ Juan Vélez
„ Pedro Ramírez.
28.— Valparaiso.
D. Francisco García.
„ Pedro Ramírez.
„ Francisco Arriata.
Al frente.
352
29. — San Cosme.
87 Del frente 87
D. Francisco García.
„ Luis de la Rosa.
„ Domingo \relázquez.
Suman 87
por personas y 29 por ayunta-
mientos.
Son ayuntamientos. . . . 29
Multiplicados por 3
1 —
— Resultan 87
87 —
Ternas propuestos por los ayuntamientos del Estado
para gobernador del mismo.
Ayuntamiento*. Personan.
( CC. Manuel González Cosío.
Zacatecas < Lie. Santiago R. de Villegas.
( Dr. José Ma del Castillo.
( CC Manuel González Cosío.
Aguascalientes < Justo Corro.
( Lie. Santiago R. de Villegas,
( CC. Manuel González Cosío.
Valparaiso < Marcos de Esparza.
( Francisco Arrieta.
( CC. Manuel González Cosío.
Guadalupe < José Bejarano.
( José María Romero.
353
Ayuntamientos. Personas.
( CC. José M1? Romero.
Panuco < Lie. Domingo Velázquez.
( Manuel del Riego.
( CC. Manuel González Cosío.
Vetagrande < Dr. José Ma del Castillo.
( Lie. Santiago R. de Villegas.
( CC. Lie. José Ma Boeanegra.
Sombrerete < Manuel González Cosío.
( Marcos de Esparza.
( CJC. Manuel González Cosío.
Fresnillo ) Lie. Santiago R. de Villegas.
( José Antonio Ulloa.
( CC. Manuel González Cosío.
Asientos 2 Lie. Luis de la Rosa.
( Tomás López y Pimentel.
( CC. Manuel González Cosío.
Jerez < Lie. Juan Francisco Veloz.
( Lie. Domingo Velázquez.
( CC, Lie. Juan Francisco Vélez.
Tlaltenango < Guadalupe García Rojas.
( Pedro José López de Nava.
( CC. Lie. Santiago R. de Villegas.
Tabasco < Vicente Dozal.
( Felipe Nieto.
( CC. Manuel González Cosío.
Chalchihuites i>: < Antonio García.
( Marcos de Esparza.
( CC. Manuel González Cosío.
Juchipila < Marcos de Esparza.
( Antonio García.
( CC. Manuel González Cosío.
Pinos < Guadalupe García Rojas.
( Antonio García.
Tomo 11—45.
354
Ayuntamiento». Personas.
( CC. Lie. Santiago R. de Villegas.
Angeles < Manuel González Cosío.
( Antonio García.
( CC. Manuel González Cosío.
Ahualulco < Marcos de Esparza.
( Javier Barron.
( CC. Lie. Santiago R. de Villegas.
Villanueva < Guadalupe García Rojas.
( Pedro José López de Nava.
( CC. Lie. Ignacio Gutiérrez de Velasco.
Rincón de Romos < Pedro García Rojas.
( Juan de Dios Belauuzarán.
( CC. Lie. José Ma Boeanegra.
Ríogrande. - - < Manuel González Cosío.
( Antonio García.
í CC Lie. Juan Francisco Vélez.
Tepetongo < Lie. José Ma Bracho.
( Antonio Eugenio Gordoa.
( CC. Lie. Luis de la Rosa.
Tepechitlán < Dr. José Ma del Castillo.
( Lie. Santiago R. de Villegas.
( CC. Antonio García.
Nieves < Marcos de Esparza.
( Manuel González Cosío.
( CC. Lie. Santiago R. de Villegas.
Villa de Calvillo < Lie. Teodosio Lares.
( Pedro Joüé López de Nava.
( CC Manuel González Cosío.
Atolinga < Antonio Eugenio de Gordoa.
( Lie. José Ma de la Campa.
( CC. Manuel González Cosío.
Sain-Alto < Antonio García.
( Lie. Juan Francisco Vélez.
355
Ayuntamiento*.
Personas,
( CC. Manuel González Cosío.
San Cosme < Marcos de Esparza.
( Lie. Domingo Velázquez.
( CC. Manuel González Cosío.
Villa de Escobedo < Antonio González.
( Vicente Barragán.
( CC. Manuel González Cosío.
Nochistlán < Marcos de Esparza.
( Antonio García.
SCC. Manuel González Cosío.
Marcos de Esparza.
Antonio García.
Documento Núm. 7.
Entrevista para acordar las medidas de paz, celebrada en el pnnto de Tix-
tla, entre los señores generales D. Nicolás Itniro y D. Juan Airares.
Las circunstancias que circundan y afligen á la república, y el
porvenir amargo que la amenaza por la división que la devora, pro-
vocó una entrevista que tuvieron en el día de hoy el señor general
en jefe D. Nicolás Bravo y el señor coronel D. Juan Alvarez en los
suburbios de Tixtla; después de hallarse avistadas las fuerzas de uno
y otro jefe desde el 13 del actual, y convinieron solemnemente en
obsequio de la paz y de que no se derrame sangre mexicana, en los
artículos siguientes:
Artículo Io Siendo el ahinco y único objeto de ambos jefes, ve-
lar por los verdaderos intereses nacionales bajo la forma democrá-
356
tica, popular, federal, y considerando que la continuación de la gue-
rra civil en el Sur los perjudica, desisten de ella en obsequio común
de los pueblos.
2? En tal virtud, el Sur sostendrá á todo trance los verdaderos
intereses nacionales, estando por éstos y por las personas.
3? Se comprometen ambos jefes ala unión perpetua de sus fuer-
zas y las del Sur en general, comprendiéndose las del señor gene-
ral D. Isidro Montesd.eoca, á quien se le dirigirán documentos ori-
ginales del convenio, por dos oficiales, uno de cada campo para las
instrucciones convenientes.
4? Se corre un velo á todo lo pasado': á nadie se perseguirá por
opiniones políticas, y por todas partes se reintegrarán á sus respec-
tivos dueños las propiedades que se hayan embargado ó detenido.
5? Uno y otro jefe se obligan á poner inmediatamente en liber-
tad á los individuos que estén presos por las referidas opiniones po-
líticas.
6? Ambos jefes levantarán su campo en un mismo día, ocuparán
sus respectivas comandancias, y las fuerzas que los hayan posterior-
mente acompañado, serán libres para quedar en sus respectivos pue-
blos ó disponer de sus personas.
Io. El comercio seguirá su libre curso que hasta aquí se había
interrumpido, y ambos jefes responderán de la seguridad de los ca-
minos, sin que haya pretexto que los ponga á cubierto de la más li-
gera falta.
8? Ni uno ni otro jefe podrá separarse de la liga y fraternidad á
que se sujete el Sur, sin que antes se persuadan mutuamente de los
poderosos motivos que los obliguen á contrariarla, por medio de una
entrevista.
9? El Sr. Alvarez se compromete á no reconocer otro jefe en el
Sur que al Sr. general D. Nicolás Bravo, y cooperará por los medios
posibles á que lo reconozca igualmente el Sr. general D. Isidro Mon-
tesdeoca.
10. Se transmitirá este convenio á las autoridades y personas que
convenga, para su inteligencia y cumplimiento en la parte que les
corresponda, librándose las órdenes conducentes para hacer cesar
la guerra en todos los puntos del Sur.
Guerrero, diciembre 18 de 1832. — Nicolás Bravo. — Juan Alvarez.
357
Documento Niim. 8.
Discurso pronunciado por el O. LTlauuel Gómez Pedraza al tomar
posesión de la presidencia de los (Estados Uuidos mexicanos.
Entre los'sucesos felices de la vida, ninguno proporciona al hom-
bre goces más puros que el regreso á la patina, después de un largo
y penoso destierro. La tierra natal, la vista de los amigos, de los pa-
rientes, de los conciudadanos; los dulces recuerdos de la infancia,
la presencia súbita de objetos halagüeños, la memoria de aconteci-
mientos plausibles, y la alegría que produce el recobro de los víncu-
los de amistad, sangre y paisanaje, vivifican eL corazón, lo arrebatan,
lo enajenan y lo inundan, por decirlo así, de una fruición de gloria.
Pero, ¡ qué pronto se acibaran ó se disipan las felicidades de la
tierra! Yo he retornado al seno de mi patria; estoy ya en los brazos
de mis amigos y compatricios; mas extiendo la vista por nuestro
vasto continente, y sólo veo las huellas sangrientas, los funestos ves-
tigios de una guerra fratricida que en un trienio nos ha arrebatado
multitud de ciudadanos, tesoro el más precioso de una nación. La
sombra funesta del duque de Alva, parece que vaga entre nosotros,
como en los Países-Bajos, pidiendo veinte mil víctimas que sacrifi-
car. ¿A quién no desazona, abate y extremece un espectáculo tan
lúgubre y sangriento?
Cesaron en el ¡Sur las calamidades de la guerra con el sacrificio
de tina víctima ilustre, de un ciudadano sostenedor de la independencia
desde las primeras reacciones, y guardián perpetúo de la libertad: él con-
servó en los desiertos la chispa patriótica que en 821 inflamó el corazón de
Iffs mexicanos, ¿y ese hombre fué condenado á una muerte ignominiosa por
un ministerio terrorista y cruel! Ese suceso sirvió como de señal de
alarma á todos los libres, y los derechos ofendidos del hombre y del
ciudadano fueron reclamados por la valiente guarnición de la heroi-
358
ca Veracruz, Ella pidió la remoción de los ministros; ella, para de-
fender y asegurar el sistema constitucional, representó con viveza
las demasías del poder; ella interpuso la mediación respetable del
soldado del pueblo, del ilustre Santa- Anna, y ese genio singular, tomando
á su cargo el arbitraje augusto de la humanidad, en su sacro nombre pide
la variación de los ministros; pero este proceder prudente y justo se
considera como crimen de Estado; las cámaras se oponen á que el
general Bustamante siga los consejos de su razón ; se desoyeu los
clamores de la naturaleza oprimida, y se levanta contra ella el san-
griento estandarte de la guerra, se dispara el cañón y se lanza con-
tra los inocentes el exterminio y la muerte. Olvidaba sin duda el
ministerio que la denegación de la justicia, y aun las afectadas di-
laciones para obsequiarla, disculpan la cólera de un pueblo: y que
la opresión grave y manifiesta, justifica su levantamiento.
La guerra desde entonces ha sido justa por parte de los libres,
empeñados solamente en salvar su independencia, sus garantías y
sus leyes fundamentales: sin embargo, el ministerio los trató como
traidores y rebeldes; violó los principios reconocidos por todos los
pueblos civilizados; llenó las cárceles de ciudadanos; sembró el te-
rror en las poblaciones, é inundó de sangre los campos. Pero los pro-
nunciados redoblan su cólera y su energía; el sentimiento se gene-
raliza; la revolución justa y razonable en sus motivos, toma un nuevo
carácter de nacionalidad, y se hace por último constitucional, pro-
clamándome el ejército pronunciado, y los Estados sobei*anos del
interior, presidente de la república, conforme á la voluntad nacional
manifestada en la mayoría absoluta de once legislaturas, que espon-
tánea y libremente sufragaron á mi favor: mas como si en este paso
se hubiera cometido un nuevo crimen, el ministerio y las cámaras
atizan el voraz incendio, aumentan las fuerzas militares, multiplican
las expediciones, hacen la guerra á los Estados soberanos y á la mis-
ma nación que ha explicado categórica y solemnemente su voluntad.
El gobierno de México, acobardado después, con las victorias su-
cesivas que reportara el libertador en los campos del Palmar, y en la
toma de esta ciudad, propone negociaciones de paz, y envía en co-
misión á los ciudadanos Lemus y C'astrillón: el general Santa-Anna
escucha, desea la paz, se decide, y nombra en comisión á los ciuda-
danos liamos Arizpe, González Ángulo y Vizcaíno: éstos tienen en
359
México largas discusiones con el gobierno, y nada adelantan, sin em-
bargo de haber apurado las cuestiones hasta el último término. El
ejecutivo, siguiendo su plan de afectadas dilaciones, mientras llega-
ba en su auxilio el general Bustamante, dirige en última comisión
á los íSres. Molinos del Campo, Quintero y Mora, autorizados plena-
mente para ajustar los tratados. El libertador los recibe en una jun-
ta de notables, á que concurrieron también las autoridades de esta
capital, y sus anteriores enviados; se entra en seria y detenida dis-
cusión, y por último, se conviene y determina con los comisionados
del gobierno lo que ellos mismos propusieron, á saber: la no admi-
sión de la renuncia á la presidencia que hice en diciembre de 1828,
y mi consiguiente llamamiento: se da cuenta á las cámaras para su
aprobación, y ellas, obrando como por un plan meditado, nada exa-
minan, nada discuten, y en un sólo día todo lo desechan; suspenden
sus sesiones y se niegan á toda conciliación y acomodamiento razo-
nable, llevando adelanto la guerra de una fracción de la sociedad con-
tra el pueblo soberano, de quien se han vuelto enemigos obstinados.
Cerrados así los caminos felices de la paz, la cosa pública debía
decidirse por el filo de la espada; el numeroso ejército de los libres,
deseando economizar la sangre, creía reportar el triunfo por la sola
impresión moral; pero entretanto se aproximaban una á otra las fuer-
zas beligerantes, y la nación aguardaba el éxito, que parecía cifrado
en una sola batalla decisiva. En tal estado de cosas, piso las playas
de Veracruz, y desde aquel momento me ocupo de la paz; manifies-
to á mis paisanos y al Sr. Múzquiz las fuertes razones que reiterada-
mente se me expusieron para obligarme á venir; mi decisión, mis mi-
ras, mis deseos : invito á los mexicanos pensadores á que me auxilien
en la empresa; procuro inútilmente, por la interceptación de los ca-
minos, relacionarme con las legislaturas y supremos magistrados del
interior de la república; me dirijo á todos; pido consejo; hago de mi
fe política la profesión más clásica; pulso la obstinación y capricho
de algunos; pero esfuerzo la razón para convencerlos: nada me re-
trae, nada me arredra, ningún tiempo estimo por perdido en llamar
á los hombres á los principios: el doble objeto de mi misión ha sido
la paz, y ésta no es cara á ningún precio. Hombres cuyo elemento
es la discordia,1 y cuyos corazones arden en deseos de venganza:
1 Se habla á la facción de México.
360
impugnad mi conducta, puesto que sois libres para hacerlo: pero sa-
bed que la filosofía me defiende de vuestras invectivas, y que si logro
completar la obra comenzada, mi nombre pasará á la posteridad, y
pasará sin mancha.
Anuncio al libertador desde Veracruz mi venida á esta ciudad
memorable; resuelve api'oximarse á ella con su ejército; el del ene-
migo le sigue en su marcha; sucede entre ambos un fuerte encuen-
tro; la sangre corre á torrentes; la heroica Puebla resiste un ataque
por tres días de continuado fuego; en el mismo teatro me toca ser
testigo de escenas sangrientas y horrorosas, representadas por hijos
de una misma patria, idénticos en intereses, en costumbres, en idio-
ma, en religión: la humanidad gime bajo el azote de las pasiones;
la civilización huye de nosotros asustada de los estragos que causa la
discordia; la población se disminuye; la agricultura es abandonada;
el comercio y la industria se paralizan, y sobre todo, la educación de
la juventud se corrompe, pervirtiéndose la moral pública, sin la cual
ningún pueblo puede ser dichoso.
A vista de tan deplorable cuadro, la sensibilidad recobra sus de-
rechos. Hagamos justicia á la naturaleza, haciéndola igualmente á
la verdad. El Exmo. Sr. general Luis de Cortázar, ciudadano reco-
mendable y poseído de las virtudes que honran al género humano,
solicitó una entrevista á que me prestó gustoso, manifestó su deci-
sión por la paz, y el general libertador, que ha dado reiterados tes-
timonios públicos de desearla sinceramente, se adunó conmigo en
sentimientos. Entramos, pues, en conversaciones con varios jefes del
ejército de S. E. el general Bustámante, y movidos todos por un es-
píritu patriótico, convencidos de que el ministerio y la mayoría de
las cámaras, habían querido convertirlos en tiranos de su patria, sa-
crificándolos á miras personales, se deciden á fraternizar con sus
compañeros de armas, y á reconocerme como presidente constitucio-
nal, conviniendo por último en el armisticio firmado á 9 del presente
mes, en el cuartel general, en el Puente de México.
Bl proyecto de pacificación presentado al ejército del general Bus-
támante, por el Sr. Santa- Anua y por mí, se ha dado al público, y
cualquiera que atentamente lo haya leído, confesará que sus bases
son la buena fe y la justicia; el respeto á la soberanía nacional en su
misma esencia y origen; y el deseo de una justa libertad en los au-
361
gustos aotos electorales: aquellos jefes y oficiales se penetraron de
luego á luego de la conveniencia del proyecto; y en efecto, ¿quién
uo desea el término de una guerra civil, siempre desastrosa? ¿Qué
mexicano no conoce el confuso laberinto, y la discusión irritante é
inútil á que conduciría el examen de los actos electorales del preté-
rito lustro!
Sin embargo de estas consideraciones poderosas, los generales,
jefes y oficiales de la referida división quisieron antes de determi-
narse, tributar á las cámaras y al gobierno un nuevo homenaje de
respeto y subordinación, y remitieron el proyecto en cuestión, á Mé-
xico, con el fin de que los poderes existentes en aquella capital se
ocupasen de él; pero poseidos aquellos hombres de un vértigo funes-
to, sin meditar en la angustiada situación de la república, reprobaron
pl proyecto, calificándolo de inconstitucional: ese decreto equivalía
á declarar irremediables nuestros males, y á condenar á la nación á
una muerte lenta é infalible: entonces los militares que acaudilla el
general Bustamante cortaron denonadamente el nudo gordiano, de-
cidiéndose por la santa causa de la libertad, y dando á la patria un
día de gloria. En ese proceder verán los pueblos cultos de la Euro-
pa, qne nuestros soldados son filósofos, y que bajo del morrión y la
coraza se ocultan almas pensadoras, que escuchando la voz de una
inmensa mayoría, los preceptos y voluntad de un pueblo soberano,
se han pronunciado por sus sagrados derechos y por su libertad. En
esa noble resolución se palpa el civismo más puro, y la circunspec-
ción y mesura con que hasta el extremo se ha conducido aquella por-
ción recomendable del ejército.
El artículo 3o del proyecto que habla de la renovación total de
los funcionarios elegibles por el pueblo, ha alarmado á algunos hom-
bres que están en posición de disponer de esos destinos como de un
patrimonio; ellos temen perder la presa en las nuevas elecciones, y
de ahí deriva el empeño de combatir un plan que no halaga sus in-
tereses; pero precisamente ese artículo es el más importante del prD-
yecto, y sin él la revolución no habría producido otro resultado que
la muerte de los ilustres defensores de la libertad. Al recobrar los
pueblos los derechos imprescriptibles que les habían usurpado, justo
es que entren en posesión de su soberanía, eligiendo libre y espon-
táneamente á sus mandatarios. Encendida la guerra, irritados los
Tomo II.— 46
362
partidos y exaltadas las pasiones, ha sido imposible que la calma, la
prudencia y el juicio, tan necesarios para el acierto, pudieran presi-
dir las elecciones populares. Los pueblos, conforme nuestro sistema
feliz, deben ejercer estos actos en plena libertad. Hombres elegidos
con madurez, escogidos por el buen sentido del pueblo libre, y es-
carmentados del ciego furor de los partidos que nos han precipitado
á la vez, serán sin duda los que hagan la felicidad de la nación.
Un congreso formado de tales hombres salvará á la república del
naufragio que la ha amenazado: los enemigos implacables del siste-
ma conocen esta verdad, y hoy que son impotentes para resistir al
torrente impetuoso de la opinión, maquinan pérfidamente para frus-
trar el glorioso resultado de nuestros afanes.
Ciudadanos que me escucháis; generales, jefes y oficiales del ejér-
cito que habéis prodigado vuestras vidas en el campo del honor; go-
bernadores de los Estados, legisladores de los pueblos, mexicanos
todos: sabed que se forma un plan liberticida para envolver á la na-
ción dentro de breve en el caos espantoso de la anarquía. Ese plan
se reduce á indisponer entre sí á los amigos de la libertad, y á impe-
dir las elecciones prevenidas en el articulo 3o del plan de pacifica-
ción, para dejar al gobierno aislado, y á la federación sin la asam-
blea legislativa que regularice la marcha constitucional desde Io de
abril en adelante. Yo desde el alto y peligroso puesto á que hoy me
ha elevado el destino, levanto mi voz como guardiáu de las liberta-
des patrias, y os anuncio las maquinaciones de nuestros enemigos:
aun es tiempo de eludirlas identificando nuestras opiniones y procu-
rando caminar acordes y unidos hacia un mismo fin: ese fin queda
indicado en el plan de pacificación, que circula ya por todos los Es-
tados; un extravío de opinión nos perdería sin remedio, y yo al anun-
ciaros la calamidad que nos prepara la perfidia, cumplo con la más
sagrada de mis obligaciones.
Esos maquinadores de que es hablo, son aquellos que desprecian
los derechos y clamores de un pueblo rey; los que le abaten y com-
primen; los que han violado la constitución y conculcado las leyes,
y los que querrían hacer nadar por un siglo á los restos de sus her-
manos en el mar de sangre de una anarquía sin término: pocos son
ciertamente, aunque bárbaros y tenaces; pero conocidos del pueblo, y con-
tra ellos se hará únicamente la guerra, y sobre sus cabezas, si no se humi-
363
lian á la voluntad soberana de la nación, descargará la justicia su brazo
inexorable.
Para dirigir la marcha de uu gran pueblo, he sido llamado del
destierro: y si entonces hubiera escuchado solamente los dictámenes
de mi razón, nunca me habría prestado á encargarme de la supre
ma magistratura de que acabo de tomar posesión ; pero convencido
de que la nación me imponía sus órdenes soberanas, fué preciso obe"
decer, y obedecer sin réplica. Desde este momento os presido, mexi"
canos, y ese tremendo, aunque augusto encargo, durará por tres me-
ses; en ellos seré el blanco del ciego furor de las pasiones-; tendré que
luchar contra enemigos astutos é implacables; pero siendo mi divisa
la concordia y la paz, no desmayaré en el noble designio de reconci-
liar á todos: he aquí mi misión y mi principal objeto, que no puede
envolver, en medio de los azares, de los compromisos y de los peli-
gros, ninguna mira personal: hasta hoy el generoso carácter de mis
paisanos ha favorecido mis esfuerzos: pero nunca más que ahora me
es necesaria la eficaz cooperación de todos los patriotas en tan glo-
rioso empeño, contraido puramente á salvar las libertades patrias, á
hacer respetar la soberanía de los Estados, á engrandecer la federa-
ción mexicana, á afianzar la independencia nacional, y á consolidar
la paz de una manera perdurable.
Puebla, diciembre 26 de 1832. — Manuel Gómez Pedraza.
(Se halla en los números 10 y 11 de los días 7 y 8 de enero da 1833, del periódico
titulado "El Fénix de la Libertad.")
364
Documento Niim. 9.
Convenio del Puente de México.
Ejército federal. — División del interior. — Reunidos en un punto
intermedio entre el Puente de México y el cerro de San Juan, inme-
diaciones de la ciudad de Puebla, los señores general D. Juan Pablo
Anaya y coronel D. José María Jarero, comisionados por parte de
S. E. el general en jefe D. Antonio López de Santa -Auna, y los se-
ñores generales D. Antonio (iaona y D. Mariano Arista, por parte
de ¡3. E. el general en jefe D. Anastasio Bustamaute, para acordar
un armisticio que debe existir entre ambas fuerzas mientras resuelve
el gobierno federal : suficientemente autorizados al efecto, y después
de haber canjeado sus respectivos poderes hallados en debida for-
ma, han convenido en los artículos siguientes:
1? Se suspende el uso de las armas y toda suerte de hostilidades
entre todas las fuerzas existentes en la república mexicana que obe
deceu á los Exmos. Sres. generales D. Antonio López de Santa-
Auna y D. Anastasio Bustamaute, hasta la resolución de las cama
ras de la Unión y gobierno general, sobre el proyecto de paz que el
Exmo. Sr. general Bustamaute remite á aquellas autoridades, y que
fué propuesto á S. E. por los Exmos. señores generales Pedraza y
Sauta-Anna.
2? Las fuerzas del ejército que manila el Exmo. Sr general Bus-
tamaute, pasarán á ocupar la ciudad de Huejotzingo, y podrán ex-
tenderse, si no bastare el recinto del pueblo á darles alojamiento
hacia las haciendas y pueblos inmediatos, menos por el lado de San
Martín Texmelucau, cuyo pueblo y camino de la capital deberán que-
dar neutrales.
3? Ambas fuerzas podrán usar de las escoltas necesarias para
proporcionai'se víveres y demás recursos indispensables á un ejército.
4o Las fuerzas que estén en marcha por ambas partes la suspen-
derán en el punto donde las encuentre este convenio, que irá acom-
pañado de la orden del jefe respectivo, por extraordinario.
5o No están comprendidos en el artículo auterior, mil hombres
de infantería procedentes de Yucatán, que de un momento á otro
deberán llegar á la plaza de Veracruz; y esas fuerzas, por no expo-
nerlas á la influencia de aquel clima malsano, se trasladarán á las vi -
Has de Córdoba, Orizaba y pueblo de Coscomatepec.
6? Aun cuaudo el gobierno y las cámaras de la Unión reprueben
el proyecto de paz de que habla el artículo 1?, no por eso se rompe-
rán las hostilidades; y antes bien, entonces lo tomará en considera-
ción el ejército de S. E. el general Bustamante.
7o La división del general Bustamante emprenderá su marcha
en cumplimiento del artículo 2", por el Puente de Cholula, y preven-
tivamente se convendrá en las disposiciones conducentes al efecto.
8o La división mandada por S. E. el general ¡Santa-Anna, ocu-
pará la ciudad de Puebla luego que la de S. E. el general Bustaman-
te desaloje las posiciones que ocupa.
9o y último. Los Exmos. Sres. Santa-Anna y Bustamante, gene-
rales en jefe de todas las fuerzas beligerantes de la república, y los
generales, jefes y oficiales pertenecientes á las tropas que existen
en este momento en la ciudad de Puebla, sus suburbios y egidos, se
comprometen bajo su palabra de honor á hacer cumplir y observar
religiosamente todos y cada uno de los artículos anteriores compren-
didos en este armisticio. Y lo firmaron los señores comisionados re-
feridos, en el campo, á los once días del mes de diciembre de mil
ochocientos treinta y dos. — Juan Pablo de Anaya. — Antonio Gaona.
— Mariano Arista. — José María Jarero.
Cuartel general en el Puente de México, Diciembre once de mil
ochocientos treinta y dos. — Apruebo el anterior convenio. — Antonio
López de Santa-Anna. — Aprobado. — Anastasio Bustamante.
Es copia. Garira*de México en Puebla, diciembre 11 de 1832. —
Juan Nepomuceno Pérez, secretario interino.
366
Documento Núm. 10.
Plan de /,nnililíi.
Reunidos en la hacienda de Zavaleta los señores generales D.
Antonio Graona, D. Mariano Arista, y coronel D. Lino Alcorta, co-
misionados por parte del Exmo. Sr. general en jefe D. Anastasio
Bustamante; y los señores generales D. Juan Pablo Anaya, D. Ga-
briel Valencia y D. Ignacio Basadre, por parte de los Exmos. ¡Sres.
presidente de los Estados Unidos Mexicanos, D. Manuel Gómez Pe-
draza y general en jefe D. Antonio López de Santa-Anna, para acor-
dar lo conveniente acerca del proyecto propuesto por los dos últimos
generales mencionados, el día 9 del presente mes, al Esmo. Sr. ge-
neral D. Anastasio Bustamante, y á los generales, jnfes y oficiales
de la división de su mando, vistos y canjeados sus respectivos po-
deres, hallados en debida forma, y después de haber leído el decreto
del congreso general del 8 del corriente mes, que ni aprueba ni apro-
bará el contenido del referido proyecto; y en cumplimiento del ar-
tículo 6o del armisticio celebrado en 11 del presente, entre las divi-
siones beligerantes, y usando de la facultad de modificar, reformar,
añadir ó quitar lo que juzgasen conveniente y útil al bien público,
han convenido en virtud de los plenos poderes con que se hallan
investidos y de mutuo consentimiento, en los artículos siguientes:
Artículo Io El ejército protesta, en prueba de buena fe, sostener
en toda su integridad y pureza, el sistema republicano representati-
vo-popular federal, consignado en la acta constitutiva, constitución
federal y particulares de los Estados.
2o Quedan cubiertos para siempre con el manto soberauo de la
patria, todos los actos de elección popular, dirigidos á nombrar re
presentantes para el congreso general y legislaturas de los Estados
367
ocurridos en la federación mexicana desde el Io de septiembre de
1828 hasta el día de la publicación de este plan: y en consecuencia
no se tratará más de su legitimidad ó ilegitimidad.
3o Los gobernadores de los Estados y jefes políticos de los terri-
torios que funcionan en este día. quedan autorizados para adoptar
cuantas providencias crean conducentes, á fin de que los pueblos de
sus respectivas demarcaciones, en uso de su soberanía y para nacio-
nalizar indudablemente al gobierno, procedan á todos los actos elec-
torales necesarios á verificar en su totalidad una nueva elección de re-
presentantes en sus legislaturas, diputaciones de territorio y congre-
so general; arreglándose en cuanto sea posible, á lo que prescriben
la constitución federal, constituciones particulares y leyes de los Es-
tados que están en vigor hasta la fecha de este plan, entendiéndose
que por solo esta vez elegirán en su totalidad el número de repre-
sentantes, por deberse hacer una renovación general para que la na-
ción vuelva incuestionablemente al régimen federal, siguiéndose en
adelante lo dispuesto para casos ordinarios.
4o Todas las legislaturas deberán estar instaladas y en sesiones
abiertas para el 15 de febrero de 1833, ó antes si se pudiere, y todas
y cada una procederán el día Io de marzo siguiente á elegir por esta
vez dos senadores, y dos personas para presidente y vicepresidente,
mandando las actas de la elección de estas dos personas á la secre-
taría de relaciones, y dando sus credenciales á los senadores nom-
brados para que éstos y los diputados estén en la capital de la fede-
ración el día 20 de marzo.
5o El 25 del mismo mes se instalarán las cámaras de la Unión;
el 26 se reunirán ambas para abrir los pliegos de las actas de la elec-
ción de presidente y vicepresidente, y se procederá en lo demás con
arreglo á la constitución federal, de modo que la elección quede ca-
lificada y publicada el 30 de marzo á lo más tarde.
6? El ciudadano Manuel Gómez Pedraza, será reconocido presi-
dente legítimo de la república hasta el Io de abril, en cuyo día deben
terminar las funciones del supremo magistrado de la nación, confor-
me á la ley fundamental.
7? Como podrá suceder que á la fecha de este plan haya algunos
Estados en los que se encuentren dos gobernadores á la vez, las atri-
buciones que el artículo o° concede á esos funcionarios, deberán ejer-
368
cerse por el magistrado reconocido por la mayoría de los pueblos del
Estado que preside.
8° Se harán por el órgano legal á la futura representación nacio-
nal, luego que abra sus sesiones, las iniciativas siguientes: Ia Que
el congreso general sancione con su respetable autoridad este plan,
aprobando la necesidad y conveniencia de las medidas extraordina-
rias que se han adoptado para salvar á la nación de la crisis peligro-
sa en que se encuentra, para legitimar las autoridades de elección
popular, y para regularizar constitucionalmente al gobierno general
en el cuatrienio venidero. 2a Una amnistía ú olvido de todo cuanto
ha ocurrido desde el 1? de septiembre de 1828 hasta el presente día:
por esa amnistía, todos los que han adoptado este plan ó lo adopta-
ren dentro del plazo que señalará uno de los artículos siguientes,
quedarán en sus derechos legales que hoy obtengan; y por ningún
caso ni acontecimiento de esos años podrán ser perjudicados eu los
que obtenían antes de ser publicado este plan, y mientras se concede
esa amnistía, aquellos á que se refiere este artículo conservarán la
posición en que se hallan en el día, sin la menor innovación. 3* Las
que el gobierno juzgue convenientes á fin de que el ejército sea reem-
plazado en ley orgánica decretada, y sus necesidades prevenidas, y
cuanto sea conducente á que la fuerza armada concurra á asegurar
la independencia, á afianzar la libertad y á hacer observar religio-
samente el régimen establecido. 4a La renovación de los decretos
de 12 de octubre de este año sobre facultades extraordinarias: el de
27 de septiembre de 23 sobre conspiradores, sometidos á la jurisdic-
ción militar, y el de 14 de abril de 24 acerca de oficiales desertores.
9? Se sujetan á la aprobación de la autoridad competente los em-
pleos y grados dados por los Exrnos. señores generales en jefe de
ambas fuerzas beligerantes.
10° Entretanto se otorga la amnistía de que habla la parte se-
g\inda del artículo 8?, nadie será molestado por los servicios presta-
dos y opiniones manifestadas durante la revolución.
11? Todos los individuos del ejército y empleados de la federa-
ción adoptarán el presente plan de paz; cualquiera contravención se
tendrá por atentatoria al bien común de la nación; y los oficiales ge-
nerales y particulares, con sueldo del erario público, que á los cual
tro días después de aproximadas á la distancia de seis leguas de-
369
punto de su residencia, las fuerzas que lo sostienen, no se reunieren
á ellas, quedarán privados de sus empleos conforme á.la excepción
que se hizo de ellos en el artículo 8o
12? Los retirados, jubilados y pensionistas que no debe conside-
rárseles en actitud de poderlo efectuar por haber cerrado su carrera,
serán diguos de igual pena si después de pasados los cuatro días con-
tinúan prestando servicios de cualquiera clase al gobierno existente
en México.
13? S. E. el presidente y los Exmos. señores generales en jefe de
ambas fuerzas, circularán el presente plan á todas las autoridades
así civiles como militai'es para su exacto cumplimiento.
Y para constancia, los generales y el coronel mencionados arriba
firmaron dos ejemplares de este convenio, y los remitieron á los res-
pectivos generales en jefe de ambas divisiones para su ratificación.
Hacienda de Zavaleta, diciembre 23 de 1832. — Antonio Gaona. —
Mariano Arista. — Lino Atcorta. - Juan Pablo de Anaya. — Gabriel Va-
lencia.— José Ignacio de Basadre.
Siguen las ratificaciones suscritas por los generales en jefe res-
pectivos y por todos los generales, jefes y oficiales de ambos ejér-
citos.
Tomo II.— 47.
NOVENO PERÍODO ADMINISTRATIVO
TÍTULO NOVENO.
El general D. Manuel Gómez Pedraza, como presidente constitucional
desde 24 de diciembre de 1832 hasta 1? de abril de 1833.
CAPÍTULO I.
El nuevo gobierno de Zavalcta y algunas ocurrencias públicas.
Se verificó la entrada solemne y casi triunfal del presi-
dente ü. Manuel Gómez Pedraza, el día 3 de enero en la
capital, acompañado del caudillo del ejército libertador D.
Antonio López de Santa-Auna: recibieron ambos las mani-
festaciones y felicitaciones más expresivas y lisonjeras y del
modo con que se tributan siempre al vencedor.
Se procuró organizar luego la administración gubernati-
va, y en consecuencia, se nombró el ministerio siguiente:
372
Para relaciones, D. Bernardo González Ángulo: para jus-
ticia y negocios eclesiásticos, D. Miguel Ramos Arizpe: para
hacienda, D. Valentín Gómez Parías, y para guerra, D. José
Joaquín Herrera. Y como se había convocado por disposi-
ción formal del presidente un consejo compuesto de comi-
sionados por cada uno de los Estados que supliese al que la
constitución establecía como de gobierno, y que no podía
reunirse, así como en realidad tampoco podía hacerlo el su-
pletorio hasta pasado algún tiempo, se llamó interinamente
á una junta bajo el nombre de consejo privado, compuesta
dicba junta de dos individuos naturales de cada Estado; con
el doble fin de que residiendo en México, auxiliaran inmedia-
tamente con sus luces al ejecutivo en la difícil marcha «pie
emprendía, y cuidaran al mismo tiempo de la existencia del
buen orden y bien general del país, no menos que de con-
sultar en los casos graves que desde luego deberían presen-
tarse.
Y en efecto, ocurrió que el artículo 3? del plan de Zava-
leta fué el primer objeto y materia de muy detenidas discu-
siones y de esforzados debates. Se decía que al tratarse de
que tuvieran efecto las nuevas elecciones, y de asegurar el
orden y régimen interior de la república, se temía mucho pe-
ligrase el sistema de gobierno adoptado. Estas ideas y prin-
cipios progresaron hasta ser sostenidos por parte de algunos
Estados como Zacatecas, Jalisco, Durango, Querétaro y San
Luis con el proyecto que sólo indicaron de reunir una con-
vención nacional, para que haciéndose ella cargo de la po-
sición política del país, dictase y expidiese las disposiciones
necesarias y que diesen por resultado la mejor organización
social, sin exponerse á los peligros y malos resultados que
eran de esperarse como propios y consiguientes á los actos
electorales que prevenía el artículo 3? del plan adoptado.
Por otra parte, se temía la novedad del propuesto medio y
las consecuencias desastrosas tal vez que produciría y que
373
harían la ruina de la propia nación que se trataba de salvar
Por fortuna, y por el influjo de personas sensatas, con
más reflexión desistieron de sus ideas y pretensiones los que
parecían opuestos al convenio de Zavaleta: manifestaron su
conformidad, y unidos, como veremos adelante, desapareció
el temor y el peligro.
Para mayor satisfacción, ocurrió al mismo tiempo de aquie-
tarse los disturbios políticos, el suceso plausible de que los
generales Bravo y Alvarez en el Sur, adoptasen el nuevo
orden de cosas, desistiendo por lo mismo y abandonando su
plan de hostilidades. Quedó, pues, uniformemente estable-
cida la opinión de la república, sin temor de algunos tras-
tornos, hasta el grado de que en febrero se había ya verifi-
cado una elección general en los Estados para la renovación
de los supremos poderes de hi federación.
El general Santa-Anua, á los pocos días de haber entra-
do en México, dejó la capital, y al retirarse de ella publicó un
manifiesto á la nación, dando cuenta de cuanto había ocu-
rrido en la anterior época de la guerra. Y parece que, pre-
sintiendo la existencia de nuevos males, insistía en lo mucho
que interesaba la unión y tolerancia. Dijo y consignó estas
memorables palabras en su dicho manifiesto: "Indulgencia
"con los errores de opinión, no más rencores, y bórrese de
" la memoria la palabra venganza. Así alcanzareis el objeto
"de vuestros deseos y sacrificios por la libertad: correspon-
" ded á mis votos. Toda mi ambición se limita á trocar la
"espada por el arado. Si alguna mano volviese otra vez á
"turbar la paz pública y el orden constitucional, no os olvi-
" deis de mí; volaré á vuestro llamamiento, y haremos ver
"de nuevo al mundo que ya no puede haber tiranos y opre-
sores del pueblo en la república mexicana."
Se retiró en efecto, como queda dicho, á su hacienda de
Manga de Clavo, recibiendo las manifestaciones más expre-
sivas de amistad y respeto. Continuó su marcha administra-
374
tiva el gobierno establecido, y el jefe supremo de la nacióu,
comprometido en los términos más explícitos para hacer el
bien y felicidad de ella, según que lo había prometido y ex-
plicado en sus comunicaciones y discursos en los momentos
más solemnes que ya quedan asentados, siguió también obran-
do de manera que no contrariara sus protestas y juramentos.
Sin embargo de esta conducta, comenzó á explicarse el
disgusto público que se fomentaba por los descontentos, va-
liéndose de las armas comnues de la prensa como prepara-
toria, de la falta de recursos, de ofensas al interés de tercero,
y al fin de una revolución pronunciada. Aprovecharon para
la oposición algunas disposiciones dePedraza,como fueron la
que destituía de sus empleos á los generales que no jurasen
el plan de Zavaleta, y la que expulsaba por segunda vez á
los españoles por disposición del día 16 de enero de 18->3, sin
que en cuanto á lo primero sirviesen á Pedraza. sus protestas
ante el congreso, ni en cuanto á lo segundo ¡a evasiva de que
usó diciendo que esta sugunda expulsión no era nueva, sino
que era tan sólo el ejecutar la ley que faculta al gobierno
para dar pasaporte á los extranjeros perjudiciales á la repú-
blica. Fué atacado por tres periódicos que se crearon sólo
con este objeto, y aun fué necesario que se apelase al recur-
so de promover y sostener la verdadera inteligencia de la pa-
labra amnistía, (pie se concedía por el plan de Zavaleta.
Se pulsó este medio para tranquilizar al público, aprove-
chándose la circunstancia de haberse aquietado enteramente
los Estados que habían juzgado perjudicial el plan, porque
querían ensanche y latitud en sus atribuciones, pretendiendo
con el nombre de soberanía ó independencia una verdadera
separación que llegaría á formar, no una federación de enti-
dades morales que reconociendo siempre un centro de unidad
y autoridad, sólo los dejase libres para poner en acción y ejer-
cicio todo cuanto fuese necesario y conveniente á sus intere-
ses locales, sino una confederación de naciones; desuaturali-
375
zando así el sistema republicano federal, y aspirando los Es-
tados disidentes al grado de querer ser representados por ple-
nipotenciarios.
" Subsistirán, decían, los gérmenes de nuestra discordia,
" mientras la nación no se reorganice, nombrando al efecto
"sus representantes especialmente autorizados para decidir
"definitivamente sobre las cuestiones del momento, y refor-
" mar la constitución, haciendo en ella las variaciones y me-
" joras que la experiencia ha hecho necesarias."
La amnistía prometida en la segunda parte del artículo
8? del referido plan, ofreció garantías sin límite á las perso-
nas, y sin limitación tampoco respecto á los delitos políticos.
Los más exaltados, aunque conformes con el plan, resistían
que pasase.de una transacción, y querían siempre que fuese
revisado en el congreso. Kesistian igualmente la indicada
segunda parte del artículo 8?, y no querían que se adoptase,
de manera que se complicaban las circunstancias públicas;
preparando los males consiguientes á la división y discordia,
tanto más peligrosas, cuanto que, como queda referido, que-
rían ciertas legislaturas, no sólo reformas que arregladas se-
rían un bien, sino peligrosas novaciones tan esenciales que en
realidad importaban una completa variación y trastorno ge-
neral, hasta tal extremo, que desde entonces habría llegado
México á la anarquía.
Felizmente los generales Santa- Anna y Pedraza, em-
pleando el prestigio que tenían, contrariaron las ideas de
reunir la asamblea extraordinaria ó convención, que con el
nombre de constituyente quisieron fuese formada de repre-
sentantes de los Estados: y á la verdad habría sido formada
esta asamblea de representantes de los partidos, y por con-
siguiente sus resoluciones no llevarían el carácter y fuerza
que da la nacionalidad verdadera, sino que vendrían á ser
preceptos interesados y producto de pasiones exaltadas.
" Yo, decía Pedraza, como ciudadano, como particular y
376
" como magistrado supremo protesto que de insistir en llevar
" adelante tal pretensión ( la convención ), la patria reportaría
" perjuicios del mayor tamaño, y nos envolveríamos en la más
"desastrosa anarquía; y es muy de notar el contraste sensi-
" ble que presentan esas legislaturas y el ejército permanente:
"éste, cediendo honrosamente en el furor del combate a la
" voz de la razón para asegurar los intereses nacionales', pro-
" testando ser su más firme apoyo, y aquellas, proponiendo
" medidas que es muy posible comprometan esos mismos in-
tereses; y no sólo eso, sino que de esa manera inciden las
"indicadas legislaturas, por un deseo noble de llegar al op-
"timismo, en otro más triste caso, cual es de hacer suyo y
" pedir como tal el propio plan propuesto por los enemigos
"declarados de la libertad, y á que hice referencia en un
"discurso pronunciado en Puebla al tiempo de prestar jura-
" mentó al plan, segregando seis Estados de la federación en-
torpecería las funciones principales del congreso general
"de la unión. Sobre todo, yo estoy resuelto a no ocupar el
" poder ni un día más de lo que prescribe la constitución,
"que es hasta el 1? del próximo abril: si para entonces no
"estuviere hecha la elección del supremo magistrado que
" debe relevarme, se deberá proceder á lo que para tal even-
" to previene aquella, y se hallaría que no existía ni poder
"ejecutivo, ni representación nacional, ni consejo de gobier-
" no que nombrase los asociados al presidente de la corte de
"justicia, con lo que la nación quedaría acéfala; y se ofre-
"cería además otro inconveniente gravísimo en ateución de
" que el que actualmente ocupa ese puesto en la referida cor-
" te no es mexicano de nacimiento: de aquí podrán V. SS. iu-
" ferir el cúmulo de males inmenso y gravísimo que se a trae -
" ría sobre la infeliz nación."
El presidente Pedraza, no satisfecho con lo que por su
parte hacía y explicaba, quiso é hizo que el ministro respec-
tivo, por los medios acostumbrados, manifestara del modo
377
más expreso y terminante, cuáles eran las intenciones y mi-
ras del ejecutivo al sostener el plan que había terminado la
guerra.
El general Santa-Auna, que tenía tanta parte y tan prin-
cipal en esta gloria, estuvo de absoluto acuerdo con las ideas
manifestadas, obrando por sí mismo, y aleccionado por los
sucesos ocurridos al atravesar las épocas difíciles que le ha-
bían conducido y condujeron á la nación misma á una crisis
que por su propia naturaleza exigía calina, sosiego y despren-
dimiento en el obrar, así como juicio, meditación y espera en
el pensar; recordando que sin la prudencia y la conciliación,
.seguiría la república en sus convulsiones y desordenes, sin
qne lo pasado sirviese y produjese el saludable efecto que
debe producir en lo presente y para lo futuro.
El resultado de los esfuerzos referidos, y que hicieron el
presidente y el caudillo reconocido por libertador, fué el de
hacer desistir de sus propósitos á los que habían emprendido
la marcha de novadores bajo el pretexto de constituir á la
nación conforme á sus intereses y por medio de una conven-
ción ó asamblea general extraordinaria; pero por desgracia,
si bien terminó la cuestión considerada bajo un aspecto pú-
blico y por los principios generales, no sucedió así en el todo
de ella; porque quisieron distinguir lo que pertenecía á la na-
ción y sus derechos, que tenían por arreglados, y lo que co-
rrespondía á las acciones ó individuos particulares, que que-
rían se arreglase de manera que no se favoreciese la impuni-
dad; y decían que "al comprometerse á olvidar los perjuicios
recibidos por la violencia de las pasiones, se dejasen en hora
buena á salvo los derechos de la nación; pero que de ningu-
na manera quedasen impunes acciones y crímenes atroces."
Querían en sustancia suscitar, concluida la cuestión general,
una particular y de personas, que más bien podía llamarse
promover venganzas. Queríau perseguir, comenzando por
los que habían desempeñado las secretarías del despacho du-
Tomo II.— 48
378
rante la administración del vicepresidente; y bajo el nombre
de cómplices, aspiraban á saciar personalmente sus odios y
resentimientos particulares. Apelaban aun á las épocas más
remotas de nuestra independencia, y recordaban horribles he-
chos, como el destierro y muerte del libertador de México D.
Agustín Iturbide, y los asesinatos en Tepic, en el Sur de Mé-
xico, en San Luis Potosí, en Puebla y otros puntos de la re-
pública; exponiéndose los que así obraban, á que en respues-
1a se les presentasen iguales crímenes cometidos por el parti-
do que llevando el nombre de liberal, niveló su conducta en
el tiempo de su dominación, con la que han seguido los (pie
profesan contrarios principios.
Lo cierto es que en la dominación de tirios y troyanos la
república es la que ha sufrido, y que muy bien puede llamar-
se víctima sacrificada por la injusticia y furor de los parti-
dos. Si bien alternaron algunos bienes y males por una y
por otra parte, no por esto mejoraron las circunstancias pú-
blicas, y siempre se recordará que los bandos, procurando
salvar sus respectivas miras ó intereses, olvidaban y se des-
entendían del procomunal de la república. Quisieron los par-
tidos explotar la transacción misma de Zavaleta; pero divi-
diéndose la opinión al ejecutarse, sobrevinieron gravísimos
males, que debieron evitarse por el buen juicio y experien-
cia de los mexicanos, si por desgracia no hubieran olvidado
las sensibles lecciones de la experiencia,
Sin embargo de conocerse por genios pensadores los pe-
ligros que presentaba á la vista el estado político de la na-
ción, se dividieron en fracciones los mismos partidos, mar-
cándose y creándose de nuevo una tercera entidad que se
llamó de moderados. No soy yo quien ha de formar la página
que contenga la historia y los hechos del partido moderado,
porque ni es de mi propósito, ni en estas Memorias puede
decirse otra cosa, sino cuál fué el origen de tal partido. Sus
personas, su política, su objeto, sus planes, sus combinacio-
379
ues, su aspiración, sus responsabilidades, sus tareas y servi-
cios serán referidos por mejores plumas, y en otra época.
Baste indicar aquí, que por común sentir de los mexicanos,
este partido jamás se presenta á cara descubierta, ni lucha
sobre terreno fijo y conocido: tiene mucho amor propio, y su
elemento es despreciar á cuantos no cuadran con sus ideas:
quieren dirigirlo todo, y sojuzgarlo todo por ambición ó so-
berbia; pero siempre sin ver de trente, pues ó bajan ó tuer-
cen la cabeza al hablar de sus compatriotas, que juzgan te-
ner muy en poeo. ¡Nueva desgracia á la verdad, pues que
cuando debía haberse procurado destruir el espíritu de fac-
ción, vino á crearse un nuevo estorbo que serviría para difi-
cultar y retardar el paso á ia común felicidad!
Ha sido así: y cuando ia nación mexicana en once años
de independiente, con grandes elementes concedidos por la
mano benéfica de la Providencia; sin faltarle educación, ilus-
tración y patriotismo, debería ocupar entre las demás nacio-
nes un lugar distinguido; fuerza es, aunque sensible decirlo,
que apenas tiene un ser político, combatido, no sólo por inte-
reses extraños, sino lo que es más triste, por los mismos que
debían conservarlo, y que en vez de destruir los elementos de
desunión y discordia, los fomentan incesantemente sin per-
douar lo más sagrado, hiriendo las fibras más delicadas bajo
pretextos especiosos, y con el halagüeño nombre de refor-
mas, trastornan lo que se halla sólido y firmemente estable-
cido. Dicen algunos, acabemos con todo lo antiguo, y hagá-
moslo todo de nuevo; pero estos tales, con mala inteligencia,
ó mejor dicho con mala fe, no hacen otra cosa que destruir,
hasta el extremo de no respetar á^Dios ni á los hombres.
380
CAPÍTULO II.
Continuación de los actos do Pedraza en su gobierno.
Sigamos nuestra relación, suspendida al referir que el plan
de Zavaleta esperaba la sanción del congreso general, que
conforme al mismo plan debía reunirse. Pero antes, y como
hechos de la administración del general Pedraza, diremos
que la libertad de imprenta fué" suprimida por bando de 17
de octubre de 1S32 en la administración anterior, y Pedraza
la restableció poniendo en vigor las disposiciones legales que
daban esta verdadera garantía social.
El artículo 5? del plan de Zavaleta fijó el día 25 de marzo
(1833) para la instalación de la cámara de representantes y
senado de la Unión, estableciendo que el 26 se reunirían los
diputados y senadores, para que instalado el congreso se pro-
cediese desde luego á abrir los pliegos que contenían las ac-
tas de la elección de presidente y vicepresidente de la repú
blica, para que dicha elección <pieda.se hecha, una vez enu-
merados y calificados los votos, y publicada el día 30 del
propio mes á lo más tarde.
Aunque en todos los Estados se procedió oportunamente
á la elección de individuos de las cámaras, el congreso ge-
neral no pudo instalarse ,en el día señalado; pero al fin, el
día 23 quedó instalada la cámara de representantes, y el 28
se instaló el senado, procediéndose á la solemne apertura do
las sesiones del congreso, que tuvo lugar en el piso bajo del
edificio del palacio municipal, en un lugar conocido con el
nombre de "Lonja del Comercio."
381
Las elecciones, aunque verificadas en el tiempo señalado,
no fueron ni tan uniformes y totales que pudiesen evitar al-
gunas dificultades que surgieron y que al fin fueron supera-
das hasta lograr la reunión de las cámaras.
Al celebrarse las juntas preparatorias se presentaron tam-
bién dificultades, ya respecto á las personas, de los elegidos,
y ya también respecto á las elecciones mismas. Mucho se
dispensó en uno y en otro concepto, como sucede siempre en
este punto, porque como se tiene por principal y acaso por
único objeto el que haya cuerpo legislativo, sea como fuere,
pocos escrúpulos y dificultades no se vencen, cediendo todos
al imperio de las circunstancias, según el modo común de
aplicarse en esta materia. Yo que no me lie propuesto ha-
blar de personas y de actos, circunstanciadamente, ni hacien-
do detalles y calificaciones, me abstengo de referir circuns-
tancias particulares en las elecciones, y conceptos y noticias
que recaigan sobre las personas de los que compusieron el
mencionado congreso general. Transcribiré sin embargo en
este punto la opinión del Dr. D. José Luis Mora, que es un
escritor nada sospechoso á los hombres y á las cosas de aquel
tiempo.
En la página 80 de su "Revista política," dice: "La nue-
" va elección (de Zavaleta) en lo general era toda del partido
" vencedor: la menor parte consistía en hombres notables
" por sus virtudes y talentos, y la mayor, como sucede siera-
" pre, era vulgo, compuesto fie hombres ardientes, atolon-
" drados, y de poca delicadeza en ciertas líneas; pero en nada
u participaban del carácter pérfido, solapado y embustero del
" personal que constituía la mayoría de los funcionarios en
"la administración anterior."
Dejemos ya instalado el congreso y pasemos á ocuparnos
de la elección de presidente y vicepresidente de la república.
Todos conocemos el tiempo, modo y circunstancias en
que se procedió á elegir á los primeros funcionarios y supre
382
mos magistrados de la nación. La opinión pública, formada
por los hechos que habían pasado, estaba unida y acorde fi-
jándose en las personas que puede muy bien decirse habían
dominado la situación, tanto por sus personas mismas, cuan-
to por el color ó intereses que representaban.
Pedraza no se olvidó de este puuto tan importante, y des-
de luego dirigió todos sus esfuerzos para que las legislatu-
ras, (pie por la constitución que regía formaban el cuerpo elec-
toral para estas supremas magistraturas, sufragaran á favor
de los mexicanos que por antecedentes muy conocidos y re-
comendables, parecían designados á ocupar estos puestos
eminentes. El nombre verdaderamente histórico y los servi-
cios del general Sauta-Anua lo llamaban á la presidencia de
la república, y las garantías al partido democrático parece
fijaban la vicepresidencia en D. Valentín Gómez Farías: am-
bos mexicanos eran apoyados por la opinión general y en
ellos recayó en efecto la elección; pues que con excepción
de los Estados de Chihuahua y Guana j nato, los demás eli-
gieron á D. Antonio López de Santa-Anua presidente cons-
titucional para el período que comenzaba en 1? de abril de
1833, y para vicepresidente á D. Valentín Gómez Farías. Así
resultó, hecha en el congreso instalado la apertura de los plie-
gos que contenían los votos de las legislaturas de los Esta-
dos. Se declaró haber sido electo para presidente de la repú-
blica el general Santa -Auna por diez y seis votos de diez y
ocho legislaturas que votaron; y que era vicepresidente D.
Valentín Gómez Farías, por haber obtenido once votos.
Al haberse hecho y publicado esta declaración, estaba
ausente en su hacienda el general Santa-Anna, y no podía
por lo mismo tomar posesión inmediatamente, y hacerse car
go del gobierno como se pedía por ley. Se dispuso por tan-
to por el gobierno que regía, que el vicepresidente Gómez
Farías, durante la ausencia del presidente, se encargase de
la administración pública en el período constitucional que
383
debía comenzar el día 1? de abril del corriente año. Efecti-
vamente, quedó á su cargo en dicho día la primera magistra-
tura de la república. Ya veremos adelante cómo fué gober-
nada ésta, y cuáles hayan sido en su período los aconteci-
mientos sobre que ha de recaer el severo ó imparcial juicio
de la historia.
Y como la república fué grave y generalmente conmovi-
da casi en sus cimientos en los años anteriores á 1832 y 1833,
y aun en estos mismos, es indudable que sufrió nuestro país"
trastornos, alteraciones, variaciones y desgracias, no parece-
rá fuera de propósito ni ajeno de mi intento el recorrer los
más de los Estados de la federación, para consignar en ge-
neral cuál era la situación «le la república mexicana en las
épocas y tiempo que vengo refiriendo.
Zacatecas, Jalisco, San Luis Potosí, Tamaulipas, Nuevo
León, Qnerétaro y Durango en lo interior de la república, y
Ghianajuato á pesar de la neutralidad en que quiso sostener-
se, manifestaron aun con movimientos armados, sus ideas y
miras políticas unidas al principio de legitimidad que pro-
clamaron y apoyaban en la constitución misma, reclamando
el cumplimiento de ella en el esencial punto de elecciones,
y con especialidad en la del presidente de la república para
el segundo período constitucional.
Veracruz enérgicamente, Puebla, Oaxaca, Tabascoy auu
Ohiapas y Yucatán, también explicaron, y con poca diferen-
cia, de igual modo que los Estados del interior, las tenden-
cias referidas. Resultó por tanto, uniformada la opinión pú-
blica, llegando á ser verdaderamente nacional.
Zacatecas, San Luis Potosí, Tamaulipas y Durango, die-
ron la primera voz, reclamando la legitimidad de la elección
de Pedraza, y casi al mismo tiempo el Estado de Veracruz
promovió la destitución del ministerio del vicepresidente
Bustamante, progresando unas y otras miras hasta el extre-
mo de haberse expedido en Zacatecas el día 10 del mes de
384
julio el memorable decreto que en su lugar queda consigna-
do, siendo verdaderamente el que formó la unión y sirvió de
centro y punto de apoyo, para que descansando en él la opi-
nión pública, produjese los efectos que cambiaron verdade-
ramente la situación del país en lo legal, dejando á las loca-
lidades, en cuanto á su posición natural, en los términos y del
modo que se hallaba cada Estado.1
Los del Oriente, que así pueden llamarse los de Vera-
cruz y Puebla, ya por el pronunciamiento que se verificó para
la remoción del ministerio, y ya también por haberse unido
á los Estados del interior sosteniendo el plan de legitimidad,
fueron teatro de la guerra en acciones sangrientas, así como
lo fueron igualmente los del interior, formando un todo que,
con fuerza unida, produjo el bien de que la nación volviera
al orden constitucional y siguiese el camino de la ley.
No fué así por desgracia admitido este concepto, ni mu-
cho menos duradero en la inteligencia que debía habérsele
dado, si no hubiese tenido lugar el espíritu de partido. Este,
aprovechando la crisis nacional que apenas pasaba, puso al
presidente Santa-Anna, nuevamente elegido, en situación
muy comprometida, como nos ha dicho un escritor contem-
poráneo. El acababa de derrocar á un partido fuerte y ver-
daderamente oligárquico, que en todas épocas se había mos-
trado su más decidido contrario; y por supuesto, de creerse
era que habían de ser de mayor encono y eficacia sus accio-
nes dirigidas siempre á vencer al que los había vencido, hu-
millando á sus prohombres y notabilidades celebradas, que-
riendo también resguardarse y defenderse para lo futuro.
Publicaban los enemigos del presidente, para comprometerlo
é introducir la discordia, que es la mejor arma aunque no la
más pronta en política, que le debían las consideraciones
mayores, y prodigaban elogios exagerados hasta formar apo-
1 Documento núm. 1.
385
feméis que lo hiciesen más y más sospechoso, advirtiendo que
el misino antes execrado era ya objeto de sus esperanzas y
encomios. Les parecía muy fácil atraerlo á sus ideas y par-
tido, para con este mismo hecho lograr la ruina del que los
había vencido y de los que lo seguían; reservándose darle
el pago que acostumbran dar los partidos, como que siem-
pre son injustos.
Por el bando llamado liberal se le hostilizaba también al
presidente, exigiéndole protección á la demagogia, y decisio-
nes dirigidas á perseguir determinadas clases de la sociedad.
Se temía el ascendiente que tenía sobre el ejército; pero re-
conociendo al mismo tiempo su prestigio, obraron respecto
á él de tal modo que, apareciendo rendidos y obsequiosos,
eran realmente enemigos (pie aspiraban ó á vengarse de quie-
nes ellos querían hacerlo, ó si no, destruir al que no se pres-
taba á ser instrumento de depravadas miras. Estaban pre-
parados los partidarios á hostilizar al gobierno que ellos mis-
mos habían creado, de tal modo que, llamados continuamen.
te sus ministros al seno de la representación nacional, fuesen
molestados con repetidas interpelaciones y residencias, has-
ta comprometerlos á (pie fuese destruido cualquier elemento
que pudiera servirle de apoyo para libertarse del yugo que
le había impuesto la situación ee el período transcurrido de
cuatro meses después de haberse terminado la revolución
que le había colocado al frente del gobierno. ¡Cuan breve
fué el período entre la revolución apagada y la unión de
combustibles para un nuevo incendio! A pesar de todo, el
presidente tuvo que continuar la marcha que había empren-
dido para dar cumplimiento á sus compromisos y poder ha-
cer el bien de que tanto se necesitaba, á fin de lograr la quie-
tud y felicidad pública.
Siguiendo, por tanto, el orden constitucional, y guardán-
dose la época del período administrativo, veremos cómo, au-
sente el presidente, se desempeñaron los deberes de la ma-
Toho II.— 49
386
gistratura ejecutiva, principiando el día 1? de abril del año
de 1833.
Sin dar principio á la parte que comprende el período res-
pectivo, y al terminar la sección presente, seame lícito refe-
rir que, cumpliendo con lo (pie he ofrecido en estas Memorias,
recuerde la houra que se me dispensó eu la época que vengo
narrando.
En el Estado de San Lnis Potosí, por decreto expreso de
su legislatura, se hallaba facultado el gobierno del mismo
para poder dar carta de ciudadano potosinen.se á los que con-
siderase dignos de ella y hubiesen contribuido de un modo
eficaz á sostener la causa de la libertad; declarando también
por otro decreto, en el goce de los derechos de natural del
Estado, al que se hallara en el caso del decreto anterior. Se
me dispeusó este honor y se me expidió la respectiva carta
de ciudadano potosinense en 31 de diciembre de 18321 eu
los términos (pie explican los respectivos documentos que se
.citan.
Entre ellos figuran las comunicaciones respectivas á la
elección de senador que se sirvió hacer á mi favor la legis-
latura de San Luis el día l? de marzo; ad virtiendo que tam-
bién por el Estado de Zacatecas y el propio día se me dis-
pensó igual honor; quedando con la representación de este
último Estado en la cámara de senadores, según aparece en
sus actas.
Concluyo diciendo que D. Manuel Gómez Pedraza quedó
en la presidencia de la república en la ciudad de Puebla,
como efecto del plan y convenios de Zavaleta, en 21 de di-
ciembre de 1832. Vino á México el día 3 de enero de 1833,
y desempeñó la presidencia hasta 1? de abril del mismo año;
desempeñándose las secretarías del despacho como sigue:
1 Documento n«m. 2.
EELACIONES INTEEXOEES Y EXTEEIOEES.
DESDE HASTA
1832 dicbre. 26 D. Bernardo González Án-
gulo 1? abril 1833
JUSTICIA.
1832 „ 24 D. Joaquín de Iturbide, O.
M. E 25 diebre. 1832
„ „ 26 D. Miguel Ramos Arizpe.. 1? abril 1833
GUEEEA Y MAEINA.
1832 „ 24 D. Cirilo Gómez Anaya... 7 enero 1833
1833 enero 8 D. Juan Pablo Anaya 30 „ „
„ febrero 1? D. Joaquín Parres 1? abril „
HACIENDA.
1832 diebre. 24 D. Ignacio Alas 4 enero 1833
1833 enero 5 D.Miguel Ramos Arizpe, E. 1? febrero „
„ febrero 2 D. Valeutin Gómez Farías. 31 marzo „
389
APÉNDICE AL TITULO IX.
Documento Núm. 1.
Antes de pasar á la narración de los disturbios ocurridos en este
año, daremos una rápida ojeada sobre el estado que guardaban las
provincias, con relación á las miras políticas y á las peripecias del
drama que representaban las cámaras, el presidente y el vicepresi-
dente.
El Estado de Chiapas,1 antes provincia perteneciente á la capita-
nía general de Guatemala, se incorporó al imperio mexicano, por vo-
luntad de sus habitantes, el 3 de septiembre de 1821 ; y la junta so-
berana provisional confirmó el hecho por decreto de 12 de noviembre
1 Ya que vamos á ocuparnos de cada uno de los Estados, aprovecharemos la
ocasión para decir algo de su situación geográfica, población y rentas. Todos los
datos que existen para formar esta clase de noticias, en su mayor parte son inexac-
tos y contradictorios: puede decirse sin exageración, que hasta hoy el gobierno
mexicano no sabe con exactitud ni cuáles son sus rentas, ni qué número de habi-
tantes tiene el país. Cálculos, más ó menos aproximados á la verdad, es lo único
que existe entre nosotros en materia de estadística Recientemente ha publicado
el Sr. D. Miguel Lerdo de Tejada, un Cuadro sinóptico de la República Mexicana,
formado en vista de los últimos datos oficiales y otras noticias fidedignas, y cuya obra
ha sido aprobada por la " Sociedad mexicana de geografía y estadística." Parecía,
pues, que ese trabajo debía reputarse como el más perfecto, supuesto que él había
pasado por el examen de una sociedad científica, donde se han reunido las grandes
capacidades que tenemos en ciencia y letras. Desgraciadamente el tal Cuadro sinóp
tico, hormiguea de errores tan garrafales, que sería muy aventurado apoyarse en
390
de 1821. Desde entonces la antigua intendencia de este nombre, ha
figurado como parte integrante de la nación, participando de sus
glorias, infortunios y desgracias. Separado Chiapas de la capital de
México por centenares de leguas, de caminos casi intransitables, el
fuego revolucionario apenas ha podido llegar allá, y cuando esto ha
sucedido sus estragos han sido muy pasajeros. Debido á su situación
lejana, escasa población y pobreza, en nada ha influido respecto á
la marcha política de la república, puesto que sus elementos le han
forzado á seguir el impulso de los diversos partidos que han gober-
nado en la metrópoli. En la época presente, sus autoridades se de-
clararon por los demócratas, reconocieron los efectos del plan de Za-
valeta, y unieron su voz á la de los demás Estados, pidiendo la re-
forma del estado eclesiástico y la del ejército permanente.
Las vicisitudes que allí habían ocurrido, no pasaban de cuestio-
nes de familia, sin grandes consecuencias, pues nunca se perturbó
seriamente la tranquilidad del Estado. Cuando se consumó la revo-
lución contra el. ministerio Alamán, funcionaba de gobernador D.
Joaquín Miguel Gutiérrez, persona de medianos alcances, pero muy
afecto al nuevo orden de cosas.
Las revoluciones que agitaban á los Estados centrales, perturba-
ban muy poco á los departamentos lejanos. La antigua provincia de
Nueva Vizcaya, se dividía en intendencias, llamadas la de Chihua-
hua y la de Durango: cada una de éstas tomó el título de Estado al
sus aseveraciones. La Sociedad de geografía, ciertamente no leyó el trabajo que
corre con la nota de su aprobación.
Entre tanta incertidumbre; nos bemos resuelto á seguir en ouanto al censo de
los habitantes de la república, los trabajos de D. Antonio José Valdés, publicados
en 1832: en materia de rentas, las Memorias de los Estados y las del gobierno ge-
neral ; y en punto á noticias geográficas, copiamos las publicadas por el Sr. Lerdo.
por haber sido informados de su autenticidad.
Con referencia á la provincia de Chiapas, diremos, que por un estado incluso
en la Memoria leída de orden del gobernador, en el congreso de aquel Estado el
día 10 de febrero de 1831, consta que su población total ascendía á 118,775 habi-
tantes, distiibuidos en nueve partidos. Según la misma Memoria las rentas con
que se contaba para sus atencioues, ascendían cada año á 52,328 pesos, y sus gastos
á 67, 114 pesos.
Chiapas tiene una superficie de 2,298 leguas cuadradas; su latitud septentrio-
nal, 16° 34' 55"; longitud E. y O. del meridiano de México, 6o 29' 0".
391
constituirse la nación bajólas fórmulas republicanas. Chihuahua1 ha-
bía permanecido en paz, hasta 1829 que entró en la carrera de los mo*
tines, aunque de una manera menos desastrosa de como lo habían
hecho los principales Estados de la confederación. Los pocos ele-
mentos de riqueza que tenía en giro, solo le permitían ocuparse en
mal resistir las continuas depredaciones de que era víctima, por las
incursiones de los indios bárbaros; le era, pues, indiferente la mar-
cha de los negocios en México. No le fué posible permanecer mucho
tiempo sustraída del maléfico influjo de los partidos: allí, como en
todas partes, los habitantes do las grandes poblaciones se dividieron
en diversos partidos, luchando entre sí para sobreponerse el uno
al otro, á fin da ejercer el poder alternativamente. Mas estas que-
rellas nunca han sido sangrientas, porque la generalidad de la po-
blación no ha tomado parte en las cuestiones abstractas de la polí-
tica. La adopción del sistema federal ha causado la ruina de aquel
Estado, y la codicia é indolencia del gobieruo de la capital de la re-
pública le ha orillado á su disolución. Entregado el Estado á sus
propias inspiraciones, y abandonado en la lucha que sostiene día á
día, con un enemigo tan temible como son las tribus salvajes que lo
circundan, sus moradores han contraído un odio profundo á las au-
toridades de la Unióu, porque los deja desamparados en tan terrible
trance.
La creación de los funcionarios que requiere el orden adminis-
trativo de un Estado soberano, consume sus pobres rentas y faltan
medios con que mantener las tropas que son necesarias para la se-
guridad de sus fronteras. No obstante estos males, si hemos de juz-
gar por los impresos de la época, los chihuahuenses se conforman
con sus penas, por haber trocado la seguridad de sus vidas ó inte-
reses, por el título de "Estado soberauo, libre ó independiente."
1 Cuando en 1823 nombró el Estado de Chihuahua sus diputados al congreso
general, fué dividido el territorio en once partidos, cuya población ascendió á
112,694 habitantes. Según los datos estadísticos que contiene una Memoria de
aquel Estado publicada en 1833 por D José Agustín Escudero, la población as-
cendía entonces á 145, 182 habitantes. Las rentas de Chihuahua ascendían anual-
mente á 172,427 pesos, y sus gastos á 187,965. La superficie de esta provincia es
de 13,493 leguas cuadradas. Latitud septentrional 28° 35' 10". Longitud E. y O
del meridiano de México 6o 17' 0".
392
Bajo la administración del general Bustamante, este Estado se
mostró su más adicto y fiel amigo; destruidas las autoridades loca-
les que allí gobernaba'.), por el cambio político ocurrido á principios
del preseute año, fué nombrado gobernador D José Isidro Madero.
La legislatura rehusó tomar parte en el cambio y expidió un decre-
to el 13 de enero, declarando que cesaba en sus funciones: así se dio
lugar á que los demagogos se apoderaran de los destinos públicos.
Chihuahua, pues, figuraba también entre los poderes auxiliares del
vicepresidente; pero como no tenía ni tropas, ni recursos, sólo pudo
aprontar su contingente de decretos, proclamas y artículos de pe-
riódicos, contra la tiranía, los aristócratas y las clases privilegiadas.
Casi en la misma posición se hallaba el Estado de Coahuila y
Texas.1 Esta provincia, como más cercana al teatro de los sucesos,
había sido conmovida por las revoluciones de Tamaulipas y Nuevo
León. Los inmensos terrenos que poseía á la izquierda del Río Bra-
vo, influían mucho para que se le mantuviera bajo la tutela de los
especulizadores en aquellas tierras, ü. Lorenzo de Zavala, por me-
dio del gobernador del Estado, D. José María Viezca, su confidente
y amigo, había propagado la fracmasonería bajo el rito de York. Du-
rante muchos años estuvieron sus autoridades sujetas á este fatal
influjo, y entonces fué cuando la legislatura y el gobernador Viezca
hicieron inmensas donaciones de terrenos á los norteamericanos en
la antigua provincia de Texas, con pretextos de colonización.
Sometido el gobierno de Coahuila á la dirección de Zavala, allí
se hacía todo lo que él ordenaba: de aquí es, que el Estado siempre
figuró á la vanguardia de las sediciones que promovía ó fomentaba
el partido democrático. Luego que estalló la revolución contra el
ministerio Alamán, se ha visto cómo se declaró por ella, proclaman-
do la restauración del general Pedraza. Triunfante ésta, se estable-
ció un gobierno, cuyo personal eran los restos del antiguo partido
1 La constitución de Coahuila y Texas, divide su territorio en tres departa-
mentos, que contienen veintitrés municipalidades con una población de 77,795 in-
dividuos. Las rentas del Estado suben á 35,792 pesos anuales, y sus gastosa 50, 724.
La superficie de este Estado es de 7,86á leguas cuadradas. Su latitud septentrio-
nal 25° 15' 30". Longitud Io 31' 30"
En el cómputo de la población de este Estado, no incluimos los colonos de Te-
xas, que bien pueden computarse en 25,000 habitantes.
393
yorkino. A la cabeza del nuevo orden de cosas se hallaba el gober-
nador D. Juan Martín de Yeramendi, y los diputados D. Agustín
Viezea y D. Dionisio Elizondo, todos ellos decididos á secundar la
marcha política de los supremos poderes de la federación.
Mientras en México no se habían organizado los liberales por me-
dio de los clubs masónicos, el Estado de Durango1 permaneció tran-
quilo, y las autoridades ejercieron sus funciones sin ningún tropiezo;
pero apenas fué trasplantada allí la secta yorkina, cuando comenza-
ron las conspiraciones y los motines á mano armada.
El primer acontecimiento desgraciado que tuvo lugar en aquella
provincia, fué la conspiración do 4 de agosto de 1826, ahogada en el
momento de estallar, por laperfidia de dos individuos complicados
en la revolución. Sabedor el comandante general D. Facundo Mel-
gares, del punto en «pie se reunían los sediciosos, comisionó al te-
niente coronel D. Pedro Corral para que sorprendiera y aprisionara
á los conspiradores; lo hizo así, y en el parte de este suceso dice:
" Conforme á la orden que V. ¡á. se sirvió conferirme, he sorprendi-
do la casa de D. Jesús Loza á las ocho de esta noche con quince ar
(¡Uleros y siete cívicos, de cuya fuerza distribuí siete centinelas ex-
teriores, y con el resto penetré al interior de dicha casa, en la que
fui recibido á vivo fuego, el que contestó mi valiente partida con
orden. Fué el fruto tomar, con no poco peligro, treinta y tres hom-
bres que comprende la adjunta lista, entre los cuales hay varios de-
sertores del duodécimo de infantería, trece fusiles y carabinas, trece
ó catorce libras do balas sueltas, veinticinco paquetes de cartuchos,
y treinta y tres puñales."
Desde este acontecimiento, no volvió á haber paz ni tranquilidad
en Durango.
El partido Cucha que era el dominante, desplegó después de este
amago gran severidad contra los numerosos cómplices de Losa, agen-
1 El Estado de Durango se compone de once partidos, cuya población es de
149,121 habitantes, según las noticias estadísticas comunicadas al gobierno gene-
ral, en diciembre de 1S:_9, por las autoridades del Estado. La superficie de éste es
de 6744 leguas cuadradas: su latitud septentrional 24c -' 50", longitud E. y O. del
meridiano de México, 4o 53' 50".
Las rentas de Durango en el período de que hablamos ascendían anualmente
á 314,214 pesos, y sus gastos á 398, '"19.
Tomo 11—50.
394
te ó instrumento del partido llamado Chirrines. ' El clero comenzó á
sufrir rudos golpes, y los españoles y sus afectos, que notoriamente
habían tomado parte en la intentona, fueron perseguidos terriblemen-
te. Este cruel proceder, dio por resultado una reacción, acaudillada
por un hombre insignificante, apellidado González, quien disolvió á la
legislatura y aprisionó á otras autoridades. Ya se ha referido, cómo
logró restablecer el orden, el general D. Joaquín Parres, el 10 de
abril de 1827: mas nada hemos dicho referente á los subsecuentes
disturbios.
Cada día iban estos en aumento por la deserción que sufrían los
chirines 6 escoceses, en virtud de la instalación de las logias masóni-
cas. Se hallaba á la cabeza del partido cucha ó yorkino D, Santiago
Baca Ortiz, persona de gran talento y energía. En menos de un año
logró reunir bajo su bandera á toda la juventud, y á los muchos tráns-
fugas que abandonaban á los chirrines atraídos por la novedad del
nuevo rito. Baca Ortiz consiguió sobreponerse á sus contrarios; la
1 Al imprimirse este tomo, ha llegado á nuestras manos un opúsculo, titula-
do : Noticias históricas y estadísticas de Durango, por D. José Fernando Ramírez. Este
autor, dando á conocer los diversos partidos que se han hecho la guerra en aquel
Estado, da razón del origen que tuvieron los nombres con que se distinguían las
facciones que se disputaban el poder. Creemos conveniente reproducir de este es-
crito la parte que hace relación á nuestro intento, porque siendo el Sr. Ramírez
una persona erudita, miembro del partido cacha, y testigo de los acontecimientos,
sti dicho merece entero crédito. He aquí, pues, la nota que se lee á la página 62
de la obra citada.
" Quiero ahorrar al que escriba la historia de Durango, la pena que todavía se
toman los filólogos para desentrañar la etimología ú origen del nombre con que las
facciones horriblemente célebres de gaelfos y gibelinos, ensangrentaron la Italia y
la Alemania. Chirria era el apodo de un hombre pacífico y sin letras, pero con pre-
tensiones de gran señor y literato, que llamaba al sueño Morfeo y que se desper-
taba cuando Febo con sus luminosos rayos comenzaba á asomar por los balcones del orien-
te. Este personaje fué el tipo que el partido cucha encontró más adecuado para
caracterizar y ridiculizar á su contrario, compuesto principalmente de estudiantes
y de toda la juventud de Durango, por lo que también se le llamó el partido délos
muchachos. Estas denominaciones se glosaban con todas sus numerosas y ridiculas
variantes. Cucha era un mendigo crapuloso, entre simple y bellaco, que ganaba su
villa haciendo reír con su llanto y lágrimas fingidas, siendo por lo mismo el ludi-
brio y desprecio del pueblo. Tal fué el personaje que los chirrines escogieron para
simbolizar á su enemigo; expresión del odio y la venganza, que distaba mucho da
la realidad.''
395
legislatura, cuya mayoría pertenecía á éstos, fué dispersa; y de tal
hecho se derivaron tantos desastros, que muy en breve las autorida-
des do Duran go perdieron el hilo de la legitimidad. Desde 1828 no
han cesado allí los disturbios: el congreso general se ha ocupado va-
rias veces de estas querellas, pero sus resoluciones nunca han ter-
minado la lucha de los partidos.
La revolución de Jalapa restableció en'el poder á los chirrines, y
el pronunciamiento verificado en consonancia del grito de Veracrüz
en 1832. derrocó al gobernador 1). José Antonio Peséador, y volvió
á poner en el puesto supremo á D. Francisco Elorriaga, una de las
notabilidades del partido opuesto, que había sustituido á Baca Or-
tiz, muerto en la prisión á que le condujeron sus desbarros y el fu-
ror de sus enemigos.
Elorriaga1 había sido ofendido y humillado por la administración
de Bustamante: por venganza abrazó la causa que proclamaron los
Estados, invocando el nombre de Pedraza, como medio de recupe-
rar el poder y de destruir el partido regenteado por Alamán. Con-
sumada la revolución y establecidas las autoridades constituciona-
les, el gobierno de Durango se mostró liberal hasta la anarquía, así
como el más entusiasta sostenedor de toda providencia, que tendiera
á hostilizar al clero y á la milicia permanente. Registrando los pa-
peles oficiales de esta época, causan rubor las adulaciones y las li-
sonjas que prodigó D. Francisco Elorriaga, al general Santa-Anua,
á Farías y á los suyos. Pero este entusiasmo no era sincero, ni des-
interesado, según se verá al historiar los diversos sucesos en que ha
figurado Elorriaga, como instrumento de partidos esencialmente dis-
tintos y enemigos.
Se ha indicado ya la conducta observada por el Estado de Gua-
najuato, durante la última revolución; mas nadase ha dicho respec-
to á la que ha guardado en los diversos períodos en que la república
ha estado envuelta en los horrores de la guerra civil. Esta provincia
por su situación y riqueza,2 debió haber ejercido un provechoso in-
1 En ocasión más oportuna referiremos los antecedentes y cualidades de este
individuo, puesto que ha hecho un papel notable en los vaivenes políticos.
2 Respecto á la población de este Estado, no podemos seguir los cálculos del
Sr. Valdés, porque son muy inexactos. Según la Memoria presentada á la legisla-
tura de Guanajuato por el gobernador D. Lorenzo Arellano, el censo de su pobla-
396
flujo en la marcha de los negocios públicos; pero causas accidenta-
les y singulares le han hecho aparecer, en la escena política, desde
1821, como sujeta alas inspiraciones privadas de un pequeño núme-
ro de individuos, los que se han propuesto seguir el curso de los
acontecimientos, sin tomar una parte activa en las grandes cuestio
nes que agitan á la república.
Consumada la independencia nacional, las autoridades y habitan-
tes de (ruanajuato se dedicaron exclusivamente á reparar los inmen-
sos quebrantos que habían sufrido su agricultura y minería durante
la guerra llamada de insurrección. Poco ó ningún aprecio se hizo
allí de la creación del imperio, de la proclamación del sistema repu-
blicano, y de las innovaciones consiguientes á estos cambios de go-
bierno. Cuando el partido yorkino comenzó á regularizarse, se esta-
blecieron en la capital del Estado algunas logias, que fueron muy
poco concurridas, por la general aversión con que eran vistos los ri-
tos masónicos y todo cuanto no tendía á restaurar los antiguos há-
bitos, ó la prosperidad individual de sus habitantes. En las ruidosas
das habidas entre escoceses y yorkinos, Guanajuato permaneció
neutral é indiferente, y sólo en fuerza de los acontecimientos, hubo
de secundar las inicuas leyes de expulsión de españoles, no obstante
qu< éstos contaban con el valimiento y patrocinio de las familias más
influentes en todo el Estado. En ningún punto de la república se han
arraigado más las ideas y las preocupaciones de los peninsulares,
como en esta provincia, verdaderamente excepcional, bajo cualquier
to que se le considere. Cierto que casi todas sus grandes po-
blaciones han sido el teatro de acontecimientos más ó menos nota-
durante nuestros disturbios civiles: mas esto ha sido por su si-
tuación central, y abundancia de recursos, en pos de los cuales han
los revolucionarios; pero no porque los habitantes del Es-
tado, ó las autoridades, hayan iniciado jamás un cambio, ó una me-
dida que tendiera á variar el aspecto de la república.
oión en 1849, es de 713.583; lo que da un aumento considerable respecto á
5U0,000 habitantes qiie le calculó el Sr. Valdés en 1832.
La superficie de Guanajuato en leguas cuadradas, es de 1,755. Latitud
tentrional 21° o 50", Longitud E. y O. del 'ueri<iia:io ..le México 1° 49' 2". Nin-
gún Estado de la Federad anas >rvarsusren ' ruanajuato. En'
idían ésta* anualmente á 537,420 pesos, y sus gastos á 4Ü5.71S.
397
El enigma que encierra esta conducta, le encontraremos obser-
vando atentamente el carácter de las personas que allí han domina-
do. Aparece entre éstas, como el principal, un individuo de antece-
dentes honrosos en la carrera de las armas, y cuya habilidad en punto
á couservar el equilibrio político, se ha hecho proverbial. El arbitro
absoluto de los destinos de Guauajuato, era el general D. Luis Cor-
tazar, rico propietario y natural del mismo Estado. El ascendiente
que supo adquirir, desde que había sido teniente coronel del regi-
miento de dragones de Moneada, sosteniendo la causa del rey contra
los primeros patriotas, se aumentó extraordinariamente, cuando en
16 de marzo de 1821, secundó en el pueblo de los Amóles el grito
de Iguala. Cortázar era valiente é instruido, como lo prueban la ra-
pidez de sus movimientos y la destreza con que obró para forzar á
Salamanca, Celaya y Valle de Santiago, á que adoptaran el plan de
independencia. El caudillo de Iguala, agradecido á estos servicios,
que realmente fueron la base de sus subsecuentes operaciones, le
distinguió de mil maneras, encargándole, no sólo las empresas más
difíciles, como la rendición de los coroneles realistas D. Pedro Pé-
rez San-Julián y D. Ramón Bracho,1 sino aun aquellas que reque-
rían suma confianza, y una adhesión muy especial á su servicio: por
tal puede reputarsH la disolución del primer congreso nacional, em-
presa confiada á Cortázar. Este, y otros hechos en que figuró como
ciego instrumento del emperador, no paralizaron su carrera, ni le
ocasionarou los disgustos á que se vieron sometidos los amigos y
confidentes del ilustre Iturbide; por el contrario, desde entonces Cor-
tazar se hizo hombre de importancia, y los partidos alternativamente
emplearon su espada y nombre, para la consecución de sus miras.
A todos los bandos políticos servía, con tal que le dejaran en quieta
y pacífica posesión del departamento donde se había constituido
como un bajá. Y no se crea que el general Cortázar era hombre de
profundos conocimientos, merced á los que había adquirido esa pre-
ponderancia en Guanajuato, y la respetabilidad con que le veían los
partidos: su instrucción no pasaba de vulgar; pero tenía gran talen-
to natural, y un carácter que fácilmente se acomodaba á todas las
1 Aunque el general D. José Antonio Echávarri mandaba en jefe la expedición
destinada á batir á San-Julián y á Bracho, Cortázar fué el que verdaderamente
alcanzó la victoria de equella i"endición singularísima en los anales militares.
398
circunstancias y á todas las opiniones. Ni conocía las teorías de nin-
gún gobierno, ni menos tenía fe en ellas; así es que, el sistema fe-
deral, no era más que un fantasma tras del cual ejercían sus criatu-
ras el pleno y puro despotismo.
Los adelantos materiales, en los diversos ramos de la adminis-
tración, que obtenía el Estado bajo su influencia, eran los títulos de
su poder: su egoísmo pava ser un simple espectador en todo movi-
miento revolucionario, le hacía aparecer como amigo del orden y de
la paz; en fin, su docilidad para seguir las huellas del vencedor, le
daban todo el ascendiente de que gozaba, aun en las ocasiones en
que pudo hacer crisis su influjo en la sociedad.
Se ha visto la política bastarda que usó, durante la revolución
contra el gobierno del vicepresidente Bustamaute, y su cooperación
al tratado de Zavaleta, por el que este general todo lo perdió entre-
gándose casi á discreción de los vencedores. Luego que terminaron
estas escenas, se retiró Coi-tazar á Guanajuato, é hizo que la legis-
latura adoptara el nuevo pacto, y que se procediera conforme al te-
nor de su artículo 3o á la renovación de los funcionarios. Las elec-
ciones para diputados á la legislatura, recayeron en individuos cuyas
opiniones no eran las del partido exaltado: también el nombramien-
to de gobernador resultó en el mismo sentido. El general Cortázar,
por medio de D. José P. Marañón, que desempeñaba las funciones
del poder ejecutivo, fué el que hizo estos nombramientos. El licen-
ciado D. Manuel Baranda, amigo íntimo de Cortázar, sustituyó á
Marañón, encargándose del gobierno en abril de 1833. Este indivi
dúo por sus opiniones y antecedentes, no pertenecía al bando demo-
crático: hombre de talento, instruido, intrigante, calculista y vani-
doso, no era de esperarse que secundara la marcha política de los
demás Estados, ni que se comprometiera á llevar á efecto, en la pro-
vincia de su mando, los proyectos de reforma que estaban en boga.
Si Guanajuato se presentaba como una excepción, supuesto que
allí no pudieron triunfar los demagogos, no era así en el Estado de
Jalisco, cuyos destinos habían caído completamente bajo el dominio
de los jóvenes más exaltados. Desde los primeros días de nuestra
existencia como nación independiente, había distinguídose esta pro
vincia, por sus marcadas tendencias hacia la.s innovaciones del siglo,
bajo un sistema de gobierno liberal y republicano.
399
Los jalicienses habían gozado en tiempo de la dominación espa-
ñola, de todas aquellas franquicias y beneficios que eran compatibles
con el régimen colonial. Erigida la provincia en capitanía general,
tenía lo mismo que la ciudad de México, su jefe supremo, su audien-
cia, universidad, colegios, bibliotecas, hospitales y otras fundaciones
de beneficencia, debido á la filantropía de los varones esclarecidos
que residieron en su territorio. La educación que recibían sus habi-
tantes, estaba en armonía con la enseñanza que se daba á la juven-
tud en la metrópoli, y por esto Jalisco, en nada era extraño al grado
de ilustración en que pudieran hallarse los mismos peninsulares.
Hombres eminentísimos en ciencias y letras, formados, ya en estos
establecimientos, ya por sí mismos, propagaron allí el estudio de las
lenguas extranjeras, muchos años antes que se consumara la inde-
pendencia.1 Al operarse los grandes cambios, como consecuencia de
ésta, la Nueva-Galicia se encontraba en una posición superior al res-
to de las provincias, por lo que debía ejercer un dominio decisivo en
la política del país.
Jalisco fué el primer Estado que se declaró por el sistema fede-
ral, desconociendo las bases del plan de Iguala y tratado de Córdo-
ba: por su ejemplo, las demás provincias obligaron al congreso de
1822 á que se declarara convocante: á su imitación se organizaron
los poderes locales de los otros Estados: baste decir que la mayor
parte de los acontecimientos ocurridos en nuestro suelo, ya sean fa-
vorables ó adversos á la república, todos han tenido origen en dicho
departamento, el más adelantado en civilización.2
1 No nos es posible citar todos los nombres de las personas que trabajaron
constantemente en aquellos tiempos en difundir las luces y los conocimientos úti-
les, en la ciudad de Guadalajara: nos contentaremos con mencionará los eclesiás-
ticos, doctores Gómez Yillaseñor, Sierra. Maldonado, Arroyo de Anda, Vélez(D.
Juan José), Iriarte ; los religiosos franciscanos Andrade, Haro y Navarro; los li-
cenciados Gil, Fuentes, López Portillo, Campa, Arroyo [D. Apolonio] y otra mul-
titud de personas eruditas. El que quiera formar idea del adelanto en que estaban
las ciencias políticas y sociales en Jalisco, cuando se proclamó el plan de Iguala,
debe leer un escrito publicado por el Dr. Maldonado, cuyo título es : " Contrato de
asociación para la república de los Estados Unidos de Anáhuac. Año de 1821." Un
opúsculo del Dr. Arroyo, titulado: l'Idea del gobierno que conviene al imperio mexi-
cano. Año de 1822." Extenso sería el catálogo, si puntualizáramos todos los escritos
que salieron á luz sobre estas materias, en los años de 1821 á 1824.
2 Conforme á la estadística formada en Jalisco por el año de 1825, había en-
400
Las doctrinas que el presente siglo ha sancionado como dogmas
políticos, han sido acogidas por la juventud del Estado, con el ma-
yor entusiasmo y aun puede decirse con frenesí. Preparados los áni-
mos para recibir las nuevas teorías, fácil fué á los hombres que allí
dirigían los negocios, darles un impulso extraordinario. El rito yor-
kino se extendió y propagó rápidamente bajo la dirección de D. Pris-
ciliano Sánchez, D. José María Corro, D. Juan Nepomuceno Cum-
plido y otros individuos menos notables. Las logias masónicas fue-
ron dispersas y desconcertadas, por sus diferencias entre sí, y más
que todo, por la persecución sorda, pero eficaz, que les hizo el estado
eclesiástico, á cuya cabeza se hallaban los canónigos Dr. D. Toribio
González, Dr. D. José María Riva y Rada, y dos clérigos, llamados
D. Juan María Corona y Dr. D. Manuel Covarrubias; todos ellos de
prestigio, profunda instrucción y más enemigos de la independencia
que de las teorías modernas. ¡Sin embargo de la animadversión con
que el clero veía la francmasonería, nunca logró su total descrédito,
ni menos pudo extinguir el germen de sus doctrinas. Obra de éstas
fueron las continuas agitaciones que sufrió el Estado, durante los
años de 1827 á 1829.
La restauración del general Pedraza ocasionó en Jalisco un cam-
bió completo en el personal de su administración. En Julio de 1832,
había separádose del gobierno D. José Ignacio Cañedo, fastidiado
de los negocios, de las intrigas de los partidos, y huyendo de los com-
promisos consiguientes á una época tempestuosa. El vicegoberna-
dor D. José Ignacio Herrera, entró á desempeñar el poder ejecutivo,
y á su sombra, la facción victoriosa logró posesionarse de todos los
empleos. La legislatura también fué renovada conforme alas inspi-
raciones del momento. Los sufragios del pueblo se hicieron recaer
en jóvenes instruidos, entusiastas, y muy resueltos á llevar adelante
los proyectos de regeneración universal que calentaban las cabezas
de nuestros bulliciosos republicanos. Los diputados que más se dis-
tonces 656,830 habitantes, distribuidos en los ocho cantones que forman su divi-
sión política. Algunos datos oficiales más recientes, hacen subir su población en
1833, á 750,628. Las rentas de este Estado Ascienden á 500,000 pesos anuales, y
los gastos á 600,000 pesos. La superficie de Jalisco en leguas cuadradas, es de
6,758. Su latitud septentrional 20° 41' 10". Su longitud E. y O. del meridiano
de México 4° 15' 26"
401
tinguían por su celo reformadoi', eran D. Jesús Camarena, D. Fran-
cisco Seinería, D. Pedro Zubieta, D. Joaquín Ángulo y D. Pedro
Nolasco Millán, todos amigos sinceros de la libertad, animados de
las mejores intenciones; pero inexpertos, sin cálculo ni prudencia,
un tanto inquietos y arrogantes. Figuraban en pos de éstos, otros
que no tenían su ardiente fe política, ni su talento: hombres oscu-
ros, demócratas por interés, y cuyo papel estaba reducido á emitir
sus votos conforme á la voluntad del partido de que eran arlequines,
ó del ejecutivo que sabía emplear, ora su fatuidad, ora su ambición Ó
arrojo. A esta multitud de arlotes pertenecían los diputados D. Lu-
cas Toledano y D. Crispiniano del Castillo, á quien se verá figurar
más adelante en altos puestos.
La administración de D. Ignacio Herrera, estaba al expirar, cuan-
do se realizaron en toda la extensión de la república los cambios
operados por la revolución; así es que, los titulados liberales, redo-
blaron sus intrigas para ganar la elección de gobernador y vice: se
disputaban el triunfo, como candidatos, D. José María Hijar, D.
Juan Nepomuceno Cumplido y U. Pedro Tames. La fortuna y la
opinión se decidió por el último, como el partidario más querido del
nuevo personal que dominaba. Este individuo, de profesión médico,
había sabido formarse un círculo de admiradores entre los jóvenes
sus correligionarios; su gran capacidad ó instrucción, unidas á sus
modales cortesanos, le grangearon el aprecio aun de sus enemigos
políticos. Tames profesaba los principios republicanos, y era uno de
esos demagogos que son liberales en abstracto y déspotas en la prác-
tica. ¡Sus actos gubernativos llevaban impreso el sello de la arbitra-
riedad más desenfrenada; su política parecía basada sobre aquella
sentencia de Maquiavelo, que dice: "Los hombres, queriendo liber-
tarse del terror, lo inspiran á otros, y arrojan sobre sus conciuda-
danos el mal de que procuran resguardarse; de manera, que parece
inevitable hacer mal ó recibirlo." Quizá las circunstancias de la épo-
ca, las exigencias de partido á quien debía su elevación, ó "la idea
de hacer un mal que puede producir un bien," era lo que le impelía
á proceder desatentadamente. Puede ser que en tiempos pacíficos,
él no se hubiera atrevido á cargar con la responsabilidad de los he-
chos que luego referiremos.
Sometido el ejecutivo á la voluntad y capricho de las personas
Tomo II.— 51.
402
más exaltadas, y dominado el congreso del vértigo de la época, am-
bas potestades desde sus primeros pasos comenzaron á hostilizar á
determinadas clases y personas. Contra el estado eclesiástico se for-
mularon leyes que tendían á menoscabar su influjo, á disminuir su
poder, y á despojarlo de sus riquezas: intentóse también desacredi-
tarlo por medio de escritos acres, calumniosos y virulentos. De las
prensas del gobierno salían á luz periódicos consagrados á herir al
clero, y á propagar las ideas y doctrinas más irreligiosas y anárqui-
cas. Entre éstos, hacíase notable, por la desenvoltura de su lenguaje,
uno titulado "El termómetro," redactado por el gobernador Tames
y los diputados Semería y Millán. Unas veces sus autores usaban el
lenguaje austero de la virtud y de la moral, para reprender supues-
tos crímenes; otras, se inculpaba á los eclesiásticos por la rigidez
de sus leyes y doctrinas, y casi siempre las amenazas y los apostro-
fes más rudos eran el preludio de ¿as providencias arbitrarias con
que querían reformar la Iglesia y sus ministros. Como una muestra
del descomedimiento con que escribía el ''Termómetro/' presenta-
remos los párrafos siguientes: "Está probado, se decía en la parte
editorial del número 15, que los ministros de Jesucristo no son la
Iglesia; y podrá probarse que los clérigos y frailes de Guadalajara,
generalmente hablando, no sou ministros de Jesucristo. Jesús dijo:
"¡Sed mausos y humildes." Los sacerdotes, por lo general, sou so-
berbios y orgullosos. Jesús dijo: "Mi reino no está en este mun-
do." A sus falsos discípulos les importa bien poco que exista el rei-
no de los cielos, si no participan de las comodidades de los reinos de
la tierra. Jesús dijo : " Id, y predicad : si no os creyeren, salios y sacu-
did el polvo de vuestros zapatos." Los clérigos y frailes, lejos de sa-
cudir sus zapatos, se hacen dueños del polvo de las ciudades, y con él
fabrican suntuosos palacios y lucrativas habitaciones. Jesús, con
cinco panes y dos peces, alimentó á una inmensa multitud que lo
seguía al desierto por oír su doctrina: los clérigos, arrebatan el sus-
tento á los cristianos más menesterosos y desvalidos, cual son los
agricultores. Los ministros malos de Jesús, siempre fueron incon-
secuentes con las respetables máximas y espinosos ejemplos del ¡Sal-
vador; mas no ha sucedido lo mismo con las que refluyen en su pro-
vecho, pues á pie juntillas defienden el dicho del apóstol de las
gentes: "El que sirve al altar, debe comer del altar." Y no debemos
403
escandalizarnos los seglares de ver á uno y muchos sacerdotes ro-
deados de hijos, porque el Eterno dijo en el instante de la creación:
"Creced y multiplicaos." Señores clérigos y frailes, la dulce doctrina
del ¡Salvador del mundo, no os ha servido más que de pretexto en-
gañoso, ya para esquilmar, ya para prostituir al pueblo cristiano; ¿y
tenéis valor aún de citarnos testos y concilios en favor de vuestros
bienes temporales? Vosotros valdríais bien poco, si el despotismo no
hubiera fomentado la ignorancia y el fanatismo de los hombres. Así,
cuando los pueblos adelanten en el conocimiento de sus derechos,
retrogradareis vosotros sobre el camino de vuestra ambición. Cuan-
do todos sepan que el dogma no es más que la revelación de las ver-
dades de Dios; y que el dogma no ordena mantener con suntuosidad
y profusión á una caterva de holgazanes; entonces vosotros tendréis
que sacudir el polvo de vuestros zapatos."
El cifro, que escuchaba esta grita frenética, y que conocía el ob-
jeto y tendencias de sus enemigos, se apresuró á volver golpe por
golpe, usando de la imprenta con circunspección y decencia. Desde
luego, los eclesiásticos más instruidos tomaron á su cargo la labo-
riosa empresa de refutar aquellas publicaciones que vulneraban la
independencia y los derechos de la Iglesia. "El Defensor de la re-
ligión," periódico redactado por los doctores D. Pedro y su hermano
D. Francisco Espinosa, y D. Pedro Barajas, sostuvo con dignidad
y acierto la controversia, marcando los límites á que debiera circuns-
cribirse la autoridad civil en los negocios eclesiásticos. El Dr. D.
Manuel Covarrubias se consagró á combatir en folletos anónimos
las calumnias con que se atacaba á todo el clei'o mexicano, y á de-
mostrar los graves errores ó equivocaciones de los que intentaban
usurpar los bienes eclesiásticos, y nulificar las prerrogativas canóni-
cas y civiles del sacerdocio.
Entre los defensores del clero, figuró un escritor de muy esca-
sos conocimientos; pero sumamente audaz é insolente, y cuyas pu-
blicaciones tenían por objeto ofender y ridiculizar al partido liberal
y al gobierno. Este folletinista apellidábase Castañeda, de ejercicio
cantor en el coro de la catedral, y como dependiente de los canóni-
gos, á ellos se atribuían sus virulentas publicaciones. Los demago-
gos se llenaban de furor cada vez que un papelucho de Castañeda
los ponía en evidencia, usando ya de sarcasmos, ya de sátiras, ó em-
404
pleando las groserías más insultantes. Tales polémicas, sólo dieron
por resultado agriar los ánimos, y precipitar á los diputados á la
adopción de medidas represivas de la prensa, y á hacerlos elevar al
carácter de ley sus amenazas y sus proyectos de reforma.
La fuerza armada era también otra de las instituciones contra
quien se habían declarado los poderes ejecutivo y legislativo. Para
ellos,^ el ejército permanente había venido á ser la reunión de hom-
bres inútiles, gravosos á la sociedad, y perniciosos en todas líneas.
La extinción de Jos cuerpos reglados, era una providencia urgente,
pues que sin ella la república no tendría orden ni libertad. Queríase
que la milicia cívica reemplazara al ejército, porque estos batallones
se organizaban á la voluntad y á la elección délos gobiernos provin-
ciales, por cuya circunstancia eran los más á propósito para servir á
las miras interesadas de los tiranuelos dispersos en los Estados de
la federación.1 Consecuente el gobernador Tames á estas exigencias
1 Para que el lector conozca el espíritu que animaba á los cívicos, bueno será
que presentemos una nota oficial del hermano del gobernador, agraciado con el
empleo de coronel, quizá sin conocer ni el nombre de las piezas de un fusil. El celo
y el ahinco de ostentar el uniforme militar los nuevos agraciados, motivó la si-
guiente nota :
Primer batallón cívico del Estado de Jalisco—Algunos individuos que fueron
oficiales de la milicia cívica de Jalisco, y que dejaron de serlo por la organi
nueva que se dio á los cuerpos del Estado, aun se permiten la licencia de portar
imifortre, como si fueran tales oficiales. Yo mismo he visto en el día 11 de este
mes, vestido de militar á D. Jacobo María Vallejo. D. Ignacio Calderón también
porta, cuando le parece, el traje cívico, y así se vio en la Semana Santa próxima
pasada. D. Juan González, hijo de D. Miguel González, que tenía arrendada la
hacienda de la Capacha, porta divisas de capitán era noches de retreta, sin pertene-
cer á cuerpo alguno, y contesta cuando es reconvenido, que es del primer batallón,
ó de algún otro, según la persona con quien traía Los dos primeros, dejaron de
ser cívicos, y no pueden alegar que son del ejército, porque además de ser muy
cuestionable si el gobierno general puede dar ascenso á los cívicos de los Estados,
la ley que lo permitía fué derogada en el año pasado. Los propios soldados perma-
nenl es y activos, se han sujetado á ella, sin exceptuarse. A pórfido general Bravo,
que era uno de los llamados agraciados ó premiados por las matanzas y perfidias
que causó en la guerra del Sur; y no son ciertamente comparables en méritos y
servicios aquellos tres señores, con este infortunado general. Su condiciones muy
inferior. - Las leyes de Jalisco han querido y quieren que porten insignias milita-
res, aquellos ciudadanos á quienes ha confiado las armas para defensa de su liber-
tad y del sistema federal, y no ha querido que la disfruten los particulares que no
405
de partido, levantó diversos cuerpos, nombró jefes y oficiales esco-
giéndolos del número de sus adictos y aduladores, y confió el mando
de las milicias del Estado, con el carácter de inspector general, á D.
José María Mellado, hombre sin antecedentes, sin instrucción ni me-
recimientos; pero que estaba absolutamente consagrado á seguir cie-
gamente la voluntad de sus benefactores.
Los hechos que tuvieron lugar en Jalisco, dieron origen á las
grandes cuestiones que agitaron al país. El ejecutivo de la unión
apoyaba todo cuanto se hacía en Guadalajara; y las cámaras no ex-
pedían una ley que afectara los intereses generales de la confedera-
ción, sin esplorar previamente la opinión de los diputados y gobier-
no del Estado. A su debido tiempo se verá cómo Jalisco iba siem-
pre á la vanguardia de las innovaciones, iniciando y poniendo en
ejecución las pi'oyectos más liberales y exajerados. Por ahora, de-
mos un vistazo á los acontecimientos de otro Estado, tan poderoso
como influente en la marcha política de la república.
Los grandes y extraordinarios sucesos ocurridos en el vasto te-
rritorio conocido antiguamente con el nombre de " Intendencia de
México,"1 merecían les consagrásemos un capítulo especial, pues que
siendo tantos y tan numerosos, parecía necesario detenerse en pun-
tualizarlos, lo cual, no es posible hacerlo en la breve reseña que nos
ocupa; pero ya que no podemos presentar minuciosamente la serie
de todos los acontecimientos verificados en cada provincia, seguire-
mos fielmente el plan que nos hemos propuesto, de referir sólo aque-
llos hechos que tienen relación inmediata con la historia de nuestras
vicisitudes políticas.
le sirven, y que por un un capricho ó un insolente é insultante orgullo, las portan, con
vilipendio de las disposiciones de la materia y de las autoridades que las dictan.
— Este mal, parece que demanda el remedio conveniente, y á este fin dirijo á V. S.
este comunicado para que llegue al conocimiento de la superioridad á quien co-
rresponde, protestándole las consideraciones del respeto y aprecio que le tributo.
— Dios, libertad y federación. Abril 18 de 1834. — Juan José Tames. — Señor inspec-
tor general de la milicia cívica del Estado, ciudadano José Maria Mellado.
1 Al consumarse la independencia nacional, comenzó á desmembrarse el te-
rritorio que erigió en intendencia la ordenanza real de 1786. Hacia el Occidente
de México, había una demarcación conocida con el nombre de Corregimiento de Que-
rétaro: este distrito fué declarado Estado soberano, por el congi"eso constituyente
de 1824, y con cuyo título figura aún en la confederación mexicana.
406
El Estado de México, el primero de la federación por su riqueza,
población y cultura,1 ha sido, durante un largo período de años, el
teatro de las intrigas, el campo de batalla de los partidos, y la ma-
driguera donde se han reunido todos los aspirantes, que han consi-
derado y consideran las instituciones democráticas como un medio
para vivir y gozar á expensas de la ignorancia del pueblo. Apenas
se había consumado la independencia nacional, cuando los grandes
propietarios, el clero, los españoles, los abogados y los estudiantes,
que residían en la antigua corte de los virreyes, se dividieron en dos
grandes partidos, y comenzaron á pelear por obtener el mando y la
influencia, á fin de que la organización constitucional del país fuese
basada sobre sus creencias é intereses. En la ciudad de México re-
sidían los hombres más notables de ambos partidos; y como enton-
ces era superior el número de los escoceses, que sostenían los hábi-
tos, doctrinas, fueros, privilegios y establecimientos civiles y mona-
cales del régimen monárquico, pudieron con facilidad sobreponerse
al pequeño número de los yorkinos, que no querían respetar los usos,
los hábitos y las concesiones hechas á determinadas clases durante
el gobierno del rey. Mientras no se sancionó la constitución federal,
estos partidos no tuvieron un plan para obrar; mas luego que vieron
incrustados en la ley fundamental algunos artículos de su fe políti-
ca, se decidieron á disputarse la victoria que no habían podido al-
canzar en el parlamento constituyente.
México estaba destinado á ejercer un valimiento prepotente so-
bre los otros Estados. La capital virreinal, fuerza era que descollara
sobre todas; su población, sus riquezas y sus notabilidades, debían
servir de obstáculo á los titulados liberales, que deseaban ejercer el
mando sin trabajo y sin resistencia. Concentrando allí el foco de las
aspiraciones del clero y de sus naturales aliados los hombres viejos,
convenía á las miras de los demócratas, y á las de los patriotas aven-
tureros de las demás provincias, erigir un distrito, á semejanza de
1 El Estado de México está compvendido entre los paralelos de 19° 40' y 20°
10' de latitud Norte; y entre los meridianos de Io 5' al Oriente, 3o 36' al Poniente.
Su superficie, calculada por la carta plana d«l Sr. Moral, es de ñ,6S9 leguas cua-
dradas. La población del Estado en 1833, era de 1.039,758 habitantes. En ese mis-
mo año se computaban sus reutas en 42.5.194 pesos, y los gastos de la administra-
ción en 498,540, lo que daba un deficiente de 73,346 pesos.
407
lo que se hizo en los Estados Unidos, desmembrando los territorios
de Virginia y Mariland, pava crear la ciudad de Washington, donde
pudieran encerrar el poder y ascendiente de la aristocracia mexica-
na. Así se creía que quedaría el resto del Estado entregado á las
maquinaciones de los clubs: así la mayor parte de su población, ig-
norante, desnuda y miserable, sería el instrumento del partido que
fuese más audaz en apoderarse de los derechos políticos de trescien-
tos mil ciudadanos, que no conocían, ni aun conocen las letras del
alfabeto. Mientras las clases opulentas del Estado de México, tuvie-
ron arbitrios para sobreponerse á las intrigas del partido yorkino,
sus autoridades fueron escogidas del círculo de la facción escocesa;
pero una vez declarado por ley de 18 de noviembre de 824, que Mé-
xico era la ciudad federal, y que los funcionarios del Estado debe-
rían residir fuera del distrito, mansión exclusiva de los supremos
poderes de la Unión, aquel partido perdió la posesión del poder, en
razón de que sus principales agentes fueron privados de los elemen-
tos de conservación que les daba una ciudad tan importante como
la capital de la república. Mas esta circunstancia, no fué únicamen-
te la que ocasionó este cambio de personas: la causa eficiente de
esas mutaciones, tuvo origen en la ambición de D. Loreuzo de Za-
vala, que eligió el Estado de México para teatro de sus proezas. Un
genio emprendedor como el suyo, debía buscar un ancho campo don-
de luchar sin intermisión y sin descanso con sus enemigos políticos,
así como los medios de prodigar las riquezas á sus adeptos y bande-
rizos.
Los escoceses penetraron las intenciones de sus contrarios, y se
apresuraron á intercalar en la ley constitucional, "que gozarían de
los derechos de ciudadanos del Estado de México, y serían elegibles
para todos los cargos públicos, los que poseyeran en él cualquiera
propiedad raíz:" de esta manera creyeron aquellos legisladores que
su partido podría interveuir eficazmente en los futuros destinos de
dicho Estado. Semejante invención fué de todo punto ineficaz, por-
que para los patriotas baldíos esas condiciones no eran difíciles de
cumplirse, cuando contaban con un caudal inmenso de aud icia y des-
vergüenza, con lo que podrían comprar fingidos títulos de propiedad
territorial.
408
Documento Núm. 2.
Gobierno del Estado libre y soberano de San Luis Potosí. — Cir-
cular.— Núm. 102. — El gobernador del Estado á sus habitantes, sa-
bed: que el H. congreso constitucional, ha expedido el decreto que
sigue :
El congreso constitucional del Estado, se ha servido decretar lo
siguiente :
Se faculta al gobierno, para que pueda dar cartas de ciudadano
potosinense, á los que contemple dignos y hayan contribuido de un
modo eficaz, á la causa de la libertad.
Lo tendrá entendido el poder ejecutivo del Estado y lo hará pu-
blicar, circular, cumplir y obedecer. San Luis Potosí, diciembre vein-
ticuatro de mil ochocientos treinta y dos. — Mariano José Noriega,
presidente. — /. Francisco Guevara Maciel, diputado secretario. — Ma-
riano de Borja, diputado secretario.
Por tanto ordeno se cumpla y ejecute el presente decreto, y que
todas las autoridades lo hagan cumplir y guardar, y al efecto se im-
prima, publique y circule á quienes corresponda.
San Luis Potosí, diciembre 25 de 1832. — Vicente Homero. — Por
ausencia del secretario, Jesús Hernández Soto, oficial mayor.
Gobierno supremo del Estado libre y soberano de San Luis Po-
tosí.— Con satisfacción acompaño á V. S. la carta que he expedido
para que se reconozca por ciudadano potosinense á consecuencia de
los buenos servicios que ha prestado á la causa de la libertad.
Dios y libertad. San Luis Potosí, diciembre 31 de 1832. — Vicente
Romero. — Por ausencia del secretario, Jesús Hernández Soto, oficial
mayor. — Señor magistrado D. José María Bocauegra.
409
Estado libre de San Luis Potosí. — El ciudadano Vicente Rome-
ro, gobernador constitucional de San Luis Potosí. — Usando de la
facultad que me concede el decreto de 25 de diciembre de 1832, y
atendiendo á los buenos servicios prestados á la causa de la librtad
por el ciudadano magistrado José María Bocanegra, he tenido á bien
concederle carta de ciudadano potosinense, y por ésta disfrutará de
los derechos que la constitución y leyes conceden á los ciudadanos
potosinenses y vivirá seguro bajo la protección de ellas. Dado en
San Luis Potosí á 31 de diciembre de 1832. — Vicente Romero. — Por
ausencia del secretario, Jesús Hernández Soto, oficial mayor.
Exmo. Sr.:
Con la mayor satisfacción he recibido la atenta nota de V. E. á
que se sirve acompañar la carta de ciudadano potosinense que ha
tenido V. E. la dignidad de expedir á mi favor en uso de las facul-
tades que concede el decreto de la H. legislatura de 25 del próximo
pasado diciembre de 1832.
Yo doy á V. E. las debidas gracias, estimando en el grado de
aprecio que merece la muy distinguida que sólo por bondad ha po-
dido dispensárseme. Protesto al Estado de San Luis, y á V, E., mi
eterna gratitud por un honor que me es muy estimable por muchos
títulos.
Dios y libertad. Zacatecas, 3 de enero de 1833. — José María Boca-
negra.
Gobierno del Estado libre y soberano de San Luis Potosí. — Cir-
cular.— Núm. 9. — El gobernador del Estado á sus habitantes, sa-
bed: que el H. congreso constitucional, ha expedido el decreto que
sigue:
El congreso constitucional del Estado, se ha servido decretar lo
siguiente :
Tomo II.— 52
410
Todo mexicano que obtenga carta de ciudadanía por el Estado,
entrará en el goce de los nacidos en él.
Lo tendrá entendido el poder ejecutivo del Estado y lo hará pu-
blicar, circular, cumplir y obedecer. San Luis Potosí, febrero vein-
tidós de mil ochocientos treinta y tres. — José Salvatierra, presidente.
— Antonio de Arce, diputado secretario. — José Velarde, diputado se-
cretario.
Por tanto, ordeno se cumpla y ejecute el presente decreto, y que
todas las autoridades lo hagan cumplir y guardar, y al efecto, se im-
prima, publique y circule á quienes corresponda.
San Luis Potosí, febrero 22 de 1833. — Vicente Romero. — Por falta
de secretario, Jesús Hernández Soto, oficial mayor.
Sr D. José María Bocanegra. — San Luis Potosí, marzo 2 de 833.
Estimadísimo amigo:
Ayer eligieron á vd. primer senador por este Estado por unani-
midad de votos del honorable congreso, y acompaño la credencial
para que sin pérdida de tiempo se pouga en camino y esté en Mé-
xico el 15. Salvatierra fué el segundo, y para presidente y vice los
Sres. Santa-Anna y Farías, también con todos los votos.
El día 4 salen de ésta los diputados y senador, les doy escolta
hasta México, y si se pudieran reunir en Querétaro irían más á gusto
y seguros.
Incluyo esa carta para el Exmo. Sr, gobernador suplicándole en-
tregue á vd. quinientos pesos para viáticos, pues aunque esa comi-
saría podía facilitarlos conforme á la circular del gobierno, temo no
tenga numerario y haya demora.
Sin tiempo para más quedo por su amigo. — Vicente Romero.
411
Enterado con el debido aprecio por el oficio de vdes. de 2 del
corriente de la bondad con que el honorable congreso se sirvió ele-
girme el día 1? para senador nicas antiguo al congreso general, ma-
nifiesto á vdes. para que tengan á bien hacerlo presente al mismo
congreso, que quedando muy reconocido por el honor que sin mér-
to se me ha dispensado, protesto con sinceridad hacer cuanto alcan-
cen mis débiles fuerzas para ver si logro llenar los deberes que úl-
timamente se me imponen en representación de un Estado que brilla
con tanta gloria entre los de la federación mexicana.
Dios y libertad. Zacatecas, marzo 4 de 1833.
Ciudadanos diputados secretarios del honorable congreso.
Con la más grata satisfacción he recibido la nota de W. SS. de
2 del corriente, en que se sirven participarme el nombramiento de se-
nador más antiguo al congreso general, con que sin mérito me ha
honrado ese honorable congreso. Tengan vdes. la dignación de ma-
nifestar á la misma augusta asamblea mi más sincero reconocimien-
to, protestándole á mi nombre, que siempre, y como un verdadero y
fiel potosino, empeñaré mis débiles alcances para ver de qué manera
puedo corresponder en algún modo las distinciones, y honra con que
me favorece el virtuoso y respetable Estado de ¡San Luis.
Con tal motivo protesto á W. SS. toda mi consideración y res-
petuoso afecto.
Dios y libertad. Marzo 7 de 1833.
Sres. secretarios del H. congreso de San Luis Potosí.
DÉCIMO PERÍODO ADMINISTRATIVO
TÍTULO DÉCIMO.
General D. Antonio López de Santa- Anna, presidente, y vicepresiden-
te í). "Valentín Gómez Farías; desde Io de abril de 1833 hasta 24
de abril de 1834.
CAPÍTULO I.
Instalación de lo* poderes constitucionales y sn programa
administrativo.
El período décimo administrativo que yo llamo de tran-
siciones, comprende la época del gobierno constitucional,
que comenzó en 1? de abril de 1833; recibiendo el cargo de
la suprema magistratura de la república, el vicepresidente
D. Valentín Gómez Farías, por haber comunicado su i tupo
sibilidad temporal el presidente, General D. Antonio López
de Santa- Anna.
Excusado es decir, por ser muy sabido? que los días de
414
entrada al mando supremo son por costumbre y aun por ley,
de mucha agitación y gran ruido, en términos de ponerse en
movimiento casi general las poblaciones. Hay festejos; hay
anuncios públicos y proclamas; hay convite*; hay discursos;
hay arengas y felicitaciones; y por último, hay promesas y
esperanzas.
Todo esto hubo á su tiempo el citado día 1? del mes de
abril; y además hubo el juramento del jefe supremo del Es-
tado al encargarse del gobierno de la república.
Guardadas, pues, las solemnidades y fórmulas el referido
día, y ante las cámaras reunidas, el vicepresidente dijo, pa-
ra concluir la solemnidad y ceremonia del acto, lo siguiente:
" He jurado, señores, ejercer fielmente el encargo que
" se me ha confiado de guardar y hacer guardar la constitu-
" ción y leyes generales, y este juramento será cumplido.
"La esperanza de que se observe la ley fundamental, y la
"de gozar de la felicidad tantas veces prometida, es nece-
" sario que no sea ilusoria por mis tiempo. Baste ya de ofro-
" cimientos falaces; que el pueblo sienta, que experimente el
" bien, que mejore de suerte. Por fortuna se puede todavía
" establecer una buena administración. Sucediendo la calma
" á la exaltación de los ánimos que ha debido producir la
" guerra civil ; redoblando los trabajos, y presidiéndolos la ra-
" zón, los males desaparecerán y serán reemplazados por bie-
" nes positivos, ISTo basta, es verdad, el respeto y la observan-
" cia del pacto social para hacer el bien de los pueblos; son
" necesarias además leyes .secundarias: el ramo de hacienda
" demanda reformas eti las que lo arreglan; demanda que se
"completen las que le faltan; que se adopte una economía
" prudente, y que haya, pureza y fidelidad en el manejo de
" los caudales.
" La enseñanza primaria, que es lo principal de todo, es-
" tá desatendida, y se le debe dispensar toda protección si
" se quiere que en la república haya buenos padres, buenos
415
" hijos, buenos ciudadanos, que conozcan y cumplan sus de-
" beres.
"La administración de justicia se halla por desgracia eu
" un estado lamentable, y de este grave mal se resentirá nues-
" ira sociedad, mientras dependa aquella eu gran parte de le-
u yes antiguas y modernas, inaplicables unas, y otras de di-
" fícií aplicación en nuestras instituciones; mientras nuestros
" códigos cumulosos se compongan de leyes dadas para una
" monarquía absoluta y paya una monarquía moderada; para
" una colonia y para una nación independiente ; para un go-
" bienio central y para una república federativa. Este caos
" de legislación da lugar fácilmente al espíritu de embrollo,
" eterniza los procesos y confunde la justicia. Es, pues, de
" suma necesidad la reforma de este ramo, no por leyes sino
" por códigos completos. La empresa es ardua, pero es me-
" nester arrostrarla; dése principio á ella, aunque se deje á
" otros la gloria de acabarla.
44 Grande es la importancia de las materias que he tocado,
" y no lo es menos la de colonización de terrenos inmensos,
u que esperan la mano del cultivador para enriquecer á nues-
1,1 tro país con innumerables y preciosas producciones, que pre-
" porcio narían la subsistencia y la comodidad de muchas fa-
" Luilias, que sumergidas en la miseria y entregadas tal vez
" contra su voluntad á la holgazanería, son inútiles ó perju-
" diciales á su patria. Otra ventaja de mucho interés resul-
" taría de la colonización, y es la de conservar la integridad
" del territorio mexicano, cubriendo con pobladores sus fron-
" teras casi desiertas; perp me extiendo inútilmente, cuando
" los dignos representantes de la nación conocen mejor que
" yo sus necesidades, y los elementos de felicidad y de gran-
" deza que hay por desarrollar."
Contestó, eu términos generales, el presidente del con-
greso, Eodríguez Puebla, lisonjeándose de que no serían ilu-
sorias las esperanzas de la nación.
416
Por supuesto que el discurso fué pronunciado solemne-
mente en el seno mismo del congreso general. Este, después
de constituidas las cámaras, que á pesar de varias dificul-
tades pudieron al fin reunirse, conforme á la ley, el día 29 de
marzo, quedó instalado el referido día; diferenciando muy
poco del que se fijó en el artículo 5? del plan de Zavale-
ta, para que se abriesen los pliegos que conteníau las actas
de elección de presidente y vicepresidente de la república.
Tal solemnidad y requisito tuvo efecto el 30 del mismo mes
de marzo; teniéndolo también el citado artículo 5? del plan de
Zavaleta, pues que después de observadas las ritualidades
de ley, se acordaron los dos artículos siguientes:
1? Es presidente de la república en el cuatrienio que em-
pieza eu el presente año de 1833, el General de División O.
Antonio López de Santa -Auna.
2? Es vicepresidente para el mismo período de tiempo
el C. Valeutín Gómez Parías.
En la misma sesión la cámara de diputados eligió para
presidente de la suprema corte de justicia á D. Tomás Sal-
gado; y para vice á D. Pedro Vélez. También eligió la pro-
pia cámara para su presidente y viee á D. Juan Kodríguez
Puebla y á D. Juan García Tato, en la misma sesión en que
se declaró constituida la expresada cámara al termiuanar
sus juntas preparatorias.
El vicepresidente, en ejercicio de la presidencia, dio un
mauifiesto á la nación explicando el programa y fijando los
principios de su administración y los términos eu que se pro-
ponía desempeñar los deberes en que se hallaba constituido;
ofreciendo al mismo tiempo tener por guía y norte única-
mente la voluntad nacional: observar estrictamente las le-
yes como fundamento del bien social y de la verdadera fe-
licidad de los pueblos. Ofreció, en fin, marchar por la senda
del progreso, y con sólo esto dijo á la verdad cuanto podía
decirse en muchas páginas. Pero ciertamente esto mismo in-
417
dicó ya desde entonces lo que en lo sucesivo debía suceder
y experimentarse, esto es, la contradicción, las dificultades, la
divergencia de opiniones, y sobre todo el choque de los parti-
dos. Notándose que el vicepresidente Gómez Farías fijaba es-
te programa y política administrativa, sin haberse puesto de
acuerdo con el presidente constitucional que debía por ley
Henar el período de tiempo que ella designaba, se temieron
las ocurrencias desagradables, y fatales consecuencias que
en efecto sobrevinieron. El vicepresidente siguió su marcha,
y habiendo á fines del mes de abril dejado de funcionar los
secretarios del despacho nombrados por Pedraza, fueron nom-
brados para los ministerios de hacienda y relaciones, el que
esto escribe^ue desempeñaba el cargo de seuador y D. Car-
los García, que era diputado; quedando en el de justicia, Ka-
mos Arizpe; y desempeñando temporalmente el de guerra,
su oficial mayor D. Francisco Gómez de Parada, hasta poco
tiempo después en que fué dada la cartera de este ramo al
General D. José Joaquín Herrera.
Así constituido el gabinete, continuó el gobierno general,
nombrando á D. Ignacio Martínez para el del distrito, por
haberse encargado á Herrera el ministerio antes referido.
Muy recientes, y casi presentes estaban los sucesos que ha-
bían creado la administración de Santa- Auna y de Gómez
Farías. La nación esperaba; pero los ánimos se exaltaban.
Los partidos, si callaban, no prescindían de sus miras y res-
pectivos intereses; se observaban mutuamente y aun prepa-
raban ocasiones y lances favorables.
El vicepresidente Gómez Farías se decidió verdaderamen-
te á procurar y en poco tiempo á verificar un cambio en la re-
pública, que variando su aspecto político, preparase elemen-
tos que desarrollándose después sirviesen al logro de sus mi-
ras y combinaciones meditadas. Estas en realidad no eran
1 Apéndice de documentos número 1.
Tomo II.— 53
418
otras que las de establecer los principios democráticos. Orga-
nizó desde luego un consejo privado compuesto de personas
que profesaban sus ideas, y como los individuos elegidos fue-
ron de las cámaras y empleados públicos, se dio á este consejo
privado la respetabilidad y reputación consiguiente al buen
nombre que tenían los elegidos. Y adviértase que esta reu-
nión de personas escogidas por el jefe del Estado, fué en
realidad no para consultar sus providencias, sino más bien
para robustecer su acción y darle fuerza con el prestigio y
luces de los nombrados, estimulándolos á adquirir fama y glo-
riosa remembranza por medio «le intentos y planes de refor-
mas, que era siempre el espíritu dominante en la clase de
personas que servían de consejo privado y directivo. Se qui-
zo influir y aun dirigir al congreso bajo el sistema de estas
ideas y principios, consistentes en palabras halagüeñas, y no
en obras buenas y útiles á la sociedad.
No fué asunto de gran dificultad el ganar ascendiente en
el congreso. Porque esta asamblea, repitiendo aquí lo que
dice el Dr. Mora, fué el resultado de la nueva elección
que " en lo general fué el pnrtido vencedor; la menor parte
" consistía en hombres notables por sus virtudes y talentos,
" y la mayor como sucede siempre, era vulgo, compuesto de
" hombres ardientes, atolondrados, y de poca delicadeza en
" ciertas líneas; pero en nada participaban del carácter pér-
*' fido, solapado y embustero del personal que constituía la
" mayoría de los funcionarios en la administración anterior."
Otro escritor contemporáneo, Suárez Navarro, sobre este
mismo punto dice: " La calificación del Dr. Mora (la asen-
tada) es de todo punto exacta, y debe añadirse una cir-
" cunstancia digna de particular mención, y es, que entre los
" miembros de ambas cámaras, no había cincuenta que pose-
" yesen un capital con que vivir honestamente. La totalidad
"de ellos se componía de hombres presuntuosos, de educa-
ción y conocimientos muy medianos; de cobachuelistas y
419
1 abogados sin negocios y sin bufete, y de hombres obscuros
'ó inmorales, que sólo habían llamado la atención por sus
' fervorosas peroraciones en los clubs, sosteniendo los princi-
' píos democráticos. A vista de tan odioso conjunto, bien
' puede repetirse lo que un escritor inglés decía hablando de
( la asamblea legislativa de Francia (1791). " Si algún espí-
' ritu maléfico se hubiese propuesto elegir una corporación
' que hubiese de servir para precipitar á una sociedad en su
'ruina, no habría sabido formar mejor reunión para llegar
1 á la consecución de su objeto." ¡ Cuan sensible es que se
repitan estos ejemplos, digo yo, y tauto más, considerando
que unas mismas causas producen uuos mismos efectos!
Conociendo el citado Suárez Navarro mis priucipios y los
del Sr. D. Carlos García, que fué llamado al despacho déla
secretaría de relaciones, se explica con relación á uno y á
otro del modo siguiente, que espero se me disimule lo trans-
criba aquí, en razón de mi objeto y plan en estas Memorias:
" Bocanegra y García eran muy acreedores á la confianza
" que se les dispensaba; mas su elección era desacertada en
" las circunstancias en que iba á colocarse el vicepresiden-
" te. Para convencerse de esta verdad, bastará una rápida
" ojeada sobre las cualidades y antecedentes de estos dos
" funcionarios.
" Bocanegra comeuzó á figurar el año de 1822 como di-
" putado por Zacatecas al primer congreso nacional en la cla-
M se de letrado. Desde entonces mostró talento, juicio é ideas
" republicanas. Pocos hombres bay como este individuo, que
íl hayan recorrido con aceptación y en poco tiempo la escala
" de todos los empleos públicos. Comenzando por los cargos
" más insignificantes, hasta obtener la primera magistratura
" de la nación, todo, todo lo ha desempeñado Bocanegra,
" con aquella mesura que caracteriza sus discursos y opinio-
" nes publicados en los periódicos, en impresos sueltos y en
iS los diarios de las sesiones.
420
" Se le ha visto despachando varias veces los ministerios
"de relaciones y hacienda, especialmente el año de 1829,
"tiempo calamitoso. Estos antecedentes y su buen manejo
"le llevaron en esta vez á la secretaría de hacienda. Boca-
" negra había sabido granjearse las simpatías de todos los
" partidos, y su nombre era respetado generalmente. A su
" buen carácter, reúne la experiencia que dan las vicisitudes
" de la fortuna y el trato de los hombres: tiene más conocí -
" mientos de los que descubre: en los actos como funcionario
"se sobrepone con facilidad á sus opiniones privadas, to-
" mando siempre por norte en sus acuerdos el espíritu y la
"voluntad más general de la nación. Cuando contraría al-
" guna providencia, ó resiste adoptar alguna medida admi-
" nistrativa, nunca lo hace chocando al primer ímpetu, sino
" por medios indirectos hasta conseguir su objeto. Este mo-
" do de tratar los negocios es el signo característico de Bo-
" canegra. De tales cualidades resulta, que ni por su genio,
" aspiraciones y tendencias, era un ministro á propósito pa-
" ra lanzarse atrevidamente en la vía de los hechos: seme-
jante persona, ciertamente que no convenía para un gabi-
nete que debía ser eminentemente revolucionario.
" El diputado Lie. D. Carlos García, hombre pacífico,
" que reunía la probidad á la instrucción, nunca había figu-
11 rado en los primeros puestos; porque su natural apático le
"alejaba de los negocios. Dos veces había representado á
"la provincia de Puebla en el congreso general, en cuyo
"puesto se había granjeado la estimación de los partidos,
" por su carácter condescendiente, afable y reposado. García
"no poseía grandes talentos, ni tenía el valor civil necesa-
"rio para entrar en empresas peligrosas. Tales circunstan-
" cias le hacían aparecer en el gabinete, como un hombre
"inútil, y hasta cierto punto, como un estorbo á la marcha
"de la administración. Este ministro, por temperamento y
" por carácter debía oponerse á toda providencia ruidosa
421
" y que en algo comprometiera su persona. Para tiempos
" tranquilos y bonancibles, no hay duda que García hubiera
"sido un excelente secretario de Estado.
" Aunque la permanencia del vicepresidente en ejerci-
" ció del poder ejecutivo debía ser eventual, él se disponía
" á obrar, cual si estuviera seguro de que el General Santa-
" Auna no había de entrar en el ejercicio de sus funciones.
" Para nada contaba con su aquiescencia, y ni aun había te-
" niilo la prudencia de sondear su ánimo para averiguar si se-
" cundaría ó no los planes que se fermentaban en las cabezas
" de los exaltados. Gómez Farías obraba con tal independen-
" cia, que á juzgarlo por el aplomo de sus procedimientos, se
" creería que de hecho y de derecho él era el supremo magis-
trado, y no el regente accidental, investido del poder efí-
" meramente. Los males que se derivarían de esta falta de
" armonía entre el presidente y su substituto, debían ser muy
"terribles, tanto para el país y sus instituciones, como per-
sonalmente para los dos altos funcionarios."
Debe concluirse de lo dicho, que precisamente la que apa-
recía como una esencial discordia, y acaso una contradicción
entre las personas de la administración, fué el principio de
conservación y de regularidad en ella, porque se procuró ale-
jarla de los extremos, estableciendo el orden y desechando
cuanto pudiera perturbarla en su carrera natural para hacer
el bien á la nación, volviendo la espalda á los partidos, y
abriendo el libro maestro de la experiencia. Ya se verá ade-
laute cómo se pusieron en práctica, y cómo sirvieron las má-
ximas asentadas.
Se fijó el plan administrativo, que para establecerse y mu-
cho más para practicarse, ofreció muchas y delicadas cuestio-
nes dentro y fuera del gabinete. Los principios que trataba
de conquistar y establecer el partido triunfante, aunque en
sí mismos fuesen buenos, como el introducir reformas y arre-
glar la división territorial y la enseñanza pública, iban acom-
422
panados de ideas exaltadas que conducían al precipicio; y
por esto un gran número de los mismos partidarios aspiraba
á que enhorabuena se siguieran los referidos principios, y se
conquistasen los más que se pudiera y fuesen conducentes al
progreso; pero que la marcha que se adoptara fuese mesu-
rada, procurando el bien y felicidad de la nación sin condu-
cirla á abortos que causasen su ruina. Estas máximas dicta-
das por la experiencia fueron calificadas de verdadero statu
quo, y bajo tal concepto, impugnadas por unos y otros, cau-
sando necesariamente el disgusto que siempre produce la
contradicción, hasta el grado de suscitarse una división, que
afortunadamente fué cesando al uniformarse la opinión pú-
blica en vista de los acontecimientos que ocurrían y de los
que se anunciaban como efectos propios de la época. Si-
guiendo el orden de los sucesos he dividido el período pre-
sente en tantos capítulos, cuantas fueron las transiciones por-
que pasaron en 1833 las administraciones de Santa- Auna y
de Gómez Farías.
CAPÍTULO II.
Desde 1? de nbril hasta 16 de mayo de 1S33 se hace cargo del gobierno el
vicepresidente D. Valentín Gómez Parias. — Sucesos de esta época.
Por enfermedad y ausencia del presidente General San-
ta-Anna, hemos visto que se halló al frente de la adminis-
tración pública D. Valentín Gómez Farías como vicepresi-
dente de la república, desde 1? de abril hasta 16 de mayo. En
este tiempo tuvieron lugar uno que otro acontecimiento gra-
ve; y más bien puede decirse que fueron preparados los que
debían seguir y referiremos en particular, comenzando des-
423
de luego por dar á conocer el estado que guadaba el ramo
interesante de la hacienda pública.
Notable es á la verdad, que habiendo sucedido al que esto
escribe, en el ministerio el año de 1830, D. Eafael Mangino,
refiriendo éste y presentando á la nación el estado de la ha-
cienda pública en aquel tiempo, teuga yo que hacer lo mis-
mo respecto á su época y administración. Oigamos, pues, lo
que uno y otro hemos dicho eu nuestros respectivos docu-
mentos. Dice Mangino en 22 de enero de 1831, lo siguiente
en su Memoria:
" Mas por desgracia mía y de la república, ni me es dado
" el lisonjearme de haber ejecutado cuanto exige la deplo-
M rabie situación en que encontró la hacienda federal, ni he
w conseguido todavía varias disposiciones legislativas, nece-
" sarias á mi juicio, para corregir los abusos y desórdenes
" que se advierten en la administración, sistemándola de un
" modo conveniente á los intereses públicos; y de aquí es que
" aún subsisten algunos males, que no debo ocultar en esta
" ocasión.
" Los explicaré con verdad y franqueza, á fin de que la
" sabiduría de las cámaras, pueda aplicar el remedio oportu-
" no; patentizando al mismo tiempo las ventajas de no pe-
u quena magnitud, que por esfuerzos del actual gobierno se
u han alcanzado en valores de las reutas, en el cumplimiento
" de las obligaciones del erario, y en el crédito exterior ó in-
" terior."
En 15 de mayo de 1833 sobre el mismo asunto digo yo
en mi Memoria: " Tengo el sentimiento de que mi informe
" sobre el estado de la hacienda pública, no presenta unas
11 ideas lisonjeras; sino que, por el contrario, manifiesta la
" necesidad en que se halla el congreso general de ocuparse
" en proporcionar el arreglo y sistema debidos á ramo tan
"importante, cuyos adelantos y más felices resultados de-
" pendeu esencialmente de la parte legislativa; porque si
424
u bien existen leyes relativas á la hacienda pública, son ais-
" ladas, y falta en lo general aquella organización que es el
" espíritu vital de este ramo.
" Es sabido que la nación sostuvo una lucha firme y du-
" radera en todo el año anterior, causando por consiguiente
" la guerra todos los males y perjuicios que resultan siempre
" de ella al comercio interior y extranjero. Las circunstan-
" cias en que se encontró la nación, produjeron la necesidad
" de paralizar los giros y aun de variar el orden establecido
" en las aduanas marítimas, disminuyéndose por tanto el prin-
" cipal ingreso del erario.
" Por otra parte, los recursos extraordinarios de que se
" valió la administración anterior para sostener la guerra,
" gravaron considerablemente las rentas de la nación, con la
" circunstancia de no haber podido cubrir sus gastos. Al co-
" ineuzar el gobierno en enero del presente año, halló que en
" esta ciudad los empleados civiles, muchos militares retira-
" dos, ios sueltos y con licencia ilimitada, los cesantes y pen-
" sionistas llevan siete meses de no percibir sus pagas y
"pensiones, notándose que en otros puntos de la república
" había también atrazo mayor ó menor en esta clase de pa-
" goS) y QNtf aun lo había en el de varias tropas de aquellas
"que servían á las órdenes del anterior gobierno: éste era
" responsable de una muy grande suma que debía por baga-
jes y por libranzas de dinero dado para las tropas en varios
" puntos de la república; pero aunque no es posible dar una
" noticia exacta de lo que importan las deudas de esta natu-
H raleza, el estado que presento con la letra J servirá sin em-
" bargo para manifestar los pagos que se han hecho en esta
"ciudad para cubrir parte considerable de ella."
En la misma Memoria páginas 11 y 12, hablando de los
préstamos nacionales, consta que:
" En los últimos seis meses del año de 1832, se celebraron
"varios contratos, en virtud de las autorizaciones coucedi-
425
" das al ejecutivo, por las leyes de 9, 17 y 29 de marzo de
" dicho año. Por la primera se autorizó al gobierno para enii-
" tir letras basta por la cantidad de un millón de pesos, pa-
" gaderos, con inclusión del premio mensual que estipulase,
l< bien fuese en dinero efectivo, ó en descuento de derechos
"directos ó indirectos, causados ó por causar en la aduana
"de esta capital, y también conforme á la segunda de las
" citadas disposiciones, por la tesorería general, en compen-
" sación de derechos de importación ó indirectos de segundo
" plazo, vencidos ó por vencer. Por la última de dichas leyes
" se le volvió á autorizar para celebrar uno ó más contratos de
" empréstito hasta por cantidad de cuatro milloues de pesos
" en numerario, con las condiciones en que conviniese con los
" prestamistas. A cuenta de estos cinco millones se coutra-
" taron en el período citado 1.542,230 pesos, de cuya canti-
" dad, con sus premios que abordaron á cosa de 320,000 pe-
" sos, debía satisfacer la mitad, sobre poco más ó menos, en
" la aduana, tesorería general y casa de moneda de esta ca-
" pital, y el resto en las aduanas marítimas en dinero efec-
" tivo ó en compensación de derechos de primero y segundo
" plazo. Por lo dicho se advierte que el costo de los expre.
" sados préstamos, ascendió á un veinte por ciento mensual
" en los diez meses en que la mayor parte debió satisfacerse.
" Pasado el año económico, los préstamos continuaron
" haciéndose en virtud de las expresadas autorizaciones; pe-
" ro dificultándose de día en día el numerario, y creciendo
" las angustias de la administración pasada, se le facultó en
" 11 de agosto del mismo año de 1832 para admitir créditos
" reconocidos contra la nación, en cuenta de los enteros que
u se hiciesen en tesorería á virtud de los contratos y emprós-
11 titos que se celebrasen según el decreto de 29 de marzo,
" prefiriendo los de pensiones, sueldo^ de empleados y mon-
" tepíos, y admitiendo éstos como dinero efectivo. Eu con
" secuencia de todas las disposicioues referidas, ascendió el
Tomo II.— 54
426
\ importe de los préstamos hechos en el año pasado á
'8.204,714 pesos, 4 granos, á que agregados 515,183 pesos
' 7 granos que importaron los premios convenidos, hicieron
' subir el total monto de la deuda á 8.719,897 pesos 11 gra-
' nos.
" Las especies en que se verificaron los préstamos, con-
sistieron en 3.304,305 pesos 1 real 5 granos, enterados en
' numerario en esta tesorería general; en 828,415 pesos 2
' reales 7 granos, que deben considerarse de la misma clase
' por proceder del costo efectivo de las acciones de tabaco,
' de libranzas de las comisarías de Michoacán, división de
' operaciones, de la de Jalapa, sub- comisarías de Tulancin-
'go, Acapulco y pagadurías de Iguala, donde se recibió su
' importe en dinero, de lo exhibido en esta capital por el prés-
' tamo forzoso del mismo año, de certificados de auticipacio-
' nes de derechos de segundo plazo, de los pagos mandados
' hacer al Estado de Chihuahua, y por último, de letras res-
1 paldadas en Tampico, Matamoros y Soto la Marina: de
'suerte que puede decirse que el numerario ascendió ver-
' daderameute á 4.132,720 pesos 4 reales 7 granos; sobre cu-
' ya cantidad se recibieron en créditos posteriores á la inde-
' pendencia y en documentos de los mismos préstamos.
' 314,586 pesos 3 reales; en pensiones y sueldos de empleados
' y montepíos que privilegió la citada ley de 11 de Agosto,
' 1.288,248 pesos 3 reales; y finalmente, en créditos recono-
' cidos anteriores á la independencia, 2.4G9,058 pesos 5 reales
' 9 granos, deduciéndose de todo que el verdadero gravamen
' que se impuso á la nación con dichos préstamos, fueron los
'515,183 de los premios, y el compromiso de satisfacer an-
' ticipadamente los expresados 2.409,058 pesos 5 reales 9 gra-
' nos de créditos antiguos.
" Para arreglar el actual gobierno el pago de la meucio-
' nada deuda, tuvo que entrar en el examen de las precitadas
' leyes y de los expedientes respectivos; y estrechado ya por
427
" los interesados, ya por las urgencias del erario, que no
" podía cobrar sin aquel requisito las obligaciones que por
" razóu de derechos marítimos había pendientes en la teso-
" rería general, reconoció por decreto de 12 de febrero aute-
" rior los cinco primeros millones, conviniendo en que sería
" satisfecha la parte que decía relación á derechos de prime-
" ros y segundos plazos de importación marítima, admitieu-
" do, cuando éstos tuviesen que pagarse, un cuarenta por
u ciento en documentos de los que representasen el todo ó
u parte de dichos cinco millones, y exhibiendo el sesenta por
" ciento restante en numerario.
" Sucesivamente se arregló el pago de lo que gravitaba
" sobre la aduana, casa de moneda y tesorería de esta capi-
" tal en los términos eu que pudo mejor conciliarse la justi-
" cia é intereses de los prestamistas con las necesidades y
" urgencias del erario; y por último, se ha reconocido el res-
" to de la deuda con una amortización de tres por ciento
" mensual respecto de los que presenten al efecto una terce-
" ra parte de las órdenes ó libramientos comprendidos en
" los expresados cinco millones, y los dos restantes en los que
"no lo están; ó con sólo una amortización de dos por den-
oto si la presentación se limitase á estas últimas.
" Por cuenta del total importe de los repetidos préstamos,
11 se han amortizado hasta fin del año pasado 954,721 pesos
" 3 reales 3 granos: un millón sobre poco más ó menos queda
11 satisfecho hasta fin de abril en la tesorería, aduana y casa de
" moneda de esta capital; y siendo seguro que no debe bajar
" de otro medio millón de pesos lo que en el mismo tiempo
" han amortizado las aduanas marítimas, se puede decir que
" la repetida deuda está reducida á poco más de seis millones
" de pesos. Las ventajas de los tórmiuos acordados para su
" satisfacción son muy perceptibles, porque sobre acreditar
" la religiosidad y buena fe de la administración actual, sir-
" ven de impulso para que se verifiquen oportunamente los
428
" ingresos del erario, y aun para que se aumenten considera-
" blemente las importaciones, y con ellas el producto de los
" derechos marítimos."
He asentado y transcrito lo conducente de mi Memoria
y lo relativo á préstamos nacionales, para satisfacer en este
punto las observaciones que con respecto á ellos y casi en
general se hicieron en la Memoria del año de 831 por el Sr.
Mangino. Ahora también y con el mismo fin, y más propia-
mente para cumplir con mi propósito y satisfacer mi oferta,
asentaré lo que dije en la conclusión de mi Memoria repetida,
pues creo que con lo expuesto allí y con la presencia del es-
tado y noticia oficial de la tesorería general que la acompa-
ña, llenaré rni objeto. Dice así:
" Tal es en compendio la historia de los ramos de hacien-
" da pública, especialmente con relación al año económico
u que terminó en junio del año pasado. Ya al tratar de cada
" una de las partidas de la cuenta general de valores, dejo
" insinuados los principales puntos que en concepto del go
" bienio merecen la atención de las cámaras; pero para que
" éstas puedan proceder en ellos con conocimiento del último
" estado de las rentas federales, les haré presente que según
" se advierte del marcado con la letra J, quedaron existentes
u por fin del año pasado de 1832 en to las las oficinas distri-
" bui doras de la federación 272,819 pesos 0 granos, á cuya
"cantidad, agregado el ingreso que ha habido desde 1? de
" cuero hasta 30 de abril último, resulta el total de 4.9/49,705
" pesos 7 reales 3 granas; de los que se han distribuido en el
" mismo tiempo según las constancias que obran en esta
" tesorería, general, 4.529,562 pesos 3 reales 10 granos, que-
'* .lando una existencia de 420, 14S pesos 3 reales 5 granos
" en las precitadas oficinas.
" Lo dicho manifiesta que después de haberse cubierto las
" atenciones indispensables de la federación, y los compro-
u misos todos del gobierno, en que está comprendido el pago
429
i •
" de una parte considerable de la deuda que dejó la adminis-
" tración anterior, resultó un sobrante casi duplo respecto
" de lo que se recibió en principios de año, lo cual, unido á
" las obligaciones pendientes de cobro en esta tesorería ge-
" neral, y á las que existen en las aduanas marítimas, cuyo
" importe pasa de dos millones de pesos, es suficiente por aho-
" ra para seguir desempeñando con regularidad las mismas
"atenciones y compromisos del erario; sin que esto quiera
" decir que sus ingresos los cubran todos, pues siempre hay
" necesidad de limitarse en los gastos á los de que no se pue-
" de prescindir, dejando un deficiente que al fin será preciso
" cubrir con otros arbitrios, según dejo insinuado en el pá-
" rrafo relativo al presupuesto general.
"Mi insuficiencia, la premura del tiempo, el muy corto
" que he tenido personalmente para imponerme de los vas-
" tos y complicados negocios de la secretaría de hacienda, y
" la falta de varias noticias y documentos que no ha sido po-
" sible reunir á causa de los embarazos y desorden produci-
" dos por las conmociones del año pasado, han impedido dar
" á esta Memoria toda la extensión de que es susceptible;
" mas creo que lo expuesto es suficiente para que las cámaras
"tengan la dignación de dar por cumplida en orden á los
" negocios de hacienda, la obligación «pie impone en general
" á los secretarios del despacho, el artículo J20 de la consti-
" tución federal."
Si se leyesen íntegras ambas Memorias, como parece na-
tural hacerse, se hallaría constante la verdad matemática de
haber yo dejado en la tesorería general considerables fondos,
según manifiesta ella misma en sus respectivos estados y no-
ticias; advirtiendo, que tanto en 1829 como en 1833 aparece
el mismo buen resultado. Por consiguiente, hecha la compa-
ración que por los datos debe hacerse, del efectivo haber que
dejaron á sus sucesores los respectivos ministros en las ad-
ministraciones de 30, 31 y 32, 29 y 33, aparece la demostra-
ción á favor del que esto escribe.
430
*
De lo explicado en una y otra Memoria, y considerados
los fundamentos oficiales en que descansan ellas, se iufiere
que nos quejamos del gobierno que nos precedió los dos mi-
nistros de hacienda, refiriéndonos á la respectiva época ad-
ministrativa; pero hay la diferencia de que si tanto el uno
como el otro, sin culpa propia, y sólo por efecto necesario de
las difíciles circunstancias del tiempo en que obramos, nos
vimos envueltos en dificultades, y constituidos en gravísi-
mos conflictos, mayores fueron ciertamente para el que es-
to escribe; ad virtiendo y recordando aquí, como en otro lu-
gar se ha dicho y repito ahora, que yo nada, nada recibí,1 y
por el contrario, sí dejó al retirarme el caudal suficiente en
la tesorería y tan en efectivo que lo distribuyó desde lue-
go la misma tesorería.
Quedó también el treinta y dos por ciento que establecí,
tomándose por convenio de los créditos á que estaban afec-
tas las aduanas marítimas: más de quinientos mil pesos dis-
ponibles por el último contrato y préstamo celebrado en 2
de diciembre de dicho año, y que en efecto estuvo percibien-
do el gobierno de Jalapa hasta que le convino suspender los
efectos de este negociado. Asimismo quedaron los ingresos
ordinarios que, uniéndose á las entradas anteriores, dieron
fondos suficientes para poder llenar las atenciones de la ad
ministracióu por el tiempo suficiente, y principalmente por
el que se necesitaba para poder consultar y expedir todas las
resoluciones que le convinieron á fin de establecer economías
y arreglos.
1 Véase ol corte do caja de la tesorería general inserto en el capítulo 5?, página 47
que dice :
Importa el cargo § 37,007 4 2
ídem la data $ 37,007 4 2
Igual... $ 00,000 0 0
México, Octubre 12 do 1829. — Jiménez. — Andonacgut.
431
Yo pagué las deudas anteriores; respetó los compromi-
sos y los pactos; distribuí los caudales entre todos los acre-
edores del erario sin distinción; y al fin el día del triunfo de
la revolución en diciembre de 1829, entregó la tesorería ge-
neral un considerable haber, y lo suficiente en el acto de
ocupar el palacio y la oficina para pagar las listas militar y
civil y otros gastos extraordinarios. Por el contrario, el mi-
nistro Maugino, después de aprovecharse en su entrada al
ministerio, de la existencia que efectivamente recibía, se uegó
á todo pago, y lo que fué más notable, negoció é hizo cuanto
fué posible en el congreso para obtener la reprobación de
aquellos mismos contratos que habían dado los recursos y
fondos de que tan á su placer había dispuesto y en momen-
tos los más comprometidos. Lo dicho, pues, acredita de un
modo indudable, cómo ha recibido y cómo ha entregado el
que esto escribe la hacienda pública en las dos épocas seña-
ladas de su cargo. Sirva por tanto de satisfacción y respues-
ta á unos, y de positivo desengaño á otros; ad virtiendo al
intento y en confirmación de nuestro dicho, que por la prensa
y en su tiempo se dilucidó ampliamente esta propia materia;
concluyendo en 1830 un impreso titulado " reflexiones contra
el acuerdo del senado sobre cesación del préstamo celebrado
el 2 de diciembre del año de 1829" con las proposiciones si-
guientes:
" ¿Puede el senado ó el congreso cogerse lo ajeno con-
" tra la voluntad de su dueño! ¿ Se quebranta ó se cumple
" la constitución con este paso? ¿Por qué hau dejado entre-
" gar la cuota de tres meses, y van resultando escandaliza-
" dos después de haber gastado cuatrocientos cincuenta mil
" pesos en reales efectivos? ¿Qué gobierno ha disfrutado del
" empréstito? |No es notorio que el auterior apenas recibió
" cuarenta y pico de mil pesos, cuando la actual administra-
" ción ha dispuesto tranquilamente de más de cuatrocientos
" mil? ¿Con qué facultades el legislador le dice al ejecutivo,
432
" no pagues lo que has gastarlo, y no cumplas la obligación
" que contrajiste? ¿Por qué tanto celo en el deshacer el mejor
" contrato celebrado desde que hay república, habiéndose
"despreciado las públicas dilapidaciones, y las condiciones
" torpísimas de los empréstitos que corrieron por otras ma-
il nos, y que aun todavía no se olvidan por las muy marca-
" bles señales que les acompañau de vestidos viejos, torpe-
" dos (Michelena ) y ?
" Sin duda alguna conocieron estas verdades los gobier-
" nos anteriores, y sean cuales fueren sus aberraciones y de-
" fectos, jamás alteraron los convenios: cumplieron lasprome-
" sas, dieron garantías á sus acreedores, y no desconocieron
" la persona moral del ejecutivo de la unión. ¿Y no debemos
"esperar igual conducta en la administración actual, cuya
" divisa es constitución y leyes, y cuya probidad y sensatez
" aplaudimos? Si así no fuese, se formaría un contraste cier-
" tamente desfavorable entre las anteriores y la actual ad-
" ministración, pues se diría: los gobiernos que precedieron
" entraron á funcionar sin haciemla, sin recursos y con gra
"vísimos empeños: lucharon, y en medio de desgracias y
" contradicciones cumplieron sus compromisos y no faltaron
" á la fe pública; notándose que el actual gobierno no ha re-
" cibido únicamente los cargos y gravámenes, sino que por
"el contrario ha recibido al mismo tiempo lo útil y lo one-
" roso; ha dispuesto de más de cuatrocientos mil pesos, y se
"han amortizado iguales sumas; ha llenado sus atenciones
" con el dinero del préstamo, y no ha corrido la miserable
" suerte de los anteriores gobiernos, que no recibieron ni un
"grano y pagaron algunas sumas.
" ¡Padres del pueblo! Vuestra es la causa, porque es de
"la nación que representáis dignamente. Conservadle el
" buen nombre que merece, respetando la propiedad del ciu-
" dadano, evitando su violento despojo, alejándose Infinita-
" mente la confusión de poderes, y de la falta de fe y cuui-
433
" plimiento en los pactos. Así, y sólo así, tendremos patria
" y federación. Guardemos, pues, los principios que se guar-
" dan y respetan en todos los pueblos cultos de la tierra."
Hemos hablado de la haoieuda pública según su estado
en la época á que hemos hecho referencia; y aunque quisié-
ramos, no podemos hacer lo mismo respecto de los demás ra-
mos de la administración pública, por no ser este nuestro
objeto; y si bien nos detuvimos un poco en el referido de ha-
cienda que volveremos á tocar, y lo trataremos todavía des-
pués al referir algunas hostilidades del cuerpo legislativo al
ejecutivo en fines del año de 33, es porque debo según mi plan
y como tengo ofrecido, dar exacta razón y cuenta de mi con-
ducta pública en materias' y puntos tan vitales como el que
acabamos de mencionar. Consideremos empero la situación
política del país en lo general, y veremos se hallaba en el es-
tado en que se halla un lidiador después de uua fuerte y
esforzada lucha; esto es, se hallaba fatigada la república
y descansando; pero siempre obligada á volver á la contien-
da y preparándose á ella aunque débil y disgustada.
En efecto, se hallaba así la república en un verdadero mal-
estar, y se notaba un disgusto casi general: viniendo á la
vez no sólo á aumentar los males públicos los anuncios de
la invasión de la epidemia del cólera morbus, sino que direc-
tamente influyó en la situación del país este terrible azote
de la humanidad.
Por el espacio de seis meses se fijó en la república é hizo
grandes estragos en la población, y llenó de terror y de luto
á las familias de todos los lugares grandes y pequeños, ca-
pitales y aldeas. El ejército en campaña ofreció gran número
de víctimas, y la ciudad de México, en el memorable día 15 de
agosto, sufrió una gran mortalidad en sus habitantes sin dis-
tinción de personas ni de edades.1
1 Documento número 2.
Tomo II— 55
434
El gobierno que redobló fatigas y esraeros, se ocupó se-
riamente de este asunto: dictó disposiciones enérgicas y be-
néficas con relación á médicos, métodos curativos, precios
equitativos en los víveres, prohibiéndose alterasen y cuidan-
do de su buena calidad en el expendio.
Pasó en fin, aunque con grandes sacrificios en el gobierno
y en el público, el triste período epidémico del cólera asiá-
tico, cuyos efectos he indicado en general en este lugar, an-
ticipando en cierto modo las épocas para evitar repeticiones.
Continúo ya mi naración contraída á los sucesos que tuvieron
lugar en su respectivo tiempo. Voy, por tanto, á referir la
cesación primera en el mando del vicepresidente, y la entra-
da también primera del presidente de la república.
CAPÍTULO III.
Se hace cargo del gobierno el presidente General Nimia - Anua, desde 16
de mayo hasta 2 de jnnio de 1S33. — Sucesos públicos en dicho tiempo.
Cesó el vicepresidente Gómez Farías el día 16 de mayo
del repetido año de 33. El presidente Santa- Anua tomó po-
sesión en dicho día ante el congreso de la unión con las ri-
tualidades y solemnidades de estilo, Dirigió al mismo con-
greso y en el propio acto solemne, un extenso discurso, eu
que manifestando, no sólo el programa de su administración
gubernativa, sino respondiendo á cuanto se había dicho en
contra de los sucesos que le habían conducido á aquel lugar,
concluye con los notables siguientes términos: " ¡Represen-
" tantes de la soberanía de la nación! Mi fe política es sen-
" cilla y rectas mis intenciones. Amparadme con vuestras
" luces y el favor del pueblo de que sois la porción escogida,
435
"en el empeño de promover á costa de la misma vida, su
" libertad y su ventura." Contestó el presidente del congreso»
protestando la conformidad más sincera, con los sentimientos
manifestados por el ejecutivo, asegurando que su administra-
ción sería aun más grande por el saber, que por el esplendor
de sus victorias. Quedó así posesionado el presidente de la
república. Siguieron los festejos y demostraciones públicas
acostumbradas, y siguieron también los actos administrati-
vos de los poderes generales.
Fué nombrado en 20 de mayo secretario de la guerra D.
José Joaquín Herrera por el presidente y por el congreso:
fueron declarados completa y absolutamente libres del juicio
de residencia secreta, los bienes del ex- virrey D. José de
Iturrigaray por lo respectivo á la hacienda pública de la na-
ción; sin que se hiciesen eu su testamentaría el descuento y
la retención de que habló el decreto de 23 de Octubre de 1823»
subsistiendo por lo demás en su vigor y fuerza. Así se co-
municó por la secretaría de hacienda á quienes correspondía
y eu los términos siguientes:
" Secretaría de hacienda. — Sección segunda. — El Bxmo.
"señor presidente, etc. — El presidente, etc. — Sobreseyén-
" dose completa y absolutamente en el juicio de residencia
"secreta del finado ex- virrey D. José Iturrigaray, por lo
" respectivo á la hacienda pública de la nación, no se harán
" en su testamentaría el descuento y retención de que habla
" el decreto de 23 de octubre de 1823, subsistiendo por lo
" demás en su vigor y fuerza. — José J. de Herrera, diputado
" presidente. — José Ignacio de Basadre, presidente del sena-
" do. — Vicente Guido dé Guido, diputado secretario. — Joaquín
" García Luna, senador secretario. — Por tanto, mando, etc. —
" Palacio del gobierno federal en México, á 25 de mayo de
" 1833. — Antonio López de Santa- Auna. — A D. José María
" de Bocanegra."
Apenas pasaron unos días después de haberse verificado
436
el advenimiento al mando del General Santa- Anua, y de ha-
berse declarado qne se aprobaban las disposiciones acorda-
das en el convenio de Zavaleta, dirigidas al restablecimien-
to de la paz y orden constitucional en toda la república,
cuando se recibió la noticia del pronunciamiento que el día
26 de mayo verificó en Morelia el primer ayudante D. Igna-
cio Escalada.
La noticia de esta ocurrencia fué publicada el 28 del ci-
tado mes de mayo de un modo oficial por parte del gobierno
y también por la prensa particular. El primero expidió pro-
clamas y circulares reprobando como era debido el movimien-
to de Escalada con toda la energía con que debía reprobarse
asonada semejante. Puede notarse que la reprobación pública
se manifestó en la capital y en los Estados contra el subleva-
do, sin embargo de que habían causado gran disgusto la san-
ción de la ley que dispuso de los bienes del duque de Mon-
teleone, y la que se expidió autorizando al ejecutivo para
destituir á los empleados en las secretarías del despacho.
El jefe pronunciado publicó con la correspondiente pro-
clama él\plan2 que en cinco artículos explicaba el objeto que
se proponía sostener, y era según decía, defender la religión
y los fueros: declarar protector de esta causa al supremo jefe
de la nación: anular los actos gubernativos y últimas elec-
ciones del Estado de Michoacán : establecer un nuevo orden
provisional gubernativo del Estado; y concluía protestando
respeto á las garantías y opiniones políticas. Se firmó en Mo-
relia el día 26 de mayo de 1833 á las dos y tres cuartos de la
mañana por el dicho primer ayudante Escalada, quedando
por única autoridad él mismo en lo militar y político, pues
que se desconocieron las autoridades existentes y desapare-
cieron.
1 Documento número 3.
2 Documento número 4.
437
El día 1? de junio se abrieron las sesiones extraordinarias
del congreso general con his solemnidades y discursos de
costumbre; anunciándose por el ejecutivo que el congreso
volvía á sus tareas legislativas dando cumplimiento al con-
venio de Zavaleta, para el arreglo que exigían la hacienda
y crédito público, así como la administración de justicia, in-
tegridad del territorio y aprobación de los tratados pendien-
tes con las naciones amigas.
En este mismo día saltó á la arena en el pueblo de Tlal-
pam (Sau Agustín de las Cuevas) otro campeón, el General
D. Gabriel Duran. Este, de una manera embozada, aunque
en realidad se descubriesen sus intenciones, dirigió una carta
al presidente de la república, protestando que él y sus com-
pañeros se habían reunido no para conspirar, sino para dar
valor y firmeza á los convenios que habían terminado la gue-
rra civil y no se habían cumplido, decía él, quejándose de que
un partido se apoderase de las asambleas legislativas, y die-
se leyes formadas con parcialidad y sin examen, chocando
con ideas y principios arraigados de siglos atrás, y que invo-
caba la libertad para ahogarla con la licencia. Concluía di-
ciendo, que remitía un plan que era sustancialmente el mis-
mo de Escalada, y todo lo sometía á la resolución y al sostén
de S. E. el presidente General Santa- A.n na, quien con fe-
cha 2 del mismo junio contestó diciendo que había recibido
con mucho disgusto sus comunicaciones: que reprobaba su
conducta, llamándole al orden que debía guardar no sólo co-
mo ciudadano y general, sino como comprometido en soste-
ner los convenios de Zavaleta que habían frustrado los pro-
yectos de intervención extranjera sobre México, y que po-
drían aparecer de nuevo por medio ue la discordia que con
el sistema de pronunciamientos se establecería, sin que pu-
diese siempre combatirse como se había procurado hacer pa-
ra auiquilar un elemento de verdadera destrucción para el
país. Se acompañó la siguiente proclama dirigida al ejórci-
438
to, en la que manifestaba que lo hecho merecía toda su re-
probación :
" Soldados: algunos genios turbulentos que no están ave-
" nidos con el reposo de que tanto necesita la nación, pre-
" tenden seduciros y apartaros de la obediencia á las leyes.
" Para que seáis instrumentos pasivos de sus perversas mi-
" ras, invocan á la religión que todos hemos jurado defen-
" der; los fueros de la iglesia que la constitución garantiza,
" y las consideraciones que se os deben y á que nunca se fal-
" tara. Estos son pretextos para turbar la paz, renovar nues-
" tras disensiones domésticas y ejercer sangrientas vengan -
" zas.
"Acaso se invocará mi nombre para envilecerlo. Yo os
"juro que repruebo todo conato que se dirija á destruir la
" constitución, y que moriría primero que aceptar otro poder
" que el designado por ella. Cerrad los oídos á estas crimina-
" les sugestiones, y confiad, como tantas veces lo hicisteis, en
" la firmeza con que sostengo mis propósitos. El mío más de-
" cidido, es defender sin la vacilación más pequeña la cons-
" titución, como nos la dieron nuestros representantes en
" 1824.
"¡Soldados! ¡amigos! ¡compañeros! La patria que os es
" deudora de tantos bienes, espera que consolidéis la paz,
"que cubráis con vuestro pecho las instituciones federales*
" Aguardad sus recompensas, contad, contad con mi decisión
" para sostener á vuestro lado la ley, y no más la ley.
" ¡Viva la constitución! México, junio 1? de 1833. — An-
" tonio López de Santa- Auna."
En esta situación política, y calculándose el porvenir, se
hizo necesario poner en acción todos los medios y tocar to-
dos los resortes propios y conducentes á sofocar en su naci-
miento las agitaciones y disturbios que nuevamente encen-
derían el fuego de la guerra civil si no se impedia el progreso
revolucionario, y al efecto, el congreso general en el referí-
439
do día 1? de juuio, expidió formal decreto1 en que se auto-
rizaba al presidente de la república para mandar en persona
el ejército; habiendo antes expedídose otro decreto para que
se pudiesen hacer los gastos necesarios á la conservación de
la tranquilidad pública si lo consideraba así conveniente.
Con esta autorización el General Santa- Anua, procu-
rando seguir la máxima de atacar eficazmente los males al
principio, se puso luego en marcha el día 2 del propio junio
con una lucida división, dirigiéndose sobre Tlalpam donde
existían los pronunciados. Tal acontecimiento motivó el que
por segunda vez ocupase el lugar del presidente de la repú-
blica el vicepresidente de ella D. Valentín Gómez Farías.
CAPÍTULO IV.
Desde i de junio hasta 17 del mismo, vuelve el vicepresidente
al gobierno.
Volvió á encargarse del gobierno general el vicepresiden-
te, el día ya referido, en que marchó á campaña el presidente.
Dio un manifiesto inspirando la mayor confianza y protes-
tando la decisión más completa á mantener la tranquilidad
y el orden durante el período de su mando, mientras regre-
saba el presidente de la república que había marchado á res-
tablecer el orden momentáneamente alterado.
El referido día 2 de junio comunicó oficialmente el pre-
sidente, que como dos horas antes de su llegada á Tlalpam,
lo desocuparon los pronunciados, dirigiéndose en número de
trescientos para Ouernavaca. Decía también el General San-
1 Colección de Galván, tomo 7?, página 52.
440
ta- Anna que maliciosamente se habían hecho correr las vo
ees alarmantes de haberse pronunciado la capital y de ha-
llarse seducidas las tropas.
Los Estados manifestaron satisfactoriamente su opinión»
y se prestaron á auxiliar al gobierno general para sostener
la campaña contra el plan de Escalada y los que lo secunda-
sen. Michoacán reunió considerable número de tropas loca
les, uniéndolas á las de lúea que franqueó Querétaro: el Ge-
neral Cortázar con fuerzas del gobierno general y también el
General Valencia, se dirigieron sobre Morelia con el mismo
fin. El de Guanajuato de igual modo obraba de acuerdo con
el gobierno civil. El General Victoria y el Estado de Puebla,
según comunicó el General Lemus, abundaban en deseos de
batir á los pronunciados, y hasta en Tlaxcala espontánea-
mente se armó la milicia nacional. Observado todo esto por
Duran, y temiendo las combinaciones y movimientos que en
sólo dos días había efectuado el General presidente, abando-
nó Ouernavaca, donde tampoco encontró auxilio ni abrigo.
Sería muy difuso y ciertamente muy extraño de mi inten-
to el referir campañas, jornadas y movimientos militares; me
limito por lo mismo aquí y en lo siguiente, á señalar los he-
chos prominentes que llenen mi objeto fijado desde el prin-
cipio.
Juzgo tales los sucesos que ocurrieron después de la fu-
ga que Duran verificó por la persecución segura y activa que
le hacía el presidente, quien dejando según se ha dicho el
rumbo referido, tomó el que conducía al pueblo de A meca,
que seguramente creyó el más á propósito para estar á la
mira y observación de las ocurrencias, principalmente de los
Estados de México y Puebla.
En este rumbo, y desde el día 6 del repetido junio en ade-
lante, habiéndosele incorporado con su regimiento el coronel
D. Pedro María Auaya, tuvieron lugar acontecimientos muy
notables, tales fueron la combinación pérfida de Arista y de
441
Duran, que causó el escandaloso pronunciamiento de la di-
visióu qne marchaba bajo las inmediatas órdenes del gene-
ral presidente, proclamándolo "Supremo Dictador?1 al mismo
tiempo que el jefe D. Tomás Moreno con una notificación
irrespetuosa desarmó aj presidente por sorpresa y del modo
más inesperado, declarándolo prisionero por orden de sus je-
fes los Generales Arista y Duran. Lo condujeron escoltado á
Yautepec victoreándolo los que lo custodiaban y rodeándolo
de centinelas en el lugar mismo en que lo alojaban.
El plan bajo que se pronunciaron á las diez de la maña-
na en el pueblo de Ameca el día 6, comprende unos cinco ar-
tículos muy 'análogos al plau de Escalada en Morelia, y la
parte expositiva del plan que fué el publicado en la ciudad
de Hnejocingo, y las comunicaciones de los pronunciados di-
rigidas al general presidente, explican los principios que en
realidad eran uniformes con los proclamados en Morelia; y
fijando unas mismas miras y un propio objeto, concluyen cou
decir que se proclamaba el único arbitrio para hacer cesar el
aspirantismo y el despotismo de los demagagos.1
Esta ocurrencia produjo combinaciones y movimientos
militares entre las tropas del gobierno y fuerzas de los pro-
nunciados, primeramente en los lugares ya señalados, y con
posterioridad hasta en lo interior de la república, según ve-
remos adelante, al referirse la campaña que tuvo lugar seña-
ladamente en el Estado de Guanajuato.
Por ahora, siguiendo la narración del suceso que nos ocu-
pa, esto es, de la prisión y dictadura del presidente Santa-
Anna, consultando las constancias de la prensa y docmentos
oficiales, debe saberse qne el presidente emprendió con su di-
visión la marcha desde Tenango Tepopula para Ouautla de
Amilpas; y en las alturas de Juchi se desprendió casi á esca-
pe una partida, á cuya cabeza venía el coronel D. Tomás Mo-
Documonto rnim. 5.
Tomo II.— 56
442
reno. Llegó este jefe al lugar mismo en que se hallaba el
general presidente y le dirigió la palabra diciéndole: "La
" división se ha pronunciado, proclamando a V. B. " Supre-
" dio Dictador." En el momento dijo el General Santa- An-
ua: " Si se supone mi voluntad se han equivocado; yo soy
" fiel á mis juramentos: todo lo he cifrado y hecho consistir
" en promover el bien de los mexicanos; no he de traicionar
" á lo que se me ha coufiado." Moreno se volvió al coman-
dante de la escolta, teniente coronel Guzmáu, intimando le
proclamase en los términos asentados y se cumpliese la vo-
luntad de los pronunciados, y las órdenes que tenía de en-
cargarse de su persona, que fué verdaderamente declarada
y tratada en términos que anunciaban una catástrofe y el
sacrificio del presidente. En Yautepec fué alojado el Gene-
ral Santa-Anna en la casa del alcalde de aquellla villa y
custodiado por una guardia destinada al efecto. El día 9 se
trasladó el presidente siempre prisionero á la hacienda de
Buenavista, donde por las circunstancias en que se hallaba,
se vio obligado á decidirse y se decidió á verificar su fuga;
aunque algunos jefes no aprobaron este paso del momento
y se reservaron el opinar para después.
Se recibieron, dice el principal ayudante D. Manuel Fer-
nández Oastrillón, comunicaciones importantes de Arista,
Duran, González y Martínez de Navarrete, acompañándole
la acta y plan de Huejocingo que ya hemos referido; y suje-
tándolo todo á la variación y enmienda del mismo presiden-
te, emplazándolo á una entrevista en el pueblo de Chalco,
suplicándole los salvase y salvase á los individuos de la di-
visión. Esto se cree que avivó la indicada resolución de la
fuga que verificó en efecto el general presidente con el ob-
jeto de ponerse al frente de la división que mandaba, y con
la seguridad de que toda la tropa que tenía á sus órdeues
Arista, se le uniría porque estaba engañada. Todo lo asegu-
ra así oficialmente el General Bustamaute, en parte que da
443
al gobierno el día 12 de junio en Tepopula, diciendo: que sa-
bía con certeza había marchado el presidente de incógnito
acompañado únicamente de nn individuo: que por lo mismo,
Bnstamante contramarchaba con el sentimiento de que si
bien el presidente se había salvado, no había logrado poner-
se en libertad con las consideraciones debidas á su alta in-
vestidura.
El congreso general en estas circunstancias, y por las
ocurrencias mencionadas, había expedido dos decretos, con-
cediendo el uno facultades extraordinarias al gobierno, limi-
tándolas en su ejercicio á señalados objetos del bien público
y por sólo el término de cuatro meses, y el otro declarando
acto de patriotismo heroico poner eu libertad al presidente
de la república D. Antonio López de Santa- Auna, ofrecien-
do recompensas pecuniarias y de honor: y en el mismo con-
greso se trató de declarar que el vicepresidente Gómez Fa-
rías había merecido bien de la patria por la libertad del
presidente, y en los términos que el gobernador Elorriaga,
de Duran go, oficialmente lo había iniciado.
Los días del 12 al 17 de junio, fueron de agitación en
México, en Puebla, en todos los lugares inmediatos, y aun
puede decirse que en toda la república, considerando que, en
esos mismos días recibió el supremo gobierno comunicacio-
nes multiplicadas, que por el gran suceso le dirigíau las
legislaturas, los gobiernos civiles y eclesiásticos, las coman-
dancias generales, individuos y jefes particulares, ofreciendo
por supuesto, la cooperación y auxilios respectivos.
Todo por entonces quedó concluido con la libertad del
general presidente, que habiendo llegado á la ciudad de Pue-
bla el día 13 de junio, verificó su entrada en la capital el día
17 del mismo en la noche, siendo recibido y saludado del
modo más solemne, público y expresivo que puede figurarse
y aun apenas creerse. Se dispuso continuasen los regocijos
públicos por el feliz regreso del general presidente, y las que
444
antes habían sido súplicas y plegarias por su libertad, se con-
virtieron eu acciones de gracias por ella; distinguiéndose el
vicepresidente eu las demostraciones de obsequio y aten-
ción, y poniendo ese mismo día en sus manos el gobierno de
la república.
CAPÍTULO V.
Pende 17 de junio de 1833 hasta ÍO de julio del mismo, en qne toI vía á sa-
lir el presidente con el ejército á campa ña.
Pocos fueron los días del anterior período transitorio;
pero muy serios y notables los acontecimientos que tuvieron
lugar en él, acompañados de circunstancias muy delicadas y
difíciles, que prepararon consecuencias gravísimas para la
nación. Fuerza es decir aquí, que para los funcionarios que,
como el que esto escribe, se vieron obligados á estar en el fo-
co de la lucha, y envueltos en la agitada situación que cau-
saban á cada instante los hechos más imprevistos, fueron
todavía más urgentes y excepcionales las ocurrencias, en
razón de que por ellas mismas, y por el carácter de las per-
sonas que mandaban, se vieron colocados en un tórculo cruel
y en un continuo compromiso de amarga prueba, de ningún
buen resultado firme y duradero en bien de la patria; y ni
aun siquiera de gratitud reconocida, ni mucho menos recom-
pensada.
Hubo en la capital el día 7 de junio un movimiento revo-
lucionario, causado por el pronunciamiento pasajero qne hi-
zo la tropa que ocupaba un cuartel inmediato al palacio del
gobierno; manifestándose los sublevados adictos á la revolu-
445
ción; pero enérgica y prontamente contrariados por la fuerza
pública, se volvió ineficaz el movimiento. Sin embargo, fué
un indicante del estado que guardaba la opinión pública;
acreditando que uo faltaban contrarios al gobierno, ni adic-
tos á los dicidentes.
Así lo acreditaban también las noticias y excitativas de
los Estados; aunque explicando el espíritu que dominaba, y
la opinión decidida en contra de las asonadas y motines,
pricipalmente cuando de su incremento podría resultar la
reprod lición de las discordias civiles, que con sentimiento
nacional y en los próximos anteriores años, produjeron el
triste efecto de hacer correr á torrentes la sangre mexicana
y causar males siu cuento. Todo, sin embargo, acreditaba de
uu modo indudable la existencia de una verdadera división
anárquica.
La había ciertamente por más que se haya dicho en con-
trario; y ella produjo, como era natural, la disposición legis-
lativa conocida comunmente con el nombre de " Ley del
caso," dada en 23 del repetido junio, y en los términos que se
lee en la colección de Galváu, tomo 7, página 55; compren-
diéndose en la expulsión y castigo, á los individuos señala-
dos en el texto mismo, á los que expeliesen los Estados, y
como por adición á los religiosos españoles. >
Nótese que, si no todos los designados en la ley, la mayor
parte sin duda, era compuesm de personas recomendables
y de mérito distinguido individualmente por su rango, cien-
cia, virtudes, y por sus señalados servicios prestados á la na-
ción, cuya circunstancia cooperó eficazmente á que la tal
disposición fuese recibida y calificada por la prensa, en lo
privado y de todos modos, como notoriamente arbitraria y
casi bárbara, ya por ser contraria á los principios de justicia
universal, como también por las particulares circunstancias
indicadas. Puede haberse pretendido hacer un bien tal vez;
pero fué sin considerar que, querer que haya " libertad, paz
446
" y seguridad, sin que haya justicia, es lo mismo que querer
"felicidad pública, bajo el imperio de la iniquidad. n
Al hablarse de la historia de esta ley " del caso," debe sa-
berse que, en verdad fué un acto revolucionario, y su forma-
ción fué ordenada y llevada á cabo, no por la vía y trámites
expresamente establecidos por las leyes y por los reglamen-
tos parlamentarios, sino por caminos extraviados, como jun-
tas particulares de confabulación en las cámaras colegislado-
ras, y en juntas también privadas, ante el ejecutivo, á las
que concurrieron muchos individuos de ellas.
No hubo, pues, un procedimiento legal en la formación
de la dicha, ley de 23 de junio. Los acuerdos de las cámaras
fueron informales, sin orden constitucional celebrados, sin
los intervalos y requisitos establecidos, sin discusión ordena-
da, y mucho menos con la publicidad que debió dárseles en
sus discusiones, satisfaciendo á la expectación pública, para
que si se quería hacer la aplicación personal, constasen los
principios y los fundamentos de la disposición legislativa, y
fuesen patentes á todos y muy claramente manifestados, de-
biendo huir de lo que no huyeron los autores de la ley, esto
es, del señalamiento de personas; porque aunque esto fuera
necesario, hollando la división de poderes y la justicia, nun-
ca el legislativo pudo ejercer un acto, que indudablemente
era en buen orden, del judicial, como aplicador de la ley por
esencial base constitucional, y por principio umversalmen-
te reconocido.
No hubo tampoco verdadera ni libre sanción por el fun-
damento explicado; y todo faltó en realidad, pues que fal-
tando como faltaban la imparcialidad y la justicia, se pre-
sentaba todo fuera de regla y desquiciado, como se conocerá,
advirtiendo y considerando lo ocurrido en este punto según
acabamos de indicarlo. Pasada la ley que había formádose
como un acto confabulado y revolucionario, según se dijo
antes, el ejecutivo, con tales precedeutes, se vio compróme-
447
tido y colocado en situación tan difícil, como era ó publicar
la ley, ó chocar y ponerse en pugna abierta y declarada, no
sólo con el congreso general, sino con las ideas é intereses
que ellas representaban, y que agitaban los que deberían
moderarlas.
Por esto, yo, que fui testigo presencial, declaro en este
lugar como hecho histórico y por lo que tocarme pueda, la
repetida formación de la ley dicha, fijando cómo fué ei acto
de la sanción, en los términos siguientes:
Dada cuenta en junta de gabinete, con todos los antece-
dentes y con el acuerdo de las cámaras del día 23 de junio,
sobre la expatriación de varias personas, y de cuantas estu-
vieran en su caso; discutido el punto, y teuieudo en conside-
ración las circunstancias en que se obraba, verdaderamente
sin libertad, dijo el presidente de la república, dirigiéndose
á sus ministros. " Ya se sabe que el señor vicepresidente es-
" tá conforme con el proyecto; y por lo mismo el contrariarlo
"daría funestos resultados. Publíquese, por tanto, la ley;
" porque como ya se ha considerado y fundado en el seno
" mismo del gabinete, no hay otro arbitrio; y el tiempo pro-
" ducirá el desengaño."
El ministro del ramo, que lo era el de relaciones interio-
res y exteriores, recibió el acuerdo y le dio su debido curso.
Este acto debe recordarse, según dice el ilustre Chateau-
briand, como se recuerdau los excesos revolucionarios que
sirven siempre de obstáculo al establecimiento de la libertad.
Eu 23 de junio fué dada esa terrible ley, y por resolución
circular publicada el 24 también de junio del año de 1834,
es decir, al año de su publicación, se suspendió en sus efec-
tos y se dejaron en libertad los desterrados para regresar al
seno de sus familias, notándose que el clamor público, con
bastante energía y casi en todos los pueblos se explicó, re-
probando una medida que causó la desolación en el seno de
innumerables familias mexicanas.
448
Hay otra ley que es la de 8 del mismo mes y consta en la
citada colección, tomo 7, página 54, concediendo facultades
extraordinarias al gobierno general; autorización que causó
grandes males, coufo los causa siempre el poder absoluto. El
congreso dio un manifiesto en la misma fecha exhortando á
los mexicanos para que se uniesen al gobierno; recordándo-
se las manifestaciones que el vicepresidente de la república
dirigió á la nación en los siguientes términos:
" El vicepresidente de los Estados Unidos Mexicanos, á
" sus compatriotas:
"¡Mexicanos! ¡Quisiera en esta vez dirigiros la palabra,
U como me lo indicaban el día de ayer los sucesos públicos de
" Moreliay (Jhalco! ¡Cuánto siento hablaros del último acou-
" tecimieuto de Ameca! Sabed, mis amigos, que faltando á
" sus juramentos y más solemnes compromisos algunos irre-
"flexivos ó mal intencionados militares, se han substraído
" de la obediencia del gobierno de la unión, y de la inmedia-
" ta que debíau á S. E. el general presidente: han formado
" una asonada, y proclamado el poder absoluto, conculcaron
" y ultrajaron escandalosamente nuestras leyes, y acabaron
" con la constitución sauciouada y sostenida por los pueblos.
" El geueral presidente no se sabe haya autorizado tan
" escandaloso perjurio, y segurameute mostrará á los mexi-
" nos y al mundo, que sabe cumplir sus deberes del modo
" más honorífico y terminante.
H Muy pronto sabremos cuanto ha ocurrido; pero entre-
" tanto, yo me lisonjeo fundadamente del triunfo final de
" la razón y de las leyes."
ií ¡ Militares! Vuestras espadas y vuestro honor sostienen
"el de esta patria, tantas ocasiones combatida: acreditad
íj nuevamente que sois diguos de la confianza que se ha de-
" positado eu vosotros.
" Estrechaos más y más con el pueblo, y haciendo sin du-
449
" da la felicidad pública, recibiréis las bendiciones de vues-
" tros hijos y de la posteridad.
" A sus conciudadanos:
M Os anuncio, mexicanos, una maldad digna sólo de los
" que compraron la cabeza ilustre del General Guerrero. El
"presidente de la república ha sido preso en Juchi, por los
" mismos traidores que para lisonjear al ejército lo procla-
" maban dictador. Lo mantienen con centinela de vista en
" el pueblo de Yautepec. Atentado tan horrible, será casti-
" gado ejemplarmente por la nación, la que no puede olvi-
M dar el mérito y gloria del vencedor de los españoles.
" Acabóse la seducción que se pretendía escudar con ese
" nombre ilustre. Los buenos soldados de la patria y todos
" los mexicanos, se armarán para el castigo de delito tan
" execrable. Así han correspondido á la magnanimidad del
11 héroe de Tampico. No puede, no, darse treguas á los opre-
" sores de la patria. ¡Guárdense los infames de atentar con-
ü tra la vida del presidente! Yo les juro que se les volverá
"sangre por sangre, y que el escarmiento será del tamaño
" del crimen.
"¡Mexicanos! Tenemos constitución, poderes designa-
" dos por ella, valor y firmeza para sostener nuestros dere-
" chos y vengar los agravios nacionales."
Nadie duda ya que las dos citadas disposiciones legisla-
tivas fueron producto de las combinaciones formadas por los
que dirigían la revolución, que llamándola del progreso y de
la reforma, llegaron al extremo de atacar lo mismo que pro
clamaban que era "Libertad." Todo existía menos ésta; y
las cárceles de la Inquisición se abrieron de nuevo para los
mismos que con justo motivo condenaban institución tan de-
testable. El distinguido General Bustamante reducido á for-
mal prisión, fué una de las víctimas de tan escandalosa ar-
bitrariedad.
Tomo II.— 57
450
"Llegó también, dice D. Lucas Alamán, en su Historia
" de México (tomo 5?, página 860) en esta vez el fin de la pri-
" mera de las garantías del plan de Iguala: la conservación
" de la religión. Hasta entonces, por uua especie de tradi-
" ción nacida en aquel plan, el primer artículo de todos los
" que se proclamaron en las revoluciones sucesivas, había
" sido siempre la conservación de la religión; pero ahora se
" dirigieron contra su disciplina é instituciones tres géneros
" de ataque: el primero, contra la jurisdicción de la Iglesia,
" mandando proveer los curatos en la forma que lo hacían los
" virreyes en uso del patronato, y anulando la provisión de
" prebendas que se había hecho canónicamente; el segundo,
" contra sus rentas y bienes, dejando el pago de los diezmos
" á sólo la conciencia de los causantes, sin obligación alguna
"civil, y tratando de apoderarse de todos los bienes ecle-
" siásticos y de fundaciones piadosas; y el tercero, contra
" los institutos monásticos, creyendo destruirlos del todo con
"suprimir la coacción civil del cumplimiento de los votos;
" declarando libres para abandonar los conventos ó perma-
" uecer en ellos, á todos los individuos de ambos sexos liga-
" dos con profesión religiosa.
" Los obispos y cabildos eclesiásticos resistieron decidi-
" damente el primero de estos ataques, y aunque amenaza-
" dos con multas, pérdida de temporalidades y extrañamien-
" to, se resolvieron á sufrirlo todo, antes que renunciar á sus
" principios y faltar á sus deberes. Eu cuanto al segundo,
"los inventores de este plan anti-religioso, se prometían
" que suprimida la coacción civil, cesaría del todo el pago
" de los diezmos, y que con esto el esplendor del culto pú-
" blico en las catedrales habría de acabarse y los individuos
" de los cabildos eclesiásticos quedarían sin rentas; mas si
" bien muchos propietarios de fincas rústicas han cesado de
" pagar aquella contribución ó han disminuido considerable-
" mente su cuota, los miís la continúan satisfaciendo en todo
451
" ó en parte, y de aquí ha resultado que sin causar el mal
" que se trataba de hacer á la Iglesia, se ha perjudicado á
" los agricultores, estableciendo entre ellos una notable des-
igualdad, y se ha causado un desfalco muy considerable
" en las rentas públicas, que han dejado de percibir la parte
u que les tocaba de los mismos diezmos. í*or lo que hace
" á los bienes eclesiásticos, hubieran sin duda desaparecido
" sin el cambio que en las cosas hubo, siendo lo más notable
u que el mismo licenciado D. Juan José Espinosa de los
"Monteros, que como hemos visto, tuvo con Iturbide tanta
" parte en la formación del plan de Iguala, cuyo objeto era
" preservar estos bienes de la ruina de que estaban ainena-
" zados, pasando de un salto de la monarquía al extremo
"sansculotisino, fuese el que redactó el dictamen de la cá-
" mará de diputados, y el proyecto de decreto para la usur-
" pación de los propios bienes. De nada se prometían los au-
" tores de las reformas un resultado tan seguro y estrepitoso,
" como de la libertad concedida á los frailes y á las monjas
" para dejar los claustros, y suponiendo que muchos indivi-
" dúos y hasta los prelados habían de aprovecharse de esta
" franquicia, estaba prevenido en el decreto el modo de ocu-
" rrir á su falta; todo, sin embargo, quedó sin notable alte-
ración, y en muchos conventos de monjas respondieron á
" la invitación de abandonarlos, renovando los votos que las
" obligaban á la clausura.
" El gran golpe dirigido contra la religión, fué la exclu-
" sión completa del clero de la enseñanza pública; habién-
" dose establecido una direccióu de ésta y los reglamentos
11 en que se fijó el orden de los estudios, quedando suprimí-
" da la Uuiversidad y sujetos al nuevo plan todos los cole-
" gios y aun hasta cierto puuto los seminarios conciliares.
" El excluir la iufluencia eclesiástica de la instrucción de la
"juventud, había sido objeto muy preferente para los filó-
" sofos del siglo anterior y uno de los más poderosos moti-
452
u vos de la extinción de los jesuítas, pues bien conocían que
" éstos habían sido el grande antemural de que la DivinaPro-
" videncia se sirvió para contener el protestantismo, lo que
" habían logrado especialmente por medio de la educación
" de la juventud, de que se habían apoderado, para formarla
" desde su principio en máximas y opiniones religiosas. Pa-
" ra la dotación del nuevo cuerpo de enseñanza, que era no
" poco costoso por los sueldos de los directores y uuevas cá-
" tedras establecidas, se aplicarou diversos fondos y entre
" otros, los bienes del duque de Terrauova y del hospital de
" Jesús, que fueron nuevamente ocupados y que habían ido
" siguiendo las vicisitudes políticas en odio de su origen,
" que sin embargo debía hacerlos tan respetables para la
" raza española, que no tiene otro título para existir en el
" país que el que estos bienes tuvieron en su principio."
La revolución de Arista y Duran con los movimientos y
operaciones militares de los sublevados, siguió causándolos
estragos de la guerra, porque hubo necesidad de emprender
una formal campaña, multiplicándose los acontecimientos
consigueutes á la actitud hostil que tomaron los generales
pronunciados contra el gobierno.
Los Estados de México, Puebla, Queretaro, Michoacán,
San Luis Potosí y Guanajuato, fueron teatro de acciones
militares, que sin dar el triunfo á los pronunciados, origina-
ron muchos y graves males á los pueblos, introduciendo en
ellos y en las tropas la desmoralización, ó impidiendo los
bienes que produce la paz en los ramos todos que forman la
existencia, felicidad y adelantos de una sociedad bien cons-
tituida.
Como escribimos en tiempo y en circunstancias que guar-
dan completa analogía con los sucesos del año de 1833, he-
mos creído útil y hasta necesario, hacer los recuerdos que
dejamos hechos de nuestras lamentables revueltas. Ni pode-
mos ni entra en nuestro plan el detallar las operaciones de
453
campaña, ni explicar minuciosamente las acciones militares
que forman la materia del período en que nos ocupamos: es-
to es muy difuso y sólo propio de la pluma que escriba al-
gún día las guerras civiles de México, y no para el que única-
mente forma apuntamientos que pueden servir al historiador
de nuestro país.
Sigamos, pues, el orden de los acoutecimientos desde el
punto en que se hallaba al volver al frente del gobierno de
la república el vicepresidente de ella D. Valentía Gómez
Farías.
CAPITULO VI.
Continúa la revolución de Arista y Duran. — Sucesos públicos importan»
tes desde 10 de julio á Ü7 de octubre de 1833.
El día 10 de julio salió al frente de una lucida y fuerte
división el general presidente sobre los pronunciados Arista
y Duran, que se dirigían á los'Estados del interior de la re-
pública. Ya hemos indicado que Querétaro y Michoacáu en
aquellos días sufrieron los terribles efectos de la discordia
civil; pero al fin en uno y en otro Estado triunfó el orden
legal. En Puebla se restableció la obediencia al gobierno, y
el general presidente con tal ocurrencia, y para evitar que
los pronunciados que sitiaban á Puebla tomasen en su de-
rrota y dispersión el camino para esta capital, se situó en
Chalco, impidiendo así cualquier iutentoua, que en efecto
se evitó; pues á este movimiento y á la energía y disposicio-
nes del vicepresidente, así como al buen desempeño de las
autoridades y empleados, y al espíritu público decididamen-
te explicado, se debió que Arista no penetrase en la ciudad y
454
únicamente se colocase á las puertas de ella asediándola por
más de cuarenta y ocho horas; marchándose después rum-
bo del Estado de Querétaro, á cuya capital llegó el general
presidente el día 21 de julio. Duran avanzó hasta San Luis
Potosí, y unidos después ocuparon el Estado y capital de
Gnanajuato; y por lo mismo el presidente formó y dirigió
su plan de campaña para perseguirlos y batirlos hasta ex-
terminarlos.
Escalada, el caudillo de Morelia, fué batido y derrotado
completamente por el General D. Gabriel Valencia en el
Monte de las Cruces inmediato á Lerma el día 14 del mismo
mes de julio de 33; y tuvo el triste desengaño de sólo haber
conseguido que por último resultado fuese después aprendi-
do, sumariado y sentenciado á muerte, indultándosele pos-
teriormente de esta pena. Concluyó su empresa, sin ofrecer
en la historia de sus hechos otra cosa más, que el dejarla con
sus planes á cargo de Arista y de Duran, que la adoptarou
y siguieron con poco éxito.
Las cámaras continuaron legislando entretanto sobre
los principales ramos administrativos, á pesar de los gran-
des, sensibles y generales estragos que hacía el cólera mor-
bus en toda la república, que á la par sufría las terribles
plagas de la peste y de la guerra. ¡ Qué días tan aciagos pa-
ra todos; pero principalmente para los que mandaban, pues
resentían, á más de los males comunes, la responsabilidad
pública y personal! ¡Qué conflictos para el ministro de ha-
cienda!
El general presidente, continuaudo sus operaciones mili-
tares, se situó primeramente en la ciudad de San Miguel
Allende, llegando después con su división eu el mes de sep-
tiembre á la hacienda de Cuevas, cerca de tres leguas de
Gnanajuato; entrando en sus combinaciones, la de tener
dispuestas para moverse á su tiempo, las divisiones de San
Luis, Zacatecas y Tamaulipas.
455
No faltó por supuesto la medida de coalición de Estados
á que por lo común se ocurre cuando se conmueven los pue-
blos por los movimientos revolucionarios; pues ya es sabido
que en nuestros dramas aparece siempre el episodio de coa-
lición de Estados. El de Veracruz, el de Oaxaca y el de Pue-
bla, bajo ciertas medidas, se declararon en liga por decreto
de 19 de julio del propio año de 33, y sin reducirse á la prac-
tica, quedó la coalición puramente decretada, como siempre.
En el Estado de México y al Sur del mismo, sufrió tam-
bién la revolución no sólo íeveses, sino completa ruina; por-
que desembarazadas las fuerzas militares del General Valen-
cia, impidió con destreza los progresos á que aspiraban en
dicho rumbo del Sur los partidarios de Arista y de Duran.
Debe no olvidarse, que entre las providencias dictadas
por el vicepresidente para conservar la tranquilidad pública,
fué una la de mandar poner, y se puso de facto, en uno de los
salones de palacio, una caja pequeña con el nombre de "Bu-
zón," para que todo ciudadano depositase en aquel lugar los
pliegos que se creyesen oportunos para comunicar toda no-
ticia de utilidad pública y bien nacional que se juzgase con-
veniente llegara al conocimiento del gobierno. A la verdad
tuvo que quitarse la tal caja, porque no produciendo el buen
efecto propuesto, más bien tuvo el mal resultado, de que se
la convirtiese en un centro de calumnias, queriendo también
con este objeto obligar á la autoridad á que desplegase un
sistema de persecución y de venganzas. Así se acreditó en
varios casos y en varios lances preparados por el "Buzón,"
que afortunadamente se hizo desaparecer, dando oído á la
razón y al buen juicio.
Ya hemos dicho que el general presidente se situó en San
Miguel de Allende, formando sus combinaciones y planes
para concluir con la revolución. Los caudillos de ella, Arista
y Duran, quisieron establecer correspondencia con el presi-
dente y aun con otras autoridades civiles y militares, con el
456
objeto principal de dividir é introducir la desconfianza para
lograr, las ventajas, según dijo el misino presidente, que de
otra manera jamás podían alcanzar por su impotencia física
y moral; agregándose á estas cansas generales el desconcep-
to en que habían caído por el uso frecuente que hacían de la
calumnia, aun valiéndose de la falsificación de firmas. Fue-
ron rechazados en todas partes, como merecían, los que cau-
saban tantos males, ofreciendo bienes. El gobernador del
Estado de Guanajuato, con algunos diputados y autoridades,
se trasladaron á San Miguel de Allende, esperando que tal
vez pudiese reorganizarse allí el congreso y gobierno del Es-
tado, cuyo hecho no llegó á tener efecto; y todo siguió guar-
dando el mismo orden establecido.
A mediados del mes de septiembre, dejó el ministerio de
justicia y negocios eclesiásticos D. Miguel Eamos Arizpe, y
se encargó de este despacho D. Andrés Quintana Roo.
Muy conveniente parece consignar aquí por notable, la
contestación que D. Juan Ignacio Godoy dio cuando fué in-
vitado para reunirse con sus compañeros, los uombrados por
el gobierno de los pronunciados, para componer la diputa-
ción provincial que se creó en Guanajuato. Dijo este distin-
guido y recomendable ciudadano, que entre otras atendibles
razones no podía admitir la elección que se hacía de su per-
sona, por tener presente que " siempre honra al candidato la
" elección que se hace con plena libertad, lo obliga civilmen-
" te, y aun lo compromete de otra manera si es pundonoro-
" so, á que prescinda de otros intereses personales por servir
" el cargo á que fué elegido; no sucede así con la elección
u que la punta de una lanza manda hacer en los pueblos iner-
" mes. Hay además en todas partes hombres que por amor
11 á la probidad, al honor, á la buena reputación, desean no
" faltar á sus precedentes obligaciones, en ciertos puntos, en
" que el menor descuido es muy vituperable; sabe vd., y es
u público y notorio, que yo las tengo contraídas de toda es-
457
" pecie eu obsequio de la libertad, y quiero ser uno de tantos
" que en la nación mexicaua pospusieron su interés indivi-
" dual para cumplir sus deberes.
" Careciendo, pues, la elección de validez en sí misma,
" no estando yo obligado á servirla, y siendo muy vitupera-
" ble la falta que cometería eu hacerlo, sírvase vd. recibir es-
" te oficio como un aviso de que no voy á su llamado en cía*
" se de eso que nombra vd diputado provincial, y de que he
"entrado á esta contestación, porque exigiéndome vd. un
" recibo de su nota oficial, la urbanidad y las singulares obli-
" gaeiones que á vd. debo, me estrecharon á decir uu poco
" de lo mucho que hay en la materia."
Tuvo además este célebre magistrado la energía y dig-
nidad suficientes, no sólo para despreciar, como hemos vis-
to, la elección referida, sino para retirarse á los bosques, su-
friendo, como sufrió por muchos días, las penalidades con
que en lo físico era mortificado, y los pesares que afligían su
espíritu por la suerte de la patria. ¡Patriotismo digno de no
olvidarse y de ser imitado!
Marchó de San Miguel de Allende el general presidente,
el día 23 de septiembre para dar principio á las operaciones
militares que debían terminar la campaña, diciendo, como ge-
neral en jefe, que situado el ejército en la hacienda de Cue-
vas, se hicieron algunos prisioneros; que se previno á las di-
visiones de San Luis, Zacatecas y Jalisco, se dirigiesen á Si-
lao; y por lo mismo, para evitar ataques parciales, marchó
el ejército casi á la vista del enemigo, y fueron alojadas las
tropas en la mencionada villa de Silao. Sorprendido Arista
con la aproximación dicha llamó á gran prisa á Duran, que
había salido con el intento de batir á Moctezuma. Siguieron
algunasoperaciones de campañahasta haber tocado el desen-
gaño de que á pesar de sus intentos les era imposible sorpren-
der ó atacar al ejército, que á más de su fuerza física, tenía
la del apoyo que le daba el entusiasmo del soldado y de los
Tomo II.— 58
458
pueblos; con la circunstancia de que se reunían en aquellos
momentos mismos y de conformidad con las disposiciones da-
das, las divisiones de los Estados, ya poco antes nombrados.
Procuró D. Fernando Chico, como autoridad civil de
Guauajuato, el evitar los horrores y males consiguientes á
la ocupación de la ciudad á viva fuerza, según estaba indi-
cado y debería próximamente verificarse. Pidió una entre-
vista al presidente, quien se la otorgó bajo la precisa calidad
y condición de qne ningún arreglo, capitulación y procedi-
miento había de verificarse sin la sujeción á lo que se dispu-
siese por el supremo gobierno de la nación.
Las operaciones continuaron, y también continuaron las
eutrevistas aun con los mismos jefes de los pronunciados,
llegando al resultado de que Arista dijese en la última con-
ferencia, que confesaba lo monstruoso de la revolución que
habían emprendido; que la opinión general les era contraria;
que conocía estas y otras circunstancias, para no continuar
por la senda emprendida; pero que se consideraba obligado
á salvar á los comprometidos. Pidió por tanto, una amuistía
para todos aquellos que se pusiesen inmediatamente á dis-
posición del supremo gobierno, el cual la otorgó; pero fué
rehusada y á los tres días dirigió Arista al general presiden-
te una comunicación suplicando se suspendiesen los fuegos
que continuaban, y diciendo, que sus compañeros se habían
negado á admitir el perdón ofrecido; pero que él y sus gene-
rales, jefes, oficiales y tropa que tenía á sus órdenes, se po-
nían á las del supremo gobierno, esperando se conviniera en
los tres puntos siguientes: primero, la indicada sujeción á
las órdenes supremas; segundo, que se garantizara la vida
de los comprometidos; tercero, que el general presidente, ad-
mitidos los dos anteriores artículos, garantizara también en
nombre del supremo gobierno á los individuos no militares
comprometidos en Guauajuato.
La capital del Estado al fin fué ocupada el día 9, triun-
459
fando las armas de la nación, llevándose á efecto las resolu-
ciones anteriores, inclusa la del otorgamiento de la garantía
de la vida ofrecida á los sublevados. Debía, dice el general
presidente con fecha 15, siempre esperarse el mismo resul-
tado de las operaciones militares del ejército, y asegura que
el triunfo en Guanajuato producirá como efecto necesario el
térmiuo de la revolución, principalmente cuando según se
había previsto, el cabecilla Duran, con violentas marchas
se había fugado con dirección á Oaxaca: que el general
Moctezuma ocupaba á Querétaro: que el Estado mismo de
Guanajuato, á donde se restituían ya sus autoridades locales,
se reorganizaba, y muy en breve continuaría pacíficamente
el orden constitucional, quedando verdaderamente, puede
decirse, en situación pacífica todo el interior de la república,
como una consecuencia necesaria del prominente hecho de
la victoria eu Guanajuato. Esta fué comunicada y solemni-
zada, felicitando al supremo gobierno, por un acontecimien-
to tan plausible, los Estados, corporaciones y el público en
geueral.
El presidente dirigió una proclama á los guanajuateu-
ses, asegurándoles que volvían á ser libres; y á los legisla-
dores les decía: " Os restituyo á los augustos asientos en que
" os colocó la voluntad de vuestros conciudadanos; " y con-
cluyó diciendo: " sed justos y dad las leyes que demanda el
" estado actual de civilización. Recibid las gracias que os
" tributo por el entusiasmo ardiente con que me habéis au-
xiliado en la campaña para reconquistar vuestra libertad:
u contad con que admiraré siempre vuestras virtudes cívicas,
" y nunca olvidaré la generosa acogida que el ejército fede-
" ral ha recibido de vosotros."
En la capital de la república, siguiendo su marcha la ad-
ministración del vicepresidente, se publicaron las importan-
tes resoluciones que extinguieron el Colegio de Santos el
día 12, y la Universidad el día 19 del propio mes de octu-
460
bre, dándose nuevo orden á la instrucción pública. El cólera
continuó haciendo víctimas, contándose entre ellas y entre
otras persouas notables, la del presidente de la corte de jus-
ticia, D. Tomás Salgado, y la del oficial mayor del ministe-
rio de hacienda, D. Juan de D. Rodríguez, ambos dignos
del más grato recuerdo.
Se organizó la legación mexicana, cerca de S. M. el Rey
de los franceses, nombrando ministro plenipotenciario de la
república á D. Lorenzo de Zavala, en 26 del repetido octu-
bre; secretario, á D. Agustín Escudero, y oficial á D. Loren-
zo Zavala y Correa.
Se publicaron los tratados de amistad, comercio y nave-
gación, y el de límites con los Estados Unidos de América;
el de la república de Chile, el de la república del Perú y el
celebrado entre la república mexicana y Sajorna. Fué reci-
bido como ministro plenipotenciario nombrado por S. M. el
rey de los frauceses, cerca del gobierno de la república, el ba-
rón Deffaudis.
El presidente, después del triunfo en Guauajuato, y ha-
biéndose verificado la reorganización del gobierno particu-
lar del Estado, quedando en el gobierno civil D. Mauuel
Baranda y en el militar D. José Antonio Heredia, y resta-
bleciéndose también la quietud pública en aquellos lugares,
emprendió su marcha para la capital. Llegó á ella á las dos
de ia tarde del día 27 de octubre, siendo recibido con ver-
dadero entusiasmo público, y en medio de una general acla-
mación fué también recibido en el gobierno, con todas las
solemnidades debidas y acostumbradas, y con las demostra-
ciones más expresivas. Cesó en el mando de la república el
vicepresidente de ella, y quedó al frente de la administra-
ción pública el primer magistrado D. Antonio López de San-
ta-Anna.
461
CAPÍTULO VIL
Desde 2 7 de octubre a 15 de diciembre de 1833 permaneció en el gobierno
el presidente Santa- Auna. Se retirá con licencia después de los acon-
tecimientos del Sur de México y Guanajuato.
La falta de acuerdo y armonía entre los dos jefes del
Estado, presidente y vicepresidente de la república, forzoso
es decirlo, aunque sensible, causó la peligrosa y continua
variación de mando, como hemos visto, dentro de una mis-
ma época constitucional administrativa. Han sido casi tran-
sitorios los períodos que hasta aquí hemos enumerado. El
presente, v. g., comprende tan sólo cincuenta días hasta
el 15 de diciembre, en que según se dirá vuelve á reasumir el
mando el vicepresidente de la república.
No sólo causó esta división el mal de las transiciones,
sino otros muchos y muy graves en la dirección y despacho
de los negocios; no siendo de poca consideración la tortura
que se hizo sufrir á los secretarios del despacho, como agen-
tes primeros y más inmediatos de la administración.
Pocos sucesos de gravedad ofrecen los días del período
que nos ocupa; porque el triunfo de Guanajuato y los par-
ciales de Cueruavaca y Michoacáu, Querétaro y Tamauli-
pas, absorbieron de tal modo la atención pública, que niu-
gún asunto se consideraba en lo general digno de discutirse.
Fué tal el entusiasmo que este acontecimiento causó, que
el congreso constitucional del Estado de Guanajuato, por de-
creto expreso, mandó se erigiese un monumento que conser-
vase la memoria del triunfo. Declaró benemérito del Estado
en grado heroico al General D. Antonio López de Santa-
Anna; beneméritos á Moctezuma, Arago, Mejía, Cuesta,
462
Valdivieso, Woll, Palafox, Tolsa, Barragán y Mellado; ó
igualmente declaró beneméritos á los gobernadores de Zaca-
tecas, San Luis y Jalisco, García, Romero y Tames; por úl-
timo, fueron declarados ciudadanos gnanajuatenses, todos
los jefes, oficiales y soldados del ejército victorioso. Se hi-
cieron otras declaraciones y gracias que coutiene extensa-
mente el mencionado decreto dado en 7 de noviembre de
1833. x
El presidente de la república, en los primeros días del
mes de noviembre, con las iniciativas que dirigió al cuerpo
legislativo, desmintió los conceptos y noticias que maliciosa-
mente propagaron hombres de mala intención: fijó los prin-
cipios de su gobierno, y siguiendo éste su marcha, procuró el
cumplimiento de las leyes. Refiriéndose á ellas por tanto en
su manifiesto dirigido á la nación el día 14 de octubre, dice:
" Las leyes han provisto á todas las necesidades y emergen-
cias políticas; déjeselas obrar y el crimen no será impune,
11 no será la inocencia hollada ni oprimida. Las revoluciones
"dividen los ánimos y convierten en bandos enemigos á
" fracciones de una misma sociedad. La tolerancia es el úni-
" co bálsamo que puede curar las heridas abiertas por las di-
" sensiones civiles. Ella forma el carácter distintivo de las
" naciones libres, y eleva á sus gobiernos sobre la esfera de
" pasiones turbulentas y atroces."
En noviembre, por renuncia que hizo de la cartera de
guerra y marina el General D. José Joaquín Herrera, fué
nombrado para reemplazarlo el General U. Miguel Barra-
gán; y el día 19 de dicho mes prestó el juramento de estilo
y tomó posesión del ministerio; encargándose también el
mismo dia, del gobierno del distrito, el General D. José Ma-
1 Véase El Telégrafo, periódico oficial del día 20 do noviembre, núm. 72, y el núm.
60 del mismo periódico del 8 del mismo mes, en que se contiene el detalle de las opera-
ciones del ejército sobre Ghianajuato, y el interesante juicio de la prensa formado sobre
este hecho de armas.
463
ría Toruel, que había desempeñado la secretaría de la gue-
rra, como oficial mayor de ella. Así continuó la administra-
ción.
El congreso general expidió un decreto memorable el día
3 del citado noviembre declarando: " Que la nación mexi-
' cana, tan justa cuando castiga la usurpación de sus dere-
' chos, como cuando recompensa las grandes acciones de
1 sus hijos, reconoce como á uno de los principales autores
' de su independencia á D. Agustín Iturbide: que sus ceui-
'--zas sean conducidas á la capital y conservadas en la urna
'destinada á los priucipales héroes de la independencia:
1 que regresen al territorio de la república, su viuda, hijas é
' hijos, exceptuándose el primogénito que se halla empleado
1 en una comisión diplomática, y que contiuúeu disfrutando
' la pensión que les está señalada por la ley." ¡El sacrificio
del libertador es indeleble mancha en las páginas de nues-
tra historia: ella puede disminuirse, pero nunca borrarse!
Justo es, sin embargo, que se honre la memoria del héroe.
Aunque por el rumbo del Sur de México se quiso conser-
var el fuego revolucionario, acaudillando todos los movi-
mientos hostiles el General D. Nicolás Bravo y el Coronel
D. Ángel Pérez Palacios, que publicaron formales planes1
y expidieron manifiestos y proclamas que, con las ideas más
lisonjeras, convidaban y excitaban á la revolución, apenas
lograron mantenerse por algún tiempo en su actitud de opo-
sición, rindiendo al fin los dos caudillos mencionados sus ar-
mas á las victoriosas del gobierno mandadas por los Gene-
rales Victoria, Alvarez y Mejía (D. Antonio). El General
Bravo en Ohilapa, Chilpauciugo y Petlanca, y el jefe Pérez
Palacios en la hacienda del Puente, rumbo á Iguala, capitu-
laron y confesaron su error en términos los más claros, que
manifiestan uua sincera y verdadera sumisióu á la autoridad
1 Documento niim. 6.
464
suprema de la república, y declaran que la verdadera conci-
liación y la paz consisten en respetar á las autoridades y obe-
decer la ley.
También el Coronel Ponce que estaba pronunciado, se
rindió y puso á disposición del gobierno supremo la plaza de
Zacapoaxtla, que era reputada como un firme apoyo de los
sublevados. Tabasco quedó en tranquilidad después de sofo-
cada la asonada que tuvo lugar en Ounduacán y San Antonio
de dicho Estado, y Huimanguillo del de Veracruz; quedando
en seguridad los más de los pronunciados con excepcióu del
principal, Evaristo Sánchez, que no fué aprehendido.
En Chiapas igualmente terminó la sublevación que se
intentó, proclamándose un plan bajo los misinos principios
contenidos en los anteriores. Los principales caudillos del
desorden fueron castigados.
Entre los asuntos que sirvieron de objeto á la discusión
y produjeron disposiciones legislativas,1 tuvieron lugar los
relativos á diezmos, canongías, votos monásticos, mutuo usu-
sario y patronato. Se ejecutaron las leyes dadas con relación
á estos delicados puntos; y aunque, como era natural, sufrie-
ron contradicción y réplica por la parte eclesiástica, tuvieron,
sin embargo, cumplimiento, sin definirse por entonces las fa-
cultades propias y naturales de cada potestad, civil y ecle-
siástica. El tiempo y las circunstancias que han ido sobrevi-
niendo, según se han presentado los priucipios en su época,
han causado conflictos y disgustos graves, alternando con
movimientos é inquietudes públicas que, formando verdade-
ras revoluciones, han producido los males consiguientes á
ellas; y si se quiere, puede decirse que hau luchado y luchan
1 Colección de Galván, tomo 6?, pág. 66, ley de 27 de octubre de 1833. ídem ídem,
decreto de 3 de noviembre. ídem ídem, decreto de 6 de ídem. El Telégrafo, núm. 84 del
2 de diciembre. Decreto del 28 de noviembre de 1S33 sobre mutuo usurario, derogado con
posterioridad. £1 dictamen puede verse allí mismo.
465
los mismos principios, guardando sus respectivas posicioues.
¡Dios salve á la república!
El General Victoria, con su división en el Estado de Oa-
xaca en persecución de los fugitivos Duran y Canalizo, des-
pués de la derrota que sufrieron en Tehuautepec, da parte
de su entrada, que verificó el día 11 de noviembre, ocupando
la capital del referido Estado de Oaxaca, y refiere que Duran
y Canalizo continuaban su marcha para Jamiltepec, siguién-
dolos muy de cerca el General Moctezuma, Al siguiente día
comunica, que la revolución había concluido feliz y comple-
tamente, debieudo salir de la república Duran y Canalizo.
Refiere que Olvera, comisionado por Duran, se presentó en
su marcha al General Moctezuma, proponiendo su sumisión
al gobierno y entrega de todas las fuerzas de su mando, con
la sola condición de que á los dos caudillos mencionados, Du-
ran y Canalizo, se les diese pasaporte para la república de
Centro América al primero, y al segundo, para la de Colom-
bia; se expidieron en efecto los pasaportes, y las fuerzas mi-
litares quedaron sujetas al gobierno, terminando en aquel
rumbo la revolución.
Los Estados de Jalisco, Zacatecas, Guanajuato, San Luis
Potosí, Durango y Querétaro formaron, bajo un plau de va-
rios artículos, una coalición, á la que se adhirió Puebla con
Oaxaca, anteriormente coaligados entre sí. Resultó que el
plan, el objeto y la resolución se abrazaron por los referidos
Estados, proclamando sostener las instituciones de la repú-
blica contra las facciones que las atacaban; y resultó igual-
mente que siendo extraordinaria y de circunstancias del mo-
mento, esa medida fué temporal, como lo fué la causa que la
motivaba; y por lo mismo, se acordó cesase el decreto á que
había dado origen la coalición, que en realidad había sido
infeliz y sin objeto.
Por la secretaría del interior y con fecha 18 de noviem-
bre de 1833, el General presidente Santa- Anua, de acuerdo
Tomo II.— 59
466
con sus ministros y con aplauso público, hizo dimisión for-
mal de las facultades extraordinarias1 que fueron concedi-
das al gobierno por la ley de 7 de junio, y prorrogadas por
la de 3 de octubre del mismo año. El dictamen de la comi-
sión relativo á este asunto, se aprobó en la sesión secreta del
día 18 de noviembre, cuyo día fué el de la iniciativa que pro-
movió la disposición de que cesase el ejercicio de un poder
absoluto, que siendo siempre terrible en .sí mismo, era inne-
cesario en el favorable estado que guardaba la república, la
cual se hallaba en paz, y sin compromisos dentro ni fuera del
país.
Esta circunstancia placentera, y lo mucho que yo había
padecido por el espacio de ocho meses que tuve á mi cargo el
despacho de la secretaría de hacienda, en que ocurrieron com-
promisos que no pueden ni aun referirse, y ni mucho menos
valorarse sino por aquel que inmediatamente los veía, expe-
rimentando sus desagradables efectos, me decidieron á se-
pararme.
Tres veces había renunciado formalmente el encargo, ha-
biendo recurrido al arbitrio eu una de las renuncias, para no
volver al despacho, de sólo pedir una licencia temporal; pe-
ro aun ésta me fué negada,2 y continué con la cartera hasta
el día 13 de diciembre, en que insistiendo en mi renuncia, apo-
yándola en los ostensibles fundamentos que explica mi co-
rrespondiente nota,3 me fué admitida cou las manifestaciones
más honoríficas, que se contienen en la respectiva comunica-
ción del ministro de la guerra D. Miguel Barragán.4
Para dar razón del modo con que me conduje en épocas
1 Véase en El Telégrafo, periódico oficial del 5 de diciembre, núra. 87, la iniciati-
va, el dictamen, el proyecto do ley, y lo relativo á la revisión de los actos del gobierno,
emanados de las facultades extraordinarias.
2 Documento número 7.
3 Documento número 8.
4 Documento número 9.
467
tan delicadas, difíciles y azarosas, como fueron las que aca-
bo de referir, debo declarar: que, entre otras causas, tuvo una
muy principal parte en mi resolución, la ingratitud y perse-
cución que asomaban contra mí, y se indicaban en el cuerpo
legislativo, desconociéndoselos servicios prestados, y provo-
cando residencias, tales como las que á propuesta de D. Lo-
renzo Zavala se provocaron en dos acuerdos de la cámara de
representantes, y en uno de la de senadores.
Todo esto se contiene y puede verse, así como mi plena
satisfacción y respuesta, circunstanciadamente explicado
en mi exposición documentada que publicó la prensa y fué di-
rigida á las cámaras colegisladoras, satisfaciendo los tres
acuerdos que con grande aparato y ruido se promovieron;
pero que con verdad y con pruebas fueron contestados, no
ya en el estrechísimo tiempo de tres d;as que me fijaron, ni
contrayéndome tan sólo á los puntos y materias que señala-
ron los acuerdos de las cámaras, sino extendiéndose el mi-
nistro que esto escribe, á todo el tiempo de su administra-
ción; y en cuanto al término prefijado, anticipándose casi
un día.1 Obtuve, permítaseme por mi propio honor y defensa
natural el decirlo, un triunfo parlamentario. Confírmalo el
mismo presidente de la asamblea D. Lorenzo Zavala, que
casi en formal retractación y en sesión pública, manifestó lo
siguiente: " Acta del congreso. — Cámara de representan-
" tes. — Dijo el Sr. Z?vala: — Hice una moción el sábado pa-
" ra que el señor secretario de hacienda presentase á la cá-
" mará, por escrito, una cuenta de todos los contratos que
" había celebrado, estando muy distante de la mezquina idea
" de creer alguna cosa en contra de la honrada conducta de
*' S. S., tanto porque el gobierno, en virtud de facultades ex-
" traordinarias estaba facultado para celebrarlos como le pa-
" reciese, como porque estoy persuadido de la honradez de
1 Documento número 10.
468
" dicho señor ministro; pero quise que se impusiera la cáma-
" ra del estado en que se halla el erario nacional, con el ob-
" jeto de saber si estamos libres de una bancarrota; y es ne-
" cesario convenir en que á pesar del delicado manejo que ha
" tenido el señor ministro de hacienda, habiendo sido un fiel
"y excelente administrador, no por eso deja de amenazar
" una desgracia á la nación, que estamos en el caso de evi-
" tar, dictando las medidas propias al efecto; mas reservo
" para mañana presentar á la cámara un proyecto, que si no
' remedia del todo sus necesidades, á lo menos se alivia-
" rán en gran parte, por lo cual haré ahora una proposición.
" (La leyó). Yo veo que esta proposición envuelve muchas
" dificultades, y que la comisión se encontrará embarazada
"en su despacho; pero es necesario desengañarnos deque
' algún día se deben conocer los males para poder apelar á
" los remedios; éstos son difíciles, ¿pero de qué manera lo
" podemos hacer, si no examinamos las causas de donde pro-
" vienen? El resultado es que de nueve millones de ingreso
" que debía tener la nación, apenas ingresarían cuatro, ápe-
11 sar de los contratos ventajosos que ha celebrado el actual minis
11 tro, contratos que confesaré francamente no los celebré tan
11 ventajosos cuando estuve de ministro, merced á las circuns-
" tandas de tener á los españoles en las costas, y también á
" la necesidad de prestar auxilios del momento, por lo cual
" fué necesario hacer grandes sacrificios. Concluyo, pues,
" con suplicar á la cámara que admita mi proposición de que
11 se nombre mía comisión que examine el mencionado proyec-
" to que presentaré mañana."
En confirmación del concepto asentado sobre la oposi-
ción, y el ataque que se proyectaba contra el (pie esto escribe,
ó mejor dicho, fijándose por los autores del artículo las miras
al puesto que ocupaba, que quería dejar y á que ellos aspi-
raban, debe saberse: que á muy poco tiempo de haber dejado
el ministerio se descubrió todavía un rasgo que revelaba el
plan perseguidor privadamente combinado.
469
Un periódico titulado JEl Martillo de los Cíclopes se ocupó
desde luego en su primer número de dedicarme un pequeño
artículo injurioso y sin pruebas, declamatorio y opuesto en
todo á lo que favorablemente había ocurrido en las cámaras;
y descargó un golpe de herrero, que explicó sin disimulo su
despecho, encono y venganza con todos los caracteres de
uua calumuia verdadera. El mismo, en su número segundo,
quiso rebajar su ofensa, aunque siempre hiriendo. Después,
en los números siguientes concluyó el periódico con asentar
la pública y terminante satisfacción que califica de reclama-
da por la justicia, y dice:
"Satisfacción que reclama la justicia. — En el número
" 1? de este periódico, en un artículo sobre hacienda, en el
" concepto equívoco de que el ciudadano Bocanegra se había
"retirado de la dirección de aquella, sin dar ninguna espe-
" cié de cuenta de su administración, se estamparon algunas
" especies que pudieran lastimar la bien merecida reputación
" y buen concepto á que la conducta pura y desinteresada
" de aquel digno ciudadano le han hecho acreedor. — Habieu-
" do visto después el autor de aquel artículo, la exposición
" documentada que leyó en la cámara el día 19 de noviem-
" bre del año pasado dicho Sr. Bocanegra, cree de su deber,
" en honor de la verdad y de la justicia, deshacer aquel equí-
" voco, llamando la atención de sus conciudadanos á un do-
" cumento, que por estar apoyado en datos oficiales incon-
" testables, debe dar más fe, y la da en efecto, del acertado
" manejo del Sr. Bocanegra, en la administración de la ha-
" cienda federal, cuyos gravámenes alivió, disminuyendo los
" réditos que causaba la deuda, por medio de la amortización
" de los créditos. — Qui pro innocente dícit, satis est eloquens
" silet."
Otro periódico (el Fénix del día 18 de diciembre) uníso-
no y conforme con las ideas expresadas, se explica á la letra
del modo siguiente:
470
" Un miserable famélico se ha metido en estos días á pro-
" fetizar á los Sres. Santa- Anna y Gómez Farías, para con
"tal pretexto ultrajar la reputación de un hombre, que por
" la primera vez se ha visto calumniado en el desempeño de
"los altos destinos con qne lo ha distinguido la república.
" El íntegro y virtuoso Sr. Bocanegra ha sido siempre respe-
" tado de amigos y enemigos: cuando unos y otros han tó-
" mado su nombre, es para tributarle merecidos elogios; así
" es qne el Sr. Bocanegra reunió siempre la opinión de todos
" los partidos por su acreditada probidad ; ya se sabía que no
" torcería la vara de la justicia, aun tratándose de su más
" irreconciliable enemigo, y que el tesoro público tendría un
" fidelísimo administrador.
" Cuando el Sr. Bocanegravredobló sus esfuerzos, fué es-
pecialmente en estos últimos días que los agiotistas deja-
" han exánime la nación, y eran los únicos dueños de sus ren-
"tas; trabajando infatigablemente para cortarles el vuelo
" sin descrédito ni perjuicio de la nación, consiguió del con-
"greso general la última salvadora ley que nos ha dado ha-
" cienda, y que impulsará mucho la marcha de la nación con
" sólo un poco de paz. El Sr. Bocanegra, que recibió un teso-
" ro exhausto, cubrió en el poco tiempo de su ministerio to-
11 dos los enormes gastos de la guerra, con los productos or-
11 din arios, y muy lejos de gravar en ello á la nación, tuvo la
" grande satisfacción de reducir la deuda nacional á poco
" más de cinco millones, siendo así que la recibió con más de
"siete. ¿Quién ha hecho esto de los anteriores ministros?
"¿Y todavía se tendrá la insolencia de decir que protegió
" el agio, cuando S. E. fué quien le dio el mayor y más mor-
" tal golpe?
" Pero el autor miserable del folleto que nos ocupa, es un
" obscuro soldadón, que no logrando del Sr. Bocanegra que le
" hiciera un pago injusto, apeló al arbitrio de deturparlo, pro-
" digaudo excesivos elogios al Sr. Corral, para por este me-
471
" dio ver si logra el pretendido pago: este es realmente el
" estado de la cuestión, y los pueblos juzgarán del patriotis-
" uio y rectas intenciones del profeta; ¡qué arbitrios tan rui-
" nes ó indignos!
" El Sr. Bocauegra, descansando en el testimonio de una
" conciencia pura, y en el buen concepto que merece á toda
" la nación, espeíamos desprecie las insolentes diatribas de
" folletistas tan obscuros. Los pueblos deben estar persuadi-
" dos que el Sr. Bocauegra ios ha salvado de un peligro in-
" mineute con que los amenazaba una bancarrota, y por la
" estrechez de nuestras columnas no hemos publicado docu-
" mentos intachables que existen en la imprenta, sobre el
" manejo del dicho señor ministro en el ramo de hacienda;
"ellos contestan á cualquier imputación; ellos acrisolan la
" conducta del hombre virtuoso, cuya defensa tomamos,
" aunque su bien sentada reputación no necesita de pruebas
" tan irrefragables, porque ninguna gente de forma le hace
" cargos."
El ministro de relaciones D. Carlos García, renunció tam-
bién la cartera que en este ramo le estuvo confiada. Ambos
nos separamos y volvimos á la respectiva cámara en que
ocupábamos asiento; quedaron encargados del despacho en
los dos ministerios respectivos, los oficiales mayores, D.
Francisco Lombardo, de relaciones, y D. Juan Corral, de ha-
cienda, formando por consiguiente, el gabinete los dos ex-
presados Lombardo y Corral, con los ministros Quintana
Roo, de justicia, y Barragán de guerra y mariua.
Se supo oficialmente haber salido de la república Arista y
demás expulsos, conforme á lo acordado y dispuesto en este
punto. El General presidente Santa- Auna pidió y obtuvo
del congreso licencia por seis meses por decreto del día 10
del repetido diciembre, con el objeto de restablecer su salud
en el lugar que quisiese. Eligió su hacienda Manga de Clavo,
á donde marchó, después de haber dirigido uua proclama á
472
la nación, en que se despide de sus conciudadanos en los tér-
minos tan explícitos y recomendables, que para no desvirtuar
su mérito, nos remitimos á la alocución misma, que entre
otros periódicos, publica El Fénix del día 16 de diciembre en
su número 138.
Quedó al frente del gobierno el vicepresidente D. Valen-
tín Gómez Farías. Veamos su gobierno y las ocurrencias
públicas en el capítulo siguiente.
CAPÍTULO VIII.
Dcade 15 de diciembre de 1833 hasta 31 de mayo de 1834. — Nuevo*
íiiiiiiNiiOM y huilón acontecimientos.
Volvió el vicepresidente de la república el día 15 de di-
ciembre ( 1833) reasumiendo el mando como hemos dicho. Se
formó el gabinete de las personas que acabamos de referir.
Posteriormente fueron nombrados secretarios del despacho
en propiedad: Lombardo, de relaciones, y D. Antonio Garay
de hacienda; continuando en el gobierno del Distrito D. Jo-
sé María Tornel, quien, como él mismo decía, parecía había
nacido para este puesto, que desempeñaba con la aptitud y
eficacia que le eran características, acreditándolo, entre otras
cosas, el empeño con que promovió la prohibición del comer-
cio al menudeo á los extranjeros; pues que con este hecho
acreditó que extendía su vista más allá de los límites ordi-
nariamente fijados á la autoridad local que ejercía, y aprove-
chando su experiencia y práctica, oportunamente llamó la
atención sobre un punto verdaderamente nacional, aunque
parece mezquino á primera vista.
473
La tranquilidad publica se consolidaba; iban desapare-
ciendo por todas partes los trastornos y los movimientos re-
volucionarios. El cuerpo legislativo continuó expidiendo va-
rias disposiciones basta el día 30 de diciembre en que cerró
sus sesiones; siendo notables por su gravedad é importancia
las referentes á la provisión en propiedad de todos los cura-
tos vacantes ó que vacasen en toda la república; á la prohi-
bición de que se ocupasen ó enajenasen los bienes de manos
muertas, sin la determinación del congreso; á la autorización
al gobierno para que pudiese arreglar la amortización de ór-
denes contra las aduanas marítimas; y á la derogación en el
distrito y territorios de las leyes que prohibían el mutuo
usurario, dejándose éste sujeto á lo que se conviniese en los
contratos, sin que la imposición de capitales de obras pías y
capellanías se entendiese derogada.
El congreso general abrió sus sesiones ordinarias en la
forma legal y acostumbrada, y con los discursos de estilo, el
día 1? de enero de 834; y sin embargo del favorable aspecto
que prometía afianzar el término de la revolución en el país,
aparecieron síntomas indicantes de nuevas conmociones.
El General Bravo, á pesar de las esperauzas que daba
para no creerse que insistiría en sus anteriores planes, y á pe-
sar también de que realmente en la república, era el único
sublevado, aunque encerrado en Ohilapa, sin inspirar gran-
des y trascendentales temores, se hallaba hostilizado por cer-
ca de cinco mil hombres, á las órdenes, como en otra parte
hemos dicho, de los Generales Victoria, Alvarez y Mejía, ha-
ciéndole entender que la insisteucia y perseverancia en la re-
belión le había de ser contraria; y couveucido sin duda de
que no podía ser vencedor el único pronunciado que queda-
ba, después de los sucesos de Arista, Duran y Escalada, vino
á terminar en su empresa á fines del mes de marzo, cesan-
do las hostilidades, de acuerdo y por las gestiones del Gene-
ral Barragán, poniéndose á disposición del supremo gobierno
Tomo II.— 60
474
de la república. El vicepresidente, en principios del mes de
abril, manifestó á las cámaras este snceso como el resultado
de las negociaciones en que con su autorización entraron
Bravo y Barragán, y por un decreto del día 24 del propio mes,
se facultó al gobierno para terminar ese negocio, aun conce-
diendo gracias y como mejor conviniese al bien general.
Canalizo, que seguía la causa de Bravo, sufriendo cons-
tante persecución y continuadas derrotas en los Estados de
Oaxaca, Veracruz, México, Michoacán y Guanajuato, fué
hostilizado hasta llegar á ser destruido por el General Moc-
tezuma.
Barragán prestó servicios importantes con la lealtad que
tanto lo recomendaba; así como con el valor y firmeza que no
vaciló en manifestar, mostrándose reconocido al General
Guerrero, según en otra parte queda ya explicado.
El decreto arriba indicado dice á la letra: " Se faculta al
" gobierno para que por medidas de lenidad, ponga término
" á la guerra del Sur del Estado de México, haciendo á D.
"Nicolás Bravo y á los individuos que acaudilla por aquel
" rumbo, las concesiones que juzgue convenientes."
Se exceptuaron en las concesiones á los individuos que
debían salir de la república por el decreto conocido con el
nombre "del caso;" á los reincideutes en los pronunciamien-
tos, y a los que después del 17 de marzo hubiesen hostilizado
á los pueblos y tropas de la nación.
La cámara de diputados, votando por Estados, declaró el
día 11 de abril ser ministro de la suprema corte de justicia
D. Andrés Quintana Eoo, en lugar de D. Tomás Salgado,
y D. José Sotero Castañeda, para cubrir la vacante de D.
Jacobo Villaurrutia; siguiendo sus trámites la otra elección
pendiente por la vacante de D. Isidro Yáñez, que se mandó
repetir varias veces, por no haberse podido reunir las legis-
laturas de los Estados, á consecuencia de la revolución, de
la epidemia del cólera y de otras causas locales.
475
Apareció el día 2 fie febrero en el pueblo de Ecatzingo
un plan,* que aunque llevaba el nombre de pacificación, no
era en realidad sino de fomento á la revolución. Ni por su
objeto, ui por sus tendencias y autores, tuvo dicbo plan otro
resultado que el desprecio público y general de la nación.
Cayó en ridículo, y al fin, puede decirse, que este suceso sin
consecuencias, murió en su origen mismo. Dio lugar empe-
ro, á que excitando el patriotismo, se avivase el espíritu pú-
blico, notándose grande empeño en combatir, no sólo las ten-
dencias de dicho plan, sino que se quería la más enérgica
persecución y exterminio de los dos curas sus autores, D. Gar-
los Tepistoco Abad y D. Epigmenio de la Piedra, que como
secretario lo autorizó en Chicontla. Se distinguieron en la
manifestación de ideas y principios contrarios á los procla-
mados en el plan, todos los gobiernos de los Estados, y con
particularidad el de Jalisco, á cuyo frente estaba D. Pedro
Tames, de muy grata memoria, como lo lia sido siempre su
familia y su hermano D. Juan José Tames, que en todas épo-
cas ha prestado distinguidos servicios á la patria en la tribu-
ua, en las armas, en la prensa y en diversas comisiones que
se confiaron á su aptitud y patriotismo.
Debiendo ausentarse por negocios personales D. Miguel
Barragán á Burdeos, volvió al despacho del ministerio de la
guerra y prestó el juramento el día 13 del citado febrero, e'
General D. José Joaquín de Herrera, y en esos días obtuvo
el gobierno un triunfo, derrotando á Solórzano en Colima
y pacificando aquel rumbo. Lo mismo sucedió en Veracruz y
Jalapa, con la rendición obtenida por el sargento Leonardo
Mondragón; siendo notable que este sargento del batallón
activo de Toluca, sorprendiese y redujese á prisión á los ofi-
ciales y tropa que se sublevaron en contra de la disciplina,
por cuya falta se había perturbado la tranquilidad pública.
1 Documento núra. 11.
476
Tal acontecimiento influyó no poco en contener, y casi so-
focar, los conatos bien explicados de excitar y promover por
cuantos medios y caminos podían ponerse en acción, la dis-
cordia y desconfianza mutua de los gobernantes.
Como un helio histórico, y como un suceso del período que
nos ocupa, referiré brevemente la acusacióu que la legislatu-
ra del Estado de México hizo, quejándose de la 1* sala de la
suprema corte de justicia, exigiendo ante el gran jurado de
la cámara de diputados, á sus ministros, la responsabilidad
por haber fallado y resuelto dos juicios de competencia, con-
traviniendo, según decía la legislatura, al artículo 182 de la
constitución particular del Estado.
Me abstengo de lo que dijo la prensa y de los alegatos y
fundamentos jurídicos, señalando únicamente la resolución
definitiva de la cámara, dada, después de oído el dictameu
extendido por la sección del gran jurado. Concluyó ésta ma-
nifestando: que habiéndose quebrantado por la 1* sala de la
suprema corte de justicia " el artículo citado de la constitu-
" ción de México, había lugar á la formación de causa," y asi
se declaró el día 10 de Marzo, por dos tercios de votos, contra
D Pedro Yélez, D. Manuel de la Peña y Peña, D. Juan Guz-
mán, D. José Antonio Méndez y D. Juau José Flores Ala-
torre.
Siguió el negocio sus trámites; se salvaron algunas difi
cultades que se ofrecieron sobre la organización y procedi-
mientos del tribunal que conocía de la causa; y para no
dividir la presente materia, permítaseme que auticipeel des-
enlace satisfactorio y público que tuvo este asunto, vindicán-
dose honrosa y fundadamente los magistrados, que volvieron
al ejercicio de las funciones, que siempre desempeñaron dig
ñámente, y les fueron restituidas del modo más honorífico en
el inmediato cambio de gobierno que ofrecieron las circuns-
tancias políticas del país.1
1 Véase El Telégrafo del 13 de agosto de 1834, núm. 127.
477
La materia y cuestiones indicadas y promovidas con el
mayor calor y entusiasmo en el Distrito y en muchos Esta-
dos de la federación; el arreglo del crédito público, iniciado
bajo diversos aspectos, formándose proyectos en varios sen-
tidos y por distintas empresas y dictámenes, que dividieron
en parte pública y en parte secreta la disposición legislativa
proyectada, y no llegó á publicarse por la divergencia misma
de su iniciativa y discusiones; la extinción de fueros; el arre-
glo del patronato; la ocupación de bienes de manos muertas,
y la de los del duque de Monteleone y Terrauova, que fueron
puestos en administración pública, así como los de las misio-
nes de Filipinas, Californias y San Camilo; la reducción de
conventos y la provisión de curatos vacantes y otras muchas
reformas de igual naturaleza, ocuparon preferentemente la
atención de legisladores y gobierno, y llenaron, según queda
indicado, casi todo el espacio del período que por la alterna-
tiva del mando entre Santa- Anna y Gómez Parías, debió
concluir en 24 de abril.
No fué así, como se referirá después, porque disueltas las
cámaras en 31 de mayo, se fijó naturalmente el período ad-
ministrativo como si se abriese una nueva era, que principia-
ba en el referido 31 de mayo y terminaba con el año mismo;
dando principio el otro período en 1? de enero de 1835. Por
consiguiente, concluye aquí el capítulo décimo, que compren-
de un período de exaltación en que se intentaron reformas
y efectuaron transiciones en la administración alternativa
entre el presidente y vicepresidente de la república; adminis-
tración que comenzó en 1? de abril de 1833 y terminó en ene-
ro de 1835. Por consiguiente, siendo tan vario dicho período,
también fué muy variada la elección de los secretarios del
despacho, según se ve en el cuadro siguiente:
RELACIONES INTERIORES Y EXTERIORES.
DESDE HASTA
1833 abril 1? D. Bernardo González Án-
gulo 26 abril 1833
„ „ 27 D. Carlos García 11 enero 1834
1834 enero 11 D. Francisco María Lom-
bardo 24 abril „
JUSTICIA,
1833 abril 1? D. Miguel Ramos Arizpe.. 17 agosto 1833
„ agosto 17 D. Joaquín de Iturbide, O.
M. B 14 stbre. „
„ stbre. 14 Andrés Quintana Roo 27 octubre „
GUERRA Y MARINA.
1833 abril 1? D. Joaquín Parres 27 abril 1833
„ „ 28 D.Francisco Gómez Parada,
O. M. E 20 mayo „
„ mayo 21 D. José Joaquín Herrera. . 5 nvbre. „
„ nvbre. 6 D. José María Tornel, O.
M. E 19 nvbre. „
„ „ 20 D. Miguel Barragán 13 febrero 1834
HACIENDA.
1833 mayo 16 D. José María de Bocanegra 12 dicbre. 1833
„ dicbre. 16 D. Juan José del Corral, O.
M. E 1? enero 1834
1834 enero 2 D.Antonio Garay 23 abril „
APÉNDICE AL TÍTULO X.
Documento Núm. 1.
Ministerio de justicia y negocios eclesiásticos.
Excmo. Sr. :
El Excmo. Sr. vicepresidente, que siempre ha estado penetrado
de los sentimientos patrióticos y verdaderamente federales de V. E.,
así como de su ilustración y genio económico y de su incorruptibili-
dad, previo el permiso de la cámara del senado, de que es individuo
V. E., ha tenido á bien nombrarlo secretario de Estado y del despa-
cho de hacienda, bien confiado de que con sus luces, pureza y acti-
vidad natural, dará á este grave negociado el ordenado y fuerte im-
pulso que reclama la patria.
Al comunicar á V. E. esta resolución del Excmo. vicepresidente,
tengo el houor de anunciarle que le espera mañana á las nueve para
recibirle el juramento constitucional, aprovechando esta ocasión pa-
ra reproducir á V. E. mis antiguos sentimientos de aprecio y consi-
deración particular.
Dios y libertad. México, abril 25 de 1833. — R. Arizpe. — E. S. D.
José Ma Boeanegra.
480
CONTESTACIÓN.
Excmo. Sr. :
Quedo enterado por la apreciable nota de V. E. de este día, de
que el Excmo. Sr. vicepresidente de la república, no obstante lo que
oportunamente expuse en lo verbal á S. E., se ha servido con previa
licencia de la cámara del senado á que tengo el honor de pertenecer,
nombrarme secretario de Estado y del despacho de hacienda. Confie-
so con sinceridad que se me honra de un modo distinguido y que no
merezco, asegurando francamente que si estuviera yo á mi propio
juicio no debería admitir un encargo que siempre he considerado su-
perior á mis fuerzas,
Pero entendiendo que no debo oponer más resistencia al honor
que S. E. el vicepresidente me hace con la elección verificada ya en
mi persona, sólo me queda, al aceptar la comisión, el arbitrio de pro
testar, que si bien no ofrezco un desempeño satisfactorio y cumplido,
espero sin embargo no omitir paso alguno, ni sacrificio de ninguna
clase en servicio de la patria, y para corresponder, en lo posible, á
la confianza y distinción con que sin mérito se me ha honrado.
Cuanto se servirá V. E. decirlo al Excmo. Sr. vicepresidente ó
igualmente que estaré á prestar el juramento constitucional el día
de mañana en el lugar y hora que me cita.
Esta ocasión me ofrece la muy estimable de reiterar á V. E. con
todo aprecio, las protestas más ingenuas de mi distinguida conside-
ración.
Dios y libertad. México, 25 de abril de 1833. — J. M. de Bocanegra.
— Excmo. Sr. Secretario de Estado y del despacho de Justicia y nego-
cios eclesiásticos D. Miguel R. Arizpe.
481
Documento Núra. 2.
ESTADO
Que manifiesta el número de individuos de ambos sexos que murieron del cólera
en el arzobispado de México el año de 1833.
Caratos. Hombres. Mujeres. Total.
Sagrario Metropolitano 723
Sarita Veracruz 273
Señor San José 85
Santa Cruz y Soledad 430
San Sebastián 238
Santa Ana 92
San Antonio de las Huertas 33
San Pablo 206
Santa Cruz Acatlán 38
San Miguel 144
Osolotepec 187
Pachuea 1
Pueblo Viejo 135
Sinacantepec 177
San Miguel Coathinchan 19
San Cristóbal Ecatepec 54
San Ángel 121
San Bartolomé Naucalpan 37
San M iguel Acatlán 19
San Bartolomé Hucypa 1
Toluca 886
Giquipilco 36
Gilotepec 139
Tomo II— 61
800
1,523
319
592
8G
171
530
969
342
580
0
92
26
59
298
504
56
94
209
353
177
364
1
2
127
262
177
354
21
40
34
88
144
265
19
56
26
45
0
1
853
1,739
51
87
138
277
482
Curatos. Hombres. Mujeres. Total.
Jalatlaco 101 143 244
Lerma 208 226 434
Sacualpan 77 83 162
Metepec 257 280 537
Pasatepec 468 360 828
Milpa Alta 0 0 0
Malaeatepec* 118 123 241
Malinalco 148 152 3C0
Ocuila 0 0 0
Ocoyoaoac 0 0 0
Salto del Agua 155 184 339
Santa María ía B edouda 76 97 173
Santo Tomás la Palma 83 106 189
Santa Catarina iV; ártir 0 0 0
Ayateugo .... 71 58 129
AmécaAmeca 901 867 1,768
Almoloya 163 142 305
Acúleo 44 57 101
Asunción de Malacatepec 210 108 318
Ametepec 107 180 287
Coyoacán 74 80 154
Casas Viejas ■ 33 40 73
Calotenango 78 66 144
Calimaya 242 267 509
Capuluac 124 134 258
Chimalhuacau 57 41 98
Chapatongo 50 55 105
Chalco Santiago 71 81 152
Chiana de Mota 50 67 117
Huehuetoca 75 67 142
Huisquiluca 51 56 107
Huejutla 20 18 38
Huichapan 84 97 181
Isumpan 122 107 229
Ixtapaluca 63 45 108
483
Curatos. Hombres. Mujeres. Total.
Ixcareo 78 85 163
Ixtacalco 42 35 77
Ixtlahuaca 282 311 593
Tacubaya 57 38 95
Tesontepec 21 22 43
Tasquillo 78 92 170
Temascaltepec 147 176 323
TepejidelRío 119 157 276
Tescapan 25 28 53
Temascalcingo 133 139 272
Temamatla 89 100 189
Texcoco 10 19 29
Tepexpan 15 18 33
Tampico el Alto .• . 50 45 95
Tepetlastoc 5 7 12
Tulancingo 180 195 375
Tecama 36 32 68
Tenango del Valle 72 79 151
Tenaloyo 89 101. 190
Tenancingo 0 0 0
Tepexoxuca 94 101 195
Tescaliacac , 0 0 0
Teuioaya 106 102 208
Villa del Valle 226 208 434
Villa de Tula 193 191 384
Villa del Carbón 56 64 120
EXTRACTO.
Hombres 10.628
Mujeres 11.174
Total 21,802
Tomado del periódico oficial de 4 de junio de 184:9. — Núm. 42,
tomo I.
484
Documento Núm. 3.
LEY
Se aprueban las disposiciones acordadas en el convenio de Zava-
leta, dirigidas al restablecimiento de la paz y orden constitucional
en toda la república.— Mayo 27 de 1833.
DECRETO
Del consejo de gobierno sobre convocar al congreso general para sesiones
extraordinarias.
El consejo de gobierno, en uso de la atribución tercera del ar-
tículo 116 de la constitución federal, ha tenido á bien acordar los
artículos siguientes:
1? Se convocará al congreso general á sesiones extraordinarias.
2? Estas se abrirán el día Io de junio, siendo la primera junta
preparatoria el 31 del corriente.
3? En ellas se tratarán los asuntos siguientes:
Las iniciativas y proposiciones que se hagan para asegurar las
instituciones federales, y proveer á la seguridad y tranquilidad de la
república.
Todo lo relativo á la hacienda federal y al crédito público.
Los proyectos que se hallen pendientes en las cámaras y que
sean de utilidad pública.
Las observaciones que haga el gobierno sobre las leyes y decre-
tos que se le hubiesen comunicado antes de la clausura de las sesio-
nes ordinarias de este año.
Lo relativo á relaciones exteriores y arreglo de límites con las
naciones vecinas.
485
Las iniciativas dirigidas al poder legislativo en las últimas me-
morias de los secretarios del despacho.
Los proyectos que estén pendientes ó de nuevo se presenten so-
bre colonización.
Arreglo de la administración de justicia.
Iniciativa sobre el viaje científico propuesto por el Dr. Chavert»
y todo lo conducente á la salud pública.
Arreglo de la administración pública y de los establecimientos
científicos.
Las proposiciones é iniciativas que se hagan sobre apertura y
mejoras de caminos, y sobre industria agrícola, mercantil y fabril.
Lo relativo á la facultad duodécima del congreso general.
Resolver sobre la estancación ó libertad de las salinas.
Las funciones económicas de las cámaras. — Lo decimos á V. E.
para que se sirva darle el curso correspondiente. — Mayo 29 de 1833.
Documento Núm. 4.
PLAN DE ESCALADA,
Io Esta guarnición protesta sostener á todo trance la santa reli-
gión de Jesucristo y los fueros y privilegios del clero y del ejército,
amenazados por las autoridades intrusas.
2? Proclama en consecuencia por protector de esta causa y por
supremo jefe de la nación, al ilustre vencedor de los españoles, Ge-
neral D. Antonio López de ¡Santa-Auna.
3o Son nulos todos los actos de los gobernadores intrusos Ames-
cua y Salgado, así como Jas últimas elecciones hechas en el Estado.
. 4? Este quedará regido por un jefe político nombrado por una
486
junta de los vecinos honrados de esta capital, y que durará hasta
que la mayoría de la nación designe las bases de la regeneración po-
lítica de la república.
5? A nadie se molestará por opiniones políticas que haya tenido,
y en consecuencia serán escrupulosamente respetadas la seguridad
.individual y las propiedades.
Morelia, mayo 26 de 1833. — A las dos y tres cuartos de la ma-
ñana.— Ignacio Escalada.
Documento Núm. 5.
Plan del General Arista, en Huejocingo.
En la ciudad de Huejocingo, á los ocho días del mes de junio
de 1833, reunidos todos los señores jefes y oficiales del ejército pro-
tector de la religión y fueros en el alojamiento de su general en jefe,
el Sr. D. Mariano Ai'ista, á efecto de rectificar el pronunciamiento
que las fuerzas de que se compone verificaron á la entrada de Ame-
ca el 6 del corriente, tomó la palabra dicho señor general é hizo
presente á la junta las tristes circunstancias en que se encuentra !a
nación, á virtud de que el congreso general se ha decidido abierta-
mente contra la religión y el ejército. Escuchadas las razones de
fundamento que expuso, virtieron su sentir todos los individuos
de ella, apoyándose de la manera siguiente:
La injusticia con que ha sido atacada la religión de nuestros
mayores, luego que los falsos filósofos tuvieron cabida en los des-
tinos de la nación mexicana, y á que no los condujera la virtud y el
merecimiento, sino el obrar conforme sus patronos, mueven el de-
ber de todo mexicano para acudir á salvar la patria, según la pres-
cripción de la sagrada religión por quien deben sacrificarse. ¿Cómo
487
podrá negarse el que se pretende su ruina, cuando no se escuchan
otros razonamientos que los que tienden á su exterminio en el con-
greso general! Una ligera ojeada al proceder de esta asamblea bas-
ta para conocer el objeto de sus miras y la facilidad con que ha creí-
do arrancar de los mexicanos la alhaja que les destinó la Providen-
cia, de cuyas manos han recibido tantos bienes. Irrespetuosidad de
tal tamaño quédese para los desnaturalizados, que ó no conocen los
bienes, ó su propensión al mal los conduce á la desgracia.
Las pruebas de este aserto las tenemos prácticamente en querer
la disminución de la creencia, procurando introducir el tolerantismo
fatal, y que nos condujera á los errores. El quitar los bienos á los
eclesiásticos, como se ha practicado, y negando la obediencia en lo
concerniente á lo sacramental al Santo Padre de la Iglesia, produce
las consecuencias de fácil especulación.
¿A quién acudir en unas circunstancias que no admiten más tér-
minos que decidirse, ó sucumbir á perder la preciosa margarita que
la Providencia nos donó? Al hombre de las virtudes, al que en todas
épocas y acontecimientos ha respetado la religión y sus ministros,
al que verá las leyes con el respeto que se requiere, al General de
división D. Antonio López de Santa- Anna, que igualmente mirará
en los soldados los hombres que dieron independencia, y á quienes
se ha correspondido con proposiciones para destruirlos, despoján-
dolos de sus goces, negáudose á su fomento y conservación, y pro-
curando por todos aspectos su ruina.
Una ley fundamental abraza la conservación de la religión pura
y sin mezcla de otra alguna, y á la vez que debía considerarse, se
atacan y despojan las propiedades de que subsiste su culto y minis-
tros y se provocan á la creencia de la falsa filosofía-
Estado tan desgraciado requiere el pronto remedio; y acudiendo
á la áncora que puede salvarnos en naufragio tan deshecho, no que-
da otro recurso que elegir al soldado de la fortuna para que llame
al deber á cuantos con maledicencia se desvían, y los contenga en la
órbita de sus deberes.
Diez años de una experiencia práctica han dado á conocer las ven-
tajas del sistema, que examinado en su teoría, no podría mejorarse;
pero pugnando, como está demostrado, con las costumbres, educa-
ciones y circunstancias de la nación, no ha hecho más que abrir el
488
campo á su ruina, siendo así que debe ser la primera. ¿Cuál es la
ventaja de la diversidad de convulsiones habidas, si no el exterminio
de sus mejores hijos y servidores? ¿Ha llegado alguna vez á consoli-
darse la nación en el sistema que adoptó! Respondan los políticos,
y hagan la regulación de si será conforme á las costumbres reinan-
tes, un sistema para quien está proscrita la educación y el conoci-
miento de derechos que debe saber el hombre.
Al proclamar el ejército mexicano el representativo popular fe-
deral, hizo la dimisión mayor de sus privilegios, sujetándose al sim
pie derecho de ciudadanos. ¿Cuál ha sido la recompensa de esta ac-
ción incalculable? Las miras de destruirlo, aniquilarlo, confundien-
do á aquellos hombres que dieron independencia y libertad. Esta
ingratitud sin térmiuo no se menciona sino por el principio de que
al alcance de toda la nación estén los sacrificios de los que no han
dudado prestarlos por la felicidad procomunal. Guiados de estas cir-
cunstancias, y protestando que los intereses nacionales y no reaccio-
nes de partidos que tanto han arruinado la nación, nos impulsan á
obrar conforme á sus deberes; la buena fe con que proceden es la
garantía más segura que pueden presentar á sus compatriotas.
Por tan poderosas razones, ó impelidos de principios nobles, ago-
biada la nación, como lo está, por un porvenir nada lisonjero, cou-
vieue la parte reunida del ejército que aquí se encuentra, en procla-
mar á la faz de la nación los artículos siguientes:
1? El ejército protege y defenderá la religión de sus mayores,
conservándola ilesa, y al clero secular y regular todos los fueros,
preeminencias y propiedades que siempre han disfrutado.
2? Proclama supremo dictador al General D. Antonio López de
Santa-Anna, para que remedie los males que hoy sufre la nación,
hasta que él mismo la ponga en el goce de su verdadera felicidad.
3o El ejército conservará en toda su plenitud los fueros y goces
que tiene concedidos, su fuerza en tiempo de paz ó guerra conforme
está detallado por ley, sin que en ningún caso pueda disminuirse la
que aquella le señale.
4o Protesta el mismo ejército á la nación, que no tiene miras de
establecimiento de la tiranía de ninguna clase, que siempre sosten-
drá su independencia y libertad, cuyos bienes los han adquirido con
su sangre.
489
5? No se admitirá ni se protegerá de ningún modo á individuos
que por crímenes, males á la nación ú otro motivo, se hallen pen-
dientes de algún tribunal.
De quedar así acordado, se procedió al juramento de la tropa,
que fué verificado con todas las formalidades, firmándose por todos
los jefes y oficiales del ejército, según que así lo pidieron, y un sar-
gento, cabo y soldado por cuerpo, en la ciudad referida dicho día,
mes y año.
Brigada de zapadores ó ingenieros: Teniente Coronel Ignacio
La Bastida. Teniente Coronel José Mónico Villa. Teniente José R.
Frías. Teniente J. María Carrasco. Por la clase de sargentos, Ma-
riano Román. Por la clase de cabos, Hipólito Jurado. Por la clase
de zapadores, Tomás Almeida.
Décimo batallón permanente: Teniente Coronel José María Ro-
mero. E. C. D. D. Lorenzo Arcos. Ayudante en comisión, Gorosti-
za. Capitán Teodoro J. Peñalva. Capitán agregado José María Ve-
lasco. Teniente Mariano Pepín. Teuiente Pedro Alvarado. Teniente
Ignacio Morales. Subayudante Juan Achagaray. Subteniente Fran-
cisco Nava. Subteniente Pedro Euríquez. Subteniente Luis Flores.
Subteniente Máximo Torres. Subteniente Luis Martínez. Subte-
niente Florencio Dena. Teniente agregado Manuel Herrera. Por la
clase de sargentos, Antonio Rubín. Por la de cabos, Felipe Candía.
Por la de soldados, Victoriano Trejo. Como comandante de artille-
ría, Pedro José de Herrera.
Segundo Batallón de México: como comandante accidental, pri-
mer ayudante José Salazar. Segundo ayudante Manuel Valdez. Ca-
pitán José Penabade. Capitán de granaderos José Mendoza. Capitán
José Joaquín Morales. Capitán Felipe Ordóñez. Capitán de cazado-
res José María Cadena. Capitán Víctor Estrada. Capitán Vicente
de Aristi. Capitán Gregorio de Medina Flores. Capitán agregado
José D. Romero. Capitán agregado Ignacio Hernández. Teniente
Agustín Márquez. Teniente José María Facha. Teniente Juan Echa-
varría. Teniente Bruno Ordóñez. Como agregado, Pedro Maiúa de
Navarrete. Subteniente Tomás Pérez. Subteniente José María Ru-
perto. Subteniente José María Pinzón. Subteniente Francisco Mar-
tínez de Castro. Subteuiente Apolinario Alvarado. Por la de cabos
Nicolás Paredes. Por la de soldados, Mateo Guerrero.
Tomo II. — 62
490
Batallón activo de Toluca: Comandante Eulogio González. C. E.
del D., Luis Dorantes. Teniente coronel capitán de granaderos, Ca-
yetano López. Capitán Miguel Velázquez. Capitán José María Lom-
bardini. Capitán José María Macotela. Teniente Joaquín Herrera.
Teniente José María Martínez. Teniente Jesús Ballesteros. Tenien-
te José María Montañez, Teniente Juan de la Peza. Teniente José
María de Rivera Meló. Teuiente Severiano Venses. Subteniente Ig-
nacio Guzmán. Subteniente José María Ortega. Subteniente Ilde-
fonso Vega. Subteniente Ignacio Garduño. Subteniente Jo.^é María
López. Subteniente Bonifacio Fuentes. Subteniente Miguel Camar-
go. Subteniente Antonio Maturana. Subteniente Vicente Hernán-
dez. Subteniente Carlos Cabrales. Subteniente Ignacio Bacail. Por
la clase de sargentos, José María Escobar. Por la clase de cabos,
Juan José Mucientes. Por la clase de soldados, Ignacio Arcundia.
Segundo regimiento permanente: Comandante Panfilo Galindo.
C. E. D. D., Sostenes Gallardo. Capitanes, Ignacio Uyate, Manuel
Estoves, Lino Bobadilla, José María Martínez. Segundo ayudante
Cayetano Montero. Tenientes Julián Luja, Ignacio Peña, Andrés
Mena. Alféreces Roberto Soria, Catarino Sánchez, Trinidad Bernal,
José María de la Fuente. Capellán Br. Mariano Guerra Manzanares.
Cirujano Roque J. Morón. Por la clase de sargentos, Juan Benavi-
des. Por la clase de cabos, Margarito Gómez. Por la de soldados,
Pedro Aunsolio.
Cuarto regimiento permanente: Teniente coronel con grado de
coronel Francisco Pardo. Primer ayudante Nicolás Castañeda. Co-
mo primer ayudante con grado de teniente coronel Francisco Gutié-
rrez de la Lama. Capitán Francisco Suárez. Capitán Joaquín Linar-
te. Capitán Miguel La Bastida. Ayudante Mariano Frías Guerrero.
Teniente Germán Araujo. Teniente José Barbarena. Teniente Gre-
gorio Vázquez. Alférez Miguel Rayón. Alférez Benito Portu. Al-
férez Antonio Murcia. Alférez Pedro Pulet. Alférez Antonio Soto.
Alférez Cristóbal González. Por los sargentos, Antonio Barrera. Por
la clase de cabos, Vicente Morales. Por la de soldados, Pascual Ve-
lázquez.
Regimiento Activo de México: Teniente coronel graduado, capi-
tán Manuel María Carmona. Alférez Miguel Zúñiga. Sargento se-
gundo Vicente Yáñez. Por la de soldados, Vidal Dávalos.
491
Escuadrón de seguridad pública: Teniente coronel comandante
del escuadrón, Cirilo Tolsa. Con' grado de teniente coronel, capitán
Manuel Quintanar. Con grado de capitán, teniente ayudante Dioni-
sio Tolsa. Teniente Antonio Osorno. Teniente Vicente Canseco.
Teniente Pedro Villanueva. Alférez Juan Luyando. Alférez Pedro
Güitrovo. Por la clase de sargentos, Juan María Sánchez. Por la de
cabos, Mariano Uribe. Por la de soldados, Juan N. Navarrete.
Milicia cívica de Jalpan: Alférez Isidoro Santa- Anna. Alférez
Fernando Moronez. Alférez Felipe Gómez. Sargento primero Igna-
cio Terrazas. Cabo Lino Montiel. Dragón Albino Barrera.
Artillería á caballo: Teniente Pedro Ortiz. Alférez Dolores Ra-
mírez. Por la clase de sargentos, Clemente Castro. Por la clase de
cabos, Zeferino Rodríguez. Por la de soldados, Secundino Rojas.
Estado mayor: Mayor General de la división, Martín Martínez de
Navarrete. Ayudante del señor general en jefe, teniente coronel Ga-
briel María Osorio. Ayudante de ídem, Enrique Mayllet. Ayudante
de ídem, capitán José Arago. Ayudante de ídem, coronel graduado
Miguel Domínguez. Como teniente suelto Manuel Ortiz. General en
jefe, Mariano Arista.
Es copia, Osorio.
Documento Núm. 6.
PLAN DE CONCILIACIÓN.
1? Se establecerá una asamblea nacional con el objeto de conso-
lidar la marcha del gobierno y transar las contiendas domésticas.
2o Para conciliar en lo posible los intereses varios, las distincio-
nes sociales, así como las voluntades comprometidas en la actual lu-
cha, se ocurrirá por esta vez al arbitrio de un sorteo de cuatro in-
492
dividuos por cada Estado y territorio, quienes reunidos en el paraje
escogido para este fin, formarán la citada asamblea nacional.
3? Esta asamblea será revestida del carácter de soberanía por el
tiempo de su duración, que deberá ser de noventa días útiles desde
su instalación, y los miembros que la compongan serán inviolables
mientras durare su misión legislativa.
4o Los cuatro individuos sorteados en cada Estado y territorio,
se compondrán de un militar cuya graduación sea de capitán arriba,
de un cura párroco, de un letrado ejerciendo y de un propietario,
cuyos bienes raíces limpios asciendan á $25,000 excluyendo de estas
cuatro clases de individuos á los que tienen una parte activa en la
actual revolución.
5? Los Estados asignarán á los miembros de la asamblea respec-
tivamente las dietas que tengan á bien suministrarles.
6? Para efectuar el citado soi'teo, en cada Estado y territorio se
formarán listas de todos los individuos vecinos radicados en él, que
pertenecen á cada cual de las cuatro clases expresadas, y en cada
capital se hará el sorteo públicamente.
7o Respecto al tiempo y lugar de la comisión de la asamblea na-
cional, las partes beligerantes, admitiendo este plan de conciliación,
convendrán en el día y lugar; las formalidades de su instalación las
arreglará el actual congreso general.
8? Admitiendo el presente plan, las partes beligerantes cesarán
inmediatamente las hostilidades. El poder ejecutivo se depositará,
durante el tiempo de !a permanencia de la asamblea nacional, en el
presidente de la suprema corte de justicia, y el legislativo actual sus-
penderá sus sesiones.
9? Se promulgará una amnistía general para todos los delitos po-
líticos, volviendo su propiedad á los despojados por esos motivos.
10° En el hecho de adherirse á este plan de conciliación, los pro-
nunciados á favor de cualquiera otro, deberán desistir absolutamen-
te de sus anteriores compromisos.
Compatriotas: Es tiempo de pensar seriamente en salvar ala
patria; sus dolencias son muchas; debemos atender á su alivio; de-
sistamos francamente de tantas pretensiones egoístas que nos cie-
gan, y volvamos á la senda de la justicia y de la razóu. Ya es hora
de poner un término á la arbitrariedad, á la osadía y á los excesos de
493
un gobierno extraviado en caminos inicuos; ya ha llegado el momen-
to de pedir cuentas severas á los atrevidos profanadores de nuestras
instituciones; oíd la voz de un veterano de la libertad; acojeos á
las banderas de la religión, de la ley y de la experiencia. ¿No estáis
cansados de tantas vejaciones, de tantas tribulaciones? Seguid el
ejemplo de mis compañeros de armas en su decisión y patriotismo.
¡Si ellos me honran con su confianza, llamándome espontáneamente
al mando en jefe de sus operaciones, ¿mereceré acaso menos de vos-
otros? No temáis á los tiranos; pronto recibirán el justo premio de
sus atentados contra el altar y la patria. ¡A las armas, militares hon-
rados y valientes ! ¡A las armas, varones patriotas ! y vosotros todos,
ciudadanos amantes de la verdadera libertad, enemigos del desorden
y de la confusión, venid á auxiliarnos á derribar el espectro de la
anarquía; os convido á la obra grande de la regeneración, de la paz
y de la gloria.
Pero si conducidos por saludables inspiraciones, nuestros orgu-
llosos opresores tratasen de cooperar al restablecimiento de la paz
con buena fe y garantías, abjurando su jefe sus criminales miras,
conteniendo el furor de los demagogos que cobija su sombra, y ad-
mitiendo llanamente la conciliación propuesta, entonces yo, mis com-
pañeros y todos, envainaremos la espada, y la patria agradecida pro-
clamará deberle un día de gloria, que podrá tal vez borrar tantas
páginas de su historia, ensangrentadas por su ciega ambición ; y si
¡oh desgracia! sus destinos soberbios lo hacen sordo á nuestra fra-
ternal invitación, que su acero homicida encuentre en nuestros pe-
chos murallas inexpugnables que abriguen á la patria, ó que si el
cielo irritado lo ha escogido por instrumento de sus justicias, que
reine . pero sobre ruinas y cadáveres. ¡ Glorioso será el morir
mártires á un tiempo por la fe de Jesucristo y por la libertad de la
patria !
Chichihualco, día 2 de diciembre de 1833. — Nicolás Bravo.
494
Documento Nám. 7.
Secretaría de guerra y marina. — Sección central.
Excmo. Sr. :
He dado cuenta al Excmo. Sr. presidente con la nota que V. E.
tuvo á bien dirigirme, en que insiste en pedirle licencia por treinta
días por los motivos que le había expuesto verbalmente; y S. E., que
hace tan alta estimación de la probidad y conocimientos que V. E.
ha manifestado en el desempeño de la secretaría de hacienda en tiem-
pos verdaderamente difíciles y comprometidos, me manda decirle
que no puede acceder por ahora á su solicitud, esperando que se sir-
va continuar por todo el tiempo que demande el interés de la patria,
en el despacho del ministerio de su cargo.
Y al disfrutar el honor de transmitir á V. E. la resolución del ge-
neral presidente, tengo el particular placer de protestarle la más al-
ta consideración y afecto.
Dios y Libertad. México, noviembre 14 de 1833. — José María
Tornel. — Excmo. Sr. secretario de hacienda D. José María de Boca-
negra.
Documento Núm. 8.
Excmo. Sr. :
Con anterioridad he manifestado al Excmo. Sr. presidente las ra-
zones en que he fundado la dimisión que tengo hecha do la secreta-
495
ría de Estado y del despacho de hacienda, puesta á mi cargo desde
25 de abril del corriente año.
Ahora que en lo general la nación disfruta de orden y de paz, in-
sisto en mi separación y por tanto mereceré á V, E. se sirva dar cuen-
ta al Excmo. ¡8r. presidente con este oficio, asegurándole que ya no
me es posible continuar en la referida secretaría y que en tal virtud
espero tenga á bien admitirme la formal renuncia que reitero de ella
cuando mejor pueda convenir al mismo supremo gobierno, protes-
tándole mi más sincera adhesión, y que si en algo considerare algu-
na vez útiles mis servicios, los prestaré gustoso en cualquier tiem-
po, con tal de que no sea en la mencionada comisión.
Al tener el honor de dirigirme á V. E. con el objeto expresado,
disfruto la satisfacción de reproducirle mi distinguido aprecio y con-
sideración.
Dios y libertad. México, diciembre 13 de 1833. — José María de
Bocanegra. — Excmo. Sr. secretario de la guerra.
Documento Núm. 9.
Secretaría de guerra y marina. — Sección 5*
Excmo. Sr.:
Con el mayor sentimiento ha oído S. E. el presidente la dimisión
del encargo de secretario de Estado y del despacho de hacienda que
V. E. le hace por mi conducto en carta de este día, porque á ello ha
dado lugar el exacto desempeño de V. E. tan á satisfacción del su-
premo gobierno.
S. E. no obstante, deseoso de obsequiarlos deseos de V. E., se ha.
496
servido admitirle la renuncia en virtud de las razones en que se fun-
da, y por todo me manda manifestarle el mucho aprecio con que ve
sus distinguidos servicios y la consideración que le merece.
En consecuencia, ha resuelto que el Sr. oficial mayor D. Juan Jo-
sé del Corral quede encargado de su despacho.
Dígnese V. E. admitir de mi parte las protestas de adhesión y
consideraciones que le reitero.
Dios y libertad. México, diciembre 13 de 1833. — M. Barragán,
— Excmo. Sr. secretario de hacienda D. José María de Bocanegra.
Documento Núm. 10.
EXPOSICIÓN DOCUMENTADA
Que José María de Bocanegra, secretario de Estado y del despacho de hacienda,
leyó en la cámara de diputados el día 19 de Noviembre de 1833, á consecuen-
cia del acuerdo de la misma del día 16 del propio mes, sobre dar cuenta con los
contratos celebrados en los tres últimos meses.
Secretaría de hacienda. — Sección 1" — Ejecutivo.
Con esta fecha me dicen los Excmos. Sres. secretarios de la cáma-
ra de diputados lo siguiente:
"Secretaría de la cámara de diputados. — Excmo. Sr. — Esta cáma-
ra en la sesión de hoy ha tenido á bien acordar que V. E. envíe, den-
tro de tercero día, una razón de los contratos que se han heoho los
últimos tres meses, explicando en la totalidad de las cantidades, la
parte de dinero efectivo, créditos, sus clases y proporción de cada
uno, según se han librado las órdenes contra las aduanas marítimas
y constancias de la secretaría.
497
Tenemos el honor, al comunicarlo á V. E., de reproducirle nues-
tra consideración y aprecio.
Dios y libertad. México, 16 de noviembre de 1833. — Manuel Cas-
tro, diputado secretario. — Vicente Prieto, diputado secretario. — Excmo.
Sr. secretario del despacho de hacienda."
Y lo traslado á V. SS. de orden del Excmo. Sr. presidente, con
prevención de que la noticia que se pide en el inserto oficio, ha de
ser extendida por esa tesorería general ea el día de hoy y mañana,
concurriendo al efecto á ella la sección respectiva, y pasándose á
esta secretaría, aunque sea en la noche de mañana, con el informe
correspondiente, la mencionada noticia, comprensiva de todos los
contratos que se han celebrado desde el mes de mayo último hasta
octubre anterior, distinguiendo los caudales que han entrado á vir-
tud de los contratos en numerario: en órdenes contra las aduanas
marítimas, clasificándolas según su mayor ó menor estimación en
la plaza por su origen; las libranzas que se han recibido como dinero
efectivo por serlo, así como el préstamo forzoso y sueldos de em-
pleados que se han amortizado, citando expresamente las leyes an-
teriores que lo previenen; y por último, la cantidad y calidad (es
decir, con causa de réditos) de los créditos anteriores á la indepen-
dencia que ,se han recibido, explicando la parte y tiempo en que se
han admitido, distinguiendo las partidas en los contratos que han
comprendido numerario, órdenes y créditos anteriores, haciendo
abstracción de la segunda, y comparando la primera con la tercera,
para deducir cuánto ha sido el numerario entrado en efectivo y cuál
el valor total de los créditos, porque las órdenes no pueden conside-
rarse en esta clase última, en razón de que no se ha hecho más que
cambiarlas, con utilidad mutua en el mismo heeho de percibir el nu-
merario con anticipación, informando en fin, esa propia tesorería ge-
neral, con presencia de todo, lo que se le ofrezca, explicando bajo su
responsabilidad las infracciones que por parte de esta secretaría ha-
ya notado, y las observaciones que á ella haya dirigido sobre sus
providencias en el asunto. Todo lo que de orden de ¡3. E. digo á V.
SS. para su cumplimiento.
Dios y libertad. México, 16 de noviembre de 1833. — Bocanegra.
— Señores ministros de la tesorería general.
Tomo II. — 63
498
Tesorería general de la federación. — Sección de correspondencia.
Excmo. Sr.:
Conforme á lo que se sirve V. E. prevenirnos en suprema orden
de ayer librada á esta tesorería en virtud del acuerdo de la cámara de
diputados, por el que tuvo á bien disponer le remitiese V. E. una ra-
zón de los contratos que se han hecho en los últimos tres meses, pa-
samos ámanos deV. E., marcada con el número 1, la noticia compren-
siva de enero del presente año á esta fecha, de los términos en que
se ha celebrado cada uno de ellos, que incluye la relación de todas
las libranzas que en su consecuencia se han girado contra las adua-
nas en compensación de derechos; con el número 2, otra contraída
á los en que se estipuló la admisión de una parte de su importe en
créditos anteriores y posteriores á la independencia que tuvieron
principio en septiembre último; y con el número 3, otra de la amor-
tización que se ha hecho en lo corrido de este año, así por cuenta de
los libramientos expedidos en él, como de los que quedaron pendien-
tes en el año próximo pasado. A la primera va agregado el resumen
de los cuatro meses de enero á abril; el de cada uuo de los siete me-
ses siguientes que ha tenido V. E. á su cargo la secretaría del des-
pacho de hacienda y su respectivo resumen general.
Consideramos que estas noticias aunque ejecutadas con dema-
siada premura para que llenen satisfactoriamente los objetos que V.
E. se propone, contienen datos más que suficientes para patentizar
que V. E. en este negociado importante, ha procurado ajustarse á
las bases establecidas por las leyes que lo han arreglado en otras
épocas, obteniendo economías y ventajas mayores aún que las que
las mismas leyes quisieron proporcionar al erario, y esto cuando en-
contrándose el gobierno en la más peligrosa crisis é investido de fa-
cultades extraordinarias, pudo sin sujetarse á ley alguna obrar co-
mo mejor hubiera creído convenir á la pronta consecución de los
auxilios que necesitaba y que la exhausta tesorería no podía miuis-
trarle.
Por el resumen general do lo contratado desde mayo hasta la fe-
cha, aparece que el total importe de los libramientos expedidos en
este tiempo por la tesorería, ascieude á 4.885,577 pesos 6 granos,
499
que comparados con los 4.901,203 pesos 4 reales 9 granos que física
y virtualmente ingresaron en ella, dan una diferencia á favor del
erario de 15,626 pesos 4 reales 3 granos, de los que 14,385 pesos 3
reales 4 granos se recibieron en numerario como procedentes de pre-
mios de cambio pagados á la tesorería. Resulta igualmente que sólo
731,160 pesos 8 granos que es menos de la sexta parte del total in-
gresado, se admitieron en capitales con causa de réditos previamen-
te reconocidos y calificados por la sección de crédito público de la
contaduría mayor, enterándose en metálico la cantidad de 2.140,734
pesos 3 reales un grano; la de 1.129,840 pesos 4 reales medio grano
en libramientos mandados pagar por la aduana de esta ciudad con
inclusión de su quince y veinte por ciento de premio, á virtud de la
ley de 9 de marzo de 1832; en otros girados contra las marítimas á
consecuencia de las de 29 del mismo mes y 1L de agosto del propio
año, y algunos otros expedidos en el presente, todos los cuales, su-
puesto el reconocimiento que ha hecho de ellos el gobierno, aunque
con diferentes condiciones, deben considerarse como dinero efec-
tivo, y finalmente, la de 731,468 pesos 4 reales 11 y medio granos
en créditos de pago corriente, procedentes de dietas y viáticos de
los miembros de las cámai'as, de sueldos de militares, empleados en
las legaciones y otras oficinas; de montepíos y pensiones, de dere-
chos de segundo plazo, anticipados en el año de 31, de dinero reci-
bido por el gobierno del Estado de San Luis Potosí para gastos
propios de la federación, de órdenes del préstamo de 4.000,000 ne-
gociado en 829, de conocimientos de las conductas ocupadas y de
certificaciones de los préstamos forzosos establecidos en 821, 829 y
832, todos los que atendida ya su naturaleza, ya sus disposiciones
legales vigentes entre otras las de 4 de marzo de 830, 24 de mayo y
11 de agosto de 32, se deben también reputar como numerario; por
manera que sin gravamen alguno del erario, antes bien proporcio-
nándosele un premio de no despreciable consideración y con sólo la
amortización de 731,160 pesos 8 granos de créditos antiguos, ingresó
en la tesorería por los negocios hechos en los últimos siete meses la
suma de 4.170,043 pesos 4 reales un grano, con la que ha podido sub-
venir á sus más urgentes atenciones.
Si se fija la consideración en los contratos celebrados en los úl-
timos tres meses y lo corrido del actual á que se contrae la noticia
500
numero 2, que son en los que se ha recibido con el dinero libramien-
tos del año anterior y otros créditos privilegiados con una parte en
antiguos, se observará que haciendo abstracción de los segundos que
son de pago corriente debido hacer por la tesorería, y comparando
los últimos con el primero, ha excedido el numerario recibido á los
créditos amortizados en 91,600 pesos 6 reales 7 granos. A esta can-
tidad debe agregarse la de 50,000 pesos que so admitió á algunos
deudores de créditos posteriores á la independencia como premio
del cambio que por suprema orden del 21 del último septiembre se
les permitió hacer de los expresados créditos por anteriores á la mis-
ma, reconocidos y calificados que importasen igual cantidad, lo que
hace subir aquel exceso sobre los créditos á 141,600 pesos 6 reales
7 granos.
Hemos creído conveniente acompañar á las anteriores noticias
la de la amortización verificada en el presente año para que por ella
se vea que importando los negocios hechos en los últimos siete me-
ses 4885,577 pesos 6 granos, se ha amortizado por cuenta de los li-
bramientos expedidos á virtud de ellos y de los que quedaron pen-
dientes en las épocas anteriores, 6.634,517 pesos 7 reales 2 granos,
y que reportando el erario, al ingreso de V. E. en el ministerio, el
gravamen de 7.102,764 pesos 7 granos por razón de esta clase de ne-
gocios, hoy se halla reducido á 5.353,823 pesos un real 11 granos,
habiéndose por tanto disminuido el gravamen en 1.748,941 pesos 6
reales 8 granos, cantidad demasiado alta, atendido el corto período
que comprende este cálculo, y que si bien se considera las circuns-
tancias que han rodeado al gobierno durante él, que como ya hemos
indicado forman la crisis más peligrosa en que hasta ahora se había
encontrado la república, basta para justificar plenamente y poner á
cubierto de todo reproche la administración actual en el despacho
del ramo de hacienda.
Penetrados nosotros de todo esto, no hemos hecho observacio-
nes sobre las órdenes relativas á los negocios meucionados que se
ha servido V. E. comunicarnos, pues aunque facultado el gobierno
extraordinariamente, no estaba la tesorería eu el caso del artículo 22
de la ley de 16 de noviembre de 824, nuestro celo y el especial en-
cargo de V. E. para que le dirijamos cuantas juzguemos conducen-
tes al acierto de sus resoluciones nos imponía el deber de hacerlas.
501
Con lo expuesto creemos dejar cumplida la referida suprema or-
den de fecha de ayer en los diferentes puntos que abraza, pero si
V. E. deseare mayor ampliación sobre alguno de ellos, puede ser-
virse prevenírnoslo para desde luego ejecutarlo.
Dios y libertad. México, 17 de noviembre de 1833. — Simón An-
donaegui. — José Govantes. — Exorno. Sr. secretario del despacho de
hacienda D- José María de Bocanegra.
NUMERO 1.
RESÚMENES parciales del importe de los negocios hechos desde mayo
del presente año.
MAYO.
En reales efectivos en la tesorería.. 121,408 4 0
En reales por premio de cambio del
dinero recibido en la tesorería-. . 5,327 0 4
Sueldos de las legaciones 5,000 0 0
Dietas corrientes 537 4 9
Créditos posteriores 13,981 6 3
Documentos del préstamo de 832,
mandado admitir por orden de 12
de febrero de 1833, por compen-
sación de derechos en su 40 por
ciento 55,158 2 9
íd. del id. id. mandado admitir por
id. en Veracruz, por íd. de íd. en
su íd 6,800 0 0 208,213 110
A la vuelta 208,213 1 10
502
De la vuelta 208,213 1 10
JUNIO.
En reales efectivos en la tesorería. 357,345 7 0
Libranzas pagadas en M o relia y
Querótaro 31,000 0 0
Libranzas del general Moctezuma . 8,000 0 0
En reales por premios de cambio del
dinero recibido en la tesorería... 8,818 3 0
Sueldos y pensiones corrieutes 720 0 0
Certificados del préstamo forzoso
de 832 14,795 0 0
Documentos del préstamo de 832,
mandado admitir por orden de 12
de febrero de 833, por compensa-
ción de derechos de su 40 por
ciento 87,867 2 1
íd. id. en Veracruz 11,893 2 8 520,439 6 9
JULIO.
En reales efectivos en la tesorería. 375,643 6 4
En íd. recibidos en Pueblo Viejo.. 11,175 0 0
Libranzas de la comisaría de Queré-
taro 1,000 0 0
Libranzas del General Moctezuma. 5,000 0 0
Id. pagadas en Puebla 13,700 0 0
En reales por premio del cambio del
dinero recibido en tesorería 150 0 0
Sueldos y pensiones corrientes 74,955 6 5
Dietas y viáticos corrientes 6,388 4 0
Certificados del préstamo forzoso
de 32 8,333 2 8
¡Sueldosdelas compañías presidiales. 11,052 7 3
Al frente 507,399 2 8 728,653 0 7
503
Del frente 507,399 2 8 728,653 0 7
Créditos posteriores 128,028 6 8
Certificaciones de anticipaciones de
derechos de segundo plazo del año
de831 7.450 0 0
Documentos del préstamo de 832,
mandado admitir por orden de 12
de febrero de 833, por compensa-
ción de derechos en su 40 por
ciento 90,222 0 11
Documentos del préstamo de 832,
mandado admitir por orden de 12
de julio de 833, por compensación
de derechos en 20 por ciento 84,281 0 0
Libranzas de los contratos celebra-
dos eu 833 15,000 0 0 832,3812 3
AGOSTO.
En reales efectivos en la tesorería.. 247,508 4 4
En id. por premios de cambio del di-
nero recibido en id 90 0 0
Sueldos y pensiones corrientes 42,727 6 0
Créditos posteriores 13,350 6 7J
Sueldos de las compañías presidíales. 7,532 3 0
Documentos del préstamo forzoso
de 821 150 0 0
Certificaciones del id. id. de 29 1,000 0 0
Id. del id. id. de 832 2,950 0 0
órdenes del préstamo de cuatro mi-
llones de 829 4,350 0 0
Pagarés de un millón de pesos del
préstamo de 832 3,208 0 0
Documentos del préstamo de 832,
con el abono de 15 y 20 por cien-
to de premio 21,783 0 10
A la vuelta 344,650 48¿ 1.561,034 2 10
504
De la vuelta 344,650 48¿ 1.561,034 2 10
Id. del id. mandado admitir por or-
den de 12 de febrero de 833, por
compensación de derechos en su
40 por ciento 89,234 2 0
Id. del id. mandado admitir por or-
den de 12 de julio de 833, por com-
pensación de derechos en su 20
porciento 120,980 2 4£ 554,865 1 2
SEPTIEMBRE.
En reales efectivos en la tesorería
general 409,592 1 0
En libranzas de la comisaría de Que-
rétaro 1,000 0 0
En libranzas pagaderas en Morelia. 7,500 0 0
Sueldos y pensiones corrientes 82,449 0 1
Libranzas pagaderas en San Luis.. 10,300 0 0
Certificaciones de la comisaría de
San Luis 5,000 0 0
Id. del gobierno del Estado de id. . . 10,500 0 0
Conocimientos de la conducta depo-
sitada en el cerro de Loreto el año
de 829 4,206 3 7
íd. de las conductas dePerote de 822. 2.900 0 0
Sueldos de las legaciones 10,212 0 0
Créditos posteriores ala independen-
cia 21,149 2 9
Certificaciones del préstamo forzoso
de 829 3,665 4 10
Id. del íd. de 832 500 0 0
Sueldos de las compañías presidíales. 6,000 0 0
Créditos anteriores á la independen-
cia 227,257 2 6
Al frente 802,2316 9 2.115,899 4 0
505
Del frente 802,2316 9 2.115,899 4 0
Documentos del préstamo de 832,
con el abono de 15 y 20 por ciento. 22,948 3 1
Id. del id. del 40 por ciento 72,828 5 4
Id. del id. del 20 por ciento 211,624 6 3 1.109,633 5 5
OCTUBRE.
En reales efectivos en la tesorería
general 376,796 7 8
En libranzas de la comisaría general
de Querétaro 2,946 1 0
En libranzas de la subcomisaría de
Cuantía 2,000 0 0
En libranzas de Oaxaea y la división
del Excmo. Sr. presidente 3,276 0 0
En libranzas y saeldos de legaciones. 10,114 4 0
En libranzas de la división del
Excmo. Sr. presidente y premios de
cambios de sueldos de legaciones. 12.734 0 0
En sueldos y pensiones corrientes.. 48,315 0 0
En créditos posteriores á la indepen-
dencia 89,759 2 6
En conocimientos de la conducta de
Perote 4,300 0 0
En id. de la de Loreto 4,300 0 0
En certificaciones contra el gobier-
no del Estado de San Luis 18,300 0 0
En créditos anteriores á la indepen-
dencia 393,202 6 2
En documentos del préstamo de 832,
con el abono de 15 y 20 por ciento. 13,023 3 6
En id. del 40 por ciento 61,963 2 8
En id. del 20 por ciento 268;857 4 6 1.309,889 0 0
A la vuelta 4.535,422 1 5
Tono II.— 64
506
De la vuelta 4.535,422 1 5
NOVIEMBRE.
En reales 98,220 1 1
Créditos posteriores 17,201 3 9
Sueldos posteriores 63,322 3 2
Préstamos forzosos 2,125 0 0
Créditos de conductas 7,291 5 4
Id. antiguos 110,700 0 0
Documentos del 15 por ciento 12,500 0 0
ld.del20íd 32,666 5 4
ld.del40íd '. 6,666 5 4
Libranzas contra esta tesorería. — 15,081 3 4 365,781 3 4
4.901,203 4 9
SE DEDUCEN.
Los premios 14,385 3 4
Lo cedido al erario 1,241 0 11 15,626 4 3
Importe de los negocios hechos des-
de mayo último hasta el día de la
fecha 4.885,577 0 6
507
RESUMEN general de lo contratado desde mayo del presente año
hasta el día de la fecha.
Dinero efectivo.
En la tesorería general 1.986,521 7 5
En la comisaría general de Puebla. 13,700 0 0
En la id. id. de San Luis 15.300 0 0
En las id. id. de Morelia y Queré-
taro 43,446 1 0
En la subalterna de Cuautla 2,000 0 0
En la aduana marítima de Pueblo
Viejo 11,175 0 0
Por libranzas giradas por diversas
oficinas y divisiones contra la te-
sorería general 54,205 7 4
En reales recibidos en la tesorería
por premio de cambio del dinero
introducido en ella 14,385 3 4 2.140,734 3
Créditos posteriores.
Sueldos de las legaciones 15,212 0 0
Dietas y viáticos corrientes 6,926 0 9
Sueldos y pensiones corrientes 312,489 7 8
Certificaciones del préstamo forzoso
de 821 150 0 0
Id. id. id. de 829 4,665 4 10
Id. id. id. de 832 18,245 0 0
Conocimientos de las conductas de
Perotede822 - 7,200 0 0
Id. id. de Loreto de 829 8,506 3 7
A la vuelta 373,395 0 10 2.140,734 3
508
De la vuelta 373,395 0 10 2.140,734 3 1
Id. id. de ambas conductas 7,291 5 4
Ordenes del préstamo de cuatro mi-
llones en 829 4,350 0 0
Certificaciones de préstamos for-.
zosos 2,125 0 0
Id. de derechos anticipados de segun-
do plazo del año de 831 7,450 0 0
Diversos créditos posteriores á la in-
dependencia 283,471 4 6¿
Sueldos de las compañías presidiales. 24,585 2 3
Certificaciones de dinero recibido
por el gobierno del Estado de San
Luis Potosí 28,800 0 0 731,468 4 HJ
Letras de amortización.
Pagarés del préstamo de un millón
de pesos de 832 3,208 0 0
Letras mandadas pagar por la adua-
na de esta capital con inclusión de
su 15 y 20 por ciento de premio,
por la ley de 29 de marzo de 832. 70,254 7 5
Documentos de los préstamos de
832 mandados admitir por el 40
por ciento en compensación de de-
rechos por orden de 12 de febrero
de 833 490,967 2 2
Id. id. id. mandado admitir por el 20
por ciento en compensación de
derechos por orden de 12 de julio
de 833 718,410 2 5¿
Letras de los contratos de 833 15,000 0 0 1.297,840 4 0¿
Al frente 4.170,043 4 1
509
Del frente 4.170,043 4 1
Créditos anteriores á la independen-
cia cou causa de réditos 731,160 0 8
Valor total recibido 4.901,203 4 9
Se deducen.
Por premios de cambio abonado al
erario 14,385 3 4
Por créditos de sueldos de las com-
pañías presidíales vencidos con
anterioridad á la independencia,
cedidos igualmente á beneficio del
erario 1,241 0 11 15,626 4 3
Líquida cantidad librada 4.885,577 0
NOTAS.
1* No se especifican los créditos de la partida 13 porque aún no
se ha verificado su entrega aunque está afianzada á satisfacción de
la tesorería.
2a Desde 25 de abril último en que ingresó al ministerio el Exorno.
Sr. Bocanegra, hasta 4 del siguiente mayo no se hizo negocio alguno.
Tesorería general de la federación. México, 17 de noviembre de
1833. — Andonaegui — Govantes.
510
NUMERO 2.
NOTICIA de los contratos celebrados con dinero, créditos antiguos, letras
sobre las aduanas y otros de pago preferente en los meses de septiem-
bre, octubre y noviembre de 1833.
Fecha de !as órdenes,
Wilson
Lasquetty .. . .
ídem
ídem
ídem
ídem
Arce
ídem
Lasquetty.. ..
ídem
Julio 30.
Stbre. 9.
Id. 17...
Id. 23..-.
Id. 26...
Id. 27...
Id. 27...
Id- 27....
Id. 28....
Id. 30
Valle Id. 27.
Vitalva
Monterola. . .
Lasquetty.. .
ídem
Wilson
Lasquetty.. .
ídem ...
ídem
ídem
Vitalva
Lasquetty..
Id. 30....
Id. 30....
Octubre 2.
Id. 3....
Id. 3....
Id. 5....
Stbre. 27
Otbre. 12.
Id. 14.
Id. 12.
Id. 16..
Pardo ¡ Id. 16 y 17
Lasquetty
ídem
Monterola..
Arce
Monterola..
Al frente.
Id. 17.... '
Id. 18.... I
Id. 17....
Id. J8 !
Id. 18.... I
I Letras sobre las aduanas
y créditos de pajo
prelerentes.
2,2*10 0
58,800 0
4.250 0
10,000 0
9,500 0
84.000 0
10,000 0
8,000 0
1 1,000 0
15,500 0
7,500 0
49,967 0
11,494 0
3.735 0
13,334 0
15,600 0
8.736 4
6,066 5
39,100 0
3,360 0
83,448 2
10,000 0
8,600 0
16,700 0
6,500 0
3,276 0
7,000 0
10.114 4
1,800 0
31,200 0
2,500 0
22,600 0
2,000 0
81.000 0
12,000 0
6,0u0 0
3,0( i0 0
25,924 0
Créditos antiguos con
causa de réditos.
0 46.398 5
0 10,819 0
10; 3,735 0
0 i 3,333 0
0 15,600 0
0| 8,736 4
4, 6 666 5
o; 39,100 0
0 3,360 0
Oj 123,448 2
O! 20,000 0
8,600 0
43,300 0
6,500 0
3,276 0
7,000 0
10,114 4
1,241 0
30.000 0
2.250 0
8,000 0
8,500 0
85,000 0
8,000 0
6,000 0
11,000 0
20,712 0
7,5,0 0
2h,801 2
11,494 0
3.735 0
13,333 0
15,600 0
8.736 4
6,666 5
36,80«) 0
3,280 0
93.103 4
9,500 0
7,800 0
20,000 0
5.000 0
3,0S4 0
6,000 0
9,771 0
11
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
6
0
10
0
o
o
4
0
0
0
0
0
o
o
o .
0 '
o
518,382 0 2(558,011 5 81470,908 1 7
511
Fecha de las órdenes.
Del frente..
Lasquetty .. . .
Arce
Rivera
Monterola.. . .
Amáis
Lasquetty.. . .
Llem
ídem
ídem
ídem
Sierra
A i tal va
Lasquetty.. . .
Rivera
Valle
Lasquetty
D. Agustín
Prado
Id. 22.
Id. 19.
Id. 21.
Id. 21.
Id. 24
Id. 25.
Id. 26.
Id. 29.
Id. 31 .
Id. 31.
Id. 24.
Nvbre.
Id. 7..
Id. 6..
Id. 6..
Id. tí..
Id. 11
518,^82 0
25,100 0
5/ 00 0
14.6 0 0
14,000 0
20,0; 10 0
53,870 0
1,7 (JO 0
16,150 0
10,300 0
24,000 0
2,5(10 0
50,(0' i 0
20,000 0
16,0 0 0
18,000 0
11,0U0 0
Letras sobre las aduanas
y créditos de pago
preferentes.
2 558.011 5
0 15,100 0
5,000 0
14,600 0
14,000 0
20,000 0
53,870 0
1,700 0
0 16,150 0
10,300 0
24,000 0
2,500 0
0¡ 50,0-0 0
0! 20,( 00 0
0 16,000 0
0 18,000 0
0 11,000 0
2,500 0 0
2,500 0 0
82:1102 0 2 852,731 5 8 732,401 1 7
Créditos antiguos con
causa de réditos.
470,908
13.S00
4,000
11,800
11,833
14,000
46,260
1,600
15,100
9,400
23,000
1,600
45,000
19.000
15,500
17,300
10,000
1 7
0 0
0 o
o o
o o
o o
o o
o o
o o
o o
o o
o o
o o
O 0
o o
o o
o o
2,300 0 0
Comparación.
Recibido en reales 823 102 0 2
Id. en créditos antiguos 732 4011 7
Excedieron ios reales en 90 700 6 7
NOTAS.
Primera: los 1,241 0 11 que hay de diferencia entre la partida
de créditos antiguos de esta noticia y la de los mismos créditos del
resumen general de lo contratado desde mayo hasta la fecha, con-
sisten en la primera partida de ella procedente de créditos cedidos
al erario, que se dedujo en el resumen, y que se han comprendido
512
en esta noticia con sólo el objeto de fijar el monto de los créditos an-
tiguos amortizados.
Segunda: los negocios comprendidos en la anterior noticia son
los únicos que se han hecho con créditos antiguos en todo este año.
Tesorería general de la federación. México, 17 de noviembre de
1833. — Andonaegui. — Govantes.
NUMERO 3.
NOTICIA de la amortización hecha por cuenta de los libramientos sobre
las aduanas que quedaron pendientes en el año próximo pasado, y de
los expedidos en el actual.
Quedaron pendientes en fin de 1832 por valor de 7.824,929 2 7
Importan los expedidos en virtud de los contratos ce-
lebrados desde 1? de enero á 24 de abril 1.012,413 6 0
8.837,343 0 7
Cantidades que se amortizaron en igual tiempo 1.734,579 0 0
Gravamen con que recibió el erario el Sr. Bocanegra,
por razón de dichos libramientos pendientes 7.102,761 0 6
Importan los girados á consecuencia de los negocios
que ha celebrado 4.885,577 0 7
11.9s8,341 1 1
Importa lo amortizado en su época,
según las noticias ya recibidas ..4.634,517 7 2
ídem lo que se calcula resultar ya
amortizado de las que aún no se
han recibido 2.000,000 0 0 6.634,517 7 2
Gravamen actual por razón de los mismos libramien-
tos 5.353,823 1 11
513
NOTA.
Las noticias aún no recibidas de amortizaciones hechas, que apro-
ximadamente se han calculado en dos millones, son la de la casa de
moneda y aduana de esta ciudad que se han devuelto para su recti-
ficación, la de octubre y noviembre de la marítima de Tampico de
Tamaulipas, la del último mes de Veracruz, y las otras de varias
aduanas marítimas, ya de todo el año, ó ya de parte de él.
Tesorería general de la federación. México, noviembre 17 de
1833. — Andonaegui. — Govantes.
Secretaría de hacienda. — Sección 1?
Excmos. Sres.:
Tengo el honor de acompañar á V. EE., en cumplimiento del
acuerdo de esa augusta cámara, de 16 del actual, la exposición que
hago en esta fecha, relativa á los puntos que abraza el mencionado
acuerdo.
Con este motivo protesto á V. EE. mi consideración y respecto.
Dios y libertad. México, 19 de noviembre de 1833. — José María
de Bocanegra. — Excmos. Sres. secretarios de la cámara de diputados.
EXPOSICIÓN.
En cumplimiento del acuerdo de esta cámara en sesión del día
16, que se me comunicó la tarde del mismo, sobre que remitiese la
secretaría de mi cargo dentro de tercero día una razón de los con-
tratos que se han hecho los últimos tres meses, explicando en la to-
talidad de las cantidades la parte de dinero efectivo, créditos, sus
clases y proporción de cada uno según se han librado las órdenes con-
Tomo II.— 65
514
tra las aduanas marítimas, tengo el honor de poner en conocimiento
de la augusta cámara de representantes, no sólo la razón contraída
á los últimos tres meses, sino la comprensiva de todo el tiempo
que por dignación del supremo gobierno general ha estado á mi car-
go el ramo de hacienda.
El restablecimiento del orden constitucional en el mes de enero
del presente año, la estricta observancia de las leyes, la buena £e en
los actos de la administración pública, y en fin, el goce en que llegó
á estar la nación, de una paz que anunciaba toda clase de bienes á
la federación mexicana, pusieron al gobierno en estado de que pudie-
ra lisonjearse no sólo de adquirir el remedio de muy antiguos males,
sino de adelantar en la consecución de positivas creces, así en lo po-
lítico como en lo administrativo de sus rentas.
Creí por consiguiente el 27 de abril en que me hice cargo de la
secretaría de hacienda, que consagrándome con aplicación y empeño,
y sin perdonar trabajo al despacho de mi ramo, conseguiría que pro-
gresase de manera que el erario federal proveyese á las cuantiosas
erogaciones de la nación, sin necesidad de recurrir al establecimien-
to de arbitrios que de algún modo perjudicasen los intereses pú-
blicos.
Reanimado en aquella época el giro comercial; vigorizada la con-
fianza y fe pública; robustecido el crédito y subsistente la paz, de-
bía esperarse que el erario federal llegara á verse con la suficiencia
necesaria, para llenar sus obligaciones y aun amortizar paulatina-
mente la deuda enorme que hace mucho tiempo gravita sobre la na-
ción, y de que no ha podido libertarse, merced á las desgracias y
trastornos públicos.
A este fin el gobierno, después de largas y detenidas discusiones
en que examinó bajo todos aspectos la interesante cuestión de amor
tizar la deuda pública, dictó en 12 de febrero la resolución más con
veniente á los intereses nacionales y á la conservación de la confian
za que ha procurado siempre mantener, con espíritu vivificador
pues reconoce que con ella se adquieren y conservau los caudales,
y sin ella casi desaparecen éstos, aun cuaudo existan.
Por esta resolución se reconocieron los cuatro primeros millones,
y se convino en que las órdenes ó libranzas dadas sobre las aduanas
marítimas, conforme á las leyes de 29 de marzo y 11 de agosto de
515
832, fuesen admitidas en pago de derechos de importación, recibién-
dose un cuarenta por ciento de éstos en aquellas órdenes ó libran-
zas, y el sesenta por ciento restante en dinero efectivo; y se ofreció
el pago, distinguiendo respectivamente las condiciones con que fue-
ron emitidas las letras con referencia á los derechos del primer plazo
ó segundo, para que así se pagaran, y ampliando las que hubiesen
sido expedidas sobre toda clase de derechos, haciendo admisibles és-
tas por las de primero ó segundo plazo; todo en los términos que ex-
presa la mencionada orden de 12 de febrero del corriente año, que
fué después ampliado arreglando el pago de lo que estaba consigna-
do sobre la aduana del distrito, casa de moneda y tesorería general
en los mejores términos que se pudo, conciliando la justicia ó in-
terés de los particulares con las necesidades del erario, y se reconoció
el resto de la deuda en 20 de abril y 9 de mayo del corriente año,
ofreciendo para su amortización un tres por ciento mensual por las
órdeues que primeramente se reconocieron á propuesta de D. Eduar-
do P. Wilson, y un dos por ciento á las que no estuviesen compren-
didas en la orden de 12 de febrero.
De este modo concluyó un asunto de tanta gravedad y que por
falta de resolución tenía paralizados los ingresos que debía haber
por las aduanas, porque no se podían cobrar las obligaciones ó fian-
zas que por razón de derechos estaban pendientes en tesorería ge-
neral, obteniéndose al mismo tiempo la ventaja de impulsar los pa-
gos que debían hacer los deudores, y se dio aliento y fuerza á las
empresas mercantiles, aumentando el comercio interior y exterior.
Así era que en el mes de mayo y siguientes hasta julio, tuve la
satisfacción de ver que muchos individuos tomasen letras contra las
aduanas marítimas, abonando el premio de dos hasta cinco por cien-
to á favor del erario, aumentando por consiguiente en no poca can-
tidad los productos de las rentas y los ingresos en la tesorería gene-
ral; todo debido á las circunstancias que acabo de exponer, y por
ellas contaba el gobierno en el predicho tiempo con lo necesario no
sólo para atender á sus gastos comunes y ordinarios, sino aun para
satisfacer parte de lo pasado. Todo presentaba un porvenir halagüe-
ño, y apenas se respiraba y se comenzaban á desenvolver los recur-
sos naturales del gobierno, cuando los enemigos de la paz pública y
del sistema federal lanzaron el grito de guerra y exterminio que
516
puso en alarma á toda la nación. Conmovido el edificio social tan
repentina y fuertemente, fué preciso y consiguiente que todos los
ramos y giros participasen del común trastorno. La hacienda fede-
ral como tan en contacto con los intereses públicos, sintió un terri-
ble sacudimiento al tiempo mismo en que comenzaba á entrar en el
arreglo de que la alejaron sucesos bien notorios en la república.
Por esto ya en junio si bien obtuvo el gobierno que varios capi-
talistas tomasen letras sobre las aduanas marítimas, abonando pre-
mio de dos hasta cuatro por ciento, también hizo uso del citado
decreto emitiendo otras en la proporción del cuarenta y sesenta por
ciento que aquel previno, para hacer efectivo el cobro de los dere-
chos de importación, y para obtener las anticipaciones que por el
aumento extraordinario de gastos y preparativos para la guerra em-
pezaba ya á necesitar, y admitió una décima parte de la totalidad de
las órdenes emitidas y reconocidas legalmente. En estos términos
se siguieron librando las citadas órdenes hasta el mes de julio, por-
que las escaseces se hacían sentir más y más cada día que pasaba,
por la natural razón de que las erogaciones iban en aumento á con-
secuencia de la revolución. En este período los capitalistas se re-
sistían abiertamente á la anticipación de derechos por las razones
que son de muy obvia comprensión, considerando el estado de agi-
tación y alarma en que se hallaba la república. Hacían proposicio-
nes, queriendo obligar al gobierno á que les admitiese en sus antici-
paciones una parte de créditos anteriores á la independencia, pero
constantemente se les repelió hasta llegar el caso de sufrir en más
de diez días las mayores escaseces, porque no entrando ni un sólo
peso en la tesorería general, se carecía aún de lo más preciso antes
que admitir condiciones perjudiciales y ruinosas. Pasado este tiem-
po hicieron al fin otra clase de proposiciones los capitalistas, fran-
queándose á las anticipaciones de derechos sin incluir créditos ante-
riores á la independencia, y con la única condición de que la amorti-
zación del sesenta en numerario que se practicaba, fuese convertida
en un cincuenta y cinco, admitiéndose en la parte de papel, créditos
no sólo posteriores á la independencia, siuo privilegiados de pago
corriente por expresa ley.
Estrechado el gobierno por las circunstancias públicas, así como
por la falta de recursos que se agotaban insensiblemente, y sin otro
517
remedio que el de procurar el término de la guerra que originaba
semejantes males, que sólo pueden graduarse palpándolos; conside-
rando por otra parte que era un arbitrio sin gravamen el poner en
giro el caudal que quedó suspenso é improductivo, por orden de 19
de mayo, y teniendo presente que los interesados se retraían y no que-
rían celebrar ningún contrato si no se hacía efectiva la amortización
de aquellas órdenes suspensas, resolvió en 12 de julio, en virtud de
las facultades extraordinarias de que se hallaba investido, que las
órdenes dadas sobre las aduanas marítimas fueran admitidas en pa-
go de derechos de importación, recibiéndose un veinte por ciento en
ellas y el- ochenta restante en numerario ; é igualmente que las ór-
denes referidas se expidiesen solamente por derechos de primer pla-
zo ó sólo sobre los de segundo, y no se admitiesen más que por los
derechos de que hablaba; que las órdenes fuesen previamente cali,
ficadas para su admisión por la tesorería general; y en fin, que los
individuos que debiesen entregar créditos como comprendidos en
sus anteriores contratos, lo verificasen ejecutivamente y sin más tér-
mino que el de ocho días. Así se pusieron en circulación grandes ca-
pitales, cuyo movimiento refluía sin duda en beneficio de las em-
presas mercantiles y de la hacienda pública.
Por consiguiente desde el citado 12 de julio continuó la emisión
de órdenes contra las aduanas marítimas, admitiéndose en las anti-
cipaciones una parte de ellas, y se celebraron contratos compren-
diéndolas como en una tercera parte; y como se recibía el cincuen-
ta por ciento en metálico y en el otro cincuenta se comprendían las
órdenes, considerándolas como dinero efectivo, pues que realmente
su carácter es de libranzas contra las aduanas, presentan estos ne-
gocios un aspecto que aunque se haga aparecer desfavorable á pri-
mera vista, no lo es en la realidad, porque se recibían casi más de las
tres cuartas partes en dinero y lo restante en créditos, que aunque
de diversas clases, todos eran de corriente pago.
El gobierno para sus contratos siguió el mismo orden de los acon-
tecimientos. Observó estas mismas bases en el citado mes de julio,
en el de agosto y parte de septiembre; siu embargo de ver apurados
los recursos al mismo tiempo que crecían las atenciones de la ha-
ciendo, por el aumento de las divisiones militares que obraban en
diversos puntos; por el necesario y pronto equipo y apresto de los
518
efectos indispensables para la guerra; por la violenta petición y re-
mesa de cuantiosas sumas para la habilitación y pago de las tropas
que obraban en distintas direcciones; por el auxilio que se ha dado
y da á todas las comisarías generales cou los objetos expresados; y
por último, por las crecidas erogaciones que originó la invasión del
cólera morbus, que vino á aumentar y á hacer más graves nuestros
males, obstruyendo á la par que la guerra, todas las comunicaciones
y reduciendo á la ciudad federal casi á su círculo, y en el mismo cau-
sando, como de notoriedad consta, desgracias que todos presencia-
mos, retrayendo al común de las gentes de toda clase de ocupación,
que dejó casi solas las oficinas, que hizo cerrar el comercio y que
puso á los habitantes del Distrito, así como en lo general á todos los
de la federación, en la situación más melancólica y desgraciada, cau-
sando, especialmente para la hacienda, el mayor mal, cual es el de la
absoluta paralización de giros.
Como mientras más se prolongaba la guerra, mayores eran las
necesidades, más urgentes y generales los pedidos y mas estrechas
las órdenes para los pagos, agregándose que el atender al pago de
la lista militar entorpecía por otra parte el de la civil, vino á hallar-
se el gobierno en situación todavía más aflictiva que la que vengo
de referir hasta aquí. En el mes de septiembre, después de pasados
muchos días sin proposiciones ni negocios á causa de no convenir
el ministerio con las pretensiones las más veces avanzadas de los
negociantes, fué preciso admitir algunas propuestas á que estrechó
la necesidad inevitable. Fué preciso por no hallarse recurso de otra
especie, el arreglar por entonces los contratos, concediendo la cuarta
parte en créditos anteriores á la independencia, reconocidos y que
causan réditos; la mitad del todo en dinero efectivo, y la otra cuarta
parte en sueldos de empleados y órdenes de las antes libradas con-
tra las aduanas marítimas. El resultado de estos negocios en reali-
dad venía á hacer el establecer una proporción de 75 eu numerario
y 25 en créditos ; pues que los sueldos de empleados y las órdenes
sobre las aduanas marítimas por su propia naturaleza eran de pago
corriente, y por lo mismo consideradas como dinero efectivo; de for-
ma, que sólo una cuarta parte podía considerarse como papel, y si
bien se admitió la otra cuarta parte en créditos anteriores á la inde-
pendencia, puede también considerarse el exceso que se calcule se-
519
gún su precio en el mercado, como un premio cedido á favor del
importador por la anticipación con que satisfacía unos derechos que
no estaba obligado á pagar sino hasta los cuarenta y ochenta días
después de causados; á esto se agrega la utilidad que resultaba in-
concusamente al erario de amortizar parte de una deuda, que sea
cual fuere, está reconocida con anterioridad por la nación.
No parece fuera del caso hacer en este lugar una ligera reseña
para conocimiento de la cámara, del cálculo que debe formarse acer-
ca del interés del negociante y la pérdida del gobierno, consideran-
do el valor de los diferentes créditos que se han admitido por lo ge-
neral en los contratos. Se puede graduar que los especuladores en
las órdenes emitidas por el gobierno, se arreglaban al descuento, y
por consiguiente al valor estimativo que han tenido en el mercado,
y conforme á él es casi cierto que la utilidad en los contratos, aun
suponiendo el más ventajoso para ellos, no habrá excedido por lo co-
mún de un 8 á un diez por ciento, porque es constante que el valor
nominal de las órdenes sobre las aduanas, sufre pérdidas y descuen-
tos, ya respecto al negociante, y ya con relación á los introductores
ó causantes de los derechos, pues la utilidad que reportaban éstos
en la compra de órdeues para sus pagos, sufría pérdidas en la con-
siguiente alteración que se hacía á los precios de los efectos; de que
resulta que los contratos hechos por el gobierno, á más de haber faci-
litado el medio de atender á las necesidades urgentes y del momento
que incesantemente ocurrían por causa de la revolución, proporcio-
naron ventajas al erario, tales como la disminución del contrabando;
la considerable introducción de efectos en la república que aumenta
los ingresos, y la cuantiosa amortización de la deuda nacional, me-
diante á que puede decirse que la admisión de órdenes en las adua-
nas en compensación de derechos, equivale para el introductor á
una baja de ellos que debe dar por resultado los indicados bienes,
Y es de tenerse muy presente en este punto, que si no se hubiese
entablado el giro de letras, no serían tan considerables las introduc-
ciones, y acaso no habrían llegado á la mitad de las que ha habido y
aun se esperan, con motivo de hallarse los negociantes en la preci-
sión de hacer pedidos á Europa y los Estados Unidos para realizar
las órdenes que fuaron fruto de los contratos; y se puede asegurar
que si el gobierno no se hubiera visto en la precisión de contratar
520
sobre sus ingresos, tendría ciertamente menor entrada el tesoro pú-
blico, porque si ésta boy se ve considerable, es por efecto de las
causas que quedan referidas, y sólo babría tenido de otro modo las in-
troducciones ordinarias y comunes.
Para concluir en este punto, voy á presentar á la cámara un
ejemplo que sirva de confirmación y prueba á lo que acabo de ex-
poner, sobre el interés y pérdidas en los contratos según que éstos
se celebraron. El 3 de julio fué convenido el siguiente:
En dinero efectivo 5,000 5,000
En órdenes del 40 y 60 4,000 á 55 por ciento. . . . 2,200
En préstamo forzoso 1,000 á 70 por ciento.. - - 700
En 4 por ciento premio sobre
el efectivo 150 150
órdenes 10,150 8,050
Utilidad del contrato 20 por ciento.
Valor en la plaza 14 por ciento. ) Descuento por correr
> las órdenes al 80 de
Líquida utilidad 6 por ciento. ) pago.
En 31 de octubre.
♦
En dinero efectivo 16,000 16,000
En órdenes y decretos privi-
legiados 16,000 al 40 por ciento . . - 6,400
En créditos antiguos que cau-
sen réditos 15,000 al 11 por ciento . . . 1,650
órdenes 47,000 24,050
Utilidad del contrato 47¿ por ciento.
Valor en la plaza 44 por ciento. ) Descuento por correr
> las órdenes al 56 de
Utilidad líquida 3¿ por ciento. ) pago.
521
Estos dos contratos, á pesar de no ser de los celebrados con la
ventaja que otros á favor del erario, manifiestan sin embargo que
las utilidades para el negociante, no han sido las que á primera vista
pueden creerse, y también prueban que el gobierno al celebrarlos y
admitirlos estuvo al alcance de las alteraciones y precios del mer-
cado, proporcionando al comerciante la única ventaja que fuese ca-
paz de por una parte facilitar la anticipación, y por otra no negarse
al estímulo que podía tener para facilitar su haber; porque sería
ciertamente un error el creer que se abrirían las arcas de los nego-
ciantes sin esperar utilidad alguna.
Queda de manifiesto en mi concepto que la marcha de los nego-
cios en la secretaría de mi cargo, ha sido guiada y conducida por el
curso do los movimientos públicos, y que la combinación y cálculo
para evitar el perjuicio de la nación, han tenido aquel lugar que ha
podido darles la variedad y el capricho siempre destructor de la
guerra. Esta apareció por desgracia nuevamente en el suelo mexi-
cano en el mes de mayo, y con sólo su aparición se produjo otra vez el
germen de antiguas y recientes calamidades. Creía el gobierno que
reinando la tranquilidad y la paz cubriría sus obligaciones cumplida-
mente por el ramo de mi cargo, poniendo el honor y crédito nacio-
nal, en el grado á que debe naturalmente aspirar; pudo rayarla au-
rora de esta felicidad como queda asentado; pero las turbulencias y
agitaciones que indispensablemente ha producido la revolución, y el
ciego conato de los enemigos de nuestras instituciones, originaron
las necesidades y desgracias que á todos constan, haciendo cambiar
de dirección á cada paso las combinaciones, y no permitiendo la es-
tabilidad de aquel orden que es fruto de la paz y que siempre ha
destruido la guerra.
No debe olvidarse que en circunstancias menos angustiadas para
el erario, y cuando el gobierno se ha visto menos agoviado por el peso
de los acontecimientos públicos, se han practicado y por expresas
leyes, las mismas ó semejantes operaciones, al necesitar de que se
anticipen los derechos para ocurrir á las atenciones de la adminis-
tración pública; y tampoco debe olvidarse que la época desde junio
hasta el presente tiempo, ha sido tanto más crítica y angustiada,
cuanto que la nación acababa de salir de la prolongada lucha que
sostuvo con gloria para recuperar la libertad y derechos que había
perdido.
Tomo II.— 66
522
Queda la satisfacción de haberse podido conseguir que los con-
tratos no envuelvan la ruina y perjuicio* que podrían acaso haberse
causado al erario público.
Si se recorren tiempos anteriores, se advertirá mejor el resultado
de las determinaciones del gobierno y de los actos ministeriales. En
otras épocas se realizaron por lo general los contratos con menos
utilidad pública ciertamente. Los celebrados desde junio hasta el
último convenido, presentan una diferencia muy notable, y ésta aun
entre sí mismos, por manera que los celebrados en aquel mes, se
consiguieron con el premio que ya queda sentado, y las exhibiciones
que se hicieron en lo general fueron de 40 por ciento en órdenes re-
conocidas y mandadas pagar, y 60 por ciento en plata efectiva; pue
de pues decirse que era una totalidad de dinero, porque realmente
en el papel sólo había un cambio que suspendía y modificaba el tiem-
po del pago. En el siguiente mes alterada la emisión de letras por
las causas manifestadas y notorias, se verificaron los enteros en 45
por ciento en numerario y 55 en órdenes. Posteriormente se reali-
zaron los contratos admitiéndose una parte en dinero efectivo, otra
en órdenes anteriores y de que trataron los referidos decretos de 12
de febrero y 12 de julio, que según es dicho deben considerarse co-
mo dinero á virtud de que sólo se altera en ellas el tiempo de un
pago que debió ser efectivo, y la restante siempre inferior, en cré-
ditos reconocidos y con causa de réditos aunque anteriores á la in-
dependencia, resultando que estos negocios aparecían sobre un 66 ó
70 en plata y el resto en créditos.
Su resultado lo acredita el informe de la tesorería general á que
me refiero, llamando la atención de la cámara tanto en esta parte
como en todo lo demás, por deber obrar unido este documento á la
exposición presente. Se ve en la noticia que bajo el número 2 acom-
paña la tesorería, que excedió el dinero efectivo á los créditos en
cerca de 100,000 pesos considerando en su totalidad los contratos; y
con razón, porque entresacando algunos y formando argumentos par-
ciales, resultaría el inconveniente y la falta de buena lógica en que
se incide cuando se discurre aisladamente. Se ve asimismo, que pro-
porcionando además la amortización que pone de manifiesto el do-
cumento número 3, acreditando que siendo la deuda desde fines del
año de 832 de más de 7.000,000 de pesos, y que aumentada hasta
523
cerca de 12 millones, hoy tengo el gusto de anunciar que está redu-
cida á 5 353,823 pesos 1 real 11 granos, según aparece de la citada
constancia de la tesorería general; pero advierto que en cuanto ala
partida de la amortización que se calcula y está ya hecha, sin em"
bargo de que aun no se han recibido las noticias pedidas, se ha pro-
cedido por dicha oficina sentando un cálculo demasiado bajo en mi
concepto, ya se atienda á las noticias que tiene el ministerio de las
últimas y muy considerables introducciones, ya si se advierte que
las que faltan son de las más importantes oficinas, como la aduana
y casa de moneda del Distrito, las marítimas de Veracruz y Tam-
pico de Tamaulipas, y otras varias cuyos datos no han podido llegar
con oportunidad.
De todo resulta que á pesar de las cuantiosas erogaciones que se
ha visto precisado á hacer el gobierno, casi siempre del momento,
se han logrado ventajas en beneficio de la hacienda pública, y cuan-
do la necesidad y las circunstancias estrechaban alejando más y más
los recursos; teniendo no obstante la satisfacción el que habla á
pesar de la enorme suma que se ha librado respectivamente por to-
das las secretarías del despacho conforme á sus presupuestos y con
causa de la guerra y de la epidemia, se ha verificado la muy consi-
derable amortización que queda referida, sin haber demorado mu-
chas veces ni aun horas, el cumplimiento de las órdenes libiadas
para el servicio público.
Lo expuesto demuestra que los negocios de que se trata fueron
adoptados por la más imperiosa ui'gencia, y como único medio para
adquirir en lo pronto los fondos indispensables; que se ha procedi-
do por principios y combinaciones, que si no pueden dar un resulta-
do del todo lisonjero, tampoco han sido unas bases inmutables; aun-
que sí entiendo que no se han causado los perjuicios y menoscabos
que ha experimentado la hacieuda federal en otros tiempos menos
apurados y difíciles.
Para convencerse hasta la última evidencia de estas verdades,
bastarán dos obvias y sencillas reflexiones. La primera consiste en
recordar que aun durante las épocas de paz y tranquilidad, que es
cuando por una necesaria consecuencia de tan inestimables bienes
se aumentan los ingresos del erario, al paso mismo que se han dis-
minuido los gastos, se han hecho también mayores sacrificios y el
524
erario ha sufrido quebrantos bien considerables. Los préstamos ex-
tranjeros, los nacionales y las anticipaciones por derechos con des-
cuentos y premios, son la prueba más decisiva y terminante de que
existe una diferencia favorable á los últimos contratos de que se ha-
bla; siendo de notar, que el ú'timo arbitrio sentado, es por su natu-
raleza de un positivo é imprescindible gravamen que no produce cier-
tamente la amortización de créditos, porque ésta envuelve sólo el
verificativo de pagos justos, legales y recomendables á veces.
La segunda reflexión más importante y eficaz, y que por lo tan-
to nunca debe perderse de vista, consiste en advertir la crítica posi-
ción en que se ha hallado el gobierno en casi todo el tiempo de los
negocios de que se habla, ocurriendo á ellos por la urgentísima exi-
gencia con que debió atenderse, como se atendió, al desempeño de
objetos y obligaciones los más interesantes y sagrados. Se cubrie-
ron las atenciones del servicio; jamás se dejó éste de prestar con
utilidad pviblica, y se guardaron constantemente, no sólo los princi-
pios fundamentales de nuestras instituciones y el respeto debido á
los derechos y goces de los ciudadanos de la república, sino que aun
se evitó el establecimiento de exacciones y gabelas, y no se ocurrió
ni al menor aumento de los impuestos existentes. En una palabra,
se desempeñó el deber sin el uso de la coacción y la violencia. Pue-
de pues, decirse, que ha sido una fortuna el no recurrir en circuns-
tancias tales como las que han pasado, á otros arbitrios verdadera-
mente onerosos, para lograr los fondos necesarios á las diversas y
vastas atenciones del gobierno, y es satisfactorio á éste decir, que
en medio del conflicto conservó la confianza pública y el crédito na-
cional.
Confieso que ni mis conocimientos, y si se quiere ni aun mis incli-
naciones, pueden llenar cumplidamente el difícil puesto que ocupo;
conozco que si en lo expuesto he referido resultados favorables al era-
rio, sólo habré tenido en ellos la pequeña parte de haber ejecutado con
fidelidad y empeño las disposiciones del gobierno supremo de la
unión, y puedo asegurar que en cuanto se ha obrado ha habido le-
galidad, buena fé y deseo el más vivo del acierto para proporcionar
utilidades al erario, no obtenidas otras veces, y que acaso no podrán
lograrse siempre.
Podría haber limitado demasiado esta manifestación, sin dejar
525
por esto de cumplir con el acuerdo de la cámara que se me comuni-
có hace dos días; pero la franqueza de mi carácter y el deseo de ha-
cer público mi manejo en el importante negocio á que me contraigo,
me ha decidido á exponer cuanto ha ocurrido en él, llevando también
la mira de que el cuerpo legislativo tenga á 1a vista datos que creo
conducentes para sus ulteriores disposiciones.
México, 19 de noviembre de 1833. — José María de Bocanegra.
Secretaría de la cámara de diputados.
OTRO ACUJbCRDO.
Excmo. Sr. :
Esta cámara en sesión de hoy se ha servido aprobar la siguiente
proposición del Sr. Zavala:
" Art. Io Que se requiera al señor secretario de hacienda, se sir-
va consultar á la cámara dentro de tres días, sobre aquellas medidas
que prometió en su Memoria proponer á su debido tiempo, y asimis-
mo proponga el arreglo y sistema que dice en su Memoria ser debido.
"2o Que inicio algunas medidas sea de economías ó de recursos
en orden á sacar á la hacienda pública de los apuros ruinosos en que
se halla sumergida, tales que puedan ofrecer alguna probabilidad de
poder en lo sucesivo evitar los males que nos han mantenido hp.sta
ahora en una crisis perpetua de bancarrotas y de revoluciones."
Tenemos el honor de transcribirlas á V. E. para su conocimien-
to y efectos consiguientes, protestándole con este motivo nuestra
distinguida consideración.
Dios y libertad. México, 25 dn noviembre de 1833. — Ignacio Al-
varado, diputado secretario. — Vicente Prieto, diputado secretario. —
Excmo. Sr. secretario del despacho de hacienda.
526
CONTESTACIÓN.
Secretaría de hacienda. — Sección de cuenta y razón.
Excmos. Sres.:
He recibido la comunicación de W. EE. de ayer en que se sirven
insertarme la proposición del Sr. diputado Zavala que tuvo á bien
aprobar esa cámara, contraída á que yo consulte en el término de
tres días aquellas medidas que indiqué en la última Memoria para
su debido tiempo; que proponga asimismo el arreglo y sistema que
dije ser debido á la hacienda, é inicie algunas medidas, sea de eco-
nomías ó de recursos, en orden á sacar al erario público de los apu-
ros en que se halla sumergido, tales que puedan ofrecer alguna proba-
bilidad de poder evitar en lo sucesivo los males que nos han mante-
nido hasta ahora en una crisis perpetua de desgracias por las revo-
luciones.
Yo desearía cumplir ampliamente y desde luego con lo dispuesto
por esa cámara, pero debo manifestarle que no es posible el hacerlo
hoy, porque como el objeto de toda medida ha de ser precisamente
el de poner á los ramos que forman el tesoro federal, en el comple-
to sistema que corresponde, sería aventurar demasiado el éxito de
medidas, que tal vez se resentirían de la prontitud con que se cal-
culasen, y que se festinarían por faltar aún la resolución del congre-
so general sobre las iniciativas que hay pendientes y hacen relación
al arreglo de los puntos cardinales, que son la base para sucesivas
determinaciones que deben ser de total conformidad con aquellos, y
producirían por consecuencia necesaria males muy trascendentales
en lugar de los bienes que iban á buscarse. Por tanto, todas cuantas
medidas convenga adoptar en tan interesante punto, y supuesto ya
el arreglo principal, debe aconsejarlas además la experiencia, sin la
cual nada se adelantaría con solidez y con fruto.
Penetrado yo de esta verdad, así como creo lo están los dignos
representantes de la nación, no limitó en la Memoria del ramo, á
tiempo determinado, aquel en que deberíau dictarse las providencias
527
de que hablo, porque entonces no podía prever cuáles serían las
que ocurriesen como necesarias en lo sucesivo, y según lo que re-
solviera el congreso general acerca de las que están pendientes; por-
que aunque á nadie se le oculta que la administración de nuestra
hacienda pública en general exige reformas muy importantes, tam-
poco se ignora que para proponerlas es necesario, según he dicho
antes, examinar con mucho tiento cuáles son los males que deben
corregirse á virtud de saludables reformas, y luego que por una ex-
periencia constante se hubiera averiguado el origen ó principio de
'aquellos, de forma que las medidas que se adoptaran recayeran pre-
cisamente en los puntos que lo necesitaran para que sus efectos co-
rrespondieran á las esperanzas. Entonces las providencias cederían
en utilidad pública, y no antes, si no se quería que en lugar de ven
tajas ó creces, sólo se lograra por resultado, daños muy perjudicia-
les á la nación y al erario, como fácilmente podría suceder deján-
dose llevar de primeros impulsos.
Con anterioridad el gobierno tiene hechas las iniciativas que se
han creído conducentes para la estabilidad y mejora de los princi-
pales ramos y para ordenar la administración de ellos, y que cierta-
mente son de la más alta importancia, como que interesan direc
tamente á la organización y sistema de hacienda.
Tales son la del arreglo de las aduanas marítimas cuyos produc.
tos constituyen la principal renta del erario, y en la actualidad no
rinden cuanto deben producir á virtud de las causas que ya se han
manifestado repetidas veces; porque aunque se ha facultado al eje-
cutivo para en alguna manera extinguir el desorden, jamás podrá
lograrse en su totalidad, porque sólo el establecimiento definitivo y
fijo de este ramo, puede de una manera sólida librarlo de los defec-
tos que hoy se experimentan, y hacerlo producir los aumentos de
que es susceptible; la de la dirección general de rentas y tesorería
general que son demasiado importantes, como que en el estado en
que hoy se hallan estas oficinas, no pueden desempeñar sus trabajos
con toda aquella exactitud y orden que está prevenido por la notable
falta de mauos; pues aunque á primera vista se crea que no son de
primera entidad estos dos puntos, bastará para desvanecer este con-
cepto reflexionar solamente, que siendo las citadas oficinas el centro
común á que deben reconocer las de recaudación y de distribuoión,
528
nunca podrán metodizarse las labores de éstas si no lo están aquellas
que deben ser su norte y que se consideran como las fuentes de don-
de han de recibir las luces necesarias para obrar con acierto, y no
consiguiéndose éste, ni pueden esperarse los progresos de las rentas,
ni la fiel, justa y económica distribución de aquellas.
Con la misma Memoria que tuve el honor de leer en esa cámara
en 15 de mayo de este año, acompañé la iniciativa que el gobierno
tuvo á bien consultar para el arreglo de la importante renta de co-
rreos, habiendo manifestado á la vez el estado en que hoy se halla,
y la indispensable necesidad de reformar su administración. Lo mis-
mo expuse con respecto á las aduanas del Distrito federal, territorios,
frontera ó interiores, cuyos aumentos serán considerables si se atien-
de como es debido á su organización. ¡Se hallan también pendientes
las de la reforma de aranceles, pauta de comisos, casa de moneda y
otras muchas según consta á la comisión de hacienda de la misma
cámara-
Basta lo expuesto para que se vea que el ministerio no ha olvida-
do aquellas reformas que son necesarias para mejorar el estado de
la hacienda pública y para satisfacer á los deseos manifestados en
el acuerdo mencionado, expresando cuántas y cuan interesantes ini-
ciativas están aun pendientes sin culpa de nadie y sólo por causa de
la continua agitación en que se ha querido mantener á la república,
fomentando el desorden, la división, y haciendo por lo mismo que
nada pueda consolidarse, ni se perciban los bienes y adelantos que só-
lo producen el orden y la paz. «^
El supremo gobierno por conducto del que habla ha ocurrido
siempre que lo ha considerado necesario á las augustas cámaras de
la unión, como origen de donde deben emanar aquellas disposiciones
legislativas que remuevan los obstáculos que se presentan para los
adelantos en todos los ramos del erario. Su deber como ejecutor de
las leyes lo ha desempeñado, y el que le impone nuestro sagrado có-
digo de iniciar á su vez lo que tuviere por conveniente al bien de la
sociedad, lo ha cumplido igualmente en cuantos casos lo ha juzgado
preciso. Si por sí hubiera mandado ejecutar lo que sólo podía ini-
ciar, invadiría las facultades del congreso y se erigiría en absoluto,
despreciando la constitución; y no se le podrá hacer la injusticia de
creer que una sola vez haya salido de la órbita de sus atribuciones.
529
Por eso dije en la propia Memoria en su parte expositiva, que el
estado de la hacienda pública manifestaba la necesidad en que se
halla el congreso general de ocuparse en proporcionar el arreglo y
sistema debido á ramo tan importante, cuyos adelantos y más feli-
ces resultados dependen esencialmente de la parte legislativa; de
modo que según expuse entonces, y repito ahora, la sabiduría de las
cámaras puede sola ocurrir á los inconvenientes que se han manifes-
tado reiteradas veces poniendo el remedio conducente; y como al
asentar aquel concepto, nada prometí de parte del gobierno, no creo
que he caído en la falta á que se contrae el segundo punto del art.
1? de la proposición del señor Zavala que tuvo á bien aprobar la
cámara.
Cuando el gobierno ha estado investido con facultades extraor-
dinarias, ha hecho uso de ellas para proporcionar algunas economías
al erario, y sistemar diversos ramos. La experiencia acreditó que
ciertas comisarías generales estaban dotadas con más número de
empleados del que necesitaban, y las suprimió substituyéndolas con
subcomisarías, y en otras, uno de los contadores tesorero, según el
decreto de que tuve la honra de acompañar á VV. EE. ejemplares
Con esta medida se ahorran al erario 79,000 pesos anuales, que aun-
que no se verifique en tanta cantidad por los sueldos que deben pa-
garse á los subcomisarios y á los empleados que se jubilen, siempre
se disminuye el gasto en una suma bien considerable.
El resguardo de la aduana de esta ciudad se hallaba sin arreglo
desde el año de 1794-, adoleciendo en lo general de vicios que hacían
poco menos que infructuoso su instituto, y á virtud del decreto que
se expidió al efecto, y de que también pasó ejemplares á esa cama,
ra, se le dio nueva forma, se asignaron los sueldos que habían de dis.
frutar sus iudividuos, se metodizaron sus trabajos y se nombraron
dependientes de acreditada honradez y demás circunstancias nece-
sarias para el buen servicio; con lo cual se promete el gobierno, que
disminuyéndose el fraude en esta ciudad, aumentarán considerable-
mente los iugresos de la aduana del Distrito.
Se presentaron varias casas de comercio, y expusieron los per-
juicios que se les seguían con tener que remitir sus platas pastas
desde Oaxaca, Sonora, Sinaloa y Chihuahua á las casas de moneda
para su acuñación, y teniendo presente el gobierno la suma facilidad
Tomo II. — 67
530
que había de exportarlas furtivamente, con particularidad en aque-
llos remotos puntos, defraudando de este modo los derechos naciona-
les, les concedió la libertad por seis meses de extraerlas por los puer-
tos de Veraeruz, Mazatlán y Guaymas, pagando el siete por ciento
como un equivalente de todos los derechos de amonedación y expor-
tación que debían satisfacer, evitando así el contrabando, que de lo
contrario debía verificarse. Con el citado decreto di cuenta á esa
cámara, y él sólo manifiesta bastantemente la conveniencia de esta
medida. ¡Se decretó, aun antes de las facultades extraordinarias y
por expresa iniciativa del gobierno, el desestanco del tabaco como
vínico remedio de los perjuicios que se resentían por la absoluta nu-
lidad y mal estado á que había venido esta renta. Se arreglaron las
aduanas marítimas, en cuanto á sus empleados, conforme á la ley de
la materia del mes de abril último; cuya providencia aunque no pro-
vee en su totalidad del remedio que necesitan porque sólo puede
dárselo, como he manifestado ya, el arreglo definitivo, ha producido
alo menos el evitar el progreso de la desmoralización que se advertía
en algunos empleados con daño enorme de los intereses nacionales.
Se establecieron correos en varias direcciones para beneficio del pú-
blico y fomento del comercio de Tampico con lo interior de la re-
pública.
Se dictó el muy importante decreto de cerrar para el comercio
extranjero los puertos de Pueblo Viejo y Soto la Marina, con lo cual
se aumentan las introducciones en el de Tampico, concentrándolas en
uh sólo punto respecto á que por la poca distancia en que se hallan
aquellos del último, y estar todos en una misma rada, no eran nece-
sarios. Se mandó considerar como jubilados, á los españoles suspen-
sos de sus destinos para que no abonándoseles más sueldo que el
que les correspondiera según el tiempo de servicios, cesara el mayor
haber que estaban disfrutando. También se dispuso que á los reti-
rados y pensionistas, no se les satisficiesen sus mesadas, entretanto
no acreditasen haber permanecido fieles al gobierno sin tomar parte
en los planes revolucionarios; para que cesando el pago de los que
no se hallasen en este caso, se ahorrase su importe al erario, con tan-
ta más justicia, cuanto que por otra parte era fuera de razón el seguir
satisfaciendo á individuos que peleaban por derrocar el sistema
adoptado por la nación y se consideraban como enemigos de ella.
531
Igualmente se arreglaron los almacenes generales; y por último, se
hicieron otras economías aunque parciales, según los casos que ocu-
rrieron en el propio período de facultades extraordinarias. El arre-
glo de la casa de moneda de esta ciudad, está muy adelantado para
darse por decreto, como consta á la comisión respectiva de esta cá-
mara, á la que se devuelve para la mayor perfección y para que si
lo tuviere á bien el congreso general se sirva aprobarlo. Esta empre-
sa producirá graudes bienes, porque si hasta ahora ha sido este es-
tablecimiento gravoso al erario, como se ha demostrado en todas las
Memorias anteriores, con el arreglo que se haga en él, se converti-
rá en productivo, proporcionando algunos ingresos en lugar de las
pérdidas que hoy ocasiona.
Esto se ha practicado y se ha resuelto por el gobierno al hallar-
se con las facultades extraordinarias con que el congreso general se
sirvió investirlo, y teniendo en consideración que por las causas no-
toriamente justas que están al alcance y conocimiento de todos los
ciudadanos de la república, suspendió el mismo congreso general
sus sesiones hasta el mes de octubre anterior en que las continuó.
En la tocante al ramo de guerra se han hecho también economías
de bastante consideración, ya relativas al ejército, y ya retirando
muchos cuerpos de milicia activa y local, reduciéndose cuanto es po-
sible los gastos del erario. Las demás medidas que ocurran, se ma-
nifestarán al congreso general, muy próximamente, en la Memoria
con que se le debe dar cuenta en el inmediato mes de enero, según
lo prevenido en el artículo 120 de la constitución, y de' cuyos traba-
jos ya se ocupa este ministerio, por lo respectivo á los ramos y pro-
videncias de su cargo.
En cuanto á proporcionar recursos para llenar cumplidamente las
atenciones de la hacienda pública, también interesan sobre manera
las iniciativas pendientes, cuya importancia no me cansaré de reco-
mendar, entre otras razones, por la de que no debiendo salir, en mi
concepto, el caudal para los gastos, de otra parte que de la masa de
la nación, traería tal vez malas consecuencias actualmente la impo-
sición de contribuciones, que á más de ser en sí odiosas, siempre re-
caeu en la parte consumidora é industriosa, cooperándose con ellas
en otro sentido á la paralización de los giros que ya se nota como
consecuencia del estado de agitación en que se ha encontrado la re-
532
pública. El legislador y el gobierno deben sin duda en la presente
crisis fomentar respectivamente al comercio y á la industria, como
que del aumento de la riqueza en comúu pende también el del erario.
Yo entiendo de buena fe que la consolidación de la paz, de este
bien inestimable á cuya sombra todo prospera, y lejos de la cual na-
da se contempla seguro y subsistente, según expuse con más exten-
sión en el escrito que tuve el honor de leer en esa augusta cámara
el 19 del presente mes, al dar cuenta de los contratos celebrados des-
de mayo en adelante, es el mejor, más seguro y acaso el único recur-
so útil y cierto para que desaparezcan las desgracias de nuestra pa-
tria, tan de diversos modos combatida. La confianza se consolidará,
se respetará la fe pública, y la riqueza nacional tendrá el ser y cre-
ces que sólo por una plaga revolucionai'ia ha podido dejarse de dis-
frutar entre nosotros.
Así se ha dicho ya hasta el fastidio, y aun es necesario repetir
que sin paz nada se podrá adelantar en los ramos de la riqueza na-
cional, porque la agricultura, la industria y el comercio, permane-
ciendo en la inercia y aun en el abatimiento en que se ven á conse-
cuencia de las conmociones que hemos experimentado, no pueden
prometer racionalmente que los fondos públicos acrezcan, como que
su existencia y progresos penden muy directamente de la riqueza ó
miseria de los particulares. Cesando las divisiones y trastornos en
que por desgracia nos hemos visto, se reanimarán los giros, tomarán
el incremento de que son susceptibles y pondrán á la nación en el es-
tado de opulencia y esplendor á que naturalmente la llaman sus pro
pios recursos. Entonces el erario también se verá floreciente y libre
de los grandes gastos y cuantiosas erogaciones que hoy sufre, así
por el sostenimiento necesario de las divisiones militares que obran
en campaña contra los enemigos del sistema, como por los aprestos
de guerra á que hay que atender con la total preferencia que requie-
re su importancia, y por los trastornos y dilapidaciones á que da lu-
gar el mismo estado turbulento de las cosas.
La sabiduría de los dignos representantes de la nación en la au-
gusta cámara de diputados, disimulando mis yerros y defectos, sa-
brá formar muy bien el juicio que corresponde sobre la antecedente
manifestación.
Concluyo, en fin, con la satisfacción de haber hecho cuantos es-
533
fuerzos han estado á mi alcance en circunstancias bien difíciles; y
al tener el honor de dejar contestada con todo lo dicho la nota de
VV. EE., disfruto la complacencia de reiterarles mi distinguida con-
sideración y aprecio.
Dios y libertad. México, noviembre 26 de 1833. — José María de
Bocanegra. — Excmos. Sres. secretarios de la cámara de diputados.
Secretaría del senado.
ACUERDO DEL SENADO.
Excmo. Sr.:
Esta cámara en sesión de hoy ha tenido á bien aprobar la siguien-
te proposición : " Habiendo sabido la cámara de senadores que el go-
bierno ha enajenado cuatro y una octava acción de la compañía ex-
tinguida del tabaco al comerciante Agüero, con perjuicio notable del
erario federal, el secretario del despacho de hacienda informará por
escrito á esta cámara de lo que haya en este particular."
Lo transcribimos á V. E. para los efectos que en ella se expresan.
Dios y libertad. México, 25 de noviembre de 1833. — Antonio Pa-
checo Leal, senador secretario. — Vicente Romero Embides, senador se-
cretario.— Excmo. Sr. secretario del despacho de hacienda.
534
Secretaría de hacienda. — Sección 1'
CONTESTACIÓN.
Excmos. Sres. :
A consecuencia de lo acordado ayer por esa augusta cámara de
senadores, acerca de que informe sobre el contrato que celebró el su-
premo gobierno con la casa de Agüero, González y compañía, tengo
el honor de manifestar á VV. EE., para que se sirvan ponerlo en co-
nocimiento de la propia cámara, que la citada casa propuso al mis"
mo supremo gobierno entregar:
En órdenes sobre las aduanas marítimas de las de que
trata el decreto de 12 de julio de este año, amor-
tizables en un ochenta por cientoen dinero y 20 en
abono de derechos 309,375 0 0
En dinero efectivo, mitad en plata y mitad en cobre.. 30,000 0 0
Suma 339,375 0 0
\
Esta suma la ofreció en cambio dicha casa de cuatro una octava
parte acciones de la compañía de la renta del tabaco, pertenecientes
al supremo gobierno, en esta forma:
lf partes de acción dé la compañía de la renta del ta-
baco, pertenecientes á D. Eduardo P. Wilson, por un
negocio que hizo el año anterior con el supremo s^o-
hierno, que aunque las introdujo con calidad de de-
volución, prescinde por este coutrato de dicha con-
dición 121,875 0 0
1A acciones de D. Guillermo Bates y Manning y Mar-
shall, que no es de devolverse por estar amortizadas
sus órdenes 112,500 0 0
Al frente 234,375 0 0
535
Del fren te 234,375 O O
£ acción del negocio de Ai'ellano, que por no tener con-
dición alguna puede el gobierno disponer de ella. . . 18,750 0 0
:l partes de acción del mismo individuo que se halla en
iguales términos que la partida anterior 56,250 0 0
4¿ que valen 309,375 0 0
La expresada casa convino en dejar á favor del supremo gobierno
las utilidades que puedan producir las mencionadas acciones, des-
pués de reintegrada del total de los 309,375 pesos arriba explicados,
y dé cualquiera otro desembolso que en lo sucesivo tuviere que ha-
cer para sostenimiento de la compañía y pagos del mismo supremo
gobierno.
La simple lectura de la propuesta de que se trata, podría ser bas-
tante para convencer que no ha producido perjuicio al erario; pero
muy distante de exponerla aisladamente á la cámara, cumplieudo
con el acuerdo de ella, explicaré los fundamentos que se tuvieron
presentes para admitirla.
Las órdenes que la casa repetida entregó por este contrato, son
de las que el supremo gobierno tiene mandadas admitir en la propor-
ción de un ochenta por ciento en dinero efectivo, y un veinte por
ciento en abono de derechos en las aduanas marítimas.
Sea cualquiera el precio que en el mercado tengan dichas ór-
denes, al gobierno nunca le estaría bien considerarlo para entraren
los negocios que tratasen de hacerse con ellas, porque además de
que esto sería desacreditarlas el mismo que las expidió, al fin han
de ser cumplidas por ser realmente unos libramientos contra las
rentas federales.
Los 30,000 pesos en dinero, cuyo ingreso se logró por medio del
negocio que me ocupa, se necesitaban y no pudieron venir más á
tiempo que en el día en que se enteraron en la tesorería general,
pues en él se carecía en lo absoluto de numerario, á la vez que las
erogaciones que debían cubrirse eran del momento y de sumo in-
terés, tales como facilitar 18,000 pesos para la división que momen-
táneamente marchaba para el Sur á las órdenes del General D. José
Autouio Mejía, y 10,000 pesos para socorrer la del mando del Gene-
536
ral D. Gabriel Valencia, destinada á rendir á los pronunciados del
rumbo de Zacapoaxtla; y he aquí un fundamento más, y si se quiere
el más fuerte, para haber entrado en el contrato.
Aunque es cierto que por él, el gobierno se ha desprendido de cua
tro una octava parte de acciones de la compañía de la renta del tabaco
de que es socio, y como tal debe estar á las pérdidas y ganancias
que ella tenga, también es verdad que mediante el contrato mencio-
nado, sin exponerse á las primeras, queda vigente su acción para
disfrutar de las segundas, con la notable circunstancia de que no se
aumenta gravamen alguno, porque como queda dicho, la casa de
Agüero, González y Compañía ha de reportar cualquiera desembolso
que sea necesario para el sostenimiento de la del tabaco y todas las
responsabilidades y pérdidas que ofreciere el curso de la negociación
en compañía, cuando el gobierno, liquidadas que sean las utilidades,
en las que como socio y según las bases de la misma compañía, le
corresponde una mitad de ellas, y además ha de percibir las que to-
quen á las citadas cuatro una octava parte de acciones, cuyas utili-
dades, según ha informado la dirección general de rentas, con cuyo
consentimiento y ocurrencias se celebró el contrato de que se habla,
no bajarán de 16,000 pesos por cada una acción.
Aparece, pues, de lo expuesto, que el contrato referido no ha
causado el perjuicio que se dice en el mencionado acuerdo, sino que
por el contrario ha proporcionado la ventaja de cambiar unas letras
dadas por el gobierno contra las aduanas marítimas, cuyo valor de-
bía amortizarse en la proporción expresada del veinte y ochenta por
ciento por unas acciones en la compañía de la renta del tabaco, cu-
yas utilidades ha de percibir el erario sin estar expuesto á los des-
embolsos y pérdidas que ocurran en la misma, y por último, ha lo-
grado un auxilio de 30,000 pesos en dinero efectivo, con el cual pudo
en parte cubrir las muy ejecutivas atenciones que quedan indicadas,
sin haber expedido ninguna orden que recargue en nada la deuda
interior de la república.
Para la mejor instrucción de la cámara, y al mismo tiempo para
la manifestación más franca de que el contrato repetido no ha cau-
sado ruina ni perjuicio al erario, llamo la atención del senado á que
hasta en un segundo resultado se ha logrado utilidad, pues habien-
do ocurrido en 19 del corriente al gobierno D. Juan Manuel de Las-
537
quetty, proponiendo que en lugar de los 300,009 pesos valor de las
órdenes entregadas por la casa de Agüero, Gou zález y Compañía, pon-
dría en la tesorería general igual suma en créditos anteriores á la in-
dependencia reconocidos que causen réditos y además 36,900 pesos
en dinero efectivo, fué admitida dicha propuesta.
Como se percibe de su sencilla exposición, ella no es otra cosa
que un cambio de créditos por el cual aunque quedan vigentes las
órdenes á que se contrae, se amortiza una deuda que gravita sobre
la hacienda pública, y que diariamente crece en razón á los réditos
que van venciendo los capitales, habiéndose conseguido la baja en
su valor de cerca de un doce por ciento, pues casi á él llega la can-
tidad de 36,100 pesos recibidos en numerario, sin que haya sido ne-
cesario expedir ninguna orden ni dictar providencia alguna que grave
á la nación, pudiéndose asegurar que en el total de ambos negocios
el erario ha logrado un auxilio de 66,900 pesos, sin perjuicio ni nue-
vo gravamen de la hacienda pública, como está ya manifestado, ha-
biéndose ejecutado todo en uso de las facultades extraordinarias con
que el gobierno se hallaba investido.
Con lo expuesto creo haber cumplido el acuerdo de la cámara de
senadores que VV. EE. se sirven transcribirme en su comunicación
de ayer, suplicándoles tengan la bondad de ponerlo todo en conoci-
miento de la misma augusta cámara, admitiendo las protestas de mi
aprecio y consideración.
Dios y libertad. México, noviembre 26 de 1833. — José María de
Bocanegra. — Excmos. Sres. secretarios de la cámara de senadores.
CONCLUSIÓN.
Los tres acuerdos que preceden motivaron las contestaciones que
también quedan insertas. Ellas manifiestan con arreglo á sus datos
que el gobierno mexicano ha conservado el crédito nacional y la con-
Tomo II. — 68
538
fianza pública, á pesar de las circunstancias verdaderamente cala-
mitosas que le han rodeado, y no obstante las dificultades que ofre-
cen las crisis políticas para la marcha y prosperidad de las naciones
qae por desgracia se ven envueltas en ellas.
Se necesitaron é invirtieron grandes sumas, cuyo monto verá el
público cuando se acabe de formar la cuenta general de la época en
que ha estado á mi cargo la secretaría de hacienda, la que no se pue-
de dar de pronto por resistirlo la premura del tiempo para la reu-
nión de datos necesarios al efecto, como que por comprender parte
del 9? año económico que concluyó, y otra del 10° que gira, no ha
sido posible á todas las oficinas ministrarlos. Se trabaja no obstan-
te hasta lograr el resultado que se desea, en cuyo tiempo se ma-
nifestará también que no sólo no se ha aumentado la deuda pública,
sino que su amortización ha sido incontestablemente cuantiosa en
medio de la más angustiada crisis, y cuando por días y aun por mo-
mentos urgían las necesidades ala par que se escaseaban los recursos.
No podrá decirse que se tocó en la perfección y que se hizo lo
mejor; pero tampoco se negará que se practicó cuanto permitieron
las angustias mismas de la patria. Hoy en la serenidad y la calma
podrá discurrirse y obrarse de un modo más satisfactorio y más com-
pleto, sin embargo de que por esto no debe negarse que antes no so
perdonó fatiga ni se omitió trabajo en busca así del acierto, en lo que
se practicaba, como de las ventajas que pudieran lograrse en utili-
dad de la nación y de su libertad; ésta se salvó, y respetándose re-
ligiosamente el derecho sagrado de la propiedad, no faltaron recur-
sos, sin haberse ocurrido á otros medios que los que pueden llamar-
se naturales y propios para evitar el uso siempre triste de la violen-
cia y de la fuerza. Sobre todo caerá el inexorable juicio de la opinión.
México, 29 de noviembre de 1833. — José María de Bocanegra.
NOTA.
Se ha omitido la impresión del cuaderno número 1, que compren-
de el pormenor de los contratos desde enero en adelante, la rela-
ción de todas las libranzas giradas y los resúmenes parciales de los
cuatro primeros meses del año que citan los señores ministros de la
539
tesorería general en su oficio del día 17, porque á más de su volumen
se considera innecesario, pues basta con los resúmenes parciales de
los meses de la época á que se contrae la exposición y el general
de toda ella que obran bajo el número 1.
Documento Núrn. 11.
Plan de los curas D. Carlos Tepistoco Abad y D. Epigmenio
de la Piedra.
Art. Io La nación mexicana adopta para su gobierno, el monár-
quico moderado por una constitución que se formará al efecto.
2o La convocatoria al congreso constituyente se hará por los ge-
nerales sostenedores de este plan, y estos mismos garantizarán la li-
bertad legal en las elecciones.
3o El número de diputados al congreso constituyente, será co-
rrespondiente á uno por cada cien mil almas de población, y en igual
número de indios que de las otras clases.
4? El congreso constituyente se ocupará exclusivamente de la
formación de la constitución de la monarquía, que deberá estar con-
cluida á los seis meses de su instalación, y de la elección del empe-
rador y creación del consejo de Estado, que deberán hacerse dentro
del mismo término.
5o El congreso constituyente elegirá doce jóvenes célibes naci-
dos y actualmente existentes en el territorio mexicano, de los que
acrediten competentemente ser más inmediatos descendientes del
emperador Moctezuma; de entre ellos se sacará por suerte el que la
Divina Providencia destine para emperador.
6o El que la suerte designare, será inmediatamente coronado por
540
el congreso, prestando antes juramento de sosteuer la religión cató-
lica, apostólica romana, en la integridad y pureza que la recibimos
de nuestros mayores, sin permitir nunca el ejercicio público de nin-
guna otra; de guardar y hacer guardar la constitución del imperio;
conservar y sostener la libertad justa é igualdad ante la ley, y la in-
tegridad del territorio nacional.
7o El emperador, dentro de seis meses después de su elección,
deberá estar casado, si fuere indio, con una blanca, y si fuere blan-
co con una pura india.
8o Habrá un consejo de estado permanente, compuesto de dos
individuos electos por cada provincia, de los cuales uno será indio,
y otro de las otras clases, de cuarenta años de edad.
9? Ni el congreso constituyente, ni el emperador, ni el consejo
de Estado, podrán variar los artículos de este plan que, no son pro-
visionales.
10? Cesan desde este momento, ó no reconoce la nación por este
plan, las comisiones, destinos ó empleos de origen popular; pero el
ramo de justicia continuará interinamente en el estado actual.
11? En cada capital de las provincias, que se llaman Estados, y
las de los territorios, se pondrá interinamente un jefe político ; en las
del distrito ó demarcación, un prefecto; en las de partido un subpre-
fecto; y en todo pueblo, un agente de policía, cesando en sus fun-
ciones los ayuntamientos.
12° Los indios elegirán inmediata ó interinamente su gobernador
y república en los pueblos en que los había antes del sistema cons-
titucional, y sus atribuciones y facultades serán las mismas que en-
tonces.
13? Los prefectos y subprefectos ejercerán las funciones que an-
tes los subdelegados y tenientes.
14? El ejército nacional constará, por ahora, de sesenta mil hom-
bres; y para proveer sus plazas, seráu atendidos los que primero se
adhieran á este plan, según su aptitud é idoneidad, y con preferen-
cia los individuos del actual ejército permanente y milicias que lo
adoptaren.
15? Los individuos del ejército permanente, dentro de tres me-
ses á lo más, que no se adhieran á este plan, no tendrán opción á
empleo ó ascenso do ninguna clase, en caso de triunfo.
541
16° Los primeros que reunieren más de dos mil hombres arma-
dos, tendrán por ese sólo hecho el nombramiento de generales de di-
visión; y luego que lleguen á seis, se reunirán ó nombrarán apode-
rados para elegir el primer jefe.
17? Los respectivos diocesanos arreglarán el sostén, aumento, es-
plendor y gastos del culto y sus ministros, de modo que para cada
mil almas de población haya un sacerdote que les administre los sa-
cramentos, colocado en el punto más conveniente.
18° Para los gastos del culto se destinarán los diezmos, que re-
caudarán los mismos ministros de él, según lo reglamente la autori-
dad eclesiástica, y se pagarán con total integridad y pureza, paralo
que franqueará los auxilios necesarios la autoridad civil, y suplirá
de sus fondos el deficiente en caso que los productos de los diezmos
no alcancen para su objeto.
19? Tan luego como se haga el arreglo de que habla el artículo
anterior, el ai'ancel para misas, funciones y pompas en los funerales,
dejarán de pagarse los derechos parroquiales.
20° Todas las piezas eclesiásticas, así como los destinos subalter-
nos, se distribuirán con igualdad entre los indios y castas más idó-
neos.
21? Quedan extinguidas las aduanas interiores, y no se impon-
drán por ahora otras contribuciones civiles que las siguientes: El
que gane de un real hasta cuatro diarios, ó tuviese algún giro, em-
pleo, comisión ó destino que le produzca hasta quinientos pesos anua-
les, dará seis reales cada año; los que por los mismos medios tuvie-
ren una renta que llegue á mil pesos, pagarán el duplo; los dueños
de casas, cuyo valor exceda de veinticinco pesos, pagarán con la mis-
ma proporción que los anteriores; los propietarios de casas ó cauda-
les, cuyo valor pase de mil pesos, pagarán el dos por cada mil; los
propietarios de fincas rústicas, darán anualmente el 4 por 1,000 so-
bre el valor de terreno que cultiven, y el 8 por 1,000 sobre el valor
de terreno que no cultiven. Estas contribuciones se recaudarán fiel-
mente por los gobernadores y agentes de policía, que tomarán el 5
por ciento para gastos y premio.
22? Continuarán las aduanas marítimas, y los efectos que se in-
troduzcan por ellas, pagarán un 20 por ciento más de lo que actual-
mente pagan.
542
23? Continuarán los ramos del papel sellado, correos, loterías y
otros, bajo el pie en que se hallan.
24° Por este plan se reconocen y aprueban los empleos, grados,
condecoraciones, sueldos, destinos y pensiones concedidos por los
gobiernos anteriores; y los que acrediten legalmente haber sido des-
pojados, serán repuestos, si fuere posible, ó indemnizados oportuna
y debidamente, y lo mismo los que se supriman por este plan; pero
los que no admitan los nuevos destinos que se les dieren, no ten-
drán derecho á nada.
25? Todos los empleos civiles, eclesiásticos y militares, se darán
en lo sucesivo con igualdad entre los indios y demás clases.
26? Se reconoce la deuda nacional á los extranjeros, contraída
hasta esta fecha; pero no se reconoce ni se pagará la que se contrai-
ga en adelante, ni ningún otro contrato de cualquiera género que
pueda celebrarse con extranjeros ó mexicanos; pero los pactados
hasta aquí, serán fielmente cumplidos.
27° Saldrán dentro de tres meses del territorio mexicano todos
los no nacidos en él, menos los hijos de mexicano, los enviados
diplomáticos, los eclesiásticos aprobados por los respectivos dioce"
sanos, los que tengan sesenta años de edad, mujeres ó hijos mexi-
canos, bienes raíces del valor de 40,000 pesos, 25 años de residencia
en el país; y probaren competentemente que profesan la religión ca-
tólica, apostólica, romana.
28° Los que en virtud del artículo anterior tengan que salir del
territorio mexicano, no podrán sacar más que una tercia parte de su
haber en oro ó plata; pero lo restante deberá ser en géneros, efectos
ó productos del país.
29° Queda reducido el comercio extranjero á nuestros puertos y
al cambio de nuestros géneros, frutos ó efectos, menos la plata y oro,
que ni en pasta ni labrada deberán extraerse del territorio mexicano.
30° Ni por cambio podrán introducirse los géneros, frutos ó efec-
tos que se manufacturen, produzcan y haya en cantidad suficiente
para el consumo.
31° Los individuos de otras naciones no pasarán de nuestros
puertos al interior sin expresa licencia al gobierno, que podrá con-
cedérseles por tiempo limitado.
32? Por ningún delito se podrá expeler del territorio mexicano á
543
ninguno de sus hijos, y todos los que han sido expulsos podrán vol-
verse inmediatamente.
33? A todos los pueblos que no tengan el terreno suficiente, ni
el agua necesaria con respecto á su población, se les dará de ésta la
conveniente, y de aquel mil varas á cada viento; y por uno y otro se
indemnizará justa y oportunamente á los propietarios de quienes
se tomare.
34? A los militares que sirvieren en esta empresa, y después de
lograda pidieren su i*etiro, se les dará una área cuadrada de cincuen-
ta varas, en el pueblo que elijan para su residencia, el terreno de pan
llevar en que quepa una media hanega de sembradura, una yunta de
bueyes aperada, y á más de sus alcances, cien pesos en reales y un
escudo de honor.
35° A ninguno se molestará de ninguna manera por los procede-
res ú opiniones anteriores; pero al que se opusiere al logro de esta
empresa, se quitará irremisiblemente la vida.
36? Se restablecerán, luego que sea posible, los religiosos hospi-
talarios que fueron suprimidos.
37? Se sepultarán los cadáveres de los fieles en los lugares y tér-
minos que se practicaba antes del sistema constitucional.
38? Todo mexicano está autorizado para fomentar y proteger es-
ta empresa por cuantos medios le dicte su patriotismo y le propor-
cionen las circunstancias; mas los propietarios que se rehusaren á
prestar los auxilios necesarios, serán tratados como enemigos de la
causa nacional.
39? Por ahora hace de primer jefe el que suscribe este plan; mas
luego que sea adoptado de buena fe por algún general acreditado del
ejército, él será reconocido como primer jefe, Ínterin se practica, lle-
gado el caso, lo prevenido en el artículo 16.
Ecatzinco, Febrero 2 de 1834. — Carlos Tepistoco Abad. — Epigme-
nio de la Piedra, secretario. — Chicontla. 1834.
■* •♦» »
UNDÉCIMO PERÍODO ADMINISTRATIVO
TITULO UNDÉCIMO.
El General D, Antonio López de Santa- Anna, sin el cuerpo legislativo,
desde Io de junio de 1834 hasta 28 de enero de 1835, en que se
instaló el sexto congreso.
CAPÍTULO T.
Trabajos de los partidos político». — Sucesos que motivaron y planes que
■e formaron, Meítalndaiuente el de Cuerna vaca.— Mu triunfo y sus con-
secuencias notables.
Aunque el decreto que concedió al presidente de la repú-
blica D. Antonio López de Santa-Anna, licencia para repo-
ner su salud, fijó el tiempo de seis meses, quedó la resolución
en esta parte sin efecto, y el presidente volvió á la capital
el día 24 de abril. Los sucesos que tuvieron lugar y hemos
referido, de diciembre á abril, en el capítulo anterior, violen-
taron el regreso del General Santa-Anna.
Ya hemos visto que la opinión pública fué agitada por
Tomo II.— 69
546
el espíritu dominante de reformas que, á todo trance quisie-
ron hacerse, y que en efecto se hicieron en parte, más bien
por novedad que por convencimiento.
Los partidos maniobraron cada uno según sus principios.
Se promovió y aun de algún modo se logró la desunión y
discordia, no sólo entre los generales y divisiones militares,
sino también entre los ciudadanos particulares; siendo más
de notarse y de sentirse que, bajo el aspecto de oposición,
se introdujo el espíritu de desconfianza entre los dos jefes
supremos de la república.
De esto resultó la muy grave incidencia que ocupó la
atención de las dos cámaras respectivamente en la sesión del
día 16 de abril, que en realidad vino á preparar la posición
política en que á poco tiempo fué colocada la república, por
la ocurrencia de haberse recibido en México unas cartas del
General D. Antonio Mejía, que en cierto modo probaban el
desacuerdo del General Santa-Auna y Gómez Farías. Las
cartas fueron leídas ante el cuerpo legislativo; se presenta-
ron los secretarios del despacho, y el de relaciones con tal
motivo dio cuenta con una comunicación del General presi-
dente, contraída á manifestar la falsedad de las especies que
se habían hecho correr en aquellos días, acerca del rompi-
miento y discordia entre el presidente y vicepresidente de la
república.
Quedaron por supuesto mal dispuestos y en división los
ánimos de personas influentes en política, extendiéndose
propiamente un espíritu revolucionario que viniese á dar el
resultado que en realidad dio, cual fué el de costumbre, esto
es, los pronunciamientos.
Los hubo en Puebla, en Orizaba, en Oaxaca y en Cuer-
uavaca. El primero proclamó en la misma ciudad de Puebla
el día 11 de mayo un plan que sirvió después á Orizaba
con el mismo objeto, y en Jalapa también al mismo fin y bajo
otro plan que el día 15 de mayo se publicó y fué reproducido
547
después en la ciudad de Oaxaca el día 23 del referido mes
y año,1 uniformándose en ideas y objeto, que era la anula-
ción de las disposiciones todas (pie habían destruido ó refor-
mado las leyes anteriormente reconocidas y guardadas so-
bre materias eclesiásticas y reformas.
En 25 del propio mayo, y en la villa de Cuernavaca,
apareció otro plan, que reuniendo los principios contenidos
y manifestados en los anteriores, agregaba la proclamación
ó sea la declaración manifiesta en favor del gobierno del
presidente Santa- Anua, añadiendo que la proclamada y
pretendida anulación recayese también sobre las leyes de
proscripción, y sobre cuantas se hubiesen dictado por el po-
der legislativo general, ó por los particulares de los Estados,
con infracción de las garantías propias del hombre y del ciu-
dadano.
Puede decirse, que este último plan, consumó los inten-
tos de los del Sur en Chilpaucingo y Chilapa, y realizó las
miras y tendencias de los que pusieron en acción las manio-
bras de discordia para dividir y triunfar.
Efectivamente, el plan de Cuernavaca, á pesar de que se
contradijo y contrarió con hechos y por medio de personas y
autoridades tan respetables, como fueron los gobernadores
de algunos Estados y legislaturas de ellos, llegó á adquirir
no sólo aceptación combinada ó espontánea, como se quie-
ra, sino una general opinión ó aura popular, manifestada por
medio de públicos pronunciamientos, hasta el extremo de
poderse asegurar que ellos fueron innumerables, y casi no
hubo rincón en la república donde no se oyese la voz de
Cuernavaca. Esto quiere decir, que se combinó y obró per-
fectamente una verdadera reacción, dando ella, por tanto, el
resultado de acontecimientos notables.
Aunque, como acabamos de referir, se hizo manifiesta la
1 Documentos números 1, 2, 3 y 4.
548
oposición de algunos Estados de la república á la conducta
que guardó y explicó el presidente General Santa- Anua eu
su últiuio regreso de abril, también le favorecieron y aun
apoyaron principales autoridades de ellos, como lo fué, entre
otros, el muy estimable ciudadano García, gobernador de
Zacatecas, que contestando á la circular respectiva, en que
se da razón de los acontecimientos, asienta las siguientes
memorables palabras: "Los males públicos son el resultado
"necesario, aunque funesto, de ciertas medidas legislativas
" que por no haberse dictado con el consejo de la razón ó con
"el apoyo de la opinión, aparecen como el fruto de ideas
"exaltadas, que por una desgracia harto lamentable, influ-
" yeron de una manera decisiva en las deliberaciones del po-
" der legislativo."
¡Notables fueron á la verdad, las indicadas resoluciones,
así como lo es la aceptación que Zacatecas hizo del plan de
Ouernavaca! Dijo este Estado que: " no sólo considera na-
"cional el plan de Cuernavaca por el (pie se ha decidido la
" mayoría de los habitantes de la república, sino que decla-
" ra además: que acepta para la reorganización de ella, las
u bases y medidas que acepte la mayoría de la nación, califi-
" cadas por el supremo gobierno."
" Cada día, dice el mismo gobernador García, se hace
" más digna de la gratitud pública la conducta del Excino,
" Sr, presidente, pues su celo por conservar el sagrado depó-
" sito de la constitución, casi no tiene igual, atendidas las
"circunstanciasen que lo ejerce con tan noble decisión y
"energía. En este Estado se han verificado las elecciones
" de diputados para las legislaturas particular y general, en
"los días y con las formalidades legales; por manera, que
" no se ha interrumpido el orden constitucional, y los actos
" electorales uo tienen ni aun siquiera presunciones de ile-
11 gitimidad."
El congreso, continuando la revolución, se disolvió por
549
orden gubernativa del día 31 de mayo que transcribiremos
después, firmada por el ministro de relaciones D. Francisco
María Lombardo. Este memorable acto dio una lección prác-
tica para enseñ;¡r que los proyectos y combinaciones que se
dirigen á establecer y seguir el camino recto de la verdad
y de la. justicia, deben siempre marcarse sin apelar á medi-
das débiles, paliadas y estudiadas, que sólo sirven para pro-
vocar males sin remedio como el de la providencia del día
14 de mayo repetido, dictada por las mismas cámaras, y en
el (pie se mandó la suspensión de sus sesiones, preparando
con esta medida y otros antecedentes, la disolución del quin-
to congreso constitucional. ¿Qué importa fuese la disolu-
ción lamentada después sin fruto y estérilmente impugna-
da, aunque con valentía y buenos fundamentos, apelando á
los principios y olvidando el poderoso agente de las circuns-
tancias, (pie si muchas veces es malo obrar por ellas, peor
es olvidarlas y desatenderlas'? En la época del vicepresiden-
te, bueno es recordar que se agitaron y pusieron en boga
teorías halagüeñas, que embelesando y divirtiendo por una
parte, dieron lugar por otra á (pie en contrario se obrase, no
con ilusión, sino en realidad y con eficacia. Oigamos en prue-
ba de esto la disposición del día 31 de mayo. Ella dice:
" Excmo. Sr.:
" S. E. el presidente juzga que, habiendo expirado el
"tiempo en que las cámaras pudieran constitucionalmeute
"reunirse, éstas no pueden legal mente funcionar en las se-
" siones que habían suspendido; y eu consecuencia, me pre-
" viene manifestar que el gobierno no reconocerá los actos
" que emanen de la reunión de los señores individuos de esa
" cámara que dignamente preside Y. E.
" Y de suprema orden lo digo á Y. E. para su conoci-
" miento.
550
" Dios y libertad. México, 31 de mayo de 1834. — Fran-
u cisco María Lombardo. — Excino. Sr. presidente de la cáina-
"ra de senadores."
Debemos repetir, que estas ocurrencias y cuestiones con-
siguientes ocuparon la atención de la república. Los Esta-
dos, sus autoridades, los particulares y la prensa se sostuvie-
ron y explicaron del modo más enérgico sobre tan graves
acontecimientos. La última, consignando los hechos, forma
un juicio muy severo, y lo emite acompañado de una sentida
crítica que revela lo intenso y profundo de la sensación que
causó en el público la disposición mencionada ya transcrita.
Se impugna con fundamentos constitucionales, no sólo con-
siderando el acto de disolver las cámaras, aunque ellas lo
quisieron y prepararon, sino también atendiendo y recordan-
do que este hecho emanaba de aquella otra señalada provi-
dencia del día 14, ya referida, y en que se obró tan ligera-
mente. Aunque en verdad la consecuencia de aquel acto fué
establecer el poder arbitrario, pues que se obró cerrando aun
materialmente las puertas; cuando no había facultades no
ya para esto que es un mal extremo, sino ni aun para impe-
dir siquiera el ejercicio de las funciones del cuerpo legisla-
tivo, expresamente resguardado en esta parte por las leyes
fundamentales de la república, que habían sido por todos ju-
radas y acatadas.
De este modo, dicen los escritores de aquel tiempo, que-
dó el ejecutivo sin los saludables frenos que la constitución
le tiene puestos con la ley, y nadie es capaz de calcular los
males que se pueden seguir del arbitrario poder (pie se ejer-
ce de modo tan violento y extraño á la justicia.
Se apuró el ingenio y el discurso, trabajando mucho y
multiplicando sus circulares el ministro Lombardo, para pro-
bar la deserción y abandono de las cámaras. Por otros se
explicaba que la supresión de sesiones pudo ser decretada
551
por el congreso. Lo cierto es, que la ley fundamental no fué
guardada y la nación quedó sin esa garantía. Protestaron
contra los actos del ejecutivo, y reprobaron expresamente
tunebos de los Estados su conducta.
Sin embargo, el plan de Cuernavaca y los pronunciamien-
tos caminaron en progreso, pudieudo decirse que el período
en que nos ocupamos fué realmente de reformas intentadas
por unos, y de pronunciamientos logrados por otros. Se ge-
neralizó tanto el último de Cuernavaca, que al fin lo abra-
zaron todos los Estados; de manera que en el mes de julio
se ejecutaban y cumplían las disposiciones gubernativas, in-
clusa la muy importante sobre elecciones, que mandaron ba-
cerse y de facto se hadan ya en aquel tiempo para que se
verificase la reunión de un congreso que legislase desde el
año de 1835. Se quería poner un dique al torrente de la exal-
tación de los partidos.
Los presidentes de las cámaras disueltas, Escanden y Ca-
sares, y el presidente de la república, publicaron sus res-
pectivos manifiestos, explicando cada uno á su modo los.
acontecimientos de suspensión de sesiones los unos, y de
clausura del congreso los otros; pero desentendiéndose del
importantísimo punto de baberse el congreso mismo suici-
dado, dando causa á un efecto necesario en su contra, esta-
bleciendo una voluntaria y abierta pugna entre las sutilezas
y el poder. ¿Qué babía de producir el precedente de la re-
solución del día 14 de mayo? Todo se remitió á la nación,
que por último entró y siguió el camino trazado, pues que
pacíficamente practicó sus elecciones, á pesar de que algunos
gobernadores indicaron al principio la más resuelta oposi-
ción. Nada se bizo; el plan fué efectivamente cumplido aun
por los que se presentaron como sus más resueltos contra-
rios, en Jalisco y en San Luis Potosí.
En esta situación el General D. José Joaquín Herrera re-
pitió su renuncia, que le fué admitida, sucedióndole el Ge-
552
neral D. Ignacio Mora y Villamil, y quedando por consi-
guiente compuesto el gabinete, en mediados de agosto, de
Lombardo en relaciones, el obispo de Michoacán en justicia,
Mora y Villamil en guerra, y en hacienda D. Javier Echeve-
rría, que se encargó de esta cartera el 6 de mayo.
CAPITULO II,
Se desconoce al vicepresidente de la república O. Valentiu Gómez Pa-
rlas.— Nombramiento de ministros y coutiuuaciún y efectos del plan de
C'ueraiavaca.
El vicepresidente Gómez Farías dirigió una difusa nota
al presidente de la república, por la secretaría de relaciones,
que fué contestada como después se dirá. Se Queja en ella
de un modo enérgico y expresivo de la conducta y modo cou
que se le trataba, refiriendo varios hechos y circunstancias
en confirmación de su dicho; y por último, recuerda que en
el mes de junio se había tolerado uu movimiento popular
en su contra.
Cierto es que eu aquel día ocurrieron los hechos que el
vicepresidente refiere, y fueron consiguientes á la acta adi-
cional de Cnernavaca, relativa á desconocer la vicepresiden-
cia de la república en D. Valentín Gómez Farías, como de
facto sucedió, dándose un decreto1 al efecto en 27 de Enero
de 1835. También por desgracia es cierto, (pie se llegó á es-
tablecer el desacuerdo y falta de armonía entre los dos pu-
nieres magistrados de la nación, hasta el grado, bien sensible,
de negarse aun á comunicarse entre sí, rehusaudo respec-
1 Véase la colección de Gal van, tomo 7?, pag. 326.
553
tivatneute los actos que podían servir de fuudamento para
declararse unidos y no hostiles como aparecieron, en térmi-
nos de no admitir cosa alguna que pudiera establecer entre
ellos concordia y benevolencia.
Basta leer la nota oficial del ministro Lombardo, fecha
1? de agosto, y la citada de Gómez Farías, para conocer lo
cierto y evidente de los asertos antes asentados, pues las
expresadas comunicaciones convencen, sin dejar lugar á du-
da, que la armonía y confianza se habían perdido.
Léase el " Periódico Oficial " del día 6 de agosto nú-
mero 120, y otros periódicos de la época, y se hallará la
prueba de lo dicho.
Todo fué efecto de la dominación del último plan adop-
tado, porque sabido es que triunfando el programa de un
pronunciamiento, viene éste á ser la suprema ley del Estado.
Concluyeron Jalapa y Zavaleta, y siguió imperando Cuer-
na vaca.
Por este principio, en Puebla, en las villas del norte, en
Durango, en San Luis Potosí, en Jalisco y generalmente
en la república, al cesar la guerra, se experimentó al fin el
bien de la paz; cediendo aun los Estados que tenían ó apa-
rentaban dificultades para seguir el orden administrativo,
fruto de la última revolución.1
El General Mora y Villamil, en 15 de agosto recibió la
cartera de guerra y marina, del General Herrera; D. Joaquín
Lebrija ocupó el ministerio de hacienda; y por renuncia del
Sr. Portugal, obispo de Michoacán, recibió interinamente la
cartera de justicia y negocios eclesiásticos, D. Joaquín Itur-
bide, oficial mayor del propio ministerio.
La renuncia fué acompañada de una exposición en que
el Sr. Portugal expresa verdadero sentimiento por no ha-
1 Es interesante é instructivo el leer desde la página 12 basta la 23, la Memoria del
secretario de Estado en el despacho de relaciones el año de 1836.
Tomo II.— 70
554
berse sostenido por el gobierno ciertas providencias en ma-
terias eclesiásticas, y principalmente sobre la provisión de
vacantes en la catedral de Ohiapas; y aunque por conducto
del ministerio respectivo hizo el presidente una extensa y
satisfactoria manifestación de sentimiento por la reuuucia,
y da explicación en cuanto á los puntos que en ella se tocan,
siempre fué admitida con las seguridades y protestas no sólo
de urbanidad y atención, sino de verdadera cordialidad y
convicción. El ministerio de hacienda sufrió después varia-
ción, encargándose de dicha secretaría D. Pablo Valdez, por
reuuucia de D. Joaquín Lebrija.
Aquí conviene recordar un hecho consignado en una de
las diversas crisis ministeriales ocurridas, y es, que el Sr.
Quintana Roo, al hacer la dimisión de la cartera en 23 de
junio, á más de renunciar tal encargo, renunció también, aun-
que no le fueron admitidos, cuantos empleos y encargos te-
nía, y hasta la magistratura de la corte suprema de justicia.
Motívase todo esto, según parece, en mala inteligencia y
disgustos ocurridos en las cámaras por haberse circulado gu-
bernativamente la suspensióu de las leyes de proscripción,
y de las respectivas á materias eclesiásticas.
También parece oportuno llamar la atención de nuevo so-
bre un grave suceso, que no carece de ejemplar en posteriores
tiempos, y es el de haberse suspendido y juzgado á cinco
ministros de la suprema corte de justicia por la acusación que
hizo la legislatura del Estado de México. Esta, en 16 de Oc-
tubre de 1834, decretó lo siguiente:
" El congreso del Estado de México se desiste de la in-
" justa acusación hecha por la anterior legislatura ante la
"cámara de diputados del congreso general, contra los mi-
" nistros de la 1? sala de la suprema corte de justicia, por
" haber decidido en favor del juez de letras del Distrito fe-
" deral, las competencias suscitadas entre éste y los jueces
" de Morelos y üueruavaca."
555
La corte suprema recibió un formal decreto de 8 de agos-
to,1 en que se dispone la restitución de los ministros perse-
guidos en juicio. Se manda la cesación de los suplentes crea-
dos, y efectivamente en 11 de agosto volvieron los ministros
y todas las cosas al estado que tenían. Fué muy aplaudi-
do y celebrado este acto de justicia dentro y fuera del tribu-
nal supremo de la nación.
Los magistrados particularmente se dirigieron al presi-
dente, diciendo: "Tenemos el honor de presentarnos á V.
u E., los cinco individuos de la suprema corte de justicia á
" quienes mandó encausar la cámara de diputados el día 10
"de Marzo último. V. E. ha tenido la bondad de disponer
" por su decreto de 8 de este mes, que seamos restituidos al
" ejercicio de nuestros destinos, de que nos lanzó la más vil
" venganza y el espíritu de partido de la facción que dispo-
" nía de la suerte de la república. Esa facción parricida, para
" llevar á cabo sus planes de desorganización general, subs-
" tituyóal tribunal designado por la constitución, un tribu-
" nal desconocido por ella misma, y compuesto de individuos
"á propósito para realizar aquellos planes. V. ID., corno en -
" cargado de la conservación y observancia de la ley funda-
" mental de la nación, no pudo permitir esos atentados y
" dispuso la cesación de este tribunal revolucionario, previ-
" niendo al mismo tiempo que nosotros volviéramos á ejercer
" nuestros cargos. La patria recordará siempre con placer
" este hecho, entre otros muchos, para reconocer en V. E. el
" sostenedor de su constitución y leyes, así como lo procla-
1 Véase "El Telégrafo," periódico oficial del día 9 de agosto, núm. 123, donde obra
este documento con su parte expositiva, y la resolutiva que dice :
Art. 1? Se separan inmediatamente los suplentes que hoy funcionan en las salas de
la suprema corte de justicia.
Art. 2? Los ministros de ese supremo tribunal que han estado suspensos, volverán á
ejercer su cargo.
De suprema orden lo comunico, etc.
556
" ma el defensor de su independencia y libertad. Nosotros
" en lo particular damos las más expresivas gracias por el
" buen concepto que le merecemos, según lo manifiesta su
"citado supremo decreto; y reconocidos á esta distinción,
11 protestamos á V. B. que nos empeñaremos cada vez más
" y más para corresponder mejor á la confianza con que nos
" honró la nación al nombrarnos magistrados de la suprema
11 corte de justicia."
¡Onán injusto y ciego es siempre oi espíritu de partido!
Los actos electorales se verificaron en los Estados, como
era natural, y conforme lo previnieron las disposiciones dic
tadas al efecto. Los diputados, con arreglo á las leyes de los
respectivos Estados, fueron elegidos en el número que exi-
gía la base de población y para el tiempo señalado á la reu-
nión del sexto congreso constitucional. Las legislaturas par
ticulares también eligieron los dos senadores que correspon-
dían á cada Estado; por consiguiente, elegidos ios miembros
de cada cámara, quedaron dispuestos para la reunión ó ins
talación del cuerpo legislativo que debía funcionar en enero
de 1835.
Yo, al tocar esta materia, y cumpliendo ini propósito, de-
bo manifestar que en este tiempo recibí del Estado de Za-
catecas el honor y nueva prueba de confianza que me dio,
reeligiéndome para su representante en la cámara de sena-
dores; siendo esta vez la quinta elección popular con que se
me distinguía por el pueblo zacatecauo.
557
CAPÍTULO III.
JBiienn posición política de la unción en 1835. — Nuevo ministerio. — Ins-
talación del sexto congreso general. — Iiiceucia concedida al presiden-
te de la república, sin admitirle la renuncia que hizo.
En 1835, al principiar el año, presentaba la república un
satisfactorio estado de tranquilidad y auguraba una buena
posición política, por haber cesado la discordia civil arma-
da, y por lo menos, dejaba de correr la sangre mexicana en
los campos, siendo tan lisonjera la situación, que hasta los
sucesos de la fortaleza de San Juan de Ulna que tuvieron
lugar en fines del mes de febrero, terminaron en 10 de mar-
zo, sometiéndose los promotores de la sublevación á la obe-
diencia del gobierno.
Verificadas por las cámaras en diciembre del año ante-
rior las juntas preparatorias de ley, abrió sus sesiones y se
declaró instalado el sexto congreso general de la federación
mexicana. Importantes fueron los discursos de apertura y
las comunicaciones que le precedieron, cambiadas entre el
presidente de la república y algunos Estados, pudiendo ver-
se con extensión en el periódico oficial titulado "El Telé-
grafo."
En enero de 1835 se verificaron diversos cambios en los
ministerios. Se hicieron cargo respectivamente de las carte-
ras de guerra, hacienda y justicia, D. José María Tornel, D.
Mariano Blasco y D. Agustín Torres Guzmán; salió Lom-
bardo de relaciones y entró Gutiérrez Estrada. Lombardo
fué al tribunal de guerra, y volvió Ortiz Monasterio á la ofi-
cialía mayor. Eu varios Estados cambiaron los gobernado-
res, y en el de Zacatecas fué muy sentida la separación de
558
García, aunque le sucedió D. Manuel González Cosío, que
fué su secretario en el período constitucional que concluyó.
Seguramente fué para García mny satisfactoria y muy gra-
ta la manifestación pública que al separarse del gobierno en
lo particular y por la prensa se hizo para perpetuar la me-
moria de su administración, según se consignó en la "Gace-
ta del Estado," tributándole la mayor consideración y apre-
cio por sus servicios.
Queda ya dicho que en 27 del propio mes de enero se des-
conoció por formal decreto el gobierno de D. Valentín Gómez
Farías. Algunos Estados se anticiparon é hicieron esta mis-
ma declaración por su parte. Verificaron diversos cambios
en lo personal de sus gobernadores, separándose unos por
haberse cumplido el período constitucional, y otros por re-
nuncia.
ÍTo ofreció la época administrativa en que nos ocupamos
otros hechos notables que los mencionados. Hubo, sin em-
bargo, y son de considerarse, las indicaciones esforzadas y
representaciones enérgicas de considerable número de ciu-
dadanos, que publicó la prensa de la república, pidiendo la
variación de la forma de gobierno.1 Hubo en 7 del mes de
septiembre, y se publicó un decreto expreso del gobierno en
que se previno la solemne festividad del día 11 del propio
mes, aniversario de la victoria de Tampico, que tanto honor
y lustre dio á las armas de México,2 y cuya solemnidad se
había desatendido; y hubo, en fin, la exposición y renuncia
que hizo el general presidente el día 22 de enero, que pro-
dujeron la concesión de una licencia sin admitir la renuncia.
Dirigió el presidente al congreso general con tal motivo la
importante alocución que dice:
" Al retirarme del gobierno á disfrutar de la licencia que
1 Véase "El Tiempo," periódico del día 5 de septiembre, núin. 65.
2 Véase el mismo periódico, núm. 67.
559
" tuvo á bien concederme el congreso nacional, he preveni-
" do á los secretarios del despacho que presenten á mi norn-
" bre á los ilustres representantes del pueblo, el cuadro que
" recuerda las glorias que los valientes soldados de la patria
" obtuvieron en Tampico sobre los enemigos de la indepen-
" dencia.
" Ruego á las augustas cámaras que lo manden colocar
" en uno de los salones de sus sesiones, para que sirva de
" testimonio á cuantos concurran á escuchar los oráculos
" de su sabiduría, de que los mexicanos saben pelear, vencer
" ó morir en defensa de sus sacrosantos derechos.
" Satisfago así á lo que debo á la gloria de mis compa-
" ñeros de armas en once de septiembre de mil ochocientos
" veintinueve, y á lo que exige mi reconocimiento á los pa-
" dres y representantes de la nación.
" Protesto de nuevo á las augustas cámaras mi más pro-
" fundo respeto y adhesión."
En la sesión siguiente veremos cómo se cumplió con la
entrega del cuadro de la victoria de Tampico, cuya donación
acabamos de mencionar. Veremos acontecimientos impor-
tantes que ya se traslucen al considerar las indicaciones y
representaciones de que poco ha hemos hablado, pues que
se anuncian en ellas los sucesos mismos, con posterioridad
confirmados.
Baste lo dicho en este lugar y sigamos expresando, que
el congreso concluyó la interesaute discusión sobre conceder
una amnistía amplia y general que llegó á ser ley y regir
como tal, favoreciendo á muchos desgraciados.
El General D. Miguel Barragán, fué electo presidente in-
terino el día 28 de enero ya citado en la forma constitucio-
nal, y habiendo prestado el juramento, entró al ejercicio del
supremo poder ejecutivo de la nación.
Antes de pasar adelante, y consecuente con mi plan pro-
puesto, séanie lícito referir que en la sesión de la cámara de
560
diputados del día 17 del repetido enero, y en la acta respec-
tiva, consta lo siguiente:
" Se dio segunda lectura y puso á discusión, el dictamen
" de la comisión revisora de las actas de elección, hecha por
" las legislaturas de los Estados para cubrir la vacante del
" Sr. Yáñez en la suprema corte de justicia.-
La proposición con que termina dice así: " El ciudadano
"José María de Boeanegra, está elegido en la forma cons-
" titucioual para cubrir en la suprema corte de justicia de la
"federación el lugar en ella vacante, por la muerte del Sr.
" D. José Isidro Yáñez.
" Suficientemente discutido, hubo lugar á votar en vota-
" ción económica, y del mismo modo fué aprobada."
Se publicó y circuló en la forma acostumbrada ei decreto1
expedido el día de la elección, publicado también en bando
del 21 del repetido mes de enero. Verifiqué por consiguiente,
mi separación de la cámara del senado, y pasé á la corte su-
prema de justicia, entrando en el desempeño de la magistra-
tura con que me honró el voto unánime del cuerpo electoral
de la nación, que como es sabido, lo formaban los congresos
particulares de los Estados. Todos los que se reunieron vo-
taron por unanimidad en mi favor, con la circunstancia es-
pecial de que no habiéndose podido reunir las legislaturas
en el número legal, dos veces que fueron convocadas al efec-
to, se repitió por tercer decreto la convocatoria y la elección,
y en las tres obtuve siempre la unanimidad de las que vota-
ban, hasta llegar en la última á reunir el número de las
quince siguientes: Yucatán, San Luis Potosí, México, Oaxa-
ca, Zacatecas, Jalisco, Ooahuila, Sinaloa, Nuevo León, Sono-
ra, Veracrnz, Querétaro, Durango, Michoacán y Puebla; ad-
virtiendo por mi propio honor, que no sólo fué unánime el
voto general de las legislaturas, sino el individual de los di-
1 Véase la recopilación de Arrillaga, tomo de enero á diciembre de 1835, pág. 29.
561
putados que las componían, según aparece de las actas, que
para evitar difusión se omiten. En la postulación y candi-
datura á mi favor me honró la prensa en general y los pe-
riódicos en particular. La primera publicó dos impresos, pre-
sentando al público y recomendando mi carrera literaria y
pública, y los segundos en número de diez y seis que se pu-
blicaban en la época, también tomaron á su cargo y en todos
los Estados el promover y sostener que la vacante del Sr.
Yáñez se llenase con el que esto escribe. Así fué como ya
queda explicado. e Entremos al siguiente título, dando noti-
cia de las personas que tuvieron á su cargo en la época men-
cionada las secretarías del despacho.
1 Candidato dalos federalistas. — Recuerdos á las legislaturas. — Periódicos "Gaceta
de Zacatecas." — "Bandera de Guadalajara." — "El Fénix," — "El Demócrata." — "El Cen-
sor de Veracruz." — "La Sombra de Washington," de Morelia. — "Gaceta de Tampico."
— "La Aurora de la Libertad." — "La Lima de Vulcano." — "El Reformador." — "El Ba-
luarte de la Libertad." — "El Baluarte de la ley." — "El Termómetro." — "La Atalaya."
— "Gaceta de Coahuila y Texas." — Documento núm, 5, en el cual se insertan varias pie-
zas relativas á esta elección.
Tomo II.— 71
RELACIONES INTERIORES Y EXTERIORES.
DESDE HASTA
1834 abril 24 D. Francisco María Lom-
bardo 22 enero 1835
1835 enero 23 D. José María Gutiérrez Es-
trada 27 enero 1835
JUSTICIA.
1834 abril 24 D. Andrés Quintana Boo.. 1? julio 1834
„ julio 2 Sr. obispo D. Juan Cayeta-
no Portugal 25 nvbre. ,,
„ nvbre. 26 D. Joaquín de Iturbide, O.
M. B 27 enero 1835
GUERRA Y MARINA.
1834 abril 24 D. José Joaquín Herrera. . 16 agosto 1834
1834 agosto 17 L>. Ignacio Moray Villamil,
O. M.E 1? dicbre. 1834
„ dicbre. 2 D. José María Tornel, O.
M.E 2 enero 1835
1835 enero 3 El mismo, como ministro 27 enero 1835
563
HACIENDA.
1834 abril 23 D. Juan José Corral, O, M.E. 4 mayo 1834
„ mayo 5 D. Javier Echeverría 1? stbre. „
„ stbre. 2 D, Joaquín Lebii ja 13 octubre „
„ octubre 14 D. Pablo Gómez Valdez... 1? (liebre. „
„ diebre. 2 D.Francisco María Lombar-
do 31 „ „
1835 enero 1? D. José Mariano Blasco... 27 enero 1835
APÉNDICE AL TITULO XI.
Documento Nám. 1.
Protesta que hace la guarnición de Puebla de sostener ilesa y sin tolerancia
de otra alguna, la religión católica, apostólica, romana, así como la for-
ma de gobierno.
La parte expositiva contiene los fundamentos que sirven para
deducir los artículos, y consisten: en protestar la sencilla verdad de
sostener los objetos y fines del plan sin proteger los defectos y las
faltas; en que las reformas se intentaron extemporáneamente y con-
trariando la voluntad nacional ; y en fin, en que peligraba la existen-
cia de la forma de gobierno adoptada por la república.
Art. 1? Las brigadas de artillería de á pie y de á caballo, con los
batallones primero, segundo, veinte y veinte y seis de la milicia cí-
vica de esta capital, ratificau solemnemente el juramento que tienen
prestado, de sostener ilesa y sin tolerancia de otra alguna, la reli-
gión católica, apostólica, romana que adoptaron la nación y el Estado
en los artículos terceros de sus respectivas cartas fundamentales.
2o Del mismo modo reiteran el de conservar y defender á todo
trance la forma de gobierno de república representativa popular fe-
deral, sancionada también por los referidos códigos en sus artículos
4? del general y 25? del particular.
3? En consecuencia, resistirán toda ley, decreto, providencia ú
orden que tienda á alterar el dogma ó la disciplina de la iglesia tal
566
cual hasta el día se conserva, ó á trastornar de cualquiera manera el
sistema de gobierno indicado.
4o Por estos mismos principios protestan respetar, sostener y
obedecer á los supremos poderes de la federación y del Estado en
todas sus deliberaciones, que no choquen con las bases de este plan,
y á las demás autoridades legítimamente constituidas.
5o Los cuerpos que lo suscriben, y los más que lo adopten en el
Estado, se sujetarán á las órdenes del Ex.cmo. Sr. gobernador y Co-
mandante General D. Cosme Fúrlong, á quien se excitará por todos
los medios que dicte la felicidad común, á recibir su mando, con los
demás encargos que á él son anexos.
6? Por conducto del mismo Sr. Excmo. se agenciará de las au-
gustas cámaras y legislatura del Estado, una medida que ponga fin
al torrente de innovaciones eclesiásticas, que bajo el nombre de re-
formas se agitan en sus senos, bajo el seguro de que tan luego como
se consiga, los cuerpos pronunciados cesarán en su actitud hostil de-
fensiva, y prestarán cuantos servicios se les exijan para el sostén
de los objetos proclamados, como hasta aquí lo han hecho.
7o Como no dudan los expresados cuerpos, de la uniformidad de
sentimientos que en esta materia animan á los ayuntamientos, au-
toridades del Estado y resto de su milicia cívica, se les dirigirán por
extraordinario violento las correspondientes excitaciones, para que
lo secunden en todas sus partes ; y por el correo ordinario se remi-
tirán copias de este plan á los demás Estados de la federación para
su conocimiento.
8? Los empleados del Estado, así civiles como militares, y de
cualquiera nombramiento, que no se adhieran á este plan, tan justo
cuanto lo demuestran los artículos 1? y 2o, seráu depuestos de sus
empleos y extrañados del Estado.
9? Siendo tan sano el fin á que se dirige su combinación, sin re-
lación á personas, sino sólo á los priucipios que quedan sentados, se
desconoce el pronunciamiento de Orizaba y Córdoba, y cualquiera
otro que tienda á los mismos objetos, mientras no se restituyan las
autoridades depuestas y se emprenda la marcha que determina este
plan.
10? Si así no fuere, se comprometen los cuerpos que suscriben,
según lo que tienen ofrecido en el artículo 6°., á cumplir por su parte
567
las disposiciones de esta honorable legislatura, relativas á la restitu-
ción de la tranquilidad en el Estado de Veracruz.
13° La guarnición de la capital y demás puntos del Estado en
que sea necesario para conservar su paz y quietud interior, ahora y
en todo tiempo continuará cubriéndose y exclusivamente por su mi-
licia cívica, y pagándose do sus fondos como se ha hecho hasta hoy,
desde que así lo dispuso el supremo gobierno federal por su circular
de 6 de noviembre último.
12? Los jefes y oficiales sueltos del ejército permanente que se
hallen en el Estado á la fecha de este pronunciamiento, y los demás
empleados de la federación, si no lo secundasen dentro de doce horas,
saldrán de él en el término de veinte y cuatro.
13? Este pronunciamiento en nada coarta la libertad de la hono-
rable legislatura y del Excmo. consejo para ocuparse de sus delibe-
raciones ulteriores.
Puebla, 11 de mayo de 1834. — El inspector de la milicia cívica,
José Mariano García Méndez. — Teniente Coronel Comandante de la
Brigada de á pie, José Cayo Navarro. — Primer Ayudante, Joaquín
Feytal, Director general del parque. — Como encargado del detall,
José María Alvarez. — Por la clase de Capitanes, Juan Torre. — Por
la de Tenientes, Manuel Domínguez. — Por la de Subtenientes, Luis
Azomosa. — Por la de sargentos, José Crespo. — Por la de cabos, José
Martínez. — Por la de soldados, José Pérez. — Primer Ayudante de
la de á caballo, Francisco R. Alvarado. — Por la clase de Capitanes,
Tomás Macías. — Por la de Tenientes, Joaquín Ochoa. — Por la de Al-
féreces, Agustín Ortiz. — Por la de sargentos, José María Lozada. —
Por la de cabos, Alejandro Sevilla. — Por la de soldados, Manuel As-
torga. — Teniente Coronel Comandante del primer batallón, José An-
tonio Grajales. — ("orno encargado del detall, Joaquín Ureña. — Por
la clase de Capitanes, Joaquín María Bahamonde. — Por la de Tenien-
tes, Aparicio Saavedra. — Por la de Subtenientes, José Mariano Saa-
vedra. — Por la de sargentos, Albino Campos. — Por la de cabos, José
de Jesús Jiménez. — Por la de soldados, Mariano Zerón. — Coronel
del segundo batallón, José Rafael Isunza. — Primer Ayudante, José
María Espino. — Por la clase de Capitanes, José Mariano Esparza. —
Por la de Tenientes, José Mariano Arroyo. — Por la de Subtenientes,
José de Jesús García. — Por la de sargentos, Tomás Bárrales. — Por
568
la de cabos, Cayetano Campia. — Por la de soldados, José María Fa-
ció.— Coronel del batallón vigésimo, Manuel Kero. — Teniente Coro-
nel, Agapito Casasola. — Como encargado del detall, Gregorio Enci-
nas.— Por la clase de Capitanes, Mariano Romero. — Por la de
Tenientes, José María Amaro. — Por la de Subtenientes, José María
Arredondo. — Por la de sargentos, Francisco Gaona. — Por la de ca-
bos, Doroteo Lascari. — Por la de soldados, José Reyes. — Coronel
del batallón vigésimosexto, José Várela. — Teniente Coronel, José
Mariano Ortiz.— Primer Ayudante, Francisco Murillo. — Por la clase
de Capitanes, José María Calderón. — Por la de Tenientes, José Mu-
rillo.— Por la de Subtenientes, Pedro Astorga. — Por la de sargentos,
Miguel Chávez. — Por la de cabos, Paulino Valero. — Por la de solda-
dos, Antonio Vargas. — Teniente Coronel Comandante de la Briga-
da de á caballo, José Francisco Aspiroz, secretario.
Documento Nám. 2.
Acta celebrada en Jalapa á consecuencia del pronunciamiento del pueblo jalapeño,
unido con el de Coatepec y otros de las inmediaciones.
La junta popula!*, reunida ayer en la sala capitular, compuesta do
la mayoría de individuos del ayuntamiento, del señor cura párroco,
del comandante de la sección militar, del individuo nombrado por el
pueblo para interlocutor en sostener el pronunciamiento hecho en
el mismo día, de las personas nombradas en comisión por el mismo,
de los jefes de las oficinas, asesor del cantón y de otras personas
respetables de prestigio público que invitó el ayuntamiento, todos
bajo la presidencia del jefe del departamento, eligieron de común
acuerdo cinco individuos de su seno para redactar los artículos con-
569
venientes que deben observarse de hoy en adelante á efecto de man-
tener la tranquilidad pública y buen orden, quedando reconocidas
las autoridades en quienes desde hoy deposita el pueblo su confian-
za, cuyos artículos han de formarse sobre las bases del pronuncia-
miento, que están en consonancia con el de Orizaba, desconociendo
toda ley publicada por el congreso de la unión ó del Estado, que ata-
que á la constitución en materia de la religión católica, apostólica,
romana que profesamos, y el desconocimiento también de los fun-
cionarios públicos marcados por el pueblo por su desafección á es.
tos principios y el aborrecimiento general á que se hayan hecho
acreedores.
La comisión nombrada, después de haberse mantenido cuatro
horas en combinar los derechos sagrados del pueblo, sin barrenar la
constitución, única áncora de nuestra salvación política, con las pro-
videncias necesarias del buen orden para mantener el público sosie-
go, presentó los artículos siguientes:
Io Se reconocerá como protector de la religión católica apostólica
romana al Escmo. Sr. General presidente de la república D. Antonio
López de Santa- Anua, según lo previene la constitución en su ar.
tículo 3? y el 4o de la acta constitutiva.
2? En consecuencia, se le suplica al ciudadano presidente de
la república que en uso de sus facultades inicie á las cámaras de la
unión la revocación de todos los decretos que intenten contrariar
la religión que profesamos, quedando entretanto sin efecto.
3? Como los precedentes artículos no son más que una emanación
de la constitución general de la república, previniendo ésta en su de-
creto núm. 163, que todo funcionario público antes de tomar posesión
de su destino debe prestar juramento de guardar esta constitución,
ja comisión cree que el ayuntamiento, en cumplimiento de su deber,
no puede en alguna manera contrariarlos, quedando en el caso con-
trario á la deliberación de la junta.
4o El pueblo jalapeño se obliga á sostener estos artículos.
Los que fueron aprobados sin discusión con aplauso general del
mismo pueblo que concurrió á la galería, menos el que trata de que
sigan funcionando la municipalidad toda y el alcalde primero, sobre
quien especialmente está prevenida la generalidad del pueblo j pi-
diendo los concurrentes á la galería con festinación y clamores de
TomoII. — -72
570
irritación, que si se despreciaban sus esfuerzos petitorios sobre este
particular, acaso se precipitarían á mayores excesos con los indivi-
duos aborrecidos que están en la municipalidad.
No bastando las persuasiones del señor cura párroco que explicó
así al pueblo con recomendable elocuencia, ni las expresiones de
convencimiento del ciudadano Rafael Navarrete para aplacar la fes-
tinación, después do hacer dimisión de sus destinos en obsequio
de la tranquilidad el alcalde primero y regidores presentes, se puso
en frente de la multitud el jefe político, pidió aclaración sobre si re-
conocía su autoridad, contestando afirmativamente el pueblo con
gritos generales de aprobación, le interrogó que explicasen ¿si to-
dos los individuos de la municipalidad les eran sospechos? A que
contestaron : que á excepción de los tres alcaldes segundo, tercero y
cuarto, no tenían confianza de los demás capitulares.
Como único medio de restablecer el orden y que permaneciese
el sosiego público, ofreció el jefe gubernativo que desde luego que.
daban separados los capitulares marcados, y que por el orden legal
se relevarían, encargándoles se retiraseu guardando el mejor or
den, como lo ejecutaron inmediatamente, manifestando con repiques
de campanas y con vivas su regocijo, sin observarse la menor altera-
ción en el resto de la noche.
En consecuencia, se fijarán hoy los anuncios oportunos para pro-
ceder á la elección popular de ayuntamiento en dos juntas que se
celebrarán el 16 y el 18 del corriente.
Se remitirá copia de esta acta directamente al Excmo. Sr. Gene-
ral presidente, duplicándosela por conducto del gobierno del Estado,
y se publicará en este día eu forma de bando, fijándose un ejemplar
en el paraje más público.
Se comunicará esta acta á todos los pueblos del departamento
y á las autoridades de Orizaba.
El señor comandante militar, invitado y comprometido por el pue-
blo jalapeño, ha unido sus votos á los de los ciudadanos pronuncia
dos, bajo la inteligencia de dar cuenta inmediatamente por extraor-
dinario al Excmo. Sr. presidente de la república, á quien se le
suplicará se digne acordar quede mandando á todas las fuerzas de
esta ciudad dicho señor comandante militar, y su segundo eu jefe el
Sr. coronel graduado que fué del octavo regimiento D, Rafael Na-
varrete, á quien la junta ha investido de este carácter.
571
Con lo que se concluyó esta acta, que firmaron todos los señores
presentes.
Jalapa, Mayo 15 de 1834. — Dionisio Camacho. — José A. To-
rrens. — Gabriel Palacio. — Sebastián Camacho. — Juan Francisco
Barcena. — Antonio Baez. — Antonio M. Priani. — José María Bonilla.
— Dionisio Martínez. — Juan Franco. — Luis Uríbarri. — José Cór-
dova. — Francisco Rosas. — Rafael Navarrete. — Mariano Campillo,
Secretario.
Es copia que certifico. Jalapa, Mayo 16 de 1831. — Pedro Llera,
Secretario.
Documento Núm. 3.
Acta del pronunciamiento del Estado de Oaxaca.
¡Viva la federación, la religión y el General Santa- Anna!
En la capital del Estado libre de Oaxaca, á veinte y tres de Mayo
de mil ochocientos treinta y cuatro, reunidos en el convento de San-
to Domingo los jefes y oficiales de la guarnición y multitud de ciu-
dadanos voluntarios de la patria, y tomando en consideración los
graves males que agobian á la nación mexicana y el peligro en que
se halla de perder su religión y paz para siempre, hubieron de con-
venir unánimemente :
1? En adoptar el plan, que para el sostenimiento de la religión
católica, apostólica, romana y de nuestra constitución, se proclamó
en Puebla el día 11 del presente mes.
2? Eu proclamar al heroico General Santa -Anna por sostene-
dor de nuestra religión y libertades patrias.
3? En desconocer, como que contraría la voz pública, á toda cor-
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poración, jefe ó autoridad que se oponga al presente pronuncia-
miento.
4o En reconocer y obedecer como jefe de los pronunciados en
esta capital al teniente coronel D. Andrés Laflor.
5o E a invitar al Sr. General de brigada D. Antonio de León, pa-
ra que haga igual pronunciamiento, y en caso que así sea, reconocer-
lo por jefe superior de todos los pronunciados en el Estado.
6? En respetar y proteger las autoridades legítimamente cons-
tituidas que adopten este plan.
Io. En no atentar de modo alguno contra la propiedad, seguridad
personal y opiniones políticas de los mexicanos.
8o En oficiar atenta y sumisamente al Excmo. Sr. presidente de
la república, poniéndonos á sus respetables órdenes, para que como
nos ha librado tantas veces del despotismo, nos libre de la irreligio-
sidad.
9? Que esta acta se circule á los gobernadores de los Estados y
legislaturas.
Fuerte de Santo Domiugo. Dios, federación y Santa- Auna.
Oaxaca, mayo 23 de 1834. — Andrés Laflor. — Manuel Lazo, Te-
niente Coronel. — José María Hernández, primer ayudante. — Co-
mandante General, Teniente Coronel de Caballería, Ignacio Ortiz.
— Como mayor de Plaza, Capitán ciudadauo José Mariano de Toro. —
Capitán de artillería permanente, Pedro Ortiz. — Capitán permanen-
te, Manuel Silva. — Teniente permanente, Lorenzo Zamora. — ídem,
Juan Várela. — ídem, Ángel Vergara. — ídem, José María Castellanos,
del batallón activo de Oaxaca. — ídem, Joaquín Várela. — ídem, José
María González, del batallón de Oaxaca. — Subteniente, Pedro Diez
Bonilla. — ídem, José Ignacio Labastida. — ídem, Juan Saturnino
Callejas. — ídem, Rafael Herrera y Sovato. — ídem, Miguel Acevedo.
— Teniente, Trinidad Franco.
Es copia del original. Fuerte de Santo Domingo. Oaxaca, mayo
23 de 1834. — Andrés de Laflor. — Como secretario, Juan Nepomuceno
de Toro.
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Documento Núin. 4.
Acta del plan de pronunciamiento de la villa de Cuernavaca.
Sumergida la república mexicana en el caos más espantoso de
confusión y desorden á que la han sujetado las medidas violentas
con que los cuerpos legislativos han llenado este período de sangre
y lágrimas, desplegando los atentados de una demagogia absoluta
sobre la destrucción de la carta fundamental que tantos sacrificios
ha costado, es indispensable manifestar expresamente la realidad
de los votos que emiten los pueblos, para que se apliquen remedios
exactos y positivos que basten á calmar los males y destruir la exis-
tencia de las logias masónicas, que producen el germen de las divi-
siones intestinas.
Considerando igualmente que el espíritu de reclamación es gene-
ral y unísono en todos los ángulos de la república, y que para expre-
sar este concepto á que da lugar la conducta de las legislaturas, no se
necesario pormenorizar hechos que por su misma naturaleza han
producido la dislocación general de todos los vínculos sociales; la
villa de Cuernavaca, animada de las más sanas intenciones, y con el
deseo de abrir uua nueva era, echando un velo á los acontecimien-
tos pasados, manifiesta libre y espontáneamente sus votos por me-
dio de los artículos siguientes:
1? Que su voluntad está en abierta repugnancia con las leyes y
decretos de proscripción de personas, las que se han dictado sobre
reformas religiosas, la tolerancia de las sectas masónicas y con to-
das las demás disposiciones que traspasan los límites prescritos en
la constitución general y en las particulares de los Estados.
2o Que es conforme á esta misma voluntad y al consentimiento
del pueblo, que no pudiendo funcionar el congreso general y legis-
laturas particulares sino en virtud de las facultades que les prescri-
574
ben sus respectivas constituciones, todas las leyes y providencias
que han dictado saliéndose notoriamente fuera de aquel círculo, de-
ben declararse nulas, de ningún valor ni efecto, y como si hubieran
emanado de alguna persona privada.
3? Que el pueblo reclama respetuosamente la protección de estas
bases justas y legales al Excmo. Sr. presidente de la república D •
Antonio López de Santa- Auna, como única autoridad que hoy se
halla en la posibilidad de dispensarla.
4o El pueblo declara, que no han correspondido á su confianza
los diputados que han tomado parte en la sancióu de las leyes y de-
cretos referidos; y espera que así ellos, como los demás funcionarios
que se han obstinado en llevar adelante las resoluciones de esta
clase, se separen de sus puestos y no intervengan ni en contra ni en
favor de esta manifestación hasta que la nación representada de nue-
vo, se reorganice conforme á la constitución y del modo más con-
veniente á su felicidad.
5? Que para sostenimiento de las providencias que dicte el
Excmo. Sr. presidente, de conformidad con las ideas que van expre-
sadas, se le ofrece la eficaz cooperación de la fuerza que tiene aquí
reunida.
Estos artículos han sido proclamados por el pueblo en masa, y
otorgados por la junta que al efecto se ha celebrado por el ayunta-
miento y principales vecinos de esta villa; por lo que se da cuenta
inmediatamente al Excmo. Sr. primer magistrado de la república,
para que este plan obre sus efectos en su superior conocimiento.
Cuernavaca, 25 de mayo de 1834. — Excmo. Sr. Ignacio Echeverría.
— José Mariano Campos, secretario.
575
Documento Núm. 5.
"EL CIUDADANO RAMÓN RAYÓN, General de brigada y gober-
viador del Distrito federal.
" El señor oficial mayor de la secretaría de justicia y negocios ecle-
siásticos, encargado de su despacho, me dice en oficio de 10 del co
rriente lo que sigue:
" El Exorno. Sr. presidente de los Estados Unidos mexicanos se
ha servido dirigirme el decreto que sigue:
" El presidente de los Estados Unidos mexicanos, á los habitan-
tes de la república, sabed: que el congreso general ha decretado lo
siguiente:
" El día catorce del corriente se reunirán las dos cámaras del con-
greso general para abrir las actas de elecciones hechas por las legisla-
turas de los Estados, á fin de cubrir la vacante del Sr. D. José Yáñez
en la suprema corte de justicia. — José Cirilo Gómez y Anaya, dipu-
tado presidente. — Epigmenio J. Villa-nueva, presidente del senado. —
Lie. Pedro de Ahumada, diputado secretario. — Manuel Miranda, sena-
dor secretario."
Por tanto, mando se imprima, publique y circule y se le dé el
debido cumplimiento. Palacio del gobierno federal en México, á 10
de enero de 1835. — Antonio López de Santa- Anna. — A D. Joaquín de
Iturbide."
Y tengo el honor de comunicarlo á V. S. para su inteligencia.
Dios y libertad. México, 10 de enero de 1835. — Joaquín de Iturbi-
de.— Sr. gobernador del Distrito federal."
Y para que llegue á noticia de todos, mando se publique por ban-
do, en esta capital y en la comprensión del Distrito, fijándose en los
parajes acostumbrados, y circulándose á quienes toque cuidar de su
observancia.
576
Dado en México, á 12 de enero de 1835. — Eamón Bayón, — José
Francisco de Alcántara, secretario.
La comisión nombrada por la cámara para la revisión de las actas
de las legislaturas en el día 21 de abril del año próximo pasado, .se-
ñalado por el gobierno para cubrir la vacante que ha resultado en la
suprema corte de justicia, por la muerte del Sr. D. José Isidro Yáñez,
las ha examinado con la detención é imparcialidad que demanda la
confianza que se le ha dispensado, y en su desempeño procede á dar
cuenta de su resultado.
Ellas son quince que importan tanto como las tres cuartas partes
de su totalidad, y aunque una de ellas, que es la de Sinaloa, sufragó
el 8 de julio siguiente, dos meses y días después del señalado por el
gobierno, ni esto vició el acto de la solemne apertura, de los pliegos,
ni después sirve de estorbo para calificar la elección y numerar ló*
votos.
No vició aquel primer acto porque las tres cuartas partes que con-
forme al artículo 129 de la carta deben concurrir para la apertura,
legalmente intervinieron, como que hasta entonces se trata sólo de
pliegos cerrados de las legislaturas en sus tres cuartas partes, como
lo son indispensablemente quince, respecto de las veinte que hasta
hoy forman la federación mexicana.
Tampoco vicia aquel defecto la clasificación y numeración de los
votos, porque para este acto posterior, ya el artículo siguiente 132
sólo requiere la mayoría absoluta de los sufragantes, computada por
el núu.ero total de las legislaturas; y como aun supuesto aquel vicio
de la de Sinaloa, quedan catorce que todas uniformemente, sin vi-
cio conocido en su sesión, votaron en el día señalado por el gobierno
al Sr. D. José María Bocanegra, es muy claro que la comisión ha
debido pasar á encargarse de las calidades personales del individuo.
Las reúne de público y notorio; es un letrado instruido en ia
ciencia del derecho, mayor de treinta y cinco años y nativo del Es-
tado de Zacatecas, donde y en esta capital ha vivido constantemente
577
y se mantiene hasta hoy en el legal ejercicio de los derechos de ciu-
dadano.
En tal concepto la comisión concluye poniendo á la deliberación
de la cámara la siguiente proposición:
" El ciudadano José María Bocanegra está elegido en la forma
constitucional para cubrir en la suprema corte de justicia de la fe-
deración, el lugar en ella vacante por la muerte del Sr. D. José Isidro
Yañez."
México, 16 de enero de 1835. — Valentín. — Ahumada. — Lope. —
Requena. — Moreno. — Picó. — Oyarzábal. — Dávila. — Escoto. — Var-
gas.— Cortina. — Carlos María Bustamante. — Castillo. — Vejo. —
Anzorena.
Es copia. — Bocanegra.
*
Ministerio de justicia y negocios eclesiásticos.
Los Excmos. Sres. secretarios de la cámara de diputados en nota
de esta fecha me dicen lo que copio:
" Calificada por esta cámara, votando por Estados, la elección he-
cha por las legislaturas de ellos en 21 de abril de 1834 para llenar la
vacante del Sr. D. José Isidro Yáñez en la suprema corte de justicia
de la federación,, resultó que el Sr. D. José María Bocanegra obtuvo
la mayoría absoluta de sufragios, declarando en consecuencia dicha
cámara, que éste último, está elegido en la forma constitucional, pa-
ra cubrir la expresada vacante. Y tenemos el honor de comunicarlo
á V. S. para los fines consiguientes."
Y Ib traslado á V. S. para su satisfacción y á fin de que se pre-
sente á prestar el juramento de estilo.
Dios y libertad. México 19 de enero de 1835. — Joaquín de Itarbide.
— Sr, Lie. D. José María Bocanegra.
Tomo ¿I. — 73
578
Excinos. Sres.:
Por el ministerio de justicia se me ha dirigido con fecha de ayer
la comunicación siguiente:
" Los EE. SS. secretarios de la cámara de diputados, etc."
Tengo el honor de transcribirlo á VV. EE. para que elevándolo
por su respetable conducto á esa augusta cámara, ella se digne no
llevar á mal que por obsequiar debidamente lo dispuesto en el ar-
tículo 134 de nuestra carta fundamental, me separe de su seno á fin
de prestar el juramento y tomar posesión del empleo de ministro de
la suprema corte de justicia de la federación, según así se me dice
en la preinserta nota.
Sírvanse VV. EE. asegurar á la cámara mis altos respetos, y ad-
mitir VV. EE. en lo particular los testimonios más distinguidos de
mi sincero aprecio y consideración. Dios y libertad. México, 20
de enero de 1835. — José María Bocanegra. — Excmos. ÍSres. secreta-
rios de la cámara de senadores.
Instruido de la atenta comunicación de ayer en que se sirve vd.
participarme la declaratoria que hizo la augusta cámara de diputa-
dos del congreso de la unión, de haber recaído en mi persona la elec-
ción constitucional de ministro de la suprema corte de justicia de la
federación, y que en consecuencia, me presente á prestar el jura-
mento de estilo, manifiesto á V. S. tenga la bondad de avisarme el
día y hora en que haya de concurrir á tan respetable acto.
Con este motivo logro la satisfacción de renovar á V. ¡3. las se-
guridades de mi particular aprecio y consideraciones.
México, 20 de enero de 1835. — José María Bocanegra. — Sr, oficial
mayor encargado de la secretaría de justicia.
579
" EL CIUDADANO RAMÓN RAYÓN, general de brigada y goberna-
dor del distrito federal.
"El señor oficial mayor de la secretaría de justicia y negocios
eclesiásticos, encargado de su despacho, me dice en oficio de 19 del
corriente lo que sigue:
" Los Excmos. ¡Sres. secretarios de la cámara de diputados en
nota de esta fecha me dicen lo que copio.
" Calificada por esta cámara, votando por Estados, la elección
hecha por las legislaturas de ellos en 21 de abril de 1834 para llenar
la vacante del !Sr. D. José Isidro Yáñez en la suprema corte de jus-
ticia de la federación, resultó que el Sr. D. José María Bocanegra
obtuvo la mayoría absoluta de sufragios, declarando en consecuen-
cia dicha cámara que éste último está elegido en la forma constitu-
cional para cubrir la expresada vacante. Y tenemos el honor de co-
municarlo á V. S- para los fines consiguientes."
Y lo traslado á V. S. para su inteligencia y efectos correspon-
dientes.
Dios y libertad. México, 19 de enero de 1835. — Joagiún de Iturbide.
— Sr. gobernador del Distrito federal.
Y para que llegue á noticia de todos, mando se publique por ban-
do en esta capital y en la comprensión del Distrito, fijándose en los
parajes acostumbrados y circulándose á quienes toque cuidar de su
observancia.
Dado en México, á 21 de enero de 1835.— Ramón Rayón. — José
Francisco de Alcántara, secretario.
Secretaría de la cámara de diputados. — Sección 2?
Hemos dado cuenta á la cámara á que tenemos el honor de per-
tenecer, con la atenta nota que V. S. se sirvió dirigirnos en 20 del
que rige, reducida á hacerle presente su reconocimiento, por la decla-
ratoria de haber recaído en su favor, la elección constitucional para
580
ministro de la suprema corte de justicia de la federación, y acordó
en consecuencia se contestase á V. S. haberla oído con agrado, como
tenemos la satisfacción de ejecutarlo, manifestándole por nuestra
parte la complacencia que nos ocupa, de que en el supremo poder
judicial de la nación, se aumente con V. S. el número de sus dignos
miembros y ocupe un lugar debido á sus relovantes luces y honradez.
Sírvase V. S. aceptar la retribución á las consideraciones par-
ticulares de aprecio, con que se digna honrarnos.
Dios y libertad. México, 22 de enero de 1835. — Lie. Pedro de Ahu-
mada, diputado secretario. — Lie. Luis González Movellar, diputado
secretario. — Sr. D. José María Bocanegra, ministro de la suprema
corte de justicia de la federación.
Excmos. Sres.:
Por el ministerio de justicia se me ha participado con fecha de
ayer la declaratoria hecha por esa augusta cámara de diputados
de haber recaído en mi persona la elección constitucional de minis-
tro de la suprema corte de justicia de la federación.
Yo tributo las debidas gracias y protesto mi sincero reconoci-
miento á una declaratoria que sin mérito de mi parte consigua en
mí tan relevante confianza; mas puedo asegurar que en justa retri-
bución á ella, procuraré observar inviolablemente las obligaciones
que me impone.
Dígnense W. EE. ponerlo así en conocimiento de la misma cá-
mara, á quien protesto mis sumisos respetos y aceptar W. EE. en
lo particular mi verdadero aprecio y consideración.
Dios y libertad. México, 20 de enero de 1835. — José María Bo-
canegra.— Excmos. Sres. secretarios de la cámara de diputados del
congreso do la unión.
581
Candidato de los federalistas para la vacante en la suprema corte de justicia.— José
María de Bocanegra, natural de Zacatecas.
México, marzo 8 de 1833.
La noticia llegada á nosotros por casualidad, de que las honora-
bles legislaturas de los estados van á sufragar eu breve para la va-
cante que dejó en la suprema corte de justicia la muerte del Sr. D.
Isidro Yañez, nos ha decidido por el amor solamente del mérito dis-
tinguido, tanto como notorio, del Sr. D. José María de Bocanegra, á re-
comendarlo como conviene al honor de la magistratura, al interés de
la patria y á la imparcial administración de justicia.
Deseosos de presentar, aunque en bosquejo, los méritos literarios
y patrióticos de uno de nuestros mejores ciudadanos, hemos bus-
cado y adquirido la relación jurídica y testimoniada que al fin se in-
serta. En ella aparece que los buenos talentos del Sr. Bocanegra,
su aplicación constante á la ciencia del derecho, su estudio profundo
de las materias que más directamente influyen en la suerte y mejo-
ra de las sociedades, y su adhesión sobre todo á la noble causa de
las libertades públicas, le han proporcionado que brille en el foro;
que sus decisiones en los tribunales se hayan considerado como ema-
nadas de la boca de la justicia; que en la tribuna nacional se respe-
tase siempre su voto, y que en los primeros destinos de la nación
apareciesen juntamente la virtud y el saber, la moderación y la ener-
gía, la tolerancia filosófica de los hombres y el horror de los delitos.
El juicio honorífico que los hombres de todos los partidos han for-
mado á su vez del Sr. Bocanegra, aun en los momentos más borras-
cosos, á la par que manifiesta la notoriedad de sus buenas acciones,
es un testimonio del poder que dichosamente goza la virtud sobre
los corazones generosos de los mexicanos. El arte de conquistar la
voluntad, el de conciliar el amor con el respeto de los subditos, perte-
nece al Sr. Bocanegra, en un grado que solamente conocen los que
han servido á sus órdenes. Activo, inteligente, modesto no ha sido
en los diversos puestos que ha ocupado órgano de pasiones propias
582
ni agenas : la ley fué su norte, la estimación pública es su recom-
pensa.
Sus amigos han sido cuantos amaron el bien público. No podrá
avergonzársele con la memoria de infracciones de las leyes, con la
del desprecio de los principios, con la de persecuciones innobles.
La naturaleza lo ha dot^o de un corazón recto y sensible: los mo-
dales del Sr. Bocanegra son francos é insinuantes. Bocanegra es de
la clase de aquellos hombres á quienes los griegos autiguos podían
señalar con el nombre de justos.
En tiempos turbulentos son necesarios hombres como el Sr.
Bocanegra en los tribunales; hombres tolerantes en las afecciones
políticas, hombres imparciales que sepan distinguir á las leyes de las
circunstancias, hombres en una palabra, rectos, como la divina As-
trea, compasivos y humanos. Este es el Sr. Bocanegra.: ¿hay quien
ponga en duda la filantropía de sus intenciones?
Por estas consideraciones presentamos al Sr. Bocanegra, natural
del Estado de Zacatecas, como candidato para la plaza vacante de la
suprema corte de justicia. Tales son los votos de — Los amantes de
la justicia, del talento y del mérito.
Relación de méritos del C, José María de Bocanegra.
Yo el infrascrito escribano certifico y doy fé en testimonio de
verdad, que el día 25 de este mes el Sr. diputado D. José María
de Bocanegra, magistrado del tribunal supremo de justicia del Es-
tado de Zacatecas, pidió por escrito al Sr. Licenciado D, Cayetano
Ibarra, juez de letras en esta ciudad federal, se le diese certificación
relativa de lo sustancial de los documentos que acompañó en 57 fo-
jas útiles, y contienen su carrera literaria, méritos y servicios, según
todo consta más larga y circunstanciadamente de ellos; pidiendo
asimismo se le devolviesen originales. Y habiendo accedido á la ex-
presada solicitud por auto del mismo día, en debido cumplimiento
583
procedí á su ejecución certificando en todo forma de derecho que lo
que de dichos documentos consta, es en extracto lo siguiente:
Comenzó el Sr. D. José María de Bocanegra su carrera literaria
á los quince años de edad, vistiendo la beca del ¡Seminario de Gua-
dalajara en el Estado de Jalisco, á principios del año de 1802. Con-
cluyó el estudio de gramática y retórica en agosto de 1804-, habién-
dose ejercitado en traducir así en prosa como en verso, los autores de
mejor nota, logrando en todas las cátedras el desempeñar con luci-
miento examen público y ser nombrado para la oposición de las que
llamuu de mérito ; siendo además recomendado por su aplicación y
aprovechamiento.
En octubre de 1805 pasó á estudiar filosofía, y corridos dos años
escolares en este estudio, recibió, previas las funciones y formalida-
des de estatuto, la media hora de lección latina y demás cargos, el
grado de bachiller por la Universidad de Guadalajara, aprobándolo
nemine discrepante, los doctores s.ñalados para su examen, y decla-
rándolo hábil para el estudio de cualquier ciencia.
Cuando estudió la filosofía, siendo en la cátedra de los más apro-
vechados, fué electo el primer año del curso para sustentar un acto
público de lógica y metafísica, y en el segundo para otro igual de fí-
sica. Manifestó su aprovechamiento en los ejercicios de la cátedra,
y desempeñó con honor en su colegio exámenes públicos que le co-
rrespondían ; mereciendo que al fin del curso de artes al graduarse el
mérito de los concurrentes, se le nombrase en primer lugar in recto.
Pasó á vestir la beca del nacional y más antiguo colegio de San
Ildefonso de México, con el fin de estudiar jurisprudencia, y perma-
neció en dicho colegio hasta recibir el grado de bachiller en cánones
en la Universidad de la referida ciudad. Este grado lo obtuvo de la
misma unánime aprobación que el grado en artes.
En el tiempo de cursante jurista, y en cumplimiento délos debe-
res que como á tal le correspondían, sufrió cuatro exámenes de ma-
terias selectas de derecho civil, dos por obligación y dos á que se
sujetó voluntariamente, logrando en todos que se le honrase por los
sinodales con las mejores calificaciones.
Tuvo el mérito de haber desempeñado el acto de estatuto de la
cátedra de decreto de la referida Universidad, que le confió su ca-
tedrático el Dr. D. José Félix Flores Alatorre. Defendió en esta fun-
584
ción pública todas las materias de contratos, cuasi contratos y distrac-
tos, según las trata Amoldo Vinnio, y las seis cuestiones de la causa
catorce del decreto. Obtuvo la calificación siguiente: Satisfizo su car-
go con el mayor lucimiento, respondió especialmente bien todas las dificul-
tades que se le propusieron.
Al separarse de sus dos referidos colegios fué honrado con do-
cumentos que, hablando de su talento, conducta y aplicación, le re-
comiendan de un modo particular y distinguido que le hacen un
honor no común.
Pasó al estudio práctico de la jurisprudencia, y después de co-
rridos dos años diez meses, pretendió dispensa del tiempo restante
para examinai'se de abogado; y habiéndose previamente pedido por
el regente de la audiencia informe al rector del ilustre colegio de
abogados, lo extendió muy satisfactorio su mismo maestro de prác-
tica el Lie. D. Mariano Primo de Rivera, que era entonces rector del
colegio referido, y certificó de un modo honorífico y con extensión
sus adelantos y aptitud, por todo lo que se le dispensó más de un
año del tiempo prescrito para este estudio.
En el mes de marzo de 1813, previos los trámites de estilo, sufrió
el primer examen en el expresado ilustre colegio de abogados,
desempeñando los cargos de estatuto con todo lucimiento. Fué
aprobado por todos los catorce abogados que concurrieron á su exa-
men; y lo fué también después por la audiencia, previo examen que
le hizo este superior tribunal, y lo declaró abogado el día 29 del re-
ferido mes de marzo de 1813.
Se dedicó inmediatamente al ejercicio de su facultad, y en poco
tiempo de ejercerla tuvo la suerte de lograr la mejor aceptación; y
consta que desde el año de 814 hasta el de 20 que residió en San Luis
Potosí, á más del despacho en su estudio como abogado, fué nom-
brado asesor por el ilustre ayuntamiento, intendencia, juzgados or-
dinarios y comandancia general, desempeñando esta confianza en
negocios graves y delicados. Se grangeó el concepto y estimación
pública; de manera que en virtud del buen desempeño de su profe-
sión, y por su acreditada conducta, ya como asesor, ya como patrono,
le han recomendado en formales documentos las diversas autorida-
des y tribunales expresados antes, calificándolo de un letrado útil
al público; exponiendo por fundamento en los certificados sus cono-
585
ciclas luces y talento, su laboriosidad y particularmente el desinte-
rés, pulso, juicio, moderación y tino con que se ha conducido en su
ejercicio de abogado.
En 5 de junio de 1821 fué nombrado juez de letras del partido
de Aguascalientes en el Estado, entonces provincia de Zacatecas,
y aunque se le niandó dar posesión de su destino, procuró el intere-
sado que se omitiera, reteniendo en su poder el nombramiento por
la razón, según me ha expuesto, do no desempeñar un empleo que
le confiaba el gobierno español, cuando puntualmente se trabajaba
por lograr nuestra emancipación, cuya causa había abrazado, sostenía
y defendía, haciéndole buenos servicios y exponiéndose aun á las re-
sultas de un juicio*.
En enero de 1822 le honró su Estado de Zacatecas, eligiéndolo
por primera vez diputado en la clase de letrado para el primer con-
greso constituyente mexicano. Se presentó en las juntas preparato-
rias el día 22 de febrero del referido año de 822. Fueron aprobadas
sus credenciales, y habiendo prestado juramento, entró á desem-
peñar su cargo en el congreso, permaneciendo en él constantemente
por el espacio de un año y ocho meses hasta el día que cerró sus
sesiones.
Estas, señaladamente en los momentos de crisis que angustiaron
a los representantes del pueblo, acreditan su conducta, y sus discur-
sos y opiniones publicadas en los periódicos, en impresos sueltos y
en los diarios de las mismas sesiones, manifiestan que siempre y se-
gún pudo siguió por norte el espíritu y voluutad más general en la
nación.
Fué nombrado para las comisiones ordinarias y especiales más
arduas y de más delicado desempeño; fué primer secretario el perío-
do señalado en el reglamento interior; fué hasta concluir las sesio-
nes individuo del tribunal del congreso, y actuó en él en varias causas
que ocurrieron contra algunos señores diputados, sin reclamo pú-
blico ni de parte.
Así también ha ejercido en lo general su profesión, matriculado
en el ilustre y nacional colegio de abogados de esta ciudad federal
sin que eu muy cerca de diez y ocho años que hasta la fecha cuenta
de abogado se le haya suspendido, multado, apercibido, y ni aun li-
gerameute extrañado en su ejercicio cosa alguna por ningún tribunal
ni juzgado.
Tomo II.— 74
586 ^
Ha sido uno de los individuos nombrados por la cámara de di-
putados, con arreglo al artículo 139 de la constitución, para juzgar
á los magistrados de la suprema corte de justicia en el bienio de
1825 y 26.
El mismo año de 25 en el certamen literario que el colegio de
San Ildefonso de esta ciudad convocó y dedicó á su antiguo alumno
el primer presidente de la república, obtuvo el referido Si\ Bocane-
gra el premio ofrecido á una disertación en apología de la naturaleza
y ventajas del sistema federal, cuya pieza con las demás premiadas
corre publicada por la imprenta. Se reimprimió por disposición del
supremo gobierno, previniendo por orden de 8 de abril de 1826, que
por medio de los gobernadores de los Estados se repartiese á los
ayuntamientos, escuelas y particulares. Se reimprimió también en
diversos periódicos de varios Estados de la república.
En mayo de 1825 fué nombrado magistrado de la segunda sala
del tribunal supremo de justicia de Zacatecas. En 14 de junio del
propio año obtuvo el mismo honroso nombramiento por el honorable
congreso del Estado de Chihuahua, y también recibió igual distinción
del congreso y gobierno del Estado de Durango en 31 de julio del
año de 1826. Aceptado el primer empleo, lo ha desempeñado desde
dicho tiempo á satisfacción pública y sin reclamo alguno, sin em-
bargo de los muy importantes negocios que se han decidido en la
expresada segunda sala.
En el mismo Estado es individuo de la sociedad patriótica de
amigos del país, y en esta corporación obtuvo los encargos de primer
conciliario y curador de escuelas. Fué electo orador para la función
de aniversario con que dicha sociedad celebró el día 16 de septiem-
bre de 1826, y pronunció un discurso cívico, que corre impreso y pu-
blicado por la misma sociedad.
Fué nombrado por el supremo gobierno de dicho Estado en los
términos más honoríficos, visitador del colegio de San Luis Gonzaga
de la ciudad de Zacatecas, para que remediándose algunos defectos
que se notaban en dicho establecimiento, se procurasen sus adelan-
tos; todo se practicó con el resultado más satisfactorio. Fué asocia-
do á la comisión de justicia del honorable congrego del Estado para
la formación de proyectos de leyes, muy interesantes en el mismo
ramo de justicia.
587
Ea octubre del citado año de 1826 fué electo primer diputado al
congreso de la unión por el mismo Estado, y en oportuno tiempo se
trasladó á la ciudad federal á desempeñar el honroso cargo que por
segunda vez se le cou fiaba, habiendo recibido al separarse los testi-
monios más honoríncos del supremo tribunal á que pertenece. Exa-
minada su credencial eu las juntas preparatorias de reglamento, fué
aprobada; y al verificar la cámara la primera elección de oficios,
fué electo presidente en 28 de diciembre, teniendo por tanto el
honor de haber presidido la apertura de las sesiones del congreso
general en la segunda legislatura constitucional, pronunciando el
discurso análogo que corre impreso. Durante esta comisión ha des-
empeñado muchas de gravedad ó importancia.
En 20 de enero de 1827 fué nombrado por el supremo gobierno
de la república individuo de la junta encargada de formar el plan de
instruccióu pública para el Distrito y territorios de la federación,
cuyo cargo desempeñó, en unión de sus demás compañeros, hasta
presentar el proyecto del mencionado plan, que después tuvo el ho-
nor de dirigir como iniciativa á la cámara de representantes, siendo
secretario del despacho de relaciones.
Es socio de la Compañía Lancasteriana de México, académico de
número de la academia de legislación y economía política de la mis-
ma ciudad; fué el primer vicepresidente de la junta de caridad del
hospicio de pobres en su restablecimiento, y se le declaró al cesar
en este encargo, miembro honorario de dicha junta; es también so-
cio honorario del Instituto de ciencias y artes y de número en el Ins-
tituto federal.
Ha sido asesor del gobierno del Distrito, y ha consultado en
cuantos expedientes se le remitieron al efecto; y también ha prac-
ticado lo mismo con la comandancia general, sin excusarse jamás á
ningún servicio, sin embargo de su ocupación en los cargos públicos.
En el mes de mayo de 1828, habiendo obtenido permiso de su
cámara, fué nombrado por el supremo gobierno general, miuistro ple-
nipotenciario y enviado extraordinario para Roma, cuyo nombramien-
to antes de que recayese la aprobación del senado, lo retiró el go-
bierno, manifestando tenía que confiar al nombrado otra importante
comisión.
En octubre del mismo año fué tercera vez electo diputado por su
588
Estado de Zacatecas para la legislatura de 1829 y 830, en la que á
más de otras comisiones, tuvo también el honor de haber sido electo
presidente de su cámara en julio del año de 830.
En 24 de enero de 1829 fué nombrado ministro de Estado y del
despacho de relaciones interiores y exteriores por el primer presi-
dente constitucional de la república, y previa la licencia de la cá-
mara, pedida y otorgada el mismo día, desempeñó este encargo con
cuanto cuidadoso esmero le fué posible, y con la laboriosidad y em-
peño que él exige por su naturaleza; habiendo tenido la satisfacción
de que en su tiempo, á pesar de las muy difíciles y críticas circuns-
tancias en que se halló la nación, no sufriesen demérito, sino antes
bien aumento las relaciones con los gobiernos extranjeros y con los
varios agentes que de ellos residen cerca del de la república; acredi-
tándose esto, entre otras cosas, con los diversos tratados que se can-
jearon y se publicaron en dicha época, con los agentes extranjeros
que se recibieron, y con la constante, mutua y satisfactoria corres-
pondencia que notoriamente se sostuvo en lo exterior el referido
tiempo. Y por lo que respecta á lo interior, entre otros servicios re-
lativos al despacho, cuenta el de haber cooperado por su parte con
cuanto empeño y dedicación pudo al siempre glorioso triunfo nacio-
nal obtenido contra la invasión española el mencionado año de 829.
En 13 de octubre del mismo, reteniendo el ministerio de relacio-
nes, se le encargó interinamente el de hacienda, y desempeñó ambos
despachos hasta el 5 de noviembre. En este día prestó el juramento
debido, como secretario de hacienda, para que fué nombrado, dejan-
do aquel día por lo mismo el despacho de relaciones.
Después de desempeñar el ministerio de hacienda por más de
dos meses, en medio de una escasez antigua, extrema y entonces ab-
soluta, luchando entre contradicciones sumamente graves, logró es-
tablecer de al gil n modo el crédito nacional, y pudo proporcionar re-
cursos al erario por medio de algunas providencias y contratos
piíblicamente bien recibidos, y en términos de hacer marchar ya al
gobierno, cubriendo en muy principal parte sus importantes aten-
ciones, y estableciendo las economías y órdenes que tanto interesa-
ban, según todo aparece en los periódicos de aquel tiempo y los ya
citados.
Consta en acta del día 16 de diciembre del citado año, que la cá-
589
mará de diputados, hallándose en la necesidad de nombrar presiden-
te interino de la república por haber llegado el caso del artículo 97
de la constitución, eligió para este encargo al Sr. Bocanegra, cuyo
nombramiento se hizo notable y más honroso por la circunstancia
de que la elección fué tan unánime por diputaciones de Estados y
por individuos, que sólo faltó el voto de Sonora, de 16 Estados que
votaron, y dos diputados, de 44 que componían la cámara.
Sobre cómo se haya conducido en los tres puestos referidos, y
cuál haya sido su conducta, es de advertir, que sin embargo de
haberse hallado á su cargo once meses las secretarías de Estado en
los despachos de relaciones y hacienda en circunstancias muy difí-
ciles, no comunes y aflictivas, consta de documentos que no ha sido
acusado, ni se le ha exigido en ninguna de las dos cámaras respon-
sabilidad alguna; y también consta que ni aun por la imprenta se le
ha denunciado señaladamente ó siquiera designado infracción alguna
de ley; y por el contrario, ha recibido testimonios públicos á su favor
en periódicos de diversas opiniones. Sobre todo, se refiere, según ha
pedido, al juicio, imparcialidad y justicia de sus conciudadanos.
Y para que conste y surta los efectos que haya lugar en derecho,
pongo la presepte por duplicado, que coucuerda con los documentos
originales que he tenido á la vista y devolví á la parte á que me re-
mito, y va en 6 fojas con ésta, todas del sello tercero corriente, en
la ciudad de México, á 16 de diciembre de 1830; siendo testigos D.
Mariano Cabeza de Vaca, D. Claudio Velarde y D. Juan de Dios
Selma, de esta vecindad. — Doy fé. — Francisco Colapiz, escribano pú-
blico.
NOTA. — En el año de 1831 fué reelecto el Sr. Bocanegra para
la magistratura que obtenía en Zacatecas, y que ha desempeñado
dignamente. En el mes de noviembre de 1832 sufragaron por él nue-
ve ayuntamientos del Estado de Zacatecas para que obtuviese el
gobierno del Estado. Y posteriormente ha sido declarado ciudadano
potosinense en los términos más honoríficos y satisfactorios.
590
Recuerdo á las honorables legislaturas de los Estados.
En 8 de marzo del presente año publicaron varios amigos de
Excmo. Sr. D. José María Bocanegra una noticia de su carrera po-
lítica y literaria, recomendándolo para la próxima elección de mi •
nistro de la suprema corte de justicia, que debe hacerse por muerte
del Sr. D. Isidro Yáñez. Como no se puede formar juicio de la ap-
titud y méritos de un ciudadano por los destinos que ha ocupado,
pu»es hemos visto optarlos á hombres desnudos de toda clase de bue-
nas cualidades, los que escribimos este recuerdo nos proponemos dar
á conocer á nuestro candidato por sus obras.
Con respecto á su carrera literaria, baste decir que profesa cou
honor y crédito la jurisprudencia desde el año de 1813; que de en-
tonces á la fecha ha desempeñado las plazas de asesor del ayun-
tamiento, intendencia, juzgados ordinarios y comandancia general
de San Luis Potosí; que igualmente ha sido asesor del gobierno del
Distrito federal, y obtuvo el nombramiento de juez de letras de
Aguascalientes. Los Estados de Zacatecas, Durango y Chihuahua
lo nombraron magistrado de sus tribunales supremos de justicia, y
aceptando el primer nombramiento, lo desempeñó hasta el año de
1831, en que fué reelecto para la misma magistratura, continuando
en su ejercicio hasta principios del presente año en que salió electo
senador. El Sr. Bocanegra durante el período de veinte años en la
carrera forense, ni bajo los diversos aspectos de abogado, asesor y
juez, ha sufrido apercibimientos, suspensiones, multas ni tampoco se
le ha exigido la menor responsabilidad; estas circunstancias prue-
ban su instrucción en el derecho y su acrisolada honradez.
Para continuar sus méritos literarios, añadiremos, que en 1827
fué nombrado por el supremo gobierno de la república para formar
el plan de instrucción pública, encargo que desempeñó satisfactoria-
mente con sus otros colegas. En 1825 obtuvo el premio de una di-
sertación que escribió sobre las ventajas del gobierno federal, que
impresa por orden del gobierno se mandó repartir á los ayuntamieu-
591
tos y escuelas de primeras letras. Fué nombrado visitador del colé,
gio de Zacatecas para remediar los abusos de este establecimiento,
y se le asoció á la comisión de justicia del honorable congreso para
la formación de leyes muy interesantes en el mismo ramo. Redactor
de algunos periódicos, se hizo un lugar bien distinguido en el Amigo
del pueblo, que tan brillante y sólidamente defendió las libertades
públicas.
Es individuo de la sociedad de Amigos del país de Zacatecas, de
la Compañía laucasteriana de México, del M. I. Colegio de abogados»
académico de número de la Academia de legislación y economía po-
lítica de la misma ciudad; obtuvo la vicepresidencia de la Junta de
caridad del Hospicio, y se le declaró al terminar sus funciones, miem-
bro honorario de ella; es igualmente socio honorario del Iustituto
de ciencias y artes y de número del Instituto federal.
La carrera política del Sr. Bocanegra es de las más brillantes y
honrosas que puede presentar uu mexicano. Nombrado por el Es-
tado de Zacatecas diputado á los congresos constituyente, segundo
y tercero constitucionales de la federación, en todos acreditó sus
buenos principios y rectas ideas; actualmente individuo de la cámara
de senadores, tuvo la doble satisfacción de verse electo simultánea-
mente para el mismo encargo por los Estados de Zacatecas y San
Luis, quien además lo declaró ciudadano potosinense en los términos
más honoríficos.
La conducta del Sr. Bocanegra como representante del pueblo,
se halla plenamente justificada en las discusiones de los congresos
á que ha pertenecido: de los muchos elogios que se le lian hecho,
sólo citaremos como tal las palabras de un escritor contemporáneo
que á nadie ha perdonado en materia alguna: "Bocanegra (dice) re-
clamó constantemente contra las demasías del gobierno imperial, y
debe decirse que su honradez no se manchó con ningún acto de servidum-
bre, %3F*ni mucho menos hizo tráfico con la libertad de sus comitentes," ^gj
¿Qué más puede decirse?
En 1828 fué nombrado el Sr. Bocanegra ministro plenipotencia-
rio y enviado extraordinario cerca de la corte de Roma, cuyo encar-
go no desempeñó por considerarse en aquellas circunstancias más
importantes sus servicios en la república. En efocto, ocupó poco
tiempo después el ministerio de relaciones interiores y exteriores, y
592
con retención de éste el de hacienda, desempeñando ambos con
sumo tino y honradez en una de las más difíciles circunstancias de
la república.
Cuando la asonada de Jalapa obligó al infortunado Sr. Guerrero
á dejar el gobierno para ponerse al frente del ejército, el Sr. Boca-
negra fué promovido á la primera magistratura, por unanimidad de
los quince Estados repi'esentados en la cámara de diputados.
En aquella época aciaga para la libertad y para sus amigos, cuan-
do la imprenta desencadenada no perdonó la virtud y el mérito;
cuando la persecución se había puesto en la orden del día y la segu-
ridad huyó de todos los hogares, no hubo uno sólo de tantos folletis-
tas asalariados para deturpar la reputación de los liberales, que se
descomidiera á tocar la del Sr. Bocanegra. Su inmaculada conduc-
ta, especialmente en el ministerio de hacienda, que ha sido nuestra
roca Tarpeya, cerró la boca del calumniador, que ni se atrevió á ha-
cerle imputaciones. El Sr. Bocanegra al descender de la primera ma-
gistratura, lo hizo con honor, fué respetado en su caída, hasta reci-
bir órdenes del nuevo gobierno para no salir de la capital, porque se
le destinaba á una misión diplomática. Sería imposible exhibir do-
cumentos más irrefragables en honor del Sr. Bocanegra; documen-
tos que apenas puede presentar otro en los días de calamidad y an-
gustia que afligieran á la patria.
Cuando el Excmo. Sr. D. Valentín Gómez Farías entró en ejer-
cicio del supremo poder Ejecutivo por la ausencia del Excmo. Sr.
D. Antonio López de Santa-Auna, comprometió de la manera más
honrosa al Sr. Bocanegra para que desempeñara el difícil ministerio
de hacienda; no siéndole ya posible rehusarse á sus instancias, acce-
dió, y los periódicos de la oposición hicieron un grande elogio de i
acierto del gobierno en la elección del Sr. Bocanegra, como puede
verse en " La Antorcha."
El Sr. Santa- Anna entró al poder ejecutivo, dejando en su pues-
to al Sr. Bocanegra, que ha continuado hasta hoy sin la menor re-
clamación. En medio de tantas angustias pecuniarias y con los in-
mensos gastos que se erogan en la presente revolución, el honrado
y laborioso ministro de hacienda ha provisto al ejército de dinero,
vestuarios, calzados, muuiciones y cuanto ha necesitado; la lista ci-
vil se ha cubierto con la oportunidad que permiten tan inmensos
593
desembolsos, y hasta ahora lo ha hecho todo con los productos na-
turales de las rentas, sin extorsionar, y lo que aun es más, sin haber
gravado á la nación en un sólo octavo.
Su constancia en el trabajo, su afabilidad y franqueza con cuan-
tos tienen asuntos en la secretaría; la popularidad con que recibe á
todos sin distinción de clases, justamente le han granjeado el apre-
cio y respeto de sus conciudadanos.
Tantas virtudes republicanas, un mérito tan distinguido en su
carrera política y literaria, reclaman justamente la atención de las
legislaturas, que harán un importante servicio á la nación, se adqui-
rirán un distinguido renombre y acreditarán que saben recompensar
el distinguido mérito de sus conciudadanos, sufragando para minis-
tro de la suprema corte de justicia al Exemo. Sr. D. JOSÉ MARlA
BOCANEGRA.
Postulación hecha por dos impresos.— Candidato de los federalistas
y recuerdo á las legislaturas.
"Mensajero Federal."
" Gaceta del Gobierno de Zacatecas."
" La Bandera Negra " de Guadalajara.
" El Fénix."
" El Demócrata."
" El Censor " de Veracruz.
" La Sombra de Washington " de Morelia.
" Gaceta de Tampico."
" La Aurora de la libertad."
" El Reformador."
"El Baluarte de la Libertad."
" La Lima de Vulcano."
" El Baluarte de la Ley."
Tomo II.— 75
594
" El Termómetro."
" La Atalaya."
" Gaceta de Coahuila y Texas."
Recomendación.
Diez cartas de diversas personas sobre recomendación.
Estados que eligieron,
Yucatán, San Luis Potosí, México, Oaxaca, Zacatecas, Jalisco,
Coahuila, Siualoa, Nuevo León, Sonora, Veracruz, Querétaro, Du-
rango, Michoacán, Puebla.
Quince legislaturas que sufragaron por unanimidad de votos aun
de los diputados que las componían.
m «tu »
DUODÉCIMO PERIODO ADMINISTRATIVO
título duodécimo
El General D. Miguel Barragán como presidente interino desde 28 de
enero de 1835, hasta 27 de febrero de 1836.
CAPITULO I.
Con licencia temporal del congreso se retiró el presidente para reponer an
salnd, y entró al ejercicio del poder ejecutivo el General Barragán,
electo interino. — Su gabinete. — Pronunciamientos armados y otros su-
cesos públicos.
Continuando el período constitucional del presidente Ge-
neral Santa-Anna, y habiendo éste obtenido del congreso
general licencia para restablecer su salud, salió de México
el día 29 de enero de 1835 para su hacienda de campo en el
Estado de Veracruz. El día 28 anterior prestó el juramento
con las solemnidades de ley y de costumbre el General de
División D. Miguel Barragán, que fué electo presidente in-
terino de la república por la cámara de representantes en la
596
forma legal, en la sesión del día 27 de enero de dicho año,
y en la misma que se aprobaron las proposiciones que con-
tenía el decreto de ceremonial que debía observarse cuando
los presidentes interinos de la república prestasen el corres-
pondiente juramento.
El General Santa-Auna, al retirarse, dejó dispuesta y se
verificó la entrega del cuadro que existe en la cámara de di-
putados. Este representa la acción de guerra dada en Tam-
pico á los españoles que en aquel tiempo invadieron á Mé-
xico, y sirve para recordar la gloriosa victoria obtenida por
las armas de la república.
El General Barragán posesionado ya y hecho cargo del
gobierno, se dirigió el 31 del propio mes de enero á la na-
ción, manifestando que realmente el programa de su gobier-
no, durante la auseucia del presidente constitucional, con-
sistía en protestar y ofrecer á los pueblos que, teniendo por
norte y guía la ley de sus deberes, se consagraría absoluta-
mente al cumplimiento de ellos con las intenciones más pu-
ras y desinteresadas, y con los deseos más sinceros de obrar
el bien, empeñándose en buscarlo y sostenerlo con la mayor
energía. Explicó la situación del país, teniéndola como de
las más lisonjeras esperanzas para el porvenir, y muy favo-
rable en lo presente considerando á la nación en lo interior
y exterior de ella. Se encargó del despacho de la secretaría
de justicia y negocios eclesiásticos D. Agustín Torres y Guz-
inán, prestando en la forma debida el juramento en el mismo
día. Quedó por tanto, formado el gabinete de los mismos in-
dividuos que lo componían al tiempo de encargarse el Gene-
ral Barragán del gobierno de la república, ocurriendo tan sólo
la modificación dicha en el nuevo secretario de justicia. Si-
guieron pues en relaciones interiores y exteriores, Gutiérrez
Estrada, en justicia Torres y Guzmán, en hacienda Blasco
y en guerra y marina Toruel; continuando también D. Ra-
món Rayón en el gobierno del Distrito.
597
Fueron, sin duda, varias y de gravedad las ocurrencias
de la época que vamos á referir. Empero,, los sucesos más
notables y en realidad prominentes en el período adminis-
trativo de que hablamos, son: el nuevo levantamiento y plan
de D. Juan Alvarez, al Sur del Estado de México, en la
Villa de Texca; la modificación y arreglo de la milicia cívica,
indicándose sus consecuencias graves y lamentables en sí
mismas y en sus efectos; los pronunciamientos, iniciativas
y realmente la revolución contra el sistema federal que tuvo
principio en Orizaba y Toluca, hasta llegar al caso de que se
legislase seriamente sobre variaciones y reforma constitu-
cional ; los preliminares y pasos preparativos para entablar y
seguir debidamente las negociaciones diplomáticas que tu-
viesen por resultado el reconocimiento de la independencia
del país por su antigua metrópoli.
Al darse cuenta en la cámara de diputados por los secre-
tarios del despacho, que se presentaron en ella á instruirla
del estado que guardaban los negocios públicos en el mes
de marzo, hablaron los agentes del gobierno, de los aconte-
cimientos más graves y notables que en la época ocurrían,
como el referido y otros que veremos en su lugar.
D. Juan Alvarez en el Sur, con fecha 23 del referido mar-
zo en la villa de Texca, dirigió la respectiva comunicación al
ministro de la guerra, anunciando su pronunciamiento1 en fa-
vor de un plan que acompañaba y que en nueve artículos que
contenía, llevaba por fin y objeto no reconocer el gobierno del
General Santa- Anna; restablecer las autoridades federales
que hubiesen sido destituidas; la devolución de los empleos
civiles y militares, y éstos considerados en todos sus goces;
y por fin, la concesión de una amnistía que aunque amplísi-
ma, excluyese al General Santa- Anna por la disolución del
congreso, y á los ministros por los actos que hubiesen auto-
rizado contra la constitución y las leyes.
1 Documento núm. 1.
598
Se dijo al principio que el General Bravo estaba de acuer-
do con el General Alvarez, y que auu se negaba á tener
mando en aquel rumbo del Sur. No fué cierto este rumor,
sino antes bien, avisó Bravo al supremo gobierno que, ha-
biendo sabido el pronunciamiento de Alvarez, se ponía en
movimiento contra él con una fuerza respetable. Duraron
poco las operaciones militares de los beligerantes en el Sur,
pues que vino á terminar la revolución completamente, con-
viniendo Alvarez con Bravo en que saldría fuera de la repú-
blica; conforme con las proposiciones que el mismo General
Alvarez hizo en 30 de abril y en 5 de mayo, en que ofrecía
disolver sus fuerzas, y pedía se nombrasen comisionados pa-
ra acordar los términos de su sumisión al gobierno, la cual
en efecto fué acordada de la manera y en los términos que
quedan dichos.
También el vicepresidente Gómez Farías, como en otro
lugar se ha dicho, pidió lo mismo y le fué otorgado á conse-
cuencia de los movimientos populares que se observaron en
su contra el mes de junio de 1834 por las peticiones y decre-
tos que con relación á su persona tuvieron lugar como una
adición al plan triunfante de Ouernavaca. El vicepresidente
salió en efecto de la república el día 15 de agosto, fijando
su residencia en la vecina de los Estados Unidos del Norte,
trasladándose con su muy estimable y virtuosa familia, y su-
friendo con ella los padecimientos consiguientes al destierro,
que ya sea voluntario ó decretado, siempre causa el mal de
carecer de los bienes y abrigo de la patria, y mortifican ne-
cesariamente los recuerdos del suelo natal, aun cuando se
disfrute de las comodidades que desgraciadamente faltaron
á D. Valentín Gómez Farías.
Se tocó la delicada fibra de nacionalidad y se expidió la
ley, que conforme á los principios del derecho internacional,
permite la expulsión de extranjeros perniciosos.1 Se promo-
1 Véase la colección de Arrillaga, pág. 27, años de 32 y 33.
599
vio y aun se discutió la cuestión relativa á restringir, permi-
tir ó negar la facultad de comerciar á los extranjeros. El
Estado de San Luis Potosí, que iniciaba inconsiderada é im-
prudentemente estas medidas represivas, odiosas. é irrealiza-
bles en sí mismas por su propia naturaleza y porque la prác-
tica, el uso y la experiencia condenaron al desprecio y al
olvido, fué tristemente desengañado. San Luis Potosí, sin
embargo, arrojó de su territorio á los extranjeros; pero su
vecino de Zacatecas aprovechó esta falta política, los acogió
en su territorio y se vieron progresar las poblaciones, con es-
pecialidad Aguascalientes. Quedó establecido de uu modo
indudable, que ni es verdadera ni popular la opinión contra
extranjeros; y también es cierto, que ni las leyes de la repú-
blica, ni las providencias administrativas, han apoyado ni
mucho menos sancionado los absurdos principios que en
aquella época quiso establecer el Estado de San Luis Potosí.
Habría sido un agravio para la ilustración nacional el que
hubiera fomentado semejante alarma, que deshonrándonos,
habría causado gravísimo perjuicio al comercio y á la indus-
tria nacional; porque si bien la nación en ejercicio de su so-
beranía y conforme á las leyes fundamentales del país, ha
podido y puede arreglar su comercio interior y dictar las dis-
posiciones todas que á este fin conduzcan, y del modo que
lo practican las naciones de todo el mundo, no era útil, pru-
dente ni arreglado á derecho el adoptar las violentas medi-
das practicadas en San Luis Potosí, tan contrarias á la justi-
cia y á la conveniencia públicas.
Ya veremos en su lugar cómo sostuvo en 1843 el que
esto escribe, los principios admitidos y practicados sobre es-
ta materia sin contradicción, y puede decirse, en todos los
países.
Volvamos á los pronunciamientos del Sur de México. En
un pequeño pueblo de la costa grande, se sublevó el Tenien-
te D. José María Gallardo, con el pretexto de pedir la expul-
600
sión de los ingleses porque habían introducido una máquina
para escarmenar algodón.
Afortunadamente fué desoído este grito de barbarie, y
tan despreciado, que ni en los pequeños destacamentos, ni
mucho menos en lo general de la población, tuvo eco una
sublevación que siendo en sí misma de ninguna importancia,
era en su objeto de grande ofensa á los mexicanos y perju-
dicial á sus propios intereses. Por esta sola razón se dijo
oficialmente que quedaría ahogado en su cuna este grito,
procurándose el escarmiento de los incorregibles de aquel
rumbo. Dio, sin embargo, motivo para recordar al congreso
general y recomendar el pronto despacho de una amnistía y
entero olvido de todos los crímenes políticos que se hubie-
sen cometido desde 1821 hasta el día en que se concediese.
Eecomendable es la circular del ilustrado ministro Gutiérrez
Estrada, que en esta materia y cou el referido objeto, diri-
gió en 4 de febrero de 1835 á los gobernadores de los Esta-
dos y jefes políticos de la nación.
A pocos días de su sublevación, el Teniente Gallardo se
.dirigió á las autoridades de Acapulco y se presentó pidiendo
perdón y olvido de su extraviada conducta, disculpando su
yerro y sometiéndose, en lo absoluto, ala autoridad, manifes-
tando que en él había obrado la seducción de genios inquie-
tos. Se le otorgó el perdón, se tomaron precauciones y quedó
en quietud aquel rumbo. El gobierno general continuó su
marcha cumpliendo con el ofrecimiento de no hacer retroce-
der las instituciones liberales, y se ocupó de la iustruccióu pú-
blica, dirigiendo al cuerpo legislativo iniciativas para el arre-
glo de tan importante ramo, y creando fondos que lo sostu-
viesen. Creó asimismo las importantes academias literarias
de la historia y de la lengua, y previno se diese principio á
los trabajos de que debía ocuparse el instituto de geografía
y estadística, creado en 18 de abril de 1833, y cuyos resul-
tados se esperaron como de la mayor importancia para la
601
prosperidad de la nación. Y eu efecto, hoy mismo se confir-
ma esta proposición con los adelantos y útiles tareas de la
que lleva actualmente el nombre de "Sociedad Mexicana
de Geografía y Estadística," que da honor y utilidad á la re-
pública.
En 18 de febrero se circuló á los gobernadores de los Es-
tados un programa de gobierno considerando afirmada la paz
en toda la república, prometiendo ocuparse de todo lo con-
ducente al buen orden y seguridad pública y de dictar cuan-
tas providencias útiles y necesarias exigiese la suprema ley
de la sociedad, ofreciendo que la administración protegería
la libertad del pueblo y sostendría la expresión de su verda-
dera voluntad.
En 10 de marzo terminó en el castillo de San Juan de
Ulúa el motín militar que tuvo lugar en aquella fortaleza el
día 25 de febrero, lográndose un feliz resultado por las acer-
tadas providencias del Comandante del mismo Ulúai^D. José
María Flores; y quedando guarnecido el castillo, se entre-
garon los sublevados en segura prisión á la autoridad com-
petente para ser juzgados y castigados en debida forma, y
el Estado de Veracruz siguió ya sin interrupción, disfrutan-
do de tranquilidad.
CAPÍTULO II.
Arreglo de la milicia cívica. — Sus efectos y los acontecimientos de Zacate-
cas, que forman una verdadera crisis política.
En el Estado de Jalisco se auunció la alteración del or-
den y de la paz pública, en términos de haberse presentado
al congreso general la iniciativa con que se dio cuenta en la
Tomo II. — 76
602
cámara de diputados en la sesión del 27 de febrero sobre ex-
tinción de la milicia cívica que se pedía. Estaba esto confor-
me con los principios de modificar y reformar esta institución,
que habían comenzado á explicarse y auu agitarse y resol-
verse conforme á ellos en el cuerpo legislativo, sirviendo de
estímulos y dando impulso á este negociado.
Por ley de fines del mes de marzo de 1835, se declaró que
la milicia cívica en todos los Estados y territorios de la fede-
ración, se redujera á una base dada de población, y que se
organizase la local conforme á las leyes vigentes en la ma-
teria, distribuyéndose y haciendo el servicio según lo dispu-
siesen los gobiernos de la unión y particulares de los Esta-
dos, todo conforme á la constitución que regía entonces en
el país, y con arreglo á la cual debería hacerse el servicio,
disminuirse la fuerza ó aumentarse, con el acuerdo del poder
legislativo general, recogiéndose el armamento que resulta-
ra excediente por la reducción y reformas decretadas.
Muchas y muy graves fueron las dificultades y cuestio-
nes que se suscitaron, señaladamente, entre el gobierno ge-
neral y el particular del Estado de Zacatecas. El primero,
escudándose con las facultades que le daba la constitución
de la república, y haciendo uso de las atribuciones que ella
designaba con relación al ramo de la milicia cívica, se defen-
día de las inculpaciones que el segundo le hacía, llamándole
atentatorio y enemigo de las instituciones. Agriada la cues-
tión, llegó al extremo de presentarse en hostilidad y en ar-
mas el Estado con sus autoridades á la cabeza, contra el
presidente y el gobierno de la federación, sin que se hubiese
podido lograr el aquietar los áuimos, deshaciendo las equi-
vocaciones en que respectivamente se incurrió, y sin que
tampoco hubiesen tenido un resultado feliz los pasos conci-
liadores que se dieron, representándose con energía y verdad
para obtener la derogación ó enmienda de la citada ley de
reducción y reforma. Quien esto escribe, recibió el honor
603
de ser nombrado para representar en los términos que expli-
ca la siguiente nota oficial:
" Por noticias fidedignas que ha tenido este gobierno y
" por una copia que llegó á sus manos del decreto aprobado
u en esa cámara de diputados en sesión secreta de 14 del pre-
" senté mes, relativo é un nuevo arreglo de las milicias cí-
" vicas de los Estados, se ha impuesto con sorpresa de los
" artículos que abraza y de las consecuencias que va á oca-
" sionar si se quiere llevar á efecto su prevención.
" Puede asegurar este gobierno que de aquí resultaría la
" completa disolución de este Estado, que es acreedor á mil
u consideraciones por su juicioso comportamiento en las dis-
" tintas revoluciones que han agitado á la república, y que
" ha prestado generosamente al gobierno general en todas
" épocas y circunstancias cuantos recursos se le han pedido.
" Sería muy difuso enumerar uno por uuo los trastornos que
" deben seguirse en el Estado con el decreto en cuestión,
" pues no pueden ocultarse á los dignos representantes del
" mismo, como que se hallan al alcance de sus circunstan-
" cias locales y de la amalgamación de intereses íntimamen-
" te unidos con el establecimiento de su milicia.
" Por lo mismo, este gobierno espera del bien conocido
" patriotismo de V. S. y dignos compañeros, se servirán, aso-
" ciados del Sr. ministro de la alta corte D. José María Bo-
" canegra, cuyas virtudes, moderación y conocidos servicios
" deben dar más influencia á este paso, representar al Excmo.
" Sr. presidente interino, todos los males que va á ocasionar
" el referido decreto, redactado sin cálculo y aprobado sin
" la meditación que exigía lo grave y trascendental de sus
" prevenciones.
" Con esta ocasión reproduzco á V. S. las consideraciones
"de mi particular aprecio.
" Dios, libertad y federación. Zacatecas, febrero 24 de
604
"1835. — Manuel González Cosío. — Javier Barron. — Sr. Lie.
" D. Julián Bivero, diputado en el congreso general."
Dilatadas conferencias hubo y por muchos días estuvi-
mos reunidos ante el presidente de la república, los de las
respectivas comisiones de ambas cámaras, los secretarios del
despacho y la diputación de Zacatecas con mi incorporación
á ella, como se previene en la nota transcrita; pero absoluta-
mente nada conseguimos acordar favorablemente en utili-
dad del bien público, al intento de evitar las tristes conse-
cuencias que produciría llevar á efecto la citada ley de 31 de
marzo, que reducía y reformaba la milicia local como se ha
dicho. Quedaron las cosas en el estado que tenían, después
de mucho hablar, reflexionar, alegar y hasta gestionar em-
peñosamente por que se modificase siquiera la disposición
referida; pero fué todo en vano, y las cosas marcharon des-
graciadamente por la senda emprendida, constituyéndose
ya de una y otra parte en la clase y posición de ofensor y
ofendido. Se resolvieron á las hostilidades, se comenzaron los
preparativos y alarmas, y todo anunciaba el triste porvenir
de la guerra, en momentos en que la república necesitaba de
orden y de paz, por lo que acababa apenas de pasar sin ex-
tinguirse. Debió meditarse lo muy grave que se temía, con
respecto á los negocios y cuestiones del exterior.
Sin embargo, todo fué adelante, siguiendo la, administra-
ción y los poderes públicos en el uso y práctica de sus fun-
ciones; nombró el pobierno en fines de marzo á D. Justo Co-
rro ministro de justicia y negocios eclesiásticos, por renuncia
de D. Agustín Torres y Guzmán. Fueron recibidos un agen-
te diplomático de Prusia, Mr. Güero! tt, los cónsules de Fran-
cia y de Sajonia, y se despidió temporalmente y con licencia
Mr. Butler, encargado de negocios de los Estados Unidos de
América cerca de nuestro gobierno, dejando las relaciones
de amistad en el mejor estado. Bl congreso decretó en 9 de
605
abril la derogación de la ley de 833 y la devolución de bie-
nes al duque de Monteleone. En mayo se concedió amnistía
y olvido absoluto.1 En la corte suprema de justicia se falló
definitivamente el día 17 de marzo de 18352 la causa de los
ex-ministros de Bustamante en favor de los acusados, y en el
mismo supremo tribunal se llenaron las vacantes de los Sres»
Domínguez Manzo y Flores Alatorre, habiendo obtenido la
elección constitucional para la primera D. Pedro Martínez
de Castro, y para la segunda, por la jubilación del Sr. Flo-
res Alatorre, D. A. Suárez y Peredo.
Es de notarse aquí que por ese tiempo, en el propio mes
y casi en los mismos días, ocurrieron tres desgraciados suce-
sos notables. Tuvo lugar el primero en los pueblos de Es-
cuinta y Tapacbula, de Soconusco, donde hizo estragos de
consideración el volcán nombrado Cerro de Cacuyaba; el
segundo en los extramuros de la ciudad de Zacatecas, por
haberse incendiado el laboratorio de pólvora que allí existía;
y el tercero, más grave y sensible, al estallar en el mismo
Estado la revolución que produjo no sólo males y desgracias
sin cuento, sino que puede decirse, que causó la ruina de
Zacatecas.
Las diferencias que hemos asentado y los hechos que he-
mos referido, ocasionaron una verdadera crisis política. Ella
obligó sin duda al General presidente Santa-Anna á dejar
la habitación de su hacienda é interrumpir el período de la
licencia que disfrutaba. Llegó á México la noche del día 11
de abril de dicho año para ponerse á la cabeza del ejército
que se disponía á marchar para el interior de la Eepiiblica
y especialmente sobre Zacatecas, que como hemos visto ya,
se hallaba en un verdadero estado de alarma, y había dado
un carácter hostil á sus operaciones, manifestándose resuel-
1 Véase la colección de Galván, tomo 7?, pág. 345.
2 "Diario Oficial" del día 13 de abril de 1835, núm. 63.
606
to á sostener sin variación ni reforma alguna la organización
de la milicia local.
El Comandante general Heredia se retiró de la capital
del Estado; la legislatura decretó la autorización amplia del
gobierno del mismo Estado con todas las facultades necesa-
rias para poner sobre las armas toda la milicia cívica, y para
hacer uso de todos los fondos de su respectivo erario; la preu-
sa tomó por supuesto á su cargo este asunto, y recordaudo
con el mayor fuego y entusiasmo los campos militares don-
de habían brillado las armas de los milicianos zacatecanos,
los excitaba á pelear contra los poderes generales, diciendo
les, entre otras muchas frases, las siguientes: " ¿Consentiréis
" en que se arruine el sistema del hombre libre, el único en
" que podemos vivir felices? No. Nada os detendrá, milicia-
" nos, corred al campo de la gloria."
Así los animaban y del modo más resuelto proclamaban
en estos términos:
"¡Autoridades supremas del Estado! Los zacatecanos
" queremos libertad, queremos federación ; vuestro principal
" deber es el de respetar nuestra soberana voluntad. ¡No lo
" olvidéis!"
Apesar de tan patrióticas y exaltadas ideas, se advirtió
que en el Estado no era general la opinión que se le atribuía,
sino de los que mandaban en su capital, y por esto, no sólo
se separaron de su causa muchos individuos, sino también
muchas poblaciones importantes. Siguieron no obstante las
hostilidades, en términos de que, habiendo sido desechada
por el congreso general la iniciativa que se le dirigió para la
derogación ó reforma de la ley de 31 de marzo, marchó con
sus tropas el día 18 de abril el General presidente Santa-
Auna, y comenzando las operaciones militares en priucipios
del mes de mayo, quedó cortada toda comunicación con la
capital de la república.
Zacatecas alistó sus milicias; puso á la cabeza de ellas
á su antiguo gobernador D. Francisco García, dándole el
mando militar de las fuerzas. Se estableció á una legua ó
poco más de distancia de la ciudad, en los campos de Gua-
dalupe, el campamento general. Continuaron los preparati-
vos, se repetían los anuncios y noticias sobre la resistencia á
las tropas del gobierno general. García, en 30 de abril diri-
gió una proclama á los habitantes todos del Estado, anun-
ciando que se hallaba bien seguro de que los elementos con
que contaba para resistir, eran muy superiores á los medios
que se desarrollaban para invadir á Zacatecas. Un ejército
de dos mil quinientos hombres, decía, cualquiera que sea la
habilidad con que se conduzca, no puede sujetar á un pue-
blo de trescientos mil habitantes que quieren conservar su
independencia. La guerra, repetía, es impopular por parte
de los enemigos, y la injusticia con que se hace la invasión
es notoria. Desplegaré llegada la vez los medios sobrados
que tengo para destruir un ejército de doble fuerza del que
nos invade, contando con el patriotismo de los milicianos.
El general presidente también expidió sus proclamas en
el cuartel general de Aguascalientes el día 6 de mayo, y
decía á su ejército, que ni por un momento dudaba se diri-
girían todos los que lo componían, no á destruir, sino á con-
servar la tranquilidad haciendo se cumpliesen las leyes, cu-
yo objeto era el de su misión sobre Zacatecas; deseando se
sometiesen los que resistían, dóciles á la razón para que la
república lograse la paz y ventura de que tanto necesitaba.
Los Estados de la federación se manifestaron por el cum-
plimiento de la ley, pues la resistencia ponía en peligro para
lo futuro á la nación, y en gran conflicto á los pueblos que
eran víctimas y resentían los efectos siempre lamentables de
la guerra. Esta, sin embargo, continuó desarrollándose, y
los ejércitos beligerantes situaron sus campos, tomaron sus
posiciones y dieron en fin, orden para el ataque, habiendo
precedido, aunque sin efecto favorable, algunas negociado-
608
lies dirigidas á obtener una conciliación que evitase los ma-
les públicos y el derramamiento de sangre mexicana. Quien
esto escribe, se abstiene, consecuente con su propósito, de
dar detalles y explicaciones sobre los choques y funciones
de armas, y mucho menos se ocupa en hablar de personas
ni de particulares sucesos, cuya narración queda, como en
otros lugares se ha dicho, á las mejores plumas que escriban
nuestra historia, pormenorizando los hechos y analizando las
acciones. Cierro esta materia con el triste resultado, para la
nación, que produjo, por interés ó por amor propio, el des-
acuerdo de los poderes de la federación con los del Estado de
Zacatecas. Tal resultado fué la victoria del día 11 de mayo,
alcanzada por el ejército de los primeros sobre los segundos,
y que tuvo lugar en los campos de Guadalupe.
Según dijimos, precedieron á la acción campal del día 11
y á la violeuta ocupación de la capital del Estado, negocia-
ciones que podían haber evitado desastres y desgracias la-
mentables. El General presidente, á 10 del citado mayo
(1835), en un lugar llamado "Laguna de Pasillas," dirigió
al gobernador D. Manuel González Cosío, una enérgica co-
municación en que le intimaba que entregase la capital del
Estado, pues de lo contrario habría de ocuparla por la fuer-
za. El gobernador, al acabar de recibir la expresada nota la
contestó, haciendo una reseña de los antecedentes que habían
creado la situación difícil en que se hallaban; se quejaba de
los poderes de la unión y del general en jefe que dirigía las
hostilidades contra el Estado. Este, al fin, fué vencido por
las armas de la unión, el repetido día 11, en los términos que
explica el detall del día 24l en que aparecen las operaciones
militares minuciosamente explicadas desde la marcha em-
prendida en la villa de León por las fuerzas del gobierno
general hasta el día de la victoria. Las notas cambiadas en-
1 Véase el "Diario Oñcialn del día 31 de Mayo, núm. 31.
609
tre el general presidente y el gobierno supremo de la repú-
blica abundaron en congratulaciones y entusiasmo, hasta los
momentos de emprender el General Santa- Anna su regre-
so, dejando establecidas las autoridades en Zacatecas, y en
cuanto á los prisioneros, sin embargo de haber sido muy con-
siderable su número, se redujo prudente y equitativamente
al menor posible, acortando el tiempo á aquellos que fueron
extrañados del Estado.
El suceso que acaba de ocuparnos absorbió la atención
pública, de tal manera, que se haría muy difuso quien es-
to escribe, si refiriese todas y cada una de las notas de feli-
citación dirigidas al supremo gobierno y al general en jefe.
Puede asegurarse que los poderes públicos generales y par-
ticulares, las autoridades todas del orden civil, eclesiástico
y militar, aplaudían y proclamaban como un golpe decisivo y
glorioso el triunfo obtenido en los llanos de Guadalupe, ven-
ciendo á los valientes milicianos de Zacatecas. ¡ Feliz el que
no olvide y sepa apreciar estas lecciones y desengaños !
Habría más que decir si nos ocupásemos de impugnará
ciertas gentes que gritan contra el vencido, piden su ruina
y no cesan de clamar hasta el exterminio. Y también nos
ocuparíamos demasiado, considerando por el extremo con-
trario á los que cantaban himnos, quemaban incienso y con
baja adulación aplaudían, no por verdadero patriotismo, si-
no por conocido interés. A unos y á otros, y para concluir,
recordaremos lo que en el libro tercero de sus Anales nos dejó
escrito el célebre Oornelio Tácito, diciendo que: uno se deben
levantar altares á la venganza, ni se deben hacer demostraciones
y signos, que sólo se suelen consagrar por las victorias ganadas
á los extraños, pues que los males de casa deben cubrirse con la
tristeza.^
El congreso general cerró sus sesiones según costumbre
y con las formalidades de ley el día 23 de mayo, habiendo
Tomo II.— 77
610
antes declarado benemérito de la patria1 al General presi-
dente D. Antonio López de Santa-Auna, en los términos
que el mismo decreto expresa. Se hizo cargo y recibió la car-
tera de justicia y negocios eclesiásticos, D. José Justo Co-
rro, y fué recibido D. Ricardo Pahennam, con el ceremonial
de estilo, como ministro plenipotenciario de S. M. B. cerca
del gobierno de la república. Henunció la cartera de relacio-
nes D. José María Gutiérrez de Estrada; y aunque por lo
prouto no se le admitió y se le concedió una licencia tem-
poral, después hizo efectiva su separación, quedando el ofi-
cial mayor, Ortiz Monasterio, encargado del despacho hasta
el 8 de julio en que D. Manuel Diez de Bonilla fué nombrado
para tal encargo.
Después de los sucesos del Sur de México, de Zacatecas,
de Durango y de algunos otros puntos en que aparecieron
inquietudes y movimientos públicos, presentaba el país so-
siego, orden y ofrecía un porvenir halagüeño. Pero tan bue-
na perspectiva duró muy poco.
CAPITULO III.
Nuevo» pronunciamientos y nuevos planes proclamando el cambio del »i«-
teina federal.— Sucesos consiguientes.
En la ciudad de O rizaba del Estado de Veracruz, y en la
de Toluca de el de México, el repetido mes de mayo de 835,
aparecieron planes, que declararon cómo voto nacional el
cambio absoluto de sistema federal en central, según expli-
can los mismos documentos que obran en el respectivo apén-
1 Colección de Galván, tomo 7?, pág. 355.
611
dice de estas Memorias.1 En uno y otro pronunciamiento
tomaron parte y ios secundaron con generalidad las autorida-
des y personas de los pueblos, en términos de que, puede de-
cirse, que no sólo no hubo oposición, sino que más bien hubo
adhesión.
En este tiempo el ejecutivo expidió una formal circular,
reprobando todo pronunciamiento contra el sistema federal
que regía á la nación. Decía el gobierno, que para contener
cualquier movimiento que con el ejemplo de los de Orizaba y
Toluca pudiera tener lugar, y debiendo impedir que la fuer-
za armada se mezclase en cosa alguna que perteneciese al
pueblo, se prohibía expresamente que el ejército tomase par-
te ninguna en los movimientos ocurridos y que ocurrieran,
principalmente cuando la fuerza armada debía servir para
contener y aun destruir cualquier desorden que pudiera so-
brevenir con ocasión de los pronunciamientos; concluyendo
con decir, que las tropas guiadas por sus autoridades y jefes
no atendiesen á otros deberes que los que la ordenanza les
marcaba.
No obstante, los pronunciamientos siguieron en las ca-
pitales y pueblos de los Estados todos, aun de los más deci-
didos federalistas, como Zacatecas y Jalisco, notándose que
con muy pocas variaciones, se reproducían los planes de
Toluca y Orizaba, proclamando decididamente el cambio
de las instituciones. Sostenían tales principios y subscribie-
ron las actas y proclamas todos los funcionarios públicos y
un número increíble de ciudadanos, pudiéndose asegurar que
pedían el cambio de la forma de gobierno que regía en la
república, Estados, corporaciones y personajes, cuyos nom-
bres asombra ver en los documentos publicados por la pren-
sa, considerando que hombres que persiguen y sostienen con
la mayor serenidad máximas opuestas, reprueben mañana
1 Documentos núms. 2 y 3,
612
lo que hicieron hoy. ¡ Ábranse los libros que conservan los
documentos históricos de la prensa periódica, y se hallará un
catálogo de inconsecuencias! Quien esto escribe, si tal hu-
biese sido su propósito, formaría un registro y bien extenso;
pero la severidad de la historia y el imparcial juicio de la
posteridad los condenará, presentando á los hombres y á las
cosas tales como fueron.
El gobierno general tuvo que dirigir su atención in-
mediatamente al movimiento que agitaba á la república,
porque el día 12 de junio en la noche, en la misma capital,
residencia de los supremos poderes, se reunieron grandes
masas de ciudadanos en diversas secciones, y acordaron di-
rigir y de facto dirigieron la petición que uniformaba sus sen-
timientos y principios con los manifestados casi general-
mente.
El presidente volvió á México y fué recibido con el mayor
entusiasmo, regresando después de la expedición de Zacate-
cas á su hacienda de Manga de Clavo, y continuando en el uso
de la licencia que le había sido concedida. Se consideró que la
facultad dada al presidente de la república por el decreto de
9 de abril, no convenía que cesase por la crisis en que se
hallaba la nación; y por tanto, el presidente interino Barra-
gán dejó al General Santa- Anua la investidura y carácter
de general en jefe, para que por sí mismo dictase todas las
medidas que convinieran en cualesquiera ocurrencias ó tras-
tornos que comprometiesen la tranquilidad pública, cuya
conservación es el primer bien de la sociedad.
Por este principio, y por haber advertido el General San-
ta-Auna, con la penetración que le era propia, lo difícil y
delicado de la situación, aspirando á remediarla, convocó una
junta que se reunió en el palacio arzobispal de Tacubaya,
proponiendo el objeto de conferenciar sobre varios asuntos
de interés general, y principalmente sobre la situación que
guardaba la república. La citación se hizo en dichos tér-
613
minos por el secretario de relaciones D. José Ortiz Monas-
terio,1 dispensando el honor de llamar á quien esto escribe á
la junta para la mañana del viernes 19 de junio. Fui en efec-
to al lugar y á la hora que se desiguaba. Se reunió un con-
siderable número de personas notables para la junta indica-
da. Abrió la discusión el general presidente con un discurso
bastante animado y que explicaba lo comprometido de la
situación por los sucesos públicos y temores consiguientes
de futuras desgracias. Se discurrió difusamente en la junta
sobre lo que convenía hacerse, y dichos y oídos diversos
pareceres, vino á concluirse en que hallándose notablemente
conmovida y alterada la opinión pública, convenía de pronto
observarla para obrar al fin en el sentido que la mayoría de
la nación fijase.
Yo, por mi parte, debo decir y consignar aquí con verdad
y franqueza cuál fué en la citada asamblea mi opinión.
Después de haber reseñado las ocurrencias públicas de
aquella actualidad y las que habían pasado, haciendo uso
de algunas doctrinas de publicistas que me parecieron del
caso, concluí fijando las siguientes proposiciones: Primera.
Que por medio de unas elecciones imparciales, se reuniera
una convención ó asamblea extraordinaria con el tiempo fijo
que no excediese de noventa sesiones, y sin que se ocupase
de más asunto que el de declarar cuál sería la forma de go-
bierno más conforme al voto de la nación. Segunda. Que con
arreglo al resultado se formase la ley fundamental del país,
sujetándola á la sanción nacional en la forma y tiempo que
se señalara. Tercera. Que el número de la convención, el ré-
gimen gubernativo iuterino y todas las providencias de or-
den y seguridad, se contuviesen y se explicasen en un decre-
to especial redactado al efecto por una comisión.
Quedó acordado el voto de la mayoría y se disolvió la
reunión.
1 Cita por carta particular.
614
El congreso general que existía se reunió el día 19 de
julio en sesiones extraordinarias. El fin principal fué to-
mar en consideración el estado político de la república, por
hallarse ésta perturbada con los pronunciamientos de las
poblaciones más importantes, que pedían las reformas de la
constitución vigente y la supresión del sistema federal. ¡Ob-
jeto á la verdad el más vital para el estado y felicidad de las
naciones! Una ley fundamental contraria á la voluntad ge-
neral, produce la ruina del pueblo mismo que se quiere favo-
recer y conservar, y por el contrario, siendo la constitución
del país la expresión de la mayoría, logrará su prosperidad,
atendiendo á que seguramente el pueblo, que juzga por sen-
timiento, ó lo que es lo mismo, por el bien que recibe, no
aprueba en su mayoría ni con sus obras, todo aquello que es
en su perjuicio. Por esto es tan delicado querer constituir á
un país eligiendo extremos y consultando á partidos sin aten-
der á las necesidades, hábitos, costumbres y hasta preocupa-
ciones de los pueblos, que sabido es aspiran á conservarse
consultando á su prosperidad, y por lo mismo, se necesita de
tanta mesura y pulso en este punto, que se debe huir sobre
todo y principalmente, de obrar con precipitación y jamás
por intereses particulares, ni por venganzas, y mucho menos
por espíritu de bandería, ni por individual conveniencia. Por
esto se dice, y con verdad, que la ley y principalmente la
constitución, es la expresión de la voluntad general.
El congreso se ocupó en el examen que exigía la cosa pú-
blica en la delicada crisis política á que había venido la na-
ción. Y como no era constituyente, se vio en la necesidad
de considerar su investidura en este punto, declarando pri-
meramente que exigiendo la situación de la república se re-
formase la constitución, se unieran las dos cámaras para que
así deliberasen y obrasen legislativamente sobre la reorga-
nización de la república.
En efecto, reunido el congreso, dio un decreto que explicó
615
el carácter que asumía y modo con que obraba.1 Después en
3 de octubre2 expidió otro decreto notable á la verdad, por-
que realmente consumó la revolución, legitimando los pro-
nunciamientos y planes de reforma, que produjeron la crisis
política, extendiéndose el cuerpo legislativo hasta ocuparse
en discutir las bases de la constitución.
Como al mismo tiempo de darse por los legisladores y
cumplirse por los pueblos las resoluciones legislativas y cons-
tituyentes, seguía la discusión pública sobre la bondad relati-
va de sistemas políticos para México, nos hemos visto obliga-
dos á seguir la época, del mismo modo en que se agitó esta
cuestión, atendiendo á los sucesos referentes á ella, lleván-
dola hasta su término, que fué en 27- de octubre,3 en que se
dispuso la publicación y cumplimiento de las bases constitu-
cionales, que fueron publicadas por un solemne bando nacio-
nal para su observancia y cumplimiento, jurándose por to-
dos, desde el presidente de la república, y teniéndose ya por
un nuevo pacto.
Siguió el congreso ocupándose en la formación de las le-
yes constitucionales, cuyo código ha sido conocido comun-
mente con el nombre de "las siete leyes" que rigieron por
algún tiempo, según se dirá en su lugar y en el período ad-
ministrativo siguiente á que corresponde.
1 Véase la colección de tíalván, tomo 7", pág. 361.
2 ídem ídem, tomo 7?, págs. 361 y 362.
3 ídem idem, tomo 7?, págs. 368, 69 y 70.
616
CAPITULO IV.
Breve resella de México, cómo se presenta eu sus anales, y el tratado
entre México y España.
Lo referido nos conduce á dar una rápida y general ojea-
da á nuestra historia. Eecorriendo, pues, muy eu breve por
el ordeu cronológico nuestros más graves y señalados acon-
tecimientos, bailamos que se puede muy bien, sin temor de
equivocarse, asentar la siguiente proposición, que puede
servir de útil recuerdo de lo pasado y de lección para lo fu-
turo.
La nación mexicana se presenta en sus anales después de
su emancipación política, ya gobernada por una junta lla-
mada soberana y una regencia electiva; ya imperial, bajo el
mando del Libertador sacrificado ingrata y vilmente eu Pa-
dilla, y ya ceutral republicana, con un triunvirato ejecutivo
hasta el día 4 de octubre de 1824, en que se dio la primera
constitución federal, que fué destruida por los movimientos
populares y por los medios que hemos visto, pasando después
por las variaciones violentas y cambios políticos que resen-
timos y que explican las diversas crisis sufridas hasta con
peligro de perder la nacionalidad.
Esta no sólo se constituía en el período administrativo
que nos ocupa, sino que se logró asegurarla permanentemen-
te, restableciendo las relaciones de amistad y buena armonía
que deben existir entre México y España, por los vínculos
naturales de identidad de religión, origen y recíprocos inte-
reses. Así se consigna y establece en el tratado definitivo
firmado en Madrid el día 28 de diciembre de 1836.
617
Quien esto escribe ha creído muy propio y natural, para
no dividir la materia de que se trata, unir los distintos tiem-
pos en un sólo período, aunque hayan pasado los sucesos en
las épocas diversas que ellos explican. Hablaremos por tan-
to, y con esta advertencia: primero, de los preliminares al
tratado y reconocimiento de la independencia; segundo, de
la celebración del mismo tratado: tercero, de la aprobación
del congreso general; y cuarto, de su canje y publicación.
En cuanto á los preliminares del tratado y reconocimien-
to de la independencia, ningún dato ni noticia puede ser más
legal y auténtico, que la Memoria de la secretaría de esta-
do y del despacho de relaciones de nuestra república, pre-
sentada al cuerpo legislativo y publicada en marzo de 1835.
Este documento oficial dice:
" Al fin llegó el día en que la España reconociese los ver-
" daderos principios de la razón y de la justicia, y lo que el
" tiempo y los sucesos habían sancionado, sin que poder hu-
" mauo alguno pudiera destruirlos. La nueva administración
"que rige en España desde el advenimiento al trono de la
" reina D? Isabel II, adoptando medidas más liberales que
" las del gobierno anterior, deponiendo las preocupaciones
" que por tantos años lo dirigieron y teniendo la debida con-
u sideración á los intereses bien entendidos de la península,
" se ha manifestado dispuesta á tratar con las repúblicas de
"América, bajo la base del reconocimiento de la indepen-
dencia y sin exigir retribución alguna de ninguna clase.
" Desde 12 de junio de 1834, el Sr. ministro de estado D.
" Francisco Martínez <le la Rosa, comunicó al señor encar-
" gado de negocios de los Estados Unidos del Norte en
" M;nlrid, que por parte del gobierno de S. M. 0. no había
" embarazo alguno para negociar con los de América, trata-
dos de mutua utilidad y conveniencia. El embajador de
"España en Londres hizo la misma comunicación al señor
" ministro plenipotenciario de Venezuela en aquella corte,
Tomo II. — 78
618
y de orden del gabinete de Madrid, le expidió el pasapor-
te y salvo conducto correspondientes para que pudiera tras-
ladarse á España. El señor duque de Frías, embajador de
esta potencia en París, manifestó igual buena disposición
al Sr. D. Lorenzo Zavala, nuestro ministro plenipotencia-
rio cerca de S. M. el rey de los franceses, y se visitaron mu-
tuamente en su calidad oficial de ministros diplomáticos.
En el estamento de procuradores se hizo expresa petición
para el reconocimiento de la independencia, y en la sesión
de 9 de diciembre se repitió por parte del gobierno que es-
taba pronto a tratar con las que antes habían sido sus co-
lonias.
" En vista de tales antecedentes, y deseoso el gobierno
mexicano de aprovechar tan favorables circunstancias;
convencido por otro lado de que el reconocimiento de nues-
tra independencia y un tratado con la España nos son su-
mamente ventajosos, y podrán reparar en algún modo los
males causados por leyes imprudentemente dadas en me-
dio del calor de los partidos, acordó autorizar al Sr. D.
Miguel Santa María, nombrado ministro plenipotenciario
cerca de S. M. B., para que entrando en relaciones con el
gobierno de S. M. 0., negociase el reconocimiento de la in-
dependencia y los tratados subsiguientes á que él diese lu-
gar. En las instrucciones que se le han dado, se ha tenido
presente la ley de 11 de mayo de 1826, y sólo b;ijo las ba-
ses que ella expresa se entrará en negociaciones. Si se con-
servan las buenas disposiciones del gobierno de España,
es de esperar que dichas bases no ofrezcan dificultad para
su adopción, y que el reconocimiento de la independencia
se conseguirá sin gravamen de ninguna clase para la re-
pública. Este suceso colmará los bienes que la Providen-
cia nos ha dispensado últimamente con mano muy liberal.
La independencia, que es un hecho tan necesario como in-
mutable, quedará proclamada igualmente de derecho y
619 •
" adquirirá este título más á su eterna permanencia. Las
" relaciones amistosas con España nos deben ser sumamente
" ventajosas bajo muchos conceptos, y la conveniencia será
" mutua para los dos países."
Santa María, como ministro plenipotenciario de México,
dirigió una extensa carta con fecha 14 del mismo junio al
presidente del consejo de ministros de España. Explica en
ella, detenida y circunstanciadamente, el objeto importante
de su misión, asegurando que cumplirá en la órbita de sus
atribuciones y con total arreglo á sus instrucciones, que de-
talla, y son las que antes se han referido en la parte trans-
crita de la Memoria; ofrece también marchar á la corte de
Madrid muy confiado en la benévola disposición del gobier-
no de S. M. C, manifestada por los representantes de aquel
gobierno en las cortes de Inglaterra y Francia, asegurando
que se hallaba dispuesto á que bajo la base del reconocimien-
to de la independencia, se celebrasen los tratados más fran-
cos y se estableciesen las relaciones favorables á los mutuos
intereses de España y México.
Con efecto, y precediendo los requisitos y solemnidades
que el derecho de gentes prescribe, se celebró el tratado1 el
referido día 28 de diciembre de 1836, conviniendo en los ar-
tículos que ajustaron y firmaron, por el gobierno de España,
el presidente del consejo de ministros D. José María Oala-
trava, y por México D. Miguel Santa María, ministro pleni-
potenciario residente cerca de) gobierno británico y espe-
cialmente nombrado para la celebración del tratado, que
fué aprobado por decreto del congreso general mexicauoen
3 de mayo de 1837,2y ratificado y aceptado en 28 de febrero
de 1838, publicándose por bando nacional el día 4 de marzo
del mismo año.3
1 Véase la colección de Arrillaga, tomo del año de 1838, pág. 67,
2 Véase la colección de Qalván, tomo 7o, pág. 209.
3 Véase la colección de Arrillaga, tomo de 838, pág. 67 ja citada.
620
Quedó así concluido tan grave negocio. Sin embargo,
permítaseme en lo individual que ocupe todavía sobre el
mismo asunto, una ó dos páginas más para consignar en
ellas los documentos que siendo relativos á lo mismo, forman
parte de mi carrera pública.
Un billete diplomático de citación que recibí, dice: " J. M.
" Gutiérrez Estrada saluda con particular gusto al Sr. D.
" J. María Bocanegra, y deseoso de hablar con él acerca de
" un asunto interesante, le suplica tenga á bien acercarse á
" la secretaría de relaciones hoy á las dos de la tarde.
" Jueves 9 de abril de 1835."
Antes de quiuce días y después de haber concurrido y
conferenciado con el señor secretario de relaciones, pasó
quien esto escribe un Memorándum que ofreció, para dar
una respuesta definitiva sobre admitir la legación que debía
encargarse del interesante negociado relativo al reconoci-
miento de la independencia de México por la España, con
cuyo nombramiento se le honraba.
El Memorándum contenía los seis puntos siguientes: Pri-
mero. Demorar un poco de tiempo la marcha por el mal
tiempo de Veracruz, principalmente en los días que se habla-
ba, considerando también el preciso arreglo de algunos asun-
tos particulares. Segundo. Que se considerase por el supre-
mo gobierno el estado político en que se hallaba España,
presentando aun temores de que por la guerra civil y de
sucesión que existía, faltasen garantías. Tercero. Que la le-
gación mexicana podría residir previamente en algún punto
de Francia, con instrucciones y facultad para dirigirse en
oportunidad y con presencia de las ocurrencias á Madrid.
Cuarto. Que habiendo dicho S. E. el ministro de relaciones
que compondrían la legación á España tres ministros, parecía
conducente saber cuál era el carácter que se daría á los nom-
brados; cómo procederían entre sí mismos y en los asuntos.
Quinto. Que acreditando la experiencia el olvido con que se
621
trata á las legaciones para sus haberes, se hacía presente
esta circunstancia para que la de México no apareciese de-
gradada y aun ridicula, principalmente considerando que se
acreditaba cerca del gobierno de su antigua metrópoli. Sex-
to. Que se pidiera al cuerpo legislativo la dispensa de ley
para ser empleado por el gobierno por ser miuistro de la su-
prema corte de justicia.
El señor secretario de relaciones dijo el día 6 de mayo
lo siguiente:
" Allanados en la conferencia que últimamente hemos
" tenido V. S. y yo, algunos de los puntos que toca en el Me-
" morándum que se sirvió dirigirme en 22 de abril último,
" acerca del nombramiento que S. B. el presidente interino
" ha dispuesto hacer de V. S. para miuistro plenipotenciario
" en la corte de Madrid, y debiendo quedar los otros en las
" instrucciones que se le daráu para el desempeño de tan
" importante misión, no queda otra cosa que hacer, sino re-
" cabar del congreso de la unión el correspondiente permiso
" para que el supremo gobierno pueda emplear las conoci-
" das luces de V. S., su patriotismo y celo por el bien de su
" patria, y habiéndose dirigido hoy á la cámara de diputa-
" dos la nota respectiva con aquel objeto, disfruto la honra
" de comunicarlo á V. S. para su conocimiento y satisfacción,
" y renovándole á la vez las protestas de mi distinguida con-
" sideracióu.
"Dios y libertad. México, mayo 6 de 1835. — Gutierres
" Estrada. — Señor magistrado de la suprema corte de justi-
" cia, D. José María Bocanegra."
La cámara de diputados pasó á la comisión respectiva la
comunicación del gobierno en que se pedía la dispensa del
reglamento de la corte suprema de justicia. Opinó en con-
tra dicha comisióu, diciendo terminantemente y por funda-
622
méritos muy comunes y generales, cuales son los que hacen
relación á la independencia de los poderes constitucionales,
que: "No ba lugar á la dispensa del artículo 46 de la ley
"de 14 de febrero de 1820, que ba solicitado el gobierno pa-
" ra ocupar al Sr. D. José María Bocanegra." Y aunque for-
mó el Sr. Montoya voto particular en contra, diciendo que
se biciese en aquel caso lo que todos los días se bacía, con-
cediendo iguales dispensas de ley y permisos dados aun á los
individuos del cuerpo legislativo, la votación del dictamen
que suscribieron los Sres. Lope y Moreno, fué favorable á
éste por treinta diputados que lo aprobaron contra catorce
que lo reprobaron.
El gobierno supremo, en consecuencia, me dirigió como
resultado el día 21 de mayo la comunicación siguiente:
" El Excmo. Sr. presidente, que atento siempre á promo-
" ver todo aquello que debe ser benéfico á la república, se
" había fijado en V. S. para que la representase cerca de la
" corte de Madrid en las negociaciones que van á tener lugar
" sobre reconocimiento de nuestra independencia por la Es-
" paña, ha tenido el sentimiento de que el congreso general
"haya declarado que no puede dar la dispensa del artículo
" 46 de la ley de 14 de febrero de 1826, que el gobierno soli-
" citó para emplear á V. S. en la referida comisión. Así me lo
" participan en nota de 18 del actual los Excmos. Sres. secre-
" tarios de la cámara de diputados, y por esta causa S. E. el
" presidente se ve en la necesidad de renunciar á la idea de
" que V. S. preste sus importantes servicios en la misión di-
" plomática á que deseaba destinarlo, y de los cuales se pro-
" metía las mayores ventajas en favor de los intereses nació-
" nales, por la ilustración, patriotismo y demás recomeuda-
" bles circunstancias que en V. S. concurren.
" Por mi parte puedo asegurar á V. S. que me es también
" muy sensible este suceso; y al comuuicarle lo expuesto de
623
" orden de S. E. el presidente interino, disfruto la honra de re-
" producir á V. S. las seguridades de mi distinguida conside-
" ración y aprecio á su persona.
" Dios y libertad. México, 21 de mayo de 1835. — Gutié-
" rrez Estrada. — Señor magistrado de la suprema corte de
"justicia D. José M? Bocauegra."
En su vista contesté de la manera siguiente:
u Excmo. Sr.: Quedo enterado de la muy atenta y apre-
" ciable nota de V. S. del día de ayer, en que se sirve comu-
" nicarme de orden de S. E. el presidente interiuo, el acuerdo
" de la cámara de diputados que niega la dispensa del art.
" 46 de la ley de 14 de febrero de 1826, pedida por el supre-
" mo gobierno á consecuencia de haberse servido desiguar-
" me para que representase á los Estados Unidos Mexicauos
" cerca de la corte de Madrid, en las negociaciones que van
" á tener lugar sobre el reconocimiento de uuestra indepeu-
" cia por la España.
" Aunque el mismo supremo gobierno, y en particular
" cada uno de los señores que dignamente lo componen, se
" hallan con algunos datos suficientes para juzgar de la sin-
" ceridad de mis intenciones y del constante anhelo que en
" todo tiempo he tenido por el bien y felicidad común, estoy
" muy lejos de creerme con la aptitud y conocimientos que
" se requieren pava desempeñar satisfactoriamente los muy
"interesantes negocios que se me confiaban.
" Confieso sin rubor, que únicamente el buen deseo de
" servir á mi patria en cuanto pueda y alcance lo débil de mis
" fuerzas, ha podido hacer ésta y otras veces que jamás por
" mi parte se ponga obstáculo alguno á las determinaciones
" en que honrándoseme, como no merezco, ha librado en mí
" su coufianza el jefe supremo de la república.
" Mucho agradezco la consideraciones que con la mayor
624
" generosidad se me han dispensado por el supremo gobier-
" no y por V. S., y siento del modo más expresivo no poder
" retribuir tanta bondad sino es asegurando mi gratitud eter-
" na, así como mi disposición sin límites al servicio de lana-
" cióu en el muy pequeño círculo de mi posibilidad.
" Así suplico á V. S. se sirva manifestarlo á S. E. el pre-
" sidente interino con la expresión de gracias más ingenua,
"y con las protestas más sinceras de mi reconocimiento; re-
cibiendo V. S. igualmente las mismas seguridades de toda
" mi consideración y del antiguo aprecio de su persona."
En testimonios de gratitud y para constancia del honor
que se me ha dispensado, quedan hechas las transcripciones
asentadas; agregando por el mismo motivo mi reconocí
miento á la prensa periódica oficial del Distrito y de los Es-
tados, por haberse ella manifestado á favor de mi nombra-
miento, cuando se hizo, y con sentimiento cuando no se me
dispensó la ley; omitiendo, por evitar la difusión, el trasla-
dar á estas Memorias los artículos que en el sentido dicho se
publicaron en varios periódicos y diversos impresos de -aquel
tiempo.1
CAPÍTULO V.
Texas. — Muerte del General Barragán
La sublevación ó independencia de Texas, proclamada
en 1? de abril de 1833, fué fecunda en sucesos y desgracias
desde que tuvo serio y formal principio, cuando reunidos los
1 Pueden verse el "Diario del Gobierno,, de los días 14 y 23 de mayo. "La Gaceta
de Zacatecas,, del 28 del mismo. "La Oliva de la Paz,,, del Estado de México, del 26 tam-
bién del mismo. "Todos en honor de Bocanegra, y sintiendo no se le dispensase la ley.
625
colonos en la fecha indicada, formaron una convención con
el objeto, al parecer, de la erección de Texas en Estado de la
federación mexicana, separado de el de Ooahuila. Se fundó
y apoyó esta iniciativa en la conveniencia, y ann justicia,
decían los colonos, para no continuar la unióu con Ooahuila,
ya por su derecho natural y propio para organizarse, ya por
poner en acción los elementos (pie al efecto tenían, y en fin,
porque la unión con el otro Estado había sido provisional, y
mientras no hubiese lo necesario para existir por sí solo.
En otros lugares de estas Memorias, quien las escribe, ha
indicado lo bastante para dar á conocer las miras é intentos
extranjeros sobre el territorio de Texas; pero como en dichos
lugares ha sido esta materia tocada someramente, limitán-
donos al tiempo y al orden de los acontecimientos, seremos
ya un poco más extensos en el período administrativo pró-
ximo y en el correspondiente ai del gobierno provisional lla-
mado de las Bases de Tacubaya, exponiendo en el primero
los hechos históricos, y refiriendo en el segundo lo conducen-
te á la parte diplomática que afecta y corresponde á la cues-
tión de Texas desde su origen.
Por ahora baste decir, que fué siempre la adquisicióu te-
rritorial objeto de especulación, en que anduvieron compli-
cados intereses nacionales y extranjeros. Ha originado con-
flictos en el gobierno, fomentando la discordia civil, llegando
el espíritu ambicioso de adquirir tierras hasta el extremo de
haber dado días de luto á la república, y de abrir uua tumba
iguominiosa á ilustres mexicanos que en mejores circunstan-
cias debieron ser ornamento de su patria.
Sépase también, que, descubiertas las maniobras de usur-
pación de los texanos, se hizo preciso llamar á la nación
mexicana por circular del ministerio de la guerra del día 31
de octubre de 1836, para defender en justa guerra su honor
y propiedad ofendidos claramente por haberse levantado en
la colonia el estandarte de la rebelión.
Tomo II. — 79
626
Aunque se respondió á esta voz, de conformidad y con el
mayor entusiasmo por los mexicanos, en términos de no ha-
blarse en aquel tiempo de otro asunto, haciéndose prepara-
tivos de toda especie, organizando un ejército que reivindi-
case derechos ultrajados, el éxito no fué feliz, ni la uación
volvió al goce y uso de esos mismos derechos.
Volviendo á los sucesos del presente capítulo, diremos
que si bien entonces la república, algo descansaba de auti-
guos y graves padecimientos, pronto fué de nuevo agitada,
pues á más del grave suceso de Texas, ocurrió en fines del
mes de enero un motín militar, acaudillado en la fortaleza
de Acapulco por el Capitán Juan Hernández y algunos sar-
gentos, motín que desapareció en muy pocos días debido al
feliz éxito de las providencias del supremo gobierno y fiel
desempeño de sus agentes.
" Es muy difícil (decía el autor del juicio i m parcial, Za
" vala, sobre los acontecimientos del año de 828 en México,
"y puede aplicarse á la época de que tratamos) la posición
" de los que tienen la desgracia de estar al frente de estos
" nuevos Estados, en que existen más elementos de revolu-
il ción que de orden; en que las relaciones sociales están por
" decirlo así, interrumpidas; en (pie los ciudadanos se han
lí declarado unos contra otros en estado de hostilidad, y en
" donde ha llegado á ser un problema si el interés de la co-
" municidad es el mantenimiento de la tranquilidad y el
"respeto debido á las leyes; por último, en donde los que
" tienen pelean para mandar, y los que no tienen para ad-
quirir."
Pero para continuar nuestra narración en el orden gene-
ral que hemos seguido hasta aquí, manifestaremos que la ad-
ministración gubernativa hasta noviembre de 1835 sufrió las
variaciones siguientes: ¡Se encargaron del ministerio de ha-
cienda D. Vicente Segura y D. Antonio Vnllejo. Sucedió eu
el gobierno del Distrito al General D. Ramón Eayón, D.
627
José María Gómez de la Cortina; salió D. Manuel Diez de
Bonilla á servir la legación de Boina.
El general presidente por los graves acontecimientos pú-
blicos dejó su hacienda y llegó á México el día 15 de noviem-
bre, pasándose en derechura á Tacubaya. Su objeto fué dis-
poner todo lo necesario para el arreglo de una fuerte división
militar, que debía dirigirse sobre los colonos sublevados.
La cuestión de Tejas y la formación de las nuevas leyes
constitucionales comenzaron á ser objeto de discusión en el
congreso general, en la prensa periódica, y aun en la opinión
particular; porque estos asuntos eran de grande interés para
la nación.
En fines del mes de febrero (1836) el presidente interino
Barragán se vio atacailo de una fiebre tifoidea, que se fué
agravando sucesivamente en términos de perderse toda es-
peranza de recobro. Prepáresele con todos los auxilios y dis-
posiciones cristianas, administrándosele los sacramentos con
la solemnidad y decoro correspondientes al carácter y digni-
dad del enfermo, que al fin murió á la una y media de la ma-
ñana del día 1? de marzo. Este acontecimiento fué sentido
hondamente por los mexicanos, quienes por la bella índole
y recomendables circunstancias del finado, lo apreciaron en
grado extremo, siendo tan numerosas las manifestaciones pú-
blicas que no sería posible referirlas. A nuestro intento sólo
toca decir que el período administrativo constitucional sufrió
un nuevo cambio con la muerte del vencedor de Ulúa, Gene-
ral Barragán, pues como hemos dicho hallábase ausente y
en campaña el general presidente, circunstancia que hizo se
procediera á reemplazar al interino menciouado. Veamos el
resumen de los ministros que en este período desempeñaron
el despacho de las secretarías de Estado desde el día 28 de
enero de 1835, en que fué electo presidente el General D.
Miguel Barragán, y tomó posesión de su encargo, hasta el
27 de febrero de 1836 en que se separó del mando por su en-
fermedad.
JIM
RELACIONES INTERIORES Y EXTERIORES.
DESDE HASTA
1835 enero 28 D-. José María Gutiérrez
Estrada 1? junio 1835
,, junio 2 D. José María Oitiz Monas-
terio, O. M. E 8 julio • „
„ „ 9 D. Manuel Diez de Bonilla. 28 octubre „
„ octubre 29 D. José María Oitiz Monas-
terio, O. M. E 27 febrero 1836
JUSTICIA.
1835 enero 28 D. Agustín Torres 31 marzo 1835
„ abril 1? D. José Mariano Blasco, E. 17 mayo „
„ mayo 18 D. José Justo Corro 26 febrero L836
GUERRA Y MARINA.
1835 enero 28 D. José María Torne!, O.
M. B 27 febrero 1836
629
HACIENDA.
1835 enero 28 D. José Mariano Blasco.. . 28 agosto 1835
„ agosto 29 D. Manuel Diez de Bonilla. 16 stbre. „
,, stbre. 17 D. Vicente Segura 30 „ „
,, octubre 1? D. Juan José del (Jorral, O,
M. E 12 octubre „
„ „ 13 D. Antouio Vallejo 2 febrero 1836
1836 febrero 3 D. Eafael Mangino 27 „ „
APÉNDICE AL TITULO XII.
Documento Niim. 1.
Plan de Texca.
Art. Io No se reconoce en el General D. Antonio López de San-
ta-Anna derecho á ejercer el gobierno de la república en calidad de
presidente de ella, mientras no se justifique de haber impedido á la
representación nacional el ejercicio de sus funciones, ante jueces
competentes que obten fuera de la influencia de sus armas.
Art. 2? Se repondrán las autoridades de la federación, y de los
Estados que aún no hubiesen cumplido el tiempo de sus respectivos
encargos, y que hubiesen sido removidas en virtud de asonadas, ó
motivos apoyados en el plau de Cuernavaca.
Art. 3? Los gobernadores y legislaturas cuyo tiempo hubiere ya
expirado, sólo se repondrán para regir sus Estados, entretanto se
elija á los ciudadanos, que con arreglo á sus constituciones particu-
lares, hayan de reemplazarlos.
Art 4o Conforme vayan quedando los Estados y Territorios libres
de la opresión del General Santa-Anna, y del gobierno anticonsti-
tucional que dejó organizado en México, se irán haciendo las elec-
632
ciones de diputados y senadores para el congreso general, evitaado
que ellas sean el resultado de los esfuerzos de las facciones.
Art. 5? Habrá un olvido absoluto de todo lo pasado, y á nadie
se hará cargo por delitos cometidos á consecuencia de las disensiones
políticas que han agitado á la república desde que se hizo la inde-
pendencia hasta la fecha.
Art. 6? Esta amnistía no comprenderá al General D. Antonio
López de Santa- Atina, quien deberá ser juzgado por haber impedi-
do al congreso general el ejercicio de sus funciones, ni á sus minis-
tros que responderán de las comunicaciones oficiales autorizadas por
ellos contra la constitución y las leyes.
Art. 7? ¡Se devolverán todos los empleos civiles y militares que
habiéndose dado en propiedad, se hubiesen después quitado por di-
ferencias de opiniones, con tal que la revolución en que hubiesen
tomado parte los despojados, no hubiese tenido por objeto atacar la
independencia política de la república.
Art. 8o Los cuerpos del ejército, oficiales sueltos y retirados
serán considerados en todos sus goces, como lo exigen la justicia y
la utilidad que resulta á la nación de sus servicios.
Art. 9? Como el triunfo de este plan será sin duda alguna el de
la constitución y de los principios, y como que de su adopción depen-
de el establecimiento de una paz sólida y permanente, se premiarán
ios servicios que se presten á su favor, á la vez que se exigirá la res-
ponsabilidad al que de cualquiera modo lo contraríe.
Texca, 23 de marzo de 1835. — •/. Alvares. — Manuel Primo Tapia,
secretario.
Son copias. — México, marzo 30 de 1835. — Juan L. Vélázquez de
León.
633
Documento Núm. 2.
Pronunciamiento de Orizaba por ei sistema central.
Primero. La ciudad de Orizaba desea se varíe el sistema federal
por que se rige la nación, adoptándose otra forma de gobierno más
análoga á sus necesidades, exigencias y costumbres, y en la que
mejor se garantice la independencia, paz interior y religión católica
que profesamos.
Segundo. Desea asimismo que S. E. el General presidente D.
Antonio López de Santa- Anna dispense, como se lo suplica, su al-
ta protección á la emisión libre y espontánea de los votos de los pue-
blos en favor del cambio del sistema, y que llegado el caso, dicte
cuantas medidas sean conducentes para la realización de sus deseos.
Tercero. Se elevará una copia de esta acta al mismo Excmo. Sr.
presidente, á S. E. el presidente interino de la república y al Excmo.
Sr. gobernador del Estado, á efecto de que se dignen interponer sus
altos respetos ante quien corresponda, para que sean escuchados y
atendidos los patrióticos deseos de los habitantes de Orizaba.
Sala capitular del ayuntamiento de Orizaba, mayo diez y nueve
de mil ochocientos treinta y cinco. — Miguel Fernández, jefe del de-
partamento.— José Miguel Castillo, presidente del ilustre ayunta-
miento.— Como comisionado del ilustre ayuntamiento del pueblo
Mariano Mendizábal, síndico primero. — Joaquín Limón, síndico se-
gundo.— Prebendado Manuel María Fernández. — José Miguel Al-
varez. — Juan Monterde, regidor secretario interino.
Tomo II. — 80
634
Documento Núm. 3.
Pronunciamiento de Toluca, capital del Estado de México,
por el sistema central.
1? Que conformando sus deseos con los de la nación, manifesta-
dos ya de una manera inequívoca, desea que la forma de gobierno,
como más conveniente á su felicidad, sea la de popular representa-
tivo republicano central.
2? Que en la constitución, que al efecto se haya de establecer, se
incluyan como bases esenciales las de la religión católica, apostólica
romana exclusivamente, la independencia de la nación en la integri-
dad de su territorio actual, la división de poderes y la libertad legal
de la prensa.
3o Que por los heroicos sacrificios y nobles sentimientos en fa-
vor de la libertad de la patria, tributados tan generosamente por el
ilustre y benemérito de ella General D. Antonio López de ¡Sauta-
Anna, se le continúe reconociendo como presidente y jefe supremo
de la nación, y protector de sus votos libremente expresados.
4? Que para la conservación del orden público, entretanto se arre-
gla la constitución centra!, continuarán en ejercicio las autoridades
actuales, con sujeción á lias leyes administrativas, que tienen por ob-
jeto la conservación de la paz pública y el mantenimiento de las ga-
rantías individuales, quedando separadas de sus funciones únicamen-
te las que manifestaren oposición á este plan.
5? Que á fin de que ni se altere la paz pública, ni se coarte la ex-
presión libre y espontánea de la voluntad nacional, se pida respetuo-
samente al supremo gobierno de la i*epública, dicte las medidas que
al intento juzgue convenientes.
ü" Que para evitar toda dificultad que pueda embarazar las re-
soluciones más prontas y eficaces al logro de esta grandiosa empre-
635
sa, se reproducen los votos, por los cuales en el plan de Cuernavaca
y últimos actos electorales, se dieron facultades á los actuales repre-
sentantes de la nación para cambiar hasta la forma de gobierno, si
se calificaba, como hoy se califica ya, de una exigencia pública y de
común utilidad, supliendo al presente las facultades que por aque-
llos se hubiese creído faltar.
7? Se remitirán copias de este plan y precedente exposición álos
supremos poderes de ln nación y del Estado, á efecto de que cada
uno en lo que le corresponda, disponga los medios más adecuados á
la completa realización del primero.
Toluca, mayo 29 de 1835. — Siguen muchas firmas que por la pre-
mura del tiempo no se ponen.
Es copia. Toluca, 29 de mayo de 1835.— Várela.
^ •» »
DECIMOTERCERO PERIODO ADMINISTRATIVO
TÍTULO TKECE
D. José Justo Corro, presidente interino desde 27 de febrero de 1836,
hasta 19 de abril de 1837,
CAPÍTULO I.
Instalación del gobierno interino y situación política de la república.
La administración general de la república mexicana, cie-
rra el período constitucional que tuvo principio el 1? de abril
de 1833, con la época de que vamos á ocuparnos. Ella com-
prende la particular del presidente interino D. José Justo
Corro, que comenzó el día 27 de febrero de 836, por la sen-
tida y sensible muerte del General D. Miguel Barragán, y
concluye en 19 de abril de 837. Siguió, por consiguiente, co -
mo se verá en el título catorce, el régimen central.
638
En sesión del día 27 del citado febrero, acordó el congreso
general que mientras durara la enfermedad del presidente
interino de la república, y para el caso de faltar, lo substitu-
yera en su encargo D. José Justo Corro. Obtuvo la mayoría
de cincuenta y un sufragios en la elección que en dicha se-
sión se verificó al efecto. Igualmente se acordó que el nuevo
presidente interino se presentase en la misma sesión á pres-
tar el juramento de estilo.1 Así se verificó.
La nación, exceptuándose los colonos sublevados, se ba-
ilaba en orden y tranquila, prometiendo sosiego y felicidad.
Así lo prueban los datos y partes oficiales de los goberna-
dores de los Estados y de los comandantes generales de
los mismos; justificándose el buen sentido de la mayoría
de los mexicanos, con haber rechazado enérgica y resuelta-
mente los conatos y pronunciamientos revolucionarios, no
sólo aquellos que ya quedan referidos y que en realidad for-
maron una crisis política, sino también algunas intentonas
que aparecieron como la de Acapulco, que igualmente he-
mos referido. De manera es, que los grandes acontecimien-
tos de la memorable jornada sobre el Estado de Zacatecas y
el cambio del sistema federal en central, si bien causaron
males, puede decirse, que fueron bajo cierto aspecto, prin-
cipio de sosiego y bienestar para la república.
La prensa, en fines de 1835 y principios de 1836, ocupán-
dose de las ocurrencias públicas, cotí firma el buen estado
que hemos dicho ofrecía el país en general. El cuerpo legis-
lativo de la unión se ocupaba en discutir con empeño las le-
yes constitucionales, principalmente la segunda que esta-
blecía un cuarto poder supremo llamado conservador.
Idea tan nueva, dice un escritor público, en los términos
que se presentó al congreso, fué muy fecunda en defensas y
en impugnaciones, dividiendo, como era natural, á los legis-
1 Decreto de 27 de febrero de 1836. — Colección de Galván, tomo 8?, pág. 10.
639
ladores constituyentes, en términos de que la primera vo-
tación en lo general del proyecto, sólo se decidió á favor de
dicho poder conservador por un voto, y el primer artículo,
por cuatro. Así fué discutida también y aprobada con pe-
queñas diferencias, la segunda indicada ley constitucional;
habiéndose publicado la primera, que fijaba los derechos y
deberes de los mexicanos, el día 16 de diciembre del citado
año de 1835.
Las elecciones que debieron hacerse para instalar cons-
titucionalmente las respectivas municipalidades de la capi-
tal y de los departamentos, se verificaron en efecto ordena-
damente, y ¡sin que de ningún modo padeciese la tranquilidad
pública, considerándose por lo mismo bien atendida la segu-
ridad individual y garantida la propiedad.
El nuevo presidente organizó su ministerio, confiando el
despacho de relaciones y justicia á los oficiales mayores D.
José María Oitiz Monastirio del primero y D. Joaquín Itur-
bide del segundo. Quedó por tauto, compuesto el gabinete,
de los individuos expresados en las dichas secretarías, y de
D. José María Tornel eu guerra, y D. Rafael Mangiuo en
hacienda, no sin observaciones de la prensa, sobre no haber-
se nombrado secretarios efectivos para los departamentos
de relaciones y justicia; esforzándose más este concepto por
haber renunciado definitivamente la oficialía mayor de gue-
rra D. José María Tornel, y habérsele admitido dicha renun-
cia en 12 de marzo del mismo año.
640
CAPÍTULO II.
Campaña de Texas. — Acontecimientos y acciones de guerra en 1836.
En 2 de enero de 1836, marchó el General presidente D.
Antonio López de Santa-Auna, de la ciudad de San Lnis
Potosí, donde se hallaba, al trente de una división que debía
obrar sobre los colonos, quienes con su desleal conducta obli-
garon á México á que apelase al triste recurso de la guerra
para rechazar la agresión de los texanos, sublevados contra
una metrópoli que los había acogido en sn seno del modo más
leal y franco, esperando formar vínculos tan naturales, como
los que existen entre los individuos de una misma familia.
Abierta la campaña de Texas, y después de algunos acon-
tecimientos y funciones de armas, fuóBéjarel punto prime-
ro donde el ejército de operaciones comenzó á obtener ven-
tajas sobre los colonos sublevados. El día 23 de febrero de
1836, el General Santa- Anua ocupó la dicha ciudad de Bé-
jar con parte de las fuerzas de su división; y los sublevados
se refugiaron en el fuerte del Álamo, que aunque bien forti
ficado y con víveres, fué también ocupado por las tropas
mexicanas.
Basta leer el parte del General en jefe D. Antonio López
de Santa -Anua, para formarse una idea exacta, aunque
muy triste, de la sangrienta acción de guerra que precedió á
la dicha ocupación del expresado fuerte del Álamo. Dice el
general mexicano, el día 6 de marzo de 1836 en su cuartel
general de Béjar, que emprendido el asalto á las cinco de la
mañana, se experimentó de parte del enemigo tejauo una
641
resistencia obstinada, que obligó hasta emplear la reserva
en la lucha, que duró más de hora y media.
El cuadro de esta lucha, asegura en su parte el General
Santa-Auna, fué extraordinario; las piezas de la artillería
enemiga en número de 21 jugaban con toda destreza; el vivo
fuego de fusilería iluminaba el interior de la fortificación;
los fosos y murallas no fueron obstáculo para los impávidos
mexicanos. Quedó en fin, la fortaleza en poder de éstos, con
todos sus despojos, sepultados los defensores del Álamo en
sus fosos y atrincheramientos. Entre los cadáveres se encon-
traron el primero y segundo jefe de los texanos, Bouwie y
Travis, y los demás jefes y oficiales que portaban despachos
de la convención texana. ¡Horrible espectáculo que sugiere
sensibles reflexiones! Yo me abstengo de hacerlas, así como
de entrar en detalles sobre lo ocurrido, porque ya he mani-
festado no ser ni por mi capacidad ni por mi objeto, quien
escriba la historia de mi patria; dejaré sí unas apuntaciones
que puedan servir al indicado objeto.
La historia de Texas ha, sido escrita por nacionales y ex-
tranjeros, y aun por militares, actores y testigos presenciales
de la campaña. El General de división ü. Vicente Filisola,
y la prensa «le México y de los Estados Unidos de América,
nos han dejado noticias y datos, en mi concepto suficientes
para los historiadores, y para que la memoria de los grandes
sucesos se conserve en las generaciones futuras.
Anticipadamente, el 2 de Marzo, se había reunido en las
colonias una asamblea de representantes de todas ellas para
declarar, como declararon solemnemente, su absoluta sepa-
ración é independencia de México; y queriendo dar un ca-
rácter de odiosidad á la causa nacional, fingieron imposturas
ridiculas, suponiendo que los mexicanos habían celebrado
con algunas tribus bárbaras, tratados y alianzas para que
militando á favor de México, ofendieran á los Estados Uni-
dos del Norte y á sus nacionales; pero semejante calumnia
Tomo II.— 81
642
quedó sólo escrita y publicada por la prensa de Nueva Or-
leans.
La lectura de tal declaración1 basta para convencer de
que ese documento, no es otra cosa que un tejido estudiado
de falsedades; y prueba á la vez que en la fecha de su redac-
ción los colonos estaban ya separados de México por su pro
pía voluntad y sin justificada causa.
Siguiendo las operaciones militares de la campaña con-
tra los puntos fortificados y defendidos por los colonos, las
armas de México obtuvieron señalados triunfos en Goliat,
Llano del Perdido, Cópano, Victoria, San Patricio y otros
lugares, á las órdenes de jefes distinguidos como Filisola,
Urrea, Morales y Garay, rindiendo a resueltos defensores de
aquellos puntos, como lo fueron J. W. Fauning en Goliat, y
antes Bouwie y Travis en el Álamo.
Al hablar del jefe texano Fanning y de las rendiciones ya
indicadas, creemos conveniente recordar algunas notables
circunstancias que ocurrieron en aquellos sucesos de armas,
sin ocuparnos de detalles ni de impugnaciones, que como
siempre aparecen parciales.
Sea una, que no en todos los puntos militares de los co-
lonos se sostuvieron sus fuertes con decisión y constancia,
sino que á veces los abandonaban desesperados, entregando
á las llamas las poblaciones, haciendo que el fuego las con-
sumiese y arrasase. Sea otra, la de que usaron de ardides
reprobados, como el de haber construido en una de sus for-
talezas una máquina infernal, que situaron á la entrada de
sus rastrillos, máquina compuesta de sesenta y ocho caño-
nes de fusil que á la vez y movidos por un sólo impulso de-
bían dispararse. Sea otra, la de que alguna vez, pidiendo
parlamento y fijando una bandera blanca, cambiaban de
propósito y obraban sin hacer el menor aprecio de estas de-
1 Documento número 1.
643
mostraciones; aunque es verdad que no por esto dejaron de
acreditar decisión y valor, según entre otros pasajes y docu-
mentos se halla consignado en la firme defensa del fuerte del
Álamo y en partes consiguientes dados por sus jefes, parti-
cularmente el del día 3 de marzo de 1836, en que con la an-
tefirma de ¡victoria ó muerte! explica Travis del modo más
enérgico la resolución y firmeza con que se sostuvo, y que
sea cual fuere la justicia de la causa que defendía, siempre
le hará honor, como valiente.
Después de las acciones de guerra indicadas y de algu-
nas parciales que les precedieron, como las de Thompson en
San Patricio, Grant en Aguadulce y los destacamentos de-
rrotados por Urrea, siguieron otros encuentros entre mexi-
canos y texanos, sin resultado final para los beligerantes, y
en tal situacióu, queriendo el General en jefe Santa- Auna
aprovechar el tiempo, dictó con su genial actividad las pro-
videncias conducentes para la continuación de la campaña
y persecución del enemigo.
Dispuso con este fin la marcha para San Felipe de Aus-
tin, y dejando instrucciones, previas las órdenes necesarias
para la distribución y orden de mandos y para la misma
marcha, verificó su salida en 31 de marzo, y entró en la ex-
presada villa de San Felipe de Austin, capital de las colo-
nias sublevadas, el día 7 del mes de abril, encontrándola
toda incendiada: siguiendo su marcha llegó á Harrisburg el
día 15, allí recibió la noticia de que en la mañana de ese
mismo día habían salido para Galveston, Zavala y otros per-
sonajes del gobierno de Texas. Dirigióse el general en jefe
con su división á New Washington, donde permaneció poco
tiempo y tuvo que moverse con toda precipitación por léaber
recibido el parte de que el General texauo Samuel Houston,
se hallaba muy inmediato sobre la retaguardia de las tropas
mexicanas. Se estableció por éstas el campamento á la orilla
del río de San Jacinto, para estar preparados contra el ene-
644
migo, y en la tarde del día 21 del mismo abril de 36, dice un
escritor, testigo presencial, que: " en medio de una gritería
"espantosa, haciendo un fuego vivo á metralla, de fusil y
"de rifle, avanzó decisivamente sobre el campo mexicano,
" una batalla muy prolongada en ala, es decir, un solo hoin-
" bre de frente ó de fondo, llevando en el centro la bandera
" de Texas, y dos cañones ligeros bien servidos á los flancos,
" ocupando su caballería el frente del campamento y exten-
" diéndose hasta su izquierda, lograron sorprender y triun-
í: faron."
Por natural efecto de la sorpresa y de la acción en el men-
cionado lugar de San Jacinto, fueron hechos prisioneros y
muertos en la clase y número que explican los diversos par-
tes y comunicaciones comprendidos en el documento uúm. 2.
Muchos datos históricos y oficiales explican muy clara-
mente que la desgracia de San Jaciuto, lamentable para los
mexicanos, fué un efecto necesario de la mucha confianza de
los jefes, y poca disciplina y obediencia de los subordinados.
Sólo por estas causas ó tal vez por un equivocado plan de
campaña, pudo el ejército mexicano ser sorprendido y batido
como lo fué, considerando que los texanos, apoderados del
país en que se practicaban las operaciones de guerra, ha-
bían de ser astutos, emprendedores y atrevidos en su defen-
sa, y también en buscar los medios y los lauces de hostilizar
y destruir á su contrario. La prensa particular y oficial, la
nacional y extranjera contienen observaciones extensas y
análogas á las indicaciones que dejamos hechas; resultan-
do que después del desgraciado suceso de San Jacinto, y
á consecuencia de los movimientos de exploración, se iban
aprehendiendo oficiales y tropa de los dispersos.
El General Santa- Auna, según consta y él mismo refie-
re, hallándose en la situación antes dicha, tomó el camino
para el paso de Thompson, creyendo poderse incorporar á
las fuerzas que estaban á las órdenes del Geueral Filisola,
645
esperando salvarse por este medio del fnror de sus contrarios;
pero fué en vano, y saliéndole fallidas sus esperanzas, cayó
en manos de sus perseguidores y lo aprehendieron, á pesar de
haber usado de las precauciones posibles, entre ellas, la del
disfraz del vestido y de haber montado el caballo del ayu-
dante D. Juan Bringas, que como el general dice, le fué pro-
porcionado por la noble franqueza de un criado que no se
nombra y sólo se afirma que lo era del dicho ayudante Brin-
gas. Fué presentado como prisionero el día 22 al General
texano Samuel Houston, que se portó con decencia y caba-
llerosidad, á pesar de que pedían los vencedores venganza
por la sangre derramada en Goliat y al Álamo.
CAPÍTULO III.
morimientos militares á consecuencia de los sucesos á que dio lugar
la acción de San Jacinto.
Como necesaria consecuencia del desastre del día 21 de
abril, sufrió el ejército mexicano no sólo los males que pro-
duce siempre una derrota parcial, sino que se resintió en
tanto grado que, puede decirse, vino á causar aquella des-
gracia un cambio completo en las operaciones de campaña
y una variación total de planes y de personas.
El General Filisola, que era el segundo del ejército de
operaciones sobre Texas, quedó al frente de este cuerpo ya
desorganizado, y que no pudo volver al vigor y fuerza de
acción que tan importantes le eran. Fuertes compromisos
por una parte, grandes escaseces por otra, y principalmente
la falta de uniformidad, redujeron á las fuerzas militares de
México á obrar de un modo tan ineficaz y lento, que no podía
646
ni pudo tener la vida y movimiento que tanto se necesitaban
en situación tan solemne y comprometida. Sin embargo, Fi-
lisola obró casi sin voluntad y obligado por las circunstan-
cias, en los términos que lo explica su parte dado en Guada-
lupe Victoria el día 14 de mayo del mismo año.
Emprendió la retirada replegando las tropas gradual-
mente, hasta la derecha del río Colorado, pensando que así
salvaba la existencia del general presidente y aun la de las
tropas del ejército de operaciones, confiado en que andando
el tiempo y recibiendo recursos y refuerzos, podría vengarse
la sangre y el honor que se habían perdido.
No se creyó, en lo general entre mexicanos y extranjeros,
que semejante modo de obrar fuese conveniente, y puede
decirse, que un juicio universal reprobó esta conducta, aun-
que con posterioridad fué explicada por el mismo general,
quien escribió y publicó unas Memorias vindicándose y res
pondiendo ante la ley en la causa que se le formó y en la
cual fué absuelto; recibiendo después la declaración favo-
rable del gobierno que lo rehabilitó en virtud de nuevo nom-
bramiento para volver á hacerse cargo del mando en jefe
que se había confiado á consecuencia de su destitución al
General D. José Urrea, y como segundo al de igual clase D-
Juan José Andrade.
La prensa en aquellos días, hablando de la derrota que
el 21 de abril sufrió la división de vanguardia del ejército de
operaciones en Texas y de la prisión del general en jefe, re-
probó en general la ciega deferencia de Filisola á las ór-
dones que se le comunicaron arrancadas por la necesidad y
la violencia; y que ni fueron ni podían tenerse como una
resolución dictada libremente. Se fijó en público como un
aserto indudable el siguiente, que en sus términos trans-
cribimos: " Si bien pudo (se dijo) el General Filisola, apro-
" vecharse del armisticio para mejorar su situación en el
" caso desventajoso de San Jacinto, será siempre extraño y
647
" siempre reprensible, no se ocupase de otra cosa que de una
" retirada, que los enemigos equivocarán con la fuga. Y lo
" peor, sin duda es, que el General Filisola, prestase su con-
u sentimiento á tratados formados por la astucia del ene-
" migo, y arrancados con la amenaza de muerte. Vergüenza
" es, en fin, se retirase y abandonase el suelo de Texas, sin
" una nueva acción que pudiese reparar lo perdido en otra.'»
Ta dijimos, que estos y semejantes cargos, fueron hechos
á Filisola con toda la severidad que exigían la dignidad del
gobierno y la gravedad del asunto. Lo cierto es que el re-
ferido general fué vindicado, y aun contra su voluntad vol-
vió al mando, como veremos adelante en su respectivo lugar,
ocupándonos ahora del gravísimo punto de la celebración y
aceptación de tratados entre vencedores y vencidos, con-
siderando este hecho como un efecto natural de los aconte-
cimientos de la campaña de Texas, y como causa impulsiva
de la propia retirada, sin que, como dijo el fiscal de la causa
D. Eulogio Villaurrutia, pueda inculparse á Filisola por ha-
ber manifestado al general en jefe prisionero, que se retiraba
por su mandato; porque debiendo verse por los texanos esas
comunicaciones, era prudente usar de aquel lenguaje.
Trasladaremos en seguida el convenio y actos oficiales
consiguientes, remitiendo al Apéndice las notas oficiales de
14 y 31 de mayo, para que los tres partes oficiales de Santa-
Anua, Houston y Filisola, examiuados y entendidos, fijen
los conceptos y manifiesten la verdad, asegurando el juicio
de la historia sobre la imprevisión, violencia y desmoraliza-
ción de que tanto y tan fuertemente se ha hablado. Los con-
venios son los siguientes.
"Ejército de operaciones. — Excmo. Sr.: Adjunto á V.
11 E. el convenio que he celebrado con S. E. David G. Bur-
" net, presidente de la república de Texas, para que impues-
" to de su contenido se sirva darle en todo su debido cum-
648
" plimieuto, sin dar lugar á reclamaciones que produzcan un
"rompimiento inútil.
" Espero que V. E. se servirá darme su contestación por
" el mismo conducto, sin dilación alguna, recibiendo á la vez
"mi consideración y aprecio.
"Dios y libertad. Puerto de Velasco, mayo 14 de 1836.
" — Antonio López de Santa- Anna. — Excmo. Sr. General de
" división D. Vicente Filisola."
Artículos de un convenio celebrado entre S. E. el General en jefe del Ejér-
cito de operaciones, presidente de la república mexicana D. Antonio
López de Santa- Anna, por una parte, y S. E. el presidente de Texas,
D. David G. Burnet, por la otra parte.
" Art. 1? El General Antonio López de Santa-Auna
" conviene en no tomar las armas, ni influir en que se tomen
" contra el pueblo de Texas, durante la actual contienda de
" independencia.
" Art. 2? Cesarán inmediatamente las hostilidades por
" mar y tierra entre las tropas mexicanas y texanas.
" Art. 3? Las tropas mexicanas evacuarán el territorio de
" Texas, pasando al otro lado del río grande del Norte.
" Art. 4? El ejército mexicano, en su retirada, no usará
" de la propiedad de ninguna persona sin su consentimiento
" y justa indemnización, tomando solamente los artículos
" precisos para su subsistencia, no hallándose presentes los
" dueños, y remitiendo al general del ejército texauo ó á
" los comisionados para el arreglo de tales negocios, la no-
" ticia del valor de la propiedad consumida, el lugar donde
" se tomó y el nombre del dueño, si se supiere.
" Art. 5? Que toda propiedad particular, incluyéndose ga-
" nado, caballos, negros esclavos ó gente contratada de cual-
" quiera denominación, que haya sido aprendida por una
649
u parte del ejército mexicano, ó que se hubiese refugiado en
" dicho ejército desde el principio de la última invasión, se-
" rá devuelta al Comandante de las fuerzas texanas ó á las
" personas que fueren nombradas por el gobierno de Texas
" para recibirla.
" Art. 6? Las tropas de ambos ejércitos beligerantes no
" se pondrán en coutacto, y á este fin el general texano cui-
" dará que entre los dos campos medie una distancia de cin-
" co leguas por lo menos.
" Art. 7? El ejército mexicano no tendrá más demora en
" su marcha, que la precisa para levantar sus hospitales, tre-
" nes, etc., y pasar los ríos, considerándose una infracción de
"este convenio, la demora que sin justo motivo se notare.
" Art. 8? Se remitirá por expreso violento este convenio
" al General de división D. Vicente Filisola, y al General T.
" J. Eush, Comandante del ejército de Texas, para que que-
" den obligados á cuanto les pertenece, y que poniéndose de
" acuerdo, convengan en la pronta y debida ejecución de lo
" estipulado.
" Art. 9? Qne todos los prisioneros texauos que hoy se
11 hallan en poder del ejército mexicano ó en el de alguna de
u las autoridades del gobierno de México, sean inmediata-
" mente puestos en libertad y se les den pasaportes para que
u regresen á sus casas, debiéndose también poner en libertad
" por parte del gobierno de Texas, un numero correspondien-
" te de prisioueros mexicanos del mismo rango y graduación,
" y tratando al resto de dichos prisioneros mexicanos que
" queden en poder del gobierno de Texas, con toda la debi-
" da humanidad, haciéndose cargo al gobierno de México por
" los gastos que se hicieren en obsequio de aquellos, cuando
" se les proporcione alguna comodidad extraordinaria.
"Art. 10? El Geueral Antonio López de Santa- Anua,
será enviado áVeracruz tan luego como se crea conveniente.
" Y para la constancia y efectos consiguientes, lo firman
Tomo II.— 82
650
" por duplicado las partes contratantes en el Puerto de Ve-
" lasco, á 14 de mayo de 1836. — Antonio López de Santa— An-
11 na. — David Burnet. — James Colliinworth, secretario de Es-
" tado. — Bayley Ilardeman, secretario de hacienda. — P. U.
u Grayson. — Mez Jinetas.
" Excmo. Sr.: En este momento en que iba á emprender
" mi marcha con el ejército que tengo el honor de mandar,
" he recibido la comunicación de V. E., en que me acompa-
" ña los convenios celebrados por V. E. y el jefe de las tro-
u pas texanas; sin ellos, Excmo. Sr., yo estuve siempre dis-
" puesto á dar cumplimiento á sus disposiciones anteriores
" que me comuuicó oficialmente; por ellas marchaba y mar-
tl cho boj7 mismo á darles cumplimiento, y mi demora no se-
" rá otra que la que demande la conducción de enfermos, tre-
" nes y demás proyectiles de guerra por lo respectivo á los
" tratados; ellos están con todas las formalidades, estipula-
" dos y ratificados por V. E. como general en jefe del ejér-
" cito, cuya circunstancia y la de ser el presidente de la re-
íl pública, no deja á mi persona otro derecho ni lugar que el
" de obedecer y darles el debido lleno, como lo he verificado
" desde un principio, cumpliendo religiosamente cuanto con-
" viene á propiedades, tanto de prisioneros y pago de cuanto
" los dueños han proporcionado al ejército para su subsis-
" tencia. Igualmente, y en consecuencia de los expresados
" tratados, me pondré de acuerdo con el jefe de las fuerzas
" de Texas, para que por su parte y la mía tengan el lleno
" que se desea, y se hagan las reclamaciones convenientes si
" á ellas se diere lugar.
" Dios y libertad. Goliat, 25 de mayo de 1836.— Vicente
651
" Filisola. — Excino. Si\ General, presidente de la república
"D. Antonio López de Santa-Auna."
" En el arroyo del Mujerero, á los veintiséis días del raes
" de mayo del corriente año, habiéndose presentado en el pa-
" bellón del Exciuo. Sr. General en jefe del ejército de ope-
raciones mexicano, D. Vicente Filisola, los Sres. Oorouel
" del ejército de Texas, ciudadano Benjamín Smitt, y capi-
" tan del mismo, ciudadano Henry Tezl, entregando los ex-
" presados señores un pliego que por su conducto le dirigía
" á dicho General Filisola, el Excmo. Sr. General presidente
" D. Antonio López de Santa- Anua, manifestando á la vez
" el Coronel Smitt, venía autorizado competentemepte según
" su credencial, que al efecto exhibió, firmada por su Gene-
" ral Thomas J. TUish, para ratificar á su nombre el cumpli-
" miento de lo expresado en los referidos pliegos que contie-
" nen el tratado de armisticio celebrado entre el General San-
" ta-Auna y el gobierno de Texas, en 14 del corriente.
" En consecuencia, el Sr. General Filisola cuaudo recibió
" estos documentos, nombró para su examen y aclaración
" con los comisionados á los Sres. General del ejército me-
" xicano D. Eugenio Tolsa y Coronel D. Agustín Amat,
" quienes después de haber cumplido su comisión en los tér-
" minos expresados, dieron cuenta á S. E., quien después de
" haberles oido convino por sí en cumplir religiosamente
" cuanto en los diez artículos de que consta hace relación al
" ejército, del mismo modo que quedan obligados por su par-
" te el general y ejército de los texanos.
" También convinieron ambas partes contratantes en
u que se nombren por parte del Sr. General Eush, uuos co
652
" misionados que marchen, bien sea con el ejército mexi-
" cano, ó bien separados de él, con el conocimiento necesa-
" rio para que éstos puedan hacer las reclamaciones justas,
" conforme expresan los mencionados tratados; en el con-
" cepto, de que se les entregará todo lo que de ellos exista
".en el ejército de operaciones. Y para constancia y cum-
" plimiento de ambas partes, convinieron en extender por
"duplicado el presente documento que -firmaron con los co-
" misionados las dos partes beligerantes.
" Cuartel general en el arroyo del Mujerero, á veintiséis
" de mayo de 1836. — Eugenio Tolsa. — Henry Tezl. — Agustín
" Amat. — Benjamín Smitt. — Vicente Filisola.
"Son copias. Río de las Nueces, mayo 31 de 1836.— Se-
11 vero Ruiz."
" Secretaría de guerra y marina. — Sección central, — Me-
" sa primera. — Excmo. Sr.: He dado cuenta al Excmo. Sr.
" presidente interino con la comunicación de V. E. datada
" en su campo sobre la orilla derecha del río de las Xueces,
" en 31 del mes próximo pasado, y en contestación debo de-
" cirle, por orden suprema, que toda ella ha sido vista con la
" más profunda indignación.
" Ante un consejo de guerra responderá V. E. de los car-
" gos que le resultan por no haber conservado los puntos que
" le previno el supremo gobierno que sostuviera á todo tran-
" ce; pero desde ahora, pesa sobre V. E. el cargo gravísimo
" de haber olvidado lo prevenido en el artículo 2, título 3,
" tratado 7 de la ordenanza militar, por el que recaía en V. E.
" el mando, y de ninguna manera podía considerar que con-
" tinuaba en él el general en jefe después de prisionero, y
' mucho menos funcionando como presidente de la repúbli-
653
" ca, por estar impedido de ejercer las funciones de esta dig-
" nidad, por no estar en ejercicio de ellas, y porque aun cuan?
" do se hallase á la cabeza del ejecutivo, ninguna orden suya
" podía obedecerse si no era suscrita por el secretario respec-
" tivo del despacho. Asombra el que V. B. haya podido asen-
" tar especies que condena hasta el sentido común, y que
{t suponen cuaudo menos una crasa ignorancia de lo prever
" nido en las leyes militares, y sobre todo de las circunstan-
" cias en que se ejerce el poder ejecutivo en una república,
"y particularmente en la nuestra.
" En consecuencia, el Éxcuio. Sr. presidente interino re-
u prueba los convenios celebrados en Velasco en 14 de ma-
" yo de 1836, por falta de libertad y autoridad en el general
<l que los suscribió, y reprueba expresamente como atenta-
" torio á los derechos de la nación mexicaua, el que se haya
" dado el nombre de república á la parte sublevada de uno
" de los departamentos de la nación, y el título de presiden-
" te al jefe de aquellos bandidos. Por última prevención del
" Excmo. Sr. presidente interino, manda á V. E. que si no
" ha entregado el mando del ejército al Excmo. Sr. General
" D. José Urrea, lo verifique en el acto, viniendo á esta ca-
" pital, como está ordenado, á responder ante la ley, de su
" conducta.
"Dios y libertad. México, junio 25 de 1836.— -Tornel— -
" Excmo. Sr. General de división D. Vicente Filisola.
l< Son copias. México, Jimio 25 de 1836. — J. L, Velázquez
" de León?
Por supuesto, esta ocurrencia notable, este convenio ó
tratado fué por mucho tiempo en nuestro país y aun en lo
exterior objeto de discusión pública, abriéndose una anima-
da polémica periodística. Cargos y disculpas, por una parte,
y. por otra aspiraciones de mando hicieron que cambiaran
las operaciones, que se abandouase el teatro de la guerra,
consumándose la retirada poco á poco, hasta Matamoros.
654
Siguieron diversos nombramientos de general en jefe,
una vez retirado Filisola á México, y Urrea, Valencia, Ama-
dor y Bravo, y aun el General D. Anastacio Bustamante
fueron puestos al frente del ejército de operaciones sobre
Texas; pero todos con diferencia de tiempo, y por falta de
recursos de todo género renunciaron, ó fueron removidos
hasta volver á encargarse del mando como general en jefe
el mismo General Filisola en el año de 1837.
Hasta aquí hemos seguido y adelante seguiremos la cam-
paña de Texas, considerando los sucesos ocurridos dentro
del período trece en que nos ocupamos, uniendo los acon-
tecimientos sin dividir el asunto, aunque no seamos exactos
observadores de la unidad de tiempo, porque entendemos
que es preferible unir siquiera parcialmente los sucesos por
su materia, sin embargo de no haber ocurrido en una misma
época. Bajo tal concepto referiremos los hechos que tuvieron
lugar, á consecuencia de la prisión del general en jefe en
dicha campaña.
Este, permaneció algún tiempo en el territorio de Texas
rigurosamente tratado como prisionero de guerra. Se agitó
entre los funcionarios públicos de los colonos, la cuestión del
castigo que debería aplicársele. Sangre pedían unos, como
el ministro La-Mar, lleno de ira y deseo de venganza; y
otros como Houston, el vicepresidente Zavala y Rush minis-
tro de la guerra, templaban los ánimos, teniendo por desgra-
ciado al que los otros llamaban delincuente. Por fin, después
de grandes peligros, y de una persecución deshecha, obli-
gado Houston á retirarse á ]S"e\v Orleans, para curarse la
herida que recibió en San Jacinto, continuando sus buenos
oficios, dispuso marchase Santa- Auna en cumplimiento de
los convenios celebrados en Yelasco. En efecto, marchó éste
sufriendo muy mal trato lo mismo que sus compañeros los
Coroneles Almonte y Núñez, atormentados Santa- Auna y
Almonte, hasta el grado de hacerlos llevar por más de cua-
renta días unos pesados grillos.
655
Austin tuvo la ocurrencia de sugerir al General Santa-
Anna, la idea de que escribiese al Presidente Jackson, so-
licitando la intervención del gobierno americano para poner
término á la guerra. Dirigióse en efecto la comunicación que
fué contestada en términos, si bien de cortesía, nada eficaces
respecto de las miras intentadas. Pueden verse una y otra
en el apéndice; quedando al buen sentido de los que leyeren
formar el juicio correspondiente respecto de todos los puntos
que contienen los partes oficiales y las cartas particulares que
hemos mencionado.
Por fin, después de siete meses de cautiverio, en 23 de
noviembre de 1836, quedó libre el general presidente en el
territorio de Texas, y el día 26 del propio mes, marchó á los
Estados Unidos de América en unión del Coronel D. Juan N".
de Al monte, su constante compañero. El objeto del general
fué proporcionarse transporte por mar á Veracruz, porque de
otro modo no era prudente.
Llegó en efecto á los Estados Unidos, y después de muy
pocos días de permanecer en Washington, el presidente Jack-
son le proporcionó un buque que lo condujese á Veracruz,
á donde llegó el miércoles 8 á las nueve de la noche, y el día
siguiente se retiró á su hacienda, acompañado de sus amigos.
Los sucesos mencionados de la campaña de Texas, tuvie-
ron gran trascendencia, y afectaron la política interior del
país, cambiándose la oposición á Santa-Anna, del terreno
de la guerra al terreno parlamentario.
En febrero de 1837 se pidió en el congreso general, que
diese cuenta el presidente como jefe del ejército, de su con-
ducta después de la acción de San Jacinto, sin que, mientras
no se justificara pudiese tener mando civil ó militar; que se
considerara como traidor á la república á todo el que directa
ó indirectamente cooperase á la desmembración del territo-
rio nacional. Hubo por consiguiente comisión, debates, y al
fiu acordó la asamblea mexicana de aquella época, después
656
de variaciones, adiciones y reformas, que el gobierno exigie-
se al General Santa- Anua al llegar á la república, una ins-
trucción documentada de los motivos de su viaje á Wash-
ington, resultados de él y compromisos que pudiese haber
contraído desde la acción de San Jacinto; que por el gobier-
no se pasase al congreso dicha instrucción ; y aunque no faltó
quien pidiese la declaración expresa de que había dejado de
ser presidente bajo el pretexto de haber sido publicada una
nueva constitución, quedaron las cosas todas en el estado
que antes guardaban.
El General Santa -Anna, permaneció tranquilo en su
casa y reconocido en su rango por el gobierno, cuando tuvo
la felicidad de volver al seno de la república. Juró en 9 de
marzo la constitución que acababa de publicarse. Dio al fin
el 9 de mayo un manifiesto documentado que vio la luz pú-
blica en un folleto de 108 páginas, justificando su conducta
y sus operaciones en la campaña de Texas, concluyendo con
decir: w que la historia al referir dicha campaña, no lo aver-
" gonzaría por sus acciones, á él mismo, á su patria y á sus
" descendientes."
El gobierno supremo de la república, no sólo quedó sa-
tisfecho de los servicios prestados en la campaña de Texas,
sino que los estimó como meritorios eu el mismo General
presidente, y aún respecto de sus ayudantes, con particulari-
dad en el Coronel D. Juan N. Almoute.
Sería ciertamente obra de mucha extensión, y de gran
desempeño para nosotros el referir circunstanciadamente la
guerra de Texas. No somos cronistas ni en lo general ni de
tan importante y delicado asunto. Nos contenemos en los lí-
mites de nuestro intento, protestado repetidas veces y actual-
mente recordado, asegurando que no nos ocupa la narración
de cuanto ha ocurrido eu la guerra de Texas, ó lo que es lo
mismo, en la reivindicación de los derechos de nuestro país
ultrajados por genios inconsecuentes y desleales. Tal empeño
657
queda para mejores plumas. Por esto, hemos distinguido la
campaña, de la guerra de Texas, y referimos tan sólo aque-
llos hechos históricos señalados de la primera que, en nues-
tro concepto, afectan al interés general de México y cuya
noticia conviene dejar al conocimiento de las generaciones
venideras. Con tal propósito, concluímos este capítulo, pa-
sando á ocuparnos de otros hechos notables también y que
no deben olvidarse. Pero séanos permitido que antes de de-
jar esta época llamemos la atención de nuestros compatrio-
tas sobre un acontecimiento uotable, tal es la muerte de D.
Lorenzo Zavala, quien falleció en Texas el día 25 de noviem-
bre de 1836, desempeñando la vicepresidencia de aquella re-
pública entonces, y ahora Estado de la Unión Norte Ame-
ricana.
" No es ahora, dijo la prensa, cuaüdo la patria perdió á
" Zavala, él la había abjurado antes uniéndose á los enemi-
M gos de ella y formando causa común con los texanos.
"México sin embargo, lamenta sus extravíos y que ne-
" gase los servicios que pudo prestarle. Zavala era hombre
" de grandes talentos y no comunes conocimientos; tenía
" fino trato y modales corteses; escribía y hablaba con increí-
" ble facilidad; obraba siempre llevado por la fuerza de su
11 viva imaginación, aunque comunmente sin plan alguno,
" He aquí porque de él se sabe tanto bien y tanto mal. Fué
" sin duda Zavala uno de los hombres notables de México."
Suscribiendo nosotros los conceptos de la prensa, corre-
mos un velo sobre su tumba y colocamos en ella un recuerdo
de grata amistad.
Tomo 11—83.
658
CAPITULO IV.
Legación extraordinaria de México cerca del gobierno de los Estados
Unidos de Norte América.
Más ó menos fuertes, más ó menos poderosas las repú-
blicas de México y los Estados Unidos del Norte América,
se agitaron según sus fuerzas eu el año de 1836, no sola-
mente promoviendo y discutiendo derechos y reclamaciones,
sino lanzándose á las vías de hecho.
La libre república de Washington, en el mes de abril de
1836, justamente cuando ocurrió la desgracia de San Jacin-
to, bajo aquellos principios, que por su conocida política le
sirven comunmente de apoyo, ó de pretexto eu sus resolucio-
nes y empresas, como son libertad, tranquilidad del país,
prosperidad y seguridad, así como la defensa contra las tri-
bus bárbaras, dictó órdenes para que el General Gaines, con
tropas de su ejército, tomase una posición conveniente para
proteger á los Estados Unidos y aun á México, resguardan-
do los límites de ambas repúblicas, diciendo que tal medida
no era iuiciativa ni señal de intenciones hostiles, ni tampoco
se pretendía establecer un derecho de posesión, que no fuese
justificada por el tratado de límites; y aseguraba que si re-
sultase una verdadera ocupación, nunca sería sino puramen-
te precautoria y provisional, ínterin fuese señalada la línea
y determinados los límites tan luego como concluyesen las
diferencias y disturbios que existían.
México de ninguna manera aceptó tales conceptos expli-
cados por el ministro John Forsyth; Gorostiza expuso que
las providencias del gobierno de Washington, respecto al
669
General Gaines, equivalían á una verdadera ocupación mili-
tar del territorio mexicano, y á uua intervención directa en
asuntos domésticos.
El gobierno de nuestra república, con buenos y seguros
antecedentes y en la situación expresada, con el conocimien-
to de lo resuelto por los Estados Unidos, creyó necesario es-
tablecer, como lo hizo, con el carácter de extraordinaria, una
legación cerca de el de aquella república. En febrero del re-
petido año de 1836 nombró para tal encargo á D. Manuel
Eduardo Gorostiza, quien marchó* al desempeño de tan im-
portante misión dirigida seguramente á allanaré impedir que
naciesen nuevas dificultades entre los gobiernos de México
y los Estados Unidos; y á bordo de la " Moctezuma," llegó
en fines del citado febrero á la ciudad de New York, acom-
pañado del secretario, D. Juan- Gamboa, y del agregado D.
M. Espinosa de los Monteros.
Eecouocido Gorostiza, como enviado extraordinario y
ministro pleniplotenciaro de la república mexicana, siguie-
ron las conferencias y negociaciones que duraron casi un año,
agitáudose cuestiones gravísimas, pues que respectivamen-
te los dos gobiernos sostenían derechos adquiridos y apoya-
dos en convenios internacionales.
En México, continuando el cambio de notas entre los
ministros de México y de los Estados Unidos, se insistió por
éstos en la manifestación que tenían hecha anteriormente
sobre los motivos y objeto del movimiento y posición militar
del General Gaines, hasta situarse en Nacogdoches, asegu-
rando se hacía sin intención de alterar el derecho propio de
cada nación, y prometiendo sujetarse al resultado legítimo
y final que diesen las comisiones y tratados sobre límites.
Gorostiza no obstante protestó, porque Nacogdoches no era
cierto perteneciera al territorio de los Estados Unidos ni ja-
más, decía, se ha reconocido sino como perteneciente al te-
rritorio mexicano; y por consiguiente, los Estados Unid os
660
con la posición militar del General Gaines, cometían una
verdadera y positiva violacióu territorial contra México; y
por el contrario, el ministro americano redargüía de usurpa-
ción por parte de México contra los Estados Unidos, negan-
do que el primero poseyese como poseía á Nacogdoches.
Hubo también la ocurrencia de que se publicaron por la
prensa las instrucciones dirigidas por el secretario de la gue-
rra de los Estados Unidos á Gaines el día 25 de abril de aquel
año, diciéudole eu ellas avanzase con sus tropas hasta Nacog-
doches " antiguo fuerte, dice el secretario de la guerra, que
" está en los límites de los Estados Unidos, según reclama-
" ciones del propio gobierno." Se quejó, como era natural,
Gorostiza de la publicación indicada y que se hizo el día 8
de mayo en un periódico titulado " El Globo." Impugnó se-
mejante aserto el ministro mexicano, apoyándose en el tra-
tado existente, que ligaba con vigor y legal fuerza á ambas
naciones, señalando especialmente el artículo 3? de él y ne-
gando toda inteligencia y mucho más toda aplicación con-
traria á la división trazada y línea fijada con anterioridad
como límite entre las dos repúblicas; y negaba también la
existencia de reclamaciones, porque ciertamente no podía
tenerse por tal la muy vaga que hizo Butler en su conocida
nota de 20 de noviembre de 1834.
Son dignas de atención las respectivas notas de los mi-
nistros americauo y mexicano; pues no debe olvidarse, que
en esta cuestión, interesante y célebre, en más de ocho me-
ses mediaron comunicaciones y conferencias desempeñadas
todas con energía, urbanidad y firmeza que hacen honor á
la justicia y patriotismo de ambos países. Al ventilarse de-
rechos tan caros para la nacionalidad respectiva, y al procu-
rarse la reivindicación de ellos, nada dejó de hacerse en lo
esencial, y si los hechos fueron contrarios á los derechos, hay
que atribuirlo á la condición humana, en que el interés y el
amor propio ofuscan la verdad aunque no la venzan.
661
La legación extraordinaria de México de que venimos ha-
blando, fué un efecto de las circunstancias en que se vio Mé-
xico el año de 1836, pues tuvo por objeto atender especial-
mente y cuidar los límites de la república; impedir la viola-
ción de los tratados; no dar cabida á los males de la guerra,
evitando sus siempre lamentables efectos y consecuencias
desastrosas; manifestar, en fin, y hacer ostensibles al mun-
do la verdad y la justicia que asistían á la república mexica-
na, al verse perjudicada», aunque por vías y modos indirectos,
por su veciua la de los Estados Unidos del Norte, que dis-
pensaba con su tolerancia una decidida protección á los te-
xanos.
Ttratóse entre los representantes de ambos gobiernos, del
interesante y vital punto que acabamos de indicar, esto es,
de la indirecta protección dispensada por el gobierno de los
Estados Unidos á los colonos de México; y aunque protestó
francamente M. John Forsy th que nuestro país era atendido
en términos de que podía decirse no haber lugar á queja, los
hechos probaban lo contrario. Por desgracia el término de
las negociaciones fué cortar toda comunicación entre ambos
gobiernos, retirándose el ministro P. Ellis de México, y D.
Manuel Eduardo Gorostiza de los Estados Unidos, en diciem-
bre de 836 y enero de 837, siendo el último deseairado en su
representación y aun en su persona, hasta el extremo de ha-
berse visto insultado públicamente por gentes exaltadas en
aquella república.
Al volver de Washington, trajo Gorostiza el sentimiento
de ver que dominaba aun en lo oficial del gobierno de los
Estados Unidos, " el deseo bien conocido de los texanos de
" pertenecer á aquella federación, » como claramente lo ex-
" plicó en su discurso de diciembre de 1836, al abrise las se-
siones de aquel congreso, el presidente A. Jackson, por es-
tas palabras: « Veréis por los documentos aquí insertos, que
" la misión extraordinaria de México no existe ya en Was-
11 hingtou, y que el solo pretexto de esta especie de ruptura
u ha sido la necesidad en que este gobieuo se ha visto en vir-
il tud de un tratado, para conformarse al cual debió por sí
" mismo y por México, autorizar á un oficial de lds más distiu-
" guidos de nuestro ejército con un poder discrecional, para
" avanzar, si la necesidad así lo exigía, hasta el país recla-
" mado, como parte integrante de Texas, á fin de defender
" nusetras fronteras y las de los mismos mexicanos nuestros
" vecinos, contra las irrupciones de tos bárbaros.
" En la opinión del ministro mexicano que acaba de irse,
" se insulta el honor de su patria, haciendo penetrar, des-
" pues de unos tratados reconocidos y los más amistosos, sol-
" dados americanos en un territorio donde los de su gobierno
" han sido derrotados, y sobre el cual nosotros ignoramos
" aún que él se disponga seriamente á restablecer su do-
" minación.
" La partida de este ministro' se hace tanto más inconce-
" bible, cuanto que él no ignora que aun habiendo contesta-
" do fuertemente que los motivos alegados por el general
" comandante eran insuficientes para hacer avanzar nuestras
" tropas, y que este oficial, habiendo tenido tiempo de veri-
" ficarlo, según la mayor ó menor exactitud de los partes
" que habían motivado su marcha sobre Nacogdocb.es, debía
" situarse allí en virtud de los principios, cuya justicia reco-
" noció el mismo ministro mexicano en su conferencia con
" el secretario de Estado, ó que debía evacuar con sus tropas
" este punto con arreglo á las instrucciones muy precisas que
" había recibido del departamento de la guerra.
u Nosotros debemos esperar y creer que su gobierno con-
" siderará esta cuestióu con más calma, y haciéndonos jus-
" ticia, no interpretará una simple medida de precaución,
" bien justificable y que demanda por otra parte su incapa-
" cidad bastantemente reconocida de defender sos fronteras
" conforme á los tratados, por una usurpación de sus dere-
" chos ó i>or uu insulto hecho á su honor nacional. "
663
Con lo expuesto parecen quedar bien señalados los más
notables sucesos de la campaña de Texas, que han servido
de materia á éste y otros capítulos. Xuuestro compatriota
y amigo D." Agustín A. Franco, publicó cou el título de
" Ojeada sobre Texas " un interesaute escrito, que por su
mérito y utilidad tomamos á la letra, sirviéndonos para
epilogar en este período la dicha importaute cuestión que
nos ha ocupado.
"Desde el momento en que nuestra imprudente fran-
" queza dio benévola acogida á los colonos anglo-america-
" nos, que á las órdenes del célebre Anstin vinieron cou me-
" ditada humildad á pedirnos un asilo, se pudo asegurar
"que, seducidos por apariencias engañosas, nos íbamos á
" entregar al letargo de una peligrosa tranquilidad. Auima-
" dos de la sinceridad y buena fe, que son inherentes á toda
" nación nueva é inexperta, creímos que habíamos dado un
" gran paso, introduciendo en la hermosa comarca de Texas
" una raza perseverante y laboriosa; pero nos olvidamos de
" que esa misma raza tiene una insaciable sed de terrenos y
" de que los hijos emprendedores de las selvas, que invaden
" con infatigable constancia y firmeza las posesiones de los
" autiguos naturales, y los lanzan de su pacífico hogar des-
" de las vastas praderas del Missouri, hasta los bosques es-
" pesos del O regó n, no habían de observar en nuestro suelo
" una conducta distinta.
" Nos olvidamos de que ese pueblo es un pueblo de con-
" tradicciones, y de que muchas veces el orador mismo que
" mancha con sus labios el nombre sagrado de la libertad;
" que el hombre mismo que la preconiza desde la tribuna de
" Washington, es el que mantiene en sus posesiones á cen-
" tenares de desventurados negros, sujetos al bárbaro azote
" de la esclavitud.
" ínos engañamos, y los sencillos pobladores que habían
" venido con todo rendimiento á mendigar nuestra hos«
664
" pitalidad, no tardaron en tomar incremento, y en exigir
"como derecho lo que en un principio habían pedido como
" favor. Semejantes á la víbora que hinca su diente empon-
" zonado en el seno mismo del que la ha restituido á la vida,
" los texanos dirigieron contra la república aquellos elemen-
" tos de poder, que de ella, y de nadie más que de ella, ha-
" bían podido recibir. ¡ Triste ejemplo de la ruindad del co-
" razón humano! ¡Escandalosa muestra de ingratitud!
"En 1821 Esteban F. Austiu comenzó á hacer uso del
" permiso concedido á su padre Moisés, introduciendo colo-
" nos anglo-americanos, los cuales se encontraron allí cou
" varias poblaciones mexicanas, entre otras con las villas de
" San Antonio de Béjar y Bahía del Espíritu Sauto, después
" conocida con el nombre de Goliat. Establecido el sistema
" federal, Texas fué agregado á Coahuila en virtud de la ley
" de 7 de mayo de 1824, y las dificultades consiguientes á la
" obra penosa de atender á las diversas necesidades de un
" Estado naciente, dieron uu color de justificación á las re-
" clamaci'ones que los texanos comenzaron á promover, y
" que los Estados Unidos pusieron especial esmero en fo-
" mentar. La no interrumpida serie de nuestras guerras iu-
" testinas, infundió mayor confianza á los colonos, por ma-
" ñera que ya en 1832 vemos al ayuntamiento de Béjar, en
" una representación elevada á la legislatura de Ooahuila,
"expresarse en los notables términos siguientes:
" El pueblo de Texas pudo haberse declarado eu un es-
" tado natural, procediendo de luego á la organización de un
" gobierno particular, adecuado á sus necesidades y á su si-
"tuación local; y el no haberlo hecho, teniendo el derecho
" en la mano, es, y debe ser una contestación satisfactoria y
" concluyente á las inculpaciones y calumnias con que algu-
" nos enemigos de Texas hau intentado engañar al pueblo
" mexicano, esparciendo rumores vagos y falsos contra los
" colonos y demás habitantes del pafe.
665
" Todos los ayuntamientos de Texas representaron en el
" mismo sentido, y en particular el de la villa de Goliat,
" que se espresó en términos mucho más enérgicos que el de
" Béjar. La experiencia ba demostrado que los rumores, ex-
" parcidos en contra de los colonos, á que aludía éste último,
" no eran ni vagos ni falsos, y que ya había personas que
11 hubiesen escudriñado las pérfidas intenciones de los colo-
" nos y de sus protectores los anglo -americanos.
" En 1? de abril del año siguiente de 1833 se reunió una
" convención en la villa de San Felipe de Austin, y en ella se
" acordó pedir no solamente las reformas y mejoría del go-
" bienio local, sino también la erección de Texas en Estado li-
" bre, soberano é independiente de Coahuila. El jefe de los
" primeros pobladores, Esteban F. Austin, fué comisionado
" para conducir á la capital de la república y presentar en ella
" al congreso general, la representación redactada con aquel
" objeto. Austin llegó á México en 18 de julio, y comenzó á
" trabajar en promover los puntos que abrazaba su misión.
"Su misión sufrió diversas vicisitudes, y le vemos dirigir,
"con fecha 2 de octubre del mismo año, al ayuntamiento
" de Béjar, una comunicación en que lo excita para que pase
"circular á todas las municipalidades, con el fin de que se
" reúnan para organizar un gobierno local, independiente de
" Coahuila, aunque niegue el gobierno general su consenti-
" mieuto. En esta comunicación hay que notar igual meute
" el que en vez de la fórmula acostumbrada " Dios y Liber-
" tad, " se hace uso de esta otra " Dios y Texas. " Esta co-
" municación, cuando llegó á noticias de la administración
" de aquella época, produjo la prisión de Austin en el Salti-
" lio, el 3 de enero de 1834, su conducción á México, y la
" causa que se le formó.
" La legislatura de Coahuila en el mismo año atendió á
" muchas de las necesidades de Texas, y los colonos callaron
u y permanecieron quietos hasta la caída del sistema federa-
Tomo II. —84
666
" tivo que produjo uua conmoción general, particularmente
" en Texas, en donde las exageradas creencias de los unos,
" y las perversas intenciones de los otros, motivaron la pro-
" testa ó pronunciamiento de E. H. Williainson y sus compa-
" ñeros, y coronaron los incesantes esfuerzos de los Estados
"Unidos, dirigidos con admirable asiduidad al grande fin
" de obtener la escisión de Texas del territorio de México.
" Desde entonces basta la fecha, los Estados Unidos no han
" cesado de proteger á Texas; le auxiliaron con hombres, ar-
" mas y dinero, en su lucha contra las tropas del gobierno
" mexicano; la prensa del Norte vomitó calumnias y deuues-
" tos contra los que se esforzaban por recobrar nuestro te-
" rritorio usurpado; multitud de hábiles especuladores se di-
" seminaron por los Estados Unidos, armados de mapas de
" Texas y de halagüeños proyectos de colonización; tínalmeu-
" te, el gobierno misino prestó su connivencia, dando orden
" al General Gaines, para que bajo un pretexto fútil é hipó-
" crita, tomase posición con sus tropas más acá de nuestras
" fronteras."
La prensa de los Estados Unidos eu el New York Com-
mercial Advertiser en el año de 1836, publicó carta de un
colono que dice cuanto podía decirse, conforme á nuestro
propósito eu el importantísimo asunto de Texas; y sucede lo
mismo con el fragmento de otra carta escrita sobre la agre-
gación de Texas y Californias. Insertamos por tanto uno
y otro documento como siguen á la letra:
" Soy americano, y á menos de que la providencia me
" haya privado de las simpatías que á otros infuude, estoy tan
" dispuesto como cualquiera, á amar á mis compatriotas, sen-
M tir por ellos, admirarlos y estimar nuestra uoble coustitu-
667
"ción; sin embargo, jamás he podido aprobar la causa de
" Texas, y mucho menos al mirar el doblez con que se está
"portando aquí un oficial general de los Estados Unidos.
" Hace siete años que vine á Texas, creyéndome posee-
" dor de títulos suficientes á una legua de tierra que compré
" en New York á un individuo que había vendido otras rau-
" chas, según yo sabía perfectamente. Tan luego como lie-
" gué, me presenté al encargado especial, que debía ponerme
" en posesión; mas me quedé bien sorprendido al oir de boca
" de éste que mis títulos nada valían, pero me informó al mis-
" mo tiempo, de que era yo bien venido, y que eligiese cual-
" quiera terreno que estuviese vacante, cuyos títulos recibiría
" mediante algunas condiciones que me parecieron bastante
"equitativas. Entré, pues, en posesión de una legua de te-
" rreno, juré sumisión á México, y he vivido aquí próspera
" y felizmente hasta que estalló la revolución de Texas, pues
"que desde entonces he tenido que sufrir más sinsabores,
" penalidades y amarguras, que todas las que me habían ca-
" bido en suerte en mi pasada vida. La misma declaración
" harán todos los americanos establecidos en Texas, siempre
" que se vean libres de los temores que ahora los hace en-
" mudecer. Se debe entender que hablo de los americanos
" que hace algún tiempo se han establecido aquí y han cum-
" plido con los requisitos que les dan un verdadero título á
" las tierras que poseen; y no de los que han venido con el
" expreso designio de promover una rebelión, organizada y
" madurada por los que han forjado ó comprado títulos falsos
"con el objeto de ver si de esta manera conseguían hacerlos
" valederos.
" Las especies que corren en los Estados Unidos de que
" los mexicanos oprimen y tiranizan en Texas á los ciuda-
" danos americanos, son otras tantas falsedades infames.
" Toda aseveración que se haga de que el gobierno me-
" xicano ha engañado á los ciudadanos de los Estados Uni-
668
" dos por lo tocante á tierras prometidas, es falsa; y desafío
" á cualquiera que me pruebe que haya habido un sólo caso
" en que se haya anulado un título, siempre que el tenedor
" de él cumpla con todas las coudicioues requeridas.
" Por lo que respecta á la guerra, pregunto á los ameri-
" canos, (exceptuando á los especuladores) ¿cuántas incur-
" siones, insurrecciones y rebeliones hechas con el notorio
" objeto de arrancar á Texas de manos de sus legítimos due-
" ños, justificarán el que México lance de su territorio á los.
" piratas que tratan de posesionarse del país? Recuérdese
" que estas revoluciones jamás se han intentado por los ciu-
" dadanos residentes en Texas, sino por hombres organiza-
" dos en los Estados Unidos con este objeto determinado.
"Debemos convenir en que un solo hecho de éstos su-
" ministra una amplia justificación. Pero Texas, desde que
"se ajustaron los límites por Wilkinson y Ferrara, haexpe
" ri mentado siete ñ ocho. ¿Qué debe, pues, hacer México! ¿Es
" de esperarse que mantenga en Texas un numeroso ejército,
" solamente para rechazar los esfuerzos de unos cuantos?
"Habría probabilidad de que así fuera, tan sólo en el caso
" de que los Estados Unidos estuviesen abatidospor salva-
" jes, ignorantes de esa equidad internacional, de que siem-
" pre los americanos se han jactado. México, por elcontrario,
" ha estado siempre en inteligencia de que jamás el pueblo
" americano se opondría á que castigase como es debido á
" los bandidos que asaltasen sus posesiones. ¿Pero qué esta-
" do guardan los asuntos en la actualidad? No tan sólo ha
" declarado Houston "que sus actos dimanan de la autoridad
" más elevada que hay en los Estados Unidos," sino que un
" general del ejército de éstos se presenta con fuerzas en la
" frontera mexicana, manda que algunas tropas de los fuertes
" Towson y Gibson ocupen á Nacogdoches, sesenta y cinco
" millas más allá de los límites de México; y lo que es todavía
" peor, hace que estas tropas pasen más arriba el río Colora-
669
" do, y atraviesen el país para llegar á su destino; de tal raa-
" ñera que se internnron en el territorio mexicano doscien-
" tas millas más allá de Nacogdoches, y tau luego como
" llegaron, se les dio orden de levantar fortificaciones y otros
"edificios. ¿Se llama esto neutralidad? Pero para que se
" tenga un conocimiento más pleno de nuestros negocios,
" añadiré los hechos siguientes: Los americanos (hablo de
"los regulares) y los texanos parece que se entienden per-
fectamente. fi\ General Gaines conserva la neutralidad,
" permitiendo que centenares y millares de voluntarios y
"otros cuerpos organizados pasen á Texas sin impedimento
" de ninguna especie; en tanto que sofoca todo esfuerzo que
" hacen los mexicanos ó los indios en contra de los texanos.
" Estos pueden hacer la guerra á una potencia amiga en te-
" rritorio de los Estados Unidos. ¡Los prisioneros de guerra
" que hacen los texanos, no saben á punto fijo á quién están
" sujetos!
" Hablen los americanos, y digan sinceramente qué go-
" bienio se ha expuesto jamás de un modo tan ridículo, y
" no sólo ridículo, sino despreciable. ¿Qué hombre honrado
" dejará de conocer que ni el General Gaines, ni ninguna
" autoridad que le hubiese revestido de-facultades tan indis-
" cretamente usadas, jamás hubieran soñado en hacer seme-
" jante cosa respecto de un gobierno capaz de castigar tal
" arrogancia? ¿Qué dirá la Europa de esto? ¿Qué dirá Mé-
" xico? ¿No habrá simpatías de este último?"
2
Fragmento de una carta sobre la agregación de Texas j de Californias.
" Ya comenzaba yo á pensar últimamente que bien pu-
" diéramos abandonar por ahora la cuestión de Texas, cuau-
11 do contra lo que yo esperaba, y cou no poco disgusto, me
670
" veo precisado á no dejar transcurrir mucho tiempo sin ha-
" blar á los enemigos de la esclavitud, y á la nación entera,
" de un artículo que recieutemente ha llegado á mis manos.
" Hemos sido por tanto tiempo y tan duramente moles-
" tados, con motivo de la cuestión presente, que ora sea por
" cansancio, ora por enojo al ver la temeraria obstinación de
" los políticos partidarios de la esclavitud, yo tomaría de bue-
",aíi gana algún aliento y descansaría sobre lo que hasta
"aquí tenemos hecho, si no creyese perjudicial tal proceder.
" El artículo á que aludo, es una carta subscrita por To-
" más W. Gilmer, representante por Virginia, su fecha 10 de
"enero de 1843, cuyo tenor indica ser contestación á otra
"carta, no publicada aún y dirigida á Mr. Gilmer con el fin
" de averiguar si había efectivamente emitido la opinión de
"que Texas sería agregado á los Estados Unidos. El con-
" testa afirmativamente, añadiendo que no había adoptado
" este modo de pensar sin la debida reflexión, y sin observar
" atentamente las causas que según él, están cooperando pa-
" ra producir muy en breve semejante resultado. No entra
" Mr. Gilmer en ninguna explicación sobre cuáles sean tales
" causas, lo que naturalmente era de esperarse; y abstenién-
dose de todo punto de cuanto sea tratar directamente esa
" cuestión importantísima, se pone desde luego á manifestar
" las ventajas que según él cree ó finge creer, resultarían si
" tal medida se tomase.
" Con ella, asegura él "que se abrirá un mercado, y se lo-
" grará tener abastecidos á los Estados del Este y los atláu-
" ticos que no tienen esclavos, así como al país que se ex-
" tiende sobre los fértiles valles del Ohio y el Mississipí." No
"es mi ánimo examinar la exactitud, ni calcular la iinpor-
" tancia de este aserto, por lo que bastará observar que si
" Mr. Gilmer y sus adictos están verdaderamente ganosos
" de abrir mercados en obsequio de los Estados sobredichos,
" hay un modo más económico de conseguirlo que el de com-
671
" prar á Texas, pagar su deuda nacional y aventurarse á una
" guerra de la Gran Bretaña y México, y reconocer á Haití
" y celebrar con esta república tratados de comercio. Pne-
" blo es este cuyo comercio nos ritide diez veces más que el
" de Texas, á pesar de las desventajas que hoy existen, y que
" con toda probabilidad sería infinitamente más productivo si
" los obstáculos fueran removidos, lo que eu un par de me-
" ses podría hacerse por medio de un tratado.
" Repetidas veces y con toda claridad, asienta Mr. Gil-
" mer, que es el destino de esta nación (y no hay nación,
" según este filósofo, que pueda sustraerse á la influencia de
"su sino) usurpar todo este continente, y expresamente
" señala á California como límite de la espléndida carrera
" de infamia nacional á que con toda sangre fría nos convida.
" lío alcanza la fuerza de ninguna lengua para expresar cum-
" plidameute todo el horror que me inspira una depravación
" política tan descarada, ni deja de ser muy significativa la
'• mención que se hace de Californias. El mismo día en que
"aparece escrita la carta de Mr. Gilmer, llegaron á Nueva
" York las nuevas de la toma de Monterrey, capital de la
" alta California, por una escuadra de los estados Unidos
" bajo el mando del comodoro Jones, natural de Virginia, é
" interesados como todos ellos lo están, directa ó indirecta-
" mente, eu mantener subido el precio de los esclavos, y en
u formar por consiguiente nuevos mercados donde éstos pue-
" dan ser vendidos, lo cuütl salta á los ojos si se considera
" que como una mitad de la propiedad total de Virginia con-
" siste en esclavos, es decir, doscientos millones. En 1832
" asentó en la cámara de aquel Estado uno de los miembros,
" que cuarenta y ocho horas después de llegada la noticia de
" haber cerrado sus puertos la Luisiana al tráfico de esclavos,
" bajó el precio de éstos en Virginia un 25 por 100. La aper-
" tura de un mercado por todo el vasto territorio de México,
M que nuestro gobierno ha estado haciendo esfuerzos por ob-
672
" tener hace tanto tiempo, y que sea suficientemente extenso
"para que puedan formarse diez nuevos Estados negreros,
"ciertamente no afectaría menos, sino mucho más, la pro-
" piedad de Virginia, que el abrir ó cerrar el puerto de Nue-
" va Orleans. Pero demos que el efecto fuese igual y no ma-
" yor, sería $ 50.000,000; y para todos los Estados negreros
" reunidos, nada menos $ 300.000,000. Como base de este
" cálculo tomo el que hace Mr. Clay del valor de los esclavos
" en los Estados Unidos, á saber: $ L,200.000,000. Probable-
" mente sería mucho más aproximado decir que el efecto de
" la adquisición de Texas sobre la propiedad de esclavos es
" el duplo de la suma arriba mencionada, ó lo que es lo mis-
" mo, $ 600.000,000. Pero se nos dirá que Texas está al pre-
" senté abierto al tráfico de esclavos de la América del Norte .
" Esto es cierto, y también que no sólo está abierto, sino que
" nominalmente se nos ha honrado cou el monopolio de ese
" tráfico, á la manera que se aseguró á la Gran Bretaña por
" el tratado de Madrid en 1713, el monopolio de los mercados
"de la América española. Mas ¿qué ventaja importa este
" privilegio, si no es la desgracia consiguiente á ser el objeto
" de tan especial favor? Todos los puertos de Texas están
" abiertos á la importación de esclavos de África, y no cabe
"la más mínima duda en que se lleva adelante por medio
" de la Isla de Cuba, cubriendo todos los pedidos de ese
" género.
" El precio de un esclavo en Cuba generalmente ha sido
" casi doble que en los Estados Unidos, y aunque los texauos
" protegidos por su constitución han convertido el tráfico de
" esclavos en piratería, excepto con los Estados Unidos, no
" aparece por su citada constitución, ni por sus leyes, que
" hayau impuesto á tal crimen pena alguna. A un tiempo
" mismo intentaban granjearse el honor de abolir el tráfico
" de esclavos de África, y la utilidad de dejarlo abierto. Poca
" era por cierto la honra que pudieran haber adquirido con la
673
" gente sensata, aboliendo el comercio de esclavos con África,
" cuando eu el mismo documento en que tal declaración se
" hacía, se mandaba que fuera perpetuo con los Estados Uni-
" dos. Por tanto, jamás puede ser Texas, como mercado de es-
" clavos, de ninguna importancia para los propietarios de ne-
" gros y los traficantes del Sur, á no ser que sea puesto bajo
" nuestra propia jurisdicción, y esto lo saben ellos admira-
" blemeute.
"Creo que ahora se concederá que he tenido razón par'a
" suponer que el comodoro Jones, como nativo de Virginia,
" se interesa en el tráfico de negros. ífo diré que tiene cría
"de ellos, ni un establecimiento exclusivamente destinado
"al efecto; pero sí que en un Estado que ha empobrecido
" tanto como Virginia, casi todos los propietarios de escla-
" vos deben ser necesariamente criadores ó traficantes de ne-
" gros. Los más de ellos crían algunos para el mercado, pues
" de otro modo no les tendría cuenta conservar ninguno, y
" el tráfico es consiguiente á la propagación de los esclavos.
"No ignoro que el honorable Andrés Stevenson, nuestro ul-
" timo ministro eu el gabinete de San James, ha asentado á
" la faz de la Europa que no hay criadores de esclavos en
" Virginia y que intentó sofocar á O' Connell, pidiéndole que
" probase lo contrario. ¡ Excelente modo por cierto de acla-
" rar la verdad! Muy interesado estaba en la cuestión Mr.
" Stevenson para ser testigo fidedigno. Y repetidas veces
" he oído declarar al venerable Isaac J.( Hopper, cuya hon-
" radez y veracidad son incuestionables, que en cuantos ca-
" sos relativos á esclavos se le habían presentado, á pesar
" de ser cosa de mil, no había eucontrado un solo dueño de
" esclavos que titubease en recurrir á la falsía, con tal que
" pudiese por su medio recobrar ó conservar su propiedad
" sobre un esclavo.
"Fuerza es que el capitán Jones, tanto por inclinación
" como por interés, sea uno de tantos criadores de esclavos,
Tomo II.— 85
674
" y que tenga el mismo empeño en la guerra y las conquis-
" tas en México, que los Sres. Upshur y Wise, á fin de abrir
" nuevos mercados y hacer que se formen nuevos Estados
" negreros; así es que fué considerado como la persona más
" adecuada para hacer una expedición sobre California; debo,
"sin embargo, hacer al secretario de marina la justicia de
" confesar, que ha sido tal la parcialidad con que se han he-
" cho los nombramientos en el departamento de su cargo,
" que sería extraordinario que un buque cualquiera, ó una
" escuadra, fuesen empleados en algúu servicio sin ir al man-
" do de algúu criador de esclavos.
"La California es un departamento de México, situado
" entre los 22 y los 42 grados de latitud boreal; tieue 1,G00
"millas de longitud, extendiéndose más de la mitad de la
"longitud de México, y 200 millas más en dirección al Sur
" que cualquiera territorio de los Estados Unidos: contiene
" de 400 á 500,000 millas cuadradas, y está separada en su
" medianía del resto de la república por un golfo. Su clima
" es delicioso, su suelo fértil y sus producciones naturales
" de las más ricas y variadas. Tiene varios buenos puertos,
" los únicos que merezcan esta calificación eu la costa orien-
" tal del Océano Pacífico del Norte. La adquisición de seme-
jante país sería por consiguiente importantísima para una
" potencia marítima y mercantil; pero existe otra razón más
" fuerte para que lo hayan codiciado los criadores de escla-
" vos y la administración que los protege, y hace algunos
" años (pie se habló mucho sobre su compra por los Estados
" Unidos. .No ha muchos meses que prevalecía el rumor de
" que había sido cedido efectivamente á los Estados Unidos,
" en compensación de sus reclamos contra México, y hacia
" el mismo tiempo aparecieron en el Estado de Misouri vas-
" tos proyectos de emigración á aquel país, comenzando to-
" da la prensa americana á representarle como otro paraíso,
" superior al mismo Texas. A esta sazóu reclamaba México
675
" á nuestro gobierno, muy justamente, contra la constante y
" notoria violación de la neutralidad por nuestra parte, al
" permitir se levantasen y reuniesen en este país tropas y
"pertrechos de guerra de toda clase, que se remitían á los
" conspiradores y aventureros de Texas. Dio su contestación
" Mr. Webster, y no es fácil decidir qué hay en ella más vitu-
11 perable, si lo singular de las razones, ó la arrogaucia con
" que está escrita.
" México ha apelado al mundo entero contra nuestra sis-
temática infracción de los deberes de neutralidad."
Antes de cerrar el presente capítulo parécenos convenien-
te referirnos á la correspondencia que medió entre la lega-
cióu extraordinaria de México y el departamento de Estado
de los Estados Unidos de América, sobre el paso del Sabina
por las tropas al mando del General Gaines, cuyas constan-
cias vieron la luz pública en un folleto impreso por D. J. Ma-
riano Lara, de orden del supremo gobierno, y que por tal
circunstancia muy bien se puede llamar oficial, habiéndose
literalmente copiado las notas diplomáticas que mediaron
entre México y los Estados Unidos, cuya inserción omitimos,
por ser bastante extensas, no haciendo lo mismo con la intro-
ducción de dicho folleto, por las noticias, datos y reflexiones
que contiene y que juzgamos conducentes á nuestro objeto.
CAPÍTULO V.
Continúa la administración del Sr. Corro. — Sucesos notable*
que tu vieron lugar en su ticnipo.
Dijimos ya eu el capítulo 1? que se organizó la adminis-
tración gubernativa; que el cuerpo legislativo se ocupaba de
1 ¿Documento número 3.
676
la formación de las leyes constitutivas del país; y que la re-
pública aparecía tranquila, en el mes de marzo de 1836. Con-
tinuaremos por tanto nuestra narración de los sucesos nota-
bles que deben servir de materia al presente capítulo.
La nación mexicana ha sufrido en sus negocios, casi
siempre, un contraste lamentable que jamás la ha dejado
prosperar, sino que por el contrario la ha perjudicado de un
modo positivo. Se vio, en la época á que nos referimos, favore-
cida y contrariada al mismo tiempo, en lo que respecta á lo
exterior y á lo interior de la república.
Sus relaciones Con las potencias del continente americano
y de Europa adelantaban, hallándose en el mejor estado las
de Roma, y celebrando tratados formales de amistad, comer-
cio y navegación, y aun de límites, con los Estados Unidos
de América; ajustándose U>s primeros con Colombia en 2 de
diciembre de 1823, y con los mismos Estados Unidos en 1832,
y con Inglaterra en 29 de octubre de 1827; con los Países Ba-
jos en 28 de marzo de 1828; con Hannover en octubre de 1829;
con Dinamarca en la misma fecha; con Sajonia en 1833; con
Chile y el Perú en 1833; con Prusia en abril de 1836; con Es-
paña en 28 de febrero del misino año; con Francia, de paz, en
27 de febrero de 1840; y en la misma fecha la convención
que puso fin á las diferencias que se suscitaron entre los dos
gobiernos de Francia y México, ó ignal con los Estados Uni-
dos, y como arbitraje, en el año anterior dé 1839; con las
ciudades Anseáticas en 1842; sobre el tráfico de esclavos con
Inglaterra, en junio de 1843; y con el imperio de Austria en
diciembre del mismo año.
Advertiremos que, á pesar de que las diversas fechas an-
teriores manifiestan que los respectivos tratados no pertene-
cen en su totalidad al período en que nos venimos ocupando,
los hemos reunido en un cuadro general que abraza anterio-
res y posteriores tiempos, para presentar así bajo un solo pun-
to de vista, las relaciones de la república con las potencias ami-
677
gas, al referir el tratado de amistad, navegación y comercio
con Prusia, que corresponde precisamente á la época de que
tratamos. Permítasenos también que con este motivo llama-
mos la atención sobre la circunstancia, que creemos favorable
y honrosa para nosotros, de haber sido el que esto escribe, en
la tercera vez que estuvo á su cargo la Secretaría de Relacio-
nes de la república, el ministro ante quien fueron aceptados,
ratificados y confirmados los tratados de los Países Bajos,
Hannover, Dinamarca, ciudades Anseáticas, Inglaterra, con-
tra el tráfico de esclavos, y el imperio Austríaco, de amistad,
comercio y navegación.
La seguridad y paz interiores padecían mucho en nuestro
país, por sublevaciones y trastornos á que dio lugar el espí-
ritu inquieto y revolucionario de que no ha podido librarse,
bajo el pretexto ó motivo de sostener el principio federativo
contra el centralismo.
Surgieron en efecto, á mediados de 1836, insurrecciones
parciales contra la administración pública, en Guadalajara,
Oaxaca, Ozuniba, Huajuapau, Guauajuato y en algunos
otros lugares, que causaron los males consiguientes; pero
auuque no fué extinguido el germen revolucionario, dominó
el buen sentido sin consecuencias graves ni generales para el
país.
Eutretanto continuaba la administración, en la cual se
verificaron los cambios que á continuación expresamos: D.
Ignacio Alas se encargó del ministerio de hacienda en lugar
de D, Rafael Mangino. Cesó en el gobierno del Distrito D.
José Gómez de la Cortina y le sucedió D. Francisco García
Conde, habiendo desempeñado interinamente tal encargo D.
José Manuel Fernández Madrid. En cuanto al exterior el
cónsul de los Estados Unidos Sr. Parrott fué sustituido por
William Jones.
El congreso general terminó sus tareas constituyentes
con el año de 1836, decretándose, sancionándose y publican-
678
dose las siete leyes fundamentales de la nación, previniéndose
que fuesen juradas, como en realidad lo fueron, por los su-
premos poderes, y por todas las autoridades del orden civil,
eclesiástico y militar con la mayor solemnidad, bajo la fór-
mula siguiente: ¿Juráis á Dios guardar y hacer guardar las
leyes constitucionales decretadas y sancionadas por el congreso
nacional en el año de 1836 f1
Se dividió el territorio mexicano en departamentos, pu-
blicándose en el mes de enero de 1837 la división en los tér-
minos fijados por una ley del día 30 de diciembre del año
anterior.2
La primera ley constitucional contenía las disposiciones
relativas á " derechos y obligaciones de los mexicanos y ha-
" bitantes de la república." La segunda, " organización de
" un poder supremo conservador. " La tercera, "el poder le-
" gislativo, sus miembros, y cuanto se refiere á la formación
" de las leyes." La cuarta, " el poder ejecutivo con su con-
" sejo y ministerio." La quinta, "el poder judicial con su
"arreglo de tribunales y procedimientos." La sexta, "di-
" visión del territorio de la república y gobierno interior de
" los pueblos. " La séptima, " sobre el tiempo y modo de ha-
" cerse las variaciones constitucionales."
El legislador en esta época, no sólo dictó las leyes fun-
damentales, sino que también se ocupó en la formación de
las secundarias, que tuvieron por objeto, materias tan im-
portantes como el arreglo de la hacienda pública, la aboli-
ción de la esclavitud, contribuciones y entre ellas la de tres
al millar sobre el valor de las fincas rústicas y urbanas; sus-
pensión de hostilidades con España, según en otro lugar he-
mos referido al hablar de los tratados con dicha nación ;
arreglo de legaciones y de sus empleados, fijando sueldos y
pensiones conforme al tiempo y mérito de sus servicios.
1 Recopilación de Arrillaga en diciembre de 1836, págs. 317 y 378 y el "Diario del
Gobierno, i. del viernes 30 del misino raes 3' año,. tomo 6?, parte oficial, pág. 4S1.
2 Recopilación de Arrillaga, tomo citado, pág. 379.
679
La moneda de cobre dio origen á multitud de proyectos,
sobre su arreglo, acuñación, circulación 6 extiucióu. Fué
motivo también de que la población de la capital se alarmase,
temiendo que las cosas llegasen al extremo de que se pro-
dujera una verdadera crisis política. No se realizó por for-
tuna tan funesto resultado, pero sí se hizo patente una ver-
dad, que á pesar nuestro nos vemos obligados á consignar, y
fué por un lado el ningún espíritu público de los mexicanos
para sostener sus intereses y derechos, y por otro la docili-
dad ó pasiva deferencia para obedecer cuanto se previene y
dispone por el que manda. Así fué que para reducir el valor
de la moneda de cobre á la mitad del que tenía y con que cir-
culaba, bastó una disposicióu legislativa que fué ejecutada,
obedecida y cumplida, en pocas horas, y sin más desgracias,
que unas cuantas prisiones de personas del pueblo, por fal-
tas de respeto ó insubordinación á las autoridades; notán-
dose que un soldado bastaba para dispersar grupos y reu-
niones de pueblo que gritaban contra una providencia, que
no necesitaba para provocar el descontento de excitaciones
ni proclamas, pues era suficiente el hecho de tener en la mauo
un real, y decirse por bando que era medio.1 Todo pasó tran-
quilamente, habiendo tomado parte muy activa la prensa, que
se ocupó en el asunto con detenimiento, haciendo reflexiones
importantes ya sobre lo intrínseco de la ley, y también sobre
la sanción que el público mismo le había dado en tal grado,
que bien podía considerarse como efecto de la opinión, y de
la costumbre que había reducido el valor de la moneda de co-
bre al que se le daba por la ley.
En otro de los períodos siguientes hablaremos con al-
guna extensión sobre este punto, porque las necesidades
públicas y el bien de la sociedad obligaron al fin al poder á
1 Segunda ley de 18 de Marzo y primera de 17 de Enero da 1837. Ambas constan en
bandos publicados por el "Diario del Gobierno" el día 18 de enero, tomo 7?, niim. 630 Ja
primera, y la segunda en 9 de marzo núm. 679 del mismo tomo.
680
tomar eu consideración un asunto que afectaba intereses de
tanta importancia. Causó efectivamente una crisis la amor-
tización y arreglo de la moneda de cobre, y en la adminis-
tración provisional de la república, conocida con el nombre
de las Bases de Tacubaya, quedó definitivamente concluida
cuestión tan grave. Allí procuraremos explanar lo que en
este lugar omitimos para mejor orden y no duplicar con-
ceptos.
En 1836 visitó á México el Dr. Antomarchi, conocido en
Europa como médico de Napoleón I. Se publicaron muchas
y muy especiales curaciones debidas á este célebre profesor.
Analizó diversas aguas termales de nuestro país. Practicó
operaciones químicas y propias de su facultad; pero negán-
dose á los exámenes que previenen las leyes, se retiró habien-
do regalado y vendido algunos bustos del emperador de los
franceses que aun se conservan con estimación y aprecio de
los mexicanos.
No faltaron duraute aquella administración tentativas
para trastornar el orden público con objeto de separar del
gobierno á D. José Justo Corro que lo ejercía, y efectuar el
cambio de las instituciones, en aquellos días, existentes. To-
do fué inútil, sin embargo, porque el buen sentido triuufó,
dando á conocer que aquellos revolucionarios, como todos los
de su especie, intentaban cambios y trastornos más bien por
miras particulares, que por amor á la causa pública.
En la capital fué descubierta y sofocada una conspiración
en que se trataba de reproducir el día 9 de diciembre los crí-
menes que tuvieron lugar el año de 1828 eu el propio mes al
verificarse el movimiento que lleva el nombre de la " Acor-
dada; " pero la vigilancia del gobierno, y el buen sentido de
la parte sana de la sociedad, impidieron el mal, y quedaron
sin efecto las combinaciones y conatos revolucionarios, afian-
zándose por natural consecuencia la resolución saludable de
estar siempre dispuestos los buenos ciudadanos á impedir
68 L
y contrariar las asonadas, qne condenan la razón y la jus-
ticia.
También fuera de la capital hubo movimientos semejan-
tes, tal como el del pueblo de Coyusquihui de Papantla en
el Estado de Veracruz, encabezado por U. Mariano Olarte,
contra el sistema central, proclamando la federación el día 20
de noviembre de 1836, notándose divergencia y aun contra-
dicción en dos distintos impresos que hemos mencionado en
estas Memorias; advirtiendo que sin embargo de no haber
producido el referido movimiento efecto alguno notable, cau-
só alarma y fomentó la división ya existente.
El día 2 de diciembre de 1836 llegó a Veracruz, condu-
cido á bordo de la barca " Arago " D. Anastasio Bustaman-
te, quien pasó á la capital y fué en ella recibido y obsequia-
do pública y particularmente, el día 19 del citado diciembre,
Entre los sucesos notables ocurridos en el año de».1836.
mencionaremos el fallecimiento de la Sra. D? María Inés
Jánregui Aróstegui de Iturrigaray, viuda, de D. José de
Iturrigaray, virrey que fué de Nueva España. Dicha señora,
que fué constantemente adicta á nuestro país, murió en la
ciudad de México el día 22 de junio del citado año, y su ca-
dáver fué sepultado por disposición de ella misma en la pa-
rroquia de Tacubaya, siendo de advertir, que no obstante
haber sido su última voluntad que su sepultura fuese muy
humilde y colocada en el cementerio público, sus dignos hi-
jos D. José y D. Vicente de Iturrigaray, cumplieron con la
voluntad de la señora su madre en cuanto á depositar sus res-
tos en la parroquia de Tacubaya; pero no en la parte que
había dispuesto, sino en una capilla de la referida parroquia.
La Sra. de Iturrigaray, que disfrutó los halagos del poder
cuando su esposo se halló en el mando supremo de México,
sintió después todo el peso de la adversidad. Siguió á su es-
poso á la corte de Madrid, donde fué condenado por senten-
cia del día 17 de febrero de 1819 en el juicio de residencia á
Tomo II,— 86
682
que lo sujetaron á pagar por multa la fuerte suma de cerca de
cuatroscieutos mil pesos. La señora volvió después á nuestro
país donde se radicó, habiendo obtenido que por expresa dis-
posición del congreso general, se sobreseyese en todo juicio
y se le devolviese á pesar de la dicha sentencia, un capital
que reconocía el cuerpo de minería1 y con cuyos rendimien-
tos pudo subsistir tan estimable familia.
CAPÍTULO VI.
Publicación solemne y juramento de las siete leyes constitucionales.—
Elecciones hechas conforme A dichas leyes. — Instalación de los supre-
mos poderes de la república.
El día 29 de diciembre de 1836 se publicó por bando so-
lemne la ley que con fecha de 27 comunicó la respectiva se-
cretaría al gobierno del Distrito, con motivo de haber termi-
nado el congreso sus trabajos constituyentes.-' El decreto
prevenía además de la publicación de las leyes fundamenta-
les, que el mismo día 29, en sesión pública y en el seno de la
asamblea se firmasen por todos los representantes existentes
en la ciudad, las referidas leyes en dos ejemplares manuscri-
tos que al efecto se habían preparado; que una comisión pre-
sentase al presidente de la república uno de dichos ejempla-
res; que el día 1? de enero del siguiente año de 1837 se jurase
cumplir las leyes fundamentales por el presidente del congre-
so y diputados; que pasado este acto se presentase el poder
ejecutivo con el mismo objeto; que en seguida el presideute
1 Colección de Galván, tomo 7o, decreto de 23 de octubre de 1823 derogado por el
de 25 de mayo de 1833 pág. 50.
2 "Diario del Gobierno," tomo 6? número 610 del viernes 30 de diciembre d« 1836,
de la república se dirigiese á la iglesia matriz á dar gracias,
cantándose nn solemne Te Deum; que en la misma sesión
prestase el juramento la corte suprema de justicia, y que el
gobierno de la república, dictase, en fin, las providencias más
eficaces para que en toda ella se verificase la publicación con
cuanta solemnidad fuese posible, prestándose el juramento
que dejamos antes referido. El gobierno dictó en efecto el
reglamento respectivo, advirtieudo que ninguna clase, cate-
goría, fuero, ni persona constituida en alguna dignidad ó
cargo público, dejase de otorgar el juramento, como se ve-
rificó, aun respecto del General presidente D. Antonio López
de Santa-Anua, quien como hemos visto anteriormente se
bailaba en Veracruz. Allí, según consta en el periódico del
gobierno general, juró el día 9 de marzo, haciendo una ma-
nifestación de los patrióticos sentimientos que abrigaba, y
de los deseos sinceros que tenía de ver sólida y definitiva-
mente constituida á la república por una ley fundamental
que labrase la felicidad de la nación.
Quedó así establecido el régimen central después de ha-
ber transcurrido poco más de doce años desde que se dio al
país la constitución federal del año de 1824.
Procedióse á las elecciones de los individuos de los su-
premos poderes constitucionales, de que hablan las leyes
constituyas de la república. La iustalación del consejo de
gobierno' se efectuó el 21 de enero de 1837. El 25, en cum-
plimiento de lo que prescribe la cuarta ley constitucional, el
congreso formó la terna que debía remitirse á las juntas de-
partamentales para que el día 27 de marzo eligiesen un iu-
dividuo de ella para presidente de la república. La terna
estaba compuesta de los Generales de división D. Anastasio
Bustamante, D. Nicolás Bravo, y del consejero D. Lucas Ala-
mán. El Distrito quedó incorporado al departamento de Mé-
xico, trasladándose en consecuencia á esta capital el gober-
nador D. Luis Gonzaga Vieyra, los tribunales y oficinas que
existían en Toluca, como capital que era del Estado.
684
Las juntas departamentales en ejercicio de sus atribucio-
nes y en el tiempo señalado, verificaron la elección de pre-
sidente constitucional de la república; remitiendo los pliegos
que contenían el acta y voto respectivo de la junta á la se-
cretaría del congreso. Éste en sesión del día 17 de abril abrió
los pliegos, previas las formalidades y trámites de ley, resul-
tando que todos los departamentos sufragasen por el General
D. Anastasio Bustamante, á excepción de Sinaloa, que lo hi-
zo por el de la misma clase I). Nicolás Bravo, y Nuevo León,
por D. Lucas A laman.
Se declaró por tanto en la debida forma: Primero. " Es
u presidente constitucional de la república, el General de di-
" visión D. Anastasio Bustamante. Segundo. Su toma de
M posesión se verificará el día 19 del presente mes, en cuyo
" acto se observará en lo posible el reglamento de 30 de mar-
" zo de 1829 y la ley de 30 del mismo mes de 1830, ocupando
" el gobernador y junta departamental el lugar que sigue de
11 las comisiones del congreso y corte de justicia, cuyos pre-
" sidentes se colocarán á la derecha é izquierda de el de la
''república por el mismo orden indicado." Así se publicó
por bando nacional con el reglamento respectivo del gobier-
no del departamento el día 18 del citado abril, y el día si-
guiente, como estaba prevenido, el presidente prestó el jura-
mento ante el congreso con toda solemnidad; á cuyo acto
asistió una brillante concurrencia.
SECRETARIOS DE ESTADO Y DEL DESPACHO EN ESTE PERIODO.
EELACIONES INTERIORES Y EXTERIORES.
DESDE HASTA
1836 febrero 27 D. José Ortiz Monasterio,
O. M. E 19 abril 1837
JUSTICIA.
„ „ 27 D.Joaquín Iturbide, O. M.
E 19
>? >>
GUERRA Y MARINA.
„ „ 27 D. José María Tornel 9 stbre. 1836
,, stbre. 10 I). Ignacio del Uorral, O,
M. E 19 abril 1837
HACIENDA.
„ febrero 27 D. Rafael Mangino 20 stbre. 1836
„ stbre. 21 D. Ignacio Alas 18 dcbre. ,,
„ dcbre. 19 D.José María Cervantes,
O. M. E 19 abril 1837
APÉNDICE AL TITULO XIII.
Documento Núm. 1.
Declaración de independencia de Texas.
En la ciudad de Washington, á 2 de marzo de 1836.
Cuando un gobierno ha cesado de proteger la vida, la libertad y
las propiedades del pueblo, cuyos poderes legítimos ha recibido y pa-
ra cuya felicidad ha sido instituido; cuando estos poderes, lejos de
ser una garantía para el goce de sus derechos inenajenables é impres-
criptibles, se vuelven por el contrario, en manos de las autoridades
en un instrumento de tiranía y de opresión; cuando la constitución
federal y republicana del país que estas mismas autoridades han
jurado sostener, no tienen ya una existencia vital, habiendo sido
aniquilada por la violencia, y sin el consentimiento de los Estados so-
beranos, para dar lugar á un despotismo central y militar, á con-
secuencia del cual se desconocen los intereses generales, a excepción
únicamente de los del ejército y los del clero, enemigos eternos de la
libertad civil, á la vez que satélites é instrumentos habituales de la ti-
ranía; cuando después que la constitución ha sido hollada, y que ni
la moderación ni las representaciones por nuestra parte han podido
obtener otro resultado que la prisión de los ciudadanos encargados
688
de hacer valer nuestros derechos cerca del gobierno general, vemos
invadir nuestro territorio á ejércitos mercenarios para forzarnos á
aceptar el gobierno de las bayonetas; cuando, en fin, en consecuen-
cia de tales actos de malignidad, vemos desaparecer el antiguo sis-
tema republicano, prevalecer la monarquía y destruirse la sociedad
civil en sus elementos primitivos; en una semejante crisis, la primera
ley de la naturaleza, el derecho de la conservación natural nos impo-
ne el deber de defender nuestros primeros principios políticos y de
tomar sobre nosotros mismos el cuidado de gobernarnos en nuestros
propios negocios. Impelidos, pues, como por una obligación sagrada
hacia nosotros y hacia nuestra posteridad, hemos emprendido derri-
bar el gobierno que se nos quiere imponer, y crear otro, calculado de
modo que pueda salvarnos de todo riesgo futuro, y asegurar nuestra
felicidad y nuestra prosperidad venidera.
Las naciones como los individuos son responsables de sus actos
ante la opinión del género humano: convencidos de esta verdad, va-
mos á someter al juicio del mundo imparcial una parte de nuestros
asuntos y nuestras quejas; vamos á procurar justificar la marcha
peligrosa pero inevitable que vamos á emprender, al romper los lazos
políticos que nos unían al pueblo mexicano, y la actitud indepen-
diente que emprendemos tomar entre las naciones del globo.
El gobierno mexicano por sus leyes de colonización, invitó y com-
prometió á la república anglo-americana de Texas, á colonizar los
desiertos de este país, bajo la fe de una constitución escrita, en vir-
tud de la cual los colonos debían continuar gozando de la libertad
constitucional y de las instituciones republicanas á que estaban acos-
tumbrados en su suelo natal, los Estados Unidos de América. Esta
esperanza ha sido cruelmente eludida; habiendo aprobado la nación
mexicana los cambios hechos en la forma de su gobierno, por el Ge-
neral Antonio López de ¡Santa -Anna, que ha trastornado la consti-
tución de su país, este jefe no nos ofrece otra alternativa que aban-
donar nuestros hogares adquiridos á tanta costa y por medio de tan
crueles privaciones, ó de someternos á la más detestable de todas las
tiranías, el despotismo militar y religioso.
Nuestra prosperidad ha sido sacrificada á la del Estado de Coa-
huila, y nuestros intereses han sufrido constantemente bajo una le-
gislación tan celosa como parcial que se nos había impuesto por una
689
mayoría hostil en una lengua extranjera, sentada á una gran distan-
cia de nuestro país. Se había mantenido este estado de cosas, á pesar
de las peticiones que habíamos transmitido á las cámaras, á fin de
que se crease á Texas como un Estado distinto, y á pesar de que
habíamos, conforme á las disposiciones de la constitución nacional,
presentado al congreso general una constitución republicana que ha
sido rechazada sin justa causa con el más insultante menosprecio.
Uno de nuestros conciudadanos ha sido detenido en una prisión
por largo tiempo, á causa únicamente de que había trabajado con celo
en hacer aceptar nuestra constitución, así como nuestra demanda
por la creación de un gobierno separado.
Se nos ha rehusado el derecho del juicio por jurado, ese paladión
de la libertad civil, esa garantía de la existencia de la libertad misma
y de la propiedad del ciudadano.
Nada se ha hecho para establecer un sistema público de educa-
ción, á pesar de que existen inmensos recursos asignados por las
rentas públicas, y aun cuando la política haya consagrado como un
axioma que es inútil esperar de un pueblo la permauencia de la li-
bertad civil ó la capacidad de gobernarse bien, á menos de que no
esté ilustrada por la antorcha de la educación pública.
Se ha permitido á los comandantes militares ejercer actos arbi-
trarios de opresión y de tiranía sobre nuestros conciudadanos; han
sido hollados los derechos más sagrados del hombre libre, y el poder
militar se ha sobrepuesto al civil.
El congreso del Estado de Coahuila y Texas ha sido disuelto por
la fuerza armada; nuestros representantes han sido obligados á huir
para salvar la vida. Este acto de violencia nos ha despojado del de-
recho fundamental de todo gobierno constitucional, del derecho de re-
presentación.
El gobierno mexicano ha exigido de nosotros que le entreguemos
á muchos de nuestros conciudadanos. Se han enviado destacamentos
de tropas para apoderarse de los individuos designados, y conducirlos
al interior para juzgarlos á despecho de las leyes, de la constitución
y en menosprecio de las autoridades civiles.
Nuestro comercio se ha visto expuesto á violencias y á piraterías;
los extranjeros han sido autorizados para apoderarse de nuestros bu-
ques, y para llevar la propiedad de nuestros ciudadanos á puertos
distantes para ser confiscados.
Tomo II. — 87
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El derecho de adorar al ¡áér Supremo, según nuestra coucieneia,
se nos ha rehusado, mientras que el gobierno sostiene una religión
dominante y nacional, cuyo culto ha tenido más bien por objeto ser-
vir á los intereses temporales de sus siervos, que á la gloria de Dios.
El gobierno ha exigido de nosotros le entreguemos las armas que
son esenciales á nuestra defensa; que son la propiedad de los hom-
bres libres, y formidables sólo para los gobiernos tiránicos.
Nuestro país ha sido invadido por tierra y por mar con la inten-
ción de desolar nuestro territorio y de arrojarnos de nuestros hoga-
res; un numeroso ejército de mercenarios se avanza para hacernos
una guerra de exterminio.
Se han mandado emisarios pagados á sueldo por el gobierno, para
excitar á los salvajes á asesinar á los habitantes de nuestras fronte-
ras, expuestos sin defensa á la hacha y al tomahawk de esos bár-
baros sin piedad.
Ese gobierno, mientras duraban nuestras relaciones con la repú-
blica, constantemente ha sido el ludibrio, el juguete y la víctima de
las revoluciones militares; amenazado sin cesar en su existencia, él
se ha mostrado siempre débil, corrompido y tiránico.
Estos agravios y otros más numerosos todavía, han sido soporta-
dos por el pueblo de Texas, hasta que la tolerancia cesó de ser una
virtud, fué cuando hemos tomado las armas para defender la cons-
titución nacional. En vano hemos llamado á nuestros hermanos de
México; han corrido ya muchos meses, y ninguna respuesta nos ha
venido del interior; ningún socorro se nos ha enviado. Nos vemos,
pues, obligados á concluir que el pueblo de México, habiéndose so-
metido al aniquilamiento de su libertad y á la dominación militar,
es incapaz de ser libre y de gobernarse á sí mismo.
La necesidad de nuestra propia conservación, es una ley que nos
obliga á separarnos para siempre de él en política.
En consecuencia, nosotros los delegados del pueblo de Texas, te-
niendo plenos poderes, reunidos en convención solemne, manifesta-
mos al mundo entero: que en virtud de la necesidad de nuestra
situación, hemos resuelto y declaramos que nuestras relaciones po-
líticas con la nación mexicana están rotas para siempre, y que el pue-
blo de Texas se constituye desde hoy en una república libre, sobe-
raua ó independiente, investida de todos los derechos y atribuciones
691
que pertenecen á las naciones independientes; y descansando en la
conciencia y en la rectitud de nuestras intenciones, remitimos sin
temor y con toda seguridad el éxito de esta declaración á la decisión
del Arbitro Supremo de los destinos de las naciones. — Ricardo Ellis,
presidente. Municipalidad de Austin. — C. B. Thos. Barret. Brazo-
ria. — Edvrin Waller. James Collingsworth. J. S. Ryrums. Asa Brig-
ham. Texas. — Francisco .Ronis. Antonio Navarro. J. B. Badget.
Colorado. — W. D. Lacy. William Maniüees. González. — J. Giecher. M.
Caldwell. Goliat. — William Morley. Harisburg. — Lorenzo de Zavala.
Jasper. ¡3. H. Everrett. Jachson. — Elijah ¡Stepp. Jefferson Claibom
West. Wm. B. Seates. M. Menard. A. B. Hardin. Mina.— J. W. Ben-
ton. E. J. Gazlay. R. M. Coleman. Matngorda. — B. Hardiman. Mi-
lam. L. C. Robertson. Geo. C. Childresf. Nacogdoches. — Robert Por-
ter, Thos. P. Rurk. Pecan Point. Rob. Hamilton. Collin M. Kuig.
Albert H. Latimore. Refugio. — James Porrer. Sara, Houston. Davis
Thomas. Edward Conzad. San Agustín. G. O. Degand. Martin Far-
me. S. M. Blount. Sabme. James Gaines. Wm. Clarcke. Shelby. Sy-
derey. 0. Peunington. Wm. C. Crawford. San Patricio. — John Tur-
ner. B. B. Goodrich. Jesse Grimes. J. G. Swisher. G. W. Barnett.
The Bee N. 0.
Documento Niim. 2.
Gobierno ^eueral.
Secretaría de guerra y marina. — Sección central. — Mesa primera.
— : Ejército de operaciones.
Excmo. Sr. :
El E. S. presidente, general en jefe de este ejército, salió el día
15 del presente de Hold-Fort á la orilla izquierda del río Brazos,
692 •
para obrar sobre el enemigo, llevándose 700 hombres escogidos en
las divisiones, con una pieza de á 6, y dejando en el expresado punto
de Hold- Fort, orilla derecha, el resto de los cuerpos que S. E. man-
daba en persona. Yo llegué allí el 16; el Sr. General Ramírez y Ses-
ma, me entregó el mando, y permanecí acampado según las órdenes
ó instrucciones que S. E. se sirvió dejarme al marchar. Estas fuerzas
fueron batidas el 21 á las inmediaciones de New Washington, poco
más adelanta deHarrisburg; en consecuencia, yo he reunido las fuer-
zas del ejército, que se hallaban en diferentes direcciones, haciendo
incorporárseme á los Sres. Generales Gaona y Urrea; y careciendo
de bases de operaciones, porque S. E. no me había manifestado aún
ninguna, voy á establecerme sobre la orilla del río Colorado, en don-
de podré recibir los auxilios necesarios, y pormenorizar á V. E. este
triste acontecimiento, al paso que reorganizar las fuerzas para em-
prender de nuevo las operaciones militares. Sírvase Y. E. ponerlo
en conocimiento del E. S. presidente interino, manifestándole el sen-
timiento que me ocupa, así corno á los dignos militares que me acom-
pañan. Reitero á V. E. las consideraciones de mi aprecio.
Dios y libertad. Habitación de Madama Pauli, á ciuco leguas del
río Brazos, abril 25 de 1836. — Vicente Filisola. — Excmo. Sr. secreta-
rio de guerra y marina.
Excmo. Sr. : Hoy he recibido la comunicación oficial y particular
del E. Sr. Presidente D. Antonio López de Santa- Anua, que acom-
paño á V. E. Como yo debía y había comenzado mis movimientos
por conveniencia del mayor servicio, según manifestó á V. E. en
nota de 25 del presente, por esta razón, y por lo que indica el Excmo.
Sr. General Santa- Auna, le he contestado lo siguiente:
"Excmo. Sr. : Luego que llegó á mi conocimiento por alguuos
" oficiales y tropa dispersa, el encuentro desgraciado que V. E. me
" comunica en su nota de 22, hice los movimientos que me conve-
" nían para la concentración del ejército, y verificado esto, marché
" sobre este flanco para que descmbai'azado de algunas cosas iuú-
693
" tiles y tíVomosas, tomar de nuevo la iniciativa sobre el enemigo:
" más atendiendo á la mencionada comunicación de V. E. ; á las cir-
" cunstancias que en ella expresa, y queriendo dar una prueba de mi
" aprecio á su persona, como á los prisioneros existentes de que V. E.
" me habla, voy á repasar el Colorado, y cesaré las hostilidades, siem-
" pre que el enemigo no dé lugar á continuarlas.
" Los Generales Gaona, Urrea y Ramírez Sesma, con sus divisio-
' nps, se hallan reunidos á mí como arriba digo. Y. E. sabe bien las
" fuerzas disponibles con que yo puedo obrar con estas divisiones, y
" por consiguiente, conocerá que ceso las hostilidades, á pesar de mi
"responsabilidad con el supremo gobierno, únicamente, i'epito, por
"la consideración debida á su persona y á la paz de la república;
" mas en cambio, quiero saber también que aquella y la de los pri-
" sioneros existentes serán enteramente respetadas, como lo son las
" de varios de los contrarios que tengo en mi poder. Cesando, como
" digo á Y. E., las hostilidades, serán respetadas también las propio-
" dades; se tomará sólo lo muy preciso para el ejército, y si su dueño
" comparece, será pagado religiosamente como lo habrían sido si no
"hubieran dejado abandonadas y quemadas la mayor parte de sus
" hal-itaciones. Algunas pequeñas casas de madera han sido incen-
" diadas con indignación mía y de los señores generales que vienen á
" mis órdenes; este hecho, cometido por los merodistas que nunca
" faltan en los ejércitos, llamó nuestra atención en tal grado, que en
" consecuencia impuse pena de la vida al que lo repitiese, aun antes
' de recibir la comunicación de V. E.
" Como V. E. me dice que se ha acordado con el General Hous-
" ton un armisticio, y no me explica las bases de él, pasa el General
" D. Adrián Woll para imponerse de ellas, y que sea cumplido por
" nuestra parte, y poder también exigir su cumplimiento á los con-
" trarios. Con lo dicho, queda obsequiado todo lo que V. E. me dice
" en su ya citada nota, y yo tengo la mayor satisfacción en reiterarle
" mi aprecio y consideraciones."
Y lo aviso á V. E para que se sirva dar cuenta con todo al E. S.
presidente interino para su superior resolución ; en el concepto de
que á más de lo dicho, le manifestaré con oportunidad, latamente»
las razones que he tenido para mis providencias, reiterándole las
consideraciones de mi aprecio.
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Dios y libertad. Arroyo de San Bernardo, abril 28 de 1836. — Vi-
cente Filisola. — E. S. secretario de guerra.
Excmo. Sr.:
Habiendo ayer tarde tenido un encuentro desgraciado la corta
división que obraba a mis inmediaciones, he resultado estar como
prisionero de guerra entre los contrarios, habiéndome guardado to-
das las consideraciones posibles; en tal concepto, prevengo á V. E.
ordene al General Gaona, contramarche para Béjar á esperar órde-
nes, lo mismo que verificai'á V. E. con las tropas que tiene á sus ór-
denes, previniendo asimismo al General Urrea, se retire con su di-
visión á Guadalupe Victoria, pues se ha acordado con el General
Houston un armisticio Ínterin se arreglan algunas negociaciones que
hagan cesar la guerra para siempre.
Puede V. E. disponer para la manutención del ejército, que desde
luego queda ya á las órdenes de V. E., de los caudales llegados á
Matamoros y víveres que deben existir en dicho punto y Victoria,
además de los 20,000 pesos que deben estar en esa tesorería y se sa-
caron de Béjar»
Espero que sin falta alguna cumpla V. E. con estas disposiciones,
avisando en contestación de comenzar á ponerlas en práctica.
Dios y libertad. Campo de San Jacinto, abril 22 de 1836. — An-
tonio López de Santa- Anna, — E. S. General de división D. Vicente
Filisola.
Es copia. Arroyo de San Bernardo, abril 29 de 1836. — Filisola.
695
Secretaría particular del presidente de la república, general en
jefe del ejército de operaciones. — E. S. General de división D. Vi-
cente Filisola. — Paso de San Jacinto, abril 25 de 1836.
Mi estimado amigo y compañero:
Como no sé el tiempo que permaneceré por aquí, y vdes. tienen
que regresar al interior, quiero me mande vd. mi equipaje, el del
compañero Almonte, el de Castrillón, el del compañero Núñez, y un
baúl de mi secretario el Sr. Caro, que se halla en la sala junto con
los míos, cuidando que venga una persona de su confianza con los
arrieros conductores y guía que les acompañe hasta este campo, en-
tregándole el adjunto salvo conducto para que no haya tropiezo en el
camino. Los demás equipajes de los jefes y oficiales, mandará vd.
se regresen para que á su tiempo los reciban sus respectivos dueños.
Recomiendo á vd. que cuanto antes se cumpla con mis órdenes
de oficio, sobre retirada de las tropas, pues así conviene á la seguri-
dad de los prisioneros, y en particular á la de su afectísimo amigo y
compañero Q. B. S. M. — Antonio López de Santa- Anna.
Es copia. Arroyo de San Bernardo, abril 27 de 1836. — Filisola.
Son copias. México, mayo 19 de 1836. — Juan L, Velázquez de
Jjeón.
Parte oficial. — Gobierno general. — Secretaría de guerra y ma-
rina.— Sección central. — Mesa primera.
Excmo. Sr.:
No habiendo podido dar cuenta al supremo gobierno de los mo-
vimientos ejecutados por el ejército mexicano que se hallaba á mis
órdenes en Texas, después de mi salida de la ciudad de San Anto-
nio de Béjar para San Felipe de Austin, á causa de las rápidas mar-
chas que se emprendieron y del suceso desgraciado de San Jacinto,
lo verifico ahora, remitiendo con el Sr. Coronel D. Juan Nepomuceno
Almonte, el parte circunstanciado de todo lo ocurrido desde aquella
696
fecha, según anuncié á V. E. en mi nota de 20 del próximo pasado.
Repito á V. E mi consideración y aprecio.
Dios y Libertad. Manga de Clavo, marzo 11 de 1837. — Antonio
López de Santa- Anna. — Excmo. Sr. ministro de guerra y marina.
Exorno. Sr. :
Considerando la villa de San Felipe de Ausfin punto á propósito
para la buena dirección de las operaciones subsecuentes del ejército
de mi mando, determiné situar eu ella el cuartel general, y anuncié
á V. E. mi salida de Béjar para el 31 de marzo (documento núm. 1).
Antes previne al Sr. General D. Joaquín Ramírez y Sesma, mar-
chase con la división á sus órdenes á ocupar la insinuada villa, (nú-
mero 2), operando en combinación con los Sres. Generales D. José
Urrea y D. Antonio Gaona, contra los enemigos, molestándolos sin
cesar, ó impidiendo su reunión en masas considerables, para lo cual
haría expedicionar la sección que mandaba el Sr General D. Euge-
nio Tolsa, y decía habérsele reuuido sobre Bolívar West Bay, Cho-
colate, Halls Buyon, Harrisburg, Linchburg, hasta los ríos ó arroyos
de San Jacinto, Gross y Cedar; en el concepto que al Sr. Urrea se le
había prevenido marchase por Victoria, la Baca, Carancarray, Ma-
tagorda, Bast, Madama Neils, Brazoria, Columbia y Orizambo, hasta
el río Brazos al Norte de San Bernardo River; y al Sr. Gaona, que
llegando á Nacogdoches, expedicionara por Angelina Natches, Lite
Habama y Zavallas, Ínterin desembarcaban en Galveston las tropas
que debían obrar sobre Eastbay, Double, Bayon Anahuac y Liberty
(número 3).
Respecto del General Gaona, la necesidad de auxiliar al General
Ramírez y Sesma sobre el río Colorado, me hizo variar su dirección
hacia San Felipe de Austin; y para hacer el desembarque en Gal-
veston había dictado mis providencias á fin de que la goleta de gue-
rra General Bravo, y los buques mercantes que debían conducir ví-
veres de Matamoros al Cópano, sirvieran al efecto.
Imposibilitada de expedicionar la brigada de caballería por haber
muerto unos caballos con el rigor del frío y encontrarse otros inú-
tiles sin posibilidad de reponerlos, exceptuándose los de algunas
partidas destinadas á la conducción de ganados y víveres, dispuse
697
que el General que la mandaba, D. Juau Andrale, quedara con ella
en la plaza de Béjar. Quedaron también varios piquetes de infan-
tería con los depósitos de sus cuerpos, los hospitales, la artillería y
parque sobrantes, la comisaría, etc.
En marcha hacia sus destinos las divisiones de los Generales D.
José Urrea, compuesta de más de 1,300 hombres, la de D. Joaquín
Ramírez y Sesma de 1,400, y la de D. Antonio Gaona de 700, cada
una capaz de batir el resto de las fuerzas enemigas, verifiqué la mía
de Béjar al señalado con mi estado mayor, y una escolta de 30 dra-
gones. Los estados de fuerza de estas divisiones no los incluyo, por
el extravío que ha padecido parte de mi equipaje en que se hallaban
estos y otros documentos.
Al tercer día alcancé en el río Guadalupe frente á la villa in-
cendiada de González, á los batallones de zapadores y activo de
Guadalajara, que á las órdenes dal Sr. Coronel D. Agustin Amat,
caminaban á reforzar la división del Sr. General Ramírez y Sesma.
Dos jornadas á retaguardia seguía el Teniente Coronel D. Pedro
Ampudia con la artillería, herramienta de zapa, sacos á tierra, mu-
niciones y víveres para la misma división.
Como el río Guadalupe estaba crecido, no era posible que los
cuerpos y el tren referidos pasaran con la brevedad necesaria, sien-
do indispensable una demora de tres á cuatro días. El parte (nú-
mero 4) que me había dirigido el General Ramírez y Sesma desde
el río Colorado al frente del enemigo,, y que me decidió á mandar
dichos auxilios como le dije en contestación (número 5), me tenía
cuidadoso; dispuse por esto que el E. S. General de división D. Vi-
cente Pilisola, que creí mejor me acompañase como mi seguudo, por
dejar en Béjar al General D. Juan Andrade, quedase expeditando
el paso, y que á su inmediato mando continuase todo con la violen-
cia posible. Yo activé mi camino, y el día 5 llegué al paso del Atas-
cosito en dicho río. Encontró del otro lado la división del General
Ramírez y Sesma, quien me informó que habiéndose retirado el ene-
migo para el río de los Brazos, se le había proporcionado pasar sin
oposición; y observando que sólo había una canoa, encomendé al
batallón permanente de Aldama, bajo la dirección del General D.
Adrián Woll, la construcción de balsas para facilitar la marcha de la
sección que había quedado con el General Filisola.
Tomo II.— 88
698
Considerando en marcha para San Felipe de Austin al General
Gaona, según su contestación desde Bastrop, población situada en
la orilla oriental del río Colorado, distante treinta leguas al Oeste de
San Felipe de Austin, y al General Urrea, para la villa de Brazoria,
que se encuentra al margen occidental del río Brazos, y á veinticinco
leguas al Sur del mismo San Felipe, continué el día 6 con la división
del General Sesma al arroyo de San Bernardo, y el 7 á la madrugada
llegué á San Felipe de Austin. Esta población, situada sobre la ori-
lla occidental del río Brazos, no existía ya porque el enemigo la ha-
bía incendiado y había hecho internar á sus moradores como lo hizo
en González. Entre aquellas ruinas se aprehendió á un anglo-ame-
ricauo armado, y declaró: " que pertenecía á un destacamento como
" de 150 hombres, situado al otro lado para defender el paso; que las
" poblaciones se quemaban para quitar los recursos á los mexicanos
" por mandado de su General Samuel Houston, quien se encontraba
" en un bosque del paso del Gross, quince leguas distante de nuestra
" izquierda con sólo 800 hombres que le habían quedado ; y que te-
" nía intención de retirarse al río Trinidad, si los mexicanos atrave-
" saban el río Brazos. "
Avistadas nuestras fuerzas por el destacamento anunciado, rom-
pió el fuego desde un reducto que lo cubría; hice levantar á su fren-
te una trinchera, y colocando dos piezas de á seis, fué correspondido
constantemente sin desgracia alguna por nuestra parte. Reconocí
en seguida la orilla del río á derecha é izquierda hasta dos leguas,
buscando paso para sorprenderlo en la noche; mas fué toda diligen-
cia infructuosa; su anchura y profundidad es grande, estaba crecido,
y ni una pequeña canoa se encontraba. Los varios ríos que atravie-
san aquel país presentan grandes obstáculos á un ejército expedicio-
nario; son caudalosos y tienen frecuentes avenidas en la primavera,
ocasionadas por las nieves derretidas de las montañas, y repentinos
aguaceros, que causan asimismo cousiderable atraso en los movi-
mientos.
El día 8 dispuse la construcción de dos chalanes (barcas chatas),
para lo cual se hizo preciso traer maderas de las habitaciones dis-
tantes. Ya en obra calculáronse diez ó doce días para su conclusión
por la escasez de carpinteros, y tres ó más para colocarse donde de-
bían servir; me pareció la pérdida de este tiempo un mal irreparable,
699
siendo tan importante, atendidas las circunstancias del ejército y de
la república, la terminación de la campaña antes de aguas, como pron-
to podré explicar á la nación.
El General Filisola no llegaba al río Colorado, y el General Gaona,
debiendo habérsenos incorporado, ni anunciaba cuándo lo verificaría.
La situación del jefe enemigo no me era ya desconocida. Intimida-
do por los triunfos sucesivos de nuestro ejército, despavorido á la
vista de rápidos movimientos sobre un terreno que naturalmente
opone obstáculos casi invencibles á ellos, y sufriendo deserción y
escasez (número 6), que le impelían á buscar la salvación en la re-
tirada que emprendía, nada más conveniente que perseguirlo y ba-
tirlo, antes de que pudiera reponerse.
El río Brazos no lo podíamos atravesar por San Felipe, y en vista
de tales antecedentes, resolví hacer un reconocimiento hasta diez ó
doce leguas por la ribera de la derecha, cuyo flanco juzgaba cubierto
con la división del General Urrea, que, como he indicado, se dirigía
sobre Brazoria, y al efecto marché de San Felipe el día 9 con 500
granaderos y cazadores y 50 caballos, dejando al General Ramírez y
Sesma con el resto de su división, que reforzaría de un momento á
otro la del General Gaona. A los tres días de penosas marehas y
contramarchas, en uno de los que hice á pie una jornada de cinco le-
guas, me posesionó del paso de Thompson, á pesar de los esfuerzos
de un corto destacamento enemigo que lo defendía, y el que sólo
consiguió herir á un granadero y á un corneta. Logró también hacer-
me con este extraordinario movimiento, imprevisto por el enemigo,
de un hermoso chalán y dos canoas. En esta jornada se condujeron
los jefas, oficiales y tropas con entusiasmo y bizarría. La fortuna
aun era propicia. El General Ramírez y Sesma, á virtud de mis ór-
denes, se me incorporó el 13. El General Gaona no parecía.
Por algunos colonos presentados, uno de ellos mexicano, me cer-
cioré de que en la villa de Harrisburg á doce leguas distante, situada
en la orilla derecha del balluco Buffalo, residía el nombrado gobierno
de Texas, D. Lorenzo Zavala y los demás directores de la revolución,
y que segura era su aprehensión si rápidamente marchaba alguna
tropa sobre ellos. La noticia era importante, y más el movimiento in-
dicado, cuyo buen éxito desconcertaría completamente la revolución;
y sin confiarla á nadie, procuró aprovecharme de ella: hice trasladar
700
al otro lado del río á los granaderos y cazadores con que había tomado
aquel paso, al batallón permanente de Matamoros, á los dragones de
mi escolta, una pieza de á seis bien dotada y cincuenta cajones de car-
tuchos de fusil, y emprendí marcha con esta fuerza para Harrisburg
el 14 en la tarde. Dejé en Thompson al General Ramírez y Sesma
con la demás tropa de su división, y unas instrucciones en pliego ce-
rrado para el General Filisola.
Entré en Harrisburg el 15 en la noche alumbrado por varias ca-
sas que se quemaban, y sólo se encontraron trabajando en una im-
prenta un francés y dos norte- americanos. Declararon: " que el ti-
" tulado presidente, vice y otros individuos de suposición se habían
" marchado al medio día en un barco de vapor para la isla de Gal-
" veston, á donde se dirigían las familias de aquellas habitaciones;
" que el incendio que se notaba era casual, no habiendo podido ellos
" apagarlo; que abandonaban sus casas las familias por mandato del
"General Houston, y que éste se encontraba en el paso de Gross
u con 800 hombres y dos piezas del calibre de á cuatro. "
Frustrada la aprehensión de los corifeos de la rebelión, y sabien-
do el paradero del enemigo y su fuerza, para mejor combinar mis mo-
vimientos ulteriores, dispuse que el Coronel D. Juan N. Almonte, con
los 50 dragones de mi escolta, hiciese una descubierta hasta el paso
de Lincburg y New Washington. Desde* este punto me participó
dicho coronel, entre otras cosas: " que varios colonos encontrados en
" sus casas, aseguraban uniformemente, que el General Houston se
" retiraba para el río Trinidad por el paso de Linchburg. "
Evitar el paso á Houston, y destruir de un golpe la fuerza ar-
mada y las esperanzas de los revolucionarios, era cosa bien impor-
tante para dejar escapar la ocasión. Concebí tomar el paso de Linch-
burg, antes de su llegada, y valerme de las ventajas del terreno. Mi
disposición primera se contrajo á reforzar la sección que me acom-
pañaba, compuesta de un cañón, 700 infantes y 50 caballos hasta
ponerla superior en número á la enemiga, ya que lo era en disciplina,
y ordené al General Filisola, que suspeudiese el movimiento del Ge-
neral Cos, para el puerto de Velasco, que en mis instrucciones le
tenía prevenido, y á su mando hiciera salir prontamente 500 infantes
escogidos para reunírseme á la mayor brevedad. Esta orden fué con-
ducida con velocidad por mi ayudante de campo, Teniente Coronel
graduado D. José María Castillo ó Iberri.
701
Comprometido el Coronel Almunte, en el puerto de New Wash-
ington, á orillas de la bahía de Galveston, con los buques enemigos
que podían arribar, á la vez que era necesario asegurar la cantidad de
víveres que había logrado aprehender, hice jornada para aquel punto
la tarde del día 18. A mi llegada se hallaba á la vista una goleta que
por falta de viento no podría alejarse; intenté apresarla para servir-
me de ella á su tiempo sobre la isla de Galveston; pero cuando se
alistaban los botes y chalanes de que se había provisto también el
Coronel Almonte, llegó un buque de vapor y le dio fuego.
En la madrugada del 19 mandé al Capitán D. Marcos Barragán
con algunos dragones al paso de Linchburg, distante de New Wash-
ington tres leguas, para que observara y me comunicara con opor-
tunidad la llegada de Houston, y el 20 á las ocho de la mañana, se me
presentó participándome que Houston llegaba á Linchburg. Todos
los individuos de la sección oyeron alegres la aproximación del ene-
migo» y eon e^ mejor espíritu continuaron la marcha que ya se había
emprendido para el mismo punto.
A mi llegada se encontraba Houston posesionado de un bosque en
las orillas del baqueo (sic) Je Buffalo, cuyas aguas se incorporan allí
con el río de San Jacinto y componen parte de las de Galveston. Su
situación lo precisaba á batirse ó tirarse al agua. Mi tropa manifes-
taba entonces tanto entusiasmo, que comencé á batirle. Aunque co-
rrespondía á nuestros fuegos, no conseguí que abandonase el bosque.
'Quise atraerlo al terreno que más me convenía, y me retiré hasta mil
varas sobre una loma que proporcionaba ventajosa posición, agua á
la retaguardia, bosque espeso por la derecha hasta la orilla de San Ja-
cinto, llanura espaciosa por la izquierda y despejado el freute. Al
ejecutar este movimiento menudeó sus fuegos de cañón, que hirie-
ron al Capitán D. Fernando Urriza. Salieron del bosque como 100
caballos, arrojándose atrevidamente sobre mi escolta colocada á mi
izquierda, en términos que la arrollaron por un momento, é hirieron
de gravedad á un dragón; mandó dos compañías de cazadores á su
encuentro, y fueron suficientes para ponerlos en fuga hasta su bos-
que. Había salido también alguna infantería; pero volvió á embos-
carse al ver á su caballería retroceder. Serían las cinco de la tarde,
y necesitando la tropa alimento y descanso, empleó el resto del día
en tan indispensables objetos. La noche se pasó con vigilancia, y me
702
ocupé de la mejor colocación de las fuerzas, y de un parapeto que
hiciera ventajosa la posición del cañón y lo cubriera. Mi posición
era ésta: tres compañías de preferencia guardaban el bosque de la
derecha, el batallón permanente de Matamoros formaba en batalla
en el centro, y á la izquierda el cañón, protegido por la caballería y
una columna de compañías de preferencia á las órdenes del Tenien-
te Coronel graduado D. Santiago Luelmo, que hacía de reserva.
A las nueve de la mañana del 21, á la vista del enemigo llegó el
General Cos, con cuatrocientos hombres de los batallones Aldama,
Guerrero, Toluca y Guadalajara, habiendo dejado los 100 restantes
á las órdenes del Coronel graduado D. Mariano García, con las car-
gas en un mal paso demoradas eerca de Harrisburg, cuya incorpora-
ción no llegó á efectuarse. A primera vista noté contravenida mi
orden respecto de los 500 infantes escogidos que ella expresaba ter-
minantemente, pues la mayor parte del refuerzo se componía de re-
clutas que en San Luis Potosí y el Saltillo se repartieron á los cuer-
pos. Tan grave falta me causó en aquel momento el mayor disgusto,
considerando insignificante un auxilio que esperaba impacieute, y
con que me prometía lar un golpe decisivo, atendidas las circuns-
tancias que me hacían superior al enemigo.
Sin embargo de todo, intentó aprovechar la sensación favorable
que advertí en los semblantes á la llegada del General Cos; pero éste
me expuso " que por forzar su marcha para llegar prontamente, la
" tropa que traía no había comido ni dormido en veinticuatro horas, y
" que mientras llegaban las cargas, que sería dentro de dos ó tres
" horas, podía repararse y estar en buena disposición para batirse."
Cedí á esta insinuación, consintiendo en que descansara y comiera.
Para observar al enemigo y proteger las cargas citadas, situé mi
escolta en buen lugar, reforzándola con 32 infantes montados en ca-
ballos de oficiales. No hacía una hora de esta operación, cuando el
General Cos se me presentó pidiéndome á nombre del Capitán D.
Miguel Aguirre, que mandaba la escolta, " que se le permitiera co-
" mer á su tropa y dar agua y un pienso á los caballos, por no haber-
u lo hecho desde el día anterior. " El tono compasivo con que se me
hacían estas peticiones me hizo acceder, advirtiendo que satisfecha
prontamente la necesidad, volviera al instante el Capitán Aguirre á
ocupar la posición que tenía, lo que no habiendo verificado contri-
buyó á proporcionar al enemigo la sorpresa que logró.
703
Fatigado de haber pasado la mañana á caballo, y desvelado de
la noche anterior, me recosté á la sombra de unos árboles mientras la
tropa alistaba sus ranchos. Hice llamar al General D. Mannel Fer-
nández Castrillón, que funcionaba de mayor general, y le previne:
que vigilara el campo y me diese parte del menor movimiento del
enemigo; le encargué asimismo me recordara tan luego como la tro-
pa hubiese comido, porque era preciso obrar cuanto antes decisiva-
mente.
Como el cansancio y las vigilias producen sueño, yo dormía pro-
fundamente, cuando me despertó el fuego y el alboroto. Advertí
luego que éramos atacados y un inexplicable desorden. El enemigo
había sorprendido nuestros puestos avanzados; una partida arrollan-
do á las tres compañías de preferencia que guardaban el bosque de
nuestra derecha, se había apoderado de él, aumentando la confusión
con sus certeros tiros; la demás infantería enemiga atacaba por el
frente con sus dos piezas y la caballería por la izquierda.
Aunque el mal estaba hecho creí al pronto repararlo. Hice re-
forzar con el batallón permanente de Aldama, la línea de batalla que
formaba el batallón permanente de Matamoros, y organicé en ins-
tantes una columna de ataque á las órdenes del Coronel D. Manuel
Céspedes, compuesta del batallón permanente de Guerrero y pique-
tes de Toluca y Guadalajara, la que á la vez que la del Teniente Co-
ronel Luelmo, marchó de frente á contener el principal movimiento
del enemigo; más en vano mis esfuerzos: la línea se abandonó por
los dos batallones que la cubrían, no obstante el sostenido fuego de
nuestra pieza que mandaba el valiente Teniente D. Ignacio Arenal
y las dos columnas se disolvieron, herido el Coronel Céspedes, y
muerto el Capitán Luelmo. El General Castrillón, que corría de uno
á otro lado para restablecer el orden en nuestras filas, cayó mortal-
mente herido. Los reclutas formaban pelotones y envolvían á los
antiguos soldados, y ni unos ni otros hacían uso de sus armas; mien-
tras el enemigo aprovechando la oportunidad, continuó su carga rá-
pidamente con descompasados gritos, y logró en pocos minutos la
victoria que ni imaginar podía.
Perdida toda esperanza, escapándose cada uno según podía, mi
desesperación era tan grande como mi peligro, cuando un criado de
mi ayudante de campo, Coronel D. Juan Bringas, con noble franque-
704
za me presentó el caballo de su amo, y con encarecidas expresiones
me instaba á que me salvara. Busqué-mi escolta, y dos dragones de
ella que ensillaban con precipitación, me dijeron: " que sus oficiales
y compañeros iban á escape. " Recordé que el General Filisola, se
encontraba á diez y seis leguas en el paso de Thompson, y sin vacilar
procuré aquel camino por entre los enemigos; siguiéronme estos, y á
legua y media en un grande arroyo, cuyo puente encontré quemado,
me alcanzaron. Perdí el caballo y con trabajo me oculté entre unos
pequeños pinos. La proximidad de la noche me proporcionó burlar
su vigilancia, y la esperanza de incorporarme al ejército, y vindicar
el honor de las armas, me dio aliento para atravesar el arroyo con el
agua al pecho y continuar á pie. En una casa abandonada encon-
tré ropa y relevé la mía húmeda. A las once de la mañana del 22, al
atravesar una llanura me volvieron á alcanzar mis perseguidores, y
he aquí la manera misma de haber caído en sus manos. Por el traje
cambiado me desconocieron, y preguntaron: ¿¡Si había visto al Ge-
neral ¡Santa- Anna? Yo les respondí " que iba adelante. " Esta opor-
tuna ocurrencia me salvó de ser asesinado, según después llegué á
saber.
Por lo expuesto distinguirá V. E. á primera vista, las causas
principales de un suceso que con razón ha sorprendido, y cuyo éxito
se ha pretendido hacer recaer sobre mí solamente, creyéndoseme en
la mansión de los muertos é imposibilitado de presentar los hechos co-
mo han sido; pero ya que oportunamente conservo la vida y disfruto
de libertad, estoy en el caso de depurarlos hasta ponerlos tan claros
como la luz del día, para que se pueda fallar en justicia, porque es-
timo demasiado mi reputación adquirida con dilatados y costosos
sacrificios, y no consentiré que con impunidad se deturpe, mucho
más por quien menos debiera hacerlo. Contrayéndome, pues, á las
faltas con que algunos de mis subordinados causaron directa ó in-
directamente la lamentable catástrofe de que me ocupo, observaré á
V. E. que el General Filisola me mandó reclutas en refuerzo, cuando
pudo enviarme antiguos soldados; á su lado se hallaba el batallón de
zapadores, compuesto de buena tropa, y no mandó un individuo de és-
tos; en lugar de las compañías de preferencia del activo de Guada-
lajara, envió dos de fusileros; y pudiendo entresacar de los batallo-
nes permanentes de Guerrero y Aldatna, y de los activos primeros de
705
México, Toluca y Guadalajara, los más expertos, no lo hizo. Eludió
así los efectos de mi previsión, pues al expresarle que me mandase
quinientos infantes escogidos, fué porque no quería me enviase nin-
guno de los reclutas que me constaba tenían los cuerpos; á no ser
así habría usado otra frase.
No ha influido menos en este suceso el haberme mandado dicho
general al Capitán D. Miguel Bachiller, con un correo extraordina-
rio procedente de esa capital, que el supremo gobierno me mandó,
y el que fué interceptado, pues con esto proporcionó positivas noti-
cias al enemigo, que marchaba en retirada, sin saber lo que haría,
atónito con nuestros movimientos y triunfos; así supo que ya me
hallaba en New Washington, el miinero de que se componía la sec-
ción que expedicionaba por aquel rumbo, y la situación de nuestras
otras fuerzas, saliendo con esto del estado confuso en que se veía,
teniendo siempre encima y por dondo menos lo pensaba nuestras fa-
langes victoriosas. Con este acontecimiento se puso al cabo de cuan-
to podía convenirle, y saliendo repentinamente de la situación dudosa
que lo hacía caminar al Trinidad, cobró aliento como no habría su-
cedido sin saber que mi fuerza era menor que la suya; pues aunque
vio llegar el refuerzo del General Cos, supuso que era alguna partida
que había yo mandado salir en la noche para hacerla regresar á su
vista y engañarío, como posteriormente lo supe por boca del mismo
enemigo. Tal era el espanto que reinaba en todo Texas, á consecuen-
cia de las operaciones del ejército de mi mando, que para disminuirlo,
me dijo el titulado General Thomas J. Rusk: "que funcionando de
" secretario de la guerra del presidente de Texas, tuvo que marchar
" á donde se hallaban sus fuerzas y predicar á todos que el General
" Santa- Auna había regresado á México á consecuencia de una re-
u volución en el interior de la república, en razón á que los colonos
"y muchos voluntarios venidos de los Estados Unidos se fugaban
" sin poderlos contener. " Es de advertir, que el General Filisola no
tenía prevención para mandarme la correspondencia, y que para ha-
cerlo con seguridad, bien pudo remitírmela después con el General
Cos; no sé cómo pudo ocultársele la fatal trascendencia que traería la
caída en manos del enemigo de una correspondencia tan interesante.
El General Gaona, que no se incorporó con oportunidad, y cuyo
motivo de dilación ignoro hasta ahora, me impidió que sacara doble
Tomo II.— 89
706
fuerza cuando salí del paso de Thompson, pues sólo llevé 700 infantes
para dejar al General Ramírez y Sesma la precisa en aquel punto.
Así es que para ponerme superior al enemigo pedí el refuerzo in-
dicado.
El General Cos, desmembró los 500 hombres, dejando 100 cerca
de Harrisburg, en escolta de cargas que no sé por qué conducía, pues
sólo previne al General Filisola, mandase cincuenta cajones de car
tuchot, de cuyas municiones trajo parte el General Cos, así como las
cajas de los cuerpos que debieron quedarse en Thompson, pues á una
tropa que marchaba á la ligera de refuerzo pedido, no se le acumu-
lan estorbos, cuando se sabe que los muchos bagajes entorpecen los
movimientos; el refuerzo quedó desmembrado en la quinta paite.
y estos 100 hombres corrieron un riesgo inminente, salvándose por
casualidad.
Por último, contribuyó considerablemente á la mencionada des-
gracia la conducta del General Castrillón y de los jefes y oficiales á
quienes estaba encomendada la vigilancia del campo al frente del ene-
migo. Siento tener que ocuparme de un individuo que no exista y a
quien siempre vi con aprecio, y de otros que aún viven ; pero el deber
me obliga á relatar los hechos como han sido. Estoy biei informado^
de que en el tiempo que yo dormía se ocupó dicho general de afeitar-
se, lavarse y mudarse ropa, y que se hallaba divertido en tertulia cou
los demás individuos de mi estado mayor, cuando el enemigo ace-
chaba y sorprendía nuestras avanzadas, sin haber visitado antes ni
una sola vez nuestra línea; esto mismo hicieron á su ejemplo los
demás jefes y oficiales; y así parte de la tropa dormía, y los despier-
tos entregados al abandono, proporcionaron al enemigo la sorpresa
más completa que á la media noche no habría logrado; siéndole fácil
posesionarse del bosque citado de nuestra derecha con 100 hombres,
cuando estaba cubierta su entrada con tres compañías de preferen-
cia en mayor número, que no hicieron resistencia; de aquí el aliento
del enemigo para continuar el ataque, y la confusión de nuestro cam-
po, aumentado con el espanto de que estaban poseídos los reclutas,
hasta el extremo de no hacer uso de sus armas los soldados viejos,
que se dejaban asesinar fríamente. Es verdad que el General Cas-
trillón se condujo con extraordinario valor en los últimos momentos,
según he relacionado; pero sus esfuerzos fueron inútiles, y sus re-
707
mordimientos no serían pocos antes de expirar, si recordó el aban-
dono de su deber cuando mejor debía haber cumplido.
Mi carácter de general en jefe, no me prohibía que descansase,
porque á ningún general le es prohibido, ni puede prohibírsele que
sucumba á las necesidades naturales, particularmente en la hora y
caso en que yo lo hice, confiado, como debía estarlo, de que se cum-
plirían mis prevenciones; el general en jefe no puede ejercer las fun-
ciones del jefe subalterno, del oficial, del soldado; á todas las clases
les están consignados sus respectivos deberes y atribuciones ; y si al
superior no deben servirle de disculpa las faltas del inferior, esto
tiene sus excepciones, siendo ciertamente una de ellas el caso de que
me ocupo, por las razones referidas.
Acaso se ha intentado culparme de imprudencia por no haber
marchado con todas mis fuerzas reunidas, haciéndolo solamente con
la corta sección que lo verifiqué. En primer lugar es menester ad-
vertir, para deshacer esa objeción, que yo salí de Thompson á ejecu-
tar la operación interesente de sorprender y asegurar á los directores
de la revolución por un golpe de mano á corta distancia; que tan
luego como descubrí la retirada del enemigo por Linchburg, pedí re-
fuerzo para quedar superior á él; y por último, que no traía ventaja
verificase el ejército su marcha por un solo punto, ni reunido, porque
el único enemigo que había que combatir después de haber sido
arrollado en todas partes, se hallaba en el punto y situación indicada;
y como la dirección que había traído y llevaba, mostraba que se re-
tiraba pasando el Trinidad, y era necesario para que no quedase quien
pudiese tirar un tiro desde el río Bravo hasta el Sabina, no picaile
la retaguardia, sino cortarle la retirada y batirlo, un movimiento de
todo el ejército habría sido contrario á ese plan importante que deci-
día la cuestión de un solo golpe; porque la lentitud con que precisa-
mente debía hacerlo en razón á su tren, bagaje etc., daba lugar á que
el enemigo se nos adelantase sin que lo pudiéramos alcanzar, por los
obstáculos que ya se ha dicho opone el terreno de Texas, y los ríos
caudalosos que lo riegan.
La fuerza que operaba á mis órdenes era superior en calidad á la
enemiga; estaba provista de víveres y municiones, y en posición
ventajosa ; aquella, menor en número, cortada por el hayuco de Buffa-
lo y río San Jacinto, ocupaba inferior posición, estaba sin víveres,
708
había sido provocada á batalla el día anterior antes de recibirse el
refuerzo, y no había aceptado. ¿Quién con estos antecedentes habría
hecho mover el ejército, perdiendo para ello momentos preciosísimos?
¿Quién dudado de la victoria? Apelo al juicio imparcial de los inte-
ligentes, y estoy cierto de que lejos de fallar, como lo ha hecho la
maledicencia y la envidia, que hubo por mi parte imprevisión y pre-
cipitación, dirá que se hicieron cálculos muy exactos; con previsión,
actividad y tino, y que si no produjeron la victoria que era de espe-
rarse, no dependió esto ni del plan ni de los movimientos de las ac-
ciones del general en jefe.
Demostrado como está, que puramente faltas é imprevisiones do
algunos de mis subordinados, y descuido de otros, causaron la catás-
trofe de San Jacinto, no me queda otra cosa que deplorar el haber
participado de ella, aunque este sentimiento se mitiga cuando con-
templo que hice los esfuerzos que estuvieron en mi poder, e -cedien-
do mis deberes como general en jefe para servir bien, no encontrando
en mi conducta otro exceso que el de mi celo por los intereses de la
patria, que me hizo olvidar los míos propios, y posponerlo todo para
asegurar aquellos y dar gloria á las armas que se me confiaron.
La fortuna me volvió la espalda en la ocasión en que iban á co-
ronarse mis esfuerzos, y con esto no se ha llegado á conocer y me
he visto privado de la satisfacción de presentarle á mi nación un nue-
vo laurel.
Esto asentado, continuará la relación de los sucesos ocurridos du-
rante mi cautiverio, que tampoco se han exceptuado de la interpre
tación maligna, ni de la más amarga acrimonia, sin oírseme y sin
consideración á la triste situación de la patria.
Conducido á presencia de Houston el día 22 de abril que se me
aprehendió, y descubierto quién era, fui recibido con señales de con-
sideración; para celebrar mi prisión, uno propuso que se hiciera una
salva, y aquel repelió la idea manifestando desagrado. Principió en
seguida una conversación á la que sirvió de intérprete un hijo de D.
Lorenzo Zavala que funcionaba de ayudante de aquel jefe, y me pro-
puso que librara orden para que rindieran las armas las tropas más in-
mediatas, á que me negué resueltamente: después de hablarme de sus
recursos para independer á Texas, y de las dificultades de los mexicanos
para conservar tan vasta extensión de terreno, me manifestó su disposición
709
á un avenimiento prudente, y que para poder conservar mi existencia y la
de los demás prisioneros, según su intención, se hacía indispensable evitar
un choque entre mi tropa y la suya. Esta conferencia fué en la dificul-
tosa situación en que me encontraba, lo que es á un caminante ex-
traviado en una noche tempestuosa, la luz del rayo, á cuyo favor des-
cubre la vía. Temía que mi desgracia hubiese producido desaliento
en el ejército, y me aprovechó del que me daba el razonamiento
de Houston, para ver si impedía sus malos efectos: anunciando mi
existencia, y reanimando los ánimos haría un esfuerzo y se consegui-
ría, como habría sido fácil, la vindicación del honor de las armas. Tal
fué la causa de mis primeras órdenes al General Filisola (números
7, 8 y 9), quien me contestó con el oficio número 10, conducido por
el General Woll, que fué admitido como parlamentario el día 30, de
biendo haberse dirigido á Houston, para obtener de él una formal ga-
rantía, que no proporcionaba el acceder de plano á mis órdeues, co-
mo lo hizo sin intentar antes reclamarnos, ó dar algún paso en nues-
tro favor, que quizá hubiera sido coronado por un buen suceso, si
se atiende á las críticas circunstancias en que se hallaba el enemigo,
á lo inmediato que lo tenía y á la superioridad de fuerzas con que
contaba. Entonces por lo menos nuestras vidas hubieran sido garan-
tizadas y menores nuestros padecimientos, lo mismo que de los de-
más prisioneros que no estarían como están abandonados á su pro-
pia suerte. Todo esto era tan fácil conseguir, cuanto que el mayor
general Wharton el día 23 propuso á Houston que lo comisionara
para pasar al campo del General Filisola, á fin de convenir con él en
los artículos de armisticio, lo que no tuvo efecto sin embargo de la
aquiescencia de Houston, y otros jefes de los encarnizados se opu-
sieron á esta medida; pero ello prueba la disposición en que estaban
de asegurarse, nacida del sentimiento de su debilidad, de que no pu-
do sacarse mucha ventaja. Grande fué mi sentimiento cuando á la
llegada del General Woll, supe que á la primera noticia de mi des-
gracia, bien común en la guerra, todo había sido confusión, y que en
lugar de atacar al enemigo, se emprendía marcha retrógrada, siendo
la idea continuar hasta Matamoros.
Sin embargo, como la citada contestación del General Filisola
aparentaba dignidad, á la vez que el General Urrea anunciaba el buen
espíritu del ejército en una carta que me dirigió (núm. 17), no pudo
710
Houston penetrar la verdadera intención del General Filisola; temió
á las respetables fuerzas que podían fácilmente pulverizarlo, y re-
dobló sus lisonjeras protestas; me mostré satisfecho y firmé la orden
que sigue ( núm. 12 ) • cubría con ella principalmente el honor del ejér-
cito, y complacía á los arbitros de la existencia de más de quinien-
tos mexicanos, y yo entre ellos, abandonados á la suerte, y que iba
á comprometerse, pues no me era ya dudosa la conducta que se se-
guiría.
El General Woll, que se portó con la mayor dignidad, y que por
lo mismo es acreedor á todo elogio, solicitó regresar á sn campo, ins-
truido por mí de lo que debía exponerle al General Filisola, pai*a qu9
sin embarazarse por mis anteriores comunicaciones, obrase confor-
me á sus deberes, conduciendo un pedazo de papel firmado por mí,
en que decía se le diera crédito á cuanto dijera / pero se le detuvo con
el pretexto de que llevara el convenio de que se trataba para la cesación
de la guerra y consecución de mi libertad, porque temieron que mani-
festara lo que eran los vencedores.
Las atenciones que usaba conmigo el General Houston en esos
momentos, sus discursos y la sinceridad de que lo creí animado, pu-
dieron tanto en mi ánimo, que llegué á dar ascenso á sus promesas.
A esta sazón se presentaron el nombrado presidente de Texas, sus
ministros y D. Lorenzo Zavala, titulado vicepresidente, y en varias
conferencias se expresaron en igual sentido. Trasladáronme en su
stimbot al puerto de Velasco, y me llevaron consigo para arreglar,
según decían, el armisticio ó convenio indicado por Houston, permi-
tiendo me acompañasen los Coroneles D. Juan N. Almonte, D. Ga-
briel Núñez y D. Ramón Caro, amanuense.
El General Houston se preparaba á marchar á New Orleans á
curarse de la herida recibida en la acción, y por despedida me había
dicho: "que el gabinete de Texas arreglaría todo según sus deseos,''
y el mencionado ministro de la guerra Thomas J. Rusk, tomó el man-
do del ejército. Emprendió su marcha con cerca de 800 hombres y tres
piezas de artillería, que era la fuerza disponible que había entonces
en todo Texas, habiéndome visitado antes, y en cuyo acto ratificó
los ofrecimientos de su antecesor, dejándome en comprobante varios
artículos escritos de su puño, que dijo le ocurrían para el convenio.
Todo esto pasó antes de embarcarme en el stimbot.
711
En Velasco hubo conferencias serias con presencia de los artículos
del citado Rusk, hasta que en 14 de mayo pude reducir las avanza-
das pretensiones que se me hicieron ( número 1 3), á lo que manifiesta
el convenio que firmé en esa fecha, el cual por razones de política,
ó mejor dicho, por ocultarse del conocimiento del populacho y sol-
dadesca, que se había convenido mi libertad sin pérdida de más tiem-
po, se dividió en público y en secreto, remitiendo el primero mi in-
sinuada libertad á cuanto se tuviere por conveniente ; y como se ve,
esos convenios analizados exactamente sólo están reducidos á una
suspensión de hostilidades en favor del ejército; á la libertad de los
prisioneros y mía, que creía quizá equivocadamente favorable al mis-
mo ejército y á la nación y su causa, y á halagar por último al ene-
migo para conseguir estos objetos, con la esperanza de que influi-
ría para que sus comisionados fuesen oídos en las pretensiones que
traían, y á cuyo éxito, bueno ó malo para ellos, en nada contribuía
mi ofrecido empeño de que se les oyese (números 14 y 15). Al admi-
tirlos llevé además la mira de que si, como temía, no se restablecía el
buen espíritu en el ejército, y se retiraba en no muy buen orden como
ya tenía noticias, porque se dejaron hasta los enfermos abaudonados
(número 16), el enemigo, ligado por el armisticio, no lo persiguiera
como lo quería hacer, y la catástrofe fuera mayor. El General Woll,
que había perdido la esperanza de conducir el mencionado convenio,
se había marchado desde ¡San Jacinto con el nuevo General Rusk
para dirigirse á su campo; pero á pocos días se apareció en Velasco
conducido por una escolta de Rusk. Me sorprendió el verlo; y ha-
biéndome impuesto de las tropelías que se habían hecho con su per-
sona y la de un oficial que lo acompañaba, hasta ponerlos presos como
prisioneros de guerra, reclamé oficialmente, como acredita la copia
número 17, al presidente de Texas, y conforme á la nota número 18,
se libró pasaporte al General Woll para marcharse. Su extraordina-
ria demora, que daba justas sospechas, no movió al general en jefe
á indagar su motivo ni á reclamar su persona.
Eu consecuencia, el día primero de junio verifiqué mi embarque
en la goleta " Invencible " que debía conducirme á Veracruz tran-
quilamente, á la vista del pueblo de Velasco, á quien cuidé de hala-
gar, dirigiéndole la despedida (número 19) y cuya producción hizo
el efecto que deseaba.
712
A los dos días de embarcado el Capitán del buque J. Brown, me
hizo saber que tenía orden para transportarme á tierra ; le dirigí en
seguida la nota número 20, que contestó de palabra, manifestán-
dome su disposición á emplear la fuerza en cumplimiento de lo que
le estaba prevenido. Esta novedad la causó el haber llegado ese día
4, procedentes de New Orleans, y á las órdenes del llamado General
Thomas J. Green, 130 voluntarios, que amotinados y con amenazas
pidieron se pusiese mi persona á su disposición.
Inmediatamente escribí al Sr. Burnet el oficio número 21, en que
concluí manifestándole, que estaba resuelto á no salir sino muerto, y
con su respuesta (número 22), se presentaron á bordo varios indi-
viduos, asegurándome que mi detención duraría pocos días, y mi per-
sona indudablemente sería respetada.
Trasladado á tierra y presentado en espectáculo á los móviles de
mi desembarco, fui entregado al poder militar y reducido á prisión,
custodiado por el Capitán Guillermo Patton, que de Victoria vino ex-
presamente comisionado al efecto, el que me trasladó á una pequeña
casa inmediata á Columbia, donde permanecí mes y medio.
Irritado con tal procedimiento, protesté como se ve en el docu-
mento núm. 23, por la falta de cumplimiento de lo prevenido por
parte de los texanos. En consecuencia, y prescindiendo de los efec-
tos de la coacción que intervino en todos los actos posteriores á mi
prisión, los convenios quedaron nulos y yo entregado á mi suerte.
La efervescencia que motivó mi desembarco fué exaltándose con-
tra mí, hasta el grado de creerse cada voluntario autorizado para qui-
tarme la vida, pues el 27 de junio se me vino á disparar una pistola
desde una ventana inmediata á mi cama, que iba á causar la muer-
te de los Coroneles Álmonte y Núñez. En fin, el 30 de junio se dio
orden para que se nos trasladase de Columbia á Goliat, á ser fusila
dos en el lugar en que lo habían sido Paning y sus compañeros. El
principal colono E. Austin, á quien había favorecido en México, com-
padecido de su situación desgraciada, empeñado en retribuirme mis
beneficios, me indicó : " que si escribía al General Jackson una car-
" ta que, aunque contuviese sólo ideas gratas, halagase á los texanos,
" pues el sólo nombre de aquel magistrado de quien tanto esperaban
" y á quien oían con el mayor respeto, contendría el furor popular y
" facilitaría mi salvación." La pérdida de mi existencia no la consi-
713
deraba absolutamente necesaria al bien de la patria; no tenía espe-
ranzas de salvarme, porque basta el enemigo conocía que el ejército
debía dar pasos para conseguirlo y no lo bacía; firmé la carta bajo
las ideas que indicó el mismo Austin (núm. 24), de que es contes-
tación el núm. 25, y tranquilizados los ánimos con las voces que se
hicieron correr de mi buena disposición, pudo después el General
Houston realizar sus antiguos deseos favorables á mí, disponiendo
que marchara para Washington, acompañado de tres jefes texauos,
para que los exaltados no desconfiaran y se repitiera el suceso de 4
de junio; y aunque para mí era penosísima como lo fué semejante
marcha en el rigor del invierno, tuve que conformarme por no ha-
ber otro medio de salir del peligro.
Antes se me trasladó á Orosimba, donde á consecuencia de una
denuncia de mi amanuense D. Ramón Caro, sobre un proyecto para
sustraerme de la prisión, según se me informó después, se me puso
el 17 de agosto, y al Coronel Almoute el 18, una pesada barra de gri-
llos á cada uno, que llevamos por espacio de cincuenta y dos días.
La contestación del General Jackson se funda, como es fácil ad-
vertir si se compara con mi carta, en una mala inteligencia de ella.
Yo no le indicaba otra cosa sino que se interpusiese con los texanos
para que cumpliesen con su compromiso de mi libertad, mediante á
haber yo llenado los míos y estar todavía dispuesto á llenar el que
me faltaba si lo exigían. Pero su respuesta negativa de jó completa-
mente concluido este punto, y mi libertad no fué á consecuencia de
ella ni de los convenios de 14 de mayo, sino como he dicho, obra de la
espontánea voluntad del citado Houston, que si se movió á ello es-
perando por las noticias de mi país que mi presencia en él les haría
el beneficio de que estallara una revolución, ni me lo dijo, ni alegó
otro motivo que una generosidad que debo agradecer y no más.
Para mi marcha á Washington, había tres motivos poderosos, dos
de ellos en efecto, de necesidad, y el tercero de conveniencia públi-
ca. Era preciso no alarmar á los texanos, sino corroborarles la idea
de mi deferencia á sus proyectos, y ni prudente ni seguro dirigirme
á Orleans, no pudiendo venir en derechura á Veracruz por falta de
comunicación entre Texas y el resto de la república; porque aquel
puerto ha sido el foco de la revolución de los colonos y podía atre-
pellárseme á mi regreso, y era por fin muy conveniente que me apro-
Tümo II.— 90
714
xiraase al gabinete de Washington á observar bien de cerca sus ideas
relativas á nosotros y á Texas.
En esto invertí los seis días que allí permanecí, y la bondad del
general Jackson me facilitó un buque de guerra que me condujera,
después de manifestarme sus deseos de continuar las relaciones amis-
tosas que existen entre ambas naciones. Muy poco hablamos, y eso
por incidencia de la correspondencia que tuvimos cuando aun esta-
ba ya prisionero, manifestándome que había dado al Sr. Gorostiza
copia de las dos cartas suya y mía de que se componía. En dicho bu-
que llegué al puerto de Veracruz, como oportunamente comuniqué á
V. E.
La precipitación y dificultades que he tenido al hacer este parte,
no estando mi salud buena, y mis papeles trastornados á causa del
viaje que hicieron, y de los sucesos ocurridos, es fácil que hayan in-
fluido en su incorrección, que advertida corregiré, indicando á V. E.
que no acompaño los documentos correspondientes al tiempo que
medió desde que salí de Thompson hasta el día 21 de la acción, por-
que todo lo mío que llevaba cayó en poder del enemigo y se extravió.
Al terminar tan larga relación, creo de rigurosa justicia recomen-
dar á la justificación del supremo gobierno al digno Coronel D. Juan
Nepomuceno Almonte, por el buen comportamiento que tuvo en la
campaña, y decoro con que se condujo en el cautiverio, sirviéndome
además de intérprete en cuanto me fué menester, y del más fiel com-
pañero en los días de amargura.
Por mi parte he sufrido privaciones, padecimientos, ultrajes y
calumnias ; la patria á quien he servido en cumplimiento de mis de-
beres como ciudadano, y la posterioridad, sin duda me harán justicia,
que también espero del supremo gobierno.
Sírvase V. E. elevar al conocimiento del E. S. presidente interino
lo relacionado, para su superior conocimiento y fines consiguientes,
reiterando á V. E. mi consideración y aprecio.
Dios y libertad. Manngn de Clavo, marzo 11 de 1837. — Antonio
López de Santa- Anna. — Excmo. Sr. ministro de guerra y marina.
715
Traducido. — Parte de Houston. — Cuartel general del ejército. —
San Jacinto, abril 25 de 1836. — A S. E. David G. Burnet, presidente
de la república de Texas. — Sr. : ¡Siento infinito que la situación en
que rne he hallado desde la batalla del día 21 haya sido tal, que no
me haya permitido dirigir á vd. mi parte oficial antes de ahora acer-
ca de dicha acción.
Tengo el honor de informar á vd., que en la tarde del 18 del co-
rriente, después de una marcha forzada de 55 millas, que se efectuó
en dos días y medio, el ejército llegó al frente de Harrisburg; esa tar-
de se tomó á un correo del enemigo, por el cual supe que el General
Santa- Anna, con una de las tres secciones de su ejército, había mar-
chado en la dirección del paso de Liuchburg sobre San Jacinto; que-
mando de paso á Harrisburg. Se previno al ejército se tuviese listo
para marchar temprano al día siguiente. En la mañana del 19, el
grueso de él efectuó el paso del Buffalo Bayon abajo de Harrisburg,
dejando á retaguardia los equipajes, los enfermos y una suficiente
guardia. Continuamos la marcha toda la noche, no haciendo más
que un alto en el llano, muy corto, y sin tomar alimento. Al romper
el día nos volvimos á poner en marcha, y á poca distancia, nuestros
exploradores se encontraron con los del enemigo, y recibimos noticia
que el General Santa-Auna se hallaba en New Washington, y que
aquel mismo día se dirigía á Anáhuac por el paso de Liuchburg. El
ejército texano hizo alto como á media milla del paso, en un bosque,
y se hallaba ocupado en matar reses, cuando el ejército de Santa -
Anna se descubrió marchando en batalla, habiendo levautado su
campo de la punta de Clopper, 8 millas más abajo. Se dispusieron
nuestras fuerzas inmediatamente, y se hicieron preparativos para su
recepción. Tomó uua posición con su infantería y artillería en el
centro, ocupando un bosque aislado; y su caballería cubría su ala iz-
quierda. La artillería comenzó entonces sus fuegos sobre nosotros,
y consistía de una pieza reforzada de á 12, de bronce. La infantería
en columna avanzó con el designio de cargar sobi*e nuestra línea;
pero fué rechazada por una descarga de metralla de nuestra artillería
que se componía de dos piezas de á G. El enemigo había ocupado
un pequeño bosque á distancia de tiro de rifle sobre nuestra izquier-
da, desde donde se contestaban de cuando en cuando los fuegos de
la tropa, hasta que el enemigo se retiró á uua posición sobre la orilla
716
de San Jacinto, como á tres cuartos de milla de nuestro campo, y
comenzó su reducto. Poco antes de meterse el sol, nuestra gente mon-
tada en número como de 85, bajo el mando especial del Coronel Sher-
mau, hizo una salida con el objeto de hacer un reconocimiento sobre
el enemigo. Mientras avanzaban, recibieron una descarga de la iz-
quierda de la infantería enemiga; y después de una reñida refriega
con la caballería del enemigo en que la nuestra se manejó bien y des-
plegó actos de un valor decidido, se retiró en buen orden, habiendo
tenido dos heridos de riesgo y varios caballos muertos; al mismo
tiempo, la infantería al mando del Teniente Coronel Muíanos, y Col
Bush con la artillería, habían salido también para cubrir la retirada
en caso necesario. Todos ellos se retiraron en buen orden á nuestro
campo al meterse el sol, y permanecieron sin que hubiese ninguna
acción ostensible hasta el día 21 á las tres y media de la tarde, to-
mando el primer alimento que hacía dos días no probaban. El ene-
migo entretanto extendió su flanco derecho hasta ocupar la extre-
midad de un corto bosque á la orilla de San Jacinto, y aseguró su
izquierda con una trinchera como de cinco pies de alto, construida
de cargas y equipajes, dejando una tronera en el centro, en la que
colocó su artillería; la caballería se hallaba sobre su ala izquierda.
* Como á las nueve de la mañana del día 21, el enemigo fué refor-
zado per 500 hombres escogidos, ai mando del General Cos, lo cual
hacía subir su fuerza efectiva á más de 1,500 hombres, mientras que
la nuestra no podía pasar en su mayor número de más de 783. A las
tres y media de la tarde mandó que los oficiales del ejército texano
presentasen en revista sus respectivas compañías, y mandó al mismo
tiempo que el único puente que había sobre el camino de los Brazos,
distante 8 millas de nuestro campo, fuese destruido, para cortar así
toda posibilidad de escape. Nuestras tropas se alistaron con prontitud
y decisión, y se hallaban deseosas del combate. El conocimiento de
su disparidad numérica sólo parecía aumentar su entusiasmo y con-
fianza, y hacía más grande su ansiedad por el conflicto. Nuestra
situación me proporcionó oportunidad de tomar mis medidas prepa-
ratorias para el ataque, sin exponer mis designios al enemigo. El
primer regimiento, mandado por el Coronel Burleron, fué colocado
en el centro.
El segundo regimiento al mando del Coronel Sherman, formaba
717
la ala izquierda del ejército. La artillería bajo el mando especial del
Coronel George W. Hocley, inspector general, se hallaba á la dere-
cha del primer regimiento, y cuatro compañías de infantería al man-
do del Teniente Coronel Enrique Millard, sostenían la artillería sobre
la derecha. Nuestra caballería en número de sesenta y uno, manda-
da por el Coronel Mirabeau B. Lámar (cuya valerosa y atrevida con-
ducta en el día anterior le atrajo la admiración de sus camaradas y
le llamó á aquel mando), se hallaba á la extremidad de nuestra de-
recha y completaba nuestra línea. Nuestra caballería fué primera-
mente despachada al frente de la izquierda del enemigo para llamarle
la atención, eu tanto que un bosque inmediato nos proporcionaba la
oportunidad de concentrar en él nuestras fuerzas y desplegar desde
allí, en los términos que queda dicho.
Todas las evoluciones se efectuaron con rapidez, avanzando todo
rápidamente en una línea y en medio de un llano descubierto, sin
protección ninguna para nuestra gente. La artillería avanzó y se co-
locó á doscientas varas de la trinchera del enemigo, y comenzó un
fuego efectivo de bala y metralla.
El Coronel Sherman, habiendo empezado la acción por nuestra
izquierda, toda la línea del centro y la derecha, avanzó á paso redo-
blado pronunciando la palabra guerrera de " recordad el Álamo" y
recibió el fuego del enemigo, habiéndose adelantado hasta ponerse
á tiru de punto en blanco antes de descargarse una sola arma por
nuestra línea. Esta avanzó sin hacer alto hasta posesionarse del
bosque y trinchera enemiga. La ala derecha de Burleron é izquier-
da de Millard, tomaron posesión de la trinchera, mientras nuestra
artillería se dirigió denodadamente sobre el cañón enemigo hasta
ponerse á distancia de setenta varas, cuando fué tomado por nues-
tras tropas. El conflicto duró como diez y ocho minutos desde que
comenzó la acción hasta que nos hallamos en posesión del campo
enemigo, tomando un cañón cargado, cuatro banderas, todos los
equipajes y demás útiles de campaña. Nuestra caballería dio una
carga y derrotó á la enemiga sobre la derecha, y persiguió los fu-
gitivos hasta encontrarse con el puente de que he hablado antes. El
Capitán Karnes, siempre entre los primeros en el peligro, mandaba
á los perseguidores. La acción en la trinchera duró pocos momen-
tos; algunos de los nuestros pelearon individualmente, y no teniendo
718
la ventaja de las bayonetas por parte nuestra, nuestros rifleros usa-
ban de sus armas como de masas de guerra, rompiendo varias de
ellas para abrir brecha. La derrota comenzó como á las cuatro y
media, y el alcance por el cuerpo principal del ejército continuó has-
ta oscurecerse. Entonces se puso una guardia para cuidar del cam-
po enemigo, y nuestro ejército volvió con sus muertos y heridos.
En la acción, nuestra pérdida fué de dos muertos y veintitrés heridos,
de los cuales seis mortalmente. La pérdida del enemigo fué de seis-
cientos muertos, entre los cuales se hallaban un general, cuatro
coroneles, dos tenientes coroneles, siete capitaues y tm cadete. Pri-
sioneros, setecientos treinta; el presidente General Santa- Auna, Ge-
neral Cos, cuatro coroneles ayudantes del General Santa -Auna,
seis tenientes coroneles, el secretario particular del General Santa-
Auna, y el Coronel del batallón Guerrero, se incluyen en el número.
El General Santa- Auna no fué tomado hasta el 22, y el General
Cos hasta ayer, habiendo escapado muy pocos. Se han í'ecogido co-
mo seiscientos fusiles, trescientos sables y doscientas pistolas desde
la acción á acá; se tomaron igualmente algunos centenares de muías
y caballos, y como doce mil pesos. Por algunos días antes de la ac-
ción, nuestras tropas han tenido que hacer marchas forzadas y que
sufrir fuertes aguaceros, con el inconveniente grave de caminos exce-
sivamente malos, mal provistas de raciones y vestuario. Sin embar-
go, en medio de las dificultades, se han conducido con sufrimiento y
resignación; y han verificado sus marchas con presteza y actividad,
sin notarse murmuración alguna. Antes y después de la acción, mi
estado mayor se manifestó siempre dispuesto á ser útil, y se hallaba
llenando sus deberes. En el conflicto se me ha asegurado que los in-
dividuos que lo componen se condujeron de una manera digna de per-
tenecer al ejército de San Jacinto. El Coronel Thomas J. Rusk, se-
cretario de la guerra, se halló en el campo. Hacía algunas semanas
que sus servicios eran de la mayor utilidad al ejército. En la acción
se halló en la ala izquierda en donde el Coronel Sherman se encontró
con el enemigo y lo desalojó; se condujo con denuedo, y continuó
sus esfuerzos con actividad, permaneciendo con los perseguidores
hasta que cesó toda resistencia.
Tengo el honor de transmitir una lista de todos los oficiales que
se hallaron en la acción, que respetuosamente pido se publique como
719
un acto de justicia hacia los individuos. Por lo que toca á la particu-
lar recomendación del general en jefe, hacia la conducta de los que
mandaron en la acción, ó hacia los que fueron mandados, es cosa
que sería imposible. El resultado de la acción es una prueba con-
clusiva de la intrepidez y valor con que se condujeron; todos los ofi-
ciales y soldados manifestaron que eran dignos de la causa que de-
fendían, en tanto que el triunfo recibió lustre por la humanidad con
que caracterizó su conducta después de la victoria, y que tan justa-
mente los hace acreedores á la admiración y gratitud de su general.
Tampoco debemos omitir el tributo de nuestro profundo reconoci-
miento hacia al Supremo Ser que dh-ige los destinos de la nación, y
que en el tiempo más afligido nos concede detener el brazo de un
poderoso invasor cuando se hallaba devastando nuestro país.
Tenge el honor de ser con alta consideración vuestro obediente
servidor. — Samuel Hoaston, Comandante en jefe.
A S. E. el General D. Andrés Jackson, presidente de los Estados
Uuidos de América. — Columbia (Texas), .julio 4 de 18-36.
Muy señor mió y de mi aprecio:
Cumpliendo con los deberes que la patria y el honor imponen al
hombre público, vine á este país á la cabeza de seis mil mexicanos.
Los azares de la guerra, que las circunstancias hicieron inevitable,
me redujeron á la situación de prisionero, en que me conservo, según
estará vd. impuesto. La buena disposición del Si\ D. Samuel Iíous-
ton, General en jefe del ejército texano, para la terminación de la
guerra; la de su sucesor el Sr. D. Thomas J. Rusk; la decisión del
gabinete y presidente de Texas por una transacción entre las dos
partes contendientes, y mi convencimiento, produjeron los conve-
nios de que adjunto á vd. copias, y las órdenes que dicté á mi segun-
do el General Filisola, para que con el resto del ejército mexicano
720
se retirara desde este río de los Brazos, en el que se hallaba, hasta
el otro del río Bravo del Norte.
No cabiendo duda que el General Filisola cumplía religiosamen-
te con cuanto le correspondía, el presidente y gabinete dispusieron
mi marcha á México, para poder llenar allí los demás compromisos, y
al efecto fui embarcado en la goleta " Invencible, " que debía condu-
cirme al puerto de Veracruz; pero desgraciadamente algunos indis-
cretos produjeron un alboroto, que precisó á la autoridad á desem-
barcarme violentamente, y á reducirme otra vez á estrecha prisión.
Semejante incidente obstruyó mi llegada á México desde princi-
pios del mes pasado, y él ha causado que aquel gobierno, ignorando
sin duda lo ocurrido, haya separado del ejército al General Pilisola,
ordenando al General Urrea, á quien se ha concedido el mando, la
continuación de sus operaciones, en cuya consecuencia se encuentra
ya este general en el río de las Nueces, según las últimas noticias.
En vano algunos hombres previsivos y bien intencionados se han
esforzado en hacer ver la necesidad de moderar las pasiones, y de
mi marcha á México, como estaba acordado; la exaltación se ha vi-
gorizado con la vuelta del ejército mejicano á Texas, y he aquí la
situación que guardan hoy las cosas.
La continuación de la guerra y sus desastres serán por consi-
guiente inevitables, si una mano poderosa no hace escuchar opor-
tunamente la voz de la razón. Me parece, pues, que vd. es quien
puede hacer tanto bien á la humanidad, interponiendo sus altos res-
petos para que se lleven al cabo los citados convenios, que por mi
parte serán exactamente cumplidos.
Cuando me presté á tratar con este gobierno, estaba convencido
ser innecesaria la continuación de la guerra por parte de México.
He adquirido exactas noticias de este país, que ignoraba hace cuatro
meses. Bastante celoso soy de los intereses de mi patria para no de-
searle lo que mejor le convenga. Dispuesto siempre á sacrificarme
por su gloria y bienestar, no hubiera vacilado en preferir los tor-
mentos ó la muerte, antes de consentir en transacción alguna, si con
aquella conducta resultase á México ventaja. El conveucimieuto pie.
no de que la presente cuestión es más conveniente terminarla por
medio de negociaciones políticas, es en fin, lo que únicamente me
ha decidido á convenir sinceramente en lo estipulado. De la misma
manera hago á vd. esta franca declaración.
721
Sírvase vd., pues, favorecerme con igual confianza, proporcio-
nándome la satisfacción de evitar males próximos, y de contribuir á
los bienes que me dicta mi corazón. Entablemos mutuas relaciones
para que esa nación y la mexicana estrechen la buena amistad, y
puedan entrambas ocuparse amigablemente en dar ser y estabilidad
á un pueblo que desea figurar en el mundo político, y que con la pro-
tección de las dos naciones alcanzará su objeto en pocos años.
Los mexicanos son magnánimos cuando se les considera. Yo les
patentizai'é con pureza las razones de conveniencia y humanidad,
que exigen un paso noble y franco, y no dudo lo harán tan pronto
como obre el convencimiento.
Por lo expuesto se penetrará vd. de los sentimientos que me ani-
man, con los mismos que tengo el honor de ser su muy adicto y obe-
diente servidor. — Antonio López de Santa- Anna.
Hermitage, septiembre 4 de 1836. — Al General Antonio López de
Santa- Anna. — Señor. — Tengo el honor de acusar el recibo de la
carta de vd. fecha 4 de julio último, que me ha sido transmitida por
el General Samuel Houston, bajo cubierta de una de él, remitida por
expreso violento por el General Gaines, Comandante de Jas fuerzas
de los Estados Unidos cerca de la frontera de Texas. El grande ob-
jeto de estas comunicaciones parece ser el de terminar los desastres
que necesariamente son consiguientes á la guerra civil que está ha-
ciendo extragos en Texas, y el de pedir la interposición de los Esta-
dos Unidos para conseguir objeto tan humano y tan apetecible. El
que faltase cualquiera esfuerzo bien intencionado de parte de vd. en
la consecución de este fin, es calculado para excitar el sentimiento de
todos los que justamente aprecian los beneficios de la paz, y que
toman interés en las causas que contribuyen á la prosperidad de Mé-
xico y de sus relaciones interiores y exteriores. El gobierno de los
Estados Unidos se halla siempre dispuesto á cultivar la paz y amis-
tad de todas las naciones; pero procedo sobre el principio de que to-
Tomo II.— 90
722
das ellas tienen el derecho de alterar, reformar ó cambiar su propio
gobierno según disponga el poder soberano, el pueblo. Bajo este
respecto, nunca interviene en la política de otras potencias, ni puede
permitir que se intervenga en la suya interior. Conforme con este
principio, todo lo que podamos hacer para restablecer la paz entre
naciones contendientes, ó remover las causas de sus desavenencias,
se halla gustosamente á la disposición de los que quieran descansar
ó fiar en nuestros buenos oficios, como un amigo ó mediador. Sin
embargo, respecto del convenio que vd. como representante de Mé-
xico, ha hecho con Texas, y para el cual invita la interposición de los
Estados Unidos, vd. verá desde luego que nos está prohibido por el
carácter de las comunicaciones que se nos han dirigido por el mi-
nistro mexicano, el tomarlo en consideración. Aquel gobierno nos
ha notificado que mientras vd. permanezca prisionero, ningún acto
suyo será considerado como obligatorio para las autoridades mexi-
canas. Bajo estas circunstancias, vd. percibirá fácilmente, que la
buena fe debida á México, así como el principio general á que he
aludido antes, y que forma la base de nuestras relaciones con las po-
tencias extranjeras, no me permiten dar ningún paso semejante al
que vd. esperaba. Sin embargo, si México significare ó indicare de-
seos de querer aprovecharse de nuestros buenos oficios para conse-
guir los resultados deseados que vd. ha expresado, nada podría dar-
me más gusto que el de dedicar á ellos mis mejores servicios. Ser
instrumento en la terminación de los males de la guerra civil, y sus-
tituir en su lugar los beneficios de la paz, es uu privilegio divino.
Todo gobierno, y el pueblo de todos países, deberían considerarse
muy dichosos al poder manifestar de esta manera el amor que se de-
ben tener entre sí, y su interés en los principios generales que se
aplican á ellos todos, como miembros de la familia común del hombre.
La carta de vd. y la del General Houston, Comandante en jefe
del ejército texano, serán la base de una inmediata entrevista con el
ministro de México en Washington. Ellas apresurarán mi regreso
á aquella ciudad, para donde me dirigiré dentro de pocos días, es-
perando llegar á ella para el 1? de octubre. Entre tanto espero que
México y Texas, sintiendo que la guerra es la mayor de las calami-
dades, reflexionarán antes de emprender otra campaña, y de agre-
gar á las numerosas escenas de sangre que han marcado ya el curso
723
de su contienda, y que han causado tanto dolor á sus amigos los cris-
tianos de todo el mundo.
Estase remite bajo cubierta del General Houston, quien la trans-
mitirá á vd. por conducto seguro.
Soy muy respetuosamente de vd. su obediente servidor. — Andrés
Jackson.
Son copias. México, marzo 24 de 1837. —Ignacio del Corral,
Documento Núm. 3.
INTRODUCCIÓN.
Que La Salle cuaudo vagaba en busca del Mississippí recién des-
cubierto, ' haya ó no discurrido por aquella parte del territorio de
Texas que está situada entre el Guadalupe y el Sabina, en tiempos
todavía en que los españoles no contaban allí con establecimiento
alguno, y que edificara ó no entonces un fuerte provisional donde
abrigarse momentáneamente, son cuestiones éstas de poquísima im-
portancia en el día; puesto que aun cuando pudieran resolverse en
la afirmativa, de nada aprovecharía su solución á los actuales po-
seedores de la Luisiana, como herederos de la Francia. Cualquier
derecho que esta misma Francia pudo adquirir en tal hipótesis sobre
aquella parte de Texas, por ser La Salle su casual descubridor y su
primer ocupante (si es que lo fué), lo debió perder indudablemente
tan luego como no lo hizo valer á tiempo,2 y cuando por el contrario
1 Por el padre Marquete y un tal Joliet de Quebec en 1673.
2 La primera especie de protesta pública que recordamos de la Francia sobre
los descubrimientos de La Salle, fué la que hizo en términos muy vagos y muy
generales cuando se celebró el tratado de Aix la Chapelle en 1748 : allí hablaba de
los descubrimientos hechos por La Salle y otros franceses sobre los lagos superio-
res, el Mississippí y el Illinois, sin expresar cuáles eran.
724
dejó á España todo el beneficio de una larguísima prescripción. Las
posteriores transacciones diplomáticas, reconociendo en seguida
otros derechos, más nuevos y más positivos, hubieran nulificado en
todo caso aquellos que eran de fecha más remota y de naturaleza
más equívoca. l
La verdad es que todavía en 1764 (en que la Francia cedió la
Luisiana á la España) se sabía y decía por todos que si los franceses
se habían establecido en Natchitoches, lo habían hecho sólo por mera
tolerancia ó descuido de las autoridades españolas. Los que quie-
ran enterarse de este hecho, así como del modo con que antes se
habían ido formando los establecimientos franceses al Oeste del Mis
sissippí, podrán consultar una nota muy clara y muy detallada que
dirigió D. Luis Onís el 5 de enero de 1818, al Sr. Adams, secretario
de Estado de los Estados Unidos, y la que se ha impreso por Gales
y Seaton en su colección de documentos públicos, en la parte que
corresponde á relaciones exteriores.
Ni tampoco pudo el tratado de San Ildefonso conferir después á
la Francia mayores ni otros derechos; porque España al devolver la
Luisiana, expresó terminantemente que la devolvía tal como la había
recibido. En prueba de ello tenemos un dato notorio; y es que la úl-
tima visita pastoral que el Obispo español D. Primo Feliciano Marín
hizo á Natchitoches, la hizo en el año de 1805.
Pero no menos la fundación del pueblo de Natchitoches por al-
gunos aventureros fraceses (cazadores los más de ellos ó traficantes
en pieles con los vecinos indios), aunque tolerada al principio por los
españoles de Texas, dio lugar más tarde á disputas y colisiones entre
ellos. Para evitarlas en lo posible se recouoció por unos y otros una
1 En el privilegio perpetuo que concedió Luis XIV en 1712 (30 años después
del descubrimiento de La Salle) á Felipe Crozat y sus herederos de todas las mi-
nas que se hallasen en el país que se llamaba ljuisiana, se describe así este país :
" limitado al Oeste por Nuevo México, y al Este por tierras de los ingleses de la
" Carolina, incluyendo todos los establecimientos, puertos, ensenadas y ríos, prin-
" cipalmente el puerto y ensenada de las islas del Delfín, antes llamadas del .\í<is-
" sacre, el río de San Luis antes llamado ti Mississippí, junto con el río San Feli-
" pe antes llamado Ouabache, y con todos los lagos interiores y ríos que desembo-
" quen en esta parte del río San Luis." Ahora bien, ni el Sabina, ni el Colorado,
ni el Guadalupe, ni el Bravo desembocan que sepamos en el Mississippí. Claro es
que no se contaba con ellos.
725
especie de línea convencional que corría entre los ríos Mermento y
Carcasieu, seguía por Arroyo Hondo, pasaba entre el Adaes y Nat-
chitockes, y concluía en el río Rojo. Tal fué la frontera conocida de
la Luisiaua por la parte de Texas durante dilatados años.
No se logró ni aún así acabar con aquellas disputas; porque los
franceses de Natchitoches violaban á cada paso la línea convencio-
nal para acercarse al Sabina; y porque los españoles de Nacogdo-
cb.es, que pasaban diariamente aquel río, los encontraban á medio
camino, y contendían por un terreno qne consideraban como suyo.
De la repetición de estas escenas se derivó al cabo que se diera vul-
garmente el título de territorio contestado ó disputado á todo el espacio
que mediaba entre dicha líuea convencional y la orilla izquierda del
Sabina. Decimos vulgarmente, en razón á que ni las autoridades es-
pañolas de la frontera reconocieron jamás semejante designación, ni
las francesas se sirvieron tampoco de ella en ninguno de sus actos.
Bien claro manifestó lo primero el gobernador Herrera, cuando el
Coronel Cushing, Comandante de un destacamento americano le pre-
guntó en 1806, que porqué había pasado el Sabina.1
Los Estados Unidos, sin embargo, pretendieron en el referido
año de 1806, y en la ocasión á que se acaba de aludir, no sólo que
existía semejante disputa de terreno, sino que este terreno les co-
rrespondía de derecho por estar comprendido en la demarcación de
Natchitoches. Por eso enviaron en aquella primavera un cuerpo
de tropas al mando del General Wilkinson con orden de repeler las
fuerzas españolas que se encontraban ya con Herrera al Este del
Sabina, considerando semejante acto como una violación de territo-
rio. Se fundaron, además, en que se había iniciado ya una negocia
ción con España sobre límites, y que entretanto debía de mantenerse
por ambas partes lo que ellos llamaban " el statuo quo."2
1 "Es verdad que he pasado el Sabina con un cuerpo de tropas del rey mi
" amo, y de orden del capitán general, para proteger este territorio de todo hostil
" ataque; porque pertenece de tiempo inmemorial al rey, habiendo dependido siempre del
" yohierno de Texas." Véase su carta fechada en la plantación de Mr. Prudon, á 6
" de agosto de 1806, en el apéndice al tomo II de las Memorias del General Wil-
" kinson. "
2 Carta del secretario de la guerra al General Wilkinson.
Departamento de la guerra, 6 de mayo de 1806. Los informes que recientemen ■
726
En cuanto á la causa é incidencias del movimiento del General
Wilkinson, nada podemos hacer mejor para dar una idea de ellas á
nuestros lectores, que copiar las propias palabras con que el mismo
general las recuerda en el capítulo 10, del tomo 1? de sus Memorias,
impresas en Filadelña en 1816. Dice allí así: " Las pretensiones de
" ios Estados Unidos respecto á la todavía mal determinada frontera
"occidental, indujeron al gobierno español á que adelantase en la
" primavera de 1806 una división suya, y á que tomase con ella po-
" sesión de todo el territorio que está al Este del río Sabina hasta
u Arroyo Hondo, pequeño riachuelo á seis millas de Natchitoches, y
" el que era, á lo que decía el Comandante español Herrera, el auti-
" guo límite de la provincia do Texas. Para repeler la invasión or-
" denó el presidente de los Estados Unidos, que se reuniese en Nat-
" chitoches un pequeño número de tropas, y allí las encontré yo mal
" preparadas y sin municiones; pero tan luego como este destaca-
" mentó se equipó para combate, marchó á su cabeza contra los in-
" vasores, quienes sin embargo, previnieron la colisión repasando
" con tiempo el ¡Sabina. Siguióse á esto la celebración de un conve-
" nio enteramente pacífico, y por el cual se estipuló, que en tanto
te se han recibido de la Nueva Orleans y sus inmediaciones, arrojas de sí tal evi-
dencia sobre la hostilidad de las intenciones que abrigan los oficiales de S. M.
C. en aquella frontera, que ya se requiere la mas estricta precaución por parte de
los Estados Unidos
Por lo mismo, y tan pronto como sea practicable, se trasladará vd. al territo-
rio de Orleans ó sus inmediaciones para tomar allí el mando de las tropas que lo
guarnecen, así como de las milicias ó voluntarios que puedan llegar á necesitarse
para la defensa del país. Y tratará vd., por cuantos medios estén á su alcaucí', de
repeler cualquier invasión del territorio de los Estados Unidos al Este del río Sa-
bina, ó al Occidente y Norte de los límites de lo que se ha llamado Florida Occi-
dental
Será conveniente aprovechar la primera oportunidad que se presente para dar
á los gobernadores de Florida y Texas una idea clara y exacta de los principios que
dirigen á este gobierno con respecto á esas regiones, á saber: que en tanto que no
se terminen las negociaciones que penden entre los Estados Unidos y España, nin-
gún punto militar deberá ser avanzado por ninguna de las dos partes; que sea cual
fuere la opinión que se pueda tener sobre los Límites de la Luisiana, no se tomará
medida alguna de naturaleza militar que pueda conexionarse con la frontera defi-
nitiva; que los Estados Unidos no cometerán ningún acto de hostilidad contra
los subditos de S. M. C, á menos que éstos no intenten cambiar el existente es-
727
" que las negociaciones (sobre límites) estuviesen pendientes entre los
" dos gobiernos, ninguno de sus ciudadanos ó subditos podría ocupar
" ó invadir parte alguna del territorio que yace entre el Sabina y Arro -
" yo Hondo. Esta convención fué respetada siempre desde entonces
" por los españoles; pero lo fué muy poco por los ciudadanos de los
" Estados Unidos, quienes subsecuentemente cometieron varias agre-
" siones contra la provincia de Texas, si no con anuencia ostensible
" de nuestro gobierno, al menos con su connivencia, si es que hemos
" de juzgar por los sucesos posteriores. " Y como indicante también
de que entonces todo lo que se quería por los Estados Unidos era ase-
gurar la neutralidad del mal llamado por ellos territorio contestado, y
de que nadie tampoco soñaba entonces, de los mismos individuos
que componían el destacamento empleado al efecto, en disputar á
España parte alguna del territorio de Texas que está al Oeste del
Sabina, citaremos igualmente un fragmento de la declaración jurada
que dio el Coronel Burling, ayudante del General Wilkiuson en el pro-
ceso de Burr, muchos meses después del suceso que nos ocupa; sus
palabras son las siguientes: " En conformidad con esta decisión, las
" tropas se movieron de Natchitoches, mandadas por el general en
" persona, á quien por petición suya acompañé yo como ayudante de
" campo. Pero habiéndose sabido con evidencia, y durante la misma
14 marcha, que el Comandante español se había retirado con sus tro-
" pas á la orilla derecha del Sabina, esta noticia ocasionó se mani-
" festase entre nosotros cierta pequeña divergencia de opinión en
tado de cosas, tomando posesión de algún lugar que no hubiera estado ya ocupado
por tropas españolas cuando se entregó la Luisiana á los Estados Unidos; que la
actual pacífica posesión por los Estados Unidos de todo el territorio al Este del río
Sabina ( con la insubstancial excepción de Bayon Pierre ), debe de considerarse y
se considerará como enteramente comprendida dentro de los límites del país que
se nos entregó cuando tomamos posesión de Natchitoches; y que por lo mismo
cualquier acto por parte de los oficiales de S. M. C. que inquiete el actual esta-
do de cosas, por tratar aquellos de ocupar algún nuevo puesto al Este del río Sa-
bina ó al Occidente y Norte de los antiguos límites de lo que se llamó Florida Oc-
cidental, será considerado por los Estados Unidos como una actual invasión de
nuestros derechos territoriales y será resistida como tal.
Puede vd. considerar esta carta como especialmente autorizada por el presi-
dente de los Estados Unidos. — (Firmado), R. Dearborn,
728
" cuanto á lo que se debía hacer. De una parte se sostenía que ya
" habíamos tomado completa posesión del país en disputa, con sólo
" un día de marcha desde Arroyo Hondo, y lo mismo que si conti-
" nuáramos todavía hasta el Sabina, tanto más, cuanto que los es-
" pañoles habían abandonado el terreno contestado, y se habían retirado
" dentro de sus indisputables límites. Por otros se decía que nada
" adelantaríamos á menos que no llegáramos al término de la juris-
" dicción que reclamábamos (la orilla izquierda del Sabina); que los
" españoles habían tomado posesión del país con grandes fuerzas,
" y que si se habían retirado lo habían hecho por su propia conve
" niencia, sin haber reconocido nuestro derecho en la menor parte;
" que por el contrario continuaban urgiendo sus pretensiones y ex-
presando su determinación de llevarlas adelante; que tan luego
" como nuestras tropas se retirasen á Natchitoches volverían ellos á
" pasar el Sabina, y que entonces establecerían cuantos puestos juz-
" gasen necesarios para mantener la ocupación de dicho terreno. El
" general se inclinó á este último concepto, y de consiguiente acele-
ramos nuestra marcha cuando nos lo permitieron el mal estado de
" los caminos y nuestros medios de transporte. "l
A esto se nos dirá quizá, que como los Estados Unidos esperaban
conseguir mejores fronteras por medio de la negociación que habían
iniciado con España en Paris, se contentaban á la sazón con no per-
der en el entretanto lo que ya contaban como suyo. Pero nosotros
responderemos en primer lugar, que los Estados Unidos mal podían
contartodavía como suyo lo que ellos reconocían aún estar en disputa,
con el hecho sólo de consentir en que se conservase neutral ; y respon-
deremos después, que lo que se estaba haciendo entonces en Paris,
no era negociar con España sobre tal ó cual derecho determinado,
sino tratar do ver cómo se podía arrancar á esta desgraciada nación
la mayor parte posible de su provincia de Texas, valiéndose al efecto
del poder ilimitado que ejercía sobre ella el emperador de los fran-
ceses, y esperando que Napoleón abusaría al cabo de este poder en
beneficio de los Estados Unidos. Era en realidad una negociación
con Napoleón, no con España, y por lo mismo se tuvo buen cuidado
1 Véase la declaración entera en el apéndice al tomo II de las Memorias de
Wilkinson ya citadas, documento nútn. 97.
729
de encargar á los negociadores americanos, que hasta salir de lo de
España no hablasen nada de las reclamaciones pendientes contra la
Francia.1 Se la quería tener propicia. Dichosamente que Napoleón
no era hombre á quien se seducía con poco, ni á quien se ganaba con
caravanas.
El título que los Estados Unidos tenían, según ellos, para llevar su
frontera occidental hasta el río Bravo, no sabemos cuál podía ser ;
pero suponemos que sería el mismo con que el presidente Jefferson
se autorizaba para desear que aquella misma frontera se fijase siquie-
ra en el Guadalupe; el de que quedara dentro de los límites de los
Estados Unidos el sitio en que La Salle fundó su primer estableci-
miento.2 Si lo era, no valía por cierto mucho el tal título.
Pero ya hemos insinuado que la negociación de Paris se conclu-
yó sin otro resultado que la venta de la Florida; y como sobrevino
después la guerra de la independencia española, fué preciso renun-
ciar á la esperanza de obtener mejor frontera bajo los auspicios de la
Francia, y esperar á que la España se viese libre de sus enemigos
para volver á tratar con ella de los pendientes límites.
1 " Es falso que nuestros ministros ( los que estaban en Francia tratando de
" tal negocio) hayan propuesto nunca abandonar nuestras reclamaciones sobre los
" perjuicios que los españoles nos han causado (spanish spoliations) ni aun siquie-
" ra que hayan querido abandonar las que igualmente tenemos de la misma na-
" turaleza contra los franceses. En sus instrucciones se les prevenía que no nego-
" ciaran tratado alguno en que no se nos satisficiese sobre los perjuicios causados
" por España/ y si bien se tes permitía permanecer callados en cuanto á los de la Fran-
" cia (french spoliations carried into spanish ports), no era esto facultarles para
" que los abandonasen para siempre."
" No es verdad tampoco que nuestros ministros consintiendo en establecer el
" Río Colorado como nuestra frontera occidental, se excedieron de la autoridad que
"tenían por sus instrucciones. Aunque nosotros tuvimos por bueno nuestro títu-
" lo para llegar hasta el Río Bravo, todavía en proporción á lo que ellos pudieron
" obtener al Este del Mississippí, pudieron ceder de lo del Oeste; y de ahí que se
" hiciesen sucesivos sacrificios de los cuales el del Colorado no fué el último."
Carta de Jefferson á Mr. Burwell.
Monticello, 17 de septiembre de 1806.
2 " Con respecto á nuestra frontera occidental, sus instrucciones de vd. le de-
"berán guiar. Añadiré solamente por vía de comen tario, que tenemos cierto in-
" teres en retener la Bahía de San Bernardo, porque allí se fundó el primer esta-
" blecimieuto del desgraciado La Salle ; porque fué la cuna de la Luisiana, y por.
Tomo II.— 91
730
Esto no se hizo con empeño hasta principos de 1818, ó por mejor
decir, entonces sólo fué cuando la negociación que habían entablado
en Washington los Sres. Adams y Onís empezó á despojarse de mu-
chas de las dificultades que la habían embarazado durante otras pre-
sidencias, y cuando se creía que el mejor modo diplomático de con-
seguir mucho coasistía en pretender sin razón muchísimo. En 1818
no fué así: el ejecutivo de la Unión pretendió sólo lo que podía ser
razonable, y los negociadores, hombres los dos de mérito y de buena
fe, se entendieron pronto y bien.
La historia, pues, de esta última transacción, es tan breve como
sencilla. El Sr. Onís propuso en 23 de marzo como frontera la mis-
ma línea convencional que había ya servido de frontera por espacio
de tantos años. El Sr. Adams no pudo hasta cierto punto aceptar se-
mejante proposición, porque esta línea de naturaleza puramente ar-
tificial, hubiera sido siempre de difícil determinación, y hubiera deja'
do en pie muchas de las dificultades que se querían obviar. De ahí
que no la admitiese, y que á su vez propusiese en octubre del mismo
año otra línea más natural que arrancaba del seno mexicano en la
embocadura del río Sabina hasta el grado 32 de latitud, y que desde
allí seguía por una línea recta al Norte hasta donde entrara el Río Ro-
jo de Natchitoches ( Red River, etc. ) El Sr. Onís aceptó la propuesta
en 16 de noviembre con una pequeña modificación concerniente á la
línea que se proponía más allá del Río Rojo. El Sr. Adams desechó
en 30 de aquel mes la modificación, retirando al propio tiempo su
propuesta; pero volvió á repetir la misma y en los mismos términos
en 29 de enero de 1819. El Sr. Onís la aceptó entonces en 1? de fe-
brero sin condición alguna, y el tratado se firmó definitivamente por
ellos en 22 del mismo.
" que con este nombre nos vino de la Francia corno cualquier otra porción de aquel
" territorio. Lo conseguiríamos esto si obtuviéramos por frontera el Guadalupe."
Carta de Jefferson á Mr. Bowdoin, uno de los negociadores que estaban en París.
Washington, 10 de Julio de 1806.
Es preciso confesar que la cuna de la Luisiana se quedó bien lejos entonces de
donde la tal niña hizo después su primer pinito. Y luego ¿es bien seguro que La Sa-
lle desembarcó en la Bahía de San Bernardo? Melish en su mapa de 1816 dice que
lo hizo en la de Matagorda; otros en la de San José. j A quién creer!
731
Por este tratado consiguieron los Estados Unidos grandes ven-
tajas, y una de ellas fué la de adquirir la propiedad de todo el terreno
contestado , que como ya hemos visto, nunca fué otro que el situado
entre Arroyo Hondo y el Sabina.
Por él también cedieron y reuunciaron todos sus dereclios, redama-
ciones y pretensiones á todos los territorios situados al Oeste y al Sur
de la nueva línea.
Desapareció de consiguiente y para siempre el terreno contestado ,
el disputado, el neutro ; desaparecieron igualmente las pretensiones y
los derechos que se fundaban en los descubrimientos de La Salle, ó
en cualquiera otra base.
Y México, por lo tanto, cuando adoptó por suyo este tratado,
cuando lo firmó de nuevo con los Estados Unidos en 12 de enero de
1828, y cuando consiguió por fin que se canjeasen las respectivas
ratificaciones en 5 de abril de 1832, x debió de esperar naturalmente
que ya no tendría que volver á ocuparse de sus límites con dichos
Estados, como no fuera para cumplir religiosamente por su parte lo
que se había pactado en el artículo 3o de la ya sellada estipulación.
México por desgracia se equivocó.
Es de admirar con todo, que en la misma nota en que el Sr. Bu-
tler, encargado de negocios de los Estados Unidos en México, avi-
saba al gobierno mexicano en 26 de julio de 1832, que el tratado
ratificado en abril había sido publicado en Washington, y que se
cumpliría por parte de los Estados Unidos como ley de la tierra, fuese
precisamente en donde ya manifestase que en su opinión daría lugar
aquel propio tratado por su obscuridad á muchos inconvenientes,
cuando llegara el caso de demarcar los nuevos límites, fuese también
1 Tan renuentes estuvieron ya, sin embargo los Estados Unidos en la cele-
bración del tratado de límites con México, qué fue preciso para avivarlos, que el
congreso mexicano á propuesta de los senadores Rejón y Espinosa de los Monte-
ros suspendiese la discusión del Tratado de comercio, que era el que urgían más loa
Estados Unidos y el que les interesaba más, hasta tanto que en la primera de las
dos convenciones se determinase antes la misma frontera establecida por los Sres.
Adams y Onís. Verdad es que ya se andaba procurando por los agentes america-
nos la venta de Texas, y que ya por otra parte habían empezado los Estado Uni-
dos á percibir cuáles serían al cabo los efectos de la imprudente ley de colonización
con que México había abierto sus puertas á sus enemigos naturales por religión,
lengua y costumbres.
732
en donde propusiese negociar otro tratado, por el cual se designasen
otros límites más naturales y precisos, y fuese por fin en donde anun-
ciase que tenía ya poderes al efecto, de su gobierno. La contestación
del ministro de relaciones de México en 14 de febrero inmediato, se
redujo á acusarle recibo de la expresada nota, noticiándole de paso
que se iba á proceder á los nombramientos del comisario y geómetra
de que habla el artículo 3o del tratado, y concluyendo con estas pa-
labras: "y considerándose ya dicho tratado por estos Estados (los
" Unidos Mexicanos), como lo ha sido por el gobirno de V. S., como
" una ley suprema, no se ocupará México de sus estipulaciones, sino
" para hacer que tengan el más religioso cumplimiento. "
No se desanimó por eso el Sr. Butler, y en una nota de 22 de ju-
nio de 1833, se refirió á lo que ya dijo en 26 de julio del año anterior,
y volvió á insistir en lo mismo, asegurando que se le había dicho
varias veces verbalmente por los ministros pasados " que sólo las
" dificultades de la crisis política en que se había hallado reciente-
" mente México, habían sido la causa única de que se suspendiese la
u acción de esta negociación entablada; " en otros términos, que sólo
por eso no se había tomado ya en consideración su propuesta de
negociar otro tratado de límites. El ministerio mexicano que había
ya respondido en 14 de febrero sobre la tal propuesta de un modo
bastante explícito, creyó que sería más prudente atenerse en silencio
á lo que entonces había dicho, para no verse en la necesidad de te-
ner que contradecir alguna de las aserciones del Sr. Butler.
Pero el Sr. Butler no entendió tampoco la indirecta; y en 6 de sep-
tiembre, al quejarse de que no se hubiera contestado á su nota an-
terior, reprodujo por tercera vez la misma proposición sobre nego-
ciar otro tratado con determinación de otros límites, y dio ya por
supuesto que el gobierno mexicano había recibido y considerado
( entertained ) aquella proposición desde que el Sr. Butler la hizo. El
ministerio mexicano se vio entonces en la necesidad de tener que
decirle en 20 del propio septiembre: u que nunca había recibido ni
" considerado semejante proposición del modo que él indicaba; que le
" recordaba con este motivo lo que le había manifestado en 14 de fe-
" brero de 1832, y que de ningún modo alteraría por lo tanto el tra-
" tado existente. "
Con tamaño desengaño era ya preciso cambiar de batería, si se
733
quería desalojar á México de la posición en que se había atrinchera-
do. Así se hizo, cesando desde entonces de hablarse de las decan-
tadas nulidades del tratado, y urgiendo por el contrario sobre que se
prorrogase el término que su artículo 3o señaló para la reunión de los
comisarios en Natchitoches, y el que había caducado, así como había
sucedido otro tanto con el del primer artículo adicional que pos-
teriormente se había celebrado con el fin de salvar aquella temporal
irregularidad.
En la nota que dirigió el Sr. Butler en 21 de Diciembre de 1834,
con el enunciado objeto, se indicaba ya sobradamente que era otro
el plan de campaña que se había madurado y adoptado desde las úl-
timas hostilidades diplomáticas. Allí, y como por acaso, se encontraba
este párrafo notable: " Y observará tan sólo (el Sr. Butler) que Mó-
" xico se halla ocupando una gran parte de territorio que el gobierno
" del infrascrito cree justamente pertenecer álos ciudadanos de los
" Estados Unidos según la construcción racional (fair ) de todos
"los tratados que se han celebrado sobre el particular; y como es
" notorio y sabido que tanto el gobierno de México como los de los
" Estados, han concedido ya una considerable porción de este terri-
" torio á varios nativos y extranjeros, la pronta conclusión de este
" negocio llega á ser cada vez más urgente."
Observación tan peregrina hubiera debido llamar mucho la aten-
ción del gobierno de México, y le hubiera debido igualmente impeler
á solicitar inmediatamente una explicación de lo que con ella se le
había querido indicar; pero no se hizo, y fué una gran falta. Verdad
es que en aquellos días acaeció en México un cambio de ministerio,
y que este incidente entorpeció, como sucede siempre, la marcha de
todos los negocios. Verdad es también que el nuevo ministro con
echar sólo una ojeada sobre el mapa de Melish pudo conocer el
ningún fundamento de la aserción del Sr. Butler, y suponer de con-
siguiente que la había arriesgado con el mero fin de esforzar la ur-
gencia que había, según él, de redondear pronto el único negocio
que ostensiblemente le había hecho tomar la pluma en la mano.
Pero sea de esto lo que se quiera, lo cierto es que el ministerio
mexicano tomó la nota del Sr. Butler al pie de la letra, y no pensó
en más que en facilitar y acelerar la negociación del segundo artículo
adicional. Este se firmó en 3 de abril de 1835, se ratificó por el pre-
734
sidente interino en 7 del mismo, y habiendo llegado á Washington
en junio, época en que el senado estaba ya en receso, tuvo allí que
aguardar hasta que se volviera á reunir este cuerpo, para que con
su aviso y consentimiento pudiera el presidente de los Estados Uni-
dos ratificarlo á su vez.
Entretanto la rebelión de Texas tomaba incremento; y México
que veía, á no poderlo dudar, los auxilios de todo género que los ciu-
dadanos de los Estados Unidos prestaban sin rebozo á los rebeldes;
que advertía los ningunos esfuerzos del gobierno americano para
contrariar efectivamente aquellos auxilios, y que se apercibía del sen-
timiento de disgusto que semejante conducta iba necesariamente
creando en el corazón de todos los mexicanos, llegó á temer, y no
sin visos de razón, que sus relaciones de amistad con los Estados
Unidos se resintiesen al cabo con el choque de tantas circunstancias
reunidas en su daño, y se fuesen entibiando gradualmente algo más
de lo que en realidad convenía á los intereses bien entendidos de las
dos naciones.
Para disminuir en lo futuro tales perjuicios; para prevenir, sobre
todo, por parte de México cualquier motivo plausible de descon-
fianza ó de queja que pudiera comprometer aquellas relaciones, cre-
yó el gobierno mexicano que debía enviar á Washington un enviado
extraordinario, que se ocupase exclusivamente de los asuntos que
pudieran conexionarse con las cuestiones de límites y Texas, desem-
barazando con esto al encargado de negocios que ya estaba allí, de
los compromisos de estas cuestiones, y dejando á su acreditado celo
y eficacia el cuidado de todos los demás cargos pertenecientes á una
legación ordinaria. Del nombramiento de dicho enviado y de su ida
á Washington en las circunstancias del día, se iban á derivar, por
lo menos, inmediatamente dos buenos resultados, aun cuando des-
pués no se recogiera otro fruto; el primero, manifestar al gobierno
de los Estados Unidos que México tenía todavía confianza en su
equidad y en sus amigables intenciones; el segundo, calmar algún
tanto la irritación pública, haciendo ver á los mexicanos que su go-
bierno esperaba todavía que los Estados Unidos le harían justicia.
El paquete americano que llegó á Veracruz en enero último, trajo
además entre su correspondencia dos documentos oficiales que aca-
baron de decidir al gobierno mexicano por la afirmativa sobre la me-
735
dida en cuestión ; uno de ellos era un memorándum de una conferen-
cia que había tenido el ¡3r. Castillo con el secretario de Estado á
principios de noviembre en Washington ; el otro era el mensaje del
presidente Jackson.
En la conferencia había dicho el Sr. Porsyth en nombre de su
gobierno, según constaba por el memorándum que el Sr. Castillo
había escrito aquel mismo día en Washington, " que los Estados
11 Unidos estaban decididos á defender su frontera que consideraban
" amenazada con motivo de la próxima campaña en Texas; y que
" para ello deberían reconocer los beligerantes como neutral toda
" aquella parte del territorio mexicano que podía corresponder á los Es-
" tados Unidos, demarcados que fuesen los límites." Y en el mensaje,
refiriéndose sin duda á esta comunicación verbal, se encontraba el
párrafo que sigue: " Se ha creído necesario hacer saber al gobier-
" no de México que nosotros exigiremos que la integridad de nuestro
" territorio sea escrupulosamente respetada por ambas partes; " sin
que el Sr. Castillo hubiera podido obtener del Sr. Forsyth la expli-
cación que deseaba por escrito acerca de lo que realmente se enten
día allí por territorio de los Estados Unidos.1
Indecible fué, pues, la sopresa que causó al gobierno mexicano
la lectura de ambos documentos, y el encontrarse con la noticia im-
prevista é inesperada de que una parte de su actual territorio lindan-
te con el teatro de la guerra podía alguna vez llegar á pertenecer á
los Estados Unidos. Era un verdadero enigma para él, porque por
más que registraba la pasada correspondencia, desde la fundación
de la república de México, entre los dos gobiernos, ni una sola pala-
bra hallaba allí que le pudiera indicar la existencia de alguna recla-
1 Porque es cosa risible por cierto lo que sucede eu los Estados Unidos respec-
to á los mensajes del presidente y á lo que imprime el Globo. En los primeros se
puede decir de los gobiernos extranjeros cuanto al presidente se le ocurre ó le con-
viene, sin que ellos puedan esperar otra explicación sino la de que nada les incum-
be ni les interesa lo que allí se ha dicho ; porque ha sido una mera alocución do-
méstica y confidencial que se ha dirigido sólo á los americanos, y que sólo habla
con éstos. El Globo puede igualmente insultarlos ó calumniarlos á sus anchas y sin
recelo de comprometer al gobierno, cuyo órgano es y en cuyas confianzas está; el
gobierno se sale siempre por la tangente con asegurar que no tiene periódico oficial,
y lo dicho, dicho se queda.
736
mación de esta especie, á no ser la ya citada observación de Butler
de 21 de diciembre, que por vaga é infundada, se había entonces des-
preciado, y porque por más que releía el tratado, y que consultaba el
mapa de Melish que forma parte integrante del mismo, no se veía
cómo podía haber dudas sobre un territorio que estaba separado del
territorio americano por un límite fluvial, conocido por todos, y no
interrumpido siquiera un momento en su curso desde que llega al
grado 32. ¿Qué podían hacer en esta parte de la frontera comisarios
ni geómetras, que no hubiera hecho ya la natui*aleza? ¿No era el Sa-
bina que servía ahora de frontera; el Sabina que había sido siempre;
el Sabina del tratado, el de Melish, el que arranca del Seno, el na-
vegable, el mismo que trece años antes que se celebrase aun la con-
vención de 1819 entre España y los Estados Unidos, saludaban ya
los Dearborn y los Wilkinson como tal Sabina y como tal frontera?1
Repetimos que el gobierno mexicano no podía atinar con el peligro
que le amagaba; más esto era precisamente lo que le daba más cui-
dado. No podía saber, á la verdad, si lo que querían los Estados Uni-
dos era utilizarse de las presentes dificultades en que se encontraba
México para cercenarle una parte de su territorio, ó si era sólo hacer
una diversión en favor de los texanos, ó si querían, por fin, las dos
cosas á la vez; pero sin saber á punto fijo lo que querían, no podía
menos de conocer que querían algo, y que este algo tenía que ser
siempre á expensas y con gran perjuicio de México. Había, pues,
necesidad absoluta de indagar lo que ello era; y esta necesidad, se-
gún insinuamos, acabó de decidir el nombramiento del enviado, al
paso que precipitó su salida para los Estados Unidos, embarcándose
en Veracruz el 9 de febrero, y llegando á Nueva York el 27. Las
instrucciones que se le dieron fueron, como es de presumir, muchas
y varias; pero todas ellas se dirigían al mismo fin, el de sostener y
1 El geógrafo americano Guillermo Darby, que en 1812 había navegado el Sa-
bina desde el grado 32 hasta el Seno Mexicano, y que fué el que dio á Melish todos
los datos sobre esta parte de frontera para su mapa de 1816, rectificado luego en
1818, escribió un artículo comunicado con fecha 12 de mayo de 1836, en El Natio-
nal Intelligencer que fija completamente la cuestión, en cuanto al curso é identidad
de dicho río. En este artículo dice entre otras cosas Darby, " que si cuando él vi-
" sitó aquella región, alguno hubiera disputado allí que el Sabina no era el límite
" entre los Estados Unidos y las provincias internas, se le hubiera tenido por loco.'
737
defender la integridad del territorio mexicano, cualquiera que pu-
diera ser el arma con que se le quisiera ofender y la fracción suya
que se intentara vulnerar.
Y no bien puso los pies en Washington el dicho enviado, cuan-
do se vio en efecto asaltado por mil rumores alarmantes sobre la se-
guridad de la frontera mexicana, y cuando empezó á recoger sucesi-
vos datos que en parte confirmaban aquellos rumores; ya refiriéndose
á lo que se había oído en cierta casa Blanca, se le repetía que el Sa-
bina no era el ¡Sabina, y que el verdadero Sabina era el Noches;1 ya
se le aseguraba haber oído de labios muy respetables que existían
en Texas muchos ríos con el nombre de Sabina; ya se le enseñaba
un periódico de los que más estaban en los secretos ó intereses del
gobierno, y se le hacía leer allí: " que entre dos diferentes braz'os
" del Sabina yacía un ancho territorio reclamado al mismo tiempo
" por los Estados Unidos y por México, y el que los Estados Unidos
" consideraban ya como propiedad suya, creyéndose por lo tanto con
" la obligación de socorrer y proteger á sus habitantes;" ya se le con-
ducía á la biblioteca del congreso, y,en ella se hacía que le mostra-
sen un mapa manuscrito que se había hecho delinear expresamente
para ilustración de los representantes de la nación, y en el cual se habían
falsificado impudentemente localidades y nombres propios para co-
locar la frontera en ese mismo Neches.
Veía por otra parte en la residencia del gobierno, y en donde ex-
ceptuando alguuos senadores y representantes, apenas hay habitante
que no dependa directa ó indirectamente <le aquel, que con todo eran
muy pocos los que no estaban interesados viva y materialmente á fa-
vor de los texanos; quién porque poseía tierras compradas á ínfimo
precio ó regaladas; quién poique especulaba en esclavos ó en provi-
siones de guerra; quién porque contaba con un pariente ó un amigo
en las filas ó en la administración de los texanos; quién porque creía
hacer así mejor su corte, ó porque no quería comprometer el desti-
no que había ya obtenido; quién, en fin, porque era nulificador. Nin-
1 £1 Neches es un río de Texas apellidado siempre así de tiempo inmemorial,
que arranca del lago Sabina ( no del Seno Mexicano ) y que al llegar al grado 30
de latitud se subdivide en una porción de rainales que toman diferentes direccio-
nes, aunque ya tan pobres que casi niuguno de ellos merece luego que se le lia
me río.
Tomo II. — 93
738
guno, pues, de éstos disimulaba sus simpatías; y si algún hombre de
bien, en el congreso ó por la imprenta, osaba alzar la voz en defen-
sa de los principios más obvios de equidad y derecho, cargaban to-
dos al punto sobre él, y cuando menos le decían mal ciudadano, ven-
dido á México, ó que hablaba de aquel modo sólo porque era de la
oposición.
¿Qué podía inferir de todo esto el enviado mexicano? ¿Qué no
debía temer?
¡Sin embargo, suspendía todavía el juicio y no llegaba á persua-
dirse, por más que oía, veía y leía que los Estados Unidos que esta-
ban tratando con él en aquellos momentos precisamente del canje
de las ratificaciones del segundo artículo adicional al tratado de lí-
mites sin haberle insinuado todavía ni una sola palabra que pudiese
indicar descontento con sus estipulaciones, abrigasen ya en el pecho,
no obstante, la siniestra intención de violarlas todas. — Otro tanto le
sucedía respectivamente con relación á la demasiada aparente pro-
tección dispensada á los texanos. Cuando aún resonaban en sus oídos
las protestas de buen afecto hacia México, y de estricta neutralidad
en la contienda con Texas, que había escuchado de los labios mismos
del presidente de los Estados Unidos al presentarle sus respetos, y
las que le habían repetido después todos sus ministros; ¿cómo podía
acaso no prestarles fe, en tanto que quedara lugar á la más pequeña
duda?
Pero llegó por fin el 20 de abril, día señalado para el canje de
las mencionadas ratificaciones, y apenas se firmaron y sellaron los
instrumentos respectivos, cuando el secretario de Estado llamó á
conferencia al enviado mexicano, y le hizo la comunicación que ex-
presa el memorándum que lleva la fecha del mismo día; comunica-
ción que empezó á rasgar el velo con que hasta entonces se había
ocultado enteramente toda la fealdad de la ya delineada perspec-
tiva.
Júntese á esto lo que el enviado pudo deducir de las subsecuen-
tes discusiones del congreso sobre la defensa de la frontera occiden-
tal y demás cuestiones que se conexionaban con la de Texas, en las
que los amigos de la administración, no sólo sostuvieron de mil mo-
dos diferentes que existía en efecto un territorio contestado al Oeste
del ¡Sabina, sino que hicieron alarde igualmente de su parcialidad
739
hacia Texas, de su enemistad hacia México;1 lo que hubo también
de llamarle la atención al despacho del General Gaines del 29 de mar"
zo, en donde ya él mismo proponía al presidente pasar con sus tro-
pas la línea que llamaba supuesta ó imaginaria* con la publicación
casual é involuntaria de la contestación del secretario de la guerra, de
4 de mayo, en que le autorizaba para llegar " hasta el viejo fuerte de
" Nacogdochcs que estaba dentro de los límites de los Estados Unidos según
"éstos lo reclamaban ; " lo que le dio á entender al propio tiempo la
carta del mismo Guiñes á los gobernadores de los cuatro Estados,
por decirse en ella que el objeto principal del proyectado movimiento
era " poner á cubierto de toda agresión los establecimientos de los
" blancos situados en los dos lados del Sabina; " lo que le explicó en
seguida el despacho del General Macomb en que se refería la opi-
nión que tenía el gobernador de la Luisiana sobre las influencias que
dirigían al mencionado Gaines;3 lo que debió luego temer de la con-
1 En una de ellas hubo representante que hablando del mismo enviado, le lla-
mó á boca llena hábil intrigante y enemigo de los norteamericanos ; porque siete años
antes y estando de ministro mexicano en Londres, alarmó al gabinete británico so-
bre las intenciones que ya descubría en el de Washington, de quererse aprovechar
de un modo ó de otro de ese mismo territorio de Texas que ahora estaba tan ame-
nazado. ¿ Y prueba esto acaso otra cosa sino que el enviado, con mucho celo por
los intereses de su patria, tenía además su poca de previsión?
2 El curso del Sabina hasta el grado 32 nada tiene por cierto ni de supuesto
ni de imaginario ; así sólo desde el grado 32 hasta el Eío Kojo, es donde ha podido
hasta ahora haber dudas, como lo prueba el hecho notorio de que dos condados en-
teros de Arkansas están situados ya muy dentro de lo que será por aquel lado terri-
torio mexicano, marcada que sea la línea. Pero ni Gaines hablaba de esta parte de
línea, ni el secretario de la guerra pensaba en ella ciertamente cuando le decía que
fuera á Nacogdoches; puesto que Nacogdoches se halla situado 30 millas por lo
menos antes de llegar al punto en que el Sabina deja de ser frontera.
3 " Está además persuadido, ( el gobernador de la Luisiana) que todo ello ha
" sido plan tramado por los interesados en las especulaciones texanas para hacer
" creer al General Gaines, como se lo han hacho creer, que las autoridades mexi-
" canas estaban maquinando ( tamperring ) con los indios de nuestras fronteras :
" como también para excitar en Orleans, por medio de noticias inventadas y ca-
" lumniosas, las simpatías del pueblo en favor de los texanos, con el objeto de in-
" ducir á las autoridades de los Estados Unidos á que prestasen su auxilio para
" levantar tropas compuestas de personas interesadas que vayan á la frontera á las
" órdenes del General Gaines, y que luego bajo protestos falsos, entren en Texas y
" tomen parte en la guerra entre mexicanos y texanos, á expensas todo de los Es-
740
ducta posterior de este mismo Gaines cuando le vio crédulo y pre-
cipitado correr hacia el Sabina, sólo porque le presentaron los amigos
de Texas unas cartas forjadas que hablaban de una irrupción de me.
xicanos é indios sobre Nacogdoches;1 lo que le debió por fin de cho-
car la alegría poco mesurada que contempló atónito en grandes y
pequeños, en magnates y legisladores, cuando se supo en Washing.
ton el resultado de la jornada de San Jacinto; únase, pues, todo esto,
repetimos, á lo que el memorándum contenía ya de alarmante para
" tados Unidos, y de consiguiente con la supuesta sanción de su gobierno ; ins-
" pirando así al pueblo de Texas la esperanza de que puede contar con la protección
" y ayuda de los Estados Unidos, y ciando al gobierno de México positiva evideu-
" cia de que los Estados Unidos estaban en la actualidad hostilizándole con olvido
" y menosprecio de los tratados existentes. " Véase todo el despacho del General Ma-
comb en el Globo de 16 de mayo.
1 Una de las cartas que se escribieron con tal objeto fué la siguiente del lla-
mado alcalde de Nacogdoches, que se prestó á autorizar con su firma tan insigne
falsedad. — Al General Masón. — Nacogdoches, 12 de abril de 18-36 — Mi querido
señor : Nos apresuramos á informar á vd. que se ha confirmado la noticia que llegó
antes de su salida de vd. ( la de la aparición de 1,500 mexicanos é indios á las inme-
diaciones de Nacogdoches ). Ellos acamparon en el Sabina antes de anoche. Han
sido guiados (piloted) por los caddoes. Su fuerza combinada es formidable, no
pudiendo nosotros asegurar cuál es. Vd. sabe cuál es nuestra posición, enteramen-
te sin medios de defensa. Muchas mujeres y niños serán víctimas indudablemente
de estos sanguinarios enemigos. Todos nos saldremos hoy de aquí para refugiarnos
en Autognac, ó San Agustín. — ( Firmado ), B. X. Irvin, Com. interino de esta mu-
nicipalidad.—Siguen las firmas de 6 testigos que responden de la exactitud del
hecho.
En otra carta fechada en 14 de abril en el fuerte Jessup y dirigida al editor del
Boletín Comercial de Nueva Orleans, que da muchos detalles de este suceso, se nota
el párrafo siguiente : "El General Masón llegó aquí anoche mismo, y el General
" Gaines con justa prontitud ordenó que ocho ó diez compañías de esta guarnición
" marchasen inmediatamente á la orilla del Sabina, á donde llegarán esta noche lo
" más temprano que puedan. El General Gaines tomará el mando de estas tropas,
" añadiendo así otro laurel á la corona de gloria que ya ha adquirido en el Este.
" Sonada pues la trompeta guerrera, y habiéndose empezado á marchar (esto es, ha-
" biéndose puesto ya en movimiento las tropas de los Estados Unidos ), la marcha no ce
" sará, á lo menos así lo espero, hasta que México sucumba y Texas sea libre. A
" las armas, amigos de Texas, y que los voluntarios de la Florida á su regreso se
'•'embarquen en los vapores y vengan á proteger á estos desdichados habitantes,
"etc., etc., etc. " Ambos papeluchos los publicó el Globo en 4 de mayo, con el mismo
aire de confianza con que hubiera publicado los dos documentos más fidedignos.
741
el enviado de México, y se podrá concebir entonces cuáles fueron
las impresiones que sucesivamente fué recibiendo durante el primer
período de la correspondencia que ahora se publica, y cómo ellas
contribuyeron después á formar su convicción para haber obrado del
modo que lo ha hecho; aun cuando los diplomáticos de los Estados
Unidos hayan tratado á la última hora de cambiar con habilidad el
terreno en que hasta entonces se había lidiado, trasladándose á otro,
si no menos ofensivo hacia la dignidad, derechos é intereses de Mé-
xico, al menos más plausible á los ojos sobre todo del público ame-
ricano.
Una parte de esta correspondencia se ha impreso ya de orden
del senado de los Estados Unidos, y de consiguiente no se pulsa in-
conveniente alguno, ni se teme faltar tampoco á la delicadeza diplo-
mática acabando de publicar ahora la parte que se escribió posterior-
mente; tanto más cuanto que toda ella gira sobre una negociación
ya terminada, y que ha entrado por lo mismo en el dominio de la
historia. Por la razón contraria, nos hemos abstenido de dar á la im-
prenta muchas notas concernientes á los otros asuntos de Texas,
aun cuando hubieran contribuido indudablemente á ilustrar mucho
la cuestión del paso del Sabina. Esperamos que el gobierno mexicano
dispondrá á su tiempo la completa publicación de todos estos docu-
mentos, si es que le conviene alguna vez que se sepa lo que ha sido
hasta ahora para México la tan proclamada neutralidad de los Estados
Unidos en la guerra que lia tenido que sostener un poder amigo y vecino
contra los extranjeros ingratos que había acogido en una de sus más fér-
tiles provincias. ¡Y estos extranjeros eran todos norte-americanos,
como lo han sido también todos los que les han ayudado con sus
brazos, con su dinero, con sus escritos, con sus consejos y con su
odio hacia México!1
1 Esto no quiere decir que en los Estados Unidos no haya muchos ciudadanos
que de buena fe lamenten lo que ha pasado y pasa en su país con motivo de la re-
belión de Texas, y que no deseen casi el triunfo de México por mero respeto á lo
que es justo y equitativo: todo lo contrario, apenas hay negociante respetable ni'
caballero de fortuna independiente, ni verdadero oficial de ejército ó marina, ni pe-
riodista que se respete, ni empleado inamovible, ni americano, en fin, de la escuela
de Washington y de Madisou, que no pertenezca á este número. ¿Pero qué puede
tan diminuta fracción contra el torrente de una masa necesariamente ignorante
742
que lo puede todo, y que se deja llevar á ciegas por donde les acomoda á sus adu-
ladores inmorales, ávidos, sin nin guna especie de principios, y de consiguiente,
sin barrera alguna que los contenga? Nada, por desgracia de México, y también
por desgracia de los Estados Unidos.
El enviado mexicano no olvidará nunca, sin embargo, los testimonios de sin-
cero interés que ha percibido en todos aquellos ciudadanos por la causa que tuvo
á su cargo defender, particularmente en la excelente é ilustrada Filadclfia, en Bos-
ton, en Baltimore, y hasta en Nueva York, á pesar de ser este último pueblo el
cuartel general de los especuladores en tierras de Texas. También se aprovecha
de esta ocasión para agradecer á los editores del National Intelllgenner, del Atlas,
del Americano de Nueva York, etc., etc., los nobles esfuerzos y el talento con que
han defendido la misma causa, sin más objeto que el de ilustrar la opinión públi-
ca en materia que tanto afecta la reputación de su propio suelo, y sin que el en-
viado haya tenido siquiera el gusto de conocer ni aun de vista á ninguno de dichos
caballeros.
m *•— »■
DECIMOCUARTO PERIODO ADMINISTRATIVO
TÍTULO CATORCE
El General D, Anastasio Bustaraante, primer presidente con arreglo
á la constitución central del año de 1836, desde 19 de abril de 1837
hasta 18 de marzo de 1839 en primera época, y en segunda, hasta
22 de septiembre,
CAPÍTULO I.
Primera época de la administración del Oeneral O. Anastasio Riistn-
maute. — Su posesión y juramento como presidente constitucional de la
república mexicana. — Acontecimientos políticos y sucesos notables que
tuvieron lugar en el tifio y once meses anunciados.
Cuando por fin del período administrativo anterior asen-
tamos que la nación se hallaba en orden y tranquilidad, dis-
frutando los bienes de la paz, al terminar el gobierno del Sr.
Corro, indicamos con claridad, que la situación pacífica en
que se hallaba el país al tiempo de entrar al ejercicio del ré-
gimen central por la constitución dada en 1836, no ofrecía
744
bienes positivos ni mucho menos duraderos, sino un estado
halagüeño y momentáneo tan sólo, como regularmente acon-
tece en nuestra infortunada república, que no ha gozado de
una verdadera paz, ni ha visto en su vigor las leyes. Se ins-
taló la administración del presidente constitucional D. Anas-
tasio Bustamante, quien fué declarado en 17 de abril, y en la
sesión publica de aquel día, por el congreso general, presiden-
te constitucional de la república, después de hecha la apertu-
ra de pliegos, de actas formadas por las juntas departamen-
tales, que contenían los votos en mayoría de los departa-
mentos, y tomó posesión solemne de su encargo el 17 de abril
de 1837, guardándose las ritualidades de ley y de costum-
bre. Juró ante el congreso nacional, pronunciándose los dis-
cursos de estilo; y ofreciendo á la nación el nuevo presiden-
te garantías, orden y paz, bajo el programa expreso que
anuncia en su mencionado discurso, y dice: "He ofrecido,
a señores, el más solemne y delicado voto (pie mis labios pu-
" dieran proferir; voto que será cumplido, cuanto me lo per-
" mitán el honor y la conciencia. Arduo y difícil es sobrema-
" ñera el sendero que se abre ante mis ojos; pero me asiste
" la confianza de no quedar abandonado en medio de tan
" ingentes obstáculos. Cuales seau éstos, no es la ocasión
" oportuna para anunciarlos; en otra muy próxima procura-
" ré hacerlo, por medio de un manifiesto dirigido á la nación."
Electivamente, el manitiesto ofrecido se publicó procla-
mando los principios y programa administrativo antes enun-
ciados, y amplificando los conceptos que quedan insertos.
Aseguró el presidente, que muy lejos de ambicionar el man-
do cifraba su gloria en vengar los ultrajes nacionales, com-
batiendo contra los enemigos de la integridad del país; que
animado de este deseo se piesentaba para servir á su patria
donde fuese necesario y se le ocupase; que por esto y por-
que la constitución le prohibía renunciar la primera magis-
tratura cou que se le había honrado, la aceptaba.
745
Procedió á la creación de ministerio, nombrando prime-
ramente á D. Luis Gonzaga Cuevas para la secretaría de re-
laciones exteriores, y después á D. Manuel de la Peña y Pe-
ña para la de lo interior, á D. Mariano Mj cheleó a para guerra
y á D. Joaquín Lebrija para hacienda. Quedó con este per-
sonal organizado el gabinete el 23 del citado abril, siendo
gobernador del Distrito D. Luis Gonzaga Vieyra.
Cinco días antes de la posesión del presidente D. Anas-
tasio Bustamaute, es decir, en los mismos momentos en que
se ocupaba el cuerpo legislativo en su elección, el Teniente
Coronel de ejército D. Ramón García Ugarte proclamó el 14
de abril un plan cuyo objeto era restablecer el sistema re-
presentativo popular federal, que había cesado por el régi-
men central vigente.
Fué también alterada la tranquilidad pública en algunos
puntos de los departamentos de Yeracruz, de Zacatecas y de
Chiapas; pero todos terminaron felizmente y vueltos al or-
den los pronunciados. Continuaron sin interrupción los tra-
bajos en el congreso y en el gobierno, dándose leyes impor-
tantes sobre diversos ramos, nombrándose gobernadores á
los departamentos con total arreglo á lo que disponía la ley
constitucional vigente, y procedió el legislativo en sesión del
día 8 de mayo á la elección de los individuos que debían
componer el supremo poder conservador, resultando los Sres.
Corro, Mangino, Espinosa, Múzquiz y Tagle propietarios; y
suplentes, los Sres. Bustamaute D, Carlos, Gómez Anaya
y Bocanegra.1 Menos el primero, juraron los demás ante el
congreso.
El principal y más serio de los pronunciamientos men-
cionados fué el de García Ugarte en San Luis Potosí; sin
embargo, en pocos días terminó por la fuga que verificaron
los sublevados rumbo de Eíoverde, ocupándose en conse-
1 Véase el acta inserta en el Diario del gobierno del día 14 de mayo de 1837.
Tomo II.— 94
746
cnencia la capital del departamento por las tropas del go-
bierno, á las inmediatas órdenes del General D. Juan José
Andrade, qne supo aprovecharse de tal circunstancia.
Apareció luego como nuevo caudillo del pronunciamien-
to el general D. Esteban Moctezuma, publicando su plan el
día 6 de mayo en Río verde; pero fué perseguido y batido,
sucumbiendo sin gloria y á pesar de sus esfuerzos, el 26 del
mismo mes á inmediaciones de la citada villa, por el Gene-
ral D. Mariano Paredes y Arrillaga.
Así consta en los partes oficiales del General Paredes, en
los cuales se menciona la muerte del General D. Esteban
Moctezuma, y la capitulación del Coronel D. Manuel García
Ugartey de los demás jefes comprometidos en los movimien-
tos de San Luis Potosí y de Ríoverde.
El 28 de abril presentóse en el congreso el ministro de
relaciones exteriores D. Luis Gonzaga Cuevas, anunciando
que España había reconocido la independencia de México,
y que acababa de recibirse el tratado de amistad y alianza
entre la república mexicana y la nación española,1 conduci-
do por el Coronel D. Rafael Espinosa que llegó á Veracruz
en el paquete inglés "Pigeon,'' el día 21 del citado mes. Lla-
mó el ministro la atención del congreso sobre que el gobier-
no de España " reconoció plena, absoluta ó indefinidamente
" á la república mexicana como nación libre, soberaua é in-
" dependiente, renunciando tanto porsí como por sus suce-
" sores y herederos, á toda pretensión al gobierno, propiedad
"y derecho territorial de cuanto forma su integridad."
Felicitó el ministro al congreto por suceso tan importan-
te y que establecía relaciones amistosas entre dos pueblos
que deben estar unidos por los vínculos más estrechos de las
sociedades. Concluyó diciendo: "que la nación sabrá apre-
1 Véanse las citas y notas del título 12, capítulo 4? de estas Memorias y las inser-
ciones hechas en el mismo título. Todo concordante con la materia del presente capítulo,
747
" ciar debidamente el pulso y tino con qne se procedió al
u celebrar tan solemne transacción, sin perder de vista ni sus
" intereses ni su dignidad."
La legación mexicana en Madrid se condujo con tanto
acierto que fué no sólo bien recibida, sino muy apreciada y
distinguida por el gobierno y por los españoles. Se dieron
mutuas pruebas de amistad, y entre ellas aparece la siguien-
te: En enero de 1837 dirigió D. Miguel Santa María, minis-
tro mexicano, al presidente del consejo de ministros D. José
María Calatrava, una comunicación en qne manifestando las
más cordiales felicitaciones por el triunfo que obtuvieron
las armas españolas dentro y fuera de las murallas de la he-
roica Bilbao, ofrece y remite la cantidad de veinte mil rea-
les de vellón, para que recibiéndose por la persona ó corpo-
ración que fuese conveniente, como se verificó, se aplicase á
beneficio de las viudas y huérfanos de los ilustres defensores
de aquella fidelísima villa. Fué contestada dicha comunica-
ción por el referido Sr. presidente Calatrava, diciendo que
S. M. la reina gobernadora había recibido con el más dis-
tinguido aprecio la generosa prueba de fraternidad con que
el señor enviado extraordinario y la legación mexicana ma-
nifestaron el noble interés que tomaban por el triunfo déla
causa de su augusta hija y de la libertad de la nación espa-
ñola, mandando que en su real nombre se diesen al Sr. San-
ta María las más expresivas gracias.
A. pesar del buen estado de las relaciones de México
con España, hubo escritores que criticaron los tratados, pre-
tendiendo probar, aunque sin buen éxito, que eran depresi-
vos y humillantes para la nación mexicana. Dijeron que la
independencia no sólo se exponía á perderse, sino que real-
mente se había perdido con la celebración y aprobación del
tratado; que se disminuirían las rentas públicas de la nación
mexicana; que peligraban las relaciones con otras naciones
amigas; y que, en fin, la soberanía nacional de México se en-
748
vilecía y menoscababa. ¡Tan ciego así se mostró el espíritu
de partido, negando aun los bienes que se palpaban por el
reconocimiento más franco y absoluto de la soberanía nacio-
nal, y cuando la misma madre patria declaraba la existencia
y ser político de la nación mexicana!
Por fortuna un acontecimiento tau grandioso y que rati-
ficaba la gloriosa emancipación de México, fué aceptado y
sostenido por el verdadero espíritu nacional, desoyéndose
discursos sofísticos de una bandería despechada, que más
bien aspiraba á perpetuar los males, que á sostener derechos
que nadie atacaba, y por el contrario, eran sostenidos cou el
tratado y reconocimiento que uniendo á México y España,
se ligaban entre sí, y se ligaban también con los demás pue-
blos de la tierra, pues que nuestra patria entraba al goce y
derechos de la gran familia de las naciones.
Fueron, en efecto, muy felices las consecuencias del tra-
tado y de las relaciones establecidas entre los dos países.
Continuando eu Madrid la legación mexicana á cargo de su
secretario D. Ignacio Valdivielzo, como encargado de nego-
cios, se recibió en México con las formalidades debidas y de
costumbre, el día 29 de diciembre de 1839 al muy distingui-
do caballero D. Ángel Calderón de la Barca, como enviado
extraordinario y ministro plenipotenciario de S. M. 0. la rei-
na de España DI1 Isabel II. Protestóse por ambas partes, del
modo más benévolo, solemne y expresivo, en los respectivos
discursos pronunciados en la recepción pública verificada en
dicho día, que sincera y cordialmente se interesaba S. M. 0.
en la prosperidad de la nación mexicana, y en el restable-
cimiento de la armonía que debe existir con vínculos in-
destructibles entre dos sociedades que tienen un mismo
origen, una misma religión, un mismo idioma ó iguales usos
y recuerdos históricos. Correspondió México asegurando que
la manifestación hecha por el señor plenipotenciario espa-
ñol, siendo tan estimable y placentera, todavía era de mayor
749
valor, considerando que el tratado de paz y amistad sancio-
nado ya, había puesto término decisivo á las diferencias que
por desgracia existieron anteriormente, y que por su medio
se estrecharía más y más una amistad apoyada en las sóli-
das garantías expresadas y en la buena fe de los tratados.
Así concluyó la solemne ceremonia con que fué recibido ofi-
cialmente el Sr. Calderón de la Barca, cuyos méritos y reco-
mendables circunstancias personales lo hacían muy aprecia-
ble á los mexicanos, como en realidad lo fué durante la época
de su importante misión diplomática, tan digna y satisfac-
toriamente desempeñada en bien de ambos países.
Cerremos esta materia guardando en ella misma la uni-
dad, aunque no la guardamos en el tiempo de los sucesos.
Decimos, por tanto, que el Sr. D. Miguel Santa María, en-
viado extraordinario y ministro plenipotenciario de la repú-
blica mexicana, después de haber concluido tan satisfacto-
riamente como hemos dicho las negociaciones y trarados de
paz y amistad cou España, murió el día 23 de abril de 1837,
es decir, casi á los cuatro meses de haber prestado los más
importantes servicios á su patria, á los cuarenta y ocho años
de edad. Descansan sus restos mortales en el Cementerio de
Fuencarral en Madrid, y sobre la loza que cubre su sepulcro,
fué grabada una inscripción que recuerda el fallecimiento de
un diplomático hábil, excelente ciudadano y escritor tan
apreciable. Su necrología fué publicada por la prensa1 para
perpetuar su memoria y honrar su nombre y sus servicios.
Las relaciones exteriores siguieron en el mejor y más
conveniente estado, siendo observados los pactos interna-
cionales, y enviando y recibiendo representantes diplomá-
ticos y consulares según lo permitía el estado político de la
nación, que ofrecía lisonjeras esperanzas, como lo aseguró la
1 Diario del gobierno de la república mexicana del martes 25 de julio 1837 en su
parte editorial, tomo 8°, núm. 817 y el de 31 de agosto del mismo año.
750
misma prensa extranjera, especialmente La Aleja de Nueva
Orleans, en muy detenidas consideraciones que pnblicó el
mes de mayo de 1837 sobre la situación de México.
Algunos acontecimientos, aunque aislados, inquietaron
la tranquilidad pública en los departamentos de Sonora,
Nuevo México y aun en Puebla, tan inmediato á la capital.
Se tramaron y estallaron pronunciamientos pero fueron so-
focados, quedando reducidos á verdaderas intentonas, que
aspiraban al restablecimiento del sistema federativo.
Estos movimientos dieron cuidado; pero más lo dio el
haberse advertido la poca ó ninguna armonía que existía en
el gabinete, pues se notaba no sólo poca energía, sino más
bien oposición entre las personas y desacuerdo en los actos
y providencias gubernativas. Por natural consecuencia el je-
fe supremo de la nación se vio obligado á remediar para que
no progresase un mal tan grave, y admitió la renuncia que los
cuatro ministros unidos D. Manuel de la Peña y Peña, D.
Luis Gonzaga Cuevas, D. Joaquín Lebrija y D. J. Mariano
Michelena, hicieron el día 17 de octubre, repitiendo la que
anteriormente habían hecho del despacho de la secretaría
que desempeñaban. Sefuudaron para reuunciaren que tenían
la convicción íntima de haber sobrevenido circunstancias en
que conocían que, á pesar de sus esfuerzos, no les era posible
satisfacer los deseos de la nación, aun cuando ella estuviese
penetrada de que nada habían omitido en obsequio del bien
público. Nombróse nuevo ministerio después de las agita-
ciones, contradicciones y consultas que siempre hay en esta
clase de crisis políticas, en que como de costumbre las afee
ciones y hasta las intrigas de partido procuran intervenir pa-
ra obtener cnanto interesa á sus miras y conveniencias, más
bien que á la felicidad de la nación. Quedó definitivamen-
te compuesto el ministerio en los términos siguientes: En
relaciones exteriores el que esto escribe, ministro de la su-
prema corte de justicia; en el interior, D. José Antonio
751
Romero, consejero; en hacienda, D. Manuel Pérez, admi-
nistrador de la aduana marítima de Veracruz; y en guerra
el General D. Ignacio Mora y Villamil, quien para la forma-
ción de) ministerio, fué el primer nombrado, recibiéndose
por sil conducto los otros nombramientos. Juramos y nos
hicimos cargo de las respectivas secretarías del despacho ya
mencionadas, en los últimos días del citado mes de octubre.
Pasado poco tiempo, y en principios de noviembre, fué al-
terado el orden personal del ministerio, separándose el Ge-
neral Mora del despacho de hacienda, que interinamente
desempeñaba, por no haber aceptado la cartera D. Manuel
María Pérez, que había sido nombrado al principio y no llegó
á presentarse en México, recayendo eu quien esto escribe, y
en términos los más honrosos y satisfactorios, el nuevo nom-
bramiento interino primeramente, y en enero de 1838 ya en
propiedad en hacienda por tercera vez, reemplazándole du-
rante la comisión interina el oficial mayor D. José María
Ortiz Monasterio, y en la propiedad de la dicha secretaría
del exterior, D. Luis Gonzaga Cuevas, que recibió el día 9
del citado mes el nombramiento del repetido despacho que
acababa casi de dejar. Siguió el ministerio procurando el
arreglo y adelanto en todos los ramos de la administración,
particularmente en todo la relativo á ingresos del erario pú-
blico, orden y economía en los egresos, corrigiéndose en lo po-
sible todos los abusos que se advirtieron; pero por desgracia
ni pudo haber plan fijo, ni combinación eficaz y meditada,
porque circunstancias particulares obligaron al presidente
de la república á no poder establecer un gabinete de unidad
y permanencia; pues que apenas se organizaba un ministe-
rio, cuando sobrevenía una ocurrencia desagradable y en
realidad disolvente. La formacióu y presentación de las me-
morias de guerra y marina por el General D. Iguacio Mora
y Villamil como secretario del ramo, fué el hasta aquí de su
comisión, porque sin embargo de haberse calificado de bue-
752
ñas en junta de gabinete, al ser revisadas constitucional-
mente por el consejo de gobierno, se reprobó el plan mi-
litar que proponía, y la creación y organización de milicia
activa que proponía también; y semejaute paso, aunque no
directo, fué la palanca que hizo dejase el lugar que ocupaba
en el gobierno el Sr. Mora, y no la falta de salud que osten-
siblemente manifestó por causal. Hizo dimisión,1 se le admi-
tió y lo reemplazó el General D. José Moran en los primeros
días del mes de febrero de 1838.
Por el mismo tiempo se presentó otra oportunidad para
que yo también saliese del ministerio. En 11 de enero del
mismo año murió D. J. Ignacio Espinosa Liñán, miembro
del supremo poder conservador, y como era yo suplente del
mismo poder, se me llamó formalmente en estricta observan-
cia de la ley, aunque en otro caso y en iguales circunstancias
no se exigió tan exacto cumplimiento. Hice al gobierno la
manifestación que me pareció debida, añadiendo que aunque
estaba dispuesto á prestar mis servicios donde se me ocupa-
se, esperaba la orden del supremo gobierno sobre la entrega
del ministerio de hacienda que desempeñaba. Tuve por con-
testación en 15 de febrero lo siguiente: " S. E. el presidente
* de la república enterado de la necesidad que obliga á V. E.
1 á obsequiar la ley constitucional, y á retirarse por lo mismo
'del ministerio de hacienda, que tan laboriosa y útilmente
' ha estado sirviendo, me manda manifestar á V. E. en con-
' testación, que le es muy sensible carecer del auxilio de las
' luces y eñcaz cooperación que ha prestado al gobierno en
' las difíciles circunstancias de la nación, y que sólo estre-
' chado el Excmo. Sr. presidente á cumplir también por su
1 parte las leyes orgánicas del supremo poder conservador,
1 conviene en la separación de V. E., esperando sin embargo
' que otra vez que el gobierno considere necesarios sus im-
Véase el " Cosmopolita n del 3 de febrero do 1838, núra. 17.
753
" portantes y meritorios servicios, no rehusará prestarlos de
" nuevo. "
Me separé1 el día 16 de febrero, encargándose el Sr. Cue-
vas interinamente de la secretaría de hacienda, y realizán-
dose así, segúu parece, la combinación ministerial; quedando
sólo el Sr. Homero hasta el siguiente mes de marzo, en que
también salió, reemplazándolo el Sr. D. José Joaquín Pesa-
do, y ocupando el ministerio de hacienda el Sr. D. Manuel
Eduardo Gorostiza.
Organizado de esto modo el gabinete, tuvo la necesidad
de prestar sus servicios á la república cuando en lo interior,
y exterior de ella existían y se anunciaban graves é impor-
tantes cuestiones, que por su naturaleza debían producir
conflictos y aun desgracias. En lo interior, no sólo se anun-
ciaba, sino que efectivamente se trataba de verificar la va-
riación del sistema de gobierno, restituyendo la constitución
federal de 1824, ó formándose otra sobre las mismas bases y
principios, ó llamándose una convención que constituyera á
la nación. Y con respecto á lo exterior, á más de existir al-
gunas diferencias y puntos pendientes de arreglo con el go-
bierno de los Estados Unidos de América, se preparaban los
sucesos más importantes, y que debían tener lugar al verifi-
carse la gravísima cuestióu con Francia, cuyos anuncios fue-
ron al fin una realidad.
Apareció en 1? de noviembre de 1837 la primera repre-
sentación en contra de las leyes constitucionales que regían,
promoviendo se verificara un formal cambio en las institu-
ciones, restableciendo las federales por los fundamentos y
cou el apoyo que los editores del periódico titulado " El Cos-
mopolita " dieron en el difuso escrito que con el expresado
1 Véanse las explicaciones, proyectos é iniciativas en el ramo de hacienda, y sobre
el mismo ramo, el juicio de la prensa. Lo primero consta en el "Diario Oficial m de 19 de
enero de 1838 ; y lo segundo el 26 de enero del mismo periódico, así como el de 13 de di-
ciembre de 1837.
Tono II.— 95
754
intento publicaron en los números 102 y 103 del citado pe-
riódico.
Eecordaron por principio de su exposición el peligro in-
mediato que corría la república de verse envuelta en los ma-
les de una revolución desastrosa, y dando una ojeada á los
sucesos políticos anteriores, con el fin de probar que sin em-
bargo de haberse visto comprometida la nación por fuertes
disensiones civiles, se había sobrepuesto y se hallaba en si-
tuación de que progresaría y adquiriría bienes positivos si se
acertaba á constituirla sin consultar, ni á los intereses del
poder, ni á las sordas maquinaciones del espíritu de partido.
Refirieron los acontecimientos importantes de diversas
épocas; dijeron que México, á pesar de las aberraciones de los
gobiernos y de las intrigas de las facciones, sobreponiéndose
á los males, se conservaba en un estado capaz de poder llegar
al goce de la abundancia y de la* prosperidad; formaron en fin
una antítesis comparando las diversas formas de gobierno;
y aunque deprimiendo las leyes constitucionales que regían
en 1837, confesaron de hecho una verdad, cual es la de ha-
ber asentado qne no debe juzgarse de lo bueno ó malo de
unas instituciones, sino después de haberse experimentado
en la práctica y observádose en el curso del tiempo, com-
parándose los bienes con los males. Así es que, los mismos
que representaban y dirigían exposiciones, se explicaron del
modo siguiente: El establecimiento del imperio y las revo-
luciones de los años de 1828, 29, 32 y 33 pudieron haber con-
sumido á la república, dejándola en la mayor languidez por
el espacio de mucho tiempo, si no hubieran seguido á las ins-
tituciones monárquicas las republicanas qne siguieron y die-
ron al país cinco años de bienes; á los desastres de 1828 y
1829, los progresos del comercio y de las artes en 1830 y 1831 ;
y á las convulsiones políticas de 1832 y 1833, la paz vivifi-
cadora en los primeros meses del año de 1834. ¡Confesión
importante y cronología política, instructiva y capaz de ser-
vir de ejemplo y de escarmiento!
755
Por supuesto que tratándose no tanto de pedir para obrar
el bien, sino de impugnar y hacer la oposición bajo el aspec-
to de petición, reunieron los peticionarios una serie de car-
gos qne por sí mismos obrarían contra cualquier sistema de
gobierno que se suponga mal desempeñado por bus funcio-
narios y agentes, y que lo mismo existen en el centralismo
que en la federación, como es la falta de moralidad, de or-
den y de paz, de ejército y de hacienda. La conclusión fué
solicitar que las autoridades constituidas se manifestasen en
contra de la constitución central, y que lo hicieran declaran-
do altamente pronunciada la opinión nacional opuesta á
las instituciones vigentes. Esto mismo, y los propios con-
ceptos se reproducían en diversos lugares de la república,
en representaciones formadas, subscritas y dirigidas por in-
dividuos particulares y por algunas corporaciones;' siendo
de advertir, que las ultimas en su mayoría eran en el sen-
tido y bajo el principio de sostener las leyes constituciona-
les que regían en la nación, y también debe saberse que las
peticiones sobre cambio de forma dé gobierno, no obstante
recibirse por todas las autoridades, inclusa la suprema, no
producían más efecto que guardarse con el acuerdo de "re-
sérvese; " y así se conservó un gran número de ellas en de-
pósito á cargo de la secretaría de lo interior.
En la memoria de dicho ministerio, leída en las cámaras
del congreso general, refiriéndose á los años de que se habla,
dice sobre este punto: " Hemos visto en estos días aparecer
" impresos subversivos, escudados con el nombre de peticio-
" nes y con numerosas aunque supuestas firmas, de ciuda-
u danos incógnitos ú obscuros en la mayor parte, y cuya
" suma apenas compone una miserable é infinitésima frac-
" ción de los habitantes de la república. En vano han pro-
" curado complicar á los representantes ó depositarios de la
" autoridad de los departamentos; porque si algunos de ellos
" han tenido la debilidad de apoyar ó promover tales pre-
756
" tensiones, engañados con falsas noticias que artificiosa y
"abundantemente se hacen circular, ó comprometidos por
" consideraciones de personas ó intereses, la mayoría de los
" gobiernos y juntas departamentales de más influencia han
"manifestado opiniones, sentimientos y resoluciones con-
" trarias. Los periódicos han publicado las constaucias res-
" pectivas y varias declaraciones en igual sentido, de diver-
" sos pueblos y guarniciones militares, así como los reclamos
" de muchos individuos que han visto suscritos sus nombres
" con equivocación ó con malicia en las referidas represeu-
" taciones. "
Esta agitación política vino á ser una verdadera crisis en
la parte más vital y necesaria de la república, esto es, en su
constitución; porque el modo de representar contra el siste-
ma de gobierno establecido, aunque fué llamado por algunos
revolución filosófica, pues sin el estrépito de las armas y siu
los males de la guerra, se sostenían y reclamaban los dere-
chos y garantías que se deben á toda sociedad bien consti-
tuida, no fué otra cosa que iniciar é introducir el trastorno de
esas mismas leyes fundamentales, valiéndose del medio de re-
presentar contra ellas, á fin de llegar al cambio que se que-
ría, y era la idea dominante en los que pedían y representa-
ban, para realizar por este medio los planes que como vere-
mos adelante fueron descubiertos y puestos en ejercicio.
En medio de estas ocurrencias y de lo que ellas indica-
ban, el congreso cerró sus sesiones el día 31 de diciembre de
1837, abriéndolas en 1? de enero de 1838. Gomo era natural,
en los discursos de los poderes legislativo y ejecutivo se ha-
bló de las circunstancias en que se hallaba la república, no-
tándose que el gobierno, á pesar de los movimientos armados
que se manifestaron en su contra del modo que antes diji-
mos, al referir las representaciones hasta las vías de hecho en
algunos pueblos, aseguró que estaba resuelto á seguir una
conducta suave y moderada, con el objeto de que no se hi-
757
ciesen víctimas si desistían por el convencimiento, ó si por
el contrario, insistiendo hacían más clara su temeridad,
caería sobre ellos el poder fuerte que le daban las leyes
para vindicarlas y conservar la diguidad y el honor de la na-
ción.
Preparada la opinión, como se procuró hacer por medio
de peticiones escritas, resultaron naturalmente las asonadas
ó sea los pronunciamientos. En efecto, el General D. José
Urrea al concluir el mes de diciembre de 1837, en la ciudad
de Arizpe, capital del Estado de Sonora, manifestó al go-
bernador de aquel Estado, D. Manuel María Gándara, de un
modo oficial, que al fin se había resuelto á sostener los prin-
cipios federativos contra el régimen central vigente desde el
año de 1836. Publicó el manifiesto de costumbre, apoyán-
dose en la. voluntad de los pueblos y asegurándoles un feliz
porvenir. Acompañó á sus comunicaciones un plan que con-
tenía cuatro artículos dirigidos á convocar una asamblea ge-
neral extraordinaria, que tuviese por exclusivo objeto refor-
mar la constitución de 1824 para que de este modo volviese
á regir en la nación; reconociéndose al mismo presidente
que existía en el régimen central, D. Anastasio Bustamante,
con calidad y condición de que sus ministros quedasen res-
ponsables para ante el primer congreso constitucional; que
convocase un congreso nacional extraordinario bajo la base
de igual número en sus representantes; que las reformas
debíau hacerse en el preciso término de seis meses; que la
asamblea no se ocuparía en ningún otro asunto, y que los
Estados que adoptasen el plan, organizarían desde luego su
gobierno interior.
Souora inmediatamente y del modo más general y so-
lemne se adhirió al dicho pronunciamiento, organizándose
en lo interior bajo la forma federal, levantando actas y ex-
pidiendo manifiestos que amplificaban y sostenían los prin-
cipios proclamados por D. José Urrea.
758
Sucedía lo mismo en otros varios lugares en que era se-
cundado el pronunciamiento de la ciudad de Arizpe, de
manera que fructificando el movimiento filosófico de la re-
volución, formada por las representaciones peticionarias, vi-
nieron á multiplicarse también los pronunciamientos arma-
dos, principalmente los que se hacían bajo 1^ espada de
Urrea; pero sin embargo de la alterada quietud pública y
de una agitación casi constante, no dominaba la opinión en
favor del citado caudillo, ni erau rápidos los progresos de su
causa, á pesar de que no faltó constancia, ni cesaban los
trabajos de los partidos para propagar y hacer triunfar sus
ideas.
Por esto sin duda antes de un año apareció en Tampico
de Tamaulipas el corifeo federalista de Sonora, unido al que
proclamaba los mismos principios, el Teniente Coronel del
ejército D. Longinos Montenegro, quien el día 9 de noviem-
bre de 1838 se puso á las órdenes del General Urrea con la
plaza de Santa- Anna de Tamaulipas. Coordinaron ambos
el 16 de diciembre la formación y publicación de otro plan,
en el cual si bien se adoptaron los misinos principios federa-
les, desecháronse las medidas de los cuatro artículos del plan
de Sonora, y se propuso otra organización del ejecutivo, un
diverso método electoral y otras invenciones y novedades,
que pueden decirse, pero no practicarse.
Así marcharon los disidentes y asi también siguió la re-
volución, obligando al gobierno á obrar enérgicamente, ya
estrechado por los graves sucesos referidos, y ya porque
quiso nuestra mala suerte que se complicase la situación
del país por la concurrencia de hechos y circunstancias en
extremo importantes. Ocupábase la administración por una
parte en proveer al remedio y auxilio de loa pueblos conmo
vidos por insurrecciones locales, que excitando la delicada fi-
bra del amor á la libertad y á las instituciones que parece
cuadraban más al espíritu público, y por otra en prepararse
759
moral y físicamente á la defensa de la república, amagada
por el poder de la Fraucia que armaba y dirigía contra Mé-
xico la invasión que se verificó al fin, como en su lugar ve-
remos al ocuparnos de esa memorable cuestión. Afligían,
pues, á México á un mismo tiempo la guerra civil y la guerra
extranjera.
El día 13 de diciembre de 1838 ocuparon los ministerios
del exterior y del interior D. Manuel González Pedraza, el
primero, y D. Juan Bodríguez Puebla el segundo, por haber-
se separado D. Luis Gonzaga Cuevas y D. J. Joaquín Pesa-
do; después recibieron la cartera de hacienda D. José Gó-
mez de la Cortina, y D. Benito Quijauo, con calidad de inte-
rino, la de guerra.
Cambiado el gabinete se presentó al consejo de gobierno
una iniciativa para que pasase al cuerpo legislativo, con ob-
jeto de que se dictasen las más serias disposiciones dirigi-
das al sostén del honor nacional respecto del exterior, y en
cnanto al interior á salvar la existencia, buen orden y se-
guridad de la república, no ya amagada, sino fuertemente
combatida.
Pedíase como primera providencia la que se dirigía á
unir á los mexicanos, cuanto fuese posible y en todo lo re-
lativo á sus intereses y derechos, así como en obsequio de la
común felicidad, considerando la situación política del país
en circunstancias tan comprometidas, al hallarse á uu mis-
mo tiempo invadido por armas extranjeras, y desgarrado
por disensiones domésticas. Se quería y se pedía que el con-
greso general cesara en sus facultades y funciones legislati-
vas, teniendo sólo la de convocar una nueva asamblea que
con el carácter de constituyente, constituyera en efecto á la
nación en el preciso término de seis meses, dando por ley
fundamental, las instituciones republicanas más conformes
al voto general de la nación. Que se dictaran además todas
las medidas convenientes para resolver las muy graves y
760
comprometidas cuestiones á que dieron lugar la invasión
francesa y la ocupación de Texas. Que, en ñn, se procurara
expeditar y dar energía al ejecutivo, libertándolo de las tra-
bas con que decían se hallaba ligado por la constitución vi-
gente, y pudiese obrar ampliamente y acudir á la defensa
nacional, dejando bien puestos la independencia y derechos
de México.
No creyó el consejo admisible la iniciativa, y por lo mis-
mo resolvió no darle curso, quedando el gobierno con esta
negativa comprometido en lo interior y económico de la
administración é igualmente en lo público, por haberse de-
clarado ya, del modo más solemne, que el programa del go-
bierno era el iniciado y pasado al consejo por el miuisterio
respectivo. Este, por tanto, quiso presentar su expresada
iniciativa á las cámaras, y pidió se le admitiese con tal ob-
jeto en una inmediata sesión extraordinaria; pero no habien-
do tenido lugar ésta y sabiéndose la negativa del consejo, se
agitaron los ánimos en términos de que se formase una ver-
dadera asonada, que causó el movimiento político del día 14
de diciembre del año de 1838,
Un inmenso concurso (dice, en el caso, un escritor de la
época) ocupó los patios y corredores del palacio, ansioso de
saber lo que se resolvía sobre la iudicada iuiciativa,1 y á las
cuatro de la tarde que llegó á sospecharse y temerse la ne-
gativa de las cámaras, teniendo ya por tal negativa haberse
divulgado que no se hallaban de acuerdo los cuerpos cole-
gisladores con el gobierno, prorrumpió la multitud en ví-
tores y vivas á la federación, y dividiéndose en masas nu-
merosas, se dispersaron por toda la ciudad recorriendo las
calles en medio de salvas, repiques y cohetes, pidiendo la
restitución de la carta de 1824; es decir, se efectuó en reali-
1 Véase el número 1330 del Diario del gobierno del día 20 de diciembre de 1838, don-
de consta la acta de la sesión extraordinaria del consejo de gobierno, de la noche del día
13 del mismo mes y año.
761
dad el pronunciamiento contra las autoridades constituidas,
muy de antemano predispuesto y hasta explicado por la
prensa y con las armas.
El grito más sostenido y repetido era este: " Queremos
onstictución sin cola y pura federación." De donde tuvo
origen el sobrenombre de " puro," que se ha dado en pos-
teriores épocas al partido liberal exaltado, que nació en el
período dicho del ministerio " de los tres días, " que es como
se llamó, y con cuyo nombre es conocido. Las tropas de la
guarnición permanecieron en orden é inofensivas.
■ El presidente de la república proclamó -del modo más pru
dente y suave, aunque siempre sosteniendo sus legales com-
promisos y obrando en la órbita de sus deberes. Proótest
que respetaría los derechos sociales; pero que era preciso se
respetasen también las autoridades, y se guardase el orden
público; pues de lo contrario el gobierno usaría del poder
de la ley, que no ofende y sí conserva, esto es, que sería se-
vero sin ser tirano. Así lo repitió y ratificó en resolución del
día 17 del mismo diciembre, circulada por «1 oficial mayor
del ministerio del iuterior, que despachaba por la renuncia
de D. Juan Rodríguez Puebla, quien con D. Manuel Gómez
Pedraza se había separado por iguales causas, quedando va-
cantes las carteras del exterior y del iuterior el 16 del repe-
tido mes, por cuya circunstancia se conoce y ha sido llamado,
como queda dicho, " miuisterio de los tres días," el que aca-
bamos de mencionar.
La situación del país se complicó naturalmente con estas
ocurrencias que afectaban los intereses generales, y los par-
ticulares de partido. Por esto se encendió fuerte discordia
entre los ciudadanos y hasta entre los departamentos, ex-
plicándose en contra de las instituciones que regían y contra
el personal de la administración, haciendo uso del por des-
gracia muy común y conocido modo de sublevarse por medio
de pronunciamientos, sin considerar los males que se causa-
Tomo II.— 96
7G2
bau á la nación cuando se hallaba luchando con enemigos
interiores y extranjeros.
Las circunstancias de la república, como acabamos de in-
dicar, pedían y hasta exigían medidas de conservación, y
gran cuidado para contener los males que se experimentaban,
y los muchos y mayores que se temían, considerando el dis-
gusto y aún desórdenes á que daban lugar los genios inquie-
tos, que esperaban aprovecharse de la guerra extranjera para
adelantar en la civil y conseguir lo que intentaban.
Se trató, por lo mismo, de que concluyeran los pronun-
cimientos, los planes y los desórdenes que existían por Tani-
pico y otros puntos, contando para fin tan saludable con los
buenos elementos que existían, y con las personas más ap-
tas, decididas y de mayor prestigio, combinándose todo de
manera que en la campaña y en el gabinete existiera la fuer-
za necesaria para restablecer la quietud pública, hasta ob-
tener en lo posible la paz sólida que tanto importa á las
naciones, como primer elemento y principal resorte de la
prosperidad.
Por estos principios y sobre estas bases se dispuso que el
General D. Anastasio Bustamante, presidente constitucio-
nal de la república, se pusiese á la cabeza del ejército para
abrir una campaña que diera por resultado el feliz término
de las diferencias domésticas y de los movimientos armados
que existían, acaudillados por algunos jefes del ejército, y
principalmente por D. José Urrea y D. José Antonio Mejía.
Por imposibilidad del presidente del consejo, y solicitada
y obtenida -la resolución del supremo poder conservador so-
bre declarar la voluntad nacional, quedó electo presidente
interino de la república el General ü. Antonio López de
Santa- Anua, quien juró y tomó posesión el día 18 de marzo
de 1839, con arreglo al decreto que con fecha 10 expidió el
congreso general. Continuó el misino personal del ministe-
rio:; pero pasado algún tiempo tuvo varias modificaciones
763
y el congreso cerró las sesiones del segundo período cons-
titucional el día 27 de diciembre. Habló á la nación el
presidente interino por medio de un manifiesto en que pro-
testando gratitud á los mexicanos, revelaba las mejores
intenciones de obrar rectamente; fué bien recibida esta ma-
nifestación, así como su persona, y á la verdad, era muy re-
ciente la^prueba cruenta que acababa de dar en Veracruz
para mostrarse de modo contrario. Tambióu dio su mani-
fiesto el presidente constitucional con igual patriotismo, y
declarando sus ideas, objeto y plan de pacificación, ofreció
no omitiría servicio ni fatiga que sirviesen al bien y prospe-
ridad nacional.
CAPÍTULO II.
El General D. Antonio Xiópez de Santa- Anna como presidente interino
desde 1S de marzo de 1S39 basta 30 de julio del niismo año. — Sucesos
ocurridos en el referido tiempo de poco más de cuatro meses, compren-
diendo las diferencias y arreglos con los Estados Unidos y la cuestión
de Francia.
Marchó el General Bustamante el día 20 de marzo, di-
rigiéndose á los departamentos del Norte y reuniendo bajo
su mando todas las brigadas, divisiones y partidas militares
que en aquellos lugares existían. Urrea y Mejía eran el blan-
co de las operaciones del ejército; pero debemos cousiguar,
fundados en datos oficiales, que el plan y política de la ad-
ministración contra los disidentes, no descausaba sólo en el
poder de las armas, sino en el suave imperio de la razón.
Así es que se anunció á los sublevados, que lo resuelto al
empreuderse contra ellos la campaña, era presentarles la oli-
va de la paz, antes de hacer uso de la fuerza, y se quiso que
764
el triunfo fuese obra más bieu del convencimiento que de la
violencia.
Con principios tan sanos y bajo tan buenos auspicios, se
abrió la campaña, y los acontecimientos fueron sucediéndose
del modo más feliz y favorable al gobierno.
Pasada la desgracia militar de San Jacinto, en Texas, y
después de haber regresado de los Estados UnidoS|pl Gene-
ral Santa-Amia, se hallaba en fines del año de 1838 en su
hacienda de Manga de Olavo, casi enteramente aislado y fue-
ra del círculo de los negocios públicos; pero la guerra con
Francia y la pérdida del castillo de San Juan de Ulúa, que
fué uno de los efectos de ella, demandaron de nuevo sus ser-
vicios, y fué nuevamente llamado á prestarlos encargándose
del mando de las armas en el mismo departamento donde el 5
de diciembre en defensa del honor nacional fué herido y mu-
tilado. Este conjunto de circunstancias le abrieron de nuevo
el camino al mando como jefe supremo de la nación según
se ha visto en el anterior capítulo.
Graves é importantes sucesos se precipitaron, tanto por
parte de los disidentes, como por la de el gobierno, aunque
el último obrase con plan, orden y arreglo en sus operacio-
nes. El General D. Martín Perfecto Cos fué derrotado en
Tuxpan. Urrea y Mejía hicieron un movimiento rumbo de
Veracruz y Puebla. Tampico, entre tanto, permanecía de-
fendido por fuerzas y recursos de los disidentes; pero el Ge-
neral D. Mariano Arista avanzó sobre esta plaza y logró
ocuparla mediante capitulación. Los Generales Bustamante
en jefe, Arista y Canalizo, aunque estorbaron la pérdida y
ocupación de las poblaciones más importantes de los depar-
tamentos del Norte, no pudieron impedir se verificase la
marcha de Urrea y Mejía.
En los primeros días del mes de mayo de 1839 llegaron á
Amozoc los sublevados con la fuerza de cerca de mil quinien-
tos hombres de infantería y caballería y una pequeña pieza de
765
artillería. Es decir, antes de cumplir cincuenta días la orga-
nización última del gobierno general de la república,aque-
llos pronunciados se hallaron casi á las puertas de la ciu-
dad de Puebla; pero allí se encontraron con la oposición de
fuerzas dobles mandadas por el General D. Gabriel Valen-
cia y Coronel D. Juan Morales, que los derrotaron después
de un sangriento y reñido combate.
En la época de que hablamos fueron dos las expediciones
que honrarán al valor y buen juicio de los mexicanos por
haber encadenado el desorden y evitado la anarquía que se
presentaba ya con todos sus horrores. Las acciones de Aca-
jete y Hacienda de San Miguel la Blanca, Tampico y Tux-
pan dieron felices resultados para la patria, por haberse
impedido el progreso de la revolución, considerando las per-
sonas que obraban, su objeto y circunstancias consiguientes.
Así lo han confesado escritores particulares y oficiales.
Sensible es recordar escenas de sangre; pero debemos
hacerlo para llenar nuestro objeto. Omitiendo, pues, porme-
nores inconducentes, transcribimos de la comunicación ofi-
cial del ministro de la guerra y marina D. José María Tornel
fecha 3 de mayo de 1839 en el cuartel general de Acajete, el
siguiente párrafo:
" Quedando el presidente con el más profundo y amargo
"sentimiento por haber oído de boca de los ayudantes de
" campo del Sr. General Valencia, que había regados en
"el campo de batalla como seiscientos cadáveres, porque
"fué obstinada la lucha. Que la vindicta pública descargó
"su brazo inexorable sobre D. J. Antonio Mejía, haciendo
" expirase en el patíbulo que había merecido por sus delitos,
"y cuya pena fué consiguiente, y de necesidad aplicarla."
Debe aquí advertirse que el ministro de la guerra obra,
como en campaña, por razón de que el día 30 de abril salió
el presidente interino con dicho ministro á situarse lo más
próximo posible al campo de Mejía, para dictar las provi-
766
ciencias convenientes á impedir no sólo el triunfo de las fuer-
zas sublevadas, sino cortarles la retirada á Tuxpan. Por
esto y por la muy corta distancia á que debía situarse y el
breve tiempo de la ausencia, se toleró no fuesen guardadas
las formalidades de ley para salir de la capital y tomar el in-
mediato mando de las armas, esperándose por todos los agen-
tes del gobierno que volvería dentro de pocos días. Regresó
efectivamente muy pronto, pues el día 8 de mayo en la tar-
de entró en la capital en medio de gran solemnidad, manifes-
tándose el mayor júbilo y entusiasmo en la población, como
se hace siempre con el vencedor. Siguieron las felicitaciones
de costumbre y las funciones de aparente ó verdadero rego-
cijo, sin que por la prensa hubiese discusión ni manifestación
libre, pues desde el mes de abril, por medio de una circular
gubernativa, se dictaron medidas represivas á que dieron lu-
gar los abusos que se cometen á la sombra de la libertad de
imprenta, que siendo en sí misma el mejor antemural de las
garantías del hombre en una sociedad morigerada y bien
constituida, se convierte en instrumento y medio de fomen-
tar odios y pasiones bajas, dirigidas tal vez á viles vengan-
zas.
La administración siguió su marcha conforme á sus prin-
cipios. Las secretarías de lo interior y de hacienda sufrieron
variación en 18 de mayo, entrando á servir la primera D*
Antonio Romero, y la segunda D. Francisco María Lombar-
do. El General D. Mariano Paredes y Arri llaga fué nombra-
do en jefe de las armas que obraban en los departamentos
del Norte, y señaladamente en Tuxpan y Tampico, donde
existía la revolución ya reducida á las fuerzas que mandaban
los jefes D. Pedro Lemus y Lie. Canales.
Por el mismo tiempo en el departamento de Jalisco apa-
reció la discordia civil bajo el principio proclamado y soste-
nido en los otros lugares, pretextando reformas y libertad.
Montenegro y García Vargas atacaron á Guadalajara, capi-
767
tal de dicho departamento, ocuparon algunos edificios, rom-
piendo las hostilidades y cometiendo algunos excesos; pero
al fin fueron completamente derrotados. Igual fin tuvieron
los que defendían á Tuxpan y Tampico.
Esta última plaza fué ocupada por el General D. Maria-
no Arista con su brigada el día 5 de junio de 1839, habién-
dose acordado en el paso de Doña Cecilia, el día anterior, la
formal capitulación, en cuya virtud, ratificada que fué, de-
puso las armas la guarnición, quedando á disposición del
gobierno de la república con cuauto existía en dicha plaza.
En esta ocasión, Escalada mandaba en jefe á los pronuncia-
dos de Tampico, por la circunstancia de haberse Urrea reti-
rado dos días antes para Tuxpan por haberse visto no sola-
mente desairado y aun despreciado, sino hasta perseguido
por los mismos suyos, en términos de no haberle quedado
más recurso que la fuga. Pero habiéndose unido á las tropas
del gobierno el día 2 de junio el jefe de la fuerza útil de los
pronunciados D. Tomás Barbereua, desconcertó completa-
mente sus planes, y sin poderse sostener, fué consiguiente
la rendición de Tuxpan que se verificó el día 19 del mismo
junio, poniéndose los disidentes á las órdenes del General
Paredes que mandaba en aquel punto. Ajustada y aprobada
la capitulación de estampilla, quedaron Urrea y los demás
en el pleno goce de garantías y empleos.
El ejecutivo por su parte dirigió en 18 del repetido mes
una iniciativa en la forma constitucional, con objeto de pro-
mover los bienes de la paz, dando principio con uua amnis-
tía absoluta ó indicándose la conveniencia de que en su
oportunidad se diese lugar á las reformas de la ley funda-
mental que se creyesen necesarias y que corrigiesen los de-
fectos que como tales acreditaba la experiencia. Este asunto
tan importante llegó á ser materia de formal iniciativa que
ocupó por mucho tiempo al cuerpo legislativo, mediando de-
tenidos y acalorados debates. El gobierno por su parte ac-
76B
tivaba la práctica de las reformas cuya admisión él mismo
tenía iniciada, y procuraba prevenir los males que se habían
ya experimentado y se preparaban excitando tumultos y des-
gracias. Pasaron días y se declaró por fin que la voluutad de
la nación era manifiesta eu favor de que se procediese á re-
formar las leyes constitucionales sin esperar la época pre-
fijada por ellas al efecto.
Asuntos de otro orden, aunque no de tanta importancia,
ocuparon á la administración, tales como haber preseutado
en 18 de junio de 1839, previa terna para el arzobispado de
México, que se hallaba vacante, al Dr. D. Manuel Posada y
Garduño, dignidad maestrescuelas de esta Santa Iglesia Ca-
tedral, el cual fué aprobado por la silla apostólica y consa-
grado, como tal metropolitano; y el haber manifestado el
gobierno, por el ministerio de la guerra, que habiendo obte-
nido el presidente General D. Anastasio Bastatuante, por
donación del inmortal héroe de Iguala libertador de México
D. Agustín de Iturbide, la espada con que juró y sostuvo la
independencia nacional, hacía por su parte el agraciado, do-
nación también al congreso general de esa alhaja de precio
inestimable, acordándose eu la sesión del 29 de mayo, ca-
si unánimemente, que se aceptaba tan apreciable donación,
y se previno se colocase la espada en el salón de sesiones,
archivándose la información con que se acompañó.
Entretanto el General Santa- Auna se resintió en su sa-
lud por las heridas recibidas el mes de diciembre en Vera-
cruz, y como la guerra había cesado en los departamentos
del Norte por las capitulaciones y rendición que hemos re-
ferido, el presidente constitucional estuvo expedito para
volver al ejercicio del poder que tenía confiado, dejando el
mando inmediato de las armas á los Generales Arista, Pa-
redes y Oaualizo, en los términos que explican los documen-
tos oficiales y el manifiesto dado á la nación, en el cual el
mismo presidente dio cuenta del resultado de sus plaues de
769
campaña hasta la rendición y capitulación á que vinieron
los disidentes.
El General Bustamante fué llamado por el presidente in-
terino, quien no obstante su falta de salud continuó en el
gobierno, dejando al cuerpo legislativo instalado el 1? de
julio, ocupándose en el interesante período de presupuestos
y leyes de hacienda; y aunque deseaba devolver personal-
mente el encargo, que había recibido hacía tres meses, no le
fué posible esperar el regreso de Bustamante, porque au-
mentándose el mal estado de su salud, y obligándolo el voto
de los facultativos á retirarse á su país natal, partió para su
hacienda Manga de Clavo el 11 de dicho mes, acompañado
de su muy recomendable y virtuosa esposa D* María Inés
García, que había venido á México el 25 de mayo al cuidado
de asistirlo en su falta de salud, quedando encargado de la
presidencia de la república, Ínterin llegaba á la capital el pre-
sidente constitucional, el General D. Nicolás Bravo, que lo
era del consejo de gobierno, y cuya administración será ma-
teria del capítulo siguiente, debiendo antes referir los suce-
sos relativos á los Estados Unidos y á Francia.
ESTADOS UNIDOS.
Una fatalidad lamentable ha acompañado á las relacio-
nes que han existido entre las dos repúblicas vecinas de Mé-
xico y los Estados Unidos del Norte, las que á pesar de ha-
berse ligado con el vínculo de convenciones y tratados, casi
siempre han estado discordes. Muy pocos años pasaron des-
pués del reconocimiento que hizo solemne y formalmente de
nuestra nacionalidad la república de Washington, sin que
Tomo II.— 97
770
tronase sobre nosotros la terrible voz de " reclamación. "
Repetidas fueron éstas en los primeros tiempos de nuestra
independencia, y graves los sucesos (pie afectaron las rela-
ciones entre los dos países, tratándose no ¿sólo de intereses
pecuniarios que es lo que más ha dominado, no obstante las
consideraciones que parece han debido existir entre dos na-
ciones amigas por vecindad y mutua conveniencia.
Expuestos quedan en lugares anteriores los sucesos que
tuvieron lugar con motivo de reclamaciones diplomáticas.
Ahora recordaremos que el gobierno mexicano en 1838, ha
blando de las reclamaciones de los listados Unidos contra
México, asienta en sus documentos de Estado, con toda im-
parcialidad y justificación, que en los cargos del gabinete
americano se advertía prevención desfavorable y contraria
á la amistad y unión que debían exisíir entre las dos nacio-
nes; que casi no había suceso por insignificante que fuese,
con tal de referirse á un ciudadano americano, que no sir-
viese de causa ó pretexto para fundar una reclamación; que
se hacía responsable á la administración mexicana de los ac-
tos del gobierno español, ejecutados en ejercicio del sistema
de policía que regía entonces, contra algunos que se intro-
dujeron en nuestras fronteras ó costas; que se había exigido
indemnización de las sumas que se dice se facilitaron á los
patriotas llamados insurgentes, auxiliando la guerra prime-
ra de independencia; que se exigieron también indemnizacio-
nes por artículos declarados de comiso á algunos americanos
que no cumplieron con las disposiciones legales sobre el co-
mercio extranjero; que al hacer las reclamaciones y formu-
larse los cargos, se procede en todo de un modo tan exage-
rado, que si se desnudasen del ropaje y colorido con que se
presentan se vería la verdad, como ella es, y las autoridades
mexicanas aparecerían justificadas y arreglado el desempeño
de sus de beres; que se hacen cargos, no sólo sin justificación
legal, sino lo más notable, sin presentar otro título que el
771
propio dicho del interesado; que, en fiu, pocos de esos cargos
aparecían fundados en la justicia; y sí los más contrarios á
ella y á la buena amistad que eutre las dos repúblicas debía
conservarse, evitando por todos los medios posibles un rom-
pimiento.
Casi se provocaba éste al advertirse que por los Estados
Unidos se reclamabau á México actos del gobierno virreiual
en estos términos:
" El secretario de Estado no concibe en qué principios se
" pueden fundar las distinciones que aluden á las diversas
"épocas del gobierno español y del independiente; ni qué
"justa causa puede tener México para rehusar el pago por
"actos cometidos dentro de su jurisdicción territorial des-
" pues de la separación virtual de España y México, estoes,
" después de la ocupación de España por la Francia en
" 1808. "
¿Puede ser más expresa la decisión hostil del poder más
fuerte contra el más débil? ¿Por qué se nos quiere hacer
responsables de lo que no ha pasado en nuestro tiempo y
cuando no habíamos nacido? ¿Y por qué se confunden de
intento las épocas, las persouas y las cosas mismas de la re-
clamación, si no es porque se desea y aun se busca la ruina
del reclamado?
Felizmente el gobierno trató de restablecer en mejor es-
tado las relaciones diplomáticas de México y los Estados
Unidos; y al efecto, se pusieron en práctica los medios que
mejor conducían á fin tan saludable. Nombróse ministro ple-
nipotenciario á D. Francisco Pizarro Martínez, cuya misión
era altamente difícil, pues á más de algunas ocurrencias des-
agradables á que dio lugar la estrepitosa retirada del mi-
nistro americano, Mr. Powhatan Ellis, y de las reclamaciones
que mantenían en mal estado las relaciones eutre ambas
repúblicas, surgía de un modo grave la cuestión interesan-
tísima de la separación é independencia de Texas, que to-
772
maba un aspecto amenazador con el reconocimiento formal
de su existencia política, verificado por la república de Wash-
ington, bajo el principio de gobierno de hecho que hizo re-
conocer también por emperador del Brasy á D. Pedro rey
de Portugal, y después á D* María da Gloria.
Las buenas relaciones quedaron por entonces restableci-
das en los siguientes términos anunciados por el presidente
Van -Burén en su mensaje de diciembre de 1839, que como
resultado de conferencias celebradas por Mr. Forsytta minis-
tro americano y D. Francisco Pizarro Martínez ministro de
México, se había convenido por ambas partes celebrar una
convención ó tratado para terminar amistosamente las difi-
cultades pendientes entre los Estados Unidos y la república
mexicana. Reducíase el tratado á que cada uno de los refe
ridos países nombrase dos comisionados con el indicado fin,
remitiéndose en caso de desacuerdo sobre algunos puntos, al
arbitraje del rey de Prusia, ó al de los Países B;ijos; que los
comisionados deberían reunirse en la ciudad de Washington
en un tiempo dado, después de la ratificación; que se ocu-
paría la junta en examinar las reclamaciones, y concluiría
sus trabajos en término «le diez y ocho meses; que la decisión
de los comisionados ó del arbitro, en su caso, sería conside-
rada como última y definitiva; y que México podría satisfa-
cer su responsabilidad por medio de pagarés ó libranzas con
interés y admisibles en descuento de derechos en los puer-
tos. En virtud de esta convención fueron nombrados por
México, U. Pedro Fernández del Castillo y D. Joaquín Ve-
lázquez de León, y como secretario D. Lucas del Palacio y
Magarola, quienes recibieron sus credenciales é instruccio-
nes y marcharon á su destino, lográndose reunir la referida
junta, que trabajó con asiduidad y patriotismo, hasta haber
en lo posible logrado los pacíficos y saludables fiues de su
institución, eu los términos que apareceráu en su respectivo
lugar.
773
TI
FRANCIA.
Habían pasado poco más <le cuarenta «lías de mi separa-
ción del gabinete, cuando á bordo de la fragata " Herminia "
en el fondeadero de Sacrificios, con fecha 21 de marzo de 1838,
fué dirigido por el ministro plenipotenciario de Francia, Ba-
rón Deffandis, el ultimátum cjue entre reclamaciones y cargos
contenía una estudiada declaración de guerra contra la re-
pública mexicana, conminándola con la resolución de que si
no se accedía á los exajerados pedidos de la Francia, tomaría
venganza y haría por sí misma efectiva su demanda.
Esta conducta (pie siempre aparecerá ante el mundo ira-
parcial y civilizado como ella es, fué un acontecimiento sen-
sible por su naturaleza y por sus consecuencias; pero bajo
algún aspecto favorable en lo personal, considerando que
involuntariamente y por combinación de circunstancias, me
hallé libre de responsabilidades por mi separación del minis-
terio; sintiendo sin embargo, que á haber permanecido en el
gobierno, pude acaso ser útil prestando mis servicios para
tal vez impedir algunos males, supuesta la verdad de los
conceptos explicados en el mismo ultimátum cuando al con-
cluir dice: " Los hechos, actos y escritos del ministerio ine-
" xicano, especialmente los de S. E. el Sr. Cuevas, son los que
" sin mala intencióu seguramente han provocado el couflicto
" inminente,'' y en la nota de la legación de Francia de 20
de abril de 1838, en que se asienta por el señor plenipotencia-
rio lo siguiente:
" La última nota escrita en este sentido, fué dirigida el 16
" de noviembre de 1837 al Sr. Monasterio, encargado enton-
774
"ees del despacho durante la ausencia del Sr. Bocanegra,
"que no volvió al ministerio. El Sr. Cuevas sucedió á este
"último, cuyos sentimientos ilustrados son sobradamente
" conocidos para dudar un momento no quedase sorprendido
" de la posición deplorable de los negocios. ¿Cómo contestó
" á esta nota el Sr. Cuevas, actual ministro de relaciones ex-
" teriores, que se hallaba más que ningún otro en estado de
" apreciar la verdad de las cosas, á consecuencia de las fun-
" ciones que había llenado en Paris? ¡Con el silencio! "
Lo cierto es, que en el citado día 21 de marzo, los anun-
cios y los amagos contra México; las amenazas del rey de
los franceses, Luis Felipe, en sus discursos parlamentarios; los
preliminares y precedentes ya bien indicados, se vio que eran
una realidad. La primera comunicación del gobierno mexi-
cano al ultimátum, se contrajo á decir (pie no entraría en con-
testación de ninguna especie, mientras no se retirasen de
nuestras costas las fuerzas navales de la Francia, por exigir-
lo así el honor nacional. Después se cambiaron diversas no-
tas; se hicieron explicaciones sobre lo justo ó injusto de los
puntos contenidos en la de la " Herminia; " pero todo siguió
según el plan propuesto de hostilidad. La prensa, publicó do-
cumentos importantes, instruyendo á la nación sobre cuanto
le convenía saber, tratándose de la reivindicación de sus de-
rechos. Se analizó el ultimátum en todas las que llamó él mis-
mo categorías de las reclamaciones, y puede muy bien asegu-
rarse que fué victoriosamente impugnado en su contenido,
en su forma y hasta en su estilo; apareciendo triunfante la
verdad sobre la injusticia, como se acreditó con posteriori-
dad, pues llegado el caso, tuvo el gobierno francés que guar-
dar y dejar sin reparto y aplicación una muy considerable
suma de la que pagó México de indemnización, por no haber-
se hallado legítimos acreedores al haber. ¿Puede decirse, ni
probarse más? ¿Los enemigos de México pueden recibir me-
jor respuesta?
775
Fondeó por fin el día 6 de abril de 1838 la escuadra
francesa, tan anunciada, en "Antón Lizardo," y pasado á
Sacrificios, el comandante de ella capilán de navio D. V. L.
Bazoche, en formal nota del día 1G de dicho mes, declaró so-
lemnemente el estado de bloqueo de todos los puertos de la
república mexicana. Notóse en este procedimiento, no sólo
violencia sino aun falta de buena fe, porque en concepto del
General D. Manuel Eincóu que mandaba en jefe las armas
en Veracruz, no era de esperarse tal comportamiento en el
modo y términos en que se verificó.
" La fuerza naval que se me había anunciado, dice el
"comandante General Rincón, aparentando conservar rela-
ciones amistosas con la. nación mexicana, saludó á su pa-
"bellón, y se le correspondió. Franquee las puertas de la
" ciudad para que extrajera los víveres frescos que necesita-
" ra; su jefe, oficialidad y marina han recibido repetidos tes-
" ti moni os de consideración de parte de las autoridades y
" vecinos de esta plaza, aunque se aproximaba el 15 del
" presente señalado por el Barón Deffaudis para que tuviera
" principio el bloqueo de nuestros puertos, si el supremo go-
" bieruo no convenía con las condiciones del ultimátum. El
" diez y seis á las dos de la tarde recibí la declaración de ha-
" liarse en estado de bloqueo todos nuestros puertos. Tres
" bergantines de guerra franceses zarparon en la misma tar-
" de á hacer crucero, y lo verificó también una goleta de gue-
" rra americana, no sé con qué objeto, aunque infiero sea con
"el de noticiar lo ocurrido, á su gobierno."
Establecido el bloqueo, siguió con todo la formalidad que
se quiso dar á este acto según se usa entre las naciones con
los requisitos legales. Produjo necesariamente sus efectos,
aunque no fueron ciertamente muy honrosos para la Fran-
cia; siguieron también las conferencias diplomáticas; siguió
explicándose cou solidez y vigor la prensa oficial, particular
y de los Estados; siguió el examen por la opinión pública de
776
las reclamaciones, fiándose sólidas y fundadas respuestas á
los cargos; siguió el cambio de notas entre la legación de
Francia y el gobierno mexicano; siguió la publicación de do-
cumentos, y siguieron en fin las mismas circunstancias y per-
sonas, basta los últimos días del mes de octubre en que ofre-
ció este negociado un nuevo aspecto.
Efectivamente, en 27 de dicho mes se presentó en Sa-
crificios el contra-almirante de Francia Mr. Carlos Baudin
á bordo de la fragata la Nereida, y de nuevo abrió la cues-
tión en todas sus partes, bajo el pretexto de que no se ha-
bía obtenido de México la respuesta directa y oficial que co-
rrespondía, cuya resolución era muy natural, dadas la apro-
bación que recibieron todos los actos del Barón Defiaudisy
la satisfacción con que fueron recibidas las noticias relativas
al modo y términos con que se obraba contra México por la
legación de Francia. El Conde Mole ministro de Estado es-
cribió resueltamente anunciando " que su gobierno se halla-
" ba unánime y firme en la resolución de obtener la plenitud
" de las satisfacciones y reclamaciones exigidas por el ultima*
" f«m," agregando el mismo Conde Molé,áDeffaudis, que bien
podía añadir al repetido ultimátum todas las reclamaciones
á que hubiese lugar, pues todo sería enteramente aprobado
por el rey. El Barón Deffaudis no obstante, haciendo uso de
una licencia, se alejó de la escena, recibiendo la legación
de Saxonia, y dejando la de México en el comprometido es-
tado en que se bailaban las relaciones diplomáticas de las
dos naciones, y cuya situación, puede decirse, que él misino
había creado.
Sin duda (pie era muy grave y difícil la posición en que se
hallaba colocada la república mexicana, por los aconteci-
mientos públicos que vamos refiriendo, y cuya narración sus-
pendemos por un momento, para consignar un hecho hon-
roso, que debe ocupar buen lugar en los anales de nuestra
patria. Este hecho es, la instalación de una junta promovida
777
por D. José Garay, llamada de " auxilios para la guerra con
Franela," creada espontáneamente y formada de ciudada-
nos particulares, sin que la autoridad tuviese otra parte que
la de protección y policía. Más de quinientos mexicanos^de
las clases distinguidas de la sociedad se inscribieron, traba-
jaron, y con toda especie de recursos auxiliaron al gobierno
en las circunstancias difíciles en que se hallaba. Yo, que me
honré con ser uno de sus presidentes, me honro también
ahora trayendo á la memoria ese brillante rasgo del patrio-
tismo mexicano.
Llegado con la escuadra el contra- al mirante Baudin, y
separado el Barv'ni Deffaudis, como queda dicho, el gobierno
mexicano contestó al contra-almirante por medio de un co-
misionado enviado por aquel, que había llegado el día L? de
noviembre, regresando el 4 del mismo. El presidente de la
república nombró plenipotenciario y enviado extraordinario
á su secretario de Estado y del despacho de relaciones D.
Luis Gonzaga Cuevas, manifestando que la administración
estaba resuelta y con la más buena fe á ocuparse en las con-
ferencias á que se la invitaba; por lo cual, sabiendo que el
día 13 se hallaría Mr. Baudin en Jalapa, lugar convenido
para dichas conferencias, se dirigía el plenipotenciario mexi-
cano para el punto designado; quedando ad ínterin el minis-
tro del interior D. José Joaquín Pesado.
El día 17 comenzaron las conferencias diplomáticas, en que
se trató de las negociaciones á que habían dado lugar el ulti-
mátum del Barón Deffaudis de 21 de marzo, y el que también
puede llevar el mismo nombre dirigido por el contra-almi-
rante Baudin en '11 de octubre, porque en esta nota, dándose
á conocer como plenipotenciario cerca del gobierno mexica-
no, pedía la respuesta á la primera nota citada. Muy poco
duraron estas conferencias tenidas en Jalapa; pues sin em-
bargo de haberse canjeado los respectivos poderes por los
plenipotenciarios, y niauifestádose las respectivas bases so-
Tomo II.— 88
778
bre que había de levantarse la convención ó tratado que se
pretendía ajusfar entre México y Francia, sólo duraron dos
días, y el 19 de noviembre notificó el plenipotenciario de
Francia al de México que se volvería á bord*> de su escuadra,
si no se admitía el proyecto de arreglo que, en clase de defi-
nitivo, pasó, proponiendo realmente los mismos artículos
que tanto se habían ventilado y explicado desde que por
desgracia se alteraron las relaciones entre México y Francia,
conteniéndose la concesión sobre comercio al menudeo en
que tanto empeño se tenía, y que ha sido la piedra de toque
en la presente cuestión y en otras posteriormente tratadas
de que se hablará después.
Aunque las contestaciones y explicaciones por parte de
México, fueron amplias, francas y aun deferentes, todo se
dificultaba, porque los proyectos de Francia no variaban;
se repetían las negativas á cualquiera cosa propuesta por
México, que no descansase en las bases dadas. Se retiró el
contra-almirante diplomático el 21 de noviembre, diciendo
que á la vista de Veracruz, y hasta el día 27 del citado mes á
medio día, esperaría le dirigiese el ministro mexicano la con-
vención ofrecida, declarando él por su parte: (pie si la conven-
ción propuesta por México, no estaba concebida en términos
completamente satisfactorios para la Francia, es decir, en
los mismos que él había iudicado, consideraría como un de-
ber, comenzar inmediatamente las hostilidades. Pedía que
en caso de rompimiento entre las dos naciones, se protegie-
se á los franceses contra cualquier movimiento popular; y
desde luego, así quedó acordado. Siguieron tratándose al-
gunas incidencias referentes al mismo negociado, pero al fin
en 27 de noviembre, es decir, al mes de comenzadas las ne-
gociaciones, terminó todo desgraciadamente en guerra de-
clarada.
Así lo dice y explica la nota siguiente:
" Fragata de S. M. " La Nereida," delante do Veracruz.
779
" 27 de noviembre de 1838.— Excmo. Sr. — He recibido vues-
" tras dos notas de esto díp, la una oficial y la otra particular,
" en que me acompaña un pliego del Excmo. Sr. ministro de
" relaciones exteriores.
" Me falta ahora tiempo para responder al ministro; pero
" os suplico solamente que le hagáis saber que el término
" que yo había acordado, se ha concluido hoy, sin que se me
" haya dado una contestación que satisfaga á las demandas
"justas, moderadas y honoríficas de la Francia; así es que
" me veo en la necesidad de comenzar las hostilidades.
" Hace un raes que me hallo delante de Veracruz y he
"hecho según mi conciencia y mis luces todo lo que la ra-
" zón y la humanidad prescriben, para evitar un rompimien-
" to violento entre los dos países. Dios es testigo de la sin-
" ceridad de mis esfuerzos para lograr ese fin. Mi misión de
" paz se encuentra terminada; la de guerra va á comenzar.
" ¡ Ojalá sus consecuencias caigan únicamente sobre los hom-
" bres que por su iniquidad y orgullo han procurado este re-
bultado!
" Yo recomiendo de nuevo á la humanidad de V. E., á
" mis compatriotas que quedan en Veracruz; y le suplico
" admita la seguridad de mi estima y alta consideración.
" El contra- almirante comandante de las fuerzas Dava-
" les de Francia en el golfo de México, Carlos Bandín. —
" Excmo. Sr. D. Manuel Riucón, comandante general de Ve-
" racruz.
" Es co])ia. Por ausencia del secretario, Pedro Milán.
" Son copias que certifico. Ministro de relaciones exte-
" riores. México, 4 de diciembre de 1838. — Pesado."
Parece que el rompimiento enunciado y casi expresamen-
te declarado, estaba con anterioridad meditado y resuelto,
porque el día 27 de noviembre, al mismo tiempo que decía
el contra-almirante "la paz ha terminado, la guerra va á co-
" menzar," rompió el fuego coutra la fortaleza de San Juan
780
de Ultía, rompió también la fe y amistad protestadas en sus
comunicaciones oficiales; rompió el parlamento bajo que se
hallaba en conferencias con los oficiales Valle y Díaz Mirón,
de la marina mexicana; y rompió, en finf toda considera-
ción de justicia y humanidad. Acoderó cautamente los bu-
ques de su armada, en la cual se hallaba el principe de Join-
ville, arrojando bombas incendiarias; dirigió el ataque sobre
el castillo de UUía, y después de algunas horas de la tarde
del dicho día 27, logró volar los importantes repuestos, el
Caballero Alto, y el llamado de Sai» Miguel, ocasionando la
muerte de muchos de sus defensores, entre ellos el muy re-
comendable jefe de artillería D, Ignacio Labastida; se des-
truyeron antiguas obras de fortificación, negándose el con-
tra-almirante ¿i la suspensión de los fuegos y remisión de
los heridos que le pidió el coronel mexicano D. Manuel Cela,
y á quien se le dijo que sin capitulación no cesaría el fuego,
como efectivamente sucedió; dirigiéndose ya no solamente
á Ulúa, sino la mayor parte de bombas á la ciudad, hasta
Las ocho de la noche en que se verificó la capitulación del
Castillo, que estaba bajo las órdenes del comandante D. An-
tonio Gaona.
La plaza de Veracruz, al mando del General D. Manuel
Rincón, capituló á su vez el día 28. El gobierno reprobó am-
bas capitulaciones, y los jefes fueron sometidos ajuicio, sien-
do absueltos por la autoridad competente en atención á las
circunstancias que determinaron aquellos actos.
A consecuencia de los sucesos referidos, quedó la coman-
dancia general y mando de las armas del Estado de Vera-
cruz, ácargodel General D. Antonio López de Santa- Auna,
que desde su regreso de Texas residía separado con licencia
temporal en su hacienda de Manga de Clavo. Reprobados los
convenios de capitulación, se hizo saber al contra-almirante
este resultado, así como la declaración que por decreto ex-
preso del cuerpo legislativo hacía la nación mexicana, de ha-
781
liarse en guerra con Francia por las causas que ya eran co-
nocidas.
Esto no obstante, en los primeros días del mes de diciem-
bre se abrió un parlamento que diese lugar á la reflexión y
al mejor acierto en lo que se resolviera; pero uu nuevo in-
cidente vino á complicar la situación.
Eran las cinco y media de la mañana del 5 de diciembre,
dice el General Santa -Auna, cuando el contra-almirante,
á pesar de sus protestas y sin motivo ni provocación alguna,
invadió en persona la plaza de Veracruz á la cabeza de una
columna de mil quinientos ó dos mil hombres, dirigiéndo-
se á la habitación del general mexicano para sorprenderle,
aprovechando la densa niebla que no permitía se distinguie-
sen los objetos ni á la más corta distancia. 2To lograda la
sorpresa, y burlado el intento, salió rápidamente de su casa
el General Santa- Anua por entre los fuegos enemigos, y fa-
vorecido de su guardia se sostuvo en retirada basta llegar á
la línea de los cuarteles, donde preparó ya la formal resis-
tencia, y poniéndose á la cabeza de una columna, batió con
decisión y glorioso resultado al enemigo, obligándolo á re-
embarcarse á punta de bayoneta; quitándole en el muelle
mismo una pieza de á 8 que servirá para siempre, dice, de
monumento del valor y decisión con que se peleó y venció
aquel día. Dice también, que el pabellón mexicano quedó
triunfante, aunque el mismo General en jefe fué herido gra-
vemente en el último esfuerzo que hizo con la columna que
atacó; que colocado el pabellón nacional, flameó victorioso
en los baluartes, y que siendo conveniente y aun necesario
evacuar la plaza por hallarse totalmente indefensa, estable-
cieron los mexicanos su campo á poco más de uua legua de
distancia de la cifidnd.
Este breve relato señala el memorable suceso en nuestra
historia de haberse obtenido un triunfo nacional el día 5 de
diciembre de 1838. El, puede decirse, constituye un recuer-
782
do fie honor y gloria para México, y de satisfacción para el
General, que á la cabeza de las armas nacionales, supo arro-
jar fuera de los muros de la ciudad al enemigó que la atacó
é invadió, faltando á la fe y palabra de sus* compromisos an-
teriores, y aun al parlamento en que se hallaban los belige-
rantes como ya hemos dicho.
No han faltado, empero, impugnaciones y contradicciones
dentro y fuera de la república en lo particular, y por la pren-
sa, procurando no sólo desfigurar sino hasta negar la exis-
tencia de los acontecimientos; más á pesar de la crítica acre
y parcial, ha aparecido la verdad triunfante por la evidencia
misma de los hechos, y lo ha confirmado todo la constante
y pública tradición de ellos; de manera que en nuestros días
es ya un hecho histórico y glorioso reconocido, la defensa y
reivindicación de la plaza de Veracruz por el General Santa-
Anna en la época á que nos referimos, notándose que la plu-
ma misma del contra-almirante enemigo ha sellado la ver-
dad, diciendo en sus propios documentos: que en las huestes
francesas hubo muertos y heridos; que se trabó lucha arma-
da, y que los franceses al fin de la acción tuvieron que salir de
la plaza de Veracruz. Es claro, pues, que ó no pudieron los
franceses continuar el combate y se retiraron dejando la pía
za, ó fueron vencidos, pues que no la pudieron conservar y se
vieron arrojados de ella, habiendo el contra-almirante ata-
cado los cuarteles de que fué rechazado, así como de la casa
del General en jefe á quien buscaba. Quedó en poder de los
mexicanos la pieza de artillería que les servía para su defen
sa é igualmente el material y municiones que no pudieron
sacar al evacuar la plaza, y sobre todo, quedaron armados los
cuarteles y aun parte de sus baluartes. Adviértase que sin
embargo de haber el contra-almirante escrito y publicado
un impreso que se hace servir de respuesta ó vindicación á los
cargos que le resultan por la conducta que observó en Ulúa
y Veracruz, no satisface ni convence, por no fundar sus
783
contestaciones; pues cuanto asienta «lesea usa en su simple
palabra y confesando los heehos misinos que se le citan en
contra, se contenta con decir á todo ¡mentira! Pero esfuer-
za decirle con verdad, que la sola negativa no es prueba, ni
lo puede ser cuando se conceden los antecedentes y se nie-
ga la consecuencia, que naturalmente de ellos se deduce en
buena lógica.
El congreso general honró y perpetuó este acontecimien-
to, dando un decreto en febrero de 1839 bajo la presidencia
del General D. Anastasio Bustamante. En ese decreto se
dice, que tanto el General en jefe como los oficiales y tropa
de su mando que el día o de diciembre repelieron á las tro-
pas francesas que invadieron la plaza de Veracruz, merecieron
lien de la patria; y además, se les premia con un distintivo
honroso que señale aquella gloriosa acción. La opinión y el
voto nacional también favorecieron á los vencedores, de un
modo expreso y tan terminante, que el acontecimiento de
diciembre en Veracruz fué por el triunfo y por sus conse-
cuencias, un lazo de unión entre los mexicanos, y un prin-
cipio saludable no sólo para neutralizar, sino para casi ex-
tinguirlos odios de los partidos. No fué duradera la bonanza
es verdad; pero siempre produjo grandes bienes, y como
principal entre ellos, apareció el espíritu público ilustrado y
decidido por la concordia en pro de la nación.
Este buen sentido, y un patriotismo sincero aleccionado
y probado en la adversidad, así como las buenas disposicio-
nes que al fin mostraron los invasores, produjeron el efecto
de que se renovasen las negociaciones diplomáticas entre
Francia y México, dirigidas á terminar los males de la guerra
y á restablecer del uredo usado entre las naciones, la paz y
armonía quehabíau existido entre la república mexicaua y la
Francia.
En efecto, abriéronse de nuevo las negociaciones entre
el almiraute plenipotenciario por una parte, y por la otra loa
784
Sres. D. Manuel Eduardo Gorostiza, ministro de relaciones
exteriores, y el General «le división D. Guadalupe Victoria,
lográndose concluir, más de tres meses después, el tratado
de paz á que se aspiraba. *
Ajustóse el tratado en 9 de marzo de 1839, 1 conteniendo
en sus artículos y en los de la convención del mismo día, la
declaración de paz constante y amistad perpetua; el some-
terse á la decisión de una tercera potencia; pagar los seis-
cientos mil pesos del ultimátum y la declaración de (pie la
Francia gozará las franquicias, privilegios é inmunidades
concedidas ya, ó (pie en lo sucesivo se concedan de cualquier
modo á cualquiera nación extranjera más favorecida, y en
los mismos términos en (pie la eoneesión fuese hecha. Es de-
cir, que casi en igual fecha del ultimátum del Barón Defíau-
dis, concluyó una cuestión (pie dio lugar y produjo conse-
cuencias lamentables en nuestro país.
La Iuglaterra que en el mes de septiembre anterior no
consiguió se aceptase por Francia su mediación y bueuos
oficios en favor de México, logró se estableciesen negocia-
ciones pacíficas que aproximasen el restablecimiento de la
paz, y pusieran coto á las desgracias experimentadas por el
bloqueo, y principalmente á las que se sufrieron después del
día 26 de noviembre y las más (pie podían seguir y seguirían
sin duda, si hubiere de continuar el estado de guerra entre
las dos naciones, invadida ó invasora.
Después de los acontecimientos referidos se presentó una
fuerte escuadra inglesa mandada por el comodoro Douglas
de acuerdo con el ministro plenipotenciario Mr. Ricardo Pa-
kenham; cuya memoria será siempre grata para México al
recordar que en el dilatado tiempo (pie tuvo á su cargo la
legación de su país, fué siempre para el nuestro un bueu
amigo, como de ello dio pruebas en las circunstancias difí-
1 Recopilación de Arrillaga, paga. 95 7 97, tomo.de 1839.
785
ciles del tratado de 9 de marzo, concurriendo á las conferen .
cias que se tenían; abiertas que fueron las negociaciones
diplomáticas mencionadas, ó influyendo eficazmente basta
concluir las diferencias que habían surgido y se restableció
la paz entre Francia y México.
Aprobado constitucionalmente el tratado en el mismo
mes de marzo en que se celebró, fué remitido á nuestro minis-
tro en Francia, D, Máximo Garro, quien el 3L de julio pidió
audiencia al mariscal Soult, ministro de negocios extranje-
ros, y al día siguiente fué recibido de la manera más cordial
y amistosa. Hablóse del canje del tratado para su ratifica-
ción; y aunque por recíprocas cortesías cada uno de los mi-
nistros quería que el otro señalase el día para aquel acto,
cedió al fin el mariscal Soult y propuso fnese el 6 de agos-
to, como lo verificó en la forma de estilo, siguiendo luego
los convites y cumplimientos respectivos.
Para concluir este punto diremos que el 13 de febrero de
1840 llegó á México el Barón Alleye de Oiprey, ministro ple-
nipotenciario y enviado extraordinario de Francia, el cual
fué recibido en audiencia pública el 20 del mismo mes, en
cuyo acto se pronunciaron los siguientes discursos que inser-
tamos para concluir como hemos dicho.
"Señor presidente: Al nombrarme el rey, mi amo, su
"enviado extraordinario y ministro plenipotenciario cerca
" de la república mexicana, me ha encargado que manifies-
" te al presidente y al congreso de la república las segurida-
" des de su sincera estimación y de todo su afecto. Es volun-
" tad de S. M. que emplee todos mis esfuerzos en estrechar
" y mautener los lazos de amistad que subsisten entre am-
" bos países. Me es muy grato, señor presidente, teuer que
" cumplir semejante misión. Si, como estoy persuadido, los
" sentimientos de V. E. corresponden á los que me acompa-
" ñau en medio de nuestros conciudadanos, uno y otro con-
" curriremos á cimentar la adhesióu que debeu tener entre
Tono II. —99
786
" sí dos naciones hechas para amarse y para apreciar las be-
" lias cualidades que las distinguen recíprocamente."
El presidente contestó: " Señor ministro: El feliz resta-
" blecimiento de la amistad y bueua inteligencia entre la re-
" pública mexicana y el reino de Francia, ha llenado los de-
" seos de sus gobiernos.
" Los tratados de paz firmados en Veraeruz y apoyados
"en el honor y conveniencia de ambos países, se han cuui-
u plido y seguirán observándose lealinente por parte de Mé-
" xico. Son en consecuencia muy satisfactorias, tanto la ho-
" norable misión del señor ministro plenipotenciario, como
" las seguridades que acaba de manifestar de los sentimien-
" tos amigables de S. M. el rey de los franceses.
" Animado yo de las mismas benévolas afecciones, y
" apreciando debidamente el carácter y sentimientos perso-
" nales del representante de Francia, no dudo que su celo
" contribuirá á consolidar las relaciones que ya existen, y á
" promover los intereses mutuos de ambos pueblos.
" Debe, pues, contar el señor enviado extraordinario, con
" cuanto dependa del gobierno mexicano para el desempeño
" de la alta misión que se le ha confiado.
" Tales son los votos del presidente de la república, que
" el Sr. Barón se servirá transmitirá S. M. con las protestas
" de la más sincera y cordial estimación."
787
CAPITULO III.
El General D. Nicolás Bravo como presidente del Consejo de Gobierno,
desempeña provisionalmente la presidencia de la república desde 11
hasta 17 de julio de 1§39.
Como se recordará, el estado de revolución en que se ha-
llaba el país, hizo que el presidente constitucional D. Anas-
tasio Bustamante fuese á ponerse á la cabeza del ejército,
siendo nombrado para que durante su ausencia gobernase
como presidente interino, el General D. Antonio López de
Santa- Auna. Asilo hizo éste hasta que le fué imposible per-
manecer en el gobierno por haberse enfermado gravemente
á principios del mes de julio de 1839. Marchó por tal moti-
vo á su hacienda de Manga de Clavo, dando cuenta de su
administración en uu manifiesto que publicó al efecto. Fué
necesario en consecuencia ocurrir al congreso para que con-
cediese la licencia de separarse al que ejercía el poder ejecu-
tivo, y nombrase otro individuo que le sustituyese, hallándo-
se adornado de las cualidades que demanda tan importante
encargo. Tal nombramiento recayó en el presidente del con-
sejo, General D. Nicolás Bravo, quien previo el juramento
de ley entró á ejercer su encargo el 11 de julio de 1839, mien-
tras se presentaba el presidente Bustamante que marchaba
ya para la capital, desembarazado de las atenciones de la
campaña, debiendo llegar para antes del día 20 del citado
mes.
Las cosas públicas y de la administración en lo oficial y
personal no sufrieron variación. Los sucesos notables que
ocurrieron en los pocos días del gobierno provisional del Ge-
neral Bravo, fueron: la absolución del Coronel D. Antonio
788
Gaona, por la reudición del Castillo de San Juan de Ulna;
el térmiuo de la ruidosa causa seguida contra el Coronel D.
Juan Yáñez, por varios delitos; y el acuerdo, de conformi-
dad con el presidente interino, sobre dar lugar á las reformas
constitucionales, antes de que llegase el período para ellas
fijado en la misma constitución.
Ku cuanto al primero de estos sucesos, debe considerar-
se que fué de gravísima importancia y de malísimos efectos
la rendición y capitulación de San Juan de Ulna, cuya for-
taleza había sido, aunque en pequeño, el Gibraltar ó el Se-
bastopol de México. La necesidad de recursos oportunos que
faltaron á los defensores; la confianza que inspiraban las ne-
gociaciones diplomáticas entabladas entre dos naciones ami-
gas, y lo inesperado del combate, con otros incidentes inevi-
tables, fundaron la defensa del General D. Antonio Gaona,
quien fué absnelto el 13 de julio.
El segundo acontecimiento merece recordarse por las cir-
cunstancias que en él concurrieron. El Coronel D. Juan Yá-
ñez y sus principales cómplices estaban tan bien recibidos en
la sociedad, que no sólo alternaban con toda clase de perso-
nas, sino que fueron empleados al servicio de la república en
diversos ramos de la administración, y además tenían esta-
blecidas relaciones como propietarios por ser poseedores de
bienes conocidos. Yáñez se hacía apreciar por sus buenos
modales y fina educación, cuyas cualidades lo recomendaron
hasta ser colocado al lado del presidente de la república co-
mo uno de sus ayudantes.
En esta causa, célebre entre los mexicanos, aparecen al-
gunos sentenciados á la mayor pena y justificados los si-
guientes cargos: Aconsejaban y dirigían Yáñez y sus cóm-
plices á los principales y famosos ladrones; dispensaban su
protección y auxilio á los malhechores; ocultaban las cosas
robadas y á los que las robaban, comprándolas y vendiéndo-
las, comunicándose para esto con los mismos malhechores,
789
constando, especialmente todo, en señalados y conocidos ro-
bos de mucha importancia.
Terminada la causa el día 13 de julio de 1839, fueron
sentenciados los criminales, por consejo de guerra ordinario,
á la pena de muerte, que fué ejecutada sin que hubiese lu-
gar al indulto que se pidió. En cuanto á Yáñez quiso ser su
propio verdugo, pues al síiber la negación del indulto y va-
liéndose de algunos engaños, intentó degollarse con una na-
vaja de barba; pero no lo pudo lograr á pesar de que se hirió
gravemente en la garganta, y corrió la suerte de sus cóm-
plices, bien auxiliado temporal y espiritualmente.
Eespecto de las reformas constitucionales, origen ó pre-
texto de las revoluciones que hemos referido, puede decirse
que tuvieron por objeto ostensible, al menos al hacerse la
iniciativa, el sofocar los movimientos desorganizadores, que
aspirando ó fingiendo aspirar á dichas reformas, causaban
trastornos y positivos males á la sociedad con asonadas y
pronunciamientos.
Grandes fueron las dificultades que se presentaron y tu-
vieron que vencerse, no sólo para otorgar definitivamente las
reformas, sino hasta para arreglar la iniciativa de la ley que
debería darse. Formado el proyecto por el gobierno, previo
acuerdo del consejo en todo y sobre los términos en que de-
bía redactarse dicha ley, y felizmente avenidas las autorida-
des, se dirigió la iniciativa diciendo, que se excitase al su-
premo poder conservador para declarar ser voluntad de la
nación se procediese desde luego á las reformas convenien-
tes de la constitución, sin esperar el tiempo que ella misma
había señalado. Las cámaras posteriormente arreglaron este
importante asunto, concluyendo con la iniciativa dicha, la
administración provisoria del General Bravo.
790
CAPÍTULO IV. *
Segunda época de la administración del General I). Anastasio Bnstanian-
te, desde 17 de julio de 1839 hasta 23 de Septiembre de I §41 en que de-
jó el gobierno, recibiendo el mando del ejercito.
Vuelto á México el día 17 de julio de 1839, el General
presidente D. Anastasio Bustamante, después de la jornada
militar que emprendió en el raes de marzo para. restablecer
el orden en Tanipico y en otros varios lugares de los depar-
tamentos del interior, fué recibido con las demostraciones
más lisonjeras. Las autoridades, los particulares y en gene-
ral el público, explicaron su contento de la manera más ex-
presiva, y que manifestaba una adhesión sincera por los ser-
vicios prestados en obsequio de la felicidad general.
Publicó un extenso manifiesto en que dando cuenta de
sus operaciones anteriores, ofrecía á la nación llenar los de-
beres de su encargo, prometiendo sacrificarse si necesario
fuera, en obsequio del bien común. Prometía, en fin, guar-
dar los principios más severos de justicia, y hacer que entre
los mexicanos se estableciesen y perpetuasen si era posible,
la paz y la armonía que extiugueu la discordia, y acaban con
el espíritu de partido que ha sido de tan funestas consecuen-
cias para la nación.
Nombró nuevos secretarios de Estado, organizándose el
despacho del modo siguiente: en relaciones, D. Juau de Dios
Cañedo; en justicia é interior, D. Luis G. Cuevas; en hacien-
da, D. Javier Echeverría; y el General D. Juan Nepomuce-
no Almonte, en Guerra. Publicó la prensa el programa mi-
nisterial, diciendo: "que el nuevo ministerio, con absoluta
" conformidad de ideas y de opiniones, se hallaba resuelto á
791
" caminar siempre de acuerdo; á sostener el orden y las le-
"yes; á conservar en toda su plenitud legal los derechos y
"garantías constitucionales del hombre y del ciudadano; á
" observar las reglas de la más rigorosa justicia, de la impar-
" cialidad más completa, de la equitativa y más exacta dis-
" tribución de las rentas públicas entre todas las clases que
"dependen del erario; á apoyar y sostener las reformas le-
" gales de la constitución que se dicten por el cuerpo legis-
" lativo; á observar un sistema de economía y reforma en los
"gastos públicos, capaz de poder sistemar nuestro abatido
" erario; y por último, á llevar á cabo la lenidad y la mode-
" ración, al par que la energía y la decisión tau necesariíis
"en un gobierno representativo popular."1
Fijado solemne y formalmente el programa ministerial
en los términos explicados, quedó la nación en espera del
desempeño exacto y fiel de las promesas. Poco tiempo duró
el sosiego, sin las hostilidades que principiaron con impug-
naciones y críticas burlescas, y acabaron, como de costumbre,
por revolución. Los principios asentados en el programa, su
aplicación en la práctica y los discursos del ministerio, die-
ron á éste el nombre de "compacto," sirviendo el tal título
más bien para zaherir, que para sostener á la administración.
Esta, á pesar de contradicciones y obstáculos muy graves,
siguió su marcha constitucional en todas sus solemnidades
y períodos, arreglándose al sistema establecido; y aunque se
presentaron dificultades que parecían insuperables, pudo so-
breponerse á ellas y aun logró vencerlas. Tal fué el resulta-
do que tuvieron los movimientos revolucionarios eu Nuevo
León, Tamaulipas y Yucatán, que termiuarou capitulando
los sublevados en la frontera y eu Campeche.
Notable es ciertamente que en uu largo período muy agi-
tado por ideas y sucesos que excitaban el espíritu de partido,
1 "Diario del Gobiernoii del martes 30 de julio de 1839,
792
valiéndose de promover y proclamar reformas halagüeñas,
se hubiese mantenido la tranquilidad pública, como aparece
justificado por documentos y partes oficiales de los mismos
que gobernaban en diversos lugares de la república. Insis-
tíase en que se restableciese el sistema federal, empeño único
que se manifestaba de diversos modos; pero siempre apar-
tándose de las vías de hecho que tanto mal habían causado,
y aun la sublevación de algunos departamentos del Norte,
terminó, reconociendo los pueblos en formales actas á la ad-
ministración existente, á pesar de que por las leyes funda-
mentales (pie regían, se ocupaba ésta casi exclusivamente en
instruir expedientes para conceder indultos á los delincuen-
tes que los solicitaba»].
En el mes de octubre de 1839, fué relevado del mando
militar de Veracrnz el General Santa-Anua, nombrándose
en su lugar al General D. Guadalupe Victoria; y como des-
de que el primero se separó del gobierno interino, se advir-
tieron síntomas de desacuerdo con el General Bustamante y
su ministerio, vino el relevo dicho á ofrecer un dato que pa-
recía confirmar el mal estado en que se hallaban las relacio-
nes entre ambos jefes. Y por esto la prensa publicó que el
"ministerio compacto" se había descubierto al fin y dirigía
sus persecuciones contra el General Santa-Anua, desplegan-
do su poder sin disfraz. Así quedó por entonces la situación ;
pero se fijaron en ella precedentes que andando el tiempo
produjeron consecuencias que ya veremos explicadas más
adelante.
Terminó con un decreto aclaratorio dado en ll1 de julio
de 1840, la ruidosa y muy empeñada polémica que se esta-
bleció entre los poderes ejecutivo y conservador sobre la in-
teligencia genuina del artículo primero de la segunda ley
constitucional. Hubo con tal motivo extensos discursos y es-
1 "Diario del Gobierno," del martes 14 de julio de 1840, número 1,848.
793
critos notables de una y otra parte, sosteniéndose la inicia-
tiva del gobierno de fecha 5 del mes de junio y aprovechán-
dose por el poder conservador el sentido genuino del referido
artículo de la ley constitucional; declaróse por el legislador
que la duda quedaba resuelta, alejándoso cualquiera nota de
parcialidad. Restablecióse por consiguiente la armonía entre
los dos poderes que momentáneamente se había perturbado,
y el gobierno dirigió, de acuerdo con su consejo, una inicia-
tiva á las cámaras, modificando la ley de 13 de marzo, re-
lativa á ladrones, de manera que pudiera lograrse más fácil-
mente el objeto, sin incurrir en los inconvenientes experimen-
tados.
Entre los sucesos notables de aquellos días, debe mencio-
narse la excitativa dirigida por el departamento de relacio-
nes á las repúblicas de la América del Sur en agosto de 1839,
promoviéndose la asamblea general americana, compuesta
de plenipotenciarios para que en ella se fijase un sistema de
derecho público peculiar á la América, y que también diese
leyes con el objeto dicho y con el de arreglar el comercio in-
terior y extranjero, y como principal fin se procurase propor-
cionar los más eficaces medios de terminar las diferencias
continentales, sin necesidad de acudir al funesto recurso de
las armas. Este negocio volvió á tratarse por parte de Mé-
xico en el período del gobierno provisional de las Bases de
Tacubaya, como veremos en el siguiente título al referir la
misión diplomática especial que quien esto escribe, como mi-
nistro de relaciones, confió á D. Manuel Crescendo Rejón el
año de 1842, y que dio el buen resultado posible en las cir-
cunstancias. Pasemos ya á la narración de los graves acon-
tecimientos que tuvieron lugar con el movimiento político
que forma época en la república mexicana y es conocido con
el nombre siguiente:
El 15 de julio de 1840. — En este día memorable tuvo prin-
cipio una grave crisis política, fecunda en muy trasceudenta-
Tomo II.— 100
794
les consecuencias. Los hechos por sí solos señalarán al refe-
rirlos la verdad y origen que se ha querido ocultar y desfigu-
rar, tal vez porque convencen de la perversidad de sus auto-
res: empero ellos mismos fijarán los fundamentos y ofrecerán
los seguros datos que deben servir de firme base á la historia
para su i m parcial juicio.
En el mes de octubre de 1839 el General ü. José Urrea,
que andaba prófugo desde los sucesos de Acajete, fué apre-
hendido en la ciudad de Zacatecas por la policía, y remitido
á la capital de la república, quedó por algún tiempo en pri-
sión militar. De ella logró fugarse la madrugada del día 15
de julio de 1840. Asegúrase que fué puesto en libertad por
una reunión de hombres armados que logró sorprender la
guardia del edificio de la Inquisición, que era el lugar donde
se hallaba preso; ya unidos, se dirigieron al cuartel de San
Hipólito donde estaba acuartelado el batallón número 5, é in-
corporada esta fuerza marcharon todos al palacio nacional,
y sorprendida la guardia y la del presidente de la repúbli-
ca, lograron apoderarse de éste. Así fué que sin disparar un
tiro tomaron posesión del edificio. Urrea en persona intimó
á Bustamanto que quedaba arrestado, corriendo la misma
suerte el General D. Vicente Filisola; no así el General D.
Gabriel Valencia, quien tuvo la decisión de reunir en la Ciu-
dadela tropas en el mayor número posible, consiguiendo po-
co después del suceso referido, hacer frente á los sublevados,
que por su parte siguieron aumentando en número, organi-
zándose y ocupando varias localidades en la ciudad, que en
pocas horas se convirtió en un teatro de guerra. El presiden-
te hizo la solemne y formal protesta siguiente:
"Señores ministros: Protesto hallarme completamente
" sin libertad ni defensa, por haberme abandonado las guar-
" dias de palacio; en tal concepto, no se obedecerá ninguna
" orden mía que sea contraria á los deberes del puesto que
" ocupo, pues aunque estoy decidido á morir antes que faltar
M á mis obligaciones, no será difícil que falseen mi firma.
795
" Hagan vdes. entender esto al congreso y á los genera-
" les y jefes que observen sentimientos de fidelidad y honor.
"Palacio nacional, julio 15 de 1840. — Anastasio Busta-
" mante.
" Es copia, julio 22 de 1840. — Sandoval"
Esta resolución fué dictada por el presidente y conduci-
da á los ministros por el Comandante de escuadrón D. Mi-
guel Bachiller, su ayudante, según se refiere por un testigo
presencial, que así se llama, en una relación impresa de los
sucesos acaecidos en las 24 horas de prisión del presidente.
Tal impreso está conforme con cuanto se ha publicado por
la prensa respecto á este acontecimiento, y únicamente dis-
crepa en algunos detalles personales, como los diálogos con
el capitán Marrón, herido y atendido en el palacio, que no
afectan á lo esencial y público del suceso; pero pueden leer-
se en el número 1,932 del "Diario Oficial" del sábado 29 de
agosto de 1840.
Puesto Urrea á la cabeza de las tropas, dejó el gobierno
civil á cargo de D. Valentín Gómez Farías, quien aceptan-
do el puesto, citó una junta de varias personas designadas
por él mismo, para que reuniéndose en el palacio nacional,
se deliberase lo conducente á la conservación del orden y de
la tranquilidad pública.
Entretanto, los pronunciados, á los que se había unido el
populacho, se posesionaban de las torres de catedral y de al-
gunos de los edificios más elevados del centro de la ciudad,
mientras que las fuerzas que obedecían al gobierno, ocupa-
ban los puntos más inmediatos á la plaza y al palacio. El
presidente quedó en libertad que le fué notificada por el mis-
mo Urrea la mañana del jueves 16, y puesto á la cabeza de
las tropas fieles, expidió un manifiesto dando cuenta de lo
sucedido. La libertad concedida al presidente fué un misterio
que se ha querido explicar por convenios que no se cumplie-
ron ; pero sea de esto lo que fuere, lo que uo deja duda es que
796
pudiéndose evitar los males de la guerra con un acuerdo pru-
dente, se exacerbarou los ánimos convirtiendo á la ciudad
en campo de batalla, con gravísimo daño de los habitantes
pacíficos.
El plan que se proclamaba por los pronunciados se redu-
cía al restablecimiento de la constitución federal del año de
1824, proponiendo su reforma por un congreso compuesto
de cnn tro diputados por cada uno de los Estados por dicha
constitución establecidos, y uno por cada territorio. Esto es,
federación y convocatoria para una nueva asamblea general
reformadora y constituyente. En el apéndice1 se encontra-
rán las comunicaciones cambiadas entre los beligerantes du-
rante aquella lucha desastrosa que terminó el 27 del mismo
julio por la sumisión de los sublevados.
El palacio nacional quedó hecho una criba por las balas,
y el baluarte Sur destruido; el portal de mercaderes arrui-
nado en parte de sus esquinas, cuyos extragos se represen-
taron en unas vistas litografiadas, de estos edificios, que se
publicaron en aquella época. Varios establecimientos públi-
cos y casas particulares sufrieron grandes deterioros; murie-
ron no pocas personas inofensivas en las calles y aun dentro
de las mismas casas por cruzarse los proyectiles en todas di-
recciones, haciendo general el riesgo y siu excepción de lo-
calidades; faltó el alumbrado por mucho tiempo, la seguri-
dad y el orden público, dejando que los malhechores come-
tiesen toda clase de fechorías. En fin, México en los trece
días mencionados dio que sentir al buen patriota y que me-
ditar al pensador á la vista de ruinas y escombros que re-
cordaban el estampido del cañón en las mismas calles de la
ciudad y las funciones de armas habidas en ellas, por la fe-
rocidad de combatientes en una guerra fratricida.2 Afortu-
nadamente fueron sólo trece días los que duró el movimiento
1 Documento núra. 1.
2 Diario del martes 11 de agosto de 1840.
797
revolucionario de julio, sin que se librase todo á la suerte de
las armas, pues se buscaron medios de conciliación eficaces
en política, ocurriendo de buena fe al consejo é influencia de
personas diestras y prudentes, como realmente sucedió. Se
abrieron parlamentos y se concedieron treguas hasta llegar
al feliz momento de nombrarse y admitirse comisiones res-
petables que procurasen el arreglo final y la paz.
En 22 de julio D. José Urrea comunicó oficialmente al
Sr. presidente D. Anastasio Bustamante, que el limo. Sr. ar-
zobispo, el Excmo. Sr. General D. J. Joaquín Herrera, el Sr.
General D. Mariano Michelena y el Sr. D. Bernardo Gonzá-
lez Ángulo se sirvieron invitarlo á conferencias en el palacio
arzobispal, las que acababan de verificarse en los términos
y al objeto que explica el documento respectivo.1
Terminó en fin como queda dicho un movimiento revolu-
cionario escandaloso é inmoral, que como dice un recomen-
dable escritor de la época, comenzó por la seducción de la
guardia pública y de la encargada de custodiar la persona
del primer magistrado de la nación, y continuó con la efusión
desangre, la destrucción de algunos importantes edificios de
la capital, durante doce días de fuego y de alarma para la na-
ción toda. ¡Cuan sensible es, por tanto, registrar en nuestra
legislación las distinciones, espadas y honores concedidos
por el legislador, de un modo extraordinario, como si se qui-
siera transmitirá las futuras generaciones, la memoria de ac-
ciones infames, dignas sin duda de eterno olvido.2
Por nuestra parte concluiremos tributando un homenaje
de gratitud y de respeto á los ilustres patriotas que media-
ron entre los extremos, y neutralizando el venenoso espíritu
de partido, consiguieron llegar al feliz desenlace que tuvie-
ron aquellos acontecimientos. Y como el limo. Sr. Dr. D.
1 Documento número 2.
2 Diario del 23 de junio de 1841, del 12 de marzo del mismo año y del día 16 d9
agosto de 1840.
793
Manuel Posada y Garduño, digno arzobispo de México, se
distinguió por su caridad y su política, particularmente en la
crisis que dejamos indicada, nos parece oportuno recordar
que apenas habían pasado unos tres meses de haber recibido
el pase las bulas de su nombramiento para arzobispo de Mé-
xico, cuando este prelado fué verdadero iris de paz entre sus
paisanos, impidiendo se siguiesen devorando entre sí por la
guerra civil. El Sr. Posada fué el primer metropolitano pre-
sentado por el supremo gobierno nacional como arzobispo de
México, y nombrado tal por la santidad del sumo pontífice
reinante Gregorio XVI.
Aquí debemos mencionar un suceso que por aquellos días
llamó fuertemente la atención pública. D. José María Gu-
tiérrez Estrada, persona de fina educación, buen talento, ins-
trucción y patriotismo, natural de Yucatán, empleado en la
primera Secretaría de Estado y ex-ministro de relaciones,
publicó un impreso con el título de " Carta dirigida en 25 de
" agosto de 1840 al Excmo. señor presidente de la república
" sobre la necesidad de buscar en una convención, el posible
11 remedio de los males que aquejan á la república, y opiuio-
" nes del autor sobre el mismo asunto. "
El autor de la carta decía con Salustio " que es uu aten-
" tado criminal atraerse el favor del pueblo con menoscabo
" y perjuicio de la república; pero cuando en un proyecto se
" conciba el bien público y el particular, dudar de ponerlo
" en práctica es una señal de cobardía y bajeza." Asentaba
que como en sus publicaciones combatía la adopción de la
dictadura en México, no por la conveniencia ó inconvenien-
cia de ella, sino por falta de personas capaces de desem-
peñarla dignamente, se habían ofendido todos aquellos que
se creían merecedores de autoridad tan eminente. Decía tam-
bién, que al proponer en su escrito el examen de la admisión
del principio monárquico en la república mexicana, ocurrien-
do por el príncipe á una monarquía extranjera, no era de ex-
799
trañarse el enojo de cuantos se creyeran uo ofendidos, sino
dados á conocer por sus propios hechos. Desafiaba para que
se le probase su error, asegurando lo confesaría si lo conven-
ciesen con la existencia de grandes hombres que hubiese en-
tre nosotros, y pudiesen ser nombrados, pues esto sólo bas-
taría.
Con motivo de tal impreso se entabló una larga polémi-
ca entre personas notables por su carácter público, por su
saber y por su notorio patriotismo.
La prensa periódica se dividió á su vez, pues unos, como
los editores de la " Hesperia," defendían la carta de Gutié-
rrez Estrada; mientras otros, como el " Diario del Gobierno"
y el "Cosmopolita," la impugnaban con energía. Los escri-
tos particulares se multiplicaron de un modo no común, y en
lo general aceptable. Llamó especialmente la atención pú-
blica el Sr. D. José María Tornel, quien escribió una dilata-
da impugnación, comenzando desde el preámbulo del escrito
de Gutiérrez Estrada hasta el fin, analizando los puntos y
materias que contiene la carta, del modo más lógico é impar-
cial, como puede verse en el "Cosmopolita" del día 3L de
octubre de 1840. En el mismo periódico pueden verse tam-
bién las observaciones que el propio Sr. Tornel hizo á los edi-
tores de la " Hesperia" sobre dicho asuuto, y se publicaron
el día 2 de noviembre del citado año.
A la animación y la generalidad de las impugnaciones
contra del folleto, hay que agregar los procedimientos contra
su autor. Varios departamentos por medio de sus autorida-
des, algunos generales del ejército, representaron en contra
de los proyectos contenidos en la carta de Gutiérrez Estra-
da, y la suprema corte de justicia en acuerdo pleno, maudó
pasar el impreso á su fiscal; y aunque por su parte el autor
se defendió con dignidad y saber en bien fundados artículos
en el periódico oficial, tuvo al fin que callar y ceder á la fuer-
za de la deshecha tempestad que se formó en contra de la
800
supuesta monarquía, que no pudo sosteuerse. Fué acusado,
aunque absuelto también, el impresor D. Ignacio Cumplido,
por haberse dado á la luz pública en su imprenta la carta re-
ferida. El mismo autor, por acuerdo del gobierno general,
fué puesto á disposición de la autoridad competente y acu-
sado ante el gran jurado del cuerpo legislativo;1 pero ningu-
na de las providencias dichas tuvo al fin resultado alguno,
pues el responsable no pudo ser aprehendido por haberse
ocultado, logrando salir de la república.
La cuestión de reformas apareció nuevamente y muy ani-
mada, fundándose en los sucesos ocurridos, y de los cuales se
trataba de deducir la necesidad de nuevas instituciones que
era lo que realmente se quería, aunque sólo se hablaba de
reformar las existentes. Ya veremos confirmada esta verdad
por acontecimientos posteriores.
Publicáronse, en fin, las deseadas reformas de las leyes
constitucionales, conforme á un proyecto que formó la comi-
sión especial nombrada por la cámara de diputados, y com-
puesta de D. José María Jiménez, D. Pedro Barajas, D.
Demetrio del Castillo, D. Eustaquio Fernández y D. José
Fernando Ramírez. Este último disintió en varios puntos del
proyecto, y publicó su voto particular, explicando las modi-
ficaciones que proponía; pero unida la comisión presentó su
dicho proyecto, diciendo que la reforma se hacía por el con-
greso de la nación mexicana, cumpliendo la voluntad de ésta,
manifestada en la declaración que hizo el poder conserva-
dor, á 9 de noviembre de 183!), y previos los requisitos esta-
blecidos en las leyes fundamentales.
Muchas fueron las observaciones que se hicieron, luego
que fué conocido el proyecto y durante su discusión. La pren-
sa trató el asunto extensamente; pero seguía todo lo mismo,
sin darse lugar ala variación eu la forma de gobierno como
1 "Diario del Gobiernon de 23 de noviembre de 1840 y el mismo diario de 2 de eno-
ro da 1841. — Parte oficial.
801
se pretendía realmente. Sin embargo, se prosiguió la refor-
ma de la constitución, conforme á lo que !a experiencia había
enseñado, esperando que los tres poderes legítima y natural-
mente organizados, sin las trabas que les imponían las siete
leyes fundamentales, corregirían los abusos introducidos eu
todos los ramas de la administración.
La opinión se fortificaba entretanto contra la administra-
ción y el orden de cosas establecido, sin que la tranquilidad
se alterase por ello ni ocurriese suceso grave que llamase la
atención pública. Por el contrario, se advertía gran regula-
ridad en la marcha administrativa, observándose en el ejer-
cicio de los poderos públicos todo lo dispuesto en las leyes.
Los períodos constitucionales de sesiones tuvieron lugar en
los tiempos prefijados, así como todo lo relativo á la parte
electoral; y el ejecutivo en uso de sus atribuciones natura-
les, varió y modificó amebas veces su gabinete por ocupacio-
nes y renuncias de los secretarios del despacho. Cuidó el
gobierno de (pie se tomase en consideración el interesante
arreglo de la moneda de cobre, que como hemos visto, siem-
pre ha llamado ia atención pública para evitar el monopolio,
la usura y otros graves males que producía ia voraz codicia
de comerciantes y especuladores, que procuraban, por su in-
terés particular, enervar la acción de la ley; pero no se lo-
gró cuanto convenía, sino únicamente que el cuerpo legis-
lativo se ocupase con empeño en esta importante materia,
preparando el remedio que al fin se aplicó eu época poste-
rior.
Al concluir el año de 1840 y estando la república en paz,
no obstante la división de las opiniones, hubo mexicanos
amantes de su patria que intentaron hacer á la nación cuan-
to beneficio les fué posible en lo más importante que es la
educación é instrucción pública, favoreciendo á las clases que
más necesitan de tan inestimables bienes.
Reunidos en 11 de diciembre de dicho año los sesenta y
Tomo II.— 101
802
cinco individuos, cuyos nomines, ocupación y clase constan
en la lista que se baila en el apéndice de documentos, deseo-
sos de contribuir del mejor modo posible al progreso de las
ciencias y de las artes (se habían antes reunido en principios
del mes de Enero) se dirigieron al gobierno departamental
de México por medio de atento oficio1 y acompañando un
reglamento le manifestaron que estaban dispuestos á esta-
blecer en la capital una asociación de amigos con el nombre
de "Ateneo" y cuyo objeto era la propagación de conoci-
mientos útiles para la clase menesterosa y menos instruida.
Pidieron la licencia de ley, que fué otorgada en los términos
más expresivos y honoríficos, acusando recibo la autoridad
de los justificantes que se remitieron con el reglamento. En-
tre ellos se acompañaron los oficios y acta de elección de ofi-
cios, y en los cuales, para honor del que esto escribe, consta
que desde las primeras elecciones hechas por el Ateneo fué
nombrado vicepresidente de la sociedad y después 'presiden-
te de la sección de historia, publicándose todo con la respec-
tiva acta del 17 de enero de! año de 1841 que fué cuando
se verificó la instalación pública de la sociedad, del modo
mas solemne, con numerosa asistencia de socios y de parti-
culares, siendo de notarse la parte tan principal que el Sr.
ministro de España D. Ángel Calderón de la Barca, tomó en
todo lo relativo á este nacional y útil establecimiento, pues
á él debió en gran parte su existencia y buenos elementos
para su duración, que superando las esperanzas de muchos,
pasó de diez años, y dejando cuando terminó, á causa de los
trastornos y revueltas, no sólo una grata memoria, sino tam-
bién una buena biblioteca, algunas obras literarias como tra-
bajos de la sociedad, y útiles y recomendables producciones
en el periódico (pie con el título de "El Ateneo mexicano "
se publicaba y sostenía por la misma asociación.
1 Documento número 3.
803
Andando el año de 1841 y no extinguido el espíritu re-
volucionario, ni mucho menos los odios y ambiciones en po-
lítica, se dejaron sentir anuncios ciertos de agitación y tras-
torno en el orden público.
En Ohiapas, el mes de mayo de 1841, aunque sin buen
éxito, se alteró la tranquilidad del Estado por D. Juan Pa-
blo Anaya que acaudilló una asonada bajo los pretextos an-
teriores de variación de gobierno y de reformas; pero fué ba-
tido completa unen te en Comitán y se restableció el orden,
quedando sin embargo un mal ejemplo para la fuerza arma-
da, al relajarse el resorte de la autoridad en el que manda, y
de la obediencia y respeto en el que obedece. Anaya, con
cinco oficiales y veinte soldados, se fugó rumbo á Tabasco,
aprehendiéndosele en el alcance á un oficial anglo-america-
no y á un soldado de los dispersos.
En Orizaba, aunque sin pretexto político y de una mane-
ra pasajera, se turbó la tranquilidad pública el mes de junio
del citado año. líl Coronel D. Felipe Romero con algunos
guardas del tabaco y paisanos, se alzó contra la autoridad
publica, pronunciándose, como ellos decían, porque se pro-
hibiese Ja introducción de hilazas, se quitase el quince por cien-
to que se había impuesto y que se arreglase la contrata del ta-
baco.
Habiéndoseles contestado por la autoridad local que su
petición podría hacerse por el ayuntamiento en forma legal,
sin el estrépito de las armas, se les advirtió que ellos mismos
podrían firmar la exposición municipal. Conformáronse con
esta resolución, depusieron las armas y se retiraron á sus ca-
sas. En Durango también se manifestó el malestar y la in-
quietud en política, aunque variando de medio, pues que to-
mó el de pedir al gobierno general la remoción de empleados
públicos. San Luis Potosí se agitó igualmente, pidiendo por
medio de su ayuntamiento, se convocase una convención na-
cional que reformase el sistema de gobierno vigente, ó diese
804
otra nueva constitución si así se juzgaba necesario, hacién-
dose las elecciones para esta asamblea sin intervención algu-
na de las autoridades y teniendo todo ciudadano el derecho
de votar. 9
La repetición de estos hechos, síntoma evidente de las
ideas y principios que agitaban á los departamentos, hacían
temer la proximidad de una revolución general, pues á los
elementos de discordia política iban á unirse cuestiones
que afectaban al interés común, tales como el impuesto de
quince por ciento por derecho de consumo, la pauta de co-
misos y la ley de capitación que se había recientemente pu-
blicado, calificándose todo esto de un verdadero gravamen,
especialmente en el departamento de Jalisco, cuyo goberna-
dor, por medio de un bando, quiso arreglar el asunto. No lo
consiguió sin embargo, pues lejos de eso en San Luis, Za-
catecas, Veracruz y Oaxaca se proclamaban los principios
ya asentados, y además se proponía por todos ellos, que las
dos cámaras unidas discutiesen las reformas que debían ha-
cerse, teniendo presentes los puntos esenciales en que es-
taba conforme la mayoría de la nación, cuya voluntad se ha-
bía manifestado por la derogación expresa del impuesto del
derecho de consumo, reforma esencial de la pauta de comi-
sos y quitar la contribución personal, así como establecer
el arreglo justo que pedía el interesante ramo del tabaco.
Veracruz fué el más decidido atleta en defender estos pun-
tos.
Era, pues, la situación de la república complicada y pe-
ligrosa al comenzar el mes de agosto, pues la agitación de
los departamentos se había extendido á la capital, á pesar
de la buena política que se seguía para impedir en lo posi-
ble la revolución y los horrores consiguientes á ella. Pero
esos esfuerzos fueron inútiles: la revolución estalló en Mé-
xico el 31 del mismo agosto, apareciendo bajo las formas con
que se había anunciado y se temía, uniéndose las tendencias
805
y trabajos de los revolucionarios de los departamentos para
hacerse más fuertes y triunfar. De esta manera el plan1 de
la guarnición de Jalisco, explicado en el manifiesto y peticio-
nes del día 8 de agosto, produjo el movimiento acaudillado
por el General D. Mariano Paredes y Arrillaga, y sirvió pa
ra que los demás pronunciamientos parciales y anteriores,
quedasen resumidos en el que obrando de la circunferencia
al centro, formase la principal y verdadera fuerza, declarán-
dose expresamente por un cambio político y por la erección
de un gobierno enérgico y expedito, como lo demandábala
crisis en que se bailaba la república.
Tal fué el pronunciamiento que se verificó en la Ciuda-
dela, sin que lo pudiesen contener las más prudentes á la vez
que enérgicas providencias de la administración, aunque dic-
tadas fuera de tiempo, como la iniciativa del día 12 de sep-
tiembre que casi otorgaba lo que pedían los pronunciados.2
La primera comunicación dirigida al supremo gobierno por
el jefe del estado mayor General D. Gabriel Valencia, ponía
de manifiesto que dicho general era el caudillo de la revolu-
ción, puesto á la cabeza de las tropas sublevadas, despertan-
do con este paso el doloroso recuerdo del 15 de julio de 1840.
La ciudad de México volvió á ser el teatro lamentable de
una guerra sangrienta y fratricida, produciendo desgracias
sin cuento que mutuamente se echaban en cara los belige-
rantes.
El General Valencia en su comunicación de 4 de septiem-
bre formuló su plan en los artículos siguientes: "Primero, la
" reunión del pueblo como en los antiguos comicios de Ko-
" ma, para que se designase la persona que había de ejercer
" interinamente el gobierno. Segundo, que este ejecutivo
" convocase inmediatamente un congreso que constituyese
"á la nación con facultades amplísimas para hacerlo. Ter-
mento número 4.
2 Boletín oficial núin. 20 del día 15 de septiembre de 1841.
806
"cero, que el dicho ejecutivo provisional diese la convoca-
11 tpria, sujetándose á la ley que sirvió al misino fin en el año
"de 1823. Cuarto, que el congreso no se ocuparía de otro
" asunto que el de la constitución. Quinto, que se nombrase
" 11 n consejo de 24 ciudadanos naturales de tollos los depar-
11 lamentos. Sexto, que sería responsable ante el primer con-
u greso constitucional el expresado ejecutivo, declarándose
11 nulo desde luego todo acto que fuese contrario á la religión,
" ala independencia y al sistema republicano, constituyéndo-
" se un gobierno liberal, excluyendo los avances del despo-
" tismo y los desórdenes de la licencia. Séptimo, que el poder
"judicial ejercería sus funciones con absoluta independen-
" cia y con arreglo á las leyes. Octavo, que el derecho inter-
" nacional se guardaría hasta en sus últimos ápices, sin in-
" tervención de ningún poder extraño y dando un fiel cum-
" plimiento á los tratados.''
Casi al principio «le la revolución corrió la noticia de que
el Comandante de Veracruz, General Santa-Auna, se hallaba
de acuerdo con las ideas de los pronunciados. Así lo indica-
ban sus notas oficiales, y señaladamente aquella en que se
presentaba como mediador en principios de septiembre, di-
ciendo que hacía responsable al ministerio ante la nación,
del derramamiento de sangre por un sólo tiro que se dispa-
rase, y por la más pequeña violencia, que se biciese al Gene-
ral Paredes.1
Aclaróse en efecto después, que seguía y fomentaba la
empresa que tuvo origen en Jalisco y fué apoyada y soste-
nida en México, de manera que puede asegurarse fueron los
autores y caudillo de la revolución que vamos refiriendo, los
Generales D. Mariano Paredes y Arrillaga, ü. Gabriel Valen-
cia y D. Antonio López de Santa -Anua.
Este último dio á conocer sucesivamente sus ideas en es-
1 Véase en el "Cosmopolita!! del día 6 de octubre de 18-11, núm. 72.
807
ta crisis política con el pronunciamiento antes indicado de
Veracruz, y con lo que manifestó respecto á la derogación
del derecho de consumo, pauta de comisos, capitación y es-
tanco del tabaco, y al fin por el acta publicada el 9 de sep-
tiembre en la foitaleza de Perote, desconociendo al gobier-
no supremo, haciendo cargos al presidente de la república
y secundando en lo esencial el plan proclamado en la Cinda-
dela,1 cuya acta generalmente se creyó ser obra suya, sin
descubrirse, acaso por el carácter de mediador que había to-
mado. Los otros dos fueron claramente pronunciados, y apa-
recieron desde un principio á la cabeza de las tropas.
La capital había sido declarada en estado de sitio, tenien-
do el mando de las fuerzas del gobierno el General D. Va-
lentín Canalizo, hasta el 22 de septiembre en que el General
Bustamante dejó la presidencia para ponerse á la cabeza del
ejército que debía batirá las fuerzas enemigas, acaudilladas
por el General Paredes las del interior, y las de los departa-
mentos del Oriente, por Santa-Auna, quien al acercarse á
la capital se declaró jefe del ejército de operaciones.
Para concluir el presente capítulo diremos que la admi-
nistración del General Bustamante, no perdonando medio
para sostenerse, ocurrió al arbitrio de promover un nuevo
pronunciamiento dentro de la misma capital, que sirviendo
para sostenerla, halagase los principios de la revolución; y
así sucedió (pie las autoridades municipales y muchos ciu-
dadanos proclamasen el sistema de federación, publicando
la siguiente petición con el carácter de popular.
" Se reunirán inmediatamente el congreso general, los
"particulares de los Estados y las autoridades todas que
"existía?) el año de 18.J2." Se conoció la astucia del tal pro-
nunciamiento, quejlando en consecuencia, sin efecto alguno;
repitióse no obstante en los siguientes días, aunque también
sin éxito como se verá á continuación.
1 Documento número 5.
808
CAPITULO V.
Otra administración provisional del presidente de ¡consejo D. Francisco
Javier Echeverría, desde '22 tic septiembre hasta lO de octubre de 1841
en que se verificó el cambio político preparado por los acontecimien-
tos que tuvieron lugar en todo el período señalado.
Encargado el General D. Anastasio Bustamante del man
do militar, entró á ejercer el poder ejecutivo D. Javier Eche-
verría, por ausencia del General Bravo, que era el inmedia-
tamente llamado por la ley como presidente del consejo.
Muy pocos fuerou los actos administrativos en aquel pe-
ríodo, pues toda la atención se bailaba concentrada eu el es-
tado de guerra que afligía á la capital y cuyas peripecias
continua reinos refiriendo.
El 27 de septiembre se acercaron á México las fuerzas
pronunciadas bajo las órdenes del General Santa-Anua, si-
tuándose en Tacubaya, mientras las del General presidente
Bustamante ocuparon la villa de Guadalupe. Desde luego
se mostraron dispuestos ambos caudillos á entrar en relacio-
nes con el fin de procurar los medios para terminar la gue-
rra civil.1
Comenzaron por celebrar un armisticio en la hacienda de
los Morales el mismo día 27.2 El 28 se reunió eu Tacubaya
una junta de generales, jefes y oficiales del ejército con asis-
tencia de los tres generales en jefe Santa-Anna, Paredes y
Valencia, y se acordaron las bases que debían servir para la
reorganización de la república y para establecer el régimen
y arreglo administrativo convenientes, á fin de que se cons-
1 Boletín oficial núm. 33.
2 ídem ídem núm 34,
809
tituyese la nación conforme á la voluntad que manifestase,
debidamente representada en una asamblea general extra-
ordinaria que al efecto se convocara. Y como urgiesen las
circunstancias, y los males públicos, incluso el de la anar-
quía, se aumentaban, excitó el ministro de la guerra D. Juan
Nepomuceno Almonte, al principal caudillo del ejército pa-
ra (pie remitiese el proyecto que había ofrecido sobre fijar
los principios y bases (pie sirviesen al final arreglo de las di-
ferencias políticas, y pusiesen término á la discordia civil que
cundía en toda la república.
El General Santa-Anua contestó en loi siguientes tér-
minos, acompañando el acta y las bases que se insertan á
continuación.
" Ejército de operaciones. — General en jefe. — Excmo.
" Sr.: Habiéndose ofrecido algunas dificultades para acordar
" los términos en que debía celebrarse el armisticio ya con-
" cluído, no pudieron remitirse antes á V. B. las bases adjun-
" tas, que acordadas hoy por los señores jefes y oficiales del
" ejército reunido, se han adoptado como invariables y cons-
" tan en la acta que tengo á la vista. — Y con este motivo
"reitero á V. S. las seguridades de mi aprecio. — Dios y li-
" bertad. Cuartel general en Tacubaya, septiembre 28 de
" 1841. — Antonio López de Santa- Amia. — Excmo. Sr. Gene-
"ral D. Juan K Almonte."
" Reunidos en el cuartel general de Tacubaya el día 28
"de septiembre de 1841 por excitativa del Excmo. Sr. Ge-
" neral en jefe del ejército de operaciones, benemérito de la
" patria D. Antonio López de Santa-Auna, los señores Ge-
" aérales de las divisiones, de las brigadas, y demás jefes del
" estado mayor, jefes de los cuerpos, comandantes de las lí-
" neas, y uno por cada clase do los señores oficiales, para
" considerar el estado á que han llegado los sucesos en la
" república desde el 8 de agosto, en que el Excmo. Sr. Gene-
" ral D. Mariano Paredes y Arrillaga y la guarnicióu del de-
Tomo II.— 102
810
" partaraento de Jalisco, realizaron el glorioso designio de
" poner un término á los niales públicos, y que fué enérgi-
camente secundado en la Cindadela de México el día 31
" del mismo mes, se meditó larga y detenidamente un asun-
" to de tan vital interés para la república. Habiéndose visto
" ésta necesitada á lanzarse en la peligrosa carrera de la revo-
" Ilición, por que se habían apurado ya los escasos arbitrios
" legales que se tentaron con la mejor buena fe para imprimir
" á los negocios una marcha ordenada, no cabe duda de que
"su voluntad soberana es conocida, cuando la mayoría in-
" mensa de los departamentos y casi todo el ejército han nía
" infestado enérgica y definitivamente, que no quieren ni con-
" sienten la continuación de las cosas y de los hombres (pie
" desde el año de 183ü han regido nuestros destinos. Adop-
" tado este principio por universal aquiescencia de los pue-
" blos, era indispensable suplir de una manera provisoria la
" falta de las autoridades su [tremas, cuya augusta misión ha
"cesado por haberles retirado el pueblo sus poderes. Como
" la anarquía, es el mayor de los niales (pie pueden ellos su-
" frir, no puede la, nación continuar acéfala por más tiempo,
"y deben establecerse nuevas autoridades, mientras (pie
"reunido un congreso extraordinario, éste dicte libre y de-
" tenidainente las leyes fundamentales (pie sean de su be-
" neplácito, con entera libertad, y para marcar á todos los
" ciudadanos sus derechos y sus obligaciones. La nueva ad-
" ministración será temporalmente revestida del poder nece-
" sario para hacer el bien y evitar el mal en todos los ramos
" de la administración pública. ]\Ias como la responsabilidad
" del poder es una de las primeras exigencias de las naeio-
" nes civilizadas, se establece la autoridad y la época en (pie
" la responsabilidad del ejecutivo provisional se hará efec-
" ti va. El será asistido con las luces de un consejo, que nom-
" brarán los departamentos, para que en ningún tiempo ni
"en ninguna circunstancia dejen de tener las partes inte
811
" grantes de la república la influencia que de derecho les co-
" rresponde en los negocios de estado. Consúltase entretanto
" á la organización provisional de los poderes generales y de
" los departamentos, con un sólo correctivo que inspira la ne-
" ce.sidad de evitar que sea contrariada la voluntad de la na-
" ción. No podría llegarse á un término pacífico de las des-
" avenencias que desgraciadamente se suscitan en las crisis
" políticas entre los individuos de una gran familia, si no se
"diesen solemnes garantías de un perpetuo olvido sobre la
" conducta que cada uno baya seguido, por error ó por ins-
" pi ración de su conciencia. Pero como se constituyen eu
" verdadera rebelión las autoridades y personas que se en-
" tregan á la culpable obstinación de oponerse á la voluntad
" del pueblo, se advierte que se hará efectiva la severa é ili-
" mitada responsabilidad de cuantos prolonguen basta sin
" esperanza de suceso los males de la patria. Disentidos es-
" tos puntos cardinales con madura detención y con entera
"y franca libertad, las siguientes bases para la reorganiza-
" ción de la república, se adoptaron por unanimidad de votos:
" Primera. Cesaron por voluntad de la nación en sus fuu-
" ciones los poderes llamados supremos que estableció la
"constitución de 1830, exceptuándose el judicial, que se li-
" mi tara á desempeñar sus funciones en asuntos puramente
"judiciales, con arreglo á las leyes vigentes.
" Segunda. No conociéndose otro medio para suplir la
" voluntad de los departamentos, que nombrar una junta
" compuesta de dos diputados por cada uno, nacidos en ellos
" mismos, ó ciudadanos de ellos y existentes en México, los
" elegirá el Kxcnio. Sr. General en jefe del ejército mexica-
" no, con el objeto de que éstos designen con entera libertad
" la persona en quien baya de depositarse el ejecutivo pro-
" visional.
" Tercera. La persona designada se encargará inmedia-
" tanieute de las funciones del ejecutivo, prestando el jura-
812
" mentó de hacer bien á la nación, en presencia de la misma
"junta.
" Cuarta. El ejecutivo provisional dará dentro de dos me-
" ses la convocatoria para un nuevo congreso, el que facul-
" tado ampliamente se encargará de constituir á la nación
" según mejor le convenga.
" Quinta. El congreso extraordinario se reunirá á los seis
" meses de expedida la convocatoria, y no podrá ocuparse de
" otro asunto que no sea de la formación de la misma cous-
" titución.
" Sexta. El ejecutivo provisional responderá de sus actos
" ante el primer congreso constitucional.
" Séptima. Las facultades del ejecutivo provisional son
" todas las necesarias para la organización de todos los ra-
" mos de la administración pública.
" Octava. Se nombrarán cuatro ministros: el de relacio-
" nes exteriores ó interiores; el de instrucción pública é in-
" dustria; el de hacienda, y el de guerra y marina.
" Novena. Cada uno de los departamentos nombrará dos
" individuos de su confianza, para un consejo que abrirá dic-
" tamen en todos los negocios para que fuere consultado por
"el ejecutivo.
" Décima. Mientras no se reúna el consejo nombrado por
" departamentos, desempeñará sus funciones la junta cuya
"creación se establece en la base segunda.
" Undécima. Entretanto se da la organización conve-
"nienteá la república, continuarán las autoridades de los
" departamentos que no hayan contrariado ó eontraríeu la
" opinión nacional.
" Duodécima. K\ General en jefe y todos los Generales
" y jefes del ejército se comprometen por el sagrado de su
" honor, á olvidar para siempre la conducta política que los
" ciudadanos militares ó no militares hayan observado en la
" presente crisis, y á no consentir persecuciones de ninguna
813
" clase, porque su objeto es la más sincera reconciliacióu de
" todos los mexicanos para el bien de la patria.
" Décimatercia. Si pasado el término de tres días después
"de expirado el del armisticio, no fueren adoptadas estas
"bases por el Excmo. Sr. General en jefe de las tropas del
" gobierno, se procederá desde luego á darles exacto cuinpli-
" miento; y declaramos á nombre de la nación, que tan ex-
" presamente ha manifestado su soberana voluntad, (pie se-
" rán responsables con sus personas, el expresado General
" en jefe y los militares que lo siguen y todas las llamadas
" autoridades (pie directa ó indirectamente contraríen aque-
" lia misma voluntad, y contribuyan á hacer derramar inú-
" tilmente sangre mexicana, que pesará sobre sus cabezas.
" — General en jefe, Antonio López de Santa- Anua. — Gene-
" ral en jefe de la tercera división, Gabriel Valencia. — Ge-
" neral en jefe de la primera división, Mariano Paredes y
" Arrillaga. — Sigue!» las tirinas de los demás jefes y oficiales
" que asistieron á la junta."
Los documentos que van en seguida darán á conocer el
giro (pie tomaron los sucesos hasta la terminación de aquel
conflicto.
"Niíin. 1. — Ejército de operaciones. — General en jefe. —
" Excmo. Sr. — Mi corazón se conmueve cada vez que me veo
" en el caso de tener (pie hacer uso de las armas contra unos
" compañeros con quienes en otras épocas he militado por
" la causa santa de la independencia y de los derechos de la
" nación; y aunque con el ejército de mi mando, compuesto
u de nueve mil veteranos (pie V. E. tiene á su frente, no
" puede ser dudosa la victoria, atendidas las ventajas que
" V. B. no desconoce en mi favor, sin embargo, quiero aún
" extender una mano amiga á V. B. y á cuantos le obedecen,
" asegurándole que, mis brazos están abiertos para estrechar
" á mis antiguos cantaradas, echándose un velo sobre nues-
" tras diferencias, siempre que V. E. se adhiera á los priuci-
814
" pios que el ejército y la nación entera proclaman actual-
" mente; pues no es posible que ni V. E. ni sus subordinados
" puedan desear el entronizamiento de la demagogia que al-
" gunos años hace ba combatido V. E,, y qpie por este servi-
" ció los representantes de la nación le han condecorado con
" una cruz que lleva en el pecho.
" Si V. E., como lo deseo sinceramente, admite mi propo-
" sición, sírvase V. E. manifestármelo inmediatamente, para
" en este caso tener el gusto, por mi parte, de dar así un día
"de júbilo á todos los buenos mexicanos, interesados eu la
'" paz y en la ventura de su patria.
" Campo en la Punta del Río, octubre 5 de 1841, á las sie-
" te y media de la noche. — Antonio Lopes de Santa -Anua.
" — Exento. Sr. General de división, benemérito de la patria
"D. Anastasio Bustamante. — Villa de Guadalupe.
" Es copia. — Manuel M. Escobar."
"Ni'uii. -. — El presidente General en jefe. — Excmo. Sr.
" Abundando en los mismos sentimientos (pie V. K. mani-
" fiesta en su nota de anoche á las siete y media, de ello, tan
" luego como la recibí, di la orden correspondiente para (pie
" se suspendiese todo acto de hostilidad por parte de las tro-
" [tas (pie se hallan á mis órdenes, entretanto logramos por
" nuestros esfuerzos combinados, poner término á la guerra
"en que actualmente nos hallamos. En tal virtud, para lle-
" gar á obtener con la. brevedad posible el laudable fin (pie
" nos anima, he nombrado dos comisionados por mi parte,
" para que reuniéndose con los (pie V. 15. tenga, á bien ele-
" gir, pueda desde luego procederse á la celebración de un
"convenio que haga olvidar para siempre nuestras lainen-
" tables diferencias políticas; al efecto, podrá V. K. indicar
" el punto en (pie hayan de tener lugar las conferencias co-
" rrespon dientes.
"Dios y libertad. Cuartel general en Guadalupe Hidal-
" go, octubre 6 de L811, á las cuatro de la mañana. — Anas-
815
" tasio Bustamante. — Excmo. Sr. General de división, bene-
" mérito de la patria D. Antonio López de Santa- Auna.
" Es copia. — Manuel M. Escobar."
" Nám. 3. — Ejército de operaciones. — General en jefe. —
11 Excmo. Sr. — Consecuente con lo que V. E. se sirve inani-
" testarme en su nota oficial, fecha á las cuatro de la maña-
" na de hoy, tengo la honra de contestar á V. E. que el inis-
" mo dador de la presente nota conducirá á los comisionados
" de V. B. al paraje que he designado para las conferencias,
" que será en medio de nuestros campos, y en cuyo punto es-
" taran ya los que yo deba nombrar por parte de este ejér-
" cito, con el tín de concluir de una manera favorable á la
" patria nuestras diferencias políticas.
"Dios y libertad. Campo en la Punta del Río, octubre 6
"de 1841, á las once de la mañana. — Antonio López de San-
" ta-Anna — Excmo. Sr. General, benemérito de la patria
" D. Anastasio Bustamante.
" Es copia. — Manuel M. Escobar."
"Ni'nn. 4. — Reunidos en la Presa de la Estanzuela el
" Excmo. Sr. General de división D. Valentín Canalizo y
"el Sr. General de Brigada D. Benito Quijano, y los Sres.
" General de brigada D. José María Tornel y D. José Igna-
" ció Gutiérrez, comisionados los primeros por el Excmo. Sr.
"General de división, benemérito de la patria D. Anastasio
"Bustamante, General en jefe de las tropas situadas en la
"ciudad de Guadalupe Hidalgo; y los segundos por el
" Excmo. Sr. General de división, benemérito de la patria
" D. Antonio López de Santa-Auna, General en jefe del ejér-
" cito de operaciones, con el objeto de discutir y acordar los
" términos en que pueda llegarse al término de la guerra ci-
" vil, proporcionando á la generosa nación mexicana los me-
"dios d • que necesita para sostener su dignidad y decoro
" entre las civilizadas, y los más seguros para la sincera y
" cordial reconciliación de todos sus hijos, después de can-
816
"jeados sus poderes, convinieron en los artículos siguien-
tes:
" Art. 1? Desde este momento se restablecen las relacio-
" nes íntimas y cordiales que deben reinan entre todos los
" miembros de la familia mexicana, y ni ahora ni nunca po-
drán ser molestados por sus opiniones emitidas de palabra
"ó por escrito y por sus hechos políticos, tanto losciudada-
" nos militares, como ios no militares, comprometiéndose los
" Excmos. Síes. Generales en jete y las fuerzas beligerantes,
" á que este olvido sea perpetuo y sincero.
" Art. 2? Los actos del gobierno del lixcmo. Sr. General
" D. Anastasio Bustamanie y <lel <]ue le sucedió interina-
" mente, desde el 1? de agosto del presente año, de cualquie-
" ra clase (pie sean, quedan sometidos á la aprobación del
"primer congreso constitucional, así como quedarán sonie-
" tidos al misino los actos del ejecutivo provisional que se
" instale con arreglo á las bases (pie ha adoptado el ejército
" de operaciones del Excmo. Sr. General D. Antonio López de
"Santa-Auna.
" Art. 3? Los Excmos. Sres. Generales en jefe de ambas
"fuerzas beligerantes, quedan comprometidos á interponer
" su respetable influjo con el gobierno que se establezca, á fin
" de que se dé su retiro ó licencia á los Síes, generales, jefes
" y oficiales que lo soliciten, y su cesantía á jubilación á los
"empleados que lo pretendan.
" Art. 4o Ratificado el presente convenio por los Excmos.
" Sres. Generales en jefe de las fuerzas beligerantes, las si-
" toadas en Guadalupe se pondrán á las órdenes del Excmo.
" Sr. General D. Antonio López de Santa-Anua, quien les
" dispensará las consideraciones que merecen los soldados de
" esta parte del ejército, que tanto contribuyeron á conquis-
" tar la independencia de la patria, y cuyos brazos y denue
"do pueden ser tan útiles en cualquiera guerra extranjera.
" Art. 5? El presente convenio será ratificado á las tres
817
" horas de firmado por los comisionados de nna y otra parte.
''Presa de la Estanzuela, octubre (> de 1841, á las nueve y
" media de la noche. — Valentín Canalizo. — Benito Quijano. —
u José María Torne!. — José [(/navio Gutiérrez. — Ratifico es-
" te convenio, Antonio López de Santa-Anua. — Ratifico este
"convenio, Anastasio Bustamante.,)
En fines de septiembre y principios de octubre, mientras
se desarrollaban los acontecimientos que quedan referidos, so
pretendió hacer cambiar do rumbo á la, revolución, aunque
dirigiéndola siempre" al objeto propuesto desde un principio.
Con este fin el vicepresidente de! consejo, encardado de la
administración publica, por conducto del ministro del inte-
íior I). J. M? Jiménez, se dirigió al General en jefe del ejér-
cito reunido, haciéndole proposiciones que si bien eran muy
aceptables en sí mismas, carecían de lo principal que era la
oportunidad, pues ésta había pasado para lograr que unas
fuerzas victoriosas y unidas volviesen á tomar el carácter de
sujeción que proponía el gobierno, pretendiendo diesen por
perdido cuanto habían logrado en la empresa, que se tenía
ya por consumada. Nombróse al efecto una comisión com-
puesta de los ¡Sres. D. Manuel Eduardo Gorostiza y D. Ma-
riano Michelenn, que disfrutaban de buena opinión como
hombres públicos, y manifestaron que el ejecutivo deseaba
se hicieran á las bases algunas modificaciones, reformando-
seen los puntos fundamentales, como eran los (pie se dirigían
á constituir á la nación; pues aunque no eran estos los tér-
minos en (pie se explicaban, sí lo era la tendencia á esta^
blecer un verdadero cambio desde luego, confirmándose con
lo que proponían dichos señores, y que se reducía á que, su-
puesta la admisión de la renuncia, que hiciese de la [¡residen-
cia el General Bustamante, el gobierno excitaría á las (tá-
maras y éstas al poder conservador para que se nombrara
un presidente interino de mutua confianza, declarándose
convocante el congreso que existía. Xada so resolvió desde
Tumo II. — 103
813
luego, difiriéndose la continuación de las conferencias para la
mañana del 30 de septiembre. Reuniéronse en efecto aquel
día los dichos señores con el General en jete, citados los ge-
nerales del ejército y varias personas notables de diversas
opiniones políticas; pero apenas comenzaba la discusión,
cuando se escucharon salvas y repiques en México, sabién-
dose á poco tiempo <pie se celebraba el pronunciamiento por
la federación; los comisionados protestaron que ignorabau
lo que pasaba, pues no tenían antecedentes; la reunión que-
dó disuelta y continuaron los sucesos en los términos (pie
liemos referido, pues el pronunciamiento de México se re< 1 li-
jo á una reunión (pie con el nombre de asamblea popular, se
verificó el 1? de octubre en el colegio seminario. Peroraron
los concurrentes, discutieron, y al fin acordaron dirigir á la
nación el plan1 que proclamaba el restablecimiento del sis-
tema federal y la constitución de 1824, desconociendo cuan-
to se había antes acordado sobre armisticio, bases de Tacu-
baya y convenios de la lOstanzuela. Pero aquel movimiento
acabó por su propia- virtud, sin (pie en nada turbara la mar-
cha de los acontecimientos.
El General en jefe I>. Antonio López de Santa— Anua y
los generales, jefes y oficiales de las fuerzas pronunciadas
y del ejército ya reunido, ocuparon la capital el día 7 de oc-
tubre por la larde, tratándose luego de todo lo conducente
á la reorganización de la república. La primera necesidad
que halda que sal isfacer era el nombramiento del jefe supre-
mo de la nación; procedióse pues á nombrar conforme á las
bases de. Tacubaya, para que hiciesen tal elección, dos re-
presentantes propietarios y dos suplentes por cada departa-
mento.
Dichos representantes se reunieron el día í) en número
d ! cuarenta y cuatro, quedando electo presidente el General
Santa-Anua, por treinta y nueve votos.
1 JDocuinciitu núaieru (i,
819
Como en este período se con tienen las respectivas admi-
nistraciones de D. Anastasio Bnstainante hasta 20 de marzo
de 1839: de D. Antonio López de Santa-Auna hasta 10 de
julio del mismo año: de I). Nicolás Bravo hasta 10 del propio
mes, en que volvió á encargarse de la presidencia de la re-
pública el General I). Anastasio Bustamante, hasta el día 22
de septiembre de 1841, en que quedó encargado del gobierno
supremo D. Javier Echeverría, como individuo más antiguo
del consejo, hasta el día 10 del mes de octubre siguiente, eu
que entró á la presidencia de la república D. Antonio López
de Santa -Auna, se hace preciso el reunir también el perso-
nal de las secretarías del despacho correspondiente á cada
período.
SECRETARIOS DE ESTADO Y DEL
General D. Anastasio Bnstamante.
RELACIONES EXTERIORES.
1837
abril
19
>>
»>
21
»
octubre
¡27
>>
nvbre.
7
1838
enero
10
)>
iivbre.
14
»
dcbre.
1L
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14
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18
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22
1839 febrero
27
marzo
14
HASTA
D. José M* Ortiz Monas te-
rio, O. M. E 20 abril 1837
„ Luis Gonzaga Cuevas.. 26 octubre ,,
,, José M? «le Boca negra., G nvbre. ,,
„ Jo.sé M? Ortiz Monaste-
rio, O. M. E 9 enero 1838
,, Luis G. Cuevas 13 nvbre. „
„ José Joaquíu Pesado, E. 10 dcbre. ,,
„ Manuel Gómez Ped raza. 13 ,, „
„ José M* Ortiz Monaste-
rio, O. M, E 17 „ „
„ José G. de la Cortina, E. 2L ,, „
„ Manuel Eduardo de Go-
rostiza 26 febrero 1839
„ José M? Torne!, E lo marzo „
„ Manuel Eduardo de Co-
rostiza 20 ,, „
822
INTERIOR,
DESDE HASTA
1837 abril 19 D. Joaquín de Iturbíde, O.
M. E.. 2G «abril 1837
„ „ 27 „ Manuel de hi Peña y Pe-
fia 24 octubre „
„ octubre 25 „ José Antonio Romero.. 8 marzo 1838
1838 marzo 9 „ Luis G. Cuevas, E 2L „ „
22 „ José Joaquín Pesado 25 stbre.
,, Luis G. Cuevas, E 17 octubre
stbre. 2G
octubre 18 ,, José Joaquín Pesado. .. 12 dcbre.
dcbre. 13
» 17
.i 20
„ 2G
Juan Rodríguez Puebla. 16
,, Joaquín de Iturbide, O.
M.E 19 „
„ Manuel Eduardo de Go-
rostiza 25 ,, ,,
,, Agustín Pérez de Lebri-
ja 1 20 marzo 1839
„ octubre 20
GUERRA Y MARINA.
DESDE HASTA
3837 abril 19 D. Ignacio del Corral, O, M.
E... 23 abril 1837
„ ,, 24 „ Joaquín Lebrija.. 1.9 octubre ,,
, Ignacio de Mora y Villa-
mil 22 nv-bro. ,,
, Ignacio Mí1 de la Barrera. 5 febrero 1838
, José Moran. 1 3 dcbre. ,,
, Mariano Paredes y Arri-
ll;i«a 12
, Benito Q'iijano, O. M. E. i ó' ,, „
. José M;.1 Tornel 20 maizo 1839
,, nvbre.
23
1838 febrero
ü
,, dcbre.
4
>> M
13
»> 11
17
823
HACIENDA.
DESDE BASTA
1837 abril 19 D. José M* Cervantes, E. . 22 abril 1837
„ ,, 23 „ Joaquín Lebrija 18 octubre ,,
,, Ignacio de Mora, y Villa-
mil, B Señero 1838
„ .José M? de Bocanegra. . 18 febrero 7;
,, Manuel Eduardo de Go-
rostiza 7 nvbre. „
„ Pedro Echeverría 14 dcbre. „
,, José Gómez de la Corli-
na 20 marzo 1830
,, octubre 10
183S enero 0
,, febrero 10
,, nvbre. 8
dcbre. 15
General D. Antonio López de Sanía-Anna.
RELACIONES EXTERIORES.
DE-DE HASTA
1830 marzo 20 D.Manuel Eduardo de Go-
rostiza 10 julio 1830
INTERIOR.
DESDE HASTA
1830 marzo 20 D. Agustín Pérez de Lebri-
j;r. 11 abril 1830
j, abril 11 ,, Joaquín de Iturbide, O.
M.B 20 „
M ,, 27 „ Juan de Dios Cañedo... 18 mayo ,,
,, mayo 18 „ José Antonio Homero. . 10 julio „
824
GUERRA Y MARINA. «
DESDE HASTA
1839 marzo 20 D. José M? Tornel 10 julio 1839
HACIENDA.
DESDE HASTA
1830 marzo 20 D. José Gómez de la Cor-
limí 17 mayo 1839
„ mayo 18 „ Francisco M? Lombardo. 10 julio ,,
General D. Nicolás Bravo.
RELACIONES EXTERIORES.
DESDE ' HASTA
1839 julio 10 D. Manuel Eduardo de Go-
rostiza 19 julio 1839
INTERIOR.
DESDE HASTA
1839 julio 10 D. José Antonio Romero.. 19 julio 1839
GUERRA Y MARINA.
DESDE HASTA
1839 julio 10 D. José M? Tornel 19 julio 1839
HACIENDA.
DESDE HASTA
1839 julio 10 D.Francisco Mí1 Lombardo. 19 julio 1839
825
General D. Anastasio Bustamante.
KELACIONES EXTERIORES.
DESDE
1839
julio
19
»
V
27
1840
ocbre.
6
19 D. Manuel Eduardo de Go-
rostiza 26 julio 1839
„ Juan de Dios Cañedo... 5 ocbre. 1840
„ José M* Ortiz Monaste-
rio, O. M. E 20 mayo 1841
1841 mayo 21 „ Sebastián Camacho .... 22 stbre. „
INTERIOR.
DESDB
1839 julio 19 D. José Antonio Romero. .
„ „ 27 „ Luis G. Cuevas
1840 enero 13 ,, Juan de Dios Cañedo, E
„ febrero 10 „ Luis G. Cuevas
,, agosto 4 „ Juan de Dios Cañedo, E,
„ stbre. 15 „ José Mariano Marín
„ dcbre. 7 „ José M? Jiménez
HASTA
26 julio 1839
12 enero 1840
9 febrero „
3 agosto ,,
14 stbre. ,,
6 dcbre. ,,
22 stbre. 1841
GUERRA Y MARINA.
DESDE HASTA
1839 julio 19 D. José M* Torne) 27 julio 1839
„ „ 28 ,, Joaquín Velázquez de
León, O. M. E 8 agosto 1839
„ agosto 9 „ Juan N". Al monte 22 stbre. 1841
Tomo II.— 104
826
HACIENDA.
DESDI HASTA
1839 julio 19 D. Francisco M? Lombardo. 26 julio 1839
„ „ 27 „ Javier Echeverría 23 marzo 1841
1841 marzo 24 „ Manuel M* Canseco 22 stbre. „
D. Javier Echeverría.
RELACIONES EXTERIORES.
DESDB BASTA
1841 stbre. 22 D. Sebastián Oamacho 10 ocbre. 1841
INTERIOR.
DESDB HASTA
1841 stbre. 22 D. José M* Jiménez 3 ocbre. 1841
„ octubre 4 „ Joaquín de Iturbide, O.
M.E 10 „
GUERRA Y MARINA.
DESDB HASTA
1841 stbre. 22 D. Juan N. /Umonte 10 ocbre 1841
HACIENDA.
DESDB HASTA
1841 stbre. 22 D. Manuel M. Oanseco 10 ocbre. 1841
APÉNDICE AL TITULO XIV.
Documento Núm. 1.
Ministerio de guerra y marina. — Art. 1? — No habiendo sido la
intención del C. José Urrea y de las fuerzas de su mando, atacar
de ninguna manera la persona del presidente de la república, Ge-
neral D. Anastasio Bustamante, queda éste repuesto en el ejerci-
cio de sus funciones.
Art. 2o En uso de sus facultades como tal presidente de la re-
pública, hará cesar los fuegos de las tropas que actualmente hosti-
lizan á las del C. Urrea. Este hará otro tanto por su parte.
Art. 3o El referido señor presidente, organizando un gobierno
que merezca la confianza pública, se compromete á restablecer en
su observancia la constitución de 1824, convocando luego un con-
greso para el preciso efecto de reformarla.
Art. 4o Bajo estas bases se restablecerán la paz y el orden, y nin*
guno será molestado por las opiniones que haya manifestado, ó prin-
cipios que hubiese sostenido, poniéndose en libertad á los que aún
se hallaren presos por sus opiniones políticas.
828
Ministerio de guerra y marina. — Habiendo manifestado el
Excmo. Sr. presidente al general en jefe de las fuerzas del supremo
gobierno que operan sobre vdes., las bases sobr% las cuales ofrecen
deponer las armas, ha resuelto que no puede garantizarse á vdes.
más que la vida, si dentro de cuatro horas contadas desde las nueve
de esta mañana, no se ponen á disposición del supremo gobierno; en
el caso contrario, vdes. serán responsables ante Dios y los hombres,
de los males que puedan sobrevenir á consecuencia de las hostili-
dades á que han dado lugar.
De orden del Excmo. Sr. presidente, tengo el honor de comuni-
carlo á vdes. para su inteligencia y fines consiguientes.
Dios y libertad. México, julio 16 de 1840. — A las ocho de la
mañana. — Almonte. — Sres. D.José Urrea y D. Valentín Gómez
Farías.
CONTESTACIÓN.
Hemos recibido la contestación que se nos ha dado á las pro-
puestas que hicimos al Excmo. Sr. presidente, para poner término
á los desastres en que se halla envuelta la capital en medio de la
guerra civil que la divide. No la debilidad, pues contamos con gran-
des recursos, y sobre todo, con el apoyo de la opinión; sino el deseo
de evitar el derramamiento de sangre entre hermanos, fué lo que
nos obligó á tentar vías de conciliación tan conformes á la volun-
tad nacional, y tan razonables como honrosas. La contestación
que se nos ha dado, cierra la puerta á toda avenencia, no dejándo-
nos decisión sino entre dos extremos durísimos. Como quiera que
s< a, negociaciones de tanta gravedad jamás se han tratado sin una
suspensión de hostilidades que deje á las partes beligerantes la
calma necesaria para resolver; y así creemos que debiera hacerse
en la presente ocasión; pero si contra los usos establecidos y san-
cionados por el derecho de la guerra, se continúa hostilizándonos,
sufriremos la suerl • que nos toque, y Dios y la nación juzgarán
quién es el responsable de las desgracias que se originen.
829
Dios, libertad y federación. México, julio 16 de 1840. — José
Urrea — Valentín G. Farías. — Excmo. Sr. ministro de la guerra.
Ministerio de guei'ra y marina. — El Excmo. Sr. presidente me
previene manifieste á vdes., que conforme á los deseos que in-
dican en sus comunicaciones de esta fecha, se suspenderán las hos-
tilidades desde la una de este día hasta las cuatro de la tarde del
mismo, para que volviendo á tomar en consideración la comunica,
ción que dirigí á vdes. esta mañana, se sirvan hacer las nuevas pro-
posiciones que gusten y sean compatibles con la dignidad del supre-
mo gobierno, pues las que sometieron al Excmo. Sr. presidente no
son admisibles, ni en su artículo 3o ni el 4?, por ser su resolución del
exclusivo resorte del cuerpo legislativo; bien entendidos que las
fuerzas beligerantes conservarán sus respectivas posiciones milita-
res, siu avanzar fuera de ellas, ni permitirse comunicación alguna
entre ellas, pues que faltando este requisito, se hará uso de las ar-
mas.
Sírvanse vdes. acusar recibo de esta nota para saber si la sus-
pensión ha de tener efecto ó no.
Dios y libertad. México, julio 16 de 1840. — Almonte. — Sres. D«
Valentín Grómez Farías y D. José Urrea.
CONTESTACIÓN.
Procediendo con la mejor buena fe, y animados del deseo de
terminar las desgracias de la guerra civil, estamos dispuestos á sus-
pender las hostilidades, suspendiéndose también por parte de las
fuerzas que nos atacan, y entonces entraremos á tratar sobre los
términos más racionales y honrosos para ambas partes de termi -
nar la presente contienda.
830
Dios, libertad y federación. Julio 16 de 1840. — José TJrrea. — Ya
lentín Gómez Farias.
OXRA.
Hemos recibido la comunicación de V. E. en que nos manifiesta:
que el Excmo. Sr. presidente, accediendo á las indicaciones hechas
en nuestra comunicación anterior, ha dispuesto que se suspendan
las hostilidades desde la una hasta las cuatro de esta tarde, para
que entretanto, volviendo á tomar por nuestra parte en conside*
ración la comunicación de esta mañana, hagamos nuevas proposi-
ciones, no considerándose admisibles las que eu la madrugada de
este día hicimos al Excmo. Sr. presidente, por creerse que la reso'
lución sobre los artículos 3o y 4? es del exclusivo resorte del poder
legislativo.
Mucho había que decir respecto de la razón que se alega para no
admitir los artículos 3? y 4o de los propuestos por nuestra parte al
Excmo. Sr. presidente; pero no permitiéndolo la estrechez de una
nota, nos limitaremos sólo á decirle que la comunicación que ahora
nos ocupa, está en contradicción con la recibida esta mañana. En
ella, V. E. á nombre del Excmo. Sr. presidente uos ha propuesto que
nos salvarán las vidas bajo la ominosa condición de rendirnos á dis"
creción, y esto es nádamenos que la oferta de un indulto general
que es en circuntancias comunes tan exclusivamente del resorte del
cuerpo legislativo, como el olvido ó amnistía sobre opiniones, que
es á lo que se reduce el artículo 4o de los propuestos por nosotros.
Por principios comunes del derecho de gentes y de guerra, los jefes
de cualesquiera fuerzas beligerantes están autorizados para acordar-
se mutuamente garantías. A V. E. no se ocultan estas verdades, y
así es que el Excmo. Sr. Bustamante, no como presidente de la repú-
blica, sino como jefe de esas fuerzas, ya que quiere tomar ese carác-
ter en lugar del de conciliador, con cuyo objeto salió dé este pala-
cio, puede muy bien acceder á lo que hemos solicitado, debiéndose
siempre tener presente que la palabra que da un general y presiden-
te ea esencialmente inviolable.
831
Prescindiendo de todo esto, repetimos, se otorga por nuestra par-
te la suspensión de hostilidades en los términos que se propone, y
durante ésta se nombrarán tres comisionados de cada parte, compe-
tentemente autorizadas para arreglar en los términos más conve-
nientes y decorosos lo más saludable á la patria y análogo á la termi-
nación de la lucha y pacificación de esta capital, de la que depende
la de la república, señalándose en caso de acceder, un punto interme-
dio entre uno y otro cuartel general para las conferencias de los co-
misionados.
Dios, libertad y federación. México, julio 16 de 1840. — José
Urrea. — Valentín Gómez Furias. — Excmo. Sr. secretario de la guerra.
Sou copias. México, julio 21 de 1840. — Sandoval.
Documento Núm. 2.
Excmo. Sr.: El limo. Sr. Arzobispo, el Excmo. Sr. General D.
José Joaquín de Herrera, el Sr. General D. Mariano Michelena y el
Sr. D. Bernardo González Ángulo, se sirvieron invitarme á una con-
ferencia en el palacio arzobispal, que acaba de verificarse.
El carácter apostólico del primero, no menos que su acreditado
civismo, así como el de los tres señores restantes, los indujo á supli-
carme me dirigiera á V. E., como lo hago, excitándolo en nombre de
la patria, para que tenga á bien ordenar al jefe de sus fuerzas sus-
penda desde luego las hostilidades, á fiu de que aprovecháudose de
esta suspensión, nuestro dignísimo prelado pase á conferenciar con
V. E. sobre los medios más análogos á la terminación racional, jus-
ta y conveniente de la guerra atroz que está devastando la primera
ciudad de nuestra república.
Dios y libertad. Palacio, julio 22 de 1840. — José Urrea. — Excmo .
Sr. General presidente D. Anastasio Bustamante.
832
CONTESTACIÓN.
El Excmo. Sr. presidente se ha enterado de lo que vd. expone
en su oficio de esta fecha, y en respuesta me manda decirle: que no
debiendo vd. entenderse directamente con ¡3. E. en el asunto de gue-
rra de que se trata, sino con el Exmo. Sr. General en jefe de las tro-
pas que operan contra las de vd., puede dirigirse al expresado Sr.
General, quien sin duda oirá las proposiciones que vd. guste hacerle
á nombre de los que obren bajo su dirección.
Dios y libertad. México, julio 22 de 1840. — Almonte.— Sr. D. Jo-
sé Urrea.
Son copias. México, 22 de julio de 1840. — Manuel María de San-
doval.
Gopia de las proposiciones hechas por los comisionados de D. José Urrea
el día 23.
1" Las fuerzas de uno y otro ejército se retirarán á ocupar po-
siciones fuera de la capital,
2 a Se conviene por las fuerzas beligerantes, quedar sin vigor las
leyes constitucionales del año de 36.
3 a Se convocará una convención que dé la nueva constitución
sobre las bases fijadas en la acta constitutiva, que comenzará á re-
gir desde luego.
4a Las elecciones de los miembros de la comisión, se verificarán
conforme á las leyes por las que se eligieron los diputados al congre-
so constituyente.
5* El actual Eycmo. Sr. presidente formará un gobierno provi-
sional, siendo él el jefe, hasta que empiecen á tener su efecto los
anteriores artículos.
6" A ninguna persona se molestará por las opiniones políticas
manifestadas desde el año de 821 hasta el presente ; por consiguien-
833
te, se respetarán las personas, empleos y propiedades de cuantos ha-
yan tomado parte en esta ó en las pasadas revoluciones.
7* Para que tenga efecto el primer artículo, el gobierno facilita-
rá los haberes y demás necesario á unas y otras fuerzas.
Ministerio de lo interior. — Circular á los Excmos. Sres. gober-
nadores de los departamentos. — Excmo. Sr. : Las fuerzas sublevadas
se han puesto á disposición del supremo gobierno, y la tranquilidad
y orden público se han restablecido de la manera más satisfactoria
en esta capital.
En obsequio de sus habitantes y propiedades que exigían el pron-
to término de esta revolución desastrosa, se han concedido á los su"
blevados las garantías personales que han solicitado; pero no se ha
accedido á ninguna de sus pretensiones, quedando en consecuencia
sin otro resultado político la conspiración del 15, que el de haberse
manifestado el voto y decisión general en favor del gobierno, de las
leyes y autoridades legítimas.
Esta guerra se ha terminado, y las mismas desgracias y graves
males que ha causado en la capital, servirán para consolidar cada
día más el triunfo del orden sobre la anarquía, y precaverá nuevos
desórdenes. Por el correo próximo se remitirán á V. E. los documen-
tos relativos, y entretanto me apresuro á comunicar á V. E. este im-
portante suceso para conocimiento de ese departamento y sus auto-
ridades.
Dios y libertad. México, julio 27 de 1840. — Cuevas.
Ministerio de guerra y marina. — Sección y mesa de operaciones.
— Hoy á las seis de la mañana se han puesto á disposición del su-
premo gobierno las fuerzas que alteraron el orden en esta capital el
Tomo II.— 105
834
*
15 del corriente; las operaciones militares que se ejecutaron sobre
ellas han dado este feliz resultado, quedando en consecuencia resta-
blecida la tranquilidad y en todo su vigor y fuerza las leyes que se
ha dado la nación; pues que á los perturbadores de la paz pública
no se les hicieron otras concesiones que las puramente personales.
Tengo la satisfacción de comunicarlo á vd. para su conocimiento y
fines consiguientes, previniéndole que las tropas que tiene á su man-
do las mantenga á sus órdenes, sin disminuir su fuerza en manera
alguna, hasta tanto se hagan á vd. las nuevas prevenciones de ÍS. E.
por mi conducto.
Dios y libertad. México, julio 27 de 1840. — Almonte. — Se circu-
ló á las autoridades dependientes de este ministerio.
Es copia. México, julio 27 de 1840. — Manuel María de Sandoval.
Documento Núm 3.
Excmo. Sr. : Los individuos comprendidos en la lista que tengo
la honra de acompañar á V. E., deseosos de contribuir del mejor
modo posible al progreso de las ciencias y las artes, se han reunido
para establecer en esta capital una sociedad de amigos con el nom-
bre de Ateneo, que tenga por objeto la propagación de los conoci-
mientos útiles, solamente para la clase menesterosa y menos instrui-
da; mas no pudiendo verificarlo sin recabar de V. E., autoridad polí-
tica del departamento, la licencia que previenen las leyes, la impe-
tran por mi conducto, seguros de que sus deseos serán completamen-
te obsequiados.
Igualmente acompaño á V. E. las bases del reglamento del Ate-
neo, para que se sirva sancionarlo con su respetable aprobación.
Esta ocasión me proporciona el placer de ofrecer á V. E. las se-
guridades de mi distinguida consideración y particular aprecio.
835
Dios y libertad. Méxino, diciembre 11 de 1840. — Dr. Miguel Va-
lentín.— Excmo. Si1, gobernador de este departamento.
Lista de los individuos que componen el Ateneo.
Sres. General Juan N. Almonte, Luis Gonzaga Cuevas, Ángel
Calderón de la Barca, Luis Gonzaga Vieyra, Juan Nepomuceno Na-
varrete, Andrés Quintana Roo, Juan Bautista Morales, Miguel Va-
lentín, Manuel Moreno y Jove, Joaquín Román, Luis Gonzaga Mo-
vellán, Pedro Ahumada, José M. González de la Vega, Guadalupe
Arrióla, Agustín Flores Alatorre, José Gómez de la Cortina, Pablo
Vergará, José María CasáSola', Ignacio González Pavón, Ignacio
Flores Alatorre, Francisco López, José María Cueras, Antonio Fer-
nández Monjardín, Lucas Atamán, Miguel Bustamante, José María
Bocanegra, Manuel de la Peña y Peña, José María Tornel, Luis
Iturbe, Cayetano Ibarra, Ignacio Sierra y Rosso, Isidro Rafael Gon-
dra, Mariano Domínguez, Francisco Arbeu, Pedro García Conde,
Ramón Malo, Francisco Modesto Olagúíbélj Manuel García de Agui-
rre, Camilo Bros, Mariano Icaza, Francisco Fagoaga, Juan N. Ro-
dríguez de San Miguel, Dr. José Gálvez, General Juan Orbegozo,
José Sotero Castañeda, Felipe Néri del Barrio, Juan Flores, Manuel
Escandón, Francisco Ortega, Luis Várela, José de la Fuente, Agus-
tín Gómez Eguiarte, Joaquín Villa, Manuel Carpió, Urbano Fonse-
ca, Manuel María Azcárate, Benigno Bustamante, Vicente Segura,
Dr. N. Duran, Miguel Arroyo, Felipe Zaldívar, Luis Robles, Juan
Matute, Juan Pereda, cónsul de Venezuela, Agustín Letamendi,
cónsul de España.
836
Documento Núm. 4.
La guarnición de Guadalajara se pronunció el día 8 de Agosto
de 1841, y dando un manifiesto, concluyó con el siguiente
Primero. Se convocará un congreso nacional extraordinario, ele-
gido bajo las bases más amplias y cumplidamente facultado para re-
formar la constitución, y con sólo esta única y exclusiva atribución.
Segundo. Entretanto la desempeña, el supremo poder conserva-
dor encargará el ejecutivo á un ciudadano de su confianza, como fa-
cultado extraordinariamente, y dará cuenta de sus actos al primer
congreso constitucionel.
Tercero. Al efecto, el actual congreso, que se reunirá para estos
solos actos, iniciará, y el supremo poder conservador declarará la in-
capacidad del actual presidente de la república; excitado el primero
por la suprema corte de justicia, iniciará, y el supremo poder conser-
vador declarará la voluntad de la nación, respecto de la persona que
haya de entrar al ejercicio del ejecutivo.
Cuarto. Este designará el día de la instalación del congreso ex-
traordinario, la forma de su elección y el tiempo que debe duraren
su encargo.
Guadalajara, 8 de agosto de 1841.
387
Documento Niim. 5.
Pronunciamiento de Perote desconociendo al gobierno del General
Bustamante, y secundando el plan de la Ciudadela.
Io Que el Excmo. Sr. General D. Anastasio Bustamante, no si-
ga gobernándola (la república) despóticamente sin sujeción á las le-
yes, y muchomenos á la cabeza de las tropas.
2 o Que por estarlo verificando con la más punible infracción de
la constitución, y contra lo dispuesto por el supremo poder conser-
vador, debe quedar en unión del ministro que ha autorizado sus ac-
tos, sujeto al juicio establecido por las leyes, para hacer efectiva su
responsabilidad.
3? Que el supremo poder conservador declare desde ahora la nu-
lidad de los actos del presidente General en jefe, por ser contrarios
á la constitución y á las leyes, prescribiendo el curso que deba dar-
se á la acusación.
4? Que el presidente General en jefe, en vez de que con la fuer-
za y no más cou la fuerza quiera decidir la cuestión, como así lo ha
protestado oficialmente, queda separado del ejercicio del poder eje-
cutivo, aun cuando pretenda volver al orden constitucional, pues por
haberlo violado, debe ser juzgado con arreglo á las leyes.
5? Que en la crisis extraordinaria en que hoy se halla la repú-
blica, por la ineptitud y la arbitrariedad del presidente General en
jefe y su actual ministro de la guerra, no se adopte otra medida de
salvación, que la sanción pública de las bases que ha proclamado en
su manifiesto el Excmo. ¡Sr. General D. Gabriel Valencia, el día 4
del corriente.
6? Que en las doce atribuciones que se dieron al supremo poder
conservador por el artículo 12 de la 2? ley constitucional, no se con-
sidere comprendida la de autorizar al poder supremo ejecutivo co-
838
mo lo ha hecho, para que use de cualesquiera facultades, aunque no
estén expresas en la constitución, como la que ya ha puesto en prác-
tica, gobernando despóticamente á la cabeza de las tropas, con el
título de presidente General en jefe.
Io. Que se conceda amnistía é todos los habitantes de la repúbli-
ca sobre la responsabilidad que de cualquier modo puedan haber con-
traído en la manifestación de sus ideas políticas, comprendiéndose
en ella aun aquellos que se hallen sentenciados.
8o Y por último: Que todos los mexicanos, dándonos en esta
vez un abrazo de reconciliación, ante el Dios de la justicia, echando
una profunda línea sobre todos los principios políticos que han dado
origen á nuestra desunión, y á los males públicos que todos lamen-
tamos, nos consagremos sinceramente á un solo fin: la salvación de
la patria.
Dios y libertad. Fortaleza de Perote, septiembre 9 de 1841. —
Antonio López de Santa— Amia. — Excmo. ¡Sr. D. Juan N. Almonte.
Es copia. México, septiembre 17 de 1841. — Luis de Ormaechea.
Documento Num. 6.
PLAN LLAMADO DEL SEMINARIO.
Art. Io Se establecerá inmediatamente el sistema popular repre-
sentativo federal y la constitución de 1824.
Art. 2? Para el desempeño del supremo poder ejecutivo, se lla-
mará inmediatamente, conforme al art. 98 de la constitución fede-
ral, á la persona que era presidente de la suprema corte de justicia
al tiempo de la abolición del sistema federal ; y en su defecto, la que
le precedió.
Art. 3o Inmediatamente, y conforme á la convocatoria dada en
1823 sobre elecciones, se procederá á elegir el congreso que deba ha-
839
cer las reformas de que habla el art. 3o del pronunciamiento de 30
de septiembre.
Art. 4o Los Estados llamarán á sus autoridades federales, con-
forme a sus constituciones respectivas.
Art. 5? El presidente consultará con su consejo de ministros, en
todos los casos que la constitución lo exige.
Art. 6o Luego que se instale el congreso general, nombrará la
cámara de diputados un presidente interino, entretanto se elige cons-
titudionalmente el propietario, votando por Estados, como lo previe-
ne la misma constitución.
Art. 7o En los Estados en que por cualquier accidente no se pu-
diere llevar á efecto este plan en todas sus partes, las autoridades
existentes lo poudrán en práctica de la manera posible, arreglándo-
se hasta donde se pueda á la constitución federal y á la particular
de cada uno. — Lie. Juan B. Morales. — Manuel JRionda. — Lie. Joaquín
Vargas. — Juan Duran. — Manuel Reyes Veramendi. — Francisco Ortega.
FIN DEL TOMO II.
ÍNDICE DEL TOMO II.
Quinto Período Administrativo.
TITTLO QUINTO.
Segundo presidente constitucíbnal, General de división D. Vicente Guerrero.
Desde ll? de abril de 1829 hasta 17 de diciembre del mismo año.
en que salió á mandar.
Páginas
Capítulo I. — Toma de posesión del segundo presidente constitucio-
nal.— Su ministerio. — Situación de la república. —
Opinión manifestada pidiéndose la sepai'ación de los
secretarios del despacho 5
— II. — Pasaporte al ministro plenipotenciario de los Estados
Unidos de América D. J. R. Poinsett. — Reseña re-
lativa á este personaje y á las relaciones exteriores. 12
— III. — La invasión española y sus consecuencias. 26
— IV. — Actos administrativos y acontecimientos públicos de la
época 32
— V. — Leyes de imprenta y misión secreta para la república de
Haití 33
Secretarios de Estado y del despacho en este período 63
Tomo II.— 106
842
APÉNDICE AL TÍTULO V.
Documento núin. 1. — Diario Oficial, México, 5 de julio de 1829 65
., ,, 2. — Circulares á los gobiernos de los Estados, Distri-
to y Territorios sobre expedición española 71
,, ,, 3. — Secretaría de Relaciones. — Copia del extracto for-
mado por las constancias que existen en ella,
referentes á noticias sobre invasión española,
y providencias dictadas por el supremo gobier-
no para rechazarla, desde 22 de junio hasta 2 de
septiembre de 1 829 7G
,, ,, 4. — Exposición del C. General José Velázquez, sobre
su marcha á Tampico y regresó á esta capital. 93
5.— 100
6— 101
'„ 7.— 102
8.— 103
Sexto Periodo Administrativo.
TITULO SEXTO.
D. José María de Bocanegra. — Presidencia interina desde el 17 de diciembre
de 1829 á 23 del mismo mes.
Capítulo I. — Elección y sus antecedentes 107
— II. — Gobierno interino y sucesos públicos en su tiempo.. .. 113
III. — Pronuuciameuto y ocurrencias del día 23 de diciembre
de 1829 120
IV. — Gobierno provisorio que resultó del pronunciamiento .. 138
Secretarios de Estado y del despacho en este período 147
843
Séptimo Periodo Administrativo.
TITULO SÉPTIMO.
Desde el 31 de diciembre de 1829 hasta el 14 de, agosto de 1832.
El General de división D. Anastasio Bustamantc.
Capítulo I. — Instalación del gobierno del vicepresidente 149
— II. — Revolución del Sur de México. — Coalición de Estados. 155
— III. — Memoria del ministro Fació, y sucesos importantes de
su época 160
IV. — Establecimiento del banco de avío, y plan de Barragán
en Jalisco 162
— V. — Aprehensión, juicio y muerte del General Guerrero. .. 165
VI. — Muerte de Codallos y cuál era en 1832 el cuerpo legis-
lativo y el estado del país. — Colonización y cuestión
de Texas. — Leyes relativas 196
— VII. — Separación de Yucatán 201
— VItl. — Sucesos de Guadalajara: General Inclán é impresor
Brambila 202
IX. — Plan de Veracruz en enero de 1832 207
— X. — General Terán. — Su muerte 212
XI. - Sucesos de San Luis Potosí en 1832 214
— XII. — Sucesos de Veracruz en 1832 216
— XIII. — Uniforme opinión de la república por la legitimidad del
gobierno que debía regir sus destinos 218
— XIV. — Convocatoria para la reunión del congreso general, el 3
de agosto 220
Secretarios de' Estado y del despacho en este período 225
APÉNDICE AL TITULO VII.
Documento núm. 1. — Declaración sobre el pronunciamiento del ejército
de reserva en Jalapa 227
,, ,, 2. — Dictamen de las comisiones unidas de goberna-
ción y puntos constitucionales, presentado en
la sesión del día 14 de enero 228
844
Documento núm. 3. — Estado de San Luis Potosí 244
4.— Plan deCodallos 245
,, ,, 5.— Parte oficial. — Gobierno general. — Registro ofi-
cial mimero 4, del día 4 de mayo de 1830 247
,, ,, 6. — Acusación del Sr. Quintana .'. 250
,, 7. — Sigue la exposición de Barragán, de 17 de noviem-
bre dfi 1830 257
8. — Permiso de introducir géneros prohibidos de al-
godón por el término que se expresa. — Destino
de los derechos que produzcan. — Varias provi-
dencias relativas á la colonización y conserva-
ción de Texas 263
, , , , 9. — Acta y plan de Veracruz de 2 de enero de 1832, so-
bre remoción del ministerio.. 265
10. — Decreto del Congreso general de 15 de marzo de
1832 269
11. — Párrafos de carta del General Teránal Excmo. Sr.
Gobernador del Estado de Zacatecas, fecha en
Altanara, á 22 de mayo de 1832 270
,, 12.— Ley de 25 de abril de 1832 280
.. 13.— 282
,, 14.— 284
,, 15.— 286
,, 16.— 288
TITULO OCTAVO.
El General l>. Melchor Múzquiz, presidente interino desde 14 de agosto
á 24 diciembre de 1832.
( íapítulo i. — Situación en que se hallaba la república en fines de 1832.
— Grandes acciones de guerra muy notables, con otros
sucesos de importancia 295
— II. — Aumento y progresos de la revolución. — Conflictos del
vicepresidente general en jefe 306
III. — Inclán, Báldelas y González 310
IV. — Continúan los sucesos militares de la revolución 311
V. — Acciones de guerra 316
845
Capítulo VI. — Continúa progresando la revolución y sus principios en
los Estados 318
VII. — Arreglo final de la revolución y plan de Zavaleta 321
Secretarios de Estado y del despacho en este período 333
APÉNDICE AL TITULO VIII.
Documento núm. 1. — Parte del inspector de milicia nacional de Zaca-
tecas, D. Mariano del Castillo, referente á la
acción del Gallinero 335
,. .. 2. — Oficio del cura de la villa de Dolores Hidalgo, en
que da noticia del número de muertos que se
sepultaron en su parroquia, después de la acción
del Gallinero 339
3. — Renuncia del General Bustamante 340
,, .. 4. — Parte oficial de la derrota que sufrieron las fuer-
zas al mando de D. Antonio Fació 341
ó. — Comunicación del Lie. D. Anastasio Zerecero á
D. Manuel Gómez Pedraza, y contestación de
éste sobre su regreso á la república 344
• .. .. 6.- -Elección de gobernador y teniente gobernador del
Estado de Zacatecas .' 348
7. — Entrevista para acordar las medidas de paz, cele-
brada en el punto de Tixtla, entre los Sres. Ge-
nerales D. Nicolás Bravo y D. Juan Alvarez.. 355
8. — Discurso pronunciado por el C. Manuel Gómez
Pedraza al tomar posesión de la presidencia de
los Estados Unidos Mexicanos 357
9. — Convenio del Puente de México 364
10.— Plan de Zavaleta 366
Noveno Peuiodo Administrativo.
titulo noveno.
El General I), Manuel Gómez Pedraza, cono presidente constitucional
desde 24 de diciembre de 1832 hasta 1? de abril de 1833.
Capítulo I. — El nuevo gobierno de Zavaleta y algunas ocurrencias
públicas 371
— II. — Continuación de los actos de Pedraza en su gobierno . . 380
Secretarios de Estado y del despacho en este período 387
846
APÉNDICE AL TITULO IX.
Documento núm. 1. — 389-
2.— 40J
Décimo Período Administrativo.
TITULO DÉCIMO.
General D. Antonio López de Santa-Anna. presidente, y vicepresidente D. Valentín
Gómez Farías. desde 1? de abril de 1833 hasta 24 de abril de 1834.
Capítulo I. — Instalación de los poderes constitucionales y su progra-
ma administrativo 413
— II. — Desde 1'.' de abril hasta 16 de mayo de 1833 se hace car-
go del gobierno el vicepresidente D. Valentín Gómez
Farías. — Sucesos de esta época 42 2
— III. — Se hace cargo del gobierno el presidente General Santa-
Anna, desde 16 de mayo hasta 2 de junio de 1833. — Su-
cesos públicos en dicho tiempo 434
— IV. — Desde 2 de junio hasta 17 del mismo, vuelve el vicepre-
sidente al gobierno 439
— V. — Desde 17 de junio de 1833, hasta 10 de julio del mismo
en que volvió a salir el presidente con el ejército á
campaña 444
— VI. — Continúa la revolución de Arista y Duran. — Sucesos
públicos importantes desde 10 de julio á 27 de octubre
de 1833 453
— VIL — Desde 27 de octubre á 1 5 de diciembre de 1833, perma-
neció en el gobierno el presidente Santa-Anna. — Se
retiró con licencia después de los acontecimientos del
Sur de México y Guanajuato 461
— VIII. — Desde 15 de diciembre de 1833 hasta 31 de mayo de
1834. — Nuevos ministros y nuevos acontecimientos. 472
Secretarios de Estado y del daspacho en este período 478
847
APÉNDICE AL TITULO X.
Documento núm. 1. —
,, ,, 2. — Estado que manifiesta el número de individuos
de ambos sexos que murieron del cólera en el
Arzobispado de México el año de 1833
3.- Ley
4. — Plan de Escalada
5. — Plan del General Arista, en Huejocingo
6. — Plan de Conciliación
9 — -
10. — Exposición documentada, que José María de Bo-
canegra, secretario de Estado y del despacho de
hacienda, leyó en la cámara de diputados el día
19 de noviembre de 1833, á consecuencia del
acuerdo de la misma del día 16 del propio mes,
sobre dar cuenta con los contratos celebrados
en los tres últimos meses
Número 1. — Resúmenes parciales del importe de I03 negocios he-
chos desde mayo del presente año
Número 2. — Noticia de los contratos celebrados con dinero, cré-
ditos antiguos, letras sobre las aduanas y otros de pago prefe-
rente en los meses de septiembre, octubre. y noviembre de 1833.
Número 3. — Noticia de la amortización hecha por cuenta de los li-
bramientos sobre las aduanas, que quedaron pendientes en el año
próximo pasado, y de los expedidos en si actual
Documento núm. 11. — Plan de los curas D. Carlos Tepistoco Abad y D.
Epigmenio de la Piedra
479
481
484
485
486
491
494
494
495
496
501
510
512
539
b48
Undécimo Periodo Administrativo.
TITULO UNDÉCIMO.
El General D. Antonio López de Santa-Auna, sin el cuerpo legislativo, desde V! de punto
de 1834 hasta 28 de enero de 1835, en que se instaló el sexto congreso.
Capítulo I. — Trabajos de los partidos políticos. — Sucesos que moti-
varon y planes que se formaron, señaladamente el de
Cuernavaca. — Su triunfo y sus consecuencias notables 545
— II. — Se desconoce al vicepresidente de la república D. Va-
lentín Gómez Parías. — Nombramiento de ministros y
continuación y efectos del plan de Cuernavaca 552
— III. — Buena posición política de la nación en 1835. — Nuevo
ministerio. — Instalación del sexto congreso general.
— Licencia concedida al presidente de la república,
sin admitirle la renuncia que hizo 557
Secretarios de Estado y del despacho en este período 562
APÉNDICE AL TITULO XI.
Documento núm. 1. — Protesta que hace la guarnición de Puebla de sos-
tener ilesa y sin tolerancia de otra alguna, la
religión católica, apostólica, romana, así como
la forma de gobierno 56 5
,, .. 2. — Acta celebrada en Jalapa á consecuencia del pro-
nunciamiento del pueblo jalapeño. unido con el
de Cóatepec y otros de las inmediaciones 568
,, ,, 3. — Acta del pronunciamiento del Estado de Oaxaca. 571
,, 4. — Acta del plan de pronunciamiento de la villa de
Cuernavaca 573
5. — 575
849
Duodécimo Período Administrativo.
TITULO DUODÉCIMO.
El General D. Miguel Barragán, como presidente interino, desde 28 de enero
de 1835 hasta 27 de febrero de 1S36.
Capítulo I. — Con licencia temporal del congi'eso se retiró el presiden-
te para reponer su salud, y entró al ejercicio del poder
ejecutivo el General Barragán, electo interino. — Su
gabinete. — Pronunciamientos armados y otros suce-
sos públicos 595
— II. — Arreglo de la milicia cívica. — Sus efectos y los aconte-
cimientos de Zacatecas, que forman una verdadera
crisis política 601
— III. — Nuevos pronunciamientos y nuevos planes proclamando
el cambio del sistema federal. — Sucesos consiguientes 610
— IV. — Breve reseña de México, cómo se presenta en sus ana-
les, y el tratado entre México y España. 616
— V. — Texas. — Mnerte del General Barragán ,. 624
Secretarios de Estado y del despacho en este período 628
. APÉNDICE AL TITULO XII.
Documento núm. 1. — Plan de Texca.. 631
,, „ 2. — Pronunciamiento de Orizaba por el sistema central 633
,, „ 3. — Pronunciamien to de Toluca, capital del Estado de
México, por el sistema central 634
Decimotercero Periodo Administrativo.
titulo trece.
D. José Justo Corro, 'presidente interino desde 27 de febrero de 1»36
hasta 19 de abril de 1837.
Capítulo I. — Instalación del gobierno interino y situación política de
la república 637
Tomo II. — 107
850
Capítulo II. — Campaña de Texas. — Acontecimientos y acciones de gue-
rra en 1836
— III. — Movimientos militares á consecuencia de los sucesos á
que dio lugar la acción de San Jacinto
IV. — Legación extraordinaria de México cerca del gobierno
de los Estados Unidos de Norte América
V. — Continúa la administración del Sr. Corro. — Sucesos no-
tables que tuvieron lugar en su tiempo
— VI. — Publicación solemne y juramento de las siete leyes cons-
titucionales. —Elecciones hechas conforme á dichas
leyes — Instalación de los supremos poderes de la re-
pública
Secretarios de Estado y del despacho en este período
APÉNDICE AL TITULO XIII.
Documento núm. 1. — Declaración de independencia de Texas
,, ,, 2. — Gobierno general
,. 3. — Introducción
640
645
658
675
682
685
687
69i
723
Decimocuarto Periodo Administrativo.
TITULO CATORCE.
El General D. Anastasio Bustamante, primer presidente con arreglo á la constitución
central del año de 1836, desde lí) de abril de 1837 hasta 18 de marzo de 1839, en
primera época, y en segunda, hasta 22 de septiembre.
Capítulo I. — Primera época de la administración del General D. Anas-
tasio Bustamante. — Su posesión y juramento como
presidente constitucional de la república mexicana. —
Acontecimientos políticos y sucesos notables que tu-
vieron lugar en el año y once meses anunciados
— II. — El General D. Antonio López de Santa-Arma como pre-
sidente interino desde 18 de marzo de 1839 hasta 30
de julio del mismo año. — Sucesos ocurridos en el re-
ferido tiempo de poco más de cuatro meses, compren-
743
851
diendo las diferencias y arreglos con los Estados Uni-
dos y la cuestión de Francia 763
Capítulo III. — El General D. Nicolás Bravo como presidente del con-
sejo de gobierno, desempeña provisionalmente la pre-
sidencia de la república desde 11 hasta 17 de julio
de 1839 778
— IV. — Segunda época de la administración del General D. Anas-
tasio Bustamante, desde 17 de julio de 1839 basta 22 de
septiembre de 1841, en que dejó el gobierno, recibien-
do el mando del ejército - 790
— V. — Otra administración del presidente del consejo D. Fran-
cisco Javier Echeverría, desde 22 de septiembre basta
« 10 de octubre de 1841, en que se verificó el cambio polí-
tico preparado por los acontecimientos que tuvieron lu
gar en todo el período señalado. — 808
Secretarios de Estado y del despacho en este período — . 821
APÉNEICE AL TÍTULO XIV.
Documento núm. 1. — 827
„ 2.— 831
„ 3.- 834
„ 4.— 836
,, ,, 5. — Pronunciamiento de Perote, desconociendo al go-
bierno del general Bustamante y secundando el
plan de la Ciudadela 837
,, ,, 6.- Plan llamado del Seminario 838
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