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Full text of "Memorias para La Historia del Antiguo Reyno de Guatemala"

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PARA 

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DEL  ANTIGUO  REYJíO 


REDACTADAS  POR 


El  ILMO.  Sil OR  DR.  D.  FRANCISCO  DE  PAULA  GARCÍA  PELAEZ, 


ARZOBISPO  DE  ESTA  SANTA  IGLESIA  METROPOUTANA. 


TOMO  SEGUNDO. 


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ESTABLECIMIENTO  TIPOGUAFICO  DE  L.  LUNA, 

Calle  do  Santa  Rota,  2V.  4k 


Colección  luis  Lujan  Muñoz 

Universidad  Francisco  Marroquín 

www.ufm.edu  -  Guatemala 


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ElV  ESTE    TOMO< 


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Paginas  . 

Capítulo  44. — Hijos  de  los  conquistadores l 

Capítulo  45. — Alternativa  de  alcaldes: lo 

Capítulo  46. — Extinción  y  restauración  de  los  cabildos  .  17 

Capítulo  47. — Administración  de  alcabalas 24 

Capítulo  48. — Tributo  de  los  pardos 30 

Capítulo  49. — Cesación  del  tributo  • 3r. 

Capítulo  50. — Restricciones  del  comercio 43 

Capítulo  51. — Prohibición  de  los  vinos  del  Ve ru 50 

Capítulo  52. — Permisión  de  los  vinos  del  Peni 67 

Capítulo  53. — Estropiezos  de  la  navegación  del  sur.  ,  .  r»2 

Capítulo  51. — Abolición  de  la  navegación  del  sur.  .  .  .  '>>^ 


II 
Capítulo  55. — Obstáculos  de  la  navegación  en  el  mar  del 

norte 76 

Capítulo  5G. — Otros  obstáculos  de  la  navegación  ....  82 

Capítulo  57. — Abolición  del  comercio  déla  Habana,  .  .  87 

Capítulo  58. — Fuerte  de  San  Felipe 91 

Capítulo  59. — Castillo  de  San  Carlos 98 

Capítulo  60. — Invasión  de  Costa- Rica 104 

Capítulo  61. — Prisión  del  gobernador  Salinas lio 

Capítulo  62. — Flibustieres 115 

Capítulo  63. — Entradas  de  corsarios  en  la  costa  de  Ye- 
rapaz  '  .  .   .  .  124 

Capítulo  64. — Galeones 129 

Capítulo  65. — Mansión  de  ingleses  en  Yucatán 134 

Capítulo  66. — Mansión  de  ingleses  en  Balis 139 

Capítulo  67. — Establecimiento  del  corso 144 

Capítulo  68. — Sublevación  de  Zendales 150 

Capítulo  69. — Zambos  mosquitos 156 

Capítulo  70. — Hostilidad  de  los  zambos  mosquitos  ...  162 

Capítulo  7í. — Gobernadores  de  las  provincias  .  .....  169 

Capítulo  72. — Otros  gobernadores  de  las  provincias .  .  .  177 

Capítulo  73. — 3Ioneda  del  retjno 841 

Capítulo  74. — Mociones 189 

Capítulo  75. — Casa  de  moneda 194 

Capítulo  76. — Macacos 200 

Capítulo  77. — Presidentes  y  gobernadores  delreyno.  .  .  206 

Capítulo  78. — Otros  presidentes  y  gobernadores  del  rey  no,  212 

Capítulo  79. — Fiestas  reales 221 

Capítulo  80. — Invenciones  de  regocijo  público 228 

Capítulo  81. — Recibimiento  de  presidentes, 234 

Capítulo  «2. — Estreno  de  la  antigua  catedral 240 

Capítulo  83. — Abasto  de  carnes 248 

Capítulo  84. — Feria  de  la  Lagunilla 252 

Capítulo  85. — Tegidos  é  imprenta 256 


ni 

Capítulo  S6. — Manuscrito  de  Fuentes  .7 .  263 

Capítulo  87. — Presidente  Berrospe 269 

Capítulo  88. — Pesquisidor  3íadriz 274 

Capítulo  89. — Crónicas  de  regulares 282 

Capítulo  90. — Otros  impresos, 290 

Capítulo  91. — Contrabando    .••.,. 297 

Capítulo  92. — Aguardiente  de  caña 304 


CAPITULO  U, 

VLijos  de  los  coiifiuistatlores* 

Herrera  dec.  6  lib.  7  cap.  6,  hablando  de  México  por  el  año 
de  1542,  escribe  que  en  esta  ciudad  habla  muchos  criollos,  y  que 
así  llamaban  á  los  castellanos  nacidos  en  la  tierra.  Humboldt,  en 
su  ensayo  lib.  6  cap.  14  añade,  que  en  este  tiempo,  siendo  pocos 
los  castellanos  nacidos  en  el  pais,  hacian  causa  común  con  los  cas- 
tellanos nacidos  en  Europa.  Pero,  según  parece  del  obispo  Casas, 
y  del  propio  Herrera,  la  condición  de  los  españoles  residentes  en  las 
indias  no  era  idéntica  con  la  de  los  residentes  en  la  Península.  Ca- 
sas, en  la  razón  14»,  dice:  en  aquellas  partes  los  hombres  aun  sien- 
do pobres  se  hacen  de  grandes  corazones,  y  tienen  pensamientos 
altos  y  desproporcionados.  Este  otro  escritor,  hablando  de  ellos 
dec.  8  lib.  5  cap.  4,  decía:  especialmente  entre  gente  tan  sospecho- 
sa, vidriosa  y  atrevida  como  los  castellanos  de  indias.  Siendo  pues 
tenidos  en  España  indistintamente  en  este  concepto,  sus  pretcnsio- 
nes eran  vistas  con  desagrado.  Así  es  que,  corriendo  las  dos  vi- 
das, durante  las  cuales,  se  habia  concedido  la  sucesión  en  las  en- 
comiendas, y  tratándose  de  negociar  su  perpetuidad,  ó  por  lo  me- 
nos su  prolongación  para  la  tercera  vida,  llevó  á  España  esta  soli- 
citud Francisco  del  Valle  Marroquin,  vecino,  regidor  y  primer  po- 
blador de  esta  ciudad;  y  sin  embargo  de  ser  nacido  en  España  co- 
mo otros  muchos  que  componían  el  ayuntamiento,  en  carta  de  31 
de  julio  de  15G4  escribe  lo  siguiente:  sobre  ello  no  be  osado  tra- 
tar en  el  consejo  generalmente  ni  en  particular,  porijue  los  señores 
del  consejo  que  agora  están  parece  que  fueron  puestos  allí  uo  por 
ToM.  2.  (2) 


2  CAPITULO  XLIV. 

gobernadores,  sino  para  castigo  de  nuestras  culpas:  ningún  género 
de  merced  saben  bacer  á  bombre  de  indias;  y  si  miento,  vean  lo 
que  negociaron  los  procuradores  de  méxico.  Se  ve  pues  estableci- 
da la  distinción  entre  los  españoles  residentes  en  Indias,  y  los  per- 
manentes en  España,  y  no  otra  alguna. 

El  mismo  procurador,  en  carta  de  10  de  febrero  de  65,  expone, 
que  para  esforzar  la  petición,  propuso  servicio  de  dinero  para  la 
cámara  de  S.  M.  y  haciendo  cuenta  de  que  72  encomiendas  de 
Guatemala  daban  80  mil  ducados  cada  año:  40  deCbiapa  20  mil: 
40  de  San  Salvador  30  mil;  y  otras  tantas  de  San  Miguel  8  mil, 
ofreció  servir  con  200  mil  ducados;  y  añade,  que  fué  reprendido 
del  consejo,  de  tal  manera,  dice,  que  no  é  osado  ni  osaré  tratar 
mas  de  ello.  En  consecuencia  por  cédula  de  28  de  noviembre  de 
68,  redactada  en  la  ley  5  tít.  8  lib.  6,  quedó  á  los  virreyes  y  pre- 
sidentes la  facultad  de  conferir  las  encomiendas  sin  mas  calidad 
que  la  de  preferir  á  los  beneméritos,  y  entre  estos  á  los  descendien- 
tes de  descubridores,  pacificadores  y  primeros  pobladores.  No  obs- 
tante, en  instrucción  dada  á  18  de  abril  de  72,  se  lamenta  así  el 
ayuntamiento:  cada  dia  vienen  á  estas  provincias  personas  con  cé- 
dulas reales,  para  que  les  encomienden  los  indios  que  vacaren,  y  les 
den  de  los  demás  aprovechamientos  de  la  tierra;  y  demás  del  incon- 
veniente que  se  sigue  de  que  sobre  cada  vecino  encomendero  aya  o- 
tro  que  le  esté  aguardando  á  que  se  muera,  para  impetrar  su  enco- 
mienda, lo  es  muy  grande  para  los  hombres,  que  por  sus  servicios 
é  antigüedad  de  su  justicia  les  debian  preferir.  Por  este  tiempo 
vivia  en  esta  ciudad  Bernal  Dias  del  Castillo,  y  al  cap.  209  dice: 
somos  vivos  de  los  de  Cortés  cinco,  y  estamos  muy  viejos,  y  do- 
lientes de  enfermedades  y  muy  pobres  y  cargados  de  hijos  é  hijas 
para  casar  y  nietos  y  con  poca  renta,  y  así  pasamos  nuestras  vidas 
con  trabajos  y  miserias. 

Lo  mismo  sucedió  en  materia  de  corregimientos,  que  estable- 
cidos éstos,  y  debiendo  ser  provistos  en  ellos,  según  se  advierte  en 
cabildo  de  14  de  enero  de  70,  los  pobladores  é  hijos  y  descendien- 
tes de  conquistadores;  en  instrucción  de  24  de  marzo  de  90  dice  el 
ayuntamiento:  de  algunos  años  á  esta  parte  S.  M.  provee  las  go- 
bernaciones y  alcaldías  mayores  que  acá  se  proveían  por  el  gober- 
nador, de  lo  cual  se  siguen  inconvenientes,  porque  demás  que  ay 
muchas  personas  principales,  y  muy  antiguas  y  con  suficiencia  pa- 
ra ello,  que  no  tienen  indios,  y  ayudan  á  la  población,  los  que  de 


HIJOS  DE  LOS  CONQUISTADORES.  5 

"alia  Vienen,  como  entienden  que  por  el  tiempo  de  sus  provisiones, 
no  les  an  de  quitar  los  oficios,  viven  con  mas  libertad  de  la  que 
convernia,  lo  cual  no  hacen  ni  hacian  los  que  acá  el  gobernador  pro- 
vee, antes  viven  con  mas  retitud  y  cuidado  de  no  hacer  exesos, 
como  se  a  visto.  En  el  mismo  concepto  escribe  de  España  á  este 
ayuntamiento  el  procurador  Santander,  diciendo:  los  oficios  y  al- 
caldías mayores  que  en  esa  tierra  ay,  se  dan  y  proveen  acá  á  per- 
sonas que  van  nuevamente  allá;  y  llegando  á  los  extremos  consi- 
guientes á  no  ser  oida  su  queja,  añade:  de  ello  se  seguiría  despo- 
blarse la  tierra,  y  que  no  se  podría  vivir  ni  habitar,  por  no  tener 
en  qué  ser  premiados  de  sus  servicios  los  vecinos  que  han  servido. 

Abandonada  la  pretensión  de  perpetuidad  de  las  encomiendas, 
se  dá  instrucción  en  30  de  mayo  de  85  para  solicitar  á  lo  menos  su 
prolongación  por  una  tercera  vida  mas,  mencionándose,  que  la  mis- 
ma petición  tenían  hecha  las  provincias  de  Nueva-España,  el  Perú, 
Nuevo  reyno  de  Granada,  y  otras;  bien  que  en  vano,  porque  se 
determinó  de  nuevo  la  libre  concesión  de  encomiendas  en  1595 
por  un  artículo  de  ordenanza  redactado  en  la  ley  de  recopilación 
que  va  referida.  Sin  embargo,  se  hizo  nueva  instancia,  ofreciendo 
por  cierto  número  de  encomiendas  cien  mil  ducados,  sobre  lo  cual 
dá  las  gracias  el  ayuntamiento  de  Ciudad- Real  á  este  de  Guatema- 
la en  carta  de  4  de  marzo  de  96;  y  sin  duda  fué  desoída,  porque  eu 
7  de  agosto  siguiente  se  libró  el  título  del  presidente  Criado  de  Cas- 
tilla, que  correen  la  elección  de  alcaldes  de  61 1,  y  en  él  se  repite  la 
facultad  de  proveer  las  encomiendas,  sin  mas  requisito,  que  fijarse 
edictos,  llamando  á  los  beneméritos  para  su  graduación  y  preferen- 
cia. Pero  su  inobservancia  fué  lamentada  en  memorial  de  29  de  a- 
bril  siguiente  por  estas  palabras:  los  alcaldes  ordinarios  que  fueron 
el  año  pasado  de  1610  juntamente  con  muchos  de  los  regidores,  estu- 
vieron presos  y  con  guardas  por  mandado  de  la  real  audiencia,  en 
razón  de  aver  recebido  los  dichos  alcaldes  y  regidores  en  su  cabil- 
do ciertas  peticioties  que  cuatro  vecinos  de  esta  ciudad  dieron  so- 
bre que  se  tratase  de  que  las  encomiendas  de  indios  (¡ue  vuestro 
presidente  hacia  se  les  diesen  á  ellos  como  á  hijos  de  coiKinistado- 
res  y  personas  beneméritas. 

Por  algún  tiempo  cesaron  los  poseedores  de  cneomiindas  en 
su  pretensión,  para  suscitarla  después  con  mas  fuer/a,  no  ya  por 
la  prolongación  de  una  vida,  sino  por  la  perpetuidad  de  ellas  en 
sus  descendientes,  á  la  cual  dio  principio  el  Pei'ú,  cuyo  procurador 


4  CAPITULO  XLIV. 

refiere  Solórzano  lih.  2  cap.  22,  imprimió  en  la  corte  un  memo- 
rial bastante  erudito.  Cometido  su  examen  al  doctor  Sal  azar  del 
oonsejo  de  Indias,  se  infiere  le  pareció  mal  por  las  notas  que  le  pu- 
so al  máríxen,  y  no  tuvo  mejor  suerte  otro,  compuesto  por  el  licen- 
ciado Ortiz,  procurador  así  mismo  del  Perú;  porque  presentado  en 
el  consejo  el  año  de  1619,  la  contrariedad  de  pareceres  no  dio  lu- 
gar á  la  resolución.  Sin  embargo,  se  abrió  el  campo  á  la  controver- 
sia, y  se  escribió  de  una  y  otra  parte. 

Fray  Juan  Zapata,  natural  de  México,  obispo  que  fué  de  Chia- 
pa  y  después  de  Guatemala  hasta  el  año  de  630,  en  su  tratado  de 
justicia  distributiva,  alegó  según  relación  de  Solórzano,  en  favor  de 
la  perpetuidad:  1°  haber  los  conquistadores  y  pobladores  ganado 
y  poblado  la  tierra  á  su  costa:  2»  que  si  el  efecto  de  su  servicio  fué 
perpetuo,  cual  lo  es  la  adquisición  de  un  imperio,  su  remuneración, 
que  eran  las  encomiendas,  debió  serlo  igualmente:  '^°  que  siendo 
accesorias  las  indias  á  España,  la  razón  que  hubo  para  dar  seño- 
ríos en  la  conquista  de  ella,  habia  para  conceder  en  las  otras  el  per- 
petuo señorío  de  encomiendas;  y  4°  que  si  en  la  Península  los  títu- 
los y  opulencia  de  los  mayorazgos  daban  lustre  al  reyno  y  estabili- 
dad al  trono,  iguales  ventajas  producirían  en  indias  el  señorío  y 
posesión  de  las  encomiendas. 

Contra  la  perpetuidad  se  alegó  1»  que  en  proporción  que  ira- 
portó  al  rey  la  adquisición  de  este  nuevo  mundo,  le  importaba  la 
conservación,  y  que  premiando  con  perpetuidad  la  primera,  se  im- 
pedia para  premiar  aun  temporalmente  la  segunda:  2»  que  la  ha- 
cienda procedente  de  las  encomiendas  no  solo  debia  servir  á  la  co- 
rona, mas  también  á  los  gastos  de  la  conversión  de  los  naturales  y 
establecimiento  de  lafé:  3°  que  si  los  encomenderos  sin  seles  per- 
mitir jurisdicción  alguna  en  los  indios,  los  predominan  y  hacen  tan- 
tas molestias  y  vejaciones,  que  ha  sido  necesario  prohibirles  resi- 
dir en  sus  pueblos,  ni  aver  con  ellos  trato  alguno,  justo  es  recelar 
serán  peores  y  mas  insolentes,  si  se  viesen  dueños  de  ellos  en  per- 
petuidad con  jurisdicción  y  vasallage;  y  4"  que  aunque  las  indias 
sean  accesorias  á  España,  su  distancia  por  mar  y  tierra  haría  mas 
soberbios  y  desafectos  á  su  rey  á  los  que  deben  estar  muy  depen- 
dientes, y  por  todos  medios  colgados  de  las  reales  manos. 

El  obispo  Zapata,  según  relación  del  propio  Solórzano,  lamen- 
ta la  desventura  de  los  descendientes  de  los  conquistadores,  que 
acabadas  los  vidas  de  sus  antecesores,  no  alcanzaron  encomienda» 


HIJOS  DE  LOS  CONRUIST ADORES.  5 

y  quedaron  faltos  de  honra,  y  sin  otra  hacienda  de  que  se  poder 
valer,  y  por  necesidad  obligados  á  ocuparse  en  oficios  humildes,  ó 
á  mendigar  y  pedir  limosna,  como  testifica  averio  visto  por  sus  pro- 
pios ojos.  Fuentes  lib.  2  cap.  5  produce  igual  testimonio,  mostran- 
do en  su  tiempo  estar  sin  pan  los  descendientes  del  que  trajo  el  tri- 
go á  la  tierra.  Los  que  argüían  en  contrario,  aconsejaron  trazas, 
con  que  mas  bien  se  fueran  incorporando  las  encomiendas  en  la  co- 
rona; y  no  pareciendo  mal,  en  cédula  de  1 3  deagosto  de  1 627,  redac* 
tada  en  la  ley  38  tít.  8  lib.  6,  se  manda  aplicar  á  la  hacienda  real 
el  tercio  de  las  encomiendas  que  vacasen.  Limitado  con  esto  el  de- 
recho de  los  pretendientes  de  la  perpetuidad  de  ellas,  fué  aflojando 
y  cesó  la  controversia,  la  cual  siempre  sirvió  para  denotar  el  estado 
en  que  estaban  de  recibir  merced  los  hombres  de  Indias. 

En  consecuencia  se  ven  estallar,  al  cabo  de  un  siglo,  entre  los 
españoles  de  estas  partes  distinciones  y  diferencias  harto  marca- 
das, no  solamente  por  titularse  criollos  los  nacidos  en  ellas,  y  los 
procedentes  de  España  cachupines,  según  advierte  Vázquez  tomo 
2  lib.  4  cap.  28,  mas  también  por  el  desvío  y  extrañamiento  con 
que  los  primeros  comenzaron  á  ser  tratados  de  los  segundos,  sobre 
que  Solórzano  lib.  2  cap.  30  hace  varias  observaciones,  para  con- 
vencer, dice,  la  ignorancia  ó  mala  intención  de  los  que  no  quieren, 
que  los  criollos  participen  del  derecho  y  estimación  de  españoles, 
tomando  por  achaque  que  degeneran  tanto  bajo  el  cielo  y  tempe- 
ramento de  estas  provincias  que  pierden  cuanto  bueno  les  pudo  in- 
fluir la  sangre  de  España.  Y  los  que  mas  se  estreman  en  decir  y 
publicar  esto,  añade,  son  algunos  religiosos  que  pasan  de  Espa- 
ña, pretendiendo  excluirlos  por  ello  del  todo  de  las  prelacias  y 
cargos  honrosos  de  sus  órdenes;  y  llegó  esto  á  tanto,  que  un  obis- 
po de  México  puso  en  duda,  si  los  criollos  podrían  ser  ordenados 
de  sacerdotes. 

No  tengo,  dice  todavía,  por  justo  ni  conveniente  que  se  de  ere- 
dito  á  esta  mala  opinión  de  criollos,  contra  la  cual  dá  graves  y 
bien  fundadas  quejas  fray  Juan  Zapata,  que  murió  obispo  de  Gua- 
temala, diciendo  la  siniestra  intención  que  han  tenido  y  tienen  los 
que  la  esparcen,  y  que  no  solo  no  deben  ser  excluidos  de  las  pre- 
lacias regulares  y  seculares,  oficios  y  dignidades,  como  algunos  pr^ 
tenden,  sino  antes  en  igualdad  de  méritos,  han  de  ser  proferidos  á 
los  de  España.  Al  cual  añado,  que  supuesto  hacen  con  estos  un 
cuerpo  y  un  reino  y  son  vasallos  de  un  mesmo  rey,  no  se  les  puede 


C  CAPÍTULO    XLIV. 

hacer  mayor  agravio,  que  intentar  excluirles  de  estos  honores. 

A  los  regulares  de  esta  provincia  cupo  parte  de  esta  lucha  en 
razón  de  la  prelacia:  sobre  lo  cual  Solórzano  lib.  4  cap.  19  nota 
el  desconsuelo  de  verse  en  sus  propias  tierras  olvidados  y  á  punto 
de  caer  en  un  género  de  desesperación  que  les  hiciese  aborrecer  la 
virtud  y  los  estudios:  en  el  cap.  26  dice:  causaba  gran  dolor  y  sen- 
timiento á  los  criollos  verse  excluidos  en  su  patria  de  estos  hono- 
res, teniendo  partes  para  poder  esperarlos.  Vázquez,  escritor  de  la 
orden  de  San  Francisco,  tratando  esta  materia,  cuenta  que  en  el 
transcurso  de  un  siglo  apenas  hablan  sido  provinciales  dos  criollos, 
á  saber,  elp.  Salcedo  en  1596,  y  el  p.  Camargo,  en  1623,  hasta  el 
capítulo  general  celebrado  en  Toledo  el  año  de  1633,  en  que  el  p. 
Tovilla  negoció,  ya  que  no  alternación  entre  nacidos  en  España  y 
nacidos  en  Indias,  á  lo  menos  ternativa,  esto  es,  que  pudiesen  estos 
últimos  en  cada  tres  elecciones  obtener  una,  celebrándose  la  pri- 
mera el  año  de  38;  pero  en  el  siguiente  capítulo  celebrado  el  año 
de  41  se  estableció  ya  la  alternativa,  que  subsistió  en  lo  sucesivo. 
Los  dominicos  no  hablan  obtenido  hasta  entonces  ningún  provin- 
cial criollo,  pero  el  p.  Morcillo,  natural  de  Sonsonate,  hijo  de  pa- 
dres ricos,  mirando  por  el  año  de  33,  que  los  franciscanos  hacían 
solicitud  de  alternativa,  con  dinero  que  le  dio  la  madre  Ana  de  la 
Cerda,  hizo  viaje  á  Roma,  hasta  conseguir  breve  sobre  ello,  cuyo  pa- 
se, aunque  fué  resistido  en  España  por  contradicción  de  los  religio- 
sos dominicos  despacio  de  ocho  años,  al  fin  fué  otorgado  por  el  con- 
sejo en  vista  y  revista,  como  parece  de  ejecutoria  de  15  de  diciem- 
bre de  52,  que  corre  en  libro  suelto  con  51  fojas.  En  su  contexto 
resulta  la  solicitud  fundada  en  el  ejemplo  de  las  provincias  de  An- 
dalucía y  Aragón,  donde  los  naturales  alternaban  con  los  domici- 
liados. En  fin,  el  primer  provincial  criollo  fué  fray  Jacinto  Dias 
del  Castillo  y  Cárcamo,  nieto  del  conquistador  Bernal  Dias  del  Cas- 
tillo, y  hermano  del  doctor  Ambrosio  Dias  del  Castillo  y  Cárcamo, 
deán  de  esta  iglesia  catedral. 

La  postergación  de  los  regulares  criollos  quedó  remediada,  mas 
no  la  de  los  optantes  de  encomiendas.  La  provincia  de  Nicaragua 
envió  por  procurador  suyo  á  España  á  Sebastian  Ramírez  con  esta 
querella,  y  en  cédula  de  3  de  diciembre  de  631  se  apercibe  al  pre- 
sidente, diciéndole:  sin  embargo  de  esto,  sedan  á  vuestros  parien- 
tes, criados  y  allegados  y  á  los  de  mis  oidores,  fiscales  y  otras  per- 
sonas. Semejante  especie  de  apecíbimiento  y  de  querella  no  debió 


HIJOS  DE  LOS  CONDÜISTADORES.  7 

parecer  bien  á  los  presidentes,  y  sin  duda,  para  precaverse  de  ellas 
aplicaron  su  atención  á  las  elecciones  de  alcaldes  por  su  influjo  en 
el  ayuntamiento.  Al  comenzarse  en  esta  capital  la  del  ano  de  41, 
dijo  el  presidente  Osorio,  que  por  causas  justas,  que  á  ello  le  mo- 
vían concernientes  al  servicio  de  S.  M.  mandaba  y  mando,  por  a- 
quella  vez,  sin  que  sirviese  de  ejemplar,  que  la  elección  se  hiciese 
precisamente  y  sin  réplica  de  las  catorce  personas  nominadas  en  la 
lista  que  llevó  y  corre  agregada.  Y  aunque  el  alférez  Carranza,  que 
no  estaba  en  ella  apeló  á  la  Audiencia  la  libertad  de  elección,  el 
punto  se  declaró,  solo  apelable  al  consejo.  En  la  del  año  de  46  el 
presidente  Avendaño  encareció  la  conveniencia  universal  de  la  repú- 
blica en  que  las  personas,  que  se  eligiesen  de  alcaldes  fuesen  quie- 
tas y  pacíficas;  y  lo  fué  de  primer  voto  el  alférez  Carranza  que  va 
mencionado. 

Para  la  elección  siguiente  se  puso  mas  cuidado.  En  acuerdo  de 
último  de  diciembre  los  oidores  dijeron  al  mismo  presidente.  Se  ha 
entendido  que  don  Diego  de  Padilla  pretende  ser  alcalde  este  año 
que  viene,  y  que  hace  muchas  diligencias  que  son  públicas  y  otras 
secretas,  quizás  por  no  ser  lícitas,  y  ni  permitidas  por  derecho,  y 
porque  es  constante  y  cierto,  que  los  disgustos  y  diferencias,  que 
á  ávido  estos  años  pasados  se  originaron  de  cuando  fué  alcalde  el 
dicho  don  Diego  por  la  inquietud  de  su  natural,  siempre  inclinado 
á  la  turbación  de  la  paz,  y  se  puede  presumir,  que  hoy  lo  preten- 
de para  lo  mismo,  y  mas  cuando  el  dicho  don  Diego  á  querido  in- 
troducir para  su  pretensión  la  diferencia  entre  los  nacidos  en  Espa- 
ña y  de  otras  partes,  cosa  jamas  usada  en  esta  ciudad,  y  de  muy 
malas  consecuencias,  por  aver  ávido  siempre  entre  unos  y  otros 
mucha  conformidad  sin  diferencia  ninguna  en  esta  materia,  que  en 
otras  repúblicas  y  comunidades  á  sido  de  tanto  perjuicio,  y  pues 
todo  lo  dicho  es  cierto  esta  audiencia  suplica  á  S.  S.  como  se  ha  de 
hallar  á  estas  elecciones,  procure  se  hagan  con  toda  libertad,  no 
permitiendo  sea  electo  el  dicho  don  Diego  de  Padilla:  el  presidente 
respondió,  que  no  á  entendido  hasta  agora  que  don  Diego  de  Pa- 
dilla trate  de  ser  alcalde,  y  que  lo  que  estuviere  en  mano  de  su  se- 
ñoría, lo  procurará. 

Como  la  elección  de  criollo  que  seguia,  era  del  alcalde  seg\nulo, 
no  la  obtuvo  Padilla,  y  empatada  la  votación  entre  don  Estevan  de 
Alvarado  y  Celidon  de  Santiago,  quedo  decidida  por  el  primero  con 
el  voto  del  presidente.  Alcalde  primero  salió  don  Antonio  Masa- 


8  CAPÍTULO  XLIV. 

riegos,  acaso  en  manera  de  triunfo,  y  sin  duda  persona  importante 
en  sus  circunstancias,  porque  en  adelante  se  advierte  que  tomó  es* 
te  nombre  uno  de  los  bandos  en  que  se  dividieron  las  familias  de 
la  ciudad.  Sea  como  fuere,  el  ayuntamiento  á  pesar  de  la  falta  de 
libertad  que  gozaba  en  las  deliberaciones  de  interés  de  los  criollos, 
en  cabildo  de  31  de  mayo  del  propio  año  de  47  remite  instrucción 
á  su  procurador  residente  en  España,  ordenándole  en  el  art.  2® 
suplique  á  S.  M.  no  se  den  encomiendas,  á  las  personas  qne  están 
en  los  reynos  de  España;  y  en  el  8»  que  sea  efectiva  en  favor  délos 
descendientes  de  conquistadores  la  provisión  en  los  corregimientos, 
ofidos  y  beneficios  y  otros  aprovechamientos,  y  no  se  den  á  parien- 
tes, criados  de  los  señores  presidente,  obispo,  oidores,  ni  fiscal  y 
oficiales  reales. 

Sin  embargo,  el  mal  iba  en  aumento.  Hasta  entonces  la  querella 
era  de  que  las  encomiendas  se  daban  á  personas  que  venian  de  Es- 
paña; ahora  ya  es  de  que  se  daban  á  las  que  no  venian,  y  las  disfru- 
taban en  la  Península,  Ya  el  obispo  Zapata,  según  testifica  Solór- 
zano  lib.  3  cap.  3,  había  vituperado  esta  especie  de  concesiones,  re- 
putándola por  contraria  no  solamente  á  la  justicia  distributiva,  mas 
también  a  la  conmutativa,  por  privarse  á  los  beneméritos  del  nuevo 
orbe,  no  ya  del  galardón,  cuanto  del  estipendio  y  compensación  de 
los  grandes  trabajos  de  sus  antepasados,  y  sangre  derramada  en  es- 
tas provincias.  La  misma  observación  hacia  el  propio  Solórzano,  di- 
ciendo: lo  cual  es  muy  digno  de  advertir  en  el  tiempo  presente  para 
tener  la  mano,  y  cerrar  la  puerta  que  tan  franca  se  vá  abriendo  en 
hacer  merced  de  ellas  á  señores  y  señoras  de  España,  y  otras  per- 
sonas, que  aunque  sean  de  gran  calidad  y  servicios,  no  los  han  he- 
cho en  aquellas  partes,  ni  tratan  de  ir  á  vivir  en  ellas.  Al  cap.  32 
decia:  las  mas  de  ellas  y  las  mejores  se  hallan  dadas  á  señores  y 
señoras  de  España  y  á  otros  que  ni  residen,  ni  han  de  residir  en  las 
íntlias,  ni  tienen  méritos  ni  servicios  concernientes  á  la  conquista 
de  ellas. 

Esto,  que  Zapata  y  Solórzano  llaman  abiertamente  injusticia, 
debia  mantener  los  ánimos  de  los  vecinos  de  Guatemala  interesados 
en  las  encomiendas,  descontentos,  en  turbación  y  sin  reposo,  que 
hacia  tiempo  echaba  menos  la  audiencia;  y  así  no  es  mucho  que  en 
8  de  octubre  de  48  fuesen  llamados  al  acuerdo  diferentes  vecinos  de 
la  ciudad,  hasta  en  número  de  ocho,  sin  duda  para  apercibimientos 
sobre  el  sosiego  y  la  paz.  Al  propio  tiempo,  el  memorial  del  ayun- 


HIJOS  DE  LOS  CONQUISTADORES.  9 

tamiento  fué  bien  acojido  en  España,  y  despachado  como  se  desea- 
ba, porque  en  20  del  mismo  mes  de  octubre  se  libró  cédula,  en  que 
insertándose  otras  antiguas,  y  encareciendo  el  mérito  de  los  con- 
quistadores, pobladores,  sus  hijos  y  descendientes,  se  ordena  de 
nuevo  sean  preferidos  así  en  las  encomiendas,  como  en  los  corregi- 
mientos y  otros  oficios  y  aprovechamientos. 

Como  habia  costumbre  de  oir  semejante  lenguage,  habiendo 
ya  visto  repetidas  veces,  que  los  hechos  no  correspondían  á  las  pa- 
labras, no  se  estrañó  que  en  consecuencia,  el  mal  llegase  á  su  col- 
mo, y  sucedió  luego;  pero  dolió  harto  á  Guatemala  el  que  le  cupie- 
se ser  presa  suya.  Zapata  y  Solórzano  en  sus  declamaciones  no  la- 
mentaron en  orden  á  otras  partes  de  las  Indias  lo  que  tuvo  quede- 
plorar  esta  provincia  en  particular.  En  carta  de  3  de  mayo  de  49, 
dice  el  ayuntamiento  á  sus  procuradores:  la  mayor  parte  de  los  se- 
ñores del  consejo  real  de  las  indias  tienen  rentas  y  cédulas  pai-a 
que  seles  den,  y  ai  mismo  algunos  del  supremo  de  Castilla.  En 
carta  de  8  de  abril  del  mismo  año,  expresa:  que  de  cierto  tiempo  á 
aquella  fecha  hablan  ido  á  España  de  rentas  de  encomiendas  ai^ 
riba  de  40  mil  pesos,  y  que  una  habia  de  10  rail  ducados  en  poder 
de  personas  residentes  en  ella:  encarece,  que  destituidos  de  los  socor- 
ros destinados  para  los  pobladores  que  hablan  ganado  la  tierra, 
se  veían  en  la  necesidad  de  dejarla,  y  quedaría  desierta:  admira 
igualmente  como  los  mismos  consejeros  eran  jueces  y  partes;  y  con- 
cluye intimando,  se  pida  á  S.  M.  nombre  ministros  de  otros  con- 
sejos para  jueces  de  ella.  Pero  un  procurador  lejano,  escasamen- 
te pagado,  y  otros  puramente  encargados,  no  fueron  capaces  de  lle- 
var adelante  semejante  recurso;  Por  el  tenor  de  las  encomiendas,  es 
de  inferirse  la  suerte  que  correrían  los  correghnientos. 

Be  aquí  dimanó,  como  era  natural,  la  exasperación  délos  crio- 
llos; pero  fieles  al  rey,  no  se  volvieron  contra  el  consejo;  ni  con- 
tra el  gobierno,  y  sin  ocuparse  mas  en  nuevas  reclamaciones,  des- 
graciadamente hallaron  otro  objeto  en  qué  emplear  su  animosidad. 
Gomóla  prerogativa  de  los  conquistadores  llegó  ú  ostigar  en  la  cor- 
te, y  lo  ilusorio  del  derecho  de  sus  descendientes,  tocaba  en  In  pitís- 
cripcion,  los  criollos  de  este  género  no  soportaban  que  se  juzgase 
igual  el  agravio  que  ellos  sufrían  al  que  presurainn  recibir  los  que 
no  lo  eran,  y  no  aspiraban  menos  ú  oficios  y  rentas;  y  rodiuulo  so- 
bre ello  rivalidad,  resentimientos  y  luego  enconos,  creció  la  eial- 
tacion  de  los  bandos  entre  los  mismos  criollos.  Juarros  hace 
TOM.  2.  (3) 


^0  CAPÍTULO  XLV. 

memoria  de  ellos,  de  duelos  ruidosos,  y  oposiciones  recíprocas  de 
familias  por  los  años  de  54;  añadiendo,  que  el  presidente  Altami- 
rano,  por  ladearse  á  la  parte  de  los  Masariegos,  tuvo  varias  pesa- 
dumbres, incurso  desde  luego  en  la  rivalidad,  que  condujo  al  Gol- 
fo en  su  tiempo  á  Padilla.  El  conde  de  las  Casas  alaba  la  conduc- 
ta de  los  gobernadores  de  Cuba  residentes  en  la  Habana  su  capital, 
refiriendo,  que  sus  autoridades  nunca  influyeron  en  dar  origen  al 
odio  entre  unos  y  otros  españoles,  como  generalmente  ha  aconte- 
cido en  los  demás  paises  del  continente.  La  ciudad  de  Santiago  de 
los  caballeros,  animada  de  este  título  en  aquella  época,  no  solamente 
vio  divididos  á  los  españoles  unos  de  otros,  mas  también  á  los  mis- 
mos criollos  entre  sí;  y  al  propio  Altamirano,  desde  luego  se  impu- 
tó pertenecer  al  bando  de  su  clase,  por  lo  mismo  que  era  criollo 
natural  de  México,  según  testifica  Ximenez  lib.  5  cap.  4,  y  sin  du- 
da procedente  cercanamente  de  españoles  peninsulares.  La  discu- 
sión de  esta  materia  habia  llegado  á  un  refinamiento,  que  al  fin  ha- 
lló término  afortunadamente  en  la  naturaleza  misma  de  las  cosas; 
pues  no  tardó  la  época  en  suscitar  necesidades  de  un  interés  supe- 
rior, que  afectando  la  propia  conservación,  debian  amortiguar  to- 
da disensión  antes  de  fenecer  el  siglo. 

CAPÍTULO  4o. 

AlteriiatiTa  de  Alcalcleis. 

Solórzano  lib.  5  cap.  1,  hablando  de  la  institución  de  los  ca- 
bildos y  justicia  en  las  Indias,  hace  mención  de  una  cédula  del  año 
de  1565,  por  la  cual  se  manda,  que  para  alcaldes  ordinarios  sean 
preferidos  los  primeros  conquistadores  y  pobladores  y  sus  hijos;  y 
cita  á  Juan  Matienzo  donde  dice,  cuan  conveniente  es,  que  uno  de 
estos  alcaldes  ordinarios  sea  de  los  vecinos  encomenderos,  y  otros 
de  los  que  llaman  domiciliados  en  las  mesmas  ciudades.  Y  así  puede 
congeturarse,  que  la  alternativa  comenzó  primero  por  deferencia 
de  los  conquistadores  en  los  domiciliados,  y  luego  continuó  por  la 
de  sus  hijos  en  los  nuevos  domiciliados,  que  sucesivamente  ocur- 
rían, y  partieron  con  ellos  los  cargos  y  honores  de  la  república  ea 
toda  conformidad. 


ALTERNATIVA  DE  ALCALDES.  4^ 

•  '  El  propio  Solórzano  refiere,  que  establecidos  que  fueron  loscor- 
"M^  "regidores,  pareció  no  se  necesitaba  de  alcaldes  ordinarios,  y  se  cues- 
tionó si  convendría  quitarlos,  escusando  se  eligiesen  en  adelante, 
como  se  habia  hecho  en  España.  Al  virey  del  Perú,  en  carta  de 
1575,  se  ordenó  proveyese,  que  donde  hubiese  corregidores  sala- 
riados, no  hubiese  alcaldes  ordinarios;  y  como  no  lo  hizo,  se  le 
pide  informe  en  10  de  abril  de  1609,  si  convendría  extinguirlos. 
Igual  informe  se  pidió  aquí  á  la  audiencia  en  15  de  jubo  del  mis- 
mo año,  y  fué  seguramente  el  motivo,  por  el  cual  el  presidente  Cria- 
do de  Castilla  propendió  tanto  á  poner  corregidor  en  esta  ciudad, 
y  restringió  á  personas  designadas  la  elección  de  alcaldes  el  año  de 
611.  La  razón  que  da  la  orden  real  acerca  de  la  supresión  de  al- 
caldes son  las  connexiones  de  los  vecinos  del  pais  para  la  recta 
administración  de  justicia;  pero  la  verdadera  fué  aniquilar  toda  ju- 
risdicción que  no  dimanase  visiblemente  del  trono,  y  según  su  le- 
tra, ser  los  nombrados  de  ordinario  naturales. 

Solórzano  continúa  refiriendo,  que  algunos  vireyes  hicieron 
esta  supresión  en  algunas  ciudades  para  su  mejor  gobierno,  y  que 
no  hubiese  tanto  número  de  justicias;  pero  que  en  otras  hablan  ido 
tolerando,  por  no  contristar  á  los  vecinos  de  ellas,  si  se  les  quitaban 
sus  antiguas  costumbres  y  preeminencias,  y  para  que  les  quedase 
algo  en  qué  pudiesen  ser  ocupados,  y  honrados,  y  dar  muestras 
de  su  ingenio,  prudencia  y  capacidad.  Añade  que  México  hacia  po- 
co habia  impetrado  la  supresión  del  corregidor,  y  ser  gobernada 
la  ciudad  y  su  contorno  por  alcaldes  á  ejemplo  de  Lima,  donde  tam- 
poco habia  corregidor.  Guatemala  se  ha  visto  que  siempre  reclamó 
y  zeló  esta  prerogativa,  y  que  en  defensa  suya,  ademas  de  no  admi- 
tir corregidor,  resistió  por  dos  veces  el  juzgado  de  provincia. 

Entre  las  facultades  de  los  alcaldes  se  numeró  la  de  seguir  in- 
formaciones para  informar  al  rey  en  las  cosas  del  real  servicio,  la 
cual  fué  confirmada  en  cédula  de  17  de  abril  de  1553;  y  en  uso  de 
ella  el  cabildo  en  18  de  febrero  de  58  informa,  que  estando  manda- 
do no  faltasen  dos  oidores  en  la  audiencia,  sallan  libremente  de  la 
ciudad,  sin  quedar  mas  que  uno  solo,  que  nombraba  el  acompaña- 
do que  quería,  y  de  ello  se  seguían  inconvenientes  á  los  litigantes. 
El  procurador  Marroquin,  escribiendo  al  ayuntamiento  en  carta  de 
10  de  hebrero  de  (ió,  hablando  con  los  alcaldes,  dice:  deberían  I  S. 
mds.  tener  mas  cuidado  en  lo  que  toca  á  informar  ó  S.  ^L  de  la  ne- 
ijcsidad  y  bien  publico,  que  para  esto,  y  no  para  solo  ser  alcaldes,  los 


^2  CAPÍTULO  ILV. 

elige  la  triste  república.  So  color  de  hacer  estas  informaciones,  don 
Diego  de  Herrera  siguió  una  contra  el  fiscal  de  la  audiencia,  porque 
favorecía  los  parientes  de  su  muger,  y  es  reprendido  y  mandado 
castigar  su  atrevimiento  en  cédulas  de  22  de  noviembre  de  79.  Mas 
adelante  don  Carlos  de  Arellano  y  don  Pedro  de  Alvarado  siguie- 
ron otra,  sobre  que  el  presidente  y  oidores  impedían  á  los  caballe- 
ros llevar  á  la  iglesia  almohadillas  para  hincarse,  la  cual  en  el  con- 
sejo solamente  fuéoida.  En  acuerdo  del  propio  consejo  de  15  de 
junio  de  602  aparece  informe  de  que  los  oidores  pasaban  donde  el 
presidente  sin  dar  la  asistencia  debida  á  los  negocios,  y  que  el  pre- 
sidente mismo,  si  iba  un  dia  á  audiencia,  faltaba  cuatro,  y  se  re- 
presaban las  causas.  Se  preguntó  á  la  audiencia,  y  con  su  expli- 
cación fué  provisto  un  oidor  mas.  El  alcalde  de  la  villa  del  Realejo 
en  la  provincia  de  Nicaragua  siguió  información  de  que  no  conve- 
nía hubiese  cuatro  corregidores  en  ella,  que  solo  servían  de  tener 
tratos  y  negociaciones,  y  llevar  salarios;  y  aunque  por  ellos  fueron 
vejados  hasta  los  testigos  y  escribano,  tres  corregimientos  fueron 
suprimidos,  y  la  facultad  de  los  alcaldes  para  tales  informaciones 
de  nuevo  declarada  en  cédula  de  6  de  junio  de  31.  El  ayuntamien- 
to de  esta  ciudad  usó  de  ella  el  año  de  65  por  la  nueva  introducción 
que  se  hizo,  del  juzgado  de  provincia;  pero  el  juzgado  se  estable- 
ció, y  no  se  emprendió  mas  información  en  adelante. 

El  depósito  de  vara  en  vacante  ó  ausencia  de  los  alcaldes  ordi- 
narios fué  contendido  algún  tiempo  por  el  ayuntamiento  como  fa- 
cultad suya.  En  cabildo  de  7  de  noviembre  de  J  548  se  expresa  que 
por  ausencia  del  licenciado  Cueva  y  de  Guzman  que  lo  eran,  reci- 
bían según  la  ordenanza  de  esta  ciudad  á  Bartolomé  Becerra  por 
tal  alcalde.  En  23  de  abril  de  1621,  habiéndose  propuesto  alpre- 
isidente  conde  de  la  Gomera  que  por  fallecimiento  de  Pereira,  alcal- 
de ordinario,  se  depositase  la  vara,  según  la  costumbre  en  el  regi- 
dor mas  antiguo,  no  accedió,  sino  que  mandó  hacer  elección  como  en 
año  nuevo,  que  recayó  en  el  mismo  regidor  mas  antiguo.  En  26 
de  marzo  de  28,  proponiendo  el  presidente  Acuña  se  depositase  en 
el  regidor  mas  antiguo,  el  cabildo  repuso,  que  en  el  regidor  que  su 
señoría  quisiese,  y  la  depositó  en  Antonio  Justiniano  que  era  de  los 
menos  antiguos.  Así  fué  como  defiriendo  el  cabildo,  y  ensanchando 
su  autoridad  los  presidentes,  en  la  vacación  de  la  primera  vara  acae- 
cida en  8  de  mayo  de  43,  el  presidente  Avendaño  ya  hizo  por  sí 
nombramiento  de  alcalde  en  despacho  de  la  misma  fecha,  que  so- 


ALTERNATIVA  DE  ALCALDES.  45 

Jámente  se  notificó  al  cabildo  para  su  cumplimiento.  Este  reclamó 
pertenecerle  la  elección,  y  el  presidente  replicó  que  si  bien  le  perte- 
necían las  anuales,  las  otras  tocaban  á  él  como  gobernador,  aña- 
diendo se  cumpliese  lo  mandado  pena  de  200  pesos.  El  cabildo  ape- 
ló á  la  audiencia;  pero  el  nombrado  acabó  e]  año.  Tres  meses  antes 
de  espirar  el  año,  hizo  ausencia  el  segundo  alcalde,  y  por  ella  ya 
permitió  que  el  cabildo  eligiese,  mas  por  delegación  y  en  nombre 
^uyo.  El  alférez  Carranza  reclamó  el  depósito,  alegando  pertenecer- 
le por  una  cédula  que  se  lo  defería.  En  efecto,  las  de  los  años  de 
35,  87  y  90  del  siglo  anterior  conferían  esta  prerogativa  al  regidor 
mas  antiguo,  ó  al  alférez,  estando  como  estaba  el  de  esta  ciudad, 
dotado  del  privilegio  de  antigüedad.  Por  lo  cual  redactadas  las  tres 
cédulas  en  la  ley  13  tít.  3  lib.  5  de  la  recopilación,  y  publicada  ést^ 
el  año  de  80,  quedó  desde  entonces  fenecido  este  punto.  Sin  em- 
bargo, en  11  de  mayo  de  1730,  movida  nueva  duda  por  no  haber 
alférez,  y  sí  alguacil  mayor  con  igual  privilegio,  consultada  la  au- 
diencia, resolvió  por  aquella  vez,  se  le  confiriese. 

Las  elecciones  de  alcaldes  siguieron  vigiladas.  Ellas  eran  presi- 
didas por  el  presidente,  á  quien  solo  tocaba  en  lo  antiguo  presen- 
ciar la  votación,  y  escuchar  su  resultado;  pero  el  año  de  639  se  no- 
ta que  el  escribano  de  cabildo,  que  recibía  los  votos  y  hacia  la  re- 
gulación, se  levantó  y  llegó  al  asiento  del  presidente  á  revelar  en  se- 
creto los  sugetos  que  salían  electos,  y  no  se  anunció  la  elección  á 
los  presentes,  sino  con  su  permiso,  sin  perjuicio  de  confirmar  la 
ya  publicada.  A  los  dos  años  de  introducida  esta  práctica,  se  llamó 
ya  estilo  y  costumbre.  El  ayuntamiento,  en  instrucción  de  27  de 
mayo  de  50,  encarga  á  su  procurador  en  España  represente  contra 
ella,  y  obtenga  cédula  para  su  abolición;  pero  no  ocurre  razón  de 
ella,  y  si  bien  cesó  algún  tiempo  semejante  práctica,  en  lo  sucesi- 
vo se  encuentra  renovada  sin  mas  contradicción. 

La  alternativa  de  alcaldes  entre  nacidos  en  España  y  en  la  tier- 
ra, que  en  su  principio  fué  efecto  de  buena  armonía  y  conformidad, 
en  lo  sucesivo  fué  objeto  de  rivalidad,  y  por  ella  redundados  distur- 
bios éntrelos  mismos  criollos.  Con  esto  la  administración  de  justicia 
puesta  en  poder  de  parcialidades,  debió  padecer  detrimento.  La  au- 
diencia aprovechó  esta  oportunidad,  para  hacer  necesaria  de  nue- 
vo la  introducción  de  jueces  de  provincia,  por  su  naturaleza  me- 
nos relacionados  con  el  vecindario;  y  aunque  fué  repugnado  por  el 
ayuntamiento  este  juzgado,  como  depresivo  déla  autoridad  de  los 


Í4  CAPÍTULO    XLV. 

nlcaldes,  y  hechas  reclamaciones  por  su  procurador  en  España, 
él  quedó  establecido.  Hasta  entonces  no  habia  llamado  semejante 
alternativa  la  atención  de  la  corte,  pero  en  esta  vez  llegó  á  merecer 
su  recomendación  en  cédula  de  14  de  diciembre  de  72,  en  la  cual 
se  previene  á  la  audiencia  disponga  no  se  innove  la  costumbre  que 
ha  habido  en  este  ayuntamiento  en  cuanto  á  la  alternativa  entre 
criollos  y  europeos  para  las  elecciones  de  alcaldes  ordinarios. 

El  presidente  Alaba,  bien  fuese  por  innovar  la  alternativa,  ó 
bien  con  el  saludable  fin  de  eludir  su  rivalidad,  propuso  el  año  nue- 
vo de  82  otra  especie  de  alternativa,  cual  era  que  cada  seis  meses 
alternasen  el  asiento  los  dos  alcaldes,  tomando  entonces  el  segun- 
do la  presidencia  del  cabildo,  y  dejando  el  primero  para  ocupar  el 
asiento  del  segundo,  como  se  practicaba  en  los  reynos  de  México  y 
Lima.  El  cabildo  aceptó  la  providencia  con  calidad  de  que  se  diese 
cuenta,  y  se  aprobase  en  el  consejo;  pero  andando  el  tiempo  y  pa- 
reciendo quitada  la  escala  del  segundo  alcalde,  y  así  mismo  reba- 
jadas las  preeminencias  del  primero,  á  los  tres  años  no  gobernan- 
do ya  el  presidente  Alaba,  clamó  por  la  abolición  de  esta  clase  de 
alternativa,  y  por  la  subsistencia  de  la  anterior,  sobre  que  Instrui- 
ido  expediente,  y  oido  el  fiscal,  se  acordó  de  conformidad  para  el 
año  de  85,  debiendo  el  alcalde  de  primer  voto,  electo  alternativa- 
mente entre  sugetos  de  España  y  de  estos  reynos  tener  el  primer 
asiento  en  todo  el  año,  y  como  corregidor  del  valle  entender  so- 
lamente en  causas  de  indios,  y  el  de  segundo  en  las  de  españoles  y 
otras  castas  avecindadas  en  el  valle. 

Entre  los  recursos  que  los  presidentes  y  la  audiencia  emplearon 
para  abolir  ó  disminuir  la  jurisdicción  de  los  alcaldes  en  el  valle, 
fué  uno  la  institución  de  villas  y  corregimientos.  En  memorial  he- 
cho al  rey  en  29  de  abril  de  61 1,  dice  el  cabildo:  en  el  valle  que 
llaman  de  misco  á  tratado  vuestro  presidente  de  poblar  una  villa 
con  los  labradores  circunvecinos:  esta  ciudad  lo  ha  contradicho, 
por  ser  muy  en  perjuicio.  Después  se  trató  de  hacer  villas  los  pue- 
blos de  Petapa,  Amatitan  y  Escuinta,  y  obtenido  permiso,  tam- 
bién lo  contradijo  la  ciudad,  oponiendo  inconvenientes,  á  que  el 
rey  en  cédula  de  28  de  marzo  de  80  ordena  se  ponga  remedio,  con 
que  dejó  arbitrio,  para  que  el  cabildo  en  30  de  marzo  de  82  acor- 
dase seguirlo  resistiendo,  y  solo  fué  desmembrado  el  partido  de  Es- 
cuinta, uniéndose  al  de  Guazacapan.  Ordenada  de  nuevo  la  fun- 
dación de  villas  en  el  valle,  para  hacer  de  su  distrito  un  corregí- 


ALTERNATIVA   DE  ALCALDES.  -i  5 

miento,  el  cabildo  en  representación  de  3  de  noviembre  de  734  hi- 
zo nueva  oposición  y  frustró  el  designio.  Sin  embargo,  la  necesi- 
dad y  la  propia  comodidad  hablan  reunido  en  lo  último  del  valle 
algún  vecindario  de  españoles,  los  cuales,  así  como  los  ladinos  de 
Amatitan,  Petapa,  Mixco  y  Pinula,  eran  administrados  en  lo  reli- 
gioso por  los  curas  del  Sagrario,  y  tenian  construidos  templos.  Lle- 
varon asimismo  la  agua  de  Pinula  á  su  recinto,  tomando  nivela- 
ciones, levantando  el  piso  en  los  bajíos,  y  conduciéndola  en  taujía, 
hasta  pasar  una  barranca  sobre  un  arco  que  ganaba  el  declive  pa- 
ra su  burgo.  En  750  aparece  fundada  parrócfuia,  sus  curas  titula- 
dos rectores,  y  su  libro  de  bautismos  con  margen  doble.  Una  ra- 
zón puesta  al  principio  del  libro  de  confirmaciones,  expresa  que  se 
emprendió  la  conducion  del  agua  el  año  de  7  35,  siendo  cura  y  pro- 
curándolo el  p.  Tovilla  y  Galvez,  fué  costeada  por  el  obispo  Gó- 
mez de  Parada,  ejecutada  por  el  artífice  Torres,  y  concluida  dia  27 
de  abril  de  737. 

Hubo  otra  especie  de  alcaldes  de  que  se  sigue  tratar,  instituidos 
para  lo  económico  de  los  oficios.  Las  artes  que  en  España,  para 
salir  del  vilipendio  de  los  feudos,  y  lograr  protección  contra  los  se- 
ñores de  lugares,  se  hablan  acojido  á  formar  gremios,  siendo  en 
los  de  las  Indias  ejercidas  por  conquistadores  y  primeros  poblado- 
res, ellas  tenian  derecho  para  participar  de  los  fueros  de  sus  pro- 
fesores; pero  puntualmente  han  sido  estos  los  primeros  en  desde- 
ñarlas y  dejarlas  caer  en  nuevo  menosprecio.  Porque  favorecidos 
con  encomiendas  de  indios,  cuenta  Remesal  lib.  4  cap.  4,  el  herre- 
ro apagó  la  fragua:  el  sastre  cerró  la  tienda,  y  tan  k-jos  estaba  de 
dar  puntada,  que  aun  no  sabía  como  se  llamaba  la  aguja  y  dedal:  el 
zapatero  no  conocía  las  hormas,  y  para  sí  mismo  evniaba  por  zapa- 
tos fuera  de  la  ciudad:  el  carpintero  huía  de  la  azuela,  y  trataba 
de  jaeces  y  caballos;  siendo  forzoso  amenazarlos  en  cabildo  de  I 
de  abril  de  1536  con  el  despojo  dte  las  encomiendas,  para  que  usa- 
sen de  sus  oficios.  Con  que  aplicándose  pocos  y  compelidos,  tuvie- 
ron ocasión  primero  los  indígenas,  y  después  los  negros  y  mulatos, 
de  aprenderlos  y  ejercerlos,  siendo  necesaria  de  nue\  o  la  formación 
de  gremios,  para  dar  perfección  ú  las  artes,  y  pundonor  á  sus  pro- 
fesores: lo  que  se  logro  según  los  tiempos,  teniendo  cada  cual  sus 
ordenanzas,  sus  alcaldes  y  veedores,  sus  maestros  y  oficiales,  sus 
grados  y  exámenes,  y  aun  los  aprendices  sus  obligaciones  respec- 
tivas, con  que  eran  entregados  y  recibidos. 


ÍC  CAP.  XLV.— ALTERNATIVA  DE  ALCALDES. 

Así  se  ve  á  los  individuos  del  gremio  de  zapateros  dictar  áus 
ordenanzas  en  cabildo  de  21  de  noviembre  de  560  por  estas  pala* 
bras:  nos  los  oficiales  de  zapatería  de  la  cibdad  de  Santiago  de  Gua- 
temala nos  juntamos  todos  como  es  uso  y  costumbre  en  las  cibda*- 
des,  villas  é  lugares  de  los  reynos  é  señoríos  de  su  magestad,  y  to- 
dos juntos  por  lo  que  conviene  al  bien  y  provecho  de  la  repúbli* 
ca  en  lo  que  toca  á  las  obras  del  oficio  de  zapatería  hicimos  las  or- 
denanzas siguientes.  Los  oficiales  españoles,  bien  que  de  linage 
común  y  del  vulgo,  como  nota  á  este  propósito  Remesal,  que  no 
toda  la  repúblicaj  dice,  podia  componerse  de  gente  ilustre,  concur- 
ren aquí  con  oficiales  indígenas,  que  según  se  ha  visto  los  habia, 
y  también  negros  y  mulatos;  salvo,  que  á  estos  últimos,  con  ar* 
reglo  al  derecho  romanó,  que  era  el  derecho  de  gentes  de  Europa, 
y  al  antiguo  español,  estando  en  actual  esclavitud,  no  se  permitía 
el  magisterio  del  arte,  según  previene  el  artículo  19  de  la  presente 
ordenanza,  que  dice:  otro  sí,  que  ningún  negro  captivo  no  pueda 
tener  tienda  de  zapatero  (conforme  á  las  pramáticas  reales}  por  sí, 
sino  fuere  que  su  amo  sea  oficial  del  dicho  oficio.  La  distinción  de 
clases  acaso  no  era  en  aquel  siglo  marcada  con  vilipendio,  ni  con 
el  encono  encendido  en  el  siguiente  con  ocasión  de  la  diferencia  en- 
tre españoles  peninsulares  y  de  Indias,  domiciliados  y  criollos;  los 
cuales  así  oprimidos  emprendieron  oprimir  á  otros.  Consecuentes, 
pues,  á  esa  conformidad  é  igualdad  legal,  los  oficiales  del  gremio 
nombran  en  el  primer  artículo  por  sus  gefes  á  Francisco  Blas  al- 
calde, y  á  Juan  de  Hecija  veedor,  reservándose  en  el  segundo  el 
derecho  de  elegirlos  anualmente. 

Establecidos  los  gremios,  y  de  consiguiente  teniendo  importan- 
cia el  régimen  de  sus  gefes,  tomó  intervención  el  gobierno  general, 
y  en  IS  de  junio  de  624  se  ve  al  presidente  conde  de  la  Gomera 
librar  despacho  de  maesti'o  en  el  oficio  de  guarnicionero  á  Lázaro 
Hernández,  para  que  examine  á  los  oficiales,  y  dé  título  á  los  que 
hallare  peritos,  haciéndolo  reconocer  pena  de  200  pesos.  Igual 
despacho  libró  el  presidente  Acuña  en  14  de  junio  de  627,  que 
corre  en  actas  de  cabildo,  y  mas  adelante  no  faltaron  otras  mues- 
tras de  autoridad,  que  rebajasen  la  estimación  de  los  gremios.  Por- 
que en  cabildo  de  24  de  marzo  de  643  da  aviso  el  fiel  ejecutor, 
(pxe  visitando  las  tiendas  de  los  cereros  en  unión  del  alcalde  y  del 
veedor  del  oficio,  llegó  un  recado  del  presidente  Avendaño  con  un 
teniente  del  alguacil  mayor,  para  que  no  continuase,  y  llevó  pre- 


CABILDOS.  ^7 

SOS  al  alcalde  y  veedor,  resultando  luego  que  el  gobierno  general 
había  nombrado  un  reveedor;  sobre  que  acordó  el  ayuntamiento 
reclamar  la  jurisdicción,  así  como  vindicó  la  de  los  exámenes,  y 
ya  en  acta  de  20  de  octubre  de  671,  y  19  de  febrero  de  672,  se  le 
ve  en  posesión  de  los  exámenes  de  oficiales  y  maestros,  y  librar  tí- 
tulo á  estos  últimos. 

El  artículo  16  déla  ordenanza,  que  va  mencionada,  dice:  otro 
sí,  que  todos  los  oficiales  de  zapateros  y  curtidores  sean  obligados 
el  dia  de  señor  san  Crespin  é  san  Crispisiano  á  decir  una  misa  á  don- 
de tuvieren  la  devoción,  y  que  huelguen  aquel  dia,  y  no  se  haga  o- 
bra  ninguna.  El  traductor  de  Butler,  en  25  de  octubre,  llama  á  es- 
tos santos  mártires  Crispin  y  Crispiniano.  Sobre  lo  cual  Capma- 
ni,  en  discurso  sobre  los  gremios,  dice.  El  interés  del  estado  exi- 
ge que  se  faciliten  al  pueblo  todos  los  medios  de  hacerse  visible  y 
estimable  sin  salir  de  su  clase;  y  esto  no  puede  verificarse  en  los  ar- 
tesanos, sino  distinguiéndolos  y  distribuyéndolos  en  aquellas  cla- 
ses autorizadas,  que  componen  la  armonía  de  una  sociedad.  Esta- 
blecidos los  gremios,  cincuenta  mil  artífices,  por  ejemplo,  son  go- 
bernados y  celados  por  medio  de  cien  cabezas  de  entre  ellos  mismos, 
que  exoneran  al  gobierno  de  una  inspección  inmediata  sobre  su  con- 
ducta fabril  y  doméstica.  A  un  artesano  se  le  compensa  la  dureza 
del  trabajo  y  la  inferioridad  de  su  estado  con  el  honor  de  presidir 
una  junta,  ó  fiesta  del  gremio. 


CAPITULO  46. 

dxtiueioii  y  restauración  tic  lois  ealiildos* 

El  cabildo  de  Guatemala  continuó  interesado  en  mantener  la 
importancia  de  su  representación.  En  orden  á  las  asistencias  de 
iglesia,  una  instrucción  de  20  de  abril  de  1590  dice:  desde  que  oy 
audiencia  en  esta  ciudad,  este  cabildo  recibió  merced,  y  ha  estado 
en  posesión  de  tener  asiento  en  la  Catedral  en  un  escaño  que  está 
abajo  del  estrado  de  dicluí  audiencia;  mus  por  el  año  de  1631,  en 
que  los  oidores  tomaron  sillas,  el  cabildo  hi/.o  uso  de  bancas.  El  año 
nuevo  de  41  pareció  el  tesorero  de  papel  sellado,  tomando  asiento 
en  el  cabildo  antes  que  los  regidoi*cs  con  antigüedad  de  privilegio, 
TOM.  2.  U) 


^8  CAPÍTULO  XLVI. 

como  los  demás  oficiales  reales:  por  lo  cual  en  instriicion  de  31  de 
mayo  de  47  encarga  á  su  procurador  en  España,  pida,  no  tengan 
asiento  en  cabildo  los  que  no  tengan  oficio  en  él.  El  depositario  ge- 
neral y  el  receptor  de  penas  de  cámara  liacian  uso  de  él  después  de 
los  regidores  y  antes  del  síndico.  Concurriendo  ceñidos  de  espada 
los  alcaldes  don  Alonso  Alvarez  de  Vega  y  don  Lorenzo  Montúfar 
con  la  audiencia  en  la  visita  de  cárcel  de  13  de  abril  de  83,  se  les 
apercibió,  despojándolos  de  ellas  y  multándolos  en  500  pesos:  sobre 
que  seguida  instancia  en  el  consejo  en  vista  y  revista,  por  ejecutoría 
dada  á  15  de  junio  de  88  fueron  mantenidos  en  la  posesión  de  esta 
preeminencia,  y  absueltos  de  la  multa.  La  insignia  de  las  espadas 
pareció  después  escusada  con  la  proposición  que  hizo  el  alcalde  don 
Juan  Antonio  Dighero  en  4  de  enero  de  92,  de  que  para  el  decoro 
y  lustre  del  cabildo  era  bien  que  sus  capitulares  vistiesen  el  trage 
castellano  de  golillas,  conforme  á  las  leyes:  todos  siguieron  su  pa- 
recer, y  conferido,  se  acordó  poner  en  ejecución.  Hasta  entonces  se 
habia  estilado,  que  cuando  hacia  señal  la  audiencia  de  que  salía, 
acudía  la  ciudad  á  incorporarse  con  ella,  para  entrar  en  la  iglesia; 
pero  el  presidente  Agurto  la  obligó  á  que  entrase  á  palacio,  á  sacar- 
la á  su  salón;  y  aunque  se  quejó  al  rey,  y  en  cédula  de  7  de  febre- 
ro solo  se  le  obliga  á  llegar  á  la  escalera  del  alto,  fué  exponiéndole 
á  tales  desaires,  que  tomó  pasar  por  ello. 

En  la  propia  cédula  se  expresa,  que  de  resulta  de  obligarse  el 
cabildo  á  ir  á  sacar  á  la  audiencia,  no  habia  quien  se  aviniese  á  ser- 
vir los  regimientos,  mayormente  siendo  estos  oficios  vendibles.  Así 
es  que  habia  regimientos  vacos,  y  el  número  de  regidores  se  iba 
disminuyendo  cada  dia  mas.  Juarrostr.  4  cap.  9  expone,  que  me- 
diado el  siglo  17  se  contaban  en  el  reino  diez  y  seis  cabildos,  y  que 
á  fines  de  él,  ya  se  echaban  menos  siete,  á  saber,  los  de  Trujillo, 
Gracias,  Nueva-Segovia,  el  Realejo,  Xerez  de  la  frontera,  San  Pe- 
dro Zula,  y  Olancho.  En  el  informe  de  Haya,  gobernador  de  Costa- 
Rica,  de  15  de  marzo  de  1719,  se  refiere,  que  hasta  los  alcaldes  de 
Cartago,  se  hablan  acabado  el  año  anterior,  y  los  de  Esparza  desde 
el  año  de  1680,  por  no  hallarse  sus  vecinos  con  reales  para  inviar 
á  la  corthe.  El  propio  Juarros  añade  que  fué  por  haber  decaído  el 
vecindario  de  estos  lugares.  El  de  Santiago  de  Guatemala  no  habia 
decaído,  y  de  diez  y  nueve  individuos  que  debían  componer  su  a- 
yuntamiento,  á  saber:  dos  alcaldes,  alférez  mayor,  alguacil  mayor, 
doce  regidores,  depositario,  receptor  y  síndico,  á  fines  del  siglo  no 


.    CABILDOS.  Í9 

ge  encuentra  la  mitad,  pero  ni  aun  una  tercera  parte,  sino  solos  dos 
alcades  y  dos  regidores,  con  el  síndico,  de  modo  que  en  vista  de  ello 
en  27  de  enero  de  96  don  Bartolomé  de  Galvez  Corral  emprendió  te- 
ner, y  dio  Yoto  en  cabildo,  contradiciéndolo  los  otros  individuos,  y 
en  21  de  agosto  siguiente  se  recibió  auto  del  gobierno  general  para 
que  con  los  alcaldes  y  uno  ó  dos  regidores,  pudiese  celebrarse  cabildo: 
lo  cual  fué  reconocerlo  extinguido.  Por  este  tenor  fué  caducando  lo 
demás.  Alférez  hacia  tiempo  que  no  lo  habia  para  sacar  el  pendón 
en  la  festividad  de  Santa  Cecilia,  en  la  cual  se  hace  memoria,  dice 
el  acta  del  año  de  89,  del  año  en  que  se  sosegó  la  rebelión,  y  se  ga- 
nó la  última  batalla  á  los  indios.  El  paseo,  que  siempre  habia  si- 
do á  caballo,  por  este  tiempo  comenzó  á  hacerse  á  pié,  primero  por 
pobreza,  y  después  por  falta  de  caballos. 

En  México  parece  que  no  fué  menor  la  falta  de  regidores  en  es- 
ta época.  En  despacho  del  virey,  de  21  de  abril  de  93,  remitido  en 
testimonio,  aparece,  que  no  habiendo  en  aquella  ciudad  mas  de  tres 
regidores,  y  de  éstos  dos  enfermos,  lo  representaron,  pidiendo  el 
nombramiento  de  seis  para  el  desempeño  de  oficios  urgentes,  á  que 
oponiéndose  el  fiscal  y  el  acuerdo,  reprodujo  la  petición  el  corregi- 
dor de  la  misma  ciudad  por  la  urgencia  de  los  oficios,  y  dictami- 
nando ya  el  fiscal  y  el  acuerdo  el  nombramiento  de  ocho  regidores, 
los  nombró  el  virey,  'con  que  se  restableció  el  ayuntamiento.  La 
noticia  de  este  ejemplar,  movió  á  esta  ciudad,  menos  opulenta  que 
México,  pero  mas  generosa,  á  celebrar  en  10  de  enero  de  98  una  jun- 
ta de  vecinos  en  cabildo  extraordinario,  en  la  cual  acordaron  diez 
de  ellos  ofrecer  quinientos  pesos  en  manera  de  servicio  y  donativo 
por  cada  uno  de  los  regimientos  vacos,  otro  mil  pesos  por  el  oficio  de 
alférez  mayor,  y  otro  cuatro  mil  por  el  de  alguacil  mayor,  igualmente 
vacos:  lo  que  otorgado,  se  libró  título  y  tomaron  todos  posesión.  Sin 
embargo,  á  los  doce  años,  es  decir,  por  el  de  1710,  volvió  á  encon- 
trarse el  cabildo  en  la  misma  inopia  de  individuos,  celebrando  sus 
juntas  con  uno  ó  dos  alcaldes,  uno  ó  dos  regidores  y  el  síndico;  y  no 
habiendo  quien  sacase  el  pendón  el  año  do  12,  fuécompelido  á  ello 
un  regidor  de  privilegio,  don  Alejandro  Antonio  Pacheco.  En  esta 
vez,  no  menos  generosos  otros  cinco  vecinos  de  la  ciudad,  compra- 
ron en  almoneda  cinco  regimientos,  con  que  subsistió  algún  tiempo 
el  ayuntamiento,  tornando  poco  después  á  la  misma  inopia. 

Esto  compelió  á  nuevos  esfuerzos.  El  presidente  Ui\as,  en  10  de 
noviembre  de  21,  pidió  noticia  de  las  personas  del  vecindario  que 


20  capítulo  xlvi. 

pudiesen  desempeñar  estos  cargos;  y  se  le  informa,  que  la  vecin- 
dad de  cf  ue  se  compone  esta  república  es  tan  corta,  que  apenas  ha* 
brá  treinta  ó  cuarenta  familias,  que  son  las  que  han  cargado  dichos 
eínpleos  por  su  distinción  y  notoriedad.  Mas  como  la  generosidad 
cesaba  ya  en  el  vecindario,  y  comenzó  á  imitar  lá  serenidad  mexi- 
cana, apenas  se  consiguió  en  los  pregones  la  venta  de  un  regimien- 
to en  750  pesos  ú  don  Francisco  Marcelino  Falla,  de  que  se  le  libró 
título  en  30  de  diciembre  siguiente. 

Andando  el  tiempo,  el  cabildo  iba  entrando  en  otras  ideas.  Cre- 
yó que  los  regimientos  debían  ser  electivos,  según  lo  habían  sido 
dos  siglos  antes,  y  siguió  información  sobre  la  necesidad  de  ello,  y 
la  utilidad  de  que  se  eligiesen  anualmente,  y  así  se  suplicase  á  S. 
M.  El  rey,  en  cédula  de  22  de  junio  de  727  pide  informe;  pero  no 
fué  evacuado.  Entretanto,  los  alcaldes  y  regidores  de  privilegio  úni- 
camente componían  el  cabildo,  y  no  pudíendo  desempeñar  los  ofi- 
cios y  asistencias,  en  acuerdo  de  seis  de  noviembre  de  31  mandan 
se  busque  la  información  y  autos  seguidos  sobre  la  elección  de  re- 
gidores, sin  hacerse  otra  cosa;  pero  escusándose  los  que  había  del 
recibimiento  del  presidente  Villalon,  fueron  compelídos  á  ello;  y 
esto  dio  impulso  á  la  pretensión,  acordándose  en  cabildo  de  3  de 
noviembre  de  33  la  siguiese  el  síndico  ante  el  gobierno  superior,  á  fin 
de  que  diese  la  facultad  de  hacer  la  elección  de  seis  regidores,  mien- 
tras S.  M.  otra  cosa  disponía.  Oído  el  fiscal,  la  dio  el  presidente  en 
29  de  diciembre,  procediéndose  inmediatamente  á  ella,  hasta  ser 
posesionados  ios  electos  con  aprobación  del  rey,  dada  en  31  de  oc- 
tubre de  34.  Así  fué  como  Guatemala  logró  lo  que  mucho  antes  ha- 
bía obtenido  México,  con  la  ventaja  de  que  los  de  aquella  ciudad 
fueron  nombrados  por  el  gobierno  y  perpetuos,  y  los  de  esta  por 
sus  capitulares  y  anualmente. 

Restaurado  que  fué  el  cabildo,  no  tardó  en  sufrir  un  golpe  de 
autoridad.  Fué  convidado  por  el  cabildo  eclesiástico  para  la  pose- 
sión del  señor  Pardo,  obispo  de  esta  diócesi,  el  día  18  de  noviem- 
bre de  36,  á  cuyo  acto  se  prestaba  gustoso,  con  calidad  de  que  se 
guardase  la  costumbre  de  que  dos  de  sus  capitulares  tomasen  asien- 
to á  los  lados  del  obispo,  antes  que  el  deán  y  arcediano:  los  canóni- 
gos pusieron  dificultad  en  ello;  y  para  evadirla,  convidaron  al  pre- 
sidente y  á  la  audiencia,  quienes  ocupando  aquel  lugar,  excluían  á 
los  capitulares,  qiie  ya  entonces  se  negaron.  Llegado  el  dia  y  la 
hora,  la  audiencia  hizo  reunir  el  cabildo  para  que  le  acompañase 


CABILDOS.  21 

como  en  una  asistencia  de  tabla.  El  cabildo  intentó  ser  oido,  antes 
de  obedecer.  El  presidente  y  la  audiencia,  queriendo  ser  obedeci- 
dos llanamente,  enviaron  segunda  orden,  pena  de  quinientos  pesos, 
y  luego  tercera,  con  pena  de  privación  de  oficio.  El  cabildo  pedía 
la  orden  por  escrito,  y  escribía  mientras  un  memorial  sobre  despo- 
jo, con  protesta.  Como  no  llegaban  los  capitulares  al  llamamiento 
hecho  por  la  audiencia,  fué  cuarta  orden  para  que  no  saliesen  de 
la  sala  capitular,  y  el  escribano  de  cabildo  pasase  á  la  audiencia, 
y  luego  la  quinta  declarándolos  incursos  en  las  penas,  y  en  conse- 
cuencia soltasen  las  insignias  y  armas,  depositándose  éstas  en  el 
alcaida  de  la  cárcel.  Los  porteros  de  la  ciudad  también  pasaron  á 
la  audiencia  con  sus  maí:as  y  gramallas,  y  nombrados  nuevos  al- 
caldes y  dos  regidores  que  formasen  cabildo,  con  ellos  se  dio  asis- 
tencia á  la  posesión,  ocupando  el  lugar  de  los  capitulai*es  el  presi- 
dente y  el  oidor  decano. 

Entre  tanto,  los  capitulares  presos  y  depuestos  pasaron  los  días 
18,  19  y  20  en  la  sala  capitular,  hasta  que  los  propios  alcaldes  y  re- 
gidores nuevos,  el  mismo  deán  y  cabildo,  y  prelados  de  las  religio- 
nes ocurrieron  en  persona  al  presidente  y  audiencia,  pidiendo  la 
restitución  de  los  depuestos,  y  para  ello  recabaron  de  éstos  un  es- 
crito, en  que  pedían  absolución  y  restitución.  Todavía  se  difirió  el 
proveer  para  el  dia  siguiente  2 1 ,  en  el  cual  les  fueron  otorgadas 
la  una  y  la  otra,  y  notificado,  fueron  á  dar  las  gracias  al  presi- 
dente y  oidores,  quienes  restituyéndoles  las  armas  é  insignias,  y 
dada  nueva  posesión,  salieron  con  ellos  para  la  catedral  á  dar  a- 
sistencia  de  tabla  por  ser  dia  de  la  presentación  de  Nuestra  Seño- 
ra, como  lo  fué  de  una  nueva  restauración  del  cabildo.  El  rey,  en 
cédula  de  17  de  diciembre  de  40,  ordena  á  la  audiencia  no  asista 
á  la  posesión  de  obispos,  y  se  ampare  á  la  ciudad  en  la  costumbi-c 
de  su  asistencia,  y  asiento  de  sus  alcaldes  en  el  coro. 

Por  diciembre  del  año  de  30,  á  influjo  de  don  Pedro  Ortiz  de 
Letona,  regidor  decano,  movido  de  las  razones  que  expuso  o),  ca- 
bildo, y  diputados  del  comercio,  se  determinó  la  construcion  de 
nuevas  oficinas,  cárceles  y  casa  de  ayuntamiento,  conu  tiendo  su  eje- 
cución á  donjuán  González  Batres,  quien  con  su  zelo,  aplicación, 
conducta  y  eficacia,  la  puso  por  obra,  y  dio  concluida  con  todas  sus 
piezas  de  bóveda  y  piedra  labrada  el  año  de  40:  al  primero  de  los 
altos  se  echó  bóveda  plana,  que  no  se  ha  ejecutado  igual,  ni  re- 
sentido de  los  terremotos.  Después  de  bendito  el  edificio  todo  por 


22  CAPÍTULO  XLVL 

el  obispo,  lo  fueron  el  oratorio  del  primer  salón  y  la  capilla  de 
los  presos  por  el  doctor  don  Manuel  Ortiz  de  Letona,  cura  rector 
del  Sagrario  de  esta  santa  Iglesia  Catedral.  El  estreno  se  hizo  dia 
martes  1 9  de  noviembre,  precediendo  misa,  que  rezó  el  doctor  don 
José  Ignacio  Ortiz  de  Letona,  chantre  de  la  misma  santa  Iglesia,  y 
celebrándose  el  primer  cabildo  con  asistencia  del  presidente  gober- 
nador y  capitán  general  del  reyno. 

Para  la  creación  de  propios  Alvarado  dio  una  ordenanza,  que 
transcribe  el  continuador  del  Isagoge  lib.  2  cap.  5,  y  dice.  Otro 
sí,  mando  que  junto  á  la  plaza  sean  señalados  cuatro  solares,  el 
uno  para  casa  de  cabildo,  y  el  otro  para  cárcel  pública,  y  los  otros 
para  propios  déla  ciudad.  En  cabildo  de  9  de  noviembre  de  1536, 
celebrado  en  la  ciudad  vieja,  se  manda  concertar  la  fábrica  de  u- 
nas  tiendas  en  un  solar  vaco,  para  que  la  cibdad  tenga  algunos  pro- 
pios. Con  respecto  á  la  ciudad  trasladada,  el  mismo  continuador 
del  Isagoge  añade:  en  cuya  conformidad  vemos  que  aquellas  cua- 
tro cuadras  junto  á  la  plaza,  en  que  están  las  casas  de  cabildo,  son 
propios  de  la  ciudad,  y  allí  pusieron  la  cárcel,  el  tajón  ó  la  carnice- 
ría, y  hicieron  otras  casas  de  alquiler:  aquella  y  éstas  con  su  es- 
cudo de  armas  de  la  ciudad. 

En  28  de  enero  de  57  se  comenzaron  á  acensuar  las  tiendas 
con  200  pesos  para  construcción  del  matadero.  La  sisa  de  2  rea- 
les en  cada  botija  de  vino  empezó  con  licencia  del  presidente  Villa- 
lobos en  despacho  de  18  de  noviembre  de  73,  concedida  hasta  en 
cantidad  de  1400  tostones  para  caminos  y  puentes:  lo  cual  se  pro- 
rogó  después.  Por  acta  de  30  de  marzo  de  77  se  manda  continuar 
la  sisa  de  la  carne  en  cantidad  de  dos  libras.  En  acuerdo  de  la  au- 
diencia de  7  de  mayo  de  94  da  voto  un  oidor,  porque  se  quiten 
del  remate  de  las  carnicerías  las  imposiciones  de  las  libras  de  car- 
ne de  sisa,  y  la  de  los  tajos,  y  de  los  menudos  y  las  otras,  porque 
no  ay  licencia  de  su  mag.  para  aplicarlo  como  lo  aplican  á  propios 
de  la  ciudad; 

En  efecto,  las  ordenanzas  de  audiencia  de  los  años  de  63  y  96, 
citadas  en  la  ley  4tít.  5  lib.  4,  solo  permitían  estas  sisas  para  obras 
públicas  y  en  cantidad  señalada.  En  audiencia  de  1 3  de  noviembre 
de  608  se  impuso  sobre  el  vino  y  la  carne  para  abrir  el  camino 
nuevo  para  el  puerto  de  Santo  Tomas  de  Castilla,  sin  designarse 
cantidad.  A  México  fué  permitida  la  sisa  de  un  cuartillo  de  plata 
en  cada  cuartillo  de  vino  para  la  obra  del  desagüe  de  la  laguna  has- 


I 


CABILDOS.  23 

ta  concluirse,  en  cédula  de  618,  redactada  en  la  ley  8  del  mismo  tí- 
tulo, Pero  en  esta  ciudad  prosiguió  la  sisa  en  la  carne  aplicada  á 
los  propios  y  ademas  de  hacerse  en  dinero,  pujándose  la  cantidad 
de  lo  prometido  en  los  remates,  se  extendió  al  abasto  délos  pueblos 
del  valle,  y  andando  el  tiempo,  como  de  costumbre  inmemorial,  fué 
aprobada  en  cédula  de  20  de  octubre  de  648.  Lo  mismo  se  declara 
en  orden  á  lo  procedido  de  las  licencias  de  las  tabernas  de  vino  en 
otra  de  6  de  noviembre,  también  de  48,  con  la  ventaja  de  desapro- 
barse al  presidente,  que  pusiese  estropiezo  en  ello. 

Hasta  entonces  los  ejidos  solo  se  hablan  destinado  para  semen- 
teras y  pastos;  y  no  habiendo  autoridad  de  arrendar  parte  alguna 
para  propios,  como  se  habia  otorgado  á  Quito,  solicitó  Guatemala 
igual  arbitrio,  y  se  pide  informe  de  la  necesidad  de  ello,  en  cédu- 
la de  18  de  marzo  de  51.  Los  pueblos  de  Santa  Maria  y  San  Juan 
del  Obispo,  no  soportando  que  los  prometidos  que  se  hacían  en  los 
remates  de  su  abasto  perteneciesen  á  los  propios  de  esta  ciudad,  y 
no  á  sus  respectivas  comunidades,  aparece  en  cabildo  de  1 5  de  ene- 
ro de  69,  que  lo  contradijeron  y  siguieron  pleito  en  todas  instan- 
cias. El  ramo  de  aguas  se  aumentó,  introduciéndose  la  de  Pampu- 
tic  el  año  de  43,  y  la  de  Santa  Ana  en  el  de  79. 

El  prometido  en  el  remate  de  carnes  llegó  el  año  de  92  á  100 
pesos;  y  como  iba  en  aumento,  el  fiscal  se  dio  traza  de  que  tuvie- 
se parte  el  situado  de  los  castillos.  Así  es  que  el  año  de  702  el  pro- 
metido para  propios  llegó  á  800  pesos,  y  el  de  los  castillos  á  400. 
Luego  fué  subiendo  el  prometido  de  los  castillos,  y  bajando  el  de 
propios,  de  modo  que  el  año  de  710,  el  primero  fué  de  800  pesos, 
y  el  segundo  de  200.  En  el  año  siguiente  se  igualaron  sacando  cada 
uno  mil  pesos:  después  alternaron,  y  por  último  bajaron  ambos, 
hasta  desaparecer  á  veces  por  falta  de  postores. 

En  cabildo  de  l  de  febrero  de  15  se  trató  de  que  los  vendedores 
de  la  plaza  pagasen  el  piso,  como  se  practicaba  en  otras  ciudades 
de  Nueva-España.  En  el  de  7  de  febrero  de  25  se  mandaron  exigir 
tres  pesos  á  cada  cajonero,  y  en  el  de  25  de  febrero  de  35,  de  uno 
á  dos  pesos  impuestos  á  las  pulperías.  En  las  tabernas,  á  vuelta  de 
vinos,  aguardiente  de  España,  mistelas  y  otros  licores,  se  vendía 
aguardiente  de  caña,  llamada  hechiza.  Hacia  tiempo  que  valían  á 
los  propios  cien  pesos  cada  una,  y  en  el  año  de  51  se  contaban  30, 
que  hacían  3  mil  pesos.  Pero  averiguado,  que  el  aguardiente  de 
caña  era  dañosa,  se  persiguió  en  cumplimiento  de  cédula  de  30  de 


24  CAPÍTULO  XLVII. 

setiembre  de  714,  que  la  prohibía.  Por  lo  que  los  dueños  pidieron 
baja  en  su  pensión  hasta  75  pesos,  y  disminuido  el  número  de  ta- 
bernas, bajó  también  su  producto.  Resultan  por  todos  los  arbitrios 
adoptados  hasta  entonces  para  propios  los  siguientes:  alquileres 
de  casas,  vinoterías,  carnicerías,  aguas,  arrendamientos  de  ejir 
dos,  cajones  de  la  plaza,  y  pulperías.  Por  lo  que  hace  á  su  produc- 
to, en  cabildo  de  G  de  diciembre  de  55  mencionándose  la  cuenta 
dada  de  los  años  de47,48y49,  resultan  en  cargo  de  los  tres  años 
25.521  pesos  5  reales,  que  repartidos  en  ellos,  salen  en  cada  uno 
8.507  y  un  quebrado:  los  cuales  aparecen  doblados  á  los  diez  años: 
pues  el  cargo  de  la  cuenta  del  de  58  es  de  16716  pesos,  según  sue- 
na en  acta  de  5  de  febrero  de  60. 


CAPÍTULO  47. 

Atliuiíilistracioii  de  alcalialais. 

Habiendo  el  rey  ordenado,  que  la  recaudación  de  alcabalas  con- 
tinuase á  cargo  de  los  oficiales  reales,  y  á  ella  se  agregase  la  del 
derecho  de  la  armada  de  barlovento,  todo  bajo  la  inspección  de  un 
oidor  llamado  comisario,  el  cabildo  que  corría  con  esta  última,  por 
asiento  hecho  con  el  virey  de  México,  dispuso  en  junta  de  20  de  no- 
viembre de  1676  reclamarla,  pero  desde  luego  quedó  privado  de 
ella.  Algunas  novedades  indujeron  disgusto,  y  llevaron  las  cosas 
á  punto  de  un  desastre.  En  junta  de  27  de  julio  de  83  se  advierte 
que  la  nueva  administración  cobraba  alcabala  de  géneros  por  los 
cuales  no  la  cobraba  antes  el  cabildo,  y  de  ello  se  siguió  informa- 
ción para  remitirla  al  consejo.  Está  á  la  vista  un  expediente  en  que 
siete  vecinos  de  esta  ciudad  cargadores  de  las  naos  sm:tas  en  Santo 
Tomas,  á  saber:  los  capitanes  Diego  Alonso  Toscano,  Juan  de  Ver- 
roterán,  Juan  de  Langarica,  don  Domingo  Sotelo  de  Figueroa, 
don  Juan  Antonio  Ugo,  don  José  Varón  de  Berrieza,  y  don  José  de 
Aguilar,  por  sí  y  á  nombre  del  comercio,  se  quejan  á  la  audiencia  de 
que  el  oidor  don  Pedro  Enriquez,  juez  de  la  aduana,  detenía  en  e- 
11a  cantidad  de  fardos  de  mercaderías,  porque  se  pagasen  de  con- 
tado los  reales  derechos  de  entrada,  alcabala  y  barlovento,  no  bas- 
tando reclamaciones  y  siendo  multado  uno  de  ellos  en  50  pesos 


It 


ADMINISTRACIÓN  DE  ALCABALAS.  25 

porque  representó  daños,  y  su  procurador  en  10.  La  petición  fué  re- 
pelida y  sus  autores  apercibidos  de  falta  de  veneración  y  respeto, 
en  auto  de  4  de  mayo  de  88,  de  que  se  dio  testimonio.  En  acta 
del  día  11  se  menciona  haber  dictado  auto  el  mismo  juez,  declaran- 
do el  valor  de  4  reales  á  la  libra  de  tinta,  que  antes  tenia  dos;  y 
que  los  dueños  de  ganado  debiesen  dejar  prenda  por  las  reses,  que 
matasen:  de  lo  cual  igualmente  se  ordena  pedir  testimonio.  Domin- 
go de  Zurrain,  contador  de  la  aduana,  que  intervenía  en  esto,  des- 
pués de  18  años  de  servicio,  hizo  renuncia  del  oficio  ante  él  por  en- 
fermedad; y  porque  no  habia  dado  cuenta  de  los  últimos  años,  fué 
reducido  á  prisión  en  la  cárcel  y  embargados  sus  bienes;  de  que 
se  quejó  al  rey. 

El  síndico  de  la  ciudad,  en  vista  de  los  males  que  los  vecinos  co- 
merciantes y  personas  de  trafico  padecen  por  los  autos  y  procedi- 
mientos del  oidor  Enriquez,  juez  privativo  de  la  aduana,  pide  re- 
medio en  su  nombre,  y  el  cabildo  dia  1 8  del  propio  mayo,  aten- 
diendo á  precaver  inconvenientes,  dispuso  recusar  á  este  ministro 
en  todos  los  negocios  pertenecientes  al  cuerpo  y  sus  capitulares.  ¥1 
obispo  Nabas  contestando  el  dia  21  desde  Petapa  una  carta  de  la 
misma  fecha  al  ayuntamiento,  dice.  Bien  constará  á  U.  S.  cuan 
de  ante  mano  manifesté  al  Señor  presidente  las  voces  que  han  afli- 
gido mi  alma  en  los  continuos  lamentos  de  esas  pobres  provincias, 
viendo  la  descomunal  novedad  de  nueva  instrucción  de  aduana, 
después  de  hallarse  este  miserable  reyno  en  las  últimas  agonías, 
sobrevenir  otra  mayor,  cual  es  buscar  la  sangre  en  el  vasallo,  vio 
mas  sensible,  que  lo  que  es  tiranía  en  realidad  se  pretenda  bapti- 
zar con  título  de  justicia.  Aseguro  á  U.  S.  que  nunca  he  visto  cre- 
cer los  haberes  del  príncipe  con  la  ruina  del  vasallo,  antes  experi- 
mentado, que  vasallo  pobre  rey  pobre:  tampoco  me  puedo  peniua- 
dir  á  que  los  reales  haberes  los  pueda  aumentar  la  violencia.  Ks 
engaño,  los  reales  haberes  deS.  M.  se  aumentan  manteniendo  sus 
ministros  á  los  fieles  vasallos  en  justicia  y  paz.  Lo  que  suctnle  en 
Goathemala  pide  de  pronto  remedio,  y  este  le  discurro  en  que  lua 
partes  interesadas  den  cuenta  á  España,  pues  las  leyes  son  fran- 
cas en  permitir  el  recurso  al  príncipe,  y  que  en  el  ínterin  no  ¡>e  in- 
nove, por  obviar  mayores  inconvenientes.  Esta  representación  ni 
el  real  acuerdo  la  puede  escusar,  ni  el  gobierno  puwle  huir  de  ella, 
estando  en  todo  subordinados:  no  les  queda  ya  otro  recurso  estan- 
do el  veneno  paliado  con  el  ci'édito  del  real  htiber,  á  cuya  wtilk- 
ToM.  2.  (ó) 


26  CAPÍTULO  XLVII. 

ría  todos  se  encojen,  nada  se  resuelve,  y  en  lo  interior  alcanzamos 
por  donde  corre  el  agua. 

El  ayuntamiento  puso  diligencia  en  ejecutarlo  así,  y  entre  los 
documentos  envió  la  carta  del  obispo.  Entre  tanto,  en  junta  de  9 
de  octubre  siguiente,  lamentándose,  dice,  el  acta,  los  procedimien- 
tos y  novedades  introducidas  por  el  juez  de  la  aduana,  y  que  en  sus 
modales,  obras  y  palabras  manifiesta  desafecto  y  públicos  senti- 
mientos contra  el  ayuntamiento  y  sus  capitulares,  y  contra  los  re- 
publicanos y  vecinos,  de  que  resulta  desconsuelo,  temiéndose  ma- 
yores incovenientes  de  su  severo  natural,  acordaron  representarlo 
á  la  audiencia,  que  no  admitió  el  recurso,  y  luego  al  gobierno,  pa- 
ra que  emplease  su  autoridad  en  contenerlo  en  todos  sus  procedi- 
mientos así  de  oidor  en  la  audiencia,  como  de  juez  de  la  aduana, 
dando  después  cuenta  al  rey.  El  presidente  se  detuvo  en  tomar  pro- 
videncia, y  en  la  noche  del  28  al  apearse  el  oidor  del  coche  en  la 
puerta  de  su  casa,  le  tiraron  un  carabinazo,  en  que  hirieron  á  su 
criado.  Dada  cuenta  á  España,  el  procurador  de  esta  ciudad  en 
carta  de  20  de  mayo  de  89,  le  dice:  se  mandaron  juntar  los  infor- 
mes que  ese  mal  ministro  hacia  al  consejo,  y  todo  lo  ha  visto  el  fis- 
cal: son  tantos  los  disparates  que  informa,  que  era  necesario  mu- 
cho papel  para  referirlo;  y  ya  conocen  el  yerro  que  se  ha  hecho  en 
enviarlo  á  esa  audiencia. 

El  rey,  en  cédula  de  31  de  agosto,  admite  la  dejación  que  el  oi- 
dor Enriquez  hace  de  la  superintendencia  de  la  aduana,  y  manda 
no  sea  admitida  la  que  hizo  Zurrain  de  alcaide,  tesorero  y  conta- 
dor de  ella,  ordenando  su  libertad  y  desembargo  de  sus  bienes:  des- 
aprueba la  innovación  decretada  en  los  aforos  de  las  mercaderías, 
y  la  violación  de  la  costumbre  de  permitir  su  salida  sin  pagar  de 
contado  los  derechos,  otorgándose  obligación  de  ellos:  ordena  al 
presidente  llame  á  Enriquez,  y  en  su  nombre  le  extrañe  y  repren- 
da sus  procedimientos  en  lo  referido,  haciéndole  saber  que  el  con- 
sejo queda  á  la  mira  de  su  conducta;  y  en  fin,  desaprueba  á  la  au- 
diencia haber  desechado  las  quejas  y  recursos  hechos  ante  ella.  En 
otra  de  12  de  marzo  de  90  aprueba  lo  obrado  por  el  obispo  en  or- 
den á  reparar  los  disturbios  ocasionados  por  las  operaciones  del  oi- 
dor Enriquez  en  la  cobranza  de  derechos  de  la  aduana;  y  apercibe 
al  cabildo,  porque  habiendo  remitido  la  carta  de  este  prelado,  agre- 
gó á  ella  discusiones  que  no  le  competían. 

Junto  con  la  segunda  cédula  se  recibió  carta  del  procurador  de 


ADMINISTRACIÓN  DE  ALCABALAS.  27 

la  ciudad  de  11  de  marzo  del  mismo  año  de  90,  en  que  le  dice: 
tengo  entendido,  que  á  don  Pedro  Enriquez  le  depositan  en  Gua- 
dalajara,  y  se  manda  que  de  México  vaya  ministro  á  la  averigua- 
ción, con  que  es  cuento  muy  largo.  Esta  noticia  puso  en  tal  turba- 
ción al  oidor  Enriquez,  que,  según  se  refiere  en  acuerdo  de  la  au- 
diencia de  26  de  octubre,  quiso  que  el  cajón  de  correspondencia  de 
España  no  hiciese  mansión  ni  entrase  en  casa  del  correo  mayor, 
sino  que  se  llevase  en  derechura  á  la  sala  de  acuerdos,  y  allí  se  re- 
partiesen las  cartas.  Así  mismo  hizo  petición  en  31  de  diciembre, 
para  que  se  suspendiese  la  elección  de  alcaldes,  hasta  nueva  or- 
den, y  como  debían  señalarse  causas,  ó  darse  traslado  al  cabildo,  no 
se  trató  mas  de  ello.  Luego  resulta  el  mismo  oidor  refugiado  en  la 
Compañía  de  Jesús,  y  que  el  rector  de  ella,  negándole  este  asilo, 
trataba  de  expelerlo  de  la  casa;  y  en  acuerdo  de  1 1  de  enero  de  9 1 
se  dispone  que  un  oidor  vaya  con  recado  al  padre  rector  del  colegio 
para  que  no  pase  á  ejecutar  la  expulsión,  sobre  que  también  se  li- 
bró real  provisión. 

No  obstante  la  intimación  de  la  audiencia,  por  el  acuerdo  del 
día  13  se  ve,  que  el  oidor  Enriquez  fué  extraído  con  violencia  por 
los  estudiantes  de  la  Compañía  por  mandado  del  rector,  y  que  el 
tumulto  de  ellos  á  la  puerta  de  San  Agustín  negó  la  obediencia  á 
la  voz  del  rey:  por  lo  que  instruida  actuación  contra  el  rector  en 
auto  del  15  se  acordó  su  extrañamiento,  sacándolo  por  Sonsonate 
para  Panamá,  y  de  allí  á  los  reynos  de  Castilla;  pero  el  presidente, 
que  temía  una  nueva  asonada,  mirando  de  una  parte  la  odiosidad 
general  en  que  estaba  el -oidor,  y  de  otra  el  copioso  número  de  es- 
tudiantes, y  considerando,  que  relacionados  con  multitud  de  deu- 
dos, unos  acudirían  á  sacarlos,  otros  á  cooperar,  y  que  echando 
gente  armada  sobre  ellos,  perecerían  culpados  y  no  culpados,  y  así 
mismo  considerando  que  estaba  para  llegar  el  pesquisidor,  que  po- 
dría mejor  entenderen  esto,  dispuso  antes  de  dar  el  auxilo,  protes- 
tar, que  no  serían  de  su  cargo  las  heridas,  muertes,  y  turbación 
que  se  siguiese,  pidiendo  de  ello  testimonio.  La  audiencia,  pres- 
tando atención  á  estos  inconvenientes,  no  se  decidió  á  tomar  sobre 
sí  la  responsabilidad,  y  suspendió  los  efectos  de  su  auto,  reser- 
vándolo al  pesquisidor. 

No  aparece  noticia  del  giro  que  el  pesquisidor  dio  á  este  negocio. 
Solo  ocurre  un  despacho  el  3  de  setiembre  de  91 ,  en  el  cual  consta, 
que  habiendo  procesado  á  los  capitanes  don  Fernando  de  la  Tubi- 


28  capítulo  xlvii. 

Ha  y  Galvez,  don  Agustín  Parejo  de  Godoy,  alcaldes  ordinarios,  don 
José  Varón  de  Berrieza,  caballero  de  la  orden  de  Calatraba,  maestre 
de  campo,  don  Sancho  Alvarez  de  las  Asturias  y  Nava,  don  Isidro 
de  Zepeda  difunto,  don  José  de  Aguilar,  y  Rebolledo,  Pedro  de  la 
Barreda  Belmonte,  don  Francisco  de  Güicochea  y  Uriarte,  Alonso 
Gil  Moreno,  don  Francisco  Xavier  de  Folgar,  Domingo  Marrube, 
don  José  Calvo  de  Lara,  Francisco  Bodriguez  Menendez,  Grego- 
rio José  de  Cabrera,  don  José  Cabrejo,  don  Gerónimo  Abarca  Pa- 
niagua,  don  Ignacio  Coronado  y  Ullóa,  don  Antonio  de  Ullóa  y 
Bivas,  don  Estévan  de  Solórzano  y  Medrano,  y  don  Lorenzo  Mon- 
túfar,  vecinos  todos  y  republicanos  de  esta  ciudad  de  Guatemala, 
por  decirse  haber  sido  motivo  de  los  alborotos  y  desasosiegos,  que 
en  ella  se  han  padecido,  oponiéndose  con  sus  escriptos  á  determi- 
naciones del  señor  juez  de  la  aduana,  y  los  demás  de  la  causa,  en 
que  substanciada  y  vista,  falló,  quedebia  absolver,  y  absolvió  á  to- 
dos los  susodichos,  por  lo  que  toca  á  los  alborotos  é  inquietudes, 
y  en  cuanto  á  los  recursos  que  ejecutaron  para  la  minoración  en 
los  avalúos,  se  les  apercibe,  que  en  lo  de  adelante  no  lo  hagan  en 
el  cabildo  secular,  sino  ante  los  señores  presidentes  y  oidores  de 
esta  real  audiencia,  adonde  toca,  condenándoles  en  las  costas  del 
proceso. 

La  recaudación  de  alcabalas  y  barlovento,  continuaron  en  la 
misma  forma  por  mas  de  30  años,  hasta  que  por  cédula  de  lo  de 
julio  de  1728  le  fué  restituida  al  cabildo  en  arrendamiento.  Se  a- 
nuncia  en  la  propia  cédula  que  por  informe  de  la  contaduría  en  el 
último  quinquenio  hablan  producido  ambos  derechos  cada  año  16 
mil  pesos,  y  en  el  tanto  se  concedió  por  nueve  años  al  cabildo:  el 
cual  para  otorgar  la  obligación,  entró  en  compañía  con  el  comer- 
cio y  vecindario,  que  nombró  seis  diputados,  y  lo  fueron  entonces 
don  Ventura  Arroyave,  don  Miguel  de  üria,  don  Juan  González 
Batres,  don  Francisco  Seaje,  don  Antonio  de  Olavarrieta,  y  don 
José  Eguizabal.  La  acta  de  24  de  enero  de  34  expresa,  que  para 
cuando  espirasen  estos  nueve  años,  se  estipulo  nuevo  arrendamien- 
to, continuando  la  pensión  de  16  mil  pesos,  salvo  llegando  navios 
de  registro,  que  entonces  hablan  de  ser  27  mil  pesos.  Concluido 
igual  período  consta  por  cédula  de  20  de  setiembre  de  39  que  se 
renovó  para  otro,  mas  ya  con  la  pensión  de  18.500  pesos,  y  si  lle- 
gaba navio  de  300  toneladas,  otros  11  mil:  en  la  propia  cédula  se 
elogia  la  administración  del  cabildo,  el  aumento  que  habla  dado  á 


ADMINISTRACIÓN  DE  ALCABALAS.  29 

la  renta,  y  en  todcr  consultando  al  común  alivio,  y  redimiendo  al 
vecindario  de  extorciones,  que  causaban  administradores  particu- 
lares. Semejante  arrendamiento  se  otorgó  á  los  nueve  años,  por 
igual  término  y  con  las  mismas  condiciones  en  cédula  de  21  de  a- 
bril  de  48,  que  debió  espirar  el  año  de  a7,  y  ya  no  se  renovó  sino 
por  cinco  años  que  fenecieron  en  el  de  62,  quedando  sobrantes  al 
ayuntamiento. 

Mandado  establecer  el  estanco  del  tabaco,  se  menciona  en  ac- 
ta de  28  de  enero  del  mismo  año,  la  venia  que  una  diputación  del 
ayuntamiento  fué  á  pedir  al  presidente,  para  representar  contra  su 
establecimiento,  y  entendiendo  que  México  lo  habia  hecho,  y  no  se 
le  había  tenido  por  parte,  desistió.  Teniendo,  según  cédula  de  6  de 
julio  de  67,  sobrantes  de  propios  13.'i67  pesos  4  reales,  10  mil  de 
aguardiente,  y  30  mil  pesos  también  sobrantes  de  alcabalas,  á  exi- 
tacion  del  presidente  Heredia,  proyectó  en  7  de  diciembre  de  61 
construir  hospicio  y  albóndiga  en  el  resto  de  la  cuadra  á  continua- 
ción del  cabildo,  comprando  las  casas,  y  siguiendo  la  misma  clase 
de  fábrica  y  orden  de  arquería.  Para  la  recaudación  de  alcabalas, 
que  estaba  á  cargo  de  oficiales  reales  se  formó  ordenanza  particu- 
lar, y  por  ella  se  creó  administración  particular  en  Guatemala  el  a- 
ño  de  76,  y  otras  particulares  en  el  de  77  en  San  Salvador,  León, 
Chiapa  y  Comayagua. 

Solórzano  lib.  6  cap.  16,  observa  que  en  lo  antiguo  por  pro- 
visión de  1554  el  presidente  y  dos  oidores,  donde  había  audien- 
cia, y  donde  no,  los  gobernadores  recibían  las  cuentas  de  la  caja: 
que  esto  se  alteró  en  1605,  fundándose  tribunales  de  cuentas  uno 
en  Lima,  otro  en  Santa  Fé,  y  otro  en  México  con  la  distribución 
de  provincias  que  señala  la  ley  6  tít.  6  lib.  8,  por  la  cual  la  audien- 
cia de  Guatemala  debía  pasar  las  suyas  á  la  contaduría  general  de 
México.  Estas  contadurías  se  componían  de  tres  iiidíNíduos  con 
el  título  de  contadores,  que  embarazándose  en  muthas  ccsas,y  no 
bastando  á  su  expedición  alcanzaron  permiso  en  cédula  de  635, 
para  asociarse  de  oidores,  de  los  cuales  uno  en  particular  fuese 
asesor,  y  ademas  interviniese  el  fiscal  como  rn  la  audinuía:  con 
lo  cual,  nota  el  mismo  escritor,  dieron  los  contadores  en  afectar 
igualarse  en  su  clase  y  tratamiento  á  los  oidores.  Dilicultandosc  en 
Chile,  la  Habana,  Venezuela  y  Buenos-Aires  ocurrir  ó  las  conta- 
durías respectivas,  fueron  erigidas  en  sus  capitales  contadurías 
provinciales  sugetas,  como  las  otras  al  consejo  de  ludias;  y  á  su 


50  CAPÍTULO  XLVIII. 

ejemplo  por  cédula  de  10  de  de  agosto  de  767  se  mandó  erigir  otra 
en  Guatemala,  que  subsistió  hasta  el  año  de  87,  en  que  se  man- 
dó observar  en  este  reyno  la  ordenanza  de  intendentes,  y  por  ella 
se  estableció  contaduría  general,  que  en  las  asistencias  de  iglesia 
tomó  lugar  después  de  la  audiencia.  En  el  corte  practicado  en  la 
caja  de  Guatemala  el  año  de  1768  aparece  el  producto  de  alcaba- 
las en  cantidad  de  150.175  pesos,  y  el  siguiente  de  1769  con  la 
de  175.027.  Donde  se  ve  que  la  progresión  de  esta  renta  en  el  si- 
glo y  medio  inmediatos  á  su  institución  no  es  comparable  á  la  mi- 
tad subsiguiente  del  siglo  pasado. 


CAPITULO  48. 

Triliiito  de  los  pardos. 

La  solicitud  por  negros  esclavos  continuó  cada  dia  mas.  En 
cabildo  de  27  de  noviembre  de  1587  se  resuelve  suplicar  que  todo 
lo  que  rentare  el  Golfo-dulce  en  cuatro  años  se  emplee  en  negros, 
para  que  aderecen  los  caminos,  y  para  ello  no  se  eche  repartimien- 
to á  los  arrieros.  Poco  después  dirigió  el  cabildo  á  la  audiencia 
un  memorial,  pidiendo  500  negros  para  las  labores  de  tinta,  á  pa- 
garlos dentro  de  cuatro  años.  La  audiencia  transmitió  la  súplica  al 
rey.  El  cabildo  por  medio  de  su  procurador  siguió  la  instancia,  no 
ya  por  500,  sino  por  un  navio  entero  de  negros.  El  procurador 
responde  en  13  de  junio  de  94,  que  pretender,  que  el  rey  envié 
á  su  costa  algún  negro  á  esta  ú  otra  provincia  es  tiempo  perdido: 
que  liabia  dos  años  y  medio  que  los  portugueses  ponian  diligen- 
cia en  hacer  un  asiento,  obligándose  á  traerlos  á  su  costa  á  las 
partes,  que  S.  M.  ordenase,  y  no  lo  habian  conseguido. 

En  España  había  negros  poblados  y  dispersos  desde  el  siglo  an- 
terior; y  desde  el  principio,  en  cédulas  de  1526  y  1532,  redactadas 
en  la  ley  18  tít.  26  lib.  9,  sehabia  ordenado,  que  no  pudiesen  pa- 
sar de  aquellos  reynos  á  estos  de  las  Indias  ningunos  negros,  sal- 
vo los  bozales  nuevamente  llevados  de  sus  tierras.  Así  mismo  se 
habia  encargado  por  cédula  de  1550,  de  que  es  tomada  la  ley  si- 
guiente, no  pasasen  á  ellas  ningunos  esclavos  negros  llamados  ge- 
lofes,  sin  especial  licencia.  A  pesar  de  estas  proliibiciones  ya  se  ex- 


TRIBUTO  DE  LOS  PARDOS.  S>í 

trañaba  en  cédula  de  1543,  citada  en  el  epígrafe  de  la  ley  21  del 
mismo  título,  que  en  virtud  de  licencias  generales  dadas  para  traer 
esclavos  negros  á  las  Indias,  pasaban  algunos  mulatos;  y  se  inti- 
ma de  nuevo  la  prohibición.  Pero  los  mulatos  pasaban  sin  licen- 
cia ó  con  ella,  según  advierte  Mier  tom.  1,  y  asimismo  los  negros 
que  podian  venir  de  España  no  alcanzaban  á  lo  que  se  necesitaba 
en  las  Indias:  por  lo  que  la  pretensión  de  los  de  África  se  hacia  de 
todas  partes. 

Impetrada  que  fué  la  licencia,  tomó  corriente  este  tráfico,  de 
modo  que  á  los  veinte  años  ya  no  se  lamentaba  su  falta.  En  acuer- 
do de  justicia  de  3  de  mayo  de  1613,  se  habla  del  arribo  de  una  nao 
llegada  á  Santo  Tomas  cargada  de  negros,  á  que  se  oponía  el  oi- 
dor Solis,  dando  por  razón  la  muchedumbre  de  negros,  que  habia 
en  estas  provincias,  y  el  riesgo  de  que  acrecentándose,  se  podrían  le- 
vantar, como  lo  habían  pretendido  hacer  en  México.  En  otro  de  16  de 
agosto  de  618  se  menciona  el  arribo  de  una  embarcación  de  negros 
llegada  á  Trujillo,  que  fué  admitida  á  petición  de  los  mineros  de 
Tegucigalpa.  Arribando  después  dos  naos  cargadas  de  negros  al 
propio  Trujillo,  el  ayuntamiento  en  4  de  setiembre  de  20,  resuelve 
oponerse  á  su  admisión  por  ser  mas  de  los  que  se  necesitaban.  En 
acuerdo  de  22  de  octubre  de  22  se  declaran  perdidos  y  se  mandan 
almonedar  los  del  navio  de  Domingo  Simón.  En  otro  de  23  de  di- 
ciembre de  24,  se  habla  de  una  arribada  de  navio  con  negros  es- 
clavos, en  que  los  visitados  fueron  182,  y  fuera  de  visita  resultaron 
otros  212,  que  se  mandaron  embargar  contraía  protesta  del  mis- 
mo oidor  Solis,  por  estar,  dice,  la  tierra  llena  de  negros.  En  el  de 

29  de  enero  de  26  se  trata  de  una  arribada  de  160  negros  vivos  y 

30  que  habían  muerto;  y  en  el  de  25  de  agosto  de  39  se  ventila  la 
del  navio  de  Roque  Ferreira,  portugués,  registrado  para  Vera-cruz 
ó  Cartagena.  No  ocurre  en  el  resto  del  siglo  mas  acuerdo  de  jus- 
ticia en  materia  de  arribo  de  navio  con  negros,  de  modo  que  para 
obtenerlos  en  el  transcurso  de  este  tiempo  se  esfuerza  la  solicitud 
por  dos  mil  de  ellos  en  cabildo  de  6  de  octubre  de  65;  y  hasta  5 
de  julio  de  708,  es  cuando  se  ve  acuerdo  sobre  el  arribo  con  ne- 
gros de  don  Olivero  de  Cubillas. 

En  la  época  en  que  se  repitió  la  venida  de  negros,  se  multipli- 
có también  el  número  de  fugitivos,  tanto  en  este  rey  no  como  en 
otros  de  las  Indias.  Dispersos  en  los  montes,  y  sacudiendo  el  ju- 
go de  sus  dueños,  también  se  coligaron  para  hacer  icsistcncia  á  la 


52  CAPÍTULO  XLVIII. 

justicia.  Estos  se  llamaron  negros  cimarrones,  contra  los  cuales  se 
.dictaron  diferentes  órdenes  reales  para  su  captura  y  escarmiento, 
recopiladas  desde  la  ley  20  del  tít.  5  lib.  7,  ordenándose  en  ellas 
levantar  fuerza  armada,  proceder  en  la  sedición  contra  sus  cabe- 
zas sin  forma  de  juicio,  y  disipadas  las  partidas,  restituir  los  es- 
clavos á  sus  dueños,  y  aplicar  á  la  hacienda  real  los  mostrencos. 
En  cabildo  de  29  de  abril  de  G17  se  manda  dar  aviso  al  presidente 
de  muchos  negros,  que  se  han  huido,  y  se  van  poblando  en  el  camino 
del  Golfo  y  otras  partes.  En  acuerdo  de  21  de  agosto  de  622  se  ven- 
tila una  competencia  entre  el  corregidor  de  Escuintepec  con  el  alcal- 
de de  la  hermandad  por  procedimientos  contra  negros  cimarrones. 
En  otro  de  27  de  agosto  de  27  aparece  el  gasto  de  4.030  tostones 
hecho  en  una  entrada  contra  los  negros  cimarrones  del  camino  del 
Golfo.  Gage  p.  3  cap.  2,  dice:  lo  que  mas  recelo  suele  causar  en 
ei  tránsito  de  estas  montañas  es  la  presencia  de  dos  ó  trescientos 
negros  cimarrones,  que  se  han  escapado  de  Guatemala  y  otros  lu- 
gares por  los  malos  tratamientos  que  recibían....  donde  viven  con 
sus  mugeres  é  hijos  y  se  aumentan  todos  los  dias,  de  suerte  que  to- 
do el  poder  de  Guatemala  no  es  capaz  de  sugetarlos.  En  auto  de 
nombramiento  de  corregidor  de  Sebaco,  de  21  de  junio  de  49,  he- 
cho en  don  Miguel  de  los  Rios,  se  lee  entre  sus  méritos,  que  poco 
antes  habia  ocurrido  con  indios,  bagagey  bastimentos  en  socorro 
de  la  gente  armada  que  desalojó  de  la  montaña  y  volcan  de  la  Co- 
sigüina  tres  poblaciones  de  negros  cimarrones. 

El  precio  de  los  esclavos  negros  y  mulatos  no  fué  siempre  el 
mismo.  En  inventario  de  Alonso  Morcillo,  practicado  en  la  villa  de 
San  Miguel  á  3  de  enero  de  1539,  se  encuentra  por  tercera  partida, 
un  esclavo  indígena  en  25  pesos  de  oro,  al  paso  que  por  auto  a- 
eordado  de  justicia  de  17  de  abril  de  1589,  se  da  sentencia  en  una 
partición  de  bienes  en  que  salen  dos  esclavos  africanos  en  932  tos- 
tones, es  decir,  cada  uno  en  232  pesos.  En  reparos  de  cuentas  de 
alcabalas  délos  años  606,  609  y  610  se  menciona  la  venta  de  33 
esclavos,  en  esta  forma.  Negros,  uno  en  300  tostones,  otro  en  830, 
cuatro  en  400,  uno  en  479,  otro  en  625,  otro  en  660,  otro  en  700, 
dos  en  800,  uno  en  830,  dos  en  900,  uno  en  950,  y  otro  en  1000. 
Mulatos,  uno  en  330,  otro  en  650,  y  otro  en  700.  Negras,  una  en 
SiOOy  otra  en  000,  otra  en  950,  cuatro  en  1000,  y  uno  en  1002;  y 
mulatas,  una  en  500,  otra  en  920,  y  otra  en  1000.  Por  sentencia 
del  hibunal,  de  enero  de  710,  un  negro  esclavo  redime  su  libertad 


TRIBUTO  DE  LOS  PARDOS.  55 

en  250  pesos,  y  por  otra  de  5  de  setiembre  de  730,  una  esclava  es 
adjudicada  en  200.  De  que  aparece  igual  precio  en  los  siglos  16 
y  18,  y  mayor  en  el  1 7;  y  que  en  este  vallan  mas  los  negros  que  los 
mulatos,  y  mas  las  hembras  que  los  varones.  Gage  en  la  p.  3  cap. 
3  y  4  hace  mención  de  cosa  de  480  negros  y  mulatos  esclavos  es- 
parcidos en  el  valle  de  Mixco:  100  en  el  ingenio  de  Crespo  Suarez 
junto  á  Araatitan:  20  en  el  de  agustinos:  60  en  el  deZabaleta  cer- 
cano á  Petapa,  y  300  dispersos  en  el  resto  del  valle,  en  que  hay, 
dice,  como  treinta  ó  cuarenta  haciendas  ó  casas  de  los  españoles. 

Entre  tanto,  muchos  esclavos  conseguían  libertad,  fuese  que  la 
recibiesen,  la  redimiesen,  ó  proscribiesen.  Muy  temprano,  es  de- 
cir, en  15  de  abril  de  1540,  se  dio  orden,  redactada  después  en  la 
ley  8  tít.  5  lib.  7,  para  que  fuesen  oídos  en  justicia  los  que  procla- 
masen libertad.  Alonso  García,  esclavo,  la  pidió  á  la  audiencia  en 
5  de  mayo  de  1503  y  le  fué  decretada  por  dos  votos  contra  uno. 
En  21  de  febrero  de  602  la  pidió  también  JuanRuiz,  esclavo  que 
habla  sido  de  un  obispo  de  Gliiapa,  y  empatada  la  votación  pasó 
á  tercero  en  discordia.  La  proclamó  así  mismo  en  5  de  mayo  de 
2 1 ,  Juan  Antonio  mulato,  contra  don  Sebastian  Hurtado  Betan- 
cur,  por  instrumento  simple  de  última  voluntad  de  su  causante,  y 
se  declaró  no  haber  probado  su  acción.  En  18  de  julio  de  30,  de- 
mandándola Tomas  Hernández,  María  de  los  Santos,  Josefa  Pas- 
cual, Manuel  Gerónimo,  Domingo  y  Tomas  Hernández,  mulatos, 
contra  don  Tomas  García  de  Medina  de  Solóla,  fué  absuclto  este 
último,  y  amparado  en  la  posesión  de  los  primeros.  De  entonces  en 
adelante  la  calificación  de  pardo  libre  fué  harto  lisongera. 

El  rey  don  Felipe  II,  autor  de  diferentes  impuestos,  en  cédu- 
la de  27  de  abril  de  1574,  redactada  en  la  ley  1  de  este  título,  di- 
ce así.  Muchos  esclavos  y  esclavas,  negros  y  negras,  mulatos  y 
mulatas  que  han  pasado  á  las  Indias,  y  otros  que  han  nacido  y 
habitan  en  ellas,  han  adquirido  libertad,  y  por  vivir  en  nuestros 
dominios,  y  tener  costumbre  los  negros  de  pagar  en  sus  natura- 
lezas el  tributo  en  mucha  cantidad,  tenemos  justo  derecho,  para 
que  nos  le  paguen....  y  luego,  hablando  de  la  tasación  de  él,  aña- 
de: y  que  este  sea  un  marco  de  plata  en  cada  un  uño,  mas  o  me- 
nos conforme  á  las  tierras  donde  vivieren. 

En  Guatemala  se  trató  luego  de  imponer  el  tributo  a  esta  cla- 
se de  habitantes,  mas  no  en  tanta  cantidad.  En  inrorme  (¡ue  dá  el 
tesorero  de  la  hacienda  real  á  vh'tud  de  auto  acor^iado  de  16  de  ma- 
ToM.  2.  (6) 


34  CAPÍTULO  XLVIII. 

yo  de  585,  expresa,  que  los  mulatos  y  negros  libres  podrán  pa- 
gar  á  S.  M.  de  tributo  los  varones  5  tostones,  y  las  mugeres  3  á 
pesar  de  su  sexo.  Mas  en  el  acuerdo  que  se  dictó  á  continuación, 
se  tasaron  á  los  varones  4  tostones,  y  á  las  mugeres  2.  En  acuerdo 
de  la  junta  de  hacienda  de  23  de  enero  de  87,  se  dispuso,  que  en 
lo  que  toca  al  tribuso  de  los  mulatos  y  negros  libres  convenia  co- 
meterlo á  alguna  persona,  que  lo  cobre  con  diligencia,  y  que  se  le 
dé  un  tanto  por  ciento,  hasta  la  tercia  parte. 

Solórzano  lib.  2  cap.  fin.  expone,  que  por  cédulas  de  1601  y 
1609  se  renovó  la  orden  de  que  los  negros  y  mulatos  libres  paga- 
sen tributo,  y  se  hace  encargo  de  ello  á  los  vireyes,  para  que  procu- 
ren su  ejecución.  En  Guatemala,  á  virtud  de  las  mismas  órdenes,  en 
acuerdo  de  justicia  de  27  de  febrero  de  604  se  trató  de  que  los  cor- 
regidores procediesen  á  los  padrones  para  el  tributo  de  los  negros 
y  mulatos;  mas  oponiendo  uno  de  los  oidores  la  dificultad  que  se 
había  hallado  en  junta  de  hacienda  por  el  costo  que  tendrían  los 
padrones,  y  el  ningún  provecho,  nada  se  resolvió.  El  propio  So- 
lórzano añade,  en  los  años  siguientes  de  12  y  19  se  repitieron  igua- 
les órdenes,  para  que  esta  clase  de  vasallos  tributase,  y  refirién- 
dose al  tiempo  en  que  escribió  que  fué  por  el  año  de  40,  expresa, 
que  ya  se  habla  puesto  en  ejecución  en  algunas  provincias,  aun- 
que con  pequeño  interés.  En  las  de  Guatemala  no  fué  tan  corto  el 
interés,  porque  en  el  libro  de  caja  del  año  de  79  aparecen  en  car- 
go en  14  de  marzo  300  tostones  del  tributo  de  negros  y  mialatos 
del  partido  de  Chiquimula  déla  Sierra:  en  26  de  mayo  500  tosto- 
nes en  que  se  remató  el  tributo  de  pardos  del  distrito  del  valle  de 
76;  y  ademas,  378  tostones  dos  reales,  de  rezagos:  en  15  de  ju- 
nio 500  tostones  del  año  de  77:  en  21  de  julio  701  tostones  2  rea- 
les del  tributo  de  gente  parda  de  la  provincia  de  Soconusco;  y  en 
26  de  octubre  188  de  la  gente  parda  de  San  Miguel  y  la  Cholute- 
ca  del  año  de  77. 

Ellos  fueron  obligados  á  este  impuesto,  sin  embargo  de  que 
desde  principios  del  siglo  estuvieron  sugetos  al  de  la  alcabala:  pues 
en  el  encabezamiento  que  se  hizo  de  los  habitantes  de  esta  ciudad 
el  año  de  604  para  el  repartimiento  de  su  cuota,  de  ochenta  y  tan- 
tos profesores  y  oficiales  de  artes  liberales  y  mecánicas,  que  la 
pagaban  por  la  venta  de  sus  obras,  se  numeran  arriba  de  treinta 
españoles,  y  según  congetura  mas  de  cincuenta  mulatos  y  negros. 
A  saber,  españoles:  plateros  de  labrar  plata  3,  que  lo  eran  Eran- 


/ 


TRILÜTO  DE  LOS  PARDOS.  5o 


cisco  de  Rosa  Raez,  Lorenzo  de  Medina  y  Nicolás  de  Almaina: 
plateros  de  oro  2,  llamados  Luis  de  Arenas,  y  Gonzalo  de  N;  en 
que  se  ve  dividida  la  labor  de  joyas  de  la  bajilla:  escultores  4, 
Bernardo  de  Cañas,  Antón  de  Rodas,  Pedro  de  Brizuela  y  Qui- 
riño  Cataño  portugués,  artífice  de  la  célebre  imagen  del  santo  Cris- 
de  Esquipulas,  de  que  dá  la  bistoria  Juarros:  pintor  i,  Juan  de 
Aliende,  maestro  de  su  hijo  Pedro  de  Allende,  que  floreció  después: 
sombrereros  2,  barberos  2,  espadero  1,  silleros  2,  polvorista  J, 
carpintero  1,  batioja  1,  Francisco  de  Salazar:  zapateros  2,  calce- 
ra  una,  biolero  1,  Francisco  de  Santa-Cruz:  guantero  1,  cereros 
3,  sastres  2,  cantero  1,  Pedro  de  Cereceda;  y  herrero  otro.  Mula- 
tos y  negros:  sedero  1,  sombrereros  2,  comidero  1,  calcetero  1, 
silleros  3,  albañil  l,  confiteros  2,  cereros  5,  zapateros  16,  herra- 
dores 4,  sastres  6,  herreros  2,  barberos  6,  escultor  1,  que  lo  era 
Luis  Ortiz,  y  platero  otro,  llamado  Diego  Martin. 

Que  los  cincuenta  y  tantos  profesores  y  oficiales  mencionados 
fuesen  mulatos  y  negros,  aparece,  no  del  defecto  de  don,  que  fal- 
ta igualmente  á  los  otros,  sino  de  no  venir  sus  apellidos  regidos  de 
la  preposición  de,  la  cual  denota  una  procedencia  de  linage,  de  que 
blazonaban  los  españoles,  á  diferencia  de  los  mulatos  y  negros 
horros,  que  llevaban  un  apellido  eventual  tomado  de  sus  patro- 
nes; como  lo  obtenían  los  indígenas  derivado  de  sus  encomende- 
ros. El  siervo,  dice  Humboldt  ens.  lib.  2  cap.  6,  tomó  muchas  ve- 
ces el  apellido  de  la  familia  de  su  señor;  y  todavía  llevan  hoy  mu- 
chas familias  indias  apellidos  españoles,  sin  que  se  haya  mezclado 
jamas  su  sangre  con  la  europea.  Alas  adelante,  es  decir,  el  año  de 
6.50,  seles  ve  incorporados  con  los  españoles,  formando  gremios 
de  artesanos,  así  en  las  ordenanzas  municipales,  como  en  las  fun- 
ciones religiosas.  Ximenez  lib.  4  cap.  82  refiere,  que  en  este  tiem- 
po veinte  gremios  de  esta  clase  adornaban  cada  uno  un  ángel,  y  lle- 
vaban en  andas  con  mucho  número  de  luces  y  acompañamiento  en 
la  procesión  del  santo  Entierro  que  salía  de  Santo  Domingo  el  vier- 
nes santo.  Las  ordenanzas  exigían  examen  en  cada  uno  de  los  pro- 
fesores: establecían  grados  de  oficial,  la  categoría  de  trages  y  vi- 
sitas de  las  oficinas  \  tiendas;  y  se  les  ve  ademas  sugctos  á  otro 
impuesto,  porque  el  despacho  de  aprobación  para  el  ejercicio  del 
arte  se  libraba  con  cargo  de  pagar  media  annata,  según  se  ha  ex- 
puesto. 

Solórzano  en  el  propio  capítulo  lamenta,  que  habiendo  sido  traí- 


36  CAPÍTULO  XLIX. 

dos  los  negros  á  las  Indias  con  el  objeto  de  aplicarlos  á  las  minas 
y  trabajos  recios  de  la  agricultura,  para  eximir  de  ellos  á  los  indí- 
genas, y  aliviar  su  condición  en  esta  parte,  por  el  contrario,  dice, 
no  lo  he  visto  practicar  en  ninguna  provincia,  dejándose  mas  bien 
todo  este  peso  á  los  pobres  indios.  Pero  no  fué  esto  todo;  sino  que 
siendo  antes  los  indígenas  los  artesanos  en  la  mayor  parte  de  los  o- 
ficios  mecánicos,  por  haberlos  aprendido  de  los  españoles,  y  sien- 
do ellos  también  los  que  les  prestaban  el  servicio  doméstico,  los 
negros  esclavos  primero,  y  después  los  negros  y  mulatos  libres  les 
fueron  subrogados,  llegando  éstos  á  ser  mejor  tratados  que  los  in- 
dígenas, y  apoderándose  al  propio  tiempo  de  las  artes  mecánicas, 
que  entraron  á  profesar  los  mulatos  con  mas  aptitud  y  mejor  éxi- 
to. De  modo  que  si  en  el  siglo  16  los  indígenas  aparecían  con  la 
importancia  de  carpinteros,  tegedores,  calceteros,  zapateros,  cur- 
tidores, y  demás,  ya  en  el  17  son  los  mulatos,  los  oficiales  y  pro- 
fesores de  estas  artes.  Lo  cual  seguramente  dio  ocasión,  á  que,  co- 
mo advierte  Robertson  lib.  8  art.  24,  los  indígenas  descendiesen  á 
ser  la  última  clase  de  ciudadanos,  y  los  mulatos  quedasen  inter- 
puestos entre  ellos  y  los  españoles. 


CAPITULO  49. 

Ceisaeion  del  triliuto* 

Mientras  los  negros  huian  á  los  montes,  y  se  juntaban  en  cua- 
drillas, para  defenderse  de  sus  dueños,  fueron  apercibidos  con  gra- 
ves providencias.  Las  cédulas  de  los  años  de  1551,  52,  68  y  73, 
de  que  son  tomadas  las  leyes  1 4  y  1 5  de  este  título,  reputan  á  los 
negros  y  mulatos  por  personas  inquietas,  y  les  prohiben  cargar  ar- 
mas. En  Guatemala,  por  bando  del  gobierno  general  de  8  de  octu- 
bre de  85,  se  les  veda  andar  á  caballo  ó  en  yegua.  En  ordenanzas 
dadas  á  19  de  mayo  de  607  se  prohibe  á  los  mestizos,  negros  y  mu- 
íalos tener  caballos,  yeguas  y  armas;  y  en  bandos  de  10  de  junio, 
y  20  de  julio  de  34  solo  se  les  permite  andar  en  macho  ó  muía, 
y  se  renueva  la  prohibición  así  á  negros  y  mulatos  como  á  mestizos 
de  llevar  arma  corta  ó  larga.  El  bando  de  12  de  agosto  de  36 
fué  dado  contra  los  vagamundos,  obligándolos  á  ejercitar  y  apren- 


i 


CESACIÓN  DEL  TRIBtTO.  37 

der  algún  oficio,  ú  ocuparse  en  la  labranza. 

Entre  tanto,  las  personas  de  esta  clase,  sin  duda  agenas  de  in- 
quietud y  de  vagancia,  son  empleadas  en  servicio  militar.  En  in- 
forme de  la  audiencia  hecho  al  rey  en  18  de  mayo  de  615  se  refie- 
re, que  Juan  García  Serrano,  alcalde  ordinario  que  fué  tres  veces 
en  la  ciudad  de  San  Miguel,  en  ocasión  que  aparecieron  velas  de 
enemigos  en  la  mar  del  sur,  acudió  como  capitán  de  infantería  con 
130  hombres  españoles,  300  indios  flecheros,  y  150  negros,  mula- 
tos y  mestizos  á  guarnecer  el  puerto  de  Amapal  cosa  de  30  ó  40 
dias.  Las  cédulas  de  623  y  25,  deque  son  tomadas  las  leyes  1 0  y 
11  de  este  título,  hablan:  la  primera  del  servicio  de  los  morenos 
hbres  moradores  fle  los  puertos,  que  todas  veces  que  hay  necesi- 
dad de  tomar  las  armas  en  defensa  de  ellos,  proceden  con  valor, 
arriesgando  sus  vidas,  y  haciendo  lo  que  deben  en  buena  milicia; 
y  la  segunda  recomienda  el  de  la  compañía  de  morenos  de  Pana- 
má, para  que  á  los  unos  y  á  los  otros  sean  guardadas  las  preemi- 
nencias concedidas  en  razón  de  la  guarda  de  los  castillos  y  forta- 
lezas. En  acuerdo  de  justicia  de  20  de  febrero  de  36  se  oyó  la 
queja  que  dá  un  alcalde  de  Trujillo,  de  que  á  los  moradores  de 
la  ciudad,  que  se  ponían  sobre  las  armas,  y  defendían  el  puerto, 
cuando  corrían  nuevas  de  enemigos,  los  gobernadores  de  la  pro- 
vincia los  sacaban  fuera  de  su  vencindario  sin  pagarles. 

También  fueron  ocupados  en  el  servicio  militar  los  morenos  de 
lo  interior  de  la  tierra.  En  el  libro  de  caja  del  año  de  79  aparecen 
á  20  de  mayo  y  21  de  junio  enteros  de  medía  annata  hechos  por  los 
nombramientos  de  sargento  y  capitán  de  las  compañías  de  infan- 
tería española  del  cuartel  de  la  plaza  y  barrio  del  tortuguero.  En 
28  de  setiembre  y  6  de  octubre  ocurren  iguales  partidas  por  seme- 
jantes nombramientos  para  las  compañías  de  gente  parda  de  los  bale- 
ríos de  San  Sebastian,  San  Gerónimo,  y  San  Francisco.  En  23  de 
agosto  se  paga  media  annata  por  el  nombramiento  de  alférez  hecho 
en  Manuel  Garay,  capitán  de  la  compañía  de  mulatos  y  negros  li- 
bres del  valle  y  villa  de  Xerez  de  la  Choluteca.  El  presidente  Bar- 
ríos  Leal,  en  la  jornada  al  Lacandon  el  año  de  9  1,  según  descrip- 
ción de  Valenzuela,  ibrmó  mucha  parte  de  sus  compañías  con  par- 
dos; y  en  el  cap.  20,  enumerando  este  escritor  los  auxilios  recibi- 
dos de  Chiapa  en  aumento  del  ejército,  hace  distinguida  mención 
de  Marcos  Antonio  de  la  Tovilla,  de  color  pardo,  i-apilan  de  in- 
fantería de  gente  parda. 


58  CAPÍTULO  XLIX. 

Los  españoles,  que  se  habían  dividido  los  unos  de  los  otros  en 
criollos  y  europeos,  se  unieron  entre  sí  para  distinguirse  de  los  par- 
dos, y  diversificarlos  aun  en  el  vestido,  vedando  por  una  ley  á  las 
negras  y  mulatas  llevar  joyas  y  galas,  y  permitiéndoles  solamente 
el  uso  de  mantellinas;  con  lo  que  multiplicándose  notablemente  la 
gente  parda,  y  tomando  importancia  en  la  sociedad,  resultó  una 
especie  de  rivalidad,  que  no  tardó  en  darse  á  conocer.  En  auto  a- 
cordado  de  11  de  marzo  de  97  se  refiere,  que  varios  presos  inten- 
taron romper  una  pared  de  la  cárcel,  para  hacer  fuga,  por  lo  que 
procesados  sumariamente,  fueron  condenados  á  azotes,  y  siendo 
uno  de  los  reos  español,  se  suscitó  artículo  sobre  no  deber  ser  azo- 
tado, como  sin  duda  no  lo  fué.  Acaso  por  semejante  motivo  habían 
sido  obligadas  las  compañías  de  los  barrios  á  hacer  guardia,  y  lle- 
gado el  turno  al  de  San  Gerónimo,  presentó  escrito  á  la  audiencia 
en  1»  de  julio,  pidiendo  ser  relevados  de  entrar  en  ella.  El  negocio 
pasó  á  junta  de  guerra,  en  que  desde  luego  no  les  fué  otorgado;  mas 
no  obstante  la  denegación,  se  sabe  no  obedecieron,  y  pasando  ade- 
lante el  despecho,  el  1 5  de  setiembre,  en  que  se  hacia  ejecución 
de  justicia  en  un  reo,  quizá  de  su  clase,  acudieron  los  vecinos  del 
mismo  barrio,  con  otros  que  se  les  agregaron,  en  motín  á  impedir- 
lo, no  siendo  bastantes  los  españoles  que  tomaron  las  armas,  sino 
únicamente  para  ser  acatados  en  sus  personas,  á  tiempo  de  propor- 
cionarse la  fuga  al  reo,  y  continuar  el  tumulto,  quedando  ellos  de 
espectadores,  y  á  lo  que  parece  frustrada  la  justicia. 

Con  esta  ocurrencia,  el  maese  de  campo  don  José  Agustín  de  Es- 
trada y  Aspeitia  representó  al  gobierno  superior  la  necesidad  que 
había  de  que  se  creasen  dos  compañías  de  veinte  y  cinco  hombres 
una  de  á  pié  y  otra  de  á  caballo,  así  para  guarda  de  los  señores 
presidente  y  oidores  de  la  real  audiencia  y  caja  de  hacienda  real, 
como  para  atajar  los  motines  que  embarazaban  la  administración  de 
justicia.  El  presidente,  entre  otros  trámites,  pasó  la  representación 
al  ayuntamiento,  el  cual  reunido  en  cabildo  evtraordinario,  el  día 
1 9  del  propio  septiembre,  propuesto  el  asunto,  deliberó  de  la  ma- 
nera siguiente.  El  capitán  don  Tomas  Alvarado,  Villacreces,  Cueva 
y  Guzman  pidió  se  tratase  en  cabildo  abierto. 

Ya  que  se  menciona  este  sujeto,  con  reduplicación  de  apellidos, 
es  de  advertir:  que  fué  nieto  de  don  Juan  de  Alvarado:  bisnieto 
por  la  abuela,  según  informe  de  la  audiencia  de  17  de  febrero  de 
617,  de  don  Martin  Maldonado  de  Guzman  y  doña  Margarita  Cha- 


CESACIÓN  DEL  TRIBUTO.  39 

vez;  y  según  cédula  de  23  de  abril  de  587,  trasanieto  de  Juan  Mal- 
donado  de  Guzman,  y  doña  Beatriz  de  la  Cueva:  cuarto  nieto  de  don 
Francisco  de  la  Cueva  y  doña  Leonor  de  Alvarado;  y  quinto  nieto 
del  adelantado  don  Pedro  de  Alvarado  y  doña  Luisa,  hija  de  Xico- 
tencal,  uno  de  los  señores  de  Tlascála,  en  quienes  estaba  deposita- 
da la  autoridad  de  aquella  república.  Doña  Maria  Alvarez  de  la 
Fuente,  viuda  del  mismo  don  Tomas,  en  escrito  solicitando  la  enco- 
mienda vacante,  por  su  fallecimiento  para  el  mayor  de  sus  hijos, 
á  que  el  presidente  Berrospe  proveyó  de  conformidad  en  1 2  de  di- 
ciembre de  699,  expresa,  que  dejó  tres:  don  Tomas,  doña  Josefa  y 
doña  Manuela. 

El  capitán  don  Domingo  de  Ayarza,  alcalde  ordinario  de  segun- 
do voto,  fué  de  parecer  que  se  formen  las  dos  compañías  como  lo 
tiene  representado  á  su  señoría  el  señor  presidente,  mas  há  de  tres 
meses,  por  los  movimientos  que  ha  notado  en  la  gente  plebe,  co- 
mo son  mulatos,  mestizos  é  indios,  con  la  experiencia  de  ocho  me- 
ses, que  hace  administra  justicia,  viendo  en  lo  jurídico  y  extraju- 
dicial  los  arrojos  y  poco  respeto,  con  que  hablan  á  los  jueces,  y  con 
el  caso  sucedido  en  la  provincia  de  Chiapa,  donde  mataron  á  don 
Manuel  Maisterra  los  indios  de  un  pueblo,  siendo  su  alcalde  ma- 
yor, y  se  puede  esperar  mayor  ruina  en  esta  ciudad. 

El  capitán  don  Francisco  Antonio  de  Fuentes  y  Guzman,  regi- 
dor, dijo:  que  por  cuanto  la  plebe  ha  crecido  y  la  nobleza  dismi- 
nuido, por  haber  muerto  muchos  y  los  mas  de  sus  descendientes 
aplicádose  al  estado  eclesiástico;  y  que  la  persona  de  los  señores 
presidentes,  reales  tribunales,  hacienda,  sello  y  reales  armas  deben 
estar  con  guarnición,  y  para  el  mayor  respeto,  mejor  manutención, 
aliento  y  vigor  de  la  real  justicia  en  los  casos  de  accidente,  como 
aora  á  sucedido  en  el  embarazo,  que  se  hizo  á  la  ejecución  de  la 
real  justicia  por  los  presos  de  la  mas  ínílma  plebe,  á  que  se  opuso 
el  cuerpo  de  nobleza,  conteniéndolos  y  castigándolos;  y  porque  los 
nobles  no  pueden  continuar  en  el  trabajo  y  desvelo  de  esta  guarda, 
y  porque  la  manutención  de  esta  cabeza  de  reyno  cede  en  utilidad 
y  subsistencia  de  las  demás  ciudades  y  villas  del  reyno,  y  en  consi- 
deración de  que  se  pueden  numerar  solo  en  los  pueblos  que  nos 
cercan  del  valle  de  esta  ciudad  mas  de  setenta  mil  indios,  puede  pru- 
dentemente recelarse  cualquiera  movimiento  de  descrA  icio  del  rey 
nuestro  señor,  aumentándose  tan  gran  número  de  indios  con  el 
grande  á  que  a  venido  el  de  mulatos,  mestizos  y  zambos,  tiene  no 


40  capítulo  xlix. 

solo  por  conveniente,  sino  por  necesario  el  que  se  ponga  la  guar- 
da de  cincuenta  hombres. 

El  capitán  don  José  Fernandez  de  Córdova,  depositario  gene- 
ral y  regidor,  dijo:  que  con  la  experiencia  que  tiene  de  la  audacia 
que  ha  mostrado  el  vulgo  de  esta  ciudad  de  siete  años  á  esta  par- 
te, así  en  algunos  casos  de  ejecución  de  la  real  justicia,  como  de 
la  inobediencia  que  tuvo  la  compañía  del  barrio  de  San  Gerónimo, 
y  del  atrevimiento  que  ejecutaron  el  dia  1 5  del  corriente  mes,  tie- 
ne por  muy  conveniente  la  creación  de  una  compaüia  de  cincuen- 
ta hombres,  para  que  se  halle  pronta  á  cualquier  movimiento  que 
se  ofreciere.  El  raaese  de  campo,  correo  mayor,  y  regidor  Aspeitia 
reprodujo  lo  representado;  y  habiendo  acabado  de  votar  los  capitu- 
lares, se  mandó  pasar  de  todo  testimonio  al  superior  gobierno.  En 
cabildo  de  5  de  noviembre  inmediato,  se  refiere  que  oidos  los  pa- 
receres de  las  juntas  de  guerra  y  de  hacienda,  se  crearon  las  dos 
compañías,  y  se  ordena  dar  cuenta  á  S.  M.  informando  haber  da- 
do el  suyo  el  ayuntamiento,  por  la  inopia  de  caballeros  vecinos  que 
padece  la  ciudad,  y  la  muchedumbre  á  que  ha  llegado  la  plebe,  y 
gran  número  de  mestizos  y  mulatos. 

Ventilando  la  audiencia  el  pronunciamiento  de  una  sentencia 
de  muerte  de  11  de  agosto  de  98,  hubo  diferencia  entre  sus  indivi- 
duos, si  para  darla  eran  precisos  tres  votos  de  conformidad,  y  sobre 
ello  el  oidor  Duardo  protesta  los  daños  que  se  siguen  de  guardar  es- 
te requisito,  y  mas  en  tiempos  en  que  se  esperimentan  tantos  ro- 
bos, muertes  alevosas,  incendios  de  casas,  y  un  tumulto  que  há 
memos  de  un  año  ocasionó  el  vulgo  atrevido  de  esta  ciudad.  En  in- 
formación seguida  por  Oseguera,  deudo  de  los  Alvarez,  antiguos 
criadores  de  ganado  y  dueños  de  la  hacienda  del  Bonete  en  la  cos- 
ta de  Escuintepeque,  consta  que  sus  antepasados  abastecían  de 
carne  la  capital,  y  en  ocasiones  de  invasión  de  enemigos  abastecían 
igualmente  las  huestes  de  soldados  que  acudían  al  puerto  de  Iztapa 
en  la  forma  que  lo  hizo  también  don  Francisco,  dice  la  información, 
en  la  tropelía  ó  reencuentro,  que  el  licenciado  don  Pedro  de  Eguaras, 
oidor  que  fué  de  esta  real  audiencia  (por  los  años  de  705)  tuvo  con 
los  mulatos  de  la  villa  de  la  Gomera,  cuando  fué  á  ella  con  un  tro- 
zo de  hombres,  y  le  favoreció  dicho  su  tío  en  su  ingenio.  La  infor- 
mación corre  en  actas  de  cabildo,  aprobada  por  el  superior  gobierno 
en  26  de  marzo  de  722.  Sin  duda  los  morenos  reclamaban  el  impues- 
to del  tributo,  siendo  por  otra  parte  requeridos  para  el  servicio  mi- 


^R- 


CESACIÓN  DEL  TRIBUTO.  4\ 

litar,  puesto  que  en  real  orden  de  28  de  enero  de  709  se  pide  infor- 
me del  tributo  que  pagaban  los  mulatos  de  Acasaguastlan,  Zacapa 
y  Sonsonate. 

Entretanto,  no  aflojaba  la  audacia  y  rivalidad  de  los  more- 
nos habitantes  de  la  ciudad.  En  la  noche  del  5  de  setiembre  de 
725  fué  asaltada  la  casa,  robada  y  muertos  á  alfanjazos  el  bachi- 
ller don  Lorenzo  de  Orosco  presbítero,  Catalina  mulata  su  esclava, 
y  un  mulatillode  nueve  años.  Seguida  la  causa  resultaron  reos  por 
indicios  próximos  unos,  otros  por  indicios  remotos,  todos  en  número 
de  once  hombres  y  mugeres.  Entre  ellos  Serrano,  español  bien  re- 
lacionado, fué  sentenciado  á  muerte  de  horca  el  6  de  abril  de  72G: 
en  el  acto  de  la  notificación  pidió  morir  á  garrote  ó  degollado,  á  vir- 
tud de  ejecutorias  de  hidalguía  que  mostró;  pero  no  aparece  razón 
de  que  fuese  oido  sobre  ello,  sino  la  certificación  de  que  el  dia  9  fué 
ahorcado.  Lozano,  cuya  condición  no  aparece,  fué  sentenciado  al 
propio  suplicio  en  9  de  julio  del  mismo  año:  el  tercero  lo  fué  en 
23  de  agosto;  y  no  asoma  noticia  de  los  otros. 

La  ejecución  del  primero  debió  ser  desagradable  al  presidente, 
por  dependencia  doméstica,  y  al  propio  tiempo  grata  á  la  plebe, 
por  su  clase,  según  las  muestras  que  dio  cada  cual.  El  presiden « 
te  las  dio  de  severidad,  sacando  desterrados  en  5  de  mayo  de  27 
á  los  oidores  Madrid  y  Orosco.  La  plebe  de  su  parte  obró  en  esta 
vez  en  contraposición  del  año  de  97,  atumultuándose,  no  en  de- 
fensa del  reo,  sino  de  sus  jueces.  Juarros,  hablando  del  presidente 
Echevers,  dice:  llegaron  á  tal  grado  las  desavenencias  de  este  pre- 
sidente con  dos  de  los  ministros  de  la  real  audiencia,  que  los  hizo 
salir  desterrados:  mas  cuando  eran  deportados  para  su  destino,  los 
quitó  tumultuariamente  la  plebe.  La  acta  de  cabildo  del  dia  O  ex- 
presa, que  estando  ya  en  vía  el  convoy  de  la  gente  de  guardia  que 
á  dichos  señores  ministros  conduelan,  y  llegando  al  parage,  que 
llaman  de  las  ánimas,  salió  parte  de  la  plebe  de  esta  ciudad  albo- 
rotados á  quitar  á  dichos  señores:  que  con  efecto  consiguieron  su 
fin,  mediante  la  multitud  de  piedras  que  descargaron  sobre  ia  co- 
mitiva que  iba  de  guardia,  y  milagrosamente  escaparon  las  vidas, 
sin  embargo  de  haberles  tirado  muchos  tiros  con  balas. 

El  acta  del  dia  13  del  propio  mayo  expone,  que  habiendo  qui- 
tado la  plebe  los  dos  oidores,  fueron  éstos  conducidos,  y  se  refugia- 
ron en  el  convento  de  Santo  Domingo,  y  como  no  habia  mas  que 
estos  dos  ministros  y  el  fiscal  Gomendio,  y  ademas  el  pavor  Uc\ó 

TüM.  2.  (7) 


42  CAP.  XLIX. — CESACIÓN  DEL  TRIBUTO. 

también  al  propio  convento  á  refugiarse  á  los  dos  escribanos  de  cá^ 
mará  y  otros  subalternos,  la  audiencia  desapareció,  y  se  suspendió 
la  administración  de  justicia  en  esta  parte,  con  detrimento  de  los 
interesados  en  los  negocios,  y  de  todo  el  reyno,  y  en  deservicio  del 
rey:  el  ayuntamiento,  atendiendo  al  real  servicio  por  los  medios 
que  estaban  á  su  alcance,  comisionó  á  don  Lúeas  Coronado,  alcal- 
de ordinario  de  primer  voto,  para  que  pidiese  venia  al  señor  presi- 
dente, y  concediéndola  pasase  todo  el  cabildo  á  representar  á  los 
señores  ministros  los  inconvenientes  quepodian  redundarse  de  esta 
suspensión,  y  la  necesidad  que  habia  de  que  saliesen  de  su  refugio. 

Sin  duda  los  oidores  Arana  y  Rodezno  estarían  ausentes  ó  im- 
pedidos de  acudir  al  tribunal,  cuando  el  ayuntamiento  solo  cuen- 
ta con  los  otros;  pero  en  fin,  el  presidente  respondió  que  ya  ha- 
bia dado  este  paso,  valiéndose  de  los  muy  reverendos  padres  fray 
José  González  ex-provincial  de  la  orden  de  San  Francisco,  y  el  pre- 
pósito de  la  Congregación  de  San  Felipe  Neri,  quienes  habían  pa- 
sado á  solicitar  lo  mismo  de  los  señores  ministros  refugiados,  y  no 
lo  hablan  conseguido.  En  cabildo  del  dia  20  se  mandan  bajar  los 
juzgados  de  los  dos  alcaldes  ordinarios  á  la  sala  de  abajo,  para  que 
estuviesen  atentos  á  las  ocurrencias  públicas,  por  estar  la  repúbli- 
ca turbada;  pero  ya  en  los  cabildos  subsiguientes  no  se  hace  mé- 
rito de  semejante  turbación,  y  en  27  de  agosto  inmediato  se  vé 
despachando  en  la  audiencia  á  los  oidores  Rodezno,  Madrid,  y  0- 
rosco. 

Victoriosos  constantemente  los  morenos  por  espacio  de  treinta 
años,  no  aparecen  en  lo  sucesivo  generalmente  sometidos  al  tribu- 
to; y  es  cuando  se  debe  decir  con  Solórzano  que  su  producto  era  de 
poco  interés  en  estas  provincias.  En  el  libro  de  caja  de  729  no  se 
encuentra  mas  que  una  partida  de  quinientos  tostones  enterados 
en  11  de  abril,  procedentes  de  morenos  de  la  provincia  de  Suchi- 
tepequez.  En  la  instrucción  dada  para  la  numeración  de  tributarios 
á  7  de  julio  de  67,  se  habla  en  el  art.  13  del  tributo  de  los  more- 
nos como  de  una  obhgacion  que  iba  caducando.  Averiguará,  dice, 
los  negros  y  mulatos  libres  que  satisfacen  tributo,  y  hará  de  ellos 
un  padrón;  y  porque  en  este  reyno,  añade,  está  relevada  esta  cas- 
ta de  gentes  en  muchos  parages  con  la  obligación  de  asistir  á  la 
defensa  de  la  tierra  y  los  puertos,  no  hará  novedad  donde  tuvieren 
este  privilegio  y  estuviere  en  práctica.  En  la  ordenanza  de  inten- 
dentes, dada  para  la  Nueva-España  en  4  de  diciembre  de  86,  no  se 


I 


RESTRICCIONES  DEL  COMERCIO.  4 O 

habla  con  mas  precisión.  El  art.  137  dice:  asimismo  se  ha  de  exe* 
cuar  con  igualdad  el  tributo  de  los  negros  y  mulatos  libres,  fiján- 
dolo á  la  moderada  cantidad  de  veinte  y  cuatro  reales. 

Tampoco  estaban  muy  bien  los  morenos  oficiales  y  profesores 
de  artes  mecánicas  en  la  alcabala  que  pagaban  por  la  venta  de  las 
obras  de  su  oficio;  y  como  su  intrepidez  no  llevaba  el  tono  de  no- 
bleza y  lealtad  de  los  españoles  descendientes  de  conquistadores, 
ella  no  dejaba  de  mortificar  á  la  autoridad.  Así  es  que  el  presiden- 
te y  oidores,  en  bando  de  19  de  noviembre  de  GG,  dijeron:  que  ha- 
biéndose advertido  repetidos  antecedentes  que  acreditan  la  falta  de 
subordinación,  con  que  parece  proceden  algunos  individuos  de  la 
ínfima  plebe,  llevados  de  la  novedad,  ó  preocupados  incautamente 
de  especies  supuestas,  falsas  é  injustas,  debiendo  tener  presente  !a 
equidad  con  que  se  ha  gobernado  la  recaudación  del  real  derecho 
úe  alcabala,  especialmente  con  respecto  á  los  oficiales  mecánicos, 
según  se  practica  en  los  menestrales  de  los  reynos  de  España,  se 
ha  suspendido  imponer  contribución  alguna  á  los  oficiales  menes- 
trales de  esta  ciudad  y  sus  provincias,  sin  que  sobre  el  particular 
haya  mediado  otra  instancia  ó  representación  de  esta  ciudad  y  sus 
capitulares,  ni  mas  respeto  que  el  de  atender  como  padres  de  la 
patria  al  alivio  de  los  miserables  de  la  plebe,  y  á  la  mayor  libertad 
del  comercio  y  venta  de  sus  efectos.  La  providencia  fué  aprobada 
en  cédula  de  11  de  noviembre  de  G9,  con  calidad  deque  á  los  pro- 
fesores de  algún  caudal  se  indujese  con  suavidad  á  que  pagasen 
alguna  cuota  annual  con  título  de  alcabala.  Se  vé  pues  en  los  par- 
dos un  pueblo  nuevo,  vigoroso,  unido  en  sus  intereses,  zeloso  de 
su  conservación,  y  por  ello  atendido  de  las  autoridades  de  la  tierra 
V  de  la  corte  misma. 


— -^»«^000^5t««*« 


CAPITULO  1)0. 

Bci^itriccioiiejsi  «Id  (*oiiici*eÍo« 

Al  paso  que  aumentaba  la  población,  era  restringido  el  co- 
mercio. Empezando  por  el  cacao,  el  tráfico  (¡ue  se  hace  de  este  fru- 
to en  el  siglo  17  no  llega  á  la  mitad  del  que  se  hacia  en  el  IG.  Si 
<*n  este  exedió  su  importación  ú  la  Nueva- España  de  millón  y  mo- 


44  CAPÍTULO  L. 

dio  de  pesos,  en  la  segunda  centuria  no  se  ve  mas  semejante  ex- 
tracción. Desaparecieron  en  ella  las  embarcaciones  del  pais,  y  ai 
propio  tiempo  todo  su  comercio.  En  el  encabezamiento  de  alcabalas 
del  año  de  604  no  se  numera  entre  los  vecinos  de  Guatemala,  si- 
no un  dueño  de  barco,  cuando  antes  hubo  vecino  que  tuviese  dos, 
y  todos  se  hallaban  en  aptitud  de  hacer  por  sí  el  comercio  de  la 
China,  que  harto  solicitaron.  Algo  puede  haber  contribuido  la  po- 
licía del  lugar.  Juan  Vázquez  de  Coronado  encarta  de  26  de  mar- 
zo de  1601,  escrita  de  Sonsonate  á  Guatemala,  vitupera  una  pro- 
visión ganada  por  el  ayuntamiento  en  que  se  vedaba  la  saca  del 
cacao  para  la  Nueva-España,  si  en  vez  de  dinero  venia  ropa  para 
su  cambio;  y  aconseja  se  ponga  remedio  en  consentir  meter  ropa, 
y  no  en  la  saca  del  cacao,  la  cual,  dice,  á  se  de  aumentar,  y  nopro- 
curalla  menoscabar  y  destruir. 

Sea  cual  fuere  la  causa  de  esta  decadencia,  el  evento,  que  se  ad- 
vierte durante  el  siglo  17  fué  disminuirse  hasta  el  extremo  la  can- 
tidad del  cacao  en  su  salida  y  doblarse  su  precio.  El  ayuntamiento, 
en  memorial  dirigido  al  rey  un  siglo  después,  es  decir,  el  9  de  mar- 
zo de  1709,  recorriendo  estos  tiempos  que  llama  felices,  y  en  que  á 
su  juicio  habia  florecido  mas  este  comercio,  hace  mención  del  que 
tuvo  este  reyno  con  el  de  Nueva-España,  y  lo  estima  en  cantidad 
de  trescientos  mil  pesos  annuales.  Como  no  expresa  el  número  de 
cargas  que  eran  exportadas  deben  sacarse  por  el  precio  que  ellas 
tuvieron  en  su  venta  durante  el  mismo  siglo.  Este  se  encuentra 
vario,  y  en  su  fluctuación  se  vé  subir  desde  17  hasta  46  pesos,  y 
descender  á  21,  así  en  remates  públicos  como  en  ventas  privadas, 
según  aparece  en  acuerdos  de  justicia  de  24  de  febrero  de  620  y  23 
de  marzo  de  645,  y  en  acta  de  cabildo  de  7  de  juHo  de  693:  de  que 
tomado  un  medio,  que  es  el  de  30  pesos,  los  cuales  se  ven  ya  es- 
tablecidos el  año  de  39  en  libro  del  gasto  del  convento  de  Coban,  y 
vigentes  en  el  de  69  en  libro  de  caja  de  la  hacienda  real,  resultan 
diez  mil  cargas;  y  como  también  saha  de  Nicaragua  y  Costa-Rica 
por  la  mar  del  sur  á  Panamá,  y  por  el  desaguadero  del  norte  para 
Portobelo,  como  también  de  San  Salvador,  Honduras  y  Guatema- 
la por  TrujUlo,  Puerto  Caballos,  Santo  Toma§  y  Golfo-dulce,  pa- 
gando en  estos  puertos  primero  dos  reales  el  fardo  y  después  cua- 
tro, según  consta  de  reclamaciones  del  ayuntamiento  de  los  años  de 
38  y  45;  puede  hacerse  cómputo  de  quince  mil  cargas  mas  anual- 
mente, y  por  todas  veinte  y  cinco  mil  importantes  750  mil  pesos. 


RESTRICCíO:VES  DEL  COMERCIO.  45 

Sóbrela  falta  de  embarcaciones  ocurrieron  otros  incidentes  que 
debieron  ocasionar  esta  baja;  los  cuales  fueron  la  producion  de  es- 
te fruto  en  distintos  paises,  el  transporte  de  él  á  otros  diferentes,  y 
su  introducción  en  el  propio  territorio.  Un  auto  acordado  de  jus- 
ticia de  20  de  marzo  de  627,  á  pedimento  del  fiscal  de  S.  M.  manda 
se  queme  el  cacao  trahido  del  pirú  por  el  capitán  Luis  Gómez  Bar- 
reto.  Uno  de  gobierno  de  5  de  setiembre  de  635,  expresa:  que  por 
cuanto  S.  M.  tiene  prohibido  se  tragine  y  traiga  cacao  del  reino  del 
Pirú,  por  haberse  experimentado  el  daño  que  la  bebida  de  dicho 
género  causa  á  los  indios  naturales  de  estas  provincias  por  la  ma- 
la calidad  del  cacao  que  á  consumido  y  acabado  la  mayor  parte 
de  los  que  habia  en  la  provincia  de  Nicaragua  y  jurisdicción  de 
la  villa  de  Sonsonate,  ordenaba  á  los  alcaldes  mayores  de  las  vi- 
llas del  Realejo  y  Sonsonate  impidiesen  su  introducción. 

Solórzano  lib.  2  cap.  10,  tratando  délas  huertas  donde  se  plan- 
ta y  coge  el  cacao,  ya  de  antiguo,  dice,  se  conocieron  y  cultivaron 
muchas  en  la  Nueva-España,  especialmente  en  la  provincia  de 
Guatemala,  y  de  presente  se  ha  comunicado  su  uso  y  contratación 
en  grande  abundancia  á  la  provincia  de  Characas  ó  Venezuela  y  á 
la  de  Guayaquil  en  el  Perú,  y  se  sacan  de  ella  muy  crecidas  ga- 
nancias. El  fiscal  de  esta  audiencia,  licenciado  Vázquez  de  Velaz- 
co,  representa  al  presidente  de  ella  el  inconveniente  que  de  la  in- 
troducción del  cacao  del  Perú  se  seguia  en  estas  provincias  por  ser 
de  mala  calidad  y  en  mucho  daño  de  los  naturales,  que  por  hacer 
uso  del,  se  iban  acabando  y  consumiendo,  y  pide  se  estorbe  su  entra- 
da conforme  á  la  prohibición  que  habia  de  ello:  sobre  que  el  pre- 
sidente, en  auto  de  6  de  diciembre  de  38,  expresa,  que  no  habien- 
do cédula  que  tal  proliiba,  sino  solo  ima  provisión  de  la  real  au- 
diencia, que  lo  ha  entredicho,  ordena  que  para  entender  en  ello  y 
pasar  todo  al  gobierno  general  donde  se  han  hecho  informaciones 
y  otras  diligencias,  se  junte  con  ellas  la  petición  y  vuelva  al  señor 
fiscal.  El  ayuntamiento  de  esta  ciudad,  en  memorial  de  8  de  mayo 
de  649,  dice  al  rey:  el  cacao  tampoco  tiene  valor  por  la  muche- 
dumbre que  á  la  Nueva-España  ocurre  de  partes  donde  no  solía 
ir  ninguno,  siendo  ^aquel  reyuo,  donde  se  consumía  y  gastaba  lo 
que  se  cogia  en  este. 

La  libertad  de  comercio  recíproco  entre  Niu\a-l>[).iiia  y  el 
Perú,  habia  sido  relativa  á  frutos  de  la  tierra,  cuenta  Solórzano 
lib.  6  cap.  10,  mas  ao  á  géneros  de  China  y  de  Castilla,  que  Nue- 


-ÍG  CAPÍTULO  L. 

va-España  no  podía  llevar  al  Perú.  Después,  por  cédula  de  609,  se 
prohibió  al  Perú  traer  á  ella  plata  ú  oro:  por  otra  de  620  se  prohi- 
bieron otros  artículos,  y  en  cédula  de  624  á  Nueva-España  que  fa- 
bricaba paños,  se  veda  llevarlos  al  Perú.  Mas  por  la  contravención 
repetida  y  daños  de  ella  seguidos,  añade  el  mismo  escritor,  se  man- 
dó últimamente  el  año  de  631,  que  del  todo  se  cerrase  el  comercio 
del  Perú  con  Nueva-España  y  es  lo  que  expresa  la  misma  cédu- 
la de  624  redactada  en  la  ley  4  tít.  26  lib.  4,  que  acaba  diciendo: 
por  conveniencias  del  comercio  con  estos  reynos  de  Castilla,  no 
se  debe  permitir  su  aumento,  ni  continuarlo  con  el  Perú.  En  ca- 
pítulo de  carta  de  29  de  marzo  de  636,  resumida  en  la  ley  78  tít. 
45  lib.  9,  se  hace  esta  relación.  Estuvo  permitido  que  del  Perú  á 
Nueva-España  anduviesen  dos  navios  cada  año  al  comercio  y  trá- 
fico hasta  en  cantidad  de  200  mil  ducados,  que  después  se  redujo 
á  uno  con  ciertas  calidades,  y  porque  ha  crecido  con  exeso  el  trato 
en  ropa  de  China  en  el  Perú,  sin  embargo  de  tantas  prohibiciones 
convenientes  al  comercio  de  estos  y  aquellos  reynos,  habiendo  pre- 
cedido última  resolución  del  virey  conde  de  Chinchón  y  acuerdo 
de  hacienda,  para  quitar  absolutamente  la  ocasión,  ordenamos  y 
mandamos  á  los  virey  es  del  Perú  y  Nueva- España  que  infalible- 
mente prohiban  y  estorben  este  comercio  y  tráfico  entre  ambos 
reynos. 

Un  auto  acordado  de  20  de  setiembre  de  637  lamenta  queá  la 
sombra  de  estar  permitida  la  llegada  de  la  ropa  de  China  á  Guate- 
mala y  llevarse  á  expender  á  las  provincias,  los  que  entendían  en 
el  tráfico  la  traían  por  tierra  y  puertos  del  norte  para  conducirla 
á  los  del  sur  en  Sonsonate,  el  Realejo  y  Nicoya,  y  para  impedirlo 
se  estrechó  la  entrada  délas  recuas  y  la  visita  de  las  embarcacio- 
nes. A  la  par  se  procuraba  el  transporte  del  Perú  prohibido  á  Nue- 
va-España. El  procurador  síndico,  en  cabildo  de  27  de  febrero  de 
680,  dice:  viene  caminando  para  esta  ciudad  y  pasar  á  la  Nueva- 
España  gruesa  cantidad  de  cacao  de  Guayaquil  de  mas  de  seis  mil 
fanegas  de  las  villas  de  Sonsonate  y  Amapal  que  vino  en  dos  fra- 
gatillas  que  llegaron  á  dichos  puertos  del  reyno  del  Perú  ,que  de- 
mas  de  ser  género  prohibido  y  de  contrabando  en  este  reyno,  y 
que  con  pretesto  de  200  fanegas  que  vienen  registradas  quieren 
pasar  las  dichas  seis  mil,  es  irreparable  el  daño  y  perjuicio  á  es- 
ta república  y  sus  vecinos  por  no  averies  quedado  otro  trato  y  co- 
mercio que  conducir  el  cacao  de  estas  provincias  á  la  Nueva-Espa- 


RESTRICCIONES  DEL  COMERCIO.  47 

fia,  en  el  cual  se  perderán  y  destruirán  totalmente  por  la  baja  que 
tendrá  dicho  género  en  México. 

Como  no  habia  cédula  que  vedase  el  transporte  del  cacao  á 
Guatemala,  continuaron  las  reclamaciones.  En  otro  cabildo  de  16  de 
febrero  de  683,  el  mismo  procurador  síndico  dice:  se  lia  recono- 
cido el  daño  irreparable  que  causa  la  entrada  del  cacao  guayaquil, 
que  como  viene  en  cantidad  descaeced  que  se  coge  en  esta  provin- 
cia de  calidad  que  no  tiene  precio  alguno,  y  no  tener  otro  ingre- 
so para  aver  reales  en  el  comercio,  para  que  se  obvie  en  adelan- 
te el  daño  tan  nocivo  y  perjudicial,  resolvieron,  prosigue  diciendo 
el  acta,  que  el  dicho  procurador  síndico  en  el  gobierno  superior  ó 
donde  mas  convenga  pida  lo  necesario  en  orden  á  que  no  se  ad- 
mita la  entrada  de  dicho  cacao  guayaquil. 

Al  fin  se  impetró  la  prohibición  en  cédula  de  21  de  mayo  de 
685.  En  consecuencia,  repelidas  en  Sonsonate  tres  mil  veinte  car- 
gas que  venian  en  un  buque  de  Guayaquil,  pagados  derechos  pa- 
saron á  Nueva-España,  y  por  ello  el  oficial  del  puerto  fué  multa- 
do en  óOO  pesos  en  cédula  de  16  de  diciembre  de  687.  El  procura- 
dor de  la  ciudad  en  España  en  carta  de  1 8  del  mismo  escribe  al 
ayuntamiento:  estos  dias  se  han  visto  dos  causas  que  se  han  hecho 
á  algunos  dueños  de  navios  en  esta  provincia  sobre  arribadas  con 
cacao  de  Guayaquil:  an  los  castigado  con  gran  rigor:  no  hay  du- 
da que  en  esto  se  pondrá  gran  cuidado  por  acá  para  que  á  Ü.  S. 
no  se  le  haga  perjuicio  en  sus  frutos  de  esa  provincia  que  tengan  sa- 
lida. La  prohibición  se  renovó  en  cédulas  de  10  de  junio  de  88,  y 
28  de  julio  de  95. 

Acerca  de  lo  cual  el  ayuntamiento,  en  el  memorial  de  709  que 
vá  mencionado,  dice  al  rey:  ha  decaído  tanto  la  estimación  del  di- 
cho fruto,  que  ni  se  solicita  de  las  ciudades  de  nueva  españa,  ni  se 
vende  con  la  estimación  que  antes,  ni  ay  vecinos  que  en  conside- 
rables porciones  lo  remitan  á  dicho  reyno,  y  ha  estado  tan  deses- 
timado, que  los  mercaderes  de  él  se  llevan  encajonatlo  el  dinero  que 
con  sus  mercaderías  adquieren.  Y  esto  ha  provenido  de  que  en  con- 
ti'avencion  de  la  repetida  prohibición  de  comerciarse  el  cacao  gua- 
yaquil se  han  conducido  y  se  transplantan  con  mucha  iVccuoncia  de 
la  ciudad  de  Guayaquil  de  la  jurisdicción  del  Perú  muy  crecidas 
porciones  del  dicho  cacao  á  los  puertos  de  Siguatanejo,  aguatulco, 
acapulco,  y  la  natividad,  todos  cuatro  del  mar  del  sur  y  de  la  ju- 
risdicción del  reyno  de  Nueva-España,  cu  los  cuale:}  no  se  hace  taa 


^8  CArÍTüLO  L. 

mal  pasage  á  sus  conductores,  que  no  logren  todos  con  varios  pre- 
testos  sus  arribadas  á  ellos  y  la  descarga  del  dicho  cacao,  y  auii 
cuando  se  comise  y  se  venda  por  vuestra  real  hacienda,  el  precio 
de  los  remates  les  rinde  tanta  conveniencia  que  no  alzan  la  mano 
de  trancarlo. 

En  consecuencia,  pasando  al  siglo  1 8,  de  que  ya  se  ha  comenzado 
á  tratar,  no  es  mucho  se  diga,  que  el  comercio  de  este  fruto  en  el 
transcurso  de  él  descendió  en  cantidad  y  en  precio  á  cerca  de  la 
mitad  del  precedente.  Hasta  aquí  se  ha  hablado  de  carga  de  sesen- 
ta zontes,  confoi-me  á  cédula  de  9  de  agosto  de  684,  que  aprueba 
un  auto  de  la  audiencia  dado  en  esta  razón  amparando  á  los 
indios  de  Chiquimula  de  la  Sierra  en  el  pago  de  su  tributo  contra 
los  oficiales  reales,  que  pretendían  componerse  la  carga  de  sesenta  y 
dos  libras.  Don  Fernando  Echevers  en  sus  ensayos  mercantiles  que 
dio  á  luz  en  742  regula  la  saca  anual  de  cacao  de  solo  las  provin- 
cias de  San  Antonio,  Soconusco,  Chiapa,  Comayagua  y  Costa-ri- 
ca en  600  mil  libras,  que  hacen  10  mil  cargas  de  60  libras,  á  que 
añadiendo  otras  5  mil  cargas  del  resto  de  Guatemala,  Gualan,  Ni- 
caragua, y  contrabando  de  las  costas  de  Honduras,  y  Matina,  re- 
sultan 15  mil. 

Sin  embargo,  este  cómputo  puede  parecer  bajo,  pues  regula  di- 
cho escritor  la  extracción  de  San  Antonio  para  Oaxaca  en  solo 
mil  tercios,  cuando  el  deán  García  Redondo,  en  memoria  publicada 
el  año  de  799,  testifica  haber  visto  libros  antiguos  de  un  córner^ 
ciante  que  de  su  cuenta  remitía  poco  después  500  anualmente; 
pero  en  fin,  puede  hacerse  juicio  de  1 5  mil  cargas  importantes  300 
mil  pesos  á  razón  de  20  pesos  :  precio  entre  el  de  15  y  18  de 
una  parte  que  aparece  en  libros  de  la  caja  de  los  años  de  Í714  y 
1729,  y  de  otra  el  de  24  y  25,  que  suena  en  acta  de  cabildo  de 
11  de  enero  de  735,  y  comunicación  á  la  audiencia  del  Sr.  arzo- 
bispo Larraz  de  16  de  febrero  de  79. 

Bien  que  estas  1 5  mil  cargas  deben  haber  disminuido  á  fines  del 
siglo  hasta  terminar  su  salida  con  él.  Alcedo,  que  al  fin  de  su  diccio- 
nario geográfico  publicó  el  año  de  89  otro  de  voces  provinciales,  ha- 
blando del  cacao,  dice.  Hay  dos  especies  de  cacao:  el  uno  silvestre, 
que  es  amargo,  el  cual  era  el  que  usaban  los  indios  y  tiene  todavía 
alguna  estimación,  y  dio  motivo  á  cultivarlo  y  beneficiarlo;  y  el  otro 
que  se  distingue  por  su  calidad  y  según  el  terreno  y  pais:  el  me- 
jor y  que  se  tiene  en  primer  lugar,  es  el  de  Soconuisco  en  el  reyno 


RESTRICCIONES  DEL  COMERCIO.  49 

de  Guatemala;  pero  la  cosecha  es  tan  corta  que  apenas  basta  allí 
para  las  gentes  de  conveniencias,  y  por  eso  viene  poco  á  Europa. 
En  la  gaceta  de  Guatemala  de  fin  del  siglo,  se  dá  razón  de  los  pre- 
cios del  cacao  y  entrada  del  de  Guayaquil,  mas  no  de  salida  alguna 
suya  del  reyno.  En  las  de  20  de  febrero,  por  ejemplo,  y  1  ó  de  mayo 
de  97,  anunciándose  el  precio  corriente  de  los  frutos  del  pais,  se 
expresa  que  la  carga  de  GO  libras  de  cacao  de  la  costa  es  el  de  24 
pesos  y  medio,  y  el  del  cacao  de  Nicaragua  de  22  á  23  pesos  quin- 
tal: en  la  de  19  de  febrero  de  98  se  da  al  mismo  cacao  de  la  costa 
el  precio  de  21  pesos  y  medio.  Respeto  al  de  Guayaquil  se  avisa  en 
10  de  abril  de  97  que  vinieron  áSonsonate  con  registro  de  aque- 
lla ciudad  501  cargas  de  81  libras,  y  en  la  de  14  de  mayo  de  98 
que  entraron  al  mismo  puerto  con  registro  de  la  misma  ciudad  24 
zurrones  con  43  cargas  11  libras  por  una  parte,  y  por  otra  112 
tercios  con  210  cargas. 

Humboldt,  en  el  viaje  lib.  5  cap.  16,  dice:  Hasta  mediados  del 
siglo  1 7  no  han  dispertado  los  holandeses  tranquilos  poseedoi-es  de 
la  isla  de  Curazo  por  medio  del  comercio  de  contrabando,  hecho  el 
cacao  un  objeto  de  exportación  en  la  provincia  de  Caracas.  Esta 
apenas  era  al  principio  del  siglo  18  de  30  mil  fanegas  por  año: 
en  1748  de  47  mil:  en  1763  de  80  mil:  y  en  1792  de  100  rail.  De 
las  80  mil  del  año  de  63,  se  enviaron  50,300  directamente  á  Espa- 
ña: 16,300  á  Veracruz:  11,100  á  las  islas  Canarias,  y  2,300  á  las 
Antillas.  Su  precio  en  los  principios,  80  pesos,  y  después  45.  Un 
manuscrito  de  noticias  déla  Habana  de  1777,  describiendo  el  in- 
greso de  frutos  en  esta  ciudad,  le  da  el  numero  de  5738  zurrones 
de  cacao:  no  sería  extraño  que  á  este  surtimiento  concurriese  Gua- 
temala. El  propio  Humboldt  en  el  ensayo  lib.  4  cap.  10,  tratan- 
do de  la  calidad  del  cacao,  dá  el  primer  lugar  al  famoso  de  Soco- 
nusco: el  2»  al  de  Gualan  en  la  costa  de  Honduras:  3"  al  deUri- 
cutu  en  la  provincia  de  Caracas:  4'»  al  de  Capiricual  en  la  Nueva- 
Barcelona;  y  5'»  al  de  la  Esmeralda  en  el  reyno  de  (Juito. 

Alcedo,  tratando  de  Suchitepeques,  not^  que  en  el  siglo  1 6,  Tier- 
ra firme  se  surtía  de  cacao  de  GuatíMuala  por  Panamá;  y  así  \  íeneii 
á  resultar  dos  cosas:  primera,  que  <'l  Perú,  surtido  al  principio  de 
este  género  por  Guatemala,  después  surtió  á  esta  última:  eu  cédu- 
la de  30  de  marzo  de  681  se  habla  de  un  navio  holandés  que  llciió 
á  Honduras  con  cacao  de  Guayaquil;  ven  otra  de  5  de  junio  de 
786  se  permite  la  conducion  de  este  fruto  á  Guatemala  sin  limila- 

TOM.  2.  fs) 


bO  CAPÍTULO  Lí. 

cion  alguna.  Lo  segundo  que  resulta  notable  es,  que  Tierra  firme  en 
el  comercio  del  cacao  siguió  una  razón  inversa  y  opuesta  á  la  qué 
observó  Guatemala:  porque  este  reyno  comenzó  exportando  100 
mil  cargas  en  el  primer  siglo:  prosiguió  exportando  25  mil  en  el  se- 
gundo, y  15 mil  en  el  tercero,  hasta  terminar  encero.  Y  Caracas, 
provincia  de  aquel  reyno,  que  nada  exportaba  en  el  siglo  16,  en  el 
17  ya  transporta  de  15  á  25  mil  fanegas,  y  en  el  18,  100  mil.  To- 
do fué  efecto  de  la  navegación,  cesante  en  el  uno,  y  creciente  en 
el  otro. 


CAPITULO  31. 

Proliiliieioii  lie  los  vinos  del  Veríu 

Acosta,  que  escribió  por  el  año  de  1589,  después  de  reconocer, 
según  su  modo  de  discurrir,  en  la  aptitud  de  los  terrenos  y  en  la 
pericia  de  sus  habitadores  el  logro  de  la  uva,  y  confección  del  vi- 
no en  el  Perú,  dice:  llévase  este  vino  á  Potosí  y  al  Cuzco,  y  á  di- 
versas partes,  y  es  grande  grangería,  pero  no  sale  de  su  provincia. 
En  el  reyno  de  Chile,  dice  también,  se  hace  vino  como  en  España, 
y  dá  por  razón  que  es  el  mismo  temple;  pero  traido  al  Pirú,  añade, 
se  daña.  No  es  mucho,  pues,  que  el  del  Perú,  salido  de  su  provin- 
cia, y  traido  á  Guatemala,  igualmente  se  dañase.  El  ayuntamiento 
de  esta  ciudad,  también  á  su  modo  de  discurrir,  hizo  indagación 
de  ello,  disponiendo  en  4  de  abril  de  1G03  enviar  á  la  \illa  de  la 
Trinidad  por  300  botijas,  y  venidas,  dio  petición  el  mayordomo  en 
28  de  mayo  inmediato,  declarando  la  experiencia  que  hizo  en  el 
vino  del  pirú,  é  atento,  dice  el  acta,  á  que  conforme  á  ella  la  ciu- 
dad pierde  mucho  dinero,  se  acordó  que  el  mayordomo  venda  el 
que  vino  á  veinte  é  dos  tostones  cada  botija;  y  no  explica  otro  re- 
sultado hasta  el  26  de  enero  de  607,  en  que  un  artículo  del  acta 
dice.  Trátase  que  se  contradiga  el  aver  dado  licencia  su  señoría 
el  señor  presidente  para  meter  vino  del  pirú  en  esta  ciudad  por 
cuanto  de  aver  dado  la  dicha  licencia  recrecía  mucho  daño  á  los 
naturales,  y  se  dio  comisión  al  procurador  síndico  para  que  en  ra- 
zón de  esto  haga  todas  las  diligencias  que  convengan  y  sean  nece- 
sarias con  parecer  del  letrado  de  la  ciudad. 


PROHIBISION  DE  LOS  VINOS  DEL  PERÚ.  54 

El  comercio  y  consulado  de  Sevilla ,  refiere  un  memorial  que  corre 
en  actas  posteriores,  por  justos  motivos  que  tendría  entonces,  salió 
conti-adiciendo  por  este  tiempo  el  tráfico  de  los  vinos  del  Perú,  por  la 
poca  estimación,  dice,  y  menos  precio  que  tendrían  los  que  trajeran 
de  Castilla  las  naos  que  con  registro  vinieran  á  los  puertos  de  Hon- 
duras. De  aquí  fué  que  en  cédula  de  1 7  de  diciembre  de  6 1 4,  recopi- 
lada en  la  ley  15  t.  i8  1.  4,  se  prohibió  la  entrada  de  vinos  del  Perú 
en  Panamá;  y  luego  en  otra  de  18  de  mayo  de  615,  recopilada  en  ley 
18  siguiente,  se  veda  su  traida  á  Guatemala.  Dice  así  la  ley.  Por 
parte  de  la  ciudad  de  Santiago  de  Guatemala  nos  fué  representado, 
que  algunas  personas  conducen  al  puerto  de  Acajutla  de  aquella 
provincia  muchos  vinos  del  Perú,  que  por  ser  fuertes  nuevos  y 
por  cocer  causan  á  los  indios  generalmente  muy  grande  daño,  coa 
que  se  acaban  muy  apriesa,  demás  de  ser  causa  de  que  tantos  me- 
nos se  lleven  de  España  en  perjuicio  del  comercio  y  derechos  que 
nos  pertenecen;  y  nos,  por  escusar  los  daños  referidos;  mandamos 
que  los  vinos  del  Perú  no  se  puedan  traer  ni  traigan  al  puerto  de 
Acajutla,  ni  á  otra  ninguna  parte  ni  puerto  de  la  provincia  de 
Guatemala.  Esta  cédula  fué  renovada  por  otras  de  28  de  marzo  de 
620,  y  19  de  junio  de  626. 

En  cumplimiento  de  ellas  fueron  confiscadas  unas  partidas  de  vi- 
no desembarcadas  en  el  Realejo  pertenecientes  á  Francisco  Canelas, 
vecino  de . aquel  puerto  y  consignatario  del  doctor  Juan  López  de 
Alarcon  y  Juan  Francisco  de  Ribera  de  Lima;  y  aunque  apeló  y 
suplicó,  fué  confirmada  la  sentencia  en  postrero  de  mayo  de  I62í) 
por  tres  votos  contra  dos.  Sin  embargo,  venia  vino  del  Perú.  En 
auto  acordado  de  5  de  setiembre  de  635  se  lamenta,  que  demás  de 
estar  prohibido  por  cédulas  de  S.  M.  que  se  tragine  y  traiga  vino  del 
Perú,  sea  experimentado,  dice,  el  mucho  daño  que  la  bebida  de 
este  género  causa  á  los  indios  naturales  de  estas  provincias,  que  á 
consumido  la  mayor  parte,  y  que  les  es  á  los  dicbos  naturales  de 
mas  daño  y  perjuicio  que  el  ir  á  los  obrages  de  hacer  tinta  añil.  En 
otro  de  6  de  diciembre  de  638  se  lamenta  de  nuevo  la  inobservan- 
cia déla  prohibición  de  que  se  tragine  vino  del  pirú,  y  haberse  ex- 
perimentado el  mucho  daño  (¡ue  causa  á  los  indios  naturales  de  es- 
tas provincias  la  fortaleza  de  dicho  vino,  que  á  consumido  y  aca- 
bado la  mayor  parte  de  ellos;  se  nota  asimismo,  que  con  capa  de 
otras  mercaderías  y  registro  de  vinagre  entraba  vino,  defraudándo- 
le bs  reales  derechos;  y  por  último  otros  inconvenientes,  pues  por 


82  capítülq  li. 

vender  dicho  vino,  dice  el  auto,  no  se  despacha  el  que  viene  de  los 
reynos  de  espaüa,  en  grande  daño  de  la  comunicación  de  ellos  con 
esta  provincia. 

No  tardó  mucho  en  pesar  al  ayuntamiento  semejante  prohibición: 
porque  habiéndose  obligado  la  casa  de  contratación  de  Sevilla  por 
condición  puesta  en  el  asiento  de  averia  á  enviar  cada  año  dos  naos 
armadas  á  los  puertos  de  Honduras  con  efectos  y  vinos  de  Castilla, 
y  no  llegando  ninguna,  si  no  es  que  algún  particular  viniese  con 
licencia  que  sacaba  por  composición  á  su  cuenta  y  riesgo,  y  tam- 
poco bastaba  al  surtimiento  de  la  tierra,  que  habia  sido  el  funda- 
mento de  la  prohibición,  no  se  creyó  mas  obligado  á  ella  el  ayun- 
tamiento, y  trató  de  solicitar  su  revocación.  Con  este  fin  puso  ins- 
trucción á  su  apoderado  en  España  en  31  de  mayo  de  643,  dando 
los  motivos  para  ella,  y  solo  obtuvo  que  se  pidiese  informe  al  pre- 
sidente de  esta  audiencia  en  real  orden  de  29  de  octubre  de  647. 
Sobre  ello  se  formaron  autos,  y  se  hicieron  nuevas  peticiones  por 
las  ciudades  de  las  otras  provincias,  por  el  cabildo  eclesiástico  y 
prelados  de  las  religiones,  mas  como  en  el  consejo  de  Indias  era 
oido  el  comercio  de  Sevilla,  que  lo  contradecía,  quedó  en  eso. 

Entre  tanto,  la  necesidad  dictaba  la  contravención,  y  llegó  á  de- 
tener los  apercibimientos  de  la  autoridad,  de  modo  que  en  el  me- 
morial que  va  citado,  se  refiere,  que  la  botija  de  una  arroba  de 
vino  llegó  á  venderse  á  cuarenta  tostones,  y  distribuirse  por 
la  autoridad  pública  á  las  iglesias  para  el  preciso  objeto  de  cele- 
brarse el  santo  sacrificio  déla  misa,  y  el  aceite  se  repartiese  y  ven- 
diese únicamente  para  la  lámpara  del  santísimo;  y  en  una  carta 
de  la  audiencia  al  rey  se  leen  estas  palabras.  Quien  ha  dado 
el  vino  necesario  para  estas  provincias  ha  sido  el  Perú,  y  en 
la  pérdida  de  la  nao  Troya  que  vino  de  aquel  reyno  el  año  de 
59,  y  se  fué  á  pique  á  vista  de  la  tierra  valió  una  botija  de  vino 
sesenta  pesos,  y  lo  mas  sensible  fué  que  no  se  hallaba  y  se  dejó 
de  celebrar  el  santo  sacrificio  de  la  misa  por  mucho  tiempo  en 
los  mas  partidos  de  los  indios,  hasta  que  llegó  el  año  siguiente 
navio  del  Perú  que  socorrió  la  necesidad,  y  redujo  este  género  al 
precio  ordinario  de  10  y  11  pesos.  Lo  que  entendido  en  el  consejo 
dio  motivo  á  la  cédula  de  12  de  enero  de  667,  en  que  se  renueva 
la  prohibición  del  tráfico  de  vinos  del  Perú,  y  se  repite  la  orden  para 
que  el  comercio  del  Perú  continuase  reducido  á  dos  bageles  de  200 
toneladas  que  tragesen  200  mil  ducados  y  llevasen  frutos  de  la 


prohibision:  de  los  vinos  del  perú.  55 

tierra.  Se  recibió  en  la  audiencia  á  fines  de  mayo,  á  tiempo  que  sur- 
gían en  Sonsonate  dos  navios  del  Perú  cargados  de  vino,  aceite, 
vinagre,  aceitunas  y  cantidad  de  barras  y  reales  en  labuena  fé  de  la 
libertad  que  hablan  gozado:  el  fiscal  pidió  al  punto  por  dos  veces 
9U  obedecimiento,  pero  la  audiencia  lo  dilató  hasta  el  12  de  junio, 
dando  tiempo  á  que  no  fuesen  comprendidos  en  la  prohibición. 

Todos  vieron  en  ella  su  ruina,  y  causó  grande  desconsuelo  y 
una  general  consternación,  que  obligó  á  representar  al  rey  cada  u- 
no  por  sí  los  inconvenientes,  menoscabos,  pérdidas  y  daños  que 
se  les  seguían.  El  ayuntamiento  dispuso  suplicar  su  cumplimien- 
to y  llamó  en  su  ayuda  como  otras  veces  al  cabildo  eclesiástico,  á 
los  prelados  de  las  religiones  y  á  los  ayuntamientos  de  las  otras 
ciudades  y  villas  del  reyno,  para  que  de  su  parte  reprodujeran  la 
reclamación.  Se  formaron  autos,  se  recibió  la  causa  á  prueba,  é 
informando  la  audiencia  al  rey  en  carta  de  20  de  junio  de  668, 
dice.  El  vino  que  viene  de  esos  reynos  es  cierto  no  es  bastante  pa- 
ra el  sustento  de  estas  provincias,  así  por  que  no  vienen  naos  to- 
dos los  años,  como  porque  lo  gastan  muy  de  ordinario  todo  11- 
nage  de  hombres  y  mugeres,  chicos  y  grandes,  y  con  lo  sucedido 
este  año  á  la  nao  que  vino  de  esos  reynos  que  cercada  del  enemi- 
go en  Golfo- dulce  con  diferentes  bageles  se  vio  obligada  siendo  de 
mucho  porte  y  con  buena  gente  á  levar  anclas  de  noche,  hacerse 
á  la  vela  y  procurar  escaparse,  y  con  este  suceso  se  intimidan  y 
raras  veces  se  verán  naos  de  Castilla  en  este  distrito;  y  conclu- 
yendo, dice  la  audiencia:  humildes  criados  somos  de  V.  M.  como 
tales  postrados  á  sus  pies  le  suplicamos  se  sirva  informarse  si  los 
ministros  tienen  otro  interés  que  el  de  la  conservación  de  esta»  pro- 
vincias. 

El  ayuntamiento  de  esta  ciudad  había  sido  y  era  á  la  sazón  el 
único  cuerpo  regulador  de  la  causa  pública,  el  que  promovía  y  el 
que  respondía  por  el  bien  común,  atendiendo  especialmente  al  co- 
mercio, no  habiendo  en  el  reyno  consulado.  México,  según  refiere 
Solórzano  lib.  6  cap.  14,  habia  erigido  el  suyo  con  ordenanzas  pro- 
pias que  le  fueron  concedidas  por  auto  del  consejo  de  í)  de  junio 
de  1603;  y  aunque  para  el  de  Lima  hubo  alguna  detención,  el  fué 
igualmente  establecido  por  cédula  de  11  de  enero  de  1614.  Guate- 
mala lo  habia  solicitado  desde  el  ano  de  647,  pero  vista  la  solici- 
tud en  el  consejo,  fué  oida  la  casa  de  contratación  y  consulado  de 
Sevilla,  como  también  la  audiencia  y  consulado  de  México,  en  que 


S4  CAPÍTULO  LT. 

acaso  hubo  contradicción,  porque  no  se  hizo  mas,  y  quedó  en  eso* 
Este  último  sin  duda  se  consideraba  con  autoridad  sobre  Guate- 
mala. Corriendo  el  año  de  66í),  llegó  una  comisión  en  materia  de 
impuestos  librada  por  él,  la  cual  sabida  por  el  ayuntamiento  de  es- 
ta ciudad  fué  resistida  vivamente  en  un  memorial  estenso  y  eru- 
dito que  corre  en  actas  de  cabildo,  y  declinada  su  jurisdicción  an- 
te la  audiencia  de  este  reyno,  y  por  medio  de  ella  ante  el  consejo. 

La  suplicación  de  la  cédula  tuvo  el  suceso  que  se  explica  en 
real  orden  de  22  de  junio  de  ii70,  remitida  á  la  casa  de  la  contra- 
tación de  Sevilla,  en  la  cual  se  hace  relación:  que  aviendo  repre- 
sentado el  procurador  de  la  ciudad  de  Guatemala  que  los  vinos 
que  venian  de  aquellos  reynos  no  eran  bastantes  para  el  abasteci- 
miento de  estas  provincias,  porque  las  naos  que  llegaban  eran  po- 
cas y  esas  se  perdían  en  manos  de  enemigos,  con  lo  que  avia  fal- 
tado el  vino  y  en  muchos  tiempos  se  avian  cerrado  las  iglesias;  y 
aviendo  suplicado  se  le  diese  permiso  para  que  del  Perú  viniesen 
vinos  y  vinagre  al  Realejo,  atendiendo  á  los  informes  que  en  esta 
razón  hizo  el  comercio  de  aquella  ciudad  no  le  concedió  dicho  per- 
miso: por  lo  que  ordenaba  al  presidente  y  jueces  oficiales  de  dicha 
casa  no  faltasen  en  enviar  á  estas  provincias  naos  con  vino,  vina- 
gre y  demás  géneros,  de  manera  que  no  padeciesen  necesidad. 

El  ayuntamiento,  que  vio  desoída  su  pretensión,  habida  la  ve- 
nia superior  celebró  cabildo  abierto  en  1 8  de  junio  del  propio  año 
de  70,  á  que  concurrieron  el  cabildo  eclesiástico,  prelados  de  las 
religiones  y  vecinos  de  representación:  en  él  se  determinó  seguir 
la  instancia,  y  luego  en  otro  de  1 3  de  marzo  de  7 1  hacerla,  ofre- 
ciendo á  la  corona  porviade  donativo  5  ó  6  mil,  hasta  8  mil  pe- 
sos. El  consejo  escuchó  siempre  las  peticiones,  oyendo  á  la  vez 
así  á  la  casa  de  contratación  de  Sevilla,  como  ai  consulado  de  Li- 
ma, y  en  su  virtud  se  libraron  sucesivamente  varias  cédulas  en 
29  de  octubre  de  71,  14  de  diciembre  de  72,  4  de  abril  de  74,  y 
17  de  marzo  de  75,  repitiendo  órdenes  tanto  á  la  casa  de  contra- 
tación para  que  remitiese  anualmente  las  dos  naos  armadas  con 
vinos  y  efectos  de  Castilla,  según  estaba  obligada,  como  al  virey 
del  Perú,  para  que  no  faltase  en  remitir  los  dos  bageles  de  200  to- 
neladas con  los  200  mil  pesos  en  la  forma  que  estaba  ordenado. 
Pero  ni  los  vinos  y  naos  de  España  venian  cumplidamente,  ni  los 
bageles  del  Perú  llegaban  ya  con  dinero,  sino  cargados  de  frutos 
de  contrabando,  que  ó  se  tomaban  en  perjuicio  de  la  tierra,  y  so- 


I 

I 


PROHIBISION  DE  LOS  VIISOS  DEL  PERÜ.  55 

iirecaros,  ó  pasaban  á  los  puertos  de  Nueva-España.  En  cédulas 
de  10  de  noviembre  de  670  y  17  de  setiembre  de  G73  se  aprueba  á 
la  audiencia  no  se  hubiesen  admitido  500  botijas  de  vinagre;  y 
luego  otras  de  vino,  vinagre,  aceitunas  y  ágies. 

En  esta  ocasión  se  vieron  luchar  por  dilatados  años,  por  una 
parte  la  consternación  y  despecho  del  vecindario  de  Guatemala,  y 
por  otra  la  parsimonia  y  gravedad  del  consejo  de  Indias.  El  ayun- 
tamiento en  10  de  marzo  de  79  proyectó  una  junta  en  el  palacio 
ante  el  presidente,  á  que  concurrieá'en  ambos  cabildos  secular  y 
eclesiástico,  prelados  de  las  religiones  y  vecinos  de  la  ciudad,  y  que 
en  ella  fuese  nombrada  una  persona  del  lugar  que  fuese  por  pro- 
curador á  España  á  solicitar  con  entereza  entre  otras  cosas  los  vi- 
nos del  Perú;  y  con  este  objeto  celebraron  dos  cabildos  prepara- 
torios, uno  ordinario  en  que  se  designaron  cuatro  sugetos,  dos  de 
España  y  dos  de  la  tierra,  para  escoger  entre  ellos  uno;  y  otro  ex- 
traordinario abierto,  á  que  concurrieron  los  vecinos,  y  en  que  ya 
fueron  seis  los  propuestos,  tres  de  España  y  tres  criollos,  á  saber: 
de  la  parte  de  España  el  capitán  don  Melchor  de  Meneos  con  1 5 
votos,  el  capitán  don  José  de  Aguilar  y  Revolledo  alcalde  ordina- 
rio mas  antiguo  con  10,  el  general  don  Lorenzo  Ramírez  de  Guz- 
man  con  9:  departe  de  los  señores  déla  tierra,  el  capitán  don 
Francisco  de  Fuentes  y  Guzman  con  16  votos,  el  capitán  don  Fer- 
nando de  la  To\  illa  con  otros  16,  y  el  capitán  don  Isidro  de  Ze- 
peda  con  12.  Mas  comenzando  á  anticipar  cada  uno  las  razones 
que  tenia  de  alegar  para  no  ir  á  España,  quedó  el  negocio  en  a- 
quel  estado,  y  no  tuvo  efecto  la  junta  proyectada,  sino  otra  muy 
diferente. 

Esta  junta  fué  convocada  y  celebrada  el  12  de  mayo  del  mis- 
mo año  por  el  presidente  Osorio  gobernador  y  capitán  general, 
á  que  asistió  la  audiencia,  y  concurrieron  todos  los  vecinos  pi- 
dientes  de  la  ciudad,  á  quienes  mostró  una  cédula  en  que  el  rey 
pedia  de  donativo  lo  que  cada  uno  pudiese  según  su  caudal;  y 
habiéndose  escusado  la  ciudad  de  servir  en  esta  ocasión  á  S.  M. 
por  la  mucha  pobreza  y  miseria,  dice,  á  que  á  venido  la  i)rovincia 
por  lo  caido  de  los  géneros  y  frutos  de  la  tierra,  y  prohibición  de 
los  vinos  del  Perú  de  que  se  ha  ocasionado  la  total  ruina  y  destruc- 
ción de  este  reyno:  todavía,  añade,  por  mostrar  el  fervoroso  zelo 
que  tiene  de  servir  a  S.  M.  ofrece  servirle  con  20  rail  pesos,  con- 
cediéndosele permiso  para  comerciar  libremente  con  el  Perú,  hasta 


^6         CAP.  U. PROHIBISION  DE  LOS  VINOS  DEL  PERÜ. 

en  cantidad  de  400  mil  pesos  cada  año,  en  que  puedan  venir  vi- 
nos, y  se  admitan  á  lo  menos,  cuando  no  los  haya  de  España:  lo 
que  quedó  sentado,  y  ofrecido  condicionalmente.  Celebrado  cabil- 
do el  dia  siguiente,  se  acordó  dar  nuevo  poder  al  agente  de  la 
ciudad  en  España,  para  que  en  su  nombre  la  obligase  á  la  paga  y 
entero  de  dichos  20  mil  pesos  en  esta  real  caja  después  de  hecha 
la  merced,  dice  el  acta,  y  teniendo  efecto  la  permisión  referida. 
He  aquí  comprometida  la  necesidad,  la  delicadeza  del  ayuntamien- 
to por  una  parte,  y  de  otra  el  decoro  del  supremo  consejo  de  In- 
dias. 

A  los  dos  años,  en  cabildo  de  30  de  mayo  de  681,  se  recibie- 
ron dos  cartas  del  agente,  en  que  da  aviso  de  un  memorial  pre- 
sentado por  parte  del  consulado  de  Lima,  en  que  pide  al  consejo  se 
otorgue  la  permisión  para  los  vinos  y  frutos,  y  se  alce  la  remisión 
de  los  200  mil  ducados.  Sobre  lo  cual  se  acordó  escribir  á  S.  M. 
al  agente  de  la  ciudad,  y  fiscal  del  consejo,  que  de  no  concederse 
la  permisión  de  vinos,  sin  limitación  alguna  de  reales,  es  decir, 
sin  rebaja  de  los  200  mil  ducados,  no  se  acete  la  merced  en  ma- 
nera alguna;  y  todavía  en  cabildo  de  13  de  julio  de  683  se  dispu- 
so agregar  al  agente,  que  en  orden  al  comercio  de  España  obliga- 
se á  la  ciudad  á  recibir  hasta  5  mil  botijas  de  vino  de  arroba  y  me- 
dia á  precio  de  1 3  pesos,  y  en  orden  al  del  Perú  pidiese  la  venida 
de  un  navio  con  200  mil  ducados  y  demás  frutos,  menos  cacao  gua- 
yaquil,  y  el  permiso  de  ir  otro  de  aquí  con  géneros  de  Castilla  y 
China  y  frutos  de  la  tierra:  que  haciéndose  la  merced  como  va  ex- 
presado, pagará  esta  ciudad  los  20  mil  pesos;  y  si  S.  M.  no  fuese 
servido  de  conceder  la  dicha  licencia  en  la  forma  referida,  se  repu- 
die, y  pida  se  cierren  los  puertos  de  Sonsonate,  Realejo  y  demás 
de  estas  provincias  para  con  el  dicho  reyno  del  Perú  totalmente;  y 
que  así  mismo  el  comercio  y  consulado  de  Sevilla  haga  obliga- 
ción de  enviar  cada  dos  años  12  mil  botijas  de  dicho  vino,  que 
se  recibirán  y  pagarán  por  esta  ciudad. 


57 

CAPÍTULO  52. 

Perinisioii  de  lois  viiiois  ilel  Perú. 

Habiendo  aprendido  la  ciudad  en  algún  modo  por  esta  vez  á  pe- 
dir, comenzaron  las  cosas  á  tomar  algún  color.  A  lo  menos  el  agen- 
te de  España  adquirió  aquella  energía  capaz  de  poner  en  calor  el 
asunto  en  el  consejo,  sacándolo  del  estado  en  que  yacía,  repitiéndo- 
se las  mismas  providencias.  En  carta  que  escribe  al  ayuntamiento 
á  15  de  junio  de  85,  le  avisa,  que  conforme  á  la  orden  que  recibió 
el  año  de  83,  habia  introducido  la  petición  en  el  consejo,  y  sobre  e- 
11a  habia  dado  respuesta  en  parte  favorable  el  señor  don  Diego  Bal- 
verde:  que  dado  traslado  al  consulado  de  Sevilla,  salió  diciendo  lo 
mesmo  que  habia  dicho  en  todas  ocasiones  desde  el  año  de  G7  á 
esta  parte,  y  tuvieron  tanta  maña  con  el  agente  fiscal,  que  viendo 
que  el  señor  don  Diego  de  Balverde  estaba  enfermo,  llevaron  el 
negocio  al  señor  don  José  Ortega,  fiscal  de  cruzada,  quien  dio,  di- 
ce el  agente,  la  respuesta  mas  agria  que  é  visto,  cuya  copia  re- 
mito, para  que  la  vea  U.  S. 

A  este  mesmo  tiempo  el  señor  príncipe,  presidente  del  consejo, 
habia  pedido  al  señor  don  Lope  Sierra  que  le  informase  de  lo  que 
habia  en  esta  razón:  también  habia  pedido  lo  mesmo  al  señor 
g  ran  prior.  El  señor  gran  prior,  era  el  señor  Escobcdo,  que  ha- 
bia sido  presidente  de  Guatemala  desde  el  año  de  72  hasta  el  de 
78;  el  señor  Sierra  Osorio  el  que  vino  por  su  visitador  á  Guatema- 
la el  mismo  año  de  78,  y  quedó  de  presidente,  según  suena  en 
los  acuerdos,  hasta  el  año  de  82:  el  señor  Balverde  iiabia  sido  oi- 
dor de  esta  audiencia  antes  que  estos  presidentes,  y  sin  duda  los 
tres  eran  ahora  consejeros.  El  agente  advirtió  entonces  el  ries- 
go que  corría  la  materia  por  las  alegaciones  que  habia  hecho  el 
consulado  de  Sevilla,  y  dio  memorial  pidiendo  los  autos. 

Siéndole  concedidos,  los  vio  por  sí  mismo,  y  reconocf,  díeo, 
todo  el  echo  desde  el  año  de  20,  porque  vi  las  cédulas,  que  em- 
pezaron desde  el  año  de  4,  y  la  resolución  del  año  de  G7,  y  las 
siguientes  hasta  los  años  de  70  y  70,  y  aseguro  n  V.  S.  que  no  se 
como  pudieron  tomarse  tan  injustas  resoluciones  á  vista  de  tantos 
inconvenientes;  y  de  la  impusihiidad  (|ue  hubo  del  no  pwler  llevar 
de  España  casi  ningunos  vinos.  Besolvíme  uzer  memorial  ajusta- 
ToM.  2.  (9) 


88  CArÍTÜLO  LII. 

do  del  echo,  de  todo  lo  que  avia  pasado,  délas  representaciones  qtre 
avia  echo  esa  audiencia,  los  señores  presidentes,  obispos,  el  ca- 
bildo y  todas  las  comunidades,  que  fueron  muchas  y  muy  repeti- 
das: en  fin  se  respondió  á  lo  que  dijo  el  consulado  de  ScYitla,  tuve 
el  memorial  ajustado  á  mi  satisfacción. 

A  este  tiempo  el  señor  gran  prior  hizo  el  informe,  que  vio  el 
consejo,  cuya  copia  remito;  y  el  señor  don  Lope  Sierra,  hallándo- 
se presente,  á  boca  dijo  lo  mismo.  Se  mandaron  llevar  luego  los 
autos  para  verlos.  Ya  yo  habia  eclio  copias  del  memorial  y  se  le 
di  al  relator:  le  impuse  muy  bien  en  todo.  Pedí  al  señor  don  Tho- 
mas  de  Valdes,  que  preside  por  achaque  del  señor  príncipe,  que 
respeto  que  ya  estaba  dado  traslado  de  parte  á  parte,  se  viese  en 
público,  como  se  me  concedió. 

Bien  me  olgara  yo,  que  U.  S.  tuviera  aquí  persona  que  viera 
como  se  le  á  defendido  y  los  esfuerzos  que  de  mi  parte  se  an  echo. 
Algunos  de  los  señores  extrañaron  mucho  el  que  sin  embargo  á  la 
prohibición  hablan  entrado  vinos  del  Perú,  y  se  hablan  pagado 
derechos.  Adelánteme  á  decir,  que  no  se  habían  cumplido,  ni  se 
debían  cumplir  las  zédulas.  A  este  tiempo  dijo  el  señor  don  Lo- 
pe Osorio  públicamente,  que  por  iníquas  era  justo  que  no  se  cum- 
pliesen. 

Referí  al  consejo  que  el  consulado  de  Sevilla  y  la  casa  de  con- 
tratación siempre  le  hablan  engañado:  porque  resultaba  de  la  lé- 
dula  del  año  de  673  remitida  á  esa  audiencia,  que  decía  que  el 
consulado  invia  á  don  Antonio  de  Lima  con  vinos  para  dos  añoS) 
y  por  certificación  ha  constado,  que  el  vino  que  habia  llevado  ha^ 
bian  sido  2  mil  botijas:  que  la  causa  era,  que  aunque  lo  sacaban 
de  Sevilla,  lo  echaban  ala  mar,  como  este  lo  hizo,  y  no  faltó  se- 
ñor del  consejo  que  dijo,  que  era  el  evangelio.  Logré  también  el 
que  se  reconociese,  que  desde  el  año  de  47  hasta  el  G7  solo  se  lle- 
varon de  Castilla  35  mil  botijas,  y  del  de  7  3  hasta  el  de  79  solo 
se  hablan  llevado  4.500.  Con  que  quanto  á  esta  parte  en  que  har 
bia  estado  tan  rezio  y  duro  el  señor  don  Tboraas  de  Valdes  pre- 
cisamente reconocióla  impusiblidad,  y  lo  mismo  todos  los  señores 
del  consejo,  porque  en  esta  pai'te  verdaderamente  han  reconoci- 
do lo  injusto  de  las  zédulas. 

En  lo  que  mira  á  las  mercadurías  de  China  no  es  materia  pracr 
ticable.  Yo  me  allané,  viendo  la  impusiblidad,  y  que  en  ablanda 
de  esto,  lo  miran  como  cosa  orrorosa.. 


PERMISIÓN  DE  LOS  VÍNOS  DEL  PERÜ.  59 

En  lo  que  hize  esfuerzo  en  la  yista  fué  sobre  mercadurías  de 
Castilla,  representando,  que  en  esta  provincia  no  hay  minerales, 
3ii  de  donde  le  pueda  venir  plata,  sino  es  que  sea  del  Perú,  de 
donde  no  puede  venir  no  habiendo  comercio  libre!  porque  aunque' 
vengan  plata  y  vinos  del  Perú,  los  frutos  de  la  tierra  no  son  iqui- 
valentes,  para  poder  cambiarlos,  y  mediante  esto  estaba  la  pro- 
vincia impusiblitada  de  poder  vivir,  y  que  su  magestad  era  muy 
perjudicado,  porque  no  habiendo  caudal  de  dinero,  no  podían  los 
Yczinos  comprar  las  mantas  y  cacao  y  demás  legumbres  de  sus 
tributos. 

Lo  que  se  extrañó  mucho  en  la  vista  fué  lo  que  dije  en  el  me- 
morial, que  en  caso  de  no  concederse  lo  que  se  pedia  en  todo  ó  en 
parte,  se  mandase  zerrar  in  totum  el  comercio  con  el  Perú,  me- 
diante el  gran  perjuicio  que  se  seguía  con  la  entrada  del  cacao  de 
guayaquil,  y  de  que  para  los  vecinos  del  Perú  tenian  abierto  el 
comercio:  sobre  que  discurrió  todo  quanto  es  imaginable;  y  cier- 
to, que  el  señor  don  Lope  Sierra  lo  explicó  con  admiración,  eno- 
jándose mucho,  dando  á  entender  la  razón,  que  á  U.  S.  le  asistía, 
en  tanto  grado  que  se  propasó  con  el  zelo  grande  que  tiene.  Todo 
el  consejo  se  opuso,  diciendo,  que  el  zerrar  el  comercio  no  era  da- 
ble porque  el  Perú  no  podía  pasar  sin  la  brea  y  otros  frutos  de  es- 
ta tierra. 

Finalmente,  después  de  controvertida  la  materia,  hablaron  los 
abogados  aunque  cortamente,  porque  no  se  les  dio  lugar.  Se  voto 
por  todo  el  consejo;  y  según  las  noticias  que  e  tenido,  porque  es 
materia  secreta,  supe  que  se  hacía  consulta  á  su  magestad  para 
•que  se  diese  permiso,  que  vengan  dos  navios  del  Perú  con  vinos, 
y  200  mil  ducados  de  plata  en  cada  un  año  para  comerciar  fru- 
tos de  esta  provincia  y  que  esto  fuese  perpetuo,  con  que  no  pudie- 
se pasar  á  estas  provincias  ningún  cacao  de  Guayaquil,  lo  cual  se 
prohibe. 

Esta  consulta  se  nos  barajó  arriba  por  los  señores  duque  de 
Mendinazeli  y  don  José  de  Beytia,  y  se  redujo  á  que  el  permiso  se 
daba  por  tres  años. 

En  cuanto  á  las  demás  pretensiones  del  comercio  de  merca- 
durías de  Castilla  y  China  totalmente  se  nos  denegó. 

Quedé  con  sumo  dolor  de  ver  tan  mal  suceso  de  materia  en 
que  tanta  razón  y  justicia  nos  asiste,  y  estuve  resuelto  a  no  sacar 
despacho.  Consulté  la  materia  con  los  señores  gran  prior  y  don  I.0- 


60  CAPÍTULO  LII. 

pe  Sierra,  que  fueron  de  sentir,  que  por  aora  no  estrañase  nada^ 
y  que  inviase  despacho  de  lo  que  se  concedía,  que  siempre  queda- 
ba abierta  la  puerta.  Su  fecha  21  de  mayo  de  685.  Aseguro  á  U.  S. 
que  en  lo  humano  no  me  ha  quedado  diligencia  por  ejecutar,  que 
no  haya  emprendido,  y  aunque  la  resolución  no  es  absoluta,  por 
lo  menos  se  ha  reconocido  que  se  nos  an  echo  grandes  sin  razones 
desde  el  año  de  20  por  lo  impracticable  de  la  prohibición.  Final- 
mente,  no  se  da  nada  de  donativo.  El  producto  de  las  botijas  se  a- 
plica  para  la  defensa  de  esa  provincia,  que  es  de  á  12  reales  por 
cada  una.  No  dudo  que  quien  ha  logrado  mas  ha  sido  el  comercio 
del  Perú.  Hasta  aquí  el  agente  Calderón. 

Andando  el  tiempo,  debian  espirar  los  tres  años  de  la  conce- 
sión. El  propio  agente,  en  carta  de  18  de  diciembre  de  687,  dice  al 
ayuntamiento.  Estos  dias  é  informado  al  señor  conde  de  Castellar 
sobre  el  comercio  de  mercadurías  con  el  Perú:  está  admirablemen- 
te á  nuestro  favor,  que  como  ha  sido  virey  sabe  la  justa  causa  que 
tiene  U.  S.  para  lo  que  pide.  Así  es  que  se  prorogó  el  comercio  de 
vinos  por  otros  tres  años  en  cédula  de  10  de  junio  de  688.  El  con- 
sulado de  Lima  se  opuso  mucho  á  la  prohibición  de  cacaode  Gua- 
yaquil, así  para  Guatemala  como  para  toda  la  costa  de  Nueva-Es- 
paña; no  obstante,  continuando  ésta,  fué  prorogada  la  gracia  de 
los  vinos,  en  cédula  de  28  de  julio  de  695,  durante  el  tiempo  de  dos 
armadas.  Mas  pasado  este  tiempo,  la  gracia  cesó,  y  se  prohibió 
de  nuevo  dicho  comercio  en  cédula  de  27  de  setiembre  de  1713, 
renovándose  la  ley  recopilada,  y  volviendo  las  cosas  al  orden  an- 
tiguo. 

Escribiendo  el  ayuntamiento  al  rey  en  1 1  de  noviembre  de  1 582, 
le  decía.  Importa  que  no  cese  el  trato  y  comercio  de  esta  provin- 
cia, y  no  permita  V.  M.  que  persona  alguna  sea  parte  para  lo  estor- 
bar, como  dicen,  que  este  año  lo  impidió  un  mercader  de  Sevilla  por 
su  particular  interese.  Así  sucedió  ahora  con  el  Marques  de  Mon- 
te-Salvo, quien  por  tener  compañía  con  el  capitán  don  Juan  de 
Berroa  dueño  de  un  navio  de  registro,  que  vino  el  año  de  715,  se 
puso  de  por  medio  y  obtuvo  con  anticipación  dicha  cédula,  según 
expresa  el  mismo  ayuntamiento  en  memorial  posterior,  cuyo  bor- 
rador solo  lleva  la  fecha  de  22  de  marzo,  y  puede  ser  de  1716.  En 
este  memorial  se  renueva  y  lamenta  el  despecho  y  consternación  an- 
teriores, tanto  mas  vivamente,  cuanto  era  mas  sensible  la  privación 
repentina  de  un  tráfico  ya  veinte  años  hacia  establecido,  y  por  cu- 


PERMISIÓN  DE  LOS  YINOS  DEL  PERÚ.  Cí 

.ya  falta  entró  la  ciudad  y  el  reyno  en  nuevos  clamores.  Desde  lue- 
go se  emprendió  nueva  solicitud.  Se  instruyó  una  información  an- 
te el  gobierno  superior  con  treinta  testigos,  con  que  el  ayuntamien- 
to acompañó  el  memorial  que  va  mencionado.  El  oidor  Arana  dio 
un  parecer  fundado  en  derecho;  y  el  presidente,  marques  de  Torre- 
Campo,  que  acababa  de  ser  condecorado  con  este  título,  y  con  la 
prorogacion  de  dos  años  mas  en  su  puesto,  recomendó  al  rey  la 
pretensión  en  carta  suya  de  17  de  setiembre  de  716,  motivándola 
con  que  debia  auxiliar  el  derecho  natural  y  positivo  de  que  usaba 
este  cabildo,  y  corroborar  como  verdad  sabida  la  información  con 
que  procedía  á  aquella  pretensión. 

Todo  esto  bien  podia  ser  muy  eficaz,  para  impetrar  la  gracia 
que  se  solicitaba,  mas  faltaba  una  alegación  que  se  reservó  para 
última  y  debió  ser  la  primera,  á  saber,  de  reparar  y  desdecirse  de 
los  defectos  que  se  atribulan  á  los  vinos  del  Perú,  vituperando  su 
naturaleza  y  calificándolos  de  dañosos  á  los  indios  naturales  de  es- 
tas provincias.  No  faltó  entereza  para  hacer  este  desagravio  en  el 
memorial  que  va  mencionado,  en  que  dice  el  ayuntamiento:  la  ex- 
periencia muestra  ser  mas  saludables  los  vinos  del  Perú,  que  los 
de  Castilla,  y  agrega  una  observación  curiosa  para  razonar  la  es- 
pecie, y  no  hacer  agravio  á  estos  últimos,  diciendo:  es  constante 
en  todas  partes  que  los  vinos  que  se  sacan  de  la  parte  del  norte  píi- 
ra  la  del  sur  descaecen,  se  deterioran  y  pierden  su  generosidad, 
como  al  contrario,  los  que  pasan  de  la  parte  del  sur  á  la  del  norte 
se  ennoblecen  y  mejoran;  con  que  saliendo  los  de  España  de  la 
parte  del  norte  para  este  reyno  que  está  á  la  parte  del  sur  han  de 
llegar  aquí  habiendo  pei-dido  parte  de  su  bondad,  y  saliendo  los 
del  Perú  traídos  para  este  reyno,  que  respeto  de  aquel  está  á  la 
parte  del  norte,  es  consiguiente  que  aquí  estarán  mejorados. 

Después  de  semejante  palinodia,  propuesta  á  cabo  de  un  siglo, 
no  fueron  menester  mas  debates  ni  20  mil  pesas  de  donativo,  para 
que  la  solicitud  tomase  buen  giro.  En  IG  de  junio  del  siguiente  u- 
ño  escribe  el  agente  de  España  al  ayuntamiento.  Solicité  enterar  á 
todos  estos  señores  de  la  necesidad  y  urgencia  qwv  tenían  esas  pro- 
vincias de  los  frutos  expresados  y  la  imposibilidad  de  poilerse  man- 
tener sin  ellos:  porque  de  España  no  se  cnvia,  demás  que  la  real 
hacienda  es  perjudicíida  en  los  derechos,  y  (jue  lii  prohicion  se 
puso  en  tiempo  que  la  navegación  destos  reynos  con  esas  pro\  in- 
das era  muy  frecuente,  y  abastecía  enteramente  de  ellos.  Con  es- 


iSS  CAPÍTULO  Lili. 

tos  motivos,  y  los  que  U.  S.  representó  por  dirección  del  presiden- 
te de^  esa  audiencia,  se  ha  podido  disponer  que  el  consejo  com- 
prendiese lo  justo  del  petitorio,  y  se  ha  hecho  consulta  muy  favo- 
rable á  S.  M.  La  gracia  se  concedió  perpetuamente  en  cédula  de 
22  de  febrero  de  1718,  pudiendo  por  ella  venir  treinta  mil  boti- 
jas y  la  porción  de  aceyte  que  juzgase  necesaria,  con  los  200  mil 
ducados;  menos  cacao  de  Guayaquil. 


-i»"-^mm>-^ 


CAPITULO  53. 

£stroiiiezo8  de  la  iiaTe^aclon  del  sur. 

Guatemala,  pueblo  marítimo  y  guerrero,  que  en  los  tiempos  de 
Alvarado  puso  dos  armadas  en  la  mar  del  sur,  y  llevó  una  á  las 
costas  del  Perú,  y  otra  á  las  de  Nueva-Galicia:  que  en  los  de  la 
primera  audiencia  envió  socorros  de  gente,  armas  y  bastimentos 
contra  Gonzalo*  Pizarro  en  aquel  reyno,  y  en  los  déla  segunda  so- 
licitó con  su  marina  el  comercio  para  la  China;  y  mas  adelante  en- 
vió otra  armada  hasta  Acapulco  en  persecución  del  célebre  Dracke; 
€Ste  pueblo,  digo,  andando  el  tiempo  encuentra  estropiezos  en  su 
carrera,  deja  la  navegación  y  abandona  la  defensa  de  sus  costas, 
y  por  consiguiente  su  comercio  con  los  reynos  vecinos. 

La  ciudad  de  Panamá,  en  carta  de  24  de  setiembre  de  1594,  es- 
cribe al  ayuntamiento  de  Guatemala.  Cosa  notoria  es  la  falta  y  es- 
terilidad que  esta  provincia  padece  en  su  cosecha  de  los  mante- 
nimientos en  que  ese  reyno  abunda,  y  que  el  no  comunicarse  es  á 
causa  de  la  incomodidad  de  los  puertos  y  falta  de  personas  que  á 
ello  se  ayan  animado,  y  es  ansi  que  martin  de  las  salas  piloto  se 
á  ofrecido  en  esta  ciudad  que  con  un  navio  que  agora  á  fecho 
quiere  comenzar  esta  navegación  por  ser  como  es  platico  desa  cos- 
ta y  tiene  conocimiento  de  sus  puertos,  donde  podrá  cargar  los  di^ 
chos  mantenimientos  y  traerlos  á  esta  provincia,  y  será  causa  que 
otros  se  animen  á  lo  mesmo.  Y  pues  esto  redundará  en  utilidad 
de  los  vecinos  dése  reyno  por  el  comercio  y  trato  que  tendrán  con 
este  y  salida  de  las  cosas  de  su  labranza  y  crianza  y  se  darán  con 
mayor  diligencia  á  ello,  y  este  reyno  ansí  mesmo  recibirá  grandí- 
sima utilidad  de  ser  proveído  de  lo  que  tanto  á  menester  como  es 


ESTROriEZOS  DE  LA  NAVEGACIÓN.  63 

Afina,  trigo  y  cebada  y  oti-os  granos,  sebo  y  cecinas  de  todo  géne- 
ro de  ganado,  y  azúcar  y  conservas,  frutas  y  otras  legumbres. 

Suplicamos  á  U.  S.  prosigue  diciendo,  que  el  dicho  Martin  de 
las  Salas  como  primer  inventor  de  negocio  tan  importante  sea  on- 
rado  y  favorecido  en  todo  lo  que  se  le  ofreciere  para  su  despacho 
y  aviamiento  y  tratamiento  de  su  persona.  Y  los  que  de  esa  tierra 
quisieren  venir  por  su  grangería  serán  en  esta  favorecidos  y  aco- 
modados en  todo  lo  que  se  les  ofreciere  para  su  honra  y  provecho 
y  relevados  de  todo  género  de  vejación,  y  porque  tenemos  entera 
confianza  de  la  merced  que  se  nos  ha  de  hacer,  quedamos  al  tan- 
to para  todo  lo  que  U.  S.  fuere  servido  de  mandarnos.  Se  ve  en 
esto  una  libertad  recíproca  de  comercio,  y  no  se  ve  que  Guatema- 
la usase  de  ella  como  ostenta  usar  Panamá. 

Don  Fernando  Echevers,  autor  de  los  ensayos  mercantiles  ira- 
presos  en  Guatemala  por  los  años  de  1741  y  1742,  indagando  los 
estropiezos  que  impidieron  al  reyno continuar  la  navegación  déla 
mar  del  sur,  encuentra  el  primero  en  la  persecución  que  los  corsa- 
rios comenzaron  á  hacer  á  las  embarcaciones  y  puertos  de  esta 
costa  á  fines  del  siglo  16,  después  que  Dracke  abrió  el  camino, 
pasando  el  estrecho  de  Magallanes:  desde  que  los  piratas,  dice,  de- 
solaron las  poblazones  de  la  costa,  hostigados  sus  habitadores,  y 
amedrentados,  se  retiraron  tierra  adentro,  dando  de  mano  á  la 
marina.  Mas  como  la  persecución  de  los  corsarios  fué  común  á  las 
costas  de  los  reynos  del  Perú  y  Nueva-España,  y  estos  no  dejaron 
la  navegación,  se  deja  entender  que  no  fué  ella  la  sola  causa  que 
tuvo  Guatemala  para  no  continuarla. 

Un  segundo  estropiezo  para  mantenerla  se  encuentra  en  la  fal- 
ta de  aquella  protección  que  exige  este  ramo  de  la  fortuna  publi- 
ca, la  cual  lograron  los  otros  reynos,  y  no  fué  dispensada  al  de 
Guatemala.  Desde  luego  se  advierte,  que  en  el  Perú  hubo  necesi- 
dad de  mantener  fortalecido  el  Callao,  y  juntar  armada  anualmen- 
te para  la  conducion  de  las  platas  del  rey  á  Panamá,  á  cuyo  fasor 
podian  sostenerse,  y  correr  el  mar  las  embarcaciones  particulares, 
mayormente  acudiendo  estos  á  recibir  los  cargamentos  de  la  flota 
que  tocaba  en  Cartagena  y  luego  en  Portobelo.  I  Ha  cédula  de  27 
de  abril  de  1581,  de  que  se  tomó  la  ley  S  tít.  44  lib.  í),  dice.  Por 
que  conviene  que  los  navios  en  que  se  trae  á  la  pro\  lucia  de  Tierra 
firme  la  plata  y  oro  vengan  del  l^crú  juntos,  y  en  forma  de  arma- 
da bien  artillados  y  apercibidos  para  cualquier  ocasiou  que  se  pue- 


64  CAPÍTULO  Lili. 

da  ofrecer:  mandamos  á  los  vireyes  del  Perú,  que  hagan  fundir  la 
artillería  y  balería  que  fuere  necesaria  para  el  efecto,  y  hagan  ar- 
mar dichos  navios  para  traer  con  seguridad  el  oro  y  plata,  prove- 
yéndolos de  las  municiones  convenientes,  y  enviando  siempre  en 
ellos  personas  de  inteligencia  y  confianza.  He  aquí  auxilios  de  in- 
teligencia, armas  y  hacienda,  de  cuyo  arrimo  y  favor  carecieron 
los  guatemalanos. 

Alcedo,  hablando  de  Portobelo,  dice.  Esta  ciudad  era  en  tiem- 
po de  galeones  una  de  las  mas  populosas  del  mundo,  porque  su 
situación  sobre  el  istmo  de  los  dos  mares,  la  bondad  de  su  puer- 
to, y  su  inmediación  á  Panamá  le  dieron  la  preferencia  sobre  to- 
dos los  demás  pueblos  de  la  América,  para  celebrar  la  feria  mas 
rica  del  universo  por  los  comerciantes  de  España  y  del  Perú  ca- 
si todos  los  años.  Luego  que  la  flota  del  Perú  llegaba  con  los  cau- 
dales á  Panamá,  venian  los  galeones  de  Cartagena  á  Portobelo; 
una  mediana  sala  y  alcoba  costaba  mil  pesos,  y  las  casas  cinco  y 
seis  mil:  apenas  fondeaban  las  embarcaciones,  hacian  los  marine- 
ros con  las  velas  una  gran  tienda  en  la  plaza  para  desembarcar 
los  efectos:  al  mismo  tiempo  se  veían  llegar  recuas  de  mas  de  cien 
muías  cada  una  cargadas  de  cajones  de  oro  y  plata  del  comercio 
del  Perú,  unas  descargaban  en  la  aduana  y  otras  en  la  plaza. 

A  Nueva- España  favoreció  otra  ocasión  semejante.  En  cédula 
de  11  de  enero  de  1593,  que  forma  la  ley  1  tít.  45  lib.  9,  se  expre- 
sa, que  todas  las  Indias  occidentales  pretendieron  el  comercio  de 
la  China.  Lo  pretendió  Guatemala,  y  no  fué  concedido,  sino  á  Nue- 
va-España exclusivamente.  En  cédula  de  31  de  diciembre  de  1604, 
resumida  en  la  ley  15  del  mismo  título,  se  ordena  sean  destinados 
á  este  fin  tres  navios  de  300  toneladas,  de  los  cuales  dos  hagan  via- 
ge,  y  uno  esté  de  reserva  en  el  puerto  de  Acapulco,  y  todos  anden, 
dice,  por  cuenta  de  nuestra  real  hacienda,  procurando  que  la  cos- 
ta se  saque  de  los  fletes.  El  puerto,  ademas,  fué  resguardado,  dice 
Alcedo,  con  un  castülo  coronado  de  treinta  y  una  piezas  de  artille- 
ría, la  mayor  de  á  24.  Así  es  que  la  costa  y  el  puerto  eran  guarne- 
cidos por  cuenta  de  la  hacienda  real:  ventaja  que  no  disfrutó  Gua- 
temala, 

El  tercer  estropiezo  fué  todavía  mas  insuperable,  y  el  que  fijó 
la  suerte  del  pais  en  esta  parte.  A  pesar  de  las  desventajas  referi- 
das, no  faltaban  vecinos  en  el  reyno  que  emprendiesen  viage  al  Pe- 
rú. En  el  encabezamiento  de  alcabalas  de  esta  ciudad  el  año  de 


ESTROPIEZOS  DÉLA  NAVEGACIÓN.  65 

1604  aparece  Pantaleon  Herrera,  que  estaba  haciendo  un  navio  en 
la  mar  del  sur,  sin  duda  para  esta 'jornada.  Pero  en  cédula  de  28 
de  marzo  de  1620  fué  prohibida  á  Guatemala  esta  navegación,  y 
ordenado  que  solo  pudiese  hacerla  el  Perú,  trayendo  á  los  puertos 
de  este  rey  no  cada  año  dos  navios  de  200  toneladas  con  200  mil 
ducados  para  llevar  en  retorno  sus  frutos;  con  que  se  dio  á  aquel 
pais  una  nueva  ventaja  en  su  navegación,  y  el  comercio  de  éste 
quedó  mas  restringido. 

El  comercio  de  Nueva-España  con  el  Perú  habia  sido  prohibido 
en  la  misma  forma,  permitiéndose  solamente  la  venida  de  dos  navios 
de  200  toneladas  anualmente  como  á  Guatemala,  pero  no  con  oro, 
plata,  ni  dinero,  sino  únicamente  con  frutos;  mas  abusandose  de  este 
permiso,  y  á  vuelta  de  él,  haciéndose  el  contrabando,  fué  prohibido 
absolutamente,  y  continuando  el  contrabando  entre  uno  y  otro  rey- 
no  al  interés  de  la  ropa  de  China,  que  era  permitida  é  introducida 
en  Guatemala,  el  comercio  de  esta  última  experimentó  nuevas  res- 
tricciones: porque  los  navios  que  de  estos  puertos  volvían  al  Perú, 
y  las  fragatas  y  bageles  que  sallan  de  una  á  otra  provincia  del  rey- 
no  con  solo  el  despacho  y  licencia  de  los  oficiales  reales  del  puerto, 
tachados  de  llevar  ropa  de  China  en  auto  acordado  de  6  de  mayo 
de  634,  no  pudieron  hacerlo  en  adelante  sin  la  del  gobierno  general 
por  medio  de  memoiial  y  previo  registro  de  los  corregidores,  ade- 
mas del  de  los  oficiales  reales.  Se  deja  entender  que  la  provincia  de 
Nicaragua  habia  quedado  en  posesión  de  que  sus  embarcaciones 
fueran  y  vinieran  á  Panamá,  puesto  que  la  ciudad  de  Granada  re- 
clamó que  los  vecinos  de  esta  provincia,  que  llevaban  en  pequeñas 
fragatas,  jarcias,  breas  y  otros  frutos  á  Tierra  firme,  sentirían  im- 
posibilidad en  ocurrir  por  dicha  licencia  hasta  Guatemala,  y  mas 
bien  dejarían  el  trato  de  que  pendía  la  mantención  desús  pobres  la- 
millas; y  en  auto  acordado  de  14  de  febrero  de  635  les  fué  otor- 
gado bastase  la  de  los  oficiales  reales  y  sus  tenientes,  como  antes, 
con  tal  que  no  llevasen  ropa  de  China.  No  extinguiéndose  el  contra- 
bando, por  otro  auto  acordado  de  22  de  setiembre  de  637  ftié  res- 
tringido hasta  el  arreo  de  recuas,  ordenándose  en  el,  (juo  estas  en- 
trasen via  recta  á  la  capital,  y  de  ella  saliese  su  di.-^tribueion  con 
registro  y  guia  á  las  cabeceras  de  provincia  y  con*eg¡mieuto:  en  lo 
cual  se  puso  tanta  ejecución,  que  se  repitieron  nucNos  autos  en  l  I 
y  16  de  diciembre  doblando  las  penas.  Gage,  que  Iransilo  las  pro- 
vincias de  San  Salvador,  Nicaragua  y  Costa- Kiea,  corriendo  el 
ToM.  2»  (10) 


66  CAPÍTULO  LUÍ. 

mismo  año  de  37,  refiere  al  cap.  21,  que  liallánclose  en  lo  interior 
de  esta  última,  llegaron  de  Cartago  imas  200  ó  300  muías  en  pelo 
conducidas  por  españoles,  indios  y  negros  de  Comayagua  y  Gua- 
temala, que  caminaron  á  Panamá  por  tierra,  pasando  por  las  mon- 
tañas de  Veragua  para  ser  vendidas;  y  este  es,  añade,  el  anual  y 
único  tráfico  que  Comayagua,  Guatemala  y  iSicaragua  tiene  con 
Panamá  por  el  angosto  istmo  que  es  muy  peligroso  por  las  rocas, 
montañas  y  barrancos,  y  especialmente  por  los  indios  no  reducidos 
que  dañan  y  matan  á  lospasageros  con  muías  por  supais:  por  es- 
to no  seguí  su  ruta,  y  porque  estando  en  Nicoya,  supe  que  varios 
conductores  de  muías  españoles  hablan  sido  asesinados  por  ellos 
en  el  tránsito. 

Poco  después,  desembarcado  en  Panamá  de  tránsito  para  el  rey- 
no  del  Perú  el  virey  Toledo  marques  de  Mancera,  en  carta  de  3 1  de 
agosto  de  639,  escribe  al  presidente  Osorio:  dícenme  que  aquellas 
provincias  no  frecuentan  el  comercio  con  la  gobernación  de  U.  S. 
y  yo,  siendo  tan  amigos,  si  esto  no  lo  volviésemos  á  lo  que  solia 
ser,  yo  no  solo  me  prefiero  á  esto,  sino  á  escribir  á  U.  S.  supli- 
cándole me  mande  en  todo  lo  que  fuere  de  su  servicio.  En  conse- 
cuencia, el  presidente  Osorio  dictó  auto  en  17  de  noviembre  si- 
guiente, por  el  cual  mandaba  y  mando  que  de  aquí  adelante  no  se 
ponga  en  las  licencias,  que  se  dieren  á  los  navios  y  fragatas  y  o- 
tros  buques  á  quien  se  da  registro  en  los  puertos  de  la  mar  del  sur 
de  estas  provincias  la  prohibición  de  ir  á  las  provincias  del  Perú  y 
sus  puertos,  y  que  sobre  ello  se  libren  los  despachos  necesarios,  y 
se  tome  razón.  He  aquí  una  muestra  de  lo  que  podían,  cuando  que- 
rían los  vireyes  y  presidentes.  Alcedo,  hablando  del  virey  Toledo 
en  el  Perú,  dice:  hizo  la  numeración  general  de  indios  del  reyno, 
reformó  las  tasas  de  tributos,  fortificó  el  puerto  del  Callao  y  lo 
guarneció  como  otras  plazas  de  muy  buena  artillería,  de  que  hizo 
allí  una  gran  fundición,  estableció  el  arreglo  y  método  de  correos, 
con  otras  muchas  disposiciones  que  por  la  utilidad  perpetuaron  la 
memoria  de  su  gobierno.  Su  influencia,  debe  añadirse,  llegó  á 
Guatemala. 

Al  favor  sin  duda  de  esta  amplitud  que  recibió  el  comercio,  se 
habría  facilitado  entonces  el  de  la  tinta,  del  cual  habla  una  junta 
de  hacienda  de  9  de  febrero  de  647,  refiriendo  que  era  conducida 
á  Panamá  en  muías  con  flete  de  33  y  34  pesos.  Igual  amplitud  re- 
cibió la  navegación.  En  junta  de  hacienda  de  15  de  mayo  de  G47 


ESTROPIEZOS  DE  LA  NAVEGACIÓN.  67 

avisa  el  presidente  que  ha  recibido  carta  del  virey  de  Nueva-Espa- 
ña, en  que  le  manifiesta  que  en  este  año  no  han  llegado  las  naos  de 
Filipinas,  y  le  pide  que  de  los  navios  que  estuvieren  en  estos  puer- 
tos comprase  por  cuenta  de  S.M.  dos  de  300  toneladas  arriba,  que 
no  bajasen  de  2ó0,  á  propósito  para  navegará  dichas  islas:  los  cua- 
les se  remitan  al  puerto  de  Acapuleo;  y  en  caso  de  no  haberlos, 
pasase  el  despacho  que  venia  para  el  virey  del  Perú  en  su  solicitud. 
Al  punto  se  envió  correo  para  que  enAcajutla  se  embargase  cual- 
quier fragat1^que  hubiese,  y  fuese  al  Realejo  para  requerir  un  na- 
vio que  aderezaba  para  volver  al  Callao,  y  aviniéndose  siguiese  el 
camino  hasta  el  propio  puerto  del  Callao  en  demanda  del  otro  na- 
vio con  el  virey.  Con  respecto  al  comercio  por  tierra,  en  provei- 
miento de  maese  de  campo  para  la  provincia  de  Nicaragua,  hecho 
por  la  audiencia  gobernadora  á  3  de  enero  de  GóO  en  el  capitán 
Zeledon  de  Morales,  se  numera  entre  sus  méritos,  el  que  en  un  rio 
caudaloso,  que  está  en  el  camino  real  por  donde  se  traginan  y  lle- 
van al  puerto  de  la  Caldera  de  la  mar  del  sur,  mercaderías,  liizo  u- 
na  jamaca  que  sirve  de  puente;  y  que  así  mismo  en  el  tránsito 
fundó  el  pueblo  de  San  Diego  de  Acuña,  con  180  indios  de  la  par- 
cialidad de  Jorra,  que  sirviese  á  los  pasageros,  por  ir  todos  los  a- 
ños  por  aquel  camino  muchas  partidas  de  muías  al  reyno  de  Tier- 
ra firme. 

Ximenez  lib.  5  cap.  10  refiere  de  una  nao,  llamada  Victoria, 
salida  de  Filipinas  en  20  de  mayo  de  Gó6  con  otras  dos,  que  á  los 
tres  meses  se  apartó  de  ellas  tomando  altura  y  trabajando  con  ma- 
los temporales,  tuvo  que  derribar  el  árbol  mayor:  al  paso  se  des- 
cubrieron dos  islas  grandes  que  no  estaban  en  la  carta,  y  llamaron 
de  Guadalupe,  evitando  dar  en  sus  peñas:  después  de  algunos  tra- 
bajos y  tiempo  dilatado  descubrieron  tierra,  y  al  tomar  dirección 
para  Acapuleo,  arrebatados  de  los  vientos  desanduvieron  lo  anda- 
do: al  cabo  dieron  en  Salagua,  costa  de  Teguantepeque,  donde  sol- 
taron el  pliego  del  rey,  y  errando  el  rumbo  en  demanda  de  Acapul- 
eo pasaron  á  Guatemala,  donde  tocaron  en  la  costa  deGua/.acapan 
y  saltaron  cuatro  en  tierra,  á  quienes  no  aguardaron,  ju/.giuulose 
cerca  de  Acapuleo,  hasta  que  el  mucbo  tiempo  les  manifestó  estaban 
perdidos,  muriendo  muchos  de  hambre:  llegaron  á  la  costa  de  Sa- 
catecoluca:  echaron  como  pudieron  una  lanclu»,  y  entendiendo  los 
que  fueron  en  ella  donde  estaban,  escribieron  al  alcalde  mayor  de 
San  Salvador,  que  les  envió  alguna  agua  y  bastimentos.  Los  que 


68  CAPÍTULO  LIV. 

quedaron  en  la  nao,  buscando  el  puerto  de  Amapal,  se  perdieron 
de  nuevo,  y  estaban  para  barar  en  tierra,  cuando  descubrieron  u- 
na  barca  salida  del  propio  Amapal  con  mas  agua  y  bastimentos. 
El  que  la  llevaba,  que  era  un  negro  llamado  Manuel,  entró  en  la 
nao  y  la  gobernó,  hasta  ponerla  legua  y  media  del  puerto:  luego 
la  metió  por  la  boca  y  barra  que  lo  forma,  y  dio  fondo  en  él,  des- 
pués de  un  año  de  navegación  dia  20  de  mayo  de  657,  habiendo 
perecido  ya  150  personas,  entre  ellas  tres  almirantes. 

En  junta  de  hacienda  de  21  de  abril  de  este  año  se  hace  rela- 
ción de  cuatro  hombres  que  entraron  á  nado  en  la  barra  de  Nues- 
tra Señora  del  Salto,  costa  de  Guazacapan,  y  saltaron  de  la  nao  Vic- 
toria de  Filipinas  que  vino  derrotada,  y  era  preciso  socorrer.  So- 
bre ello  se  enviaron  órdenes  á  los  alcaldes  mayores  de  la  costa, 
Sonsonate,  San  Salvador  y  villa  de  Realejo.  En  dicha  junta  los  ofi- 
ciales reales  fueron  de  parecer  que  fuese  socorrida  la  nao,  mas  no 
de  hacienda  real.  La  audiencia,  que  tenia  entonces  el  gobierno,  o- 
puso,  que  la  nao  costaría  á  S.  M.  mas  de  cien  rail  pesos,  y  era 
forzoso  socorrerla  de  sus  cajas,  y  si  no  se  daría  ocasión  para  que 
los  pasageros  y  marineros  echasen  mano  de  las  mercaderías  de  Chi- 
na del  cargamento,  y  se  ocasionaría  un  contrabando  difícil  de  ex- 
tinguir: se  dispuso  pues  así,  y  se  publicaron  bandos,  proliibien- 
do  la  compra  de  dichos  efectos.  Ximenez  añade,  que  el  oidor  Es- 
quivel  acudió  al  puerto,  y  la  nao  dilató  un  mes  para  repararse, 
y  seguir  su  viage.  En  cédula  de  21  de  julio  de  C59  da  el  rey  á  la 
audiencia  las  gracias  por  ello. 


CAPÍTULO  54. 

Alíollcioii  de  la  iiave^aeioii  del  sur. 

En  junta  de  il  de  diciembre  de  660  se  refiere  que  estando  de- 
tenidos en  México  el  gobernador,  oidores  y  religiosos  que  van  pa- 
ra Filipinas,  y  pidiendo  el  virey  de  Nueva-España  un  navio  de  300 
toneladas,  que  fuese  á  Acapulco  y  de  allí  á  aquellas  islas,  se  ofi- 
ció sobre  ello  al  gobernador  de  Nicaragua,  y  éste  avisa  que  en  el 
Realejo  habia  dos  uno  del  capitán  Antonio  Rodríguez  que  se  estaba 
acabando  de  fabricar  tan  apropósito  para  el  viaje  de  Filipinas  que 


ABOLICIÓN  DE  LA  NAVEGACIÓN  DEL  SLR.  69 

si  se  hiciera  de  intento  no  se  consiguiera  tan  acomodado;  pero  que 
tenia  carga  prevenida  para  el  Perú,  y  otro  del  maestro  mayor  Juan 
Granados,  de  igual  tamaño  y  seguridad,  á  que  faltaba  mas  para  a- 
cabarse,  pero  que  el  dueño  que  era  bastante  inteligente,  ofrecía 
concluir  pronto  de  modo  que  estuviese  á  tiempo  en  Acapulco.  Con- 
siderado todo  se  determinó,  que  el  gobernador  de  Nicaragua  hicie- 
se una  junta  de  los  maestros  de  profesión  de  carpintería  y  galafa- 
tería,  y  si  á  su  juicio  el  bagel  de  Granados  podía  estar  acabado  en 
el  tiempo  ofrecido,  lo  aceptase.  Aquí  se  ve  que  la  comunicación  de 
España  con  Filipinas  se  hacia  por  México:  lo  que  acumulaba  algu- 
na mas  importancia  á  aquella  capital,  de  que  carecía  la  de  Guate- 
mala. 

El  gobernador  de  Nicaragua  practicó  las  diligencias  pi^veni- 
das,  y  otras  que  demandó  la  naturaleza  del  negocio,  y  en  27  de  fe- 
brero de  661  escribe  al  presidente,  que  había  preferido  y  embarga- 
do para  enviar  á  Acapulco  al  víage  de  Filipinas  el  bagel  de  Rodrí- 
guez, impidiéndole  la  ida  al  Perú,  y  al  efecto  le  había  remitido  dos 
marineros  el  alcalde  mayor  de  Acajutla;  pero  que  los  vecinos  del 
Realejo  y  los  interesados  en  la  carga  para  el  Perú  le  protestaban  la 
pérdida  del  real  haber  y  de  la  gente  del  bagel,  por  no  haber  piloto 
que  le  gobernase:  que  había  hecho  junta  de  prácticos  en  la  nave- 
gación de  Filipinas,  y  fueron  de  parecer  no  podía  hacerse  el  víage 
sin  manifiesto  riesgo,  por  no  haber  piloto  ni  prácticos  en  aquella 
navegación;  y  remitía  los  recaudos  de  todo.  Celebrada  junta  de  ha- 
cienda en  9  de  marzo  siguiente,  se  resolvió  remitir  testimonio  de  to- 
do al  virey  de  Nueva-España,  y  ordenar  al  gobernador  de  Nicara- 
gua continuase  en  la  diligencia  de  haber  á  la  mano  algún  piloto  que 
llegase  en  alguna  embarcación  del  Perú,  y  de  todos  modos  efectua- 
se la  remisión  del  bagel  á  Acapulco.  Se  \e  en  esto  el  atraso  que  ha- 
bía padecido  la  navegación  de  Guatemala  en  el  transcurso  de  un 
siglo,  pues  en  el  anterior  había  gente  de  mar  para  emprender  la 
carrera  de  Filipinas,  y  en  el  siguiente  solo  la  había  para  la  del  Pe- 
rú y  Nueva-España. 

El  comercio  y  navegación  para  el  Perú  subsistían  aun  el  ánodo 
665;  pues  una  junta  de  hacienda  celebrada  en  el  día  1 7  de  octubre, 
á  efecto  de  arbitrar  medios  para  la  fortificación  del  rio  de  San  Juan, 
dispone  se  echen  varios  impuestos  á  los  géneros  y  mercaderías  (jue 
se  registrasen  en  los  puertos  del  Realejo,  Sonsonate,  Nicoya  y  la 
Caldera,  y  ademas  de  esto  se  cobrasen  50  pesos,  de  cada  nao  que 


70  CAPITULO  LIV. 

hiciese  viaje  á  Tierra  firme  y  á  los  puertos  del  reyno  del  Perú.  Des- 
de luego  comenzaron  á  cobrarse  y  se  pusieron  en  ejecución  dichos 
impuestos,  y  duraron  algunos  años;  pues  la  audiencia  en  carta  al  rey 
de  10  de  abril  de  668,  y  el  oidor  Novoa  en  otra  de  igual  raes  de 
669  los  suponen  vigentes,  y  lamentan  los  respetos,  por  qué  no  los 
pagaba  el  navio  San  Lorenzo  de  propiedad  particular  del  pais,  cu- 
yo dueño  recogía  los  frutos  de  su  carga  en  el  partido  de  Nueva- 
Segovia,  y  comercia  con  el  Perú. 

Tomado  conocimiento  en  el  consej  o  así  de  este  arbitrio  como  de 
otros  que  propuso  la  junta,  se  libró  cédula  en  29  de  octubre  de 
671,  que  entre  otras  cosas  dice.  Uno  de  los  medios  que  se  propu- 
sieron en  la  junta  de  hacienda  el  año  de  1665,  fué  que  se  echasen 
diferentes  derechos  á  los  géneros  y  mercaderías  que  llegasen  regis- 
tradas á  los  puertos  del  Realejo,  Granada,  Sonsonate,  IXicoya  y  la 
Caldera  que  caen  al  mar  del  sur,  y  que  se  cobrasen  cincuenta  pe- 
sos de  cada  nao  que  hiciese  viage  á  Tierra  firme  y  a  los  puertos  del 
reyno  del  Perú;  y  siendo  así  que  está  prohibido  el  trato  y  comercio 
por  la  mar  del  sur,  respecto  del  perjuicio  que  causai'ia  á  los  carga- 
dores que  llevan  de  España  géneros  y  mercaderías  en  la  flota  de 
Tierra  firme  y  también  por  los  fraudes  que  se  cometerían  en  los  di- 
chos puertos  de  la  provincia  de  Nicaragua,  ha  parecido  ordenaros 
y  mandaros  (como  lo  hago)  que  de  ninguna  manera  permitáis  el 
comercio,  mas  que  en  aquella  cantidad  que  está  concedida  por  cé- 
dula de  28  de  marzo  del  año  pasado  de  1620,  la  cual  se  confirmó 
y  mandó  guardar  por  otra  de  12  de  enero  de  1667,  en  que  se  dá 
la  forma  en  que  los  vireyes  del  Perú  han  de  enviar  los  bageles  de 
200  toneladas  á  dichas  provincias,  y  que  solo  lleven  200  mil  duca- 
dos de  permisión,  y  no  mas.  En  cédula  de  4  de  diciembre  de  672 
se  encarga  á  la  audiencia  haga  guardar  las  cédulas  que  prohiben 
el  comercio  del  Perú  con  estas  provincias;  y  en  otra  de  29  de  ene- 
ro de  673,  que  haga  guardar  las  cédulas  de  prohibición  que  están 
despachadas,  cerrando  el  comercio  de  este  reyno  por  el  mar  del  sur. 

Aunque  aquí  aparece  prohibida  á  Guatemala  la  navegación  á 
Nueva-España  por  la  mar  del  sur,  hay  indicios  de  que  se  habia  es- 
timado permitida.  Tal  la  supone  el  virey  de  México  en  su  carta 
de  ICde  noviembre  de  660  en  que  pidió  al  presidente  de  este  rey- 
no  el  navio  para  Filipinas,  esperando  que  algún  dueño  de  él  por 
propia  conveniencia  hiciese  viage  á  Acapulco  con  mercaderías,  y 
ofreciéndole  todo  buen  pasage  en  la  venta  de  ellas:  lo  que  no  ha- 


ABOLICIÓN  DE  EA  NAVEGACIÓN  DEL  SCR.  71 

bria  hecho  siendo  ilícito  su  comercio,  ó  hubiera  brindado  alguna 
dispensación,  mayormente  obrando  á  virtud  de  reales  órdenes.  A 
semejante  permiso  debe  atribuirse  el  transporte  hecho  posterior- 
mente, á  Acapulco  de  cuatro  mil  arrobas  de  azúcar  fabricadas  en 
el  ingenio  de  don  Juan  de  Arrivillaga,  distrito  de  Petapa,  que  en  in- 
ventario de  sus  bienes  practicado  el  año  de  673,  resultan  en  aquel 
puerto  en  poder  de  don  Francisco  de  Aspuero. 

Sin  embargo  que  la  providencia  de  la  junta  de  hacienda  fué 
desaprobada  por  otro  respecto,  ella  denota  cuan  cierto  era  lo  que 
vituperaba  Echevers  en  sus  ensayos,  cuando  dice:  á  esto  se  debe  a- 
ñadir  otro  no  menor  inconveniente  nacido  de  la  poca  comprensión 
política  que  tuvieron  los  que  arbitraron  la  imposición  de  varias  ga- 
velas  sobre  los  frutos  que  avian  de  salir  del  reyno.  Lo  mismo  de- 
ploró Vázquez  de  Coronado,  cuando  se  ponian  trabas  á  la  saca  del 
cacao.  En  efecto  parece  cosa  dura  restringir  y  gravar  con  impues- 
tos la  salida  de  frutos,  y  mucho  mas  la  de  embarcaciones,  aunque 
no  tanto  como  vedarse  del  todo.  Menos  agradaría  á  Coronado  y  E- 
chevers  lo  que  se  refiere  en  cabildo  de  22  de  enero  de  694,  á  saber: 
.  que  escribiendo  el  presidente  de  Panamá  al  de  Guatemala,  que 
por  Sonsonate  y  el  Realejo  pudiesen  salir  arinas  y  otros  frutos,  oi- 
do  el  fiscal,  y  dado  traslado  al  síndico,  se  le  ordena  contestar,  opo- 
niéndose á  la  saca  de  arinas  y  otros  frutos,  que  podian  hacer  falta 
en  el  pais  y  ocasionar  carestia  en  las  provincias. 

La  navegación  de  Guatemala  en  el  sur  espiró  junto  con  el  siglo; 
por  consecuencia  cesó  en  sus  astilleros  la  construcción  de  navios, 
desapareció  en  ei  pais  la  gente  de  mar,  y  con  ella  la  tradición  expe- 
rimental de  los  tiempos,  alturas  y  distancia  de  los  rumbos.  Xime- 
nez,  que  escribió  comenzado  el  siglo  siguiente,  apenas  halló  rastro 
de  construcción  de  navios  en  el  Realejo,  pues  hablando  de  este  puer- 
to, con  ocasión  de  la  nao  de  Filipinas,  dice:  donde  avia  noticia  que 
en  tiempos  atrás  avia  habido  fábricas  de  navios.  El  rey  que  vio  la 
falta  que  hacia  este  astillero,  para  suplir  la  de  embarcaciones  en 
Acapulco,  quiso  restablecerlo,  relevando  en  cédula  de  1.5  de  junio 
de  699,  que  menciona  Echevers,  al  dueño  de  fragata  de  300  to- 
neladas construida  en  este  reyno  de  todo  derecho  en  los  frutos  que 
embarcase  en  ella  por  término  de  diez  años. 

La  navegación  y  comercio  recíproco  entre  Guatemala  y  Nueva 
España,  que  no  habia  sido  prohibido  expresamente  basta  entonces 
por  lámar  del  sur,  lo  fué  en  cédula  de  17  de  noviembre  de  701: 


72  capítulo  liv. 

lo  cual  debió  dejar  la  naYegacion  del  país  reducida  á  los  puertos 
de  sus  provincias  que  no  podia  ocupar  grandes  embarcaciones,  ni 
interesar  la  construcción  de  ellas.  Así  es  que  para  procurarla,  se 
concedieron  nuevas  gracias.  Cuando  se  ortorgó  la  venida  de  vinos 
del  Perú  en  los  dos  navios  anuales  de  permiso  en  22  de  febrero  de 
1718,  añade  la  cédula,  hablando  con  el  virey:  que  en  caso  de  que 
se  ofrezcan  dos  ó  mas  comerciantes  para  el  uso  de  esta  permisión, 
es  mi  voluntad  sea  preferido  el  que  se  obligare  á  fabricar  navio 
en  Guatemala. 

Estas  escenciones  deben  haber  producido  algún  efecto,  por- 
que en  la  gaceta  mensual  antigua  de  Guatemala  de  diciembre 
de  729  se  lee  lo  siguiente.  La  fabrica  del  navio  nombrado  el  santo 
Cristo  del  INIilagro,  que  corre  de  cuenta  de  don  Juan  Antonio  Gui- 
llen del  Castillo,  se  continua  y  se  espera  ver  pronto  acabada.  Los 
números  de  ella  que  están  á  la  vista  comprenden  tres  años  corri- 
dos desde  setiembre  anterior  hasta  marzo  de  731,  en  los  cuales  se 
ven  seis  embarcaciones  de  entrada,  es  decir  5  navios  y  una  fraga- 
ta, y  ocho  de  salida,  seis  navios  y  dos  fragatas.  Por  las  palabras 
que  usan  de  retorno  las  mas  de  ellas,  se  observa  que  eran  de  otra 
procedencia,  y  no  ocurre  vocablo  de  donde  sacar  fuese  alguna  del 
pais.  También  se  nota  que  estos  navios  no  venian  con  tales  200 
mil  ducados,  y  ademas  solo  trajesen  vinos  y  aceite.  Uno  viene  con 
22  mil  pesos,  12  mil  botijas  de  vino,  800  de  aguardiente,  almen- 
dra, pasas  y  aceitunas:  otro  con  81.943  pesos  6  reales,  520  boti- 
jas devino,  170  de  aguardiente,  100  de  aceite,  36  quintales  de  es- 
taño, 24  de  acero,  16  de  almendra,  y  un  pasagero,  general  déla 
armada  del  sur:  otro  con  130  botijas  de  vino,  26  de  aguardiente, 
10  de  aceitunas,  y  4  fardos  de  paños  y  bayetas  de  Quito;  las  de- 
mas  embarcaciones  con  solo  vino  y  aguardiente,  y  ninguna  mas 
con  dinero. 

El  vino  del  Perú  llegó  también  á  faltar,  y  como  no  podian  irlo 
á  traer  embarcaciones  de  Guatemala,  si  no  venia,  cai-ecia  de  él,  y 
careció  hasta  el  extremo  de  temerse  otra  vez,  no  podria  cele- 
brarse el  santo  sacrificio  de  la  misa,  según  lo  representó  esta  ciu- 
dad; y  á  consecuencia,  en  cédula  de  31  de  octubre  de  734,  se  re- 
quiere al  virey  sobre  ello,  y  se  le  ordena  de  nuevo  disponga  la  re- 
misión de  las  30  mil  botijas  y  200  mil  ducados.  Mas  adelante,  es- 
cribe el  oidor  Arana  al  ayuntamiento:  habiéndose  librado  por  S. 
M.  órdenes  expresas  á  fin  de  que  se  cerrase  el  comercio  del  Perú, 


ABOLICIÓN  DE  LA  NAVEGACIÓN  DEL  SUR.  75 

mandando  comisar  cualquiera  embarcación  que  de  aquella  costa 
llegase  á  estos  puertos,  negando  el  tráfico  de  vinos,  conforme  á  la 
ley  del  reyno,  aviendo  llegado  á  el  de  Sonsonate  los  navios  de  don 
Luis  Carrillo,  el  de  Alonso  de  la  Banda,  y  el  que  comandaba  don 
Estévandela  Ramendi,  que  aun  vive,  no  se  halló  quien  diese  pa- 
recer para  permitir  el  desembarque  en  contravención  de  las  Rea- 
les cédulas,  y  se  valió  el  presidente  de  mí,  y  solo  porque  concebí 
el  gravísimo  daño  que  seguía  al  servicio  del  rey  y  al  público,  di  pa- 
recer, para  que  se  sobreseiese  en  la  ejecución  de  los  precitados  res- 
criptos y  ley  de  el  reyno  y  se  diesen  las  licencias  de  desembarque 
y  tornavuelta  á  los  sobre  dichos  navios,  lo  que  S.  M.  (con  grande 
honra  mia)  se  sirvió  aprobar  en  vista  de  mi  parecer,  como  consta 
de  la  real  cédula  que  para  en  el  archivo  de  este  muy  noble  ayunta- 
miento. La  fecha  de  este  oficio,  es  en  Guatemala  á  14  de  noviembre 
de  1741.  Es  de  recordar  que  un  papel  erudito  de  este  ministro,  que 
igualmente  corre  agregado,  dio  aliento  á  esta  clase  de  pretensiones 
de  la  ciudad. 

Echevers,  que  publicó  su  segundo  ensayo  el  año  de  742,  ha- 
blando del  Realejo,  dice:  tiene  un  buen  astillero  con  suficiente  nú- 
mero de  carpinteros,  costean  la  construcción  de  una  embarcación 
por  mitad  menos  que  en  Guayaquil,  y  con  la  ventaja  de  ser  de  ce- 
dro: no  tiene  que  mendigar  ningún  material  fuera  del  reyno,  mas 
que  las  anclas,  las  cuales  se  traen  de  el  mar  del  norte  por  el  rio  de 
San  Juan,  y  laguna  de  Granada,  hasta  parage  donde  se  reciben  en 
carretas  en  que  las  conducen  al  Realejo.  Como  su  intento  era  el  es- 
tablecimiento de  una  compauia  de  comercio,  prosigue  diciendo. 
Esta  fábrica  de  embarcaciones  seria  bien  útil  á  la  compañía,  porque 
cada  año  pudiera  echar  una  fragata  de  300  toneladas  cargada  para 
el  Callao  con  los  balumosos  frutos  de  este  reyno,  y  descargados  en 
la  factoría  (que  tuviese  allí)  venderla,  para  ganar  en  el  casco  des- 
pués de  haberse  servido  de  él.  Mas  adelante  añade.  Caso  verdade- 
ramente lamentable  que  esté  reducido  un  ramo  tan  ventajoso  de 
este  reyno  á  el  feo  desorden  con  que  á  el  presente  se  maneja  en  em- 
barcaciones destorrentadas,  que  furtivamente  salen  de  el  Perú,  con 
algunos  comerciantes  de  la  ínfima  línea,  quienes  se  aparecen  en 
esta  ciudad  á  solicitar  géneros  fiados,  dos  tantos  mas  de  lo  que  han 
traído,  y  lo  peor  es  que  suelen  conseguirlo  de  algunos  de  este  co- 
mercio, quedando  contentos  por  haber  vendido  á  buenos  precios. 

El  ayuntamiento  ^e  esta  ciudad  en  21  de  agosto  de  74(3  escri- 
TüM.  2.  (11) 


*74  CAPÍTULO  LIV. 

bió  al  virey  del  Perú,  dándole  las  gracias  por  la  licencia  que  con- 
cedió para  que  se  trajeran  frutos  de  aquel  reyno;  y  éste,  en  carta 
de  26  de  setiembre  de  747,  responde  que  promete  conceder  las  cor- 
respondientes conforme  á  la  real  voluntad,  encargando  á  esta  ciu- 
dad coopere  á  que  no  se  exceda  de  los  límites  permitidos:  de  lo 
cual  se  hace  mérito  en  cabildo  de  27  de  noviembre,  como  de  un 
ensanche  que  gozaba  su  comercio;  y  lo  era  en  realidad,  según  las 
restricciones  que  lo  estrechaban  entonces  en  todos  conceptos,  hasta 
que  corriendo  tiempo,  asomó  una  nueva  época  como  veremos  en  la 
edad  de  Carlos  III,  quien  en  cédula  de  17  de  enero  de  774  las  de- 
rogó todas,  alzó  las  prohiciones  de  comercio  recíproco  con  los  rey- 
nos  vecinos  de  Nueva-España,  Santa  Fé  y  el  Perú,  y  permitió  el  li- 
bre comercio  con  ellos  en  el  mar  del  sur  con  algunas  modifica- 
ciones. 

Cuando  era  de  esperarse  el  restablecimiento  de  la  navegación 
del  pais,  y  la  prosperidad  de  su  comercio  en  el  mar  del  sur,  no  su- 
cede lo  uno  ni  lo  otro,  y  mas  bien  se  nota  una  decadencia  en  el  trá- 
fico apenas  desfigurada  y  encubierta  con  la  variedad  de  giros,  por 
que  al  paso  que  escasearon  las  embarcaciones  del  Perú,  ocurrie- 
ron de  Nueva-España;  y  siempre  es  de  lamentar,  que  si  en  princi- 
pios del  siglo,  en  menos  de  tres  años  que  van  de  fines  de  729  á 
principios  de  731,  es  decir  en  ano  y  medio,  se  contaron  6  entra- 
das y  8  salidas  de  navios  del  Perú,  ahora  al  fin  del  siglo,  en  tres 
cerrados,  corridos  de  principios  de  797  á  fines  de  799,  la  gaceta  de 
Guatemala  solo  numera  4  entradas  y  2  safidas  de  ellos,  en  esta  for- 
ma: dos  entradas  de  navios  mexicanos,  la  entrada  y  salida  de  dos 
peruanos,  y  la  salida  y  vuelta  de  un  guatemalano.  En  3  de  febrero 
de  797  ancló  en  el  Realejo  el  bergantín  San  Telmo  procedente  de 
Acapulco;  y  en  3  de  marzo  de  799  enAcajutlala  goleta  Venturo- 
sa del  puerto  de  San  Blas  en  Nueva-Galicia,  trayendo  esta  última 
59  cargas  de  harina  y  73  de  trigo,  10  cajones  de  loza  de Guadala- 
jara,  3  cargas  de  jabón,  un  tercio  de  jamones,  4¿0  rebozos  mexi- 
canos, 2  tercios  de  paño  de  Querétaro,  6  arrobas  de  clavos,  91  pie- 
les de  nutria,  625  piezas  cambayas,  106  de  lines,  90  de  burato,  6 
de  coleta,  6  naguas  de  liencecillo,  400  libras  de  seda  floja,  20  pie- 
zas de  dunas. 

De  puertos  del  Callao,  Guayaquil  y  Paitia  vinieron  al  Realejo 
y  Sonsonate,  y  fondearon  en  este  último  los  paquebotes  Rosario, 
y  San  José  en  8  de  febrero  y  31  de  marzo  de  797,  y  en  1  dema- 


ABOLICIÓN  DE  LA  NAVEGACIÓN  DEL  SCR.  75 

yo  de  798  la  fragata  Esmeralda,  trayendo  entre  lastres  80872  pe- 
sos en  dinero,  3.038  pellones,  110  piedras  de  sal,  166  botijas  de 
vino,  424  de  aguardiente,  424  de  aceite,  55  de  aceitunas,  27  quin- 
tales de  pasas,  18  millares  de  nueces,  300  fanegas  de  trigo  y  un 
barril  de  harina,  3.232  gruesas  de  cuerdas,  648  varas  de  pañete 
del  Cuzco,  587  del  de  el  Perú,  5.689  de  cordellate,  14.168  deger- 
ga,  2.102  de  bayeta,  3.907  de  tucuyos,  22  colchas  de  algodón, 
1.428  libras  de  cobre  labrado,  48  platos  de  hoja  de  lata,  16  doce- 
nas tacitas  de  peltre,  once  campanas,  4  de  ellas  de  444  libras,  75 
quintales  de  fierro,  81  alfombritas,  un  zurrón  de  higos,  48  que- 
sos, 2  quintales  de  pescadillas,  tres  y  media  fanegas  de  garbanzos, 
12  quintales  de  lentejas,  1.485  libras  de  almendra,  7  54  cargas  de 
cacao  de  81  libras,  15  arrobas  de  fideos,  146  pieles  de  carnero,  60 
sombreros  ordinarios,  14  hechizos,  12  de  vicuña  y  25  de  Jipija- 
pa, 9  docenas  decamisas  ordinarias,  21  hbretes  de  creas  listadas, 
24  jamones,  20  docenas  de  cortes  de  zapatos  pintados,  64  doce- 
nas de  tazas  y  calderas  de  loza  de  Puebla,  un  coche  con  sus  guar- 
niciones; jarcia  y  clavazón  para  una  fragata  que  se  estaba  constru- 
yendo en  el  Realejo.  La  embarcación  de  salida  fué  la  fragata  Char- 
meli,  que  salió  del  Realejo  para  Lima  en  1  de  diciembre  de  799. 

La  guatemalana  fué  el  paquebot  Marte  que  salió  de  Sonso- 
nate  en  26  de  mayo  de  798  con  destino  al  puerto  de  San  Blas.  La 
fuerza  de  un  temporal  le  rompió  el  timón,  y  luego  otro  le  puso  en 
el  último  peligro  inundándose  todo,  y  anegándose  el  camarote  del 
capitán,  con  que  apenas  pudo  llegar  á  Acapulco,  á  hacer  escala  y 
reparar  las  averías,  para  seguir  su  ruta  á  San  Blas.  Una  carta  de 
San  Salvador,  transcrita  en  gaceta  de  l  de  octubre  de  798,  advierte 
á  los  dueños  del  paquebot  lo  siguiente.  La  experiencia  ha  dado  á 
conocer  que  en  lámar  del  sur  en  despacio  de  la  zona  templada  y 
tórrida  hasta  bastante  distancia  de  las  costas  no  hay  turbonadas, 
como  las  hay  aproximándose  á  ellas  en  el  invierno:  el  verano  em- 
pieza en  este  mar  desde  diciembre;  y  lo  comprueba  la  práctica  de 
la  nao  de  China,  que  nunca  hace  su  recalada  en  Acapulco  hasta 
este  tiempo.  Bernal  Dias  testifica  que  la  segunda  armada  de  Alva- 
rado  se  hizo  á  la  vela  en  estos  puertos  para  Nueva-Galicia  en  dias 
de  diciembre. 

El  paquebot  INÍarte  regresó  á  Sonsonate  en  6  de  febrero  de  79'.», 
trayendo  registrados  6  tercios  y  5  cajones  de  efectos  de  Castilla 
que  llevó,  y  volvieron  por  invendibles;  trajo  ademas  78  tercios  de 


ÍTG  CAPÍTULO  LIV. 

cera  déla  Habana,  dos  de  cordovanes,  y  2  de  jabón:  18  docenas 
rebozos  de  media  seda,  8  de  corriente  de  hilo,  12  de  ordinarios 
decolores,  80  de  cordovanes  engrasados,  18  de  baldreses:  dos  ca- 
jones de  géneros  asiáticos  y  dos  de  loza  de  China.  Un  comunica- 
do de  la  gaceta  llama  á  este  paquebot  por  irrisión  el  Fénix  del  sur; 
pero  injustamente,  porque  no  podia  restaurarse  repentinamente, 
lo  que  habia  caducado  á  pausas,  y  siempre  es  laudable,  quien  dio 
un  paso  hacia  el  bien.  Por  una  especie  de  contradicción  el  censor 
del  Marte  clama  por  el  comercio  libre  con  Manila,  puesto  bajo  una 
poderosa  compañía  en  cédula  de  10  de  marzo  de  785,  y  vitupera 
sus  limitaciones:  sin  duda  guardó  sus  alabanzas  para  el  primer  em- 
presario de  él,  que  debia  ser  mas  feliz. 


CAPÍTULO  55. 

Oliistáculois  ele  la  iiaTe^aeioit  en  el  mai* 
del  norte* 

Los  obstáculos  que  tuvo  la  navegación  del  pais  en  el  mar  del 
norte  se  encuentran  idénticos,  y  acaso  mas  marcados  que  en  el  mar 
del  sur,  á  saber:  la  persecución  de  los  corsarios  y  la  falta  de  pro- 
tección. En  el  mar  del  sur  se  ha  visto  á  Acapulco  fortalecido,  y  que 
mantenía  tres  navios  de  cuenta  de  la  real  hacienda  para  el  comer- 
cio de  Filipinas,  dos  en  carrera  y  uno  de  reserva,  que  precisamen- 
te guardaba  el  puerto  y  la  costa,  y  cuyo  calor  por  necesidad  debia 
abrigar  las  otras  embarcaciones  del  territorio.  En  el  Perú  se  ha 
visto  también  fortalecido  el  Callao,  y  ademas  unas  embarcaciones 
armadas  de  cuenta  de  la  hacienda  real,  y  otras  reunidas  al  interés 
del  comercio  de  España  que  se  hacia  por  Panamá;  y  sobre  carecer 
de  todo  esto  Guatemala,  y  de  ser  privada  en  detrimento  de  su  na- 
vegación de  un  comercio  activo  por  aquel  mar,  fué  obligada  al  pa- 
sivo en  fomento  déla  navegación  vecina. 

Lo  mismo  viene  sucediendo  en  el  mar  del  norte.  En  primer 
lugar  los  puertos  de  la  Habana  en  Cuba,  y  los  de  Santo  Domingo 
y  Puerto  Rico  en  las  islas  de  este  nombre  son  fortalecidos  mediado 
el  siglo  IG,  y  mas  adelántelo  son,  según  relación  de  Alcedo,  Por- 
tobelo,  con  tres  castillos  denominados  San  Felipe,  Santiago  y  San 


OBSTÁCULOS  DE  LA  NÁYEGiCION  DEL  NORTE.  77 

Gerónimo:  Cartagena  con  seis,  bajo  la  advocación  de  San  Luis,  San- 
ta Cruz,  Castillo  viejo,  San  José,  San  Felipe  y  el  Pastelillo:  en  el 
mismo  tiempo  Veracruz  muda  de  sitio  para  se  mejor  fortificado. 

Del  reyno  de  Guatemala  hablan  sido  fortalecidos  Trujillo,  Ta- 
lamanca,  el  Desaguadero  y  el  Golfo- dulce;  pero  no  duraron  sus 
presidios.  Gage  el  año  de  637  prefirió  el  camino  del  Rio  Suen-e, 
al  de  Talamanca,  lo  que  no  habría  hecho  teniendo  este  último 
guarnición.  En  todo  el  proceso  de  la  invasión  de  Granada  el  año 
de  665,  y  fortificación  del  desaguadero  el  año  de  69,  no  se  hace 
mención,  ni  aun  de  los  vestigios  del  fuerte  de  Santa  Cruz.  Tnijillo 
no  tenia  otro  resguardo  que  el  vecindario  de  la  ciudad.  El  puerto 
de  Caballos  habia  sido  abandonado  por  el  de  Santo  Tomas;  y  la  po- 
blación misma  de  Santo  Tomas  habia  pasado  con  su  alcalde  ma- 
yor y  comandante  al  fuerte  de  Bustamante  en  el  Golfo-dulce,  desti- 
tuido hasta  de  sus  armas. 

El  ayuntamiento  de  esta  ciudad,  hablando  del  último,  en  me- 
morial dirigido  al  rey  en  4  de  marzo  de  1586,  dice:  le  parece  V. 
M.  se  sirva  de  entender  que  el  Golfo-dulce,  á  donde  no  se  puede 
entrar  si  no  es  con  lanchas  por  ser  vajíos,  es  en  el  que  convendría 
oviese  algún  reparo,  porque  es  la  lonja  donde  se  recojen  todas 
las  mercadurías  que  vienen  en  los  navios  de  Honduras,  y  de  allí 
en  recuas  se  sube  a  esta  ciudad  é  á  las  demás  del  distrito  desta  au- 
diencia, épornoaver  ávido  jamas  en  él  mas  que  un  hombre  con 
sus  criados,  que  recibe  como  encomendero  la  ropa  de  todos  los  mer- 
caderes, y  de  allí  la  va  entregando  á  las  recuas  que  sus  dueños  en- 
vían, que  la  meten  la  tierra  adentro. 

Luego,  lamentando  la  falta  de  fortificación,  añade.  La  expe- 
riencia a  mostrado,  que  por  no  tener  otra  guarnición  de  reparo,  un 
ladroncillo  con  una  sola  lancha  mal  harmado  entro  el  dicho  Golfo 
é  robó  el  dinero  que  halló  así  de  vuestro  real  aver  procedido  del 
almojarifazgo,  como  de  particulares  é  tomó  el  vino  é  bastimentos 
que  ovo  menester,  y  fué  Dios  servido  que  no  hiciese  otro  daño,  que 
pudiera  pegar  fuego  á  toda  la  hacienda  que  allí  estaba  écasas  con 
que  quedaban  destituidos  mucha  suma  de  vecinos  de  Castilla  y  des- 
ta tierra,  porque  avia  en  el  dicho  (Jolfo  duzicntos  mil  tostones  de 
ropa,  é  por  no  aver  en  él  roas  que  una  guarda,  le  fué  forzado 
uirse  al  monte.  Esto  se  podría  reparar  con  hacer  en  él  alguna  casa 
fuerte,  porque  el  sitio  de  su  naturaleza  lo  es,  v  con  poca  prepara- 
eion  podría  estar  seguro  en  cualquier  ocasión. 


78  CAPÍTULO  LV. 

Adam  Smith,  en  la  Riq,  de  las  nac.  lib.  5  parte  3,  hablan- 
do de  la  protección  que  el  soberano  debe  á  la  sociedad,  del  car- 
go de  defenderla  de  la  invasión  de  otras  sociedades,  y  de  los 
gastos  que  le  corresponde  hacer  en  la  institución  y  conservación 
de  los  establecimientos  públicos,  en  cuyo  número  incluye  los  puer- 
tos, enseña:  que  según  el  periodo  en  que  se  halla  la  sociedad,  y 
cuando  el  estado  de  adelantamiento  á  que  ha  llegado  es  tal  que 
ellos  producen  renta  y  espensas  para  costear  su  mejoramiento  y 
resguardo,  deben  éstos  hacerse  de  su  cuenta.  Tal  era  la  preten- 
sión del  ayuntamiento  de  esta  ciudad,  cuando,  descubierto  el  puer- 
to de  Santo  Tomas  en  604,  pedia  en  607  su  fortificación  y  presi- 
dio en  instrucción  de  que  se  ha  hecho  mérito,  remitida  á  Alonso  de 
Ibar  su  solicitador  en  España,  dicéndole.  Ha  de  hacer  Vmd.  gran 
instancia  y  suplicar  que  S.  M.  mande  y  ordene  que  de  su  real  ha- 
cienda se  fortalezca  este  puerto  y  ponga  en  él  presidio  de  soldados: 
pues  no  es  esta  ciudad  y  provincias  de  tan  poca  importancia  al  ser- 
vicio de  S.  M.  que  esté  sin  la  fortificación  y  defensa  que  los  de- 
mas  puertos,  que  muchos  sin  ser  de  tanta  consideración  é  interés 
lo  están;  y  después  de  otras  razones,  añade:  teniéndose  atención  á 
que  aunque  de  otras  partes  vaya  mas  plata  y  dinero,  de  ninguna 
tantos  frutos  y  derechos  de  ellos  para  S.  M.  Pero  nada  se  ade- 
lantó, y  todo  quedó  en  el  mismo  estado. 

En  el  libro  de  alcabalas  de  este  tiempo,  corre  razón  de  las  co- 
bradas el  año  de  1610,  y  en  ella  la  de  las  ventas  de  la  cargazón  de 
las  naos  venidas  al  puerto  de  Sato  Tomas  el  año  anterior,  de  que 
fué  maestre  Gerónimo  de  Arrieta,  y  por  la  cuantía  que  ellas  mon- 
tan puede  conjeturarse  la  baja  que  el  comercio  tenia  ya  á  los  vein- 
te y  cinco  años.  Las  ventas  son  como  sigue:  120  quintales  de  hierro 
en  cantidad  de  2400  tostones:  otros  2  quintales  de  hierro  y  2  de 
herrage  caballar  en  711  tostones:  18  pares  de  chapines  y  12  resmas 
de  papel  en  231: 100  botijas  devino  en  1250:  otras  200  en  4500;  y 
150  en  2250:  una  cargazón  de  mercadurías  de  Pedro  López  de  Se- 
villa á  Cristóval  Ibáñez  vecino  de  esta  ciudad,  en  5286  tt.  2^  rea- 
les: otra  cargazón  de  mercadurías  Antonio  Jovel  de  Sevilla  al 
mismo  Ibáñez  en  5105  tt.  2  reales:  otra  cargazón  Francisco  Zeron 
de  Sevilla  al  mismo  en  4966  t.  1  real:  otra  Martin  de  Mendizábal 
á  Juan  Martínez  en  2776  t.  2K  reales:  otra  Diego  Rosales  á  To- 
mas de  Verdia  en  7703  t.  un  real:  otra  Juan  de  Bergara  al  capi- 
tán Pedro  de  Solórzano  en  6948:  otra  Antonio  de  Villapando  á  An- 


OBSTÁCULOS  DE  Li  NAVEGACIÓN  DEL  NORTE.  79 

dres  de  Espisa  en  5697:  otra  Femando  de  Palma  á  Cristóval  de 
Santana  en  4678;  y  otra  Francisco  Abarca  á  Alonso  Alvarez  en  8328. 
Todas  ellas  hacen  la  cuantía  de  62831  tost.  1  real,  que  son  31415 
pesos  5  reales,  casi  una  cuarta  parte  de  los  200  mil  tostones  de  ropa 
afuera  del  vino  que  habia  en  el  Golfo  el  año  de  1586;  y  aparece  re- 
bajado el  comercio  en  tres  cuartas  partes,  y  reducido  á  casi  una  so- 
la. Por  otro  respecto  no  es  de  estrañar  la  menor  cuantía  de  mer- 
cadurías, habiéndose  ordenado  por  cédula  de  13  de  febrero  de  608, 
según  queda  referido,  que  las  naos  de  Honduras  trajesen  cada  una 
ocho  piezas  de  artillería  de  bronce,  cuya  cargazón  debia  estorbar  y 
disminuir  la  de  otros  efectos. 

La  segunda  especie  de  protección  dispensada  á  Nueva-España, 
y  no  prestada  á  Guatemala,  fué  el  impulso  de  la  navegación.  La  cé- 
dula de  13  de  junio  de  590,  de  que  es  tomada  la  ley  9  tít.  18  lib  4, 
dice.  Los  vireyes  de  Nueva-España  den  las  órdenes  que  conven- 
gan, para  que  continuamente  se  lleven  bastimentos  á  la  isla  de 
Cuba,  de  forma  que  esté  bien  abastecida,  y  de  esto  tengan  muy 
especial  cuidado.  Las  órdenes  que  convenían  á  este  efecto,  com- 
prendían la  abundancia  de  los  frutos  de  tal  provisión,  el  fomento 
de  su  comercio;  y  para  la  navegación,  siendo  al  propio  tiempo  el 
virey  general  de  la  armada,  eran  convenientes  las  respectivas  á  la 
seguridad  de  las  embarcaciones,  á  la  construcción  de  ellas  y  res- 
ponsabilidad de  sus  pilotos,  á  la  continuación  de  viages,  al  buen 
éxito  de  ellos,  á  la  utilidad  de  sus  interesados,  y  en  fin,  á  todo  lo 
que  llenase  un  cuidado  no  común,  sino  muy  particular. 

Con  los  presidentes  de  Guatemala  no  se  encuentra  ley  ni  cé- 
dula que  hable  sobre  este  punto,  ni  providencia  que  los  obligue  á 
dar  órdenes  para  que  se  embarquen  bastimentos,  ni  cargo  que  tu- 
viese de  estar  proveída  de  ellos  ninguna  isla  ni  provincia,  ni  que 
de  ello  debiese  tener  algún  cuidado  común  ó  particular.  Para  esta 
preterición,  es  menester  repetirlo,  debe  buscarse  otra  causa,  que 
no  sea  la  pobreza  del  pais.  Una  instrucción  del  ayuntamiento  ya 
mencionada  de  16  de  abril  de  1572,  solicitando  Universidad,  cali- 
fica la  tierra  de  abundante  de  mantenimientos;  y  Picmesal  lib.  2 
cap.  1  de  mas  bien  proveída  y  barata  que  otras.  Asi  es  que  aun- 
que la  ciudad  de  Panamá,  en  carta  de  24  de  setiembre  de  505  qwe 
se  ha  transcrito,  pide  á  la  de  Guatemala  los  mantenimientos  que  en 
esta  tierra  abundan,  y  en  aquella  (altan,  ni  el  ayuntamiento  solo 
tenia  posibilidad  para  ello,  ni  los  presidentes  cargo  de  dar  ordenes 


80  CAPÍTULO  LV. 

al  efecto.  Juatros  trat.  5  cap.  17,  hace  mención  de  una  fragata  de 
Trujillo,  que  espontáneamente  viajaba  á  Jamaica.  Echevers  en  su 
ensayo,  hablando  de  esta  época,  anterior  precisamente  al  año  de 
630,  dice:  en  otro  tiempo  se  enviaban  para  España  crecidas  can- 
tidades de  azúcar  de  Trujillo,  hasta  que  los  piratas  desolaron  a- 
quella  ciudad.  Gage,  que  se  retiró  de  Guatemala  por  los  años  de 
637  p.  3  cap.  2,  después  de  hablar  del  ingenio  de  azúucar  de  los 
dominicos,  trata  del  de  Zabaleta,  en  tieras  que  adquirió  cerca  de 
Petapa,  comenzando  á  traginar  primero  con  dos  muías,  y  contan- 
do después  el  candad  de  500  mil  ducados:  todos  los  años,  dice,  fa- 
brica una  gran  cantidad  de  azúcar,  vendiendo  una  parte  en  el  pais, 
y  mandando  el  resto  á  España.  Luego  trata  de  un  trapiche  de  A- 
gustinos  á  media  legua;  y  por  último  del  ingenio  de  Pedro  Crespo, 
gefe  de  la  casa  de  postas,  en  la  inmediación  de  Amatitan,  en  que 
hay,  dice  también,  un  molino  mas  grande  que  el  de  Zabaleta:  todos 
los  cuales,  añade,  contribuyen  mucho  á  la  riqueza  de  Guatemala, 
y  á  su  comercio  con  España. 

Algunas  provincias  del  Perú  y  de  Tierra  firme  tampoco  fueron 
olvidadas  en  ordena  su  comercio  y  navegación.  En  cédula  de  18 
de  febrero  de  595  que  forma  la  ley  10  del  mismo  tít.  se  manda  á 
los  vireyes  del  Perú  tengan  cuidado  de  que  la  ciudad  de  Panamá 
esté  bien  proveída  de  bastimentos,  y  que  á  los  valles  de  Trujillo  y 
Saña  no  se  impida  llevarlos  á  esta  ciudad:  en  efecto  nota  Alcedo, 
que  esta  provincia  en  el  puerto  de  Charrepe  cargaba  muchos  na- 
vios de  frutos  para  Panamá.  En  otra  cédula  de  29  de  marzo  de  621, 
de  que  son  tomadas  las  leyes  11  y  12  siguientes,  se  trata  en  la  mis- 
ma forma  de  que  Cartagena  sea  provista  de  mantenimientos  de  las 
provincias  de  Santa  Marta  y  la  Hacha;  y  que  Portobelo  lo  sea  de 
las  circunvecinas  á  Panamá.  He  aquí  la  tierra  adentro  y  litoral  del 
Perú,  con  el  cargo  de  abastecer  á  Panamá,  la  circunvecina  de  Pa- 
namá á  Portobelo,  y  la  interior  y  litoral  de  Tierra  firme  á  Carta- 
gena, y  todas  ellas  protegidas  en  la  libertad  del  tráfico  lejano. 

Únicamente  con  las  provincias  internas  de  Guatemala  no  se 
cuenta  para  que  surtan  de  mantenimientos  á  sus  puertos,  ni  para 
que  las  litorales  y  circunvecinas  á  ellos  acudan  á  otras  distantes, 
ni  á  sus  presidentes  se  encarga  el  cuidado  del  surtimiento  de  puer- 
to alguno  propio  ó  vecino,  ni  la  libertad  del  tráfico  de  las  provin- 
cias de  su  mando,  que  harto  la  necesitaban.  Panamá  en  carta  que 
se  ha  citado  de  22  de  enero  de  694  pide  bastimentos  de  harinas  y 


OBSTÁCULOS  DE  LA  NAVEGACIÓN  DEL  NORTE.  S'l 

Otros  frutos  á  Guatemala,  y  esta  sufre  que  después  de  oído  el  fis- 
cal se  dé  traslado  al  ayuntamiento  para  que  se  oponga  el  procura- 
dor síndico.  Se  sabe  que,  aunque  existan  las  libertades  públicas, 
importa  que  sean  consignadas  en  las  leyes,  mayormente  siéndolo 
las  de  otras  provincias,  y  cuánto  interesa  una  autoridad,  por  oficio 
motriz  de  la  industria  y  el  tráfico,  cuando  no  basta  el  interés  de 
los  subditos.  Pero,  abandonada  Guatemala  á  sí  misma,  sus  mora- 
dores debian  quedar  á  merced  de  una  autoridad  común,  y  bastar- 
les las  garantías  generales.  Ellos  por  sí  solos  deberán  medrar  poco, 
y  prosperar  lentamente  su  fortuna. 

Las  provincias  de  Costa-Rica  y  Nicaragua,  aunque  preteridas  y 
olvidadas  en  las  leyes  y  cédulas,  todavía  por  contiguas  á  Panamá, 
Portobelo  y  Cartagena  estaban  en  aptitud  de  una  mejor  suerte.  Ni- 
caragua, aunque  mas  distante,  continúa  enviando  bastimentos  por 
la  laguna  de  Granada  y  rio  de  San  Juan  á  Portobelo  y  Cartagena. 
En  auto  acordado  de  6  de  mayo  de  634,  para  precaver  la  salida  de 
ropa  de  China  se  puso  orden  á  todos  los  puertos  para  que  ninguna 
embarcación  saliese  sin  licencia  del  gobierno  general  del  rey  no  pedida 
por  escrito;  pero  habiendo  reclamado  Granada  el  perjuicio  que  se 
seguía  á  su  comercio,  por  otro  auto  de  14  de  febrero  de  635  le  fué 
otorgado  bastase  la  licencia  de  los  oficiales  reales  y  sus  tenientes;  con 
que  continuó  la  navegación  acudiendo  á  Cartagena  y  Portobelo, 
principalmente  en  la  mansión  de  los  galeones,  y  tornando  con  efec- 
tos de  Castilla. 

Gageenla  p.  4  cap.  4,  describiendo  el  pasagede  estas  fragatas, 
dice:  cuando  bajan  del  lago  al  rio,  llamado  en  este  sitio  el  desa- 
guadero, para  irse  después  al  mar,  se  encuentra  una  gran  dificul- 
tad, que  hace  que  este  pequeño  viage  dure  algunas  veces  dos  me- 
ses: en  algunos  sitios  la  caida  de  las  aguas  es  tan  grande  entre  dos 
peñascos  que  muchas  veces  se  está  precisado  á  descargar  los  bu- 
ques y  después  volverlos  á  cargar  con  la  ayuda  de  muías  entrete- 
nidas exprofeso  para  el  intento,  y  de  algunos  indios  que  viven  en 
la  orilla  del  rio;  éstos  cuidan  de  los  almacenes  donde  se  guaixlan 
las  mercancías,  mientras  que  los  buques  atraviesan  todos  estos  si- 
tios peligrosos,  para  ir  á  otro  almacén  donde  las  muías  vienen  a 
traer  las  mercancías,  y  donde  las  cargan  en  derechura  á  las  fraga- 
tas: y  aunque  esto  se  hace  todos  los  años,  rara  vez  se  ve  perecer  al- 
guno. Lacayo,  en  representación  de  IT.VJ,  dice:  practicaban  su  co- 
mercio los  moradores  de  Granada  por  el  rio  de  San  Juan  con  Por- 
TOM.  2.  (12) 


82  capItülo  lvi. 

tóbelo  y  Cartagena  en  embarcaciones  de  poca  quilla,  que  llaman 
chatas,  que  son  las  mas  acomodadas  para  esta  navegación  por  la 
poca  agua  que  calan. 

Costa-Rica  igualmente  cargaba  bastimentos  por  sus  ríos  y  puer- 
tos: pues  aunque  Talamanca  habia  sido  perdida  á  principios  del 
siglo  por  sublevación  de  los  indígenas  que  la  incendiaron,  ella  fué 
luego  restaurada,  como  queda  expuesto.  Por  lo  queGage  en  su  vuel- 
ta á  Europa,  no  pudiendo  embarcarse  en  Granada  por  temor  de  ene- 
migos, emprendió  acabando  el  año  de 637,  seguir  su  marcha  por 
Costa-Rica,  para  hacerlo  en  uno  de  sus  ríos,  y  dice  al  cap.  21 .  Ha- 
biendo sabido  que  habia  una  fragata  en  el  rio  de  los  Anzuelos 
(antes  Talamanca  y  también  la  Estrella)  y  otra  en  Suerre  (por  otro 
nombre  Pacuare),  y  habiéndonos  informado  que  el  camino  por  el 
río  Suerre  era  el  mejor,  nos  resolvimos  á  emprender  ese  viage  hacia 
el  norte.  El  cargamento  de  la  fragata  en  que  salimos  era  miel,  cue- 
ros, jamón,  harinas  y  gallinas.  Tales  eran  las  ventajas  que  disfru- 
taban Costa-Rica  y  Nicaragua  en  su  proximidad  á  Panamá  y  Por- 
tobelo,  de  que  carecían  las  otras  provincias  de  Guatemala  por  su 
ma}  or  distancia,  así  de  Panamá  y  Cartagena,  como  de  Yeracruz  y 
la  Habana. 


-&M^^ 


CAPÍTULO  56. 

Otrois  obstáculos  para  la  navegación* 

La  tercera  especie  de  protección  dispensada  á  los  reynos  veci- 
nos fueron  las  dos  flotas  destinadas,  una  para  Veracruz  en  la  Nue- 
va-España y  otra  para  Cartagena  y  Portobelo  en  la  Tierra  firme, 
que  resguardadas  de  la  armada  que  permanecía  en  la  Habana,  res^ 
guardaban  las  embarcaciones  de  los  puertos  de  uno  y  otro  extremo, 
fuese  que  saliesen  ó  volviesen  en  su  carrera  de  Veracruz  á  la  Ha- 
bana, de  Panamá  á  Cartagena  y  aun  de  Cartagena  á  la  Habana. 
Auxilio  igualmente  denegado  á  Guatemala.  Pues  aunque  para  sus 
provincias  era  destinada  la  flotilla  de  Honduras,  ésta  no  podia  va- 
lerse á  sí  misma,  ni  aprovechaba  mucho  en  encuentros  reñidos,  es- 
tando indefensos  los  puertos,  según  observa  el  ayuntamiento  en  la 
instrucción  de  607j  y  ademas,  ella  no  tardó  en  ser  retirada  por  cé- 


OTROS  OBSTÁCULOS  PARA  LA  NAYEGACIOX.  85 

dula  de  12  de  abril  de  633,  en  la  cual  se  mandan  aplicar  á  la  flota 
de  Nueva-España  las  dos  naos  de  guerra,  que  venían  á  Honduras, 
y  se  ordena  que  las  de  particulares  caminen  en  derechura  sin  arri- 
marse á  Yucatán,  y  que  la  plata  de  S.  M.  recaudada  en  las  cajas 
de  Guatemala  se  remita  por  tierra  al  puerto  de  Veracruz. 

Así  fué  como  Guatemala  se  halló  también  en  esta  parte  aban- 
donada á  sí  misma;  y  entonces  los  particulares  debieron  decir:  si  la 
plata  de  S.  M.  no  está  segura  en  nuestros  puertos  ni  en  sus  em- 
barcaciones, tampoco  lo  estará  nuestra  hacienda,  y  si  por  ellos  el 
riesgo  del  comercio  no  es  ya  común  sino  evidente,  nosotros  debe- 
mos de  necesidad  abandonarlo  igualmente,  ó  esforzarnos  á  hacer- 
lo por  el  rodeo  que  busca  y  lleva  la  plata  de  S.  M. 

Gage,  al  retirarse  de  Guatemala  para  Europa  el  año  de  G37,  se 
sometió  al  imperio  de  esta  necesidad,  emprendiendo  su  marcha  por 
tierra  hasta  Granada,  para  embarcarse  en  la  laguna;  y  en  la  narra- 
ción de  su  jornada,  hablando  de  esta  ciudad,  dice.  A  consecuen- 
cia del  despacho  de  las  fragatas,  es  esta  ciudad  una  de  las  mas  ri- 
cas de  la  América  del  lado  del  norte,  porque  los  comerciantes  de 
Guatemala,  temiendo  mandar  sus  efectos  por  el  Golfo  de  Hondu- 
ras, habiendo  sido  cogidos  varias  veces  por  los  holandeses  entre 
éste  y  la  Habana,  consideraron  mas  reguro  remitirlos  en  las  fra- 
gatas de  Cartagena,  cuyo  pasage  no  ha  sido  interrumpido  tanto 
como  el  otro  por  los  holandeses.  Igualmente  los  tesoros  del  rey  fue- 
ron pasados  por  este  camino  de  la  laguna  de  Granada  á  Cartage- 
na. En  un  dia  entraban  seis  recuas  que  contenían  por  lo  bajo  300 
muías,  todas  de  San  Salvador  y  Comayagua,  cargadas  solo  de  tinta, 
grana  y  cueros:  dos  días  después  entraron  tres  recuas  mas  de  Gua- 
temala, una  cargada  de  plata  de  tributos  del  rey  de  aquel  pais,  o- 
tra  con  azúcar,  y  la  otra  con  tintas.  A  este  tiempo  Uciró  orden  de 
Guatemala,  mandando  suspender  las  embarcaciones  por  noticias 
que  había  de  enemigos  en  aquella  época.  No  fué  esto  sin  funda- 
mento, porque  la  fragata  en  que  poco  después  salió  Gage  por  el  rio 
de  los  Anzuelos  en  Costa-Rica  á  corto  trecho  cayó  en  poder  de  dos 
buques  holandeses,  uno  de  guerra,  y  le  quitaron  o  mil  pesos  de  1 1 
mil  que  llevaba  en  perlas,  piedras  preciosas,  medias  onzas  y  onzas, 
fruto,  dice  este  viagero,  del  trabajo  de  12  años.  Por  lo  que  volvió 
á  tierra,  y  todavía  se  detuvo  en  aquella  provincia. 

Con  motivo  de  semejantes  sucesos  se  pretirió  la  vía  de  Vera- 
cruz,  haciéndose  el  camino  por  tierra  á  este  puerto.  En  junta  de 


84  CAPÍTULO  LVI. 

hacienda  de  23  de  marzo  de  G51  se  refiere,  que  habiéndose  prego- 
nado este  viage,  para  darlo  al  postor  que  llevase  menos  flete,  hizo 
postura  Domingo  de  Velasco,  exigiendo  60  pesos  por  carga  de  4 
mil,  y  130  por  la  comisión  de  todas;  pero  desoída  y  luego  modifi- 
cada, quedó  en  70  pesos,  sin  el  tanto  de  comisión;  y  dada  cuenta 
fué  aprobado  el  ajuste  en  cédula  de  11  de  marzo  de  652. 

El  ayuntamiento,  en  memorial  de  29  de  abril  de  1601,  cuenta 
entre  las  especies  de  protección,  debidas  al  reyno  de  Guatemala, 
una  que  fué  concedida  á  otros  contiguos.  Vuestra  Magestad,  dice, 
hizo  merced  á  Panamá  y  á  la  isla  de  Santo  Domingo  de  dalles  pre- 
sidente de  capacidad,  atento  á  los  rebatos  que  cada  dia  tienen  de 
enemigos,  y  aunque  esta  ciudad  no  es  puerto  de  mar,  tiene  subdi- 
tos á  ella  la  costa  de  Costa-Rica  y  Nicoya,  el  Realejo,  Sonsonate  y 
el  puerto  de  Istapa  y  el  Salto  hasta  Teguantepeque  por  la  costa  del 
mar  del  sur  y  por  la  del  norte,  desde  el  puerto  de  San  Juan  el  des- 
aguadero, hasta  el  puerto  de  Caballos,  de  los  cuales  cada  dia  ay 
nuevas  de  enemigos  y  adonde  es  necesario  quel  presidente  ques- 
ta  audiencia  governare  sea  mui  buen  soldado  para  prevenir  lo  que 
convenga,  pues  no  se  puede  hallar  presente  por  estar  los  dos  puer- 
tos distantes  desta  ciudad,  y  como  V.  M.  sabe,  es  esta  tierra  nece- 
sitada de  gente  española  respeto  de  la  grandeza  della,  y  cuando  se 
ofreciere  algún  rebato,  lo  que  Dios  no  quiera,  el  buen  govierno 
sustenta  la  poca  gente  en  la  guerra,  cuanto  y  mas  que  todo  el  año 
tiene  que  hacer  en  proveer  los  dichos  puertos  con  las  nuevas  que  ay 
de  cosarios,  las  cuales  prevenciones,  siendo  soldado,  sabría  mejor 
las  que  son  menester,  y  gastaría  á  V.  M.  de  una  vez  su  real  aver, 
por  todo  lo  cual  esta  ciudad  suplica  á  V.  M.  si  es  posible  se  ños 
aga  merced,  pues  con  ella  en  las  cosas  de  la  guerra  será  V.  M.  mas 
bien  servido. 

Hasta  enónces  los  gobernadores  y  presidentes  que  hubo  des- 
pués del  adelantado  Alvarado  todos  hablan  sido  letrados,  aboga- 
dos y  doctores,  cual  era  el  actual  doctor  Alonso  Criado  de  Castilla, 
y  con  la  solicitud  solo  se  adelantó,  que  en  lo  sucesivo  fuesen  proveí- 
dos títulos  de  Castilla  y  caballeros  de  las  órdenes,  hasta  mas  allá 
de  mediado  el  siglo.  No  podía  ni  debía  esto  atribuirse  á  inferiori- 
dad del  puesto,  ni  la  presidencia  y  gobierno  de  Guatemala  era  tal 
que  cediese  en  cosa  alguna  á  la  de  Santo  Domingo  y  Panamá.  Si 
su  rango  debe  sacarse  por  los  sueldos,  á  la  presidencia  y  gobierno 
de  Panamá  asigna  la  ley  l»  tít.  2  lib.  5,  tomada  de  cédulas  anterio- 


OTROS  OBSTÁCULOS  PARA  LA  NAVEGACIÓN.  85 

res,  4.500  ducados,  al  paso  que  á  la  de  Guatemala  son  puestos  5 
mil;  y  si  la  de  Santo  Domingo  tiene  los  mismos  5  mil  ducados,  ellos 
por  cédulas  de  608  y  642,  de  que  dimana  la  ley  13  tít.  26  lib.  8, 
se  mandan  pagar  en  la  caja  de  Panamá,  si  no  los  habia  en  la  de 
la  propia  isla,  lo  que  no  sucedía  en  Guatemala.  La  presidencia  de 
Nueva-España  tiene  en  la  misma  ley  5  mil  ducados,  la  de  Santa  Fé 
6  mil,  y  la  del  Perú  30  mil.  Sin  embargo,  la  inferioridad  de  Guate- 
mala respecto  de  estas  últimas  no  es  tan  marcada  que  no  le  queda- 
se harta  importancia. 

Esto  era  lo  de  ley,  que  en  el  hecho,  llevaban  las  cosas  otro  te- 
nor. Gage,  con  respecto  á  Guatemala,  dice  al  cap.  18.  La  pensión 
que  tienen  los  presidentes  por  el  rey  son  12  mil  ducados;  y  ademas 
de  esto  él  puede  con  su  comercio  y  regalos  hacer  dos  tantos  mas: 
como  se  ha  visto  en  el  conde  de  la  Gomera  presidente  de  esta  chan- 
cillería,  que  en  el  espacio  de  14  años  ha  juntado  millones  de  duca- 
dos: millares,  querrá  decir.  La  pensión  pagada  á  los  ministros  de 
chancillería,  continúa,  son  4  mil  ducados  anuales:  al  fiscal  3  mil. 
Don  Luis  de  las  Infantas,  oidor  de  esta  audiencia,  me  contó,  aña- 
de, que  sin  embargo  que  el  empleo  de  un  ministro  era  en  Lima  mas 
honorable,  era  mas  ventajoso  en  Guatemala,  porque  ganaba  mu- 
cho en  los  coechos.  Prescindiendo  de  esta  nota,  que  mencionan 
Ulloa  y  Juan,  y  mirando  lo  tocante  á  la  presidencia  en  orden  al 
sueldo  de  12  mil  ducados,  él  no  carece  de  otros  anuncios  que  lo  ve- 
rifiquen. En  carta  del  oidor  Garate  al  rey,  de  20  de  mayo  de  668, 
avisa  que  el  presidente  Meneos  sacaba  3  y  4  mil  pesos  de  reparti- 
miento de  indios  del  valle  de  esta  ciudad,  y  ratificándolo  en  México 
en  declaración  que  dá  ante  el  oidor  Montemayor  comisionado  del 
virey  á  9  de  febrero  de  67 1 ,  añade,  que  igualmente  se  aprovechaba 
de  ellos  el  presidente  Rosica  de  Caldas,  su  sucesor.  Este,  antes  de 
ser  visitado  se  anticipó  á  informar  al  propio  monarca,  que  los  per- 
cibía como  todos  todos  sus  antecesores,  y  lo  hacia  por  servir  á  S.  M. 
con  mas  limpieza;  y  en  cédula  de  29  de  octubre  de  71  se  manda 
hacer  averiguación  de  ello:  la  que  practicada,  dieron  informe  la 
audiencia  y  el  obispo  en  que  resulta  montar  lo  procedido  del  re- 
partimiento 5  y  6  mil  pesos,  y  por  otra  cédula  de  30  do  noviembre 
de  72  se  mandan  entrar  en  cajas,  y  aplicarse  á  oti'os  objetos. 

Por  este  estilo,  contando  también  con  el  tanto  de  comisos  y  mul- 
tas, pudieron  computarse  los  12  mil  ducados,  y  ser  positiva  la  nar- 
ración de  Gage.  Cuando  tal  no  resultase,  no  por  eso  dejaba  de  ser 


86         CAP.  LVI. — OBSTÁCULOS  PARA  LA  NAVEGACIÓN. 

justa  y  oportuna  la  pretensión  del  ayuntamiento;  pero  el  rey,  acaso 
atendiendo  á  la  paz  de  la  audiencia,  que  en  otras  partes  era  turba- 
da por  sus  ministros  como  en  Panamá,  según  Alcedo,  proveyó  pri- 
mero un  título  de  Castilla,  como  va  referido,  y  sucesivamente  ca- 
balleros de  las  ordeños  militares.  Y  ¿qué  sucedió?  una  aberración 
de  costumbres  y  del  carácter  del  pais:  porque  los  vecinos,  andando 
el  tiempo,  ya  no  quisieron  ser  soldados,  sino  caballeros:  ya  no  hu- 
bo 400  arcabuceros  y  gente  bien  ejercitada,  como  á  fines  del  siglo 
anterior:  no  hubo  mas  tropa  viva  ni  milicias.  Los  que  hacian  cau- 
dal obtenían  hábitos  de  las  órdenes  militares  á  toda  costa,  y  los 
demás  que  era  mucha  gente  lucida,  afectando  no  valer  menos  y  ser 
caballeros  de  orden  heroica,  no  desdeñaban  las  jactancias  del  pun- 
donor, como  se  ha  visto  con  detrimento  del  sosiego  de  las  familias 
y  sin  tendencia  á  objetos  útiles. 

Gage,  que  vino  á  este  reyno  corriendo  el  año  de  625,  lo  encon- 
tró sin  soldados,  sin  armas  ni  municiones.  Guatemala,  dice,  sin 
embargo  que  no  tiene  armas  ni  municiones  de  guerra,  se  puede  con- 
siderar bien  fuerte  por  la  raza  de  negros  esclavos  que  hay  en  las 
estancias  y  obrages  de  añil,  y  aunque  no  tienen  mas  armas  que 
machete  y  pullas  ó  lanzas  para  pullar  el  ganado,  son  tan  desespe- 
rados, que  la  misma  ciudad  de  Guatemala  los  ha  temido  muchas 
veces,  como  también  los  mismos  amos:  alguno  de  ellos  no  tiene 
embarazo  en  atacar  un  toro. 

Así  es  que  era  cosa  singular  este  reyno.  No  son  fortalecidos 
sus  puertos  como  los  de  las  islas,  los  de  Tierra  firme  y  Nueva-Es- 
paña: no  son  obUgados  los  presidentes  á  embarcar  bastimentos, 
ni  es  fomentado  su  tráfico  de  mantenimientos,  como  en  Nueva-Es- 
paña, Panamá  y  Tierra  firme:  sus  embarcaciones  no  son  abriga- 
das por  la  flota  y  armada  como  las  de  Nueva-España,  Tierra  firme 
y  Panamá;  ni  tiene  comandancia  viva  como  Panamá,  Chile  y  Fili- 
pinas. Poco  debe  haberle  faltado,  para  quedar  aislado  en  el  centro  de 
la  América.  Ademas  de  su  posición  geográfica,  el  ayuntamiento  re- 
presentó desde  el  año  de  586,  como  va  referido,  que  estaba  en  me- 
dio de  dos  tan  importantes  reynos,  como  son  los  de  Tierra  firme, 
y  el  Perú  y  de  Nueva-España,  y  por  lo  mismo  corría  este  riesgo. 


87 

CAPÍTULO  57. 

Aliolíeioii  del  comercio  de  la  Haliaiia* 

Lo  que  faltaba  para  el  aislamiento  de  Guatemala  era  un  estro- 
piezo de  comerciar  con  la  Habana.  En  tiempo  de  Gage  estaba 
aunen  corriente  este  tráfico.  Así  lo  supone  en  la  p.  4  cap.  1,  en 
que  refiere  haber  escogido  para  volverse  á  Europa  el  camino  por 
Nicaragua  y  lago  de  Granada,  puesto  que  el  tiempo,  dice,  en  que 
las  fragatas  sallan  de  este  lago  para  la  Habana  era  ordinariamen- 
te después  de  mediados  de  enero;  y  en  el  cap.  3,  describiendo  la 
ciudad  de  León,  nota  en  sus  vecinos  que  tenian  pájaros  y  jardines, 
pero  no  aspiran,  dice,  mucho  al  trato  y  comercio,  no  obstante  te- 
ner tan  cerca  la  laguna,  adonde  llegan  todos  los  años  algunas  fra- 
gatas de  la  Habana  del  lado  del  norte,  pero  sí  son  tan  peripuestos 
y  fantásticos  como  los  de  Chiapa.  Este  permiso  fué  renovado  en 
cédula  de  9  de  febrero  de  646,  que  forma  la  ley  33  tít.  33  lib.  9. 
En  junta  de  hacienda  de  14  de  julio  de  659,  se  habla  de  una  fraga- 
ta que  vino  de  la  Habana  á  Puerto  Caballos  por  frutos  de  la  tier- 
ra, y  fué  requerida  para  que  llevase  los  soldados  de  un  galeón  que 
naufragó  en  el  Golfo,  y  no  podian  irse  en  dos  embarcaciones  me- 
nores que  estaban  haciendo  en  él,  porque  les  faltaba  mucho. 

Mas  adelante  se  suspendió  este  comercio,  según  parece  en  cé- 
dula de  10  de  febrero  de  1676,  por  la  cual  el  rey  aprueba  los  ca- 
pítulos que  hizo  el  comercio  de  Sevilla  para  el  despacho  de  ga- 
leones y  flotas  por  tiempo  de  cinco  años,  de  los  cuales  fué  uno, 
que  durante  dicho  asiento,  no  habia  de  permitir  el  gobernador  de 
la  Habana,  que  de  allí  salieran  embarcaciones  algunas  para  estos 
puertos  de  Honduras,  ni  para  la  Veracruz  por  el  daño  que  recibi- 
ría la  flota  con  que  abundase  la  ropa  y  frutos  de  aquellas  partes^ 
mediante  las  embarcaciones  de  la  Habana. 

No  se  sabe  que  para  este  asiento  fuesen  oídas  las  provincias  de 
Guatemala,  ñique  diesen  su  consentimiento.  Para  negarlo  tenían 
por  motivo  la  tardanza  que  en  este  tiempo  gastaban  las  naos  de 
España,  demorando  seis  y  mas  años  su  venida  á  estos  puertos,  co- 
mo se  ha  observado.  Nueva-España  que  tenia  consulado  debe  ha- 
ber sido  oida,  y  cuando  no,  siempre  contaba  con  la  llegada  de  la 
flota  á  Veracruz.  Mas  sea  como  fuere,  transcurrido  el  periodo  del 


88  CAPÍTULO  LVII. 

asiento,  debió  cesar  el  estropiezo  para  la  salida  de  las  naos  de  la 
Habana.  A  lo  menos  debe  haberse  restablecido  el  comercio  recípro- 
co de  este  puerto  con  Nueva-España,  que  por  otra  parte  era  de  ley; 
pero  no  parece  que  fuese  restablecido  el  de  Guatemala.  El  agente 
de  esta  ciudad  en  España,  en  carta  de  9  de  octubre  de  685,  le  dice. 
En  conformidad  de  lo  que  me  escribió  el  señor  maestro  de  campo 
don  José  Agustín  de  Estrada  y  la  carta  de  U.  S.  para  S.  M.  ten- 
go introducida  la  pretensión  de  que  se  abra  el  comercio  de  la  Aba- 
na para  que  se  puedan  comerciar  los  frutos  que  U.  S.  tiene  en  su 
provincia  con  aquella  ciudad:  está  para  verse,  y  estoy  con  recelo 
de  que  se  ha  de  mandar  que  informe  el  consulado  de  Sevilla.  Ha- 
ré todas  las  diligencias  que  sean  posibles:  el  señor  don  Lope  Sier- 
ra me  da  mui  buenas  esperanzas. 

En  otra  de  2  de  mayo  de  687  dice  el  propio  agente.  En  cuanto 
á  la  pretensión  del  comercio  desde  Honduras  á  la  Abana  con  los 
frutos  de  la  tierra,  habiéndose  llevado  al  señor  fiscal,  á  dado  res- 
puesta, pidiendo  lo  mesmo,  y  añadiendo  que  lo  mesmo  estaba  re- 
presentado por  el  governador  de  la  Abana,  sobre  que  habia  expe- 
diente, y  que  era  mui  justo  el  concederse.  Está  para  verse  con  bre- 
vedad; hanse  juntado  los  autos  que  hay:  el  relator  es  bueno:  emos 
de  tener  buen  suceso,  y  mas  con  la  ayuda  del  señor  Lope  Sierra, 
que  mira  las  cosas  de  U.  S.  con  cariño,  y  puedo  decir  ingenua- 
mente que  es  su  agente.  A  cabo  de  otro  año,  con  fecha  6  de  junio 
de  687,  escribe  al  propio  ayuntamiento.  En  orden  al  comercio  de 
Honduras  con  la  Abana,  también  está  para  verse.  En  este  negocio 
abiendo  comunicado  á  los  señores  don  Lope  Sierra  y  don  Diego 
Balverde,  los  alio  mui  descordes,  el  señor  Sierra  á  nuestro  favor, 
y  el  señor  Balverde  contrario,  y  así  es  menester  guardar  el  ayre. 
Todavía  con  fecha  3  de  diciembre  dice.  Comercio  de  la  Abana: 
también  está  para  verse,  y  aguardo  ocasión  que  sea  á  propósito;  é 
visto  mui  favorable  al  señor  marques  de  los  Velez. 

He  aquí  la  suerte  que  llevaban  en  la  corte  los  asuntos  mas  ira- 
portantes;  y  como  al  propio  tiempo  no  habia  consulado  en  Guate- 
mala, y  el  ayuntamiento  era  el  único  cuerpo  regulador  del  bien  ge- 
neral, que  hallándose  diminuto  en  esta  época  por  la  escasez  de  com- 
pradores de  sus  oficios,  y  recargado  de  negocios  que  ocurrían  de 
nuevo  de  interés  mas  inmediato,  prestaba  á  éstos  la  atención  y  las 
expensas,  con  ellos  postergadas  otras  solicitudes,  caducaban  amor- 
tiguadas con  el  tiempo;  y  por  este  tenor  continuó  el  estropiezo  del 


ABOLICIÓN  DEL  COMERCIO  DE  LA  HABANA.  89 

asiento  de  Sevilla  para  poder  comerciar  con  la  Habana,  y  ya  se  ex- 
tendía á  Cartagena,  hasta  que  en  principios  del  siglo  siguiente,  no 
pudiendo  el  vecindario  soportar  la  falta  y  carestía  de  géneros  de 
Castilla,  celebró  cabildo  en  7  de  julio  de  707.  En  él  se  propuso  so- 
licitar se  abra  el  comercio  del  Perú,  el  de  la  ciudad  de  la  Habana, 
de  Cartagena,  y  otras  islas  de  barlovento,  por  hallarse  estas  pro- 
vincias' sin  que  tengan  salida  sus  frutos;  y  habiéndose  conferido 
se  resolvió  se  busquen  todos  los  papeles  conducentes  á  esta  mate- 
ria: los  cuales  vistos  en  el  del  dia  12  inmediato,  se  determinó  so- 
licitar cabildo  abierto,  en  que  se  deliberase  sobre  todo,  y  se  tuvo 
el  dia  13  de  diciembre  de  1707. 

Se  abrió  la  junta  con  la  lectura  de  un  papel  que  presentó  el 
maestro  de  campo  don  Juan  Antonio  de  Bustamante  caballero  de 
la  orden  de  Santiago,  alcalde  ordinario  mas  antiguo,  en  que  la  ciu- 
dad, dice,  pone  en  consideración  de  los  señores  concurrentes  la 
falta  de  navios  de  registro  en  tantos  años,  la  carestía  de  los  frutos 
de  Castilla  y  ropa,  cuyos  precios  extenúan  el  caudal  de  los  vecinos 
de  esta  ciudad  y  sus  provincias,  y  como  su  penuria  pende  de  la 
oposición  del  comercio  de  Sevilla:  que  la  ciudad  junta  díscun*a  el 
remedio,  y  si  es  necesario  se  ejecute  ala  real  piedad  y  grandeza  de 
S.  M.  con  el  rendimiento  y  postración  de  esta  ciudad,  recordán- 
dole su  lealtad,  y  ser  de  las  mas  antiguas  de  la  América.  Así  son 
llamadas  por  primera  vez  las  Indias  en  cabildo,  después  de  Gage. 

En  la  junta,  la  inteligencia  común  de  todos  era,  según  el  acta, 
que  desde  luego  debia  procurarse  el  trato  y  comercio  con  los  de  la 
Habana,  y  de  estos  con  aquellos  con  tal  seguridad  que  nunca  se 
atribuiría  á  culpa  ó  delito,  no  habiendo  orden,  ley  ni  cédula  que  lo 
prohibiera,  sino  el  asiento  del  consulado  de  Sevilla,  el  cual  habia 
pasado,  y  las  cosas  vuelto  al  tiempo  antiguo,  en  que  hubo  este  co- 
mercio, y  quisieron  practicarlo  así.  Pero  conferido  y  tratado  todo, 
se  resolvió  que  el  procurador  síndico  ocurra  al  superior  gobierno 
á  pedir  expresa  declaración,  sobre  si  los  vecinos  y  moradores  de  es- 
te reyno  pueden  libremente  y  sin  embarazo  alguno  tratar  y  nego- 
ciar con  la  ciudad  de  la  Habana  y  sus  puertos,  y  a(iuellos  vecinos 
y  moradores  con  los  de  este  reyno,  para  que  declarándose,  no  ha- 
ber impedimento  para  el  trálico  y  comercio  con  la  Habana,  se  so- 
licite el  que  se  tenga,  y  en  caso  de  negarse,  se  ocurra  á  S.  M.  á  su- 
plicarle rendidamente  se  sirva  concederlo. 

No  hubo  en  esta  ocasión  un  gobernador  cu  la  Habana  que  tu- 
To3i.  2.  (13) 


90  CAP.'LVII. — COMERCIO  DE  LA  HABANA. 

viese  los  comedimientos  del  virey  Toledo  del  Perú,  ni  en  Guateraar 
la  un  presidente  Osorio  que  tomase  trazas  en  favor  del  comercio. 
Hecho  el  ocurso,  y  seguidos  autos  el  fiscal  en  20  de  octubre  de  708 
pidió  no  se  hiciese  novedad,  y  se  consultase  á  S.  M.  como  se  eje- 
cutó el  año  siguiente.  El  ayuntamiento  de  su  parte  dispuso  el  me- 
morial que  va  citado  bastantemente  historial,  razonado  y  metódico. 
Entre  otras  cosas  expone,  que  la  vara  de  rúan  llegó  á  valer  12  rea- 
les, otro  tanto  una  de  bretaña,  28  pesos  una  resma  de  papel,  25 
una  libra  de  canela,  y  á  este  tenor  otros  géneros.  Funda  la  solici- 
tud, loen  que  dicho  comercio  de  su  naturaleza,  y  por  las  leyes  e- 
ra  franco  y  libre:  2»  en  que  las  naos  de  registro,  que  debian  venir 
de  España  á  estos  puertos  á  lo  menos  cada  dos  años,  hacian  mu- 
chos que  no  hablan  venido  mas  que  dos,  según  se  ha  observado  otra 
vez:  3"  que  faltando  los  géneros  y  frutos  de  España,  como  se  a- 
montonan  muchos  que  se  introducen  de  varias  partes  en  la  Haba- 
na, sus  vecinos  los  traerán,  ó  estos  habitadores,  dice,  irán,  ó  envia- 
rán por  ellos,  alentándose  para  este  fin  y  para  este  efecto  á  la  fábri- 
ca de  embarcaciones  de  mayor  ó  menor  porte,  que  conseguirán  en 
breve  tiempo  y  á  mediana  costa  por  la  abundancia  de  maderas  y 
demás  materiales,  que  les  ofrecen  y  franquean  las  dichas  provincias 
y  sus  puertos:  4"  que  lograrán  sus  moradores  el  expendio  de  sus 
preciosos  y  abundantes  frutos:  5»  que  obtendrán  los  géneros  y  fru- 
tos de  España  á  precios  acomodados  y  no  ecxesivos  como  en  los  que 
compran  á  los  mercaderes  de  Nueva-España:  6"  que  serán  muchos 
menos  los  costos  de  conducion  de  la  tinta,  achiote  y  otros  géneros 
de  estos  puertos  á  la  Habana,  que  los  que  han  tenido  de  esta  ciu- 
dad á  la  de  México  y  Veracruz:  7»  que  este  comercio  rendirá  á 
S.  M.  crecida  utilidad  en  los  reales  derechos  de  almojarifazgo,  a- 
vería,  alcabala  y  barlovento;  y  por  último,  para  los  casos  y  cosas 
del  real  servicio,  añade,  se  hallarán  á  mano  embarcaciones,  que 
den  avisos,  lleven  noticias,  y  limpien  de  piratas  las  costas.  Firman 
don  Sebastian  de  Loaysa  y  Ledesma,  José  Bernardo  Cabrejo  y  Ro- 
sas, José  Fernandez  de  Górdova,  don  José  Agustín  de  Estrada  y 
Aspeytia,  Alejandro  Antonio  Pacheco,  y  don  Juan  de  Uría. 

Esta  segunda  instancia,  desde  luego  con  el  contrapeso  del  con- 
sulado de  Sevilla,  quedó  en  el  mismo  estado  de  la  primera,  he- 
cha habia  mas  de  20  años.  A  los  otros  veinte  se  hizo  la  tercera, 
que  tuvo  aun  peor  éxito,  porque  en  ella  fué  denegado  á  Guatema- 
la el  comercio  con  la  Habana  en  cédula  de  1  de  enero  de  7  30,  se- 


CAP.  LVIII.— FUERTE  DE  SAN  FELIPE.  94 

gun  aparece  en  cabildo  de  26  de  agosto  de  732. 

A  la  tardanza  de  las  naos  de  España  en  hacer  viage  á  los 
puertos  de  Honduras,  fueron  consiguientes  otros  males,  que  o- 
casionaba  la  incertidumbre  del  tiempo  de  su  venida,  ó  la  sorpresa 
de  su  improvisa  llegada,  que  viniendo  periódicamente  la  flota  á 
Veracruz,  fletaban  recuas  con  tiempo  los  comerciantes  de  Gua- 
temala y  remitían  allá  sus  frutos  y  dinero  para  las  ventas  y  com- 
pras: á  ese  tiempo,  cuando  menos  se  esperaba,  llegaba  á  puerto 
de  Honduras  la  nao  ó  naos  de  España,  y  ofreciendo  mas  cuen- 
ta vender  en  tienda  pública  por  la  falta  que  habia  de  géneros,  lo 
hacian  por  sí  los  dueños  de  las  naos  á  precios  subidos;  y  cuando 
tornaban  de  Veracruz  las  recuas  y  cargamentos  de  los  comer- 
ciantes de  la  tierra,  perdían  por  lo  menos  la  ganancia.  Alguna  vez 
sucedió  que  llegasen  las  naos  en  ocasión  que  ya  los  comerciantes 
del  pais  hubiesen  recibido  su  cargamento,  y  tuviesen  surtimiento 
en  el  mercado,  y  estando  desprovistos  de  frutos  y  dinero  para  nue- 
vos cambios  y  compras  al  contado,  los  dueños  de  las  naos  se  vie- 
sen precisados  á  dejar  sus  géneros  á  menos  precio  y  fiados:  por  lo 
que  esta  materia  llegó  á  ser  un  punto  de  especulación  en  el  comer- 
cio de  Sevilla.  La  ciudad  puso  queja  de  ello  en  memorial  de  1 1  de 
febrero  de  7  35,  pidiendo,  que  precisamente  viniesen  las  naos  con 
la  flota,  cuyos  tiempos  eran  conocidos  ó  se  hacian  notorios,  y  no 
estuviese  su  remisión  al  arbitrio  y  elección  de  los  interesados.  Nun- 
ca hubo  estropiezo  en  proveer  á  semejante  solicitud  de  conformi- 
dad. Se  dio  pues  resolución,  previniéndolo  así  en  cédula  de  29  de 
noviembre  de  738.  Con  lo  que  denegado  todo  comercio  activo  á 
Guatemala  por  ambos  mares,  quedó  reducido  y  regulado  al  pasi- 
vo que  le  permaneció  otorgado  de  dos  navios  anuales  del  Perú  v 
dos  de  España. 


CAPITULO  U. 

ITiicrtc  tle  San  I'elliic. 

Ocupadas  muchas  islas  menores  de  las  Antillas  por  naciones 
con  quienes  alternativamente  manlcnia  guerra  España,  y  retiradas 
las  dos  naos  de  guerra  de  la  flotilla  de  la  carrera  de  Honduras,  los 


92  CAPÍTULO  Lvni. 

corsarios  tuvieron  mas  amplitud  para  frecuentar  sus  costas,  y  coa 
esta  oeasion  nuestros  puertos  y  eral3arcaciones  se  vieron  mas  osti- 
gadas  de  ellos.  Entre  t^nto,  no  Labia  en  el  reyno  cuerpo  alguno  de 
milicias  para  su  resguardo;  y  cuando  llegaba  el  caso  de  invasión, 
«ran  requeridos  los  moradores  de  él  indistintamente  para  el  servicio 
militar,  y  muchos  de  ellos  obligados  á  tener  y  comprar  armas,  y 
-aun  á  prestar  expensas  para  lo  uno  y  lo  otro.  En  junta  de  hacien- 
da de  7  de  junio  de  644  se  menciona  un  donativo  que  iba  á  pedirse 
para  las  prevenciones  que  se  estaban  haciendo  de  armas  y  soldados. 
Esto  era  ademas  de  3.350  pesos  que  habia  de  reponer  el  comercio 
de  otra  tanta  cantidad  que  de  pronto  se  tomó  de  la  caja  para  gas- 
tos de  40  soldados  que  estuvieron  en  Trujillo  aguardando  las  naos 
de  España.  En  esta  junta,  y  en  otra  de  20  de  julio  de  645,  de  que 
se  ha  hecho  mérito,  se  mandan  comprar  dos  mil  libras  de  pólvora 
en  cantidad  de  1.500  pesos  enterados  de  repartimiento  hecho  á  los 
vecinos.  Al  gobernador  de  Honduras  para  la  defensa  de  Trujillo 
en  los  casos  ordinarios,  se  previene  en  orden  á  la  gente,  que  so- 
lo ocupe  los  habitantes  del  valle  y  la  ciudad;  y  con  respecto  á  las 
armas,  que  los  50  arcabuces  que  se  enviaron,  los  reparta  á  los  ve- 
cinos que  los  puedan  comprar  al  costo  y  costas,  y  estén  de  mani- 
fiesto lo  mismo  que  los  demás  arcabuces  y  pistolas  que  se  tomaron 
al  enemigo. 

A  la  sazón,  el  presidente  Avendaño,  atendiendo  al  resguardo 
de  esta  costa,  representó  al  rey  la  necesidad  de  fortalecer  uno  de  sus 
puertos,  y  en  respuesta,  que  era  de  estilo,  le  pide  informe  de  cual 
de  ellos  debia  fortalecerse,  y  con  qué  arbitrios,  que  no  fuesen  de  la 
hacienda  real;  y  para  evacuarlo,  propone  el  presidente  el  negocio 
en  consulta  á  la  junta  de  hacienda  de  9  de  febrero  de  647:  en  la 
cual,  por  lo  relativo  á  si  debian  ser  el  de  Trujillo,  de  Caballos,  ó 
Santo  Tomas,  ofreció  el  fiscal  don  Pedro  Vázquez  de  Velasco  ha- 
cer la  jornada  para  su  reconocimiento,  llevando  personas  prácticas 
así  en  milicia  como  en  fortificación,  y  por  lo  concerniente  á  expen- 
sas, se  proyectó  gravar  cada  cajón  de  tinta  en  su  salida  sobre  los 
demás  impuestos  con  dos  pesos  para  este  preciso  objeto:  los  cua- 
les, suscitándose  reclamaciones  de  particulares,  en  junta  de  14  de 
marzo  siguiente,  se  redujeron  á  uno  solo,  al  fin  sin  efecto;  con  que 
BO  pasó  el  negocio  á  mas,  y  quedó  en  eso. 

Por  este  tenor  anduvo  el  sistema  militar  durante  la  primera  mi- 
tad del  siglo  17,  hasta  que  gobernando  la  audiencia  en  principios 


FUERTE  DE  SAN  FELIPE.  95 

de  la  segunda,  tomó  un  nuevo  aspecto.  La  junta  de  15  de  setiem- 
bre de  663  se  congratula  de  haberse  fundado  presidio,  aunque  te- 
nuísimo, en  el  Golfo  desde  marzo  de 651,  y  que  liabia  aprovecha- 
do mucho.  Lo  cual  se  confirma  por  otra  de  20  de  marzo  del  año 
de  52,  en  que  oponiéndose  á  la  continuación  de  gastos  el  oidor 
López  de  Solis,  porque  sin  orden  de  S.  M.  no  podían  hacerse  tales 
fundaciones,  el  oidor  presidente  Lara  Mogrovejo,  el  fiscal  Esqui- 
vel  y  los  oficiales  reales  Santiago  y  Sotomayor,  con  presencia  de  los 
autos  hechos  en  esta  razón,  alegaron  la  última  cédula  de  su  mages- 
tad,  en  que  negando  el  permiso  de  aplicar  el  procedido  de  barloven- 
to por  algunos  años  en  la  fortificación  de  los  puertos,  ordena  no 
deje  de  hacerse  dicha  fortificación,  valiéndose  de  otros  medios,  y 
que  no  teniendo  otro  destino  los  situados  délos  puertos  de  Trujillo 
y  Santo  Tomas  que  no  estaban  forlalecidos,  y  estando  facultados 
los  gobernadores  y  capitanes  generales  del  reyno  para  aplicarlos  en 
los  puertos  donde  haya  mas  necesidad  y  en  que  mas  sea  servido 
su  magestad,  la  audiencia  á  cuyo  cargo  está  actualmente  el  gobier- 
no y  capitanía  general  de  estas  provincias,  ha  podido  invertirlos  y 
continuarlos  invirtiendo  en  la  fortificación  del  puerto  del  Golfo-dul- 
ce, donde  se  hace  la  descarga  de  las  naos  de  registro  que  vienen 
de  España,  mayormente  habiendo  dado  cuenta  á  su  magestad,  y 
estando  en  él  la  artillería  y  mosquetes,  que  no  se  pueden  remover 
mas,  sin  deshonra  de  sus  armas  y  sin  nueva  orden  para  ello.  Así 
es  que  también  se  reedificó  el  fuerte,  que  el  acta  llama  de  San  Fe- 
lipe, advirtiendo  haberse  llamado  antiguamente  de  Bustamante;  y 
Juan  de  Veraza,  quedando  de  alcalde  mayor  de  Santo  Tomas,  pasó 
á  ser  castellano  del  Golfo. 

Lo  que  antes  parecía  intrincado  y  dificil,  facilita  la  audiencia 
á  impulsos  de  la  aplicación  de  su  presidente;  pues  procedió  á  for- 
mar cuerpos  de  milicias,  no  ya  de  españoles,  que  habían  dejado  las 
armas  desde  el  siglo  pasado,  sino  de  nuevos  americanos,  que  pro- 
cediendo de  africanos,  europeos  y  antiguos  indígenas,  componen 
un  vasto  pueblo,  dotados  de  la  intrepidez  y  vigor  africano,  del  inge- 
nio y  agilidad  castellana,  de  la  docilidad  y  color  indígena,  aparecen 
con  las  gracias  é  inocencia  de  una  raza  joven,  capaces  délas  mejo- 
res impresiones;  acuden  al  servicio  doméstico,  soportan  las  fatigas 
del  campo,  acogen  las  artes  de  lodo  género,  desempeñan  cargos,  y 
ahora  la  confianza  de  las  armiis,  que  la  audiencia  pone  en  sus  ma- 
nos. 


94  CAPITULO  Lviir. 

Los  recientes  plantíos  del  mando  pasagero  de  este  cuerpo  go- 
bernador se  ven  prosperados  en  lo  sucesivo.  El  nuevo  presidente 
Altamirano  conde  de  Santiago  que  gobierna  desde  el  año  de  54 
basta  el  de  57,  dota  y  cria  un  situado  para  el  fuerte  de  San  Felipe, 
y  de  nuevo  da  cuenta  al  rey  manifestando  su  utilidad,  según  se  re- 
fiere poco  después  de  sus  dias  en  junta  de  17  de  julio  del  mismo 
ano,  y  el  establecimiento  es  aprobado  en  cédula  de  7  de  noviembre 
de  58,  encargándose  su  fomento  y  conservación.  Presentándose  el 
enemigo  cosario  en  el  mar  del  sur,  las  compañías  milicianas  de  la 
ciudad  y  distrito  de  Escuintepeque,  según  narración  de  otra  de  2 
de  enero  del  propio  año,  gobernando  otra  vez  la  audiencia,  están 
á  punto  de  acudir  y  acuden  á  guarnecer  las  playas  y  barras  de  la 
costa,  para  que  el  enemigo  no  pueda  echar  gente  en  ellas,  ni  tomar 
refresco,  ni  socorro  alguno. 

Las  prevenciones  de  guerra  no  cesaron,  mayormente  viniendo 
el  año  de  659  un  presidente  militar,  el  general  de  armada  don  Mar- 
tin Carlos  de  Meneos,  quien  en  junta  de  12  de  agosto  inmediato, 
dispuso  del  fondo  de  barlovento  las  pagas  devengadas  por  el  arme- 
ro empleado  en  alistar  las  armas  de  la  sala  de  este  título:  en  1 1  de 
agosto  de  63  toma  de  ella  32  botijas  de  pólvora,  para  remitir  16  á 
Honduras  y  otras  tantas  á  Nicaragua;  y  ordena  la  prevención  de 
30  quintales,  y  ademas  20  de  cuerda,  y  15  de  balas,  poniendo  en 
mejor  estado  la  casa-mata  para  su  fábrica,  prestándose  del  mismo 
fondo,  para  no  perdfir  tiempo:  sin  embargo,  á  la  fecha  solo  eran  en 
deber  los  situados  1.500  pesos. 

Los  temores  de  una  invasión  enemiga  no  habian  sido  vanos: 
porque  ademas  de  los  corsarios  que  hostilizaban  y  robaban  las  em- 
barcaciones y  los  puertos,  se  destinaban  también  escuadras  con 
gente  de  desembarco,  para  ocupar  tierras  descubiertas  y  no  pobla- 
das de  españoles,  y  aun  aquellas  en  que  estaban  establecidos.  La 
Florida  que  comprendía  desde  el  rio  de  las  Palmas  en  22  grados 
de  latitud,  hasta  la  punta  de  los  Bacallaos  en  los  48,  y  no  tenia  po- 
blada mas  que  la  costa  meridional  y  la  península  oriental,  fué  ocu- 
pada llanamente  por  franceses,  ingleses  y  holandeses,  sin  mas  en- 
cuentro que  dos  batallas  dadas  en  la  Carolina,  una  ganada  y  otra 
perdida,  estableciéndose  por  ellos  en  consecuencia  esta  colonia  y 
las  de  Virginia,  Maryland,  Nueva  Plymouth,  y  otras  hasta  el  Ca- 
nadá, desde  los  años  de  606  hasta  el  de  665.  En  el  de  630,  en  que 
Portugal  y  por  consiguiente  el  Brasil  aun  pertenecía  á  España, 


FUERTE  DE  SAN  FELIPE.  95 

apareció  en  estas  costas  una  escuadra  holandesa  con  46  buques  de 
guerra,  con  que  fueron  ocupadas  tres  provincias.  En  637  llegaron 
nuevas  fuerzas  con  que  fueron  conquistadas  otras  siete  de  las  mas 
ricas;  y  hubieran  quedado  todas  en  su  poder,  á  no  haber  ocurrido 
la  revolución  de  Lisboa,  en  que  España  perdió  estos  dominios;  pe- 
ro salió  lo  mismo,  porque  siempre  perdió  la  corona  el  Brasil,  y  por 
esta  causa  Portugal.  La  Guayana  se  dividió  éntrelos  mismos  por 
este  tiempo;  y  Surinan,  ocupado  primero  por  franceses  en  640,  y 
en  661  por  ingleses,  fué  cambiado  con  los  holandeses  por  Nueva- 
York. 

En  636  fué  invadida  Jamayca  por  el  coronel  Jackson,  con  un 
armamento  de  las  islas  de  sotavento.  Los  habitantes  se  defendie- 
ron con  denuedo;  pero  los  ingleses  vencieron  y  entraron  espada  en 
mano,  y  después  de  haber  saciado  su  avaricia  y  ferocidad,  se  re- 
embarcaron, con  un  rico  botin.  En  655  volvieron,  y  por  la  supe- 
rioridad de  sus  fuerzas  se  apoderaron  de  ella  con  harta  barbarie, 
obligando  á  los  colonos  españoles  á  desamparar  sus  propiedades  y  sa- 
lir de  la  isla.  Estos  resolvieron  recobrarla,  desembarcando  en  3  de 
mayo  de  58  con  una  fuerza  considerable  para  la  defensa  y  ataque; 
pero  fueron  obligados  á  retirarse,  con  gran  pérdida  de  una  y  otra 
parte.  Cromwel,  que  no  solo  pretendía  una  conquista,  sino  una  co- 
lonia, fometó  la  inmigración,  é  invitó  mas  de  tres  mil  personas  á 
embarcarse:  con  lo  cual,  y  la  buena  administración  de  D'  Oyley, 
prosperó  la  isla.  En  junta  de  15  de  setiembre  de  663  se  expresa, 
que  los  ingleses  rompieron  la  guerra  saqueando  la  ciudad  y  puer- 
to de  Cuba,  y  la  villa  de  San  Francisco  de  Campeche.  Xiraénez  lib. 
5  cap.  14  advierte,  que  la  entrada  en  Campeche  fué  en  marzo,  y 
permanecieron  en  la  villa  cuatro  dias.  Últimamente,  en  carta  del 
oidor  Garate  al  rey  de  20  de  mayo  de  68,  se  refiere,  que  el  año 
anterior,  entrando  el  enemigo  por  el  puerto  de  Caballos,  habia  sa- 
queado y  quemado  la  ciudad  de  San  Pedro. 

Entretanto  que  el  fuerte  de  San  Felipe  prestaba  algún  resguar- 
do, su  fábrica  parece  no  merecía  este  nombre,  según  muestran  las 
circunstancias  de  la  prisión  hecha  en  su  edificio,  de  que  se  habla  en 
cédula  de  6  de  mayo  de  670  dirigida  al  obispo  Sto.  Mathia  para  la 
visita  del  presidente  Alvarez,  que  entre  otras  cosas,  dice:  con  las 
cartas  del  año  de  668  se  han  recebido  aora  otras  de  diferentes  per- 
sonas fechas  en  abril  y  mayo  de  669,  que  no  solo  coníirman  lo  re- 
ferido, sino  añaden,  que  por  haber  sabido  el  dicho  presidente  don 


96  CAPÍTULO  LVIII. 

Sebastian  Alvarez,  que  don  Pedro  de  Miranda  Santillan,  que  á  la 
sazón  era  fiscal  de  aquella  audiencia,  y  ya  es  oidor  de  ella,  me  daba 
cuenta  de  sus  procedimientos,  por  tomarle  los  pliegos  que  entonces 
remitía,  le  habia  hecbo  causa  y  imbiádole  al  castillo  de  San  Pbelip- 
pe  de  el  Golfo,  que  dista  ochenta  leguas  de  esa  ciudad  de  Goathe- 
mala,  privándole  del  comercio  humano,  cuando  le  prendió,  para 
que  nadie  le  hablase  ni  socorriese,  de  que  se  imbió  testimonio  al 
consejo.... 

Y  habiéndose  visto  en  el  de  las  Indias,  con  lo  que  pidió  el  fiscal, 
y  consultádoseme,  teniendo  consideración  á...  que  no  fué  menor  el 
exceso  que  ejecutó  en  la  prisión  del  fiscal  imbiándole  á  un  castillo 
tan  remoto,  con  las  circunstancias  referidas,  pues  aunque  sus  pro- 
cedimientos mereciesen  castigo,  no  le  era  permitido  al  presidente 
hacer  tan  violenta  demostración,  ni  tuvo  authoridad  para  ejecutarla 
en  un  ministro  togado  nombrado  por  mí,  y  parte  de  su  misma  au- 
diencia, pues  es  cierto  que  si  procediera  con  alguna  justificación  y 
no  apasionadamente,  se  contentara  con  hacer  la  averiguación  y  dar 
cuenta  al  consejo...  Por  tanto,  he  resuelto. 

Hablando  de  la  pieza  del  edificio,  que  no  debía  ser  inferior, 
Juan  Pérez  de  Prado,  mercader  yente  y  viniente,  en  declaración  da- 
da en  México  á  2  de  marzo  de  67 1  ante  el  señor  Monteraayor,  oi- 
dor comisionado,  dice:  que  habiendo  desembarcado  en  el  Golfo  el 
8  de  setiembre  de  69,  trayendo  cartas  de  recomendación  para  el 
señor  don  Pedro  de  Miranda  Santillan,  fiscal  de  la  real  audiencia  de 
Guatemala,  hallándole  en  el  castillo  de  aquel  puerto,  le  fué  á  ver 
luego,  y  le  dio  las  cartas  que  traya,  y  le  estuvo  asistiendo  y  acom- 
pañando, comiendo  á  su  mesa,  y  viviendo  en  un  bajareque  de  ca- 
rias, donde  estaba  el  dicho  señor  fiscal  hasta  que  murió.  Su  falle- 
cimiento fué  á  9  de  octubre,  según  carta  del  padre  Manuel  Lobo  de 
la  Compañía  del  día  31  al  señor  Garate,  entonces  oidor  de  México, 

A  su  turno  no  tardó  en  ser  atacado  el  castillo  de  San  Felipe. 
En  cabildo  de  1»  de  agosto  de  684  sus  individuos  reciben  no- 
ticia de  hallarse  invadido  el  puerto  del  Golfo-dulce,  y  demolido  el 
castillo  de  San  Phelipe.  Juarros  tr.  4  cap.  8  dice,  que  tuvo  muy 
poca  duración,  porque  estando  cubierto  de  palma  ó  macanac,  le  die- 
ron fuego  los  corsarios  Yanques  y  Cocolen. 

El  ayuntamiento  en  el  propio  dia  acordó  representarlo  á  S.  M. 
manifestando  ser  el  puerto  principal  de  esta  provincia  para  el  co- 
mercio con  la  casa  de  contratación  de  Sevilla,  y  pidiendo  se  sirva 


FUERTE  DE  SAN  FELIPE .  97 

dar  las  órdenes  necesarias.  En  consecuencia,  el  presidente  celebró 
^ina  junta,  á  que  concurrieron  diputados  de  la  ciudad  y  vecinos,  en 
que  se  trató  de  solicitar  medios  para  la  fortificación  del  puerto,  y 
se  pasó  consulta  al  propio  cabildo  suplicante. 

Kstc,  en  acuerdo  de  6  de  febrero  de  685,  resolvió  se  hiciese  una 
ínemoria  de  los  vecinos  republicanos  y  comerciantes  que  pudiesen 
concurrir  al  cabildo  siguiente,  y  fuesen  requeridos.  Se  celebró  el  dia 
lí,  compuesto  de  dos  alcaldes,  seis  regidores,  el  proetirador  síndico, 
quince  vecinos  comerciantes,  y  el  abogado  asesor  del  cabildo.  Lei- 
da  la  consulta,  y  comprendida  su  relación,  se  extrañó  mucho  que 
los  diputados  de  la  ciudad,  y  republicanos  que  se  hallaron  en 
la  junta  hubiesen  ofrecido  hacer  cada  uno  lo  que  cupiese  en  las 
fuerzas  de  su  caudal,  y  el  primero  que  manifestó  su  sentir,  fué 
el  capitán  don  José  de  Aguilar  Revolledo,  reclamando  no  se  con^ 
sintiese  nuevo  impuesto  alguno  sobre  la  tinta,  único  fruto  que 
sostenía  el  pequeño  comercio  que  habia,  y  se  perpetuaría  como  se 
perpetuó  la  duplicación  de  alcabala,  y  oy  lo  está  percibiendo  su  ma- 
gestad,  y  proponiendo  se  aplicase  á  este  fin,  y  se  apUcasen  así  mis- 
mo mas  de  siete  mil  pesos  de  comiso  de  vinos  del  Perú,  lo  caido  del 
situado  del  castillo  que  pasa  de  diez  mil  pesos,  y  siquiera  por  una 
vez  ambos  almojarifazgos:  sóbrelo  cual  ayudarían  las  porciones  vo- 
luntarias que  ofreciese  cada  individuo,  en  que  él  sería  el  primero; 
y  habiéndose  conferido  este  parecer,  todos  le  siguieron.  Dada  cuen- 
ta,.desde  luego  se  aprobó  esto  último,  y  se  libró  despacho  al  mismo 
cabildo  para  la  contribución  de  los  vecinos  republicanos  y  comer- 
ciantes; y  en  13  de  febrero,  entre  31  individuos,  dando  el  que  mas 
500  pesos,  y  el  que  menos  diez,  se  recogieron  4.021  pesos. 

Mas  adelante,  según  narración  de  Ximenez  cap.  40,  habiendo 
llegado  con  mal  tiempo  á  puerto  de  Caballos  tres  urcas  de  registro 
de  Juan  Tomas  Miluti,  andando  el  año  de  88,  con  30  religiosos  do- 
minicos, 4  oidores  y  el  presidente  Barrios  Leal  de  pasagcros,  este 
último,  luego  que  se  acabaron  dos  barcas,  quiso  tomar  una  para 
pasar  al  Golfo,  y  escusándoselo  el  capitán  hasta  ir  con  los  navios, 
tuvo  que  ceder,  poniéndole  25  hombres  con  armas  para  su  resguar- 
do, conduciéndola  un  práctico,  que  entrando  al  rio  del  Golfo,  advir- 
tió luego  rastro  de  cosarios,  y  lo  avisó  al  presidente,  quien  le  res- 
pondió: que  babia  militado  en  Flandes,  y  estaba  acostumbrado  á  los 
peligros;  pero  no  á  cautelas  de  piratas,  le  replicó  el  piloto,  el  cual 
á  pesar  de  ellas  defirió  á  la  arrogancia  del  presidente,  por  uo  ser 

TOM.  2.  (14) 


08  CAPÍTULO  LIX. 

de  menos. 

Así  sucedió  lo  que  este  escritor  sigue  refiriendo:  saltó  en  tierra,' 
dice,  y  dejando  los  barcos  cargados  con  toda  su  hacienda  que  era 
mucha  y  la  de  otros,  se  dieron  á  fiestas  en  los  ranchos.  El  enemigo 
estaba  con  una  fragata  y  piraguas  adelante  escondido,  pero  enve- 
la á  ver  si  podia  lograr  el  tiro.  Ofrecióle  la  ocasión  el  descuido  del 
presidente  y  de  todos  los  demás,  que  no  hablan  puesto  siquiera  una 
centinela  en  los  barcos,  que  estaban  amarrados  á  la  lengua  del  a- 
gua.  A  la  noche  se  fué  viniendo  el  enemigo  en  sus  piraguas  á  la 
sordina,  y  llegando  cerca,  y  hallando  los  barcos  solos,  y  la  gente 
en  los  ranchos  muy  divertida  con  música  y  bailes,  disparó  una  car- 
ga cerrada  de  mosquetería  á  los  ranchos,  enderezando  la  puntería 
adonde  via  la  luz,  que  quiso  Dios  estaba  en  lugar  eminente,  y  se 
fué  toda  la  carga  por  alto. 

Viéndose  asaltados  de  improviso,  y  que  todas  las  armas  es- 
taban en  los  barcos,  y  que  ya  se  habían  apoderado  de  ellos,  no  tu- 
vieron mas  que  hacer,  y  echaron  á  huir  por  aquellas  montañas  a- 
dentro,  con  que  quedó  el  enemigo  dueño  de  todo,  y  el  presidente  y 
los  demás  sin  mas  que  lo  que  tenían  encima.  Perdió  el  presidente 
según  aseguraron  los  que  lo  sabían  200  mil  pesos  en  plata,  oro  y 
alhajas  de  mucho  valor,  é  importó  toda  la  presa  mas  de  300  mil  pe- 
sos. Juarros,  hablando  del  castillo  de  este  puerto,  añade,  que  ha- 
bía quedado  desmantelado,  hasta  que  el  presidente  don  Jacinto  de 
Barrios  Leal  lo  mandó  reedificar  en  forma  regular,  cubierto  de  teja. 


CAPITULO  59. 

Caistillo  de  fSau  Carlos» 

Tomada  la  isla  de  Jamaica  por  los  ingleses  el  año  de  655,  cre- 
ció la  facilidad  de  los  corsarios  de  esta  nación  para  correr  las  cos- 
tas de  las  provincias  de  Guatemala;  y  si  hasta  entonces  en  la  de  Ni- 
caragua solo  habían  acechado,  y  tomaban  las  embarcaciones  en  la 
desembocadura  del  rio  de  la  laguna  de  Granada,  mas  adelante  em- 
prendieron algo  mas.  En  junta  de  hacienda  de  10  de  juUo  de  665, 
avisa  el  presidente  Meneos  que  á  los  29  de  junio  anterior  entró  el 
enemigo  ingles  de  parte  déla  noche  á  las  dos  de  la  mañana  con  140 


CASTILLO  DE  SAN  CARLOS.  99 

hombres  en  la  ciudad  de  Granada  de  la  provincia  de  Nicaragua,  y 
robó  y  saqueó  los  templos  y  casas  de  los  vecinos,  y  se  retiró  á  una 
isla  que  está  en  la  laguna  inmediata  á  la  ciudad,  llevándose  consi- 
go algunos  particulares  prisioneros,  pidiendo  bastimentos  y  ame- 
nazando quemar  los  templos  y  casas  de  la  ciudad,  como  parece  por 
carta  escrita  por  don  Diego  Ruiz  de  Ocaña  vecino  de  Granada  al 
gobernador  de  aquella  provincia,  quien  quedaba  tomando  algunas 
disposiciones  para  la  resistencia  del  enemigo.  Alcedo,  aunque  no 
concuerda  en  la  época  de  esta  invasión,  la  atribuye  al  pirata  Eduar- 
do David.  Ximenez,  lib.  5  cap.  21  ,  dice:  aqueste  año  por  el  mes 
de  junio  entró  el  enemigo  en  la  ciudad  de  Granada  y  la  saqueó:  en- 
tró por  el  rio  de  San  .Tuan  á  la  laguna:  pues  por  aquella  parte  que 
podian  temer  algún  daño,  vivían  descuidados,  que  ni  una  vigía  te- 
nían: por  loque  fué  procesado  el  gobernador,  según  acuerdos  de  9 
de  octubre  de  666. 

El  gobernador  de  la  provincia,  en  informe  que  bace  al  gobier- 
no general  en  1 3  de  setiembre,  entre  otras  cosas  escribe:  desde  el 
año  de  40  han  sido  infinitas  las  fragatas  y  caudales  cuantiosos  que 
el  enemigo  ha  llevado  y  robado:  luego,  con  respecto  al  caso  presen- 
te, dice:  les  ha  llevado  sus  caudales,  ropa  y  plata  acuñada,  bagiilas 
y  todas  embarcaciones;  y  mas  adelante:  he  averiguado  por  pesquisa 
particular,  que  el  pirata  David,  que  robó  esta  ciudad,  dijo,  que  es- 
timaba en  lo  que  vale  una  botija  de  vino  el  thesoro  que  llevaba,  en 
comparación  de  haber  reconocido  esta  plaza,  la  laguna  y  sus  ísletas, 
y  la  isla  de  Ometepet,  y  que  habia  de  hacer  todo  esfuerzo,  para  fo- 
mentar con  .Jamaica  ó  Portugal  le  diesen  gente  para  ocupar  estos 
puertos,  donde  se  prometía  con  mucha  facilidad  ocupar  la  mar  de 
el  sur,  afirmando  no  habia  mas  que  tres  leguas,  habiendo  bccho 
dicho  pirata  grandes  agasajos  y  galanterías  con  los  indios  a  quienes 
comunicaron  que  fueron  muchos,  ofreciéndoles  no  tendrían  justi- 
cias que  les  apremiasen  á  el  trabajo,  ni  pagarían  tributo,  y  tendrían 
libertad  de  conciencia.  Y  al  capitán  Francisco  de  Mena,  dijo  David 
pirata,  que  se  habia  de  ver  mui  presto  en  la  plaza  de  el  Rejilejo;  y 
otros  dijeron,  que  hablan  de  tocar  las  campanas  de  León  y  Reale- 
jo, como  tocaron  las  de  esta  ciudad. 

Los  vecinos  de  Granada  habían  ocurrido  al  gobierno  geneml 
representando,  que  quedaron  aterrorados  y  destruidos  déla  borras- 
ca pasada,  que  de  no  ponerlos  en  defensa  y  fortificar  el  rio,  des- 
ampararán esta  ciudad,  y  se  irán  á  poblar  á  donde  tengan  segura  s 


ÁQO  CAPÍTULO  LIX. 

susmugeres  yMjos  y  hacienda.  En  consecuencia,  el  señor  Menco^ 
que  era  el  presidente  gobernador  y  capitán  general,  pidió  iaformc 
al  gobernador  de  la  provincia,  para  que  le  dijese  qué  fortificad(Wi 
podia  hacerse,  en  qué  lugar  del  rio,  el  costo  que  pudiera  tener,  ei 
número  de  gente  que  pudiese  custodiarlo,  y  con  qué  medios  podría 
contarse  para  ello. 

El  gobernador  de  Nicaragua,  que  lo  era  el  maestre  de  campo 
don  Juan  de  Salinas  y  Cerda,  caballero  de  la  orden  de  Calatrava, 
y  adelantado  de  la  provincia  de  Costa-Rica,  para  evacuarlo,  hizo 
junta  de  pilotos  y  prácticos,  y  expone:  que  no  puede  hacerse  forti- 
ficación de  fundamento  en  el  raudal  de  Santa  Cruz  por  el  puesto 
frontero,  que  daría  ventaja  al  enemigo:  que  la  boca  del  brazuelo 
que  está  al  nordeste,  era  el  lugar  mas  apropósito,  para  levantar  u- 
na  torre,  y  en  la  boca  de  Taure,  que  está  al  este,  debia  hacerse  u- 
na  atalaya  grande,  que  sirva  de  vigía;  y  dicha  torre  y  atalaya  se 
podrán  avisar  con  humos  que  harán  de  dia,  y  hachones  en  la  no- 
che: que  una  y  otra  pueden  guarnecerse  con  50  hombres,  inclusa 
plana  mayor:  en  la  torre  se  pondrán  cuatro  piezas  de  las  que  hay  a- 
quí,  y  2  en  la  atalaya,  y  se  meterán  algunos  mosquetes,  pinzotes 
y  esmeriles,  y  á  dichas  torres  se  subirá  por  escala  de  cuerda.  Se- 
gún lo  que  he  podido  alcanzar  con  los  vaquéanos,  albañiles  y  de- 
mas  oficiales,  dicen  serán  necesarios  para  fábrica  de  una  y  otra 
pieza  12  mil  pesos. 

Agrega,  estaba  informado,  que  en  la  sorpresa  que  el  enemigo  hi- 
zo en  Campeche,  se  valió  el  gobierno  de  México,  á  pedimento  del 
fiscal  Esquivel,  de  las  encomiendas  de  aquella  provincia  por  tres 
años  para  la  asistencia  de  presidios  y  fortificaciones,  que  se  hicie- 
ron, y  lo  mismo  podia  hacerse  en  estas  provincias  y  las  otras  del 
reino:  pues  de  hacer  pié  aquí  el  enemigo  se  sigue  la  inseguridad 
del  Callao,  Bailes  y  Panamá  y  demás  puertos  de  esta  costa.  Aña- 
de, que  se  ofrecía  á  ir  en  persona  á  dirigir  los  trabajos,  y  con  la 
gente  pedida  estar  á  su  resguardo.  Acompaña  por  último  un  mapa 
del  rio  y  la  laguna  con  la  costa  del  norte  de  Punta-Gorda  á  Suer- 
re,  y  costa  del  sur  hasta  el  Realejo;  y  asimismo  una  planta  de 
las  fortificaciones,  que  se  han  de  hacer  en  el  rio  en  las  bocas  del 
Brazuelo  y  de  Taure. 

La  ciudad  de  Granada,  que  á  pesar  de  sus  quebrantos  man- 
tenía comercio  por  el  norte  y  por  el  sur,  en  cabildo  de  1 5  de  se- 
tiembre, propone  que  para  la  fábrica  de  dichas  fortificaciones  se 


CASTIUO  DE  SAN  aRLOS.  i!  01 

podrán  cargar  en  la  salida  para  la  Tierra  firme  á  cada  fragata  50 
pesos,  á  la  botija  de  vino  un  peso,  al  cajón  de  tinta  cuatro  reales, 
al  zurrón  de  sebo  un  real,  á  la  petaca  de  cebadilla  un  real,  al  cajón 
de  tabaco  un  real,  al  quintal  de  jarcia  un  real,  y  á  este  respecto  los 
demás  géneros;  y  en  la  entrada  dos  pesos  al  fardo  de  ropa:  lo  mis- 
mo los  géneros  que  se  embarcan  en  los  puertos  del  Realejo,  Son- 
§onate,  Nicoya  y  la  Caldera;  y  dos  reales  la  muía  que  pasa  á  Pa- 
namá. Y  como  la  invasión  si  sucediese  sería  general,  generalmente 
debe  cargarse  en  las  rentas  de  todas  las  provincias  alguna  canti- 
dad por  tiempo  y  de  las  encomiendas  que  fueren  vacando  se  enco- 
mienden algunas  para  este  efecto;  y  que  en  el  ínterin  que  estos  efec- 
tos dan  fruto,  se  supla  de  la  real  caja.  Vino  con  esta  representación 
el  sargento  mayor  Gonzalo  de  Noguera  Rebolledo,  procurador  sín- 
dico general,  y  por  la  ciudad  de  Nueva-Segovia  hizo  la  misma  ins- 
tancia Luis  Marin,  procurador  del  número,  en  su  nombre. 

Recibido  con  cartas  de  particulares  celosos,  vistas  las  cédulas 
de  5  de  diciembre  de  649  y  17  de  julio  de  661,  que  encargan  el  cui- 
dado de  estos  puertos  y  costas,  y  otras  mas  urgentes  de  23  y  30  de 
enero  de  63,  con  otra  que  trajo  el  mismo  procurador  de  Granada, 
pidiendo  informe  del  estado  que  tienen  aquellos  puertos  y  discipli- 
na de  la  gente  de  guerra,  considerado  asimismo  el  riesgo  inmi- 
nente deque  el  enemigo  se  introdujese  con  gente  de  la  mucha  que 
tenia  en  Jamaica,  y  oído  el  voto  del  acuerdo,  dictó  auto  el  presi- 
dente Meneos,  para  que  se  viese  en  junta  de  hacienda,  y  en  ella  sus 
individuos  diesen  su  parecer  por  escrito,  sobre  tres  puntos:  l"  si 
se  pondrá  por  obra  la  fortificación  propuesta  por  el  gobernador  de 
Nicaragua:  2»  si  para  hacerla  sin  pérdida  de  tiempo  se  tomaran 
dineros  de  la  hacienda  de  S.  M.  á  reserva  de  reponerlos  del  fondo 
que  se  destine  para  ello;  y  3«  cuales  medios  deban  destinarse  para 
crear  dicho  fondo. 

Se  hizo  la  junta  el  dia  13  de  octubre  del  propio  año  de  6Gó,  y 
si  bien  no  ofreció  dificultad  el  primer  punto  de  que  se  pusiera  por 
obra  la  fortificación,  sí  la  ofreció  el  segundo  acerca  del  suplemento 
de  la  hacienda  real,  oponiéndose  el  oidor  G arate  á  que  se  tocase, 
por  estar  prohibido,  y  proponiendo  para  el  presidio,  que  los  enco- 
menderos de  la  provincia  ocurriesen  á  formarlo,  los  presentes  en 
ella  por  sí,  y  los  ausentes  en  Kspaíia  por  medio  de  sus  escuderos, 
pues  con  este  cargo  lo  son;  y  para  los  1 2  mil  pesos  de  la  fábrica  del 
castillo  y  torreón,  que  se  repartan  á  los  ricos  de  la  misma  provin- 


402  CAPÍTULO  LIX. 

cia,  que  los  suplan  mientras  son  reintegrados;  pues  siendo  los  a- 
provechados,  no  era  razón  quisiesen  estar  defendidos  á  costa  age- 
na,  mayormente  siendo  los  vecinos  de  Nicaragua  los  mas  ricos  é 
interesados  en  el  comercio,  que  hay  en  todas  estas  provincias;  y  que 
S.M.  en  casos  semejantes  puede  valerse  de  la  hacienda  de  sus  va- 
sallos mandando  dichos  empréstitos,  especialmente  donde  los  veci- 
nos se  hallan  tan  libres  de  pechos,  gozando  de  tanta  tranquilidad, 
y  lo  que  faltare  se  puede  sacar  de  las  milpas  de  soldados  manda- 
das hacer;  y  así  mesmo  se  puede  pedir  un  donativo  voluntario 
en  todas  las  demás  provincias,  y  así  contradecía  se  tocase  la  ha- 
cienda de  S.  M.  y  aun  el  retardar  lo  que  se  debe  inviar  por  los  a- 
prietos  en  que  se  halla,  sin  que  los  vasallos  de  estas  provincias  par- 
ticipen de  las  calamidades  que  sufren  los  de  Espaiía.  Este  lengua- 
ge  acaso  habría  cogido  de  novedad  á  los  capitulares  del  año  de 
603,  de  que  se  ha  hecho  mérito.  ¡Tal  era  el  p  rogreso  de  las  ideas! 
El  parecer  del  presidente  fué,  que  convenia  ganar  tiempo  en  po- 
ner por  obra  la  fábrica  de  las  dos  torres  fuertes  dictaminadas  por 
el  gobernador,  pedidas  por  el  cabildo  de  Granada  y  aconsejadas  por 
personas  celosas,  para  que  tapadas  las  bocas,  y  cerrada  la  puerta, 
se  desvaneciesen  los  intentos  del  enemigo,  estando  como  estaba  in- 
formado, que  tanteó,  y  muy  fijo,  volver  con  1500  hombres,  y  que 
convenía  librar  sobre  la  caja  de  aquella  provincia  8  mil  pesos  á 
orden  de  dicho  gobernador  con  intervención  de  los  tenientes  de  o- 
ficiales  reales  de  aquella  ciudad  para  este  fin,  á  reserva  de  reinte- 
grarlos del  fondo  que  se  crie,  y  si  faltasen  para  la  remisión  á  Es- 
paña, supUrlos  su  señoría  de  su  caudal,  obligándose  á  pagárselos 
el  mismo  fondo;  y  así  se  determinó,  y  ordenó  hacerse,  hbrándose 
los  despachos  necesarios.  Se  ve  aquí  la  moderación  y  entereza  del 
presidente  Meneos. 

Para  conferir  el  tercer  punto  se  tuvo  junta  el  día  17  siguiente: 
en  la  cual  se  resolvió  no  solamente  gravar  los  frutos  y  efectos  del 
comercio  de  la  provincia  en  su  salida  por  ambos  mares,  mas  tam- 
bién en  la  entrada  de  los  que  vienen  del  Perú  y  Tierra  firme  por  el 
del  sur,  pertenecientes  sin  duda  á  sus  vecinos.  Parece  se  adopta- 
ron otros,  según  el  contexto  de  razones  que  después  se  alegaron. 
Para  la  recaudación  de  ellos  se  dieron  las  órdenes  necesarias  y  se 
nombraron  comisionados.  El  ayuntamiento  de  Granada  habia  es- 
crito también  al  de  esta  capital,  encareciéndole  emplease  su  gran- 
de autoridad  en  coadyuvar  su  solicitud  de  la  fortificación,  según  se 


CASTILLO  DE  SAN  CARLOS.  ^05 

refiere  en  acta  de  23  del  propio  mes  de  octubre  de  CG5. 

A  vuelta  del  estío  llegó  á  esta  capital  aviso  de  Panamá,  reci- 
bido de  Cartagena,  de  haber  parecido  á  la  vista  de  aquel  puerto  14 
bageles  de  enemigos  con  indicios  de  encaminarse  á  la  laguna  de 
Granada;  y  luego  carta  de  Salinas  gobernador  de  Nicaragua  con 
fecha  20  de  abril  de  666,  en  que  comunica  otro  de  don  Juan  Ló- 
pez de  la  Flor  gobernador  de  Costa-Rica,  de  que  el  enemigo  ha 
echado  fuerza  de  gente  en  el  puerto  de  Matina,  llamado  antes  Chir- 
ripo,  que  dista  12  leguas  de  las  bocas  del  rio  de  San  Juan,  dándo- 
le á  entender  que  el  intento  es  hacerse  de  bastimentos,  y  esperar 
que  crezcan  las  aguas  de  dicho  rio  para  subir  á  la  laguna. 

Hasta  entonces  no  habia  bajado  el  gobernador  Salinas  á  comen- 
zar las  fábricas,  y  pide  200  hombres  para  guardar  según  parece, 
el  paso  de  Santa  Cruz.  Hace  presente  que  400  hombres  que  tenian 
en  lista  los  cabos  estaban  sin  disciplina  á  20  y  30  leguas,  con  quie- 
nes no  se  podia  contar  por  su  desidia,  y  haber  algunos  de  ellos  tan 
bajos,  que  ayudaron  al  enemigo  en  el  pillage.  Sobre  lo  cual  oído 
el  voto  del  acuerdo,  y  hecha  junta  de  hacienda,  se  resolvió  enviar  al 
gobernador  Salinas,  cuando  no  toda  la  gente  que  pide,  á  lo  menos 
parte  de  ella;  y  que  se  tomen  prestados  3  mil  pesos  de  la  bolsa  y 
fondo  de  barlovento  á  reponerse  del  que  se  sitúe  para  esta  fortifi- 
cación, aviniéndose  como  se  avino  el  presidente  á  ser  pagado  do 
sus  8  mil  pesos,  después  de  pagados  estos  3  mil. 

Entre  tanto,  representa  el  gobernador  de  Nicaragua,  que  ha  co- 
menzado los  trabajos  con  solo  700  pesos  que  habia  en  aquella  ca- 
ja; y  en  junta  de  29  de  mayo  se  dan  órdenes  para  la  remisión  de 
dineros  á  ella.  Poco  después  el  oidor  Garate  al  rey  en  otra  de  12  de 
agosto,  dice:  en  cuanto  á  fortificar  el  rio  deS.  Juan,  se  va  haciendo 
lo  posible,  y  se  han  discurrido  los  medios  para  los  gastos,  no  fan- 
tásticos ni  dudosos,  sino  en  mi  sentir  ciertos  y  efectuosos;  y  su  se- 
ñoría el  señor  presidente  á  supHdo  de  su  caudal,  en  el  ínterin  pro- 
ducen, no  pequeña  cantidad  para  que  se  pueda  logar  trabajo  tan 
importante. 


Í04 

CAPÍfÜlO  60. 

IiiTaslon  de  €oi»ta-Blca. 

El  gobernador  de  Costa-Rica  en  cartas  de  12  de  marzo  de  666, 
escritas  al  acuerdo  y  presidente  comunica  que  el  gobernador  de  Oii- 
riqu  í  yelp.  La  Jos,  cura  de  la  tierra  que  confina  con  la  Talaman- 
ea,  le  avisan  había  en  la  costa  en  varias  ensenadas  38  embarca- 
ciones enemigas:  que  en  Doy  pe,  punta  de  tierra  que  sale  á  la  mar, 
tacian  casas  y  fortificación;  y  que  por  informaciones  que  habia  se- 
guido, tenia  averiguado  que  el  intento  era  invadir  la  provincia  de 
Costa-Rica,  y  ocupar  la  mar  del  sur:  que  ademas  el  gobernador  de 
Veragua  en  carta  de  4  de  abril  le  comunica,  que  dado  tormento  á 
cuatro  ingleses,  confesaron  estaban  14  bageles  en  la  isla  del  Na- 
ranjo con  intento  de  embestir  áPortobelo  y  Panamá.  Lo  cual  mo- 
vió á  declararse  en  junta  de  hacienda  de  29  de  mayo,  que  la  pro- 
vincia de  Costa-Rica  estaba  en  el  caso  de  invasión,  y  su  goberna- 
dor autorizado  para  gastar  de  la  hacienda  real;  y  por  si  en  aque- 
llas cajas  no  habia  dinero,  se  enviasen  8  mil  pesos  de  barlovento 
á  la  de  Nicaragua  de  prevención.  Como  las  comunicaciones  se  ha- 
cían por  agua>  ésta  debió  llegar  á  tiempo  á  Costa-Rica  con  la  velo- 
cidad que  la  suya  vino  á  Guatemala. 

Sin  embargo,  estas  fechas  no  concuerdan  con  la  del  suceso, 
que  se  refiere  en  informe  del  gobernador  Haya  hecho  al  rey  á  1 5  de 
marzo  de  1719,  en  que  escribe.  Habiendo  trasegado  los  libros  an- 
tiguos y  modernos,  que  paran  en  los  archivos  de  cabildo  y  gobier- 
no de  esta  ciudad  de  Cartago,  é  informádome  al  mismo  tiempo  de 
diferentes  personas  de  crecidas  edades,  e  hallado  que  el  dia  diez  y 
siete  de  abril  del  año  de  mili  seiscientos  y  sesenta  y  seis  el  cosario 
Manñes  hizo  Üesembarco  de  ochocientos  hombres  en  el  valle  de 
Matina,  con  los  cuales  marchó  por  el  camino  de  tierra  hasta  llegar 
al  sitio  de  Turrialba,  que  está  á  ocho  leguas  de  esta  ciudad,  y  ha- 
biendo salido  de  ella  el  sargento  mayor  Alonso  de  Bonilla  con  los 
ocho  hombres  con  sus  armas,  por  no  haber  habido  mas,  ni  con 
qué  provisionarlos,  les  hizo  retroceder  en  su  marcha,  desalojándo- 
los de  esta  provincia,  en  cuya  ocasión  se  cogieron  dos  de  los  pira- 
tas, que  por  estropeados  se  hallaron  en  los  caminos,  y  á  quienes 
se  preguntó  qué  motivos  tuvieron  para  ejecutar  la  fuga  á  tan  pe- 


INVASIÓN  DE  COSTA-RICA.  405 

quena  oposición,  como  se  les  habia  hecho,  y  aseguraron  habérse- 
les manifestado  á  la  vista  un  ejército  numeroso,  y  por  lo  que  des- 
pués acaeció  se  tuvo  por  milagro  cierto,  ejecutado  por  disposición 
de  la  Reyna  de  los  cielos  nuestra  Señora  del  pueblo  de  Ujarraz. 

Si  semejante  evento  se  refiriese  al  diez  y  siete  de  julio,  vendría 
bien  con  las  fechas  del  testimonio  que  está  á  la  vista:  pues  se- 
gún él,  el  dia  doce  de  agosto  con  nuevos  avisos  que  tuvo  el  pre- 
sidente, convocó  junta  de  guerra  á  que  concurrieron  el  obispo,  oi- 
dores, oficiales  reales,  alcaldes  ordinarios,  alcaldes  mayores  y  al- 
gunos capitanes  y  vecinos  visibles  de  la  ciudad,  á  la  cual  mani- 
festó, que  con  las  muchas  presas  que  hacían  los  ingleses  en  las 
costas  de  Tierra  firme  y  Nueva-España,  y  saco  que  sufrían  los  luga- 
res marítimos,  se  habian  repetido  órdenes  para  tener  la  tierra  en 
defensa,  y  dándole  cuidado  ver  las  provincias  de  su  cargo  á  tan- 
to riesgo  de  que  el  ingles  con  número  de  gente  vuelva  á  subir 
el  desaguadero  como  lo  prometió;  y  aunque  varió  de  intento, 
pareciendole  que  en  los  raudales  de  dicho  rio  no  había  agua 
bastante  para  subir  con  embarcaciones  de  llevar  número  de 
gente,  como  lo  ay  en  casi  todo  el  discurso  del  invierno,  re- 
solvió penetrar  las  montañas  de  Costa-l\ica,  y  llegar  hasta  el  pue- 
blo de  Turrialba,  siete  leguas  de  la  ciudad  de  Cartago,  habien- 
do andado  38  con  700  hombres  al  mando  del  eoronel  Mastled, 
cuya  retirada,  si  no  fué  milagrosa,  se  debe  tener  á  suma  dicha, 
pues  con  la  noticia  que  le  dio  una  india  de  estar  nuestra  gente 
aguardándole  en  pasos  estrechos,  sin  mas  causa  resolvió  dicho 
coronel  su  retirada  contra  el  parecer  de  sus  capitanes,  y  se  em- 
barcó, dejando  nuestros  prisioneros,  con  ánimo  de  volver  á  ocu- 
par dicha  ciudad  de  Cartago,  y  puerto  de  la  Caldera  del  mar  del 
sur  con  mas  grueso  de  gente,  como  se  verifica  en  cíutas  y  otros 
instrumentos,  de  que  resulta  haber  saqueado  y  quemado  el  pue- 
blo de  Veragua,  y  tomado  la  isla  de  Sta.  Catarina  y  otras  (jue 
están  á  la  mano  en  la  costa  de  esta  provincia  y  la  de  INicara- 
gua,  para  estar  en  ellas  con  ánimo  de  proseguir  en  el  intento 
de  ocupar  una  de  las  dos  provincias,  por  estar  mas  indefensas, 
y  ser  mas  importantes  para  ser  dueño  de  entrambos  mares.  Com(» 
quiera  que  tiene  á  su  cargo  el  gobierno  y  defensa  de  dichas  pro- 
vincias, há  resuelto  ir  en  persona  á  Granada,  sin  reparar  en  sus 
años,  remitiéndose  de  esta  ciudad  dos  compañías  voluntarias  pa- 
gadas, y  si  fuere  necesario  otra  de  San  Salvador,  y  que  los  gas- 
ToM.  2.  (ló) 


406  CAPÍTULO  LX. 

tos  y  sueldo  se  pueda  y  deba  suplir  de  hacienda  real. 

El  oidor  Garate  dio  su  parecer,  confesando  el  riesgo  en  que 
estaban  aquellas  provincias,  y  lo  dificultoso  que  sería  recobrarlas, 
creciendo  el  recelo  con  haber  penetrado  el  enemigo  en  la  provin- 
cia de  Costa-Rica,  aunque  siempre  como  ladrón  ratero,  sin  arres- 
garse,  deseando  solo  un  descuido,  como  lo  hizo  en  Granada;  pe- 
ro que  le  parecen  bastantes  las  providencias  dadas,  y  no  el  que 
caminen  las  compañías  á  Nicaragua,  donde  solo  en  Granada  hay 
mas  de  400  iiombres  que  pretendan  tomar  armas,  y  mas  de  1500 
en  toda  ella,  que  pueden  disciplinarse  alentándolos  sus  cabos,  que 
en  la  provincia  hay  armas  suficientes,  pues  á  mas  de  las  que  ha- 
bla, se  han  llevado  otras,  y  todo  género  de  munición,  y  que  la 
materia  de  gastos  de  hacienda  debia  verse  en  junta  de  ella. 

El  obispo  Ribera  en  el  suyo  dice,  que  si  es  ó  no  invasión  la 
del  enemigo  no  debe  discurrirse,  sino  ver  que  ya  entró  y  saqueó 
Granada,  que  penetró  en  las  montañas  de  Costa-Rica  hasta  las  cer- 
canías de  Cartago,  y  que  se  apoderó  de  la  isla  de  Sta.  Catarina, 
con  que  ya  tiene  casa  propia  muí  cercana,  y  cierto  que  no  la  quie- 
re para  solo  estarse  en  ella,  ni  debe  reducirse  á  cuestión,  que  de- 
ban hacerse  las  prevenciones  necesarias  contra  el  enemigo,  ó  que 
para  el  caso  presente  esté  reservada  la  real  hacienda,  según  las 
cédulas  deS.  M. 

Vistos  todos  los  pareceres  por  su  señoría  del  señor  presidente, 
dijo  que  se  conformaba  con  ellos,  menos  los  de  los  señores  oi- 
dores de  la  real  audiencia;  y  convocó  junta  de  hacienda:  en  la 
cual,  lo  mismo  que  en  la  pasada,  se  advierte  una  reñida  contro- 
versia, substituida  á  las  campañas,  que  así  para  recobrar  la  pre- 
sa, como  para  repeler  al  enemigo,  fueron  de  desear  en  Nicaragua 
y  Costa-Rica;  y  en  fin,  á  lo  menos  ella  muestra  por  una  parte, 
como  se  trataban  las  materias  de  hacienda  y  los  asuntos  de  guer- 
ra, y  por  otra  el  contrapeso  recíproco  de  autoridad  establecido 
entre  el  gobierno  y  la  audiencia. 

Celebrada  la  junta  el  dia  17  de  agosto,  el  oidor  Garate  dijo, 
que  según  las  órdenes  de  S.  M.  solo  quiere  se  gaste  de  su  real 
hacienda  en  casos  de  invasión  actual,  como  fué  la  de  Costa-Rica 
según  se  declaró  en  junta  habida  para  ello,  mas  no  en  preven- 
ciones de  invasión  contingente  y  dudosa  como  la  presente,  y  así 
no  es  de  parecer  se  saquen  dineros  para  prevenciones  por  im- 
portantes que  parezcan. 


INVASIÓN  DE  COSTA-RICi.  >I07 

El  presidente  dio  el  suyo  diciendo,  que  según  el  sentido  de  las 
cédulas,  antes  de  ahora  era  llegado  el  caso  de  valerse  de  la  ha- 
cienda real  para  tener  en  defensa  las  dos  provincias  como  lo 
encarga  S.  M.  á  que  se  sigue  que  no  puede  haber  defensa  sin 
prevenciones,  ni  prevenciones  sin  gasto,  particularmente  en  pro- 
vincias sin  gente,  donde  las  que  hay  son  sin  disciplina  y  menos 
resolución  en  sus  ánimos,  para  librar  en  ella  la  defensa  de  pro- 
vincias las  mas  importantes  que  S.  M.  tiene  en  las  Indias,  y  las 
mas  fáciles  de  ocuparse  por  el  enemigo,  y  las  que  si  llegara  el 
caso,  que  Dios  no  permita,  sería  muy  dificultoso  recuperar,  aun- 
que se  apliquen  todas  las  fuerzas  y  caudal  de  las  Indias,  y  con- 
sidera firmemente  no  ser  del  servicio  de  S.  M.  que  se  aventure 
su  defensa,  por  escusar  gastos  leves  de  hacienda  real,  ni  que 
deba  escusarse  de  ocurrir  á  la  ocasión,  según  la  instancia  de  los 
gobernadores  y  de  todas  las  demás  personas  que  discurren  en  la 
materia,  menos  los  señores  de  la  real  audiencia,  que  conforme 
su  mucha  inteligencia  y  zelo  son  de  otro  parecer. 

Sin  embargo,  el  presidente  no  tomó  resolución,  y  en  ese  esta- 
do pasaron  40  dias.  Entre  tanto,  los  gobernadores  por  repetidas 
cartas  pedían  socorro,  y  para  conferir  lo  conveniente  al  real  ser- 
vicio, convocó  nueva  junta  de  hacienda  para  el  dia  27  de  setiem- 
bre, poniendo  á  votación  cuatro  puntos:  l^si  enfermándose  y  mu- 
riendo la  poca  gente  que  tiene  el  gobernador  de  Costa-Rica  se 
le  enviarán  cien  hombres  que  pide  pagados,  y  de  donde:  2°  si  es- 
tando falta  de  pagas  la  poca  gente  que  el  de  Nicaragua  tiene  cu 
la  guarnición  del  rio,  por  no  ser  suficientes  los  medios  destina- 
dos para  ello,  y  recelar  lo  dejen  solo,  podrá  gastarse  lo  preci- 
so é  inescusable  de  hacienda  real:  3"  si  las  noticias  de  invasión 
son  vagas,  para  escusar  las  prevenciones  y  gastos,  y  si  persistien- 
do en  la  costa  el  enemigo,  yendo  y  viniendo,  para  hacer  lo  uno 
y  lo  otro  se  deba  aguardar  al  tiempo  que  vaya  entrando  y  pe- 
netrando la  tierra,  estando  los  socorros  tan  distantes  que  no  lle- 
guen tarde;  y  4"  si  por  no  gastar  alguna  parte  de  bacienda  real, 
y  según  el  estado  que  tienen  los  fuertes  y  su  guarda,  deba  poner- 
se á  contingencia  una  de  las  dos  provincias  ó  entrambas,  á  ries- 
go que  para  recuperarse  sean  necesarias  fuerzas  de  estos  reynos 
y  de  los  de  España,  con  mayor  detrimento  de  la  hacienda  real. 

En  la  junta,  el  oidor  Garate,  cuanto  al  primer  punto,  expu- 
so que  el  socorro  sería  bueno  para  provincia  como  la  de  Costa- 


408  CAPÍTULO  LX. 

Kica  tan  falta  de  medios;  pero  que  según  las  órdenes  de  S.  M. 
no  se  puede  gastar  cosa  alguna  en  presidios  de  gente  ni  otros  gas- 
tos concernientes,  sino  en  caso  de  invasión  actual,  y  esta  no  la 
hay  en  dicha  provincia,  aunque  la  ha  habido;  y  se  recela  que  la 
aya,  como  se  recelan  otros  males  que  son  contingentes,  y  así  el 
socorro  lo  juzgaba  útil,  si  su  señoría  halla  como,  sin  tocar  á  la 
real  hacienda. 

En  orden  al  segundo,  relativo  á  Nicaragua,  expuso,  que  los  fuer- 
tes según  su  estado  no  -están  ni  aun  casi  empezados,  y  se  ha  gas- 
tado mucho  mas  de  lo  que  se  juzgó  podían  gastar,  y  los  medios 
adoptados  para  ello  no  se  sabe  lo  que  han  producido,  ni  enta- 
blados de  modo  que  rindan  todo  lo  que  pueden  rendir,  y  en  es- 
ta parte  no  se  puede  negar  que  ha  habido  omisión  en  los  encar- 
gados, y  es  preciso  acomodarse  á  lo  que  fueren  rindiendo,  Ínterin 
que  S.  M.  con  las  noticias  repetidas  de  las  invasiones  ordena  lo 
que  mas  convenga,  no  pudiendo  gastarse  cosa  alguna  de  su  real 
hacienda  en  presidiar  y  fortificar  provincias,  salvo  en  defender- 
las en  caso  de  invasión. 

En  orden  al  tercero,  sobre  si  las  noticias  de  invasión  son  va- 
gas, dijo,  que  hasta  ahora  el  enemigo  ha  llegado  como  ladrón 
y  cosario,  y  no  como  soldado,  y  no  por  estos  recelos  podemos 
extendernos  á  gastar  el  caudal  corto  que  S.  M.  tiene  en  estas 
provincias.  En  fm,  acerca  del  cuarto,  sobre  fiar  las  provincias  á  la 
contingencia,  expresa,  que  debemos  estar  prevenidos  y  en  vela, 
la  gente  prevenida  y  ejercitada,  con  armas  y  municiones,  con 
vigías  y  atalayas,  lo  cual  se  ha  ejecutado  con  repetidas  órdenes, 
y  con  hacer  lo  que  podemos,  parece  cumplimos  exactamente  con 
nuestra  obligación,  que  las  contingencias,  malos  sucesos  y  casos 
fortuitos  que  después  de  esto  sucedieren,  no  podrán  correr  por 
nuestra   cuenta. 

El  oidor  don  Diego  Val  verde  adoptó  este  parecer:  también  le 
siguieron  el  oidor  don  Sebastian  Caballero  de  Medina,  y  el  fiscal 
don  Pedro  de  Miranda  Santillan,  y  por  último  el  tesorero  don  Da- 
mián de  Ochaita. 

El  presidente  dijo  entonces,  que  según  la  importancia  de  man- 
tener estas  provincias,  no  puede  concurrir  con  lo  votado  por  la  ma- 
yor parte,  fundándose  en  la  inteligencia  que  da  á  los  despachos  de 
S.  M.  vistos  en  la  junta,  en  el  sentir  general  de  cuantos  ha  oído 
discurrir,,  y  aun  de  los  mismos  señores  de  la  real  audiencia,  con 


INVASIÓN  DE  COSTA-RICA.  409 

que  no  esta  reducida  á  opiniones,  y  siendo  principio  llano  y  asen- 
tado que  no  pueden  hacerse  gastos  de  hacienda,  sin  que  preceda 
invasión,  y  no  siendo  fácil  en  ocasión  tan  violenta  poder  detener  al 
enemigo  con  solo  en  aquel  frangente  hacer  gastos  de  hacienda  real, 
con  ocasión  del  riesgo  que  considera,  ha  resuelto  partirse  á  Grana- 
da, con  setenta  años  de  edad  y  achaques,  á  exponer  la  vida,  re- 
servando lo  que  pudiera  añadir,  y  de  lo  que  hiciere  dará  cuenta  á 
S.  M.  con  lo  que  se  acahó  la  junta,  y  rubricaron. 

Así  cesó  la  controversia  suscitada  entre  el  presidente  y  la  au- 
diencia, pero  no  tan  del  todo,  que  no  asomase  otra  especie  de  en- 
cuentro entre  la  una  y  el  otro,  que  pudo  afortunadamente  desva- 
necerse á  favor  de  las  ocurrencias  del  tiempo.  Porque  al  dia  siguien- 
te 28  de  seteimbre  nombró  el  presidente  al  oidor  G arate  auditor  de 
guerra  y  superintendente  de  los  medios  destinados  á  la  fortificación, 
para  que  le  acompañase  en  la  jornada,  y  cuidase  de  su  estableci- 
miento y  buena  inversión.  Este  no  fué  un  negocio  tan  llano  ni  de 
tan  fácil  expedición  que  no  lo  demorase  algunos  dias:  pues  pai*e- 
ciendo  á  Garate  lo  uno  y  lo  otro  ageno  de  su  magistratura,  sién- 
dole notificado  el  nombramiento,  suplicó  se  le  escusase  de  su  ad- 
misión: el  presidente  decretó  se  estuviese  á  lo  mandado:  Garate  a- 
peló  á  la  audiencia;  y  ésta  otorgó  la  apelación. 

Las  personas  cuerdas,  á  quienes  desagradaba  esta  diferencia, 
comenzaron  á  ver  en  la  jornada  nuevos  inconvenientes.  El  ayun- 
tamiento de  su  parte,  en  junta  ordinaria  de  12  de  octubre,  nombró 
diputados  que  fuesen  á  representar  al  señor  presidente  la  falta  que 
su  persona  hacia  en  la  ciudad  cabecera  del  reyno,  donde  ocurriau 
todos  los  negocios,  y  ser  bastantes  las  providencias  y  prevenciones 
hechas  á  cargo  de  personas  de  suposición  para  resguardo  de  las 
provincias,  y  que  en  un  viage  tan  largo  por  distintos  climas  expo- 
nía su  salud  y  el  buen  gobierno  que  disfrutaba.  Eu  esta  coyuntura 
se  tuvo  noticia  de  nuevo  presidente  que  venia,  don  Sebastian  Al- 
varez  Alfonso  señor  de  la  casa  de  Caldas  y  caballero  de  la  orden 
de  Santiago,  y  llegó  á  los  tres  meses.  INo  fué  menester  mas  para  que 
el  señor  Meneos  desistiese  de  la  jornada,  y  tratase  de  ^  <^'^  ♦''•^"  <"»- 
mo  se  volvió,  á  España. 


no 


CAPITULO  61. 

Prisión  del  ^olieruacloi*  l^ialiiias* 

Los  humos  de  semejante  triunfo  parece  duraban  á  la  audiencia 
cuando  recibió  al  señor  Alvarez.  Este  presidente  en  su  llegada,  ha- 
ciendo mansión  en  el  pueblo  de  Jocotenango  el  dia  1 7  de  enero  de 
667,  desde  allí  envió  sus  despachos  al  acuerdo,  donde  recibidos  el 
dia  18,  hizo  alto  el  oidor  Garate  en  que  solo  venian  los  de  presi- 
dente de  la  audiencia  y  capitán  general  para  lo  de  guerra,  y  no  el 
de  gobernador:  por  lo  que  el  fiscal  Miranda  pidió  que  solo  fuese 
posesionado  de  la  presidencia  y  capitanía  general,  y  declarado  vaco 
el  gobierno,  entrase  á  gobernar  la  audiencia.  Se  prolongó  la  cues- 
tión hasta  el  dia  2 1 ,  en  que  remitiendo  el  despacho  que  tenia  para 
tomar  residencia  á  su  antecesor,  y  por  ello  corresponderle  el  go- 
bierno, se  acordó  la  posesión  de  todos  oficios. 

La  jornada  del  señor  Meneos  á  Granada,  aunque  no  sucedió, 
el  rumor  de  ella,  desde  agosto  en  que  la  habia  emprendido,  se 
difundió  en  Nicaragua  lo  bastante,  para  enardecer  los  trabajos 
de  la  fortificación.  El  oidor  Garate,  en  la  carta  que  vá  menciona- 
da al  rey,  escribe.  Aun  los  mesmos  enemigos  de  el  dicho  don  Juan 
confesaban  el  que  todo  el  tiempo  que  estuvo  en  el  gobierno  tra- 
bajó incesantemente  por  la  defensa  de  aquella  provincia,  especial- 
mente en  la  fuerza  que  fabricó  tal  cual  sea,  donde  cuatro  ó  cinco 
meses  dicen  por  público,  no  se  desnudó  ni  de  dia  ni  de  noche,  sien- 
do el  primero  que  trabajaba,  usando  de  todos  los  oficios  concernien- 
tes á  dicha  fuerza,  por  mecánicos  que  fuesen.  Así  mismo  hablan- 
do de  la  orden  que  tuvo  este  gobernador,  para  hacer  una  fuerza  en 
las  bocas  del  rio  de  San  Juan,  que  asistida  de  cuarenta  ó  cincuenta 
hombres,  pudiese  resistir  al  enemigo,  dice:  lo  cual  puso  por  obra 
en  la  forma  que  pudo,  haciendo  una  fuerza,  no  en  las  bocas  del  rio, 
sino  en  otra  parte  y  sitio  que  le  pareció  á  propósito. 

Como  fué  preciso,  continúa  diciendo,  para  bajar  á  el  rio  ausen- 
tarse de  la  ciudad  mas  de  cincuenta  leguas,  pareció  conveniente  al 
general  Meneos  nombrar  persona  que  en  Ínterin  volvía  gobernase 
las  armas  por  los  accidentes  que  podían  suceder,  nombró  á  don 
Francisco  de  Valdez,  que  á  la  sazón  estaba  por  corregidor  del  par- 


PRISIÓN  DE  SALINAS.  -1 M 

tido  de  Sutiaba  en  la  misma  provincia  de  Nicaragua,  dándole  por 
orden  expresa  en  su  título  estuviese  á  la  del  dicho  raaese  de  campo 
Salinas. 

De  aquí  se  debieron  originar  algunas  emulaciones  y  encuentros 
entre  los  dos,  con  que  el  dicho  don  Francisco  de  Valdez  procuró 
por  cartas  y  relaciones  y  otras  diligencias  afectadas  desacreditar  en 
todo  las  acciones  del  modo  de  obrar  de  el  dicho  maese  de  campo, 
y  en  este  medio  tiempo  acabó  su  gobierno  el  general  don  Martin 
Carlos  de  Meneos,  y  se  ausentó  y  entró  á  gobernar  el  presidente 
que  hoy  tenemos,  el  cual  es  cuñado  de  el  dicho  don  Francisco  de 
Valdez,  con  que  así  que  tuvo  noticia  de  la  venida  de  su  cuñado  el 
presidente,  se  partió  de  la  ciudad  de  Granada  donde  estaba  para 
esta,  procurando  lograr  el  intento  que  habia  comenzado  de  desacre- 
ditar las  acciones  del  dicho  maese  de  campo. 

Halló  acojida  en  el  presidente,  y  de  la  vista  resultó  que  el  pre- 
sidente porscripto  hizo  un  como  manifiesto  en  el  acuerdo  contra  el 
dicho  maese  de  campo  don  Juan  de  Salinas,  diciendo,  no  haber 
guardado  la  orden  y  hecho  la  fuerza  en  distinto  sitio,  gastando  en 
ella  grandes  cantidades. 

Con  esto  el  fiscal  se  querelló  ante  el  presidente,  quien  luego 
despachó  juez  amigo  y  parcial,  conocido  del  dicho  don  Francisco 
de  Valdez,  y  enemigo  del  dicho  don  Juan  de  Salinas,  y  al  mesmo 
tiempo  nombró  por  gobernador  de  la  provincia  de  INicaragua  á  don 
Francisco  de  Valdez  su  cuñado,  despojando  y  desposeyendo  de  he- 
cho al  maese  de  campo  que  estaba  gobernando,  de  tal  forma  que 
á  un  mesmo  tiempo  salieron  de  esta  ciudad  y  fueron  juntos  y  en 
compañía  el  pesquisidor  y  el  gobernador  intruso. 

Vino  don  Juan  de  Salinas  á  valerse  de  el  recurso  de  esta  real 
audiencia,  donde  se  presentó  en  grado  de  apelación  del  despojo,  y 
recusó  al  juez  como  enemigo  suyo,  pidiendo  desembargo  délos  bie- 
nes que  le  habian  embargado  exediendo  de  su  comisión. 

Mandó  la  audiencia  fuese  restituido  á  su  oficio:  dio  ni  juez  por 
recusado,  y  que  fuese  á  hacer  esta  pesquisa  el  doctor  don  Benito 
de  Noboa  Salgado,  oidor  de  esta  real  audiencia,  y  hacer  vista  de 
ojos  de  la  fuerza  el  sargento  mayor  Juan  Míuíiucz  Cabrera  gober- 
nador y  capitán  general  de  la  provincia  de  Comayagna,  que  á  la 
sazón  se  hallaba  en  esta  ciudad,  y  ambos  á  dos  sujetos  se  habian 
ofrecido  voluntariamente  á  ir. 

El  presidente  se  exasperó  sumamente  de  este  decreto  de  tal  for- 


-i  4  2  CAPÍTULO  LXI. 

ma  que  recojió  los  despachos,  sin  permitir  se  entregasen  á  la  par- 
te, y  advocó  en  sí  la  causa  sin  parecer  de  asesor,  y  en  virtud  de 
autos  que  remitió  el  juez  recusado,  empezó  el  presidente  sin  pare- 
cer de  asesor  alguno  á  proceder  contra  el  dicho  don  Juan  de  Sali- 
nas, prendiéndole,  tomándole  la  confesión,  y  recibiendo  la  causa 
á  prueba. 

Proveyó  otros  autos  tocantes  á  la  misma  causa,  y  hizo  empeño 
y  propaló  que  porque  el  dicho  don  Juan  de  Salinas  se  habia  venido 
á  valer  de  la  audiencia  habia  de  tomar  por  su  cuenta  esta  causa,  y 
para  poderlo  hacer  no  quiso  fiar  esta  diligencia  de  nadie.  Y  en  es- 
ta consecuencia,  dice  otra  carta  de  20  de  marzo,  se  rosolvió  á  ha- 
cer viage  á  la  provincia  de  Nicaragua  con  pretesto  de  reconocer  la 
fuerza,  que  el  maestre  de  campo  don  Juan  de  Salinas  habia  hecho 
en  el  rio  de  San  Juan. 

En  carta  de  10  de  abril  también  de  668  los  oidores  Novóa  y 
Gárate  y  fiscal  Miranda  dicen  al  rey,  hablando  del  presidente:  ha- 
biendo resuelto  por  sí  mesmo  el  ir  á  la  provincia  de  Nicaragua  y  á 
las  bocas  del  rio  de  San  Juan  que  dista  de  esta  ciudad  mas  de  260 
leguas,  y  habiéndole  requerido  esta  audiencia  no  saliese  de  esta 
ciudad  por  los  graves  daños  que  atrae  á  las  provincias  el  movimien- 
to de  un  presidente  con  la  mucha  gente  que  k  acompaña,  no  ha- 
biendo asentido  á  ello,  hizo  notificar  á  dicho  doctor  don  Juan  de 
Garate  auto  en  que  le  mandó  se  dispusiese  para  ir  con  él  á  esta 
jornada.  Habiendo  supHcado  de  él  con  toda  atención  le  hizo  noti- 
ficar otro,  que  le  obligó  á  refugiarse  en  la  Compañía,  y  en  este  es- 
tado se  trató  de  paces  y  se  avino  á  ir  asistiendo  al  presidente. 

El  cabildo  igualmente  por  acuerdo  de  4  de  noviembre,  cor- 
riendo el  año  de  667,  dispuso  disuadirle  por  escrito,  manifestándo- 
le los  inconvenientes  de  su  ausencia,  los  de  un  dilatado  viage  por 
malos  caminos,  con  variedad  de  temples  y  riesgo  de  su  salud:  lo 
que  calificado  por  el  presidente  de  motejarle  y  darle  forma  de  go- 
bierno, ordenó  el  dia  5  se  celebrase  cabildo  extraordinario,  y  se- 
guidamente en  él  se  notificase  también  á  don  Juan  de  Roa  alcal- 
de ordinario  mas  antiguo  y  á  Luis  López  de  Andravide  regidor, 
que  le  llevaron  el  pliego,  se  aliñen  y  apresten  dentro  de  24  horas 
pata  salir  con  su  señoría  en  su  compañía  el  dia  7  inmediato:  y  aun- 
que lo  cumplieron  y  salieron  de  la  ciudad,  se  les  mandó  revolver 
en  Petapa. 

Después  de  practicado  el  reconocimiento,  dice  otra  carta  de  los 


PRISIÓN   DE  SALINAS.  ÁÁO 

propios  oidores  de  20  de  mayo  de  68:  al  cabo  se  quedaron  las  co- 
sas de  peor  calidad  que  antes,  reducido  á  opiniones  y  á  confusas 
y  vagas  determinaciones  el  sitio  donde  se  dice  conviene  hacer  la 
fuerza  para  la  defensa  de  la  provincia  de  Nicaragua,  sin  que  di- 
cha jornada  se  enderezase  á  mas  que  á  ratificar  los  testigos  de  la 
información  hecha  contra  el  maese  de  campo  don  Juan  de  Salinas. 

El  oidor  Garate  en  su  carta  de  la  propia  fecha  dice:  el  segun- 
do motivo  que  hubo  para  esta  jornada  consistió  en  yr  hacer  perso- 
nalmente vista  de  ojos  de  el  castillo  ó  fuerza  que  el  dicho  don  Juan 
de  Salinas  fabricó  en  el  rio  de  San  Juan,  y  aunque  es  así  que  por 
las  personas  que  le  reconocieron,  y  se  dice  entienden  de  la  mate- 
ria, se  le  hallaron  algunos  defectos  considerables,  pocas  fuerzas, 
ay  que  dejen  de  tenerlos,  si  se  empiezan  á  escudriñar,  mayormente 
cuando  el  que  obró  no  era  ingeniero,  ni  de  la  profesión  y  hizo  lo 
que  pudo,  y  alcanzó. 

Toda  esta  jornada  tan  ruidosa  y  de  tanto  costo,  dice  todavía,  se 
ha  reducido  á  ratificar  los  testigos  de  una  información,  y  á  man- 
dar que  don  Juan  de  Salinas  diese  cuenta  de  el  dinero  que  había 
gastado  en  dicha  fuerza,  y  á  ver  y  reconocer  si  40  hombres  que 
han  de  estar  atrincherados  en  el  rio  de  San  Juan  para  su  defensa 
estarán  mejor  en  otro  puesto  que  en  él  que  hoy  están:  esto  es  so- 
lo lo  que  se  ha  obrado;  y  para  esto  sale  un  presidente  ó  mas  de 
doscientas  leguas,  lleva  arrastrado  un  oidor,  saca  de  su  provincia 
á  el  gobernador  Juan  Márquez  Cabrera,  sacó  así  mesmo  al  de  Cos- 
ta-Rica, teniendo  ya  en  la  provincia  de  Nicaragua  á  el  goberna- 
dor de  ella  don  Martin  Teiniño  Bávila  caballero  de  la  orden  de  Ca- 
latraba. 

Kn  carta  que  escribe  la  audiencia  en  20  de  junio  de  GG8  y  fir- 
man el  presidente  Alvarez,  los  oidores  Medina  y  Novoa  y  el  fiscal 
Miranda,  dando  cuenta  al  rey  de  diferentes  materias,  llegando  á  la 
presente,  dicen.  Por  noviembre  del  año  pasado  de  07  salió  de  esta 
ciudad  el  presidente  don  Sebastian  Alvarez  Alfonso  á  reconocer  i-i 
castillo  que  se  habia  fabricado  por  el  maestre  de  campo  don  Juan 
de  Salinas  para  la  defensa  de  la  provincia  de  Nicaragua,  examinar 
sus  gastos  por  quejas  que  le  habían  venido,  advertir  el  sitio,  su 
disposición  y  alcance  para  la  mos(iuetería  y  discurrir  á  las  bocas 
de  San  Juan  y  Taurc  y  tocar  con  las  manos  á  fuerza  de  muchos  in- 
convenientes, si  convenia  ó  no  fabricar  en  cada  una  de  ellas,  la 
fortificación  que  se  habia  mandado  hacer  y  dotar  por  juntas  de 

TOM.    2.  (IC) 


4  14  CAPÍTULO  LXI. 

guerra  y  hacienda. 

Fué  de  tanta  importancia  su  jornada,  que  se  le  hubieran  gas- 
tado á  V.  M.  muy  gruesas  cantidades  de  su  real  hacienda:  por 
que  los  efectos  destinados  y  muchos  mas  que  hubiesen  no  eran 
bastantes  con  manifiesto  desperdicio  y  mal  logro  del  intento  que 
era  la  defensa  y  resistencia  á  el  enemigo  en  sus  invasiones. 

Halló  su  cuidado  un  sitio,  registrándolos  todos,  en  el  Raudal 
que  llaman  de  Santa  Cruz,  el  mas  apropósito,  cercano  para  los 
socorros  y  avisos,  y  el  mas  libre  de  los  peligros  é  inclemencias  de 
aquel  rio,  de  que  dará  cuenta  á  V.  M.  con  mas  claridad  y  dis- 
tinción como  quien  lo  vio  á  costa  de  su  hacienda  y  en  conocidos 
riesgos  de  su  vida,  si  bien  le  ayudó  mucho  la  inteligencia  y  ex- 
periencia del  capitán  Martin  de  Andujar,  persona  de  toda  satis- 
facción, ingeniero  y  con  zelo  del  servicio  de  V.  M.  Todo  parece- 
rá de  los  autos  que  remite  el  presidente.  Al  fin  del  artículo  si- 
gue esta  nota.  En  cuanto  á  la  importancia  de  esta  jornada  no 
se  ajustaron  á  lo  referido  el  doctor  don  Benito  de  Noboa,  y  el  fiscal. 

Por  este  tiempo  recibió  el  presidente  Alvarez  cédula  de  24  de 
enero  668,  en  que  se  le  ordena  mande  sacar  al  oydor  Garate  500 
pesos  de  multa  por  haber  desobedecido  y  apelado  la  orden  del 
presidente  Meneos  para  que  le  acompañase  en  la  jornada  á  Ni- 
caragua; y  mas  adelante  vistas  en  el  consejo  las  caitas  que  van  re- 
feridas, y  los  autos  que  en  ellas  se  mencionan,  acordó  en  23  de 
febrero  de  669  sobre  los  de  Salinas  que  informase  el  presidente 
Alvarez,  y  sobre  los  de  fortificación,  que  con  lo  que  informase  el 
general  Meneos  se  llevasen  al  consejo  de  guerra. 

Entre  tanto  la  costa  no  estaba  libre  de  piratas.  Alcedo  refiere 
que  la  isla  de  Santa  Catalina  tomada  por  Juan  Morgan,  inglés, 
fué  recobrada  por  el  maestre  de  campo  don  Juan  Pérez  de  Guz- 
man  gobernador  de  Cartagena;  pero  mas  pronto  el  mismo  Juan 
Morgan  invade  Portobelo  en  668,  y  en  671  saquea  y  quema  la 
ciudad  de  Panamá  dia  27  de  enero,  siendo  entonces  presidente  go- 
bernador y  capitán  general  de  ella  el  propio  don  Juan  Pérez  de 
Guzman.  Motivo  por  que  lo  depuso  el  virey  del  Perú  conde  de 
Lemos,  y  la  ciudad  se  trasladó  á  distancia  de  una  legua,  y  dio  prin- 
cipio á  su  fortificación  don  Alonso  Mercado  de  Yillacorta.  Ella  es, 
añade  Alcedo,  irregular  y  poco  defensa.  INo  es  mucho  pues  que  lo 
fuese  la  de  San  Carlos  de  Austria,  así  llamada  la  construida  por 
Salinas  en  el  rio  de  San  Juan.  Ximenez,  en  el  mismo  lib.  5  cap. 


PRISIÓN  DE  SALINAS.  ÁVi) 

21,  escribe:  por  el  mes  de  agosto  de  aqueste  año  de  70  entró  el 
enemigo  otra  vez  en  Granada,  y  la  saqueó. 

Lacayo,  en  representación  de  759  hace,  la  misma  relación,  aña- 
diendo que  dada  noticia  de  ello  á  la  corte,  la  reyna  gobernado- 
ra, en  cédula  de  29  de  octubre  de  771,  dice  á  la  audiencia.  Por 
despacho  de  la  fecha  envió  á  don  Fernando  Francisco  de  Escobe- 
do,  á  quien  tengo  nombrado  para  que  gobierne  en  ínterin  esas  pro- 
vincias, vaya  en  persona  á  reconocer  la  boca  del  rio  de  San  Juan 
en  la  de  Nicaragua,  y  disponer  la  fortificación  que  fuese  necesa- 
rio hacer  en  ella,  para  impedir  y  defender  su  entrada.  El  ac- 
ta de  26  de  noviembre  de  672  refiere  haber  entrado  en  cabildo 
de  esta  fecha  á  despedirse  para  la  jornada.  Juarros  escribe:  pasó 
personalmente  á  Nicaragua  el  Sr  Escobedo,  reconoció  el  puerto,  man- 
do construir  y  fortificar  el  presidio,  é  hizo  las  ordenanzas  para  su 
gobierno,  que  firmó  en  Granada  á  20  de  marzo  de  73.  Poco  des- 
pués se  concluyeron  los  trabajos,  y  se  hizo  fiesta  en  Granada,  en 
que  hubo  sermón,  que  se  imprimió  en  Guatemala:  el  rótulo  di- 
ce: por  haberse  acabado  este  presente  año  de  1675  en  el  rio  S. 
Juan  la  fábrica  del  castillo  con  título  de  N.  S.  de  Concepción,  á 
diligencia  y  cuidado  del  gobernador  de  las  armas  y  de  lo  políti- 
co teniente  de  capitán  general  don  Pablo  Loyola:  en  el  cuerpo 
del  sermón  suena,  que  fué  asentado  en  frente  del  Raudal  de  Sta. 
Cruz,  que  ayuda  á  su  defensa,  y  lleva  su  plataforma  un  caba- 
llero y  cuatro  baluartes.  Las  ordenanzas,  añade  Juarros,  fueron 
confirmadas  por  cédula  de  5  de  junio  de  085,  sin  duda  relativas 
á  la  guarnición,  su  reemplazo  y  surtimiento.  Ximonez  lib.  5  cap. 

22,  después  de  repetir  la  invasión  del  enemigo  y  saqueo  de  Grana- 
da, entrando  por  el  rio  de  San  Juan,  añade:  agora  con  el  castillo 
que  en  el  rio  fundó  el  señor  Escobedo,  siendo  presidente,  se  ha 
remediado  aquel  daño. 

— ^•'•»í^ooo»:í««— — 

CAPÍfLLO  G2. 

S^liliiisUf^iTM. 

Jamás  la  piratería  habia  sido  doctrina  de  unn  secta,  ni  la  pro- 
fesión de  un  pueblo  tomado  colectivamente,  hasta  mediado  el  si- 


A\(}  CAPÍTULO  LXII. 

glo  1 7  en  que  se  dieron  á  conocer  en  el  mar  de  las  Antillas  los 
Bucanieres,  y  luego  los  Flibustieres.  Llevaron  aquel  nombre,  dice 
Alcedo,  los  primeros  colonos  franceses  establecidos  en  la  isla  Es- 
pañola el  año  de  660.  Su  denominación  viene  de  la  voz  Bucan, 
que  daban  al  campo  destinado  á  secar  la  carne  y  los  cueros  de 
las  reses  que  mataban,  donde  vivian  de  dos  en  dos,  en  perfecta 
comunidad,  sin  admitir  mugeres,  entregados  á  la  casa,  y  dándo- 
se mutuamente  todos  los  auxilios  con  perfecta  participación  de 
bienes.  Sin  otra  religión  que  la  memoria  de  la  creencia  de  sus  pa- 
dres, sin  otra  profesión  que  la  montería,  sin  mas  comida  que  la 
que  ella  brindaba,  ni  mas  vestido  que  una  camisa  manchada  de 
sangre,  unos  calzones  sucios  que  adquirían  á  cambio  de  cueros, 
tendían  á  la  barbarie  de  los  cafres  y  otentotes,  hasta  que  ostiga- 
dos  de  este  género  de  vida,  preferían  el  de  los  flibustieres. 

Estos  eran  los  bucanieres  de  Santo  Domingo,  esta  su  situación, 
cuando  los  españoles  emprendieron  echarlos  de  allí,  y  cuya  guerra 
al  principio  les  fué  favorable;  porque  yendo  en  pequeñas  partidas 
á  cazar,  era  fácil  sorprenderlos,  y  así  mataron  á  muchos,  y  hicieron 
prisioneros  á  otros,  y  extinguidos  después  de  muchos  combates, 
se  agregaron  los  pocos  que  habían  quedado  á  los  flibustieres. 

Flibustieres,  escribe  al  mismo  Alcedo,  es  el  nombre  de  los  cor- 
sarios, ó  mas  bien  piratas,  que  de  todas  las  naciones  se  estable- 
cieron en  la  isla  de  Santo  Domingo  con  el  nombre  de  Bucaniers: 
algunos,  que  no  estaban  contentos  con  aquella  vida,  se  juntaban 
en  número  de  cuarenta  ó  cincuenta,  compraban  una  barca,  y  e- 
legian  un  comandante,  con  el  cual  salían  á  robar  y  piratear  cuan- 
tas embarcaciones  encontraban:  con  esta  facilidad  de  hacerse  ri- 
cos, y  libertad  de  vivir  en  los  vicios  mas  abominables  se  aumen- 
taron considerablemente,  y  hechos  dueños  de  la  pequeña  isla  de 
Tortuga,  y  de  algunas  embarcaciones  considerables,  empezaron  á 
atacar  los  puertos  y  costas  de  los  españoles,  cometiendo  en  ellas 
las  mayores  atrocidades. 

El  traductor  español  de  Van-der-velde,  en  el  prologo  de  la  no- 
vela americana  El  Flibustero:  así  llamaban,  dice,  la  profesión  de 
los  piratas,  que  en  un  tiempo  sembraron  el  terror  en  los  mares 
de  la  América  occidental,  y  cuyo  atrevimiento  feroz  fué  tal,  según 
todos  los  historiadores,  que  de  simples  corsarios  llegaron  á  ser 
el  espanto  del  género  humano,  asaltando  y  abordando,  no  sola- 
mente los  galeones  de  España,  y  otros  muchos  buques,  sino  va- 


TLIBÜSTIERES.  417 

rias  ciudades,  quemándolas,  saqueándolas,  y  cometiendo  toda  suer- 
te de  crímenes;  pero  al  mismo  tiempo  solian  también  ser  gente 
de  valor  tan  bizarro,  que  mas  de  una  vez  ganaron  batallas,  y  ven- 
cieron ejércitos  numerosos,  particularmente  á  los  españoles,  con 
táctica  y  serenidad  tan  bien  dirigidas,  que  hubieran  honrado  aun  á 
los  mas  distinguidos  campeones.  Estos  mismos  piratas,  conocidos 
bajo  el  nombre  francés  de  flibustiers,  que  nosotros  gramaticalmente 
hemos  traducido  flibustéros,  hubo  ocasión  en  que,  ya  recibiendo 
subsidios,  ó  ya  aceptando  por  medio  de  su  carta  blanca  de  cor- 
so, et  cet,  el  inmenso  botin  que  les  producían  sus  expediciones 
marítimas,  y  terrestres,  ganado  casi  siempre  á  costa  de  mucha  san- 
gre de  los  vencedores  y  vencidos,  se  vendieron  como  auxiliares 
de  varias  naciones  [  no  las  nombraremos  ]  que  no  tuvieron  re- 
paro ni  rubor  en  despachar  sus  patentes  á  unos  hombres  que  to- 
do el  mundo  debia  considerar  como  una  verdadera  plaga,  muí 
digna  de  ser  extinguida  por  todos  los  medios  posibles.  Pero  ¡ta- 
les son  los  hombres  que  jamás  cesarán  de  inventar  medios  pa- 
ra destruirse  I 

He  aquí  la  calamidad,  que  devastó  la  costa  toda  de  las  pro- 
vincias de  Guatemala  á  fines  del  siglo  17,  y  principios  del  IS:  pues 
aunque  las  embarcaciones  y  costas  de  los  demás  establecimientos 
españoles  estaban  expuestas  en  general  á  su  depredación,  las  del 
reyno  de  Guatemala,  frontero  y  mas  cercano  á  su  domicilio,  y 
con  menos  resguardo  de  todo  género,  estuvo  sugeto  especialmen- 
te, y  mas  que  otro  alguno  á  sus  estragos. 

El  propio  escritor  refiere  que  Lord  Windsor,  gobernador  de 
Jamayca,  permitió  á  los  flibustieres  domiciliarse  en  la  isla,  y  que- 
jándose la  corte  de  España  de  las  piraterías  y  robos  que  hacían 
protegidos  por  él,  fué  separado  del  gobierno  el  año  de  1063.  De 
Tomás  Moddyford,  su  sucesor,  expresa,  que  en  su  tiempo  cobró 
su  mayor  auge  esta  colonia,  porque  fomentó  las  plantaciones, 
y  establecimientos,  y  á  los  piratas  que  con  sus  robos  enriquecieron 
la  isla.  El  gobernador  Tomás  IJnch,  que  siguió  los  pasos  de  su 
antecesor,  comisionó  al  pirata  Morgan  en  las  expediciones  (|ue  hi- 
zo contra  los  españoles  á  Maracaibo,  Granada,  Panamá,  Portobe- 
lo  y  Chagre,  y  dio  motivo  á  que  las  vivas  representaciones  de  la 
corte  de  España  á  la  Inglaterra  lo  separasen  del  gobierno  el  año 
de  1G73.  Un  sumario  de  cédula  de  22  de  agosto  de  677,  dice:  que 
para  el  reconocimiento  de  los  nos  y  paragcs  por  donde  el  enemi- 


^^8  CAPÍTULO  LXII. 

go  entró  á  saquear  la  nueva  Segovia,  fué  enviado  por  el  presiden- 
te el  oidor  don  Gerónimo  de  Viga  y  Vega,  encargándole  ponga  todo 
el  resguardo  necesario  en  aquella  provincia,  y  dé  cuenta  de  lo  que 
ejecutare,  para  resolver  lo  que  mas  convenga  á  su  defensa  y  se- 
guridad. 

La  costa  del  sur,  aunque  mas  remota  por  haberse  de  doblar  el 
estrecho  de  Magallanes,  no  estuvo  menos  expuesta,  porque  inde- 
fensos sus  puertos,  vedado  en  esta  época  el  comercio  con  los  rey- 
nos  vecinos,  extinguida  del  todo  su  navegación,  y  desiertas  sus  pla- 
yas de  embarcaciones,  quedó  desmantelada  y  abierta,  y  sus  pobla- 
ciones y  haciendas  sugetas  al  pillage  y  devastación. 

Después  de  tomada  y  quemada  Panamá  la  vieja  el  año  de  671, 
avistándose  embarcaciones  enemigas  en  la  costa  de  Nicaragua  y  Cos- 
ta-Rica, se  dispusieron  fuerzas  para  su  defensa,  acudiendo  gente 
de  Guatemala,  á  cuya  reunión  concurrió  don  Melchor  de  Meneos 
con  su  persona  y  el  sueldo  de  20  infantes,  que  se  mandaba  re- 
cibir en  la  caja  por  auto  de  13  de  febrero  de  671.  Descubiertos  6 
navios  de  alto  bordo  de  enemigos  el  año  de  683,  y  apercibiéndose 
gente  para  la  defensa,  el  mismo  Meneos  y  el  gobernador  don  Juan 
Gonzales  Batres  sustentaron  igualmente  sobre  las  armas  50  hom- 
bres, durante  el  peligro,  según  certificación  del  presidente  Augurto 
de  25  de  octubre  del  mismo  año. 

El  señor  Haya,  gobernador  de  Costa-Rica,  en  informe  que  dá  al 
rey  de  muchas  cosas  concernientes  á  la  provincia  en  1 5  de  marzo 
de  1719,  entre  otras  dice:  en  los  años  de  1681,  y  en  el  de  1686  en 
el  puerto  de  la  Caldera  y  ciudad  de  Esparza  de  la  parte  del  sur  de 
esta  provincia  entraron  los  corsarios  Charpe  y  otro,  que  quemaron 
y  robaron  aquella  ciudad,  y  se  llevaron  algunas  personas  de  todos 
sexos,  las  cuales  después  por  el  rescate  de  mil  pesos  volvieron  á 
echar  á  tierra:  de  estas  dos  ocasiones  tuvieron  por  conveniente,  y 
por  no  experimentar  otras,  el  retirarse  á  vivir  en  los  campos  de 
Bagaces  y  Landecho:  razón  por  qué  desde  entonces  á  quedado  aque- 
lla ciudad  despoblada. 

En  informe  que  dá  al  superior  gobierno  el  señor  Tristan  obis- 
po de  Nicaragua  á  18  de  marzo  de  1783,  escribe.  En  el  mismo  ca- 
mino real  que  de  Nicaragua  vá  para  Cartago  se  hallaban  dos  nu- 
merosos pueblos  de  indios:  el  uno  en  el  sitio  de  Aranjuez  y  el  otro 
en  el  de  Garavito.  Por  los  antiguos  asientos  que  del  siglo  pa- 
sado se  hallan  en  los  Ubros  de  las  reales  cajas  consta,  que   estos 


FLIBÜSTIERES.  ^  \  9 

pueblos  se  componían  de  muchos  miles  de  indios  contribuyen-  -  -' 
tes.  En  el  año  pasado  de  1685  entraron  los  ingleses  por  el  puer- 
to de  la  Caldera  en  el  mar  del  sur,  saquearon,  quemaron  y  destru- 
yeron la  famosa  ciudad  de  Esparza,  que  babia  sido  cabeza  de  la 
provincia  de  Gostarrica,  y  por  su  puerto  facilitaba  el  útil  comer- 
cio con  el  Perú  y  Tierra  firme  del  reyno  de  Panamá.  Los  indios 
de  Aranjuez  y  Garavito,  huyendo  de  la  invasión  de  los  ingleses,  y 
de  la  injusticia  con  que  hacían  esclavos  á  los  indios  prisioneros,  se 
retiraron  á  la  cordilleria  de  la  montaña,  y  en  el  dia  solo  se  ven 
algunas  pocas  casas,  y  muchos  vestigios  de  las  dos  poblaciones. 
Juarros,  hablando  de  la  ciudad  de  Esparza,  dice:  habiéndola  sa- 
queado un  pirata  francés,  el  año  de  1670,  se  esparcieron  sus  mo- 
radores en  la  tierra  adentro,  y  quedó  despoblada  hasta  el  dia  de 
hoy.  Puede  haber  sido  el  año  de  85.  Una  información  de  la  cu- 
ria de  León  atribuye  al  dia  de  San  Bartolomé  la  toma  de  la  ciu- 
dad de  Zana  en  Panamá  por  el  sur  en  este  tiempo. 

Alcedo,  describiendo  la  ciudad  de  León,  capital  de  la  provincia 
de  Nicaragua,  refiere  que  á  vista  de  un  cuerpo  de  tropas  que  no 
pudieron  impedirlo,  la  saquearon  piratas  ingleses;  aunque  no  acier- 
ta á  dar  el  año,  pues  dice  1585  en  vez  de  1685.  Luego,  hablan- 
do del  Realejo,  dice:  esta  ciudad  ha  padecido  mucho  en  repe- 
tidas invasiones,  que  ha  experimentado  de  los  piratas  la  centu- 
ria pasada. 

Don  Gerónimo  de  la  Vega  y  Lacayo,  sargento  mayor  de  Gra- 
nada, en  representación  hecha  al  rey  en  10  de  enero  de  17  59, 
que  corre  impresa,  hablando  del  propio  lugar,  dice.  Esta  ciudad 
sería  sin  duda  la  mas  opulenta  de  la  provincia,  a  no  haber  sido 
saqueada  tres  veces,  las  dos  por  el  rio  de  San  Juan,  y  la  otra 
por  Escalante,  puerto  situado  en  la  mar  del  sur  veinte  leguas  dis- 
tante: desembarcó  en  él  á  7  de  abril  de  1685  un  pequeño  nume- 
ro de  ingleses  y  franceses,  no  ascendían  á  cuatrocientos:  noticio- 
sos los  espafioles  de  esta  novedad,  hicieron  sus  preparalixos  para 
defenderse,  formando  en  la  plaza  una  trinchera  cuadrada  con  ca- 
torce cañones  y  seis  pedreros:  á  las  dos  de  la  tarde  del  dia  nue- 
ve se  acercó  el  enemigo  á  ella,  doblando  para  esto  sus  marchas: 
una  emboscada  le  hizo  detener  el  paso,  y  perder  un  hombre:  co- 
menzó á  atacar  la  trinchera,  y  en  breve  tiempo  la  asalto,  y  se 
apoderó  de  la  plaza:  al  día  siguiente  propuso  a  su  vecindario  su 
rescate,  y  que  de  reusarlo  sería  entregada  al  fuego:  creyó  este  ser 


«^20  CAPÍTULO  LXII. 

amenaza,  y  no  trató  de  redimirla,  hasta  que  vieron  arder  la  igle- 
sia del  convento  de  San  Francisco,  y  diez  y  ocho  casas  princi- 
pales: causado  este  daño,  se  retiró  el  enemigo,  sin  mas  pérdida 
que  la  de  trece  hombres. 

Guembes  de  Villa-nueva,  cura  rector  de  Granada,  certificando 
en  18  de  abril  de  734  la  confirmación  del  V.  P.  Ovando,  deplo- 
ra las  mutilaciones  del  archivo  de  su  iglesia,  estrago  de  tres  in- 
vasiones de  enemigos  por  el  norte  y  por  el  sur.  La  información 
instruida  en  la  curia  episcopal  de  León  por  decreto  de  1 3  de  fe- 
brero de  744,  expresa  que  á  Granada  entraron  por  Escalante,  pa- 
sando en  regreso  por  Masaya  y  otros  pueblos,  hasta  salir  por  Ma- 
sachapa;  y  que  en  León  entraron  por  el  estero  del  fuerte,  especi- 
ficando una  declaración  que  al  aviso  de  la  vigía  en  la  sorpresa 
de  la  ciudad  tocó  la  caxa  de  guerra  doña  Paula,  muger  de  don 
Antonio  del  Real,  y  que  uno  de  los  prisioneros  tomados  por  el  ene- 
migo fué  el  presbítero  licenciado  don  Francisco  de  Ovando. 

La  misma  capital  del  reyno  estuvo  cerca  de  ser  amenazada  de 
los  piratas.  En  despacho  librado  al  propio  Meneos  de  general  en 
la  expedición  del  Peten  de  que  se  ha  hecho  mérito,  dice  la  real 
provisión:  por  los  cuales  fuisteis  nombrado  por  comisario  general 
de  la  caballería  de  la  dicha  mi  corte  y  sus  contornos,  como  pare- 
ce de  mi  real  título  de  6  de  setiembre  de  1685,  en  cuyo  tiempo 
mi  presidente  gobernador  y  capitán  general,  que  á  la  sazón  era, 
tuvo  diferentes  noticias  de  enemigos,  y  de  haber  invadido  la  pro- 
vincia de  Nicaragua,  entrado  y  quemado  la  ciudad  de  León  y  la 
villa  y  puerto  del  Realejo,  y  que  sus  designios  eran  invadir  la  di- 
cha mi  corte  por  la  barra  de  Istapa  de  la  jurisdicion  de  Escuin- 
ta,  y  resolvió  con  consulta  de  la  junta  general  de  guerra  hacer 
plaza  de  armas  en  el  pueblo  de  Escuinta. 

Para  lo  cual  se  convocaron  las  compañías  de  gente  española  y 
parda  de  aquel  partido,  tres  de  la  de  dicha  ciudad  de  Goateraala 
y  cinco  del  valle  de  ella,  y  salisteis  de  la  dicha  ciudad  como  tal  co- 
misario general  de  la  caballería  á  asistir  á  dicha  plaza  de  armas, 
donde  estuvistes  gobernando  como  cabo  principal  las  compañías 
que  iban  llegando,  y  de  orden  de  dicho  mi  presidente  en  los  pa- 
sos estrechos  por  donde  el  enemigo  podía  tomar  la  marcha  hicis- 
teis y  fabricasteis  trincheras  asistiendo  á  todo  lo  referido  con  la 
prontitud,  zelo,  actividad  y  cuidado  que  manifiesta  el  testimonio 
dado  por  mi  escribano  mayor  de  gobernación  y  guerra  á  los  13  de 


FLIBÜSTIERES.  J{2\ 

noviembre  de  685,  hasta  que  á  los  23  del  mismo  mes  fuistes  lla- 
mado por  el  dicho  mi  presidente. 

Después  hayándoos  de  alcalde  hordinario  mas  antiguo  de  la 
dicha  ciudad  de  Goatemala  y  corregidor  de  su  valle,  tuvo  noti- 
cia mi  presidente  de  aquel  reyno  de  haber  entrado  por  el  rio  del 
Golfo-dulce  del  mar  de  el  norte  21  piraguas  de  enemigos  encami- 
nándose á  el  rio  que  se  comunica  con  la  provincia  de  la  Vei-a- 
paz,  y  os  nombró  por  gobernador  y  cabo  principal  de  las  tro- 
pas y  gente  que  habia  de  ir  á  la  oposición  de  dichos  enemigos, 
y  os  mandó  que  con  la  mayor  brevedad  salieseis  para  la  dicha 
provincia  haciendo  que  raarchaBen  aceleradamente  á  ella  dos  com- 
pañías, con  cuyos  soldados  y  la  demás  gente  de  el  país  que  os 
pareciese  observaseis  los  movimientos  y  desinios  de  los  cosarios 
y  les  impidieseis  las  ostilidades  que  intentasen,  como  mas  larga- 
mente lo  contiene  el  despacho  de  1»  de  henero  de  68 G. 

Las  ciudades  de  la  provincia  de  Honduras  no  estuvieron  me- 
nos perseguidas  en  esta  época  y  por  rumbos  tampoco  esperados. 
Una  cédula  remitida  al  presidente  Barrios  Leal  en  3 1  de  diciem- 
bre de  689,  dice.  A  las  noticias  que  me  participaistes  en  carta  de 
29  de  setiembre  de  1688,  añadís,  que  habiéndose  juntado  con 
los  piratas  del  mar  del  norte  los  que  salieron  de  la  del  sur  por  el 
rio  de  la  Segovia,  entraron  en  el  Valle  de  Trujillo  por  el  rio  A- 
guan,  incógnita  hasta  entonces  su  navegación,  y  echaron  en  tier- 
ra 400  hombres,  que  se  dividieron  en  dos  trozos,  y  que  los  u- 
nos  se  encaminaron  á  robar  a  Trujillo,  y  los  otros  á  saquear  á 
Olancho,  que  estos  últimos  se  perdieron  en  el  monte,  y  no  pu- 
dieron lograr  la  empresa,  pero  que  los  primeros  la  consiguieron 
con  grandes  atrocidades,  y  se  llevaron  al  teniente  de  gobernador, 
veintidós  mugeres,  y  otras  personas,  apreciando  su  rescate  en  cin- 
co mil  pesos. 

También  tocó  la  devastación  á  la  frontera  de  Costa-Uií-a:  pues 
sigue  diciendo  la  cédula,  con  referencia  á  la  carta,  que  en  una 
embarcación  de  Panamá  tuvisteis  noticia  haber  entrado  en  el  es- 
cudo de  Veraguas  por  un  rio  incógnito  60  piratas  que  robaron 
á  Chiriqui,  azotando  al  gobernador,  y  haciendo  otras  maldades, 
llevaron  cantidades  considerables  de  plata  y  otras  alajas,  y  vol- 
vieron á  salirse  al  mar  del  norte,  sobre  ((ue  ponderáis  el  gran  cui- 
dado que  debe  dar,  que  piratas  traginen  esta  senda;  y  concluis 
con  que  el  gobernador  de  la  escuadra  de  corso  de  Lima  queda- 
TOM.  2.  (17) 


422  CAPÍTULO  LXII. 

ba  despachado  para  hacer  su  \iaje  en  busca  de  los  enemigos,  y 
que  para  su  despacho  habia  supHdo  mi  real  hacienda  en  Guate- 
mala mas  de  1 3  mil  pesos  con  calidad  de  reintegrarlos  en  la  ca- 
ja de  Panamá  al  primer  despacho  de  galeones. 

Alcedo,  continuando  la  relación  de  gobernadores  de  Jamay- 
ca,  dice.  El  duque  de  Aberaarle,  enviado  con  particular  comi- 
sión de  exterminar  los  piratas,  lo  hizo  así,  mandando  ahorcar  á 
cuantos  pudo  haber  á  las  manos,  cuyo  beneficio  produjo  la  tran- 
quilidad en  las  costas  y  puertos  de  los  españoles,  y  grande  a- 
plauso  á  este  gobernador,  que  murió  el  año  de  1689.  En  cédula 
de  14  de  noviembre  de  690,  se  rentievan  otras  de  85  y  86,  por  las 
cuales  se  ordena  que  los  cabos  de  piratas  apresados  en  las  Indias, 
sean  ahorcados  ó  pasados  por  las  armas,  y  los  demás  prisioneros 
remitidos  á  España,  sentenciados  á  galeras.  Pero  en  las  provin- 
cias de  este  reyno  no  ocurre  en  este  tiempo  ejemplo  alguno  de 
castigo,  ni  presa  de  esta  clase.  Todavía  en  cabildo  de  2  de  mar- 
zo de  1721,  se  anuncia  que  en  la  ciudad  de  San  Miguel,  estando 
el  enemigo  ingles  en  la  mar  del  sur,  en  años  anteriores,  el  maes- 
tro de  campo  don  Juan  José  de  Molina  obligó  á  don  José  de  Guz- 
man  alcalde  provincial  á  que  marchase  á  la  costa  á  defender  a- 
quel  punto. 

El  pillage  que  el  obispo  Tristan  menciona  se  hacia  en  la  cos- 
ta del  sur,  llevando  los  indíjenas  cautivos  y  reducidos  á  esclavitud, 
se  practicaba  desde  mucho  antes  en  la  del  norte.  Ximenez  lib.  5 
cap.  9,  hablando  de  las  entradas  de  religiosos  al  Chol  y  Mopan 
en  la  costa  de  Verapaz,  escribe:  los  piratas  son  frecuentes  en  a- 
quellas  costas  al  interés  del  palo  que  llaman  de  campeche,  y  el 
ámbar  que  se  cria  en  aquella  bahia  y  costa  de  bacalar,  y  coger  de 
aquestos  indios  para  servirse  de  ellos. 

¡Semejante  plagio  de  hombres,  ejercido  precisamente  sobre  la 
clase  de  habitantes  menos  comprometida  en  las  contiendas  de  na- 
ción á  nación,  necesitaba  las  declamaciones  y  pintura  de  un  su- 
cesor del  ínclito  Casas!  Con  razón  Solórzano  lib.  l  cap.  fin.  ex- 
clamando acerca  de  los  extrangeros  censores  de  los  españoles  por 
las  vejaciones  inferidas  á  los  indios  en  la  conquista  y  después  de 
ella,  dice.  Quisiera  yo  mucho  que  metieran  la  mano  en  su  pecho 
los  que  en  esta  parte  nos  calumnian  y  muerden,  y  digan  si  no  hu- 
bieran hecho  mayores  daños  y  exesos,  si  les  hubieran  cabido  en 
suerte   nuestras  conquistas,  como  se  lo.  dice  y  advierte  un  au- 


FLIBÜSTIERES.  ^  25 

tor  de  ellos  mismos,  Theodoro  de  Bry  por  estas  palabras.  Xo 
seamos  tan  ligeros  en  vituperar  á  los  españoles,  sin  que  antes  ha- 
yamos examinado  seriamente,  si  habríamos  sido  nosotros  mejores 
que  ellos. 

Los  ingleses  del  norte,  según  relación  del  compendio  histórico 
de  sus  colonias,  hablando  de  la  extensión  de  siembras  de  tabaco  en 
la  Virginia,  dice:  la  necesidad  de  procurarse  víveres,  fué  causa  de 
que  se  renovasen  las  vejaciones  contra  los  indios.  Mas  adelante, 
tratando  de  un  asalto  con  que  los  indígenas  rompieron  la  paz,  es- 
cribe. Una  guerra  sangrienta  se  siguió  á  esta  ruptura,  y  los  ingle- 
ses desarrollaron  los  mismos  medios  y  el  mismo  furor  contra  los 
indios  que  los  que  con  horror  de  la  humanidad  los  españoles  des- 
plegaron en  sus  colonias.  Los  cazaban  en  los  bosques  como  bestias 
salvages:  hicieron  con  ellos  tratados  de  paz  para  asesinarlos  luego 
por  sorpresa.  En  fin,  no  hay  clase  de  perfidia  ni  de  atrocidad  de 
que  no  usasen  los  ingleses  para  con  aquellos  desgraciados  habitan- 
tes. De  este  modo  despoblaron  una  vasta  extensión  de  pais.  La  in- 
vención inhumana  de  cazar  en  los  bosques  salvages  como  bestias, 
duraba  después  de  un  siglo,  y  la  ejercía  en  1724  una  compañía  de 
bombres  feroces,  organizada  por  John  Lovewel,  pagando  el  gobier- 
no las  cabelleras. 

No  obstante,  según  se  refiere  en  cédula  de  1 8  de  noviembre  de 
682,  por  este  tiempo  se  publicó  por  los  holandeses  en  Amstcrdan 
La  piedad  del  monte,  papel  declamatorio  sobre  la  introducción  y  o- 
peraciones  de  los  españoles  en  América  por  sus  crueldades  y  des- 
trucción de  los  indios,  como  si  las  inferidas  por  unos  europeos  hu- 
biesen dado  derecho  al  turno  de  otros  para  las  suyas  en  lo  sucesivo. 

Los  pardos,  que  á  la  sazón  soportaban  solos  el  servicio  militar 
en  todas  las  provincias,  apurando  en  esta  época  las  hostilidades  de 
enemigos,  entraron  á  ser  auxiliados  de  españoles,  formándose  com- 
pañías de  milicias  suyas  indistintamente  y  alguna  de  españoles  eu- 
ropeos. Se  ha  hecho  ya  mención  el  año  de  G8ó  de  compañías  ile 
gente  española  así  de  la  capital  como  de  su  valle  y  distrito  de  Kscuin- 
ta  reunidas  en  esta  pla/.a.  Kn  cabildo  de  18  de  setiembre  de  (ií>7, 
dando  su  voto  el  capitán  don  Domingo  de  Ayarza  sobre  el  estable- 
cimiento de  dos  compañías  para  guarda  de  la  caja,  presidente,  au- 
diencia y  tribunales,  dice:  convendrá  el  (pie  se  crien  dichas  compa- 
ñías por  las  referidas  noticias  de  estar  infestíulos  ambos  mares  del 
pirata  francés  y  otros,  para  cuya  resistencia  se  valen  los  goberna- 


^24  CAPÍTULO  LXIII. 

dores  de  la  gente  miliciana  que  es  muy  pobre  y  mísera,  y  en  ellos 
es  queja  generalmente,  como  se  ha  experimentado  en  las  ocasiones 
que  con  noticias  de  piratas  en  la  mar  del  sur  ha  ido  á  la  costa  de 
Escuinta  la  compañía  de  vizcaínos,  montañeses  y  forasteros. 

No  es  mucho  pertenezca  á  Guatemala  en  particular  lo  que  Al- 
cedo, acabando  de  hablar  de  los  flibustieres,  expresa  en  general  de 
la  América,  cuando  dice:  este  cuerpo  numeroso  ya,  de  hombres  des- 
almados, sin  religión,  ni  ley,  causólos  mayores  daños  á  los  espa- 
ñoles, y  el  gobierno  francés  se  sirvió  de  ellos  para  hacerles  la  guer- 
ra, y  permanecieron  siendo  el  azote  de  la  América  hasta  el  año  de 
1714,  en  que  el  conde  de  Blenac,  gobernador  de  Santo  Domingo, 
los  obligó  á  avecindarse,  y  dejar  la  piratería.  Tal  fué  la  termina- 
ción de  esta  plaga,  azote  de  Guatemala,  y  las  principales  ciudades 
de  sus  provincias. 


CAPITULO  63. 

Kiitraclais  de  corsarios  á  la  costa 
de  ^erapaz. 

Destituidos  los  corsarios  ingleses  de  todo  socorro  en  las  islas 
Guanajas  mediado  el  siglo  17  con  haber  sacado  á  sus  naturales,  in- 
cendiado sus  ranchos  y  talado  sus  sementeras,  donde  se  surtian  de 
bastimentos  y  hacían  mansión,  hubieron  de  buscar  lo  uno  y  lo  o- 
tro  en  la  tierra  adentro  de  la  costa,  en  que  hubiesen  sementeras, 
ranchos  y  naturales  moradores  de  la  tierra,  para  no  carecer  de  su 
provisión.  Todo  esto  hallaron  en  las  provincias  del  Chol,  Manché, 
Mopan  y  Typú  situados  en  lo  largo  de  la  costa  de  la  Verapaz  y  el 
Lacandon,  desde  el  Golfo-dulce  hasta  Yucatán.  El  p.  Delgado,  mi- 
sionero dominico,  en  una  entrada  que  hizo  pasando  adelante  del 
Manché  de  tránsito  para  Yucatán  con  el  objeto  de  hallar  camino 
para  aquella  provincia  y  abrir  comunicación  con  ella,  da  el  derro- 
tero de  su  viage  y  mucha  razón  de  la  población  que  descubrió  al  pa- 
so, en  relación  de  que  se  ha  hecho  mérito  y  trascribe  Ximenez  lib, 
5  cap.  33. 

Defiriendo  al  testimonio  de  Remesal  que  se  ha  citado,  de  que  ca- 
minando de  Cahabon  al  nordeste  á  38  leguas  estaba  el  pueblo  del 


CORSARIOS.  425 

Manché,  se  sigue  ver  la  relación  de  Delgado,  que  comienza,  dicien- 
do. Del  Manché  á  una  ranchería  de  un  indio  llamado  Bol,  ay  4  le- 
guas. De  aquí  á  la  de  Marcos  Zibat  4  leguas.  De  aquí  á  la  de  Juan 
Petz  5  leguas;  y  para  llegar  á  esta  ranchería  se  pasa  dos  veces  el 
Yaxal,  que  baja  á  la  mar,  rio  peligroso  y  grande:  mas  arriba  se  lla- 
ma este  rio  Puzilha  de  un  pueblo  antiguo  de  este  nombre. 

De  casa  de  Juan  Petz,  prosigue  el  autor,  salí  y  fui  á  dormir  á 
la  montaña,  junto  á  un  riachuelo  llamado  Conconha  á  7  leguas.  De 
aquí  salí  y  llegué  á  comer  á  otro  rio  llamado  Latetum,  á  4  leguas. 
De  aquí  salí  y  llegué  á  otra  ranchería  de  unos  indios  llamados  Pa- 
ches,  su  cacique  Vicente  Pach,  á  4  leguas.  De  aquí  salí  y  fui  á  co- 
mer á  la  otra  orilla  del  rio  Yaxal,  pasándolo  otra  vez  por  una  puen- 
te de  madera,  ay  5  leguas.  De  aquí  salí  y  llegué  á  la  ranchería  de 
un  indio  llamado  Martin  Petz,  ay  5  leguas.  En  esta  ranchería  hallé 
tres  españoles  de  la  provincia  de  Yucatán,  llamados  Alonso  More- 
no, Luis  González  y  Antonio  Mendoza,  á  quienes  los  ingleses  avian 
robado,  y  vinieron  á  dar  á  estas  montañas. 

Todo  este  camino  desde  el  Manché  anduve  en  cuatro  dias  á  pié, 
y  en  todas  estas  rancherías  avrá  en  cada  casa  veinte  ó  treinta  al- 
mas, y  en  otras  muchas  casas  que  ay  mui  cerca  como  de  una  legua 
ó  dos  ay  mucha  gente,  de  la  cual  se  puede  hacer  un  famoso  y  gran- 
de pueblo,  porque  la  casa  que  tiene  menos  gente  tendrá  veinte, 
treinta  ó  cuarenta  almas:  otras  casas  ay  mas  cerca  unas  de  otras  co- 
mo un  cuarto  de  legua,  otras  como  media  legua,  otras  como  tres 
cuadras,  otras  memos,  de  manera  que  ay  mucha  gente;  Dios  las 
traiga  á  su  conocimiento. 

Como  hice  parada  en  casa  de  Martin  Petz,  los  españoles  que 
son  pláticos  en  la  tierra,  me  dijeron  las  rancherías  siguientes  que 
las  han  andado.  Hacia  el  norte  los  indios  Batenas  a  una  legua,  ten- 
drán en  tres  casas  30  almas.  Otra  ay  á  media  legua  llamada  Tzu- 
nun  Chan,  que  tendrá  diez  ó  doce  almas.  A  tres  leguas  otra  llama- 
da Yahcab,  avrá  cuarenta  ó  sincuenta  almas  repartidas  vn  seis  u 
ocho  casas.  Sigúese  otra  auna  legua,  su  cacique  (^)u¡squin,  tiene  i 
casas,  en  que  abrá  treinta  ó  cuarenta  almas.  De  acjuí  a  dos  leguas 
los  Potes,  en  tres  casas  avrá  2o  almas.  De  aquí  a  una  legua  otra 
casa  llamada  Tzac,  tendrá  diez  almas.  De  aquí  á  una  legua  la  ca- 
sa de  Joseph  Tzac,  tiene  (» casas,  y  en  ellas  avrán  cuarenta  ó  sin- 
cuenta almas.  De  aquí  á  otra  rancliería  llamada  Tehax  á  dos  leguas, 
dos  casas,  avrá  diez  almas.  De  aquí  á  otra  ranchería  llamada  Chati- 


4  20  CAPÍTULO  LXIII. 

col,  á  dos  leguas,  ay  muchas  casas,  y  en  ellas  mucha  gente,  avrá 
80  almas  con  muchos  muchachos  y  mugeres.  Se  siguen  otras  ran- 
cherías, que  no  se  anduvieron,  y  se  volvieron  los  españoles. 

Hacia  el  poniente  hallaron  las  rancherías  siguientes.  A  la  vuel- 
ta de  lo  andado  una  llamada  Cache  á  dos  leguas,  tendrá  treinta  ó 
cuarenta  almas.  De  aquí  á  cuatro  leguas  otra  ranchería  llamada  Chi- 
cuí,  avrá  en  ella  y  en  contorno  dos  ó  tres  caciques  llamados  Chica- 
yes,  Quines,  y  Tzaques,  y  mas  de  cien  personas.  Volvieron  á  casa 
de  Martin  Petz,  y  salieron  hacia  el  sur.  Llegaron  á  Tizimique  á  8 
leguas.  Aquí  hallaron  mucha  gente.  A  otro  dia  entró  el  ingles  por 
el  rio  llamado  Tutuilha,  y  se  llevó  á  los  españoles,  y  algunos  in- 
dios, otros  huyeron. 

De  la  ranchería  de  Martin  Petz  para  las  de  los  Mopanes  y  Ahi- 
tzaes  ay  el  camino  siguiente,  según  relación  de  este  indio,  que  lo 
ha  andado  y  mercadeado  entre  ellos.  De  su  casa  á  la  de  Miguel  Ba- 
tena,  que  está  á  orilla  del  rio  Ochtun,  ay  medio  dia  de  camino,  y 
avrá  de  gente  30  personas.  De  aquí  se  sigue  la  ranchería  de  Cante- 
lac  de  los  indios  Chicuyes,  que  hablan  otra  lengua  llamada  Omon, 
ay  un  dia  de  camino,  y  avrá  40  personas.  A  la  ranchería  llamada 
Tixayab  ay  otro  dia  de  camino,  y  avrá  mas  de  cien  indios  con  mu- 
geres y  muchachos.  Otros  muchos  ay  en  Tixonte,  y  al  rededor  mu- 
chos mas,  que  los  ocultan.  De  Tixonte  á  los  Ahitzaes  avrá  cuatro 
dias  de  camino.  Todo  es  sabana,  y  dicen  estos  indios  no  es  el  cami- 
no derecho,  sino  desde  el  pueblo  de  Chocaban,  que  está  antes  del 
Manché. 

A  los  españoles  soltaron  después  de  muchos  dias  á  la  orilla  del 
rio  Yaxal,  y  vinieron  á  esta  casa  de  Martin  Petz  otra  vez.  Hicimos 
parada,  mientras  hacíamos  una  piragua  para  pasar  á  Bacalar.  Ya 
hecha  la  echamos  á  la  agua  estando  el  rio  Yaxal  de  avenida,  que 
solo  de  esa  manera  se  puede  navegar.  Amarróse  con  fuertes  corde- 
les. Aquella  primera  noche  bajó  el  rio,  y  quedó  la  canoa  colgada  en 
el  aire,  y  con  el  peso  grande  rebentaron  los  cordeles,  y  fuese  la  ca- 
noa, y  pasó  á  la  mar,  que  está  de  allí  siete  leguas  la  boca.  Gastamos 
un  dia  en  buscar  otro  palo,  para  hacer  otra  canoa,  y  Dios  nos  dio 
un  madero  de  zeyba,  con  que  en  diez  dias  labramos  otra  hermosa 
piragua.  Yo  por  informarme  y  conocer  los  rios  y  bocas  determiné  á 
pasar  con  los  españoles  á  Bacalar. 

Por  la  mar  ay  los  rios  siguientes.  De  el  rio  Yaxal  á  Zimin  ay 
media  legua.  De  aquí  al  rioPaliac  ay  7  leguas.  De  aquí  al  rio  Pule- 


CORSARIOS.  -127 

tan  ay  3  leguas.  De  aquí  al  rio  Vacon  ayuna  legua.  De  aquí  al  rio 
Vain  ay  dos  leguas.  De  aquí  al  rio  Campin  ay  9  leguas.  De  aquí  al 
rio  Puhuy  ay  5  leguas.  De  aquí  al  rio  de  Xiote  ay  5  leguas.  De  a- 
quí  al  rio  Texoc  ay  2  leguas.  De  aquí  al  rio  Texach  ay  3  leguas. 
De  aquí  al  rio  Xibun  ay  4  leguas.  De  aquí  al  rio  deBalix  ay  dos 
leguas.  Después  se  entra  en  el  rio  Tipú.  Este  rio  es  distinto  del  de 
Tepu,  que  queda  en  el  distrito  de  Yucatán,  y  divide  el  territorio 
sudeste  hasta  la  costa,  conquistado  de  orden  del  capitán  Francisco 
Montejo  por  Juan  de  Aguilar  en  547,  según  refiere  Cogolludo  lib. 
3  cap.  4,  poblado  de  tribus  indígenas  de  la  jurisdicción  deBakalal, 
que  según  relación  del  mismo  lib.  11  cap.  15,  se  alzaron  corriendo 
el  año  de  639,  y  es  mencionado  de  Villagutierre  en  la  conquista  del 
Peten.  Todos  estos  rios,  prosigue  Delgado,  por  la  banda  de  tierra 
se  vadean,  que  aunque  parece  son  muy  grandes  y  anchos  tienen 
en  las  bocas  de  al  mar  grandes  bancos  de  arena.  En  el  rio  Texach  sá- 
bado 20  de  agosto  fué  Dios  servido,  que  me  aprisionara  el  enemigo. 

La  relación  de  este  suceso  es  transcrita  por  Ximenez  cap.  31. 
Pasamos,  dice,  hasta  las  orillas  del  Tipú,  como  no  me  dieron  en- 
trada, ni  á  los  de  Bacalar,  volvimos  por  otro  parage,  hasta  llegar 
al  rio  Tezach.  En  todo  el  camino  no  hubo  cosa  notable.  Estando 
en  el  rio  Tezach,  quisimos  pasarlo  á  vado,  y  no  se  pudo  por  ser 
mui  grande.  Salimos  de  aquí  para  la  mar,  que  ay  ocho  leguas.  Lle- 
gamos sobre  tarde  á  la  mar,  y  aquella  noche  hicimos  fuego,  para 
calentarnos,  y  secar  la  ropa,  y  eso  nos  perdió:  porque  una  legua  el 
rio  arriba  ay  una  isleta,  donde  estaban  poblados  unos  ingleses  pi- 
ratas. Aquella  noche  no  nos  cogieron,  por  haber  estado  lloviendo. 

Yo  estaba  mui  maltratado,  y  muerto  de  hambre,  y  como  me  mo- 
jé toda  la  noche,  lloviendo  sobre  mí,  á  las  cinco  de  la  mañana  sa- 
lí a  la  playa,  á  secar  un  pañuelo  al  aire,  que  ponerme  en  el  estó- 
mago, y  estando  en  eso,  nos  embistieron  cinco  ingleses,  diciendo: 
date  España.  Levánteme  de  una  hamaca,  donde  estaba  sentado,  y 
al  decir:  buen  quartel,  por  espantarme,  me  tiraron  un  carabinazo  con 
postas.  Como  álcelos  brazos,  pidiendo  buen  quartel,  me  pasó  una 
posta  el  brazo  izquierdo,  entrando  por  la  muñeca  hasta  el  codo, 
que  hoy  dia  tengo  en  medio  del  brazo. 

Así  que  me  vieron  herido  me  alagaron,  diciendo:  perdón,  pa- 
dre picaron.  Un  palo  de  maria  y  su  leche  me  pusieron  en  la  herida, 
apretáronme,  y  eché  mucha  sangre:  el  brazo  tenia  casi  muerto,  y 
del  susto,  ó  de  la  sangre,  ó  de  haber  estado  sin  comer  dia  y  inetlio 


128  CAP.  LXm. — CORSARIOS. 

me  daban  desmayos,  pero  no  por  eso  me  libré:  pues  con  los  corde- 
les de  la  hamaca  me  ataron  las  manos  por  detras,  dándome  dos  li- 
gaduras en  las  muñecas  y  en  los  molledos  ó  gatos  de  los  brazos.  E- 
charon  el  lazo  en  la  rama  de  un  árbol,  y  quedé  quasi  colgado,  como 
lámpara:  otro  ingles  por  burlarse,  me  solia  suspender  para  arriba, 
y  parecía  que  volvían  el  cuerpo  lo  de  adentro  afuera,  según  era  el 
dolor  de  cuerpo  y  brazos,  y  lo  que  mas  me  dolía  eran  los  hombros. 

Después  llegó  á  mí  otro  ingles,  y  me  dijo,  ¿unde  el  pataca?  y 
respondíle,  que  no  tenía  petaca,  sino  un  cajón,  y  apurado  me  decía: 
pataca,  pataca.  Yo  le  decía:  no  hay  petaca.  Enfadóse,  y  me  dio  con 
la  coz,  ó  cabeza  de  la  escopeta  un  golpe  entre  los  dos  brazos,  queme 
privó  de  sentidos.  No  cay,  por  estar  semícolgado.  Al  darme  el  golpe, 
di  un  grito,  y  muí  colérico  me  volvió  á  pedir  las  patacas,  díciéndome: 
por  Dios,  hijo  de  puta,  hijo  de  una  perra,  alzando  el  gato  de  la  esco- 
peta, como  para  matarme.  En  esto  me  hizo  señas,  haciendo  una  O 
con  los  dedos,  á  modo  de  un  peso,  diciendo:  pataca,  pataca.  Enten- 
dí lo  que  pedia,  y  le  dije:  plata,  plata.  Silí,  me  respondió.  Llamé  al 
muchacho,  que  aun  no  lo  avían  amarrado.  Vino:  pedíle  la  llave  de 
el  caxon,  recibiéronla,  hallaron  60  pesos  en  reales,  calíx,  y  horna- 
mentos,  con  eso  se  sosegaron.  Pataca  llama  el  diccionario  el  real 
de  á  ocho. 

A  los  de  Bacalar,  continúa,  les  quitaron  unos  tercios  de  ca- 
cao, y  á  mí  toda  la  ropa.  Aquel  día  estuvimos  todos  amarrados, 
y  nos  llevaron  en  su  embarcación  á  la  isleta  donde  tenían  sus 
ranchos.  A  los  de  Bacalar  les  dieron  á  cien  azotes  con  cas- 
cara de  manatí.  Fué  Dios  servido  que  á  mí  no  me  tocasen:  lo 
que  hízíeron  fué,  que  uno  me  mandaba  sentar  bajo  de  un  árbol, 
díciéndome:  siéntate  señor:  otro  venia  y  decía:  ven  acá;  con  que 
por  cansarme  y  molerme,  me  traían  de  aquí  para  allí.  Viendo 
sus  bufonadas,  me  atreví  á  pedirles  de  comer:  riéronse,  y  me 
dieron  de  comer. 

A  los  tres  días  nos  embarcaron,  y  nos  llevaron  á  los  cayos  de 
cocina,  donde  avía  poblazon  de  ellos,  y  su  capitán  era  un  ingles 
de  buena  disposición,  llamado  Burte  Charpa,  quien  me  examinó, 
y  me  dijo:  ¿Quanto  España,  quanto  flecha,  quanto  lanza,  quanto 
indio  salvage?  Dígele,  que  los  que  allí  aviamos  éramos  no  mas. 
Mandóme  soltar,  y  que  nos  diesen  un  pasaporte,  para  si  topá- 
bamos con  otros.  Así  se  hizo,  y  á  los  nueve  días  nos  soltaron  en 
las  playas,  donde  cogen  el  ámbar,  que  tienen  80  leguas,  llamada 


CAP.  LXIV. GALEONES.  ^29 

la  bahia  del  Espíritu  Santo,  que  pertenece  á  Bacalar,  y  la  otra  de 
la  Ascensión,  que  pertenece  ala  villa  de  Valladolid  de  Yucatán. 
Murillo,  en  su  Geografía  lib.  9  cap.  3,  hablando  de  esta  última  pro- 
vincia, escribe.  Aquí  hay  mucho  palo  colorado  para  teñir,  que  lla- 
man brasil  y  campeche,  y  por  aprovecharse  de  él,  se  establecie- 
ron algunos  ingleses. 


CAPITULO  64. 

O  aleones. 

Solórzano  lib.  5  cap.  18  escribe:  aunque  en  tiempos  pasados 
las  flotas  iban  y  venían  solas,  y  bastaban  menores  prevenciones  de 
guerra,  en  los  presentes,  como  los  cosarios  y  otros  enemigos  de  la 
corona,  que  se  las  envidian  y  asaltan,  son  tantos  y  tan  poderosos,  es 
forzoso  que  las  armadas  sean  mayores,  y  mas  poderosas;  y  si  los 
enemigos  no  perdonan  gasto  ni  trabajo,  por  robarnos  estos  teso- 
ros, justo  es  que  de  nuestra  parte  nos  desvelemos  por  estorbár- 
selo, y  escarmentemos  en  el  que  perdimos  el  año  de  1628,  deque 
los  rebeldes  blasonaron  tanto,  que  lo  añadieron  por  trofeo  de  sus 
insignias,  pintando  la  América,  como  que  se  le  ofrece,  y  á  Olanda, 
como  que  la  recibe,  diciendo,  veniste  al  fiUy  como  parecerá  por 
la  estampa  que  Juan  Laet  pone  al  principio  de  sus  navegaciones. 

Pues  cuando  este  escritor  apetece  que  las  flotas  de  la  carrera 
de  Indias  lleven  mas  resguardo,  es  cuando  se  retiran  los  dos  ga- 
leones que  hacen  el  comercio  de  Honduras,  y  si  el  surtimiento  que 
hacían  las  flotas  con  mas  custodia  era  limitado  é  insuficiente  para 
los  reynosy  provincias  á  que  se  dirijian,  ¿cuanto  mas  insuficiente 
y  limitado  debió  ser  el  que  se  dirijia  al  reyno  y  provincias  de  Gua- 
temala, no  con  menos  custodia,  sino  retirado  del  todo  su  resguar- 
do? Robertson  lib.  8  ¡§  42,  citando  á  Campomanes,  dice:  á  media- 
dos del  siglo  17,  cuando  el  comercio  exclusivo  de  Sevilla  en  A- 
mérica  estaba  en  su  mas  alto  grado  de  prosperidad,  las  dos  escua- 
dras unidas  de  galeones  y  la  flota  no  llevaban  mas  de  27500  tone- 
ladas. Una  semejante  carga,  añade,  debía  estar  bien  lejos  de  poder 
satisfacer  á  la  demanda  de  estas  vastas  y  numerosas  colonias,  que 

esperaban  todas  las  comodidades  y  la  mayor  parte  de  las  necesida- 
TOM.   2.  (18)         " 


^  50  CAPÍTULO  LXIV. 

des  de  la  vida. 

De  aquí  es  que  se  repitieron  los  clamores.  En  instrucción  que 
dá  el  ayuntamiento  á  su  procurador  en  España  á  31  de  mayo  de 
647,  dice  al  cap.  6:  que  su  magestad  se  sirva  ordenar  que  todos 
los  anos  precisamente  vengan  dos  galeones  del  armada  á  recor- 
rer las  costas,  y  puertos  de  Honduras,  donde  los  enemigos  entran 
y  salen  sin  resistencia  robando  y  saqueándolos  en  todas  ocasiones: 
y  que  la  contribución  de  estas  provincias  se  dé  en  uno  de  los  puer- 
tos de  ellas  de  Trujillo,  ó  Sto.  Tomás  á  dichos  galeones  de  bar- 
lovento para  su  apresto;  y  que  se  pida  cédula  dello  para  el  señor 
virey,  y  en  caso  que  dicho  virey  no  los  imbie,  que  el  señor  pre- 
sidente desta  real  audiencia  pueda  gastar  estos  efectos  en  la  defen- 
sa de  los  puertos. 

Una  cédula  de  20  de  octubre  de  648,  impetrada  en  materia  de 
encomiendas  y  corregimientos,  refiere  entre  las  quejas  que  dan  los 
vecinos  de  esta  ciudad,  la  de  haber  perdido,  y  tomádoles  el  ene- 
migo de  dos  años  á  aquella  parte  cuatro  millones:  no  expresa  de 
qué.  En  instrucción  remitida  á  27  de  mayo  de  650,  al  cap.  l»  di- 
ce el  ayuntamiento:  no  obstante  las  paces  hechas  con  los  estados 
de  Olanda,  se  an  quedado  en  las  islas  cercanas  á  los  puertos  des- 
tas  costas  con  cantidad  de  bajeles,  que  las  infestan  é  impiden  el 
comercio  destas  provincias. 

Mas  adelante  fué  ocupada  Jamayca  por  los  ingleses;  y  coma 
mucha  parte  del  comercio  se  hacia  por  el  rodeo  de  Veracruz,  en 
cabildo  de  22  de  febrero  de  669  se  refiere,  que  para  la  paga  de 
125  mil  pesos,  que  se  repartieron  á  la  Nueva  España  en  el  asien- 
to del  consulado  de  Sevilla  por  cada  una  de  las  flotas,  se  hablan 
rateado  á  cada  cajón  de  tinta  añir  diez  pesos,  á  cada  carga  de  ca- 
cao dos,  á  cada  tercio  de  grana  silvestre  diez,  á  cada  cajón  de  cho- 
colate diez,  y  á  cada  cajón  de  baynillas  otros  diez,  y  esto  á  ins- 
tancia y  pedimento  del  prior  y  cónsules  de  la  universidad  de  mer- 
caderes de  la  ciudad  de  México,  y  habiéndose  tratado  sin  consulta, 
ni  sabiduría  de  esta  ciudad  y  cabildo,  debía  ocurrir  ante  el  señor 
virey,  ó  señores  del  real  consejo  de  las  Indias  á  solicitar  la  de- 
bida moderación  de  dicho  repartimiento,  y  no  pare  perjuicio  á  es- 
ta ciudad  y  sus  vecinos  mercaderes  que  de  ella  remiten  los  fru- 
tos referidos. 

Las  vejaciones  que  sufría  por  esta  parte  el  comercio  de  Gua- 
temala, lo  obligaban  á  buscar  el  paso  natural  de  los  puertos  del 


GALEONES.  151 

distrito,  y  repetir  las  reclamaciones  de  sji  resguardo.  En  cabildo 
de  4  de  julio  de  684,  dice  el  acta.  Y  así  mismo  se  ordene  al 
agente  de  esta  dicha  ciudad  haga  pedimento  en  forma  á  su  mages- 
tad,  para  que  se  expida  real  cédula,  mandando  por  ella,  que  la 
dicha  armada  de  barlovento  venga  á  correr  estos  puertos  las  ve- 
ces que  sea  necesario,  para  que  con  esta  diligencia  el  enemigo 
no  la  infeste.  En  cabildo  abierto  de  9  de  febrero  de  685,  toman- 
do la  voz  el  capitán  don  Josef  de  Aguilar  Revolledo,  decia:  que 
del  almojarifazgo  de  salida  llamado  barlovento,  podría  justificar, 
que  en  el  espacio  de  treinta  años  se  habían  contribuido  arriba  de 
ochocientos  mil  pesos,  sin  que  la  armada  haya  entendido  en  nin- 
guna defensa  de  estos  puertos. 

La  cobranza  de  este  derecho  á  los  mercaderes  de  Guatemala 
llegó  á  términos  en  Nueva-España,  que  pareció  ponerse  impedi- 
mento al  tráfico  de  su  tinta;  y  el  ayuntamiento  en  junta  de  10  de 
enero  de  689,  acordó  pedir  en  la  audiencia  se  declarase,  que  era 
libre  el  comercio  de  este  con  aquel  rey  no.  Sin  embargo  de  un  co- 
bro tan  exacto,  en  cédula  de  3  de  junio  de  697  se  expresa,  que 
el  virey  de  Nueva-España  deseaba  componer  la  armada  de  diez 
navios,  de  modo  que  se  carenasen  unos,  mientras  se  hallaban  en 
la  mar  otros;  pero  que  dificultándose,  por  haber  minorado  los  efec- 
tos aplicados  á  su  dotación  á  solos  220  mil  pesos  anuales,  no  po- 
dían mantenerse  mas  que  los  seis  navios,  de  que  constaba.  Con 
razón  el  mismo  Robertson  advierte,  que  se  disminuyeron  las  em- 
barcaciones, y  las  toneladas  bajaron  después  á  15  mil;  y  como 
éstas  primero  sallan  de  Sevilla,  hasta  el  año  de  720,  que  comen- 
zaron á  salii*  de  Cádiz,  debe  referirse  á  estos  tiempos  la  narración 
que  hace  Barry  en  nota  al  capítulo  final  de  las  noticias  de  ülloa 
y  Jorge  J«an,  diciendo.  La  famosa  armada  de  galeones,  que  par- 
tía una  sola  vez  cada  año  del  puerto  de  Cádiz  para  el  de  Cartage- 
na de  Indias,  no  era  mas  que  un  con\oy  de  una  docena  de  barcos 
mercantes  de  500  toneladas  cada  uno,  y  aun  éstos  saliaii  á  media 
carga;  pues  las  provisiones  para  una  tripulación  numerosa,  y  la 
acomodación  para  un  crecido  número  de  empleados  y  tratantes  pa- 
sageros  ocupaba  la  otra  mitad. 

Por  aquí  puede  inferirse  la  prolvibilidad  de  que  alguno  de  los 
navios  armados  viniese  á  correr  las  costas  de  Cuatemala.  En  ca- 
bildo de  6  de  setiembre  de  703  confirióse,  que  el  derecho  de  bar- 
lovento es  aplicado  para  la  defensa  de  estas  costas  y  sus  puer- 


í  52  CAPÍTILO  LXIV. 

tos,  y  que  siendo  mui  cuantiosa  la  cantidad  que  se  recauda,  no 
ha  recébido  este  reyno  algún  beneficio,  porque  la  armada  de  bar- 
lovento nunca  há  venido  á  limpiar  las  costas  de  este  reyno  de  pi- 
ratas, ni  á  cuidar  del  seguro  de  sus  puertos.  Este  es  el  tiempo  en 
que  pasaron  seis,  doce  y  mas  anos  sin  que  viniese  un  navio  á  los 
de  Honduras,  y  el  que  llegaba  seguramente  no  era  de  500  tone- 
ladas. 

En  fin,  fuesen  pocas  ó  muchas  las  embarcaciones  que  venian 
de  España  á  Guatemala  y  lo  demás  de  las  Indias,  y  muchas  ó 
pocas  las  toneladas,  su  carga  no  toda  eran  efectos  y  frutos  de 
la  península,  ni  de  lícito  comercio.  Robertson,  con  respeto  á  prin- 
cipios del  siglo  17,  citando  á  Zabala,  dice:  exhausta  la  España 
de  hombres,  y  mucho  mas  de  brazos  industriosos,  no  podia  satis- 
facer á  las  demandas  de  sus  colonias,  siempre  mas  considerables. 
Ella  recurrió  entonces  á  sus  vecinos.  Las  manufacturas  de  los 
Paises  Bajos,  de  la  Inglaterra,  y  de  la  Italia,  que  sus  necesi- 
dades hicieron  nacer,  ó  reanimaron,  le  ofrecieron  abundantemente 
todo  lo  que  ella  pidió.  En  vano  la  ley  fundamental,  que  excluía 
todo  comercio  extrangero  con  las  colonias,  se  oponia  á  esta  in- 
novación: la  necesidad,  mas  imperiosa  que  las  leyes,  suspendia  su 
efecto,  y  forzaba  á  los  españoles  mismos  á  eludirlas.  El  ingles, 
el  francés,  el  olandes,  descansando  sobre  el  honor  y  fidelidad  de 
los  mercaderes  españoles,  que  prestaban  sus  nombres  para  cu- 
brir la  contravención,  enviaban  los  objetos  de  sus  manufacturas  de 
que  ellos  recibían  el  precio  en  especies  ó  en  mercaderías  precio- 
sas del  nuevo  mundo. 

Citando  á  Campomanes,  añade.  En  poco  tiempo  no  habia  una 
vigésima  parte  de  mercaderías  exportadas  á  la  América,  que  vi- 
niesen del  suelo,  ó  de  las  fabricas  de  la  España.  Todo  el  resto 
pertenecía  á  mercaderes  extrangeros,  aunque  introducidas  bajo  el 
nombre  de  mercaderes  de  España.  Después  de  esta  época,  se  pue- 
de decir,  que  la  España  no  poseyó  mas  los  tesoros  del  nuevo 
mundo.  El  traductor  de  Smith,  en  la  nota  12  al  cap.  7  lib.  4, 
conviniendo  en  este  punto,  es  como  que  dá  otro  sentido  á  la  ope- 
ración, porque  dice:  los  españoles,  en  el  comercio  lícito  de  sus 
flotas,  de  veinte  partes  del  cargamento  llevaban  una  de  géneros  y 
manufacturas  propias,  y  diez  y  nueve  del  extrangero,  quedando  por 
este  medio  reducida  España  á  ser  un  mero  canal  de  las  riquezas  de 
las  demás  naciones.  De  este  modo  los  extrangeros,  amigos  por  el 


GALEONES.  «1 55 

comercio  y  los  extrangeros  enemigos  por  el  pillage,  fueron  verifl- 
cando  el  tránsito  de  la  América,  á  las  manos  rivales. 

Lo  que  era  permitido  á  las  embarcaciones  de  la  flota  que  ve- 
nia á  Nueva-España  y  Tierra  firme,  no  lo  fué  á  una  venida  á 
Guatemala,  que  fué  la  nao  Soledad,  traida  con  registro  por  don 
Nicolás  Justiniano,  natural  de  esta  ciudad,  porque  llegado  á  e- 
lla,  con  una  ligera  información  del  teniente  de  gobernador  de  Tru- 
jillo,  fué  preso  en  las  casas  de  ayuntamiento,  y  embargado  por 
orden  del  superior  gobierno  de  16  de  diciembre  de  660,  y  según  a- 
cuerdo  de  26  de  setiembre  sufrió  este  apercibimiento  por  haber  traí- 
do sus  mercaderías  en  cabeza  agena;  y  aunque  obtuvo  soltura 
y  desembargo  bajo  fianza  de  estar  á  juzgado  y  sentenciado,  ha- 
ciendo tornaviage  á  España,  fué  embargado,  luego  decomisado 
y  al  fin  arruinado. 

Si  se  atiende  á  la  realidad  de  las  cosas,  no  fué  la  América  la 
que  pasó  á  los  extrangeros,  sino  éstos  los  que  transportaron  la 
Europa  cerca  de  esta  última,  poblando  las  islas  del  mar  de  las 
Antillas,  y  haciendo  de  ellas  un  mapa  de  aquella  gran  parte  del 
mundo;  en  que  Sto.  Domingo,  la  Martinica,  Guadalupe,  y  Sta. 
Cruz  representasen  á  la  Francia:  la  Antigua,  Barbada,  San  Cris- 
toval.  Anguila,  Jamayca  y  otras  á  Inglaterra:  San  Eustaquio,  y  Cu- 
razao á  la  Olanda;  y  Sto.  Thome  á  Dinamarca,  según  se  ha  obser- 
vado. Aquí,  no  contentos  con  las  19  partes  del  comercio  que  les 
cabia  en  los  galeones  que  venian  á  las  Indias,  emprendieron  el 
que  Solorzano  lib.  6.  cap.  10  llama  en  ellas  contrabando. 

Por  la  narración  de  Alcedo,  aparece,  que  desde  entonces  la 
compañía  francesa  de  las  Indias  occidentales  hizo  asiento  en  Gua- 
dalupe y  Sta.  Cruz:  los  holandeses  traían  á  Curazao  todos  los  a- 
ños  muchas  embarcaciones  ricamente  cargadas,  con  que  hacían 
un  gran  comercio  en  toda  la  América;  y  desde  San  Eustaquio  ejer- 
cían el  tráfico  de  contrabando  con  los  españoles.  De  Santo  Thome, 
isla  de  los  dinamarqueses  en  concepto  de  neutrales,  afirma:  pue- 
de mirarse  como  el  emporio  del  contrabando  de  los  ingleses,  fran- 
ceses, holandeses  y  españoles.  Donde  se  vé  cómo  los  peninsulares 
mismos  entraban  en  este  trafico.  En  Guatemala,  Juan  de  Cuellar 
y  Adam  Días  son  sindicados  de  trato  con  el  olandés  en  acuerdo  de 
3  de  octubre  de  661.  Robertson  nota,  España  á  e^t:l  sazón  ob- 
tenía por  este  medio  provisiones  de  cacao  de  Caracas,  que  no 
conseguía  por  conducto  de  las  flotas,  viéndose  precisada  á  adqui- 


4  54  CAPÍTULO  LXIV. 

rir  en  precio  exorbitante  de  los  extrangeros  una  producción  de 
sus  colonias.  Lo  mismo  sucedió  después  de  la  toma  de  Jamay- 
ca,  según  Robertson  lib.  7  §  25,  con  el  ingles  hecho  dueño  del 
corte  del  palo  de  tinta  en  las  costas  de  Yucatán  y  Verapaz.  En 
cédula  de  30  de  marzo  de  681  se  hace  mención  de  ropa  y  cacao 
conducidos  á  Honduras  por  un  navio  olandes.  El  propio  Alcedo 
refiere,  que  después  del  año  de  1 692,  siendo  gobernador  de  Ja- 
mayca  Milord  Bellamont,  se  establecieron  los  escoceses  en  la  pro- 
vincia del  Darien,  protegidos  por  él,  á  cuyo  pesar  fueron  echados 
por  el  de  Cartagena;  y  que  sucediéndole  en  el  gobierno  de  la  isla 
el  conde  de  Peterbourg,  enviado  con  motivo  de  la  guerra  de  su- 
cesión en  1708,  tuvo  el  objeto  de  fomentar  de  nuevo  el  estable- 
cimiento del  Darien,  trayendo  autoridad  para  que  estuviesen  á  sus 
órdenes  cuantas  embarcaciones  inglesas  hubiese  en  la  América. 

Al  paso  que  caducaba  la  armada  del  mar  del  norte,  no  era 
mejor  la  suerte  de  la  del  sur,  á  cargo  del  virey  del  Perú.  Ulloa 
y  Jorge  Juan,  en  las  Noticias  secretas  de  la  América  part.  1  cap. 
3,  escriben;  la  armada,  ó  las  fuerzas  marítimas  de  él,  consistían 
hasta  el  año  de  1740  en  dos  navios,  que  se  fabricaron  por  los  años 
de  1690,  nombrados  la  Concepción,  y  el  Sacramento;  porque  aun- 
que fueron  tres  los  que  se  construyeron,  se  habia  perdido  uno. 
Su  construcción  era  tan  irregular  en  todos,  como  la  de  los  navios 
mercantes.  El  teniente  general  don  Blas  de  Leso  dispuso  arrasar- 
los, quitándoles  una  batería,  en  cuya  obra  se  gastaron  sumas  tan 
considerables,  que  excedieron  á  todo  el  valor  de  los  navios,  que- 
dando sin  embargo  siempre  imperfectos  y  malos. 

CAPÍTULO  65. 

Üflansioii  de  iiigleises  en  ITiicatan* 

No  fueron  solo  las  bahias  del  Espíritu  Santo  de  Bacalar,  y  la 
de  la  Ascensión  las  ocupadas  por  ingleses  con  el  corte  del  palo  de 
tinte  en  Yucatán:  lo  hablan  sido  mucho  antes  el  cabo  Catoche,  y 
otros  parages  hasta  la  laguna  de  Términos.  Robertson  lib.  7  § 
68  dice.  Después  de  la  conquista  de  Jamayca  uno  de  los  prime- 
ros objetos  que  tentaron  los  ingleses  fué  el  gran  provecho  del  co- 


INGLESES  EN  YUCATÁN.  4  55 

mercio  del  palo  de  tintura,  y  la  facilidad  de  arrebatar  una  parte 
de  él  á  los  españoles.  Algunos  aventureros  de  esta  isla  hicieron 
la  primera  tentativa  en  el  cabo  Catoche  situado  al  sudueste  de 
Yucatán,  y  tuvieron  una  grande  ganancia,  cortando  palos.  Cuan- 
do los  árboles  mas  próximos  á  la  costa  fueron  abatidos,  ellos  se 
acercaron  á  la  isla  de  Triste  en  la  bahia  de  Campeche. 

El  almanaque  de  Balis  del  año  de  828,  tratando  esta  mate- 
ria, refiere  que  al  principio  las  embarcaciones  inglesas  cruzaban 
los  mares  en  solicitud  de  embarcaciones  españolas;  que  mas  a- 
delante  no  haciendo  presa  de  ellas,  aprendieron  los  ingleses  por 
sí  á  cortar  su  carga;  y  que  el  primer  establecimiento  de  cortado- 
res se  hizo  en  el  cabo  Catoche  por  aventureros  de  Jamayca,  que  en 
poco  tiempo  se  estendieron  hacia  el  sur  hasta  la  playa  de  W'aliz, 
y  hacia  el  oeste  hasta  la  isla  de  Triste:  con  que  teniendo  este  mo- 
do de  ganar  la  subsistencia,  dejaron  la  depredación  por  tratado  he- 
cho con  la  España  en  Madrid  en  667. 

Este  tratado  en  el  artículo  8  dice:  y  por  lo  que  mira  á  las  dos 
Indias,  ú  otros  lugares,  la  corona  de  España  quiere,  que  sean  con- 
cedidos á  S.  M.  Británica  y  á  sus  subditos  los  mismos  privilegios 
que  á  las  Provincias  Unidas  de  los  Países  Bajos,  por  el  tratado 
deMunsterdel  año  de  648,  como  si  el  dicho  tratado  estuviese  in- 
cluido en  este.  El  de  Munster,  en  el  art.  5,  dice.  Las  dos  altas  par- 
tes contratantes  permanecerán  dueñas,  y  gozarán  de  las  posesiones 
que  ellas  ocupan  en  las  dos  Indias,  en  el  Brasil  y  sobre  las  costas 
de  África  y  de  América  respectivamente. 

Muchos  de  nuestros  aventureros,  dice  el  almanaque  volviendo 
á  Bretaña,  después  de  acumular  ricas  fortunas,  despertaron  la  en- 
vidiosa disposición  de  la  España,  y  no  obstante  algunos  tratados 
de  paz  celebrados  con  aquella  nación,  por  desgracia  se  mantuvie- 
ron en  términos  generales,  sin  una  i'eferencia  particular  á  las  po- 
sesiones inglesas  de  palo  Campeche;  lo  que  sospechamos  haber  pro- 
venido entonces  de  la  falta  de  conocimientos  geográficos,  porque 
aun  en  el  dia  hemos  oído  llamar  una  isla  el  establecimiento  de 
Honduras  en  el  parlamento  ingles.^ 

Continuando  aun,  dice  todavía,  las  depredaciones  en  las  Indias 
occidentales  contra  los  españoles,  por  medio  de  las  embarcaciones 
privadas,  se  celebró  otro  tratado  en  julio  de  1G70,  que  aunque  en 
los  mismos  y  generales  términos  que  el  de  6G7,  sin  embargo,  el 
artículo  séptimo  se  interpretaba  propiamente  como  una  sanción  á 


-^56  CAPÍTULO  LXIV. 

nuestras  posesiones:  dice  así.  Ademas,  se  estipula,  que  el  serení- 
simo rey  de  la  Gran  Bretaña,  sus  herederos  y  sucesores,  tendrán, 
mantendrán,  retendrán  y  gozarán  por  siempre,  con  pleno  derecho 
de  soberanía,  dominación,  posesión  y  propiedad,  todas  aquellas  tier- 
ras, regiones,  colonias  y  lugares  cualesquiera  que  sean,  que  hayan, 
ó  estén  situadas  en  las  Indias  occidentales,  ó  en  alguna  otra  parte 
de  América,  que  el  dicho  rey  de  la  Gran  Bretaña  y  sus  subditos  ten- 
gan y  posean  al  presente,  así  que  con  respecto  á  esto,  por  algún 
color,  ó  pretesto  cualquiera,  nada  pueda  ó  deba  excitarse,  ni  jamas 
se  mueva  en  adelante  cuestión,  ó  controversia  alguna. 

El  comercio  entonces  comenzó  á  tomar  un  aspecto  mas  lisonge- 
ro:  la  extensión  á  que  fué  llevado,  y  el  número  de  embarcaciones 
empleadas,  mientras  se  dejó  ver  la  energía  de  la  Bretaña,  excitó  los 
celos  del  monarca  español,  y  comenzó  otra  vez  á  disputar  los  dere- 
chos de  la  Inglaterra.  Se  suscitaron  investigaciones  y  discusiones 
entre  las  dos  coronas,  cuando  una  falta  de  energía  y  decisión  de 
parte  de  los  ministros  de  Carlos  II,  los  obligó  á  pensar  que  el  ter- 
ritorio de  palo  campeche  ingles  no  se  poseía  con  título  suficiente. 
Los  magistrados  del  consejo  comenzaron  entonces  á  investigar  la 
causa,  por  qué  estos  establecimientos  se  habían  formado  y  man- 
tenido. La  primera  investigación  fué  dirigida  al  gobernador  de  Ja- 
mayca,  sir  Tomas  Linch,  que  había  tomado  un  gran  ínteres  en  el 
cumplimiento  y  protección  ú  tratado;  y  nosotros  no  podemos  me- 
jor transmitir  las  razones  dadas  por  él,  que  en  las  palabras  de  su 
despacho  dado  en  10  de  marzo  de  1671. 

Primero:  que  la  Inglaterra  lo  había  hecho  así  por  muchos  años. 
Segundo:  que  era  aquel  un  lugar  desolado,  inhabitable.  Tercero: 
que  parecía  posesión  concedida  por  el  tratado  de  América  de  1670. 
Cuarto:  que  se  daría  un  derecho  á  la  Holanda  y  á  la  Francia,  si  se 
rompiese  con  la  España.  Quinto:  que  los  españoles  no  habían  has- 
ta aquel  tiempo  hecho  ningún  reclamo.  Sexto:  que  este  empleo  ha- 
ce mas  fácil  la  reducción  de  los  corsarios;  y  séptimo:  que  se  em- 
plearían cien  buques  annualmente,  que  inportaran  mas  á  los  de- 
rechos de  su  magestad,  y  comercio  de  lanacion,  que  cualquiera 
colonia,  que  el  rey  posea. 

Mientras  se  consideraban  estos  argumentos,  prosigue,  el  con- 
de Arlington  mostró  ante  los  señores  de  la  junta  una  carta  de  sir 
Tomas  Modyford,  primer  gobernador  de  Jamayca,  datada  el  16 
de  mayo  de  1672,  donde  después  de  dar  cuenta  de  la  extensión 


I 


INGLESES  EN  YUCATÁN.  A  57 

del  pais  en  que  se  cultiva  el  palo  de  campeche,  y  de  los  lugares 
frecuentados  por  los  ingleses,  añade:  que  ellos  hablan  hecho  aquel 
comercio  durante  tres  años;  al  principio  encontrándolo  en  la  ori- 
lla del  mar:  pero  que  después,  viéndose  obligados  á  internarse  cua- 
tro ó  cinco  millas  dentro  de  el  pais,  habían  hecho,  provisiones  in- 
dígenas, y  construido  casas  allí,  para  preservarse  ellos  mismos 
y  sus  provisiones  del  mal  tiempo:  que  generalmente  le  hablan  a- 
segurado,  que  nunca  hablan  visto  españoles  ú  otras  personas  en 
todo  el  tiempo  de  su  obra,  á  pesar  de  haber  ido  seis  ó  siete  mi- 
llas mas  lejos  á  matar  venados. 

Por  este  tiempo,  refiere  el  propio  almanaque,  don  Fernando 
Francisco  de  Escobedo  gobernador  de  Campeche,  que  no  fué  si- 
no de  Guatemala,  capitán  general  del  reyno,  presidente  de  su  au- 
diencia, permitió  que  algunos  españoles  de  guerra,  sin  duda  navios 
de  Cádiz  que  venían  armados,  tomasen  dos  buques  ingleses,  des- 
de luego  en  el  cargamento  de  que  se  trata.  Sobre  lo  cual  el  go- 
bernador Linch  requirió  al  señor  Escobedo,  y  siguió  información, 
tomando  declaración  á  los  capitanes  de  los  buques,  con  que  dio 
cuenta  á  Londres,  y  dictó  providencia  razonada  según  el  contexto 
siguiente. 

Cuando  fué  informado  por  los  juramentos  de  muchos  testigos 
creíbles,  que  los  subditos  de  su  magestad  habiendo  usado  de  la 
caza,  pesca,  y  corte  de  madera  en  diversas  bahías,  islas,  y  par- 
tes del  continente  no  frecuentadas  ó  poseídas  por  ninguno  de  los 
subditos  de  su  magestad  católica,  y  que  lo  mismo  habían  hecho 
por  algunos  años  sin  níuguna  molestia,  no  obstante  que  varias 
embarcaciones  habían  sido  tomadas  á  la  ancla  y  bajo  vela  por  al- 
gunos piratas  y  fugitivos  de  esta  isla,  y  estando  en  peligro  de  ser 
así  sorprendidos  otra  vez,  por  tanto  mamlaba  y  decretaba  que  to- 
dos los  buques  se  hiciesen  á  la  vela  de  puerto  real,  y  con  el  ya 
dicho  empleo  legal  saliesen  juntamente  en  pequeñas  escuadrillas 
cuatro  lo  menos  por  compañía  ol)lí«iados  á  cuidarlos,  y  obedecer 
á  aquel  á  quien  él  hiciera  comandante  de  la  expedición  pava  su 
mutua  defensa  y  para  la  preservación  de  los  subditos  de  su  ma- 
gestad, sus  buques  y  bienes. 

Esta  conducta,  dice  por  último,  viva  y  determinada  del  gober- 
nador de  Jamayca  fué  aprobada  por  los  miembros  de  la  junta. 
Mas  bien  debiera  decir  el  autor,  (¡ue  fue  desaprobada  por  el  go- 
bierno de  su  nación,  y  que  la  piratería  sistemada  le  valió  la  de- 

TOM.    2.  (19) 


458  CArixüLo  Lxv. 

l^osicion  del  empleo.  Alcedo,  hablando  de  este  gobernador,  y  de 
su  conducta  en  orden  á  esto,  escribe:  lo  cual  dio  motivo  á  que 
las  vivas  representaciones  de  la  corte  de  España  á  la  Inglaterra 
lo  separasen  del  gobierno  el  año  de  1673. 

Dice  también  el  almanaque.  En  oposición  al  tenor  de  estos 
tratados  se  hacia  toda  clase  de  daños  á  los  cortadores  de  palo 
de  campeche,  sacándose  expediciones  contra  ellos  por  el  goberna- 
dor de  dicha  plaza,  que  aunque  uniformemente  desgraciadas  sir- 
vieron únicamente  para  exitar  la  venganza  de  los  cortadores,  de 
palo  campeche,  cuyas  primeras  provocaciones  los  condujeron  á  con- 
siderar á  los  españoles,  como  sus  naturales  enemigos;  y  los  que 
por  dos  veces  atacaron  y  tomaron  posesión  de  la  ciudad  de  Cam- 
peche, primero  en  1659,  y  después  en  1678,  sin  la  asistencia  de 
una  simple  pieza  de  cañón,  siendo  auxiliados  solamente  por  los 
marineros  empleados  entonces  en  el  comercio. 

Debiera  haber  ocurrido  á  la  memoria  del  autor  del  almanaque, 
que  tanto  insiste  en  la  posesión  material  del  territorio,  que  para 
estar  dotada  de  algún  título,  debiera  haberse  adquirido  por  subdi- 
tos, agentes  del  gobierno  de  su  dependencia  y  responsabilidad,  y 
no  por  aventureros  desprendidos  de  ella,  que  obrasen  en  contra- 
vención á  sus  órdenes.  Puntualmente  reinaba  una  paz  inaltera- 
ble entre  Inglaterra  y  España,  y  ademas  testifica  Duchesne,  que 
ligadas  ambas  potencias  con  el  emperador  Leopoldo  I,  hacian  por 
este  tiempo  la  guerra  á  la  Francia  en  los  Paises  Bajos,  cuando  los 
aventureros  de  Jamayca,  así  llamados  por  Robertson  y  por  el  au- 
tor, ágenos  de  estos  vínculos,  la  hacian  en  América  á  Guatemala 
y  Yucatán. 

El  reverendo  padre  Delgado,  religioso  dominico,  condecora- 
do con  delegaciones  apostólicas  en  las  costas  de  Verapaz,  pais  de 
su  misión,  pasagero  pacífico  que  transita  á  la  provincia  de  su  go- 
bierno, autorizado  con  letras  de  comisión  y  encargo  del  goberna- 
dor del  reyno  el  exmo.  señor  Escobedo  para  negocios  del  servi- 
cio de  su  rey,  acompañado  de  mercaderes  igualmente  pacíficos 
de  la  misma  provincia  Alonso  Moreno,  Luis  González  y  Anto- 
nio Mendoza,  son  éstos  últimos  sorprendidos  en  tres  distintas  ve- 
ces, en  una  presos,  en  otra  robados,  y  en  la  otra  presos,  robados 
y  apaleados,  y  el  primero  tratado  bruscamente,  insultado,  preso, 
robado,  colgado,  mofado,  y  sugeto  á  pasaporte  para  no  serlo  mas; 
todo  esto  corriendo  le  año  de  677,  según  va  referido,  y  por  in- 


Il 


INGLESES  EN  YUCATÁN.  i  59 

gleses,  no  subditos  de  la  Gran  Bretaña,  que  á  serlo,  les  habrían 
tratado  como  amigos  y  aliados,  sino  por  piratas,  aventureros,  y 
prófugos,  ó  infieles  á  dicha  nación. 

Lo  mismo  sucedió  en  Yucatán,  según  la  relación  de  Alcedo, 
quien  hablando  de  Campeche,  dice:  ha  decaído  mucho  con  la  des- 
gracia de  las  invasiones  que  experimentó:  primero  por  los  ingle- 
ses, que  la  tomaron  y  saquearon  el  año  de  1659,  luego  el  pira- 
ta LuisScott  el  de  1678. 

No  fué  pues  en  oposición  de  tratado  alguno  lo  que  expresa 
el  autor'del  almanaque,  quien,  tratando  de  los  ingleses  emplea- 
dos en  el  comercio  de  palo  campeche,  escribe:  mas  continuando 
aun  en  las  persecuciones  de  parte  de  los  españoles,  tomándoles 
sus  barcos,  bajo  pretexto  de  ser  piratas,  los  llevaron  á  tal  estado 
de  daño,  que  mientras  sus  compañeros  se  establecen  en  rio  hon- 
do, rio  nuevo  y  Waliz  en  una  remota  situación,  ellos  estaban 
quietos,  y  no  fueron  molestados  hasta  el  año  de  1680,  en  el  mes 
de  abril,  en  que  algunos  barcos,  bajo  la  comandancia  de  don  Fe- 
lipe de  Veredea  Villegas,  arribaron  á  la  isla  de  Triste  y  laguna  de 
Términos,  atacaron  á  nuestros  cortadores  de  palo  campeche,  y  los 
desalojaron  de  aquella  parte  adyacente  á  Campeche;  después  de 
lo  cual,  se  situaron  ellos  mismos  en  los  límites  del  presente  es- 
tablecimiento. Las  bahías  del  Espíritu  Santo  de  Valladolid,  y  la 
de  la  Ascensión  de  Bacalar  fueron  también  evacuadas;  porque  mas 
adelante  añade.  En  el  año  de  1680,  los  establecimientos  sobre  el 
otro  lado  del  cabo  Catoche  fueron  enteramente  abandonados. 


CAPÍTULO  66. 

]fIaiii§ioii  <le  Ingleses  en  Ilalis* 

Si  los  tratados  invocados  por  el  almanaque  no  prestaban  a- 
poyo  á  la  posesión  del  territorio  de  Yucatán,  mucho  menos  po- 
dían dispensarlo  á  la  ocupación  del  de  Balis.  Lo  primero,  por 
llevar  consigo  idéntico  vicio:  lo  segundo,  por  ser  ella  posterior  á 
los  tratados.  La  introducción  formal  en  el  territorio  data  el  año 
de  080,  y  los  tratados  fueron  celebrados  en  070  y  067.  Asi  apa- 
rece literalmente  de  la  narración  del  almanaque:  consta  de  la  de 


\40  CAPÍTULO  LXVI. 

Ximenez,  ya  referida,  que  por  este  tiempo  solo  menciona  entra- 
das y  salidas  de  piratas  al  interés  de  palo  de  tinte:  de  la  de  Del- 
gado, CUYO  testimonio  oficial  por  el  carácter  de  empleado^  y  coe- 
táneo ál  hecho  que  refiere,  muestra  que  hasta  el  año  de  677  no 
poseían  los  ingleses  mas  que  el  cayo  Cosina,  y  el  islote  del  rio 
Tejach,  sin  hacer  asiento  aun  en  la  tierra  firme  de  la  costa.  Del- 
gado recorrió  cuidadosamente,  y  reconoció  todas  las  bocas  de  los 
rios,  y  vio  desierta  la  de  Balis,  que  se  conceptúa  de  primera  fun- 
dación. Robertson  mismo  denótala  posterioridad  de  ella,  cuando 
describiendo  los  progresos  de  este  negocio,  añade:  y  en  fin,  ellos 
han  colocado  su  principal  establecimiento  en  la  baliia  de  Hon- 
duras. 

Sucesivamente  refiere  el  propio  almanaque,  que  el  tribunal 
de  comercio  dirigió  un  memorial  á  su  magestad  Jorge  I,  en  que 
para  informarle  de  la  importancia  del  tráfico  de  palo  campeche, 
presenta  la  cuenta  de  sus  productos  después  de  la  guerra,  por 
este  orden:  2189  toneladas  el  año  de  1713:  4878  en  el  de  714: 
5863  en  el  de  715;  y  2032  en  el  de  716.  Este  memorial  fué  dis- 
puesto el  año  de  717,  en  que  la  tonelada,  dice  estaba  de  40  á 
16  libras,  habiendo  estado  antes  en  mejores  tiempos  á  cien  li- 
bras. 

Los  cortadores,  refiere  también,  se  establecieron  en  los  rios  de 
Waliz,  rio  hondo  y  rio  nuevo  donde  permanecieron  sin  perjuicio 
hasta  el  año  de  718,  en  que  enviada  del  Peten  una  fuerza  espa- 
ñola con  orden  de  desalojar  á  los  ingleses  de  su  asiento  y  del  rio, 
hicieron  alguna  pausa  de  unos  meses,  y  erigieron  una  fortificación, 
que  aun  permanece,  aunque  arruinada  junto  al  rio  Norvest;  pe- 
ro tan  lejos  estuvieron  ellos  de  hacer  los  preparativos  necesarios 
para  el  ataque,  que  los  colonos  tuvieron  tiempo  de  procurar  la 
asistencia  del  rey  mosquito,  y  esto  mismo  les  dio  motivo  á  le- 
vantar un  fuerte  por  esta  parte.  Por  último  advierte  que  en  es- 
te tiempo  comenzaron  á  trabajar  negros  de  Jamayca  y  la  Bermu- 
da  en  los  cortes  der  palo,  habiéndose  empleado  antes  solo  blan- 
cos, soportando  la  fatiga,  é  insalubridad  del  clima.  En  informe 
hecho  al  gobierno  superior  del  rey  no  por  el  padre  comisario  de 
misiones  fray  Alonso  del  Castillo,  y  firmado  de  su  nombre  en  16 
de  agosto  de  1724,  se  dá  la  relación  siguiente. 

Demás  de  dichos  zambos  mosquitos  hay  poblados  como  tres- 
cientos ingleses,  según  el  informe  que  me  hicieron  los  prácticos 


INC^LESES  EN  B ALK .  ^4\ 

cha  costa,  y  que  han  estado  entre  ellos.  Mas  estas  pobla- 
zonesde  ingleses  están  muy  apartadas  y  distantes  del  parage  de 
los  zambos  mosquitos.  Están  dichos  ingleses  en  el  parage  que  lla- 
man Balis  en  esta  costa  de  la  mar  del  norte  á  el  lado  y  costa  del 
castillo  del  Golfo,  que  mira  como  quien  navega  para  Campeche. 
De  suerte  que  saliendo  del  castillo  del  Golfo,  y  navegando  costa  á 
costa  á  los  cuati'o  dias  de  navegación  se  encuentra  con.  las  pobla- 
zones  de  Balis  á  la  lengua  del  agua.  Estos  ingleses  ha  mucho  tiem- 
po que  están  poblados  y  cortando  palo  de  brasil,  que  es  el  fin 
y  único  ejercicio  que  tienen.  Ellos  cortan  de  este  palo  que  supe- 
rabunda en  aquel  parage,  y  gran  parte  de  su  circunferencia,  por 
lo  que  mira  á  la  montaña  de  dicha  costa,  y  en  porciones  lo  van 
vendiendo  á  otros  ingleses,  que  á  este  fin  vienen  de  Jamayca  y  de 
Inglaterra. 

En  la  montaña  de  dicho  parage  solo  hay  montes  espesísimos  y 
casi  impenetrables;  porque  nunca  jamas  se  ha  oido  hayan  atrave- 
sado aquellas  montañas  por  tierra,  ni  los  ingleses  á  los  pueblos  ó 
haciendas  de  cathólicos  por  tierra  adentro,  ni  los  cathólicos  al  pue- 
blo, parage  de  Balis.  Todo  esto  débese  entender  de  un  tiempo  pos- 
terior á  la  jornada  del  padre  Delgado  en  adelante;  pues  en  esa  é- 
poca  aun  habia  camino  por  tierra  de  la  Verapaz  á  Bacalar.  Solo 
por  mar,  continúa  diciendo  el  padre  Castillo,  en  canoas  ó  por  tier- 
ra, costa  á  costa,  entre  la  lengua  del  agua  y  orilla  de  la  montaña, 
han  pasado  algunos  españoles  y  mulatos  que  han  arribado  á  Balis, 
unos  por  temporal,  otros  que  habiéndolos  aprisionado  en  la  mar, 
los  han  echado  en  Balis. 

Y  las  experiencias  repetidas  que  hay  del  porte  y  proceder  de 
estos  ingleses  de  Balis,  es  que  á  cuantos  cathólicos  españoles  han 
llegado  allí,  los  han  atendido  y  mirado  bien.  Y  no  solo  no  hacen 
daño,  mas  ha  sucedido  que  habiendo  un  pirata  echado  en  Balis  á 
un  español  muy  mal  herido,  los  ingleses  lo  curaron  y  regalai'ou,  y 
también  lo  aviaron  de  bastimentos,  para  que  se  volviese  á  su  tierra. 
Y  según  me  informaron,  dichos  ingleses  atienden  mucho  a  los  po- 
bres españoles  que  llegan  allí  desrotados  y  necesitados,  y  losíivían 
de  lo  necesario  para  irse  á  su  tierra. 

Mas  dichos  ingleses  nunca  jamas  salen  á  pelear,  ni  hacer  daño 
alguno,  ni  por  mar  ni  por  tierra,  salvo  cuando  alguna  vez,  que  ya 
ha  sucedido,  andan  los  mulatos  y  españoles  á  corso,  y  en  llegando 
á  Balis  intentan  quitarles  sus  balandras  y  piraguas,  eutouces  sí  se 


A  42  CAPÍTULO  LXVI. 

defienden  y  bien.  Y  solo  á  hurtadillas  y  descuidados  les  han  cojí- 
do  tal  vez  una  ú  otra  balandra  y  uno  ú  otro  hombre;  pero  si  no  les 
tocan  á  ellos,  ellos  no  hacen  mal  alguno,  antes  sí  mucho  bien.  Y 
por  lo  que  mira  al  palo  que  cortan,  no  es  eso  en  perjuicio  alguno 
de  los  nuestros,  porque  abundan  mucho  todas  aquellas  montañas 
desiertas,  y  los  nuestros  no  se  ocupan  jamas  en  aquellos  parages 
en  tal  ejercicio  de  cortar  brasil. 

El  segundo  motivo  de  esta  relación  de  Balis  es,  porque  si  des- 
pués de  exterminados  los  zambos  pareciese  exterminar  también  los 
ingleses  de  Balis,  será  cosa  muy  conveniente  y  acertada,  porque 
aunque  de  ellos  no  hay  las  hostilidades  ni  amenaza  el  peligro,  á  lo 
menos  próxima,  que  de  los  zambos,  con  todo  eso  no  están  bien  los 
ingleses  allí,  ni  deben  estar.  Y  advierto,  que  de  haberse  de  ejecu- 
tar también  el  exterminio  de  dichos  ingleses,  es  justo  y  muy  debi- 
do, el  que  sean  atendidos  con  charidad,  y  exterminados  con  la 
méno^  molestia  de  ellos  que  fuere  posible,  en  recompensa  de  la  pie- 
dad y  generosidad  con  que  ellos  se  han  portado  con  los  nuestros. 
De  suerte  que  estos  ingleses  son  algunos  que  por  pobres  ó  por  no 
andar  hurtando,  metiéndose  á  piratas  ni  ladrones,  han  tomado  el 
medio  de  ocuparse  en  cortar  palo  de  aquellas  montañas;  pero  co- 
mo he  dicho,  es  muy  bueno  su  exterminio. 

En  29  de  enero  de  729  son  pagados  por  oficiales  reales  1112 
tostones  al  apoderado  de  don  Antonio  de  Liendo,  gobernador  y  ca- 
bo del  presidio  de  Peten,  de  gastos  hechos  en  alimentos  y  condu- 
cion  á  esta  ciudad  de  nueve  negros  que  se  huyeron  del  río  Waliz, 
en  que  están  poblados  los  ingleses,  y  se  fueron  al  dicho  presidio: 
cuya  paga,  dice  la  partida,  hicimos  de  cuenta  de  lo  que  produje- 
ren dichos  negros,  respecto  estarse  entendiendo  en  la  venta  de  ellos 
de  cuenta  de  S.  M.  en  conformidad  de  lo  mandado  por  decreto  de 
este  superior  gobierno.  Acaso  en  contravención  de  cédula  de  prin- 
cipios del  siglo. 

Alcedo,  en  la  palabra  Honduras,  dice.  Tiene  el  mismo  nom- 
bre que  esta  provincia  una  bahia  de  ella  muy  grande  y  cómoda 
entre  el  cabo  de  Honduras  y  el  de  Catoche.  Es  célebre  esta  ba- 
hia, por  el  establecimiento  que  los  ingleses  hicieron  en  ella  pa- 
ra cortar  el  palo  de  tinte,  y  ha  sido  motivo  de  muchas  diferen- 
cias en  varias  ocasiones  de  las  dos  cortes  de  Madrid  y  de  Londres: 
el  parage  que  elijieron  para  esto  es,  según  el  caballero  Uringe,  una 
gran  llanura,  la  mayor  parte  pantanosa,  y  llena  de  lagunas;  en- 


t         le 


INGLESES  EN  BALIS.  ^4o 

empo  (le  seca,  cuando  los  cortadores  tienen  porción  de  árboles 

ortados,  fabrican  una  cabana  en  que  habitan,  quitan  la  corteza  á 

los  árboles,  y  los  amontonan,  haciendo  canales  debajo,  de  modo 

que  cuando  las  lluvias  inundan  el  terreno,  bajan  flotando  por  ellos 

asta  el  embarcadero,  donde  los  compradores  pagan  á  cinco  libras 

esterlinas  de  Jamayca  la  tonelada. 

Al  principio  hacian  este  tráfico  los  ingleses  de  la  bahia  de  Cam- 
peche; pero  echados  de  allí  por  los  españoles,  se  transfirieron  á  es- 
ta de  Honduras:  en  el  tiempo  á  propósito  para  esto  van  en  busca 
de  los  árboles  que  están  dispuestos  en  línea  por  algimas  millas,  cor- 
tan las  ramas  en  trozos  grandes,  que  dejan  en  tierra  hasta  que  las 
lluvias  las  arrastran  á  el  rio,  de  donde  las  transportan  en  canoas  ai 
almacén  grande  de  las  barcaderas. 

El  mozo  que  se  dedica  á  este  tráfico  empieza  de  marinero  asa- 
lariado por  una  tonelada  de  palo  de  campeche  cada  mes,  con  el 
beneficio  de  trabajar  un  dia  en  la  semana  para  sí;  si  es  sobrio  y  de 
buena  conducta,  con  el  tiempo  une  sus  fondos  con  los  del  patrón,  y 
luego  sigue  el  comercio  con  independencia:  todos  estos  trabajado- 
res elijen  un  rey  que  los  gobierna  por  leyes  que  forma  él,  y  las 
embarcaciones  que  entran  en  la  bahia  están  bajo  de  su  custodia,  y 
van  á  buscar  la  madera  en  barcos  chatos,  casi  siempre  de  noche, 
para  entrarla  á  bordo  de  dia. 

Cuando  los  marineros  en  Jamayca  se  ven  perseguidos  por  deu- 
das ó  delitos,  se  embarcan  para  la  bahia  de  Honduras:  el  equipage 
que  llevan  consiste  en  provisión  de  hachas,  escoplos,  sierras,  cuclii- 
llos  grandes,  una  piedra  de  afilar,  un  fusil,  pólvora,  balas  y  per- 
digones, que  todo  lo  encierran  en  una  arca,  y  una  tienda  liada  con 
una  cuerda:  su  ocupación  es  cortar  la  madera  mas  cerca  del  mar 
que  es  posible,  y  las  tartanas  de  la  Nueva-Inglaterra  que  van  á 
Jamayca,  si  no  encuentran  allí  carga,  vienen  á  esta  bahia  á  bus- 
carla: muchas  veces  cortan  montones  los  cortadores  antes  del  tiem- 
po y  si  los  dejan  solos  no  se  atreve  nadie  á  tomarlos.  Este  tráfico 
se  hizo  una  madriguera  de  piratas,  y  después  una  espelunca  de 
ladrones;  y  los  malhechores  de  Jamayca,  Martinica,  Curazao  y 
demás  islas  acostumbraban  buscar  gente  en  la  bahia,  que  eran 
atrevidos,  hechos  á  la  fatiga,  bien  armados,  y  buenos  marineros. 


CAPÍTULO  67. 

ÍEistableeliiiieiito  del  eoriso. 

Caducando  la  armada  de  barlovento  con  la  dificultad  de  su 
costo,  entraron  en  su  auxilio  otros  establecimientos,  para  el  soste- 
nimiento de  la  fuerza  marítima  en  los  mares  y  costas  de  la  Améri*- 
ca,  mayormente  creciendo  la  marina  de  los  ingleses  y  otras  nacio- 
nes establecidas  en  ella.  Smith  lib.  4  cap.  7,  hablando  de  las  del 
norte,  dice:  la  idea  de  aumentar  la  marina  y  poder  naval  con  la  ex- 
tensión de  las  pesquerías  desús  colonias,  parece  haber  sido  un  ob- 
jeto que  nunca  perdió  de  vista  el  gobierno  británico:  han  reci^ 
bido  estas  pesquerías  cuantos  fomentos  pudo  darlas  la  franqueza 
y  libertad  de  este  tráfico,  que  en  efecto  ha  florecido  allí  conside- 
rablemente: para  su  exportación  á  Europa,  sus  embarcaciones  es- 
pontáneamente numerosas  no  necesitaban  juntarse  en  conserva 
de  flota  ni  del  resguardo  de  una  armada.  El  pescado  salado,  re- 
fiere el  mismo  escritor,  es  uno  de  los  principales  artículos  en  que 
la  América  septentrional  comercia  con  Espaiía  y  Portugal,  y  con 
todas  las  potencias  del  Mediterráneo.  La  Jamayca  igualmente,  a- 
ñade,  lleva  sus  azúcares  á  la  Gran  Bretaña  y  á  las  demás  nacio- 
nes. Las  propias  embarcaciones  se  ha  visto  que  transitaban  de  u- 
nos  á  otros  establecimientos:  las  de  la  Nueva  Inglaterra,  si  no 
hallaban  carga  en  Jamayca,  venían  á  tomarla  á  Balis,  y  vol- 
vían con  madera  de  la  costa  de  Verapaz:  todo  lo  cual  hacian  sin 
la  necesidad  de  unirse  en  flota,  ni  de  esperar  el  resguardo  de  u- 
na  armada;  antes  bien  ellas  inducían  esta  precisión  á  las  embar- 
caciones españolas  de  la  travesía. 

Cuando  aquellas  aumentaron,  y  éstas  disminuían,  la  Haba- 
na fué  la  primera  que  acudió  á  su  refuerzo.  Sobre  las  ventajas 
de  este  puerto,  dice  Alcedo,  tiene  la  de  un  excelente  astillero  en 
que  se  construyen  continuamente  navios  para  la  real  armada,  y  por 
eso  hay  en  é\  un  departamento  de  marina;  cuyo  comandante  es  un 
oficial  general,  y  manda  la  escuadra,  que  de  ordinario  se  mantie- 
ne allí  con  el  nombre  de  armada  de  barlovento.  Por  este  tiempo 
se  hace  ya  mención  de  embarcaciones  guarda-costas  de  Yucatán, 
en  cédula  de  20  de  noviembre  de  713,  que  ordena  se  mande  á  esta 
provincia  el  importe  del  impuesto  sobre  caldos  para  la  mantención 


I 


ESTABLECIMIENTO  DEL  CORSO.  -145 

de  sus  gnarda-costas.  Puede  haber  sido  operación  de  la  misma  es- 
cuadra, lo  que  refiere  el  propio  Alcedo,  hablando  del  tráfico  de  ma- 
deras en  Balis,  cuando  dice:  el  año  de  1722  se  interrumpió  este  co- 
mercio por  cinco  fragatas  españolas,  que  tomaron  doce  embarca- 
ciones, destruyeron  los  establecimientos  que  tenian  y  la  madera 
cortada,  pasando  á  cuchillo  los  colonos. 

También  puede  haber  sido  esto  efecto  de  los  clamores  de  Gua- 
temala. La  Gazeta  mensual  de  esta  capital  de  diciembre  de  1729, 
en  su  último  artículo,  dice.  Las  cartas  de  Puerto  Caballos  havisan, 
que  el  capitán  Enrique  Okelii  entró  en  este  puerto  el  mes  pasa- 
do con  un  bergantín,  y  dos  balandras  inglesas,  que  apresó  con 
su  armamento  cargadas  de  palo  de  brasil,  y  fierro,  y  en  ellas  do- 
ce negros.  La  de  diciembre  del  año  de  730,  en  el  artículo  Goma- 
yagua,  dicer  las  cartas  de  esta  ciudad  participan,  que  á  los  últimos 
de  octubre  y  principios  de  noviembre,  dos  armadores  de  corso, 
de  los  que  se  hallan  en  Puerto  Caballos,  apresaron  dos  balandras 
inglesas,  de  las  que  comercian  en  el  rio  de  Balis,  la  una  cargada  de 
vino,  aguardiente,  carnes,  harina  y  algunos  lienzos,  y  la  otra  con 
alguna  aguardiente  y  un  negro. 

Murillo  lib.  9  cap  3,  hablando  del  establecimiento  de  ingleses 
en  Yucatán,  escribe.  Y  esta  misma  parece  es  la  laguna  de  Bacar 
lar,  de  que  habla  la  Gaceta  de  México  de  1730,  donde  mandó  el 
rey  se  pueble  la  villa  de  Bacalar,  que  mas  de  97  años  estu- 
vo arruinada;  y  fué  allá  don  Antonio  de  Figueroa,  gobernador  de 
la  provincia,  y  supo  que  las  rancherías  de  los  ingleses  se  estendian 
treinta  y  cuatro  leguas  y  perdieron  los  ingleses  cuarenta  y  dos  em- 
barcaciones, cuarenta  pilas  de  palo  de  tinta,  con  otros  despojos, 
que  cojieron  los  españoles,  y  en  la  boca  del  rio  se  fabricó  un  fuer»- 
te  con  baluartes,  artillería  y  pedreros,  para  impedir  en  adelante  la 
entrada  á  los  ingleses. 

intimamente,  la  Gazeta  de  Guatemala,  de  enero  siguien- 
te de  731,  en  el  artículo  Mérida,  dice:  por  cartas  de  esta 
ciudad  de  5  de  agosto  del  año  próximo  pasado,  avisan  también 
que  un  corsario  de  Campeche,  que  con  patente  del  gobernador 
navegaba  aquellos  mares  en  un  bergantín  bien  armado,  apreso  en 
el  rio  de  Balis  siete  embarcaciones  inglesas,  berganthies  y  balan- 
dras, con  las  que  se  restituyó  á  Campeche;  y  á  pocos  días  fomen- 
tado del  gobernador,  y  acompañado  de  otro,  navegaron  a  Ba- 
calar, á  donde  llevaron  seis  cañones  de  buen  calibre,  enviados 

TOM.    2.  (20) 


^46  CAPÍTULO  LXYII. 

por  el  gobernador,  los  cuales  desde  luego  se  montaron  en  la  nue- 
va fortaleza  de  San  Felipe,  y  acompañados  del  presidente  de  la 
fortaleza  con  su  castellano  don  Alonso  de  Figueroa,  de  orden  del 
gobernador,  y  practicando  todas  las  que  le  confirió  al  castellano 
para  el  desembarco,  que  ejecutaron  después  de  aver  penetrado 
entrambos  bergantines  treinta  y  nueve  leguas  arriba  por  el  rio 
nuevo,  y  caminando  por  tierra  al  del  Typu,  de  allí  al  de  Balis, 
en  el  tránsito  de  uno  á  otro,  aprisionaron  diez  y  seis  ingleses, 
una  inglesa  con  su  bija,  16  negros  y  cuatro  negras:  quemaron 
treinta  rancherías,  llenas  de  palo  de  tinta,  que  tenían  ya  pron- 
to los  ingleses  para  embarcarlos,  y  en  uno  y  otro  rio  quemaron 
treinta  y  cuatro  embarcaciones,  y  aviendo  recogido  un  gran  nú- 
mero de  hachas,  azerruchos,  sierras,  y  otras  herramientas,  que 
sirven  al  corte  del  palo,  se  retiraron  á  los  bergantines  ( logrando 
el  salir sin  ser  acometidos  de  los  ingleses,  que  rece- 
losos de  mayor  daño  se  retiraron  á  los  montes )  y  navegaron  á 
Bacalar,  y  de  allí  á  Campeche,  á  donde  llegaron  el  dia  20  de  ju- 
nio; y  aseguran  que  con  estas  invasiones,  y  otras  que  de  orden 
del  gobernador  se  han  practicado  contra  los  ingleses,  impidién- 
doles el  corte  del  palo  de  tinta  en  nuestros  montes,  ha  subido  tan- 
to su  precio  en  Londres,  que  dos  navios  del  real  asiento  de  ne- 
gros estaban  en  Campeche  cambiándolos  por  palo. 

Al  paso  que  crece  el  comercio  de  Balis,  y  que  á  él  acuden  em- 
barcaciones de  Curazao,  se  ven  también  acudir  españoles  al  res- 
guardo de  la  costa  de  Honduras.  La  misma  Gazeta  de  Guatema- 
la en  noviembre  de  729,  refiere  que  un  armamento  de  20  pira- 
guas y  dos  galeotas  apresaron  en  la  ensenada  de  Trujillo  un  ber*- 
gantin  tratante,  que  pasaba  de  la  isla  de  Curazao  al  rio  de  Balis. 
En  la  de  mayo  de  730  expresa,  que  llegaron  á  Puerto  Caballos  el 
dia  13  de  abril  dos  balandras  de  la  Habana  armadas  en  corzo 
la  una  nombrada  el  Santo  Cristo  de  Maracaibo,  á  cargo  de  don 
José  Herrera,  con  86  hombres,  12  cañones  y  10  pedreros;  y  la 
otra  nombrada  San  Francisco,  á  cargo  de  don  Antonio  Morales, 
con  60  hombres,  10  cañones  y  8  pedreros,  los  cuales  después  de 
aver  estado  algunos  dias  en  este  puerto  salieron  á  emplearse  en 
su  destino. 

Todo  esto  da  lugar  á  congeturar  que  los  clamores  de  Guate- 
mala no  habían  sido  vanos,  ni  lo  era  la  exhibición  de  sus  almo- 
jarifazgos destinados  para  la  armada  de  barlovento;  pues  en  vez 


ESTABLECIMIENTO  DEL  CORSO.  '1 47 

de  los  galeones  de  ella  acudían  á  sus  puertos  y  resguardo  de  su 
costa  embarcaciones  armadas  en  corzo  así  del  \ireynato  de  Nue- 
va-España al  cual  pertenecía  Bacalar,  como  de  la  capitanía  ge- 
neral de  la  Habana,  y  su  departamento  de  marina  perteneciente 
á  la  misma  armada,  cuyos  gobernadores  sin  duda  obraban  á  vir- 
tud de  reales  órdenes,  y  autorizados  por  ellas.  Por  este  tiempo  se 
deja  ver  otra  institución  no  menos  importante  en  la  banda  opues- 
ta de  Tierra  firme,  de  que  se  hace  solemne  mención  en  la  misma 
gazetade  esta  capital  del  mes  de  noviembre  de  730,  donde  con 
referencia  á  la  Habana,  dice:  las  cartas  de  esta  ciudad  de  octu- 
bre participan  la  noticia  de  que  en  dias  del  mes  antecedente  llego  á 
ella  monsieur  Lage,  segundo  theniente  de  uno  de  los  navios  guar- 
da costas,  de  Cartagena,  que  estaba  á  cargo  de  don  Francisco  Gui- 
ral. 

En  vista  de  lo  referido,  no  cabe  duda  de  la  fuerza  marítima 
que  existía  agregada  á  la  armada,  y  repartida  en  Tierra  firme, 
Cuba  y  Nueva-España  en  resguardo  de  estos  mares,  y  así  en  el 
de  su  costa  respectiva,  como  en  la  de  Guatemala.  Mas  no  es  ya 
esto  lo  que  debe  hacer  fuerza,  sino  el  que  no  suene  una  sola  em- 
barcación de  parte  de  este  reyno  empleada  en  auxilio  ageno,  ni  en 
su  propio  valimiento;  pero  esta  admiración  cesará,  recordando  que 
á  sus  provincias  en  este  tiempo  no  era  ya  permitido  el  comer- 
cio con  Cartagena  y  la  Habana  y  que  careciendo  de  este  ínteres, 
y  demás  auxilios  cuyo  goce  alentaba  á  otras,  no  podía  moverlas 
el  único  del  corso,  y  la  guerra. 

En  igual  estado  se  hallaba  el  reyno  con  respecto  al  mar  del 
sur,  atenido  á  la  armada  de  este  nombre  en  el  Perú,  que  impi- 
diese el  paso  á  los  enemigos  y  corsarios.  En  el  mar  del  sur,  di- 
cen Ulloa  y  Jorge  Juan  p.  1  cap.  3,  ha  habido  siempre  un  cuer- 
po de  armada,  cuyo  nombre  le  dan  allí,  aunque  mas  propiamen- 
te podía  dársele  el  de  guarda  costas,  según  lo  corto  que  ha  si- 
do en  todos  tiempos  el  número  de  bageles,  que  la  componían,  co- 
mo se  ha  visto;  y  en  la  p.  2  cap.  í),  hablando  de  Mantas,  lugar 
situado  en  la  ensenada  de  Panamá,  de  mucha  riqueza  en  tiempos 
pasados  por  la  pesquería  de  perlas,  escriben  que  el  principal  mo- 
tivo de  la  decadencia  de  ella,  há  sido  la  ausencia  de  los  vecinos 
acaudalados,  que  la  mantenían,  huyendo  de  las  sorpresas  que  ex- 
perimentaban con  las  invasiones  de  los  piratas  enemiiíos,  (|ue  e- 
rau  muy  repetidas,  y  contra  cuyos  insultos  no  tenían  ninguna  de- 


■448  CAPÍTULO  LXVII. 

fensa,  como  tampoco  la  hay,  añaden,  en  los  tiempos  presentes  en 
parte  alguna  de  aquella  costa. 

Refieren  en  la  p.  1  cap.  7  la  toma  y  saqueo  de  Guayaquil  el  a- 
ño  de  709  por  los  piratas  Dampierre  y  Rodger  que  mandaban  dos 
fragatas,  y  en  el  8  el  saqueo  é  incendio  de  Paita  en  el  de  741 
por  el  vice  almirante  Anson;  y  siguen  describiendo  la  grande  es- 
casez de  armas  de  toda  especie  que  se  padecía  en  las  poblaciones 
y  puertos  del  Perú  para  su  defensa,  cuya  relación  no  es  de  omi- 
tir, no  porque  sea  simplemente  aplicable  al  reyno  de  Guatema- 
la, sino  porque  destituido  de  fortificación  en  los  puertos  del  sur 
y  en  este  tiempo  aun  de  su  marina  mercante,  le  es  mucho  mas 
aplicable  proporcionalmente. 

Es  tan  común  la  falta  de  armas  en  el  Perú,  dicen,  que  ningu- 
no podrá  conocer  su  escasez  á  menos  de  haberlo  experimentado 
en  las  ocasiones  que  han  hecho  forzoso  echar  mano  de  ellas,  pa- 
ra ocurrir  á  las  urgencias.  A  fin  del  año  de  1740  se  pusieron  en 
el  mejor  estado  posible  para  resistir  la  invasión  de  los  ingleses, 
que  se  esperaba  en  todas  aquellas  costas»  En  Guayaquil  deter- 
minaron dar  registro  á  uno  de  los  barcos  de  aquel  puerto  sin  em- 
bargo de  la  prohibición  para  que  fuese  á  Nueva-España,  y  com- 
prase allí  el  número  necesario  de  armas:  el  comisionado  no  las 
encontró  de  venta,  aunque  las  solicitó  en  la  misma  ciudad  de  Mé- 
xico; y  así  se  volvió  sin  ellas,  quedando  las  milicias  como  esta- 
ban antes,  armadas  con  lanzas  y  machetes  de  monte  los  de  á  ca- 
ballo, y  los  de  á  pié,  unos  con  lanzas  á  manera  de  alabardas,  y 
otros  con  arcabuces  de  mecha,  y  aun  éstos  eran  tan  pocos  y  en  tan 
mal  estado  que  solo  servían  de  formalidad  á  la  vista,  y  de  espan- 
to á  los  que  los  ven  de  lejos. 

La  única  compañía,  prosiguen  diciendo,  que  tenia  armas,  y 
que  se  hallaba  en  buena  disposición  era  la  de  forasteros,  porque 
componiéndose  toda  de  europeos,  que  son  los  que  trafican  allí, 
á  ninguno  le  faltaba  á  lo  menos  escopeta;  y  como  en  todas  las 
ciudades  y  poblaciones  grandes  de  aquellos  reynos  hay  el  mis- 
mo régimen  de  formar  entre  los  forasteros  una  compañía,  esta 
eradla  única  que  se  hallaba  proveída  de  armas.  En  la  capital 
de  Guatemala  se  ha  visto  que  habia  una  de  vizcaynos,  monta- 
ñeses, y  otros  forasteros. 

Las  poblaciones  desde  Guayaquil  hasta  Lima,  dicen  todavía, 
estaban  sobre  este  particular  en  un  estado  tan  malo,  que  en  los 


■"S^K 


ESTABLECIMIENTO   DEL  CORSO.  440 

cuerpos  de  guardia  de  cada  pueblo  donde  se  juntaban  las  mili- 
cias y  se  guardaban  las  armas,  solo  se  veian  pedazos  de  palo  con 
espigas  de  hierro  atadas  á  la  punta  con  pretensiones  de  lanzas, 
cañones  de  escopeta,  y  arcabuces  antiguos  sin  llave,  ni  mas  ca- 
ja que  un  pedazo  de  palo  á  que  estaban  amarrados  con  un  cor- 
del, de  tal  modo  que  algunas  veces  los  vimos  disparar  teniéndolo 
y  apuntando  uno,  mientras  que  otro  le  ponia  fuego. 

Sin  embargo  de  lo  que  vá  referido  se  vio  ser  suplida  la  fal- 
de  armas  con  el  valor  y  entusiasmo  de  sus  habitantes.  Al- 
cedo menciona  alojamientos  y  derrotas  de  piratxis  dispuestas  por 
los  vireyes;  y  tomada  Paita,  el  año  de  741,  cuentan  los  mismos 
escritores:  el  corregidor  de  Piura  don  Juan  de  Vinatea  se  puso 
en  marcha  con  150  hombres,  que  pudo  juntar  por  lo  pronto,  y 
vino  en  socorro  de  Paita,  que  la  ocupaban  solo  30  hombres;  pe- 
ro como  los  que  conduela  el  corregidor  estaban  desarmados,  man- 
dó tocar  las  cajas,  pífanos  y  clarines  desde  mas  de  una  legua 
antes  de  llegar  á  ellos:  el  estruendo  militar  tuvo  el  efecto  deseado, 
por  que  los  ingleses  resolvieron  desocupar  á  Paita,  aunque  irri- 
tados, pegaron  fuego  al  lugar,  antes  de  embarcarse.  El  almi- 
rante Wernon  en  742,  conduciendo  2500  hombres  y  500  negros 
de  desembarco  en  53  embarcaciones,  tomado  Portobelo  se  dirijia 
á  sitiar  Panamá;  pero  llegando  del  Callao  una  escuadra  de  cua- 
tro navios  y  una  fragata  con  poca  gente  y  pocos  cañones  de  cor- 
to calibre,  entendiendo  el  almirante  ingles  que  cada  navio  con- 
duela 50  cañones  de  grueso  calibre  y  mas  de  500  hombres,  mu- 
dó de  dictamen  parcciéndole  temeridad. 

Por  lo  que  respecta  al  corso,  los  mismos  Ulloa  y  Jorge  Juan, 
según  relación  suya  cap.  4,  de  orden  del  virey  salieron  el  pro- 
pio año  742  con  dos  navios  de  guerra  á  hacerla  en  las  costas  del 
Chile;  y  como  que  eran  embarcaciones  del  Perú  las  que  comercia- 
ban en  Guatemala  era  de  su  cai*go  por  necesidad  venir  á  sus  cos- 
tas á  la  mira  de  su  resguardo,  según  se  ha  visto  en  el  socorro 
que  dio  el  presidente  Bamos  Leal  en  ellas  á  una  escuadra  de  es- 
ta clase  salida  de  Lima.  Los  propios  autores  en  informes  dados 
al  virey  son  de  dictamen,  con\endria  hubiese  en  el  Callao  una 
embarcación  pequeña  de  cien  toneladas,  así  para  despachar  por 
brea  y  alquitrán  á  Guatemala,  como  para  dar  avisos  á  ?sueva- 
España. 


^30 

CPÍTÜLO  68. 

SulileTaeioii  de  Zeiiclalos* 

Ya  que  no  habia  en  el  reyno  fuerzas  para  repeler  las  inva- 
siones exteriores  de  los  piratas,  hubo  á  lo  menos  las  suficientes 
para  reprimir  los  motines  de  indígenas  suscitados  en  lo  interior 
contra  sus  alcaldes  mayores.  Ximenez  lib.  5  cap.  35  hace  men- 
ción de  uno  sucedido  en  la  Verapaz  por  el  año  de  678.  El  alcal- 
de mayor  Solivera,  dice,  hacía  los  repartimientos  de  hilados  en 
todos  los  pueblos  de  su  jurisdicion,  cuya  peste  no  ha  podido  S. 
M.  destruir.  Valíase  para  esto  de  los  indios,  que  en  los  pueblos 
avia  mas  á  propósito.  En  Rabinal  avia  uno  cortado  á  medida  de 
su  deseo,  llamado  Gaspar  Pérez  á  quien  mantuvo  todo  su  tiem- 
po por  alcalde  y  escribano  para  que  con  el  mando  de  la  vara  y 
escribanía  forzase  á  el  repartimiento.  No  podían  los  indios  dar 
cumplimiento,  y  así  caían  en  muchas  faltas,  y  sobre  ello  los  de- 
sollaba á  azotes,  y  tenia  muchos  días  en  la  cárcel. 

Quejándose  varias  veces  de  aquel  indio,  al  alcalde  mayor,  y 
como  era  el  todo  de  su  negocio,  no  le  hablaba  palabra,  antes  lo 
mantenía  en  su  cargo,  y  el  indio  mas  altivo  hacia  mayores  agra- 
vios. Viendo  los  indios  que  no  tenían  recurso  en  su  alcalde  ma- 
yor, ocurrieron  á  la  audiencia,  quejándose  solo  del  indio,  sin  to- 
mar en  boca  al  alcalde  mayor.  La  audiencia  viendo  justificada 
la  queja,  dio  real  provisión  para  el  alcalde  mayor,  mandando,  que 
le  quitase  la  vara.  Hízosele  muy  duro  el  ejecutarlo,  porque  le  ha- 
bia hecho  mucha  hacienda,  y  no  quiso  mostrarse  desagradecido, 
y  también  mirando  que  ya  acababa  su  oficio,  y  que  su  sucesor 
Godoy  sentiría  le  quitase  aquel  indio,  de  quien  quería  también 
valerse  para  sus  grangerías,  y  así  entretuvo  á  los  indios  con  de- 
cirles, que  ya  él  acababa,  y  que  su  sucesor  lo  ejecutaría. 

Guando  los  indios  acudieron  á  éste  para  la  ejecución,  hallaron 
cerrada  la  puerta.  Con  esto  exasperados,  y  alcanzando  que  ocur- 
rir otra  vez  á  la  audiencia  era  cansarse,  hubieron  de  acudir  á  la 
fuerza,  y  ciegos  de  cólera,  concurrió  todo  el  pueblo  á  la  casa  real 
con  ánimo  de  matar  al  indio  alcalde  y  al  alcalde  mayor  que  se 
hallaban  juntos  en  ella.  Noticiosos  del  motín  muchos  españoles, 
que  á  la  sazón  estaban  en  el  pueblo,  acudieron  con  sus  armas  y 


SÜBLEBACION  DE  ZENDALES.  Áo\ 

defendieron  uno  y  otro  alcalde  de  la  furia  popular.  Llegada  la  no- 
ticia á  Guatemala,  el  alcalde  mayor  antecesor,  que  se  hallaba  a- 
llí,  dispuso  con  el  presidente  que  enviase  despacho  para  que  le 
trajesen  preso  á  Gaspar  Pérez,  y  los  indios  engañados  con  que  lo 
llevaban  para  que  fuese  castigado,  fueron  con  él  muchísimos  á 
entregarlo,  y  no  fué  sino  para  cogerlos  á  ellos  sobre  seguro,  co- 
mo cogieron  mas  de  doscientos,  y  los  desterraron,  unos  á  Grana- 
da, y  otros  á  Jalpatagua,  donde  todos  perecieron  miserablemen- 
te, quedando  castigados  los  agraviados,  y  defendido  el  malhechor. 

No  fué  tan  afortunado,  prosigue  el  propio  Ximenez,  don  Ma- 
nuel Maisterra,  alcalde  mayor  de  la  provincia  de  Chiapa,  en  el 
pueblo  de  Tustla,  donde  tenia  un  gobernador,  que  hacia  lo  que 
Pérez  en  Rabinal;  sería  esto  por  el  año  de  695.  Ocurrieron  á  la 
audiencia,  quien  por  su  real  provisión  mandó  le  quitase  el  go- 
bierno. Haciéndosele  duro  al  alcalde  mayor  cumpHr  el  despacho, 
porque  perdía  mucha  utilidad,  los  entretuvo  con  decir,  que  él 
iría  al  pueblo  y  lo  ejecutaría.  Aguardaron  los  indios:  él  lo  dilata- 
ba; hasta  que  le  dijeron,  que  ¿  cómo  no  se  ejecutaba  lo  que  S. 
M.  mandaba,  que  era  el  señor  supremo,  á  quien  todos  deben  o- 
bedecer?  El  alcalde  mayor  se  encolerizó,  y  les  trató  mal  de  pa- 
labra, diciendo  que  eran  unos  desvergonzados,  atrevidos.  Los  in- 
dios ya  calientes  de  ver  la  maldad  que  con  ellos  se  usaba,  to- 
maron piedras,  y  lo  empezaron  á  apedrear,  y  así  lo  mataron,  con 
que  murió.  También  mataron  y  quemaron  al  tal  gobernador  y 
á  un  su  alguacil.  El  mal  y  daño,  añade  el  mismo  escritor,  les 
vino  después,  ahorcando  á  treinta  de  ellos,  y  descuartizándolos, 
desterrando  á  muchos,  y  vendiendo  á  otros  por   esclavos. 

En  la  Nueva  España  una  sublevación  de  indígenas  por  este 
tiempo  atentó  contra  el  virey,  según  relación  de  Humboklt  en  el 
ens.  lib.  6  cap.  14.  Rara  vez,  dice,  se  ha  visto  perturbada  la  tran- 
quilidad interior  del  reyno  de  México  desde  el  año  de  596,  en  que 
el  poder  de  los  castellanos  se  vio  asegurado  desde  la  península 
de  Yucatán  hasta  las  costas  déla  Nueva  California.  En  601,  609, 
624,  y  092  hubo  algunos  movimientos  de  parte  de  los  indios, 
y  en  el  último  los  indígenas  quemaron  el  palacio  del  virey,  la 
casa  del  ayuntamiento,  y  las  cárceles  públicas,  no  hallando  el  vi- 
rey conde  de  Gal  ve  su  seguridad,  sino  protegido  por  los  frailes 
de  San  Francisco.  Apesar  de  estos  acontecimientos  á  que  dio  lu- 
gar la  falta  de  víveres,  la  corte  de  Madi-id  no  creyó  necesario  au- 


^52  CAPÍTULO  LXVIII. 

mentar  las  fuerzas  militares  de  la  Nueva  España.  En  Guatemala 
se  ha  visto  que  se  estimó  necesario  el  año  de  697  la  formación 
de  dos  compañías  para  el  resguardo  de  las  primeras  autoridades, 
no  solamente  por  recelo  de  los  indígenas,  mas  principalmente  de 
los  pardos. 

En  aquellos  tiempos,  prosigue  este  escritor,  en  que  era  mas 
íntima  la  unión  entre  los  españoles  mexicanos  y  los  europeos, 
la  metrópoli  no  desconfiaba  sino  de  los  indios  y  mestizos;  y  el 
número  de  creollos  blancos  era  tan  corto  que  por  lo  mismo  se 
inclinaban  generalmente  á  hacer  causa  común  con  los  europeos. 
A  esta  reunión  de  circunstancias  debe  atribuirse  la  tranquilidad, 
que  reynó  en  las  colonias  españolas,  cuando  á  la  muerte  de  Car- 
los II  se  disputaron  dos  príncipes  extrangeros  la  posesión  de  la 
España.  Los  mexicanos  gobernados  en  aquella  época,  primero 
por  un  descendiente  de  Montezuma,  y  luego  por  un  obispo  de  Me- 
choacan,  fueron  espectadores  tranquilos  de  la  grande  lucha,  que  se 
empeñó  entre  las  casas  de  Francia  y  Austria. 

Una  cédula  de  28  de  enero  de  701,  remitida  á  Guatemala  por 
la  reyna  gobernadora,  dice.  Recelándose  que  ingleses  y  olandeses 
envien  alguna  escuadra  de  bageles  á  esos  dominios  con  el  fin 
de  perturbarlos,  intentando  sorprenderlos  y  aclamar  en  ellos  por 
rey  al  archiduque,  he  resuelto  preveniros  estén  con  el  cuidado 
y  vigilancia  dehida  para  oponeros  á  lo  que  se  intentare,  ejecután- 
dolo con  la  maña  y  reserva,  que  pide  la  gravedad  de  la  mate- 
ria. Las  colonias,  añade  Humboldt,  siguieron  sin  réplica  la  suer*- 
te  de  la  metrópoli,  y  los  sucesores  de  Felipe  V,  aun  no  temían 
el  espíritu  de  independencia,  que  desde  el  año  de  643  se  habia 
manifestado  en  la  Nueva  Inglaterra. 

En  Guatemala  el  movimiento  de  indígenas,  que  mas  parece 
haber  ocupado  la  atención  del  gobierno,  fué  el  alzamiento  de  los 
zendales  en  la  provincia  de  Chiapa  por  el  año  de  712.  Ximenez 
ofrece  hablar  de  él;  pero  el  tomo  4  donde  corresponde  no  está 
á  la  vista  de  los  redactores.  En  una  ante-sala  de  la  antigua  au- 
diencia existe  un  lienzo  de  dos  varas  en  cuadro  con  la  pintura  de 
los  pasages  principales,  y  abajo  su  explicación  numerada,  que  di- 
ce. 1»  En  el  pueblo  de  Guistan  cercan  los  indios  ádon  Fernan- 
do Monge  y  sus  soldados.  2«>  Pasa  el  alcalde  mayor  don  Pedro 
Gutiérrez  á  socorrer  á  los  de  Guistan.  3«  Matan  los  indios  al  sar- 
gento mayor  don  Bartholomé  Tercero  de  Rosas.  4^  Resisten  los 


SUBLEVACIÓN  DE  ZENDALES.  \  55 

indios  debajo  de  una  trinchera  en  San  Pedro  al  alcalde  mayor, 
y  le  obligan  á  retirarse.  6^  Refriegas  de  los  indios  con  el  gober- 
nador de  las  armas  don  Nicolás  de  Segovia  en  Oschuc. 

6°  Entrada  de  los  señores  presidente  y  auditor  general  en 
Ciudad  Real.  7»  Esperan  los  indios  al  señor  presidente  debajo 
de  una  trinchera  en  el  camino  de  San  Martin,  y  son  vencidos, 
perdiendo  la  eminencia  de  un  cerro.  8»  Hace  quemar  el  señor 
presidente  el  pueblo  de  San  Martin.  9»  Real  del  señor  presiden- 
te. Batalla  y  expugnación  de  la  trinchera  de  Cancuc.  10°  Ha- 
lla milagrosamente  agua  para  beber  el  ejército  del  señor  presi- 
dente, ll»  Trinchera  inexpugnable  que  tejen  los  indios  en  el  ca- 
mino real  de  Oschuc  para  Cancuc. 

12»  Fuerte  que  hizo  luego  que  se  ganó  Cancuc.  13»  Manda 
el  señor  presidente  ahorcar  en  Cancuc  á  Juan  García,  capitán  ge- 
neral de  los  alzados,  y  á  un  indio.  14»  Manda  asimismo  ahor- 
car en  Yajaton  nueve  capitanes  de  los  alzados,  y  una  india  bru- 
ja. 15»  Entra  con  sus  tropas  en  Guistiupan,  y  el  alcalde  mayor 
de  Tabasco  don  Juan  Francisco  de  Medina  Cachen.  16»  Trinche- 
ra de  los  indios  para  impedir  la  entrada  del  alcalde  mayor  de 
Tabasco  por  los  Moyos.  17"  Acometen  los  alzados,  queman  y  sa- 
quean el  pueblo  de  Sinejobel  por  ser  fiel,  matando  en  la  Iglesia 
al  padre  fray  Juan  Campero  del  orden  de  San  Francisco,  y  lo  cuel- 
gan en  un  naranjo.  18"  En  Ococingo  y  Cuira  degüellan  los  alza- 
dos las  criaturas  hijas  de  españoles  y  ladinos.  19»  Matan  en  el 
camino  real  de  Cancuc  para  Oschuc  al  padre  fray  Juan  Gómez 
dominicano.  20»  Matan  en  el  camino  de  Huaquitepeque  para  Ciu- 
haco  á  los  pp.  fray  Nicolás  de  Colindres,  y  fray  Manuel  de  Ma- 
riscal. 21"  En  Chilon  matan  los  alzados  á  los  españoles,  y  arro- 
jan á  muchos  por  la  torre  de  la  iglesia.  22"  En  Tonalá  matan 
los  dichos  al  padre  don  Francisco  de  And  rada  su  cura. 

Arriba  del  lienzo  tiene  un  brevete.  En  1712  se  sublevaron 
los  pueblos  de  los  partidos  de  los  zendales  de  la  provincia  de  Chia- 
pa,  y  en  poco  mas  de  tres  meses  fueron  sugetados,  castigados  y 
reducidos  enteramente  á  la  obediencia  del  rey  N.  S.  por  el  señor 
don  Toribio  Cosío,  caballero  de  la  orden  de  Calatraba,  gobernador 
y  capitán  general  del  reyno  de  (Juatemala,  y  presidente  de  su  real 
audiencia.  Asistió  á  toda  la  empresa  el  señor  licenciado  don  Die- 
go Antonio  de  Oviedo  y  Baños,  oidor  de  dicha  real  audiencia,  y 
electo  del  real  y  supremo  consejo  de  las  Indias,  como  su  asesor 
ToM.  2.'  (21] 


^54  CAPÍTULO  Lxvni. 

y  auditor.  En  actas  de  cabildo  de  5  de  octubre  de  712,  y  7  dé 
abril  de  713  se  trata  de  la  jornada,  y  del  regreso  del  presiden- 
te Cosío;  y  mas  adelante  en  6  de  noviembre  de  714  se  recibe 
cédula  en  que  le  es  prorogada  la  presidencia,  gobierno  y  capi- 
tanía general  por  dos  años  mas  sobre  los  ocho  de  su  concesión, 
en  premio  de  este  servicio.  Juarros  agrega  que  le  fué  conferido 
el  título  de  marques  de  Torre-campo,  y  así  es  titulado  sucesiva- 
mente en  las  mismas  actas  y  cédulas  posteriores. 

Echevers,  en  su  ensayo  sobre  comercio,  hace  el  elogio  de  los 
zendales  el  año  de  742.  La  grana  silvestre,  dice,  es  producción 
de  Chiapa:  en  otro  tiempo  era  mucha  la  cantidad  que  se  saca- 
ba por  los  zendales,  y  zoques,  quienes  la  abandonaron  por  fal- 
ta de  compradores,  y  cuando  entró  á  gobernar  aquellas  provin- 
cias don  Martin  de  Bustamante  no  se  cogían  mas  de  trescientas 
arrobas;  pero  con  haber  fomentado  á  cuatro  pueblos  de  los  zoques, 
los  puso  en  estado  de  que  beneficiasen  mil  y  seiscientas:  lo  mis- 
mo harían,  y  aun  con  exceso  los  pueblos  de  los  zendales,  si  lo- 
grasen igual  fomento. 

Aquí  se  habla  con  alabanza  de  un  corregidor;  pero  Ulloa  y 
Jorge  Juan  p.  2  se  explican  menos  lisongeramente  de  otros  en 
el  Perú,  estendiéndose  en  el  mismo  sentido  con  respecto  á  hacen- 
dados y  curas,  y  á  la  manera  con  que  son  oidas  sus  causas  por 
los  jueces,  y  defendidos  por  los  protectores  fiscales.  Esta  conduc- 
ta para  con  los  indios  dicen  en  el  cap.  1,  fué  el  principio  que  tu- 
vo la  sublevación  de  los  chunchos,  quienes  se  separaron  de  la 
obediencia  del  rey,  y  ocupando  los  parages  circunvecinos  á  Tar- 
ma  y  Jauja  por  la  parte  del  oriente  en  las  montañas  de  los  An- 
des han  hecho  guerra  contra  los  españoles,  desde  el  año  de  1742, 
cuya  rebelión  no  se  há  podido  apaciguar  hasta  el  presente;  y  es- 
tas son  las  tiranías,  que  su  caudillo  les  decia  intentaba  reformar, 
sacándolos  del  gobierno  de  los  españoles.  Si  se  reflexiona  sobre 
lealtad,  afirman  en  el  cap.  3,  no  se  encontrará  nación  alguna  en 
el  mundo  que  hable  con  mas  respeto  y  veneración  de  su  rey:  ellos 
nunca  toman  su  nombre  en  la  boca,  sin  anteponer  el  distintivo 
de  señor,  descubriéndose  la  cabeza,  ceremonia  que  ni  los  curas  ni 
los  corregidores  les  han  enseñado,  porque  éstos  no  la  practican, 
ni  han  visto  un  ejemplo  tal:  dicen  regularmente  el  señor  rey,  y 
algunas  veces  el  señor  nuestro  rey. 

La  guerra  que  los  indígenas  haciau  en  sus  alzamientos  en 


I 


SUBLEVACIÓN  DE  ZENDALES .  ^  55 

Guatemala  y  en  las  demás  colonias  españolas,  no  era  como  la 
que  los  mismos  hacian  en  las  colonias  inglesas  del  norte:  pues 
en  ellas,  según  se  refiere  en  el  compendio  de  la  historia  de  aque- 
llos estados,  y  se  ha  dicho  otra  vez,  hacian  la  guerra  á  los  in- 
gleses con  armas  de  fuego  y  toda  especie  de  arma  blanca:  porque 
aliados  temprano  con  los  franceses  del  Canadá,  hasta  con  los  vín- 
culos del  matrimonio,  eran  surtidos  de  ellas,  é  instruidos  en  su 
uso  por  ellos  mismos.  Aliados  otras  veces  con  los  ingleses  con- 
tra franceses  los  indígenas  del  Canadá,  recibían  igual  instrucción 
y  surtimiento  de  los  piimeros:  con  lo  que  toda  especie  de  arma 
y  pericia  militar  ultramarinas  se  hicieron  comunes  entre  aque- 
llos naturales,  y  la  guerra  con  ellos  siempre  fué  y  es  todavia  es- 
tragosa  y  temible. 

Ademas,  los  colonos  ingleses  abrían  campañas  con  los  colonos 
franceses  recíprocamente  en  sus  territorios  en  tiempo  de  guerra 
éntrelas  naciones  matrices,  y  con  esta  ocasión,  empeñada  la  con- 
tienda en  materia  de  límites,  se  prolongaba  fácilmente.  Fueron  así 
mismo  distintas  veces  atacados  y  su  territorio  invadido  el  año  de 
744:  con  lo  que  siempre  tuvieron  que  acudir  á  su  defensa;  y  con- 
sultando por  sí  mismos  á  su  propia  conservación,  al  fin  se  halla- 
ron en  estado  no  solamente  de  repeler  á  sus  invasores,  mas  tam- 
bién en  el  de  auxiliar  á  la  nación  matriz.  Así  es  que  por  sí  solos 
tomaron  el  año  de  758  á  los  franceses  á  Luis  Bourg  puerto  y  ciu- 
dad fortificada  del  Canadá,  y  á  los  españoles  la  Habana  en  el  de 
762. 

A  los  indígenas  de  las  colonias  españolas  no  permaneció  mu- 
cho tiempo  desconocido  el  uso  del  arma  de  fuego.  Alcedo,  hablan- 
do de  los  chunchos,  dice:  estos  indios  tienen  un  gefe  ó  principe, 
descendiente  según  dicen  de  la  estirpe  real  de  los  incas,  el  cual 
quiso  hacer  valer  sus  derechos  á  la  monarquía  del  Perú,  represen- 
tando el  año  de  1744  al  virey  marques  de  Villa  Garcia,  con  ame- 
nazas de  que  se  haría  justicia  con  las  armas:  es  católico  y  ha  to- 
mado entre  los  suyos  el  título  y  honores  de  rey  del  Perú:  fué  cria- 
do en  Lima  entre  los  españoles  como  hijo  de  cacique,  donde  se 
instruyó  en  el  gobierno,  la  policía  y  el  arte  militar,  (jue  introdu- 
jo en  su  país  con  el  uso  de  las  armas  blancas  y  de  fuego. 

Acaso  vendría  de  aquí,  lo  que  observa  Humboldt,  donde  dice. 
Todavia  creciíü'on  los  temores  de  la  corte,  cuando  pocos  años  antes 
de  la  paz  de  Versalles,  Gabriel  Coudorcanquij  hijo  del  cacique  <lo 


^56  CAPÍTULO  LXIX. 

Tongasuca,  y  mas  conocido  con  el  nombre  de  Tupac-Aráaru,  su- 
blevó los  indígenas  del  Perú,  para  restablecer  en  Cuzco  el  antiguo 
imperio  de  los  incas.  Esta  guerra  civil,  durante  la  cual  cometie- 
ron los  indios  las  mas  atroces  crueldades,  duró  cerca  de  tres  años; 
y  si  los  españoles  hubieran  perdido  la  batalla  en  la  provincia  de 
Tinta,  la  atrevida  empresa  de  Tupac-Amaru  hubiera  tenido  funes- 
tas consecuencias,  no  solo  para  los  intereses  de  la  metrópoli;  sino 
probablemente  también  para  la  existencia  de  los  blancos. 


CAPÍTULO  69. 

Zanibos  moisqiiitois* 

Entre  los  indígenas  emigrados  de  la  tierra  dentro,  que  mediado 
el  siglo  16  entraron  á  habitar  la  dilatada  región  de  Tologalpa  y 
Teguzgalpa,  desiertas  entonces  con  el  salteamiento  anterior  de  sus 
antiguos  moradores,  se  encuentran  los  habitadores  de  la  costa  que 
tomaron  á  fines  del  siglo  17  el  nombre  de  Zambos  mosquitos.  Mos- 
quitos, acaso  por  los  arrecifes,  así  llamados,  próximos  al  Cabo  de 
Gracias;  pues  el  nombre  primitivo  de  su  pais,  visitado  por  Colon, 
€S  Cariay.  Delgado,  tomado  prisionero  el  año  de  677  por  los  pira- 
tas ingleses  de  Balis,  se  queja  ya  de  un  indio  del  Mosquito,  que 
lo  mortificó  bastantemente.  Zambos,  sin  duda,  porque  comercian^ 
^0  Jamayca  en  negros,  y  abundando  en  la  isla  su  tráfico,  fu- 
gitivos de  ella,  y  refugiados  en  esta  costa,  se  mezclaron  con  hem- 
bras naturales  de  la  tierra,  y  su  descendencia  tomó  este  distintivo, 
específicamente  suyo,  que  no  inspira  á  su  raza  civilización  algu- 
na. Los  negros  de  que  proceden  eran  provocados  á  la  fuga  con 
la  libertad  que  hallaban  en  sus  dilatados  bosques,  declarada  así 
mismo  para  los  prófugos  de  dominios  ingleses  y  holandeses  en  cé- 
dula de  1»  de  julio  de  704,  que  les  aprovechó  poco,  no  siendo 
acatado  el  nombre  español  en  el  distrito. 

Alcedo  refiere,  que  removido  Lynch  del  gobierno  de  Jamayca 
el  año  de  673,  le  sucedió  el  duque  de  Abemarle,  enviado  con  par- 
ticular comisión  de  exterminar  los  piratas,  como  lo  hizo  mandan- 
do ahorcar  á  cuantos  pudo  haber  á  las  manos.  Pero  expulsos  que 
fueron  de  Yucatán  los  cortadores  ingleses  del  palo  de  tinte  el  a- 


I 


ZAMBOS    MOSQUITOS.  Í57 

ño  de  680,  este  gobernador  no  parece  que  haya  continuado  en 
el  mismo  propósito,  sino  que  trasladó  la  animosidad  á  la 
costa  de  mosquitos.  Un  escritor  británico,  bastante  reciente,  lle- 
gando á  hacer  la  descripción  de  esta  última,  nota  con  particu- 
laridad que  este  gobernador  inspiró  á  sus  habitantes  aversión  y  en- 
cono contra  los  españoles:  lo  que  pudo  verificar  durando  en  a- 
quel  gobierno  hasta  el  año  de  689. 

Peyreleau  en  la  historia  de  las  Antillas  francesas  t.  2  observa, 
que  dispuesta  una  grande  armada  por  los  flibusteros,  comandada 
por  Pointis,  con  que  auxiliaron  la  francesa  de  mr.  Ducase  en  el 
ataque  y  toma  de  Cartagena  el  15  de  abril  de  697,  al  fin  de  la 
expedición  de  retorno  de  Brest,  cayeron  en  medio  de  una  flota  in- 
glesa y  holandesa  aliada  de  España,  que  los  desbarató  comple- 
tamente, y  renunciando  entonces  á  su  espantosa  reunión,  se  di- 
seminaron por  todo  el  nuevo  mundo;  y  no  será  estraño  que  tocase 
á  las  costas  de  zambos  y  á  la  de  mosquitos  una  parte  del  hos- 
pedage  de  estos  hombres,  que  teniendo  por  divisa  el  odio  á  los  es- 
pañoles, concurriesen  á  infundirlo  á  los  mismos  naturales.  Ello  es 
que  cesando  los  flibusteros  europeos  en  Guatemala,  se  halló  el  se- 
creto de  substituirles  otros  americanos  del  propio  pais:  pues  an- 
dando el  tiempo,  y  obrando  sugeridos  de  los  ingleses,  llenaron  su 
objeto  tanto  mas  aventajadamente,  cuanto  que  eran  unos  enemigos 
domésticos,  situados  en  el  territorio  del  reyno,  y  puertas  aden- 
tro de  sus  provincias. 

El  presidente  marques  de  Torre  Campo  victorioso  de  los  zen- 
dales,  habiéndosele  prolongado  el  tiempo  de  su  gobierno,  dispu- 
so extender  sus  triunfos  sobre  los  mosquitos,  y  en  junta  general 
de  guerra  del  año  de  715  resolvió  exterminarlos,  removiéndolos 
de  su  sitio,  como  se  hizo  con  los  guanajos  el  siglo  anterior.  Como 
esta  empresa  no  podía  practicarse  por  tierra,  se  tomaron  provi- 
dencias para  ejecutarla  por  agua;  pero  concluida  la  proroga  de  su 
gobierno,  fué  promovido  á  la  presidencia  de  rilipiuas,  v  sucedién- 
dole  el  señor  Rivas,  en  su  tiempo  se  construyeron  en  el  Golfo  mu- 
chas piraguas  y  canoas,  dice  el  guardián  Castillo  en  informe  da- 
do sobre  esta  materia  en  16  de  agosto  de  1721.  Otro,  de  ios  ofi- 
ciales realesMuñoz  y  Cortez,  de  1"  de  junio  de  726,  pondera  los  gas- 
tos hechos  en  la  armadilla  que  se  fabricó  para  la  exploración  del 
enemigo  zambo  de  la  isla  de  mos(|  uitos. 

Comenzando  por  dar  alguna  idea  de  esta  nación,  escribe  el 


458  CAPÍTULO  LXIX. 

mismo  Castilllo.  El  número  de  hombres  de  armas,  sin  muchachos 
ni  mugeres  es  de  800  poco  mas  ó  menos,  esto  es  de  zambos  mos- 
quitos, y  demás  de  estos  ay  como  300  hombres  de  yarias  calida- 
des, los  mas  son  negros  y  mulatos  prisioneros,  ó  que  mal  hallados 
con  sus  amos  se  han  refugiado  allí,  y  uno  ú  otro  español,  francés, 
ó  ingles,  que  son  pocos,  y  de  ellos  hacen  poco  caso  los  mosqui- 
tos, y  aunque  los  llevan  en  su  ayuda  se  dedignan  gobernarse  por 
ellos.  Entre  renglones  está  en  este  manuscrito  una  nota  de  lo  con- 
trario. 

Tienen  dichos  zambos  á  uno  que  llaman  su  rey,  el  cual  en 
dia  de  festejo  viste  á  lo  español  con  peluca:  en  los  demás  dias 
solo  lleva  un  casacon  y  una  banda,  sin  camisa  ni  calzones.  La 
obediencia  que  le  tienen  es  casi  ninguna.  Las  determinaciones  de 
guerra,  y  para  salir  á  robar  y  saquear  se  toman  entre  los  principa- 
les. La  insignia  de  este  rey  es  un  bastón,  que  le  ha  dado  el  go- 
bernador de  Jamayca.  Hay  ocho  dias  de  navegación  á  esta  isla, 
á  donde  van  á  vender  indios,  que  cogen  en  Talamanca,  y  toda  la 
costa  de  Trujillo  hasta  Campeche:  los  cuales  venden  por  escope- 
tas, pólvora,  balas  lanzas,  y  demás.  Son  diestrísimos  en  las  armas, 
porque  no  tienen  otro  oficio,  que  tirar  blancos,  cazar  animales. 
Muestra  de  que  los  indígenas  de  Guatemala  conocieron  el  uso  de 
ellas  antes  de  los  chunchos  del  Perú. 

Demás  de  dichos  zambos  y  advenedizos  ay  también  como  600 
de  la  nación  paya:  los  cuales  solo  están  divididos  por  el  rio  que 
llaman  tinto.  Están  las  poblazones  de  los  unos  y  los  otros  á  la 
orilla  del  agua  de  la  mar.  Los  payas  por  la  inmediación  y  trato 
con  los  zambos  están  ya  diestros  en  las  armas  de  fuego,  y  ma- 
nijan también  otras,  como  son  lanzas,  espadas  y  demás.  Aunque 
no  hacen  un  cuerpo  los  unos  con  los  otros,  se  ayudan  y  convidan, 
cuando  se  ofrece. 

De  los  800  zambos,  solo  500  tienen  fusiles  ó  escopetas,  porque 
como  cada  escopeta  que  compran  de  los  ingleses  corsantes  ó  pi- 
ratas, ó  de  Jamayca  les  cuesta  un  indio,  de  los  que  cogen  ya  en 
Campeche,  ya  en  Talamanca,  o  ya  en  los  pueblos  de  los  obispa- 
dos de  Honduras  y  Nicaragua,  y  no  todos  participan  de  su  pi- 
llage,  no  todos  tienen  con  que  comprar  escopetas.  A  que  se  llega 
el  que  como  dichos  zambos  no  tienen  fraguas  ni  herreros,  la  esco- 
peta que  una  vez  se  descompuso,  descompuesta  se  queda  para 
siempre.  Y  aunque  van  á  Jamayca  á  componer  algunas,  pagan- 


ZAMBOS    MOSQUITOS.  -159 

do  al  herrero  en  concha  de  carey,  ó  algodón,  ni  todos  tienen  con 
que  componer  sus  escopetas,  ni  van  todos  á  Jamayca.  La  prue- 
ba es  que  cuando  salieron  30  zambos  á  saquear  el  pueblo  de  la 
Candelaria  junto  á  san  Pedro  Zula,  solo  cinco  ó  seis  traían  es- 
copetas; lo  mismo  cuando  salieron  y  cogieron  una  porción  de  mu- 
geres  y  niños  españoles  en  las  haciendas  de  la  Segovia  del  obis- 
pado de  Nicaragua. 

Tienen  también,  continúa  Castillo  como  25  pedreros,  de  los  cua- 
les algunos  usan  en  sus  piraguas,  y  los  mas  tienen  en  el  parage 
principal  para  su  defensa.  Tienen  también  dos  piezas  de  artille- 
ría puestas  á  la  boca  del  rio  tinto,  donde  está  la  principal  entra- 
da á  su  sitio  y  poblazones.  Y  en  cuanto  á  la  pólvora  y  balas,  me 
aseguraron  dichos  prácticos  todos,  que  es  poca  su  provisión,  aun- 
que nunca  les  falta,  porque  los  ingleses  de  Jamayca  corsantes  ó 
piratas,  que  son  los  que  se  la  venden,  son  muy  tiranos  con  ellos. 
Y  como  dichos  zambos  no  tienen  ni  usan  plata,  sino  indios,  ca- 
rey, algodón  y  bastimentos  de  mais,  yuca  y  plátanos,  es  mucho 
lo  que  los  ingleses  les  piden  por  una  poca  pólvora  que  les  dan. 

No  tienen  en  toda  esta  costa  pueblo  alguno  formado,  porque 
viven  en  porcioncillas  de  4  á  6  casas  á  trechos  distantes,  y  la  ma- 
yor porción  está  en  una  punta  de  tierra  firme,  que  entra  en  el 
mar,  y  viene  á  ser  península:  la  cual  tiene  por  un  lado  el  rio  tinto, 
que  desde  allí  comienza  á  entrar  á  la  mar,  y  por  el  otro,  otro  rio, 
que  también  desde  allí  comienza  á  entrar  en  ella.  Tiene  la  pe- 
nínsula una  legua  de  ancho,  y  tres  ó  cuatro  de  largo,  sin  los  islo- 
tes cercanos  despoblados,  que  solo  sirven  á  los  muchachos  para 
ir  á  jugar  y  pescar. 

Entre  las  naciones  que  pueblan  las  montañas  tierra  adentro 
por  la  parte  de  la  Tegusgalpa  hacia  Yoroy  Olancho  existen  tres; 
de  las  cuales  una  tendrá  mil  almas,  otras  1200,  y  otra  como  6000, 
de  que  proceden  los  que  habitan  las  orillas  de  la  mar,  y  comu- 
nican con  ellos,  y  como  también  tienen  comercio  con  los  cristia- 
nos del  obispado  de  Honduras,  toman  de  ellos  noticia  de  lo  que 
se  dispone  en  (luatcmala  contra  los  habitantes  de  la  orilla  de  la 
mar,  y  les  dan  relación  de  todo,  con  que  no  están  ignorantes  de 
nada.  Yo  estuve,  dice  este  escritor,  en  casa  del  gobernador  Esco- 
to, hacendado,  descendiente  de  otro  Escoto,  que  fomentó  estas  mi- 
siones el  siglo  pasado,  y  él  y  su  hermano  son  de  sangre  noble, 
y  lian  hecho  crecidos  gastos  en  sostenerlas,  dan  auxilios  á  los  sa- 


^60  CAPÍTULO  LXIX. 

cerdotes,  que  llegan;  pero  faltando  las  ayudas  de  costa,  no  pue- 
den distraer  de  sus  trabajos  á  los  mulatos  que  les  escoltarían  de 
buena  gana. 

Pasando  ya  á  tratarde  los  medios  para  el  exterminio,  sea  lo  pri- 
mero, continúa,  que  en  todo  el  distrito  de  esta  capitanía  general  de 
Guatemala,  aunque  tienen  varios  puertos  de  mar,  no  ay  balandras, 
bergantines,  botes,  fragatas,  ni  chalupas,  ni  de  nuestro  católico 
rey,  ni  de  particular  alguno,  y  lo  mas  que  ay  es  tal  cual  canoa 
ó  piragua,  y  ponerse  á  fabricarlas  de  cuenta  de  S.  M.  es  gastar 
el  dinero  en  vano.  Llégase  á  esto,  que  ni  en  esta  ciudad  de  Gua- 
temala, ni  en  todo  el  reyno  ay  gente  marítima,  y  solo  se  hallan 
tal  cual  mulato  en  el  obispado  de  Comayagua  de  San  Pedro  Zula, 
Yoro,  y  Trujillo,  que  esté  acostumbrado  á  andar  en  la  mar;  pe- 
ro todos  los  demás  solo  entienden  de  mercancías,  ingenios  de  a- 
zúcar,  y  haciendas  de  ganado,  y  aunque  muestren  buen  ánimo  el 
mareo  los  postra. 

Así  sucedió  en  la  galeota  que  se  fabricó  para  este  fin  en  la 
laguna  de  Granada  á  expensas  de  S.  M,  y  esfuerzos  del  señor 
obispo  Garret,  que  habiendo  salido  á  la  mar  los  españoles  y  mu- 
latos con  su  cabo,  descubrieron  una  canoa  de  zambos  y  mosqui- 
tos, y  estando  á  tiro  de  pedrero,  fueron  tan  gallinas,  que  ni  aco- 
metieron, ni  dispararon  una  arma,  ni  hicieron  movimiento  algu- 
no, hasta  que  advirtiendo  el  zambo  mosquito  la  gente  y  armas  de 
la  Galeota,  temió  solo  de  verlos,  y  se  fué  desviando  poco  á  poco, 
hasta  que  estando  ya  en  distancia  segura,  se  puso  dicho  zambo 
mosquito  á  hacer  burla  y  mofa  de  los  de  la  Galeota,  y  se  fué  sin 
que  le  hiciera  daño,  ni  le  siguieran.  Lo  mismo  sucedió  con  las 
canoas,  que  á  costa  de  S.  M.  se  fabricaron  ahora  cuatro  ó  seis  a- 
ños  junto  al  Castillo  del  Golfo,  en  que  se  gastaron  muchos  mi- 
llares de  pesos  á  S.  M.  sin  provecho,  y  todo  paró  en  humo.  Y 
así,  señor,  no  sirve,  no  sirve  para  la  mar  la  gente  de  este  rey- 
no  de  Guatemala.  Una  exposición  á  la  audiencia  del  ayuntamien- 
to de  la  ciudad  de  Granada  de  14  de  abril  de  716,  dice  que  fue- 
ron una  galeota  y  tres  piraguas. 

He  aquí  lo  que  se  dice  en  esta  época  entre  otras  cosas  de  la 
gente  de  Granada,  de  la  opulenta  y  marítima  ciudad  de  Granada, 
que  en  634  y  638  enviando  innumerables  fragatas  á  Portobelo,  no 
es  capaz  á  los  90  años  de  enviar  una  galeota  al  mosquito.  Todo 
ha  sido  efecto,  así  de  las  restricciones  en  la  navegación,  como  de 


ZAMBOS    MOSQUITOS.  461 

haber  ellas  terminado  en  su  abolición  total,  que  acabó  junto  con  el 
siglo  hasta  con  la  gente  de  mar  en  todo  el  reyno,  según  se  ha  ob- 
servado. 

El  autor  del  informe  calcula  500  fusiles  á  800  zambos,  y  nin- 
guno computa  á  los  600  payas,  de  que  se  olvida,  sin  duda  facili- 
tando la  expedición.  De  aquí  es  que  sigue  diciendo.  Supuesto 
pues  que  no  ay  embarcaciones,  ni  gente  marítima,  mi  dictamen 
y  el  de  todos  los  prácticos  es  que  para  esta  función  recurra  U.  S. 
á  Campeche,  á  la  Trinidad,  y  si  fuere  necesario  también  á  Porto- 
belo,  para  que  los  corsantes  de  dichos  puertos,  dándoles  su  suel- 
do ó  ayuda  de  costa,  vengan  con  embarcaciones  competentes  á  di- 
cha costa  de  mosquitos,  y  ayudándoles  con  todo  lo  necesario  des- 
de los  puertos  deUlíia  y  Trujillo,  hagan  la  función  tomando  tier- 
ra en  dicha  península,  formen  desde  luego  allí  un  fuerte  de  es- 
tacas, y  cojan  todas  las  piraguas  que  tienen  los  mosquitos  en  las 
riberas  y  en  los  rios.  Luego  conducidos  600  hombres  con  víveres 
y  armas  de  Tequegua,  Tiuma  y  Santiago,  que  están  en  la  orilla  del 
rio  de  Ulúa,  penetren  la  tierra  adentro,  donde  formarán  otro  fuer- 
te, se  distribuyan  en  porciones  de  ciento  en  ciento  á  cojer  los  in- 
dios, y  destruir  sus  milpas,  yucales,  platanales,  árboles  frutíferos, 
y  cuanto  hubiere  y  tuvieren.  Desde  luego  todos  los  prisioneros  y 
mulatos,  que  muchos  ay  mal  contentos,  han  de  buscar  el  real,  y 
hallando  cuartel,  ayudarán  á  inducir  á  los  indios  á  buscar  refugio 
en  él,  lo  que  harán  no  hallando  ya  que  comer,  y  no  haciéndoles 
daño  alguno,  cargar  con  todos,  y  trasportarlos  á  países  distantes 
de  la  costa  opuesta,  ó  á  Filipinas. 

Gonzalo  Pizarro,  al  disponer  una  armada  en  el  sur  con  qué 
llevar  á  cabo  su  rebelión  en  el  Perú,  dijo:  que  era  menester  ser 
dueño  del  agua,  para  serlo  de  la  tierra;  pero  Guatemala  no  pare- 
ció poseída  de  esta  persuacion,  ni  que  renunciase  este  dominio, 
al  avenirse,  andando  el  tiempo,  á  ser  privada  de  su  marina.  Ella 
ciertamente  no  volvió  á  ver  los  navios  que  armaron  Alvarado, 
Quiñonez  y  Valverde,  ni  el  tercer  siglo  de  su  colonización  halló 
es  bueno  repetirlo,  rastro  alguno,  de  las  armadas  salidas  de  sus 
puertos,  durante  el  primero,  tanto  al  sur  como  al  norte  del  pa- 
cífico. Frustrada  asimismo  la  colonización  del  país  ocupado,  tan 
necesaria  para  su  custodia  y  conservación,  toda\ia  se  empleó  en 
el  siglo  segundo,  como  un  medio  á  propósito  para  el  mismo  íiii 
la  despoblación  de  él,  y  transporte  de  sus  habitantes.  Habia  echa- 
TüM.  2.  (22) 


462  CAPÍTULO   LXX. 

do  honda  raiz  en  el  territorio  una  semejante  institución,  y  ya  se 
destinaba  á  los  venturosos  moradores  del  Cariay,  como  america- 
nos, al  fin  procedentes  del  Asia,  su  retorno  á  aquel  continente 
en  Filipinas,  siguiendo  el  impulso  de  la  repoblación  del  mundo  de 
oriente  á  poniente. 

Lacayo  en  su  representación  de  759,  dice.  Son  mui  diestros 
en  el  manejo  de  las  armas,  por  haberlos  instruido  en  su  uso  los 
ingleses:  insignes  en  la  pesca  y  navegación:  bárbaros  en  sus  cos- 
tumbres, esclavizan  á  los  prisioneros,  y  los  venden  á  los  de  Ja- 
mayca:  su  comercio  lo  hacen  con  piraguas,  que  fabrican  de  una 
pieza:  profesan  ojeriza  á  los  españoles,  por  haberles  imbuido  los 
ingleses,  en  que  hacen  esclavos,  obligan  á  pagar  tributo,  y  á  tra- 
bajar en  las  minas  á  los  indios  vasallos  de  V.  M,  y  que  en  ellos  si 
prestasen  obediencia,  ejecutarían  lo  mismo.  Les  han  impresiona- 
do, en  que  los  defenderán,  siempre  que  se  intente  su  reducción, 
y  manejarlos  sin  rigor,  dejándolos  en  el  libre  uso  de  su  secta  y 
costumbres,  y  que  reconozcan  al  cacique  por  su  legítimo  señor. 


CAPÍTULO  70. 

Hoistilitlad  tie  los  zaniliois  mosquitois. 

El  autor  de  la  representación  que  va  citada,  hablando  con 
respecto  á  Nicaragua,  decia.  No  puedo  referir  sin  dolor  las  hos- 
tilidades é  invasiones,  que  ha  experimentado  esta  provincia  en 
este  siglo  por  los  indios  zambos  mosquitos,  por  sí  en  tiempo  de 
paz,  y  tripulados  con  ingleses  en  el  de  guerra:  por  el  año  de 
709  y  710  saquearon  por  tres  veces  el  partido  de  los  chontales, 
robando  y  talandQ  sus  haciendas,  y  llevándose  diferentes  fami- 
lias prisioneras. 

El  gobernador  Haya,  en  su  informe  del  valle  y  barras  de  Ma- 
tina  en  Costa-Rica  el  año  de  1719,  dice:  no  embargante  las  centi- 
nelas expresadas  han  hostilizado  diferentes  veces  el  referido  valle 
los  enemigos  zambos  mosquitos,  llevándose  las  cosechas  de  ca- 
cao, los  esclavos,  que  los  vecinos  tienen  al  cultivo  de  las  hacien- 
das y  muchas  personas  libres  de  color,  vendiéndolas  por  esclavos 
en  las  colonias  de  Jamayca,  Curazao  y  en  otras  poblazones,  que 


ZAMBOS   MOSQUITOS.  >l  G5 

tieiven  en  esta  comarca.  En  la  Gazeta  mensual  de  Guatemala  de 
noviembre  de  729,  se  refiere  que  los  zambos  habian  hecbo  algu- 
nos prisioneros  en  la  costa  de  Honduras.  En  la  de  febrero  de  7  30, 
numerándose  las  doctrinas  que  eran  á  cargo  'de  la  orden  de  San 
Francisco,  se  dá  el  estado,  sin  contar  dice  con  otras  que  tiene  en 
las  reducciones  de  indios  infieles  de  las  bárbaras  provincias  de  Ji- 
caque, Payas,  Pakaka,  y  Pantasma donde  apostólicamente  emplea- 
dos viven  mucbos  religiosos  al  arbitrio  de  sus  bárbaros  habita- 
dores. Aunque  esto  debe  haber  sido  de  tiempo  en  tiempo,  según 
sentencia  de  la  audiencia  de  16  de  mayo  de  763. 

La  de  abril  dice.  El  dia  9  convocó  el  M.  ilustre  señor  presi- 
dente junta  de  guerra,  y  en  ella  se  leyeron  las  cartas  de  los  go- 
bernadores de  Nicaragua,  Honduras  y  Costa-Rica,  y  los  autos  que 
siguió  este  en  Cartago  sobre  las  declaraciones  de  los  indios  del 
pueblo  de  Chiriquí,  que  estuvieron  prisioneros  en  poder  <le  los 
bárbaros  mosquitos,  y  ahora  lograron  hacer  fuga;  los  tíñales  de- 
claran, que  muerto  el  año  pasado  de  29  Anibel,  que  se  llamaba  reí 
de  estos  bárbaros,  ocupé  el  trono  su  hijo  Beltran,  de  que  nació  en- 
tre ellos  una  civil  guerra,  negando  al  nuevo  rei  la  obediencia  los 
avitadores  del  pueblo  <de  Carate,  seguidos  de  otros  muchos  de  a- 
quella  bárbara  nación,  que  no  conoce  mas  ley  que  su  albedrío, 
ni  tiene  mas  riqueza,  que  la  que  adquiere  el  robo,  y  algún  comer- 
cio que  tiene  de  los  frutos,  que  lleva  su  pais  con  los  ingleses, 
de  quienes  adquieren  la  pólvora  y  armas  de  fuego,  con  que  in 
festan  nuestras  costas,  y  saquean  nuestros  pueblos,  llevándose  la 
gente:  de  la  cual  los  hombres  venden  por  esclavos  á  los  ingleses, 
y  las  fnugeres,  que  es  su  mas  apreciable  robo,  aplican  á  su  tori^c 
uso,  aziéndolas  á  todos  comunes. 

No  profesan  religión  alguna,  ni  en  sus  poblazones  se  encuen- 
tra algiui  venerado  umbral,  que  avise  adorarse  dentro  alguna 
deidad:  hablan  una  confusa  mezcla  de  lenguas;  pero  la  mas  co- 
mún oy  es  la  inglesa,  que  han  adquirido  de  aquellos  ingleses  fa- 
cinerosos, que  continuamente  se  les  agreiian  de  las  colonias  que 
esta  nación  tiene  en  la  mar  del  norte:  tienen  gran  número  de  pi- 
raguas de  guerra,  y  algunas  galeotas  con  que  invaden  nuestras 
costas,  y  ha  crecido  tanto  su  osadía,  qiu»  turban  ya  el  sosiego  de 
todas  ellas,  y  ahora  declaran  los  fu^^Mtivos,  ((ue  dirimida  la  civil 
discordia,  y  asegurado  IJeltran  en  el  trono,  aprestaba  un  gran 
-armamento  de  piraguas  y  galeotas,  cuyo   destino  ignoraban;  de 


464  CAPÍTULO  LXX. 

que  receloso  el  gobernador  de  Costa-Rica  sea  invadido  el  pueblo 
de  Malina  por  haberlo  tenido  bloqueado  el  año  pasado  los  bár- 
baros, consulta  algunas  prevenciones  para  su  seguridad,  sobre  que 
determinó  la  junta,  la  remisión  de  pólvora  que  se  necesita,  y  algu- 
nas órdenes  que  expidió  el  señor  presidente  á  los  gobernadores  de 
las  otras  provincias,  para  su  resguardo. 

He  aquí  un  pueblo  rebelado  y  rival  de  Guatemala,  provisto  de 
embarcaciones  de  que  ésta  carece,  y  á  quien  nada  falta  para  trafi- 
car el  mar  de  las  Antillas:  él  gira  un  comercio  recíproco  con  in- 
gleses, y  ademas  de  poderlo  resguardar,  toma  la  actitud  de  inva- 
dir y  atacar  el  reyno  de  Guatemala  en  todas  sus  costas  del  norte: 
con  lo  cual  se  sobrepone  y  subroga  á  él;  pues  no  son  ya  Guate- 
mala ni  Honduras  las  que  envían  una  embarcación  á  la  isla  de  Cu- 
ba: tampoco  Nicaragua  ni  Costa-Rica  las  que  atraviesan  el  mar, 
para  remitir  sus  frutos  á  Portobelo  y  Cartagena.  Mosquitos  es  a- 
hora  quien  recorre  las  costas  desde  Campeche  hasta  Portobelo,  él 
quien  conduce  sus  frutos  á  la  isla  de  Jamaica,  y  Mosquitos  en  fin  el 
que  bloquea  los  puertos  de  Guatemala.  Así  es  que  esta  tribu  indí- 
gena merece  un  lugar  distinguido  entre  las  de  su  clase,  y  si  cede  la 
primacía  en  el  uso  de  las  armas  de  fuego  á  los  valientes  iroque- 
ses  y  apalaches  del  norte,  á  veces  vencedores  y  aliados  de  los  in- 
gleses americanos,  ella  se  reserva  la  de  haber  armado  el  primero 
una  escuadra  en  el  océano,  de  que  fueron  pasivos  y  temerosos  es- 
pectadores los  españoles  guatemalanos. 

Llegando  la  misma  Gazeta  al  artículo  de  Puerto  Caballos,  di- 
ce: en  este  puerto  se  mantienen  acuarteladas  las  milicias  de  él,  de 
orden  del  gobernador  de  Honduras,  recelando  la  invasión  de  los 
bárbaros  mosquitos,  y  lo  mismo  se  practica  en  Trujillo,  en  San 
Pedro  Zula,  y  toda  la  costa.  En  la  de  mayo  del  mismo  año  730 
se  lee  lo  siguiente.  El  dia  1 1  convocó  el  M.  ilustre  señor  presiden- 
te junta  de  guerra,  y  en  ella  se  leyeron  las  cartas  del  goberna- 
dor de  Honduras  y  del  alcalde  mayor  de  Tegucigalpa,  quienes 
avisan  la  intempestiva,  cuanto  irremediable  invasión,  que  los  bár- 
baros mosquitos  ejecutaron  el  dia  30  de  abril  en  el  valle  de  Olan- 
cho,  llevándose  36  personas;  y  aunque  el  gobernador  consulta  en- 
trar á  sangre  y  fuego  en  la  montaña  de  los  indios  chatos,  de  quie- 
nes entraron  auxiliados  los  mosquitos,  en  número  bien  crecido, 
determinó  la  junta  negar  al  gobernador  esta  Ucencia  hasta  nueva 
orden,  que  se  dará,  en  viniendo  ciertos  informes,  que  se  esperan 


It 


ZAMBOS   MOSQTITOS.  -i  65 

de  Coraayagiia,  y  ahora  se  dieron  algunas  providencias,  que  pa- 
decieron convenientes  al  resguardo  de  este  valle  y  su  comarca.  Las 
i^'tas  de  Gomayagua  llegaron,  y  noticia  que  el  número  fué  de 
180  m  cuatro  compañías  comandadas  por  los  ingleses,  y  que 
aunque  el  teniente  de  gobernador  de  Olancho  hizo  gente  y  mar- 
chó en  su  alcance,  no  logró  el  rescate  de  los  prisioneros,  sino  so- 
lo los  deudos  el  de  una  española  por  cien  pesos. 

Lacayo,  en  su  representación  de  759,  dice.  De  esta  alianza  ha 
provenido  la  osadía  con  que  estos  bárbaros  saquean  continuamen- 
te los  pueblos  vecinos  matando  á  sus  moradores,  llevándose  las 
mugeres,  profanando  los  templos,  cometiendo  los  demás  absur- 
dos que  les  dicta  su  fiereza,  con  los  cuales  obligan  á  sus  natura- 
les, á  que  abandonen  sus  casas  y  haciendas. 

Hace  mención  este  escritor,  que  don  Pedro  Truco,  encargado 
del  mariscal  de  campo  don  Alonso  de  Heredia  en  el  tiempo  que  fué 
gobernador  de  Honduras  y  INicaragua,  desalojó  á  los  indios  zam- 
bos del  pueblo  de  Sonaguera,  de  que  tripulados  con  ingleses  se 
hablan  apoderado  por  el  año  de  747.  No  son  menores,  añade, 
las  hostilidades  experimentadas  en  otros  parages,  especialmente 
en  el  valle  de  Matina,  mui  conocido  por  el  cacao  tan  exquisito  que 
produce,  numerándose  en  él  ciento  cuarenta  y  dos  haciendas  de 
este  fruto,  situadas  sobre  las  orillas  de  los  rios  Barbilla  y  Car- 
pintero. Para  la  conservación  y  defensa  de  éstas  se  erigió  un  for- 
tín, con  el  nombre  de  San  Fernando,  en  la  boca  del  segundo, 
que  los  ingleses  mezclados  con  los  indios  demolieron  en  el  año 
de  747.  Por  el  año  de  740  invadieron  los  pueblos  de  Comalapa  y 
Boaco,  que  desampararon  sus  moradores:  al  de  Muimui  y  Xino- 
tega  por  cuatro  ocasiones,  llevándose  muchas  familias  robadas:  al 
de  Lovaga  por  el  de  7G0,  y  diferentes  otros  pueblos,  villas,  y  lu- 
gares. 

El  ingeniero  don  Luis  Dies  Navarro  en  informe  de  31  de  ma- 
yo de  1745  escribe.  Por  el  año  pasado  de  1743  sacaron  del  pue- 
blo de  Xinotega,  en  el  partido  de  Matagalpa  cuarenta  mugeres  y 
niños,  cuya  entrada  hicieron  cien  indios  mosíjuitos  y  cuatro  ó 
cinco  ingleses:  y  aunque  el  corregidor,  que  entonces  era  les  sa- 
lió al  encuentro  con  mas  de  trescientos  hombres  armados,  y  les 
cortó  el  paso  en  un  rio,  con  todo  no  se  atrevió  á  embestir.  Mas  a- 
delante  añade:  en  la  provincia  de  Nueva-Segovia  varias  veces  han 
salido  y  saqueado  la  ciudíid  de  Segovia,  que  es  cabecera  de  ella, 


-166  CAPÍTULO   LXX. 

obligando  á  sus  moradores  á  qiíe  muden  «u  situadon  á  diferen- 
tes parages  por  tres  veces.  Juarros  dice  á  tres  diferentes  pBrages. 
Hasta  el  río  de  esta  citidnd  parece  haber  mudado  de  posición  pues 
el  uso  antiguo  además  de  darle  este  origen  y  denominación,  lo  hace 
divisorio  de  las  provincias  de  Honduras  y  Nicaragua,  conservando 
en  su  desembocadura  en  el  cabo  de  Gracias  el  nombre  de  Yare, 
donde  antes  estuvo  el  puerto  y  villa  de  Natividad:  lo  mismo  se  ad- 
vierte en  el  mapa  de  Jauregui  de  la  capitanía  general;  y  en  carta 
de  1826  aun  conservad  rio  este  sitio:  pero  en  otra  de  1850  ya  se 
interna  en  esta  última  provincia,  y  lleva  su  desembocadura  al  la- 
go de  Blufiels,  junto  á  la  de  San  Juan. 

Don  Félix  Francisco  Bejarano,  gobernador  de  Veragua,  en  infor- 
me de  15  de  setiembre  de  775,  escribe:  los  indios  infieles  ca- 
vecaras,  vireitas  y  nortes-terrabas,  que  ocupan  el  centro  de  la 
montaña  de  Talamanca  han  recibido  grandes  daños  de  dichos  zam- 
bos mosquitos,  quienes  hicieron  prisioneros  todos  los  indios  que 
avitaban  en  las  Bocas  del  toro,  y  por  esta  razón  se  llamaban  Bo- 
ca-toros de  la  misma  casta  y  nación  de  los  nortes-terrabas,  cuyo 
número  ascendía  á  mil  personas,  que  se  llevaron  á  poder  de  in- 
gleses, quedando  toda  la  costa  sin  indio  alguno;  por  cuya  razón 
dicho  zambo  mosquito  se  introduce  por  las  referidas  Bocas  del  to- 
ro y  rio  de  la  Estrella,  internándose  á  la  montaña,  en  donde  sue- 
le hacer  prisioneros  los  indios,  que  puede,  de  dichas  naciones,  por 
lo  que  éstos  se  han  retirado  al  centro  de  la  montaña  1 5  dias  de 
■camino  de  las  playas  de  norte.  El  mal  se  extendió  á  mas,  llegan- 
do al  vireynato  de  Nueva  Granada,  porque  el  mismo  escritor  men- 
ciona el  perjuicio  que  han  causado  en  Tierra-firme  por  toda  la 
-costa  de  Veragua  hasta  Portobelo,  llevándose  prisioneros  infini- 
dad de  indios  no  solo  infieles,  sino  también  tributarios. 

Alcedo,  hablando  de  mosquitos,  dice:  los  españoles  no  tienen 
establecimiento,  ni  población  alguna  en  este  pais,  porque  los  na- 
turales conservan  tanta  aversión  á  éstos,  que  con  facilidad  hacen 
amistad  con  los  extrangeros,  especialmente  con  los  ingleses,  que 
son  los  que  mas  frecuentan  sus  costas,  para  hacerles  extorsiones: 
son  excelentes  pescadores,  y  se  ejercitan  en  la  pesca  dd  manatí,  ó 
vaca  marina,  y  con  frecuencia  van  á  Jamayca  en  las  embarcacio- 
nes inglesas.  El  duque  de  Abemarie,  siendo  gobernador  de  esta 
provincia,  admitió  á  los  indios  mosquitos  bajo  la  pi'oteccion  de  In- 
glaterra, y  su  príncipe  recibió  especial  comisión:  después  que  mu- 


ZAMBOS   MOSQUITOS.  467 

rió  éste  pasó  su  heredero  á  Jamayea  á  revalidar  el  tratado,  pero  sus 
vasallos  no  quisieron  reconocerle.  Los  ingleses  han  proyectado  va- 
rias veces  establecer  allí  una  colonia.  El  pirata  Guillermo  Dam- 
pierre,  hablando  de  estos  indios  dice,  que  tienen  la  vista  tan  pers- 
picaz, que  distinguen  las  embarcaciones  á  mucha  mayor  distancia 
que  los  europeos.  Su  destreza  es  tal,  que  con  sola  una  barita,  co- 
mo la  baqueta  de  un  fusil  paran  todos  los  golpes,  seguros  de  que 
les  toque  ninguno,  si  no  se  quiebra. 

El  propio  escritor,  hablando  del  rio  de  San  Juan,  dice:  por  él 
navegan  unas  chatas  del  tamaño  de  las  balandras  y  canoas  muy 
grandes  cargadas  de  sebo  y  otros  efectos,  que  llevan  á  Portobelo 
distante  80  leguas,  y  en  tiempo  de  galeones  conducían  ropas  y 
mercaderías  con  permiso  para  el  abasto  de  la  provincia,  no  sin 
evidente  riesgo  de  los  enemigos  zambos  mosquitos  que  continua- 
mente hacen  hostilidades  en  ella,  y  en  la  costa  de  Honduras  por 
estar  poblados  en  varias  islas  inmediatas:  las  embarcaciones  re- 
feridas hacen  el  viage  con  la  pensión  de  descargar  en  tres  parages 
ó  raudales  que  hay  por  donde  no  pueden  pasar  cargadas. 

En  uno  de  éstos,  sigue  diciendo,  está  situado  el  castillo  de  nues- 
tra Señora  de  la  Concepción  sobre  una  montaña  de  peña  viva,  y 
aunque  no  es  muy  grande,  basta  para  impedir  el  paso  y  subida 
del  rio  á  los  enemigos.  Está  guarnecido  de  36  cañones,  y  tiene  un 
caballero  muy  bien  construido,  desde  donde  aunque  se  tome  la 
fortaleza  pueden  los  que  lo  ocupen  hacer  que  lo  desalojen:  á  la 
lengua  del  agua  tiene  una  plata-forma  con  G  cañones:  á  la  par- 
te de  tierra  lo  defiende  el  foso  y  estacada  que  lo  rodea  hasta  el 
rio.  Ordinariamente  lo  guarnecen  cien  hombres,  ademas  1(>  ar- 
tilleros, un  condestable,  40  mosqueteros,  castellano  ó  gobenia- 
dor,  capellán,  teniente  y  20  milicianos  para  el  manejo  de  los  cham- 
panes ó  barcos,  de  que  todas  las  noches  hay  dos  apostados  de 
guardia  rio  arriba  y  rio  abajo  y  18  esclavos  entre  hombres  y  rau- 
geres  forzados  para  el  servicio  de  la  guarnición,  que  es  asistida 
de  mais,  carnes,  legumbres,  gallinas  y  otras  cosas  de  la  ciudatl 
de  Granada  distante GO  leguas,  y  siempre  tiene  víveres  pai-a  6  me- 
ses. 

El  temperamento  es  mui  enfermiso,  porque  continuamente  llue- 
ve allí,  y  cada  dos  años,  ó  antes  si  lo  pide  el  castellano  se  reclu- 
ta en  la  capital  de  Guatemala  una  compañía  de  50  hombres  pa- 
ra reemplazo  de  los  que  mueren,  y  mientras  tiene  obligación  el  go- 


AGS  CAP.  LXX. ZAMBOS    MOSQUITOS. 

bernador  de  la  provincia  de  remitir  con  puntualidad  la  gente  que 
se  le  pida. 

Este  castillo  se  llama  el  antemural  de  los  reynos  de  Nueva-Es- 
paña y  del  Perú,  porque  introducidos  los  enemigos  por  este  rio, 
como  ha  sucedido  dos  veces  con  los  piratas  Francisco  Lolonois,  y 
Juan  Morgan,  podran  ir  ocupando  la  Nueva-España,  y  estable- 
cidos en  el  Puerto  del  Realejo,  que  dista  30  leguas  de  la  ciudad 
de  Granada,  hacerse  dueños  de  la  mar  del  sur,  y  construir  em- 
barcaciones con  las  excelentes  maderas  que  hay  para  ello;  por  cu- 
yo motivo  se  ha  tenido  siempre  especial  cuidado  con  esta  forta- 
leza. 

El  presidente  Mayorga,  en  consulta  de  30  de  octubre  de  773, 
muestra  que  continuaban  en  este  tiempo  las  invasiones  é  insultos 
de  los  zambos  mosquitos:  pues  recibe  aviso  del  comandante  de  0- 
moa,  que  habiendo  éstos  llegado  á  la  boca  del  rio  de  Ulúa  don- 
de estaba  una  vigía  nuestra  de  cuatro  indios  tributarios,  matando 
uno  y  llevando  prisioneros  los  tres  restantes,  salió  armada  la  pira- 
gua Sta.  Rosalía  á  cargo  del  piloto  don  Joseph  Antonio  Martínez 
con  veinte  hombres  de  tripulación,  que  siguiendo  su  rumbo  costa  á 
costa  á  Ulúa,  puerto  de  Sal,  y  Triunfo  de  la  Cruz  sin  encontrar  na- 
da, prosiguiendo  á  la  barra  del  rio  de  Lean,  vio  dice,  cuatro  casas 
ó  ranchos,  y  en  ellos  cosa  de  25  á  30  hombres,  no  pudiendo  dis- 
tinguir, si  eran  zambos  ó  ingleses,  y  hubo  de  parte  á  parte  un 
vivo  fuego  que  empezaron  los  contrarios,  empeñándose  la  pira- 
gua á  la  entrada  del  rio  donde  baró;  y  habiendo  hecho  huir  a- 
quella  gente  descuadernada  en  una  piragua  y  un  bote,  en  que  le 
parece  embarcaron  tercios,  siguió  el  resto  de  seis  ú  ocho  hombres, 
que  quedaron  en  las  casas  haciendo  mucho  fuego  á  los  nuestros 
al  abrigo  de  troncos  y  árboles,  matando  al  patrón  Pedro  Mártir 
de  un  balazo,  y  se  retiró  Martínez  ya  escaso  de  municiones,  y  por 
no  ser  á  propósito  la  piragua  para  dar  caza,  pareciéndole  haber 
hecho  destrozo  en  los  contrarios. 


h 


469 

CAPÍTULO  71. 

Goliematloreis  de  lais  provincias* 


No  por  faltar  noticia  de  todos  los  gobernadores  de  las  pro- 
vincias, se  ha  de  suprimir  la  que  ha  ocurrido  de  algunos  en  ca- 
da una  de  ellas.  Comencemos  por  la  de 

Costa-rica. 

1560  Francisco  Vázquez:  provisto  por  el  rey  para  reducir  los 
indios  Chomes,  en  la  parte  de  Veragua,  entonces  provincia  de  Nue- 
va Cartago,  según  la  cédula  de  que  se  ha  hecho  mérito  de  18  de 
julio  de  1560  art.  12. 

1563  Juan  Vázquez  de  Coronado;  según  lo  expuesto  acerca 
del  establecimiento  de  corregidores. 

1569  Perafan  de  Ribera,  nombrado  por  el  rey,  según  cédula 
de  15  de  agosto  de  este  año,  que  dice:  nos  proveymos  y  nombra- 
mos por  nuestro  gobernador  de  la  provincia  de  costa-rica  á  pera- 
fan de  rribera...  y  aunque  á  mucho  tiempo  que  hicimos  en  él 
el  dicho  nombramiento,  somos  informados,  que  hasta  agora  no 
á  ido  á  servir  la  dicha  gobernación  ni  continuado  la  población 
della. 

1587  El  capitán  Alonso  de  Angusiana  Gamboa.  Hizo  muchas 
jornadas,  conquistas  y  poblaciones  de  las  ciudades  de  Cartago, 
Esparza  y  Austria:  mudó  y  redujo  á  policía  otros  pueblos  de  in- 
dios en  Suerre,  Garavito,  y  otros,  y  descubrió  las  minas  de  oro  y 
cobre  de  esta  provincia,  en  que  gastó  mas  de  20  mil  pesos  de  do- 
ña Inés  Cerrato  su  muger,  hija  del  doctor  Juan  López  Cerrato, 
hermano  del  licenciaáo  Cerrato,  presidente  desta  audiencia,  in- 
forme de  22  de  marzo  de  1627.  Alcedo  dice:  dieron  al  pais  loses- 
pañoles  el  nombre  de  Costa-Rica  por  el  mucbo  oro  y  plata  que  en- 
cierra en  sus  minas,  y  de  la  que  llaman  Tisingal  se  ha  sacado 
poca  menos  ri([ueza  ([ue  del  cerro  de  Potosí  en  el  Poru.  Kl  rey 
llamó  antes  Castilla  de  oro  á  lo  íiue  Colon  en  su  principio  Iwibia 
nombrado  Ciamba. 

1588  Don  Gonzalo  Vaz([uez  de  Coronailo,  adelantado  de  Cos- 
ta-Rica, aparece  en  Guatemala  con  cédula  del  rey,  pidiendo  asien- 
to de  regidor  en  cabildo  de  5  de  febrero  de  este  año;  y  luego  en 

ToM.  2.  (23) 


^170  CAPÍTULO  LXXI. 

auto  acordado  de  la  audiencia  de  dias  de  marzo  de  592  se  men- 
cionan autos  venidos  de  aquella  provincia  en  apelación  otorgada 
por  el  adelantado  don  Gonzalo  Vázquez  de  Coronado. 

1598  Don  Juan  de  Ocon  y  Trillo.  El  presidente  y  oidores,  en 
informe  hecho  al  rey  en  1  de  junio  de  G23,  escriben:  dicho  don  Juan 
de  Ocon  en  nueve  años  que  sirvió  el  dicho  oficio  de  gobernador 
y  capitán  de  Costa-Rica  conquistó,  pobló,  pacificó  la  ciudad  de 
Talamanca  á  su  costa,  y  la  sustentó  cuatro  años.  Lo  mismo  se 
expresa  en  cédula  de  15  de  marzo  de  635  inserta  en  auto  de  en- 
comienda, de  que  se  ha  hecho  mérito;  y  en  un  resumen  de 
cronicón  y  expedientes  de  misiones  formado  por  un  relator,  sin 
duda  de  la  audiencia,  se  hace  esta  narración.  Por  los  años  de 
1601,  formaron  los  españoles  un  pueblo  nombrado  Nuestra  Seño- 
ra de  Concepción  en  el  rio  de  la  Estrella,  y  en  el  centro  de  Ta- 
lamanca una  ciudad  llamada  Santiago  de  Talamanca,  con  una 
fortaleza,  que  se  decia  San  Ildefonso.  El  informe  del  gobernador 
Bejarano,  dice:  hasta  que  el  16  de  agosto  de  610  se  levantaron 
los  indios  y  pueblos  del  contorno,  asaltaron  la  ciudad  en  la  no- 
che, quitando  las  vidas  del  gobernador  maestre  de  campo  don 
Diego  Soxo,  y  demás  españoles  y  gente  de  color,  incendiaron  y 
redujeron  á  ceniza  la  ciudad,  menos  el  castillo.  El  de  Haya,  aña- 
de, que  se  llevaron  muchas  mugeres  españolas. 

1610  Don  Diego  Soxo,  maestre  de  campo. 

1612  Don  Gonzalo  Vázquez  de  Coronado  otra  vez,  según  au- 
to de  encomienda  que  va  citado  de  18  de  junio  de  1647,  después 
de  reconquistada  por  Ocon  Talamanca,  y  desde  luego  acabado  su 
tiempo:  de  consiguiente  después  de  Soxo. 

1615  Don  Juan  de  Medrano  y  Mendoza,  de  quien  se  hace 
mención  en  auto  acordado  de  8  de  octubre. 

1622  Don  Alonso  de  Guzman  y  Casilla^  Por  querella  de  ma- 
los tratamientos  en  autos  de  1  de  diciembre  dictaminan  los  oido- 
res su  venida  de  la  provincia,  y  discordando  el  presidente  opone, 
que  el  dicho  gobernador  está  actualmente  ocupado  en  la  conquis- 
ta y  pacificación  de  los  indios  de  guerra  de  aquella  provincia,  que 
se  han  rebelado  y  muerto  á  los  sacerdotes  y  españoles,  y  que  S. 
M.  por  capítulo  de  carta  tiene  aprobada  la  pacificación,  quel 
susodicho  gobernador  hizo  los  dias  pasados,  reduciendo  y  con- 
quistando muchos  indios  de  los  rebeldes,  y  castigando  á  los  cul- 
pados, y  se  a  dado  por  servido  dello,  y  que  si  faltase  el  dicho 


GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS.  Á  7\ 

gobernador  acia  grande  falta  por  ser  como  es  tan  diligente  y  pe- 
rito en  cosas  de  milicia,  y  que  resultan  grandes  inconvenientes, 
por  tanto  lo  advierte  á  los  dichos  SS.  y  les  requiere  quel  dicho 
^gobernador  no  sea  traido  á  esta  ciudad.  Pasado  tiempo  de  con- 
iluido  sú  gobierno,  y  habiendo  estado  preso  y  embargado  por  pa- 
ras gravísimas  y  dignas  de  castigo  ejemplar,  de  que  se  le  acu- 
haber  dicho  contra  el  rey,  en  acuerdos  de  4  de  febrero  de  627, 
le  da  soltura,  y  alza  el  embargo. 

1647  D.  Juan  deChavez,  de  que  se  hace  mención  en  auto  acor- 
dado de  7  de  octubre.  En  su  tiempo  continuaban  poblados  de  es- 
pañoles, y  á  su  obediencia  los  partidos  de  Talamanca:  pues  se  re- 
gistran nombramientos  de  corregidores  hechos  para  todos  ellos. 
Para  Turrialba  es  nombrado  José  de  Villalobos  en  29  de  mayo 
de  646.  En  7  de  agosto  del  mismo  aüo  para  Pacaca  don  Diego 
Ramírez  Corajo,  nieto  de  Francisco  Ramírez  Corajo;  y  en  la  pro- 
pia fecha  para  Chirripo  el  alférez  don  Gil  de  Alvarado,  quien  en 
auto  de  encomienda  de  25  del  mismo,  consta  ser  vecino  de  la 
ciudad  de  Cartago,  hijo  legítimo  del  capitán  y  sargento  mayor 
don  Jorge  de  Alvarado,  vecino  que  fué  de  la  ciudad  de  Santia- 
go de  Guatemala,  nieto  de  don  Lope  de  Alvarado  y  viznieto  de 
don  Jorge  de  Alvarado  hermano  del  adelantado  don  Pedro  de 
Alvarado.  Ademas  se  agregó  el  partido  de  Quepo  que  de  orden 
del  gobernador  de  la  provincia  redujo  y  conquistó  en  la  tier- 
ra adentro  Gerónimo  de  Retes,  á  quien  fué  conferido  su  corre- 
gimiento en  25  de  setiembre  de  649.  En  22  de  diciembre  de  49 
se  hace  nombramiento  en  don  Diego  de  Ramírez  de  Valdes  para 
el  partido  de  Turrialba  y  puerto  de  Suerre.  En  auto  de  encomien- 
da de  3  de  enero  de  50  se  expresa,  que  Celidon  de  florales  con 
comisión  del  gobernador  pacificó  y  pobló  Roruca.  Todavía  se  re- 
gistran iguales  nombramientos  de  corregidor  en  11  de  julio  de  50, 
4  de  noviembre  de  51,  11  y  30  de  enero  de  52. 

Don  Andrés  Arias,  nombrado  por  el  rey,  según  Lobo 
en  la  vida  del  venerable  hermano  Pedro  Retancur,  y  padre  del 
Alférez 

1660  Don  Rodrigo  Arias  Maldonado,  á  quien  Juarros  trat.  5 
cap.  19,  presenta  igualmente  reconquistándolos  partidos  de  Ta- 
lamanca, restaurando  pueblos  en  ellos,  y  en  premio  titulado  mar- 
ques de  Talamanca. 

1666  Macsc  de  campo  don  Juan  IVriunukv.  ile  Salinas  y  Cer- 


472  CAPÍTULO   LXXI. 

da,  resulta  por  este  tiempo  titulado  adelantado  de  esta  provincia, 
lo  que  denota  haber  obtenido  algo  mas  que  su  gobierno. 

1669  Don  Juan  López  de  la  Flor,  en  cuyo  tiempo  fué  invadi- 
da la  provincia  de  ingleses,  y  salió  con  gente  en  defensa  de  ella. 
Las  invasiones  continuaron  en  los  años  de  71,  y  siguientes,  y  á 
este  tiempo  debe  referirse  lo  que  añade  el  mismo  escritor,  que  a- 
cabado  el  gobierno  de  Maldonado,  los  talamancas  se  volvieron 
al  monte,  los  pueblos  se  asolaron,  y  todo  el  fruto  de  sus  traba- 
jos quedó  perdido. 

1677  El  maestro  de  campo  don  Juan  Francisco  Saenz,  quien 
representó  estos  desastres  al  rey,  pidiendo  la  construcción  de  dos 
torres  en  el  puerto  de  Matina,  y  una  compañía  de  cien  hombres 
para  su  guarnición,  que  le  fueron  otorgadas  en  cédula  de  4  de 
junio  de  1677,  sin  que  tuviesen  efecto. 

1681  Don  Miguel  Gómez  de  Lara,  que  reprodujo  igual  re- 
presentación, y  siéndole  otorgadas  de  nuevo  ambas  peticiones  en 
cédula  de  27  de  setiembre  de  1681,  solo  tuvo  efecto  la  forma- 
ción de  la  compañía,  sobre  que  le  habla  el  presidente  Agurto  en 
despacho  de  30  de  abril  de  1682,  asignándole  para  la  paga  de 
cien  plazas  varios  ramos,  y  remitiendo  70  hombres  levados  en 
esta  capital.  Entre  los  ramos  de  asignación  tienen  lugar  30  pesos, 
que  pagaban  las  embarcaciones  que  sallan  por  el  norte  ó  por  el 
sur  para  Panamá,  dos  pesos  cada  muía  que  caminaba  para  Tier- 
ra firme,  y  un  peso  la  salida  del  zurrón  de  cacao.  La  de  estas 
embarcaciones  por  el  sur  á  Panamá,  era  un  permiso,  que  se  ha- 
bla negado  á  las  de  Nicaragua. 

1692  Don  Manuel  de  Bustamante  y  Vivero.  Demorándose  á 
veces  la  venida  de  galeones  á  Portobelo,  y  disminuyéndose  en 
número  y  surtimiento  por  una  parte,  y  por  otra  apocándose  las 
embarcaciones  que  sallan  de  la  provincia,  ó  siendo  presa  de  pi- 
ratas, que  fueron  abundando,  el  situado  de  la  dotación  de  plazas 
fué  mermando  considerablemente,  de  modo  que  este  gobernador 
en  su  entrada,  hallando  solo  19  llenas,  comenzó  á  levar  gente  pa- 
ra completar  el  número,  y  dio  cuenta  á  la  audiencia  en  6  de  ju- 
nio de  1692,  pidiendo  se  le  asistiese  con  el  situado,  á  que  se  le 
contestó  por  real  provisión,  ordenándole,  cesase  en  la  recluta  y 
guardase  lo  determinado  en  junta  de  guerra  y  hacienda  ¿e  24  de 
mayo,  y  30  de  abril  del  año  antecedente. 

1704  Don  Francisco  Bruno  Serrano  de  Reina.  En  autoacorda- 


i 


GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS.  í  75 

do  de  4  de  febrero  resulta  culpado  en  comercio  que  vecinos  de  la 
provincia  tienen  con  extrangeros,  y  de  ello  se  hace  mérito  en  repre- 
sentación que  corre  en  actas  del  cabildo  de  Guatemala  de  22  de 
abril  de  721.  Después  teniente  de  oficiales  reales  de  la  provincia; 
y  mas  adelante  titulado  raaese  de  campo  en  auto  de  31  de  agos- 
to de  1716. 

1709  Don  Lorenzo  Antonio  de  la  Granda  Balbin;  en  cuyo 
tiempo  acaeció  la  cuarta  sublevación  de  la  provincia  ó  pueblos  de 
Talamanca.  Informe  del  guardián  Urcullú  de  3  de  noviembre  de 
1763  en  que  se  expresa  hizo  jornada  para  el  castigo,  que  hizo 
en  su  caudillo.  En  acuerdo  de  22  de  abril  de  1712  se  discute,  a- 
demas  de  su  deposición,  la  de  los  capitulares  de  Cartago  en  vis- 
ta de  los  autos  sobre  negociación  con  enemigos  de  la  corona. 

Don  José  Antonio  Lacayo  de  Briones.  Auto  de  residen- 
cias de  23  de  agosto  de  721. 

Don  Pedro  Ruiz  de  Bustamante.  El  mismo  auto.  En  cer- 
tificación del  escribano  de  San  Miguel  de  2  de  enero  de  723  apa- 
rece este  nombre  en  el  alcalde  1»  y  teniente  de  justicia  mayor  de 
esta  ciudad. 

1718  Don  Diego  de  la  Haya  Fernandez.  Auto  acorda.do  de  lo 
de  noviembre  de  este  año,  y  7  de  julio  de  1722,  en  que  también 
suenan  los  anteriores. 

17  30  Don  Francisco  Valde-Rama.  Gaceta  de  Guatemala  del 
mes  de  marzo  de  este  ano. 

1746  El  maese  de  campo  don  Francisco  Fernandez  de  la  Pas- 
tora, con  el  gobierno  político,  sugeto  en  lo  militar  al  de  Nicara- 
gua, siéndolo  el  señor  Heredia.  Cuaderno  historial  de  misiones. 

1748  El  Brigadier  don  Luis  Diez  Navarro,  de  quien  se  habla  en 
el  resumen  de  los  expedientes  de  misiones:  acaso  autor  de  una 
descripción  del  reyno  de  Guatemala  firmada  en  31  de  mayo  de 
1745,  y  publicada  en  1850. 

1759  Don  Manuel  Soler,  capitán  de  caballería  de  los  reales 
ejércitos.  Auto  de  28  de  junio  en  información  de  misiones  de  Ta- 
lamanca. 

1773  Don  José  Joaquín  de  Nava,  de  quien  hace  relación  fr. 
Juan  Nepomuceno  Martínez  guardián,  en  informe  de  22  de  se- 
tiembre de  802. 

1779  Don  José  Perie. 

1780  Teniente  coronel  don  Juan  Fernandez  Bobadilla.  Cons. 


Á  74  CAPÍTULO  L3:xi. 

de   20  de  setiembre. 

1782  Don  Juau  Flores,  que  dio  cuatro  fusiles  para  defensa  de 
las  fieras  en  la  entrada  de  la  montaña  hecha  en  4  de  abril  por  Te- 
norio, en  busca  de  los  Huatusos:  informe  del  obispo  Tristan. 

1785.  Don  José  Terci,  ante  quien  se  siguió  en  este  tiempo 
una  información  sobre  el  estado  de  las  misiones. 

Nicaragua. 

1560  Licenciado  Ortiz,  de  quien  se  hace  mención  en  cédula 
de  18  de  julio  ya  citada  art.  12:  fué  el  primer  fiscal  de  esta  au- 
diencia, nombrado  en  acuerdo  del  año  de  45. 

Agustín  de  Hinojosa,  alcalde  mayor  que  habia  sido  de 
Sonsonate,  lo  fué  de  esta  provincia  antes  de 

1575  Francisco  del  Valle  Marroquin,  según  informe  déla  au- 
diencia de  este  año.  Antiguo  poblador,  sobrino  del  obispo  de  es- 
te nombre,  vecino  y  regidor  de  Guatemala,  y  su  procurador  en 
España,  da  muestra  de  su  entereza  en  carta  de  1 0  de  febrero  de 
65,  en  que  dice  al  ayuntamiento:  en  el  consejo  harta  nota  de  vs. 
mds.  y  afrenta  mia  é  recibido  por  república  tan  sorda  é  tan  mal 
avenida,  que  ni  á  su  rey  escribe  sus  necesidades,  ni  á  su  pro- 
curador avisa  lo  que  debe  hacer. 

1586  Diego  de  Artieda  Ghirinos,  gobernador  de  esta  provin- 
cia, procedió  contra  Jodar  de  los  Dies  por  150  pesos,  y  en  acuer- 
do de  18  de  enero  de  588  se  ordena  siga  la  ejecución,  y  embar- 
0  de  ellos.  La  distancia  de  la  época  dificulta  sea  este  el  goberna- 
or,  de  que  habla  Juarros,  tratando  de  Costa-Rica. 

1589  Don  Carlos  de  Arellano.  Informe  de  la  audiencia  de  29 
de  abril:  fué  alcalde  ordinario  de  Guatemala,  en  cuyo  tiempo  se 
le  atribuyeron  desacatos  contra  un  oidor,  y  al  ayuntamiento  se 
reusó  la  facultad  de  informar  contra  ellos. 

1592  Bartolomé  Lences.  En  acuerdos  de  dias  de  abril  se  insi- 
núa habia  sido  gobernador  de  la  provincia. 

1594  Bernardino  de  Obando.  Auto  acordado  de  26  de  abril.  A 
la  época  déoste  gobernador,  y  de  su  sucesor  pertenece  el  fuerte  del 
desaguadero  que  se  supone  construido  en  acuerdo  de  9  de  diciem- 
bre de  602,  donde  se  refiere  de  un  oidor  haber  suplicado  al  se- 
ñor presidente  fuese  servido  que  de  los  tributos  de  las  encomien- 
das, que  al  presente  están  vacas,  y  adelante  vacaren,  se  entere 
la  real  hacienda  de  S.  M-  de  todo  lo  que  de  ella  se  gastó  en  el 


GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS.  ^     ^  75 

fuerte  de  Santa  Cruz,  del  desaguadero  de  INicaragua,  y  en  el  pre- 
sidio y  otras  cosas.  Construido  acaso  á  estilo  del  primero  de  San 
Felipe  del  Golfo,  no  parece  llegó  su  duración  á  medio  siglo.  Pue- 
de congeturarse  haya  sido  'este  gobernador  abuelo  del  venerable 
padre  maestro  don  Bernardino  de  Obregon  y  Obando,  nacido  en 
Granada  el  2  de  julio  de  629,  á  quien  la  fé  de  confirmación  hace 
hijo  de  Francisco  de  Obregon,  y  doña  Mariana  de  Obando. 

1603  Capitán  Alonso  Lara  de  Córdova.  Acuerdo  de  27  de 
noviembre.  En  informe  que  hace  la  audiencia  de  Juan  Bautista 
Bartolomé  en  22  de  marzo  de  627,  entre  otras  cosas  dice:  visitó 
los  oficiales  reales  de  la  provincia  de  Nicaragua,  y  tomó  cuenta 
de  los  gastos  de  guerra  y  fortificación  del  desaguadero,  y  tuvo  co- 
misiones contra  el  capitán  Alonso  Lara  de  Córdova. 

Maese  de  campo  Fernando  Casco.  De  atestación  puesta 
por  el  escribano  de  cámara,  con  presencia  de  documentos,  de  orden 
del  presidente  Cosió  á  19  de  setiembre  de  1716,  sobre  proceden- 
cias de  linage  de  don  Juan  González  Batres,  aparece  la  de  hijo  de 
doña  Maria  Aívarez  de  Vega,  nieto  de  don  Alonso  Alvarez  de 
Vega,  Yiznieto  de  doña  Juana  Monroy  Casco  de  Aviles,  trasnieto 
de  doña  Isabel  Casco  de  Aviles,  y  cuarto  nieto  de  dicho  maese  de 
campo,  que  por  haberse  hallado  en  la  conquista  y  pacificación  de 
estas  provincias,  obtuvo  la  gobernación  y  capitanía  general  de  Ni- 
caragua. 

1622  Capitán  Cristóval  de  Villagran.  Acuerdo  de  2-1  de  no- 
viembre. Sin  duda  acaba  ó  fué  interino,  porque  luego  sigue  el 

Capitán  Alonso  Lazo,  provisto  por  el  rey:  por  su  falle- 
cimiento le  sucedió. 

1623  Don  Santiago  deFigueroa,  según  acuerdo  de  16  de  oc- 
tubre. 

1625  Capitán  Lázaro  de  Albisúa.  Acuerdo  de  22  de  setiem- 
bre, é  informe  de  21  de  agosto  de  631. 

1627  Capitán  Juandc  Agüero.  Acuerdo  de  10  de  mayo.  Re- 
cusa para  su  residencia  á 

1630  Don  Francisco  de  Asagra  y  Vargas  en  acuerdo  de  20 
de  julio. 

1634  Licenciado  don  Pedro  de  Velasco.  Acuerdo  de  17  de  oc- 
tubre. 

1641  Don  Juan  de  Bracamoutc.  Junta  de  hacienda  de  21  de 
febrero. 


.>•- 


^76  CAPÍTULO  LXXT. 

1660  Capitán  don  Diego  de  Castro.  Junta  de  hacienda  de  11 
de  diciembre. 

1667  Don  Juan  de  Salinas  y  Cerda,  adelantado  de  Costa-Ri- 
ca y  caballero  de  la  orden  de  Calatraba,  que  constmyó  el  fuerte 
de  San  Carlos,  y  por  ello  sufrió  todos  los  males  de  la  emulación. 
Parece  no  existia  ya  el  de  Santa  Cruz,  pues  en  carta  de  20  de  a- 
bril  vista  en  junta  de  hacienda  de  7  de  mayo  de  666,  le  llama 
simplemente.  Puerto  de  Santa  Cruz. 

1669  Don  Antonio  Temiño  Dávila,  caballero  de  la  orden  de 
Calatraba. 

1681  Don  Antonio  Coello.  Cédula  de  21  de  agosto  de  682. 

1692  Maese  decampo  don  Gabriel  Rodríguez  Rravo  de  Ho- 
jos.  Cédula  de  23  de  mayo.  En  acuerdo  de  abril  de  693  resulta 
preso  y  culpado  en  el  levantamiento  de  los  indios  de  Sébaco. 

1696  Don  Pedro  Gerónimo  Luis  de  Colmenares.  Pone  quere- 
lla contra  don  Juan  de  Novoa  alcalde  ordinario  de  la  ciudad  de 
Granada  en  acuerdo  de  3  de  setiembre  de  1696;  y  en  el  de  11  de 
diciembre  de  98,  él  y  los  capitulares  de  Granada  son  apercibi- 
dos por  alboroto  en  una  elección  de  alcaldes. 

1705  Don  Miguel  de  Camargo,  confinado  á  Granada  por  di- 
ferencias con  vecinos  de  la  Segovia,  según  acuerdo  de  22  de  oc- 
tubre. 

1706  Comisario  general  don  José  Calvo  de  Lara.  Acuerdo  de 
9  de  agosto. 

Don  Sebastian  de  Aransivia  y  Sasi.  Auto  de  residencia 
de  23  de  agosto  de  721. 

1722  Don  Antonio  Poveda.  En  acuerdo  de  20  de  julio  se  ha- 
ce mención  de  queja  de  indios  contra  él;  y  mas  adelante  de  ha- 
ber sido  muerto  en  una  sedición,  y  entrado  á  sucederle 

1728  Don  Tomas  Duque  de  Estrada.  Acuerdo  de  26  de  agos- 
to de  este  año,  y  19  de  marzo  del  siguiente. 

1730  Don  Bartolomé  González  Fitoria.  Gaceta  de  Guatemala 
del  mes  de  agosto  de  este  año,  igual  nombre  ocurre  de  alcalde  ma- 
yor de  Sutiaba  en  acuerdo  de  13  de  marzo  de  705,  y  del  Realejo  en 
el  de  2^5  de  febrero  de  715. 

1744  Don  José  Lacayo.  Acuerdo  de  27  de  octubre. 

1747  Don  Alonso  Fernandez  de  Heredia,  después  presidente 
gobernador  y  capitán  general  del  reyno.  Informe  del  guardián  de 
misioneros  de  3  de  noviembre  de  1763. 


GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS.  Á  77 

Coronel  don  Pantaleon  Ibañez,  Informe  de  Lacayo  de 
759. 

1765  Capitán  de  los  reales  ejércitos  don  Melchor  Vidal  de  Lor- 
ca  y  Villena.  Libro  de  sentencias  de  la  audiencia  en  la  de  18  de 
Junio  de  este  año. 

1766.  Don  Domingo  Cabello,  según  otra  de  15  de  diciem- 
bre de  767. 

1780  Teniente  coronel  don  Manuel  de  Quiroga.  Cons.  de  23 
de  marzo. 

1783  Don  José  Estachería,  después  presidente  y  gobernador 
del  reyno.  Carta  del  señor  Tristan  sobre  misiones. 

1789  Don  Juan  de  Ayza.  Relación  del  p.  Barroeta  sobre  Mos- 
quitos, foja  5  del  libro  núm.  34. 


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CAPÍTULO  72. 

Oti*o8  Ctolieritadoi-eíS  ele  las  iiroTiiieiais. 

HONDURAS. 

1561  No  expresa  el  nombre  la  cédula  de  23  de  marzo  de  este 
año  dirijida  al  gobernador  de  esta  provincia. 

Don  Diego  de  Herrera  general  que  fué  después  de  la  ar- 
mada del  sur  contra  Drake:  casó  una  hija  suya  con  don  Pedro  de 
Loayza,  hijo  del  oidor  Jofre  de  Loayza,  según  informe  de  4  de  ma- 
yo de  589. 

1589  Don  Rodrigo  PoncedeLeon,  capitulado  en  Guatemala  cu 
auto  acordado  de  4  de  febrero. 

Alonso  de  Contreras  Guevara,  nieto  del  presidente  licen- 
ciado Cerrato;  gobernador  que  habia  sido  de  Veragua,  y  antes  al- 
calde ordinario  de  la  ciudad  de  Santiago  y  corregidor  de  su  valle. 
Informe  de  13  de  mayo  de  600; 

1598  Gerónimo  Sánchez:  mencionado  en  auto  acordado  de  3 
de  enero;  y  que  fué  su  teniente  Diego  Ramírez. 

1602  Don  Jorge  de  Alvarado,  nieto  de  don  Jorge  de  Al  varado 
hermano  del  adelantado.  Kn  acuerdo  de  24  de  enero  se  le  ordena 
remitir  presos  á  España  á  Pedro  del  Conde,  al  capitán  Jeremías  y 
otros  extrangcros  perdidos  en  la  tierra. 
ToM.  2.  (23) 


478  CiríTÜLO  LXXÍI. 

Capitán  Pedro  de  Castro.  Auto  acordado  de  10  de  junio  si- 
guiente de  602  en  que  se  acuerda  vaya  juez  comisionado  á  actuarle 
sobre  Iiaber  dicho  que  S.  M.  no  tenia  con  buena  conciencia  los  rey- 
nos  de  las  Indias.  Fué  por  visitador  Martin  de  Celaya,  según  acuer- 
do de  26  de  setiembre  del  mismo  año. 

1610  Don  Juan  Guerra  de  Ayala.  Entre  los  acuerdos  de  4  de 
mayo  de  1610  y  29  de  agosto  de  1611  se  lee  uno  que  dice:  sá- 
bado veinte  y  seis  de  marzo  deste  año  de  mil  y  seiscientos  y  seis 
se  votó  el  pleito  que  trataba  contra  el  gobernador  de  Honduras 
don  Juan  Guerra  de  Ayala  el  obispo  don  fray  Gaspar  de  Andrada 
obispo  de  aquella  provincia,  sobre  la  querella  que  del  dicho  gober- 
nador dio  por  avelle  tenido  preso  al  dicho  obispo  y  otras  cosas, 
que  se  sentenció  en  revista  de  esta  real  audiencia,  en  que  fueron 
jueces  los  señores  doctor  Diego  Gómez  Cornejo  y  doctor  Garcia 
de  Carabajal  y  Pedro  Sánchez  de  Araque,  y  fueron  de  parecer 
los  dichos  señores,  que  se  confirmase  la  sentencia  de  vista  dada  é 
pronunciada  contra  el  dicho  don  Juan  Guerra  de  Ayala,  con  que 
toda  la  pena  fuese  la  prisión  larga,  que  tuvo  el  dicho  gobernador, 
y  las  costas  y  salarios,  conforme  á  lo  cual  se  hizo  sentencia.  El 
obispo  Andrada,  según  Alcedo,  murió  el  año  de  612;  y  desde  lue- 
go, confundiéndose  con  el  tiempo  la  noticia  de  su  muerte  con  la 
de  su  prisión,  la  tradición  vulgar  vino  atribuyendo  después  el 
fallecimiento  mismo  á  la  prisión  y  al  autor  de  ella. 

1621  Capitán  Juan  de  Miranda.  Por  el  auxilio  que  prestó  á 
los  misioneros  para  la  entrada  á  la  Teguzgalpa  por  la  costa,  hace 
mención  suya  Vasquez  p.  2  tr.  5  lib.  l  cap.  16;  y  se  repite  ena- 
cuerdo  de  19  de  abril  de  625. 

1627  Capitán  don  Pedro  del  Rosal.  Con  comisión  del  consejo 
tomó  conocimiento  de  un  motin,  y  palabras  en  que  tocaron  á  la 
ciudad  de  México,  dice  el  acuerdo  de  í  8  de  febrero. 

1632  Francisco  Martínez  de  Riva  Montan  Santander.  En  a- 
cuerdo  de  18  de  mayo  se  dispone  venga  preso  por  palabras  de 
desacato  á  la  audiencia,  y  se  le  aperciba  sobre  la  buena  correspon- 
dencia con  el  obispo  y  oficiales  reales. 

1640  Don  Francisco  de  Avila  y  Lugo.  Acuerdo  de  3  de  oc- 
tubre, en  que  acusado  de  trato  con  portugueses  enemigos  de  la 
corona,  se  le  manda  venir,  y  va  con  comisión,  quedando  en  la 
provincia, 

Don  Alonso  de  Silva  Salazar. 


í 


GOBERNADORES  DE  LAS  TROVINCIAS.  Á  79 

1644  Don  Melchor  Alonso  Tamayo.  Acuerdo  de  18  de  febre- 
ro, en  que  concuerda  el  de  8  de  abril  de  645  de  la  junta  de  ha- 
cienda. A  poco  tiempo  de  retiradas  por  este  gobernador  en  Coma- 
yagua  las  fuerzas  que  de  San  Salvador  y  San  Miguel  iban  en  so- 
corro de  Trujillo,  este  puerto  fué  atacado  de  enemigos,  y  defen- 
dido por  su  vecindario,  que  quedó  con  el  triunfo  y  un  botin  de 
armas,  según  va  referido. 

1647  Maese  de  Campo  Baltazar  de  la  Cruz.  Junta  de  hacienda 
de  25  de  abril.  Por  fallecimiento  suyo  le  sucedió 

1650  Juan  deSuasa,  acuerdo  de  1  de  junio.  Al  obispo  Merlo, 
canónigo  doctoral  que  fué  de  Puebla,  y  electo  de  esta  diócesis  el 
año  de  648,  puede  referirse  lo  que  el  V.  Palafox  en  carta  de  8  de 
enero  de  649  escribe  al  Papa  Inocencio  X;  dada  repulsa  por  los 
religiosos  jesuítas  á  los  artículos  de  concordia,  que  yo  les  proponía, 
repitieron  la  guerra  contra  mi  dignidad  y  rebaño,  encarcelando  á 
muchos  clérigos,  y  poniendo  en  prisión  por  el  brazo  secular  á  mi 
vicario  general,  ya  entonces  obispo  electo  de  Honduras;  pero  no 
lo  que  mas  adelante  escribe  al  rey,  tom.  12  pág.  283:  las  desdi- 
chas de  Honduras  desde  que  mataron  á  su  obispo,  las  he  visto 
llorar  con  lágrimas  al  consejo. 

1668  Sargento  mayor  Juan  Márquez  Cabrera,  que  concurrió 
al  reconocimiento  del  fuerte  de  San  Carlos. 

1676  Don  Francisco  de  Castro  Ayala,  acuerdo  de  26  de  febre- 
ro, en  que  se  determina  ordenarle  vaya  en  persona  á  Puerto  Ca- 
ballos, y  no  permita  hacerse  á  la  vela  la  nao  de  registro  por  las 
embarcaciones  enemigas,  sino  que  ayudado  del  ingeniero  nom- 
brado por  S.  M.  sargento  mayor  don  Diego  de  Ocampo,  se  des- 
cargue y  con  12  piezas  de  artillería  de  ella  misma,  se  haga  una 
plataforma  para  su  defensa.  La  orden  llegó  salida  la  nao  que  tu- 
bo dura  refriega  con  enemigos,  dice  Ximenez  lib.  5  cap.  30,  y  llegó 
á  España  con  crecidos  intereses,  entre  ellos  mil  pesos  para  vidrie- 
ras de  la  iglesia  de  Sta.  Rosa  de  esta  ciudad. 

1679  El  capitán  don  Lorenzo  Ramírez  de  Guzman.  Xcuoi-do 
de  19  de  junio. 

1690  Don  Sancho  Ordoñez.  Acuerdo  de  22  de  enero. 
1698  Don  Antonio  de  Ayala.  Acuerdo  de  9  de  junio  en  que  se 
trata  de  las  costas  de  autos  de  la  residencia  que  tomó  á  su  ante- 
cesor. 

1703  El  maestro  de  campo  don  Antonio  Monfort,  á  quien  a- 


480  CAPÍTULO   LXXII. 

percibe  el  presidente  Zeballos  en  auto  de  de  22  de  setiembre,  y 
aparece  tomando  residencia  su  sucesor  en  acuerdo  de  14  de  abril 
de  1712. 

Don  Diego  de  Arguelles,  que  consta  habia  tenido  por 
este  tiempo  el  gobierno  en  acuerdo  de  13  de  marzo  de  1729. 

1717  Don  Enrique  Hokman.  Apercibido  por  comercio  con  e- 
nemigos,  y  fugo  de  la  provincia  y  reyno,  va  á  la  pesquisa  encar- 
gado del  gobierno  de  ella  el 

Oidor  Joseph  Rodesno.  Auto  de  residencia  de  23  de  a- 
gosto  de  721. 

1730  Don  Manuel  Castilla  y  Portugal.  Gazetade  30  de  mar- 
zo, y  acuerdo  de  3  de  setiembre  de  7  31. 

1742  Don  Francisco  deParga.  Acuerdo  de  26  de  febrero. 

1745  Don  Tilomas  Hermenegildo  de  Arana. 

1747  Coronel  don  Juan  de  Vera.  Acuerdo  de  23  de  febrero. 

1748  Don  Diego  de  Tablada,  interino  por  fallecimiento  de  su 
antecesor.  Informe  de  misiones  de  22  de  junio  por  el  guardián 
Lorenzana. 

Don  José  Saenz  Bahamonde.    Real  orden  de  6  de  abril 
de  1775. 

Teniente  coronel  don  Bartolomé  Pérez  Quijano.  Consul- 
ta de  27  de  octubre. 

1775  Subteniente  don  Agustín  Pérez  Quijano,  hijo  del  antece- 
sor. 

1780  Barón  de  Riperdá,  brigadier  de  caballería  de  los  reales 
ejércitos.  Consulta  de  6  de  enero. 

1781  Sargento  mayor  de  milicias  don  Francisco  Aybar.  Con- 
sulta de  8  de  octubre, 

SAN  SALVADOR. 

Alonso  de  Nava.  Consta  que  habia  sido  alcalde  mayor 
de  esta  provincia  en  acuerdo  de  9  de  diciembre  de  1585. 
Lucas  Pinto.  Por  su  fallecimiento  le  sucedió 
1589  Diego  de  Paz,  hijo  de  Alvaro  de  Paz,  armador  de  navios, 
y  que  sirvió  oficios  de  justicia  y  hacienda  en  Honduras,  según 
se  ha  observado.  Informe  de  la  audiencia  de  29  de  abril. 

1593  Pedro  Xiron  de  Alvarado.  Acuerdo  de  25  de  enero,  en 
que  se  trata  de  su  residencia. 

1603  Don  Juan  Guiral.  Acuerdo  de  31  de  julio. 


GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS.  ASI 

1614  Don  Andrés  Orantes.  Acuerdos  de  11  de  julio. 

1619  Don  Pedro  Farfan  de  los  Godos.  Acuerdo  de  5  de  junio, 

1625  Don  Pedro  de  Aguilar  Lazo  déla  Vega,  caballero  de  la 
rden  de  Calatraba.    Acuerdo  de  22  de  agosto,  é  informe  de  29 

de  agosto  de  631,  en  que  consta  que  juntando  tropas  y  cercan- 
do á  los  negros  esclavos,  reprimió  la  conspiración  y  motin  en  que 
mataron  á  don  Diego  de  Oceguera:  que  recogió  mas  de  once  mil 
pesos  de  donativo  al  rey;  y  que  resguardó  los  puertos  y  costas  de 
la  provincia  en  el  tránsito  del  cosario  Jaques*  por  lo  que  se  puso 
también  gente,  y  se  hicieron  trincheras  el  año  de  24  en  el  puer- 
to de  Jicalapa,  de  la  jurisdicion  de  Zapotitlan,  para  impedir  la 
entrada  al  olandes,  según  otro  informe  de  17  de  agosto  de  628. 

1626  Don  Pedro  de  Torres.  Acuerdo  de  ó  de  noviembre. 
Don  Juan  Sarmiento  Valde-Rama,  á  quien  sucedió 

1646.  Don  Antonio  Justiniano  Chavarri,  caballero  de  la  orden 
de  Santiago,  natural  de  Guatemala.  Acuerdo  de  9  de  agosto,  y  Xi- 
menez  lib.  4  cap.  77.  Este  es  distinto  de  otro  Antonio  Justiniano 
Chavarri,  el  cual  fué,  dice  este  escritor,  ginoves  de  nación,  el  hom- 
bre mas  poderoso  que  ha  tenido  aquella  ciudad  de  Guatemala:  ja- 
mas ejecutó  á  alguno,  y  aunque  le  debiese  mucha  cantidad,  no  des- 
deñaba recibir  un  peso  á  cuenta.  Otro  hermano  suyo,  llamado  To- 
bías Justiniano  Chavarri,  fué  también  hombre  poderoso,  aunque 
no  tanto,  y  tuvo  dos  hijos  don  Francisco,  que  pasó  á  España,  to- 
mó el  hábito  de  Santiago  y  fué  alguacil  mayor  del  consejo  de  In- 
dias, y  don  Antonio,  que  fué  alcalde  mayor  de  esta  provincia,  vis- 
tió el  hábito  de  Santiago,  y  murió  a  27  de  noviembre  de  658.  Hu- 
bo otro  Justiniano  Chavarri,  que  heredó  á  los  otros,  pasó  á  Espa- 
ña, vistió  el  hábito  de  Calatraba  el  año  de  660,  \ino  á  Trujillo 
con  mucha  riqueza,  fué  preso  en  Guatemala,  y  volviendo  á  Es- 
paña en  un  encuentro  con  enemigos  en  aquella  costa  perdió  mu- 
cho, y  en  su  llegada  lo  que  le  quedó  fué  embargado;  así  acabó, 
dice  Ximenez,  la  mayor  hacienda,  que  han  tenido  las  Indias. 

1650  Don  Josef  Portal.  Acuerdo  de  3  de  octubre. 

1667  Don  Pedro  de  Zaravalles  se  halló  en  el  recibimiento  del 
presidente  Alvarez  en  su  transito  y  vuelta  de  Nicaragua.  Infor- 
mes de  10  de  abril  y  10  de  mayo  de  1668. 

1678  Don  Juan  de  Miranda,  apercibido  sobre  no  cumplir  las 
provisiones  en  acuerdo  de  2  4  de  enero. 

1679  Don  Diego  de  Garaarra  Barcarcel,  caballero  de  la  orden 


\  82  CAPÍTULO  LXXII. 

de  Santiago.  Sentencia  de  la  audiencia  de  21  de  enero,  en  que  a- 
parece,  que  esta  alcaldía  mayor  tenia  500  pesos  de  oro,  y  la  go- 
bernación de  Soconusco  600.  En  informe  del  capitán  Antonio  de 
Herrarte,  contador  de  la  caja,  de  15  de  julio  de  716  tiene  la  alcal- 
día mayor  de  Sonsonate  600  pesos  de  oro:  la  de  Suchitepequez 
700:  la  de  Verapaz  777;  y  la  de  Chiapa  800:  las  otras  de  Quezal- 
tenango,  Totonicapa',  Solóla,  Atitan  y  Escuinta  200  cada  una. 

1695  El  alférez  mayor  don  Josef  Calvo  de  Lara:  Valenzuela 
en  la  historia  de  la  conquista  del  Peten  menciona  una  carta  suya, 
conque  acompaña  70  caballos,  11  bestias  mulares,  y  200  pesos 
de  donativo  para  la  jornada  del  presidente  Barrios  al  Lacandon. 

1697  Don  Bartliolomé  Galvez  Corral,  mencionado  en  cédula  de 
11  de  diciembre. 

Don  Manuel  Carlos  de  Meneos,  nombrado  en  ella  para 
sucederle. 

1704  Maestre  de  campo  don  Juan  de  Bustamante.  Acuerdo 
de  19  de  diciembre. 

1710  Don  Francisco  Chacón  Medina  y  Salazar,  capitulado  con 
querellas  de  San  Miguel  y  San  Vicente  en  sentencia  de  17  de  mayo. 

1714  D.Francisco  Rodríguez  Franco.  Acuerdo  de  18  de  junio. 

1719  Don  Pedro  Doralea.  Acuerdo  de  dias  intermedios  entre 
febrero  y  marzo,  en  que  renuncia  y  entra 

1720  Coronel  don  Josef  Llanes,  según  dos  acuerdos  del  día 
25  de  setiembre,  en  que  aparece  en  el  último  que  recusa  al  pre- 
sidente Rivas,  y  es  multado  en  mil  pesos. 

1721  Don  Pedro  Dolarea  otra  vez. 

Don  Estévan  de  la  Ramendi.  Recaudó  1 5  mil  pesos  de 
donativo'en  las  provincias  de  su  jurisdicción,  y  le  sucedió 

1722  Don  Francisco  Rodríguez  Franco,  según  sentencia  de  3 
de  diciembre. 

1730  Don  Pedro  de  Echevers.  Gazeta»de  Guatemala  del  mes 
de  mayo. 

Don  Manuel  Galvez  Corral.  Acuerdo  de  9  de  junio  de 
1744. 

1763  Don  Francisco  Ignacio  Chamorro.  Sentencia  de  la  audien- 
cia de  3  de  setiembre. 


í 


GOBERNADORES  DE  LAS  PROVINCIAS.  4  83 

CHIAPA. 

Juan  de  Mesa  Altamirano,  á  quien  sucedió  y  residenció 
1590  Don  Garcia  de  Padilla.  Acuerdo  de  dias  de  marzo. 
1593  Licenciado  Martínez.  Acuerdo  de  29  de  julio. 

1596  Bachiller  Antonio  de  Obando.  Acuerdo  de  10  de  octubre. 

1597  Bartolomé  de  Padilla.  Acuerdo  de  29  de  diciembre,  en 
que  mas  parece  corregidor  de  Chiapa,  que  alcalde  mayor  de  Ciudad 
Real. 

1598  Licenciado  Alfonso  Bernaldez  Quiros.  Acuerdo  de  9  de 
febrero. 

1621  Don  Garcia  de  Albornos  Legaspi  y  Acuña,  caballero  del 
hábito  de  Santiago,  recusó  á  todos  los  oidores  en  sus  causas.  A- 
cuerdo  de  8  de  julio. 

1627  Don  Gabriel  deUgarte  y  Ayala.  Acuerdo  de  9  de  marzo. 

1629  Don  Juan  Ruiz  de  Contreras.  Acuerdo  de  10  de  julio. 

1644  Don  Juan  Guirao  Becerra.  Acuerdo  11  de  mayo. 

1649  Don  Melchor  Sardo  de  Céspedes.  Acuerdo  de  15  de  no- 
viembre. 

1650  Diego  de  Masariegos.  Sentencia  de  21  de  febrero. 
1650  Don  Alonso  de  Zapata.  Acuerdo  de  27  de  octubre. 
1694  Comisario  general  don  Melchor  de  Meneos  y  Medrano, 

caballero  de  la  orden  de  Santiago.  Valenzuela  cap.  10. 

1697  Don  Francisco  Vadillo,  de  quien  se  hace  mención  en  la 
cédula  de  1 1  de  noviembre  del  nombramiento  de  su  sucesor. 

1703  Don  Francisco  de  Astudillo  Sardo  de  Céspedes,  multado 
en  100  pesos  por  haber  dejado  votar  en  la  elección  de  alcaldesa 
don  Josef  de  Villalobos.  Acuerdo  de  21  de  mayo. 

1708  Don  Martin  González  de  Vergara.  Acuerdo  de  29  de  oc- 
tubre.    ' 

1713  Don  Pedro  Gutiérrez  de  Mier  y  Theran,  caballero  déla 
orden  de  Santiago.  Acuerdo  de  20  de  octubre. 

1730  Don  INÍartin  de  Bustamante,  fomentador  de  la  grana  en 
los  zendales,  á  quien,  según  laGazetadeGuatomiUa  del  mes  de  mai-^ 
zo,  sucedió 

17  30  Don  Antonio  de  Várela,  sobrino  del  obispo.  Gazeta  del 
raes  de  marzo. 

1734  Don  Pedro  Caballero.  Condenado  en  daños  y  perjuicios 
inferidos  á  don  Fernando  Echevers,  autor  después  del  ensayo  de 


84  1  CAPÍTULO  LXXIII. 

comercio  impreso  el  año  de  741.  Sentencia  de  17  de  abril. 

Don  Antonio  Suasua.  Por  el  atraso  de  tributos  en  su  tiempo 
fué  gente  armada  á  la  provincia  de  Ghiapa,  de  que  se  hace  men- 
ción en  consulta  del  ayuntamiento  de  esta  ciudad  de  24  de  abril 
do  1744. 

En  el  informe  de  la  contaduría  que  va  mencionado  tiene  de  sa- 
lario la  gobernación  de  Costa-Rica  dos  mil  ducados,  la  de  Nicara- 
gua un  mil  ducados,  y  la  de  Comayagua  un  mil  pesos  de  oro 
de  minas:  la  alcaldía  mayor  de  las  minas  400  pesos  de  oro:  el 
corregimiento  del  Realejo  437  pesos,  cuatro  reales  de  plata:  el 
de  Nicoya  275;  y  los  de  Sébaco  y  Sutiaba  250. 


CAPITULO  73. 

lloiieila  €lel  reyíio. 

El  peso  de  oro  parece  haber  sido  la  primer  moneda  construi- 
da en  las  Indias.  Remesal  lib.  2  cap.  10  expresa  que  en  la  Españo- 
la en  tiempos  de  fundición  con  motivo  de  llevar  cada  uno  el  oro 
que  habia  cojido,  acudia  multitud  de  personas  como  á  las  ferias  en 
Castilla,  para  dar  y  recibir  las  pagas,  y  por  que  no  avia  moneda 
de  oro,  hicieron  ciertas  piezas  como  de  castellanos  y  ducados  de 
diferentes  hechuras.  En  Nueva-España,  cuenta  Herrera  dec.  5  lib. 
í)  cap.  1,  los  castellanos  parala  contratación  andaban  cortando  los 
pedazos  de  oro  y  plata  para  hacer  las  pagas  de  lo  que  se  compraba 
y  vendia.  En  Guatemala,  refiere  el  propio  Remesal  lib.  i  cap.  6, 
señalaron  de  salario  por  la  predicación  al  cura  licenciado  Marro- 
quin  150  pesos  de  oro:  los  cuales  dice  mandaron  pagar  por  ter- 
cios como  los  otros  salarios,  que  da  esta  ciudad  en  oro  fundido 
é  marcado  de  ley  perfeta;  y  hablando  del  p.  Ximenez,  primer  cu- 
ra de  San  Salvador,  expone  que  su  estipendio  el  año  de  1528 
fueron  170  pesos  de  oro  en  oja  de  dar  y  tomar.  El  ayuntamien- 
to de  Guatemala  en  cabildo  de  G  de  julio  de  este  año  ordena  se 
paguen  á  su  escribano  Reguera  de  salario  150  pesos  de  oro  de  á 
mil  maravedís  cada  uno. 

Así  es  que  estos  pesos  venian  á  ser  ojas  de  oro  fundidas  é  mar- 
cadas con  el  sello  real  en  \^lor  de  rail  maravedís;  mas  como  no 


MONEDA    DEL    REYNO.  '1 85 

detalla  la  ley  perfeta  de  oro,  esto  parece  ofreció  después  dudas. 
En  cabildo  de  6  de  agosto  de  29  se  examinaba  con  qué  oro  se  ha- 
bían de  pagar  las  deudas,  y  ordenaron  é  mandaron  que  todas  las 
deudas  ya  hechas,  que  no  expresaren  de  qué  suerte  de  oro  se  han 
de  pagar  se  entienda  que  se  paguen  de  oro  de  tepusque,  como  se 
pagan  en  la  ciudad  de  México,  El  año  de  32  se  ofrecieron  á  quien 
matase  el  león  que  comia  los  ganados  25  pesos  de  oro,  ó  cien 
fanegas  de  raaiz,  y  el  que  le  dio  la  muerte  prefirió  los  primeros; 
y  si  el  precio  de  la  fanega  de  aquel  grano  eran  4  reales  como  20 
años  después,  salen  al  peso  de  oro  los  mil  maravedís,  es  decir 
mas  de  dos  pesos  de  plata. 

No  obstante,  Herrera  en  los  primeros  tiempos  desde  la  isla  Es- 
pañola da  al  peso  de  oro  menos  importancia;  y  en  la  decada 
8  lib.  2  cap,  15  por  el  año  de  46  le  atribuye  el  valor  de  trece 
reales  y  cuartillo,  que  á  razón  de  34  maravedís  salen  solamente 
450;  y  en  una  materia  tan  delicada  y  regulada  por  las  leyes,  Gua- 
temala debia  conformarse.  Así  es  que  en  escritura  otorgada  ante 
Blas  Hidalgo  de  Sierra  á  4  de  mayo  de  1571,  el  licenciado  Ro- 
drigo Vázquez  dice,  que  da  en  arrendamiento  su  casa  de  alto  y 
bajo  á  Christoval  de  Avila  por  el  presente  año  en  cantidad  de  se- 
senta pesos  de  oro  de  minas  de  á  cuatrocientos  y  cincuenta  ma- 
ravedís cada  uno. 

Solórzano,  que  escribió  por  el  año  de  640,  en  el  lib.  6  cap.  1 
tratando  esta  materia,  dice:  cada  peso  vale  trece  reales  y  un  cuar- 
tillo. En  el  informe  de  la  contaduría  del  año  de  716,  que  va  ci- 
tado, en  la  paga  de  pesos  de  oro  de  los  salarios  de  gol)ernado- 
res.  alcaldes  mayores,  y  corregidores  se  hace  el  mismo  cómputo; 
y  así  al  alcalde  mayor  de  San  Salvador  se  pagan  dice,  827  pesos 
1  real  y  22  mai-avedis,  por  razón  de  500  pesos  de  oro  de  minas: 
al  gobernador  de  Soconusco  992  pesos  5  reales  6  mamvedis  por 
COO:  al  de  Suchitepeques  1158  pesos  24  maravedís  por  700:  al 
de  Chiapa  1315  pesos  2  reales  2  maravedís  por  800;  y  al  gober- 
nador de  Honduras  1654  pesos  3  reales  y  10  maravedís  por  lOOO. 

El  presidente,  gobernador  y  capitán  general  del  reyno  tenia  5 
mil  ducados:  monetla,  acaso  venida  de  Italia,  dice  el  Diccionario 
de  la  lengua  castellana,  que  mandaron  labrar  los  reyes  don  Fer- 
nando y  doña  Tzabel  en  13  de  junio  de  1  197:  y  aunque  se  con- 
sumió en  España,  todavía  conservó  el  nombre  de  ducado  la  can- 
tidad de  once  reales,  y  un  maravedí.  En  partida  de  data  de  la  ca- 

TOM.  2.  (25) 


-1  86  CAPÍTULO  LXXIIIr 

ja  de  31  de  diciembre  de  íGld  se  ponen  6893  tostones  1  real  y  13 
maravedís  de  la  mitad  del  sueldo  corrido  desde  1»  de  julio.  En  ei 
informe  de  la  contaduría  de  716,  de  que  se  ha  hecho  mérito,  se  re^ 
fiere,  que  al  gobernador  de  Costa-rica  por  razón  de  dos  mil  duca* 
dos  de  su  salarióse  le  pagan  2750  pesos,  aunque  incluyendo  el 
quebrado  de  maravedís  parece  que  salen  2757  pesos  2  reales  y  28 
maravedís.  Al  de  Nicaragua  se  ponen  1375  pesos  por  razón  de  mil 
ducados,  de  modo  que  tenia  mas  el  de  Honduras  con  los  mil  pe* 
sos  de  oro.  El  ensayo  mercantil  de  Echevers  impreso  en  1742  com- 
puta los  200  mil  ducados  del  comercio  del  Perú  en  2T^5  mil  pesos. 

El  propio  Remesal,  hablando  de  la  moneda  de  plata,  dice  con 
respeto  á  la  isla  Española  por  etaño  de  1510:  usábase  yxi  moneda 
de  reales.  Por  este  tiempo  cuenta  Herrera  1,  7,  7,  se  comenzó  en 
Sevilla  á  labrar  el  oro  llevado  de  estas  islas:  luego  del  llevado  del 
Barien  el  año  de  524:  y  para  que  se  labrase  suficiente,  se  repartió 
en  Toledo,  Segovia  y  Burgos,  dice  en  la  dec.  3.  Hb.  4  cap.  21,  y 
en  el  8  refiere,  que  Cortés  en  Méjico  hizo  buscar  minas  de  oro  y 
plata,  halló  muchas  y  ricas,  y  fabricóse  moneda,  con  que  enno- 
bleció la  ciudad.  Mas  adelante,  andando  el  año  de  525,  expone 
este  escritor  hb.  8  cap.  15,  enviaron  nuevos  cuños,  para  marcar 
el  oro  y  plata  con  la  divisa  de  su  magestad,  que  es  el  PLUS  UL- 
TRA. También  expresa  6,  5,  9,  que  se  estableció  casa  de  moneda 
en  la  isla  Española  según  dos  capítulos  de  ardenanza  del  año  de 
1565,  resumidos  en  la  ley  1»  tit.  23  lib.  4:  no  tardó  en  establecer-^ 
se  igualmente  en  Santa  Fé  de  Bogotá  y  villa  imperial  del  Potosí; 

Trayendo  á  la  vista  esta  primera  moneda  se  encuentra  tortuo- 
samente circular,  y  sin  labor  alguna  en  el  canto:  por  un  lado  las- 
dos  columnas,  sobre  las  olas  del  mar,  cada  una  con  una  corona 
real,  al  diámetro  entreverado  un  renglón  orizontal  con  las  letras 
del  plus  ultra,  repartidas  de  tres  en  tres;  por  el  otro,  un  escudo  de 
las  armas  de  Castilla  y  León,  con  corona  real  en  su  cima,  y  en  la 
orla  la  letra:  Charolus  et  Johana  reges,  de  un  lado,  y  del  otro  his- 
paniarum  etindiarum.  Esta,  que  se  describe  es  tostón  de  á  cuatro 
reales,  moneda  que  dio  el  nombre  mucho  tiempo  á  la  numeración 
común  de  cantidades  grandes  y  pequeñas,  en  contratos,  litigios 
y  multas:  las  partidas  de  cargo  en  los  libros  de  la  caja  suenan  to- 
davía por  tostones  el  año  de  1729,  sin  embargo  que  la  numera- 
ción por  pesos  ya  se  invocaba  desde  acuerdos  de  22  dfe  agosto,  y 
14  de  noviembre  de  1622.  Los  reales  del  tiempo  de  la  reina  doña 


MONLDA    DEL   REYNO.  ^  87 

loiana  y  don  Carlos  emperador  aparecen  con  la  misma  estampa  de 
uno  y  otro  lado  sin  mas  diferencia  que  menos  letras.  En  el  sello 
de  las  cédulas  de  esta  época  se  lee  en  latín  el  mote,  que  vuelto 
en  romance,  dice:  Juana  y  Carlos  emperador  reyes  de  las  Espa- 
ñas  y  de  las  islas  de  las  indias  del  mar  occeano. 

El  beneficio  del  oro  en  las  minas,  expone  también  Herrera  8, 
2,  15,  se  hacia  entonces  á  fuego:  luego  escasamente  con  azogue, 
que  venia  de  la  mina  de  Almadén  en  España,  y  luego,  descubier- 
ta que  fué  la  de  Guancavelica  en  el  Perú  el  año  de  ló66,  de  su  a- 
Rogue'pudieron  ya  surtirse  todas  las  minas  de  las  Indias,  y  se  ven- 
día por  cuenta  del  rey  á  Nueva-España  y  Honduras  en  precio  de 
60  ducados  el  quintal  puesto  en  ellas,  y  á  Nueva-Granada  en  el 
de  80,  según  parece  en  cédulas  de  1572,  73,  y  74,  y  1G16  y  17, 
recopiladas  en  el  tit.  2Z  llb,  8. 

La  plata,  añade  Herrera,  comenzó  también  á  apartarse  con  azo- 
gue. La  audiencia  de  Guatemala,  en  informe  del  año  de  1579,  dice 
al  rey.  Los  mineros  de  la  provincia  de  Comayagua,  que  son  el 
licenciado  Alonso  de  Esguaza,  Agustín  Spindola,  doña  Leonor 
de  Alvarado,y  otros  dueños  de  minas  parecieron  en  esta  audien- 
cia, y  pidieron  se  hiciese  información  de  lo  que  toca  á  las  dichas 
minas,  y  cuan  mal  se  labran  por  falta  de  negros  y  de  azogues,  pa- 
ra que  V.  M.  les  hiciese  merced  en  ayudarlos  con  algo.  Parece, 
que  las  minas  de  Guazacaran,  y  las  del  cerro  de  Sant  Marcos  y  las 
del  cerro  de  Agaltera,  y  las  del  cerro  de  Tcguzgalpa,  y  las  del 
cerro  de  Apazapo,  y  otras  principales  son  tierras  que  dan  á  seis 
onzas  generalmente,  y  en  algunas  á  nueve  y  á  diez  onzas  y  mas 
por  quintal,  que  es  arta  riqueza:  y  que  se  dejan  de  labrar  por 
la  falta  que  hay  de  negros  y  de  azogue,  para  beneficiar  la  plata. 

A  pocotíempo  parece  se  descubrió  el  mineral  del  Corpus.  Eii 
carta  escrita  al  ayuntamiento  de  Guatemala  en  10  de  diciembre  de 
1587,  y  firmada  fray  Alonso  obis^x)  de  Honduras,  se  le  dice.  Re- 
cibo la  de  US.  en  que  se  sirve  encargarme,  lo  que  yo  debiera  so- 
licitar, que  es  el  fomento  del  mineral  de  oro,  que  se  ha  descu- 
bierto en  esta  provincia.  Ximenez,  en  la  historia  natural  tit.  13, 
parece  indicar  sus  descubridores,  cuando  escribe:  bástenos  el  e- 
jemplar,  que  en  nuestros  días  vimos  de  la  gran  riqueza  de  las  mi- 
nas que  llamaron  del  Corpus,  (|ue  de  tal  modo  minoró  el  oro,  don- 
de se  sacaba  con  tanta  abundancia,  (jue  apenas  oy  se  saca  un 
poco,  y  los  que  se  vieron  sobre  las  nubes  ensoberbecidos  con  la 


^88  ,     CAPÍTULO  LXXIir. 

mucha  riqueza^  se  vieron  después  tan  abatidos,  como  fueron  un, 
Santiago  de  Berroteran,  un  Cordero,  alcaldes  que  de  ellas  fueron, 
un  Garachey  un  González  descubridores  de  aquellas  minas.  Juar- 
ros,  describiendo  la  provincia  tr.  1  cap.  3,  el  Corpus,  dice,  mi- 
neral el  mas  famoso,  que  ha  tenido  este  reyno,  produjo  tanto  o- 
ro,  que  se  llegó  á  dudar  si  lo  era,  y  solo  para  el  cobro  de  los  quin- 
tos se  estableció  caja  real  en  este  lugar,  pero  acabó  trágicamente. 

El  informe  de  la  audiencia  del  año  de  579  concluye  con  respeto 
al  azogue,  diciendo.  A  esta  audiencia  parece  que  V.  M.  les  debe 
hacer  merced  de  mandar  que  vuestras  provincias  del  pirú  cada 
año  traigan  300  quintales  de  azogue:  por  el  bien  que  vendrá  á 
la  tierra,  con  que  las  minas  se  labren,  los  azogues,  serán  bien 
pagados,  y  los  quintos  y  dineros  de  V.  M.  El  epiloga  de  cédu- 
las del  siglo  17,  llegando  á  la  de  30  de  diciembre  de  1636,  dice: 
previniendo  se  disponga  el  envío  á  la  jurisdicción  de  Guadalajara 
de  600  quintales  de  az.ogue  que  el  oidor  don  Rodrigo  de  Balca- 
cer  informó  existir  en  Comayagua,  sin  que  hubiese  en  qué  gas- 
tarlos. A  continuación,  prosigue,  se  hallan  las  diligencias  instrui- 
das en  el  particular,  y  oposición  hecha  por  el  fiscal  y  oficiales  rea- 
les para  que  tuviese  efecto  la  remesa.  Con  ocasión  de  haber  man- 
dado el  rey  en  cédula  de  12  de  diciembre  de  649,  que  el  azogue, 
que  el  superior  gobierno  de  este  reyno  pedia  para  beneficio  de 
las  minas  de  Tegucigalpa,  se  diese  al  virey  de  Nueva-España, 
se  acuerda  en  junta  de  hacienda  de  9  de  setiembre  de  650,  se 
le  pida,  mande  duzcientos  quintales. 

Lo  que  vá  referido  denota  el  alto  y  bajo:  ocurridos  en  la  la- 
bor de  minas  de  fines  del  siglo  16  á  principios  del  17,  y  el  grado 
de  restauración,  que  obtuvo  mediado  este  último.  En  junta  de 
5  de  enero  de  651  se  advierte  sucedía  ahora  con  la  plata,  lo 
que  mas  de  un  siglo  antes  con  el  oro,  á  saber,  hacerse  pedacitos 
las  planchas  para  las  pagas.  Como  esta  era  una  necesidad  ines- 
cusable  en  los  mineros  así  dueños  como  jornaleros  para  haber 
mercancías  y  bastimentos,  y  era  al  propio  tiempo  un  abuso  no- 
civo al  real  haber,  por  exponerse  la  plata  á  correr  sin  quinto,  pi- 
dió el  fiscal  se  trocasen  estas  planchas  por  reales,  así  para  que  la 
hacienda  real  no  perdiese  los  quintos,  como  por  que  enviándose 
á  España  en  especie,  le  eran  de  mas  conveniencia,  que  los  reales 
en  moneda,  y  se  acordó  que  los  reales  que  remitía  á  la  caja  de 
Guatemala  la  tesorería  de  Nicaragua,  se  entregasen  en  Tegucigal- 


MONEDA   DEL   REYISO.  'i  80 

pa  al  oficial  que  residía  en  las  minas.  Habiéndose  entregado  y  con- 
sumido en  ellas,  todavía  se  pidieron  á  Guatemala  30  mil  pesos 
mas,  y  en  las  juntas  de  2  y  13  de  mayo  se  mandaron  remitir  pri- 
mero 4  mil  y  después  2  mil.  En  acuerdo  de  9  de  noviembre  de 
699  aparece  que  había  salido  comisionado  por  el  gobierno  superior 
á  virtud  de  una  cédula,  el  oidor  Duardo  á  las  minas  del  Corpus, 
y  se  mencionan  autos  remitidos  de  la  forma  con  que  este  minis- 
tro dio  principio  al  taladro  ó  socabon  para  el  desagüe  general  de 
ellas,  y  las  cartas  venidas  al  real  acuerdo,  pidiendo  se  diesen  gra- 
cias. En  otro  de  10  de  diciembre  del  mismo  año  resulta  apelación 
del  oidor  comisionado  interpuesta  por  el  alcalde  mayor  don  San- 
tiago Berroteran,  y  el  maese  de  campo  don  Juan  Antonio  Galindo. 


CAPITULO  74. 

Mociones* 

La  moneda  en  lo  sucesivo  no  se  labró  de  una  manera  unifor- 
me. Tanto  la  mexicana  como  la  peruana  resulta  con  la  faz  de  co- 
lumnas suprimida,  y  substituido  en  su  lugar  un  escudo  de  armas, 
quizá  de  la  casa  de  Austria,  de  que  era  la  familia  reinante,  con-  * 
servando  la  otra  faz  las  de  Castilla  y  León.  La  ley  que  tenían  me- 
diado el  siglo  17,  puede  conocerse  por  el  siguiente  memorial.  M. 
P.  S.  Los  jueces  oficiales  de  la  real  hacienda  de  esta  corte  con- 
sultan á  V.  A.  en  razón  de  lo  resuelto  en  la  última  junta  de 
hacienda  sobre  la  moneda  del  pirú,  mandando  no  se  reciba  cues- 
ta real  caja,  sino  solo  de  los  indios,  excluyendo  á  los  españoles:  de 
que  se  sigue  que  implícitamente  se  prohibe  la  administración  y 
cobranza  de  la  real  hacienda,  porque  universal  mente  es  la  mo- 
neda del  pirú  la  que  ay  corriente  en  estas  provincias,  y  muí  poca 
ó  ninguna  de  otras  casas  de  moneda:  con  que,  no  habiéndola  de 
recibir,  no  se  puede  ni  deben  hacerse  diligencias  judiciales  ni  ex- 
trajudícíales  contra  los  deudores,  ni  remates  de  las  cosas  que  so 
rematan.  Toda  la  moneda  del  piru,  que  corre  en  este  rey  no  es  de 
muí  buena  ley,  como  la  experiencia  de  los  ensayos  echos  á  mani- 
festado: por  Ura.  Real  persona  no  á  ávido  ni  ay  orden  especial, 
y  sin  ella  se  debe  de  escusar  cualquiera  novedad:  el  haber  real 


í  90  CAPÍTULO  LXXIV. 

está  muy  adeudado,  y  con  muchas  pagas  que  yr  haciendo  y  los 
interesados  no  dificultan  recibirla,  por  tener  bien  experimentada 
la  bondad  de  su  valor  intrínseco,  y  no  recibirles  esta  moneda, 
y  pagarles  en  ella  aunque  sea  su  voluntad  no  guarda  igualdad. 
El  acuerdo  es  de  29  de  abril  de  1652,  que  los  oficiales  reales  den- 
tro de  segundo  dia  certifiquen  los  débitos  fiscales,  y  los  géneros 
que  ay  que  rematar. 

El  resentimiento  de  la  moneda  continúa.  En  junta  de  16  de 
mayo  de  653  se  proponen  los  inconvenientes  de  la  moneda  peru- 
lera, á  que  al  paso  que  en  las  provincias  del  Perú  y  Nueva-Es- 
paña se  ha  proveído  de  remedio  con  la  pramática  de  1»  de  octu- 
bre de  1650,  que  reduce  los  reales  de  á  8  al  precio  de  6,  y  los 
de  á  4  al  de  3,  en  las  provincias  de  Guatemala  no  solamente  corría 
en  todas  partes,  sino  que  la  estaban  trayendo  y  resbalándose  de 
todas  las  otras  provincias,  donde  estaba  rebajada,  y  llevándose 
la  moneda  mexicana,  de  que  no  ha  quedado,  sino  mui  rara;  y  en 
vista  de  ello  se  acordó  el  cumplimiento  y  publicación  de  dicha  pra- 
mática en  todo  el  reyno,  ordenándose  ademas,  que  los  que  no 
quieran  perder  en  su  dinero,  pueden  ocurrir  con  él  á  la  caja,  pa- 
ra ensayar  el  que  estuviere  bueno,  y  reducido  á  planchas  resella- 

^   das,  poderlo  mandar  acuñar,  donde  haya  casa  de  moneda. 

^  ,  Xlmenez  lib.  5  cap.  4  escribe.  Fué  aqueste  año  de  53  mui 
trabajoso  para  el  reyno  de  Guatemala  por  la  baja  de  la  moneda, 
á  causa  de  que  se  halló  aver  entrado  mucha  porción  de  moneda 
de  plata  con  mucha  mas  liga  que  la  que  la  ley  dispone:  y  así 
se  mandó  que  los  pesos  de  á  8  reales  valiesen  solamente  6,  y  los 
de  á  4,  que  valiesen  3  reales:  y  así  hubieron  mucha  pérdida  los 
que  se  hallaron  con  mucha  plata,  y  de  este  modo  corrió  la  moneda 
algún  tiempo.  Robertson  lib.  8  not.  93,  dice:  toda  la  plata  amone- 
dada llevada  del  Perú  á  Portobelo  en  1654,  se  halló  alterada  y 
mezclada  en  una  quinta  parte  de  mal  metal.  Se  descubrió  el  frau- 
de, y  el  tesorero  de  rentas  del  Perú,  que  era  el  autor,  fué  que- 
mado públicamente. 

A  esta  moneda  se  daba  entonces  el  nombre  de  mociones,  y 
don  Francisco  Delgado  de  Nájera  en  exposición  que  hace  acerca 
de  ella,  dice:  algunos  particulares  la  recojen  para  fundirla,  por 
tener  cierta  la  ganancia,  pues  ay  experiencia  que  en  siendo  el 
moción  de  ley  tiene  mas  de  los  seis  reales.  El  capitán  don  Juan 
Bernal  del  Caño,  tesorero  del  derecho  de  barlovento,  en  exposición 


ce 

M 


MOCLONES,  /f  9\ 

suya,  escribe:  de  pocos  meses  á  esta  parte  se  ha  reconocido  que 
á  ydo  entrando  en  estas  provincias  muciía  moneda  falsa  de  cobre, 
que  no  es  de  la  viciada,  por  haber  sabido,  que  en  ellas  corría  to- 
davía la  moneda  de  mociones,  por  seis  reales  de  valor.  El  capitán 
don  Agustín  Matute,  tesorero  juez  oficial  real,  en  otra  que  ha- 
ce sobre  la  materia  dice:  no  ay  razón,  mandato,  ni  costumbre 
que  haya  podido  disponer  corra  la  moneda  falsa  de  cobre,  y  co- 
nociendo V.  A.  ser  esto  así,  acordó  y  mandó,  que  en  esta  ciu- 
dad y  las  demás  de  su  distrito  se  pregonase  que  dentro  de  quin- 
ce días  la  manifestasen,  y  que  pasados  se  procedería  contra  los 
que  la  tuviesen:  en  el  cual  tiempo  se  á  manifestado  la  cantidad, 
que  tengo  certificada  con  distinción  de  la  falsa,  viciada,  y  muí 
oca  buena. 

Recelándose  todavía  mayores  inconvenientes,  se  celebraron  jun- 
s  y  se  pidieron  votos  por  escrito  á  prelados,  empleados,  y  par- 
ticulares que  los  dieron  el  día  21  de  junio  de  661.  Muchos  pro- 
pusieron la  extinción  total  de  los  mociones,  algunos  la  resistieron. 
El  contador  Ochaita  la  funda,  diciendo:  que  habiéndose  consumi- 
do en  toda  España  y  parte  de  las  Indias  la  moneda  llamada  pe- 
rulera por  el  defecto  conocido  de  falso,  solo  en  esta  ciudad  se  al- 
zó la  mano,  y  se  suspendió,  mandando  corriese  en  el  ínterin,  pa- 
ra queubiese  moneda  usual;  y  aunque  á  corrido  por  este  fin,  to- 
davía se  a  reconocido  por  los  que  an  entrado  de  otros  reynos, 
haciendo  grangería  en  traerla,  que  de  pocos  días  á  esta  parte  se 
a  aumentado  tanta  y  de  tan  mala  calidad,  que  si  se  diera  lugar 
á  que  corriese,  continuasen  en  traer  mas  y  mas  cada  día,  y  que- 
dase la  misma  dificultad,  y  menos  remedio. 

El  thesorero  Bernal  del  Caño,  en  el  suyo  escribe:  en  razón  de 
la  moneda  viciada  y  falsa  digo,  se  debe  fundir  y  consumir  toda 
aquella  que  no  fuere  del  nuevo  sello  de  columnas:  lo  primero  por 
ser  así  la  orden  de  S.  M,  y  no  ser  conveniente  aver  dos  sellos 
de  moneda:  lo  segundo,  porque  del  sella  de  columnas  ay  bastan- 
te moneda,  para  comerciar  en  este  re^no,  y  nunca  é  visto  tanta 
como  oy;  y  lo  otro,  que  cada  día  vemos  no  querer  nnyde  rccehir 
este  dinero,  por  cuya  causa  en  ningunos  reynos  de  S.  M.  corro, 
y  tampoco  es  conveniente  corra  en  estas  provincias. 

Don  Alonso  Cristóval  Calanche  Valenzuela,  en  el  suyo,  dice: 
sobre  la  reprobación  y  consumo  de  la  moneda  perulera,  llamada 
mociones,  rae  afirmo  en  que  uo  hallo  para  reprobaí*  moneda  fa- 


^92  CAPÍTULO   LXXIV. 

cuitad  en  esta  real  audiencia:  que  para  remedio  de  los  daños  de 
la  consulta  divulgada,  podia  mandar  trocar  en  la  real  caja  sin 
premio  alguno  la  moneda  buena  de  mociones  á  moneda  de  colum- 
nas; y  proceder  conforme  á  derecho  contra  los  que  retuviesen  ó 
comerciasen  en  moneda  falsa. 

Pasando  al  modo  de  consumir  la  moneda,  dice  Nájera:  el  me- 
dio que  se  meofrece,  es,  que  todos  los  que  se  hallaren  con  mone- 
da moclona,  acudan  con  ella  á  la  real  caja,  donde  se  les  dará  lo 
que  correspondiere  á  la  que  llevaren  estando  un  ensayador  y  los 
oficiales  reales,  para  que  vean  la  que  es  buena.  El  tesorero  Matute 
dice:  que  reducida  á  planchas  ensayadas,  se  truequen  por  su  ver- 
dadero valor  con  la  moneda  que  fuere  entrando  en  la  real  caja. 

Parece  que  la  providencia  que  se  tomó  es  indicada  por  Xime- 
nez,  que  continuando  su  relación,  dice:  hallando  convenir,  que  a- 
questa  moneda  se  extinguiese,  se  mandó  que  no  corriese,  que  es 
la  que  llamaron  mociones,  y  los  dueños  por  no  perder  su  plata,  la 
fundieron  en  barras,  y  otros  hicieron  plata  labrada.  Así  es  que  no 
se  adoptó  el  parecer  de  Nágera  ni  Matute,  acaso  por  la  dificultad 
de  dar  cumplimiento  al  contado  á  los  interesados;  porque  si  el  a- 
ño  de  51  de  30  mil  pesos  que  se  pidieron  de  Tegucigalpa  para 
rescate  de  planchas,  solo  se  remitieron  6  mil,  menos  se  podia  en 
el  de  61  atender  á  ambos  objetos. 

Extinguidos  los  pesos  y  tostones  de  esta  clase,  advierte  el  mis- 
mo Ximenez,  solo  corrieron  los  reales  de  á  dos,  hasta  que  el  año 
de  1663  se  mandó,  que  no  corriesen,  si  no  es  que  se  reconociesen 
los  que  no  estaban  adulterados,  y  aquesos  se  resellaron,  que  son 
los  que  el  dia  de  oy  se  hallan  con  una  corona.  Sin  duda  algunos 
mociones  de  mejor  ley  escaparon  de  la  extinción,  puesto  que  se  ha 
habido  á  la  mano  uno  de  á  8  con  la  figura  de  un  pedazo  de  tiesto^ 
que  tiene  por  el  lado  convexo  las  armas,  desde  luego  de  Austria, 
y  el  nombre  de  Felipe  IV;  y  del  otro  una  cruz  con  las  de  Castilla 
y  León,  y  el  año  de  1650.  También  se  ha  reconocido  uno  de  á 
dos  con  las  mismas  armas,  y  el  resello  de  una  corona  real. 

Ximenez  añade:  porque  las  rentas  reales  de  S.  M.  solo  se  lleva- 
ban en  pesos  de  8  reales,  y  no  se  hallaban,  por  haberles  quitado 
el  valor  á  los  que  llaman  mociones,  y  de  las  nuevas  fábricas  avia 
todavía  pocos,  se  mandó  que  se  llevasen,  aunque  fuesen  en  rea- 
les de  dos,  como  se  hizo;  y  así  se  empezó  á  experimentar  mucha 
falta  de  plata  para  los  comercios,  y  los  navios  que  venian  al  Golfo, 


MOCLONES.  495 

llevaban  de  la  plata  fundida  de  los  mociones,  porque  no  avia  o- 
tra  plata. 

La  contienda  por  los  reales  de  á  dos,  aun  no  era  acabada  15 
años  después  de  resellados,  y  ademas,  se  extendió  á  los  reales  sen- 
cillos. En  real  provisión  de  13  de  abril  de  1678,  el  presidente  y 
oidores  dijeron.  Por  cuanto  en  la  real  caja  de  esta  corte  se  halla 
alguna  plata  en  deadoses  resellados  pertenecientes  á  S.  M.  que  no 
se  han  podido  reducir  á  moneda  doble,  ni  aun  á  los  deadoses  y 
sencillos,  que  están  mandados  remitir  al  señor  virey  para  su  true- 
que, y  habiéndosele  dado  noticia  que  el  capitán  don  Isidro  de  Ze- 
peda  llegó  á  preguntar,  si  anticipando  alguna  moneda  doble,  se 
le  remataría  el  cacao  del  tercio  de  Sant  Juan,  y  habiéndosele  en- 
viado recado,  para  que  sirviese  á  S.  M.  en  reducir  á  moneda  do- 
ble 5  mil  pesos  de  la  que  se  halla  en  la  real  caja  resellada  provincia- 
na con  cargo  de  que  se  le  volverá;  respondió  no  hallarse  con  mo- 
neda doble,  por  cuya  razón  ¡op  habia  hecho  postura,  que  á  tener- 
la, sirviera  á  S.  M.  mediante  lo  cual,  mandaban  y  mandaron,  sin 
embargo  de  lo  que  respondió,  se  le  notifique,  ponga  oy  en  todo  e\ 
dia  en  la  real  caja  5  mil  pesos  en  moneda  doble,  para  que  en  ella 
se  trueque,  con  cargo  de  que  dentro  de  dos  meses  se  le  volverá. 
Notificada  la  providencia  al  interesado,  apeló  á  la  misma  audien- 
cia, y  en  eso  quedó. 

Sin  embargo  que  la  moneda  de  columnas  se  ha  visto  contra- 
puesta á  la  de  escudos,  no  cesó  de  labrarse  esta  última  lo  mismo 
que  la  primera,  y  ya  parecen  en  lo  sucesivo  cambiadas,  esto  es; 
de  ley  superior  una  de  escudos,  que  se  ha  tenido  á  la  vista,  del  a- 
ño  de  1G82;  y  de  inferior,  una  de  columnas  de  1G83:  ambas  cir- 
culares, y  sin  labor  en  el  canto:  la  de  columnas  con  el  nombre  de 
Potosí,  algún  tanto  elevada  en  el  centro;  y  la  de  escudos  sin  nom- 
bre de  lugar,  con  ambas  superficies  del  todo  planas.  Alcedo,  des- 
cribiendo Lima,  advierte,  que  fué  trasladada  á  esta  ciudad  la  ca- 
sa de  moneda  de  Potosí  el  año  de  G03;  pero  hablando  de  esta  vi- 
lla, supone  permanente  en  ella  la  casa  de  moneda,  como  se  ve  en 
1683;  y  puede  suceder,  que  en  la  primera  se  tnilmjase  con  mas 
perfección  que  en  la  segunda.  Mas  sea  como  fuere,  aparecen  dos 
pesos  duros,  uno  de  1688,  y  otro  de  1601,  ambos  de  columnas, 
con  figura  del  todo  irregular  en  la  superficie,  y  en  la  circunferencia, 
sin  otro  rastro  de  forma  circular,  (jue  el  que  alcanza  la  marca  del 
punzón  en  la  amplitud  de  la  hoja  del  metal,  mas  ó  menos  prolon- 
TOM.  2.  (26) 


Í94  CAPÍTULO  LXXV. 

gada,  y  contraheclia  en  todas  direcciones.  Las  monedas  inferiores 
de  á  cuatro,  y  de  dos  reales,  aunque  son  abrigadas  por  la  marca, 
llevan  las  columnas  tanta  imperfección,  que  mas  denotan  un  enre- 
jado. En  fin,  las  armas  de  la  casa  de  Austria  desaparecen  en  ellas, 
y  en  otro  duro  de  1702,  no  tornando  á  aparecer,  hasta  el  año  de 
1712  en  moneda  del  archiduque,  que  al  entrar  militarmente  en 
Madrid,  toma  el  nombre  de  Carlos  III,  y  se  titula  rey  de  las  Es- 
pañas. 


KB'S^I3^f€i- 


CAPÍTULO  73. 

Casa  de  iiioiiefla. 

El  presidente  Cosió  en  20  de  setiembre  de  1714  dictó  el  auto 
siguiente.  Debiendo  escogitar  medios  por  donde  reviva  este  reyno, 
para  que  sus  moradores  no  lo  desamparen  á  urgencias  de  las  ne- 
cesidades, que  se  experimentan,  por  no  hallarse  un  real,  viéndose 
precisados  á  comerciar  á  cambios  de  efectos  y  con  cacao,  como  en 
Nicaragua,  Costa-rica  y  Honduras,  y  este  sea  la  fundación  de  la 
casa  de  moneda  con  su  cuño  en  esta  ciudad,  para  lo  que  brindan 
sus  preciosos  minerales,  y  para  que  cada  uno  exprese  su  sentir  en 
asunto  de  tanta  importancia:  pásese  copia  de  este  auto  al  real  a- 
cuerdo,  al  señor  obispo  de  esta  ciudad,  al  venerable  deán  y  cabil- 
do, al  ayuntamiento  de  esta  ciudad,  á  los  ministros,  oficiales  rea- 
les y  contador,  y  á  los  reverendos  padres  de  Santo  Domingo,  San 
Francisco,  la  Merced,  y  prelados  de  San  Agustín,  rector  de  la 
Compañia  de  Jesús  y  Belén. 

El  real  acuerdo  reprodujo  el  auto  superior:  el  obispo  y  demás 
prelados  lamentan  la  pobreza  de  la  tierra-  los  oficiales  reales  el  a- 
traso  para  realizar  los  tributos;  y  el  ayuntamiento  la  falta  de  di- 
nero, dimanada  de  que  ya  no  venian  de  Nueva-España  200  y  250 
mil  pesos,  que  se  traian  antes,  á  reportarlos  en  cacao:  ni  venían 
del  Perú  los  200  mil  ducados,  que  debian  traer,  para  volver  con 
frutos  del  pais:  que  al  propio  tiempo  sallan  cantidades  crecidas 
para  España,  así  de  S.  M.  como  de  particulares;  y  que  así,  una 
vez  que  habia  en  la  tierra  trece  minas  de  oro,  entre  ellas  la  del 
Corpus  que  daba  oro  de  23  quilates,  y  quince  de  plata,  entre  e- 


CASA  DE  MONEDA.  ^05 

lias  la  de  Tegucigalpa,  que  daba  plata  copella,  cuyas  labores  ba- 
bian  cesado  por  falta  de  dinero,  había  necesidad  y  proporción  de 
fabricarse  en  la  tierra  moneda  para  su  comercio. 

La  pretensión  se  hizo  en  España;  pero  promovido  el  presiden- 
te Cosío,  marques  de  Torre-Campo,  para  la  presidencia  y  gobierno 
de  Filipinas,  decayó  su  importancia,  siguiéndola  entonces  el  ayun- 
tamiento en  unión  de  otras  que  tenia  pendientes,  y  se  ve  en  13 
de  abril  de  718,  que  acuerda  hacer  instancia  sobre  ella  y  por  las 
demás  encargadas  á  su  agente.  Pasados  once  años,  la  tomó  por 
principal,  y  celebrando  cabildo  abierto  en  28  de  henero  de  729, 
dispuso,  dice  el  acta,  se  haga  consulta  al  gobierno  superior,  impe- 
trando licencia  para  poner  en  práctica  un  molinete,  y  en  él  fabri- 
car de  duzíenlos  á  trescientos  mil  pesos:  para  cuyo  efecto  se  solici- 
te informe  del  ilmo.  señor  obispo,  de  su  V.  D.  y  cabildo,  y  sagra- 
das religiones. 

La  antigua  gaceta  de  Guatemala  da  alguna  idea  del  estado  de 
la  labor  de  las  minas  en  este  tiempo.  La  del  mes  de  noviembre  de 
729  en  el  artículo  Honduras,  dice:  las  minas  de  esta  provincia  es- 
tan  paradas  la  mayor  parte  por  falta  de  trabajadores.  La  de  hene- 
ro de  730  refiere  haber  entrado  este  mes  en  esta  ciudad  de  los  rea- 
íes  de  minas  en  partidas  conocidas,  por  una  parte  12  mil  marcos 
de  plata  de  ley,  por  otra  104.558  pesos  seis  reales,  que  con  otras 
porciones  que  no  se  han  podido  averiguar  se  discurre  llegarán  á 
20  mil  marcos:  la  de  marzo  da  noticia  de  8.500  marcos,  y  74072 
pesos  4  reales;  y  la  de  junio,  dice:  avisan  que  el  trabajo  de  las 
minas  de  plata  anda  en  toda  la  provincia  muy  vivo,  y  que  cada 
diase  experimenta  mas  la  riqueza  de  los  minerales,  aunque  la  fal- 
ta de  trabajadores,  y  la  general  necesidad,  que  en  todo  el  reyno 
se  padece  de  moneda,  no  permite  el  beneficio  de  las  minas  conibr- 
me  á  su  riqueza,  y  deseo  de  sus  dueños. 

Entre  tanto  en  España  se  daba  curso  á  la  solicitud  de  Guate- 
mala por  casa  de  moneda,  y  se  pidió  informe  al  virey  de  ÍNueva- 
España,  á  tiempo  que  había  vuelto  de  Filipinas  y  se  hallaba  en  Mé- 
xico el  señor  Cosío,  marques  de  Torre-Cjuiipo,  (jue  babia  sido  pre- 
dente  de  Guatemala  y  dado  impulso  ü  la  pretensión,  y  mirándola 
como  suya,  oficiosamente  hizo  las  explicaciones  convenientes.  Así 
es,  que  este  trámite  no  tuvo  el  éxito  que  cupo  el  sii;lo  anterior  al 
del  consulado;  porque  en  la  gaceta  de  agosto  del  mismo  año  ya  se 
lee;  por  cartas  de  México  se  sabe  que  el  excelentísimo  señor  virev 


A  96  CAPÍTULO  LXXV  . 

marques  de  Casa-faerte  informó  al  rey  nuestro  señor  largamente 
sobre  lo  importante  que  será  en  esta  ciudad  la  casa  y  fábrica  de 
moneda,  que  tanto  deseamos  conseguir.  Por  último,  en  las  de  no- 
viembre y  diciembre  del  mismo  año  730  se  da  noticia  de  la  llegada 
de  azogues,  la  viveza  y  provecho  del  trabajo  en  las  minas,  y  la  ve- 
nida de  9  mil  marcos  de  plata. 

La  concesión  de  casa  de  moneda  á  Guatemala  fué  hecha  en 
cédula  de  17  de  enero  de  1731,  y  la  noticia  de  ello  comunicada  por 
el  agente,  recibida  en  7  de  agosto  siguiente.  Fué  cometida  su  eje- 
cución al  virey  de  Nueva-España,  quien  en  cumplimiento  nombró 
oficiales  que  viniesen,  y  por  director  al  presbítero  don  José  Eus- 
taquio de  León,  remitiendo  así  mismo  utensilios  de  labor  y  los  se- 
llos: de  lo  cual  envia  noticia  el  virey  en  carta  de  3  de  agosto  de 
1732,  que  vino  con  otra  de  6  de  agosto  del  señor  Cosió  marques 
de  Torre-Campo,  manifestando  lo  satisfactorio  que  le  habia  sido 
cooperar  á  la  concesión  y  ejecución  de  todo,  que  fueron  recibidas 
en  cabildo  de  31  de  octubre  siguiente. 

Puesto  á  camino  el  director  con  sus  oficiales,  los  sellos  é  ins- 
trumentos, avisa  hallarse  en  Oaxaca  en  carta  recibida  en  cabildo 
de  27  de  enero  de  1733,  en  el  cual  se  dispuso  la  solemnidad  de  su 
recibimiento  que  se  hizo  el  dia  1 7  de  febrero,  según  relación  de 
Juarros  trat.  2  cap.  9;  quien  añade  que  en  marzo  siguiente  co- 
menzó á  acuñarse  la  primera  moneda.  Entonces  regia  el  sello  de 
Felipe  V,  y  como  este  monarca  era  de  la  casa  de  Borbon,  hablan 
desaparecido  otra  vez  las  columnas,  y  se  fabricaba  la  moneda  con 
dos  escudos  de  armas,  las  de  Castilla  y  León  de  un  lado;  y  del  otro, 
no  ya  las  de  la  casa  de  Austria,  sino  de  la  familia  reinante,  en  que 
aparecen  las  flores  de  hs,  y  el  escudo  todo  con  corona  imperial. 
Tales  faces  muestran  cuatro  monedas  de  á  dos  reales,  que  se  han 
traido  á  la  vista,  todas  circulares  sin  labor  al  canto,  con  el  nombre 
de  Fehpe  V  de  un  lado,  y  del  otro:  rey  de  las  Españas;  sin  desig- 
nación de  lugar:  una  tiene  el  año  de  1718,  dos  el  de  1722  y  la 
otra  de  1725.  En  otra  moneda,  de  tradición,  mexicana  también  de 
á  dos  reales,  se  han  reconocido  ambos  escudos,  y  puede  pertene- 
cer al  mismo  reinado:  tiene  ambas  superficies  medianamente  pla- 
nas, y  el  contorno  trozado  en  varias  direcciones. 

De  este  último  género  ocurre  estimar  la  primera  moneda  acu- 
ñada en  Guatemala  por  el  esmero  con  que  están  marcados  multi- 
tud de  pesos,  que  se  han  tenido  á  la  vista,  y  llevar  la  letra  de  Phe- 


CASA  DE  MONEDA.  4  07 

lippe  V  por  la  gracia  de  Dios  rey  de  las  Espaüás  y  las  Indias,  y 
así  mismo  el  año  de  1733.  Ademas  de  estos  pesos,  se  han  recono- 
cido otros  vaciados  de  ley  inferior  del  mismo  año,  sin  duda  falsea- 
dos. Uno  del  Perú  también  del  año  de  1733  de  buena  ley  apare- 
ce con  columnas,  y  con  toda  la  irregularidad  de  los  mociones.  En 
el  año  de  1734  ya  hubo  novación.  En  un  peso  mexicano  de  este 
año,  las  armas  que  antes  llenaban  dos  escudos,  ahora  ocupan  uno 
solo,  siendo  colocadas  las  flores  de  lis  en  el  centro  de  los  castillos 
y  leones;  y  quedando  despejada  la  otra  faz  de  la  moneda,  son 
repuestas  las  columnas,  no  ya  solas,  sino  al  resguardo  de  los  he- 
misferios, con  la  letra:  ambas  uno,  que  hace  un  solo  reyno  de  am- 
bas Españas.  Ademas,  este  duro  es  circular,  y  tiene  el  canto  ó  lo- 
mo labrado  con  un  cordón,  que  ciñe  toda  la  medianía,  ampliándo- 
se,  y  angostándose,  y  llenándose  las  angosturas  con  labor  que  sa- 
le de  los  lados  para  el  medio,  todo  muy  bien  calado,  y  haciendo 
juego  coala  guarda  de  la  superficie.  En  1735  aun  continúan  en 
el  Perú  las  columnas  enrejadas  y  la  irregularidad  moclona. 

En  extracto  tomado  de  los  expedientes  de  la  casa  de  moneda, 
al  artículo  22  se  lee:  que  puesta  en  corriente,  se  observó,  que 
las  labores  de  plata  no  correspondian  á  los  informes  echos  á  S. 
M.  de  la  abundancia  de  metales,  que  dio  motivo  principalmente 
á  concederse  su  establecimiento;  y  en  cabildo  de  26  de  octubre 
de  734  se  ve  dársele  traslado  de  una  pretensión  que  hacen  los  ofi- 
ciales inferiores  de  la  casa,  pidiendo  seles  hagan  buenos  los  7  ó  mil 
marcos,  que  informó  esta  ciudad,  podrán  labrarse,  atento  á  que 
no  tenían  ellos  en  qué  trabajar,  y  adquirir  su  manutención.  Se  re- 
fiere también  en  el  art.  22,  que  se  dictaron  varias  providencias  para 
celar  el  extravio  de  las  platas,  que  se  destinaron  para  rescate  de 
ellas  80  mil  pesos  del  caudal  de  la  real  hacienda,  y  que  el  director 
propusiese  las  ordenanzas  mas  adaptables  para  el  gobierno  de  la 
casa.  Mas  adelante  desaprueba  el  rey  que  los  80  mil  pesos  des- 
tinados para  rescate  de  platas,  se  aplicasen  á  la  habilitación  de  los 
mineros;  y  son  aprobadas  las  monedas  remitidas  y  labradas  en  es- 
ta casa  en  cédula  de  5  de  julio  de  739,  porque  habiéndose  recono- 
cido, dice,  por  la  junta  de  moneda  y  comercio,  se  encontraron  a- 
justadas  con  muy  poca  diferencia  a  la  ley  y  peso  que  deben  tener. 

Echevers  en  la  primera  parte  de  su  ensayo  mercantil  impresa 
en  1741,  al  número  33  escribe:  creyéndose  por  los  zelosos  del  bien 
público,  que  para  adelantar  las  minas  era  el  mejor  medio  el  esta- 


\  98  CAPÍTULO  LXXV. 

blecimiento  de  la  casa  de  moneda,  se  empleó  todo  esfuerzo  en  con- 
seguirla; pero  el  efecto  no  ha  respondido  como  se  deseaba,  porque 
sin  fomentarse  la  saca  de  metales,  es  imposible  verse  plata,  y  to- 
dos han  concebido  mucho  riesgo  para  dicha  labor.  Al  presente  se 
beneficia  la  plata  á  fuego,  á  excepción  de  la  de  Alotepeque,  en 
que  es  por  azogue,  y  en  ello  reconoceremos  cuanto  podrá  adelan- 
tarse con  el  ahorro:  porque  en  los  Potrerillos  donde  ay  mayor  a- 
bundancia  de  metales,  aunque  no  de  los  mas  ricos,  para  el  bene- 
ficio de  la  liga,  necesitan  entre  otras  cosas  4  tiradores  de  fuelles 
á  4  reales,  los  que  se  pudieran  ahorrar,  haciendo  en  lugar  de  los 
fuelles,  un  soplo  de  agua,  con  que,  en  tanto  que  por  los  fuelles 
se  fundan  6  quintales,  por  el  soplo  se  funden  30.  De  la  escasez 
de  víveres  se  originan  también  desórdenes  con  gran  menoscabo 
de  las  minas,  porque  las  desamparan  casi  todos  los  años  la  mayor 
parte  délos  operarios  por  la  falta  de  bastimentos.  Al  número  44, 
dice:  la  mina  de  Opoteca  al  presente  está  desamparada  por  cau- 
sa de  la  dureza  de  sus  metales,  al  tanto  que  son  los  mas  ricos. 
También  está  la  mina  del  Corpus  al  presente  desamparada  por  fal- 
ta de  medios  para  el  socabon  que  necesita. 

En  la  segunda  parte  impresa  el  año  de  742  al  número  32  es- 
cribe. Las  minas  por  ahora  trabajadas  por  gente  pobre,  producen 
al  año  300  mil  pesos.  Pudieran  rendir  doblada  cantidad  solo  con 
que  se  costearan  por  una  compañía  algunos  ingenios  ó  molinos 
para  beneficiar  por  azogue  todos  los  metales  que  no  son  de  fuego. 
Para  todo  ayudan  las  disposiciones  de  este  rey  no.  Así  se  ve  ha- 
ciéndose el  careo  con  las  minas  de  Zacatecas  que  mantienen  7  315 
muías  para  el  manejo  de  97  molinos:  en  las  minas  de  este  reyno 
se  ahorraba  la  exorbitancia  de  este  gasto  por  los  rios  que  ay,  pa- 
ra mover  los  molinos.  Allá  les  cuesta  el  azogue  á  90  pesos  quin- 
tal: acá  por  la  nueva  concesión  de  S.  M.  á  favor  de  la  minería 
les  costará  poco  mas  de  30  pesos, 

Al  número  37  dice.  Los  españoles  luego  que  se  posesionaron 
de  este  reyno,  se  aplicaron  á  la  minería,  que  en  los  primeros  tiem- 
pos ñoreció,  hasta  que  en  estos  últimos  ha  llegado  á  la  mayor  de- 
cadencia, y  no  obstante  esta,  entran  cada  año'  en  esta  ciudad  co- 
mo producto  de  las  minas  300  mil  pesos,  fuera  de  lo  que  se  ex- 
tarvia  para  el  comercio  ilícito  á  la  costa  de  Honduras:  multipli- 
cados pues  éstos  por  218  años,  que  ha  que  están  establecidos  los 
españoles  montan  65,400.000  pesos,  sin  que  en  esta  suma  se  in- 


CASA  DE  MONEDA.  -199 

Cluyan  las  iomensas  cantidades  de  oro,  que  se  sacaron  al  fm  del 
siglo  pasado  de  las  minas  del  Corpus,  del  que  no  ha  quedado  mas 
que  el  que  se  empleó  en  dorar  retablos,  ni  tampoco  (así  el  origi- 
nal )  de  la  moneda  de  plata  y  oro  venida  del  Perú  en  todo  este 
tiempo;  sino  solo  la  poca  plata  perulera,  que  está  circulando  en 
el  comercio,  y  por  gastada  no  es  apetecida  para  fuera  del  reyno, 
cuyas  dos  partidas  pueden  importar  igual  ó  mayor  cantidad  de  mi- 
llones que  los  que  se  regulan  de  la  saca  anual,  y  de  todos  estos  no 
ha  quedado  mas  que  una  bagilla,  y  la  plata  que  religiosamente  se 
ha  destinado  para  el  culto  y  adorno  de  los  templos. 

En  real  orden  de  31  de  julio  de  74G  se  avisa  la  remisión  de 
nuevos  sellos  con  el  nombre  de  Fernando  Y I  por  fallecimiento  del 
monarca  antecesor:  se  han  reconocido  multitud  de  pesos  y  tosto- 
nes de  esta  clase,  reputados  mexicanos  con  el  nombre  del  prín- 
cipe reinante,  los  dos  hemisferios,  y  el  año  de  la  acuñación  entre 
dos  GG,  planos  en  ambas  superficies  y  ti-ozados  en  todas  direc- 
ciones. En  otra  de  14  de  mayo  de  751  manda  S.  M.  se  labre  la 
moneda  circular,  como  en  la  casa  de  México:  lo  que  comenzó  á 
verificarse,  y  tuvo  cumplimiento  el  ano  de  754, 

El  director  León,  evacuó  el  encargo  de  proponer  unas  orde- 
nanzas; y  el  superintendente  Aguirre,  haciendo  observaciones  acer- 
ca de  ellas,  en  el  cap.  2  da  noticia,  de  que  el  año  de  736  se  amo- 
nedaron 28.930  marcos  de  plata:  en  737  la  cantidad  de  33.G42 
marcos  en  738  la  de  32.G01:  en  el  de  739  la  de  38  mil;  y  en  el 
de  752  la  de  31  mil.  Mas  estos  fueron  los  años  de  abundancia,  que 
en  algunos  fueron  10  mil:  en  el  de  49  quince  mil:  en  el  de  50 
diez  y  ocho  mil:  en  el  de  54  veinte  y  un  mil,  y  debe  haber  habido 
otros  de  escasez  de  metales  en  que  bajase  la  acuñación  á  menos 
de  20  mil  marcos:  porque  agrega  el  mismo  Aguirre,  que  desde  la 
erección  de  la  casa  que  fué  el  año  de  7  33,  hasta  el  de  754,  que  ha- 
cen 22  años  se  hablan  labrado  508.401  marcos  de  plata,  que  re- 
partidos en  ellos,  á  cada  uno  caben  23.112  marcos:  todo  esto  sin 
los  febles  que  en  los  22  años  dieron  77  15  pesos,  4  nales.  Con  res- 
pecto al  oro,  añade,  que  se  labraron  en  los  propios  22  años  2124 
marcos,  que  repartidos  del  mismo  modo,  dan  por  año  90  marcos 
4  onzas.  Su  fecha  junio  28  de  17  55.  Un  tostón  de  á  4  reales  fa- 
bricado en  Guatemala  en  1755,  no  se  diferencia  del  peso  mexica- 
no del  año  de  7  34,  que  va  descrito,  sino  en  el  nombre  del  prínci- 
l)e  reinante,  y  el  del  lugar  de  la  acuñación,  que  son  las  dos  üG. 


200  CAPÍTULO   LXXVI. 

en  vez  de  dos  MM.  una  á  cada  lado  de  la  numeración  de!  año. 
También  se  diferencia  el  cordón  en  dos  hojas  que  salen  del  medio 
á  los  lados. 


CAPITULO  76. 

Macacois* 

Tratándose  de  dar  cumplimiento  á  una  cédula  de  9  de  agosto 
de  1755,  acerca  de  la  moneda  antigua,  anterior  ala  circular  ú  or- 
bicular, se  celebró  una  junta,  y  para  esclarecimiento  de  la  ma- 
teria, dio  el  director  León  un  parecer  en  20  de  abril  de  1757,  re- 
ducido á  cuatro  puntos.  Trata  en  el  primero  de  la  moneda  defec- 
tuosa que  hay  en  estas  provincias,  y  dice:  con  motivo  de  no  correr 
la  moneda  que  aquí  circula,  en  otros  dominios  de  S.  M.  ha  ocur- 
rido á  centruarse  en  este  reyno,  introduciéndola  los  advertidos  á 
cambio  de  los  efectos  que  aquí  se  hallan  para  ahorrarse  de  la  pér- 
dida, que  les  ofrece  renovarla  en  las  casas  de  moneda  que  debieran, 
y  para  adelantar  en  los  géneros  por  que  la  cambian;  por  lo  que 
parece  conveniente  cerrar  la  puerta,  para  que  no  se  introduzga  mas 
de  la  que  corre  en  todas  las  provincias  de  este  reyno:  pues  así 
como  los  que  se  pasan  de  este  á  otros,  llevan  de  aquí  moneda  cir- 
cular para  su  transporte  y  comercios,  también  es  justo,  que  los 
que  vienen  del  Perú  y  sus  provincias  traigan  de  la  moneda  circu- 
lar, que  allá  se  labra  para  los  propios  fines. 

De  la  moneda  antigua  mexicana  ha  quedado  mui  poca;  y  la  me 
nuda  tan  gastada,  que  apenas  se  percibe  su  estampa:  de  la  troza- 
da que  se  labró  aquí,  ha  quedado  poquísima;  y  la  circular  labra- 
da después,  es  mui  rara  por  el  crédito  con  que  una  y  otra  ha  cor- 
rido: como  los  frutos  de  este  reyno  no  equivalen  á  los  que  entran 
de  China  y  España,  para  completar  sus  importes,  se  ha  llevado 
la  moneda  mas  florida  de  ambas  especies,  trozadas  y  circular. 

En  el  segundo  punto,  sobre  qué  moneda  circular  se  ha  labra- 
do en  este  reyno,  escribe:  desde  el  año  de  1754,  en  que  se  comen- 
zó á  labrar,  hasta  la  fecha  van  72.085  marcos,  inclusos  los  febles, 
que  han  producido  614.118  pesos  6  reales.  Sobre  el  tercer  punto, 
expone,  conviene  recoger  la  moneda  antigua  defectuosa;  porque 
no  es  conforme,  que  cuando  en  todos  los  dominios  de  S.  M.  se  ha 


MACACOS.  20 1 

recogido,  para  reducirla  á  mejor  forma,  solo  en  Guatemala  circu- 
le la  mas  inferior,  que  puede  hallarse. 

Al  cuarto  punto,  del  tiempo  y  modo  de  extinguirla,  dice  que 
el  tiempo  solo  no  puede  consumir  la  moneda  falsa,  porque  de  es- 
te reyno  no  tiene  salida;  y  que  sin  gravamen  de  la  real  hacienda 
ni  atraso  del  comercio,  se  puede  conseguir  reducirla  á  su  debida 
perfección,  reservándose  en  esta  casa  de  moneda  lo  que  produ- 
cen los  quintos,  que  no  tienen  destino  preciso,  hasta  en  canti- 
dad de  20  mil  pesos.  Con  este  caudal  quiere  se  rescaten  dos  mil 
marcos  de  plata,  de  manera  que  se  amonede  uno,  mientras  se  re- 
cauda el  otro:  asigna  para  el  cambio  el  tres  por  ciento  á  estilo  de 
comercio:  hace  tres  separaciones  de  ella:  la  ajustada  fuerte  y 
feble  dentro  de  la  permisión  para  que  circule:  la  excedida  en  fuer- 
te, para  abono  de  alguna  parte  de  la  falta;  y  la  notablemente,  pa- 
ra su  reforma:  pone  el  marco  á  6  pesos  4  reales  en  su  rescate; 
y  da  varias  trazas,  que  ademas  de  dilatar  la  explicación,  por  trivia- 
les parecerían  onerosas  é  ilusorias. 

Sin  embargo,  importa  no  ignorar  que  los  mil  marcos  de  plata 
con  la  gratificación  del  hacedor,  los  derechos  reales,  aumento  de 
liga  y  costos  de  fundición  y  ensaye  salen  en  7.720  pesos  5  reales  17 
maravedis.  A  los  mil  marcos,  sacando  cinco  por  ciento  de  mer- 
ma, y  aumentando  86  marcos  dos  onzas  y  7  maravedis:  de  li- 
ga, hace  subir  á  1.03G  marcos  dos  onzas  y  7  maravedis  los  cua- 
les pagados  á  8  pesos  y  2  maravedis  valen  8. 298  pesos,  4  reales  32 
maravedis,  adelantando  577  pesos  7  reales  y  15  maravedis  que 
quedan  libres:  por  lo  que  juzga  el  modo  compatible  con  el  tiem- 
po sin  perjuicio  de  ninguno,  á  beneficio  de  todos,  y  cu  provecho 
de  la  real  hacienda. 

Entre  tanto  que  en  México  y  luego  en  Guatemala  desde  el  año 
de  754  se  labraba  la  moneda  circular,  el  Perú  no  cesa  de  la- 
brar moneda  de  columnas  enrejadas,  deforme  en  la  superficie  y  el 
contorno,  y  de  toda  clase:  pesos,  tostones,  doscs,  sencillos,  y  rae- 
dios  reales,  antes  no  conocidos;  los  cuales  aparecen  con  los  años 
de  50,  GO,  y  70,  y  mas  adelante  de  771,  772  hasta  77  3.  Por  es- 
te tiempo  labraba  ya  Guatemala  su  moneda  circular  con  el  bus- 
to del  rey,  que  lo  era  (darlos  111  desde  fines  del  año  de  59.  Acaso  se 
suscitó  entonces  este  uso  en  los  príncipes.  Lna  moneda  de  Luis  \1V, 
que  comenzó  á  reynar  en  774  lleva  en  un  lado  su  busto,  y  del 
otro  un  genio  sentado  en  un  tiburón,  que  juega  sobre  las  aguas 
TOM.  2.  (27) 


202  CAPÍTULO    LXXVÍ. 

del  mar.  La  de  Carlos  III  tiene  en  una  faz  su  busto  y  en  la  otra 
el  escudo  de  las  armas  reales  con  las  columnas  del  plus  ultra  á  los 
lados,  y  no  aparecen  en  lo  sucesivo  los  dos  hemisferios,  ni  la  letra: 
ambas  uno. 

El  placentero  uso  de  la  moneda  con  el  busto  real  hizo  concebir 
el  designio  de  hacer  desaparecer  la  moneda  antigua,  y  renovar- 
se el  de  consumirla.  En  6  de  octubre  de  772  se  publicó  bando  con 
referencia  á  la  real  ordenanza,  mandando  que  dentro  de  un  año 
se  llevase  toda  á  la  casa  de  moneda  para  devolverla  de  la  nueva 
orbicular  con  el  retrato  de  S.  M.  sin  mas  rebaja  que  la  falta  que 
tuviese  en  su  peso,  y  pasado  el  año  se  agregaría  la  de  los  costos. 

Semejante  providencia  choco  en  extremo  al  vecindario  de  Gua- 
temala; y  su  ayuntamiento  dispuso  ocurrir  al  rey  por  medio  de  su 
apoderado  en  Madrid,  dándole  instrucción  en  1  de  diciembre  in* 
mediato,  firmada:  Bentura  de  Najerar  Manuel  de  Batres:  Basilio 
Vicente  Boma:  Juan  Fermin  de  Ayzinena:  Juan  Thomas  de  Mi- 
cheo:  Nicolás  Obregon.  En  ella  le  tachan  tres  defectos:  primero, 
que  la  real  ordenanza  habla  de  la  antigua  de  cordoncillo  en  con- 
traposición de  la  del  nuevo  cuño,  y  este  reyno  está  mui  ageno  de 
abundar  en  la  de  cordoncillo,  en  la  cual  no  ay  pérdida,  y  es  tan 
rara,  que  se  solicita  con  un  tanto  por  ciento:  la  que  ha  corrido, 
dicen,  y  corre  es  la  macaca,  y  en  tal  abundancia  que  de  los  rey- 
nos  de  Méjico  y  Perú  ha  venido  toda  á  parar  á  este,  como  que 
ya  en  aquellos  reynos  no  corre,  y  junta  con  la  de  aquí,  circula 
solamente  en  él,  como  moneda  regional:  con  ella  comerciamos 
y  tratamos  todos,  y  se  pagan  los  salarios  de  la  real  caja,  y  sus  in- 
dios los  tributos. 

La  segunda  tacha  es  la  rebaja  de  la  falta  de  peso  dentro  del 
año;  y  para  ello  se  alega  el  ejemplar  de  Méjico,  donde  se  dictó 
la  recaudación  de  dicha  moneda  y  su  cambio  llanamente,  y  sin  re- 
baja alguna.  Está  averiguado  physicamente,  exponen,  la  dema- 
siada merma,  que  ocasiona  el  cambio  de  la  moneda  del  nuevo  sello 
con  el  retrato  del  rostro  de  S.  M.  con  la  antigua  ó  macaca,  que 
se  nota  haber  en  la  clase  de  solo  medios  en  cantidad  de  ciea  pe- 
sos la  diferencia  hasta  de  11  pesos  4  reales,  para  llegar  á  los 
ciento  del  nuevo  sello:  de  modo  que  para  obtener  y  lograr  cien  pesos 
cumpHdos  de  la  nueva  moneda,  habia  de  llevar  uno,  hablando  en 
cuanto  á  los  medios  reales,  111  pesos  4  reales.  En  la  moneda  de 
la  clase  de  los  reales  hay  de  merma  9  pesos  4  reales  y  en  la  de 


MACACOS.  205 

los  doses  3  pesos  2  reales. 

En  México,  añaden,  se  puso  la  rebaja  del  peso  para  los  que  a- 
cudiesen,  pasado  el  término,  como  en  pena  de  su  rebeldía:  de  modo 
que  antes  de  que  se  cumpliese,  cada  cual  llevaba  su  cantidad  de 
una  moneda,  y  se  le  devolvía  de  la  otra,  sin  merma  alguna:  lle- 
vaba uno  mil  pesos  macacos,  se  le  devolvían  mil  pesos  redondos  ó 
ele  cordoncillo.  Pero  pasado  el  término  solo  se  recibia  al  peso,  por 
ejemplo:  llevaba  uno  mil  pesos  macacos,  se  los  pesaban,  y  del  peso 
resultaba  darle  en  moneda  de  cordoncillo,  no  los  mil,  sino  900;  de 
manera,  que  perdia  indispensablemente  100  pesos  en  cada  mil,  que 
llevaban  á  trocar. 

Para  evitar  este  descalabro,  dicen  todavía,  por  babcrse  pasado  el 
término  á  mucbos,  sin  haber  llevado  sus  macacos,  los  hicieron  venir 
y  pasar  á  este  reyno,  y  lo  mismo  sucedió  con  el  del  Perú,  porque  la 
situación  de  este  es  recipiente  de  uno  y  otro,  por  cuya  razón  se  ha- 
lla inundado  de  tanta  moneda  macaca,  sobre  la  propia  que  circula. 

La  tercera  tacha  opuesta  al  acuerdo  fué  la  inopia  de  moneda 
en  esta  casa;  cuando  en  México  para  dictar  semejante  providencia 
se  hablan  prevenido  sumas  cuantiosísimas,  para  ir  dando  á  los  que 
iban  llegando  á  trocar  su  moneda,  sin  dilación  ni  extorsión;  pe- 
ro en  este  cuño  no  hay  prevención;  y  se  sabe  que  si  en  el  año  lleva- 
ran todos  sus  dineros  macacos,  se  quedarían  allí  enterrados,  y  ni 
aun  en  seis  años  se  embolsarían  los  dineros  del  nuevo  sello,  y  es- 
tarían privados  lastimosamente  de  su  uso  por  este,  ó  mas  tiempo. 
No  obstante,  siguen  exponiendo,  el  quebranto,  que  achaca  á  los 
particulares,  como  si  fuesen  capaces  todos  de  recogerse  y  llevar  á 
sepultar  eternamente  su  moneda,  y  quedarse  sin  esta,  y  sin  la 
del  nuevo  sello,  porque  si  en  término  del  año  prefinido  se  hubie- 
se de  recoger  en  la  casa,  como  está  mandado,  se  juntarían  de  to- 
do el  reyno  mas  de  tres  millones  de  pesos,  y  acuñándose,  según 
tenemos  noticia,  en  ella  lo  sumo  600  mil  pesos  al  año;  ya  se  deja 
ver  cuanto  tiempo  seria  necesario  para  acuñar  los  tres  millones,  y 
lo  que  de  nuevo  fuese  entrando  de  las  minas.  No  obstante  todo  es- 
to, de  29  de  abril  á  22  de  julio  de  773  iban  enterados  en  la  caja 
123.760  pesos  en  macacos;  pero  sobrevino  el  terremoto  del  29 
del  propio  julio,  y  fué  necesíuiu  devolverlos  como  entraron. 

En  los  600  mil  pesos  de  acuñación  que  aquí  suenan,  no  se  ex- 
presa, ni  va  incluido  el  oro.  Vn  estado  de  acuñación  de  las  casas 
de  moneda  de  América  formado  por  este  tiempo,  no  atribuye,  tan- 


204  CAPÍTULO  LXXVI. 

ta  cantidad  á  la  de  Guatemala,  y  aunque  anda  escaso  en  la  pla- 
ta, parece  excesivo  en  el  oro.  Es  como  sigue. 


Casas  de  moneda. 

Marcos  de  pta. 

Pesos  por  8  J4 

Utilid.deS.M. 

Valor  de  qnintos. 

México  .  .  . 

1,400.000 

11,900.000 

689.706 

2,242.058 

Guatemala   . 

20.000 

170.000 

9.853 

32.029 

Lima  .... 

312.000 

2,652.000 

153.706 

499.658 

Potosí.  ... 

380.000 

3,230.000 

187.206 

608.558 

Santiago  Chile 

1.000 

8.500 

493 

1.601 

Santa  Fé  .  . 

000 

000 

000 

ooa 

Pa payan    .  . 

000 

000 

000 

000 

Casas  de  moneda. 

Marcos  de  oro. 

Pesos. 

Utilidades. 

Quintos. 

México  .  .  . 

4.000 

544.000 

31.530 

102.494 

Guatemala   . 

.500 

68.000 

3.942 

12.811 

Lima  .... 

10.000 

1,360.000 

78.824 

256.235 

Potosí.  .  .  . 

000 

000 

000 

000 

Santiago  Chile 

3.000 

408.000 

23.647 

76.870 

Santa  Fé  .  . 

6.000 

816.000 

47.294 

153.744 

Popayan    .  . 

4.000 

1       544.000 

000 

102.494 

Humboldt  en  el  ens.  lib.  4  cap.  11  pone  á  México  el  año  de  1772 
de  labor  de  plata  1,996.689  marcos,  y  en  el  de  1773  ya  le  da 
2,227.442. 

Por  el  año  de  775  ya  suenan  los  80  mil  pesos,  destinados  en 
Guatemala  para  rescate  de  platas,  reducidos  á  60  mil;  y  en  el  li- 
bro de  corte  de  caja  se  dá  por  existente  dicha  cantidad  para  este 
destino  el  año  de  769.  El  presidente  Calvez  en  consulta  escrita  al 
ministro  de  estado  su  hermano  á  6  de  enero  de  779,  le  dice.  De- 
seoso de  poder  instruir  á  V.  E.  de  las  minas  que  en  el  dia  se  ha- 
llan descubiertas  en  este  reyno,  he  adquirido  el  papel  que  inclu- 
yo, por  el  que  se  hará  cargo  V.  E.  de  los  parages  en  que  se  hallan, 
sus  abonos  y  calidades,  á  que  corresponden  los  metales,  y  la  de- 
cadencia en  que  se  hallan  por  falta  de  caudales  y  gente  para  el  tra- 
bajo de  todas.  Por  varios  otros  verdaderos  informes  me  consta, 
que  si  S.  M.  determinase  caudales  suficientes,  con  qué  ayudar  á 
los  mineros  en  calidad  de  préstamos,  y  cobrara  en  rescate  de  la 
plata  y  oro,  seria  inmensa  la  riqueza  que  resultaría  al  real  erario, 
y  á  los  operarios  de  las  minas.  En  otra  de  6  de  setiembre  del  mis- 
mo año  le  dice.  Quedo  enterado  por  la  real  orden  de  20  de  mayo 
último  haber  resuelto  S.  M.  que  para  el  fomento  de  los  mineros 
de  este  reyno,  me  aproveche  de  los  productos  sobrantes  de  la  ren- 


MACACOS.  205 

te  del  tabaco,  procurando  asegurar  el  pago  en  platas  y  oros  de 
las  cantidades  que  se  suplieren,  para  labrar  las  minas,  que  fueren 
mas  abundantes;  como  también  de  darse  orden  al  virey  de  INueva- 
España,  para  que  haga  pasar  á  este  revno  algunos  mineros  hábi- 
les que  elija  el  cuerpo  de  aquella  minería,  cuyo  encargo  me  pre- 
viene V.  E.  haga  yo  igualmente  á  dicho  virey. 

El  libro  de  corte  de  caja  que  está  á  la  vista,  y  muestra  el  pro- 
ducto de  rentas  de  trece  años  corridos  desde  768  hasta  780,  sa- 
ca en  la  del  tabaco  el  año  de  768  el  de  12  mil  pesos,  en  el  de  769 
el  de  6  mil,  en  el  770,  y  los  diez  restantes  nada  absolutamente. 
Por  consiguiente,  la  providencia  no  pudo  ser  muy  fructuosa.  En 
el  índice  de  cédulas  de  la  misma  caja  se  menciona  una  de  16  de 
febrero  de  769  sobre  baja  de  precios  de  azogue  y  pólvora  á  los  mi- 
neros: otra  de  17  de  julio  de  773,  prorogando  por  diez  años  mas 
la  gracia;  y  otra  de  4  de  abril  de  789,  que  ordena  se  dé  el  azogue 
á  los  mineros  á  60  pesos  quintal,  pagando  el  flete.  Así  mismo  se 
mencionan  dos  instrucciones,  una  de  14  de  octubre  de  779  para 
el  fomento  de  minas,  otra  de  30  de  enero  de  780  para  la  casa  de 
rescates,  y  una  cédula  de  1  de  junio  de  792  extinguiendo  la  casa  de 
rescates,  y  creando  un  cuerpo  de  minería. 

Desde  la  época  brillante  de  Carlos  V,  dice  Humboldt,  la  Amé- 
rica española  ha  estado  separada  de  la  Europa  en  cuanto  á  la  co- 
municación de  los  descubrimientos  útiles  á  la  sociedad.  Los  pocos 
conocimientos,  que  se  tenian  en  el  siglo  16  en  el  arte  del  laborío  y 
de  la  fundición  en  Alemania,  Vizcaya,  y  las  provincias  bélgicas,  ha- 
bían pasado  rápidamente  á  México  y  al  Perú,  que  eran  las  primeras 
colonias  que  se  formaron  en  aquellos  países;  pero  desde  entonces  has- 
ta el  reinado  de  Carlos  III,  los  mineros  americanos  casi  nada  haa 
aprendido  de  los  europeos,  á  excepción  de  la  saca  con  pólvora  en 
las  rocas  que  resisten  al  pico.  Este  rey  y  su  sucesor  manifestaron 
el  mas  loable  deseo  de  que  participasen  las  colonias  de  todos  los 
beneficios  que  saca  la  Europa  de  la  perfección  de  las  máquinas,  de 
los  progresos  de  las  ciencias  fisicoquímicas,  y  de  su  aplicación  á 
la  metalurgia. 

El  licenciado  .Tose  del  \  alie,  auditor  de  guerra  que  fucile  esta 
capitanía  general,  en  el  periódico  titulado  Amigo  de  la  Patria  en  16 
de  julio  de  821,  dice.  Guatemala  serla  la  provincia  que  gozara 
mas  bienes,  porque  es  la  provincia  del  centro:  la  que  el  autor  de 
la  naturaleza  creó  en  medio  de  las  dos  Aniericas,  entre  los  dos  o- 


206  capítulo  lxxvii. 

céanos  que  la  circundan.  Tiene  todos  los  metales,  que  hay  en  am- 
bas. La  cordillera  que  la  atraviesa  es  la  misma,  que  ha  dado  tan- 
tas riquezas  en  Potosí,  y  producido  tantos  metales  en  Guanajua- 
to.  Son  ricos  en  oro  y  plata  los  minerales  que  posee.  Los  tiene  de 
fierro  y  plomo.  Hay  cobre  en  abundancia;  y  se  cree  que  no  falta 
el  cinabrio.  En  nota  al  pié  añade.  El  señor  don  Manuel  Rodríguez 
Barranco,  obispo  de  Comayagua,  lo  manifestó  á  este  gobierno,  in- 
dicando la  opinión  fundada  de  existir  en  aquella  provincia  una 
mina  de  azogue.  Ximenez  en  la  hist;  nat.  tít.  13,  con  respecto  al 
cobre,  dice:  también  en  aqueste  reyno  de  Guatemala  ha  dado  Dios 
minerales  de  ello,  pero  no  lo  sacan.  En  las  memorias  de  la  revolu- 
ción de  Centro-América  impresas  en  Jalapa  año  de  1822,  se  afir- 
ma hablando  de  su  territorio:  posee  toda  clase  de  minerales,  entre 
ellos  los  mas  apreciables,  como  oro,  plata,  cobre,  plomo,  fierro, 
ópalos,  nitro,  azufre,  mercurio;  cuyos  principales  constituyentes 
son  el  granito  y  el  pórfido. 


CAPITULO  n, 

Presitleiites  y  golieriiatlores  del  reyno» 

17  El  general  don  Martin  Carlos  de  Meneos,  caballero  del  or- 
den de  Santiago,  alcaide  perpetuo  de  los  alcázares  de  Tafalla,  del 
consejo  de  guerra  y  junta  de  armadas.  Vino  porPortobelo  y  llegó 
á  esta  capital  el  6  de  enero  de  1659.  Gobernó,  dice  Juarros,  con 
gran  prudencia  y  acierto;  de  suerte  que  hasta  este  tiempo  no  se  ha- 
bía visto  gefe  mas  generalmente  aclamado.  Fué  el  primer  presi- 
dente militar  que  tuvo  el  reyno:  contando  70  años  de  edad,  inva- 
didas las  provincias  de  Nicaragua  y  Costa-Rica  en  los  años  de  65 
y  66,  resolvió  hacer  viaje  á  Granada,  conociendo  la  importancia 
del  designio  del  enemigo  en  la  ocupación  de  aquellos  puntos;  y 
aunque  no  lo  verificó  por  la  cesación  de  su  mando,  solo  el  eco  de 
la  jornada  hizo  sus  veces  y  con  las  disposiciones  que  dio,  puso  en 
arma  aquel  territorio,  y  en  estado  de  defensa,  supliendo  cantida- 
des de  su  caudal,  por  el  contrapeso  de  la  audiencia  en  las  eroga- 
ciones del  erario.  Se  volvió  á  España,  llegado  el  sucesor. 

18  Don  Sebastian  Alvarez  Alfonso,  caballero  de  la  orden  de 


PRESIDENTES.  207 

Santiago,  señor  de  la  casa  de  Caldas.  Hizo  viaje  á  Granada  por 
tierra  para  reconocer  el  fuerte  de  San  Carlos,  dispuesto  por  su  an- 
tecesor, y  consultó  al  rey  la  variación  de  localidad.  Porque  el  oi- 
dor Garate  en  paseo  á  Jocotenango  llevó  coche  con  4  muías  y  2 
cocheros,  publicó  bando  con  pena,  para  que  nadie  los  llevase,  si- 
no el  obispo,  según  carta  de  la  audiencia  de  20  de  junio  de  668; 
y  porque  el  oidor  Novoa  no  detuvo  su  coche,  encontrándolo  á  pié, 
le  multó  en  200  pesos,  sobre  que  llevada  la  querella  al  consejo»  el 
fiscal  dictaminó  su  aprobación,  por  haber  faltado,  dice,  á  la  corte- 
sía y  obsequio  que  debia  hacer  á  su  presidente  por  la  representa- 
ción que  tiene,  y  pide  se  le  devuelva  la  multa,  y  así  se  determinó 
en  20  de  febrero  de  669.  El  p.  Manuel  Lobo  de  la  Compañía,  en 
carta  á  México  de  18  de  noviembre  de  670  para  el  primero  de  es- 
tos ministros  promovido  á  aquella  audiencia,  escribe  del  señor  Al- 
varez:  tenia  un  natural  compasivo,  que  lo  inclinaba  á  hacer  bien 
á  los  pobres.  Nombrado  visitador  suyo  en  cédula  de  6  de  mayo 
de  670,  el  ilustrísimo  señor  doctor  donjuán  de  Santo-Matia  Saenz 
Mañosea,  obispo  de  esta  diócesi,  y  en  consecuencia  presidente  de 
esta  real  audiencia,  gobernador  y  capitán  general  de  este  reyno, 
tomó  posesión  en  acuerdo  de  29  de  octubre  de  estos  empleos,  que 
desempeñó,  dice  Juarros,  con  la  prudencia,  madurez  y  rectitud  que 
le  eran  propias;  y  aunque  algunos  pretendientes,  no  hallando  ca- 
bida, se  quejaron  de  él,  de  que  distribuía  las  encomiendas  y  ofi- 
cios en  creollos,  esta  acusación  fué  despreciada  en  el  consejo.  El 
p.  Lobo  en  la  propia  carta,  escribe:  entró  el  señor  obispo  en  el  go- 
bierno con  mucha  aceptación  y  general  aplauso,  porque  su  capa- 
cidad, experiencia  y  autoridad  han  prometido  muí  seguros  acier- 
tos, hasta  ahora  no  ha  comenzado  á  disponer  las  materias,  y  en  to- 
das procede  muy  á  lo  inquisidor,  con  espera  y  silencio. 

19  El  excelentísimo  señor  don  Fernando  Francisco  de  Escobe- 
do,  general  de  la  artillería  del  reyno  de  Jaén,  caballero,  gran  cruz 
del  orden  de  San  Juan  y  Haylio  de  Lora,  nombrado  por  la  reyna 
gobernadora  en  cédula  de  29  de  octubre  de  671,  para  que  gober- 
nase en  ínterin  estas  provincias,  fuese  en  persona  á  n^conocer  la 
boca  del  rio  de  San  Juan  en  la  de  Nicaragua,  y  dispusiese  la  forti- 
ficación, que  fuese  necesario  hacer  en  ella,  vino  en  febrero  de  72, 
hizo  la  jornada,  y  dispuso  la  fábrica  del  castillo  de  Concepción, 
que  se  concluyó  el  año  de  75,  y  después  tomo  el  nombre  del  rio. 
Ximcnez  lib.  5  cap.  27  escribe:  este  mismo  año  víspera  de  Sau 


208  CAPÍTULO  LXXVII. 

Andrés,  yendo  en  su  carroza  don  Pedro  de  Escobedo  caballero  de 
Calatraba,  sobrino  del  presidente  don  Francisco  de  Escobedo,  a- 
tropelló  á  una  señora,  llamada  dona  María  Marroquin;  derramóle 
los  sesos:  ocho  días  después  pasando  por  el  mismo  lugar,  se  asom- 
braron los  caballos,  de  suerte  que  rebentaron  las  vidrieras.  Con- 
currió este  presidente,  dice  Juarros  con  mas  de  55  mil  pesos  para 
la  fábrica  de  la  iglesia  de  Belén;  y  de  resulta  de  informes  que  se 
hicieron  á  la  corte  vino  de  visitador  á  este  reyno  el  licenciado  don 
Lope  de  Sierra  Osorio,  oidor  de  la  audiencia  de  México,  y  presi- 
dente de  la  de  Guadalajara,  que  llegó  á  esta  capital  el  año  de  78, 
á  tiempo  que  recaía  en  el  señor  Escobedo  el  gran  priorato  de  Cas- 
tilla, y  vino  á  estos  puertos  una  embarcación  á  llamarlo  para  que 
fuese  y  fué  á  servirlo,  y  mas  adelante  entró  en  el  consejo  de  Indias, 
donde  prestó  oídos,  y  favor  á  las  solicitudes  de  Guatemala  sobre 
permisión  del  comercio  del  Perú.  El  señor  Osorio  continuó  con  la 
presidencia,  gobierno  y  capitanía  general  del  reyno.  En  su  tiem- 
po, un  auto  acordado  de  la  audiencia  de  18  de  setiembre  de  79, 
dice:  considerando  cuánto  depende  la  tranquilidad  y  conservación 
de  las  provincias  de  la  autoridad  de  los  tribunales  superiores....  al 
parecido  digna  de  reparo  la  desatención,  con  que  en  esta  ciudad 
proceden  algunos  de  sus  vecinos,  no  tratando  á  los  señores  minis- 
tros de  esta  real  audiencia  con  la  cortesía  y  respeto  que  son  obli- 
gados... lo  cual  ha  llegado  á  tal  extremo  que  yendo  dichos  señores 
á  pié  en  diferentes  ocasiones,  han  encontrado  con  vecinos  de  esta 
dicha  ciudad  en  coche  y  á  caballo,  y  no  han  parado,  ni  hecho  pa- 
rar á  sus  cocheros...  y  para  que  en  esto  se  obvien  inconvenientes, 
mandaban  y  mandaron...  El  señor  Osorio  aparece  después  en  el 
consejo  de  Indias,  y  en  las  reclamaciones  de  Guatemala  ardiente 
abogado  suyo,  que  les  dio  el  triunfo  por  entonces. 

20  El  licenciado  don  Juan  Miguel  de  Augurto  y  Alaba,  del  or- 
den de  Alcántara,  oidor  de  México:  vino,  dice  Juarros,  con  el  tí- 
tulo de  visitador  general  á  concluir  la  visita  del  señor  Escobedo, 
y  concluida  ésta  siguió  con  el  gobierno  de  estas  provincias. 

21  Don  Enrique  Enriquez  de  Guzman  del  orden  de  Alcántara, 
del  consejo  de  guerra  y  junta  de  Indias  y  armadas:  tomó  posesión 
de  la  presidencia  el  año  de  1684.  Este  presidente,  dice  Juarros  re- 
edificó y  puso  en  forma  el  hospital  de  San  Juan  de  Dios.  En  un 
despacho  de  1 7  de  enero  aparece,  que  entonces  mantenía  cuarenta 
camas,  y  estaba  reducido  á  un  corto  recinto.  Para  ensancharlo,  se 


PRESIDENTES.  209 

compraron  dos  casas  contiguas,  en  lo  cual  y  en  levantar  una  sala 
espaciosa  iban  gastados  cinco  mil  pesos  que  puso  de  su  caudal  el 
señor  Enriquez,  y  mas  de  un  mil  colectados  de  limosna.  Ajustó  70 
camas,  y  llama  en  su  auxilio  al  ayuntamiento,  para  que  se  cua- 
dre el  sitio,  y  haya  amplitud  para  oficinas,  y  200  camas.  Renun- 
ció el  empleo,  añade  Juarros,  el  año  de  688,  y  se  volvió  á  Espa- 
ña á  servir  su  plaza  en  el  supremo  consejo  de  guerra. 

22  Don  Jacinto  de  Barrios  Leal,  general  de  la  artillería  de  los 
reales  ejércitos.  Hizo  su  entrada  el  año  de  G88.  En  el  de  689  cho- 
có con  la  audiencia:  luego  es  confinado  y  separado  del  tribunal  el 
oidor  mas  antiguo:  en  el  de  91  separado  el  mismo  señor  Barrios, 
y  visitado  por  el  licenciado  don  Fernando  López  Urcino  y  Orbane- 
ja,  oidor  de  la  real  chancillería  de  México,  que  tomó  los  oficios  de 
presidente,  gobernador  y  capitán  general,  hasta  el  de  94,  en  que 
indemnizado  el  señor  Barrios  es  restituido  á  sus  empleos;  y  en  el 
de  95,  emprendida  la  jornada  al  Lacandon,  reconvenido  de  qne 
delegaba  la  autoridad  en  el  oidor  Scals,  y  no  en  el  mas  antiguo, 
contesta  en  10  de  enero:  que  el  gobierno  era  privativo  de  los  seño- 
res vlreyes  y  presidentes,  sin  poderlo  embarazar  las  audiencias, 
en  quienes  solo  recala  en  casos  de  fallecimiento,  enfermedad  ó 
ausencia  del  distrito,  y  que  no  siendo  llegado  ninguno  de  ellos  era 
arbitro  para  delegarlo,  y  lo  hacia,  dejando  el  ordinario  en  alivio  de 
los  interesados  en  negocios  comunes,  y  reservándose  lo  extraordi- 
nario, sin  introducir  en  ello  novedad,  pues  los  señores  presidentes 
«US  antecesores,  hablan  hecho  nombramientos  de  la  misma  calidad. 
En  este  periodo,  en  IG  de  diciembre  de  93,  y  13  de  enero  de  95 
ocurren  dos  pareceres  salvados  sobre  poner  en  tormento  dos  rau- 
geres,  antes  del  suplicio;  de  las  cuales,  una  fué  condenada  a  muer- 
te, y  otra  á  azotes.  En  fin,  el  señor  Barrios  murió  dia  12  de  no- 
viembre, permaneciendo  confinado  el  oidor  mas  antiguo,  según 
testifica  Ximencz  lib.  3  cap.  69. 

A  este  ministro  seguía  en  antigüedad  el  licenciado  don  Tran- 
cisco  Valenzuela  Bcnegas,  caballero  de  la  orden  de  Santiago.  Pu- 
blicada la  Recopilación  de  Indias  el  año  de  680,  riííió  ya  la  ley  67 
tít.  15  lib.  2.  que  decia:  faltando  el  virey,  ó  presidente,  sucedan 
en  el  gobierno  nuestras  reales  audiencias:  y  el  oidor  mas  antiguo 
sea  presidente;  y  si  fuere  capitán  general  use  así  mismo  este  car- 
go el  oidor  mas  antiguo.  En  consecuencia  celebró  acuerdo  la  au- 
diencia, en  que  declaró  residir  en  ella  el  gobierno;  pero  en  lo  que 
ToM.  2.  (28) 


210  CAPÍTULO  LXXVII. 

mira  á  la  presidencia  de  la  misma  audiencia,  y  capitanía  general 
del  reyno,  sucedió  lo  cfue  dice  Juarros,  que  tomó  el  bastón  el  li- 
cenciado don  José  de  Scals,  también  caballero  de  la  orden  de  San- 
tiago, que  titula  oidor  decano,  porque  la  audiencia  en  el  mismo 
concepto  le  declaró  ambos  oficios.  En  seguida  celebró  otro  acuer- 
do dia  24  de  noviembre  en  que  declaró  residir  en  ella  el  vice  pa- 
tronato eclesiástico;  y  en  29  del  mismo  corresponder  á  su  presi- 
dente el  uso  de  sitial  y  besar  el  evangelio  en  la  iglesia  catedral.  En 
otro  de  22  de  diciembre  dice  el  presidente  Scals:  representé,  se  die- 
se providencia,  para  que  el  señor  don  Francisco  en  sus  peticiones 
y  escritos  trate  con  decencia  al  señor  presidente  de  esta  real  au- 
diencia, i  á  mí  que  al  presente  lo  soy,  i  el  dia  de  oi  se  ba  presen- 
tado otra  petición  del  dicho  señor  Valenzuela  con  el  mismo  tra- 
tamiento, sin  querer  nomJ)rarme  presidente,  i  á  esto  se  añade,  que 
como  es  público,  dicho  señor  Valenzuela  dice  á  todas  oras,  que 
le  tengo  usurpados  los  puestos  de  presidente  y  capitán  general  de 
este  reyno  contra  lo  determinado  por  este  real  acuerdo.  No  por 
esto  dejó  el  señor  Scals  de  hacer  estimación  de  ellos^  y  de  consul- 
tar, si  deberla  añadirse  en  la  catedral  en  la  colecta  al  regium  se- 
natum  praíside  Josepho,  á  que  se  opuso  el  oidor  Baltodano;  pero 
sienta  la  razón  hasta  25  de  junio  del  año  siguiente. 

23  Bon  Gabriel  Sánchez  de  Berrospe,  proveedor  general  de 
galeones,  posesionado  en  la  presidencia  de  este  reyno  el  dia  2á  de 
marzo  de  1G9G.  Notando  desconcierto  en  la  audiencia,  emprendió 
en  sus  individuos  la  observancia  de  las  ordenanzas  de  su  gobier- 
no interior,  de  que  se  redundaron  los  disturbios,  que  refiere  Juar- 
ros. Luego  desaprobando  el  año  nuevo  de  97  la  elección  de  2^  al- 
calde hecha  en  don  Francisco  Xavier  del  Folgar  por  una  tutela 
pendiente,  opuesta  por  uno  de  los  capitulares,  mandó  al  cabildo 
procediese  á  nueva  elección,  y  resistiéndose  á  ello,  nombró  á  don 
Domingo  de  Ayarza,  por  lo  que  puesta  queja  en  la  corte,  vino 
multado  en  500  pesos,  que  exhibidos,  dirigió  reclamación,  alegan- 
do tenia  dos  votos  el  nombrado.  En  fin,  sosegadas  algún  tanto  las 
turbulencias,  se  volvió  á  España  por  Chiapa,  llevando  el  gobierno 
hasta  los  últimos  términos  del  distrito.  Vista  su  reclamación  en  el 
consejo,  se  le  absolvió  de  la  multa,  que  fué  devuelta  aquí  á  su  a- 
poderado,  y  se  declaró  en  cédula  de  12  de  mayo  de  703,  haber 
obrado  rectamente,  pues  habiendo  votado  el  mayor  número  por 
sugeto  incapaz,  lo  quedaron  ellos  para  hacer  cabildo,  y  en  este 


I 


TRESIDENTKS.  211 

caso  los  dos  votos  le  hicieron,  votando  por  sugeto  hábil. 

24  El  doctor  don  Alonso  de  Ccballos  y  Villagutierre,  presbíte- 
ro, caballero  de  la  órdén  de  Alcántara:  de  presidente  de  Guadala- 
jara  pasó  á  serlo  de  este  reyno,  en  que  fué  posesionado  dia  14  de 
mayo  de  7 o 2.  El  cabildo  en  20  del  mismo  acuerda  dar  cuenta  de 
ello  á  S.  M.  y  que  rindiendo  las  gracias  por  semejante  provisión, 
se  insinúe  que  esta  ziudad  le  desea  para  obispo  de  esta  diócesi.  En 
auto  acordado  de  gobierno  de  15  de  enero  de  703  se  nota  la  con- 
currencia de  cinco  oidores,   ademas  del  presidente.  Estando  los 
mercaderes  vendiendo  el  papel  á  25  pesos  resma,  y  faltando  para 
los  negocios  á  vecinos  y  forasteros,  se  ordenó  por  bando  de  5  de 
octubre  siguiente,  no  excediese  su  precio  de  12,  pena  de  200  pe- 
sos. Ya  en  cabildo  de  22  de  diciembre  anterior  se  habia  anuncia- 
do estar  en  esta  capital  su  señoría  el  señor  don  José  Osorio  Espi- 
noza  de  los  Monteros  juez  visitador  con  órdenes  de  S.  M.  para  el 
cumplimiento  de  varias  comisiones  relativas  al  sosiego  de  esta  re- 
pública, perturbada  con  las  operaciones  del   pesquisidor  licencia- 
do don  Francisco  Gómez  de  la  Madriz.  Ahora  en  el  de  29  de  oc- 
tubre el  maestre  de  campo  don  José  Agustín   de  Estrada  regidor 
de  esta  ciudad  tiene  el  comedimiento  de  dar  á  su  ayuntamiento  el 
pésame  de  la  muerte  de  su  señoría  el  señor  doctor  don  Alonso  de 
Ceballos  Villagutierre  por  la  falta  grande  que  sus  loables  prendas 
harán  en  el  gobierno  de  este  reyno;   y  cuando  era  de  esperar  que 
entrase  á  él  el  visitador  Osorio,  se  reduce  el  regidor  Estrada   á 
proponer,  convendría  dar  noticia  de  ello  al  excelentísimo  señor 
arzobispo  de  México,  insinuándole  que  el  lugar  vaco  tan  superior 
podría  ocuparse  con  común  regocijo  por  su  señoría  el  señor  doc- 
tor don  Joseplí  Osorio  Espinoza  de  los  Monteros   por  la  pruden- 
cia, rectitud,  paz  y  sosiego  que  se  tienen  experimentadas,  para  que 
si  se  hallare  con  órdenes  de  S.  M.  competentes  á  este  caso,  se 
sirva  favorecer  á  este  reyno;  el  arzobispo  de  México  era  el  señor 
Ortega  Montañés,  que  babia  sido  obispo  de  Guatemala,  y  mostró 
interés  por  su  antigua  diócesi.  Un  auto  acordado  de  .">  de  novieir- 
bre,  dice.  Habiendo  muerto  el  señor  don  Alonso  de  Obailos  \  illa- 
gutierre,  presidente,  gobernador  y  capitán   general  de  este  reyno 
el  dia  27  de  octubre  de  este  corriente  uño  de  703,  en  acuerdo  ex- 
traordinario de  :)1  del  mismo  se  declaró  aver  recaído  el  gobierno 
en  toda  la  audiencia,  y  la  presidencia  y  eapitania  general  en  el  se- 
ñor licenciado  don  Juan  Gerónimo  Duardo,  como  oidor  mas  anti- 


2\2  CAPÍTULO  LXXYIII. 

guo  por  aora,  y  con  lo  acordado  que  fué  se  escribiesen  cartas  por 
dicho  señor  don  Juan,  y  el  señor  don  Fernando  de  la  Riva  Agüe- 
ro á  los  señores  duque  de  Alburquerque  virey  de  Nueva-España, 
y  arzobispo  de  México  don  Juan  de  Ortega  Montañés,  participán- 
doles esta  vacante,  y  pidiendo  especialmente  al  dicho  señor  arzo- 
bispo, que  en  conformidad  de  las  reales  órdenes,  que  se  conside- 
ró tener,  explícase  si  la  real  voluntad  disponía  recayese  dicha  pre- 
sidencia y  empleos  en  el  señor  doctor  don  Joséph  Osorio  oidor  de 
dicha  real  audiencia  de  México,  que  se  halla  en  esta  ciudad,  en- 
tendiendo en  diferentes  negocios  del  real  servicio.  A  vuelta  de  e- 
llos,  habia  ya  separado  de  la  audiencia  tres  oidores  mas  an- 
tiguos, y  sin  duda,  reducido  á  sus  comisiones,  no  le  convenia  mez- 
clarse en  otra  cosa;  por  lo  que  de  una  parte  no  ocurre  mas  men- 
ción suya  en  mucho  tiempo,  y  por  otra  se  ve  á  la  audiencia  en 
posesión  del  gobierno,  y  á  su  actual  decano  don  Juan  Gerónimo 
Duardo  titulado  presidente  de  ella,  y  capitán  general  del  reyno  en 
repetidos  autos  acordados  de  gobierno  en  cuatro  años  consecuti- 
vos, con  datas  desde  once  de  diciembre  de  703  hasta  diez  y  nueve 
de  enero  de  706.  Las  actas  de  cabildo  muestran  igualmente  al 
mismo  señor  Duardo,  presidiendo  las  elecciones  de  alcaldes  en  los 
años  de  704,  de  705  y  706. 


CAPÍTULO  n, 

Otrois  Presidentes  j  Oolieruatlores 
del  reyíio. 

25  Don  Toribio  José  de  Cosío  y  Campa,  marques  de  Torre- 
Campo,  del  orden  de  Calatraba,  posesionado  en  30  de  agosto  de 
706.  A  tiempo  de  la  vacante  del  antecesor  habia  ya  mas  oidores 
que  antes,  de  modo  que  en  el  acuerdo  declaratorio  de  ella,  aun 
siendo  el  mas  antiguo  el  actual  decano,  quedaban  después  de  él 
otros  cuatro  afuera  del  fiscal;  mas  como  el  visitador  Osorio  con- 
tinuó retirando  otros  de  la  audiencia,  á  poco  de  entrado  el  presen- 
te, se  halló  con  solos  dos  ministros,  Duardo  y  Oviedo,  y  de  éstos, 
el  último  en  la  mayor  parte  impedido,  por  ser  acompañado  del  vi- 
sitador en  la  prosecución  de  sus  causas;  por  lo  que  tuvo  necesi- 


PRESIDENTES.  243 

dad  de  nombrar  un  abogado  para  bacer  tribunal,  y  nombró  en  25 
de  octubre  de  707  al  licenciado  Gómez  de  Ángulo,  abogado  de 
los  reales  consejos,  entonces  juez  provisor  y  vicario  general  del  o- 
bispado.  De  los  retirados  y  mas  antiguos,  uno  era  el  doctor  Ossae- 
ta,  el  cual  parece  restituido  condecoradamente  en  la  ausencia  del 
señor  Cosío  á  los  zendales,  según  aparece  en  la  autorización  del 
fallo  siguiente,  dictado  con  otros  tres  oidores:  Fallamos,  atento 
á  los  autos  y  méritos  del  proceso,  á  que  nos  referimos,  que,  dejan- 
do en  su  fuerza  y  vigor  las  informaciones  y  probanzas,  basta  a- 
quí  recebidas  en  esta  causa,  debemos  condenar,  y  condenamos  al 
dicbo  Antonio  Sicajay  en  tormento  y  tormentos  per  se  in  caput 
alienum,  cuya  calidad,  y  cantidad  en  nosotros  reservamos.  La 
cual  sentencia,  dice  el  escribano,  dieron  y  pronunciaron  los  seño- 
res presidente  y  oidores  de  esta  real  audiencia,  es  á  saber  su  seño- 
ría el  señor  doctor  don  Pedro  Ossaeta  y  Oro,  tbeniente  de  gober- 
nador y  capitán  general....  enGoatemala  en  1 4  de  febrero  de  1713. 
Mas  adelante  fué  restituido  otro,  y  venidos  aun  otros  nuevos  lle- 
garon en  7 1 4  á  número  de  siete,  y  en  auto  acordado  de  1 1  de  ene- 
ro de  715,  al  de  nueve,  afuera  de  presidente  y  fiscal,  hasta  fines 
del  mismo  año,  en  que  solo  aparecen  siete  en  los  acuerdos  y  sen- 
tencias, sin  duda  provistos  por  el  rey  en  esta  vez.  El  acuerdo  de 
28  de  mayo  de  714  declaratorio  de  fuerza  en  la  excomunión  ful- 
minada contra  don  Joseph  Poveda  corregidor  del  Realejo  por  el 
obispo  de  jNicaragua  don  fr.  Benito  Garret,  en  el  cual  se  dispuso 
librar  la  primera  carta,  se  hizo  por  ocho  oidores.  Librada  la  se- 
gunda en  11  de  febrero  de  715,  como  el  obispo  no  mostraba  ce- 
der, el  ayuntamiento  de  Granada  en  representación  de  14  de  abril 
de  716,  deplora  su  ausencia  siendo  extrañado,  y  los  mismos  ocho 
oidores,  conociendo  el  embarazo,  que  oponía  su  renuencia  en  la 
absolución  del  corregidor,  adoptaron  el  arbitrio  de  requisiciones 
del  presidente  y  decano.  No  bastando,  y  librada  tercera,  el  obispo 
disponía  viaje  á  España:  con  lo  que  la  cuestión  en  26  de  junio  ya 
era  por  falta  de  licencia  del  rey  para  la  ida,  y  se  trata  de  sobreser, 
y  ordenar  á  Poveda,  que  ya  no  era  corregidor,  compareciese  ante 
el  obispo  á  pedir  absolución.  Pero  sin  duda  el  obispo  murió  á  po- 
co, porque  en  un  libro  de  la  caja  se  anuncian  osiwlios  suyos,  y 
Alcedo  muestra  al  señor  Galindo  sucesor  suyo,  electo  el  año  de 
718. 

2C  Don  Francisco  Rodiigucz  de  Rivas,  maestre  de  campo  de 


214  CAPÍTULO    LXXVIII. 

los  reales  ejércitos,  corregidor  de  Riobamba  en  el  reyno  de  Quito^ 
posesionado  en  4  de  octubre  de  716.  Venido  de  tierra  de  temblo- 
res no  siguió  el  voto  consultivo  del  acuerdo,  ni  exorto  del  vl- 
rey  de  México,  marques  de  Valero  para  la  traslación  de  los  tribu- 
nales, y  las  cajas  de  oficiales  y  contaduría,  y  en  pos  de  ellos  de  la 
capital,  maltratada  con  el  de  717,  y  tomó  de  su  cuenta  la  reedifi- 
cación de  los  templos  del  oratorio  de  San  Felipe  Neri,  y  del  santo 
Calvario,  que  hizo  á  su  costa,  dice  Juarros;  sin  que  por  eso  le  de- 
jase de  interesar  la  seguridad  de  los  tribunales,  de  las  cajas  y  la 
capital.  Como  las  dos  compañías  de  españoles,  que  les  hacian  la 
guarda,  hablan  caducado,  y  conocían  su  necesidad,  dispuso  resta- 
blecerlas, y  concedido  permiso  para  sus  expensas  en  cédula  de  18 
de  octubre  de  718,  lo  hizo  con  pardos,  que  entonces  sacudían  el 
tributo,  y  el  servicio  militar  servia  para  su  exención.  Una  certifi- 
cación de  la  caja  de  1  de  junio  de  726  cuenta  entre  sus  gastos  el 
sueldo  de  los  soldados  de  guardia,   que  han  estado  y  están  en  el 
real  palacio.  En  último  de  diciembre  de   729  se  ponen  en  data 
4.872  tostones,  que  importan  en  seis  meses  los  pagamentos  de  50 
hombres  de  infantería  de  la  guardia  del  real  palacio,  inclusos  alfé- 
rez y  sargento,  con  mas  pífano  y  tambor.  El  propio  Juarros  nota 
el  acierto  con  que  el  señor  Rivas  sirvió  la  presidencia,   y  ocurre 
en  apoyo  el  acuerdo  de  6  de  octubre  de  724,  en  que  dispuesta  dos 
dias  antes  tercera  carta  de  fuerza  contra  el  provisor  y  vicario  ca- 
pitular Sunsin  de  Herrera,  que  oponía  el  trámite  que  debía  prece- 
derle, conminando  con  censuras  presidente  y  oidores,  tomada  la 
firma  de  este  último  el  dia  antecedente,  dispusieron  diferir  su  re- 
misión, para  venido  que  fuese  el  obispo  Cervantes,  provisto  ya  pa- 
ra esta  iglesia.  Continúa  en  este  siglo  la  práctica  de  arrastrar  por 
las  calles  á  los  reos  antes  del  suplicio.  Una  sentencia  de  10  de  di- 
ciembre de  718,  dice:  sea  sacado  en  forma  de  justicia  con  sogaá 
la  garganta  y  á  son  de  trompeta,  y  voz  de  pregonero,  que  publi- 
que su  delicto,  sea  arrastrado  en  un  cerón  á  la  cola  de  un  caballo 
por  las  calles  públicas  y  acostumbradas,  liasta  llegar  á  la  plaza 
mayor,  donde  estará  una  horca,  de  la  cual  sea  colgado,  hasta  que 
naturaUnente  muera,  y  luego  sea  hecho  cuartos...  Otra  de  dos  reos 
cómplices,  hombre  y  muger  de  11  de  junio  de  722,  remitida  á  la 
ciudad  de  san  Miguel  para  su  ejecución,  dice:  hasta  llegar  á  la 
plaza  mayor,  donde  puesta  una  horca,  sean  colgados,  hasta  que 
íiaturalmente  mueran,  y  después  de  muertos,  sean  metidos  en  un 


t 


PRESIDENTES.  21 0 

saco  de  cuero,  en  que  encierren  con  ellos  un  can,  un  gallo,  una 
culebra  y  un  ximio,  y  cocida  la  boca  del  dicho  saco,  los  arrojen  al 
rio  mas  inmediato;  y  respecto  á  constar  hallarse  preñada...  el  di- 
cho alcalde  suspenda  la  notificación  y  ejecución  desta  sentencia 
por  lo  que  á  la  susodicha  toca,  hasta  que  para...  Un  alférez,  es- 
cribano de  aquella  ciudad,  certifica  el  2  de  enero  de  723,  que  en 
í  de  agosto  anterior  se  ejecutó  la  sentencia  en  el  primer  reo,  y  no 
en  la  segunda,  que  parió  en  6  de  diciembre,  porque  habia  entra- 
do tiempo  feriado,  y  quedaba  con  la  criatura,  y  en  prisiones:  cer- 
tifica asíimsmo  que  el  cadáver  del  reo  fué  metida  en  un  zurrón 
de  cuero  entero  con  los  animales  que  se  previenen  en  la  senten- 
cia, y  arrojado  en  un  pozo  del  rio  grande,  de  donde  con  permiso 
fué  extraído  por  la  hermandad  de  la  piedad  para  su  sepultura.  U- 
na  certificación  de  10  de  junio  del  mismo  año  de  esta  clase  de  su- 
plicio en  la  capital,  expresa,  que  el  reo  fué  arrastrado  en  un  cue- 
ro; y  otra  de  26  de  agosto  de  726  hace  mención  de  verdugo  en  la 
ejecución. 

27  Don  Antonio  Pedro  de  Echevers  y  Suvisa,  del  orden  de  Ca- 
latraba,  gentil  hombre  de  cámara  de  S.  M.  y  señor  de  la  Llave  do- 
rada, posesionado  por  su  antecesor  el  2  de  diciembre  de  1724.  En 
el  periodo  de  su  gobierno,  advierte  Juarros,  ocurrieron  en  la  capi- 
tal asuntos  ruidosos,  de  que  se  ha  hecho  mérito,  y  no  menos  en 
las  provincias.  De  un  parecer  dado  en  el  acuerdo  de  20  de  julio 
de  722  aparece,  se  habian  deducido  quejas  primero  de  indios,  y 
personas  particulares,  y  luego  del  cabildo  de  Granada  contra  don 
Antonio  Povcda  gobernador  de  Nicaragua;  y  como  se  exijian  fian- 
zas, para  suspenderlo  del  cargo,  y  entender  en  ellas,  sin  duda  no 
se  prestaron,  y  tampoco  se  tomó  providencia,  ó  acaso  por  haberse 
tomado,  cesaría  después  en  el  mando.  En  acuerdo  de  26  de  agos- 
to de  728  resulta  don  Tomas  Duque  de  Estrada  por  gobernador, 
separado  del  gobierno,  pidiendo  su  restitución,  que  pendía  de  au- 
tos, sobre  el  esclarecimiento  de  la  sublevación  de  la  provincia,  y 
de  la  muerte  de  Poveda,  que  pide  el  fiscal  se  reserve  para  cuan- 
do llegue  el  obispo,  que  se  esperaba,  el  señor  Villavicencio,  y 
entre  tanto  no  se  permita  vuelva  á  ella  el  maestro  de  campo  don 
Vicente  de  Luna  y  Victoria.  Mas  adelante  resulta  dado  en  19  de 
marzo  de  7  29  voto  consultivo  por  el  real  acuerdo  en  los  autos  de 
las  sediciones  de  Nicaragua,  restitución  del  gobernador  Estrada, 
averiguación  del  homicidio  de  Poveda  y  demás,  sobre  que  el  voto 


2\  6  CAPÍTULO  LXXVIII. 

particular  de  uno  de  sus  individuos  fué,  se  denegase  honorífica- 
mente el  ingreso  en  la  provincia  al  maestro  de  campo  Victoria,  y 
proceder  por  sorteo  contra  las  milicias  y  sus  cabos,  practicándose 
la  averiguación  y  castigo  more  militari,  y  en  cuanto  al  homicidio 
se  suspendiese  la  averiguación,  hasta  las  resultas  de  este  sorteo, 
y  llegada  del  señor  obispo  de  aquella  iglesia. 

En  la  antigua  gaceta,  la  del  mes  de  febrero  de  730  refiere,  que 
el  alcalde  de  la  hermandad  de  la  ciudad  de  León  don  Juan  Gómez 
Mayorga  aprehendió  el  dia  9  de  enero  un  ladrón  cuatrero,  y  des- 
terró al  castillo  de  Granada:  al  conducirlo,  salió  un  tio  suyo  con 
espada  en  mano  en  ademan  de  matar  al  reo:  pero  se  experimen- 
tó lo  contrario,  que  ayudándole  algunos  conductores,  ganó  liber- 
tad el  sobrino,  y  ambos  fugaron.  Los  alcaldes  ordinarios  empren- 
dieron su  pesquisa,  y  ellos  agavillándose  con  su  infame  parente- 
la, dice  el  editor,  y  otros  muchos  de  aquella  indómita  plebe,  se 
determinaron  también  en  matar  á  los  alcaldes.  Llegó  el  caso  de 
refriega,  que  describe  el  mismo  editor,  y  dice:  el  dia  18  de  hene- 
ro,  andando  de  ronda  el  alcalde  don  José  de  Urbina,  bien  acom- 
pañado, como  sabedor  de  los  designios  de  los  mulatos,  los  en- 
contró en  una  calle  estrecha  la  noche  de  este  dia,  y  queriendo  re- 
conocerlos, le  acometieron,  granizando  sobre  él  y  su  comitiva 
gran  número  de  piedras,  que  una  liirió  en  la  cabeza  al  alcalde,  y 
aunque  la  comitiva  de  éste  hizo  fuego  con  las  armas  que  llevaba, 
y  después  las  espadas  que  con  valor  singular  manejaron  don  Ni- 
colás Briseño,  y  don  Francisco  Zapata,  resistiendo  la  multitud  de 
las  contrarias,  el  primero  herido  de  una  gran  cuchillada  en  la  cabe- 
za, y  el  segundo  de  un  golpe  de  piedra:  experimentaron  no  obstan- 
te su  corage  los  mulatos,  que  muchos  salieron  heridos,  hasta  que 
cedieron  al  ímpetu  de  los  vecinos  españoles,  que  se  juntaron  am- 
parando la  justicia  y  nombre  del  rey,  que  el  alcalde  y  su  comitiva 
invocaron,  no  pudiendo  por  entonces  hacer  presos  algunos,  hasta 
después  que  fueron  cogidos  tres,  y  sustanciada  la  causa,  remitió 
el  alcalde  Urbina  á  Goatemala,  para  que  la  real  audiencia  dé  cor- 
respondiente castigo  á  tamaño  crimen.  Habiendo  venido  sucesor 
al  señor  Echevers,  añade  Juarros,  el  11  de  julio  de  33,  entregó 
el  bastón;  quedóse  en  esta  ciudad,  y  murió  el  25  de  diciembre  del 
mismo  año,  dejando  eternizada  su  memoria  en  el  suntuoso  templo 
del  monasterio  de  Santa  Clara,  que  levantó  á  su  costa. 

28  Don  Pedro  de  Ribera  y  Villalon,  mariscal  de  campo  de  los 


PRESIDENTES.  217 

reales  ejércitos,  gobernador  que  fué  de  Veracruz  y  visitador  gene- 
ral de  los  presidios  internos  de  Nueva-España.  Así  le  titula  el  es- 
cribano de  cámara  autorizando  una  sentencia  de  12  de  noviembre 
de  1735,  que  firman  presidente  y  oidores.  En  ella  condenan  dos 
reos  al  último  suplicio,  y  con  ella  parece  cesar  el  arrastramiento 
por  las  calles  para  el  patíbulo,  porque  dice:  sean  sacados  en  bes- 
tia de  albarda,  por  las  calles  públicas  y  acostumbradas.  Un  escri- 
bano certifica  haberse  practicado  así,  y  hace  mención  de  ministro 
ejecutor  de  su  muerte.  En  cabildo  de  27  de  setiembre  de  737  se 
puso  por  obra  la  construcción  de  una  casa  de  albóndiga;  y  en  el 
de  7  de  abril  de  739  se  ve  concluida,  y  en  corriente  la  venta  de 
granos.  El  señor  Yillalon  dispuso  con  aprobación  real,  no  se  hi- 
ciese pago  en  lá  caja,  sino  con  decreto  suyo,  y  practicar  por  sí 
los  cobros  de  hacienda.  Los  oficiales  reales  representaron  contra 
este  método,  ganando  un  rescripto,  y  para  que  no  tuviese  efecto, 
el  ayuntamiento  acordó  en  18  de  julio  de  741,  representaren  fa- 
vor, y  dicen  sus  individuos:   ser  sabidores   por  lo   que  han  vis- 
to, experimentado  y  oido  á  sus  mayores,  que  en  ningún  tiempo 
se  vio  en  mejor  corriente  la  administración  de  la  real  hacienda; 
tanto  en  las  recaudaciones  de  lo  que  á  ella  pertenece,  como  en  las 
distribuciones  y  pagas,  quede  ella  salen:  uno  y  otro,  porque  coa 
el  estilo  de  su  señoría,  sin  mas  diligencia  que  la  de  sus  cartas,  y 
benévolas  providencias,  sin  los  estrépitos  de  ejecuciones,  embar- 
gos, comisiones,  y  otros  actos  violentos,  que  en  otros  tiempos  se 
an  visto,  con  demora  de  las  cobranzas  en  sus  plazos,  sin  el  fruto 
de  la  integridad  de  las  pagas,  ni  otro  que  el  de  la  mayor  destruc- 
ción de  los  deudores  por  las  expensas  de  estas  diligencias,  y  de  o- 
tras  indebidas,  que  suele  introducir  la  malicia,  se  conocen  benefi- 
ciados la  real  bacienda  y  los  vasallos:  todo  lo  cual  aprueba  la  ma- 
sa de  caudales:  pues  las  reales  cajas  nunca  se  han  visto  mas  pro- 
veídas de  ellos,  que  en  el  tiempo  de  que  se  trata:  siendo  así  que 
pudiera  hacer  el  tener  menos  el  verse  efectuadas  las  distribuciones 
y  pagas,  no  solo  de  los  corrientes  sueldos,  sino  de  los  adeudados 
en  otros  tiempos,  que  han  sido  satisleclios  en  el  del  gobierno  de 
su  señoría,  con  tanta  puntualidad,  que  en  esta  seguridad  Ihican 
su  alivio  los  interesados,  como  lo  publican,  y  proclaman  con  ex- 
presiones de  un  justo  agradecimiento  por  ser  benolu'io  de  ((ue  no 
gozaron  en  otros  tiempos:  dándole  estaá  prueba  mayor  exalte  el 
hecho,  de  que  para  la  remisión  á   S.  M.  de  socorros,  según  su 
ToM.  2.  (21)) 


218  CAPÍTULO    LXXVIII. 

real  disposición,  en  la  última  conducta,  en  el  tiempo  de  su  ante- 
cesor se  emprendieron  préstamos  del  vecindario,  por  no  haber  en 
aquel  tiempo  caudales  en  las  reales  cajas,  y  en  el  de  que  se  trata, 
se  ven  pagados,  y  sin  la  ocasión  de  que  se  emprenda  igual  opera- 
ción por  lo  abastecido  de  dichas  cajas  reales.  La  escuela  que  había 
en  el  colegio  de  San  Buenaventura  de  bastante  fruto  en  la  ciudad, 
liabia  sido  suprimida  en  un  capitulo  provincial  de  San  Franciseo 
presidido  por  el  visitador  Abasólo;  y  causando  su  falta  conmoción 
en  los  vecinos,  el  señor  Villalon,  y  el  ayuntamiento,  según  acta 
de  21  de  julio  de7ao,  emplearon  su  mediación  para  su  restable- 
ciento  con  el  comisario  general  de  Nueva-España:  por  lo  que  vol- 
viendo á  otra  capítulo  el  presidente  Abasólo,  para  que  no  hiciese 
nueva  supresión,  la  audiencia  en  acuerdo  de  20  de  abril  de  742, 
presidido  por  el  señor  Villalon,  puso  á  su  comisión  las  trabas  de 
una  bula  y  cédulas  consiguientes.  Pudiera  afirmarse,  que  Juarros 
dijo  poco,  cuando  expresa,  que  el  presidente  Villalon  gobernó  es- 
te reyno  cou  gran  paz  y  tranquilidad;  pero  en  sus  circunstancias, 
es  la  alabanza,  que  mas  le  conviene.  Habia  sido  provisto  presi- 
dente de  esta  audiencia  con  mucha  anticipación  el  licenciado  donr 
Tomas  de  Rivera  Santa  Crux  para  la  vacante  del  señor  Rivera  Vi- 
llalon, y  presentados  con  igual  anticipación  sus  títulos  en  ella, 
entendiendo  acaso  que  esta  provisión  era  simultánea  y  revocatoria 
de  la  del  primer0>  en  acuerdo  de  7  35  dispuso  devolver  los  origina- 
les y  consultar  áS,.  M.  sobre  la  duración  del  actual,  suspendien- 
do entre  tanto  su  obedecimiento,  hasta  saber  la  real  voluntad.  Que- 
dó en  estopor  entonces..  Cumplido  el  tiempo,  dio  aviso  el  sucesor 
desde  México  encartas  de  3  de  octubre  de  741,  que  disponía  su 
viaje  para  este  reyno.  El  ayuntamiento  por  su  parte,  igualmente 
dudoso  de  una  provisión  sucesiva,  contestó  al  señor  Santa  Cruz, 
que  la  audiencia  habia  dispuesto,  consultar  á  S.  M.  y  entre  tan- 
to no  hacer  novedad,  que  sabida  que  fuese  la  real  voluntad,  se- 
ría bien  recibido.  Escribió  ademas  á  la  audiencia  de  México,  que 
á  la  sazón  tenia  el  gobierno  de  aquel  vireynato.  Exmo.  señor,  di- 
ce en  resumen  al  oidor  decano  don  Pedro  Malo  de  Villavicencio. 
El  prevenir  á  los  males  el  remedio^  ha  sido  sin  comparación  de 
mejor  efecto,  que  el  que  se  dá  á  los  males  experimentados.  El  se- 
ñor don  Tomas  de  Rivera  Santa  Cruz,  nombrado  presidente,  go- 
bernador y  capitán  general  de  este  reyno  ha  dispuesto  su  venida; 
esta  audiencia  tiene  resuelto,  no  se  haga  novedad  en  el  gobierno 


PRESIDEMES.  210 

del  actual,  ha  cousultado  áS.  M.  y  espera  la  real  resolución!  asilo 
ha  significado  al  señor  Santa  Cruz   este  ayuntamiento,  para  que 
sabida  la  real  voluntad,  fuese  bien  recibido;  mas  como  puede  su- 
ceder, que  algunos  consejos  le  sugieran  la  venida,  y  se  ponga  en 
camino,  aimque  de  sus  talentos  es  de  esperar  la  consideración  de 
las  perjudicial ísimas  resultas  de  su  ingreso,  y  si  sucediese,  se  aven- 
turaría á  perder  la  paz  este  reyno,  redunda ndose  alborotos,  que 
con  menos  causa  hasta  hoy  se  lloran:  siendo  obligación  de  esta 
ciudad  evitar  inquietudes,  y  mantener  á  su  pueblo  en  paz,  ponien- 
do remedio,  acordó  el  de  la  protección  de  V.  E.  y  desfructar  su 
zelo,  suplicándole,  se  sirva  pulsar  esta  materia,  examinando  la  re- 
solución de  dicho  señor,  y  si  es  venir  á  tomar  posesión,  la  pruden- 
cia y  authoridad  de  V.  E.  le  contenga  el  intento,  hasta  la  deter- 
minación de  S.  M.  La  fecha  es  7  de  noviembre  de  1741:  las  fir- 
mas, don  Antonio  de  Zepeda  y  Nágera,  don  Juan  de  Abaurrea, 
don  Guillermo  Martínez  de  Pereda,  don  Joseph  de  Nágera,   don 
Pedro  de  Letona,  don  Gaspar  Xuarros.  La  audiencia  no  menos 
recelosa,  que  trascendía  connivencia  en  su  presidente,  calificándo- 
la, si  tal  fuese,  de  atentado,   pendiente  la  consulta  de  S.  M.  y 
por  ella,  considerándose  sin  facultades  para  recibirle,  en  acuerdo 
de  8  de  enero  de  742  después  de  razonar  estos  antecedentes,  a- 
cordó,  que  á  dicho  señor  don  Thomas  de  Rivera  Santa   Ouz  no 
se  reciba,  ni  pueda  recibir,  hasta  que  S.  M.  informado  de  todo, 
mande  lo  que  se  deba  ejecutar;  y  ordena,  se  haga  nueva  consulta 
y  se  haga  saber  al  ayuntamiento  de  esta  ciudad,  para  que  lo  ten- 
ga entendido.  En  cabildo  de   17  de  agosto  de  7  12  recibida  carta 
del  mui  ilustre  señor  don  Thomas  de  Ilivera  Santa  Cniz,  en  que 
avisa  la  declaratoria  de  S.  M.  en  orden  al  ejercicio  de  esta  presi- 
dencia, en  que  es  electo,  y  proximidad  de  su  viage,  acordó  su  re- 
cibimiento. Pidiendo  permiso,  dia  y  lugar  el  obispo  Pardo  para  a- 
legar  en  la  audiencia  sobre  arreglo  de  ración,  servicio  y  proventos 
parroquiales,  se  le  dio,  señaló  dia,  y  lugar  el  que  le  tocase;  y  re- 
cibido aviso,  acudió,  tomó  el  asiento,  que  seguia  ni  decano,  y  des- 
pués de  razonar  el  presidente,  hizo  su  alegato  dia  12  de  mayo  de 
7  12.  El  señor  Rivera  Villalon  en  O  de  octubre  se  despidió  del  a- 
yuiitamiento,  y  el  IG  de  abril  siguiente  salió  pura  México.  Al  oi- 
dor Arana,  que  según  acta  de  u  de  abril  de  731  erogó  .jOO  pesos 
en  la  conducción  del  agua  y  fábrica  de  la  pila  de  la  plazuela  de 
San  Pedro,  y  llevaba  33  años  de  servicio  en  la  audiencia,  por  car- 


220  CAP.  LXXVIII. PRESIDEINTES. 

ta  suplicatoria  de  24  de  diciembre  de  743  procura  el  ayuntamien- 
to impedir  la  ausencia  que  tiene  dispuesta  con  licencia  del  rey. 

29  El  licenciado  don  Tomas  de  Rivera  y  Santa  Cruz,  natural 
de  la  ciudad  de  Lima,  en  las  autorizaciones  de  sentencia  titulado, 
del  ponsejo  de  S.  M.  Posesionado  en  16  de  octubre  de  742,  en 
acuerdo  de  22  del  propio  mes  es  condecorado  con  voto  en  materias 
de  justicia:  en  8  de  noviembre  inmediato  para  las  asistencias  de 
tabla  en  catedral  se  ordenó  poner  su  silla  atravesada,  como  se  es- 
tila, dice  el  acuerdo,  en  las  chancillerías  de  México,  Lima,  Gua- 
dalajara,  y  otras:  en  22  del  mismo  noviembre  se  innova  el  asiento, 
que  tomaban  los  alcaldes  ardinarios  en  las  visitas  de  cárcel.  Ha- 
biendo reclutado  y  remitido  gente  de  armas  á  Cliiapa  el  señor  San- 
ta Cruz  para  el  cobro  de  tributos  rezagados,  la  audiencia  en  20 
de  abril  de  744  libró  despacho  al  ayuntamiento  de  esta  ciudad, 
para  que  se  interpusiese  con  su  señoría  el  señor  presidente,  como 
lo  hizo  en  representación  del  dia  24,  manifestando  que  la  conti- 
nuación de  su  marcha  podia  inducir  la  turbación  en  aquella  pro- 
vincia, y  cuando  menos  dar  alas  á  los  rebeldes  en  cosa,  que  debia 
hacerse  por  otros  medios.  Escribió  también  la  audiencia  al  señor 
virey  de  México,  á  fin  de  que  S.  E.  en  atención  al  sosiego  del  rey- 
no,  cuya  perturbación  se  temia,  diese  las  providencias  interinas 
de  su  arbitrio.  Al  propio  tiempo  el  oidor  Alvarez  de  Castro  usan- 
do reservadamente  de  una  comisión  real  sobre  un  navio  de  regis- 
tro de  don  Miguel  Iturbide,  fué  recusado  por  éste,  y  tachado  de 
exceso  en  la  comisión,  resultó  refugiado  en  la  Compañía.  Los 
oidores  Arana  y  Orosco  tachados  igualmente  de  haber  incurrido 
en  una  asonada,  suponiendo  turbaciones  que  no  habia,  y  vistien- 
do con  los  adornos  de  la  paz  pública  lo  que  en  realidad  era  proce- 
der contra  ella,  requeridos  por  los  antecedentes  para  dar  autos 
y  despacho  en  nombre  de  la  audiencia,  resultan  en  8  de  julio  re- 
fugiados uno  en  San  Francisco  y  otro  en  la  Recolección,  y  el  obis- 
po ocupado  en  mediaciones.  Los  capitulares  obligados  á  vestir  de 
golilla,  comparecen  ante  el  presidente  con  este  trage  el  dia  9  de 
octubre  de  745,  y  en  cabildo  ordinario  de  8  de  marzo  de  746  un 
regidor  y  el  síndico  por  indisposición  acuden  de  capa.  Asi  es  que 
los  temores  de  la  venida  de  este  presidente  no  salieron  vanos.  Juar- 
ros,  dice:  hiciéronsele  muchos  y  graves  cargos,  por  los  que  fué  de- 
puesto de  la  presidencia.  El  año  de  48  pasó  de  alcalde  del  crimen 
á  México. 


FIESTAS   REALES.  221 

30  Don  José  de  Araujo  y  Rio:  estando  de  presidente  en  Quito, 
dice  el  propio  Juarros,  tuvo  algunos  encuentros  con  aquella  au- 
diencia, por  cuyo  motivo  fué  á  la  corte,  y  S.  M.  le  reemplazó  dos 
años,  que  le  faltaban  de  la  expresada  presidencia  en  la  de  Guatema- 
la. Entró  á  ella  en  26  de  setiembre  de  48,  y  la  sirvió  hasta  el  de 
51,  que  se  restituyó  al  Perú. 


JLO  79. 

Fiesta^s  realeis* 

Carlos  V,  en  cédula  de  16  de  enero  de  1556,  anuncia  al  conse- 
jo, justicia,  regidores,  caballeros,  escuderos,  oficiales  y  ornes  bue- 
nos de  la  ciudad  de  San  Salvador  de  la  provincia  de  Guatemala, 
y  luego  en  otra  del  dia  17  á  los  de  la  ciudad  de  Santiago  de  la  mis- 
ma provincia,  que  ha  renunciado  la  corona  de  España  y  las  indias 
en  su  hijo  sucesor  suyo.  En  consecuencia  esta  última  ciudad  en 
cabildo  de  25  de  mayo  de  1557  dispone  alzar  pendón  por  el  se- 
ñor Felipe  II.  Acordóse,  dice  el  acta,  que  se  hiciese  un  pendón  de 
damasco  carmesí  ó  azul  del  tamaño  que  lo  suelen  tener  ias  ciu- 
dades de  España,  en  el  cual  se  pongan  las  armas  de  su  magcstad  y 
las  insignas  y  armas  de  la  ciudad,  como  mejor  pareciere  á  los  seño- 
res presidente  é  oidores,  con  quien  se  ha  de  comunicar  todo,  así  en 
las  solemnidades  que  se  requieren,  como  en  el  orden  y  forma  que 
se  ha  de  tener  en  alzar  el  dicho  pendón. 

En  cabildo  del  dia  26  dijeron,  se  pregonase  que  todas  las  per- 
sonas oficiales  de  todos  oficios  acompañen  el  pendón  que  ha  de  sa- 
lir de  las  casas  de  cabildo  en  capitanía  é  ordenanza  á  las  casas 
reales  de  la  audiencia  y  chancillería,  donde  estará  el  estandarte 
real,  á  le  obedecer.  Otro  sí,  que  la  noche  del  dia,  en  que  comen- 
zare el  regocijo,  todos  los  vecinos  y  moradores  cada  uno  en  su 
casa  y  ventanas,  y  puertas  y  corredores  ponga  y  tenga  luminarias, 
ítem,  porcuanto  la  ciudad  está  empeñada  y  acensuada,  y  se  man- 
dó, que  hasta  quitar  los  censos,  no  gastase  cosa  alguna,  revoca- 
ban lo  acerca  dello  proveído,  y  mandaron,  que  gaste  en  el  pendón 
y  lo  demás  necesario  los  pesos  de  oro,  que  fueren  menester. 

Llegado  el  26  de  julio  señalado,  dice  el  acia.  Los  dichos  se- 


222  CAPÍTULO    LXXIX. 

üores  justicia  é  regidores,  habiendo  recibido  la  orden  que  se  abia 
de  tener,  mandaron  á  mí  el  dicho  escribano  leyese  las  cartas  rea- 
les que  su  magestad  imperial  y  real  escribió  á  este  cabildo,  é  sien- 
do leydas,  los  dichos  señores  justicia  é  regidores  y  caballeros  to- 
máronlas en  sus  manos,  é  las  besaron,  é  pusieron  sobre  su  cabe- 
za, diciendo  á  una  voz:  que  las  obedecían  como  cartas  de  su  rey 
y  señor;  y  estando  el  pendón  sobre  la  mesa,  el  señor  Juan  de  Guz- 
man  alcalde  ordinario  lo  alzó  en  nombre  de  su  magestad,  y  luego 
lo  entregó  á  Francisco  López  regidor  mas  antiguo,  que  para  ello 
estaba  diputado,  y  así  entregado,  el  dicho  Francisco  López  regidor 
juntamente  con  los  dichos  señores  justicia  y  regidores  y  caballe- 
ros llevaron  el  dicho  pendón  al  antepecho  de  las  casas  de  cabildo, 
y  le  sacaron  afuera,  y  el  dicho  Francisco  López  regidor  á  altas  vo- 
ces dijo;  Guatemala,  Guatemala  por  el  rey  don  Felipe  nuestro  se- 
ñor rey  dje  Castilla  y  de  León  y  de  las  indias;  y  quedó  puesto  el 
pendón  en  el  antepecho,  siendo  testigo  Melchor  Ruiz  alguacil  me- 
nor, é  Agustín  López  alguacil  de  la  cárcel,  é  otros  vecinos  de  la 
dicha  ciudad. 

Después  délo  cual,  siendo  congregada  muclia  gente  de  caba- 
llo é  una  capitanía  de  infantería,  se  llevó  el  dicho  pendón  por  de- 
lante las  casas  del  audiencia  real,  donde  estaba  el  pendón  della,  y 
el  dicho  Francisco  López,  regidor,  abajando  el  pendón  de  la  ciu- 
dad, y  dando  la  obediencia  al  pendón  de  la  dicha  real  audiencia, 
tornó  á  decir  á  altas  voces:  Viva  el  rey  don  Felipe  nuestro  señor. 
Y  de  allí  bajaron  los  señores  presidente  é  oidores,  y  otros  oficia- 
les de  la  real  audiencia,  y  con  ellos  el  reverendísimo  señor  obispo 
don  Francisco  Marroquin,  y  con  toda  orden  llevaron  los  dichos 
pendones  á  la  iglesia  mayor,  donde  se  dijeron  solenes  bíspras  é 
bendiciones:  y  acabadas  se  fueron  á  un  teatro,  que  estaba  sentado 
sobre  la  plaza  pública,  y  allí  se  leyeron  las  cartas  de  su  magestad 
escritas  á  dicha  real  audiencia,  y  por  los  dichos  señores  perlado, 
presidente  y  oidores  se  obedecieron,  y  fueron  tornados  á  sacarlos 
pendones,  diciendo  las  palabras  de  suso:  y  se  bajaron,  y  á  caballo 
con  grand  solenidad  se  anduvieron  paseando  por  ciertas  calles  de 
la  ciudad,  y  el  pendón  de  la  real  audiencia  se  quedó  en  ella,  y  el 
de  la  ciudad  en  las  casas  de  cabildo.  E  yo  el  dicho  escribano  digo, 
que  Lorenzo  de  Godoy  é  Ignacio  Masariegos  procuradores  de  esta 
ciudad  en  nombre  de  ella  me  pidieron  testimonio,  de  como  se  de- 
cía lo  de  suso,  y  de  lo  que  pasaba,  á  lo  cual  estuvo  mucha  gente. 


FIESTAS    REALES.  225 

y  presentes  por  testigos  Alvaro  de  Paz  y  el  doctor  Blas  Cotta. 

Pasado  lo  susodicho,  continúa  el  acta,  la  noche  siguiente  hu- 
bo muchas  alegrías  de  gente  de  á  caballo  con  cantidad  de  lumina- 
rias. Martes  27  refiere  que  se  sacó  el  pendón  del  cabildo,  y  llevó  á 
la  audiencia,  y  unidos  ambos,  se  llevaron  á  la  iglesia  mayor,  don- 
de se  dijo  misa  de  pontifical,  y  acabada,  yendo  delante  la  capita- 
nía é  infantería,  volvieron  á  sus  edificios;  y  este  dia  en  la  tarde 
hubo  regocijo  de  toros  hasta  casi  hora  de  noche.  Miércoles  y  jue- 
ves, dice  todavía,  hubo  toros  y  juegos  de  cañas,  y  otras  solenida- 
des  con  grandísimo  placer  de  todos;  y  así  quedó  por  nuestro  se- 
ñor natural  la  magestad  del  rey  don  Felipe,  que  viva  y  reyne  por 
largos  tiempos. 

Habiéndose  tomado  gusto  á  las  fiestas  reales  de  Felipe  II,  y  te- 
uniendo  ya  pendón  la  ciudad,  quiso  dar  esta  solemnidad  al  dia  de 
ianta  Cecilia,  aniversario  de  la  conquista;  y  así  en  cabildo  delviér- 
;s  30  de  julio,  platicóse,  dice  la  acta,  que  por  cuanto  por  loable 
^costumbre  en  todas  las  ciudades  é  provincias  principales  destos  rey- 
nos  de  Indias,  en  memoria  del  dia  que  fué  ganada  la  tal  ciudad, 
se  saca  el  pendón  con  las  armas  de  la  tal  ciudad,  y  porque  esta 
pi*ovinciti  de  Guatemala,  mediante  la  voluntad  de  Dios  nuestro  se- 
ñor se  ganó  el  dia  de  Santa  Cecilia,  conviene  se  haga  lo  mesmo  en 
esta  ciudad,  y  se  hiciese  ordenanza  en  forma,  y  en  ella  se  conten- 
ga el  orden  que  en  el  sacar  el  pendón  se  ha  de  guardar,  y  las  fies- 
tas que  se  han  de  hacer,  é  se  lleve  á  consultar  á  la  real  audiencia. 

Hecha  la  consulta,  y  acercándose  el  tiempo,  en  cabildo  de  l 
de  setiembre  los  dichos  señores  dijeron:  que  por  cuanto  el  dia  de 
Santa  Cecilia  de  cada  un  año,  que  es  á  veinte  é  dos  del  mes  de  no- 
viembre, que  se  ganó  esta  ciudad  de  Santiago  de  Guatemala;  y  por 
que  es  razón  que  el  tal  dia  aya  memoria,  y  se  saque  el  pendón  de 
la  ciudad  desde  las  casas  de  este  cabildo,  y  se  lleve  á  la  iglesia 
mayor  de  esta  ciudad,  y  conforme  á  lo  que  el  letrado  ordenase,  se 
lleve  á  misa  el  tal  dia,  y  á  vísperas  el  dia  antes,  ordenaban  y  or- 
denaron por  votos,  y  en  conformidad,  que  de  aquí  adelante  así  se 
haga,  guarde  é  cumpla  conao  dicho  es.  Y  nombraron  para  este  año 
de  557  años  al  regidor  mas  antiguo,  y  que  ay  sucesivamente  va- 
ya de  regidor  en  regidor  según  su  ancianidad,  y  porque  el  regi- 
dor mas  antiguo  que  es  Francisco  López  y  don  Francisco  de  la 
Cueva  sacaron  en  las  fiestas  pasadas  de  su  magestad  el  estandarte 
y  pendón,  nombraban  y  nombraron  para  este  dicho  año,  que  sai- 


221  capítulo  LXXIX. 

que  el  pendón  dia  de  Santa  Cecilia  á  Bernal  Dias  del  Castillo,  ve- 
cino é  regidor  de  esta  ciudad,  como  á  regidor  mas  antiguo,  al  cual 
señalaron  porque  se  prevenga  con  tiempo,  y  dentro  de  tercero  dia 
lo  acete. 

La  fiesta  de  Santa  Cecilia,  como  se  vé,  no  estaba  modelada  por 
la  de  San  Christóval  en  Ciudad  Real,  y  á  Remesal  que  escribió  la 
historia  de  la  provincia  de  S.  Vicente  de  Cliiapa  y  Guatemala  en 
lo  religioso,  y  á  vuelta  de  ello  lo  secular  de  esta  de  Guatemala, 
chocó  tanto  la  expresión  del  aíita  de  haber  sido  ganada  esta  ciu- 
dad dia  de  Santa  Cecilia  de  cada  un  año,  que  sobre  replicar,  que 
en  tal  dia  de  año  alguno  fuese  ganada  la  tierra,  para  dar  apoyo  á 
su  contradicción,  no  cuidó  en  preservarse  de  inconvenientes. 

Porque  dice,  que  la  devoción  á  Santa  Cecilia  comenzó  desde  el 
asiento  de  la  ciudad,  que  fué  ese  dia,  y  eso  afirma  sin  probarlo, 
debiendo,  una  vez  que  ventila  hecho  anterior  al  tiempo  de  su  man- 
sión en  Guatemala,  que  fué  entrado  el  siglo  siguiente.  Sus  pala- 
bras, empezando  el  cap.  11  del  lib.  1,  son  estas.  Desde  este  dia  que 
se  tomó  el  sitio  de  esta  ciudad,  que  notó  el  secretario,  aunque  en- 
tre renglones,  comenzaron  los  vecinos  á  tener  devoción  con  esta 
gloriosa  virgen  y  mártir,  y  á  respetarla  como  abogada  y  patrona 
suya;  y  así  tenian  su  santa  imagen  en  el  retablo  antiguo  de  la  igle- 
sia mayor,  igual  con  la  de  su  principal  patrón  y  abogado  Santia- 
go, y  celebraban  su  dia  con  mucha  solemnidad.  El  padre  Reme- 
sal  sabia  muy  bien  que  el  patronato  de  Santiago  fué  invocado  por 
trazarse  en  su  dia  el  campamento,  villa  y  luego  ciudad  que  llevó  su 
nombre.  Sabría  también  que  el  obispo  Marroquin  en  su  synodo 
diocesano  del  año  de  555  declaró  á  Santa  Cecilia  patrona  de  la 
misma  ciudad;  y  no  podía  ignorar  que  no  pueden  otorgarse  dos 
santos  patrones  á  un  lugar,  villa  ó  ciudad,  por  un  mismo  motivo: 
luego  el  del  patronato  de  Santa  Cecilia  debió  ser  otro  diferente,  y 
su  devoción  anterior  al  asiento  formal  de  la  ciudad. 

A  esto  alude,  dice  Vázquez  tom.  1  lib.  1  cap.  14,  el  prudentí- 
simo y  muy  discreto  cabildo  del  año  siguiente  en  las  diligencias 
que  dispuso  desde  28  de  octubre,  para  que  tomase  asiento  la  fun- 
dación de  la  ciudad  de  Santiago  de  Guatemala  y  disponiéndolo 
con  acuerdo,  determinaron  tomar  posesión  del  mismo  sitio,  en 
que  residían,  el  dia  de  Santa  Cecilia:  que  el  notarlo  entre  renglones 
el  escribano,  fué  advertencia  nacida  de  la  obligación  y  memoria 
del  beneficio  de  la  victoria,  que  dio  Dios  á  los  españoles  el  año 


I 


i 


FIESTAS  REALES.  223 

antecedente  en  el  dia  de  la  gloriosa  santa  y  mártir  insigne. 

Mas  adelante  muda  de  medio  Remesa),  y  conociendo  muy  bien, 
que  el  patronato  de  Santa  Cecilia  no  podia  ser  por  el  asiento  de 
la  ciudad,  refiere,  que  le  tenían  devoción  sus  vecinos,  sin  saber 
la  causa,  y  continua  como  en  triunfo,  discurriendo  que  no  podia 
ser  la  ganancia  de  la  ciudad,  como  en  México  y  Sevilla,  llegando 
al  extremo  de  argüir  á  vecinos  antiguos  y  cuerdos  de  novicios  é 
insensatos,  que  suponían,  que  antes  de  entrar  españoles  en  aquel 
recinto  tenían  los  indios  ciudad,  á  que  se  mudó  el  nombre. 

Sus  palabras  son  estas:  Anduvieron  los  tiempos,  muriéronse 
los  viejos,  y  primeros  pobladores  de  la  ciudad,  ausentáronse  otros, 
y  dentro  de  30  años  no  hubo  quien  se  acordase  de  la  razón  y  cau- 
sa, por  que  en  la  ciudad  se  celebraba  el  dia  de  Santa  Cecilia,  y 
entendieron  que  era,  porque  en  este  dia  se  ganó  la  ciudad,  como 
México  dia  de  San  Hipólito,  y  Sevilla  dia  de  San  Clemente:  por 
que  como  los  libros  de  cabildo  no  eran  comunes,  y  por  otra  parte 
ninguno  de  los  de  cabildo  se  halló  presente  á  tomar  la  posesión,  ni 
muchos  años  después  vino  á  la  tierra,  entendieron  todos  que  an- 
tes que  entrasen  los  españoles  en  Guatemala,  tenían  indios  ciudad 
y  república  formada,  como  en  la  Nueva-España,  y  que  después  que 
vino  á  poder  de  los  españoles  se  llamó  Santiago;  y  con  este  pre- 
supuesto, que  no  les  dañaba  la  concencia,  á  los  30  de  julio  de 
1557  entraron  en  cabildo. 

Ocurren  aquí  cosas  raras:  Una  subrogación  universal,  de  ve- 
cindario á  los  30  años:  una  ofuscación  total  de  las  tradiciones  lo- 
cales durante  ellos;  y  harta  animosidad  en  el  vecindario  del  año 
de  1557  para  suplantar  otras  en  su  lugar.  Admira  que  el  p.  Reme- 
sal,  que  estuvo  de  tránsito  en  Guatemala  mas  de  medio  siglo  des- 
pués, que  escribía  por  el  año  de  IGIG,  y  publicó  su  historia  en  el 
de  1619,  supiese  muy  bien  lo  que  sucedía  en  esta  ciudad  60  años 
antes,  y  que  los  vecinos  arraigados  de  asiento  en  ella,  ignorasen 
entonces,  lo  que  habia  precedido  antes  de  30  y  pasaba  a  su  vista. 
Lo  cierto  es  que  el  dicho  de  un  cuerpo  colectivo  de  los  primeros 
hombres  de  república,  que  hablan  oficialmente,  de  buena  ív  y  sin 
prevención,  merece  crédito,  y  su  testiiniento  no  puede  ser  abando- 
nado ligeramente.  Todavía  se  componía  en  esta  época  el  cabildo 
de  soldados  que  recibieron  heridas  en  las  últimas  batallas,  como 
Bernal  Días  del  Castillo:  de  regidores,  que  autorizaron  la  posesión 
y  asiento  de  la  ciudad,  como  Juan  Pérez  Dardon,  que  después  do 

TOM.    2.  (30) 


226  CAPÍTULO    LXXIX. 

haber  sido  alcalde  ordinario  habitual  en  años  anteriores,  aun  lo  fué 
en  los  de  563  y  573:  se  componiaen  fm  de  letrados  contemporá- 
neos de  Alvarado,  como  el  licenciado  don  Francisco  de  la  Cueva, 
cuñado  suyo,  á  quien  después  de  él,  el  virey  Mendoza  nombró 
gobernador  de  esta  provincia  antes  de  Maldonado;  y  si  cesaron  de 
acudir  al  mismo  cabildo  Bartolomé  Bezerra  en  1551,  y  Cristóval 
Salvatierra  en  1553,  estaban  ya  repuestos  por  otros  que  les  suce- 
dieron en  ancianidad  de  vecindario  y  de  puesto. 

Estos  conquistadores  y  primeros  pobladores,  antes  de  que  Ber- 
nal  Dias  publicase  la  historia,  que  acabó  de  escribir  en  esta  ciu- 
dad el  dia  26  de  febrero  de  í  568,  sabian  mui  bien,  que  Guatima- 
la  la  vieja,  en  que  antes  de  que  entrasen  españoles,  tenian  los  in- 
dios ciudad  y  república  formada  como  en  México,  era  mui  distin- 
ta de  Guatimala  la  nueva,  poblada  por  españoles  en  el  valle  y  en 
sitio  por  el  propio  Remesal  llamado  Iniquinapan  donde  los  indios 
solo  tenian  rancherías  dispersas;  y  confundirlas  en  el  orden  físico 
y  material,  habría  sido  un  presupuesto,  que  si  no  dañaba  la  con- 
cencia,  como  opina  Remesal,  debia  dañar  el  honor,  mas  el  identi- 
ficarlas en  !o  formal  y  político,  como  cabeceras  y  capitales  del  rey- 
no,  de  ninguna  manera:  en  este  concepto  han  sido  una  misma  ciu- 
dad Guatimala  la  vieja,  Guatimala  la  nueva,  la  ciudad  vieja,  la  an- 
tigua y  la  nueva  Guatemala;  y  en  este  presupuesto,  que  segura- 
mente no  daña  la  conciencia  ni  el  honor,  pudo  el  cabildo  afirmar 
en  sus  actas  primero  que  la  provincia,  y  luego  que  su  capital  fué 
ganada  dia  de  Santa  Cecilia.  Aun  esta  ganancia  no  fué  simultánea, 
ni  puede  contarse  por  un  solo  acto,  porque  uno  fué  la  toma  de  la 
antigua  capital:  otro  la  de  los  peñoles,  á  que  se  retiraron  los  reyes; 
y  otra  la  vuelta  del  ejército,  y  entrada  en  triunfo  con  los  prisione- 
ros en  la  nueva  capital:  cualquiera  de  estos  actos,  que  sirviese 
de  término  á  la  conquista,  y  cupiese  el  dia  de  Santa  Cecilia,  fué 
motivo  bastante  para  la  invocación  de  su  nombre  y  de  su  patronato. 
He  aquí  la  causa  de  su  culto,  devoción  y  solemnidad,  sin  necesidad 
de  consulta  á  la  audiencia:  ésta  se  hizo  entonces  para  sacar  el  pen- 
dón y  los  gastos,  que  no  podia  disponer  el  cabildo  sin  su  licencia» 

No  obstante,  Remesal  continúa  su  narración,  sin  probarla,  di- 
ciendo, que  todo  el  mes  de  agosto  tardaron  los  alcaldes  y  regido- 
res en  consultas  con  la  audiencia,  letrados  y  caballeros,  y  que  cor- 
regidos, en  que  la  provincia  no  se  ganó  dia  de  Santa  Cecilia,  un 
miércoles  primero  de  setiembre^  entraron  en  cabildo,  é  luego  los 


FIESTAS  REALES.  227 

dichos  señores  dijeron,  y  demás. 

Era  forzoso  á  este  escritor,  empeñado  en  su  empresa,  incur- 
rir en  tales  extremos:  pues  no  es  otra  cosa  hacer  un  chiste  de 
una  semejante  desobediencia,  de  la  cual  no  era  capaz  el  cabildo,  á 
la  frente  de  un  vecindario  harto  culto,  ni  habria  sufrido  una  au- 
diencia, que  le  hacia  sentir  su  autoridad;  y  para  colmo  del  descon- 
cierto, añade,  que  esto  fué  ocasión  para  que  los  gobernadores  otor- 
gasen hacer  otro  tanto  cada  año  dia  de  Santa  Cecilia,  aunque  no 
sabian  la  razón. 

En  el  intermedio  de  mayo  y  26  de  julio  habia  ocurrido  celebrar- 
se las  fiestas  de  Corpus  Cristi,  y  Señor  Santiago;  y  en  cabildo  de 
3  de  junio  los  dichos  señores  justicia  é  regidores  dijeron,  que  man- 
daban y  mandaron  se  pregone  públicamente  que  todos  los  oficia- 
les de  esta  ciudad  saquen  sus  oficios  la  fiesta  del  Corpus  Cristi  que 
agora  viene,  como  se  ha  acostumbrado  en  esta  ciudad  so  pena  de 
diez  pesos  de  oro  al  que  no  lo  cumpliere  así:  la  tercera  parte  pa- 
ra la  cera  del  Santísimo  Sacramento,  y  la  otra  tercera  parte  para 
la  cámara  de  su  magestad,  y  la  otra  tercera  parte  para  obras  pú- 
blicas de  la  ciudad:  en  la  cual  dicha  pena  daban  y  dieron  por  con- 
denado al  que  lo  contrario  hiciere,  y  diez  dias  de  cárcel.  El  otro 
artículo  de  acta  dice:  los  dichos  señores  justicia  é  regidores  man- 
daron que  se  gasten  las  puyas  necesarias  para  los  toros  de  la  fies- 
ta de  Corpus  Cristi,  y  para  fiesta  del  Señor  Santiago,  y  que  se  pa- 
guen de  los  bienes  y  rentas  de  esta  ciudad. 

Andando  el  tiempo,  la  salida  del  pendón  se  aplicó  también  á 
la  fiesta  del  santo  patrono  del  asiento  y  advocación  de  la  ciudad; 
y  en  cabildo  de  24  de  julio  de  1560  se  ordena  á  Bernal  Dias  del 
Castillo  saque  el  pendón  mañana  dia  de  Señor  Santiago  so  pena  de 
30  pesos  de  oro:  en  el  de  14  de  noviembre  de  1561  platicóse,  di- 
ce el  acta,  que  á  veinte  é  dos  deste  dicho  mes  de  noviembre  es  el 
dia  de  Santa  Cccila,  é  conforme  á  la  costumbre  buena,  que  se  tie- 
ne de  sacar  el  pendón  de  esta  cibdad,  y  llevallo  por  las  callos,  co- 
mo se  hace  en  la  cibdad  de  México  y  en  otras  principales,  de  un 
acuerdo  é  conformidad  nombraban  6  nombraron  á  Francisco  del 
Valle  Marroquin,  regidor  t?  fiel  ejecutor,  para  que  lo  saque  este 
año  con  la  solegnidad,  que  se  suele  hacer,  é  que  el  dicho  dia  se 
corran  toros,  é  se  gasten  veinte  tostones  de  penas  para  el  dicho 
efeto,  e  gastándose  por  el  mayordomo  de  la  cibdad,  se  le  recibi- 
rán en  cuenta. 


228 

CAPÍTULO  80. 

IiiTeiieioiies  ele  regocijo  púlilico. 

El  nacimiento  del  príncipe  que  nació  á  Carlos  V  no  se  sabe 
mas  qne  por  relación  de  Remesal  lib.  1  cap.  16,  que  dice:  aun- 
que me  he  detenido  en  referir  el  buen  gobierno,  la  vecindad  y  pros- 
peros  sucesos  de  la  ciudad  de  Santiago,  no  se  han  acabado  de  decir 
todos,  que  el  mejor  falta  por  advertir,  que  fué  nacerle  en  este  a- 
año  de  1527  á  los  21  de  mayo  en  la  mui  noble  villa  de  Valladolid^ 
su  principe,  rey  y  señor  natural  don  Felipe  segundo  deste  nombre, 
hijo  del  invictísimo  emperador  rey  de  Castilla.  De  Alvarado,  que 
venia  de  España  con  despachos  de  gobernador,  cuenta  la  acta  de 
23  de  mayo  de  1539;  este  diase  leyó  en  este  cabildo  una  carta  del 
seüor  adelantado  don  Pedro  de  Alvarado,  por  la  cual  parece  pide, 
que  vayan,  y  este  cabildo  invie  á  la  gobernación  delgüeras  é  Hon- 
duras dos  regidores  y  un  alcalde  con  poder  del  cabildo,  para  que 
allá  ante  ellos  presente  las  provisiones,  que  dice  trae  de  goberna- 
dor desta  tierra....  Todos  los  dichos  señores  de  un  acuerdo  é  vo- 
luntad conformes,  dijeron,  que  los  alcaldes  y  regidores  de  esta  cib- 
dad  no  ternan  jurisdicion  en  otra  gobernación,  é  que  si  su  mages- 
tad  manda,  que  fuera  de  aquí  le  reciban,  que  vista  la  provisión 
lo  harán,  é  que  el  gobernador,  que  aquí  está  por  su  magestad,  ay 
necesidad  que  vea  las  provisiones,  y  entregue  la  vara  de  la  justi- 
cia mayor  al  señor  adelantado,  é  sobre  esto  le  respondieron  por  su 
carta.  Finada  la  emperatriz  doña  Juana,  en  cabildo  de  13  de  oc- 
tubre de  1531,  los  dichos  señores  mandaron  que  para  las  onras  de 
nuestra  señora  emperatriz  se  gasten  los  dineros,  que  fueren  menes- 
ter de  cualesquier,  que  la  ciudad  tenga  de  penas  de  cámara,  y  en 
otra  cualquier  manera. 

Tal  era  la  entereza  y  simplicidad  de  estos  tiempos,  que  en  los 
sucesivos  tomaron  las  cosas  otra  forma.  El  nacimiento  del  prínci- 
pe don  Fernando,  después  Felipe  III,  ya  es  anunciado  en  cabildo 
de  18  de  julio  de  1572,  y  entra  áser  objeto  de  funciones  religio- 
sas en  hacimiento  de  gracias,  y  materia  de  regocijos  públicos,  que 
se  acuerdan  en  el  de  19  de  setiembre,  disponiéndose  los  siguientes: 
tiros  de  pólvora,  colgaduras,  luminarias,  en  las  casas  y  en  las  ca- 
lles, juego  de  cañas,  corrida  de  toros,  y  salida  del  pendón.  Los 


REGOCTJO    PUBLICO.  229 

tiros  de  pólvora  no  distingue  si  eran  de  arcabuces  ó  cámaras:  la 
pólvora  venia  antes  de  España,  hasta  el  año  de  icoi  que  comen- 
zó á  fabricarse  en  Guatemala,  según  parece  de  escrito  presentada 
á  la  audiencia  por  Diego  de  Mercado,  contestando  otro  del  procu- 
rador del  cabildo,  para  que  no  no  se  le  impidiese  hacerla  en  su  ca- 
sa, situada  dentro  la  ronda  de  la  ciudad,  esquina  de  la  calle  que 
sale  de  la  plaza,  y  cruza  la  de  Santa  Lucía,  y  expresa  que  habia 
seis  años  que  se  fabricaba,  y  él  habia  sido  el  primero,  á  que  fué 
proveído  auto  por  dicho  tribunal,  declarándose  sin  lugar  su  pre- 
tensión en  9  de  junio  de  1607. 

Las  culgaduras  se  mandan  poner  en  el  dia  en  los  balcones  de 
cabildo  y  en  la  noche  hachas  encendidas:  lo  mismo  en  las  venta- 
nas de  las  casas  de  todos  los  vecinos  y  moradores  de  la  ciudad.  La 
luminaria  de  las  calles  era  la  encamisada,  que  el  diccionario  de  la 
lengua  castellana  define:  estratagema  militar  que  se  usa  de  noche 
para  insultar  y  acometer  á  los  enemigos,  y  cogerlos  de  repente, 
dando  de  rebato  sobre  ellos  lo  que  se  hace  poniéndose  sobre  los 
vestidos  una  camisa,  para  que  con  la  oscuridad  de  la  noche  no  se 
confundan  con  los  contrarios;  y  es  también  dice:  cierta  fiesta  que 
se  hacia  de  noche  por  la  ciudad  en  señal  de  regocijo,  yendo  á  ca- 
ballo, sin  prevención  de  libreas,  ni  orden  de  máscara  por  lo  repen- 
tino, para  no  dilatar  la  demostración  y  celebración  de  la  felicidad 
sucedida.  Esta  solemnidad,  pues,  se  ordenó  á  los  encomenderos  y 
caballeros  la  noche  de  las  funciones  religiosas,  y  la  siguiente  al  dia 
de  toros  y  cañas,  con  prevención,  que  llevasen  sus  negros. 

A  las  cañas,  ó  juego  de  cañas,  define  el  mismo  diccionario, 
fiesta  de  á  caballo,  que  la  nobleza  suele  hacer  en  ocasiones  de  algu- 
na celebridad  pública:  fórmase  de  diferentes  cuadrillas,  que  hacen 
varias  escaramuzas,  y  corren  unas  contra  otras,  arrojándose  recí- 
procamente las  cañas,  de  que  se  resguardan  con  las  adargas.  El 
pendón  se  ordenó  sacar  el  tercer  dia,  por  las  calles  lo  mismo,  que 
el  dia  de  Santa  Cecilia. 

Los  presidentes  ya  son  cumplimentados  en  su  aproximación  á 
la  capital,  y  ademas  felicitados  en  su  llegada.  En  cabildo  de  26  de 
henero  de  573  se  anuncia  la  venida  del  presidente  ^  illalobos,  y  se 
nombra  al  licenciado  Vázquez  letrado  de  la  ciudad,  que  le  vaya  á 
recibir,  y  para  su  llegada,  se  acuerda  en  4  de  febrero  se  haga  la 
noche  de  ese  dia  un  regocijo  de  máscaras  con  hachas.  El  dicciona- 
rio dando  esta  definición,  dice:  cobertura  del  rostro  con  tafetán  ue- 


250  CAPÍTULO    LXXX. 

gro,  ú  otra  cosa  con  dos  aberturas  sobre  los  ojos:  y  también,  in- 
vención que  se  saca  en  algún  festin  de  personas,  que  se  disfrazan; 
y  por  último,  festejo  de  nobles  á  caballo  con  libreas  que  se  ejecuta 
de  noche  con  hachas,  corriendo  parejas.  Se  dispuso  también  for- 
mar un  letrero  en  que  se  mostré  el  contento  que  esta  ciudad  recibe 
de  su  venida;  y  se  ordena  así  mismo  aderezar  la  ciudad,  y  cami- 
no con  hojas  y  ramos  y  otros  usos,  y  que  se  aperciban  las  trom- 
petas y  flautas  y  atabales  y  otras  músicas,  que  tuvieren  los  natu- 
rales. 

Alguna  vez  ofrecieron  dificultad  estos  recibimientos.  Hurtado 
de  Mendoza  y  Juan  de  Cueto,  nombrados  por  el  cabildo  para  el  del 
presidente  Mallen  de  Rueda,  apelaron  á  la  audiencia,  escusándose 
por  pobres,  y  se  le  ordena  en  acuerdo  de  3  de  julio  de  589  admita 
la  ida  del  regidor  rico,  que  se  ofrece,  dándole  compañero.  La  au- 
diencia enviaba  también  comisionado  por  su  parte.  Para  el  del  pre- 
sidente Criado  de  Castilla,  no  habiendo  individuo  de  su  seno,  nom- 
bró en  acuerdo  de  27  de  julio  de  598  á  don  Diego  de  Guzman,  ca- 
ballero principal  y  rico,  para  que  fuese  con  el  alguacil  mayor:  re- 
usándolo  un  oidor,  y  proponiendo  alguno  de  los  oficiales  reales, 
ó  Diego  de  Paz  y  Quiñonez,  ó  Pedro  de  Solórzano,  ú  Alonzo  Mu- 
ñoz, ó  Sancho  de  Barahona,  se  sostuvo  su  nombramiento,  dispo- 
niéndose su  ida  bástala  villa  de  la  Trinidad,  donde  sehabia  dete- 
nido el  presidente  por  indisposición. 

Llegado  el  año  de  1621  ocurrió  el  fallecimiento  de  Felipe  III, 
y  la  coronación  de  Felipe  IV.  El  ayuntamiento  no  podia  disponer 
ya  de  las  multas  y  penas  de  cámara,  que  se  hablan  agregado  á  la 
hacienda  real,  ni  hacer  uso  del  fondo  de  propios,  que  se  hallaba 
embargado  á  la  sazón,  hasta  que  pagase  la  ciudad  5  mil  ducados 
en  que  habia  comprado  el  alferazgo  hacia  20  años.  Hizo  pues  de- 
jación de  él,  por  ser  fuero  de  ella  hacer  gastos  en  las  exequias  de 
S.  M.  y  obtenida  licencia  para  gastar  mil  ducados,  dispuso  el  1 
de  octubre  entre  otras  cosas,  hacer  lutos  de  bayeta  de  Castilla,  y 
no  habiendo  bayeta,  de  perpetúan;  y  no  habiendo  perpetúan,  de 
paño,  para  cubrir  los  asientos. 

Para  las  fiestas  de  proclamación  se  concedió  licencia  de  gastar 
dos  mil  tostones;  y  en  uso  de  ella,  el  2G  de  octubre  se  acordaron 
luminarias  la  víspera  del  dia,  en  que  se  ha  de  alzar  el  pendón  con 
repique  de  campañas  en  todas  las  iglesias:  2»  que  se  haga  un  car- 
ro, como  se  acostumbra,  en  que  vaya  la  música,  forrado  de  alfora- 


REGOCIJO   PUBLICO.  251 

bras  y  sedas:  3°  que  un  dia  después  de  alzar  pendones,  se  haga 
en  la  plaza  de  esta  ciudad  un  peñol  de  los  indios,  como  se  acos- 
tumbra: 40  que  haya  máscara  y  toros;  y  5»  que  se  haga  un  juego 
de  cañas  con  libreas  de  tafetán  dando  á  cada  vecino  para  ello  las 
varas  necesarias,  sin  que  ninguno  las  pueda  diferenciar,  suplicán- 
dose por  los  alcaldes  á  los  caballeros  encomenderos  que  salgan. 

El  peñol  de  los  indios  se  llama  después  volcan,  cuya  fiesta  des- 
cribe Juarros  trat.  6  cap.  11,  citando  á  Fuentes,  y  dice:  la  hacen 
los  indios  de  este  reyno  en  ocasión  de  fiestas  reales,  y  es  una  re- 
presentación de  esta  acción  militar.  Cuando  se  ha  de  hacer,  se  avi- 
sa con  tiempo  á  los  pueblos,  á  quienes  se  encarga  dicha  función; 
y  estos  levantan  en  la  plaza  mayor  de  esta  ciudad  un  monte  mui 
^«levado,  que  visten  de  verbas  y  flores,  y  ramas  de  árboles;  en  es- 
|tas  colocan  muchos  monos,  guacamayas,  chocoyos,  ardillas  y  otros 
nmalillos:  forman  en  el  monte  algunas  grutas,  en  que  ponen 
lautas,  ciervos,  jabalíes  y  pizotes:  en  la  cima  del  monte  hacen  una 
^casilla,  que  llaman  la  casa  del  rey. 

Llegado  el  dia  de  fiesta,  á  cosa  de  las  tres  de  la  tarde,  se  tien- 
den dos  compañías  de  la  caballeria  en  el  costado  oriental  de  la  pla- 
za, y  dos  de  la  infantería  en  el  meridional:  después  van  entrando 
muchas  tropas  de  indios,  que  llegarán  al  numero  de  mil,  estos  se 
presentan  á  la  usanza  de  su  gentilidad,  desnudos  con  solo  sus 
mastates,  embijados,  (pintados  querrá  decir  y  aderezados)  con  plu- 
mas de  guacamayas  y  pericos,  y  sus  arcos  y  flechas  despuntadas,  y 
otros  con  varas  y  rodelas:  tras  estos  vienen  otros  muchos,  tocando 
varios  instrumentos,  délos  que  usa  esta  nación:  siguen  varias  dan- 
zas bien  ordenadas  y  vistosas  por  la  diversidad  y  costo  de  sus  ves- 
tidos, y  matices  de  lucidas  plumas,  con  que  van  adornados. 

Por  último  viene  el  gobernador  de  Jocotenango,  con  grande  a- 
compañamiento  de  todos  los  principales  de  su  pueblo,  ricamente 
vestidos  á  su  usanza,  con  costosos  ayates,  cadenas  al  cuello  y  som- 
breros con  plumas í  el  gobernador  representa  la  persona  del  rey 
Sinacam,  y  así  lo  traen  en  hombros  en  una  silla  dorada,  adorna- 
da con  plumas  de  quetzal,  y  muchos  abanicos;  y  t4  viene  atavia- 
do con  magnificencia  de  gran  monarca,  con  un  abanico  de  plumas 
en  una  mano,  cetro  en  la  otra,  y  corona  en  la  cabeza.  Después, 
continua  Juarros  según  Fuentes,  entran  marchando  en  la  plaza, 
dos  compañías  de  indios  tlascaitccas,  descendientes  de  los  que  a- 
sistieron  á  don  Pedro  Portocarrero  eu  esta  expedición,  vestidos  u 


252  CAPÍTULO   LXXX. 

la  española,  armados  con  espadas,  arcabuces  y  picas,  acaudilla- 
dos poi*  el  gobernador  de  Ciudad-Vieja. 

Estos  también  se  dirijen  al  volcan,  y  empiezan  el  asedio  de 
la  fortaleza,  formando  sitio  en  torno  de  la  circunvalación  de  este 
monte,  disparando  los  arcabuces,  y  dando  sus  asaltos  por  varias 
partes:  los  defensores  tirando  sus  saetas  al  aire,  con  muchos  sil- 
bos, alaridos  y  voces,  representan  mui  al  vivo  la  defensa  de  aque- 
lla fortaleza:  ya  se  vienen  á  una  parte,  á  resistir  el  asalto  de  los 
tlascaltecos;  ya  se  vuelven  á  esparcir  por  el  cuerpo  de  aquel  fingi- 
do monte:  y  esta  contienda  dura  largo  rato,  con  gran  divertimien- 
to y  gusto  de  los  expectadores:  basta  que  dando  el  último  avance 
los  tlascaltecos,  se  retrayendo  los  del  volcan,  y  siguiéndolos  los 
de  Ciudad- Vieja:  ellos  hacen  como  que  van  huyendo,  dejando  de 
intento  solo  al  Sinacam  de  esta  farsa;  y  entonces  lo  aprisionan,  y 
aseguran  con  una  cadena  el  gobernador  y  alcaldes  de  Almolonga, 
y  descendiendo  del  volcan,  vienen  con  él  á  palacio,  y  lo  presentan 
rendido  al  señor  presidente.  Entonces  no  se  babia  ocupado  la  pla- 
za con  los  cajones  del  mercado. 

Como  el  alferazgo  era  ya  oficio  vendible,  y  el  ayuntamiento 
habia  hecho  dejación  de  él,  en  cabildo  del  dia  19  del  mismo  octu- 
bre, acordóse,  dice  el  acta,  que  por  cuanto  viene  la  fiesta  de  Santa 
Cecilia,  en  la  cual  se  saca  el  pendón  en  memoria  de  la  conquista, 
la  audiencia  señale  persona,  que  saque  el  dicho  pendón.  El  oficio 
sin  duda,  fué  subastado  y  rematado  en  Juan  Bautista  de  Carran- 
za y  Medinilla,  que  presentó  título  del  en  19  de  noviembre  in- 
mediato. La  proclamación  de  Felipe  IV  hecha  este  año  de  1621, 
ya  se  denomina  jura  en  cabildo  de  4  de  diciembre,  en  que  se  a- 
cuerda  comiencen  las  fiestas  el  dia  8,  mas  no  se  da  la  acta  de  ellas. 

No  cedió  en  solemnidad  el  recibimiento  del  presidente  Acuña. 
En  su  aproximación  para  cumplimentarle  en  Petapa  es  nombra- 
do en  cabildo  de  10  de  mayo  de  1627  el  alférez  mayor  Juan  Bau- 
tista de  Carranza  alcalde  ordinario  mas  antiguo,  acompañado  de 
don  Alonso  Alvarez  de  Vega  y  Juan  de  Agüero  con  5G0  tostones 
para  ayuda  de  costa  que  no  aceptó;  y  para  su  entrada,  acordóse 
1^  recibirle  con  las  salvas  de  las  compañías  de  infantería  que  el 
señor  conde  de  la  Oomera  presidente  de  esta  real  audiencia,  go- 
bernador y  capitán  general  en  ella  ordenare:  2"  el  mismo  dia 
de  la  entrada,  desde  la  oración  en  adelante  hasta  las  diez  de  la 
noche,  se  haga  luminaria  general;  y  una  máscara  con  dos  car- 


REGOCIJO    PUBLICO. 


255 


ros  triunfales,  bien  adornados,  y  sobre  unp  se  haga  y  represente 
un  coloquio,  y  sobre  el  otro  una  música,  y  estos  carros  con  la  más- 
cara por  delante,  en  que  han  de  salir  el  cabildo,  justicia  y  regido- 
res con  sus  capas  blancas  prendidas,  y  representando  el  coloquio, 
y  dada  la  música,  han  de  ir  por  las  calles  para  mayor  demostración. 
3°  Acordóse,  se  haga  otro  día  el  volcan  de  la  conquista,  por 
ser  antigualla  de  mucho  gusto  el  vello,  y  há  de  salir  gente  de  á  ca- 
ballo y  la  infantería  que  el  señor  presidente  señalare,  para  que 
combatan  al  peño],  y  este  dia  así  mismo  ha  de  salir  la  máscara. 
Acordóse,  4^  que  el  dia  siguiente  se  haga  la  fiesta  del  estafermo, 
que  el  diccionario  define:  figura  de  un  hombre  armado,  que  tiene 
embrazado  un  escudo  en  mano  izquierda,  y  en  la  derecha  una  cor- 
rea con  unas  bolas  pendientes,  ó  unos  saquillos  llenos  de  arena, 
la  cual  está  espetada  en  un  mástil,  de  manera  que  se  anda  y  vuel- 
ve á  la  redonda:  pónese  en  medio  de  una  carrera,  y  viniendo  á 
encontrarla  los  que  juegan,  ó  corren  con  la  lanza  puesta  en  el  ris- 
tre, le  dan  en  el  escudo,  y  le  hacen  volver,  y  al  mismo  tiempo  sa- 
cude al  que  pasa  un  golpe,  si  no  es  muí  diestro,  con  lo  que  tiene 
p€n  la  mano  derecha;  y  esto  hace  reir  á  los  que  están  mirando  el 

lego  y  festejo.  Acordóse  pues,  dice  el  acta  se  haga  la  fiesta  del 
estafermo  en  la  plaza  de  esta  ciudad,  donde  por  los  caballeros  se 
corran  lanzas  con  torno  y  máscara,  y  aderezada  toda  la  plaza  con 
cortinas  de  sedas,  que  eso  será  desde  las  dos,  hasta  las  seis  de  la 
tarde,  y  se  encarga  convidar  los  caballeros,  y  hacer  poner  la  tela 
y  contratela,  con  su  cartel  y  desafio,  acompañado  así  mismo  de  los 
caballeros. 

Acordóse  5°  que  tras  esta  fiesta  se  haga  juego  de  cañas  con 
libreas  de  raso  ó  tafetán  de  la  china,  y  en  los  puestos  de  las  dichas 
cañas  han  de  ir  cabos,  el  uno  y  el  primero  el  dicho  alférez  mayor 
Juan  Bautista  de  Carranza  alcalde  ordinario  mas  antiguo,  y  el  otro 
el  alcalde  don  Pedro  de  Paz  y  Quiñonez,  para  que  aya  igualdad, 
que  los  cuatro  de  una  cuadrilla  no  an  de  diferenciaren  las  guar- 
niciones y  bordaduras  el  uno  del  otro.  Acordóse  6»  aya  un  din  to- 
ros, paseo  y  lanzada,  colgada  toda  la  plaza  como  se  acostumbra: 
7"  se  hagan  dos  comedias  en  el  patio  de  las  casas  reales,  ha- 
ciendo un  tablado,  y  ramadas  y  colgaduras  de  sedas,  como  para 
el  caso;  y  8"  se  haga  un  castillo  y  una  sierpe  de  pólvora,  que  se 
convatan  una  noche  en  la  plaza  de  la  ciudad.  Y  en  fin,  se  pida  U- 

íncia,  para  gastar  5  mil  tostones. 
ToM.  2.  (31) 


254 


CAPITULO  U. 

Reei?)iinieiito  de  preí^itleiitcs* 

Participado  en  cédula  dirigida  al  cabildo  el  nacimiento  de  uno 
de  los  príncipes,  sin  duda  primogénito,  llamado  nuestro  señor  en 
acta  de  3  de  setiembre  de  1630,  dispone  los  regocijos  siguientes: 
máscara  general  en  la  noche  del  primer  día  con  coloquio  y  músi- 
ca en  dos  carros  en  la  plaza,  ante  la  audiencia  en  sus  corredores 
y  luego  paseo  de  la  justicia,  regimiento,  encomenderos,  caballeros, 
y  vecinos,  por  todas  las  calles  de  la  ciudad  y  sus  barrios:  dos  dias 
de  toros,  uno  en  aquella  semana,  y  otro  en  la  siguiente:  otro  dia 
el  estafermo  con  torneo  y  gente  de  á  caballo,  con  que  dada  la  ora- 
ción, ninguno  de  la  máscara  pueda  andcir  por  la  calle:  otro  dia  el 
peñol  de  la  conquista,  en  que  an  de  salir  los  soldados  españoles, 
que  batan  el  dicho  peñol:  otro  dia  después  de  la  fiesta  del  peñol, 
una  comedia  en  las  casas  reales,  haciéndose  allí  los  tablados,  ador- 
nados de  seda,  alfombras  y  flores;  otro  dia  un  castillo  y  sierpe  de 
fuego  en  la  plaza,  frontero  á  las  casas  reales,  después  de  la  ora- 
ción, con  luminaria  general,  saliendo  los  de  la  máscara,  que  quie- 
ran salir,  sin  máscara;  y  otro  dia  por  fin  de  la  fiesta  juego  de  ca- 
ñas con  libreas,  para  las  cuales  se  á  de  dar  á  los  que  salieren,  que 
serán  24,  por  lo  menos  á  dos  varas  de  damasco,  y  seis  onzas  de 
seda  para  cada  librea,  y  cada  cuadrilla  de  á  cuatro  an  de  salir  de 
ima  manera;  y  este  dia  se  á  de  dar  colación,  como  se  acostumbra 
en  nacimiento  de  príncipes,  á  la  real  audiencia.  Y  por  cuanto  los 
gastos  de  semejantes  fiestas  y  regocijos  se  an  hecho  de  los  propios 
y  rentas  de  esta  dicha  ciudad,  que  están  destinadas  principalmente 
para  estas  ocasiones,  que  todas  tocan  al  común  servicio  de  S.  M. 
demostración  de  gusto,  que  aya  de  averies  dado  príncipe  heredero 
de  sus  reynos,  se  acordó,  para  que  las  fiestas  se  hagan  con  la  au- 
toridad y  pompa  que  es  razón  en  correspondencia  de  tantos  y  tales 
mercedes,  para  cumplir  su  real  cédula,  se  pida  licencia  para  gas- 
tar de  los  dichos  propios  y  rentas  cinco  mil  pesos  de  á  ocho  reales. 

En  17  de  abril  de  1632,  juntóse  este  cabildo,  dice  el  acta,  pa- 
ra tratar  de  las  fiestas,  que  se  han  de  hacer  en  la  venida  del  señor 
obispo,  don  Agustín  de  Ugarte:  á  lo  cual  el  dicho  alcalde  don  An- 


RECIBIMIENTO  DE  PRESIDENTES.  255 

tonio  de  Galvez  dijo,  que  dio  parte  á  su  señoría  del  señor  presiden- 
te, para  hacer  las  dichas  fiestas,  y  en  conformidad  de  que  avia  em- 
pezado á  tratar  de  ellas  en  este  cabildo,  y  se  le  respondió,  estaba 
la  ciudad  empeñada,  y  no  tenia  con  qué  poder  hacer  fiestas,  el  di- 
cho señor  presidente  k  dijo,  que  se  hiciese  ei  miércoles  que  viniese, 
máscara  y  estafermo  y  toros,  y  el  sábado  juego  de  cañas  de  rodeo 
y  toros,  y  que  en  esta  conformidad  tiene  mandadas  pregonar  las  di- 
chas fiestas,  y  se  á  hecho:  y  vista  la  dicha  propusicion  por  los  di- 
chos regidores,  dijeron,  que  se  hagan  las  fiestas,  ecepto  la  másca- 
ra, por  los  inconvenientes  que  della  resultan,  y  dello  se  le  dé  par- 
te al  señor  presidente  por  el  licenciado  Martin  Dieguez  alcalde,  y 
Antonio  Justiniano  regidor  y  don  Gerónimo  Sánchez  de  Carranza. 
Siguióse  la  entrada  de  los  presidentes  Osorio  y  Avendaño.   El 
recibimiento  del  primero  se  acordó  en  24  de  enero  de  1634,  y  se  dis- 
puso hacer  con  salva  de  las  compañías  de  infantería,  luminaria, 
máscara,  carros,  coloquio,  música  y  paseo  por  las  calles:  el  volcan 
de  la  conquista,  batiendo  el  peñol  la  infantería,  y  gente  de  á  ca- 
ballo: juego  de  cañas,  saliendo  los  de  las  cuadrillas  vestidos  de  ne- 
gro: comedias  en  las  casas  reales:  castillo  y  sierpe;   regulándose 
para  gastos  cuatro  mil  tostones.  El  concepto  que  se  habia  forma- 
do de  que  en  este  tiempo  no  habia  soldados  en  Guatemala,  se  des- 
vanece con  la  mención  repetida  que  en  estas  fiestas  se  hace  de 
compañías  de  infantería  y  gente  de  á  caballo;  mas  si   eran  al  es- 
tilo de  las  cuadrillas  del  juego  de  cañas,  y  para  batir  la  guarni- 
ción del  peñol  de  Sinacam,  no  parece  deba  hacerse  juicio  de  ellus. 
El  recibimiento  del  segundo  presidente  ya  se  denomina  posesión, 
y  se  ordena  en  21  de  henero  de  1G42,  salir  á  recibirle  el  dia  de  la 
entrada  el  cabildo  en  cuerpo  de  ciudad  con  sus  maceros,  y  los  ca- 
balleros y  vecinos,  y  hacerse  ademas  fuegos,  luminaria,  encami- 
sada, carros,  coloquio,  volcan,  toros,  cañas  y  comedias,  con  que 
casi  no  difería  el  recibimiento  de  un  presidente  al  nacimiento  de 
un  príncipe  ó  proclamación  de  un  monarca.  Regulados  cuatro  mil 
tostones  de  gasto,  se  pide  el  desembargo  de  propios  y  rentas  de  l:i 
ciudad  á  la  sazón  embargadas.  No  obstante,  andando  el  año  de 
1043,  se  destinaron  mil  pesos  para  honras  de  la  reyna,  y  se  dis- 
pusieron artificios  de  fuego  en  la  entrada  de  la  presidenta  doña  A- 
na  de  Rentería;  y  para  el  recibimiento  del  ob¡sp«>   ^'»lt(Mo  iguales 
fiestas  que  í\  su  antecesor. 

Repetidas  las  fiestas,  perdieron  algún  tanto  lu  novedad;  y  asi 


256  capítulo  lxxxi. 

para  el  recibimiento  del  presidente  Altamirano  conde  de  Santiago 
ya  se  varió  de  festejo  y  de  fausto  en  cabildo  de  24  de  abril  de  1654: 
pues  solo  se  destinan  500  pesos  para  disponerle  comida  en  Joco- 
tenango  el  dia  de  su  entrada,  y  la  cantidad  necesaria  para  com- 
prar y  prepararle  un  caballo  con  silla  y  telliz  y  demás  conveniente 
para  su  aderezo.  Los  gastos  se  libraron  sobre  el  producido  de  li- 
cencias de  tabernas  y  prometido  de  carnicerías.  Esta  variación,  vi- 
no escusando  la  mitad  de  los  gastos  practicados  en  lo  anterior. 

En  cabildo  de  !<>  de  octubre  de  1658  se  trata  déla  aproxima- 
ción del  presidente  Meneos,  del  obispo  Rivera,  y  de  un  fiscal  de 
la  audiencia,  y  se  resolvió  inviar  al  primero  dos  capitulares,  que 
le  den  la  bien  venida  en  Sonsonate,  y  á  cumplimentarle  en  Petapa 
un  alcalde  y  cuatro  regidores:  al  segundo  dos  regidores,  conforme 
á  la  costumbre,  dice  el  acta,  que  esta  ciudad  tiene,  de  que  vayan 
dos  capitulares,  á  dar  á  su  señoría  la  bien  venida  á  nombre  desta 
ciudad;  y  otros  dos  regidores  al  último,  que  viene  caminando,  y 
es  costumbre  de  esta  ciudad,  vayan  dos  capitulares  á  dalle  la  bien 
venida.  En  los  festejos  de  este  presidente  se  siguió  la  reforma,  a- 
gregando  á  ella  la  costumbre  con  los  antiguos  gastos:  pues  acordó- 
se, dice  el  acta,  que  en  el  pueblo  de  Santa  Inés  el  dia  de  la  entra- 
da del  señor  presidente  se  le  dé  por  esta  ciudad  de  comer,  como 
se  ha  hecho  siempre...  Acordóse  así  mesmo,  que  para  la  entrada 
de  su  señoría  se  le  dé  caballo,  como  se  hizo  en  la  del  señor  conde 
de  Santiago,  con  su  silla  y  telin...  que  para  la  noche  de  la  entra- 
da se  hagan  fuegos,  y  pongan  luminarias  en  las  puertas  y  venta- 
nas de  los  vecinos...  que  se  hagan  regocijos  de  toros,  y  juego  de 
cañas  en  los  dias  que  pareciere...  que  se  hagan  en  palacio  dos  co- 
medias en  dias  diferentes...  y  en  caballo  silla  y  telin  se  gasten  400 
pesos.  Y  en  fin  se  pida  licencia  para  gastar  dos  mil  pesos  por  agora. 

Entre  tanto  ocurrió  el  nacimiento  del  serenísimo  príncipe  don 
Felipe  Próspero,  de  cuyas  fiestas  no  hay  otra  razón,  que  mandar- 
se en  cabildo  de  15  de  noviembre  del  propio  año  1658  pagar  el 
costo  de  darse  á  la  estampa  en  la  ciudad  de  los  Angeles  el  primer 
sermón  predicado  por  el  p.  Lobo  de  la  Compañía,  y  la  relación  de 
ellas  hecha  por  el  licenciado  Velasco.  Tampoco  hay  otra  noticia  de 
las  honras  de  Felipe  IV  y  proclamación  de  Carlos  II,  todavía  in- 
fante, sino  la  que  resulta  en  cabildo  de  4  de  henero  de  1667  de  es- 
tarse debiendo  500  pesos  de  ambos  gastos,  y  lamentarse  en  orden 
á  propios  y  rentas  de  la  ciudad,  que  no  alcanza  el  recibo  al  gasto. 


RECIBIMIEINTO  DE  PRESIDE>sTES.  257 

Sin  embargo  continuaron  los  recibimientos  de  presidente.  En 
cabildo  de  26  de  noviembre  de  1666  se  ordenan  tres  cumplimien- 
tos al  señor  Alvarez:  uno  de  dos  capitulares,  que  le  fuesen  á  dar 
la  bien  venida  á  Tepan  Atitan:  otro  de  un  alcalde  y  cuatro  regi- 
dores que  vayan  á  Pazon,  á  besarle  la  mano;  y  el  tercero  en  su 
llegada:  en  la  cual  se  destinaron  500  pesos  para  darle  de  comer 
en  los  pueblos  de  Jocotenango  ó  Ciudad- Vieja,  por  donde  viniese 
caminando,  y  que  debiendo  ser  la  entrada  á  caballo  se  le  compre 
y  prepare  uno  con  silla  y  telin,  y  ademas  en  la  noche  de  la  entra- 
da hubiese  luminaria  general  y  fuegos  de  pólvora,  y  el  siguiente 
día  se  hiciesen  los  regocijos  de  plaza,  como  toros  y  demás  que 
dispusiese  el  encargado  de  ellos.  La  audiencia,  que  por  su  parte 
cumplimentaba  al  nuevo  presidente  desde  una  jornada  antes  de  la 
capital  con  el  caudal  de  multas  y  penas  de  cámara,  y  debia  dar- 
le de  comer  en  Pazon,  en  esta  vez  no  contaba  con  existencia  al- 
guna de  este  fondo,  y  dio  provisión  en  5  de  enero  de  67,  para  que 
la  ciudad  lo  hiciese  con  los  suyos  en  Pazon,  Patzicía,  y  Cliimal- 
tenango,  pena  de  cien  ducados  cada  capitular,  á  satisfacción  de 
práctica  semejante  en  México,  Lima  y  otras  ciudades.  Notificada 
al  cabildo  el  dia  7,  fué  obedecida  con  protesta,  y  se  destinaron 
para  todo  dos  mil  pesos.  Este  presidente  al  fin  del  año  hizo  jorna- 
da al  rio  de  San  Juan  de  Nicaragua,  y  en  13  de  marzo  del  siguien- 
te año  se  trata  de  recibirle  en  su  vuelta,  nombrándose  un  alcalde 
y  cuatro  regidores  para  cumplimentarle  en  Petapa,  los  cuales  fue- 
ron el  alférez  don  Isidro  de  Cepeda  alcalde  de  segundo  voto,  el 
capitán  don  Francisco  Delgado  de  Nágera  alguacil  mayor,  el  ca- 
pitán don  Luis  López  de  Andravide,  Joseph  Agustín  de  Estrada,  y 
Gregorio  de  la  Cerna  Bravo,  regidores;  y  se  libraron  400  pesos,  pa- 
ra darle  de  comer  en  dicho  pueblo,  lo  mismo  (lue  se  habia  hecho 
en  la  ida. 

En  la  venida  del  presidente  Escobedo  se  ordenaron  en  cabildo 
de  16  de  febrero  de  1672  los  mismos  cumplimientos  de  bienveni- 
da, besa  mano  y  recibimiento:  comida  en  Jocotenango  ó  Ciudad- 
Vieja:  caballo  con  silla  y  teliz,  luminaria,  fuegos  y  toros  con  gas- 
to de  2  mil  pesos;  y  volviendo  de  la  jornada  que  hizo  al  mismo 
rio  de  San  Juan,  se  libraron  en  21  de  abril  de  673  para  la  comi- 
da en  Petapa  500  pesos.  Este  presidente,  que  era  caballero  de  la 
orden  de  San  Juan  de  Malta,  y  habia  de  ser  después  gran  prior 
de  ella,  debió  restaurar  algún  tanto  las  costumbres  antiguas;  y  asi 


258  CAPÍTULO  LXXXI. 

echando  menos  el  paseo  que  antes  se  hacia  en  la  fiesta  de  San- 
tiago, intimó  orden  en  14  de  julio  siguiente  al  ayuntamiento,  para 
que  la  víspera  y  dia  del  santo  apóstol  se  saque  el  estandarte  real, 
y  se  haga  el  paseo,  como  se  acostumbra  el  de  Santa  Cecilia. 

Cumpliendo  el  rey  Carlos  II  los  años  de  pubertad  el  6  de  ene- 
ro de  1675,  en  cabildo  del  2  se  dispusieron  cinco  dias  de  fiestas, 
en  que  hubiesen  toros,  carreras,  sortija,  y  estafermo  con  toda  la 
pompa  y  lucimiento,  que  se  requería.  Sortija  llama  el  diccionario, 
fiesta  de  á  caballo  que  se  ejecuta  poniendo  una  sortija  de  hierro 
del  tamaño  de  un  ochavo  segoviano,  la  cual  está  encajada  en  otro 
hierro,  de  donde  se  puede  sacar  con  facilidad,  y  este  pende  de  u- 
na  cuerda,  ó  palo,  tres  ó  cuatro  varas  alto  del  suelo;  y  los  caba- 
lleros ó  personas  que  la  corren,  tomando  la  debida  distancia,  á 
carrera,  se  encaminan  á  ella,  y  el  que  con  la  lanza  se  la  lleva  en- 
cajándola en  la  sortija,  se  lleva  la  gloria  del  mas  diestro,  y  afor- 
tunado. 

Habiendo  tomado  el  gobierno  Carlos  II,  se  ordenaron  nuevas 
fiestas  en  cabildo  de  27  de  abril  de  1676,  á  saber:  encamisada  con 
su  carro  y  representación,  como  otras  veces:  fuegos,  los  mejores 
que  se  pudieren,  á  toda  costa:  el  volcan;  y  toros  por  tres  dias,  de 
los  cuales  en  el  primero  aya  encierro,  á  que  asistan  los  caballeros, 
se  jueguen  alcancías  y  queden  algunos  á  rejonear  en  la  plaza:  en 
el  segundo,  sortija;  y  en  el  tercero,  estafermo.  Para  los  fuegos  se 
destinaron  mil  pesos  á  cargo  del  alguacil  mayor  don  Tomas  Delga- 
do de  Nágera,  y  el  maese  decampo  don  Joseph  Agustín  de  Estra- 
da, contratándose  con  el  artífice  de  ellos  por  escritura  la  ejecución 
de  un  ingenio,  un  castillo,  un  árbol,  y  otras  representaciones  vis- 
tosas: para  premios  se  asignaron  mil  pesos  á  cargo  del  alférez  ma- 
yor don  Joséph  Calvo  de  Lara  y  capitán  don  Francisco  de  Fuentes 
y  Guzman,  que  los  compren  para  repartjr  á  los  que  sobresalgan 
en  la  sortija:  mil  pesos  de  colación  y  aguas  á  cargo  de  los  alcaldes 
ordinarios  para  la  real  audiencia,  señor  obispo,  cabildo  eclesiásti- 
co y  la  ciudad;  y  otros  mil  para  carro,  encamisada,  coloquio  y 
volean  á  cargo  de  don  Juan  de  Padilla,  don  Gerónimo  Panlagua, 
y  don  Josef  Fernandez  de  Córdova  regidores.  Los  gremios  de  es- 
ta ciudad  se  sigan  después  de  los  caballeros,  haciendo  sus  oficia- 
les la  encamisada  con  el  mayor  lucimiento,  desde  luego  á  propias 
expensas. 

En  el  recibimiento  de  presidentes  ya  se  tomó  un  medio  entre 


REC1BDIIE?^T0  DE  PRESIDENTES.  259 

la  reforma  y  la  costumbre:  porque  para  el  del  señor  Agurto,  per- 
maneciendo la  bienvenida,  besa  mano  y  festejo  de  comida  y  cena, 
por  acuerdo  de  14  de  octubre  de  1681  solo  se  dispusieron  el  ca- 
ballo con  su  silla  y  telliz,  fuegos  y  tres  dias  de  toros,  y  para  todos 
gastos  1500  pesos.  En  cabildo  de  16  de  marzo  de  1683  dan  cuen- 
ta el  alférez  Calvo  de  Lara  y  capitán  don  Josef  Mait  y  Lizarraga 
regidores,  que  habiendo  ido  á  Amatitan  y  felicitado  al  obispo  Na- 
yas, su  señoría  retribuía  la  enhorabuena  á  la  ciudad;  y  en  el  de 
24  de  octubre  de  1683  para  el  recibimiento  del  presidente  Enri- 
quez  que  vino  por  Puerto  Caballos,  se  ordenó  la  bienvenida,  en  el 
parage  que  mejor  pareciese,  el  besa  mano  en  Petapa,  y  la  comida 
y  cena  en  Santa  Inés,  caballo,  silla  y  telliz  para  la  entrada,  fuegos 
en  la  noche,  y  para  ello  1500  pesos,  á  cargo  del  capitán  don  Lo- 
renzo Montúfar,  don  Joséf  Agustín  de  la  Cueva  y  Gaspar  Gonzá- 
lez de  Andino. 

No  se  halla  felicitación  alguna  hecha  al  presidente  Barrios  Leal 
que  entró  por  el  Golfo.  El  p.  fr.  Francisco  Ximenez,  que  vino  en- 
tonces en  barcada,  y  escribió  después  la  historia  que  se  ha  citado, 
refiere  lib.  5  cap.  49,  que  tomó  el  camino  á  pié,  huyendo  de  los 
piratas,  sin  mas  de  lo  que  tenia  encima,  y  añade:  peor  le  ubiera 
ido,  si  no  topa  luego  con  nuestro  avío  de  muías  y  bastimentos, 
que  avia  inviado  la  provincia.  Así  es  que  en  cabildo  de  23  de  a- 
bril  de  1688  solo  aparece  el  festejo  de  un  dia  de  toros  puesto  por 
el  raaese  de  campo  don  Juan  Antonio  Dighero  alcalde  mas  anti- 
guo: otro  por  el  capitán  don  Juan  Batres,  y  otro  por  los  demás 
capitulares.  De  la  venida  del  presidente  Berrospe  trata  el  cabildo 
de  27  de  enero  de  1696,  disponiendo  las  felicitaciones  y  festejos 
acostumbrados;  pei*o  no  cediendo  la  audiencia  permiso  para  gas- 
tos en  mas  cantidad  que  la  de  mil  pesos,  intentaba  apelar  y  con- 
tuvo el  recurso  el  capitán  don  Bartolomé  de  Calvez  Corral,  alcal- 
de ordinario  mas  antiguo,  ofreciendo  costear  de  su  pai'te  el  caba- 
llo, silla  y  telliz. 

En  el  transcurso  del  siglo  se  ve  subir  el  gasto  de  recibimien- 
to de  presidentes  ó  5  mil  tostones,  mantenerse  en  el  pié  de  4  mil; 
y  descenderá  1500  y  aun  mas.  En  cédulas  de  1574,  1590  y  1627, 
resumidas  en  la  ley  4  tít.  13  lib.  4,  se  prohibe  á  los  cabildos  ha- 
cer gastos  de  propios  en  recibimiento  de  prelados,  presidentes, 
oidores,  fiscales,  y  corregidores;  mas  como  en  ellas  so  e.xeptuan 
los  permitidos,  y  éstos  lo  eran  por  la  audiencia,  sin  duda  no  se 


240  CAPÍTULO  LXXXI. 

incluían  en  la  prohibición.  Sraith  lib.  4  cap.  7,  escribiendo  á  este 
propósito,  dice.  En  algún  tiempo  fueron  enormes  las  sumas  que 
se  invertían  en  el  recibimiento  de  un  nuevo  virey  en  el  Perú  y  en 
otras  provincias  del  continente  español  americano:  cuyos  gastos 
no  solamente  equivalían  á  una  pesada  contribución  sobre  los  ri- 
cos del  pais,  sino  que  coadyuvaban  á  fomentar  la  vanidad  y  la 
extravagancia  en  todas  las  clases  del  pueblo,  acostumbrándolas  al 
dispendio  y  á  la  ostentación  en  todas  ocasiones.  Al  fin  del  siglo 
estaba  ya  establecido  el  gobierno  británico  en  las  colonias  ingle- 
sas del  norte,  y  con  respecto  á  ellas,  añade  el  mismo  escritor:  el  ce- 
remonial que  se  observaba  en  el  recibimiento  de  un  nuevo  gober- 
nador, el  de  la  abertura  de  una  nueva  asamblea  y  otros  de  esta  es- 
pecie, aunque  bastante  decente,  ni  se  hacia  ni  se  permitía  hacer 
con  una  pompa  ostentosa,  costosa  y  extravagante. 


CAPITULO  82. 

Eistreno  de  la  anticua  Catedral* 

La  antigua  catedral,  sacada  de  cimientos  el  año  de  1669,  se 
concluyó  en  el  de  1680.  Juarros  en  el  tratado  VII,  manuscrito  iné- 
dito, continuación  de  su  obra  cap.  4,  hace  la  descripción  de  su  es- 
treno, diciendo.  La  función  del  estreno  y  dedicación  de  esta  Basí- 
lica es  quizá  la  mas  solemne,  suntuosa  y  completa,  que  se  ha  vis- 
to en  Guatemala.  Sigue  haciendo  menuda  relación  de  las  funcio- 
nes religiosas  de  la  víspera,  dia  principal,  y  siete  siguientes,  y 
llegando  á  las  profanas,  continúa  diciendo.  Después  de  vísperas, 
antes  de  cubrir  al  Santísimo  Sacramento,  hubo  las  ocho  tardes  sa- 
rao, con  asistencia  de  los  tribunales,  y  de  toda  la  ciudad. 

Para  estas  danzas  se  dispusieron  dos  cuadrillas  una  de  niños, 
y  otra  de  niñas,  que  se  alternaron  en  las  ocho  tardes.  Las  danzas 
que  se  enseñaron  á  los  niños  fueron  el  tocotin,  chichimequillo  y 
tálame,  al  uso  de  los  caciques  de  México,  y  conforme  á  él  iban 
vestidos.  Escogiéronse  once  caballeritos  de  la  primera  nobleza:  u- 
no  representaba  al  emperador  Moctezuma:  dos  hacían  de  capita- 
nes; y  dos  cuadrillas  de  á  cuatro  cada  una.  Para  que  se  haga  al- 
gún juicio  de  la  riqueza  con  que  iban  vestidos,  referiremos  por 


ESTRENO  DE  LA  ANTIGUA  CATEDRAL.  241 

menor  como  estaba  ataviado  el  Moctezuma:  llevaba  almilla,  tilma, 
y  calzón  de  lama  encarnada  con  encajes  de  plata  de  Milán  y  botón 
de  filigrana:  el  ayate  estaba  formado  de  solo  puntas,  bordados  sus 
florones  de  seda  y  oro,  apresillados  con  joyel  de  perlas  y  oro:  dos 
joyeles  en  los  hombros,  con  dos  ricas  esmeraldas:  las  medias  eran 
de  torzal,  bordada  la  canal  de  perlas:  los  braceletes  eran  dos  lazos 
do  perlas  y  esmeraldas,  y  otro  lazo  de  lo  mismo  al  pecho,  y  coro- 
na imperial  de  igual  riqueza.  A  proporción  del  Moctezuma  iban 
vestidos  los  otros  niños;  yes  de  advertir  que  algunos  de  ellos  mu- 
daron ropas  los  cuatro  dias  que  bailaron.  Esta  danza  corrió  á  cui- 
dado de  los  BB.  don  Rodrigo  de  Cilieza  y  don  Pedro  Delgado  de 
Nágera. 

La  otra  cuadrilla  era  de  doce  niñas  que  representaban  á  ¡as 
sibilas:  éstas,  aunque  no  eran  de  la  nobleza,  ni  de  facultades,  iban 
tan  ricamente  vestidas,  que  parecían  las  primeras  de  la  república: 
cubríanlas  preciosas  telas,  puntas  de  Milán  de  oro  y  plata,  que  es- 
maltaban joyas  y  preseas  de  sumo  valor,  y  algunas  es  pusieron  dis- 
tintas ropas  las  cuatro  tardes:  todas  estaban  vestidas  á  la  españo- 
la, pero  se  procuró  imitar  cuanto  se  pudo,  la  diversidad  en  núme- 
ro, tiempo  y  nación  de  las  sibilas.  Dispusieron  este  sarao  los  pp. 
Nicolás  de  Vejarano,  coadjutor  de  la  parroquia  de  San  Sebastian, 
y  Antonio  Rogel. 

Entrada  la  noche  se  veía  la  plaza  mayor  ocupada  de  inmenso 
pueblo,  iluminada  con  teas,  y  prevenidas  las  piezas  que  habian  de 
arder;  y  esto  se  observó  en  las  siete  noches.  En  unas  hubo  cinco 
árboles  de  fuego,  en  otras  menos,  y  muchas  piezas  ya  manuales, 
ya  fijas,  cuya  descripción  por  menor  se  omite,  evitando  prolijidad: 
los  referidos  árboles,  de  que  algunos  se  levantaban  hasta  quince 
varas,  ya  representaban  torres,  ya  el  juego  del  volador  muy  usa- 
do entre  los  indios,  ya  una  fuente,  ya  una  palma,  ya  un  campana- 
rio. Estos  regocijos  se  costearon  la  primera  noche  por  la  iglesia: 
la  segunda  por  los  curas  de  la  ciudad:  la  tercera  por  los  curas  de 
la  provincia  de  Suchitepequez:  la  cuarta  y  quinta  por  los  de  otras 
provincias  del  obispado,  la  sesta  por  seis  clérigos  de  la  ciudad,  y  la 
séptima  por  el  muy  noble  ayuntamiento  de  esta  ciudad. 

Después  de  los  fuegos  artificiales,  siguió  una  lucida  encamisa- 
da, dispuesta  por  el  muy  noble  ayuntamiento  de  esta  ciudad,  en 
que  salieron  20  caballeros  de  la  primera  nobleza,  con  el  correspon- 
diente número  de  lacayos,  copia  de  haclias  de  cera  y  multitud  de 
TOM.  2.  (32) 


242  capítulo  lxxxii. 

clarines.  Iban  todos  suntuosamente  vestidos,  adornados  de  pre- 
ciosa pedrería,  telas,  lamas  y  plumas,  sentados  en  briosos  y  bien 
enjaezados  caballos:  mas  para  que  se  haga  juicio  de  la  pompa  y 
brillantez  con  que  iban  ataviados  estos  nobles  republicanos,  hare- 
mos una  sucinta  relación  de  como  estaban  vestidos  algunos  de 
ellos. 

El  raaese  de  campo  don  Josef  Agustín  de  Estrada  regidor  de- 
cano, y  el  capitán  don  Josef  Calvo  de  Lara  alférez  real,  vestidos 
á  la  Húngara,  con  petos  dorados,  mangas  y  calzón  de  encajes  fi- 
nos de  celeste,  plata  y  oro,  sobre  lama  de  oro,  mantos  imperiales 
de  rengue  verde  con  ramazón  de  oro  sobre  raso  blanco,  y  las  vuel- 
tas de  armiños  negros  con  puntas  al  vuelo  de  plata:  caballos  ove- 
ros, sillas  bordadas  de  oro  y  plata  sobre  carmesí.  El  maestre  de 
campo  don  Sancho  Alvarez  de  las  Asturias,  y  el  capitán  don  José 
de  Santiago,  alcaldes  ordinarios,  llevaban  vestidos  de  lama  con 
franjas  de  plata,  y  cabos  de  lo  mismo:  sombreros  con  penachos  de 
blanco,  negro  y  amarillo,  con  presillas  á  la  vuelta  de  diamantes: 
caballos  azulejos,  sillas,  bridas  de  azul  y  plata. 

Be  esta  suerte  se  encaminaron  para  la  plaza  mayor,  llevando 
en  las  manos  hachas  de  cera  con  arandelas  de  plata:  resonaron 
los  clarines,  iluminóse  la  plaza  con  las  hachas  que  llevaban  los 
lacayos,  salió  á  sus  asientos  la  real  audiencia,  entró  el  comisario 
con  número  de  lacayos  y  alguaciles  y  clarines:  pedida  venia  á  la 
audiencia,  que  se  concedió  en  el  acto,  entró  la  caballería  con  gran- 
de aparato  y  gravedad,  y  llegando  á  la  vista  de  la  real  audiencia, 
tremolando  penachos  y  haciendo  acatamientos,  que  hasta  los  ca- 
ballos parece  hacian  genuflexiones:  dieron  vuelta  por  la  plaza,  y 
continuaron  su  paseo  por  las  calles. 

La  noche  del  quinta  dia  del  octavario,  después  de  los  fuegos 
artificiales,  hubo  segunda  encamisada,  con  que  los  gremios  de  me- 
nestrales celebraron  la  dedicación  de  la  matriz:  salieron  hasta  en 
número  de  treinta:  entraron  en  la  plaza  mayor  con  gran  bizarría, 
en  briosos  caballos,  con  ricos  jaeces,  costosas  libreas,  soberbias 
galas:  pues  iban  vestidos  de  telas,  lamas,  lienzos,  puntas  y  mucha 
pedrería,  pasearon  la  plaza,  cumpliendo  con  todas  las  obligaciones 
cortesanas,  donde  habiendo  gallardamente  ruado  los  caballos,  con- 
tinuaron su  paseo  por  las  calles  de  la  ciudad. 

La  tercera  encamisada  se  guardó  para  coronar  las  fiestas  del 
octavario,  y  así  se  hizo  la  noche  del  dia  octavo,  en  que  no  habien- 


ESTRENO  DE  LA  ANTICUA  CATEDRAL.  245 

dose  quemado  fuegos  artificiales,  se  dedicó  toda  al  lucimiento  de 
esta  función.  Dispusiéronla  y  ejecutáronla  varias  personas  del  cle- 
ro, excepto  la  Malinche  y  la  Sultana,  que  se  representaron  por  se- 
culares. Poco  mas  de  treinta  clérigos  formaban  la  encamisada,  y 
esta  se  dividía  en  cuatro  cuadrillas  de  diversas  naciones,  indios, 
turcos,  españoles  y  moros.  Querer  referir  por  menor  como  estaba 
ataviado  cada  uno,  seria  hacer  una  relación  interminable:  baste 
decir,  que  todos  iban  vestidos  de  lamas  y  rasos  de  varios  colores, 
con  bordaduras  de  hilo  de  oro,  de  plata  y  de  perlas,  puntas  de  oro 
de  Milán,  con  joyas  de  esmeraldas,  y  otras  piedras  preciosas:  los 
sombreros  eran  de  castor  con  penachos  de  plumas  de  varios  colo- 
res y  joyel  de  esmeraldas,  siguiendo  cada  cuadrilla  en  el  modo  de 
vestir  al  estilo  de  la  nación  que  representaba.  Entre  todos  sobresa- 
lían en  riqueza  los  que  representaban  al  gran  turco,  y  la  Sultana, 
Moctezuma,  y  la  Malinche. 

Esta  noche  parece  fué  mayor  el  concurso  en  la  plaza  que  las 
antecedentes.  Los  señores  de  la  real  audiencia  ocuparon  sus  asien- 
tos en  el  corredor  del  palacio,  y  los  dos  cabildos  los  suyos  en  las 
casas  consistoriales,  é  inmediatamente  se  vio  entrar  la  encamisa- 
da acompañada  de  muchos  lacayos,  con  hachas  de  cuatro  pábilos, 
que  iluminaban  la  plaza  y  calles  por  donde  pasaban:  iba  por  de- 
lante una  tropa  de  cajas,  atabales,  clarines,  trompetas,  marimbas, 
y  todos  los  instrumentos  de  que  usan  los  indios:  éstos  iban  en 
gran  número,  con  ricos  vestidos  y  galas  como  acostumbran  en 
sus  bailes.  Después  de  esta  cuadrilla,  venian  pidiendo  plaza  dos 
ayudantes  mayores.  Seguíase  el  guión  que  llevaba  el  bachiller  don 
Miguel  de  Cuellar  Varaona,  y  á  sus  lados  dos  comisarios  con  sus 
cuatro  alabarderos. 

Continuaban  la  marcha  las  cuatro  naciones.  Cerraban  los  cua- 
tro tercios  los  dos  coroneles,  que  eran  don  Francisco  Alvarcz  de 
Toledo  y  don  Francisco  Niño-Ladron  de  Guevara,  vestidos  á  la  es- 
pañola, y  llevaban  seis  lacayos  con  hachas. 

Tras  la  encamisada,  venia  el  carro  triunfal,  tirado  por  seis 
muías  encubertadas:  éste  tenia  seis  varas  de  largo,  y  tres  de  ancho: 
dividíase  en  dos  partes:  la  anterior  tenia  su  pasamano  de  balaus- 
tres, y  sobre  ellos  mecheros  con  hachas:  la  parte  posterior  repre- 
sentaba una  torre  que  se  levantaba  nueve  >aras,  dividida  en  tres 
cuerpos,  iluminada  con  muchas  hachas,  remataba  en  punta,  don- 
de iba  la  fama,  figura  de  escultura  con  alas  y  clarín.  Iban  en  el 


244  CAPITULO  LXXXII. 

primer  cuerpo  seis  niños  para  danzar  entre  las  jornadas,  y  seis 
músicos  para  representar  la  comedia,  que  se  intituló  la  Matriz  co- 
ronada. Púsose  la  encamisada  á  vista  de  la  real  audiencia,  don- 
de le  hicieron  los  correspondientes  acatamientos;  y  así  aquí,  como 
delante  los  dos  cabildos  se  representó  una  y  otra  vez  la  referida 
comedia. 

Concluidas  las  fiestas  de  iglesia  en  el  octavario,  conforme  al 
rito  romano,  mas  no  satisfecho  el  afecto  del  vecindario,  se  dispu- 
sieron cuatro  comedias,  y  tres  dias  de  fiestas  de  plaza  para  la  se- 
mana siguiente.  Se  puso  el  teatro  para  las  comedias  en  la  lonja  del 
costado  de  la  iglesia:  la  real  audiencia  y  ambos  cabildos  asistie- 
ron en  un  corredor,  que  tiene  enfrente  de  este  parage,  la  casa  del 
capitán  don  Martin  de  Alvarado  Guzman  y  Villacreces,  y  toda  la 
calle  se  hizo  anfiteatro:  estas  funciones  se  hicieron  con  el  esplendor 
y  lucimiento  que  las  antecedentes. 

En  los  tres  dias  siguientes  hubo  corridas  de  toros,  y  juegos  de 
cañas  y  alcancías:  para  este  juego,  que  solo  se  hace  entre  perso- 
nas nobles,  se  dispusieron  cosa  de  veinte  caballeros  de  la  primera 
nobleza:  habia  entre  ellos  dos  caballeros  cruzados,  dos  maestres 
de  campo,  y  otros  de  semejantes  graduaciones:  vistieron  de  negro, 
unos  bordados  de  oro,  y  otros  de  plata  con  penachos  de  plumas  de 
varios  colores  en  los  sombreros,  en  la  vuelta  de  éstos,  joyeles  de 
perlas  t  con  igual  riqueza  iban  enjaezados  los  caballos,  y  no  eran 
de  menos  pompa  las  libreas  de  los  lacayos,  que  llevaba  seis  cada 
uno.  Hicieron  alto  al  llegar  á  la  esquina  de  la  plaza,  Ínterin  entró 
á  pedir  la  venia  á  la  real  audiencia  el  maestre  de  campo  don  Juan 
Antonio  Dighero,  padrino  de  la  caballería,  llevando  por  delante 
veinte  y  cuatro  soldados  chuceros,  un  sargento,  dos  ayudantes  y 
seis  lacayos:  y  conseguida  la  licencia,  volvió  al  cuerpo  de  la  caba- 
llería, y  entrando  con  ella,  hechas  las  cortesías  correspondientes, 
dieron  vuelta  á  la  plaza,  y  puestos  en  el  lugar  por  donde  entraron, 
comenzaron  á  correr  á  la  real  audiencia,  y  después  á  los  cabildos: 
y  concluidas  las  carreras,  pasaron  á  tomar  asiento  al  cabildo,  pa- 
ra ver  el  juego  de  toros. 

El  segundo  dia  por  la  mañana,  vinieron  los  mismos  caballe- 
ros de  color  para  torear,  y  á  la  tarde  de  negro  para  correr,  y  siem- 
pre con  diferentes  trajes  y  caballos,  ya  á  la  brida,  ya  á  la  gineta: 
soltáronse  los  toros,  corrieron  los  caballeros,  hubo  varios  lances, 
ya  de  rejón,  ya  de  lanceta,  en  que  salieron  con  aire  los  ginetes. 


ESTRENO  DE  LA  ANTIGlTA  CATEDRAL.  245 

Volvieron  á  la  tarde,  unos  por  una  esquina,  otros  por  otra;  y  unos 
por  acá,  y  otros  por  allá,  se  cruzaron  á  carreras  alternativa  y  pun- 
tualmente: después  se  dividieron  y  pusieron  frente  á  frente,  y  e- 
cliando  mano  de  las  alcancías,  arrojó  uno  la  primera  bala  de  de- 
safio: á  este  siguieron  los  otros,  doblando  la  munición,  y  tirando 
alguna  de  á  tres  y  de  á  cuatro:  hasta  que  saliendo  un  toro  puso  fin 
á  la  altercación,  y  los  caballeros  tuvieron  que  salir  corriendo  á 
rienda  suelta. 

La  tercera  tarde,  con  galas  diferentes  pasearon  la  plaza,  y  dí- 
rididos  en  dos  trozos  trabaron  una  diestra  escaramuza,  vistoso  la- 
berinto de  giros  imperceptibles,  y  airosas  vueltas:  deshízose  la  es- 
iramuza  corriendo  parejas,  unos  para  la  audiencia,  otros  para  los 
ibildos,  y  siguieron  los  toros,  con  lo  que  se  concluyeron  las  fiestas. 

Don  Diego  Félix  de  Carranza  y  Córdova,  cura  de  Jutiapa,  que 
escribió  la  relación  de  las  plausibles  fiestas  de  la  dedicación  de  es- 
ta santa  iglesia  catedral,  de  donde  hemos  sacado  todo  lo  que  lle- 
vamos referido  en  este  capítulo,  concluye  Juarros,  hace  juicio,  que 
los  costos  de  estas  fiestas  en  altares,  fuegos,  comedias,  galas,  jae- 
ces, libreas,  encamisadas  y  danzas,  ascenderían  á  mas  de  cincuen- 
ta mil  pesos.  Así  mismo  hace  juicio  que  el  valor  de  las  joyas  pre- 
seas, perlas,  pedrería,  alhajas  de  oro  y  plata,  que  se  pusieron  los 
que  salieron  en  los  saraos,  encamisadas  y  carreras  pasaría  de  me- 
dio millón  de  pesos. 

Entrado  el  siglo  18,  lo  primero  que  ocurre  es  la  proclamación 
de  Felipe  V  en  1701,  festinada  algún  tanto  á  instancia  del  presi- 
dente Berrospe,  por  los  justos  motivos  con  que  dice  se  hallaba.  El 
costo  de  las  fiestas  continúa  en  pié  de  2  mil  pesos.  Para  ellas  se 
dispuso,  la  pintura  del  retrato  de  S.  M.:  se  derramaron  y  esparcie- 
ron 150  pesos  en  reales  bambas,  moneda  antigua  y  solicitada,  di- 
ce el  acta:  y  por  tres  veces  dieron  carga  los  pedreros  y  mosquetes 
que  estaban  en  un  lucido  fortín,  cuyo  cabo  lo  regia  armado  con 
alfange  y  broquel. 

Las  fiestas  de  recibimientos  de  presidentes  se  ven  reducidas  al 
costo  de  un  mil  pesos,  que  fueron  los  que  se  gastaron  en  el  del  se- 
ñor Ceballos  el  ano  de  702  en  comida,  ceua,  caballo,  silla,  teliz,  y 
toros,  como  se  había  hecho  poco  mas  o  menos  GO  años  antes.  En 
el  del  señor  Rivasel  año  de  710  subió  el  gasto  á  1200  pesos;  y  no 
se  advierte  que  exceda  esta  cantidad  el  del  señor  ^'¡llalün  en  703, 
en  el  cual  se  tomaron  2  mil  pesos  á  usura,  para  dar  cumplimiento. 


246  CAPÍTULO  LXXXÍI. 

Entre  tanto  aumentan  las  fiestas  reales,  y  se  llevan  la  atención. 
El  nacimiento  del  infante  primogénito  se  celebra  en  708:  su  reco- 
nocimiento por  príncipe  de  Asturias  en  710,  y  su  casamiento  en 
722.  En  las  primeras  fiestas  se  repiten  las  antiguas:  entre  ellas, 
ordenadas  dos  encamisadas,  una  de  hombres  nobles,  y  otra  de 
hombres  de  los  gremios,  comienzan  á  escusarse  los  primeros,  y 
son  subrogados  por  otras  personas;  bien  que  decentes  y  lucidas:  lo 
cual  era  ya  el  crepúsculo  de  una  cesación  poco  distante.  El  rego- 
cijo del  volcan  parece  que  se  hace  entonces  por  última  vez.  Juar- 
ros  trat.  6  cap.  11,  advierte,  que  el  gobernador  de  Jocotenango 
de  nación  guatimalteca,  á  quien  correspondía  representar  al  rey 
Sinacam,  estimaba  tanto  este  derecho,  que  ofreciéndole  una  vez  el 
de  Itzapa  500  pesos  por  que  le  cediese  el  de  esta  representación, 
desechó  constantemente  su  propuesta.  Igualmente  se  ordenó  el  es- 
tafermo, con  premio  para  los  que  salieren  mas  ridículos;  y  por  úl- 
timo se  asignan  cien  pesos  para  mantas  y  vestuario  de  los  indios 
que  saquen  de  la  plaza  los  toros  muertos  en  la  lid. 

En  las  segundas  fiestas,  el  año  de  710,  ademas  de  los  gremios 
toman  parte  los  barrios,  y  disponen  cinco  comedias,  un  baile  y  un 
j  coloquio  de  niños  principales;  y  se  mandó  formar,  y  dar  á  la  pren- 
/^)]Z¿)-*»sa  relación  de  todo,  para  dar  cuenta  á  S.  M.  En  lo  sucesivo  ya  se 
^  harán  salvas  en  semejantes  funciones  con  artillería  gruesa,  porque 
el  ayuntamiento  en  14  de  octubre  de  712  acuerda  dar  las  gracias 
á  los  capitanes  don  Sebastian  de  Loayza,  don  Juan  Bautista  de 
Iribe  y  don  Pedro  de  Iturbide  por  la  construcción  de  cuatro  piezas 
de  ella,  y  ocho  pedreros.  En  fin,  el  año  de  722,  destinados  para 
las  otras  fiestas  del  príncipe  de  Asturias  1200  pesos,  el  alcalde  de 
primer  voto  don  Juan  Barreneche  dio  1300,  para  ajustar  2.500, 
ofreciendo  mas  si  fuese  menester:  con  que  se  repitieron  los  anti- 
guos regocijos,  entre  ellos  la  encamisada  de  caballeros,  y  ademas 
se  agregaron  cuatro  mogigangas.  El  diccionario  define  esta  pala- 
bra: fiesta  pública,  que  se  hace,  con  varios  disfraces  ridículos  en- 
mascarados los  hombres,  especialmente  en  figuras  de  animales. 

Por  este  tiempo,  andando  el  año  de  743  ocurrió  la  erección  de 
esta  silla  episcopal  en  metropolitana,  y  la  venida  del  palio  de  su 
primer  arzobispo  illmo.  señor  doctor  don  fray  Pedro  Pardo  de  Fi- 
gueroa  el  año  de  745.  El  licenciado  don  Antonio  de  Paz  y  Salga- 
do, en  relación  impresa  el  año  de  747,  cuenta  que  lo  trajo  hasta 
Yeracruz  el  illmo.  señor  doctor  don  Isidro  Marin  obispo  de  Nica- 


ESTRENO  DE  LA  ANTIGUA  CATEDRAL.  247 

ragua:  lo  recibió  y  condujo  hasta  Guatemala  el  señor  don  Francis- 
co Molina  obispo  de  Comayagua;  y  se  halló  en  su  recibimiento  el 
illmo.  señor  don  fray  José  Cubero  obispo  de  Ciudad-Real:  con  que 
se  juntaron  en  esta  capital  el  metropolitano  y  sus  tres  sufragáneos. 
La  comitiva  de  obispos,  cabildo  eclesiástico,  ayuntamiento,  prela- 
dos y  caballeros  que  acudió  á  recibir  la  insignia  en  Jocotenango 
y  entró  en  cuerpo  en  la  ciudad  hasta  el  palacio  arzobispal,  ocupó 
setenta  y  cinco  forlones.  En  la  noche  de  la  imposición  ardieron  cin- 
co castillos,  distribuidos  en  el  centro  y  ángulos  de  la  plaza:  de  e- 
llos  el  primero  constaba  de  siete  cuerpos,  y  los  otros  de  cinco;  los 
cuales  estallaron  y  lucieron  en  distintos  tiempos,  ya  alternativa, 
ya  simultáneamente,  correspondidos  entre  sí.  Pasadas  las  funcio- 
nes religiosas  hubo  siete  corridas  de  toros  costeadas  por  don  José 
de  Nágera,  don  José  de  Arrivillaga  y  don  Miguel  de  Coronada. 
Entre  otros  lances,  de  que  el  escritor  hace  prolija  narración,  se 
menciona  uno,  en  que  montados  dos  toros  se  embestian  uno  á  otro 
contra  sus  respectivos  ginetes;  y  otro  en  que  tomando  el  toreador 
las  gradas  de  la  pila,  y  luego  el  borda  de  ella,  hubo  de  echarse  en 
la  fuente. 

A  los  dos  años  se  hizo  la  proclamación  del  rey  don  Fernando 
VI,  y  ya  se  dobla  el  gasto  de  las  fiestas,  para  las  cuales  se  desti- 
nan 4  mil  pesos,  en  cabildo  de  25  de  febrero  de  747,  distribuidos 
en  esta  forma:  mil  pesos  para  colaciones:  mil  para  fuegos;  500 
para  el  teatro  de  comedias  en  el  palacio  de  presidentes:  400  para 
el  de  la  jura  en  la  plaza:  200  para  esparcir  en  moneda  de  á  2  rea- 
les: 130  para  el  retrato  de  S.  M.  é  iluminación:  100  para  festeja 
de  la  gente  dePtlapa,  á  que  se  encomendó  la  comedia  de  la  ciudad 
con  loas,  y  el  resto  para  gastos  inferiores,  aprovechándose  el  arren- 
damiento del  circuito  de  la  plaza  para  indemnización  del  tablado  y 
toril.  Al  teatro  de  la  plaza  en  la  jura  se  manda  echar  á  distancia 
de  diez  varas  un  cerco  en  contorno:  el  paseo  se  ordena  seguido 
de  las  compañías  milicianas  de  caballería:  una  comedia  se  costea 
por  las  milicias  de  infantería  y  caballería:  otra  por  los  procurado- 
res de  la  audiencia;  y  otra  por  los  escribanos.  A  todos  los  pueblos 
del  valle  se  llama,  para  que  vengan  con  toda,  y  la  mas  aparatosa, 
triunfante,  festiva  pompa,  trayendo  cuantas  inventivas  tengan  de 
celebración,  aplauso  y  regocijo,  vestidos  decentemente,  en  sus  ca- 
ballos,, todos  los  principales  y  justicias. 


^48 

CAPÍTULO  83. 

Abasto  de  cariicis* 

Smiht  lib.  4  cap.  7,  hablando  del  progreso  de  una  colonia,  di- 
ce: en  un  pais,  que  no  disfruta  ni  aun  de  la  mitad  del  cultivo  y 
población  de  que  es  capaz,  el  ganado  se  multiplica  mucho  mas  de 
lo  que  exige  el  consumo  de  sus  habitantes,  y  por  lo  mismo  es  de 
muy  poco  ó  de  ningún  valor.  Así  parece  sucedió  en  Guatemala  á  fi- 
nes del  siglo  16.  Se  ha  visto,  que  el  año  de  1576  se  daban  en  el  mer- 
cado 28  Hbras  por  el  real:  en  cabildo  de  3  de  marzo  de  1587  apa- 
rece que  se  estaban  dando  11  libras  mas  délas  que  se  hablan  dado 
el  año  anterior;  y  una  cédula  de  22  de  diciembre  de  1605,  anuncia 
haberse  dado  antes  de  esta  época  40  libras  por  el  real. 

Mas  ya  entonces,  entrado  el  siglo  17,  extraña  la  misma  cédula 
se  estuviesen  dando  14  libras;  y  ello  sale  conforme  al  valor  que 
tenia  el  ganado  y  la  piel.  En  cargo  de  alcabalas  de  6  de  noviembre 
de  1609,  se  lee  una  partida  de  200  cueros  de  toro  por  300  tosto- 
nes; otra  de  300  cueros  de  ganado  vacuno  á  5  reales;  y  una  de  mil 
cabezas  de  ganado  á  razón  de  cuatro  tostones:  y  así  no  es  extraño, 
que  en  el  tiempo  de  la  cédula  se  diesen  14  libras  por  el  real. 

Sin  embargo,  el  precio  de  la  carne  en  el  mercado  no  pendía 
precisamente  de  la  abundancia  del  ganado:  dimanaba  también  de 
la  libertad  ó  sisa  impuesta  á  su  venta.  En  cabildo  de  19  de  agos- 
to de  1586  aparece  impuesta  una  de  4  libras,  y  en  el  de  3  de  mar- 
zo de  1587,  abolida:  en  27  de  agosto  de  1609  resulta  quitada  una; 
y  mas  pronto  en  7  de  setiembre  inmediato  cargada  otra,  para  cuya 
abolición  se  acuerda  hacer  toda  gestión. 

Acerca  del  surtimiento  del  mercado,  un  artículo  de  acta  de  28 
de  febrero  de  1609,  dice:  tratóse  sobre  la  carne  de  abasto  de  la 
ciudad,  y  atento  que  an  dado  en  pregones,  y  no  a  abido  hasta  ora 
persona  que  se  quiera  obligar  á  dar  carne  abasto,  se  mandó  á  pre- 
gonar, que  si  oviere  persona  que  se  quiera  obligar,  se  le  dará  á  la 
persona  que  mejor  baja  hiciese,  cinco  mil  tostones  prestados  hasta 
el  dia  de  navidad  fin  deste  año,  dando  fianzas  para  la  paga  de  ellos 
á  comercio  del  cabildo  desta  ciudad.  Otro  de  la  de  7  de  setiembre 
siguiente,  dice.  Así  mismo  se  acordó  que  las  carnicerías  desta 
ciudad,  se  traigan  en  pregón  declarando  que  á  la  persona  que  se 


ABASTO  DE  CARNES.  249 

quisiere  obligar  á  dar  carne  abasto  á  esta  ciudad  por  todo  el  año 
de  seiscientos  y  diez  hasta  las  carnestolendas  del  de  seiscientos  y 
^nce,  se  le  prestarán  cuatro  mil  tostones  con  fianzas  á  comercio 
del  cabildo  para  volverlos  el  dia  de  navidad  fin  del  año.  Estos  prés- 
tamos, según  otras  actas,  se  hacian  de  bienes  de  difuntos,  y  tam- 
bién de  las  alcabalas. 

Gage,  con  respecto  al  tiempo  que  estuvo  en  esta  capital,  que  fué 
por  los  años  de  1627  á  1637,  al  cap.  18,  dice.  Carne  de  res  hay 
bastante  sin  excepción  mas  que  en  todas  partes  de  América,  como 
se  ve  por  la  cantidad  de  cueros,  que  anualmente  van  de  Guatema- 
la á  España,  donde  matan  mas  el  ganado  por  el  interés  de  los  cue- 
ros, que  tiene  en  España.  La  carne  estaba  tan  barata,  que  daban 
trece  libras  y  media  por  medio  real;  siendo  ésta  la  moneda  mas  pe- 
queña equivalente  á  cinco  peniques.  Sin  embargo  que  todo  el  pais 
cerca  de  Guatemala  tiene  estancias  grandes,  ó  haciendas  para  criar 
ganado  hasta  el  Golfo-dulce,  llegaba  mucho  de  Comayagua,  San 
Salvador  y  Nicaragua.  Pero  sobre  todo,  las  estancias  grandes  es- 
tan  hacia  la  costa  del  sur,  en  donde  habia  un  repastor,  que  en  su 
propia  hacienda  con  tenia  40  mil  cabezas  de  ganado  grandes  y  pe- 
queñas, ademas  de  muchos  cimarrones  que  se  mantenían  sueltos 
en  las  montañas;  los  cuales  no  se  podían  juntar,  y  se  cazaban  co- 
mo puercos  de  monte,  y  les  tiraban  diariamente  por  recelo  que  se 
multiplicasen,  y  dañasen  el  demás  ganado.  Yo  he  estado  presente 
en  una  feria  en  la  villa  de  Petapa  con  un  amigo  mió,  llamado  Lo^ 
pe  de  Chavez,  que  era  obligado  de  proveer  de  carne  seis  ó  siete 
poblaciones,  quien  en  un  trato  con  un  mismo  sujeto  compró  seis 
mil  cabezas  de  ganado,  grande  y  pequeño,  pagando  uno  con  otro 
á  diez  y  ocho  reales,  ó  nueve  shelines. 

Habla  también  este  escritor  del  abastecimiento  de  carnero,  y 
dice.  Ademas  de  que  no  falta  carne  de  res,  hay  también  de  carní^ 
ro  en  Mixco,  Pínula,  Petapa,  Amatitan,  y  el  Fango,  y  otros  luga- 
res. Yo  vivia  con  Alonso  Zapata,  que  mantenía  cuatro  mil  carne- 
ros. En  consecuencia  está  provisto  el  pais  de  bastimentos  baratos 
que  es  imposible  encontrar  un  pobre,  poríiue  por  medio  real  el 
mas  pobre  tiene  carne  para  una  semana,  y  lo  mismo  cacao  y  pmi 
de  maíz. 

Andando  el  tiempo,  la  sisa  de  la  carne  prevaleció  en  beneficio 
de  los  propios;  y  ya  en  cédula  de  20  de  octubre  de  018  es  ampara- 
do el  ayuntamiento  en  el  prometido  de  caiuicerías,  y  de  los  pue- 

TüM.    2.  (33) 


250  capítulo  lxxxiii. 

blos  de  su  valle,  quedando  adjudicado  á  los  fondos  de  la  ciudad, 
para  sus  necesidades,  dice  la  cédula,  y  cosas  inescusables  de  obras 
públicas,  fiestas  y  otros  gastos.  Ya  entonces  se  sacaban  las  carni- 
cerías al  pregón  sin  habilitación,  prefiriéndose  la  postura,  que  ba- 
jaba mas  el  precio  de  la  carne,  y  subia  mas  el  prometido  para 
propios. 

El  abasto  de  carnero,  que  no  estaba  sugeto  á  sisa,  se  mantenía, 
según  parece  en  cabildo  de  2  de  junio  de  1643  en  el  pié  de  tres  li- 
bras por  el  real:  el  de  res  que  lo  estaba,  resulta  en  7  de  diciembre 
de  1666  en  cuantía  de  catorce  libras  con  el  prometido  de  mil  pesos 
para  propios.  En  23  de  agosto  de  667  aun  conserva  el  de  carnero 
la  de  tres  libras,  hasta  el  remate  que  se  menciona  en  22  de  agosto 
de  670,  en  que  desciende  á  dos  libras  y  media,  y  no  se  ve  bajar  á 
dos  libras  netas,  sino  acabado  el  siglo  y  comenzado  el  siguiente  en 
cabildo  de  20  de  junio  de  1702. 

El  prometido  para  propios  sufrió  algunos  menoscabos.  En  jung- 
la de  hacienda  de  17  de  octubre  de  1665  entre  otros  arbitrios  para 
dotar  el  castillo  de  Granada,  se  propuso  el  que  concurriese  á  su  do- 
tación el  prometido  de  carnicerías;  y  ya  se  ve  puesto  en  ejecución 
con  las  de  los  pueblos  del  valle  el  año  de  1679,  en  el  cual  corren 
partidas  de  enteros  hechos  en  la  caja  por  el  abastecimiento  de  San- 
ta María  de  Jesús,  San  Juan  del  Obispo,  Mixco,  Santiago,  San 
Lucas,  San  Martin,  San  Raymundo  y  otros  pueblos  de  la  costa.  El 
arbitrio  fué  aprobado  en  cédula  de  26  de  febrero  de  1687;  y  lue- 
go incluido  el  prometido  de  carnicerías  de  la  misma  capital,  se  ve 
en  cab;ldo  de  19  de  febrero  de  1703  que  de  1200  pesos  que  com- 
prende, 400  son  para  castillos,  y  800  para  propios:  mas  adelante 
en  709  son  800  pesos  para  castillos  y  200  para  propios:  en  710 
para  castilllos  800,  para  propios  600:  en  712,  para  castillos  800, 
para  propios  750:  en  1721  para  castillos  800,  para  propios  600; 
y  lo  mismo  en  725,  para  castillos  800  y  para  propios  600. 

Cuando  no  habla  postor  para  el  abasto,  ó  la  postura  no  era  ad- 
misible, se  hacia  por  repartimiento,  esto  es,  se  distribuía  el  cargo 
de  abastecer,  entre  los  criadores  y  dueños  de  ganado,  dándose  por 
base  el  número  de  libras  que  se  regulaban  al  precio  de  un  real,  y 
prorateándose  el  contingente  de  la  cantidad  que  se  regulaba  de 
prometido  para  castillos  y  propios.  En  1  de  abril  de  1705  por  au- 
to del  superior  gobierno  oido  el  fiscal  y  previamente  el  ayunta- 
miento, se  fijaron  doce  libras  por  el  real,  400  pesos  para  castillos 


ABiSTO  DE  CARNES.^  251 

y  200  para  propios*  El  repartimiento  se  hacia  entre  treinta  su  ge- 
tos,  distribuyéndoles  diferentes  dias  de  cada  mes  en  los  doce  del 
año.  Luego  se  oian  reclamaciones,  á  que  se  daban  trámites,  y  co- 
mo ellas  eran  frecuentes,  rara  vez  se  se  llegaba  al  caso  de  reparti- 
miento. ' 

La  cuantía  de  14  libras  por  el  real  permaneció  largo  tiempo  con 
altos  y  bajos,  ya  descendiendo  á  13  y  12,  como  en  los  años  de 
701,  704,  y  709;  ya  ascendiendo  á  15  y  16,  como  en  los  de  703 
y  708,  y  baja  para  no  volver  á  subir  el  año  de  1725.  Algo  puede 
haber  contribuido  la  alcabala  cargada  á  este  género  de  mantemieu- 
to,  á  no  intervenir  otras  causas  necesarias.  En  una  certificación 
de  la  contaduría  de  18  de  marzo  de  este  año  suenan  881  pesos  3 
reales  de  alcabala  de  la  carne,  sebo,  manteca  y  cueros  de  la  matan- 
za de  reses  en  la  ciudad,  y  394  de  la  de  los  pueblos  de  Jocotenan- 
go.  Ciudad- Vieja,  San  Juan  del  Obispo  y  Santa  Maria,  rematada  á 
la  ciudad  el  dia  28  del  propio  mes  en  cantidad  de  rail  pesos  anua- 
les por  diez  años. 

El  prometido  que  antes  ofrecieron  los  remates  de  abasto  de  los 
pueblos  de  Mixco,  Santiago,  San  Lucas,  San  Raymundo,  y  otros 
de  la  costa  ya  no  aparece  en  las  partidas  de  cargo  en  el  libro  de 
la  caja  del  año  de  1729,  que  está  á  la  vista.  Señal  de  que  caducó 
y  fué  substituido  por  la  alcabala.  El  abasto  de  carnero  que  aun 
subsistía  en  cantidad  de  dos  libras  por  el  real,  en  7  de  marzo  de 
1730  resulta  gravado  con  15  pesos  de  prometido,  y  no  aparece 
mas  en  lo  sucesivo  con  gravamen  semejante,  ni  sin  él.  El  embara- 
zo para  el  abastecimiento  de  la  carne  de  res  llega  á  punto  que  no  ha- 
biendo postura,  ni  pudiéndose  subrogar  con  repartimiento,  resuel- 
ve el  ayuntamiento  en  25  de  enero  de  1732  comprar  200  reses 
para  acudir  al  surtimiento  de  cuenta  de  propios.  Según  razón  de 
acta  de  22  de  abril  de  1718  se  mataban  entonces  29  diariamente. 

Echevers,  en  el  ensayo  mercantil  publicado  el  año  de  1742  al 
número  49,  escribe:  los  cueros  crudos  y  curtidos,  de  que  hasta 
ahora  se  ha  hecho  poco  caso,  pueden  hacer  un  artículo  conside- 
rable, pues  en  esta  ciudad  y  su  valle  se  matan  al  año  sobre  40  mil 
reses,  y  teniéndose  en  las  contadurías  mas  atención  que  hasta 
ahora,  que  con  la  abundancia  de  la  cascara  queman  los  cueros  por 
lo  que  desmerecen  los  curtidos,  se  harían  mas  aprcciables.  En  ac- 
ta de  15  de  abril  de  760,  tratándose  del  buen  despacho  en  la  car- 
nicería mayor,  para  lo  cual  se  ordena  poner  en  alto  y  con  ayudan- 


252  CAPÍTULO    LXXXIV. 

te  para  el  peso,  se  anuncia  ser  remitidas  solamente  á  ella  20  reses 
diariamente.  Al  abastecedor  del  año  de  763  se  previene  en  17  de 
marzo  introduzca  diariamente  en  el  rastro  para  la  matanza  sesen- 
ta reses. 

La  cantidad  de  libras  por  el  real  fué  descendiendo  progresiva- 
mente, y  mucho  mas  la  de  prometidos.  El  del  año  de  1731  en 
18  de  marzo  fué  de  300  pesos  para  castillos,  y.  200  para,  pro- 
pios: en  12  de  junio  de  759  se  ordena  proceder  al  repartimien- 
to sin  hacerse  mención  de  prometidos;  y  en  el  remate  del  6  de.  a- 
bril  de  764,  lejos  de  mencionarse  éstos,  se  ofrece  el  abasto  con 
calidad  de  que  no  se  haga  novación  en  la  alcabala,  á  que  estaba 
sugeta  la  matanza.  Las  libras  bajan  el  año  de  731  á  cuantía  de  11 
y  10  por  el  real:  en  el  de  740  á  nueve  y  media:  en  el  de  741  á 
nueve  netas:  en  el  de  744  á  ocho:  en  el  de  750  á  siete  y  media: 
en  el  de  759  á  siete  netas;  y  en  siete  netas  permanecen  los  años  de 
763,  764  y  769;  Prescindiendo  de  las  causas  ocasionales  de  esta 
subida  de  precio  en  la  carne,  se  hallará  la  eficiente  en  los  progre- 
sos del  cultivo  y  de  la  población  asignada  por  Smitli. 


CAPIÍÜLO  84. 

Feria  de  la  Ija^uiiilla* 

Acerca  del  precio  del  ganado,  la  acta  de  4  de  marzo  de  1728, 
dice:  consta  que  el  año  pasado  se  vendió  el  ganado  al  precio  de  21 
y  22  reales:  y  en  el  presente  al  de  22,  23,  24,  25  y  26  reales  ca- 
da cabeza.  La  antigua  Gaceta  de  esta  capital  en  enero  de  1730,  di- 
ce: En  el  parage  nombrado  Cerro-Redondo  se  han  vendido  este 
mes  14  mil  cabezas  de  ganado  mayor:  su  precio  de  20  á  27  rea- 
les; en  febrero,  dice:  Se  han  vendido  este  mes  en  el  parage  nom- 
brado Cerro-Redondo  6  mil  cabezas  de  ganado  mayor,  su  precio 
de  20  á  31  real;  y  por  la  escasez  de  ganados,  que  este  año  han 
traido  de  la  provincia  de  Honduras  y  Nicaragua,  y  la  que  en  ade- 
lante se  espera,  siendo  menos  el  número  de  todos  los  años,  pues 
apenas  se  han  vendido  en  este  20  mil  cabezas,  y  otros  años,  aun 
pasando  de  36  mil,  se  ha  padecido  escasez,  para  precaverla,  se 
han  librado  despachos  por  el  superior  gobierno  al  gobernador  de 


FÉRU  DE  LA  LAGÜNILLA.  255 

Costa-Rica,  y  alcalde  mayor  de  Nicoya,  para  que  no  embaracen  éí 
los  habitantes  de  aquellas  provincias,  traer  el  ganado  á  Cerro-Re- 
dondo; aunque  por  esta  razón  cesará  el  comercio  del  sebo  en  la 
ciudad  de  Panamá.  En  enero  de  731,  da  razón  en  la  misma  forma 
de  18  mil  cabezas,  toros  y  vacas  vendidas  en  la  propia  feria  á  pre- 
cio de  22  á  30  reales,  aunque  algunas  mui  selectas  partidas,  aña- 
de, han  valido  algo  mas;  y  en  febrero  siguiente  la  da  de  4.500  ca- 
bezas al  mismo  precio  de  22  á  30  reales. 

En  cabildo  de  1  de  octubre  de  1748  se  trata  del  recibimiento 
del  presidente  Araujo,  y  acordándose  celebrar  con  tres  dias  de  to-^ 
ros,  disponen  los  alcaldes  y  capitulares  hacerlo  á  sus  expensas,  y 
no  á  costa  de  los  propios,  á  que  ha  dado  mérito,  dice  el  acta,  lá- 
consideracion  de  no  deberse  practicar  funciones  de  esta  naturaleza 
con  gravamen  de  sus  empeñadas  rentas,  que  deben  expenderse 
conforme  á  la  institución  de  sus  saludables  destinos.  Para  ayuda 
de  costa  se  ordena  el  arrendamiento  de  la  plaza,  sacándola  á  pre- 
gones para  su  remate  en  mejor  postor;  y  así  mismo  la  compra  de 
80  toros  al  precio  corriente  de  5  pesos:  délos  que  escogidos  60  se 
compartan  en  las  tres  tardes,  designándose  diez  toreadores  de  á 
pié,  cuatro  de  á  caballo  de  rejón  corto,  y  dos  de  vara  larga  y  de  lu- 
neta ► 

Los  cinco  pesos,  que  aquí  se  mencionan  no  era  precio  de  feria. 
En  información  de  los  precios  de  ella,  y  cantidad  de  ganado  que 
acudió  á  la  del  año  de  1759  aparece  haber  caminado  de  Santa  Ana 
para  la  Laguna  sobre  40  mil  reses,  y  que  su  precio  común  fué  el 
de  4  pesos  4  reales,  en  algunas  partidas  el  de  4  pesos  6  reales,  en 
otras  4  con  2,  y  hubo  de  31  reales.  Entre  tanto,  después  de  los 
conatos  del  año  de  748,  para  no  celebrar  recibimiento  de  presiden- 
te á  costa  de  propios,  no  es  de  olvidar,  que  en  1 5  de  diciembre  de 
67 1  se  cobran  por  el  comisionado  para  el  banquete,  puesto  en  el 
del  señor  Heredia,  1.154  pesos  dos  y  medio  reales  del  costo  de  so- 
lo este  festejo,  y  se  mandan  pagar  prestados  de  alcabalas.  En  fin, 
un  razonamiento  del  acta  de  5  de  abril  de  764,  dice:  se  ve  el  cre- 
cido número  de  ganado  que  entró  á  la  feria  el  presente  año,  que 
fué  el  de  mas  de  52  mil  reses,  y  sus  precios  prorateados  el  de  4 
pesos  y  un  real. 

El  presidente  Galvez,  escribiendo  al  ministro  Gah  oz  su  herma- 
no con  fecha  en  Masaya  á  20  de  julio  de  1780,  dice:  Excelentísi- 
mo señor:  teniendo  presente  en  la  real  instniccion  de  gobierno  el 


2o4  CAÍTÜLO    LXXXIV. 

capítulo  29,  en  que  se  manda  corrija  los  desórdenes,  que  se  come- 
ten todos  los  años  en  la  feria  de  ganado  de  la  Lagunilla...  á  poco 
tiempo  de  haber  llegado  yo  á  la  Nueva  Goatemala,  me  informé  de 
los  abusos  de  esta  feria,  y  para  asegurarme,  y  después  remediarlos, 
hice  que  el  administrador  general  de  alcabalas  pasase  á  la  Laguni- 
lla á  presenciarla,  cobrar  la  alcabala,  y  por  escrito  informase  de  lo 
que  en  ella  acontecía. 

Hízolo  así,  se  informó  de  las  muchas  reses  que  se  vendían  an- 
tes de  llegar  al  parage,  y  de  las  tiranías  que  los  compradores  co- 
metían contra  los  criadores  de  las  provincias,  y  siendo  una  de  las 
mayores  el  haberle  ido  mudando  de  sitio  á  la  feria,  siempre  arri- 
mándola hacia  la  capital,  llegaron  á  entablarla  á  poco  mas  de  un 
día  de  camino  de  ella,  en  parage  árido  y  sin  agua,  á  fin  de  que  no 
pudiendo  subsistir  los  animales,  los  vendan  por  el  precio  que  les 
ofrezcan  los  regidores  de  Goatemala,  que  siempre  han  sido  los  úni- 
cos compradores  y  marchantes  de  aquel  mercado  tirano. 

A  mas  de  lo  dicho,  les  queman  todos  los  pastos  cercanos  á  los 
caminos  por  donde  pasan,  para  que  por  falta  de  sustento  no  pue- 
dan volverse  con  los  ganados. 

Con  estos  conocimientos,  y  otros  que  reservo,  en  el  año  ante- 
cedente dispuso  la  audiencia  como  gobernadora,  el  que  el  sitio  de 
la  feria  fuese  el  aguage  de  Chalchuapa,  como  mas  oportuno  á  los 
criadores  en  cercanía,  aguas  y  pastos:  pero  indignados  los  mar- 
chantes contra  tan  justa  disposición,  se  convocaron,  y  solo  se  pre- 
sentó uno  á  comprar;  y  fué  tal  el  monopolio,  que  hasta  los  tratos 
cerrados  los  negaron,  y  tomaron  las  reses  al  precio  que  se  les  an- 
tojó, é  hicieron  que  á  cuenta  y  riesgo  de  los  primeros  dueños  se 
los  pusiesen  en  los  parages  que  estipularon,  de  forma  que  nunca 
han  experimentado  los  cosecheros  mayor  ruina,  y  al  presente  se 
hallan  resueltos  á  no  llevar  mas  ganado  á  la  feria,  si  no  se  pone 
remedio  á  tales  males. 

Habiendo  dicho  en  parte  los  que  corresponden  á  los  criadores, 
sigo  refiriendo  los  que  sufren  los  consumidores  de  las  carnes.  Co- 
mo el  ganado  lo  compran  solamente  ocho  ó  diez  sugetos  de  Goate- 
mala, éstos  por  punto  de  gobierno  están  obligados  á  abastecer  a- 
quella  ciudad,  dando  cinco  ó  seis  libras  de  carne,  sin  sebo  ni  gor- 
dura por  un  real,  formando  esta  proporción  al  precio  de  la  feria, 
que  por  lo  regular  es  de  cinco  á  seis  pesos  cada  res,  y  solo  un  año 
dicen,  que  una  partida  que  compró  don  Fernando  de  Corona  su- 


FERIA  DE  LA  LAGÜNILLA.  255 

bió  á  siete. 

Ya  he  dicho  que  son  los  regidores  los  compradores  y  abaste- 
cedores, y  como  todo  lo  sugetan  en  sí,  matan  solo  aquellas  reses 
que  les  parece,  y  si  son  20  ó  30  en  cada  día,  publican  que  son  60, 
y  70:  engaño,  que  justifiqué  en  el  año  antecedente,  que  queján- 
doseme el  pueblo,  de  que  no  abastecían  las  carnicerías,  llamé  al 
síndico  personero,  y  haciéndole  cargo  de  la  falta  de  un  abasto  tan 
preciso,  me  dijo,  que  todos  los  dias  se  mataban  50  bueyes,  á  que 
le  mandé,  que  en  lugar  de  aquel  número  matasen  cuantos  fueran 
necesarios,  pues  de  la  feria  hablan  traído  mas  de  40  mil  reses,  di- 
jo, que  se  haría;  y  habiéndole  preguntado  al  segundo  ó  tercero  dia 
después  por  el  número  que  se  mataban  diariamente,  me  aseguró, 
eran  70. 

Pero  durando  los  clamores  del  pueblo,  encargué  á  sugeto  de  mi 
satisfacción,  se  informase  del  número  de  reses,  que  diariamente 
se  mataban,  y  habiendo  cumplido  la  diligencia  con  la  exactitud 
que  correspondía,  me  aseguró  que  no  llegaban  á  30:  que  todo  era 
un  engaño  á  fin  de  libertar  el  ganado  de  la  obligación,  para  ven- 
derlo en  pié  á  25  y  30  pesos  cada  uno,  para  abastecer  otros  pue- 
blos, y  á  mí  mismo  me  dijo  una  mulata,  que  vendía  carne  por  me- 
nor en  la  arruinada  Goatemala,  dando  14  onzas  por  un  real,  que 
cada  res  de  las  que  mataba,  le  costaba  35  pesos,  asegurándome  de 
los  feriantes  que  eran. 

Por  lo  expuesto  vendrá  V.  E.  en  conocimiento  de  que  ha  sido 
providencia  del  Altísimo  el  que  el  rey  me  mande  remediar  y 
corregir  los  desórdenes  de  la  feria  de  ganado  de  la  Lagunilla,  y 
desde  luego  podrá  V.  E.  asegurar  á  su  real  clemencia,  que  yo  cor- 
taré todos  los  abusos  y  perjuicios  luego  que  llegue  el  tiempo  del 
mercado  y  daré  cuenta  de  los  sucesos  de  él. 

El  arreglo  de  la  feria  produjo  el  contrabando.  En  1795  suenan 
garita  en  Cuajiniquilapa,  la  necesidad  de  guia  para  el  arreo  de  par- 
tidas, autos  y  juez  comisionado  de  la  feria:  lo  fué  este  año  el  cor- 
regidor de  Escuinta  y  Guazacapan,  y  aparece  en  Jalpatagua  ha- 
ciendo pesquisa  de  ventas  clandestinas  de  partidas  arreadas  por  o- 
tras  rutas  desde  Gracias  y  Sensenti  hasta  las  inmediaciones  de  esta 
capital,  procediendo  en  ella  á  virtud  de  despacho  del  superior  go- 
bierno de  13  de  enero,  el  cual  entre  otras  cosas  dice:  sin  embargo 
de  las  reiteradas  providencias  que  se  han  dictado,  proliibiendo  las 
ventas  clandestinas  de  ganados,  hasta  ahora  nada  ha  sido  bastante 


250  CAPÍTULO  LXXXV. 

para  contener  á  los  infractores  que  animados  del  interés  que  sé 
prometen  de  este  género  de  negocio,  lo  preparan  estudiosamente 
de  un  año  para  otro:  varios  son  los  expedientes  que  penden  en  esta 
superioridad,  promovidos  de  oficio  sobre  esta  materia.  Los  precios 
que  resultan  en  la  información,  así  en  compras  clandestinas  como 
de  feria,  son  de  nueve,  nueve  y  medio,  y  diez  hasta  doce  pesos. 

La  Gaceta  de  esta  capital  de  20  de  marzo  de  1797  presenta  un 
estado  que  manifiesta  el  que  tuvo,  dice,  la  feria  de  ganados  vacu- 
nos, en  el  pueblo  de  Jalpatagua.  Reses  salidas  de  las  haciendas  de 
la  intendencia  de  Comayagua  3975:  salidas  de  la  de  León  10159: 
son  por  todas  14.134.  Se  consumieron  en  la  manutención  de  los 

arreadores 114 

Se  perdieron  en  el  camino 1.186 

Murieron  de  epidemia 2.627 

Se  vendieron  en  el  camino  por  cansadas 1.593 

Llegaron  al  lugar  de  la  feria 8.614 

Son  las    •     .     .     .     .      14.134 

En  cédula  de  26  de  febrero  de  1797  se  ordena  que  la  feria  si- 
ga en  Chalehuapa;  y  en  la  de  19  de  setiembre  de  1800,  que  para 
las  posturas  no  se  señalen  libras,  ni  el  abastecedor  goce  derecho 
exclusivo  de  venta:  que  faltando  postor  no  se  haga  repartimiento: 
ni  se  obligue  á  las  provincias  á  traer  sus  ganados,  y  cualquiera  pue- 
da comprarlos  y  venderlos;  con  solo  la  obligación  en  el  abastecedor 
de  fijar  tablilla  del  número  de  libras  y  sujeto  en  la  calidad  á  la 
policía  local,  con  recurso  al  gobierno  superior,  sin  intervención  de 
la  audiencia. 

¡gCDD—      


CAPÍTULO  85. 

Tejidos^  é  imprenta* 

En  cabildo  de  23  de  febrero  de  1712,  dice  un  artículo  de  ac- 
ta: vióse  una  petición  del  capitán  Domingo  Moscoso,  en  que  pidió 
licencia  para  tener  un  obrador  de  paños  y  palmillas  en  la  casa  y 
hacienda  que  fué  del  alférez  Pedro  de  Alraengor,  de  que  se  man- 
dó dar  traslado  al  procurador  síndico.  En  el  de  11  de  diciembre 
de  714  dice  otro  artículo:  vióse  una  petición  presentada  por  Salva- 
dor Cano,  procurador  de  ios  del  número  de  esta  corte,  en  nombre 


TEJIDOS,  É  IMPRENTA.  257 

del  capitán  Domingo  Moscoso,  en  que  pretende  que  este  ayunta- 
miento informe  á  S.  M.  sobre  la  utilidad,  que  á  esta  ciudad  se 
seguirá  de  que  no  se  demuela  y  permanezca  el  obrage  de  fabricar 
paños  que  posee  y  fué  de  Pedro  de  Almengor,  y  se  mandó  hacer 
dicho  informe. 

El  ilustre  nombre  de  Moscoso  sigue  con  mas  ventura  el  que  se 
menciona  en  la  Gaceta  mensual  de  esta  capital  de  noviembre  de 
1729,  en  que  se  lee;  los  navios  que  se  hallan  surtos  en  el  puerto  de 
Sonsonate  tienen  aprontada  la  carga  correspondiente  á  su  buque; 
y  esta  se  compondrá  de  alquitrán,  brea,  añir  corte,  cantidad  de 
varas  de  las  fábricas  de  algodón  de  esta  ciudad,  como  son,  lona, 
mantas,  naguas,  ó  chapanecos,  cotines  de  la  nueva  fábrica  y  asien- 
to de  don  Francisco  Andonaegui.  Fuentes  lib.  5  cap.  9,  menciona 
por  este  tiempo  cinco  obrages  de  paños,  palmillas,  rajas,  gergas  y 
gerguetas. 

Se  halla  condecorada  con  el  nombre  de  este  empresario  el  acta 
de  23  de  diciembre  del  mismo  año,  que  dice  así  en  un  artículo. 
El  sargento  mayor  don  Francisco  Miguel  de  Andonaegui  hizo  de- 
mostración de  una  real  provisión,  su  fecha  de  22  de  diciembre,  en 
que  se  le  concede  facultad  por  el  superior  gobierno  de  este  reyno, 
para  que  pueda  hacer  la  fabrica  de  rayadillo  por  diez  años,  y  tra- 
ncarlos al  Perú  y  Nueva-España,  ofreciendo  dar  300  pesos  aplica- 
dos para  penas  de  cámara. 

En  la  Gaceta  de  enero  de  1730  se  dá  noticia  de  la  salida  de 
"un  navio  de  Sonsonate  para  el  Callao,  pero  solo  llevó  de  registro 
brea,  alquitrán,  añir,  y  palo  brasil.  En  la  de  febrero  se  da  razón 
de  la  salida  de  otro  con  registro  de  gran  cantidad  de  añir,  brea, 
alquitrán,  tabaco  en  polvo,  palo  brasil,  y  de  las  fábricas  de  algo- 
don,  lona,  cotines,  mantas,  y  algunas  maderas.  En  la  de  abril  se 
anuncia  la  salida  de  otro,  con  solo  gran  'cantidad  de  añir,  brea, 
alquitrán,  tabaco  en  polvo,  palo  brasil,  y  maderas:  en  la  de  mayo 
la  salida  con  brea,  alquitrán,  gran  cantidad  de  tabaco  en  polvo, 
añir,  corambre  y  jarcia:  en  agosto,  alquitrán,  palo  brasil,  jarcia,  y 
otros  frutos:  en  setiembre  tabaco  en  polvo,  añir,  palo  brasil,  y  o- 
tros  frutos. 

El  célebre  Andonaegui  fué  también  envuelto  en  la  contradic- 
ción. Un  artículo  de  acta  de  3  de  noviembre  de  17  33,  dice:  pre- 
sentóse una  petición  de  don  Francisco  de  Andonaejíui,  asentista  de 
ios  cotíes,  en  que  espresó  estarse  siguiendo  demanda  por  el  señor 
TOM.  2.  (34) 


^.1*"^ 


258  CAPÍTULO  Lxxxy. 

síndico,  sobre  que  se  extinga  este  asiento:  q\ie  las  causas  en  qxté 
se  funda  son  inverosímiles;  y  que  contra  ellas  eran  ciertas  la»  prue- 
bas y  la  utilidad  común. 

Después  de  semejante  contratiempo,  los  tegidos  deben  haber 
prevalecido,  porque  mas  adelante  ya  se  mencionan  distintos  atra- 
sos. Echevers  en  su  ensayo  mercantil  el  año  de  1742,  dice:  el  al- 
godón es  sin  duda  el  fruto  mas  importante  y  útil,  pues  con  su  tra- 
bajo se  sustenta  una  gran  parte  del  pueblo,  y  á  faltar  esta  noble 
producción,  no  serían  suficientes  todos  los  dema»  frutos,  y  minas 
para  pagar  la  mitad  del  vestuario,  que  necesitan  comprar  sus  ha- 
bitadores, y  en  tal  caso  sería  este  el  pais  mas  pobre  de  la  América. 
Algunos  años  es  tan  copiosa  la  producción  de  este  fruto,  que  en 
sus  cosechas  abandonan  mucha  parte,  dejándola  que  se  pierda  en 
el  campo  por  falta  de  compradores:  sígnense  otros  años  de  esterili- 
dad, por  lo  que  escaseándose  los  hilados,  muchos  tejedores  de  es- 
ta ciudad  no  hallan  en  que  buscar  su  sustento,  como  ha  sucedido 
en  estos  tres  años  pasados,  que  han  ajustado  la  cuenta  de  mas  de 
600  telares  parados. 

Este  desorden  dice  todavía,  proponiendo  la  formación  de  una 
compañía,  era  fácil  de  remediar,  porque  destinando  un  caudal  pa» 
ra  compra  de  algodón  en  greña  en  los  años  abundantes,  y  tenién- 
dolo almacenado  para  los  de  esterilidad,  no  solo  se  correjiría  el 
desorden,  sino  que  siempre  estarían  en  esta  ciudad  los  telares  en 
corriente,  con  que  se  proveería  la  necesidad  del  reyno,  y  después 
se  hallarían  sobre  200  mil  pesos  de  varios  tejidos  para  el  Perú-  y 
Nueva-España. 

El  mismo  autor  después  de  recorrer  otras  prodticcíones  y  las 
ventajas  de  su  extracción  para  la  riqueza,  añade:  á  esto  se  debe 
agregar  la  inclinación  de  este  pueblo  á  las  artes  mecánicas  coa 
tan  primorosa  y  diestra  habilidad,  que  sm  tener  mas  luces,  que  la 
propia  meditación  consiguen  la  fábrica  de  todo  cuanto^  emprenden. 
El  año  pasado,  la  falta  de  alambre  de  Europa  suplieron^  csn  hacer 
aquí  para  el  gasto  de  la  ciudad,  y  para  ventas  que  hicieron  á  los 
peruleros:  otro  por  curiosidad  hizo  un  órgano  de  papel  de  bellas 
voces:  otro  hizo  una  máquina  pneumática  para  extraer  el  viento, 
sin  tener  noticia,  que  tal  instrumento  hubiese  en  el  mBndo. 

Uno  de  los  ingenios  aficionados  de  que  habla  aquí  este  escritor, 
puede  haber  sido  alguno  délos  pp.  don  Nicolás  y  don  Francisco,  ó 
don  Antonio  López  que  después  se  cree  hicieron  los  órganos  'lelcor© 


TEJIDOS,  i  IMPRENTA.  259 

del  monasterio  de  la  Concepción,  de  S.  Cristo v^l  Chiquimula,  y  Can- 
tel  délos  Altos:  fueron  hijos  de  Pedro  López  capitán  de  ingenieros, 
que  parece  dispuso  la  anivelacion  del  agua  que  por  sierra  hecha 
á  mano  se  llevó  de  Canales  al  valle  del  rio  de  las  Vacas  por  el  año 
de  1735,  según  razón  que  existe  al  principio  del  libro  de  confir- 
maciones de  aquella  antigua  parroquia.  Don  Antonio  tuvo  é  ins- 
piró la  misma  apHcacion  á  don  Francisco  López,  que  fabricó  los 
órganos  del  coro  del  monasterio  de  Santa  Catarina,  el  de  Santo 
Domingo,  que  acabó,  y  los  de  los  Dolores  del  Cerro  y  Dolores  de 
abajo,  de  los  cuales  uno  quedó  en  la  Candelaria,  el  del  Oratorio  de 
San  Pedro,  que  pasó  á  la  iglesia  de  Señor  San  José  en  la  capital  y 
el  de  Cuscatasingo  en  la  provincia  de  San  Salvador:  don  Francisco 
fué  padre  de  don  Vicente,  que  hizo  el  antiguo  de  Capuchinas;  y 
de  don  Mariano,  que  ha  hecho  los  que  hoy  están  en  servicio  en  la 
Catedral,  Recolección,  Congregación  de  San  Felipe  Neri  en  la  Nue- 
va Guatemala;  en  la  Antigua,  los  de  San  Sebastian,  Señor  San  Jo- 
sé y  el  Calvario;  el  de  Amatitan,  San  Martin  y  otros;  y  así  mis- 
mo fortepianos,  aventajados  en  finura  de  voces  y  primor  de  su  es- 
tructura. No  son  de  olvidar  Juan  de  León,  que  mediado  el  siglo  pa- 
sado hizo  el  órgano  de  Belén,  y  su  hijo  el  de  la  Merced;  ni  Pedro 
de  Sánchez  que  hizo  en  la  misma  época  el  reloj  del  Seminario,  y  el 
p,  don  Juan,  su  hermano,  el  del  propio  convento  de  la  Merced. 

El  otro  ingenio,  sin  duda  sobresaliente  é  inventor,  que  mencio- 
na Echevers,  debe  ser  el  p.  don  Juan  José  Padilla,  de  quien  habla 
Juarros  entre  los  varones  ilustres,  y  pondera  su  tratado  de  Arit- 
mética. Por  esta  obra  se  conoce  que  poseía  esta  ciencia:  enseña  el 
modo  de  extraer  las  raices  cuadrada  y  cúbica,  y  mejoró  las  opera- 
ciones por  decimales  en  aquel  tiempo:  muestra  el  de  averiguar  sin 
^pactas  ni  letras  dominicales,  las  fiestas  movibles,  y  las  conjuncio- 
nes de  la  luna,  hasta  el  año  que  se  quiera,  solo  por  reglas  de  arit- 
mética: el  de  medir  superficies  y  sólidos,  y  toda  clase  de  combi- 
naciones, con  otras  muchas  reglas  útiles  y  curiosas:  lo  que  prue- 
ba una  gran  capacidad  é  instrucción  en  las  matemáticas.  Escribió 
también  una  Arca  de  Musurgia  musaríthmica  en  4'»  con  ll  fojas: 
contiene  á  su  juicio  el  modo  con  que  cualquiera,  aunque  sea  igno- 
rante en  la  música,  pueda  en  breve  tiempo  componer  perfecta- 
mente melodías  de  todo  género,  á  dos,  tres,  ó  mas  voces,  con  infi- 
nita variedad;  aunque  no  se  ha  hallado  el  secreto  de  verificar.  Es- 
tá á  la  vista  así  mismo  una  caja  de  estructura  suya  de  una  sesma 


260  CAPÍTULO    LXXXV. 

de  largo,  cuadrada  de  una  pulgada  de  grueso  con  las  piezas  sf-^ 
guientes.  1»  En  el  anverso  un  reloj  de  luna,  realizado  y  simplifi- 
cado el  de  Tosca,  en  un  círculo  movible  de  latón,  que  según  el  mo- 
vimiento que  se  le  dá,  presenta  las  diversas  faces  de  la  luna:  tiene 
este  círculo  una  ventanilla  por  la  cual  se  descubren  los  dias  de  la 
luna,  y  un  espejo  azogado  en  el  centro,  donde  debe  representarse 
la  luna  del  cielo,  y  esta,  por  medio  de  un  arco,  señala  la  hora,  no 
solamente  de  noche,  aun  cuando  está  muy  pequeña,  sino  también 
cuando  se  ve  de  dia:  lo  cual  se  ha  verificado.  2»  En  el  interior  de 
la  caja,  una  tabla  con  las  alturas  del  polo  de  varios  lugares  del  rey- 
no  y  ambas  Américas.  3»  Abierta  la  caja  queda  un  reloj  de  sol  con 
su  aguja  de  marear.  4»  En  el  reverso  de  la  caja  está  colocada  una 
tabla  para  entender  el  áureo  número  y  epacta  de  cada  año  hasta 
el  de  1800.  También  está  un  lunario  perpetuo:  compuesto  de  dos 
círculos  movibles  de  latón;  por  la  abertura  del  círculo  mayor  se 
descubre  la  epacta  del  año  correspondiente:  en  el  círculo  menor 
describe  los  dias  del  mes  para  saber  los  dias  que  debe  tener  la  lu- 
na, y  cuando  es  conjunción  ó  llena.  Estos  mismos  círculos  sirven 
para  demostrar  la  hora  en  que  debe  salir  la  luna.  La  instrucción 
de  su  puño  es  de  729.  Existe  igualmente  en  casa  particular  un 
reloj  de  construcción  suya  en  una  figura  sexagonal  de  siete  pul- 
gadas de  ancho  y  cuatro  de  alto  todo  de  latón  de  bolante  con  las 
doce  horas  para  el  dia  y  doce  para  la  noche,  mientras  que  el  mi- 
nutero corre  todo  el  círculo  de  sesenta  minutos.  Tiene  dispertador, 
diario,  meses,  lunario  y  signos  del  zodiaco,  dos  campanas  en  dúo, 
la  una  para  los  cuartos  y  la  otra  para  las  horas;  todo  trabajado 
con  primor  y  perfección. 

Prosigue,  Echevers  y  concluye  diciendo:  al  impresor  de  esta 
obra,  que  lo  fué  en  1742  don  Sebastian  de  Arévalo,  la  necesidad, 
dice,  le  puso  en  la  empresa  de  hacer  las  matrices  para  la  imprenta 
con  que  trabaja,  que  hasta  ahora  en  ninguna  parte  de  la  América 
se  han  fabricado,  ni  aun  creo  que  en  España.  Imprenta  hacia  tiempo 
habia  en  Guatemala,  y  mucho  antes  en  el  Perú  y  Nueva-España.  El 
Concilio  provincial  III  mexicano,  que  no  se  habia  impreso,  según 
se  refiere  en  el  privilegio  real  para  su  impresión,  sale  á  luz  por 
primera  vez. en  la  metrópoli  que  entonces  era  de  este  arzobispado 
el  año  de  1622.  Las  constituciones  sinodales  del  obispado  de  la  ciu- 
dad de  la  Paz  se  imprimen  en  Lima  en  el  de  1639.  Ximenezlib.  5 
cap.  20,  refiriendo,  como  el  presidente  Alvarez  Rosica  de  Caldas 


TEJIDOS,  i  IMPRENTA.  26  I 

escribió  al  rey  una  carta,  proponiendo  ciertos  capítulos,  para  que 
se  le  concediese  la  conquista  del  Lacandon,  expresa  que  la  hizo 
imprimir  en  esta  ciudad,  y  fué  la  primera  pieza,  que  se  imprimió 
en  la  imprenta,  dice,  que  poco  antes  el  año  de  1660  por  el  mes 
de  julio  avia  entrado  en  Guatemala,  que  antes  no  la  avia. 

Esta  fué  de  Joseph  de  Pineda  Sbarra,  en  la  que  se  imprimió 

íl  año  de  1663,  un  tratado  theológico,  cuyo  volumen  comprende 

^728  páginas  en  columnas  de  letra  clara  y  uniforme,  bien  cortado, 

íncuadernado  y  asentado  como  en  Europa.  En  1673  se  imprimió 

)tro  volumen  en  4»  de  menor  letra  en  columnas  con  408  páginas 

[ue  contiene  nueve  sermones  predicados  en  la  canonización  de  S. 

*edro  Pascasio,  y  una  dilatada  relación  de  las  fiestas  hechas  en 

f:^lla,  dispuesta  por  fray  Roque  Nuñez,  sugeto  de  vasta  erudición 

i-piitológica  y  otras  bellas  letras,  que  emplea  muchas  piezas  de  poe- 

»a,  propias  y  agenas:  entre  éstas  puede  citarse  una  canción  fúne- 

^bre  á  la  muerte  del  santo  mártir,  hecha  por  el  padre  fray  Miguel 

'leí  Valle. 

Cortaste,  parca  fiera. 

La  vida  que  rescata  muchas  vidas. 

¡O  fieros!  ¡O  obstinados  homicidas! 

¡O  Átropos  severa! 

¿Por  qué  tan  obediente 

Convienes  con  el  golpe,  que  inclemente 

Ejecuta  la  mano 

De  un  bárbaro,  de  un  ciego  sarraceno? 

No  es  triunfo  tuyo:  no,  que  su  veneno 

Le  degüelle  tirano. 

No  niego,  que  tú  matas, 

Y  que  de  nuestros  cuerpos  desatas 

Las  almas  mas  unidas; 

Pero  es  natural  muerte,  aunque  es  extraña 

Al  hombre,  la  que  hace  tu  guadaña. 

Mira,  pues,  cuantas  vidas 

En  captiverio  dejas. 

¡Triste  del  que  á  la  muerte  le  dá  quejas! 
Sería  extraño  no  quedase  rastro  en  el  pais,  de  haber  escucha- 
do éste  un  siglo  antes  á  Juan  Mestanza  de  Rivera,  admitido  al  Par- 
>aiaso  por  Cervantes,  y  que  se  sabe  por  informe  de  la  audiencia  de 
19  de  abril  de  1 589,  haber  sido  entonces  alcalde  mayor  de  Sonsonate. 


2G2  CAP.  IXXXV. — TEJIDOS,  IMPÍIENTA. 

Habiendo  fallecido  el  venerable  hermano  Pedro  de  san  Joseph 
Betancurt  en  el  mes  de  abril  de  1667,  se  celebraron  poco  después 
sus  honras,  y  el  sermón,  que  predicó  don  Gerónimo  Varaona  de 
Loayza,  comienza  así.  Si  es  para  llorada  la  muerte  de  un  amigo, 
¿  que  será  la  de  un  amigo  y  hermano  ?  Mas  ¿  que  será  la  de  un  her- 
mano, amigo  y  padre?  ;  O  muerte  cruel  I  tantas  veces  cruel,  cuan- 
tos fueron  los  estragos,  que  de  un  golpe  solo  hiciste:  muerte  ava- 
ra, que  con  una  sola  vida  que  quitaste,  quitaste  á  tantas  vidas  el 
aliento.  ¿Qué  hiciste?  No  te  bastaba  quitar  á  los  pobres  el  susten- 
to, ¿  para  qué  quitaste  á  los  huérfanos  su  amparo?  No  te  bastaba 
quitar  á  las  cárceles  su  alivio,  ¿para  qué  quitaste  á  los  liospitales 
su  socorro?  No  te  bastaba  quitar  á  los  vivos  su  alegría,  ¿  para  qué 
quitaste  á  los  muertos  los  sufragios?  Pues  todo  lo  quitaste,  con  qui- 
tar la  vida  al  hermano  Pedro  de  san  Joseph.  ¡  O !  Lloren  todos  pér- 
dida tan  de  todos,  y  si  les  diere  lugar  el  dolor,  prediquen  todos 
sus  honras,  solo  con  repetir  sus  beneficios:  predíquenlas  los  pobres, 
predíquenlas  los  huérfanos,  los  desvalidos,  los  enfermos,  los  vi- 
vos, los  muertos;  pues  todos  debieron  á  Pedro  beneficios. 

De  su  vida  escrita  por  el  padre  Manuel  Lobo  de  la  Compañía, 
reimpresa  en  Sevilla  en  1683,  puede  hacerse  juicio  por  el  pasage 
del  lib.  2  cap.  26,  en  que  se  menciona  el  marques  de  Talamanca 
hecho  alumno  del  hermano  Pedro,  y  dice  así:  Cuatro  meses  antes 
de  sacarlo  la  divina  providencia  de  esta  vida,  le  encaminó  hasta  po- 
nerle en  sus  manos  á  un  caballero  de  conocida  nobleza  y  experi- 
mentada capacidad,  prendas  propias  de  un  superior,  para  que  sea 
respetoso  y  acertado.  Hallándose  en  la  mas  florida  lozanía  de  su 
juventud  fué  gobernador  y  capitán  general  de  uno  de  los  mas  prin- 
cipales y  honrosos  gobiernos,  que  S.  M.  provee  en  estas  provin- 
cias, con  tan  singular  aplauso,  que  parece  se  ensayaba  desde  enton- 
ces en  la  justicia,  el  valor  y  la  prudencia,  con  que  atendía  al  ser- 
vicio del  rey,  para  gobernar  después  con  la  misma  y  mayor  rec- 
titud una  nueva  compañía  en  servicio  de  Dios.  Admiró  los  ejem- 
plos, y  atendió  á  la  enseñanza  del  hermano  Pedro,  con  que  no  so- 
lo se  movió  á  dar  cuanto  tenia  á  los  pobres,  sino  que  se  redujo  á 
servirlos  en  el  hospital,  vistiéndose  de  su  humilde  y  penitente  saco. 
Nunca  le  parecieron  á  este  generoso  atleta  de  la  milicia  de  Cristo 
mejor  las  vanidades  y  oropeles  del  mundo,  que  cuando  los  con- 
sideró despojos  viles  de  su  animosa  resolución.  Por  las  calles  mis- 
mas que  paseó  acompañado  y  servido  de  criados,  llevaba  sobre  sus 


CAP.  LXXXVJ. MANUSCRITO  DE  FUENTES.  265 

homoros  á  los  indios  y  á  los  negros,  cargándolos  en  la  silla,  para 
llevarlos  á  los  hospitales,  donde  los  revolvía  en  las  camas,  los  a- 
gasajaba,  y  les  traia  á  cuestas  en  las  arquenas  y  cántaros  el  sus- 
tento, que  le  daban  los  fieles  de  limosna. 


CAPITULO  86. 

Iflaniiscrito  de  Fueiiteis. 

La  historia  del  pueblo  guatemalano  pende  de  la  acumulación 
de  monumentos  en  que  están  consignados  los  hechos  que  la  for- 
man. Merecen  el  primer  lugar  los  escritos  del  adelantado  don  Pe- 
dro Alvarado.  En  el  catálogo  de  los  autores  que  cita  el  doctor  Ro- 
bertson,  se  hace  mención  de  dos  relaciones  de  este  capitán,  dirijidas 
á  Hernán  Cortés,  refiriéndole  sus  expediciones  y  conquistas  en 
varias  provincias  de  Nueva  España,  y  se  encuentran,  dice,  en  el 
tomo  primero  de  Barcia,  uno  de  los  historiadores  primitivos  de 
las  indias  occidentales,  edición  de  Madrid  de  1749:  se  mencionan 
también  dos  cartas  del  mismo  don  Pedro,  que  trae  Ramos  tomo  III 
página  296,  y  cita  el  obispo  Casas  en  el  hbro  de  la  destruicion  de 
las  indias.  He  aquí  cuatro  piezas  interesantes,  de  que  se  carece  en 
el  pais. 

El  segundo  lugar  corresponde  á  la  memoria  de  las  guerras  de 
la  conquista,  formada  por  el  caudillo  de  la  reconquista,  de  que  da 
testimonio  Bernal  Dias  del  Castillo  en  el  cap.  64  por  estas  palabras. 
E  ya  que  hemos  hecho  relación  de  la  conquista  y  pacificación  de 
Guatimala  y  sus  provincias,  y  mui  cumplidamente  lo  dice  en  una 
memoria  que  dello  tiene  hecha  un  vecino  de  Guatimala,  deudo  de 
los  Alvarados,  que  se  dice  Gonzalo  de  Alvarado,  lo  cual  verán 
mas  por  estenso,  si  yo  en  algo  aquí  faltare.  Toma  el  tercer  lugar 
el  mismo  Bernal  Diíis,  y  de  él  no  tíinto  su  obra  impresa,  cuanto 
una  copla  de  su  original  manuscrito,  que  se  ha  citado  otra  vez, 
cuyas  variaciones  sin  duda  van  fielmente  señaladas  en  la  primera 
con  una  manita,  que  es  bastante  frecuente.  No  obstante,  el  cronista 
Fuentes  nota  mutilaciones  y  adulteraciones  hechas  á  este  escrito, 
aunque  no  advierte  cuales.  El  editor  de  la  Gazeta  de  Guatemala  en 
núm.  de  18  de  septiembre,  de  797  da  aviso  de  que  don  Juan  Bau- 


264  CAPÍTULO    LXXXVI. 

tista  Muñoz,  escritor  de  la  historia  general  de  América,  solicita  co- 
pia coetánea  de  la  mui  apreciable  y  pura  historia  que  de  estas  par- 
tes escribió  dicho  autor  para  averiguar  las  alteraciones  anotadas 
por  el  padre  Ramón,  coronista  mercedario;  y  acaso  no.  se  tuvo  no- 
ticia entonces  del  que  posee  esta  ciudad. 

El  cuarto  y  mui  importante  lugar  pertenece  á  las  obras  del  be- 
nemérito obispo  Casas,  principalmente  aquellas  de  que  ha  careci- 
do y  carece  el  pais  en  la  actualidad.  Ha  carecido  de  las  dos  his- 
torias apologética  y  general  de  las  Indias  de  que  da  razón  Reme- 
sal  lib.  10  cap.  24.  Los  libros  y  tratados,  dice,  qué  de  propósito 
escribió,  según  están  impresos  y  escritos  de  mano  en  el  depósito 
del  muy  insigne  colegio  de  san  Gregorio  de  Valladolid,  son  los  si- 
guientes. Un  volumen  grande  de  830  hojas  de  á  folio  de  su  misma 
letra,  cuyo  título  es.  Apologética  historia  sumaria,  cuanto  á  las  ca- 
lidades, disposición,  discrepcion,  cielo  y  suelo  destas  tierras,  y  con- 
diciones naturales,  políticas,  repúblicas,  maneras  de  vivir,  é  cos- 
tumbres de  las  gentes  de  estas  indias  occidentales  y  meridionales, 
cuyo  imperio  soberano  pertenece  á  los  reyes  de  Castilla.  La  causa 
final  de  escribilla  fué,  dice  el  prólogo,  conocer  todas  y  tan  infini- 
tas naciones  deste  vastísimo  orbe,  infamadas  por  algunos  que  no 
temieron  á  Dios,  publicando  que  no  eran  gentes  de  buena  razón 
para  gobernarse,  carecientes  de  humana  pulicia  y  ordenadas  re- 
públicas. 

Escribió  también  el  Sr.  Obispo,  continúa  Remesal,  una  histo- 
ria general  de  las  indias,  de  la  cual  yo  solo  he  podido  ver  dos  to- 
mos. Añade  que  dice  en  el  prólogo,  haber  acabado  de  escribir  el 
año  de  1.559,  y  el  encargo  de  no  publicarse  su  obra  antes  de  cua- 
renta años,  estar  firmado  en  el  de  1560:  por  lo  que  advierte,  que 
Antonio  de  Herrera,  que  tomó  tanto  de  ella,  no  imprimió  la  su- 
ya hasta  el  de  1600.  Estas  obras  deben  contener  mucho  de  Gua- 
temala, tanto  mas  cuanto  su  autor  no  solo  trató  y  habló  con  los 
que  estaban  instruidos  de  las  cosas  de  la  tierra,  mas  también  mo- 
ró y  tuvo  oficios  en  ella. 

La  obra  que  poseyó,  y  de  la  que  acaso  carece  hoy  Guatemala, 
es  la  que  trata  del  único  modo  de  vocación  de  las  gentes  al  cristia- 
nismo, en  la  cual  ocupa  Remesal  todo  el  capítulo  nono  del  lib.  3«, 
y  refiere  que  el  autor  afirma  que  todas  las  de  estas  Indias  eran  in- 
geniosas, y  aun  mas  que  otras  para  el  gobierno  de  la  vida  huma^ 
na,  y  después  de  probarlo  por  causas  universales  y  particulares,  y 


MANUSCRITO  DE  FUENTES.  265 

aun  accidentales,  lo  testigua  con  las  maravillosas  y  subtiles  obras 
que  hacen  por  sus  manos  de  todas  las  artes  mecánicas:  acerca  de 
lo  cual  no  se  propuso  hablar  Remesal,  sino  que  prescindiendo  de 
indagar  las  antigüedades  de  pais,  desde  luego  lo  supuso  sujeto  al 
Anahuac.  Si,  como  opina  el  doctor  Mier,  este  libro  fué  escrito  en 
el  territorio,  él  debe  contener  noticias  del  ingenio,  industria,  y  cos- 
tumbres de  sus  habitantes.  El  propio  Remesal  en  el  cap.  fin.  del 
lib.  10  expresa,  que  el  señor  Casas  parece  hizo  muchos  traslados 
de  este  libro,  porque  yo  he  visto,  dice,  cuatro  de  ellos:  el  que  está 
en  el  Colegio,  el  que  yo  tengo,  otro  en  la  Nueva-España,  y  otro  en 
poder  del  licenciado  Antonio  Prieto  de  Villegas,  cura  de  Mazalte- 
nango,  en  la  costa  de  Guatemala,  y  todos  de  una  misma  letra.  Xi- 
noenez  lib,  3  cap.  62  quita  la  esperanza,  de  que  exista  algún  ejem- 
plar en  Guatemala,  porque  no  se  halla,  dice,  ni  se  vé,  para  valer- 
se de  su  maravillosa  doctrina. 

Ya  que  existe  la  historia  general  del  cronista  Herrera,  Juarros 
no  aprueba  su  uso.  Deseando,  dice  en  la  introducción  á  sus  tra- 
tados, la  mayor  exactitud  y  puntualidad  en  las  noticias,  no  nos  he- 
mos valido  de  las  que  se  hallan  en  las  geografías  é  historias  gene- 
rales de  Indias...  Pero  si  algún  recelo  puede  caber  en  cualesquiera 
otras,  no  en  la  de  este  escritor,  y  muclio  menos  en  la  del  señor 
Casas,  de  que  tomó  la  suya  Herrera,  y  en  la  que  no  sería  extraño 
estuviesen  resumidas  otras  relaciones,  que  deben  estimarse  nacio- 
nales, por  haberse  escrito  en  Guatemala,  ó  fuera  de  ella,  por  per- 
sonages  pertenecientes  áella.  El  propio  Herrera,  en  la  dcc.  6  lib.  3 
cap.  19,  hablando  del  presidente  del  consejo,  escribe:  también  me 
dio  los  papeles,  que  para  este  efecto  enviaron  los  presidentes  de  las 
audiencias  reales,  gobernadores  y  ministros  de  todas  las  partes  de 
las  Indias.  Vi  también,  añade,  treinta  y  dos  fragmentos  manuscri- 
tos é  impresos  de  diversos  autores,  con  lo  que  dijeron  fray  Bartolo- 
mé de  las  Casas,  santo  obispo  de  Chiapa,  y  el  doctísimo  Juscpe  de 
Acosta,  de  la  Compañía  de  Jesús,  y  las  memorias  del  doctor  Cer- 
vantes, deán  de  la  Santa  Iglesia  de  México,  varón  diligente  y  eru- 
dito. El  mismo  Remesal,  discumendo  acerca  de  esta  obra  del  se- 
ñor Casas,  dice:  es  la  historia,  á  quien  mas  crédito  se  debe  dar, 
que  á  otra  ninguna  de  las  Indias;  y  es  mucho  de  alabar  el  coro- 
nista  mayor  de  las  indias,  Antonio  de  Herrera,  que  con  su  buena 
elección  en  lo  que  escribió,  se  aprovechó  mas  de  esta  historia.  No 
Hpría,  pues,  temeridad,  estimarse  la  de  Herrera  nacional. 
TOM.  2.  (3G) 


^  2Q6  CAPÍTULO    Lxxxvr. 

Acerca  de  Remesal,  nada  ocurre  decir,  sino  que  hay  noticia  de 
existir  una  copia  del  original,  pertenecieiite  á  los  archivos  de  la 
federación,  con  que  convendría  cotejar  la  impresión  para  serfeisfa- 
cerse  de  si  las  difíeultades  de  ella  obligaron  al  autor  a  alguna  tran- 
sacion;  y  pasando  á  tratar  de  Tomas  Gage,  irlandés,  de  cuya  his- 
toria primero  solo  hubo  tiempo  de  copiar  dos  capítulos,  y  después 
se  obtuvo  ejemplar  traducido;  aunque  no  sea  alabada  en  la  Gaceta 
de  Guatemala  de  15  de  mayo  de  1797,  y  á  juicio  de  su  autor  se 
encuentran  en  ella  como  llovidas  las  anécdotas;  todavía  no  habien- 
do datos  para  discernirlas  entre  sus  narraciones,  éstas  van  con- 
signadas en  su  lugar  respectivo  á  precio  de  mercado.  De  esta  obra 
dicela  Nueva  Biografía,  liaber  sido  publicada  en  t651:  que  Col- 
bert  la  hizo  traducir  al  francés;  y  que  la  novedad  del  asunto  la  pu- 
so muy  en  moda.  Según  la  misma  Gazeta,  corre  en  el  tomo  21  del 
Viagero  Universal,  sin  duda  traducida  al  castellano. 

Por  el  año  de  1680  se  publicó  la  Recopilación  de  Indias  y  fue- 
ron reducidas  á  leyes  órdenes  antiguas  ya  olvidadas,  entre  ellas 
una  de  25  de  junio  de  1578,  que  es  la  ley  30  tít.  14  lib.  3,  en  que 
para  que  se  pueda  proseguir  la  historia  general  de  las  Indias  con 
fundamento  de  verdad  y  noticia  de  los  casos  y  sucesos  dignos  de 
memoria,  se  ordena  á  los  vireyes,.  audiencias  y  gobernadores  ha- 
gan ver  y  reconocer  los  archivos  y  papeles  que  tuvieren  por  per- 
sonas inteligentes,  y  los  que  tocaren  á  la  historia,  así  en  materias 
de  gobierno,  como  de  guerra,  descubrimientos  y  cosas  señaladas, 
que  en  sus  distritos  hubieren  sucedido,  nos  envíen  en  originales  ó 
copias  auténticas.  Esta  ley  junto  con  la  proporción  que  entonces 
¿/2jp  habla  por  primera  vez,  de  imprenta,  enardeció  en  Guatemala  el 
f  espíritu  amortiguado  de  escribir,  y  andando^  el  tiempo  produjo  va- 

rios escritores. 

Uno  de  éstos  fué  el  regidor  Fuentes,  de  quien  se  habla  en  ac- 
ta de  6  de  mayo  de  1689.  En  este  cabildo,  dice,  pidió  el  capitán 
don  Francisco  Fuentes  y  Guzman,  regidor  del,  y  que  está  escribien- 
do la  historia  general  de  este  reyno,  se  le  entreguen  unos  pape- 
les concernientes  á  la  dicha  historia,  que  están  en  el  archivo  se- 
creto de  este  cabildo.  Otra  de  29  de  octubre  siguiente,  dice:  el 
capitán  don  Francisco  Antonio  de  Fuentes  y  Guzman,  regidor  y 
coronista  de  este  reyoo,  para  efecto  de  comprobar  lo  que  escribe 
en  la  historia  pidió  del  archivo  secreto  de  este  cabildo  los  papeles 
siguientes.  En  la  minuta  ocupa  cuarto  lugar.  Un  mapa  del  cabildo 


MANUSCRITO  DE  FUENTES.  267 

%k  Almolonga.  Lo  que  denota  haber  acaso  habido  á  las  manos 
estos  primeros  hombres  el  general  del  reyno  hasta  Veragua,  que 
Cortés  sacó  del  Peten  ea  su  tránsito  para  Trujillo.  Juarros,  atribu- 
yendo á  este  escritor  el  mismo  titulo  de  cronista  general  de  este 
reyno,  cuenta,  que  escribió  su  historia  en  tres  tomos  en  folio.  Des- 
de luego  tuvo  presente  el  autor  las  leyes  1  y  2  tit.  24  lib.  1,  que 
prohiben  pueda  imprimirse,  ó  impreso  pueda  pasar  á  estos  reynos 
libro  alguno,  que  trate  materias  de  indias,  no  teniendo  especial 
licencia  despachada  por  el  consejo.  Para  obtenerla,  envió  este  la- 
borioso escritor  la  primera  parte  de  los  suyos;  y  en  cédula  de  2G 
de  enero  de  1691,  se  avisa,  quedarse  viendo  en  el  consejo  la  his- 
toria del  reyno  de  Guatemala  escrita  por  don  Francisco  Antonio 
de  Fuentes. 

Entre  tanto  este  escritor,  habituado  á  indagaciones,  se  anuncia, 
haber  hecho  hallazgos  felices.  En  cabildo  de  29  de  julio  de  1692, 
el  capitán  don  Antonio  de  Fuentes  y  Guzman,  dice  el  acta,  trajo 
á  esta  sala  siete  peticiones  escriptas  en  cortessas  de  árboles.  Mas 
eomo  Ro  se  hace  otna  explicación,  semejante  antigüedad,  en  su 
caso,  debe  pertenecer  á  época  de  primeros  pobladores.  Aunque  la 
primera  parte  de  la  obra  de  este  escritor  fué  aprobada  en  el  con- 
sejo, todavía  para  darle  el  título  de  cronista  del  reyno  se  esperaba 
ver  la  segunda,  le  dice  don  Francisco  de  la  Calle  Madrigal,  caballero 
de  la  orden  de  Santiago,  deudo  suyo,  en  carta  de  l»  de  noviembre  de 
692;  y  en  otra  de  30  de  mayo  de  694  te  avisa  el  agente  Calde- 
rón que  del  fiscal  habia  pasado  á  un  consejero,  luego  al  oficial  se- 
gundo de  la  secretaria,  que  habia  venido  de  oidor  á  México,  y  no 
parecía  roas,  según  advierte  el  autor  cap.  9. 

El  capitán  Nicolás  de  Valenzuela  pasó  de  escribano  á  escritor 
el  año  de  1695;  porque  siéndolo  de  cámara  y  gobierno,  y  acom- 
pañando al  presidente  Barrios  en  la  jornada  al  Lacandon,  tuvo 
la  curiosidad  de  describirla  con  presencia  de  documentos  oficiales, 
y  lo  hizo  muy  menudamente  en  26  capítulos,  que  forman  un  vo- 
lumen con  402  fojas.  La  autenticidad  de  la  relación  no  es  la  me- 
nor parte  de  la  importancia  de  este  manuscrito,  que  quedó  inédito. 
Pero  Ursúa,  que  emprendió  la  jornada  con  mejor  éxito,  logró,  que 
resumiéndose  la  relación  de  la  primera,  escribiese  en  España  la  his- 
toria de  ambas  el  licenciado  don  Juan  de  Yillagutierrcs  y  Soto-^Ia- 
yor,  relator  del  consejo,  y  se  imprimiese  en  Madrid  con  privilegio 
real,  dado  en  7  de  diciembre  de  1700,  por  considerarse,  dice  la 


268  CAP.  LXXXVI. MANUSCRITO  DE  FUENTES. 

reyna  gobernodora;  que  obra  de  tanto  trabajo  cede  en  servicio  mío, 
y  lustre  de  la  nación. 

Escribió  tarabiea  el  regidor  Fuentes  una  obra  intitulada  Nor- 
te Político,  porque  según  parece  lo  daba  al  ayuntamiento,  des- 
cribiendo los  estilos  de  este  cuerpo  y  sus  individuos  en  sus  jun- 
tas, en  fiestas  reales,  en  recibimientos  de  presidentes,,  obispos,  oi- 
dores, concurrencias  al  acuerdo,  en  visitas  de  cárcel,  y  asisten- 
cias con  la  audiencia,  cabildo  eclesiástico,  tribunal  de  cruzada, 
y  otras  autoridades,  sus  costumbres  y  privilegios,,  que  condecora- 
ban al  cuerpo  y  sus  individuos.  Se  bace  mención  de  ella  en  ac- 
ta de  7  de  diciembre  de  1700,  que  dice.  Leyóse  en  este  cabildo  u- 
na  petición  presentada  por  el  capitán  don  Francisco  de  Fuentes  y 
Cilieza,  en  que  exhibe  un  libro  de  cabildos  antiguo  que  es  el  oc- 
tavo. Puntualmente  este  y  el  quinto  faltan  en  la  numeración  délos 
que  estaña  la  vista,  y  llegan  á  45,  que  es  buen  guardar.  Al  ca- 
bildo eclesiástico,  teniendo  menos,  falta  el  segundo.  Comenzó,  si- 
gue el  acta,  el  dia  1°  de  enero,  de  1589,  y  acaba  el  último  cabildo 
á  6  de  diciembre  de  1599.  Y  al  principio,  dice  todavía,  pide  se  le 
entregue  un  libro  manuscrito,  que  exhibió  el  capitán  don  Manuel 
de  Fariñas,  regidor  de  esta  ciudad,  intitulado  Norte  Político,  escrito 
por  el  capitán  don  Francisco  de  Fuentes  y  Guzman,  regidor  de  esta 
ciudad.. 

Por  este  tiempo  no  aparecen  mas  que  tres  sermones  impresos 
en  Guatemala,  dos  de  san  Pedro  Pascasio,  y  otro  de  la  Concepción 
de  Maria,  y  sus  títulos  son  como  suena,  y  vá  referido;  á  diferen- 
cia de  uno  de  san  Juan  de  Dios,  impreso  en  Sevilla  en  1680,  que 
se  titula:  Mundo  místico  san  Juan  de  Dios,  discurrido  en  sermón: 
otro  de  san  Juan  Evangelista,  impreso  en  México  en  1689,  que  se 
titula,  sermón  del  Gran  Privado  de  Cristo,  el  Evangelista  san  Juan: 
otro  en  Puebla,  el  propio  año  de  89,  que  no  se  titula  mas  que 
sermón  del  Angélico  doctor  de  la  iglesia  santo  Tomas  de  Aquino: 
otro  de  Concepción,  también  en  México  en  1692,  intitulado:  Fábri- 
ca de  luz  sacada  con  fundamentos  de  sabiduría  hecha  á  el  dia  del 
instante,  en  que  se  concibió  sin  mancha  María  Santísima  Nuestra 
Señora.  Lo  cual  denota,  que  á  tiempo  que  en  Guatemala  y  otras 
ciudades  duraban  los  restos  de  la  noble  sencillez  y  grata  expresión 
délos  padres Peréa,  provisor  de  Chiapa,  y  Cano,  religioso  dominico, 
que  procedían  del  siglo  de  Granada;  en  la  Península  florecía  un 
nuevo  gusto,  que  ya  se  comunicaba  á  las  grandes  capitales  de  A- 


CAP.  LXXXVII.— PRESIDEISTE  BERROSPE.  2G9 

mérica.  En  México,  ademas  de  estas  materias,  se  iraprimian  otras. 
Cuando  el  ayuntamiento  de  esta  ciudad  dispuso  renovar  sus  or- 
denanzas, pidió  las  de  aquella  ciudad  por  medio  de  su  correspon- 
sal, y  en  cabildo  de  26  de  junio  de  1703  dá  cuenta  el  escribano 
que  las  recibió  impresas  ► 


CAPÍTULO  87. 

Presidente  Berrospe. 

La  enfermedad  y  temprana  muerte  del  presidente  Barrios  Leal, 
icedida  el  12  de  noviembre  de  695,  no  fué  el  único  efecto  del 
lal  éxito  de  su  jornada  al  Lacandon:  ni  lo  fué  en  la  dispuesta 
"consecutivamente  por  la  audiencia  gobernadora,  á  cargo  del  oidor 
Amezqueta,  la  derrota  y  exterminio  del  capitán  Yelasco  con  toda 
su  gente  hecho  por  las  huestes  indígenas  del  Peten:  porque  enca- 
denándose unos  males  con  otros,  trajeron  el  embarazo  al  sucesor, 
el  señor  Berrospe,  posesionado  de  la  presidencia  dia  25  de  marzo 
de  696. 

Ximenez  lib.  5  cap.  81,  hablando  de  este  presidente,  dice:  era 
caballero  de  mui  alta  capacidad,  gran  papelista  y  mui  político,  pe- 
co desgraciado  en  parte  de  su  gobierno:  halló  mal  humorado  el 
reyno  con  las  cosas,  que  avian  pasado  en  el  tiempo  de  don  Ja- 
cinto, con  los  agravios,  que  avia  hecho,  yerros  notables  que  avia 
cometido,  aunque  involuntarios,  en  aquestas  conquistas. 

Luego,  tratando  del  gobierno  de  la  audiencia,  dice:  no  eran 
de  menor  cuantía  los  absuixlos  del  presidente  de  sala  don  Joseh 
de  Escals;  y  al  nuevo  presidente,  como  hombre  celoso,  no  solo  die- 
ron en  rostro  los  agravios,  que  á  muchas  personas  de  bastante 
categoría  se  habían  hecho,  sino  también  lo  mucho  que  se  avia 
disipado  la  hacienda  real  con  tan  poco  fruto. 

La  segunda  jornada,  que  debiá  enmendar  los  yerros  de  la  pri- 
mera, no  hizo,  sino  aumentar  sus  desastivs:  por  lo  que  el  mis- 
mo Ximenez  cap.  66,  reílexionando  sobre  ellos,  dice:  eso  sucede 
con  estos  señores  garnachas,  cuando  pican  de  soldados.  El  presi- 
dente, atendiendo  á  la  magistratura  muestra  sorpresa  á  la  \ista  del 
desconcierto  que  nota  en  la  audiencia;  y  en  auto  acordado  de  13 


270  CAPÍTULO  LXXXVII. 

de  junio  y  3  de  agosto  siguientes,  hace  notificar  á  los  oidores  en  sm 
casas  la  asistencia  al  tribunal  á  sus  horas,  el  conocimiento  y  vota- 
ción de  las  causas,  y  en  caso  de  indisposición  por  enfermedad  que 
no  fuese  grave,  la  remisión  de  su  voto  por  escrito  al  acuerdo. 

Obrando  esta  providencia  efectos  contrarios,  en  pliego  puesto 
en  acuerdo  del  mismo  dia  27  de  agosto,  les  dice.  Habiendo  visto 
en  el  acuerdo  del  jueves  23  de  este  una  consulta  hecha  por  el  señor 
oydor  alcalde  de  corte  don  Joseph  Scals,  y  una  petición  del  señor 
oydor  alcalde  de  corte  don  Bartolomé  de  Amezqueta,  presentadas 
en  la  audiencia  del  miércoles  22,  sin  dejar  de  advertir  la  variedad 
en  la  forma  de  sus  escritos,  y  la  elección  que  hicieron  de  esta  real 
audiencia  para  presentarlos,  cuando  debió  ser  en  el  gobierno  su- 
perior, á  quien  privativamente  toca  el  contenido  de  dichos  escri- 
tos, ó  discurriendo  jurisdicción  dominante,  haber  recurrido  á  este 
real  acuerdo,  en  que  claramente,  continuando  como  hasta  aquí,  en 
invertir  el  orden  y  estilo,  tan  de  la  voluntad  y  servicio  de  S. 
M;  manifiestan  su  poca  ó  ninguna  advertencia,  en  cuanto  he  solici- 
tado poner  derechas  las  reglas  y  disposiciones  para  que  sin  confu- 
sión ni  desasosiego  del  reyno  se  administre  justicia,  poniéndose  ca- 
da jurisdicción  en  sus  límites,  siendo  tan  claro  que  únicamente  to- 
ca el  gobierno  de  las  audiencias  y  del  reyno  á  los  vireyes  y  presi- 
dentes, y  que  en  los  casos  de  mero  gobierno  no  hay  ni  puede  ha- 
ber otro  recurso  que  el  del  supremo  consejo  de  Indias,  y  cuestionar 
en  resolución  tan  fundada  y  práctica,  es  culpa  tanto  mas  grave  cuan- 
to es  mayor  la  obligación  de  saberla,  y  mas  torcido  el  fin  de  In- 
culcarla. 

Deseando  yo,  prosigue,  atajar  el  cáncer  que  procedía  de  la  pre- 
version  de  tribunales,  y  viendo  se  ocupaban  mas  en  la  disputa  de 
rencores  que  en  el  ejemplo  y  fiel  administración  de  justicia,  con 
graves  perjuicios  de  la  integridad  del  tribunal,  y  paz  pública;  pro- 
vey  entre  otros  autos  de  buen  gobierno  uno  que  sirviese  de  orde- 
nanza en  las  visitas  de  cárcel,  donde  intentó  el  dicho  señor  don 
Bartolomé  de  Amezqueta  introducir  novedad  contra  la  authoridad 
de  mi  puesto. 

Para  repetir  los  actos  de  inquietud  y  turbar  la  paz,  en  que  he 
puesto  este  tribunal,  y  con  él  todo  el  reyno,  introduciéndose  es- 
tos dos  señores  ministros  con  la  sutileza  de  dar  título  de  notifica- 
ción á  la  real  audiencia,  queda  desvanecido  este  arte  con  la  expe- 
riencia que  he  dado  en  solicitar  la  mayor  estimación  de  los  señores 


PRESIDENTE  BERROSPE.  271 

ministros  y  veneración  del  supremo  tribunal,  en  cuanto  ha  tocado 
en  mi  tiempo,  y  estaba  ajado  y  perdido  cuando  tomé  la  posesión. 
Divertida  esta  audiencia  en  bandos  y  discordias  de  señores  mi- 
nistros con  señores  ministros,  dándose  escritos  indecorosos  y  per- 
mitiendo que  los  ministros  inferiores  y  abogados  cabilosos,  patro- 
cinados délos  que  dominaban,  presentasen  peticiones  desacatadas, 
y  no  dignas  de  admitirse  por  la  gravedad  del  tribunal,  calidad  y 
representación  de  los  ministros,  á  quien  zaerían,  de  que  resultaba 
ni  haber  asistencia  de  los  ministros  inferiores,  ni  en  los  superiores 
guardarse  la  forma  y  estilo  en  las  horas  de  audiencia,  que  tienen 
todos  los  consejos  supremos  y  chancillerías  de  los  reinos  de  Casti- 
lla y  éstos,  con  que  totalmente  estaba  parada  la  administración  de 
justicia,  determiné  por  auto  la  precisa  asistencia  y  hora  de  au- 
diencia: 

Y  porque  al  paso  que  me  desvelo  en  la  aplicación  de  los  reme- 
dios, se  intentan  perturbar,  no  habiendo  otro  medio,  se  quiso  in- 
troducir la  dilación  de  votar  los  pleitos  con  la  escusa  de  no  haber 
estudiado,  á  cuyo  daño  ocurrí  con  el  medio  de  señalarlos  de  un  dia 
para  otro,  hasta  que  tomando  por  último  pretesto  el  de  quedarse 
en  casa  por  enfermos,  por  otro  auto  hordené,  que  el  señor  que  es- 
tuviese malo,  inviase  sus  votos  por  escrito. 

Y  porque,  ni  ay  jurisdicción  en  la  real  audiencia  para  conocer 
de  las  operaciones  que  ejecuto  de  mero  gobierno,  ni  de  unos  seño- 
res ministros  con  otros,  el  admitirse  semejantes  consultas  y  peticio- 
nes sobre  ser  contra  la  dignidad  del  puesto  que  obtengo;  es  suscitar 
la  sedición.  Y  manifestándose  claramente,  que  el  oponerse  estos  dos 
señores  á  estas  y  otras  disposiciones  que  he  dado,  es  querer  provo- 
carme, y  tomar  motivos  para  refugiarse,  ausentarse,  ú  obligarme  á 
que  ejecute  alguna  deliberación,  antes  que  venga  la  resolución  que 
temen  de  S.  M.  me  veo  obligado  á  manifestar  que  mi  deseo  es  que 
el  tribunal  se  mantenga  en  decoro,  en  paz,  y  con  libertad  en  los 
votos.  Y  por  que  se  han  echado  voces  de  que  yo  destierro,  ó  pren- 
do algunos  señores  ministros,  protesto  que  ni  lo  he  intentado  ni 
me  moveré  á  nada,  sino  es  en  el  caso,  que  no  bastando  estas  re- 
petidas protestas,  me  vea  obligado  á  atajar  los  daños  que  pueden 
seguirse;  no  conteniéndose  en  su  obligación  y  concurriendo  áque 
yo  pueda  cumplir  con  la  mia  sin  estorbos  ni  inquietudes. 

Ximenez  cap.  C6  refiere,  que  el  oydor  Escals  logró  el  expedien- 
te de  ir  á  hacer  visita  á  la  provincia  de  Cliiapa,  donde  le  ocurrió 


272  CAPÍTULO  LXXXVIT. 

suscitar  otras  diferencias.  El  obispo,  cuenta  Villagutierre  1.  G  cap. 
1,  habia  desaprobado  mucho  la  saca  de  indios,  y  requisición  de  sus 
muías  para  avíos  del  ejército  en  su  tránsito  al  Lacandon,  sobre  que 
se  expresó  mui  agriamente  en  carta  que  escribió  á  Ococingo  al  maes- 
tro de  campo  Vargas,  quien  la  pasó  al  oydor  Escals,  encargado 
entonces  del  gobierno;  y  recordando  ahora  á  tiempo  de  la  \isita  es^ 
ta  especie,  se  propuso  mortificar  al  obispo.  Tenia  su  poco  de  ere- 
ge  sacramentarlo,  dice  Ximenez,  é  hizo  cosas  execrables,  sobre  que 
lo  tuvo  descomulgado  el  señor  obispo  de  aquel  obispado,  donde 
dejó  unas  ordenanzas  contra  el  Santísimo  Sacramento.  En  cédula 
de  25  de  abril  de  698  lo  que  resulta  es,  que  sin  embargo  de  aver 
la  audiencia,  moderado  y  anotado  dichas  ordenanzas,  la  inquisi- 
ción de  México  poco  tiempo  después  izo  publicar  edicto  mandándo- 
las recojer,  y  notificar  al  archivero  de  la  misma  audiencia,  que  pe- 
na de  excomunión  mayor,  y  de  200  ducados  exibiese  orijinales 
las  hechas  por  el  visitador,  sobre  cuyo  punto  á  pedimento  del  fis- 
cal se  formó  competencia  por  parte  de  la  audiencia.  El  rey  decla- 
ra, que  no  debieron  publicarse  las  ordenanzas,  que  para  gobier- 
no de  esta  provincia  izo  el  oidor  visitador,  por  contener  expre- 
siones injuriosas  á  la  dignidad  episcopal.  Ximenez  añade,  que  Es- 
cals fué  llamado  á  España. 

Quedó  el  oidor  Amezqueta,  á  quien  no  pudo  faltar  alguna  nue- 
va ocurrencia:  porque  estando  de  presidente  de  sala,  en  ausencia 
del  señor  presidente  el  dia  20  de  febrero  de  699,  le  puso  consul- 
ta el  señor  obispo  de  la  diócesi,  acompañándole  unos  autos,  y  pi- 
diéndole imparticion  del  auxilio  real  para  una  prisión.  El  señor 
Amezqueta  en  el  mismo  papel  puso  que  se  trújese  al  real  acuerdo 
de  aquella  tarde,  escribiéndolo  de  su  letra,  y  rubricándolo.  Estan- 
do en  el  acuerdo,  el  oidor  Ozaeta  puso  reparo,  en  que  la  petición 
no  se  hacia  á  la  audiencia,  ni  el  decreto  venia  autorizado:  cuyo 
parecer  siguió  el  oidor  Duardo.  El  señor  Amezqtieta  tocó  la  cam- 
panilla, llamando  al  escribano;  Ozaeta  le  intimó  no  entrase.  A- 
mezqueta  propuso,  que  de  una  manera  ú  otra  se  proveyese,  de- 
sechando la  petición,  ó  admitiéndola.  Ozaeta  hizo  ademan  de  vol- 
verse á  su  casa.  Amezqueta  le  replicó:  no  se  vaya  U.  S.  que  yo  me 
saldré;  y  se  levantó  á  llamar  al  escribano,  que  autorizase  su  proveí- 
do, y  volviendo  á  tomar  asiento,  habían  ya  dejado  el  suyo  Duar- 
do y  Ozaeta,  pidiendo  y  tomando  sus  capas.  Amezqueta  mandó  al 
portero  cerrase  la  puerta,  y  al  cerrarla,  le  dijo  Ozaeta,  abra  U.  9 


PRESIDENTE  BERROSPE.  :¿iO 

nos  perdemos  todos:  abra  pues,  le  dijo  Amezqueta,  para  que  na- 
die se  pierda.  Salieron  en  efecto,  y  yendo  por  el  corredor,  salió  es- 
te último,  y  les  dijo  en  voz  alta,  que  volviesen  al  acuerdo,  que  de 
parte  de  su  magestad  les  requería,  y  les  hacia  cargo  del  escándalo, 
y  dauos  que  se  siguiesen.  Sin  embargo,  prosiguieron  su  camino. 
Amezqueta  mandó  todavía,  al  escribano  fuese  en  su  alcance  á  la 
escalera,  ó  patio,  y  los  redujese  á  volver  al  acuerdo,  y  se  volvió 
sin  conseguirlo:  de  lo  cual  hizo  narración  en  la  propia  fecha,  y 
firmó  Amezqueta.  El  señor  Duardo,  pasados  días,  que  la  vio,  hi- 
zo también  la  suya  en  16  de  marzo,  razonando  su  retirada,  con 
que  el  señor  Amezqueta,  airado,  había  salido  primero,  desampa- 
rando, y  desatendiendo  la  soberanía  del  real  acuerdo:  el  señor  Ozae- 
ta  puso  la  suya,  manifestando,  que  el  presidente  de  sala,  en  au- 
sencia del  señor  presidente,  que  se  hallaba  á  distancia  de  seis  le- 
guas, pudo  impartir  por  sí  el  auxilio  real,  como  lo  hizo  al  otro  día, 
que  ocurrió  de  nuevo  el  R.  obispo;  y  que  ni  como  oidor,  ni  como 
alcalde  de  corte,  ni  como  presidente  de  sala,  pudo  poner  provey- 
do  para  el  acuerdo,  que  únicamente  tocaba  al  señor  presidente, 
gobernador  del  rey  no. 

Ocurrieron  otras  diferencias  que  no  merecen  el  nombre  sino 
mas  bien  el  de  entereza  entre  los  individuos  del  tribunal,  que  con- 
trapesada con  la  cordura  de  la  discusión,  redundaba  en  su  explen- 
dor.  En  22  de  junio  inmediato,  con  ocasión  de  haber  salido  el  oi- 
dor Duardo  con  comisión  del  gobierno  superior  á  poner  por  obra 
un  beneficio  en  las  minas  del  Corpus  de  orden  real,  el  oidor  A- 
mezqueta  pidió  se  hiciesen  á  su  señoría  el  sr.  presidente  d.  Gabriel 
Sánchez  de  Berrospe  los  requerimientos  y  protestas,  que  disponen 
y  permiten  las  leyes,  sobre  que  no  se  vulnere  la  jurisdicción  del  a- 
cuerdo,  en  cuanto  al  voto  decisivo  que  tiene  acerca  de  la  sali- 
da de  ministro  togado  á  diligencias  y  comisiones:  el  oidor  Ozaeta 
opuso  que  respeto  de  aver  salido,  según  de  público  se  decia,  no 
era  tiempo  de  dichas  protestas  y  requerimientos.  Reproduciendo 
en  9  de  noviembre,  que  el  oidor  comisionado,  exedicndo  la  co- 
misión, se  daba  por  visitador,  y  ejercía  jurisdicción  civil  y  crimi- 
nal en  todas  instancias,  y  debía  librarse  inhibitoria,  para  contener- 
le en  los  límites  de  su  comisión;  Ozaeta  opinó,  que  pasando  ni  se- 
ñor fiscal,  y  pidiendo  éste,  se  resolvería  con  respeto  al  real  servicio, 
á  la  causa  pública,  al  decoro  de  la  toga  y  estimación  de  un  mi- 
nistro y  compañero.  Por  último  instando  en  10  de  diciembre,  so- 
TOM.   2.  (3C) 


Z/4  CAPITULO    LXXXVIII. 

bre  que  el  señor  presidente  no  otorgaba  apelación  del  superior  go- 
bierno á  la  audiencia  sin  previa  yénia  suya,  por  lo  que  habia  mul- 
tado, y  prendido,  y  convenia  representarle  con  modestia  y  entere- 
za: replicó  Ozaeta,  que  no  habiendo  constancia  de  ello,  no  era  lle- 
gado el  caso,  ni  llegado  que  fuese,  no  estando  presente,  que  era 
cuando  lo  permitían  las  leyes,  sino  ausente  en  Escuintepeque, 
tampoco  debian  hacerse;  pues  ejecutándolas  de  esta  suerte,  podrían 
causar  inquietud,  ó  perturbación  de  la  paz  pública,  y  de  la  buena 
y  urbana  correspondencia,  que  S.  M.  quiere,  que  tengamos  con 
nuestro  presidente  y  cabeza  superior. 


CAPITULO  88. 

Pesciui^idor  jfladríz. 

El  remedio  que  habría  conducido  para  sosegar  las  inquietudes, 
que  desconcertaban  la  audiencia  el  año  de  9G,  vino  en  el  de  700, 
cuando  ellas  hablan  cesado;  é  induciendo  embarazos  al  tribunal, 
sembróse  la  turbación  en  la  capital,  y  no  menos  en  las  provin- 
cias delreyno.  El  oidor Ezguaras,  en  acuerdo  de  4  de  abril  de  1700, 
pide  al  presidente  Berrospe,  que  mientras  sale  la  gente,  que  hace 
viage  á  Panamá,  ronde  esta  ciudad,  por  lo  que  importa,  dice,  á  el 
sosiego  de  ella,  por  haber  ocasionado  notables  inquietudes  en  ella 
el  licenciado  don  Francisco  Gómez  de  la  Madriz,  juez  pesquisidor, 
y  sus  parciales.  En  el  de  G  de  setiembre  se  presentó  una  pe- 
tición por  parte  del  padre  Ignacio  Azpeitia,  rector  del  colegio  de 
la  Compañía,  en  nombre  del  señor  licenciado  don  Francisco  Gómez 
de  la  Madriz,  juez  pesquisidor  que  fué  en  esta  ciudad,  sobre  la  co- 
branza de  los  salarios  de  dicho  pesquisidor;  y  se  proveyó:  Guár- 
dese lo  proveydo;  y  lo  proveído  fué  dar  cuenta  á  su  magestad  con 
los  autos  de  los  motivos,  que  esta  real  audiencia  tuvo  para  no  man- 
dar pagar  dichos  salarios. 

El  ayuntamiento  se  resintió  del  peligro.  Un  artículo  de  acta  de 
18  de  enero  de  1701,  dice.  Se  propuso  por  el  capitán  don  Manuel 
de  Solórzano,  que  respeto  de  hallarse  esta  ciudad  y  sus  provincias 
con  la  grande  inquietud,  que  se  está  experimentando,  y  que  de 
ella  se  teme  su  pérdida  total,  y  que  es  de  la  obligación  de  esta 


PESQUISIDOR   MADRIZ.  275 

ciudad  el  consultar  y  dar  cuenta  del  estado  y  conturbación  en  que 
se  halla  á  los  excelentísimos  señores  virey  y  Arzobispo  de  la  Nue- 
va España,  para  que  por  parte  de  dichos  excelentísimos  señores  se 
den  aquellas  providencias,  que  les  parecieren  competentes  al  ser- 
vicio de  ambas  magestades,  paz  y  tranquilidad  de  esta  república 
y  su  reyno,  y  habiéndose  conferido  la  materia,  acordaron  unáni- 
mes y  conformes,  el  que  se  escriba  carta  á  los  dichos  excelentísi- 
mos señores,  dando  cuenta  de  el  estado  de  esta  república  con  la 
noticia  de  la  venida  del  señor  juez  pesquisidor  don  Francisco  Gó- 
mez de  la  Madriz  á  la  provincia  de  Soconusco,  y  de  los  efectos  que 
há  causado. 

El  oidor  Ri va  Agüero,  con  fecha  15  de  abril  de  701,  dice.  En 
el  acuerdo  de  ayer  14  del  corriente  fui  de  sentir,  que  por  ahora 
no  conviene  hacer  novedad,  ni  proceder  en  manera  alguna  en  las 
causas  que  traen  origen  de  las  comisiones  del  pesquisidor  don  Fran- 
cisco Gómez  de  la  Madriz,  por  no  aventurar  la  paz  y  tranquilidad 
que  en  esta  república  se  ha  empezado  á  gozar,  por  esperarse  muí 
en  breve  providencia  de  S.  M.  que  componga  y  ordene  lo  que  pa- 
reciere digno  de  remedio,  y  por  el  reparo  que  se  ofrece  de  que  los 
ministros  actuales  de  este  tribunal  no  pueden  ser  jueces  en  dichas 
causas,  respeto  de  considerarse  lastimados  y  naturalmente  quejosos 
y  mal  satisfechos  de  los  procedimientos  del  referido  pesquisidor. 

En  la  audiencia  del  dia  22  del  propio  abril,  habiendo  traído  á 
ella  el  señor  presidente  algunas  cartas  y  papelitos  sueltos,  en  que 
confusamente  se  le  participaba,  que  el  pesquisidor  don  Francisco 
Gómez  de  la  Madriz  volvía  azia  estas  provincias,  y  que  algunos 
mulatos  del  partido  de  Escuinta  se  convocaban;  el  mismo  oidor 
reprodujo  lo  contenido  en  el  parecer  antecedente,  para  que  se  le 
digese  lo  que  convenia  ejecutar  en  la  materia,  proponiendo,  que 
tenia  motivos  para  no  interponer  su  dictamen  en  estos  negocios. 

Juarros,  hablando  del  presidente  Berrospe,  parece  sigue  esta  nar- 
ración tan  alegóricamente,  que  llena  de  obscuridad  este  pasage,  por 
que  dice:  habiendo  venido  de  visitador  el  licenciado  Tequeli,  hu- 
bo tales  diferencias  entre  dicho  letrado,  y  el  presidente,  que  se 
dividió  la  república  en  dos  bandos,  llamándose  Berrospistas,  los  del 
partido  del  presidente,  y  tequelies,  los  que  scguian  al  visitador:  es- 
ta división  tomó  tanto  cuerpo,  que  llegaron  á  ponerse  en  arma,  y 
el  señor  Berrospe  murió,  antes  de  serenarse  la  borrasca. 

No  puede  entenderse  esto  á  la  letra,  porque  los  españoles  de  la 


276  CAPÍTULO  LXXXVIII. 

presente  época  en  Guatemala  no  eran  los  del  sigla  de  la  conquista. 
Estos,  blasonando  de  guerreros,  eran  en  la  realidad  soldados,  no 
aguerridos  todos,  pero  sí  dispuestos  al  arma,  y  á  batirse  con  un 
enemigo  común  de  la  nación:  no  asilos  del  siglo  17,  que  precián- 
dose de  caballeros,  no  liacian  uso  de  las  armas,  sino  para  la  esgri- 
ma y  el  reto,  y  sus  hazañas  hubieron  de  ser  abandonadas,  luego  que 
dado  el  ejemplo  á  nuevas  castas,  y  transmitido  á  ellas  el  pundonor, 
tuvieron  que  temer  un  pueblo  rival.  Los  españoles  del  tiempo  de 
que  se  trata  son  mas  moderados  para  empuñar  la  espada. 

El  p.  Juarros  escribe  con  cordura  y  habla  acaso  aquí  de  otras  ar- 
mas de  que  los  caballeros  de  la  tierra  se  sirvieron,  comenzando  el 
siglo  18,  á  saber:  las  del  ingenio  y  el  donaire,  á  que  alude  un  edicto 
del  ilustrísimo  señor  Navas,  obispo  de  la  diócesi,  prohibiendo  los 
pasquines,  versos  y  coplones  sátiros  fabricados  y  desparramados  de 
resulta,  y  por  dependencias  y  consecuencias  de  los  injustos  proce- 
dimientos del  pesquisidor  don  Francisco  Gómez  de  la  Madriz,  man- 
dando su  sefioría  ilustn'sima  consumir  totalmente  los  que  hasta  en- 
tonces avia  labrado  la  iniquidad  de  la  maligna  ociosidad,  y  de  la 
enconada  y  torpe  pasión,  y  que  en  adelante  no  se  hicieran  ni  fa- 
bricaran algunos,  so  pena  de  excomunión  mayor. 

Apesar  de  semejantes  disturbios,  no  faltó  persona  abstraída  del 
bullicio,  que  aplicándose  sin  duda  con  buena  intención  á  cosas  mas, 
útiles,  dispuso  componer  una  obra,  de  que  se  hace  mención  en 
cabildo  de  12  de  julio  de  1701,  en  el  cual  leída  una  petición  del 
escritor,  solicitando  licencia  para  reconocer  los  papeles  del  archi- 
vo para  el  nobiliario,  que  está  escribiendo,  se  le  concedió  el  que 
reconozca  los  privilegios  de  esta  ciudad,  con  asistencia  del  capitán 
don  Juan  de  Langarica  y  del  maese  de  campo  don  Joseph  Agus^ 
tín  de  Estrada.  A  consecuencia  de  los  anales,  que  se  consignaban 
en  el  nobiliario,  se  suscitó  otro  escritor,  que  contrapusiese  un  li- 
belo denominado  tizón,  que  desde  luego  ofuscaba  sus  blasones  y 
sembró  una  dilatada  contienda  de  papeles. 

En  cabildo  de  27  de  agosto  de  701,  un  artículo  de  acta,  refi- 
riéndose á  la  excomunión  fulminada  por  el  señor  obispo,  dice:  cu- 
yo remedio  fué  por  entonces  tan  eficaz,  que  mediante  él,  cesaron 
los  dichos  pasquines,  papelones  y  versos  sátiros,  hasta  el  tiempo 
presente,  en  que  de  pocos  días  á  esta  parte  han  salido  algunos  que 
por  poco  nocivos  se  han  tenido  por  yocosos,  y  el  disimulo  de  ellos, 
su  tolerancia,  ó  el  menosprecio,  que  han  merecido,  ha  ocasiona- 


PESQUISIDOR   MADRIZ.  277 

do,  que  de  tres  ó  cuatro  dias  á  esta  parte,  se  aia  desparramado  un 
cuaderno,  que  contiene  mas  de  ciento  y  treinta  coplones,  antece- 
diendo á  ellos  mucho  número  de  sátiras  en  prosa,  en  que  su  au- 
tor maligno,  haciendo  alarde  de  las  sutilezas  de  su  ingenio,  des- 
cubre su  perverso  genio  en  macular,  desacreditar  y  deshonrar  á 
muchísimas  personas  seculares,  con  quienes  envuelve  á  muchas 
eclesiásticas,  que  mereciendo  por  su  buen  ejemplo  y  solicitud  del 
servicio  de  Dios,  y  por  los  empleos  superiores  que  ejercen  toda 
veneración,  respeto  y  estimación  se  les  atribuyen  gravísimos  defec- 
tos con  irrisión  y  escarnio,  mormurándoles  aquellas  ocupaciones, 
que  por  tocantes  á  la  mayor  honra  y  gloria  de  Dios,  deben  ser  y 
son  loables... Después  de  otras  cosas,  prosigue  diciendo:  de  los  cua- 
les se  pueden  recrecer,  y  justamente  recela  este  ayuntamiento,  re- 
sulten y  se  encadenen  otros  gravísimos  daños,  cuya  comprensión 
no  se  esconde  á  la  consideración  de  este  cabildo.  Mas  adelante,  di- 
ce: y  por  obviar,  que  las  conciencias  de  los  fieles  se  perturben,  y 
en  ellas  se  arraiguen  odios,  enconos  y  deseos  de  venganza,  y  que  en 
nuestra  santa  fé  católica  no  introduzga  el  trabieso  genio  ó  diabó- 
lico ingenia  alguna  seta,  ó  eregía...  Concluye  ordenando,  se  ocurra 
de  nuevo  al  señor  obispo,  y  también  al  señor  comisario  de  la  san- 
ta inquisición. 

Ya  se  ha  visto  la  división  que  se  introdujo  en  España  en  los 
principios  entre  españoles  moradores  de  la  península,  y  españoles 
transportados  á  las  indias:  luego  la  que  resultó  entre  españoles  eu- 
ropeos, y  españoles  criollos;  y  en  fin,  la  que  se  ocasionó  entre  crio- 
llos de  antigua  y  reciente  descendencia  de  europeos,  no  llevando 
bien  los  primeros  el  que  los  segundos  se  colocasen  en  igual  ca- 
tegoría para  la  opción  á  oficios  y  encomiendas.  Es  de  suponer, 
observan  Ulloa  y  Jorge  Juan  lib.  2  cap.  6,  que  la  vanidad  de  los 
criollos,  y  su  presunción  en  punto  de  calidad  se  encumbra  á 
tanto,  que  les  parecen  no  tienen  que  envidiar  en  nobleza  y  antigüe- 
dad á  las  primeras  casas  de  España.  En  Guatemala  los  unos  y  los 
otros  aspiraban  á  superior  nobleza  y  á  su  respectiva  antigüedad,  ó 
bien  á  disminuir  la  antigüedad  y  nobleza  de  sus  competidores,  y  en 
fin  á  oponer  descendencia  de  personas  de  otra  nación  ó  color,  pro- 
hibidas de  pasar  á  las  Indias.  Es  cosa  graciosa,  añaden  los  mis- 
mos escritores,  lo  que  sucede  en  estos  casos,  y  es  que  ellos  mis- 
mos se  hacen  pregoneros  de  sus  faltas  recíprocamente:  en  otros  paí- 
ses producirían  estas  disenciones  sucesos  mui  lastimosos,  si  llega- 


278  CAPÍTULO  LXXXVII. 

se  á  desfogar  la  ira  en  el  uso  de  las  armas;  pero  como  esto  casi 
nunca  sucede,  suele  reducirse  todo  á  amenazas,  y  convertirse  la  fu- 
ria en  vituperios. 

Este  es  el  origen,  dicen  todavía,  de  las  inconsideradas  y  mo- 
lestas quejas,  con  que  de  continuo  mortifican  á  los  vireyes  y  pre- 
sidentes; y  aunque  hay  ocasiones  en  que  las  armas  toman  también 
parte  en  satisfacciones  particulares,  se  disipan  con  facilidad  estos 
alborotos.  En  el  pais  tenia  esto  inconvenientes  en  la  época  de  que 
se  trata.  Hablando  de  los  mulatos  y  castas  con  respeto  al  Perú, 
testifican  también  Ulloa  y  Jorge  Juanlib.  1  cap.  7  y  8,  que  nunca 
se  ha  dado  ejemplar,  de  que  esta  gente  se  haya  alborotado,  ni  da- 
do el  menor  motivo  de  desconfianza.  De  Guatemala  no  podia  en- 
tonces afirmarse  cosa  semejante,  donde  cuatro  años  antes  habia 
quitado  un  reo  del  patíbulo  á  la  justicia  una  sublevación  suya,  y 
sonaba  ya,  que  se  convocaban  algunos  en  Escuinta,  que  cuatro  a- 
ños  después  dieron  en  qué  entender  al  oidor  Ezguaras. 

Entre  tanto  habían  cesado  los  procedimientos  del  pesquisidor, 
y  quedado  sus  resultas.  En  la  audiencia,  que  se  tuvo  el  día  6  de 
setiembre  de  701,  habiéndose  dado  cuenta  de  cinco  cartas  escri- 
tas por  el  justicia  mayor  de  Soconusco,  y  otras  por  el  de  las  mi- 
nas del  Corpus,  en  orden  á  bienes  embargados  por  los  susesos  del 
juez  pesquisidor,  el  oidor  Riva  Agüero  fué  de  parecer,  que  dichos 
bienes  se  tuviesen  en  custodia  y  buena  cuenta  y  no  se  pasase  á 
su  venta,  hasta  que  para  ello  viniese  orden  de  S.  M. 

En  fin,  en  acuerdos  de  24  de  enero  y  17  de  febrero  de  1702 
se  trata  en  el  primero  de  la  venida  de  un  nuevo  presidente  el  se- 
ñor Zeballos,  y  en  el  segundo  de  la  ida  del  antiguo  señor  Berros- 
pe,  permitiéndose  al  alcalde  mayor  de  Chiapa,  salga  á  recibir  á 
este  último;  y  en  otro  de  4  de  junio  se  extraña,  hubiese  llevado 
consigo  el  gobierno  hasta  los  últimos  términos  del  distrito. 

Las  resultas  del  pesquisidor  hicieron  necesaria  la  venida  de  o- 
tro  juez,  el  visitador  Osorio,  oidor  de  México,  quien  se  ocupó  en  ellas 
dilatado  tiempo;  pues  á  los  seis  años  aun  se  hallaba  en  Guatemala, 
y  á  consecuencia  de  impedirse  unos  oidores,  y  ser  necesarios  otros, 
vinieron  mas,  con  que  llegaban  á  nueve  en  1715. 

Así  esta  visita  como  las  demás  que  en  todas  ocasiones  se  ha- 
cían á  las  audiencias,  presidentes  y  gobernadores  denotan  bastan- 
temente, que  cuanto  pendía  de  la  corte  era  vigilada  la  adminis- 
tración de  justicia  y  gobierno  en  todos  sus  ramos.  Cualidad  que 


PESQUISIDOR   MADRIZ.  279 

Robertson  admira  en  uu  gobierno  lejano,  y  nota  con  asombro  la 
prolijidad  y  tesón  que  el  consejo  de  Indias  empleaba  en  imponer- 
se y  entender  en  los  negocios  mas  menudos  de  sus  vastas  colonias. 

No  menos  llama  la  atención  la  presteza  y  generosidad  con  que 
la  misma  corte  premiaba  los  mas  cortos  servicios  de  los  emplea- 
dos en  ellas.  Así,  el  presidente  Criado  de  Castilla,  porque  en  su 
tiempo  se  descubrió  el  puerto  de  santo  Tomas,  es  provisto  para 
el  consejo  de  Indias.  Ayala  y  Osorio,  porque  fundan  las  villas  de 
la  Gomera  y  san  Vicente,  uno  es  nombrado  conde  de  la  Gomera, 
y  el  segundo  marqués  de  Lorenzana,  sobrenombre  del  patrón  del 
lugar.  A  Cosío,  que  reprime  y  sosiega  la  sublevación  de  zendales, 
se  proroga  por  dos  años  la  presidencia  y  gobierno  del  reyno,  y  es 
promovido  á  marqués  de  Torrecampo. 

El  señor  Núñez  de  la  Vega  fué  obispo  de  Cbiapa  por  este  tiem- 
po. Andando  el  año  de  1685  ganó  el  gobernador  de  Soconusco  u- 
na  carta  de  fuerza  contra  él  para  el  caso  que  no  le  otorgase  una 
apelación,  y  le  absolviese  de  una  excomunión  que  le  habia  impues- 
to. El  obispo  en  la  notificación  respondió  que  le  absolvería  pidién- 
dolo, y  que  la  apelación  sería  otorgada,  añadiendo,  que  una  pro- 
visión ligera  de  fuerza  no  estaba  agena  de  censuras.  Se  libró  se- 
gunda, repitiéndose  el  ruego  y  encargo,  so  pena  de  500  pesos  de 
oro,  extrañez  y  temporalidades:  respondió,  estaban  mandados  en- 
tregar los  autos  apelados  al  apoderado  del  gobernador,  y  manda- 
do absolver  éste,  restituida  que  fuese  una  cofradía  de  la  iglesia 
del  pueblo  de  Mapastepeque  de  una  hacienda  de  que  le  habia  des- 
pojado en  procuración  de  su  común  de  indios:  que  su  persona  es- 
taba á  disposición  para  ser  aprendida,  y  sus  cortos  bienes  para  en- 
trar en  cuenta  de  la  multa;  pero  en  su  diócesi,  y  fuera  de  ella  con 
autoridad  para  apercibir  á  sus  expulsores.  Librada  tercera,  res- 
pondió: que  si  el  apoderado  del  gobernador  no  ocurría  por  los 
autos,  para  seguir  la  apelación  ante  el  metropolitano,  ni  á  pedir 
absolución,  restituyendo,  ó  prestando  por  lo  menos  caución  jura- 
toria  de  ello,  no  era  culpa  suya;  y  que  si  careciendo  de  ésta,  era 
expulso,  iría  á  los  pies  del  trono,  á  manifestar  á  S.  M.  lo  que  mi- 
nistros suyos  hacían  en  su  real  nombre,  para  que  fuesen  cohibidos 
los  desacatos.  Esta  tercera  le  fué  notificada  segunda  vez  por  el  al- 
calde mayor  de  la  ciudad:  respondió  que  las  leyes  le  favorecían,  y 
mucho  mas  las  instrucciones  dadas  para  las  Indias,  y  reservaba  pa- 
ra su  tiempo  usar  de  su  defensa.  Era  va  entrado  el  año  de  80. 


280  CAPÍTULO  LXXXVIII, 

Corriendo  el  tiempo,  llegó  real  provisión  de  ruego  y  encargo, 
para  que  absolviese  al  gobernador,  prestando  la  caución,  de  que 
mandándosele  por  juez  competente,  restituiría  la  hacienda  á  la  co- 
fradía: respondió,  que  no  era  esa  la  caución  de  derecho,  sino  es- 
tar á  juzgado  y  sentenciado  del  tribunal,  á  quien  la  prestaba.  Por 
el  mes  de  agosto  fueron  secuestrados  los  bienes  y  rentas  del  obis- 
po, quien  escribió  al  presidente  de  sala  de  la  audiencia,  que  viera 
como  obraban,  haciendo  suya  una  causa  injusta.  En  este  estado  el 
señor  Enriquez  presidente  de  la  audiencia  escribió  al  obispo,  pro- 
poniéndole absolver  al  gobernador,  depositándose  la  hacienda:  con- 
testó, otorgándolo,  haciéndose  el  depósito  á  satisfacion  de  dicho 
señor  presidente  y  del  cura  del  pueblo.  Entre  tanto  se  hizo  tercera 
notificación  por  el  alcalde  mayor  al  señor  obispo,  para  que  saliese 
de  grado  de  la  ciudad  y  distrito,  y  no  llegara  el  caso  de  ser  echado 
con  violencia,  en  que  no  era  su  ánimo  poner  manos  violentas, 
protestándole  los  daños  consiguientes. 

En  1 5  de  septiembre  hizo  el  alcalde  mayor  el  último  requeri- 
miento al  señor  obispo,  para  que  saliese  del  obispado,  y  á  las  dos 
de  la  tarde  hizo  tocar  cajas  de  guerra  en  la  plaza,  y  á  voz  de  prego- 
nero echó  bando  por  las  calles  principales,  mandando  só  pena  de 
la  vida,  de  traidor  al  rey,  y  perdimiento  de  bienes,  que  todos  los 
vecinos  acudiesen  el  dia  siguiente  por  la  mañana  con  sus  armas  á 
los  portales  de  la  audiencia  pública,  donde  se  les  daria  el  orden, 
que  hablan  de  guardar.  El  dia  siguiente  en  conformidad  del  bando 
se  juntaron  los  vecinos  con  aparato  militar,  pero  cesó  todo,  ocur- 
riendo al  obispo  el  hacer  una  intimación  al  alcalde  mayor  por 
medio  de  un  capitán,  con  que  recelándose  otros  males,  convinie- 
ron ambos  en  escribir  á  la  audiencia  y  presidente  de  ella;  y  luego 
el  gobernador  consintió  en  el  depósito  de  la  hacienda,  y  en  reci- 
bir la  absolución,  desistiendo  de  la  apelación  interpuesta. 

De  todo  se  dio  cuenta  á  S.  M.  y  dada  vista  al  fiscal  del  con- 
sejo dice  en  su  pedimento  en  lo  que  toca  á  las  provisiones  de  fuer- 
za, que  la  primera  fué  librada,  no  interpuesta  la  apelación:  la  se- 
gunda, no  habiéndose  denegado:  obrando  en  ello  por  informes,  sin 
guardar  términos,  ni  forma:  causas  todas,  porque  con  no  ponde- 
rable  sentimiento  manifestó  el  obispo  en  la  última  notificación  ver- 
se reprendido  tan  sin  fundamento,  y  con  tanta  prisa  é  intrepidez; 
y  últimamente,  lo  conoció  el  fiscal  de  la  audiencia,  pidiendo  se  pro- 
cediese contra  el  alcalde  mayor,  gobernador  de  Soconusco,  y  su  a- 


PESQUISIDOR   MADRIZ.  284 

poderado.  En  lo  principal  de  la  justicia,  que  tiene  la  cofradía  se 
reconocen  iguales  irregularidades  de  parte  del  gobernador  y  au- 
diencia: ésta  exedió  notablemente  en  haber  permitido  semejante 
despojo,  y  no  castigado  el  exeso;  y  en  haber  declarado  sóbrela  pro- 
piedad, siendo  pleito  de  posesión,  tan  privilegiada  en  antigüedad, 
y  contra  las  instancias  del  cura. 

En  el  punto  de  la  absolución,  en  que  mandó  el  obispo,  que  el 
gobernador  diese  caución  de  estar  al  juicio  de  la  iglesia  y  que  da- 
da se  le  absolviese,  debe  darse  providencia,  y  es  que  sea  dada  con 
semejante  expresión,  y  mandarse  á  dicho  gobernador  de  Soconusco 
bajo  severas  penas,  y  la  multa  pecuniaria  que  al  consejo  parecie- 
re: no  pudiendo  el  fiscal  dejar  de  poner  á  la  suprema  censura  del 
consejo  la  notoria  malicia  de  éste,  siendo  su  ánimo  desfrutar  la 
estancia,  y  habiendo  nacido  de  aquí  todo  esto  en  el  despojo  que 
hizo  á  la  cofradía,  por  lo  que  debe  ser  castigado  y  multado  gra- 
vemente: dejando  al  supremo  arbitrio  del  consejo  la  censura  que 
merecen  el  despacho  de  las  provisiones  de  la  audiencia,  y  facili- 
dad con  que  las  libraron;  y  concluye  pidiendo,  se  ruegue  y  encar- 
gue al  obispo,  que  prestada  la  caución  por  el  gobernador  en  la  for- 
ma prescrita,  le  absuelva.  A  este  tiempo  llegaron  aviso  y  autos 
remitidos  por  el  presidente  de  la  audiencia  en  razón  de  haber  man- 
dado, no  se  llevase  á  ejecución  la  provisión  de  extraüeza,  y  se  le 
aprueba  en  cédula  de  20  de  octubre  de  87. 

Por  el  año  de  692  escribió  unas  constituciones  para  su  obis- 
pado, que  dedicadas  al  Papa  Inocencio  XI,  junto  con  otras  car- 
tas pastorales,  que  siguió  expidiendo  hasta  el  año  de  95,  se  im- 
primieron en  Roma  en  el  de  1702,  en  las  cuales  anduvo  menos 
afortunado,  porque  fueron  desaprobadas  en  el  consejo,  y  manda- 
das quemar  en  cédula  de  6  de  octubre  de  1714,  por  contener,  dice, 
cláusulas  contra  las  regalías.  Tal  puede  haberse  estimado  la  tra- 
ducción que  hace  en  la  explicación  del  symbolo  de  una  extravagan- 
te de  Bonifacio  VIII,  concerniente  por  lo  menos  al  abuso  de  las 
regalías. 

'— '*w)0^OOO)Q(w«t»- 


TOM.  2.  [37] 


282 

CAPÍTULO  89. 

Cróiiicais  ele  regulares*^ 

En  1 3  de  enero  de  1714  los  señores  presidente  y  oidores,  estan- 
do en  acuerdo,  dijeron;  que  siendo  noticiados  de  que  en  la  ofi- 
eina  de  Antonio  de  Pineda  Ibarra  se  imprimen  frecuentemente  cua- 
dernillos de  diferentes  materias,  sermones,  libros,  y  otros  papeles 
de  importancia,  para  lo  cual,  aunque  precedan  las  licencias  nece- 
sarias, todavía  por  el  respeto,  autoridad  y  representación  de  esta 
real  audiencia  debe  dicho  impresor,  á  imitación  de  lo  que  se  prac- 
tica en  todas  las  Indias,  repartir  tantos  de  todo  lo  que  se  impri- 
ma entre  todos  los  señores  ministros  de  que  se  compone;  por  tan- 
to, para  que  á  tan  inexcusable  atención  no  se  falte  por  el  suso- 
dicho, ni  otro  alguno,  mandaban  y  mandaron  se  le  notificase, 
así  lo  hiciese  pena  de  cien  pesos.  A  los  dos  años  resulta  la  im- 
prenta en  poder  del  bachiller  Antonio  de  Velasco,  en  cuya  ofici- 
na se  imprimió  la  vida  de  la  venerable  doña  Ana  Guerra,  escrita 
por  el  padre  Antonio  de  Siria  de  la  Compañía:  fué  esta  señora  na- 
tural de  San  Vicente  de  la  provincia  de  San  Salvador,  hija  de  don 
Juan  Guerra  Jovél  de  las  Islas  Canarias,  'y  de  doña  Beatriz  López 
de  Pineda  de  la  ciudad  de  Gracias,  casada  con  Diego  Hernández, 
dueño  de  una  estancia  á  siete  leguas  de  aquella  villa,  con  quien  tu- 
vo dos  hijos,  y  murió  de  74  años,  dia  17  de  mayo  de  171  a.  El  au- 
tor anuncia  en  el  prólogo  la  historia  de  una  mugerque  lo  fué  solo 
en  el  sexo,  pero  mui  varonil  en  el  ánimo,  y  mas  que  humana  en 
el  espíritu:  se  imprimió  en  4»  con  330  páginas,  año  de  1716. 

La  necesidad  de  un  privilegio  real  pai'a  el  que  escribía  en  las 
Indias  sobre  materias  de  gobierno  y  guerra,  fué  declinada  por 
el  padre  frai  Francisco  Vázquez,  religioso  franciscano,  acojiéndose 
á  dar  en  sus  escritos  la  crónica  de  la  provincia  de  su  ói'den,  y  to- 
cando solo  por  incidencia  la  entrada  de  los  españoles,  fundación 
de  ciudades,  y  establecimiento  de  su  gobierno,  en  cuanto  le  con- 
ducen al  intento,  bien  que  ofrece  noticias  útiles.  Se  dio  á  luz  en 
dos  tomos  en  esta  ciudad  con  licencia  del  superior  gobierno  dada 
por  el  presidente  Cosío  en  23  de  julio  de  1714,  imprimiéndose  an- 
tes el  primero  en  folio  con  786  páginas,  y  luego  el  segundo  en 
1716  con  904,  y  esto  en  imprenta  propia  del  convento,  juntan- 


CRÓNICAS  DE  REGULARES.  285 

dose  entóneos  dos  en  la  ciudad. 

El  editor  de  la  Gazeta  de  Guatemala,  en  25  de  diciembre 
de  1797,  hablando  de  los  cronistas  que  van  mencionados,  lle- 
gando al  presente,  se  halló  desobligado  á  tributarle  elogios.  De 
Remesal  dice:  este  historiador,  ó  cronista  es  prolijo  como  todos  los 
de  su  tiempo;  pero  tiene  dos  bellas  calidades,  la  sinceridad  y  la 
pureza  del  lenguage,  que  se  hablaba  en  Castilla,  cuando  Cervan- 
tes empezaba  á  escribir  conceptos  raetafísicos  en  prosa  rimada.  A 
fines  del  mismo  siglo,  el  capitán  don  Francisco  Fuentes  y  Guzman, 
regidor  del  mui  noble  ayuntamiento,  escribió  su  historia  de  Gua- 
temala, que  existe  original  en  el  archivo  del  ilustre  cabildo,  y  es 
sumamente  preciosa  por  las  noticias  y  luces,  que  suministra,  aun- 
que su  estilo  es  afectado,  pedante,  y  por  lo  mismo  enfadoso  y  de- 
sapacible. 

Al  padre  Vázquez,  continúa,  fuera  de  no  tener  ninguna  de  las 
bellas  prendas  de  Remesal  y  de  Fuentes,  le  fué  dado  un  estilo 
tan  duro,  tan  cansado,  tan  insoportable,  que  á  quien  lea  dos  hojas 
de  su  libro  sin  vomitar,  bien  pueden  dársele  eméticos  á  pasto.  A 
mas  de  eso  es  un  historiador  á  la  manera  de  Varillas.  Después  que 
éste  habia  descrito  el  sitio  de  una  plaza,  mitad  según  lo  poco 
que  de  él  sabia,  y  la  otra  mitad  según  su  imaginación,  le  llega- 
ron memorias  auténticas,  en  las  cuales  se  pintaba  lo  cierto  del 
suceso.  No  importa,  dijo:  como  yo  lo  he  escrito  está  mejor;  y  lo 
dejó  correr.  Mas  bien  le  hubiera  estado  á  Varillas  eludir  la  con- 
tienda para  salir  con  aire,  como  lo  hace  el  propio  editor  ostiga- 
do  de  la  cuestión  de  10  de  diciembre  de  98.  Esta  recaía  sobre  el 
origen  del  patronato  de  Santa  Cecilia,  ó  lo  que  es.  lo  mismo,  so- 
bre el  dia  de  la  entrada  triunfante  en  que  los  conquistadores  ga- 
naron la  tierra:  polémica  suscitada  por  el  autor  de  un  artículo  co- 
municado en  aquel  periódico;  y  si  su  célebre  editor  hubiese  adver- 
tido, quien  de  los  escritores  que  menciona,  y  de  que  se  ha  hecho 
mérito,  era  el  Varillas  de  la  escena,  no  habría  excluido  del  todo  de 
su  aceptación  á  Vázquez. 

Las  alabanzas,  que  deniega  aquí  este  escritor  al  p.  Vázquez, 
en  orden  á  estilo,  no  las  habría  otorgado  al  cronisUi  de  la  orden  de 
predicadores  fr.  Francisco  Ximenez,  que  escribió  la  crónica  de  esta 
provincia  en  cuatro  tomos,  resumiendo  los  anales  dados  por  Re- 
mesal, y  otros  de  sus  continuíidores.  Cuando  escribía  la  foja  2-17 
del  tercero  que  comprende  514,  corría  el  año  de  1721;  y  así  ofre- 


■m* 


284  CAPÍTULO  LXXXIX. 

ciendo  en  la  última  continuar  la  historia  en  el  cuarto  desde  el  año 
de  699,  hasta  donde  alcanzare,  debe  ella  llegar  mas  adelante.  En 
ellib.  5  cap.  57,  hablando  del  Peten,  dice:  sin  entender  de  Cos- 
mografía, hice  un  mapa,  en  que  delineaba  todos  los  pueblos  que 
circunvalan  estas  montañas  de  los  indios  infieles  por  esta  parte  d^ 
Guatemala,  según  yo  las  tenia  vistas  y  demarcadas:  en  este  mapa 
dividí  el  grado  en  53  leguas  y  media  poco  mas  ó  menos  de  los  u- 
suales  de  esta  tierra:  cosa  que  hizo  á  muchos  grande  fuerza:  mas 
por  la  esperiencia  vieron  que  era  como  yo  decia. 

Con  respeto  á  este  territorio,  que  los  dominicos  estimaban  en 
mas  que  el  de  Suchitepequez,  vierte  también  Juarros  especies,  que 
entendidas  á  la  letra,  resultan  lisongeras,  y  necesitan  esclarecimien- 
to, porque  dice:  habiéndose  conseguido  por  este  tiempo  la  reduc- 
ción y  conquista  del  Peten,  el  señor  Berrospe  en  virtud  de  nuevas 
órdenes,  entendió  en  la  fortificación  de  la  villa  de  los  Dolores  y 
fundación  del  presidio  del  Peten:  logró  ver  aumentados  con  los  tér- 
minos de  este  partido  el  distrito  de  su  gobierno,  cosa  que  sus  an- 
tecesores intentaron  con  inmensos  trabajos,  y  no  consiguieron. 

Para  aumentarse  el  distrito  de  un  gobierno  no  basta  adquirir 
la  posesión  de  un  partido  por  una  banda^  si  por  otra  se  pierde  la 
posesión  de  otro.  Los  religiosos  tuvieron  la  de  toda  la  costa  del 
Manché,  y  el  Mopan  hasta  el  Tipú  en  Yucatán  y  el  Peten,  fundan- 
do pueblos,  nombrando  alcaldes,  y  dando  varas  de  justicia  en  nom- 
bre del  rey.  Para  mantenerla,  solicitaron  una  población  de  espa- 
ñoles en  las  sabanas  del  distrito  de  aquella  vicaría,  que  se  estendían 
hasta  la  ranchería  de  Martin  Petz,  fronteras  á  la  sierra,  que  dá 
nacimiento  á  los  ríos  Xibum  y  Balix,  denominados  en  el  mapa  de 
la  sociedad  deGeografiade  París,  Sibum  y  Belice,  y  tienen  al  po- 
niente el  de  Ochtum,  llamado  Poctum,  en  el  Mopan  contiguo  al 
Peten.  Ademas  de  la  conservación  religiosa  délo  conquistado,  y  a- 
delantamiento  de  sus  misiones,  pretendían  un  resguardo,  que  pre- 
servase las  poblaciones  por  la  costa  del  pillage  de  piratas,  que  re- 
ducían los  indígenas  á  esclavitud;  y  así  mismo  sirviese  de  escala 
para  abrirse  camino  y  facilitarse  el  tráfico  con  Bacalar.  No  valió  á 
los  misioneros  Salazar,  Moran  y  Delgado,  hombres  hechos  que  ha- 
bían servido  cátedras  y  prelacias,  y  aprendido  teórica  y  práctica- 
mente los  idiomas,  recorrer  los  diferentes  rumbos  á  su  costa,  mal- 
aviados,  y  á  la  vez  aprehendidos  y  robados  de  los  mismos  piratas. 
En  el  Mopan  se  solicitó  también  población  de  españoles;  sobre  lo 


m 


CRÓNICAS  DE  REGULARES.  ^5 

cual  habla  el  p.  Cano  al  presidente  Barrios  Leal  en  carta  que  trans- 
cribe Valenzuela  cap.  37,  fecha  en  San  Pedro  Mártir  á  16  de  ma- 
yo de  695,  intimándole  cuanto  convenia,  se  formase  en  este  para- 
ge  una  villa,  para  mantener  el  puesto  según  lo  habia  representa- 
do en  otras  anteriores. 

¡Cosa  raral  Por  este  tiempo  picaron  los  presidentes  de  conquis- 
tadores, y  ya  que  no  pasaron  sus  riesgos,  debieran  en  consecuen- 
cia haber  tomado  siquiera  sus  máximas,  que  eran  colonizar  lo  con- 
quistado: mas  lo  que  no  hicieron  aquellos  primeros  hombres,  na- 
die después  emprendió;  antes  bien  se  aniquilaban  las  villas  y  ciu- 
.dades  y  sus  ayuntamientos  fundados  por  ellos.  El  golpe  de  despo- 
blar las  Guanajas,  dado  por  el  señor  Avendaño  mediado  el  siglo 
17,  tomó  por  regla  el  señor  Barrios  para  el  Manché  eí  año  de  89, 
y  adopta  ahora  apasionadamente  el  señor  Berrospe,.  transmitiéndo- 
la á  sus  sucesores,  para  que  sea  intentada  en  el  siglo  18.  Los  in- 
defensos indígenas  mancheses,  que  escapan  del  pillage  exterior  de 
la  costa,  no  se  libran  del  interior  en  la  tierra  adentro  ► 

Villagutierre  lib.  6  cap.  fin.  celebra  como  un  triunfo  cuatro 
sacas  que  se  hicieron  de  ellos,^  terminadas,  dice,  el  año  de  9G,  vitu- 
perando al  p.  Cano  que  no  tomase  parte  por  temores  de  irregula- 
ridad, y  añadiendo,  que  el  capellán  del  castillo  del  Golfo  bautizó  á 
muchos  por  si  morian,  y  que  asentados  en  tres  pueblos  del  valle 
de  Urran,  fueron  regalados  y  vestidos  por  el  presidente  Berrospe. 
Ximenez  lib.  5  cap.  85  refiere,  que  con  el  buen  suceso  que  tuvo 
el  presidente  con  los  indios  que  habia  sacado  el  año  de  96,  dio  or- 
den al  alcalde  mayor,  para  sacar  mas  por  principios  de  aqueste  a- 
ño  de  97,  en  que  salieron  en  busca  de  ellos,  primero  un  trozo  de 
300  indios  de  Cahabon  y  San  Agustín  con  cuatro  alcaldes  y  un  ca- 
bo, luego  otros  200,  y  por  último  150,  y  volvieron  también  en 
trozos,  primero  con  100,  luego  con  otros  100,  y  por  último  con  80, 
disculpándose  de  que  no  hablan  traido  mas,  porque  muchos  ha- 
blan muerto.  Después  de  situados  en  los  pueblos  del  valle  de  I  r- 
ran,  añade  el  autor:  dióse  luego  cuenta  al  presidente  de  la  gente, 
que  se  habia  apresado,  y  mandó  socorrerles,  para  que  se  vistiesen 
como  se  habia  hecho  con  los  demás,  pero  de  todos  éstos  mui  pocos 
se  lograron,  porque  murieron  muchos* 

Ahora  es  de  preguntarse,  ¿qué  podía  seguirse  de  semejante 
sistema,  sino  el  abandono  del  territorio,  el  abandono  de  su  pobla- 
ción, y  lo  que  es  mas,  el  de  su  posesión?  ¿Qué  habia  de  seguir- 


28G  CAPÍTULO    LXXXIX. 

se,  si  no  el  que  los  piratas  que  estaban  á  la  puerta,  no  mirando  ya 
al  dueño  de  la  tierra,  estendiesen  sus  entradas  en  ella?  No  llamó  es- 
ta pérdida  la  atención  del  presidente  Cosío,  ocupado  en  1714  en  ir 
por  el  Golfo  y  Granada  contra  los  Mosquitos,  á  continuar  el  siste- 
ma despoblador,  desalojándolos  de  Teguzgalpa  y  Tologalpa,  si  hu- 
biera podido.  Entre  tanto,  los  ingleses  por  el  año  de  1720,  ya  pue- 
den poner  oficinas  en  el  Manché,  asentar  diferentes  comercios,  y 
en  el  de  1724  están  poblados  300.  En  vano  las  embarcaciones  y 
gente  de  Bacalar  armadas  en  corso,  y  algunas  de  Puerto  Caballos 
por  los  años  de  729  y  31  desalojan  á  los  ingleses  valisenses,  ma- 
tan, incendian,  apresan,  exterminan:  no  habiendo  gente,  ni  pobla- 
ción española  en  Manché  y  Mopan,  ellos  han  de  volver.  He  aquí 
el  fruto  de  las  providencias  de  Berrospe,  y  de  los  inmensos  traba- 
jos de  sus  antecesores,  que  Ximenez  cap.  81  llama  yerros,  y  aña- 
de, diga  lo  que  quiera  Villagntierre,  y  alabe  y  ensalce  hasta  las 
nubes  las  hazañas  de  los  presidentes. 

Vamos  á  la  banda  de  la  villa  de  los  Dolores,  que  el  rey  man- 
dó fortificar.  El  presidente  Berrospe,  la  manda  despoblar  según  la 
máxima  vigente  de  exterminio.  Para  que  de  una  vez  se  sepa,  dice 
Ximenez  cap.  81,  en  qué  pararon  aquestos  indios  Lacandones,  des- 
pués de  tantos  trabajos,  fatigas  y  gastos,  fué  que  aviéndose  man- 
tenido en  aquella  poblazon  de  los  Dolores,  adonde  se  juntaron  to- 
dos los  que  se  hallaron,  con  una  guarnición  de  20  hombres  con  su 
cabo,  y  estando  ya  mui  domésticos,  no  atreviéndose  á  dejarlos  so- 
los con  su  ministro,  y  viendo  que  el  gasto  de  su  magestad  era  mu- 
cho para  mantener  tan  poca  gente,  se  dispuso  por  el  gobierno  supe- 
rior, que  los  sacasen  afuera  entre  los  indios  cristianos,  y  los  pobla- 
ron en  unas  buenas  tierras  junto  al  rio  de  Aquéspala,  donde  ellos 
luego  estuvieron  contentos,  y  tomaron  como  ellos  dicen  su  corazón, 
y  así  luego  hicieron  sus  casas  é  iglesia,  y  hicieron  sus  milperías  y 
sembrados,  plantando  sus  árboles  frutales;  pero  luego  se  dispuso  que 
los  quitasen  de  allí,  y  los  trasladasen  á  un  parage  muy  ruin,  que  lla- 
man el  rancho  de  San  Ramón,  y  no  paró  en  esto,  sino  que  de  allí 
los  llevaron  á  Santa  Catarina  Retaluleu  en  la  costa  de  San  Antonio, 
en  cuyas  translaciones  y  transmigraciones,  unos  se  murieron,  otros 
se  desparramaron  en  otros  pueblos,  y  otros  se  volvieron  á  sus  mon- 
tañas, quedando  mui  pocos  de  todos  ellos,  que  hoy  perseveran  allí. 
El  lugar  desierto  y  su  comarca  conservaron  el  título  del  Lacandon. 

No  poblándose  pues  la  villa  de  San  Pedro  Mártir  hacia  la  Ve- 


CRÓMCAS  DE  REGULARES.  287 

rapaz,  y  despoblándose  la  de  Dolores  hacia  Güegüetenango  ¿qué 
viene  á  ser  el  Peten,  sino  un  destierro  para  sus  inocentes  habitan- 
tes? No  obstante,  el  mérito  de  Berrospe  es  grande  por  el  fomento 
que  prestó  á  la  población  española  de  esta  bella  isla,  presente  del 
inmortal  Ursúa,  quien  excediendo  en  esta  parte  al  oidor  Quiñonez 
que  no  pobló  ni  sometió  al  gobierno  sus  conquistas,  venciendo  el 
contrapeso  de  un  competidor  poderoso,  y  sobreponiéndose  á  las 
ineptitudes  del  distrito,  intrépido,  generoso,  cuerdo  y  constante 
llevó  al  cabo  una  empresa  ya  desesperada,  y  merece  con  justicia 
ser  colocado  entre  los  conquistadores  del  pais,  sin  participar  de 
sus  abusos;  y  ahora  por  lo  que  va  referido  se  conoce,  que  perdo- 
nadas las  demasías  de  estos  grandes  hombres,  es  preciso  conceder- 
les la  gloria  de  haber  fundado  cada  cual  un  imperio,  erigido  ciu- 
dades, sometido  pueblos,  y  puesto  en  sociedad  las  unas  con  los  o- 
tros,  con  un  arte  suyo  propio,  que  desapareció  después  en  el  terri- 
torio á  su  posteridad,  y  solamente  asoma  en  las  provincias  inter- 
nas mexicanas  del  norte. 

Ya  que  ocupa  este  lugar  la  crónica  de  Ximenez,  no  es  de  olvi- 
dar lo  que  escribe,  el  año  de  649  iib.  4  cap.  82  de  Andrés  de  Mo- 
lina que  sirvió  18  años  á  la  Virgen  de  Soledad  del  convento,  y  tu- 
vo dos  hijos  religiosos:  fué,  dice,  hombre  de  singulares  fuerzas, 
pues  llegó  á  quebrar  cuatro  herraduras  juntas,  y  á  detener  una  rue- 
da de  ingenio;  y  para  desengaño  de  los  hombres,  murió  casi  de  re- 
pente de  habérsele  torcido  una  tripa.  Como  también  lo  que  refiere 
el  año  de  G7.5  Iib.  5  cap.  26,  de  un  monstruo  nacido  aqueste  año 
en  el  pueblo  de  Santo  Domingo  Xenacoc,  que  eran  dos  niños  pe- 
gados de  la  cintura  para  arriba  con  dos  cabezas,  dos  manos  y  tres 
pies:  murió  de  parto  la  madre,  dice,  y  bautizólos  entrambos  el  p. 
presentado  fr.  Miguel  del  Valle  que  adnainistraba  aquel  pueblo, 
y  luego  murieron  á  1 1  del  mes  de  agosto. 

Hablando  de  la  Universidad  Iib.  5  cap.  37,  dice:  Este  año  de 
681  á  6  de  llenero  se  dio  principio,  y  se  abrieron  los  estudios  en 
la  real  Universidad  de  San  Carlos.  Tuvo  el  inicio  el  R.  1*.  fr.  A- 
gustin  Cano,  á  que  asistió  la  real  audiencia,  y  todo  lo  mas  lucido 
de  Guatemala,  y  luego  el  día  7  comenzaron  á  leer  sus  cáthcdras 
interinas,  la  de  prima  el  M.  R.  P.  M.  fr.  Raphael  del  Castillo,  la 
de  vísperas  el  M.  R.  P.  M.  fi\  Diego  de  Rivas  de  la  religión  de 
Ntra.  Sra.  de  las  Mercedes,  la  de  artes  el  M.  R.  P.  fr.  Agustín  Ca- 
no, que  después  fué  cathedrático  de  prima  y  jubiló  en  ella.  Conjen- 


288  CAPÍTULO  LXXXIX. 

zaron  mas  de  setenta  estudiantes,  de  los  cuales  salieron  mui  seña- 
lados sugetos.  Leyó  así  mismo  don  Antonio  de  Quiñonez  la  de 
instituía,  la  de  cánones  don  Baltazar  de  Agüero  natural  de  Nicara- 
gua, que  murió  yendo  por  oidor  á  Manila,  don  Lorenzo  Panlagua 
la  de  leyes,  y  la  de  las  lenguas  cachiquel  y  quiche  el  p.  fr.  José 
Ángel  Zenoyo,  dominico. 

Juárros  advierte,  que  fué  provisto  para  la  de  medicina  el  ba- 
chiller don  José  Salmerón;  pero  el  acta  de  cabildo  de  23  de  junio 
de  679  le  titula  doctor  don  José  de  Salmerón  y  Castro,  entonces  re- 
sidente en  México,  y  cathedrático  en  aquella  Universidad,  acor- 
dando en  ella  el  ayuntamiento  proporcionarle  medios  para  su  veni- 
da, como  los  facilitaron  antes  al  doctor  don  Diego  Vasquez  de  Inos- 
trosa,  y  otra  vez  habían  conseguido  la  del  doctor  Bartolomé  Sán- 
chez Parejo,  de  cuyos  grados  corre  testimonio  en  actas  del  año  de 
650:  el  de  licenciado  le  fué  conferido  en  México  á  7  de  noviembre 
de  624,  siendo  bachiller  graduado  á  título  de  suficiencia,  y  exami- 
nado por  diez  y  seis  vocales,  once  doctores  y  cinco  maestros,  cuya 
aprobación  consta  por  el  sufragio  de  diez  y  seis  aes  materialmente 
certificadas;  y  el  de  doctor  en  7  de  marzo  de  641,  asistiendo  el 
ilustrísimo  y  reverendísimo  señor  Palafox  y  Mendoza,  obispo  de  la 
imperial  ciudad  de  Puebla,  entonces  visitador  de  las  provincias  de 
Nueva-España,  y  de  consiguiente  su  gobernador  y  capitán  general 
y  presidente  de  su  audiencia;  concurriendo  así  mismo  el  maestre- 
escuela, rector,  decano,  nueve  oidores  y  cuarenta  doctores,  licen- 
ciados y  maestros.  Antes  de  Parejo  aparece  por  los  años  de  618 
con  el  cargo  del  protomedicato  el  doctor  Diego  López  Ruiz. 

Provistas  en  propiedad  las  cátedras  en  España,  según  relación 
de  Juarros  lo  fué  para  la  de  medicina  el  doctor  don  Miguel  Fernan- 
dez, casado  con  una  hija  del  doctor  don  Alonso  Limón  Montero, 
catedrático  primero  de  anatomía  y  cirujía  y  después  de  vísperas 
en  la  Universidad  de  Alcalá:  vino  con  su  familia  recomendado  en 
cédula  de  24  de  abril  de  687;  y  disponiendo  pasar  á  México  por 
hallarse  con  poca  comodidad,  el  ayuntamiento  en  29  de  diciembre 
de  693  emprendió  el  estorbárselo,  obligándose  el  alcalde  ordinario 
mas  antiguo  capitán  don  José  de  Aguilar  y  Rebolledo  con  otros 
vecinos  á  darle  500  pesos  anuales,  y  otros  200  los  demás  capitu- 
lares con  escritura:  uno  y  otro  ademas  del  salario  de  200  pesos  que 
esta  ciudad  le  dá,  dice  el  acta,  de  los  propios,  y  el  de  catedrático 
y  visitas,  y  200  pesos  mas  que  se  le  situaron  en  encomiendas  en 


CRÓNICAS  DE  REGULARES. 


280 


auto  de  G  de  febrero  de  694,  dictado  por  el  presidente  Barrios  para 
tres  vidas:  lo  que  denota  capacidad  en  el  profesor,  su  esmero  y  a- 
ceptacion. 

No  es  de  omitir,  que  M.  H.  Ternaux  Corapans  en  el  artículo  de 
la  liistoria  de  Guatemala  escrita  por  don  Domingo  Juarros,  que  da 
en  la  Revista  francesa  en  Paris  tom.  3  núm.  2  año  de  1837,  ha- 
blando de  los  hombres  ilustres,  de  que  ofrece  el  catálogo  este  au- 
tor, añade:  se  ha  olvidado  de  hacer  mención  del  padre  Diego  Saenz 
Ovecure,  dominico,  que  ha  hecho  imprimir  en  Guatemala  en  1G67, 
un  poema  épico  intitulado  La  Thomasiada,  de  que  yo  poseo  un 
ejemplar.  Este  libro,  prosigue,  es  de  la  mas  grande  rareza,  y  ha 
quedado  desconocido  á  los  biógrafos,  que  no  colocan  la  introduc- 
ción de  la  imprenta  en  el  pais,  sino  al  fin  del  siglo  décimo  octavo. 

Tampoco  omitiremos,  que  Alcedo  en  el  de  los  de  México  in- 
cluye un  personage  del  siglo  siguiente,  que  no  pertenece  menos  al 
pais,  el  padre  Cristóval  de  Villafañe,  víctima  de  la  caridad,  dice, 
degollado  á  manos  de  unos  reos,  que  auxiliaba,  para  el  suplicio  en 
la  ciudad  de  Guatemala,  donde  era  prefecto  de  cárceles.  El  presi- 
dente Salazar,  escribiendo  al  ministerio,  y  mencionando  autos  se- 
guidos por  la  muerte  que  ejecutaron  cinco  negros  esclavos  de  S. 
M.  en  el  segundo  sobrestante  del  real  de  Omoa  don  Ensebio  Cabe- 
za de  Baca  el  14  de  setiembre  de  1764,  dice.  Mandé  conducir  á 
esta  capital  tres  de  dichos  reos,  y  puesta  la  causa  en  estado,  pro- 
nuncié mi  sentencia  arreglado  al  parecer  del  asesor  de  guerra,  po- 
niéndose inmediatamente  los  tres  reos  en  la  capilla,  luego  que  se 
les  notificó  dia  26  de  agosto  del  próximo  pasado  año;  y  luego  aña- 
de. De  lo  acaecido  con  el  padre  Cristóval  Villafañe,  de  la  Compa- 
ñía de  Jesús,  como  á  las  dos  de  la  tarde  del  dia  28;  muerte,  que  le 
dieron,  y  demás  practicado  con  este  motivo,  tengo  dada  cuenta  á 
•V.  E.  con  fecha  de  31  de  agosto  último.  La  de  esta  consulta  es  de 
enero  31  de  1767. 


-=ffi'S<?3=- 


ToM.  2. 


(38) 


cf¿ 


290 

CAPÍTULO  90. 

Otros  isaiprcj^ois. 

En  í72^  subsistía  solamente  la  imprenta  del  badiiller  Velasco^ 
en  la  cual  se  reimprimió  este  año  un  aleijato  con  52  fojas  en  folio  so-- 
bre  el  derecho  del  Colegio  Seminario  á  que  ios  regulares  que  obte- 
nían curato  contribuyesen  con  la  pensión  designada  por  el  Tridenti- 
iio:  acaso  fué  dispuesto  por  su  rector  el  bachiller  don  Francisco  Dá- 
vila  Valenzuela,  que  según  tradición  lo  fue  10  años.  Dejó  manus- 
crita una  instrucción  para  su  gobierno.  El  señor  obispo  Córdova 
lo  fundó,  y  le  dio  estatutos  en  24  de  agosto  de  1597.  Un  informe 
de  la  audiencia  de  13  de  mayo  de  1600,  dice:  este  colegio  se  fun- 
do en  cuatro  de  henero  del  año  mil  y  quinientos  y  noventa  y  ocho 
Y  en  él  ay  al  presente  ocho  colegiales  de  beca,  que  llaman  mayo- 
res, y  siete  que  llaman  menores,  porque  tienen  solo  el  manto  sin 
beca,  y  un  familiar;  y  por  la  pobreza  del  colegio  de  los  ocho  cole- 
giales mayores,  se  sustentan  dos  de  sus  propias  haciendas,  y  el  co- 
legio á  los  seis,  y  de  los  menores  se  sustentan  así  mismo  otros 
dos,  y  á  los  demás  el  colegio.  El  señor  obispo  Eivera  le  dio  nue- 
vos estatutos  en  3  de  julio  de  16GG. 

En  el  §  7  deLalegato  se  lee:  la  ciudad  deSérntiago  de  los  caballe- 
ros tuvo  en  su  fundación  mas  de  800  familias  descendientes  de  la 
nobleza  de  España,  y  cuando  este  número  en  una  tierra  tan  abun- 
dante y  copiosa  de  todos  frutos  prometía  el  mas  opulento  reyno  de 
la  América,  y  su  capital  una  de  las  mayores  del  orbe,  se  halla  ^y 
en  tan  corta  vecindad,  que  no  se  numeran  30  familias  ilustres:  con 
que  á  la  vista  de  que  según  cómputos  prudentes,  una  sola  es  bas- 
tante á  la  generación  de  mas  de  un  millón  en  200  años,  que  se  po- 
drá decir  de  Guatemala,  cuando  no  solo  no  corresponde  á  estos  au- 
mentos, sino  que  corre  á  tal  declinación  en  menos  de  200.  Sin  que 
se  pueda  dar  otra  razón  de  tan  lamentable  ruina,  se  puede  decir, 
que  el  haberse  extinguido  las  familias  de  los  Mendozas,  Arévalos, 
Rojas,  Cárdenas,  Salvatierras,  Monroyes,  Acuñas  y  otras,  ha  sido 
por  la  falta  de  doctrina,  y  educación  de  los  hijos.  Vasquez  lib.  4 
cap;  28  lamenta  la  de  Aguilares,  Mazariegos  y  Medinillas.  Fuentes 
lib.  2  cap.  ó  menciona  G9  familias  de  que  habia  quedado  un  corto 
número. 


0/>o 


OTROS    IMPRESOS.  201 

Notorio  es,  prosigue  el  alegíito,  cuantos  niñas  de  la  primera  ca- 
lidad están  atareadas  al  huso,  rueca,  telar,  ó  bastidor,  no  por  ho- 
nesta recreación,  sino  impelidas  de  la  necesidad,  en  que  si  á  la 
constancia  de  su  trabajo  deben  los  escasos  alimentos  de  unas  tor- 
tillas y  carne  de  vaca,  no  alcanzan  una  muy  moderada  basquina, 
ó  un  manto  para  salir  á  la  iglesia.  Véase  cuantas,  exediendo  la 
fortaleza  de  su  sexo,  se  entregan  á  los  amacijos,  hornos  y  pilas, 
sin  que  las  acobarde  lo  recio  del  trabajo.  En  los  niños  es  mas  las- 
timosa esta  miseria,  porque  no  pudiéndose  mantener  en  el  recogi- 
miento que  las  doncellas,  tienen  en  sus  casas  los  viles  ministerios, 
que  en  otro  tiempo  ejercian  sus  esclavos:  á  que  se  llega  que  superan- 
do precisamente  la  plebe,  descaecen  las  familias  ilustres,  se  abaten 
los  ánimos  de  los  niños  á  barajarse,  y  tripularse  entre  negros  y  mu- 
latos. Bien  lastimoso  ejemplo  son  algunas  familias,  á  que  no  ha  que- 
dado mas  que  el  nombre,  mezcladas  por  su  pobreza  en  la  plebe. 

De  que  se  sigue,  que  los  padres  de  familias  temerosos  de  seme- 
jantes estragos,  no  bien  llega  á  los  años  de  discreción  la  hija,  cuan- 
do tratan  de  que  se  entre  al  monasterio,  pero  no  consiguen  total- 
mente el  remedio  de  la  pobreza,  pues  dentro  los  claustros  se  lloran 
tales  miserias,  que  puede  decirse  ser  la  virtud  que  en  ellos  sobresale. 
Lo  mismo  se  ejecuta  con  los  hijos,  procui-ando  luego  darles  estado 
en  la  religión,  donde  piensan  vincular  conveniencias,  para  el  re^to 
déla  vida:  las  consecuencias  queden  á  quien  sepa  sentir  las  faltas 
de  vocación.  El  autor  lamenta  aqui  la  falta  de  matrimonios  y  po- 
l)reza  del  pais  al  modo  que  se  ha  deplorado  la  falta  de  salida  de  los 
frutos  de  la  tierra,  la  falta  de  navegación  propia,  y  la  inseguridad 
de  la  a  gen  a. 

En  172G  resulla  la  imprenta  sin  nombre  del  dueño,  hasta  el 
año  de  1729,  que  aparece  con  el  de  Sebastian  de  Arévalo,  y  con  él 
sigue  una  colección  de  gacetas  mésales,  que  comienza  en  nomviebre 
de  este  año  y  termina  en  marzo  de  31.  Los  sermones  que  ocurren 
impresos  desde  el  año  de  7  20  aquí  y  en  otras  ciudades  de  America 
hasta  el  año  de  O!,  van  por  el  estilo  anunciado  en  fines  del  siglo 
anterior:  como  también  dos  relaciones  de  exequias  rcides,  celebra- 
das en  el  fallecimiento  de  las  reynas  d(  ñíi  B.irbara  de  Portugal  cu 
7.')í),  y  doña  Amalia  de  Sajonia  en  GGl,con  sus  sonetos  coplas  y 
dos  oraciones  fúnebres,  en  lalin  muy  bien  ordenado,  pronunciadas, 
iMia  por  el  doctor  y  maestro  don  .luán  .lose  (lonzalez  Hatres,  y  la  o- 
tra  por  el  uoclor  prebendado  don  .luán  Antonio  Dighero. 


292  CAPÍTULO  LXXXX. 

En  la  relación  de  las  primeras  corre  una  lámina  en  pliego  de  la 
pira  que  sirvió  en  ellas,  grabada  por  José  Valladares:  es  de  un 
cuerpo  con  6  columnas,  4  en  los  lados,  y  2  en  el  centro:  estas  dos 
están  algún  tanto  levantadas  sobre  el  asiento  común:  su  alquitra- 
ba  cubre  el  túmulo,  y  sostiene  un  escudo  de  armas,  separada  de 
las  laterales  que  están  á  nivel,  las  cuales  llevan  por  un  estrerao  una 
maceta  con  su  perilla,  y  por  el  otro  cargan  la  cúpula,  que  igual- 
raente  descansa  con  algún  intervalo  sobre  la  alquitraba  y  colum- 
nas del  medio,  y  se  eleva  proporcionalmente,  dicela  relación,  alie- 
nar la  altura  de  la  nave  principal  del  templo:  la  pira  está  asenta- 
da sobre  un  entablamento,  que  sirve  de  basa  á  toda  ella,  circun- 
valado de  baranda  en  contorno,  á  que  se  sube  por  gradas  bella- 
mente resguardadas  de  pasamano,  y  su  remate  de  columnas  en  el 
pavimento. 

Este  diseño  no  está  tomado  del  orden  gótico  antiguo  ni  moder- 
no en  otro  tiempo,  empleado  entonces  en  altares  y  portadas  de 
muchos  cuerpos,  recargadados  de  adorno.  Poco  antes  se  habia  se- 
guido el  orden  toscano  en  la  fábrica  de  los  templos  de  la  Escuela 
de  Cristo,  Capuchinas,  y  parte  de  la  Merced;  y  ahora  el  ingenio  de 
Valladares  aspira  al  corinto,  y  aun  al  compuesto,  y  aunque  no  lo 
ha  conseguido,  empleando  en  las  columnas  pedestales  con  boceles 
sin  basa  ática,  flores  irregulares  en  los  capiteles,  volutas  sin  dimi- 
nución en  el  círculo,  y  cornisas  sin  oblicuidad:  sin  embargo,  su 
artificio  denota  un  esfuerzo  del  talento  de  este  profesor,  que  sobre- 
poniéndose á  los  conocimientos  de  su  tiempo,  hace  impulso  á  otros 
superiores,  y  venciendo  los  obstáculos  que  opone  tal  empresa,  rea- 
liza el  tránsito  á  una  nueva  época,  y  lleva  la  gloria  de  presentar 
los  primeros  rudimentos.  Grabó  también  imágenes  de  santos,  y 
aunque  su  buril  habia  adquirido  poca  finura,  sus  giros  son  acer- 
tados. Su  principal  ocupación  fué  la  pintura,  y  es  obra  que  honra 
su  pincel  el  apostolado  de  la  Merced.  Así  fué  como  un  solo  indi- 
viduo contribuyó  al  adelantamiento  de  tres  nobles  artes.  Dos  hijas 
suyas  se  aplicaron  á  la  pintura,  acreditando  en  ella  la  habilidad 
de  su  sexo. 

La  misma  aplicación  habia  tenido  un  siglo  antes  una  nieta  de 
Juan  de  Liendo,  padre  acaso  de  esta  fticultad  en  el  pais,  hija  de 
Pedro  de  Liendo,  pintor  también  y  arquitecto,  padre  de  otro  Pedro 
de  Liendo  su  hermano,  de  quienes  se  ha  hecho  mención,  y  refiere 
Ximenez  lib.  5  cap.  10,  que  dejó  la  pintura,  por  dedicarse  al  jue- 


OTROS    IMPRESOS.  295 

go  (le  las  armas,  entonces  boyante,  de  que  escribió  un  libro.  En  re- 
posición suya  floreció  el  capitán  don  Antonio  de  Montúfar  de  quien 
cuenta  Vasquez  p.  2  lib.  5  trat.  3  cap.  9,  tuvo  tal  afición  á  este 
arte,  que  hizo  viage  á  España,  por  comunicar  los  mas  sobresalien- 
tes maestros,  y  adquirir  noticias  de  la  facultad:  en  su  vuelta,  to- 
mó aquí  á  su  cargo  por  devoción,  y  pintó  de  su  mano  los  lienzos 
de  la  pasión  de  la  iglesia  del  Calvario,  en  que  se  ocupó  desde  el  año 
de  GÓ4  hasta  el  de  Gó6.  Si  otros  oficios  decaían,  porque  los  desde- 
ñaban los  españoles  europeos,  al  llegar  á  las  Indias  Antonio  Espi- 
noza  blasona  de  su  profesión,  al  obtener  vecindario  en  el  pais  en 
9  de  noviembre  de  658.  Alonso  Alvarez  hace  durable  su  nombre, 
pintando  la  vida  de  San  Pedro  Nolasco,  y  la  fama  conserva  el  de 
Merlo  por  el  acierto  de  sus  obras.  Balthazar  España  en  1714  agre- 
ga á  la  pericia  de  su  profesión  la  del  grabado,  trabajando  la  lámi- 
raa  que  da  fachada  á  la  Crónica  del  p.  Vasquez.  El  p.  don  Juan 
Sánchez,  que  acredita  su  habilidad  en  la  relojería,  no  quiere  privarse 
de  la  gloria  de  pintar  entre  otras  piezas  el  lienzo  de  la  pasión  del  Co- 
legio de  Cristo.  Así  conserva  su  perfección  este  arte,  y  se  preserva 
del  atraso  que  la  ofuscación  del  siglo  indujo  en  otros  conocimien- 
tos útiles. 

Semejante  honra  pertenece  todavía  con  mas  justicia  á  la  escul- 
tura, que  trasmitida  por  los  discípulos  de  Quirio  Cataño,  que  se 
han  mencionado  otra  vez,  es  acogida  y  cultivada  con  esmero,  pai'a 
decirlo  así  por  Pedro  de  Mendoza  á  quien  Ximenez  lib.  5  cap.  1 3 
llama  escultor  insigne,  y  refiere,  que  murió  á  6  de  enero  de  1G62. 
A  mediados  de  este  siglo  corresponde  la  estructura  de  la  estatua 
de  San  Dionisio,  que  Juarros  en  el  trat.  7  aun  inédito  cap.  3  ex- 
plica tenia  altar  el  año  de  669  á  la  espalda  del  coro,  hacia  la  puer- 
ta principal,  cuando  se  demolió  la  antigua  Catedral.  A  este  profe- 
sor sucedió  el  célebre  Zúñiga,  artífice  délas  estatuas  de  Jesús  -Na- 
zareno de  la  Merced  y  de  Candelaria.  El  propio  escritor  trat.  2  cap. 
6  refiere,  que  andando  el  tiempo,  y  creciendo  la  devoción,  fué 
consagrada  la  de  la  Merced,  el  dia  5  de  agosto  de  1717,  á  imitación 
de  la  de  nuestra  Señora  de  los  Reyes  de  Sevilla.  Euego  floreció  A- 
lonso  de  la  Paz  que  fabricó  la  de  Señor  San  José,  y  a  cabo  de  tiem- 
po fué  colocada  en  el  templo  de  este  nombre,  construido  por  el  a- 
ño  de  1740,  deque  hace  relación  el  propio  Juarros  cap.  9:  ocurren 
indicios  de  que  á  esta  profesión  juntó  la  de  pintura,  y  son  de 
su  mano  los  lienzos  del  Patrocinio  y  los  cinco  señores  colocados  en 


204  CiPÍTltO  LXXXX. 

la  misma  iglesia.  Mas  adelante  ocupó  su  lugar  Juan  de  Cliavcz^ 
autor  de  las  estatuas  de  San  Sebastian  y  San  Francisco  de  Paula, 
colocadas  con  posterioridad,  según  testimonio  del  mismo  escritor  tr, 
7  c.  3,  en  sus  respectivas  capillas  en  la  nueva  catedral,  de  las  cua- 
les amplió  después  la  segunda  el  señor  arzobispo  Figueredo.  Tam- 
bién conserva  la  fama  los  nombres  de  Rudecindo,  que  murió  de 
cien  años;  de  Gervasio  Cuellar,  que  cegó,  Martin  Cuellar  y  otros. 

El  padre  José  Ignacio  Yallejo  de  la  Compañía,  natural  de  Gua- 
dalajara,  de  quien  Juarros  babla  entre  los  bombres  ilustres  del  pais 
por  baber  venido  al  colegio  de  Guatemala  el  año  de  1752,  y  mo- 
rado en  esta  ciudad  basta  el  de  G 7  en  que  fué  expulso,  escribió  en 
Italia  una  vida  de  Seuor  San  Josepb,  que  imprimió  en  Cesena  en 
17  74,  y  hablando  de  su  culto  en  la  ciudad  de  Guatemala,  en  la  p. 
3  cap.  5,  dice.  Las  estatuas  del  Santísimo  Patriarca  que  allí  se 
baeian,  y  se  yeneraban  eran  por  su  multitud  innumerables,  y  todas 
según  las  medidas  del  arte,  que  perfectamente  poseían  en  estos  úl- 
timos tiempos  los  célebres  maestros  Blas  Bodega  y  Matias  España, 
La  encarnación  se  la  daban  á  estas  estatuas,  que  por  lo  común 
eran  de  finísimo  cedro,  los  diestros  oficiales  Garlos  Bolaños,  JosepU 
Guzman,  y  Gaicano  Guzman,  con  tal  acierto,  que  estas  obras  de 
sus  manos  eran  tan  pretendidas  de  toda  aquella  América,  que  ape- 
nas podian  los  artífices  satisfacer  á  los  deseos  délos  pretendientes. 
Otras  estatuas  se  baeian  déla  piedra  de  Guamanga,  que  era  una 
bellísima  especie  de  mármol,  que  llevaban  á  Guatemala  los  peru- 
leros comerciantes. 

La  música  tuvo  distinta  suerte,  y  parece  siguió  la  condición  de 
los  otros  conocimientos  útiles,  porque  si  en  los  principios  se  halla 
memo,  ia  de  sus  profesores,  mas  adelante  no  aparece  rastro  alguno. 
Toca  la  gloria  de  llevar  la  primacía  en  el  puesto  de  organista  de  la 
Santa  Iglesia  Catedral  á  Antonio  Pérez,  mencionado  en  cabildo  de 
1"  de  diciembre  de  1548.  Entró  en  su  lugar  el  año  de  GO  Gaspar 
Martínez.  Así  consta  en  acta  de  20  de  Marzo  de  1571,  en  que  pre- 
sento un  memorial,  diciendo:  soy  organista,  que  bago  los  órganos, 
y  los  sé  tañer,  y  siempre  los  tengo  concertados  y  templados,  y  ade- 
rezados; y  este  órgano  que  la  dicha  Iglesia  tiene,  yo  lo  hice,  y  no 
se  me  pagó  por  él  lo  que  merecía  conforme  al  gasto  y  tí"abí\jo  que 
en  ello  puse  y  gasté.  Llevaba  once  años  de  servicio,  pedia  renta 
\italicia,  y  se  le  concedió  por  diez,  ciento  noventa  pesos,  que  te* 
nia:  faé  casado  y  tuvo  hijos. 


OTROS    IMPRESOS.  295 

Mas  adelante  se  hizo  uso  de  la  viola,  llamada  en  el  Diccionario 
ñe  la  lengua  castellana,  instrumento  de  seis  cuerdas,  que  sin  duda 
dá  el  nombre  á  dos  profesores,  que  en  el  encabezamiento  de  alca- 
balas del  año  de  ICO 4  son  designados  con  la  denominación  de  vio- 
leros, y  lo  fueron  Juan  de  los  Reyes  y  Francisco  de  Santa  Cruz. 
Del  rabel,  á  que  el  Diccionario  designa  tres  cuerdas,  y  de  violón 
á  que  dá  cuatro,  se  hace  mención  en  las  fiestas  de  la  canonización 
de  San  Pedro  Paseasio,  el  año  de  1G7  3,  de  que  la  relación  en  pro- 
sa, algún  tanto  rimada,  escrita  por  iSúñez,  al  cap.  3  dice.  Passe 
por  fábula,  la  música  que  forman  las  Sirenas  en  los  palacios  de  ne- 
vada espuma:  sea  ficción  norabuena  la  cítara  de  Apolo,  que  des- 
pertaba los  castalios  coros  de  las  Piusas:  sea  idea  inventada  ei 
acento  dulcísimo  de  Atlante,  que  enseñaba  dulzuras  á  la  Yida:  que 
no  es  ficción,  ni  fábula  decir  yo,  que  las  acordes  y  sonoras  músi- 
cas, que  estaban  en  la  Iglesia  suspendían  los  sentidos  de  los  hom- 
bres, por  suaves,  por  acordes,  y  sonoras,  ni  fábula  tampoco,  que 
dispertaban  á  las  nue\  e  deidades  del  Olimpo;  pues  no  hubo  hom- 
bre alguno,  que  se  hiciese  lenguas  en  alabar  lo  diestro,  lo  claro,  y 
dulcísono  de  las  harpas,  vigüelas,  violones,  y  rabeles,  que  sona- 
ban. He  aquí  el  conjunto  de  instrumentos  que  formó  la  música  eu 
este  siglo.  Alabando  el  mismo  escritor  en  el  cap.  9,  la  letra  del  vi- 
llancico, expresa  que  se  cantó  con  el  harpa. 

Se  mencionan  músicas  en  las  fiestas  reales  en  todo  el  siglo  1 7 
y  parte  del  18,  conducidas  en  carro  con  pompa,  y  debió  haberlas 
en  los  portales  altos  del  cabildo  y  en  las  comedias;  mas  á  tiempo 
que  se  designan  quinientos  y  mil  pesos  para  comidas  y  banquetes, 
ochocientos  y  mil  para  fuegos  artificiales,  y  á  este  tenor  cantida- 
des semejantes  para  otras  invenciones  de  regocijo,  no  se  hallan  una 
vez  señalados  ciento  para  música:  muestra  de  que  su  gasto  era 
tan  tenue,  que  no  hacia  bulto,  y  de  que  agregado  á  los  otros,  no 
era  bien  remunerado  su  desempeño,  ni  estimulado  el  ejercicio  de  la 
profesión.  Así  es  que  el  único  mejoramiento  que  se  nota  en  la  ca- 
pilla de  música  de  la  ('atedral,  corriendo  el  siglo  1 8,  es  la  agrega- 
ción de  un  instrumento  regional,  la  maiimba,  desde  luego  algún 
tanto  perfeccionada.  Mucho  se  debería  al  talento  raro  de  Padilla, 
<iue  üoreció  por  este  tiempo:  vivía  con  un  ))rofesor,  acaso  el  maes- 
tro de  capilla,  Ramón  Zaens,  y  llegando  á  poseer  las  matemáticas 
y  la  ciencia  del  sonido,  embelesado  en  la  música,  inventa  instru- 
mentos, descubre  artes  de  composición,  y  dá  á  la  facultad  impulso 


296  CAP.  LXXXX. — OTROS  IMPRESOS, 

y  estimación. 

Mas  era  llegada  la  época  de  su  adelantamiento.  Jnarros  refiere 
del  señor  Pardo,  que  fué  natural  de  Lima,  de  esclarecido  linage,  y 
religioso  del  orden  de  los  mínimos,  que  habiendo  seguido  lucida 
carrera  en  las  letras,  hizo  viage  á  España  con  amplísimos  poderes 
de  su  convento  para  las  cortes  de  Madrid  y  Roma;  y  en  fin,  que  nom- 
brado secretario  del  general,  á  quien  desempeñó  felizmente,  fué 
presentado  por  el  rey  para  la  mitra  de  Guatemala  el  año  de  1735, 
en  que  aun  era  este  obispado  sufragáneo  de  México.  Una  tradición 
local  ha  conservado  memoria  de  que  el  nuevo  obispo  que  era  afec- 
to á  la  música,  tocando  en  Sonsonate  de  tránsito  por  la  mar  del  sur 
para  aquella  metrópoli,  habia  sabido  el  atraso  que  en  esta  parte  su- 
fría la  ciudad  episcopal  que  después  le  perteneció,  y  dispuso  en  su 
venida,  traer  y  trajo  en  efecto  un  profesor  de  la  facultad,  de  apelli- 
do Palomino,  cuyo  instrumento  principal  en  la  ejecución  fué  vio- 
Ion,  y  vivia  en  el  palacio.  Esto  y  mucho  mas  es  de  creer  de  un  pre- 
lado, de  quien  el  mismo  Juarros  escribe.  Apenas  llegó  á  su  Igle- 
sia, cuando  comenzó  á  hermosearla  con  magnificencia:  adornóla 
con  famosas  pinturas,  elegantes  estatuas  y  suntuosos  altares.  So- 
bre todo,  emprendió  y  consiguió  la  exaltación  de  esta  Iglesia  en 
metropolitana,  llegando  á  ser  su  último  obispo  y  primer  arzobis-* 
po:  construyó  un  magnífico  templo  en  Esquipulas,  cuya  sola  ar- 
quitectura mereciera  aqui  un  elogio  distinguido;  y  en  fin,  fabricó 
un  palacio  de  campo  en  Dueñas. 

El  licenciado  don  Antonio  de  Paz  y  Salgado,  abogado  de  esta 
real  audiencia,  escribió  una  relación,  así  del  estado  de  esta  iglesia, 
siendo  sufragánea,  como  de  las  diligencias  practicadas  para  su  exal- 
tación en  metropolitana;  de  la  venida  é  imposición  del  palio:  de  las 
solemnidades  que  hubo  en  ello  y  fiestas  que  se  hicieron:  la  cual  im- 
primió en  México  en  1747;  y  hablando  de  la  llegada  y  recibimien- 
to de  la  insignia  en  la  Iglesia  Catedral,  refiere  haberse  cantado  un 
solemne  TeDeum,  que  entonó,  dice,  la  armoniosa  capilla  del  choro, 
gobernada  por  su  famoso  maestro  Kiros,  en  cuya  diestra  pericia,  y 
suaves  modulaciones  parece  se  ha  pasado  todo  el  aire,  y  estilos  déla 
Italia.  Era  natural  del  pais,  su  nombre  Manuel,  acaso  hijo  del  capitán 
don  Antonio  Ernandes  de  Quiros,  y  sin  duda  para  el  estreno  del 
templo  le  llevó  consigo  el  señor  Pardo  á  Esquipulas.  Fué  sobrino 
y  discípulo  suyo,  y  sucesor  en  la  capilla  el  maestro  Rafael  Caste- 
ilanos,  y  contemporáneos  de  este  último,  Mateo  y  Manuel  Pellecer: 


CAP.   XCI. CONTRABANDO.  297 

discípulos  del  primero  los  maestros  Miguel  Pontaza,  Pedro  Ariston- 
do,  Francisco  Aragón,  de  quien  fué  hijo  y  discípulo  José  Antonio 
Aragón;  y  del  segundo,  José  Tomas  Guzman,  Narciso  Trujillo,  y 
Vicente  Zaens,  de  quien  lo  fué  Benedicto  Zaens:  todos  sujetos  que 
adquiriendo  comodidades  en  su  oficio,  hicieron  casa  en  lugares 
principales,  y  dejaron  familias  de  lucimiento.  El  propio  Salgado 
es  autor  de  otra  obra  impresa  en  Guatemala  con  80  páginas  en 
cuarto,  en 'que  se  dan  muy  cuerdas  advertencias  á  los  litigantes 
,en  la  primera  parte,  y  en  la  segunda  á  los  oficiales  del  foro,  con  una 
instrucción  de  los  formularios  de  escritos,  autos  y  diligencias  de 
varios  juicios,  y  en  el  criminal  se  menciona  menudamente  la  prác- 
tica del  tormento. 

— 0(í)g-@£CDD^ 

CAPÍTULO  01. 

Coiitraliaiiilo. 

Habiéndose  escaseado  al  fin  del  siglo  17  las  embarcaciones  de 
la  flota,  que  venia  anualmente  al  comercio  de  las  Indias,  y  dis- 
minuídose  también  las  toneladas  del  cargamento  que  traían,  para 
surtirlas  desde  27.300  hasta  12000  y  aun  6000,  según  va  expuesto; 
y  por  otra  parte,  comenzando,  después  de  la  guerra  de  sucesión,  á 
florecer  las  artes  en  España,  fué  consiguiente  que  las  diez  y  nueve 
partes  de  efectos  y  frutos  extrangeros,  que  venían  en  ellas,  menos- 
cabasen, y  que  esto  fuese  tanto  mas  reparable,  á  los  estrangeros 
interesados  en  ellas,  cuanto  la  demanda  de  las  colonias  iba  en  au- 
mento. De  aquí  fué  que  los  ingleses,  dice  Robcrtson  lib.  8  § 
51,  acostumbrados  á  tener  parte  en  su  comercio,  solicitaron,  y  les 
concedió  Felipe  Y  por  asiento  el  permiso  de  que  enviasen  un  navio 
suyo  con  500  toneladas,  en  unión  de  los  de  la  flota  que  venia  á  la 
feria  de  Portobelo. 

En  consecuencia,  continúa  Robertson,  comisionados  ingleses  se 
establecieron  en  las  ciudades  de  Cartagena,  l*anamá,  Veracruz, 
Buenos-Ayres  (asi  el  autor),  y  otros  lugares  de  comercio.  El  velo, 
con  que  España  habia  cubierto  hasta  entonces  el  estado  y  los  nego- 
cios de  las  colonias,  fué  alzado.  Los  agentes  de  una  nación  rival, 
admitidos  en  los  principales  lugares  de  comercio,  no  fidtaron  en 
medios  de  instruirse  de  la  posición  interior  de  sus  provincias,  de 
ToM.  2.  (39) 


298  CAPÍTULO  xa. 

sus  necesidades  constantes  ó  accidentales,  y  de  conocer  la  especie  de 
mercaderías,  cuya  importación  era  mas  ventajosa.  Bien  pronto,  por 
estas  informaciones,  auténticas  y  prontas,  los  negociantes  de  Ja- 
mayca  y  las  otras  colonias  inglesas,  puestos  en  ligación  de  comercio 
con  el  continente  español,  estuvieron  en  aptitud  de  surtir  y  pro- 
porcionar exactamente  sus  cargamentos  á  las  necesidades  del  mer- 
cado, de  manera  que  el  comercio  de  contrabando  llegó  á  ser  mas 
fácil  y  mas  estenso. 

No  era  ya  el  navio  del  asiento  lo  mas  pernicioso  al  comercio 
de  España.  Los  agentes  de  la  compañía  inglesa  de  la  mar  del  sur, 
al  abrigo  de  la  importación  que  estaba  autorizada  para  hacer  por 
el  navio  que  enviaba  todos  los  años  á  Portobelo,  esparcían  sus  mer- 
caderías en  el  continente  español  sin  límites  y  sin  obstáculos.  En 
lugar  de  un  navio  de  500  toneladas,  como  era  estipulado  por  un 
tratado,  ellos  empleaban  uno  de  mas  de  900,  y  éste  era  acompa- 
ñado de  dos  ó  tres  embarcaciones,  que  amarradas  en  alguna  cale- 
ta vecina,  ofrecían  clandestinamente  nuevas  mercaderías,  para  re- 
emplazar las  que  habían  sido  vendidas.  Los  inspectores  de  la  feria,. 
y  los  oficiales  de  la  aduana,  ganados  por  presentes  Considerables, 
facilitaban  el  fraude.  Después  de  fundar  el  autor  estas  noticias  en 
informe  del  presidente  de  la  audiencia  de  Quito,  dado  antes  de  la 
declaratoria  de  guerra  de  1739,  las  estima  exageradas  y  disculpa  á 
la  compañía,  atribuyendo  estas  operaciones  á  sus  dependientes,  y 
confesando,  que  el  comercio  de  contrabando  de  la  Jamayca  y  las 
otras  colonias  inglesas  había  llegado  á  ser  muy  considerable. 

Aunque  en  ningún  puerto  del  reyno  de  Guatemala  se  puso  enton- 
ces comisionado,  sin  embargo,  fué  frecuentado  lo  bastante  el  con- 
trabando en  sus  provincias.  En  acuerdos  de  22  y  29  de  marzo  de  708 
se  manda  hacer  averiguación  de  él  en  la  de  Honduras,  y  por  omi- 
sión en  su  celo  es  suspenso  el  teniente  de  Yoro.  El  rey,  en  cédula  de 
1 5  de  marzo  de  7 1  o  intima  esta  vigilancia  á  la  audiencia;  y  en  acuer- 
do de  1«  dejuniode711  se  hace  mención  de  autos  de  pesquizas  he- 
chas sobre  averiguar  los  comercios,  tratos  y  contratos  que  ha  habido 
de  años  á  esa  part  econ  extrangeros  enemigos  de  la  corona  de  la  mis- 
ma provincia.  En  19  de  diciembre  de  712,  se  defiere  al  señor  Pé- 
rez Carpintero,  obispo  de  aquella  diócesi,  seguir  averiguación  con- 
tra dos  curas,  uno  de  ellos  de  la  ciudad  de  San  Pedro,  por  el  co- 
mercio y  trato,  que  con  ingleses  se  percibe  han  tenido.  En  los  acuer- 
dos de  26  de  noviembre  de  714  hasta  24  de  setiembre  de  716,  oeur- 


CONTRABANDO. 


299 


ren  denuncias  contra  los  vecinos  y  naturales  déla  provincia  de  Co- 
inayagua  en  general,  y  contra  particulares  sobre  comercio  con  ex- 
trangeros  enemigos  de  la  corona:  el  gobernador  dá  cuenta  de  la 
aprehensión  de  unas  cartas,  en  número  de  cinco,  escriptas  por  el 
cabo  de  una  embarcación  de  ingleses,  á  tiempo  que  es  acusado  de 
público  comercio  con  ellos:  renuncia  el  puesto;  pero  sin  entender 
en  la  renuncia,  se  manda  hacer  averiguación,  cometida  al  oidor 
Rodezno,  que  se  constituye  en  la  capital  de  la  provincia,  y  toma  el 
gobierno:  el  gobernador  se  viene  á  Guatemala,  es  preso  en  esta 
ciudad  en  las  casas  de  cabildo,  y  fuga  de  ellas,  sin  saberse  mas. 

En  Costa-Rica,  según  acuerdo  de  10  de  noviembre  de  718,  el 
gobernador  forma  proceso  á  su  antecesor  por  trato  y  contrato  con 
enemigos,  que  continúa  su  sucesor.  En  sentencia  de  vista  de  7  de 
julio  de  722  resultan  ya  21  cuadernos,  y  en  ella  absuel tos  dos  ve- 
cinos de  Cartago  acusados  de  trato  y  comercio  por  Matina  con  zam- 
bos, mosquitos,  y  enemigos  de  la  corona.  Mas  adelante  aparecen 
ya  factores  ingleses,  que  no  son  muy  desechados:  porque  apelando 
de  un  comiso  declarado  por  el  superior  gobierno  á  la  audiencia, 
en  ella  se  deniega  lugar  al  recurso  en  2  de  setiembre  de  7  33,  con- 
firmando lo  hecho,  dice  el  acuerdo,  en  todo  lo  que  no  se  compren- 
diese en  comercio,  y  pueda  entenderse  contenido  en  la  capitula- 
ción de  su  asiento. 

Echevers,  en  su  ensayo  mercantil  publicado  en  esta  ciudad  el 
año  de  741  al  n.  49,  hablando  de  la  provincia  de  Honduras,  la- 
menta el  comercio  ilícito  que  hacen  los  ingleses,  sin  que  los  pobres 
habitadores  lo  puedan  impedir,  porque  se  les  entran,  dice,  hasta 
sus  casas  á  sacar  los  frutos:  deplora  igualmente  el  extravío  de  las 
platas,  que  se  luicen  de  los  minerales,  por  la  comodidad  de  la  cer- 
canía, y  estar  de  continuo  los  ingleses  protejiendo  á  los  zambos  de 
el  mosquito;  y  así  mismo  en  el  establecimiento  que  tienen  hecho  en 
el  rio  de  Balis,  después  que  fueron  expelidos  de  la  laguna  de  Tér- 
minos, el  comercio  grande  que  tienen  de  palo  de  tinte,  que  llaman 
de  campeche.  Alcedo,  tratando  esta  materia,  escribe.  La  estraccion 
de  palo  de  campeche  que  hacen  los  ingleses,  se  reputa  en  veinte  mil 
toneladas  al  ano,  y  el  producto  de  lo  que  los  holandeses  sacan  de 
los  géneros  que  llevan,  en  mas  de  300  mil  pesos. 

El  propio  Echevers,  en  el  ensayo  publicado  el  año  de  742,  al 
n.  /il,  dice.  La  pimienta  de  Chiapa  tiene  en  el  Perú  gran  consumo, 
y  por  la  experiencia  que  tienen  de  ser  saludable  la  prefieren  á  la 


500  CAPÍTULO  XCI. 

de  la  India  oriental:  cójese  con  grande  abundancia  en  toda  la  costa 
del  norte  de  este  reyno,  de  donde  la  sacan  en  crecida  cantidad  los 
ingleses  y  la  llaman  pimienta  de  Jamayca,  los  holandeses  amomi;  y 
solo  los  españoles,  criándose  en  sus  dominios,  no  la  usan  ni  la  co- 
nocen, tanto  que  don  Gerónimo  Uztariz  en  el  libro  cxue  escribió  de 
comercio,  dá  una  escasa  y  limitada  noticia. 

Volviendo  ahora  á  Comayagua,  en  acuerdo  de  8  de  noviembre 
de  1745,  resulta  otro  gobernador  de  la  provincia  refugiado  en  sa- 
grado, y  se  trata  de  exterminar  el  comercio  ilícico  con  enemigos, 
de  la  corona. 

En  lo  que  va  referido  desde  luego  es  de  notar  que  no  aparecen 
incursas  en  contrabando  las  provincias  de  INicaragua  y  Guatemala, 
lo  cual  puede  dimanar  de  las  distintas  circunstancias  de  cada  una 
de  ellas:  porque  Guatemala,  mal  ó  bien,  era  abastecida  de  los  na- 
vios de  registro  que  venían  de  España;  pues  aunque  venian  á 
Honduras,  su  carga  en  el  todo  ó  la  mayor  parte  era  de  vecinos  de 
Guatemala,  y  cuando  no  fuese,  según  el  establecimiento  de  la  adua- 
na y  superintendencia  de  ella,  de  que  se  habla  en  cédula  de  13  de 
marzo  de  690,  toda  la  de  bodegas  era  dirigida  con  guias  á  esta 
ciudad,  y  de  ésta  con  las  mismas  distribuida  á  las  provincias:  lo 
propio  debe  decirse  del  retorno  de  viage  de  la  Veracruz  por  dispo- 
siciones anteriores  concernientes  á  evitar  el  contrabando  de  la  ro- 
pa de  China,  de  que  se  ha  hecho  mérito:  con  que  la  capital  de 
esta  provincia,  que  lo  era  del  reyno,  venia  á  ser  el  centro  del  co- 
mercio, y  el  almacén  de  las  mercaderías  de  Europa  y  la  China,  de 
que  se  habían  de  surtir  las  demás  provincias. 

San  Salvador  llamaba  á  su  seno  las  mercaderías  de  Guatemala 
en  sus  ferias  de  tinta,  bálsamo  y  bainillas,  así  llamadas  clásicamen- 
te en  acuerdo  de  31  de  diciembre  de  1742,  y  participaba  del  sur- 
timiento de  Sonsonate,  donde  había  caja  y  oficiales  reales.  Nicara- 
gua, después  que  Granada  cesó  de  ser  una  plaza  de  comercio  me- 
diado el  siglo  anterior,  era  surtida  por  el  Realejo  de  los  mismos 
navios  del  Perú,  y  sus  tintas  entraban  en  la  feria  de  San  Miguel. 
A  Comayagua  en  este  tiempo  solo  quedaba  el  cambio  de  susreses, 
que  traía  á  las  cercanías  de  Guatemala.  El  comercio  que  Costa- 
Rica  hacia  entonces  con  Panamá  por  la  Caldera  no  merecía  el  nom- 
bre. Nicoya,  lo  mismo  que  los  olanchanos,  traía  sus  ganados  á  la 
feria  de  la  Lagunílla.  ¿Qué  mucho  es,  pues,  que  aquellas  dos  pro- 
vincias, provocadas  por  la  costa  del  norte,  y  puestas  en  tales  cir- 


co^TRABÁ^'Do.  501 

cunstancias,  admitiesen  el  contrabando?  Bien  podian  las  cédulas 
de  556,  557,  603,  606,  y  610,  redactadas  en  la  ley  8  tit.  13  lib.  3 
de  la  Recopilación  publicada  el  año  de  680,  imponer  la  pena  de 
muerte.  Los  hondurenses  y  costaricenses  se  bailaban  en  el  caso,  que 
Robertson  ba  dicbo,  se  bailaron  los  españoles,  de  una  ley  de  ne- 
cesidad, mas  imperiosa  que  las  leyes  bumanas.  Es  por  esto,  que 
no  ocurre  ejemplo  de  baberse  aplicado:  primero,  porque  éstas  obra- 
ron su  efecto;  después,  porque  perdieron  su  fuerza. 

Murillo  en  la  Geografía  lib.  9  cap.  10,  transcribiendo  la  Gace- 
ta de  Madrid  de  10  de  febrero  de  723,  dice:  los  galeones  vinieron 
muy  interesados,  pues  solo  en  especie  de  oro  y  plata  en  moneda  y 
en  pasta  traen  12.319.549  pesos:  los  dos  millones  92,266  ps.para 
S.  M.  y  los  diez  millones  para  particulares;  y  ademas  954  tercios  de 
grana  fina;  45  de  silvestre:  708  de  tinta  añil:  2859  de  cacao  guaya- 
quil:  498  de  jalapa:  30  de  zarza:  3  de  contrayerba:  3.33.4  de  taba- 
co en  rama:  1.100  de  cascarilla:  37  cajones  de  bainillas:  14  de 
chocolate:  2  de  polvos  de  guajaca:  156  de  regalos:  5  de  carey: 
25  de  copal:  17  de  bálsamo:  938  de  azúcar:  4.937  de  tabaco  en 
polvo:  14  sacos  de  lana  de  vicuña:  2.782  quintales  de  palo  bra- 
sil: 354  palos  de  guayacan:  17.611  cueros  curtidos  y  al  pelo:  2 
sacos  de  algodón:  un  cajón  de  liquidambar;  y  1.082  planchas  de 
cobre.  Transcribiendo  la  de  25  de  agosto  de  739,  y  la  carga  de 
los  galeones,  dice:  iban  5,141.133  pesos  en  oro  y  plata:  22.128  ai'- 
robas  de  grana  fina:  683  de  silvestre:  4.272  de  añil:  2.800  de 
purga:  554  de  achiote:  17.681  de  tabaco  en  polvo:  24.682  en  ra- 
ma: 361  fanegas  de  cebadilla:  433  quintales  de  palo  de  tinta: 
279.700  bainillas;  y  3.827  curtidos.  Se  deja  ver  la  rebaja  de  uno 
á  otro  cargamento;  y  no  se  expresa  la  pertenencia  de  su  propie- 
dad. 

Para  ocurrir  al  contrabando  que  hacían  los  holandeses  apode- 
rados de  las  cosechas  del  cacao  y  del  azúcar  del  distrito  de  Cara- 
cas con  la  proximidad  de  la  isla  de  Curazao,  se  estableció  una  com- 
pañia  de  vizcaynos,  á  que  concedió  Felipe  V  en  1728  el  derecho 
de  hacer  este  comercio  en  derechura  con  la  península,  y  traer  mer- 
caderías de  Europa  en  retorno,  con  la  calidad  de  equipar  á  sus  ex- 
pensas un  suficiente  número  de  embarcaciones  para  purgar  la  cos- 
ta de  contrabandistas.  La  compañía,  dice  Robertson,  condujo  con 
tal  vigor  su  comercio,  que  la  España  recobró  este  ramo  importante 
del  tráfico  de  sus  colonias,  proveyendo  abundantemente  á  las  ne- 


502  CAPÍTULO  XCI. 

cesiclades  de  su  consumo,  y  fueron  también  surtidas  por  ella  de 
este  fruto,  según  se  ha  observado,  los  puertos  de  Veracruz,  y  la 
Habana.  Esta  última  estableció  igualmente  por  este  tiempo  su  com- 
pañía de  comercio,  llamada,  según  el  manuscrito  de  Aguirre  y 
Arostegui. 

No  faltó  la  España  en  hacer  otros  esfuerzos  para  reprimir  el 
contrabando.  Dispuso  apostar  en  las  costas  de  las  provincias  mas 
frecuentemente  visitadas  de  los  contrabandistas,  navios  armados 
con  el  nombre  de  guarda-costas,  de  que  se  ha  hablado  con  respec- 
to á  Guatemala.  Como  el  interés  particular,  nota  aquí  Robertson, 
y  el  deber  contribuían  á  hacer  á  los  oficiales  de  estos  navios  activos 
y  vigilantes,  los  progresos  del  comercio  de  contrabando  disminuye- 
ron. Ciertamente  era  imposible  establecer  un  número  de  cruceros 
suficiente  para  guardar  una  estension  de  costa  tan  dilatada  y  acce- 
sible. No  obstante,  la  Inglaterra  sintió  la  pérdida  de  una  comunica- 
ción ya  como  establecida,  y  tan  fácil:  se  excitaron  reclamaciones  y 
quejas;  y  se  hicieron  mas  interesantes  con  actos  de  violencia  de  par- 
te de  los  capitanes  délos  navios  guarda-costas,  empeñando  á  la  In- 
glaterra en  reclamaciones  y  quejas.  El  rey,  dice  Murillo,  se  avino 
á  pagar  95  mil  libras  esterlinas  por  los  daños;  mas  no  en  que  los 
capitanes  guarda-costas  dejasen  de  registrar  en  la  mar  las  embar- 
caciones inglesas,  y  declaró  esta  nación  á  España  la  guerra  el  año 
de  739. 

Los  ingleses,  escribe  Alcedo,  á  las  órdenes  del  almirante  Wer- 
non  y  del  general  Wembort  sitiaron  á  Cartagena  en  1740,  arrui- 
nando sus  castillos,  y  bombardeando  la  ciudad,  sin  poderla  tomar, 
porque  la  defendieron  gloriosamente  el  virey  don  Sebastian  de  Es- 
laba  y  don  Blas  de  Lezo,  tenientes  generales  de  mar  y  tierra,  que 
les  hicieron  abandonar  la  empresa  precipitadamente  con  mucha  pér- 
dida. El  vice-al mirante  Anson,  que  según  va  expuesto  entró  por 
este  tiempo  á  la  mar  del  sur,  corrió,  dice  Robertson,  la  costa  de 
Nueva-España,  y  tomó  en  la  de  Acapulco  un  navio  de  la  carrera 
de  Filipinas,  con  1,313.843  pesos,  sin  contar  la  plata  no  amoneda- 
da, importante  36.611  pesos  mas.  Por  medio  de  esta  guerra,  aña- 
de, España  se  desembarazó  del  asiento,  y  quedó  libre  para  arreglar 
el  comercio  de  sus  colonias. 

Guatemala  y  Nicaragua,  que  han  parecido  exentas  del  contra- 
bando ingles,  hay  indicios  de  que  no  lo  estuvieron  del  de  ropa  de 
China.  UlloayJorge  Juan  en  el  cap.  final  déla  p.  1,  después  de 


CONTRABANDO.  505 

tratar  del  que  hacían  los  santafenos,  popayanes  y  quítanos,  to- 
mando la  mitad  de  su  carga  en  los  puertos  de  feria,  y  la  otra 
mitad  ó  mas,  de  los  ingleses  en  la  costa  de  Tierra  firme;  después 
de  explicar  el  que  practicaban  los  españoles  de  la  península  en 
Cartagena,  demorándose  en  el  puerto  y  reemplazando  la  carga  de 
un  barco,  habla  del  que  ejercían  los  otros  americanos  en  lo  largo 
de  la  costa  del  Perú,  Panamá  y  Nueva-España,  bajo  cuyo  nombre 
son  comprendidas  á  veces  las  provincias  de  Guatemala  y  sus  puer- 
tos, cuyos  son  los  productos  que  mencionan,  porque  dicen:  como 
hay  arbitrio  en  aquellos  presidentes  de  conceder  licencia  á  algu- 
nas embarcaciones  para  que  pasen  á  la  costa  de  jSueva-España, 
van  éstas  con  registros  corrientes,  y  á  su  vuelta  infestan  con  ropa 
de  China  todas  las  costas  del  Perú;  porque  aunque  no  les  es  líci- 
to llevarlas,  no  por  eso  dejan  de  hacerlo,  y  tomando  alguna  carga 
de  añil,  brea,  alquitrán  ó  hierro,  que  son  los  efectos  que  se  pue- 
den traer  de  Nueva-España  al  Perú  lícitamente,  á  la  sombra  de 
ellos  entran  todos  los  demás. 

Si  la  imputación  que  se  hace  aquí  á  Guatemala  y  Nicaragua, 
fuese  referente  á  la  primera  mitad  del  siglo  17,  hallaría  apoyo  en 
los  acuerdos,  apercibimientos  y  providencias  del  gobierno  general 
del  reyno,  dictadas  para  remediar  la  contravención  en  la  tierra 
adentro  y  en  los  puertos  hasta  el  desaguadero;  pero  aludiendo  á  la  se- 
gunda mitad  de  ese  siglo  y  la  primera  del  18,  ella  no  encuentra  men- 
ción ni  rastro  en  ninguna  acta  ni  acuerdo,  que  la  corrobore,  ni 
ejemplo  alguno  de  apercibimiento,  debiendo  hacerse,  si  lo  hubiera 
habido:  por  ejemplo,  cuando  fué  denunciada  la  fragata  San  Lo- 
renzo el  año  de  1G69  que  hacia  viage  al  Perú  cargada  de  brea  por 
cuenta  del  corregidor  de  Sébaco;  y  en  671,  cuando  se  prohibió  de 
nuevo  la  navegación  de  este  reyno  para  el  del  Perú,  no  por  cul- 
pable de  abusos,  sino  por  expuesta  á  inconvenientes. 

Esto  es  por  lo  que  toca  á  la  última  mitad  del  siglo  17,  que  en 
lo  respectivo  á  la  primera  del  siguiente,  lejos  de  ocurrir  anuncio  de 
contrabando,  resultan  datos  en  muy  diverso  sentido.  En  acuerdo 
de  18  de  mayo  de  71 1,  (\  petición  de  un  vecino  de  Lima  se  confir- 
ma la  multa  de  150  pesos  impuesta  á  otro  de  Esparza,  por  haber 
faltado  á  la  legalidad  en  la  visita  que  hizo  de  la  fragata  Nuestra  Se- 
ñora del  Carmen:  lo  cual  mas  bien  prueba  rigor  y  daijos,  que  otro 
genero  de  prevaricación.  En  sentencia  de  27  de  mayo  de  721  se 
confirma  otra  de  18  de  julio  de  713,  del  comiso  de  si  cajones  con 


504  CAPÍTULO  XCI. 

349  rail  pesos  venidos  el  año  de  703  al  puerto  del  Realejo  del  del 
Callao,  con  licencia  y  registro  en  el  navio  San  Juan  Bautista,  por 
que  sus  dueños  eran  vecinos  de  México,  y  á  los  moradores  de  este 
rey  no  estaba  vedado  el  comercio  con  el  del  Perú.  La  causa  se  siguió 
en  rebeldía  con  los  estrados,  porque  nadie  reclamó  su  dinero;  y  el 
maestre  del  navio  no  lo  perdió,  porque  tuvo  la  advertencia  de  re- 
tirarse, prestada  caución  de  estar  á  juzgado  y  sentenciado. 

Sin  embargo,  caso  que  estas  provincias  se  preservasen  del  con- 
trabando por  su  rara  sumisión  y  docilidad,  y  durante  la  larga  y  re- 
ñida contienda  con  la  casa  de  contratación  sobre  los  vinos  del  Pe- 
rú, su  recato  no  debe  haber  pasado  de  principios  del  siglo,  porque 
mas  adelante,  él  se  halla  testificado  por  Echevers  en  su  segundo 
ensayo  año  de  1742,  tanto  mas  auténticamente,  cuanto  debiendo 
guardar  silencio,  profiere  lo  muy  preciso  para  cerrar  su  razona- 
miento al  número  56  por  estas  palabras:  si  no  se  pone  remedio  po- 
drá prohibirse  totalmente  la  correspondencia  de  una  á  otra  costa; 
pues  en  estos  años,  á  causa  de  la  guerra  y  la  escasez  de  ropas  ha 
tolerado  el  comercio  del  Perú  con  un  violento  disimulo  las  ilíci- 
tas introducciones:  luego  que  con  la  paz  se  restablezca  el  de  Por- 
tobelo,  no  disimulará  mas,  y  á  la  menor  insinuación  que  haga  el 
comercio  de  España,  y  ambos  al  rey,  ¿quién  podrá  impedir  una 
prohibición  rigorosa,  como  la  que  últimamente  sucedió  al  tráfico 
de  los  navios  para  Acapulco?  En  fin,  UUoa  y  Jorge  Juan  escriben: 
no  hay  puerto,  ciudad  ó  población  en  las  Indias,  que  no  adolezca 
en  mayor  ó  menor  exeso,  del  comercio  ilícito.  Y  mediado  el  siglo, 
ocupado  por  los  ingleses  el  tránsito  de  Roatan  áBalis,  ya  se  men- 
ciona el  de  mercería  por  esta  costa  con  Guatemala  en  la  represen- 
tación de  Lacayo  del  año  de  759;  y  mas  adelante  el  de  otros  efec- 
tos por  los  desiertos  del  Lacandon,  especialmente  por  el  rio  de 
Tabasco,  que  sale  á  la  laguna  de  Términos. 


CAPÍTULO  n, 

A^iiarcllefiíte  ele  caña. 

En  el  tiempo  que  pudo  preciarse  Guatemala  de  no  comerciar  en 
géneros  prohibidos,  tuvo  harto  que  lidiar  en  lo  interior  su  capital 


AGUARDIENTE  DE  CAÑA.  505 

con  el  aguardiente  clandestino.  Un  auto  acordado  de  gobierno,  dic- 
tado por  el  presidente  y  oidores  en  20  de  mayo  de  1585,  dice:  en 
los  obrages  y  trapiches  de  azúcar  se  dá  á  los  indios  una  bebida, 
que  llaman  guarapo,  de  que  se  emborrachan,  y  á  unos  se  lo  venden, 
y  á  otros  se  lo  dan  en  paga  de  su  jornal  y  trabajo,  y  para  que  ce- 
sen las  ofensas  de  Dios  nuestro  Señor  que  dello  resulta,  y  el  da- 
ño de  los  dichos  indios,  mandaban  y  mandaron,  que  ningún  señor 
de  trapiche  de  azúcar  por  sí,  ni  por  la  persona,  que  lo  tuviere  á  su 
cargo,  ni  por  sus  criados,  direte  ni  endirete,  no  dé  el  dicho  gua- 
rapo á  indios,  vendido  ni  en  pago,  ni  por  otra  via,  ni  en  mane- 
ra alguna,  so  pena  de  diez  pesos.  Guarapo  llama  Alcedo,  bebida 
común  en  todo  el  reyno  de  Tierra-firme,  y  otras  partes,  que  es  el 
vino  de  los  negros  y  gente  común:  se  hace  del  zumo  de  la  caña 
dulce  puesto  en  agua,  y  dejado  fermentar:  hay  tanto  consumo  de 
él,  como  de  pulque  en  Nueva-España:  también  se  hace  de  maiz, 
y  es  el  que  usan  en  el  Perú. 

Otro  auto  dictado  por  el  presidente  Osorio  en  1 1  de  octubre  de 
1635,  dice:  sin  embargo  de  estar  prohibido  por  autos  de  este 
gobierno  general  y  por  hordenanza  de  esta  ciudad,  que  ningunas 
personas  sean  osadas  á  hacer  la  bebida,  que  llaman  chicha,  que 
acostumbran  beber  los  indios  y  negros,  con  que  se  embriagan,  por 
el  daño  que  se  ha  experimentado  hace  la  bebida,  imponiéndoseles 
penas  y  apercibimientos  sobre  ello;  todavía  en  su  contravención  se 
acostumbra  hacer  y  dar  á  beber  á  los  dichos  indios  y  negros  ocul- 
tamente, no  solo  por  personas  tales,  sino  también  por  españoles, 
que  lo  tienen  por  grangería  sin  atender  al  daño,  que  causan  cou 
ello  de  morirse  los  que  beben  el  dicho  brevage,  y  que  se  tiene  por 
cierto,  que  por  acostumbrarse  en  el  reino  de  Nueva-España  se  ha 
consumido  la  mayor  parte  de  los  naturales  de  ella;  y  para  que  el 
exceso,  que  en  esto  ha  habido  se  remedie  de  aquí  adelante,  y  se 
escusen  semejantes  daños,  é  inconvenientes  que  resultan  en  deser- 
vicio de  Dios  nuestro  Señor  y  de  la  república,  mandaba  y  mando, 
se  pregone  en  esta  ciudad  y  las  demás  cabezas  de  partidos  de  es- 
tas provincias,  que  ninguna  persona  de  ninguna  calidad  que  sea, 
sea  osado  á  hacer  el  dicho  brevage  de  chicha,  ni  á  venderlo  publi- 
ca ni  secretamente,  so  pena,  al  español  que  lo  hiciere  ó  consintiere 
en  su  casa,  de  cien  ducados,  y  siendo  mestizo,  indio,  mulato,  o  ne- 
gro que  tenga  caudal,  la  misma  i)cna  y  cien  azotes,  que  le  sean 
dados  por  la»  calles  públicas,  y  no  pagando  la  dicha  condenación 
TOM.  2.  (40) 


506  CAPITULO  XCII. 

pecuniaria  le  sean  dados  200  azotes  en  la  forma  referida,  luego  in 
fraganti,  sin  que  en  razón  de  ello  sea  necesario  hacer  estrépito  de 
juicio.  Cliicha,  dice  Alcedo,  bebida  común  de  los  indios  y  de  la 
gente  de  color:  es  el  fermento  de  alguna  fruta,  y  por  eso  hay  mu- 
chas especies  de  chichas,  que  toman  el  nombre  de  lo  que  la  hacen, 
como  chicha  de  pina,  etc. 

Habiendo  sido  condenados  y  sufrido  tres  indígenas  de  San  Gas- 
par el  suplicio  de  cien  azotes  cada  uno  á  virtud  de  auto  de  7  de 
llenero  de  666,  proveído  por  el  maese  de  campo  don  Roque  Maya 
de  Salcedo,  caballero  del  hábito  de  Santiago,  alcalde  ordinario  mas 
antiguo  de  esta  ciudad,  por  decirse  tener  en  su  casa  diicha,  el  fis- 
cal Miranda  Santillan  apeló  á  la  audiencia,  alegando,  á  pesar  del 
auto  acordado  del  presidente  Osorio,  la  falta  de  forma  de  juicio,  y 
exceso  de  facultades  en  la  justicia  ordinaria.  Con  efecto,  la  necesi- 
dad de  comunicar  á  la  audiencia  la  imposición  de  una  pena  aflic- 
tiva, no  se  había  puesto  hasta  entonces,  y  la  que  se  habia  prescri- 
to en  la  de  muerte  para  su  ejecución,  se  habia  quitado  dos  años 
antes  en  cédula  de  25  de  agosto  de  664,  comunicada  á  esta  audien- 
cia, que  forma  la  ley  16  tít.  8  lib.  7,  y  que  mas  adelante  fué  dero- 
gada; pero  la  necesidad  de  un  juicio,  no  lo  habia  sido.  Así  es  que 
la  audiencia,  en  auto  de  ll  del  mismo  enero,  declaró  nulo  el  del  al- 
calde pronunciado  el  día  7,  ordenando  para  lo  sucesivo  en  toda 
pena  aflictiva  la  necesidad  de  un  juicio,  y  la  noticia  de  la  audien- 
cia que  no  exigía  la  cédula,  con  pena  de  500  ducados. 

Los  alcaldes  ordinarios  Maya  y  don  Francisco  de  Agüero,  á  la 
cuenta  hijo  de  don  Juan  de  Agüero,  gobernador  de  Nicaragua  y 
nieto  del  oidor  de  este  apellido,  dieron  petición  á  la  audiencia,  ma- 
nifestando que  muchas  veces  acontece  aver  causas  tan  leves,  que 
si  se  hubiese  de  escribir  en  ellas,  fuera  causar  costas,  y  detención 
á  las  partes,  y  éstas  suele  ser  necesario  sean  castigadas  con  azotes, 
que  se  dan  en  la  picota,  ó  en  un  pilar  de  los  portales,  ó  en  otras  par- 
tes, con  que  se  procura  remediar  el  daño  y  que  sirva  de  ejemplo, 
y  para  observancia  de  lo  mandado,  piden  y  solicitan  se  declare,  si 
en  semejantes  casos  se  debe  dar  cuenta.  Dada  vista  al  fiscal,  éste 
responde:  que  ésta  era  pena  corporal  donde  quiera  que  se  aplica- 
se: que  proceder  conforme  á  derecho  y  dar  cuenta  á  la  sala  de  jus- 
ticia que  está  patente  para  oír  á  todos,  no  es  de  inconvenien- 
te ni  gasto  ni  dilación  en  las  causas  sumarias;  y  en  todos  ca- 
sos debia  guardarse  lo  mandado.  La  audiencia  por  auto  de  4  de  fe- 


AGUARDIENTE  DE  CAÑA.  507 

brcro  siguiente,  declaró,  que  en  cuanto  á  la  justificación  del  deli- 
to y  del  delincuente  no  hubiese  ecepcion,  mas  en  dar  cuenta  á  la 
sala  del  crimen,  la  hubiese  en  los  castigos  leves,  que  no  excedan  de 
50  azotes,  en  personas  viles.  Por  lo  que  se  ve  la  reforma  del  auto 
del  presidente  Osorio,  y  la  modificación  de  la  cédula,  únicamente 
suenan  «n  esta  capital. 

Sin  embargo  de  estas  providencias,  el  guarapo  y  la  chicha  sub- 
sistían, y  para  la  fábrica  y  venta  del  primero  parece  que  no  falta- 
ron factores  ingleses.  En  cabildo  de  17  de  julio  de  703  se  presen- 
tó escrito  por  Santiago  Izquierdo  y  otros  vinateros,  pidiendo  que 
un  ingles  nombrado  Juan,  y  otro  que  está  en  el  barrio  de  San  Se- 
bastian se  les  cierren  sus  tiendas,  y  que  estaban  prestos  á  pagar  lo 
que  importasen  las  licencias;  á  que  se  mandó  que  dichos  dos  ta- 
berneros legitimasen  sus  personas.  Sin  duda  la  exigencia  del  tiem- 
po dictó  poco  después  la  cédula  de  30  de  setiembre  de  714,  diri- 
gida á  este  reyno,  cuyo  sumario  dice:  se  prohibe  con  varias  penas 
la  fábrica,  venta  y  uso  del  aguardiente  de  caña.  De  este  caldo,  con 
respecto  á  las  colonias  inglesas  de  la  América,  escribe  Smith  lib.  4 
cap.  7:  el  ron  es  también  un  artículo  muy  interesante  del  comercio 
americano,  conduciéndolo  á  las  costas  de  África,  de  donde  se  sa- 
ca el  retorno  de  esclavos  negros.  He  aquí  que  mientras  el  negro  y 
el  indio  son  personas  viles,  á  los  ojos  del  magistrado  guatemala- 
no,  á  los  del  comerciante  anglo-americano  son  unas  mercaderías, 
de  las  cuales  en  esta  época  por  una  botija  de  aguardiente  adquie- 
re al  uno  en  la  costa  de  África,  y  al  otro  en  la  de  Mosquitos. 

Mas  adelante,  aparece  ya  otro  licor.  En  cabildo  de  9  de  setiem- 
bre de  729,  vióse,  dice  el  acta,  una  respuesta  del  señor  síndico  á 
la  pretensión  de  Carlos  Antonio  Vadis  de  licencia  para  fabricar  cer- 
beza,  en  que  dicho  señor  síndico  contradice  la  pretensión,  expo- 
niendo las  diligencias  que  se  están  practicando  para  extinguir  las 
fábricas  de  aguardientes  hechizas  y  demás  bfbidas  nocivas,  y  que 
en  esta  conformidad  se  deniegue  dicha  pretensión:  v  so  proNtvó: 
hágase  como  dice  el  señor  síndico. 

Ya  se  ha  visto  que  por  este  tiempo  venían  nguardiontcsdel  Pe- 
rú: el  permiso  era  para  vinos;  pero  de  seis  embarcaciones  llegadas 
al  Realejo  y  Sousonate  en  los  años  de  729,  730  y  731  se  ve  que 
la  primera  trajo  800  botijas  de  aiínardiente,  otra  1  100,  la  tercera 
1  70,  y  por  este  tenor  las  dnnas.  0)ntra  este  aguardiente  nada  se 
dijo,  sin  embargo  de  los  aforismos  de  Paw,  según  los  cuales  se  ha- 


508  CAPÍTULO  xcn. 

bian  proscrito  los  vinos  peruanos:  la  saña  recaía  sobre  el  aguar- 
diente de  la  tierra.  Una  acta  de  4  de  diciembre  de  733  dice:  in- 
formaron los  dos  señores  alcaldes,  que  sus  rondas  hablan  produ- 
cido haber  hallado  en  varias  partes  fábrica  de  aguardiente  y  que 
ademas  de  los  agresores  hablan  aprendido  y  estaban  presos  parte 
de  los  compradores,  y  que  sería  conveniente  el  registro  de  taber- 
nas para  la  averiguación  de  los  vinoteros  que  compran  y  expenden 
estos  caldos  contrahechos. 

Apercibiendo  el  alcalde  primero  don  Juan  González  Batres  á 
don  Ambrosio  Pasos  por  venta  de  rosolies,  acudió  éste  al  ayunta- 
miento pidiendo  licencia  para  su  fábrica,  y  recusándolo  para  la 
determinación,  oído  el  síndico,  pidió  fuesen  reconocidos  los  roso- 
lies por  el  protomedicato.  El  alcalde  Batres,  sin  embargo  de  esti- 
mar frivola  su  recusación,  ofreció  abstenerse  de  votar,  pero  argü- 
yó de  incompetencia  al  ayuntamiento,  para  la  averiguación  y  per- 
miso, mediando  para  la  extinción  de  aguardientes  hechizos  y  be- 
bidas que  causan  embriaguez,  la  cédula  de  714,  que  probibia  la 
fábrica  y  venta  de  aguardientes  de  caña,  y  haciéndole  cargo  de 
conciencia  los  repetidos  esfuerzos  de  los  predicadores,  y  hombres 
justos,  que  lo  agravan:  con  que  se  escusó  al  reconocimiento,  y  en 
cabildo  de  18  de  marzo  de  735  se  acordó  prevenir  á  Pasos  llevase 
su  solicitud  adonde  mejor  le  conviniese.  El  acta  de  19  de  abril  in- 
mediato lamenta  lo  viciado,  que  está  esta  repúbhca  en  su  común 
con  las  embriagueces  que  causan  las  aguardientes  hechizas,  y  que 
su  fabricación  prendía  en  la  villa  de  Sonsonate,  de  donde  se  ha- 
cían las  remisiones:  lo  cual  se  ordena  al  síndico  denuncie  al  gobier- 
no superior,  pidiendo  la  observancia  de  la  cédula  de  714. 

En  otra  de  27  de  febrero  de  739  representan  los  alcaldes  ordina- 
rios los  graves  inconvenientes,  que  esta  república  recibe  del  creci- 
do número  de  tabernas,  pasando  de  treinta,  á  tiempo  que  era  no- 
toria la  escasez  de  caldos  puros:  que  la  multitud  de  ellas  evidencia  la 
abundancia  de  aguardientes  hechizos  y  perniciosos  á  la  salud  pública: 
que  derramadas  por  los  barrios  abrigan  reuniones  de  mucha  gente 
particularmente  indios;  y  que  nada  se  podía  remediar,  sino  redu- 
ciendo el  número  de  tabernas,  reformándolas,  y  situándolas  en  el 
centro  de  la  ciudad.  Como  el  producto  que  rendían  á  los  propios 
era  de  1200  á  1500  pesos,  se  acordó  cargar  esta  cantidad  en  diez 
y  seis  de  ellas,  distribuidas  la  mayor  parte  en  el  centro,  y  una  en 
cada  barrio. 


AGUARDIENTE  DE  CANA.  609 

Este  acuerdo  parece  que  tuvo  poca  observancia,  porque  ya  en 
18  de  enero  de  741  se  mandan  cerrar  las  tabernas  que  hubiese  sin 
licencia,  y  aunque  en  las  que  la  tuviesen  se  dispuso  extinguir  los 
aguardientes  hechizos  y  vinos  contrahechos,  en  21  de  enero  de  744 
se  amplió  á  veinte  y  seis  el  número  de  ellas,  cada  una  con  pen- 
sión de  cien  pesos,  lo  cual  debia  dificultar  la  reforma.  Así  es  que 
en  cédula  de  1 3  de  diciembre  del  mismo  año  de  44  se  renueva  la 
prohibición  déla  fábrica  y  uso  del  aguardiente  de  caña,  por  el  no- 
table perjuicio,  que  resulta  al  gremio  de  cosecheros  de  viñas  de 
Andalucía  por  la  ruina  total  que  estos  experimentan  con  la  pér- 
dida de  sus  aguardientes,  á  los  dueños  de  navios  por  el  poco  ó  nin- 
gún embarazo  que  hacen  recelosos  á  la  difícil  venta  que  tienen  ellos 
en  estas  provincias,  y  á  la  real  hacienda  por  la  decadencia  de  los 
derechos,  que  deje  de  percibir. 

Después  de  estas  providencias,  todavía  creció  la  dificultad  de 
su  observancia,  concediendo  el  presidente  Rivera  Santa  Cruz  di- 
ferentes licencias  para  la  fábrica  y  venta  de  cerbeza,  con  que  au- 
mentada la  embriaguez,  siendo  alcalde  primero  don  Bartolomé  de 
Eguizabal,  recogió  muchas  por  el  abuso  que  se  hacia  de  ellas,  fa- 
bricando chichas,  y  dejando  pasar  de  tiempo  la  propia  cerbeza  pa- 
ra que  espiritualizada  causase  los  oficios  de  la  embriaguez:  de  lo 
cual  da  aviso  en  cabildo  de  8  de  marzo  de  746,  añadiendo,  que  da- 
da cuenta  á  su  señoría  del  señor  presidente,  parece  no  habia  sen- 
tido bien  de  su  resolución,  calificándola  de  inmatura,  y  ordenán- 
dole siguiese  justificación  contra  los  transgresores,  y  le  consulta- 
se. El  ayuntamiento  se  halló  bastante  embarazado,  se  confirió  lar^ 
gamente,  se  llamaron  los  individuos  que  no  estaban  presentes,  se 
multiplicaron  los  pareceres,  délos  cuales  uno  era:  no  ser  estilo  del 
cabildo  el  sacar  la  cara  y  usar  de  defensa  por  sus  alcaldes  ordina- 
rios, ni  por  los  capitulares  en  materias  de  sus  ministerios,  sino  que 
por  sí  satisfacían,  si  se  les  considerase  culpados;  hasta  que  reco- 
nocido ser  mas  de  las  doce  del  día,  se  le^antal•on  los  dichos  seño- 
res dice  el  escribano,  difiriendo  la  determinación. 

Hecha  visita  de  las  tabernas  con  comisión  especial  por  don  Fe- 
lipe Manrique  de  Guzman,  regidor,  á  ^irtud  de  las  representacio- 
nes continuadas  de  los  escándalos  de  la  embriaguez,  las  perniciosas 
costumbres  que  causa,  procedente  del  exeso  y  desorden  con  que 
se  vende  todo  género  de  caldos  hechizos  y  adulterados,  del  recre- 
cido número  de  tabernas  distribuidas  cu  los  barrios  y  paragcs  me- 


5^0  CAPÍTULO  XCII. 

tíos  públicos  y  tiendas  ocultas,  cuyo  abuso  no  corrigen  las  prohi- 
biciones, los  castigos,  ni  incansable  vigilancia  de  los  alcaldes;  pro- 
cedió á  reducir  y  redujo  las  tabernas  á  catorce,  concediéndolas  á  o- 
tras  tantas  señaladas  personas,  nombradas  todas  en  cada  uno  de 
los  despachos  para  su  zelo  recíproco,  con  siete  artículos  de  orde- 
nanza, que  entre  otras  cosas  llevan  la  condición  de  no  vender,  sino 
vinos,  mistelas,  y  aguardientes  del  Perú,  islas  y  España,  y  jamas 
á  los  indios,  dejando  á  cada  taberna  la  pensión  de  cien  pesos,  y  dá 
cuenta  de  ello  en  cabildo  de  23  de  agosto  siguiente,  que  tuvo  á 
bien  el  menoscabo  del  mas  florido  de  los  fondos,  como  se  precavan 
las  embriagueces,  nunca  mas  trascendidas  en  la  plebe,  cuyas  cor- 
rompidas costumbres,  escandalosamente  introducidas,  testifican  los 
ebrios  que  se  encuentran  en  los  barrios,  y  aun  en  las  calles  públi- 
cas, los  homicidios,  robos,  heridas,  pleitos  y  discordias,  no  siendo 
el  origen  de  tan  malas  consecuencias  el  mayor  número  de  taber- 
nas, sino  la  numerosa  copia  de  fábricas  ocultas  de  vino  y  aguar- 
diente, tabernas  de  capote  en  la  plaza  mayor,  y  otras,  y  jacales, 
donde  con  pretesto  de  aguadulce  y  de  cerbeza,  lo  mas  que  se  ven- 
de son  aguardientes  requintadas  de  la  tierra. 

Se  ve  en  todo  lo  que  va  referido,  que  la  embriaguez  se  hace 
notable  después  demediado  el  siglo  17,  cuando  lo  fué  también  el 
incremento  de  la  población  parda,  y  que  el  menoscabo,  que  por  es- 
te tiempo  comenzó  á  sufrir  y  sufrió  progresivamente  el  fondo  de 
propios  con  la  aplicación  del  impuesto  de  posturas  al  abasto  de  car- 
nes á  la  dotación  de  los  castillos,  fué  reparado  también  abundante 
y  progresivamente  con  el  producto  de  las  licencias  de  taberna.  Se 
ve  así  mismo  en  este  progreso  alternarse  la  amplitud  y  restricción 
del  número  de  las  tabernas  en  proporción  de  la  entereza  de  los  al- 
caldes y  regidores  dotados  de  zelo  por  las  costumbres,  y  de  la  im- 
portancia que  hacia  este  ramo  de  propios  el  mas  florido  de  sus  fon- 
dos. Por  último  se  ve,  que  habia  tabernas  de  capote  en  la  plaza  ma- 
yor y  otras;  y  que  en  las  permitidas  se  prohibía  la  venta  de  sus  cal- 
dos á  indígenas.  Smith  lib.  4  cap.  3  dice:  por  lo  general  los  ha- 
bitantes de  los  países  de  vinos  son  los  mas  moderados  en  beber  en 
toda  Europa;  sean  de  esto  testigos  los  españoles,  los  italianos  y 
los  pobladores  délas  provincias  meridionales  de  Francia.  Mas  ade- 
lante añade,  al  presente  no  es  la  embriaguez  en  Inglaterra  un  vi- 
cio común  entre  las  gentes  de  buena  crianza  y  de  mediana  educa- 
ción, y  mucho  menos  de  las  de  primera  gerarquía.  En  fin,  hecha 


AGUARDIENTE  DE  CANA.  5\\ 

la  reforma  qtie  va  mencionada,  contra  el  dictamen  del  síndico  se 
concedió  permiso  á  dos  mercaderes  peruleros  para  otras  dos  taber- 
nas en  24  de  enero  de  747,  por  no  haber  hallado  compradores  de 
sus  aguardientes;  y  en  7  de  febrero  inmediato  aparecen  anticipa- 
dos 800  pesos  de  los  seis  primeros  meses  de  las  diez  y  seis  tabernas. 


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riN  DEL  TOMO  SEGUNDO. 


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